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Full text of "Dramaticos contemporaneos a Lope de Vega, coleccion escogida y ordenada, con un discurso"

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AUTORES  ESPAÑOLES 


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Ix>wcll  Memorial  líWarr. 

Tioin  U»e  Llbr»ry  «* 

Jamo*  KusseU  Lowell, 

Jan.  «,  Ifl». 


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APIITES  BIOGRÁFICOS  ¥  GRÍTm 


l>E  LOS 


AUTORES  COMPRENDIDOS  EN  ESTE  TOMO. 


VALiÉimoai  de  las  indicaciones  explícitas  de  Miguel  de  Cervantes  (1),  Lope  de  Vega  (9),  Agustin 
de  Rojas  (o)  y  el  canónigo  Navarro  (4),  pude  en  el  tomo  anterior  bosquejar  el  cuadro  (hoy  comise- 
tenente  desconocido)  del  teatro  español  en  la  primera  época  de  Lope,  desde  que,  por  los  años  iS88, 
a  que,  muy  mozo  aun ,  empezó  aquel  gran  genio  á  excitar  el  aplauso  y  la  admiración  general,  hasta 
<pie,  s^un  la  feliz  expresión  del  mismo  Cervantes,  se  alzó  con  el  cetro  de  la  monarquía  cárnica^  en 
los  primeros  del  siglo  xvii.  Cúpome  entonces  la  suerte  de  exhumar  y  dar  á  conocer  las  bellas  pro- 
ducciones de  los  mas  inmediatos  contemporáneos  y  secuaces  del  gran  padre  de  nuestra  escena,  que, 
subyugados  y  eclipsados  por  el  vivísimo  resplandor  de  aquel  astro  luminoso,  han  permanecido 
injustamente  olvidados  durante  casi  tr^s  siglos,  y  yacian  en  la  mas  completa  oscuridad.  Guillen  de 
Castro,  Tárrega,  Aguilar,  Miguel  Sánchez,  BoU,  Poyo,  Gaspar  de  Avila  y  los  demás  que  figuraron, 
DO  sin  gloria,  en  aquel  periodo,  al  lado  del  gran  Lope ,  y  cuyas  apreciables  producciones  forman  el 
tomo  primero  de  esta  colección,  me  habrán  dado  la  razón,  en  el  ánimo  de  los  lectores,  de  la  justicia 
oQoqae  procuré  aprovechar  esta  ocasión  de  rehabilitar  su  memoria,  estudiando,  escogiendo  y 
dando  á  conocer  sus  olvidadas  creaciones,  é  impidiendo  con  su  reproducción  que  lleguen  á  per- 
derse del  todo,  como  ha  sucedido  ya  con  las  de  algunos. 

Pero  la  vida  dramática  de  Lope,  y  su  imperio  absoluto  sobre  la  escena  patria ,  se  prolongaron 
aim  durante  el  primer  tercio  del  siglo  xvii  hasta  su  muerte ,  acaecida  en  1635.  Después  de  aquel 
primer  periodo  que  entonces  tracé,  y  en  el  que,  «1  lado  del  joven  maestro,  y  ayudándole  (como  dice 
Cervantes)  á  llevar  aquella  gran  máquina^  aparecen  principalmente  los  autores  valencianos  y  an- 
dalaces,  comenzó  otro,  cuando,  atraídos  todos  á  la  corte,  formaron  en  derredor  suyo  la  gran  plé- 
Ifade  de  satélites  de  aquel  planeta  esplendente.  Este  segundo  cuadro,  diverso  absolutamente  en 
acción ,  episodios  y  figuras,  aunque  unido  á  aquel  por  la  común  designación  de  contemporáneos 
át  Lope  de  Vega ,  es  el  que  hoy  me  cumple  trazar. 

Por  fortuna,  para  bosquejarle  con  bastante  exactitud,  nos  queda  un  testimonio  fehaciente  del 
ms  notable  acaso  y  digno  de  estimación  de  aquellos  infatigables  escritores  :  el  doctor  Juan  Pérez 
Ae  Hontalvan ,  ardiente ,  fiel  y  apasionado  secuaz  del  gran  maestro ,  y  cuya  misión ,  desde  que  nació 
en  \602  hasta  que  le  siguió  tempranamente  á  la  tumba,  no  fué  otra ,  puede  decirse ,  que  beber  su 
ifieolo,  alimentar  su  inteligencia  en  su  admiración  y  rebosar  entusiasmo  hacia  sus  obras;  imitar- 
Ve,  tundirle,  glorificarte  y  servirte  acaso  de  paranrayos  contra  las  nubes  de  la  envidia,  que,  no 
onndoUnzar  sus  despiadados  tiros  contra  la  altísima  fortaleza  del  gran  Lope,  descargaban  su  furor 
«a  A  indefenso  pecho  del  joven  panegirista. 
Ifile,  pues,  en  el  extn&o  é  incoherente  libro  que  tituló  El  Para-todos ,  y  dio  á  la  estampa  en  1632, 
»íá6,  por  via  de  apéndice ,  un  curioso  índice  de  los  varones  ilustres  matritenses  ^  y  luego  otro  de 
wqoe,  no  siéqdolo,  eserUrian  por  entonces  comedias  en  Castilla  solamente ,  y  de  uno  y  otro  apa- 
^e\ espléndido  cuadro  de  nuestro  teatro  en  aquel  periodo,  trazado  por  mano  competente,  y 
■of  tolo  mis  iprociable ,  cnanto  que  no  tenemos  otro  dato  mejor  para  conocerle.  Hé  aquí  por  su 


ffi  2íí!*'?^y  ^f^O^  ^  «»  cmedioi.  (3)  rtaje  entretenido. 


(4)  DUeursú  en  favor  de  las  comedias. 


▼I  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

orden  la  lista  de  los  escritores  dramáticos,  extractada  de  la  general  de  madrileños,  y  la  de  los  que, 
no  siéndolo  9  escribían  también  para  el  teatro  : 


ALONSO  DE  SALAS  BARBADILLO. 

DON  AGUSTÍN  COLLADO. 

ALFONSO  DE  VATRES. 

MAESTRO  ALFONSO  ALFARO. 

DON  ANTONIO  GOELLO. 

DON  ANTONIO  DE  HERRERA. 

DON  ANTONIO  DE  HUERTA. 

DON  ALVARO  CUBILLO  DE  ARAGÓN. 

DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 

DON  ALONSO  DB  REINOSO. 

DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 

DOCTOR  DON  ANTONIO  MIRA  DE  MESCUA. 

ANTONIO  ORTIZ. 

DON  ANTONIO  SOLÍS  Y  RIVADENEYRA. 

DON  ANTONIO  IBARRA. 

BLAS  DE  MESA. 

EL  CONDE  DE  LA  CORUJ^A. 

EL  CONDE  DE  SÍRCELA. 

EL  CONDE  DE  LA  ROCA. 

DON  DIEGO  TOVAR. 

DON  DIEGO  COLLAZOS. 

DON  DIEGO  MOGICA. 

DON  DIEGO  DE  VILLEGAS. 

DON  DIEGO  JIMÉNEZ  ENCISO. 

DON  ESTEBAN  DE  PRADO. 

DON  FRANCISCO  DE  QUEVEDO  VILLEGAS. 

FRANCISCO  SUAREZ. 

EL  LICENCIADO  FELIPE  BERNARDO  DEL  CASTILj.0. 

DON  FERNANDO  DE  LÚDELA. 

DON  FRANCISCO  DE  LA  CERDA. 

LICENCIADO  FRANCISCO  GUTIÉRREZ  CADAGUA. 

DON  FRANCISCO  DE  ROJAS  ZORRILLA. 

DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

DON  FERNANDO  DE  LARRÚA. 

FRANCISCO  LÓPEZ  DE  ZARATE. 

DON  FRANCISCO  MIRACLES. 

DON  GABRIEL  BOCANGEL. 


MAESTRO  FR.   GABRIEL  TELLBZ  (tIRSO  DE  MOLINA). 

DON  GASPAR  DEL  ARCO. 

DOCTOR  DON  JERÓNIMO  FERNANDEZ  MONTERO. 

DON  JERÓNIMO  VILLAIZAN  Y  GARCÉS. 

DON  GABRIEL  DEL  CORRAL. 

LICENCIADO  GABRIEL  DE  ROA. 

JERÓNIMO  DE  LA  FUENTE. 

DON  JACINTO  DE  HERRERA. 

DON  JORGE  DE  TOVAR. 

MAESTRO  JOSÉ  CISNEROS. 

DON  JOSÉ  PELL1CER  Y  TOVAR. 

JUAN  DELGADO. 

JUAN  DE  PlftA. 

DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 

DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  LA  PORTA  Y  CORTÉS. 

DON  JUAN  DE  TAPIA. 

MAESTRO  JOSÉ  DE  VALDIVIESO. 

DON  JUAN  RUIZ  DE  ALARCON. 

DON  JUAN  DE  BENAV1DES. 

FREY  LOPE  FÉLIX  DE  VEGA  CARPIÓ. 

LUIS  BELMONTE  BERMUDEZ. 

LICENCIADO  LUIS  DE  BENAVENTE. 

LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

DON  LOPE'DE  LIANO. 

MANUEL  LÓPEZ. 

DOflA  MARÍA  DE  ZAYAS. 

EL  MARQUÉS  DE  JAVALQUINTO. 

DOCTOR  DON  PEDRO  DE  LA  BARRERA. 

DON  PEDRO  CALDERÓN  DE  LA  BARCA. 

DON  PEDRO  DE  MENDOZA. 

DON  PEDRO  MEXÍA  DE  TOVAR. 

DON  PkORO  VARGAS  Y  MACHUCA. 

DON  PEDRO  MÉNDEZ  DE  LOYOLA. 

EL  príncipe  DE  ESQUILACHE. 

DON  RODRIGO  DE  HERRERA  (madrileño). 

DON  RODRIGO  DE  HERRERA  (pOVlugués). 
DON  SEBASTIAN  FRANCISCO  DE  MEDRANO. 


Son,  pues,  setenta  y  cuatro  los  autores  dramáticos  citados  por  Hontalvan  en  1632,  á  que  pudié- 
ranse  añadir  algunos  mas,  valencianos  y  aragoneses,  tales  como  don  Antonio  Folch  de  Cardona, 
marqués  deCastelnuovo,  Marco  Antonio  Orti,  el  abad  Alonso  Haluendas,  Vicente  Esquerdo,  el 
maestro  Juan  Cabezas,  don  Diego  Muget  de  Solis(qiie  publicó  un  tomo  de  comedias  en  Bruse- 
las, 1635),  y  otros,  que  escribieron  fuera  de  Madrid  y  que  aquel  no  tuvo  presentes  (1).  Pero  en 
cambio,  hay  que  descontar  de  aquellos  setenta  y  cuatro,  muchos,  como  los  condes  de  la  Coruña , 
d6»la  Roca  y  de  Siruela ,  el  marqués  de  Javalquinto ,  el  príncipe  de  Elsquilache,  don  Diego  Tovar, 
don  Diego  Collazos ,  don  Esteban  de  Prado ,  Qucvedo ,  Bernardo  del  Castillo ,  La  Cerda ,  Cadagua, 
Del  Arco,  Fernandez  Montero ,  Pellicer,  Cisneros,  Tapia,  doña  María  Zayasy  otros,  hasta  el  nú- 
mero de  treinta  y  cinco,  que  solo  por  oí  testimonio  del  mismo  Montalvan  sabemos  que  habían  69^ 
crito,  que  estaban  escribiendo^  y  hasta  que  pensaban  escribir  alguna  comedia^  sin  que  haya  llegado 
hasta  nosotros  ni  siquiera  noticia  de  sus  títulos. 

Separaremos  despues(por  no  formar  parte  de  nuestro  objeto,  y  estar  cumplidamente  lleno  en  otros 
tomos  de  esta  colección)  los  nombres  de  los  cinco  primeros  dramáticos  que  figuran  también  en 
aquella  lista,  á'saber :  Lope,  Tirso,  Alarcon,  Rojas  y  Calderón  (Moreto  no  podia  sonaren  165¿, 

(1)  Véase  el  catálogo  que  damos  á  conliouacion. 


vil 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MESGUA. 

por  tener  entonces  solo  catorce  años  de  edad);  y  descargados  igualmente  Cubillo  y  Solis,  que,  aun- 
que citados  ya  por  Mo.ntalvan ,  como  que  empezaban  á  darse  á  conocer ,  forman  mas  bien  parte  de 
otro  período  y  escuela,  el  de  los  posteriores  á  Lope  y  secuaces  de  Calderón  (que  será  objeto  de  los 
dos  tomos  siguientes),  asi  como  también  el  maestro  Valdivieso,  que  solo  escribió  autos  sacramen- 
tales* y  el  licenciado  Luis  de  Benavente,  que  se  dedicó  exclusivamente  á  escribir  entremeses,  gé- 
neros ambos  que  por  su  especialidad  quedan  fuera  de  esta  colección ,  tendremos ,  pues ,  segrega- 
dos por  estas  razones  cuarenta  y  cinco  autores.  Entre  los  restantes  (cuyas  obras  conocemos),  no 
parecen,  por  su  escaso  mérito,  dignas  de  reproducirse  en  esta  ocasión  las  de  Blas  de  Mesa,  Ga- 
briel del  Corral ,  Francisco  López  de  Zarate ,  maestro  Gabriel  Roa ,  Jerónimo  la  Fuente ,  Juan  de 
Benavides,  don  Lope  de  Llano,  don  Agustín  Collado,  Alonso  de  Vatres,  maestro  Alfonso  Al- 
faro,  don  Antonio  Herrera,  don  Diego  Mogica ,  don  Antonio  Huerta,  don  Gabriel  Bocángel ,  Juan 
Delgado  y  los  demás  que  no  cita  Montalvan ,  adoptando  solo,  para  formar  esta  selecta  colección, 
aqueOos  autores  mas  sobresalientes,  cuyas  mejores  producciones,  noticias  biográficas  y  juicios 
críticos  van  ¿  continuación ,  y  son  los  siguientes  : 


EL  DOCTOR  DON  ANTONIO  MIRA  DE  MESGUA. 

LCISTELEZ  DE  GUEVARA. 

DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

165  DIEGO  JIMÉNEZ  ENGISO. 

105  RODRIGO  HERRERA. 

105  JACINTO  DE  HERRERA. 

LHS  BELMONTE  BERNUDEZ. 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SALAS  BARBADILLO. 

ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 

DON  JERÓNIMO  VILLAIZAN. 

DON  ANTONIO  COELLO. 

DON  ANTONIO  D^MENDOZA. 

DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


irKC 


ÜA. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE 

Escasísimas  son  las  noticias  biográficas  que  han  llegado  hasta  nosotros  del  doctor  don  Antonio 
MiiA  db  Mbscda  ó  db  Ambsgua  ,  uno  de  los  primeros  poetas  líricos  y  dramáticos  de  aquella  época,  y 
están  reducidas  á  saber  que  fué  natural  de  Guadix ,  presbítero  y  arcediano  de  su  ¿anta  iglesia ,  ha- 
biendo nacido  hacia  1570;  que,  protegido  del  célebre  don  Pedro  Fernandez  de  Castro,  conde  de 
Lémus  (Mecenas  de  Cervantes),  y  siendo  virey  de  Ñapóles  en  1610 ,  le  llevó  á  su  lado  con  Lupercio 
Argensola  y  otros  insignes  escritores  para  formar  parte  de  su  poética  corte.  Regresado  luego  á  su 
patria,  fué  nombrado  capellán  de  los  Reyes  de  Granada,  y  posteriormente  capellán  de  honor  de 
Felipe  IV,  en  Madrid,  adonde  murió  el  mismo  año  1635,  en  que  falleció  Lope  de  Vega. 

Este,  el  mismo  Cervantes,  Montalvan,  Agustín  de  Rojas  y  don  Nicolás  Antonio,  que  le  consa- 
graron especiales  y  entusiastas  elogios  en  diversas  partes  de  sus  obras,  nos  dejan  ignorar  absolu- 
tamente mas  circunstancias  particulares  de  su  vida;  y  tampoco  Suarez,  en  su  Historia  de  Guadix 
y  ieBa%a^  añade  cosa  alguna  relativa  á  la  existencia  material  de  aquel  insigne  poeta.  Pero  nosque- 
dan  sus  obras,  y  aunque  no  todas  ni  reunidas  en  colección  (1 ) ,  son  suficientes  para  conservarle,  como 
poeta  Úrico  y  dramático,  en  el  puesto  distinguido  que  sus  ilustres  contemporáneos  le  concedieron. 
Bajo  el  primer  aspecto,  bastarla  solo  citar  aquí  aquella  célebre  y  bellísima  canción  que ,  según  la 
opinión  deleminente  crítico  Quintana ,  no  tiene  igual  en  nuestra  lengua,  y  que  envidiaría  el  mismo 
Garcilaso,  que  empieza: 

Ufano,  alegre,  altivo,  enamorado; 

y  que  no  se  reproduce  aquí  por  ser  tan  conocida ,  como  una  de  las  joyas  mas  preciadas  de  nuestro 
poético  tesoro ;  y  bajo  el  aspecto  dramático ,  las  cinco  comedias  que  van  escogidas  para  esta  colec- 
ción, tituladas :  La  rueda  de  la  fortuna ,  Galán  valiente  y  discreto,  No  hay  dicha  ni  desdicha  hasta  la 
wmerte ,  Obligar  contra  su  sangre,  y  La  Fénix  de  Salamanca;  en  donde,  á  par  que  el  genio  y  talento 
ütkoj  que  sin  duda  predominaba  en  este  arrogante  poeta ,  descuellan  también  el  estudio ,  el  buen 
gusto  y  delicado  ingenio  í^el  autor  di^amático.  Todavía  hubieran  podido  añadirse  á  aquellas  (si  los 

(1)  Don  Nicolás  Aotoaio  dice  qae  se  publicaron  sus  puede  una  sospecha.  El  esclavo  del  demonio,  El  conde 

eosednseo  toraosópartes,  pero  creo  que  no  es  exacto.  Alanos ,  El  hombre  de  mayor  fama.  El  negro  del  mejor 

Solo  tengo  DOtfcia  de  un  lomo  (que  pudo  ser  primera  amo,  Las  Uses  de  Francia,  Los  carboneros  de  Francia, 

pane),  y  coDÜene  las  siguientes:  La  hija  de  Carlos  V,  Desgracias  del  rey  don  Alfonso  el  Casto^  Obligar  contra 

fUm  f  mmerte  de  mu  Lázaro ,  Et  riio  avariento ,  Lo  que  su  sangre. 


EL  DOCTOR  BURA  DE  MESCUA.  ix 

Lope  Y  su  escuela;  y  ciertamente  que  no  se  concibe  tan  opuesto  maridaje  entre  la  verdad  y  la 
eslnmt>dtica  exageración ,  entre  el  buen  sentido  y  el  gusto  depravado ;  pero  es  lo  cierto  que  existe 
y  existió  en  este  y  los  demás  autores  de  nuestro  antiguo  teatro,  autorizados  por  el  ejemplo  de  su 
ookmú  modelo,  y  disculpados  siempre  con  el  grande  argumento  de  los  aplausos  insensatos  de  la 
plebe.  Llenaría  muchas  páginas  si,  queriendo  probar  aquella  contradicción  en  la  ocasión  presente, 
y  tratando  de  uno  de  los  poetas  mas  celebrados  en  su  tiemiK),  me  complaciese  en  citar  caracteres 
exagerados  ó£alsos,  escenas  inverosímiles  y  extravagantes,  trozos  de  estilo  hinchado  y  campa- 
nado,  bufonadas  groseras  y  chavacanas,  que  oscurecen  y  afean  hasta  sus  mejores  comedias;  pero 
prefiero  optar  por  alguno  de  aquellos  momentos  felices  en  que  se  descubre  al  poeta  fácil ,  natural 
y  cadencioso,  al  ingenio  sutil  y  peregrino.  La  casualidad  me  trae  por  ejemplo  á  la  mano  la  extraña 
comedia  titulada  El  pleito  del  diablo  con  el  cura  de  Madridejos ,  escrita  por  él,  juntamente  con  Velez 
fie  Guevara  y  Coello,  y  que  no  es  mas  que  la  historia  de  una  pobre  muchacha  á  quien  se  supone 
endemoniada,. y  los  conjuros  y  exorcismos  hechos  para  librarla;  en  cuya  jornada  tercera  (que 
es  la  de  Mira  di  Mbscua)  se  leen  estas  preciosas  quintillas  en  boca  de  un  pastor : 


LOBENZO. 

Deja  espantos  y  temores , 
CaUlína;  ¿qué  te  falta? 
Que  ea  aJas  de  mis  amores 
kéá  la  sierra  mas  alta 
Pir  mátales  6  por  flores. 

¿Quieres  que  trepando  vajfa, 
Por  los  brazos  de  esB^  haya 
Tbaje  de  sus  pimpollos 
De  una  tórtola  los  pollos 
A  que  jueguen  en  tu  saya? 

¿Qoieres  que  descienda  á  un  rio. 


Hijo  de  un  risco  de  Cuenca , 
Y  en  él  mi  valiente  brío 
No  deje  anguila  ni  tenca , 
Ni  pez  argentado  y  frío , 

Que  no  venga  á  palpitar 
Sobre  esta  yerba  y  á  dar 
Un  salto  y  otro  del  suelo, 
Pensando  que  coge  vuelo 
Para  arrojarse  á  la  mar? 

¿Quieres  que  á  ese  girasol 
Bajen  las  aves  pintadas 
Que  vuelan  en  caracol , 


Y  parecen ,  remontadas , 
Que  son  átomos  del  sol  ? 

Si  quieres  que  en  osle  prado 
Se  mezclen  arroyos  bellos 
De  leche  y  humor  cuajado. 
Exprimiré  alegre  en  ellos 
Las  ubres  de  mi  ganado. 

Si  quieres  ver  el  enero 
Hecho  octubre  placentero , 
Viertan  mis  cubas  su  mosio; 

Y  si  quieres  verle  agosto , 
Desalaré  mi  granero. 


Ciertamente  que  este  trozo,  puramente  lírico ,  no  es  el  mas  propio  de  la  comedia ;  pero  es  tan 
bello,  qne  en  todas  ocasiones  debió  sonar  bien  á  los  oídos  de  un  público  español.  Como  este  abun- 
dan otros  en  las  obras  dramáticas  de  Muía  de  Mbscua,  y  muy  principalmente  en  los  autos  sacramen- 
tales ó  alegóricos,  en  que  podia  ostentarse  mas  bien  el  gran  poeta  lírico.  A  veces  el> estilo  dra- 
mático ocupa  también  su  lugar  propio,  y  ofrece  escenas  y  diálogos  animados ,  ó  cuadros  llenos  del 
fhiite  y  naturalidad  característicos  de  Talia ;  sirva  de  ejemplo  el  siguiente,  tomado  al  acaso,  de  la 
comedia  titulada  La  Fénix  de  Salamanca : 


GALCEftAIl. 

«fióode  tomaste  posada? 

SOLANO. 

iamoal  Carmen. 


Lacena? 


Sí. 


CALCEIAK. 

¿Preveniste 

SOLANO. 


GAIXERAN. 

¿Qué  trajiste? 

SOLANO. 

l'n  capón ,  una  empanada , 
Des  perdices... 

CALCBBAN. 

Bien  las  como. 

SOLANO. 

Medio  cabriU>  extremado, 
Dq6  gazapos... 

GALCIBAN. 

¡Regalado 
Pto! 

SOLANO. 

¡Tiene  tanto  lomo! 
Cfljigole  de  carnero... 


GALCERAN. 

Si  está  manido ,  no  es  malo. 

SOLANO. 

Ub  jamón. 

GALCERAN. 

i  Gentil  regalo ! 
Has  hecho  buen  despensero. 

SOLADO. 

De  clarete  y  moscatel 
Tres  azumbres;  que  sin  vino 
Está  en  la  mesa  el  tocino 
Como  cautivo  en  Argel. 

GALCERAN. 

¡  Ya  tengo  bien  qué  cenar ! 

SOLANO. 

¿Que  es  buena  cena? 

GALCERAN. 

¡  Extremada ! 

SOLANO. 

Pues  vén  y  la  verás  pintada, 
Que  no  hay  mas  que  desear, 
En  esta  calle  primera; 
Que  parece  que  el  pintor 
Dio  á  los  gazapos  sabor, 
Y  sazón  á  la  ternera. 


¿  No  me  dirás ,  por  lu  vida, 

Qué  bolsón  diste  á  Solano 

Para  que  te  tenga  ufano 

Mesa  y  cama  prevenida  ?  • 

GALCERAN. 

Luego  ¿ no  tienes  dineros  ? 

SOLANO. 

¿De  qué  los  he  de  tener, 
Galceran ,  si  desde  ayer 
Estamos  los  dos  en  cueros  ? 

GALCERAN. 

¿No  te  di  trescientos  reales 
En  Valencia? 

SOLANO. 

No  lo  niego ; 
Mas  oye  la  cuenta,  y  luego 
Podrás  ver  si  están  cabales. 

{Saca  un  papel.) 
«  Cuenta  de  lo  que  Solano 
Ha  gastado  en  el  camino.» 

GALCERAN. 

Y  dila  también  del  vino. 

SOLANO. 

d  buena  mano;  etc. 


X  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

Esta  comedia  es  toda  ella  muy  agradable  por  la  intriga  ingeniosa  y  dramática,  y  sus  escenas 
llenas  de  interés  y  poesía.  La  de  Galán,  valiente  y  discreto  es,  á  mi  juicio,  una  de  las  mas  bellas 
comedias  del  antiguo  teatro,  y  está  tocia  ella  escrita  con  una  cordura  y  gusto  que  solo  acertaron 
después  Alarcon  y  Moreto ;  y  las  otras  dos  de  No  hay  dicha  ni  desdicha  hasta  la  muerte  y  Obligar 
contra  su  sangre  son  dramas  interesantes  y  bien  escritos.  Basta  con  ellos,  y  con  las  citas  que 
quedan  hechas ,  para  despertar  en  los  aficionados  el  deseo  de  conocer  y  estudiar  á  este  autor  no* 
table.  Por  fortuna  pueden  hacerlo  en  la  mayor  parte  de  sus  obras  dramáticas ,  que ,  aunque  no  re- 
unidas en  colección,  se  han  conservado  y  reproducido  sueltas,  ó  en  la  famosa,  aunque  rarísima,  de 
las  Comedias  escogidas  de  los  mejores  ingenios,  publicada  desde  1682  á  1704,  en  que  hay  hasta  diez  y 
ocho  de  este  autor. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Nació  en  la  ciudad  de  Écija,  en  enero  de  1570,  y  concluida  su  carrera  literaria  en  la  universidad 
de  Sevilla ,  vino  muy  joven  á  Madrid,  donde,  ejerciendo  su  profesión  de  abogado,  alcanzó  pronto 
un  gran  aprecio  y  fama  en  el  foro  por  su  sagacidad,  elocuencia  y  gracejo,  y  entre  los  literatos 
por  la  viva  agudeza  de  su  ingenio ,  la  corrección  y  facilidad  con  que  manejaba  nuestra  hermosa 
lengua ,  asi  en  prosa  como  en  verso.  Su  carácter  era  tan  festivo,  que  aun  en  medio  de  los  nego- 
cios mas  graves  no  podia  dejar  de  chancearse ,  con  lo  cual  atraia  á  los  tribunales  donde  abogaba 
un  auditorio  numeroso.  Cuéntase  que  en  una  ocasión  salvó  la  vida  á  un  criminal  que  defendía, 
excitando  la  risa  en  los  jueces  con  una  chanzoneta  que  dejó  deslizar  en  medio  de  una  exhortación 
patética  con  que  trataba  de  captar  la  benevolencia  en  favor  de  su  cliente.  Obtenida  la  sentencia, 
mas  favorable  de  lo  que  podia  esperar,  apeló  de  ella  el  fiscal  y  obtuvo  su  reforma ,  saliendo  el  reo 
condenado  á  la  pena  capital  y  el  abogado  á  una  multa  de  consideración.  Para  librarse  de  ella  se 
puso  á  pleitear  con  el  fiscal  y  los  jueces,  y  consiguió  que  el  rey  don  Felipe  IV  tomase  personal- 
mente conocimiento  de  una  causa  tan  singular.  Con  este  motivo  se  presentó  Guevara  á  su  majes- 
tad con  tal  desenfado,  y  le  representó  el  caso  de  una  manera  tan  cómica,  que  el  Rey  no  pudo 
menos  de  echarse  á  reir ;  con  lo  cual  consiguió,  no  solamente  que  se  le  perdonase  la  multa,  sino 
que  á  su  cliente ,  que  se  hallaba  condenado  á  muerte  en  revista,  se  le  conmutara  aquella  pena 
con  la  de  presidio. 

De  resultas  de  este  suceso,  tomó  el  Rey  tal  afición  á  Guevara,  que  no  podia  pasar  sin  él,  pues 
(fue  gustaba  mucho  de  su  instrucción ,  chistes  y  agudeza ;  y  conociendo  que  concurrían  en  él  to- 
das las  dotes  de  un  buen  poeta  dramático,  le  instó  á  que  escribiese  las  comedias  que  por  aquel 
tiempo  se  representaron  en  los  teatros  de  la  corte.  Y  como  este  monarca ,  según  se  cree,  las  es- 
cribía también  y  hacía  representar  en  su  palacio,  escogió  á  Luis  Velkz  de  Guevara  pai*a  que  le 
censurase  las  suyas ,  siendo  de  presumir  que  recibiesen  correcciones  y  mejoras  de  una  mano  tan 
maestra  como  la  de  Guevara  ,  á  quien  el  Monarca  honró  mas  adelante  con  el  empleo  de  ugier. 

Pasó,  pues,  Velbz  de  Guevara  su  vida  en  Madríd,  gozando  constantemente  el  favor  del  Monarca, 
de  los  duques  de  Veraguas,  y  conde  de  Saldaña,  de  quien  fué  secretario;  la  amistad  de  todos  los 
célebres  contemporáneos  y  el  aplauso  público.  Era  hombre  de  carácter  suave ,  afable  y  caritati- 
vo ;  pero,  como  no  se  ha  dado  al  hombre  poseer  á  la  vez  todas  las  virtudes ,  ni  estar  exento  de  al- 
gunos vicios  ó  defectos,  achácanle  á  nuestro  poeta  el  haber  sido  excesivamente  apasionado  al  bello 
sexo ;  pasión  de  que  ni  la  edad  ni  las  enfermedades  pudieron  corregirle  jamás.  Todavía  se  repiten 
entre  nosotros  algunos  de  sus  dichos  graciosos  y  satíricos  con  este  motivo,  cpie  han  pasado  á  ser 
proverbiales. 

Estuvo  casado  desde  muy  joven  con  doña  Úrsula  Bravo  de  Laguna  ,  Ae  quien  tuvo  un  hijo,  llama- 
do don  Juan,  que  fué  oidor  de  la  audiencia  de  Sevilla,  poeta  tambVeu  ^  ^vitor  de  varias  comedias, 
que  suelen  confundirse  con  las  del  padre.  Murió ,  en  fin ,  este  en.  >k^At\á,  ^  Vos  atenta  y  cuatro 
años  de  edad,  con  gran  sentimiento  de  toda  la  corte,  según  se  Ic^  ew\os  Avisos  Mstdricos,  de  Pe- 
Uicer ,  que  consigna  este  suceso  en  estos  términos : 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA.  xi 

Mddrid,  í^  de  noüienére  de  1644.— El  jueves  pasado  murió  Luis  Vblez  de  Guevara ,  natural  de  Écija,  ugier  de 
cañara  de  su  majestad,  bien  conocido  por  mas  de  cuatrocientas  comedias  que  ha  escrito ,  y  por  su  gran  ingenio, 
igodos  y  repetidos  dichos,  y  ser  uno  de  los  mejores  cortesanos  de  España.  Murió  de  setenta  y  cuatro  anos  de 
edad ;  (tejó  por  testamentarios  á  los  señores  conde  dé  Lémus  y  duque  de  Veraguas,  á  cuyo  servicio  eslá  don  Juan 
Veiei,  SQ  hijo.  Depositaron  el  cuerpo  en  el  monasterio  de  doña  María  de  Aragón ,  en  la  capilla  de  los  señores  du- 
ques de  Yetaguas^  haciéndosele  por  sus  méritos  esta  honra.  Ayer  se  hicieron  las  honras  en  la  misma  iglesia,  con  la 
propia  griDdeza  que  si  fuera  titulo,  asistiendo  cuantos  grandes  señores  y  caballeros  hay  en  la  corte.  Y  se  han 
hecho  á  so  muerte  y  á  su  ingenio  muchos  epitafios,  que  creo  se  imprimirán  en  libro  particular ,  como  el  de  Lope 
ét  Vega  y  Juan  Pérez  de  Montalvan. 

So  piadoso  y  discreto  hijo,  don  Juan ,  celebró  su  memoria  en  un  elegante  soneto,  que  prueba 
bien  que  era  digno  heredero  de  aquel  poético  ingenio,  y  dice  asi : 

Luz  en  que  se  encendió  la  vital  mia , 
De  cuya  llama  soy  originado, 
Bien  que  en  la  vida  solo  te  he  imitado. 
Que  el  alma  fuera  en  mí  vana  porfía ; 

Si  eres  el  sol  de  nuestra  poesía , 
Viva  mas  que  él  tu  aplauso  eternizado, 
Y  pues  un  vivir  solo  es  limitado , 
No  te  estreches  al  término  de  un  dia. 

Hoy  junta  en  el  deleite  la  enseñanza 
Tu  ingenio,  á quien  el  tiempo  no  consuma. 
Pues  también  viene  á  ser  aplauso  suyo ; 

Y  sufra  la  modestia  esta  alabanza 
A  quien,  por  parecer  mas  hijo  tuyo, 
Quisiera  ser  un  rasgo  de  tu  pluma. 


Grande ,  en  efecto ,  inmensa  debió  ser  la  popularidad  y  la  importancia  de  Velez  de  Guevara 
como  poeta  dramático,  que  le  valió  los  elogios  desús  contemporáneos  mas  insignes,  desde  Cer- 
vantes, que  celebra  el  rumbo^  el  tropel ,  el  boato ,  la  grandeza  de  sus  comedias,  y  le  consagra ,  en 
so  Viaje  al  Parnaso,  estos  tercetos,  que  demuestran  además  el  aprecio  personal  en  que  le  tuvo : 


Bate,  qoe  es  escogido  entre  millares. 
De  Gustaba  Luis  Velez  es  el  bravo , 
Que  se  puede  llamar  quita-pesaren. 

Es  poeta  gigante ,  en  quien  alabo 
El  verso  numeroso,  el  peregrino 


Ingenio,  si  un  Guatón  nos  pinta  ó  un  Dabo. 

Topé  á  Luis  Velez  ,  lustre  y  alegría 

Y  discreción  del  trato  cortesano, 

Y  abrácele  en  la  calle  á  mediodía. 


Y  Lope  de  Vega,  que  decia  de  él,  en  el  Laurel  de  Apolo : 


NI  en  Écija  dejara 
El  florido  Luis  Velez  de  Guevara 
De  ser  su  nuevo  Apolo ; 
Que  pudo  darle  solo 
Y  solo  en  sus  escritos , 


Con  flores  de  conceptos  inGnitos , 

Lo  que  los  tres  que  faltan ; 

Así  sus  versos  de  oro 

Con  blando  estilo  la  materia  esmaltan. 


Hasta  el  mismo  Calderón  (porque  en  su  larga  carrera  dramática  alcanzó  Luis  Vevbz  á  figurar 
en  los  diversos  períodos  de  nuestra  escena)  le  ensalza  y  encomia  en  diversas  ocasiones  como 
uoade  las  lumbreras  de  nuestro  Parnaso;  Montalvan,  en  su  Para-todos,  habla  de  su  fecundidad,  que 
le  permitió  alternar  con  el  gran  Lope  en  el  diario  alimento  de  la  escena ,  y  asegura  también  que 
llegó  á  escribir  mas  de  cuatrocientas  comedias  (si  bien  hoy  no  se  conocen  escasamente  una  quinta 
parte  de  ellas) ;  y  todas,  añade,  de  pensamientos  sutiles ,  arrojamientos  poéticos  y  vei^sos  excelenti- 
mÓs  y  bizarros,  en  que  no  admite  comparación  su  valiente  espíritu.  Verdad  es  que  de  esta  apasio- 
nada critica  haya  mucho  que  rebajar,  atendida  la  natural  propensión  á  esta  clase  de  exageraciones 
de  parte  del  panegirista  Montalvan. 

n  teatro  ^  empero,  de  Luis  Velez  db  Guevara  reúne  dotes  ooiuy  ables »  que  la  critica  mo- 

derna no  debe  seguramente  desdeñar  ni  pasar  por  alto^  y  »  por  lo  tanto, 


XII  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

que  me  detenga  algo  mas  que  de  ordinario  en  estas  ligeras  indicaciones,  para  defender  la  memoria 

de  un  autor  que  no  ha  sido,  á  mi  ver,  bastante  estudiado,  ni  juzgado  con  imparcialidad. 

La  mayor  parte ,  en  efecto,  de  las  comedias  de  Guevara  pertenecen  al  drama  apellidado  en- 
tonces de  ruido  6  de  cuerpo  (1) ;  tratan  argumentos  é  intervienen  en  ellos  personajes  históricos  y 
elevados ,  vidas  y  hechos  esforzados  de  los  héroes  y  de  los  santos ,  y  expresado  todo  con  el  mayor 
lujo  de  entonación  y  accesorios  de  efecto  en  la  escena ,  especialmente  codiciados  por  el  público  de 
aquella  época,  illas  pesa  el  Rey  que  la  sangre,  que  tiene  por  objeto  pintar  la  heroica  hazaña  de 
Guzman  el  Bueno  en  Tarifa ;  La  restauración  de  España,  ó  El  alba  y  el  sol,  que  trata  del  levanta- 
miento de  Pelayo  en  Covadonga;  El  Ollero  de  Ocaña ,  que  se  refiere  á  la  ruidosa  minoría  del  rey 
don  Alfonso  el  Octavo;  El  valor  no  tiene  edad,  ó  Sansón  de  Extremadura,  que  es  la  relación  de  los 
hechos  heroicos  de  Diego  García  de  Paredes ;  Los  amotinados  de  Flándes;  La  conquista  de  Oran,  y 
otras  muchas ,  tomadas  de  nuestra  historia  patria;  La  nueva  ira  de  Dios  y  Tamorlan  de  Persia; 
Atila,  azote  de  Dios ,  ó  la  silla  de  San  Pedro;  El  cerco  de  Roma  por  el  rey  Desidetío ;  El  principe 
esclavo,  ó  Escanderbech;  La  duquesa  de  Sajonia;  y  sobre  todo,  el  interesante  y  verdaderamente 
trágico  drama  Reinar  después  de  morir,  ó  Doña  Inés  de  Castro ,  formados  de  episodios  mas  ó  me- 
nos ciertos  de  las  historias  extrañas ,  respiran  por  todas  partes  el  vigor ,  la  arrogante  entonación  y 
valentía  del  poeta  fácil ,  del  autor  inspirado  y  audaz.  En  todas  ellas ,  y  al  lado  de  bellezas  y  pri- 
mores poéticos,  de  cai^actéres  bien  trazados  y  de  escenas  de  seguro  y  calculado  efecto ,  hay  tam- 
bién (fuerza  es  confesarlo)  enorme  desarreglo ,  disparates  increíbles ,  abuso ,  en  fin ,  de  la  misma 
fecundidad  y  soltura  del  ingenio. 

Esta  demasía  del  talento ,  este  desenfado  de  la  imaginación  poética,  era,  por  otro  lado,  tan  co- 
mún á  todos  los  escritores  de  aquella  época,  estaban  tan  autorizados  con  el  funesto  ejemplo  y  las 
incomprensibles  contradicciones  del  genio  de  Lope,  que  no  hay  razón  para  culpar  especialmente 
á  Luis  Velez,  antes  bien  hay  que  admirar  que  en  varias  (aunque  contadas)  ocasiones  se  pudiera 
arrancar  á  aquel  vértigo  de  audacia  y  de  exageración ,  y  se  dejara  conducir  tranquilamente  por  su 
recta  inspiración  y  el  discreto  sendero  que  le  dictaban  sin  duda  su  razón  y  su  ingenio. 

La  critica  moderna,  mas  ilustrada  y  justa  que  la  de  sus  contemporáneos,  cuando  pretende  y  tiene 
realmente  derecho  á  juzgar  con  mayor  severidad  á  los  autores  precedentes,  tiene  también  la  obU- 
g  icion  de  coqocerlos  y  estudiarlos ;  pero  en  esta ,  como  en  otras  ocasiones,  no  ha  procedido  ad» 
sino  que,  escogiendo  con  estudiada  predilección  entre  nuestros  dramaturgos  aquellos  que  ha  cali- 
ficado por  de  primer  orden,  ha  solido  desdeñar  completamente  á  los  demás,  que  no  creyó  deber 
colocar  en  tal  categoria,  ó  los  ha  calificado  sin  estudiarlos  y  conocerlos  debidamente.  En  el  dis- 
curso que  precede  al  tomo  anterior  dije  que  Guillen  de  Castro,  por  ejemplo,  solo  era  conocido 
por  Las  mocedades  del  Cid,  Tárrega  por  La  enemiga  favorable,  Aguilar  por  £2  mercader  amante^ 
y  otros  muchos  por  ninguna;  hoy  añadiré  que  á  Mira  de  Hescuasele  cita  solo  como  poeta  Úrico,  y 
gracias  si  se  hace  mención  de  él  como  dramático  por  su  bellísima  comedia  Galán  valiente  y  discre^ 
to,  así  como  á  Velez  de  Guevara  solo  se  le  hace  gracia  por  la  de  Reinar  después  de  morir. 

Véase  en  qué  términos  se  explica  acerca  dé  él  el  eminente  critico  don  Alberto  Lista,  cuyos  jui- 
cios, tan  discretos  y  acertados  respecto  de  nuestros  primeros  dramáticos ,  no  me  parecen  tan  jus- 
tos ni  fundados  respecto  de  otros.  Verdad  es  que  empieza  por  confesar  que  conoce  pocas  comedias 
de  Velez;  pero  por  eso  mismo  es  mas  extraño  que  le  condene  en  términos  tan  absolutos. 

Su  manera  de  dirigir  la  fábula ,  dice ,  y  su  versificación  anuncian  que  aun  no  había  dominado  la  escena  es- 
)»aaola  el  genio  de  Calderón  cuando  escribió  Velez  de  Guevara.  Parece ,  pues ,  que  debe  colocársele  entre  I^ope 
de  Vega  y  el  primer  dramático  del  siglo  xvn,  y  contemporáneo  de  Tirso,  de  Mira  de  Mescua  y  de  Montalvao.  Es 
muy  inferior  al  primero  en  la  sal  cómica  y  en  la  descripción  de  caracteres,  al  segundo  en  la  versificación,  y  al 
tercero  en  el  arte  de  dirigir  la  acción ,  aunque  acaso  se  le  iguala  en  lo  hinchado  de  la  (rase  y  en  la  exagera- 
cídn  de  los  afectos.  Pocos  vestigios  se  ven  en  Guevara  de  las  mejonis  que  hizo  Lope  en  el  arte  dramático.  Mas 
bien  parece  imitador  de  las  comedias  de  Virués,  Cervantes  y  otros  antecesores  del  padre  de  nuestro  teatro,  que  de 
la  gracia  y  fiel  representación  dó  las  pasiones  humanas ,  que ,  á  pesar  de  sus  defectos ,  admiramos  en  los  dramas 
de  este.  Casi  todas  sus  fábulas  son  ó  se  fingen  tomadas  de  la  historia.  Figuran  en  ellas  Tamorlan ,  Escandeitech, 

(i)  cOos  caminos  tendréis  por  donde  enderezar  los  pa-  pes  de  Transilvania,  suelen  ser  de  vidas  de  santos,  ioter» 

sos  cómicos  en  materia  de  trazas.  Al  ano  llaman  comedias  vienen  varias  tramoyas  y  apariencias.»  (Soares  de  Ftgiie- 

de  cuerpo ,  al  Siró  de  ingenio  6  decapa  ifeipada.  En  las  roa.  El  Patajero,) 
de  cnerpo,  qae ,  sin  las  de  reyes  de  Hangria  ó  de  prinei- 


LUIS  YELEZ  DE  GUEVARA.  xm 

el  rey  Desiderio ,  Aula ,  Roldan ,  Bernardo  del  Carpió,  cuyos  caracteres  desfígura ,  dando  á  estos  héroes  el  len- 
guaje de  los  rufianes  y  baladrones.  Gusta  mucho  de  la  bambolla  y  del  aparato  teatral,  como  Virués,  é  introduce, 
ooiDo  él,  personajes  alegóricos.  Su  versificación,  generalmente  hablando,  ó  es  rastrei'a  ó  gongoriiia,  su  estilo  débil 
f  desmayado ,  excepto  cuando  quiere  poner  en  boca  de  sus  personajes  alguna  expresión  desatinada  y  altiso- 
iiBte.  Rara  vez  se  notan  en  él  intenciones  poéticas,  y  menos  aun  combinaciones  profundas.  Sus  recursos  dra-. 
■iticos  soQ  por  lo  común  muy  limitados.  Sin  embargo ,  debe  confesarse  que  tiene  cierta  especie  de  mér/to ,  y 
coniste  eo  oo  despojar  á  la  acción ,  cuando  ella  por^^sí  excita  los  sentimientos  comunes  de  la  humaniijad ,  del 
íDlerés  que  la  pertenece:  A  este  mérito,  y  á  él  solo,  debió  Velez  la  celebridad  que  sus  comedias  tuvieron,  y  que 
kooDserrado  hasta  nuestros  dias  la  de  Reinar  después  de  morirá  repetidisima  en  nuestros  teatros.  Era  menester 
carecer  absolatameute  de  juicio  para  que  el  carácter  de  la  desgraciada  Inés  de  Castro  dejase  de  conmover  do- 
IntHamente,  y  Velez,  si  bien  su  gusto  era  pésimo ,  no  estaba  desprovisto  de  talento. 


Esta  es  la  amarga  censura  que  hace  el  señor  Lista  de  Luis  Velez  ;  este  todo  el  elogio  de  la  co- 
media de  Daña  Inés  de  Castro;  de  este  drama  realaiente  inspirado,  en  que,  muy  superior  Guevara, 
venció  asas  dos  predecesores  Jerónimo  Bermudez  y  Mejia  de  la  Cerda;  de  este  drama ,,  cuyos  ca- 
nctéres están  tan  bien  bosquejados,  el  efecto  escénico  tan  sabiamente  conducido,  la  poesía  im- 
pregnada de  un  perfume  tan  melancólico  y  tierno,  que,  si  no  hubiera  quedado  mas  obra  suya,  bas- 
taría ella  sola  para  colocarle  en  un  lugar  muy  distinguido  entre  nuestros  buenos  autores.  Cita  des- 
pués de  paso  alguna  otra  comedia  que  supone  suya;  pero  con  tan  poco  acierto  como  la  de  Los 
oebs  hasia  los  cielos,  y  desdichada  Estefanía  ( que  hay  razones  para  creer  que  no  es  suya ,  y  si  de 
Lope  de  Vega,  en  cuyo  tomo  xu  está  impresa);  La  romera  de  Santiago  (que  es  notoriamente  de 
Tirso  de  Molina,  y  está  en  la  colección  de  sus  obras),  y  La  duquesa  de  Saj07iia  (que  es,  á  mi  ver,  de 
su  hijo  don  Juan,  refundida  con  el  mismo  argumento ,  acción  y  personajes,  y  solo  con  variedad  en 
la  expresión,  de  la  de  LaobUgadon  á  las  mujeres);  la  del  Marqués  del  Basto,  también  atribuida  con 
(andamento  á  su  hijo;  y  se  deja  en  el  tintero  (porque  sm  duda  no  las  conocia  ó  tenia  á  la  vista)  las 
de  Jfos  pesa  el  Rey  que  la  sangre  y  El  Ollero  de  Ocaña,  dos  interesantísimos  dramas ,  fundados  en 
hechos  y  personajes  históricos  de  nuestra  patria,  llenos  de  entonación  heroica  y  caballeresca ,  de 
bellezas  poéticas  y  de  interés  dramático,  y  casi  exentos  de  las  extravagancias  de  que  tan  plagados 
están  nuestros  autores,  y  Lope  mas  que  ninguno.  Apenas  cita  Los  hijos  de  la  Barbuda,  notable  co- 
iiedia,  en  que  Veliz  desplegó  toda  la  poesía  de  nuestro  idioma  patrio,  imitándole  con  gracia  y  va^ 
bntia  hasta  en  su  antigua  rudeza;  El  diablo  está  en  CarUillana,  gracioso  é  interesante  drama,  fun- 
dido en  una  de  las  aventuras  del  rey  don  Pedro ;  y  sobre  todo,  calla  absolutamente  la  preciosa  co- 
media de  La  Luna  de  la  Sierra  (que  también  tengo  la  satísfeccion  de  exhumar  hoy,  pues  es  tal  su 
nueía,  que  apenas  queda  ya  ejemplar  alguno)  (i ).  Seguro  estoy  de  que  si  hubiera  alcanzado  á  ver 
esta  comedia  el  bondadoso,  ilustrado  y  justo  don  Alberto  Lista,  hubiera  modificado  su  juicio  acerca 
le  GonrAKA ;  y  hallando  en  ella  evidentemente  el  modelo,  y  no  como  quiera  en  embrión,  sino  per-^ 
ledamente  bosquejado ,  que,  á  mi  ver^  sirvió  evidentemente  á  Rojas  para  su  drama  inmortal  de 
Garda  del  Castaüar,  hubiera  convenido  en  que  no  era  un  poeta  vulgar  ni  adocenado,  no  un  escritor 
coman  ni  digno  de  desden ,  sino  antes  bien  uno  de  nuestros  buenos  ingenios  dramáticos ,  original 
ó  inventor,  como  Lope,  Castro,  Tárrega  y  Mira  de  Mescua,  de  la  mayor  parte  de  los  argumentos, 
que,  tratados  despttós  y  sin  duda  mejorados  por  Alarcon,  Hojas  ^  Calderón,  Horeto,  Cubillo,  Ma- 
tos y  Diamante,  foroMroB  principalmente  la  reputación  de  estos,  despojando  á aquellos  déla  parte 
de  gloria  que  legititnamente  les  correspondía. 

¿Qué  dhria,  porqeiii^,  el  señor  Lista  si  hubiera  leido  La  jyiña  de  Gómez  Arias,  comedia  de 
ViLiz  DX  GuEVAiA  (de  que  (ampoco  debió  tener  notieia),  y  cuyo  argumento ,  acción,  personajes, 
j  hasta  trozos  y  esoeuas  enteras  plañid  Calderón?  Pues,  para  que  se  vea  si  es  ó  no  exagerado  este 
aserto,  y  para  que  puedan  compararse  uno  y  otro  drama,  heré  aquí  una  rápida  reseña  de  su  argu- 
mento ,  y  trasladaré  tma  escena ,  la  principal  de  esta  comedia  generahnente  desconocida. 


(1)  Está  en  el  libro  UtaMo  Fior  áelas  doce  mejores  m  daño  y  de  don  Antonio  Sigler  de  Huerta;  El  pleito 

tmeéUM « Madrid ,  i<M,  qae  tompreaáe  las  siguientes :  que  íupü  el  áéablé  con  el  cura  de  Mairidejos,  de  tres  in- 

U  Umm  de  la  Sierra ,  de  LafS  TXLfó  dé  Gdevaba  ;  fío  hay  genios ;  Competidores  y  amigos ,  de  Huerta ;  El  familim' 

mor  é&ñde  hay  ayraHo,  de  dofl  AoIodío  de  Mendoza;  »i»  demonio,  de  Gaspar  de  Avila;  El  Serhr  de  Nookee 


Imempeñcadel  mtatír » éú  mkmkt ;  Cek$  no  ofenden  al      to^nof,  de  Cubillo ;  Cattigar  por  defender, hnt\e^^,ét 
tit,  de  iaa  á  wmán  tmkjfm  Gtgie^e;  No  hay  Mentin  aje^     Herrera;  Ayrmdoño  granremedio,  de  Vilhdíilir. 


XIV 


APUNTES  BIOGRÁFICOS. 


LA  NIÑA  DE  GÓMEZ  ARIAS,  com^dtb/íor  Luis  Velez  de  Guevara. 

Hablan  en  ella  las  personas  siguientes : 


GoiEz  Abus. 

Quitehia. 

Don  Jvan. 

Don  Pedho 

Bkltran. 

Don  Lois. 

Do5ÍA  María. 

Adahdz. 

Do5[a  Frarcisca. 

Perico. 

Sancho. 
Doña  Gracia. 
Laureano,  viejo, 
Abenjafar. 
Cblin. 


La  Niña. 

Un  corregidor. 

El  conde  de  Sadud. 

La  reina  doña  Isabel. 


En  el  primer  acto  la  escena  es  en  el  paseo  de  Córdoba,  y  Gómez  Arias  cuenta á  don  Juan  que  el  motivo  de  ha- 
berse visto  obligado  á  dejar  i  Granada  fué  una  pendencia  que  en  ella  tuvo.  Salen  en  esto  al  paseo  doña  Gracia  y 
doña  María,  hermanas  respectivas  de  don  Juan  y  de  Gómez  Arias,  y  ellos  las  galantean,  y  obligan  á  don  Pedro  y 
don  Luis,  que  las  siguen,  á  retirarse.  Gómez  Arias,  enamorado  de  doña  Gracia,  da  un  billete  al  críado  Perico,  para 
que  se  lo  entregue,  y  doña  María  otro  para  don  Juan.  Esto  ocasiona  una  escena  muy  cómica  en  el  acto  de  entregar 
los  billetes  el  criado,  con  que  concluye  el  acto.  En  el  segundo  hay  otra,  altamente  inverosímil,  en  que  Gómez  Arias, 
citado  por  doña  Gracia  á  su  jardín,  hace  que  su  hermano  don  Juan  le  guarde  las  espaldas  mientras  l&^burla  y  se 
escapa  con  ella,  en  tanto  que  doña  María,  hermana  de  Gómez  Arias,  repite  la  escena  con  don  Luis,  pensando  que 
es  don  Juan,  á  quien  tenia  citado.  Descúbrese  todo,  y  don  Juan  parte  en  persecución  de  don  Gómez  y  de  Gracia,  y 
á  vengar  la  afrenta  de  su  casa.  Aparecen  luego  este  y  doña  Gracia  en  el  monte  con  el  criado  Perico,  y  tiene  lugar 
la  famosa  escena  en  que  Gómez  Arias,  cansado  de  la  Niña  doña  Gracia,  la  vende  al  moro  alcaide  de  Benam^í, 
para  deshacerse  de  ella.  Esta  escena,  toda  en  endechas,  es  en  estos  términos : 


DOÑA  GRACIA. 

Señor  Gómez  Arias , 
De  cuerpo  gentil , 
Ojos  matadores , 
Que  saben  Gngir, 
Palabras  de  azúcar, 

Y  principio  y  Qn 

De  los  pensamientos 
Que  viven  en  mi; 
¿Qué  tristeza  es  esta', 
Que  apenas  satis 
De  gozar  mis  brazos , 
Cuando  os  miro  ansf  ? 
Qué  se  han  hecho  tantas 
Finezas  que  vi , 
Que  fueron  hechizos 
Con  quemerendi? 
Ilabladme ,  miradme , 
Mi  bien.  ¿Qué  decís? 
Porque  de  sospechas 
Me  vendré  á  morir. 
Señor  Gómez  Arias , 
Duélete  de  mí , 

?ue  soy  niña  y  muchacha, 
nunca  en  tal  me  vi. 

GÓMEZ. 

Doña  Gracia,  amor, 
Antes  de  rendir 
La  empresa  que  intenta , 
Ansioso  del  fifn, 
Para  sacar  de  ella 
Efecto  feliz . 
Fingidas  palabras 
Toma  por  ardid ; 

Y  luego  que  llega 
Su  gusto  á  cunplir, 
Con  la  posesión 

Se  acaba  el  fingir. 
Corrió  el  desengaño 
El  velo  sutil, 

Y  lo  mas  costoso 
Se  descubre  alU. 
Todo  cansa  luego; 

gue  no  hay  cosa  allí, 
n  siendo  ffozada. 
Que  no  acabe  ansí. 
Que  el  hombre  que  llega 
Maa, Gracia,  asentir. 
Desmaya  en  gozando, 
Porque  tocó  el  fio. 
Si  de  ser  tu  esposo 


Palabra  te  di , 
Cúmplala  el  deseo, 
Que  mintió  por  mi; 
Que  no  hay  quien  primero 
Dude  el  dar  el  si , 

Y  muy  pocos  saben 
Hacer  y  decir. 
Demás,  que  vo  soy 
Pobre  para  ti , 
Noble  y  desdichado, 

Y  un  soldado,  al  fin. 

DOÑA  GRACIA. 

¿Estos  desengaños 
Te  he  venido  á  oir, 
Después  que,  engañada, 
El  alma  te  di¥ 
Si  es  por  hacer  prueba 
De  lo  que  hay  en  mi , 
Sin  lasque  están  hechas, 
L  Hay  mas  que  añadir? 
Vertiendo  estoy  almas , 
Que  podrán  decir. 
Dueño  de  mis  ojos , 

?ue  muero  por  ti ; 
cuando  no  quieras 
De  veras  cumplir 
De  esposo  la  fe 

§ue  te  merecí , 
o  seré  tu  esclava ; 
Sue  auiero  servir 
as  a  tus  criadas 
Que  verme  sin  tí. 
Hiérrame  esta  cara, 
Ponme  aquí  y  allí 
Clavo  y  S,  y  luego 
Podrás  escribir: 
Soy  de  Gómez  Arias ; 
Que  mejor  que  allí, 
Amor  en  el  alma 
Lo  supo  esculpir. 
Para  esclava  tuya , 
Mi  gloria ,  nací ; 
Véndeme... 

GÓMEZ. 

A  eso  vengo 
A  Benameji.' 

DOÑA  GRACIA. 

¿Qué  dices,  mi  bien? 

GÓMEZ. 

Que  si  DO  es  ui, 


Ni  puedo  dejarte 
Ni  puedo  vivir.— 
Haz,  Pedro,  una  seña 
De  paz  desde  ahí. 
Con  un  lienzo  blanco , 
Al  moro. 

DOÑA  GRACIA. 

¡Aydemí! 

PERICO. 

¿Qué  es  esto  que  intentas? 
Dime,  ¿estás  en  tí? 

GÓMEZ. 

Haz  lo  que  te  mando, 
Si  no  quieres  ir 
Volando  á  ese  foso. 

PERICO. 

De  ser  volatín 
El  callar  me  escape ; 
Ves  el  lienzo  ahí. 

(Hace  la  teña,  con  un  liemo  blanco  ^  ai 
Moro.) 

DOÑA  6RACU. 

¡Mi  vida !  ¿qué  culpa 
Grave  cometí. 
Que  merezca  pena 
Qoe  es  mas  que  morir? 
Pues  daros  el  alma 
¿Fué  agravio,  que  así 
La  tratáis  agora , 
Sin  mas  advertir 
Mi  honor  ni  mi  amor? 
iNo  miráis  que  os  di 
De  entrambos  las  llaves  ? 
No  habláis?  ¿Qué  decís? 
Señor  Gómez  Arias , 
Duélete  de  mí, 

?ue  soy  niña  v  muchacha , 
nunca  en  tal  me  vi. 

{Suena  un  elarin.) 

PERICO. 

Dos  bizarros  moros, 
Al  son  de  un  clarín , 
En  dos  yeguas  salen 
De  Beoameji , 
Adargas  y  lanzas 
Embrann ,  y  alli 
Se  apean  ahora. 

(SmIm  AbeitfBfiMrif  CeHn,  moroi,) 


GOUI. 

To  quiero  síüir 
Ai  {OSO. 

50ÍU  «KACU. 

¡Bial  baya 
La  mojer  rain 
Qoe  fia  en  los  hombres 
Qiies«J>enmeBUr! 

60IBZ. 

Seáis  bien  Tenidos. 


¡Cielo! 


W>ñA  GRACIA. 


Aueir. 


▲laqnifir 
OsgMrde,  crísttenos; 
RM¿é<pié  Tenis? 
A  mé  fin  por  sefias 
Miiea  pedís? 

GOIEZ. 

;QiiéB  eres,  si  acaso 
Stpvede  decir? 

ABEN. 

AbCBJafar  soy, 
Coady  Zegrt, 
^Br  Granada  alcaide 
CaBenaineji; 
Qne  habiéndole  dado 
las  sangre  al  Geoil 
Y«stra  que  a^a  lleva 
fi  GudaJqalTJr , 
Cifo  alfanje  corto 
T  baza  fez! 

Coa  Tuestros  maestres 
li  feces  medi , 
las  qae  de  su  sitio 
QiBSo  presumir 
(^  podrá  mi  gente , 
5o diez,  fino  mi! 
Aios  al  cristiano 
Poder  resistir. 

GOHEZ. 

IM  valor  que  tienes, ' 

Taijeote  Zegrt , 

Las  Bnestras  qne  Temos 

M  paeden  mentir; 

más  que  en  la  yega 

De  Grasada  ol 

Ti  Bombre ,  sírriendo 

A  Bí  rey  allí. 

DeMfichas  me  llevan 

iBjkjosdealU; 

QBe  en  Córdoba  noble 

^■i  mal  nad. 

%  pobre ,  y  es  fuerza, 

Pm  DO  naorir. 


Qm  logan  Imen  fin. 
Mn  si  me  qnieres 
CiMBprar... 

DO^A  GBACIA. 

¡Ay  demi! . 

GOHEZ. 

Aqnesu  crístiaiía. 

ABEfl. 

(ip.  Es  nn  sol ,  Celin.) 
«Qué  pides  por  ella? 
Tii  beldad  no  tí. 

GOVEZ. 

Tradentos  ceqnies. 

ABEH. 

Ccfia,  dale  mil. 

Gonz. 

D  valor  no  puede 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

To  pecho  encubrir; 
Otros  tantos  afios 
Llegues  á  vivir. 

ABEN. 

No  lloréis,  cristiana ; 

8ue  tendréis  en  mi 
n  esclavo  dueño, 
Que  os  sabrá  servir. 

(Dale  Celin  el  dinero  á  Gómez  Áríat,) 

DOÍIa  GRACIA. 

¡Ab,  mi  bien!  ¡Señor! 

CELIN. 

No  falta  un  cequi. 

doüa  gracia. 

Pues  no  sois  de  piedra , 

Escuchadme ,  oíd ; 

Que  me  llevan  presa 

A  Benamejí. 

Señor  Gómez  Arias, 

Duélete  de  mi. 

Que  soy  niña  y  muchacha, 

Y  nunca  en  tal  me  vi. 

GÓMEZ. 

Esto  es  hecho,  Gracia ; 
No  hay  sino  seguir 
Tu  dueño. 

ABEN.  {Ap.) 

No  he  visto 
Cristiano  tan  vil. 

DOÑA  GRACIA. 

Ruego  á  Dios ,  Ingrato, 
Pues  tratas  ansi 
Fe  tan  bien  nacida , 
Amor  tan  gentil , 
Que  á  lanzadas  mueras, 
Queriendo  huir. 
De, un  infame  moro, 
Bajo  y  balad!. 
Mi  hermano  te  mate, 
Yéndote  á  partir ; 
Pero  no  podrá; 
Que  vives  en  mi. 

ABEN. 

Hermosa*cnstiana, 
Vamos. 

DOiVA  GRACIA. 

Ya  que  fui 
Desdichada  en  todo, 

Y  que  hasta  morir 
No  he  de  verte  más 
Ni  has  de  verme  á  mi, 

Y  por  mi  desdicha 
Desde  hoy  te  perdi , 
Un  abrazo  solo 
Te  quiero  pedir, 

Y  á  mi  paare  luego 
Puedes  escribir 

8ue  quedo  cautiva 
n  Benameji , 
Poraue  mi  rescate 
Pueda  apercibir. 
Si  es  que  vive,  y  yo 
No  me  muero  aquí. 

GÓMEZ. 

Dios  te  guarde ,  Alcaide , 
Valiente  Zegri. 

ABEN. 

Vete  con  Alá.— 
Cristiana,  venid. 

DOÑA  GRACIA. 

Señor  Gómez  Arias, 
Duélete  de  mi. 


XV 


Que  me  llevan  presa 
A  Benamejí. 

(Vaie  Gracia  y  Abenjafar.) 

PERICO. 

Aunque  me  des  muerte 

Colérico  aquí 

Mil  veces ,  np  puedo 

Dejar  de  decir 

Lo  mal  que  lo  haces. 

Que  eres  malandrín , 

Judas  inhumano 

Deesteserafin. 

Y  cuando  la  tierra 
Esto  guarde  en  sí 
Como  en  otro  tiempo, 
Lo  dirá  el  rocín. 

GÓMEZ. 

No  pretendas ,  Pedro , 
Conmigo  venir.— 
¡Ah,  Celin! 

CELIN.  {Sale.) 

¿Qué  quieres? 

GÓMEZ. 

Cómprame ,  Celin , 
Este  cristianillo. 

PERICO. 

Pues,¿véndesme  á  mi? 

GÓMEZ. 

¿No  lo  ves? 

PERICO. 

Yo  soy 
Cristiano,  y  nací 
De  padres  cristianos , 

Y  no  he  de  sufrir 

Que  en  tierra  de  moros 
Me  vendas  así. 

CELIN. 

¿Qué  quieres  por  él? 
Que,  por  ser  sutil. 
Comprártele  quiero. 

PERICO. 

¿  Sabes  tú  sí  á  roí 

Me  está  bien  venderme? 


Dame  por  él... 


GÓMEZ. 
CELIN. 

Di. 


GÓMEZ. 

Cincuenta  cequíes. 

CELI?f. 

Pues  veslos  aquí. 

PERICO. 

¿Cincuenta  no  mas? 
¿Soy  yo  tan  ruin? 
¿  Desta  suerte  pagas 
Lo  que  te  serví  ? 
¡Alcahuetes  todos, 
fiscarmentá  en  mí , 
Mirad  en  qué  paran 
Podenco  y  perdiz! 

CELIN. 

Vamos,  cristianillo. 

PERICO. 

Moreno,  venid ; 
Que  habéis  de  soñarme 
En  Benamejí. 
«Señor  Gómez  Arias, 
Duélete  de  mí , 

§ue  soy  niño  y  muchacho, 
nunca  en  taime  vi.  9 


Luego  que  Gómez  Arias  queda  solo,  salen  unos  bandoleros  con  n      aras,  que  pretenden  robarle,  basta  que, 
sducidos  por  sus  palabras  y  bizarría,  se  ponen  á  sus  ón      s  y  le  su  capitán.  Aquí  aparecen  su  hermana 

daoa  Haría »  huyendo  de  so  engañador  don  Luis,  y  dei  os  ]     uc     z  y  los  bandoleros,  se  la  llevan,  y  obli- 

^  i  doD  Luisáqae  li  dé  la  mano  de  esposo  y  sep 


ivi  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

En  el  aclo  tercero  aparece  el  padre  de  Gracia ,  á  quien  entrega  nn  criado  una  carta  de  esta ,  didéoMm 
y  que  acuda  á  rescatarla  á  Benameji.  En  esto  hacen  alcalde  de  la  nobleza  de  Córdoba  al  mismo  padre  ji 
reina  doña  Isabel ,  que  oyendo  su  desgracia ,  dispone  ir  en  persona  á  atacar  á  Benameji  y  salvtr  á  finca.  * 
luego  á  aparecer  los  salteadores  con  doña  María,  y  luego  su  amante  don  Juan,  el  hermano  de  Gracn,qiit( 
bien  en  sus  manos ;  por  úllimo,  los  cuadrilleros  y  el  Alcalde  y  padre  de  Gracia ,  que  los  vencen  y  bianail 
asaltan  á  Benameji  y  übnn  á  Gracia,  condenando  á  muerte  á  Gómez  y  doña  María,  basta  que,  á  raigiilií 
Arias,  de  don  Juan  y  doña  Maria,  la  Reina  les  concede  el  perdón  y  su  mano  respectiva. 

Como  se  desprende  de  esta  rápida  reseña,  el  gran  Calderón  no  tuvo  escrúpulo  en  t(mttr  i' 
para  la  composición  de  su  drama ,  no  solo  el  argumento  integro ,  y  por  cierto  di 
principales  y  odiosos  personajes ,  el  corte  y  marcha  estrambótica  de  la  acción,  sino  qpie les! 
cir  lo  mismo  en  idénticas  situaciones ,  y  hasta  producirse  en  los  propios  versos. 

Señor  Gómez  Arias, 
Duélete  de  mí , 

No  me  dejes  presa  'j 

i  En  Benameji.  ;  * 

¡Extraño  modo  de  despojar  á  un  autor  viviente,  que  sin  duda  debia  estar  tolerado  parhil 
tumbre,  cuando  no  sé  desdeñó  dj  seguirla  hasta  el  mismo  Calderón ! 

También  Velbz  de  Guevara  pretendió,  ó  pudo  pretender,  imitar,  aunque  menos  sertilmeBlu 
estilo  peculiar  de  tirso  (porque  este ,  aunque  contemporáneo  suyo,  no  imitó  jamás  á  nadie)»] 
montañesa  de  Asturias  ^  La  senana  de  la  Vera ,  y  El  amor  en  vizcainó  y  Los  celos  en  frmieitfí 
medias  que  en  el  fondo  de  su  acción ,  situaciones ,  caracteres  f  lenguaje  de  los  personaje^  sigúéi 
desenfado,  atrevimiento  y  maligno  estilo  del  célebre  Mercenario.  En  otras,  como£I  cabátkn 
Soly  La  hermosa  Raquel,  El  espejo  del  mundo,  etc. ,  imitó  evidentemente  la  ternura  y  poétkt^ 
tonacion  de  Lope ,  como  puede  verse  en  este  trozo,  tomado  al  acaso  de  la  primera  : 

Apartó  en  esto  la  mafto,. 


Dando  luz  Jacinta  al  dia , 
Preso  con  su  mano  hermosa 
En  una  cesta  curiosa 
Un  pajarito  traia. 
Reja  de  cristal  bacía 
Con  la  mano  á  la  prisión ; 
Yo  llegué  en  esta  ocasión 
Y  dije  :  Hermosa  Jadnia, 
Tan  venturoso  me  pinta 
Mi  loca  imaginación. 


No  sé  si  escuchallo  pudo^ 
Porque  el  amor  mas  períeto , 
Cuando  es  hijo  del  respeto , 
Es  menos  ciego  que  mudo ; 
Mas  como  en  mi  fe  no  dudo , 
Loco  á  Jacinta  seguí , 
Y  escrito  en  sus  ojos  vi 
Con  letras  de  estrellas  puras : 
Las  aves  no  están  seguras , 
Celio ,  en  el  viento ,  de  mi. 


Y  el  pájaro,  sin  razón» 
Quiso  dejar  la  prisión ; 
Pero  fué  su  intento  vano. 
Irracional  y  villano ,  ' 
Dije,  con  bien  tan  subido 
Entenderte  no  has  sabido ; 
Trocar  conmigo'procura : 
O  dame  tú  tu  venturtif 
O  toma  tú  mi  sentido. 


Seria  larga,  aunque  muy  grata  tarea  la  de  entresacar  y  reproducir  aquí  trozos  igudménte  b 
algunos,  es  verdad,  demasiado  líricos  y  extraños  al  lenguaje  dramático  y  apasionado;  enáies 
ves,  severos  y  sentenciosos ;  cuáles  tiernos ;  cuáles,  en  fin ,  altamente  cómicos  y  agudos.  Baste 
ello  recomendar  al  lector  en  el  primer  sentido  toda  ó  casi  toda  la  comedia  de  La  Luna  de  la  Si 
y  la  de  Reinar" después  de  morir;  en  el  segundo  la  de  Los  dmotinados  de  Fldndts;  y  por  últ 
como  muestra  del  gracejo  y  chiste  natural  de  Velbz  ,  el  precioso  cuento  que  pone  en  boca 
gracioso  en  el  primer  acto  del  Ollero  de  Oeaña. 


Habla  un  cierto  lugar. 
Tan  incierto,  que  aun  apenas 
Sus  vecinos  le  sabían ; 
Su  planta  era  en  las  riberas 
De  un  rio,  corto  de  talle , 
Porque  á  su  lugar  parezca ; 
Sus  vecinos,  por  ser  trece. 
Los  contaba  por  docena , 

Y  una  maestra  de  ninas. 
Que  eran  trece  y  la  maeMra. 
Dicen  que  fué  antiguamente 
Colonia  romana  ó  griega , 

Y  agora,  por  sus  pecados, 
Es  española  agujeta. 
Pero  con  el  buen  olor 


De  aquella  rancia  nobleza. 
Eligen  sus  magistrados. 
Con  poder  sobre  las  penas. 
Llegó  de  año  nuevo  el  dia , 
Donde  los  cargos  se  truecan , 
Porque  todo  era  postizo ; 

Y  el  zapatero ,  ojo  alerta. 
En  sabiendo  la  elección , 
Cogió  las  hormas ,  con  priesa 
Notable ,  en  una  barquilla , 
Que  servia  de  muleta 

Al  pueblo,  7  se  fué  agua  abajo, 

Y  á  poco  mas  de  una  legua 
Dio  fondo  en  otro  logar. 
Casi  de  las  proprias  ae&as» 


Si  bien  no  tan  opulento , 
Por  ser  población  nrns  nueva; 

Y  así,  tenia  en  la  torre. 
Por  campanas,  dos  cigüeñas. 
Admirándose  la  plebe 
(Que  era  entonces  dia  de  ferian 
De  ver  al  Críspin  sacar 
La  pedestal  herramienta , 
Le  preguntaron  á  coros, 

Y  no  con  poca  sospecha , 
La  causa  de  su  mudanza ; 
Mas  él ,  con  la  voz  serena , 
Les  dijo :  «Señores  mios. 
Oigan,  que  la  causa  es  esta. 
Ya  sabíráa  vuesas  mercedes 


míe  saectüa , 

ir  ó  mi  liaca 

para  Gestas ; 

DQÍ  padre , 

)la  tienda), 

is  vecinos , 

i  secreta , 

lorceno. 

costumbre  vieja , 

íe  justicia 

le  en  él  se  envuelva). 

está  el  lugar 

trece,  y  es  mengua 

n  noble 

¡rcion  entera, 

omo  digo, 

cabezas. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

I  Dos  alcaldes  ordinarios 
(Ya  saben  sus  preeminencias) , 
Uno  de  los  hijosdalgo 
Y  otro  de  la  villanesca ; 
¿Hacia  dónde  está  esta  gente? 
Pero  yo  pienso  que  cuentan 
Por  villanas  á  las  cabras , 
Hidalgas  á  las  ovejas. 
Luego  un  alguacil  mayor. 
Con  que  tenemos  tres  piezas ; 
Juez  de  testamentos ,  cuatro ; 
Luego  un  recetor  de  penas 
De  cámara ,  que  son  cinco. 
Aunque  de  pujo  revientan. 
Cuatro  regidores ,  nueve , 
Que  rigen  cuatro  carretas ; 
El  escribano  y  alcaide 


zm 


De  la  cárcel ,  que  está  en  jerga» 

Y  su  poco  de  verdugo. 
Cumplen  doce,  y  ellos  eran, 
Conmigo,  trece.  Pues  digo 
A  los  que  saben  de  cuenta , 
Si  los  doce  son  justicia, 

Y  yo  me  he  quedado  fuera , 
¿En  quién  la  lian  de  ejecutar. 
Si  no  es  en  mi?  La  madelra 
De  mis  hormas  me  acompañe , 
Que  no  he  de  vivir  en  tierra 
De  tantos  justos  pastores. 
Que  ahorcarán  una  estrella. 

Y  es  mejor  ser  con  desdicha 
Jonás  de  aquella  ballena. 
Arca  de  aqueste  diluvio 

Y  Lot  de  aquella  humareda. » 


ú  convendré,  porque  es  absolutamente  una  verdad,  es  en  que  Velez  de  Guevara,  que 
r  un  argumento ,  desplegarle  y  conducirle  diestramente  en  la  escena ,  era  por  manera 
^bil  y  poco  acertado  en  los  desenlaces,  quitando  al  fin  de  la  acción  todo  el  interés 
'  ella,  ó  debilitándola  con  acomodos  y  cortes  improvisados,  que  destruyen  el  efecto  do 
tctos.  Asi  vemos  que  en  La  Luna  de  la  Sierra,  en  vez  de  matar  el  marido  al  maestre  de 
ando  conoce  que  no  es  el  Principe  el  que  pretende  seducirá  su  mujer,  como  Garda 
k  don  Mondo  cuando  sabe  que  no  es  el  Rey,  se  contenta  con  hacer  alejar  al  Maestre  y 
icina  su  castigo;  en  Gómez  Arias,  en  vez  de  hacer  morir  á  este  desalmado,  como  Cal- 
;oncilia  y  hace  casar  con  su  victima;  en  El  Diablo  está  en  Cantillana  se  contradice  el 
)bstiüacion  del  rey  don  Pedro;  en  ¿a  montañesa  de  Asturias,  y  otras,  encaminadas  to- 
3sar¡a  catástrofe,  todo  queda  al  fin  acomodado  de  cualquier  modo,  .y  enervado  el  inte- 
;  hasta  la  moralidad  de  la  fábula.  No  procedían  así  Calderón ,  Rojas  y  Ruiz  de  Alarcon, 
¡rminar  fatalmente  sus  grandes  creaciones,  y  por  eso  son  inmortales  El  médico  de  su 
la  del  Castañar ,  El  tejedor  de  Segovia  y  otras  de  su  repertorio, 
literaria  de  Velez  de  Guevara  no  estuvo  ni  está  cifrada  solamente  en  sus  comedias, 
legado  hasta  nosotros,  unida  también  á  otra  de  sus  discretas  obras,  en  que  supo  du-  . 
>piritu  de  observación ,  la  gracia  y  decoro  de  su  crítica,  y  manejar  la  prosa  con  igual 
donosura  que  la  poética  lira.  Hablamos  de  la  discreta  novela  titulada  El  Diablo  Cojue^ 
soñadas  de  la  otra  vida,  que  traducida  libremente  después  (aunque  ciertamente  no 
por  Lesage  en  su  Diable  Boiteaux,  ha  quedado  hace  dos  siglos  como  tipo  de  esta 
ripcion  critico-filosófíca  de  las  costumbres  sociales,  y  dado  lugar  á  inmensas  imita- 
menos  cómicas  y  célebres.  Esta  lucida  obrita  fué  publicada  por  Velez  de  Guevara 
en  8.°  (impreso  en  Madrid,  en  4641 ,  en  la  imprenta  del  Reino),  y  después  ha  tenido 
resiones ,  siendo  la  última  que  conocemos  la  que  con  diligente  esmero  mandó  hacer 
Joaquín  María  Ferrer  en  París,  en  i828,  ilustrándola  con  un  discreto  prólogo,  en  que 
idosamente  mucha  parte  de  las  noticias  y  tradiciones  relativas  á  la  vida  y  carácter  de 
EYARA ,  que  que<lan  expuestas  al  principio  de  estos  apuntes. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

^lla  época  escribió  también  para  el  teatro  el  doctor  Felipe  Godinez,  ¿  quien  ya  anuncia 

en  su  Viaje  al  Parnaso  : 

Este  que  tiene,  como  raes  de  mayo. 
Florido  ingenio,  y  que  comienza  ahora 
A  hacer  de  sus  comedias  nuevo  ensayo, 
Godinez  es 


•*D,  refiriéndose  á  él  en  su  Para-todos,  dice  tque  t 


facilidad,  conoci- 
b 


Xfin  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

miento  y  tutilezn  para  este  género  de  poesía ,  particularmente  en  las  comedias  divinas»  porque 
tonces  tiene  mas  lugar  de  valerse  de  su  ciencia,  erudición  y  doctrina >• 

Efectivamente ,  la  mayor  parte  de  las  que  se  conservan  de  este  autor  pertenecen  al  género  i 
gioso.  Losargumentos  están  tomados  de  la  Sagrada  Escritura,  como  Las  ligrimas  de  Dartd^  Eli 
no  Isaac ,  Aman  y  Mardoqueo^  ó  la  horca  para  su  dueíio,  y  Los  trabajos  de  Job ;  ó  son  de  las  vida 
los  santos ,  como  San  Mateo  en  Etiopía ,  Ludovico  el  piadoso  y  La  milagrosa  elección;  d  son  au 
como  La  Virgen  de  Guadalupe,  El  provecho  para  el  hombre,  etc.  En  todos  estos  dramas  está  bastí 
bien  desenvuelto  el  argumento,  con  arreglo  á  su  índole  respectiva ,  señaladamente  en  d  de  ii 
y  Mardoquso  6  La  reina  Ester ,  que  es  la  obra  dramática  mas  conocida  de  GoDuñs.  En  ella 
trozos  de  bella  poesía ,  pensamientos  elevados  y  cierta  entonación  bíblica  muy  mareada,  (k 
muestra  de  la  elevacioa  de  los  pensamientos  y  de  la  versificación  de  este  drama ,  véase  el  signi 
te  trozo : 

De  los  bienes  de  la  tierra.— 

Después  de  este>  replicó 

El  mismo  Aman ,  ¿quién  ba  sido 

El  mas  dicboso?  —  Otros  dos 

(Dijo  Solón),  que  dejaron , 

No  solo  la  posesión , 

Sino  el  afecto  á  esos  bienes. » 

Y  Aman  dijo  :  «¿Y  no  soy  yo 

En  la  que  lleva  el  extraño  titulo  O  el  fraile  ha  de  ser  ladrón  ó  el  ladrón  ha  de  ser  fraile ,  y  no 
otra  cosa  que  un  episodio  de  la  vida  de  san  Francisco  de  Asis ,  pone  en  boca  de  este  santo  la 
guíente  parábola : 

Distasen  ambas  fortunas; 

Y  así ,  que  aquel  labrador 
Con  sus  hoces  esquilmaba 

;  Todo  el  campo,  y  malograba 
i  A  las  demás  su  labor. 
!  Fué  á  su  casa  sin  tardanza 
i  El  acusado  hechicero^ 

Y  trajo  todo  su  apero 

Y  gente  de  su  labranza. 

Y  en  fin,  por  dejar  conclusa 
La  demanda  de  una  vez , 


Delante  del  rey  Asuero 
Preguntó  Ainaa  d  Siolon 
Si  podía  haber  (  pues  él  era , 
Después  del  Rey ,  el  mayor) 
Otro  mas  dichoso  que  él. 
alias  dichoso,  respondió 
El  filósofo ,  fué  Teba , 
Que  fué  gran  despreciador 


Dichoso  también?»  Entonces 
Solón,  alzándola  voz» 
Dijo  :  o  Poderoso  eres 

Y  rico,  dichoso  no; 

Que  hasta  el  término  en  que  pan 

Esta  carrera  veloz 

Del  viv|r,  nadie  hay  dkboso, 

Y  tá ,  Aman ,  aun  vives  boy. » 


Cierto  labrador  cogia 
Mucho  trigo;  y  otro,  á  quien 
Le  acudía  menos  bien , 
Con  la  envidia  que  tenia , 
Le  puso  pleito,  en  que  dijo 
Que  no  daban  la  mitad , 
Aunque  eran  de  igual  bondad , 
Las  tierras  de  su  cortijo ; 
Y  que  lindando  las  unas 
'  Con  las  otras,  sin  encanto 
Era  nnposíble  que  tanto 


¡  (i  Vea ,  vea  (dijo  al  juez) 
,  Este  apero  quien  me  acusa. 
I  Valientes  bueyes  de  arada 
I  Traigo,  buen  ganado,  reju 
Que  rompen  bien ,  y  sin  qoejas 
Familia ,  bien  sustentada , 
Que  trabaja  bien  conmigo 
Porque  á  su  tiempo  les  pago ; 
Son  hechizos  que  yo  hago 
Para  coger  mucho  trigo.» 


Eb  el  auto  de  La  Virgen  de  Guadalupe  se  halla  el  epigrama  siguiente : 


¿Ves  dos  mujeres  que  lavan , 
Cvando  ana  sábana  tuercen , 
Que  torciendo  á  un  tiempo  entrEunbas, 
Cadg  una  de  su  parte, 


Y  otro  á  la  parte  contraría, 
Como  á  sábanas  los  dejan, 
Torcidas  y  sin  sustancia. 


La  suelen  dejar  sin  agua? 
Pues  así  son  los  letrados , 
Que  al  cabo  de  la  jornada. 
Ayudando  uno  á  una  [larle 

Por  último,  la  titulada  Aun  de  noche  alumbra  el  sol  es  una  de  las  pocas  de  Godiniz  que  nc 
ocupan  en  asuntos  religiosos,  y  que ,  por  la  facilidad  y  propiedad  de  la  intriga,  la  economía  (k 
acción,  desprovista  de  todo  accesorio  ajeno  ni  extravagante,  la  belleza  de  los  caracteres  y  cora 
cion  del  estilo,  me  parece  sin  disputa  la  mejor  de  este  poeta,  y  una  de  las  buenas  de  nuestra 
tro,  y  como  tal,  la  he  escogido  para  esta  colección.  En  ella  pone  en  boca  del  gracioso  este  cue 
lleno  de  donaire  y  agudeza : 

«¿Qué  es  esto?  ¿Cómo  no  reza?» 

Y  el  cura  sin  alboroto 
Respondió  :  a  Señor  llastre , 
Yo  he  probado  con  anteojos, 

Y  no  veo. »  Aquí  el  Obispo 
Replicó  luego :  «Pues  ¿cómo 


Era  un  cura ,  gran  tahúr, 
Pero  tan  poco  devoto. 
Que  por  jugar  no  rezaba. 
El  Obispo ,  esorupuloso , 
Supo  el  caso ;  llamó  al  cura , 
Y  díjole  con  enojo  : 


Ve  á  Jugar,  y  no  á  rezar?» 

Y  él  respondió  presuroso : 
A  Hágame  á  mí  cada  letra 
Usía  como  el  as  de  oros , 

Y  leeré  ti  libro  del  rezo 
Como  el  de  cuarenta  y  ocha  — 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 


DON  DIEGO  JIMÉNEZ  ENCISO. 

Neo,  poquísimo  sabemos  de  este  discreto  poeta,  sino  que  fué  andaluz,  caballero  del  hábito  di 
Wúmgo  y  Teintícoatro  de  la  ciudad  de  Sevilla ,  y  que  es  uno  de  los  autores  citados  con  mas  catrlfto 
r  Cervantes,  Lope  y  Mental  van.  Este,  hablando  de  sus  comedias,  ^ice :  c  No  ha  menester  mas 
|Í06  en  esta  parte  que  su  nombre,  y  decir  que  escribió  Los  Méáicis  de  Florencia,  que  ha  sido 
Ha  7  ejemplar  para  todas  las  comedias  grandes  (1).  Efectivamente ,  aunque  posterior  á  esta,  pT0* 
¡o  casi  una  docena  mas,  su  titulo  principal  para  el  aplauso  público  y  el  aprecio  de  la  pdsterídnd 
Ú6  consistir  en  ella ,  y  no  ciertamente  porque  merezca  la  calificación  absoluta  de  Hontalvan,  m*- 
por  lo  interesante  del  argumento,  el  tono  elevado  que  en  toda  ella  reina,  la  cordura  y  sensatez 
1  que  está  conducida  la  intriga,  la  rotundez  y  sonoridad  de  los  versos,  gran  parte  endecasílabos, 
ierta  pretensión,  en  fin ,  á  la  regularidad  y  entonación  de  la  tragedia  clásica ,  que  dan  á  conocer 
buenos  estudios  de  Jiminiz  Enciso,  muy  extraños  en  aquellos  tiempos.  Pudiera  citarse  tam- 
D  de  él  otra  comedia,  notable  bajo  mas  de  un  aspecto,  la  de  El  principe  don  Carlos,  en  la  cual 
in  retratados  este  y  su  padre  Felipe  II  con  colores  bastante  diversos  de  los  que  solian  prestarle 
I  poetas  cortesanos  del  tiempo  de  su  nieto. 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 

Lope  de  Vega,  en  su  Laurel  de  Apolo,  dice,  hablando  de  los  poetas  del  Manzanares,  los  siguientes 

U  roja  insignia  del  patrón  de  España  A  ser  mas  propiamenle  Mantua  vienes; 

Adorna  dos  Herieras  Pues  tendrás  á  Virgilio  tan  perfeto , 

(Florida  eroulaeion  de  tus  riberas) ,  Que  te  podrás  llamar  Mincio  ó  Sebeto ; 

Dignos  entrambos  de  tan  alta  hazaña ;  Y  si  tienes  también  á  don  Antonio, 

Si  á  DON  Rodrigo  tienes ,  Serás  el  Tibre,  y  él  tu  dulce  Ausonio. 

1  mas  adelante  añade  : 

DoTí  RoDüiGO  DE  Herrera  ,  lusitano  Merece  consagrar,  á  su  memoria 

(Fatal  es  este  nombre  á  los  poetas ,  Este  laurel  que  intentas , 

Como  lo  muestra  Herrera ,  sevillano ,  Pues  tiene  tan  atentas 

Y  los  dos  que  con  rimas  tan  perfetas  ^  Las  musas  castellanas... 

De  los  riberas  son  corona  y  gloria) , 

^^f^f^sái^  también  hace  mención,  en  el  Viaje  al  Parnaso,  de  todos  estos  poetas  Herrerüs,  y. ade- 
ude otros  dos,  don  Pedro  y  don  Juan  Antonio,  y  Montalvan  confirma  la  existencia  de  los 
fclflirigos,  madrileño  el  uno,  portugués  el  otro,  además  de  la  del.  don  Antonio;  caballero  d^l 
"^  de  Santiago  (de  quien  dice  tener  acabadas  tres  ó  cuatro  comedias,  que  no  han  llegado  i 
?J*^)i  y  de  otro  don  Jacinto  de  Herrera  y  Soíomayor,  también  madrileño  y  autor  celebrado, 
■•Wica hablaré  mas  adelante. 
I  ^IL^^'^^'^  ^^^  momento  se  limita  á  saber  cuáles  de  las  comedias  impresas  con  el  nombre  de 
^  ^rigo  de  Herrera  pertenecen  al  portugués,  que,  según  Montalvan,  c  escribió  muchas,  que  así 
^  ^Uonado  como  en  la  parte  de  la  invención  se  han  hecho  lugar  por  sí  en  la  estimación  de  to^ 
^^  ^  al  madrileño ,  á  quien  apellida  c  poeta  de  grande  espíritu ,  galante  y  conceptuoso ,  que  es^ 

^  ^n  mucba cordura  y  acierto,  y  tiene  acabada  una  comedia  de  valientes  versos». 
1^  ^te  dice  el  laborioso  y  discreto  Alvarez  Baena ,  en  sus  Biografías  matritenses ,  que  se  Uamó 
^n»  !:^tmco  dkHkrrera  y  Rivcra,  y  que  fué  hijo  del  primer  marqués  de  Auñon,  habido  en  doña 
9^  dpí^*^  ^  Villarroel,  señora  muy  calificada,  por  lo  que  su  padre,  no  pudiéndole  dejar  el  mayoraz- 
^^j^^ipal  de  su  casa ,  le  fundó  otro  nuevo»  y  le  hizo  contraer  matrimonio  con  su  prima  hermana» 
*aría,  sucesora  de  la  casa.  Fué  caballero  del  hábito  de  Santiago,  poeta  muy  celebrado ,  de 

^d^  ^«dai  ella  d«bi6el  que  macho  tiempo  después  le  designase  Can  )r  de  las  comedias 


APUNTES  BIOGRÁFICX)S. 

grande  espiritu,  galante  y  conceptuoso;  escribió  muchos  versos  en  certámenes  y  otras  funciones 
de  su  tiempo,  y  varias  comedias.  Las  que  cita  Baena  son  las  de  El  voto  de  Santiago  y  batalla  de  Ciúr 
vijo.  El  primer  templo  de  España  y  El  segundo  obispo  de  Avilad  Ademes  corren  impresas  bajo  el 
mismo  nombre  de  don  Rodrigo  Herrera  otras  varias,  como  Castigar  por  defender ^  seria,  y  otn  ' 
burlesca  del  mismo  título ;  El  mayor  triunfo  de  Julio  César,  La  fe  no  ha  menester  armas  ó  venida 
del  inglés  á  Cádiz,  y  Del  cielo  viene  el  buen  rey.  Estas  dos  últimas  son  las  mas  conocidas  y  que  me- 
recen serlo ,  y  especialmente  la  última ,  Del  cielo  vietie  el  buen  rey  (que  es  la  escogida  para  nuestn 
colección) ,  es  realmente  notable  por  lo  atrevido  de  su  argumento  fantástico ,  la  profundidad  de  h 
idea ,  corrección  y  rotundez  de  los  versos ;  pero  no  me  atreveré  á  decidir  la  cuestión  de  sí  esta  ó 
alguna  de  las  otras  pertenecen  con  certeza  al  Herrera  madrileño  ó  al  portugués,  de  quien  no  tengo 
noticia  alguna. 


DON  JACINTO  DE  HERRERA. 

De  DON  Jacinto  de  Herrera  y  Sotomayor,  de  quien  va  en  esta  colección  la  linda  comedia  Duelo 
de  honor  y  amistad,  dice  Montalvanque  fué  madrileño,  apellidándole  tpoeta  galante,  lucido,  mis- 
terioso y  felicísimo  ingenio  > ,  y  añade  que ,  <  fuera  de  los  muchos  versos  que  tiene  escritos  y  las  fa- 
mosas comedias  con  que  ha  honrado  los  teatros,  publicó  en  estancias  la  entrada  primera  que  hizo  su 
majestad  en  Madrid,  después  de  muerto  Felipe  ÍII  el  Piadoso,  su  padre;  un  itinerario  historial  de 
la  jornada  que  hizo  la  majestad  de  Felipe  IV  á  Andalucía;  y  tiene  para  imprimir  un  poema  de  cua- 
trocientas estancias,  que  llama  El  Jason ,  que  cuantos  le  han  visto  aseguran  ser  de  las  mayores 
cosas  que  están  escritas  ennuestra  lengua.  > 

Nada  mas  puedo  decir  de  él,  ni  he  hallado  tampoco  comedia  suya  mas  que  la  ya  citada  y  que  vi 
en  este  tomo;  esta,  sin  embargo,  por  su  corrección,  delicadeza  de  su  argumento,  gusto  y  lucidez 
de  su  estilo,  da  bien  á  conocer  la  práctica  y  la  instrucción  que  debía  tener  el  autor  en  el  arte  dra- 
niiático ,  y  que  no  seria  esta,  ni  con  mucho ,  la  única  obra  apreciable  que  produjese. 


SALAS  BARRADILLO. 

• 

Alonso  Jerónimo  de  Salas  Barbadillo  nació  en  Madrid  por  los  anos  1586,  poco  mas  ó  menos* 
y  fué  hijo  del  licenciado  Diego  de  Salas  Barbadillo,  agente  de  Indias,  y  de  Haría  de  Porras,  su 
mujer,  que  vivían  en  casas  propias,  en  el  barrio  de  la  Morería,  parroquia  de  San  Andrés.  Sábese 
que  fué  criado  del  Rey,  porque  así  se  apellida  en  todas  sus  obras;  mas  se  ignora  en  qué  categorfi» 
si  bien  es  de  suponer  que  seria  en  escala  muy  subalterna  y  con  muy  desgraciada  suerte,  si  he- 
mos de  atender  á  las  repetidas  quejas  que  hace  de  ella  en  varias  de  sus  obras ,  y  de  que ,  segon 
sus  biógrafos,  fué  al  cabo  victima ,  muriendo,  joven  aun,  en  1630 ,  con  sentimiento  de  cuantos 
conocían  su  virtud  é  ingenio; 

Fué  principalmente  célebre  en  nuestra  república  literaria  como  autor  de  novelas  y  otros 
Ubros  de  recreación  (de  que  traen  una  larga  lista  don  Nicolás  Antonio  y  Alvarez  Baena),  y  de 
que  aun  quedan  algunos,  aunque  rarísimos,  que  he  visto;  tales  son  :  La  ingeniosa  Elena,  hfja  de 
Celestina ,  El  caballero  puntual,  Don  Diego  de  Noche,  La  estafeta  del  dios  Momo,  Elsaga%  Estado^ 
Las  coronas  del  Parnaso  y  plato  de  las  musas  y  las  Bodas  de  la  incasable  mal  casada.  En  ellos 
insertó  varias  comedias ,  que  nunca  se  han  reimpreso  por  separado,  y  se  han  hecho,  por  lo  tanto, 
rarísimas.  Titúlanse  :  Galán  tramposo  y  pobre,  Victoria  de  España  y  Francia  (1),  Prodigios  de 
amor  (3),  El  gallardo  Escarraman  (o),  La  escuela  de  Celestina  ó  el  hidalgo  presumido  (4),  Lm 

(1)  Kn  et  libro  litulaJu  Coronas  del  Parnaso  y  plato  de         (3)  En  El  sutil  cordobés  Pedro  de  VrdemalMi. 
las  musas.  (i)  Creo  qae  es  la  única  suelta. 

(3)  En  U  segunda  parle  de  El  caMleroputttual.  **" 


XI  r 


DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 
Mié  Flora  mal  sabidilla^  comedia  en  prosa  (1),  y  varios  entremeses  á  quienes  él  llama  comedias  al 
e$Ülo  antiguo^  y  titula:  El  caballero  bailarina  Doña  Ventosa  ^  El  padrastro  y  las  hijastras ,  El  Prado  ' 
ic  Madrid  y  baile  de  la  Capona.  También  escribió  un  poema  heroico  á  nuestra  Señora  de  Atocha, 
titulado  La  patraña  de  Madrid  restituida ,  y  un  tomo  de  poesías  Úricas. 

De  las  obras  dramáticas  de  este  autor,  paréceme  la  mejor  la  que  lleva  el  título  de  Galán  tramposo 
I  pobre  y  impresa  en  el  citado  libro  de  las  Coronas  del  Parnaso  en  1638,  después  de  la  muerte  del 
lutor ,  y  á  costa  de  la  hermandad  de  libreros  del  reino  (!2).  En  la  dedicatoria  que  dejó  escrita  aquel 
de  esta  comedia  al  licenciado  Butrón  dice:  Le  ofrezco  esta  comedia,  verdaderamente  Terenciana, 
en  que  procuré  observar  del  arte  antiguo  todo  aquello  que  no  fuese  áspero  ni  desapacible  para  el 
ñglo  que  corre.  Tiene  con  efecto  bastante  regularidad  y  buen  estilo,  aunque  poco  artificio  y  vi- 
gor, y  no  supone  en  Salas  Barbadillo  tantas  dotes  dramáticas  como  le  asisten  en  sus  obras  líri- 
cas y  en  sus  ingeniosas  nóvelas.  En  unas  y  otras,  sin  embargo,  es  muy  de  estimar  la  pureza  y 
oorreccion  .del  lenguaje,  exento  por  lo  general  de  afectación  y  descuido.  Á  esta  dote  sin  duda, 
a  su  laboriosidad  y  carácter  personal  debió  los  exagerados  elogios  de  Lope  de  Vega,  de  Montal- 
van  y  de  Nicolás  Antonio.  El  primero,  aludiendo  á  este  florido  ingenio,  y  además  á  sus  desgracias 
personales,  de  que  ya  queda  hecha  mención,  consignó  estos  sentidos  versos  en  su  Laurel  de 
Apolo: 


Si  á  Salas  Barbadilo  se  atreviera 
indigna  voz ,  que  por  to  gusto  canta, 

ó  la  sonora  candida  garganta 

De  los  cisnes  tuviera 

Qae  el  verde  margen  que  el  Caistro  bebe 

Cubren  de  pura  nieve , 

To  te  pintara  un  hombre 

Que  ha  puesto  con  su  nombre 


Temor  alas  estrellas; 

A  quien  quitaron  ellas   « 

Que  no  pudiese  oír  sus  alabanzas : 

Tales  son  de  los  tiempos  las  mudanzas ; 

Porque  si  las  oyera , 

No  fuera  humilde  cuando  mas  lo  fuera. 

¡Oh  fortuna ,  de  ingenios  breve  llama , 

Pues  no  le  dais  Mecenas ,  dadle  fama! 


DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 

También  este  autor  (cuya  patria  nos  dejan  ignorarlos  biógrafos,  aunque  sospecho  que  pu- 
do ser  un  pueblo  de  la  provincia  de  Cuenca)  es  mas  conocido  como  escritor  de  novelas  y  otros 
libros  de  recreación  que  como  autor  dramático.  Bajo  el  primer  carácter,  en  efecto,  fué  tan  fecun- 
do, que  publicó  muchos  tomos,  y  aun  hoy  son  conocidas  y  merecen  aprecio  La  Garduña  de  Se- 
riUa,  Las  tardes  entretenidas  y  Las  fiestas  del  jardín,  Las  noches  del  placer  honesto.  Las  arpias 
ü  Hadrid  y  coche  de  las  estafas ,  Los  donaires  del  Parnaso ,  La  huerta  de  Valencia  y  otros  varios, 
sí  bien  son  tan  raros,  que  con  gran  diGcultad  pueden  alcanzarse  á  ver. 

En  estos  libros,  y  en  el  titulado  Alivios  de  Casandra  (no  citado  por  Nicolás  Antonio),  insertó, 
entre  las  diversas  novelas,  cuentos,  diálogos  y  composiciones  poéticas,  algunas,  por  cierto  muy 
bellas,  que  les  componen ,  hasta  ocho  ó  nueve  comedias,  con  los  títulos  siguientes :  La  tone  de 
Fbnstella,  La  victoria  de  Norlingen  y  el  infante  en  Alemania,  La  fantasma  de  Valencia,  La 
ema confusa,  Elmayorazgo  Figura,  El  marqués  del  Cigarral,  y  alguna  otra^y  en  todas  ellas  dejó 
consignada  la  aptitud  y  peculiares  dotes  que  para  este  género  poseia.  Como  prueba  de  ello,  11a- 
miié  la  atención  del  lector  hacia  las  dos  últimas  comedias  citadas,  y  que  van  en  este  tomo ,  titu- 
ladas £1  mayor  a^s^o  Figura  y  El  marqués  del  Cigarral;  caracteres  y  cuadros  perfectamente  dramá- 
tieoB,  desenvueltos,  á  mi  ver,  con  una  maestría  y  corrección,  que  nada  tienen  que  envidiar  en  el 
género  apellidado  /igtiron  á las  posteriores  de  Rojas,  Moreto,  Leiva,  Zamora  y  Cañizares,  y  son 
OBJ  superiores  á  las  farsas  de  Moliere,  quien  sin  duda  le  tuvo  muy  presente,  como  podríamos  pro- 
har,  en  alguna  de  ellas.  Scarroñ  tradujo  la  del  Marqués  del  Cigarral ,  bajo  el  titulo  de  Don  Japhet 
tArmetáe.  También  fué  atribuida  á Moreto  por  algunos  impresores;  pero  está  éntrelas  obras, 
iiuiy  anteriores,  de  Castillo  Solorzano,  y  además  es  imposible  desconocer  su  estilo. 

Déla  vida  y  circunstancias  de  este  fecundo  y  apreciabie  escritor  apenas  sabemos  sino  que  fué 
algún  tionpo  secretario  del  virey  de  Valencia  don  Pedro  Fajardo ,  marqués  de  los  Yelez ;  pero  su 

fl)  Ea  el  libro  de  La  incasable  mal  catada. 

(?)  Esta  eomedla  anda  Impresa  también  suelta ,  con  los  títulos  üe  El  tramposo  con  las  damas  n  castigí  recido ,  y 
fikaiaenteatribaida  á  Cubillo. 


xxn  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

suerte  en  general  debió  ser  muy  desdichada,  según  se  inñere  de  algunos  pasajes  de  sus  escritos 

y  de  estos  delicados  versos  que  le  consagra  Lope  de  Vega : 


Las  gracias  en  la  cuna 
De  80  dichosa  inrancia 
Tan  risueñas  Tinieron , 
Que  á  DON  Alonso  del  Cístillo  dieron 
Mas  gracia  que  fortuna , 
Y  que  premio,  elegancia ; 
Que  tiene  repugnancia 
Tal  Tez  con  la  virtud ;  pero ,  si  miras 
Sus  libros,  sus  papeles  (superiores 


A  cuantos  hoy  de  aquel  estilo  admiras) , 

Llenos  de  tantas  elegantes  flores 

Como  la  copia  de  su  fértil  genio 

Con  prodigioso  ingenio 

Por  el  mundo  derrama , 

No  le  envidies  mas  premio  que  su  fama, 

Ni  laureles  mayores 

Que  de  su  pluma  la  dorada  copia. 

Pues  la  virtud  es  premio  de  sí  propia. 


LUIS  BELMONTE  BERMUDEZ. 

Con  Luis  BsRMUDEz  BstMONTx,  poeta  famoso  en  el  primer  tercio  del  siglo  xvij,  sucede  lo  que 
con  don  Guillem  de  Castro,  que  nadie  hablaría  hoy  de  ellos,  ni  serían  apenas  conocidos,  á  no  ser 
por  una  de  sus  producciones  dramáticas,  que  salvando  el  transcurso  de  los  tiempos  y  las  alteracio- 
nes del  gusto,  han  llegado  hasta  nuestros  dias,  envueltas  en  una  gran  popularidad  y  como  mues- 
tras únicas  del  talento  de  sus  autores. 

En  el  articulo  que  consagré  en  el  tomo  anterior[á  Guillem  de  Castro,  llamaba  la  atención  de  loe 
eruditos  hacia  el  desconocido  repertorio  del  autor  de  las  Mocedades  id  Cid;  hoy  me  cumple  con- 
signar igual  deber  respecto  del  no  menos  raro  y  descuidado  de  Birmudiz  Bblmonti,  á  cuya  festiva 
y  discreta  pluma  se  atribuye  con  fundamento  el  drama,  tan  popular  aun  hoy  en  nuestra  escena, 
que  lleva  por  titulo  El  mayor  contrarío  amigo  y  Diablo  predicador.    - 

La  ingratitud  y  el  desden  que  parecen  haber  pesado  especialmente  sobre  la  memoria  de  esta 
autor,  no  solo  ha  hecho  rarísimos  los  ejemplares  de  la  mayor  parte  de  sus  piezas  dramáticas,  hasta 
el  punto  de  que  solo  hoy  conocemos  una  media  docena  de  ellas,  sino  que  aim  la  ya  citada,  tan 
repetida  y  llena  de  aplausos,  le  ha  sido  disputada,  y  atribuida  unas  veces  á  un  N.  Bermudez  (que 
era  el  segundo  apellido  de  Bbliiontb),  otras  á  don  Francisco  de  Villegas  (i)  d  á  un  padre  Damián 
Cornejo  (que  no  sabemos  quién  era  ni  si  existió),  otras  á  don  Francisco  Malaspina  (que  escribió  otim 
con  el  mismo  titulo),  y.  las  mas,  en  las  numerosas  reimpresiones  quede  ella  se  han  hecho,  ha 
salido  anónima  bajo  el  epígrafe  de  un  ingenio  de  esta  corte.  Sin  embargo  de  todo,  la  opinioD 
general ,  fundada  en  razones  dignas  de  crédito,  la  coloca  hoy  indisputablemente  entre  las  come- 
dias de  Bblmonti  ,  del  discreto  escritor  de  quien  decía  fontal  van  c  que  habia  continuado  muchos 
afios  el  escribirlas  y  acertarlas  ( que  en  él  todo  es  uno),  siendo  en  las  veras  heroico  y  en  las  bur- 
las sazonadísimo  >• 

Sin  duda  lo  atrevido  del  argumento  de  la  comedia  de  El  Diablo  predicador^  y  el  desenfado  y 
libertad  de  alguno  de  los  caracteres  en  ella  trazados,  dieron  causa  á  Bblmontb  para  encubrirse 
en  el  anónimo,  previendo  tal  vez  la  prohibición  ó  censura  que  dos  siglos  después  habia  de  sufrir; 
pero  es  lo  cierto  que  durante  el  siglo  xvii  y  el  xvui  nadie  descubrió  en  ella  intenciones  solapadas 


(I)  Bn  la  biblioteca  del  eieelenUtimo  sefior  doqae  de 
€ksi|oi  j  del  lofaiudo  ezísten  tres  MS.  de  esu  comedia, 
eopias  sin  dada  destinadas  ion  teatro,  poes  en  ellas  se 
lee:  cEs  de  Alejandro  Bautista,  galán  déla  compañía, 
estando  en  la  cindad  de  Zaragoza,  en  20  del  aSo  less.» 
8e  la  da  solo  el  titulo  de  Et  mayor  contrario  amigo ,  y  se 
dice  ser  de  don  francisco  Villtgai.  Tiene  una  de  estas 
coplas  la  censura  de  fraj  Lúeas  de  Torres ,  en  Toledo, 
i  S8  de  setiembre  de  1635, en  que  dice:  •  He  leído  esta 
eomedla,  y  me  parece  que  no  contiene  cosa  alguna  con- 
tra nuestra  santa  fe  y  buenas  costumbres.  Así  lo  siento, 
satwú  mflicri.n 

hs  oura  comedia  de  don  Francisco  Malupina ,  que  lleva 


ambos  títulos,  anda  impresa  con  ellos;  parece  petle- 
rlor,  y  una  imitación  de  la  de  Bauíoiin  en  el  argumeíaii, 
aunque  son  distintos  los  personajes ,  y  carece  de  la  gracia 
é  importancia  de  la  primera.  Las  personas  son  las  si- 
guientes :  César,  galán ;  Garlos ,  ídem ;  fray  Alberto ;  M ar- 
forio,  donado;  Roberto,  criado; Rosaura, dama;  Plora, 
criada;  Lucifer,  Astarot,  un  ángel,  un  labrador,  mA* 
sicos ,  dos  bandoleros  y  cuatro  pobres ;  y  empleía  Latbel 
diciendo : 

:  Ah  de  ese  centro  osearo 
Horrore»  escondidos!  etc.; 

imitando  también  i  la  inUoduccioa  de  BtuMRTt. 


LUIS  B^MONTE  BBRMUDEZ.  xiui 

ni  objeto  pecaminoso ,  antes  bien  era  mirada  bajo  el  aspecto  de  una  comedia  religiosa  >  ona  especie 
da  auto  sacramental,  en  que  se  encerraba  nada  menos  que  ei  apoteosis  de  la  drden  de  San  Fmnctoeo 
T  de  la  caridad  cristiana;  todo  el  público  aplaudía  el  original  pensamiento  del  demonio,  eonrér- 
tidp  por  la  voluntad  divina  en  fraile  predicador  y  catequista;  todo  el  mundo  simpatizaba  con  la 
donosa  y  grotesca  figura  del  lego  fray  Antolin ,  sin  sospechar  que  pudiera  envolver  la  mas  mínima 
intención  de  ridiculizar  con  sus  acciones  y  su  estilo  cómico  la  misma  veneranda  institución  que  el 
autor  se  proponía  enaltecer.  Pero  vinieron  tiempos  en  que  la  suspicacia  intolerante  de  ciertas 
clases ,  entonces  prepotentes,  se  apercibió  de  la  malicia  que  debia  envolver  sin  d«da  aquella  epi- 
gramática  figura,  y  la  comedia  ftié  probibida  y  el  pobre  Antolin  señalado  con  el  anatema  que  nunca 
había  soñado  merecer.  Su  popularidad ,  sin  embargo,  fué  en  aumento  á  pesor  de  esta  prohibición, 
T  tal  vez  á  cansa  de  día;  y  cuando  la  actual  generación  le  ha  vuelto  á  ver  aparecer  en  la  escena 
con  sa  rústico  desalffio,  con  sus  chistosas  salidas,  sus  instintos  carnales  y  su  franca  locuacidad, 
le  ha  recibido  con  toda  la  simpatía  que  aun  en  los  sugetos  menos  dignos  suele  excitar  una  perse- 
cución infundada. 

No  entraré  en  el  análisis  de  esta  señalada  producción ,  ni  tampoco  ofreceré  muestras  de  su 
estBo ,  porque,  siendo  tan  generalmente  conocida ,  seria  trabajo  excusado ,  y  si  solo  diré  que  su 
original  pensamiento  y  su  atrevido  desempeño  dan  derecho  á  Bklmontk  para  ocupar  un  puesto 
máre  los  notables  escritores  de  nuestro  teatro,  y  me  han  impulsado  mas  de  una  vez  á  buscar  en 
tal  demás  obras'de  su  pluma  nuevas  pruebas  de  su  original  invención ,  su  ingenio  y  su  festivo 
otilo. 

Por  desgracia  mis  investigaciones  han  sido  infructuosas  para  obtener  el  conjunto  de  su  rarísimo 
repertorio ,  y  solo  por  las  comedias  tituladas  El  principe  villano ,  La  renegada  de  Valladolid^ 
Afmadar  el  de  Utrera  y  El  príncipe  perseguido ,  únicas  que  he  alcanzado  á  ver,  podré  juzgar  hasta 
qóé  ponto  fué  merecida  la  fama  de  BiLMOims  en  sus  días,  y  hasta  dónde  parece  justo  el  olvido  en 
que  después  vino  á  caer.  Igualmente  se  deduce  de  este  examen  comparativo  cuál  es  el  verdadero 
género  á  qoe  so  musa  era  inclinada ,  y  en  él  habré  de  juzgarte ,  desentendiéndome  de  las  cualida- 
des negativas  que  le  supongo  para  los  otros. 

La  comedia,  por  ejemplo,  que  lleva  por  título  El  principe  villano^  y  que  por  su  argumento  y 
etfflo  pertenece  algénm^becóioo,  demuestra  claramente  que  no  era  por  aquel  camino  por  donde 
k  pluma  de  BBLHoim  era  llamada  á  marchar  con  desembarazo.  Su  oscura  y  complicada  acción, 
as  amanerados  caraetéres,  su  estilo  hinchado  é  hiperbólico ,  distan  seguramente  mucho  de  tener 
A  valor  qoe.los  mismos  viciados  modelos  que  sin  duda  se  propuso  imitar,  y  no  merece  ciertamente 
los  honores  del  análisis  y  de  la  critica;  y  si  he  de  juzgar  por  ella ,  supongo  que  lo  mismo  suce- 
derá con  los  dramas  de  iguales  pretensiones  de  El  gran  Jorge  de  Castrioto,  Loe  trnbajos  de  UU^ 
M,  La$  siete  eibréllaB  de  Firancia^  El  triunvirato  de  Roma,  etc.  Pero  en  el  de  La  renegada  de 
VMaáoHd  (cometa  que  envuelve  un  pensamiento  religioso  en  un  argumeiUo  mundano)  se  reco- 
noce mucho  ingemo,  originalidad  y  filosofía,  hay  maestría  en  la  pintura  de  los  caracteres  y  grande 
tnalogfai  entre  eDos  y  su  estilo  con  los  del  Diablo  predicador.  Por  último,  en  la  del  Principe  per- 
«guiio  (cuja  segunda  jomada  pertenece,  á  mi  ver,  al  autor  de  aquella  célebre  comedia)  se  re- 
vela tan  á  las  claras  el  genio  cómico  y  epigramático  de  Belmontb  ,  lo  sazonado  de  sus  burlas 
(según  la  expresión  de  Montalvan),  que  hay  motivos  para  creer  que  en  el  resto  de  las  comedias 
qoe  hoy  no  conocemos  campearía  de  preferencia  la  gracia  .y  el  donaire  que  engalanan  las  ya 
citadas,  7  de  que  tampoco  está  exenta  la  de  Afanador  el  de  Utrera ,  aunque  mucho  mas  débil- 
mente. 

Aun  en  la  prin^ra  ya  ciiada  de  El  principe  villano ,  entre  el  oscuro  laberinto  de  sus  escenas  y 
d  alambicado  eatilo  de  sus  pensamientos ,  despunta  el  sazonado  chiste  de  su  autor  en  boca  del 
paeioao  Peri^f ti ,  como  cuando  prorumpe  en  el  breve  y  discreto  cuento  ó  epigrama  siguiente: 

Robáronle  á  Anión  Llórente 
Su  pollino;  él  con  desvelo 
Hizo  plegarias  al  cielo , 
Mas  humilde  que  Impaciente ; 
Pero  viendo  que  el  que  aguardó 
Alcanza  su  gusto  tibio  ^ 
Vino  á  tomar  por  alivio 
€oaiolamB  con  la  aUiarda. 


XXIV  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

Aun  es  mas  donairoso  y  deciclor  el  criado  Naranjo,  en  La  renegada  de  Valladolidt  de  quien  ae 
puede  decir,  como  de  fray  Antolín ,  que  ocupa  toda  la  escena  y  cautiva  constantemente  la  atencioQ 
y  la  risa  del  espectador,  desde  que  sale  la  primera  vez ,  diciendo : 

Yo,  mi  señor  capitán  • 

(Si  el  traje  no  lo  embaraza), 
Quisiera  sentar  la  plaza  ^ 
Aunque  fuera  en  la  del  pan;  etc. ' 

Pero  de  sus  muchos  chistes  y  continuado  gracejo,  solo  quiero  reproducir  un  cuento,  que  es  sin 
duda  de  los  mejores  puestos  en  boca  de  nuestros  graciosos;  dice  asi: 


Pleiteaban  ciertos  curas 
De  San  Miguel  y  Santa  Ana, 
Probando  ol  uno  y  el  otro 
La  antigüedad  de  su  casa. 
Y  el  de  San  Miguel,  un  día 
Que  acaso  se  paseaba 
Por  el  corral  do  la  iglesia. 
Descubrió,  mohosa  y  parda, 
Una  losa  y  ciertas  letras, 
Que  gastó  tiempo  en  limpiarlas. 
Dicen:  Por  aqui  se  lim; 


Partió  como  un  ravo  é  casa 
Del  Obispo,  y  dijo  á  voces: 
«Mi  justicia  está  muy  llana, 
llustrísimo  señor; 
Esta  piedra  era  la  entrada 
De  alguna  cueva  por  donde 
El  moro  Selím  bajaba 
Para  guardar  los  despojos 
En  la  pérdida  de  España.» 

Quedó  confuso  el  Obispo ; 
Pero  el  cura  de  Santa  Ana, 


Que  estaba  presente,  dijo: 
((Vamos  á  ver  dónde  estaba 
Esa  piedra  tan  morisca. 
Que  tan  castellano  habla.» 

Fuéronse  los  dos ,  y  entrando 
A  la  misma  parte,  hallan 
Rompida  otra  media  losa , 
Y  que  juntándolas  ambas. 
Dicen :  Por  aqui  se  /tm-pían 
Las  lelriüM  de  esta  casa. 


Donde  se  vuelve á  hallar,  en  fin,  el  iogenio  travieso,  el  donoso  estilo  del  creador  del  lego  An- 
tolin,  es  en  la  amena  pintura  de  la  vida  frailesca  que  campea  en  la  jornada  segunda  de  £1  príncipe 
perseguido^  comedia  en  que  Belmonte  trabajó  con  Martínez  y  Horeto,  y  que  corre  impresa  con  el 
anónimo  de  tres  ingenios.  Hé  aquí  esta  graciosa  escena  entre  el  principe  de  Moscovia,  DemetriOt 
y  el  criado  Pepino,  ocultos  y  disfrazados  de  religiosos : 


PEPINO. 

Padre,  este  cuarto  al  momento 
Manda  barrer  el  Guardian ; 
Que  diz  que  esperando  están 
A  un  prínci|)e  en  el  convento. 

DEMETRIO. 

Déme  la  escoba,  fray  Pablo. 

PEPRIO. 

Tome  la  escoba,  fray  Pedro. 

DEMETRIO. 

Esto  á  mi  grandeza  medro. 

PEPI?IO. 

¿No  se  ri^  de  esto  el  diabfo? 

DEMETRIO. 

¿De  qué  quieres  que  se  ria? 
¿De  ver  que  es  á  mi  persona 
Tan  fácil  esta  corona, 
Y  me  desvela  la  mia? 

PEPIXO. 

Dices  bien ;  que  es  purgatorio 
Toda  dicha  comparada 
Á  la  de  un  fnüle,  cifrada 
Desde  el  coro  al  retí  torio. 
Tras  gastar  aquí  á  pa^jes 
La  mañana  en  purubienes 
De  antífonas  y  de  amenes , 
Que  hacen  mas  hambre  que  pajes ; 
Sin  cuidar  de  otras  marañas. 
Cada  cual  su  paso  inclina 
Al  olor  de  una  cocina. 
Que  penetra  las  entrañas. 


Entra  al  refitorio,  y  mira 
Mesa  puesta  sin  afán , 
Servilleta,  fruta,  pan, 
Un  tazón  que  ámbar  respira ; 
Mandando  el  refitolero 
Diez  legos  arremangados, 
Cuatro  gatos  diputados. 
Con  mas  lomos  que  un  camero; 
Va  andando  la  tabla  llena, 

Y  pone  cada  varón 
Las  manos  en  su  raoion 

Y  los  ojos  en  la  ajena. 
Luego  empiezan  los  cuchillos 
En  los  platos  la  armonía, 

Y  la  fuerte  ferrería 

De  mascar  á  dos  carrillos. 
Solo  se  oyen,  placenteros, 
Chíqui  chaqués  de  quijadas; 
Que  hay  runfla  de  dentelladas 
Que  parecen  caldereros; 

Y  entre  el  sonoro  ejercicio 
Que  al  bsyar  y  subir  crecen 
Tantas  manos ,  que  parecen 
Los  cazos  del  artificio, 
Prorumpe  un  fraile :  «  A  obediencia 
Nos  obligáoste  instituto;» 

Y  al  son  de  aquel  estatuto 
Hacen  todos  penitencia. 
Luego  andan  dos  frailecillos, 
Llevando  con  manos  diestras 


Molletes  en  los  carrillos; 
Dos  legos  á  jarrear, 
Vertiendo  sangre,  de  hinchadas 
Lascaras,  como  tajadas 
De  carnero  á  medio  asar; 
Comen ,  y  de  dos  en  dos, 
Á  quien  se  lo  da  alabando. 
Salen  tosiendo  y  rezando 
En  honra  y  gloria  de  Dios. 

DEMETRIO. 

¡  Cómo  luego  tu  ignorancia 
Fué  á  la  materialidad , 
Pues  entre  tanta  abundancia , 
Puso  la  felicidad 
En  la  menor  importancia ! 
¿Hay  vida  de  tanta  suerte 
Como  esta ,  eu  que  á  la  partida 
Vuelve  el  rostro  el  varón  fuerte, 

Y  se  encuentra  con  la  muerte , 
Sin  que  le  asuste  la  vida? 

¿  Sirven  de  mas  á  un  señor 
Los  reinos  y  los  estados , 
Que  al  buscarlos,  de  sudor, 
Al  tenerlos,  de  cuidados, 

Y  al  perderlos,  de  dolor? 
Nadie  se  compare^  pues, 

A  quien  vive  en  este  estado; 
Pues  aunque  pobres  los  ves, 
Están  mirando  á  sus  pies 
Todo  lo  que  han  despreciado. 


Candeales  en  unas  cestas , 

Véase  con  qué  delicado  ingenio  y  piadosa  intención  opone  el  autor  esta  bella  réplica  del  Prín- 
cipe á  la  satirice  pintura  del  gracioso,  como  para  borrar  la  impresión  que  sin  duda  podría  haber 


XXV 


DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZAN. 
ctosado  en  el  inimo  dd  espectador;  que  es  el  mismo  sísteíoa  que  siftue  Bilmonte  en  El  Diablo 
Pniieúdor^  donde,  á  mellas  de  los  festivos  y  atrevidos  arranques  deliego»  coloca  siempre,  como 
pan  serviile  de  correctivo,  las  ideas  roas  elevadas  de  religión  y  de  sana  moral;  las  únicas,  sin 
doJí,  que  animaban  á  este  y  los  demás  autores  que,  con  mas  ó  meno$  desenfado,  trataron  estos 
asuntos  en  nuestro  antiguo  teatro. 


DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZAN. 


El  LiciifcuDO  DON  jBEÓ!fiifo  DI  ViLLAizAN  Y  Garcés,  abogado  de  los  reales  consejos,  nacido  en 
Madrid  en  1604,  hijo  de  don  Diego  Villaizan ,  boticario,  compartió,  como  poeta  y  discreto  autor  dra- 
mático, los  aplausos  y  la  fama  que  disfrutaba  en  los  tribunales  como  elocuente  abogado;  fama  y 
tplansos  an  duda  exagerados,  y  que  no  debían  ser  muy  -del  agrado  de  algunos  de  los  escritores 
cootemporáneos,  á  juzgar  por  una  composición  satírica  que  se  lee  en  las  obras  de  don  Antonio 
Hurtado  de  Mendoza,  quien ,  amostazado  sin  duda  al  ver  que  todas  las  comedias  de  mérito  que  se 
representaban  se  decía  que  eran  de  aquel ,  prorumpe  en  estos  irónicos  versos ,  y  otros  no  me- 
nos malos,  que  suprimo  por  la  brevedad  : 


íOKén  mató  al  Comendador? 
fBBte  Orejana ,  es  error; 
¿(tai  comedias  de  primor 
SeJH  quitan  á  su  autor, 
Ti sa nombre  se  las  dan? 

VlLLAlZAN. 

¿QoiéD  hizo  y  quién  hace  cargas 
i  kv  poetas  amargas , 
Tfúéo,  sin  damos  descargas, 
Cooetiias  que  en  dudas  larcas 
Xi  bs  conoce  Galvan  ? 

ViLLAlZAR. 

¿Qaiéo  ganó  á  Jemsalen  ? 
Qoién  fué  pastor  á  Belén? 
Quéo  será  Matusalén? 
UDÍéo  ha  sido  el  otro,  y  quién 
Esd  pecado  de  Adán? 

ViLLAIZAfl. 

¿Qáéa  es  Pedro  de  Urdemalas  ? 
Qfáéñ  Birimbao  con  sus  galas? 
Quiéo  las  comadres  Ayalas , 
T  qoíéo  don  José  de  Salas, 
PeOicery  Montalvan? 

VUXAIZAH. 


¿Quién  es  aquel  encubierto, 
Templando  al  primer  concierto, 
Que  hereda  la  que  no  ha  muerto , 

Y  quién ,  pues  todo  es  incierto. 
Metió  la  peste  en  Milán  ? 

Villa  IZA  11. 
¿  Quién  es  el  que  satisfecho 
Mete  la  mano  en  su  pecho, 

Y  con  torcido  derecho 
Hace  lo  que  nadie  ha  hecho 

Y  lo  que  todos  harán? 

VlLrJlIZAN. 

¿Quién  gana  siempre  la  rifa? 
Quién  inventó  la  engañifa  ?    . 
Quién  es  gorda  y  es  jarifa  ? 
Quién  ejecutó  en  Tarifa 
La  hazaña  del  gran  Guzman? 

ViLLAIZAN. 

¿  Quién  juega  la  carambola? 
Quién  venció  la  Cirinola? 
Quién  fué  del  francés  mamola? 
Quién  es  la  gloria  española 
Que  adquirió  el  Gran  Capitán? 

VlLLAIZAIf. 


¿  Quién ,  destrozando  banderas 
En  navios  y  galeras , 
Dominó  naciones  fieras , 
Y  quién  ganó  las  Terceras 
Sin  don  Alvaro  Bazan? 

ViLLAIZAN. 

¿Quién  , haciendo  hazañas  sumas , 
Que  aun  no  caben  en  las  plumas , 
Mundo  rompiendo  y  espumas ," 
Fué  de  treinta  Motezumas 
El  mismo  Cortés-Fernan? 

ViLLAIZAN. 

¿Quién  es  poeta  de  ayuda  ? 
Quién  mas  sabio  que  la  ruda  ? 
Quién  arrope  lo  que  sutla? 
Quién  la  prodigiosa  duda 
En  que  los  hombres  están  ? 

ViLLAIZAN  (i). 

¿Quién  pensó  la  gran  tragedia? 
Quién  escribió  en  hora  y  ihedia 
Esa  perpetua  comedia?' 
Quién  nuestra  paciencia  asedia? 
Quién  hizo  el  perpetúan  ? 

ViLLAIZAN. 


Lope  de  Vega  y  Montalvan»  por  el  contrarío,  se  esmeran  en  dedicarle  aquellos  enfáticos  elo- 
gios ^  coslurobre,  que  nada  en  verdad  prueban ,  por  lo  mucho  que  los  prodigaban.  Además,  en 
uDa  memoria  dirigida  á  Carlos  II,  en  defensa  de  la  comedia»  se  da  á  entender  que  Villaizan  era 
ei  autor  favoríto  de  Felipe  IV,  el  cual  asistía  incógnito  á  la  representación  de  sus  comedias  en  el 
teatro  de  la  Cruz ,  entrando  en  él  por  la  habitación  de  este  (podría  ser  en  la  plazuela  del  Ángel), 
que  guiaba  derecho  al  aposentode  su  majestad.  La  posteridad  ciertamente  no  ha  justificado  esta  pre- 
ferencia, colocando  á  ViLLAIZAN,  como  poeta  dramático,  en  un  punto  muy  secundario;  verdades 
que  de  las  muchas  comedias  que  se  supone  compuso,  solo  han  llegado  hasta  nuestros  dias  es- 
casamente media  docena,  y  de  esas  apenas  pueden  recomendarse  por  la  regularidad  en  los  pla- 
nes ,  hábil  pintura  de  caracteres  y  facilidad  en  el  estiló  y  versificación ,  las  tituladas  Ofender  con 
la$  fine%as  y  Sufrir  mas  por  querer  mas.  Ambas  van  escogidas  en  nuestra  colección ,  no  pudiendo 

(I)  Alade  «caso  i  ta  opioioo  que  se  tenia  de  qae  Villaizan  era  ano  de  los  poetas  que  ayudaban  á  Felipe  IV  en 
!as  pisas  que  escribia. 


xxfi  APUNTES  BIOGRÁnCOS. 

mdnoft  de. llamar  la  atencicm  del  lector  sobre  el  plan  discreto,  la  corrección  y  armonía  de  la  bm» 
se  en  ambas,  que  encierran  primores  de  estilo  tales  como  estos: 


DON  joau. 

Yo  tí  á  Leonor,  ya  lo  sé; 
Tuve  celos ,  ya  lo  vi ; 
En  este  jardín  la  bailé ; 
Lloró,  no  me  enternecí; 
Rogóme,  y  la  desprecié; 
Porque  amor  es  niño,  y  tiene 
Desigualdades ,  y  ya 
Su  modo  de  obrar  previene , 
Que  ni  ofende  aunque  se  va, 
N!  obliga  cuando  se  viene. 

LWOIf. 

Y  pu^  ¿qué  tiene  que  ver 
Ser  niño  amor  con  tener 
Celos  de  Leonor,  que  lion, 
GoD  venir  á  verla  ahora, 

Y  con  despreciarla  ayer? 

DONJUÁN. 

Aquel  llorarla  perdida , 

Y  no  quererla  rogado. 


Irse  y  pensar  que  se  olvida, 
Volver  y  estar  conGado , 

Y  buscarla  despedida. 
Todo  es  amor ;  amor  es 
Gomo  un  niño  en  todo,  pues 
Si  algo  le  quitan ,  se  enoja; 
Llora;  dáoselo,  y  lo  arroja 
Colérico ;  mas  después 

Que  se  fué  quien  le  enojó. 
Luego  que  solo  se  vio 

Y  el  llanto  empecé  á  enjugar, 
Él  propio  viene  á  buscar 

Lo  mismo  que  despreció. 

Así  ¿  un  amante  le  quitan 
Con  los  celos  el  amor, 
Los  celos  al  llanto  incitan; 

Y  cuando  con  el  favor 
Acallarle  solicitan , 
Celoso,  enojado  y  ciego, 
Desprecia  el  llanto  y  el  ruego; 


Pero  ¿qtié  viene  á  impertar 
d  bufr  y  el  despraeiár, 
8f  vuelva  fpgando  luego? 


Y  como  el  que  un  vaso  tiene 
Lleno  de  un  licor  sabroso. 
Si  eebaa  de  otro  venenoso 
Cantidad  menor,  se  viene 

A  apoderar  el  veneno 
De  todo  el  licor,  de  modo 
Que  él  vaso  es  veneno  tedo 

Y  está  de  poniefit  Itooo; 
Así  el  pecho,  aunqna  se  wió 
Lleno  ie  aniar^  alimenlo 
Dalce  de  su  pensamiento» 
Luego  que  en  éi  ae  mezdó 
El  veneno  de  ios  celos , 
Creciendo  su. tiranía. 
Cuanto  fué  dulce  al€^ia 
Volvió  en  amargos  desvelos. 


■  1 


De  las  muestras  citadas  se  deduce  el  claro  ingenio  y  gusto  delicado  de  non  Jaadiimo  M  Vs« 
LLAizAN,  siendo,  por  lo  tanto,  de  lamentar  q¡ae  la  desidia  de  los  impresores  nos  haya  dejado úll 
pocas  muestras  de  su  fecunda  musa. 


DON  ANTONIO  GOELLO. 

•  Don  Antoicio  Goillo  (á  quien  Huerta  y  otros  cataloguistas  llaman  equivocadamente  don  hmB)  y 
fué  natural  de  Madrid,  hijo  de  Juan  Coello  Arias  y  de  doña  Melchora  de  Ochoa ,  domésticos  del  da- 
que  de  Alburquerque,  y  sirvió  bajo  sus  órdenes  con  el  grado  de  capitán  de  infantería,  meredeii* 
do  ser  honrado  por  su  majestad  con  el  hábito  de  Santiago  y  el  nombramiento  de  ministro  d#  la 
real  junta  de  la  Casa  Aposento.  Murió  en  Madrid ,  y  en  la  casa  del  mismo  duque,  calle  de  la  Al* 
mudena,  frente  á  las  Consistoriales,  en  20  de  octubre  de  1652,  siendo  sepultado  en  el  convisato 
de  la  Victoria  { i ). 

Fué  un  poeta  muy  distinguido  y  celebrado  en  su  tiempo,  mereciendo  la  mas  estrecha  amistad  de 
Lope  de  Vega  (que  le  dedica  un  pomposo  elogio) ;  de  Montalvan,  que  decia  de  él  qne ,  con  ates  pa§e0  , 
años  desmentía  sus  muchos  aciertos,  y  que  empezaba  por  donde  otros  habían  acabado;  de  Caldé*^ 
ron  y  de  Solis,  en  cuya  colaboración  escribió  la  comedia  de  El  pastor  Fido,  siendo  suya  la  a»- 
gunda  jornada,  acaso  la  mejor  de  la  misma ;  y  finalmente,  del  mismo  Monarca,  á  quien  suele  atri- 
buirse (no  sabré  decir  con  qué  fundamento)  la  comedia  que  corre  impresa  con  el  nombre  da 
CoiLLO  y  lleva  por  título  El  conde  de  Sex^  ó  Dar  la  vida  por  tu  dama.  Esta  comedia,  que  induélN 
blemente  es  una  misma  (aunque  con  estos  dos  titules),  fué  impresa,  que  sepamos,  por  primem^ii 
con  solo  el  primero,  y  anónima,  en  la  parte  xxxt  de  la  colección  primitiva  de  varios,  tituladn 
la  antigua  ó  de  afuera,  para  distinguirla  de  la  otra  publicada  en  Madrid  de  4652  á  4704;  y  poa^ 
teriormente ,  ya  con  el  nombre  de  Coillo,  en  el  libro  titulado  Mejor  de  los  m^ores  ( qne  es  la  par» 
te  ¥1  de  esta  áltima  colección),  en  Madrid»  en  1663,  de  donde  se  han  hecho  después  las  reina- 
presiones  sueltas  que  corren  de  ella.  Repito  que  ignoro  el  fundamento  de  la  noticia,  generalmeBle 
recibida,  de  ser  esta  comedia  obra  del  rey  don  Felipe  IV ,  como  lo  indican  los  se&orea  Jovella^ 
nos,  Garda  Parra,  Huerta,  Ochoa,  Ticknor  y  otros,  fundados  solo,  al  parecer,  en  la  tradidüMa 


(i)  Tuto  también  on  hermano  espitan ,  llamado  don 
Joan ,  qne  eseríbió  nos  eomedia ,  tltalida  El  robo  4o 
Uu  oabinao,  j  ambos  hermanos  escribieron  Juntos  la  de 


Yorroi  de  natitraleia  y  oeitrtoi  de  fortuno,  si  beaMS  da 
ereer  al  US.  origiaal ,  toa  la  censara,  qae  se 
la  biblioteca  del  ezceleatlsimo  sabor  «iaqaa  éo 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA.  xrm 

;  pero  me  inclino  á  que  no  sea  cierto,  porque,  cotejado  el  estilo  y  corte  de  dicha  comedia 
is  de  CoBLLO,  7  señaUdamente  con  las  que  trabajó  en  oompañia  de  Rojas  y  Guerara^  ^oino 
\kgio  de  loi  mujarts^  El  catalán  Serralloñgaf  y  La  Baltñsara,  se  encuentran  mudios  puntos 
ogia  7  aemeíanza;  piMfiera  muy  bien  ser  que  el  Rey  tuviese  también  parte  en  esta  {pues 
que  Coeujo  casi  nunca  trabajó  solo ,  y  aun  también  que  fué  uno  de  los  ingenios  que 
in  á  6u  majestad  en  las  comedias  que  escribía)  ( i ) ;  pero  no  hay,  á  mi  ver,  rasen  alguna  para 
ríe  i  aquel  de  la  parte  principal  que  debió  tener  en  la  del  Conde  ie  Essex.  Moéveme 
I  á  esta  convicción  la  circunstancia  de  hallar  en  la  biblioteca  del  señor  duque  de  Osuna 
uscríto  de  dicha  comedia,  preparado  para  la  imprenta,  y  designado  expresamente  por  de 
Tomo  CoKLLo,  con  esta  censura  de  don  Francisco  de  Avellaneda:  «He  visto  estacóme-* 

Omde  de  Sex  con  todo  cuidado,  por  ser  caso  de  Inglateira,  y  quitados  unos  versos 
1  acotados  en  la  primera  jomada,  que  tocan  en  la  armada  que  el  señor  Felipe  U  aprestó 
aquel  reino,  noticia  que  no  es  bien  qne  se  toque,  y  una  redondilla  de  la  segunda  jor- 
le  los  validos ,  en  todo  lo  demás  el  autor  supo  granjearse  la  aprobadon  de  vuestra  ma- 

Pero  este  manuscrito  y  esta  censura  llevan  la  fecha  de  11  de  agosto  de  1661,  y  ya  he 
ue  la  comedia  estaba  ya  impresa  en  1638  y  1652.  Del  varísimo  ejemplar  que  poseo  de 
!  XZX1  antigua  reproduzco  esta  comedia  en  la  presente  colección;  en  ella  están  con- 
s  los  versos  que  quería  suprimir  el  censor  Avellaneda ,  y  son  aquellos  qne  empíeían : 

Todo,  Blanca,  lo  he  sabido,  etc.; 

is  hay  considerables  diferencias  y  trozos  nuevos,  que  no  se  encuentran  en  las  demás  edi- 
donocidas. 

índiendo  del  supuesto  augusto  origen  que  plugo  darla  á  los  críticos,  la  hacen  muy  apre- 
I  interesante  argumento,  la  belleza  de  los  caracteres,  especialmente  el  del  conde  Rober^ 
rreux,  y  la  noble  entonación  y  poético  colorido  del  diálogo.  El  señor  Gil  y  Zarate  señala 
ote  la  dramática  escena  del  acto  tercero  (que  después  ha  sido  imitada  ó  copiada  tantas 
1  los  dramas  modernos),  cuando  la  Reina,  perdidamente  enamorada  del  Conde,  aunque 
ose  ofendida  de  él^  va  á  verle  á  la  cárcel  y  le  entrega  la  llave  para  que  huya  del  suplicio  á 
misma  le  condena  como  soberana ;  merced  que  rehusa  el  Conde  por  no  confesarse  cul- 
ieclarar  la  verdad  acusando  á  su  dama,  que  es  la  verdadera  criminal;  y  arroja  la  llave  al 
»  entregando  al  suplicio  su  inocente  cabeza. 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


kirromo  Hurtado  di  Mudoza,  nacido,  según  parece,  á  fines  del  siglo  xvi,  en  un  lugar  de 
tañas  de  Burgos,  é  hijo  de  muy  noble  casa,  fué  caballero  comendador  de  Zurita  en  la 
s  Cafaitrava,  secretario  de  cámara  y  de  justicia  del  rey  don  Felipe  IV,  y  del  consejo  de  la 
i  Inquisición.  Su  gran  talento  y  erudición  y  su  rica  vena  poética ,  unidos  á  lo  ilustre  de 
,  le  colocaron  en  tan  brillante  posición  en  la  e^lendorosa  corte  del  Boen-Retiro,  qoe  por 
»  años  compartió  con  Lope,  Calderón,  Quevedo  y  otros  ingenios  privilegiados,  el  favor 
larca ,  el  aplauso  de  la  corte  y  b  estimadon  del  público.  Conociasele  por  el  dictado  de 
eío  de  palacio^  ó  como  decía  Góogora,  el  Aseado  fefo,  y  casi  todas  sus  obras  Úricas  y  có- 
escritas  expresamente,  demuestran  que  aquel  primer  título  equivalía  al  de  poeta  de  cá" 
con  que  fué  largo  tiempo  considerado. 

iablemente  aparecen  de  dichas  obras  la  excelente  disposición  de  Hcitado  di  ME!nK>zA 
poeaia,  so  abundosa  vena,  su  elevada  entonación  y  su  variado  eslodio;  pero  dejóse  arra»- 
teho  mas  de  lo  que  eonvenia  por  aquella  exageración  y  amaneíamíento  propios  de  la  es' 


alribaje  al  Bej.no  so 
D^HemU^  auiq«e«se( 


■  ei 


■ebl 
I.  i 


Ak  Ibt  prohibUMlad  hay  de  qM  sea  ée  Felipe  VI  mm  tt»- 
■edia,  é  wm  bíea  hijaíilig  twUtmH,  qae  ímMtm  %m 
^*tiibmj9j%etiiahUfaepéuee»99t0m4é€  m^e$, 
«Re  vale  cieniaieote  paco. 


xxvin  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

cuela  gongorina,  de  aquella  sutileza  de  conceptos,  de  aquel  discreteo  de  la  frase ,  que»  rayanao 
muchas  veces  en  lo  incomprensible  y  tenebroso,  era  y  es  siempre  ridículo  á  los  ojos  de  la  raim 
y  de  la  critica  sensata.  Esta  desdichada  mania»  que  alcanzó  á  todos  ó  casi  todos  los  grandea  ingft* 
nios  de  la  época,  á  pesar  de  que  todos  la  censuraban,  tuvo  en  Mendoza  tan  ferviente  servidor, 
que  apenas  una  ú  otra  de  sus  composiciones,  especialmente  líricas,  pueden  hoy  leerse,  y  ni  aun 
leídas,  pueden  comprenderse  sus  altisonantes  conceptos,  por  mucho  que  halague  al  oído  su  armo- 
niosa  entonación.  Francamente  lo  repito,  no  puedo  llegar  á  comprender  qué  público  y  qué 
gusto  eran  aquellos,  que  se  entu^asmaban  con  tales  primores,  que  comprendían  tales  laberintoa, 
que  simpatizaban  con  tan  misteriosas  imágenes,  retruécanos  y  figuras.  Lo  cierto  es  que,  boy  por 
hoy,  no  los  acertamos  siquiera  á  descifrar,  y  que  ni  aun  nos  tomaríamos  el  trabajo  de  leerloa,  ú 
sus  autores  no  hubiesen  dejado  otras  obras,  en  que  brilla  despejado  su  talento ,  su  inspiración  y 
su  estudio.  * 

De  las  obras  líricas  de  Mendoza,  nada  mas  debo  decir  sino  que,  á  pesar  de  aquellos  esenciales 
desvarios,  y  tal  vez  á  causa  de  ellos,  fueron  calificadas* (como  dice  la  portada  de  las  misma», 
impresas  primero  en  su  vida,  y  posteriormente  reunidas  con  sus  comedias)  de  suave ^  dumo 
aliento  de  aquel  canoro  cisne ,  el  mas  puüdo ,  mas  aseado  y  mas  cortesano  cultor  de  las  imiMi 
castellanas^  y  en  cuanto  á  sus  piezas  dramáticas,  ya  Montalvan  había  dicho  en  su  Para-^odos  qna  ^ 
<DoN  Antonio  de  Mendoza  era,  si  no  el  primero,  de  los  primeros  en  esta  clase  de  ejerdM, 
como  lo  confirman  tantos  aplausos  repetidos  en  los  teatros». 

Prescindiendo,  pues,  de  aquellas,  cumple  á  mi  objeto  presente  examinar  y  apreciar  los  lito- 
los  de  Mendoza  como  poeta  dramático ,  y  colocarle  en  el  que  le  corresponde  entre  el  sublimado 
asiento  á  que  le  elevó  en  vida  la  adulación  cortesana,  y  el  absoluto  olvido  á  que  le  relegó  In^ga  - 
la  posteridad. 

Una  docena  escasa  de  comedias  son  las  que  forman  todo  el  repertorio  de  este  autor,  y  al  íjomm  : 
en  esta  economía  (que  en  diversos  pasajes  de  ellas  hizo  constar)  dio  á  entender  su  prudenday  : 
la  timidez  con  que  dejaba  la  lira  para  revestir  la  peligrosa  máscara  de  Talía.  No  podia,  ain  eoH 
bargo,  desprenderse  de  su  elevada  entonación  y  lírico  estilo,  y  como,  por  otro  lado,  las  escribia  ¿ 
para  ser  representadas  en  los  teatros  del  Buen-Retiro^  de  Aranjuez,  ante  aquella  corte  cera* 
moniosa,  culta  y  académica,  tomaba  ocasión  de  cualquier  asunto,  de  cualquier  situación,  dt 
cualquier  parlamento ,  para  soltar  el  torrente  de  su  abundosa  vena ,  para  dar  rienda  jk  la  el0?i« 
da  fantasía,  y  colocar  en  boca  de  sus  personajes  una  colección  de  odas  y  endechas,  silvas,  so*  . 
netos,  quintillas  y  estrambotes ,  que  faltaban  las  mas  veces  á  la  verdad,  entorpecían  la  aceíoo  : 
y  ofuscaban  los  caracteres ,  pero  sin  duda  eran  el  estilo  único  y  propio  que  debia  resonar  bqo 
aquellos  dorados  artesones.  Especialmente  en  la  comedia  titulada  Querer  por  solo  querer  (In- 
mensa composición,  que  ocupa  nada  menos  que  ochenta  páginas  de  impresión,  y  consta  de 
unos  seis  mil  y  cuatrocientos  versos) ,  representada  por  las  meninas  de  la  Reina  en  el  pálido 
de  Aranjuez,  con  ocasión  de  una  gran  fiesta  á  los  cumpleaños  de  su  majestad,  encerró  Mendoia 
un  tomo  entero  de  poesías  varias,  á  vueltas  de  un  argumento  fantástico  y  caballeresco,  con  sos 
gigantes  y  enanos  corrientes,  sus  princesas  Zelidauras  y  principes  cautivos.  Cupidos  y  endriagoa. 
Especie  de  menestra  muy  á  proposito  para  merecer  el  anatema  del  cura  y  el  barbero  de  Cer- 
vantes, pero  muy  del  caso  también  para  lucir  la  pompa  de  la  corte,  las  gracias  y  talentoado 
las  damas  de  palacio,  y  lo  augusto  y  magnífico  de  la  solemnidad.  El  mismo  autor  lo  manifieita 
así  en  el  acto  segundo  de  la  misma  comedia,  lamentándose  de  que  las  meninas  de  palado  te 
pedían : 

Un  concepto  en  cada  verso, 
Un  desden  en  cada  copla , 
Y  á  cada  plana  un  soneto. 

Y  á  la  verdad  que  no  puede  dejar  de  compadecerse  á  aquellas  ilustres  damas,  que  tuneron  qoe 
aprender  y  recitar  tan  espléndido  repertorio  de  sutilezas ,  y  á  aquel  augusto  auditorio,  que  hubo 
de  sufrir  su  representación  las  cinco  ó  seis  horas  mortales  que,  por  un  cálculo  prudente,  debió 
durar. 

Pudiéranse  citar  infinitos  trozos  de  dicha  comedia  como  acabadas  muestras  del  estilo  alamU- 
cado,  del  gusto  que  se  apellidaba  cortesano,  y  algunas  de  verdadero  mérito  poético,  como  lis 
sonoras  octavas  puestas  en  boca  de  la  princesa  Claridiana;  pero  preferímoa  optar  por  una  aok» 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA.  xxix 

que  con  mas  claridad  y  tersura  encierra  un  pensamiento  noble  y  filosófico.  Consiste  en  on  bello 
soneto,  que  dice  de  este  modo : 

Amable  áoledaü^  muda  alegría, 
Que  ni  escarmientos  ves  ni  ofensas  lloras ; 
Segunda  habitación  de  las  auroras; 
De  la  verdad  primera  compañía ; 

Tarde  buscada  paz  del  alma  mia, 
Que  la  vana  inquietud  del  mundo  ignoras. 
Donde  no  la  ambición  turba  las  horas , 
Y  entero  nace  para  un  hombre  el  dia ; 

¡  Dichosa  tú  f  que  nunca  das  venganza , 
Ni  de  palacio  ves  con  propio  daño 
La  ofendida  verdad  de  la  mudanza. 

La  sabrosa  mentira  del  engaño. 
La  dulce  enfermedad  de  la  esperanza 
Ni  la  amarga  salud  del  desengaño ! 

La  comedia  titulada  Mas  merece  quien  mas  anuí  es  también  heroica,  de  principes  Feiisardos  y 
fRoeesas  Fidelindas ,  y  escrita  igualmente  en  el  estilo  que  podremos  llamar  de  dia  de  fiesta  para 
ltS]K)ZA.  Pero  en  medio  de  sus  laberintos  ;  primores,  hay  un  graciosQ  bufón,  que  la  echa  de 
critico  literario,  y  en  cuya  boca  pone  el  autor  una  sátira  de  estas  mismas  comedias  altisonantes. 
TMad  es  que  á  renglón  seguido  halla  él  mismo  su  disculpa  en  los  consabidos  descargos  de  Lope 
T con  su  mismo  ejemplo ,  á  saber,  el  gusto  del  público  y  la  abundancia  de  su  vena  poética  : 


Ua  poeta  celebrado 
T  M  todo  el  mondo  excelente, 
Vé^imt  ordinariamente 
Bi  «ero  ingenio  mormurado 
lifie ,  siguiendo  á  un  galán, 
Eatnje  de  hombre  vestia 
TttU infanta  cada  dia. 


Le  dijo :  «  Señor  don  Juan, 
Si  vuesarced  satisfecho. 
De  mis  comedias  murmura, 
Cuando  con  gloria  y  ventura 
Nuevecientas  haya  hecho, 
Verá  que  es  cosa  de  risa 
El  arte ,  y  sordo  á  su  nombre, 


Las  sacará  en  traje  de  hombre , 
Y  aun  otro  dia  en  camisa. 
Dar  gusto  al  pueblo  es  lo  justo; 
Que  allí  es  necio  el  que  imagina 
Que  nadie  busca  doctrina, 
Sino  desenfado  y  gusto. 


ipesar  de  la  atrevida  decisión  que  expresa  Mendoza  en  los  cuatro  últimos  versos,  y  á  pesar  de 
fleompromiso  oficial  para  el  surtido  de  héroes  y  princesas  al  palacio  real,  tenia  demasiado  talen- 
topara  no  ensayarse  también  en  otro  género  mas  importante  y  propio  de  la  comedia :  el  género  de 
oortombres»  ó  de  capa  y  espada,  como  entonces  se  llamaba;  y  no  solo  lo  hizo,  sino  que,  á  mi  en- 
tender, con  notable  acierto  en  las  comedías  de  Cada  loco  con  su  tema  ó  el  montañés  indiano ,  Los 
mfcñoi  del  mentir,  y  sobre  todo,  en  la  notabilísima  por  mas  de  una  razón,  titulada  £1  marido 
hue  mujer  y  el  trato  mtuUt  costumbre. 

Estas  tres  comedias,  que  son  las  que  se  recomiendan  mas  entre  las  de  Mendoza  bajo  el  aspecto 
pnmente  dramático,  son  pues  las  que  he  escogido  para  esta  colección.  La  del  Indiano  montañés^  ó 
CUa  loco  con  su  tema^  consiste  en  una  fábula  muy  agradable,  con  regular  intriga  y  caracteres 
ao  tan  bien  desenvueltos  como  lo  fueron  después ,  fácil  y  sonoro  estilo.  La  de  Los  empeños  del 
mentir  acaso  pueda  ser  la  misma  que  escribió,  en  unión  con  Quevedo,  en  solo  un  dia,  para  ser 
representada,  como  lo  fué,  con  grande  aparato  en  los  jardines  del  conde  de  Honterey,  en  el  Prado 
de  Madrid,  formando  parte  de  la  fiesta  con  que  obsequió  á  sus  majestades  el  conde-duque  de  Oli- 
fires  la  noche  de  San  Juan  de  1631  (1),  y  llevaba  por  titulo  Quien  mas  miente  medra  mas.  Es 
una  discreta  comedia  de  carácter,  tan  arreglada  y  metódica,  que  pudiera  colocarse  entre  las  buenas 
deMoreto;  y  por  último,  en  la  de  El  marido  hace  mujer  y  el  trato  muda  costumbre  es  donde  luce 
en  todo  su  esplendería  filosofía,  el  buen  gusto  é  ingenio  dramático  de  este  notable  autor. 

Machos  anos  hace  que,  prendado  de  la  oportunidad  y  filosofía  del  argumento  que  forma  la  acción 
de  esta  preciosa  cornea,  del  ingenioso  artificio,  de  la  verdad  y  energía  de  los  caracteres  en  ella  des- 
plegados, y  hasta  de  la  pureza ,  sobriedad  y  corrección  de  su  estilo,  emprendí  atrevidamente  su  re- 
fbndicion,  con  el  objeto  de  poderla  presentar  en  la  pública  escena  con  aquellas  condiciones  de  forma 
que  el  rigorismo  clásico  exigía  por  entonces.  No  es  de  este  lugar  el  explicar  las  razones  por  qué  no 
legó  i  representarse  entonces  ni  después,  ni  el  original  de  Mendoza  ni  la  refundición.  Tampoco 
parece  del  caso  entrar  á  encarecer  el  escaso  mérito  de  mi  trabajo,  ni  tampoco  q         p  espacio  su- 

(I)  Véase  la  reUdon.  de  dicha  ílesu,  qne  inserta  Pellicer  en  su  Tratado  histórico  sobre  eié  ia. 


iix  APUNTES  BIO&RÁFICOS. 

fídente  para  hacer  de  la  bella  creación  de  Mendoza  el  análisis  que  reclama.  Únicamente  diré  que  k  ** 

razón  principal  que,  además  de  su  mérito  intrínseco,  me  movió  á  darla  á  la  escena»  fué  un  seat^  ! 

miento  de  patriótico  orgullo ,  por  creer  haber  hallado  en  ella  el  modelo  que  tuvo  présente  el  gruí  '^ 

Moliere  cuando  escribió  su  celebrada  pieza  titulada  LEcole  des  maris ,  y  el  deseo  de  revindiear  * 

para  nuestro  antiguo  teatro  la  gloria  de  la  originalidad  de  tan  excelente  drama.  ' 

Su  incomparable  traductor,  nuestro  célebre  Moratin,  en  el  discreto  prólogo  que  escribió p«t  ' 

colocar  al  frente  de  su  traducción ,  indica  que  dicha  comedia  era  una  imitación  hecha  por  HoliéfV  ' 

de  La  discreta  enamorada ^  de  Lope,  y  á  decir  verdad,  no  sé  cómo  Moratin  acogió  esta  idea,  po-  ^ 

diendo  comparar  ambas  comedias,  y  ver  que  solo  en  la  escena  cuarta  del  acto  segundo,  en  qué  " 

doña  Rosita  se  vale  del  conducto  de  su  mismo  tutor  para  corresponderse  con  su  amante  de  una  mt-  ^ 

ñera  tan  ingeniosa,  es  en  la  que  Moliere  pudo  haber  tenido  presente  otra  escena  semejante  de  la  ^ 
de  Lope. 

Pero  donde  se  puede  sospechar  con  mas  fundamento  que  halló  aquel  maestro  el  verdadero 
modelo  de  su  comedia,  es  en  la  que  ahora  me  ocupa  de  nuestro  Mendoza,  El  marido  hace  mujer  y  d 
trato  muda  costumbrCy  pues  en  ella,  no  9ola  es  idéntico  el  argumento,  destinado  á  probar  que  la  tem- 
planza y  el  cariño  pueden  mas  con  la  mujer  que  el  rigor  y  los  celos ,  sino  que  está  también  presenta-  ^ 
do  del  mismo  modo,  con  el  ejemfdode  dos  hermanos  de  opuestos  caracteres ,  con  casi  idénticas  ri»  " 
tuaciones ,  con  la  misma  economía  de  acción ,  con  las  propias  ideas  y  razonamientos ,  y  hasta  con  b  '- 
coincidencia  del  nombre  de  una  de  las  damas.  Si  tuviera  el  espacio  necesario  para  ello,  probaría  bit»  >' 
ta  la  evidencia,  con  la  comparación  de  ambas  comedias,  que  el  gran  Moliere  para  escribir  lasajit  « 
tuvoá  la^  vista  la  española,  siendo  esta  otra  de  las  ocasiones  en  que  buscó  en  el  inmenso  arsenal  '> 
de  nuestro  teatro  armas  bien  templadas  para  lucir  su  ingenio  y  bizarría ,  como  en  el  Festín  de  Pier^^  --^ 
re.  La  princesse  Elide  y  Les  femmes  savantes^  que  no  son  mas  que  imitaciones  mas  ó  menos  téüf»'  ■■'. 
ees  de  Él  convidado  de  piedra ,  de  Tirso ,  El  desden  con  el  desden ,  de  Moreto ,  y  No  hay  burlas  cm  ^ 
etamor,  de  Calderón.  :: 

Por  último ,  y  aun  en  el  caso  de  suponer  que  Moliere  (tan  aficionado  y  conocedor  de  la  literatort  ^ 

española  contemporánea)  ignorase  la  existencia  de  la  comedia  de  Mendoza,  nadie  podría,  sin  ene  ^ 
bargo ,  negar  á  este  la  prioridad  en  haber  trazado  un  argumento  tan  altamente  cómico  y  moral» 
pues  que  dicha  comedia  fué  representada  en  eí  palacio  de  Madrid  en  febrero  de  1 643 ,  y  la  de  Mo* 
Uére  no  apareció  hasta  diez  y  ocho  años  después,  estrenándose  la  noche  del  12  de  junio  de  1661, 
en  casa  del  superintendente  de  Hacienda,  Fouquet,  con  motivo  de  una  fiesta  que  consagró  este' 

ministro  á  la  reina  de  Inglaterra.  - 


EL  DOCTTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MOMTALYAN. 

Cierran  este  cuadro  de  los  contemporáneos  del  gran  Lope  de  Vega  las  obras  dramáticas  del 
feliz  de  sus  imitadores,  del  mas  afectuoso  de  sus  discípulos  y  amigos,  del  maa  entusiasta  de  sos   i 
admiradores  y  panegiristas :  el  doctor  Juan  Perbz  de  Montalvan.  ^ 

Este  ingenioso  y  estudiosísimo  aniar  nació  en  Madrid  en  1602 ;  fué  hijo  de  Alonso  Peres  de  Mea»  ^ 
talvan ,  librero  del  Rey ;  siguió  sus  estudios  en  la  universidad  de  Alcalá ,  hasta  graduarse  de  doelK  |, 
en  teología ,  y  ordenarse  de  sacerdote  á  la  edad  de  veinte  y  tres  años.  Fué  notario  apostólico  de  le  ^: 
Inquisición ,  y  ejerció  otros  cargos  en  su  estado,  lo  ceel  no  le  impidió  para  seguir  su  ñrresisftiUe  ^ 
vocación  poética  y  sus  estudios  lilerarioe,  que  le  hicieron  producir  desde  la  edad  de  trece  aftii 
muchas  obras  apreciables ,  asi  en  prosa  como  en  verso ;  tales  son  :  Las  novelas  ejemplari$  {Msh 
drid ,  1624) ,  El  Orfeo  en  castellano  (Id. ,  id.) ,  Filie  y  purgttlorioxte  san  Palrieio  (Madrid ,  16f7)» 
El  para'tode$^  libro  de  instnieeion  y  enfireienimiento  (1632) ,  La  fama  postuma  de  Lope  de  Y§^  I 
ga  (1636) ,  y  unas  msenta  eomedías  y  autos  sacramentales ,  cuyas  partes  ó  tomos  i  y  ii  se  impri- 
mieroi»  óuicanente  después  de  la  muerte  del  autor  en  1639  (1),  además  de  otras  varias  obras,  qotf* 
quedaron  inéditas. 

Agoladas  las  ftienaa  intelectuales  de  este  desdichado  autor  con  tan  continuo  estudio  y  esftierso^ 

(1)  Parte  primera.  --Parte  segunSa  de  Utt  comedias  del  d&ehr  loan  Peres  de  Horitahen.  —  Álcali,  i68^,  fOH  .—■     ^ 
ComprendsavtiateycinM.  I 


EL  DOCTOK  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN.  xxxi 

ké  ■ttiudo  de  una  enfermedad  de  cabexa»  que  llegó  á  rayar  ea  freneaí ,  de  cuyaa  resultas  falleció 
•a  Madrid,  á  los  treinta  y  seis  años  de  edad ,  el  28  de  junio  de  1638 ,  siendo  enterrado  en  la  parro- 
quia de  San  Miguel  (que  hoy  no  eiiste). 
Como  el  objeto  de  las  presentes  lineas  sea  únicamente  el  tratar  de  HoNTALtAN  como  poeta  dra- 
,  prescindiré  de  entrar  en  análisis  y  consideraciones  sobre  sus  demás  obras  literarias ,  ya  ci- 
qoe  merecieron  ea  su  tiempo  tan  entusiasta  acogida,  que  de  alguna  de  ellas,  por  ejemplo 
la  áá  Parm^4odo%^  pudiera  citar  hasta  nueve  ediciones  hechas  en  pocos  años.  No  las  creo  por 
ciarlo  dignas  de  lauta  popularidad,  pero  mucho  menos  aun  del  encono  ó  aversión  que  hacia  la  per- 
soaa  del  prssbítsro  Mortal  van  produjeron  ellas  y  sus  triunfos  dramáticos  entre  varios  escritoj  zue- 
losaadniasos,  que  exhalaroa  sus  bilis  en  necios  y  envenenados  epigramas,  de  los  cuales  ha  con- 
nrvado  alguno  la  tradicioiL 

El  doctor  tú  le  lo  pones  y 
El  Monlalvan  no  le  tienen; 
Con  que,  quitándote  el  don , 
Vienes  á  quedar  Juan  Pérez. 

Bi  aqui  una  muestra  de  las  falsas  é  injustas  sátiras  lanzadas  en  su  tiempo  contra  el  virUiokso, 

hundo  y  eortés  autor,  que  en  todas  sus  obras  respira  homudez,  ingenio  y  mansedumbre,  y  á 

parece  quererse  rebajar  con  el  grande  argumento  de  que  na  tenia  ioñy  que  por  cierto  no  usó 

,  cooM^  pudiera  haeerb  sin  vanidad  ni  superchería ,  quien  habia  recibido  la  nobleza  con  el 

pris  de  docteM"  y  su  earácter  sacerdotal. 

Xsfeieron  aoloa  estos  oscuros  libelistas  los  encarnizados  enemigos  de  Montalvan  ,  sino  que  á  la 
okm  de  elloe  figuré  indignamente  el  d  daz  y  orgulloso  Quevedo ,  quiea  en  distintas  ocasiones 
a  enqilaeíó  en  lámar  sus  envenenadas  tas  contra  el  presbítero  Montalvan  ;  tal  como  en  el 
■iesopqiel  titulado  LaPrnnoIa,  escrito  contra  su  Paror'ioda»^  ó  en  Ia  carta  canselatoriay  sar- 
driiei,  (firigida  al  mismo  eon  ocasión  de  haberle  silbado  una  comedia;  ó  cuando,  hallándose  aoi- 
kn  «  el  estudio  de  don  Diego  Velaaquei  mirando  un  cuadro  de  san  Jeránímo ,  pintado  por  este ,  y 
pavipiando  Bf  ontalvan  en  ék  principio  de  esta  quintilla : 

Los  ángeles  á  porfía 
Al  Santo  azotes  le  dan 
Porque  á  Cicerón  leía. 

ivÍDlimunpió  Quevedo  para  terminarla,  diciendo : 

¡  Cuerpo  de  Dios ,  qué  sería 
Si  leyera  á  Montalvan ! 

Pero  todas  estas  y  otras  aiiserables  diatribas  dirigidas  contra  el  laborioso  é  inofensivo  escritor, 
fis respondía  á  ellas  con  panegíricos  exagerados  de  sus  mismos  enemigos  (entre  ellos  el  propio 
(^edo) ,  no  fueron  bastantes  para  amenguar  en  lo  mas  mínimo  su  grande  reputación  y  el  &vor 
dat  pábfieo  húcia  sus  escritos  y  obras  teatrales,  que  llegó  á  un  punto,  que  acaso  ningún  autor, 
iadiiao  el  mismo  Lope,  obtuvo  en  vida.  La  comedia  titulada  No  hay  vida  como  la  honra  mere- 
cía tsr  representada  simultáneamente  en  los  dos  teatros  de  Madrid  durante  muchísimos  días 
eoBiecaüvos;  otro  tanto  acaeció  con  la  de  Launas  constante  mnjer  y  la  de  (/a  castigo  en  dos  vea^ 
fsnsai.  Estas  y  otras  varias  comedias  de  Montalvan  se  han  sostenido  siempre  en  nuestra 
á  pesar  del  trascurso  del  tienqpcs  y  aun  en  nuestros  dias  hemos  visto  representar  cou  igual 

y  afdauso  La  ttpquera  viacatna ,  La  ionecUa  de  labor  { aunque  reftindida  y  estropeada  hon- 
rada y  clásicamente  con  el  titulo  de  Marica  la  del  puchero)^  El  mariscal  de  fitron,  Los  aman-- 
fes  ás  Tentd  y  otras  de  este  fecundo  poeta.  Vengóle  también  en  vida  de  aquellas  apasio- 

cffWcas  la  sincera  y  patenud  amistad  del  gran  Lope  de  Vega,  de  Calderón,  Pellicer,  Valdi- 

7  otros  muchos  insignes  escritores  de  su  tiempo ,  la  protección  del  Rey  y  de  los  principales 

de  la  corte,  y  hasta  mereció  (según  él  mismo  dice  en  su  Parar-todos)  que  un  comerciante 

da  Is  áaésá  de  Lima ,  llamado  Tomás  Gutiérrez  de  Cisneros,  sin  ser  deudo  suyo  ni  haberie  visto 

;,  aetameate  por  inclinación  á  sus  escritos,  le  confiriese  una  eapellania  y  pensión  para  orde- 

'  éltime,  á  su  muerte,  acaecida  desgraciadamente,  como  queda  dicho,  á  la  temprana 

ekd  da  IreiaCa  y  seis  años ,  flié  acompañado  á  la  tumba  con  nn  se  üo  general ,  y  su  amigo 

el  Bceaciate  dea  Peépoftándede  Tena  recogió  en  unlBifa,  b  <     1699  cou  el  titulo  de 


xxxii  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

Lágrimas  panegíricas  á  la  temprana  muerte  del  doctor  Juan  Peret  de  Montalvan ,  los  sentidos  ver- 
sos de  todos  los  poetas  contemporáneos  (excepto  el  implacable  Quevedo);  y  el  sapientísimo  don 
José  Pellicer ,  sugeto  bien  conocido  por  su  vasta  erudición  y  sano  juicio,  le  consagró  un  elogio  ó 
análisis  panegírico  de  sus  obras,  especialmente  dramáticas,  sumamente  curioso  y  erudito,  aun- 
que bastante  exagerado ,  concluyendo  con  estas  palabras :  c  Este  fué  el  doctor  Juan  Pkrei  di  Mor- 
tal van,  habiendo  yo  hecho  juicio  de  sus  escritos,  ni  lisonjero  ni  afectado.  Véanse  sus  obras,  y 
hallaráse  ajustado  este  retrato  al  original.  Fué  entendido,  modesto,  apacible,  cortés  y  blando.  Sus 
escritos  están  respirando  erudición,  y  sus  libros  doctrina.  De  nadie  dÜjo  mal,  alabó á  todos.  Nació 
en  el  regazo  de  las  musas,  como  de  Hesiodo  y  de  Sidonio  se  cuenta.  Caliope  le  dio  la  inveotíva  eo 
la  poética ,  Clio  la  noticia  de  la  historia ,  Melpomene  la  disposición  elegiaca ,  Euterpe  la  infalibilidad 
matemática,  Erato  lo  festivo,  Tersicore  lo  ingenioso  de  las  artes,  Urania  el  conocimiento  de lot 
cielos ,  Talía  lo  bucólico,  y  Polimnia  lo  lírico.  Dejó  en  su  muerte  lástima  y  deseo,  y  aun  la  envidia 
le  lloró.  > 

La  crítica  moderna ,  mas  imparcial ,  coloca  á  Hontalvan  igualmente  distante  de  estos  encomiás- 
ticos elogios  que  de  las  injustas  diatribas  de  sus  contrarios;  y  su  teatro  (por  fortuna  conservado  in- 
tegro, y  mas  conocido  y  estudiado  que  el  de  sus  demás  contemporáneos)  le  da  acaso  el  primer 
puesto  entre  nuestros  autores  dramáticos  de  segundo  orden.  8u  carácter  mas  determinado,  como 
poeta  cómico,  es  el  de  imitador  flel  y  el  mas  feliz  de  Lope  de  Vega,  no  solamente  en  la  combinación 
déla  fábula  y  la  pintura  de  los  caracteres,  sino  hasta  en  la  expresión  y  en  el  estilo,  en  términos  que 
muchas  de  sus  comedías  parecen  escritas  por  aquel.  Algo  menos  de  espontaneidad  y  un  poco 
mas  de  juicio  y  de  gusto  en  el  tejido  dramático  del  argumento ,  dan,  sin  embargo,  á  las  cooiedías 
de  Montalvan  precio  mayor  sobre  muchas  de  las  de  su  colosal  y  descuidado  modelo,  y  hacen  sos- 
pechar en  él  diversas  convicciones  y  gusto  dramático,  que  le  obligaban,  sin  embargo,  á  ahogarla 
profunda  sumisión  y  el  entusiasmo  que  profesaba  á  la  persona  de  su  maestro. — Cumplir  con  su  obli^ 
gacion  (que,  según  él  mismo  dice,  es  la  segunda  que  compuso  en  sus  primeros  anos).  La  doncella  de 
labor  (que  él  mismo  en  su  dedicatoria  aprecia  por  la  mas  ingeniosa  y  alineada  de  cuantas  habia  es-* 
crilo) ,  La  mas  constante  mujer.  No  hay  vida  como  la  honra ,  La  loquera  vizcaína  (en  cuyo  argu- 
mento y  caracteres  puede  creerse  que  tuvo  mas  bien  intención  de  imitar  la  manera  de  Tirso),  Como 
padre  y  como  rey ,  Ser  prudente  y  ser  sufrido  (que  son  las  siete  escogidas  para  esta  colección ),  es- 
tán exentas  por  lo  general  de  aquellas  extravagancias,  desatinos  y  hasta  monstruosidades  que  Lope 
autorizaba  con  su  ejemplo;  sus  argumentos  y  caracteres  son,  por  lo  general,  nobles  y  decorosos» 
su  estilo  fácil,  poético,  correcto  y  animado. — Otro  tanto  pudiera  decirse,  con  ligeras  excepdones^  de 
la  de  Los  Amantes  de  Teruel  (en  la  que ,  sin  embargo,  siguió  demasiado  servilmente  la  de  Tirso  de 
Molina).  La  del  Hariscal  de  Biron,  las  de  Un  castigo  en  dos  venganzas.  Los  desprecios, en  quien 
ama.  Gravedad  en  Villaverde,  Lo  que  son  juicios  del  cielo,  La  mujer  de  Peribañez,  El  segundo 
Séneca  de  España ,  La  ventura  en  elengmo^  y  otras,  que  en  su  mayor  parte  contienen  grandes 
bellezas  dramáticas  al  lado  de  imperdonables  descuidos;  asi  comeen  otras  muchas  en  que  se  propo- 
nía seguir  (tal  vez,  repito,  contra  sus  convicciones)  el  gusto  extravagante  de  la  época  y  el  atrevido 
ingenio  de  su  modelo,  alcanzaba,  por  desgracia,  su  objeto  de  no  dejarle  atrás  en  desenfreno 
y  demasía.  Los  autos  del  Polifemo^  El  Escanderbek,  El  divino  portugués  san  Antonio  de  Podaio, 
La  gitana  de  Ménfís,  El  hijo  del  serafín^  y  otros  varios;  las  comedias  de  Don  Florisel  de  NiqueOt 
Amor ,  privanza  y  castigo.  La  monja  alférez ,  Los  templarios,  El  nazareno  Sansón ,  y  otras,  nada 
dejarían  que  desear  en  su  tiempo  en  cuanto  á  desatinos  y  exageraciones  á  un  público  amaman- 
tado con  ellos;  así  como  hoy  se  caen  de  las  manos  al  considerar  á  qué  extremo  de  obediencia  cie- 
ga, de  abdicación  de  su  propio  juicio  se  sujetaban  ingenios  tan  felices,  hombres  tan  entendidos  y 
discretos  como  Montalvan. 

Los  arliücios  de  sus  comedias,  en  general,  son  muy  ingeniosos,  y  están  complicados  y  desen- 
vueltos con  gran  destreza  ;  los  caracteres,  especialmente  el  de  los  galanes,  nobles,  pundonoro-. 
sos  y  simpáticos;  en  los  de  las  damas  se  inclina  mas  bien  á  la  desenvoltura  de  Tirso  que  á  la 
elevación  y  ternura  de  las  de  Lope ;  su  estilo  es  por  lo  regular  fuerte ,  sentencioso ,  epigramático  y 
lleno  (le  corrección  y  de  chiste  cómico ;  y  con  excepción  de  Tirso  de  Molina  y  de  Moreto,  acaso 
de  ningún  otro  autor  de  nuestro  teatro  pudieran  extractarse  tantos  trozos  bellísimos  de  elocucioo» 
tantos  pensamientos  elevados,  tiernos  ó  satíricos,  encerrados  en  versos  correctos,  inspirados  y 
llenos  de  la  mas  bella  poesía.  Sirvan  de  ejemplo  en  tan  diversos  géneros  los  que  tomaremos  al  acaso 
en  varias  de  sus  comedias,  y  en  los  cuales  se  adnüra  unas  veces  toda  la  facilidad,  toda  la  ternurd  de 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN.  xxxiii 

Lope,  en  otras,  toda  la  incisiva  energía  de  Alarcon,  toda  la  vis  cómica  de  Moreto,  6  toda  la  picaresca 
¡ntencion  de  Tirso. 


Si  el  alma  un  cristal  tuviera 
(Cono  cierto  dios  quería), 
Menos  traiciones  hubiera, 
Poes  cada  cnal  temería 
Qoe  so  infamia  se  supiera. 

üo  hubiera  en  el  mundo  engaños, 
CMelas ,  juicios  extraños , 
TraícioDes » fiílsos  testigos , 
!G  con  máscara  de  amigos 
Hubiera  secretos  daños. 

Ho  hubiera  malas  ausencias 
TQ  ttcootradas  voluntades 
Por  opuestas  diferencias , 


Ni  hubiera  en  las  amistades 
Injustas  correspondencias. 

No  hubiera  amigos  fingidos, 
Que  e]  bien  ajeno  los  mata, 
De  su  envidia  persuadidos ; 
No  liubiera  mujer  ingrata 
Á' servicios  recibidos. 

No  hubiera  en  hombres  discretos 
Malas  palabras  y  afrentas , 
Quizá  por  falsos  concetos , 
Ni  hubiera  muertes  violentas 
Por  intereses  secretos. 

No  ofreciera  un  gran  señor 
Su  casa  á  amigo  traidor ; 


Que  aun  suele  el  mas  verdadero 
Ser  por  ventura  el  primero 
Que  hace  tiro  en  el  honor. 

No  hubiera  libres  intentos 
De  mujeres  principales 
De  mas  altos  pensamientos, 
Ni  en  los  hombres  desiguales 
Cupieran  atrevimientos. 

Y  en  efecto,  cada  cual 
Fuera  cortés  y  leal , 
Fuera  amigo  y  noble  fuera, 
Porque  la  lengua  siquiera 
Correspondiera  al  cristal. 


Alabómele  tanto, 
Unas  veces  con  risa,  otras  con  llanto. 
Clávela,  enamorada, 
Qoe  sa  alabanza  me  sirvió  de  espada, 
Pues  ano  antes  de  verte 
Pude  tener  amagos  de  quererle ; 
Al  fin,  ella  me  hizo 

Qoe  le  qoisiese  bien ;  que  no  hay  hechizo 
Tan  inerte  ni  apretado 
Como  tener  otra  mujer  al  lado 
Que,  inclinada  á  su  nombre^ 
A  todas  horas  diga  bien  de  un  hombre. 

Loego  por  la  experiencia 

Cooocí  que  era  amor  mi  diligencia ; 

Qoe  cuando  las  mujeres 

£o  vestidos,  tocados  y  alfileres 

Tal  cuidado  ponemos , 

ó  queremos  querer,  ó  ya  queremos. 

Salgo  á  buscar  á  mi  pastora  bella, 
Que,  esquiva  y  desdeñosa  como  ella, 
£o  nada  de  mi  amor  se  satisface ; 


Mas,  si  la  quiero  bien ,  ¿qué  mucho  hace? 
Que  en  viéndose  queridas  lus  mujeres, 
En  pesares  nos  pagan  los  placeres ; 
Y  asi,  para  obiigallas , 
Echar  por  el.  atajo  es  despreciallas; 
Porque  tal  vez  se  vence  un  pecho  ingrato, 
Mas  que  con  el  amor,  con  el  mal  trato. 


Hilaba  el  sol,  hilaba  Porcia  un  día, 

Y  el  lino  venturoso  que  tora!  a. 
Tal  vez  entre  las  manos  se  nevaba, 

Y  tal  entre  la  boca  se  tenía. 

Y  como,  en  On,  es  yerba  que  se  cria 
Con  agua  y  sol,  y  Porcia  le  mojaba. 
Tan  gózo<o,  tan  fuera  de  sí  eslaba, 
Que  no  falló  quien  dijo  qu !  crecía. 

Al  hilo  entonces ,  (jue  aun  la  hiz  conserva 
Del  clavel  que  tocó ,  dije  alreviilo  : 
«Si  á  tu  nombre  c-^a  gloria  se  reserva, 

uTriiccala  por  mi  ser,  si  eres  scrvi.jo; 
Que  mas  quiero  tu  dicha,  siendo  yi*rba. 
Que  ser  quieu  soy,  habiéndola  perdido.» 


Todo  esto  es  Lope  de  Vega  puro,  y  prueba  bien  hasta  donde  llevó  nuestro  poeta  la  feliz  imi* 
tacion  de  su  modelo.  Pero  si  queremos  sorprenderle  en  uno  de  aquellos  inomeutos  preciosos  en 
que  acertaba  á  competir  con  Tirso  ó  con  Moreto  en  la  rapidez  y  viveza  del  diálogo,  leamos  el 
^goiente  eotre  un  galán  vergonzoso  y  una  princesa,  su  enamorada: 


DOa  IUA.1. 

¿Sttíoramia? 

CAVlU. 

¿Qué  hacéis? 

D0:«  JOA.t. 

Cierto  negocio  traía 

En  que  hablar  á  useiíoría. 

CAXIU. 

Aqof  estoy.  ¿Qué  me  queréis  ? 

DO^I  JUAN. 

ÜGcbo  pudiera  decir. 

CAIIU. 

To  también  tengo  que  hablaros. 

D02I  JCA3I. 

Vanlro  soy. 

DD.  C.  na  L-i;. 


CAVILA. 

.  A  preguntaros 
Vengo,  para  uo  mentir, 
Si  tenéis  amor. 

llOü  JÜAÜ. 

¿Yo? 

Cavila. 
Vos. 
La  Yerdad:  ¿quién  os  inquieta? 

1IE?ÍD0ZA.  (Ap.) 

Él  cabe  está  db  apalela; 
Tírale,  cuerpo  de  Dios. 

DO:f  JUA.t. 

No  vivo  tan  descuidado , 
Que  no  tenga  á  quién  querer. 


CAVILA. 

Venturosa  es  la  mujer. 

DON  JUAX. 

SI,  mas  yo  muy  desgraciado. 

CAVILA. 

Su  ventura  colegí, 
Porque  á  vos  os  mereció. 

DON  JOAN. 

Y  mi  poca  suerte  yo, 
Porque  no  la  merocf . 

CAMILA. 

¿ConózQolayo? 

a0!(  JOA!f 

Sí ,  &  fo. 

CAVILA. 


i^'Sít'^**' 


XXXIT 

DON  JOAN. 

No,  por  Dios. 

CAMILA. 

¿Es  hermosa? 

DON  JUAN. 

Como  vos. 

CAMILA. 

¿Quiéreos  bien? 

DON  JUAN. 

Eso  no  sé. 

CAMILA. 

¿Qué  aguardáis? 

DON  JUAN. 

A  declararme. 

CAMILA. 

¿No  lo  habéis  hecho? 

DON  JUAN. 

No  puedo. 

CAMILA. 

¿Es  falla  de  amor? 

DON  JUAN. 

Es  miedo. 

CAMILA. 

¿Qué os  detiene? 

DON  JUAN. 

El  despenarme. 

CAMILA. 

¿Por  qué? 

DON  JUAN. 

Porque  tarde  llego. 


APUNTES  B10GR.Í Fieos. 

CAMI).A. 

¿  Quiere  ya  bien  ? 

DON  JUAN. 

¡  Ay  de  mí ! 

CAMILA. 

¿Qué  decís  ? 

DON  JUAN. 

Pienso  que  sí. 

CAMILA. 

Aborrecerla. 

DON  JUAN. 

Estoy  ciego. 

CAMILA. 

¿Tiene  dueño? 

DON  JUAN. 

Ya  le  espera. 

CAMILA. 

¿Es  fácil? 

DON  JUAN. 

Es  principal. 

CAMILA. 

Y  ¿quién  sois  VOS? 

DON  JUAN. 

Soy  su  igual. 

CAMILA. 

Pues  ¿qué  os  falta? 

DONJUÁN. 

Que  me  quiera. 

CAMILA. 

¿Es  mi  amiga? 


DON  JUAN. 

Os  quiere  bien. 

CAMILA. 

¿  í^uelo  verla  ? 

DON  JUAN. 

Cada  dia. 

CAMILA. 

Decidme  quién  es. 

DON  JUAN. 

Querría... . 

CAMILA. 

Pues  ¿qué  teméis? 

DON  JUAN. 

Su  desden. 

CAMILA. 

¿Qué  OS  hará? 

DON  JUAN. 

Se  ofenderá. 

CAMILA. 

En  (in ,  ¿decis  que  hoy  la  vi? 

DON  JUAN. 

En  vuestro  espejo. 

CAMILA. 

¿Yo? 

DON   JUAN. 

Sí. 

CAMILA. 

Luego  ¿soy  yo? 

DON  JUAN. 

Claro  está. 


O  bien,  trasladado  á  olix)  terreno,  el  satirico  y  chistoso, 
lacioues  puestas  en  boca  de  los  graciosos : 


Menga ,  yo  no  fui  nacido 
En  signo  de  pelear, 

Y  fuera  de  esto,  el  bullicio 
De  la  ciudad  me  ofendía , 

Y  el  ver  por  tantos  caminos 
Las  usuras  y  los  logros, 
Engaños  y  ladronicios 
Con  que  los  grandes  chupando 
Les  van  la  sangre  á  los  chicos, 
Escondiéndoles  el  {lan 

'Para  subirles  el  trigo; 

Y  de  mas  á  mas  el  ver 

Que  un  hombre,  aunque  sea  bien- ■  Si  es  blanco,  que  es  infusión: 
En  cuanto  hace  y  no  hace,    [quisto, '  Si  es  moreno ,  que  es  un  indio ; 


Y  si  no ,  desvergonzado , 
Grosero  y  desvanecido; 
Si  no  presia,  que  es  un  piojo: 
Sí  presta  ,  que  es  un  perdido ; 
Sí  se  enamora ,  que  es  mozo ; 
Si  se  guarda ,  que  es  minislro ; 

j  Si  se  viste  mal ,  que  es  puerco; 

i  Si  se  viste  bien  ,  que  es  ninfo; 

:  Sí  habla ,  que  es  charlatán ; 

I  Si  calla ,  que  es  vízcahio; 

:  Sí  es  pequeño ,  que  es  enano ; 

j  Si  es  grande ,  que  es  desvaido ; 


señalaré  alguna  de  las  intinitas 


Que  es  hipócrita  ,  y  sí  el  mismo 
No  se  confiesa  en  un  ano , 
Que  es  un  hereje  precito; 
•  De  suerte  que  no  hay  ninguno, 
Bueno  ,  malo ,  grande ,  chico , 
'  Alto ,  bajo ,  blanco ,  negro , 
¡Triste,  alegre,  puerco,  limpio, 
j  Vivo,  muerto,  mozo,  viejo. 
Rico ,  dichoso  ó  mendigo , 
Que  se  escape  en  esta  vida 
De  vecinas  v  vecinos. 


Por  este  ó  acjuel  camino , 
Ha  de  verse  murmurado; 
Porque,  sí  un  hombre  está  rico, 
Dicen  que  ha  sido  ladrón 
Para  venir  á  adquiríllo; 
Si  es  pobre ,  que  es  para  poco. 
Pues  que  medrar  no  ha  sabido ; 
Si  se  casa ,  que  es  un  necio , 
Pues  no  conoce  el  |)el¡gro ; 
Si  no  se  casa ,  fjue  tiene 
De  secreto  algunos  virios; 
Si  es  cortés,  que  es  zalamero 
En  el  modo  y  en  entilo; 


^  Si  es  valiente ,  que  ruíian ; 

Si  es  mudo ,  que  es  bien  sufrido 

Sí  es  alegre ,  que  es  bufón ; 

Sí  es  triste ,  que  es  dejativo ; 
^  Si  es  infeliz ,  que  es  menguado , 
j  Y  si  dichoso,  judío; 
I  Si  vive  mucho ,  que  es  hombre 
,  Sin  género  de  sentido, 
!  Y  si  se  muere  en  agraz 

(Poninc  Dios  así  lo  quiso). 

Que  <le  necio  se. murió: 
I  Si  traía  de  recogido 
1 Y  se  cun ilesa  á  menudo , 


()  vieras  como  yo  vi , 

El  olro  dia  en  un  templo, 

I  Con  grandes  voces  y  gritos 

'  Que  los  ponía  en  el  cielo , 

Delante  un  san  Sebastian 

Así  lamentarse  un  yerno: 

.  ciGlorioso  san  Sebastian , 
Santo  cabal  y  perfecto , 
Mí  alma  como  la  tuya, 
Como  tu  cuerpo  mi  suegro. 
«¿Todas  las  flechas  á  vos? 
;Qué  |»oca  razón  tuvieron  ! 
Suegros  había  en  el  mundo 


Y  babU  casamenteros.  * 
kTo,  q  :e  todos  los  dolores 

Pa«o  con  un  suegro  eterno, 
Qoede  él  me  queráis  librar, 
Gomo  á  santo ,  os  pido  y  ruego. 

«Como  dolor  de  costado , 
Soegro  de  costado  tengo, 

V  cao  un  suegro  continuo 
Seis  años  bá  que  adolezco. 

?»Todo  de  suegro  me  voy, 
Porque  tengo  pujamienlos , 
T  me  ba  dado  sue¿ro  lluvia ; 
Restañadme ,  Santo,  luego. 

».\o  hago  sino  rascarme, 
Que  me  pica  todo  el  cuerpo; 


EL  MAESTRO  TIRSO  DE  MOLINA. 

Que  tengo  su'gro  perruno , 
Como  la  sarna  del  perro. 

»Me  sabe  á  suegro  y  vinagre 
Cuanto  como  y  cuanto  ceno; 
Suegro  hay  por  ante  el  comer, 
Y  al  comer,  por  postre ,  suegro. 

dAI  que  le  duele  la  qouela 
El  sacársela  es  remedio, 
¡  Y  á  mí ,  que  el  suegro  me  duele , 
No  me  dan  este  consuelo ! 

»Si  quisieran  conmutarme 
*Este  mal  á  otro  tormento , 
Yo  lomara  de  lanzadas 
A  diez  por  suegro  sin  miedo. 

»Suegra  pascua  le  dé  Dios 


tn? 


Al  que  de  suegro  me  ha  puesto, 

Y  plegué  á  Dios  que  se  vea 
Tan  yerno  como  me  veo. 

»No  hay  cosa  que  sé  le  iguale, 
Todas  son  cosas  de  viento, 
Con  el  llamar  mt  señor 
A  lo  mismo  que  aborrezco. 

»Lus  suegros  se  vuelven  lanzas, 
No  queda  yerno  cnn  yerno; 
A  suegro  y  sangre  va  todo, 

Y  todo  á  suegro  y  á  ellos. 

p Libradme,  pues,  santo  mió, 
De  tantos  ensuegramienlos; 
Muera  yo  de  unas  tercianas , 

Y  no  de  este  parentesco.» 


Pudiera  añadir  á  estos  in&nidad  de  trozos  igualmente  chistosos  y  propios  de  la  comedia;  pero 
seria  íoteroiiDablc  y  llegarla  á  ser  cansado  este  discurso ;  basten  los  ya  estampados  para  llamar  laí 
atención  de  los  lectores  hacia  los  muchos  puestos  en  boca  de  los  graciosos  Monzón  en  la  comedía 
U  Doncella  de  laboi\  Serón  en  La  mas  constante  mujer,  Camacho  en  la  de  Los  Amantes  de  Te- 
tul,  y  Clarín  en  la  de  Olimpa  y  Vireno.  Montalvan  ,  pueá,  por  la  agudeza  de  su  ingenio,  por  lo 
Uagüeño  de  sus  argumentos ,  por  el  gracejo  y  donaire  de  su  estilo,  fué  muy  digno  de  compartir 
o»  Lope  y  con  Tirso  el  laurel  escénico,  y  aun  hoy,  después  de  dos  siglos,  hay  que  reconocerle 
aquellas  apreciables  dotes,  que  hacen  grata  y  respetable  su  memoria. 


Hasta  aquí  las  noticias  biográficas  que  he  podido  adquirir,  y  los  apuntes  críticos  con  que  he 
CRkk)  deber  acompañarlas,  de  los  autores  comprendidos  en  este  tomo,  que,  con  el  anterior,  com- 
pleUoel  largo  período  de  Lope  de  Vega,  desde  1388  á  iG3o.  De  los  otros  escritores  mas  subalter- 
Bosde  aquel  mismo  periodo ,  que  figuran  en  el  Catálogo  que  va  á  continuación,  pero  que  por  su 
escaso  mérito  no  parecen  dignos  de  concurrir  con  sus  obras  á  esta  escogida  colección ,  poco  ó  na- 
da padlera  decir,  ni  tampoco  añadirla,  con  loque  dijera,  interés  alguno  á  estos  apuntes. 

Pero  al  lado  del  gran  astro  de  nuestra  escena ,  y  brillando  con  luces  propias,  y  no  reflejadas  del 
nisaio,  como  lo  hicieron  todos  sus  contemporáneos ,  aparecen  dos  sugetos  de  tan  alta  importan- 
cia y  nombradia ,  que  si  bien  por  ella  misma  están ,  puede  decirse ,  fuera  de  nuestro  cuadro  ( redu- 
cido á  los  limites  del  teatro  apellidado  de  segundo  orden ) ,  y  han  merecido  ya  su  lugar  propio  y 
especial  en  esta  Biblioteca  (t),  parecería,  sin  embargo,  sobrada  omisión  y  descuido  callar  afecta- 
damente sus  clarísimos  nombres,  y  prescindir  de  sus  obras  admirables  en  estas  anotaciones  histó- 
rico-críticas  de  aquel  periodo  dramático;  y  aun  á  riesgo  dé  no  decir  nada  nuevo,  ni  aun  tan  bien 
eoiDo  supo  hacerlo  al  frente  de  sus  respectivas  colecciones  la  erudita,  discreta  y  sazonada  pluma 
del  señor  Hartzenbusch ,  no  puedo  soltar  la  débil  mia  sin  ceder  al  deseo  de  consagrar  algunas  bre- 
ves lineas  á  aquellas  dos  colosales  figuras  dramáticas,  rivales  del  gran  Lope,  que,  si  no  en  fecundidad 
y  desenfado,  le  igualaron  en  talento  y  originalidad ,  y  le  excedieron  en  gusto  é  intención  dramática, 
en  gracejo  y  corrección  de  estilo. 


EL  MAESTRO  TIRSO  DE  MOLINA. 


La  suerte  que  en  el  concepto  público  ha  cabido,  según  la  diversidad  de  los  tiempos,  al  rico 51 
aáfaxiirable  repertorio  dramático  del  maestro  Tirso  de  Molina ,  es  una  de  las  mas  raras  y  contradic- 
torias de  que  ofrece  ejemplo  nuestra  literatura.  Acogido  con  inequívocas  muestras  de  entusiasmo 
á  su  aparición  en  la  escena,  en  la  que,  sin  embargo,  tenia  que  luchar  con  la  formidable  compe- 
teiieia  del  gran  Fénix  de  los  ingenios,  el  inagotable  Lope  de  Vega,  y  mas  tarde  con  la  de  Calde- 

(I)  Tomos  T  y  n,  C^msiUu  e$cogidtu  del  maestro  Jírso  de  Molioa  y  de  don  Juan  Raiz  de  Alarcon ,  colectadas  por 
éM  Joan  Eagenío  HartxeDlraseb. 


ixxfi  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 

ron,  Horeto,  Rojas,  Alarcon  y  otros  ciento,  todavía  el  genio  inmenso  y  atrevido  de  Tirso  halld 
recursos  propios,  medios  infinitos  de  colocarse  á  tan  grande  altura,  que,  á  no  haber  mediado k 
prodigiosa  fecundidad  y  el  irresistible  prestigio  de  Lope ,  la  pública  opinión  le  hubiera  colocado  en 
el  primero  y  mas  señalado  lugar  de  nuestra  escena  patria.  —  Conocidas  son  generalmente  las  dotei 
especiales  que  distinguen  á  este  grande  ingenio  de  todos  ó  de  casi  todos  nuestros  autores  dramáti- 
cos; su  peregrina  invención,  su  chiste  y  agudeza,  su  fácil  y  sonora  elocución,  y  la  riqueza  y  varie- 
dad de  su  expresión  y  estilo ;  y  tanto  por  aquella  razón,  como  por  no  dar  á  estas  lineas  mayor  espi- 
cio  del  conveniente,  omito  por  ahora  engolfarme  en  aquel  grato  análisis,  ó  mas  bien  en  aqoel 
obligado  panegírico.  Basle  á  nuestro  propósito  decir  que  las  comedias  del  maestro  Tirso  de  Molini 
obtuvieron  en  vida  suya,  no  solo  el  aplauso  y  entusiasmo  popular,  sino  la  especial  acogida  y  el 
apasionado  encomio  de  los  grandes  ingenios  contemporáneos,  que  en  las  aprobaciones  que  dieron 
de  aquellas  para  la  impresión,  en  los  prefacios  de  algunas  de  sus  obras  y  en  la  dedicatoria  que  hi- 
cieron de  las  propias  al  gran  Maestro,  se  deshacen  á  elogios  de  su  ingenio  y  fantasía  (1). 

Todos  aquellos  encomios ,  todo  aquel  favor  público  que  en  la  pripiera  mitad  del  siglo  xvii  y  ei 
vida  suya  obtuvo  el  ingenioso  y  picaresco  Tirso  de  Molina,  fueron  desapareciendo  ó  eclipsándose 
desde  que ,  escondido  su  autor  eú  la  austeridad  de  un  claustro,  renunció  á  su  poético  nombre adqp- 
tivo,  para  presentarse  en  el  pulpito,  en  ¡a  cátedra  y  en  obras  de  erudición  y  de  historia  eclesiástke 
con  el  verdadero  del  reverendísimo  padre  maestro  fray  Gabriel  Tellez,  presentado,  definidor  y  co- 
ronista  de  la  orden  de  la  Merced  calzada ,  redención  de  cautivos. 

Coincidió  con  este  voluntario  retiro  •y  sin  duda  contribuyó  grandemente  á  aquel  injusto  aban- 
dono de  la  opinión  pública,  la  aparición  en  la  escena  de  la  mágica  musa  de  Calderón  de  la  Baret, 
que  dando  á  sus  argumentos  mas  complicado  artificio,  retratando  caracteres  altamente  simpáticos  y 
originales,  y  ostentando  en  su  mágico  estilo  todas  las  galas  de  la  imaginación  española,  subyogtf 
completamente  el  gusto  del  público,  y  arrancó  á  Lope  de  Vega  la  palma  de  padre  y  creador  de  la  v»- 
dadera comedia  nacional.— Sin  embargo,  preciso  es  confesar  que  el  mismo  Calderón  y  todos  los 
demás  ingenios  aprovecharon  muchas  veces,  harto  ilicilainente ,  la  primitiva  invención ,  riqueza  y 
variedad  de  Tirso,  piíra  imitar  y  copiar  al  severo  religioso,  que  procuraba  olvidar  c(m  trabajos  afrí 
céticos  y  con  obras  de  penitencia  las  trescientas  comedias  que,  según  su  testimonio,  habia  escrito  en 
sus  años  juveniles ,  y  en  las  cuales,  si  de  algo  tenia  que  arrepentirse,  era  sin  duda  alguna  de  exee- 
so  de  malicia  y  sobrado  colorido  de  liviandad.— Calderón ,  adoptando  el  pensamiento  de  El  cdo$$ 
prudente^  de  Tirso ,  y  mejorándolo  sin  duda  en  su  excelente  comedia  A  secreto  agravio  secreta  twi- 
ganza,  y  en  la  de  Los  cabellos  rfe  Absalon  la  de  La  venganza  de  Tamar;  Moreto,  robándole  La  vilüh 
nade  Vallecas,  La  ventura  con  el  nombre.  El  Rey  don  Pedro  en  Madtid  y  otras,  en  La  ocasíoñ 
hace  al  ladrón.  El  parecido  y  El  rico  hombre  de  Alcalá;  Montalvan<  imitando,  ó  mas  bieo-refun- 
diendo  Los  amantes  de  Temel,  de  Tirso,  y  Matos  La  firmeza  en  la  hermosura,  con  el  título  de  F¿r| 
creer,  y  La  elección  por  la  virtud  con  el  de  El  hijo  de  la  piedra;  Vélez  de  Guevara  la  Romera  dé 
Santiago,  La  Montañesa  de  Asturias  y  otras;  Zarate  la  de  Palabras  y  plumas  en  Quien  habla mti 
obra  menos ;  lAomoy  El  Aquilesen  El  caballero  dama;  Zamora  y  otros,  nacionales  y  extranje- 
ros, adoptando  la  famosa  creación  de  El  burlador  de  Sevilla  y  Convidado  de  piedra,  no  solo  parece 
que  se  conjuraron  todos  á  desposeer  de  su  legitimo  caudal  al  padre  Tellez,  sino  que  mejorando  las 
mas  veces  el  artificio  de  sus  argumentos,  hiciíTon  olvidar  su  primitivo  autor,  que  es  lo  que,  segua 
decia  Voltaire ,  equivale  á  robar  y  matar. 

Y  tanto  lo  consiguieron ,  que  en  el  trascurso  de  casi  dos  siglos  apareció  el  respetable  nombre  de 
Tirso  de  Molina  envuelto  en  la  mas  densa  niebla,  y  sus  obras  dramáticas  absolutamente  desterradaí 
déla  escena  y  aun  desconocidas  de  los  críticos  eruditos.— De  las  circunstancias  de  su  vida  solo  llegd 
á  estampársela  presunción  de  que  fué  natural  de  Madrid  (así  lo  afirman  Montalvan  en  su  Para-toám^ 
Baena  en  sus  ¡lijos  ilustres  de  esta  villa,  y  se  infiere  además  claramente  de  su  propio  testimonio),  j 
que  pudo  nacer  hacia  4570;  que  escribió  en  su  primera  edad  (según  su  sobrino,  don  Francisc» 
Lucas  Avila,  editor  de  sus  obras)  hasta  cuatrocientas  comedias,  y  que  hacia  1620  ó  antes profesdcs 
la  orden  religiosa  de  la  Merced  calzada,  en  la  cual  fué  presentado  y  maestro  en  teología ,  predicad»^ 

(1)  Véause  los  que  le  tributa  Lope  de  Vega  en  el  prefa-  don  de  Calderón ,  esUmpada  al  frente  de  la  qainU  p^v, 

cío  de  la  obra  de  Tirso  titulada  Los  cigarrales  de  Toledo.  de  las  comedias  de  Tirso,  y  las  entusiastas  expresi^ 

y  los  versos  que  le  consignó  en  su  Laurel  de  .Ipo/o,  asi  con  que  Montalran  le  caliíica  en  su  Para-lodoi,  ai  ^  "* 

como  la  dedicatoria  que  le  hace  de  su  comedia  titulada  carie  entre  los  grandes  ingenios  matrüensef. 
Le  fingido  verdadero ;  Igualmente  la  expresiva  aproba- 


EL  MAESTRO  TfRSO  DE  MOLINA.  XXXTII 

^  fama ,  coronista  general  de  la  misma,  definidor  de  Castilla  la  Vieja,  y  por  último,  que  en 
etiembr^  de  1643  fué  elegido  comendador  del  convento  de  Soria ,  donde  se  cree  que  murió 
rero  de  1648. — De  sus  celebradas  obras  dramáticas  (cuyo  número  queda  arriba  dicho),  solo 
fiado  hasta  nosotros  los  cinco  tomos  ó  partes  publicadas  en  vida  del  autor  por  su  sobrino,  des- 
6  á  1636,  las  cuales  contienen  cincuenta  y  nueve  comedias,  y  los  entremeses,  que  con  las 
mprendidas  en  el  libro  titulado  Los  cigarrales  de  Toledo ^  y  otras,  impresas  sueltas  ó  en 
ceian  de  varios  ^  conocida  por  Las  partes  ^  componen  un  total  de  setenta  y  ocho  ¿  ochenta 
tas,  que  son  las  que  se  expresan  en  el  Catálogo  que  va  á  continuación.  —  También  se  en- 
t,  aunque  raro,  el  .citado  libro  de  Los  cigarrales,  y  otro  de  nevelas  y  de  versos  con  el  titulo  de 
r  aprovechando;  la  historia  ó  Crónica  de  la  orden  de  la  Merced,  que  también  escribió,  y  se 
raba  manuscrita  en  la  biblioteca  del  convento  de  Madrid,  ahora  en  la  de  la  Real  Academia 
istoria. — En  dicho  conv'ento  debian  obrar  también  otros  escritos  y  noticias  del  padre  Tellez; 
ipe  entonces  que  el  reverendísimo  padre  Martínez,  general  que  fué  de  dicha  orden  há- 
),  y  posteriormente  obispo  de  Málaga,  tenia  escritos  unos  apuntes  de  la  vida  de  aquel  insigne 
y  sin  duda  recogió  al  efecto  todos,  los  datos  que  pudo  haber  á  la  mano.  —  Con  la  muerta  del 
fartinez  todo  se  perdió  después,  asi  como  se  habian  perdido  antes,  en  tiempo  de  la  inva- 
iDcesa ,  los  que  debieron  existir  en  el  convento  de  Soria,  los  restos  mortales  y  el  retrato  del 
k)mendador. 

dos  modos,  y  sea  por  la  causa  que  se  quiera,  es  lo  cierto  que  el  nombre  y  la  memoria  de  Tirso 
s  obras  permaneció  mas  de  siglo  y  medio  en  tan  completo  olvido ,  que  en  vano  se  buscarían 
k  él  trazas  de  popularidad ,  y  ni  aun  siquiera  de  conocimiento  departe  de  los  eruditos  y  criti- 
; autorizados.  Luzan,  Montiano,  Nasarre,  los  dos  Moratines,  Signorelli ,  Andrés,  Butervek , 
lí  y  todos  los  demás  que  han  escrito  de  la  historia  de  nuestro  teatro  en  todo  el  pasado  siglo 
pios  del  actual,  apenas  le  nombran,  y  se  supone  que  le  desconocieron  completamente. — 
Qo  comprendió  una  siquiera  de  sus  comedias  en  su  colección  escogida  del  teatro  español,  y 
co,  en  fin ,  que  asistia  al  teatro  y  que  sabia  de  memoria  las  relaciones  del  Tetrarca  y  de  La 
sueño,  de  Calderón;  del  Desden  y  del  Ricohombre,  de  Moreto;  del  Garda  del  Castañar^ 
s ;  de  La  taquera  vizcaína,  de  Montalvan;  de  las  Mocedades  del  Cid ,  de  Guillem  de  Castro; 
nine  Lúeas  y  El  hechizado  por  fuerza ,  de  Cañizares  y  Zamora,  y  que  aplaudía  con  frenesí 
\fo  del  Ave  María  y  los  abortos  dramáticos  de  Valladares,  Zabala  y  Comella,  ignoraba  que 
¡uellos  primeros  maestros  de  nuestro  teatro  existia  otro  que  podia  marchar  á  par  de  ellos, 
su  frente ;  que  al  través  de  aquellas  magníficas  joyas  de  nuestro  Parnaso  yacian  injusta- 
olvidadas  otras,  no  menos  acreedoras  á  su  favor,  como  El  vergonzoso  en  palacio,  Marta  la 
I ,  Por  el  sótano  y  el  tomo ,  La  villana  de  Vallecas  y  La  gallega  Mari-Hernandez. 
ino  literato  don  Dionisio  Solis  fué,  puede  decirse,  el  que  descubrió  y  reveló  al  público,  ¿ 
(ios  de  este  siglo,  aquel  ignorado  tesoro.  Retocando  con  maestría,  hacia  1819,  aquellas  y  otras 
s  producciones  de  Tirso  de  Molina,  y  dándolas  á  la  escena,  donde  por  fortuna  cayeron  en 
de  actores  tan  inteligentes  como  la  Antera  Baus  y  la  Josefa  Virg,  Juan  Carretero  y  Pedro 
,  produjo  en  el  concepto  público  una  reacción  asombrosa  en  pro  de  aquel  hasta  entonces 
tado  autor. — El  rey  Fernando  VII ,  asistiendo  con  una  predilección  marcada  á  sus  comedias, 
cialmente  á  la  de  Don  Gil  d^  las  calzas  verdes,  contribuyó,  sin  saberlo,  á  aquella  solemne 
cion;  y  posteriormente  los  eruditos  y  celosos  escritores  don  Agustín  Duran ,  don  Javier  de 
i,  don  Alberto  Lista  y  don  Juan  Eugenio  Hartzenbusch ,  con  muy  apreciables  trabajos  (es- 
mente  este  último  en  las  dos  colecciones  de  comedias  escogidas  de  Tirso,  hechas  en  estos 
is  años  bajo  su  exquisita  diligencia) ,  han  analizado  y  discutido  concienzuda  y  discretamente 
1  mérito  de  tan  insigne  autor,  y  por  resultado  de  aquellos  trabajos  (á  que  con  nuestra  noto- 
jrioridad  tuvimos  el  gusto  de  asociarnos),  y  á  consecuencia  de  aquella  solemne  reparación  en 
a  escena,  la  fama  de  Tirso  de  Molina  está  hoy  sólidamente  asegurada,  y  su  ilustre  nombre  co- 
}  en  nuestro  Parnaso  á  par  de  los  de  Lope  y  Calderón  (i). 

o  1826  el  autor  de  estos  apuntes  y  colección  re-  lado  Tirso  de  Molina ,  cuetitos ,  fábulas ,  descripciones, 

é  hizo  representar  las  comedias  de  Amar  por  se-  diálogos,  máximas  y  apotegmas,  epigramas  y  dichos  agu- 

a  dama  del  olivar  j  Ventura  te  dé  Dios,  hijo ,  de  dos,  escogidos  en  sus  obras,  con  nn  discurso  critico ,  por 

en  1857  1e56  un  discurso  critico  sobre  este  autor  don  Ramón  Mesonero  Romanos, 
kteneo  de  Madrid,  y  en  1848  publicó  un  libro  titu- 


mvtn  APUNTES  BIOGRÁFICOS. 


DON  JUAN  RUIZ  DE  ALARGON. 

Don  Juan  Ruiz  de  Alarcon  y  Mendoza,  uno  de  los  seis  grandes  nombres  del  teatro  del  siglo  xvn, 
á  pesar  del  relevante  mérito  de  sus  composiciones  dramáticas,  y  acaso  por  su  misma  corrección  j 
filosofía,  que  hoy  las  enaltecen  á  los  ojos  de  la  critica  sensata ,  no  alcanzó  de  sus  contemporáneo! 
gran  favor  y  simpatía,  antes  bien  fué  victima  de  un  encono  tan  profundo  como  inmerecido,  se- 
gún lo  demuestran  los  infínitos  epigramas  y  sátiras  de  todos  los  poetas  de  la  época  contra  Ruiz  de 
Alarcon,  que  aun  se  conservan  paiti  mayor  gloria  suya  y  descrédito  de  sus  émulos.  Acaso  sus  su- 
cesores le  hubieran  continuado  en  tan  injusto  olvido  ó  apreciación,  á  no  ser  por  el  gran  Comeille, 
que,  imitando,  6  mas  bien  traduciendo,  la  preciosa  comedia  de  La  verdad  sospechosa  (Le  Menteur), 
reveló  á  los  critieos  españoles  y  extranjeros ,  entre  ellos  el  mismo  Voltaire ,  la  importancia  y  valoi 
de  nuestro  Ruiz  de  Alarcon  como  autor  filósofo ,  ingenioso  y  correcto. 

De  todas  estas  dotes  características  suyas  hizo  alarde  esic  autor  singular,  en  contraposición  al» 
grandes  extravíos  de  sus  contemporáneos  y  rivales.  Todas  sus  comedias  respiran  una  intención  mo- 
ral (cosa  tan  rara  entre  nuestros  primeros  dramáticos) ,  todas  se  distinguen  por  una  admirable  eco* 
nomía  y  sencillez  en  la  acción,  sin  dejar  por  eso  de  ser  en  extremo  interesantes;  y  todas  ^-an  engí: 
lanadas  con  una  pureza  tal  del  lenguaje ,  con  una  corrección  tan  esmerada  del  estilo,  que  en  esli 
punto  ninguno  le  aventaja,  y  pocos,  muy  pocos,  y  en  contadas  ocasiones,  le  igualan. 

Dos  partes  ó  tomos  se  publicaron  de  Alarcon ,  la  primera  en  Madrid  en  1628 ,  y  la  segunda  el 
Barcelona  en  1634.  En  el  prólogo  de  esta  última  se  queja  el  autor  de  que  algunas  de  sus  producck^ 
nes  habían  sido  atribuidas  á  otros  autores,  y  lo  expresa  con  una  sencillez  y  mansedumbre  dignii 
de  la  mayor  alabanza,  c  Sabed  (dice  al  lector)  que  las  ocho  comedias  de  mi  primera  parte  y  las  do* 
ee  de  esta  segunda  son  todas  mias ,  aunque  algunas  han  sido  plumas  de  otras  cornejas ,  como  son : 
El  tejedor  de  Segovia ,  La  verdad  sospechosa.  El  examen  de  maridos,  y  otras  que  andan  impre- 
sas por  de  otros  dueños;  culpa  de  los  impresores,  que  les  dan  los  que  les  parece,  no  de  los  autora 
á  quien  les  han  atribuido,  cuyo  mayor  descuido  luce  mas  que  mi  mayor  cuidado ;  y  así ,  he  queridc 
declarar  estomas  por  su  lionra  que  por  la  mia;  que  no  es  justo  que  padezca  su  fama  notas  de  ignwa» 
m,  etc.»  —  Es  á  cuanto  puede  llegar  la  modestia  en  boca  del  ajjtor  de  aquellas  tres  admirables  co- 
medias de  Las  paredes  oyen ,  Ganar  amigos  y  La  prueba  de  las  promesas,  que  el  señor  Lista  no  áík» 
da  en  comparar  á  las  mejores  obras  de  Terencio. 

cLas comedias  de  Alarcon  (dice  aquel  eminente  poeta  y  crítico)  son  todas  originales,  ya  en  cuanCl 
á  los  argumentos,  ya  en  cuanto  á  las  situaciones.  Leyendo  á  Moreto  nos  acordamos  de  Lope  ] 
de  Tirso,  aunque  mejorados;  Calderón  se  copió  muchas  veces  á  sí  mismo;  Alarcon  no  copia  á  n» 
die  ni  se  repite.  Sus  situaciones  son  siempre  nuevas,  lo  que  parecía  imposible  después  de  las  mi 
ochocientas  comedias  de  Lope  de  Vega.  Sus  recursos  dramáticos  están  bien  graduados  y  en  prO; 
porción  con  las  situaciones;  su  diálogo  es  vivo,  interesante ,  lleno  de  gracias  y  de  respuestas  inespo 
radas  en  las  situaciones  cómicas  y  de  emociones  terribles  en  las  trágicas.  >  Y  en  otra  parte  dice :  cGJd* 
deron  le  excedió  en  la  fuerza  poética  y  en  el  arte  de  anudar  y  desenlazar  la  acción,  Lope  en  I 
ternura ,  Tirso  en. la  malignidad ,  Moreto  en  la  sal  cómica,  Rojas  en  las  situaciones  trágicas.  A  to» 
dos  los  demás  es  superior  en  estas  dotes ,  y  á  los  colosos  que  van  nombrados,  en  la  corrección  sos- 
tenida de  la  frase.  El  gusto  de  Alarcon  estaba  mas  exento  de  vicios,  aunque  su  ingenio  no  fuei 
tan  fecundo  en  bellezas.  > 

A  pesar  de  tan  singular  mérito,  Alarcon  fué  envuelto  en  la  proscripción  injusta  y  apasionada  qo 
el  siglo  xvnr,  bajo  la  enseña  de  la  escuela  clásica,  lanzó  contra  todo  nuestro  teatro  nacional.  — 1 
es  lo  singular  que  mientras  aquella  misma  intolerante  escuela  aplaudía  con  entusiasmo  y  señalalk 
como  la  primera  producción  cómica  del  teatro  francés  Le  Menteur,  de  Corneille,  y  que  nuestra 
serviles  traductores  la  vestían  á  la  española  en  ridículos  traslados,  unos  y  otros  ignoraban,  ó  afeo* 
taban  ignorar,  el  original ,  confesado  por  el  mismo  Corneille,  de  aquella  admirable  pieza  La  verdm 
sospechosa,  de  nuestro  Alarcon. 

Los  actuales  críticos,  mas  justos  ó  mas  instruidos,  han  rehabilitado  en  el  concepto  público  li 
memoria  de  este  y  otros  de  nuestros  insignes  autores  del  siglo  xvu ,  y  colocado  su  nombre  en  e 
mismo  templo  y  á  la  misma  altura  que  los  de  Lope ,  Calderón,  Tirso,  Rojas  y  Moreto.-— Las  mejo* 
res  comedias  de  Alarcon  han  vuelto  á  brillar  en  la  escena  y  á  recibir  el  homenaje  de  aplauso  qw 


DON  jrAN  RUIZ  DE  ALARCON.  xxxix 

Un  bien  merecen,  ia  prensa  ha  vuelto  á  reproducirlas,  y  la  crítica  á  analizarlas  con  mas  justicia 
(lor  cierto  que  sus  ingratos  contemporáneos. 

Por  fortuna  de  la  gloria  nacional,  se  ha  salvado  el  precioso  tesoro  de  su  repertorio,  y  podido  reim- 
primirse en  nuestra  Biblioteca,  integro,  á  causa  de  su  número,  limitado  comparativamente  con  los 
de  los  denaás  padres  de  la  escena  española  (1). 

So  sucede  lo  mismo  con  las  noticias  biográficas  del  distinguido  Alarcon,  pues  la  incuria  de  sus 
odotemparáoeos  y  su  propia  modestia  nos  han  dejado  tan  á  oscuras  de  ellas,  que  so!o  hallamos 
eo  las  escasas  lineas  que  le  consagra  don  Nicolás  Antonio  que  nació  en  Méjico,  aunque  oriundo  de 
Espaíia;  en  comprobación  de  lo  cual,  el  señor  Ochoa,  en  su  Tesoro  del  lealro  español ,  impreso  en 
Puris  en  i8o8,  añade  una  cita  de  Baltasar  Medina ,  en  su  Crónica  de  la  provincia  de  San  Diego  de 
Méjico^  de  religiosos  descalzos  de  san  Francisco,  impresa  en  aquella  capital  en  1682,  en  cuyo  fo- 
lio ^i  dice  positivamente  tquc  Alarcon  nació  en  Tasco  ó  Tachco ,  provincia  de  Méjico,  de  una  fa- 
nília oriunda  de  la  pequeña  villa  de  Alarcon,  provincia  y  obispado  de  Cuenca,  partido  de  San 
Clemente.  Probablemente  (y  esto  es  una  presunción  mia)  seria  de  la  misma  familia  del  virtuoso 
iKerdote  don  Juan  Pacheco  de  Alarcon,  que  fué  hijo  de  don  Juan  Ruiz  de  Alarcon  y  Mendoza  y  de 
doDa  Haría  de  Peñalosa ,  señores  de  Buenache,  en  la  misma  provincia  de  Cuenca ,  y  fundó  en  1609 
d  convento  de  religiosas  mercenarias ,  que  aun  lleva  su  nombre ,  en  Madrid ,  calles  de  Valverde  y 
kh  Puebla.  Acaso  nuestro  poeta  seria  liijo  suyo ,  pues  se  sabe  que  estuvo  casado  antes  de  ser  sa- 
oniote,  y  que  murió  en  Í6i6 ,  siendo  enterrado  en  el  mismo  convento  de  su  fundación.— De  esta 
■aera  explicamos  la  absoluta  identidad  de  nombres,  apellidos  y  oriundez  del  señor  de  Buenache 
el  autor  don  Juan  Ruiz  de  Alarcon  y  Mendoza ,  que  hoy  nos  ocupa.  Por  lo  demás ,  solo  sabe- 
de  su  vida  que  fué  abogado  y  relator  del  consejo  de  Indias;  que  tan  privilegiada  como  fué  su 
ihat  en  dotes  de  ilustración  y  virtud,  fué  desairada  su  persona,  raquítica  y  corcovada,  que  los 
imúsos  é  iDfames  epigramas  de  sus  contemporáneos  hicieron  célebre;  por  último,  que  falleció 
€0  4  de  agosto  de  1639,  en  Madrid,  en  la  calle  de  las  (irosas,  siendo  enterrado ,  como  Lope  de 
Tcfa»  en  la  parroquia  de  San  Sebastian-. 


Aaoque  don  Pedro  Calderón,  que  nació  en  el  primer  año  del  siglo  xvn ,  empezó  á  escribir  muy 
joven  para  el  teatro ,  y  alcanzó  todavía  una  parte  del  periodo  de  Lope,  aparece ,  sin  embargo ,  á  la 
cabeza  de  otro  distinto,  especialmente  desde  que  á  la  muerte  de  este ,  en  1633 ,  empuñó  su  dignísi- 
■o  sucesor  el  cetro  de  la  escena  patria ,  y  modificando  con  su  gran  talento  el  carácter  y  estilo  que 
iquel  la  imprimiera ,  logró  avasallar  por  otros  caminos  el  gusto  del  público  durante  todo  el  resto 
éi  gran  siglo.  A  su  lado  figuraron  en  primera  linea  don  Francisco  de  Rojas  y  don  Agustín  Morete, 
y,  aunque  algo  roas  apartados,  una  multitud  de  autores  muy  apreciables  y  dignos,  como  Solis, 
Cubillo»  Matos,  Leiva,  Monroy,  Cáncer,  Villa  viciosa ,  Martínez,  Figueroa,  Zarate,  Hoz  y  Mota, 
Calleja,  Diamante,  Salazar  y  otros  muchos  hasta  Cándame,  Zamora  y  Cañizares,  últimos  destellos 
de  aquel  sol  luminoso.  Este  período  calderoniano  es  el  que ,  con  el  título  de  Dramáticos  posterior 
res  á  Lope  de  Vega,  me  propongo  trazar  en  los  dos  tomos  siguientes. 

R.  DB  M.  R. 


RscnncACioN. — Mí  concieDcia  literaria  me  obliga  á  hacer  aquí  una  rectíGcacion.  Tratando  mas  arriba  de  Hel- 

Doole  Bermudez  y  de  la  comedía  titulada  El  principe  perseguido ,  atribuí  á  este  su  segunda  jornada ,  y  por  con- 

Mcoencia  el  interesante  trozo  que  de  ella  trasladé ,  en  (|ue  he  creído  descubrir  siempre  el  gusto  y  frase  del  autor 

leí  Diablo  predicador ;  pero  posteriormente,  é  impreso  ya  aquel  pliego,  he  tenido  que  renunciar  á  dicha  orcen- 

eái,  por  haber  tropezado  en  la  biblioteca  del  excelentísimo  señor  duque  de  Osuna  ( precioso  depósito  donde  ha  do 

iradír  todo  el  que  intente  investigar  la  hisloria  de  nuestro  tealro)  con  el  original  autógrafo  de  dicha  comedia, 

ODo  las  censuras  para  su  impresión.  En  él  está  escrita  la  primera  jornada  de  mano  del  mismo  Bermudez,  la  se- 

{Onda  de  letra  d€Moreto,y  la  tercera  de  don  Antonio  Martínez.  Es  pues  de  Morolo,  y  no  de  Belmente,  la 

too&a  pintura  de  la  vida  frailesca ; 

Mices  bien,  que  es  purgatorio;  etc. 

(I)  Véase  el  tomo  xk. 


GATÁUIGO  CRONOLÓGICO 


.os  AnTORES  DRAMÁTICOS   DESDE  LOPE  DE  VEGA   A  CAÑIZARES, 

Y  ALFABÉTICO 

OB    US    COMEDUS    DE    CADA    UMft. 


INTRODUCCIÓN. 

freci  en  el  Discurso  que  precede  al  tomo  anterior ,  he  formado  el  presente  CaUUogo 
antiguo ,  apellidado  del  siglo  xvii ,  por  autores  ó  repertorios ,  guardando  en  su  coloca- . 
uanto  es  posible ,  el  orden  cronológico.  Su  primera  parte ,  comprensiva  del  periodo 
diente  á  Lope  de  Vega  y  sus  contemporáneos  hasta  i635,  en  que  falleció,  va  á  conti- 
la segunda  parte,  ó  sea  los  autores  posteriores  á  Lope,  desde  Calderón  hasta  Cañizares 
en  el  tomo  siguiente,  primero  de  los  dedicados á  ellos,  y  tercero  de  esta  colección, 
tarto  y  último  de  ella  preparo  el  Catálogo  general,  por  títulos  de  comedias^  de  todo  el 
iguo  comprendido  en  ambos  periodos. 

»rmar  estos  catálogos  (trabajo  muy  enojoso,  difícil  y  sin  gloria  alguna)  he  tenido  á  la 
tejado  escrupulosamente  todos  los  anteriores,' impresos  y  manuscritos,  que  existen,  ó 
mes,  que  han  llegado  ámi  noticia;  he  procurado  rectificar  con  esmero  su  contenido» 
los  considerablemente  por  un  lado,  con  presencia  de  los  muchos  datos,  libros  y  biblio- 
e  conozco  (inclusa  mi  abundosa  colección,  que  cuenta  por  lo  menos  las  dos  terceras 
i  las  comedias  comprendidas  en  ellos);  descartarlos  por  otro  de  las  que  propiamente  no 
ñeron  á  aquella  época  ni  escuela  dramática;  expresar  y  liacer  referencias  de  los  distintos 
ODque  muchas  de  ellas  aparecen  como  diversas,  no  siendo  mas  que  una,  é  investigar 
flde  me  ha  sido  posible  cuál  pertenece  á  cada  autor  y  cuál  le  fué  falsamente  atribuida  por 
esores  y  libreros.  Todo  ello  en  cuanto  lo  permiten  ya  el  trascurso  del  tiempo  y  el  des- 
''gereza  de  los  que  me  precedieron  en  este  ímprobo  trabajo.  Esto  no  obsta  para  recono- 
^^te  (tal  cual  sea)  es  hijo  legitimo  de  ios  suyos,  y  que  no  hubiera  podido  nunca  hacerle 
^  y  la  critica  moderna  no  me  hubieran  facilitado  el  camino.  Dichos  catálogos  generales, 
Qido  á  la  vista ,  son  los  siguientes : 

Ce  formado  por  don  Juan  Isidro  Fajardo  en  1716,  que  se  conserva  inédito  y  MS.,  en 
'a  Biblioteca  Nacional  (cuya  copia  exacta  poseo,  hecha,  confrontada  y  firmada  por  el 
^liófilo  don  Bartolomé  José  Gallardo).  Denomínase  Títulos  de  todas  las  comedias  que  en 
'o¿  y  portugués  se  han  impreso  hasta  el  afw  d^  1716 ;  están  recogidas  por  una  cwiosidad 
^e  ha  procurado  reconocer  todos  los  libros  y  bibliotecas  donde  se  ha  podido  hallar  la 
*  fallaren  algunas  comedias,  será  por  no  haberlas  hallado  en  ellas. 
Ce  general  alfabético  de  todos  los  títulos  de  comedias  escritas  por  varios  autores  antiguos 
^  fijie  lus  autos  sacramentales  y  alegóricos,  etc.,  por  los  herederos  de  Francisco  Medel 
^  ,  mercader  de  libros ;  impreso  y  publicado  en  Madrid ,  1735,  en  un  tomo  en  4.*  (hoy 

^  logo  alfabético  de  las  comedias,  tragedias,  autos,  zarzuelas,  entremeses  y  otras  obras 
dientes  al  teatro  español,  por  don  Vicente  García  de  la  Huerta;  un  tomo  en  8.*,  impreso 
>^oyya  escaso). 

^bgo  de  piezas  dramáticas  publicadas  en  Espai     i  *         )  xvii,  y  autoi^es  que  las 

^.  El  original  de  este  catálogo,  escrito  todo  ir,  don  Leandro  Fer- 


XLii '  INTRODUCCIÓN  AL  CATÁLOGO. 

nandez  de  Moratin,  existe  inédito,  en  folio,  con  otros  manuscritos  suyos,  en  ia  Biblioteca 

Nacional,  liabiendo  yo  sacado  una  copia  exacta  de  él,  para  tenerla á  la  vista,  en  i857. 

5.**.  Lista  de  las  obras  dramáticas  de  los  autores  valencianos,  que  inserta  don  Luis  Lamarca  en 
su  opúsculo  titulado  El  teatro  de  Valencia,  impreso  en  aquella  ciudad  en  1840. 

6.^  Los  catálogos  de  comedias  que  se  hallaban  venales  en  les  librerías  de  Sancha ,  Bailo  y  viuda 
de  Quiroga,  etc.;  impresos  en  los  primeros  años  del  siglo  actual. 

T.""  Otro  Índice  ú  catálogo  general  de  piezas  dramáticas  antiguas  y  modernas,  originales  y  tra^ 
ducidas,  desde  el  principio  de  nuestro  teatro  hasta  estos  años  últimos  (1851),  que  tenia  para  su 
uso  don  Joa(¡uin  Arteaga,  aficionado  curioso ,  y  hoy  existe  MS.,  en  un  tomo  en  folio  muy  volumi- 
noso, en  la  misma  Biblioteca  Nacional. 

De  todos  estos  catálogos,  apreciablcs  sin.  duda,  pero  (¡ue  adolecen  respectivamente  de  graves 
defectos  é  inconvenientes,  diré  lo  que  me  parece. 

El  primero  en  el  orden  de  antigüedad  (el  mus  aprociable  por  esto  y  por  la  circunstancia  de 
comprender  la  noticia  del  lugar  de  impresión  de  cada  comedia  y  de  la  colección  ó  libro  en  que 
puede  hallarse)  tiene  también  la  ventaja  de  concluir  precisamente  donde  puede  decirse  que  con- 
cluyó también  el  teatro  antiguo  (i716),  y  no  comprender,  por  lo  tanto,  mas  que  el  periodo  que 
debe.  Está  redactado  por  el  erudito  y  laborioso  don  Juan  Isidro  Fajardo,  conocido  en  la  república 
literaria  por  diversos  escritos  (entre  otros,  por  la  Historia  de  Felipe  ¡II,  publicada  con  el  nombre 
de  don  Juan  Yaher),  el  cual  para  formarle  tuvo  sin  duda  á  la  vista  los  muchos  libros  y  colecciones 
que  cita;  pero,  como  la  afición  á  estas  investigaciones  literarias  no  estaba  tan  adelantada  como  en 
(fl  dia,  se  dejó  absolutamente  llevar  de  las  aseveraciones  de  los  impresores  y  libreros  del  ri- 
gió xvií,  seíialó  como  de  Lope,  Calderón,  Alarcon,  Tirso,  Moreto,  Hontalvan  y  demás  autores 
principales,  todas  las  comedias  que  á  aquellos  ])lugo  adjudicarles  (sin  tener  presentes  las  quejas, 
protestas  y  reclamaciones  con  que  ellos  mismos  rechazaron  muchas  en  su  tiempo),  les  desp)ojó  de 
otras  notoriamente  suyas,  para  señalarlas  como  anónimas  ó  de  diversas  procedencias,  y  siguió,  en 
liu,  en  un  todo  las  absurdas  apreciaciones  de  los  editores  de  Madrid, "Valencia,  Barcelona,  Zara* 
goza,  etc.,  que,  ganosos  de  interés  material,  y  poco  escrupulosos  respecto á  la  fama  de  los  autores 
mas  favoritos  del  público,  hicieron  granjeria  de  sus  nombres,  imprimiendo  con  ellos  todas  las 
comedias  que  les  venian  á  la  mano ,  ya  sueltas,  ya  en  colecciones  mas  ó  menos  indigestas  y  ext^« 
vagantes;  alterando,  duplicando  no  menos  extrañamente  sus  títulos,  y  sin  cuidar  para  nada  de h 
c^)rreccion  del  texto.  Por  último,  como  Fajardo  fué,  puede  decirse,  el  primero  que  se  dedicó á 
esta  ingrata  tarea,  su  catálogo  es  tan  escaso,  qui*  apenas  comprende  la  mitad  de  las  comedias  im* 
presas  y  que  ya  entonces  pudieron  serle  conocidas,  y  además  en  su  redacción  material  descuidó 
también  seguir  rigorosamente  el  orden  alfabético,  con  lo  que  produce  gran  confusión  y  des- 
agrado. 

El  segundo  de  los  catálogos  citados,  ó  sea  el  de  los  herederos  del  librero  Medel,  impreso 
en  1735,  es  mas  abundante  que  el  de  Fajardo,  pero  adolece  de  los  mismos  errores  de  autores  y 
títulos  y  de  las  propias  faltas  ortográficas;  mas  nadie  podría  negarles  sin  injusticia  á  aquellos 
libreros  que  cuando  publicaron ,  fiados  en  sus  propias  fuerzas  y  guiados  únicamente  por  su  prác- 
tica mercantil,  aquel  curioso  catálogo,  echaron,  acaso  s¡¿i  saberlo,  la  base  y  cimientos  sobre  que 
necesariamente  hablan  de  reposar  todos  los  de  esta  materia  que  se  intentaran  después. 

Don  Vicente  García  de  la  Huerta  ya  lo  confes<í  así ,  aunque  con  notable  ingratitud  é  injusticia, 
pues  aprovechando  y  utilizando  absolutamente  dicho  trabajo ,  publicó  su  catálogo  en  1788  ;  en  su 
introducción  manifiesta  que  no  conociendo  el  de  Fajardo,  lo  formaba  sobre  el  de  los  herederos 
de  Medel;  pero,  exagerando  los  defectos  de  este  ((|ue  luego  traslada  íntegros),  dice  (jue  le  <ni- 
menta  considerablemente,  le  rectifica  y  corrige;  mas  es  lo  cierto  que,  cotejado  uno  y  otro,  se  ve 
que  el  arrogante  y  orgulloso  literato  Huerta  se  hizo  una  pura  ilusión  en  cuanto  al  aumento,  pues 
á  no  ser  las  piezas  del  teatro  moderno  (empezando  por  las  suyas),  que  indebidauHnite  incluyó  eú 
él,  no  añadió  ninguna  de  las  del  antiguo  repertorio  que  no  señalase  ya  Medel ,  y  en  cuanto  á  los 
errores  de  este,  los  sigue  paso  á  paso  en  los  títulos,  en  las  repeticiones,  en  la  designación  ap<^ 
crifa  de  autores,  y  hasta  en  las  faltas  ortográficas ,  añadiendo  él  otras  por  su  parte ,  tal  como  la  de 
escribir  Ikspaña  y  Hespañoles  y  otras.  Sin  embargo,  este  catálogo,  que,  además  de  todos  aquellos 
inconvenientes,  tiene  el  capital  de  mezclar  indistintamente  ambos  repertorios,  antiguo  y  moderno, 
es  el  único  hoy  conocido  y  el  que  ha  servido  de  cicerone  á  todos  los  estudiosos  de  la  historia  de 
nuestro  teatro. 


INTRODUCCIÓN  AL  CATÁLOGO.  xliii 

El  Índice  formado  por  Móratin ,  que  se  conserva  inédito  (y  del  que  no  tuve  noticia  hasta  el  año 
próximo  anterior),  está  también  calcado  absolutamente  sobre  el  de  Huerta,  único  que  acaso  tuvo  á 
la  vista  su  ilustrado  autor,  por  haberlo  escrito  ya  en  Francia  durante  su  emigración;  si  bien  está 
hecho  con  método  diferente  y  por  autores,  con  objeto  de  llenar  el  gran  vacío  que  el  mismo  Moratin 
parecía  haber  dejado  de  intento  entre  sus  dos  trabajos  anteriores  análogos ,  el  primero,  que  tituló 
Orígenes  del  teatro  español,  desde  Juan  de  la  Encina  hasta  Lope  de  Vega ;  y  el  segundo,  inserto  al 
frente  de  sus  obras  literarias,  y  que  se  compone  de  una  lista  de  los  autor«>s  y  comedías  durante  el 
siglo  xYiii  y  parte  del  actual.  Pero,  además  de  que,  repito,  siguió  demasiado  confiadamente  las 
equivocadas  apreciaciones  de  Huerta'  y  los  libreros  en  cuanto  á  los  títulos  y  repertorio  de  cada 
autOT,  no  añadió  otros  que  pudo  conocer,  no  rectificó  las  repetidas  con  diversos  títulos,  y  tuvo  la 
extraña  idea  de  mezclar  con  los  de  las  comedias  los  de  los  bailes,  loas,  entremeses  y  demás  atribui- 
dos á  cada  uno ,  con  que  hizo  mas  confuso  este  trabajo ,  poco  digno  por  cierto  de  su  buen  gusto  y 
conciencia  literaria.  Sin  embargo ,  su  conocimiento  me  hubiera  ahorrado  mucho  trabajo  cuando, 
bace  algunos  años,  emprendí  'formar  este  catálogo,  que  en  gran  parte  publiqué  en  1851 ,  1852 
y  1853.  (Véase  Semanario  pintoresco  español  de.dichosaños.) 

La  copiosa  lista  formada  por  el  señor  Arteaga  seria  muy  apreciable  por  su  abundancia  y  buen 
método  alfabético,  si  no  comprendiera  también  las  piezas  modernas ,  originales  y  traducidas,  hasta 
lospresentes  días,  que,  por  su  índole ,  forma  y  época,  forman  repertorio  especial. 

Sobre  la  base  de  todos  estos  catálogos,  cotejándolos  unos  con  otros,  rectificándolos  y  auraen- 
Ündolos  con  los  nuevos  datos ,  hijos  de  4a  erudición  y  de  la  critica  moderna;  dándoles  un  orden 
cronológico,  en  lo  posible,  por  autores  ó  repertorios,  y  conlrayéndoles,  en  fin,  á  la  verdadera  épo- 
et  del  teatro  español,  que  inauguró,  puede  decirse,  Lope  de  Vega  en  la  penúltima  década  del 
ligio  XVI,  y  que  espiró  en  manos  de  Cañizares  bien  entrado  ya  el  xviii,  creo  prestar  un  servicio  á 
i»  letras,  atreviéndome  á  presentar  este  imperfecto  trabajo.  Si  no  completo  (porque  esto  lo 
kice  ya  imposible  el  trascurso  del  tiempo  y  su  misma  inmensidad),  no  dudo  asegurar  es  supe-. 
floren  copia,  exactitud  y  buen  orden  á  los  anteriores,  y  da  una  idea  aproximada  del  inmenso 
repertorio  del  teatro  del  siglo  xvn,  tan  diverso  en  su  índole  y  forma  del  primitivo  y  rudo  desde 
iñ  de  la  Encina  hasta  Cervantes,  que  describió  Moratin  en  sus  Orígenes  y  como  del  bastardo  y 
chiiflon  de  los  Comellas  y  Zabalas,  que  enterró  el  mismo  Ina/'co  Celeuioen  los  primeros  años  del 
aetel;  cuando,  guiado  por  las  rígidas  prescripciones  del  arte  clásico  y  del  gusto  moderno,  por  las 
doctrinas  y  ejemplos  de  los  Luzanes,  Mentíanos,  Iriar^s  y  el  mismo  Moratin  padre,  se  apoderó 
de  Doestra  escena  el  ilustre  autor  del  Si  de  las  niñas  y  de  La  Mojigata ,  y  despojando  á  la  musa 
edmica  de  la  casaca  y  peluca  francesa  del  gran  Moliere ,  la  vistió  airosamente  ( según  su  gráfica 
expresión)  de  basquina  y  mantilla  j  como  ya  en  su  tiempo  lo  hicieron  de  capa  y  espada  nuestros 
asignes  dramáticos ;  la  regeneró ,  nacionalizó  y  llevó  á  su  mas  alto  grado  de  esplendor  y  simpatía, 
tedando  el  teatro  español  del  siglo  xix ,  que,  si  no  en  originalidad ,  grandeza  poética  y  halagiieña 
lonnia,  aventaja  sin  duda  alguna  en  gusto  dramático,  juicio  y  filosofía  al  de  Lope  y  Caldertm. 

R.  DE  M.  R. 


CATALOGO  GR(mOLÓCIIGO 


DI  LOS  AUTORES  DRAMÁTICOS,  Y  ALFABÉTICO  DE  LAS  COMEDIAS  DE  CADA  UNO 


PARTE  PRIMERA. 

DESDE   LOPE  DE  VEGA   Á   CALDERÓN   (Í588-1635). 
Frey  Lope  de  Vega  Carpió  (i). 


¡adamez  y  Narvaez.— Remedio  en 
a  desdicha, 
■ro  de  Madrid. 

rur  errando. — Embajador  fingido, 
laqoes  de  honor, 
iiqae  quieren  las  cosas, 
eedores  del  hombre  {auto). 
mis  y  Venus, 
litera  perdonada  {auto), 
ersa  fortuna  del  infante  don  Fer- 
iado de  Portugal. 
ícaDo  cmel. 


Amar  como  se  ha  de  amar. 
Amar  por  burla. 

Amar  por  ver  .amar.— Perro  del  Hor- 
telano. 


anillo.  ;  Agraviado  leal.  —  Firmeza  en  la  des- 

denté, j     dicha. 

Agravio  dichoso.— Locura  por  la 
nonra. 

Alcaide  de  Madrid.  ¡  Amar,  servir  y  esperar. 

Alcalde  mayor.  ;  Amar  sin  saber  á  quién. 

Alcázar  de  Consuegra.  ^  Amatilde. 

Alfonso  el  Afortunado.  Amazonas.-^Mujeressin  hombres. 


Almenas  de  Toro. 
Al  pasar  el  arroyo. 


Amele  de  Toledo. 
Amigo  hasta  la  muerte. 


Allá  darás,  rayo.  I  Amigo  por  fuerza. 
Amante  affradecido.  ,  Amigos  enojados.  ^Amistad  mas  ver- 
Amante  atuso.— Ilustre  fregona.  I     dadera. 
Amantes  sin  amor.  i  Amistad  pagada. 


)  La  fecundidad  asombrosa  del  padre  de  nuestra  escena,  Lope  de  Vega  Carpió^  produjo  tan  considerable  número 
»bras  dramáticas,  que,  no  solo  perjudicó  á  su  misma  perfección ,  sino  que  no  pudieron  ser  todas  impresas,  razón 
la  cual  no  ha  llegado  hasta  nosotros  ni  siquiera  noticia  de  la  mayor  parte  de  ellas.  Aunque  rebajemos  mucho  del 
niio  de  Montalvan ,  que  afirma  fueron  mil  ochocientas  comedias  j  cuatrocientos  autos  sacramentales  las  obras  dra- 
ticas  de  Lope ,  todavía  sabemos  por  confesión  del  mismo  en  diversas  partes  de  sus  escritos,  que  desde  la  edad  de 
De  años  hasta  la  de  setenta  llevaba  escritas  mil  y  quinientas  comedias  ^  sm  contar  los  autos  ^acipa mentales ,  y  el  pro- 
90SO  número  de  obras  en  verso  y  prosa  que  todo  el  mundo  conoce. 

A  mayor  parte ,  sin  embargo,  de  las  piezas  de  teatro  que  brotaban  casi  diariamente  de  la  pluma  de  aquel  prodigio 

aatoraleza  ,  se  perdieron  en  las  carteras  de  los  comediantes,  sin  alcanzar  los  honores  de  la  imprenta  y  sin  que 

mismo  autor  supiera  darse  razón  de  ellas..Al  frente  de  la  obra  titulada  El  peregrino  en  su  pa/ri« ,  impresa  en  1604, 

iertó  una  lista  de  las  que  recordaba ,  y  que  ascendían  hasta  entonces  á  unas  doscientas  setenta,  aunque  varias  están 

fétidas.  Mas  adelante,  en  1624,  en  el  prefacio  de  la  parte  xxn  de  sus  comedias  asegura  que  llevaba  escritas  mil 

toiía ,  y  por  último ,  en  1632 ,  al  final  de  La  moza  de  cántaro ,  dice  expresamente  que  era  ya  mil  y  quinientas  el  nú- 

ieTo  de  ellas. 

t>Qrame  muchos  años ,  los  libreros  de  Madrid ,  Valencia ,  Barcelona ,  Zaragoza ,  Lisboa ,  Ñapóles,  Ambéres  y  Bru- 

^s  «tuvieron  en  plena  posesión  de  especular  con  el  nombre  de  Lope ,  publicanio,  ya  sueltas,  ya  en  tomos,  infinidad 

«t comedias , unas  en  efecto  suyas ,  otras  atribuidas  falsamente,  y  todas  sin  su  noticia  y  con  la  mayor  incorrección, 

^  q^e  «e  quejó  repelidas  vece^,  y  señaladamente  en  el  prefacio  ó  prólogo  á  dicha  obra  El  peregrino ,  hasta  que, 

^l^^^^^^odetinio  desmán  hecho  á  su  fama  é  intereses,  empezó  él  mismo  á  publicar  la  colección  de  sus  comedias, 

7^  ^  ^^^  ^>  primera  parte  ó  tomo  en  Madrid  ó  Valencia  (1604),  y  continuó  publicando  hasta  su  muerte,  en  estos 

^"^^'  Parle  primera,  Madrid,  1604,  reimpresa  en  el  mismo  año  en  Valencia,  Zaragoza,  y  en  1609  en  Valladolid  y 

J^J|T^  -7^)^16  II,  Madrid,  Valladolid,  1611.  — Parle  ni,  Barcelona,  Bruselas,  1611.  (La  verdadera  parte  iii,  que 

^     ""^''^i^'^^'^se  en  Madrid  en  1613,  se  perdió,  y  se  ha  sustituido  en  las  colecciones  por  otra,  titulada  Parte  tercera 

§r$  B       '^  ^^^^ ^^  ^^^^  ^  ^'^^^  autores,  en  que  solo  hay  dos  de  este  >  la  de  la  Noche  toledana  y  la  del  Santo  ne- 

Éotno^*^'  ^'^'ndo  todas  las  demás  de  autores  que  vivian ,  y  van  con  sus  nombres  al  frente,  según  mas  por  me- 

^f^^fí^f^  f'wcwrw  y  nota  que  encabeza  el  tomo  anterior  de  esta  coleccion.)'-?ZTie  iv,  Madrid,  Pamplona,  1614. 

B^ci^j  at-    ^  "oprimirse  en  1615,  y  se  perdió  también ,  sustituyéndola  por  otra  titulada  Flor  de  las  comedias  de 

^oiioi¡.  f^''^^^^*  autores,  parte  v,  recopilada  por  Francisco  Lúeas  Avila,  Madrid ,  1615,  y  Barcelona,  1616.  En  este 

<oo  de  otJ  ^^^^^  ^^^  4^^  ^^  primera  comedia,  titulada  El  ejemplo  de  desdichas  y  prueba  de  la  paciencia.  Las  demás 

%  Mzdrid  fg^^''^^  »  con  sus  nombres  al  frente ,  según  expresé  también  en  dicho  discurso  del  lomo  anterior.—  Parte 

/2f  ^hn      — ^^^^  ^" '  *^'  *617.-Parle  viii ,  id.,  1617.^Parle  ix ,  id. ,  I617.-Parte  x ,  id. ,  I618.-Parle  xi,  id., 

^^^e^'""    '^  '  1619.— Parte  XIII,  id. ,  1620. -Parle  xiv.  id.,  1620. -Parte  xv,  id.,  1^1.- Parte  xvi.  Id., 

"^^11  ¡J^''  ^<^-  'i622.— Parte  xviii,  id.,  ie23.-Partexix,  id.,1623.-Partexx,  id.,1625.-Partexxi,id.,1635. 

^u^^if     ^^^^^•"~^^P*»'t«""  distinta,  Zaragoza,  1630.— Parte  xxni,  Madrid,  1638.— Parte xxiv, id.,  1639.— 

l5'%  ^/^^io«a .  Zaragoza,  1632.-  Oln  parle  xxiv,  id.,  Barcelona,  1641.—  Parte  xxv,  Zaragoza,  1647. -^arte 

Knf^^^^'^^^  XXVII,  Barcelona,  1633.— Parte  xxviii,  Zaragoza,  1639. 

^^^^^€>  Se  consideran  auténticas  y  forman  colección  las  veinte  y  cinco  parles  publicadas  en  Madrid, 


XLVI 


CATÁLOGO  CRONOLÓGICO  Y  ALFABÉTICO. 


Amistad  y  obligación.— Lacha  de  amor 

y  amistad. 
Amor  l)undolero. 

Amor  coñstanle.— Verdadero  amor. 
Amor  con  vista.  (3/<S.  autógrafo,  en  /a  |  Batalla  de  dos. 

bibliotfca  del  excelentísimo  señor  Bntülta  de  Lepanto  ó  batalla  naval. 


Bárbaro  gallardo. 
Basilea. 

Bastardo  Mudarra.  — Siete  iiifaolcs  de 
Lara. 


duque  de  Osuna. ) 
Amor  desatinado. 
Amor  enamorado. 


Batalla  del  honor.  {MS,  autógrafo^  se- 

ñor  Olózaaa ) 
Batuecas  del  duque  de  Alba. 


Amores  de  Carlos.  —  Palacios  de  Ga- ;  Bautismo  del  rey  de  Marruecos.— Tra- 


liana. 

Amores  de  Narciso. 

Amor  invencionero  —Burlas  veras. 

Amor ,  pleito  y  desafío.  ( Es  la  misma 
que  Ganar  amigos,  de  Alarcon.) 

Amor  premiado.— l'oder  vencido. 

Amor  secreto  hasta  celos. 

Amor  soldado. 

Angélica  en  el  Catay. 

Animal  de  Hungría. 

Animal  profeta,  san  Julián.  — Dichoso 
parricida.  (Creo  sea  de  Mira  de  Mes- 
cua.) 

Antonio  Roca. 

Anzuelo  deFenisa. 

Araúco  domado. 

Arcadia. 

Arenal  de  Sevilla. 

Argelan ,  rey  de  Alcalá.— Padrino  des- 
posado. 

Argel  fingido  y  renegado  de  amor. 

Aristea. — Tragedia  de  Aristea. 

Arminda  celosa. 

Arrogante  español.  — Caballero  del 
Milagro. 

Asalto  de  Mastrique. 

Ascendencia  de  los  maestres  de  San- 
tiago.—Sol  parado. 

Asturianas  famosas. 

Atalanta'. 

Aventuras  de  don  Juan  de  Atareos. 

Aventuras  del  hombre  (auto). 

Audiencias  del  rey  don  Pedro. 

Ave  Maria  y  Ro.s'ario  de  nuestra  Se- 
ñora [auto).      • 

Ausente  en  el  lugar. 

I     rosa. 

Balahan  v  Josafat.— Dos  soldados  de  Caballero  del  Sacramento. 
Cribto.'  'Cadena. 

Baldoviiios  y   Carlota. —  Marqués  de  ¡Campana  de  Aragón. 
Mantua.    '  ¡Cantares (auto). 

Bandos  de  Sena.  'Capellán  de  la  Virgen,  san  Ildefonso. 


gedia  del  rey  don  Sebastian. 

Belardo  furioso. 

Bella  Andrómeda. 

Bella  Aurora. 

Bella  gitana. 

Bella  malmaridada. 

Benavides. 

Biezmas. 

Bizarrias  de  Belisa.— Melindres  de  Be- 
lisa. 

Blasón  de  los  Chaves  de  Villalva. 

Boba  discreta. — Dama  boba. 

Boba  para  los  otros  y  discreta  para  si. 

Bobo  del  colegio. 

Boda  entre  dos  maridos. 

Bohemia  convertida.— Hijo  piadoso. 

Bosque  amoroso. 

Brasil  restituido.  (MS.,  señor  Duran.) 

Buen  agradecimiento. 

Buena  guarda.  —  tlncomienda  bien 
guardada.  {MS.  autógrafo,  señor 
marqués  de  Pidal.) 

Buen  vecino. 

Burgalesa  de  Lenna. 

Burlas  veras. — .\mor  invencionero. 

Burlas  de  amor. 

Burlas  y  enredos  de  Benito. 

Burla  vengada.— Niña  de  plata.— Cor- 
tés galán. 

Caballero  de  Illescas. 
Caballero  de  Olmedo. 
Caballero  del  Milagro.- Arrogante  es- 
pañol. 
Caballero  mudo. 
Caballero  de  San  Juan.— Pérdida  hon- 


Capitan  I^l¡sario.->Ejemplo  de  mayor 

desdicha.  (Creo  sea  de  Mira  de 

Mescua.) 
Capitau  Diego  de  Paredes. 
Capitán  Juan  de  ürbína. 
Capuchino  escocés  y  condesa  per* 

seguida. 
Carbajales.— Inocente  sangre. 
Carbonera. 
Cárcel  de  amor  (auto). 
Cardenal  de  Belén. — San  Jerónimo. 
Carlos  el  perseguido.— Perseguido. 
Carlos  V  en  Francia,  i  MS.  autógrafo, 

señor  Olóiaga.) 
Casamiento  dos  veces. 
Casamiento  en   la  muerte.— Hecbos 

de  Bernardo  del  Carpió. 
Casamiento  por  Cristo.  —  Santa  JuUa. 
Casta  Penélope.— Penélope. 
Castelvíes  yMonsalves. 
Castigo  del  discreto. 
Castigo  sin  venganza.— Cuando  Lope 

quiere,  quiere. 
Castros  y  A  ndradas.— Desdichas  de 

Estefanía. 
Catalán  valeroso.— Gallardo  catalaa. 
Cautivo  coronado.— León  apostólico. 
Cautivos  de  Argel. 
Celos  de  Carrizales.(Seganda  parte  del 

Celoso  extremeño.) 
Celoso  de  si  mismo.— Los  Jacintos. 
Celoso  extremeño. 
Celos  satisfechos. 
Celos  de  Bodamonte. 
Celos  sin  ocasión. 
Cerco  de  Madrid. 
Cerco  de  Oran. 
Cerco  de  Sania  Fe.— Hazaña  de  Gard- 

iaso  de  la  Vega. 
Cerco  de  Toledo. 
Cerco  de  Túnez  por  Carlos  V. 
Cerco  de  Viena. 

Cierto  por  lo  dudoso  —Mujer  firme. 
Circe  angélica. 
Cirujano. 

Comendador  de  Ocaña. — Peribaftei. 
Comendadores  de  Córdoba.  —  Uooor 

desagraviado. 
Cómo  se  engañan  los  ojos.- Nadie  flt 

en  lo  que  ve.— Engaño  en  el  anillo. 
Cómo  se  vengan  los  nobles. 
Competencia  engañada. 


y  el  tomo  de  La  vega  del  Parnaso ,  postumo ;  y  por  apócrifas ,  extravagantes  ó  pegadizas,  las  de  Zaragoza  y  Barcelona, 
si  bien  en  ellas  hay  muchas  comedias  notoriamente  de  Lope  y  de  las  veinte  y  cinco  partes  de  Madrid  hay  que  rebajar 
las  dos  ya  dichas  ni  y  v,  que  sin  duda  se  perdieron  absolutamente,  y  fueron  sustituidas  por  otros  tomos  de  variot. 
Equivocación  grosera  que  autorizó  (ftn  Nicolás  Antonio  en  la  lista  que  insertó  de  dicha  colección ,  y  que,  sio  embar- 
go ,  es  común  á  todos  los  ejemplares  que  existen  de  ella,  ó  por  lo  menos  á  los  que  conozco.  Estos  son;  el  de  la  Biblio- 
teca Nacional  (falto  de  un  romo),  el  de  la  Academia  Española  (incompleto),  el  de  la  (universidad  Central  y  el  del  aeftor 
don  Agustín  Duran  en  Madrid,  y  el  de  la  biblioteca  arzobispal  de  Toledo. 

Fuera  de  esta  rarísima  colección,  que  comprende  unas  (rescienlas  (aunque  se  incorpore  á  ella  el  lomo  titulado  V^ft 
del  Parnaso,  impreso  en  Madrid  en  1637,  que  contiene  ocho  comedias) ,  hay  de  Lope  otras  varias  en  las  dos  abaiH 
dosas  colecciones  de  diferentes  autores,  una  llamada  la  antigua  ó  de  fuera  de  Madrid,  impresa  en  Zaragoza,  Barcelo- 
na ,  Alcalá  y  í»lras  ciudades  desde  1616  á  16J)2 ,  y  que  se  supone  constar  de  cuarenta  y  cuatro  partes  ó  tomos  (aunque 
lio  han  llegada  á  nuestros  diasmas  que  siete  íi  ocho) .  y  la  otra  Colección  de  comedias  escogidas  de  los  mejores  ingemUi 
de  España,  publicada  en  Madrid  desde  1(552  A  1704,  que  comprende  cuarenta  y  ocho  partes  ó  tomos,  y  de  que  aon 
también  muy  contados  los  ejempLires  que  existen  completos. 

De  todjs  est:;?  colecciones,  délos  tomos  sueltos  publicados  también  en  el  mismo  siglo  xvii  con  diferentes  titnios,  de 
las  muchas  sueltas,  ¡inj»resas  y  manuscritas ,  qne  se  hallan  en  las  bibliotecas  públicas  y  particulares  de  Madrid,  y  de 
los  Índices  ó  catálogos  generales  de  que  queda  hablado  ya ,  he  llegado  á  señalar  unas  setecientas  comedias  que  pueden 
atribuirse  confiadamente  :i  Lope;  suprimiendo  de  paso  otras  muchas,  impresas  bajo  su  nombre  y  notoriamente  apó- 
crifas, T  tomando  en  cuenta  los  títulos  re|>etídos,  que  señalo  con  referencias  entre  sí  en  todas  las  que  he  podido 
haber  alas  manos  ó  averiguar  su  duplicidad.  Aun  después  de  todo ,  creo  que  habrá  muchas  inexactitudes  que  cor- 
regir, mucho  que  descartar,  y  sobre  todo,  mucho  que  añadir  al  colosal  y  desconocido  repertorio  del  gran  Lope ;  ira- 
bajo  que  aun  puede  decirse  que  está  por  hacer ,  y  que  por  fortuna,  acaso  llegue  pronto  á  verse  realizado  por  la  eru- 
dita ,  Oisí-rHn  y  laboriosa  investipaci^m  del  señor  don  Juan  Eugenio  flartzenbuscb,  eu  el  lomo  iv  de  la  colección  escon- 
da de  injii'-l  iii<ií;ne  ingenio ,  que  trabaja  para  esta  Biülioteca. 


Competencia  eo  los  nobles. 

CoDcepcion  de  nuestra' Seüora  (auto). 

Conde  don  Pedro  Yélez. 

CúDdedon  Tomás. 

Conde  Fernán  Gonzalex.  —  Libertad 
det-asiilla. 

Condf'sa  Matilde.  —  Resistencia  hon- 
rada. 

Conquista  de  Andalucía. 

Conquista  de  Canarias. — Guanches  de 
Teoerifc. 

Cooquista  de  Cortés. 

Cooqaista  del  Nuevo-Mundo.— Nuevo- 
Mando  descubierto  por  Colon. 

Conquista  de  Tremecen. 

instancia  de  A  reclina. 

Contra  valor  no  hay  desdicha.—  Gran 
re;  de  Persia. 

Coo  su  pao  se  lo  coma. 

Corooa  merecida.  —  Corona  de  Hun- 
gría. {MS.,$eñor  Duran.) 

Corsario  del  alma  (orif/o). 

Cortesano  en  su  aldea. 

Cortesía  de  España. 

Creación  del  mundo.— Primera  culpa 
del  hombre. 

Crteldades  de  Nerón.— Nerón  cruel. 
—Roma  abrasada. 

Caeotas  del  Gran  Capitán. 

Caerdo  en  su  casa. 

Caer  Jo  loco. 


Duna  boba.  (MS.  autóffrafo^  biblioteca 
ie  OtuMO,) 

Dana  comendador.  —  Mas  pueden  ce- 
los que  amor. 

Dana  desagraviada. 

Basa  estudiante. 

Diaa  melindrosa. 

David  perseguido.— Montes  de  Gelboé. 

De  corsario  á  corsario. 

ftétede  diere, 
bdeua  en  la  verdad. 
Def:ailado  tíngklo. 
IMBal  lo  menos. 

Maonte  sale  quien  el  monte  auema. 
fUS.  nUÓQrafo^  biblioteca  de  Osuna.) 

Be  loque  ba  de  ser.— Lo  que  ha  de  ser. 

De  Mazagatos. 

De  cuándo  acá  nos  vino. 

Descooiado. 

•ciden  vengado.  (MS.  autógrafo ^bi- 
^Mecmdé  Ofuna.) 

Bfidichada  Bsteraiiia. — Hermosa  abor- 
recida. 

Aesdídiado. 

Oopenado. 

despertar  á  quien  duerme. 

Desposorio  encubierto. 

Despreciada  querida.  — Despreciar  á 
quien  adía.  (Creo  es  de  Villegas.) 

Dciprecio  agradecido. 

BeatraceioQ  deConstantinopla. 

Ik  00  castigo  tres  venganzas. 

Dicha  del  forastero. — La  portuguesa. 

Ofíanta  pleiteada. 

Ü  mentira,  sacarás  verdad. 

Dhm'os  son  calidad. 

Dios  hace  justicia  á  todos. 

Dios  bace  reyes. 

Diieordta  en  los  casados. 

Discreta  enamorada. 

DíMreU  venganza. 

IMvioa  vencedora. 

Divíao  afrícmno. — San  Agustín. 

Dómine  Locas. 

Donaires  de  Matico. 

Don  Alvaro  de  Lona.— Milagro  por  los 
celos 

Doncellas  de  Simancas. 

Doncella  Teodor. 


CATALOGO  CI\ONOLÓGiCO  Y  ALFABÉTICO. 

Doncella  de  Orléans.  áidalgode  la  aldea. 

Doncella,  viuda  y  casaba.  Hijo  de  la  Iglesia  (at/Zo). 

Don  Gonzalo  de  Córdoba.— Mayor  vic-  Hijo  de  los  leones, 

loria  de  Alemania.  Hijo  de  Kedoan. 


XLVIl 


Don  Juan  de  Castro.— Hacer  bien  nun- 
ca se  pierde. 

Don  Lope  de  Cardona. 

Don  Manuel  de  Sousa.— Naufragio  pro- 
digioso.—Principe  trocado. 

Dorotea  {acción  en  prosa ,  en  dos  tomos) . 

Dos  agravios  sin  ofensa.  (Creoque  sea 
apócrifa.) 

Dos  osirellus  trocadas.— Uamilleles  de 
Madrid. 

Dos  Jacintos.- Celoso  de  si  mismo. 

Dos  soldados  de  Cristo.*— Balaban  y 
Josafat. 

Duque  de  Alba  en  París. 

Duque  de  Bragan/a<— Mas  Galán  por- 
tugués. 

Duque  de  Saboya. 

Duque  de  Viseo. 

Duquesa  de  Bretaña.— Mas  valéis  vos, 
Antona,  que  la  corte  toda. 

Fjempfo  de  casadas.— Prueba  de  la 
paciencia. 

Ejemplo  mayor  de  la  desdicha.— Capi- 
tán Bclisario.  ( Es  de  Mira  de  Mes- 
cua,  su  MS.  autógrafo  está  en  la  bi- 
blioteca.de  Osuna. ) 

Ello  dirá. 

Embajador  fingido.— Acertar  errando. 

Envidia  de  la  nobleza.  —  Zegries  y 
Abencerrajes. 

Envidia  y  la  privanza. 

Embustes  de  Celauro.- Enredos  de 
Celauro. 

Embustes  de  Fabia. 

Emperador  perseguido.— Gran  duque 
de  Moscovia. 

Encanto  en  el  anillo.— Nadie  fíe  en  lo 
que  ve. 

Encomieiida  bien  guardada.  —  Buena 
guarda.  {MS.  autógrafOySeñor  Pidal.) 

Enemigo  engañado. 

Enemigos  en  casa. 

Engañar  á  ouien  engaña. 

Engaño  en  la  verdad. 

Engaño  venturoso. 

En  la  mayor  lealtad  mayor  agravio  y 
fortuna. 

En  los  indicios  la  culpa. 

Enmendar  un  daño  á  otro. 

En  un  pastoral  albergue. 

Ero  y  Leandro. 

Esclava  de  su  galán. 

Esclavo  de  Roma. 

Esclavo  fingido. 

Esclavo  por  su  gusto. 

Esclavos  libres. 

Escolástica  celosa. 

Espada  pretendida. 

Española  de  Florencia.— Amor  inven- 
cionero.—Burlas  veras. 

Españoles  en  Flándes. 

Espíritu  fingido. 

Estrella  de  Sevilla.     , 

Euridice  y  Orfeo.  — Marido  mas  firme. 

Fábula  de  Perseo.— Bella  Andrómeda. 
— Perseo. 

Fajardos.— Primero  Fajardo. 

Famosas  asturianas.  — Asturianas  fa- 
mosas. 

Favor  agradecido. 

Fe  rompida. 

Felisarda.— Mármol  de  Felisarda. 

Ferias  de  Madrid. 

Fianza  satisfecha. 

Fingido  verdadero. 

Firmeza  de  Leonarda. 


Fortuna   merecida. 
Fortunas  de  Belardo. 
Fray  Martin  de  Valencia. 
Francesilla. 
Fregosos  y  Adornos. 
Fuente-Ovejuna.— Todos  á  una. 
Fuerza  lastimosa. 

Fundación  de  la  Albambra  de  Gra- 
.    nada. 

Fundación  de  la  Santa  Hermandad  de 
Toledo.— Dos  hermanas  bandoleras. 

Galán  agradecido.. 

Galán  Castrucbo. — Rufián  Castrucho. 

Galán  de  la  Membrilla. 

Galán  de  Meliona.— Hamete  de  To- 
ledo. 

Galán  escarmentado. 

Gallardas  macedonias. 

Gallarda  toledana. 

Gallardo  catalán.— Catalán  valeroso. 

Gallardo  Jacimin.— Hidalgo  Al)encer- 
raje. 

Ganso  de  oro. 

Garcilaso  de  la  Vega. 

Gata  de  Mari -Ramos.— Jardín  de  Var- 
gas. 

Genovesa. 

Genovés  liberal. 

Gloria  de  Ñapóles. 

Gloria  de  san  Francisco. 

Gobernadora. 

Gonzalo  de  Córdoba. —  Mayor  victoria 
del  Ave-Mana. 

Gran  capitán  de  España. 

Gran  cardenal  de  España.  — Don  Gil 
de  Albornoz. 

Gran  cardenal  de  España,— Don  Pe- 
dro González  de  Mendoza. 

(•randezas  de  Alejandro. 

Gran  duque  de  Moscovia.— Empera- 
dor perseguido. 

Gran  pintora. 

Gran  prior  de  Castilla.— Hijo  déla  mo- 
linera.— Mas  mal  hay  en  la  aldehuela. 

Gran  rey  de  Persia. —  Contra  valor  no 
hay  desdicha. 

Grao  de  Valencia. 

Guanches  de  Tenerife.— Conquista  de 
Canarias.  —  Nuestra  Señora  de  la 
Candelaria. . 

Guante  de  doña  Blanca. 

Guardar  y  guardarse. 

Güelfos  y  Gibelinos. 

Guerras  de  amor  y  honor. 

Guerras  civiles. 

Guia  de  la  corte. 

Guzmanesde  Toral. 

Hacer  bien  á  los  muertos.  —  Don  Juan 
de  Castro. 

Halcón  de  Federico. 

Hamete  de  Toledo. — Galán  deMeliona. 

Hay  verdades  que  en  amor. 

Hazañas  del  Cid  y  su  muerte. 

Hazañas  del  segundo  David.  {MS.  au- 
tógrafo, biblioteca  de  Osuna.) 

Hechicera  de  Argel.— Mayor  desgracia 
de  Garios  V. 

Hechos  de  Bernardo  del  Carpió.— Ca- 
samiento en  la  muerte. 

Heredero  del  cielo  {auto). 

Hermosa  fea. 

Hermosa  aborrecida.  —  Desdichada 
firme. 

Hermosura  de  Alfreda. 

Hidalgo  Abencerraje».  —  Hidalgo  Jaci- 
min. 


iLVín 

Firmeía  en  la  desdicha.  —  Ataviado 
leal. 

Floras  de  don  Juao.^Ricoy  pobre  tro- 
cados. 

Hijo  de  si  mismo. 

Hijo  piadoso.—Bobemia  convenida. 

Hi^o  sin  padre. 

Hijo  venturoso. 

Historia  de  Mazagatos.— Mazagatos. 

Historia  de  Tobías. 

Hombre  de  bien. 

Hombre  por  su  palabra. 

Honor  contra  la  fuerza.  —  industrias 
contra  el  poder. 

Honor  desacraviado.— Comendadores 
de  Córdoba. 

Honor  en  el  agravio.—  Libertad  en  la 
traición. 

Honrado  con  su  sangre. 

Honrado  hermano.— Horacios. 

Honrado  perseguido. 

Honra  por  la  mujer. 

Humildad  y  la  soberbia. 

Ilustre  fregona.— Amante  al  uso. 

Imperial  de  Oíon. 

Imperial  Toledo. 

Imperio  por  fuerza. 

Inclinación  iiatui>al. 

Infanta  dese^  perada. 

lofanu  Grídonia.— Cielo  de  amor  ven- 
gado. 

Inuinta  labradora. 

Infiíile  don  Fernando  de  Portugal. 

Ingratitud  vengada. 

Ingrato. 

Ingrato  arrepentido. 

Inocente  Laura.  —  Traiciones  de  Ri- 
cardo. 

Inocente  .sanj^re.— Carbajales. 

Intención  castigada. 

Isla  del  Sol  (auto).  {MS,  autógrafo',  ^t- 
biioteca  de  Osuna.) 

Jardín  de  amor. 

Jardín  de  Vargas.— Gata  de  Mari-Ra- 
mos. 

Jorge  toledano. 

Juan  de  Dios  y  Antón  Martin.  *-  Sao 

Juan  de  Üios. 
Judía  de  Toledo— Paces  de  los  reyes. 
Juez  de  su  misma  causa. 
Jueces  de  Castilla. 
Jueces  de  Ferrara. 
Juventud  de  san  Isidro. 

Laberinto  de  amor.  —  Prueba  de  los 

ingenios. 
Laberinto  de  Creta. 
Labrador  del  Tórmes.— Lo  que  puede 

un  agravio. 
Labrauor  venturoso. 
Lacavo  Ungido. 
Lágrimas  de  David  {auto). 
Lanza  por  lanza ,  la  de   Luis  de  Al- 
mansa. 
Laura  perseguida. 
La/.arillo  de  Tórmes. 
Leal  criado. 

Lealtad ,  umor  y  umistad. 
Lealtad  en  el  agravio. 
Lealtad  en  la  traición.- Honor  en  el 

agravio. 
León  apostólico.— Cautivo  coronado. 
Lev  ejecutada. 
Libertad  de  Castilla.  —  Conde  Fernán 

González. 
Libertad  de  san  Isidro.  (Debe  ser  It 

Juve.iiud  de  san  Isidro.) 
Limpieza  no  manchada. -*  Santa  Bri- 

gid:i. 

Lo  cierto  por  lo  dudoso.— Mujer  firme. 


CATALOGO  CROiNOLÓGICO  Y  ALFABÉTICO. 


Loco  por  fuerza. 

Locos  de  Valencia.— Hospital  de  locos. 

Locos  por  el  cíelo. 

Locura  por  la  honra.  — Agravio  di- 
choso. 

Lo  fingido  verdadero.  —  Mayor  repre- 
sentante san  Ginés.  (No  creo  sea 
suya.) 

Lo  que  está  determinado. 

Lo  que  ha  de  ser. 

Lo  que  hay  que  fiar  del  mundo. 

Lo  que  pasa  en  una  tarde.  {MS,  autó- 
grafo, biblioteca  de  Osuna.) 

Lo  que  pasa  en  una  veuta. 

Lo  que  puede  un  agravio.—  Labrador 
del  Tórmes. 

Lucinda  perseguida. 

Llave  de  la  honra. 
Llegar  en  ocasión. 

Madre  de  la  mejor.  ( Creo  sea  un  auto 
de  Valdivieso.) 

Maestro  de  danzar. 

Magdalena.— Mejor  enamorada. 

Mal  casada. 

Maldito  de  su  padre.  —  Valiente  ban- 
dolero.        * 

Mal  pagador  en  pajas. 

Margarita  preciosa  {auto). 

Marido  mas  firme.  — Eurídice  y  Orfeo. 

Mármol  de  Fetisardo. 

Marqués  de  las  Navas. 

Marqués  del  Valle. 

Marqués  de  Mantua.  —  Baldoviuos  y 
Carloto. 

Mártir  de  Florencia. 

Mártires  de  Madrid.  (Creo  es  de  Mira 
de  Mescua. 

Mas  galán  portugués.— Duque  de  Ber- 
ganza. 

Mas  mal  hay  en  la  aldchuela  que  se 
suena.— Gran  prior  de  Castilla.— Hi- 
jo de  la  Molinera. 

Mas  pueden  celos  que  amor.  —  Dama 
comendadora. 

Mas  valéis  vus ,  Antona ,  que  la  corte 
toda.— Duquesa  de  Bretaña. 

Mas  vale  sallo  de  mata  que  ruego  de 
buenos. 

Matrona  constante.— Matrona  ilustre. 

Mayorazgo  dudoso. 

Mayor  corona. 

.Mayor  de  los  reyes. 

.^ayor  desgracia  de  Carlos  V.— Hechi- 
cera de  Argel. 

Mayor  dicha  en  el  monte. 

Mayordomo  de  la  duquesa  de  AmalQ. 

Mayor  hazaña  de  Alejandro  Maguo. 

Mayor  imposible. 

Mayor  prodigio. 

Mayor  Rey  de  los  reyes. 

Mayor  victoria. 

Mayor  virtud  de  un  rey. 

Médico  enamorado. 

Mejor  alcalde  el  Rey.  —Tirano  de  Ga- 
licia. 

.Mejor  enamorada.— Magdalena. 

Mejor  maestro  el  tiempo. 

Mejor  mozo  de  España. 

Mejor  representante  San  Ginés.  —  Lo 
fingido  verdadero.  (Creo  es  úaUore- 
to^  Cáncer.) 

Melindres  de  Beiisa.— Bizarrías  de  Be 
lisa. 

Mentiroso. 

Mérito  en  la  templanza.— Ventura  por 
el  sueño. 

Merced  en  el  castigo. 

Mesón  de  la  corte. 

Milagro  por  los  celos.  —  Don  Alnro  de 
Luna. 


Milagros  del  desprecio. 

Mirad  á  quién  alabais. 

Misacantano  {autoY 

Mocedades  de  Roldan. 

Mocedades  de  Bernardo  del  Carpió. 

Molino. 

Monstruo  de  amor. 

Monstruo  de  la  fortuna.— Reina  Jutna* 

—Marido  bien  ahorcado. 
Monteros  de  Espinosa. 
Montes  de  Gelboé.— David  perseguido. 
Moza  de  cántaro. 
Mudable. 
Mudanzas  de  la  fortuna. —  Sacesoí  de 

donBeltran  de  Aragón. 
Muerte  del  Maestre. 
Muertos  vivos. 
Muerto  vencedor. 

Mujeres  sin  hombres. — Amazonat. 
Mujer  firme.— Lo  cierto  por  lo  dudoso. 
Muza  furioso.— Prisión  de  Muza. 

Nacimiento  de  Cristo. 

Nacimiento  del  alba. 

Nacimiento  de  ürson y  Valentin.— HQoB 
del  rey  de  Francia. 

Natividad  de  nuestra  Señora  {auto). 

Nadie  fie  en  lo  que  ve ,  porque  ae  en- 
gañan los  ojos.— Engaño  en  el  aolOo. 

Nadie  se  conoce. 

Nardo  Antonio,  bandolero. 

Naufragio  prodijgioso  de  don  Manvol 
de  Sonsa.- Principe  trocado. 

Necedad  del  discreto. 

Nerón  cruel.— Roma  abrasada. 

Niña  de  plata.— Burla  vengada.— Cor- 
tes galán. 

Niñeces  del  padre  Rojas.  {MS,  auió§nh 
fo,  biblioteca  de  Osuna.) 

Niñez  de  san  Isidro. 

Niño  diablo. 

Niño  inocente  de  la  Guardia. 

Niño  pastor  (auto). 

Nobles  como  han  de  ser. 

Noche  de  San  Juan. 

Noche  toledana. 

Nombre  de  Jesús  {auto), 

^'o  son  todos  ruiseñores. 

Novios  de  Hornachuelos. 

Nuestra  Señora  de  la  Candelada.— 
Guanches  de  Tenerife  {áuio). 

Nueva  victoria  de  don  Gonzalo  de  Cór^    ' 
doba.  {MS.  autógrafo,  btblMteCB  é§ 
Osuna.) 

Nueva  victoria  del  marqués  de  SaalO 
Cruz. 

Nucvo-Mundo  descubierto  por  CotoA» 

Nuevo  mundo  en  Castilla.  — Oeacabri* 
miento  de  las  Batuecas. 

Nunca  mucho  costó  poco. 

Nuevo  oriente  del  sol  {ouU), 

Obediencia  laureada.— Primer  Cérifl 

de  Hungría. 
Oveja  perdida  {auto). 
Obras  son  amores. 
Ocasión  perdida.    . 
Octava  niuraxilla. 

Once  mil  vírgenes.— Santa  Crsolt. 
Otomano  famoso. 
Oracios. 

Paces  de  los  revés.— Judia  de  Toletf». 

Padres  engañaJos. 

Padrino  desposado.— Argelao*  rcf  dt 
Alcalá. 

P.ijedela  Reina. 

Palabra  mal  cumplida. 

Palacios  de  Galiana.— Amores  de  Car- 
los. 

Paloma  de  Toledo. 

Pao  7  el  palo  (auto). 


CATÁLOGO  CHONOLÓaiCO  Y  ALFABÉTICO. 


Pastonü  de  Jacinto.  —  Pastoral  de  Al- 
bania. 
Pastoral  de  la  siega. 
Pastor  iograio  (aii/0). —Pastor  lobo. 
Pastor  Fido. 
Pastoral  de  los  celos. 
Pastoral  encantada. 
Pedro  carbonero. 
Pedro  de  ürdemalas. 
Peligros  de  la  aasencia. 
Peralus. 
Perdidoo  de  Bspaña.  —  Cerallos ,  su 

descendencia. 
Pérdida  honrosa.  —  Caballero  de  San 

Joan. 
Peregrina. 

Pfrit»ñez.— Comendador  de  Ocaña. 
Perro  del  hortelano.  —  Amar  por  ver 

amar. 
PersegnlJo. 
Piadoso  aragonés.  (US.  autógrafo ^  bi- 

Niúieem  de  Osuna. )  ^ 
Piadoso  Teneciano. 
Piedad  ejecauda.  —  Pimeoteles  y  Qui- 

Dooes. 
Pleito  por  la  honra.— Valor  de  Fernan- 

dioo. 
Heitos  de  Inglaterra. 
hbn  mas  poderoso.  —  San  Juan  de 

Mos. 
Pilreza  estimada.— Riqueza  mal  na- 


Mreza  no  es  vileza. 

Pobrezas  de  Reinaldos. 

Poder  vencido. — Amor  premiado. 

P»der  en  el  discreto.  ( MS,  autógrafo, 

^üúteea  de  Oiuna,) 
Pooeesde  Barcelona  —Jardín  de  amor. 
Poreeles  de  Murcia. 
Porfía  basta  el  temor. 
Porfiando  vence  amor. 
Porfiar  basta  morir.  (Creo  es  la  de  Ro~ 

9ete.) 
Por  la  puente ,  Joana. 
Porti^esa.— Dicha  del  forastero. 
Postrer  godo  de  España. 
Prados  de  León. 
Premio  de  la  hermosura. 
Premio  del  bien  hablar. 
Premio  en  la  misma  pena.— Merced  en 

el  castigo. — Dichoso  eo  Zaragoza. 
Primera  información. 
Primer  Carlos  de  Hungría  —  Obedieo- 

citiaoreada. 
Prímii  colpa  del  hombre.  —  Creación 

dd  Birodo. 
Primer  Falardc— Fajardos. 
Primer  Medicis. — Quinta  de  Florencia. 
Primer  rey  de  Castilla. 
Primer  rey  de  Persia,  Ciro.  —  Contra 

fabr  no  hay  desdicha. 
Pr»cipe  carbonero. 
Priacipe  despe5ado. 
Pnadpe  don  Carlos. 
Principe  Escanderbec.  —  Gran  Jorge 

Castríoto.  (Creo  es  de  Belmonte.) 
Principe  ignorante. 
Príncipe  inocente. 
Príncipe  melancólico. 
Principe  perfecto  {\.^  y  2."  parte), 

f,WS.muiófraf0,hébliete€ade  Osuna.) 
Prisiones  de  Adán  (auto). 
Prisión  sin  colpa. 
Privanza  del  hombre. 
Prodigio  de  Etiopia. — Santa  Teodora. 
Prodigo  de  lalndia.— San  Josafat. 
Profetisa  Casandra. 
Prudencia  en  el  castigo. 
PnH»ba  de  los  amigos.  {MS.  autógrafo, 

I      tenor  Olézaqa.) 
Prueba  de  los  mgenios.— Laberinto  de 
amor. 


Prueba  de  la  paciencia.—  Ejemplo  de 

ca$:adas. 
I  Psíquis  y  Cupido. 
,  Puente  de  Mantible 

Puente  del  mundo  {auto). 


Quando  Lope  quiere,  quiere.— Castigo 

sin  venganza. 
Querer  la  propia  desdicha. 
Querer  mas  ysufrir  menos. 
Quien  ama  no  baga  fieros. 
Quien  bien  ama  tarde  olvida. 
Quien  todo  lo  quiere  todo  lo  pierde. 
Quien  mas  no  puede. 
Quinta  de  Florencia.—  Primer  Médicis. 
Quinas  de  Portugal.  (Creo  es  de  Tirso.) 


Ramírez  de  Arellano. 

Ramilletes  de  Madrid.  —  Dos  estrellas 
trocadas. 

Rayo  del  cielo. 

Rey  Wamba. 

Rey  de  Frigia. 

Rey  don  Pedro  en  Madrid.— Infanzón 
de  lliescas.  (Creo  es  de  Tirsos  Cía- 
r  amonte.) 

Rey  don  Ramiro.— Ultimo  godo. 

Rey  don  Sebastian.— Principe  de  Mar- 
ruecos. 

Rey  íingído.— Amores  de  Sancho. 

Rey  sin  reino. 

Reina  de  Lésbos. 

Reina  doña  María. 

Reina  Juana  de  Ñapóles.— Marido  bien 
ahorcado. 

Reina  loca. 

Remedio  en  la  desdicha.  — Abindar- 
raez  y  Narvaez. 

Renegado  Ougído.— Argel  de  amor. 

Resistencia  honrada. —Condesa  Ma- 
tilde. 

Rico  avariento.  ( Creo  es  In  de  Mira  áe 
Mescua.) 

Rico  y  pobre  trocados.  —  Flores  de 
don  Juan. 

Riqueza  mal  nacida.  —  Pobreza  es- 
timada. 

Roberto. 

Robo  de  Dina. 

Roma  abrasada.  — Crueldades  de  iNe* 
ron. 

Rómulo  y  Remo. 

Roncesvalies. 

RuGan  Castrncho. 

Ruiseñor  de  Sevilla. 

Rústico  del  cielo.  — Santo  hermano 
Fraucisco. 


Saber  por  no  saber.  —  San  Julián  de 
Alcalá. 

Saber  puede  dañar. 

Salteador  agradecido. 

San  Adriano  y  Natalia. 

San  A*gustin  —Divino  africano. 

San  Andrés  carmelita. 

San  Antonio  de  Padua. — Divino  por- 
tugués. (Creo  es  de  Montalvan.) 

San  Basilio  el  Magno.  —  Gran  columna 
fogosa. 

San  Benito  Palermo.  —  Santo  negro 
Rosambuco.  * 

San  Diego  de  Alcalá. 

San  Jerónimo— Cardenal  de  Belén. 

San  Ildefonso.— Capellán  déla  Virgen. 

San  Isidro  de  Madrid. 

San  Josafat.— Prodigio  de  la  India. 

San  Julián. —Animal  profeta. —  Dicho- 
so parricida.  (No  creo  sea  suya.) 

San  Julián  de  Cuenca. 


XLIX 

San  Julián  y  santa  BasHisa.— Amantes 
no  vencidos. 

San  Martin.  . 

San  Nicolás  de  Toleotino.  —  Santo  de 
los  milagros. 

San  Pablo.— Vaso  de  elección. 

San  Pedro  Nolasco. 

San  Roque. 

San  Segundo  de  Avila. 

Santa  Brígida. —Limpieza  no  man- 
chada. 

Santa  Casilda. 

Santa  Justa.  —  Casamiento  con  Cristo. 

Santa  Liga.— Batalla  naval. 

Santa  Inquisición  {auto).  (Creo  es  de 
Mira  áe  Mescua.) 

Santa  Polonia. 

Santa  Teodora.  —  Prodigio  de  Etiopía. 

Santa  Teresa  de  Jesús. 

Santa  Úrsula  y  once  mil  vírgines. 

Santiago  el  verde. 

San  Tirso  de  Espafta. 

Santo  de  los  milagros.  —  Sao  Nicolás 
de  Tolentino. 

Santo  Negro  Rosambuco.— San  Benito 
de  Palermo. 

Santo  Tomás  de  Aquino. 

Sarracinos  y  Aliatarcs. 

Sastre  del  campillo.  (Creo  es  la  de 
Belmonte^  cuy^  MS.  autógrafo  está 
en  !a  Iriblioteca  áe  Osuna.) 

Secretario  de  sí  mismo. 

Secreto  bien  guardado. 

Selva  confusa. 

Selvas  y  bosques  de  amor. 

Sembrar  en  buena  tierra. 

Semíramis. 

Serrana  de  Burgos. 

Serrana  de  la  Vera.  (Creo  es  la  de  Ve- 
les áe  Guevara.) 

Serrana  del  Tórmes. 

Servir  á  buenos. 

Servir  á  señor  discreto. 

Servir  con  mala  estrella.  * 

Siega  (att/d).— Pastoral  de  la  Siega. 

Sierra  de  Espadan. 

Sierras  de  Guadalupe. 

Siete  infantes  de  Lara.  —  Bastardo 
Mudarra. 

Si  no  vieran  las  mujeres. 

Sin  secrelo  no  hay  amor. 

Síquis  y  Cupido. 

Sonerbia  abatida.— Humildad  y  la  so- 
berbia. 

Soldado  amante. 

Sol  parado.  —  Ascendencia  de  los 
maestres  de  Santiago. 

Sortija  del  olvido. 

Sucesos  de  don  Beltran  de  Aragón.  — 
Mudanzas  de  la  fortuna. 

Sueños  hay  que  verdades  son. —  Tra- 
bajos de  Jacob. 

Sueños  de  los  reyes.— Carboneros. 

Sufrimiento  del  honor. 

Sufrimiento  premiado. 

Tan  bien  hagas  cuanto  pagues. 
También  se  engaña  la  vista.  —Nadie  fie 

en  lo  que  ve. 
Tollos  de  Menéses.  — Valor,  lealUd  y 

ventura  {áos  partes). 
Templo  de  Salomón. 
Testigo  contra  sí. 
Testimonio  vengado. 
Tirano  de  Galicia.  — Mejor  alcalde  el 

Rey. 
Tirano  castigado. 
Toisón  del  cielo  {auto). 
Toledano  vengado. 
Toma  de  A\ora. 
Toma  de  Longo  por  el  marqués  de 

Saota  Cruz. 


DD.  C.  DE  L.-ii. 


CATÁLOGO  CRONOLÓGICO  Y  ALFABÉTICO. 


Tonto  de  la  aldea. 

Torneos  de  Aragón. 

Toriveos  de  Valencia. 

Torre  de  Hércules. 

Trabajos  de  Jacob.  —  Sueños  bay  que 

verdades  son. 
Tragedia  del  rey  don  Sebastian.— Bau- 

tismo  del  príncipe  de  Marruecos. 
Tragedia  de  Aristea.  —  Aristea. 
Traición  bien  acertada. 
Traiciones    de  Ricardo.  —  inocente 

Laura. 
Tres  diamantes. 
Triunfo  de  la  limosna  (auto). 
Triunfo  de  la  lealtad. 
Triunfo  de  la  Iglesia  (auto). 
Triunfos  de  la  humildad  y  daños  de  la 

soberbia. 
Triunfos  de  Octa?itno. 
Turco  en  Viena. 

Ultimo  godo.— Rey  don  Rodrigo. 
Urson  y  Valentín.  —  Hijos  del  rey  de 
Francia. 


Valeriana. 

Valiente  bandolero.  —  Maldito  de  su 
padre. 

Valiente  Céspedes. 

Valiente  Juan  de  Heredia. 

Valor  de  Fernand ico.  — Pleito  por  la 
bonra. 

Valor  de  las  mnjeres. 

Valor  de  Malta. 

Valor,  fortuna  y  lealtad.  —  Tellos  de 
Menéses  [dos partes). 

Vaquero  de  Mora&a. 

Vargas  de  Castilla. 

Varona  castellana  (catalana). 

Vaso  de  elección.— San  Pablo. 
I  Vellocino  de  oro. 
;  Venganza  de  Gaiferos. 
i  Vengadora  de  las  mujeres. 
1  Venganza  venturosa. 
!  Ventura  de  la  fea. 

Ventura  en  la  desgracia. 

Ventura  por  el  sueño.  — Mérito  eu  ia 
templanza. 

Ventura  sin  buscarla. 

Veneno  saludable. 


Verdadero  amante.  —  Amor  constante. 

(Gs  la  primera  comedia  que  escribió 

Lope,  á  los  once  años.) 
Ver  y  no  creer. 
Viaje  del  hombre  (auto). 
Victoria  de  ia  honra. 
Victoria  del  honor. 
Vida  y  muerte  del  Cid.— Noble  MartiD 

Pelae7. 
Villana  de  Getafe. 
Villanesca. 
Villano  en  sn  rincón. 
Villano  prodigioso.— A  un  tiempo  rey 

y  vasallo. 
Virtud,  pobreza  y  mujer. 
!  Viuda ,  casada  y  doncella. 
I  Viuda  valenciana. 
¡Vizcaína. 
Wamba. 
Vuelta  de  Egipto  (aM/0). 

Yerros  por  amor. 

Zegries  y  Abencernijes. 


Ricardo  del  Turía. 


El  doctor  Alfonfo  Ramón.         ¡  Suerte  sin  esperanza. 

i  Venganza  honrosa. 
Español  entre  todas  las  naciones.— Cié- . 

rigo  agradecido. 
Santo  sin  nacer  y  mártir  sin  morir.— 

San  Ramón.  '■  Beltigera  española. 

Sitio  de  Mons  por  el  duque  de  Alba.  <  Burladora  burlada. 
Tres  mujeres  en  una.  Fe  pagada. 

Vida  y  muerte  de  san  Vicente. 


Progne  y  Filomena. 

Quien  malas  mañas  ha. 

Quien  no  se  aventura. 
¡  Tragedia  por  los  celos.  (MS.  autégrü- 
i    fo^  biblioteca  de  Osuna.) 
•Verdad  averiguada  y  engañoso  casa- 
I     miento. 
'  Vicio  en  los  extremos. 


Miguel  Sanches  (el  Divino), 
Guarda  cuidadosa. 

El  canónigo  Franoífco  Tárrega  (1). 

Cerco  de  Pavia. 

Cerco  de  Rodas. 

Duquesa  constante.  | 

Enemiga  favorable. 

Esposo  fingido.  | 

Fundación  de  la  orden  de  la  Merced.    ' 

Gallarda  Irene.  ! 

Perseguida  Amaltea. 

Prado  de  Valencia. 

Principe  constante. 

Sangre  leal  de  los  montañeses  de  Na- ; 

varra. 
Suertes  trocadas  y  torneo  venturoso.  | 

Gaspar  de  Aguilar. 

Amantes  de  Cartago. 

Fuerza  del  interés. 

Gitana  melancólica. 

Gran  patriarca  don  Juan  de  Ribera. 

Mercader  amante. 

No  son  los  recelos  celos. 

Nuera  humilde ,  ó  la  nueva  humildad. 

(1)  De  ios  autores  valencianos  existe, 
tanque  rarísimo,  algún  ejemplar  (véase 
oaeslra. introducción  al  tomo  anterior}  en 
dos  tomos  ó  partes,  tituladas,  la  primera  Do- 
C€  comedia»  de  cuatro  poetan  naiurale»  de  Va- 
ieneitt,  1606,  y  Barcelona,  1609;  y  la  segunda, 
Sorle  de  ia  poeiU»  española ,  ihutrado  del  sol 
de  doce  comedias»  que  forman  segunda  parte 
de  Laureados  poetáis  valencianos.— \íAtXit\9, 
1Ht6.— Ambos  tomos  contienen  nueve  come- 
dias de  Tárrega ,  siete  de  Aguilar,  dos  de 
Gulliem  de  lastro,  cuatro  de  Hicardo  del  Tu- 
ria,  una  de  Boíl  y  otra  de  Beoeito. 


DonGoillem  de  Castro  y  Bel  vis  (3). 

Amor  constante. 

Allá  van  leyes  do  quieren  reyes. 

Caballero  bobo. 

Conde  Alarcos. 

Conde  de  Irlos. 

Cuánto  se  estima  el  honor. 

Curioso  impertinente. 

Degollación  de  san  Juan  Bautista. 

Desengaño  dichoso. 

Dido  y  Eneas. 

Don  Quijote  de  la  Mancha. 

Donde  no  está  su  dueño,  está  su  duelo. 

Dudoso  en  la  venganza. 

Enamorado  muJo. 

Enemigos  hermanos. 

Engañarse  engañando. 

Fuer^  de  la  costumbre. 

Fuerza  de  la  sangre. 

Humildad  soberbia. 

Ingratitud  por  amor.  ( Autógrafo,  bi- 
blioteca de  Osuna.) 

Justicia  en  la  pie<lad.  : 

Manzana  de  la  discordia  y  robo   dCi 
Elena.  (Con  Mira  de  Mescua. )  ^         \ 

Maravillas  de  Babilonia. 

Mal  casados  de  Valencia. 

Mejor  esposo  san  José. 

Mocedades  del  Cid  (I.*  y  2.»  parte). 

Nacimiento  de  Montesinos. 

Narciso  en  su  opinión. 

Nieto  de  su  padre. 

Pulgar  en  propia  moneda. 

Perfecto  caballero. 

Piedad  en  la  justicia. 

Pretender  con  pobreza. 

Prodigio  de  los  montes  y  mártir  del 
cielo.—Santa  Bárbara. 

(9^  De  Guitlcm  de  Castro  hay  dos  partes 
ó  tomos.  Valencia,  1621,  16i5,  que  com- 
prenden vciute  y  cuatro  comed  ia?. 


Don  Carlos  Boíl. 


Marido  asegurado. 
Pastor  de  Menaudra. 


Migoel  Beneito.  ^^ 

Hijo  obediente. 

Licenciado  Joan  Grijalet. 

Adversa  fortuna  del  caballero  del  Es- 
pirílu  Santo. 

Bastardo  de  Ceuta. 

Próspera  fortuna  del  caballero  del  Es- 
píritu Santo.  ^ 

Damián  Saliutrio  del  Poyo. 

Adversa  fortuna  de  Ruy  López  OáVa* 

los. 
Premio  de  las  letras  por  el  rey  don  Fo-    ^ 

lipe  II. 
Privanza  y  caida  de  don  Alvaro  de  LwHu 
Próspera  fortuna  de  Ruy  López  Dávi* 

los. 

Licenciado  Mejia  de  la  Cerda. 

Doña  Inés  de  Castro  (tragedia), 
Andrés  de  Claramonte. 

Ataúd  para  el  vivo  v  tálamo  para  ti 
,     muerto.  (MS,  autigrafo,  MMiCé 

de  Osuna.) 
Católica  princesa  Leopolda. 
De  Alcalá  á  Mddrid. 
Deste  agua  no  beberé. 
De  lo  vivo  á  lo  pintado. 


CATÁLOGO  CRONOLÓGICO  Y  ALFABÉTICO. 


L1 


De  los  mu^ritcs  de  amor  el  silencio  es 

f  I  mejor. 
Dote  del  Rosario  (av/o). 
Favores  de  la  Virgen  (auto). 
Gnn  rey  de  los  desiertos,  san  Onofre. 
Hooradó  con  su  sangre. 
Homo  de  Babilonia. 
Inf^lice  Dorotea. 

Inobediente,  ó  la  ciudad  sin  Dios. 
Iitfaote  de  Aragón. 
Jdra  de  B;iltasar. 
Major  Rey  de  los  reyes. 
Pii5oieenie  el  sol,  salióme  la  lana ,  san- 
•  ta  Teodora 
Ref  don  Pedro  en  Bfadrid. — Infanzón. 

de  lllescas.  (Creo  es  de  Tirso.) 
Ri;;or  y  la  inocencia. 
Tan  dé  san  Antón, 
^aliente  negro  en  Flándes. 


Ga«pac  de  Avila. 

Dicha  por  malos  medios. 
Familiar  sin  demonio. 
Follerias  de  amor.  (.WS.,  señor  Duran.) 
Gobernador  prudente. 
Gno  Séneca  de  España,  Felipe  11. 
hisde  las  pendencias, 
le^peto  en  el  ausencia. 
Seolencia  sin  firma. 
Serfir  sin  lisonja.  —  Familiar  sin  de- 
monio. 
Todo  cabe  en  lo  posible. 
Valeroso  español  y  primero  de  su  casa. 
Venga  lo  qoe  viniere. 

Jaan  Qairós ,  jnrado  de  Toledo. 


Amantes  de  Teruel. 


Amor,  ingenio  y  mujer.— Tercera  de 

sí  misma.  (MS.  autógrafo^  biblioteca  Amor  y  amistad. 

de  Osuna.)  \  Amor  medico. 

Amparo  de  los  hombres.  Amar  por  arte  mayor. 

Arpa  de  David. 

Animal  profeta.  (AÍ5.,  biblioteca  de 
'  Osuna.) 

Caballero  sin  nombre. 
Carboneros  de  Francia,  y  reina  Sevilla. 
Casa  del  Taur.  {MS.,   biblioteca  de 

Osuna.) 
Circe  Y  Polifemo.  (Con  Montalvan  y 

Calderón.) 
Clavo  de  Joel.  {MS.,  señor  Duran.) 
Conde  Alarcos. 
Confusión  de  Hungría. 
Cuatro  milagros  de  amor. 

Desgraciasdel  rey  don  Alonso  el  Casto.  \  Cautela  contra  cautela. 
Ei*mi(año  galán  y  mesonera  del  cielo.    Celosa  de  sí  misma. 


Amor  y  celos  hacen  discretos. 
Amazonas  de  las  Indias.  — Hazafiat  de 

los  Pizarros  (2.'  parte). 
Amona  García. 
Aquiles. 

Árbol  del  mejor  fruto. 
Averígüíelo  Vargas. 
Burlador  de  Sevilla  —  Convidado  de 

piedra. 
Balcones  de  Madrid. 
Caballero  de  Gracia. 
Castigo  del  pensé  qué.— El  que  fuere 

bobo  no  camine. 


Ksclavo  del  demonio. 
Examinarse  de  rey.  {MS.  en  la  Biblio- 
teca Nacional.) 


Celoso  prudente. 
Celos  con  celos  se  curan. 
Cobarde  mas  valiente. 


Exemplo  de  la  desdicha  y  capitán  Be-  Cómo  han  de  ser  los  amigos, 
lisario.  {MS.  autógrafo^  biblioteca  de  t  Condenado  por  desconfiado. 
Osuna.)  I  Condesa  bandolera— Ninfa  del  cielo. 


Fénix  de  Salamanca. 
Fe  de  Hungría  (aif(o). 
Galán,  valiente  y  discreto. 
Galán  secreto. 
Hija  de  Carlos  V. 
Hombre  de  mayor  fama. 
Hero  y  Leandro. 
Inquisición  {attto). 


Conquista  de  Valencia  por  el  Cid. 

Dama  del  Olivar.— Lorenza  la  de  Es* 
tercuel. 

DesdeToledoá  Madrid. 

Del  enemigo  el  consejo. 

Don  Gil  de  las  calzas  verdes. 

Doña  Beatriz  de  Silva.— Favorecer  á  to- 
dos y  amar  á  ninguno. 


Jura  del  príncipe  de   Asturias  ( au-  '  Elección  por  la  virtud.— San  Pío  V. 


Famosa  Toledana.  {MS.  autógrafo,  bi- 
blioteca de  Osuna.) 

Licenciado  Jostiniano  (Lúcat ). 

Lofojos  del  cielo,  santa  Luda. (líS. 
auúgrafoy  biblioteca  de  Osuna.) 

Cristóbal  de  Meta. 

P«Qpejo  {tragedia). 

Liceneiado  Gaipar  de  Mesa. 

Z\  Bmto  ateniense  {auto  de  1602).  {En 
la  bi^ioteca  de  Osuna. ) 

Miguel  Saochez  Vidal. 

La  isla  bárbara.  {MÍ.  autógrafo,  bi- 
küQteem  de  Osuna.) 

Hurtado  de  Velarde. 

Les  fíete  infantes  de  Lara  {tragedia). 


AloBto  Morales. 
Conde  loco. 

Doctor  Mira  de  Mesona. 

Adúltera  virtuosa ,  $anla  María  Egip- 
ciaca. 

Adversa  fortuna  de  don  Bernardo  Ca- 
brera. 


to).  {^MS.,  biblioteca  de  Osuna.) 

Uses  de  Francia. 

Lo  que  puede  el  oír  misa. 

Lo  que  puede  una  sospecha. 

Lo  que  toca  al  valor,  y  príncipe  de 
Orange. 

Havor  soberbia  humana  de  Nabuco- 
donosor. 

Marqués  de  las  Navas. 

Mas  vale  fingir  que  anrar. 

Mártires  del  Japón  (auto). 

Mártires  de  Madr¡d(atf/o). 

Monte  de  piedad  {auto). 

Negro  del  mejor  amo. — San  Benito  de 
falermo. 

No  hay  burlas  con  las  mujeres. 

No  bay  reinar  como  vivir. 

No  bay  dicha  ni  desdicha  hasta  la 
muerte. 

Nuestra  Señora  de  los  Remedios(aM/o). 

Obligar  contra  ^u  sangre. 

Pastor  lobo  (a{//0). 

Palacio  confuso. 

Pedro  Telonario  (flrw/o). 

Primer  conde  de  Flándes.  {MS.,  biblio- 
teca de  Osuna.) 

Prodigios  de  la  vara,  y  conquista  de 
Israel. 

Principe  de  la  Paz  y  trasformaciones 
de  Celia  {auto). 

Rico  avariento.' San  Lázaro. 

Ronda  y  visita  de  la  cárcel  {auto). 

Rueda  iie  la  Fortuna. 

Sol  á  media  noche  y  estrellas  á  me- 
diodía. 

Tercera  de  si  misma.— Amor,  ingenio 
y  mujer. 

Vida  y  muerte  de  la  monja  de  Portu- 
gal. 

Tirso  de  Molina  (1). 

Alvaro  de  Luna  ( 1 ."  y  2.*  parte ). 

Amar  por  señas. 

Amar  por  razón  de  estado. 

(1)  De  Tirso  exi.sten  en  colección  cinco 
partes  ó  tomos,  Madrid,  1^7  á  '1636,  que 
comprenden  sesenta  comedias,  y  además  tres 
eo  la  obra  lítala  da  Cigarrales  de  Toledo. 


Cu  Madrid  y  en  una  casa.  (Atribuida  á 
i     Rojas.)  , 

Esto  si  que  es  negociar. 

Escarmientos  para  el  cuerdo. 

Fingida  Arcadia. 

Firmeza  en  la  hermosura. 

Honroso  atrevimiento. 

Huerta  de  Juan  Fernandez. 

Joya  de  las  montañas.— Señora  Orosia. 

Lealtad  contra  la  envidia.  Tercera  par- 
te de  Hazañas  de  los  Pizarras. 

Lagos  de  san  Vicente. 

Mari-Hernandez  la  gallega. 

Marta  la  piadosa. 

Mayor  desengaño. 

Mejor  espigadera. 

Melancólico. 

Mujer  que  manda  en  casa. 

Mujer  por  fuerza. 

No  hay  peor  sordo  que  el  que  no  quie- 
re oir. 

Palabras  y  plumas. 

Peña  de  Francia. 

Pretendiente  al  revés. 

Privar  contra  su  gusto. 

Por  el  sótano  y  el  torno. 

Prudencia  en  la  mujer. 

Quien  calla  otorga.  Segunda  parte  del 
Castigo  del  pensé  qué. 

Quien  habló  pagó. 

Quien  no  cae  no  se  levanta. 

Quien  da  luego  da  dos  veces. 

Quinas  de  Portugal. 

Reina  de  los  reyes. 

República  al  revés. 

Rey  don  Pedro  en  Madrid  ó  el  Infan- 
zón de  lllescas.  (Se  cree  de  Tirso, 
aunque  el  MS.  de  la  biblioteca  de 

I     Osuna  la  atribuye  á  Claramonle.) 

I  Romera  de  Santiago. 

I  Santa  Juana  (1.%  2."  y  3.*  parte ).  {MS. 

i     autógrafo,  en  la  biblioteca  de  Osuna.) 

i  Santo  y  sastre. 

Siempre  ^yuda  la  verdad. 

Tanto  es  lo  de  mas  como  lo  de  menos. 

Todo  es  dar  en  una  cosa.  Primera 
parte  de  Hazañas  de  los  Pizarroii 

Venganza  de  Tamar. 


I 


Ln 

Ventura  con  el  nombre. 
Ventura  te  dé  Dios,  hijo. 
Vergonzoso  en  palacio. 
Vida  y  muerte  de  Heródes. 
Villana  de  la  Sagra. 
Villana  de  Vallecas. 


CATALOGO  CRONOLÓGICO  Y  ALFABÉTICO. 

I  También  tiene  el  sol  menguante,  como  ; 

la  luna  creciente. 
Tres  edades  del  mundo. 
■  Tres  portentos  de  Dios,  y  principe  de   Amistad  contra  el  amor. 


Marco  Antonio  Orir. 


.Luit  Veles  de   Guevara. 


Abadesa  del  cielo  {auto). 

Águila  del  agua  y  batalla  naval  de  Le- 

panto. 
A  b  que  oblica  el  ser  rey. 
Agravios  perdonados  (tf0<pffr/^«). 
Amor  en  vizcainoy  los  celos  en  francés. '  Árbol  de  la  vida. 

—Torneos  de  Navarra.  |  Cautiva  libre. 

Amotinados  de  Flándes.  ¡  Entre  dia  j  noche 

Asombro  de  Turquía ,  y  valiente  tole-  *  Kscuela  divina. 


la  Iglesia. 
Verdugo  de  Málaga. 
Virtudes  vencen  señales.  —Negro  rey 

bandolero. 


Maestro  Jote  Valdivieso  (1). 


Autos. 

Amistad  en  el  peligro. 
Ángel  de  la  Guarda. 


daño  Francisco  de  Ribera. 

Atila,  azote  de  Dios.^La  silla  de  san 
Pedro. 

Amor  hace  prodigios.  —Celos  hacen 
estrellas. 

Batlasara.  (Con  Coello  y  Rojas. ) 

Caballero  del  Sol. 

CatallanSerrallonga.(Con  ñojasy  Coe- 
llo.) 

Celos  son  bien  y  ventura. 

Celos  hacen  estrellas.  —  Amor  hace 
prodigios. 

Cerco  del  Peñón. 

Cerco  de  liorna  ||>or  el  rey  Desiderio. 

Corte  del  demonto. 

Conquista  de  Oran.  —  Gran  cardenal 
de  España. 

Correr  por  amor  fortuna. 

Cristianísima  Lis.— Azote  de  la  here- 
jía. 

Creación  del  mundo. 

Cumplir  dos  obligaciones.— Duquesa 
de  Sajonia. 

Diablo  está  en  Canfillana. 

Diego  García  de  Paredes.  — El  valor 
no  tiene  edad. 

Espejo  del  mundo. 

Hermosura  de  Raquel  (L"  y  2.'  parte). 

Hijos  de  la  Barbuda. 

Juliano  Apóstata. 

Lo  que  piensas  hago. 

Luna  de  la  Sierra. 

Mas  pesa  el  Rey  que  la  sangre.— Ho- 
nor de  los  Guzmanes. 

Mesa  redonda  (aiíto) 

Montañesa  de  Asturias. 

Niña  de  Gómez  Arias. 

Nueva  ira  de  Dios.— Tamorlan  de  Per- 
sia. 

Obligación  alas  mujeres.  (Es  casi  igual 
á  la  tie  Cumplir  dos  ol)ligaciones.) 

Ollero  de  Ocaña. 

IHeito  del  diablo  con  el  cura  de  Ma- 
dridejos.  (Con  Rojm  y  Mira  de  Mes- 
cua.) 

Privilegio  de  las  mujeres.  (Con  Rojas 

y  Coello. ) 
Principe  esclavo,  ó  Escanderbek  (L* 

y  ±*  parte). 
Rev  en  su  imaginación.  {US.  autógra' 
.  ¡Vf  tenor  Duran.) 
Rey  muerto. 
Reinar  después  de  morir,  Doña  Inés  de 

Castro 
Restauración  de  España.— El  Alba  y  el 

hol. 
Rosa  de  AlejaadriR 
Serrana  de  la   Vera 

HbHoteca  de  Owna.) 
Santa  Susana. 

Si  el  caballo  Ttisban  muerto. 
También  la  afrenta  es  veneno.  (Con 

Coello  y  Rojoi. ) 


Ferias  del  alma. 

Fénix  de  amor. 

Flor  de  lis  de  Francia. 

Hijo  pródigo. 

Hombre  encantado. 

Hospital  de  locos. 

Loco  cuerdo,  sao  Simeón. 

Locos  de  Toledo. 

Locura. 

Nacimiento  de  la  mejor.— Madre  de  la 

mejor. 
Nacimiento  de  Cristo. 
No  le  arriendo  la  ganancia. 
Peregrino  del  cielo. 
Serrana  de  la  Vera. 
Siquis  y  Cupido. 
Villano  en  su  rincón. 


Luí*  Beltnonle  BeriD«de«. 


Deuda  bien  satisfecha. 
Virgen  de  los  Desamparados  de  Valen- 
cia. 


Don  Rodrigo  de  Herrera. 

Batalla  de  Claviio.— Voto  de  Santiago. 
Castigar  por  defender. 
Del  cielo  viene  el  buen  rey.  • 

Fe  no  ha  menester  armas,  y  venida  del 

inglés  á  Cádiz. 
Primer  templo  de  España. 
Segundo  obispo  de  Avila. 

Doctor  Felipe  Godinez. 

Acertar  de  tres  la  una. 

Adquirir  para  reinar. — Glorias  de  Ist- 
bela. 

Aun  de  noche  alumbra  el  sol. 

Basta  ii/lentarlo. 

Cautelas  son  amistades.— Lo  que  me- 
rece un  soldado. 

De  buen  moro  buen  cristiano. 

Divino  Isaac  {auto). 

Horca  para  su  dueño.— Aman  y  Mardo- 
queo. — Reina  Ester. 

Ha  de  ser  lo  que  Dios  quiera. 

Lágrimas  de  David.  —  Rey  mas  irire» 
pentído. 

Ludovico  el  Piadoso. 

Milagrosa  elección. 

O  el  fraite  ha  de  ser  ladrón,  ó  el  ladrón 


ha  de  ser  fraile. 
Acierto  en  el  engaño,  y  robador  de  sn  !  Paciencia  enlos  trabajos.— Trabajos  de 

honra.  i     Job  y  prueba  de  la  paciencia.  . 

Afanador  el  de  Utrera.  |  Premio  de  la  limosna  {auto). 

Aun  tiempo  rey  y  vasallo.  (Con  otros. )   Primer  condenado. 


Amor  y  honor.  —Respeto,  honor  y  va 
lor. 

Casarse  sin  hablarse. 

Conde  de  Fuentes  en  Lisboa. 

Darles  con  la  entretenida. 

Desposado  por  fuerza.— Olvidar  aman- 
do. 

Diablo  predicador.— Mayor  contrario 
amigo. 

En  riesgos  luce  el  amor. 

Fiaren  Dios. 

Fiestas  de  los  mártires  {auto). 

Fuerza  de  la  razón. 

Gran  Jorse  Castrioto. 

Hazañas  ae  don  García  de  Mendoza. 

Hortelano  deTordesíllas. 

Legado  mártir— San  Pedro. 

Mejor  testigo  el  muerto.  (Con  Calde- 
rón y  otro.) 

Mejor  tutor  es  Dios.  ( Con  Calderón  y 
otro,) 

Renegada  de  Valladolid. 

Robador  de  su  honra.  —  Acierto  en  el 
engaño. 

Sancha  la  Bermeja. 

Sastre  del  Campillo.  {MS,  autógrafo^ 
biblioteca  de  Osuna.) 


Provecho  para  el  hombre. 

San  Mateo  en  Etiopía. 

Soberbio  calabrés. 
'  Soldado  del  cielo,  san  Sebastian. 
í  Virgen  de  Guadalupe. 

t 

t 

j        Don  Diego  Jimenes  Ebcwo. 

I  C<;los  en  el  caballo. 
Encubierto. 
I  Engañar  para  reinar. 
i  Mayor  hazaña  de  Carlos  V. 
:  Médicis  de  Florencia. 
'  Príncipe  don  Carlos. 
!  Quien  ralla  otorga. 
I  Santa  Margarita. 

!  Valiente  sevillano.—  Pedro  Lobon  fL* 
I     y  2."  par/e). 


Blai  de  Meta. 

Cada  uno  con  su  igual. 


Don  Antonio  Foloh  de  Card 


Didoy  Eneas. 


Satisfecho.  {MS.  aut^rafo,  biblioteca 

de  Osuna. 
Siete  estrellas  de  Francia— San  Bruno. '  Marina  la  porquera. 
I     (.VS.  autógrafo,  biblioteca  de  Osuna.)   Mas  es  el  servir  que  el  reinar. 
,  santa  Catalina.     I  Trabajos  de  T*lises.  Lo  mejor  es  lo  mejor, 

a.  {US.  autógrafo^  j  Tres  señores  del  mundo,  y  triunvirato   Mas  heroico  silencio. 

de  Roma.  Obrar  contra  su  intención. 

{i)  Del  mze^uo  Valdivieso  existe  un  tomo   JJ<>  siempre  mienten  éefialea. 
é  parte,  tilalado  Doce  mU^s  sacrmnentaiei  g  I  rragmáUca  de  amor. 
d99  fmedUi  divina»  del  mafttro  Jote  de    Vencer  el  fuego  es  vencer. 
Vai^iPiew,  Toledo,  16tt 


CATALOGO  CRONOLOGÍCO  Y  ALFABÉTICO. 


Lili 


Alonso  de  VatrM. 
lozas  hay  si  hay  iii]iirlas. 


Don  Mnmm  de  Jásregoi  (i). 
Taido. 

■  AloiMo  Jerónimo  de  Salas 
BnrbadUlo  (i). 

sla  de  Celestina.  — Hidalgo  pre 
lido. 

tramposo  y  pobre. 

-do  Escarraman. 

t)ia  Flora  mal  sabidilla. 

pos  de  amor. 

ía  de  España  y  Francia. 


Don  Bernardo  Mlaeliado. 

Cerco  de  Dio.— La  pastora  Alfreda. 

Don  Juan  de  Silva. 

Locara  cuerda. 
Lo  que  puede  la  aprensión. 
Mocedades  del  duque  de  Osuna. 
Violencias  del  amor. 

Vicente  Etquerdo. 

Fuerte,  animoso,  sagaz  y  valiente  Mar- 
tin López  Ayvá. 
Ilustre  fregona. 
Marte  y  Venus  en  Paris. 
Mina  de  amor. 
Toledana  en  Madrid. 


.ms  de  Góngora  y  Argole  (3).  ,        Jacinto  Alomo  Maluettdn*. 


rcarlino. 
I  Tena  tona, 
tas  de  Isabela. 

Maestro  Alfonso  Alfcro. 

nenes  Mesenio. 
rede  Portugal. 
I  de  la  Soledad. 
I  de  la  Salceda. 

Don  Alonso  del  Oastillo 
Solorsano  (4). 

o  satisfecho, 
ma  de  Valencia, 
dado  del  cfelo  (auto). 
és  del  Cigarral, 
izgo  Figura. 

a  de  Norlingen  y  el  infante  de 
oanía. 
Je  Florisbella. 

^on  Antonio  de  Haerta. 

Mancas  de  Juan  deEspera-en- 

I. 

lidores  y  amigos. 

r  bien  sin  ajeno  daño. 

Don  Agtistin  Collado. 

leo  restaurada ,  y  gran  sepulcro 
fisto. 

^edro  Fernandez  de  Castro, 
conde  de  Lémus. 

onfDsa. 

Don  Joan  de  la  Pena. 

e  Peralfillo. 
Hipólito  Vergara  (5) . 

or  de  la  Virgen ,  san  Fernando. 


Magdalena. 
San  Luis  Beltran. 
S.into  Tomás  de  Viltanneva. 
Sitio  de  Tortosa. 


Don  Juan  Ruis  de  Alaroon  (6). 

Amistad  castigada. 

Anlicristo. 

Crueldad  por  el  honor. 

Cueva  de  Salamanca. 

La  culpa  busca  la  pena. 

Desdichado  en  fingir. 

Dueño  de  las  estrellus. 

Empeños  de  un  engaño. 

Examen  de  maridos.— Antes  que  te  ca- 
ses mira  lo  que  haces. 

Favores   del    mundo.  —  Ganar    per- 
diendo. 

Ganar  amigos.—  Lo  que  mucho  vale 
mucho  cuesta. 

Industria  y  la  suerte. 

Manganilla  de  Meliila  (magia), 
i  Mudarse  por  mejorarse.— Dejar  dicha 
por  mas  dicha. 

.No  hay  mal  que  por  bien  no  venga.-- 
Don  Domingo  de  don  Blas. 

Paredes  oyen. 

Pechos  privilegiados.- Nunca  mucho  j 
'     cosió  poco.  I 

Prueba  de  las  promesas. 

Quién  engaña  mas  á  quién.  > 

Uuien  mal  anda  mal  acaba.  ! 

Semejante  á  sí  mismo. 

Tejedor  de  Segovia  (úm  partea). 

Todo  es  ventura. 

Verdad  sospechosa. 


Joan  Delgédo. 

Cómo  se  engañan  los  celos. 
Prodigio  de  Polonia.—  San  Jacinto. 


Don  Gabriel  Booángel. 

El  emperador  fingido. 
Nuevo  Olimpo. 


Don  Jerónimo  Lafuente.. 

Enpfiar  con  la  verdad. 

Mejor  flor  de  constancia,  santa  Cata- 
lina. 

Veneno  en  la  guirnalda  y  triaca  en  la  » 
fuente. 


Don  Diego  Muget  y  Solis  (7). 

Cazador  mas  dichoso. 
Como  ha  de  ser  el  valiente. 
Ermitaño  seglar. 
Firme  lealtad. 
Generoso  en  España. 
Iffualdad  en  los  sugetos. 
Venganza  déla  duquesa  de  Amalfi. 
Triunfos  de  amor  y  fortuna. 


Don  Antonio  Herrera. 

Las  doncellas  de  Madrid. 

Don  Jacinto  Herrera. 

Duelo  de  honor  y  amistad. 

Don  Diego  Mogtsa. 


&ta  en  sos  obras  poéticas.  1  Denionio  en  la  mujer.— Rey  ángel  de 

a  «os  ROTelas ,  cuentos  y  otros  libros  '      Sicilia. 

eacioD.  ,  Ofensa  y  venganza  en  el  retrato- 

B  sos  obras  Nrícas.  i 

B  sos  libros  de  novelas,  coentos  y  , 

(6)  De  Alarcon  hay  eu  coleeeion  dos  par- 


)  el  libro  de  la  vida  del  saato  ley  dos 
do. 


tes,   Madrid,  1638,  Barcelona,  16S4,  que 
comprenden  veinte  comedias. 


Don  Juan  de  Benavides. 

Loca,  cuerda,  enamorada.  —  Acertar 
donde  hav  error. 

Apolo  V  Dafne. 

Conquista  de  Almería.  —Nuestra  Sé- 
Hora  del  Mar. 

Marte  español. 

Licenciado  Gabriel  de  Roa. 

Arriesgarse  por  amor. 
Batalla  del  amor  {auto). 
Esclavo  del'mas  impropio  dueho. 
Fénix  de  Tesalia. 

Premiar  al  liberal  por  rescatar  su  for- 
tuna. 

Francisco  Lopes  de  Zarate, 

Hércules  furente  {tragedia). 
Galiota  del  conde  de  Niebla. 

Don  Sebastian  Fraaciaco 
de  Medrano. 

Nombre  para  la  tierra  y  vida  para  el 

cielo.  • 
Venganzas  de  amor. 

Pedro  Garoia  Carnero. 

Fuente  de  las  virtudes. 

Don  Gabriel  del  Corral. 

La  trompeta  del  juicio. 


(7j  La  parte  de  comedias  de  Nugel  v  So- 
Ils  fué  impresa  en  Éraselas,  1626. 


uv 


CATÁLOGO  CRONOLÓGICO  Y  ALFABÉTICO. 


Don  Andrés  Alaroon  y  Rojas. 
La  hechicera. 

Don  Alonso  de  Osuna. 

El  pronóstico  de  Cádiz. 
Fingir  i  a  propia  verdad. 
Milagros  del  Serafiu. 

Don  Antonio  de  Mendosa  (1). 

Cada  loco  con  su  tema.— El  indiano 
monUíués. 

Celos  sin  saber  de  quién. 

Celestina. 

Don  Juan  de  Espina  en  Hilan. 

Empeños  del  meniir. 

Marido  hace  mujer  y  trato  muda  cos- 
tumbre. 

Mas  merece  quien  mas  ama. 

No  hay  amor  donde  hay  agravio. 

Querer  por  solo  querer. 

Quien  mas  miente,  medra  mas. 

lliesgos  que  tiene  un  coche. 

Sucesos  prodigiosos  de  don  Pedro 
Guerrero. 


Don  Antonio  Goello. 

Adúltera  castigada. 

Amiga  mas  verdadera,  y  Virgen  del  Ro- 
sario (a/z/o). 

Arcadia  fingida. 

Árbol  de  mejor  fruto. 

fiallasara.  (Con  Rojas  y  Guevara.) 

Catalán  Serrallonga.  (Con  A(y/ff«  y  Gif«- 
vara.) 

Cárcel  del  mundo  (auto). 

Dar  la  vida  por  su  dama. — El  conde  de 
Sex.  (Atribuida  á  Feiipe  IV.) 

Dicho  y  hecho. 

Dos  Fernandos  de  Austria. 

Lscuela  de  la  fortuna.  — Esclavo  de  la 
fortuna. 

Lo  que  pasa  en  una  noche.  —Empeño 
de  seis  horas. 

Lo  que  puede  la  porfía. 

Peor  es  urgallo. 

Por  el  esfuerzo  la  dicha. 

Privilegio  de  las  mujeres.  (Con  Rojas 
y  Velez.) 

Yerros  de  naturaleza  y  aciertos  de  la 
fortuna.  (Con  su  hermano  donjuán.) 
{MS.,  biblioteca  de  Osuna.) 


Don  Juan  Coello  Ariai. 
Robo  de  las  sabinas. 

Luifl  Quiñones  de  Benavente. 

Loas  y  Entremeses. 
Don  Lope  Liano. 
Remardo  del  Carpió  en  Francia. 

Matías  de  los  Reyes. 

Agravio  agradecido. 

Dar  al  tiempo  lo  que  es  suyo. 

(1)  Hay  an  tomo  de  obras  Ut\c»%  v  có- 
micas de  Xenodia,  qse  comprende  seis  co- 
medias. 


De  mentira  sacar  verdad. 
Enredos  del  diablo. 
Qué  dirán,  y  donaires  de  Pedro  Cor- 
chelo.  (Atribuida  á  Lope.) 
Vida  y  rapto  de  Elias. 


Don  Juan  ó  don  Franotsco  de 
ViUegas. 

Buen  caballero  maestre  de  Calatrava. 
Cómo  nació  san  Francisco. 
Cuerdos  hacen  escarmientos. 
Culpa  mas  provechosa. 
Despreciada  querida. 
Eneas  de  la  Virgen  y  primer  rey  de 

Navarra. 
Lealtad  contra  la  ley. 
Lisonjear  en  palacio. 
Lo  que  puede  la  crianza. 
Lo  que  pueden  los  engaños. 
Lucjdoro  aragonés. 
Marido  de  su  hermana  y  mentirosa 

verdad. 
Mas  piadoso  troyano. 
Morica  garrida  y  hermanos  amantes. 
Padre  de  su  enemigo. 
Portugués  mas  heroico. 
Venganza  y  el  amor. 


Don  Jerónimo  de  Villaixan. 

A  gran  daño  gran  remedio. 

Mas  valiera  callarlo  que  no  decirlo. 

Ofender  con  las  finezas. 

Sufrir  mas  por  querer  mas. 

Venga  lo  que  viniere. 

Quiñi  a  de  Sicilia.  (Creo  e&  de  Martínez.) 

San  Agustín. 

Transformaciones  de  amor. 

Francisco  Suares. 

Lucero  de  Verona,  san  Pedro  Mártir. 


Don  Francifoo  la  Cerda. 

Universidad  de  amor. 

M aeitro  Juan  Gabesas  (2). 

Kngañar  para  casarse. 
Empeños  que  hace  amor. 
Galán  y  esclavo  uno  mismo. 
Calan  bobo. 

.Matar  por  celos  su  dama. 
Morir  á  un  liempo  y  vivir. 
No  hay  castigo  contra  amor. 
Parto  de  las  montañas. 
Prelensor  de  su  madre. 
Principes  de  Tesalia. 
Querer  por  hacer  querer. 
Reina  mas  desdichada. 
También  hay  amor  sin  celos. 

Doctor  Juan  Peres  de 
Montalvan  (3). 

Aborrecer  lo  que  quiere. 

A  lo  hecho  no  hay  remedio,  y  principe 

de  los  montes. 
Amantes  de  Teruel. 

{i)  I.a  parte  iraprcsi  en  Zaragoza,  16... 

(3)  De  .Montalvan  liay  dos  partes,  impre- ' 
sas,  laprimera  en  Alcalá,  1H58,  y  la  segunda  i 
en  Madrid,  1639,  y  reimpresas  en  Valencia  | 
eu  165i.  Compreadeu  ambas  veinte  y  cuatro 
comedías. 


Amor  es  naturaleza. 

Amor,  privanza  y  castigov  y  forte 

de  Seyano. 
Amor,  lealtad  y  amistad. 
Caballero  del  Febo  {auto). 
Cardenal  de  Morón. 
Celoso  estremeño.  (Creces  la  de  L€ 
Centinela  de  honor. 
Cómo  se  guarda  el  honor. 
Como  amante  y  como  honrada. 
Como  padre  y  como  rey. 
Cuerdos  hay  que  parecen  locos. 
Cumplir  con  su  obligación. 
De  un  castigo  dos  venganzas. 
Defensor   de    la  fe  y  principe  [ 

digioso. 
Desdicha  venturosa. 
Deshonra  honro.sa. 
Desprecios  en  quien  ama. 
Dichoso  en  Zaragoza.  (No  creo  es 

ya.) 
Divino  portugués  san  Antonio  de 

dua  (auto). 
Doncella  de  labor.— Marica  la  del 

chero. 
Don  Florisel  de  Niquea.— Para  con 

dos  hermanos. 
Dos  jueces  de  Israel, 
fcimpeños  que  se  ofrecen. 
Rscanderbek  {auto). 
Fin  mas  desgraciado. 
Ganancia  por  la  mano. 
Gitana  de  Ménfis.— Santa  María  Eg 

ciaci  {auto). 
Gitanilla  de  Madrid. 
Gravedad  en  Villaverde. 
Hijo  del  Serafin,  san  Pedro  Alcánt 

{auto). 
Hijos  de  la  fortuna.— Tergenes  y  C 

riquea. 
La  Lindona  de  Galicia. 
Loque  son  juicios  del  cielO' 
Lucha  de  amor  y  amistad. 
Mariscal  de  Biron. 
Mas  constante  mujer. 
Mas  puede  amor  que  la  muerte. 
Monja  Alférez. 
Morir  y  disimular. 
Mudanza  en  el  amor. 
Mujer  de  Peribañez. 
Natividad  del  Señor  {auto). 
Nazareno  Sansón. 
No  hay  vida  como  la  honra. 
Obrar  bien,  que  Dios  es  Dios. 
Olinipa  y  Vireno. 
Palmerin  de  Oliva.  —  Encantador!  1 

cinda. 
Pedro  Urdemalas. 
Polifemo  {auto). 
Por  el  mal  vecino  el  bien. 
Premio  de  la  humildad. 
Principe  peregrino  y  prodigio  en 

namarca. 
Puerta  macarena (!.•  y  2.*  parte). 
Remedio,  industria  y  valor. 
Reinar  para  morir. 
Higor  de  la  inocencia. 
San  Juan  <^apistrano  (irtffo). 
Santo  Domingo  el  Soriano  {auto). 
Segundo  Séneca  de  España.— Princ 

don  Carlos. 
Sentencia  contra  si.— Húngaro  mas 

liente. 
Señor  don  Juan  de  Austria. 
Ser  prudente  y  ser  sufrido. 
Templarios. 
Toquera  vizcaína. 
Valiente  mas  dichoso.— Don  Pedro 

rart. 
Valor  perseguido  y  traición  vengad 
Ventora  en  el  engaño. 
Un  gusto  trae  mil  disgosios. 


CATALOGO  CRONOLÓGICO  Y  ALFABÉTICO. 


LY 


OTROS  AUTORES  DE  AQUEL  PERÍODO  CUYAS  COMEDL\S  SE  IGNORAN. 


El  COÜDt  DE  LA  CoROitA. 

Om  EsTÉiAN  DB  Prado. 

D05  DlE«M>  TOfAII. 

El  cotkdc  de  Sirocla. 
DoR  Dicco  Collazos. 
Dos  Gaspar  del  Arco. 
LictjicuDO  Fblips  Bernardo  del  Cas- 
tillo. • 
doi  10r€s  totar. 
fhn  Fraücisco  Gotierrez  Cadagua. 

DqR  FCRIfARDO  LODE^A. 

tkn  Fra:icisco  de  Quctedo  Villegas. 


LiCBxciADo  Jerónimo  Fernaidez  Mon-!  Don  Antonto  Ibarra. 

.   ;  Do?f  Fernando  Larrüa. 


TERO. 

Maestro  José  Cisneros. 
Don  Pedro  de  la  Barrera. 
Príncipe  de  Esquilache. 
Marques  de  Javalquinto. 
Manoel  López. 
Doña  María  de  Zatas. 
Don  Joan  de  la  Porta  Cortés. 
Don  José  Pellicer  y  Tovar. 
Don  Pedro  de  Mendoza. 
Don  Pedro  Vargas  t  Machuca. 
Don  Pedro  Mesía  de  Totar. 


I  Don  FraTicisco  Miracles. 
Don  Diego  de  Villegas. 
El  conde  de  la  Hoca. 
Don  Alonso  Üeinoso. 
Marcelo  Díaz  de  Calle-Cerrada. 
Gregorio  López  Madera. 
Don  Alonso  de  Rozas. 
Don  Andrés  Tamayo. 
Don  Diego  de  Vera  OrdoSez. 
Don  Joan  de  Tapia. 


Al  final  de  la  segunda  parte  de  este  Catálogo  ( que  irá  en  el  tomo  siguiente )  se  colocarán  las 
eomedias  publicadas  anónimas,  de  uno  ó  mas  ingenios^  cuyos  verdaderos  nombres  no  haya  po-' 
ido  averiguar. — En  ellas  no  es  posible  aventurarse  á  seguir  un  orden  cronológico,  y  por  eso  no 
le  señalan  aquí  las  que  pudieron  corresponder  á  este  período,  que  comprende  solo  hasta  1635, 
hacerlo  de  todas  y  por  el  orden  puramente  alfabético  al  final  del  Catálogo» 


COMEDIA  FAMOSA 


DE 


LA  RUEDA  DE  LA  FORTUNA, 


COMPUESTA 


POR  EL  DOCTOR  HURA  DE  MÉSGUA. 


LOA. 


HALA  DE  ECHAR  MUJER,  Y  EN  HÁBITO  DE  LABRADORA. 


e  en  un  monte  on  rey, 
I  caza  una  tarde 
or  de  su  gente, 
rincipes  y  grandes; 
a  mediodía 
n  rayos  tales , 
ndo  á  Faetón,  su  bijo, 
ra  vez  arrogante; 
viendo  el  tiempo 
dose  el  aire, 
el  cielo  de  nieblas 
t  tempestades. 
:boza  el  pastor , 
el  caminante, 
[>n  los  pilotos 
nzo  de  las  naves; 
ley  un  montero 
de  aquellos  pinares 
a  c.Tseria, 
sion  bastante; 
)r  unas  peñas 
los  y  arrayanes , 
?s  eí  rumor 
linaba  el  aire; 
e  eh  un  manso  arroyo 
an  los  umbrales 
il  labrado  cortijo , 
olmos  delante; 
:lRey,  y  entrando, 
que  se  sentase, 
r  el  dueño  y  huéspeda  , 
en  su  casa,  honrarle. 
I  labrador  apenas 
i  personas  reales 
&%a  su  aposento, 


Cuando  en  hielo  se  deshace. 
Entró  su  pobre  familia 
A  decirle  que  no  aguarde , 
Pues  le  quiere  ver  el  Rey, 
A  que  el  mismo  Rey  le  hable; 
Tiembla  el  labrador  de  nuevo , 
Mira  el  sayt)  miserable , 
Las  abarcas  y  las  pieles, 

Y  de  vergüenza  no  sale; 
El  pobre  cortijo  mira , 
Como  vigüela  sin  trastes , 
Hecho  de  pajas  el  techo 
Sobre  unos  viejos  pilares ; 
Llamó  á  su  mujer,  y  dice: 
«Mujer,  á  huéspedes  tales, 
Si  no  es  el  alma ,  no  tengo 
Casa  ni  mesa  que  darles; 
Salid  y  decilde  al  Rey 

Que  no  es  mucho  me  acobarde 
Ver  su  persona  real 
En  mis  pajizos  poHales; 
Que  coma  en  la  voluntad , 
Que  es  mesa  que  á  Dios  aplace, 

Y  duerma  en  el  buen  deseo. 
Que  no  tengo  masque  darle; 
Que  vos ,  como  sois  mujer. 

Pues  no  hay  cosa  que  no  alcancen , 
Hallaréis  gracia  en  sus  ojos ,  . 

Y  al  fin  podréis  discul()arme.> 
Dicen  que  entró  la  mujer 
Muy  temerosa  á  hablarle. 
Por  la  obligación  que  tienen 
De  cuanto  el  maridfo  mande  ; 

Y  el  Rey,  muy  agradecido 
A  su  vergüenza  notable, 


Cenó  y  durmió  mai  contento 
Que  entre  holandas  v  cambrayes. 
Yo  pienso,  senado  ilustre , 
Que  es  esto  muy  semejante 
De  lo  que  hoy  pasa  á  Riquelme 
Con  este  humilde  hospedaje. 
En  cada  cual  miro  un  rey, 
Un  César,  un  Alejandre ; 
Su  pobre  familia  mira. 
Que  es  la  que  á  serviros  trae. 
Si  no  salió  el  labrador 
Teniendo  á  su  rey  delante , 
Quien  ve  tantos  ¿qué  ha  de  hacer. 
Sino  lo  que  veis  que  hace? 
Mandóme,  como  mujer. 
Que  saliese  á  disculpalle; 
Fué  la  obediencia  forzosa , 
Aunque  rústico  el  lenguaje. 
No  os  ofrece  grandes  salas. 
Llenas  de  pinturas  graves 
De  celebradas  comedias 
Por  autores  arrogantes ; 
No  os  ofrece  ricas  mesas. 
Llenas  de  gusto  y  donaire. 
Sino  voluntad  humilde, 
Que  es  la  que  con  reyes  vale; 
Perdonad  al  labrador. 
Pues  boy  en  su  casa  entrastes , 
Porque  me  agradezca  á  mí 
Las  mercedes  que  hoy  alcance; 
Cid  la  pobre  familia , 
Ya  los  labradores  salen , 
Mientras  que  vuelvo  á  la  corte, 
Besóos  los  pies ,  Dios  os  guarde. 


í^í).C.Mt.-n. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 


BAILE  CURIOSO  Y  GRAYE, 


Cuando  desde  Aragonvino  la  Infanta 
A  casar  con  don  Juan  ^  rey  de  Castilla, 
Las  fiestas  que  se- hicieron  en  Sevilla 
Ilotas  olvida  el  tiempo ^  y  hoy  las  canta. 

Después  que  los  castellanos 
Hicieron  muestra  gallarda 
Con  máscaras  y  sortijas. 
Toros  y  j«egos'de  caíias, 
Mantener  quiso  uu  torneo, 
£n  servicio  de  su  dama , 
Un  gallardo  aragonés. 
De  ios  Pardos  de  la  ca^ta; 
Airoso  terció  la  pica. 
Furioso  juega  la  lanza. 
Dando  con  destreza  y  brío 
Los  cinco  golpes  de  espada. 
Con  la  gloria  de  aquel  dia 
Ganó  de  su  gloria  el  alma , 
La  cual ,  venida  la  noche , 
Le  admite  dentro  en  su  casa ; 
Con  amorosas  razones 
Consiguen  sus  esperanzas , 

Y  ella  ,  abrazándole,  dice, 
Al  despedirlos  el  alba : 

<t Mirad  por  mi  fama, 
Caballero  aragonés. 
— Por  tus  amores,  Señora, 
Cuanto  me  mandes  haré. 

i»Mas  ¿cómo  la  ha  de  guardar 
Quien  á  sí  guardar  no  pudo? 
•—Con  solo  saber  callar 
Que  la  guardéis  no  lo  dudo. 
— Seré  como  piedra  mudo, 

Y  eterna  fe  guardaré ; 
Por  tus  amores ,  Señora , 
Cuanto  me  mandes  haré.» 


En  un  corrillo  otro  dia , 

Sin  nombrar  p^tes,  sa^^laba , 

Y  un  adivino  celoso 

Dio  cuenta  dello  á  su  dama ; 
Sus  blancas  manos  torcia. 
Sus  delgadas  tocas  rasj^a , 

Y  llam&do  á  su  presencia , 
Con  este  desden  le  trata : 
fliAlabásteisos,  caballero. 
Gentil  hombre  aragonés; 
No  os  alabaréis  otra  vez. 

«Alabásteisos  en  Sevilla 
Que  teniades  linda  amiga , 
Gentil  hombre  aragonés; 
No  os  alabaréis  otra  vez.» 

Sin  admitirle  disculpa. 
Que  se  ausente  della  manda , 

Y  él  jura  de  no  volver 
Hasta  volver  en  su  gracia. 
VA  tiempo  gastó  la  ira; 
Mas,  como  el  amor  no  gasta, 
La  dama  llora  su  ausente, 

El  retrato  que  miraba , 

Y  la  dama  le  demanda : 

«  Y  mi  bien ,  ¿cuándo  vendréis ?  » 

Y  finge  que  le  responde: 

« Lindo  amor,  no  me  aguardéis ; 

»Que  si  de  mi  partida 
Pué  causa  un  disfavor, 
Si  no  cesa  el  rigor. 
Yo  no  volveré  en  mi  vida; 
Yo  quedo  arrepentida , 

Y  mi  bien,  ¿cuándo  vendréis?» 

Y  Unge  que  le  responde: 
«Lindo  amor,  no  me  aguardéis. j» 

En  hábito  de  romero 
Un  pajecillo  despacha 


Para  que  dé  en  Zaragoza 
Al  caballero  una  carta.  . 
Cuando  llegó  el  pajecillo. 
Al  salir  de  la  posada 
Encontróle  el  caballero , 
Desta  manera  le  habla : 
«  Homérico ,  tú ,  (jue  vienes 
Donde  mi  señora  está  , 
Di,  ¿qué  nuevas  hay  allá? 

» — Estáse  la  gentil  dama 
A  sombras  de  una  alameda 
Dando  suspiros  al  aire, 

Y  á  su  fortuna  mí!  quejas  ; 
Dióme  que  os  diese  esta  carta 
De  su  mano.v  de  su  letra , 
Que  al  escribirla ,  sus  ojos 
Llenan  el  papel  de  perlas ; 

Y  dijome  de  palabra 

Que  á  Sevilla  deis  la  vuclia , 

Adonde  seréis  su  esposo 

En  haz  y  en  paz  de  la  Igle.'^ia.' 

Con  el  amor  y  el  deseo , 
Como  con  ligeras  alas , 
Vuelve  el  galán  á  Sevilla, 

Y  asi  le  dice  á  su  dama: 
«A  ser  vuestro  vengo. 
Querida  esposa. 
—Dulce  esposo  mió, 
Veni  en  buen  hora. 

» — Tras  lieros  desdenes. 
Que  la  vida  acortan 

Y  al  amor  pudieran 
Negar  la  victoria , 

A  ser  vuestro  vengo , 
Querida  esposa. 
—Dulce  esposo  mió, 
Veni  en  buen  hora.» 


LA  RUEDA  DE  LA  FORTUNA. 


PERSONAS. 


ERADOR  MAURI- 

ERATRIZ  AüRE- 
. ,  su  mujer, 
capitán  general. 


LEONCIO,  capitán  general. 
LA     INFANTA     TEODO- 

LINDA. 
EL  PRÍNCIPE  TEODOSIO. 
MITILENE,  dama. 


CÓSROES,  caballero. 
HERACLIANO,     j 
IIERÁGLIO,  [villanos. 

UN  LIMOSNEROP 
FOCAS,  villano  robusto. 


Dos  CAPITANES. 

MÚSICOS. 
Criados. 

Gente  db  la  miucia    de 
acompañamiento. 


lCto  primero. 

Orden  los  que  pudieren ,  con 
I  despojos  y  banderas ,  y  á  la 
FILIPO. 

FILIPO. 

ésar  famoso, 
lo  poderosa 
I  blanca  Alemania 
sada  Etiopia; 
en  los  hombros  suslenlas 
.  Asia  ,  Europu  , 
tu  nombre  eterno 
¡uilas  de  Roma; 
ceñida  la  ícente 
nmorlal  corona, 
el  otro  mundo 
lle^iarcon  tus  obras; 
leí  Ártico  belado 
tórrida  zona 
\buto  a  tu  imperio, 
r  nuestras  victorias, 
üdo ,  Señor »  venimos 
anCoustantinopla, 
üeTos  esclavón  ios 
eHisia  huyendo  tornan. 
ando  queda  el  reino; 
'flipresas  prodigiosas, 
SOQ espanto  del  mundo, 
^gainialdas  de  gloria. 

*  i  los  muros  soberbios, 

•  lií  estrellas  se  coronan, 
9«esas  altas  almenas 
"'Orine  luna  locan. 

'siti  ejercito  ufano, 
''gerjievitorjosa, 
"^  hárbaros  despojos 
^ilardos  brazos  booran ; 
^a  región  del  aire, 
'  entapi¿au  y  adornan 
^miiiüs  banderas, 
is  soJdados  tremolan. 
ine  en  cadenas  de  oro 
niiJ  cautivos  lloran 
jida  desdichada 
bertad  preciosa. 
mil  hombres  me  diste, 
y  tres  rail  traigo  agora; 
recio  de  mil  cristianos 
comprado  esta  pompa. 
^"  dejo  sin  almas, 
con  TI  da  tan  poca, 
•«esperando ía  muerte 

^«03  ¿achinera 

Lní*""^  'a  trompa. 


Temblando  están  de  to  imperio 
Los  Alpes,  Nervía,  Bordona, 
Galia,  Germania,  Bretaña, 
La  Tropobania  v  Moscovia, 
La  (iera  invencible  Scitia , 
La  Tartalia  belicosa, 
La  inculta  y  áspera  Armenia , 
La  celebrada  Polonia ; 
Ya  de  todas  las  naciones 
Mas  barbaras  y  remolas 
Tributo  le  ofrecen  unas , 
Y  treguas  te  piden  otras. 
Los  indios  vienen  con  oro. 
Los  sumios  Tienen  con  rosas, 
Los  tirios  con  carmesí , 
Los  alarbes  con  aromas. 
Los  citas  con  algodones, 
Los  egipcios  con  aljófar, 
Los  corintos  con  sus  vasos, 
Los  fenicios  con  sus  conchas. 
Cada  nación  en  tributo 
Te  da  las  riquezas  propias. 
Porque  las  crezca  el  valor 
En  tu  mano  poderosa. 
Todos  repiten  tu  nombre , 
Todos  tu  fama  pregonan, 
Con  mas  lenguas  que  tenia 
La  confusa  Babilonia. 
Sírvete  de  ver  la  entrada 
De  tu  gente  victoriosa ; 
Porque  los  ojos  del  Bey 
Con  mirar  solo  dan  honra. 
Remunera  con  palabras 
Sus  hazañas  viloriosas ; 
Que  aun  en  boca  de  los  reyes 
Son  necesarias  lisonjas. 
Mostrándote  agradecido. 
Podrá  una  palabra  sola 
Mas  que  el  tesoro  guardado 
En  tus  doradas  alcobas. 
Descubre  en  público  el  roslro, 
Que  á  las  gentes  atíciona  ; 
Porque  será  ver  tu  cara 
El  triunfo  de  mi  victoria. 
No  me  premian  majestades, 
Ni  plata  me  galardona; 
Solo  quiero  la  presencia 
Que  tantos  reyes  adoran. 
Solamente  con  tocar 
La  púrpura  de  tn  bola 
Dejaré  de  totlo  punto 
A  mi  fortuna  invidiosa. 
Mi  inclinación  es  servirte. 
Premios  no  me  correspondan. 
Porque  la  virtud  se  mueve 
Con  el  premio  de  sí  sola. 
Deja  besarte  los  pies, 
Y  tus  sumilleres  corran 
Esa  cortina,  que  cubre 
Tu  majestad  grandiosa. 


Corren  una  cortina^  y  está  en  un  tri- 
bunal, en  la  grada  alta ,  EL  EMPE- 
BADOR  MAURICIO,  y  en  otra  baja 
EL  PRINCIPE  TEODOSIO,  su  hijo, 
y  LA  INFANTA  TEODOLINDA,  iu 
hija,  y  DOS  criados  en  pié ,  bajo  las 
gradas, 

EMPERADOR. 

Hoy ,  capitán  vencedor. 
Corona  en  tas  sienes  vea 
El  sol  de  su  resplandor; 
Tu  misma  victoria  sea 
El  premio  de  tu  valor. 
Hacerte  inmortal  procuro, 

Y  harán  tu  nombre  seguro 
Desde  el  Bótis  al  Idáspes 
Columnas  de  varios  jaspes 

Y  estatuas  de  bronce  duro. 
Todas  tus  empresas  ricas 
Pondré  en  aceradas  planchas, 
Pues  que  mi  fama  publicas. 
Mi  temido  imperio  ensanchas, 
Mis  tesoros  multiplicas. 

Si  á  los  bárbaros  enojas 

Y  tu  espada  en  sangre  mojas, 
Un  laurel  he  de  ponerte 

Que  ni  el  tiempo  ni  )a  muerte 
Puedan  marchitar  sus  hojas. 

nupo. 
Solo,  Señor,  me  aGcíona 

[Llega  á  besar  elpié  al  Emperador.) 

Besar  tus  pies ;  que  ellos  solos 
Enriquecen  mi  persona. 

EMPERADOR. 

Cuanto  abarcan  los  dos  polos 
Te  diera,  con  mi  corona. 

INFANTA. 

Capitán  gallardo  y  bravo. 

{Ap.  Bien  verá,  cuando  le  alabo. 

Que  en  amarle  me  anticipo.) 

PRÍNCIPE. 

Es  muy  gallardo  Filipo. 

INFANTA. 

Es  gran  varón. 

FILIPO. 

Soy  tu  esclavo. 

INFANTA. 

Por  tan  dichosa  venida 
En  albricias  vuelvo  á  darte 
De  mi  alma  y  de  mi  vida 
Aquella  pequeña  parte  * 

Que  me  quedó  á  la  partida. 


Tocan  cajas  dettempladas  y  trompa 
ronca ,  y  arrastrando  un  estandar- 
te ,  salen  en  orden  LEONCIO,  de- 
trás, de  luto  f  armado ,  y  lleva  en  la 
cabeza  una  corona  de  ciprés  y  un 
bastón  quebrado,  y  MITILENE,  de 
cautiva, 

LEONCIO. 

Ronca  la  trompa  bastarda , 
Destemplado  el  alambor, 
Vestido  el  cuerpo  de  lato, 

Y  de  ánimo  el  corazón ; 
Arrastrando  el  estandarte. 
Que  ufano  en  alto  se  vio. 
Con  solo  aquesta  cautiva, 
Aunque  de  extraño  valor. 
El  pecho  lleno  de  heridas. 
Porque  nunca  atrás  volvió , 
Coronado  de  ciprés. 
Hecho  piezas  el  bastón ; 
Si  son  ceremonias  tristes, 
¡Oh  famoso  Emperador ! 
Usadas  del  gue  es  vencido , 
Ya  verás  cual  vengo  50. 
Nunca  tu  ejército  viera 
El  levantado  pendón 
De  los  persas  vitoriosos 
Tan  á  costa  de  mi  honor; 
Nunca  yo  volviera  vivo, 
Pluguiera  al  eterno  Dios 
Que  entre  mi  sangre  vertida 
Diera  el  alma  á  su  Criador ; 
Pero  quiso  mi  desdicha 
Librarme  en  esta  ocasión 
De  la  pena  de  la  muerte , 
Para  dármela  mayor. 
Nunca  logró  sus  deseos 
Quien  desdichado  nació ; 
Que  aun  la  muerte  le  aborrece, 
Si  el  vivir  le  da  dolor. 
Una  sintiera  muriendo, 

Y  viviendo  siento  dos: 
La  pérdida  de  tu  gente 

Y  de  mi  noble  opinión. 
Mi  vida  solo  llorara; 
Mas  ay,  que  llorando  estoy 
Uniejército  de  vida. 
Que  el  Gero  persa  quitó. 
Llegué  un  desdichado  dia. 
Cuando  está  el  dorado  sol. 
Entre  los  cuernos  del  Toro, 
Cobrando  fuerza  v  calor. 
Mil  prodigios,  mil  agüeros 
Nos  causaron  confusión : 
En  un  funesto  ciprés 
La  corneja  nos  cantó ; 
Tembló  la  preñada  tíerra. 
De  lástima  ó  de  temor; 
Los  montes  se  estremecieron. 
Sonó  en  el  aire  una  voz , 
Mostróse  el  sol  encendido 
De  un  encamado  arrebol , 
Sudaron  las  naves  sangre, 

Y  llovieron  el  sudor. 
Antes  de  dar  la  batalla 
Cuyo  Un  cantando  voy, 
Inlinitos  buitres  vimos 
Cortar  el  aire  veloz; 
Acobardóse  la  gente. 
Porque  la  Imaginación 
Puede  mas  que  la  verdad, 
Cuando  tiene  aprehensión ; 
Animéla  dando  voces, 
Pero  no  me  aprovechó; 
Que  no  hay  fuerza  en  las  razones, 
Que  dé  al  cobarde  valor ;  * 

Y  aunque  puede  al  desmayado 
Animar  la  exhortación , 

Y  el  ejemplo  puede  tanto. 
Que  á  veces  es  vencedor; 
Si  el  temor  es  general , 


BL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Tímida  la  inclinación , 
La  fortuna  adversa  cierta 

Y  el  enemigo  mayor. 
No  animaran  las  palabras; 
Que  en  guerras  jamás  suplió 
Faltas  de  fuertes  Aquíles 
Un  Ulíses  orador. 
Acometimos  primero , 
Porque  esta  aceleración 
Es  parte  de  la  victoria , 
Si  hay  igual  competidor. 
El  nuestro  fué  desigual , 

#En  número  nos  venció ; 
Cien  mil  personas  juntaron 
De  su  bároara  nación. 
A  los  principios  fué  nuestra 
La  victoria ;  mas.  Señor, 
La  fortuna  tiene  siempre 
Mudable  la  condición ; 
Vueltas  de  ruedas  veloces. 
Humo  negro,  tierna  flor, 
Blanca  sombra,  débil  caña , 
Cosas  inconstantes  son. 
No  hay  cosa  firme  y  estable ; 
Lo  que  cuerpo  vivo  es  hoy 
Mañana  es  cadáver  frió; 
Todo  va  en.  declinación. 
La  melancólica  noche. 
Triste  para  mí ,  cubrió 
Los  horizontes  del  mundo 
Con  su  negro  pabellón ; 
No  descubrió  el  sol  hermoso 
Su  lucido  aparador 
De  estrellas ,  porque  entre  nubes 
La  alegre  luz  se  escondió. 
Cosro,  el  primer  jefe  persa 
Que  desde  el  fuerte  español 
Hasta  el  antipoda  oculto 
Eterna  fama  ganó. 
Sobrevino  de  repente, 

Y  vimos  mas  confusión 
En  el  ejército  nuestro 
Que  en  la  torre  de  Nembrot. 
Derramada  y  fugitiva, 
>íuestra  gente  el  alma  dio. 
De  pena  y  de  rabia ,  al  punto 
Que  pronunció  esta  razón ; 
Digo  al  fin  que,  desmayada 
Nuestra  gente,  del  rumor 
Que  hicieron,  nuevo  son. 
En  tropel  desordenado, 
Nuestro  ejército  huyó, 
Cogiendo  los  enemigos 
De  copete  la  ocasión, 
t  Ay  pérdida  desdichada ! 
Ay  cielo  santo!  Ay  rigor 
De  la  mudable  fortuna 

Y  de  la  parca  feroz ! 
Infinitas  muertes  dieron 
Sin  engaño  ni  traición ; 
Que  yo  alabo  al  enemigo. 
Porque  invidio  su  valor. 
Entre  los  persas  andaba 
Como  un  antiguo  Sansón , 

Y  como  soy  dMdichado, 
Nadie  á  matarme  acertó. 
Hasta  la  tienda  real 
Pude  entrar;  que  el  escuadrón 
De  guarda,  con  la  Vitoria 
Seguro ,  se  descuidó. 
En  ella  estaba  esta  dama , 
Que  á  la  lumbre  de  un  farol 
Se  ligaba  dos  heridas 
Que  en  pecho  y  brazo  sacó. 
Llegué  a  asirla,  defendióse, 

Y  aunque  mas  se  defendió, 
Anauises  fué  de  estos  hombros, 
Meaea  de  este  Jason; 
Por  causar  algún  enojo 
Al  príncipe  vencedor 
La  he  cautivado,  y  traído 
Con  no  pequeña  afición ; 


Vencido  vengo  del  persa, 
Pero  de  mi  mismo  no , 
Pues  no  he  llegado  á  su  mano. 
Aunque  la  tenca  afición. 
Esta  es  la  trágica  historia ; 
No  tengo  la  culpa  yo. 
Sucesos  son  de  la  guerra; 
Mátame  ó  dame  perdón. 

EMPEBADOR. 

¿Cómo  es  posible  que  he  oido 
Razones  de  hombre  que  viene 
Infamemente  vencido? 
¡Qué  poca  vergüenza  tiene 
El  que  cobarde  ha  nacido ! 
iVivo  delante  de  mi 
Has  atrevido  á  ponerte? 
Cobarde,  bárbaro,  di, 
¿Para  todos  hubo  muerte , 

Y  la  faltó  para  tí? 

Cómo  la  muerte  inconstante, 

En  mi  ejército  arrogante. 

Habiéndote  de  encontrar 

A  tí  en  el  primer  logar. 

Te  dejó,  y  pasó  adelante  ? 

Sentimiento  natural. 

Cuando  de  otro  está  vencido. 

Tiene  cualquier  animal ; 

Mas  tú,  que  no  lo  has  tenido , 

No  eres  hombre  natural. 

Justo  de  hoy  mas  ha  de  ser 

Qué  á  tu  honrado  proceder 

Parca  de  la  patria  nombres. 

Pues  que  truecas  cien  mil  hombí 

Por  una  flaca  mujer. 

La  deshonra  y  vituperio 

Tu  corazón  idolatra; 

Basta  que  en  nuestro  hemisferio 

Ha  nacido  otra  Cleopaira 

Para  asolar  el  imperio. 

No  es  razón  que  así  esté  armado 

Un  capitán  que  ha  buido , 

Ni  ese  pecho  afeminado 

De  acero  esté  guarnecido , 

Pues  de  miedo  está  aforrado. 

Del  lado  le  sea  quitada 

La  espada ,  siempre  envainada , 

8ue  hombre  por  mujeres  trueca 
ile  ya  con  una  rueca. 
Pues  no  riñe  con  espada. 
{Vanle  desarmando ,  como  va  dici 
Atarle  también  conviene 
Las  manos,  porque  sagaz 
Huyendo  del  persa  viene ; 
No  tenga  mano  en  la  paz. 
Si  en  la  guerra  no  la  tiene. 

Y  ya  que  en  él  está  mal 
Ser  capitán  general. 
Tú,  Filipo,  lo  has  de  ser. 

INFAÜTA. 

Muy  bien  sabrá  defender 
Tu  corona  imperial. 

PRÍNCIPE. 

El  soldado  vitorioso 
Qué  á  su  rey  hace  famoso , 
Es  razón  que  premio  aguarde; 
Que  el  castigo  del  cobarde 
Le  hace  mas  animoso. 

FILIPO. 

Poderoso  Emperador, 
Casos  de  fortuna  han  sido  ; 

Y  así,  no  ha  de  estar.  Señor, 
Desconfiado  el  vencido 

Ni  seguro  el  vencedor. 
No  hay  en  el  mundo  igualdad. 
Ni  estado  en  seguridad 
Espera  quien  desconfia; 
Que  á  la  noche  sigue  el  dia , 
Bonanza  á  la  tempestad. 
Los  estados  son  violentos ; 

Y  ansí,  con  estas  memorias 


os  peiísamientos 
andes  Vitorias 
lodes  TeDcimientos. 
DO  le  des ; 
I  el  mondo  es 
5,  adferso  y  vario, 
:ió  SQ  contrario 
1  venza  después. 

LEOIfClO. 

',  en  quien  confio 
mi  afrenta  mandes , 
el  caso  mió 
citos  grandes 
de  Darío. 
s  semejantes 
Oria  no  borres ; 
rbios  gigantes 
3as  y  con  torres 

>  de'elefanies; 
jrreados, 
levantados, 
ndose  de  vista , 
des  conquista 
el  sol  dorados, 
podrás  hallar, 
indo  el  ancho  suelo, 
n  comparar 

lias  del  cielo 
las  del  mar ; 
;d  pompa  dichosa, 
y  pone  en  tierra , 
a,  invídiosa, 

>  de  la  guerra, 
iste  y  dudosa. 

EMPERADOR. 

una  atribuyas 
i  flaquezas  tuyas. 

LEONCIO. 

eñor,  tanta  infamia  ? 

EMPERADOR. 

eras  y  no  buyas. 

is  manos  atrás^  y  pénenle 
una  rueca,) 

ajas  delante , 
en  la  plaza  un  dia 

valgo  inconstante 
u  cobardía 

semejante. 

LEO.XCIO. 

)  amparo  sigo, 
s  y jueces 
ta  que  ha  tenido 
ció  tantas  veces 
!Z  que  es  vencido. 

1  á  mirar  con  cuidado  á  Mi- 
'  emperador  Mauricio ,  Teo- 
ríncipe,  y  Filipo.) 

le  venganza  os  pida, 

I  alDia  ofendida ; 

íBgo  de  ser ; 

;  hilar  y  torcer 

t>re  de  mi  vida. 

6  que  revelada 

ierra  en  que  reinas, 

^  de  tu  espada 

» nieve  que  peinas 

fe  dejen  bañada. 

caben  las  sucesos , 

'do  lus  excesos , 

*¡  mondo  forme  aprisa 

°  os  de  Artemisa 

""'Ur  lus  huesos. 

psaMililene: 

'ma  como  yo 

¡  ^n  poco  le  tiene 

'^  que  le  venció. 

^  que  pudieren ,  en  orden  y 

^*^niarte  arrastrando ;  lie- 

•^oiicw,  tocando  cajas.) 


LA  RUEDA  DE  LA  FORTUNA. 

MniLElCE. 

Volver  por  ti  me  conviene.— 
No  es  ley  ni  bien  que  deshonres 
Lo  que  honrado  debe  ser; 
Vencedor  es,  no  te  asombres. 
Porque  hay  en  Persia  mujer 
De  mas  valor  que  mil  hombres ; 

Y  yo.  que  á  este  agravio  salgo , 
Mas  que  mil  persianos  valgo , 
Pues  si  trae  mil  veces  mil 

Por  un  ejército  vil. 
Mira  tú  si  ganas  algo. 

Y  el  príncipe  que  ha  vencido 
Tu  ejército  acobardado, 
Tanto  el  vencer  ha  sentido, 
Que  diera  lo  que  ha  ganado 
Por  solo  lo  que  ha  perdido, 

Y  aun  le  diera  su  corona. 
Porque  estima  mi  persona ; 
Que  tan  bien  el  arco  flecho. 
Aunque  no  he  cortado  el  pecho, 
Como  bárbara  amazona. 

Tu  capitán  es  valiente. 
Atrevido  con  valor, 

Y  reportado  prudente; 
Que  esta  es  U  virtud  mayor 
Para  quien  gobierna  gente. 
Si  vencedor  no  escapo, 

La  fortuna  lo  ordenó, 
Dudosa,  adversa  y  esquiva. 

EMPERADOR. 

Agora  digo,  cautiva. 
Que  mi  capitán  venció. 

MITILENE. 

El  que  Vitoria  ha  tenido 
Salga  á  probar  mi  valor; 

Y  asi  verás  cómo  ha  sido 
Mas  fuerte  que  el  vencedor 
El  mismo  que  me  ha  vencido. 

EMPERADOR. 

(/4p.  Su  hermosura  es  celestial , 
Mi  apetito  natural, 

Y  en  cosas  de  inclinación 
Tiene  fuerza  la  ocasión.) 
Salte  afuera,  general. 

príncipe. 
{Ap,  O  le  ha  cobrado  afición, 
O  con  celosos  enojos 
Quiere  doblar  mi  pasión. 
Dándole  está  por  los  ojos 
A  beber  el  corazón.) 
Filipo ,  el  Emperador 
Manda  que  salgas. 

filipo.  (Ap.) 

Amor, 
¡Qué  veneno  me  estás  dando ! 

PRÍNCIPE. 

¿No  has  oído  lo  que  mando? 

FILIPO. 

¿Queme  mandas? 

INFANTA.  {Ap.) 

i  Ah  traidor! 
¿Divertido  en  mi  presencia , 
Contemplando  otra  mujer? 

FILIPO.  {Ap.) 

¡  Ay  amor,  con  qué  Violencia 
Muestras  en  mí  tu  poder! 

PRÍNCIPE. 

Filipo,  ¿tanta  licencia? 

FILIPO. 

A  servirte  estoy  dispuesto.        {Vase.) 

EMPERADOR. 

Tú,  Teodosio,  sal  también, 

Y  todüs  lugar  me  den.— - 
Ah  Príncipe,  salte  fuera.— 
¿Ya  estáis  vos  de  esa  manera? 


8 


Parecido  os  habrá  bien , 
César. 

PRÍNCIPE. 

Señora,  ¿me  llamas? 

EMPERADOR. 

Yo  soy  quien  llamo. 

PRÍNCIPE. 

¿Qué  quieres? 

EMPERADOR. 

Que  ansi  no  mires  las  damas. 

PRÍNCIPE. 

Agradan  me  las  mujeres, 

Y  esta  mas. 

EMPERADOR. 

i  Qué  fácil  amas! 
Repórtate  y  salte  aibera 
A  enfrenar  esos  intentos. 

PRÍNCIPE. 

¡ Ay  persiana !  ¡  quién  tuviera 
Mas  almas  que  pensamientos , 

Y  en  tu  altar  las  ofreciera !        {Yase,) 

EMPERADOR. 

Ya,  cautiva,  en  quien  confio. 
Es  tan  grande  tu  poder , 
Que  aunque  el  tiempo  es  como  rio. 
Que  atrás  no  puede  volver, 
Hoy  has  vuelto  atrás  el  mió. 
Con  tus  parles  mas  que  humanas 
Las  fuerzas  del  aRna  ganas, 
Tus  ojos  me  dan  pasión. 
Porque  hacen  refracción 
En  la  nieve  de  mis  canas. 
Con  amorosa  inquietud 
Siento  UB  honrado  temor 
De  fénix  en  mi  virtud , 

ue,  abrasándome  en  tu  amor, 

a  vuelto  á  la  juventud. 

MITILENE. 

Esa  nueva  alteración, 
Que  tu  vieja  edad  pretende. 
Merece  mi  corrección. 
Pues  si  mi  rostro  la  enciende , 
La  templa  mi  condición. 
Persiana  soy. 

EMPERADOR. 

Yo  el  monarca 

?ne  el  orbeesféricoabarca, 
en  el  ancho  mar  es  mió 
Desde  el  mas  veloz  navio 
Hasta  la  mas  débil  barca. 
El  mundo  de  polo  á  polo 
Tendrás,  sino  eres  ingrata; 
Oro  te  dará  el  Pactólo, 
Los  franceses  montes  plata, 
Arabia  su  fénix  solo. 
Mal  fin  en  mis  reinos  haya 
Si  en  las  faldas  de  tu  saya 
No  me  parece  que  miro. 
En  conchas  del  mar  de  Tiro, 
Los  olores  de  Panca}[a. 
El  alarbe  que  hoy  sujeto, 
Cíñendo  corvado  alfanje. 
Dará  el  bálsamo  perfeto. 
Sus  blancas  perlas  el  Gange , 
Sus  panales  el  Himeto, 
El  elefante  marfil. 
La  ballena  ámbar  sutil, 
Sciptia  verdes  esmeraldas , 

Y  para  hacerte  euirnaldas. 
Todo  el  año  se  hará  abril. 

MITILENE. 

Si  tu  sacra  majestad. 
Porque  su  cautiva  vivo , 
Muestra  en  mí  su  potestad. 
El  cuerpo  tengo  cautivo, 
Pero  no  la  voluntad. 
Nunca  lascivos  amores 
Me  enseñaron  mis  mayores; 


6 

De  una  pica  me  enamoro, 
No  (le  perlas,  piala  y  oro, 
Guirnaldas,  bálsamo  y  flores. 

EMPERADOR. 

¿•Quién  eres? 

MITILENE. 

Una  persiana 
Que  en  los  ejércitos  vengo. 

INFANTA. 

Pues  ¿quién  te  ha  hecho  inhumana? 

MlVlLEKE. 

Mi  noble  sangre ;  que  tengo 
Odio  á  la  nación  'romana. 

INFANTA. 

¿  Qué  romano  fué  atrevido 
A  ofender  tanta  belleza? 

Sale  EL  PRÍNCIPE  TEODOSIO. 

■rriLENE. 
De  ningún  hombre  lo  he  sido ; 
Mi  misma  naturaleza, 
La  inclinación  me  ha  traído 
Su  memoria  y  su  valor. 

PRÍNCIPE. 

De  la  memoria  no  aparto. 
(Ap.  Perdone  el  Emperador ; 
Que  está  raí  pecho  de  parto , 
Y  ha  de  nacer  este  amor.) 
El  ejército  desea 
Ver  tu  rostro. 

EMPERADOR. 

Cuando  sea 
Tiempo  saldré. 

PRÍNCIPE. 

Mi  pasión 
No  pide  esa  dilación. 

EMPERADOR. 

Lugar  daré  á  que  me  vea ; 
Vete,  César. 

PRÍNCIPE.  {Ap,} 

Es  violento 
El  irme  en  estar  ocasión , 
Porque  la  gloria  que  siento  ,• 
Remora  es  del  corazón, 
Que  para  su  movimiento, 
i  Ay  mi  persiana  gallarda! 
Como  el  alma  tiempo  aguarda 
Para  hablarte,  desespera , 
Porque  aun  el  alma  que  espera 
Ofende  cuando  se  tarda.  (Vase.) 

Sale  FILIPO,  por  otra  puerla, 

FILIPO. 

Aunque  la  maten  mis  celos, 
Vuelvo  ya  determinado 
A  ver  loi  rayos  ¡  oh  cielos ! 
Del  sol  que  Pcrsia  ha  criado 
Entre  sus  montes  y  hielos. 

INFANTA. 

Otra  vez  la  torna  á  ver. 
¿Qué  hago, que  no  persigo 
Su  vida?  Pues  la  mujer 
Es  el  mayor  enemigo 
Cuando  da  en  aborrecer. 

[Pórtese  delante  de  Mililene  el  principe 
Teodosio,  y  Filipo  habla  con  el  Em- 
perador^ mirando  á  Mililene. 

No  la  tiene  de  mirar ; 

Luna  soy,  que  he  de  eclipsar 

Este  sol  para  sus  ojos. 

FILIPO. 

¿Dónde  pondré  los  despojos 
Desta  guerra? 

INFANTA. 

¿No  hay  lugar 
Para  tratarlo  después? 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

FILIPO. 

Los  gallardetes  no  cuelgo 
Hasla  que  bese  tus  pies. 
{Ap.  ¡  Ay  cautiva!) 

INFANTA. 

Yo  me  huelgo, 
Ingrato,  que  ñola  ves. 

FILIPO. 

Como  entre  nubes  parecen 
Unos  pedazos  de  cielos, 
Que  en  mis  ojos  resplandecen. 

INFANTA. 

Muriendo  estoy  destos^  celos ; 
No  la  has  de  ver. 

FIUPO. 

Me  escurecen 
Tus  brazos,  mi  sol  divino. 

(Hace  ademanes  de  cubriUa  la  Infanta, 
y  él  porfia  por  vella.) 

MADRICIO. 

Mientras  que  lo  determino, 
Rige  la  gente. 

INFANTA. 

Traidor, 
Mal  disimulas  tu  amor. 

FILIPO. 

¡  Ay,  qué  rostro  peregrino 

Sobre  mis  hombros  estriba !      ( Vase.) 

MAURICIO. 

El  poder  de  tierra  y  mar 
Todo  es  tuyo ;  haces  reciba 
Tu  alma ,  que  á  cautivar 
Venisle,  no  á  ser  cautiva. 
Dará  el  mar, si  me  regalas, 
El  nácar  de  sus  espumas , 

Y  el  fénix  rosadas  alas 
Para  que  sirvan  tus  plumas 
De  penachos  en  sus  galas. 
Teodolinda,  favorece 

Mi  causa ,  pues  entristece.— 
Quite  el  ¡ardin  tus  enojos, 

Y  en  él  harán  estos  ojos 

Lo  que  el  sol  cuando  amanece. 

INFANTA. 

Servirte  y  obedecerte 
Mi  pecho  humilde  desea. 

Sale  EL  PRÍNCIPE  TEODOSIO, 
con  una  daga  en  la  mano. 

PRÍNCIPE. 

Si  impidiere  mi  mal  fuerte, 
Aunque  mas  mi  padre  sea. 
Le  tengo  de  dar  la  muerte  ;- 
Aunque  no  lo  debe  ser , 
Ni  me  parió  su  mujer; 
Que,  según  los  aborrezco, 
Hijo  de  tigre  parezco, 
O  fui  trocado  al  nacer. 

MITILE^E. 

Que  soy  muy  dichosa  digo. 

( Vanse  la»  dos  de  la  mano. ) 

PRÍNCIPE. 

Adentro  van ;  yo  las  sigo.  ( Vase.) 

MADRICIO. 

Ksta  es  la  gloria  primera 
Que  d¡ó  al  hombre  su  enemigo. 
¿Otra  vez  Teodosio  aquí? 
No  son  presunciones  buenas, 
Y  pues  siempre  que  lo  vi 
Se  me  han  helado  las  venas. 
Ninguna  sangre  le  di. 
No  es  mi  hijo,  y  si  lo  es, 
Me  aborrece;  muera  pues. 
No  contradiga  mi  gusto; 


Que  quien  quiere  mi  disgusto, 
Querrá  mi  muerte  después. 

Sale  HERACLIANO,  con  un  ga 
báculo,  y  HERÁCLIO,  de  villa 

HERACLUNO. 

Heráclio,  ¿qué  te  parece 
La  corte  y  esta  arrogancia? 

herAclio. 
Que  no  es  hombre  de  importanci 
Quien  la  corte  no  merece. 

heracliano. 
Muchos  hay  que,  retirados, 
Buscaron  la  soledad. 

herAclio. 
Cansóles  la  voluntad 
El  peso  de  los  cuidados. 
Esta  pompa  y  edificio. 
Las  damas ,  la  bizarría , 
El  trato,  la  policía, 
El  orden  de  los  oíicios. 
Mueven  mas  mi  corazón 
Que  el  ganado,  caza  y  sierra. 

HERACLIANO. 

¿Te  agradan  cosas  de  guerra? 

HERÁCLIO. 

Es  mi  propia  inclinación ; 
Yo  confieso  que  en  el  yermo. 
Aunque  mas  el  perro  ladra , 
Mejor  que  en  la  dicha  cuadra 
Entre  mis  ovejas  duermo. 
Como  las  gobierno  y  domo 
Cuando  mis  silbos  las  llaman , 
Sus  tiernas  ubres  derraman 
La  blanca  leche  que  como. 
Danme  la  fuente  y  el  rio. 
Entre  plata  y  cristal  tierno, 
Leche  por  agua  el  invierno  , 
Nieve  pura  en  el  estío; 
Los  campos,  con  su  quietud, 
Mis  espíritus  levantan , 
Las  dulces  aves  me  cantan ; 
Todo  es  gusto  y  aun  salud. 
Mas  la  trompa,  el  atambor. 
La  gente ,  la  urbanidad , 
La  corte ,  la  majestad 
De  un  rey,  de  un  emperador. 
Mas  me  inclina  y  mas  me  alegra. 

HERACLIANO. 

Todo  me  cansó  una  vez , 
Cuando  nevó  la  vejez 
Copos  en  la  barba  negra. 
La  Emperatriz  ha  salido. 
Despachando  al  limosnero. 
Es  un  ángel. 

BERJlCLIO. 

Verla  quiero. 

Sale  LA  EMPERATRIZ  AURELI. 
sin  galas ,  dando  dineros  al  IX 
ÑERO. 

EMPERATRIZ. 

Pocos  pobres  han  venido. 

LIMOSNERO. 

Nos  manda  el  Emperador 
No  darles ,  y  me  recelo. 

.  EMPERATRIZ. 

Si  es  la  limosna  en  el  cielo 
Como  en  el  suelo  el  favor, 
¿La  niega? 

LIMOSNERO. 

Y  á  todo  vicio 
De  la  mujer  ni  el  vasallo 
No  es  decillo  ni  escocballo; 


lima  tiene  Mauricio. 

losna .  ( Yase  enojado.) 

BERACLUlfO. 

Pues  la  mano 
I  merecí ,  los  pies 
:izon  que  me  des. 

EMPERATRIZ. 

imoso  Ueracliano ! 

HERACLIANO. 

ne  tu  majestad ; 
>n  el  traje  que  tengo 
montaña  le  tengo, 
yo  mi  urbanidad. 

EMPERATRIZ. 

s  a  Heráclio? 

HERACLIANO. 

Sí,  Señora; 
no  puedo  venir. 

EMPERATRIZ. 

5te? 

HERACLIANO. 

Y  podrás  decir 
?>  un  Héctor  agora, 
corles  de  los  reyes 
r  mancebo  mas  bizarro; 
rimiento  de  un  carro, 
e,  con  cuatro  bueyes. 
;erocorre  ysalta, 
g:una  vez  ha  alcanzado 
zoelo  remendado 
montaña  m.ns  alta. 
I  ciiarLana  fría 
)n  bravo  y  furioso, 
vaguido  del  oso, 
l»o  melancolía; 
eal  lobo,  oso  y  león 
obarda  y  deslierra; 
e  todo,  a  la  guerra 
extraña  inclinación. 

HERÁCLIO.  {Ap.) 

da  tratan  de  mi; 
iperatriz  me  ha  mirado, 
>  querrá  hacer  soldado? 
no  alejíre  nací, 
qué  deidad  me  inclina 
tetar  su  presencia 
mor  y  reverencia , 
á  una  cosa  divina. 
etos  están  mis  brazos 
llegar  áabrazalla. 
cUó,  bárbaro,  cilla , 
ala  Emperatriz  abrazos? 
1  quitarse  mejor 
\üein\  pecho  desea, 
íeiiro.  y  aunque  sea 
i4áe\  Emperador, 
í  Viento,    [Siéntate  en  el  tribunal.) 

HEnACLIA?(0. 

\o  be  deseado 
Pwesie  galardón  me  des 
»w®  decirme  quién  es 
5*f*cUo,á quien  he  criado; 
WcomoiaraajesUd 
J«  lo  eiíTió  lan  pequeño, 

f^^ffo,  imagino  y  sueño, 

V^^%  en  la  verdad. 

^^'^e  dormido  Heráclio  en  la  silla.) 

jj  EMPERATRIZ. 

^^a6ríré  quién  es; 
^^^la  corazón 


Pséi 


^rn,     ^"»*íun 
.^¿Qarencion, 
>eto  después. 
uJíf*  como  sabes, 
^l^sar,  con  Mauricio, 
,«  monarca  del  mundo 
¿4astro  al  polo  frió. 
^y  no*  emperador 


LA  RUBOA  DE  LA  FORTUNA. 

Mostróme  amoral  principio, 

Y  aborrecióme  después; 
Hombre  al  fin ,  y  amor  del  siglo. 
Pero,  como  son  la  paz 

De  los  casados  los  hijos. 
Pedí  al  cielo  me  los  diese 

Y  soñé  extraños  prodigios. 

¡Ay  cielos,  aij rigor,  ay  cruel  castigo! 

Cumpla  estos  sueños  Dios  solo  conmigo. 

Durmiendo,  á  mi  parecer. 

Temblaban  los  edificios 

De  la  gran  Constantinopla, 

Corriendo  de  sangre  rios. 

Dentro  del  mar  y  en  la  tierra 

Sonaban  grandes  gemidos , 

Hasta  los  pájaros  daban 

Articulados  suspiros. 

Entre  arreboles  de  sarffere 

El  sol  estaba  escondido. 

Era  un  crepúsculo  el  dia , 

La  noche  un  escuro  abismo. 

Yo,  confusa  y  temerosa , 

No  de  mi  propio  peligro. 

Iba  al  templo,  y  admirada 

De  los  secretos  juicios , 

Hallábalo  profanado 

De  bárbaros  enemigos ; 

Que  es  el  castigo  mayor 

Que  da  Dios  al  cristianismo. 

Entre  estas  calamidades 

Un  trágico  caso  he  visto. 

Que  el  corazón  me  suspende 

Las  veces  nue  lo  imagino. 

;  Ay  cielos  !  etc. 

Un  traidor,  aunque  cobarde. 

De  humildes  padres  nacido. 

Ya  en  el  ejército  nuestro , 

Vanaglorioso  y  altivo , 

Del  gran  imperio  triunfaba, 

Pasando  en  él  á  cuchillo 

A  mis  hijos ,  á  mi  esposo 

Y  á  este  cuello  triste  mió. 
Dábanos  Dios  esta  muerte 
Por  los  pecados  y  vicios 
Del  Emperador,  mi  esposo. 

¡  Triste  caso,  á  estar  cumplido ! 

¡Ay  cielos!  eic. 

Aunque  es  verda^ue  los  sueños 

No  tienen  de  ser  ^idos, 

Por  ser  confusas  especies 

De  aquellas  cosas  que  oímos , 

Cuando  son  malos  se  temen , 

Porque  suelen  ser  avisos 

De  Dios,  que  en  sus  obras  tienen 

Invesligables  caminos. 

Todos  los  casos  adversos 

Parece  que  traen  consigo 

Mas  crédito  y  certidumbre 

Que  los  sucosos  propicios. 

/  Ay  cielos !  etc. 

Al  fin ,  tras  de  muchos  sueños, 

De  la  manera  que  digo , 

Parí  á  Heráclio;  desde  entonces 

Le  has  tenido  á  tu  servicio. 

A  tu  casa  le  llevaron  , 

Y  en  su  lugar  puse  un  niño, 
Hijo  de  una  esclava  escita 

Y  de  un  esclavo  fenicio ; 
Fué  la  culpa  de  esconderlo. 
Porque  suceda  en  mis  hijos 
FA  imperio  si  se  escapa 
Del  riguroso  martirio. 

/  Ay  cielos,  ay  rigor ,  ay  cruel  castigo! 
Cumpla  estos  sueños  Dios  solo  conmigo. 
Sospecho  que  ya  se  cumple 
El  influjo  (iestos  signos. 
Porque  ya  el  Emperador 
Su  conciencia  ha  destruido. 
Aunque  ya  viejo,  es  cruel, 
Ks  avariento  y  lascivo , 

Y  aun  á  la  fe  de  crisliano 
Le  va  corriendo  peligro. 


Mas  i  ay  de  mi ,  cómo  juzgo 
Defetos  de  mi  marido  ! 
Yo  he  mentido ,  Heracliano ; 
Juzgúele  Dios,  que  le  hizo. 

HERACLIAKO. 

¡Sueños  extraños!  Inquieta 
Estarás  con  el  temor. 

HERÁCLIO.  (Enlféiueños,) 
Pues  que  soy  emperador , 
El  ejército  acometa.  * 

Heráclio  soy,  viva  Cristo, 
Con  su  cruz  he  de  vencer ; 
Ya  se  puede  acometer^ 
Buenos  presagios  he  visto. 
Emperador  del  Oriente 

Y  del  Occidente  soy , 
Vengando  la  muerte  estoy 
De  una  cordera  inocente. 

HERACLUIfO. 

Dormido  habla  consigo.— 
Despierta ,  Heráclio,  despierta. 

HERÁCLIO. 

Capitán ,  cierra  la  puerta ; 
No  se  escape  el  enemigo. 

HERACLIANO. 

¿Quién  en  palacio  y  de  dia 
De  espacio  á  dormir  se  pone? 

HERÁCLIO.  ( Despierta  y  bájase  del 
trono. ) 

Tu  majestad  me  perdone 
Mi  necia  descortesía; 
Porque,  como  allá  dormimos 
Sin  respeto  ni  atención , 
No  mudamos  condición 
Cuando  á  la  corte  venimos. 

EMPERATRIZ. 

¿Qué  soñabas? 

HERÁCLIO. 

Niñerías , 
Imposibles  confusiones , 
Que  causan  las  ilusiones 
bel  sueño  y  sus  fantasías. 
Cosas  que  ni  pueden  ser; 
Sueños,  al  fin,  mal  formados 
De  casos  imaginados. 

EMPERATRIZ. 

Yo  los  tengo  de  saber. 

HERÁCLIO. 

Soñaba  que  emperador 
Era  de  toda  la  tierra, 

Y  que  estaba  en  una  guerra 

Y  escapaba  vencedor; 
Mil  disparates. 

HERACLIANO. 

Seria 
Cómo  te  asentaste  mal 
En  esa  silla  imperial 

Y  le  dormiste. 

Salen  EL  PRÍNCH>E  TEODOSIO,  con 
una  daga  desnuda  y  asido  de  MITI- 
LENE ,  y  ella  con  otra. 

PRÍNCIPE. 

PorGa, 

Y  verás  de  tu  hermosura 
El  cristal  ensangrentado 

Si  estás  á  mis  ruegos  dura ; 
Que  un  amordemasiado 
Suele  parar  en  locura. 
Siento,  después  que  te  vi , 
Un  letargo,  un  frenesí, 

Y  he  de  curar  mal  tan  fuerte 
Con  tu  amor  ó  con  tu  muerte. 
Que  hay  dos  extremos  en  mi; 
Elige  pues  lo  mejor. 

Que  en  tu  mano  está. 


8 

■rriLBifi:. 

No  quiero 
Ni  mi  muerte  ni  ta  amor. 

príncipe. 
Pues  ¿qué? 

■ITILEIIE. 

Qae  pruebes  primero 
Si  bay  eo  tus  braios  valor. 

príncipe. 
Son  tas  ojos  muy  bumanos , 
Y  fítciles  mis  antojos. 

mitilene. 

SAp,  Por  los  cielos  soberanos, 
)ue  si  muere  |)or  mis  ojos, 
ue  ba  de  morir  por  mis  manos. ) 
umane  el  pecho ;  que  en  él, 
Si  el  ftiego  de  amor  no  mata, 
Le  entraré  esta  daga. 
pRínaPE. 
Infiel, 
Premia  mi  amor. 

■ITILBNE. 

Soy  ingrata. 

PRÍNCIPE. 

Dame  vida. 

MITILENE. 

Soy  cruel. 

príncve. 
Sosiégate. 

MITILENE. 

Soy  un  mar. 

PRÍNCIPE. 

¿No  me  quieres  ver  ni  bablar? 

MITILENE. 

.  Soy  basilisco  y  sirena, 
Que  con  ver  y  bablar  doy  pena. 

PRÍNCIPE. 

Dámela,  que  al  fin  es  dar; 
Denme  pena  tus  enojos, 
Tu  vista  y  tus  labios  rojos. 
Mas  lú  no  hablaras  ni  vieras 
Si  la  ponzoña  tuvieras 
En  la  boca  y  en  los  ojos. 

EMPERATRIZ. 

¿Qué  es  aquesto?  ¿En  mi  presencia 

Solicitándola  estás 

Sin  recato  y  con  violencia? 

PRÍNCIPE. 

¿  Qué  mujer  tnvo  jamás 
verdadera  resistencia  ? 
Si  es  violencia  ó  voluntad, 
*  Desacato  ó  liviandad. 
Deje  de  darme  consejos. 

EMPERATRIZ. 

Si  los  padres  y  los  viejos 
Tienen  esa  autoridad, 
¿No  la  puedo  yo  tener. 
Que  tu  propia  madre  soy? 

PRÍNCIPE. 

Mi  gusto  tengo  de  hacer. 

{Tira  de  MUHene.) 

MITILENE. 

Mira  que  yo  un  monte  soy. 
Que  no  me  podrás  mover ; 
Pues  ofenderme  deseas , 
Aunque  mas  príncipe  seas. 
Vive  el  cielo,  qae  te  mate. 

EMPERATRIZ. 

Teodosio,  tal  disparate... 
{Porfía  el  Principe  de  llevarte  á  Mili- 
lene,  y  defiéndela  la  Emperatriz.) 

príncipe.  ' 
Ni  me  hables  ni  me  veas. 

EMPERATRIZ. 

¿Hay  tan  ciega  obstinación? 
Tos  apetiloa  reporta. 


EL  DOCTOR  MIRA.  DE  M¿8CUA. 

PRÍNCIPE. 

Yo  sigo  mi  inclinación. 

EMPERATRIZ. 

Déjala. 

PRÍNCIPE. 

Daréte. 

EMPERATRIZ. 

Corta. 

PRÍNCIPE. 

Toma  pues ;  un  bofetón 
Dejaré  en  tu  rostro  escrito , 
Que  mi  voluntad  coníirmes , 

Y  no  impidas  mi  apetito. 

HERÁCLIO. 

¡Ejes  del  cielo,  eslad  firmes 
A  tan  bárbaro  delito! 
Estrellado  firmamento. 
Planetas  que  vueltas  dais 
Con  el  rapto  movimiento. 
Montes,  casas¿  no  os  caigáis, 
Con  tan  extraño  portento; 
Ánseles  santos  y  ouenos, 
¿Como  no  nos  dais  desmayos? 
Nubes  en  aires  serenos , 
iCómo  no  os  rompéis  con  rayos 
Ni  nos  asombráis  con  truenos? 
1  Cómo  tú,  tierra  pesada. 
Que,  de  metales  preñada, 
Nombre  de  madre  mereces , 
No  tiemblas  ni  le  estremeces 
Viendo  una  madre  agraviada? 
Vosotros,  ojos,  que  atentos 
Contemplastes  tal  mijger. 
Llorad,  haced  sentimientos. 
Pues  no  los  quieren  hacer 
El  sol  ni  los  elementos. 
A  tener  razón ,  lo  hicieran; 
Sosiega  ya ,  corazón, 
¿Qué  movimientos  te  alteran? 
Que  siento  aquel  bofetón 
Mas  que  si  á  mí  me  lo  dieran. 
Mano  infame,  mano  ingrata. 
Mano  que  mnerde  rabiosa 
Al  dueño  que  bien  la  trata , 

Y  víbora  ponzoñosa. 

Que  á  su  misma  madre  mata; 
Buho  oue  aborrece  #  dia , 

Y  con  hambrientos  antojos 
Matar  sus  padres  porfia. 
Cuervo  que  saca  los  ojos 
A  la  madre  que  le  cria ; 
Toma  la  espada,  inhumano. 
Bárbaro  mas  que  cristiano ; 
Pues  qne  piedad  no  te  enseña 
Con  los  padres  la  cigüeña. 
Apréndela  de  un  villano. 

( Llévale  adentro  d palos.) 

PRÍNCIPE. 

Este  villano  ¿qué  intenta  ? 

herAclio. 
Darte  muerte. 

PRÍNCIPE. 

¡Ah  de  mi  guarda  I 

HERÁCLIO. 

Ira  soy  de  Dios  sangrienta. 
Porque  el  castigo  no  tarda 
A  quien  sus  padres  afrenta.  • 

EMPERATRIZ. 

Hecho  pedazos  te  vea 
Brevemente,  aunque  esto  sea 
Con  la  muerte  de  los  dos ; 
Pero  no ,  que  ofende  á  Dios 
Quien  mal  á  nadie  desea. 

HERACLIANO. 

¿No  sabrá  el  Emperador 
Tanta  infamia,  tanta  mengua? 

EMPERATRIZ. 

Callarlo  será  mejor. 


MrraENE. 
Inmóvil  tengo  la  lengua , 
De  cólera  y  de  dolor. 

Sale  HERÁCLIO. 

HERÁCLIO. 

Haz  que  le  den  muerte  dura. 

EMPERATRIZ. 

No  importa ;  que  fué  locura. 

p  HERACLIANO. 

Gusano  de  seda  fuiste,  \ 

Que  en  tus  entrañas  trajiste 
Tu  muerte  y  tu  sepultura; 
Eres  muro  y  planta  altiva. 
Que  en  tus  brazos  has  criado 
La  hiedra  que  te  derriba. 

EMPERATRIZ. 

Di  que  soy  quien  ha  engendrado 
Ese  amor  y  esa  fe  viva. 

HERÁCLIO. 

En  venganza  y  desagravio 
No  has  meneado  los  labios ; 
Con  tu  paciencia  me  aflijo. 

EMPERATRIZ. 

¡Qué  bien  pareces  mi  hijo 
En  el  sentir  mis  agravios ! 
Para  quitar  la  ocasión 
A  un  loco ,  será  razón 
Que  se  lleve  Heracliano 
A  la  persiana. 

HERACLIANO. 

Yo  gano 
Un  dichoso  galardón. 

MITILENE. 

Venirme  mas  bien  no  pudo. 
Porque  allí  las  piernas  quiebre 
Al  jaoali  colmilludo. 
Corra  la  tímida  liebre , 
Saque  del  agua  el  p^z  mudo; 
Seguiré  la  veloz  gama. 
El  otoño ,  cuando  brama , 
Hasta  que  caiga  herida. 
En  la  yerba  guarnecida 
Con  la  sangre  que  derrama; 
Daré  á  las  aves  ligeras 
Ya  prisión  y  ya  rescate. 

HERÁCLIO. 

Cuando  no  sigas  las  fieras. 
Aquí  tienes  quien  las  mate , 
Como  sus  servicios  quieras ; 
Las  montañas  de  su  altura 
Destilarán  agua  pura , 
Si  á  honrarlas  tus  ojos  van , 
Y  en  su  cristal  dejarán 
Los  rayos  de  tu  hermosura. 

EMPERATRIZ. 

Idos  laego  á  las  montañas; 
Que  es  peligroso  el  palacio. 

HERÁCLIO. 

Son  bárbaras  sus  hazañas. 

EMPERATRIZ. 

¡Quién  te  volviera  despacio 
Otra  vez  á  sus  entrañas! 

MITILENE. 

Ya  por  los  montes  suspiro. 

HERACLIANO. 

De  tu  modestia  me  admiro. 

EMPERATRIZ. 

Toma ,  Heráclio. 

(Dale  una  sortija,  y  él  bésaie  l^" 

HERÁCLIO. 

Eres  muy  firan^^ 
Ap.  Esta  emperatriz  me  arraik- 
~1  alma  cuando  la  miro.) 


^ 


\CTO  SEGUNDO. 


»  FILIPO  T  LA  INFANTA 
TEODOLINDA. 

WFANTA. 

tiempo  antiguo  y  fuerte 
icios  deshace , 
I  del  que  nace 
i  y  triste  muerte , 
la  Tanidad 

e  cualquier  riqueza, 
arde  pobreza 
la  calidad , 
lipo,  el  ausencia 
lerte  del  amor. 

riLiPo. 
hace  mayor 
es  breve. 

INFAJITA. 

En  la  apariencia; 
asente  y  olvidaste. 

FILIPO. 

Djos  ó  mis  cielos, 
s  sospechas  y  hielos 
mor  engendraste. 

L  PRINCIPE  TEODOSIO  t  LA 
PERATRIZ  AURELIANA. 

PRÍXCIPE. 

ojusta,  tigre  hircana, 
eel  ser  que  mediste, 
reme  á  mi  persiana. 

EMPERATRIZ. 

ñ  fui  tigre  tiera , 
)odré  querer  mal , 
eDobay  otro  animal 
m  á  sus  hijos  quiera ; 
1  mano  cruel  y  avara 
irse  á  entrar  pretendió 
:Dire  de  quien  salió, 
so  entrar  por  la  cara ; 
,  eDmendarte  procura , 
íendenne  no  le  cuadre ; 
Dios  respetó  á  su  madre, 
ser  Dios. 

prí.ncipe. 
¡Gentil  locura ! 

f  qué  me  tiene  abscondida 
iwal  ímor  de  amor  mala , 
<pe  es  bella  como  ingrata , 
qoe es  alma  desta  vida, 
qweshonrajuzy  palma 
Diiboorado  pensamiento, 
J«e  es  rapto  movimiento 
«>s  cielos  de  mi  alma? 
f  W  ha  ligado  y  deshecho 
J^JOsqaelQi  me  daban, 
wiro  donde  paraban 

Wrosdemipecho? 
«T»iiíela  persa,  ó  muera, 
"Pieoiuramoslosdos. 

EMPERATRIZ. 

?|<wa. poes que  bay  Dios, 
ij^^jasto  considera; 
d/if''^''Dmano  es  sueño, 
,f*^ofreflado  amor 
J^¿a//o  traidor 

efiw^^^o,       (De  rodillas.) 
e  del  amor 


LA  RUEDA  DE  LA  FORTUNA. 

Muchas  veces  te  he  engendrado. 
Contigo  fui  liberal , 
Colunas  mis  brazos  fueron ; 
En  peso  un  tiempo  tuvieron 
Ese  edificio  mortal. 
Hijo  de  mi  corazón , 
Pues  no  te  pido  que  seas 
Con  tus  padres  otro  Eneas, 
Huye  de  ser  Absalon. 

INFANTA. 

Tu  majestad ,  ¿  para  qué 
Arrodillada  se  ha  visto 
A  mi  hermano?  Solo  Cristo 
Mejor  que  su  madre  fué , 
Solo  de  virgen  podia 
Arrodillarse  á  sus  pies. — 

Y  tú ,  Teodosio ,  ¿  no  ves 
Que  esta  es  nueva  tiranía? 

¿  No  has  visto  que  no  conoce 
La  paternal  reverenciad 

PRÍNCIPE. 

¿Quién  me  dio  tanta  paciencia? 

EMPERATRIZ. 

También  él  la  reconoce. 

PRÍNCIPE. 

Algún  demonio  me  ha  hecho 
Que  os  aborrezca ,  y  me  incita. 

FILIPO. 

César  y  principe,  quita 
Esa  cólera  del  pecho ; 
La  Emperatriz,  mi  señora 

Y  vuestra ,  demás  de  ser 
Madre,  emperatriz,  mujer. 
Como  su  ídolo  te  adora; 
Por  cuatro  razones  debes 
Su  respeto  y  reverencia. 

príncipe. 
¿Quién  te  dio  tanta  licencia , 
Que  á  mi  persona  te  atreves? 

FILIPO.  * 

El  ver  que  de  buena  gana 

Me  has  hecho-  siempre  merced. 

PRÍNCIPE. 

Hidrópico  soy ,  mi  sed 
Es  beber  la  sangre  humana ; 
La  tuya  derramaré. 
Si  aconsejas  desa  suerte. 

FILIPO. 

Si  te  sirves  con  mi  muerte. 
Mi  espada  propia  daré. 

{Dalesu  espada.) 

Saca  con  ella.  Señor, 
Vida  y  alma  racional 
Del  vasallo  mas  leal 
Que  ha  tenido  emperador; 
Mas  mi  palabra  le  empeño 
Que ,  aunque  le  falte  razón , 
No  cometerá  traición 
Por  no  volverse  á  su  dueño. 
A  tu  voluntad  ofrezco 
Este  cuello  y  esta  espada. 

PRÍNCIPE. 

i  Oh,  quién  la  viera  empleada 
En  las  vidas  que  aborrezco ! 

Sale  EL  EMPERADOR,  t  UN  CRIADO 
con  él. 

EMPERADOR. 

No  me  da  mí  rabia  espacio. 
Porque  en  cólera  me  enciendo , 

Y  con  un  rayo  pretendo 
Asolar  ese  palacio. 
¿Cómo  el  cuerpo  desta  casa. 
Que  vida  y  alma  no  tiene, 
Fallándole  Mitiiene, 

No  se  deshace  y  abrasa? 
Cómo  no  das  esta  vez 


9 

Muerte  á  aquesta  que  ha  escondido 

El  claro  sol  que  ha  salido 

Al  alba  de  mi  vejez? 

Dame,  falsa ,  dame,  ingrata , 

Una  cautiva  que  adoro; 

Guarneceré  con  su  oro 

Esos  cabellos  de  plata. 

Su  cristal  hermoso  trae , 

Trae  su  alabastro,  importuna, 

Porque  sirva  de  coluna 

A  esta  vida  que  se  cae. 

Dame  el  alma  c(ue  deseo. 

Dame  mi  espejo  intiel; 

Porque  si  me  miro  en  él , 

De  menos  edad  me  veo. 

Hipócrita ,  ¿dónde  tienes 

El  ídolo  de  mí  amor? 

{Arrástrala  délos  cabellos.) 

EMPERATRIZ. 

Espera ,  aguarda.  Señor ; 
Lleno  de  cólera  vienes. 

EMPERADOR. 

Este  cabello  villano 
Por  fuerza  te  arrancaré. 

EMPERATRIZ. 

A  la  montaña  se  fué 
En  casa  de  Heracliano. 
No  entendí  darte  disgusto ; 
Perdona ,  no  estés  con  ira ; 
Que  ofendes  á  Dios,  y  mira 
Que  es  riguroso ,  aunque  justoi 

EMPERADOR. 

¿  Qué  dices  y  reprehendes  ? 
Hipócrita ,  sal  de  aquí; 
No  estés  delante  de  mí , 
Que  me  enojas  y  me  ofendes. 

INFANTA. 

Amor,  si  remedio  esperas , 
A  seguir  su  sol  disponte, 
Que  ya  se  puso  en  el  monte. 
Porque  es  refrán  de  las  fieras. 

FILIPO. 

Con  la  razón  que  tenia , 
Viendo  el  mal  que  ausente  estaba , 
Mi  corazón  palpitaba ; 
Pero  yo  no  lo  entendía. 

EMPERADOR. 

Filipo ,  partirte  puedes 
Por  mi  cautiva  gallarda; 
Serás  el  águila  parda 
De  mi  bello  Ganimédes. 
Alba  serás  del  sol  mío 
Que  traerás  sus  rayos  de  oro ; 
Serás  mi  claro  Pecloro , 
Argos  serás  de  otra  lo; 
Para  su  venida  empiedra 
De  granates  los  caminos. 
Viste  los  montes  y  pinos 
De  arrayan  y  verde  hiedra; 
Alumbren  la  noche  negra. 
Cuando  nie$!an  luz  los  cielos. 
Volcanes  y  Mongíbelos; 
Tiren  paveses  tu  coche. 
Como  pintan  al  de  Juno; 
Y  al  rénix  que  arriba  tiene 
Trajera  al  de  Mitiiene, 
A  no  ser  el  fénix  uno. 
Al  Príncipe  te  anticipo , 
César  te  hago  de  Roma, 
Mi  púrpura  propia  toma ; 
Tú  Alejandro ,  soy  Filipo. 

Sale  LA  EMPERATRIZ  AURELIANA, 
con  una  carta  del  Padre  Santo. 

EMPERATRIZ. 

Nuestro  santo  pontífice  Gregorio, 
Que  ahora  en  Roma  está  con  gran  pe- 

[ligro, 


10 

Señor,  ha  despachado  dos  legados 

Con  esla  carta  para  ti,  recibe 

El  recado  que  traen,  si  eres  servido. 

EMPERADOR. 

;Ya  no  sabe  Gregorio  que  aborrezco 
Sus  cosas?  ¿Para  qué  cartas  me  envia? 
Déjeme  el  Papa  ya. 

FILIPO. 

La  carta  leo. 
[Lee.)  «Gregorio,  obispo  de  Roma, 
»  siervo  de  ios  siervos  de  Dios;  á  ti,  Mau- 
»  ricio,  emperador  de  Orienl/e  y  Occi- 

>  dente,  salud  y  gracia  y  bendición 
»  aposlólica  :  Hijo  en  Cristo ,  la  Sede 

>  Apostólica  y  la  Iglesia ,  en  estas  par- 
» tes  occidentales  y  reinos  de  Italia  muy 
k  perseguida  de  infieles,  princípalnien- 
» te  en  la  ciudad  de  Roma ,  que  está 
»  cercada  de  lombardos ,  y  yo  dentro, 
»  sin  poderla  favorecer,  si  Dios  por  su 
»  divina  misericordia  no  la  ampara  de 
» parte  suya  ;  encarecidamente  pido 
»  favor,  y  bástele  represenlar  el  peli- 
»  gro  al  defensor  de  la  Iglesia,  para  que 
9  acudas  cun  su  ejército.  *Dios  sea  en 
»  vuestra  gracia,  amén.  Fecha  en  Roma, 
»  en  las  extiendas  de  mayo  del  año  de 

-  » mil  trescientos  y  ires.» 

EMPERADOR. 

Imposible  ha  de  ser  darle  socorro ; 
Sus  trabajos  padezca ,  si  los  tiene ; 
Vuélvase  el  portador,  y  déle  aviso 
Del  mucho  desamor  que  al  Papa  tengo. 

EMPERATRIZ. 

Señor,  mire  tu  grandeza 

Que  un  cuerpo  son  los  cristianos , 

Y  no  es  bien  que  estén  las  roanos 
(contrarias  de  la  cabeza. 
Cuerpo  es  la  Iglesia,  Se&or, 

Y  sufrirá  muclios  males 

Si  los  miembros  principales 
No  le  prestan  el  favor. 
Cuerpo  el  Papa .  y  el  Rey  es 
Brazos  deste  cuerpo  misto, 
La  cabe/a  solo  es  Cristo , 

Y  los  demás  somos  pies. 
Si  al  cuello  no  dan  favor 
Los  brazos  con  fortaleza , 
Enojarse  ha  la  cabeza, 

Y  los  pies  peligrarán. 
Como  el  Papa  por  su  oficio , 
De  la  Iglesia  eres  coluna ; 
Pues  Si  de  dos  falta  una. 

;  No  se  caerá  el  rdiflcio? 
Dios  con  ella  se  desposa, 
Tu  brazo  su  escudo  es ; 
Repara  los  golpes  pues , 
Porque  no  den  en  su  esposa. 
Su  mano  da  el  cortesano 
Cuando  cae  una  mujer ; 
La  Iglesia  quiere  caer. 
Dale,  Emperador,  la  mano. 

EMPERADOR. 

Hipócrita ,  mal  nacida , 
No  me  cansen  tus  sermones ; 
Vive  el  cielo,  que  en  prisiones 
Tíenos  de  acabar  la  vida ; 
LlevacHa  luego  á  una  torre. 

JXFANTA. 

¡Señor! 

EMPERADOR. 

No  mas  me  prediques 
Ni  á  mis  órdenes  repliques. — 
Llévala  tú. 

CRIADO. 

¡Señor! 

EMPERADOR. 

Corre ; 
Que  padezca  y  sufra  es  justo, 
Pues  no  me  tiene  aGcion, 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

La  que  niega  rol  opinión 
Y  contradice  mi  gusto. 

{Llevan  á  la  Emperatriz  y  suena  ruido,) 

\  Váleme  Dios,  qué  ruido ! 
¡Qué  extraño  temblor  de  tierra! 

FILIPO. 

Será  la  gente  de  guerra , 
Que  algún  motin  ha  movido; 
Ponte ,  Señor,  tras  de  mi , 
Porque,  estando  desta  suerte, 
Descargue  el  golpe  la  muerte 
En  mis  hombros ,  y  no  en  tí. 
Cuando  no  fuere  á  la  vista 
De  tus  ojos  de  provecho , 
Un  muro  será  mi  pecho. 
Que  el  ejército  resista. 

{Torna  á  sonar,) 

EMPERADOR. 

No  es  tierra ;  que  son,  creo. 
Batallas  de  hombres  armados, 
En  el  aire  congelados ; 
¿No  los  veis? 

FILIPO. 

No  los  veo. 

EMPERADOR. 

¿  No  veis  el  cielo  teñido 
Con  la  sangre  que  se  vierte? 
¿  No  veis  la  pálida  muerte? 

FILIPO. 

Solamente  oigo  el  ruido. 

Sale  FOCAS,  con  una  espada, 

EMPERADOR. 

¿Veis  una  persona  airada. 
Que  me  mira  con  rigor? 

FÓCAS. 

Mauricio ,  eí  Emperador , 
Morirá  cbn  esta  espada. 

EMPERADOR. 

¿Viste  en  el  aire  pasar. 
Con  una  espada  de  fuego. 
Un  monstruo? 

FILIPO. 

Sí ,  Señor. 

EMPERADOR. 

Luego 
Mi  muerte  no  ha  de  tardar. 
¿Oíslelo? 

FILIPO. 

Sí,  lo  oi. 


iVístelo? 


EMPERADOR. 
nLIPO. 

También. 


EMPERADOR.  ( Siéntase. ) 

No  son 
Casos  de  imaginación. 
¡Ay,  infelice  de  mí ! 
Mi  sangre  está  hecha  hielos," 
El  alma  empieza  á  temer; 
Nadie  se  puede  esconder 
Del  castigo  de  los  cielos. 
Viva  el  hombre  con  recelos 
De  la  justicia  divina, 
Que  á  los  soberbios  derriba. 
Solo  al  humilde  levanta ; 
Al  Cn  es  justicia  santa , 
Que  ni  tuerce  ni  declina. 
Desde  el  Austro  al  polo  frío 
Llegan  con  ancho  hemisferio 
Los  limites  de  mi  imperio. 
Dios  hizo  el  mundo,  y  es  mió; 
Mas  es  mundo ,  en  él  no  fio. 
Volver  quiero  el  pensamiento 
A  Dios ,  <iue  es  el  pensamiento 
Donde  el  alma  ha  de  estribar. 


David  soy;  aaiero  llorar 
Sin  suspender  mi  tormento. 

CRIADO. 

En  sueño  y  melancolía 
Está ;  á  solas  le  dejemos. 

nLiPO. 
Cosas  prodigiosas  vemos 
En  este  trágico  día. 

{Yanu,) 

Queda  durmiendo  EL  EMPERADOH 
sale  FÓCAS,  como  la  visión,  con  i 
espada,  y  se  la  pone  al  pecho, 

EMPERADOR. 

Rey  ni  emperador  se  escapa 
De  padecer  mal  tan  fuerte. 

FOCAS. 

Focas  te  ha  de  dar  la  muerte, 
Porque  aborreces  al  Papa. 

EMPERADOR. 

tQue  me  matan,  que  me  matan! 

Fílipo,  socorre ,  ayuda ; 

Con  una  espada  desnuda 

Mi  vida  vieja  desata. 

¡Que  me  muero ,  que  me  muero! 

¡Ay  Jesús!  dame  la  mano ; 

Que  me  mata  aquí  un  villano. 

Sale  FILIPO. 
¡Ay,  qué  tribunal  espero! 

FILIPO. 

El  Emperador  da  voces.— 

¡Ay Señor,  Señor!  ¿qué tienes? 

EMPERADOR. 

Filipo,  á  buen  tiempo  vienes. 
¿Esas  sombras  no  conoces? 
Saca ,  Filipo ,  la  espada ; 
Líbrame  destas  visiones. 

FILIPO. 

Si  son  imaginaciones. 

EMPERADOR. 

¿Los  que  me  dan  muerte  airada? 
Dales,  Fílipo. 

{Saca  la  espada  Filipo.) 

FILIPO. 

No  veo 
Quien  te  ofende. 

EMPERADOR. 

Aquí  á  este  lado ; 
Dales ,  Filipo. 

FILIPO. 

Admirado 
Estoy  y  verles  deseo. 

EMPERADOR. 

Filipo,  aquí  se  vinieron; 
Castiga  su  atrevimiento. 

FIUPO. 

Ya  les  doy,  y  nada  siento. 

EMPERADOR. 

Déjalos,  que  ya  se  fueron. 

¡  Ay !  Dios  justo  es  mi  Dios  bueo(^ 

¿Conocerás  un  villano. 

Que  Focas  se  ha  de  llamar 

( ¡  Dichoso  caso  lozano! ), 

Bajo  de  cuerpo  y  moreno? 

FILIPO. 

Buscaréle  bien. 

EMPERADOl. 

Advierte 
Que  aquí  me  lo  has  de  traer; 
Porque  este  tiene  de  ser 
El  que  me  ha  de  dar  la  muert^^* 
Dios  me  quiere  castigar 


Nslio  lo  desea , 
en  esu  Tidá  sea. 
kl  Papa  be  de  dar; 
peratm  es  may  santa , 
ra  íDtercesora 
jasto  Juez ,  qae  ahora 
sentencia  me  espanta. 

^len  HERÁCUO  t  músicos. 

BERÁCLIO. 

s  la  faente  qae  tiene 
ijas  cristal  y  perlas , 
\  cuando  á  cazar  ?iene 
^  á  coger  v  beberías 
iarda  Mitilene. 
)  aquí  está  calurosa , 
ido  su  agua  dicbosa , 
voces  y  le  aviso 
era  como  Narciso , 
•  su  imagen  dichosa. 

■ósicol.® 
e  se  nos  ofrece. 

■csico^.^ 
eo  Chipre  parece. 

HEKÁCLIO. 

euna  alegre  salva, 
iseiíores  del  alba 
nis  ojos  amanece. 

HDSICOS. 

T  dó  viene  la  cazadora , 
^iva  y  prende 
amorosa, 

IITILENE,  can  arco  y  flechas, 

nte  desciende 
da  y  hermosa 
sol  cuando  sale 
ido  el  aurora ; 
ente  viene , 
rre  inviaiosa 
y  labios 
$  aguas  doran, 
y  hombres  mata 
idora , 

'.utiva  y  prende 
I  amorosa. 

BERÁCLIO. 

reces ,  decendieodo , 
lad  quieres  que  trate, 
que  se  va  poniendo* 
qae  al  suelo  se  abate 
1  que  viene  riendo; 
reboza,  por  mi  mal, 
leDie  esta  murmurando 
e  dientes  de  cristal , 
.'QdieDdo  está  y  brindando 
3  \abios  de  coral ; 
^que  4  tus  movimientos 
Bga  mis  ojos  atentos 
►rp(K\érleDie  ofrecer; 
ape quisiera  tener, 
■waoleogo  peosaipientos. 

MITILEIÍE. 

kSo&boündos? 

HERÁCUO. 

y  Bien  nacidos , 

»  como  en  creer  nn  t'ifHon 


¿üDiBoeiicreer  no  Urdan, 
J«»€n  díl  alma  atrevidos , 

"«t^ill^Seacfthapflan 


J  ^oelTen 


!  se  acobardan, 
arrepentidos. 


-^«esqieenire  fieras  tratan, 
«■snunos  matan  las  fieras, 

I*  «'los  OJOS  me  Balan 


LA  RUEDA  DE  LA  FOBTüNA. 

HERÁCLIO. 

Con  amor  teme  el  tirano. 
Oye  el  sordo  y  habla  el  mudo , 
Calla  el  loco,  entiende  el  rudo, 

Y  es  político  el  villano. 

MITILENE. 

Yo  en  el  grado  que  te  quiero, 
A  ninguno  quise  bien. 

BERÁCLIO. 

Dulce  amor ,  ¿qué  mas  espero? 
Dadme  alegre  parabién 
Deste  favor  lisonjero. 

MÚSICO  i. ^ 

¿Cómo  de  caza  te  ha  ido? 

MITILENE. 

A  tiempo  has  interrompido 
Su  plática  regalada; 
En  la  espesura  intricada 
Un  ciervo  dejo  herido ; 
Entre  robles  se  escondía , 
Paciendo  tomillos  tiernos, 

Y  como  el  cuerpo  cubría. 
Mostrando  un  árbol  de  cuernos, 
Roble  seco  parecía ; 

Movióse  en  espacio  breve , 
Ansí  dije:  «Loque  veo 
Ciervo  es  que  pace  ó  bebe ; 
Porque  aquí  no  canta  Orfeo, 
El  que  los  árboles  mueve. » 
Dispárele  satisfecha 
Una  jara  tan  derecha, 
Que  al  medroso  ciervo  dio, 

Y  por  el  monte  abajó 

Mas  ligero  que  una  flecha ; 
Por  hondas  bocas  iguales 
Sangre  y  espuma  vertía , 

Y  ansí  dejaba  señales, 
Que  la  tierra  parecía 
Copos  de  nieve  y  corales; 
Corrió  al  Qn  tan  diligente. 
Que  llegó  á  una  clara  fuente , 

Y  allí  bebiendo  y  bañando. 
Se  está  ahora  desangrando 
Para  morir  dulcemente. 

BERÁCLIO. 

Eres  hermosa  Diana , 

Eres  el  margen  florido 

Desta  fuentecilla  ufana 

Por  las  veces  que  has  bebido 

Su  cristal.  {Echase  y  canta.) 

MITILENE. 

De  buena  gana. 
BERÁCLIO.  (Canta.) 
Con  la  música  y  ruido 
Del  agua  blanda , mi  dueño 
Dulcemente  se  ha  dormido^ 

Y  su  rostro  con  el  sueño 
Rosado  está  y  encendido; 
Al  valle  quiero  bajar 
Por  rosas  para  enramar 
Sus  cabellos  y  sus  faldas. 

MÚSICOS. 

Vamos  todos  por  guirnaldas , 
Dejémosla  reposar. 

(Vanse,) 

Queda  durmiendo  MITILENE ,  y  sale 
LEONCIO,  todo  vestido  de  pieles. 

LEONCIO. 

Puede  la  música  tanto , 
Que  como  alicornio  vengo 
De  una  cueva  que  aquí  tengo, 
Húmeda  ya  con  mi  llanto. 
Castigóme  el  cielo  santo 
Con  afrenta  amarga  y  dura ; 
Mas  hoy  en  esta  espesura 
Ha  suspendido  mi  pena 
Esta  voz ,  que  fué  sirena 


il 

Del  mar  de  mi  desventara. 
A  vencer  los  persas  fui , 

Y  en  los  cuernos  de  la  luna 
La  Rueda  de  la  fortuna 
Me  subió,  pero caf; 

Y  en  una  plaza  me  vi 
Con  una  rueca  en  el  lado; 

Y  ansí ,  viéndome  afrentado, 
A  los  montes  me  subí 

Y  aquel  amor  me  ha  faltado. 
¿Qué  ninfa  por  agua  viene 
A  esta  fuente  clara  y  pura, 
Que  sueño  á  su  margen  tiene? 
O  esta  es  la  misma  hermosura , 
O  es  la  bella  Mitilene. 

¡Oh  dulcísima  ocasión 

Del  estado  en  que  me  veo!  . 

¿Si  es  ella?  Si  es  ilusión? 

Si  es  imagen  del  deseo 

Que  está  en  la  imaginación? 

El  corazón  se  ha  alterado , 

Como  á  su  dueño  ha  mirado. 

Ella  es, «yo  la  despierto; 

Mas  no  querrá  aun  hombre  muerto , 

Que  tal  es  un  afrentado. 

Despierta  no  me  ha  querido, 

¿Y  ansí  he  de  abrazarla  yo 

Ahora  que  se  ha  dormido? 

Tente ,  apetito ,  eso  no ; 

Que  es  amor  descomedido. 

Entre  estos  lentiscos  quiero 

Mirarla  con  afícion, 

Y  seré  el  hombre  primero 
Que  se  venció  en  la  ocasión, 
Teniendo  amor  verdadero. 

Sale  EL  PRÍNCIPE  TEODOSIO, 

con  DOS  CRIADOS. 
PRÍNCIPE, 

Bosques  oscuros,  que  tan  peregrinos 
Merecían  los  célebres  pinceles 
De  Timantes,  de  Céusis  y  de  Apeles, 
Tenidos  en  el  mundo  por  divinos; 

Cuyos  frondosos  y  elevados  pinos , 
Verdes  bayas,  lentiscos  y  laureles, 
Cipreses  imitáis  los  chapiteles, 

Y  os  miráis  en  arroyos  cristalinos ; 
Si  de  sombra  servís  á  mi  enemiga 

Cuando  viene  á  las  tiestas  con  despojos 
De  las  tíeras  que  mata  en  la  espesura. 
Decidme  dónde  está,  porque  la  siga. 
Si  acaso  de  las  hojas  hacéis  ojos 
Para  mirar  despacio  su  hermosura. 

CRIADO. 

Sin  ser  destos  montes  planta. 
Yo  podré  decirte  della ; 
Mírala  allí. 

PRÍ.NCIPE. 

Imagen  bella 
De  la  gloria  bella  y  santa, 
Luciendo  va  como  viento 
Entre  enebros  y  lentiscos. 
Que  en  verla  me  dan  tormento. 
Alad  pues  á  la  cruel 
Que  claramente  me  mata  , 
Mas  hermosa  y  mas  ingrata 
Que  fué  otro  tiempo  el  laurel. 

(Llegan  y  átanla^  y  él  toma  el  arco.) 

MITILENE. 

¿Qué  es  aquesto? 

PRÍNCIPE. 

Una  afición. 

MITILENE. 

¿Quién  me  ató? 

PRÍNCIPE. 

Quien  te  ha  adorado. 
Un  príncipe  apasionado. 


i2 

MITILEÜE. 

Mejor  dirás  la  pasión.  — 
Traidores,  viles,  villaDos, 
¿Qué  inlentais?  Qué  pretendéis? 
Del  miedo  que  me  tenéis 
Os  picó  atarme  las  manos. 
Fantasmas  del  blando  sueiío 
En  que  he  estado  divertida , 
¿  Qué  queréis? 

PRÍnCIPE. 

Hallar  mi  vida. 

MITILENE. 

¿Quién  te  la  quila? 

pRÍifciPfe:. 

Mi  dueño, 
Yo  te  di  mi  libertad 

Y  ahora  me  has  de  querer, 

Y  por  fuerza  be  de  vencer 
Tu  rebelde  voluntad. 

MITILENE. 

¿Cómo  has  de  poder  forzarla, 
Pues  aun  no  4a  fuerza  Dios  ? 

PRÍNCIPE. 

Dándote  muerte.—  Los  dos 
De  un  árbol  podéis  atarla ; 
Con  sus  flechas  ha  de  ser 
Muerta,  si  mi  gusto  niega. 
{Atañía.) 

LEONCIO.  (Ap.) 

Yo  quiero  ver  dónde  llega 
El  valor  desla  mujer. 

MITILEXE. 

Bárbaro ,  que  nombre  cobras 
De  traidor  en  pensamientos. 
En  el  alma,  en  los  intentos. 
En  palabras  y  en  las  obras. 
Plega  Dios  que  te  diviertan 
El  alma  eternos  pesares , 

Y  las  flores  que  «pisares 

En  serpientes  se  conviertan. 
Sígate  un  oso  herido. 
Para  que  mas  bravo  sea , 
Una  ti^re  que  no  vea 
Los  hijuelos  que  ha  parido; 
tjn  toro  agarrocheado 
Encuentres,  y  un  elefante 
Que  tenga  siempre  delante 
Un  áspid  recien  pisado. 
Fieros  leones  encuentres , 
Que  salgan  de  la  cuartana , 
Porque  con  rabia  inhumana 
Te  sepulten  en  sus  vientres. 
Haz  desatarme,  traidor, 

Y  nuestras  fuerzas  probemos. 

PRÍNCIPE. 

En  mi  pecho  hay  dos  extremos : 
Que  aborrezco  y  tengo  amor. 
Si  en  la  parte  que  te  adoro 
No  me  dan  tus  ojos  guerra , 
De  las  peñas  de  la  tierra 
Sacaré  la  plata  y  oro. 
De  las  entrañas  saladas 
Del  mar,  que  sorbe  las  vidas , 
Sacaré  perlas  asidas 
De  conchas  tornasoladas. 
Tuyas  serán ,  tu  mi  dama 
Mientra?;  üon  rayos  eternos 
Dore  al  toro  el  sol  los  cuernos 

Y  al  pez  argente  la  escama. 
Pero  si  te  muestras  fuerte. 
Del  extraño  amor  que  siento 
Saldrá  el  aborrecimiento. 
Procurándote  la  muerte. 

MITILENE. 

Rompe  mi  pecho ,  traidor , 

Y  un  pelícano  seré  , 

Sue  con  él  sustentaré 
is  hijos,  que  es  el  honor  ; 
Tíra,^caba,  tira. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

PRÍNCIPE. 

Advierte 
Que  en  este  mortal  estrecho, 
Lo  que  hay  de  la  flecha  al  pecho 
Hay  de  la  vida  á  la  muerte. 

MITILENE. 

Y  lo  que  hay  del  suelo  al  cielo 
Habrá  de  mis  pensamientos 

Á  tus  cobardes  intentos. 

PRÍNCn>E. 

Que  me  ha  de  vencer  recelo , 

Y  demudar  la  conciencia ; 
Que ,  pues  presume  de  fuerte , 
Menospreciando  la  muerte. 
Tema  su  misma  vergüenza. 

MITILENE. 

Leona  es  mi  honra ,  villanos , 
Que  ligada  se  defiende, 

Y  con  Tos  dientes  ofende. 

Si  está  herida  en  las  manos. 
Perro  seré  que,  guardando 
Este  honrado  proceder , 
Cuando  no  pueda  morder 
Llamaré  gente  ladrando. 
Montes,  aves ,  plantas ,  fieras , 
Tened  en  esta  ocasión 
Alma ,  piedad  y  razón. 

LEONCIO. 

SÍ  tendrán,  porque  no  mueras. 

CRIADO  L^ 

Las  hojas  vienen  hablando 
A  amparar  esta  mujer. 

CRIADO  1.^ 

Huye,  Señor. 

PRÍNCn>B. 

Descender 
Quisiera  al  valle  volando. 

( Vanse  el  Principe  y  los  criados. ) 

MITILENE. 

¿Qué  fiera,  qué  labrador. 
Qué  deidad  ha  pretendido 
Mi  defensa?  Ángel  ha  sido 
De  la  guarda  de  mi  honor. 


Sale  FILIPO,  mirando  un  retrato. 

FILIPO. 

Mientras  yo  descanso  un  rato, 
Pregunta  por  algún  hombre 
A  quien  llamen  de  ese  nombre 

Y  parezca  á  ese  retrato. 

¡  Qué  espectáculo  divino 
No  es  la  gloria  que  deseo ! 
En  un  espejo  me  veo. 
Mirando  lo  que  imagino.— 
Dulcejuez  y  testigo 
De  mi  amorosa  pasión, 
¿Qué  es  aquesto? 

MITILENE. 

Una  traición 
Que  usó  el  Principe  conmigo. 
Desátame ,  General. 

FILIPO. 

Con  mi  amor,  esta  ocasión 
Ha  de  perder  la  opinión 
De  cortesano  y  leal. 
¡En  qué  peligro  me  veo! 
Los  cielos  me  están  mirando, 

Y  aquí  me  va  despeñando 
Rl  caballo  del  deseo ; 

La  buena  ocasión  es  fuerza , 
Gozarla  quiero  por  fuerza ; 
Pero  no,  (|ue  soy  honrado. 
Yo  la  voy  a  desatar. 

MITILENE. 

¿Neme  desatas? 


Sale  LEONCIO ,  y  escóndese, 

LEONCIO. 

Ya  tengo , 
Cuando  á  desatalla  vengo , 
Otro  caso  que  mirar. 

•nLiPO. 
La  ocasión  es  poderosa ; 
Hace  al  cobaroe  cruel. 
Ladrón  hace  al  hombre  fiel , 
A  la  verdad  mentirosa ; 
Traidor  hace  al  que  es  leal. 
Lascivo  al  mas  continente , 
Riguroso  al  que  es  clemente , 

Y  corto  al  que  es  liberal. 
¡Cuántos  hombres  han  estado . 
En  esta  resolución , 

Y  una  pequeña  ocasión 
Ciegos  los  ha  derribado ! 
Mitilene ,  tu  hermosura 
Sirva  á  esta  planta  de  hiedra, 

Y  tü  del  todo  eres  piedra , 
Estando  inmóvil  y  dura ; 
Desde  el  punto  que  te  vi 
Te  adoré ;  como  soldado , 
En  las  batallas  que  be  dado 
Nunca  la  ocasión  perdí ; 

Si  ves  que  te  doy  la  muerte , 
¿Has  de  dejarte  gozar? 

MITILENE. 

Mil  muertes  pienso  pasar. 

FIUPO. 

Una  mujer  es  tan  fuerte , 
Que  la  vida  aventurado 
Por  su  honra ,  no  es  razón 
Que  venza  una  tentación 
Al  que  quiere  ser  honrado; 
Noble  soy  y  temo  á  Dios , 
Honra  quiero ,  y  Dios  es  gloria. 

(DesáU 

LEONCIO. 

:  Ay  Filipo ,  esa  Vitoria* 
Hemos  ganado  los  dos ! 

MITILENE. 

Buscando  voy  deseosa 
Uno  que  me  dio  la  vida. 
Luego  vuelvo. 

FILIPO. 

Esa  vida 
Es  honrada  y  animosa. 

LEONCIO. 

Solo  queda  el  amistad 
Que  me  ha  tenido;  consiente 
Que  agora  salga ,  y  le  cuente 
Mi  extrema  necesidad. 
Como  afrentado  he  vivido 
En  los  montes  retirado , 
Me  siento  necesitado 
De  dineros  y  vestido ; 
De  pasar  me  determino 
A  los  persas ;  y  asi ,  salgo 
A  pedir  que  me  dé  algo 
Para  ponerme  en  camino. 
Pero  dudo,  y  no  estoy  cierto 
Si  con  este  nuevo  estado 
La  condición  ha  trocado ; 
Mejor  es  llegar  cnbierto. 
Vergüenza  y  desdicha  están 
En  el  que  á  pedir  comienxa , 

Y  es  mas  desdicha  v  vergüenia 
Si  pidiendo  no  le  dan. — 
Caballero,  si  hay  piedad         ( ü 
En  los  capitanes  fuertes , 
Mi  vida  está  entre  dos  OMMrtas» 
Agravio  y  necesidad , 

Y  como  vos  fui  soldado 

Y  tuve  riqueza  alguna , 
Pero  la  adversa  fortuna. 
Soberbia,  me  ha  derribado; 
Rico  pensaba  morir, 


ro  pobremente, 
)T  como  U  fuente , 
já  para  sabir, 
ya  lo  que  yo  fui , 
fueron  oíros  soy ; 
en  el  mund(^,  y  ya  estoy 
er  mandarme  a  mi. 
iroome  el  estado , 
es  mayor  en  la  gente 
ms  del  oreseote 
invidia  ael  pasado; 
tiempo  y  no  pedi , 
pobre  aunque  mas  diera , 
i  rico  estuviera 
menos  que  yo  di ; 
estado  como  un  sueño, 
candólo  soñé, 
do,  desperté , 
e  en  otro  dueño ; 
»duz,  siendo  mió, 
n  la  rueda  subió, 
ro  el  aguase  vio, 
i  bajado  vacio. 
!  obliga  á  que  te  pida 
a;  asi  tu  privanza 
szca  la  mudanza 
iesdichada  vida. 

FIUPO. 

mostrado  en  el  cubrir 
ro  que  noble  has  sido , 
siempre  al  bien  nacido 
vergüenza  el  pedir; 
iendo  al  necesitado , 
no  se  comide, 
e  con  vergüenza  pide , 
i  lo  pida  prestado, 
to  se  ha  de  llamar; 
«rá  caso  cierto 
has  de  pedir  cubierto 

0  tengo-de  dar; 

a  corte  voy  subiendo, 

1  miedo  de  vivir, 

be  encontrado  al  subir 
e  viene  cayendo, 
con  favor  ¿e  gana , 

0  se  puede  estado , 
aero  prestado, 

de  otro  dueño  mañana; 

1  mió  te  daria, 
to  del  desconfío, 
común ,  que  boy  es  mió , 
será  otro  dia; 

nde  amigo  se  vio 
»eso,  en  mi  privanza; 
mundo  su  balanza, 
1  otra  subí  yo ; 
a  pues  remediarte 
os  pobres  despojos; 
diera,  y  nun  los  ojos 
rimas  quieren  darle, 
zoo  su  piedad , 
izosun  lazo  estrecho, 
ma  vida  mi  pecho , 
aa  su  voluntad ; 
Gue  en  adversidades 
)lo  imitas  muy  bien , 
aquí  también 
ebir  voluntades, 
e  así  no  te  asombres; 
corazón  me  has  quebrado 
le  tan  desdichado, 
s  menester  otros  hombres. 

LEÚ5CI0. 

ir  mal  tan  airado , 
lespues  de  haber  pedido, 
haber  recibido , 
»lo  de  haberlo  pasado. 

ÜTILENE ,  y  Leoncio  se  cubre, 

MITILENE. 

bay  causa  que  lo  impida, 


LA  RUEDA  DÉ  LA  FORTUNA. 

Honra  y  luz  de  los  mortales, 

Yo  te  pido  agradecida 

Esas  manos  liberales, 

Que  saben  dar  una  vida : 

Mas  tu  venida  me  honró 

Que  el  padre  que  me  engendró. 

Porque  si  yo  la  perdiera. 

Mayor  mi  deshonra  fuera 

Que  la  honra  que  él  me  dio ; 

Y  si  saberla  guardar 

Mas  es  que  darnos  la  honra , 

Padre  te  puedo  llamar. 

Que  en  guardarme  vida  y  honra. 

Hoy  me  vuelves  á  engendrar; 

¿Quién  eres? 

LEONCIO. 

Dos  fui,  y  soy  uno. 

MITILENE. 

Extraña  naturaleza , 

Dos  hombres  asido  en  uno. 

LEONCIO. 

Dos  fui,  mas  yo  y  «ni  riqueza. 
Ya  soy  pobre  y  soy  ninguno^ 

MITILENE. 

¿  Tanto  has  sentido  el  perder , 
Que  pierdes  también  el  ser? 

LEONCIO. 

Sí ;  que  en  haberla  perdido. 
Tan  otro  soy  del  que  he  sido, 
Que  no  me  has  de  conocer. 

MITILENE. 

¿  Qué  es  tu  riqueza  perdida? 

LEONCIO. 

Vida  y  honra. 

MITILENE. 

¡Gran  deshonra! 
¿Quién  fué  causa? 

LEONCIO. 

Tu  venida ; 
Por  ella  perdí  mi  honra, 
Quizá  mi  hacienda  y  mi  vida. 

MITILENE. 

Si  te  la  puedo  volver, 
Como  sm  deshonra  sea. 
Pídeme. 

LEONCIO. 

Podrás  hacer 
Lo  que  mi  pecho  desea, 
Sin  ganar  y  sin  perder. 

MITILENE. 

Harélo  pues,  pero  advierte 
Que  tengo  de  conocerte. 

LEONCIO. 

Cuando  ya  vivir  me  sienta. 

MITILENE. 

¿No  vives? 

LEONCIO. 

No ;  que  una  afrenta 
Es  mayor  mal  que  la  muerte ; 
Entonces  te  pedifé. 

MITILENE. 

Esta  será  desde  ahora 

Prenda  y  fe.  {Dale  una  sortija.) 

LEONCIO. 

Estará  esa  fe 
En  el  alma ,  que  te  adora. 

Salen  HEHACLIANO  t  HERAGLIO,  y 
LOS  MÚSICOS ,  cantando, 

MÚSICOS. 

El  alba  en  las  flores 
Su  aljófar  vierte 
Para  la  cabeza 
De  Mitilene, 


13 


HERACLIAlfO. 

Todos  guirnaldas  te  hacen 
De  flores  no  cultivadas, 
Amajpolas  encarnadas 
Entre  los  trigos  se  nacen ; 
Romero  que  en  las  montañas 
Flor  cenicalo  nos  deja, 
De  quien  saca  miel  la  abeja 

Y  ponzoña  las  arañas ; 
Flor  de  gallomba  amarilla. 
Toronjil  y  trébol  tierno , 
Que  nos  quila  la  polilla; 
Poleo,  con  que  las  garzas 
Suelen  purgarse  en  las  selvas. 

HERÁCLIO. 

Flores  son ,  pero  ningunas  J 
Tan  finas  como  mi  amor. 

MITILENE. 

Por  esas  flores  pudieras 
Hallarme  ya  de  otra  suerte. 

HEBÁCUO. 

¿De  qué  modo? 

MITILENE. 

Con  la  muerte. 

HERÁCLIO. 

¿Siguiéronte  algunas  fieras? 

MITILENE. 

Mas  que  fieras,  un  traidor. 
Que  me  ha  ligado  durmiendo ; 
Pero  á  no  volver  huyendo, 
Él  probara  mi  valor. 

HERACLIANO. 

Es  tanto  su  atrevimiento. 
Que  ya  este  viejo  desea 
Saber  quién  tu  origen  sea. 

MITILENE. 

Contarélo,  estáme  atento. 
Yo ,  famoso  HeracUano , 
Nací  en  el  reino  de  Persia , 

Y  el  cielo  me  dio  aquel  nombre , 
La  desdicha  y  la  nobleza ; 

Gozó  el  Revuna  serrana. 
Enamorándose  del  la ; 
Que  es  el  Rey  como  la  muerte, 
Que  no  tiene  resistencia. 
En  cinta  quedó  anuel  dia , 

Y  ojalá  el  cielo  le  aiera 
La  esterilidad  de  Sara, 
Aunque  entonces  no  era  vieja. 
Cumpliéronse  nUeve  meses. 
Llego  mi  parto,  y  mi  estrella 
He  sacó  al  mundo,  llorando 
Sus  desdichas  y  miserias. 
Nací  pues  y  fui  criada 

Entre  los  montes  y  sierras, 

Y  ansí  á  la  guerra  y  la  caza 
Me  inclinó  naturaleza. 
Cazando  el  Principe  un  dia , 
Con  el  calor  de  una  siesta , 
Llegó  á  la  sombra  de  un  pino 

Y  me  vio  durmiendo  en  eíla ; 
Desperté  sin  conocelle. 

Me  avergoncé  en  su  preseccia ; 
Que  naturalmente  todos 
A  sus  príncipes  respetan. 
La  majestad  de  los  reyes 
Es  tan  grande  y  tan  severa. 
Que  aunque  no  los  conozcamos, 
Nos  provoca  reverencia; 
Pero  la  sangre  real. 
Que  da  vida  á  nuestras  venas. 
Nos  dio  la  afición  entonces 
Con  una  amistad  estrecha. 
Nunca  fué  el  Príncipe  á  caza , 
Qae  yo  á  su  lado  no  fuera , 
Ni  sin  tenerme  presente 
Descansó  en  la  verde  yerba. 
Al  fin  llevóme  á  la  corle; 
Fui  sin  gusto,  porque  en  ella 


Anda  la  verdad  vestida 
Con  máscara  de  vergüenza ; 
Después  en  su  compañía 
Iba  también  á  las  guerras, 

Y  mas  de  cuairo  naciones 
De  solo  mi  nombre  liemblnn. 
Creció  nuestro  mutuo  amor 
Cuando  supimos  quién  era, 

Y  apañónos  la  fortuna, 
Con  sus  mudanzas  adversas. 
El  desdichado  Leoncio, 
Que  ahora  llora  su  afrenta , 
Desterrado  del  imperio, 
Lle^ó  una  noche  á  mi  tienda; 
Defendíme  de  sus  brazos, 
Pero  vine  sin  defensa 

Por  dos  livianas  heridas ,  • 

Y  fui  en  las  suyas  presa; 
Nunca  el  Príncipe ,  mi  hermano. 
Me  vio,  porque  las  tinieblas 

De  la  noche  lo  impidian, 

Y  el  ser  su  victoria  cierta ; 
Pero  después  no  ha  sabido 
De  mi ;  que,  si  lo  supiera , 
Mi  libertad  procurara 

A  costa  de  su  cabeza. 

HERÁCLIO. 

Detente ,  do  digas  mas ; 
Calle,  Señora  ,  tu  lengua, 
Porque  me  llevas  el  alma , 
A  tus  razones  atenta. 
Nunca  el  Hey  enamorado 
Tu  dichosa  madre  viera , 
Nunca  gozara  aquel  dia 
Su  recatada  belleza. 
Nunca  tuviera  ocasión 
De  gozarla,  nunca  fuera 
Tan  generoso  y  fecundo , 
Para  que  tú  no  nacieras ; 
Nunca  el  Príncipe  cazara , 
Nunca  llevarle  quisiera 
A  la  guerra  ni  á  la  corte. 
Nunca  al  imperio  viniera; 

Y  ya  que  lodo  fué  así , 
Para  darme  mayor  pena , 
Nunca  te  vieran  mis  ojos, 
Que  en  vano  tu  luz  desean. 
Pluguiera  al  eterno  cielo 
Que  humildes  padres  te  diera 
Kl  generoso  principio 

Que  tiene  ya  tu  grandeza ; 
Fuera  un  villano  tu  padre. 
Tu  patria  una  pobre  aldea, 
Tu  sangre  como  la  mía , 
Porque  yo  te  mereciera ; 
Que  ya  un  tosco  labrador 
No  es  posible  que  merezca 
Mirar  el  rostro  divino 
De  una  gallarda  princesa. 
¡tCsperan/as  mal  logradas! 
¡Imaginaciones  muertas ! 
i  Afición  desengañada! 
:  Loco  amor,  alma  indiscreta ! 
Pero  si  los  propíos  hechos 
Suelen  suplir  la  nobleza , 
Que  á  los  que  nacen  humildes 
La  naturaleza  niegao, 
A  los  ejércitos  voy , 

Y  por  el  Dios  que  gobierna 
L-n  mundo,  cuatro  elementos, 
Once  cielos  y  una  Iglesia , 
Que  en  las  ásperas  montañas 

No  has  de  verme  hasta  que  tenga 
Tianadas  por  estas  manos 
Honra  propia  y  fama  eterna. 
Mis  hazañas  han  de  darme 
Loquea  ti  naturaleza, 

Y  acaso  querrás  entonces 

Que  tus  favores  merezca.  ( Vose 

MlTILeNE. 

Escucha,  Heráclio»  detente. 


) 


EL  DOCTOR  HIRA  DE  MÉSGUA. 

HERACUANO. 

Hijo,  aguarda...  oye...  espera... 
Una  vez  determinado, 
Difícil  será  su  vuelta, 
i  Ah  sangre  no  conocida! 
¡  Cómo  te  inflamas  y  alteras 
Con  la  bizarra  memoria 
De  generosas  empresas ! 
Algún  dia  querrá  el  cielo... 

■ITlLEflE. 

¿No  es  labrador? 

IIERACLIA?(0. 

Sí ;  que  siembra 
Esperanzas  de  un  imperio, 
Y  ha  de  coger  fruto  aellas. 
{Vanse.) 

Salen  EL  EMPERADOR  MAURICIO 
T  UN  CRIADO. 

CRIADO. 

La  Emperatriz ,  mi  señora , 
Viene  á  verte. 

MAURICIO. 

Norabuena ; 
Que  sí  ha  llegado  mi  hora , 
Culpas  que  esperan  tal  pena 
Piden  tal  íntercesora.  (Siéntase.) 

Sale  LA  EMPERATRIZ  AURELIANA. 

EMPERATRIZ. 

Llámame  tu  majestad ; 

Y  así ,  he  venido.  Señor, 
.\  tu  voz  con  humildad , 
Con  paciencia  á  tu  rigor 

Y  con  gusto  á  tu  piedad ; 
Bien  puedes  ser  riguroso, 
Que  tanto  como  piadoso, 
Te  he  de  querer  y  estimar. 

EMPERADOR. 

Hoy  ha  empezado  á  temblar 
Mi  corazón  animoso. 
Devota ,  santa ,  piadosa , 
Pacifica,  religiosa. 
Discreta,  humilde,  obediente, 
Mártir  que  sufre  paciente 
Mi  condición  rigurosa. 
Ruega  á  Dios,  pues  es  tu  amigo , 
Que  en  la  muerte  que  me  invia 
Se  resuelva  mi  castigo ; 
Ampárame ,  santa  mia , 
Yo  mismo  fui  mi  enemigo ; 
Ave  soy  que  no  he  volado 
Porque,  del  cebo  engañado. 
En  la  red  del  mundo  di ; 
Pez  he  sido  que  me  asi 
Del  anzuelo  del  pecado; 
Nave  del  mundo  es  mi  pecho, 
Que  de  vicios  se  cargó ; 
Mas  ya  llegando  al  estrecho. 
Mis  pensamientos  y  vo 
Pedazos  nos  hemos  hecho. 
Árbol  he  sido  lozano , 
Que  en  flores  pasó  el  f  erano , 
Pero  el  invierno  ha  venido, 

Y  sin  fruto  roe  ha  cogido , 
Que  tal  es  un  mal  cristiano. 
Ha  sido  con  propiedad 
Primavera  mi  vejez, 
Otoño  mi  mocedad ; 

Y  así,  será  mi  vejez 

El  invierno  de  mi  edad ; 
Virgen  he  sido  dormida , 
Que,  sintiendo  la  venida 
Del  esposo,  desperté , 

Y  sin  aceite  hallé 

La  lámpara  de  mí  vida.  « 

Préstame  lo  que  has  guardado. 
Virgen  cuerda,  mujer  fuerte; 


Qae  ya  mi  esposo  ba  llamado 
A  las  puertas  de  la  muerte 

Y  temo  verle  enojado. 

Levántase,  y  salen  FIUPO  t  FOCAS, 
labrador. 

m 

RLIPO. 

Con  diligencias  no  pocas,    . 
Entre  los  montes  y  rocas 
Un  labrador  he  hallado 
Con  las  señas  que  me  has  dado 

Y  con  el  nombre  de  Focas. 

EMPERADOR. 

Este  es  el  mismo  villano 
Que  yo  soñaba ,  este  viene 
A  ser  conmigo  inhumano. 
¡Qué  extraño  aspecto  que  tiene! 
¡  Cómo  parece  tirano ! 
Tiemblo  de  haberle  mirado; 
Este  será  mi  cuchillo. 

FILIPO. 

Con  su  muerte  estás  guardado. 

EMPERADOR. 

¿Cómo  podré  yo  impedillo. 
Si  Dios  lo  ha  determinado? 


Es  cobarde. 


FlUPO. 


EMPERADOR. 

Si  es  cobarde , 
Será  razón  que  se  guarde 
Del  el  valiente  y  el  fiel , 
Porque  siempre  el  que  es  cobarde 
Es  traidor,  y  asi  es  cruel ; 
Mas  yo  no  me  be  de  guardar ; 
Mis  culpas  quiero  pagar , 

Y  á  mi  Dios  tendré  contento. 
Regalando  el  instrumento 
Con  que  me  ha  de  castigar. — 
¿Quién  eres? 

FÓCAS. 

Un  monstruo  ful. 

EMPERADOR. 

¿Y  tus  padres? 

FOCAS. 

Mi  fortuna 

Y  el  mar,  porque  en  él  nad , 

Y  una  barca  fué  mi  cdna 
Hasta  que  á  tierra  salí ; 
Un  pescador  me  sacó , 

Y  como  á  mi  me  crió 
Con  palmas  y  verdes  ovas 

Y  leche  de  mansas  lobas , 
Soy  melancólico  yo; 

Con  esta  melancolía 

Me  suele  dar  un  furor, 

Que  imagino  cada  dia 

Que  mato  al  Emperador; 

Esta  locura  es  la  mia. 

Salí,  críeme  y  crecí. 

Entre  estos  montes  vi? i , 

En  tus  palacios  estOT ; 

Yo  mismo  no  sé  quién  soy,      j 

Quién  he  de  ser  ni  quién  laL  ^ 

KMPERADOa. 

Este  prodigio  se  note. 

FILIPO. 

Maulo,  ten  confianza; 
Tu  sangre  no  se  alborote. 

EMMUUDOR. 

Mira  que  es  mala  crianaa 
Quitarle  á  Dios  el  aaote. 

FlUPO. 

Si  es,  al  contrario,  mentira , 
Cualquier  suceso  soñado 
En  él  se  convierta. 


IMPKEADOA. 

Mira 
:go  ¿  Dios  enojado , 
larle  mas  ira. 

nupo.    . 

!i^a  es  natural , 
el  bralo  irracional 
couservar  la  vida. 

EJPeRADOR. 

tes  á  mi  homicida... 
>,  c]ue  es  mayor  mal. 
i  pagar  desia  suerte 
ados,  ¿no  es  mejor 
pague  con  la  muerte? 

FILIPO. 

Tdooa  al  pecador. 

CMPERADOR. 

..  Mas  ove,  advierte  : 
me  ha  Je  castigar, 
quiebro  esta  Tara , 
e  puede  faltar? 

FILIPO. 

stá,no  fallará. 

EIPERADOR. 

>  le  quiero  malar. 

Faipo. 
'ios  te  ha  perdonado. 

EMPERADOR. 

muerte...  Detente; 
a  mayor  pecado 
n  hoóibre  inocente , 
IOS  solo  culpado? 
eiio  lia  de  ser  nienlira , 
I  muerte  es  ?erdaJ. 
es. 

nupo. 

Temo ,  Señor, 
;üos. 

EMPERADOR. 

También  los  lemo ; 
aerte. 

FOCAS. 

¿Qué  rigor, 
U  qué  aí^ravio,  qué  extremo 

>  este  labrador? 

EMPERADOR. 

bien  dice...  Espera, 
liegueDiossu  luz; 
1  ;ibrazo  quisiera 
izarme  á  la  cruz 
)¡os  quiere  que  muera. — 
á  mi  «labrador, 
,  que  ya  es  amor 
taza  de  matarle; 
ue  quiero  abrazarte. 

FOCAS. 

6mo  á  mi ,  gran  Señor? 

EMPERADOR. 

zos  un  lazo  son 
da  muy  estrecho ; 
s,  qué  extraña  pasión  ! 
mal  siento  en  el  pecho, 
abrasa  el  corazón ; 
mi  muerte  has  venido, 
emorquehe  tenido 
mi  muerte  pretendo ; 
DO  la  teme  muriendo, 
viviendo  la  ba  temido? 
.D  hombre  de  importancia, 
lo  ambos  á  dos ; 
ele  tu  ignorancia. 

rócAs. 
:s  aquesto? 

EMPERATRIZ. 

Déle  Dios 
Q  de  perseverancia. 
{ya$e  Fáeoi,) 


LA  RUEDA  DE  LA  FORTUNA. 

EMPERADOR. 

Figura  que ,  pasando  el  tiempo ,  en- 

[gaña, 
Flor  que  marchita  el  caloroso  estío. 
Ampolla  hecha  en  el  agua  p  por  frió, 
Correo  de  la  muerte,  débil  caña; 

Sombra  que  hace  lela  de  una  araña. 
Ave  ligera,  despeñado  rio. 
Hoja  del  árbol  y  veloz  navio 
Que  navega  esie  mar  á  tierra  extraña; 

Un  punto  indivisible,  un  breve  sueño, 
Corrido  sueño  y  muerte  prolongada 
Es  la  vida  del  hombre  desabrida. 

¡  Miserable  de  mí !  si  es  tan  pequeño 
El  curso  de  mi  edad,  que  es  casi  nada, 
¿Por  qué  pasé  tan  mal  tan  corta  vida? 


ACTO  TERCERO. 


Sale  un  ejército  de  soldados  en  orden 
de  guerra^  y  el  parche  tocando  delan- 
te ,  detrás  dos  CAPitAif es. 

CAPITÁN  i.° 

Rimbombe  el  son  del  sonoroso  parche. 
Publicando  el  motin  que  se  ha  movido. 

CAPITÁN  2.** 

Kl  ejército  quiere  que  elijamos 
Emperador  que  ampare  nuestra  Iglesia. 

CAPITÁN  1.° 

Desnúdese  la  púrpura  Mauricio , 

Y  muera  en  su  vejez  su  infame  vicio. 

Tocan  cajas,  y  sale  LEONXIO,  vestido 
de  pieles,  con  la  rueca. 

LEONCIO. 

Romanos ,  capitanes  del  ejército , 
Los  que  siempre  mostrasteis  vuestros 

[ánimos 
Encasos  de  fortuna  adversa  ópróspera; 
Soldados  valerosos,  que  el  imperio 
Tenéis  en  vuestros  hombros,  conser- 

[vándole 
Contra  las  fuerzas  de  naciones  varias, 
Mirad  de  la  fortuna  el  espectáculo. 
Que  á  las  entrañas  de  los  montes  aspe- 

[ros 
Enternecer  podrá ,  causando  lástimas; 
Contemplad  la  ruina  y  la  miseria 
De  un  hombre  que  se  vido  en  los  Elí- 

[seos , 

Y  resbalando  por  los  aires  lóbregos, 
Al  abismo  bajó,  profundo  y  cóncavo ; 
Estimado  me  he  visto  entre  los  cesares, 
Que  solo  me  faltó  vestir  la  púrpura, 

Y  agora  entre  las  bestias  mas  selváti- 

[cas, 
Alimentos  me  dan  silvestres  árboles; 
Leoncio  soy,  si  duran  las  reliquias 
Ueste  nombre  infelice  en  las  memorias; 
Miradme,  si  podéis  no  dando  lágrimas; 
Contemplad  de  mi  vida  el  caso  trágico. 
Yo  fui  el  que  vencí  los  medos  y  árabes. 
Yo  puse  el  yugo  en  la  cerviz  indómita 
De  los  partos  feroces  y  los  vándalos, 

Y  del  imperio  dilaté  los  limites; 
Un  segundo  Jason  del  mar  Océano 
Me  llamaron  á  mi  los  fuertes  húngaros, 

Y  vosotros ,  un  Hércules  católico , 
Que  al  mundo*  daba  vueltas ,  hecho  un 

[émulo 
Del  sol,  que  vueltas  da  por  los  dos  tro- 

[picos; 
Mas  ya  después  que  el  número  infinito 
De  los  persas  venció  nuestros  ejerci- 
ólos, 
I  Lloro  mi  afrenta  triste  y  melancólica. 


15 

Veis  aqaf  el  premio  de  mis  nobles  mé- 

[rllos. 
Este  es  el  triunfo  raro  y  honorilico, 

{Saca  la  rueca.) 
Este  es  el  galardón  que  dan  los  princí- 

[pes; 
A  aqueste  corazón ,  que  con  espíritu 
Pensaba  de  imitar  á  los  eliopos, 
Con  esta  débil  rueca  se  vio  en  público. 
Capitanes  invictos  y  magnánimos, 
¿Qué  premios  esperáis  de  un  reyco- 

[lérico? 
Agravio  es  vuestro,  y  yo  muero  llo- 

[rándolo; 
Sí  aunque  el  mundo  venzáis  del  Austro 

[al  Ártico, 
Y  de  nuevo  ceñis  ¿  los  antípodas , 
Discrepando  una  vez  de  casos  próspe- 

[ros, 
Mi  afrenta  habéis  de  ver  en  vuestros 

[ánimos ; 
¿No  os  lastima  mi  mal?  No  os  causa 

[cólera? 
No  altera  vuestra  sangre  esta  ignomi- 

ínia? 
No  lloran  vuestros  ojos,  apiadándose  ? 
No  late  el  corazón  sus  alas  próvidas? 
En  vuestros  pechos  fuertes,  ya  tanfá- 

[ciles. 
Si  ya  el  Emperador  es  otro  Cómodo , 
E  imita  con  sus  vicios  á  lleliogábalo, 
¿Qué  esperáis,  capitanes,  defendiendo- 
Elegid ,  elegid  otro  pacifico,  [le? 
Justiciero,  clemente,  afabley  próspero; 
Mauricio  enelgohicrho  está  decrépito. 
Aunque  en  la  vida  sigue  á  lus  sobt^r- 

[bios; 
Mírenme  todos  ya,  compadeciéndose. 
Vestido  de  unas  pieles,  como  sátiro. 
Huyendo  de  las  gentes  mas  que  un 

[bárbaro. 
Eximid,  eximid  nuestra  república 
Del  tirano  poder  de  aqui'ste  s:4rapa  , 
Que  á  lloma  desampara  y  al  Ponlilice. 
¡  Viva  la  gloria  del  eterno  Artílíce ! 

CAPITÁN  1.® 

¡Viva  Leoncio,  désele  el  imperio. 
La  púrpura  se  vista ! 

TODOS. 

i  Viva ,  viva ! 

CAPITÁN  1® 

Mauricio  es  avariento  y  no  nos  paga ; 
Un  soldado  queremos  que  gobierne 
El  imperio  de  Oriente. 

TODOS. 

¡Viva,  viva! 

LEONCIO. 

Ejército  romano ,  yo  no  pido 
Que  carguéis  esa  máquina  en  mis  hom- 

[bros ; 
No  soy  Hércules  yo,  no  soy  Atlante , 
Que  sufra  tanto  peso  en  mis  espaldas. 

TODOS. 

A  Leoncio  queremos. 

CAPITÁN  i.^ 

El  ejército 
Da  voces  eligiéndote ;  corona 
Tus  sienes  de  laurel,  púrpura  viste. 
{Pénenle  una  corona  de  laurel,  y  le- 
veníanle  en  hombros,) 

LEONCIO. 

¿En  efecto  el  ejército  me  elige  ? 

TODOS. 

Sí. 

LEONCIO. 

¿Soy  emperador? 

TODOS. 

¡Viva  Leoncio! 


i6 

LEO?fCIO. 

Pues  qae  ya  de  común  consentiroieDto 
El  imperio  me  dais ,  y  yo  lo  acelo , 
Lo  primero  que  mando  es,  que  León- 

[cío 
No  viva  ya  afrentado ,  y  á  mi  cargo 
Tomo  su  agravio  y  honra ,  su  persona 
Por  leal  ai  imperio  le  declaro ; 

Y  pues  no  tuvo  culpa  en  ser  vencido, 
Bastón  de  general  le  restituyo ; 
¿Venis  en  ello? 

CAPITÁN  2.^ 

Siendo  tú  Leoncio , 

Y  siendo  emperador,  venga  tu  agravio. 

LEONCIO. 

No  es  bien  que  emperador  y  alto  mo- 
Satisfaga  el  agravio  de  Leoncio,  [narca 

Y  ya  que  general  honrado  vivo. 
El  imperio  y  la  púrpura  renuncio, 
Porque  el  mundo  no  entienda  que  pre- 

[tendo 
Riqueza  ni  interés,  sino  el  bien  públi- 
Otro  elija  el  ejército ,  y  rotulen  [co ; 
Mi  nombre ,  pues  venció  mi  ánimo  al- 

[tivo. 
{Quítase  l(í  corona.) 

CAPITÁN  1.** 

¿Quién  lo  hade  ser? 

SOLDADO  1.° 

Justino. 

CAPITÁN  i.® 

Es  muy  cobarde. 

SOLDADO  2.° 

Filipo  es  general. 

CAPITÁN  i. ^ 

No  querrá  serlo. 

CAPITÁN  2.° 

Germano  Quinto  sea. 

SOLDADO  2.° 

•  Es  avariento. 

CAPITÁN  2.0 

Persio  Cuarto. 

SOLDADO  2.° 

Es  loco. 

LEONCIO. 

Demetrio. 

CAPITÁN  1.* 

Es  muy  crueL 

SOLDADO  i.^ 

Liberio. 

SOLDADO  2.^ 

Es  viejo. 

LEONCIO. 

Tómense  votos,  llámese  á  consejo. 

{Tocan  cojas ,  y  viene  una  águila  volan- 
do, y  trae  una  espada  en  los  piés^  y 
déjala  caer  en  el  tablado.) 

¿Quién  ha  visto  prodigio  semejante? 

iJn  águila  caudal  entre  las  uñas 

lina  espada  se  lleva. 

LEONCIO. 

Ya  la  deja 
En  medio  del  ejército ,  y  ligera , 
La  lóbrega  región  del  aire  corta, 
Oponiéndose  al  sol  con  ojos  firmes. 
La  espada  milagrosa  levantemos. 

CAPITÁN  2.* 

Letras  de  oro  en  el  pomo  de  la  espada 
Están  grabadas. 

LEONCIO. 

Y  dicen... 

CAPITÁN  2.® 

Tenia  y  reina  solo  un  dia. 

LEONCIO. 

¡Temeroso  portento !  La  cuchilta 
¿Qué  tal  es? 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSGUA. 

CAPITÁN  i.° 

En  la  vaina  está  aforrada ; 
Que  mi  fuerza  no  basta  á  desasilla. 

CAPITÁN  2.° 

Pruebo  á  sacarla  yo ;  ¡  difícil  caso ! 

LEONCIO. 

Dámela  á  mi  también ;  es  imposible.— 
Capitanes,  ya  entiendo  este  prodigio; 
Esta  espada  se  cuelgue  deste  árbol, 

Y  todos  los  soldados ,  uno  á  uno, 
A  quitarle  la  vaina  llesuen  luego, 

Y  aquel  que  desnudarla  mereciere , 
Es  el  dueño,  sin  duda,  á  (^uien  el  cielo 
Esas  letras  escribe,  y  quien  conviene 
Que  el  imperio  gobierne. 

CAPITÁN  1." 

Bien  has  dicho. 
Pongámosla  en  los  ramos  deste  árbol, 

Y  á  recoger  se  toque  porque  lleguen 
Los  soldados  al  campo  no  vencido. 

{Tocan  caja  y  cuelgan  la  espada,) 
\  Oh  fortuna  mudable  ¡Ayuda  ahora 
Aqueste  corazón,  brazos  y  pecho, 
¡  Mal  haya  mi  desdicha !  no  la  arranca. 

SOLDADO  1.0 

Brazos  y  manos ,  yo  seré  Cósros , 
Un  Cebóla  he  de  ser,  y  be  de  quemaros 
Si  no  la  desnudáis.  ¡  Ah,  voto  á  Cristo! 

SOLDADO  2.0 

Hoy  pienso  renegar  de  mi  fortuna 
Si  no  la  desenvaino.  ¡  Voto  al  cielo, 
Que  es  arrancar  un  monte!  Hoy  reniego 
Mil  veces  de  mi  mismo  y  de  la  espada. 

CAPITÁN  2.® 

Águila  parda .  que  en  tus  uñas  negras 
Diste  la  espada,  si  eres  algún  diablo. 
Vuelve  pcTr  mi  si  no  la  desenvaino; 
Mas  ya  puedes  volver,  que  soy  un  puto. 

Sale  FOCAS,  desnudo^  con  un  cordel. 

FOCAS. 

¡  Inconstante  fortuna ,  cielo  airado ! 
¿Qué  pretendes  haber  de  un  miserable. 
Que  en  el  mundo  no  cabe  su  desdicha? 
¡Soberbio  mar!  ¿Por  qué  no  me  ane- 

[gaste 
En  las  hinchadas  olas  que  criaban 
Tus  espumas  azules  y  salobres , 
Cuando  de  tí  nací,  como  otra  Venus? 
¡Fieras  del  monté!  ¿Cómo  me  negas- 

[tes 
El  funesto  sepulcro  en  las  entrañas , 
Cuando  leche  me  distes  desabrida? 
Nunca  sintiera  tanto  la  miseria 
En  que  ahora  he  venido,  y  no  me  viera 
Aborrecido  del  linaje  humano. 
Árboles  verdes ,  sustentad  mi  cuerpo ; 
Tú,  lazo  estrecho,  aprieta  mi  garganta; 
Ciega  el  órgano  ya  por  donde  espira 
El  pulgón  oeste  cuerpo  desdichado. 

( Pone  el  cordel  en  la  rama ,  y  échasele 
al  pescuezo,) 

CAPITÁN  1.0 

¡Oh  bárbaro  sin  fe !  Esperad ,  ¿  qué  in- 
FóCAS,  [lentas? 

Dar  desdichado  fin  á  mis  desdichas. 

Rematar  una  vida  lastimosa , 

Que  aborrecen  los  hombres  y  los  cielos. 

CAPITÁN  2.* 

¿Por  qué  pierdes  ahora  la  paciencia? 

f      FOCAS. 

Porque  naciendo,  no  conozco  padres ; 
Porque  viviendo ,  nunca  tengo  gusto; 
Porque  estando  en  los  montes  con  po- 
Gl  pasado  bochorno  del  estío  [breza, 

Y  la  nevada  escarcha  del  enero , 


A  los  palacios  de  Mauricio  vine , 

Y  siendo  de  su  mano  rega  lado , 
El  Príncipe,  invidíandomi  desdi 
Aun  los  pobres  sayales  me  ha  qn 

Y  me  escapé ,  huyendo  de  la  mu( 

LEONCIO. 

Dinos  tu  nombre. 

FOCAS. 

Yo  me  llamo  Fi 

LEONCIO. 

Un  hombre  que  nació  Un  infelic 
Algún  suceso  no  pensado  espera 
Llégate  á  desnudar  aquella  espa( 

SOLDADO  i.®  (i4p.) 

:  Un  bárbaro  que  está  desesperad 

Y  que  casi  le  quitan  de  la  horca , 
También  ha  de  probar  y  entrar  ec 
{Desenvaina  la  espada^  y  suena  ^ 

un  trueno.) 

LEONCIO. 

¡Válgame  el  cielo,  qué  prodigio  ( 
¡  Focas  emperador! 

CAPITÁN  1.0 

El  cielo  quiere 
Que  emperador  tengamos  prodií 

SOLDADO  1.0 

¡Focas,  Víctor! 

CAPITÁN  2." 

Corónense  sus  sic 
Del  precioso  laurel  que  Roma  ti 

SOLDADO  1.^ 

¡  Víctor  es  Focas ! 

{Levantante  en  hombros.) 

TODOS. 

¡Viva,  viva  F^ 

FOCAS. 

Soldados,  capitanes  valerosos, 
¿Burláis  de  mí? 

CAPITÁN  1.0 

No,  tuyo  es  el  iro| 
De  púrpura  te  viste ,  y  con  diadei 
Adorna  la  cabeza ,  que  es  del  mi 
De  la  silla  quitemos  á  Mauricio. 
Focas  la  ocupe ,  v  acometa  el  caí 
A  los  muros  que  honró  ConsUutii 

FOCAS. 

¡Cielos eternos!  ¿Cómo  tenéis  j 
Los  extremos  mayores  deste  moi 
I  Ah  rueda  de  fortuna  variable. 
Vueltas  extrañas  das !  Tente,  Toi 
¿Emperador  soy  ya? 

TODOS. 

Si ;  i  viva  Foc 

FOCAS. 

Mauricio  ¿no  lo  es? 

TODOS. 

¡  Muera  Manrie 

FOCAS. 

Ya  aceto ;  acometamos  al  paladc 
Porque*  quiero  emprender  la  m 

Aunque  me  dore  solo  un  breve  d 
(Llevante  en  hombros  los  soldad 

LEONCIO. 

Aunque  á  Mauricio  persigo , 
Me  desmaya  y  desatina 
Su  riguroso  caitigo; 
Que  al  bien  nacido  lástima 
El  daño  de  su  enemigo.   ' 
Dejar  pienso  descui&do 
El  ejército  alterado; 
Que  todo  lo  que  es  mal  hecho, 
Aunaue  venga  en  so  provecho. 
Le  aborrece  el  que  es  honrado. 


SaU  HERÁCLIO. 

■EMÁCLIO. 

éa  ^bíerna  en  el  real? 

Leoncio, 
¿bete  parecido  mal? 

BBRÁCUO. 

ersooa,  do  tas  pieles; 
iércitos  crueles 
fiera  es  general. 

LC05C10. 

&  quieres? 

BERÁCLIO. 

Ser  alistado. 
Lcoacio. 
isóte  el  ser  labrador  ? 

HERÁCLIO. 

0  en  mi  nn  ánimo  boorado, 
;»iro  á  mas. 

LEONCIO. 

Esfalor; 
MDe ,  nnero  soldado. 
(Vanse.) 

1  EL  EMPERADOR  MAURICIO  T 
EL  PRINCIPE  TEODOSIO. 

PRÍNCIPE. 

operador  iobamaoo, 
de  p^dre  piadoso, 
amor. 

EMPERADOR. 

Es  cortesano; 
ras  tan  iovidioso 
tipo  j  de  un  villano, 
le  dar  algún  favor 
soldado,  ¿  un  labrador, 
nnlo  y  es  regocijo ; 
r  eso  para  el  hijo 
de  Taltar  el  amor, 
'galos  DO  merecen 
rrersa  condición , 
eoando  el  hijo  parece 
^e  sa  inclinación , 
ti  padre  le  aborrece. 

PRÍ*fCIPE. 

7ta  hijo? 

EHPEIUDOR. 

Te  crio 
I,  jen  tu  madre  fio; 
¡mperalrtz  no  fuera  ^ 

)pia  madre ,  creyera 
>eras  tú  bijo  mío; 
i  santa  y  te  parió ; 
tu  padre  pareces , 
e  soy  muy  malo  yo. 

PRÍZfCIPE. 

o  al  Gn  aborreces 
empre  te  aborreció. 

fSPERADOR. 

borreces? 

PRÍNCIPE. 

Si , y  desea 
azoD... 

EIPERADOR. 

¿Qué? 

príncipe. 

Tener 
ismo  imperio. 

EMPERADOR. 

Ansí  sea ; 
sí  malo  has  de  ser, 
o  pedazos  te  vea. 

{Tocona  rebato.) 

^leWLf^O;  alborotado. 
riLiPo. 
» invicto,  tn  peligro  nota, 
DD.  C.  DK  L..n. 


LA  RUEDA  J)B  LA  FORTUNA. 

Que  eres  hombre ,  aunque  rey ;  teme  la 

/v       ...  [muerte; 

Que  el  ejército  infame  se  alborou, 
Y  el  vulgo  novelero  ha  de  ofenderte, 
Perdida  la  vergüenza,  y  la  fe  rola ; 
¿Quién  puede  resistillos?  Huye,  ad- 
Que  el  animoso  prevenido  tarde  [vierte 
Hace  al  valiente  timido ,  cobarde. 
El  confuso  tropel  desordenado 
Al  que  tiene  tu  voz  derriba  y  mata ; 
El  erario  común  ba  despojado , 
Que  es  prodigio  el  amor  de  ajena  plata. 
Con  cólera  y  furor  desenfrenado 
Alcázares  derriba  y  desbarata. 
En  efecto,  SéÜor,  sus  viles  bocas 
r4illan  tu  nombré  y  apellidan  Focas. 
El  vulgo,  como  toro,  en  voz  del  Papa, 
Te  viene  á  cometer ;  no  son  eternos 
Los  reyes ;  si  no  es  Dios,  nadie  se  es- 

[capa; 
Sacude  por  los  hombros  los  gobiernos. 
El  mundo  universal  sirve  de  capa. 
Has  dejado  él  imperio  entre  los  cuernos; 
Correr  podrás  sm carga  tan  pesada; 
Que  el  mas  dulce  reinar  es  tener  vida. 

EMPERADOR. 

Ampara  al  que  te  engendró , 
Templa  esas  entrañas  fieras. 

PRÍNCIPE. 

Fénix  seré  César  yo; 

Que  he  menester  que  tú  mueras 

Porque  empiece  á  vivir  yo. 

EMPERADOR. 

Hijo,  en  tu  amparo  me  fundo. 

príncipe. 
Soy  un  Hércules  segundo. 
Tú  viejo  Atlante ,  v  por  eso 
Te  quiero  quitar  el  peso 
De  la  máquina  del  mundo ; 
Sin  duda  el  vulgo  desea 
Que  emperador  venga  á  ser. 

EMPERADOR. 

Plega  al  cielo  que  ansí  sea ; 
Pero  si  malo  has  de  ser. 
Hecho  pedazos  te  vea. — 
Filipo ,  pues  me  tuviste 
Siempre ,  como  noble ,  amor, 
El  ejercito  resiste. 

nLipo. 
Escóndete  ya«  Señor; 
Que  tus  palacios  embiste. 
( Yase  el  Emperador ,  p  tocan  al  arma.) 


\ 


Salen  d  la  puerta  alcunos  soldados  » y 
Filipo  los  detiene. 

¡  Pueblo  ciego  y  atrevido ! 
¿No  veis  que  traición  ha  sido? 

soldado  1.° 
La  libertad  se  desea. 

FILIPO. 

El  Rey ,  aunque  malo  sea, 
Ha  de  ser  obedecido ; 
¿Por  qué  la  espada  se  toma 
Contra  nuestro  emperador  ? 

^SOLDADO  2.* 

Porque  con  tributo  toma 
La  gente,  y  no  dio  favor 
Al  pontífice  de  Roma. 

FILIPO. 

Ya  la  dio ,  volveos  atrás. 

Sale  EL  EMPERADOR ,  y  retírales. 
Señor,  ¿adonde  te  vas? 

EMPERADOR. 

Aunque  huyendo  ansí  me*fui , 

Confuso  me  vuelvo  atrás  * 

Que  no  advierto  ni  serás...'        {Vase,) 


i1 

SOLDADO  i.® 

Prenderle  tenemos. 

FILIPO. 

Antes 
Con  sangre  habéis  de  ablandar 
Esos  pechos  de  diamantes. 

SOLDADO  2.^ 

Servirános  de  incitar; 
Que  somos  como  elefantes. 

FILIPO. 

Tente ,  ejército  cruel ; 

Que  he  de  morir  antes  que  él. — 

Huye;  ¿no  ves  lo  que  pasa? 

Retíralos,  y  sale  EL  EMPERADOR 
MAURICIO. 

¿MPERADOR. 

¿Es  laberinto  mi  casa , 
Que  no  acierto  á  salir  del? 
Huyo ,  y  me  vuelvo  turbado 
Al  mismo  puesto;  ¡  ay  de  mí, 
Pecador  y  desdichado!  (Vase.) 

FILIPO. 

Soldados,  vengo  yo  ansí 
Porque  es  de  Dios  solo  el  dado ; 
Y  aquel  rigor  y  malicia 
Con  máscara  de  justicia 
Os  ha  cubierto  los  ojos; 
Quebrad  en  estos  despojos 

{Vales  dando  la  capa  y  la  ropilla^  una 

cadena,  ¡as  sortijas  y  la  bolsa.) 
La  cólera  y  la  codicia ; 
Templad ,  templad  vuestros  pechos , 
Saquen  estos  eslaoones 
Lumbre  de  fe  en  vuestros  pechos.— 

Tornad  salir  EL  EMPERADOR 
MAURICIO. 

¿En  el  peligróle  pones? 
Escóndele  en  este  estrecho ; 
Huye ,  Señor ,  de  palacio 
Mientras  que  yo  los  regracio.— 
Tomad ,  Tomad. 

SOLDADO  2.° 

Vuelta  al  juego. 
{Yanse  los  soldados  con  las  prendas,) 

EMPERADOR. 

Huí  de  prisa,  mas  luego 
Aquí  me  vuelvo  despacio ; 
La  majestad  ofendida 
De  mi  Dios  me  causa  asombros. 

FILIPO. 

Sube  en  mi  espalda  atrevida ; 
Que  Atlante  serán  mis  ojos 
De  los  cielos  de  tu  vida ; 
Aunque  me  huelles  y  pises 
A  la  parte  que  ir  deseas. 
Será  con  que  me  avises 
Que  soy  católico  Eneas 
De  un  viejo  y  cristiano  Anquises ; 
Tu  libertad  asi  fundo. 
Huyendo  iremos  los  dos. 
Pues  soy  Cristóbal  segundo , 

Y  tú  pareces  á  Dios , 

Porque  pesas  mas  que  un  mundo ; 
Mover  no  puedo  la  planta; 
{Prueba  andar  con  él  á  cuestas ,  y  no 

puede.) 
¡  Quién  fuera  agora  Atalanta 
O  Dédalo  en  el  andar !  # 

EMPERADOR. 

A  quien  Dios  quiere  humillar , 
En  vano  el  hombre  levanta. 

FILIPO. 

Montes  sustento  pesados , 

Y  el  dejarte  me  lastima 
Entre  bárbaros  soldados. 


i8 

EMPERADOR. 

Bien  dices ;  qae  traes  encima 
El  monte  de  mis  pecados. 
Poco  importa  tu  serTício, 
Si  la  mudable  fortuna 
Me  derriba ,  si  es  su  oficio , 

Y  no  basta  una  coluna 
Para  tan  bajo  edificio. 
iQué  confusos  sobresaltos 
Son  estos?  De  mal  tan  fuerte 
No  estamos  los  reyes  faltos; 
Que  es  como  el  rayo  la  muerte , 
Que  rompe  edificios  altos.— 

Salen  LA  EMPERATRIZ  AURELIANA 
T  LA  INFANTA  TEODOLINDA. 

¡  Ay  btía  amada!  Quisiera 
Que  el  ejército  tuviera 
Benignidad  de  elefante , 
Para  ponerte  delante. 
Como  inocente  cordera ; 
Mas  el  lobo  hace  la  presa 
En  el  cordero  mejor.  — 
Llévalas,  Filipo,  apriesa , 

Y  vivan  por  tu  valor 

La  Emperatriz  y  Princesa. 

EMPERATRIZ. 

Huyamos,  aunque  primero , 
Por  fif  ¡ves  y  yo  muero , 
Digo,  Señor,  que,  temiendo 
El  caso  que  estamos  viendo. 
Aguardando  tu  heredero, 
A  Teodosio  no  pari ; 
Hericlio  es  el  que  he  parido , 
Que  está  en  los  montes;  y  ansí , 
Porque  sea  conocido , 
Tu  sortija  real  le  di , 

Y  Heracfiaoo  le  cria. 
Perdona,  y  guárdete  Dios. 

EMPERADOR. 

Extrañas  nuevas  me  invia ; 
Procurad  vida  á  los  dos , 

Y  mejor  que  fué  la  mia. 

EMPERATRIZ. 

Vete ,  Señor,  á  esconder. 

(Abraza  la  emperatriz  Aureliana 
al  emperador  Mauricio.) 

EMPERADOR. 

No  es  posible  lo  que  dices; 
Sov  árbol  que  en  mal  nacer 
Eché  en  el  mundo  raices, 

Y  no  me  puedo  mover; 
Rama  deste  tronco  viejo, 
¿Cómo  tus  brazos  no  toco? 

{Abraza  á  la  hija.\ 

L^FARTA. 

Abrazos  V  alma  pretendo 
Darte ,  siempre  agradecida. 

EMPERADOR. 

Los  brazos  estáis  haciendo 
Puntales ,  porque  es  mi  vida 
Pared  que  se  está  cayendo. — 
Llévalas,  Filipo,  luego; 
Que  en  lágrimas  las  anego. 

FlUPO. 

Salgamos  á  las  montañas. 

iRPAirrA. 
Bañando  van  mis  entrañas 
Montes  de  nieve  y  de  fuego. 

EMPERADOR. 

La  muerte  habéis  de  temer, 
Que  es  toro  que  está  en  la  plaza, 
Y  yo  la  capa  lie  de  ser , 

Í|ue  mientras  me  despedaza , 
lii  cobro  08  podéis  poner. 
{Vaiue.) 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MJÍSCUA. 

Sale  FOCAS ,  y  los  capitanes  p  solda- 
dos, T  EL  PRINCIPE  TEODOSiO, y 
tocan  cajoi. 

CAPITÁN  i.® 

Todo  el  palacio  rendido 
Tienes  ya 

FOCAS. 

Verme  deseo 
De  la  púrpura  vestido , 
Ya  que  en  la  rueda  me  veo 
De  la  fortuna  subido. 

CAPITÁN  2.** 

¿Cómo  Mauricio  no  muere? 

SOLDADO  1.'* 

Deja  esa  ropa;  que  quiere 
Vestirla  el  Emperador. 

EMPERADOR. 

Si  la  merece  mejor. 
Dios  le  guarde  y  le  brospere ; 
Cabeza  he  sido  de  Europa, 
Mas  á  quitármela  viene 
El  ejército  de  tropa , 

Y  hombre  que  cuerpo  no  tiene , 
Bien  podrá  pasar  sin  ropa. 

SOLDADO  2.* 

Déjanos ,  Señor ,  ponerte 
Esta  ropa. 

PRÍNCIPE. 

¡Feliz  suerte! 

EMPERADOR. 

Pues  venis  á  desnudarme , 
Uieu  cerca  estoy  de  acostarme 
En  la  cama  de  la  muerte. 

FOCAS. 

Para  quitar  la  ocasión 

De  que  se  me  atrevan  otros , 

Acabe  la  pretensión 

De  aqueste,  y  á cuatro  potros 

Le  ligad. 

príncipe. 

Sucesos  son 

Y  admiración  de  soldados ; 
Pero  los  cíelos  pretenden 
Que  mueran  despedazados 
Hijos  que  la  madre  ofenden, 
Soberbios  y  mal  criados. 

FOCAS. 

Pue^  que  el  imperio  procura , 
Désele  esta  muerte  dura ; 
Que  estando  ansi  dividido 
Todo  el  reino  y  adquirido. 
Vendrá  a  ser  su  sepultura. 

EMPERADOR. 

Hijo,  si  mueres ,  advierte 
Que  á  Dios  lágrimas  le  des ; 
Que  quien  muere  desta  suerte, 
Cisne  desta  margen  es , 
Que  da  música  á  la  muerte. 

PRÍRCIPE. 

Si  sus  obsequias  cantando 
Muere  el  cisne ,  yo  hombre  soy , 
Que  nace  y  muere  llorando. 

FOCAS. 

Mi  tapete  has  de  ser  hoy, 
Porque  quiero  pisar  blando. 
No  quiero  alfombra  ninguna ; 
Que  en  tu  vejez  importuna 
Quiero  aue  estriben  mis  pies. 
En  señal  de  que  esta  es 
La  Rueda  de  la  fortuna. 

EMPERADOR. 

Soberbio  en  tu  trono  estuve , 
Y  Dios,  que  es  investigable. 
Hoy  me  denlba  y  te  sube. 
:  Antidoto  saludable 
De  la  soberbia  que  tuve! 


Un  soberbio  emperador 

Tenga  la  pena  y  molestia 

DeNabucodonosor; 

Que  es  bien  que  padezca  bestia 

El  hombre  que  es  pecador. 

{Echase  á  loe  pies  de  Fi 

FOCAS. 

Si  un  Alejandro  esculpido 
El  mundo  en  el  pié  ha  tenido , 
A  ser  mas  eterno  vengo; 

§ue  el  mundo  en  las  manos  teng* 
á  los  pies  quien  le  ha  regido. 
¡Oh  tragedia  nunca  oida ! 
¡  Fortuna  descomedida ! 
j Confusión  de  Babilonia! 
Basta  ya  esta  cerimonia ; 
Quitalde  la  vieja  vida , 
Atravesalde  en  el  pecho 
Esta.  (Dale  la  etp 

EMPERADOR. 

Labrador  bizarro , 
¿Por qué  tanto  mal  me  has  hecb< 
Pero ,  como  soy  de  barro. 
Fácilmente  me  has  deshecho ; 
Con  regalos ,  con  terneza 
Tu  extraña  naturaleza 
Traté ,  bien  podrás  decillo ; 
Mas  ¡ay !  que  afilé  el  cuchillo 
Para  cortar  mi  cabeza. 

FOCAS. 

Ten  paciencia ;  Dios  lo  ordena 
Por  sus  secretos  juicios. 

EMPERADOR. 

Su  madre,  de  gracia  llena. 
Alcance  del  que  mis  vicios 
Se  purguen  con  esta  pena. 

HERÁCLIO.  (Ap.) 

Su  muerte  está  recelando 
Mi  triste  imaginación ; 
Los  ojos  están  llorando , 
Pulsando  está  el  corazón , 
Los  brazos  están  temblando. 
¿Qué  es  aquesto?  ¿Ajeno  mal 
Me  lastima  desta  suerte? 
¿  O  es  el  temor  natural 
Con  que  acobarda  la  muerte 
El  ánima  racional? 

SOLDADO  2.** 

¿Cómo  lloras  tú,  criatura? 

#  HERÁCUO. 

El  no  llorar  ni  gemir 
Mirando  una  sepultura 
O  viendo  un  hombre  morir. 
No  es  valor,  sino  locura. 

FOCAS. 

Con  un  aplauso  pomposo 
Publicad  que  sov  del  suelo 
Emperador  prodigioso , 

Y  si  espada  me  da  el  cie|o, 
Conviene  ser  religioso. 
(Sacan  al  emperador  Mauricio,  é 

sado  con  la  espada.) 

SOLDADO  2.® 

Ya  está  el  pecho  atravesado. 

FOCAS. 

Muera,  solo  porque  sea 
Hasta  en  morir  desgraciado, 

Y  solo  su  muerte  vea 
Ese  villano  ó  soldado. 
( Vanse ,  y  quedan  el  emperador  J 

do  y  HerdeHo.) 

EMPERADOR. 

Gracias  á  Dios  podré  dar , 
Pues  debiéndote  eata  muerte. 
Hayas  venido  á  cobrar. 
Porque  no  hay  dolor  mas  (taerte 
Que  es  deber  y  no  pagar ; 


le  be  pedido , 
qae  pobre  be  sido; 
es  liberal 
principal , 
en  lo  corrido; 
ser  pagado 
dame  luz 

0  prestado 
de  la  cruz, 
acreditado. 

HERÁCLIO. 

ogre  vertida , 
osas  penas 
cuerpo  da  vida , 
das  las  venas , 
oy  su' homicida. 

EMPERADOR. 

esto ,  muerte  airada , 
tú  tan  impia , 
oaginada , 
cada  dia 
olvidada? 
eres  dudosa , 
lerte,  animosa , 
IOS  atrevida, 
endo  lo  olvida , 
s  peligrosa. 

BERÁCLIO. 

estra  flaqueza 
imo  mi  pecho, 
» mi  tristeza , 
irvan  de  lecho , 
a  mi  cabeza ; 
y  agonía 
li  compañía; 
>olo,Seüor; 
ísdicba  mayor 

1  la  muerte  envía. 

EMPERADOR. 

agradecerte 

lae  me  has  dado ; 

s,  que  en  solo  verte, 

me  has  dorado 

de  la  muerte? 

!te  de  mi , 

jo,  y  mozo  fui, 

lencia  espero ; 

>  rey ,  aunque  muero 

como  nací. 

s? 

BERÁCLIO. 

Soy  un  villano 

EMPERADOR. 

ualquier  cristiano 
>r  de  Dios  es, 
son  la  mies, 
í  y  otra  es  grano ; 
rede  aquestas  dos? 
decir  Roma. 

HERÁCLIO. 

iDdréis  grano  vos, 
[oe  la  paloma 
Q  de  Dios. 

EMPERADOR. 

nombre,  hermano. 

BERÁCLIO. 
EMPERADOR. 

Qién  le  crió? 

BERÁCLIO. 

Heracliano. 

EMPERADOR. 

Dios!  ¿quién  te  dio 
desta  mano? 

HERÁCLIO. 

^Wi ,  mi  señora. 


LA  RUEDA  DE  LA  FORTUNA. 

EMPERADOR. 

Calla,  Heráclio,  calla;  ahora 

El  alma  me  ha  desmayado 

Este  gusto  demasiado.     (Desmáyase.) 

HERÁCLIO. 

¡  Qué  tiernamente  que  llora ! 

Y  para  mas  lastimadme, 
Quedó  del  hablar  ya  falto. 

EMPERADOR. 

Viendo  la  muerte  tardar, 
Ha  llamado  al  sobresalto 
Para  acabar  de  matarme. 
¿Qué  dices,  Heráclio?  Calla, 
Porque  breve  vida  siento ; 
La  muerte  quiere  quitalla, 

Y  la  deGende  el  contento , 

Y  están  los  dos  en  batalla. 
¿Tú  eres  Heráclio  ? 

HERÁCLIO. 

Yo  soy. 

EMPERADOR. 

¿Que  así  á  conocerte  vengo  ? 
Mi  Heráclio,  muy  pobre  estoy. 
Un  hora  de  vida  tengo. 
En  albricias  te  la  doy; 

Y  ¿  he  de  morir?  No  me  aflijo ; 
Abrázame. 

HERÁCLIO. 

¡  Qué  atícion ! 

EMPERADOR. 

Tú  sin  duda  eres  mi  hijo , 
Que  lo  dice  el  corazón 
Con  último  regocijo ; 
Como  en  mi  pecho  te  pones , 

Y  juntos  los  corazones. 

De  sentir  sus  movín.ientos , 
Conozco  tus  pensamientos 

Y  sé  tus  inclinaciones ; 

¿No  sientes  que  eres  mi  hijo? 

HERÁCLIO. 

Muéstraslo,  á  mi  parecer, 
En  morir  con  regocijo, 

Y  yo  lo  doy  á  entender. 

EMPERADOR. 

¿Tu  sangre,  Heráclio,  no  siente 
La  alieracion  de  mi  pecho. 
Viendo  su  imagen  presente? 
Dame  ya  un  abrazo  estrecho 
Para  morir  dulcemente. 
La  muerte  me  martiriza; 
Que  en  desdichas  fénix  soy, 

Y  en  ti  mi  fe  se  eterniza , 
Porque  has  venido  á  ser  hoy 
Gusano  de  mi  ceniza. 

Por  librarle  y  defenderte 
Entre  montes  le  han  criado; 
Vive  encubierto ,  y  advierte 
Que  aborrezcas  el  pecado, 
Que  fué  causa  de  mi  muerte. 
Si  el  imperio  pretendieres 

Y  la  púrpura  vistieres, 
Ampara  como  á  cristiano 
Al  ponlifice  romano 
Cuando  en  peligro  le  vibres ; 
Que  es  la  llave  que  abrir  sabe 
El  arca  en  que  Cristo  cabe; 

Y  ansí ,  guardarla  conviene. 
Porque,  si  guardarnos  tiene , 
¿Cómo  puede  abrir  la  llave? 
Nunca  tengas  olvidada 

La  muerte  y  eterno  abismo. 
Pues  tu  principio  es  de  nada , 

Y  has  de  volver  á  ese  mismo 
En  el  fin  de  la  jornada. 

El  mundo  es  mar  que  aneeando 
Anda  aquel  que  á  Dios  no  baila; 
No  peques  pues ,  y  en  pecando, 
La  penitencia  es  la  tabla 


19 

En  que  has  de  salir  nadando. 
Toma  siempre  el  buen  consejo, 
Honra  al  clérigo  y  al  viejo. 
Reparte  á  pobres  tus  bienes, 

Y  por  si  soberbia  tienes , 
Pobre  y  humilde  te  dejo; 
Castiga  al  que  lo  merece. 
No  pongas  mucho  tributo; 
Que  mas  en  Dios  resplandece. 
Infeliz  puedes  llamarme , 

Y  en  la  desdicha  imitarme. 
Que  un  mundo  te  pude  dar 
Ayer ,  y  hoy  has  de  buscar 
Limosna  para  enterrarme. 

HERÁCLIO. 

Señor ,  bendición  te  pido, 
Ya  que  en  la  voz  y  eo  el  tacto 
Por  Jacob  me  has  conocido. 

EMPERADOR. 

Dios  te  bendiga. 

BERÁCLIO. 

Aqui  estoy 
Para  un  pecho  endurecido. 

EMPERADOR. 

Abrázame  ya ;  que  entiendo 
Que  con  el  grave  dolor 
El  alma  se  va  saliendo.  — 
En  vuestras  manos.  Señor, 
Este  espíritu  encomiendo.     • 
(Abrázanse ,  y  queda  muerto  el  empe- 
rador Mauricio ,  y  tocan  dentro  flau- 
tas 6  la  música  que  hubiere.) 

HERÁCLIO. 

i  Ay  años  bien  fenecidos ! 
¡Cuerpo  helado  y  sin  sentidos ! 
Voces  te  he  de  dar;  perdona , 
Que  pienso,  como  leona , 
Resucitarte  á  bramidos. 
Disteme  el  ser  de  criatura , 

Y  yo  quisiera  pagarte; 
Mas  es  tal  mi  desventura , 
Que  lo  mas  que  pueáo  darte 
Es  la  pobre  sepultura. 

(Vase,  llevando  el  cuerpo.) 
Sale  MITILENE  t  HERACLIANO. 

HERACLIANO. 

¡  Gran  mal ! 

MITILENE. 

¿Si  es  nueva  dudosa? 

HERACLIANO. 

La  fama  de  nuevas  malas 
Tiene  ligeras  las  alas , 

Y  es  la  del  bien  perezosa. 

MITILENE. 

Llegaremos  á  los  muros. 

HERACLIANO. 

Como  padre  y  como  viejo, 
Ni  lo  mando  ni  aconsejo ; 
Que  no  estaremos  seguros. 

Salen  FILIPO ,  LA  INFANTA  TEODO- 
LINDA  Y  LA  EMPERATRIZ  AURE- 
»    LIANA. 

FILIPO. 

¿Vienes  cansada? 

INFANTA. 

De  suerte. 
Que  me  ha  faltado  el  aliento. 

EMPERATRIZ. 

Y  yo  mil  desmayos  siento. 

FILIPO. 

¿  Son  de  hambre? 

EMPERAmiZ. 

Son  de  muerte. 


20 

IHFANTA. 

F'ilipo»  ¿dónde  nos  llevas? 
Que  pasar  de  aquí  es  gran  yerro. 

FILIPO. 

En  la  falda  deste  cerro 
Hay,  Señora,  algunas  cuevas; 
En  ellas  podéis  estar 
Recatadas  y  escondidas , 
Para  conservar  las  vidas , 
Que  el  mundo  os  quiere  quitar. 

HERACLIAIfO. 

¡Ob,  mi  Señora! 

INFANTA. 

Los  cielos 
A  Mítilene  han  traído , 
Porque  matarme  ban  querido 
Con  bambre ,  temor  y  celos. 

BERACL1A?I0. 

¿Dónde  vas? 

EMPERATRIZ. 

Voy  temiendo 
El  ejército  alterado , 
¿Y  mi  Heráclio...? 

HERACUANO. 

A  ser  soldado 
Se  me  ba  venido  buyendo ; 
Que  sigue  su  inclinación. 

HITILEflE. 

Dame  tos  manos. 

EMPERATRIZ. 

Los  brazos 
Te  be  de  dar. 

FILIPO. 

Y  serán  lazos 
De  mi  amorosa  prisión ; 
Bien  08  podéis  esconder 
De  una  escuadra  desmandada. 

EMPERATRIZ. 

Filipo,  voy  desmayada. 

{Vanse  todos,  menos  Filipo.) 

iAlipo. 

Yo  buscaré  de  comer ; 
No  sé  si  acertado  sea 
Ir  por  ello  á  la  ciudad ; 
No ,  porque  es  temeridad , 
Mejor  será  alguna  aldea ; 
Pero  ¿cómo,  si  be  quedado 
Sin  dinero  ni  vestidos , 
Que  todo  lo  be  repartido 
En  el  motín?  ¡cielo  airado! 
¿Qué  mudanza  es  la  que  miro? 
En  un  hora  tanto  mal : 
Ya  Alejandro  liberal , 
Ya  mas  pobre  que  Buiro. 

Salen  LEONCIO  y  dos  soldados. 

LEONCIO. 

Que  me  aflige  el  alma ,  os  digo , 

Y  no  es  de  bombre  el  corazón 
Que  no  tiene  compasión 
Viendo  muerto  á  su  enemigo. 

FILIPO. 

^Leoncio,  mi  amigó,  viene^ 
Bastón  trae  de  general , 
No  dudo  que  en  el  real 
Sus  cargos  antiguos  tiene ; 
Tal  estoy,  y  á  tiempo  viene 
Que  puede  ser  liberal ; 
Pero  mil  vueltas  ba  dado 
En  su  estado,  y  yo  no  sé 
Si  el  amistad  y  la  fe 
Se  mudan  con  el  estado. 
Quiero  llegar  embozado. 
Porque ^1  que  pide  importuna , 

Y  no  hay  miseria  ninguna 
A  que  va  puede  venir. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA* 

Pues  la  mayor  es  pedir 
A  Rueda  de  la  fortuna.  — 
Caballero,  mi  esperanza 
Es  teatro  en  quien  me  fundo 
Represente  su  mudanza , 
Yo  el  personaje  segundo 
De  la  comedia  Privanza; 
\%  representé  un  leal , 
Luego  un  capitán  triunfando , 

Y  después  un  general , 

Y  ya  estoy  representando 
Un  pobre  á  lo  natural ; 
Fui  leal  porque  serví , 
Vencí  por  llegar  á  tiempo , 

Y  triunfé  porque  venci, 

Y  en  un  minuto  de  tiempo 
Muy  rico  y  pobre  me  vi ; 
Representé  un  vencedor 
En  la  jornada  primera , 

Y  aquesta,  que  es  la  postrera, 
Representé  lo  peor; 

Si  muero  desta  caída. 
Será  mi  vida  tragedia 
En  desgracia  fenecida; 
i  Quiera  Dios  hacer  comedia 
Del  discurso  de  mi  vida ! 
Hoy  tengo  á  quien  sustentar;   * 
Aunque  es  justo  el  recebir, 
Tanto  en  el  dar  suelo  hallar , 
Que,  con  ser  muerte  el  pedir, 
Vengo  á  pedir  para  dar; 
Dio  siempre  y  jamás  pidió 
La  familia  que  alimento; 

Y  así ,  soy  cigüeña  yo , 
Que  quiero  darle  sustento 
Al  mismo  que  me  le  dio; 

Y  si  es  pedir  un  estrecho 
Que  la  sangre  hace  sudar , 
Un  pelícano  me  ha  hecho , 
Pues  que  quiero  alimentar 
Con  la  sangre  de  mi  pecho ; 
Como  el  mundo  es  un  tablero , 
En  que  no  hay  persona  alguna 
Que  nu  juegue  y  sea  tercero , 
El  naipe ,  que  es  la  fortuna , 
Me  dijo  muy  bien  primero. 
Pude  al  principio  ganar; 

No  me  quise  levantar, 
Perdí  todo  el  resto  junto, 

Y  estoy  esperando  punto 
Para  poderme  esquitar. 

LEORCIO. 

Mucho  tu  desdictia  siento; 
Que  en  el  teatro  violento 
Deste  mundo  y  sus  locuras 
Hice  tus  mismas  figuras, 
Que  yo  también  represento. 
Jugué,  ganaba,  perdí, 
Otro  mi  resto  ganó, 
Mas  barato  le  pedí ; 

Y  ansí ,  con  lo  que  me  dio , 
Al  juego  otra  vez  volví ; 
Suertes  he  empezado  á  hacer, 
Aunque,  temiendo  perder 

El  naipe  de  la  fortuna , 
No  quise  parar  á  una , 
Que  emperador  pude  ser; 
Quiseme  al  fin  levantar, 

Y  en  barato  te  he  de  dar 
Lo  mismo  que  recibí , 
Cuando  otra  vez  lo  pedí 
Para  volverme  á  jugar; 
Yo  recibí  buena  obra , 

Y  Dios  me  la  dio  en  empeño; 
Pagar  quiero,  tú  la  cobra. 
Porque  el  hombre  pobre  es  dueño 
De  lo  que  al  rico  le  sobra. 
Aunque  nos  parecen  dadas 

Las  limosnas  ,  son  prestadas ; 
Como  arcaduces  vivimos , 
Que  damos  y  recibíiúos , 


Y  andan  las  suertes  trocadas. 
(Ap.  Este  tiene  calidad , 

Y  á  Filipo  me  parece; 
Saber  tengo  si  es  verdad ; 
Que  una  industria  se  me  ofrcc 
Para  probar  su  lealtad.) 

FILIPO. 

Las  prendas  mismas  me  ha  dat 
Que  en  las  montañas  di  yo , 
A  él  fué  sin  duda  el  soldado 
Que  limosna  le  di  yo , . 
O  mejor  diré ,  prestado; 
En  todo  lo  be  de  imitar. 
En  el  dar  ^  en  el  recibir , 
En  el  subir  y  l)ajar ; 
Él  me  ba  enseñado  á  pedir, 

Y  yo  le  be  enseñado  á  dar. 

Salen  HERACLIANO,  LA  EM 
TRIZ  AURELIANA  y  LA  IX 
TEODOLINDA. 

Llamar  quiero  á  Heracliano , 
Que  vaya  á  comprar  comida. 

BERACUAKO. 

Mejor  estás  escondida ; 

No  salgas,  que  es  muy  tempra 

FILIPO. 

¡Ah ,  Señora!  ¿Dónde  vais? 
^No  advertís  que  no  es  cordur: 
Siendo  secreta  v  segura 
Esta  cueva  donde  estáis? 
mítilene. 
Viéndola  en  tantos  temores , 
De  su  lado  no  me  aparto. 

EMPERATAIZ. 

Soy  como  mujer  de  parto , 
Que  me  inquietan  los  dolores. 

INFANTA. 

Yo  consuelo  sus  enojos 
Llorando ;  que  al  alma  vuelvo  é 
La  razón ,  y  la  resuelvo 
En  lágrimas  de  mis  ojos. 

Salen  LEONCIO,  cousoldaih 
alabardax. 

LEONCIO. 

¿Venís  ya  bien  advertidos? 

SOLDADO  i." 

Si ,  Señor. 

LEONCIO. 

Yo  be  de  esperar, 

Y  el  suceso  he  de  mirar 
Entre  estos  sauces  crecidos. 

SOLDADO  2.* 

Filipo,  el  Emperador 
Tu  vida  y  honra  perdona , 

Y  has  de  elegir  la  persona 
Que  quisieres. 

HERACUANO. 

Gran  error 
Fué  salimos  de  las  coevas. 

SOLDADO  3.® 

Escoge  pues ,  si  ha  de  ser 
Vida  de  alguna  mqier 
Desas  que  contigo  llevas. 

nLiPo. 

Y  cuando  yo  haya  elegido , 
¿  Han  de  morir  las  demás? 

SOLDADO  2.^ 

Sin  cabezas  las  verás. 

FILIPO, 

¡Oh,  qué  riguroso  ba  sido! 
Pero  desta  vez  procuro 
Defenderlas  con  mi  muerte. 


SOLDifeO  2/ 

cosible  defenderte; 
muchos,  sDoaos  cíenlo ; 
que  has  de  elegir ; 
a  es  Rueda  de  fortuna, 

FIUPO. 

I  de  T¡v¡r  sola  una, 
»s  han  de  morir! 
>el  aloia  roe  tiene; 
una  es  mi  señora , 
i  estima  y  adora , 
oro  á  Mitilene. 
é  extraña  confusión ! 
lelias  he  de  elegir? 
le  será  morir 
;ar  a  esta  elección. 

■ITILENE.  ' 

¿qué  te  suspendes, 
le  coD  armas  estamos? 

FILIPO. 

ierto  lo  que  pretendes; 

^cion  natural 

emperatriz  alega ; 

llene  me  ruega 

',  que  es  liberal; 

>  agradecimiento, 

^r  (|uiero  á  la  Infanta , 

Qca  de  mi  levanta 

s  del  pensamiento. 

is  ojos  están 

iciertos  peregrinos 

I  bailado  tres  caminos, 

*r  adonde  van ; 

onfasion  roe  admiro, 

í  de  bacer?  Dios  me  resuelva; 

qué  parte  me  vuelva 

a  todas  tres  las  miro. 

1IIFA>TA. 

alma  que  te  adora 
rza  alguna  que  cuadre , 
;o  tengo  madre , 
*te  que  es  tu  señora, 
«ratriz  tenga  vida , 
ne  en  su  amparo  vienes, 
elegirla,  si  tienes 
alma  agradecida, 
fo,  y  mi  madre  viva; 
adasen  la  elección? 
s  que  alguna  aflcion 
racional  te  priva. 

FILIPO. 

.Señora,  verdad. 
b  Ubre  ha  de  ser ; 
.jorque  ba  de  vencer 
Mm\  la  lealtad ; 
¿^ré  librar  á  dos, 
<íi«!OYeogaá  morir? 

SOLDADO  2.** 

«'Mias,dice,elegis? 

FIUPO. 

,„     ,    i  Santo  Dios  I 
"^  confusión  ine  viene, 
^'«  razón  tiene  presa, 
*' íttiero  á  la  Princesa  • 
ro«'ero  á  Mitilene ; 
?/Jocesa  me  adora , 
7L^^  aborrece ; 

¡^  tiestas  merece 
íW  ^  POP  ella  ahora  1 

Pcido  o  ^  ^  ninguna , 

Jf  eDamorado; 
jj'üilosa  carrera! 

el  h    ^^^  inquieto , 
oJÍ^^^Jre  mas  discreto 
^g^do  seyiera! 
-  ^t  corazón 


LA  RUEDA  DE  LA  FORTUNA. 

Mitilene  me  arrebata , 
Hallo  luego  el  alma  ingrata 

Y  me  llamo  ala  razón; 
Yo  me  voy  determinando, 

Y  por  solo  agradecer , 
He  de  morir  y  perder 

A  la  que  estoy  adorando; 

Y  á  Mitilene  gallarda 

Me  resuelvo  en  lo  mejor , 

Y  aunque  me  niega  el  amor, 
La  ingratitud  me  acobarda. 
Viva  la  Infanta ,  y  perdona ; 
>Que  contigo  he  de  morir. 

MITILENE. 

Has  acertado  á  elegir, 
Como  noble. 

LEONCIO. 

Una  corona 
Merecerá  tu  lealtad, 

Y  la  vida  que  yo  tengo 
Es  de  todas,  y  ansí  vengo 
Humilde  á  tu  majestad; 
Mauricio  es  muerto ,  mas  tanto 
Su  muerte  se  ha  de  estimar. 
Que  se  puede  celebrar , 

Pues  que  murió  siendo  santo. 
Tras  la  noche  del  morir 
Salió  el  alma  con  el  alba , 
Hiyóse  el  cielo ,  y  con  salva  - 

Dios  le  salió  á  recebir. 
Mártir  ha  sido ,  y  prometo 
Que  en  mi  no  ha  caido  culi^a ; 
Que  el  ejército  disculpa 
Mí  buen  celo. 

EMPEBATRIZ. 

¿  Que  en  efeto 
El  Emperador  nfinrió? 
¡  Ay  extraña  desventura ! 
¿Cómo  podré  estar  sigura? 

LEONCIO. 

Si  podrás ,  viviendo  yo : 
Moriré  en  vuestra  defensa. 

EMPERATRIZ. 

Mis  prodigios  se  cumplieron ; 
Secretos  misterios  fueron 
De  la  Majestad  inmensa. 

Sale  CÓSROES,  cataltero. 

CÓSROES. 

Soldados  y  capitanes 
Del  ejército  romano , 
Los  que  sujetáis  al  mundo 
Desde  el  Antartico  al  Austro , 
Los  que  bárbaras  naciones 
Estáis  siempre  conquistando ; 
Egipcios,  tártaros,  medos, 
Calibes  y  garamantos, 

Y  otros  godos .  indios  negros , 
Alarbes,  persas  y  partos, 
Masejetes  y  argatisos. 
Citas,  armenios  y  francos; 
Los  que  tenéis  todo  el  orbe 
Lleno  de  vuestros  soldados , 
De  los  campos  Aberinos 
Hasta  los  Elíseos  campos; 
Pues  sois  señores  del  mundo, 
Eligiendo  con  aplanso 
Emperadores  de  Oriente, 

Y  del  Ocidente  echarlos ; 
Escuchadme ,  yo  soy  persa , 

Y  vengo  desaliando 
A  Leoncio,  gonejral; 
Del  ejército  gallardo 
De  Persia  vino  vencido ; 
Que  la  fuerza  de  mis  brazos 
f^o  pudieron  resistir 

El  poderoso  contrario. 
Robónos  el  sol  hermoso 
Del  ejército  persíano , 


91 

Que  el  príncipe  de  aquel  reino 
Aquiles  fué  de  sus  rayos. 
La  gallarda  Mitilene 
A  los  persas  ha  faltado , 

Y  á  la  pérdida  no  iguala 
La  Vitoria  qué  alcanzaron ; 
Restituyanos  la  dama 

Que  ya  el  orbe  ha  eternizado , 

Y  yo  quiero  conquístalla 
Cuerpo  á  cuerpo ,  salga  al  campo ; 
Si  no  aceta  el  desafio , 

DéUa  á  rescate,  que  traigo 
Valor  y  precio  por  ella ,  . 
Que  un  reino  no  vale  tanto : 
Doce  caballos  famosos , 
Que  en  Lidia  los  engendraron 
En  doce  tártaras  yeguas 
Los  vientos  desenfrenados ; 
Bozales  de  plata  y  oro , 
Mas  no  jaeces  bordados , 
Que  en  sus  espaldas  desnudas 
Suben  los  persas  bizarros; 
Diez  mil  romanos  cautivos. 
Que  cuando  fué  desdichado 
Perdió  su  adversa  fortuna. 
Aunque  su  valor  mostraron; 
Traigo  púrpura  de  Tiro, 
Telas  de  Persia  y  Damasco, 

Y  vuestros  Césares  muertos 
Traigo  vivos  de  alabastro ; 
Entregúeme  la  cautiva 

Que  sol  en  Persia  llamamos , 
Reciba  el  rico  rescate 
O  salga  desafiado. 

MITILENE. 

Déjame  á  mi  responder.— 
Oye ,  persa  temerario , 
Que  al  general  desafias. 
Siendo  un  cruel  estebano ; 
Si  á  Mitilene  ba  traido , 
Venciólo  como  soldado, 

Y  como  noble,  le  hizo 
Que  no  recibiese  agravio ; 
Si  Persia  tanto  la  estima , 
Estimada  está  aquí  en  tanto , 
Que  es  miserable  el  rescate 
Que  pródigo  estás  llamando ; 
No  se  aceta  el  desafio. 
Porque  el  general  romano, 
Si  no  es  con  principe  ó  rey , 
No  puede  salir  al  caibpo. 

CÓSROES. 

Pues  yo,  que  le  desafio. 
Bien  pueao  desafiallo , 
Que  soy  el  príncipe  persa. 

MrriLENE.       ^ 

¡Gran  Señor ,  querido  hermano , 
El  alma  triste  me  alegras , 

Y  ya  te  esperan  mis  brazos ! 

CÓSROES. 

¡Oh  famosa  Mitilene, 

Voy  á  dejar  el  caballo.  ( Váse.) 

Salen  los  capitanes  tras  HERÁ- 
CLIO. 

CAPITÁN  2.® 

Muera ,  muera,  capitanes. 

El  atrevido  villano 

Que  á  Focas  ba  dado  muerte , 

Y  ya  le  lleva  arrastrando. 

CAPITÁN  1.® 

Si  se  esconde  en  esos  montes  . 
Se  ha  de  librar ,  y  es  gallardo , 
Que  el  ánimo  y  el  temor 
Son  alas  y  vuelan  tanto. 

(Súbese  Heráclh  á  un  montecillo.) 

LEONCIO. 

¿Qué  es  esto  que pretei 


32 

CAPITÁN  2." 

Dar  á  un  mozo  temerario 
Mil  muertes. 

LEONCIO. 

¿Qué  ba  cometido? 

CAPITÁN  2.° 

Un  delito  extraordinario : 
En  el  palacio  imperial 
Pudo  entrar,  y  con  un  lazo 
Puesto  en  el  cuello  de  Focas  , 
Salió  del  mismo  palacio  ; 
Muerte  le  dió^,  y  su  fortuna 
Lugar  y  ocasión  le  ba  dado 
Para  escaparse  ligero 
Del  rigor  de  nuestras  manos. 

HERÁCLIO. 

Soldados  y  capitanes 
Que  el  orbe  habéis  conquistado, 
i  No  es^eshonra  que  os  gobierne 
iJo^ómbre  desesperado , 
Un  bárbaro  en  las  costumbres , 
Monstruo  en  las  obras  y  trato , 
Enemigo  riguroso 
De  nuestro  linaje  humano? 
Que  le  di  muerte  conBeso, 
Porque  con  ella  be  ?engado 
La  de  Mauricio,  mi  padre ; 
Su  hijo  soy,  no  os  dé  espanto. 
Hasta  aqui  viví  encubierto 
En  casa  de  Heracliano; 
La  madre  tenéis  presente 
Deste  corazón  hidalgo; 
Porpropria  naturaleza 
Al  imperio  soy  llamado. 
Vida  quiero ,  no  el  imperio. 
Que  es  miserable  teatro. 

HEBACLIANO. 

Ejército  valeroso , 
La  verdad  os  dice  Heráclio ; 
La  Emperatriz ,  mi  señora , 
Le  ha  tenido  disfrazado , 
Temiendo  de  la  fortuna 
Aquestos  sucesos  varios , 
Que  en  su  infeliz  nacimiento 
Los  cielos  pronosticaron. 
Verdadero  cesar  nuestro 
Es  sin  duda  ,  y  está  claro 
Que  la  sangre  generosa 
Venga  al  padre  desdichado. 

{Híncanse  de  rodillas  al  ejército  la  em- 
peratriz Áureliana  y  la  infanta  Teo- 
dolinda.) 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÍSGUA.  | 

EMPERATRIZ. 

Si  con  los  hombres  piadosos 
Pueden  las  mujeres  algo, 

V  lágrimas  enternecen 
Los  corazones  de  mármol , 
Una  huérfana  y  viuda 
Ahora  os  piden  llorando 
Piedad  y  vida  de  un  hijo 

Y  de  un  infeliz  hermano. 
A  mi  esposo  me  quitasteis. 
Que  ya  el  cielo  está  pisando. 
Pues  que  pagó  con  su  muerte 
Sus  descuidos  y  pecados. 
Ejército  riguroso. 
Capitanes  y  soldados , 
Sargentos  y  centuriones. 
General ,  maestre  de  campo , 
Heráclio  es  mi  propio  hijo ; 
Sed  clementes,  sed  humanos. 

VOCES.  {Dentro,) 
¡Viva  Heráclio!  Viva  Heráclio! 

LEONCIO. 

Entre  el  aire  suenan  voces. 
VOCES.  ( Dentro.) 
¡Viva  Heráclio !  Viva  Heráclio  I 

J.E0NC10. 

Si  ya  su  nombre  celebran 
Con  voces  los  cielos  santos , 
Heráclio  es  emperador. 

CAPITÁN  i.® 

¡Viva  Heráclio ! 

CAPITÁN  2.* 

¡Viva  Heráclio ! 

{Desciende  Heráclio  del  monte  al  ta- 
blado, ) 

LEONCIO. 

El  rey  no  fué  que  de  Focas 
Estaba  pronosticado ; 
Rija  Heráclio  nuestro  imperio. 
¡Viva  Heráclio ! 

TODOS. 

¡Viva  Heráclio ! 
{Coronante.) 

Sale  CÓSROES. 

CÓSROES. 

Mi  gallarda  Mitilene , 

¿  Donde  estás?  Dame  tus  brazos. 

MITILENE. 

Estoy,  príncipe  famoso , 
Tu  venida  deseando. 


COSMES. 

¿Quién  es  el  emperador? 

MITILENE." 

El  que  ahora  han  coronado. 

CÓSROES. 

Dale  al  príncipe  de  Persia 
Las  manos. 

HERÁCLIO. 

Felice  caso; 
Los  brazos  tengo  de  darte , 

Y  á  Mitilene  la  mano 
De  esposo. 

LEONCIO. 

No  puede  ser , 
Porque  la  suya  me  ha  dado. 

MITILEXE.      ^ 

Leoncio,  ¿qué  estáis  diciendo? 

LEONCIO. 

Con  esta  sortija  hablo. 
Por  ella  me  prometiste. 
Entre  esos  altos  peñascos , 
Cuando  una  vez  te  di  vida , 
Que  pidiese ;  ya  ha  llegado 
El  tiempo  á  la  condición ; 
Que  no  pierdes,  y  yo  gano. 

MITILENE. 

2Tu  fuiste?  ¡  Válgame  el  cielo ! 
Obligada  estoy  y  callo; 
Digo  que  si. 

LEONCIO. 

Pues  ahora 
Serás  esposa  de  Heráclio; 
Vencerme  quiero  á  mi  mismo. 
Él  es  señor,  yo  criado , 

Y  él  merece  solamente 
Ser  tu  esposo. 

EMPERATRIZ. 

¡Leal  vasallo !~ 
Filipo ,  dale  á  la  Infanta 
La  mano ,  pues  has  ganado 
La  honra  que  has  de  gozar. 


FILIPO. 


Dasme  honor. 


INFANTA. 

Vivas  mil  años; 
Y  la  historia  prodigiosa 
Aqui  tiene  fin.  Senado, 
No  La  Rueda  de  fortuna. 
Porque  siempre  está  rodando. 


i 


COMEDIA-  FAMOSA 


TITULADA. 


LAN,  VALIENTE  Y  DISCRETO, 


DEL  DOCTOR  MiaA  DE  MÉSGUA. 


PERSONAS. 


ÜESA  DE  MÁN- 


ELISA. 

DON  FADRfQUE. 

RAMÓN. 


DUQUE  DE  FERRARA. 
DUQUE  DE  PARMA. 
DUQUE  DE  URBINO. 


FLORES. 

UN  MAESTRO. 

Damas.—Miísicos. 


^ADA  PRIMERA. 


K  DUQUESA  T  PORCIA. 

PORCIA. 

le  morió  ta  hermano, 
y  la  tristeza 
1%  á  ia  belleza 
ro  soberano. 
Mániua  bas  heredado 
nelancolía? 

DOQDESA. 

grande  la  porfía 
elo  y  an  caidado. 

PORCIA. 

lé  cuidado  fuerza 
o  y  tu  pesar? 

DIQUES A. 

inanne  á  casar, 

•  de  bacer  por  fuerza. 

PORCIA. 

es  la  inclinación. 

DUQUESA. 

)  bodas  me  ofenden ; 
hoslosque  pretenden, 
frar  la  elección. 

hle  ELISA. 

ELISA. 

jo  de  buen  gusto 
'^'oreocia,  y  fuera 
•íD  placer  te  diera. 

DOQDESA. 

^oconieda  susto; 
?  cada  momento 
'üfece. 

ELISA. 

Imagino 
^^por  un  camino,. 
;^  dar  contento ; 

•  *)  ajedrez , 
ttUgo  puede. 


DDQÜE8A. 

Si  no  es  furioso ,  se  quede. 

PORCIA. 

Ya  habrá  quien  alguna  vez 
Te  divierta.' 

DUQUESA. 

Si  el  casarse 
Es  un  vivir  con  morirse , 
¿  Por  qué  muerte  ha  de  decirse 
Aquello  que  es  cautivarse? 
Mal  mi  cuidado  se  olvida , 
Porque  es  una  acción  incierta , 
Que  se  yerra  ó  que  se  acierta 
Por  el  tiempo  de  la  vida. 
El  errar  en  otra  acción 
Disculpa  suele  tener; 

Y  así ,  en  esta  es  menester 
Mas  cuidado  que  elección. 

Sale  VLGMS&,  de  loco. 

PLORES. 

Guarde  Dios  la  buena  gente, 

Y  guarde  también  la  mala , 
Por  si  hay  della  en  esta  sala; 
Pero  mi  malicia  miente. 

Que  entre  damas  tan  hermosas 
Cosa  mala  no  se  halló. 
Pardiez ,  que  á  ser  Páris  yo , 
Fuérades  las  tres  las  diosas. 

DUQUESA. 

La  manzana  ¿á  quién  se  diera? 

FLORES. 

Para  quitarme  de  dudas, 
Si  Páris  las  vio  desnudas , 
Ropa  fuera ,  ropa  fuera. 

DUQUESA. 

¿Cómo  te  llamas? 

FLORES. 

¿Quién  vio 
Tan  necia  pregunta?  Di. 
Otros  me  llaman  á  mi; 
Que  1)0  he  de  llamarnúí  yo. 

DUQUESA. 

Tu  nombre  pregunto ,  amigo. 


FL0ME8. 

¿  Quién  es  un  santo  Taron 
Con  esclavina  y  bordón, 
Que  trae  un  perro  consigo 
Con  un  pan,  sin  que  le  asombre 
El  verle  una  llaga  aquí? 

DUQUESA. 

San  Roque. 

FLORES. 

¿San  Roque? 


DUQUESA. 


Si. 


FLORES. 

Luego  ¿ya  sabéis  mi  nombre? 

DUQUESA. 

Y  ¿de  dónde  eres? 

FLORES. 

No  soy ; 
De  la  tierra  solo  he  sido , 
Pues  de  la  tierra  he  salido, 

Y  á  ella  caminando  voy. 

PORCIA. 

Sentencioso  quiere  ser. 

ELISA. 

Diz  que  es  poeta ,  Señora ; 

Y  sin  sentidos  un  hora 
Se  está  para  componer 
Sus  metros.  • 

DUQUESA. 

Loco  discreto, 
Hazme  unos  versos  á  mi. 

FLORES. 

Siénteme  pues ,  porque  asi 
Quiero  pensar  un  soneto. 

PORCU. 

¿Si  vino  de  Parma  ayer? 

DUQUESA. 

Si. 

PORCIA. 

Tres  potentados  son. 

DUQUESA. 

Don  Fadrique  de  Aragón 
También  viene  á  pretender. 


u 

PORCIA. 

¿Quién  es  ese  caballero? 

DQQUESA. 

Pobre,  pero  celebrado; 
Noble ,  pero  despreciado. 

PORCIA. 

¡Ob,  qué  malo  es  ese  perro! 

DUQUESA. 

Deudo  dicen  que  es  cercano 
Del  re?  de  Ñapóles,  sol 
De  Ilalia. 

PORCU. 

Medio  español 

Y  medio  napolitano. 
Presumido  j  codicioso. 
Tu  estado  pretenderá. 

DUQUESA. 

Hacer  imagino  ya 
Un  examen  riguroso 
De  todos  mis  pretendientes ; 
Ese  loco  ¿nos  ba  oido? 

ELISA. 

Él  está  muy  divertido, 

Y  rumiando  allá  entre  dientes 
Sus  consonantes. 

DUQUBSA. 

Despeje. 

FLORES. 

Consonantes  bav  á  boca , 
Toca,  loca,  emboca,  choca... 

PORCIA. 

¿Qué  importará <iue  le  deje, 
hi  es  loco  y  se  divirtió? 

DUQUESA. 

Dices  bien ;  que  no  embaraza. 

FLORES. 

Plaza,  taza,  calabaza. 
Coroza , ;  coroza  no ! 

DUQUESA. 

Digo,  Porcia ,  que  me  ofende 
Ver  que  mis  estados  sean 
Lo  que  estos  hombres  desean; 
Pues  ninguno  me  pretende 
A  mi  por  mi  solamente. 
Cuando  mi  hermano  vivia, 
¿  Cómo  entonces  no  tenia 
Amante  ni  pretendiente? 
Ello  es  codicia ,  y  no  amor , 
Lo  que  á  estos  cuatro  ha  traido; 
Imaginar  que  yo  be  sido 
La  deseada  es  error, 
lina  industria  percibí: 
Caprichosa  quiero  ser. 
Si  he  de  examinar  y  ver 
Quién  me  quiere  á  mi  por  mi, 

Y  no  por  el  grande  estado. 

PORCIA. 

Dificultoso  será , 

Pues  cada  cual  mostrará 

Que  ha  venido  enamorado; 

Servir  v  gaf^ntear 

Ks  fácil  al  que  enamora , 

Y  muchas  veces.  Señora , 
Vale  mas  fingir  que  amar; 
¿Quién  penetra  la  intención , 

Y  cuáles  ojos  discretos 
Son  linces  de  lus  secretos 
Que  están  en  el  corazón? 

DUQUESA. 

Porcia ,  muy  posible  es  todo; 
Humano  lince  he  de  ser. 
Yo  lo  tengo  de  saber; 
Escucha ,  sabrás  el  modo. 
Las  dos  en  grave  cUusura 
Cerradas  siempre  nos  vimos ,  • 

Y  como  dicen,  vivimos 
En  hermosa  sepoliara. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉ8CUA. 

Nadie  me  vio  en  la  ciudad ; , 
Si  mis  criados  prevengo , 
Logrado  el  capricho  tengo 
Con  mucha  facilidad. 
Piense  cualquiera  que  hoy 
Ser  mi  pretensor  profesa , 
Que  eres.  Porcia,  1^ Duquesa, 

Y  que  yo  la  Porcia  soy. 
El  papel  de  Serafina 

Has  de  hacer  cuando  nos  vean 
Esos  que  á  Mantua  desean ; 

Y  si  alguno  se  me  inclina 
Como  a  Porcia  y  como  á  pobre , 
Será  amante  verdadero , 

Y  tendrá  el  lugar  primero. 
Aunque  hacienda  no  le  sobre , 
En  aquesta  pretensión. 

PORCIA. 

¿Podrá  estar  secreto? 

DUQUESA. 

SI, 
Porque  los  hombres  que  á  mi 
Me  conocen  pocos  son , 

Y  no  saliendo  de  casa , 
Con  cuidado  viviremos, 

Y  mas,  que  nos  parecemos 
Algo  las  dos. 

PORCU. 

¿Y  si  pasa 
De  nosotras  el  secreto? 

DUQUESA. 

Cuando  esto  se  baya  sabido , 
Como  dicen,  ¿qué  hay  perdido, 
Sino  solo  este  conceto 
Que  formé?  Pero  verás 
Cómo  lo  he  de  conseguir. 

PORCU. 

Desde  hoy  empiezo  á  fingir. 

DUQUESA. 

Mas  he  pensado ;  oye  roas : 
Podré  en  cualquier  ocasión 
Que  ellos  se  junten  aqui , 
Ser  yo  mas  dueño  de  mi 
Siendo  la  conversación 
Contigo;  escuchando  yo , 
Podré  mirar  con  efeto 
Cuál  es  mas  cuerdo  i  discreto. 
Hasta  ahora  no  se  vio 
Condición  como  la  mia ; 
El  que  inclinarme  quisiere 
S«*a  solo  el  que  tuviere 
Gala,  ingenio  y  cortesía; 
Con  eminencia  galán 
Quiero  que  el  amante  sea , 

Y  en  él  la  virtud  se  vea 

Que  en  los  diamantes,  que  están 
Cuando  brutos  deslucióos, 
Como  piedras  ordinarias, 

Y  visos  de  luces  varías 
Exhalan  cuando  pulidos. 
También  le  quiero  valiente ; 
Que  el  ánimo  y  corazón 
Dicen  quién  es  el  varón 
Que  del>e  ser  eminente. 
Con  estas  dos  calidades 
Satisfechos  y  advertidos 
Quedan  los  ojos  y  oidos ; 
Pero  si  el  ingenio  añades, 
Cesará  el  conocimiento 

De  mi  noble  inclinación. 
Pues  será  la  discreción 
La  luz  del  entendimiento. 

PORCIA. 

Y  ¿cómo  ha  de  ser,  me  di , 
Que  esa  noticia  tengamos? 

DUQUESA. 

Quiero  que  un  festín  bagamos 
En  casa  esta  noebe ;  asi , 
Cogiéndolos  sin  pensar. 
Cuál  es  mas  galán  veremos ; 


Que  para  los  dos  extremos 
Que  faltan ,  habrá  lugar. 

FLORES. 

El  soneto  acabé;  plaza. 
Que  mi  musa  no  está  loca ; 
«A  la  Duquesa  alabará  mi  boca. 
Si  el  cielo  me  la  libra  de  mordaza 

DUQUESA. 

En  verso  medido  empieza.— 
Id  delante  y  proseguid. 

PORCU. 

Elisa  y  Porcia ,  venid. 

DOQUISA. 

Vaya  al  jardin  Tuestra  tlteza« 

FLORES. 

f  ¿Quién  vio  pálida  flor  de  calaba] 
Ttepandopor  las  puntas  de  una  re 

DUQUESA. 

Basta;  ¡ qué!  ¿es  verso? 

PORCU. 

Agudeza 
Es  propia  de  locos. 

DUQUESA. 

Id 
Vos  ddante ,  y  proseguid. 

PORCIA. 

Vaya  al  Jardin  vuestra  alteza. 
(Vatuf.) 

Salen  EL  DUQUE  DE  URBINO,  E 
FERRARA  t  EL  DE  PARMA. 

FERRARA. 

Hermosa  es  Mantua. 

PARMA. 

Es  empeño 
De  quien  la  fama  ha  salido. 

URSINO. 

Mi  imán  poderoso  ha  sido 
La  hermosura  de  su  duefio; 
Ella  me  trae  solamente. 

FERRARA. 

¿La  habéis  visto? 

CRBUIO. 

Nunca. 


FEMARA. 


¿Pues' 


CRSIIIO. 

Tan  grande  su  fama  es. 
Que  si  en  cuatro  partes  miente. 
Le  ha  de  quedar  hermosura , 
Para  ser  la  mas  hermosa 
Venus  que  Uñó  la  rosa 
De  carmín  y  sangre  pura ; 
No  ha  sido  en  la  antigüedad 
Tan  celebrada ;  de  modo 
Que ,  aunque  no  la  imite  en  tod( 
Será  inmensa  su  beldad. 
Las  cosas  grandes  no  pueden 
Ser  pintadas  como  son , 
Porque  á  su  misma  opinión 
Las  mismas  cosas  se  exceden. 
Un  ciego  ver  deseaba 
El  hermoso  rosicler 
Del  sol ,  V  para  saber, 
A  todos  10  preguntaba. 
Cuál  le  pintaba  y  decia 
Que  era  un  orbe  de  luz  varia, 
Y  singular  luminaria , 
Padre  y  principio  del  dia; 
Cuál  le  figuraba  que  era 
Una  luz  con  movimiento. 
Que  á  faltar  conocimiento , 
Por  Dios  adorada  fuera. 
Vio  después  el  arrebol 
Celeste  con  regocijo ; 


po  pinUr,  dijo, 
;1  sol ,  sino  el  sol.» 
do  coBtempleoios 
sura  y  sol  divino 
oesa  \  inugÍDO      / 
ráodola,  diremos : 
as  beroMsa!  Oh  dama 
!  otras  espumas ! 
iguas,  cortas  plumas 
las  de  la  fama. 
aeDcia  y  del  arle 
recida  foiste; 
isma  supiste 
Le  y  alabarte.» 

FEBRARA. 

)r  duque  de  Urbioo, 
is  ooticia  della ; 
é  su  luz  bella 
sotecamloo. 
re  que  deseaba 
D  otra  ciudad , 
curiosidad, 

0  preguntaba 
iáe  allá  venian 
creta  y  hermosa 
igió  por  esposa » 
i  respondían : 

30  la  conocemos.» 
ae  pudo  templar 

le  Tino  aumentar 
llares  extremos , 
:  «Si  no  es  hermosa, 
el  gustóla  goce, 
*  nadie  conoce 
a  y  virtuosa.» 
sucede  á  mi : 
nosa  be  preguntado , 
)  la  ha  alabado , 
en:  «No  la  vi.» 
lia  novedad, 
nirado :  c  Mujer 

ha  dejado  ver, 
*ne  de  deidad.» 

PARMA. 

;  Ferrara  ,  ó  sea 
atrevimiento, 
este  argumento , 
>cuencia ,  que  es  fea. 

1  puede  encubrir 
púrpura  y  nieve , 
en  átomo  tan  breve 
illar  y  lucir. 

mi  desvario , 
ido  ni  creyendo; 
razón  pretendo : 
lo  cae  junto  al  mió. 
mte  en  apariencia 
ro  competidor; 
me  falla  de  amor 
ra  de  conveniencia. 

ÜRBIKO. 

ando  esta  verdad 
Vanna ,  nos  confiesa  , 
i«ü(kr  la  Duquesa , 
anucba  nuestra  amistad, 
'•pves  amor  honesto 
Kni  envidia  oo  admite , 
ka  cual  se  solicite 
Mil,  sin  que  por  esto 
ítte  mas  acepto  fuere 
ap emulación  alguna; 
fcílamoróUfortumi 
Mflicha  i  quien  quisiere. 

FERRABA. 

¡«[eoTidiisalsol, 
"^w  son  de  rabí s. 

?;•»  ¿qué  me  decís 
''«í  hacienda  ni  estado. 


GALÁN,  VALIBNTB  Y  DlSGRBTO. 

A  titulo  de  pariente 

Del  rey  don  Alonso,  intente 

Lo  que  habemos  deseado? 

I  DRBIIfO. 

tCasi  solo  se  ha  venido; 
¡Y  asi,  en  nuestros  galanteos , 
'En  festines  y  torneos 
Ha  de  quedar  deslucido. 

PARMA . 

pues ,  amigos ,  torneemos    , 
Y  la  sortija  corramos, 
fustas  y  máscara  hagamos, 
Deslucido  le  dejemos. 

FERRARA. 

£l  viene ,  y  querrá  tratarse 
Con  nosotros  igualmente. 

URBIKO. 

Por  ahora  es  conveniente 
Sufrir  y  disimularse; 
Pero  estando  en  la  presencia 
De  la  hermosa  SeraGna , 
Sufrirlo  no  determina 
Mí  cordura  y  mi  paciencia. 

FERRARA. 

Lleve  desaires  iguales 
A  la  soberbia  que  tiene. 

PARMA. 

Aquí  á  propósito  viene 
Hablar  por  impersonales. 

Salen  DON   FADRIQUE  T  RAMÓN, 
criado. 

DO:^  FADRIQUE. 

Guarde  Dios  á  vuecelencias 
Con  salud  y  larga  vida. 
URBino. 
Guarde  al  señor  don  Fadríque. 

PARMA. 

¿Quién  dudará  que  le  obligan 
Venir  á  Mantua  retratos 
De  la  hermosa  Serafina? 

DON  FADRIQOE. 

Bien  puede  dudarlo  el  Duque , 
Porque  no  tengo  noticia 
Que  haya  retrato  ninguno 
Ce  beldad  tan  exquisita. 

Y  si  dicen  que  á  Alejandro 
Retratarle  no  podía 

Sino  Apeles ,  ¿qué  pincel 
A  los  perfiles  y  lineas 
Desta  deidad  se  atreviera « 
Sin  temblar  en  la  osadía. 
La  mano  al  lienzo  arrimada, 

Y  sin  turbarse  la  vista 
A  los  rayos  de  sus  ojos , 
Mayormente  si  se  imitan 
En  dos  cosas  con  el  arte , 
Agua  y  luz?  Cosa  es  sabida 
Que  los  vivos  y  excelentes 
Objetos  turban  y  olvidan 
Nuestros  sentidos;  el  sol , 
Cuando  llega  al  mediodía , 
iQué  ojos  de  águilas  y  linces 
Hay  que  á  sus  rayos  resistan? 
Cuando  por  las  siete  bocas 
El  Nilo  se  precipita, 
Sordos  deja  á  los  que  moran 
En  las  riberas  vecmas. 
La  nieve ,  que  en  los  Tifeos 
Está  en  el  tálamo  antigua, 
El  tacto  humano  entorpece; 
La  oriental  especería 

Y  ios  aromas  suaves 
Que  la  Arabía  fructifica , 
El  olfato  alteran  siempre 
A  quien  por  ella  camina^ 
El  néctar  dulce  que  labra, 
Chupando  flores  en  Híbla 


La  abejuela ,  estraga  el  gtrsto. 
Siendo  esto  asi,  ¿ quién  podría 
Retratar  rayos  de  luz , 
Mirando  nieve  tan  viva , 
¡Atendiendo ,  resistiendo 
;Los  aromas  que  respiran , 
¡Las  razones  que4>ronancian 
'De  elocuencia  peregrina? 
JQuién  un  objeto  tan  alto 
Reducir  pudo  á  medida 
lY  proporción  con  el  arte , 
Copiando  luz  tan  divina? 

ORBirco. 
I  Oh,  qué  afectado  discurso! 

PARMA. 

Dejémosle  que  prosiga 
Con  su  escudero. 

FERRARA. 

Else&or 
Don  Fadríque  se  publica 
Enamorado  y  leioo. 

PARMA. 

Bien  dijimos  que  venia 
Con  pretensiones  á  Mantua. 

{Vanse  las  duques.) 

DON  FADRIQUE. 

Discretos  son ,  si  adivinan 
Eso  los  señores  duques. 

RAMOH. 

Estos ,  con  celosa  envidia , 
Te  han  hablado  descortés. 

OOIf  FADRIQUE. 

Con  igual  descortesía 
Serán  tratados  de  mi. 

Sale  FLORES ,  de  galán  gracioso. 


FLORES. 

Hallaros  solos  es  dicha. 

DON  FADRIQUE. 

Seas,  Flores,  bien  venido; 
¿Qué  tenemos? 

FLORES. 

Que  la  vida 
He  de  dar  en  tu  servicio. 
Salió  bien  la  industría  mia ; 
Fingime  loco ,  y  mandóme 
Que  en  su  casa  y  corte  asista; 

Y  así ,  de  sus  esperanzas 
Tengo  de  ser  una  espia. 
Advierte  en  breves  palabras 
Que  á  Porcia  manda  que  finja 
Ser  la  Duquesa ,  porque  ella 
Fingirse  quiere  su  prima , 
Para  ver  si  de  esta  suerte 

A  su  hermosura  se  inclinan. 

DON  FADRIQUE. 

¿Es  hermosa? 

FLORES. 

El  mismo  sol, 
Es  la  aurora ,  y  es  el  día , 
Es  la  tarde ,  y  no  es  la  noche; 
Mujer  es  que  encapricha. 
Esta  noche  hay  un  sarao, 

Y  en  ella  Porcia  fingida 
Quiere  examinar  cuál  es 
El  mas  galán ;  no  se  vista 
Aquel  pájaro  que  dicen 
Que  nace  de  sus  cenizas 
Mas  galán  que  tú ,  Sefior; 
Vén  pues ,  y  al  abril  imHi. 
Duque  de  Mantua  has  de  ser; 
Alerta,  mira  que  sirvas 

A  la  que  se  llama  Porcia ; 
Advierte  que  es  Sertffia , 
No  enamores  la  Duqttesa. 


DON  FADRIQUE. 

Si  me  iodastrias ,  si  me  avisas 
De  lo  que  pasa  en  palacio. 
La  Duquesa  ha  de  ser  mia. 

FLORES. 

Será  tuya  la  mas  bella 

Que  los  campos  vieron »  ninfa ; 

i  mi  sayo  jironado 

Y  á  mi  ignorancia  flngida 
Me  vuelvo ;  vete  con  Dios , 
Pues  de  mi  ingenio  te  fias. 

( Vanse,) 

Sale  LA  DUQUESA. 

DUQUESA. 

Este  jardín  ameno , 

De  flores,  plantas  y  de  frutas  lleno, 

El  cielo  nos  retrata ; 

Ese  estanque  de  plata , 

El  cielo  es  cristalino ; 

Las  ruedas  de  esa  azuda,  que  es  camino 

Del  agua  arlifícioso. 

Son  móviles  primeros; 

Las  rosas  son  luceros 

Del  firmamento  hermoso ; 

Las  otras  flores  bellas. 

El  numeroso  ejército  de  estrellas; 

El  girasol ,  que  mira 

Al  poniente  una  vez,  y  otra  al  levante; 

El  sol ,  que  el  cielo  gira , 

Y  la  luna  menguante , 
O  ya  de  su  luz  llena 
La  Cándida  azucena ; 

Estrellas,  luna,  sol,  fuentes  y  flores, 
Tpdo  me  enseña  amores , 

Y  yo  sola  me  hallo 

Sin  saber  qué  es  amor  ni  deseallo. 
Esa  hiedra  se  enlaza , 

Y  el  tronco  de  los  álamos  abraza ; 
Alli  la  flor  de  clicie  pena  amando , 

Y  á  Apolo  va  buscando ; 

Trepar  quiere  la  murta  por  la  parra , 

Y  amanao  la  violeta  la  pizarra, 
Besándola  ha  nacido; 

Alli  canta  en  su  nido 

El  ruiseñor  amores; 

Alli  rayos  del  sol  aman  las  flores ; 

Alli  las  fuentes  quiebran 

Su  crisul ,  y  celebran 

La  jomada  que  hoy  hacen 

Al  mar,  adonde  nacen , 

Y  á  quien  enamoradas . 
Se  vuelven  despeñadas; 

La  flor  de  clicie ,  murta,  yerba  y  flores, 
Todo  me  enseña  amores ; 

Y  yo  sola  me  hallo 

Sin  saber  qué  es  amor  ni  deseallo. 

Sale  PORCIA. 

PORCIA. 

¿Sola  Tuestra  alteza? 

DUQUESA. 

SI, 
Aunque  no  estoy  sola ,  di^o. 
Las  veces  que  estoy  conmigo. 

PORCIA. 

Un  sabio  lo  dijo  asi : 

Ya  están  los  competidores 

Avisados, y  vendrán. 

DUQUESA. 

Di ,  Porcia ,  ¿  qué  fingirán  ? 
¿Que  vienen  nuertos  de  amores? 

PORCIA. 

¿Dónde  ha  de  ser  el  festin  ? 

DOOVESA. 

Paréceme  que  ei  sejor 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSGUA; 

En  aqnese  cenador « 
Palacio  destejardin. 

Sale  FLO^KSf  de  loco, 

FLORES. 

AlerU ,  madama  mia; 

Que  hay  marranos  en  campaña. 

DUQUESA. 

Todo  es  temas  con  España.— 
Mira,  Roqne,  yo  querría 
Que  me  digas  la  ocasión 
De  quererlos  mal. 

FLORES. 

Diréla : 
Yo  anduve  con  una  muela , 
Canlarillo  y  carretón ; 
ff  Amolar  cuchi,»  decia, 

Y  con  esto  eché  sin  cuenta 

A  perder  cuanta  herramienta 
En  la  pobre  España  habia. 
De  un  lugar  á  otro  pasaba , 

Y  un  español  encontré. 
Gallego  pienso  que  fué , 
Pues  descalzo  caminaba. 
Con  un  rio  nos  topamos , 

Y  él ,  que  sin  botas  venia, 
Dijo  que  me  pasarla , 
Como  en  la  venta  bebamos 
A  mi  cosu ;  yo  acepté , 

Y  estando  en  medio  del  rio , 
Me  dijo  el  caballo  mió : 
cMonsiur;»respondile:  «¿Qué?» 
Replicóme:  «Di,  ¿cuál es. 

Sin  mentir  ni  estar  medroso , 
Cuál  es  rey  mas  poderoso, 
El  español  ó  el  francés?» 
Yo  respondí  con  temor : 
ff  Tu  rey  tiene  mas  poder ;» 

Y  dejándome  caer. 

He  dijo:  «¿A  tu  rey  traidor?» 
Escápeme  medio  ahogado, 

Y  cuantos  asi  me  vian , 
Me  tiraban  y  decian : 
cGabacho,  pollo  mojado.» 

DUQUESA. 

Ya  no  me  espanto  que  tengan 
Enojado  á  Roque  asi.— 
Porcia ,  traigan  luz  aqui. 

PORCIA. 

¿Vendrán  los  músicos? 

DUQUESA. 

Vengan. 
{Vanse  la  Duquesa  y  Porcia.) 

FLORES. 

Heme  aquí  loco  en  juicio , 
Muy  falso  y  muy  socarrón , 
Como  muchos  que  lo  son 
Por  holgar  y  andar  al  vicio. 
En  las  cortes  y  palacios 
Usan  muchos  desta  treta. 
Uno  haciéndose  poeta , 

Y  borrando  cartapacios. 
Si  no  de  Apolo,  de  Baco, 
Hace  versos  de  horizontes. 
Ecos,  relaciones,  montes, 

Y  no  es  loco ,  que  es  bellaco. 
Otro  insulso  majadero 
Cargado  de  hábitos  hay , 
Tan  sin  donaire .  que  tray 
En  la  boca  al  mismo  enero. 
Otro  que  anda  todo  el  dia 
Lleno  de  ocio  y  de  pereza , 
La  canilla  en  la  cabeza , 
Con  circunsuncías  de  espía. 
Otro  locuras  fingía , 

Y  á  sus  bodas  convidaba, 
Diciendo  que  se  casaba 
Con  cierta  señora  ;  un  dia 
Con  docientos  le  amagaron. 


YáiasesoseYolvió; 
Mas  la  música  salió, 

Y  los  tres  duques  llegaron. 

Sale  EL  DUQUE  DE  URBINO. 

URRmo. 
Bello  jardín,  to  belleza. 
Aunque  irracional  y  muda, 
Remedando  está  sm  duda 
La  hermosura  de  su  alteza; 
Que  al  pintar  naturaleza 
Sus  divinos  resplandores, 
La  tabla  de  los  colores 

Y  pinceles  arrojó , 

Y  con  esto  derramó 
Nieve  y  jazmín  sobre  flores. 

Sale  EL  DUQUE  DE  FERRARA 

FERRARA. 

Cristal ,  que  un  mármol  pequeiío 
Estás  siempre  retratando. 
Bien  sé  que  estás  envidiando 
La  hermosura  de  tu  dueño ; 
Porque  el  alba ,  con  el  ceño 
De  ver  su  rostro  excedido, 

Y  que  Serafina  ha  sido 

Mas  hermosa ,  ella  lo  siente ; 

Y  asi ,  forman  esu  fuente 
Las  lágrimas  que  ha  vertido. 

Sale  EL  DUQUE  DE  PARMA. 

PARHA. 

Murtas ,  que  en  Chipre  habéis  sido 
De  Venus  verde  guirnalda. 
Remedando  á  la  esmeralda. 
Que  su  color  no  ha  perdido; 
Si  la  madre  de  Cupido 
Hallasteis  allá  envidiosa, 
Aqui  estaréis  mas  hermosa , 
Pues  hallaréis  mas  divina 
La  pianta  de  Serafina 
Que  el  cabello  de  la  Diosa. 

Sale  DON  PADRIQUE. 

non  FADRIQCE. 

Murtas ,  rosas  y  cristales , 
En  quien  ese  jardín  llueve 
Copos  y  aromas  de  nieve , 
Si  sois  rasgos  y  señales 
De  los  rayos  celestiales 
De  vuestro  dueño ,  hermosas 
Son  las  sombras  tenebrosas , 
¿Que  será  la  luz  divina? 
Sombra  sois  de  Serafina , 
CrisUles,  murtas  y  rosas. 

FLORES. 

Majaderos  cortesanos 
Los  cuatro  me  parecéis , 
Pues  todos  cuatro  queréis 
Ser  duquesos  mantuanos , 
Y  auno  solo  dirán  si; 
Par  diez ,  sí  duquesa  fuera , 
Bien  sé  yo  quién  escogiera. 

URRllfO. 

¿  A  quién ,  loco? 

FLORES. 

Cuerdo,  á  mi. 

Salen  damas  ,  PORCIA ,  U  DUQl 

T  UN  MAESTRO,  y  iiéntoMe  P 

en  una  tilla ,  tfUstrtt  duques  < 

banco,  y  cantan, 

■líaioos. 

Al  festin  de  la  hermnaduquom 
De  Mantua  gentil 


ie«  tnenen  aprteia ; 
I  iervirla  profeta , 
nú  ahril. 

FLORES. 

,  señora  Daca , 
ano  almoradux , 
i  pueda  ser  dux 
Ja ,  j  aun  de  Luca. 

0  le  queréis 
robusto ,  voz  gruesa , 
aquel.  Duquesa, 
ica  le  queréis. 

si  se  ha  de  decir; 
uereis  enano 
Qomantuaoo, 
habéis  de  elegir. 
^>añol  no  hablo , 
iqoe  es  galán  como  el  sol, 
ícto  español , 
ece  al  diablo. 
Parma ,  Ferrara , 
uquesa  es, 
D  delGn  francés, 
stado,  linda  cara, 
orcia ,  y  no  dichosa , 
las  dama  perfeta, 
ser  fea ,  es  discreta, 
necia ,  es  hermosa, 
d ,  amantes  nuevos, 
,  ni  dueña  ni  dama, 
cómo  se  llama ; 
i  sorbe  cien  huevos , 
ien  hace  una  trova ; 
le  se  llama  Elisa 

1  cara  de  risa , 

e  alegre  ó  boba, 
co  desiasdonias, 
e  empieza  á  barbar 
ro  de  danzar, 
n  de  ceremonias, 
icirio  en  suma, 

0  leca  tos  son 
es  de  canción, 

as  en  vez  de  pluma.  — 
loque ,  sentaos , 

1  festín  ha  de  ser. 

PORCIA. 

;ue  se  ha  de  hacer 
ro  de  saraos. 

DOX  FADKIQUE.  (Ap.) 

Porcia  promete 
ermosura  rigores ; 
o  anduvo  Flores. 

MAESTRO. 

n  paje  un  ramillete. 

PORCU. 

estro ,  aquestas  flores. 

■ACSTRO. 

yo  las  llegue  á  dar, 
la  hade  danzar; 
lama ,  señores , 
na  vez. 

DRBI50. 

Siendo  asi , 
es  habéis  de  dar. 

FERRARA. 

n  he  de  empezar. 

DOÜ  FADRIQUE. 

el  ramillete  á  mi. 

MAESTRO. 

enestioD  les  provoco , 
le  atrevo ,  Señora ; 
os  las  flores  agora. 

PORCU. 

nmHlele  este  loco 
«Ble  quisiere  dar; 
íá  I»  competencia, 
^n  los  tres  pacieobia. 


GALÁN,  VALIE^TTE  Y  DISCRETO. 

ÜRBINO. 

Volvámonos  á  sentar. 

PLORES. 

A  mi  las  flores  me  dan , 

Y  loco  en  darlas  seré ; 

2  A  quién,  á  quién  las  daré? 
Dóyselas  al  mas  galán. 

(Dáselas  á  Fadrique») 

DUOOESA. 

;^Cómo ,  di ,  si  es  español , 
El  ramillete  le  diste? 

FLORES. 

Luego  ¿no  entendéis  el  chiste? 
Porque  le  peguen  los  tres. 

DON    FADRIQUE. 

No  atribuya  vuestra  alteza 
Lo  que  hiciere  á  grosería ; 
Yo  confieso  que  venia 
Adorando  esa  belleza; 
Pero  amor,  naturaleza 
Segunda ,  mi  inclinación 
Forzó  con  tanta  pasión 
Después  que  otra  dama  vi, 
Qne,  estando  fuera  de  mi , 
No  supe  hacer  la  elección. 
Amor ,  deidad  poderosa , 
En  mi  su  fuerza  mostró ; 
Una  cosa  pensé  yo , 

Y  el  amor  hizo  otra  cosa. 
Ir  suele  á  coger  la  rosa 
Un  galán  en  el  jardín, 

Y  encontrándose  el  jazmin. 
Sus  Cándidas  flores  coge , 
Sin  que  la  rosa  se  enoje , 
Pues  se  queda  rosa  en  fin. 
Adorando  las  estrellas , 
Muchos  hay  que  al  sol  negaron , 
Las  estrellas  envidiaron 

Entre  tantas  luces  bellas; 
Sois  el  sol ,  alba  son  ellas, 

Y  alba  la  que  mi  alma  adora ; 
Perdonadme ,  gran  Señora , 
Si  se  atreve  un  español 

A  negar  flores  al  sol 
Por  dárselas  al  aurora. 
Porcia  tome  el  verde  ramo , 
Haciéndole  celestial, 

Y  recíbalo  en  señal 

De  que  su  amante  me  llamo ; 
Del  alma  la  riqueza  amo , 
Las  del  mundo  son  extremos , 
Que  españoles  no  queremos. 
8i  la  inclinación  bajé, 
Danzar  el  altanóse; 
Porcia,  la  baja  dancemos. 

{Danzan  los  dos,y  cantan  los  músicos.) 

MÚSICOS. 

Al  festín  de  la  hermosa  duquesa 
De  Mantua  gentil 
Los  galanes  vienen  apriesa , 
Cada  cual  servilla  profesa. 
Galán  como  abril. 

DUQUESA. 

Su  alteza  es  dueño  y  juez; 
Dé  el'ia  el  ramillete ,  diga 
Que  el  feslin  otro  prosiga. 

PORCIA. 

Délas  Roquillo  otra  vez. 

FLORES. 

Duquesa ,  esos  son  errores 
Mayores  que  mi  locura ; 
¿Soy  yo  mayo  por  ventura , 
Para  andarme  dando  flores? 
A  ninguno  mas  se  den; 
Ya  no  es  fiesta ,  pues  emideza 
Otra  dama ,  y  no  su  alien. 

ÜRBINO. 

Este  loco  ha  dicho  bien; 


f7 

Porque  sa  alteza  debía 
Ser  suplicada  primero. 

PORCIA. 

Basta ,  ningún  caballero 
Salga  á  la  oefensa  mía , 
Que  me  enojaré ;  y  agora 
Cese  el  festín. 

DON  FADRIQUE. 

Del  error 
De  mi  no  pasado  amor 
Ya  os  pedí  perdón.  Señora. 

{Yanse,  y  queda  la  Duquesa  la  postrera^ 
y  Flores,) 

FLORES. 

Señora  Porcia ,  escuchad : 
Al  español  que  está  fuera 
Una  burla  hacer  quisiera ; 
No  os  vais  tan  presto,  esperad. 

DUQUESA. 

¿Aun  el  enojo  te  dura? 

FLORES. 

Ce,  español,  ce,  que  te  llama 
Aquí  fuera  cierta  dama , 
Con  mas  dicha  que  hermosura. 
Vén ,  español,  me  dirás 
Unos  requiebros  aquí.  — 
:  Ay ,  que  viene  tras  de  mi! 
10  me  escondo  aquí  detrás. 

Sale  DON  FADRIQUE ,  y  Flores  se  es- 
conde detrás  de  la  Duquesa. 

DON  FADRIQUE. 

¿Quién  me  llamó?  Ya  he  notado 
Que  voz  de  un  ángel  ha  sido; 
¡Oh  ({uién  fuera  el  escogido ! 
Porcia,  como  fui  llamado. 
Con  gusto  vengo  y  forzado  ; 
Que  si  el  fuego  artificial 
Va  en  forma  piramidal 
A  su  elemento,  asi  yo 
Busco  la  voz  que  llamó 
Como  á  centro  natural. 


No  fui... 


DUQUESA. 


DON   FADRIQUE. 


Si  muero  yo , 
A  ese  no ,  en  rigor  extraño , 
Máteme  tu  dulce  engaño. 
No  me  desengañes ,  no. 
Quien  cosa  alegre  gozó 
En  el  sueño  ( ¡  pasión  fuerte !), 
Que  es  ensayo  de  la  muerte , 
Disgusto  suele  tener. 
Con  ser  soñado  el  placer. 
De  que  alguno  le  despierte. 
Un  enfermo  deliraba, 

Y  grande  rey  se  fingía ; 
Imperios  y  monarquia 
En  su  locura  gozaba ; 
Sanó ,  y  alegre  no  andaba , 
Diciendo:  «Gracias  no  doy 
A  quien  me  da  salud  hoy , 
Pues  era  rey  soberano. 
Enfermo ,  y  estando  sano , 
Un  hombre  ordinario  soy.» 
Soñé  que  me  habías  llamado , 

Y  en  mi  altiva  fantasía. 
Pudo  causarme  alegría 
Este  bien ,  aunque  soñado ; 
Deliré ,  sol  me  he  juzgado 
Que  llamó  á  la  hermosa  aurora ; 
Si  este  sueño  mí  alma  adora , 

Y  esta  locura  qiie  veis. 
Señora ,  no  me  sanéis: 
No  me  despertéis ,  Seftora. 


DUQUESA. 

Este  loco  os  ba  liamado.  — 
Vele  de  ahí. 

{Vase  Flores.) 

DON  FADRIQUK. 

Loco  faera 
Quien  á  la  voz  no  viniera 
De  un  loco ,  que  me  ba  tornado 
Cuerdo  á  mi ,  pues  digo  osado 
Que  bailé  en  este  jardm  verde 
Quien  mis  delirios  acuerde , 
Si  los  otros  locos  son. 
Porque  solo  está  en  razón 
Quien  por  vos  el  seso  pierde. 

DUQUESA. 

Amante  de  SeraGoa 
Habéis  venido,  SeQor; 
No  es  de  buen  gusto  el  amor 
Que  á  otra  bermosura  os  inclina. 
¿Quién  deja  la  clavelina 
Por  el  pálido  albeli? 
Quién  menosprecia  el  rubí 
Por  laí  morada  amatista? 
Sea  vuestro  amor  con  vista , 
No  esté  vendado  por  mi. 
Vos  pobre ,  yo  sin  estado , 
Seremos  sin  duda  alguna 
Delirios  de  la  fortuna , 
Risa  y  fábula  del  bado ; 
Festejad ,  enamorado , 
La  belleza  singular 
De^SeraOna ;  mudar 
Objeto  DO  es  de  prudente ; 
¿  Quién  se  admira  de  una  fuente , 
Viendo  el  piélago  del  mar? 

DOi^  FADRIQUE. 

No  os  lo  niega  mi  osadía , 

Ni  mi  locura  lo  crea ; 

Amor  pompas  no  desea. 

Si  yo  soy  vuestro,  y  vos  mia, 

Ricos  fuéramos  los  dos, 

Yode  amor,  vos  de  bermosura , 

Vos  de  luz ,  yo  de  ventura ; 

Hazlo ,  amor ,  pues  eres  dios. 

Si  fuente  os  habéis  llamado, 

Permitid  que  sin  aviso 

Me  mire ,  como  Narciso , 

Kn  vos ,  de  mi  enamorado ; 

Que  estando  en  vos  transformado , 

Ya  no  so;^  yo,  sino  vos , 

Y  estuviéramos  los  dos , 
Yo  Narciso ,  si  vos  fuente , 
Viéndonos  eternamente; 
Hazlo ,  amor ,  pues  eres  dios. 

DUQUESA. 

Daros  licencia  no  quiero. 

DON   FADRIQUE. 

¿Palabras  tan  rigurosas? 

DUQUESA. 

Si ,  oue  me  faltan  dos  cosas , 
Que  be  de  examinar  primero. 

DOX  FADRIQUE. 

Siendo  así ,  la  vida  espero. 

DUQUESA. 

Son  dlficilesJas  dos. 

DO?l  FADRIQUE. 

Y  vencidas,  ¿querréis  vos? 

DUQUESA. 

¿Qué  be  de  querer? 

D0!«  FADRIQUE. 

¿Qué?  Querer. 

DUQUESA. 

¿Podrá  ser? 

*  DOÜ  FADRIQUr. 

Sí  puede  ser. 
Hazlo ,  amor,  pues  eres  dios. 


EL  DOCTOR  MIRA'  0B  BfÉSCUA. 

JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  PORCIA  y  LA  DUQUESA. 

PORCIA. 

¿Amas,  Señora? 

DUQUESA. 

Esa  fué 
Inútil  curiosidad ; 
Dueño  de  mi  voluntad 
Eternamente  seré. 

PORCIA. 

Si  el  español  se  te  inclina, 

Y  viste  que  es  mas  galán , 
Tus  efectos  estarán 
Movidos. 

DUQUESA. 

Hoy ,  Serafina , 
Cuatro  cosas ,  es  verdad. 
Quise  examinar  y  ver, 

Y  agora  para  querer 
Tengo  andada  la  mitad. 
Mas  soy  tan  dueña  de  mí , 

Que  be  de  vencerme  y  no  amar ; 
Del  amor  be  de  triunfar. 
No  quiero  amor. 

PORCIA. 

Siendo  asi, 
Dame  para  amar  licencia. 

DUQUESA. 

Amor  sin  licencia  viene. 

PORCIA. 

Tu  respeto  me  detiene. 

DUQUESA. 

Ama ,  pero  con  prudencia; 
No  deslustres  mi  figura , 
Pues  Serafina  me  llamo ; 
Ya  que  saben  que  no  amo , 
No  sepan  que  ama  mí  becbura ; 
Pero  ¿  á  quién  te  bas  inclinado? 

PORCIA. 

A  don  Fadrique ,  Sefiofa , 
Que  me  desprecia  y  te  adora , 

Y  eso  mismo  me  ba  obligado. 

DUQUESA. 

i  Qué  mujeril  condición ! 

Mira ,  Porcia :  yo  quisiera 

Que  tu  voluntad  tuviera 

Gse  amor  ó  inclinación 

A  uno  de  esos  duques,  pues 

Todos  te  muestran  amores , 

Siendo  tan  ricos  señores ; 

Don  Fadrique  es  pobre ,  aunque  es 

De  ilustre  genealogía. 

PORCIA. 

No  importa,  obligada  estoy. 
Sí  ama  á  Porcia  y  Porcia  soy. 

DUQUESA. 

¡Extrafia  sofistería! 

¿  Ama  el  nombre  ó  la  persona  ? 

PORCIA. 

Paréceme  que  te  pesa. 

DUQUESA. 

Porcia ,  gran  malicia  es  esa ; 
Pero  en  efecto  me  aboba 
Permitirte  que  ames;  ama , 
Mira,  inquiere  y  favorece, 
Con  la  atención  que  merece 
La  obligación  de  una  dama. 

PORCIA. 

Esto  consigo  lo  trae 
Mi  decoro  y  advertencia , 
Pues  amo  con  tu  licencia.— 
¡  Hola ! 


M«  PLORES. 

FLORES. 

¿Señora? 

PORGU. 

¿Quién  bay 
jEn  la  antecámara? 

I  FLORES. 

!  Está 

iUn  hombre,  que  no  quisiera 
Verle  jamás  allá  fuera. 

DUQUESA. 

Su  loca  tema  será. 

FLORES. 

Pues  Porcia ,  de  mí  enfadada , 
Porcia  males  me  desea , 
Plegué  á  Dios  que  yo  te  vea 
Con  el  español  casada, 
Que  es  la  mayor  maldición. 

DUQUESA. 

¿  Está  don  Fadrique  abf  ? 

FLORES. 

¿Fadri...  quién? 

DUQUESA. 

Fadrique. 

FLORES. 

Si, 
Porque  es-pera  de  Aragón. 

PORCU. 

Dile  que  entre. 

FLORES. 

¿Al  alfeñique? 
Entrad ,  buen  bombre;  que  yo 
No  sé  vuestro  nombre ,  no ; 
Solo  sé  que  acaba  en  ¡que. 

Sale  DON  FADRIQUE. 

DON  FADRIQUE. 

Sí  me  manda  vuestra  alteza 
En  qué  le  sirva ,  seré 
Tan  dichoso ,  que  tendré 
Por  imperio ,  por  grandeza , 
Por  noble  timbre  y  blasón 
De  mis  armas ,  de  servilla 
Con  este  y  esta  cuchilla , 
Rayo  que  fué  de  Aragón. 

PORCIA.  (Ap.) 
Embarazada  me  veo; 
¿Cómo  diré  mi  cuidado? 

DUQUESA.  (Ap.) 

PareQe  que  me  ha  pesado. 
Eso  no ;  grave  trofeo 
Yo  misma  be  de  ser  de  mi. 
Corazón ,  no  sintáis  pena. 
Ame  Porcia  norabuena; 
Vamonos ,  alma ,  de  aqiii.         (Vn 

DON  FADRIQUE.  {Ap.) 

I  Aj ,  que  se  va  la  Duquesa  f 
1  Si  el  verme  la  da  pesar? 
Mas ,  pues  me  vom6  á  mirar , 
Sin  duda  que  no  le  peib. 

PORCIA.  (Ap.) 

O  este  fausto,  ó  la  graodeta 
Que  fingida  represento , 
No  le  dan  atrevimienlo. 
O  no  ve  en  mí  la  belleza 
De  Serafina  cruel , 
Si  ba  sido  bdI  inclinación; 
Mas  dígale  mi  pasión 
Al  descuido  este  papel.' 

DON  FAMltfUE. 

Ya  que  no  me  habéis  booradOt 
Mandándome ,  mi  sefü^rt; 
Licencia  me  dad  agoni 
Para  volver  d^lcSádo. 


roacu.  (Ap.) 
que  DO  me  ha  entendido , 
el  papel  no  miró.) 
peí  se  cajó. 

DOlf  FADRIQUE. 

0  se  me  ba  caído. 

PORCU. 

ladle. 

DO?f  FAORIQOE. 

No  es  fineza , 
kcato  se  llama. — 
is ,  ¿  hay  una  dama 
\  nn  papel  i  su  alteza? 

Sale  LA  DUQUESA. 

DOQCCSA. 

¿;  yo  estojaqní. 

PORCIA. 

.0  cuidado  tarda. 

OOQOESA. 

a ,  si  estoy  de  guarda , 
a  es  que  me  toque  á  mí. 
PORCIA.  {Ap.  á  la  Duquesa.) 

a,  si  estás  queriendo , 
qué  me  permitiste 

DCQUESA.  (Ap.  á  Porcia.) 
¿Yo  querer?  Yo  amar  ? 
;añas ,  TuéUome  á  entrar ; 
te ,  Po  reía ,  mentiste.      ( Vase. 

DOrV  FADRIQUC.    {Ap.) 

rerán  estas  salidas 
-añoa?  Sospecho 
roceden  de  su  pecho. 

PORCIA. 

>os  va  en  Mantua? 

DON    FADRIQDE. 

Señora , 
)  me  puede  ir  á  mi 

1  tierra  en  quien  vi 
*Jos juntos  agora, 

le  el  ano  se  encubrió 
de  mi  presencia? 

PORCIA. 

doy  para  eso  licencia, 
üdo  conmigo. 

D0:«  PADRlQOe. 

Yo 

>  qup  sentis  enojos 
lel  mi  pasado  error. 

PORCU. 

os  labios  hay  rigor , 
jes  hay  en  los  ojos. 

Sale  LA  DUQUESA. 

DCQUESA.  {Ap.) 

entro  no  sosiego ; 
ber  de  qué  me  aflijo; 

>  que  por  mi  se  dijo 
oso  desasosiego  • . 

DO?l  FAORIQOE. 

dré  decir,  Señora, 
I  cielo  sin  nubes  vi , 
ol ,  fénix  de  rnbi , 
perlas  del  aurora. 

PORCIA. 

fa  pienso  que  me  ha  entendido 
quiere.  ¡Ajinfelice! 
eratína  lo  dice, 
•usé  que  ba]l)ia  salido.) 
queréis.  Porcia? 

Pretendo , 
B,  que  sola  DO  estés. 


GALÁN,  VALIENTE  Y  DISCRETO. 

PORCU. 

Necio  advertimiento  es, 
Pero  ya  tu  intento  entiendo. 

DUQUESA. 

Vén  á  escribir. 

PORCIA. 

Luego  iré. 

DUQUESA. 

{Ap.  Sí  la  llamo  y  la  porfió, 
Se  sabe  el  engaño  mió; 
I  Qué  he  de  hacer?  La  sufriré.) 
¿Para  qué  estás  porfiando. 
Si  ves  que  ya  no  te  quiere? 

PORCU. 

Yo  sé  que  por  mi  se  muere, 
Aunque  tú  lo  estés  negando. 

DUQUESA. 

El  papel  no  alzó. 

PORCU. 

Fué  necio , 
O  no  le  vio. 

DUQUESA. 

Fué  desprecio , 
O  si  no ,  miralo  agora. 

{Deija  caer  un  guante.) 

DON  FADRIQUE. 

{Ap.  o  con  cuidado  ó  acaso 
Cayó  un  guante  de  mi  cielo. 
Por  dar  estrellas  al  suelo , 
Yéndose  el  sol  á  su  ocaso ; 
Alzarlo  quiero  atrevido.) 
Este  guante  se  os  cayó. 

DUQUESA. 

Á Queréis  que  le  tome  yo? 
Vos  mismo  habéis  advertido 
Que  no  es  decente  primor 
Llegar  á  (Prendas  oe  dama. 

DON   FADRIQUE.  {.Ap.) 

Ella  se  lia  enojado  ó  ama. 

DUQUESA. 

Favor  es ,  y  no  es  favor. 

( Vanse  la  Duquesa  y  Porcia.) 

DON  FADRIQUE. 

Corazón ,  buenos  quedamos, 

Sin  saber  si  es  mal  ó  bien , 

Si  fué  favor  ó  desden; 

El  ingenio  discurramos. 

Ella  no  ha  querido  el  guante, 

Porque  á  mi  mano  llegó; 

Lueg^  ¿á  mi  me  despreció? 

Luego  ¿en  vano  soy  su  amante? 

Ella  guante  no  ba  querido 

Por  dejarme  ¿  mi  con  él ; 

Luego  ¿no  ha  sido  cruel? 

Luego  ¿estoy  favorecido? 

Ambos  argumentos  son. 

Que  están  en  balanza  igual , 

No  espero  el  bien,  dudo  el  mal ; 

;0h  bárbara  confusión ! 

¿  No  dijera ,  airada  y  fiera , 

Que  allí  el  guante  no  quería, 

Si  á  mi  me  favorecía? 

No  dijera...  Si  dijera. 

iNo  dejara,  antes  tornara. 

El  guante ,  ofendida  allí , 

Si  me  despreciara  á  mi? 

No  dejara...  Si  dejara. 

La  duda  se  queda  en  pié , 

Confuso  esté  mi  albedrio ; 

Ya  temo ,  ya  desconfió. 

Mujer  ó  monstro,  ¿qué  haré? 

Aquel  emblema  eminente 

Del  fauno ,  que  convidó 

Al  hombre  y  manjar  le  dio , 

Uno  helado ,  otro  caliste , 

Viene  á  propósito ;  estaba 

El  fauno  coBsideraodo  ^ 


39 


Que  el  manjar  que  estaba  helando , 

Con  soplos  lo  calentaba 

El  hombre ;  y  también  notó , 

Aunque  bárbaro  imprudente , 

Que  el  manjar  que  era  caliente 

Con  sus  soplos  enfrió. 

c  Vele ,  le  dijo ,  al  momento ; 

Que  no  quiero  compañía 

Con  quien  calienta  y  enfria 

Con  solo  su  mismo  aliento.» 

Lo  mismo  diré ,  aunque  amante: 

Vete ,  mujer  singular , 

Porque  no  quiero  adorar 

A  quien  da  en  un  mismo  guante 

Calor  de  bien  celestial , 

Hielos  de  mortal  desden. 

Guante  que  parece  bien, 

Guante  que  parece  mal. 

Sale  FLORES. . 

PLORES. 

¿Qué  tenemos?  ¿Hay  mohína? 

DOIf  FADRIQUE. 

¡Qué  esfinges  los  hombres  amen! 

FLORES. 

Esta  noche  hay  otro  examen : 

Saber  quiere  Serafina 

Quién  es  mas  cuerdo  y  discreto; 

En  aqueste  cenador 

Hay  conclusiones  de  amor; 

Vén  prevenido  en  efeio , 

Que  sepas  mas  que  el  diablo. 

No  hables  á  tiento  ni  á  bulto , 

No  hables  afectado  y  culto , 

No  me  juegues  de  vocablo; 

No  hables  apriesa  ni  espacio , 

Di  valimiento ,  desaire. 

De  buen  gusto ,  de  buen  aire ; 

Que  es  lenguaje  de  palacio. 

Di  antonomasia ,  bien  suena, 

Di  crepúsculos  del  día , 

Habla  con  antipatía. 

Di  perífrasis ;  i  qué  buena ! 

Di  versos  claros  y  graves , 

Aunque  no  importa  saber 

Sino  embustes ,  para  hacer 

Que  entiendan  todos  que  sabes; 

Vele,  Señor,  á estudiar. 

DON   FADRIQUE. 

Flores ,  no  hay  arte  en  efeto 
Para  parecer  discreto , 
Si  no  es  el  serlo ,  ó  callar. 

FLORES. 

Mucho  hablar  de  locos  es , 
Y  de  bobos  callar  mucho ; 
Vete ,  pues ;  que  un  avechucho 
Ha  salido  de  los  tres. 

DOTf    FADRIQUE. 

Flores ,  mira ,  bueno  fuera 
Que  leyera  este  papel. 

FLORES. 

Yo  haré  que  responda  á  él , ' 
Aunque  responder  no  quiera. 

Sale  EL  DUQUE  DE  URBINO. 

Bien  vengas,  duque  de  Urbino; 
Vuestro  nombre  es  muy  felice , 
Porque  quien  Urbino  dice , 
Por  fuerza  pronuncia  vino. 

,     URRINO. 

Si  tórtola  en  verde  ramo 
Arrulla ,  y  cada  gemido 
Alma  irracional  ha  sido, 
Queestd  diciendo  evo  amo»; 
Si  á  la  música  y  redamo , 
Que  de  su  consorte  alcanza , 
Rayo  de  pluma,  se  lanza , 
AmayjeBperafiíTor, 


{Vate.) 


30 

¡Teniendo  yo  mas  amor. 
Tengo  menos  esperanza ! 
Sí  la  leona  mas  tíera 
En  los  ásperos  desiertos 
Pare  sus  nijuelos  muertos , 

Y  darles  la  vida  espera 
Bramando,  de  la  manera 
Que  su  bruto  amor  alcanza; 
Si  espera  tener  mudanza 
Kn  sus  ansias  y  dolor, 
¡Teniendo  yo  mas  amor, 
Tengo  menos  esperanza  t 

PLORES. 

¿Qué  estáis  glosando  entre  tos? 

URBIXO. 

Roque ,  valerme  podéis. 

flores. 
¿Cómo  de  un  loco  os  valéis  ? 

ORBlIfO. 

Como  lo  somos  los  dos; 
Cuerdo  serás  si  me  traes 
Deste  papel  la  respuesta , 

Y  otra  tendrás  como  aquesta. 

FLORES. 

¿Nada  de  contado  dais? 
Como  pagáis  el  traer , 
Pagad  también  el  llevar. 
Porque  son  simple  es  fiar, 

Y  embustero  el  prometer. 

URBlüO. 

Bien  has  dicho ,  Roque ,  toma ; 
Haz  que  lea  este  papel. 

{Dale  una  cadena.) 

FLORES. 

Para  que  responda  á  él ; 

Idos  luego ,  porque  asoma 

Otro  moro  en  la  estacada. 

«Cadena  al  cuello  me  puso ; 

Mi  locura  será  el  uso , 

Si  es  locura  aprovechada.  (Vase.) 

Sale  EL  DUQUE  DE  FERRARA. 

FERRARA. 

El  tiempo  todo  lo  cria , 
Todo  el  tiempo  lo  deshace ; 
El  sol  hermoso  renace, 

Y  después  fenece  el  día. 
Rayos  Júpiter  envia; 

El  semblante  negro  y  fiero 
Del  aire  pasa  ligero ; 
Sale  el  iris  de  color , 

Y  solamente  en  mi  amor 

Ni  hay  mudanza,  ni  la  espero. 

FLORES. 

¿Qué  hay,  duque  de  Ferrara? 

FERRARA. 

{Áp,  Si  este  loco  un  papel  diera 
A  la  Duquesa,  ya  fuera 
Quien  mi  temor  consolara.) 
¿Sabrás  hacer  que  este  lea 
La  Duquesa? 

FLORES. 

Si  sabré; 
Pero  no  se  le  daré. 

FERRARA. 

Si  le  das ,  habrá  presea , 

Y  aun  otros  premios  mayores , 
Si  respuesU,  Roque,  ves. 

FLORES. 

Mirad ,  hay  oficios  tres 
En  España  de  señores, 

Y  á  mi  se  me  han  olvidado ; 
Referidlos  al  iosunte. 

FERRARA. 

Pienso  que  son  almirante , 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Condestable ,  adelantado ; 
Estos  tres  pienso  que  si. 

FLORES. 

Agrá  dame  este  postrero ; 
Cou  ese  oficio  le  quiero. 

FERRARA. 

Un  diamante  y  un  rubí , 
Que  son  de  Ceilan ,  dirán 
Mi  amor  y  mi  estimación. 

FLORES. 

¿  No  son  vuestros  ? 

FERRARA. 

Míos  son. 

FLORES. 

Dice  que  son  de  Ceilan. 
Yo  tendré  cuidado ;  adiós. 

FERRARA. 

Mira,  Roque,  que  le  lea. 

FLORES. 

Parma  viene ;  no  nos  vea 

Hablar  á  solas  los  dos.  ( Vase,) 

Saie  EL  DUQUE  DE  PARMA. 

PARMA. 

Tal  vez  fácil  instrumento, 
Que  nunca  se  imaginó , 
Dificultades  venció , 
Pudo  mas  que  el  agua  y  viento; 
En  el  húmedo  elemento 
La  nave  mas  impelida , 
De  un  pequeño  pez  asida , 
Suspensa  en  su  cuerpo  está ; 
Quizá  este  necio  será 
Instrumento  de  mi  vida. — 
Roque ,  ¿sabrás  (no  lo  dudo) 
Decirle  bienes  de  mí 
A  la  Duquesa? 

FLORES. 

¿Yo?  Si; 
Que  en  efecto  no  soy  mudo. 

PARVA. 

Mira  que  me  has  de  alabar 
A  mi  mas  en  su  presencia. 

FLORES. 

Pues  ¿no  tienes  mas  prudencia? 
iDe  un  loco  te  has  de  fiar? 
Haz  cuenta  que  ya  lo  digo ; 
Pero  solo  no  diré 
Que  eres  liberal. 

PARVA.  • 

¿Porqué? 

FLORES. 

Porque  no  lo  eres  conmigo. 

PARMA. 

Diamantes  hay. 

FLORES. 

No  los  quiero , 
Porque  las  piedras  parecen , 
Si  los  hombres  amanecen 
Cuerdos  una  vez.  Dinero 
Es  el  punto  y  es  el  centro 
Donde  va  todo  á  parar. 

PARMA. 

Esta  bolsa  has  de  tomar. 

{Dale  una  bolsa,) 

FLORES. 

¿Qué  caballos  corren  dentro? 
¿Rucios,  bayos  ó  castaños? 

PARMA. 

La  diferencia  no  ignoro; 
Bayos  son ,  pues  que  son  oro. 

FLORES. 

Guárdete  el  cielo  mil  años , 
Y  á  la  Duquesa  también. 


Porque  si  tn  amor  U  «gtrm , 
Habrá  una  duques  Stm 
Y  un  duque  Matusalén. 


(V« 


Salen  LOS  DUQUES  DE  URBÍN* 
T  DE  FERRARA. 

URRIHO. 

Como  á  centro  natural, 
A  este  palacio  venimos. 

PABMA. 

De  esa  suerte  bien  veréis 
Que  estoy  en  el  centro  mío. 

FERBARA. 

Don  Fadrique  no  le  pierde. 

PARMA. 

Cortés  fué ,  pues  no  ha  querido 
Competencias  con  nosolrot. 

URRIHO. 

Blasonando  á  Mantua  ?ino. 
Que  adoraba  la  Duques^; 
Mas  sucedióle  lo  mismo 
Que  á  silvestre  mairiposa 
t¡ue  á  una  rosa  pone  sitio, 
Cercándola  alrededor. 
Para  beberle  el  roclo 
Del  alba ,  menudo  aljófar 
En  aquel  carmesí  vivo ; 

Y  luego  viene  á  sentarse 
En  la  malva  y  el  espino , 
O  en  otra  yerba  mas  vil. 

FERRARA. 

Si  es  arrogante  y  no  rico. 

Ame  á  Porcia,  C|ue  es  tan  pobre , 

ó  de  vano  perdió  el  juicio , 

Y  enamore  una  criada. 

PARMA. 

Para  verle  deslucido , 
Pues  que  caballo  no  tiene , 
Corramos  mañana,  amigos , 
Sortija. 

FERRARA. 

Él  viene  ya; 
Corrámosla ,  bien  has  dicho. 

Sale  DON  FADRIQUE. 

DON  FADRIQOE. 

Señores  duques ,  si  un  tiempo 
Competidores  nos  vimos. 
Ya  les  dejo  el  campo  solo ; 
De  la  pretensión  desisto 
De  la  Duquesa. 

ORBIRO. 

Bien  hace ; 
Porque  este  es  mejor  camino 
Para  no  quedar  burlado 
De  su  esperanza. 

FERRARA. 

Y  bien  hizo ; 
Que  aunque  es  Porcia  una  criada, 
Que  habrá  de  estar  en  servicio 
De  uno  de  nosotros,  tiene 
Buena  cara ,  hermoso  brio. 

DON  PADR1QQB. 

La  Porcia  que  adoro  yo, 

Y  la  dama  que  yo  sirvo , 
Los  dos  imperios  del  orbe  * 
Por  quienes  ha  merecido. 

Ni  en  discreción  ,4ii  en  belleu, 
Ni  en  la  sangre,  ni  en  aviso 
La  iguala  dama  ninguna; 

Y  con  los  tres  no  compito, 
Porque  son  mis  pensamieqios 
Los  orbes,  los  epiciclos 
Por  donde  van  los  planetas 
Siguiendo  el  cabello  rito 
Del  sol. 


URBÜIO. 

Por  machos  respetos, 
)i]qQesa  debidos, 
ao  ba  de  redadrse 
fio  oí  desafio  \ 
ued  TOS  ana  justa 
e  célebre  circo « 
otando  esa  opinión. 

DON  FAOBIQUE. 

atendré. 

FKREAIA. 

Pnes,  Urbino, 
s ;  que  para  mañana 
¡esta  real  publico. 

{Yanse  Urbino  y  Ferrara.) 

DOÜ  FAD11QDE. 

lera  me  ba  cegado , 
k>  que  be  prometido ; 
;omo  estoY  en  desgracia 
7  Alonso ,'  mi  tio , 
•allos  ni  dineros 
abora.  ¡Ah  desvarios 
fortuna  cruel! 
los  montes  y  el  abismo 
aguas  encerradas 
Q  tesoros  tan  ricos, 
>mbre  TÍ¥a  anhelando 
drópicos  designios , 
ito  de  sus  entrañas; 
b1  humano  artificio, 
cóncavos  del  mar , 
bÓTedasy  riscos, 
montes,  sus  tesoros 
i  la  luz  de  los  siglos; 
luego  la  fortuna 
parta  á  sualbedrio, 
loca  y  miserable 
s  Tarones  mas  ricos! 

Sale  FLORES. 

FLORES. 

he  dado  tu  papel. 
la  eu  tu  aspecto  miro; 
ienes?  Di. 

DON   FADRIQOE. 

Que  una  jusla 
e  célebre  circo 
mantener,  siendo, 
que  tú  sabes ,  Iro , 
'e  mas  celebrado 
poetas  antiguos. 

FLORES. 

iendomi  dueño?  No.       * 
bre  mientras  yo  vi?o? 
engañado ,  Señor ; 
idena ,  un  bolsillo 
tortjjas  te  entrego, 
>rtan  excesivo, 
edes  comprar  libreas 
líos ;  estos  mismos 
motejan  de  pobre , 
bao  contribuido 
compitas  con  ellos; 
lien  y  sal  lucido , 
tM  han  de  dar ,  si  puedo. 

nOÜ  FADRIQCE. 

Flores,  un  prodigio 
lad ;  eres  las  flores 
|oien  llueve  el  rocío 
>ra ,  brindando  aljófar , 
en  los  prados  floridos 
n  cálices  de  rosas 
rimas  que  ha  vertido. 

FLORES. 

añol,  7 esto  basta, 
con  leaMad  te  sinro 


GALÁN,  VALIENTE  Y  DISCRETO. 

Tanta ,  que ,  con  ser  criado , 
No  soy,  Señor,  tu  enemigo. 
{Van$e.) 

Sale  PORCIA  t  LA  DUQUESA. 

PORCIA. 

Pues  sola  te  puedo  hablar , 
Mil  quejas  pretendo  darte. 

DUQUESA. 

Dilas ;  que  quiero  escucharte. 

PORCIA. 

'  ¿Habrá  quien  pueda  parar 
Un  caballo  en  la  carrera , 
Águila  que  va  ligera 
O  delfin  que  corta  el  mar? 
Pues  di ,  ¿cómo  será  bueno 
Que  tú  detener  pretendas 
Caballo  que  ya  sin  riendas 

Y  que  no  sabe  de  freno ; 
Ni  al  águila  mas  suprema , 
Que,  volando  caudalosa , 
Hecha  del  sol  mariposa , 
Las  alas  en  él  se  quema; 

Ni  al  delfln,  ave  sin  nlumas. 
Que  en  los  piélagos  del  Norte 
No  habrá  ravo  que  asi  corte 
Montes  de  nieve  y  espumas? 
Si  es  amor  águila,  en  fio. 
Que  alas  tiene  y  es  veloz ; 
Si  es  un  caballo  feroz. 
Si  es  un  ligero  delfín 
Que  nada  en  llanto  y  en  fuego , 
¿Por  qué  amar  me  permitiste , 

Y  en  el  centro  me  pusiste , 
Para  detenerme  luego? 

DUQUESA. 

Escucha ,  Porcia :  ¿qué  rio 
En  sus  principios  no  es  fuente , 
Que  se  pasa  fácilmente? 
Qué  árbol,  pompa  del  estío, 

Y  majestad  singular  ''' «' 
Que  en  la  campaña  se  ve. 
En  sus  prineipíos  no  fué 
Vara  fácil  de  arrancar? 
Amor,  como  planta ,  crece , 
Árbol  copioso  y  sombrío ; 
Amor  crece  como  rio , 
Abismo  del  mar  parece; 
Pero  en  su  principio  honesto 
Es  fuente  breve  y  escasa , 
Que  fácilmente  se  pasa. 
Vara  que  se  arranca  presto. 
Impedir  quise  tu  mal , 
Vitorias  ae  amor  enseño. 
Cuando  es  un  árbol  pequeño , 
Cuando  es  un  breve  cristal. 

Sale  FLORES ,  con  tres  papeles. 


fLORSt. 

Señoras  muy  principales , 
Roque  el  secretario  viene, 

Y  aquí  las  consultas  tiene ; 
Despachemos  memoriales. 
Solos  estamos  los  tres , 
Despachemos;  estos  dos 
Son ,  Duquesa ,  para  yos, 

Y  este  para  Porcia  es. 

PORCIA. 

¿Papeles  me  traes  á  mí? 

FLORES. 

Dejad,  Duquesa ,  quereros 
De  esos  duques  majaderos. 

PORCIA. 

Respond^rélos  asi : 
Porcia ,  rompe  ese  papel. 

DUQUESA. 

Sin  verle,  ¿no  es  tiranía? 


31 

PORCIA. 

Rómpele ,  por  vida  mia. 

(Rómpele  los  dos  papeles.) 

DUQUESA. 

¿No  he  de  responder  á  él? 

{Lee.)  «Amo  sin  ser  entendido , 
«Gimo  sin  ser  escuchado , 
•Lloro  sin  ser  consolado, 
•Muero  sin  ser  socorrido.» 

FLORES. 

i  Qué  lastimado  que  ama ! 

DUQUESA. 

¿Quién  le  escribió? 

FLORES. 

„  Esa  basura; 

CiSe  que  es  el  mas  figura , 
Que  no  sé  cómo  se  llama. 

DUQUESA. 

Bien  canuda  ha  de  sonar 
La  letra. 

PORCU. 

¿Respondes? 

DUQUESA. 


No; 

Dos  versos  añado  yo 
Para  poderlos  cantar.  {Escribe,) 

PLORES. 

Hola ,  músicos,  ¿  no  Teis 

Que  entran  los  duques  y  es  hora? 

Salen  los  cuatro  p  mJsicos,  p  sién- 
tanse. , 

DUQUESA. 

La  Duquesa,  mi  señora. 
Manda  que  esto  le  cantéis. 

FLORES. 

Sin  cuatro  amantes  tan  fieles 
No  podemos  tener  fiesta. 
A  mis  duques  la  respuesta 
Darán  aquestos  papeles; 
Y  á  tí ,  español ,  la  darán 
Los  músicos. 

PORCIA. 

Deseosas 
De  saber  algunas  cosas 
Todas  mis  damas  están. 

URBIIfO. 

Discurramos  bien  ó  mal , 
Proponed. 

PORCIA. 

Si  una  mujer 
Sola  hubiese  de  tener 
Una  cosa  buena,  ¿cuál 
Mas  conveniente  seria? 

URSINO. 

Si  le  da  naturaleza 
Ilustre  sangre  y  nobleza , 
La  parte  mayor  tendria; 
Que  lo  noble  y  generoso 
Da  estimación  y  ventura, 
Aunque  no  tenga  hermosura 
Y  aunque  le  falte  lo  hermoso. 

FERRARA. 

iQué  imperio,  qué  nación  fiera 
La  hermosura  no  ha  vencido? 
Si  hermosa  hubiera  nacido, 
Reinos  é  imperios  tuviera; 
Todo  lo  sabe  vencer 
Una  belleza  preciosa; 
Sin  ser  noble,  siendo  hermosa , 
Feliz  fuera  esa  miyer. 

DON  FADRIQDB. 
El  hnmbre  oe  nuAstO 

n        ini  r 


Ü 


32 

Gran  varón ,  sin  ser  honesto, 
Porque  tiene  que  apelar 
A  virtud  y  bizarría , 
Discreción  y  valentía, 
U  otra  virtud  singular? 
Siempre  el  hombre  será  honrado 
Si  afrenta  no  ha  recibido ; 
La  mujer  asi  no  ha  sido; 
Que  solo  tiene  librado 
Su  honor  en  honestidad ; 
De  suerte  que  si  á  una  dama 
Le  fiillase  buena  fama, 
¿Qué  le  importa  la  beldad , 
Ni  el  ser  en  todo  perfeta , 
Ni  la  humana  discreción? 
Con  tener  buena  opinión  , 
Es  noble»  hermosa  y  discreta. 

FLORBS. 

Enamoróme  el  conceto. 
Vítor,  vítor  le  dijjera , 
Pardiez,  si  español  no  fuera; 
Él  es  galán  y  discreto. 

ML^sicos.  (Cantan.) 

Amo  iin  ser  entendido , 
Gimo  sin  ser  escuchado. 
Lloro  sin  ser  consolado , 
Muero  sin  ser  conocido. 
Ame,  gima ,  llore  y  muera 
Quien  vida  y  favor  espera, 

PORCIA. 

;CuAl  amante  elegirá 
Una  mujer,  si  es  prudente? 
¿El  mas  galán  ó  valiente 
O  discreto  ? 

'  ORIINO. 

Claro  está 
Que  al  valiente  elegiría. 
Que  la  estimación  segtfra 
Da  á  la  mujer  la  hermosura  , 

Y  al  hombre  la  valentía. 
La  delicada  belleza 
Hace  ala  muJer  mujer, 

Y  al  bÉhbre  hace  hombre  el  tener 
Espíritu  y  fortaleza. 

FERRARA. 

Galán ,  amante  y  felice 
Se  confunden ;  no  se  llama 
El  valiente  de  la  dama. 
Sino  que  el  galán  se  dice , 
Por  ser  virtud  de  mas  peso; 

Y  asi,  en  los  festines  dan 

El  premio  al  que  es  mas  galán 
Las  mismas  damas  por  eso. 

PARVA. 

Si  galas  estimación 

Con  el  dios  de  amor  tuvieran , 

Sus  alas  del  fénix  fueran , 

Y  sus  plumas  del  pavón. 
Desnudo  amor  y  eos  alas , 
Solo  en  sus  flechas  se  lia ; 
Luego  ¿quiere  valentía? 
Luego  ¿amor  no  quiere  galas? 

FERRARA. 

Alas  de  colores  tiene. 

ORSINO. 

Por  las  flechas  es  temido ; 
Que  las  alas  son  su  olvido. 

FLORES. 

Luego  ¿lo  errará  el  que  viene? 

DON  FADRIQOE. 

La  discreción  es  unión 
De  todas  virtudes ;  que  es 
Cuerdo ,  prudente  y  cortés 
El  que  tiene  discreción. 
Si  en  él  virtud  de  prudente 

Y  de  cortesano  están , 
Sabrá  á  tiempo  ser  galán , 
Sabrá  á  tiempo  ser  ulleote. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  "MÉSCUA. 

Si  es  valentía ,  en  efeto. 
Guardar  la  vida  y  honor , 
¿Quién  ha  de  saber  mejor 
Ser  valiente  que  el  discreto? 
Principalmente ,  Señora , 
Que  la  gala  pertenece 
A  la  edad ,  y  esta  florece 
Como  en  el  tiempo  la  hora. 
A  la  fuerte  juventud 
Es  dada  la  valentía , 
Y  en  la  vejez  se  resfria 
Esta  gallarda  wtud. 
El  hombre  joven  se  engaña , 
Si  en  verdes  años  se  fia. 
i  Oh,  qué  bien  que  lo  decía 
Un  gran  poeta  ae  España 
En  un  soneto ,  que  advierte 

8ue  pasa  la  vida  así 
omo  rosa  y  alhelí! 


¿Cómo  dice? 


DUQUESA. 


DOÜ  FADRIQUE. 

De  esta  suerte : 
Flores  que  fueron  pompa  y  alegría, 
Despertando  al  albor  de  la  mañana, 
A  la  tarde  serán  lástima  vana , 
Muriendo  á  manos  de  la  noche  fría. 

Aquel  carmin  que  al  cielo  desafia, 
Iris  listado  de  oro ,  nieve  y  grana , 
Será  escarmiento  de  la  vida  humana; 
¡Tanto  comprehende  el  término  de  un 

[día! 
A  florecer  las  rosas  madrugaron , 

Y  para  envejecerse  florecieron; 
Cuna  y  sepulcro  en  un  botón  hallaron. 

Tales  los  hombres  sus  fortunas  vie- 
En  un  día  nacieron  y  espiraron,  [ron: 
Que,  pasados  los  siglos ,  horas  fueron. 

FLORES. 

Aunque  soy  loco  en  palacio , 
Cuerdo  otras  veces  ¿e  sido ; 

Y  asíyina  cosa  he  leído 
En  lafobras  de  Bocacio , 
Que  quiero  experimentar.*- 
Duquesa ,  una  flor  me  dé 
Del  cabello. 

PORCIA. 

¿Paraqoé? 

FLORES. 

A  Urbino  se  la  he  de  dar.—  (Dásela.) 
Tomad^¿ Quién  tiene  una  banda? 

PARMA. 

No  la  traigo. 

FERRARA. 

Fué  mi  olvido. 

FLORES. 

Al  español  se  la  pido ; 
Haced  lo  que  Roque  manda. 

DON  FAMIHÍUE. 

Tómala  pues.  (Dale  una  banda.) 

FLORES. 

Tomad  vos. 
Dona  Porcia ,  mi  seQora , 
Sin  escrúpulos,  y  agora 
Disputen  cuál  de  los  dos 
Es  el  mas  favorecido. 

FERRARA. 

Ninguno,  pues  son  favores 
Dados  de  locos  errores. 

URSlIfO. 

Ninguno  favor  ha  sido , 
Pues  la  dama  no  los  da. 

FERRARA. 

Supóngase  si  los  diera. 

URRIRO. 

Mas  favorecido  fuera 


Si  en  mi  mano  pfopk  está 
Lo  que  eu  bu  eabello  estuvo. 

DON  FAMUQUC. 

Mío  es  el  mayor  trofeo , 
Si  en  manos  de  Poreit  feo 
Banda  que  mi  pedio  tuvo. 

URBINO. 

Esta  rosa  es  favor ,  pues 
Diré  que  fué  \nt  del  dia. 

DON  FADRIQI^e. 

Y  la  banda  que  fué  mia , 
Pero  ya  de  Poida  es. 

ORBLfO. 

Favores  las  damas  dao , 

Y  el  favor  le  trae  qoieo  ama. 

DON  FADRJQOI. 

¿No  es  mas  que  tenga  la  dama 
Prenda  alguna  del  gaJao? 

URSINO. 

Desde  hoy  me  empiezo  á  e^onar. 

DON  FADRiQCE. 

Desde  hoy  empiezo  á  vivir. 

URBINO. 

Gloria  ha  sido  el  recibir. 

DON  FADRIQUE. 

Mas  glorioso  ha  sidoel  dar. 

PORCIA. 

Prendas  á  quien  adoró 
Da  el  sugeto  que  es  amado. 

DON  FADRIQUE. 


Luego  ¿sov  galanteado. 
Pues  que  doy  las  prendas  yo? 

PORCU. 

(Ap.  \  Celos  exhalan  mis  ojos ! 
Si  la  ocasión  tengo  asida 
De  8er  duquesa  ungida , 
Templar  tengo  nis  enojos.) 
Gran  enfado  he  recibido; 
No  entres ,  loco ,  mas  aquí ; 
¿Qué  flor  no  fenece  asi? 
Qué  flor  engaño  no  ha  sido?— 
Tomad  vuestra  banda  vos.— 
Idos ,  duques ,  en  buen  hora. 

DUQUESA. 

Muy  terrible  estás,  Se&ora. 

FERRARA. 

Sin  favor  quedan  los  dos. 

(Vanse  todos,  mesm la Dsi^ueaa  f  < 
Fadrique.) 

DUQUESA. 

¿Ah,  español? 

DON  FADRIQUE. 

¡Oh,  qué  alegría! 
Vueseñoria  ¿qué  manda? 

DUQUESA. 

Que  no  os  pongáis  esa  banda , 
Proponiendo  que  M  mia ; 
Sin  voluntad  la  tenia. 
Que  no  fué  antojo  liviano 
Tomarla  de  vue^^tra  maoo ; 
Rompedla ,  como  la  flor 
De  la  Duquesa. 

DON  FABaiQOB. 

Señora, 
Si  es  que  pretendéis  ahora 
Que  no  parezca  favor 
Trayéndola ,  ¿no  es  mejor 
Que  os  la  vuáva?  No  lo  digo 
Porque  asi  favor  consigo. 
Sino  porque  claro  está 
Que  mas  segura  estarA 
I)e  mi  con  tos  que 


Señora  mía , 
muestra  belleza; 
biio  su  alteza 
r  que  no  quería, 
e  fué  luz  del  día 
a  mano,  un  instante 
ser  estrella  errante , 
leí  soberano 
e  vuestra  mano 
•ra  de  un  amante. 

DUQUESA. 

:  en  mi  poder? 
»edazos  vos. 

D0:«  FADRIQUE. 

la  entre  los  dos , 
mismo  que  romper; 
}dré  traer, 
ii  está  partida, 
la  parecida , 
otero  no  lo  digo; 
na  no  está  conmigo, 
os  me  dais  la  vida. 

DUQUESA.     * 

erla  lo  consiento. 

DOÜ  FADRIQUE. 

el  cuerpo  son 
lesto  y  una  unión 
da  y  un  aliento , 

sin  alma  siento, 
tía  y  mi  voluntad 
vuestra  deidad , 
'me  ni  morir. 

laga  y  pártela,  y  cada  uno  se 
\ueda  con  tu  parle.) 
la  ba  de  vivir 
de  esta  mitad. 

DUQUESA. 

»ombra  ligera 
esperanzas  son. 

D0!<f  FADRIQUE. 

i  en  la  canción: 
ma,  llore  y  muera 
la  y  favor  espera » ? 

DUQUESA. 

>€ra,  dije  yo; 
uíen  no  esperó. 

DOIf  FADRIQUE. 

erar  no  he  de  poder? 

DUQUESA. 

examen  que  ver. 

DOIf  FADRIQUE. 

ré  entonces? 

DUQUESA. 

No. 

D0?l  FADRIQUE. 

i  muerte  ha  sido; 
erar  has  de  negar? 

DUQUESA. 

[uien  dice  esperar, 
al>er  conseguido. 

DOIf  fadriq\}e. 
fa  dicba  be  tenido? 

duquesa. 
rar  no  os  consiente 

DO.f  FADRIQUE.  {Ap.) 

Amor,  detente, 
tas  dudas  nos  dan. 

DUQUESA.  {Ap.) 
creto  y  galán ; 
mor  que  sea  Taliente. 


GALÁN ,  VALIENTE  Y  DISCRETO. 

JORNADA  TERCERA. 


Salen  RAMÓN  t  FLORES. 

FLORES. 

Pues  de  Ñapóles  llegaste 
En  dia  de  tanta  fiesta, 
Ramón ,  todas  esas  voces 
Que  has  escuchado ,  celebran 
Vitorias  de  don  Fadrique, 
Mantener  en  una  tela. 
Que  es  una  justa ;  y  mandó. 
Caprichosa,  la  Duquesa 
Que  torneo  de  á  caballo 
Fuese ,  y  no  justa. 

RAMOir. 

¿  Qué  intenta 
La  Duquesa  en  tal  rigor? 

FLORES. 

Quiso  que  á  peligro  vieran 

Sus  vidas  los  caballeros 

Que  la  sirven  y  festejan , 

Por  examinar  cuál  es 

Mas  valiente ;  es  una  tema 

En  que  ba  dado  esta  mujer, 

Aunque  locura  parezca , 

Que  ha  de  ser  quien  es  su  amante 

Valiente  por  excelencia , 

Ya  que  en  otras  calidades 

Los  ha  probado. 

RAMÓN. 

No  cuentan 
De  mujer  ninguna  tal. 

FLORES. 

Es  con  todo  extremo  bella 

Y  fantástica ;  diez  dias 

Há  qué  encubre  su  grandeza. 
Fingiéndose  Porcia,  y  pueden 
Su  cuidado  y  diligencia 
Disimular  y  fingir 
Sin  que  esos  duques  lo  entiendan. 
Ella  sale,  Ramón;  vete, 

Y  no  te  vea  su  alteza. 

{VateHamon.) 
Sale  LA  DUQUESA. 

DUQUESA. 

¿Que  hay,  Roquillo? 

FLORES. 

¿Qué  hade  haber? 
Mucho  pesar  y  tristeza 
De  que  ese  español  soberbio 
A  mis  tres  amigos  venza. 
¡  Que  no  quiera  la  fortuna 
Derribar  tanta  soberbia 
Española !  Que  no  hubiese 
Un  gigante  de  gran  fuerza, 
De  algún  libro  desatado 
De  caballerías  necias. 
Que,  descomunal  y  bravo. 
Su  pan  de  perro  le  diera! 
¿Habéis  visto  algún  cohete 
Andar  cruzando  la  tierra , 
Aqui  y  allisin  parar, 
Hasta  (lue  cruje  ó  revienta? 
Asi  anaaba  aquel  matante , 
De  uno  en  otro  con  presteza 
Dando  golpes,  que  era  ver 
( ¡  Ah ,  Porcia ,  cuánto  me  pesa ! ) 
Cuatrocientas  herrerías ; 
Un  juego  de  bolos  era; 
El  español  los  birlaba , 
Pues  también  birló  al  qae  llega. 

{VOH.) 


S3 

Sale  EL  DUQUE  DE  URBINO. 

URBINO. 

\  Oh ,  Porcia !  Oh ,  señora  mia ! 
En  hora  dichosa  y  buena 
Te  veo ,  donde  podré 
Suplicar  que  favorezcas 
Mi  pretensión ;  Porcia  ilustre , 
Seis  mil  dudados  de  renta 
Ofrezco  para  tu  dote , 
Si  dispones  que  yo  sea 
Duque  de  Mantua  y  esposo 
De  aquella  ingrata  belleza 
De  Serafina. 

Sale  DON  FADRIQUE. 

DUQUESA. 

Señor, 
Haré  por  vos  cuanto  pueda. 

URBINO. 

Desde  el  punto  que  te  vi , 

Porcia  hermosa,  dije:  «Aquesta 

Ilustre  sangre  contiene , 

Y  parece  hermosa  piedra 

Engastada  en  metal  pobre.» 

¿  Quién ,  mi  señora ,  te  viera , 

Que  no  conociera  luego 

El  ánimo ,  la  grandeza 

De  tu  pecho  generoso? 

Al  si  que  me  bas  dado ,  es  fuerza 

Que,  alegre  y  agradecido. 

Tu  esclavo  perpetuo  sea. 

\  Qué  mal  pueden  encubrirse , 

Cuando  pulsan  las  estrellas 

Sus  visos  y  resplandores ! 

DUQUESA. 

Vete,  Duque,  en  hora  buena; 
Que  tu  dama  seirá  tuya. 

URBINO. 

Tuya  mi  vida  y  hacienda.         (Vase.) 

DOX  FADRIQUE.  {Ap.) 

Fortuna  adversa,  ¿qué  es  esto? 
«Luego conoci  quién  eras; 
¡  Qué  mal  pueden  encubrirse , 
Cuando  pulsan  las  estrelhis 
Sus  visos  y  resplandores !» 
Amor ,  ó  muerte  ó  paciencia. 

DUQUESA. 

Don  Fadrique ,  ¿estáis  cansado 
Del  torneo? 

DON  FADRIQUE.   {Ap.) 

i  Que  no  muera 
Quien  oye  tales  razones! 
«El  sí  que  me  has  dado,  esfuerza 
Que,  alegre  y  agradecido. 
Tu  esclavo  perpetuo  sea.» 
Serafina  elige  al  Duque , 
Ella  le  dijo  quién  era; 
Mi  desengaño  ha  llegado , 
Pero  mi  muerte  no  llega  ; 
Porque,  si  el  morir  es  dicba , 
La  vida  ha  de  ser  eterna. 

DUQUESA. 

Don  Fadrique  de  Aragón , 
¿Qué  suspensión  es  aquesta  ? 

DON   FADRIQUE.   {Ap.) 

«Y tu  dama  será  tuya. 
Tuya  mi  vida  y  hacienda.» 
Yo  la  vi ,  yo  lo  escuché ; 
Amor,  ó  muerte  ó  paciencia. 

DUQUESA. 

Ya  parece  fr<^n'      — 
Despierta,*     auvi,d4       ¡rta. 

'  ?AD1        s, 

aeño 


)D.  C  DE  L.-u. 


51 

DUQUESA. 

4 Qué  te  divierte? 

DON  FADRIQUC. 

El  oirte. 

DUQUESA. 

¿Qaé  te  suspende? 

DON  FADRfQUE. 

Mis  quejas. 

DUQUESA. 

¿Qué  has  oido? 

DON  FADRIQUE. 

Mis  desdichas. 

DUQUESA. 

¿Qué  tienes? 

DON  FADRIQUE. 

No  sé  qué  tenga. 

DUQUESA. 

¿Qué  te  aflige? 

DON  FADRIQUE. 

¿Qué?LaTida. 

DUQUESA. 

Y  ¿qué  sientes? 

DON  FADRIQUE. 

No  perderla. 

DUQUESA. 

¿Qué  dices? 

DON  FADRIQUE. 

No  sé  qué  digo. 

DUQUESA. 

No  te  entiendo. 

DON  FADRIQUE. 

Ni  me  entiendas; 
Por  eso  pido  al  amor 
Que  me  dé  muerte  ó  paciencia. 

DUQUESA. 

Yo  no  asisti  en  el  torneo; 
En  él  estuvo  su  alteza 
Tras  de  verdes  celosías , 
Pero  yo  he  estado  indispuesta. 

DON  FADRIQUE. 

¿Aun  esto  mas?  ¿Eso  falta? 

Í'  Sabes ,  di ,  cómo  sustenta 
Dste  brazo  que  yo  sirvo 
La  mas  celestial  belleza 
Deste  mundo? 

DUQUESA. 

Asi  lo  has  dicho 
En  el  cartel. 

DON  FADRIQUE. 

Pues  si  es  esta 
La  causa  deste  torneo , 
No  hunralle  con  tu  presencia 
¿  No  fué  cruel  tiranía  ? 

Y  si  lo  viste  y  lo  niegas, 
¿No  es  sequedad  mas  cruel? 

DUQUESA. 

Cuenta ,  don  Fadrique ,  cuenta 
El  suceso  del  torneo. 
Para  que  yo  te  agradezca 
El  mantenello  y  contallo. 

DON  FADRIQUE. 

ÍAp.  Disimularé  mi  pena 
lasta  mayor  ocasión.) 
Escucha ,  y  es  bien  que  adviertas 
Que  la  cólera  me  obliga 
A  contalle  sin  modestia. 
Llegó  el  día  del  torneo, 

Y  un  cartel... 

Di'QUESA. 

Delente,  espera; 
Pues  ¿qué  cólera  es  la  tuya ? 

DON  FADRIQUE. 

¿No  quieres  tü  que  la  tenga , 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Si  veo  que  diste  un  si 
AlduquedeUi'bino? 

DUQUESA. 

Es  necia 
Esa  presunción ,  Fadrique, 

Y  á  palabras  tan  groseras 
No  doy  yo  satisfacción. 

{Hace  que  se  va.) 

DON  FADRIQUE. 

Espera ,  Señora ,  espera. 

DUQUESA. 

Vuelvo  por  solo  escuchar 
Esa  relación ;  empieza. 

DON  FADRIQUE.  (Ap.) 

Yo  no  entiendo  esta  mujer. 

DUQUESA. 

Refiere ,  ó  voyme. 

DON  FADRIQUE. 

Está  atenta. 
Murmurando  de  mi  porque  servia 
Dama  de  la  Duquesa  ,  y  yo  enojado, 
Respondí  que  en  beldad  y  bizarría 
Ninguna  deste  mundo  la  ha  igualado ; 

Y  que  tanta  verdad  defendería 

Con  valor  en  campaña  ó  en  poblado. 
A  la  plaza  salí ,  gallardo  y  fiero , 
Con  nombre  del  Dudoso  Caballero. 

Y  cuando... 

DUQUESA. 

Esperad  un  poco ; 
Primero  es  razón  que  sepa 
Porqué  os  llamáis  el  Dudoso- 

DON  FADRIQUE. 

Pues  ¿hay  mas  dudas  que  tenga 
Un  amante  desdichado? 
Siempre  confuso  me  dejas 
Con  acciones  á  dos  visos : 
Ya  me  das  de  amar  licencia , 
Ya  matas  mi  confianza , 
Ya  la  licencia  me  niegas , 
Ya  me  dejas  con  un  guante ; 
Enojo  en  los  labios  muestras , 
Piedad  en  los  ojos  tienes; 
Ya  la  banda  me  desprecias , 
Ya  la  admites, ya  la  rascas, 
Ya  te  quedas  con  la  media. 
Eres,  en  fin ,  parecida 
á  la  que  llamaron  hiena , 
Animal  tan  enemigo 
Del  hombre ,  que  con  cautela 
Vuestra  voz  tinge,  y  suspende 
Et  caminante,  que  piensa 
Que  es  afligida  mujer. 
Sigue  1<1  voz  de  la  fiera , 
Da  en  sus  garras ,  halla  muerte , 

Y  ella,  furiosa  y  sedienta, 
Vusc  á  una  fuente  á  beber, 

Y  al  ver  su  rostro  se  acuerda 
Que  mató  á  su  semejanza ; 

Y  allí  con  lágrimas  tiernas 
Llora  el  mismo  que  mató. 
De  donde  dijo  un  poeta , 
De  aquellos  que  las  auroras 
Tienen  á  sus  masas  gratas  :       [ras? 
«Si  me  quieres  matar,  ¿  por  qué  me  llo- 

Y  si  me  bus  de  llorar ,  ¿  por  qué  me  ma- 

DUQUESA.  [las  ?» 

El  ignorante  halla  dudas 
Donde  no  las  hay.  ¿Piensas 
Que  has  tenido  viso  alguno 
De  favor?  Bien  claras  muestras 
Te  di  siempre  de  no  amar; 

Y  pues  en  vano  te  quejas , 
Quéjale  contigo  mismo. 
(i4p.  ¡Qué  cruel  estoy!) 

{Hace  que ^e  va.) 

DON  FADRIQUE. 

Espera , 
Ya  me  matas.  {Ap.  ¡Oh ,  qué  Circe!) 


DUQUESA. 

Refiere ,  ó  voyme. 

DON  FADRIQUE. 

Está  atenta . 
De  la  batalla  ó  fiesu  llegó  el  día; 
Era  cada  halcón  florido  mayo. 
Vieron  primero  la  persona  mit 
Sobre  los  hombros  de  un  hermoso  bayo 
Pisó  el  circo  gentil  con  bizarría 
Aquel  hijo  delBétis  y  de  un  rayo , 
Haciendo,  como  diestro  en  los  torneoí 
Corvetas  una  vez ,  otra  escarceos. 
Caminando  á  la  tienda  de  cjimpaña, 
No  cesaban  las  cajas  y  clarines. 
Las  damas  renitieron :  cViva  España; 

Y  aun  me  vertieron  candidos  jazmioei 
Una  sirena,  cuya  voz  engaña , 
Llevada  sobre  él  mar  de  dos  delfines, 
Mi  empresa  fué; la  letra:  «En  estácala 
Me  lleva  amor  para  anegarme  el  alma. 
Pero  si  me  abraso  en  celos 

Y  mi  corazón  revienta 
Con  agrá v¡o% declarados, 
¿Cómo  desata  la  lengua 
Palabras  disimuladas , 

Si  dijiste  al  Duque,  fiera. 
Que  no  te  ves  en  la  fuente 
Por  no  convertirte  en  cera? 
¡Ah  piedad !  queda  contigo. 
Que  con  una  cruel  te  quedas; 
Que  yo  no  puedo  contar , 
Cuando  agravios  me  atormentan , 
Acciones  que  no  agradeces; 
Tú  me  matas. 

DUQUESA. 

Oye ,  espera ; 
El  Duque  me  dijo  a()ttl 
Que  por  él  intercediera 
Con  la  Duquesa ,  que  hiciese 
Por  su  amor  la  diligencia ; 
Sí,  le  dije;  y  este  si 
Escuchaste. 

DON  FADRIQOE. 

No  pretendas 
Dar  color  á  mis  recelos. 

DUQUESA. 

Engañaste ,  y  si  supiera 
Que  de  mí  se  imaginara 
La  mas  mínima  sospecha « 
No  diera  satisfacción 
A  palabras  tan  groseras. 

DON  FADRIQOK. 

No  hay  quien  te  entienda ,  mujer; 
Prosigo  desta  manera. 
Salió  a  la  plaza  Urbino»  fUéelprijlier 
Una  selva  de  plomas  ha  sacado 
De  color  verde ,  y  nácar  el  cimero ; 
Cuando  el  viento  su  til  lasbi  hondeíA 
Ya  parece  un  abril ,  ya  son  enero; 
Un  árbol  pareció  que  está  nevado. 
Hondas  eran  del  mar  las  varias  plUM 
Pues  mezcladas  se  ven  olas  y  espOH 
Con  señas  á  batalla  me  pro? oci » 
Un  duelo  de  dos  tigres  te  dibuja. 
Ya  para  el  corso  la  trompeta  toca  t 
Ya  sacamos  las  lanías  de  la  e^ja; 
Ya  acometemos,  y  con  furia  loca 
No  hay  asta  que  no  rompí  y  que  Boa| 
Tocaron  los  pedazos  las  regiones     D 
Del  fuego,  descendiendo  bechotei 

[boM 
Los  brazos  á  hi  espada  el  doelote¡ 
Tanio  los  yelmos  combatieron  elitti 
Que  fraguas  de  Vulcano  perecían, 

Y  relámpagos  eran  las  estreHat; 
Como  nocturnas  sombras  no  se  viiB 
El  vulgo  se  admiró  de  ver  esireliat: 
Mi  contrario  quedó  tan  sin  sentido* 
Que  ni  bien  era  muerto  ni  dormido. 
Ya  esperal^a  eu  el  paeslo  el  deFenif 


í 


Oae  el  írís  se  Tislió  de  sa  librea ; 
Corrimos ,  y  el  ciballo  le  arrojara 
Si  al  arzón  no  se  asiera ;  tiUibea , 
Ya  cae  j  ja  no  cae  •  ya  si ,  no  para 
El  caballo ,  y  él  libre  se  pasea , 
PQés  su  dueñq  perdió  sentido  y  freno, 
Caando  mi  lanza  fué  rayo  sin  traeiio. 
Aqni  el  de  Pama  me  provoca  al  duelo, 
La  roerte  lanza  puesta  ya  en  el  ristre ; 
Exhalaciones  faimos ,  que  en  el  cielo 
Kobay  Tísla  perspicaz  que  nos  registre. 
Sq  caballo  se  tío  correr  en  pelo , 
SíB  silla ,  sin  señor  que  le  administre; 
Porque  en  tierra  cayo ,  y  medir  pudiera 
La  que  habrá  menester  cuando  se  mué- 

fra. 
Eatnndo  Tau  después  aventureros 
Por  mostrar  so  valor  ganando  fama, 
Ta  con  las  lanzas ,  ya  con  los  aceros , 
Aqueste  me  acomete,  aquel  me  llama; 
Yo,  invocando  el  iavor  de  dos  luceros , 
Qne  son  los  bellos  ojos  de  mi  dama , 
Ferr  z  en  los  estribos  me  levanto. 
Matando  unos  de  envidia ,  otros  de  es- 

[panto. 
Todo  es  aplauso,  todo  alegres  voces, 
Crece  la  admiración,  la  noche  llega , 
Aquellos  coo  valor,  estos  feroces. 
Todos  me  embisten ,  invención  fué 

-         ..  ^  [griega; 

Corren  ligeros,  sombras  son  veloces, 
iqiel  repara ,  el  otro  no  sosiega , 
IKicnrro  sin  parar,  cólera  tengo, 
lochos  me  cercan  ,  el  agravio  vengo. 
Las  damas  dicen  paz,  el  sol  se  puso, 
Suena  España  ana  voz,  otn^VÍtoria , 
hsmó  la  noble,  el  vulgo  va  confuso. 
Salgo  sin  mi ,  tú  estás  en  mi  memoria; 
Dichas  prevengo,  de  infeliz  me  acuso, 
lallóme  mi  pesar,  perdi  mi  gloria; 
Tayo  en  efeto  soy ,  y  mis  deseos 
Serrirán  á  tos  plantas  de  trofeos. 

DUOOBSA. 

Nw  estar  agradecida. 

DON  FADKIQCE. 

Y  :cQándo  lo  mostrarás , 
S hoy  un  Iavor  no  me  das? 

DUQUESA. 

Ittta  no  estar  ofendida. 

DOH  FADBIQUE. 

ilequé? 

DUQUESA. 

De  que  me  han  contado 
tM  on  guante  rompiste  mió. 

DO^  FADBIQUE. 

Weik)  ftié  de  mi  albedrio , 
¡ná  si  está  bien  guardado ; 
msiesie  se  cayó, 
hnor  ao  es  vuestro ,  Señora ; 
¡Mhíe  algon  favor  ahora , 
u  que  vea  claro  yo , 
m  u»  visos  de  engañado , 
(■e  dais  premio  á  tanta  fe. 

DUQUESA. 

Boy  «D  £ivor  os  daré. 

D03r  FADRIQUE. 

¿Ano  DO  estoy  ezaminado 
le  todo  pauto?  Yo  sí 
tee  ne  pudiera  quejar 
te  vos,  de  ver  olvidar 
is  Bcdb  banda  que  os  di. 

DUQUESA. 

Si  es  esta,  ¿qoé  pretendéis 
k  brores  lisonjeros? 

D0!f  FADBIQUE. 

jWr ,  para  agradeceros 
Qoe  esa  banda  no  olvidéis. 

DOQOIU. 

)to»io  IM  jugMit  OMBle. 


[ 


GALÁN ,  VAUENTE  Y  DISCRETO. 

DOX  FADBIQUE. 

¿Qué  queréis  con  tantos  fieros? 

DUQUESA. 

Vivir  para  agradeceros 
Que  no  olvidéis  ese  guaule. 

{Yanse.) 
Salen  FLORES  v  RAMÓN. 

FLOBES. 

Licencia  esta  noche  ha  dado 
Su  alteza  de  hacer  terrero 
A  cualquiera  caballero. 

BAHO!f. 

I  Don  Fadriqne  está  avisado? 

FLOBES. 

Vé  tú ,  y  avísale  presto; 
Que  yo  me  quiero  quedar 
Ocupando  este  lugar. 
Porque  nadie  llegue  al  puesto. 

Salen  arriba  PORCIA  t  ELISA. 

POBCIA. 

Elisa ,  por  tu  consejo 
Hago  esfuerzos ,  y  me  inclino 
Desde  hoy  al  duque  de  Urbino ; 
La  española  afición  dejo. 
Para  olvidarle  ¿qué  haré. 
Cuando  su  amor  me  detiene? 

ELISA. 

Piensa  qué  defectos  tiene ; 
Di  males  del. 

POBClA. 

Sí  diré. 

ELISA. 

¡Oh ,  si  te  viese  duquesa! 

POBCU. 

Con  esperanzas  estoy, 
Y  aunque  fingida  lo  soy, 
l)e  serlo  así  no  me  pesa. 
Canta  alguna  cosa ,  amiga. 

ELISA. 

¿  Qué  letra  quieres  que  cante? 

POBCIA. 

Una  que  mi  mal  espante; 
Una  que  engaños  me  diga. 

ELISA.  ( Canta. ) 

Esperanzas  lisonjeras. 
Que  solo  tormento  dais 
Mientras  vivis  y  pasáis , 
Como  verdes  primaveras. 

Sale  LA  DUQUESA  en  lo  aUo. 

DUQUESA. 

Porcia ,  ¿música  sin  mí? 

POBCIA. 

¿Que  no  es  vuestra ,  mi  señora  ? 

ELISA. 

A  cantar  empecé  ahora. 

DUQUESA. 

¿Ha  venido  alguno? 

POBCIA. 

Sí. 

DUQUESA. 

¿Qué  caballero  ha  llegado? 

ELISA. 

¿Quién  mi  música  oyó? 

FLOBES. 

Yo. 

ELISA. 

Pues  ¿tu  VOZ  se  OJO? 

FLOBES. 

No ,  no, 
Porgue  yo  canto  endiablado. 


35 


El  duque  de  Urbino  vino ; 
Si  halla  en  su  clamor  amor, 
Será  el  disfavor  favor, 

Y  su  desatino  tino ; 

Que  enamorado  estoy  hoy. 

ELISA. 

¡  Qué  lenguaje ,  ó  barbarismo ! 

FLOBES. 

Soy  el  eco  de  mi  mismo. 
Ya  he  dicho  que  Urbino  soy ; 
No  me  han  de  ocupar  el  puesto 
Tres  duques ,  como  de  ases. 

POBCIA. 

Hoy  temí  que  te  cansases; 
Calan  saliste  y  dispuesto , 

Y  aun  estábamos  las  dos 
En  las  rejas  de  estas  salas, 
Alabando  tantas  galas 
Con  gusto. 

FLOBES. 

Mas,  juro  á  Dios... 

POBCIA. 

Bien  la  empresa  no  se  via ; 
Decídnosla. 

FLOBES. 

Fué  extremada : 
Una  pandorga  pintada, 

Y  asi  la  letra  decía : 

t  Amor  no  quiere  pandorgas; 
Mas  ¿qué  se  nos  da  á  los  dos , 
Si  yo  no  soy  el  pandorgo , 
Ni  sois  la  pandorga  vos?  » 


POBCIA. 


i  Qué  mal  mote! 

FLOBES. 

Es  misterioso. 

POBCIA. 

La  empresa  del  de  Ferrara 
Quisiera  saber. 

FLOBES. 

Admira: 
Un  hombre  pintó ,  que  mira 
Si  es  la  noche  oscura  ó  clara ; 
La  ventana  cerró ,  y  á  eso 
Las  alacenas  abría, 

Y  así  la  letra  decía : 

c  Obscura  está ,  y  huele  á  queso. » 

ELISA. 

¿Corría  buen  temporal? 

FLOBES. 

Para  ratones ,  Señora. 

Sale  DON  FADRIQUE. 

DOB  FADBIQUE.  (Ap.) 

Pensaba  yo  que  no  era  hora , 

Y  tardé ,  pensando  mal. 
Ocupado  está  el  terrero ; 
Plores  es  quien  lo  ocupó. 

FLOBES. 

No  sé  quién  es  quien  lle^ó ; 
Mi  amo  es ,  llamarle  quiero. 

DUQUESA. 

La  del  español  queremos* 

FLOBES. 

Entre  sus  plumas  y  galas 
Pintó  un  fénix  con  sus  alas. 
Quemándose  los  extremos. 

POBCIA. 

¿Por  letra? 

FLOBES. 

Bruto  amó  á  Porcia; 
Peroyo,  espaik)]       ilo. 
Amo  á  Porcia  y  ikw .     bmto. 


S6 

PORCIA. 

Aun  las  mejores  son  esas. 

FLORES. 

Tal  es  el  españólete. 

DON  FADRIQDE. 

(Ap,  Sin  dada  es  él.)  Flores ,  vete. 

FLORES. 

Fáltanme  dos  mil  empresas. 
Otro  en  su  empresa  na  pintado 
Un  doctor  con  su  orinal , 

Y  un  mercader  que  el  caudal 
En  bayetas  ba empleado; 
Era  el  mercader  poeta , 

Y  la  letra  de  primor : 

ff  Ando  tras  este  doctor 
Para  Tender  mi  bayeta.» 

DON  FADRIQUE. 

Vete ,  loco. 

FLORES. 

Yamefoy.  (Vaw.) 

Salen  los  tres  duques. 

FERRARA. 

El  lugar  nos  han  tomado. 

URBlMO. 

Pena  de  quien  ba  tardado. 

PARHA. 

Breve  será ,  si  es  dichoso. 

FERRARA. 

¿Quién  es? 

don  FADRIQUE. 

¿Y  quién  lo  pregunta  ? 

FERRARA. 

Es  el  duque  de  Ferrara. 

DON  FADRIQUE. 

Don  Fadrique  el  que  está  aquí. 

FERRARA. 

Si  nos  impedís  la  entrada 
A  estos  jardines ,  adonde 
Cae  la  luz  de  esa  ventana , 
No  seréis  cortés ,  si  viendo , 
Cuando  la  Duquesa  aguarda , 
Que  hable  Porcia ,  y  no  su  alteza. 

DON  FADRIQUE. 

No  bá  mucho  que  en  la  estacada 
He  dicho ,  y  he  sustentado 
En  esa  pública  plaza , 

8ue  á  la  dama  que  yo  sirvo 
inguna  del  mundo  iguala ; 

Y  querer  que  deje  el  puesto 
Es  volver  á  la  demanda. 

URBINO. 

Luego  ¿  vos  imagináis 
Que  el  salir  de  fiesta  y  gala 
A  la  calle  en  un  caballo « 
Correr  dos  ó  tres  lanzadas 
Es  una  gran  valentía , 

Y  que  reñir  en  campaña 
De  veras ,  será  lo  propio? 

DON  FADRIQUE. 

Sé  que  puse  aquí  las  plantas 
Para  no  volver  atrás. 

PORCIA. 

Sin  duda  que  le  maltratan , 
Si  tü  no  bajas ,  Señora. 

DUQUESA. 

Mira ,  Porcia ,  que  te  engañas. 

ELISA. 

No  engaña ,  señora  mia; 
Que  no  es  vencer  en  campaña 
Ser  mas  diestro  en  pelear. 

DUQUESA. 

¿Tú  tienes  desconfianza 
De  don  Fadrique? 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

PORCIA. 

Si  tengo , 
Porque  son  verdades  claras 
Las  que  esos  señores  dicen. 

DUQUESA. 

Ya  me  tenéis  despechada 

Las  dos ,  y  los  tres  cobardes 

Que  allí  blasonan  me  agravian ; 

Sea  locura  ó  capricho , 

Yo  os  veré  desengañadas.  —         ' 

Caballeros ,  ¿á  quien  digo? 

Del  que  ese  lienzo  nos  traiga 

(Arroja  un  lenzuelo.) 
La  Duquesa  ó  yo  seremos. 

PORCIA. 

Eso  es  beber  sangre  humana ; 
Entrañas  tienes  de  tigre. 

PARMA. 

Será  del  duque  de  Parma. 

URBINO. 

Será  del  duque  de  Urbioo. 

FERRARA. 

No ,  sino  del  de  Ferrara. 

DOT  FADRIQUE. 

ÉA  quién  digo ,  caballeros? 
leterminen  ya  quién  gana 
Esa  Vitoria  de  lienzo, 
Porque  después  de  ganalla , 
Me  la  dé  el  que  la  tuviere. 

URBINO. 

¡  Qué  soberbia ! 

FERRARA. 

¡  Qué  arrogancia ! 

DUQUESA. 

Con  la  rabia  que  me  dieron 
Vuestras  villanas  palabras , 
No  supe  lo  que  me  hice. 

PORCIA. 

Baja  á  remediarlo ,  baja. 

{Vanse  la  Duquesa  y  Porcia.) 

DON  FADRIQUE. 

Con  modestia  lo  pedia , 
Pero  si  soberbia  llaman 
Pedirlo  del  uno,  ahora 
A  todos  es  la  demanda. 
Denme  el  lienzo,  caballeros. 

URBINO. 

Ya  no  son  esas  palabras 
Nacidas  de  bizarría , 
Sino  de  soberbia ,  y  tanta , 
Que  á  ser  cobardía  llega ; 
Que  aun  es  acción  temeraria. 
Reñir  con  uno  no  quiere 
Quien  á  tres  juntos  agravia , 
Si  es  forzoso  que  los  tres 
No  riñamos  con  ventaja. 

DON  FADRIQUE. 

Buen  remedio :  si  los  dos 
Dan  el  lienzo  al  uno ,  llana 
Queda  la  cuestión  conmigo. 

FERRARA. 

¡Arrogancia  temeraria! 
Escucna ,  Duque  de  Urbino , 
¿No  adviertes  y  no  reparas 
Que  si  es  Porcia  quien  le  echó , 
Es  prenda  de  una  criada, 
Y  no  te  toca  el  tenerla  ? 

URBINO. 

Bien  está  advertido ,  basta , 

Quiero  darte  aqueste  gusto ; 

Si  esa  prenda  es  de  tu  dama , 

Tómala ,  alienta  con  ella , 

Cobra  nueva  vida ,  alcanza 

Ese  favor  que  deseas ; 

Porque  sea  mas  hazaña  ^ 


Mataréte ,  y  ese  lienzo 
Te  servirá  de  mortaja. 

DON  FADRIQUE. 

I  El  lienzo  al  fin  me  entregáis? 

URBINO. 

Si ,  porque  es  de  una  criada , 

Y  no  es  prenda  de  mi  dueño. 

DON  FADRIQUE. 

El  lienzo  que  te  acobarda 
Me  da  á  mí  tanto  valor , 
Que  es  reñir  con  gran  ventaja ; 
Ya  estamos  tantos  á  tantos , 
Desocupen  la  campaña. 

{Acuchill 
Salen  las  damas. 

PORCU. 

Baste,  baste,  caballeros. 
¿En  mis  jardines  espadas? 

DUQUESA. 

Es  un  rayo  don  Fadrique , 
Dueño  mis  ojos  le  llaman , 
Ya  mi  desden  se  acabó , 
La  corriente  de  mis  ansias 
Se  ha  desatado ;  j  ay  de  mí  I 
Él  es  dueño  de  mí  alma. 

Sale  DON  FADRIQUE ,  con  el  lia 
la  espada  demuda, 

DON  FADRIQUE. 

Si  este  lienzo  es  el  favor 
Que  me  tenéis  ofrecido , 
De  vos  no  lo  he  recibido  , 
Que  lo  ganó  mi  valor. 
Si  banda  fué  del  amor , 
Amor  verá  que  es  despecho 
Haber  de  mis  riesgos  hecho 
Vuestros  livianos  antojos ; 
Si  hay  piedad  en  esos  ojos , 
¿Cómo  hav  tigres  en  el  pecho? 
Cuatro  vidas  arriesgáis; 
Mal ,  Señora ,  me  (]uereis ; 
Costosa  experiencia  hacéis , 
Pues  así  me  aventuráis. 
Tomad  el  favor  que  dais ; 
Llamarle  favor  no  es  bien  , 
Desden  sí ,  y  rigor  también ; 

Y  así ,  aunque  el  lienzo  he  ganado 
Vengo  á  ser  el  desdichado , 
Pues  gozo  vuestro  desden. 

En  Castilla  sucedió 

Que  una  dama  arrojó  un  guante, 

En  presencia  de  su  amante , 

A  unos  leones;  entró 

El  galán ,  y  le  sacó , 

Y  lueffo,  á  su  dama  infiel. 
Le  dio  en  el  rostro  con  él ; 
Agravios  no  haré  tan  claros, 
Pero  tengo  de  imitaros 

En  ser  conmigo  cruel. 
Quedad ,  Señora ,  con  Dios ; 
Que  yo  me  voy  ofendido 
De  mí ,  por  agradecido , 
Por  ser  ingrata,  de  vos; 
Mal  estaremos  los  dos 
En  dos  extremos  tan  raros; 
Quiero  ausentarme  y  dejaros , 
Perderme  quiero  y  perderos , 
Quiero  morir  de  no  veros , 
Cuando  vivo  de  adoraros. 
El  alma ,  en  vos  divertida, 
Goza  con  dichosa  suerte 
Vida  que  parece  muerte , 
Muerte  que  parece  vida ; 

Y  si  es  la  gloría  finffida 

Y  es  la  pena  verdadera , 
Mas  vale  que  ausente  muera 


i  el  morir  es  morir; 
ida  que  DO  es  yivir 
ir  desta  manera. 

{Hace  que  se  va.) 

DOQDBSA. 

adrique ,  espera ,  aguarda ; 
cooGeso  mi  error. 
*  no  tenerte  amor , 
anza  faé  gallarda 
e  ta  espada  te  guarda, 
lo  la  ocasión  te  di , 
I  me  prometí, 

recelé  tu  muerte . 
e  ?ide  que  el  perderte 
as  perderme  a  mi. 

dama  castellana 
I  amante  un  bofetón , 
» la  mesma  razón , 
tu  mano  la  grana 
rostro ;  y  si  Yillana 
mo  parecería , 
iiéndome  este  día 
Le  tan  soberano , 
,  no  te  faite  mano  ; 
Lienes  esta  mia.  * 

Salen  los  tres  duques. 

le  á  tos  tres  descontente , 
>richo  logro  asi , 


GALÁN,  VALIENTE  Y  DISCRETO. 

Pues  á  un  amante  la  di 
Galán ,  discreto  y  valiente. 
Amor  niño  finge  y  miente , 
Yo,  Duque,  soy  Serafina; 
Que  asi  mi  amor  determina 
Quien  ^e  quiere  y  aborrece ; 
Mantua  á  vuestros  pies  la  ofrece. 

DON  PADRIQUE. 

Mas  qttiero  esa  luz  divina. 

FERRARA. 

Vive  Dios,  que  merecéis 
Por  este  agravio ,  esta  injuria , 
Que  á  Mantua  abrase  mi  furia. 

DUQUESA. 

Grande  enemigo  tenéis. 

URBIKO. 

Ferrara ,  no  os  enojéis 
De  lo  que  á  mi  me  tocó. 

DOX  PADRIQUE. 

¿Qué  bárbaro  se  atrevió 
Así  delante  su  alteza, 
Arriesgando  su  cabeza? 

PARHA. 

¿Quién  dacá  ese  riesgo? 

DON  PADRIQUE. 

Yo. 


37 


Sale  PLORES. 

PLORES. 

Y  yo  el  cuchillo  daré 
Agora  que  hay  ocasiones 
De  dejar  estos  jirones 
Quien  loco  en  su  seso  fué. 
i  No  me  preguntan  por  qué 
Juana  Flores  fué  mi  maare  ? 
No  hay  locura  que  me  cuadre  ^ 
Confieso  que  cuerdo  estoy 
Mientras  no  digo  que  soy 

El  Rey ,  el  Papa  ó  Dios  Padre. 

URBUVO. 

Yo  adoré ,  no  me  ha  pesado. 

DUQUESA. 

Yo  tengo  dueño,  en  efeto , 
Galán ,  valiente  y  discreto. 

PARIA. 

Yo  el  premio  de  enamorado. 

DOIf  PADRIQUE. 

Yo  el  pago  de  mi  cuidado. 

FERRARA. 

Yo ,  aunque  en  Mantua  mas  blasonen, 
Hallo  parles  que  me  abonen. 

DUQUESA. 

Y  yo  la  dichosa  fui. 

FLORES. 

La  comedia  acaba  aquí ; 
Vuesas  mercedes  perdonen. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


HAY  DICHA  NI  DESDICHA  HASTA  LA  MUERTE, 


DEL  DOGTOa  MIRA  DE  ME8GUA. 


PERSONAS. 


EY  DON  GARCÍA. 
ÜY  DON  0RD05Í0. 
[)IEGO  PORCELOS. 
VKLA. 


MONGANA ,  gracioso. 
CARRASCO. 

LA   REÍNA    DOÑA    VIO- 
LANTE. 


DOi^A  LEONOR. 
ISABELA. 
MARCELA. 
BRIANDA ,  esclava. 


Un  criado. 
Uka  espía. 
Soldados. 
Mtfsicos. 


3RXADA  PRIMERA. 


al  arma ,  y  salen  con  rodelas  y 
úasdesnudas  PORCELOS  t  DON 
A ,  MONGANA  i  CARRASCO. 

DON  VELA. 

qne  al  arma  han  tocado. 

PORCELOS. 

estes  de  don  Garda 
arma  noche  y  día. 

DOIf  VELA. 

ID  tener  desvelado 
de  don  Ordoño. 

PORCELOS. 

evenidos  están. 

DQ-S  VELA. 

)  treguas  harán 
ores  del  otoño. 

PORCELOS. 

encastilla  nacimos, 
do  nuestra  intención 
ni  rey  de  León , 
jos  segundos  fuimos 
stras  casas,  es  bien 
nuestra  grande  amistad , 
da  de  lealtad , 
lo  nombre  nos  den 
des  y  de  Oréstes. 

DO?f  VELA. 

vieron  semejantei 
que  fuimos  infantes ; 
as ,  no  manifíestes 
labras  h1  amor, 
nido  en  lazos  estrechos, 
la  informa  en  dos  pechos, 
da  y  un  valor. 

PORCELOS. 

as  estrellas  y  Dios 

íin  él  no  hay  astro  alguno) 

lorDOshaceinno, 


Con  privilegio  de  dos, 

No  nos  perdamos,  no  erremos, 

Don  Vela,  nuestra  venida; 

Dividamos  esta  vida , 

Que  con  un  alma  tenemos. 

Don  Ordono  y  don  Garcia 

Hijos  legitimes  son 

De  Ordoño,  rey  de  León, 

Y  pretenden  este  día 
Ambos  el  reino,  y  alegan  , 
Don  García  que  es  mayor, 
Don  Ordoño  que  al  traidor 
Las  cristianas  leyes  niegan 
La  corona,  y  que  él  lo  fué 
Contra  sus  padres;  de  modo 
Que  el  derecho  de  ambos  todo 
Puesto  en  las  armas  se  ve. 

Y  si  ahora  quiere  Dios 

Que  muerto  quede  ó  vencido 
El  que  hubiéremos  servido, 
Perdidos  somos  los  dos ; 
Porque ,  siendo  como  digo, 
Es  cierto  que  su  favor 
No  ha  de  dar  el  vencedor 
A  quien  sirvió  á  su  enemigo. 

DON  VELA. 

Ordenad,  don  Diego, vos 

Lo  que  habéis  de  hacer  de  mí. 

PORCELOS. 

Mi  parecer  es  que  aquí 
Nos  dividamos  los  dos. 
Con  arte  se  ha  de  ayudar 
A  la  fortuna  y  la  suerte ; 
Que  aun  siendo  fatal  la  muerte, 
Tal  vez  se  suele  excusar 
Con  el  ingenio  y  discurso. 
No  nos  perdamos  los  dos ; 
Al  un  rey  serviréis  vos , 

Y  yo  al  otro,  y  asi  el  curso 
De  la  rueda  de  fortuna 
Contrastar  y  detener 
Podremos,  pues  suele  hacer 
Las  mudanzas  de  la  luna. 
Si  venciere  vuestro  dueño, 

I  Vos  me  ayudaréis  después ; 


Mi  amigo  sois,  y  no  es 
Este  consuelo  pequeño. 
Si  acaso  venciere  el  mió. 
Para  ser  vuestro  nacf ; 
Fiaros  podéis  de  mi , 
Como  yo  de  vos  me  fio ; 

Y  asi  con  ingenio  humano 
Amor  nos  ha  dividido , 
Porque ,  estando  uno  oaido, 
El  otro  le  dé  la  mano. 

DON  VELA. 

Bien  decis;  que  la  amistad , 
Para  mas  satisfacción , 
En  la  misma  división 
Nos  da  perpetua  unidad. 
Al  homore  naturaleza 
Los  brazos  ha  dividido , 
Para  que,  el  uno  perdido , 
Otro  ampare  la  cabeza. 
El  capitán  que  es  prudente , 
Mezclando  fuerzas  con  artes, 
Por  no  arriesgarse,  en  dos  partes 
Suele  dividir  su  gente. 
Contra  la  suerte  importuna 
En  esto  hallamos  remedio , 
Pues  cogeremos  en  medio 
La  rueda  de  la  fortuna; 

Y  á  su  correr  y  volar 

Con  el  paso  presuroso,  » 

Como  acostumbra,  es  forzoso 
Que  en  el  uno  ha  de  parar. 

PORCELOS. 

¿  A  qué  rey  queréis  servir? 
Vuestra  elección  es  la  mía. 

DON  VELA. 

Yo  serviré  á  don  Garda. 

PORCELOS. 

Yo  á  don  Ordoño ;  y  decir 
Pudiera  en  esta  ocasión 
Que  mayor  dicha  me  fuera 
Que  vuestro  dueño  venciera. 
Porque  mas  satisfacción 
Tengo  de  vos  qne  de  mi ; 

Y  venciendo  don  Garda , 
Pendiera  la  did^  mit 


40 

De  vuestra  mano ;  y  asi , 
Mas  segura  la  luvíera 
Que  si  la  adquiriera  yo. 
Aunque  ya  digo  que  no; 
Porque  si  dichoso  fuera 
Con  Ordoño,  claro  está 
Que,  si  un  alma  en  los  dos  vive. 
Ni  es  infeliz  quien  recibe 
Ni  es  mas  dichoso  el  que  da. 

DO:<f   VELA. 

Ya  vuestros  brazos  espero. 

PORCELOS. 

De  su  amorosa  pasión 
Ha  saltado  el  corazón 
A  recibirlos  primero. 

MOXGAIfA. 

Pues  vemos  estas  finezas , 
^Quiere  que  los  dos  seamos 
Dos  monos  de  nuestros  amos? 

CARRASCO. 

y  aun  monas  de  las  cabezas. 

MOI^GAIfA. 

Carrasco ,  mucho  te  quiero; 
Cuanto  tuviere,  por  Dios , 
Que  ha  de  ser  coman  de  dos, 
Excepto  moza  y  dinero. 

CARRASCO. 

Al  cobrar  nuestro  salario» 
Vino  V  tabaco  serán 
Tan  de  ambos,  que  no  sabrán 
Cuál  es  dueño  propietario. 
No  ha  de  haber  cosa  partida 
Entre  los  dos ;  de  tal  suerte , 
Que  engañemos  á  la  muerte 
Cuando  se  engulla  una  vida. 

■OlfGAlfA. 

Voto  á  los  rayos  de  Apolo, 

?ae  si  pendencias  tenemos, 
an  uno  los  dos  seremos , 
Que  has  de  reñirlas  tú  solo; 
Y  mientras  riñas»  bebiendo 
Estaré,  para  que  asombre 
Que  esté  en  dos  partes  un  hombre , 
Bebiendo  á  un  tiempo  y  riñendo. 

CARRASCO. 

El  valor  se  ha  de  ver  boy. 

MOXGANA. 

Si  el  valiente  por  guardar 
Su  pellejo  ha  de  matar. 
Carrasco,  valiente  soy , 
Pues  cuando  guardo  la  vida. 
Mato  la  sed. 

PORCELOS. 

Bien  está , 
Camino  el  tiempo  abrirá ; 
Cada  ejército  convida 
A  que  mostremos  los  dos 
Nuestra  ilustre  sangre  en  ellos. 

DON  VELA. 

Adiós,  don  Diego  Porcelos. 

PORCELOS. 

Amigo  don  Vela,  adiós. 

M0!f6ArfA. 

Sin  cumplimientos  ni  ruegos 
Nos  iremos  dos  mosquitos. 

CARRASCO. 

Adiós,  honra  de  coritos. 

■OlfGANÁ. 

Adiós,  honor  de  gallegos. 

{Vansedúñ  Velap  Mongana,) 

CARRASCO. 

Pienso,  Señor,  que  has  errado 
En  haber  hecho  elección 
De  Ordeño ;  rey  de  León 
Es  Garda;  desterrado 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSGUA. 

Ordoño  estaba  en  Galicia, 
A  quitarle  el  reino  viene; 
Difícil  es,  porque  tiene 
El  mayor  mayor  justicia. 

PORCELOS. 

Carrasco,  de  mi  nació 
El  dividirnos ;  no  fuera 
Puesto  en  razón  que  eligiera 
Lo  que  es  mas  seguro  yo. 
Cuanto  mas  que  nunca  sabe 
El  hombre  el  mejor  camino 
De  la  dicha,  porque  vino 
Siempre  acaso.  No  se  alabe 
De  que  el  camino  eligió 
Dichoso  persona  alguna ; 
Que  está  buena  la  fortuna 
Donde  menos  se  pensó. 

CARRASCO. 

Aqui  viene  Ordoño. 

PORCELOS. 

Quiero 
Ofrecerle  mi  persona , 

Y  déle  Dios  la  corona 

De  un  católico  hemisfero. 

Tocan  cajas,  y  tale  EL  REY  DON 
ORDOÑO  y  SOLDADOS. 

REY. 

¿Queme  aconsejáis? 

soldado!.^ 

Señor, 
Que  la  batalla  no  des , 
Porque  su  ejército  es 
En  las  fuerzas  superior ; 
Mas  gente  y  mejor  armada 
Es  la  suya ;  mi  consejo 
Es  retirarse. 

RET. 

Eres  viejo ; 
Tienes  ya  la  sangre  helada. 

soldado  1:° 

No  me  culpes  si  perdieres 
Tu  gente  en  esa  maleza. 

PORCELOS. 

Déme  los  pies  vuestra  alteza. 

RET. 

Dime,  soldado,  ¿quién  eres? 

PORCELOS. 

Don  Diego  Porcelos  soy, 

Un  hidalgo  de  Castilla , 

Que  á  tu  servicio  real 

viene  ofreciendo  la  vida. 

Cuando  es  razón  que  en  campaña 

Los  castellanos  te  sirvan, 

No  es  justo  que  se  excusase 

Mi  generosa  familia. 

Este  nombre,  este  apellido , 

De  española  sangre  antigua , 

FényL  es  en  mi ;  yo  solo, 

Sin  que  nadie  me  com()ita. 

Soy  Porcelos;  y  asi,  quiero 

Que  nazca  de  mis  cenizas 

Segunda  vez  este  nombre , 

Y  en  España  eterno  viva. 

Si  yo  en  tu  servicio  mancho 
Esta  famosa  cuchilla. 
Mezclando  púrpura  humana 
En  las  ondas  cristalinas 
De  ese  rio ;  si  á  tus  pies 
Dichosamente  derrioa , 
Como  un  halcón  bien  templado. 
La  varia  plumajería 
De  su  hueste  y  los  leones 
Coronados,  que  iluminan 
Con  los  ra>os  de  sus  ojos 
Las  banderas  enemigas , 
¿Qué  mas  gloria  para  mi? 


Vive  el  cielo,  que  me  incllDan 
Sus  estrellas  á  servirte; 

Y  aunque  es  elección  la  mia. 
Parece  que  la  arrebatan 
Con  una  fuerza  divina. 

Ya  en  las  guerras  de  Navarra , 
Ya  en  las  fronteras  moriscas. 
Negué  al  ocio,  y  di  experiencia 
A  mi  hidalga  bizarría. 
Si  á  quien  soy  correspondí. 
Ajenas  lenguas  lo  digan , 
Aunque  no  se  alaba  aquel 
Qut  informa  de  su  justicia. 
Esto  he  dicho  porque  alegre 
Vuestra  majestad  reciba 
Los  deseos  que  mi  alma 
Le  consagra  y  le  dedica , 

Y  también  porque  he  mirado 
El  real  de  oon  García 

Con  atención,  y  aunque  ahora 

Tiene  gente  mas  lucida , 

Como  el  nuestro,  aunque  menor, 

Dentro  de  un  hora  le  embista , 

Segura  está  la  victoria. 

Si  va  la  caballería 

En  frente  del  escuadrón, 

Y  allí  el  bagaje  camina. 
Es  la  razón  porque  el  aire 
Nuestra  ayuda  solicita. 
Que  en  las  espaldas  nos  da 
Tan  fuerte,  que  las  encinas 
De  esas  montañas  arranca ; 

Y  siendo  razón  precisa 

Que  en  los  ojos  les  dé  el  polvo, 
¿Quién  duda,  quién  desconfia 
Del  vencimiento?  Pues  ciegos. 
No  ha  de  haber  quien  nos  resista. 
Demás  de  que,  siendo  ahora, 
Como  vemos,  mediodía. 
Ganamos  el  sol.  pues  queda 
Sobre  las  mas  altas  líneas 
Del  Auge,  á  nuestras  espaldas, 

Y  es  fuerza  que  si  declina , 
Crezca  el  viento,  y  los  caballos. 
Partos  del  Andalucía, 

Como  son  estas  campañas 
Tierra  blanda  y  arenisca, 

Y  las  lluvias  le  han  faltado. 
Formarán  nubes  que  impidan 
Al  ejército  contrario 
Animo,  fuerzas  y  vista. 

Y  si  en  esto,  gran  señor. 
Natural  filosofía 

Tiene  crédito,  yo  he  visto 
Que  vuelan  buitres  por  cima 
De  su  ejército  graznando. 
Presagios  de  su  ruina , 
Pues  dicen  los  naturales 
Que  mortandad  adivinan. 
Ea  pues,  insigne  Ordoño, 
Rey  hasta  aqui  deQfilicia, 
A  quien  el  cielo  y  las  aves 
Nuestros  reinos  pronostican , 
Manda  que  toquen  alarma; 

Y  ahora,  que  no  imaginan 

Los  contrarios  que  has  de  darles 
La  batalla,  porque  miran 
Tus  fuerzas  muy  inferiores, 
A  Fabío  Máximo  imita  • 
Que  con  el  arte  jr  la  industria 
Abismos  acometía 
De  escuadrones  y  de  tropas. 
Las  victorias  que  publica 
Mas  celebradas  la  fama 
Son  aquellas  que  se  quitan 
Al  ejército  mayor. 
Sirva,  Señor,  mi  venida 
De  trompeta,  porque  soy 
Rayo  que  Júpiter  vibra. 
Furor  que  el  cielo  desata. 
Flecha  que  Marte  fulmina. 
Prodigio  que  el  mar  aborta , 


ae  el  fuego  fabrici , 
oeste  león, 
r  blasón  de  Castilla ; 
mas  soy.  Señor, 
]e  ta  milicia. 

BIT. 

>,  qae  no  me  dieran 
o  y  alegría 
s  de  los  romanos , 
as  de  los  scitas. 
►s  brazos ,  Porcelos. 

SOLDADO  i.<^ 

ga  ana  espía 
lo  contrario. 

Sale  UNA  ESPÍA. 


BIT. 

de  nuevo? 

KSPÍA. 

Que  dos  bijas 
í  Navarra  vienen : 
;ofi  don  García 
I  casar,  Leonor 
laña :  y  unto  fian 
oría,  qne  el  Rey 
e  en  sn  tienda  misma 
in,  sin  qne  pasen 
r  de  Castilla 
oldado  ha  venido, 
azones  incita 
ganen  el  puesto; 
se  llama. 

POBCELOS. 

Brillan 
ñas,  envidiosos, 
del  sol. 

BEY. 

Embista 
lército  primero 
'  la  infiíntería 
caballos. 

FORCELOS. 

Cierra , 
asion  nos  anima. 

sacando  ¡as  espadas,  y  que- 
ia  solo  Carrasco.) 

CARBASCO. 

ena  de  moros 
no  es  gran  desdicha 
os  cristianos 
>o  su  sangre  misma 
ñas  ?  Ya  acometen ; 
nfusion  y  grita , 
rror ;  unos  y  otros 
I  apellidan, 
ero  en  la  batalla , 
alma  me  lastima 
iflicto  tan  grande, 
tengamos  crisma. 

^ia¡¡a  con  orden ,  y  saliendo 
en  dos  los  que  hablan.) 

►ON  GARCÍA  T  EL  REY. 


DON  CABCfA. 

I  hermano  mayor 
tiranizas? 

BET. 

r  á  mi  padre , 
en  sn  misma  vida 
con  violencia. 

•Oü  CABdA. 

)r. 

BET. 

Es  mentira; 
sa  de  los  cielos. 


NO  HAY  DICHA  10  DESDICHA  HASTA  LA 

DON  6ABCÍA. 

En  vano,  Ordeño ,  porfias. 
{Yanse  los  dos.) 

Salen  MONGANA  t  CARRASCO. 


MONGANA. 

Mongana  soy ,  buen  Carrasco ; 
¿Cómo  de  veras  me  tiras? 

CABRASCO. 

No  te  conozco ;  pelea. 

MONGANA. 

¿Cómo  quieres  tú  que  riña 
Con  mis  amigos? 

CARRASCO. 

Contrarios 
Somos  ya ;  riñe ,  gallina. 

MONGANA. 

Ojalá  que  yo  lo  fuera , 
Pues  siéndolo,  volaría. 

CARRASCO. 

Riñe,  liebre. 

MONGANA. 

Si  lo  fuera. 
Correr  pudiera.  ¿No  miras 
A  don  vela,  mi  señor. 
Que  mata ,  asuela  y  derriba? 

CARRASCO.» 

¿Por  qué  no  miras  también 
A  Porcelos,  que  es  la  grima 
De  tu  gente? 

MONGANA. 

Vuelve  el  rostro, 
Verás  qne  vienen  aprisa 
Marchando  mil  elefantes 
Con  sus  castillos  encima. 

CARRASCO.  {Vuelve  el  rostro.) 
¿Por  dónde? 

MONGANA. 

Por  el  infierno. 

CARRASCO. 

¡  Ah  cobarde !  allá  caminas. 

{Vase  uno  tras  de  otro.) 


BfUERTE.  41 

POBCELOS. 

Contra  tos  soldados,  sl ; 
Contra  tu  persona,  no. 

CABBASCO. 

Pues  aquí  viene  un  soldado , 
Con  quien  habrás  menester 
Tu  valor;  dale  á  entender 
Quién  eres.  * 

Sale  DON  VELA ,  ¡meando  á  don 
García. 


DON  TELA. 

Iré  á  tu  lado. 

DON  GABCÍA. 

A  animar  Iré  mi  gente ; 

Si  ese  vences ,  he  vencido.       (Vase,) 

POBCELOS. 

Si  en  su  lugar  has  venido , 
Menester  has  ser  valiente. 

DON  VELA. 

Ya  lo  sentirás. 

POBCELOS. 


Sale  DON  DIEGO  PORCELOS ,  acu- 
diillando  á  DON  GARCÍA. 

POBCELOS. 

Cuando  todos  van  huyendo 
De  mi  valor  y  mi  furia, 
¿Tú  me  aguardas?  Ya  es  injuria 
De  la  fama  que  pretendo. 

DON  GARCÍA. 

Verás  quién  es  don  García , 
Alma  y  fuerzas  de  León. 

PORCELOS. 

Bien  merecerá  perdón. 
Señor,  quien  no  os  conocía; 
De  vos  retiro  la  espada, 
Que,  siendo  de  buena  ley. 
Cortar  no  sabe  en  un  rey. 
Porque  es  majestad  sagrada. 

DONCABCiA. 

No  atribuyas  á  respeto 
Lo  que  fué  temor;  pelea. 

POBCELOS. 

i  Hay  respeto  que  no  sea 
Temor  también?  Yo  prometo 
Que  miro  en  ti  una  deidad 
Tan  oculta  y  superior. 
Que ,  animándome  el  valor. 
Me  acobarda  la  lealtad. 

DON  GABCÍA. 

Hombre  que  á  Ordoño  sirvió 
¿No  ha  venido  contra  mi? 


¡Don  Diego ! 


i  Don  Vela ! 

DON  TBU. 


POBCELOS.    . 

Pésame, á  fe, 
De  encontrarte  aquí. 

DON  VELA. 

¿Porqué? 

POBCELOS. 

Porque  mi  brazo  recela 
Ofenderte,  y  la  amistad 
Ha  de  estar  con  el  honor 
En  el  lugar  inferior, 
Y  el  honor  es  la  lealtad. 

DON  VELA. 

A  nuestros  reyes  servimos ; 
Amigos  somos,  ¿qué  haremos? 

POBCELOS. 

La  obligación  que  tenemos  : 
Morir,  porque  i  eso  venimos. 

DON  VELA. 

Será  reñir  contra  mí. 

POBCELOS. 

Yo  pareceré  soldado 
O  loco  ó  desesperado , 
Que  se  da  la  muerte  á  si ; 
No  podemos  excusallo. 
¡Viva  mi  rey! 

DON  TELA. 

¡Viva  el  mío! 

POBCEHOS. 

¡  Oh  vasallo  de  gran  brio ! 

DON  VELA. 

¡  Oh  valor  de  gran  vasallo ! 

POBCELOS. 

En  dividirnos  erramos. 

DON  VELA. 

Encontramos  fué  desdicha. 

POBCELOS. 

¡  Qué  mal  buscamos  la  dicha ! 

DON  TELA. 

Pues  muramos. 

POBCELOS. 

Pae«  muramos. 
¿  Estás ,  don  Vela ,  ctosado? 

DON  TELA. 

Cuidado  tengo  de  ti. 

POBCELOf. 

Mas  mi  amigo  eres  aií ; 
Qne  te  quiero  moy  honrado. 


41 

DON   TELA. 

Casi  por  rendirme  estoy. 

PORCELOS. 

Eso  no  haremos  jamás ; 

Tú,  porque  en  mi  pecho  estás; 

Yo,  porque  tú  imagen  soy. 

DON   VELA. 

Si  nuestra  la  causa  fuera , 
Rendirme  yo  fuera  ley. 

PORCELOS. 

Pues  que  sirves  á  tu  rey , 
Amigo,  (u  amigo  muera. 

DON  VELA. 

¿Quién  ha  visto  tal  crueldad? 
Contra  tí  son  los  aceros. 

PORCELOS. 

Dios  y  el  Rey  son  los  primeros; 
Después  entra  la  amistad. 

DOX  VELA. 

Si  morimos,  fama  y  gloria 
Serán  dos  triunfos  pequeños. 

PORCELOS. 

£1  boncr  de  nuestros  dueños 
Consiste  en  nuestra  victoria. 

DO.N  VEU. 

Pues,  amigo,  á  pelear 
Hasta  morir  ó  vencer. 

PORCELOS. 

Si  me  matas,  vengo  á  ser 
Mas  tu  amigo. 

{Tocan  cajas.) 

DON    VELA. 

A  retirar 
Han  tocado. 

PORCELOS. 

Ya  los  dos. 
Sin  ser  traidores,  podemos 
Retirarnos. 

DON  VELA. 

Retirémonos. 

PORCELOS. 

Pues  adiós,  amigo. 

DON  VELA. 

Adiós. 
(Vanse  los  dos.) 

Salen  EL  REYíDON  GknCÍK.vencido; 
CARRASCO  T  MONGANA. 

REY. 

Tus  esperanus  vencf ; 
Rinde  el  ánimo  también , 
O  daréte  muerte^ 

DON  GARCÍA. 

¿A  quién 
He  de  dar  la  espada? 


RET. 


A  mi. 


SaUn  DON  VELA  y  PORCELOS. 

DON  VELA. 

A  ta  lado  estoy.  Señor; 
Que  quiero  morir  contigo. 

DON  GARCÍA. 

Ya  no  es  tiempo,  Vela  amigo. 
Sino  de  mostrar  valor 
Con  la  paciencia:  v<m)cíó 
Quien  menos  razón  tenia. 
Ya  soy  solo  don  (¡arda , 
Vencido  y  preso;  rey,  no. 

REY. 

Rinde ,  soldado ,  la  espada. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSGUA. 

DON  VELA. 

Cuando  mi  rey  la  ba  rendido , 
Honra  mía  es  ser  vencido , 
La  defensa  es  excusada ; 
Dos  fuertes  cuchillas  ves , 
Oh  vencedor  soberano : 
La  de  mi  rey  en  tu  mano , 
La  del  vasallo  á  tus  pies. 

REY. 

Levanta  esa  espada ,  Conde. 

PORCELOS. 

¿Quién  ese  nombre  merece? 

REY. 

Solo  el  que  á  Marte  parece 

Y  á  su  sangre  corresponde. 

PORCELOS. 

Titulo  es  nuevo  en  España. 

REY. 

Nuevo  es  también  ta  valor. 

PORCELOS. 

Los  pies  te  beso ,  Señor. 

REY. 

Tuya  es  la  victoria,  hazaña 
Digna  de  Porcelos  es; 
Nuevas  honras  darte  quiero : 
También  es  tu  prisionero 
Ese  soldado. 

J»ORCELOS. 

Tus  pies 
Otra  vez  humilde  beso. 
Mil  siglos  te  guarde  Dios, 

Y  asi  seremos  los  dos , 

Tú  mi  dueño  y  yo  tu  preso. 

MONGANA. 

Este  titulo  de  conde 
¿Qtté  significa? 

CARRASCO. 

No  sé. 

MONGANA. 

Conde ,  sin  decir  de  qué , 
Honras  son  de  viento. 

CARRASCO. 

Y ¿dónde 
Piensas  que  estás? 

MONGANA. 

Donde  acabo 
La  vida ,  y  llantos  escacho. 

CARRASCO. 

No  te  desconsueles  mucho ; 
Que,  en  efecto,  eres  mi  esclavo. 

Sale  UN  SOLDADO. 

SOLDADO. 

La  que  reina  de  León 
Vino  á  ser,  llega  á  mediar 
Vuestras  discordias. 

DON  GARCÍA. 

Yádar 
A  mis  ojos  mas  pasión. 

Salen  LA  REINA  y  DOSA  LEONOR» 
de  camino  t  y  acompa5íamiento. 

RELNA. 

Reyes  famosos,  ¿coando  á  bodas  vengo, 
Hallo  batallas  entre  dos  hermanos: 
Los  tálamos  dichosos  que  yo  tengo, 
¿Son  tumb.isy  sepulcros  de  cristianos? 
Cnando  los  labios  con  amor  prevengo 
Para  besar  alegre  vuestras  manos. 
Debiendo  estar  unidas  y  trabadas, 
¿En  vuestra  misma  sangre  están  man- 

[chadas? 
Envaine  la  razón  vuestra  cuchilla , 
Corónense  de  pat  vuestros  deseos. 


Y  desterrad  los  moros  de  Castilla , 
Si  con  sed  anheláis  de  mas  trofeos. 
Que  dilatando  van  desde  Sevilla 
Su  imperio  hasta  los  altos  Pirineos, 
Rompiendo  con  orgullo  y  prez  bizarra 
Las  antiguas  cadenas  de  NaTarra. 
(Ap,  Ni  sé  cuál  es  Ordofio  oi  Garda; 
Mas  ya  conozco  al  uno  en  la  tristeza, 

Y  al  otro  he  conocido  en  la  alegría; 
Afectos  que  nos  dio  naturaleza. 
Con  que  las  almas  hablen  cada  dia.) 
Ea,  Señor,  aliéntese  su  alteza;  [tante 
No  ha  de  enseñar  el  que  es  varón  cons- 
A  la  adversa  fortuna  mal  semblante. 
No  estar  alegre  aquí  fuera  locura. 
Corto  valor  será  mostrarse  triste; 
Un  rostro  has  de  mostrar  y  unafigurt 
Al  bien  y  al  mal,  si  generoso  fuiste. 
Considera.  Señor,  cuan  poco  dura  [te. 
La  dicha  de  los  hombres;  montes  vit- 
Que  columnas  del  délo  han  pareddo, 

Y  las  olas  del  mar  los  ban  sorbido. 
Para  morir  con  vos  y  para  amaros, 

O  viviendo  ó  muriendo,  habré  venido; 
Del  amor  conyugal  ejemplos  raros 
Seremos,  á  pesar  de  humano  olvido; 
Vuestra  sombra  seré,  y  acompañaros 
Pretendo,  aunque  este  reino  habéis 

[perdido. 
No  me  desposo  yo  con  la  corona ; 
¿Qué  reino  como  el  almay  la  persona?— 

Y  á  ti,  cruel  y  bárbaro  ambidoso. 
Que  pretendes  reinar  tiranamente , 
¿  No  hay  un  rayo  del  cielo  poderoso 
Que  fulmine  esepechoó  le  escarmiente? 
¿De  qué  sirve  que  estés  vanaglorioso. 
Si  ves  que  la  fortuna  es  loca  y  mienttf 
Seguridad  promete,  v  nos  engalla; 
Hablen  aquí  los  términos  de  Bspafii. 
No  llegues  á  triunfar  de  la  Tictoria; 
Las  garras  del  león  que  tiranizas. 
Deshaciendo  ta  pompa  y  vanaffloria. 
Con  roja  sangre  y  pálidas  cenizas 

En  los  anales  borren  la  nerooria 
De  tu  renombre,  y  las  espumas  rizas 
Del  mar  del  Sur  en  piélaáos  crueles 
Den  fúnebre  pasaje  a  las  bajeles. 

RET. 

¡Conde! 

PORCELOS. 

¿Qué  manda  ta  alteza? 

RBT. 

Vive  Dios,  que  causa  amor 
Este  singular  valor. 
Esta  celestial  belleza. 

PORCELOS. 

En  Navarra  la  servi 
De  menino,  y  á  mi  ver. 
No  hay  mas  perfecta  mujer. 

RET. 

i  Deidades  son  las  que  yí ! 

DON  garcía. 
Señora,  infelice  ha  sido 
Vuestro  valor  soberano , 
Pues  que  viene  á  dar  la  mano 
A  un  hombre  preso  y  rendido. 
A  ser  reina  de  León 
Salisteis  de  vuestra  casa; 
Ya  habéis  visto  lo  que  pasa. 
Vueltas  de  fortuna  son. 

REINA. 

No  han  de  decir  en  Castilla 
Que  fui  vana  y  ambiciosa ; 
Señor,  yo  soy  vuestra  esposa. 

DON  garcía. 
¡Oh  valor!  Oh  maravilla     # 
De  las  mujeres! 


NO  HAY  DICHA  NI  DESMGHA  HASTA  LA  MUERTE. 


iS 


IST. 

Detente; 
»n  tu  misma  espada 
>  daris  manchada 
sma  san^.— Ardiente 
Mide,  mi  pasión ; 
lego  4  Violante. 
K>  seré  y  sa  amante; 
sos  pies  un  león. 

POaCELOS. 

si  Tuestra  alteza 
de  un  rey  Tenia , 
;  ser  de  don  García , 
▼moa  fineza. 
•sa  es  el  reinar ; 
D  rey  no  ha  de  ser 
le  otro,  y  tener 
ne  preso  ha  de  estar 
TíTa.  i  Habrá  ninguna 
!siime  el  valor, 
rezca  al  vencedor 
ídela  fortuna? 

REIlfA. 

ro,  4  tú  me  aconsejas 
anza  y  elección? 

POKCELOS. 

I  rey  de  León 
ire  vencido  dejas , 
Janza  bizarra.— 
í  ¿  persuadir, 
»Dor. 

DO^A  LEOÜOR. 

Ap.  Y  á  sentir 
lo  que  en  Navarra. 
Diego !  A  y  cruel  amor ! 

para  olvidar, 
lo  á  tropezar 

eo  tu  rigor.) 
4  Ordoño  no  es 
n  y  mas  valiente? 

REI.'VA. 

á  tan  fácilmente 
isejos  me  des? 

DOÜ  CARCÍA. 

I  bastado,  tirano,  . 
lidora  invasión 
no  de  León, 
rer  dar  la  roano 
:e,  y  ver  perdida 
e  un  rey  v  nn  amante? 
¡no  y  sin  Violante , 
é  quiero  la  vida? 
s  á  desafío 
;  determine  el  duelo 
sa.ya  que  el  cielo 
ira  contrario  mió. 

BET. 

o  está  obligado 
reso  un  rey  así. 

DON  GARCÍA. 

n  Vela  por  mi ; 
í  Otro  soldado. 


RST. 


rcelos. 


DOIf    VELA. 

Mi  rey, 

n  la  espada  á  im  Veía,) 

el  reino  bap  perdido, 
gitímo  ha  sido 
iraleza  y  ley; 
rto  que'si  la  roano 
á  mí  rey  le  da , 
?  un  rey  se  dirá , 
•osa  de  UB  tirano. 

PORCELOS. 

la  naturaleza 
«iBo<  eminentes, 


El  derecho  de  las  gentes 
Da  el  imperio  y  la  grandeza. 
En  las  armas  consistió; 

Y  así,  es  rey  mas  celebrado 
El  que  reino  ha  conquistado. 
Que  aquel  que  reino  heredó. 

DOn  VELA. 

Esa  fué  sofistería 
Del  ingenio;  que  no  hubiera 
En  el  mundo ,  si  eso  fuera , 
Ni  traición  ni  tiranía. 

PORCELOS. 

Si  el  vasallo  con  malicia 

Se  opone  á  rey.  soberano , 

Decirse  debe  tirano , 

No  el  que  emprende  con  justicia. 

DON  VELA. 

Y  el  pretender  la  mqjer 
Tras  el  reino,  á  su  pesar, 
¿Cómo  se  podrá  llamar? 

PORCELOS. 

Accidente  del  poder. 

DON   VELA. 

Y  ¿no  es  violencia? 

PORCELOS. 

Aun  no  ha  dado 
La  mano. 

DON  VELA. 

Ya  hay  resistencia. 

PORCELOS. 

;  Cómo  puede  haber  violencia , 
Mejorándola  de  estado? 

DON   VELA. 

Yo  lo  contradigo. 

PORCELOS. 

Aquí 
Lo  estoy  defendiendo  yo. 

(Empuñan  las  espadas.) 

DON   VELA. 

Y  ¿no  es  injusticia? 

PORCELOS. 

No. 

DON  VELA. 

Luego  ¿tiene  razón? 

PORCELOS. 

Sí. 

DON   VELA. 

Pues  así  espero  la  palma. 
{Riñen.) 

PORCELOS. 

Esa  á  mí  me  está  debida. 

DON  VELA. 

¡Ay  amigo  de  mi  vida! 

PORCELOS. 

¡  Ay  amigo  de  mi  alma ! 

{Pénense  en  medio  la  Reina  y  doña 
Leonor.) 

REINA. 

Y  esta  ¿es  acción  generosa? 

DO.^A   LEONOR. 

(Ap.  Mi  antiguo  amor  no  consiente 
Un  suceso  indiferente 

Y  una  victoria  dudosa. ) 
Esperad ,  suspended  luego 
Las  armas;  que  en  esto  es 
Don  García  aescortés 

Y  poco  bizarro,  ciego 
De  su  pasión.  Di ,  García, 
No  queher  que  reina  sea 
La  que  servirte  desea 
¿Rs  amor?  Es  bizarría? 
¿Preso  y  vencido,  pretendes 
Mujer  de  tanto  valor? 

Las  leyes  rompes  de  amor» 


La  razón  de  amor  ofendes; 
Amar  es  querer  el  bien 
De  lo  amado,  aunque  haya  sido 
Con  daño  propio. 

DON  GARCÍA. 

Vencido 
Soy  de  tu  razón  también ; 
Dueño  no  se  ha  de  llamar 
De  la  divina  Violante, 
Ni  merece  ser  su  amante 
Un  hombre  particular;  {De  rodillas,) 
Yo  suplico  á  vuestra  alteza 
Que ,  pues  á  ser  reina  vino, 
Siga  la  ley  del  deslino 
Esa  singular  belleza. 

REINA. 

A  nadie  fuerza  esa  ley  ; 
No  esté  así ,  que  en  mi  opinión 
Tiene  mas  estimación 
Nacer  rey  que  morir  rey ; 
Porque  sin  duda  ninguna 
Superior  es  la  grandeza 
Que  da  la  naturaleza 
A  la  que  da  la  fortuna. 

PORCELOS. 

¿Qué  determinas.  Señora? 

REIN  A. 

Dudo  y  temo. 

PORCELOS. 

¿Qué  es  dudar? 
Qué  es  temer? 

REINA. 

Es  conservar 
Mi  opinión. 

PORCELOS. 

¿Piérdese  ahora? 

REINA. 

¿Yo  ambiciosa? 

PORCELOS. 

¿No  es  peor... 

REINA. 

¿Qué?  Prosigue. 

PORCELOS. 

Que  se  diga 
Que  es  amor  el  que  te  obliga? 

REINA. 

No,  siendo  honesto* el  amor. 

PORCELOS. 

Y  la  ambición  ¿no  es  defecto 
En  la  que  es  sangre  real? 

REINA. 

Defecto  fué  natural. 

PORCELOS. 

Luego  ¿Uamaráse  afecto? 

REINA. 

¿Qué  importa  que  afecto  sea? 

PORCELOS. 

te  mas  lícito. 

REINA. 

¿Porqué? 

PORCELOS. 

Porque  es  propio. 

REINA. 

Impropio  fué. 

PORCELOS. 

¿Cuándo? 

REINA. 

Cuando  lo  dosea. 

PORCELOS. 

Ya  es  valor. 

REMA. 

¿GómofRte? 


FORCELOS. 

¿No  es  valor  noble  deseo? 

RClIfA. 

Un  reino  es  breve  trofeo. 

PORCELOS. 

¿Para  quién? 

REINA. 

Para  el  amor. 

PORCELOS. 

Laego  ¿amaste? 

REINA. 

Al  que  tenia 
Por  dueño  sí,  que  conviene. 

PORCELOS. 

Muda  objeto;  ¿qué  mas  tiene 
Ordeño  que  don  Garcia? 

REINA. 

El  haber  sido  primero. 

PORCELOS. 

Como  rey  le  imaginaste. 

REINA. 

Es  verdad. 

PORCELOS. 

Pues  ¿rey  hallaste? 

REINA. 

Dices  bien;  pero... 

PORCELOS. 

_  .     ^     ^  No  hay  pero; 

Rema  has  de  ser  de  León. 

REINA. 

Ya  me  tienes  convencida. 

PORCELOS. 

Déte  el  cielo  larga  vida. 

{Están  los  reyes  desviados,  y  ellos  en 
medio.) 

REY. 

¿Quién  la  venció? 

PORCELOS. 

La  razón ; 
Ya  es  tuya  aquella  hermosura. 

RET. 

Y  tú,  don  Diego,  has  de  ser 
El  juez  y  chanciller 

De  mis  reinos. 

PORCELOS. 

Soy  tu  hechura. 

RET. 

Ifasta  ahora  no  vcnci , 
Poraue  el  fin  de  la  victoria 
Es  el  triunfo  y  es  la  gloria , 

Y  esa,  Violante,  está  en  tí. 

REINA. 

Yi ,  Sefior,  que  esto  ha  de  ser, 
Ed  mi  mano  hallaréis  vos 
Fe  y  aiAor.  ¡Válgame  Dios ! 
¿Esto  et  casarse,  ó  caer? 

(Al  darle  la  mano,  coa.) 

DO^A  LEONOR. 

¡Ibl  agüero! 

PORCELOS. 

Es  error  vano; 
No  bty  agüeros. 

RET. 

Esto  ha  sido. 
Que  mis  brazos  ha  pedido 
Su  amor  al  darte  la  mano ; 

Y  de  aquella  sigedon 

8ue  has  tenido,  Ce  levanto , 
00  el  matrimonio  santo, 
A  ser  duefio  de  León. 

REINA. 

¡Ay  Leonor,  cómo  he  temblado ! 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MJ&SCUA. 

DOi^A  LEONOR. 

¿Cuándo  tu  sueles  temer? 

RET. 

Cuando  gano  esta  mujer. 
Este  reino,  este  soldado, 
ftPara  mi  es  felice  dia. 

DO^  GARCÍA. 

Por  tí  solo ,  amigo,  siento 
En  mi  desdicha  tormento. 

DON  VELA. 

Tu  mal  siente  el  alma  mia. 

DOÑA  LEONOR. 

Aun  vive  mi  voluntad. . 

PORCELOS. 

Tuyo  soy  y  tuyo  fui. 

DON  VELA. 

Don  Diego,  acordaos  de  mi. 

PORCELOS. 

Sagrada  fué  mi  amistad. 

DON  VELA. 

Y  desdichada  mi  suerte. 

PORCELOS. 

Ningún  sabio  se  ha  llamado 
Dichoso  ni  desdichado 
Hasta  que  llega  la  muerte. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  EL  REY  t  PORCELOS. 

RET. 

Después  que  el  reino  poseo 
Con  imperio  singular. 
Por  tenerte  mas  qué  dar, 
Tener  mas  reinos  deseo ; 
Que,  como  vives  en  mi , 
Una  misma  cosa  fuera 
Que  para  mi  los  tuviera , 
O  tenerlos  para  ti. 

PORCELOS. 

A  tantas  obligaciones 
Responda  por  mi  el  silencio. 
Tu  esclavitud  reverencio. 
Hierros  en  el  alma  pones ; 
Mas,  ya  que  estás  generoso. 
Una  merced  me  has  de  hacer, 
Para  aue  yo  pueda  ser 
De  todo  punto  dichoso. 
Sírvate  don  Vela,  que  es 
Cl  mas  noble  caballero 
De  Castilla. 

RET. 

Consejero 
Sois  de  mi  estado.  Marqués. 

PORCELOS. 

Títulos  has  inventado 
Para  darme ;  ¿partiré 
Con  él,  gran  señor? 

REY. 

A  fe 

Que  me  dan  mucho  cuidado 
Los  moros  de  Andalucía. 

PORCELOS. 

Ya  que  servirte  no  ouieres 
De  don  Vela ,  si  le  hicieres 
Algunas  mercedes,  fia 
Que  serán  agradecidas 
De  los  castellanos  luego. 

RET. 

Rürgos  es  vuestra,  don  Diego. 

PORCELOS. 

Déte  edades  repetidas 
El  cielo ,  que  ha  coronado 


De  dicha  á  tu  majestid ; 
Pero,  Señor,  la  amistad 
Me  obliga  á  ser  porfiado; 

(Vase  entrando  el  Rey,  y  U 
Pórtelos.) 

Vuélvase  libre  á  su  tierra 
Don  Vela ,  y  preso  no  esté 
Un  hombre  ilustre ,  que  fué 
Rayo  fatal  en  la  guerra. 

RET. 

Volver  quiero  para  dar 
Satisfacción  al  deseo , 
Con  que  anhelando  te  veo 
Por  vencer  y  porfiar; 
Don  Vela  ¿es  muy  noble? 


PORCELOS. 


RET. 


Si. 


¿Con  qué  amor  y  bizarría 
Él  que  sirvió  á  don  Garda 
Me  podrá  servir  á  mi? 
Siendo  noble,  claro  está 

8ue ,  viendo  preso  á  su  rey , 
o  me  ha  de  servir  con  ley ; 
Siempre  á  su  dueño  tendrá 
Mas  inclinabíon ,  y  dalle 
La  libertad  no  conviene; 
Que  si  amor  á  su  rey  tiene. 
Ha  de  procurar  sacalle 
De  la  prisión  en  que  está , 
Como  noble  ^  de  valor; 

Y  asi ,  don  Diego,  es  mejor 
Que  esté  preso ;  bastará 
Que  tú  contigo  le  tengas 
Con  su  homensJe  en  León. 
Tu  casa  es  noble  prisión ; 
Si  anda  libre ,  no  prevengas 
Mas  honra ,  mas  libertad , 
Si  en  mi  servicio  reparas ; 
Que  hasta  tocar  en  mis  aras 
Ha  de  llegar  tu  amistad. 

PORCELOS. 

Entre  dos  imanes  sigo 

La  luz  de  un  norte  pequeño; 

Entre  el  gusto  de  mi  dueño 

Y  el  provecho  de  mi  amigo 
Partido  está  el  corazón, 

Y  vivo  estando  partido. 
Porque  milagros  han  sido 
De  amistad  y  obligación. 

Sale  DON  VELA. 

DON  TELA. 

Amigo  y  señor,  ¿podré 
Dar  a  mi  mismo  cuidado 
Parabién  de  que  ha  llegado 
Mi  liberud? 

PORCELOS. 

No  lo  sé. 

DON  VELA. 

¿Por  qué  no,  siendo  los  dos 
Un  cuidado  y  un  tormento? 

PORCELOS. 

Con  el  grave  sentimiento. 
Ni  sé  de  mi  ni  de  tos; 
Sé  á  lo  menos  esüt  dSas 
Mis  fortunas  Usa.  siniestris ; 
Mis  mercedes  serán  vuestras , 

Y  vuealrts  prisiones  mias. 

DON  VELA. 

Pues  ya .  amigo,  no  pretendo 
Libertad;  otra  priskm 
Padece  mi  corazón. 

PORCELOS. 

Declárate ;  no  te  entiendo. 

DON  TELA. 

Leonor  hermosa  es  su  dnello, 


César  faera, 

el  mando  pequeño, 
nperiosla  diera, 
re  j  desdichado , 
^ra  que  podia 
alu  osadía? 
i  te  has  turbado, 
on  Diego,  al  momento 
nis  antojos, 

á  mis  ojos, 
i  pensamiento. 

PORCELOS. 

;  pero  sentí 
imposibles. 

DO.^V  YCLA. 

Hoy 
to  feliz  soj ; 
ngo. 

PORCELOS.   {Ap.) 

4  Ay  de  mi! 

DON  TELA. 

e  mi  amor  te  inquieta. 

POBCELOS. 

Dr  me  maravilla. 

DON  TELA. 

una  esclavina 
hermosa  y  discreta , 
to  de  Leonor? 

PORCELOS. 

ozco. 

DON  TELA. 

Ella  ha  sido 
in  papel  me  ha  traído. 

PORCELOS. 

a  mas  que  favor. 

DON  VELA. 

;,yome  voy; 

seqae  he  contado 

oroso  caldado, 

qoe  la  amigo  soy.         ( Vase.) 

PORCELOS. 

^habrán  sucedido 

lismo  tiempo  dos  muertes? 

foquemos  las  suertes : 

el  ravorecido 

H»or,  y  tú  del  Rey. 

Leonor,  yo  pensaba 

udo  también  estaba ; 

fdebo,  que  es  ley 

fiistad;  declaró 

^  y  dicha  conmigo, 

iiDero,  soy  su  amigo, 

p 5 ojos  selló; 

lyuieoe  favores, 

)UoDor  me  ha  engañado? 

'<alle  mi  cuidado 

^os )  cou  rigores. 

I  DOSa  LEONOR  tBRIANDA, 
esclava, 

BRIANDA. 

1)61  Conde  está  aquí. 

IK)ÑA  LEONOR. 

ti  2lma  lo  decia 
Kreta  alegría 
«es  de  verle  sentí. — 
Diego  mió? 

POBCELOS. 

Ese  nombre 
uMÜgoo  de  tos  labios ; 
ivies,no,coo  agravios 
lientos  de  un  hombre. 
iftoé  digo?  A  don  Vela  ofendo 
*weto  pablico; 
(celos  significo, 
"ensa  agravio  pretendo. 


NO  HAY  DICHA  NI  DESDICHA  HASTA  U  MUERTE. 

¿  Qué  he  de  hacer?  Solo  callar ; 
¿Qué  he  de  hacer?  Solo  sentir; 
¿Qué  he  de  hacer?  Solo  morir; 
Sentir,  morir  y  callar. 
Cosas  son  que  han  menester 
Fortaleza  y  discreción.) 

D05IA  LEONOR. 

¿Qué  accidente,  qué  pasión 

Te  divierte  del  placer 

Que  en  mi  presencia  tenias? 

PORCELOS. 

Siempre  estuve  eu  tu  presencia 
Con  respeto  y  reverencia. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Cuándo,  don  Diego,  solías 
Hablar  tu  con  sequedad? 
Tú  no  me  llamabas  dueño? 
¿Cómo  me  miras  con  ceño? 
¿Es  mudanza?  Es  gravedad? 

PORCELOS. 

Es  desdicha  y  es  respeto, 
Es  ley  y  es  obligación. 
{Ap.  i  An  fuerza  de  mi  pasión ! 
Ab  fuerza  de  mí  secreto!) 

D05ÍA  LEONOR. 


45 


¿Respeto  y  desdicha  han  sido 
Los  que  causan  tu  mudanza? 

PORCELOS. 

No  hay  amor  sin  esperanza ; 
Donde  hubo  amor  hay  olvido. 

DONA  LEONOR. 

¡Qué  lenguaje  tan  grosero 
Y  tan  extraño  de  tí ! 

PORCELOS. 

(Ap,  Perdido  dentro  de  mí , 
Como  en  un  desierto ,  muero ; 
Por  via  de  dar  consejo , 
Con  la  amistad  cumpliré , 
Con  los  celos  y  mí  fe. 
Ni  lo  digo  ni  me  quejo.) 
{Sale  la  Reina  á  la  puerta^  oyéndolo,) 

Señora,  no  he  merecido 

El  bien  y  favor  pasado. 

Mejórate  de  cuidado. 

Perdóname  si ,  atrevido, 

Te  doy  consejo.  En  León 

Hay  varones  singulares. 

Que  abrasen  en  tus  altares 

Victimas  del  corazón. 

Estima  alguno,  por  quien 

De  la  mejora  del  gusto, 

De  lo  acertado  y  lo  Justo 

Te  vengo  á  dar  parabién. 

Vela  atenta  en  tu  cuidado, 

Vela  bien  en  tu  deseo. 

Vela  en  tu  mejor  empleo. 

{Ap.  Ya  lo  he  dicho  y  lo  he  callado.) 

{Yase.) 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  dices? 

BRIANDA.  (Ap,) 

Cul^ssonmias; 
Amores  y  engaños  son 
De  mí  mala  condición. 

DOÑA  LEONOR. 

Ingrato,  esas  villanías 
Bien  merecidas  están 
De  aquella  que  favorece 
Hombre  c|ue  no  lo  merece. 
¿Agradecimientos  dan 
Los  hombres  desta  manera 
A  quien  los  ama  y  adora? 

BRUNDA.       ^ 

La  Reina  está  aquí ,  Señora. 

DOÑA  LEONOR. 

Para  que  callando  muera. 


Sale  LA  REINA. 

RELNA. 

Esto  importa  remediar.  — 
Entra,  Brianda, á  pedir 
Recado  para  escribir. 

BRUNDA.  (Ap.) 

Miedo  tengo,  y  no  pesar. 
De  lo  hecho ;  amo  a  don  Vela , 
Y  así ,  en  nombre  d'e  Leonor, 
Le  engaño  con  el  favor. 
El  amor  todo  es  cautela. 

REINA. 

Quisiera  no  haber  oido 
Los  enojos  con  que  estás , 
Aunque  nunca  oyera  mas , 
Aunque  perdiera  un  sentido; 
Que  mejor  le  hubiera  sido 
A  quien  oyó  la  sirena , 
Nacer  sordo,  sí  en  la  arena 
El  alma  deja  en  despojos. 
¿De  qué  nos  sirven  los  ojos , 
Si  es  el  ver  para  mas  pena  ? 
iTú  confiesas  que  has  amado. 


(Vase,) 


tú  favores  confiesas? 
¿Son  propias  acciones  esas 
De  quien  la  sangre  ha  heredado 
De  reyes ,  que  han  coronado 
Sus  escudos  de  leones? 
¿Cuándo  á  villanas  pasiones 
Se  abatió  cual  mariposa 
El  águila  caudalosa, 
Coronada  de  blasones? 
Leonor,  Leonor,  aunque  sea 
Honesto  el  amor,  lo  debe 
Cubrir  con  montes  de  nieve 
La  que  ser  buena  desea. 
Si  el  Conde  te  galantea, 
Consentirlo  tó>  y  callar. 
Por  favor  pudoxbastar ; 
Pero  amor,  quejas  y  agravios, 
Ni  al  corazón  ni  á  los  labios 
Los  debe  el  alma  fiar. 

DOÑA  LEONOR. 

Negarte  lo  que  has  oído 
Fuera  loco  atrevimiento; 
Amé  en  Navarra. 

REINA. 

Ya  siento 
El  disgusto  repetido. 
Que  negarlo  hubiera  sido 
Respeto  y  virtud  mas  clara, 
Y  negándose,  repara 
Lo  que  á  saberse  comienza ; 
Que  es  ramo  de  desvergüenza 
El  confesar  cara  á  cara. 

Sa¡e  BRIANDA,  con  recado  de  escriinr, 

BRIANDA. 

Aquí  está  la  escribanía. 

REINA. 

Déjala  en  ese  bufete. 
Porque  quiero  escribir;  vete. 

BRIANDA.  (Ap.) 

¡Oh  si  ya  volase  el  dia 

Para  hablar  con  esperanza 

Al  que  mi  amor  engañó! 

Cautivo  está  como  yo; 

Amor  da  la  semejanza.  (Vate.) 

REINA. 

Lo  que  yo  dictare  escribe; 
Quiero  enmendar  tus  errores. 
Borrar  quiero  los  favores 
Que  el  Conde  de  ti  recibe. 

DOÑA  LEONOR. 

Un  error  tan  acertado 
Diíldl  es  de  emiendar» 


46 

Y  mal  se  pueden  borrar 
Favores  qoe  amor  ba  dado. 

RBINA. 

Consoltar  se  debe  el  modo 
De  escribir  esle  papel. 

D05ÍA  LEONOR. 

Y  plega  á  Dios  que  cou  él 
No  veugas  á  errarlo  lodo. 

Saie  EL  REY  d  la  puerta,, 

REY. 

La  Reina  está  con  Leonor, 
Escribir  querrá  á  Mavarra ; 
¡Ab  mujer  cuerda  y  bizarra, 
Dulce  objeto  de  mi  amor ! 
Desde  aqui  pienso  mirarte , 
Rayos  tus  ojos  serán ; 
Desde  aqui  soy  tn  galán , 
A  hurto  pienso  adorarte. 
Una  cadena  yrubi. 
Que  el  rey  de  Toledo,  Azar , 
Me  envió ,  te  vengo  á  dar ; 
¿Qué  imperio  no  es  para  ti? 

DOÑA  LC0?I0R. 

¿Haslo  ya  pensado? 

REIRÁ. 

Sí. 

RET. 

Al  rey  su  padre  responde. 

REI.'VA. 

«Conde  Pói celos... 

RET.» 

¿Al  Conde 
Escribe  la  Reiua?  ¿Si 
Algo  le  querrá  mandar? 

005ÍA  LEOKOR. 

Porcelos. 

REINA. 

»Si  te  be  estimado... 

RET. 

Discretamente  le  ha  honrado ; 
Ella  me  querrá  Imitar. 

DOSÍA  LEONOR. 

Amado. 

REÜU. 

De  esa  razón 
Tu  loca  pasión  colijo ; 
Amado  tu  boca  dijo, 
Lo  c|ue  está  en  el  corazón. 
Estimado  dije. 

D0.1a  LEONOR. 

Así 
Va  escrito. 

RET. 

Bien  lo  advirtió , 
Aun  el  eco  la  ofendió. 
¡Qué  honestidad! 

REINA. 

Por  aquí 
Este  papel  no  va  bueno; 
Otro  toma. 

RET. 

¡Qué  atajada 
Se  ve  la  mujer  honrada , 
Escribiendo  á  un  hombre  ajeno ! 
Todo  es  recato  y  temor, 
Todo  es  pesar  y  medir 
La  razón  que  ha  de  escribir, 
Porque  no  parezca  amor. 

REINA. 

«Conde  don  Diego  Porcelos... 

RET. 

Dejarla  quiero...  Mas  no. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSGUA. 

Que  quizá  es  cosa  que  yo  , 
A  su  instancia  he  de  hacer. 

DOJ^A  LEONOR. 

,  •       Celos. 

REINA. 

»No  niego  que  te  he  eslimado, 
»Y  que  favores  te  di. 

REY. 

¡  Dios  me  valga !  ¿Estoy  en  mi? 
¡  Oh  necio  desconfiado! 
Los  reyes  ¿no  favorecen? 
De  estos  favores  habló , 
Claro  está. 

D05ÍA  LEONOR. 

Di. 

REINA. 

•Pero  yo 
» Siempre  te  amé. 

RET. 

Aqui  padecen 
Ilusiones  mis  oídos , 
Engaños  mi  entendimiento , 
Mi  corazón  desaliento. 
Miedo  y  horror  mis  sentidos. 
¿Cómo  es  esto?  ¿Yo  dudar? 
YO  temer?  Mas  ¡  qué  imprudencia ! 
¿  Por  qué  no  tengo  paciencia 
Para  atender  y  escuchar? 

DOÑA  LEONOR. 

Amé. 

REINA. 

•Con  sola  intención 
>De  no  pasar  adelante. 

RET. 

¿Qué  es  lo  qué  escucho? 

REINA. 

»Y  tú,  amante 
•Atrevido,  ¿aun  en  León 
•Pretendes  mas  mis  favores? 

RET. 

Pasos  á  mi  muerte  doy. 
Herido  de  un  rayo  estoy , 
Áspides  piso  entre  flores. 

REINA. 

•Ama  en  otra  parte  pues; 
•No  me  mires  ni  me  escribas. 

RET. 

Ya  son  injurias  mas  vivas, 

Parasismo  fatal  es 

El  que  siento;  pero  mienten 

Mis  oídos,  ilusiones 

Son  de  equívocas  razones , 

Mienten  mis  ojos,  no  alienten 

Contra  mí  mortales  flechas. 

Vive  Dios,  que  estoy  corrido 

De  que  hayan  en  mi  cabido 

Sombras  de  viles  sospechas. 

El  Conde  fué  mi  trofeo , 

La  Reina  es  án^el  divino , 

Miento  yo  si  lo  imagino, 

Mataréme  si  lo  creo.  ( Yate.) 

DOÑA  LEiKOR. 

Acabemos  ya ,  Señora ; 
Que  atormentándome  estás. 

REINA. 

No  quiero  que  escribas  mas; 
Quédese  el  papel  ahora ; 
Peor  será  que  tu  letra 
Llegue  á  sus  roanos  ;v  asi, 
Tú  misma  te  enmienda  á  tí 
Con  mi  ejemplo ;  mal  |>enetra 
Su  rorazon  quien  no  sabe 
Disimular  sus  pasiones, 
Y  dirigir  su)  acciones 
A  virtud  con  rostco  mve. 
Los  libros  de  devoción 
De  noche  me  bas  de  leer; 


Borrar  quiero  y  deshacer 
Esa  fácil  impresión 
De  tus  afectos. 

005ÍA  LEONOR. 

Señora... 

HlEINA. 

No  repliques,  sangre  mia 
No  tendrás  si  bizarría 
No  muestras  «I  Conde  ahora 
En  desprecios ;  si  cruel 
No  rompes  amantes  lazos, 
Yo  misma  te  haré  pedazos , 
Mas  que  he  hecho  á  ese  pape! 

{Rompe  i 

No  puedo,  no,  consentillo; 
Soy  esquiva  y  singular. 

D05ÍA  LEONOR. 

¿Tanto  delito  es  amar? 

REINA. 

Tanto  delito  es  decillo. 
{yan$e.) 

Sale  CARRASCO  t  MONG 

CARRASCO. 

¿Cómo  no  me  ve,  Mongana? 
Una  vez  de  cuando  en  cuando 
Véame ;  que  yo  le  mando 
Un  vestido. 

I  MONGANA. 

Esta  villana 
Fortuoilla  me  ha  cansado ; 
¡  Qué  grosera  es  v  qué  necia 
¡Cuántos  méritos  desprecia ! 
Cuántos  sin  partes  ha  honradc 

CARRASCO. 

Envidia,  envidia  común 
Es  tal  queja  y  tal  razón 
De  los  que  bribones  son. 

■ONGANA. 

No  se  acaba  el  mundo  aun. 

CARRASCO. 

¿Qué  es  aun? 

MONGANA. 

¿Aun  no  podeni 
Hablar  bien  los  pobres? 

CARRASCO. 

No. 

MONGANA. 

Solo  está  este  parque,  y  yo 
Estoy  picado;  juguemos , 
Carrasco,  y  la  gravedad 
Quédese  á  un  lado  esu  tarde 

CARRASCO. 

Juguemos,  aunque  me  atuari 
El  Rey. 

MO.XGANA. 

¿Quién? 

CARRASCO. 

Su  majestad. 

MONGANA. 

Pícara  dicha  importuna , 
¿Esto  veo,  y  sin  remedio? 
^Qué  he  de  ver  con  ojo  y  me< 
bino  tuertos  de  fortuna? 

CARRASCO. 

Tiende  tu  capa  en  el  suelo. 

MONGANA. 

L  Es  porque  está  mas  raida? 
tiéla  aquí  que  está  iendiJa, 
Y  en  efecto  me  consuelo; 
Que  hace  calor. 

CARRASCO. 

iQn^caadal 
Alcania  Moaganar 


NO  HAY  DICHA  NI  DESDICHA  HASTA  LA  MUERTE. 


47 


■OÜCAXA. 

Aqaf 
uinto  hay  en  mi. 

{Alza  por  el  naipe.) 

CARRASCO. 

UD  hospital ; 
ien ,  ei  naipe  es  mío, 
ongana. 

■OM;A?rA. 
Esta  espada,  {Quítatela,) 
sombrero,  me  enfada. 

CARRASCO. 

-derá,  yo  lo  tío. 

M0.^GAI«A. 

jasta  aqui  se  promete? 
dos. 

CARRASCO. 

Cobarde  es; 

ey. 

■OTVGANA. 

Una ,  dos ,  tres , 
itro,  cinco ,  seis ,  siete ; 
k¡  parte. 

CARRASCO. 

¿  Y  celebra 
Dañera  el  ^anar? 
tengo  de  jugar, 
1  rosario  me  enebra 
as? 

Carrasco  los  naipes ,  y  mien- 
íongana  los  coge ,  le  lleva  el  di- 
la  capa  y  espada  y  sombrero.) 

■O.^GANA. 

No  regañemos , 
>je  el  naipe,  soez; 
cogeré  esi a  vez, 
paciencia  juguemos. 
toa  suerte  los  muerde , 
temas  qae  un  lechon? 
atened  compasión 
desdichado  que  pierde 
iinente;nii  parte 
ioblada ,  un  real 
•do mi  caudal, 
e  de  bailar;  de  este  arte 
«medrar.  ¿Qué?  qué? 
Kb,  capa  y  sombrero, 
woysu  dioero? 
iirrasco!  Él  se  me  fué 
odo,  demonio,  caco. — 
W)res!por  mi  amor, 
^ien  me  enseñe  una  flor 
l^ráun  bellaco? 
ííayolan  pobrete 
^a tan  desmañada, 
o  sepa  la  puñada, 
>da  ni  el  panderete  ? 

Sale  DON  VELA. 


DOÜ  TILA. 

ja  de  llegar, 

I  de  la  luz  trofeo, 

iéceoie  ei  deseo, 

'Sé  lisonjear. 

•  parque  te  espero, 

lóieD  te  desafia ; 

!o  la  luz  del  dia 

res  de  este  hemisfero. 

■ONGANA. 

es  este,  ¿qué  be  de  hacer? 

exco  jugador 

»(a  ó  nadador ; 

o  he  de  perder, 

me  he  de  arrojar ; 

lé  ImeDa  está  y  templada ! 


Fu  fu ;  lindamente  nada 
Quien  nada  sabe  ganar ; 

{Nada  en  el  tablado. 
A  la  garganta  me  llega ; 
No  nada  on  cisne  mejor. 

DON  TELA. 

¿Estás  loco? 

MONGANA. 

Si,  Señor, 
Y  aun  borracho;  hombre  que  juega 
Sin  ramillete  de  flores 
No  es  hombre  de  habilidad. 
Pégasme  la  adversidad; 
Que  solo  dan  los  señores 
Su  desdiclia  á  los  criados ; 
Vete ,  pesia  mi  linaje , 
De  León. 

DON  VELA. 

¿Y  el  homenaje? 

MOKGANA. 

¿Adonde  mas  desdichado 
Que  aqui? 

DON  TELA. 

No  me  has  de  llamar 
Infeliz  de  esa  manera. 
En  palacio  hay  quien  me  quiera ; 
Ya  anochece ,  y  he  de  hablar 
A  cierta  dama. 

MONGANA. 

¿Quién  es? 

DON  TELA. 

No  lo  has  de  saber. 

M0.1GANA. 

Reviento 
Por  saberlo,  y  aun  lo  cuento 
Desde  ahora. 

DON  TELA. 

Toma  pues 
Tu  capa. 

MONGANA. 

¿Qué  capa? 

DUN  VELA. 

Espero, 
Dulce  amor,  en  la  estacada.  — 
Toma  tu  espada. 

MONGANA. 

¿Qué  espada? 

DON  TELA. 

Cúbrete. 

MONGANA. 

¿Con  qué  sombrero? 

DON  TELA. 

¿Jugaste? 

MONGANA. 

Y  están  perdidos. 
Di  quién  es  la  dama  ya ; 
Alguna  dueña  será 
Viuda  de  siete  maridos. 

DON  TELA. 

Pues,  necio,  infame,  decid : 
¿La  espada  se  ha  de  jugar? 
¿Cómo  habéis  de  acompañar? 

MONGANA. 

Con  piedras ,  como  DaTid.       ( Vase.) 
Sale  PORCELOS. 

PORCELOS. 

Vientos  que  moTeis  las  flores 
De  este  parque  sin  sosiego » 
Templad  ahora  mi  fuego, 

Y  llevadme  los  rigores 
Del  pensamiento;  temphK!, 

Y  haced  que  apacibles  setn 


Tres  cosas  que  en  mi  pelean  : 
Celos ,  amor  y  amistad. 

)  DOK  TELA. 

¿Es  don  Diego? 

PORCELOS. 

Amigo  mió, 
Es  el  que  vuestro  ha  de  ser; 
bi  aura  Tengo  á  coger 
Deste  parque  hermoso  y  frío. 

DON  TELA. 

Yo,  amigo,  Tengo  á  esperar 
La  noche  que  Ta  llegando; 
Amando  estoy  y  esperando. 
A  Leonor  tengo  de  hablar. 
Porque  asi  me  lo  mandó 
En  este  papel;  no  sé   . 
Síá  leerlo  acertaré, 
Como  la  luz  se  ausentó. 

PORCELOS. 

Distintamente  se  Ten 
Las  letras ;  en  hielos  ardo. 

DON  TELA. 

«Aquesta  noche  os  aguardo.» 

PORCELOS. 

Considera ,  amigo,  bien 

Que  esta  no  es  su  letra.  {Ap,  Y  yo 

Penas  del  alma  desato.) 

DON  TELA. 

Quizá  para  mas  recato 
La  letra  disimuló. 

,  PORCELOS. 

Pudo  ser.  {Ap.  VuelTa  mi  pena 
A  afligirme  el  corazón.) 

DON  VELA. 

Ya  que  está  de  confusión 

Y  sombras  la  noche  llena , 
Amigo  Conde,  perdona, 
Este  puesto  guardarás. 

PORCELOS. 

No  te  negaré  jamás 
Vida,  caudal  y  i)ersona. 
¿A  aué  de  cosas  me  obligo 
De  dudas  y  de  tormento? 

Y  solo  siento  que  siento 
Los  amores  de  mi  amigo. 

Sale  EL  REY  por  otro  lado. 

RBT. 

Ni  el  corazón  en  mi  pecho , 

Ni  yo  en  mi  casa  he  cabido ; 

A  los  campos  he  salido 

A  dar  voces  á  despecho 

De  mi  recato  y  decoro; 

Oiga  la  noche  mi  llanto. 

¿Que  un  hombre  que  estimo  tanto 

Y  una  mujer  que  yo  adoro 
Puedan  ofenderme?  Error 
Será  de  mi  fantasía , 

Y  la  Reina  notarla 
Aquel  papel  á  Leonor 
Para  el  Conde,  que  quizá 
La  sirTe  y  la  galantea; 
Esto  fué,  y  aunque  no  sea , 
Me  he  de  vencer  y  será. 

Asómase  BRIANDA4  /a  ventana. 

PORCELOS. 

Ya  abrieron  esa  ventana ; 
Leonor  será. 

DON  VBU. 

L        pnes. 

Aqal  hAv  ffAnte .        a  es 
Del 


48 

PORCBLOS. 

lobumana 
Es  la  fortuna  conmigo, 
Que  ha  dado  pies  de  pavón 
A  mi  bizarra  ambición 
En  la  vida  de  un  amigo. 

DON  VEU. 

¿Es  Leonor  la  qoe  á  la  aurora 
Ha  anticipado? 

BRIANDA. 

Leonor 
Es  la  que  os  habla ,  Señor, 
Y  Leonor  la  que  os  adora. 

RET. 

Leonor  pienso  que  nombró. 

PORCELOS. 

Á Adora  dijo?  ¡Ay  de  mi!  » 

Si  no  es  que  bien  no  entendí, 
Ella  en  erecto  olvidó. 

RET. 

Oír  quisiera  si  es  ella. 

DON  TELA. 

Mi  Leonor,  si  os  he  obligado, 
Diré  que  no  me  ha  olTidado 
De  todo  punto  mí  estrella. 

RET. 

Mi  Leonor  dijo  sin  duda ; 
i  Ob«  sí  fuese  este  don  Diego! 
Dame,  noche,  tu  sosiego, 
Habla  por  mi,  nocbe  muda. 

BRIANDA. 

Don  Vela,  testigos  son 
Los  cielos  de  mis  favores. 

RET. 

Á  Don  Vela  ha  dicho?  ¡Ah  rigores 
De  mi  pena  y  confusión ! 

PORCELOS. 

Un  hombre  está  allí  parado, 
A  reconocerle  voy ; 
Que  3[0  mismo  amparo  soy 
De  mi  injuria  y  mi  cuidado.  -^ 
Caballero,  en  cortesía 
Pedirle  y  rogarle  quiero 
Que  desocupe  el  terrero. 

RET. 

Cierta  es  la  desdicha  mía ; 
Que  no  es  quien  habla  á  Leonor 
Porcelos.  antes  le  guarda 
Las  espaldas,  i  Ah  bastarda 
Naturaleza  de  amor! 
Quiero  le  Men  y  me  ofende ; 
Mataréle. 

PORCELOS. 

Caballero, 
Pues  otro  llegó  primero , 
Vayase ,  si  no  pretende... 

RET. 

Él  es ,  no  quiere  ¿  Leonor; 

Y  pues  á  él  otro  acompaña , 

Aquí  hay  traición,  no  me  engaña 

Mi  sospecha ;  lo  mejor 

Es  retirarme  y  pensar 

Bien  mis  dudas  t  sospechas.  — 

Agravio ,  deten  las  flechas , 

Afloja  el  arco  al  pesar.  (Vase.) 

BRIANDA. 

Don  Vela,  como  es  temprano. 
Anda  gente  en  el  terrero; 
Mas  tarde  otra  nocbe  os  quiero. 


{Vate,) 


DON  TELA. 

Adiós ,  ángel  soberano. 

PORCELOS. 

Mal  hice  en  no  conocer 
Quién  era ;  que  un  poderoso 


EL  DOCTOR  MtRA  DE  MÉSGUA. 

Fuerza  es  que  tenga  envidioso. 

Mi  enemigo  puede  ser; 

Sígole.  (Vase.) 

Sale  MONGANA,  con  un  asador,  embo- 
zado ,  con  una  rodela ,  y  una  cazuela 
por  sombrero, 

DON  TELA. 

¿Quién  Tá?  Quién  es? 

MONGANA. 

Un  fíel  criado  que  tienes. 

DON  TELA. 

¿Cómo  de  esa  suerte  Tienes? 

MONGANA. 

Vengo  del  modo  que  ves 
A  guardarte  las  espaldas. 
Por  si  te  buscan  traidores ; 
¿Qué  te  bandado? 

DON  TELA. 

Mil  faTores. 

MONGANA. 

Mas  valieran  esmexaldas 

Y  aun  cuartos ;  yo  lo  primero 
Que  en  las  cocinas  topé 

Me  vestí ,  porque  no  sé 

De  espada ,  capa  y  sombrero. 

DON  TELA. 

Esa  es  gracia  necia  y  fría. 

MONGANA. 

¿Yo  gracejo  para  mí? 

Si  no  me  vistes  asi , 

Te  he  de  acompañar  de  día ; 

¿Quién  es  la  dama  tan  blanda. 

Que  quiere  á  un  pobre? 

DON  VELA. 

Es  un  cielo. 

(Vase,) 

MONGANA. 

Bien  lo  mereces ;  sabrélo , 

Aunque  muera  en  la  demanda.  (Vase,) 

Sale  EL  REY,  y  sacan  luces. 

RET. 

Poned  las  luces  ahí, 

Y  dejadme  solo;  estoy 
Tan  fuera  de  mí ,  que  soy 
Una  sombra  del  que  fui. 
¿De  qué  me  sirve  reinar. 
Si  mi  poder  es  tan  breve, 
Que  el  agravio  se  me  atreve 
Como  hombre  particular? 

Y  en  medio  deste  tormento , 
Lo  oue  mas  he  de  sentir 
Es  el  no  poder  decir 
A  ninguno  lo  que  siento. 
¡Hola! 

Sale  PORCELOS. 

PORCELOS. 

¿Señor? 

RET. 

¿Conde,  amigo? 

PORCELOS. 

No  me  honréis  asi ,  Señor. 

RET. 

(Áp.  ¿Vos  contra  mí?  Vos  traidor? 
Yo  me  engaño,  sombra  ha  sido ; 

¿Contra  mi  atrcTido  tos, 
cTantándoos  yo  del  suelo? 
Mas  ¿qué  mucho,  si  en  el  cielo 
Sucedió  lo  mismo  á  Dios? 
¿Contra  mí  roí  propia  hechura  ? 
No  puede  ser;  ¿contra  mí 
Hombre  i  quien  el  ser  le  di? 


(lo  puede  ser,  es  locan. 
Vencerme  tengo,  y  en  Tez 
De  matarle ,  le  daré 
Esta  cadena,  que  fué 
Hermoso  labor  de  Fes.) 
Dos  Joyas  me  han  presentado : 
Esta ,  don  Diego ,  es  la  una ; 
Con  TOS  parto. 

PORCELOS. 

A  mi  fortuna 
Estaré  mas  obligado. 

RET. 

Decid  al  merecimiento 

Y  á  mi  amor. 

PORCELOS. 

Prendas  de  esclaro 
Son  las  cadenas. 

RET. 

Alabo 
La  humildad  t  el  rendimiento. 
Don  Diego ,  oime  Terdad, 
¿Amas? 

PORCELOS. 

Señor,  galanteo, 
Doy  prisiones  al  deseo 

Y  enfreno  la  Toluntad ; 
Que  amaba  podré  decir, 

Y  mi  dama  está  cruel ; 
Muerte  me  ha  dado  un  papel , 
Fuérzaos  no  amar  y  sentir ; 
Un  papel ,  que  hoy  he  leído. 
Aunque  no  era  de  su  letra , 
Vida  y  alma  me  penetra. 

RET. 

(Ap.  ¡Qué  escucho!  Estoy  sin  sei 
Si  de  su  letra  no  fué, 
¿Cómo  recibes  pasiones? 

PORCELOS. 

Eran  suyas  las  razones. 

RET. 

Ap.  Mis  dudas  aTerigQé. 

Jn  papel,  que  boy  be  leído, 
Aunque  no  era  de  su  letra , 
Vida  y  alma  me  penetra. 
Ello  está  bien  entendido : 
La  letra  fué  de  Leonor , 
De  la  Reina  las  razones; 
¿Qué  quiero  mas  preTenciones? 
Disimulemos ,  rigor. ) 
Conde,  casaros  deseo; 
Leonor ,  mi  prima ,  ha  de  ser , 
Si  gustáis,  Tuestra  mujer. 

PORCELOS. 

Ap.  ¡En  ([ran turbación  me tco! 
)ecir  Quisiera  de  si; 
En  medio  don  Vela  está, 

Y  si  favores  le  da , 

Me  ofendo  también  á  mi.) 
Si  Kustarayo,Seik)r, 

Y  ahora  estoy  de  tal  arte , 
Que...  Mas  no. 

RET. 

Si  en  otra  parte 
Tenéis,  don  Diego,  el  amor. 
No  06  casaréis ;  no  os  turbéis. 

PORCELOS. 

Amo,  y  para  no  agraTiar 
A  unamigo,elolTidar 
Es  forzoso. 

RET. 

Bien  baeeii, 

Y  bien  claro  habéis  hablado; 
Idos,  y  pensadlo  bien. 

PORCILOt. 

Vida  los  cielos  te  den. 

RIT. 

No  os  caséis ,  no  Tais  turbado. 
(Voie  Poreti9$  Muy  Imr^wié 


íí 


í 


Sale  LA  REINA. 

REINA. 

iOr  y  dueño  mió , 
is  ojos  desean; 
visto  en  todo  el  día , 


ID  siglo  eu  vuestra  ausencia. 

SET. 

le  huelgo  de  veros, 
ero  juular  esta  puerta , 
resolución 
ifo  de  mis  penas.) 

REINA.  {Ap.) 

iiieludesta  el  Rey. 

RET. 
REINA. 

¿No  decis  reina? 

RET. 

aé  cruel  es  el  agravio ! 
ior  DO  bay  elocuencia.) 
razones ,  Señora : 
rrtesbiente  vuelvas; 
bas  de  partirte.  {Ap.  Tente , 
escubras  mas ,  lengua.) 

REINA. 

e  Dunca  se  previno , 
,  Señor ,  con  mas  fuerza; 
IS  leueis  de  rayo : 
ruuerle  y  después  truena. 
iiiB  tan  de  repente , 
Itiempo  las  hiciera; 
I  mar,  varón  insigne, 
s  s^Diblantes  nos  muestra. 
DOQ  ctfoo?  Vos  callando? 
Da  profunda  tristeza? 
ecinne  que  me  vaya  ? 
iK)vedades  son  estas? 
que  os  canso ,  dueño  mió , 
uQiilüe  esclava  vuestra 
is  dejarme  en  palacio, 
por  esposa  y  reina. 
(kíü  ;tl  cao  que  se  ha  criado, 
oe  mas  inútil  sea , 
t) de  casa,  Señor? 
Dort  lealtad  merezcan 
>riTiIegios  de  un  bruto. 
iva  murtal  belleza 
icoídado  j  amor, 
sé,  y  estoy  satisfecha 
Kiioos  amará  taqto, 
{De mayor  dicha  tenga; 
íier  ingrato  por  ser 
blí  no  es  excelencia 
onbre  particular, 
>to  mas  en  la  grandeza 
1  rey,  semejante  á  Dios  , 
nojasticia  gobierna 
).  acciones  y  vasallos, 
eñor,  resistencia, 
(eijcia  á  las  pasiones ; 
hiü  estado  secretas 
abora ,  proseguid 
silencio  y  modestia ; 
)jdeuR  rey  famoso, 
iguos  reyes  soy  nieta , 
merezca  por  mi ; 
irán  algunas  lenguas 
á  modo  de  repudio 
ú  padre  me  vuelva 
ida  y  ofendida? 
,  Dios  DO  lo  quiera, 
pnos  sepa  la  causa 
? ,  Señor ,  me  destierran 
}s  ojos  de  su  luz; 
vos  todo  es  tinieblas. 
Suelve  el  Rey  la  espalda.) 

\é,  por  qué»  Señor  mió? 
9  merezco  respuesta? 
in  saber  de  qué, 

D.  C.  DE  L.-D. 


NO  HAY  DICHA  NI  DESDICHA  HASTA  LA 

Mal  es  que  no  se  consuela. 
Pues,  vive  Dios,  que  he  de  ser 
Kn  las  llamas  destavela. 
Como  Cebóla  el  romauo; 
Abrasar  tengo  con  ella 
{Toma  una  bujia,  y  quiere  quemar 
la  mano.) 

Esta  mano ,  ó  la  ocasión 
De  mis  desdichas  y  penas 
Tengo  de  saber  de  vos , 
Por(iue  consolada  muera; 
Ya  que  lástima  no  os  doy , 
Horror  os  daré ,  que  pueda 
Sacar  piedad  de  ese  pecho, 
Mejor  diré  de  esa  piedra. 

REY. 


Si  los  ojos  abrasaras , 

Como  la  mano...  (Deja  la  vela 

REINA. 

No  es  esa 
Palabra  de  un  rey  cristiano; 
No  es  hijo  de  la  prudencia 
Lo  que  esa  razón  promete. 
Vive  el  cielo,  que  de  estrellas 
Se  corona ,  y  son  los  ojos 
De  esa  luminosa  esfera , 
Que  mis  pensamientos  sou 
De  mas  gallarda  pureza 
Que  sus  altos  rosicleres. 
En  llegando  á  tal  ofensa , 
No  hay  humildad  ,  no  hay  amor , 
No  hay  recalo ,  no  hay  paciencia ; 
Tigre  soy,  haré  pedazos 
Cuanto  encuentre.  Vuestra  alteza 
Enmiende  y  borre  lo  dicho , 
Advirliendo  que  á  la  lengua 
Con  candados  de  marOl 
Encerró  naturaleza , 
Como  liero  animal ,  pues 
Si  se  desata  y  se  suelta , 
Con  heridas  incurables 
En  las  honras  hace  presa ; 
Animal  es  prodigioso, 
Su  velocidad  detenga , 
Enfrene  su  curso  leve , 
Hable  con  tiento ,  y  proceda 
Mas  advertido  y  mas  cuerdo ; 
Porque  las  palabras  nuestras 
Sou  ríos  que  atrás  no  vuelven , 
Si  no  es  con  infamia  y  mengua, 
Diciendo  que  hemos  mentido. 
Mis  ojos  cun  evidencia 
Símbolos  son  del  recalo , 
La  nieve,  las  azuce.ias. 
Los  rayos  del  sol  no  han  sido 
Jeroglílicos  ó  empresas 
De  la  virtud,  como  ellos. 
Los  que  imaginan  y  piensan 
Lo  contrario  son  traidores ; 
;, Que  mucho  que  me  enfurezca, 
l^onsiderando  y  sintiendo 
Los  misterios  que  en  si  encierran 
Palabras  que  son  caballos 
Preñados  de  gente  griega? 
¡Si  los  ojos  abrasaras 
Como  la  mano!  Revienta 
Mi  pecho  cólera  y  fuego. 
Es  un  Mongibelo ,  uu  Etna. 
Por  los  cielos  soberanos , 
Que  con  esa  espada  diera 
Muerte  á  esta  vidainfelice, 
A  no  saber  que  se  alegra 
Vuestra  alteza  con  mí  daño , 
Y  aun  con  esa  espada  mesma 
Le  diera  muerte ,  á  no  ver 
Que  es  acción  villana  y  fea; 
Que  es  sacrilegio  atreverse 
A  aquella  deidad  iniñensa 
De  los  reyes.  Ya  me  oyeron ; 
Disimulo  pues ,  y  eu  esta 
Confusión  yo  desperté; 


MUERTE.  .     49 

Hálleme ,  Señor ,  sin  fuerzas , 
Y  sin  sueño  tan  pesado, 
i  Qué  alegre  esta  quien  despierta 
De  ilusiones  y  fantasmas ! 

RET. 

Violante  ha  estado  niuy  cnerda 
Disimulando ;  con  esto 
Encubramos  las  sospechas. 

Sale  DOÑA  LEONOR. 


D05ÍA  LEONOR. 

A  las  voces  he  venido, 
Sin  saber  la  ocasión... 

RET. 

Esta 
Es  piedra  contra  los  sueños. 

{Dala  una  sortija,) 


.) 


Tomadla  pues,  y  no  crean 
Mas  en  ellos  vuestros  ojos. 

REINA. 

Por  disimular  la  aceptan 
Mis  manos. 

RET. 

Y  yo  os  la  doy 
Por  hacer  mas  experiencias. 


JORNADA  TERCERA. 


Sale  PORCELOS,  DON  VELA  tMON- 
GANA. 

PORCEIX>S. 

¿Al  fin  murió  don  García 
Eu  las  prisiones  ? 

DON  VELA. 

Asi 
Me  viene  á  fallar  á  mi 
La  esperanza  que  tenia; 
Solo  ese  resquicio  abrió 
A  mi  dicha  la  fortuna. 
Ya  no  hay  esperanza  alguna. 

MONGANA» 

Buen  veutanazo  nos  dio. 

PORCELOS. 

Si  la  potencia  divina 
Es  quien  la  fortuna  mueve , 
Desconliai*  no  se  debe. 
Pues ,  donde  no  se  imagina... 

MONGANA. 

Eso  dicen  de  la  liebre, 
Donde  no  piensan  saltó, 
Pero  de  la  dicha ,  no. 

DON  VELA. 

Bárbaro ,  harás  que  te  quiebre 
La  boca. 

PORCELOS. 

Gusto  de  oillo; 
Dejadle. 

DON  VELA. 

Vétedeahi, 
0  calla ,  Mongana. 

MONGANA. 
Aquí 
Trovaré  aquel  estribillo : 
<  ¡Oh  terribles  agravios,       [labios! » 
Mátanme  de  hambre  y  ciérranme  los 

DON  VELA. 

Nunca  hablaste  sin  dar  pena. 

MONGANA. 

Como  de  esas  tü  me  das. 

PORCELOS. 

¿Coa  necesidafl  estás? 


so  . 

Toma ,  amigo ,  esta  cadena. 

1I05GANA. 

Muy  bien  se  la  paedes  dar. 
Anímale ,  que  es  cobarde ; 
Las  cuatro  sou  de  la  tarde, 

Y  podemos  comulgar ; 
Como  están  mis  tripas  anchas 
A  estas  horas,  asi  viva , 

Que  puedo  vender  saliva ; 

¿Hay  quien  quiera  sacar  manchas? 

PORCELOS. 

Aunque  es  dádiva  del  Rey, 
¿En  quién  mejor  empleada? 

DOIf  VELA. 

La  merced  es  excusada. 

PORCELOS. 

Tomarla  tienes. 

9  DOlf  VELA. 

Si  es  ley 
Obedecer,  tuyo  be  sido. 
¡  Ab  picaro ! 

MORCARA. 

¡Qué  regalo! 
No  fué  el  estribillo  ma'o ; 
La  cadena  le  ba  valido. 

PORCELOS. 

Digo ,  pues » que  la  desdicha 
Es  vivir  desconfiando. 
Nadie  sabe  en  qué  ni  cuándo 
Le  ba  de  venir  la  desdicha. 
¡Cuántos  en  lo  que  tuvieron 
Por  dichas,  la  muerte  hallaron ! 
¡Cuántos, cuando  no  pensaron , 
tticos  y  alegres  se  vieron ! 
Don  Vela ,  mientras  vivimos 
No  hay  buena  ni  mala  suene , 
Hasta  que  llega  la  muerte . 

Sue  es  el  fin  á  que  nacimos, 
orir  bien  y  á  la  vejez 
Es  la  dicha  verdadera ; 

Y  así,  el  hombre,  hasta  que  muera , 
No  puede ,  no ,  ser  juez 

De  su  mala  6  buena  suerte. 
Vivir  es  dicha ;  al  morir 
La  dicha  se  ha  de  advertir. 
Si  es  mala  ó  buena  la  muerte. 
Quien  muere  bien  es  dichoso, 
Uuien  muere  mal ,  desdichado. 
Ün  astrólogo  afamado 
(Aunque  siempre  fui  dudoso 
De  la  Judíciaria  yo) 
Me  dijo  (el  cielo  lo  impida ) 
•Que  seré  dichoso  en  vida, 

Y  no  en  la  muerte. 

DOR  VELA. 

Mintió : 
Ni  te  acuerdes  ni  lo  creas; 
Eres  varón  singular , 

Y  asi ,  el  cielo  te  ba  de  dar 
Aun  mas  vida  que  deseas. 

PORCELOS. 

Será  asi  para  los  dos ; 

Astrólogos  no  crei. 

Vivir  bien  me  toca  á  mi , 

Lo  demás  le  toca  á  Dios ; 

Que,  como  yo  haya  vivido 

Bien  creyendo  y  bien  obrando , 

Muera  yo  del  modo  y  cuando 

El  cielo  fuere  servido. 

Voyme  á  ver  al  Rey.  ( Vase.) 

DOR  VELA. 

Adiós. 

MORCARA. 

Ya  podrás  h.icer  retablos ; 
El  beñor  úa  los  diablos 
Sea  bendito,  que  los  dos 
Quedamos  solos ,  toquemos 
Ese  divino  metal , 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Tras  quien  va  todo  animal , 
Kspejo  en  quien  todos  vemos 
Nuestras  hermosas  acciones. 
¡  Oh  cadena  humana  y  bella. 
Si  fueran  los  de  Marsella 
Tus  gallardos  eslabones ! 
Pienso  que  falsa  has  de  ser. 
Porque,  habiéndote  tocado 
La  mano  de  un  desdichado  , 
Alquimia  te  has  de  volver. 

DOR  VELA. 

Vele  pues  en  hora  buena ; 
Que  á  una  persona  deseo 
Hablar,  y  viene. 

MORCARA. 

Y  aun  creo 
Que  has  de  darle  la  cadena ; 
Déjate  de  esos  amores. 
Pagar  podemos  asi , 
Que  han  de  llover  sobre  mi 
Tus  cansados  acreedores ; 

Y  me  habrá  de  suceder 
(Temiéndolo  estoy  por  puntos) 
Lo  que  á  tres  ciegos,  que  juntos 
Rezaban  para  comer. 

Dijo  al  uno  una  tapada : 
« Tome  ese  escuelo ,  Tomé , 

Y  repártalo.!  Y  se  fué , 
No  dejando  á  Tomé  nada. 
Regocijados  deste  arte , 
Los  ciegos  se  concomieron , 

Y  sus  partes  le  pidieron : 
«Tomé ,  mi  parte ,  mi  parte.» 
Él  juraba  á  Jesucristo , 

Y  ninguno  le  creía ; 

Y  hubo  ciego  que  decia : 
«Si,  se  lo  dio,  yo  lo  he  visto.» 
Sin  mas  ni  mas  intervalos , 
Confundido  en  los  dos  modos , 
Andaban  á  palos  todos , 

Y  se  molieron  á  palos. 

DOR  VELA. 

Vete  ya. 

MORCARA. 

Dime  quién  es 
La  tal  dama. 

DOR  VELA. 

Bestia ,  vete. 

MORCARA. 

¿Es  mondonga  del  retrete? 
sépalo ,  y  muera  después. 

Sale  DRIANDA. 


(Vate.) 


BRIAROA. 

Vi  á  don  Vela,  y  he  venido,    • 
Como  blanca  mariposa. 
Siguiendo  la  luz  hermosa , 
Que  su  cuna  v  tumba  ba  sido.  — 
¿  Señor  don  Vela? 

DOR  VELA. 

Brianda , 
Aurora  de  mi  consuelo , 
Iris  sacro  de  mi  cielo , 
Mensajera  por  quien  anda 
Comunicándose  el  bien 
De  mi  vida  y  de  mí  amor. 
Dime ,  ¿cómo  está  Leonor? 

DRIARDA. 

Buena ,  y  amando  también. 

DOR  VELA. 

Dale  esta  cadena ,  y  ruega 

{Dale  ia  cadena,) 

Que  la  acepte ,  y  en  su  pecho 
La  vea  yo,  satisfecho 
De  que  favor  no  me  niega ; 
Por  la  extraordinaria  liecbura , 
Ya  que  no  por  el  valor, 
Digna  ha  sido  de  Leonor. 


BlIARDA. 

Luego  la  daré. 

DOR  VELA. 

Procura 
Hacer  mis  partes. 

BRIARDA. 

Es  cierto. 

DOR  VELA. 

¡  Quién  te  diera  un  gran  tesoro !  ( V< 

.     BRIARDA. 

En  las  finezas  del  oro 
De  mi  amor  está  encubierto ; 
Disculpada  es  mi  malicia. 
Remedio  á  mi  amor  prevengo , 

Y  ya  se  verá  queten^ 
Mayor  amor  que  codicia ; 
La  cadena  labe  de  dar. 

Sale  üOÑk  LEONOR. 

DO.^A  LEOROR. 

¿Brianda? 

BRIARDA. 

Señora  mía , 
¿  Cómo  te  va  de  alegría  ? 
Cómo  te  va  de  pesar? 

DORA  LEOROR. 

De  todo  tengo ,  aunque  son. 
Entre  mis  quejas  y  amores , « 
Las  horas  tristes  mayores. 

BRIARDA. 

Asi  dice  una  canción : 
c  ¡  Ob  sí  volasen  las  boras  del  pesa 
Como  las  del  placer  suelen  volar  !i 
Esta  ha  de  estarte  muy  bien ; 
Ponte  al  cuello  esta  cadena. 

DO^A  LEOROR. 

¿Quién  te  la  ba  dado?  Que  es  boeo 

BRIARDA. 

No  me  preguntes  de  quién. 
do5a  lboror. 
i  Ay ,  si  de  don  Diego  fuera ! 
No  te  quiero  examinar. 

BRIARDA.  (Ap.) 

Don  Vela  se  ba  de  engañar , 
Si  la  cadena  la  ve ; 
También  en  deuda  me  está 
De  que  me  voy,  porque  viene. 

DOÑA  LEOROR. 

¿Qué  mujer  tu  agrado  tiefie? 
Discretamente  te  vas. 

{Vase  Brianda.) 

Sale  PORCELOS. 

PORCELOS. 

Aquí  me  encuentro  á  Leonor, 

Y  con  dos  afectos  lucho ; 
Mucho  es  mi  respeto,  y  mucho 
Es  en  en  el  alma  el  amor. 
¿Llegaré?  Tengo  temor  * 

De  otender  á  la  amistad. 
¿ Callaré?  Será  crueldad 
No  explicar  mis  propios  daños. 
¿Hablaré?  Diráme  engaños. 
¿  Huiré?  Tengo voluoud. 

DO^A  LEOROR. 

Conde ,  pasad  adelante. 
¿  Qué  teméis  ni  qué  dndals  ? 
¿Suspenso  al  verme  quedáis? 
¿Sois  acaso  aquel  amante 
Que  prometió  del  diamante 
La  firmeza  y  resplandores , 
Lo  fino  de  los  colores 
De  la  rosa ,  bija  del  mayo. 


NO  HAY  DICHA  NI  DESDICHA  HASTA  LA  MUERTE. 


51 


xa  del  rato 

'  de  los  amores? 

POBCELOS. 

9sla  que  ha  jurado 
>lo  de  amistad , 
d  de  la  lealtad  , 
Jo  del  cuidado , 
I  del  amado, 
>  del  olvido , 
que  ürme  ba  sido , 
Le  de  la  esperanza , 
le  la  mudanza  ? 

DOÑA  LEOnOR. 

f  lo  be  cumplido. 

PORCCLOS. 

dado ,  Leonor. 

DOÑA  LEOrfOR. 

afirmo ,  don  Diego, 
de  luz  el  ciego , 
arde  de  valor ; 
▼os  falló  el  amor , 
mo  por  antojos 
verdes  y  rojos, 
»bjetos  se  ol'recen , 
erdes  parecen , 
color  en  los  ojos. 

POBCELOS. 

is  crédito  y  fe 
re  que  eslima  y  ama, 
le  dice  la  dama 
lo  mismo  que  ve , 
«za,  engaño  fué, 
:l  enieudimieolo , 
t  del  cumplimiento ; 
,  que  estoy  en  mí , 
creer  lo  que  vi , 
^Dtir  lo  que  siento, 
la  pecbo  me  adora , 
idora  á  mi  amigo , 
adoras ,  conmigo 
ra  ve¿  traidora, 
ieo  eres ,  Señora , 
le  traidora  bas  de  ser , 
erero  no  querer; 
)s  dos  favoreces , 
oidora  dos  Teces ; 
lOQstruo ,  y  no  mujer, 
do  es  el  decir 
ratiiad  y  mi  pena ; 
N)r  Olí  esa  cadena , 
ibas  de  recibir, 
amigo  be  de  sentir , 
amor  ingrata  fueres ; 
ii«D  soj  y  quién  eres, 
s  males  que  espero; 
iK)  me  quieres  muero , 
rési  me  quieres. 

DOÑA  LEONOR. 

s  enigmas  y  encanto , 
as  confusión  mia; 
eatjeodo  tu  alegría , 
[»reheudo  tu  llanto; 
razones  me  espanto , 
i^eaetro;  y  así, 
Dísma  me  perdí ; 
lenguaje  tan  sucinto 
las  an  laberinto , 
DO  sepa  de  mi. 

POBCELOS. 

sa  voz  de  sirena, 
orne  los  oídos. 

DOÑA  LEONOR. 

ledra  sin  sentidos. 

POBCELOS. 

riedra,  esa  cadena 
liabones  y  ordena 
^e  hiriéndome  están , 
le  arroie  un  volcan 
íhsoio  de  ceotellas. 


DOÑA  LEONOR. 

¿Para  que  me  abrasen  ellas? 

POBCELOS. 

Eres  nieve ;  no  podrán. 

DOÑA  LEONOR. 

Eres  ingrato. 

PORCELOS. 

Tú  infiel. 

DOÑA  LEONOR. 

TÚ  falso. 

PORCELOS. 

Tú  fementida. 

DOÑA  LEONOR. 

Mientes,  Conde ,  por  tu  vida. 

PORCELOS. 

Cadena  ,  parque  y  papel 
Son  testigos. 

DOÑA  LEONOR. 

¡  Ab  cruel ! 
¡  Tanto  engaño ,  tanto  enredo ! 

AlapueríaDOfi  y EIK, y  escucha. 

PORCELOS. 

Déjame ,  Leonor. 

DOÑA  LEONOR. 

No  puedo. 

PORCELOS. 

Libre  soy. 

DOÑA  LEONOR. 

Y  esclava  soy. 

PORCELOS. 

¡Cómo ,  si  rabiando  voy ! 

DOÑA  LBONOR. 

¡  Cómo ,  si  llorando  quedo ! 

{Ásele  de  la  capa.) 

PORCELOS. 

Suelta  la  capa.      ^ 

DOÑA  LEONOR. 

La  palma 
He  de  alcanzar. 

PORCELOS. 

No  podrás. 

DOÑA  LEONOR. 

iNo  vale  tu  cnpa  mas 

Que  un  alma?  Suéltame  el  alma. 

PORCELOS. 

Engaña  el  mar  con  su  calma, 

Y  tú  con  esa  dulzura. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Cuándo  engaña  fe  tan  pura? 

PORCELOS. 

Si  finge  amor. 

DOÑA  LEONOR. 

Es  error ; 
Mas  bien  dices ,  no  es  amor 
El  que  llega  á  ser  locura. 
{Vase  Porcehssin  ver  á  don  Vela.) 

DON  VELA. 

¿  Esto  escucho ,  y  vivo  estoy  ? 
Esto  be  visto ,  y  tengo  vida? 
Villana,  falsa,  homicida. 
Tirana  del  ser  que  soy , 
Pues  vida  me  dabas ,  hoy 
Desestimas  tu  belleza. 
Tu  recato,  tu  nobleza 

Y  el  alma  que  yo  te  di ; 
¿  Cómo  te  lleva  tras  si 
fu  misma  naturaleza? 
¿  Desta  suerte ,  desta  suerte 
Se  premia  mi  inmenso  amor? 
Eres  símbolo,  Leonor, 
Del  engaño  y  de  la  muerte. 


DOÑA  LBOMOB. 

Hombre ,  ¿quién  eres?  Advierte 
Con  quién  hablas;  que ,  á  mi  ver, 
Vienes  loco. 

DON  VELA. 

Puede  ser; 
Que  locos  hace  una  pena. 
{Ap.  ¡Que  trayendo  mi  cadena 
Esto  diga  una  mujer !) 
Si  amor  á  don  Diego  tienes , 
¿Cómo  me  engañas  á  mi? 

DOÑA  LEONOR. 

Loco,  ¿qué  dices? 

DON  VELA. 

Qué  vi 
En  ti  amor ,  en  él  desdenes. 

DOÑA  LEONOR. 

Hombre  ú  demonio,  ¿á  qué  vienes? 

DON  TELA. 

A  ver  tus  muchos  engafios. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Qué  sucesos  tan  extraños ! 

DON  VELA. 

Los  que  con  el  alma  toco. 

DOÑA  LBONOK. 

¡  Hola !  Echad  de  aquí  este  loco. 

DON  VELA. 

¿Locuras  son  desengaños? 

DOÑA  LEONOR. 

Haréte  matar. 

DON  VELA. 

Ya  muero 
A  manos  de  tus  rigores. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  dices? 

DON  VELA. 

De  los  favores 
Que  me  diste  desespero. 

DOÑA  LEONOR. 

Hombre ,  vete. 

DONVEU. 

Oye,  áspid  fiero. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Quién  eres? 

DON  VELA. 

Quien  te  ba  adorado. 

DOÑA  LEONOR. 

Y  ¿quién  soy? 

DON  VELA. 

Quien  me  ha  engañado. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Yo  te  vi? 

DON  VELA. 

Ni  me  has  de  ver. 

DOÑA  LEONOR. 

i  Qué  desdichada  mujer! 

DON   VELA. 

Yo  si  que  soy  desdichado. 

{Vase  cada  uno  por  tu  puerta.) 

Sale  MONGANA. 


■ONGANA. 

Viéndome  desaliñado , 
Pobre,  mal  vestido  y  roto , 
¿Quién  dirá  que  soy  devoto 
De  sab^r  lo  nue  h^  pasado? 
Por  sal      (1     ^n  es  la  dama 
De  doii        ,      señor, 
^^nde  '^      s  wü  amor, 
os      ..de  la  cama, 
tm  soldado 
despeje  V 


58 

Con  sus  barbazas  de  hereje, 
Hasla  el  jardín  be  llegado; 
Por  Dios,  que  la  Reina  sale; 
¡  Qué  santa  mujer!  Qué  bermosu! 
be  las  flores  es  la  rosa , 
Mas  que  toda  España  vale. 

SaU  LA  REINA. 

REIKA. 

i  Hola !  Avisad  ¿  las  damas 

Que  á  los  jardines  me  voy; 

Si  melancólica  estoy , 

Hagan  pálidas  retamas. 

Hagan  llores  y  ja7.mines 

Lo  que  el  discurso  no  ba  bccbo; 

Mas  si  el  mal  esti  en  el  pecho , 

No  hay  remedio  en  los  jardines.  {Va$e.) 

■OXCASIA. 

La  Reina  es  cosa  sagrada; 
0ella  no  puedo  saber 
Quién  es  aquesta  mujer 
Tan  servida  y  recatada^ 
Van  saliendo  las  damas,  con  bandas  y 
hablando. 

A  esu  be  de  llegar  primero ; 
Ingeniosa  es  mi  cautela.— 
Criado  soy  deéon  Vela. 

{Hace  reverencia.) 

DOfÍA  LEONOR. 

Pues  ¿ qué  importa ,  majadero? 

HONGAIfA. 

No  sois  vos,  pues  respondéis 
Tan  á  secas. 

noSÍA  LE0:«0R. 

Anda ,  Isabela.       {Vau.) 
$a/0  ISABELA,  ddíflia. 


IIOKGA?fA. 

Criado  soy  de  don  Vela. 

ISABELA. 

Muy  buena  alhaja  tenéis. 

MONGA XA. 

También  me  responde  mal. 

Sale  MARCELA ,  dama. 

Esta  se  llama  Marcela.— 
Criado  soy  de  don  Vela. 

MARCELA. 

Servis  á  lindo  hospital. 

MONGAIfA. 

Esta  tampoco  ha  de  ser. 

SaU  BRIANDA. 

Una  esclavina  bufona 
Sale  Umbien,  y  es  persona 
A  quien  he  de  acometer. 

BRIANDA. 

¡  Qué  aprisa  la  Reina  va! 
Aun  k  las  damas  no  espera. 

MONGANA. 

Mas  ¿si  aquesta  galga  fuera  ? 
Pero  presto  se  sabrá.— 
Criado  soy  de  don  Vela , 
Mi  Señora. 

BEUNDA. 

Huelgo,  áfe. 
De  conoceros. 

MONGANA. 

Ya  sé 
(Todo  el  tiempo  lo  revuela) 
Que  le  dais  muchos  favores. 

BRIAXDA. 

Luego  ¿  ya  me  ba  conocido  ? 


{\ase.) 


EL  POCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

MONGANA. 

¿Qué?  Muy  bien ,  y  agradecido 
IDslá  suspirando  amores. 

BRIANDA. 

Este  rubí  le  has  de  dar 

En  albricias;  ¿que  ha  gustado 

Que  yo  le  quiera? 

MONGANA. 

Doblado 
Dice  que  ahora  ba  de  amar. 

BRIANDA. 

Buenas  nuevas  te  dé  Dios , 

Rso  mis  ojos  desean ; 

Voyme ,  porque  no  nos  vean 

Solos  hablando  á  los  dos. 

La  sortija  es  extremada , 

Tráigala  desde  hoy  por  mi. 

{Ap.  A  la  Reina  la  cogi. 

Esclava  y  enamorada  , 

¿Qué  no  ha  de  hurtar?)  ( Vase.^ 

MONGANA. 

¡  Dos  mil  cruces 
Me  hago!  La  perrengue  ha  sido; 
Lindamente  lo  he  sabido , 

Y  por  lindos  arcaduces. 

¡  Oh  cuánto  necio  blasona 
Que  dama  de  partes  tiene, 

Y  es,  cuando  a  saber  se  viene, 
Un  punto  mas  que  fregona! 
Don  Vela  y  don  Diego  son. 

Sale  DON  VELA  t  PORCELOS. 

DON  VELA. 

Esto,  amigo,  me  ha  pasado. 

PORCELOS. 

De  todo  estoy  admirado. 

MONGANA. 

Déte  mas  admiración 

El  que  sé  quién  es  tu  dama. 

DON  {EL A. 

¿Qué  dices,  loco? 

PORCELOS. 

Que  yerra 
Tu  gusto  amando  á  ana  perra ; 
Una  galga  es  quien  te  llama 
Suyo. 

DON  VELA. 

Y  ¿cómo  lo  has  sabido? 

MONGANA. 

Ella  me  lo  dijo  á  mi, 

Y  le  envia  este  rubí ; 
Piensa  que  la  has  conocido 

Y  que  la  quieres. 

PORCELOS. 

Don  Vela , 
Eso  es  sin  duda ,  Brianda 
En  estos  enredos  anda , 
Suya  ha  sido  la  cautela. 
No  era  letra  de  Leonor , 

Y  aun  siempre  yo  sospeché 
Que  la  voz  suya  no  fué. 

DON  VELA. 

¡Habrá  desdicha  mayor! 
Echó  la  fortuna  el  sello 
En  perseguirme  y  burlar. 

MONGANA. 

El  rubí  puedes  tomar. 

DON  VELA. 

Ni  he  de  tomarlo  ni  vello. 
A  la  bufona  embustera 
Se  le  vuelve. 

MONGANA. 

Si,  mañana. 

PORCELOS. 

Toma  esta  bolsa ,  Mongana, 


Por  ese  rubí ;  y  no  qviera 
Caer  en  la  necedad 
De  volverlo. 

■OKGANA. 

No  caeré. 

PORCELOS. 

Esto  se  gaste,  que  fué 
Atreverse  mi  amistad , 
Y  en  habiéndose  gastado , 
Tü  me  avisarás  después. 

DON  VELA. 

A  quien  desdichado  es , 

No  hay  consuelo,  ni  aun  sonado. 

PORCELOS. 

En  mi  he  vuelto, corazón; 
Dame  albricias,  alma  mía ; 
Toma ,  toma  mi  ale^a , 
Dame ,  dame  tu  pasión. 
Alentad,  ojos» deseos. 
Alentad ,  no  siendo  eitraños; 
No  me  matéis,  desengaños. 
Con  el  placer,  deteneos. 

■ONGANA. 

En  estos  jardines  anda 
Ya  la  Reina. 

PORCELOS. 

Verdad  es ; 
Retirémonos  los  tres. 

DON  VELA. 

i  Que  me  engañase  Brianda ! 
{Vanse.) 

Sale  LA  REWA  t  DOSA  LEOM 

REINA. 

Desnudó  el  invierno  frío 
Estas  ramas  del  jazmín , 
Monarca  deste  jardín ; 

Y  las  albas  del  estío. 
Llorando  en  él  su  rocío , 
Restauraron  su  belleza , 

Y  la  arrugada  corteza 
Vio  su  pompa  natural ; 

Y  sienao  yo  racional , 
¿Es  eterna  mí  tristeza? 
Esta  fuente  casí'helada. 

La  estación  del  tiempo  fría , 
Calla  con  melancolía , 
fin  si  misma  aprisionada ; 
Vino  mayo,  y  desatada 
Corrió  con  mas  ligereza , 
Dando  al  aire  con  belleza 
Martinetes  de  cristal ; 

Y  siendo  yo  racional , 
¿Es  eterna  mi  tristeza? 
El  pajarillo ,  que  muerde 
Esos  ramos  y  esas  flores. 
Cuando  copia  los  colores 

De  su  pluma  el  campo  verde. 
La  voz  rompe ,  el  color  pierde 
Que  infundió  naturaleza 
En  su  viudez ,  y  asi  empieza 
Su  música  accidenul; 

Y  siendo  yo  racional , 
¿Es  eterna  mi  tristeza? 

DO^A  1.1090». 

Señora ,  la  causa  di 
De  tus  tristezas. 

REINA, 

No  Sé. 

DOÜA  LIOMOt. 

¿No  ha  de  haber  reoiodio? 


iB> 


DOJlA  LSONOft. 

¿Quieres  que  te  canieiit 


NO  HAY  DICHA  NI  DESDICHA  HASTA  LA  MUERTE. 


85 


BKOIA. 

Sí. 

DOXA  LBOROR. 

te  paes,  y  li  pena 
divertirás. 

REHIA. 

podrá  ser  jamás. 

DO^A  LEOHOR. 

al  cnello  esta  cadena , 
>de  labor  africana, 
e  ha  Tísto  en  León 
iríosa  perfección. 

KEDfA. 

lier  medicina  es  vana, 
r ,  el  Rey  se  ba  cansado 
,  enfadado  me  mira, 
n  le  ofrece  á  Elvira ; 
techo  enamorado , 
DO  tiene  otro  estudio 
mar  con  impaciencia, 
mas  del  Rev  la  ausencia 
afrenta  defrepudio. 

DO^A  LEOÜOR. 

ogaño. —  Cantad. 

RKIÜA. 

Crece 
I  si  música  das; 
alegre  alegra  mas, 
iste  mas  le  entristece, 
■tsicos.  (Cantan.) 
:  está  y  ofendida 
\n  reina  de  Caríago , 
r  ha  sentido  la  ausencia 
tel  piadoio  troyano. 
ido  ai  fuego  se  arroja, 
lamas  se  aumentaron , 
f  lágrimas  de  amor 
íes  son,  y  no  llanto. 

REI?TA. 

tien. — Encended  f(ie$;o ; 
en  desdichas  me  abraso , 
>  juntar  en  mi  muerte 
i  fuego,  rajo á  rayo, 
i  pena ,  faria  á  furia ; 
os  cielos  me  negaron 
vida ,  amor  á  amor , 
á  gloria ,  labio  á  labio. 

DOÑA  LE0?I0R. 

accidente  es  este  tuyo? 

EL  REY,  T  im  CRIADO  con  un 
retrato  y  que  le  da  al  Rey. 

CRIADO. 

s.  Señor,  el  retrato 
«pediste  de  Elvira; 
ragoza  le  traigo.  (Vase.) 

REt. 

!  has  servido  muy  bien. 
» mirarla  despacio , 
e  ba  de  ser  de  mis  penas 
io  y  el  reparo ; 
sospechas  no  mueren, 
ciertos  mis  agravios , 
icion  será  hermosa 
lella  que  estoy  mirando, 
lo ,  cuánto  mas  gallarda 
lante  qne  esta  ?  Cuánto 
lel  ángel  (¡qné  temo!) 
itmwo  y  mas  bizarro? 
a  es  esta  de  aquel  sol , 
es  esta  de  aqoel  rayo; 
qué  importa  mi  amor, 
konorestá  temblando? 
Músieos.  {Cantan.) 
r  Hora  dét  ejemplos 
antes ,  Ero  y  Leandro , 


Unidos  en  una  muerte , 
En  una  fe  y  en  un  mármol, 

REINA. 

Dichosos  aquellos  dos. 

Que  fenecieron  amando. 

Si  eran  honestas  sus  vidas , 

Sí  eran  sus  amores  castos. 

Dejadme  arrojar  á  mi 

Sobre  los  duros  peñascos 

De  ese  parque;  mas  ¿qué  importa. 

Si  no  he  de  encontrar  ios  brazos 

De  mi  esposo? 

RET. 

Las  tristezas 
De  la  Reina  van  pasando 
Adelante  cada  día , 

Y  yo  no  me  satisfago 

De  mis  dudas ;  déme  el  cielo 

La  muerte  ó  el  desengaño ; 

Pero  junto  lo  estoy  viendo , 

En  su  cuello  estoy  mirando 

Desengaño  y  muerte.  ¡  Ah  cielo ! 

Lo  que  te  pedi  me  has  dado. 

A  No  es  aquella  mi  cadena? 

Sin  vergüenza  y  sin  recato 

La  trae  al  cuello ,  diciendo 

Que  se  la  dio  un  hombre  falso. 

Ea ,  á  sentir  me  retiro ; 

Ea ,  ya  á  morir  me  aparto ; 

Ea,  acabemos  con  esto, 

Muramos,  honor,  muramos.    (Vase,) 

BRIAIfDA. 

Mirando  te  ha  estado  el  Rey 
Entre  esas  flores  y  ramos , 

Y  se  le  cayó  en  el  suelo 
Un  retrato  de  la  mano. 

REIXA. 

Dámele  ata ;  dame  luego 

Ese  veneno  ó  letargo, 

En  que  duermen  mis  sentidos.— 

Idos  todos ,  retiraos. 

D05ÍA   LEOXOR. 

¡Que  niegue  el  Rey  á  esla  fe 
Deudas  de  amor ! 

BRIAKDA. 

¿Qué  intervalos 
Son  estos  ?  (Yase.) 

D05ÍA  I^OXOR. 

No  los  entiendo ; 
El  seso  le  va  fallando.  ( Vase,) 

(Quédase  la  Reina  hablando  con  el  re- 
trato.) 

REfNA. 

Elvira,  entremos  en  cuenta 
Las  dos  ahora ,  y  sepamos , 
Yo  tu  bien ,  y  tú  mi  mal , 
Yo  tu  dicha ,  y  tú  mi  agravio. 
Mas  hermosa  eres  que  yo , 
No  lo  niego;  pero  ¿cuándo 
No  es  la  hermosura  infeliz? 
Ejemplos  tenemos  raros. 
Naturaleza  y  fortuna 
Usan  efectos  contrarios; 
Al  dar  belleza ,  al  dar  dicha , 
Las  dos  nos  truecan  las  manos. 

( El  Rey  á  la  puerta ,  escuchando.) 
Elvira ,  escarmienta  en  mi , 
Que  me  he  visto  en  el  estado 
Que  has  de  tener,  y  has  de  verte 
En  el  que  yo  estoy' llorando. 
Dichosa  tú ,  que  tendrás, 
Cuando  lleguen  los  trabajos 
De  tu  espíritu ,  consuelo 
En  lo  que  á  mi  me  ha  pasado. 
Hallarás  en  mi  un  ejemplo 
De  fe,  de  amor,  de  recato. 
Desdichas  y  mas  desdichas. 
Unas  tengo,  otras  aguardo. 


Mira ,  Elvira ,  que  al  Rey  quieras ; 
Solo  anhelen  tos  cuidados 
Por  amarle  como  yo, 
Pero  no  podrá  ser  tanto. 
Mas  ¿cómo  tengo  paciencia 
Para  mirarte  de  espacio, 

Y  para  darte  consejos 
Contra  mí ,  qne  en  celos  ardo , 
Contra  mí ,  que  llamas  hielo? 
Pensamientos  soberanos » 
Deseos  no  conocidos 

Y  amores  nunca  estimados , 
Plega  al  cielo  que  yo  vea 
Al  dueño  deste  traslado. 
Con  los  áspides  que  ahora 

El  alma  me  están  chupando; 
Plegué  al  cielo  que  yo  goce 
Las  quejas  y  desengaños   . 
Que  tendrá. 

Sale  EL  RET. 


Nada; 
(Yau,) 


arr. 
¿Qué  es  esto? 

REINA. 

Tomad  allá  ese  retrato. 

RET. 

Cuando  á  buscalle  venia , 
Sospechas  y  dudas  hallo. 
Que  me  contrastan  de  modo 
Que  suelen  vientos  contrarios 
Impelir  y  detener 
Un  bajel ,  que  zozobrando 
Se  ve  en  ondas  de  zafir , 
Se  ve  en  montes  de  alabastro. 
Vi  la  cadena , y  oi 
Palabras  que  eran  regalos 
Del  amor  mas  verdadero. 
Del  corazón  mas  humano. 
¿Preguntaré  quién  la  dio? 
¿He  de  andar  averiguando. 
Como  hombre  vil,  las  injurias? 
No  han  de  salir  de  los  labios. 

Sale  PORCELOS. 

PORCELOS. 

Horas  há  que  no  te  he  visto; 
Dame ,  gran  señor,  la  mano ; 
Que  el  día  que  no  la  beso , 
Estoy  tan  desazonado. 
Que  de  nada  tengo  gusta 

RET. 

Llega,  don  Diego,  á  mis  brazos. 

PORCELOS. 

Sin  la  mano ,  no  hay  favor 
Que  me  satisfaga. 

RET. 

Ei^traños 
Son  tus  modos  de  obligar ; 
(Ap.  Pero  ¿qué  be  visto?  ¡Qué  vaso 
De  veneno  estoy  bebiendo ! 
En  el  rubí  que  le  he  dado 
A  la  Reina ,  mis  dos  joyas, 
Como  amantes ,  se  han  trocado; 
¿Qué  mas  desengaños  quiero? 
Bastan ,  honor,  estos  cargos; 
Por  agraviado  me  doy, 
Cuando  bastó  sospecharlo.) 
Don  Diego,  venid  conmigo. 

PORCELOS. 

Siempre  seguiré  tus  pasos. 

RET. 

A  las  doce  dé  la  noche 
E»  este  parque  os  aguardo. 


Salen  al  balcón  pOlSk  LEONOR 
Y  BMk^ülí,  esclava. 

D05ÍA  LBONOR. 

Brianda,  en  este  balcón , 
Ya  qne  la  noche  ha  venido, 
Espero  restítaído 
A  mi  pecho  el  corazón. 
Hablarme  qaíere  don  Diego, 
Repetir  querrá  sus  quejas ; 
Y  asi ,  be  venido  á  estas  rejas 
Con  algún  desasosiego. 
Darle  pretendo  un  favor, 
Si  viene  como  sol ia; 
Vé  á  traer ,  Brianda  mia , 
Una  banda  de  color. 

BRIAFIDA. 

Hnélgome  ftiucho  que  estés 

Alegre;  Umbien  lo  estoy, 

Pero  por  la  banda  voy. 

Yo  te  lo  diré  después.  (Vate.) 

DOÑA  LBOnOR. 

Vengas ,  oh  noche,  en  buen  hora ; 
Si  amor  me  da  tus  favores , 
Tus  estrellas  serán  flores , 
Tu  obscuridad  será  aurora. 

Salen  PORGELOS  v  CARRASCO. 


PORCELOS. 

Carrasco,  vuélvete  á  casa. 

CARRASCO. 

¿Cómo  te  puedo  dejar? 

PORCELOS.  * 

Solo  esta  noche  he  de  andar. 
No  has  de  saber  lo  qne  pasa ; 
Mira  que  me  enojaré 
Si  no  te  vas. 

CARRASCO. 

Tuyo  soy. 
(Áp.  Aunque  finjo  que  me  voy. 
En  este  parque  ipodré 
Esperar ;  que  soy  leal , 
Y  aun  puedo  estar  reposando , 
Porque  él  suele  estar  hablando 
Una  noche  natural. 
Aqui  me  tiendo,  y  él  hable 
Cuanto  le  venga  á  la  boca.) 

(Pénese  un  liento  en  la  cara ,  y  la  capa 
por  almohada,  y  duerme,) 

D05ÍA  LEONOR. 

¿Quién  á  nuestras  rejas  toca? 

PORCELOS. 

(Ap.  Ella  respondió;  ¡notable 
Es  su  cuidado ! )  Leonor, 
¿Quién  se  pudiera  atrever 
A  estas  rejas ,  á  no  ser 
Animado  de  tu  amor? 

D05ÍA  LEONOR. 

:  Ay  Conde!  Gracias  al  cielo, 
Que  mas  apacible  vienes. 

PORCELOS. 

Razón  de  culparme  tienes. 

DOÑA  LEONOR. 

Habla  paso. 

PORCELOS. 

No  hay  recelo 
Ya  en  mi  amor ;  que  el  Rey  me  dijo 
Qne  tú  mi  dueño  has  de  ser. 

DOÑA  LEONOR. 

\  Oh,  qué  dichosa  mujer! 

PORCELOS.  ^ 

Oh,  qué  inmenso  regocijo! 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 
Sale  MONGANA. 

HONGANA. 

Siguiendo  voy  y  acechando 
A  este  bellacon ;  que  muero 
Por  vengarme.  Como  un  cuero 
Está  durmiendo  y  roncando. 
Ya  una  burla  le  prevengo ; 
Que ,  como  aprendo  á  escribir. 
Mi  tintero  ha  de  venir 
Siempre  aqui.  Si  del  merengo, 
Seré  un  famoso  varón ; 
Aunque  esto  será  barato, 
Con  que  cuelguen  mi  retrato 
En  alguna  procesión. 
Tinta  le  echo  en  las  dos  manos, 
Pues  las  tiene  tan  tendidas ; 

(Échale  tinta.) 
¡Oh !  véalas  yo  mordidas 
De  dos  valientes  alanos. 

PORCELOS. 

},Tik\ ,  Señora,  has  de  decir? 
Darásme  gran  desconsuelo. 
¿Tú  temores?  Vive  el  cielo , 
Que  de  amante  he  de  morir. 

DONA  LEONOR. 

Y  yo.  Conde,  he  de  quererte 
Hasta  que  deje  de  ser , 

Y  aun  mi  amor  ha  de  exceder 
Los  términos  de  la  nmerte. 

(Pica  M^igana  d  Carrasco  con  una  pa- 
ja en%  cara  ^  y  él  se  tiñe  al  refre- 
garse con  las  manos.) 

MONGANA. 

Vos  mismo  seréis ,  Carrasco, 
Quien  la  burla  os  haga  así ; 
¿  Pica  la  mosca?  Eso  si , 
Eso  será  untar  el  casco. 
¡  Oh  ,  si  un  áspid  le  picara ! 
No  está  oira  mano  segura ; 
Déte  el  cielo  la  ventura 
Como  te  pones  la  cara. 
Él  se  pone  negro  y  fíero ; 
Borracho  debe  de  estar. 
Pues  no  acierta  á  despertar. 
Espada ,  capa  y  sombrero 
Cobré  ya. —No  ha  de  dormir 

•  (Quítaselo.) 

Quien  tiene  enemigos, loco.— 
Otra  vez  le  pico  y  toco , 
Acábese  de  teñir.  (Yase.) 

PORCELOS. 

¿Cómo  he  de  irme  sin  señal 
De  tan  verdadero  amor? 
Cómo  he  de  irme  sin  favor 
Que  hacerme  pueda  inmortal? 

DOÑA  LEONOR. 

No  os  iréis;  dame  esa  banda 
Azul,  que  el  alma  me  alegra ; 
¡  Ay !  que  la  arrojé ,  y  es  negra ; 
¡  Oh ,  qué  necia  estás,  Brianda ! 

(Arroja  la  banda.) 

PORCELOS. 

¿Qué  importa  el  negro  color? 
Ningún  agüero  me  muestra ; 
Que  en  el  haber  sido  vuestra , 
Está ,  Señora ,  el  favor. 

DOÑA  LEONOR. 

Adiós ,  Conde ,  hasta  mañana , 

Que  volváis  á  ser  el  dia 

De  mi  luz  y  mi  alegría.  (Vase.) 

'  PORCELOS. 

Vos  el  alba  soberana. — 
¡Oh  banda ,  cuánto  he  estimado 
Teneros  por  prenda  hermosa 
De  la  que  ha  de  ser  mi  esposa ! 
Vuestro  color  no  ha  turbado 


Mi  esperanza  y  mi  alegría , 
Que  la  noche  negra  y  fea 
El  amante  la  desea 
Mas  que  el  rosicler  del  dia. 
¿Quién  es?  ¿Qué  gente? 

CARRASCO. 

Ninguna 
Hay ;  que  sin  espada  estoy. 

PORCELOS. 

¿  Quién  eres ,  hombre? 

CARRASCO. 

¿Quién  soy? 
¿No  conoce  baeiendo  luna? 

PORCELOS. 

¿Eres  sombra  ó  monstruo  feo? 

CARRASCO. 

Pues  que  no  me  ha  conocido , 
Quiero  callar. 

PORCELOS. 

Negro  ha  sido 
Esta  noche  cuanto  veo. 

CARRASCO. 

Él  me  mandó  que  me  fuese ; 

No  quiero  enojarle  mas.  (Vm 

PORCELOS. 

¿  Cómo  callando  te  vas  ? 
Pero  ¿qué  recelo  es  ese. 
Corazón  ?  Negro  seria , 
Que  estaba  durmiendo  aquí ; 
Nunca  en  agüeros  creí , 
Dios  es  quien  todo  lo  guia , 
Porque  el  mundo  engaña  y  miente 
Bien  es  que  algunas  señales 
Han  precedido  á  los  males, 
Pero  todo  es  accidente. 
Muerte  y  vida  Dios  la  da ; 
No  hay  potencia  humana  cierta ; 
Las  doce  son ,  y  la  puerta 
Siento  abrir;  el  Rey  será. 

Sale  EL  REY. 

REY. 

¿Es  el  Conde? 

PORCELOS. 

Sí ,  Señor. 

REY. 

¿  Venis  solo? 

PORCELOS. 

Solo  vengo. 

REY. 

Esperad  un  rato.  (Va 

PORCELOS. 

Tengo 
Un  linaje  de  temor: 
Que  no  entiendo  para  qué 
Solo  á  estas  horas  y  aquí 
Me  quiere  el  Rey;  pero  á  mi 
¿  Qué  me  importa  ?  No  lo  sé , 
Ni  es  bien  sabello ;  tsperar 
Me  toca  y  obedecer. 

(Siintaseen  unaH 
Misterio  el  Rey  ha  de  ser* 
Que  no  se  ha  de  escudriñar; 
Pero  esta  melancolía, 
Este  cuidado  y  temor. 
Que  serán  de  nuestro  bmaor. 
No  se  han  de  hacer  prolecia ; 
Que  han  de  ser-afectos  vmm»  , 
Pasiones  de  ánimo  erranies» 
Porque  nunca  estáv  oouataiites 
Los  pensamientos  hamanot. 
El  Rey  me  mira  estos  dias 
Con  semblante  difereHe ; 
Luego  causa  suficiente 
Tienen  mis  melancolías. 


Na  HAY  DÍCHA  NI  DESDICHA  HASTA  LA 


ia  se  ba  cansado , 

lioariassoD, 

D  declinación 

legan  á  so  estado. 

« ni  envidiosos 

;  vanos  temores, 

;  qne  ni  hay  traidores 

o  ni  hay  quejosos. 

►ien,  viVobien; 

?1  Rey,  yo  leal; 

r  que  recelo  mal? 

go ,  si  es  vaivén 

una,  ¿qué  importa? 

injurias  ofrezca, 

no  las  merezca; 

las  larga .  corta 

lando  el  morir 

m  pálido  ceño 

a  engendra  sueno, 

9dré  dormir.        {Duérmese.) 

Sale  EL  REY. 

RLY. 

de  un  desdichado 

doy,  pues  deseo 
dad  .  y  me  veo 
el  obligado, 
ente  y  leal 

'I  Coiíde  me  ha  servido, 
|oe  me  juzgo  ofendido, 
lo  querer  mal. 

10  se  durmió. 

V  aqni  que  decir; 
uede  dormir 

11  rey  ofende?  No. 
son  y  antojos 
;lias:  la  traición 
es  como  el  león , 
•rra  hion  los  ojos, 
me  descuidado, 

' ,  sin  temor; 

ede  ser  traidor 

II  sosegado? 

,  yo  lo  dejo; 

n  vehementes 

is ,  piedad,  ¿mientes? 

me  ofendo  y  auejo, 

go ;  si  por  dicha 

recto  soy; 

maerle  te  doy, 

;  tu  desdicha. 

espada ,  y  al  mismo  tiempo 
puñaladas  y  y  él  se  de  fien- 
i  silla. ) 

PORCELOS. 

Dios!  ¿Quién  da  muerte 
►nle? 

RET. 

Un  rey  justo, 
a  con  disgusto, 
ntraría  mi  suerte, 
rza. 

PORCELOS. 

Señor,  Señor, 
I ,  no  te  ofendí ; 
)  me  matas? 

RET. 

Si, 
e  ve  mi  amor; 
ero  que  ninguno 
raidor  has  sido 
■btoy  ofendido, 
ro  queda  el  uno 
;  saben  lo  cierto , 
'stigo  es , 
é  después , 
i  haberte  muerto. 

PORCELOS. 

jra  siento  mas. 


En  ansias  tan  infelices , 
Las  palabras  que  me  dices 
Que  la  muerte  queme  das. 
¿Traidor  don  Diego  Porcelos? 
Ño  puede  ser ;  desdichado 
Eso  sf ,  pues  levantado 
Se  vio  en  los  cietos,  y  dellos 
Tu  me  has  dejado  caer, 
Para  desdicha  mayor. 
¿  En  qué  te  ofendí.  Señor? 
Vive  Dios ,  que  él  ha  de  ser 
Quien  descifra  mi  lealtad , 
Quien  me  de  al  morir  paciencia , 
Quien  ampare  mi  inocencia , 
Pues  es  la  misma  verdad. 
Tener  espada  quisiera 
Para  fendirla  á  tus  pies , 
No  por  defenderme ,  que  es , 
Cuando  tú  gustas  que  muera. 
La  defensa  una  traición ; 
Culpado  debo  de  estar , 
Pues  tú  me  quieres  matar. 
Siendo  tan  recto  varón. 
Culpado  seré  sin  duda , 
Pero  no  sé  en  qué ,  Señor ; 
¿Cómo,  dime ,  tanto  amor 
En  tanto  rigor  se  muda? 
Por  ser  tu  hechura  ( ¡  ay  de  mi ! ) 
Lástima  darte  pudiera 
Verme  deshacer.  ¡Quién  fuera 
Pobre  hidalgo  como  fui ! 
Tres  cosas  son  las  que  hoy 
Te  encomiendo ,  si  te  obligo: 
Mi  honor,  mi  cuerpo,  mi  amigo, 
Porque  el  alma  á  Dios  la  doy. 
Y  muriendo  dcsta  suerte , 
Mi  dicha  no  tuvo  efeto  ; 
¡Qué  proverbio  tan  discreto! 
Que  no  hay  dicha  hasta  la  muerte, 

[Cae  junto  al  paño ,  y  tápale  con  él.) 

REY. 

¡Ah  leyes  del  mundo!  Ab  sabios! 

¿Cómo  no  enmendáis  las  leyes, 

Pues  es  forzoso  á  los  reyes 

Vengar  asi  sus  agravios? 

Mas  ¿  qué  he  de  hacer  ?  Yo  lo  hice 

Porque  esté  secreto  asi ; 

¡Ah  miserable  de  ti! 

Ah  venturoso  infelice! 

No  ha  de  haber  ojos  que  crean 

Que  yo  le  quise  matar ; 

Prevenidos  han  de  estar 

Los  que  importa  que  le  vean. 

Hola. 

Salen  LA  REÍNA,  DOÑA  LEONOR  y 
BRIANDA ,  con  luz. 

DOXA   LEO^fOR. 

¿Qué  quieres,  Señor? 
Rumor  de  espadas  senti. 

REINA. 

Señor,  ^vos  estáis  asi? 
Vos  ministro  del  rigor? 
¿Para  esto  me  habéis  mandado 
Venir  aquí? 

REY. 

Mirad  luego... 
(Aquí  se  turba)  á  don  Diego... 

DOÑA  LEONOR. 

¡  A  y  corazón  desdichado! 

Ay  mí  esposo  I  Ay  dueño  mío ! 

Ay  caballero  leal! 

¿Quién  te  ba  dado  mnerte  tal?       , 

REY. 

¿Qué  dices? 

DOÑA  LEONOll. 

De  mi  albedrio 


MUERTE. 

Era  el  dueño,  y  yo  del  sayo ; 
A  mi  esposo  me  han  quitado. 

REY. 

Luego  ¿él  te  quiso? 

REINA. 

Ha  mostrado 
Gran  flaqueza  el  pecho  tuyo. 
Si  cuando  yo  te  noté 
Aquel  papel ,  se  le  diera. 
Tu  amor  ocasión  no  hubiera 
De  la  flaqueza  que  ve 
El  Rey  en  ti ;  ¿tú,  Leonor, 
Has  de  decir  que  has  tenido   * 
Amor?  Si  piedad  ba  sido, 
¿  Por  qué  le  llamas  amor? 
Lástima  decir  podrías 
De  lástimas;  pero  no» 
Que  si  muerte  el  Rey  le  dio. 
Fueran  las  lágrimas  pías 
Injustas ;  el  Rey  lo  ba  hecho, 
Justicia  debió  de  ser ; 
Él  es  rey  y  tú  mujer. 
Ten  valor,  sosiega  el  pecho. 
Esta  cadena  me  has  dado. 
Que  á  ti  el  Conde  te  la  dio ; 
No  quiero  cadena  yo 
De  un  hombre  tan  desdichado 
O  tan  traidor;  toma  pues 
Tu  cadena ;  y  vos ,  Señor , 
Oid  aparte ,  y  Leonor, 
Por  osada  y  descortés , 
No  me  tendrá  si  me  escacha. 
¿Vos  cruel  y  vos  tirano T 
Vos  matáis  por  vuestra  mano? 
Esa  indignidad  es  mucha. 
¿No  podíades  mandar 
Que  lo  matasen ,  si  habia 
Hecho  alguna  alevosía? 
Y  ¿qué  delito  fué  amar 
A  Leonor ,  para  dar  muerte 
A  un  hombre  que  os  ba  servido 
Con  tal  amor ,  y  c|ue  ha  sido 
De  un  león  bramido  fuerte? 


» 


Ea,  Señor,  ¿qué  dirán 
Las  historias  de  Castilla , 
Si  vuestra  misma  cuchilla 
Corta  los  cuellos  que  están 
Sirviéndoos  con  tal  cuidado  ? 

RET. 

Señora ,  ¿qué  es  de  un  rubí 
Que  en  prendas  de  amor  os  di? 

REINA. 

Esa  esclavina  le  ha  hurtado, 
Y  ella  dirá  á  quién  le  dio. 

REY. 

Dilo. 

RRIAIfDA. 

Señor ,  la  verdad 
Es  qne  tuve  voluntad 
A  don  Vela ,  y  me  engañó 
El  diablo ,  y  se  le  di. 

REY. 

Válgame  Dios ,  y  ¡  qué  extraños 
Son  del  hombre  los  engaños ! 
(¡Ay  infelice  de  mi!) 
¿Que  di  la  muerte  á  an  amigo? 
Mi  error  á  furia  provoca ; 
Tu  eres  reina ,  á  ti  te  toca 
Darme  un  ejemplar  castigo. 
Toma  esa  espada ,  da  muerte 
A  un  homicida  cruel 
Del  vasallo  mas  fiel. 
No  viva ,  no ,  desa  stifsrte 
Hombre  que  para  vengar 
Sus  sospechas  no  inquirió 
La  verdad ,  y  se  engañó. 

REINA. 

Va  mi      9  os  he  de  dar , 
•      ríe. 


S6 


KET. 


Entre  don  Vela, 
A  quien  llamar  he  mandado. 

Sale  DON  VELA. 

Ya  no  serás  desdichado , 
Si  es  que  el  cielo  te  consuela. 
A  ese  varón  heredaste, 
Sus  títulos  y  su  renta , 
Sus  oflcios,  y  á  mi  cuenta 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Quedáis  siempre,  porque  amaste 
Al  que  mató  esta  cuchilla ; 
A  fe  que  han  de  hacer  mención 
De  Ordofio ,  rey  de  León , 
Los  anales  de  Castilla. 

REI7IA.* 

Don  Vela  ha  de  dar  la  nano 
A  Leonor ,  pues  es  trasunto 
Del  infelice  difunto, 
A  quien ,  no  el  rigor  tirano, 
Sino  su  misma  desdicha , 
Dio  la  muerte.  ? 


IM>1I  TKLA. 

Yo  no  sé 
Cómo  he  vivir ,  si  hallé 
Mayor  desdicha  «n  la  dicha. 

RET. 

TÚ  has  mejorado  la  suerte. 

DON  TELA. 

Murió  un  hombre  sin  segundo , 
Y  asi  se  ve  que  en  el  mondo 
No  hau   dicha  ni  desdicha  hasta 

[muer 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


iBLIGAR  CONTRA  SU  SANGRE, 


DEL  DOCTOS  MIBA  DB  MÉSGUA. 


PERSONAS. 


PE  DE  ESTRADA. 
URClA     VELAZ- 


r 


DON  NUNO  DB  CASTRO. 
DOÑA  SANCHA. 
DOÑA  ELVIRA. 


COSTANZ  A,  6fMa. 

LAIN. 

m  JUStiaA  MAYOR. 


AÑORADA,  «HmI^. 
UN. ESCUDERO. 
UN  CRIADO. 


)RN\DA  PRIMERA. 


DON  ÑUÑO  T  DON  LOPE,  viejú. 

DON  lluSO. 

m  Lope  de  Estrada,  hemos  lleea- 
í  frondoso  sitio,  hermoseado  [do 
la  Qodosa  corriente, 
íoisQfiíicorre,  j  nace  fuente; 
curso,  impidiendo  al  sol  ardores, 
I  de  piala,  ciñe  esa  rihera, 
sno  de  cristal ,  riega  esas  flores. 

DON  LOPE. 

Kiene  que  ver  eso  con  llamarme, 
li solo  merme? 
pva que  riñamos? 

DON   NU.^O. 

Perdonarme 
"rancio  podéis;  qne,  si  atreverme 
caros aqui  solo  be  querido, 
^Qlopede  E<trada,  porque  ofdo 
"í razones  déi?»  un  rato  atento ; 
«5  voesiras  conmigo,  en  ocasio- 

[nes» 
parecen  agravios  que  razones. 

DON  LOPE. 

,  ^os^jo  que  os  di  de  Oel  amigo. 
•JoeenelRcy  siento  es  de  vasallo 
^  que  no  bailo 

**cederme  pueda ,         [ceda, 
íoe  aqaí  yo  mismo  á  mí  me  ex- 

DON  NÜÑO. 

J  ?**  Verdad ;  mas  ja  que  sigo 
I  Vl^^  me  babeís  ocasionado, 
^n^e ,  don  Lope,  mas  templa- 
g  tengoTode  los  retiros  [do. 
*o»  noestrorey?  Qué  culpa  ten- 

[go 
í***^»» te  ¿voces,  con  suspiros, 
7-  ^a^iwl  la  infaosU  suerte? 
*««ce  atrevido  yo  en  su  muerte? 

«WN  LOPE. 

*•  las  aocioiies  del  Monarca 
f«e  ea  olidos  colocados 


Son  como  reyes  casi  yeiiendos, 
Cuando  efectos  do  son  detiranit. 
No  las  ha  de  Impedir  dega  osadía. 
Ni  murmurarlas;  porque  eo  esta  parte 
El  que  murmura  de  su  rej  con  arte, 
Con  gusto,  con  cuidado, 
Aunque  premio  no  tenga  el  merecerlo, 
O  amael  qtiees  traidor,  ó  quiere  serlo. 
Alfonso  amórtenla; 
Vos  y  vuestros  parientes  (¡qué  osadía!). 
Con  ánimo  traidor  (¡qué  Infame  he- 

[cho !), 
Romplstes  de  Raquel  el  blanco  pecho, 
Puiliendo,  como  nobles  cistellanos, 
Depuestos  los  aceros  de  his  manos. 
Con  blandas  anejas  y  piadosos  ruegos, 
Vencer  (1k  Alfonso  tos  ardores  ciegos. 
Dejáraisle  gozar  lo  qne  qnerla; 
Que  un  dia  llama  ¿  voces  i  otro  día, 
Y  suele  en  la  delicia  mas  ufana 
Lo  que  hoy  parece  bien  cansar  nafiana. 
V cuando  el  rostro  un  rey  atento entre- 
A  sns  vasallos,  y  á  la foz  no  niega    [ga 
De  sus  piadosas  quejas  los  oídos. 
Débese  permitir  que  los  sentidos 
Cocen  tal  vez  delicias , 
Deleites  ó  caricias. 
Pues  para  obedecer  de  amor  las  leyes. 
Hombres  como  nosotros  son  los  reyes. 

DON  iioSío. . 
No  niego  esas  verdades ; 
Pero,  con  descompuestas  libertades , 
Hacerme  vos  culpado 
Gn  lo  que  yo,  don  Lope.Dobe  pecado, 
Es  querer,  si  se  mira. 
Que  baga  su  efecto  contra  tos  la  ira. 

BOU  LOPE.  [leis. 

Culpado  fuisteis  Vos,  un  traidor  fnls- 
Tome  elacero,aunqneen  mi  débil  ma- 
Venganza  de  esta  afrenta.  [no, 

DON  NOffO. 

Va  me  pesa,  por  Dios;  fué  desvario. 

DON  LOPE. 

Aun  tengo  ftaersas,  no  me  ftiUa  brio. 

DON  ÑOÑO. 

¿Qué  pretendéis? 


Halaros. 

DORIlUffn. 

Quisiera,  arrepentido,  reportaros. 

DON  LOPE. 

SI  no  refila,  os  auitaré. 

DOR  mño.  (Ajp.) 

Furioso 
Le  tiene  ya  la  injuria,  y  animoso 
Quiere  vengarse.  Defenderme  hitento; 
Que,  en  todas  ocasiones. 
Ha  sido  la  defensa  acuerdo  siblo,  * 
Pues  DO  hay  qne  asegurarse  del  agrá- 
DON  LOPE.  [vio. 

Flacas  las  fderzas  de  mi  brazo  siento. 

{Entran  rtíUndút  reUránéue  éim 
Upe.) 

DONROfO. 

No  i  tan  justos  pesares  me  ocasiones; 
No  midas  mas  ta  acero  con  el  mió. 

DON  LOPE.  {Dentro.) 

Moertosoy. 

Sale  DON  ÑUÑO ,  eon  la  e$páda  en  la 


DOHNOffO. 

¡Avdemlloeo-brio! 

Ciego  y  predpft^  t 
Ya  difunto  cadáver  le  be  dfjado. 
Retirarme  pretendo,  • 

Porquejne  signe  gente,  á  lo  que  entlen- 
No  buscaba  sn  muerte ;  [  do. 

Efectos  son  de  mi  Infelicesaerte. 

{Yaee.) 

Salen  DOÑA  SANCHA  v  LAIN,  i  GOS- 
TANZA  T  DON  GARCÍA. 

DORCátCU. 

Sancha,  tos  C09ai  no  entiendo; 
Yo  vivo  y  muero  qncjoaó , 
Pues  si  en  tn  favor  reposo. 
En  tus  desdenes  ne  eaeiendo. 


S8 

A  un  mismo  tiempo  que  miras 
^ii  firme  verdad  (Jicbosa, 
Mí  voz  escuchas  piadosa, 

Y  liraiia  le  reliras. 
¿Cómo  puedes^  Sancha  mia, 
Permitir,  si  en  tu  beldad 
Halló  jugarla  piedad. 

Que  le  baílela  Urania? 

DOXA  SANCHA. 

¿Yo  tirana?  Aquí  llegaste. 

Perdido  por  la  maleza 

De  esa  encumbrada  aspereza, 

Y  albergue  en  mi  casa  hallaste. 
RefiTísieme  tu  historia. 

Que  de  la  guerra  venias 
De  Cuenca ,  y  que  en  pocos  dias 
Se  consiguió  la  victoria ; 
Que  á  Rúrgos,  donde  se  encierra 
VA  padre  que  le  dio  ser, 
Las  treguas  ibas  á  hacer 
Del  cansancio  de  la  guerra. 
Porque  el  Rey,  algo  obligado 
De  un  liero  accidente  loco. 
Dejó  á  Toledo  há  muy  poco, 

Y  á  Rúrgos  se  ha  retirado ; 
Que  una  hermana,  en  fín,  te  dio 
Et  cielo,  hermosa  bebdad. 
Que  desde  su  tierna  edad 

En  las  Huelsasse  crió. 
Porque  la  faltó  su  madre; 
Que  del  convento  ha  salido 
Ahora,  porque  ha  venido 
Con  Alfonso  el  rey  tu  padre. 

Y  ()orque  mas  amparada 
De  mí  tu  nobleza  vieras. 
Me  referiste  que  eras 
Garci-Velazquez  de  Estrada. 
Yo,  que  tu  nombre  escuché. 
Sin  ver  que  un  hermano  tengo 
En  Rúrgos,  á  quien  prevengo 
La  obediencia,  que  entregué 
Con  voluntad  mas  que  humana, 
A  tropel  I  é,  lirme  en  ella. 

Los  recatos  de  doncella 

Con  los  respetos  de  hermana; 

Y  aunque  en  parte  recelosa , 
Por  las  razones  que  ves , 
Quise  admitirte  cortés 

Y  aposentarle  piadosa. 
Mira  pues  qué  tiranía 
Cabe  en  aquesta  verdad ; 

O  ha  sido  error  mi  piedad , 
O  es  culpa  mi  cortesía. 

DON  GARCÍA. 

¿No  dices  mas? 

PONA  SANCHA. 

Pues  ¿qué  ha  habido, 
Que  á  mi  el  decirlo  me  impida? 

DON  GARCÍA. 

Lo  que  callas  de  encogida , 
Yo  lo  diré  de  atrevido. 
La  primera  vez  que  oiste 
Mi  amoroso  pensamiento, 
Culpaste  mi  atrevimiento, 
Pero  no  me  despediste. 
Segunda  v^z  llegué  osado. 
Aunque  temí  tu  disgusto. 

Y  e^cuchásteme  con  gusto ,     • 
Mirásieme  con  agrado. 

Y  un  dia,  que  los  favores 
Del  mirar  y  del  oir 
Pude,  Sancha,  conseguir, 
Saliste  á  coger  las  flores 
Reste  músico  arroyuelo. 
Cuya  voz  nace  halagüeña 
En  la  boca  de  esa  pefia , 

Y  iiiuere  en  tumba  de  hielo. 
Mí  mano  aquí  bulliciosa, 
Pofque  gloria  distribuya. 
Andaba  tras  de  la  tuya, 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Como  abeja  tras  la  rosa. 
Tú,  que  con  vergüenza  aprisa 
Tejes  púrpura  en  tu  cielo , 
Cubriste  á  la  mano  nn  velo, 

Y  descubriste  la  risa. 
Dudó  la  ignoraneia  mia 

Si  f  ra  la  risa  en  tu  intento 
Pesar  de  mí  atrevimiento 
O  burla  de  mi  osadía. 
Mas  mí  afecto  soberano 
Me  dijo,  porque  portie : 
«Jamás  boca  que  se  rie, 
Suele  negar  una  mano.» 
Su  nieve,  y  así  el  sosiego 
Como  le  usurpo  al  sentido. 
Con  mis  labios,  atrevido. 
Quise  ver  si  era  de  fuego. 
Vilo;  y  en  esta  porfía, 
Desvanecido  y  ufano. 
Ni  retiraba^ tu  mano , 
Ni  te  enojaba  lamia; 

Y  así,  con  esta  violencia... 

DOÑA  SANCHA. 

No  prosigas. 

DON  GARCÍA. 

Callaré. 

LAIN.^ 

Mí  Coslanza ,  siempre'fué 
Discreta  v  sabia  advertencia 
No  esturbar  al  que  llegó 
A  la  ocasión  que  desea ; 
Como  yo  los  pies  menea , 

Y  harás  lo  mismo  que  yo. 
Sigúeme,  aunque  no  te  cuadre , 
Pues  sabes  que  tuyo  .soy. 

COSTAKZA. 

Por  no  estorbarlos  me  voy; 
Que  eslo  aprendí  de  mi  madre. 

( Vanse  Cosiama  y  Lain.) 

DOÑA  SANCHA. 

Ya  estamos  solos  ahora; 

Que  reGeras  te  permito 

Lo  demás,  Garci-Velazquez , 

Que  tu  lu  empeño  has  conseguido. 

DON  GARCÍA. 

¿No  has  dicho  que  has  de  ser  mia  ? 

DOÑA  SANCHA.        • 

Es  Verdad  que  yo  lo  he  dicho; 
Pero  en  la  distancia  que  hay 
Del  pronunciarlo  al  cumplirlo , 
Temo  (¡ay  de  mí!)  que  has  de  ser 
Como  el  amante  tingido, 
Que  huyendo  estragos  de  Troya, 
Por  los  undosos  zaliros 
Le  condujo  hasta  Cartago 
Leve  leño  y  blando  lino. 

DON  GARCÍA. 

Pues  A  temes  que  imite  á  Eneas? 

DOÑA  SANCHA. 

Eso  temo  yeso  miro; 

¿Sabes  lo  que  obró  inconstante? 

DON  GARCÍA. 

Huésped  fué  de  Elisa  Dido, 
Vencióse  de  su  belleza. 
Perdió  sin  alma  el  juicio. 
Palabra  la  dio  de  esposo, 
Gozóla,  y  después,  \encido 
De  la  iugratitud,  huyó. 

DOÑA  SANCHA. 

¡Oh  cruel!  Oh  fementido! 
¿Que  huyó  después  de  gozarla? 

DON  GARCÍA. 

Hasta  hoy  ha  merecido 
Por  eso  nombre  de  ingrato. 

DOÑA  SANCHA. 

Yo  lo  creo;  ya  me  inclino 


A  resistir  tas  intentos. 
Vete,  por  Dios;  yo  te  pido 
QuQ  te  vayas  y  me  dejes. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  dices,  Sancha?  Qaé  has  dicho? 

DOÑA  SANCHA. 

Que  te  vayas ,  don  García. 

DON  garcía. 

Pues  lo  que  el  troyano  hizo, 

¿  Quieres  que  mi  amor  lo  (ñgae? 

DOÑA  SANCHA. 

Hombre  fué,  y  hombre  bas  nacido  ; 
Pues  bástame  aquel  ejemplo 
Para  temer  el  peligro. 

DON  garcía. 

El  mármol  será  Inconstante 
Con  mi  pechó,  el  bronce... 

DOÑA  SANCHA. 

Digo 
Que  no  quiero  ser  despojo 
De  las  llamas  y  el  cuchillo. 
Vete,  ó  por  Dios ,  que  la  vida 
Me  quite. 

DON  GARCÍA. 

Tanto  la  estimo , 
Que  solo  porque  la  tengas, 
Voy  á  perder  el  sentido. 

{Hace  que  se  va.\ 

DOÑA  SANCHA. 

Pero  con  discurso  poco 
Pronuncio  lo  que  has  oido. 
Error  ha  sido  culpable; 
Porque,  alentó  al  beneíicío. 
Sabrás  vivir  obligado ; 
Porque  hasta  ahora  no  he  visto 
Señas  en  mí  de  otra  Elisa, 
Ni  en  tus  palabras  indicios 
Para  temerle  otro  Eneas, 
Falso  amante  y  fugitivo. 
Mi  huésped  eres,  esláte. 
(Ap.  No  sé  dónde  muero  ó  vivo. 
Quiérole.  y  mí  daño  teiuo; 
Temo  el  daño,  y  me  retiro; 
Vase,  y  mátame  su  auseacia ; 
Pues,  cielos,  ¿por  qué  lo  envío. 
Si  no  he  de  vivir  sin  él?) 

DON  GARCÍA. 

Hallarás  en  tus  desvíos 
La  sinrazón  de  intentarlos 
O  el  pesar  de  consentirlos. 

DOÑA  SANCHA. 

No  puedo  mas;  que  luchando 
Están  los  discursos  míos. 
Con  valor  para  vencer. 
Con  temor  por  ser  vencidos. 
La  verdad  es  que  le  qniero; 
Ya  lo  dije,  ya  está  dicho; 
Pero  cuando  considero 
Kl  mayor  daño,  reprimo 
Mis  afectos,  y  quisiera . 
Antes  de  haberme  rendido 
A  su  fuerza,  ser  no  mármol , 
Depósito  helado  y  frío ; 
Porque  pienso  que  ha  de  darme 
Raslante  ocasión  mi  olvido. 
No  digo  para  quitarme 
La  vida ,  que  no  es  castigo 
En  quien  llega  á  aborrecer. 
Que  muera  lo  que  ha  querido. 
Sino  para...;  mas  no  quiero. 
Aunque  lo  siento ,  decirlo. 
Entiende  lo  que  quisieres ; 
Que  ni  pongo  con  juicio 
En  mi  acciou  lo  que  ejerd. 
Ni  en  mi  boca  lo  que  digo. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  temes,  Sancha?  Qué  temes. 


I  ¡lastre  has  nacido? 
*,  besaré  ta  mano. 

{Dale  la  mano.) 

DONA  SANCHA. 

lis  intentos  reprimo, 
oe,  por  Dios;  que  tienes 
s  palabras  hechizos. 
Y  yo  no  sé  lo  que  tengo; 
stos  lances  consentidos 
n  siempre  á  ser  estragos 
onor  mas  defendido.) 

DON  GABCÍA. 

eré  ta  esposo  juro, 
eré  tu  esposo  aCrmo ; 
le  mal  quisiere  goce , 
de  mi  lo  que  sigo , 
oque  paaeciere , 
1  siempre  lo  que  vivo, 
esposo  no  me  vieren , 
la,  los  presentes  siglos 
^resmas? 

DOÑA  SANCHA. 

Que  te  recojas. 

DON  GARCÍA. 

odre,  si  me  desvio 
s  ojos. 

DONA  sa:«cba. 

¿No  podrás? 

DON  garcía. 

mis  glorias  confirmo. 

DOÑA  SANCHA. 

tli  se  va  á  tu  cuarto, 
esia  puerta  al  mió. 

DON  GARCÍA. 

Riendo  tus  pasos. 

DOÑA  SANCHA. 

be  enseñado  el  camino ; 

más  tá  lo  verás, 

la  ocasión  no  has  temido.  ( Vase.) 

DON  GARCÍA. 

voy,  amor;  á  voces 
rm'oso  imperio  publico ; 
le  la  vida,  pues 
spojo  es  mi  juicio. 

{Vase  tras  ella.) 

LAIN  T  COSTAmk.conunaluZy 
y  pénenla  en  un  bufete. 

LAIN. 

e,  Coslanza,  vas  con  tanta  prisa? 

COSTANZA. 

?r  esta  luz  sobre  no  bufete. 

LAIN. 

obos  coDeso,áquienlo  ignora; 
tere  luz,  Costanza ,  la  señora. 

COSTANZA. 

» lo  que  dices?  Malicioso  eres. 

IJklN. 

se  bailan  sin  luz  muchas  muje- 
COSTANZA.  [res. 

ihora,  Lain,  y  en  este  suelo 
liemos  los  dos,  porque  parlando 
mos  la  noche. 

LAIN. 

¿Estás  burlando? 
i  estas  noches  todas  que  han  pa- 

[  sado 
asistido,  Costanza,  yo  á  tu  lado, 
lé  este  suelo  enladrillado  quíe- 

[res 
lora  sea  colchón  de  mi  descanso? 

COSTANZA. 

miedo,  Lain, ^rqae  de  noche, 
ma  de  gigantes  y  dragones. 


OBLIGAR  CONTRA  SU  SANGRE. 

Inquietan  esta  sala  mil  visiones. 

( Quiere  levantarse ,  y  áetUnelo  Cos- 
tanza.) 

LAIN. 

Mil  vi;  ¡qué  linda  cosa,  por  mi  vida ! 
A  buen  puerto  á  ser  huéspedes  llega- 

[mos; 
Llamar  quiero  á  mí  dueño;  que  nos  va- 

COSTANZA.  [mos. 

Repórtate;  no  el  miedo  te  alborote. 

LAIN. 

Tengo  gota  coral,  y  si  no  excuso 
Estos  lances,  Costanza,  aunque  te 

[asombres. 
No  me  podrán  tener  juntos  diez  hom- 
cosTANZA.  [  bres. 

Aquella  laz  se  muere. 

LAIN. 

¡Ay  de  mi  triste'. 

COSTANZA. 

Cielos,  ¿qué  es  esto?  El  alma  se  aniqui- 
Mira  que  está  espirando,  despavila.  [la; 

LAIN. 

Voy;  que  sin  luz  la  vida  se  me  acaba. 
Ya  despavilo.  Peor  está  que  estaba. 

{Mata  la  luz.) 

COSTANZA. 

¿Qué  es  lo  qae  has  hecho? 

LAIN. 

¿No  lo  ves?  La  vela 
Se  cansó  de  ser  sola  centinela ; 
Desdichas  mias  son. 

COSTANZA. 

¡Linda  osadía ! 
¿Yo  á  escuras  con  un  hombre? 

LAIN. 

;0b  fiera  arpía! 
¿Engáuasme,  y  ahora  melindricos? 
Este  es  encanto  que  mi  mal  señala; 
Llena  está  de  gigantes  esta  sala. 
¿Adonde  estás,  mujer? 

{Anda  á  buscarla.) 

COSTANZA. 

No  has  de  saberlo. 

LAIN. 

Al  viento  ya  le  habrás  encomendado ; 
Que  eres  bruja  sin  duda. 

COSTANZA. 

Oye,  ruin  hombre ; 

Hable  mas  bien,  óharéleque  se  asom- 

LAiN.  [bre. 

Harto  asombrado  estoy,  y  mas  oyendo 
Tu  voz  en  tantas  partes;  aquí  hablas. 
Allí  respondes,  hacia  allá  preguntas; 
Deten  el  golpe,  mira  que  me  apuntas. 

COSTANZA. 

¿Que  apunto  yo? 

LAIN. 

i  Qué  formidable  seña ! 
Un  gigante  en  la  mano  ase  una  peña , 

Y  con  amagos  fieros  de  homicida , 
Me  quiere  trasladar  á  la  otra  vida. 
¡Jesús! 

COSTANZA. 

¿Qué  fué? 

LAIN. 

La  peña  me  ha  tirado, 

Y  si  no  huyo  el  golpe  con  presteza. 
Me  despoja  de  sesos  la  cabeza. 

COSTANZA. 

Ahora  bien  entiendes  mis  razones; 
Mas  no  cuando  te  pido  me  des  algo. 

LAIN. 

Con  eso  mas  de  mi  paciencia  salgo; 


»9 

;Qué  quieres  que  te  dé  porque  me  sa- 
uel  peligro  en  que  estoy?  [ques 

COSTANZA. 

Lo  que  tuvieres. 

LAIN. 

No  tengo,  vive  Dios,  un  real  tan  solo; 
Pero  si  tu  piedad  libre  me  escapa. 
Te  daré  este  sombrero  y  esta  capa. 

COSTANZA. 

Arroja. 

LAIN. 

Veslo  ahi. 

{Arrójale  el  sombrero  y  la  capa  y  y  ha- 
ce Costanza  que  abre  una  ventana. ) 

COSTANZA. 

Ahora ,  amigo , 
Abriendo  esta  ventana ,  porque  Apolo 
Con  su  luzjlnmina  ya  los  campos,. 
Conocerás,  pues  ya  decirlo  puedo'. 
Que  elenreuofué  mió,  y  luyo  el  miedo. 

{Vase.) 

LAIN. 

Ya  es  de  día,  por  Dios;  esta  picana 
Me  ha  engañado,  ^  como  no  le  he  dado 
Un  tan  s<^iTo  cuatrín,  ni  darle  espero. 
Me  ha  quitado  mi  capa  y  mi  sombrero. 

Sale  DON  GARClA. 

DON  GARCÍA. 

¡Lain! 

LAIN. 

Pues,  Señor,  ¿qué  es  esto? 

DON  GARCÍA. 

Felicidades  que  puso 
El  amor  en  quien  indigno 
Se  constituyó  por  suyo. 
Vamos  de  aquí ;  ¡presto,  presto! 


LAIN. 


¿Qué  dices? 


DON  garcía. 

Que  luego  á  Burgos 
Partamos;  porque  esta  tarde 
Sajicha,  que  asi  lo  dispuso 
Con  mañosa  discreción , 
También  se  parte ;  lo  uno , 
Porque,  si  en  las  soleaades 
Tanto  tiempo  nos  veo  juntos , 
Conspirará  la  malicia 
Armas  contra  nuestros  gustos; 
Y  también  porque  se  impida 
Que  sepa  su  hermano  Ñuño 
El  hospedaje,  á  quieu  yo 
Tantas  dichas  atribuyo ; 
Que  en  Burgos,  ella  en  su  casa, 
>  o  en  la  mia ,  sin  que  alguno 
Lo  entienda,  para  gozarnos , 
Es  bastante  disimulo. 

LAIN. 

Aguarda,  Señor,  aguarda. 
Luego  ¿jugóse,  pregunto. 
La  pieza  mas  importante? 
¿Con  el  silencio  nocturno 
Rindióse  Troya? 

DON  GARCÍA. 

Rindióse. 

LAIN. 

En  aqueso  finca ;  ¡  oh  punto ! 
¡Qué  dicha! 

DON  GARCÍA. 

Con  el  respeto 
Que  en  mi  adoración  infundo , 
Lain,  has  de  hablar  de  Sancha. 

Ullf. 

¿  AndnTo  el  amor  desnudo? 


¿Qaedó  ul?o  de  desdenes? 
Quedó  velloso  de  gustos? 
i  Hubo  despojo  de  enaguas, 
Desabrigo  de  coturnos  ? 
¿Examinóse  el  agrado? 
¿  Explicóse  lo  venusto? 
¿Durmiéronse  los  temores? 
¿Extinguiéronse  los  sustos? 
¿Veneróse  el  bello  encanto? 
¿Admiróse  el  blando  bulto? 
¿Qué  bubo,  en  fin? 

nOTf  GABCÍA. 

Eres  un  necio , 
Bárbaro,  ignorante,  rudo. 
Si  imaginas  que  las  dichas 
Me  hau  de  robar  el  discurso ; 
En  las  deidades  ¿  quien 
La  veneración  dio  culto 
Lo  que  se  alcanza  se  debe 
Presumir  que  ser  no  pudo. 
Basta  que  sepas,  Lain, 
Que  en  el  fuego  que  me  cupo 
De  los  incendios  que  Sancha 
De  sus  dos  soles  compuso. 
Donde,  batiendo  las  alas, 
Llegué  á  ser  vivo  trasunto 
Del  ave  que  en  sus  aromas 
Desperdicia  sus  orgullos , 
Tantos  alientos  me  infunde. 
Que  dellos  con  ma^or  triunfo , 
A  pesar  de  las  cenizas , 
Renace  fénix  segundo. 

LAIIf. 

Aguarda, mi  rey;  dejando 
Eso  de  Fénix,  ¿qué  hubo 
En  lo  de  prisión  eterna , 
En  lo  de  jendirse  al  yugu? 
Di,  ¿juraste  de  inaridor 

Doif  garcía. 
Juré,  en  fin ,  de  serlo  suyo. 

LAIN. 

Fuego  del  cielo  consuma 
A  quien  tiene  tan  mal  gusto ; 
;  Qué!  ¿marido  te  he  de  ver? 
Mas  no  importa ;  es  de  futuro, 

Y  es  siempre  el  jurar  de  serlo. 
Para  llegar,  el  consumo 
Tomar  á  cambio  en  las  Indias , 

Y  dar  libranza  en  el  turco. 

DON  GARCÍA. 

Esposo  be  de  ser  de  Sancha. 

LAIN. 

¿Quién  te  dice  que  no  juzgo 
Que  á  mi  me  ha  de  estar  mejor 
El  maridaje  que  escucho? 
Andallo,  eso  si;  habrá  tiesta. 
Que  habrá  librea  no  dudo ; 
Juzgarán  los  que  me  vieren. 
Si  juzgarán,  que  me  cubro 
De  alguna  capa  v  sombrero. 
Según  lo  que  salto  y  bullo. 

DON  garcía. 
Vén,  partamos;  porque  es  tarde. 

UIN. 

Otro  poquito;  presumo 

Que  estoy  sin  sombrero  y  capa. 

oozi  garcía. 
¿Y  la  tuya? 

LAIN. 

Ese  es  un  punto 
Muy  delicado. 

DON  GARCÍA. 

¡Qué  flema! 

LAIN. 

Vive  Dios,  qoe  no  me  bario. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

DON  GARCÍA. 

Acaba. 

LARI. 

¿Cómo  que  acabe? 
O  eres  sordo ,  ó  yo  soy  mudo ; 
¿He  de  ir  desta  manera 
En  un  rocinante  zurdo , 
Hecho  titere  con  alma? 

DON  GARCÍA. 

Cúbrete. 

LAIN. 

Tomadle  el  pulso. 
5a/<s  DON  A  SANCHA. 

D05ÍA  SANGRA. 

Señor,  ¿ya  os  vais? 

DON  GARCÍA. 

TÚ  me  has  dado 
Orden,  mi  bien,  y  licencia. 

DOñk  SANCHA. 

Quisiera  fuera  obediencia, 
Mi  señor,  mas  no  cuidado ; 
Que  quien  con  tal  brevedad 
Se  parte  y  me  deja,  siento 
Que  muestra  arrepentimiento 
O  arguye  infidelidad. 

DON  GARCÍA. 

Sancha,  voy  tan  abrasado , 
Tan  ciego,  loco  y  rendido. 
Que  vivo  de  agradecido 

Y  muero  de  enamorado. 

Y  aunque  así  mi  vida  ignoro. 
Con  las  dichas  qoe  merezco , 
No  sé  si  lo  que  agradezco 

Es  menos  que  lo  que  adoro. 
Fuera  de  que,  si  esta  tarde , 
Mi  bien,  á  Burgos  le  vas, 
Allá  mas  despacio  harás 
De  mis  finezas  alarde. 

(Llaman.) 

DOÑA  SANCHA. 

Aguarda ;  ¿qué  golpes  son 
Aquellos  ? 

DON  tiVKo.  {Dentro.) 
\  Costanza!  — ¡Andrada  ! 

DOÍf  A  SANCHA. 

Ñuño  es  quien  llama. 


Salgo. 


Turbada 


Salé  COSTANZA. 

COSTArtZA. 
D05ÍA  SANCHA. 

¡Terrible  ocasión! 

COSTANZA. 

De  turbaciones  acorta ; 
Busca  remedio. 

DOÍÍA  SANCHA. 

Es  en  vano. 
¿Qué  es  esto? 

Sale  ANDRADA. 


AÑORADA. 

I^uño,  tu  herDdano. 

DOfiA  lAIICIA. 

¡Ay  de  mí ! 

DON  GARCÍA. 

Tu  vida  importa. 
LAm. 
Esto  á  mi  suerte  alribuTO. 


DOffAtiUlCBA. 

iQué  suceso  tao  impío! 
En  ese  aposento  mío , 
^Que  mejor  le  diré  tuyo. 
Te  esconde  con  ts  cni^, 

DON  GARCÍA. 

Mirar  por  tu  honor  quisiera. 

DORk  SANCHA. 

Yo  cerraré  por  defuera. 
(Ciérraloi  Sancha,  y  tuabtéáUmm 
dan  Ñuño.) 

ANitADA. 

Priesa  trae  de  tlgvnettidftdo; 
Indicios  da  se  porfií. 

DO^ASAHCBA. 

Y  tú,  en  entrando  mi  bemuno, 
Andrada ,  saca  á  ese  llano 
Los  caballos  de  García, 
Con  cuidado  y  sin  sentirse; 
Que,  cuando  en  sosieso  manso 
Ñuño  se  entregue  al  descanso , 
Podrá  salir  y  partirse. 

ANDRADA. 

Voy.  (y^< 

DOÑA  SANCHA. 

¡Quién  Ul  desdicha  vio! 
Abre  aprisa. 

COSTANZA. 

Es  excusado. 
Porque  mi  señor  ha  entrado; 
Que  Andrada  pienso  que  abrió. 

Sale  DON  NUSO. 


DON  N05fO. 

Cierren  las  puertas;  ninguna, 
Cosianza,  sin-  Ihive  quede. 

DOSa  SANCHA. 

Hermano,  señor,  ¿qué  es  esto? 
{Ap.  i  Oh,  qué  demudado  viene ! 
Un  hielo  cubre  mis  venas.) 
¿Era  tiempo  que  vinieses 
A  ver  á  tu  hermana  y  ver 
Esta  casa,  que  parece, 
Al  pié  de  ese  verde  monte , 
Que  la  ciñe  y  no  la  ofende. 
Digno  edificio  de  AlftNiso  ? 
Tuya,  Ñuño,  será  siempre. 
Que  para  eso  la  heredé 
De  inigo  Tello  Menéses, 
Nuestro  tio;  mas  ¡ay  triste ! 
¿Cómo  pregunto?  ¿No atiendes 
A  mis  razones,  hermano? 

DON   NC.^O. 

El  honor,  Sancha,  que  á  veces... 

D05ÍA  SANCHA.  (Ap.) 

Por  honor  comienza  (¡ay  cielos!); 
Él  sabe  mi  amor,  y  quiere. 
Después  de  habérmelo  dicho , 
Vengar  su  agravio  en  mi  muerte. 
¿Dónde  iré? 

DON  NU.SÍO. 

Pues  ¿auB  no  sabes 
Mi  pena,  y  así  te  vence 
La  turbación?  Oye,  eicttcht. 

DO.XA  SANCHA. 

Dilo,  acaba ,  si  no  quieres 
Que  la  dilación  me  ofend»; 
Dime  presto  lo  que  tienes. 

DON  NU^O. 

Una  desdicha,  que  ayer 

Me  obliffó,  Sancha,  á  etcondemw  • 

Y  cuanao  mas  con  la  noche 

Seguro  paso  me  ofrecen 

Las  sombras,  qvt  ne  ueivheo 

Que  no  las  ternt  f  Iti  Imeflé, 


S«is  legoas,  qae  haj  hasU  aqui 
Desde  Burgos... 

IK)5U  SAHCflA.  (Ap.) 

Ya  parece 
Qae  se  desaboga  el  alma. 

90H  ÜU5Í0. 

Corrí  en  un  hijo  del  Bétis; 
Porque,  aonqne  en  tantos  pesares 
Debida  atención  me  niegues, 
O  mis  desaciertos  culpes , 
O  mis  errores  condenes. 
Como  noble ,  me  recojas ; 
Gomo  sabia,  me  aconsejes; 
Como  prudente,  me  animes , 

Y  cómo  bermana ,  me  alientes. 

DOÑA  SAnCBA. 

La  Tida  es  tuja;  prosigue, 
ooa  ñuño. 

Ya  sabes  los  accidentes 
Qae  en  Toledo  resultaron, 
Sancba  berouoa,  de  la  muerte 
De  Raquel. 

OOXA   SANCHA. 

Nadie  lo  ignora ; 
Pero  si  al  caso  presente , 
Que  tú  le  llamas  desdicha , 
baporta  para  saberse 
{Ap.  Todo  lo  escucba  García), 
Referirlo,  hermano, puedes. 

DO!f  IfUÑO. 

Eq  Toledo,  imperial  solio. 
Donde  undoso  el  Tajo  vierte 
Cristal,  que  sus  basas  lame, 
Oro, que  su  pié  guarnece, 
Ea  cuto  espacio  no  hay 
Edificio  que  no  apueste 
A  daracioD  con  eü  tiempo, 

Y  €00  el  rajo  ¿  lo  fuerte ; 
4qai,  pues,  lo  inevitable 
Df  I  hado  infeliz  consiente 
Qoe  á  Raquel,  bella  judía , 
Sa  imperio  Alfonso  rindiese. 
llQcbos  en  el  Rej  cnipaban 
El  injusto  error,  al  verle 
Keodido  á  una  hebrea  quien 
Rindió  tantos  moros  reyes ; 
Por  parecerlos  que  estaba 
T>D  fuera  de  sí ,  que  á  veces 
A  los  despachos  negaba 

las  horas  mas  competentes. 
r.Moera  Raquel!»  dicen,  cuando 
wa  Lope  de  Estrada  quiere 
Evitar  resoluciones 
CoQ  el  consejo  prudentes, 

Y  i  mí  y  á  cuantos  conmigo 
A  la  qecuefon  se  ofrecen 

Dqo :  cAonque  Alfonso  en  Castilla, 

Noestro  rey,  mas  se  divierte 

£a  el  cariñoso  halago 

Qae  en  la  vox  del  pretendiente , 

So  espiritu  generoso 

Cierdas  enmiendas  promete; 

Y  asi,  pues  sois  desta  causa. 
Codo  V o,  todos  Jueces, 

Ko  el  inror  pueda  en  vosotros 
Loque  la  prudencia  puede.» 
Con  gusto  escuché  á  don  Lope ; 
Mas  los  demás,  en  quien  siempre 
Foé  firme  el  intento ,  así 
Le  reaiKmdieron,  rebeldes : 
cl^ra  qae  beróicas  hazañas 
Baga  Alfonso,  j  le  venere 
La  admiración  6  le  admire 
Píoble  atención  elocnente ; 
Para  que,  en  fin,  consigamos 
Que  la  pokeiidad  muestre 
Su  imagen  en  duro  bronce 
T  so  nombre  en  minnoi  breve , 
üo  es  JIU40  <ll«Uiraltr 


OBUGAR  CONTRA  SU  SANGRE. 

El  afecto  donde  vierten 
Soberbios  montes  de  fuego , 
Mares  de  cenizas  breves. » 

Y  asi,  cuando,  ausente  Alfonso, 
Diestro  cazador,  previene 
A  ciervos  del  monte  flechas, 

Y  á  garzas  del  viento  redes ,       , 
De  Raquel  llegan  al  lecho, 
Adonde,  como  otras  veces. 
Su  sol,  dormido  en  su  ocaso , 
Negaba  luz  á  su  oriente , 

Y  cuales  hambrientos  lobos , 
Que  de  las  dormidas  reses, 
A  pesar  del  que  las  guarda. 
La  sangre  intrépidos  beben; 
Así,  pues,  los  conjurados 
El  pecho  hermoso,  inocente , 
De  la  descuidada  hebrea 
Rompieron  inobedientes. 
Volvió  el  Rej,  j  cuando  el  rostro 
Ver  de  su  dama  pretende. 

Halló  pálido  cadáver 
La  blanca  animada  nieve. 
Miró  el  desmayado  bulto, 

Y  en.su  distancia  una  fuente. 
Que  en  humor  sangriento  rojo 
Va  deshojando  claveles. 

Los  cabellos  que  le  dieron 
Madejas  de  oro  luciente. 
Duro  plomo  derretido , 
Bañaao  en  sangre,  le  ofrecen. 
Loco  y  sin  vida,  á  sus  labios 
Le  arroja  el  fiero  accidente, 
Solo  por  ver  si  los  suyos 
Algún  aliento  les  deben. 
Mas,  como  no  respiraron, 

Y  advirtió  que  los  que  albergue 
Fueron  del  nácar  mas  puro 
Cárdenos  lirios  embeben , 
Tanto  su  sudor  le  hiela. 
Tanto  su  amor  le  suspende. 
Que  le  creyeron  estatua 

Los  que  por  rey  le  obedecen. 
Pero  volvió  en  sí,  juzgando 

gue,  aunque  el  sentir  es  á  veces 
ntendimiento ,  el  valor 
Es  mas  ingenio  en  los  reyes. 
Pártese  á  Burgos,  por  ver 
Si  podrá  olvidar,  ausente , 
Lo  que  en  su  aliento  fué  vida , 
Lo  que  en  su  memoria  es  muerte; 
Pero  la  imaginación 
Tanto  daba  en  ofenderle , 
Que  viendo  un  dia  en  su  coarto 
Don  Lope  al  Rey  poco  alegre 

Y  retirado ,  me  dgo  : 

<  Señor  Ñuño,  no  padece 
Culpas  de  atrevido  quien 
A  las  experiencias  cree ; 
Si  dejaran  vuestros  deudos 

Y  vos  de  mi  voz  vencerse , 
Fallaran  nubes  que  ahora 
Este  sol  entristeciesen.» 
Callé,  y  una  vez  que  al  campo 
Fuimos  los  dos,  grocuréle 
Quejoso  desengañarle» 

Y  cortés  satisfacerle. 
Dijele ,  en  fin :  «Ya  sabéis , 
Señor  don  Lope,  que  siempre 
Son  vuestros  nobles  consejos 
En  mi  obediencias  corteses, 

Y  que  por  ellos  el  rostro 
Negué  al  error,  que  rebeldes 

En  Raquel,  contra  el  rey  nuestro. 
Los  castellanos  cometen.— 
No  negasteis.  Traidor  fuistes,» 
Replicó  el  viejo  impaciente. 
Yo,  como  á  la  sangre  mia 
Aquella  palabra  olende ,  * 

Vites  infamias  la  impone, 
Porque  no  sequé  se  tiene 
La  traición,  que  aon  loa  que  ignoran 


Lo  que  es  honor,  la  aborrecen. 
Enmudecido,  del  rostro 
Perdido  el  color,  ausente 
La  razón,  ciego  el  discurso,    • 
Sin  mí  mismo  llegué  á  verme. 
Armado  de  nube  de  iras, 
Tanto,  que  en  espacio  breve 
Los  amagos  de  la  vista 
Los  sentí  rayos  ardientes. 
Desenvolví  las  palabras , 
Respondiéndole  que  miente; 

Y  desnudando  el  acero, 
Vengpr  su  agravio  pretende. 

Mas  como  cobra  un  mentís  * 

El  honor  que  allí  se  pierde. 
Procuré  con  mil  perdones 
Obligarle  y  detenerle. 
Porfió  á  querer  herirme, 

Y  yo,  como  el  defenderme 
Me  toca  en  fin,  y  de  brios 
Sus  muchos  años  carecen. 
Ya  por  hado  ó  por  desdicha, 
Ya  por  destreza  ó  por  suerte. 
Mi  punta  en  su  anciano  pecho 
Abrió  camino  á  la  muerte... 
Quedé... 

DON  GARCÍA.  (Llama  á  la  puertü.) 
Abre,  Ñuño. 

D0.\A  SANCHA. 

¡Ay  demí! 
DON  nvsño. 
¿Quién  da  golpes? 

D05ÍA  SANCHA. 

Hoy  se  pierden 
Mi  vida  y  mi  honor,  Cosianza. 
Mira  si  es  gente  que  viene 
Siguiendo  á  Ñuño. 

COSTANZA. 

Ya  voy.— 
;0h,  lo  que  el  ingenio  puede!  (Vase.) 

DOÑA  SANCHA. 

Sin  vida  estoy;  ¡qué  desdicha! 
Quisiera  impedir  no  oyese 
García  lo  que  dispongo ; 
Aqui  el  valor  me  conviene. 

DON  NONO. 

¿Quién  puede  ser  el  que  llama? 

DO.^A  SANCHA. 

Desde  esta  pieza,  que  tiene 
Una  ventana  á  ese  cuarto , 
Lo  verás  conmigo;  vente. 

(Tirando  del ,  lo  muda  á  la  otra  parte 
del  tablado,) 

DON  NüfKo. 
Aparta ,  veré  quién  es. 

D05ÍA  SANCHA. 

Aguarda ,  hermano,  detente ; 
No  te  arrojes  al  peligro. 

DON  ÑUÑO. 

¿Quién  puede  ser? 

Sale  COSTANZA. 

COSTANU. 

Mucha  gente , 
Que  indif^nada  solicita 
O  tu  prisión  ó  tu  muerte ; 

Y  como  cerrar  mandaste 
Las  puertas,  es  evidente 
Que  una  espaciosa  ventana. 
Señor,  que  esa  pieza  tiene , 
No  muy  alta,  les  ha  dado 
Lugar  para  que  subiesen. 

DON  garcía.  (Vuelve  d  llamar,) 

Abre,  ó  roniperé  la  puerta. 


62 

DON  nvño. 
Esta  espada  ha  de  valerme. 

DONA  SAKCHA. 

• 

Mejor  remedio  á  ta  vida 
Tu  hermana  Sancha  previene; 
Sal  por  una  puerta  falsa, 
Que  mira  á  ese  monte,  y  vete; 
Sube  en  tu  caballo  apriesa, 

Y  por  las  sendas  mas  breves 
Te  vuelve  á  Burgos,  pensando 
Que,  pues  le  juzgan  ausente, 
Nadie  en  él  te  buscará; 

tíue  de  mí  seguro  puedes 
Partir,  pues  sabré  seguirte 

Y  aun  del  riesgo  defenderte. 
Ea ,  vuela ;  ese  Pegaso 
Anima  tan  velozmente , 
Que  sus  balidos  ijares 

Tu  diligencia  condesen. 

DON  NÜÑO. 

Bien  has  dicho;  Oíoste  guarde.  ( Vase.) 

COSTANZA. 

Buena  fué  la^industria. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Fuese? 

COSTANZA. 

Mirarélo.  {Vate.) 

DON  garcía.  {Dentro.) 
¡Ah  Ñuño  infame! 
No  tu  vil  traición  recuerde 
Miedos  en  ti,  que  me  impidan 
Vengar  la  manchada  nieve 
De  las  canas  de  mi  padre ; 
Abre,  traidor;  abre,  aleve , 
O  haré  las  puertas  pedazos. 

{Abre  doña  Sancha.) 
Salen  DON  GARCÍA  v  LAIN. 

DO.^A  SANCHA. 

Ya  está  abierto ;  ¿qué  pretendes? 

DON  GARCÍA. 

¿Dónde  está  Ñuño? 

DOÑA  SANCHA. 

A  Burgos 
Se  partió;  si  no  lo  crees, 
Por  tuya  tienes  la  casa. 

DON  GARCÍA. 

¿Que  esto  tus  engafios  pueden? 
Temió  mi  valor  tu  hermano. 

DOÑA  SANCHA. 

Quien  nació  Castro  no  teme. 

DON  GARCÍA. 

Sac^  los  caballos  presto; 
Que  he  de  seguirle. 

LAIN. 

Conviene 
El  seguirle;  mas  repara... 

DON  GARCÍA. 

Acaba. 

LAIN. 

Ya  te  obedece; 
El  ir  sin  capa  y  sombrero 
Es  lo  que  mas  me  entristece.    ( Vase.) 

DON  GARCÍA. 

Vengaré,  viven  los  cielos , 
Mi  agravio. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Que  asi  me  deje 
Quien  á  ser  de  mi  albedrío 
Fiero  robador  se  atreve? 
Que  asi  las  glorias  de  amante 
Ingrato  bárbaro  niegue , 

Y  acciones  tan  vengativas 
Contra  mi  sangre  recuerde? 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

¿Qué  es  esto ,  Garci-Velazquez? 
Qué  es  esto  ?  ¿  Ahora  nrevienes 
Falsedades  que  te  infamen , 
Desprecios  que  me  atormenten, 
Descréditos  que  te  culpen , 
Libertades  que  me  afrenten? 
¿Este  es  el  bien  que  gozaste , 
Las  Gnezas  que  me  debes, 
Las  dichasque  mereciste , 
Los  favores  que  posees? 
Vuelve,  esposo;  no  permitas. 
Señor,  que  mis  gozos  breves 
Justa  desesperación 
Los  ultraje  y  los  desprecie. 
Mira... 

DON  GARCÍA. 

Sancha,  no  son  buenas 
Esas  lágrimas  que  viertes 
Para  quien  ve  que  á  su  padre 
Violenta  mano  le  hiere; 
Para  un  hijo,  que  ayer  vio 
Sus  canas  pompa  de  nieve, 

Y  hoy  de  un  sepulcro  de  mármol 
Cenizas  las  juzga  leves. 

La  obligación  que  me  corre 
Nadie  la  conoce  y  siente 
Mejor  que  yo  mismo,  Sancha. 
Yo  sé  lo  que  me  conviene ; 
No  ignoro  lo  que  te  debo , 
No  niego  lo  que  mereces , 
No  desmayo  en  la  palabra , 
No  huyo  lo  que  pretendes; 
Pero  aquí  mi  muerto  padre 
Me  dice  á  voces  que  quiere 
Que  helado  bulto  le  estime , 
Que  cadáver  le  venere , 
Que  ruina  le  obedezca , 
Que  polvo  le  reverencie. 
Que  a  la  venganza  me  anime, 
Que  la  aclame ,  que  la  aceche , 
Que  la  investigue  animoso , 
Que  la  ejecute  valiente ; 

Y  así,  tus  voces  en  mi 

Será  imposible  que  esfuercen 
Lástima  que  las  escuche 
O  piedad  que  las  despeñe. 
Los  cielos,  Sancha,  te  guarden ; 
Queda  adiós,  que  no  consiente 
Mas  dilación  un  agravio 
Ni  mas  tardanza  una  muerte. 

DOÑA  SANCHA. 

Aguarda,  espera,  no  huyas; 
Oye,  escucha,  mira,  advierte 
A  pesar  de  mis  desdichas. 
¡Que  estos  rigores  ordene 
La  fortuna !  Buena  auedo , 
Mí  robado  honor  padece. 
El  ladrón  huve  tirano ; 
Mí  hermano  la  culpa  tiene. 
García  quiere  vengarse. 
Ya  temo  que  he  de  perderle. 
Pues  acabadme ,  pesares; 
Acabadme,  porque  quede , 
Sí  estrago  de  lo  que  soy, 
Lástima  de  lo  que  fuere. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  EL  JUSTICIA  y  muchos  criados, 
acuchillando  á  DON  NUf^O,  y  ¿I  reti- 
rándote,  y  el  Juiticia  no  saca  la  es- 
paila. 

DON  NÜÑO. 

Yo  no  he  de  darme  á  prisión , 
Don  Pedro,  aunque  me  matéis; 


Porque  es  mas  segara  cosa 
El  no  dejarme  prender. 

JOSTICU. 

Don  Ñuño,  que  os  be  avisado 
Que  estos  lances  excuséis , 
No  lo  ignoráis ,  y  que  siempre 
Vuestro  amigo  he  sido  fiel ; 
Mas  si  vos,  poco  advertido. 
Delante  de  mi  os  ponéis. 
No  puedo  excusar,  don  Ñoño , 
Las  órdenes  de  mi  rey. 

DON  NUffO. 

¿Qué  orden  os  ha  dado  Alfonso? 

JOSTICU. 

Que  OS  mate  ó  prenda. 

DONlfUÍ^O. 

Escmel. 
¿  Así  se  mata  en  Castilla 
Un  Castro? 

JUSTICIA. 

Podrálo  hacer 
Quien ,  como  yo ,  nació  Lara , 
Si  no  se  deja  prender. 

DON  ÑUÑO. 

Señor  Justicia  mayor, 
Si  de  ese  modo  ha  de  ser, 
Deste  pretendo  librarme. 

JUSTICIA. 

i  Muera ! ;  Prendedle ! 

DON  ÑUÑO. 

No  haréis ; 
Pbrque  son  rayos  de  acero 
Cuantos  movimientos  veis. 

{Métele  á  cuehilladst.] 
Sale  DOÑA  ELVIRA. 

DOÑA  ELVIRA. 

Voces  en  la  calle  siento , 

Y  aun  parece  que  tropel 

De  gente  acuchilla  un  hombre, 

Y  que  él ,  animoso ,  á  hacer 
Llega  desprecio  de  todos. 

i,  Quién  será  ?  Que  conocer 
No  le  puedo,  porque  yo 
De  tan  poca  edad  á  ser 
Del  convento  de  las  Huelgas 
Tierno  depósito  entré. 
Que  á  nadie  apenas  conozco. 
Mucho  le  aprietan;  mas  él 
Huye  el  riesgo,  y  prevenido 
Socorro  pide  á  los  pies , 
Por  habérsele  quebrado 
La  espada  (¡  ay  desdicha  infiel !). 
Temí  no  fuera  mi  hermano; 
Que,  como  por  la  cruel 
Mano  de  un  fiero  alevoso 
Murió  mi  padre,  el  que  fué. 
Si  hoy  sombra  en  bóveda  triste. 
Rayo  en  la  campaña  ayer, 
Pienso  que  á  mi  hermano  llegan 
A  herirle  el  pecho  también; 
Que  quien  nació  como  yo , 
Seguir  con  violencia  ve 
A  la  voz  de  la  corneja 
Lo  funesto  del  ciprés. 

Sale  DON  NUNO,  aibofotnéé, 
sin  espada. 


Señora ! 


DON  ÑOÑO. 
DOÑA  BLTiaA. 

;Ay  de  mi! 

D0!INU5to. 

Bscnefaad. 


DO^A  ELVIRA. 
DOn  ÑUÑO. 

El  temor  suspended ; 

el  Justicia  mayor 
;or  y  con  poder 
ga  á  que  me  retire 
rigurosa  ley , 
1  seguimiento  viene , 

urden  tiene,  del  Rey 
a ,  para  llevarme 
i  c^istillo  de  üclós. 
ahora  y  lo  intentó; 
udo  el  peligro  infiel , 
a  á  la  espada  pido , 
me,  como  veis ; 
impararme  en  la  casa 

primero  encontré, 
is  si  no  me  engaño ,  aqui 
m  Diego  Porcel; 
osa  es  esta  sin  duda, 
a  hablaré  después.) 
Seúora,  quién  sois, 
n  vuestro  dueño  es. 
nací,  no  con  dicha; 
ín  vos  consuelo  fiel ; 
estro  hermoso  rostro. 
Imirado  el  mundo  ve, 
oslo  de  los  aíios 
iuiifaiido  el  clavel. 

DOÑA  ELVIRA. 

ala  vuestro  cuidado 

;  piedad  cortés 

íicer  que  os  tenga  oculto 

sentó  que  vei¿. 

a  os  doy  de  ampararos; 

odeis  entrar  en  él, 

J. 

DON  NÜNO. 

Vos  me  dais  vida.  ( Entrase.) 

DOÑA  ELVIRA. 

I  guarda  seré, 
>asUiute  defensa , 
que  lo  venga  á  ser 
uiauo,  y  llevarle  pueda 
mas  seguro  esté. 

Sale  DON  GARCÍA. 

DON  GARCÍA. 

tt.'nnana,  y  divtrtida, 
r  al  tiempo^ atención  ; 
(:^  imaginación 
lella  sangre  venida 
^tro  padre,  es  debida 
ítfzaal  accidente 
ar  al  mal  presente; 
e  siempre  alivio  halla 
^dicha  que  se  calla 
Jolor  que  se  siente. 

DOÑA  ELVIRA. 

Señor,  un  momento , 
|ue  yo  puedo  entre  tanto 
mi  forzoso  llanto , 
bído  sentimiento ; 
lora  el  ricror  violento 
uslicia  huyó 
>allero ,  y  se  entró 
r  sagrado  aquí ; 
hermano,  amparo  en  ti , 
m  mi  piedad  halló. 
I  sala  que  ves 
:oDde ;  llamarte  quiero. 

DON  GARCÍA. 

I  acción ! 


afaera. 


DONA  ELVIRA. 

i  Ab  caballero! 


OBUGAR  CONTRA  Sü  SANGRE. 
Sale  DON  ÑUÑO. 

« 

DON  RLÑO. 

Después 
Que  obligado...  (¡ay  de  mi!) 

DON  GARCÍA. 

¿Es 
Sueño  ó  verdad  lo  que  miro? 
Verdad  es ;  pero  la  admiro, 

Y  crédito  no  la  doy. 

DON   ÑUÑO. 

¡Oh,  qué  infeüce  que  soy ! 
Pues  cuando  á  sagrado  aspiro , 

Y  es  forzoso  que  presuma 
Que  le  hallo  en  un  amigo. 
Me  conduce  á  mi  enemigo 
El  hado  fatal  en  suma. 

DON  GARCÍA. 

Huyendo  montes  de  espuma , 
Solicita  peregrina 
Puerto  la  nave,  y  vecina 
Al  abrigo  que  procura, 
Se  ve,  cuando  mas  segura, 
Ser  de  un  huracán  ruina; 
Asi  tú,  que  á  lo  inhumano 
De  una  prisión  te  negaste , 
Cuando  sin  ella  te  hallaste , 
Miras  tu  muerte  en  mi  mano. 
Destrozo  sangriento  vano 
Serás  hoy  de  mi  cuchilla , 

Y  pues  eres  navecilla , 

Que  abrigo  al  puerto  le  debe. 
Seré  huracán  que  te  lleve 
A  ser  estrago  en  la  orilla. 

DOÑA  ELVIRA. 

¿Que  este  es  Ñuño? 

DON  GARCÍA. 

El  que  atrevido 
Nuestra  sangre  derramó. 

DOÑA  ELVIRA. 

Pues  ¿cómo  de  mi  fió 
La  vida,  que  he  defendido? 
Mas  si  tan  atento  ha  sido , 
Noblemente  confiado, 
Consulu  á  lo  que  obligado 
Vive  en  tu  sangre  el  valor. 

DON  GARCÍA. 

A  matarle. 

DOÑA  ELVIRA. 

No  es  error 
La  venganza  en  tu  cuidado , 
Ni  que  muerte  á  Ñuño  des; 
Mas  si  cuando  de  su  pecho 
La  confianza  que  ha  hecho 
Acerado  escudo  es , 
Reserva  el  castigo  pues 
Para  mejor  ocasión ; 
Que  ahora,  en  la  prevención, 
De  cualquier  sangriento  estrago 
Será  mas  culpa  el  amapo 
Que  después  la  ejecución. 
Lo  ingrato  que  en  ti  acredito 
Es  voz  de  esa  confianza, 
Porque  deja  tu  venganza 
Muchas  señas  de  delito. 
Ventajas  mil  te  permito 
Para  borrar  tu  inquietud ; 
Obra  con  solicitud , 
Porque  la  ofensa  que  ultraja 
Se  ha  de  vengar  con  ventaja, 
Mas  DO  con  ingratitud. 

DON  GARCÍA. 

{Ap.  ¡Oh  cuánto  mi  agravio  siento ! 
Oh  qué  dudoso  me  hallo! 
Si  escucho  á  mi  hermana,  callo; 
Si  miro  á  Ñuño,  me  aliento. 
¿Qué  haré,  si  al  golpe  violento 


63 

Se  arroja  ciego  el  sentido  ? 
Templarme  en  lo  prevenido ; 
Porque  es  mas  noble  cuidado 
Estimar  lo  confiado 
Que  castigar  lo  atrevido. 

Y  aunque  con  justo  ardimiento 
Solicito  la  venganza, 

Pone  en  mi  la  confianza 

Leyes  de  agradecimiento.) 

¿Qué  te  hizo  el  flaco  aliento 

De  un  anciano,  en  que  se  via 

La  espada,  cuando  reñia , 

Para  impedir  el  suceso. 

Que  mas  á  su  mismo  peso 

Que  á  la  mano  obedecía? 

Üe  un  t^duco  sin  vigor. 

De  quien ,  aunque  eu  mármol  jrace , 

De  sus  cenizas  renace 

A  despertar  mi  dolor. 

¿Qué  hazaña  fué,  qué  valor. 

Matar  con  ciega  osadía 

A  quien  cuando  roas  fingía 

Esfuerzo  (¡ue  le  alentaba. 

De  puro  viejo,  dejaba 

De  vivirlo  que  vivia? 

Ahora  entre  sombras  nombra. 

Aunque  cadáver  las  mide , 

Tu  ciego  error,  y  despide 

Una  voz  en  cada  sombra. 

A  mi  me  anima,  no  asombra, 

Mira  cuál  es  lo  inhumano 

De  tu  acción,  pues  ya  gusano. 

Por  la  boca  de  la  herida , 

Culpa  su  voz  despedida 

La  violencia  de  tu  mano. 

DON  ÑUÑO. 

Castigo  de  un  noble  pecho. 
Que  casi  llega  á  informarle , 
Es  el  correrse  y  pesarle 
De  aquello  mismo  qu^  ha  hecho; 

Y  asi,  remite  el  despecho 
Con  que  ver  quieres  vengado 
A  tu  padre,  bulto  helado; 
Que  á  mi,  al  pesar  remitido. 
Lo  que  tengo  de  corrido 

Me  sobra  de  castigado. 

Y  tan  falto  de  razones 
Me  deja  tu  proceder , 
Que  callo  por  no  poder 
Igualarte  en  las  acciones ; 

Y  tantas  obligaciones 
Hoy  en  mi  afecto  declaras. 
Que  si  á  ti,  pues  lo  reparas. 
Confiado  te  he  vencido , 
Yo,  de  puro  agradecido , 
Quisiera  que  me  mataras. — 

Y  á  vos ,  Señora ,  que  daros 
Mil  gracias  quisiera,  veo 
Que  solo  puede  el  deseo 
Con  el  silencio  alabaros. 
No  imperio ,  para  borraros , 
Tenga  el  tiempo,  esa  beldad ; 
Halle  en  la  posteridad 
Culto  elevado ,  y  asombre 

En  mármoles  vuestro  nombre, 

Y  en  ecos  vuestra  piedad. 

( Hace  que  se  va.) 


Fuese? 


DOÑA  ELVIRA. 


DON  GARCÍA. 


Mal  seguro  va.— 
Señor  don  Ñuño,  advertid." 

DON  NÜÑO. 

¿Qué  es  lo  que  mandáis? 

DON  GARCÍA. 

Oid. 

DON  %V7Í0. 

El  gusio  obediencia  os  da. 


64 


ooif  garcía. 


Mejor  vuestra  mano  está 
De  una  espada  acompañada; 
Porque  si  alguno  lograda 
Vuestra  prisión  quiere  ver, 
Mal  os  podréis  defender. 
Si  os  faita«  Ñuño,  la  espada. 
Tomad  esta;  que  interés 
Me  corre  en  que  la  admitáis  , 
Pues  quiero  que  os  defendáis, 
Para  mataros ,  después. 
Yo  os  la  doy ,  aunque  no  es 
Sin  riesgo,  pues  si  os  la  dejo, 
Y  advertido  os  aconsejo 
Que  evitéis  algún  destrozo, 
AuiKfue  me  veis  que  soy  mozo , 
Me  mataréis  como  á  viejo; 
DON  ifuKo. 

A  e^^la  liberalidad 

Siempre  be  de  vivir  atento ; 

Tanto,  que  mi  rendimiento 

Se  halle  en  mi  voluntad. 

Huella  en'la  presente  edad 

Las  mas  altivas  cervices, 

Pero  en  acciones  felices , 

Con  que  tanto  satisfaces. 

Si  obligas  con  lo  que  haces. 

No  ofendas  con  lo  que  dices.     ( Vase, 

DON  GARCÍA. 

¡Válgame  Dios! 

DONA  ELVIRA. 

¿Qué  te  ofende? 
Igual  á  tu  sentimiento 
Ks  el  mió;  á  tus  cuidados , 
Los  que  mortales  padezco; 
Busca  ahora  tu  venganza. 

DON  GARCÍA. 

¿Permítesme  que  del  riesgo 
Deje  ausentar  ^|  contrario , 

Y  ahora  me  alientas?  Veo 
Que  es  necia  tanta  piedad. 
Donde  el  agravio  no  es  menos. 

DOÍ^A  ELVIRA. 

La  que  ha  tenido  bástanle 
Materia  es  para  que  el  tiempo 
La  guarde  en  labrados  jaspes; 
No  te  pese  del  afecto 
Piadoso,  porque  pisar 
El  blando  humillado  cuello , 
Herir  á  la  confianza. 
Ultrajar  el  rendimiento , 
No  diera  honor  á  la  herida. 
Sino  vil  infamia  al  hecho ; 

Y  no  te  valgas  ahora 

De  decir  que  mis  consejos 
Son  los  que  á  tu  brazo  el  golpe 
De  la  venganza  impidieron ; 
Que  los  ánimos  heroicos 
Libran  con  bastante  acuerdo 
La  ejecución  á  la  mano, 

Y  á  la  prudencia  el  acierto. 
Desta  te  has  valido  ahora , 
Para  lo  demás  esfuerzo 

Te  dio  tu  sangre;  investiga, 
Busca  ocasiones ,  atento. 
En  que  á  la  tormenta  suya 
Concedas  seguro  puerto ; 

Y  si  le  faltaren  manos 

Y  ánimo  con  que  el  deseo 
Logres ,  yo,  que  hija  soy 

De  aquel  que,  en  polvo  deshecho. 
Llanto  debe  á  tu  memoria , 
Te  daré  para  el  efecto 
Un  ánimo  en  cada  voz 

Y  una  mano  en  cada  aliento.    (Yate.) 


) 


EL  DOCtOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 
Sale  LAIN. 

LAIN. 

Pensalivo  estaba  el  Cid... 

V  no  mas,  aquí  me  quedo ; 
Porque  mi  amo  lo  está  en  Burgos, 

Y  el  Cid  lo  estaba  en  San  Pedro. 

DON  GARCÍA. 

¡  Lain! 

LAIN. 

i  Señor ! 

DON  GARCÍA. 

Tu  lealud , 
Tu  diligencia  y  secreto 
Hoy  mi  venganza  aseguran. 

LAIN. 

No  el  secreto  será  menos 
Que  la  lealtad  con  que  vivo. 

DON  GARCÍA. 

La  vida  te  va  en  tenerlo. 

LAIN. 

Al  caso  vamos,  por  Cristo. 
DON  garcía. 

Di,  ¿qué  forma  ó  qué  remedio 
Tendré,  Lain,  para  dar 
Muerte  á  mi  enemigo  tiero? 

LAIN. 

Eso  ha  menester  espacio. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  espacio? 

LAIN. 

Pues  ¿mucho  es?  Menos 
Es  parecer  de  un  letrado, 

Y  mira  catorce  textos, 

Que  dar  la  muerte  á  un  cristiano. 

DON  GARCÍA. 

¡Ay  de  mi!  Buen  consejero 
Hallo  en  mis  locas  desdichas. 
Vete,  por  Dios. 

LAIN. 

¿Es  buñuelo? 
Déjemelo  usted  pensar. 
Que  yo  lo  diré  bien  presto ; 
Mas  ya  voy  cerca  sin  duda. 
Ve  aquí  el  modo,  yo  le  tengo  : 
Yo  me  he  de  íingir  al  punto 
Un  embajador,  que  vengo 
De  Suecia ;  lü  has  de  ser 
Mi  porta-brazos,  y  luego 
Después  que  al  Rey  mi  embajada 
Se  la  baya  dado  en  secreto, 
Iré  á  visitar  las  damas; 

Y  cuando  á  mirar  el  bello 
Rostro  yo  llegue  de  Sancha, 

Y  los  dos  solos  estemos , 
A  Ñuño  irás,  que  aguardando 
Estará  para  el  efecto, 

Y  con  tu  daga ,  animoso , 
Romperás  su  duro  pecho. 

Y  si  Sancha  se  turbare, 
Diré :  cDama,  deteneos; 
Que  esto  que  miráis  es  cosa 
Que  allá  usamos  los  suecos, 

Y  mas  los  grandes  señores; 
Porque  siempre  nos  comemos 
Un  caballero  en  gigote.» 

DO.'t  GARCÍA. 

No  hay  insufrible  tormento. 
En  los  que  mas  siente  un  alma, 
Como  el  de  escuchar  á  un  necio. 
Vele,  por  Dios,  no  me  mates ; 
Vete,  y  déjame. 

LAIN. 

No  puedo; 
HasU  aquí  borlas  han  sido ; 


Pero  ya  que  el  sentimiento 
Con  que  vives  se  traslada 
A  ser  dolor  en  mi  pecho , 
Vive  Dios,  que  has  de  vengarte 

DON  GARCÍA. 

¿Hablas  de  veras? 

LAIN. 

¿Dirélp? 
Sí ,  que  le  importa  á  mi  amo ; 
Mas  no,  que  el  castigo  temo. 
Jura  que  no  has  de  enojarte. 

DON  GARCÍA. 

¿Que  jure?  Pues  tú  ¿qué  has  b* 

LAIN. 

En  fin,  tú  me  has  de  jurar 
Que  podré  decir  sin  riesgo 
De  tu  enojo  y  de  mi  vida 
Una  cosa ;  en  eJ  remedio 
De  tu  venganza  consiste. 

,  DON  GARCÍA. 

Si  eso  ha  de  ser,  yo  te  ofrezco 
Mi  palabra  por  quien  soy; 
Asi  mi  brazo  y  mi  acero 
Felices  logreo  la  herida 
Que  solicitan  atentos. 
Para  que  por  ella  Nuiío 
Vierta  el  suspiro  postrero, 
No  he  de  enojarme. 

LAIN. 

Pues  digo 
Que  soy  de  Costanza  dueño. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  dices? 

LAIN. 

Que  si  te  enojas , 
Romperás  el  juramento, 
Y  cesará  la  maraña. 

DON  GARCÍA. 

Admiro  tu  atrevimiento; 
Pues  ¿qué  dicha  se  me  sigue 
A  mi  de  tu  amor? 

LAIN. 

Si  entro 
De  noche  á  ver  á  Costanza, 
Si  hasta  su  cámara  llego. 
Si  las  llaves  de  la  puerta 
Ella  guarda  en  su  aposento , 
¿Qué  mas  dicha  ha  de  seguirte? 
Entiéndeme ,  pues  te  entiendo; 
¿Qué  quieres?  Tu  cMado  soy. 
Lealtad  guardo,  valor  tengo. 

DON  GARCÍA. 

Pues  di ,  ¿cómo  á  entrar  le  atreví 
En  casa  de  Ñuño? 

LAIN. 

Eso 
Con  mucha  facilidad. 

DON  GARCÍA. 

Mal  me  resisto ;  ¿y  el  riesgo? 

LAIN. 

No  me  ha  sucedido  mal. 

DON  GARCÍA. 

¿Si  te  ve  Ñuño? 

LAOf. 

Eso  temo. 

DON  GARCÍA. 

¿  Sancha? 

UIN. 

Esa  sí  me  bi 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  dice  Sancha? 


LAIÜ. 

Es  un  cielo; 
3ra  lu  mudanza. 

DO?f  GARCÍA. 

a  .  cnanto  en  mi  pecho, 
oharnie ,  vive 
'1  sufrimiento , 
I  amor  me  llama, 

1  hennano  ha  hecho ! 
;  que  en  tus  brazos 

r'  que  hallara  en  ellos 
í^nio  á  mi  Yida  , 
ida  á  mi  aliento , 
reñidas  batallas 
•iscos  (encuentros 
nje  hiciera  entonces 
fi  hombros  el  cuello 
ídir  sepulcro , 
iña,  san^iento. 

LAin. 

2  estás!  Animate. 

DON  GARCÍA. 

qué  poco  esfuerzo 
para  esta  empresa 
Sancha  me  acuerdo ! 

^cómo  dispones 

n^iDza? 

LAIX. 

Pienso 
impedimento  poco; 
ue  á  disponerlo 
d  mañosa 
mi  tosco  ingenio; 
lo  en  obscura  noche 
idos  el  sueño 
rado  viva , 
Q  ver.ns  dentro 
lu  enemigo 

DON  GARCÍA. 

cho,  piadosos  cielos! 
r  ti  mi  brazo 
*ste  heroico  hecho,    • 
10  .  cuanto  fuere , 
iritu  poseo., 
idas  me  infunda 
ver  el  cuerpo 
nígo,  que  en  mí 
¡osos  trofeos , 
á  tí  agradecido , 
js  las  ofrezco. 

LAI5. 

idad? 

D0?l  GARCÍA. 

Eres  ángel , 
hoy  mas  un  cielo ; 
bra/os. 

LAIM. 

Por  Dios, 
mes;  que  te  temo. 

D0:<  GARCÍA. 

s?  Si  me  gulas 
oír  mis  deseos, 
caudal  es  tuvo , 
ni  vida  te  quiero. 

LAIX. 

Jesos!  ¿Quién  tal  dice? 
'"Taso,  que  me  quemo, 
«rdas  de  Virgilio, 
?n  églogas  diciendo 
"•Posfí^r  estaba, 
■  "n  lacayo  feo 
?''^a  y  sin  narices , 
^  »o  nazareno . 
¡'ortle  mortaja, 
'onao de  cuerpo, 
>ipoi«  coD  tima. 

'•  C,  BE  L..n, 


OBLIGAR  CONTRA  SU  SANGRE. 

non  gÁpÍcía. 
¡  Oh  qué  gustoso  me  aliento ! 
Animo,  Garcj-Velazquez, 
Pues  lleváis  para  este  empeño 
Un  rayo  en  la  blanca  espada , 
Un  agravio  en  el  esfuerzo , 
Un  dolor  vivo  en  el  alma, 

Y  un  muerto  padre  en  el  pecho.  ( Vfl«0 

>  LAIN. 

Animo,  Lain  ;  qvui  ya 

Qobra  su  juicio  entero 

üou  García,  y  aunque  os  vistes 

En  peligro  no  pequeño. 

Sois  Lain,  y  habéis  de  hacer 

Como  quien  viene  de  buenos.   ( Vase.) 

Salen  COSTANZA  y  DOÑA  SANCHA, 
alborotadas, 

COSTANZA. 

¡  Señora ,  Señora ! 

DOXA  SANCHA. 

¡Ay  triste! 
¿Qué  tienes? 

COSTANZA. 

Con  grande  priesa 
And  rada  en  casa  entró  ahora , 

Y  dijri  (|ue  una  pendencia 
Mi  señor  había  tenido 
Con  el  Justicia,  y  quedella 
Resultó  encontrarse  luego, 
Dentro  de  su  casa  mesma , 
Con  don  García,  y  que  juntos , 
Según  él  se  teme,  es  fuerza 
Que  se  hayan  dado  la  muerte. 

DO^A  SANCHA. 

;.  Hay  mas  tormentos  1  ¡  Que  tenga 
Tanto  sufrimiento  el  alma! 
Que  al  imperio  no  ee  venza 
De  la  desdicha,  y  se  humille 
Tristemente  á  su  inclemencia ! 
¿  Para  qué  quiero  la  vida  ? 

Sfl/d  DON  ÑUÑO. 

DON    NO.^0. 

Costanza,  solos  nos  deja, 

Y  entra  una  luz. 

DOÑA  SANCHA. 

¡  Ya  DO  siento 
Caliente  sangre  en  las  venas ! 

COSTANZA. 

La  luz  tienes  aquí. 

DOi^A  SANCHA. 

Vete. 

COSTANZA. 

Voynic;  en  la  calle  me  espera 
Lain  ;  al  punto  que  le  deje 
En  mi  aposento,  las  puertas 
Cerraré,  como  otras  veces.      (Vgte.) 

DO.IA  SANCHA.         ' 

(Ap.  ¡Ay  de  mí !  Sin  duda  queda 
Muerto  mi  esposo;  que  el  rostro , 
La  turbación,  la  tristeza 
('On  que  Ñuño  entra  en  su  casa, 
Me  ofrecen  bastantes  señas.) 
¡  Muerta  soy! 

DON  NÜÑO. 

¿Qué  tienes,  Sancha? 
Qué  causa  te  desalienta? 

DONA  SANCHA. 

Dijéronme  que  tuviste 
La  vida  ahora  tan  cerca 
De  la  muerte,  que  de  solo 
Verte  á  mis  ojos ,  es  fuerza 


65 


Que  me  mate  la  alegría , 
Como  á  otros  matan  las  penas ; 
Mas  ¿cómo  vienes  tan  triste? 

DON  HÜKO, 

No  sé  qué  te  diga. 

DO^A  SANCHA. 

Cierta 
Es  la  desdicha  que  temo ; 
No  lo  niegues  pues.. 

DON  NU^O. 

Quisiera... 

DOÍ^A  SANCHA. 

¿Quitaste  la  vida  (¡ay  cielos!) 
A  García? 

DON  no5ío. 
Bueno  queda. 

D0Í9a  SANCHA. 

Acaba,  pues,  de  arrojar 
Esa  voz;  que  me  atormenta 
Aun  pensar  la  dilación , 
Ñuño,  que  has  tenido  en  ella. 
(Ap.  Eso  sí ,  pase  el  tormento ; 
Huid  del  alma,  tristezas ; 
Buscad  albergue,  pesares; 
Gustos ,  contentos*  no  hay  fuerza 
De  los  pasados  enojos 
Que  vuestro  poder  no  venzan. 
Loca  estoy;  ¡  mi  amante  vive!) 

DON  NDiSíO.  * 

Pues  ¿  cómo  tan  descompuesta 
Te  tiene  ese  nuevo  gozo  ? 

DO^A  SANCHA. 

Hermano,  porque  si  hubieras 
Muerto  al  hijo ,  como  al  padre , 
Sobraran  con  inclemencia 
Para  nosotros  palabras 
Injuriosas  en  tas  lenguas, 
Rencor  en  los  corazones , 

Y  faltara  quien  nos  diera 
Descanso  á  nuestro  cuidado, 

Y  á  nuestras  voces  orejas. 
¿Bueno  está,  vive  García? 

DON  ñuño. 
Hice,  hermana ,  resistencia 
Al  Justicia  mayor,  que  anda 
Con  orden  del  Rey  expresa 
Para  prenderme ;  me  na  dicho 
Que  en  mi  casa  me  esté ,  y  sea 
De  manera ,  que  me  niegue 
A  sus  ojos,  porque  es  fuerza. 
Si  llega  á  verme,  que  el  orden 
Que  el  Rey  le  ha  dado  obedezca. 
En  fin ,  hermana,  faltóme 
La  cuchilla  en  la  pendencia. 
Entré  á  esconderme  en  la  casa, 
Sin  que  ninguno  me  viera, 
De  Diego  Porcel,  y  viendo 
Una  hermosa  dama  en  ella, 

Y  entendiendo  ser  su  esposa, 
Le  pedí  favor,  y  atenta 

A  su  sangre,  me  le  oñrece; 
Juzgó  entonces  ella  mesma 
Que  yo  la  habia  conocido ; 
Porque  has  de  saber  que  esta 
Dama  que  digo  es  la  hermana 
De  García,  que  en  las  Huelgas , 
Convento  que  edilicó 
Nuestro  Alfonso  con  grandeza, 
Ha  vivido,  porque  en  él 
Entró  desde  edad  muy  tierna ; 

Y  á  esta  casa ,  que  don  Diego, 
Por  retirarse  á  su  aldea , 
Dejó^  se  mudó  Garcia 

Con  su  hermana,  por  la  pena 
De  vivir  la  que  la  sangre 
De  su  muerto  padre  riega. 
En  fin,  no  me  conoció. 
Escondióme;  cuando  entra 


GarcJ-Velaiquei  de  Estrada, 

Y  qaerleiida  con  violencia 
Ejecutar  bu  venganza , 
DeluTO  el  golpe  ella  mesnia , 
Dindole  i  entender,  hermana , 
Que,  pues  JO  con  diligencia 
Us  las  manos  del  Jasiicia 

He  acoKi  í  lai  snjas,  era 
Descrédito  de  su  sangre 
Faltarme  sagrado  en  ellas. 
Redújose  mi  enemigo, 

Y  no  solo  su  noble» 
Para  salir  de  su  casa 
Libres  me  dejó  las  nnerias . 
Has  para  teñir  me  di& 

En  esta  i-spada  defensa. 
Hira  si  ea  junto  el  afecto 
De  mi  penoM  (risteía, 
Paes  maté  al  padre  de  qnien 

Y  tan  heroicas  me  obliga 
A  que  mi  error  encareica, 
A  que  su  agraTío  y  mi  culpa 
Arrepentido  lo  sienta. 

DOÍt  SIKCB*. 

Y  ;eD  qué  quedaste  eon  él  ? 

En  que  ahora  con  mas  fuerr.a , 
Con  ma(  cuidado,  con  mas 
Solícita  ddigencia. 
Dice  qne  me  ha  de  bascar. 

DOÜA  SAICH*. 

íl  riesgo? 

Fué  mi  amparo,  j  quien  discreía 
Quiso  que  Igualase  entonces 
Su  piedad  it  su  belleza- 

A  ElTira  debo  la  tida. 

bien  está,  no  te  entristezcas; 
Que  para  conlóelo  tuyo 
Lo  que  he  escuchado  me  alíenla ; 
Va  es  hora  de  recogerle. 

Lo  mismo  hacer  puedes. 
doSa  sMcnt.v 

Entra. 
M):!  nvHo. 
¡  At  don  Lope,  quién  al  mundo 
Volverle vivu  pudiera!  (('"O 

Garcia  suspende  el  golpe 

ANoüo.perosu  enojo 
Ni  le  olvidan)  le  deja  ; 

Y  doña  Klvira,  esU  fuá 

Has  prudente  y  mas  discreta. 
Has  cuerda  eu'lo  eieculivo , 
Has  piadosa  en  la  defensa. 
Pues  ella  escucha  mis  toces; 
Que  quien  supo  A  lu  clemencia 
Sar  lugar  en  la  venganza , 
Ofrecer!  mas  atenta 
Noble  remedio  á  mt  agravio 
Üdolcc  alivio  a  mi  queja.        (Yate.) 

Sale  DO»  GARClA. 


Luliorniel.qnehSTnlirientulaiieiipaj: 
De  la  vida :  asi  }o  huleando  vengo 
A  Nuiíu ,  mi  enemigo. 
Tomo  esta  1«  por  ver  si  en  loque  sigo 
He  lleva  su  e^leodor  sId  erobatiio. 


EL  DOCTOR  HIRA  DE  H^SCUA. 


Dejo  á  mi  hermano...  \\j  triste! 

DOn  GARCU. 

(Qué  te  asombra? 

;Kres  vana  ilusión?  ;Qu i éD  eres,  strni- 
DuN  GARcIt.  [briT 

Samlira  de  lo  que  fui. 


¡  (Jué  falso  engaño!  [lo? 


En  tu  Inconsiancia  mi  infeliz  empleo 

Kn  tu  injusta  mudanza  mi  deseo. 

En  tus  locos  desprecios  mis  tenioi 


.s  falsj 


.  prtimi 


Sin  que  en  tanta  ruina 

A  mis  ojos  vecina 

Una  esperanza  tes , 

iVi  ulienlo  alguno  crea, 

Sino  solo  tormentos. 

Agravios ,  escarmientos , 

Engaños,  impaciencias. 

Deshonores,  violencias. 

Penas, inramia,  llanto; 

V  asi  veris ,  salieado  de  este  encint 

Que  yo,  afligida,  triste,  cuidadosa. 

Sin  honor,  impacienle,  t< 


Sin  la  vida,  sin  cuerpo .  despreciada. 
Llego  i  ser,  viendo  tu  tirano  olvido. 
Sombra  de  lo  que  soy  j  loque  hesido. 

pon  oabcía. 
Un  alienln,  una  vida,  un  alma  hallo. 
Que  en  U  mi  voz  inspira , 

V  aunque  mi  amor  por  ofendido  callo, 
Noenmimemoriaelbien  gozada  espira. 
Pues  al  favor  de  mi  pasada  gloria. 
Va,  Sancha,  he  de  ser  tujo;  soberano 
Dueño  mío  serás,  pero  primero 

He  de  lomar  venganza  de  tu  hermano. 
{Vaú  entrar,titeliine¡e dúña Sancha.) 

MÍA  SANCHA. 

iC6mot¿Quéd¡ces*¡0hquétrance  lie- 
Señor,  mi  bien,  espera ;  [n>! 
¡Qué  turbación!  illesolacion  tan  fiera, 
Uñando  roe  ves  aquí,  sigues  furioso! 
jEres  tú  quien  dichoso, 
Ouien  rendido  en  mis  brazos. 
Formó  con  tierno  afecto  dulces  lazos. 
Quien  la  azacena  candida  fragante 
Al  jardín  de  mi  honor  robu  triunfante, 
Donde,  bellezas  dilatando,  era 
Adorno  casto  de  su  misma  esfera? 
Tiarcia,  esposo,  mira 
Cuín  pocoelalma  enml  temor  respira, 
Limites  pon  al  vengalito  Intento , 
Veris  mi  rendimiento, 
Que  si  antes  amoroso 
Trofeo  de  tu  ruego  fué  glorioso , 
Hoy  en  desdichas  tantas 
Seri  despojo  humilde  delus  planUs. 

DOIIGAaCU.(ltp.) 

¡Oh,  qué  desdicha!  Qué  infellcesuerle 

Es  la  mia!  pnescuando 

Con  animo  mas  fuerte 

Riesgos  mayores  vengo  airopellando, 

V  i  la  venganza  aspiro. 
He  suspenden  lar  "~' 

N'o son  lügrimas,  ,  ...  

ÍiiZ)inenlo  cuantos  merecieren  verlo; 
Ltquiílas  perlas  son ,  que  la  corriente 
Dichosa  anima  de  nna  jotra  fuente. 
Que  en  sus  ojos  formó  naturaleza. 
Naciendo  de  aquel  risco  de  belleu. 


"h,  qué  beldad!  Qué  liii!Qaéhermo< 
lé  cielo  soberano!  [esirelli 

il  rajo  abrase  la  violenta  mano 
iNnno,  pues  por  ella, 
irsn  sangrienlojbirbaro  desiroic 
orlas  qne  gozar  puedo  do  las  gozo. 

señor,  iqné  respondes  i  mi  mego? 

son  garcía. 
le  soy  de  nieve  j  que  me  abrasoa 
i  tu  llanlo  quisiera,  [fbego, 

mque  me  ves  de  bronce ,  serdecert 
rdona.  Sancha  hermosa, 
I  impidas  mi  osadía ; 
le  Ñuño  ba  de  muir. 
I  d  enirar,  y  ieiiineU  tíujaía ,  n- 
niindaie  d  la  puerta.) 
doSa  sakcha. 

¡Qaé  tillinia! 
é  acción  tan  afreniosa! 
stamenle  ae  infama  [M. 

ien  no  es  cortésal  ruego  de  DMd^ 
I  permitió  de  Elvira  la  advertencia 
pulsos  en  tu  casa  i  la  violencia, 
:en  la  mia  resistes  mi  ppriía? 
Dándola  sangre, dime.ba  merecUi 
is  que  las  voces  de  un  amor  retid  i  do! 
es,  don  García,  advierte,   [mnetie 
le  de  mi  hermano  no  has  de  ver  ll 
ii  con  el  rigor  que  en  ti  conoces 
osero  p ornares,  daré  voces, 
lados  hay  en  casa . 
rea  tengo  parientes; 
>s  yo.  que  basto  sola,  j  q«eiioesc*H 
I  iiiimo  he  nacido,  con  los  dlenlet, 
<n  la  furia  qne  tes  en  mis  enojos, 
in  el  fuego  que  sale  üe  mis  ujuí, 
)  fenecer  mi  vida  se  adelanta, 
rldiré  en  pedazos  lu  gargaiila. 
lira,  acaba ;  ^qué  aguardas! 
ú  esperas?  Qué  te  tardas? 
mis  brazos  te  entrega ;    * 
esi  la  muerte  bascas  demiberM- 
s  de  pasar  por  ellos ,  [ao, 

puede  ser,  si  con  violencia  liega 
s  brazos  i  vencellos 

birbara  porfía, 
le  sean  los  tuyos  sepoltura  mía. 

non  GAicf  A. 
].  Sin  doda  qne  me  enseña 
>er  de  su  materia  alguna  peña , 
ilgnna  Gera  horrible 

espantosa  crueldad  en  mi  aieían, 
es  nome  vence  Sancha  cuando Ilon. 
ca  alabanza  ámi  piedad  procuro; 

fspe,el  bronce  dnro 
uril  obedecen , 
yo,  que  en  mi  nobleza  resplandcM 
s  hechos  que  heredé  de  mil  majo- 
de  ponera  ligrimas  rlgorea,     [rcc 
ágnmas  de  quien  por  si  merñtof 
jame,  Sancha,  ir;  jo  le  obedoeoi 
seguiré  a  tu  hermano.         * 
á  la  venganza  animaré  la  muo, 
á  ti  quiero  escucliarte, 
vene  ni  bablarte, 
:i  mi  tampoco  verme , 
vivir  ni  alentarme  ni  eutendeiBe; 
lo  desesperado. 

a  juicio,  tío  alma,  de«dÍdtw)o,* 
diratboriioate, 
c\  mas  altVvo  j  empinado  nonio 
ibeisop  me  dé  ocoho. 
Odie  ^  piMo  bvlto 
.  «mW  se  iradade  itn  aHento, 
:>  <,nA>'  ■  ivaOa  d«  litrat  allnoolo, 
^<^^  tan  nwAva  mtü»  pot^ 
^¿(  i^u\m  cao  «niias  locas 
-^^\^\uu>'miuttteht«hMtÍi, 


le  un  padre  en  QD  sepulcro  hela- 
loríales  enojos  [do, 

^decido  al  llanto  de  lus  ojos. 

(Yase.) 

I>05fASAríCHA. 

da,  escucha ,  tente. — 
arioso  que  parlel 
o  importa  ya,  si  á  ver  presente 
«peranza  liego 

irlirse  obligado  de  mi  ruego; 
y  de  mi !  que  temo  el  ausentarse. 
liO  bastatia  ¡ay  cielos! 
oso  retirarse 

amor,  de  mi  voz,  de  mis  desvelos, 
tiempo ,  tirano, 

raudo  la  muerte  de  mi  hermano; 
hora,  que  veo 
a  conseguido  mi  deseo , 
lie  (|ue  me  deja , 
n  alma  se  aleja, 
>or  no  ofenderme ; 
i  no  quiere  verme , 
uye  de  mis  ojos, 
luereen  sus  enojos, 
a  á  desesperarse , 
la  gruta  de  un  monte  ha  de  en- 
¡ve  sin  aliento ,  [  tregarse, 

e  las  lieras  ha  de  ser  sustento  ? 
e  esto  escuche  cuando  mas  rendi- 

[da? 
iben  ya  los  cielos  con  mi  vida, 
'rae  eñ  el  mal  que  en  mí  se  emplea, 
j  que  pise,  claridad  que  vea! 


ORNADA  TERCERA. 


.AIN ,  huyendo  de  DON  GARCÍA, 
r  le  sigue  con  la  daga  desnuda. 


LAI.%. 


s! 


DON  GARCÍA. 

No  te  han  de  valer 
oces. 

LAHf. 

Si  me  alboroto 
r  desnuda  una  daga, 
te  espantas? 

DOM  GARCÍA. 

No  hay  estorbo 
[ue  tu  Gn  no  llegue. 

LA1!«. 

doy. 

DO^  GARCÍA. 

Mas  me  provoco. 

LAIN. 

me  matan  sin  mi  gusto ! 

DO:^  GARCÍA. 

raidor! 

LAIN. 

Óyeme  cómo 
3  que  causa  tu  ira. 

IM>:«  GARCÍA. 

be  de  hacer,  si  veo  que  solo 
lié  en  casa  de  don  Ñuño? 

LA  IX. 

» el  suceso  todo  • 
)xa  me  abrió /a  ti»,^^tk 
rriba.Iospfés  Jf^^*^' 
aposento;  el^^yp^" 
ol ras  reces ;  ^b  ^'¡O  r 
jiodar  á  mis  »L^^O^^ 
iro ,  9gaárdi^0s .  ^^  ^ 


OBLIGAR  CONTRA  SU  SAIjíGRE. 

Yo,  que  me  vi  centinela 
De  aquella  torre,  me  asomo 
Para  ver  si  alguno  había 
Que  me  sirviese  de  estorbo. 
Bajo  la  escalera,  llego 
A  la  puerta,  reconozco 
Que  no  hay  un  alma;  y  así. 
Quité  con  tiento  el  cerrojo. 
Entraste  arriba,  subimos, 

Y  dijisteme  animoso: 
cLain,  vigilante  guarda 

Del  puesto  (jue  ves  le  nombro; 
Si  alguno  á  mipedir  subiere 
Gl  hecho  á  mi  mano  heroico. 
Pon  de  tu  acero  á  su  espalda 
La  punta,  y  al  pecho  el  pomo.» 

Y  apenas  mi  puesto  guardo, 
Cuando  ciertos  pasos  oigo. 

Que,  desmientiendo  las  selvas, lf| 
Me  parecieron  de  corcho. 
Dije:  «Esta es  dueña;  ¿qué  haré? 
Si  me  ve,  perdidos  somos.» 

Y  asi,  porque  oo  me  viese , 
Ni  yo  descubrir  tampoco 
En  su  tumba  una  mortaja. 
Ni  un  ab  initio  en  su  rostro , 
O  por  si  era  dueña  enana. 
Dueña  en  vísperas  de  hongo, 
Cimenterio  de  poquito, 

Y  réquiem  aeternam  romo. 
Me  retiré,  y  cuando  pienso 
Que  seguro  me  arrincono , 
Cai  por  un  agujero 

O  inüerno,  tan  frío  y  hondo, 
Que  si  llamas  no  brotaba, 
Respiraba  helados  soplos; 
Su  altura  eran  dos  estados, 
Mejor  lo  dirán  los  lomos 

Y  el  sentido,  pues  del  golpe 
Quedé  sin  uno  y  sin  otro. 
Busco  la  puerta,  y  en  vez 
De  hallarla,  un  clavo  topo , 
Que,  sin  jugar  á  la  polla , 
Les  dio  á  mis  narices  bolo. 
Voy  tentando  las  paredes, 

Y  la  mano  en  parte  toco. 
Que  ni  .y  si  fué  culebra , 
Si  lagarto  ó  si  demonio 
El  que  me  dio  tal  bocado 
Con  dientes  tan  ponzoñosos. 
Que  huber  servido  pudieran 
Al  fiero  dragón  de  Coicos; 
Mas  viéndome  sin  remedio,  . 
Los  inconvenientes  todos 
Junto,  y  digo  : «  Si  do^  voces , 
Oirá  lo  Ñuño ,  y  su  enojo 
Vengará  en  mi ;  si  adelante 
Paso,  encontraré  al^un  hoyo, 
Donde  me  sepulte  vivo.» 

Y  así»  por  remedio  escojo 
Sentarme  y  estarme  quedo; 
Casi  dos  dias  del  modo 
Que  ves  estuve  gimiendo, 
Con  que  tal  fisura  tomo. 
Que  en  esqueleto  con  vida 
Desmayado  me  transformo, 
Hasta  que  entrar  á  Costanza 
Vi  por  un  postigo  angosH , 
Que  yo ,  de  temor ,  no  hallé , 

Y  entonces  despedí  ansioso 
Tan  (laca  voz,  que  por  flaca 
Pudieran  llevarla  en  hombros. 
De  su  vestido  me  así, 

Y  ella,  que,  volviendo  el  rostro. 
Vio  en  mi  una  cara  de  muerto, 
Dio  voces,  llamó  socorro. 
Conocióme,  á  Sancha  avisa , 

Y  como  aliento  no  gozo, 
Las  dos  al  desmayo  mío 
Dieron  pistos  de  bizcochos. 
En  Un,  Sancha  me  regala. 
Presto  mis  alientos  cobro , 


67 

Porque  con  pechugas  de  aves 
Dulcamente  les  soborno. 
Así  estuve^así  me  vi; 
Ahora,  ya  que  te  inforuio , 
Conocerás  que  merezco  ♦ 
Mas  tu  piedad  que  tu  enojo. 

OOM  GARCÍA. 

Todos  son  enredos  tuyos. 

LAIN. 

¿Que  esto  escacho  y  no  me  torno 
Yerno  ?  ¿Es  enredo  la  cara 
Con  que  á  lástima  provoco? 
Á  Dos  dedos  menos  el  pico 
De  la  nariz,  que  á  ser  romo 
Se  pasó,  de  puntiagudo? 
¿El  dolor  con  que  pregono 
Desconcertada  la  espalda? 
Si  esto  es  enredo,  á  ser  novio 
Antes  me  iré  que  sufrirte. 

DON  GARCÍA. 

No  hallo  remedio  á  mi  a^ogo. 
Pues  cuando  entre  negras  sombras 
Mil  dificultades  rompo, 

Y  á  la  garganta  de  Nufio  • 
Casi  la  cuchilla  pongo , 

Sale  Sancha  y  me  detiene , 
Al  golpersirve  de  estorbo , 
Si  no  la  escucho  se  enoja , 
Voces  da  ^no  respondo; 
Llora,  y elUanto parece 
Que  van  vertiendo  sus  ojos 
Perlas,  que,  como  claveles , 
Llueve  la  aurora  en  su  rostro , 
O  que  á  la  púrpura  el  cielo 
Cubre  de  nevados  copos. 
Pues  mi  fiero  dolor  sea 
Mi  muerte,  pues  cuidadoso. 
Ni  á  Ñuño  en  sa  casa  mato. 
Ni  á  Sancha  en  mis  brazos  gozo. 

(Vaie.) 

LAIII. 

Furioso  parte  mi  amo; 
Mucho  temo  lo  furioso. 
Pues  yo  me  iré  muy  á  espacio; 
Porque  cuando  borrascoso 
Anda  el  juicio  del  amo , 

Y  el  entendimiento  es  corto , 
Puede  de  un  golpe  á  un  criado 
Cíclope  hacerle  de  un  ojo; 

Y  asi ,  para  no  ponerme 
En  lances  tan  peligrosos , 
Mejor  que  el  andar  apriesa. 

Será  el  andar  poco  á  poco.       (Viue.) 

Salen  DOÑA  SANCHA  t  COSTANZA, 
con  mantos ,  y  UN  ESCUDERO. 

D05ÍA  SANCHA. 

Todo  está  como  asombrado; 
Tan  gran  soledad  me  admira. 

COSTANZA. 

¿  Dónde  Elvira  estará ? 

]>05fA  SANCHA. 

Mira 
Si  parece  algún  criado. 

ESCUDERO. 

Yo  llamo  y  no  me  han  oido ; 
Ni  un  jazminillo  hay  que  ladre. 

(Uame,) 

DOSÍ  A  SANCHA. 

En  Gn,  es  casa  sin  padre. 
Triste  albergue  sin  marido. 

COSTALEA. 

¿  No  tiene  á  su  hermano? 

DO^A  SANCHA. 

BsUano 


Has  la  sombra  de  un  esposo 
Que  la  vista  Je  O"  ^ 


Vuelto  i  llimir.  (Llama 

CDSTAHU. 

Pasos  oigo. 
( Vante  Coilansa  y  el  etcadcro.) 

5afeD0NA  ELVIRA, 


;Ñohaj  un  criado  ahí  afuera  T 
¿Quíeseato? 

DOA*  SANCHA. 

740  le  alborotes; 
Daóa  Sancha  soj  ile  Castro. — 
Dejaünos  solds. 

¿Tú  pones, 
Doúa  Sancha,  el  pié  en  mt  casa ^ 

*  doSasancba. 

No  temas  oí  te  congojes. 

BOftk  n-twA. 

KoRa  saucba.  * 
Pues  ai  DO,  abora  conoce 


opiados 


me  ba  (tallo  ¿nfeo. 


BL  DOCTUR  HfRA  DK  HGSCUA. 
Pues  sé  que  si  a  su  noticia 


Oae  loca  ekcuta  accione*, 
Üue  las  caita  por  tnjiislas, 
O  lasiiie);a  si  las  o^e! 
Tu  hermano,  cual  otro  Eneas, 


fia  lia  (le  tiaber  ley  <|ne  las  venza. 
No  tía  de  lialier  ijaien  tas  reToi)ui-, 
il^on  itoñu  Sancha  de  Castro, 
Conm  igo  tratot  tan  dobles , 


Con  quien  por  sangre  j  por  lustre 


Y  para  adorarte  bronce. 

A  responderte  no  acierto. 
>^^  ba,  de  Ter 


Sancha 
Sera  la 

doIa  sahcia. 
;Asi  te  burlas  de  mi  r 

Vonomcharlojamii: 

¡W  "% 

hermano. 

DOÜASAIWU. 

Ea ,  baste ;  qae  alrcTidu 


i'sl 


tro  7  tengo  an  bermano, 
o  tiene  cabeza. 

Do5ÍA  ELVIBA. 

"espaesta  enfadada , 
scio  enojo  arguyo 
a  cabeza  al  tnyo , 
la  tiene  cortada. 

D05ÚL  SANCHA. 

!cia  estás !  De  la  mano 
>  saldrá  el  castigo. 

DOÑA  ELVIRA. 

Irá ;  porque  contigo 
a  de  casar  mi  bermano. 

DOÑA  SANCHA. 

,  que  el  verte  me  enfada ; 
aun  verme  no  mereces. 

DOÑA  ELVIRA. 

lonrarte  cuantas  veces... 
Sale  DON  GARClA. 

D0:«  GARCÍA. 

s  esto,  Elvira? 

DOÑA  ELVIRA. 

No  es  nada. 

DOÜ  GARCÍA. 

;aba. 

DOÑA  SANCHA. 

Bien  mi  fama 

0  y  mi  bonor  perdido. 

DO.^f  GARCÍA. 

Ehira,  loqueba  sido. 

DOÑA  ELVIRA. 

táselo  á  tu  dama. 

DOÑA  SANCHA. 

!es ;  verá  mejor 

aunaue  no  se  venza , 
)z  la  desvergüenza 

respuesta  el  dolor, 
a  (¡ab  cielos!)  me  llama 
lía,  y  yo.  que  ser 
n  de  Alfonso  mujer 

que  no  su  dama, 
:n  rabiosas  fatigas , 
,  aunque  sé  conocerlo, 
ofende  tanto  el  serlo 
ue  til  me  lo  digas. 
s  boora  el  ofenderse, 

afrenta  ba  de  ad?ertirse 
ksiste  en  el  decirse 
mas  que  en  el  hacerse. 
|uedo,  bien  bonrada, 
gravios  rendida, 
lesprecio  despedida 

1  engaño  afrentada. 

in ,  00  bay  medio  que  cuadre 
le  miran  mas  sabios; 
izco  dos  agravios , 
is  muerte  de  un  padre. 
Jéis  cuál  es-mayor 
y  mas  conocida: 
«  pierda  una  vida , 
se  infame  un  bonor. 
rerlo  y  el  decirlo 
trará ,  sin  dudarlo, 
|ue  sabrá  vengarlo, 
o  qoe  sabe  sentirlo. 
ne  sin  resistencia 
ise  be  de  ser  luego , 
^  se  aplaque  en  el  fuego 
^mple  en  la  violencia; 
que  al  dia  os  oculte 
itxe  sombras  temidas, 
»ar  de  vuestras  vidas, 
lármol  qu^os  sepulte, 
f*  de  ser ;  mi  valor 
ar  desde  boy  empieza 


OBLIGAR  CONTRA  SU  SANGRE. 

Un  desprecio  en  la  nobleza 

Y  una  afrenta  en  el  honor.       (Vase.) 

DON  GARCÍA. 

Doña  Elvira ,  Ñuño,  el  dia 
Que  á  tu  amparo  se  entregó , 
Fiel  seguridad  halló 
En  tu  piedad  y  la  mía ; 
Vida  le  dio  tu  porfía ; 

Y  ahora,  que  a  Sancha  ves 
Casi  humillada  á  tus  pies , 
Tú,  que  con  tu  enojo  luchas. 
Ni  agradecida  la  escuchas , 
Ni  la  respondes  cortés. 

A  mas  dudas  me  provoca 
Ver,  cuando  el  acero  empuño, 

?ue  estás  cuerda  para  Ñuño , 
para  Sancha  estás  loca. 
Términos  villanos  toca 
En  ti  la  razón  ya  ciega , 
Pues  cuando  el  valor  se  niega , 
Mas  obedecer  pretende 
A  las  iras  del  que  ofende 
Que  á  las  voces  del  ^ue  ruega. 
No  digo  que  tú  admitieras 
De  Sancha  el  ruego  amoroso , 
Ni  que  pecho  generoso 
Liberal  le  concedieras, 
Pero  que  le  agradecieras 
Mas  cortés  la  voluntad ; 
Porque  es  mayor  calidad 
Qae  halle  con  seguro  abrigo 
El  ruego  del  enemigo 
Valimiento  en  la  piedad. 
Aunque  el  sufrir  es  bajeza 
De  uno  la  descortesía , 
El  tenerla  yo,  seria 
Falta  de  mayor  nobleza; 

Y  asi ,  el  ver  que  á  (u  grandeza 
La  cortesía  no  esmalta , 

Me  ofende ,  porque  mas  alta 
Generosidad  previene 
El  dársela  á  quien  la  tiene 
Que  el  pedirla  á  quien  le  falta. 

DOffA  ELVíRA. 

Sí  de  Sancha  no  admití 

El  ruego,  y  le  desprecié 

Ciega  y  enojada,  rué 

Por  el  dolor  que  hay  en  mí ; 

Mas,  con  el  pesar  que  á  ti 

Estos  desprecios  te  dan , 

Que  ya  prefiriendo  están 

Contra  tu  opinión  colijo 

A  los  aciertos  de  hijo 

Las  piedades  de  galán. 

Mas  gloria  tengo  adqnirida 

En  dar  á  Nudo  sagrado. 

Que  tú,  porque  te  ha  pesado 

De  dejarle  con^ji  vida. 

Este  pesar  homicida 

Es  de  la  acción  de  tu  pecho; 

Porque  en  quien  mal  satisfecho , 

Lo  liberal  no  le  aplace  , 

Quila  el  ser  bien  el  que  hace 

El  pesar  de  haberle  hecho. 

Si  yo  descortés  be  sido , 

Soy  bija  y  siento  mi  agravio ; 

Mas  tú,  amante  y  poco  sabio , 

Eres  cobarde  y  rendido. 

De  mi  padre  el  pecho  herido 

Pide  venganza  bastante ; 

Y  asi ,  en  voz  tan  importante. 
Es  mejor,  aunque  te  aflija, 
El  ser  descortes  por  h^a 
Que  cobarde  por  amante. 
Garc\a ,  va  basta ;  ea , 
Niega  á  lascivos  placeres 
Los  aciertos  de  quien  eres, 
En  la  venganza  fe  emplea ; 

O  si  no,  porque  se  vea 
Cuánto  mi  dolor  en  vano 
Persuade á  un  vil  bermano, 


Vive  Dios,  en  mí  ofendido , 

Que  lo  que  tú  no  has  sabido. 

Lo  sepa  vengar  ífú  mano.         ( Vase.) 

l  ON  GARCÍA. 

Sancha  sin  bonor  me  llama. 

Quien  me  engendró  quiere  ser 

Ven^^ado.  ¿  He  de  obedecer 

A  mi  padre  ó  á  mi  dama? 

Pero  la  deuda  me  infama , 

Mi  ignorancia  es  conocida , 

Pues  con  razón  advertida 

Parece  ,  en  cualquier  cuidado. 

Mas  bien  un  padre  vengado 

Que  una  dama  obedecida. 

Si ;  pero  cualquiera  afrenta 

En  mujer,  suelen  sentirla , 

Vengarla  y  aun  recibirla   - 

Los  extraños  por  su  cuenta ; 

Pues  si  esto  es  así » ¿qué  intenta 

El  discurso?  Ya  eternizo 

En  mi  á  Sancha ,  hermoso  hechizo; 

Porque  la  afrenta  impaciente, 

Si  la  venga  el  que  la  siente , 

La  deshaga  el  que  la  hizo. 

Pues  ¿qué  aguardo?  Ya  es  mi  esposa 

Sancha;  y : qué^dlrá  Castilla.? 

Dirá  que  el  alma  se  humilla , 

De  don  Ñuño  temerosa. 

¡  Ay  honor !  (¡qué  fuerte  cosa!) 

El  qué  dirán  me  fatiga , 

Pues  lo  que  á  esta  voz  obliga, 

Para  que  mas  satisfaga , 

Es  razón  que  no  se  haga 

Solo  porque  no  se  diga. 

Perdona,  Sancha,  perdona; 

Que  si  tu  queja  me  culpa. 

La  obligación  me  discolpa , 

Cuando  el  rigor  me  ocasiona; 

Y  pues  la  atención  pregona 
Intentos  que  restituvo 

Al  ánimo ,  en  quien  concluyo 

La  satisfacción  que  elijo , 

En  haciendo  como  hijo. 

Haré  después  como  luyo.*       (Vase.) 

Sale  UN  CRLVDO,  con  un  papel  ^  y 
LAIN,  deteniéndole. 

LAI.V. 

Aguárdese  un  poco,  aguarde. 

CRIADO. 

Quiero  á  don  García  hablar. 

LAIR. 

Primero  le  he  de  avisar. 
Aguárdese;  que  no  es  tarde. 

CRIADO. 

Importa  darle  un  recado , 

Y  con  brevedad  no  poca. 

LAlIf. 

A  mi  solo  entrar  me  toca , 
Porque  nací  su  criado ; 
Los  que  no  lo  son ,  no  dan 
Voces  ni  se  entran  aprisa. 
¿Qué  sabe  si  está  en  camina 
O  como  su  padre  Adán? 
^No  hay  mas  de  con  tal  violencia 
EntfDmcallá? 

CRIADO. 

Bueno  está. 

LAIN. 

No  está  bueno  ni  estará ; 

Que  no  ha  de  entrar  siu  licencia. 

Que  se  retire  le  pido , 

No  mi  enojo  quiera  ver; 

Que  esto  no  lo  puede  hacer 

.Sino  es  un  entremetido. 

Sálgase. 

CRIADO. 

No  es  ai      ido. 
Estando  j       » < 


70 


SaU  DON  garcía. 


DON  GARCÍA. 

; Qué  es  eso? 

LAI?I. 

No  hay  quien  se  valga 
CoD  eSte  necio  criado ; 
Porque  tiene  en  el  furor. 
Con  quien  licenciosb  llama, 
Para  entrar  basta  la  cama , 
Resabios  de  embajador. 

CRIADO. 

Ñuño ,  mi  señor,  me  dio 
Para  vos  este  papel. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  puede  querer?  Mas  él 
Diga  lo  que  dudo  yo. 

{Lee.)  cHe  sabido  que  ves  y  vues- 
»tra  hermana  publicáis,  muy  eu  mí  da- 
»ño,  lo  que  pasó  en  vuestra  casa,  y 
»que  los  miedos  de  vuestra  resolución 
ume  retiran  de  vuestros  ojos;  y  así,  os 
«aguardo esta  tarde  en  MiraQores,  con 
•  espada  y  eapa,  para  que  mas  bien  po- 
•dais  conseguir  vuestra  venganza,  ó 
»yo  desmienta  el  descrédito  en  que 
>me  habéis  puesto. ^Nuño de  Castro.:» 

Ñuño  será  obedecido ; 
Id  con  Dios. 

CRIADO. 

Quedad  con  él.     (Vase,) 

LAIIf. 

Malo,  por  Cristo ;  i  papel 
De  desafio !  ¡  Perdido 
Soy! 

DON  GARCÍA. 

Vén  conmigp,  Lain, 
Y  pon  silencio  en  tu  boca. 

LAIN. 

¿Qué  he  de  hacer?  Callar  roe  toca; 
Si  no,  llegara  mi  fin. 

( Vanse.) 

Salen  DON  ÑUÑO  t  EL  MISMO  CRIA- 
DO, cfdndi?/^  tfn  papel, 

DON  NUSÍO. 

¿Qué  dices?  ¿Papel  ¿mí? 

CRIADO. 

Digo,  Señor,  que  un  criado 
Me  lo  dio  de  don  García 
Para  ponerlo  en  tus  manos ; 
En  él  verás  si  es  verdad. 

DON  NU.XO. 

Sus  letras  me  dan  cuidado ; 
Dice  así ;  dejo  al  valor 
Lo  que  pudiera  el  engaño , 
Pues  en  la  venganza  es  justa 
Mas  la  industria  que  las  manos  : 
(Lee.)  «A  las  seis  en  MiraQores , 
»Nuño,  esta  tarde  os  aguardo, 
•Solo,  con  espada  y  capa ,  « 

•Porque  animosos  veamos , 
•Vos  sin  riesgo  vuestra  vida , 
•O  yo  mi  padre  vengado.» 
Esto  es  ya  reputación; 
Con  la  tardanza  me  agravio; 
Mas  los  cielos,  don  García, 
Saben  de  mi  aífecto  cuánto 
Me  pesará  de  reñir 
C¿>ii  quien  así  me  ha  obligado. 
<^'  tú  lo  quieres ,  no  puedo , 
¿^^que  lo  sienta,  excusarlo; 
"     ^que  estos  lances  precisos , 

^         ^  al  honor  importan  tanto, 

'^  ^^  rutados  parecen 


/ 


/"a 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Mas  bien  que  considerados. 

Ya  es  hora ;  quédate  en  casa.   (Vase,) 

CRIADO. 

Con  el  orden  que  me  ha  dado 

Doña  Sancha  ya  he  cumplido ; 

Los  íines  disponga  el  hado 

De  manera,  que  dichosa 

Límite  ponga  á  su  agravio.      {Vase.) 

Sale  DON  GARClA,  solo. 

DON  GARCÍA. 

Valor  Qu  el  Castro  arguyo, 
Pues  ha  querido  buscar 
Pecho  en  mí ,  donde  acertar 
Pueda ,  como  yo  en  el  suyo. 
En  el  puesto  estoy;  mejor 
Es*adelanlarme  en  esto; 
Que  llegar  antes  al  puesto 
Es  crédito  del  valor; 
Pero  me  quiero  advertir 
Que  ,  ya  que  estoy  esperando. 
Sea  solo  imaginando 
Que  ul  enemigo  he  de  herir ; 
Que  quien  piensa  inadvertido 
Que  el  otro  le  ha  de  vencer , 
En  la  ocasión  se  ha  de  ver 
Muy  cerca  de  ser  vencido. — 
Gente  he  sentido ,  sin  duda 
Es  Ñuño  de  Castro. 

Sale  DON  NÜ^JO. 

DON  NO^O. 

{Ap.  Llego 
Corrido  de  que  García 
Se  haya  adelantado  al  puesto ; 
Pero  íio  importa,  si  yo 
No  tardo  conforme  al  tiempo.) 
Pocas  veces  se  ha  dejado  • 

{A  don  García.) 
De  ver  que  correspondiendo 
Vive  el  valor  á  la  sangre. 

DON  GARCÍA. 

Con  las  armas  lo  veremos. 

Al  meter  mano,  sale  DOÑA  SANCHA, 
con  espada  ceñida  y  una  pistola. 

DOÑA  SANCHA. 

Aguarda;  que  llega  Sancha. 
Suspended  el  movimiento 
Délas  armas, porque  oigáis 
Lo  que  ofendida  he  dispuesto. 

DON  ÑUÑO. 

¿Qué  es  lo  que  intentas?  Aparta. 

DONA  SANCHA. 

Vive  Dios ,  que  paso  el  pecho 
Del  que  mi  voz  no  escuchare. 

DON  GARCÍA.  {Ap.) 

Mas  que  á  Ñuño,  á  Sancha  temo. 

DONA  SANCHA. 

Los  papeles  que  llegaron 
Hoy  á  los  dos,  del  ingenio 
Mío  traza  fué,  adbitrada 
Para  juntarnos  y  vernos 
Donde  lodos ,  animosos , 
El  perdido  honor  cobremos. — 
García,  sin  padre  estás; 
No  te  inquietes,  porque  luego 
Tiempo  habrá  para  que  des 
A  la  venganza  el  esfuerzo. — 
Hermano,  el  honor  te  falta; 
Esto  si  es  desdicha ,  esto 
Fenecer  á  la  violencia 
Del  mas  penetrante  acero ; 
Mas,  como  el  que  le  robó 


Está  presente,  no  pierdo 
Para  restaurarle  el  brío , 
A  quien  valiente  obedezco.— 
Garci- Velazquez  de  Estrada , 
Escoge,  antes  que  pasemos 
Adelante ,  lo  que  quieres  : 
Ser  mi  esposo,  ó  que  tu  cuerpo , 
Sin  vida  ,  ocupadoD  sea 
Lastimosa  deste  suelo; 

Y  no  pienses  que,  aunque  armado 
Un  escuadrón  de  mis  deudos 

En  lo  umbroso  de  aquel  sitio , 
Que  álamos  adornan ,  dejo. 
Me  he  de  amparar  de  sus  armas, 
Me  he  de  valer  de  su  imperio 
Para  castigar  tus  culpas ; 
Para  vengar  tos  desprecios 
De  doña  Elvira ,  tu  hermana. 
Atiende  á  lo  que  pretendo ; 
Porque  antes  que  despidas 
El  no  por  la  boca,  Gero, 
El  plomo  de  esta  pistola 
Te  habrá  robado  el  aliento. 

DON  GARCÍA. 

Traición,  Sancha,  ha  sido  tuya, 
Pues  con  tus  parientes  mesinos 
Me  obligas  á  que  me  case. 

DON  NÜÑO. 

Señor  don  García,  el  tiempo 
Que  há  que  falta  vuestro  padre, 
Siempre  habéis  andado  atento, 
Procurando  vigilante 
Vuestra  venganza  en  mi  pecho ; 
Siendo  así ,  ahora  me  toca 
Cobrar  el  honor  que  pierdo. 

DOÑA  SANCHA. 

Aparta ,  Ñuño,  pues  yo. 
Que  he  venido  á  disponerlo , 
Sé  que  sabré  conseguirlo.  — 
En  la  dilncion  hay  riesgo; 
García,  di,  ¿qué  respondes? 

DON  GARCÍA. 

Que  me  mates ,  que  este  pecho 
Dividas;  verás  en  él 
Fieramente  combatiendo 
A  la  fe  con  que  te  adoro, 

Y  al  amor  con  que  venero 
De  mi  padre  las  cenizas. 

DOÑA  SANCHA. 

¡Ah  García !  ya  te  entiendo; 
Ya  el  sí  dices ,  aunque  callas. 
Claro  está  que  tus  afectos 
Arrojan  el  si ,  que  el  alma 
Nunca  ha  tenido  encubierto. 
Mas  no  lo  prosigas ,  calla; 
Que,  aunque  tú,  inhumano  y  üero, 
Miraste  mal  por  mi  honor 

Y  despreciaste  mis  ruegos , 
Yo  ahora,  mas  generosa , 
Mirar  por  el  tuyo  quiero. 
Solo  porque  no  publique 
La  voz  durable  del  tiempo 
Que  de  temor  dijo  si 

Un  tan  noble  caballero; 

Y  así ,  para  conseguir 

Lo  que  ingeniosa  pretendo ,        • 
Basta  nue  lo  diga  el  alma, 

Y  que  lo  calle  el  deseo.— 
Parientes ,  ya  don  García 

Dice  á  voces  que  es  mi  dueño.— 

{Hau  que  habla  adent 
Ya  eres  mi  esposo.  Pues  mira 
Cuánto  te  estimo,  que  quiero. 
Por  serlo,  que  hoy  a  tu  padre 
Vengues  en  mi  hermano  mesmo. 
Bien  puedes  reñir,  y»ba; 

Y  no  imagines  queteogo 
Parientes  que  le  defiendan , 
Que  fué  sok  fingimiento. 


ríe  á  qoe  dieras 

á  mi  éeseo. 

tn  enemigo , 
zosleofrexoo, 
;oD  su  flda ; 
da,  que  mas  presto 
egúe  la  muerte 
la  á  su  peelio. 

ado  de  dom  Garc(a,y  apun- 
ta á  dan  Ñuño,) 

DON  IfU^O. 

]ae  baces,  dofia  Sanclia? 

D05U  8A2ICBA. 
DOH  RU^O. 

[f  fin  saugrieDto 
1  nació  mi  hermana? 
rigor  tan  fiero? 

DOÑA  SANCH4. 

es  mas  un  marido, 
no  mnclio  menos, 
;  aquí  con  el  tuyo 
liante  acero , 
ríe  en  peli^ , 
isarle  ael  nesgo. 


OBUGAR  CONTRA  SU  SANGRE. 

DOlC  GABCU. 

A  mujer  que  tanto  sabe , 
Dificultades  venciendo, 
Obligar  eonira  iu  sangre , 
Fuera  ?illano  y  grosero 
Quien  no  la  diera  y  rindiera 
Nobles  agradecimientos.— 
Ñuño ,  por  Sancha  te  estimo. 
Por  ella  reüir  no  puedo 
Contigo ;  tu  hermano  soy. 

DON  vmño. 
Yo  tu  amigo  verdadero. 

Salen  LAIN  t  AÑORADA. 

taiN. 

Gracias  i  quien  lo  ha  hecho  todo. 
¿Sancha  con  boca  de  fuego? 
Ballesta  y  lanson  habla 
Solamente  en  aquel  tiempo ; 
Mas  la  ballesta  se  deja 
Para  cuando  Alfonso  el  Sexto 
Tome  juramento  al  Cid. 

DON  GARCÍA. 

Siempre,  cuando  los  discretos 
Disponen  los  fines,  hallan 
Tan  acordados  aciolos. 


71 


A  Nufio  daré  mi  hermana. 

DOH  RUflO. 

Glorias  con  ella  poseo. 

LAIN. 

Yo  la  llevaré  las  nuevas 
Desie  feliz  casamiento , 
Por  excusar,  advertido,  § 
Que  murmure  algnn  diñrelo» 
Si  i  casarse  por  el  aire 
Vino  volando  á  este  puesto. 

DOÍlA  SáRCBA. 

Costanza ,  Lain,  es  taya. 

LAIN. 

No  será ,  porque  no  quiero. 

boíaíamíu. 
;Aiiladespfeeiait 

LA». 

Si; 
No  te  espantes, ponme tomo. 
Aunque  me  ves  boiiiiNre  ahora , 
Transformaciones  de  eiervo. 

DONOABCiA. 

Si  no  ha  sabido ,  sefiores , 
Por  su  ignorancia,  el  hugenlo 
OtUúor  eanira  m  umgre^ 
Castigo  será  el  ser  nedo. 


COMEDÍA  FAMOSA 


TITULADA 


A 


DE   SALAMANCA, 


POR 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  M¿teüA. 


GAKCERAN,  taba- 

0. 

E  HORACIO. 

BELTRAN. 

lUAN. 


PERSONAS. 


DOÑA  HGNCÍA. 
LEONOR. 

ALEJANDRA,  dama, 
LEONARDO,  criado. 
SOLANO,  lacayo. 


RIVERA. 
OUV^RA. 
CAMILO. 
RUGERO. 
DON  TELLO. 


VILLENA. 
FUNES. 
UN  CORREO. 
UN  CRIADO. 


ORNADA  PRIMERA. 


)05ÍA  MENCÍ A,  con  vestido  largo 
ibito  de  san  Juan ,  t  LEONOR, 
rifldíz,  como  capigorrón, 

LEOROR. 

¿no  estás  desengañada? 

DOÑA  MERCÍA. 

encible  mi  amor ; 
!  fatigues ,  Leonor. 

LEOXOR. 

ara  es  extremada. 
ÚA,  dooa  Meucia, 
estas  cosas  van, 
a  de  ser  don  (íarceran 
dicion  y  la  mia. 
eses  baque  saliste 
amanea  tras  é! , 
aliar  rastro  de  él, 
falencia  corriste; 
*a  quieres  que  esté 
Irid?  ¡qué  desatino! 

DO.^A  MERCÍA. 

Ice  amiga !  camino 
is  pasos  de  mi  fe. 

LEONOR. 

w  bas  mil  veces  jurado 
3rte  obligación? 

DORA  MERCÍA. 

iad. 

LEOROR. 

¿Qué  es  tu  intención  ? 
da  pena  y  cuidado? 
vidó,  ¿no  es  costumbre 
hombres  olvidar? 
ieoesque  llorar, 
e  ba  de  dar  p^adumbre? 

DORA  HERCÍA. 

Diga !  mi  inquietud 


No  tanto  la  causa  amor , 
Cuanto  el  áspero  rigor 
De  su  fiera  ingratitud. 
La  noche  que  se  partió 
Aquel  cruel,  mil  amores 
Me  dijo,  que  fueron  floras, 
Que  su  ausencia  marchitó. 

Y  aquella  extraña  mudanza 

Y  no  pensada  partida 
Me  trae  y  llefa  perdida 
Tras  una  vana  esperanza. 

LEOROR. 

Pues  advierte  que  este  traje 
Tu  pretensión  no  asegura ; 
Medio  mas  fácil  propura , 
No  afrentes  á  tu  linaje. 

DORA  MBRCÍA. 

No  hay,  Leonor,  dificultad, 

De  ese  temor  te  retira; 

Que  en  la  corte  no  se  mira 

(^on  tanta  curiosidad. 

Criado  del  gran  Prior, 

Que  yine  esta  primavera,  vU f-^ 

He  dicho  que  soy, 

LEOROR. 

Quimera 
De  tu  loco  y  ciego. amor. 

DORA  MERCiA. 

Pues  ¿quién  ba  de  reparar 
Que  soy  mujer? 

LEOROR. 

Tu  hermosura 
Lo  dirá  y  mi  desventura. 

DORA   MERCÍA. 

iAp.  Aquesta  me  ha  de  acabar.) 
Pues  ¿  no  asegura  á  los  dos 
Esta  cruz  y  esta  sotana? 

LEOROR. 

Sí,  Señora,  que  cristiana 
Soy,  por  la  aracia  de  DJos ; 
Mas  hay  diablos  alguaeile/s 
Que  no  se  espantan  de  cruces, 


Que  ven  mas  entire  dos  luces 
Que  los  linces  mas  sbtiles ; 
Que,  aunque  te  llames  don  Carlos , 
Yyo  Jaramillo  el  mudo. 
No  es  fácil  desengañarlos: 
Que  no  ba  de  ser  tu  recato 
Tan  grande ,  que  alguna  vez 
No  te  miren  á  la  nuez 

Y  á  los  puntos  del  zapato , 

Y  echen  de  ver  que  eres  macha , 

Y  por  la  hebra  el  ovillo 
Saquen,  y  de  Jaramillo 
Descubran  también  su  lacha. 

Y  en  tal  traje ,  esa  cruz  blanca 
No  es  la  que  le  ha  de  salvar , 
Aunque  te  quieras  llamar 

La  Fénix  de  Salamanca; 
Que  á  la  visita  primera , 
Sin  tener  duelo  y  cíemencia , 
Un  alcalde  nos  sentencia 
A  hilar  en  una  galera. 
Tú ,  si  algún  tropiezo  das, 
Como  viuda  varonil , 
Volveráste  á  tu  monjil, 
Entera  como  te  estáis. 
Pero  ¡ay  de  mi!  mal  pecado 
Si  su  cólera  desfoga  - 
La  sala ,  y  quiebra  la  soga 
Por  mí,  como  lii^s  delgado. 
Mira  que  aquellos  señores 
Sacan  de  la  faltriquera 
Destierro,  azotes ,  galera, 

Y  aun  dicen  que  squ  favores. 
Huyamos  de  la  ocasión , 
Comámonos  dos  ca|[)onés. 

Lo  que  han  de  cokner  soplones ; 
Vamonos  con  bendicióti, 
l^orqueyo  querria.tlegar 
A  tálamo  que  bien  cuadre , 
Sí  por  ventura  mi  padre 
Me  pretendiere  casar. 

DOÑA  MERCÍA. 

¡Qué  terribles  desatinos 
Estás  diciendo ! 


74 

LEOÜOR . 

Señora , 
Todo  sucede  eo  un  hora 
Por  posadas  y  caminos. 

Soledla  ventana  ALEJANDRA 
Y  LEONARDO. 

LEONARDO. 

Mi  señora ,  ¿no  es  gallardo 
Don  Carlos,  nuestro  vecino? 

LEONOR. 

Que  DOS  miran  imagino. 

ALEJANDRA. 

Tienes  buen  guslo,  Leonardo; 
¡Qué  bien  que  pisa  y  qué  airoso! 
Qué  bien  heclio  es,  qué  galán! 

LEONOR. 

Señora ,  mirando  eslán. 

DO^A  mencía. 
Calla ,  y  miren. 

ALEJANDRA. 

¡Qué  gracioso! 
¿Sabes  quién  es? 

LEONARDO. 

Caballero , 

Y  del  Piamonle. 

LEONOR. 

Repara 
Que  te  miran. 

ALEJANDRA. 

Gentil  cara. 

LEONOR. 

Habíale,  queeslás  grosero. 

ALEJANDRA. 

Hombre  será  principal, 

LEONARDO. 

El  hábito  lo  con6rma, 

Y  lu  buen  gusto  me  aGrma 
Que  no  te  parece  mal. 

ALEJANDRA. 

Es  asf ,  mas  aunque  fuera 
Un  ángel ,  lo  que  poseo 
En  tanto  estimo ,  que  feo 

Y  losco  me  pareciera ; 
Porque  no  hay  comparación , 

Si  eslá  de  por  medio  el  Coude. 

LEONARDO. 

Y  él  también  te  corresponde 
Con  igual  comparación. 

ALEJANDRA. 

¿Ha  venido  el  coche? 

LEONARDO. 

SL 

D05ÍA  MENCÍA. 

Si  respondiera  que  no , 
Al  sol  le  pidiera  yo 
Prestado  el  suyo. 

LEONOR. 

Eso  sí. 
Muy  bien  empiezas,  Señor ; 
Habla  con  argentería. 

ALEJANDRA. 

El  coche  del  sol  seria 
Para  mí  grande  favor. 

DOÑA   MENCÍA. 

¿Quereisle?  Que  cuando  el  sol 
Prestado  no  me  lo  diera, 
^'^  1  medio  de  su  carrera 
«^^^  le  quitara. 

ALEJANDRA. 

Espaijo/ 
bizarro  encarecer. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

DONA  MENCÍA. 

Que  también  los  extranjeros 
Tenemos  nuestros  aceros.  • 

ALEJANDRA. 

Muy  bien  se  os  echa  de  ver ; 
Mas  fuera  temeridad 
Meleros  en  tanto  aprieto. 

DOÑA   MENCÍA. 

Vence  tan  alto  sugelo 
La  mayor  dificultad. 

LEONARDO. 

Mira  que  es  tarde,  Señora. 

DOÑA   MENCÍA. 

¿  Dónde  va¡<(? 

ALEJANDRA. 

Al  campo  salgo. 

DOÑA  MENCÍA. 

En  vos  veo,  á  fe  de  hidalgo. 
Lo  que  del  campo  enamora , 

Y  agraviaisos  si  decís 
Que  salís  al  campo. 

ALEJANDRA. 

¿En  qué? 

DOÑA  MENCÍA. 

Alejsndra,  ¿no  se  ve 
Que  fuera  de  vos  salis? 
Porque  las  perlas  berfnosas 
Que  el  alba  vierte  en  las  flores , 

Y  matizados  colores 

De  sus  mejillas  de  rosas , 
Viento  sutil  y  amoroso, 
Vuentes,  que  risa  y  cristal 
Vierten  por  el  arenal 
Argentado  y  espacioso ; 
Todo  lo  ve  quien  repara 
En  tan  divina  pintura  , 
Que  del  campo  en  la  hermosura 
Es  copia  de  vuestra  cara; 

Y  así ,  no  tenéis ,  por  Dios , 
A  qué  salir  ni  á  qué  iros , 
Que  no  hay  para  divertiros 
Mas  que  miraros  á  vos. 

LEONARDO. 

A  fe,  que  es  gallardo  mozo; 

¡  Qué  bien  que  cerró  el  conceto! 

ALEJANDRA. 

¡  Qué  vecino  tan  discreto! 

LEONARDO. 

¿Qué  hará  sí  le  crece  el  bozo? 

ALEJANDRA. 

Deseo  con  mas  espacio , 
Señor  don  Carlos ,  gozar 
De  vuestro  pico. 

LEONARDO. 

Picar 
Queréis  en  el  pobre  Horacio. 

DOÑA  MENCÍA. 

Cuando  fuéredes  servida ; 
Que  cerca  está  la  posada. 

ALEJANDRA. 

Adiós. 

DOÑA  MENCÍA. 

Ella  va  picada. 

LEONOR. 

Tú  ¿cómo  quedas? 

DOÑA  MENCÍA. 

Perdida. 
Salen  DON  BELTRAN  t  DON  JUAN. 

DON  BELTRAN. 

Este  don  Carlos ,  don  Juan, 
¿Es  fraile  oes  caballero? 


LEOIIOM. 

No  hagas  la  calle  terrero ; 
Que  viene  allí  el  Capitán. 

DON  JOAN. 

Caballero  y  i)rincipal. 
Según  estoy  informado , 
Que  pasa  á  Malta ,  y  criado 
Del  gran  Prior. 
( Hablan  al  oído  Leonor  y  doña  Ue\ 

LEONOR. 

No  hagas  tal , 
Que  es  el  viejo  mal  sufrido 

Y  se  pica  de  valiente; 

Del  pié  te  mira  á  la  frente. 

DOÑA  MENCÍA. 

Vamos;  que  me  han  conocido. 

( Vanse  todos^  menos  don  Beltn 
y  don  Juan.) 

DON  BELTRAN. 

Hablarle  quiero. 

DON  JUAN. 

Seria, 
Si  no  hay  otro  fundamento , 
Notable  deslumbramiento ; 
Sosegaos ,  por  vida  mía. 

DON  BELTRAN. 

¿Qué  fundamento  mayor 
Queréis,  don  Juan,  que  encoulra 
Cada  día  en  esta  calle? 

DONJUÁN. 

No  hay  sin  celos  firme  amor. 
Si  el  encontrar  cada  dia 
A  don  Carlos  os  enfada , 
¿Qué  he  de  hacer,  si  su  posada 
Tiene  enfrente  de  la  mia? 
Celos  tuvisteis  ayer 
Del  conde  Horacio,  y  cuidado 
Hoy,  Capitán ,  os  ha  dado 
Don  Carlos;  puedo  temer 
Que  también  de  mi  mañana 
Tendréis  sospecha  y  temor. 
Con  tantos  celos  y  amor 
Os  adorará  mi  hermana. 

DON  BELTRAN. 

Mientras  que  la  posesión 
No  tiene  el  galán  que  ama, 
Señor  don  Juan ,  ae  su  dama. 
No  halla  alivio  su  pasión. 

Y  así ,  en  tanto  que  no  sea 
Alejandra  mi  mujer , 

No  dejaré  de  tener 
Celos  de  quien  la  pasea. 

DON  JÜAK. 

Nadie ,  don  Beltran ,  festeja 
Su  calle  ui  su  ventana , 
Ni  a  ningún  hombre  mi  hermana 
Silla  ha  dado  ni  ha  hecho  reja ; 
Que  su  honrado  nacimiento , 
Recato  y  honestidad, 
Refrena  la  libertad 

Y  acobarda  el  pensamiento; 
Porque  no  hubiera  señor , 
Por  grave  y  rico  que  (toera , 
Que  a  raya  no  le  tuviera 

Su  honestidad  y  valor. 

Y  es  demasiado  reñir , 

Si  sale  en  coche ,  ó  si  no , 
Dónde  va ,  quién  se  le  dió, 

Y  del  bien  y  el  mal  gruñir ; 
Mas  creo  que  brevemente 
Vendrá  la  dispensación , 
Con  que  vuestro  cortion  ' 
Se  asegure  fácilmente  • 

Y  una  ves  qne  estéis  casado. 
Como  dueño  de  mi  hermana. 
Tapiad  la  puerta  y  ventana, 
No  la  dejéis  ir  al  Prado; 

No  salga,  en  silla  6  en  coche, 


(Vase.) 


adre,  abuela  ó  tia , 
I  eDpreDsadedía, 
I  eslura  de  noche ; 
tío  y  cunado, 
,  me  perdonad; 
I  mor  y  la  amistad 
?ncia  me  han  dado; 
[nereis  divertir 
del  fresco  un  rato, 
1  Prado. 

DON  BELTRAN. 

¡Qué  inpralo 
oor  me  ba  de  salir  ! 

DON  JCAN. 

IS? 

DON  BELTRAN. 

Ya  voy  tras  vos. 
á  caballo  luego ; 

celoso  fuego 
e  apagar,  por  Dios; 
la  da  la  ocasión, 

daño  amenaza ; 
?  ofrece  una  traza  , 
I  en  ejecución ; 
^uedo,  aquesta  noche 
ejar  la  posada 
los  desocupada , 
yo  \ele  y  trasnoche; 
huésped  es  conocido, 
?ro  poderoso, 
ubre,  si  está  celoso, 
\ue  un  ofendido.  {Vase,) 

)0N  GARCERAN  y  SOLANO, 
de  camino. 

DON  GA<t!ERAN. 

tomaste  posada  ? 

SOLANO. 

Carmen. 

ÜO.N   GARCERAN. 

¿Preveniste 


SOLANO. 


Si. 


DON  GARCERAN. 

¿Qué  trujíste? 

SOLANO. 

n,  una  empanada, 
dices... 

DON  GARCERAN. 

Bien  las  como. 

SOLANO. 

abrito  extremado, 
ipos... 

DON  GARCERAN. 

Regalado 

SOLANO. 

ienen  tanto  lomo! 
le  de  camero... 

DON   GARCERAN. 

lanido,  no  es  malo. 

sola.no. 
n... 

don   GARCERAN. 

Gentil  regalo; 
tío  buen  despensero. 

solano 
te  y  moscatel 
imbres ;  que  sin  vino 
la  mesa  el  tocino 
aotivo  en  Argel. 

DON  GARCERAN. 

O  bieo  qué  cenar. 


LA  FÉNIX  DE  SALAMANCA. 

SOLANO. 

¿Que  es  buena  cena? 

DON  GARCERAN. 

Extremada. 

SOLANO. 

Pues  vén ,  la  verás  pintada , 
Que  no  hay  mas  que  desear. 
En  esta  calle  primera ; 
Que  parece  que  el  pintor 
Üió  á  los  gazapos  primor , 

Y  sazón  á  la  ternera. 

¿Nó  me  dirás ,  por  tu  vida , 
Qué  bolsón  diste  á  Solano 
Para  que  te  tenga ,  ufano, 
Mesa  y  cama  prevenida? 

DON  GARCERAN. 

Luego  ¿no  tienes  dineros? 

SOLANO. 

¿De  qué  los  he  de  tener , 
Garceran,  si  desde  ayer 
Estamos  los  dos  en  cueros? 

DON  GARCERAN. 

¿No  te  di  trescientos  reales 
En  Valencia? 

SOLANO. 

No  lo  niego; 
Mas  oye  la  cuenta ,  y  fuego 
Podrás  ver  si  están  cabales. 

.  {Saca  un  papel.) 
«Cuenta  de  lo  que  Solano 
Ha  gastado  en  el  camino.» 

DO»  GARCERAN. 

¥  dala  tamlM|jbt  vino. 

^■■tao. 
A  fe  que  ed^^^Htta  mano; 
Se  en  la  remlflfm 
En  la  maleta  yedfln; 
Por  dos  muías  di  á  Machin 
Noventa,  y  me  vine  á  pié. 
Ves ,  ahí  tienes  la  mitad; 
ítem  veinte  (|ue  perdiste , 

Y  dos  que  á  una  moza  diste , 
Que  tuvo  necesidad. 
Ciento  en  comida  y  posada 
Desde  Valencia  hasta  aquí, 
Diez  y  ocho  que  bebí 

De  vino  en  esta  jornada. 
¿Cuántos  faltan ,  si  has  contado , 
Para  los  trescientos? 


75 


¿Justos? 


DON  GARCERAN. 

Treinta. 

SOLANO. 
DON  GARCERAN. 

Justos. 


SOLANO. 

En  la  cuenta 
Estoy,  por  Dios,  engañado; 
Que  treinta  menos  cuartillo 
Al  huésped  di  de  señal, 
Mas,  por  falta  de  orinal, 
Me  acuerdo ,  compre  un  jarrillo , 

Y  con  aquesta  partida 
Están  los  treinta  cabales; 
Mira  tus  trescientos  reales, 

Y  la  cuenta  concluida. 

DON  GARCERAN. 

Toma,  vende  esta  cadena. 

SOLANO. 

Del  dinero  ¿qué  has  de  hacer? 

DON  GARCERAN. 

Mientras  negocio,  comer. 

SOLANO. 

¿Comer  dices?  Bien  me  suena ; 
Has,  gastada,  ayunaremos 
Al  traspaso  cada  dia. 


Señor,  ¿qué  estrella  te  guia , 
Que  tan  mal  viaje  traemos? 
Qué  pretendes? 

DON  GARCERAN. 

Irme  á  Flándts 
Con  un  entretenimiento , 

Y  entre  tanto  hacer  asiente 
Con  uno  de  aquestos  grandes. 

•      SOLANO. 

¡Qué!  ¿quieres  servir? 

DON  GARCERAN. 

Solano , 
El  que  no  sirve  no  medra ; 
De  un  olmo^guiero  ser  hiedra 
Para  que  me  dé  la  mano. 
Con  el  de  Pastrana  ó  Feria 
Pienso  tratallo  mañana. 

SOLANO. 

Con  el  de  Feria  ó  Pastrana 
Repararás  tu  miseria; 
Que,  como  grandes  señores , 
No  harían  las  cosas  pequeñas.. 
Apostaré  que  te  sueñas 
General,  con  sus  favores. 

DON  GARCERAN. 

Mal  estás  000  el  servir. 

SOLANO. 

Pues  ¿no  quieres  que  esté  mal? 
Servir,  Señor,  á  su  igual, 
Es ,  don  Garceran ,  vivir , 

Y  no  á  un  señor  soberano , 
Que  has  de  estar  delante  de  él 
Como  el  ángel  san  Gabriel , 
Con  el  sombrero  en  la  mano ; 

Y  si  llama ,  con  mas  olas 
Ha  de  ser  que  tiene  el  mar. 
Sin  servir  puedes  pasar ; 
Ándate ,  Señor,  á  solas , 

Y  si  no,  vuelve  los  ojos 
A  aquella  Fénix  divma. 
Deja  la  corte ,  camina , 
Concilla  tantos  enojos ; 
Da  la  vuelta  á  Sabimanca, 
Que  allí  está  doña  Mencia ; 
Ya  conoces  su  hidalguía. 
Voluntad  segura'  y  franca. 
Viudo  estás,  no  hay  qué  temer; 
Resuélvete,  Garceran; 

Que  allí  esperándote  están 
Con  hacienda  y  con  mujer. 
Mas  cuando  della  me  acuerdo, 

Y  de  tu  íiera  mudanza , 
Mi  imaginada  esperanza , 
Como  los  sentidos ,  pierdo. 

DON  GARCERAN. 

Dices  bien ,  que  fué  rigor. 
Mas  no  lo  pude  excusar ; 
Que  dejarla  fué  estimar, 
Como  era  justo,  su  honor. 

SOLANO. 

Pues  decirle  á  la  partida : 

cQuedad  con  Dios,» ¿qué  importaba? 

DON  GARCERAN. 

Deja  esa  materia ,  acaba.— 
¡Ay  ausente  de  mi  vida! 

SOLANO. 

¿Hay  intervalos,  Señor? 
¿Qué  discurres  ó  qué  sientes? 

DON  GARCERAN. 

Memoria ,  no  me  atormentes 
Con  tan  extraño  rigor.' 

SOLANO. 

¿Date  la  viuda  cuidado? 

DON  GARCERAN. 


aol 


podria. 


78 

solaho. 

¡Necedad!  Toma  alegría; 

Mira  este  famoso  Prado , 

Esta  mezcla  de  colores 

£d  jar(ffnes  diferentes , 

Ballir  y  saltar  las  fuentes  , 

Reir  y  alegrar  las  flores. 

Los  varios  coches  qne  en  tropa 

Discurren  por  la  alameda , 

Que,  hiriendo  el  viento  en  la  seda, 

Caminan  con  viento  en  popa; 

Las  damas  qne  á  los  estribos, 

Con  su  donaire  español. 

Salen,  dando  luz  al  sol. 

Como  á  su  ^alan  cautivps^ 

Esta  confusión ,  que  espama , 

Y  esta  grandeza,  que  admira , 
De  tama  verdad  mentira. 
Que  se  celebra  y  se  canta; 
De  tanto  amor  sin  amor, 
De  tanta  gente  perdida, 
De  tanta  bárbara  vida , 
De  tanto  gentil  señor; 
De  taoip  a  pié  caballero 
Que  se  ve  y  se  disimula , 
De  tanto  bonete  y  muía , 
De  tanto  mulo  y  sombrero; 
De  tanto  ciego  con  vista , 
De  tanto  malo  buen  hombre, 
De  tanto  sabio  sin  nombre , 
De  tanto  loco  alquimista ; 
De  tanto  ingenio  abatido » 
De  tanto  necio  encumbrado , 
De  tanto  ingrato,  olvidado 
Del  favor  que  ha  recibido ; 
De  tanta  dama  pelota , 
De  tanto  galán  pelote , 
Que  se  viste  y  come  á  escote 
De  lo  que  la  pobre  escota. 

DON  GARCEIUII. 

¿Has  de  hablar  hasta  mañana? 

SOLANO. 

Mucho  la  ocasión  provoca ; 
Por  Dios,  que  me  iba  de  boca , 

Y  hablaba  de  buena  gana. 

DON  6  ARO  ERAN. 

Retírate  aquí,  Solano; 
Veremos  pasar  la  gente. 

Salen  EL  CONDE  HORACIO,   ALE- 
JANDRA T  RUGERO. 

BORACIO. 

Fresco  está  el  Prado. 

ALEJANDRA. 

Excelente. 

BORAGIO. 

Lindo  sitio. 

OONCARCERAN. 

Y  linda  mano , 
Gentil  mujer. 

SOLANO. 

Por  mi  fe. 
Que  es  buena  ropa. 

BORACIO. 

Rugero , 
Avisarás  al  cochero 
Que  dé  la  vuelta. 

ROCERO. 

Si  haré.  {Vase.) 

ALEJANDRA. 

E/íir/ii\\\Q  en  él  es  mejor; 
(/¿/¿'¿'^learnic  ha  sido  exceso, 
f  i^//M  mi  ali;iin  ruin  suct'SO. 
lfÍ^!'J_^Q  llegar.  Seíior; 
^  aera  xux  áe^si*i\iWT7k 
por  aqiii  á  mi  ht*rmaiK). 


'f'/yc'M 


EL  DOCtOR  MIRA  DE  MfiSCUA. 

DON  OARCERAN. 

Gallarda  mujer.  Solano. 

SOLANO. 

¿Hay  ya  nueva  picadura? 
¿Hirióte  con  baliestHfa 
El  dios  ciego  y  herrador? 

HORACIO. 

Mi  bien ,  aqueste  temor 
Con  razón  me  manmlla ; 
¿Tan  poco  mi  fe  te  debe. 
Que  un  flaco  temor  te  impide? 

ALEJANDRA. 

¿Flaco  te  parece?  Mide 
Con  mi  amor  tu  gusto  breve ; 
Verás ,  Conde,  si  es  razón 
Que  tema,  como  mujer , 
Lo  que  puede  suceder 
En  semejante  ocasión. 
Don  Beliran  anda  celoso, 
Don  Juan  no  sospecha  en  vano, 
Y  si  es  el  uno  mi  hermano , 
El  otro  se  llama  esposo. 
No  quieras  paguen  mis  ojos 
Lo  que  han  de  sentir  perderte. 
;Ay  Dios,  qué  trance  tan  fuerte! 
¡  Qué  ciertos  son  mis  enojos! 
Huerta  soy»  Conde. 

HORACIO. 

¿Qué  viste? 

ALEJANDRA. 

A  mi  hermano  y  don  Beltran. 

HORACIO. 

¡Bravo  temor!  ¿DMMIán? 

Hacia  acá  vienen  ^^^^Mi! 
Perdida  soy;  negHHpí» 
Apresura  tu  carreriS!^ 
¡  Ay  Dios !  si  el  coche  tlniera. 

Sale  RUGERO. 

Aquí  está ,  Alejandra,  el  coche. 

HORACIO. 

Repórtate. 

ALEJANDRA. 

No  es  posible ; 
Que  temo  ser  conocida. 

HORACIO. 

Toma  el  coche. 

ALEJANDHA. 

Estoy  perdida,  {y ase.) 

HORACIO. 

Y  de  cobarde,  terrible. 

SOLANO. 

Ya  toma  el  coche. 

CON  GARCERAN. 

Turbada 
Parece  que  va ;  cayó. 

SOLANO. 

¡  No  csluv  ¡era  cerca  yo ! 
¡  Bien  vestida  está  y  calzada ! 

GARCERAN. 

¿Qué  viste? 

SOLANO. 

Lo  que  encender 
Pudiera  un  mármol:  manteo 
Que  lo  guarneció  el  deseo , 
Que  lio  hay  masque  encarecer; 
Algo  de  la  media  y  pié , 
Que ,  con  un  zapato  justo , 
Parece  que  brinda  al  gusto 
Para  descalzarle  ,  á  fe. 
Mas  parecióme  tener 
Una  falta ,  y  no  lo  es ; 
Que  tener  grande»  los  pies 
Es  sobra  en  una  mujinr. , 


Rcnuao. 
En  qué  exlráfii  conftuíoii 
Estoy  metido ,  pues  v«o 
A  riesgo  lo  que  deseo , 
Y  en  la  mano  la  ocasioo. 
Si  voy  con  elfa,  destruyo 
Su  opinión ;  y  si  me  quedo , 
A  ley  de  qoieo  soy ,  no  puedo 
Excusar  lo  que  rehuso. 
Si  el  coche  ven ,  por  las  pias 
Han  de  conocer  su  dueño; 
En  grave  ocaskm  me  empeiío , 
Desdichas  son  esta»  mías. 
¡Qué  solo  que  me  bao  dejado 
Mis  criados  I  Ni  un  amigo 
De  los  qne  comen  conmigo 
No  descubro  en  todo  el  Prado; 
Pero  allí  está  de  camino 
Un  hombre ,  á  lo  que  parece; 
Que  en  él  el  cielo  me  ofrece 
Todo  mi  bien  imagino.— 
¿Caballero? 

SOLANO. 

¿  A  quién ,  SeRor , 


Llamáis? 


HORACIO. 


A  los  dos. 

SOLANO.    , 

Ded: 

t ;  Ah  caballeros !  >  ^ue  asi 
Os  responderán  mejor. 

DON  GAtCBRAN. 

¿  No  callarás,  majadero?— 
¿Qué  manda  vuestra  mercé? 

■ORACIO. 

En  vuestro  talle  s^e 
Que  sois  noble  cAltero. 

DON  GARCERAN. 

SI  importa  serlo,  Seitor, 
Para  serviros,  yo  be  sido 
Desgraciado,  aunque  he  tenido , 
Siendo  humilde,  algún  valor; 

Y  si  con  él  puedo  y  valgo , 
Me  podéis,  Señor,  mandar, 

Y  de  mí  os  asegurar 
Como  del  mejor  hidalgo.    ' 

HORACIO. 

De  que  lo  sois ,  muestra  clara 
Me  da  vuestra  gentlhíza, 
Porque  se  ve  la  nobleza 
En  el  lenguaje  y  la  cara ; 
Pero,  porque  cierta  dama 
De  prendas  y  de  valor. 
Con  la  tardanza ,  su  honor 
Se  aventura  y  se  disfama , 
No  quiero  el  tiempo  gastar 
En  ofrecimientos  vanos; 
Que  con  términos  mas  nanos 
La  merced  pieMo  pagar. 
Solo  os  suplico,  entre  tanto 
Que  pongo  á  sal  vo  aquel  coche , 
Si  ya  no  quiere  la  noche 
Encubrirle  con  su  manto. 
Detengáis  dos  caballeros 
Que  por  aquí  han  de  pasar. 
Sin  quedéis.  Señor,  lugar 
A  desnudar  los  aceros. 
El  uno  es  mozo  y  galán , 

Y  el  otro,  aunque  cano  |  viejo, 
Es  su  brio  y  su  despejo 

De  un  valiente  capitán. 
Plumas  trae  negras  y  espada 
Guarnecida  de  aiaujte; 
Si  erráis  las  señas,  seria 
Perderme  en  esta  JoruMle. 

DON  «ARomntN. 

No  tenéis  mas  que  informarme. 
Seguid  el  coche,  Sefior; 
Que  en  ocasiones  de  honor 


bien-Jtventuiargie. 
s  soD  conocidas; 
eis,  Se  uor,  partir; 
i  están  paca  os  servir 
das  y  dos  vidas. 

HOtAClO. 

is  manes  mil  Teces.— 

ii$;os ,  seréis 

;ta  «mistad  jueces.       {Vase, 

DO.X  GARCKRAIf. 

as  tú? 

SOLAIfO. 

>A  detener 
s  en  que  venimos, 
il  paso  que  trajimos,  - 
rán  menester. 

DOX  OAlCERAff. 

é  son  postas,  loco? 

S0LA2V0. 

irres,  Garceran. 

mVf  GARCBRAiN. 

aguidos  le  dan. 

SOLAW). 

me  estimas  en  poco; 
le  un  placer.  Señor, 
Jr  lo  que  imagino; 
)n$ejo  tras  el  vino 
ser  el  peor, 
r  <|u¡én  es  el  hombre 
quí  partió  ligero, 
marte  primero 
lidad  y  nombre, 
mpeñádo  á  estorbar 
mbres  este  paso ; 

que  pasoá  paso 

quieren  pasar ; 
»  de  hacer,  si  su  porfía 
n  grande ,  en  rigor , 
asen  por  temor 
s  con  cortesía? 
mee,  no  es  ocasión 
ir  á  las  manos, 
s  dos  cortesanos, 
»uena  opinión? 
eñimos,  ¿hay  vidas 
;  acero  sangriento? 
;aso  es  de  momento 
>stas  prevenidas. 

D0:<f  GARCERAN. 

urrido,  Solang, 

»mor,.  altamente; 

el  cobarde  es  prudente. 

SOLANO. 

atreMdo  iitsano. 

D0?r  GARCERAN. 

5  que  prevenir 
é  tener  temor ; 
elo  lo  hará  mejor 
;>  sepas  pedir, 
los  que  recelas 
n  á  pasar , 
ras  sin  malar , 
te  faltan  espuelas; 
engo  de  acudir 
estoy  obligado ; 
al]4>ra  que  he  dado, 
esperar,  no  de  huir. 
>  hacer  bien  se  ofrece , 
T  á  quién  se  hace , 
e  mas  satisface, 
ello  mas  se  agradece. 

SOtJiNO. 

es;  mas  digo  mal, 
r  si  cena  á  oscuras 
*  quien  te  aventuras , 
I  cirio  pascual; 
irced  o  tú  ni  vos, 
¿eiceleiitta, 


LA  FÉNIX  f>Z  SALAMANCA. 

Por  quien  se  pueda  en  conciencia 

Reñir  y  matará  dos; 

Que  seria  gran  desastre 

Ser  este  tal  hida|gote 

Un  escudero  guisote 

O  por  gran  ventura  un  sastre. 

DON  CARCESAIf. 

Sin  duda  que  es  caballero. 

SOLANO. 

¿Caballero?  ¿En  qué  lo  vistes? 

DON  GARCERAN. 

¿  Los  guantes  de  ámbar  no  olistes? 

SOLANO. 

¿  No  podría  ser  guantero? 

DON  GARCERAN. 

Espera ;  que  aquestos  son. 

SOLANO. 

Tentemos  la  de  Bilbao ; 
Aunque  estuviera  en  el  Orao 
Mejor  que  en  esta  ocasión. 

Salen  DON  BELTRAN  v  DON  JUAN. 

DON  JOAN. 

No  ha  de  encubrirles  la  nopbe 
La  libertad  de  los  dos. 

DON  RRLTRAN. 

Aguijemos ;  que ,  pon  Dios , 
Que  van  juntos  en  el  coche. 

DON  JUAN. 

¿No  tomaremos  razón 
Si  han  pasado  por  aqui? 

DON  BELTRAN. 

¿  Qué  hay  que  tomar  ?  Yo  los  vi . 

DON  JUAN. 

Ciega  mucho  la  pasión ; 
Informémonos  primero. 

DON  BELTRAN. 

¡  Qué  flema  tenéis  extraña ! . 
j  Oh !  ¡  Nunca  viniera  á  España ! 
informaos  pues. 

DON  JUAN.  ' 

Caballero,  i 

¿Há  rato  que  estáis  aqui? 

DON  GARCERAN. 

Toda  esta  tarde. 

DON  JUAN. 

¿Ha  pasado 
Por  aqui  un  coche  encarnado? 

DON  GARCERAN.  | 

Un  coche  no,  coches  sí.  i 

DON  BELTRAN.  I 

De  este  tiran  cuatro  pias ,  I 

Que  gobieroan  dos  cocheros. 

SOLANO. 

¿Llevan  libreas? 

DON  JUAN. 

'  Vaqueros 

Azules. 

SOLANO.  I 

Habrá  diez  dias 
Que  ese  coche  vi  en  Valencia ,  j 

Y  en  él  al  Virey ,  por  Dios. 

DON  BELTRAN. 

No  hablan « lajcayo,  con  vos. 

Solano. 
Lacayo  con  reverencia. 

DON  JUAN. 

No  seáis  hablador  ,4ieripaDo; 
Que  no  venimos  de  humor. 


77 


DON  GARCERAN. 

E^l&es.un.Ioco,  Señor.  — 

¿Que  no.has  de  callar ,  Solano?— 

Aunque  he  visto  con  cuidado 

Y  admiración  juntamente  ' 
Aqueste  Prado  excelente 

Y  los  coches  que  han  pasado , 
No  he  visto  por  él  pasar, 

Ni  atravesar  la  carrera. 
El  que  decis ;  yo  quisiera... 

DON  aeltran. 

Que  no  hay  que  nos  informar; 
Que  por  ac|ui  fué ,  y  la  vuelta 
Tomo  hacia  Atocha,  don  Juan. 

SOLANO.  (i4p.) 

¿  Don  tenemos? 

DON  JUAN. 

DoiLBeltran... 

SOI«AIU). 

¿Otro  don  mas?  Qae^b^y  revuelta... 

POK  juah. 
Seguidme. 

DON  <f^aC|ERAN.       ^ 

Será  cansaros ;     ^ 
Mas  si  buscarle  os  importa , 
Por  otra  senda  mas  corta 
Que  vais,  he  de  suplicados; 
Que  allí  delante,  un  amigo 
Está  hablando  con  su  dama, 

Y  importa  mucho  á  su  fama 
No  tener  ningún  testigo. 
Haced  lo,  por  vida  mfá. 

Que  en  la  corte  á  un  forastero 
Hacer  suele  el  caballero    . 
Amistad  y  cortesía. 

DON  BELTRAN. 

Ya  fuera  mucho  trabajo 

Y  notable  desatino 
Dejar  el  cierto  camino 
Por  buscar  incierto  atajo ; 
Que  para  ciuien  va  de  prísa 
Es  demasiado  rodeo. 

DON  GARCERAN. 

No  hay  duda ,  sino  que  creo 
Que  la  ocasión  es  precisa ; 
Mas  córreme,  á. mí, mayor 
Obligación  y  cuidado. 
Sí  un  amiffo  me  ha  dejado    .  • 
Encomendado  su  honor. 
Halle  esta  vez  á  los  dos 
Gentileza  y  cortesía , 
Porque,  si  pasáis,  sería 
Descomponerme :  por  Dios , 
Que  la  mujer  es  nonrada 

Y  el  amigo  coDOcido, 

Y  por  ventura  habrá  sido 
Forzosa  la  retirada. 

DON  BELTRAN. 

impórtanos  conocer 
Quién  va  en  aquel  coche. 

DON  GARCERAN. 

A  mi 
Que  DO  paséis  por  aquí. 

DON  BELTRAN. 

¿Cómo  no? 

DON  GARCERAN. 

Aquesto  ha  de  ser. 
(Meten  mano,) 

SOLANO. 

Antes  que  acuda  al  reclamo 
Del  chas,  chas,  alguna  gente. 
Guardaré ,  como  valiente, 
Las  espaldas  de  mi  amo. 


Cuchilladas  son ;  acade. 

doAa  HENCU. 

Parecen  me  forasteros: 
Aguija.— Caz,  caballeros, 

(■aicfigo.y  oadiesemude. 

Ri'Urémonos,  üon  Juan. 

Hucha  merceil  me  liaréis. 

íAp.  fijos.  j,'1"<^  ^s  esioigue  veis? 

S-  No  es  esto  tlou  Garceran  ! 
o  vs  este  el  ingrato?  ¡  Cielos !) 


Fué  camplir  mi  obligacioii 
V  amparar  una  mujer. 

DO  Ha  mescía. 
Dien  ba  sucedido.  Aquí 
He 


Aqal  os  espero. 

poüA  llE^cl*.  (Ap.) 
Leonor. 
Ko  le  apartes  de  bu  lado.  (Va 

ooSá  u encía. 
Ser  mi  cuidado 
Y  milornieDio  major. 

Sale  EL  CONDE  HORACIO. 

Llegué  urde. 

La  [ormenta, 
Gracias  ¡t  Dios  que  ba  pasado. 

¡  Oh  I  '  Nunca  ciñera  al  iaijo 

iQae  ha  , 


.  do:í  cahcehan. 

^^     .loco.noafrenles 
-aspadas  bíd  KSpeio; 


EL  DOCTOR  MIRA  DB  HÉSCUA. 
Que  anduTíeron,  os  prometo , 


Perdone  vaeseBoria 

algo  he  andado  grosero; 

Sois  la  misma  cortesía. 
Vue.señuiia  perdone 

perdón, 
^ifi  Terdad, 


DOM  CARCERAil. 

Conozca  vueseBorla 

ino,  mi  criado, 

n  hombre  en  quien  no  haei 
Pesar  ni  melaacoJIa. 

Sale  DOiSa  NENCIa. 


?slá  hecho.  Señor; 
mo  me  dad  de  amigo 
De  aquellos  tiidal^os. 


Haré  lo  que  me  iwdis : 


Apellidos      I 
Don  Viceou 

m 


Que  les  so;  su  servidor. 

SOLANO. 

Luego  ^malarios  JO  puedo 
Si  los  encuenlroT 

También 
He  dad  la  vuestra. 

SOLANO. 

Esli  bien. 

DON  SABCERAN. 

Vállenle  estis. 

tOUNO. 

Tollo  es  miedo. 

Decidme,  jr  no  os  divirtáis. 
Lo  que  os  tengo  suplicado. 
doSa  nescIa. 
Síes  secreto,  aqui  apartado 
Estaré. 

aoBACio. 
Huj  bien  esUJs. 
Déhole  vida  j  bcnor 
A  esle  nohle  caballero. 
So;  agradecido,  ;  auiero 
Saber  de  qalcu  soy  deudor. 


iv>rque  les 
Porque  les 
Hasta  que. 


Salí... 

doIIa  itHcb. 
iAf  de  mil  Leonor, 
Que  aquí  mi  blsioria 


.Québis(oriaóqii4cil«l»i«t 


DOffAME.'VdA. 

)  has  estado  atenta 
ice  este  ingrato? 

LEONOR. 

io,  y  soy  una  bestia, 
i  es  este? 

DO.^A  M ENCÍA. 

Si, 

LEO?(OR. 

irj  mi  lengaa « 
III  hombre  casado 
de  venta  en  venta. 

DOÑA  M ENCÍA. 

res?  No  lo  sabia. 

HORACIO. 

itos  no  os  diviertan; 
nte. 

DONA  VENCÍA. 

Señor, 
jeis  en  San  Esteban. 

DON  GARCERAN. 

vi  una  mujer, 
'inosaybeila 
I  sol  y  que  los  cielos; 
iero  encurecella , 
etú  aGlar 
qoe  me  degüella , 
[ir  la  memoria 
lige  y  aiormenla. 
)ue  venia 

he  con  dos  dueñas, 
honestidad 
de  vergüenza. 
)yó  misa , 

>to  que  en  la  iglesia 
te  vi  en  la  gloria , 
le  su  presencia, 
unerse  en  su  coche, 
estaba  á  la  puerta, 
;odo  turbado, 
la  reverencia, 
f  hizo  lo  mismo;  • 

lejúme  en  tinieblas, 
de  aquestas  vistas 

0  y  su  querella, 
ar  á  su  casa 
supe  quién  era, 

i  aumentó  el  deseo 
eraría  empresa; 
isada  esta  dama 

1  don  Saavedra , 

I  choque  de  un  caballo 
rando  en  unas  liestas ; 
cipal  señora, 
izman  y  Fonseca 
lejor  Siingre , 
>eis  mil  de  rejila. 
partes  divinos, 
ió  el  cielo ,  anejas 
la  calidad , 
e,  por  excelencia , 
ra  Sáfos  un  tiempo 
^1  milagro  Grecia, 
ie  Salamanca 
todos  á  esta, 
abtarla  y  servir 
martes  tan  bellas , 
isase  mi  amor 
*$  de  quien  era. 
iempo  la  ocasión, 
I  su  corta  greña ; 
iré  en  su  casa ; 
rmino  agradéla. 
cir  sus  favores 
r  las  e<itrellas. 

DOÑA  HEIVCÍA.  {Ap.) 

,  si  este  TíUano 
ámi  fama  honesta; 


LA  FÉNIX  DE  SALAMANCA. 

Que  si  de  lo  que  no  hizo 
Se  alaba,  esta  daga  fiera 
Le  sacará  el  corazón , 

Y  haré  que  rabiando  muera! 

DON  GARCERAN. 

Mas  pongo  al  cielo  testigo 
Que  luécon  tanta  limpieza, 
Que  no  la  toqué  una  mano. 

DOÑA  MENCÍA.  {Ap.) 

\  Ay  Garceran!  bien  pudieras... 
Hoy  mi  vida  te  consagro, 

Y  mil ,  si  tantas  tuviera ; 

Y  ¿qué  mujer  no  da  el  alma 

A  un  hombre  de  buena  lengua? 

DON  GARCERAN. 

Creció  con  el  largo  trato 
Nuestro  amor,  de  tal  manera, 
Que  era  mi  alma  una  Troya , 

Y  la  suya  otra  Aquilep. 
Por  mancebo  me  lema , 

Y  persuadirse  pudiera; 
Que  casados  estudiantes 

Muy  pocas  veces  se  encuentran, 
enternecióme  su  engaño , 

Y  lastimóme  la  afrenta 
Que  de  ofendella  y  burlalla 
A  su  honor  venir  pudiera ; 

Y  asi ,  resuello  á  morir 

A  las  manos  de  la  ausencia , 
Que  noá  ofender  el  cabello 
Mas  corto  de  su  cabeza , 
A  la  ocasión  di  de  mano . 
Venci  mi  propia  flaqueza. 
Dejé  libros ,  cartapacios. 
Amigos,  ciudad  v  escuelas; 
Vsiii  hablarla  palabra 
Ni  escribir  solo  una  letra, 
Solo  con  este  criado 
A  mi  casa  di  la  vuelta. 
Turbóse  mi  fiero  hermano, 
(^ayó  mi  mujer  enferma ; 
Que  aparecerse  así ,  acaso 
Sangre  y  corazón  altera. 
Sintió  en  mis  ojos  la  cau.sa , 

Y  crecieron  las  sospechas 

De  mi  amor,  su  enfermedad, 

Y  acabó  con  su  carrera. 
Lloré  su  muerte  temprana ; 
Que  no  hay  vida  tan  entera, 
Que  no  la  consuman  celos 

Y  que  ñola  acaben  penas. 
Viudo,  quise  partirme 

A  Salamanca ,  y  lo  hiciera , 
Que  la  fe  me  aseguraba 
Úe  aquella  adorada  prenda. 
Si  un  amigo  con  quien  tuve 
Alguna  correspondencia , 
Que  trataba  de  casarse. 
Por  cierto  no  me  escribiera. 
Di  crédito  á  sus  razones ; 
Que  si  se  muda  en  presencia 
La  mujer  siu  ocasión. 
Ausente  ¿qué  hará?  Y  con  ella 
Al  fin  mudé  parecer; 

Y  partiendo  de  Valencia , 
A  aquesta  corte  he  venido 
A  pretender  por  la  guerra , 
Para  que  en  Italia  ó  Flándes , 
Si  se  rompieren  las  treguas , 
Acabe  con  mis  desdichas 
Una  pistola  francesa. 

HORACIO. 

Suspenso  me  habéis  tenido , 
Garceran,  y  entre  las  cosas 
Que  he  oído  maravillosas. 
Ninguna  me  ha  parecido 
Tan  digna  de  admiración 
Como,  amando  y  siendo  amado, 
Dejar  un  hidalgo  honrado 
Perder  tan  buena  ocasión; 


79 


Porque  pocos,  os  prometo. 
Tuvieran  tanta  cordura; 
Que  siempre  el  que  ama  procura 
Que  llegue  su  amor  á  efeto. 

DOÑA  MENCÍA. 

Anduvo  don  Garceran 
Como  honrado  caballero. 

HORACIO. 

No  hay  negaros  lo  primero; 
Pero  él  hizo  mal  galy. 

DOÑA  MimCÍA. 

Peor  fuera  ofender  la  fama 
De  tan  principal  mujer. 

noRAcrb. 
La  ocasión  rto  ha  de  perder. 
Señor  don  Carlos,  quien  ^«ma; 

Y  quédese  comenzada 

La  cuestión  para  otro  día; 
Que  de  Garceran  querría 
Saber  si  tiene  posada. 

DON  GARCERAN. 

Si,  Señor ;  que  mi  criado 
La  tiene  ya  prevenida. 

HORACIO. 

La  mia  os  tengo  ofrecida  , 
Si  de  ella  no  estáis  prendado; 
Que  caballos  y  dinero 
Tendréis  á  vuestro  servicio. 

DON  GARCERAN. 

Serviros ,  Señor ,  codicio , 
Que  es  el  premio  verdadero ; 
Mas  vino  en  mi  compañía 
Un  caballero,  y  los  dos 
Posamos  juntos. 

HORACIO. 

Sin  vos 
Voy  descontento,  á  fe  mia ; 
Pero  aguardaréos  mañana 
A  comer. 

DON  GARCERAN. 

Iré  á  recibir 
Merced. 

HORACIO. 

Bien  sabréis  cumplir.— 
Túnambien. 

SOLANO. 

De  buena  gana. 
(Vase  el  Conde  Horacio.) 

DOÑA  MENCÍA. 

Por  ganarme  por  la  mano 
El  Conde ,  no  os  be  ofrecido 
Lo  que  él  mismo... 

DON  GARCERAN. 

Agradecido 
Os  esloy. 

SOUNO. 

Y  está  Solano. 

DON  GARCERAN. 

Yo  OS  juro,  á  fe  de  quien  soy. 
Que  he  estimado  conoceros 
Tanto ,  que  solo  con  veros , 
Mirando  mi  bien  estoy; 
Que  sois  del  original 
Mas  bello  que  formó  el  cíelo 
Perfectísimo  modelo 

Y  retrato  natural ; 

Y  no  os  pese  parecer 

A  aquella  Fénix  divina: 
Que  beldad  mas  peregrina 
No  alcanza  humana  mujer. 

DOÑA  MENCÍA. 

Antes  me  quiero  estimar 
En  mas  de  lo  que  hasta  aquí , 
Pues  habéis  hallado  en  mí 
Cosa  que  os  pueda  agradar; 

Y  si  estribaren  mi  presencia 


.«o 

• 

Parte  de  vu^slrp  contento, 

No  haré ,  os  juro ,  ni  an  momento 

De  vuestros  ojos  ausencia. 

Sale  RIVERA. 

BITCRA. 

¿Señor  don  Carlos? 

DOÑA  MENCÍA. 

Rivera , 
¿  Hay  en  qué  os  j|peda  servir? 

RIVEBA. 

Vengóos ,  Señor,  á  pedir 
Una  cosa  bario  ligera 
Para  vos ,  que  p^ra  mí 
£s,  don  Carlos « l}ien  pesada ; 
Que  VOS;  liallaréis  posada 
Mucho  mejor  que  os  la  di ; 
Pero  tal  tiuésped ,  seria 
Toparle  grande  aventura. 

DOÑA  mencía. 

Pues  ¿  quién  quitarme  procura 
Mi  posada  ? 

BIVBBA. 

Dicha  es  mia. 
Por  el  Rey  está  tomada 
Para  cierto  embajador, 

Y  aquesta  noche ,  SeSor , 
lia  de  estar  desocupa^da ; 
Que  ya  la  ropa  banlraido. 

DOÑA  IIE?(CÍA. 

V  ¿la  mia? 

RIVERA. 

En  mi  aposento 
La  metí.  En  el  alma  siento 
No  haberos  mejor  servido; 
Pero  volveréis ,  que  presto 
Se  irá  aqueste  embajador ; 
Que  me  debéis  mucho  amor, 
I  habéis  de  pagarme  en  esto. 

DOXA  MENCÍA. 

De  diferente  manera 

Lo  siento;  que  es  gran  ganancia 

Tener  huésped  de  importancia. 

RIVERA. 

No ,  por  vida  de  Rivera. 

DOÑA  MENCÍA. 

Vé  tú ,  y  búscatne  posada , 
Jaramillo ,  y  acomoda 
La  ropa. 

DO!f  GARCERAN. 

Llévenla  toda 
A  la<que  tengo  tomada; 
Que  allí  cerca  de  la  mia 
Os  armarán  una  cama. 

DO.ÑA  MENCÍA. 

Por  ventura  tendréis  dama  , 
Y  no  querrá  compañía. 

DON  GARCERAN. 

No  la  tengo,  por  mi  vida. 

DOÑA  MENCÍA. 

Pues  con  esa  condición 
La  aceptaré. 

LEONOR. 

¿Qué  invención 
Es  esta?  Que  vas  perdida. 

DOÑA  MENCÍA. 

Antes  me  pienso  ganar, 
Leonor,  por  este  camino. 

LEONOR. 

Yo  seré  mal  adivino , 
Si  no  hubiere  que  llorar. 

DON  GARCERAN. 

ye/t/(M^  ;  sabréis  mi  posada. 

„   ^  SOLAIIO. 

'        -^^raroillovoactí? 


EL  DOQTOR.MIRA  DJE.MÉSCpA. 

LEONOR. 

Yo  soy. 

SOLANO. 

La  mano  me  dé 
Por  amigo  y  camarada ; 
Que  la  cama  es  buena  y  ancha , 
Limpia  la  ropa  y  el  bombre , 
Que  por  la  cara  y  el  nombre 
Yo  haré  que  metan  ensancha; 
Que  de  ese  nombre  un  pariente 
Tengo  en  Alcalá,  y  honrado, 
Que  goza ,  á  fe  desoldado; 
Libros  y  vino  excelente. 

LEONOR. 

Toco ,  y  haga  buen  provecho 
Lo  que  hubiéredes  bebido. 

SOUNO. 

Es  el  capón  escogido. 

LEONOR. 

Adiós,  Rivera. 

{yoMt  todos,  menos  Rivera.) 

RIVERA^ 

Esto  es  hecho, 
Que  de  esta  suerte  asegura 
El  Capitán  sus  recelos ; 
Que  con  dineros  y  celos , 
No  hay  cosa  que  esté  segura. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  SOLANO  y,  LEONOR. 

LEONOR. 

Bien  has  comido ,  Solano. 

SOLANO. 

I  Y  bebido,  Jaramillo: 
Que  el  clarete  y  el  tinüllo 
Andaban  de  mano  en  mano ; 
Pero,  por  Dios ,  que  no  estabas 
Despacio,  á  mi  parecer. 
Si  después  de  bien  comer, 
Los  huesos  mondos  chupabas. 

LEONOR. 

Todos  comimos ,  Solano ; 
Pero  en  el  beber  me  'diste 
Quince  y  falta... 

SOLANO. 

Bien  dijiste ; 
Mas  soy  montañés ,  hermano , 

Y  como  la  tierra  es  fria. 
En  naciendo  nos  dan  vino, 

Y  con  esto  y  con  tocino 
Medra  el  muchacho  y  se  cria ; 

Y  así,  aunque  beba  del  santo, 
Que  es  lo  que  alborota  mas. 
Borracho  no  me  verás , 
Alegre  sí  tanto  cuanto. 

LfeONOR. 

Luego  ¿  no  lo  estás ,  Solano  ? 

SOLANO. 

Algo  siento  en  la  cabeza,    t 
Mas  remedio  est9  flaqueza 
Con  acostarme  temprano ; 
Pero  si  duermo  tan  mal 
(iOmo  anoche ,  en  cuatro  dias 
Las  tristes  lágrimas  mias 
En  piedras  harán  señal. 

LEONOR. 

El  nuevo  l^uésped  lo  baria ; 
Mala  noche  te  habré  dado. 

SOLANO. 

¡Qué !  ya  estoy  acostumbrado 
A  dormir  con  compañía.  9 


Mas  uo  sé  yo  qué  sentí, 
Que  estuve  muy  inquieto ; 
Aunque  si  guardo  secreto. 
Tú  medirás... 

LEONOR.  (y4p  ) 

¡Ay  de  mí! 
Si  sabe  que  soy  mqjer , 
Perdida  soy. 

SOLANO. 

No  le  altefes. 

LEONOR. 

¿Yo?  ¿De  qué?  (Ap.  ¡Pobres  mujci 

SOLANO. 

No  hay  que  negar. 

LEONOR. 

¿Qué  be  de  ba< 

SOLANO. 

(Ap.  Verdad  es  lo  qoe  sospecho.) 
De  hoy  mas  podrá  itnmillo 
Buscar  amo. 

LEONOR.  (Ap.) 

¡Que  un  ovillo 
Me  hiciese  tan  sin  provecho! 

SOLANO. 

Que  no  es  delito.  Señor, 
Que  por  muchos  buenos  pasa , 
Que  el  remedio  tiene  e%etsa, 
Y  launturilla  mejor; 

gue  una  sarna  se  repara 
on  mucha  facilidad. 

LEONOR. 

¿Yo  sarna? 

SOLANO. 

¿  Y  es  calidad 
Mentir  en  cosa  tan  clara? 

LEONOR. 

En  mi  vida  la  he  tenido. 
¿Hay  tan  fiero  pensamiento? 

SOLANO. 

Luego  ¿  yo  soy  el  que  miento? 
MuAtra.  {Miróle  ¡as  manos.)  Mal 
Limpio  estás.  [presami 

LEONOR. 

Y  ¿era.  Solano, 
Aqueste  el  secreto? 

SOLANO. 

Si. 
¿Dequéteries? 

LEONOR. 

De  al; 
Suelta,  déjame  la  mano. 

SOUNO. 

Dejóla ;  mas,  Jaramillo» 
Si  no  es  sama;  yo  soy  mnerto. 
Que  algún  contagio  eocobierto 
Debe  de  ser,  no  bay  Sofrilio; 
Porque  cuando  le  acostaste  • 
Cierto  otorcillo  me  cNste, 
Con  que  el  alma  me  encendiste 

Y  las  entrañas  me  helaste ; 

Y  tras  esto,  un  comeaoo» 
Un  fuego  vivo,  una  llana , 
Que  ni  yo  cabía  en  la  cana, 
Ni  en  el  cuerpo  el  corazkm; 

Y  si  acaso  me  extendía f 

Y  con  los  pies  te  tocaba , 
Un  no  sé  qué  me  pleaba 
Que  como  pulffa  mord&a ; 

Y  con  aquesta  inqoietttd 
Tuve  noche  toleaana. 
Jaramillo,  unamanaana 
Es  mi  vida  y  mi  salad; 

Si  eres,  como  sor  tu  amigo. 
Di  la  verdad»  00  hvhgaeñ; 


razoD  que  roe  pegues 
iormir  contigo, 
s? 

LEONOR. 

¿Québedeteoer? 
ctraoa  locara? 

SOLANO. 

nderme  procura 
r  y  comer. 

LEONOR. 

•  estás  respondido, 
vino  es  calor, 
a  Dio  es  mejor, 
lego  escondido, 
lucbo  entre  día, 
¿no  ha  de  estar, 
ras  á  acostar , 
angre  y  fría  ? 
es,  de  beber, 
sosegado ; 
tú  destemplado 
ar  y  el  comer. 

SOLANO. 

iss.itisfecho; 
«*ces  he  bebido 
er,  y  no  he  sentido 
in  sin  provecho. 
K:be  sabremos 
I  el  sueño  el  vino. 

LEONOR.  (Ap.) 

»specba,  imagino, 
ijer. 

SOLANO. 

¿Qué  tenemos? 
»  estéis  entero, 
into  os  recaláis, 
migo  durmáis 
istro  primero. 

( Vanse.) 

CONDF:    HORACIO,   DON 
UN,   RUGERO    y    DOÑA 


HORACIO. 

e  presio  el  coche, 
en  prevenida 
no  y  mas  cumplida 
no  á  media  noche. 

D0\  GARCERAN. 

uerte  tratáis, 

convidados, 

eren  pesados, 

causa  dais; 

la  la  abundancia 

lares  preciosos, 

'sünes  Famosos 

i  Italia  y  Francia; 

que  a  porHa 

a  momento 

el  mar  y  el  viento, 

olateria. 

HORACIO. 

líempre  ó  mi  mesa 
buen  ordinario, 

►  es  necesario 
cía,  queme  pesa; 
a  ba  sidocoaiida 
cuatro  amigos, 

)S  enemigos 
mas  cumplida; 
anjero  granjea 

>  voluntades 
cesidades , 

I  cosa  no  sea. 

SOLANO. 

en  que  te  acudieron 
9oiiieD  un  lado, 


LA  FfiNiX  DE  •SALAMANCA. 

Aquel  dia  que  en  el  Prado 
En  estrechó  te  pusieron ! 
Cree  que  no  hay  que  esperar 
De  aquestos  comeliiones, 
Que  de  ellos  y  somajones 
Hay  muy  poco  que  fiar; 
Porque  saben  acudir 
Con  mucha  mas  afición 
Al  doblón  que  á  la  ocasión ,      • 
A  comer  que  no  á  reñir.  % 

HORACIO. 

Digo  que  estás  excelente, 
Y  con  la  cuestión  del  Prado, 
Has ,  Solano,  despertado 
Mi  descuido  impertinente ; 
Que  el  papel  que  me  escribió 
El  Capitán  noheldido. 

DON  GARCCRAN. 

Extraño  descuido  ba  sido. 

SOLANO. 

Pues  ¿quién  comiendo  leyót 
Que  papeles  que  se  envían 
Estando  el  hombre  sentado 
A  comer,  piden  prestado, 
Si  acaso  no  desafian ; 
Que,  como  es  hora  tan  cierta, 
Pegan  luego,  y  es  mejor, 
Mif  nlras  comieres ,  Señor, 
Uund;ir  que  cierren  la  puerta ; 
Que  lal  papel  puede  ser 
El  que  te  dieren  comiendo, 
Que  te  relaje,  leyendo, 
El  deleite  del  comer. 

{Ue  el  Conde  Horaéio  para  si.) 

DON  GARCERAN 

Elocuente  estás. 

SOLANO. 

El  vino 
Habla  como  un  Cicerón. 

ÜO^A  hengía. 

¿  Qué  os  escribe? 

HORACIO. 

Celos  son. 

DONGARCERA?!. 

Parece  que  estáis  mohíno. 

HORACIO. 

¿Qué  hora  será? 

DON  GARCERAN.- 

¿Qué  es  aquesto? 
¿Quién  os  perturba  y  altera? 

HORACIO. 

Saber  cuántas  son  quisiera. 

SOLANO. 

Las  quince  darán  bien  presto. 

DON  GARCERAN. 

¿Qué  os  escribe  el  Capitán? 

HORACIO. 

Dravatas  con  cortesía; 
Creo  que  me  desafia. 
Leed  le,  don  Garceran. 

DON  GARCERAN.  {Lee.) 

« Seni  i  miemos  con  sombra  de  agrá- 
»vios  piden  satisfacción  como  si  lo  fue- 
i>ran ;  que  á  no  procurarlo ,  ni  yo  fue- 
>ra  quien  soy,  ni  Alejandra  quien  es; 
«pues  portio  y  marido,  tengo  obliga - 
»cioná  solicitar.  Con  uno  de  misami- 
»gos  aguardo  á  usía  en  el  campillo  de 
» Doña  María  de  Aragón,  á  las  dos,  don- 
»de,  si  razones  no  satisfacieren  mi  que- 
2)ja ,  habré  de  remitilla  á  las  armas.  -- 
»De  la  posada.  —  Don  Beliran.» 

HORACIO. 

¿Qué  os  parece? 


81 


DON  CARCBIAN. 

Que  es  el  vi^o 
Bizarro,  que  teme  y  ama , 
Que  quiere  ser  de  su  dama 
Galán ,  marido  y  espejo ; 
Que  aseguréis  su  temor. 
Que  es  soldado  y  caballero. 
Cumpliendo,  Conde,  primero 
Con  vos  y  con  vuestro  honor, 

Y  con  tiempo  prevenir 
El  suceso  y  compañía ; 

Y  pues  son  dos,  de  la  mia 
Os  podéis ,  Conde ,  servir. 

hOfih  MENCÍA. 

¡  Ay  de  mí!  (i4p-  ¡Con  qué  temores 
Lucha  mi  imaginación  I) 
Mas  cuerda  resolución 
Se  puede  tomar,  señores; 
Que  si  reñis,  es  la  dama 
La  que  aquí  viene  i  perder, 
Si  no  tiene  la  mujer        m 
Mas  que  perder  que  su  fama; 
Que  dirá,  sin  resistencia. 
El  fiero  vulgo  atrevido 
Que  por  Alejandra  ba  sido 
Esta  celosa  pendencia ; 

Y  el  olor,  si  bien  se  advierte , 
De  una  mocedad  sabida 

Se  imprime  tanto  en  la  vida. 
Que  aun  no  le  borra  la  muerte. 

HORACIO. 

Don  Carlos ,  son  excelentes 
Vuestras  discretas  razones , 
Muchas  mis  obligaciones, 
Justos  los  inconvenientes ; 
Que  estimo  á  Alejandra,  y  quiero 
Su  honor  tanto  como  el  mió; 
Mas  rehusar  el  desafio 
Es  mengua  de  un  caballero. 
Pues  ¿qué  medio  podéis  dar 
Que  asegure  este  temor  ? 
Porque  si  acudo  al  amor, 
La  honra  ba  de  peligrar. 

DOÑA  VENCÍA. 

Cumplir  podéis  fácilmente , 
(^onde ,  con  entrambas  cosas; 
Que  ni  son  dificultosas 
Ni  tienen  inconvenientes. 
A  las  dos  ha  de  agualdar 
El  Capitán ;  si  es  pasada 
La  hora  determinada , 
Llegar  tarde  no  es  Uegar ; 

Y  si  el  papel  con  cuidado 
Leistes ,  no  os  desafia , 
Antes  se  queja ,  y  sería 
El  responderle  acertado ; 
Mas  ha  de  ser  de  tai  suerte. 
Que  de  lo  que  está  sentido 

No  os  deis  vos  por  entendido.       ' 

DON  GARCERAN. 

Muy  bien  don  Carlos  advierte. 

DOÑA  MENCÍA. 

Aquesto,  don  Garceran , 
Es  lo  que  importa ;  que  pasa 
El  dia,  y  se  va  á  su  casa 
A  cenar  el  Capitán ; 
Cena ,  acuéstase  tempranOy 

Y  á  la  mañana  despierta 
Con  resolución  mas  cierta 

Y  con  pacecer  mas  sano. 
Levánuseyoye,misa, 

Ve  á  Alejandra ,  y  sus  ebojos 
Olvida ,  viendo  sus  ojos ; 
Sus  celos,  viendo  su  risa. 

Y  Alejandra  de  su  parte 
Ablandará  sus  rigores; 
QueV         <^nn  los  favores 
Te        M        a  de  Marte. 

6 


HORACIO. 

Aunque  dicen  que  el  consejo 
Mas  seguro  ba  ae  tener 
Tres  cosas,  porque  ha  de  ser 
De  amigo,  de  sabio  y  viejo, 
El  vuestro,  don  Carlos ,  sigo; 
Porque  de  las  tres ,  las  dos 
^lán  nacidas  en  vos , 
Que  sois  prudente  y  amigo. 
Y  si  es  mejor  responder 
Que  no  ver  al  Capitán , 
Hagámoslo,  Garceran. 

DON  GARC  ERAN. 

Has  que  escribir  se  ba  de  hacer. 

HORACIO. 

Pues  ¿hay  en  qué  reparar? 

DON  GARCERAN. 

Algo  be  pensado;  escribid. 

HORACIO. 

A  mi  aposenlp  venid.— 
Vos,  Señor,  á  visitar 
Podéis  ir,  mientras  escribo, 
A  Alejandra,  estos  enojos; 
Mirad  si  sienten  sus  ojos 
Que  es  el  alma  con  quien  vivo. 
(Vanse  todot,  menos  doña  Mencia 
y  Leonor.) 
DOÑA  hencía. 
Diréle  de  vuestro  amor 
Mil  imposibles. 

LEONOR. 

¿  Es  hora 
Que  le  pueda  hablar,  Seüora? 

DOÑA  mencía. 
Ni  aun  agora  lo  es,  Leonor ; 
Que  aquestas  cosas  de  Horacio 
Hacen  me  olvide  de  ti. 
Que  para  saber  de  mí 
No  me  dan  siquiera  espacio; 
Que  preguntarte  deseo 
Cómo  te  va  con  Solano. 

LEONOR. 

Con  buen  gigante  villano 
Con  pocas  fuerzas  peleo. 

DOÑA  MENCiA. 

¿Tan  presto  Unta  flaqueza? 

LEONOR. 

Pues  veste  con  él ,  Señora , 
No  una  noche ,  sino  un  hora , 
Veremos  tu  fortaleza. 

DOÑA  MENCÍA. 

¿Por  ventura  ha  sospechado 
Que  eres  mujer? 

LEONOR. 

Desventura 
Fuera  saber  por  ventura 
Lo  que  yo  tanto  he  guardado. 

DOÑA  mencía. 
Pues  ¿  qué  hay ,  Leonor,  que  le  asom 
LEONOR.  ["'^® 

Lo  que  se  puede  temer; 
Conocerme  por  mujer, 

Y  echar  de  ver  que  soy  hombre. 

Y  porque  con  tiempo  trates 
Del  remedio  por  rodeos, 
Me  ha  dicho,  no  sus  deseos, 
Sino  algunos  disparates ; 

Y  por  eso  es  mi  temor 

Mas  grande  que  el  qme  parece; 
Que  si  la  ocasión  se  ofrece, 
/  Qué  hará  la  pobre  Leonor? 

DOÑA  MENCÍA. 

Iquila  una  cama  luego ; 
'ero  mira  que  es  mas  sano 
segurar  á  Solano, 
o  se  eudeoda  mas  el  fuego. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

Deja  pasar  unos  días , 

Y  después  de  asegurado, 
Muda  cama  y  deja  el  lado, 
Que  hace  tus  flaquezas  mias. 

LEONOR. 

Yo  lo  haré ;  mas  por  (a  cuenta 

Y  por  la  de  Garceran 
Correill  si  algún  desmán 
Sucede. 

DOÑA  MENCÍA. 

Ponió  á  mi  cuenta ; 

Y  agora  aqui  has  de  esperar 
A  que  acaben  de  escribir , 

Y  é  don  Garceran  seguir, 

Y  de  él  no  te  has  de  apartar ; 
Que  es  belicoso,  y  entiendo 
Que  han  de  salir  á  buscar 
Al  Capitán,  y  atajar 

Este  disgusto  pretendo. 

Y  si  pasare  adelante, 
Leonor  mia,  como  el  viento, 
Me  avisarás  al  momento. 

LEONOR. 

No  habrá  rayo  semejante. 
(Vanse.) 

Salen  DON  JUAN,  ALEJANDRA, 
LEONARDO  y  otrOs. 


DON  JUAN. 

Dejadnos  solos;  la  puerta 
Lleve  Leonardo  tras  sí. 

ALEJANDRA. 

No  importa ,  déjala  asi. 

LEONARDO. 

¿Cierro,  ó  dejaréla  abierta? 

DON  JUAN. 

Cierra ,  acaba. 

(Vase  Leonardo.) 

ALEJANDRA. 

Y  la  ventana; 
¿Quedarémonos  á  oscuras? 

DON  JUAN. 

Para  reñir  tus  locuras 
Lo  hiciera  de  buena  gana ; 
Que  es  tanta  tu  liviandad , 
Que  verte  sin  luz  gustara , 
Porque,  no  viendo  tu  cara. 
Te  hablara  con  libertad ; 
Mas ,  pues  tantas  atrepellas , 
Alejandra ,  sin  sentillas, 
La  vara  para  decillas 
Tendré  que  tü  para  hacellas. 
Dime ,  mujer  mas  ligera 
Que  tu  vano  y  ciego  amor, 
¿Quién ,  sino  tú ,  con  su  honor 
Tan  pródiga  y  loca  fuera  ? 
No  entiendo  tus  desvarios ; 
Di ,  atrevida ,  lo  que  intentas , 
Porque  la  memoria  afrentas 
De  tus  padres  y  los  mios. 
¿Tü  con  el  Conde  en  un  coche , 

Y  a  vista  de  tanta  gente , 
Te  pascas  libremente, 

Y  tan  cerca  de  la  noche  ? 
¿Qué  puedes  tú  pretender. 
Sino  tu  infamia,  del  Conde? 
Pero  por  ti  me  responde 
Ser  mujer  y  ruin  mujer. 

i  Y  que  estés  ya  tan  perdida 
Que  le  quieras  por  galán. 
Afrentando  al  Capitán 

Y  quitándome  la  vida! 
Vuelve  en  ti ;  con  mas  cuidado 
Tu  vida  traza  y  ordena ; 
Que  la  mujer,  cuando  es  buena , 
Es  un  reloj  concertado ; 
Que  el  móvil  y  el  fundamento 


De  esta  admirable  infendon 
Es  la  medida  razón 

Y  asentado  entendimiento. 
Son  las  ruedas  los  sentidos. 
Que  con  tardos  movimientos 
Detienen  los  pensamientos. 
Cuando  pasan  de  atrevidos. 
Las  pesas  son  el  nivel 

Con  que  el  bien  6  mal  obrar 
Se  ha  de  medir  y  pesar. 
Como  en  un  peso  fiel. 
El  índice  que  señala 
La  hora  los  ojos  son , 
Que  dicen  del  corazón 
Si  la  tuvo  buena  6  mala. 
Es  el  volante  el  temor, 

Y  aquel  contino  pensar 
Que  ba  de  correr  sin  parar 
Hasta  la  muerte  el  honor. 
Despertador,  la  memoria 

De  quién  es  y  á  quién  se  ofende, 
Guando  deslustrar  pretende. 
De  sus  mayores  la  gloria. 
Es  la  campana  su  fama , 
Que  si  no  la  tiene  buena , 
Por  mas  que  la  cubran ,  suena 

Y  entre  todos  se  derrama. 
Es  relojero  el  cuidado. 

Que  á  no  tenerle,  ha  de  estar 
Alborotado  el  lugar, 

Y  el  reloj  desconcertado. 

Y  si  de  ti  no  le  tienes, 
Siendo  á  tu  honor  importante , 
Del  reloj  un  semejante 

A  ser  propiamente  vienes. 

Y  asi ,  instrumentos  pesados 
Por  fuerza  vendréis  á  ser ; 
Que  el  reloj  y  la  mujer 
Suenan  mal  desconcertados. 

ALEJANDRA. 

¡Jesús ,  y  qué  gracia,  hermano. 

Tienes  para  predicar! 

¡  Qué  lenguaje  para  orar! 

¡ Qué  acción !  ;  Qué  sacar  de  mano! 

Que ,  según  has  ponderado 

Mis  liviandades  y  errores. 

Son  mis  delitos  mayores 

Que  el  mas  horrendo  pecado. 

¿Yo  hablé  al  Conde ,  yo.  don  Joan, 

Con  tanta  desenvoltura? 

Sueños  serán ,  por  ventura. 

Tuyos  ó  del  Capitán. 

Cuanto  mas ,  que  si  sali 

Ayer  al  campo,  ¿en  qué  erré 

Contra  la  empemda  fe 

Que  á  mi  tio  distes  v  di? 

Que  si  tan  leve  ocasión 

Pudiera  descomponer 

La  honra  de  una  mujer , 

Buena  andaba  la  opinión. 

Si  han  de  andar  tan  concertadas 

Como  el  reloj ,  á  fe  mia 

Que  en  la  corle  cada  día 

Oyeras  mil  badajadas. 

Y  si  así  tu  lengua  infama 
Su  sangre,  ¿qué  hari  la  ajena? 
Mujer  ninguna  habrá  buena 
Ni  honesta,  ni  limpia  Cima. 

DON  JOAR. 

¿Es  agravio  con  rigor 
Kepreuder  tu  liviandad? 

ALEJANOaa. 

Fuérzasme  la  voluntad , 
Que  es  el  agravio  mayor. 
Cisasme ,  y  al  yngo  pones 
Dos  novillos  desi|(Qal«; 
Mal  las  partes  principales 
Del  matrimonio  compones. 

Y  tan  desigual  partido, 
¿Cómo  quieres  qoe  no  coadrot 
Sá  á  quien  puede  ser  mi  pidro 


spor  mtrído? 
tienes  amor; 
rmele ,  del  Conde 
jr. 

DON  JCAN.  • 

No  se  esconde 
el  desamor, 
es  tu  tío  un  hombre 
ipal  y  honrado, 
ble  y  por  soldado 
lo  su  nombre, 
irán  del  Cooseio 
vicios  mañana  ? 
:e  cansa,  liviana? 

ALEJANDRA. 

;gusto  y  viejo. 

DOX  JUAN. 

o?  Pues  despacio, 
y  sin  pasión 
y  ojos  pon 
na  de  Horacio, 
nperfecciones 
inta  á  la  frente , 
alan  ni  es  valiente, 
as  ocasiones, 
s  calidad 
ni  es  mejor, 
)s  fuerza  ó  valor 
la  verdad ; 
-e  tan  á  dis{;usto 
,  que  la  enfada, 
sí ,  ¿qué  te  agrada? 

ALEJANDRA. 

ser  de  mi  gusto. 

DON  JOAN. 

e !  (Saca  la  daga.) 

ALEJANDRA. 

¡Jesús!  detente; 
mi.  Señor! 
e  el  resplandor 
le  repente. 

lONARDO  Y  OLIVERA. 

OLIVERA. 

Juan? 

DON  JUAN. 

Olivera , 
pitan,  mi  tio? 

OLIVERA. 
DON  JOAN. 

'u  desvarío 
;a ,  quisiera ; 
rá  ocasión ; 
ia? 

oli\t:ra. 

Escucha  aparte; 
la  sin  duda  Marte. 

LEONARDQ. 

lapitan  son. 

ALEJANDRA. 

io!  en  grande  aprieto 
o  donjuán. 

LEONARDO. 

¿Porque? 

DON  JUAN. 

:es? 

OLIVERA. 

Lo  que  sé ; 
,  en  efecto, 
ívé  el  papel. 

DON  JUAN. 

salió  el  Capitán? 

OUVERA. 

rez  Guzman. 


LA  FÉNIX  DE  SALAMANCA. 

DON  JUAN. 

Buen  amigo  tiene  en  él. 
Por  tí ,  Alejandra ,  por  ti 
Anda  la  corte  revuelta. 

ALEJANDRA. 

¿Por  mi? 

DON  JUAN. 

Calla,  desenvuelta. — 
Vén ,  Olivera ,  tras  mí.  ( Vase.) 

ALEJANDRA. 

¡  Ay  d^ní,  Leonardo  amigo» 
Üetenl^que  va  enojado. 

LEONARDO. 

Si  haré,  mas  será  excusado; 
Que  está  don  Juan  mal  conmigo. 

{Vase.) 

ALEJANDRA. 

¡  Qué  de  espinas ,  amor,  entre  las  flo- 
De  tus  deleites  tienes  escondidas,  [res 

Y  qué  de  días  y  horas  desabridas 

En  el  breve  placerde  tus  favores!  [res 
¡Qué  de  pesares  siembras  entre  amo- 
De  glorias  y  esperanzas  prometidas, 

Y  qué  de  sobresaltos  en  las  vidas 
Que  asegurar  pudieran  sus  temores ! 

Si  eres  tan  falso ,  amor ,  que  diverli- 

[dos 
Nos  llegamos  á  tí ,  ¿  qué  dulce  engaño 
Es  este,  con  que,  amor,  nos  traes  per- 

[didos? 
Mas  ¡ay  de  mi!  que,  conociendo  el 

[daño, 
Juzgamos  por  tan  cuerdos  los  sentidos. 
Que  tenemos  por  loco  el  desengaño. 

Sale  LEONARDO. 

LEONARDO. 

No  le  he  podido  alcanzar; 
Que  con  los  pies  parecía 
Que  volaba,  y  no  corría. 

ALEJANDRA. 

Bien  te  sabes  disculpar. 

Salen  VILLENA  y  FUNES ,  trayendo 
el  uno  un  vestido  de  mujer  y  manto, 
y  el  otro  unos  chapines  con  vkillas  de 
plata. 

LEONARDO. 

Aquí  están  Villena  y  Funes. 

ALEJANDRA. 

Platero  y  sastre  han  venido ; 
A  mal  tiempo  es  el  vestido. 

FUNES. 

¿Y  el  manto? 

ALEJANDRA. 

El  manteo. 

FIJNES. 

El  lunes. 

ALEJANDRA. 

Póngale  en  ese  bufete, 

Y  venga  por  la  mañana ; 
Que  agora  no  tengo  gana 
De  probármele. 

FUNES. 

El  ribete 
Advierta  vnesamerced 
Que  se  me  debe,  y  la  seda ; 
La  cuenta  á  Leonardo  queda.    (Vase.) 

ALEJANDRA. 

Acaben  ya ;  déjenme. 
Señor  Villena;  el  cuidado 
Estimo,  que  va  curioso 


85 


El  joyel ,  como  precioso, 

Y  el  san  Jacii^to  extremado. 

TILLENA. 

Aquestas  cosas  no  son 
De  las  que  cuidado  dan. 
Porque  al  señor  Capitán 
Tenffo  mucha  obligación. 
Pidióme  se  le  buscasen 
Estas  joyuelas  también , 

Y  si  te  parecen  bien , 

Que  en  tu  poder  se  quedasen. 

ALEJANDRA. 

Y  ¿qué  son? 

VILLENA. 

Apretadores 
De  diamantes. 

ikLEJANDRA. 

Serán  caros. 

VILLENA. 

Tienen  fondo  y  son  muy  claros 

Y  de  lindos  resplandores. 

ALEJANDRA. 

No  me  contentan  en  nada, 
Como  venga  por  sus  manos. 

VILLENA. 

Casar  viejos  cortesanos 
Con  mozas,  triste  jornada. 
Al  fin ,  ¿no  contentan? 

ALEJANDRA. 

No; 
Véalos  el  Capitán, 
Quizá  le  contentarán. 

VILLENA. 

No  haré  tal  desorden  yo ,    * 
Si  habiéndomelas  pedido 
Horaóio,  no  se  las  diera. 

ALEJANDRA. 

Del  Conde  las  recibiera^ 
Como  fuera  mi  marido. 

VILLENA. 

Es  gran  cosa  hombre  de  estade 

Y  mozo. 

ALEJANDRA. 

No  me  áé  pena. 

Y  ¿mis  chapines,  Villena? 

VILLENA. 

Aquí  los  trae  mi  criado. 

ALEJANDRA. 

Muestra.  ¡Qué  angostas  virlllas! 

VILLENA. 

No  se  usan  mas  de  dos  dedos. 

ALEJANDRA. 

Echan  á  perder  los  ruedos ; 
Ya  me  cansan. 

VILLENA. 

Pues  hundillas. 

LEONARDO. 

Hoy  no  estás  de  buen  humor. 

ALEJANDRA. 

Estoy ,  Leonardo ,  perdida ; 
Cánsame  mí  propia  vida. 

LEONARDO. 

¿Qué  tienes? 

ALEJANDRA. 

Miedo  y  amor. 

VILLENA. 

No  quiero  daros  disgusto. 

ALEJANDRA. 

Toma ,  guarda  esos 
(Ponen  lúsfi^  ^nn  éi  \ 


io  SO" 


yi 


84 

•  VIUBMA. 

No  prometen  bueaos  fin^s 

Bodas  coD  tan  poco  gusto.         ( Vase.) 

ALEJANDRA. 

¿Faése  Villena?- 

L¿OIfAllDO. 

Ya  es  ido. 

ALEJANDRA. 

\  Qué  oficiales  tan  pesados! 
Con  ellos  7  mis  cuidados 
Se  cansará  el  mas  sufrido. 

LEONARDO. 

Don  Carlos  ^iene ,  Señora. 

Sale  DOf^A  MENCtA. 

'  DO{<ÍA  ibucía. 
¿Bella  Alejandra? 

ALEJANDRA. 

Mis  males 
No  son ,  Leonardo ,  mortales , 
Pues  mi  suerte  se  mejora. 

DOÑA  MENCÍA. 

¿En  qué  puedo  yo  serviros? 

ALEJANDRA. 

Toma  esta  silla,  y  sabréis 
Mi  dolor,  pues  conocéis 
La  causa  de  mis  suspiros.  — 

Y  tú  con  atentos  ojos 
Mira  desde  ese  balcón 
Quién  entra  ó  sale. 

LEONARDO. 

Ocasión 
Es  para  nuevos  enojos.  (\a$e,) 

DOf«A  HENCÍA. 

Quisiera  con  mas  espacio 

Y  con  mas  gusto  escucharos; 
Que  sabéis  tan  bien  quejaros 
Como  atormentar  á  Horacio. 

ALEJANDRA. 

Si  supiésedes ,  Señor , 
Lo  que  por  él  ba  pasado , 
Ed  mas  hubiera  estimado 
El  Conde  mi  fe  y  amor ; 
Que  el  cuchillo  á  la  garganta 
Puedo  decir  que  be  tenido. 
Que  de  un  hermano  atrevido 
Fué  crueldad  fiereza  tanta. 

DOÑA  VENCÍA. 

Tanto  rigor  no  es  posible, 
Si  no  es  ¿on  grande  ocasión ; 
Que  sin  ella  la  pasión 
'   No  hace  á  un  hombre  tan  terrible. 

ALEJANDRA. 

¿Qué  mayor  que  la  pasada , 

Y  conocer  que  á  su  tío 
Trato  con  tanto  desvio, 

Y  estuve  tan  apretada? 

DOÑA  HENCÍA. 

Pues  de  aquesos  disfavores, 
Asperezas  y  desvíos 
Nacen  otros  desvarios, 

Y  por  ventura  mayores. 
Sabed  oue  ha  desafiado 
Hoy  el  óapitan  al  Conde. 

ALEJANDRA. 

Siemprf" ,  Señor ,  corresponde 
Con  el  temor  el  cuidado. 
Este  suceso  temi ; 
Qt/e  mi  corazón  leal 
/>^^nosticó  tanto  mal. 

DOÑA  hencía. 

os  alborocéis  ;oi, 
^  por  boy  eslá  segure 
^  oioguD  desmán  suceúíi. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCUA. 

ALEJANDRA. 

¿Quién  hay  que  atajarlo  pueda? 

DOÑA  ÜBNCÍA. 

Yo,  Alejandra,  lo  procuro , 

Y  con  el  mismo  cuidado 
Un  principal  caballero. 

ALEJANDRA. 

¿Quién  es? 

DOÑA  MENCÍA. 

Aquel  forastero. 
Tan  valiente  como  honrado , 
Que  por  el  Conde  y  por  vos    ^ 
Puso  en  peligro  su  vida. 

ALEJANDRA. 

De  amistad  tan  conocida 
Somos  deudores  los  dos. 
Deseólo  conocer 
Por  lo  que  de  su  persona 
Me  ha  aicho  Horacio  Colona. 

DOÑA  MENCÍA. 

Súbelo  muy  bien  bacer ; 
Él  os  vendrá  á  visitar. 

ALEJANDRA. 

Decidme,  Señor,  ¿mi  tio 
Fué  quien  bizo  el  desafio  ? 

DOÑA  MENCÍA. 

Y  el  que  babeis  de  regalar. 

ALEJANDRA. 

¿De  qué  suerte ,  si  es  el  Conde 
El  dueño  de  mis  sentidos? 

Sale  LEONARDO. 

LEONARDO. 

Señora ,  somos  perdidos. 

ALEJAXDBA. 

¿Qué  dices?  Habla  ,  responde. 

LEONARDO. 

Que  con  don  Juan ,  mi  señor , 
Viene  el  capitán. 

aleja:<idra. 

¡  Ay  triste ! 
¿Qué  pecho  humano  resiste 
Nuevus  de  tanto  dolor? 
Que  sí  aquí  os  halla  don  Juan , 
Temo  alguna  desventura, 

Y  mayor  me  la  asegura 
La  furia  del  Capitán. 

DOÑA   HCXCÍA. 

¿Llegan  cerca? 

LEONARDO. 

En  esa  esquina 
Están  parados  hablando. 

DOÑA  MENCÍA. 

Una  traza  estoy  pensando. 

ALEJANDRA. 

Yo  mi  muerte. 

DOÑA  MENCÍA. 

Es  peregrina. 
Dadme  de  presto  un  vestido 
De  los  vuestros;  que  ya  he  estado 
Otra  vez  tao  apretado , 

Y  esta  traza  me  ha  valido ; 
Que  la  cara,  talle  y  brio 

iNo  lo  han  de  echar  á  perder ; 
Que  yo  haré  que  por  mujer 
Me  tengan  tu  hermano  y  tio. 

ALEJANDRA. 

Pues  vele  aquí ;  que  parece 
Le  tenia  prevenido 
Para  este  efecto. 

DO.ÑA  MENCÍA. 

Nucido 
Me  vendrá. 


LIOHABDO. 

A  vestirse  empieee; 
Que  yo  á  la  puerta  estaré, 
Y  avisaré  con  cuidado. 

ALEJANDRA. 

¿Hay  Ul?  El  talle  es  pinudo. 

DOÑA  MENCÍA. 

¿Parezco  bien? 

ALEJANDRA. 

Bien ,  á  fe. 

DOÑA  MENCÍA. 

Yo  soy  muy  lindo  y  bien  bedio. 

ALEJANDRA. 

;Qué  buenas  piernas  y  pies! 

DOÑA  MENCÍA. 

Esto  para  ti  no  es 
Ni  de  gusto  ni  provecho. 
Esconde  aquestos  despojos » 
Pues  con  estos  me  reoaevo. 

ALEJANDRA.  {Ap,) 

:  Ay  Dios ,  qué  gentil  mancebo! 
Tras  él  se  me  van  los  ojos. 

DOÑA  MENCÍA. 

¿Hay  chapines? 

ALEJANDMA. 

Si. 

DOÑA  MINCÍA. 

Pues  muestra. 

ALEJANDRA. 

¿Caerás  con  ellos? 

DOÑA  MENCÍA. 

No  haré ; 
Que  tiento  da  al  que  no  re, 
La  necesidad ,  maeslri. 
¿Ando  bien?. 

ALEJANDRA. 

Tiénesmeloca; 
De  tu  destreza  me  espanto; 
¿Quieres  toca? 

DOÑA  MENCÍA. 

No ;  que  el  manto 
Me  podrá  servir  de  toca. 
¿Puede  alguno ,  por  ventura , 
Juzgarme  por  hombre? 

ALEJANDRA. 

No, 
Porque  el  cielo  Igual  te  dio 
El  ingenio  y  la  hemiosnra. 
¡  Qué  bieu  te  está  el  (rsje! 

LEONARDO. 

Aviso; 
Que  suben  ya  la  escalera. 

ALEJANDRA. 

Oigo. 

LEONARDO. 

¡Jesús! 

ALEJANDRA. 

¿Quétetttera? 

LEONARDO. 

Ver  un  ángel  de  improviso. 
Que  el  hábito  y  el  semblante 
Al  mas  tentado  provoca. 

ALEJANDRA. 

Leonardo ,  sella  la  boca 
Con  este  rico  diamante. 

(Dale  una  torUji 

LEONARDO. 

No  hablaré  mas  que  moa  piedra. 
¿Hay  mas  graciosa  loTenciou? 


DON  BELTRAN  T  DON  JUAN. 

W>N  JUAN. 

gar  i  It  ptsion , 
il  caso  ¿qaé  le  medra? 
o ,  si  sois  senrido ; 
sus  soQ  cosas  pesadas. 

DOX  BELTRAÜ. 

ríe  dos  cuchilladas 
era  coDcInido. 

ALEJAIIDBA. 

IDO ,  lio  y  señor , 

in  verme?  ¿Qué  es aqaesto? 

iescuido  tao  presto  y 

»s  de  poco  amor; 

QO  haberme  divertido 

;ta  dama,  mi  amiga, 

^dad  enemiga 

la  hubiera  sentido. 

DOX  BELTRAN. 

ira  ,  sí  entendiera 
vertirte  podia, 
las  horas  del  dia 
alara  y  sirviera; 
como  estoy  tan  cierto 
i  vista  le  da  enojos , 
BU  mi  pones  los  ojos 
íB  un  cadáver  muerto, 
nie,  porque  veo 
doy  disgusto  en  verte, 
lome  de  esta  suerte 
ello  que  mas  deseo. 

DOÑA  hencía. 

s  ha  dicho  ,  os  prometo, 
dos  mil  excelencias. 

voy  BELTRAIV. 

ias  son  apariencias. 

DOÑA  ME!(CÍA. 

s  amor  y  respeto. 

ALEJANDRA. 

e  he  sido  desgraciada 
lio:  estoy  corrida 
que  no  sea  creida 
)  estoy  menos  culpada. 

DOJf  JCAN. 

do,  ¿no  echas  de  ver 
ocada  está  mi  hermana? 

LEOr^ARDO. 

oche  á  la  mañana 
firmeza  en  Ja  mujer. 

D05ÍA  HEKCÍA. 

e  desconfianza. 

Ü0^  BELTRAN. 

son  del  amor. 

DON  JUAN. 

lo,  ;||de  mí! 
Leonardo. 

¿Señor? . 

don  JUAN. 

é  nueva  mudanza. — 
quién  es  ,  por  tu  vida, 
I  hermosa  mujer? 

LEONARDO. 

fe. 

DON  JUAN. 

\p.  ¡  Tan  presto  arder ! 
'Sto  el  alma  rendida! ) 
pondes? 

LEONARDO. 

Una  amiga 
ermaoa.  {Ap.  ¿Hay  tal  suceso?) 

DON  ÍUA2I. 

onardo !  pierdo  el  seso. 


LA  FÉNIX  DE  SALAMANCA. 

lionaudo. 
¿Qué  tienes? 

DON  JUAN. 

Amor  lo  dlsa. 

Y  ¿sabes cómo  se  llama? 

LEONARDO. 

No  lo  sé.  (Ap.  i  Gracioso  loco !) 

DON  JUAlf. 

¿Ni  dónde  vive? 

LEONARDO. 

Tampoco. 

DON  JDAIf. 

Tanto  mas  crece  mi  llama. 

DON  BELTRAN. 

Oigo  que  vivo  engañado , 

Y  en  albricias  del  favor. 
Los  quilates  de  mi  amor 
Prueba  en  la  fe  que  te  he  dado. 

LEONARDO. 

¡Qué!  ¿te has  ofendido? 

DON  JDAN. 

Mira, 
Leonardo,  aquella  mujer, 

Y  podrás  echar  de  ver 

Lo  que  suspende  y  admira. 
Mira  en  sus  ojos  dos  soles, 
Que  despiden  claros  rayos , 

Y  en  sus  mejillas  dos  mayos 
Con  nativos  resplandores. 
Mira  en  su  boca  cifrado 

Un  paraíso  terreno , 

Y  mira  un  cielo  sereno 
Ed  toda  junta  pintado. 

LEONARDO. 

6  Hay  tan  extraño  accidente  ? 
Señor ,  vuelve  en  tí ,  ¿qué  es  eso? 
Que  todo  es  de  carne  y  hueso, 
Ojos ,  mejillas  y  frente. 
Quiérote  desengañar; 
Mas  será  echarlo  á  perder. 

DON  BELTRAN. 

Qliiero ,  sobrina ,  creer 
Lo  que  pudiera  dudar. 

Sale  OLIVERA. 

OLIVERA. 

Un  criado  crafere  hablarte, 
Del  conde  Horacio. 

DON  BELTRAN. 

Olivera , 
Hile  que  ya  salgo  fuera.— 
Don  Juan ,  escjacha  á  esta  parte. 

ALEJANDRA. 

¿  De  quién  ha  sido  el  recado. 
Que  se  dio  con  tal  secreto? 

DON  BELTRAN. 

De  un  amigo  ,  te  prometo. 

ALEJANDRA. 

¿  Amigo ,  y  tan  recatado? 

DON  JUAN. 

Oecis  bien ;  ya  no  se  excusa , 
Como  el  recado  primero. 

ALEJANDRA. 

¿Dónde  vais? 

DON  JUAN. 

Un  caballero 
Nos  aguarda. 

( Vanse  todos,  menos  doña  Mencia 
y  Alejandra.) 

ALEJANDRA. 

Estoy  confusa.— 
Don  Cario»,  el  corazón 
Me  dice  que  es  el  recado 
Del  conde  Horacio. 


DO.SÍA  mbncía. 

Cuidado 
Me  da  tu  imaginación ;  * 

Pero  de  él  saldré  bien  presto. 
Ayúdame  á  desnudar. 

ALEJANDRA. 

Mira  que  vuelven  á  entrar. 

D05ÍA  VENCÍA. 

¿Jaramillo? 

Sale  LEONOR. 

LEONOR. 

¿Qué  es  aquesto? 
Señor,  ¿qué  invención ,  qué  traje 
bis  aqueste,  qué  vestido? 

DO^A  HENCÍA. 

Después  sabrás  lo  que  ha  sido. 

ALEJANDRA. 

Don  Carlos ,  ¿es  vuestro  el  paje? 

DÓÍlA  HENCÍA. 

Mío  es ,  y  de  él  sabremos 
Aquello  que  recelamos, 
Porque  tanto  cuanto  amamos 
Viene  á  ser  lo  que  tememos. 
i  Dónde  queda  Garceran , 
Jaramillo? 

LEONOR. 

Con  Horacio 
Le  dejo  junto  á  palacio. 
Esperando  al  Capitán , 
Que  para  darle  un  recado 
Le  salió  á  bascar  Rugero. 

ALEJANDRA. 

Mi  temor  fué  verdadero. 

D05ÍA  lENCÍA. 

Y  con  causa  mi  cuidado. 

ALEJANDRA. 

Vestios  luego  al  momento , 

Y  procurad  atajar 

El  daño ,  no  deis  lugar 

A  algún  suceso  sangriento. 

No  llegue  su  desvarío 

A  hacerle  tan  lastimoso , 

Que  pierda  en  el  Conde  esposo, 

Y  en  los  dos,  hermano  y  tío. 

DOÑA  MENCÍA. 

Mucho  mas  que  tu  temor 

Es ,  Alejandra ,  mi  pena ; 

Pero  aquesta  traza  ordena 

Para  tu  remedio  amor. 

Toma  un  manto ,  ^  no  te  asombres 

Si  acaso  milagros  vieres; 

Que  amor  hace  hombres  mujeres, 

Como  hace  mujeres  hombres. 

Que  de  esta  suerte  tapadas, 

Y  sin  otra  compañía. 
En  tu  firme  amor  confia 

Que  hará  mas  que  sus  espadas. 
En  hacerlo  no  aventuras 
Tu  honor,  ni  el  caso  es  liviano. 
Si  del  Conde  y  de  tu  hermano 
£1  sosiego  y  bien  procuras. 

ALEJANDRA. 

¿Qué  no  haré  por  redimir 
Vida  que  tanto  me  cuesta? 

LEONOR. 

Señor ,  buena  anda  la  fiesta. 

DOÑA  HENCÍA. 

¿  Cómo  acertaré  á  salir? 

Salen  HORACIO ,  DON  GARCERAN  t 
SOLANO. 

DON  GARCERAN. 

Armi  podemos ,  Señor , 
'     erar  al  Capitán, 


HOBACIO. 

Ha  sido ,  don  Garceran , 
La  resolución  mejor. 

DON  GARCERAIf. 

Hablarle  es  mas  acertado, 
Porque  escribe  el  mas  prudente , 
Sin  pensar,  pesadamente , 
Si  acierta  á  estar  enojado. 
Y  aquesta  opinión  es  mia ; 
Que  no  hay  arma  tan  cruel , 
Que  hiera  como  un  papel 
Escrito  con  demasía. 

HORACIO. 

Según  se  tarda  Rugero  , 
No  ha  dado  con  él. 

SOUNO. 

Por  Dios, 
Que  si  salen  mas  de  dos, 
He  de  reñir  el  postrero. 
Ya  vienen  los  bravoneles. 

DON  GARCERAIf. 

¿Son  ellos,  Conde? 

HORACIO. 

Ellos  son. 

SOLANO. 

Señores,  anden  á  un  son 
Espadas  y  cascabeles» 


Salen  PON  BELTRAN  t*  DON  JUAN. 

¡Qué  brava  salva  se  han  hecho 
Con  los  sombreros !  Si  calva 
Tuviera  alguno,  la  salva 
No  le  hiciera  buen  provecho. 

HORACIO. 

Aquí,  señor  Capitán, 
Me  ha  traido  un  papel  vuestro. 
Si  no  puntual ,  con  gana 
De  serviros  y  de  serlo. 
Bien  podéis  con  libertad 
Decirme  qué  es  vuestro  intento, 
Que  de  lo  que  aquí  pasare 
Seguro  estará  el  secreto; 
Que  con  atentas  orejas 
Escucharé,  como  reo, 
El  cargo,  que  pongo  en  duda 
Podáis  con  justicia  hacerlo. 

DON  BELTRAN. 

Señor  Conde,  el  cargo  es  justo, 

Y  si,  como  justo,  recto 
Fuera  el  juez,  condenado 
Estábades  en  derecho. 
Ya  sabéis  mi  calidad , 

Y  también  ef  parentesco 
Que  tengo  con  Alejandra, 

Y  mi  pretensión  tras  eso, 

Y  que  es  su  hermano  don  Juan 
Tan  honrado  caballero. 

Que  es  digno  que  se  le  guarde 
Justo  y  debido  respeto. 
Pues  siendo  así ,  vos ,  Señor, 
Con  músicas  y  paseos 
Hacéis  pública  la  causa 

Y  evidentes  los  efectos ; 

Que  á  pié ,  á  caballo  y  en  coche , 
Como  si  fuera  terrero 
La  calle  de  los  Preciados, 
Os  preciáis  de  ser  molesto; 

Y  que  una  larde  en  el  Prado, 
A  vista  de  todo  el  pueblo , 

A  su  pesar  y  disgusto , 
Alpistes  su  coche  siguiendo; 
^''%ras  esto ,  tan  pesado , 
^{z^^  atrevido  y  tan  necio, 
^^?  ^  al  paso  df  sus  caballos 
/^^^    caminando  el  vuestro. 
^^  ^áas  estas  cosas,  Conde, 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉ8GUA. 

Me  han  dicho,  v  yo  las  sospecho, 

Y  sospechas  informadas 
Hacen  el  caso  mas  cierto. 

Y  porque  entendáis  que  agravios 
No  consienten  ni  consiento. 
Sus  deudos  como  su  sangre , 

Ni  yo  como  esposo  y  deudo , 
A  este  lugar  para  hablaros 
Os  llamé ,  donde  pretendo, 
O  acabar  con  mis  cuidados, 
O  asegurar  mis  recelos;     ' 
Que  si  á  costa  de  mi  honor 
Vuelan  vuestros  pensamientos 
Las  alas  les  quebraré , 
Como  á  locos  y  soberbios. 

HORACIO. 

Otras  veces ,  Capitán , 

Mas  reportado  v  mas  cuerdo 

Pienso  que  me  nabeis  hablado 

Y  sobre  este  caso  mesmo. 
Pero  agora  echo  de  ver 

Que  está  vuestro  entendimiento 
Con  la  pasión,  deslumbrado, 

Y  el  discurso  poco  menos. 

Y  que  lo  estiis,  cosa  es  llana, 
Pues  no  veis  que  es  un  ejemplo 
De  honestidad  Alejandra , 
Como  de  hermosura  un  cielo. 
Que  limpiamente  la  he  hablado 
Algunas  veces, confieso; 

Y  si  es  culpa  que  me  carga , 
Yo ,  Capitán ,  me  condeno. 
Mas  puédoos  asegurar 
Que  de  su  recato  nonesto 
Nadie  podrá  murmurar, 
Vive  Dios,  sino  mintiendo. 

Y  quien  la  infama  y  mormura 
Sois  los  dos ,  pues  falsos  sueños , 
Locas  imaginaciones. 
Admitís  por  casos  tiertos. 
Mengua  es  de  hombres  principales 
Tener  de  una  mujer  celos , 

Si  es  la  mas  segura  guarda 
Ni  pedíllos  ni  tenellos; 

Y  así.  Capitán ,  de  hoy  mas. 
De  tan  flacos  fundamentos 
No  levantéis  edificio 

Que  os  venga  á  servir  de  entierro. 

DON  JDAN. 

Conde,  el  Capitán, mi  tio, 
No  es  de  los  hombres  plebeyos 
Con  quien  se  pueda  tratar 
Con  tan  desigual  imperio; 
Ni  yo ,  siendo  su  sobrino, 
Lo  he  de  consentir.  Tratemos 
Lo  que  importa,  que  palabras 
No  son  de  ningún  efecto; 
Que  él  se  queja  con  razón , 

Y  con  la  misma  me  quejo. 
Como  mas  interesado 

En  su  daño  ó  su  provecho. 

DON  GARCERAN. 

¿  Qué  quejas ,  qué  sinrazones, 
Qué  agravios ,  qué  sentimientos 
Son  estos ,  si  son  mayores 
Los  del  Conde  que  los  vuestros? 
Si  andáis  de  noche  y  de  dia 
Por  todo  el  barrio  inquiriendo 
Si  pasó  por  vuestra  calle , 
A  qué  hora  y  á  qué  tiempo ; 
Si  habló  Alejandra ,  si  acaso 
Por  avisarla  habló  recio , 
Enfrente  de  su  ventana , 
Al  lacayo  ó  al  cochero; 
Diligencias  excusadas , 
Impertinentes  desvelos , 
Que  no  sirven  para  mas 
Que  infamarla  y  ofenderos. 

Y  de  vos.  Señor,  me  espanto 
Que ,  consultando  al  espejo. 

No  echéis  de  ver  que  han  pasado 


Por  vos  ya  sesenta  inTiernos; 

Y  es  vergüenza  que  se  diga 
Que  un  hombre  de  canas  lleno 
Ande  acuchillando  esquinas 
Cuando  ha  de  darnos  consejos. 
Dejad  ya ,  por  vida  mia , 
Amorosos  devaneos. 
Valentías  de  soldado 

Y  locuras  de  mancebo.  ' 

Y  si  habéis  de  andar ,  Señor, 
Cada  dia  en  estos  pleitos. 
Acabarlos  de  una  vez 

Es  el  mas  fácil  remedio ; 
Que  ya  en  el  Prado  perdí 
En  otra  ocasión  el  miedo 
Al  herir  de  esas  espadas 

Y  al  brío  de  aquesos  pechos. 

DON  BELTRAN. 

¿Sois  vos  aauel  gentil  hombre 
Con  quien  el  pasado  encuentro 
Tuvimos  don  Juan  y  yo? 

DON  GARCERAN. 

El  mismo  soy. 

DON  BELTRAN. 

{Ap.  Ya  reviento. 
Ya  son  mis  celos  mayores , 

Y  mis  temores  mas  ciertos ; 
Que  este  fué  quien  hizo  espaldas 
A  mi  afrenta  y  vituperio.) 
Sobrino,  el  Conde  sin  duda 
Nos  ha  ofendido. 

SaUn  DOÑA  MENCÍA  T  ALEJANDRA 
cubiertas  con  mantct,  y  LEONOR 
detrás ,  en  hábito  de  hombre. 

ALEJANDRA* 

Agagemos; 
Que  dan  voces. 

SOLANO. 

Vive  Dios, 
Que  es  el  Capitán  acedo. 
Temor  tengo  que  ha  de  haber 
Algún  diluvio  sangriento ; 
Si  de  esta  escapo ,  ermitaño 
Tengo  de  ser  o  ventero. 

DON  lOAN. 

Pues  ¿qué  aguarda  an  ofendido? 
Meted  mano. 

ALEJANDRA. 

Caballeros , 
{Descúbrenu.) 
Mirad  quién  tenéis  delante. 

DON  JOAN. 

Alejandra ,  ¿qué  es  aquesto? 

HORACIO. 

¿Don  Carlos? 

DON  GARCER^ 

^.      ^        ¿DoñaM^a. 

Senor^?... 

DOÑA  ■BNCfA. 

Paso,  estáis  ciego; 
¿No  me  conocéis? 

DON  GARCEIAII. 

i  Ay  triste! 
Perdonad ,  que  estov  sin  seso; 
Que ,  como  dentro  del  alma 
Traigo ,  don  Carlos ,  impreso 
Aquel  fénix  de  bermosara , 

Y  sois  su  retrato  bello. 
Toda  el  alma  se  alborota 
Cuando  de  repente  os  veo, 

Y  mas  en  aqueste  traie» 

Que  en  solo  veríe  ardo  y  demblo.— 
¿Qué  os  parece  de  esto,  Cosde? 

HORACIO. 

I  Tiéneme  el  caso  suspenso. 


D0%1  aERdA. 

to ,  Conde ,  ha  de  ser 

0  priucipal  remedio; 
liad ,  (]ue  después 

sí  fué  de  momento 
La  transformación. 

DOIf  GARCERAIf. 

lirable  sa  ingenio. 

DON  beltran. 

ts  esto,  Alejandra  ingrata? 
i  á  darme  ?eneno 
vista ,  y  encender 
i  cólera  j  mi  fuego? 

ALEJANDRA. 

go  sino  á  excusar, 
eñor,  loqnetemo, 
mi  honor  el  que  padece , 
»7  la  que  mas  pierdo, 
^ra  mi  suerte  avara 
ífda  con  el  suceso 
no  que  tanto  amo 
ne  tanto  quiero. 

DO."*!  BELTRAR. 

e  quieres? 

DON  JUAN. 

¿Tú  me  eslimas? 

DOÑA  HENCÍA. 

Capitán,  dejemos 
sas  que  traen  consigo 
jaños  verdaderos , 
imigo  del  Conde. 

DO.^  BELTRAN. 

ligo? 

DOÑA  HENCÍA. 

Sí;  yo  os  lo  ruego.— 
i.  Señor,  os  suplico 
e  seáis  buen  tercero. 

DON  JDAN. 

1  podré  disponer 
lotad  que  no  tengo, 

es  vuestra,  ya  no  es  mia? 

DOÑA  HENCÍA. 

)ondo  á  quien  no  entiendo. 

DON  JUAN. 

aparad  en  mis  ojos , 
OS  dirán  lo  que  siento; 
orno  lenguas  del  alma , 
s  lo  están  diciendo. 

DOÑA  HBNCÍA. 

»tá ,  ya  os  he  entendido ; 
^gocio  acabemos , 
d  á  vuestro  tio; 
spues  nos  hablaremos. 

DON  JUAN. 

,  Señor ,  á  mi  hermana 

I  dama  de  por  medio; 

na  el  llanto  obliga, 

le  la  otra  el  ruego. 

oso,  voluntario 

e  hacer;  al  Conde  hablemos, 

litir  mas  descargo 

confesión  que  ha  hecho. 

DON  BELTRAN. 

por  daros  gusto. 

DOÑA  MENCÍA. 

er  con  juramento 
ifirme  esta  amistad. 

DON  JUAN. 

á  lo  de  menos. 

DON  BELTRAN. 

•\  Conde  de  su  parte 
)casion ,  yo  la  aceto. 

HORACIO. 

señor  Capitán , 
estar  satisfecho. 


íí 


LA  FÉNIX  DE  SALAMANCA. 

DON  BELTRAN. 

Pues  con  esa  condición 

Ser  vuestro  amigo  prometo. — 

Y  en  vuestras  hermosas  manos 
Hago  homenaje  de  serlo. 

{Da  las  manos  ú  Mencia») 

DOÑA  HENCÍA. 

Vos,  Alejandra»  lo  mismo 
Pedid  al  Conde. 

HORACIO.  (Ap.) 

¿Qué  es  esto « 
Querida  Alejandra  mía? 

ALEJANDRA. 

Fuerza  de  amor. 

HORACIO. 

Yo  lo  creo. 

ALEJANDRA. 

Dadme  la  mano.  ¿Juráis , 
Conde,  como  caballero, 
De  ser  su  amigo? 

HORACIO. 

Si  juro. 
Ap.  Como  juréis  vos  primero 
e  ser  mi  esposa.) 

ALEJANDRA. 

Sí  juro. 

DOÑA  MENCÍA. 

Pues  hágaos  muy  buen  provecho, 
Como  malo  al  Capitán, 
Si  os  pusiere  Impedimento. 

ALEJANDRA.  {Ap.) 

No  lo  entienda;  habla.  Señor, 
Mas  bajo ,  y  á  lo  que  os  debo 
No  añadáis  obligaciones. 

DOÑA  MENCÍA.  {Ap.) 

De  serviros  yo  las  tengo. 
Como  servidor  del  Conde. 

ALEJANDRA. 

Señores ,  aquesto  es  hecho. 

HORACIO. 

Adiós ,  señor  Capitán. 

DON  BELTRAN. 

Guárdeos ,  señor  Conde ,  el  cielo. 

DOÑA  HENCÍA. 

Dad  la  mano  á  vuestro  tío ; 

Que  yo  á  vuestro  hermano  quiero 

Hacer  aqueste  favor. 

DON  JOAN. 

Por  él ,  Señora,  os  las  beso. 
{Yanse  todos^  menos  Solano.) 

SOLANO. 

Jaramiilo,  este  tu  amo 
Debe  de  ser  hechicero. 
Escolar  ó  nigromante ; 
Porque  aquellos  embelecos 

Y  aquestas  transformaciones, 
¿Quién  las  hace  sino  aquellos 
Que  andan  de  viga  en  viga 

Y  vuelan  de  techo  en  techo? 

Y  si  es  asi,  Jaramiilo, 
Di  le  que  yo  se  lo  ruego , 
Que  no  me  convierta  en  ganso , 
Sino  en  vino  de  Alaejos. 


87 


{Vase.) 


JORNADA  TERCERA. 


DOÑA  MBNCÍA. 

Enamorarse  don  Juan 
Ha  sido ,  don  Garceran. 
Mucho  mejor  que  engañarlos. 
¿  Qué  ha  dicho  el  Conde? 


DON  GARCERAIf. 


De  placer. 


Esti  loco 


DOÑA  MENCÍA. 


Salen  DOÑA  MENCÍA ,  DON  GARCE- 
HAN;  LEONOR  y  SOLANO. 

DON  GARCERAN. 

Bien  salió  el  disfraz,  don  Carlos^ 


Y  con  razón ; 
Que  tener  la  posesión 
De  quien  bien  quiere  no  es  poco ; 

Y  pues  sus  cosas  amor 

Las  ha  puesto  en  tal  estado , 
Las  vuestras  me  dan  cuidado, 

Y  veros  sin  él  mayor. 

Vos  queréis  bien ,  vos  amáis , 

Y  tan  principal  mujer 
Ausente  no  puede  ser, 
Pues  presente  la  olvidáis ; 

Que  quien  tiene  amor  constante , 
Aunque  lo  amado  esté  ausente, 
En  todo  tiempo  presente 
Lo  ha  de  juzgar  el  amante ; 

Y  así,  pienso  que  perdida 
Tenéis  la  memoria  de  ella. 

DON  GARCERAN. 

¡  Ay,  don  Carlos !  vive  en  ella , 
Que  quien  ama  tarde  blvfda ; 
Que  las  cenizas  estái\ 
De  aquel  incendio  calientes , 

Y  aquellos  dias  presentes. 
Que  malas  noches  me  dan. 

D05ÍA  MENCÍA. 

No  sé  cómo  concertar 
Tanto  arder,  penar,  sufrir. 
Con  no  la  ver  ni  escribir, 
Ni  alguna  disculpa  dlar; 
Que  si  como  vos  la  amara , 
Fueran  como  mis  deseos 
Las  cartas  jf  los  correos 
Que  escribiera  y  despachara. 

DON  GARCERAN. 

Pues  ¿quién  tendrá  atrevimiento 
De  escribir  á  una  mujer 
Tan  principal ,  sin  temer 
Su  ira  y  su  sentimiento? 
Que  si  cuando  me  partí 
De  Salamanca  lo  hiciera , 
No  dudara  ni  temiera 
Escribirla  desde  aquí. 
Pero  quien  usó  con  ella 
Tan  desigual  cortesía , 
Escribiéndola ,  seria 
Hacer  mayor  su  querella. 

DOSÍA  MENCÍA. 

No  tenéis  qué  reparar 
Ni  qué  dudar  ni  temer; 
Que  quien  bien  supo  querer, 
Tarde  y  mal  sabe  olvidar. 
Escribilda  este  ordinario; 
Yo  también  escribiré 
A  persona  que  le  dé 
Las  cartas ,  si  es  necesario. 
Que  cuando  tenga  entendida 
La  ocasión  de  vuestra  ausencia , 
Hallaréis  sin  resistencia 
Dulce  y  alegre  acogida. 

DON  GARCERAN. 

Escribámosla  en  buen  hora, 

Y  ha  de  ser  entre  los  dos. 

DOÑA  HENCÍA. 

Mejor  lo  haréis  solo  vos. 

DON  GARCERAN. 

Teme  el  alma ,  que  la  adora. 

LEO.NOR. 

¿No  ves  la  conversación 
De  nuestros  amos,  Solano? 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  NfiSCUA. 


SOUflO. 

Si  no  marmnran ,  hermano, 
Tratan  nuestra  perdición ; 
Qae  estos  pelones  listados 
Descansan  con  nuestras  penas , 

Y  son  pebres  de  sos  cenas 
Decir  mil  ác  sus  criados. 

DON  GARCERAIf. 

Saca  aqoi  fuera ,  Solano , 

El  recado  de  escribir. 

(Ya  Solano  por  el  recado  de  escribir.) 

DO^A  mencía. 
Tú,  Jaramillo,  acudir 
Puedes  al  correo  temprano, 

Y  buscárosme  quien  parta 
A  Salamanca  ¿  las  veinte. 
Porque  traiga  brevemente 
Respuesta  de  acuesta  carta. 
Pero  no  va  jas ,  detente . 

Qae  hablar  quiero  yo  á  Morales ; 
Qne  piden  despachos  tales 
Mas  solícito  expediente. 

Sale  SOL  AlfO,  con  el  reeaéo  de  escribir. 

SOLAHO. 

Aquí  tienes  el  recado 
De  escribir  y  de  contar, 
De  mentir  y  de  engañar , 
De  notar  y  ser  notado. 
¿Falta otra  cosa? 

DON  GARCEBAir. 

Poner 
Este  bufete  á  este  lado. 

souno. 

(Ap,  Todo  lo  quiere  pintado 
Quien  no  tiene  que  comer.) 
¿  Está  bien  ?  ( Pone  el  bufete,) 

nOff  GABCERA.'f . 

Llega  otra  silla. 

SOLANO. 

Y  aun  dos  he  llegado.  2 Hay  mas? 
Que  si  como  mandas  das , 
Serás  sefior  de  Tobilla. 

DO.S'A  hchcIa. 

No  OS  divierta  aqueste  loeo; 
Empieza  á  escrioir. 

DOS  GAKCERAN. 

Solano , 
Galla. 

DO^A  HENCfA. 

Sosegad  la  mano, 
Sin  borrones ,  poco  á  poco. 

DO?l  GARCERAN. 

Diréla  mi  soledad 

Y  la  larga  pena  mia , 
Pintaré  mi  cobardía 

Y  mi  Qrme  voluntad , 
Mis  suspiros  y  mi  llanto, 

Con  que  me  abraso  y  me  anego. 

DOÑA  XCNCÍA.  {Ap.) 

¿Qué  es  esto,  amor*^  ¡Tanto  faego, 

Y  en  mi  p«'cho  hielo  tanto! 
Pero  conviene  á  mi  honor 
Hacer  de  su  fe  experiencia ; 
Que  es  justa  la  rcbistencia. 
Aunque  Qrme  sea  su  amor. 

SOLANO. 

Jaramillo ,  ¿no penetras 
Lo  que  escriben  ? 

LEONOR. 

Ni  es  posible. 

SOLANO. 

PMnr^afí  no  hay  imposible. 

LEONOR. 

Paes   ^^qoéesJoqueeicríbeo? 


SOLANO. 


Letras, 


Y  juntas  harán  razones, 

Y  las  razones  dirán 
Que  pide  don  Garceran 
Preslados  ciertos  doblones ; 
Que  yo  imagino  que  al  Conde 
Kscribe  mi  pobre  amo, 
Porque  siempre  á  este  reclamo 
Hidalgamente  responde. 

LEONOR. 

Diferente  pensamiento 
Ks  el  mió;  qne  escribir 
Tan  conformes  es  decir 
Que  tenemos  casamiento. 

SOLANO. 

Pues  ¿quién  se  quiere  casar? 

LEONOR. 

Don  Garcei;an ,  ó  me  engaño. 

SOLANO. 

Librea  de  fino  paño 
No  se  podrá  despintar. 
¿Quién  es  la  novia? 

LEONOR. 

Una  dama 
De  Salamanca. 

SOLANO. 

Es  famosa , 
Si  es  una  viuda  hermosa 
Que  allí  celebra  la  fama. 

LEONOR. 

Ella  será ;  no  hay  prudencia 
Donde  hay  voluntad  y  amor. 

D05ÍA  VENCÍA. 

Bien  escrita  está ,  Señor. 
Cerradla  y  tened  paciencia ; 
Que  yo  la  despacharé 
Con  otra  mia  esta  tarde , 

Y  el  lunes ,  á  lo  mas  tarde. 
Respuesta  de  ella  tendré. 

GARCERAN. 

Ya  está  cerrada. 

do9a  vencía. 
Rogad 
A  quien  tenéis  por  patrón 
Que  llegue  á  buena  ocasión , 

Y  venga  con  brevedad. 

don  garceran. 
Tomad  la  carta ,  qne  en  ella 
Libro  todo  mi  tesoro ; 
Que  si  á  los  ojos  que  adoro 
Llega ,  nací  en  buena  estrella. 

DOÑA  MENCÍA. 

¿  Dónde  me  esperáis? 

DON  GARCERAN. 

En  ca<(a 
Del  conde  Horacio  os  aguardo. 

DO^A  MENCÍA. 

Adiós. 

DON  garceran. 

Vuela,  tiempo  tardo. 

SOLANO. 

Tardo  es  el  tiempo ,  él  se  casa. 
Salen  DON  JUAN  t  DON  BELTRAN. 

DON  RELTRAN. 

Aquesta  dispensación 

.Me  trac,  don  Juan ,  desabrido. 

DON  JUAN.  • 

¿De  Roma  no  ha  respondido 
El  curial? 

DON  RELTRAN. 

Solo  un  renglón , 
Dos  miSMs  há ,  y  remití 


Por  cada  letn  efeo  retles; 
^\v^  para  dar  á  enríales 
No  hay  plata  en  el  Potosí. 
Dicen  procura  favor 
Con  el  cardenal  Golooa. 

DON  JCAH. 

Para  tan  grave  persona 
En  la  corte  está  el  mejor; 
El  conde  Horacio  es  sofavino 
Del  Cardenal ,  y  eo  la  nano 
Le  tenemos. 

DOH  BELrBAH. 

NoestálteBo, 
Don  Juan ,  aqoese  ctnino. 

POlf  lOAÜ. 

Llano  estará,  si  es  d  Coode 
Vuestro  amigo  declarado. 

DON  BELTRAN. 

Amigo  reconciliado 
Mal  y  nunca  corresponde; 
No  le  hablaré ,  aunque  la  vida 
Me  importe ;  que  si  en  el  pecho 
Costumbre  el  rencor  ba  hecho, 
Con  dificultad  se  olvida : 
Que  mis  celosos  temores 
Batallan  siempre  conmigo , 
Porque  con  capa  de  amigo 
Suelen ,  don  Juan ,  ser  mayores. 

DON  JUAN. 

Terrible  sois. 

DOH  BELTRAN. 

Ya  lo  veo ; 

Pero  yo  me  enmendaré. 

Sale  OLIVERA. 

OLIVERA. 

Gracias  á  Dios,  que  te  bailé. 

DON  BELTEAN. 

Yo  se  las  doy ,  que  te  veo. 
¿Hay  algo  de  nuevo? 

OLIVERA. 

Sí. 
De  Roma  el  despacho. 

DON  BELTEAE. 

Albricias 
Tendrás ,  como  las  codicias , 
Si  traen  carta  para  mi. — 
¿Tenéis  qué  hacer? 

BORiOAE. 

81 ,  Señor. 

DON  BELTRAR. 

Pues  yo  me  llego  al  correo.      ( V« 

DON  JOAN. 

Con  extraño  hombre  peleo. 
Todo  es  celos  y  temor; 
Pésame  de  haberle  dado 
A  mi  hermana  por  mujer , 
Porque  juntos  han  de  ser 
Un  ejército  encontrado ; 
Que  ¿cuándo  paz  han  tenido 
La  paloma  y  el  milano. 
Mujer  moiui  y  viejo  cano. 
En  un  lecho  y  en  un  oidot 

Salen  ALEJANDRA  T  LEONOR. 

ALEJANBEA. 

¿Fuese  el  Capitán,  mi  Uo? 

DORIOAR. 

Ya  se  fué.  * 

ALBIANDEA. 

¿Vendrá  tan  presto? 


» 

ALEJAJVDRir. 

Don  Juan ,  ¿qué  es  esto? 
hermana  ese  desvio? 
ojos,  ¿qné  tienes? 
a  pena  y  caidado? 
dama  enojado? 
íios  ó  desdenes? 

lo  tan  venturoso , 
I ,  que  haya  llegado 
á  ser  desdichado , 
las  á  estar  dichoso ; 
irme  no  has  querido 
Dí  cómo  se  llama 
hermosa  dama 
rae  desvanecido, 
de  perlas  y  oro , 
memo  te  obliga , 
é  mujer ,  qué  amiga , 
i  ángel  que  adoro, 
zona ,  en  qué  lugar 
a  apartado, 
eseo  ni  el  cuidado 
1  podido  encontrar? 

alejaudra. 
muy  obligada , 
I ,  para  que  te  diga 
aquella  mi  amiga, 
nosa  y  retirada. 

I>0?r  JDA!«. 

itarme  no  quieras 
s  que  dan  pesar ; 
e  sabré  obligar 
gusto  y  cou  mas  veras. 

ALKIAÜDBA. 

reñirme? 

00?f  JCAN. 

No  haré. 

ALEJA?(DRA. 

lepena? 

DOX  JUAN. 

Tampoco. 

ALEJANDRA. 

laguita  ? 

oo:f  JUAN. 
Fui  loco. 

aleja:<ídra. 
tazarme? 

DON  JCAN. 

¿Porqué? 

ALEJANDRA. 

i  Prado  algún  día 
e  el  Coooe  á  hablar , 
de  acuchillar? 

DON  JUAN. 

•arate  seria. 

ALEJANDRA. 

I  calle  pasa 
nase  al  balcón , 
iber  reprensión? 

DON  JOAN. 

i  metas  en  casa ; 

ipures ,  que  harás 

nt^roe  mi  locura ; 

>  en  tu  cordura 

lo  excusarás. 

^?  Dilo,  hermana  bella. 

ALEJANDRA. 

con  claridad; 
I  día  de  amistad 
•odre  decir  de  ella? 
;u  nombre,  te  prometo , 
,  que  9e  me  ha  olvidado; 


LA  FÉNIX  DE  SALAMANCA. 

Pero  della  y  de  su  estado 
Te  informa ,  como  discreto , 
De  don  Carlos ,  porque  él  sabe , 
Como  Garceran ,  quién  es , 

Y  harásio  por  Interés. 

Es  la  mujer  mas  suave ,   ^ 
Mas  cuerda  y  entretenida , 
Mas  agradable  y  graciosa, 
Mas  dulce  y  mas  amorosa 
Que  he  conocido  en  mi  vida. 

Y  dejóme  tan  prendada, 
Que  visitarla  quisiera, 

Y  aquesta  tarde  lo  hiciera, 
A  saber  de  su  posada. 

DON  JOAN. 

Pues  voyle,  Alejandra,  á  hablar; 

Que  trazar  con  él  querría 

Que  pueda  en  tu  compañía 

Verla ,  hablarla  y  visitar.  ( Vage) 

Sale  LEONARDO. 

ALEJANDRA. 

Leonardo ,  ¿  no  es  extremada 
La  locura  de  un  hermano? 

LEONARDO. 

Desengañarle  temprano 
Es  cosa  mas  acertada; 
Que  amor  y  pasión  tan  fuerte 
Pueden  quitarle  el  juicio; 
Que  el  demasiado  ejercicio 
De  la  fantasía  es  muerte. 

ALEJANDRA. 

Estáme  bien  que  don  Juan 
Trabe  amistad  con  los  dos. 

LEONARDO. 

A  él  le  está  mal ,  por  Dios , 

Y  peor  al  Capitán. 
Ya  entiendo  tu  pensamiento, 

Y  el  tín  á  que  corresponde ; 
Que  la  amistad  cou  el  Conde 
Apoyas. 

ALEJANDRA. 

Ese  CR mi  intento; 
Porque  el  Capitán ,  Leonardo , 
Me  cansa  con  su  porfía. 

LEONARDO. 

Pues  para  aquel  triste  dia 
Que  te  desposes  te  aguardo. 

ALEJANDRA. 

i,  Yo  desposar  con  mi  tío? 
¡Jesús!  Leonardo,  primero 
Me  mataré. 

LEONARDO. 

Intento  Aero. 
En  Dios,  Señora,  confio ; 
Porque  en  la  dispensación 
Tenia  dilicullad , 

Y  es  mucha  la  autoridad 
Del  Conde  en  esta  ocasión. 

ALEJANDRA. 

lüs  verdad ,  pero  el  temor 
Enflaquece  mi  esperanza , 
Porque  es  la  descontíanza 
Hija  bastarda  de  amor; 
Hablar  al  Conde  quisiera. 

LEONARDO. 

Iréle  á  buscar,  si  quieres. 

ALEJANDRA.     • 

¡  Ay  mi  Leonardo!  Tú  eres 
Mi  remedio;  parte...  Espera. 

SaU  RUGBRO. 

ALEJANDRA. 

Rugero ,  seas  bien  venjdo. 
¿  Y  el  Copde? 


RDCERO. 

Queda  en  la  calle. 

ALEJANDRA. 

Di  que  se  apee ;  que  bablalle 
Deseo. 

tEÚKkUUO, 

Intento  atrevido. 


ROCERO. 


Voyle  á  avisar. 


(Vase.) 


LEONARDO. 

Rematada , 
Sefiura,  estás;  vuelve  en  ti. 
No  quieras  se  acabe  aquí 
La  tragedia  comenzada. 
¿  No  te  escarmienta  el  aprieto 
En  (jue  te  viste ,  pasado  ? 
Habíale,  mascón  cuidado; 
Tenle  amor,  mas  con  secreto. 
Teme  á  tu  hermano  mayor 
Yá  las  canas  de  tu  tio. 
Tu  peligro ,  si  no  el  mió , 
Mi  vida,  si  no  tu  honor. 
No  pienses  aue  el  Conde  es  Carlos, 
Que  se  puede  disfrazar, 
Fingir  ni  disimular, 
Ni  has  de  volver  á  engañarlos. 

ALEJANDRA. 

Que  no  hay  temor  que  me  impida ; 
Que  quien  tan  de  veras  ama 
Atropella  con  su  fama. 
Con  honor ,  hacienda  y  vida ; 

Y  no  estés  tan  temeroso ; 
Que  cuando  venga  don  Juan 

Y  mi  tío  el  Capitán 
Hallaránme  con  mi  esposo. 

• 

Sale  EL  CONDE  HORACIO. 

HORACIO. 

Mi  bien ,  ¿  tan  grande  favor 
Con  tantos  inconvenientes? 

ALEJANDRA. 

Señales  son  evidentes. 
Conde ,  de  mi  firme  amor 

Y  del  peligro  presente , 

Que  es  la  causa  que  me  obliga 

A  que  despacio  te  diga 

Lo  que  el  alma  sufre  y  siente. 

LEONARDO. 

Si  ha  de  ir  la  conversación 
Tan  despacio ,  considera 
Que  en  esta  sala  primera 
No  estáis  bien. 

ALEJANDRA. 

Tienes  razón. 

HORACIO. 

Eres ,  Leonardo ,  discreto. 

ALEJANDRA. 

En  la  pieza  de  mi  estrado 
Nos  entremos;  ten  cuidado. 

LEONARDO. 

Y  yo  ¿qué  tendré? 

ALEJANDRA. 

Secreto. 
Salen  DON  GARCERAN  t  SOLANO. 

DON  GARCERAN. 

¿  Que  yo  me  caso ,  Solano? 

SOLANO. 

Y  ¿fuera  gran  maravilla 
Estar  ingerto  en  Castilla 
Un  naranjo  valenciano? 

DON  GARCERAN. 

Y  ¿que  es  con  do&a  Hencla  ? 


90 

SOUÜO. 

Así  me  lo  (lió  á  entender 
Jaramíllo. 

DON  CARCERAN. 

Puede  ser; 
Mas  no  es  tal  la  suerte  mía. 
¿HaloBOuado? 

SOLANO. 

No  sueña , 
Porque  no  duerme  jamás. 

DON  CARCERAN. 

¿Cómo  vive? 

SOLANO. 

Bueno  estás; 
Vivirá  mas  que  una  dueña. 
Es  encantado ;  experiencia 
He  hecho  de  esta  verdad 
Por  tener  necesidad 
De  asegurar  mi  conciencia ; 
Que  no  sé  qué  he  sospechado 
Después  que  duerme  conmigo, 

Y  de  un  cristiano  y  amigo 
Sospechar  mal  es  pecado. 

DON  CARCERAN. 

¿Qué  sospechas? 

SOLANO. 

Lo  que  temo ; 
Que  es  hermofrodíto. 

DON  CARCERAN. 

Extraño 
Juicio. 

SOUNO. 

Pues  no  es  extraño; 
Que  es  hermofrodíto  ó  memo. 

DON  CARCERAN. 

¿Qué  dices? 

SOUNO. 

Buena  es  la  risa. 

DON  CARCERAN. 

Necias  imaginaciones. 

SOLANO. 

Si  se  acuesta  con  calzones , 

Y  se  cose  la  camisa  , 

Y  se  viste  con  estrellas , 

Y  se  entra  en  la  cama  á  escuras, 
¿Son  muestras  estas  seguras 
Para  presumir  bien  dellas? 

DON  CARCERAN. 

Pues  ¿  quieres  tú  condenar 
Lo  que  es  recato  v  limpieza? 
¡  Bueno  estás  de  la  cabeza ! 

SOLANO. 

Muy  malo  debo  de  estar ; 
Pues  juro  á  Dios  que  el  coserse , 
Madrugar  y  recatarse. 
No  dormir  y  retirarse , 

Y  en  la  cama  recogerse , 
{^ue  tiene  algún  fundamento , 

Y  mayor  que  el  que  barrunto; 
Pero  ya  he  dado  en  el  punto , 
O  no  tengo  entendimiento ; 

Y  es,  don  Garceran,  forzoso 
Que  una  de  dos  ha  de  ser: 
Que  es  Jaramíllo  mujer, 

Y  si  uo  mujer,  potroso. 

DON  CARCERAN. 

Entrambas  cosas,  Solano, 
Son  posibles.  Mas  ¿qué  has  hecho, 
Pues  que  no  te  has  satisfecho, 
Estando  del  pié  á  la  mano  ? 

SOUNO. 

/?n*egúntale  á  mi  cuidado 
j^^Cj  que  de  noche  procuro, 
jr     ^s  mientras  mas  me  stseguro, 
ÍT^^^  ''^llo  meóos  descu'tdiuo. 
^"^  flojo  8J  él  disjoiafa , 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSGUA. 

Y  dejóle  asegarar. 

Mas  sí  le  vuelvo  á  palpar, 
Vuelve  el  anca  como  mala. 

DON  GARCERAlf . 

Tú  traes  leirible  contienda; 

Pero  por  eso  no  dejes 

La  empresa ,  aunque  mas  le  aquejes, 

Y  él  se  resista  y  defienda ; 
Que  si  es  mujer,  de  su  engaño 
Otro  se  infiere  mayor. 
Porque  sus  trazas  amor 

Guia  por  camino  extraño. 

Salen  HORACIO  t  RUGERO. 

HORACIO. 

¿Eo  qué  me  puedo  emplear, 
Que  me  esté  tan  bien ,  Rugero  ? 

ROCERO. 

Mira  lo  que  haces  primero. 

HORACIO. 

Que  no  tengo  que  mirar ; 
Ls  Alejandra  hermosa , 
Rica,  honesta,  limpia,  afatJle, 
Discreta ,  dulce,  agradable, 
Cuerda ,  sabía  y  virtuosa ; 

Y  quiérela  tanto ,  en  suma, 
Que  á  don  Juan  se  la  pidiera, 
Aunque  en  las  malvas  naciera , 
Como  Venus  en  la  espuma. 

SOLANO. 

El  Conde ,  don  Garceran. 

DON  GARCERAN. 

¡Oh  Señor!  Seáis  bien  venido. 
¿Qué  buen  viento  os  ha  traído? 

HORACIO. 

Salí  á  buscar  á  don  Juan. 

DON  CARCERAN. 

¿Qué  le  queréis? 

HORACIO. 

Consultar 
Con  él  cierto  parecer. 

Salen  DOÑA  MENCtA  t  LEONOR. 

DO^A  HENCÍA. 

¿  Es  hora  ya  de  comer, 
Solano? 

SOLANO. 

Y  aun  de  cenar. 

DOÑA  HENCÍA. 

¿Qué  hace  tu  amo? 

SOLANO. 

¿  Estás  ciego? 
¿No  le  ves  entretenido 
Con  el  Conde? 

DOÑA  HENCÍA.  (Ap.  á  Leonof.) 

¿Hasme  entendido? 

LEONOR.  (Ap.  á  doña  Mencia.) 

Sí,  Señor. 

DONA  HENCÍA.  (Ap.  ú  Leonof. ) 

Pues  parte  luego. 

(Vaie  Leonor.) 

DOÑA  HENCÍA. 

¿Podré ,  señores,  terciar 
En  esta  conversación? 

DON  CARCERAN. 

Llegáis  á  buena  ocasión ; 

Que  ahora  se  empezó  á  entablar. 

DOÑA  HENCÍA. 

Y  ¿qué  es  el  juego? 

HORACIO. 

De  damas. 


DOffA  URCÍA. 

Y ¿qué  se Juega? 

HORACIO. 

Favores. 

DOÑA  HEIfCÍA. 

Mirón  soy ,  do  tengo,  amores , 
Ni  son  para  mí  sus  llamas ; 
Jugad  los  dos  en  buen  hora , 
Que  yo  miro  desde  afuera. 

DON  GAaCElAR. 

Por  daros  gusto  lo  hiciera , 
Mas  hallóme  pobre  agora. 

DOÑA  HENCÍA. 

Pues  tened  firme  esperanza 
Que  presto  caodal  tendréis. 
Con  quien  perdáis  y  ganéis. 
Con  quien  tanto  bien  alcanza. 

HORAaO. 

Mas  pobre  soy  en  mi  estado 
Que  en  el  suyo  Garceran , 
Si  alimentos  no  me  dan , 
Por  verme  tan  empeñado ; 
Que  Alejandra  en  este  punte 
Al  juego  de  bien  amar 
Me  ha  acabado  de  ganar 
Cuerpo  y  alma ,  todo  Junto; 

Y  como  la  cantidad 
Es  infinita  en  rehenes. 
Como  mas  seguros  bienes, 
Le  dejo  mi  libertad. 

DONGARCIRAlf. 

Tales  pérdidas ,  Señor, 
Por  ganancias  las  tened; 
Mas  quien  os  cogió  en  la  red 
Era  gentil  cazador. 

HORACIO. 

iQué  mas  redes  que  razones 
Dichas  con  labios  suaves? 
Ni  qué  cazador ,  que  graves 

Y  fuertes  obligaciones? 
Resuelto  estoy ,  Garceran , 
A  casarme ,  mas  quisiera 
Ordenallo  de  manera 
Que  lo  supiera  don  Juan. 

noNGAaciHAii. 
Antes  soy  de  parecer 
Que  no  lo  sepa ,  si  es  llano 
Que  ha  de  procurar  su  hermano 
La  boda  descomponer; 
Que  si  está  su  fe  empeñada , 

Y  la  hermana  prometida, 
Antes  perderá  la  vida 
Que  romper  la  fe  Jurada; 

Y  en  tal  caso  es  acertado 
Meteros  en  posesión , 
Que  si  la  dispensación 
Llega,  os  hallaréis  burlado. 

HORACIO. 

Vendrá  con  dificultad ; 
Porque  de  Roma  be  nbldo 
Que  con  ellos  no  ha  querido 
Dispensar  su  santidad. 

DOÑA  hbncIa. 
Que  dispense  ó  no.  Señor, 
Yo  me  ofrezco  á  daros  llano. 
Como  á  la  hermana ,  al  hermana. 
No  os  embarace  el  temor; 
Que  don  Juan ,  agradecido. 
Se  me  muestra  boy  mi  galán. 

HORACIO. 

Ya  me  ha  dicho  Garceran 
Lo  que  pasa. 

noÑAmicU. 

Está  perdido; 
Hoy  en  la  calle  me  habló , 

Y  con  el  alma  en  la  boea 
Me  dijo  su  pasión  loau 


non  GABCESAII. 

el  disfraz  le  picó? 

DO.SÍA  HERCÍA. 

i  cada  dia» 
lejaodra  iostramento 

doresa  tormento, 
mis  manos  le  envia; 

sin  duda  don  Juan 
»edidoque  le  diga 
rra  aquella  su  amiga 
egó  al  Capitán , 
lie  dicho  que  yo 
zoo,  7  el  cuitado 

me  ha  preguntado. 

I>0?l   GABCERAIf. 

;añástele? 

DOÑA  ■  ENCÍA. 

No; 
¡je  ser  verdad 
7  bieA  la  conocía; 
óode  Tivia, 
,  estado  7  calidad , 
había  enviudado, 
)  menos  su  tormento ; 
ra  en  so  pensamiento 
asenta  casado. 

DOX   GARCERAIf. 

ia  burla !  Decf , 
dijiste  que  era? 

DO 5a  hercía. 

Extraño 
^rá  el  engaño: 
s  partes  le  di 
lia  doña  Mencía 
olvidáis  ausente. 

D0?l  GARCERAIf. 

raviais ;  que  presente 
la  memoria  mía. 
don  Carlos  intenta , 
ingeniosos  modos, 
riamos  á  todos, 
s  en  una  afrenta. 

DOXA  MENCÍA. 

podéis  decir 
reais  lo  que  pasa; 
,  dije ,  era  su  casa , 
verme  ba  de  venir. 

DON  GARCERAN. 

so ,  habrá  de  haber 
I  transformación. 

DOXA  MENCÍA. 

roerá. 

SOLANO. 

Aquestos  son 
e  ser  mujer. 

DOÑA  MENCÍA. 

tocas  he  hecho 
á  Jaramillo. 

SOLANO. 

Te  este  monacillo 
n  buen  dia  sospecho. 

HORACIO. 

urla  ha  de  ser. 

DOÑA  M ENCÍA. 

la  hacen  mayor 
ipitan.  Señor, 
tais  la  mujer? 

SOLANO. 

burlas,  por  Solano, 
linguna ;  arredro 
ne,  si  esto  medro. 

LEONOR  Y  UN  CORREO. 

LEOÜOR. 

is  tanta  prisa ,  hermano. 


LA  FÉNIX  DE  SALAMANCA. 

CORREO. 

Vengo  cansado,  y  deseo 
Descansar  siquiera  un  rato. 

LEONOR. 

El  caminar  no  es  buen  trato. 

CORREO.   * 

Ni  vida  la  del  correo. 

DOÑA  MENCÍA.        , 

¿Qué  hombre  es  ese ,  Jaramillo? 

LEONOR. 

El  peón  que  despachaste. 

DOÑA  ^NGÍA. 

Pues,  bachiller,  ¿qué  pensaste 
Primero  para  decíllo?  — 
Seáis ,  hermano ,  bien  venido. 

DON  GARCERAN. 

Solano,  dale  un  doblón 
De  albricias  á  este  peón, 
P^ra  beber. 

CORREO. 

Ya  he  bebido. 

SOLANO. 

Pues  yo  no,  7  á  vuestra  cuenta 
Me  beberé  la  mitad. 

DON  GARCERAN. 

Dale  dos. 

HORACIO. 

La  brevedad 
Lo  merece. 

DON  GARCERAN. 

Dale  treinta. 

DOÑA  MENCÍA. 

¿Traéis  cartas? 

CORREO. 

Este  pliego. 

DON  GARCERAN. 

Abridle  presto.  Señor. 

DOÑA  MENCÍA. 

Sosegaos. 

DON  GARCERAN. 

¿Quién,  con  temor, 
Tiene ,  don  Carlos,  sosiego? 

DOÑA  MENCÍA. 

/.Sabéis  si  estaba  don  Tello 
De  camino? 

CORREO. 

Antes  que  70 
De  Salamanca  partió. 

DOÑA  MENCÍA. 

No  ha  llegado. 

CORREO. 

Detenello 
Pudo  cierta  viuda  hermosa. 
Que  á  esta  corte  ha  de  venir. 

DON  GARCERAN. 

¿No  sabéis á  qué? 

CORREO. 

A  vivir. 

DON  GARCERAN. 

¿Vístela? 

CORREO. 

Vila;  es  famosa,— 
Y  algo  en  la  fisonomía 
Le  parecéis.  Señor,  vos. 

DOÑA  MENCÍA. 

Bien,  á  fe. 

DON  GARCERAN. 

{Ap.  Conde,  por  Dio», 
Que  es  esta  doña  Mencia  ) 
¿Abristeis  el  pliego? 


91 

DOÑAHENCÍÁ. 
Sí.— 

Idos  en  buen  hora,  amigo.— 
Tú  le  despacha. 

CORREO. 

¿Qué  digo? 
¿Qué  es  del  doblón? 

SOLANO. 

Vesle  aquí. 

(Vase el  Correo.) 

DOÑA  MENCÍA.  (Lee.) 
«A  don  Garceran.  > 

DON  GARCERAN. 

¿  A  quién  ? 

DOÑA  MENCÍA. 

A  vos  dice. 

DON  GARCERAN. 

No  lo  creo; 
Que  i  los  tristes  el  deseo 
Les  da  por  bríyula  el  bien. 

{Toma  la  caria.) 

HORACIO. 

Abridla ,  no  seáis  pesado. 
Leed  sin  desconfianza; 
Que  en  brazos  de  la  esperanza 
Muchos,  sin  vos,  se  han  librado. 

DON  GARCERAN. 

Abierta  está. 

HORACIO. 

Leed. 

DON  GARCERAN. 

Ya  leo. 

DOÑA  MENCÍA. 

No  he  visto  amor  tan  cobarde.       * 

DON  GARCERAN. 

:A7,  don  Carlos!  Dios  os  guarde 
De  veros  como  me  veo , 
Tras  tantos  meses  de  olvido. 
(Lee.)  «Cruel  fugitivo  Eneas , 
»Con  el  gusto  que  deseas 
«Recibió  tu  carta  Dido; 
>Que  no  pudo  la  crueldad 
>De  tu  rigurosa  ^usencia 
«Descomponer  la  asistencia 
>Demi  firme  voluntad. 
>Que  me  has  tenido  quejosa 
» Puedo  decir  con  razón , 
»Mas  7a apruebo  la  ocasión, 
»Y  digo  que  fué  piadosa; 
9  V  asi,  estimando  tu  fe , 
«Admitiré  tus  disculpas; 
«Que  culpas  que  excusan  culpas 
«Mal  condenarlas  podré ; 
«Qoe  tu  mudanza,  en  rigor , 
«Hace  en  mí  m^yor  efelo; 
«Que  en  lo  que  en  ti  fué  respeto, 
«En  mi  viene  á  ser  amor. 
«Estemelleva  tras  tí, 
«Y  porque  est07  de  partida, 
«Ten  lástima  de  mi  vida 
«Por  la  que  tengo  de  ti; 
«Que  hasta  verte ,  alegre  dia 
«Si  hora  sin  ti  ver  espero. 
«De  Salamanca,  á  primero 
«De  ma70.— D0^a  Mencia. » 

DOÑA  MENCÍA. 

¿Qué  OS  pareced  ¿Estáis  contento? 

DON  GARCERAN. 

Y  tan  loca  de  placer 

El  alma,  que  á  encarecer 
No  lo  acierta  el  sentimiento. 
Carta  de  consuelos  llena 

Y  privilegio  rodado , 

Pqr  donde  est07  excusado 
Dell  merecida  pena; 


99 

Carta  que  en  el  mar  inderto 
De  mi  conlinao  penar 
Sois  caria  deii.arear, 
Que  me  encamináis  al  puerto; 
Carta  de  pago  y  remate 
De  todas  cuentas  pasadas , 
En  su  memoria  olvidadas, 
Para  que  sus  dudas  trate; 
Carla  ejecutoria  mía, 
Tan  en  mi  favor  ganada,  « 
Que  al  alma  sirve  de  honrada 

Y  generosa  hidalguia; 
Carla  mia,  real  decreto. 
En  donde  vienen  librados 
Los  frutos  de  mis  cuidados , 
Premio  de  mi  amor  perfeto. 
Bendigo,  carta,  la  mano 
Hermosa  que  te  escribió  * 
La  lengua  (lue  le  dicló, 

El  estilo  soberano; 

El  papel,  la  tinta,  pluma. 

Apacibles  instrumentos , 

Que,  tocados,  mis  tormentos 

Deshiciste  como  espuma; 

Bendigo... 

DO^A  MENdA. 

Don  Gnrceran , 
; Sobre  qué  pueblo  bendito. 
Ciudad ,  provincia  ó  distrito 
Tantas  bendiciones  van? 

HORACIO. 

Finezas,  don  Carlos,  son 
De  su  amor. 

S0LA50. 

Y  su  locura. 
Pues  quila  el  oficio  al  cura, 

Y  incurre  en  excomunión. 

*  DON  GARCERAH. 

,  Biét)  me  tratáis. 

DOÑA  MENCÍA. 

¿Queréis  ver 
Lo  que  me  escriben  a  mi? 

DON  GARCERAK. 

La  sustancia  referí. 

DOÑA  MCMCÍA. 

La  carta  podéis  leer ; 
Que  me  dicen  es,  como  ves, 
Con  el  cuidado  que  dieron 
Las  cartas  que  se  abrieron. 

nON  GARCCRAN. 

Y  este  doaTello  ¿quién  es? 

DOÑA  MEÜCÍA. 

Un  honrado  caballero , 
Con  quien  en  su  mocedad 
Tuvo  mi  padre  amistad 
En  Saboya,  y  boy  le  espero. 

LEONOR. 

I  No  sabes  que  ha  de  Teñir 
Don  Juan? 

DOÑA  VENCÍA. 

Ya  lo  sé. 

LEONOR. 

¿Qué  esperas? 

HORACIO. 

En  fin ,  ¿que  queréis  de  veras 
Burlalle? 

DOÑA  ME?(CÍA. 

Ycomoá  veálir 
Me  voy,  esperadme  un  rato; 
Que  de  estas  burlas  aue  veis 
Los  dos  conocer  pourt'is 
S4  son  veras  las  que  trato. 

( Vanse  doña  Mencla  y  Leonor.) 

HOHACIO. 

mi  don  Carlos  extremado. 


EL  DOCTOR  MIRA  DE  MÉSCÜA. 

DON  GARCERAN. 

Y  de  un  ingenio  excelente, 

Y  de  verle  tan  prudente 

Y  tan  mozo  me  be  admirado. 
Débole,  Conde,  la  vida; 
Que  él  ha  sido  mi  remedio, 
Pues  por  andar  de  por  medio 
No  está  en  penas  consumida. 
Por  él  de  doña  Mencia 
Veré  aquel  cielo  sereno , 

Y  veré  mi  pecho  lleno 
De  contento  y  de  alegría. 

HORACIO. 

¿No  pensáis  bacerfifii  viene, 
Alguna  demostración? 

SOLANO. 

Librea  habrá  de  invención. 

DON  GARCERAN. 

¿Qué  ba  de  hacer  el  que  do  tiene? 

SOLANO. 

Si  te  tienes  de  casar, 
No  se  excusa;  hazla  del  paño 
Que  en  las  caras  traen  ogaño 
Las  damas  de  este  lugar ; 
Con  guarnición  de  un  castillo, 
Si  no  la  quieres  de  espada ; 
Gala  al  fin  no  muy  usada. 
Mas  es  de  acero  y  martillo. 
Los  herreruelos  suizos. 
Que  nunca  parecen  mal , 
Con  cuellos  de  Portugal, 
Que  un  moro  los  hará  chicos ; 

Y  echarásles  pasamanos 
De  corredor  o  escalera. 
Con  botones  en  hilera , 
Que  asientan  los  cirujanos. 
Sus  bandas  de  arcabuceros 

Y  ligas  de  venecianos , 

Con  que  saldrán  mas  ufanos 
Que  Durandarte  y  Gaiferos. 
Jubones,  al  parecer. 
Del  verdugo  de  la  villa. 
Que  los  corla  á  maravilla. 
Tan  cortos,  que  es  un  placer. 

Y  porque  presto  se  estragan 
Los  sombreros ,  acomoda 
Sus  cabezas  á  tu  moda. 

De  gorras  que  nunca  pagan. 

Y  asi,  de  balde  vestidos. 
Tus  pajes  y  tas  lacayos 
Saldrán  como  papagayos 

Y  como  pascua  Ooridos. 

DON  GARCERAN. 

Tienes  buen  gusto.  Solano; 
La  invención  me  ha  satisfecho. 

SOLANO. 

Es  librea  de  provecho 

Y  de  invierno  y  de  verano. 

HORACIO. 

Gracia  has  tenido.— Dinero 
No  OS  ha  de  faltar;  vestid 
Cuatro  ó  seis  pajes,  lucid , 
Trataos  como  caballero ; 
Que  con  una  letra  mia 
Os  dará  mí  mercader 
Lo  que  fuere  menester; 
Que  él  me  presta  y  él  me  fia. 

SOLANO. 

¿Qué  fia?  ¿Sobre  qué  prenda? 

HORACIO. 

¿Aquesto  te  da  cuidado? 

SOLANO. 

No  sin  causa  me  le  ha  dado. 

HORACIO. 

Fíame  sobre  rol  hacieoda. 

SOLAXO. 

¿Adminístratela? 


■OftACiO, 

5L 

SdLANO. 

Lastimosa  perdicioo. 

DON  GARCEIAII. 

Arbitrios,  Solano,  son 
De  ahorrar. 

SOLANO. 

Y  de  gastar,  di, 

Y  de  mayores  empeños; 
Que  estos  adminlsüradores 
Son  de  la  hacieoda  sefiores, 

Y  verdugos  de  sos  doe&os;  ^ 

Y  peor  SI  es  mercader. 
Que  dulcemente  defcQella 

Y  fieramente  desuella 
Al  tiempo  del  meoester. 

Y  si  llegáis  á  sacar 
Paño  ó  seda, sin  reptro 
Lo  peor  y  lo  mas  caro 

Te  nan  de  venir  siempre  é  daf ; 

Y  así  desmedra  tu  hacieoda 
Por  donde  piensas  qoe  gana , 

Y  el  otro  rica  y  afana 
Tiene  su  bolsa  y  su  tienda. 
Mas  acertar  no  se  excasa , 
Garceran,  lo  que  te  ofrece  t 
Pero  no  se  lo  agradece; 

§ue  dicen  que  no  se  asa, 
mete  con  la  librea 
Vestidos  para  tí  y  todo, 

Y  vestiráste  á  lo  godo. 

Que  es  gala  que  mu  campea. 
Calceta  medio  botarga. 
Jubón  con  panta  de  armar, 
Ferreruelo  alcarcafiar 

Y  la  ropilla  ancha  y  larga ; 
Sombrero  sobre  la  frente. 
Corto  y  sin  pegar  el  coelio, 
Peinado  y  larso  el  cabello, 
Josto  y  voz  á  lo  dolieote. 

DON  GAICBRAR. 

No  me  descontenta  el  traje. 

SOLANO. 

Toda  la  gente  de  hamor, 
Con  ponta  y  collar  de  honor, 
Gntre  escuderetey  paje ; 
Gente,  al  fin,  de  media  saela, 
Kn  la  corte  entreverada « 
Como  tocino  de  ijada, 
Ni  bien  trucha  ni  tmcbaela. 

DOHGAnCEtAI. 

Pues  ya  me  parece  mal 
Que  este  hábito  tnijeni 
Un  gran  señor;  le  siguiera 
Como  premátlQa  real, 
Pero  de  gente  ordinaria. 
Ni  por  imaginación; 
Porque  tiene  la  eleccioB 
Civil,  disconforme  y  varia. 

Salen  DOfitA  MENCIa,  m  kMtú 
viuda,  T  LEONOR. 

DO^A  HIHCÍA. 

Dime  si  salgo  bien  poeita. 

LKOROn* 

Tú  te  lo  sabes ;  el  alba 
Pareces  coando  despterU 

Y  á  las  puerUs  del  aol  llama. 

HonAao. 

Volved ,  Garceran,  lot  <4ot; 
Veréis,  entre  nabet  blancas, 
Prodigiosos  resplandores 

Y  maravillai  extraftaa. 

DON  GAICEIAX. 

Muerto  soy,  Conde.  A  traición ; 
Que  quien  con  la  nsU  mata» 


ayo  poderoso 
lerto  por  lis  espaldas, 
ncía,  señora 
>ertad  esclaT3, 
mis  pensaroientos» 

3ue  00  biistarda , 
e  qae  le  veo? 
le  queme  amas? 
neae  ser  posible, 
ne  escuchas  y  callas. 

SOLAKO. 

)n  Garcerao ,  posible 
lombre  con  lanías  barbas 
de  ver  que  es  don  Carlos, 
¡er,  con  quien  habla? 

DO^A  MENCÍA. 

s  don  Garceran , 
reportáis ,  que  haga 
rale  con  yos. 

D0:*f  GARCIBAlf. 

Señora,  lan  brava, 
1  para  conmigo ! 

D05ÍA  MEIfCÍA. 

in  fíera!  ya  pasa 
descortesía 
uria  pesada. — 
>,  dame  presto 
a ;  que  á  cuchilladas 
saber  si  soy  hombre 
cobarde  ú  flaca. 

BOftAao. 

s ;  don  Garceran, 
!as  son  esas  vanas? 
lis  de  Ter  que  es  don  Carlos, 
el  mismo  que  trata 
descanso  y  el  mió, 
está  con  tocas  largas? 

DO.'^   GARCERA5. 

),  Conde  amigo; 
(lino  no  halla 
so  entendimiento 
r  desta  cahna. 

HORACIO. 

illaréis ,  no  os  dé  pena. 

SOLADO. 

1  viene. 

HOnACIO. 

Y  Alejandra, 
:  engaño,  Rugero. 

SOLA?(0. 

igmasson  estas  varias? 

DON  JUAN ,  ALEJANWIA 
Y  LEONARDO. 

DOÑA  ■E.^CÍA. 

Alejandra ! 

ALEJANDRA. 

Amiga , 
>timof a  desgracia, 
dicha  ha  sido  aquesta? 
ida  y  ayer  casada  ? 

DOX  JÜA5. 

eciere  ocasión, 
le  no  se  ofrezca ,  trata 
de  mi  remedio. 

DONA  MENCÍA. 

diré,  don  Juan? 

ALEJANDRA. 

Nonada; 
Garceran  y  al  Conde; 
e  diré  tus  ansias. 

DO.^A  MENCÍA. 

mas  quedo. 


i 


FÉNIX  DE  SALAMANCA. 


DON  GARCERAN. 

¿Solano? 

SOLANO. 

¿Señor? 

DON  GARCERAN. 

Mira  bien ,  repara , 
¿No  es  esta  doña  Mencía? 

SOLANO. 

¿Todavía  estás  en  babia? 

Digo  que  se  le  parece 

Como  un  huevo  á  una  castaña. 

DON  GARCERAN. 

No  son,  sino  sus  facciones. 

SOLANO. 

No,  Señor,  sino  contrarias ; 

Y  hay  la  misma  diferencia 
Que  entre  la  silla  y  la  albarda. 

DON  GARCERAN. 

¿Qué  dices?  ¿Estás  borracho? 

SOLANO. 

Y  lú  ¿qué  estás?  Calabaza. 

HORACIO. 

¿  No  es  graciosa  la  pendencia  ? 
Garceran ,  ¿es  de  importancia 
Que  sea  agora  ó  no  sea 
Don  Carlos  ? 

SOLANO. 

¡Locura  extraña! 

ALEJANDRA. 

Cuando  sepa  la  verdad 
Don  Juan,  no  importará  nada. 
Decidle ,  Carlos ,  que  el  Conde 
Es  mi  esposo  y  que  se  cansa 
Si  piensa  quede  su  lio 
He  de  ser  mujer  forzada. 
Yo  sé  romperá  por  vos 
Con  promesas  y  palabras ; 
Que  inconvenientes  mayores 
Quien  tiene  amor  desbarata. 

DO.ÑA  MENCÍA. 

Llamadle. 

ALEJANDRA. 

Hermano,  don  Juan , 
Llégate  mas  cerca,  acaba. 

DONJUÁN. 

¿Quién  mira  al  sol ,  sin  temer 
Los  rayos  que  le  amenazan? 

HORACIO. 

¿  No  os  divierte ,  Garceran , 
El  ver  allí  lo  que  pasa? 
A  don  Carlos  dice  amores 
Don  Juan. 

DON  GARCERAN. 

Con  ellos  me  abrasa. 

nORAGlO. 

¿Tenéis  celos? 

DON  GARCERAN. 

Celos  tengo. 
Celos ,  Conde ,  celos^  rabia. 

Sale  DON  BELTRAN.     . 

DON  BELTRAN. 

Señor  don  Juan,  ¿qué  es  aquesto? 
¿  Vos  aquí ,  y  con  Alejandra? 
p  Con  mis  propios  enemigos 
Tanto  gusto,  amistad  tanta? 

DON  JOAN. 

No  os  alborotéis ,  Señor, 
Hasta  que  sepáis  la  causa; 
Que  á  darle  el  pésame  vino 
A  esta  señora  mi  hermana ; 
Que  ha  enviudado,  como  veis; 

Y  en  semejantes  desgracias 


Han  de  ocurrir  las  amigas , 
Como  es  justo,  á  consolarlas. 

DON  BELTRAN. 

Y  ¿quién  es  esta  señora? 

DON  JUAN. 

Aquella  bizarra  dama 
Que  os  compuso  con  el  Conde 
Cuando  la  cuestión  pasada. 
Pienso  que  será  mi  esposa ; 
Que  desde  aquel  día  el  alma 
Le  rendí ,  y  ella  es ,  Señor, 
El  cuerpo  donde  descansa. 

DON  BELTRAN. 

¿Es  principal? 

DON  JUAN. 

Partes  tiene 
Divinas ;  de  Salamanca 
Es  natural. 

Sale  DON  TELLO  y  UN  CRIADO. 

CRIADO. 

Aquí  vive; 
Esta  es.  Señor,  su  posada. 

DON  TELLO. 

Avisa ,  Medrano;  espera. 

Que  esta  es  mi  sobrina.  — Abraza , 

Doña  Mencia,  á  don  Tello. 

DO0ÍA  MENCÍA. 

TÍO,  de  muy  buena  gana. . 

DON  GARCERAN. 

¿Qué  es  esto  que  estoy  mirando? 
¿Doña  Mencía  se  llama. 
Caballero ,  esta  señora , 

Y  no  don  Carlos? 

DON  TELLO. 

i  Qué  gracia ! 

HORACIO. 

¿Qué  decís.  Señor?  ¿Mujer 
Es  el  que  habláis? 

DON  TELLO. 

¿  Esta  casa 
Es  de  locos  ó  de  cuerdos? 
Sobrina ,  ¿es  torre  encantada? 
¿Qué  es  lo  que  estos  caballeros 
Ponen  en  duda? 

DO^A  MENCÍA. 

Mas  larga 
Relación  pide.  Señor, 
Su  admiración. 

SOLANO. 

¡Inventara 
Satanás  mayor  embuste ! 
Pero  ¿qué  ingedios  se  igualan 
Al  de  mujeres?  qué  enredos. 
Ni  quién  como  ellas  los  traza? 

DO^A  MENCÍA. 

Despaes  os  diré,  Señor, 

Mi  historia  en  breves  palabras. 

Baste ,  Señor,  por  agora 

Que  me  halláis,  si  uo  casada , 

Concertada  por  lo  menos. 

Con  un  hombre  en  quieo  se  hallan 

Gentileza  y  gallardía , 

Lealtad ,  amor,  fe,  dbnsiancia ; 

Y  solo  vuestra  veoida 
Aguardé,  porque  me  honrara 
La  generosa  presencia 

Y  respeto  de  tus  canas. 

DON  TELLO. 

Y  ¿quién  es  el  caballero, 
Señora ,  con  quien  te  casas? 

OOf  A  MENCÍA. 

El  sefior  don  Garceran. 


94 

DON  GARCERAN. 

¿Qué  hombre  mortal  alcanza 
Tanto  bien  ?  Dame  tus  brazos. 

DO^A  HENCÍA. 

Y  el  alma ,  Señor ,  con  ellos. 

DON  GARCERAN. 

Y  vos ,  don  Tello ,  esas  plantas , 
Por  la  merced  que  recibo 

De  aquesas  manos  hidalgas. 

DON  TELLO. 

Con-  el  amor  que  Mencia 
Os  doy  mis  brazos. 

DON  JUAN. 

Hermana, 
¿Qué  es  esto  que  estoy  mirando? 

ALEJANDRA. 

Pues  ¿de  qué,  don  Juan ,  te  espantas? 
Efectos  son  del  amor. 

DOÑA  MEXCU. 

Habíame ,  bella  Alejandra. 

ALEJANDRA. 

Agora  con  mas  razón. 

DOÑA  MENCÍA. 

Jaramillo,  ¿por  qué  callas? 

LEONOR. 

¿He  de  hablar  sin  ocasión? 

DON TELLO. 

¿Es  tu  criado? 

DOÑA  MENCÍA. 

Y  criada. 

DON  TELLO. 

Esta  es  Leonor. 

LEONOR. 

Si,  Señor ; 
Leonor  soy  y  vuestra  esclava. 


EL  DOCTOR  MiaA  DE  MÉ 

SOLANO. 

¡Cómo!  ¿También  Jaramillo 
Era  mujer?  ¡Que  en  mi  cuadra 
La  haya  tenido  dos  meses , 

Y  no  haya  sabido  nada ! 
Señor  don  Carlos  primero, 

Y  doña  Mencia ,  octava 
Maravilla ,  mas  famosa 

Que  no  las  siete  nombradas. 
Pues  dos  meses  de  aposento 
Tuve  con  aquesta  ingrata 
Con  nombre  de  Jaramillo, 
Haz  se  quede  en  mi  posada 
Con  nombre  de  mi  mujer. 
Porque  asi  me  desagravia. 

DOÑA  HENCÍA. 

Quisiera  darte  á  Leonor, 
Solano,  mas  no  le  agrada 
A  Leonor  tu  casamiento. 

SOLANO. 

¿No?  Pues  fraile  soy  sin  falta. 
Sale  CAMILO. 

CAMILO. 

¿Señor  Capitán? 

DON  BELTRAN. 

Don  Juan , 
La  dispensación  sin  falta 
Os  trae  el  señor  Camilo. 

CAMILO. 

No  ha  querido  mi  desgracia ; 
Antes  os  vengo  á  decir 
Que  su  santidad  el  Papa 
No  ha  querido  dispensar, 
Porque... 

DON  BELTRAN. 

No  digáis  las  causas , 
Basta  decir  que  no  quiso ; 


w 


Que  en  tales  casos  no  batU 
Ser  el  curial  diligente. 
No  naci  para  Alejandra. 

DOÑA  HENCÍA. 

Pues  por  el  Conde  sopHco 
Al  señor  don  Juan  su  hermana 
Le  dé  por  mujer ,  y  á  vos 
Tengáis  por  bien  que  se  haga. 

DON  BELTRAN. 

Yo,  Señora ,  se  lo  ruego ; 

Que  mi  sobrina  levanta 

Su  nombre  con  su  grandeza, 

Y  yo  intereso  su  gracia. 

HORACIO. 

Besóos  las  manos.  Señor, 
Por  tan  generosa  hazaña. 

DON  JUAN. 

Pues  el  Capitán,  mi  tío. 
Tan  fácilmente  se  allana, 
Alejandra  es  vuestra ,  Conde, 

Y  ella  sola  es  la  que  gana ; 
Que  el  que  pierde  aqai  soy  yo, 
Pues  burló  mis  esperanzas 

Y  mi  amor  doña  Mencia ; 
Pero  escogió  como  sibia. 

DON  GARCERAN. 

Paciencia,  señor  don  Juan; 
Que  burlas,  y  mas  de  damas. 
Podéis  tener  por  favores ; 

Y  pues  la  noche  está  en  casa , 

Y  la  cena  prevenida. 

No  hay  sino  á  placer  gozalla. 

DON  BELTRAN. 

Es  el  consejo  de  amigo. 

DON  GARCERAN. 

Perdón ,  Senado,  se  agaarda, 

Y  demos  con  ésto  fin 
Al  Fénix  de  Salamanca. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


PESA  GL  Rl¥  QUE  LA  SANGRE,  iBLASON  DE  LOS  GDZHAIS, 


COMPUESTA 


POR  LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 


PERSONAS. 


EY  DON  SANCHO. 
ÍFANTE. 

LLONSODEGUZMAN. 
PEDRO ,  $u  hijo. 


DON  ÑUÑO. 
DON  JUAN  RAMIRO. 
DOÑA  MARÍA. 
ELVIRA ,  criada. 


EL  MAESTRE. 
AREN  JACOR. 
ALiATAR. 
JAFER. 


COSTANILLA. 

ülf  ATO. 

Un  ATAHBOR. 

Criados. — Moros. 


)RNADA  PRIMERA. 


uena  ruido  y  grita ,  cajas 
y  trompetas.) 

COSTANILLA,  con  unas  astas, 
T  ALIATAR ,  moro. 

COSTANILLA. 

mas  preguntador 
1  señor  en  su  lagar 
ido  de  heredar, 

0  no  da  en  cazador, 

*s  lo  que  quieres  de  mí? 

ALIATAR . 

la  causa,  cristiano, 
i  grao  fiesta. 

COSTANILLA. 

Africano , 
^^^le  libre  de  tí, 
Drá  cosa  que  no  intente. 

ALIATAR. 

guarde. 

COSTANILLA. 

Si  e6  Dios , 
labrá  para  los  dos. 
:hame  atentamente : 
ancho,  rey  de  Castilla 
^on ,  por  la  gracia 

1  dicen  comunmente) 
Ds  y  su  buena  maña, 
lien ,  por  ser  valeroso , 
iTO  en  Castilla  llaman , 
o  mayores  los  hechos, 

le  es  tan  grande  su  fama ; 
el  Décimo  Alfonso, 
rador  de  Alemania, 
gocijo  de  haber 
o  á  sus  reales  plantas 
an  ciudad  de  SeYilla , 
or  los  Cerdas  estaba ; 
Cairo  español ,  esta 
Dnia  castellana, 
ejército  de  almenas , 


Este  escándalo  de  casas; 
Esta ,  adonde ,  según  dice 
El  refrán,  por  común  patria 
Le  dio ,  á  quien  Dios  quiso  bien , 
De  comer ;  esta,  no  octava 
Maravilla,  al  fin,  sino 
Primera  de  todas  cuantas 
Hoy  está  arrullando  el  tiempo, 

Y  ayer  pregonó  la  fama ; 
A  quien  el  Guadalquivir, 
Profundo  foso  de  plata , 
Viene  estrecho  para  espejo , 

Y  se  lo  deja  áTriana; 

En  cuyo  cristal  de  mundos 
Muchas  selvas  se  trasladan , 
Desde  su  torre  del  Oro 
Hasta  su  puente  de  tablas. 
(Perdóneme  la  oración, 
Aunque  la  alargue  de  zancas 
Este  paréntesis,  que  es 
Debido  á  las  soberanas 
Grandezas  de  tan  insigne 
Población,  de  tan  bizarra 
Ciudad,  que,  á  pesar  de  siglos, 
Rlaspn  hermoso  es  de  España.) 
Al  fin,  don  Sancho,  en  alegres 
Muestrdl  de  empresa  tan  alta , 
Se  deja  lisonjear 
De  las  fiestas  que  le  trazan 
Los  hidalgos  de  Castilla; 

Y  don  Enrique,  á  esta  causa , 
Su  hermano,  que  solicita 

Su  amistad  por  causas  tantas, 

De  aquella  nave  que  trujo 

El  lienzo  en  lugar  del  agua , 

Con  la  grandeza  que  has  visto , 

Con  la  nobleza  y  la  gala , 

Sale ,  llevando  los  ojos 

De  los  hombres  y  las  damas, 

A  mantener  un  torneo 

En  el  campo  del  Alcázar. 

Todos  los  aventureros 

Son  Haros,  Castros  y  Laras , 

Ricos  hombres  de  Castilla , 

Aunque  entre  ellos  se  señala 

El  bravo  don  Pedro  Alonso 

De  Guzman,  que  es  á  quien  guarda, 


Leal  cuanto  cuidadoso. 
Un  noble  león  las  espaldas; 
Que  en  una  ocasión  que  tuvo 
Con  los  moros ,  entre  tantas 
Con  que  á  España  inmortaliza 
Su  heroica  sangre  Guzmana , 
No  pudiéndole  rendir, 
Estando  á  pié,  con  la  espada 
No  mas  en  la  mano ,  haciendo 
Mas  riza  que  en  una  plaza 
Hace  agarrochado  un  toro 
De  Tarifa  ó  de  Jarama, 
Que  no  hay  valor  que  se  atreva 
A  desjarretalle,  y  sacan 
Lebreles  y  armas  de  fuego. 
Que  son  diligencias  vanas 
Contra  su  indómita  furia ; 
Desta  suerte ,  de  una  jaula 
Arrojándole  esta  fiera. 
En  vez  de  poner  las  garras 
En  sus  entrañas  sangrientas , 
Se  vino  humilde  á  sus  plantas 
Por  celestial  influencia. 
Virtud  ó  secreta  causa 
De  su  pecho,  j  desde  entonces 
Sigue  doméstica  y  mansa 
Sus  pasos ,  tanto,  que  todos 
El  caballero  le  llaman  * 
Del  León ,  pero  es  león 
De  los  caballeros  hasta 
En  tener  de  disfavores 
Del  Rey  mil  veces  cuartana; 
Que,  con  haberle  servido 
A  él  y  á  su  padre  en  tantas 
Ocasiones,  no  le  han  hecho 
Una  merced  señalada 
De  cuantas  están  haciendo 
Cada  dia  á  tantos  mandrias , 
A  tantos  zurdos  y  necios ; 
Condición  pintiparada 
De  la  infame  fortun^ja , 
A  los  méritos  contraria. 
Solamente  la  ha  tenido 
En  casarse;  que  esta  basta 
Mas  que  todas,  puesjnerece 
Por  dichosa  prenda  amada 
A  la  gran  doña  María 


'  Coronel,  la  se«nbni 


V  lüerimas  de  (al  ntcar, 
Luceros  de  Ul  aurora 

Y  hermoso  sol  di  a 


•Jñ     armada 


^íSSSí' 


LtJIS  TELEZ  DE  GUETASA. 
Hahoma  quede  contigo. 
Y  sau  üios  canmigo  vaya.         (Voie.) 

Vo  llego  i  ocasioD  exiraGa, 
Sí  Alá  mis  inientos  guia , 

A  fia. 

EspaSa , 
ha  deiriunfar 
Por  el  brazo  de  Aljaiar, 

Sb^  toma , 

Mi  oembre  be  de  eiernizar. 
Yt  parece  que  la  llesta 
Ra  dado  las  calas 

fl  as. 


Salín  LOS  TORNRAMis ,  con  $(imbrer»t 
de  plumat,  t  EL  MAESTRE,  áe  iar- 
l>a;vluego,  ELRLY. 


t  dos,  al  Qq  , 
'^  i>lju, 


Ilau  ií 

(íueá 

Eü  un  Itoldan  paladín  , 

lír  láott  Urgel  de  la  Harj  , 

í^*lércules.uo  Sansón. 

,<pC!^1»frc,  una  monUña , 

-^  •jíeniardo.nn  Cid,  uo  Marte, 

'"   «=«bLlDeDCadlillaiM. 


Vo  me  llamo  Coslanilla, 
Escudero  de  la  casa 
Del  aran  don  Alonso  Pereí 
OeCui'""    •"'nordetCspaüa, 

De 
De 

haya, 

oAé         m 

Cada  ardiente  reOejc 
Despreció  ser  de  su 
Las  astas .  Ig 

lolo, 

Jaas- 

[tllla 

wfir  espejo; 
fulminadas, 

A 

de  pinmai, 

j 

de  acero. 

E 
V 

del  deseo, 

"           .        ■ 

a  d«l  sol  la  noche  fria. 

Sevilla,  que  esli  utana 

He  ser  de  la  grandeza  caslellena 

Heroica,  impirea  esfera, 

Del  Bétis  alegrando  la  ribera, 

Y  alcieP'"!" 

reiuclia , 


nn. 

Después  del  nueto  modo 

■en  ido; 

enamorado; 
'Sy       rey  con  ella , 
Porque  aola  es  «-.ODarqnta. 

Por  mi  j  por  ella  os  beso 

CoD  los  braioi  le  cooSeMí, 


Ed  esa  esfera 
Fijar  tu  nombre  agoardo. 
Aunque  «allard 

En  ti 

?ue  lo  eoosDia 

odos  h  esa  ríe  abora 
La  mano  aguardan. 

Lleguen  en  buen  bor 
Que  etloy  con  raion  nao 
De  tener  en  el  suelo  castellano 

Tan  urandes,  tan  leales 
Vasatlus,  que  pudieran ,  siendo  tale 
Sin  ser  de  amor  empeño,  fñ 

Ser  cada  caaldeunnueromuadodui 

Guarde  Diosa 
Pues  con  favores  tan  illoa. 
Con  tan  beróicas  mercedes. 
Honra  lan  grandes  taMlloa. 

HET. 


Manso 

propio,  I 
De  la  tenencia  merced 
De  Tarifa,  y  en  los  aHos 


Soy,  SeAor, 
Siendo  quien  ny,  TUMtro  Molno; 

pon  ALomo. 
Vo  toy.  Señor,  doo  Alooao 
Perca  de  Guinun. 


Y  mi  beredero.don Pedro 
Alonso,  de  qnlmi  agwardo 
En  Tuesiro  atnído  bwtica* 


MAS  PESA  EL  REY  QUE  LA  SANGRE. 


97 


RKT. 

BicD  está. 

DO?l  ALONSO. 

¡  Extraño 
;o!  ¡Raro  desvio! 
desden ! 

D0?r  PEDRO. 

Muy  mesurado, 
DOS  recibe  el  Rey, 
eso  qae  es  agravio 
Titirío  los  dos 
;ho  extremo,  pues  cuando 
s  bace  favores, 
edes  bace  á  tantos , 
ramenie  á  los  dos 
ponde.  i  Hay  otro  hidalgo 
or  sangre  en  Castilla 
s,  ni  tiene  otro  brazo 
eroso  que  el  vuestro, 
acero  mas  bizarro? 
de  en  muchos  imperios 
intos  mundos  hallarlos , 
'ios! 

DO?l  ALONSO. 

Pedro ,  en  el  rey 
lar  el  vasallo 
de  los  pensamientos; 
tendrá  de  tratarnos 
uerte  causa  el  Rey , 
sotros  no  alcanzamos ; 
usan  siempre  traidores 
cortes  y  palacios, 
desacreditar 
néritos  honrados; 
mucho  que  conmigo 
ambien  encontrado, 
rodido  dar  envidia 
de  a'gun  cortesano, 
cobaríle  y  lisonjero, 
e,  que  no  he  faltado 
1  ^oy;  lo  demás  corra  , 
ic  le  toma  á  su  cargo, 
Mita  de  la  fortuna; 
ulpa  ser  desdichado. 

REV. 

,  Maestre ,  al  fío  ha  sido , 
el  torneo  os  nombraron 
•z,  el  que  mejor, 
s  del  infante ,  ha  andado? 

MAESTRE. 

concuerdan,  Señor, 
e  de  lisonjearos , 
?  don  Alonso  Pérez 
ha  andado  mas  bizarro. 

REY. 

e,  ¿qué  don  Alonso 
'  Que  en  Caslilla  hay  tantos 
peilido,  que  dudo 
D  se  debe  ese  aplauso. 

MAESTRE. 

Alonso,  Señor, 

Je  Guzman  le  han  dado 

segundo. 

DO:i  ALOXSO. 

Y  primero 
hos  que,  blasonando , 
>  han  ganado  un  bonete 
iterizo  africano ; 
^ngo  de  banderas 
Ifanjes  de  Damasco, 
in;as  y  tablachinas, 
i  templo  sevillano 
o,  como  el  abril 
as  y  flores  los  campos. 

RET. 

stra  soberbia ,  Pérez 
cman,  estoy  cansado 
s  días  bá,  y  sentido 

OD.  G.  OE  L.-ii. 


Mucho  mas  de  vuestro  trato; 
Que,  para  hablaros  asi , 
Este  lance  he  deseado , 
Porque  delante  de  todos 
Os  quise  hacer  este  agravio. 

DO:i  ALO?(SO. 

Palabras  de  un  rey.  Señor, 
Con  enojo,  no  agraviaron  , 
Pero  pueden  ser  veneno. 
Yo  no  imagino,  no  alcanzo 
Que  os  pueda  haber  deservido 
Después  que  os  besé  la  mano 
Por  mi  rey,  y  se  entregó 
Sevilla,  que  de  sus  altos 
Muros  hoy  laurel  os  teje. 
Que  gocéis  por  largos  años. 

RET. 

Bien  me  basta  para  ofensa, 

Y  me  sobra  para  enfado. 
Saber  de  vos  que  seguisteis 
Contra  mi  la  voz  del  bando 
De  mis  sobrinos,  haciendo 
Que  Sevilla  tiempo  tanto 
Se  obstinase  á  mi  poder. 

DON  ALONSO. 

Los  Laras,  Haros  y  Castres 
Hicieron  lo  mismo,  el  tiempo' 
Que  no  se  desengañaron 
Del  derecho  que  tenian 
Los  hijos  de  vuestro  hermano; 
Pero,  después  que  del  vuestro 
Los  días  nos  informaron , 
La  mano  os  besamos  todos 
Por  nuestro  rey  soberano. 
En  la  plaza  de  Sevilla, 
Con  el  debido  aparato, 
L'ívanté  el  pendón  por  vos, 
El  alcázar  entregándoos 

Y  la  ciudad  ese  día 

Que  ios  nobles  ciudadanos 
Por  mi  homenaje  os  hicieron; 

Y  en  mil  fiestas  he  mostrado 
Los  deseos  de  serviros ; 
Pero ,  pues  sois  tan  ingrato, 

Que,  en  vez  de  hacerme  mercedes, 

Me  hacéis  públicos  agravios. 

Yo  me  desnaturalizo 

De  vos,  pidiéndoos  el  plazo 

Que  loo  fueros  de  Castilla 

Dan  á  todos  los  vasallos 

Pjra  salir  destos  reinos. 


r« 


(!uando  por  iguales  casos 
Lo  mismo  que  yo  ejecutan ; 
Que  no  habrá  rey  tan  extraño. 
De  quien  no  espere  mercedes 
De  mas  gloriosos  aplausos. 

REY. 

Desde  luego  os  lo  concedo; 

Y  aunque  son  los  señalados 
Del  término  treinta  días, 
Esta  misma  noche  os  mando 
Que  no  durmáis  en  Sevilla, 
Triana  ni  San  Bernardo; 

O  por  vida  de  la  Reina 

Y  del  príncipe  Fernando, 
Mi  hijo,  que  la  cabeza 

Os  ponga  á  los  pies. 

DOX  ALONSO. 

Yo  parto 
Luego,  con  la  brevedad 
Que  vuestra  alteza  ha  mandado, 
Contento  de  obedecerle , 
De  servirle  mal  |>agado , 

Y  algún  dia  echará  menos 
Esta  espada  y  este  brazo. -^ 
Vamos,  Pedro. 

DON  PEDRO. 

Ya  voy,  padre, 
Siguiéndoos,  ya  que  imitaros 


No  pueda,  y  saben  los  cielos 
Que  voy  por  ojos  y  labios 
Escupiendo  basiliscos. 

MAESTRE. 

Señores ,  acompañando 
Salgamos  á  don  Alonso 
Pérez  de  Guzman ,  pues  cuantos 
Hay  en  la  sala  y  en  Castilla, 
Ricos  hombres  y  hijosdalgo , 
Todos  somos  deudos  suyos 
Por  su  mujer  y  su  hermano. 

DON  ALONSO. 

No,  caballeros;  yo  llevo 
Lo  que  me  basta  en  los  años 
Tiernos  de  don  Pedro  Alfonso, 
Mi  hijo  y  mi  mayorazgo, 
Y  en  ese  león,  que  siempre 
Me  sigue,  domesticado. 
Guardándome  las  espaldas 
De  Cngidos  cortesanos , 
De  palaciegos  traidores , 
De  lisonjeros  ingratos , 
De  dueños  desconocidos, 
De  amigos  y  deudos  falsos. 

MAESTRE. 

Señores,  vamos  con  él , 
Pues  es  nuestra  sangre. 

TODOS. 


{Vanse.) 


Vamos. 


REY. 

Todos  tras  él  han  salido. 
¡  Notable  resolución ! 

INFANTE. 

En  Castilla  y  en  León 
Esta  costumbre  han  seguido 
Cuando  sale  desterrado 
De  la  presencia  del  Rey 
Un  noble. 

REY. 

No  es  justa  ley, 

Y  todos  me  han  indignado. 

INFANTE. 

Ese  consuelo.  Señor, 
Se  le  concede  al  que  va 
De  su  rey  ausente,  y  da 
De  don  Alonso  el  valor 
Ocasión  para  mayores 
Demostraciones  con  él : 
Que  es  el  vasallo  mas  Oel, 

Y  por  sus  antecesores 
No  debe  nada  á  los  reyes 
De  (bastilla  y  de  León, 

Y  de  tan  grande  opinión,* 
Que  tienen  fuerza  de  leyes 
En  Castilla  sus  deseos; 

Y  á  ser  lenguas  sus  almenas, 
No  podrán  contar  apenas 
Los  africanos  trofeos 

Con  que  viene  cada  dia 
De  las  fronteras,  después 
De  ser... 

REY. 

Rasta ,  Enrique;  que  es 
Muy  cansada  grosería 
Hablar  de  un  hombre  tan  bien. 
Con  quien  estoy  yo  tan  mal. 

INFANTB. 

Señor,  si  yo  en  caso  igual 
No  llego  á  templaros,  ¿quién 
Lo  ha  de  intentar? 

REY. 

Yo  sé,  Infante , 
Vuestros  intentos. 

IKFAHTB. 

Los  mios 

7 


96 

Son  de  rendirie  albedrios 
A  TUCKBtros  pies. 

REY. 

Adelante ; 
ue  en  vos  be  experimentado, 
n  mayores  estrecbezas, 
Mas  lisonjas  que  finezas. 

iifyiifTE. 
Vuestra  alteza  se  ha  engañado. 

RET. 

Vos,  infante  Enrique,  vos 
Me  habéis  engañado  á  mi 
Muchas  veces. 

inrARTE. 

Siempre  fui 
Leal. 

RET. 

Mientes,  ¡vive  Dios! 

INFARTE. 

Vive  Dios,  que  be  dicho  tanta 
Verdad  como  vos. 

{Saca  la  daga  el  Rep.) 
Sale  AUATAR. 

RET. 

Villano, 
Puesta  en  la  daga  la  mano, 
Y  con  desvergüenza  tanta, 
Pedazos  te  baré  con  esta, 
Sacaréte  el  corazón. 

ALIATAR.  {Áp.) 

Yo  entro  en  notable  ocasión. 

IRFARTE. 

Irme  te  doy  por  respuesta, 

Ya  que  quiso  hacerte  el  cielo 

Mi  rey.  (Vase.) 

RET. 

Vete,  ó  vive  Dios^. 

ALIATAR.  (Ap.) 

Uno  se  fué  de  los  dos. 

RET. 

¿Quién  es? 

ALIATAR.  (Ap.) 

Que  ea  el  Rey,  recelo, 
Este. 

RET. 

Un  moro  se  entró  acá. 

ALIATAR.  (Ap.) 

El  Rey  es,  pur  los  retratos 
Que  be  visto. 

RET. 

¡Oh  hermanos  ingratos  I 

ALUTAR.  {Ap.) 

El  Rey  es;  ¡válgame  Alá ! 
¡Qué  espantosa  vista  tiene 
Con  el  acero  desnudo 
En  la  mano!  Apenas  dudo 
Si  estoy  cen  alma. 

RET. 

¿Quién  viene. 
Moro,  en  tu  pecho ,  que  asi , 
Sin  avisarme,  bas  pisado 
Estas  salas? 

ALIATAR.  (Ap.) 

¡Que  me  he  helado ! 
Mármol  soy,  y  Alistar  fui. 

RET. 

¿No  respondes? 

ALIATAR. 

Ten,  Señor, 
razo ,  baja  el  acero; 
yo,  cuando... 


LUIS  VELBZ  DE  GUEVARA. 

RET. 

Primero 
He  de  saber... 

ALIATAR.  (Ap.) 

j  Qué  temor 
Este  cristiano  na  infundido 
Tan  notable  en  mi ,  que  apenas 
Siento  con  sangre  las  venas, 
Pulsa  con  alma  el  sentido! 

RET. 

Moro,  tu  intento  me  di; 
Que  esa  turbación... 

ALUTAR. 

Yo  sé 
Que  lo  sabes;  de  Alá  fué 
Permisión  venir  asi 
A  tus  manos,  que  él  te  ha  hecho 
De  mis  intentos  sin  duda 
Revelación,  y  desnuda 
Me  bas  visto  el  alma  en  el  pecho. 
Yo  confieso  que  venia. 
De  Aben  Jacob  enviado, 
A  matarte,  confiado 
En  la  heroica  valentía 
Deste  brazo,  que  Mahoma 
Ha  hecho  contra  el  cristiano, 
Tantas  dieces  africano 
Azote ;  pero  Alá  toma 
A  su  cargo  tu  defensa 
De  suerte  en  esta  ocasión , 
Que  aun  con  la  imaginación 
No  be  podido  hacerte  ofensa. 
Esta  fué  de  entrarme  asi 
La  causa,  porque  las  puertas 
Hallé  de  tu  cuarto  abiertas, 

Y  apenas  te  encontré  aquí 
Con  el  acero  en  la  mano, 
Cuando  me  faltó  el  valor. 
Estatua  me  hizo  el  temor, 

Y  hombre  quise  ser  en  vano. 
A  tus  pies  estoy  rendido ; 

Si  de  tus  manos  merezco 
La  muerte,  el  pecho  te  ofrezco , 
Nunca  de  nadie  vencido. 
Rómpele,  pues  no  te  puedo 
Resistir;  que  el  verte  airado 
En  el  delito  me  ha  helado, 

Y  me  ha  encantado  en  el  miedo; 
Como  en  su  mayor  raudal 
Apresurado  arroyuelo 

Nace  de  plata,  y  con  hielo 
Muere  senda  de  cristal , 
Tu  vista  pone  en  cadena 
Las  almas;  que  mi  furor 
Se  ha  rompido  en  el  valor. 
Como  el  mar  en  el  arena. 

RET. 

Levanta ,  pierde  el  temor; 
Que  yo  en  rendidos  no  mancho 
Mi  acero,  que  soy  don  Sancho, 

Y  el  Bravo  me  llama  el  suelo 
Castellano,  y  no  merece 
Brazo  que  á  mí  se  atrevió 

?ue  le  dé  la  muerte  yo ; 
u  valor  te  favorece. 
Tu  ardimiento  te  acredita. 
Tu  temeridad  te  abona , 
Tu  confesión  te  perdona , 
Tu  temor  lo  solicita. 
Poique  nos  dé,  en  conclusión, 
A  los  dos  fama  este  dia , 
A  ti  tan  grande  osadía* 

Y  á  mí  tan  nuevo  perdón. 
La  vuelta  no  te  resisto; 
Libre  este  suceso  cuenta , 

Y  á  Aben  Jacob  representa 
Solamente  lo  que  has  visto. 
Retrátale  mi  semblante 

Y  el  valor  que  en  mi  le  admira, 

Y  diie  que  de  Algecira 


El  ejército  leTante* 

Y  que  al  Aflrica  se  vuelva , 
En  fe  desta  relación , 
Antes  que  sa  remisión 
Con  mi  vida  lo  resuelva ; 
Que  entonces  no  le  eoocedo 

Lo  que  hoy;  que,  aunque  en  liveiieic 
Fuga  le  dejé  la  vida , 
No  le  perdonaré  el  miedo. 

Y  en  rehenes  y  en  sefial 
Desta  palabra,  le  envió 
(Empeño  del  valor  mió) 
Este  desnudo  pufial. 

Con  que  me  hallaste  en  li  mano  • 

Que  oe  la  vaina  saqué 

Para  castigar  la  fe 

Mal  segura  de  un  hermano ; 

Que  hay  que  temer  tanto  en  ni , 

Y  en  él  tanto  que  dudar, 
Que  aun  amas  le  quiero  dar 

Y  añadir  ntoero^n  ií. 
Porque  en  llegándole  á  ver. 
Me  dé,  aunque  apele  il  hnif , 
Mas  aceros  que  rendir 

Y  mas  hombres  que  vencer. 
Toma. 

AUATAl. 

Muestra. 

RET. 

Vete  agora 

En  paz. 

ALIATAR. 

Alá,  soberano 
Monarca,  te  haga  cristiano 
Rey  del  ocaso  al  aurora. 

RET. 

¿No  te  vas? 

ALIATAR. 

Ya,  ya  me  voy. 

RIT. 

¿Qué  aguardas? 

ALIATAR. 

Mas  ancho  mundo; 
Que  en  ti,  oh  Mahoma  segondo. 
Viendo  prodigios  estoy. 

(Vmue.) 

Sqlen  DOÑA  MARÍA ,  DON  ALONSO 
T  DON  PEDRO. 

DOilAMAliA. 

¿Qué  es  esto,  mi  bien?  D  din 
De  la  mas  lucida  fiesta 

ue  vio  Castilla,  después 

ue  reinan  revés  en  ella , 

n  que  vos  habéis  andado 
El  mas  bizarro,  aunque,  aicilt 
La  envidia,  os  desacredite 
Con  la  lisonia  la  ausencia; 
Cuando  los  nombres  pvMicaB, 
Cuando  las  damas  conSeaan 
Que  les  llevastes  los  olot. 
Sin  perdonar  las  estrellas; 
Cuando  me  habéis  parecido 
Mejor,  aunque  me  pndiertn 
Dar  celos  las  atenciones 
De  tanta  airosa  belleit 
Sevillana,  que  narece 
Que  sobre  las  píiamat  vieetrai 
Llovió  el  amor  ooraiones , 
Granizó  abril  primaveras; 
Y  en  fin, ¿en  tanta  alegría 
Venís  con  tanta  tristeía. 
Con  desabrimiento  tanto, 
Pidiendo  botas  y  espaelas» 
Con  diversiones  tan  rarti» 
Con  suspensiones  tan  nnevisf 
¿Qué  traéis,  esposo 


i  Ay  doña  María !  Aj  prendí 
ADoada !  Ay  espada  mia ! 
aalA  HÁilA. 
Hablad,  mi  bien ;  crae  á  la  lengua» 
Que  es  mía ,  como  los  ojos . 
No  es  bien  que  menos  le  deba , 
Pues  ellos  me  están  habtando 
Mii  confosiones  de  penas, 

Y  ella  paede  disflnzaUas, 
T  anra,  lo  regatea.^ 
Pedro  amigo,  ¿qné  ocasión 
Trae  ?neslro  padre,  que  pneda 
Obligalle  á  que  no  dé 

Parte  á  ?  nestra  madre  della? 
Deddmela  tos. 

non  psnao. 

Señora, 
Bastante  es  la  que  le  fueru 
A  eomadecer. 

boía  maeía. 

Ab  sefior, 
Ab  esposo,  no  os  enmudezca 
Mi  desdicha,  pnes  mi  amor 
Os  merece  mas  finezas. 
¿Qué  tenéis? 

DON  ALONSO. 

Voy  á  morir 
Esta  noche,  sin  qne  pneda 
Te oer  remedio  mi  vida , 
Tener  mí  muerte  defensa.  # 

nO.^A  HARÍA. 

¿De  qué  suerte,  esposo  amado T 

DON  ALONSO. 

Si  he  de  hacer  de  tos  ausencia, 
¿Xo  es  muerte ,  de  tos  partir, 
Pues  que  TÍTimos  á  medias 
Con  un  alma  tos  y  yo? 

no^A  aABÍA. 
¿Partiros  de  mi? 

DON  ALONSO. 

Por  fuerza ; 
Ooe  senrir  á  un  rey  ingrato 
Obliga  k  estas  inclemencias. 
HoT  me  desnaturalizo 
De  Castilla,  por  ofensas 
Qae  me  ha  hecho  el  Rey  delante 
De  coanta  goda  nobleza 
Salió  del  torneo,  y  quiere 
Que  luego,  esta  noche  ínesma , 
Salga  dftSeTilla  y  salga 
De  mi.  Ved,  esposa,  si  esta 
Es  causa  para  sentilla. 

do9a  nAiU. 

Dejad  qne  os  responda  i  ella 
Coó  las  palabras  del  alma, 
Qoe  son  lágrimas  que  eocierran 
Coocepios  de  sangre  muda , 
De  qnien  el  silencio  es  lengua. 
Siempre  lemf,  tras  de  tantas 
Felicidades  y  buenas 
Fortanas,  pensión  alguna , 
Qoe  no  hay  qnien  TíTa  sin  ella ; 
Testa,  después  de  la  muerte, 
•  Es  la  mayor  que  pudiera 
Pagar  mi  amor  á  la  euTidia. 

DON  ALONSO. 

Vi  bien,  mi  Talor  os  deba 
Esfuerzos  para  alentarme ; 
)0Toy  con  el  alma  Tuestra, 

Y  TOS  quedáis  con  la  mía  t 

Y  para  retrato  os  queda 

Pñlro  en  mi  ausencia.  Señora, 
Que  también  es  alma  mestra. 
Ko  bay  sino  tener  Talor; 
Qve  Algecíra  está  mny  eerca , 
Adonde  ?oy  á  ferrir 


MAS  PESA  EL  RBY  QUE  LA  SANGRE. 

A  Aben  Jacob  ea  la  guerra , 
No  contra  cristiano  rey , 
Porque  eso  á  mi  sangre  fuera 
Inexorable  delito ; 

Y  aunque  don  Sancho  me  ofenda 
Con  tantas  demostraciones. 
Voy  ¿  obligalle,  con  muestras 
De  quien  soy,  i  Aben.  Jacob 
Que  las  alarbes  banderas 
Contra  sus  contrarios  reyes 
Moros  al  África  TuelTa, 

Y  alli  scrTille,  ganando 
Famas,  glorias  y  riquezas , 
Siempre  Gozman,  siempre  Bueno, 
Hasta  que  don  Sancho  crea 
Que  lo  soy,  y  en  su  serricio 
Importante  le  parezca. 
Yo  daré  presto  por  tos 
SecreUmente  la  melta. 
Con  la  decencia  que  es  jtisto ; 

Y  entre  tanto ,  el  alma  os  IleTa 
Por  alma  suya,  dejando 
La  mía  por  alma  Tuestra. 

Sale  COSTANILLA. 

COSTANILLA. 

Señor,  ya  están  los  caballos, 
Como  mandaste,  i  la  puerta 
Del  jardin;  y  si  no  he  Tisto 
Mal,  por  esas  cuadras  entra 
El  infante  don  Enrique 
Ahora. 

Sale  EL  INFANTE. 

,  INFANTE. 

Desia  manera 
Me  obliga  vuestro  Talor, 
Guzmnn  el  Bueno,  á  que  Tenga 
A  vuestra  casa. 

DON  ALONSO. 

Señor, 
Siempre  debi  á  Tuestra  alteza 
Grandes  faTores. 

INPANTC. 

Yo  Tengo 
En  persona  á  daros  priesa 
Para  sulir  de  Sevilla ; 
Porque  esta  noche,  en  defensa 
Vuestra,  tuTe  con  el  Rey 
Un  encuentro ,  en  que  pudiera 
Arriesgar  honor  y  Tida, 

Y  huyendo  de  so  fiereza, 
Determino  á  Portugal 
Pasarme,  aunque  me  detenga 
En  Sevilla  algunos  días. 
Retirándome  á  las  CueTas 
Primero ,  porque  me  importa 
Esperar  una  respuesta 
Del  rey  de  Aragón. 

DON  ALONSO. 

Infante , 
Siempre  de  vuestra  grandeza 
'Recibi grandes  favores, 

Y  otro  aguardo  que  á  este  exceda. 

INFANTE. 

Pues  no  andéis  corto  conmigo. 

DON  ALONSO. 

Ya  sabéis  cómo  es  muy  desda 
Del  de  Portugal,  Enrique, 
Doña  Maria,  y  su  alteza 
Este  parentesco  eslima 
Tanto ,  que  á  Pedro  desea 
Criar  en  su  casa.  Hacednos 
Merced  de  que  efecto  tenga 
Esto ;  llevadle  con  tos. 
Para  que  en  edad  tan  tierna 
Vaya  mas  acomodado » 


Y  con  mas  crédito  poeda 
Ir  su  persona  á  las  plantas 
De  don  Dionis. 

QfFANTE. 

Esa  prenda, 
Guzman,  me  acreditaré 
A  mi  con  el  Rey,  y  en  esta 
Ocasión  es  para  mi 
La  lisonja,  la  fineza 
Que  mas  estimo. 

DON  ALONSO. 

Mil  años 
Vuestra  alteza  ftiTorezca 
Sus  esclavos. 

nVANTB. 

Guárdeos  Dios, 
Doña  Maria. 


DON  ALONSO. 

¿Qué  esperas, 
Pedro?  Bésale  la  mano 
Al  Infante;  ¡llegti,  llega! 

k  INFANTE. 

Mas  cerca  tenéis  los  brazos. 
Yo  aTisaré  cuando  sea 
Tiempo  de  que  Pedro  parta 
Conmigo.  Nada  os  detenga 
Mas,  don  Alonso,  y  salios 
De  SeTilla  con  presteza ; 
Que  está  enojado  don  Sancho 
Por  la  ocasión  de  los  Cerdas, 

Y  no  sin  causa  le  llama 
Castilla  el  BraTo ;  no  sea 
La  remisión  de  partiros 
Causa  de  alguna  trasedia. 

Y  adiós;  que  yoá  la  Cartuja 
También  me  retiro.  (Ya$e.) 

DON  ALONSO. 

Él  sea 
En  Tuestro  fsTor,  Enrique.— 
Ea,  Señora ,  esta  ausencia 
Es  forzoso  ejecutar 
Mas  presto  que  yo  quisiera. 
Dadme  los  brazos,  y  adiós; 
Valor  mostrad  y  prudencia ; 
Que  no  ten^o  que  encargaros 
Las  obligaciones  Tuestras , 

Y  adiós.— Pedro,  adiós,  t  el  cielo 
Permita  qne  á  ^eros  TuelTa, 
Como  deseo. 

DON   PED80. 

£l  os  traiga 
Como  esta  casa  desea , 

Y  como  yo  he  menester. 

DoffA  había. 

En  tan  desdichada  ausencia, 
Valor  de  mi  pecho  noble  , 
Guardadme ,  para  la  vuelta 
De  don  Alonso,  la  Tida. 

COSTANILLA. 

Ya  está  con  botas  y  espuelas 
Nuestro  camarada. 

DON  ALONSO. 

¿Quién? 

COSTANaLA. 

El  león. 

DON  ALONSO. 

Nunca  tus  Teras 
Son  Otras. 

D05ÍA  «abCa. 

Quedo  sin  Tida. 

DON  PEDRO. 

Sentir,  no  llorar,  quisiera , 

Y  no  parece  Talor. 

DON  ALONSO. 

En  dos  partes  se  me  queda 


100 

El  cnraxon  dWidldo.— 

Vamos.CosUmlla. 

Vaella  nos  dé  Dios  á  IllspaDa 
Aunque  de  garracba  sea. 

(VflMÍ.) 


JORNADA  SEGUNDA. 


S4len  ABEN  JACOB  i  ALlATAR. 

ALUTAH. 

E< nn retrsio,  en efelo. 
De  kU,  con  el  mundo  airado, 
.  Coando  rmmi 

Adiirel 
En  él  el 
Todo     5^  ser 


YaIÜ 


lorir  le  ha  de  m 
cobarde ; i 


«!*■ 


Ponrr  el  mundo  i  miii  pies , 
interés, 

De  RU  cristiano  alfaqni; 
Y  esp  nue  íjS  , 

LlerindolfflM 


^rms§ 


W^«       Áí?¿i 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 
Mancha  del  nombre  africano, 
Púrpura  vii.— ^Qué  liay.Jafer? 


Besarle.  iEntrarán? 

IBEN. 

Emblema  la  que  me  orreco 
Tu  relación.  Eniren  pues; 
Que  sobre eslas  almohadas. 
Donde  siempre  audiencia  doj, 
Esperin  dolos  esloj. 

jUandasque  entren  sin  espadas  t 

ABEN. 

Jafer,  entren  como  vienen  ¡ 


Quédela  mano  el  acero 
Cristiano  no  he  de  dejar. 

Salen  DON  ALONSO  t  COSTANILLA. 


VeuRa  All 
;;  levanli 
Agora  los  dos  del  suelo. 

El  cielo  tu  vida  aumente. 

Decid, ii  qu¿  babeis  TenidoT 


__  _jie,  jes  sol  Mi  España 
Ce1ebr;jdo  en  ios  mayores ; 
Desia  Kran  casa  soy  bijo. 


Eii  Sevilla,  y  deseoso 


tocóme, 

y  alcaide 
Oe  su  alcAz^r  y  su  torre; 
DoQ  Suncbo  el  Bravo  (que  reine  |  Los  nobles  han  d«  ci 


bon  cn  b  corte . 


■AS  FCSA  EL  lET  QTE  Lk  SJL!9GK. 


m 


sos  obligadoi 
ofensas  de  reyes, 
ksallos  crisoles, 
a  j  última,  en  fin, 
D  Jacob,  qbe  sobre 

9  has  de  argninentar 

>,  ni  hacerme  en  orden 
I ,  en  SQ  desprecio, 
comparaciones ; 
de  permitínne  bacer 
k  cristiano  me  Xoqne 
mente ,  y  en  todas 
cíales  ocasiones , 
spañol  Patrón  nuestro, 
>stras  lanas  conocen , 
[)ellidar,  diciendo 
le  los  alambores : 
España  y  Santiago,» 
ioz  que  da  corazones, 
condiciones  dichas, 
uólicoy  noble, 
sobre  la  cruz 
»pada ,  en  arreboles 
os  tantas  veces 
,  desde  que  Joven 
abril  en  mis  labios 
•ñas  premisas  flores , 
irte  con  lealtad , 
'  qne  al  África  asombre, 
dos  Asías  con  ella, 
;on  ,  caando  tremolen 
7.  los  tafetanes 
;es  ,  que  vio  Olorónies, 
tu  imperio,  rindiendo 
s  rebeldes  se  oponen 
á  la  majestad 
a  lava,  aunque  broten 
>nas  africanas 
lí  piélagos  de  hombres , 
olando  á  la  firmeza 
palabra  ese  monte, 
esnme  clernidndes 
f:  celestes  faroles ; 
el  escollo,  que  al  mar 
tmenajes  se  expone 
.ierra,  esa  columna 
lá  con  el  cielo  al  tope, 
le  aspira  á  gigante  , 
le  se  alienta  á  torre , 
le  se  mienta  acero, 
que  se  obstina  bronce ; 
üoy  don  Alonso  Pérez 
i  de  Guzman  ,  y  pone 

10  en  mi  pecho  cuanto 
lü)  cutre  muchos  orbes. 

ABE?C. 

ano,  por  Alá,  que  eres 
imero  á  quien  conoce 
ación  mi  albedrío, 
d  de  constelaciones 
!las;  llégate  y  dame 
trazos. 

DOÜ  ALONSO. 

Los  tuyos  honren 
'cbo,  heroico  monarca 
ifrica. 

ABEN. 

Desde  hoy  corre 
ilorpor  cuenta  mía, 
sde  hoy  tu  sangre  noble , 
[ian,  te  hace  de  mi  pecho 
o,  con  tantos  honores , 
admiren  el  mundo;  dame 
ano,  que  no  hay  quien  goce 
favor,  si  no  son 
nuestros  sucesores 
princii^  de  todas 
4ras  mujeres,  y  cobre 
U  vida  ese  cobarde , 
estaba  aguardando  el  golpe 
e  acero,  que  en  mi  mano 


JQaeía 


Tu 

Me 


vendaba 


1^ 


fcgfwi  tott  el  Ifuric 


éiáéfH 


barái  ta  esciaro. 


De  tB  rey  es ,  DO  te  asoMbfe, 


vas  ALOSso. 

¿Q«é  dices! 


Despacio  sabrás  d  órdea 
Coa  que  vino  a  aii  poder. 
Tóiaale.  y  do  te  alborotes; 
Que  quiero  qae  la  priaiera 
Presea  qae  aiis  favores 
Te  dan ,  sea  de  tu  rey. 
Porque  sas  estimacioaes 
Le  vinieron  en  el  giado 
Que  tú  publicas  á  voces. 

DON  AL03CS0. 

Mil  veces  la  beso^y  puogo 
Sobre  mi  cabeza  y  sobre 
Mi  honra  y  vida.  Aben  Jacob, 

Y  la  guardaré ,  en  tu  nombre 

Y  en  el  suyo,  lo  qae  el  cielo 
Me  dejare 'vi\  ir,  y  honre 
Ahora  el  derecho  lado 

Mío  hasu  que  yo  la  tome 
A  su  poder. 

COSTAIQLLA. 

Vuestra  real 
Morería  me  perdone, 

Y  me  dé  á  besar  sus  manos. 
Sus  plantas  ó  sus  Ulones , 

Y  conozca  á  Costanilla , 

Que  ha  sido  escudero  al  trole 
Del  tal  Guzman ,  y  os  espera , 
Si  no  es  alzarse  á  mayores 
Con  la  fama  y  la  fortuna. 
Volviendo  k  verme  en  la  torre 
Del  Oro  de  mi  lugar. 
Como  volvió  Lanzarote 
Cuando  de  Bretaña  vino. 

DON  ALONSO. 

Estas  no  son  ocasiones, 
Cosunilla ,  para  burlas. 

COSTANILUI. 

¿Espero  yo  que  le  informes 
Dos  horas  á  Aben  Jacob , 
O  Aben  KSaú,  y  me  pones 
Límite  en  que  mis  deseos 
Sepan  los  Aben  Jacotes? 
Todos  venimos  de  Adán. 

ABEN. 

Guzman ,  ya  de  mis  acciones 
Eres  alma,  y  porque  creas 
Que  esta  verdad  corresponde 
A  la  experiencia,  principio 
Quiero  dar  luego.  —  i  Jafer? 

JAFKR. 

Señor. 

ABEN. 

Haz  que  á  marchar  toque 
El  cainpo,  y  desde  Algecira, 
Para  que  se  embarque ,  tome 
La  vuelta  del  mar ;  que  allí 
Trescientas  fustas,  que  ponen 
En  confusión  ft  los  tientos 
Arrogantes,  porque  asombre 
A  España ,  nos  serviráin 
De  puente  al  África. 

DON  ALONSO. 

Sople 


ltes>Aeb«yd 


MKAIANSa. 


1k  ta  coroaa  veadria 
Estiecboslos 


\a  kksparcbes  y  aMUles , 

Para  obedecer  el  órdea 

Qae  aie  bas  dado,  se  previeaea 


(l»f.) 


Daaos ,  Jafer,  das  bastoaes ; 
Qae  el  Gauaaa  y  yo  igmalBwate 
A  b  caapaca  salobre 
DelBur       ~ 
Los 


Sa/tfJAFBM. 


Aquí  están. 

ABEN. 

Muestra,  Jafer, 
T  hax  qne  esotro  d  Gazain  boare. 

DON  ALONSO. 

Sobre  el  cido  ne  levaous. 
Toca  ahora  á  marchar. 

COSTANUXA. 

Oye, 
Señor  león ,  á  sa  tierra 
Vamos :  no  hay  sino  dar  orden 
De  pagar  el  hcKspedaie 
De  Espaiu ;  que  los  leones 
Honrados  siempre  proceden 
Como  quien  son. 

DON  ALONSO. 

Con  el  orden 
Pueden  hacer  la  señal 
l^s  clarines  y  atambores. 

Tocan  y  vanse;  sale  D05(A  MARIA  t 
DON  PEDRO,  de  eamino^  ¡f  bl  ato. 

DOJÜA  BAliA. 

Esta  carta  habéis  de  dar 

A  don  Dionis ,  Pedro  mió. 

Rey  de  Portugal  y  tio 

Vuestro ;  Uegadle  á  besar 

La  real  mano  á  su  alteza 

Con  don  Enrique  el  infante , 

Y  hasU  que  el  Rey  os  levante 

Con  los  brazos ,  que  es  anexa 

Al  parentesco  debida. 

No  os  habéis  de  levantar. 

Ni  cubriros  sin  mandar 

Que  lo  hagáis;  y  á  esto,  por  Tida 

De  vuestro  padre ,  que  estéis 

Con  atención  desde  ahora, 

Porque  no  os  tengan... 

DON  PEDKO. 

Señora, 
En  mi  un  retrato  veréis 
De  los  dos,  porque  deseo 
Ser  un  cristal  de  los  dos. 

DoiiA  haría. 
Guárdeos  muchos  años  Dios; 
Que  en  vos  su  retrato  veo. 
Partid-08  luego,  y  volved 
A  darme  otra  ves  los  bnxos, 
Y  adiós. 

non  PEDRO. 

Adiós. 


101 

DOffA  HARÍA. 

A  pedazos 
El  alma  se  me  va ;  haced , 
Pedro,  lo  que  os  he  encargado. 

DON  PEDHO. 

Yo  voy,  Señora,  advenido.       (Vase,) 

DOÑA  HARÍA. 

Pnes guárdeos  Dios;  sin  senlido 
Mi  corazón  ha  quedado. 
Pues  se  han  partido  de  mí 
Dos  almas ;  mi  vida  cese.— 
¿Elvira? 

Sale  ELVIRA. 

ELVIRA. 

Sellora. 

doÍIa  haría. 
¿  Fuese 
Pedro? 

ELVIRA. 

Ya  partió  de  aquí. 

D05ÍA  HARÍA. 

Dame  una  silla,  y  al  punto 
Trae  aquí  papel  y  tinta  ; 
Escribiré  á  don  Alonso, 
Si  es  que  el  dolor  no  me  priva 
De  sentido. 
{Saca  Elvira  recado  de  escribir,) 

SLVniA. 

Yt  está  aquí. 

DOfiÍA  HARÍA. 

Cierra  esa  puerta,  y  avisa 
Que  nadie  entre  donde  estoy. 

ELVIRA. 

Ya  voy.  (Vaie.) 

DOffA  HARÍA. 

Vete:  adTos,  Elvira.— 
iCon  qué  palabras  podrán 
bpresar  las  ansias  mías 
-  De  dos  ausencias  tan  grandes 
Los  sentimientos  gue  privan , 
Para  podellos  copiar. 
De  razón ,  al  alma  mia? 
Don  Alonso  de  Guzman , 
Dnefio  y  serrar  de  mi  vida , 
Después  que  anegada  en  llanto. 
Después  que  vuelta  en  cenizas , 
De  mis  suspiros  al  ftiego, 
Me  dejó  aquella  partida. 
La  de  Pedro  me  ha  dejado... 
¡  Ay  de  mí ! 

Sale  ELhEY. 

REY. 

Doña  María, 
No  08  alborotéis. 

D05ÍA  HARÍA. 

Señor, 
Señor,  ¿un  rey  de  Castilla 
A  estas  horas  en  mi  casa? 

REY. 

A  vuestra  casa  me  obliga 
Venir  Enrique  á  estas  ñoras , 
Porque,  demás  de  ana  espía 

gue  tengo  de  sus  intentos, 
6  que  en  ella  se  retira 
Por  sagrado  de  mí  enojo ; 
Y  como  nadie  podía 
Atreverse  en  vuestra  casa 
A  intentar  esta  pesquisa, 
Vengo  yo  mlstno  en  persona. 

D05ÍA  HARÍA. 

B/enpi^^\tf^  por  mí  misma 
ExcBM^  W^  vuestra  alteza , 
Cama^::^  las  injustas  iras 

esposo  os  obliga  ras 


Conoí 


LUIS  VELBZ  DE  GUEVARA. 

Con  tan  nuevas  osadías ; 
Que  esta  casa  solamente 
Es  sagrado  que  publica 
Veneraciones  de  reyes , 
No  de  infantes  de  Castilla, 
De  vuestra  esfera  huyendo; 

gue  aquí  ni  aun  el  sol  porfia 
ntrar,  mi  marido  ausente , 
Que  se  desnaturaliza 
De  vos  por  vuestros  agravios ; 
Que  á  Pedro,  que  es  sangre  mia , 
Alma  de  mis  pensamientos 

Y  alivio  de  mis  desdichas , 
No  le  he  querido  tener 
En  ella,  porque  los  días 

Que  estoy  de  mi  dueño  ausente , 
No  quiere  alivio  mi  vida. 

REY. 

Con  vuestro  valor  compite 
Vuestra  beldad  peregrina; 
Mayor  sois  que  vuestra  fama , 
Puesto  que  ella  me  decia 
De  vueslra  hermosura  extremos; 
Que  toda  sois  maravillas ; 

Y  por  vida  de  Fernando, 
Si  vuestros  ojos  me^miran 
Con  menos  desdenes ,  rayos 
Que  toda  el  alma  fulminan 
De  un  rey,  aunque  ella  mas 
De  soles  nos  acreditan. 

Que  á  don  Alonso,  á  don  Pedro, 
Que  á  vuestra  heroica  familia... 

DOÑA  HARÍA. 

Vive  Dios ,  si  vuestra  alteza 
Con  palabras  tan  indignas 
De  quien  soy  pasa  adelante , 

Y  lo  que  en  oiensa  mia 
Pasos  ha  dado,  no  vuelve 
Atrás  con  la  misma  prisa. 
Que  á  entrar  los  encaminó 
La  vil  sangre  fementida 
De  algún  forzado  enemigo. 
De  auien  las  honras  se  fian 
En  las  mas  ilustres  casas , 

?ue  dé  un  ejemplo  á  Sevilla 
á  España ,  que  el  mundo  asombre, 

Y  abra  ese  balcón  y  diga 
A  voces  que  es  un  tirano, 

Y  un  rey  que  desacredita 
Las  casas  de  sus  vasallos. 
Tan  nobles  como  la  mia ; 
Que  cuando ,  para  agraviarme , 
Me  juzguéis  sin  compañía. 
No  penséis  que  estoy  tan  sola, 
Que  no  estoy  conmigo  misma. 
Esa  es  la  puerta  del  cuarto 
Por  donde  entrastes ;  que  pisan 
Estos  ladrillos  los  reyes 
Viniendo  á  honrar  muy  de  dia 
De  sus  dueños  los  blasones , 
Que  sus  Coroneles  pisan , 
Con  los  que  orlan  los  escudos 
De  los  reyes  de  Castilla; 

Y  pues  tan  desalumbrado 
Venis  á  que  os  dé  noticia 
De  quién  soy  esta  experiencia, 
Quiero  con  esta  bujía. 
Dándoos  luz,  salir  delante 
De  vos. 

REY. 

¡  Mujer  no  vencida ! 
do5a  haría. 
Venid. 

REY. 

¡  Invencible  pecho ! . 

DOffA  HARÍA. 

Aquesta  es  doña  María 
Coronel ,  don  Sancho  el  Bravoi 
Nueva  Evádnes  en  Sevilla. 
(Éntrale  alumbrando  con  la  bujía. 


Sa/«DON  ALONSO,  armada  MU  peta, 
espaldar  y  gola^  y  una  rodela  de  aee^ 
ro  á  las  espaldas » y  bl  lboh  y  COS- 
TANILLA, armado  d  U  yraeUso. 

DON  AL0H90. 

Deja  ahora,  Costanilla , 
Los  (dballos  arrendidot. 

COSTAmLLA. 

Mejor  será  que  en  los  prados 
Se  entretengan  desta  orilbt 
Que  las  playas  africRDas 
Guarnecen  y  lisonjeiD , 
O  ruego  á  Dios  que  te  vetn , 
En  las  que  miro  cristiaiíat. 
De  esotra  parte  del  mar 
Estos  desterrados  plés « 
Aunque  demos  aJ  través 
En  Tarifa  ó  Gibraltar. 

DON  Aunifo. 

Eso  llegará  algún  dia ; 
Que  bien  me  tienen  sin  mi 
Las  soledades  aquí 
De  Pedro  y  doña  Haría. 

COSTAmLLA. 

Dios  se  lo  perdone  al  ray 
Don  Sancho  y  á  sos  bra? ezu , 
Que  te  obliga  á  hacer  fioexat 
Con  otro  de  ajena  ley, 

Y  á  mi  á  comer  alcuzcns 

Y  cabra,  habiendo  en  Sevilla 
Lenguados ,  que  á  Coetanilla 
Le  hicieran  agora  el  bot , 

Y  una  cola,  con  perdón , 
De  bacallao,  que  á  un  cristiano 
Vuelve  emperador  romano. 

DON  ALOHSO. 

¿Vino  el  león? 

COSTAmLLA. 

El  leotf 
iCuando  deja  de  venir? 
Cuándo  en  la  posada  espera? 
Aquí  está ,  que  annqoe  yo  quiera 
No  me  dejará  mentir ; 
Pero  ¿cuándo has  de  decirme , 
Pues  has  callado  hasta  aqni, 
A  qué  venimos  asi? 

DON  ALONSO. 

Bien  puedes  atento  oírme. 
Aben  Jacob  Almansor, 
Pagano  rey,  á  quien  sirvo 
Con  las  finezas  que  sal>es 

Y  con  la  lealud  qne  has  visto ; 
Como  bárbaro  sin  fe. 
Como  poderoso  Impio, 
Mudable  como  señor 

Y  cobarde  conio  rico» 
Mal  seguro  de  mi  pecho. 
Con  quien  el  cristal  no  es  liaq>io. 
Porque  son  de  mis  entrañas 
Viriles  los  hechos  mios; 
O  por  envidias  seereMM 
De  encubiertos  enemigos, 
O  por  lo  que  en  mis  agravios 
Don  Sancho  el  Bravo  le  ka  escrito. 
De  los  favores  pasados 
Tanto  se  extraiía  conmigo, 

8ue  sé  que  Intenta  mi  m«ene 
on  manifiestos  indicios; 
Mas ,  como  estov  del  comí 
Aplauso  favorecido 
En  Afirica,noseatrera 
A  declarar  sus  designios^ 
i^r  no  desacreditarse 
De  justo,  de  agradedde. 
Con  la  atención  4e  sus  ralees, 
)  De  quien  estoy  tan  bienqnisto: 


bftjo  d  preteito 
Jerosos  bríos , 
Dtore  ó  ne  arriesgae 
árdaos  peligros, 
pone  en  el  mayor 
pecbo  DO  vencido 
o  dar  cuidado 
¡ue  fama  conquisto, 
qae  en  estos  campos, 
o  ó  por  prodigio 
QO,  para  asombro 
eideros  siglos , 
sierpe  tan  fiera 
istrnotan  peregrino, 
verdad  las  mentiras 
Dlextos  antigaos; 
rriblesrandíeza, 
\  gentilhombre  un  risco 
atara ,  y  parece 
aeve  an  monte  vivo, 
con  el  aliento 
el  aire  frió, 
en  de  maertas  aves 
s  torbellinos; 
>z  se  pace  nn  valle , 
*  bebe  an  rio, 
red  barredera 
as  y  de  apriscos ; 
adable  faror, 
leblos  convecinos, 
ie  carne  faeran , 
tan  los  edificios. 
le  estas  arenas 
s  basilisco, 
'lotes  escamas, 
legro  vestido, 
dicen  qne  tiene, 
del  bipognfo, 
que  no  vuela  con  ellas, 
s  plantas  cuchillo, 
n  la  sombra  empaña 
medio  el  estío, 
'be  á  cada  paso 

0  nn  parasismo. 
;te  orco  africano, 

1  sarracino, 
inadosy  fieras, 
3mbres  se  ha  comido, 
[dieran  estar 

?  su  vienre  vivos, 
oras  no  tuviera 
)s  tantos  vecinos, 
ese  portento , 
ror,  este  vestiglo, 
ligado  Aben  Jacob» 
efecto  venimos, 
i  tres  ha  de  ser 
esa :  lo  qne  al  leoncillo 
vo  sé  que  puede 
Alcides  mismo. 
s  i  nuestras  manos 
;  deremitillo; 
ino  tener  valor, 
cañóles  nacimos. 

COSTAKILLA. 

;i  00  estoy  borracho, 
oas,  por  Jesucristo , 
levantado  acaso 
algún  tabardillo, 
lo  es,  joro  á  Dios; 
ino  que  el  frontispicio 
I  luego,  y  te  pongan 
ierpes  defensivos. 

DO^  ALOüSO. 

aprovechan  va 
as,  sino  los  bríos 
^suelto  corazón. 

costjlhilla. 
íes? 

BOlf  ALONSO. 

Esto  que  digo, 


MAS  PESA  EL  REY  QUE  LA  SANGRE. 

Y  esto  que  ha  de  ser. 

COSTANILLA. 

¿Estás 
Endiablado?  ¿Quién  le  ha  dicho 
Que  resuelto  para  sierpes 
El  corazón  he  tenido? 
Estoy,  el  dia  del  Corpus , 
Con  todos  mis  diez  sentidos 
Temblando  de  la  tarasca. 
Sin  veneno  ni  colmillos. 
Hecha  de  lienzo  pintado 

Y  alfajias,  porque  he  sido, 
Para  contigo  y  con  Dios, 
Siempre  medroso  de  mío ; 

Y  ¿una  sierpe  de  las  señas 
Que  has  pintado  y  que  no  has  visto, 
Quieres  que  embista?  Eso  no. 

DON  ALONSO. 

Eso  sí,  estando  conmigo; 
Que  soy  español  y  noble, 

Y  su  testa  ne  prometido 
A  Aben  Jacob,  cuando  fuese 
Del  dragón  infernal  mismo. 

COSTANILLA. 

¿Fuiste  con  san  Jorge  acaso 
A  la  escuela  cuando  niño? 
¿Tienes  ensalmos  de  apelo? 
¿Griástete  en  algún  libro 
De  caballerías?    ' 

DON  ALONSO. 

Oye; 
{Dentro  ruido,) 

Que  pienso  que  á  los  relinchos 
De  los  caballos,  la  sierpe 
Se  abale. 

COSTANILLA. 

¡Extraño  ruido! 
Parece  que  esa  montaña 
Se  viene  abajo.  ¿Silbitos? 
Mosquetero  de  comedia 
Habéis  sido,  voto  ¿  Cristo. 

DON  ALONSO. 

Ea ,  animal  generoso. 

De  los  brutos  no  vencido. 

Rey,  esta  fiera  es  vasallo 

Rebelde  á  tu  señorío 

Irracional;  obedezca 

Hoy  el  directo  dominio 

Que  debe  á  la  majestad 

Del  imperio  campesino ; 

Que  otro  león  á  tu  lado 

Va  en  mi ,  á  eternizar  contigo 

Su  nombre,  á  pesar  del  tiempo, 

De  la  envidia  y  del  olvido. 

Santiago,  cierra  España.  (Vase.) 

COSTANILLA. 

Cierra  España, y  Jesucristo 

Vaya  conmigo  también: 

Que  voy  á  los  intestinos 

Desla  bestia  á  ser  Jonás 

De  las  musas,  y  me  pinto 

Entre  el  higado  y  el  bazo. 

Hecho  ermitaño  del  limbo.       ( Vate.) 


fOB 


Salen  AREN  JACOR  y  iioaos, 
con  adargas. 

ABEN. 

Salgamos  á  ver  el  fin 
Deste  cristiano  enemigo, 
De  entre  este  escuadrón  de  robles ; 
Que  hoy  de  su  pecho  fingido 
En  esta  sierpe  me  venga 
Mahoma.  Estad ,  como  digo, 
Todos  atentos,  guardando 
Mi  persona  deste  Olimpo 
Con  alma,  que  escupe  un  mar 
I  De  veneno  en  cada  silbo. 


ALMTAK. 

Ya  parece  aae  el  león 
Que  le  ayaaa,  mal  herido 
Se  rinde,  y  el  acero. 
En  vano  manchado  y  tinto 
En  la  ponzoña  del  mónstrao, 
Qne  corre  á  su  precipicio. 
Prueba  k  esgrimir. 

JAFER. 

Ya  parece 
Que  entre  sus  pies  ha  caldo. 

ABEN. 

Sepulcro  le  da  de  escamas,  . 
Arrojándosele  el  tibio 
Torreón  encima  agora^ 
A  pesar  de  sus  arbitrios. 
Pero  agora  de  la  fiera, 
Que  sale  un  golfo  imagino 
De  sangre,  inundando  el  prado, 
Midiende  el  fiero  vestigio 
Con  las  espaldas  la  grama; 

Y  el  cristiano  no  vencido 
Con  el  acero  cruzado 
Le  derriba  el  cuello  altivo. 

COSTANILLA. 

Victoria  por  don  Alonso 
Pérez  de  Guzman. 

ABEN. 

¡Qaé  miro 

Y  qué  escucho  juntamente ! 
¿Hay  mas  extraño  prodigio? 
Lleno  de  tierra  y  de  sangre, 
Lleno  de  saña  y'de  brío. 
Llega  el  cristiano  arrogante. 
¡Manoma ,  oue  has  permitido 
Este  pesar  a  mis  ojos! 

Sale  DON  ALONSO,  con  la  rodela  y  es- 
pada llena  de  sangre^  t  COSTANI- 
LLA ,  con  la  cabeza  de  la  sierpe. 

#0N  ALONSO. 

Esta,  Aben  Jacob,  que  ha  sido 
Aliento  de  mis  hazañas, 

Y  hoy  de  todos  mis  servicios, 
Inffrato  dueño,  es  la  fiera 
Cabeza  del  mas  temido 
Monstruo  que  en  estas  arenas 
Abortó  el  sol  y  el  abismo. 
A  pesar  de  su  fiereza , 
Ya  mi  palabra  he  cumplido , 
Como  has  visto  con  los  ojos, 
Atalayas  y  testigos 
De  tan  invencible  empresa 

Y  de  tantos  triunfos  ricos, 
C«omo  Túnez,  Fez  y  Argel 
Lo  confiesan ,  y  rendidos 
Hoy  &  tus  pies  por  mi  brazo, 
Son  del  impeno  morisco 
Nuevos  heroicos  despojos. 
Mas ,  pues  á  ver  has  venido 
Mi  maerte,  desconfiado 
De  mi  acero,  y  al  peligro 
Deste  animal  arriesgaste 

La  opinión  que  ha  conseguido 
Un  hombre  como  3[0,  asombro 
De  tos  fieros  enemigos 

Y  del  mundo,  pues  no  cabe 
Dentro  del  el  valor  mió; 
Quédate  con  los  que  tienes 
En  mi  ofensa  á  los  oidos. 
Lisonjeros  y  cobardes , 
Alarbes  y  advenedizos ; 

gae  no  quiero  servir  rey 
rael ,  desasradecido. 
Fácil ,  modable,  tirano. 
Que  me  trueca  por  castigos 
Las  mercedes,  y  las  honras 
I  Por  afrentosoi  soplicios; 


iOI 

Que  cuando  me  falte  leño 

Que  al  español  patrio  nido 

Me  vuelva,  sobre  los  hombros 

Salobres  dése  mar  mismo. 

Pues  es  de  fclspana,  pondrá 

Eq  salvo  este  brazo  altivo.       (Vase.) 

COSTANILLA. 

Y  el  de  Costanilla,  perros, 
Pues  su  moiilou  he  sido. 


Maladlos. 


ABEN. 
TODOS. 

Mueran. 


COSTATIILLA. 

A  ellos, 
A  ellos,  león  amigo; 

8ue  no  es  malo,  á  falta  de  olla, 
n  jamón  de  un  galgo  frío. 

(Vanse.) 


JORNADA  TERCERA. 


Sale  DON  ALONSO,  DOÑA  MARÍA 
Y  COSTANILLA. 

nOX  ALOItSO. 

Al  fin,  en  esta  íicsta ,  como  digo, 

De  una  pequeña  roca  contiada,      [go, 

8ue,  siendo  para  un  pez  estrecho  abrí- 
ontra  un  lebeque  le  pidió  posada, 
Me  arrojo,  y  á  pesar  de  mi  enemigo. 
Corlándole  los  cabos  con  la  espada. 
Tan  veloz  á  la  fuga  me  provoca, 
Que  imagino  que  me  llevé  la  roca. 
Los  remos  luego  entre  los  dos  asimos, 

Y  para  que  pasase  á  la  carrera. 
Cuando  no  fueran  alas,  pies  le  dimos 
Al  lagosiin  pintado  de  madera; 
Con  la  furia  que  al  mar  acometimos, 
IVrdimos  al  león  en  la  rfbera. 

Si  de  su  ingratitud  no  fué  cuidado, 
Hasta  tomar  en  el  bajel  sagrado. 
Kra  un  alarbe  pescador  el  dueño, 
Que,  de  tan  nuevos  huéspedes  seguro, 
(»uidado  y  redes,  con  el  mar  y  el  sueño. 
Reparte  el  africano  Palinuro; 
Arco  la  plaza  fué,  flecha  fué  el  leño. 
Por  remos  plumas  tiro  al  cristal  puro, 

Y  como  el  sol  dorando  estaba  el  día, 
Blanco  de  aquella  apuesta  parecía. 
El  pescador  alarbe,  que  despierto 
Otros  remeros  vio  volando  el  pino. 
Que  soñaba  pensando,  y  lo  mas  cierto 
Que  loco  imaginaba  un  desatino. 
Probó  á  dar  voces  al  vecino  puerto, 

Y  hallólo  todo  campo  cristalmo, 
Porque,  si  el  sueño  es  muerte,  el  trueco 

[alabo 
De  estar  con  vida  ó  esperarse  esclavo. 
Kl  león,  porque  solo  en  la  ribera. 
Huyendo  vio  que  el  berberisco  buco 
Sorda  navaja  de  las  olas  era. 
Como  á  esgajar  el  mutacen  ó  el  luco. 
Donde  África  le  dio  solar  de  fiera, 
Feroz  al  mar  so  disparó  trabuco. 

Y  marino  hipogrifo  de  otro  Astolfo. 

A  espumas  y  á  bramidos  creció  el  golfo^ 
Entonces  el  escollo  fugitivo 
Hemos  amaina ,  y  aguardar  procura 
Al  leño  irracional  el  bajel  vivo. 
Que  en  velas  de  guedejas  se  asegura; 
Cuando  el  piélago  sordo  al  bruto  altivo 
Le  dio  en  lugar  de  puerto  sepultura; 
Que,  como  sordo  en  lin,  el  mar  violento 
Del  animal  equivocó  el  intento. 
La  luz  común  temblando  al  sueño  esca- 
Anticipó  el  horror  la  sombra  fria,  [so. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Y  con  los  privilegios  del  ocaso 
Violó  la  noche  términos  del  dia ; 

Y  en  el  rendido,  en  el  preñado  vaso 
Beberse  el  golfo  el  aquilón  queria, 

Y  delincuente  sobre  el  mar  profundo, 
Sopló  la  \\i¿  y  á  escuras  dejó  el  mundo. 
El  golfo  ciego,  y  de  caduco,  cano, 

De  la  fusta  por  báculo  se  asia , 
Inútil  lastre  siendo  el  africano. 
Con  mi  Acates  rendido  en  la  crujía; 
Ya  con  un  remo  en  la  siniestra  mano, 
A  César  con  Amidas  parecia, 
Hasta  que  en  una  isleta,  que  el  mar  moja 
Como  resaca  el  viento  nos  arroja. 
Kra,  mirado  bien  después,  un  risco, 
Que  descollado  sobre  el  mar  estaba. 
Sálvale  que,  vestido  de  marisco. 
Con  el  eternidades  apostaba ; 
De  aqueste  pues  marítimo  obelisco. 
De  tantas  flechas  de  cristal  aljaba, 
El  soplo  de  los  vientos  inhumanos 
Siete  días  nos  hizo  ciudadanos; 
Hasta  que,  levantando  el  mar  baudera 
De  paz,  en  una  calma  plateada , 
Tan  blanda,  tan  suave  y  lisonjera. 
Que  abriendo  la  fustilla  á  la  jornada. 
Descubriendo  de  España  la  ribera 
A  tres  auroras  desta  madrugada, 

Y  aunque  el  leño  llegó  casi  en  pedazos, 
Tomé  puerto  en  Tarifa  y  en  tus  brazos. 

DONA  HARÍA. 

No  pudo  mas  el  deseo 
Estar  ausente  de  vos; 
Que,  como  anima  á  los  dos 
Sola  el  alma  que  en  vos  veo. 
No  quise  mas  diferir 
Partir  á  buscar  mi  vida. 
Que,  entre  los  dos  dividida, 
Ni  era  morir  ni  vivir. 
Asi  á  Tarifa  venía 
A  buscar  embarcación , 
Buscando,  como  es  razón , 
Vuestra  dulce  compañía. 
Doy  al  cielo  soberano 
Gracias  de  haberos  hallado 
Antes  de  haberme  embarcado. 

COSTANILLA. 

¿Es  posible  que  en  cristiano 
ÍPaís  ponemos  los  píes, 

Y  que  se  «icabó  el  trabajo 
Inmenso  de  mar  abajo, 

Y  mar  arriba  después? 

¿Que  haya  sido  con  encuentro 
Tan  dichoso?  Loco  estoy. 
Pienso  que  soñando  voy. 
¡Oh  Itispaña,  del  mundo  centro! 
Volveré  á  besar  mil  veces 
Esa  arena  deseada , 
La  tierra  os  linda  posada. 
Quédese  el  mar  á  los  peces. 
M:d  haya  (piien  inventó 
Fustas  en  que  el  mar  correr. 
Sino  muías  de  alquiler, 
En  quien  Adán  caminó. 

DOÑA  MARÍA. 

No  sé  tal  de  la  Escritura. 

COSTANILLA. 

Yo  sí ,  que  fui  sacristán, 

Y  me  reveló  de  Adán 
Grandes  secretos  el  cura. 

DOÑA  MARÍA. 

¡Qué  de  veces  te  envidié. 
Costanilla,  porque  andabas 
Con  don  Alonso  1 

COSTANILLA. 

Envidiabas 
Sin  entendello;  que  á  fe. 
Que  sí  de  la  sierpe  el  dia 
Con  él  me  vieras  al  lado, 


Que  me  hubieras  envidiado 
Muy  poco,  señora  mía. 

DON  ALONSO. 

Mucho  siento  que  el  Maestre, 
El  invencible  Mendoza . 
Tan  vecino  esté  á  la^  muerte. 

D05fA  HARÍA. 

La  vejez  y  los  cuidados 
Desta  plaza,  que  defieode 
Ta  n  cerca  de  Berbería , 
En  este  trance  le  tiene ; 
Que  está  sin  gente  Tarifa , 

Y  aunque  inexpugnable,  puede 
Mucho  número  de  moros. 
Como  se  dice  aue  viene 

Con  Aben  Jacoo  agora. 
Darle  cuidado,  y  previene 
Este  recelo,  pidiendo 
Al  Rey  socorro  de  gente ; 

Y  se  entiende  que  en  persona 
Guarnecer  don  Sancho  quiere 
Este  presidio,  y  le  aguardan 
Ya  por  momentos  qoe  llegue. 

DON  ALONSO. 

Tráigale  Dios  con  la  vida; 
Que  á  estas  fronteras  con? i^ne, 

Y  han  menester  sus  vasallos; 
Que,  aunque  sé  que  me  aborrece, 
Ks  mi  natural  señor, 

Y  esto  mi  lealtad  le  debe ; 
Que  no  dudo  qoe  otra  vez, 
Airado  contra  mí,  intente 
Aben  Jacob  la  conquista 

De  España,  aunque  inütilmenle. 
Teniendo  rey  tan  heroico 

Y  vasallos  tan  valientes. 

COSTANILLA. 

Para  colona  de  un  hiundo 
Basta  ese  brazo  valiente. 
Ese  acero  no  vencido. 

DON  ALONSO. 

Pero,  volviendo  al  pariente 

Que  entregué  á  Knriqae,  Señora , 

Que  es  justo  que  del  me  acuerde, 

Y  que  como  de  tal  hijo 
Las  nuevas  saber  desee, 
¿Qué  tenemos  del? 

DO.SÍA  HARÍA. 

SeSor, 
No  quiso  á  Enrique  acogelle 
En  Portugal  don  Dionis, 
Temiendo  mal  no  ponerse 
Con  don  Sancho,  y  á  la  raya. 
Según  Pedro  brevemente' 
Escribió,  envió  á  intimalle 
Este  desengaño,  y  fuese 
Al  África  despechado ; 

Y  Pedro ,  que  copia  siempre 
Vuestras  flnezas,  no  quiso 
Dejalle,  pensando  verse 
Quizá  con  su  padre  allá« 
Aunque  lo  estorbó  la  saerte. 
Porque  yo  primero  os  goce 
En  España. 

DON  ALONSO. 

Extrañamente 
Lo  siento;  pero  de  Enrique 
Confío  que  sabrá  bacelle 
Merced,  como  &  mi  bisti  agora* 

Y  amparalle  y  defendelle. 

DO.^A  haría. 
Hágale  dichoso  Oloi, 

Y  dé  la  vida  qoe  puede. 

DON  ALONSO. 

Ertlremos  en  el  castillo. 
Pues  decís  que  ya  el  Maestre, 
De  enfermedad  de  sos  aftos. 
Está  cercano  á  la  muerte. 


MAS  PESA  EL  REY  QUE  LA  SANGRE. 

M,  y  salen  DON  ENRIQUE,   Ya  Casulla  fué  testlRO 

De  mis  finezas  coi^él ; 


105 


ton,  T  DON  PEDRO,  en  cuer- 
iBCN  JACOB,  con  baiton,  y 


ABEif. 

rdos  lefios, 

[into  ese  eleinenlo  dueños, 

laladiones, 

I  frica  nos  escuadrones; 

es  tras  proeces 

0  abrasado  basta  ios  peces, 
fsias  ritieras 

is,  de  jinetas,  de  banderas, 
is  medias  lunas, 
ido  prósperas  fortunas 
ios  recelos, 

dos  añaden  á  los  cielos ; 
lan  los  montes 
juiero  colgar  los  horizontes 
tafetanes,  [nes. 

Tcrme  triunfar  salgan  gala- 

ISFANTE. 

ifos  asegura 

tanta  florida  arquitectura ; 

tiempo  tres  esferas 

1  tres  armadas  primaveras. 

ABEN. 

,  heroico  Enrique, 
os  pies  de  Amir  Abomenique, 
mi  heredero, 
os  tuyos,  y  ponerte  espero 
ismos  á  España , 
Sancho  el  Bravo,  si  acompaña 
el  brazo  suyo, 
>  injrrato  y  enemigo  tuyo, 
e  Alá  castigo, 
la  historia  de  Rodrigo, 
e,  Aliatar.  de  las  espías 
s  campañas  corren  estos  dias; 
mi  llegada , 

]uién  Tarifa  es  gobernada, 
lente  síibe 
te  dentro  de  milicia  cabe. 

D0?l  PEDBO. 

ni,  Enrique,  be  venido 
lote,  con  la  fe 
visto;  mas  ya  que  sé 
to  que  has  traido 
a  hermano ,  ofendido 
inrazones,  quiero 
como  caballero 
estoy  obligado; 
de  un  padre  engendrado 
1  ser  retrato  espero. 
I  África  :ilcanzalle, 
África  seguí 
)s,  adonde  oí 
sa  para  iroitalle. 

0  es,  voy  á  buscalle, 

1  natural  que  sigo; 
del  rey  enemigo, 

e  á  su  ofensa  me  niegue, 
sible  que  llegue 
o  yendo  contigo, 
rencia;  que  quiero 
e  á  mi  casa,  adonde 
?,  que  corresponde 
or  con  su  acero, 
ato  verdadero 
t  que  copió  tendrá, 
lecido  dirá, 
en  sus  brazos  esté : 
que  guarda  esta  fe, 
gre  Gnzmana  está.» 

INFANTE. 

Iro  Alfonso,  yo  sigo 
•xtode  rol  agravio: 
r  de  Alfonso  el  Sabio, 
aocbo  mi  enemigo. 


Mas.  pues  bárbaro  y  cruel , 
Ingrato  conmigo  ha  sido. 
Lo  que  me  usurpa  le  pido ; 
Que  también  soy  rey  como  él. 
No  son  los  que  intento  yo 
Alevosos  desatinos, 

Y  en  los  Cerdas,  mis  sobrinos. 
El  mismo  ejemplo  me  dio, 

Y  Adán  no  le  repartió 

A  Castilla  mas  que  á  mí. 
Hijo  de  Alfonso  naci, 

Y  él  no  nació  su  heredero; 
Ser  rey  de  Castilla  quiero. 
Pues  hijo  de  su  rey  ful. 

Del  vuestro  padre  agraviado, 
Se  desnaturalizó, 

Y  al  África  se  pasó. 
Adonde  ha  desobligado 

A  Aben  Jacob,  que  le  ha  honrado, 

Y  á  su  rey  ha  deservido. 

DON  PEDRO. 

Mi  padre  ha  correspondido 
A  Aben  Jacob  y  á  su  rey, 
A  su  patria  y  á  su  ley, 
Con  la  lealtad  que  h.1  debido; 

Y  quien  dijere  otra  cosa 
En  África  y  en  España, 
Siempre  diré  que  se  engaña; 
Que  su  espada  valerosa 
Tanto  ensalzó,  victoriosa, 
De  África  el  blasón  pagano 
Con  ti  nombre  castellano, 
Que  puede  con  mas  razón 
Llamarse,  como  Scipion , 
Hoy  el  Guznian  Africano; 
Sin  dejar  de  hacer  jamás 
Por  su  rey  tantas  íinezas , 
Que  le  han  sobrado  proezas 
Para  muchos  reyes  mas, 

Y  estos  presto  las  verás 
Tú  y  Aben  Jacob  y  yo. 
Con  esta  uue  me  ciñó 

Lo  defenderé  entre  tanto , 
Dando  en  esta  edad  espanto 
Al  mundo,  á  mi  padre  no. 
Que  sabe  que  he  de  cumplir 
Con  mi  sangre  desta  suerte. 
Invencible  hasta  la  muerte. 
Si  el  valor  pudo  morir. 

INFANTE. 

¿Qué  es  esto? 

DON  PEDRO. 

Hacer  y  decir 
Lo  que  debo  á  Dios  y  al  Rey, 
A  mi  padre  y  á  mi  ley. 

INFANTE. 

Estoy  de  cólera  ciego. — 
Quitadle  la  espada  luego. 

{Empuñan  lodos  ios  espadas.) 

ABEN. 

Celin ,  Aliatar,  Muley. 

AL!  ATAR. 

Tu  arrogancia  es  excusada , 
Cristiano ;  el  acero  venga. 

DON  PEDRO. 

Todo  el  mundo  se  detenga: 
Que  no  he  de  rendir  la  espada 
Menos  que  en  sangre  bañada 
Africana;  que  me  altera 
Poco  todo  un  campo. 

INFANTE. 

Afuera ; 
Dejadme  llegar  á  mí. 

DON  PEDRO. 

Al  mundo  no  temo  ansí. 


INFANTE. 

Dadme,  don  Pedro,  el  acero. 
Porque  con  él  templar  quiero 
A  Aben  Jacob. 

DON  PEDRO. 

Vesle  aquí ; 
Que  menos  que  á  tu  persona 
No  rindiera  en  este  lance 
Acero  del  lado  mió 

Y  que  me  ciñó  mi  padre. 

INFANTE. 

Celin  y  Jafer,  agora 
Preso  á  mi  tienda  llevadle, 
YquedeJimen  Jiménez, 
Ayo  suyo,  por  su  alcaide; 
Que  esto,  aunque  rigor  parece, 
Por  ahora  es  importante. 

(Llevan  á  don  Pedropreso.) 

JAFER. 

Yo  vengo  de  las  espías, 
Señor,  como  me  mandaste. 
Informado. 

ABEN. 

Y  ¿qué  has  sabido? 

JAFER. 

Que  el  anciano  venerable 
Mendoza  murió  en  Tarifa^ 

Y  que  es  de  sus  homenajes 
Por  don  Sancho  alcaide... 

ABEN. 

¿Quién? 

JAFER. 

El  que  quieres  que  hoyase  llame 
Tu  enemigo,  don  Alonso 
Pérez  de  Guzman. 

ABEN. 

¿Las  paces 
Hizo  con  el  Rey  tan  presto? 
¿De  los  agravios  de  antes 
Sancho  está  tan  satisfecho. 
Que  de  una  plaza  tan  grande 
Le  da  la  tenencia? 

INFANTE. 

El  Rey, 
Aben  Jacob,  es  mudable. 

ABEN. 

En  las  manos  me  le  pone 
Alá  para  castigalle. 
¿Qué  gente  de  guarda  dicen 
Que  tiene? 

JAFER. 

Poca,  aunque  parte 
Un  capitán  por  alguna. 
Que  tiene  en  los  aduares , 
Alojada ,  de  Sevilla 
Don  Sancho  el  Bravo,  y  esparce 
Nuevas,  diciendo  que  viene 
El  Rey  en  persona  á  dalle 
Socorro,  y  que  está  tan  cerca, 
Que  le  aguardan  esta  tarde. 

ABEN. 

Tarde  llegará,  aunque  llegue; 
Porque  muchas  horas  antes 
Rendida  hallará  á  Tarifa.— 
Escalas  al  muro. 

TODOS. 

Al  muro. 


Toca  al  arma. 


ABEN. 
TODOS. 

Al  arma. 


ABEN. 

Baje 
Segunda  vez  á  mis  pies 
España  el  cuello  arrogante. 
(Vanse,) 


Í06 

Salen  al  muro  DON  ALONSO,  DON 
ÑUÑO  T  COSTANILLA. 

DON  ALONSO. 

En  vano  el  asalto  intentan 
Los  escuadrones  alarbes; 
Que  son  muros  de  sus  muros 
bstos  pecbos  de  diamantes. 

DON  NU5Í0. 

Allegándose  infinitos. 
En  el  foso  del  combaten; 
Se  retiran. 

COSTANILLA. 

Antes  quieren 
Hacer  con  que  el  campo  pase. 

DON  ALONSO. 

Será  para  el  otro  mondo 
Todos,  teniendo  delante 
Estos  corazones. 

DON  ÑUÑO. 

Tocan , 
Señor,  clarines  y  parches 
A  recogerse. 

COSTANILLA. 

El  perrito 
Que  agora  del  Toso  sale 
Gateando,  vive  Dios, 
Que  le  he  conocido  sastre 
En  Marruecos;  aquel  es 
Buñolero,  aquel  peraile. 
Boticario  aquel  que  huye, 

8ue  le  han  dado  sus  jarabes 
amaras  de  miedo  agora; 
Aquel  que  lleva  el  alfanje 
Desnudo,  y  va  de  su  yegua, 

Siue  se  le  va,  en  los  alcances, 
i  mal  no  me  acuerdo,  hacia 
Junto  al  alcazaba  zaques ; 
Aquel  cojo  borceguíes, 
Y  aquel  jibado  alpargates ; 
Aquel  moro  tuerto  era 
Maulero  de  capellares. 
Cabra  pesaba  aquel  zurdo, 
A<]uel  calvo,  por  las  calles 
Higos  y  pasas  vendía; 
Todos  son  canalla  infame. 

DON  ALONSO. 

Por  el  campo  atentamente 
Discarro,  y  aunque  el  Infante, 

gue  contra  su  hermano  viene 
n  este  ejército  alarbe 
Con  Aben  Jacob,  dos  veces 
He  descubierto,  señales 
De  que  con  él  venga  Pedro 
No  he  visto ;  sospechas  grandes 
Me  dan  sus  ciegos  intentos. 
Demás  de  sus  vanidades ; 
Al  fín,  miedos  y  recelos 
Propios  del  amor  de  un  padre. 
El  cielo,  como  piadoso. 
Con  la  vista  desengañe 
Mis  intentos. 

DON  NoíHo. 
Otra  ves 
Marchan  las  bárbaras  haces 
Hacia  la  muralla,  y  dellas 
A  pedir  plática  sale. 
Con  un  atambor  no  mas. 
Un  moro. 

DON  ALONSO. 

Será  mensaje 
De  Aben  Jacob  Almanzor, 
En  partidos,  en  desaires, 
En  amenazas  envuelto. 

ABEN. 

Cuando  esto,  Enrique,  no  baste. 
Apelaremos  al  medio 
Postrero. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVAfeA. 

DON  NU5fO. 

Ya  llega  al  margen 
Del  foso  el  embajador. 

DON  ALONSO. 

Y  yo  á  esta  almena  á  escuchalle. 

AUATAR,  con  un  atambor,  hace  teñal 
al  muro, 

ALIATAR. 

Llamad  al  Alcaide. 

DON  ALONSO. 

Aquí, 
Moro,  te  aguarda  el  Alcaide ; 
¿Qué  quieres? 

ALUTAR. 

Cidí  Gusman , 
Alá-Quibir  te  acompañe, 

Y  á  los  tuyos  juntamente. 

DON  ALONSO. 

Cid  Aliatar,  Dios  te  guarde. 

ALIATAR. 

Aben  Jacob,  mi  señor, 
Rev  de  Fez  y  Tarudante , 

Y  de  Marruecos  y  toda 
Rl  Afriea  junta,  grande 
Miramamolin ,  conmigo 
Te  saluda. 

DON  ALONSO. 

El  cielo  ampare 
Su  imperio. 

ALIATAR. 

Y  te  pide  luego, 
Rogándote  de  su  parte 
Con  la  paz ,  (|ue  la  tenencia 
Desta  plaza  inexpugnable, 
Que  á  tu  cargo  tienes  hoy. 
Se  la  enirec[ues,  y  te  pases 
A  su  servicio  otra  vez ; 
Que,  después  de  perdonarte 
Los  agravios  aue  le  has  hecho, 
De  Oran ,  de  Ceuta  y  de  Tánger 
Te  hará  jeque ;  que  le  importa 
Esta  fuerza ,  pues  es  fácil 
Que,  ella  rendida,  después... 

DON  ALONSO. 

No  pases  mas  adelante. 
Aliatar,  vuélvete  y  di 
A  Aben  Jacob  que  si  sabe 

gue  soy  yo  quien  de  Tarifa 
s  gobernador  y  alcalde, 

Y  sabe  el  valor  que  tengo, 

Y  le  conoce  el  infante 

Don  Enrique,  ¿cómo  intenta 
Temeridad  semejante? 

Sue  si  cuando  le  servf , 
e  las  fuerzas  y  ciudades 
Que  me  confió,  y  que  yo 
Le  gané  á  precio  de  sangre 
Tan  buena,  á  sus  enemigos 
Rendi  una  almena,  cobarde. 
Ni  desleal  á  la  fe 
Que  siempre  juré  guardalle 
Mientras  le  sirviese ,  cuando 
El  tirano  en  tantos  trances 
De  afrenta  v  muerte  me  puso; 
De  cuyos  riesgos  triunfante. 
Me  admiró  siempre  la  envidia 
De  todos  sus  capitanes. 
Que  pues  hay  dodentos  mil 
Moros,  langostas  alarbes. 
Que  cubren-los  campos,  bien 
Podrá  rendir,  sin  rogarme. 
Con  ellos  estas  almenas, 
Que  son  asombro  del  aire. 
Que  lo  intente,  y  verá  cómo. 
Aunque  un  siglo  las  asalten , 
Le  responden  estos  pechos. 
Que  son  ricos  homenajes; 


8ae  sf ,  como  hoy  espertmot , 
os  llega  el  socorro  tarde 
Que  Sevilla  nos  envía. 
Por  no  dejar  sin  él  antea 
Desamparada  á  Tarlb  • 

Y  contra  vuestros  atf^njea 
Salgo  á  correr  la  canpafia 
Coa  los  caslellanos  Martea» 
No  tienen  para  huir 
Aben  Jacob  y  el  Infante 
Tierra  ni  mar  en  el  mviido. 
Cuando  adargas  y  torbamea« 
Lunas  y  asus  se  volvieraa 
Mundos  de  tierras  y  marea. 

ALUTAl. 

Con  esa  respuesta  ▼oelf  o. 

BORALOaaO. 

Ya  tardas. 

ALUTAR. 

¡Valor  notable!— 
AUrobor,  toca  la  vuelta 
Del  campo. 

COSTANILLA. 

Novaelmeoaaje. 
Si  Aben  Jacob  es  tuxienco 
De  la  costa  que  se  ube» 
Oliendo  bien. 

ARBIf. 

¿Qué  tweflioa, 
Aliaur? 

ALIATAB. 

Para  indignarte , 
Soberbias  obstinaciones 
Dése  cristiano  arrogante. 

ABEN. 

Ya  yo  conozco  este  perro, 

Y  no  es  menester  tratalle 
Cortésmente.— Hágase,  Enrique, 
Lo  que  resolvimos  antea. 

IRFANTB. 

Retiraos  mientras  yo  llego.— 
¡  Ah,  Pérez  de  Guzman ! 

DON  ALONSO. 

Hable 
Vuestra  alteza. 

IIVAIITB. 

¿GoBoeeia 
Esta  prenda? 

Sarán  á  DON  PEDRO,  $m  curpa.  eM 
das  las  mano*  y  venimUaltMtré, 

DONAUMiaO. 

Si  ea  mi  aaitfre, 
¿No  he  de  conocella ,  Enrique? 
Aunque  pudiera  extraftaruM 
Verle  desu  suerte,  i  Adeude 
Lleváis  maniatado,  Infaate, 
Ese  cordero  inoeente» 
Que  aun  apenaa  balar  a^iet 

larAim. 
Al  sacrificio,  Guimau, 
Si  no  tratas  de  irntrepruM 
A  Tarifa  antes  que  el  aol 
A  los  antipodas  Dale ; 

gue  estoy  con  Aben  Jacob 
mpeñado  en  esto,  y  taae 
El  honor. 

DON  ALONSO. 

¿DiteámlhQo, 
Enrique,  para  tratalle 
Oeste  modo?  iTua  enojoa 
Con  el  Rev  quieres  que  pague 
Esa  Cándida  paloma , 
A  cuyo  pecho  ae  abateu 
Tantos  moriaeos  haleaual, 
Deseosos  de  eebarw 
En  esas  entrtiaa  mlaa, 


MAS  PESA  feL  REY  QUE  LA  SANGRE. 


107 


de  Un  noble  tañare? 
ae  amparalle  debiM, 
no  paso  que  honralle, 
1  eoemigo,  Enrique? 

I5FANTB. 

,  Gazman ,  estos  lances 
)der  redocime ; 

0  te  be  dícbo,  dame 
'a ,  ó  en  la  garganta 
lesta  amada  imáf^en 
ntorchar  el  cochillo 
o,  sin  que  baste 

do  i  estorbarlo.  Blira 
saelTes. 

DON  ALOÜSO. 

¡Bravo  trance 
'1  amor  j  el  bonor, 
ibos  i  dos  se  combaten! 
aremos,  amor ;  qné  haremos, 
qne  para  tan  grande 
sentenciarse  pueda 
r  de  entrambas  partes? 
K>s  en  dos  balanzas. 
Rey,  aquila  sangre, 
ie  lá  Tictoría 
ios  quien  mas  pesare, 
e  mi  sangre  pongo 
^edro.  ▼  admirables 
la  edad  ,  lo  entendido, 
és,  lo  cuerdo,  el  arte, 
ni  beredero,  el  ser 
isa  de  sus  padres 

1  inocencia  suya, 
»r  inimitable, 

ima  de  su  muerte, 
vida  el  rescate, 
mas  que  poner,  pues  mas 
la lanza  no  cabe. 
PB  la  del  Rey  ahora, 
ner  logar,  las  grandes 
nones  que  tiene 
illo  de  mis  partes, 
lad  lie  mis  mayores, 
,  el  pleito  homenaje 
las  manos  del  Maestre 
ombrándome  alcaide 
¡Fa ,  esta  ocasión 
r  los  mismos  ultr:^es, 
'jas,  que  ha  de  ser  esto 
boy  ba  de  acreditarme 
fi  el  mundo,  el  saber 
la  piedad  de  padre ; 
i  el  fin  del  valor 
r  el  mayor  examen 
I  eterna ,  que  espera 
r  de  los  Guzmanes. 
esta  balanza  pesa, 
amor,  perdonadme; 
tre  la  sangre  y  el  Rey. 
ta  el  Rey  que  la  tangre. 

DO?f  PEDRO. 

;  alzar  los  ojos 
*To  ¿  los  de  mi  padre, 
r  lavozdel  pecho, 
ido  de  mirarme 
nerte ;  yo  he  tenido 
>a,  pues  del  Infante 
espada  y  mi  honor. 

DON  ALOÜSO. 

icio  no  os  espante , 

e,  que  hasta  aqni  ha  sido 

speos ion  notable, 

causado  la  crueldad 

I  en  el  pecho  de  un  padre; 

»ues  estáis  resuello 

talle,  yo.  Infante,     ^ 

lorballo,  rindiéndoos 

a ,  si  arriesgase, 

tiijo,  sino  mas  hijos 

ne  gotas  de  saop-e 


Este  brazo  no  vencido. 
El  que  me  ponéis  delante. 
Porque  para  la  sangrienta 
Ejecución ,  ya  oue  os  falte 
Piedad ,  no  os  ralte  el  acero, 
Este,  que  para  tan  grande 
Ocasión,  no  sin  misterio 
De  mi  valor  admirable. 
Vino  á  mi  poder,  del  Rey, 
Porque  tan  bien  le  emplease, 
Os  le  arrojo  y  veisle  abi; 

Y  si  en  el  campo  faltase 

§uien  lo  ejecute,  también 
o  bajaré  á  ejecutalle; 
Que  en  mi  no  ha  de  desmentir 
Flaqueza  de  amor  cobarde; 

8ue  soy  don  Alonso  Pérez 
e  Guzman  el  Bueno. 

DON  PEDRO. 

Padre , 
Padre,  escuche. 

DON  ALONSO. 

Ya  no  es 
Tiempo,  Pedro,  de  llamarme 
Con  ese  nombre,  que  obliga 
A  terneza  los  diamantes. 
Pedro,  vos  habéis  de  ser 
Mi  padre  de  aqui  adelante. 
Pues  vos  habéis  de  dar  vida 
A  mis  hechos  inmortales 
Con  vuestra  invencible  muerte. 
Nada,  Pedro,  os  acobarde. 
Morid  como  caballero ; 
Que  aunque  ha  de  derramarse 
En  vuestra  sangre  la  mia , 
Mas  pesa  el  Rey  que  la  sangre. 

DON  PEDRO. 

Padre  y  señor,  no  penséis 
Que  con  el  nombre  de  padre 
Quise  enterneceros,  no, 
Como  muchacho  y  cobarde ; 
Llamaros  fué  solamente. 
Porque  nada  os  sobresalte, 
Para  deciros  qoe  voy 
Contento,  entre  estos  alarbes, 
A  morir  por  Dios,  por  vos. 
Por  el  Rey  y  por  mi  madre; 
Que  es  mi  patria  España  al  fin , 
Que  cuando  de  vuestra  parte. 
Que  es  imposible  otra  cosa , 
Vuestras  quejas  intentasen , 
Vertiera  mi  sangre  yo 
En  ocasión  sem^ante. 
Cuando  en  mi  solo  estuviera 
Toda  la  de  los  Guzmanes, 

Y  la  del  mundo  y  mil  mundos 
En  mí  solo  se  cifrase; 

Que  entre  mi  sangre  y  el  Rey, 
Mas  pesa  el  Rey  que  la  sangre. 

DON  ALONSO. 

Don  Pedro  Alonso,  eso  es  ser 
Mi  hijo ;  el  brazo  arrogante 
Del  africano  al  suplicio 
Con  remisión  no  os  aguarde. 

DON  PEDRO. 

Adiós. 

DON  ALONSO. 

Adiós,  hasta  vernos 
En  el  cielo. 

ABEN. 

Retiradle, 

Y  alza,  Aliatar,  este  cerco, 
Porque  Ja  sangre  derrame 
Dése  vil  cristiano. 

DON  PEDRO. 

Aforos , 
No  ha  de  haber  muerte  que  espante 
Mi  pecho,  que,  con  la  fe 
Que  profeso,  en  este  trance 


Morir  osaré  invencible, 
Como  tierno  leonés  Marte, 
Como  de  mi  rey  vasallo. 
Como  hijo  de  tal  padre. 
Como  cristiano  y  Guzman , 
Como  caballero  y  mártir. 

Mátenle,  y  sale  DON  ALONSO,  eon  /« 
rodela  á  las  espaldas,  quitándosela 
COSTANILLA,  i  DO^A  MARlA. 

DO^A  MARÍA. 

Seáis,  Señor,  bien  Mesado; 
¿En  qué  el  asalto  paro? 

DON  ALONSO. 

Aben  Jacob  lo  intentó, 
Y  después,  desengañado 
De  la  resistencia  nuestra , 
Se  retiró ,  haciendo  extremos 
El  bárbaro. 

D05ÍA  HARÍA. 


De  Pedro? 


¿Qué  tenemos 


DON  ALetiso. 


El  Infinte  muestra 
Que  le  estima ,  y  brevemente 
Pienso  que  lo  hemos  de  ver; 
Que  lo  excusa  basta  poder 
Hacello  sin  que  acreciente 
En  Aben  Jacob  alguna 
Sospecha  en  esta  ocasión , 
Pues  vi^e,  aunque  sin  razón , 
Ayudanao  á  la  fortuna. 

DOSÍA  MARÍA. 

Con  vida  le  traiga  el  cielo 
A  nuestros  ojos. 

DON  ALONSO. 

Señora , 
SI  hará ;  comamos  ahora. 
Si  os  parece. 

COSTANILLA.  {Ap.) 

No  vió  el  suelo 
Mayor  valor. 

D05ÍA  HARÍA. 

Ya  está  aqui 
(Sacan  la  mesa,) 
La  mesa. 

DON  ALONSO. 

Sillas  llegad 

Y  entre  la  vianda. 

DO.^Á  HARÍA. 

Andad 
Por  ella. 

COSTANILLA.  {Ap.) 

^  Quién  mostró  asi 
Constancia ,  habiendo  dejado 
Su  hijo  en  lance  tan  fiero? 

DON  ALONSO. 

Yeros  boy  contenta  espero.— 

(Yoees  y  algazara  dentrc.) 

iQué  es  esto  que  habrá  causado 
Tan  peregrino  alboroto? 
Dadme  la  rodela  luego; 
Que  deste  desasosiego 
Tan  peregrino,  que  han  roto 
Los  moros  algún  portillo 
En  la  muralla  sospecho, 

Y  quiero  que  por  mi  pecho 
Entren. 

DO^A  HARÍA. 

Heroico  caudillo. 
Tus  pisada9  seguiré.  — 
Dadme  otra  rodela  á  mí ; 
Que,  pues  Coronel  nací, 
De  su  valor  lo  seré. 


( Vase.) 


(Vase,) 


m 

Sa¡e  DON  ALONSO,  con  la  etpada 
desnuda ,  t  COSTANILLA. 

COSTANILLA. 

No  pases  mas  adelante; 

8ue  el  postigo  que  han  abierto 
o  es  en  el  muro,  y  es  cierto 
Que  ya  no  será  importante 
Para  el  que  ba  hecho  el  acero 
Que  esgrime  tu  heroica  mano; 
Porque  ya  el  golpe  arricano 
Tu  Isac  rindió  á  su  cordero 
La  vida,  y  Aben  Jacob, 
Desesperado,  recelo 

8ue  alcanza  el  sillo ;  déte  el  cielo 
as  salvaguardias  de  Job, 
En  la  constancia  paciencia; 
Que  hoy  á  Dios  has  imitado 
En  haber  sácrifícado 
Tu  hijo. 

DON  ALONSO. 

A  SU  providencia. 
Con  el  debido  decoro, 
Gracias  le  rinde  mi  fe ; 
Que,  vi?e  Dios,  que  cuidé 
Que  entraba  la  vi^la  el  moro, 
volvámonos  á  acabar 
De  comer.— ¡  Oh  Palas  nueva ! 
I  Dónde  tu  valor  te  lleva? 

Sale  DOÑA  HARÍA ,  con  espada 
y  rodela. 

DO^A  MARÍA. 

A  seguirte  y  á  imitar 

El  tuyo.  ¿Qué  ha  sucedido? 

DON  ALONSO. 

El  moro,  desconfiado 

Del  cerco,  el  campo  ha  airado. 

D05ÍA  MAhfA. 

Grau  cosa ;  y  Pedro  ¿ba  venido? 

DON  ALONSO. 

Por  la  vista,  .^  mi  pesar. 
Se  ha  exhalado  el  corazón. 

D05ÍA  HARÍA. 

Y  ¿aquestas  lágrimas? 

DOH  ALONSO. 

Son 
Las  que  habéis  vos  de  llorar; 
Que  tanto  á  la  fe  deliets 
De  lo  que  pretendo  amaros. 
Que  basta  el  llanto  quiero  daros, 
Porque  á  mi  costa  lloréis. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

DOÑA  HARÍA. 

Luego  ¿Pedro  es  muerto? 

DON  ALONSO. 

Yo 

A  la  muerte... 

DOÑA  HARÍA. 

¿Qué?  ¡Ay  de  mi! 

DON  ALONSO. 

Por  Tarifa  le  ofrecí; 
Oue  el  moro  me  amenazó 
Con  él  si  no  la  rendia , 

Y  para  que  mas  seguro 

Lo  intentase,  desde  el  muro 
Le  eché  el  puñal  que  traía , 
Porque  mi  lealtad  pregone 
F.l  sol ;  ya  ha  rendido  ahora 
Pedro  á  la  inclemencia  mora 
La  vida. 

D05ÍA  HARÍA. 

Dios  le  perdone; 

Y  si  su  vida  ha  importado 

A  la  obligación  que  os  llama , 
Mas  vive  Pedro  en  la  fama , 
Que  su  muerte  ha  eternizado; 
Que  aunque  en  mi  intente  el  dolor, 
Por  madre,  extremo  violento, 
No  se  atreve  el  sentimiento, 
De  vergüenza  del  valor. 

DON  ALONSO. 

El  mió  afrenta. 

DOÑA  HARÍA. 

Salgamos 
Ahora  á  dar  al  blasón 
De  Guzman ,  como  es  razón , 
Sepulcro. 

DON  ALONSO. 

;  Gran  mujer ! 

DOÑA  HARÍA. 

Vamos. 
(Vanse,) 

Salemf^  JUAN  RAMÍREZ,  con  el  guión 
de  Castilla,  y  soldados  ;  y  luego  EL 
REY,  con  bastón  de  general,  y  descu- 
bren un  palio  negro,  y  DON  PEDRO, 
degollado  y  el  puñal  hincado  junto 
á  él,  lleno  de  sangre ;  y  luego  salgan 
DON  ALONSO  T  DOÑA  MARÍA ,  (^/i 
luto,  arrastrando  estandartes- 

DON  ALONSO. 

Este  es  el  presente,  invicto 

Don  Sancho,  que  nuestros  pechos 

Guardan  en  esta  ocasión 


Para  tu  recibimiento. 

Don  Pedro  Alfonso,  mí  hijo. 

Dirá,  entre  so  sangre  enTadto, 

Que  ha  sabido  ser  leal 

Su  padre  en  dichos  y  en  hechos 

A  su  rey;  y  este  puñal. 

En  su  garganta  sangriento, 

?ue  á  Aben  Jacob  enviaste, 
á  mi  poder  trujo  el  cielo 
Para  ser  ho]r  por  mi  mano 
El  valeroso  instromento 
De  su  muerte  v  de  roí  fama , 
Contra  la  envidia  y  el  tiempo; 
Que  desta  suerte /S^Sor, 
De  las  quejas  que  tenemos 
Satisfacción  han  tomado. 
Haciendo  su  nombre  eterno 
Los  vasallos  como  yo. 

RBT. 

Que  sois  el  mejor,  confieso, 
Que  á  Rey  ha  besado  roano, 

Y  este  ha  sido  el  mavor  hecho 
Que  ha  celebrado  la  historia 
De  romanos  y  de  griegos ; 

Y  cumpliendo  con  algunas 
De  las  finezas  que  os  debo, 
Estas  mercedes  os  hago, 

Y  diga  en  el  privilegio: 
Por  cuanto  vos  don  Alonso 
Pérez  de  Guzman  el  Bueno 
Imitastes  á  Abrahan 

Con  mas  inyencible  esfuerzo. 
Él  en  el  dicho  no  mas, 

Y  vos  en  el  dicho  y  hecho , 
De  una  vez  sacrificado 

A  Dios  y  á  mi  el  hijo  vuestro, 
De  Niebla  os  hago  señor. 
De  Sanlúcar  y  del  Puerto 
De  Santa  María ,  Palos. 
Huelva,  Sidonia  y  Trigueros; 

Y  á  la  gran  doña  María 
Coronel  le  doy,  sin  esto , 
A  Olivares  y  al  Algaba 
Para  chapines;  y  el  cielo 
Os  guarde  en  so  compañía , 
Que  es  de  matronas  ejemplo; 

Y  con  aquesto,  en  Tarifa 
Entremos  á  honrar  el  coerpo 
De  don  Pedro  Alfonso. 

TODOS. 

Y  tenga 
Fin  con  tan  alto  suceso 
El  Blasón  de  los  Gutrnanes, 
En  cuyos  heroicos  pechos 
Mas  pesa  el  Rey  que  la  sangre^ 

Y  perdonad  nuestros  yerros. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITUUOA 


INAR  DESPUÉS  DE  MORIR, 


DE  LUI8  VELES  DE  OÜBWJÜUÍ. 


PERSONAS. 


kLONSO  DE 
DOK    PE- 


DOÑA   BLANCA,   infanta 

de  Navarra. 
DONa  INÉS  DE  CASTRO, 

dama, 
ELVIRA,  criada. 


VIOLANTE ,  criada. 

EL  CONDESTABLE  DE 

PORTUGAL. 
NüNO  DE  ALMBIDA. 
EGAS  GOELLO. 


ALBAR  GONZÁLEZ. 
DlONlS,  í*»"^- 

Ml)siCOS.MUZADOIIt. 
AcOIIFAÍlAaiBIITO. 


lA  trímera. 


cantando,  EL  PRINCIPE 
r  EL  CONDESTABLE. 

os.  (Cantan.) 
t  tan  hermosos, 
ffos  soberbios 
i  vuestra  luz, 
1  alto  empleo. 

PkÍJICIPE. 

icsico].*^ 
Dcipe  sale. 

IÓ8IC0  2.° 

príncipe. 
;i  sombrero. 
COS.  {Cantan.)  . 

la  influencia 
•«  incendios, 
de  mi  llanto 
á  tanto  fuego. 

PRI.^IFE. 

a  de  cuanto 
mo  y  siento ! — 
otad. 

■tsico  1.® 

Digamos 
10  nuevo. 

:os.  {Cantan.) 

imanares  t 
or  tnés, 
i  aseo , 
juardar  fe. 

PBÍ?fCIPE. 

li  cuidado 
bacer, 
!  el  alma , 
ecbo  ¿loes. 


Volved ,  ToWed,  por  mi  vida , 
A  repetir  otra  Tex 
Aquesa  letra ;  cantad , 
Que  me  ba  parecido  Jljien. 

Hiisicos.  (Cantan.) 
Pastores  de  Manzanares^  etc. 

Pli.'VCIPB. 

Pues  los  pastores  publican    . 
Que  tanta  hermosura  ven 
Ln  la  deidad  de  mi  amante  t 
Con  justa  causa  diré 
Que  en  perderme,  fui  dicboio. 
Por  tan  soberano  bien. 
Siempre  que  llega  al  Moodego, 
Parece  que  solo  al  ver 
A  mi  Inés  bella,  las  aves 
Quisieran  besar  su  pié. 
Las  ulanlas,  de  su  acidad 
Reciben  fruto;  no  hay  mes 
Que  en  viéndola  no  sea  mayo , 
No  ba  V  flor  que  á  su  rosicler 
No  tribute  vasallaje. 
Si  aquesto  es  verdad,  sí  es 
Dueña  de  aves  y  plantas, 
Y  de  todo  cuanto  ve 
El  cielo  en  la  tierra  bermosa , 
No  la  lisonjeo  en  ser 
También  vo  su  esdavo,  amor; 
Pues  á  mi  Inés  me  humillé. 
Pues  me  rendi  á  su  bermosori, 
A  voces  confesaré. 
Diciendo  con  toda  el  alma, 
~A  los  que  amante  me  ven : 
«Pastores  de  Manzanares, 
Yo  me  muero  por  Iqés, 
Cortesana  en  el  aseo. 
Labradora  en  guardar  fe.» 

Sale  BRITO,  de  camUio. 

BRno. 
Déle  vuestra  alteza  i  Brito, 
Principe,  á  besar  sus  pies. 


palRciPi. 
Brito,  ifais  bien  venido : 
¿Cómo  dejaii  á  mi  Meo? 

BltTO. 

Déjame  alentar  un  pooo, 

Y  luego  te  lo  diré; 
^m  aun  no  pienso  míe  he  Regado; 

ne  un  rocín  de  Lucifer, 
jue  el  portugués  llaBMjMftey 

gne  güfoü  llama  el  firaocét, 
ridon  el  napoUtano, 

Y  algunas  veees  ciM/ler, 
De  tan  altos  pensamieeUw, 
Que  en  subiendo esdiu  del, 
Anda  i  ooees  coiiel  sol, 

Y  á  cabezadas  después , 

Me  trae  sin  tripas,  aoe  todas 
Se  me  han  subido  ala  mies 
A  hacer  gárgaras  eoB  ellas. 
Sin  lo  que  loca  al  borrén , 

8ue  viene  haciéódose  medas 
esa1moo« 

Calla,  no  des 
Suspensión  á  mi  cuidado ; 
Sino,  dime,  ¿cómo  fué 
Tu  vüje  f  Cnenla,  Birlio ; 
Que  ya  deseo  saber 
Nuevas  de  mi  herqiosa  prenda* 
Pabla,  Brito. 

saiTO. 
Bneñoáfe;    - 
Para  contarlo,  quedemos 
Solos  los  dos. 

paiüciPB. 
Dices  bieD. — 
Condestsble,  desficjad , 

Y  é  esos  mágicos  les  den, ' 
Cuando  no  por  forasteros. 
Porque  han  celebrado  á  Inés , 
Mil  escudos. 

COIIMSTABI.I. 

Despijid. 


110 

PRÍÜCIPB. 

Id  con  Dios. 

MÚSICO  1.^ 

El  cielo  dé 
A  Tuestra  alteza,  Señor, 
Un  siglo  de  vida ,  amén. 

PRÍNCIPE. 

Id  con  Dios. 

MÚSICO  i.® 
¡  Qué  gran  valor ! 
MÚSICO  ^.'^ 

i  Qué  cordura! 

MÚSICO  1.** 

Ociavio,  vén ; 
I   No  es  señor  quien  señor  nace, 
Sino  quien  lo  sabe  ser. 
( Yanse  los  músicos  y  el  Condestable ) 

PRÍ:<ICIPE. 

Ya,  Brílo,  quedamos  solos;  •  _ 

bime,  ¿cómo  queda  Inés?  ^ 

Cómo  la  dejasic,  Brito? 
Responde  presto. 

BRlTO. 

A  perder 
El  sentido  cada  instante 
Que  entre  tus  brazos  no  esté. 

PRÍ.NCIPE. 

¿Y  Alonso  y  Dionís? 

BRITO. 

El  uno 
Es  jazmín  y  otro  clavel , 

Y  cada  cual  es  retrato 
De  los  dos. 

PRÍNCIPE. 

Has  dicho  bien ; 
Prosigue,  prosigue,  Brito. 

BRITO. 

Oye  y  te  la  pintaré, 

Si  de  tanta  beldad  puede 

Ser  una  lengua  pincel. 

Llegué  á  Coimbra  apenas 

Ayer,  cuando  el  blasón  de  sus  almenas 

A  un  tiempo  hicieron  salva 

Los  músicos  de  cámara  del  alba, 

£1  sol  y  luego  el  dia, 

Y  primero  que  lodos ,  mi  alegría. 
Guié  los  pasos  luego 

A  la  quinta,  Narciso  de  Mondcgo, 

Que  guarda  en  dulce  empeño 

La  beldad  soberana  de  tu  dueño , 

Cuando,  dando  al  aurora 

Celos  el  sol ,  parece  que  enamora 

El  oriente  divino 

De  Inés,  sol  para  el  sol  mas  peregrino. 

Que  aun  no  he  llegado  creo; 

Piso  el  umbral,  y  en eUaguan  me  apeo ; 

Que  gustan  los  amantes 

Uue  les  vayan  contando  por  instantes, 

I*or  puntos,  por  momentos. 

Las  dichas  de  sus  altos  peusamieiitos; 

Que  brevemente  dichas. 

No  les  parece  que  parecen  dichas. 

Al  fin  al  cuarto  llego. 

Alborozado,  sin  aliento,  y  luego 

A  las  cerradas  puertas. 

Solo  á  tu  amor  eternamente  abiertas. 

Dos  veces  toco  en  vano. 

Que  en  este  oriente  aun  era  muy  tem- 

8i  bien  tu  hermoso  dueño,      [prano; 

Hendida  á  su  cuidado  mas  que  al  sueño. 

Voces  dio  ü  las  criadas, 

Mf  nos  de  mi  venida  alborozadas. 

Perdóneme  Violante, 

A  quien  mas  debe  el  sueño  que  su 

Mas  yo,  como  es  mi  vida,      [amante ; 

La  (luíero  bien  dormida  y  bien  vestida, 

Esté  ausente  y  presente, 

Porqae  mi  amor  es  menos  penitente. 


LUIS  VBLEZ  DB  GUEVARA. 

PRÍNCIPE. 

Pasa,  Brito,  adelante, 

Y  con  mi  amor  no  mezcles  á  Violante, 
Ni  burles  en  mis  veras; 

Que  espero  nuevas  de  mi  bien. 

BRITO. 

Esperas 
Las  que  siempre  procuro 
Yo  traerte ,  vive  Dios.  Al  íin  el  muro, 
El  oriente  dorado 

De  aquel  sol,  de  aquel  cielo  franquea- 
Sin  reparo  ninguno  [do, 

Corro  los  aposentos  uno  ¿  uno, 

Y  no  paro  hasta  donde 

Está  la  esfera  que  tu  sol  esconde. 
Su  amor  me  desaiumbra , 

Y  sin  la  permisión  que  se  acostumbra. 
Verla  y  hablarla  trato ; 

Que  el  alborozo  precedió  al  recato. 
Entro,  al  íin,  sin  sentido, 

Y  en  el  dorado  tálamo,  que  ha  sido 
Teatro  venturoso 

Mas  de  tu  amor  que  del  común  reposo, 
Amaneciendo  entonces, 

Y  enamorando  mármoles  y  bronces. 
Les  ojos  en  estrellas , 

En  nieve  y  nácar  las  mejillas  bellas. 

En  claveles  la  boca , 

La  frente  y  manos  en  cristal  de  roca. 

En  rayos  los  cabellos, 

Entre  Alfonso  y  Diouis,  tus  hijos  bellos, 

Asidos  á  porfía 

( Por  maternal  terneza  ó  compañía). 

El  cuello  de  alabastro. 

Deidad  admiro  á  dona  Inés  de  Castro, 

Aurora  en  carne  humana, 

Tiriciudo  abril  con  la  mañana, 

Todo  un  cielo  abreviado, 

Y  al  sol  de  dos  luceros  abrazado. 
Quedé  tierno  y  dudoso; 

Que,  como  de  aquel  árbol  generoso 

Tan  hermoso  pendían. 

Racimos  de  diamantes  parecían ; 

Ella,  amor  ostentando, 

Aunque  de  honestidad  indicios  dando, 

A  la  nieve  divina 

De  púrpura  corriendo  otra  cortina ; 

Que  de  tales  mujeres 

Siempre  son  los  recatos  sumilleres; 

Mas  encendida  aurora 

Sobre  las  almohadas  se  encorpora, 

Y  ya,  como  embarazos. 

Deja  á  Dionls  y  Alfonso  de  los  brazos, 
Que,  de  sentido  ajenos. 
Pavores  y  ternezas  no  echan  menos; 
Tanto  en  tan  dulce  empeño 
Pueden  los  pocos  años  con  el  sueño. 

Y  con  ansia  iníinita. 

Antes  que  una  palabra  me  permita 

Ni  besarla  una  mano 

( Recato  portugués  ó  castellano), 

Me  dijo :  c¿Cómo  dejas 

A  Pedro,  Biito?»  Y  con  celosas  quejas 

Prosiguió,  mas  hermosa 

Que  lo  está  una  mujer  que  está  celosa. 

Porque  han  dado  los  celos 

Hasta  el  color  uue  visten  á  los  cielos. 

Tu  tardanza  culpando 

En  Santaren  con  doña  Blanca,  cuando 

Tu  padre  la  ha  traido 

Para  tu  esposa. 

PiÜNCIPC. 

Perderé  el  sentido, 
Brito,  si  Inés  no  lia 
Todo  su  amor  á  toda  el  alma  mis. 
Primero  verá  el  cielo 
Su  vecindad  de  estrellas  en  el  suelo. 
Verá  la  noche  fría 
Que  puede  com|>el¡r  al  claro  dia , 
Que  falte  la  tirmeza 
Con  que  adoro  á  Inés. 


BMTO. 

Oigt  la  ilteu; 
Basta,  basta,  no  ofusques 
Mí  relación ,  ni  imposibles  bosques 
Mal  guisados,  ni  modos , 
Que  yo  los  doy  por  recibidos  todos ; 

Y  lo  mismo  hará  el  doefto 

Por  quien  te  has  paeslo  en  semejante 
Al  íin  escucha  atento.  [empeño. 

PRÍNCIPE. 

Prosigue. 

BRITO. 

Como  digo  de  mí  cneoto... 

PRiHaPB. 

Acaba. 

BRITO. 

Vén  conmigo. 
La  tal  hiés,  en  la  ocasioa  que  digo. 
Finezas  y  ansias  junta , 

Y  entre  falsa  y  celosa  me  pregunta: 
«Di me,  Brito,  ¿es  bizarra 

Dofia  Blanca,  la  infanu  de  NtTam, 

De  Pedro  nueva  empresa , 

Que  viene  á  ser  de  Portugal  princesa?! 

Yo  la  respondo  entonces, 

Haciéndome  de  pencas  y  de  gonces : 

«r  Aunque  Blanca  no  es  Tea , 

Es  contigo  muy  poca  sa  tarea. 

Moneda  mal  segura. 

Que  no  puede  correr  con  la  hennoava, 

Y  si  intenta  igualarse 

Contigo,  muy  de  noche  ha  de  pasarse. 

En  esto  despertaron 

Dionis  y  Alonso,  y  juntos  pregantaroa 

A  una  voz  por  su  padre; 

Enternecióse,  oyéndolos,  la  madre, 

O  fuese  amor  ó  celos, 

Tocó  á  anegar  en  l^rimas  dos  délos; 

Y  en  lluvias  tan  eitraftas, 
Sartas  de  perlas  hizo  las  pestañas, 
Que  en  sus  luces  hermosas. 

De  perlas  se  volvían  mariposas ; 

Y  abrasándose  en  ellas. 
Granizaron  los  párpados  estrellas ; 

Y  viendo  contra  el  dia. 

Que  abajo  tanto  cíelo  se  Tenia, 

Calmando  sus  recelos , 

Di  le  tu  carta  y  serenó  sus  cielos. 

Cedióse  á  su  alegría, 

Convaleció  de  su  tristeza  el  dia. 

Quedó  el  sol  sin  nublado. 

Porque  de  aquel  desprecio  ayoCuada 

Al  úliimo  suspiro 

Mucho  cristal  obró  para  lafiro. 

Tomó  el  pliego  y  besóle, 

Y  tres  ó  cuatro  veces  repasóle 
Con  señas  diferentes. 

Que  es  costumbre  de  espias  y  de  ausea- 
Pidió  la  escribanía,  [tes. 

Volvió  otra  vez  á  perturbarse  el  düa. 
Los  cielos  se  cubrieron, 
A  la  tinta  las  lágrimas  soplleroo; 

Y  mientras  escribía. 

Un  alma  en  cada  lágrima  cabla. 
Siendo  en  tantos  renglones 
Lasalmasnuichasmasquelaaraioiita. 
Cerró  llorando  el  pliego. 
Sellóle,  despachóme,  y  partihMfo 
Otra  vez  por  la  posta «  [ta; 

Parecí éndome  el  mundo  seodaaogoa- 

Y  con  el  «fuera,  aparta». 

Entré  por  Sanureu ,  y  esta  es  so  carta. 

PRÍNCVB. 

Levanta,  Brito,  del  suelo; 
Que  solo  tú  puedes  dar 
Tal  alivio  á  mi  pesar. 
Tal  fin  á  mi  desconsuelo. 
Toma  esta  cadena ,  Brito, 
En  tanto  que  á  besar  llego 
Las  letras  de  aqueste  pliego. 
Que  Inés  con  el  llamo  m  escrito. 


»UTO. 

Beta  Biny  eohonboeBa , 
Kestras  que,  tomada  i  peso, 
Prinero  yo  también  peso 
Las  letras  desta  cadeoa. 
El  Rey. 

FaiHGIFB. 

¿Mi  padre? 

BKITO. 

Sefior, 
Kl  mismo. 

PliflGlPB. 

Gaardaré  el  pliego 
lye  Inés. 

BRITO. 

Y  yo  ¿  guardar  iré 
10  cadena ,  que  es  mejor. 

SaUELmy  DON  ALONSO. 

aiT. 
¿Priadpe? 

FBiliaPB. 

Señor. 

¿Qaé  hacéis? 
paiüciPE. 
¿Tos  aquí? 

IBT. 

No  bay  que  admiraros 
De  qae  Tenga  yo  á  bascares, 
Mro,  paes  tos  no  lo  bacels. 
To  os  quisiera  báblar  despacio. 

PBi.'fCIPE.  (ilp.) 

Hoy  corre  mi  amor  fortuna.    . 

BET. 

¿Quién  sois  fos? 

BBITO. 

Sefior,  soy  una 
Sabandija  de  palacio. 

BET. 

¿De qué  al  Principe  senris? 

BBITO. 

Deaoxo  fidalgo. 

BET. 

Bien, 
t De  camino  estáis  también? 

BBITO. 

Seysumaza. 

BET. 

¿Quédecis? 

BBITO. 

Que  f  oy  siempre  con  su  alteza 
Adonde  quiera  que  Ta. 

BET. 

T  aun  donde  no  Ta. 

BBITO. 

Esa  es  ya 

■atidosa  sutilexa. 

BET. 

Algo  desembarado 


BBrro. 
Si ,  SeBor  poderoso ; 
Qne  en  palacio  al  Yergonsoso 
Stanpre  el  refrán  ha  culpado. 

BET. 

¿Cteo  os  Ifaimais? 

BBITO. 

Brito. 

BET. 

¿Vos 
Sois  Brito?  Ya  quién  sois  sé; 
Sois  hombre  de  mocha  fé. 

BBITO. 

Eso  si,  SeBor,  par  (Uof, 


REINAR  DESPUÉS  DE  MORIR. 

Porque  con  ella  he  servido 
A  su  alteza ,  como  ya 
De  mi  satisfecho  está. 

PBilfClPB. 

Es  Brito  muy  entendido ; 
Con  razón  le  estimo  y  quiero, 
Téngole  notable  amor. 

BET. 

Para  que  le  hagáis  favor 
No  habrá  menester  tercero ; 
Que  en  esto  debe  tener 
Gran  maña  y  agilidad. 

BRITO. 

Mintió  á  vuestra  majestad 
Quien  fué  de  ese  parecer; 

?ue  á  su  alteza  no  le  han  dado 
an  pocas  partes  los  cielos, 
gne  naya  menester  anzuelos 
n  el  ardid  del  criado. 
No  me  ha  menester  á  mi 
Para  ninguna  facción , 
Porque  los  méritos  son 
Siempre  terceros  de  si. 

Y  cuando  en  alguna  se  halle 
Dificultosa  de  obrar. 

No  ba  de  ir,  ni  es  justo,  á  buscar 
Alcahuetes  á  la  calle; 
Porque  el  Principe  es  humano, 

Y  alguna  vez  se  enamora, 
Aunque  á  esta  plaza  hasta  ahora 
No  le  he  tomado  una  mano. 
Vuestra  majestad  real 
Perdone  esas  baratijas, 
Porque  hasta  en  las  sabandijas 
La  defensa  es  natural. 

Y  adiós ;  que  contra  cautehis 
De  palacio  asisto  en  mi. 
Que  estoy  indecente  asi 

Con  botas  y  con  espuelas.       (Va$e,) 

BET. 

Pedro,  los  que  hemos  nacido 
Padres  y  reyes,  también 
Hemos  de  mirar  el  bien 
Común  mas  que  el  nuestro. 
príncipe. 

Ha  sido. 
Padre  y  señor,  atención 
Debida  á  esa  majestad ; 
¿Qué  me  mandáis? 

BET. 

Escuchad , 
Veréis  que  tengo  razón. 
Yo  os  be  casado  en  Navarra 
Con  la  Infanta,  que  Dios  guarde, 

Y  en.Lisboa  á  vuestras  bodas 
Se  han  becho  fiestas ,  y  tales, 
Que  todos  nuestros  ndalgos 
Procuraron^señalarse, 
Dando  muestras  con  su  afecto 
De  ser  nobles  v  leales. 
Después  que  llegó  la  Infanta, 
He  reparado  que  sale 

A  vuestro  rostro  un  disgusto. 
Que  os  divierte  de  lo  afable , 
Os  retira  de  lo  alegre ; 

Y  solo  pueden  llevarse 
Aquestos  extremos,  Pedro, 
Donde  hay  mucho  amor  de  padre. 
Doña  Blanca  disimula , 

Y  aunque  la  causa  no  sabe, 
Piensa  que  sin  duda  es  ella 
Causa  de  vuestros  pesares. 
Hacedme  gusto  de  verla 
Con  amoroso  semblante ; 
Principe,  desenojadla, 

Que  es  vuestra  esposa;  no  halle, 
Cuando  con  vos  tanto  gana. 
El  perderse  en  el  ganarse. 
Yo  os  lo  ruego  como  amigo, 
Os  lo  pido  como  padre , 


ilt 

Os  lo  mando  como  rey, 
No  deis  lugar  á  enojarme. 
Ella  viene ;  aquí  os  quedad ; 
Prudente  sois,  esto  baste.         (Vaie.) 

PRÍNCIPE. 

:Ay  Inés,  cómo  por  ti , 
Loco,  rendido  y  amante, 
Ni  admito  la  corrección , 
Ni  bay  ventura  que  me  cuadre ! 

Sale  LA  INFANTA. 

INFANTA. 

Guarde  Dios  á  vuestra  alteza. 

príncipe. 
¿Señora? 

INFANTA. 

¿Principe? 
príncipe. 

Dadme 
La  mano  á  besar. 

INFANTA. 

Señor, 
Deteneos;  que  no  es  galante 
Acción  que  beséis  mi  mano. 
Cuando  advierto  que  no  sale 
Ese  cortesano  afecto 
De  marido  ni  de  amante. 
Yo,  Señor,  soy  vuestra  esposa; 
Y  debéis  considerarme 
Reina  ya  de  Portugal , 
Si  fui  de  Navarra  infanta. 

PRÍNCIPE. 

(Ap,  Eso  no,  viviendo  Inés.) 
Señora,  solo  un  instante 
Os  suplico  que  me  deis 
Audiencia ;  sentaos  y  hable 
El  alma,  que  muda  ba  estado, 
Hasta  poder  declararse. 


Decid. 


INFANTA. 
PRÍNCIPE. 

Atended. 


INFANTA. 

Ya  oigo. 
Pasad,  Principe,  adelante. 

PRÍNCIPE. 

Casé,  Señora,  en  Castilla 
(Obedeciendo  á  mi  padre) 
Primera  vez  con  su  infanta , 

?ue  en  globos  de  estrellas  yace, 
uve  desta  dulce  unión 
Un  hijo,  y  puesto  que  sabe 
Vuestra iilteza  estos  principios, 
Paso  á  lo  mas  importante. 
Cuando  mi  difunta  esposa 
Vino  conmigo  á  casarse. 
Pasó  á  Portugal  con  ella 
Una  dama  suya ,  un  ángel , 
Una  deidad,  todo  un  cielo ; 
Perdóneme  que  la  alabe 
Vuestra  alieZa  en  su  presencia, 
Que,  informada  de  sus  partes, 
Importa,  porque  disculpe 
Osadas  temeridades. 
Cuando  advertida  conozca 
La  causa  de  efectos  tales. 
Era  al  fin  (por  acabar 
La  pintura  desta  imagen. 
El  retrato  deste  sol , 
Deste  arcbivo  de  deidades) 
Doña  Inés  de  Castro  Coello 
De  Garza,  que  con  su  padre 
Pasó  á  servir  á  la  Reina, 
Mejor  dijera  á  matarme; 
Y  aunque  siempre  su  bermosura 
Fué  una  misma,  ni  un  instante 
Me  atreví.  Señora,  á  verla 
Con  pensamientos  de  amante; 


DE  LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 


Que  i  sola  mi  esposa  enlcncea 
Hendí  il«  tMZ 
Hasu  que. 
Le  coti6  el 

"£, 

Buarde , 
iliieulo 

ahora 

Desde  este  Instante,  Señora, 
llesde  aqueste              '  Tanta, 

■■•■ 
Uue(¡>rasolde$nlux, 
Atemo  i  sus  muchas  eradas. 
Vivo  en  ella  tan  unido 

*;  lalla.' 

se  hace 

me  Talle 
M        mi  causa 

On, 

AraLosdemiUrmeu, 
V  Mempre  Sí 

Mu«ria,                   ÍS            amada, 

f(!í 

SHTíV    . 

5 

.",: 

UuerOinoiios        ISÜÍSJ 

Y  olvidado  de  mi,  viendo  mi  muerte 
Eo  su  deidad,  la  dije  desia  saerle  -. 
•Nunca  peiiséquu  pudiera. 


Üe  mi  pena  v  mi  dolor ; 
"     'íisi 

(Jueaquein 


Cómo  en  esta  luí  bermosa 
Ho  ful 


Esla  dÍTÍoH  mujer, 

V  ella ,  viéndome  rendido 

Y  en  su  hermosura  perdido. 
Pagó  con  agradecer. 


t:  'fi  planta 

Üoe  , 

iNo  li     f.        SS         '^*  I"*""'* 

«ya. 

Y  ^ 

A         m 

X  o 

gue  es  mejor,  p;ira  obligarla, 
Cuando  íiertP, 

Decirlo 
Pues  cu  i 

>3  reina,  en  Alemauia, 
Un  Castilla  y  Aragón 


asista  el  cuerpo 
Alia  donde  tengo  el  alma.         ( V'oie.) 

I^FkNTS. 

;Han  sucedido  ^ 


Que  el  sol  el  ocaso  dora; 
Y  antes  que  sea  mas  larde, 
Pues  Pedro  do  vieue ,  quiero 
Retirarme. 

TIOLAMTB. 

Siempre  espero 
Que  hagas  do  tu  gusto  alarde, 
Sio  cuidados  amorosos. 
DOÜjl  is^.s. 
Violante,  no  puede  ser: 
Que  en  la  que  llega  i  querer 
'-  '  ly  instantes  mas  gustosos 

.33  que  daá  su  cuidado ; 

j,Uué  será  uo  haher  teuidu 
Ui  Pedrot 

nOLAniz. 
'  Le  habrá  tenido 
El  Rey,  su  padre ,  ocupado ; 
Desecha  jala  tristeta 
Que  te  aOlBe. 

I«^A  IHÍS. 

No  le  asombre; 
aunque  Pedro  ea  re;,  es  hombre 
[io  olvidos. 

TIOI^ASTB. 

Su  alte» 
Soloen  ti  vive.  Señora, 
tu  amor  le  desvela. 
DO^jt  init. 

Como  el  jgwi;        m 


Advierto  que  esta  delante. 
Contrastando  mi  fortuna. 
Una  betmosa  Venus ,  una 


Vi 

Mira  til  si  mi  fortuna 

I  n  felice  poede  f  er. 

Que  i  la  mas  cuerda  mi^er 

Se  la        de  dos  la       ; 

Toma 

Ya  que  esta  la  quinta  «. 

viotsHn. 
Descansa ,  Señora,  pvei. 

Do.1i  ati. 
Todo  disgusto  me  da. 

TlOLAItri. 

jQuieres,  Señora,  qae cante, 
l'ara  diverlir  tu  pena , 
Una  IcLrilla  muy  buena, 
Que  te  alegre? 

DoSi  mis. 
Sl.VIoIanle; 
Canta,  ;  no  por  alegrar 
Hi  pena  le  lo  consiento. 
Sino  porque  i  mi  tormento 
Quisiera  un  rato  alivljr. 


Sale  DOSA  INÉS,  en  traje  de  cata, 
coa  cKopela ,  s  VIOLANTE, errada. 

;No  estiscansada,  Señora! 

Si,  Viólame, V  irisie estoy; 
Hiela  el  Hondego  me  toy. 


Saudade  milla. 


(C«Un.) 


Adorando  atittMt, 
Loquedettllítnti: 
Ui  pena  V  lermtmfa 
Se  trufoue  en  eoHltnt 
Can  dttlee  pqrflt. 


DOÑA  KIKS  T  TIOLAríTK. 

Saudade  miña , 
¿Cando  vosveria? 

%iola:(te.  {Canta.) 

miña  saudade^ 
Caro  siñor  meu, 
¿\  quién  diré eu 
Tamaña  verdade? 
La  miña  vonlade 
Cuidadosa  persuade 
Denoitey  dedia; 
Saudade  siiña, 
¿  Cando  voi  ve  riaf 

tiola:<te. 
Parece  que  se  ha  dormido, 
^  con  paso  diligente 
Voeke  atrás  la  hermosa  foeoie 
To«io  el  curso  suspendido; 
Dejarla  quiero  al  beleño 
D.'>le  descanso,  entre  tanto 
One  da  treguas  á  su  llanto^ 
A¡ boles,  guardadla  el  sueno.   {Vate 

Salen  EL  PRINCIPE  y  BRITO. 

PKÍHCIPE. 

Gracias  á  Dios ,  Brito  amigo, 
Que  he  salido  á  ver  mi  bien ; 
¿yuién  fué  mas  dichoso?  Quién 
l  uJo  igualarse  conmigo? 
¿Posible  es ,  Brito,  que  estoy 
üonde  pueda  ver  mi  esposa, 
huiré  cuya  llama  hermosa 
Sniple  mariposa  soy? 

BRITO. 

Tan  posible ,  que  llegamos 
A  la  (juinta,  que  está  enfrente 
Lh  I  Mundego. 

príncipe. 

Aguarda,  tente. 

BRITO. 

,lLs  visto  algo  entre  los  ramos? 

pRÍ:«ciPC. 
¿>o  ves  á  Inés  celestial , 
\iu«-  aqiii  a  la  visU  se  ofrece? 

BRITO. 

Que  está  dormida  parece 
,    Al  marj;»!»  de  aquel  cristal 
Qae  la  fuente  vierte ;  calla. 
No  la  despiertes ,  Señor. 

PRÍ?(C1PE. 

Diselo,  Ürilo,  á  mi  amor. 

BRITO. 

Lnego  ¿quieres  desperUlla? 

PRÜSCIPE. 

Quiero.  Brito,  y  no  quisiera 
Impedirla  el  descansar. 

BRITO. 

S«»rá  lástima  inquietar 
Su  j-osiego. 

POSA  tsts.  (Soñando.) 
Tenle,  espera. 

PRÍNCIPE. 

Parece  que  habla. " 

BRITO. 

Estará , 
Señor,  entre  sueño  hablando. 

PRÍTICIPE. 

¿^ué  oslará  mi  bien  soñando? 

BRITO. 

(  onü^o  el  sueno  será. 

bo\\  INÉS.  ( Vuelve  á  hablar  como. 

ñando.) 
Une  me  mata ;  tente ,  aguarda.— 
t  Alonso,  Dionís ,  Violante  ? 

DD.  C  DE  L.-u. 


.) 


REINAR  DESPUÉS  DE  MORIR. 

PRÍNCIPE. 

Deja,  Hrilo,  que  adelante 
Pase,  porque  ya  se  larda 
Mi  deseo  eu  ver  despierto 
Mi  bello  sol. 

BRITO. 

Llega  ¡)ues ; 
Pero  despertar  á  Inés 
I  Será  grande  desacierto. 

DONA  I  MES. 

No  me  maien  tus  rigores ; 
;  Por  qué  me  quitas  la  vida , 
Pedro,  Pedro  de  mi  vida? 
Esposo,  mi  bien. 

PRÍNCIPE. 

Amores, 
Mucho  he  debido  al  pesar 
Que  en  tí  ha  ocasionado  el  sueño. 
Pues  te  trajo,  hermoso  dueño. 
En  mi  pecho  á  descansar. 

DOÑA  INÉS. 

Pedro,  Señor,  dueño  amado. 

PRÍNCIPE. 

¿Qué tienes,  Inés? 

Do>íAiNÉs.(D«/?i>r/a.) 
Soñaba 
Que  la  vida  me  quitaba... 

PRÍNCIPE. 

¿Quién? 

DO.NA  INÉS. 

Un  león  coronado, 

Y  que  á  mis  hijos  (¡  ay  cielos! ) 
De  mis  brazos  ajenaba , 

Y  airado  los  entregaba 
( Aun  no  cesa  mi  recelo ) 
A  dos  brutos ,  que  inhumanos 
Los  apartaron  de  mí. 

PRÍNCIPE. 

¿Eso, Inés,  soñaste? 

DOÑA  INÉS. 

Sí. 

PRÍNCIPE. 

Fueron  tus  recelos  vanos ; 
Desecha,  Inés,  el  dolor. 
Cóbrale  mas  valerosa; 
Si  bien  estás  mas  hermosa 
Con  el  susto  y  el  temor. 

DOÑA  INÉS. 

¿Eres  mió? 

PRÍNCIPE. 

Tuyo  soy. 

DOÑA  INÉS. 

Y  tuya  mi  fe  será. 

BRITO. 

¿Adonde  Violante  está? 
A  pedirla  celos  voy. 

DOÑA  INÉS. 

Nunca  como  hoy,  dueño  mió, 
Temí  de  mi  amor  mudanzas , 
No  porque  de  tí  no  fio, 
Sino  por  ser  desdichada; 
Apenas  de  nuestra  quinta 
Salí  á  caza  esta  mañana, 
Cuando  vi  una  lorlolilta 
Que  entre  los  chopos  lloraba 
Su  amante  esposo  perdido ; 
Yo,  de  verla  lastimada. 
Llegué  á  temer  que  mi  suerte 
No  me  trajese  á  imitarla; 
Vi  luego  que  de  una  vid 
Un  olmo  galán  se  enlaza, 

Y  envidiosa  de  sus  dichas , 
También  se  me  turbó  el  alma, 

*^-   Pues  un  tronco  bruto  goza 
Posesión  mas  bien  loj^rada, 

Y  yo  apenas  gozo  el  bien , 
Cuando  lodo  el  bien  me  falta; 


{Vase.) 


1i3 

Y  como  en  la  tortolilla 
He  visto  mas  declaradas 
Mis  sospechas  temerosas , 
Siendo  yo  tan  desdichada , 
¿Qué  mucho,  Pedro,  que  tema 
Llegar  á  imitar  sus  ansias? 

PRÍNCIPE. 

Inés ,  si  el  sol  en  la  tierra , 
Como  produce  las  plantas. 
Infundiera  en  cada  ílor 
Una  deidad ,  y  llegara 
A  reducir  las  bellezas 
Con  las  de  tu  hermosa  cara 
(Que  es  la  roayor^ dueño  mió) 
En  otra  mujer,  palabra 
Te  doy  que,  siendo  yo  tuvo, 
En  mi  corazón  no  hallara" 
Ni  un  cortesano  cariño. 
Ni  una  amorosa  palabra. 
Ni  un  pequeño  ofreciuiiento. 
Ni  un  afecto  en  que  mostrara 
Átomos  do  la  afición 
Con  que  te  adoro;  que  tanta 
Fuerza  tiene  tu  hermosura 
Desde  que  está  relraiada 
En  mi  pecho,  que  tu  nombre 
Tiene  por  objeto  el  alma ; 
Alonso  y  Dionís  ¿adonde 
Están? 

Sale  ALONSO,  niño. 

ALONSO. 

¿Padre? 

PRÍNCIPE. 

Prenda  amada, 
¿Y  vuestro  hermano? 

ALONSO. 

Señor, 
Ahora  merendando  estaba; 
¿Quieres  que  vaya  á  llamarle? 

PRÍNCIPE. 

Sí,  mi  vida. 

DOÑA  INÉS. 

Espera,  aguarda. 

Salen  BRITO  y  VIOLANTE,  alboro- 

lados. 


BRITO. 

Señor,  Señor,  oye. 

PRÍNCIPE. 

Drilo, 
¿Qué  dices? 

VIOLANTE. 

¿Señora? 

DOÑA  INÉS. 

Cielos , 
¿Qué  es  esto?  Dilo,  Viólame. 

VIOLANTE. 

Dilo,  Brito;  que  no  puedo. 

PRÍNCIPE. 

¿De  qué  os  turbáis?  Hablad. 

BRITO. 

Por  la  orilla  del  Mondego, 

Y  el  camino  de  la  quinta. 
Tres  coches  han  descubierto, 

Y  del  Rey  parecen. 

DOÑA  INÉS. 

¿Hay 
Mas  desdicha? 

PRÍNCIPE. 

Vé  en  un  vuelo, 

Y  reconoce  quién  es. 

BRITO. 

Ya  yo  he  visto,  aunque  de  lejos , 
Que  el  Rey  y  la  Infanla  vienen , 
Mvar  González  con  ellos, 
\  Egas  Coello. 


ii4 

PRÍ5C1PE. 

Ambos  son 
Dos  traidores  encubiertos. 

VIOLANTE. 

Ya  llegan. 

DO^A  i:rÉs. 

Pues  JO  me  voy 
A  retirar. 

príncipe. 

Deteneos , 
Señora ;  que  estando  yo 
Con  vos,  no  hay  que  temer  riesgo. 

Salen  EL  REY  y  LA  INFANTA,  ALVAR 
GONZÁLEZ,  EGAS  COELLO y  acom- 
pañamiento. 

RCT. 

Aquesta  es  la  quinta;  entrad. — 
¿Pedro? 

,  príncipe. 

Señor,  ¿qué  es  aquesto? 

INFANTA. 

Ahora  empieza  mi  venganza. 

DOÑA  INÉS. 

Ahora  empiezan  mis  celos 

RET. 

Ahora  empieza  mi  castigo. 

PRÍNCIPE. 

Ahora  empieza  mi  tormento. 

ALVAR. 

Ahora  se  enoja  el  Rey. 

EGAS. 

Ahora  la  echa  del  reino. 

VIOLANTE. 

Ahora  te  echan  á  gateras. 

BniTO. 

Ahora  te  dan  docicntos, 
Por  alcahueta,  Violante. 

VIOLANTE. 

Miente  y  calla. 

BRITO. 

Callo  y  miento. 

RET. 

No  sé  cómo  reporlarme. 
En  íin,  principe  don  Pedro, 
¿Ocasionáis  á  que  haga 
Vuestro  padre  estos  excesos 
De  salir,  para  buscaros 
Fuera  de  la  corte? 

DOÑA  INÉS. 

.Cielos! 
Temiendo  estoy  su  rigor; 
Pero,  con  todo,  yo  llego.-r- 
Déme  vuestra  majestad 
A  besar  su  mano. 

RET. 

¿El  cielo 
Mayor  belleza  ha  formado? 
De  mirarla  me  estremezco  — 
¿Cómo  os  llamáis? 

DO.ÑA  INÉS. 

Doña  Inés 
De  Castro. 

REY. 

Alzaos  del  suelo. 

DOÑA  INÉS. 

Quien  :'i  vuestros  pies  se  nc. 
Goza,  Señor,  de  su  centro. 
Pues  en  ellos... 

REY. 

Levantad. 


LCIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

DOÑA  INÉS. 

Toda  mi  ventura  tengo. 

REY. 

¡Qué  honestidad  !  qué  cordura ! 
¿Quién  es  este  caballero? 

PRÍNCIPE. 

Un  deudo  cercano  mió. 

REY. 

También  vendrá  á  ser  mi  deudo; 
Muy  lindo  es.— ¿Cómo  os  llamáis? 

ALONSO. 

Alonso,  al  servicio  vuestro. 

REY. 

Por  vuestro  abuelo  será. 

DOÑA  INÉS. 

Tiene  muy  honrado  abuelo. 

REY. 

Y  muy  hermosa  y  muy  noble 
Madre. 

INFANTA. 

¡  Qué  ha  sido  esto,  cielos! 

REY. 

Vamos. 

INFANTA. 

i  A  esto  el  Rey  me  trae ! 
Perderé  el  entendimiento. 

ItEY. 

Venid ,  Inranta. 

EGAS. 

Señor, 
Ved  que  para  vuestro  reino 
Este  inconveniente  es  grande. 

ALVAR. 

Y  con  este  impedimento 
De  doña  Inés,  doña  Blanca 
No  logrará  su  deseo 

De  cas;ir  en  Portugal. 

REY. 

Ya  lo  be  mirado,  Egas  Coello ; 
Mas  no  es  ocasión  ahora 
De  salir  de  tanto  empeño. 

ALONSO.  \ 

Diidme  la  mano.  Señor, 

Y  la  bendición. 

REY. 

¡Qué  bueno! 
¡  Hay  mas  gracioso  mucliaclio ! 

LNFANTA. 

Mis  desdichas  voy  sintiendo. 

REY. 

Adiós,  duna  Inés. 

DO.ÑA  INÉS. 

Señor, 
Guarde  mil  años  el  ciclo 
A  vuestra  real  majestad. 
Para  mi  señor  y  dueño 
De  mi  aibedrio'. 

REY. 

¡Inés! 
¡  Cuánto  con  el  alma  siento 
No  poder  aquí,  aunque  quiera, 
.Mostrar  lo  mucho  que  os  quiero! 

fiRlTO. 

Violante ,  adiós ;  que  me  voy. 

VIOLANTE. 

Brito,  adiós ;  que  lo  deseo. 

PRÍNCIPE. 

Adiós ,  Inés  de  mi  vida. 

DOÑA  INÉS. 

Ad'os,  adorado  dueño. 

PRÍ.NCIPF. 

¡Muerto  voy! 

DOÑA  INÉS. 

;Yo  voy  sin  alma! 


PRÍNClFr. 

¡Qué  desdicha! 

DOÑA  INÉS. 

i  Qué  tormento ! 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  LA  INFANTA  r  ELVIRA,  criaé 

INFANTA.  . 

Esta  es  ya  resolución ; 
No  me  aconsejes,  Elvira. 

ELVIRA. 

Infanta,  señora,  mira 
Que  aventuras  tu  opinión. 

INFANTA. 

Aunque  lo  advierto,  no  ignoro 
También  que  en  desprecio  tal'. 
Una  mujer  principal 
Atrepella  su  decoro; 
Deja  ya  de  aconsejarme , 

Y  repara  que,  agrtviarda, 
Ofendida  y  despreciada. 
He  de  morir  ó  vengarme; 
A  muchas  han  sucedido 
Desprecios  de  voluntad» 
Mas  no  de  la  calidad 
Que  yo  los  he  padecido ; 
Kieii  que  Inés  es  muy  bizarra, 

Y  aunque  hermosa  llegue  a  verse. 
No  es  justo  llegue  á  oiioutrse 

A  una  infantado  Navarra; 
Que  compitiendo  las  dos. 
Aunque  es  grande  sa  belleía. 
Para  igualar  mi  grandexa 
Es  poco  el  sol ,  vive  Dios. 

ELVIRA. 

El  Rey  sale. 

INFANTA. 

Pues,  Elvira, 
Déjame  sola;  que  ahora 
lie  de  hablar  claro. 

ELVIRA. 

Señora... 

LNFANTA. 

Obedece ,  calla  y  mira.    . 

ELVIRA. 

Ya  me  voy,  y  ruego  al  cielo 
Que  se  acabe  tu  cuidado. 

INFANTA. 

I'^l  agravio  declarado 

No  admite  ningún  consuelo. 

Sale  EL  RET»  solo. 

RET. 

Dejadme  solo,  Coello ; 

Que  á  solas  pretendo  hablarla. 

Quisiera  desenojarla. 

INFANTA. 

{Áji,  Pues  me  ofrece  sn  cabello 
La  ocasión ,  quiero  lograr 
Mi  intento.)  ¿SefiorT 

RET. 

¿Indanta? 

INFANTA. 

¿Tanto  favor?  ¿Merced  lanU? 
¿Que  vos  me  véngala  á  honrar? 
¡Gran  ventura! 

RET. 

Blanca  hermosa  • 
Tanto  os  estimo  y  venero. 
Tanto,  bella  Infanta,  osqaiero. 
Que  fuera  difícaltosá 
La  acción  qne  para  serviros 
No  em|irendiera ;  y  esleifeto,* 


Hijo  Je  Tueslro  respeto. 
He  obliga  siempre  asistiros 
i:cHi  au  uiodú  afecto,  y  tal, 
Que  en  lo  discreta  y  bizarra. 
Dudo  si  sois  en  Navarra 
N^itida  ó  en  Portugal. 

r.oD  tanto  favor  tratáis 
Mi  fe,  que  ciega  os  adora, 
Vfae  coufusa  el  alma  ignota 
bl  modo  con  que  me  honráis ; 
Teiü  advierte  mi  cuidada, 
\  leudo  estos  extremos  dos , 
Que  me  tiabeis  querido  tos 
Habür  como  despojado, 
Y  3<ivertido  del  rigor 
Que  el  i*riDCÍpe  usa  conmigo, 
tlomo  so  padre  y  so  amigo, 
Me  mostráis  en  vos  su  amor. 

RCT. 

^  Yjí  qué  estaba  divertida, 
Htjauíij,  vuestra  alteza? 

I2CFANTA. 

Solo  en  pensar  la  presteza, 
(•r:ifi  señor,  de  mi  partida. 

RET. 

aUido  con  tal  bréredad , 
loranta,  os  qaereis  partir? 

mrAXTA. 
E<o  le  quiero  decir; 
Oiga  vuestra  majestad  : 
PurcoDcierto  de  mi  hermano, 
\  muestro  (  mudos  pesares , 
HoT  bable  la  estimación. 
Los  demás  afectos  callen ), 
A  este  mar  de  Portugal , 
De  Doesiros  navarros  mares , 
tu  upa  ciudad  de  leños, 
Eq  aii;i  escuadra  volante 
Ul*  delfines ,  (|ue  volaba 
A  cuDipeiencia  del  aire, 
l.i»';iue.  Señor  ( ¡  ay  de  mi!), 
I II  lune5,  para  mi  martes, 
Uae  en  el  dueño,  y  no  en  el  dia, 
SecofJiienen  los  azares; 
1-  oé  tan  próspero  y  feliz 
Lsie  deseado  viaje, 
(¿ne  parece  qoe  anunciaban 
Tao  \ebturosas  señales 
Presagios  de  la  desdicha 
Que  alíora  liega  á  atormentarme ; 
S4lii>  vuestra  majestad 
A  recibirme  y  honrarme 
1  en  >u  persona  y  amor, 
Que  5i>n  afectos  de  padre; 
^  cuando  al  Principe  (¡ay  cielos !) 
K^pnaba,  para  darle, 
büire  la  mano  de  esposa, 
Tioruos  requiebros  de  amante, 
Fo>»'síoo  del  aibedrio. 
Uniendo  las  voluntades , 
Sope  que  quedó  en  Lisboa, 
Siu  que  su  cuidado  pase 
Siquiera  ú  saber  con  quién 
Su  alteza  espera  casarse ; 
Este  cuidado,  ú  descuido 
Cuidadoso,  fueron  parte 
Para  empezar  ( ¡  qué  desdicha ! ) 
Toda  el  alma  á  alt>orotarse, 
Y  a  temer  lo  que  lloré 
Dentro  de  pocos  instantes. 
Cuatro  veces  murió  el  sol 
Kn  los  brazos  de  la  tarde. 
Por  cuia  muerte  la  noche 
Vi^tió  íntos  funerales , 
Piiniero  que  de  su  coarto 
Kaese  al  mío  á  visitarme; 
Si  fbé  agravio  ji  mi  decoro. 
Juzgúelo  qaieo  amar  sabe. 
Al  feo  vaestra  majestad 


REINAR  DESPUÉS  DE  MORIR. 

Fué  á  visitarle  una  tarde ; 
Lo  quo  le  mandó,  no  sé , 
Mas  bien  puedo  asegurarme 
Que  en  defender  mi  justicia 
Seria  lodo  de  mi  parle; 
Al  Un  me  vio,  y  lus  empeños 
Que  tuve  solo  un  insiUnte 
Que  le  (fl  audiencia,  no  es  bien 
Que  mi  lengua  los  relate; 
Bástame,  siendo  quien  soy. 
Que  los  ^epa  y  qne  los  calle  ; 
Que,  á  no  ser  dentro  de  mi 
Tan  bizarra  y  tan  galante, 
¿Cómo  pudiera  pasar 
Por  el  tropel  de  desaires 
Que  me  han  sucedido^  Cómo, 
Sin  que  abortara  volcanes, 
Que  en  cenizas  convirtiera 
A  quien  intentó  agraviarme 
Atrevido  jr  poco  atento? 
Vamos , Señor,  adelante, 

Y  perdonad  que  los  celos 
Lleguen  á  precipitarme, 

Y  el  corazón  á  los  labios 
Se  asome  para  quejarse. 
Pasadas  mu(!has injurias, 

Que  es  bien  que  en  silencio  pase, 
A  una  quinta  del  Mondego 
Fui,  porque  vos  me  llevasteis, 
A  volver  mas  despreciada 
Que  me  habla  mirado  antes. 
Pues  se  siente  mas  la  ofensa 
Cuando  delante  se  hace 
Üe  quien ,  mirando  el  desprecio. 
Llegará  á  vanagloriarse; 
Esto,  Señor,  que  parece 
Que  es  sentimiento  que  hace 
Mi  persona  en  exterior, 
Según  os  muestra  el  semblante, 
No  es  sino  que  asi  he  querido 
Üe  mi  suceso  informarle,  ' 
Porque  sepa  que  no  ignoro 
Lo  ({ue  vuestra  alteza  sabe ; 
Que,  á  no  ser  asi ,  es  siu  duda 
gue  no  pasara  el  desaire 
Üe  ir  á  requebrar  los  nietos, 
Cuando  me  ofreció  vengarme; 

Y  á  no  ser  asi  también , 
¿Cómo  pudiera  llevarse 
Que  doña  Inés  compitiera 
(Aunque  son  muchas  sus  partes) 
Conmigo?  Que  no  lo  hermoso 
Igualar  puede  á  lo  grande. 
Decid  al  Principe  vos. 

No  como  rey,  como  padre, 
Qu^sus  empeños  disculpo; 
Que  ha  acertado  al  emplearse 
En  quien  tan  bien  le  merece, 

Y  que  mire,  cuando  agravie, 
Que  no  todas ,  como  yo. 
Podrán  desapasionarse. 
Este  pliego  es  á  mi  hermano, 
Donde  le  pido  que  trate 

De  enviar  por  mi,  siu  que  sepa 
Lo  que  ha  podido  obligarme ; 
Que  no  es  bien  que  1^  dé  cuenta 
De  semejantes  desaires. 
Con  mi  parlida.  Señor, 
Pongo  Un  á  mis  pesares, 
Principio  al  gusto  de  Inés, 

Y  medio  para  qne  trate 
Don  Pedro  su  casamiento. 
Sin  que  yo  pueda  estorbarle ; 
Que,  aunque  ya  lo  está  en  secreto, 
Como  llegó  á  declararme. 
Parece  que  aumenta  el  gusto 
Sal)er  que  todos  ¡o  saben. 
Adiós,  Señor;  no  me  tenga 

Tu  majestad  ni  me  trate 
Jamás  sino  de  partirme ; 
Porque  seria  obligarme 
A  que  haga,  por  detenerme, 


4IK 

Lo  que  no  por  despreciarme ;  , 

Que,  aunque  ahora  soy  prudente , 

No  sé,  en  llegando  á  enojarme, 

Si  me  valdrá  la  prudencia 

Para  no  precipitarme. 

No  detenerme  es  cordura ; 

A  mi  cuarto  voy,  que  es  tarde. 

No  hay,  Señor,  de  qué  advertirme ; 

Que,  pues  IICL^ué  á  declararme, 

Todo  lo  habré  ya  mirado 

(¡Voy  muriendol);  el  cielo  os  guarde. 

REY. 

Oye,  Infanta. 

INFANTA. 

A  lon.<o  invicto. 
Vuestra  majestad  no  mande 
Que  un  instante  me  detenga, 
O  vive  Dios,  que  á  esos  mares, 
Parténope  desdichada. 
Me  arroje  para  anegarme.  (Vase.) 

REY. 

¿Alvar  González,  Coello? 
SaUn  LOS  dos. 

ALVAK. 

¿Señor? 

REY. 

Partid  al  instante, 
Y  detened  á  la  Infanta. 

AL VA». 

Ya  voy.  {Yase.) 

EGAS. 

El  Principe  sale. 

REY. 

No  sé  cómo  de  mi  enojo 
Ahora  podrá  librarse. 
;  Qué  asi  me  empeñe  mi  hijo  I 
Irme  quiero  sin  h:il>1arle; 
Que  si  le  hablo,  sosptfclio 
Que  no  podré  reportarme. 

Sale  EL  PRÍNCIPE,  solo. 

PRÍIUCIPK. 

Señor,  ¿vuestra  majestad 
Conmigo  airado  el  si'mbiaiile? 
¿La  espalda  volvéis,  S«'TH»r, 
A  vuestra  hechura? 

REY. 

Dejadme , 
No  me  habléis;  que  estoy  cansado 
De  ver  vuestros  disparates. . 
Principe,  no  me  veáis ; 
Kgas  Coello,  aquesta  larde, 
De  Samaren  al  castillo 
Le  llevad  preso,  allí  pague 
Inobediencias  que  han  sitio   -■ 
Causa  de  males  tan  grandes. 

ECAP. 

¡  Qué  principe  tan  prudente! 

PRÍNCIPE. 

Pues  yo,  Señor,  ¿por  qué? 

REY. 

Baste ; 
Ahora  veréis  si  es  mejor 
Obedecer  ó  euojarme.  ( Vase.) 

PRINCIPE. 

En  ün,  Coello,  ¿que  voy 
Preso  á  Samaren? 

EGAS. 

Asi 
Lo  manda  su  alteza ;  á  mi , 
Que  noble  criado  soy. 
Me  toca  el  obedecer. 

príkcipe. 
¿Sois  alcaide? 


ii6 

EGAS. 

El  cuidado 

Y  el  guardaros  ba  Gado 
A  mí  noble  proceder 

Y  ásola  la  lealtad  mía; 

Y  asi  I  es  forzoso  el  hacerlo. 

príncipe. 
Si  ahora  anochece ,  Coello, 
Mañana  será  otro  día. 

EGAS. 

En  cualquier  aurora  es 
Mi  lealtad  muy  de  español. 

PRÍNCIPE. 

Mil  cosas  fomenta  el  sol, 
Que  las  deshace  después. 

EGAS. 

Yo  sé  que  llego  á  servir 
Con  fe,  Señor,  verdadera ; 

Y  asi,  muera  cuando  muera, 
Como  os  sirva  con  morir. 

PRÍNCIPE. 

Creo  que  pena  os  ha  dado 
El  verme  que  preso  voy. 

EGAS. 

Sé  que  vuestro  esclavo  soy, 

Y  que  solo  mi  cuidado 
Os  sirve  dias  y  noches. 
Como  criado  de  ley. 

PRÍÍ^CIPE. 

Coello,  sirvamos  al  Bey ; 
Id  á  prevenir  los  coches. 

{Yase  Egas  Coeilo.) 

Sale  mi iO. 

¿Qué  hay,  Drilo?  Qué  le  parece 
De  estrella  tan  importuna? 

BRITO. 

Üestonosda  la  fortuna 
Cada  dia  que  amanece. 

PRÍNCIPE. 

¡Qué  doloroso  trasunto! 

¡  Muerto  estoy!  ¡  Estoy  perdido ! 

BRITO. 

Solo  Belerma  ha  vivido 
Con  el  corazón  difunto. 
príncipe. 
Parte,  Brito,  dile  á  Inés. . 
¿Asi  te  vas? 

{Hace  Brito  que  se  va.) 

DRITO. 

¿Por  qué  no? 
príncipe. 
¿Qué  le  dirás? 

BRITO. 

¿Qué  sé  yo? 
Ya  te  lo  diré  después. 
Quisiera,  Señor,  ponerme 
En  la  ii;lesia  de  San  Juan, 
IN>r({ue  esperezos  ine  dan 
De  que  el  Bey  ha  do  prenderme. 

PRÍNCU^E. 

¿  Y  eso  temes ,  Brito?  Vete ; 
Mas  ¿iH)r  qué  te  ha  de  prender? 

BRITO. 

Fácil  es  de  conocer: 
'Porque  he  sido  tu  alcahuete; 

Y  en  ocasión  semejante 
Llegara  á  sentir  de  veras 
Ir  á  hogar  á  galeras , 
t.onio  iiw  dijo  Violante. 

l'RÍNCirE. 

Brito,  vé  á  la  esposa  mia  , 

Y  dila  que  pierdo  rl  s«»«o 
Hasta  quf»  la  ve:». 


LUIS  VELEZ  DE  GÜEVABA. 

BRITO. 

Y  tras  eso, 
¿Cómo  el  Bey  preso  te  envía? 

PRÍNCIPE. 

Pues  si  preso  me  quería, 
¿Para  qué  dos  veces  preso? 
Que  á  explicar  mi  sentimiento 
No  basto,  y  si  á  eso  te  obligo, 
Di  todo  lo  que  te  digo. 
Pues  no  cabe  en  lo  que  siento. 

BRITO. 

Diréle  que  partes  ciego 
Por  su  amor,  lo  que  la  adoras. 
Lo  que  suspiras  y  lloras 
Cuando  te  abrqsa  su  fuego. 

PRÍNCIPE. 

A  mucho  te  has  obligado ; 
Que  el  mal  á  que  estoy  rendido 
Bien  cabe  en  lo  padecido. 
Mas  no  cabe  en  lo  explicado. 
Dila  que  el  Rey  inhumano... 
Oye,  Brito,  y  no  la  aflijas, 

Y  aquellas  dos  perlas,  hijas 
De  aquel  nácur  castellano... 

BRITO. 

No  te  enternezcas,  Señor; 
Mira  que  llorando  estás. 

PRÍNCIPE. 

¡Ay,  Brito !  no  puedo  mas. 

BRITO. 

¿Adonde  está  tu  valor? 
Préndale  el  Rey,  que  el  proceso 
Podrás  romper  algún  dia. 

PRÍNCIPE. 

Mas  si  preso  me  quería, 
¿  Para  qué  dos  veces  preso? 

( Vanse.) 
Salen  D05ÍA  INÉS  y  VIOLANTE. 

VIOLANTE. 

¿Acabaste  ya  el  papel? 

DOÑA    INÉS. 

No. 

VIOLANTE. 

Pues  ¿cómo? 

DOÑA  INÉS. 

He  reparado 
Que  no  cabrá  mi  cuidado 
Ni  mis  iinezas  en  él. 

VIOLANTE. 

¿Leíste  la  glosa? 

do.ña  inés. 

Si, 

Y  es  tal ,  que  pude  llegar, 
Cuando  la  miré,  á  pensar 
Que  se  escribió  para  mí. 

VIOLANTE. 

¿Sábesla  ya? 

DONA  INÉS. 

Ya  la  sé. 

VIOLANTE. 

¿Toda? 

DOÑA  INÉS. 

Nada  hay  que  te  espanto ; 
.Mientras  estuve.  Violante, 
I-ji  mi  cuarto,  la  estudié. 

VIOLANTE. 

¿Quieres  decirla.  Señora? 

DOÑA  INÉS. 

Sí,  Violante,  aquesta  es; 
Atií'nile. 

VIOLANTE. 

Ya  escucho. 

I»0>A  INÉS. 

Pues 


No  te  diviertas  ahora. 

Mi  vida,  aunque  sea  patíon, 

yo  querria  no  perdelta. 

Por  no  perder  la  ocasión 

Que  tengo  de  estar  sin  ella. 

Dichoso  y  favorecido 

Me  vi,  Nise,  en  ud  instante, 

Y  luego  pasé  de  amaDte 

A  extremo  de  aborrecido ; 

Mas,  aunque  airado  Cupido 

La  flecha  trocó  en  arpón. 

No  pudo  ser  ocasión 

Para  desear  mi  muerte; 

Que  he  de  querer,  por  quererte, 

Mi  vida ,  aunque  sea  pasión. 

El  alma  con  que  vivia 

Se  fué  á  tí,  cuando  pensaba 

Que  en  mi  pecho  la  hospedaba. 

Como  tuya, siendo  mia, 

Y  aunque  la  pérdida  via. 

Sin  formar  de  amor  querella , 
Contento  me  vi  sin  ella; 
Mas,  á  no  ser  en  despojos, 
Nise,  de  tus  bellos  ojos, 
yo  querría  yoperdella. 
Gobierno  del  nombre  han  sido 
Voluntad  y  entendimiento. 
Con  que,  á  la  razón  atento. 
Mientras  hombre  fui,  he  vivido ; 
Pero,  después  que  Cupido 
Puso  en  tí  mi  inclinación , 
Puede  tanto  mi  pasión. 
Que  jamáSj  bella  mujer. 
No  te  quisiera  perder. 
Por  no  perder  la  ocasión. 
Cautivo  y  sin  libertad 
Vivo  después  que  te  vi , 

Y  aunque  viví  en  mi  sin  mi , 
Rendido  á  tu  voluntad, 

Esperé  de  tí  piedad:  • 

Pero,  después  que  á  mi  estrella 
Tu  imperio,  Nise,  atropella, 
Es  tan  contraría  mi  altura. 
Que  ella  misma  me  asegura 
Que  tengo  de  estar  sin  ella. 

Sale  BRITO. 

BRITO. 

Esconde,  Inés,  si  es  posible. 

Que  no  será  fácil,  de  estos 

Peligrosos  dulces  ojos 

Los  hermosos  rayos  negros; 

Esconde,  por  vida  tuja. 

La  canícula,  lo  fresco. 

Lo  florido,  lo  nevado. 

Lo  apacible,  lo  severo. 

Lo  buscado,  lo  temido, 

Lo  juguetón ,  lo  compuesto. 

Le  alegre,  lo  mesurado. 

Lo  lindo,  lo  mas  que  bejto 

De  esa  cara ;  que  un  nublado 

No  le  ha  de  faltar  aun  cielo 

Donde  hay  tantas  pesadumbres. 

DOÑA  INÉS. 

¿Qué  dices? 

BRITO. 

Vete  de  presto ; 
Que  viene  la  Infanta  acá. 

DOÑA  IHÉS. 

¿La  Infanta  adr? 

BRITO. 

Pretendiendo 

Hallaren  esa  ribera. 
Por  no  perder  el  trofeo, 
Tna  garza  que  del  aire 
Doy  ha  derribado,  cutiendo 
Que  ha  de  llegar. 

DOÑA  III^S. 

Ove,  Brilo, 

<.  Garza? 


Si. 


BRITO. 


DOÑA  Ules. 

Y  ¿ella  la  ha  muerto? 

BRITO. 

ha  sido ;  que  á  volar 
escuadrón  soberbio 
ros  salió  armada. 

DOÑA  INÉS. 

*oD  seria  de  celos, 
10  á  matarme  á  mi. 

BRITO. 

Ia7^n  soberbio, 
ieiida  en  una  mano, 
otra  mano  uno  dellos, 
is  como  una  Palas 
racha  de  Venus. 

DOÑA  INÉS. 

lie  Dios !  ¿qué  he  de  hacer  f 

retirarme,  quiero 

me  vea ;  mas  no, 

a  es  mejor  acuerdo 

ia  y  ver  si  pueden 

nos  cumplimientos 

la. 

BRIXO. 

Dices  bien. 

DOÑA  INÉS. 

lora  de  mi  dueño, 
le  dejaste,  Brilo? 
ei  principe  dun  Pedro 

BRITO. 

Vonque  de  su  parle 
)  isitarte  vengo, 
le  sepas.  Señora, 
pasa  allá  de  nuevo, 
osible;  solo  digo 
ira  que  te  puedo 
AT  que  esta  noche 
á  verte. 

DOÑA  INÉS. 

¿Cierto? 

BRITO. 

Cierto. 

DOÑA  IKÉS. 

,  Brilo,  4  qué  hay 
ifanta  ? 

BRITO. 

Que  la  veo 

0  á  tí. 

DOÑA  INÉS. 

En  hora  mala 
á  estorbar  mis  intentos. 

.A  INFANTA,  ALVAU  GONZA 
EGAS  COELLO  y  cazadores. 

I?ÍFANTA. 

be  sentido  perderla. 

ALVAR. 

lió.  Señora,  el  vuelo 
que  ha  sido  imposible 
arla. 

ISFAJITA. 

El  aire  creo 

1  si  la  habrá  transformado 
olar  mas  ligero, 

íella,  envidioso,  pudo 
•  ligereza. 

DOÑA  IISÉS. 

El  cielo 
uestra  alteza,  Señora^ 
la  que  yo  deseo. 

IKFANTA. 

i  estuviera  muy  bien ; 
levantad  del  suelo; 
iqui? 


REINAR  DESPUÉS  DE  MORIR. 

DOÑA  INÉS. 

Si  esta  ventura    . 
De  hablaros,  Señora,  y  veros, 
Por  estar  aqui,  he  ganado , 
Decir  sin  lisonja  puedo 
Que  solo  he  sido  dichosa 
Aqueste  instante  que  os  veo. 

INFANTA. 

¿Cómo  estáis? 

DOÑA  INÉS. 

Para  serviros , 
Como  mi  señora  y  dueño. 

INFARTA. 

{Ap.  Parece  que  está  muy  triste ; 

;,  Sí  ha  sabido  que  á  don  Pedro 

Le  prendió  el  Rey?  Es  sin  duda ; 

Pues  amor,  examniemos 

Si  podéis  vivir  en  mi; 

Que,  aunque  nmerlo  ya  os  contemplo, 

Para  llegarlo  á  creer 

l«'alta  el  último  remedio.) 

Triste  estáis. 

DOÑA  INÉS. 

¡Señora!  ¿Yo? 

INFANTA. 

No  OS  aflijáis;  que  os  prometo 
Que  me  holgara  de  poder 
Daros,  doña  Inés ,  consuelo. 
El  Príncipe  en  asistiros 
Nunca  pudo  ser  eterno. 
Siempre  ha  menesler  casarse  ; 
Ya  lo  está  conmigo. 

DOÑA  INÉS. 

¡Cielos! 
¿Qué  decís? 

INFANTA. 

Que  á  Samaren, 
Cumo  ya  sabréis,  fué*i>reso , 

Y  saldrá  para  que  así , 
En  un  dichoso  himeneo. 
Junte  dos  almas,  que  vos 
üabcis  dividido. 

DOÑA  INÉS.  (Ap.) 
Esto 
No  se  puede  ya  llevar; 
Que, fuera  de  ser  desprecio, 
Son  celos ;  nadie  ha  vivido 
Cuerda  en  llegando  á  tenerlos. 
Responderla  quiero. 

INFANTA. 

Inés, 
Suspended  un  poco  el  vuelo 
Con  que  altiva  habéis  volado  ; 
Reducios  á  vuestro  centro 

Y  sírvaos  de  corrección, 

De  aviso  y  de  claro  ejemplo , 
Que  una  blanca  garza ,  hija 
De  la  hermosura  y  ilel  viento , 
Voló  esla  tarde,  y  alliva. 
Cuando  ya  llegaba  al  cielo, 
La  despedazó  en  sus  garras 
Un  gerifalte  soberbio, 
Enfadado  de  mirar 
Que  á  su  coronado  ceño, 
Desvanecida,  intentase 
Competir ;  esto  os  advierto, 
Inés,  no  mas  que  de  paso; 
¿Ya  me  entenderéis? 

DOÑA  INÉS.  (Ap.) 

No  puedo 
Callar  ya. 

ALVAR. 

Mucho  la  Infanta 
Se  ha  declarado. 

EGAS. 

Yo  temo 
Alguna  desdicha  aquí. 

DOÑA  INÉS. 

Infanta,  con  el  respeto 


il7 


Que  á  tanta  soberanía 
Se  debe,  deciros  quiero 
Que  no  ajéis  de  mi  jiobleza 
Lo  encumbrado  con  ejemplos. 
Yo  soy  doña  Inés  de  Castro 
Coello  de  Garza,  y  me  veo. 
Si  vos  de  Navarra  infanta, 
Reina  de  aqueste  hemisferio 
De  Poi'tugal ,  y  casada 
Con  el  príncipe  don  Pedro 
Estoy  primero  que  vos ; 
Mirad  si  mi  casamiento 
Será,  Infanta,  preferido , 
Siendo  conmigo  hoy  primero. 
No  penséis,  Señow,  no 
Que  es  profanar  el  respeto, 
Que  debo  hablaros  asi. 
Sino  responder  que  intento 
Desempeñar  á  mi  esposo , 
Pues  si  él  asiste  en  mi  pecho  , 
Con  él  habláis,  no  conmigo ; 
Y  puesto  que  soy  él,  debo, 
Si  hablas  como  doña  Blanca, 
Responder  como  don  Pedro. 

INFANTA. 

Inés,  ¿cómo  os  olvidáis 
Que  la  que  cayó  del  cielo 
Era  garza?         ^ 

DONA  INÉS. 

Y  también  blanca , 
Según  VOS  dijisteis. 

INFANTA. 

Bueno; 

ÍVos  me  respondéis  á  mi 
íquívocos  desacuerdos  ? 

DOÑA  INÉS. 

Mal  he  hecho  yo.  Señora. 

ALVAR. 

¿Que  así  perdiese  el  respeto 
A  lanta  soberanía? 

DOÑA  INÉS. 

¡  Si  dice  (válgame  el  cielo ) 
Que  era  blanca ! 

INFANTA. 

Bien  está ; 
Retiraos. 

DOÑA  INÉS. 

Amor,  ¿qué  es  esto? 

EGAS. 

El  Rey  viene  ya. 

INFANTA. 

Afi  enojo 
Quiero  reprimir. 

DOÑA  INÉS. 

Yo  entro 
Temerosa  y  afligida. 
Vamos,  Violante ;  que  espero 
Hallar  en  Dionis  y  Alonso 
A  mi  pena  algún  consuelo. 

(YanseJnésy  Violante.) 

Sale  EL  REY  y  acompañamiento. 


RET. 

Lograr  no  pensé  el  hallaros. 

BRITO. 

Voy  á  decir  á  don  Pedro 

Todo  cuanto  ha  sucedido.        ( Vase.) 

RET. 

Hija,  Infanta,  ¿  qué  es  aquesto  ? 
¿Cómo  ha  pasado  la  tarde 
Vuestra  alteza  en  el  empleo 
De  la  caza? 

infanta. 

Gran  señor, 
En  la  falda  de  este  cerro, 
Que  la  guarnece  de  plata   , 


Un  cristalino  arroyuelo, 
Descubrimos  una  garza; 
V  auu<|ue  al  remmilur  el  vuelo 
Perdió  la  vida,  volvió 
A  vivir,  Señor,  de  nuevo  ; 
Que  no'tengo  cou  lu  garza 
Ni  jui'isdicion  ni  empleo. 
Después  que  una  garza  á  mí 
Con  viles  celos  me  lia  muerto. 


REY. 


No  os  entiendo. 


INFANTA. 

j  Ay  gran  señor ! 
Pues  bien  podéis  entenderlo; 
Que  no  esta  enigma  difícil 
Ni  es  el  engaño  encubierto. 
Doña  Inés  ahora  acaba 
De  decirme  que  don  Pedro 
El  principe  es  ya  su  esposo; 

Y  aunque  él  lo  dijo  primero , 
No  lo  creí,  poY  juzgar 

Que  pudiera  ser  incierto; 
Mas  después  (pe  doña  Inés, 
Sin  decoro  y  sin  respeto. 
Se  atrevió  á  decirlo  aquí , 
Ha  sido  fuerza  creerlo. 

RET. 

¿Que  la  modestia  de  Inés, 
Virtud  y  recogimiento, 
Pudo  atreverse  á  perder 
La  veneración  que  os  tengo? 
Vive  Dios,  Alvar  González , 
Que  el  Principe,  loco  y  ciego, 
Ha  de  ocasionarme  á  dar 
Con  su  muerte  uu  escarmiento 
Tan  grande,  que  á  Portugal 
Sirva  de  futuro  ejemplo. 
Yo  remediaré  esta  injuria. 

INFANTA. 

Señor,  el  mejor  remedio 
Es  el  no  buscarle,  pues 
Desde  este  insiaule  os  prometo 
Olvidar;  que  solo  olvido 
Puede  ser,  si  bien  lo  advierto, 
Medio  paia  ([ue  se  acabe 
Mi  enojo.  Señor,  y  el  vuestro. 

REY. 

¿Qué  os  parece,  Alvar  González? 

ALVAR. 

Señor,  si  ya  todo  el  reino 
Espera  con  alegría 
Este  feliz  casamiento. 
Será  grande  inconveniente 
(Asi ,  gran  señor,  lo  entiendo) 
üue  no  llegue  á  ejecutarse; 

Y  así ,  fuera  buen  acuerdo 
Apartar  á  dona  Inés 

De  Portugal. 

OEV. 

¿Cómo  puedo, 
Si  está  casada  ? 

ALVAR. 

Señor, 
Cuando  aqucse  Impedimento, 
Que  es  el  mayor,  no  se  pueda 
Heinediar... 

REY. 

Dadme  consejo. 

ALVAR. 

Me  parece  que  la  vida 
De  Inés... 

REY. 

¿Qué  decís? 

AI.VAH. 

Entiendo... 

RbY. 

Declaraos;  ¿  por  ifué  teméis? 
Acabad. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

ALYAB. 

Tengo  por  cierto 
Que  peligrara. 

REY. 

¿Porqué? 

ALVAR. 

Señor,  porque  en  solo  eso 
Consistía  el  que  pudiese 
Gozar  la  Infanta  á  don  Pedro. 

INFANTA. 

Eso  no;  que  mis  agravios. 
Aunque  ofendida  los  siento, 
No  han  de  pasar  á  poder 
Conmigo  mas  (lue  yo  puedo. 
Viva  mil  siglos  Inés; 
Que,  si  hoy  por  ella  padezco. 
No  es  culpada  en  mis  desdichas; 
Yo  si,  pues  yo  las  merezco. 

REY. 

Vamos  á  mirar  mejor 

Lo  que  se  ha  de  hacer  en  esto. 

ALYAR. 

¿A  la  ciudad? 

REY. 

No;  auc  estoy 
Cansado  y  algo  indispuesto. 
Vamos  á  la  casería 
(Alvar  González)  de  Coello. 

INFANTA. 

¿  Está  cerca  ? 

ALVAR. 

Si,  Señora. 

REY. 

Disponed,  piadoso  cielo, 
Modo  para  consolarme; 
Que  si  aquesto  dura,  temo 
Que  me  han  de  acabar  la  vida 
Pesares  y  sentimientos. 

INFANTA. 

Vamos,  Señor. 

REY. 

Vamos,  hija. 

INFANTA. 

¡Qué  valor! 

REY. 

¡Qué  entendimiento! 

INFANTA. 

¡  Qué  prudencia ! 

REY. 

¡  Qué  cordura ! 
Dadme  la  mano;  que  quiero 
Ser  vuestro  escudero  yo. 

INFANTA. 

Tanto  fa\or  agradezco.  ' 

IIEY.  ' 

¡Quién  viera  de  aquesta  suerte, 
blanca  hermosa,  á  vos  y  á  Pedro! 

( Yanse.) 

Salen  D05ÍA  INÉS  y  EL  PRÍNCIPE 
DON  PEDRO. 

DO.Sa  INÉS. 

Digo  que  no  me  aseguro. 

PRÍNCIPE. 

¿Posible  es  que  no  conoces 
Que  es  imposible  engañar, 
Inés,  tus  hermosos  soles? 
Cese  el  disgusto,  bien  mió, 
Y  acábense  los  rigores ; 
No  me  mates  con  desdenes, 
basta  matarme  de  amores. 
¿Tú  enojada?  Tú  tan  triste? 
i  Cómo  puede  ser  que  borren 
Nublados  de  tu  disgusto 
Tus  hermosos  esplendores  ? 
Habla,  Inés,  dime  tu  pena ; 


i  Por  qué,  mi  bien ,  no  respondes 

Mas  vale,  si  he  de  morir. 

Que  me  refieran  tus  voces 

La  causa  por  qué  me  matas; 

No  es  bien  que,  sintiendo  el  golpe, 

Cuando  no  ignoro  el  morir, 

El  por  qué,  mi  bieo,  ignore. 

D05ÍA  IN¿8. 

Señor,  esposo,  mi  ?ida , 
Dueño  mío,  Pedro. 

PRÍNCIPK. 

Ahorre 
Tu  lengua,  Inés,  epítetos, 

Y  dime  ya  quién  te  pone 
A  ti  en  tales  descoosaelos 

Y  á  mi  en  tantas  coofasiooes. 

D05ÍA  INÉS. 

Tu  padre... 

PRÍNCIPE. 

Dilo. 

DOilA  IN¿S. 

Pretende... 

PHÍNCIPB. 

Prosigue,  mi  bien.    • 

D05lA  iNis. 

Dispone... 

PaiMCIPB. 

¿Qué  te  turbas? 

ttoñk  IN¿S. 
Que  te  cases. 

PRÍNCIPE. 

Si  aquesos  son  tus  temores , 
Inadvertida  has  andado , 
Pues  sabes  que  en  todo  el  orbe 
No  he  de  tener  otro  dueño. 

OO.^A  INÉS. 

Aunque  miro  los  acciones, 
l'^sposo  y  señor,  dispuestas 
A  hacerme  tantos  favores. 
Es  bien  adviertas  ^ae  ja 
La  fortuna  cruel  dispone 
Que  te  pierda,  dueño  mió, 

Y  que  de  tus  brazos  goce 
La  Infanta,  que  te  previene 
Tu  padre  para  consorte; 

Y  puesto  que  no  es  posible 
Que  seas  mío,  ni  que  logre 
Mas  finezas  en  tus  brazos. 
Será  fuerza  que  me  otorgues, 
Pedro,  dueño  de  mi  alma, 
Piadosas  intercesiones. 

Para  que  el  Rey,  de  mi  vida 
La  vital  hebra  no  corte. 
Con  tus  hijos  viviré 
En  lo  áspero  de  los  montes . 
Compañera  de  las  fieras, 

Y  con  gemidos  feroces 
Pediré  justicia  al  cielo. 

Pues  c[ue  no  la  bailé  en  les  hombres . 
De  quien  de  tan  dulce  lazo 
Aparta  dos  corazones. 
Mis  hijos  y  yo.  Señor, 
Con  tiernas  exclamaciones. 
Huérfanos  ^  sin  abrigo, 
Daremos  ejemplo  al  orbe 
De  los  peligros  que  pasa 

Y  á  cuantas  penas  se  eipone 
Quien,  sin  ver  inconvenientes, 
Se  casa  loca  de  amores. 

Por  lo  que  un  tiempo  me  quiso. 
Señor,  es  bien  que  me  otorgue 
Esta  merced;  no  padeica 
Quien  fué  vuestra,  los  rigore» 
De  una  liyusticia,  mi  bien; 

8ue  mármoles  hay  v  bronces 
uc  harán  vuestra  nma  eterna. 
Ahora  es  tiempo  de  que  note 
La  mayor  fineza  en  vos; 


Mostrad,  mostrad  los  blasones 

De  Tuestra  heroica  piedad. 

Para  que  conozca  el  orbe 

One  si  matarme  el  Rey  ba  pretendido» 

Me  habéis,  querido  dueño,  defendido 

Con  valiente  osadía  y  fe  constante, 

Por  mujer,  por  esposa  y  por  ainaute. 

PRÍ!<(CIPE. 

No  creyera,  bella  Inés, 

Que  jamás  desconfiaras  ^ 

De  la  fe  cmi  que  te  adoro. 

Alza  del  suelo,  le?anta , 

Enjuga  los  bellos  ojos; 

noe  las  perlas  que  derramas 

Parecen  mal  en  la  tierra; 

Ed  uis  oúcares  las  guarda, 

Que  no  hay  en  el  mundo  quien 

SeatreTa,  esposa,  á  comprarlas. 

Si  mi  padre  la  cerviz 

Me  rierribaní  á  sus  plantas ; 

Si  la  Infanta,  que  aborrezco , 

U  Tjda.  Inés,  me  quitara, 

Porque  mi  padre  contento 

(.•oedjse  y  ella  vengada, 

.No  solo  fuera  so  esposo, 

Pero  To  de  mi  garganta' 

Derribara  la  cabeza 

Primero  que  me  obligara 

A  (l^cir  si;  que  te  adoro 

De  ul  suerte,  prenda  amada, 

Que  sin  ti  no  quiero  vida. 

¿Conipliréisine  esa  palabra? 

PBÍnClPE. 

Digo  rail  veces  que  sí.         ^' 

Pues  va  mi  temor  se  acaba; 
Y  ¿como  habéis  quebrantado 
La  prisión? 

PRÍNCIPE.  * 

Esta  mañana 
A  E^as  Coello  le  pedí 
)le  dejase  que  llegara 
A  rene ;  y  auaque  es  traidor, 
íeinieodó  que  me  enojara, 
>u  me  impidió. 

do?Ia  knés. 
Pues,  Señor, 
Volved  antes  que  las  guardas 
Os  echen  menos ;  que  es  tarde, 
Y  Tolvedme  á  ver  mañana. 

PRf:<(ClPE. 

AJios.  Inés. 

DO^A  nés. 
Adiós,  Pedro; 
.No  me  olvides. 

príncipe. 
Excusada 
F.sti,  esposa,  esa  advertencia. 

DO^A  I.>é8. 

^Si  vuestro  padre  os  lo  manda? 

PIIÍ5CIPE. 

No  Miede  tener  mi  padre 
Jurísdieion  en  mi  alma. 

ooxA  inÉs. 

4  Y  si  la  Infanta  porfia? 

príncipe. 

Anoque  porfíe  la  Infanta. 

DOSa  INÉS. 

,.  V  si  el  reino  se  conjura  ? 

príncipe. 
Aunque  en  crueles  iras  arda. 

OOÍÍA  iwts. 
4iTknia  firmeza? 

PRÍNCIPB. 

Soy  monte. 


REINAÜ  DESPUÉS  DE  MORIR. 

D05ÍA  mes. 

¿Tanto  amor? 

príncipe. 

Solo  le  Iguala 
El  tuyo. 

DONA   INÉS. 

¿Tanto  valor? 
príncipe. 
Nadie  en  valor  me  aventaja. 

DOÑA  INÉS. 

¿Tan  grande  fe? 

príncipe. 
Sí ;  que,  ciego 
A  tus  luces  soberanas. 
No  es  menester  que  te  vea 
Para  que  te  adore. 

DO.ÑA  INÉS. 

Basta; 
Ea,  adiós,  mi  bien. 

PRÍNCIPE. 

Adiós. 
i  Quién  contigo  se  quedara ! 

DO^A  I?(ÉS. 

i  Quién  se  partiera  contigo! 
¡  Muerta  quedo ! 

PRÍ.XCIPE. 

i  Voy  sin  alma ! 

DOÑA  INÉ9.  ^ 

Adiós,  adorado  esposo. 

príncipe. 
Adiós,  esposa  adorada. 

(Vanse.) 


H9 


JORNADA  TERCERA. 


Dicen  dentro  cazadores. 

UNO. 

Tó,  tó,  por  acá;  acudid 
Aprisa  al  sabueso,  aprisa. 

OTRO. 

Al  valle,  al  valle,  á  la  fuente; 
No  se  escape;  arriba,  arriba  ; 
No  se  nos  vaya. 

BRiTo.  ifientro.) 
Estos  son 
Cazadores  de  Coimbra. 

UNO. 

Subid  al  monte,  subid. 

OTRO. 

Huyendo  va  la  corcilla 
Hacia  la  fuente ;  acudid. 

Sale  EL  PRINCIPE  y  BRITO. 

PRÍNCIPE. 

¡Ay  dona  Inés  de  mi  vida! 
Parecióme  que,  acosada , 
Mal  llagada  y  perseguida. 
Hacia  la  fuente  llegaba. 

ORITO. 

¿Quién,  Señor? 

príncipe. 
Mi  Inés  divina. 

BRITO. 

¿Otro  agüerito  tenemos? 

PRÍNCIPE. 

Sin  duda  fué  fantasía  ; 
Porque ,  á  ser  verdad,  es  cierto 
Que  mi  esposa  no  se  iria^ 


Brito,  á  arrojar  á  la  fuente , 
Sino  á  la^  lágrimas  mias. 

BRITO. 

De  Samaren  has  venido, 

Y  ya  estamos  de  la  quinta 
Una  legua  poco  mas ; 
Presto  la  verás  muy  flna 
Entre  tus  brazos. 

PRÍNCIPE. 

i  Ay  cielos! 

BRITO. 

Y  ahora  ¿por  qué  suspiras? 

PRÍNCIPE. 

Porque  no  llego  á  sus  brazos. 

BRITO. 

Todo  eso  es  hazañería. 

PRÍNCIPE. 

Di,  Brito,  que  este  es  deseo 
De  gozar  la  peregrina 
Deidad  de  Inés,  que  es  tan  grande, 
Que  solo  pudo  á  ella  misma 
Igualarse  .. 

BRITO. 

Asi  es  verdad. 

PRÍNCIPE. 

Todas  las  flores  de  envidia  ^ 
Suelen  quedar... 

BRITO. 

¿De  qué  suerte? 

PRÍNCIPE. 

O  agostadas  ó  marchitas  : 
La  rosa,  reina  de  todas. 
Mirando  á  mi  Inés  un  día, 
Quedó,  corrida  de  verla, 
Pálida  y  envejecida; 
EL  clavel,  Brito,  agostado. 
Cuando  miró  en  sus  mejillas 
Mas  viva  púrpura  envuelta 
En  sangre  de  Venus  fina. 
Dijome  un  bello  jazmín : 
«Jamás,  Principe,  permitas 
Que  tu  Inés  vea  las  flores ; 
Porque  en  viéndolas ,  corridas , 
No  se  atreven  á  creéer, 

Y  tras  si  propias  perdidas. 
Siendo  maravillas  todas , 
Dejan  de  ser  maravillas. 

BRITO. 

Cuando  te  ha  hablado  el  jazmín, 
¿Que  te  ha  dicho  esas  mentiras? 
Ten  seso  y  vamos  al  caso. 

PRÍNCIPE. 

Advierte,  pues;  yo  queria, 
Poruue  ninguno  me  viese. 
No  llegar  hasta  la  quinta; 

Y  para  el  caso,  esta  carta 
De  Santaren  traigo  escrita, 
Porque  desde  aquí  la  lleves ; 

Y  otra  también  prevenida 
Traigo  para  el  Condestable ; 
Llévalas  pues. 

BRITO. 

Y  ¿me  envías 
Con  estas  cartas  á  mí  ? 

PRÍNCIPE. 

Pues  ¿á  quién  jamás  se  fia 
Mi  pecho,  sino  es  á  tí? 
Parte,  acaba. 

BRITO. 

Y  si  por  dicha 
Me  encontrase  Alvar  González 

Y  Egas  Coello,  que  privan 
Con  el  Rey  tu  padre  ahora, 

Y  hecha  general  visita 
De  todas  la$  faltriqueras. 
Viesen  las  cartas,  y  vistas ,. 
Me  mandasen  ahorcar ; 


i 


120 

Pregunto,  Señor,  ¿seria 

Diieii  viaje  el  que  hul>ia  iiecho? 

PRÍ.NCIPR. 

No  lemas,  porque  le  anima 
Mi  valor. 

BKITO. 

i  Qué  linda  flema! 
Si  estoy  ahorcado  por  dicha 
Una  vt*z  ,  ¿  de  qué  provecliu 
Lo  que  me  ofrecéis  seria 
Para  mí?  ¿Podrá  valerme 
Tu  valor  en  la  otra  vida? 

l'Ri.NCIFE. 

Brilo,  llevarlas  es  fuerza. 

BIUTO. 

Pues  ¿por  qué  causa  á  la  visla 
De  la  quinta  le  detienes? 

príncipe. 
Porque  mi  padre  en  la  quinta 
Me  dicen  que  está  de  Coello, 
Que  á  cay.ar  vino  estos  días , 

Y  no  quiero  que  me  vea. 

URITO. 

Y  si  prosi¿(uen  la  enigma 
De  la  gar¿a  estos  dos  sacres, 
Que  l;r  prisión  solicilau 

De  Inés ;  pregunto,  Señor, 
¿Qué  hará  el  Principe? 

PRÍNCIPE. 

¿Por  dicha, 
Aquesos  sacres  villanos 
Se  atreverán  á  mi  vida? 
Porque,  guardada  mi  garza 

Y  alentada  de  si  misma. 
Aunque  con  tornos  la  cerquen. 
Aunque  airados  la  persigan, 
Hemontará  tanto  el  vuelo, 
Que  la  perderán  de  vista. 

Y  los  sacres  altaneros, 
Cuando  vean  que  examina 
Por  las  campañas  dej  aire 
Toda  la  región  vacia', 
Cansados  de  remontarse, 
En  mirándola  vecina 

Del  cielo,  que  es  centro  suyo, 

Y  en  él  á  lúes  esculpida , 

Si  la  buscan  garza  errante. 
La  hallarán  estrella  fíja. 

BRITO. 

Lindamente  la  has  volado; 
Di  ya  lo  que  determinas. 

PRÍNCIPE. 

Que  partas,  Brito,  al  Mpndcgo; 
Que  yo  te  espero  en  la  (luinla. 
Que  está  de  allá  media  tegua  , 
\  una  legua  de  Coimbra. 

BRITO. 

Allí  estarás  escondido 
Mientras  yo  aviso  a  la  ninfa 
Mas  hermosa  de  la  tierra. 

príncipe. 
Sí,  Hrito,  allí  determina 
Mi  amor  quedarte  esperando; 
Allí  la  esperanza  mia , 
Hasta  ({ue  le  vuelva  á  ver. 
De  un  cabello  estará  asida  ; 
Allí  mi  amor,  mal  bullado. 
Aguardará  (pie  le  digas 
Sí  puede  llegar  á  ver 
E\  obj  .'to  que  le  anima; 
Allí,  Drilo,  viviré. 
Si  es  que  puede  ser  que  viva 
Quien  tiene,  como  yo  tengo, 
hn  otra  parle  la  viila. 

BRlTO. 

Alli  puedes  esperar 
A  que  luego  allí  te  diga 
Lo  que  allí  ha  pasado  alli; 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Que  has  dicho  una  retahila 
Deallíes,  para  cansar 
Con  allies  á  una  lia  ; 
¡Cuerpo  de  Dios,  con  tu  alli ! 

PRÍNCIPE. 

Dita  muchas  cosas,  dila 
Que  las  niñas  do  mis  ojos. 
En  su  memoria  perdidas, 
Si  bien  como  niñas  lloran. 
Sienten  también  como  niñas. 

BRlTO. 

¡Viva  el  príncipe  don  Pedro ! 

PRÍNCIPE. 

Di  que  Inés ,  mi  dueño ,  viva. 

BRlTO. 

¡  Qué  amor  tan  de  Portugal !     *^ 

PRÍNCIPE. 

¡  Qué  beldad  tan  de  Castilla !     (Vase.) 

Salen  en  lo  alto  bOÑ\  INÉS  y  VIO- 
LANTE, con  almohadillas. 

DONA  INÉS. 

¿Qué  hora  es? 

VIOLA.NTE. 

Las  tres  han  dado. 

DOÑA  INÉS. 

Trae ,  Violaiile ,  la  almohadilla. 

VIOLANTE. 

Aquí  está  ya. 

OO.ÑA  INÉS. 

Pues  sentadas. 
Esto  que  falta  del  día 
Estemos  en  el  balcón. 
¡  Ay  demi! 

VIOLANTE. 

¿Porqué  suspiras? 

DO^A  INÉS. 

Porque  desde  ayer  estoy 
Sin  el  alma  que  me  ar.ima. 

VIOLANTE. 

¿Cantaré? 

DO.XA   INÉS. 

Canta ,  Violante; 
Divierte  las  penas  mías. 

VIOLANTE.  (Canta.) 
Es  verdad  que  yo  la  vi 
En  el  campo  entre  las  flores , 
Cuando  Celia  dijo  así : 
t¡Ay,  que  me  muero  de  amores! 
¡  Tengan  lástima  de  mí!» 

DOÑA   INÉS. 

Aguarda,  espera.  Violante, 
Deja  ahora  de  cantar; 
Que  temo  alguna  desdicha. 
Que  no  podré  remediar. 

VIOLANTE. 

¿Qué  tienes,  señora  mia? 
¿Hay  algún  nuevo  pesar? 

DO.NA   INÉS. 

Por  los  campos  del  Mondego 
Caballeros  \i  asomar, 
Y  según  he  reparado , 
Se  \an  acercando  acá. 
Armada  gente  los  sigue; 
¡Válgame  Dios!  ¿qué  será? 
¿A  quién  irán  á  prender? 
Que  aunque  puedo  imaginar 
Que  el  rigor  es  contra  mí , 
Me  hace  llegarlo  á  dudar 
Que  son  para  una  mujer 
Muchas  armas  las  que  traen. 

VIOLANTE. 

Jesús,  Señora,  ¿eso  dices? 

DOÑA  INÉS. 

Violante ,  no  puede  mas 


Mi  temor;  pero  ▼olTamos 
A  la  labor ,  que  será 
Inadvertida  prudencia 
Pronosticarme  yo  el  mal. 

Salen  EL  REY,  ALVAR  GONZALE! 
EGAS  COELLO  y  CEirre. 

RET. 

Mucho  lo  he  sentido ,  Coello. 

ALVAR. 

Señor,  vuestra  majestad , 
Por  sosegar  todo  el  reino , 
No  lo  ha  podido  excusar. 

EGAS. 

Señor ,  aunque  del  rigor 
Que  queréis  ejecutar. 
Parezca  que  en  nuestro  afecto 
Haya  alguna  voluntad , 
Sabe  Dios  que  con  el  alma 
La  (fuisiéramos  librar ; 

Pero  lodo  el  reino  pide 

Su  \ida,  y  es  fuerza  dar. 
Por  (¿uitar  inconvenientes, 
A  dona  Inés... - 

RET. 

Ea,  callad. 
¡  Válgame  Dios  Trino  y  Uno ! 
¿Que  así  se  ha  de  sosegar 
El  reino?  A  fe  de  quien  soy , 
Que  quisiera  mas  dejar 
La  dilatada  corona 
Que  tengo  de  Portugal , 
Que  no  ejecutar,  severo, 
be  Inés  tan  grande  crueldad. 
Llamad ,  pues,  á  doña  Inés. 

COELLO. 

Puesta  en  el  balcón  está, 
Haciendo  labor. 

RET. 

Coello , 
¿  Visteis  tan  grande  beldad? 
¿Que  he  Je  tratar  con  rigor 
A  quien  toda  la  piedad 
Quisiera  mostrar? 

ALVAR. 

Sefior, 
Si  severo  no  os  mostráis, 
Peligra  vuestra  corona. 

RET. 

Alvar  González,  callad; 
Dejadme  que  me  enternezca , 
Si  luego  me  he  de  mostrar 
Riguroso  y  justiciero 
Con  su  inocente  beldad.  — 
¡  Ay,  Inés ,  cómo ,  ignorante 
Desta  batalla  campal , 
Es  poco  ;iCero  la  aguja 
Para  defenderte  }a! — 
Llamadla ,  pues. 

ALVAR. 

^Doña  Inés? 
Mirad  que  su  majestad 
Manda  que  al  punto  bajéis. 

RKT. 

¿  Hay  mas  extraña  maldtd? 
DO^A  inís. 

Ponerme  á  los  pies  del  Bey 
Será  subir,  no  bajar. 

{Quitanse  del  balCM.) 

ALVAR. 

Va  viene. 

RKT. 

No  sé  por  dóode 
La  pudiera  ¡  av  Dios!  librar 
Dcste  rigor,  desta  pena ; 
Mas,  por  Dios ,  qoe  he  de  intentar 
Todos  los  medios  posibles. 


Egas  foello ,  mirad 
^e  yo  no  soy  pane  en  esto, 
\  si  es  que  se  puede  bailar 
Modo  p;tra  que  no  muera , 
Se  basque. 

EGAS. 

Llego  á  Ignorar 
El  modo. 

ALTAR. 

Yo  no  le  bailo. 

BET. 

Pues  si  no  le  bailáis,  callad , 

Y  á  uada  me  repliquéis. 

Salen  DOx^A  INÉS ,  los  rl^os  t  VIO- 
LANTE. 

DO^A  l.^ÉS. 

Vaestra  majestad  real " 
Me  dé  SUS  plantas,  Señor; 
Üiouis ,  Alonso ,  llegad  , 
\  besad  la  mano  si  Key. 

REY.  {Ap.) 

.Qué  peregrina  beldad! 
,\  alga  te  üios  por  mujer! 
¿Qoíéu  te  truju  á  Portugal? 

DOÑA  INÉS. 

¿No  me  respondéis.  Señor? 

RET. 

D^joa  Inés ,  no  es  tiempo  ya 
Sino  de  mostrarme  airado , 
Porque  vos  la  causa  dais 
Para  alborotarse  el  reino,    ., 
Con  intentaros  casar 
Con  el  Principe;  mas  esto 
Es  fácil  de  remediar 
Con  probar  que  el  matrimonio 
>o  se  pudo  bacer. 

Doyjí  IKÉS. 
Mirad... 

RET. 

Iiit's,  no  08  turbéis,  que  es  cierto; 
Vos  DO  os  pudisteis  casar, 
Mendü  mi  deuda,  con  Pedro 
Sin  dispensación. 

DOXA  ints. 
Verdad 
Fs .  Señor,  lo  que  decis ; 
Mas  antes  de  efectuar 
El  matrimonio  se  trajo 
La  dispensación. 

hET. 

Callad , 
Noramala  para  tos, 
Dofia  Inés ,  que  os  despeñáis ; 
Poes  si  es  como  tos  deds , 
Sera  fuerza  que  muráis. 

OOXA  IXÉS. 

De  manera,  gran  Señor, 
Une  cuando  vos  confesáis 
Qae  soy  deuda  vuestra ,  y  yo. 
Atenta  á  mi  calidad, 
Ostentando  pundonores. 
Negada  á  la  liviandad , 
Para  casar  con  don  Pedro 
La  dispensa  tuve  ya, 
¿Mandáis  que  muera  ¡ay  de  mi! 
A  mantis  desia  crueldad? 
Laego¿el  baber  sido  buena 
Queréis,  Señor,  castigar? 

RET. 

También  el  hombre  en  naciendo 
Parece ,  si  le  miráis 
De  pies  T  manos  atado , 
Reo  de  desdichas  ya  , 

Y  00  cometió  mas  c«lpa 

Qne  nacer  para  llorar.  i    • 

\os  nacisteis  muy  hermosa,  *^ 


REINAR  DESPUÉS  DE  MORIR. 

Esa  culpa  tenéis  mas." 

{Ap.  No  sé ,  títc  Dios ,  qué  hacerme.) 

EGAS. 

Señor,  vuestra  majestad 
No  se  enternezca. 

ALTAR. 

Señor, 
No  mostréis  ahora  piedad ; 
Mirad  que  aTcnturais  mucho. 

RET. 

Callad ,  amigos ,  callad ; 
Pues  no  puedo  remedialla , 
Dejódmelu  consolar. 
¡  Doña  Inés,  hija ,  Inés  mía ! 

DOÑA  LXÉS. 

¿Estoy  perdonada  ya? 

RET. 

No ,  sino  que  quiero  yo 
Que  sintamos  este  mal 
Ambos  á  dos,  pues  no  puedo 
Librarte. 

DONA  INÉS. 

¿Hay  desdicha  igual? 
¿  Por  qué ,  Señor,  tal  rigor? 

REY. 

Porque  todo  el  reino  está 
(Conjurado  contra  vos. 

DO^A   INÉS. 

Dionis ,  Alonso,  llegad, 
Suplicad  á  vuestro  abuelo 
Que  me  quiera  perdonar. 

RET. 

No  hay  remedio. 

ALONSO. 

i  Abuelo  mió ! 

DIONÍS. 

¿No  ve  á  mi  madre  llorar? 
Pues  ¿por  qué  no  la  perdona? 

RET. 

{Ap.  Apenas  puedo  ya  hablar.) 
Inés,  que  mueras  es  ft:erza ; 

Y  aunque  la  muerte  sintáis. 
Sabe  Dios ,  aunque  yo  viva. 
Quién  ha  de  sentirlo  mas. 

DO.SÍA  INÉS. 

No  siento.  Señor,  no  siento 
Ksa  desdicha  presente, 
Sinu  porque  Pedro,  ausente, 
Tendrá  mayor  sentimiento; 
Antes  viene  á  ser  contento 
Kn  mi  esia  suerte  homicida ; 
Que  perder  por  él  la  vida 
Nu  h:i  sido  nada,  Señor ; 
Por(|ue  há  mucho  que  mi  amor 
Se  la  tenia  ofrecida. 

Y  cuandu  tu  majestad 
Quiera  quitarme  la  vida, 
La  daré  pur  bien  perdida; 
Que  en  mi  viene  á  ser  piedad 
Lo  que  parece  crueldad; 

Si  bien,  en  viendo  mi  muerte 

Y  mí  desdichada  suerte , 
Morirá  también  mi  esposo, 
Pues  este  rigor  forzoso 

No  será  en  él  menos  fuerte. 
De  parte  os  ponéis,  Señor, 
De  Blanca ,  que  al  bien  excede , 

Y  ayudar  á  quien  mas  puede 
Es  llaqueza ,  no  es  valor. 

Si  el  cielo  dio  á  Pedro  amor, 

Y  á  mí,  porque  mas  dichosa 
Mereciese  ser  su  esposa , 
Itellcza ,  del  tan  amada , 

No  me  hagáis  vos  desdichada 
Porque  me  hizo  Dios  hermosa. 
Sed  piadoso,  sed  humano; 
¿  Cuál  hombre ,  por  lo  cortés , 


Vio  una  mujer  á  sus  pies. 
Que  no  la  diese  una  mano? 
Atribulo  es  soberano 
De  los  reyes  la  clemencia; 
Tenga  pues  en  mi  sentencia 
Piedad  vuestra  majestad , 
Mirando  mi  poca  edad 

Y  mirando  mí  inocencia. 
No  os  digo  tales  afectos. 
Aunque  es  mi  dolor  tan  fijo , 
Por  mujer  de  vuestro  hijo. 
Por  madre  de  vuestros  nietos  , 
Sino  porque  hay  dos  sugetos, 

Que,  muerto  el  uno,  ambos  mueren; 

Pues  si  dos  liras  pusieren 

Sin  disonancia  ninguna, 

Herida  sola  la  una. 

Suena  estotra  que  no  hieren. 

¿  Nunca ,  di ,  llegaste  á  ver 

lina  nube,  que  basta  el  cielo 

Sube,  amenazando  el  suelo, 

Y  entre  el  dudar  v  el  temer. 
Irse  á  otra  parte  a  Terter, 
Cesando  la  confusión , 

Y  no  en  su  misma  región? 
Pues  en  Pedro  esto  ha  de  ser; 
Siendo  nubes  en  su  ser. 
Son  llanto  en  mí  corazón. 

¿  No  oiste  de  un  delincuente , 
Que,  por  temor  del  castigo, 
Llevando  un  niño  consigo, 
Subió  á  una  torre  eminente , 

Y  que  por  el  inocente 
Daua  sustento  foizoso 

A  entrambos  el  juez  piadoso? 
Pues  yo  á  mi  Pedro  me  asi , 
Dadme  vos  la  vida.á  mí. 
Porque  no  muera  mi  es()OSO. 

RET. 

Doña  Inés ,  ya  no  hay  remedio ; 
Fuerza  ha  de  ser  que  muráis ; 
Dadme  mis  nietos,  y  adiós. 

DOÑA  INÉS. 

lA  mis  hijos  me  quitáis? 
Uey  don  Alfonso,  Señor, 
;  Por  qué  me  queréis  quitar 
La  vida  de  tantas  veces? 
AdTertid,  Señor,  mirad 
Que  el  corazón  á  pedazos    . 
Dividido  me  arrancáis.       < 

RET. 

Llevadlos,  Alvar  González. 

DOÑA  INÉS. 

Hijos  míos ,  ¿  dónde  vais  ? 
Dónde  vais  sin  vuestra  mqdre? 
¿Falla  en  los  hombres  piedad?  — 
¿  Adonde  vais ,  luces  mías? 
iCómo  que  así  me  dejais 
En  el  mayor  desconsuelo 
En  manos  de  la  crueldad? 

ALONSO. 

Consuélate ,  madre  mía , 

Y  á  Dios  te  puedes  quedar; 
Que  vamos  con  nuestro  abuelo , 

Y  no  querrá  hacernos  mal. 

DOÑA  INÉS. 

¿Posible  es.  Señor,  rey  mío. 

Padre,  que  asi  me  cerráis 

La  puerta  para  el  perdón? 

¿  Que  no  lleguéis  á  mirar 

Que  soy  vuestra  humilde  esclava? 

¿  La  vida  queréis  quitar 

A  quien  rendida  tenéis? 

Mirad ,  Alfonso,  mirad 

Que,  aunque  os  lleváis  á  mis  hijos, 

Y  aunque  su  abuelo  seáis , 
Sin  el  amor  de  la  madre 
No  se  han  de  poder  criar. 
Ahora ,  Señor,  ahora 


i» 

Es  el  licmpo  de  mostrar 
El  mucho  poder  que  tiene 
Vuestra  real  majestad. 
¿Qué  me  respondéis,  rey  mió? 

REY. 

Doña  Inés,  no  puedo  liallar 
Modo  para  remediaros, 

Y  es  mi  desventura  tal , 

Que  tengo  ahora ,  aunque  rey, 
Limitada  potestad. — 
Alvar  ()Onz:dé%,  Coello, 
Con  doña  Inés  os  quedad ; 
Que  no  quiero  ver  su  muerte. 

DONA    INÉS. 

i  Cómo,  Stffior?  ¿  Vos  os  vais , 

Y  á  Alvar  González  y  á  Coello 
Inhumanos  me  entregáis?— 
Hijos ,  hijos  de  mi  vida. — 
Dejádmelos  abrazar. — 
Alfonso,  mi  vida,  hijo, 
Dionis,  amores,  lorntid, 
Tornad  A  ver  vuestra  madre.— 
Pedro  mió,  /.dónde  estás, 

Que  así  te  ulvidas  de  mi? 
¿Posible  es  que  en  tanlo  mal 
Me  falte  tu  vista  ,  esposo? 
i  Quién  te  pudiera  avi.^ar 
bel  peligro  en  que ,  afligida. 
Dona  Inés,  tu  esposa,  está ! 

REY. 

Venid  conmigo,  infelices 
Infantes  de  Portugal — 
i  Oh  nunca ,  cielos ,  llegara 
La  sentencia  á  pronunciar, 
Pues  si  Inés  pierde  la  vida. 
Yo  también  me  voy  mortal. 
{Vate  con  los  niños.) 

DONA   I.XÉS. 

¿Que  al  fin  no  tengo  remedio? 
Pues  rí7  Alonso,  escuchad  : 
Apelo  de  aquí  al  supremo 

Y  divino  tribunal , 
Adonde  de  lu  iniuslicia 
La  causa  se  ha  de  juzgar. 

(\anse.) 

Sale  EL  PRÍNCIPE,  con  una  caña  en  I 
ia  mano. 

príncipe. 
Cansado  de  esperar  en  esta  quinta, 
Donde  Amaltea  á  sus  abriles  pinta 
Con  diversos  colores , 
Vistosos  colores  de  arrayan  y  flores. 
Sin  temer  el  empeño,  *  [dueño: 

Me  he  acercado  por  ver  mi  hernioso 
A  esta  caña  arrimado  , 
Que  por  humilde  solo  la  he  estimado, 
Pues  al  verla  me  ofrece 
Que  en  lo  humilde  á  mi  esposa  separcce, 
Entré  por  el  jardin,  sin  (¡ue  me  viera 
El  jardinero ;  paso  la  escalera ,      [do, 

Y  sin  que  nadie  encasa  haya  enconlra- 
lle  llegado  á  la  sala  del  estrado. 
¿Hola,  Violante,  Inés,  Brilo,  criados? 
¿Nadie  respon<le?  Pero  ¿qué  enlutados 
A  la  vista  se  ofrecen? 

El  Condestable  y  Ñuño  me  parecen. 

Salen  EL  C0NDE8TAIILE  y  NÜÍ'JO, 
con  lutos. 

C0:(0ESTAIlLC. 

¡Válgame  Dios! 

RUNO. 

El  Principe  es  sin  duda. 

CONDESTABLE. 

Yerta  tengo  la  voz^  la  lengua  muda. 

pRhcfPB.  I^nuevo? 

Condestable,  ¿qué  es  esto?  Que  hay  de 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVAIU. 

CONDESTAILE. 

Decidlo,  Nufio,  vos. 

WÜÑO. 

Yo  no  me  atrevo. 

PRÍNCIPE. 

Decidme,  ¿qué  os  motiva  á  dudas  tantas? 

CONDESTABLE. 

Dénos  SU  majestad  sus  reales  plantas. 

PRÍNCIPE. 

Mi  padre  ¿es  muerto  ya? 

CONDESTABLE. 

Señor,  la  Parca 
Cortó  la  vida  al  ínclito  monarca. 

pbíncipe. 

Pues  ¿adonde  murió? 

CONDESTABLE. 

Eu  la  quinta  ha  sido 
De  Pgas  Coello,  porque  habia  venido 
Su  majestad  á  caza,  y  de  repente 
I.e  sobrevino  el  último  accidente 
De  su  vida,  y  de  suerte  nos  quedamos, 
Que ,  con  haberlo  visto ,  lo  dudamos. 

pnÍNOlPE. 

Aunque  con  justo  llanto 

Deba  sentir  haber  perdido  tanto. 

Mi  mayor  sentimiento 

Es  no  haberme  llamado 

Para  verle  morir;  mas,  pues  el  hado 

Dispuso  ;  adversa  suerte ! 

Que  no  llegase  al  tiempo  de  su  muerte. 

En  sus  honras  verán  boy  sus  vasallos 

En  cuanto  en  el  dolor  llega  á  pagallos. 

Excediendo  á  la  pena  desta  nueva 

Todo  el  dolor  y  pena  que  yo  deba. 

Y  pues  mi  Inés  divina  es  tan  hermosa, 
Mi  muy  amada  esposa. 

Ya  que  alegre  y  contenta 

Hoy  su  grandeza  en  I^ortugal  ostenta. 

Todo  en  aqueste  día. 

Si  hasta  aquí  fué  pesar,  será  alegría. 

Llamad  á  mi  Inés  bella. 

CONDESTADLE. 

¡  Qué  desdicha ! 

,  PRÍNCn>R. 

No  se  dilate.  Ñuño,  aquesta  dicha. 
Xlamal ,  llamad  al  punto  á  mi  ángel 

CONDESTABLE.  [bcllO. 

Sepa  lu  majestad  que  E^as  Coello 

Y  Alvar  González  á  (^astilla  han  ido. 

PRÍNCIPE. 

Sin  duda  mis  enojos  han  temido ; 

Alcaii/adlos,  (jue  quiero 

Ser  piadoso,  no  airado  y  justiciero; 

Y  á  los  pies  de  mi  Inés  luego  postrados. 
De  mí  y  la  Reina  quedarán  honrados. 

ÑUÑO. 

¡  Oh  desdicbada  suerte ! 

CONDESTABLE. 

Hoy  recelo  del  Príncipe  la  muerte. 
( Vanse  Ñuño  y  el  Condestable.) 

PRÍNCIPE. 

¿Que  ha  llegado  ya  el  dia 
En  que  pueda  decir  que  Inés  es  mía, 
Que  alegre  y  que  gustosa 
Reinará  ya  conmigo  Inés  hermosa? 

Y  Portugal  será  en  mi  casamiento 
Todo  fiestas ,  saraos  y  contento. 
En  público  saldré  con  ella  al  lado; 
Un  vestido  bordado  [no. 
De  estrellas  la  bice  hacer,  siendo  adivi- 
Poique  conozcan,  siendo  Inés  divina. 
Que  cuando  la  prefiero. 

Si  ellas  estrellas  son ,  r4la  es  lucero. 
¡  Ob ,  cómo  já  se  tarda !        [aguarda! 
¡  Qué  pensión  siente  quien   amante 
¿Cómo  hablarme  no  viene? 


Mayores  sentí mleotoi  me  praTl6oe. 
A  buscarla  entraré  ;^ue  tengo  celos 
De  que  á  verme  no  salgan  sus  dos  cielos. 

U9(A  voz.  {Canta.) 
¿  Dónde  vas,  el  caballero? 
Dónde  vas,  triste  de  Uf 
Que  la  tu  querida  esposa 
Muerta  es ,  que  yo  la  vi. 
Las  señas  que  ella  tenia 
Bien  le  las  sabré  decir: 
Su  garganta  es  de  alabastro, 

Y  sus  manos  de  marfil. 

PRÍXCIPE. 

Aguarda ,  voz  funesta, 

Da  a  mis  recelos  y  temor  respaesta; 

Aguarda,  espera,  le:.te. 

Sale  LA  INFANTA,  de  tuto,yle  detUna. 

INFAKTA. 

Espera  tú,  Señor;  que  breTemente 
A  lu  real  majestad  decirle  quiero 
Lo  que  cantó,  llorando,  el  jardinero. 
Con  el  Rey,  mi  señor  (que  muerto  yace. 
Por  cuya  muerte  todo  el  reiao  hace 
Tan  justo  sentimiento), 
A  divertir  un  rato  el  peasamieoto 
Salí  á  caza  una  tarde, 
Haciendo  á  mi  valor  vistoso  alarde; 
Llegué  á  esa  quinta,  donde  yace  moer- 
Este  dolor  advierto,  [to ; 
¡  Oh  cielo !  Ob  nena  airada ! 
Hallé  una  flor  hermosa,  peroijada; 
Quitando  ¡oh  dura  pena! 
La  fragancia  á  una  candida  asacena, 
Dejando  el  golpe  airado 

l'n  hermoso  clavel  destigarado, 

Trocando  con  airado  desconsuelo 
Una  nube  de  fuego  en  duro  hielo; 

Y  en  lin,  muestre  valor  hoy  tngrande- 
A  quitar  hoy  al  mundo  la  belleza,  [za. 
Provocándole  á  ello 

Alvar  González  y  el  traidor  Coello. 
Con  dos  golpes  airados 
Arroyos  de  coral  vi  desatados 
De  una  garganta  tan  hermosa  y  bella, 
Que  mi  lengua  no  puede  encarecella , 
Pues  su  tersa  blancura 
Dechado  fué  de  toda  la  hermosura. 
Parece  que  no  entiendes 
Por  1  ts  señas  quién  es,  ó  que  pretendes 
Quedar,  de  sentimiento. 
Por  basa  de  su  Infausto  monumento ; 
Mas,  para  que  no  ignores 
Quién  pa<lecio  estos  bárbaros  rigores, 
Yo  te  diré  quién  es,  estadme  aleirto; 
Que  de  sangre  sembrando  sentimiento. 
Sabrás  (|ue  es  mármol  ya,  ya  es  frío  hie- 
Murió  lu  bella  Inés.  [lo. 

príncipk. 

¡Válgame  el  cielo! 
{Dtamáyase.) 

INFANTA. 

Del  pesar  que  ha  tomado  [do.— 

El  nuevo  rey,  ¡  ay  Dios!  se  ha  desmaya- 
¿Ciuballeros,  fidalgos,  hola,  geote? 

Sale  EL  CONDESTABLE  y  gkudos. 

CONDESTABLI. 

¿Qué  manda  vuestra  alteía? 

INFANTA. 

Un  accidente 

A 1  Rey  le  ha  dado;  remediadle  al  punto. 

Pues  temo  es  ya  difunto ; 

Que  yo,  compadecida 

De  que  la  hermos^lncs  perdió  hi  vida 

Y  de  a(iueste  esnecticulo  aangrieBlo« 
En  las  alas  del  viento, 


Laslimada  j  amante, 

A  NaTarra  me  parto  en  este  instanle. 

{Vase,} 

CONDESTABLE. 

El  Rey  está  desmayado. — 
Rey  de  Portugal,  Señor, 
Ose ,  cese  ya  el  dolor 
Qae  el  sentido  os  ha  añilado. 
Si  Toestra  esposa  ha  faltado, 
No  faltéis  vos;  id  severo, 
Riguroso,  airado  y  fiero. 
Contra  quien  os  ofendió ; 
Onien  amante  os  advirtió. 
Os  admire  justiciero. 

pBúciPE.  ( Volviendo  en  si.) 
Si  loes  hermosa  murió, 

«Nofué  por  Quererme?  Si. 

^Moriera  mi  loes  aqui 

^i  DO  me  quisiera?  No. 

Laego  la  causa  soy  yo 

Deia  pena  aue  le  han  dado. 

¿Cómo,  Pedro  desdichado. 

Si  iDés  murió,  vivo  quedas? 

Cómü  es  posible  que  puedas, 

No  morir  de  tu  cuidado? 

Ko  lio,  Inés,  ¿por  mi  ha  sido, 

Por  mi,  que  ciego  te  adoro 

(De  cólera  y  pena  lloro), 
[      Lamaerle  que  h.'xs  padecido 
f      Síd  haberla  merecido  ? 

¿Coál  fué  la  mano  cruel 

Qae  de  mi  inocente  Abel 

(A  pesar  de  mi  sosiego). 

Bárbaro,  atrevido  y  ciego , 

Corló  el  hermoso  clavel  ?  — 

¿Qué  me  detengo?  Vo  voy, 

Vof  i  ver  mi  hermoso  bien. 

¿Uiiién,  cielos  divinos,  quién 

Ife  ha  olvidado  de  quién  soy? 

¿Cómo  reportado  esioy? 

Aguarda,  Inés  celestial ; 
I      (^ue  también  estoy  mortal. 

No  le  partas  sin  tu  esposo ; 

Que  me  dejarás  quejoso 

Si  00  partimos  el  mal.. 

CO?IDESTABLE.     " 

«Dóode  vas.  Señor? 

PRÍRCIPE. 

A  ver 
A  mi  doña  Inés  hermosa, 
A  mi  difunta ,  á  mi  esposa , 
A  la  que  reina  ha  de  ser. 

CORDESTABLE. 

Mirad  qoe  podéis  perder 
1.a  Tjda ,  Seüor. 

PRÍNCIPE. 

Callad, 
Dejad  que  la  vea,  dejad 
Qoe  en  sus  brazos  llegue  á  verme ; 
^ae  no  bago  nada  en  perderme, 
Perdida  ya  su  deidad. 


REINAR  DESPUÉS  DE  MORIR. 
Sale  NüNO. 

NUSO. 

Ya  á  Alvar  González  y  Coello 
Presos  trajeron ,  Seíior. 

PRÍNCIPE. 

Mostrar  quiero  mí  rigor 
Kn  los  dos. —  ¡  Ay  ángel  bello ! 
Quisiera  poder  hacelto 
Gn  estos  dos  inhumanos, 
Matándolos  con  mis  manos. — 
Sin  que  mi  piedad  inciten  , 
'Por  las  espaldas  les  quiten 
Los  corazones  villanos; 

Y  para  mayor  tornienlo, 
Procuren ,  si  puede  ser, 
Que  lüs  dos  los  puedan  ver 
Antes  que  les  falte  aliento. 

Y  luego,  para  escarmiento, 
(.on  dos  crueles  arpones , 
Kntre  horror  y  confusiones. 
Queden  mil  pedazos  hechos ; 
¡  Así  pudiera  en  sus  pechos 
Haber  muchos  curazones! 
Veamos  ahora  á  Inés. 

CONDESTABLE. 

Gran  señor,  no  la  veáis ; 
Mirad  que  asi  aventuráis 
La  vida ;  vedla  después. 

PRÍNCIPE. 

¿  Por  qué  lástima  tenéis 
De  mi  vida,  si  estoy  muerto? 
Verla  quiero ,  pues  advierto 
Que  no  puede  ser  mayor 
Mi  tornienlo  y  mi  dolor. 

CONDESTABLE. 

Ya,  gran  señor,  está  abierto. 

{Descubren  á  doña  Inés  muerta ,  sobre 
unas  almohadas.) 

PRÍNCIPE. 

¿Posible  es  que  hubo  homicida 

Fiero,  cruel  y  tirano, 

Que  con  sacrilega  mano 

Osó  quitarte  la  vida  ? 

ÁÍ'ómo  es  posible,  ¡ay  de  mí! 

Cómo,  cómo  puede  ser 

Que  quien  á  mi  me  dio  el  ser, 

Te  diese  la  muerte  á  ti? 

Por  su  cuello  ¡  pena  llera ! 

Corre  la  púrpura  helada. 

En  claveles  desatada. 

¡  Ay  doña  Inés!  iQuién  pudiera 

Detener  ese  raudal, 

Dar  vida  á  ese  hermoso  sol , 

Dar  aliento  á  ese  arrebol 

Y  soldar  ese  cristal ! 

¡  Ay  mano!  ya  sin  recelo 
StT  alabastro  pudieras. 
Que  hasta  ahora  no  lo  eras, 
Porque  te  faltaba  el  hielo. 
Ya  faltó  tu  bermoso  abril ; 
Si  bien  |)iensa  mi  cuidado,       . 
Inés,  que  le  has  irasformado  / 
En  estatua  de  marlil.  / 

Si  la  vida  te  faltó. 
Tampoco,  Inés,  tengo  vida, 


123 

Pues  mi  hermosa  luz  perdida, 
No  estoy  menos  m\ierto  yo. 
Ñuño  de  Almeida,  á  Violante 
De  mi  parte  la  decid 
Que  os  entregue  una  corona^ 
Que  yo  á  mi  espo.sa  la  di 
Cuando  me  casé ,  en  señal 
De  que  reinaría  felíz^ 
Si  viviera. 

NÜNO. 

Voy  por  ella.  {Vase.) 

príncipe. 
Vos,  Condestable,  advertid 
Que  os  encarguéis  del  entierro, 
Llevándola  desde  aquí 
A  Alcobaza  con  gran  pompa, 
Honrándome  en  ella  a  mi; 
Y  porque  yo  gusto  de  ello, 
fcll  camino  haréis  cubrir 
De  antorchas  blancas,  que  envidie 
Kl  estrellado  zalir, 
Todas  diez  y  siete  leguas ; 
Que  tanibieii  lo  hiciera  así     ' 
Si ,  como  son  diez  y  siete,  ■'>*.. 

Fueran  diez  y  siete  mil. 

( Vase  el  Condestable.) 

Sale  Mjr^O,  con  la  corona,  y  besa  la 
mano  á  doña  Inés. 

.     ÑUÑO. 

Esta  es  la  corona  de  oro. 

príncipe. 
De  otra  manera  entendí 
Que  fuera  Inés  coronada; 
Mas,  pues  no  lo  conseguí, 
Kn  la  muerte  se  corone. — 
Todos  los  que  estáis  aquí 
Besad  la  difunta  mano 
De  mi  muerto  seralin ; 
Yo  mismo  seré  <*I  rey  de  armas. 
Silencio,  silencio,  oid  : 
Fsta  es  la  Inés  laureada  , 
Esta  es  la  reina  infeliz 
Que  mereció  en  Portugal 
Reinar  después  de  morir. 

SaleEL  CONDESTABLE. 

CONDESTABLE. 

Murieron  los  dos,  á  quien 
Espalda  y  pecho  hice  abrir. 

PRÍNCIPE. 

Relirad  el  cuerpo  hermoso 

Mientras  uue  voy  á  sentir 

Mi  desdicha.—  ¡  Ay  bella  Inés  I 

Ya  no  hay  gusto  para  mí ; 

Que.  faltándome  tu  sol, 

¿Cómo  es  posible  vivir? 

Vamos á  morir, sentidos; 

Amor,  vamos  ii  sentir.  {Vase.) 

CONDESTABLE.    ' 

Esta  es  la  Inés  laureada. 
Con  que  el  poeta  da  fin 
A  su  tragedia,  en  quien  pudo 
Reinar  después  de  morir. 


COMEDIA  FAMOSA 


DS 


LOS  HIJOS  DE  LA  BARBUDA 


COMPUESTA 


por  LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 


D05ÍA  BLANCA    DG  GUEVARA, 

911^  es  la  Barbuda. 
RAMIRO,  I        ^.. 

DON  GARCÍA,  rey  de  Navarra. 
IRRACA  SXSCHEZjfíi hermana. 
DOSa   MARGARITA,    reina    de 
Francia. 


PERSONAS. 

ROBERTO,  su  lio. 
MARSILIO,  rey  de  Zaragoza. 
CELIDORO,  general  de  Martilio. 
SANCHO,  labrador,  gracioso. 
MUDARRA,  escudero  viejo. 
DONOLFOS,t«/ii«tó. 
ilHE^,  caballero, 
SANTIAGO  APÓSTOL. 


UN  FIDALGO. 

UN  VIEJO  FRANCÉS. 

UN  TAMBOR. 

Dos  PADRINOS. 

Cuatro  franceses. 
Otros  caballeros  frascbses. 
Algunos  moros  de  acompañamiento. 
Músicos.— Guardas. 


ACTO  PRIMERO. 


Hacen  ruteo  dentro,  y  dice  EL  REY 
DE  NAVARRA. 

RET. 

Atravesá  el  cercado. 

infatte. 

¡  Ah  caballeros ! 
Por  aqni. 

JIMEN. 

Por  aqui. 

RET. 

Del  monte  á  brío 
Acodan  los  lebreles  y  monteros. 

JIMEN. 

£1  Rey  dejó  el  caballo. 

Salen  EL  REY  t  EL  INFANTE  DON 
OLFOS,  JIMEN  y  los  demAs,  á  lo  an- 
tiguo, y  por  oíra  parte  SANCHO, 
lacador, 

RET. 

En  el  sombrío 
Robredo  el  jabalí  se  me  ba  escapado. 

SANCHO. 

Lleve  el  diabro,  amen,  tanto  jodio; 
¿Non  dejarán  facer  al  borne  honrado 
Coando  dormiendo  finca;  no  i  qaien  di- 
Cuiden  de  salir  luego  del  cercado,  [go? 

IBT. 

Aqoeste  labrador  fabla  conmigo. 


infante. 

Non  conoce  á  la  Tuesa  señoría, 
O  es  algún  borne  sandio. 

JIMEN. 

Fabla,  amigo, 
Con  mas  mesura. 

SANCHO. 

¡Arre  allá!  ¿Novia 
Que  es  montiBa  vedada? 

JIMEN. 

Ved ,  hermano. 
Que  es  el  rey  de  Navarra,  don  García. 

SANCHO. 

Pues  ¿qué?  De  ella  os  salid. 

INFANTE. 

¡Sandio  villanol 

SANCHO. 

¿Ha  de  enforcarme  el  Rey  por  ber  mi 
Además  que  mentis.  [oficio? 

INFANTE. 

El  borne  es  llano, 
Y  cuida  que  no  hace  perjuicio; 
Perdona  su  sandez. 

SANCHO. 

Si  atrás  me  fago. 
Non  fablarán  ^  á  mi  pesar ,  de  vicio ; 
¿  Qué  digo?  Arre  allá ,  salgan  del  pago. 

INFANTE. 

¡  Ah  labrador  desaguisado ! 

SANGRO. 

Ahuera, 
Non  les  dé  con  la  honda  un  Santiago ; 
Non  me  cuiden  meter  en  la  mollera 
Qu'es  el  Rey,  con  marañas  v  falsías , 
Que  yo  ya  me  huocíllara  si  lo  viera ; 


Yo  guardo  aquestas  cercas  como  mías, 
Que  son  de  la  mi  dueña ;  salid  ende. 

RET. 

Saladas  son  del  terco  las  porfías ; 
A  non  saber  cuan  poco  se  le  entiende. 
Le  mandara  enforcar ,  Olfos  infante. 

INFANTE. 

Un  home  poco  doecho  non  ofende. 

SANCHO. 

Yo  desembrazo ,  ó  pasen  adelante. 

RET. 

Matalde. 

SANCHO. 

Non  lo  fablo  tan  de  veras. 
Guarzooes,  refrena  tan  mal  talante; 
Que  non  so  moro  yo. 

RET. 

Dejalde. 

JIMEN. 

Hoy  vieras, 
A  non  fablar  el  Rey,  muy  mala  guisa 
Déla  tu  vida,  y  bien  pagado  fueras. 

SANCHO. 

De  qu*es  aqueste  el  Rey  este  me  avisa; 
Irme  quieq^. 

RET. 

¡Ah  gañan!  Volvé,  ¿qué digo? 
Espera,  non  vos  vais  tan  apriesa. 

SANCHO. 

Él  ha  cuidado  darme  otro  castigo ; 
Perdona  mi  sandez ,  que  non  sania 
Que  su  mercé  era  el  Rey,  Dios  es  testi- 

RKT.  [go. 

¿De  quién  es  esie  monte  y  casería 
Que  este  oerctdo  y  este  arroyo  cierra? 


i 

i 


tM 

KAKC1I0. 

De  un»  (luefia  iln  [irandu  Hilatguln, 
Que  Ihiiiiaii  'u  Barbuda  rn  csia  liin 
Sk'iJilii  su  I.  ^1    i:uev;ii 

DelusL-i  intiLTi 

Due  (lostiuos  iiui!  cnviuJú  di;  ürluii 

[Un, 
CiiiiiIoshij(i;i|ii(rlteiiP  barr»i;ai 
Utie  mvlli/.us  nos  <liú  su  ían{;rc 

Sin 


^■ti 


isgaíiaiips. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 


la  íiesia  pasa 
Kii  csla  ípupsia  j  rica  casería ;  *  [sa. 
Que  lan  alto  va  el  sol,  que  cisuclo  alira- 

Lslo  iqaé  linca  de  ta  corle  mia? 

A I  )j  unas  (toce  millas. 


j.Qué  dt'ri'[o  se  lililí»  en  sa  persona. 
Únela  Ihmian  Harbulla? 
«A^cno. 

Sold'-menie 
Lo  que  sus  huercas  ic¿ 


Noi^ 

Ya 

Mil 


parecu  que  el  cieln  i|ue  la  fi/o, 
Al  facerla  varón,  trocó  la  stierle; 

Que  le  (lió  su  valor,  que  iiun  deliiera 
üue  es  fi'niLra,  si  iiu  un  lióme  inaj  cas 

tito 

iPodré  escurrirme  ahora,  con  la  viies! 

Espera  un  poco. 

Pasta  agora    ¡ 
La  Torca  me  amenaza  con  la  fuesa. 

4Q11G  Taré? 


Y  salga  en  él  la  enamorada  ei 
Salr  UUOARRA. 

HUnAHHA. 

Doña  Bhnt^a  du  Uuevara , 

Barbuda  pur  suli  reno  ¡ubre , 
Viuda  de  Unnn  Ue  Lara , 
Gran  llilalgo  ¿  rico  lióme , 
llf-  :i1iukni{{0  y  sangre  rara. 


Guírilevos  Dios,  escodero. 


De  mi.  non  , 

Sino  solu  el 

Y  ñncü  ,iqui  Dio 

Que  vos  maude  el  R«v  erguir. 

ORDO So. 

ruidoque.idoroalgnn  lanío. 

íQué  le  íiabcmo»  deilccir? 

Vo  1c  hblkrA  eolre  Unto.— 

'  .ii  wnorla 
Pido  la  mano  )'  los  piás , 

HtT. 


Henos  qnema  el  sol  del  dia. 

Señor,  la  maoo  donad 
A  Ordoñuelo  j  i  Ilamfro, 
Mis  lijos  ambos. 

Tomad, 
Fldalgos .  qu'en  dambos  miro 

Vuesiro  peclio  de  lealtad. 

Erguidlos  del  sacio  agora , 
Faced  olro  acaiamienlo 
Al  crguirvos. 

En  buena  bora. 

RAaBOM. 

Uabeisme  liado  conleoto. 
Valga  vos  iiuesa  ítelidra. 


Que  en  además  mu;  grande  cazadora. 

Olios ,  de  verla  i  fe  me  da  deseo. 

Escorriréaie. 

(inarda  la  mesnada 
Que  tes  en  mi  compafia. 
sAücno. 

BtT. 

iPüdráse  nqnesiasiesia  acalorada 


Ouií 


Asaz,  Señore:  [da; 
Que  del  mundo  muí  bien  esiá  ab;isia- 
Purqucson  suyas  deslv  atreilrdurc 
Todos  dehesas , 

Disde  '5**;*; 

Habrá      ^  ffliiVftS'í 

Ue  lo« 

LlenosSSÍ  -i  ; 

l'ara  el  ne 


rH*! 


Perdona  ^U 

Que  uta 

Que  non  fuera  en  lasobras  tan  ncxqiii- 

l'artr;n,y  díte  dría  parle  mia 
A  iRiadueiía  qw  esta  siesta  qnierc 
A(|al  linear  el  rete  don  García ; 
Y  mtenlras  cu  ci-nU  el  sol  Hricre , 
l'asBTCon  la  mi  eenie  en  la  su  casa, 
SI  I  )a  volnniad  «nya  le  plugaiero. 


Acula  ni  ie  II  lo*  les. 

■ET. 

Ferinosa ,  don  Olfos,  es. 

BAHBUD*. 

Llegad,  j  non  vos  lurbédes; 

Faced  la  p     mm 

Conmigo ,  de  aquesta  guisa ; 

Erguid  siempre  la  eslalura. 

Lo  que  facen  les  avisa. 
¡Qué  divinal  fcrmosura! 
Sea  la 

RABIRO. 

La  gorra  el  Itej  se  ha  quitado. 

BARBUDA. 

Fácemc  mesura  á  mi; 

"      ü  las  Tumliras  es  usado 

Acatar  ri'jesansi. 

iNon  cuidéis,  Ramiro,  vos 

Qu'es  Ir  mesura  á  k»  dos , 


Rsia 

eiiunesjuElaraun 
Que  se  tifian  los  Rc^roi 


I  vaesa  bendición, 
indolos  caballeros, 
redo  garzones  son. 

KET. 

i'nen  edad  cumplida ; 
illos,  iadaeüa  tionrada, 

BARBUDA. 

Para  olra  venida 
jad  ,  por  vuestra  vida ; 
ráii  mas  membruda  edad , 
ra .  Señor,  yantad , 
[is  yantares  esperan , 
nagúer  quisier  que  huerau 
)  la  mi  voluntad  , 
n  la  mi  casa  non  quiero 
5S  Tuesos  guisadores 
I  de  vaiitar;  qu*espero 
yantares  mejores, 
ndo  menos  dinero. 
i>  (hitarías  lian  dejado 
¡lo  la  su  labor, 
irá  bien  sazonado ; 
ímbras  guisan  mejor 
borne  utas  aguisado; 
s  he  ,  como  confio, 
píos  de  leclie  y  fruta 
jeste  vergel  sombrio, 
as  penas  enjuta 
jóFar  del  rocío; 
üso  vos  daré  luego 
I  salsa,  que  le  cuadre 
qu*el  perni I  gallego, 
vientre  de  su  madre 
un  cabrito  al  fuego ; 

0  con  salmorejo 
gazapo  ó  conejo 

e  venga  á  las  nanees ; 
vos  daré  perdices , 
ara  invierno  las  dejo, 
vos  podré  un  pichón  , 
in  pollo  con  agrax, 

olla,  en  conclusión , 

estimo  masen  paz 
lantos  yaniares  son ; 
;(a  fincaba  guisada 

1  nueso  menester, 
lo  bien  abastada  ; 
as  queréis  comer, 
ara  una  empanada 
id.i  ik  lo  aldeano, 
se  hacen  aquí , 

» gusto  cortesano, 

no  de  un  jabalí 

alé  ayer  por  mi  mano  ; 

^an.  ál  tín,  y  reciente, 

)1  de  aqueste  dia, 

anco,  que  solamente 

llanca  nieve  fría 

a  el  estar  caliente. 

por  postre  garrida 

le  sanen  y  algunas 

V  con  nuesa  vida ,  . 

por  aceitunas, 

le  asentéis  la  comida. 

BET. 

lueña  ¿qaédecis? 

I?ÍFANTE. 

as  non  fíciera  el  preste 
oplona  ó  de  Paris. 

BET. 

)iros,  que  le  cueste 
cien  maravedís. — 
o  desto,  por  Dios, 
os  vuestros  fijos  dos 
de  llevar  cdnitiigo. 

BARBCDA. 

ús  jurado ,  non  digo 
;  os  reproche  á  vos. 
de  roay  baeo  látante , 


LOS  HIJOS  DE  LA  BARBUDA. 

Sirvan-os  de  aquí  adelante. 
Pues  es  de  ííav-orra  ley 
Servir  el  fidalgo  al  Rey. 

BEY. 

Ya  tienen  edad  bastante. 

BARBUDA. 

Llegad ,  fijos ,  y  besad 
La  mano  á  su  señoría 
Por  esta  merced ;  llegad. 

OUDOSO. 

F.n  la  vuesa  compañía , 
Reye ,  que  la  Trinidad 
Guarde  mil  eras  y  remos. 

REY. 

Fidalgos  de  prez. 

RAMIRO. 

Los  dos 
Servirvos  procuraremos. 

REY. 

Guárdevos,  fidalgos,  Dios.— 
Ea  á  yantar;  ¿qué  facemos? 
Olfos  yantará  conmigo 

Y  doña  blanca. 

BARBUDA. 

Señor, 
A  facerlo  no  me  obligo ; 
I  Yantad  al  vueso sabor, 

Y  buena  pro  os  faga. 

REY. 

Digo 
Que  se  faga  vuestro  gusto. 

BARBUDA. 

Non  yanto  yo  con  los  bornes. 

REY. 

Es,  doña  Blanca,  muy  justo. 

BARBUDA. 

Non  es  mal  querer  los  bornes , 
Sinon  á  mi  estado  injusto ; 
Que  á  una  dueña  que  el  velado 
Como  el  mió  le  ha  faltado , 
En  mas  lóbrego  lugar 
Sola  tiene  de  yantar, 
O  le  será  mal'contndo. 
Perdonad  el  no  poder       _ 
Recibir  ese  favor 
Por  enviudar  la  mujer. 

REY. 

Quiero  todo  vueso  honor, 
E  mas  non  cuido  queret*. 

MUDARRA. 

Ya  los  yantares  están 
En  la  tabla  aparejados. 

BEY. 

El  olor  farta  que  dan. 

BARBUDA. 

Entre  los  vuesos  criados 
Mis  fijos  os  servirán; 
Oescubridvos  los  capotes. 

{Toma  las  capas  Mudar ra.) 

REY. 

Blanca ,  adiós,  basta  después. 
( ¡  Ay  amor,  non  me  alborotes! ) 

BARBUDA. 

Beso  vuesos  reales  pjés. 

REY. 

Algunos  sabrosos  motes 
De  amor  quiero  que  me  cante , 
Mientras  como  en  su  discante, 
El  mí  meloso  cantore.  ^ 

INFANTE. 

A  los  dos  dará  sabore. 


it7 


Id ,  fijos. 


BARBUDA. 
REY. 

Venid ,  Infante. 


BARBUDA. 

Escuchad ,  Modarra ,  un  poco. 

MUHARRA. 

Mandad  á  la  vuesa  pro , 

Que  lo  faré  al  punto  yo. 

{Ap.  Finco  en  tanta  gente  loco.) 

BARBUDA. 

• 

Ataviadvos ,  Mudarra , 

Y  lo  mejor  que  ser  pueda , 
De  vuesa  gorra  de  Seda 

Y  la  calza  mas  bizarra ; 
Del  mas  enlocido  sayo 
Que  á  vos  el  veros  conhorte. 
Porque  habéis  de  ir  á  la  corle, 
De  mis  dos  fijos  por  ayo. 

Y  á  Sancho,  el  que  en  la  montiña 
Ha  guardado  hasta  agora , 
Dejando  luego  á  la  hora 
El  traje  de  la  campiña. 
Por  ser  garzón  de  fieldad , 
Le  pondréis  un  atavío 
De  los  que  el  velado  mío 
(Haya  buen  siglo),  escochad. 
En  su  desposorio  díó 
A  los  pajes  de  librea , 

Y  ved ,  Mudarra «  que  sea 
El  que  mas  allí  eoloció. 
Que  linca  en  el  mí  almacén 
Aquesta  librea  toda. 

Con  las  mis  ropas  de  boda 
A  buen  recado  también; 
Faced,  Mudarra,  esto  cedo. 

MUDARRA. 

Yo  faré  el  vueso  mandado, 

Y  cedo  estará  á  recado ; 
Porque,  maguer  que  no  puedo 
Por  la  mi  gota  escorrer 
Como  quisiera ,  y  faré 
Cnanto  fuere  en  la  mia  fe. 

Sin  pa^or  podrédesir; 
Que,  si  Dios  me  d^  su  ayuda , 
Han  de  ser  ( maguer  soy  viejo) 
De  toda  Navarra  espejo 
Los  fijos  de  la  Barbuda. 

BARBUDA. 

Dios  á  las  sus  fechorías 
Done  buena  man  derecha ; 
Que  sin  él  non  aprovecha 
Humana  fuerza  en  los  días. 
Cuido  que  cantan ;  amén 
Que  le  tengo  d>scochar, 
Veamos  si  es  el  cantar 
De  sotil  metro  también ; 
Que  cuando  metro  y  tonada 
Se  aunan  en  una  pieza 
Con  pareja  sutileza , 
Es  una  cosa  agraciada ; 
Mas  si  es  del  rey  cantador, 
Tendrá  sutiles  cantares, 

Y  le  farán  los  yantares. 
Con  el  cantar,  mas  sabor. 

Mi)sicos.  {Cantan  dentro,) 
Conde  Claros  ^  con  amores 
Non  pudiera  reposare^ 
Apriesa  pide  el  vestido. 
Apriesa  pide  el  calzare ; 
Presto  está  su  camarero 
Para  habérselo  de  daré; 
Que  quien  adama  non  duerme , 

Y  mas  cuando  celos  haye; 
Salto  diera  de  la  cama , 
Que  parece  un  gavUane; 
Que  es  con  amores  el  lecho 
Mármol  duro  y  lid  campale. 

BARBUDA. 

i  Qué  sotil  qa'es  la  canción ! 
Non  la  quisiera  perder 
Por  todo  el  preciado  haber 
De  los  qae  eo  Navarra  son. 


1» 

MÚSICOS.  (Cantan,) 
Las  calzas  se  pone  el  Conde 
Apriesa^  y  non  de  vagare; 
Que  amores  de  blanca  niña 
Llamándole  apriesa  estañe. 

Sale  SANCHO,  con  vestido  gracioso ^ 
con  gorra  y  capa^  y  dice. 


SANCHO. 

Y  yo  quisiera  saber 
Estas  cómo  han  üe  fincar; 
Que  en  lan  estrecho  lu{(ar 
Non  sé  cómo  he  de  caber. 
Emparedado  me  huu  puesto, 

Y  en  dos  embudos  metido; 
dontru  el  Rey  ¿qué  he  cometido, 
Que  ausi  me  fíuca?  ¿Qu^esesto? 
Calzas ,  calzas  convas  dos , 

Que  ya  el  mi  letigio  veis, 
Por  la  virtud  que  tenéis 

Y  vos  ha  donado  Dios , 
Que  me  digáis  de  qué  {;uisa 
Os  tengo  de  ataviar; 

Que  non  vos  puedo  pasar 
A  cubrirme  la  camisa. 

BARBUDA. 

Este  es  Sancho ;  apuesto  viene 
De  la  librea. 

SANCHO. 

;  Ay  de  mi , 
Que  la  mi  dueña  está  aquí ! 

BARBUDA. 

¿Oh  Sancho? 

SANCHO. 

Non  sé  qué  tiene, 
La  mi  señora,  este  traje, 
Que  atavialle  no  puedo, 
Nin  me  cuido  partir  cedo, 
Nin  soy  bueno  para  paje. 

BARÜUDA. 

¡Oh  mal  mañoso  garzón  ! 
¿Eso  habédi's  de  decir? 
(^edo  habédes  de  partir. 
Maguer  (jue  digáis  de  non  ; 
Que  vos  laré  si  vos  cojo... 
{Tómale  del  brazo,  y  cáensele  las  cal- 
zas.) 

SANCHO. 

¿Qué  me  habédes  de  facer? 

BARBUDA. 

Menuzos  en  mi  poder; 

Vos  non  sabéis ,  si  me  enojo... 

SANCHO. 

Basta,  fincado  de  mi, 
Que  finco  un  brazo  tollido. 

BARBUDA. 

¿Non  me  habédes  conocido? 
Ah  villano,  fmca  aqui. 

SANCHO. 

Déjame ,  non  me  desragas. 

BARBUDA. 

¿De  cuándo  acá,  el  mal  garzón , 
Non  acatáis  mi  razón? 
Agora  subid  ahi, 
Y  ponedvos  la  bujeta , 
Que  en  ellas  fmcacosella. 

SANCHO. 

¿Dónde? 

BARBUDA. 

Del  sayo  prendclla ; 
Polidvos  esa  coleta , 
Ponedvos  bien  el  capolo, 
Mevaldü al  uso  y  erguido, 
Que  non  fuera  tan  lucido 
Si  fuera  de  ehamelote; 
Poned  derecho  el  plumaje 
En  vuestra  gorra  velluda 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

SANCHO. 

Hoy  el  diabro  y  la  Barbuda 
Por  huerza  me  hacei  paje. 

Sale  AlUDARRA. 

UUDARRA. 

Ya  el  Rey  ílncó  de  yantar. 

BARBUDA. 

¿Que  ha  yantado  me  decis? 
Vudarra,  apuesto  venis. 

MUDARRA. 

Lo  que  pudejalaviar. 

BARBUDA. 

¿Ha  yantado  asaz  el  Roy? 

HUDARRA. 

Y  asaz  también  la  su  gente 
Con  el  Reye  juntamente, 
La  vuesa  íidalga  grey; 
(^omo  dueña  de  valia 

Y  la  mejor  de  Navarra 
Habéis  comprido. 

BARUUDA. 

Mudarra , 
Deuda  os  de  la  (idalguia. 

Sale  EL  REY  y  ios  demás. 

RET. 

Los  yantaros  han  fincado. 
Por  mi  fe,  muy  á  sabor. 
barbuda. 
Faceismc  merced ,  Señor. 

RKV. 

Pueña,  vos  me  habéis  honrado. 

barbuda. 
Cedo  vos  queréis  partir. 

REY. 

Si ,  que  Urraca ,  la  mi  hermana , 
Me  aguardando  buena  gana , 

Y  esto  le  cuido  decir; 
h'áblaré  con  ella  asaz 
De  la  vuestra  fidalguía. 

•     BARBUDA. 

A  la  vuesa  señoría 
Beso  los  pies. 

RET. 

Finca  en  paz , 

Y  acordavos  de  mí ,  Blanca ; 
¿Quen  me  dio  el  mi  corazón? 
Llevo  la  vuestra  faicion 
Adonde  el  alma  me  arranca ; 
Que  non  sé,  á  fe,  qué  cosquillas 
Los  vuestros  ojos  me  han  fecho, 
Fechiceros  en  el  pecho 

Con  amorosas  mancillas. 

BARBUDA. 

Non  cuido  lo  que  decis , 
Nin  lo  cuidaré  jamás. 

RET. 

¿Ingrata  sois  además? 

BARBUDA. 

Ya  es  tarde;  ¿vos  no  pañis? 

RET. 

Aquí  finco,  .si  me  parto. 
Dueña,  con  vuesa  persona. 

BARBUDA. 

Si  hoy  vades  para  Pamplona, 
Non  t'enédes  tiempo  farto. 

RET. 

;  Non  me  quenVles  cuidar, 
Blanca,  en  el  mi  afán  amargo? 

BARBUDA. 

A  mis  fijos  vos  encargo, 

Y  Dios  vos  deje  lograr. 


RET. 

No:i  cuido  qu'el  pedernal 
Tenga  tan  duro  Ulaote. 

BARBCÜA. 

Fijos,  finca  aqui  delante. 
Que  Dios  vos  libre  de  mal. 

RAMIRO. 

A  la  vuesa  bendición. 

La  nuesa  madre,  esperamos. 

ORDO.^O. 

Aquí  humillados  fincamos. 

BARBCDA. 

Dios  vos  rija  el  corazón. 
Solas  tres  cosas  vos  quiero 
Decir  en  antes  que  os  vades , 
Consejos  de  que  os  valgádes 
En  la  corte :  lo  primero 
Es  de  non  sufrir  algano 
Baldón  al  honor  molesto ; 
Lo  segundo,  después  deslo. 
De  non  decillo  á  nin|;unro ; 
Lo  tercero,  en  que  jamás 
En  mentira  tropecédes; 
Que  con  eslo  y  las  mercedes 
Del  Reyirédesá  mas, 

Y  serédes  ambos  dos 
Prez  de  vuesa  fidalguía, 

Y  alc:incevos,  con  la  mia, 
La  bendición  de  mi  Dios; 
Besad  la  mano  y  partid 
Con  el  Rey,  nueso  señor, 

Y  dónevos  Dios  honor 
En  la  paz  como  en  la  lid. 

RAMIRO. 

La  fe  de  mi  parte  os  doy. 

La  nuesa  señoia  y  madre. 

De  qu'el  nome  de  mi  padre 

Non  manche  el  non  ser  quien  soy. 

ORDOÍlO. 

Yo  de  mi  parte  también. 

BARBUDA. 

El  mi  querido  Ordoñnelo, 
Guárdevos  un  siglo  el  cielo 

Y  la  Trinidad,  amén. — 
Tened ,  Mudarra,  cuidado 
Contino  de  su  enseñanza. 
Que  vos  dé  Dios  buena  danza, 

Y  enviarédcs  por  recado' 
Para  los  sus  meuesteres; 

Y  ende  con  el  Rey  partid. 

SANCHO. 

A  este  paje  bendecid ,, 
Prez  de  todas  las  miserea; 
Que  voy  con  farto  pavor 
A  la  corte. 

BARBUDA. 

El  Rey  se  ta." 

SA7ICB0. 

¿Aun  un  dedo  no habri 
Pam  mi? 

RET. 

Sino  de  amor. 
Vamonos. 

inrATirE. 

{Granfermosura! 

REY. 

Veré  si  ausencia  mcaplaea. 

BARBUDA. 

A  la  mi  señora  Urraca 
Faced  |)or  mi  una  mesura, 

Y  adiós. 

RBT. 

Adiós.— Voy  finado. 
SAKono. 
Adiós,  prado,  adiós,  monllfia, 
Adio^,  manso  arroyo  brando, 


el  Tergel  y  azuda , 
1  sé  si  08  podré  ver ; 
llevaa  á  perder 
r  de  la  Bartmáa, 

{Yanu.) 

IRACA  tMAKSILIO,  rey  moro, 
mdo  en  un  retrato  que  trae, 

URRACA. 

•mandas ,  moro  fiero, 
no  sombra  me  sigues? 
Le  ba  donado  osadía 
e  mis  cuadras  pises? 
>Des  pavor,  el  moro, 
its  guardas ,  que  asisten 
lo  la  mi  persona 
^  que  eo  Navarra  vive? 
le  falta  García, 
«ano,  eo  casa ,  to viste 
3  el  corazón, 
mis  cuadras  libre, 
lie  Urraca,  su  bermaaa, 
ra  que  si  se  tinque 
ulaDte,tefaga 
gas  ventura  triste; 
ven  mis  tídalgos 
ertes  adalides, 
nncbo  qu*en  menntos 
adonde  saliste ; 
ro,  de  las  mis  salas, 
aantes  que  me  obligues 
i  done  la  muerte. 

MAisiLio.  (Pintando.) 
éranos  matices , 
r,  ob  nieve ,  oh  perlas! 
podrá  ser  posible 
con  fuerza  bumana 
á  que  os  imite? 

CRRACA. 

ué  faces?  Responde, 
T  aquí  non  finques; 
r'ienen  mis  porteros, 
e  sino  naciste. 

MARSiLK).  (Pinta.) 

jos ,  soles  graves. 

ORRACA. 

ue  pintas. 

MARSILIO. 

No  dicen 
Q  los  ojos  del  cielo. 

URRACA. 

»o  calla  j  prosigue, 
>r  por  dónde  ba  entrado, 
tincara  invesible; 
r^ado  en  el  mi  cuarto, 
o  de  los  jardines; 
a  me  parece; 
ré?  Non  es  melindre , 
va  á  decir  verdad , 
tengo  terrible. 

■ARSILIO. 

is,  bermosa  Infanta, 
e  solo  con  (|ue  mires 
ibrasar  la  tierra , 
a  tu  luz  resiste; 
a  de  tu  belleza 
abrasado  vive, 
taragoza  noble , 
ella  se  te  rinde; 
os  de  los  cristianos 
s  que  dentro  sirven 
taños  cada  dia 
anzas  que  dicen , 
ndes,  que  quiere  amor, 
•  rev  tan  invencible, 
a  abrasalle  el  alma, 
íllando  imposibles, 
na  á  don  barcia, 

D.  C.  Dc  L.-u. 


LOS  HIJOS  BB  LA  BARBUDA. 

Tu  hermano,  Infanta,  pedirte, 
A  cuya  embajada  sola 
Ayerá  Navarra  vine; 
lüucargóme  de  su  parte 
Que  cuando  fuese  posible 
Procurase  verte ,  Urraca; 

Y  yo  promesa  le  hice, 

Y  que  por  tener  tu  imagen 
Menos  confusa  que  vive 
En  su  pecho  retratada , 

Por  no  haber  viste  el  origea , 
Un  retrato  le  llevase 
Con  que  en  su  verdad  se  afirme , 
Prometiéndome  una  bermant 
Con  un  millón  de  cequíes ; 

Y  jurando  de  panelle 
Dentro  en  su  mezquita  insigne 
Junto  á  Mahoma,  engastado 
Eu  balajes  y  amatlstes , 

Para  que  lodos  los  moros 
A  adoralle  se  arrodillen , 

Y  como  á  su  Alá  respeten , 
Enciensen  y  sacrifiquen» 
Llegué  á  Pamplona,  bascando 
Mas  ocasión  convenible 
Para  este  intento  entre  tanta 
Que  viene  tu  hermano ;  dye 

A  un  moro,  qu*et  la  hortelano 
De  tus  reales  jardlnelí , 
De  los  que  se  cautivaron 
Cuando  al  de  Lean  venciste, 
Mi  pensamiento,  vencido 
De  dádivas  que  no  piden , 
M  posibles  que  no  alcancen ; 
Por  un  testigo  que^irre 
Para  bajar  á  ese  bosque, 
Que  el  sol  arroyuelos  ciñen , 
Escondido  pude  estar, 

Y  entre  unas  murtas  y  mimbret 
Me  aconsejó  que  aguardase , 
Diciendo  que  á  los  Jardines 
Sola  bajabas  las  tardes; 

Y  aguardé  como  me  dice, 
Cuando  á  poco  espacio  veo 
Que  los  arroyos  se  ríen , 
Que  los  ruiseñores  cantan 
Moteles  mas  apacibles ; 
Que  vierte  el  aurora  perlas , 
Que  el  abril  los  campos  viste , 
Tejiéndole  al  sol  guirnaldas 
De  claveles  y  alhelíes; 

Y  fué,  que  al  jardín  bajabas, 
Dando  á  los  campos  abriles , 
Risa  á  las  aguas,  motetes 

A  los  ruiseñores  tristes , 
Guirnaldas  al  sol ,  y  rayos 
Que  le  abrasen  y  le  eclipsen , 
Perlas  al  alba,  y  aliento 
Al  ámbar  y  á  los  Jardines. 
Quedé  admirado  de  verte; 
Mas  ¿  qué  mucho  que  mé  admire 
Sin  merecer  solo  el  cielo 
De  que  su  manto  no  pises  ? 
Un  rato  estuve  suspenso , 
Como  á  quien  la  noche  embiste 
Alguna  vez  de  repente. 
Que  está  sin  vista ,  aunque  mire. 
Pero  después  que  los  oíos 
La  luz  de  espacio  aperciben , 
Ven  la  luz  y  quien  la  lleva ; 

Y  viéndola,  cleeo  quise 
Hurtarle  con  el  pincel 
Esa  belleza  imposible. 
El  ariifício  á  mis  ojos, 
Ningunos  entonces  Hbíres, 
Entre  tanto  que  robaban 
Tu  blancura  los  jazmines , 

Y  el  carmesí  de  tus  labios , 
Los  claveles  carmesíes, 
Entre  la  murta  y  laureles 
A  Venus  me  pareciste, 
Cuando  con  tapido  andsiba 


i» 

Por  los  jardiaet  de  Chipre, 

O  cuando  sale  á  Utmar 

Al  alba  que  se  le  ríe. 

Con  dientes  de  eatf«Nis  UnUs» 

En  el  carro  datoaeiSÉai, 

Al  alabar  el  l>08qaeJo 

Del  retrato,  te  partiste. 

Y  yo ,  como  miré  el  sol , 
Tras  tus  bellos  ojos  vine; 
Segai  tus  pasos,  Sin  terme 
Seguro  deste  inposibte. 
Por  retratarte  y  mirarte. 
Basta  que  á  verme  volviste. 
La  novedad  te  admiró; 
Pero  dejar  de  ségotfte 

Sin  acabar  el  retrato. 

Ni  pude.  Urraca,  ai  qaise; 

8ae ,  coma  sor  «oble ,  infanta , 
s  razoa  qaa  detembía 
Cumplir  mi  palabra  al  Rey, 
Ya  que  fué  al  mió  y  le  dije. 

Y  ansí ,  sin  ieiutt  (i  Miando 

Y  á  cuantos  cristianen  ülflMai 
Acero  cruzado  al  lado , 

Lo  que  be  proaaeiido  hice.  - 

Y  como  á  nobles  y  i  reyes , 
Porque  en  algo  fte  ejerciten. 
Un  oficio  les  ensefiin. 
Como  siempre ociasos  viven; 
La  pintura  me  e; seüáron, 
Con  que  ba  anendo  qoe  pinté 
Amor,  para  el  cielo  an  sol. 
Para  loe  bomlMret  tn  tfifae, 
iJn  cielo  para  la  tierra , 

Para  el  fuego  un  imposible, 
Para  el  mar  ana  sTttna, 
Un  veneno  para  el  altoi , 
Para  el  sentido  ana  esfinge, 

Y  para  Marsilio  un  nóaaoma 
Tan  bello  como  terrible. 

I»RACA. 

Válasme  naestra  Señora; 
Moro ,  1  qaé  dello  bas  fablado ! 

HARSIUO. 

Si  te  pintara  el  cuidado 
Del  que  por  fama  te  adora , 
Paera  imposible  acabar 
En  la  eternidad  del  aUtia, 
Que  cualquier  sentido  calma 
Cuando  le  llega  á|>inur; 
Siendo  en  los  locos  bosquejos 
De  sus  colores  obscoras , 
Sombras  todas  laa venturas, 

Y  las  esperansaa  l^os. 

URRACA. 

La  vaesa  mandaderia 
No  tendrá  el  Moro  sazón ; 
Que  los  que  cristianos  son 
Non  precian  la  morería. 
En  balde  babédes  venido; 
Conténteos  el  retrato , 
Que  vos  cuesta  tan  barato, 
Fincando  Un  atrevido, 

Y  volvedvos  noramala ; 
Ved  que  vos  laré  prender. 

HARSIUO. 

No  tiene  Espaite  poder 
Para  echarme  de  la  sala; 

Y  perdona  no  guardarte 
En  esto  solo  el  decoro. 

Sa^fta  ndda^  eomo  que  llBía  EL  Wí, 
y  dicen  dentro. 

RBT. 

Avisa  á  la  InfiMita. 

waacá. 

MovOf 
Ponedvof  de  ftqiiétti  fule ; 


130 

?ae  caido  que  Tiene  el  Rey, 
yo  en  peligro  me  veo. 

9         HARftlUO. 

No  importa;  hablalle  deseo. 
Sale  JIMEN. 

DRBACA. 

¡  Oh  Jimen ,  home  de  ley ! 

JIMEN. 

Ya  el  vueso  hermano  ha  llegado. 

URRACA. 

Él  finque  muy  bien  tenido. 

JlHElf. 

¿Qné  moro  es  este  atrevido, 

\lue  en  el  vueso  cuarto  ha  entrado? 

URRACA. 

Un  mandadero  que  viene 
Para  mi  hermano/ 

illIElf. 

¿AnsfY 

URMACA. 

Ya  entra ;  espérale  aqui. 

JMEIf. 

Sañudo  talante  tiene. 

Entra  EL  REY,  EL  INFANTE  DON 
OLFOS ,  T  RAMIRO  Y  ORDOÑO,  iin 
espadas  y  con  (forras  en  las  manos  ^ 
T  MUDARRA  T  SANCHO. 

Ya  llega  el  Rey,  mi  señor. 

URRACA. 

Muy  bienvenido  seádes , 
Garcia. 

RBT. 

¿Cómo  flncódes. 
Urraca? 

URRACA. 

AI  vueso  favor. 
¿Venides  bueno,  el  mi  hermano? 

RBT. 

Para  faceros  merced.— 
Llega ,  mesura  faced , 
É  demandado  la  mano 
A  Urraca,  la  infanU  vuesa , 
Fidaigos. 

RAMIRO. 

Es  gran  razón. 

URRACA. 

¿Quién  estos  gañones  son? 

RET. 

Ya  de  la  mesnada  nuesa, 

{Ramiro  y  Ordoño  se  arrodillan^  y 
Urraca  les  hace  señal  que  se  levan- 
ten ,  y  prosigue  el  Rey :) 

A  quien  donar  cuido  ayuda ; 
De  la  casa  de  GueTara 

Y  de  la  antigua  de  Lara, 

Y  fijos  de  la  Barbuda . 
Una  dueña  y  rica  fembra 
Fermosa  además,  por  Dios , 

Sue  en  esta  ocasión  de  vos 
uy  luengamente  se  Hembra 

Y  vos  face  la  mesura , 
En  cuya  casa  he  pasado 
El  calor,  y  me  ha  donado 
De  yantar,  que  en  la  espesura 
De  su  montiña  cercada, 
Yendo  en  pos  de  un  jabalí , 
Viniendo  á  Pamplona ,  di 
De  caza  con  mi  mesnada. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

URRACA. 

Garzones  apuestos  son. 

RET. 

Faced  que  nuesas  doncellas 
Dellos  se  sirTan. 

URRACA. 

Con  ellas 
Fablarán  á  su  sazón, 
E  cuando  fiestas  hobiere 
Sus  posaderos  tendrán , 
E  á  servir  se  fallarán 
Cuando  yo  yantar  quisiere. 

MET. 

¿Qué  face  este  moro  aqui? 

URRACA. 

El  rey  Marsilio  le  euTia 
Con  una  mandaderia. 

RET. 

Llegad,  moro,  en  ante  mi.— 
Allegadvos  .posaderas.  — 
Sentadvos ,  urraca ,  vos 
En  par  de  mi ;  quiera  Dios 
Que  sea  por  bien. 

(Llegan  sillas  ^  y  hace  Marsilio  acata" 
miento.) 

MARSIUO. 

¿Qué  esperas, 
Que  no  me  mandas  sentar? 

RET. 

Posad-os,  morOf^n  buen  hora ; 
Que  no  me  membraba  agora. 

MARSIUO. 

Don  Garcia,  ¿podré  hablar? 
Marsilio,  famoso  rey 
De  la  insigne  Zaragoza , 
Saludes  muchas  envia, 
Don  Garcia ,  á  tu  persona ; 

Y  dice  que ,  enamorado 

Por  fama,  aunque  ha  andado  corta, 

En  alabar  la  belleza 

Que  de  tu  hermana  pregona ; 

Porque  á  veces  el  amor. 

Que  su  fuerza  poderosa 

Hacen  de  las  alabanzas 

Ojos  por  donde  enamora ; 

A  Urraca  Sánchez  te  pide , 

Por  mi,  para  dulce  esposa, 

Ofreciéndote  á  Colima , 

Su  hermana ,  en  cambio  deslotra. 

Y  con  ella ,  en  Aragón 
Diez  villas  las  mas  hermosas 
Que  tü  señalar  quisieres , 
Siendo  en  tu  corte  las  bodas, 

Y  jurando  eternamente 
Amistad  con  tu  corona , 

Y  dándote  cada  un  año. 
Por  feudo  y  parias  forzosas, 
Cien  yeguas  de  Andalucía, 
De  diferente  piel  todas, 

Y  cada  cual  un  retrato 
De  la  soberbia  española ; 
Cien  alfanjes  berberiscos , 
Veinte  jacerinas  cotas , 
Cien  adargas  de  Marruecos, 
Cien  lanzas  y  treinta  alfombras, 
Las  veinte  de  seda  y  lana , 
Las  diez  de  plata  y  aljófar. 
Labradas  por  turcas  manos 
De  una  de  Constanlinopla ; 

Y  que  de  veinte  mujeres 
Que  tiene  Marsilio  y  goza , 
Solamente  será  Urraca 
El  dueño,  reina  y  señora. 
A  esto  vengo  solamente ; 
Mira  que  á  Navarra  importa 
La  amistad  del  rey  Marsilio. 
Tu  respuesta  espero  ahora. 


RIT. 

Dlle  á  tu  rey ,  mandadero» 

?ue  finco  á  la  su  persona 
enudo  además,  por  cierto , 
Por  los  bienes  que  me  otorga ; 
Mas  que  los  reyes  que  son 
En  Navarra  Jamás  donan 
Sus  hermanas  nin  sas  Qjas 
A  gente  pagana  y  mora. 
Además ,  que  Urraca  Sánchez , 
Mi  hermana ,  quiere  ser  monja, 

Y  á  ser  casada ,  non  cuida 
Ir  con  moro  á  Zaragoza. 
Esto  podrédes  fablidle. 

MARSILIO. 

No  está  sigurt  Pamplona. 
i  Ay  de  su  furia.  García ! 
Tú  la  verás  como  Troya. 
Peligro  corre  esta  vez 
Tu  cabeza  y  tu  corona; 
Porque  á  una  voz  de  Manilio 
Temblará  Navarra  toda. 

(Uéganse  Ramiro  p  Ordoño ,  cada  u 
d  sulado  de lasiíUtfifáice  Ramiro 

RAMIRO. 

Can  ladrador,  muy  mas  quedo; 
Que  vos  metiera  en  taboca, 
A  no  fincar  aquí  el  Rey, 
Lo  que  á  los  canes  afoga. 

ORRO.^0. 

Galgo ,  fincad  mas  espacio , 

Y  acatad  nuesas  personas ; 
Non  vos  meta  en  la  traiUa. 

MARSniO. 

Sois  para  mí  todos  sombru. 

RBT. 

Non  fableis  mas, mandadero; 
Partid  vos  de  la  mi  casa. 

MARSIUO. 

Para  daros  muerte  Importa. 

mFAHTB. 

¿Quieres,  Señor, que  le  mate? 

jiMiir. 
¿Gustas  que  muera? 

MARSIUO. 

Ya  habUn 
Muchos  delante  del  Rey 
Que  me  den  la  muerte  ahora. 
Quien  se  atreviera  á  tener 
Fuera  de  aqui  esta  victoria. 
Sígame ,  alzando  ese  guante ; 
Que  al  rio  espero. 

TOROS. 

Bn  buena  hora. 

(Vase ,  y  echa  un  $umsU  emtísaá 
y  llegan  todos  d  eooeiU^  y  témm 
y  r empente  los  dos  nermsMOS.) 

ORDOÍlO. 

Suelta ,  Ramiro;  ¿abort  del? 

RAMmo. 

Deja,  Ordoño. 

ORDdIo. 

Amimeloci. 


Yo  le  he  ganado  primero; 
Deja. 

ORROtO. 

Cuida ,  que  me  eaojas. 


Si  aquí  non  finearR  el  ftej... 

otioio. 
A  non  fincar  so  penoMU- 


MAMIRO.  ^ 

ORDOÑO. 

TemaUra. 

lABIBO. 
OSDOÍiO. 

ta  que  se  rompa. 

RAMIRO. 

]  me  es  asaz. 

ORDOSIO. 

nitad  me  sobra 
irle  primero. 

RAMIRO. 

con  la  gloria. 

RET. 

íes ,  Tolved  ende , 

RAMIRO. 

Yuesa  corona 
de  obedecer. 

ORDO^O. 

yz  nos  YoWemos. 

RET. 

des  de  palacio ; 
s  usada  cosa 
ndadero  muerte, 
>n  face  deshonra, 
esme ,  ¿  con  qué 
dabais  agora, 
ido  con  espadas  ? 

RAMIRO. 

ianos,coolaboca. 

ORDOÑO. 

i  un  roble  un  renuevo? 

RAMIRO. 

,  en  tales  cosas 
el  ánimo  y  saña 
pada  que  mas  corta. 

RET. 

ois  buenos  Gdalgos. 

RAMIRO. 

salios  nos  honra. 

RET. 

'é  caballeros, 

izgan  Tuesas  obras.— 

Jrraca. 

Sale  UN  FIDALGO. 

FIDALGO. 

Cuido 
«y  de  Zaragoza 
por  mandadero 
I  Tuesa  persona. 

RET. 

s  lo  fabia,  fidalgo? 

nDALGO. 

iros  de  Pamplona, 
moros  de  i  caballo, 
sto  partir  que  asombra ; 
imeda  escondidos 
Jaban,  j  pregonan 
>us  adalides. 

RET. 

» las  sus  zozobras; 
tengo ,  que  bastan 
I  morisma  toda. 

;,  y  auedan  los  fijos  de  la  Bar- 
ia ^  Jimen  y  el  Infúnte. ) 

JIMC?I. 

de  las  sus  manos 
tQ,  nuesa  Sefiora.         . 


LOS  HIJOS  DE  LA  BARBUDA. 

INFANTE. 

Fidalffos,  cuando  fincaren 
Con  el  Rey  tales  personas 
Como  nos,  tos  non  tengádes 
Ardid  á  las  tales  cosas ; 
Que,  á  serdambos  caballeros 
Armados,  fuera  esto  agora 
Reprochado  en  otra  guisa. 
jimeh. 

Atended  que  vos  non  cojan 
En  otro  que  tal  mis  manos. 

MÜOARRA. 

Pablad  bien  en  la  mal  hora; 
Que  si  les  faltan  espadas, 
Aquí  finca  esta  mohosa. 

SANCHO. ' 

Y  yo  finco  aqui  también 
Con  mis  calzas  y  mi  gorra. 

INFANTE. 

Qnitadvos  dende. 

SANCHO. 

Quitadvos; 
Non  vos  despachurre,  i  Hola ! 

RAMIRO. 

Nota,  Ordoñ,  cómo  fincamos. 

ORDOffO. 

Ambos  fincamos  sin  honra. 

RAMIRO. 

Por  los  evangelios  cuatro, 
De  non  facer  otra  cosa, 
En  fincando  caballero, 
Sinon  vengar  mi  deshonra*. 

0RD05Í0. 

Lo  propio  á  los  cielos  juro. 

SANCHO. 

Si  alguna  espada  hay  de  sobra, 
Yo  fincaré  á  vuestro  lado, 

Y  daré  muerte  ¿  Mahoma. 


ISi 


ACTO  SEGUNDO. 


Sale  DON  GARCÍA,  rey  de  Navarra, 

RET. 

Amor,  fijo  de  madre  mal  nacido 
E  de  un  martillador,  el  dios  ferrero. 
Pues  es  mi  corazón  un  posadero, 
¿  Por  qué  me  faces,  di,  tan  mal  partido? 

De  tus  coyundas  fasta  agora  erguido 
Finco  mi  cuello  libre  y  altanero, 
E  agora  fino  con  rigor  mas  fiero 
Que  si  un  volcan  tuviera  en  el  sentido. 

Agro-dulce  eres»  carrasqueño  y 

[brando, 
E  como  el  aire,  estás  sin  peso  y  tomo; 
Eres  fantasma  que  se  ve  y  se  esconde. 

Un  no  sequé,  que  viene  no  sé  cuan- 
Abura  non  sé  qué,  ve  no  sé  cómo,  [do, 
Mata  non  sé  conque  ni  sé  por  dónde. 

SáU  MUDARRA. 

MODARRA. 

De  un  vueso  macero  he  sido, 
Señor,  llamado. 

RET. 

Es  verdad; 
Con  vos  quiero  en  poridad 
Pablar,  que  habédes  venido 
En  ocasión  farto  buena. 


HOAARRA. 

Señor...  ¿Qué  me  querrá  el  Rey  Y 
Un  fidalgo  soy  de  ley, 
E  mi  reale  está  llena 
De  honradas  fechorías 
Que  mis  pasados  han  fecho , 
Que  legaron  al  mi  pecho 
Prez  de  muchas  fidalgulas; 
Que  vueso  padre  y  abuelo 
(Que  buen  si^lo  hayan,  amén) 
Pudieran  decir  mas  bien, 

Y  todo  el  navarro  suelo, 
Qu*esta  costilla  sin  par, 

?ue  finca  ya  á  cama  afin, 
iene  sangre  por  oUId 
De  moros  de  allende  el  mar. 

REY.  , 

De  la  vuestra  fidalgoia 
Finco  acontentado  asaz ; 
Yo  vos  quiero  para  pai, 
Mudarra,  en  la  cuita  mia , 
Non  para  lides  vos  quiero. 

MUDARRA. 

Pues  manda  al  vueso  sabor. 

RBT. 

t Habédes  tenido  amor? 
)¡ffádesme,  el  escodero: 
¿Habédes  querido  bien? 

MODARRA. 

Non  es  home ,  don  Garda , 
Quien  non  finca  en  garzonía 
Cuando  barragan  también ; 

Y  fablando  en  poridad 

Con  vos  desto,  el  mió  señor. 
Mas  canas  me  ha  puesto  amor 
Que  non  la  mi  luenga  edad. 
A  duras  penas  tenia 
Cuarenta  años,  bien  pequeña 
Edad ,  cuando  fice  dueña      . 
Una  fembra,  don  García, 
Que  me  costó  amargas  penas , 
Tristes  cuitas,  negro  afán. 
Ser  tan  mozo  barragan. 
Fincando  en  tierras  ijenas. 
Mas  ¿non  me  diréis  qué  ha  sido 
La  causa  desta  llamada. 
O  qué  fembra  vos  agrada. 
Por  quien  fincáis  sin  sentido? 
Que  yo,  de  la  parte  vuesa. 
Le  sabré  fablar  razones , 

gne  convierta  los  baldones 
n  amorosa  denuesa. 
¿A  quién  tenédes  amor? 

BIT. 

Por  la  vuesa  doña  Blanca 
El  ánima  se  me  arranca. 

MODARRA. 

¡Válgame  nueso  Señor! 

RET. 

i  De  qué  fincáis  amarrido  ? 

MODARRA. 

Del  vueso  mal  pensamiento; 
Por  el  santo  monumento 
lu'en  San  Mames  finca  erguido 
n  el  jueves  de  la  Cena, 
u*es  mover  un  pedernal , 
na  sierra,  otro  que  tal 
A  la  vuesa  cuita  y  pena; 
Qu*es  fembra  la  dueña  mia 
Que  vos  yantará  los  ojos, 
Si  fablais  vuestros  antojos. 
De  la  vuesa  altanería. 
iCuidádes  que  la  Barbuda 
Fembra  es,  Señor,  por  thi? 

RET. 

■*'»T  H     t>.  aqni 

I  '.«       iTUda; 

e       uet 


•  • 


De  ni  parle  este  papel. 
Que  T3  el  mi  atnar  dentro  del , 
Lnengat  mercedes  tenaides; 
Qae  neo  bome  *os  ttil 
De  los  ricos  de  Nafirrt. 


Ed  mi  poder, 

EicocÉid, 
Este  papel  lalleyad, 
E  cuaiioo  Blanca  voi  Tea, 
De  mi  parle  le  dlrédes 
Cómo  finco  por  sn  acaor; 
Qae;ne  faga  mai  fiTor, 
E  que  la  Taré  mavedes ; 
Due  por  la  su  fermosfira 
Finco  ua  siDdio. 

Pablad. 

Que  busco  la  solet'"' 
Cuidando 
Y  que  finco 
Si  Don  cuidK 


(tue  IlDCa  poco  dd  día. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

ic  ba  Tccbo  el  interés 
Ligero  como  ud  azor.  ( fose.) 

RIT. 

«bir  i  Urraca, 


is  palacios  también. 

Salgan  huyetti»  EL  mFANTE ,  JI- 
UEN  V  OTROS  DOS  ,  p  frw  dellM  OR- 
D0Í4O,  RAMIRO  T  URRACA,  ieU- 
niináoh*,  y  las  gduiius. 

OHDOÍlO. 

FiueD,  Ramiro,  los  dos. 

tlAlilBO. 

E Iodos  os 

Si  non  los  depende  Dios. 

Ramiro.  OrdoBo.  fincad; 
DeieneüTosenmal  hora. 

OIIDOfO. 

u  nuesa  reina  j  seilora , 
Non  es  tiempo,  perdonad. 


i  Por  qaé  ba  sido  I*  ocasión  f 


AUToeuseltoru. 


Non  mengua  de  la  verda 
Un  pelo. 


ETOS.Olfos'éUawii, 
Venid  canmigo;  que  loiKO 
Que  rabiar. 


Sancho,  finca juDloinoa; 
Ñon  salgas  del  nucM  lado. 

siHcno. 
NonBncodemnjbiieagndo, 
Asi  me  perdone  Oio*. 
•n. 


is  espadas  tea  qñitad, 
onnoía. 
Y  si  nos  Doa  le  Ui  4H>M. 

iCóniobadeserf 

taiicio. 
Horflocamos 
En  gran  peligro. 

KT. 

Ll^d. 
Ninguno  tenga  osadia 


IRA   CDAIM. 

DemándevosloeldIaUo. 

MBOKO. 

Esto  es  darle  al  honor 
La  Tenganu  d«  tm  aUnJe. 

■AHGIa. 

Lo  uesno  dice  el  m  paK 


Sen 
mero  comon. 

RET. 

podédes  prendellos , 
os. 

ÜBBACA. 

Dejaldos  ir; 
tan  Talientes  garzones 
n  buenos  galardones. 

RET. 

s  qaerádes  sufrir, 
I,  sus  demasías; 
bleis  mas  adelante. 

URRACA. 

os  deste  talante 
!  las  mesnadas  mías. 

RET. 

Urraca,  con  Dios « 
e  non  fableis  mas  deso. 

URRACA. 

esas  manos  tos  beso. 

RET. 

aré  con  los  dos. 

URRACA. 

aiéo  pudiera  librarlos,    * 
ndonallos  pudiera, 
scapallos  siquiera 
j,  doblas  j  caballos! 
uién  les  padiera  dar 
^1  mismo  corazón ! 

INFANTE. 

iltaneces  son 

e  se  ban  de  castigar. 

JIMEN. 

;  joro  que  non  fué 
sandia  altanería 
Dsa ,  don  García , 
n.  causa  ó  por  qué, 
las  mercedes  vuesas» 
ooD  tal  brevedad. 

REY. 

é  por  mi  voluntad, 
lado  tales  denuesas ; 
Olfos  y  Jimeo, 
su  madre  perdido, 
iquesio  he  querido 
i  sus  fijos  bien. 

INTARTE. 

>n  aquesta  ocasión, 
sabédes  trazar, 
les  su  amor  gozar ; 
sus  dos  Ajos  son 
iion.  non  pongo  duda 
aando  de  amor  non  fuera, 
liganros  siquiera , 
Je  sacar  la  Barbuda, 
ildos ,  7  á  buen  recado 
rision  los  tendrédes, 
ügro  los  pondrédes , 
i  seádes  rogado 
arbuda,  y  podrédes 
o  faga  por  vos 
so  sabor. 

RET. 

Por  Dios, 
que  en  mi  pro  fablédes; 
de  aquesa  guisa, 
Doclie  los  dos  quiero 
irnos  al  su  terrero 
go.  é  cuando  la  risa 
>a  empiece,  podremos, 
e  nos  tope  persona, 
'  de  vuelta  en  Pamplona ; 
otonet  Hevarémos 
igao  esta  jomada 


LOS  HIJOS  DE  LA  BARBUDA. 

Mas  ahina  que  pudieran 
Si  alcotanes  todos  fueran ; 
Que  ya  fincará  avisada. 
Porque  con  el  su  escudero 
Se  lo  he  enviado  á  fóblar; 

Y  allá  podremos  llevar 

El  mi  cantor,  porque  auiero 
Que  cante  á  mi  remembranza 
La  mas  polida  canción 
Que  tenga  en  esta  ocasión ; 
E  pues  la  noche  se  lanza , 
Llena  de  paños  de  luto. 
Sobre  la  tierra ,  cuidemos 
En  partir. 

JIMEN. 

Partir  podremos, 
E  cuida  que  saques  froto. 
Además  que  cualquier  fembra. 
Rogada  oe  un  rey,  fará 
Lo  que  demandares. 

RET. 

Ya 

De  sus  lumbreras  se  cembra 
El  azul  vergel  del  cielo; 
Bien  podremos  aguijar 
Nuesa  jornada,  é  llegar 
A  ver  el  mi  amor. 

INFANTE. 

El  suelo 
Cuido  revolver  y  dar 
Venganza  al  mi  bonorcon  esto, 

Y  después  el  su  denuesto 
Por  Navarra  publicar. 
Pues  en  faciéndolo  el  Rey, 
Lo  hemos  de  saber  los  dos. 

JlMEN. 

Cuido  beberles,  por  Dios, 
La  sangre. 

UFANTE. 

Es  muy  justa  ley. 

REY. 

¿Qué  fablábades  los  dos? 

INFANTE. 

Es,  Señor,  en  la  vuesa  pro ; 
Gozarás  á  Blanca. 

RET. 

Y  yo, 

Olfos,  fí neme  después. 

(Vanse.) 
Salen  RAMIRO  t  ORDOÑO. 

RAMIRO. 

Finqúense  los  trotones  arredrados , 
Ordeño,  fasta  tanto  que  haya  nuevas 
De  Sanchuelo. 

ORDO^O. 

Ramiro,  ¿non  venia 
A  la  par  de  nosotros?  ¿Quése  ha  fecho? 

RAMIRO. 

Cuido  que  le  han  pescado. 

ORDOÍiO. 

Non  es  home  que  deje  de  guardarse; 
No  le  tengas  pavor  de  guisa  alguna. 

RAMIRO. 

Atiende  un  poco,  bermaoo. 

ORDOAO. 

Gente  suena ,  á  mi  ver. 

RAMIRO. 

Pues  finca ,  Ordoño, 
A  guisa  de  lidiar;  que  cuido  en  antes 
Finar  aquí  que  non  donarme  preso. 

0RD05Í0. 

Otro  que  tal  será  tu  hermano  Ordoño. 


ÍS5 
Sale  SANCHO,  con  un  tíenzo  de  dinero. 

SANCHO. 

Non  sé  por  dónde  voy  nin  dónde  finco, 
Qu*en  lobreguez  tamaña  non  se  puede 
Divisar  el  camino;  ellos  agora 
Fincan  de  aquí  dos  leguas  arredrados. 

RAMIRO. 

Para  mieutesy  Ordoño,  si  este  es  home. 

OR005ÍO. 

Home  parece. 

SANCHO. 

¡Válgame  san  Pedro  I 
Homes  fincan  aqni. 

ORDOJIO. 

¿Quién  va? 

SANCHO. 

¡Oh  mezquino! 

ORDOffO. 

¿Quién  va? 

RAMIRO. 

¿Non  fabla? 

SANCHO. 

Non;  qne  finco  mudo 
De  pavor  y  además  finco  oliscado. 

RAMIRO. 

¡  Sanchuelo ! 

SARCHO. 

El  nio  señor  Ramiro, 
Donadme  vuesos  pies  dos  mil  vegadas; 
Que  me  finco  con  vAi  recien  parido. 

RAMIRO. 

¿Qué  te  has  fecho? 

SANCHO. 

Viniendo  en  pos  d*enlrambos. 
Arredrado  finqué  de  los  trotones* 
Por  non  poder  calcorrear  á  guisa 
De  vuesa  furia,  cuando  de  los  muros 
Del  palacio  del  Rey  me  llamó  Urraca, 
E  donándome  en  este  mocadero 
Algunas  joyas  suyas  de  valia , 
Que  yo  vos  las  doMseme  ha  mandado, 

Y  que  con  ellas  vos  partáis  al  punto; 
Que  el  Rey  cuida  faceros  un  denuesto 
Si  vos  coge  á  las  manos;  non  vos  cale 
Sinon  partidvos  cedo,  porque  el  Rey 
Non  venga  contra  vusco  de  consuno. 
E  á  Ordeno,  en  poridad  me  dijo  Urraca, 
Que  le  tiene  talante  y  bi^en  querencia, 
E  que  finca  en  su  pecho  figurado. 
Ved  qué  se  ha  de  facer;  que  los  merinos 
E  maceres  del  Rey  fincan  buscándoos. 

RAMIRO. 

Ea,  Ordoño,  perdamos  á  Navarra; 
Quizá  en  tierras  sujetas  á  otros  reyes 
Nos  farán  mas  merced  qu'el  nuesopro- 

[prio; 
Que  nadie  fué  profeta  en  la  su  tierra. 

0RD05fp. 

Pablas,  Ramiro,  bien;  vamos,  Ramiro; 
Finqúese  España  adiós,  vamos  áFran- 

RAMIRO.  [^>* 

Has  sdlo  un  parecer  en  antes  quiero. 

ORDOÑO. 

¿Cuál  es? 

RAMIRO. 

Non  vamos  ambos  de  consuno, 
Sinon  que  cada  cual  su  senda  siga 
A  dar  con  la  aventura  que  topare, 

Y  el  primero  que  finque  con  alguna* 
Faga  pleito  hopenige,  so  la  pena 

De  alevoso  á  su  sangre,  de  que  cedo 
Llame  al  otro;  j  partamos  estas  Joyas 
Para  el  nueso  viaje. 

ormmIo. 

fíü  la  buen  hora; 
Vedes  aquí ,  RauHiiOt  la  mitade. 


154 

lANCflO.  [sa 

B  yo  ¿con  quién  he  de  irt  O  ¿de  qné  gui- 
Me  han  de  partir  entraint>os.  si  non 

[quieren 
Facer  conmigo  como  Salomone 
Fizo  con  aquel  fijo  de  dos  madres? 

RAMIRO. 

Yo  donaré  una  traza  con  que  a^ora 
Nin«ino  de  los  dos  finque  quejoso , 
Maguer  con  él  non  vaya;  por  los  ojos 
Se  ponga  aqueste  mocador  Sanchuelo, 
Y  al  que  primero  de  los  dos  donare 
Un  abrazo,  con  aquese  finque. 

ORDOÜO. 

Fágase  ansi.— Venid  aci,  Sanchnelo, 
Ponedvos  este  mocador  en  somo 
De  los  vuesos  ojos. 

SANCHO. 

Non  quisiera 
Abrazar  con  la  nariz  y  todo 
Algnn  robre  de  aquestos. 

OROOÑO. 

Vaya  luego 
La  nuesa  prueba;  idvos  arredrando, 
E  vendrédes  después  bacía  nosotros.  - 

SARCHOf 

A  la  gallina  ciega  desta  guisa 
Jugaban  los  irarzones  en  mi  aldea. 
(Ap,  ¡Si  aquí  fincara  algún  pozo  ahora!) 
Dios  me  depare  aquí  buena  man  dre- 
ORno5ío.  [<^ba. 

Venid  agora,  Sancho. 

RAMIRO. 

Nonfablédes; 
Que  Tendrá  por  la  ñiblaá  tos,  Ordeño. 

SANCHO. 

¡Válgame  san  Tobías,  que  fué  ciego! 
Desta  vegada  voy. 

OROO.^O. 

Ramiro  ha  sido 
El  de  la  suerte ;  buena  pro  le  haga. 

SAlfCRO. 

Quitadme  pues  el  noocadero. 

RAHIBO. 

,        Daca , 
E  partamos  de  aquí  cedo ;  qu*es  tarde. 

SANCHO. 

I(on  cuidé  Yer  mas  en  la  mi  vida. 

RAMIRO. 

Ea,  Ordeño,  á  facer  el  homenaje. 

ORDOivo.  {Entre  la$  manos  de  Ramiro.) 

Juro  á  los  cuatro  santos  Evangelios 
E  á  la  sangre  que  tengo  de  Guevara, 
Clara  juntamente ,  que  sí  tengo 
Ventura  alguna  en  tierras  extranjeras, 
Que  sea  de  Ramiro  la  mitade. 

RAMIRO. 

Lo  proprio  juro  yo  sobre  esas  manos . 

SANCHO. 

E  yo,  entre  las  de  entrambos,  juro  é  fa- 
Lo  mesmo  de  mi  parte.  •    [blo 

RAMIRO. 

Adiós  con  esto. 
Ordeño  hermano. 

ORDOffO. 

Dadme  un  abrazo, 
Edévos  Dios  muy  buena  man  derecha. 

RAMIRO.  [mano. 

Lo  mesmo  faga  á  tos;  membráos,  her- 
En  las  lides  é  trances  que  tuvié^edes, 
Después  de  Dios  é  de  su  Madre  santa. 
Del  apóstol  Santiago,  pntroo  nueso, 
A  quien  España  toda  acata  tanto. 
Que  dicen  que  le  ven  los  que  le  invocan 
En  las  sus  lides  y  en  sus  trances  todos ; 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

E  su  favor  nos  donará ;  que  somos 
Tonudos  á  focello  por  navarros, 
E  por  sus  caballeros  juntamente. 

ORDOftO. 

Ese  será  de  mi  de  aquí  adelante 
El  nome  que  apellide. 

RAMUO. 

Adiós ,  hermano 
Ordeño. 

ORDOÑO. 

Sancho,  fíncate  adiós. 

SANCHO. 

Adiós,  Ordeño; 
Que  unas  ancas  me  fincan  de  un  trotón, 
Que  ha  de  facer  que  las  verdades  fable, 
Qu*enantes  que  yo  á  Francia  llegue. 
Amancillado  dellas,  ir  fenchido,  [cuido 
Al  revés  de  los  otros  infanzones. 
Do  nunca  me  da  el  sol,  de  lamparones. 

(Vame,) 
Salen  LA  BARBUDA  t  MUDAKRA. 

BARBUDA. 

En  fin,  los  mis  fijos  dos 
Fincan  caballeros  ya ; 
Denuesa  de  quien  es  da 
El  Rey,  ayúdele  Dios. 

MUDARRA. 

Vos  fincádes  muy  tonuda. 
La  mi  dueña,  al  su  mandado ; 
E  á  fe  que  me  dio  un  recado , 
Después  desto,  la  Barbuda , 
Para  vos ,  en  que  denuesa 
Mas  talante  é  voluntad , 
E  si  va  á  decir  verdad , 
Asaz  le  atañe  á  la  vuesa 
Agraciada  fermosura. 

BARBUDA. 

Que  fableis ,  el  escodero. 
Mas  claro  conmigo  quiero , 
Ansi  Dios  vos  dé  ventura ; 
Que  non  entiendo,  por  Dios, 
Lo  que  fabiádes  agora. 

MUDARRA. 

La  mi  dueña  é  mi  señora , 
¿Solos  fincamos  los  dos  ? 

BARBUDA. 

Ya  lo  veo. 

MUDARRA. 

Pues  atended. 


Fablad. 


BARBUDA. 


MUDARRA. 


El  Reye  vos  tiene 
Buen  talante,  y  aquí  viene, 
Para  faceros  merced, 
Con  un  papel  que  os  envía. 
Este  sartal  que  vos  dona , 
Que  de  la  mesma  persona 
De  su  madre  á  don  García 
Le  fincó  en  el  testamento ; 
De  granates  finos  es , 
Con  su  perla ,  quien  después 
Vos  face  prometimiento 
D'engastonárvosla  en  oro ; 
Que  rabiando  en  porídad, 
Por  la  santa  Trinidad , 
Que  vos  dé  todo  un  tesoro , 
Si  le  querédes  facer 
Favor  á  la  su  demanda. 
Mostradvos ,  Blanca ,  mas  branda ; 
Que  un  rey  tiene  gran  poder, 
b  vos  puede  engastonar 
En  oro  y  en  plata  ansí. 
Rico  home  me  face  á  mí , 
Sí  os  domeña  mi  fablar; 


Non  pierda  yo  aqueste  haber, 
Nin  vos  este  bien  perdádes; 
Que  pagar  las  volunlides 
Non  es  nuevo  en  la  mujer. 
E  finca  esta  noche  aquí , 
A  darvos  con  su  cantor 
Una  música  al  albor; 
Doledvos  del  y  de  mi. 
iNon  tomádes  el  sartal? 
Non  tomádes  el  pspel? 
Mostradvos  branda  cod  ¿I » 
Non  fagádes  ende  ál. 

RAUDDA. 

Callad ,  el  mal  escodero; 
Que  os  faré ,  si  mas  fabiádes , 
La  cabeza  en  dos  mitades» 

MUDARRA. 

Mezquino  de  mí ,  aqui  muero. 

RARBODA. 

¿De cuándo  acá,  el  mal  fidtlgo. 
Con  sartal  é  con  billete. 
Vos  han  fecho  mi  alcahuete 
Promesas  de  ningún  sigo? 

tVos  sois ,  Mudarra ,  nacido 
In  solares  de  Navarra? 
Vos  del  primero  Mudam 
Decendés,  el  mal  nacido? 
Vos  con  estas  fechorías 
Venís  de  la  cortea  mi? 
Estoy  por  facer. . .     {A$ele  ée  U 

MUDARRA. 

Aqui 
Fincan  hoy  todos  mis  dits. 

RARRUBA. 

Non  sé  qué  castiffo  en  vos 
Pudiera  facer  al  fin , 
Viejo  sandio,  home  ruin , 
Mal  dicho  seáis  de  Dios. 
Estoy  por  darvos  azotes» 
Que  reventédes  con  ellos , 
Por  mesarvos  los  cabellos 
E  pelarvos  los  bigotes. 
¿A  una  fembra  como  yo... 

MUDARRA. 

Tened,  la  dueña  garrida. 
Cuita  á  mi  mezquina  vida. 
(Ap,  El  demoño  me  aftació.) 

MÚSICO.  (Ctiilf  é€iUr0.) 

Fonte  frida,  fánte  /Wtfc, 
Fonte  frida  con  omor^ 
Todas  ¡as  avecillas 
Cantan  cuando  nace  el  ioi, 
AHÍ  canta  la  calandria , 
Alli  canta  el  ruiseñor. 
Allí  canta  el  silguerHlú 
Y  el  chamariz  parlador» 
Si  non  fué  la  tortoliUa^ 
Que  nunca  cantara^  «#», 
íiin  reposa  en  rasM  oeráo « 
íiin  pisa  yerha  nin  fior, 

RARRUBA., 

Este  es  el  Rey,  é  sin  duda 

Hoy  pienso  vengar  mi  houra.— 

Dadme ,  escodero  roin. 

El  vueso  capote  tos, 

E  loma  vos  un  pavés, 

E  de  las  espadas  dos 

Que  fincan  con  él  perdidas « 

Donadme  la  que  es  mejor; 

E  venid  ep  pos  de  mi, 

Faciendo  buen  cortzoo. 

{Pénese  la  cepa  ée  Misi&nm  f 


Sale  EL  REY,  EL  INFANTE  DONOL 
FOS,JIMENtBL  MÚSICO. 

MUDARRA.  (4|il.) 

¿Dónde  me  lleva  esta  doe&a? 
El-demonio  me  afbcM. 


■teco.  (Cania.) 
}$a  en  rama  verde  f 
■  yerba  nin  flor, 
á  la  tu  compañía 
'te  se  la  llevó. 
I  MU  ballestero; 
té  mal  galardón , 
te  á  cosa  que  tire 
ara  á  su  favor, 
j  que  yantare , 
aga  mala  pro , 
apartó  dos  quereres 

0  Juntado  el  amor. 

i  BARBUDA ,  con  capa  y  eS" 
y  MUDARRA,  con  una  rodela, 
n  reconociendo. 

BARtCDA. 

tides  de  amor  mas; 
quebraré ,  el  cantor , 
lie  eo  la  cabeía. 

MÍSICO. 

e  Dueso  Señor! 

BARBUDA. 

puerta  de  mi  casa 
onseotiré,  non; 
tertais  á  quien  duerme, 
que  os  tiene  amor. 

■¿sico. 

\  sandeces  Tenídes ! 
is,  borne,  con  Dios; 
sabéis  por  quién  canto. 

BARBOOA. 

>jor  que  non  vos ; 
al  albor  cantádes, 
les  de  plañir  vos. 

{Dale  un  espaldarazo.) 

MÚSICO. 

la  tordido,  ¡ayde  mí! 

RET. 

ona  al  mi  cantador  ? 

BARBUDA. 

ona  que  pudo; 
¡ui  vuelve  otro  albor, 
jrdilles  el  alma 
:oanlos  con  él  son. 
>en  qu'cs  de  mi  dueña, 
ida ,  este  quiñón, 
istillo  además? 

1  este  alrededor 
e  osar  requestar 
X)  Di  infanzón 

á  Blanca  le  ataña 

0  de  su  honor. 

■CDARRA.   (Ap.) 

loo  algún  desmán 
ndo  de  pavor, 
i  pavés  cubierto , 
apago  estoy. 

RET. 

arzón  de  su  casa , 
la  paz  de  Dios; 
»erlo  solamente 
DOS  el  perdón. 

BARBUDA. 

ré  yo  de  esa  guisa , 

i  irédesvos; 

óer  fueseis  el  Rey , 

1  fincaréis  hov. 

m 

ITIFAÜTE. 

este  villano. 

BARBUDA. 

» como  traidor 
intos  con  vos  fincan, 
abajo. 


LOS  RUOS  DE  LA  BARBUDA. 

■UDARRÁ. 

Non  voy 
A  guisa  para  lidiar ; 
Que  finco  de  mal  olor. 
Aguardarle  en  su  retrete 
Cuido  que  será  mejor. 

JIMER. 

Home  del  demoño,  tente. 

BARBUDA. 

Non  es  ya  buena  sazón ; 

?ue  finco  lleno  de  saña , 
he  de  matarvos,  por  Dios. 

HIPANTE. 

Home,  mira qu*es  el  Rey. 

BARBUDA. 

Buena  burla  es,  por  quien  soy ; 
;  Aquí  babia  de  fincar 
El  Reye,  nueso  señor? 
Nos  vos  valdrá  esa  qpentira. 

JIHEN. 

Fablá,  Señor,  fablá  vos. 

RET. 

El  Rey  es;  bome ,  detente. 

BARBUDA. 

Ya  vos  conozco  en  la  voz. 

Perdonad  mi  desacato, 

Asaz  es  estopor  hoy; 

E  fincad  vos  norabuena. 

Que  sí  sois  el  Reye ,  sois 

Tenudo  á  hooorar  las  gentes 

Que  vuesos  vasallos  son. 

Non  vos  engañe  ninguno , 

Nin  cuidéis  que  podréis  vos, 

Con  todo  el  vueso poder. 

De  aquesta  dueña  de  pro. 

Que  vive  en  este  castillo. 

Ver  la  sombra  de  un  favor; 

Que  non  el  honor  conquistan 

Nin  dádivas  nin  canción ; 

Y  arredrad  vos  deste  puesto, 

Que  si  lo  sabe,  vos  doy 

Palabra  de  que  á  Pamplona 

Volédes  como  un  falcon.         (Vase.) 

RET. 

Parece  sombra ;  parece, 
Olfos,  fantasma  o  visión. 
¿Habédes  visto  jamás 
En  bome  tanto  furor? 

JiMEIf. 

Santiguados  nos  enTia. 

RET. 

Non  es  este  corazón 
De  menos  que  la  Barbuda, 
Non  puede  ser  otro,  non ; 
Vamos  á  Pamplona  aprisa , 
Que  ya  el  blanco  resplandor 
De  la  alborada  da  nuevas 
Que  non  finca  luengo  el  sol. 

MÚSICO. 

Aquí  aguardan  los  trotones. 

RET. 

¿Cómo  vais,  el  mi  cantor? 

MÚSICO. 

Atordldo  todavía 

Del  golpe  que  m*endonó. 

RET. 

Guareceréis  en  Pamplona. 

MÚSICO. 

Non  tornaré  á  cantar  yo 
En  parte  que  la  Barbuda 
Pueda  escocbarme  mi  voz. 


13b 

I  Tocan  á  marchar ,  y  salen  moros  t  CE- 
LIDORO,  general  t  y  llevan  en  la 
bandera  el  retrato  de  DOÑA  URRA- 
CA,  y  detrás  HARSILIO,  rey  moro. 

marsiuo. 
El  Ebro  arriba  marchen  las  hileras 
De  los  fuertes  infantes  y  eaballos ; 
Irán ,  narcisos ,  viendo  sus  riberas : 
Que  si  Maboma  sale  á  contemplallos, 
La  traza  me  ha  de  dar  para  mi  esposa, 
O  ha  de  quedar  Navarra  sin  vasallos; 
Que  le  miro  en  su  esfera  luminosa , 
Por  partir  tan  viciosa  y  tan  bizarra, 
Salir  á  ver  mi  gente  belicosa , 
Gran  descendiente  de  la  antigua  Sarra, 
Por  quien  los  sarracenos  apellidan , 
Estos  serán  sus  rayos  en  Navarra ; 
Por  bocas  hechas  en  sus  pechos  pidan 
La  gloria  general  de  mi  aeseo ,  Tdan; 
Aunque  Castilla  y  Francia  me  lo  fmpi- 
Que  si  alcanzo,  Profeta,  este  trofeo, 
Lncensaré  tu  hueso  en  Meca  santo 
Con  pastillas  de  alárabe  y  ubeo , 
Verá  el  sol  el  retrato  que  levanto 
En  mi  bien ,  en  fe  de  aquesta  impresa. 
Con  sus  rayos  y  su  luz  espanto ; 
Esa  es  la  infanta  de  Navarra,  y  esa 
Ha  de  ser  ó  mi  muerte  ó  mi  ventura, 
Mirad  si  mi  valor  poco  interesa; 
Que  si  Alejandro  conquistar  procura. 
Al  mundo  por  hacerse  sin  segundo, 
¿No  vale  mas  que  el  mnndo  esta  her- 

[mosnra? 
Porque  si  es  cielo  sn  rostro.,  en  razón 

[ñindo 

8ue  vengo  á  ser,  si  gano  sn  belleza, 
ayor  que  si  |;anase  á  todo  el  mundo. 
Toquen  las  cajas,  y  á  marchar  empiesa. 
Valiente  Celidoro,  que  tus  manos 
No  me  aseguran  poco. 

CELIDORO. 

Tu  mndeza 
Me  anima ,  sol  de  reyes  africanos , 
Marsilio  invicto,  para  que  sea  hombre. 
De  mi  todo  el  valor  de  los  cristianos; 
Que  en  Aracon  ninguno  de  tu  nombre 
Ha  dejado  dfe  ser  rayo  de  España, 

Y  cada  cual  al  mundo  inmortal  hombre. 

Y  no  era  menester  para  esta  hazaña 
Intervenir,  Marsilio,  tu  persona; 

Que  bastaba  el  valor  que  me  acompaña. 
Tú  verás  cómo  ponpo  la  corona  * 
De  Navarra  en  tus  pies,  si  no  te  entrega 
Esa  belleza  que  tu  amor  pregona , 
O  costará  lo  que  la  hermosa  griega 
Costó  al  troyano,  el  inspugnable  mnro« 
Que  ya  al  castigo  de  tus  manos  llega. 

MARSIUO. 

O  gozarla  ó  morir  en  él  procuro ; 
Bajen ,  marchen  i  trozos  las  hileras, 

Y  no  volver  al  Ebro  jamás  juro 
Sin  traer  este  sol  á  sus  riberas. 

{Vanse.) 

Sale  RAMIRO  t  SANCHO,  y  luego 
UN  FRANCÉS. 

RAMIRO. 

A  Dios  gracias,  oue  miramos 
Las  murallas  de  París. 

SANCHO. 

Ramiro,  buenos  andamos , 
Gastando  maravedís ; 
Que  va  non  sé  qué  gastar ; 
¿Que  hemos  de  fócer agora. 
En  gastándose  el  dinero? 

n       0. 

¿1  i      I     a? 


ibllwbiMvelMialkio, 
Ceno  «I  cXfo  da  Zamora  ■ 
Qqe  1  padecer  «tbu  males 
Va,  cohm  Ioi  doi  metqainoi, 
Por  eios  andum'alM, 
De  noche  por  loi  oamioos , 


!• 


«benoi  cambiaito, 
gs  00  tiechot  non  son 
LleuD  ello  de  mal  grado, 
i  Oh  mil  hajai  el  trolaa ! 
une  loagfter  que  de  godüddi, 
De  lai  ancas  jo  daspnea 
Lit  «enU,  ^e  en  el  camino 
Son  maiQT  qoe  proploí  pié» 
Aneat  <h  cualquier  nKloo. 
Llena  de  gaerraa  esU, 
Fraaela ;  ¿404  beoue  de  ficerT 

■MUO. 

A  este  «eaimoe  ici. 

Pnei  ye  m»  eiWa  volfer 
ANararra. 

■anan. 
jCónojaT 

aiMCHD. 
Poce  i  poco,  con  loa  pI4i; 
Qne  no  <uiero  lldea  jo. 
Dónacne  licencia  pnei , 
Ebtsau  buena  pro, 
wuuro,  4I  paii  francéi ; 
One  1  la  fe  qoe  Ordoüo  ha  Techo 
Lo  qu  yo  qatero  facer , 
I  del  n  ttbec  Mtpecbo. 

««nao. 
Nos  raed*  Ordofto  teoer . 
Bancbo,  ua  nengoado  pedio; 
Vo  sé  que  no  Bocari 
Sin  mi ,  apurando  el  Talor 
Qae  la  sa  sangre  le  da. 

Fágale  moj  buen  ubor; 
Que  yo  non  Bacará  aei, 
niocaidoenlrarenParU. 
Donadme ,  ti  (ot  ier>ia , 
Para  poderme  lomar. 
Catorce  miraTedla. 

aunao. 
Talaeu,  Sancho,  molesto. 

Ron  qniero  venne  perdido; 

Íne  eres  todo  varentlas 
todo  aindlos  eitremos , 
Kn  camino*  é  hMlerlsi , 
Qne  ya  los  dos  parecemos 
Libro  de  cabal  I  erial. 
Si  DOD  U  du  la  pÍBicnla , 

ÍiBcedatmauB  pialo 
alboroiaalaneta. 
Sin  que  UiiqM  baU  w  gato 
A  quien  000  le Uunei cuenta; 
E  quieres  que  ios  fraaceses 
Ealiendao  id  razonar 
Cor  lejoi  y  con  refeees. 

■AHiao. 
Eeo  fui  en  solo  uu  logar, 
Dea  Togada. 


B*m«o. 
SI  i«  mita  ei  eta  1 
Vo  le  fago  la  promua, 
y  atiende ,  non  teas  pesado . 
One  ba  tonado  un  alambor , 
S  nua  trómpela  lamfeim. 


LtlES  TELEZ  DR  OUSVARA. 

SANCHO. 

Este  ba  sido  el  mi  paior. 

Non  saena  cosa  mas  bien ; 
Aqnl  viene  un  lidiador , 
Quiero  fablarle  é  saber 
A  qué  locan. 

FKANCtS. 

Ya  el  contrario,       * 
Seguro  que  ba  de  vencer. 
Marchar  quiere ;  necesario 
Seri  el  irlo  i  entretener. 

Fagádesme  merced ,  si  en  la  mesnn    ' 
Délas  lides  se  face ,  de  decirme 
Qué  trompetaa  ion  estas  y  alambores. 

iSoiseapaDon 

Al  grado  Tueso,  amigo. 

fR*ireí«.  [miie, 

Bien  se  m  echa  de  ver  en  la  leiwua  j 

V  en  no  saber  también  estas  civiles 
Guerras  de  Francia.  (Áp.  iQuéhuen 

[talle  tiene!) 

Uagñer  que  muchas  cosas  be  esco' 

Narradme  la  ocasión.  [cbado, 

raARGta. 

Cirios  Capelo , 
Rey  de  Francia,  murió  sin  heredero, 
Aunque  dejú  i  madama  Margarita , 
Has  aermosa  qn'el  sol .  su  hija  I  egi tima; 
Vcomo  i  Francia  no  la  heredan  bem- 
Preiendeuallusnyo apoderarse,  {tiras, 
Teniendol  LeoguadoCT i  la  GascuBi 
De  su  parte ,  de  Francia ,  y  aunque  el 
iPapa 
Moderarlo  ba  querido,  es  imposible, 

V  anal  revuelta  vive  Francia  lodu, 

V  estí  París  porjlan^rita  agora , 
Con  la  mayor  BreiaBa  y  DelUnado, 

V  por  Roberto  lo  demis ,  que  aqueste 
Es  el  nombre  del  tio,  que  por  causa 
Ü'eicusar  muertes  entre  naturales. 
En  guerras  tan  odiosas,  determina , 
Teniendo  en  su  poder  i  un  ciiraDjero, 
El  hombre  mas  valiente  que  se  halla 
En  Francia  ni  en  Europa  por  concler- 
Que  se  remita  i  dos  espadas  tolas  [to. 
La  juslicía  del  reino.  ;  Margarita 
Condescendió  por  eiitar  mas  muertes 
Con  Roberto,  su  lio,  j  desta  saerte 
Determinada  de  poner  el  caso 
Enmenostiempoenmauosdelasuerle; 
Ye1plasoeshDy,ynobaTnlnsaDsolda- 
Quese  atreva  a  salir  al  desano;      [do 
Qoe  algunos  que  pudieran ,  estin  todos 
Estropeados  y  mal  heridos  desle , 
Que  en  elúlilmoencuentroquese  tuvo, 
Paréela  rayo  con  la  espada  y  laiña; 

V  los  demís,  sabiéndola  experiencia, 
No  quieren  verso  muerte  y  su deshon- 
Vpara  aqueste  efe  to  solamente    [ra¡ 
Tocan  el  atambory  la  trompeta. 
Afligida  y  confusa,  Uargsriía 

A  Roberto  me  envia  porqnc  el  plaio 
Alargue  un  dia  maa. 
■uiao. 

¡Cato  notable! 
Pues  volved ,  y  dedide  i  Margaiila 
Que  un  español  navarro  j  caballera. 
De  la  casa  de  Lara  é  de  Guevara. 
Qoe  ha  por  nomeRamlro.non  consiente 
"^ue  vades  i  decir  eso  á  Roberto, 
I  que  cuido  tomiresa  demanda. 

FltÁtlCÍS. 

Eres  la  redención  de  Hargirits : 


¿Dónde  Anca,  ñrasoés? 
vatRcts. 

En  ene  llai 

tiKlH.  [I 

Pues  hasme  armar,  francés ,  y  d 
Que  non  cuide  (ene*  pavor  ahm» 
QueboyAnearlporaÜ  lebu  de  Fra 
U  eo  la  estacada  locarémoa  ambo 
riARcii.  fci , 


Fra  ■ees,  camii 
Hoy,  Sancho,  be  depnbarel  valor 
V  el  aventón  mía  jiinUmeate. 

sancno. 
Por  el  mió  mal  coooct  un  duda 
Lot  pjot  de  la  Barquía- 


Súlenpor  det  parte*  Uatampu  i« 
vaANcncs,  U  REINA  DO^A  H 
GARITA  T  ROBERTO. 

El  cielo  sin  duda  alguna 
Ut  necesidad  miró. 

aoBcaro. 
Mi  jutiicla  el  cielo  vl6, 
Poes  me  ayuda  la  foctoM. 

Ya  mi  espennu  conSa 

De  hacerme dnebode  Francia. 

aoakiHk 
Hoy  la  franceaa  arrogancia 
Domará  la  suerte  mía. 

Hqv  «a  espafiol  mi  honor 
Solo  quiere  restaurar. 

Hoy  imposible  e*  peuaar 
Qne  otro  saldrá  vencedor. 

[loy  veri  el  sude  iTaatfét 
Has  seguro  su  país. 

aoBiMTO. 
9oy  he  de  entrar  en  Paria 
[:on  Margariu  á  mía  plés. 


lElU. 

Iqui  presto  se  verá. 

ülaro  está  qne  se  ha  da  «w. 
r  sé  quién  ha  de  voikw. 

UIIA.   . 

ilguno  se  engallará. 

guales  son  laa  «^«daL 

HBBnrál.* 

:omo  lo  demás  lamUen. 


KOMITO. 

Lnego  en  esUDdo  qae  estén 
Las  rodelas  embrazadají 
Para  pelear,  podremos 
Dejallos. 

Sea  enbaeahora; 
Timónos. 

Ya  es  tiempo  agora 
De  que  reñir  les  dejemos. 

SANCHO* 

T  también  cuido  mirar 
De  lo  mas  loeogo  que  pueda; 
Algnn  mal  no  me  suceda 
Qae  yo  tenga  qne  corar. 

BAmao. 
Hoy  mi  enemigo  desfogo. 

oanoSío. 
Hoy  desfago  mi  «lemigo. 

MüUlO. 

Santiago  finqoe  eonmigo. 

OBBOÍiíO. 

Finqne  coamigo  Santiago. 

SAniBO. 


I 


I 


I 


otaofio. 
Agvardn. 

lÜÜIIRO. 

¿Qué  es  esto. 

Ordeño? 

ORDoXo. 

¿Ramiro  hermano? 

RAHIBO. 

Dóname  tos  brazos.  « 

oaDo5ío. 
Llano 
Está  el  nñ  peclío  con  esto ; 
¿Que  desta  suerte,  Ramiro, 
Nos  Tengamos  i  encontrar, 
T  en  an  tan  laefio  lugar? 

íQaé  feo? 

ROBBITO. 

iQaé  es  lo  gue  miro? 
En  Tez  de  darse  la  muerte 
Se  dan  entrambos  los  brazos. 

«reiría. 
Eo  amigables  abrazos 
Tmecan  el  enojo  fuerte. 

ROBERTO. 

¿Si  se  conocen  y  son 

De  ona  nación  los  dos  ?  ¡  Cielo ! 

REIXA. 

Orc  son  fia  duda  recelo 
Eatramix»  de  una  nación. 

ORDOKO. 

Fincando  en  este  lugar, 
i  Ya  qué  cuidamos  facer? 

RAMIRO. 

Ta  DO  poode  menos  sor, 
SiBon  que  bemos  lidiar ; 
hxqne  amtK>s  bemos  donado 
Las  ouesas  palabras  ya , 
e  quien  la  palabra  da, 
ruca  i  cumplirla  obligado ; 
Enonsco  aquesta  vegada 
Fnera  dos  reyes  ban  fecho. 

ROBERTO. 

Alguna  traición  sospecho. 

RAtflRO. 

Ta  estamos  en  la  estacada ;' 
Face ,  OrdoDO,  em  esta  parte , 
Qoe  DOS  mira  Fraaeia  toda , 

Tfidia. 


LOS  BIJ08  DE  LA  BARBUDA. 

ORDOfiO. 

Pues  acomoda 
Tus  armas ,  navarro  fuerte , 

Y  que  non  somos  faz  cuenta 
Hermanos,  sinon  dos  furias, 

Y  non  fagamos  injurias 
En  nuesa  palabra. 

RAMIRO. 

Intenta* 

I0RRO5l0. 
Guárdate ,  mi  hermano,  ya. 

RAMIRO. 

4  Yo?  Goardadvos  vos  4  vos; 
Que  á  mi  me  guardará  Dios , 
Que  por  ambos  juntos  va. 

ROBERTO. 

Otra  vez  se  ban  embestido, 
Usanza  debe  de  ser 
De  su  nación ;  yo  he  de  ver 
A  Francia  como  be  querido. 

MARSILIO. 

Ambos  se  han  arrodillado 
A  las  fuertes  cuchilladas 
Oa  las  valientes  espadas. 

RAMIRO. 

Irgámonos. 

ORROSÍO. 

De  buen  grado. 

ROBERTO. 

En  pié  se  ban  fuello  á  poner; 
Valiente  es  el  enemigo. 

RAMIRO. 

Non  cnidáVa  que  conmigo 
Tesón  pudieras  tener. 

ORDOflO. 

Lo  mesmo  cuidaba  yo, 
Ramiro. 

RAMIRO. 

Lidiemos  pues, 
Qu*está  mirando  el  francés , 
Que  nuestro  furor  pasmó ; 
Ordeño,  ferido  estás. 

*  ORooAo. 

Tú  lo  estás  también,  Ramiro. 

RAMIRO. 

¿Qué  habemos  de  facer? 

ORDOÜO. 

¿Podrémosnos  facer  mas? 

RAMIRO. 

Pues  uno  de  ambos  importa 
Que  se  afinoje  rendido. 

ORDOÍlO. 

Non  me  parece  partido 
Bueno  para  mi ,  pues  corta, 
Ramiro,  tanto  mi  espada 
Como  la  vuesa. 

RAMIRO. 

Es  ansi ; 
Mas  ha  de  Unporiar  aquí 
Facerlo  tú  esU  vegad^i 
Por  ezcusar  mas  rigor ; 
Porque  sé  que  solicita 
Mas  justicia  Margarita, 
I E  por  tu  hermano  mayor. 

ORROflO. 

Aqui  non  hay  menorías. 

RAMIRO. 

Mira  que  puedo  con  esto 
i:  Fincar,  Ordeño,  en  (^ran  puesto 
I  Para  vuesas  fecnorias; 
Y  tú  no,  pues  que  non  puedes 
Desposarte  con  Roberto, 
Cuando  mas  al  descubierto 
Te  quiera  facer  mercedes ; 
E  yo  si  con  Margarita , 
Si  saco  de  la  estacada 


487 

Vencedora  la  mi  espada ,  . 
Qu*es  lo  que  non  facilita. 

ROBERTO. 

De  su  plática  me.edmiro. 

Maguer  non  es  justa  ley, 
Solamente  por  verte  rey 
Se  puede  facer,  Ramiro; 
Y  eso  de  muy  mal  talante. 

RAMIRO. 

Pues  volvamos  á  lidiar. 

ORDOÑO. 

Non  sé  c6mo  he  de  acertar 
Con  tantos  homes  delante ; 
Farto  vergonzadamente 
He  fecho  tu  voluntad. 
(Vuelven  d  tocar  y  4  pW^ai»,  (i  CQC  eft 
el  iuéU  Ordoño.), 

ROBRRTO. 

Extraña  temeridad 

De  la  forlURR  inclemente. 

REIRÁ. 

Darme  el  cielo  solicita 

Lo  que  es  mió,  hoy,  Roberto. 

ROBERTO. 

Estoy,  de  cor^e ,  muerto. 

VOCES.  (Dentro,) 
Victoria  por  liargarita. 

ROBERTO. 

EsU  es  tr^iokuau  ¡  Al  ^mi !       ( Vai^.) 

REIKA. 

Verá  mi  acero  tu  cuello. 

RAMIRO. 

Tus  nobles  franceses  arma , 

Y  no  temas,  Margarita. 

REI?IA. 

La  vida,  e.'^pañol ,  te  debo, 

Y  el  honor. 

RAMIRO. 

Con  este  nuevo 
Soldado,  que  vos  imita  , 

Y  este  infanzón  que  he  vencido, 

Y  que  por  guerra  he  fincado 
Conmigo,  perdé  cuidado 
De  que  verédés  rendido 
Al  vueso  enemigo  cedo. 

VOCES.  (Dentro.) 
¡VivaHoberto! 

RAMIRO. 

A  Paris 
Vos  recoge. 

VOCES.  (Dentro.) 

A  San  DIonis. 

RAMIRO.. 

Yo  VOS  ganaré,  si  puedo. 
A  Francia,  teniendo  al  lade 
Este  vencido  que  vedes ; 
Que  después  cosas  verédes 
Que  vos  darán  grande  agrado; 

Y  agora  fincad  i  Dios , 
Que  vamos  á  pelear. 

vocBSb  (Dentro.) 
¡Alarma! 

REIRÁ. 

Yo  voy  á  dar 
Orden  en  Paris.  (Va$e.) 

RAMIRO. 

Loados 

Farémos  en  tanto  estrago 
En  ellos  con  vuesa  gente. 
VOCES.  (Dentro.) 
San  Dionis ,  al  puente ,  ni  puente. 

RAMIRO. 

S 


iS6 

OftDOÜO. 

Sattiago, 

gue  ese  nos  dari  ajada 
D  este  traDce  y  alan. 
Franceses,  mirad  qae  Yan 
Loifijoi  de  la  Barbuda. 


ACTO  TERCERO. 


SaU  SANCHO,  veiíido  de  pelegrina,  i 
lo  gradaso, 

SANCHO. 

Otra  vegada  te  veo, 

París,  famosa  dadad. 

Maguer  con  necesidad. 

Escarmientos  de  un  deseo. 

Que  ftié  el  qne  i  España  pugnó 

De  llefarme  por  füir. 

De  entre  lides  non  morir, 

E  mas  lid  fallé  alU  yo ; 

Huí  del  Alego  y  di  en  las  brasas , 

Fallando  en  Navarra  agora 

De  gente  de  Aragón  mora 

Llenas  las  cristianas  casas; 

Porque  su  reye  Marsilio, 

Por  vengar  el  su  denuesto, 

En  necesidad  la  ha  puesto. 

Sin  entrarle  humano  auxilio, 

E  vuelvo  con  nuevo  afán , 

Rodeando  el  mundo  entero, 

Enflgura  de  romero; 

No  me  conozca  Calvan. 

Dios  te  defienda,  Navarra, 

Porque  no  hay  homes  que  basten 

Ni  fuerzas  aue  la  contrasten 

A  esta  canalla  de  Sarra; 

En  París  fallar  espero 

Nuevas  de  mis  amos  dos. 

Si  non  fincan  ya  con  Dios 

En  su  reino  verdadero; 

Mas ,  según  soy  acuitado 

De  ventura,  será  cierto 

El  haber  entrambos  muerto. 

Porque  el  bien  me  hará  menguado. 

La  ciudad  está  de  fiestas , 

E  por  las  plazas  é  calles 

Homes  de  aguisados  talles 

E  fembras  asaz  compuestas 

A  las  dos  mil  maravillas , 

Cruzan  á  pié  y  á  caballo. 

Por  Dios  que  he  de  demandallo; 

Que  tan  dispuestas  cuadrillas 

Apellidan  grande  fiesta. 

Dos  bornes  vienen  aqui. 

Salen  nos  niARCEScs. 

raAifcis  i.® 
En  toda  mi  vida  vi 
En  Paris  tan  grande  fiesta. 

FRANCÉS  2.* 

Como  en  Margarita  adora, 
Da  á  los  pesares  de  mano. 

SANCHO. 

¿Señores? 

FRANCÉS  i  .* 

Perdona,  hermano. 
( Yanse  loe  f ranéese  t.) 

SANCHO. 

Non  pido  limosna  agora. — 
Fuéronse  sin  atender; 
Priesa  de  las  fiestas  tienen. 
Por  esotra  parte  vienen 
Otros  dos. 


LUIS  TELEZ  DE  GUEVARA. 

Salen  otros  dos  franceses. 

FRANGÍS  5.* 

Si  se  ha  de  ver, 
Por  acá  será  mejor. 

FRANCÉS  4.® 

Es  lugar  mas  conveniente; 
Que  allí  hay  junta  mucha  gente. 

SANCHO. 

Al  paso  salgo.—  ¿Señor? 

FRANCÉS  3.* 

Perdona ;  que  no  hay  qué  daros. 
(Vame  los  franceses.) 

SANCHO. 

Todos  cuidan  que  les  pido 
Limosna ;  finco  aborrído. 
¿Cómo  podré  encubertaros , 
Pobreza  ó  necesidad. 
En  cualquier  cosa  molesta? 
Que  aun  para  darme  respuesta 
Me  facéis  mala  amistad. 

{Suena  ruido  dentro^  y  dicen,  sin  saUr 
fuera : ) 

VOCES.  {Dentro.) 
Por  acá. 

SANCHO. 

Toda  Paris 
Por  esta  plaza  atraviesa. 

VOCES.  (Dentro.) 
Aprisa. 

OTROS.  * 

Por  aqui,  aprisa. 

SANCHO. 

Ya  salen  de  San  Dionis ; 
Nadie  non  ha  de  pasar 
Sin  darme  cuenta. 

VOCES.  (Dentro.) 
Andad  pues. 

Sale  un  venerable  VIEJO,  ¡tancas, 
y  abrázase  Sancho  déL 

SANCHO. 

Por  la  veracmz,  francés , 

gue  me  habédes  de  escuchar, 
me  he  de  agarrar  de  vos 
Fasta  saber  lo  que  quiero. 

VIEJO. 

¿Quién  eres,  hombre? 

SANCHO. 

Un  romero, 

gue  va  pidiendo  por  Dios, 
quiero  de  vos  saber 
Estas  fiestas  por  qué  son ; 
Que  otros  en  esta  sazón 
Non  me  han  querido  atender, 
Porque  entré  agora  en  París. 

VIEJO. 

Y  ¿de  dónde  eres? 

SANCHO. 

De  España. 

VIEJO. 

Bien ,  español ,  desengaña 
Tu  atre>imiento  en  Paris; 

Y  agora  en  Francia  es  raion 
Que  en  todo  contento  os  demos , 
Pues  los  dueños  qne  tenemos 
Hijos  de  esa  tierra  son ; 

A  cuyo  noble  ardimiento 
Debe  nuestra  libertad , 
Si  va  á  decir  la  verdad. 


SANCHO. 


¿De  qué  guisa? 


tuio. 

Eitáme  itesto. 
Estando  Fraoda  partida 
En  dos  enemigos  baodof 
Por  Margarita  y  Roberlo, 
Pretensores  del  Estado; 
Margarita,  por  ser  hQa 
De  aquel  valeroso  Carica 
Que  le  llamaron  Capelo^ 
Como  sa  ascendleoie  Miague, 

Y  Roberto... 

SANCBO. 

Tateaabido 
Antes,  francés,  este  caso, 
E  cómo  dos  bornea  hueiioa. 
Españoles  y  navarros , 
Hermanos ,  sin  conocerse. 
Salieron  á  verse  al  eampo^ 
En  que  fincó  vencedor 
El  mayor  de  los  hennanos ; 
Que  en  ese  tiempo  á  flaTarra 
Me  torné  por  los  trabí^ 
De  tantas  lides  dvilea. 
Que  no  me  daban  agrado. 
Por  muchos  incon? enieotes. 

TJEJO. 

Esos,  la  parte  avadando 
De  Margarita,  signieroo 
A  Roberto  en  trances  lanlof, 
Con  el  valor  mas  notable 
Que  españoles  han  mostrado. 
Que  en  breves  dias  las  piantu 
De  Margarita  besaron 
Los  rebeldes  enemigos 
Con  la  muerte  del  tirano. 
Agradecida  la  Reina 
A  tantas  hazañas ,  mano 
Dio  de  su  esposa  á  Ramiro, 
El  mayor  de  los  hermanos, 

Y  hoy  en  San  Dionis  sa  casas 
Con  el  mayor  aparato 

8ue  ha  visto  jamás  Paria 
on  otros  reyes  pasados ; 
Porque  Francia  adora  en  ellos. 
Viendo  que  han  sido  sos  braios 
Su  libertad  y  remedio 
En  el  peliffro  mas  árdao. 
No  hay  señor  nigrande  A  Francia 
Que  con  ezcesivoagastoa 
No  muestren  lo  qne  lea  deben 
En  libreas  y  en  criadoa; 
Está  cifrado  en  la  Iglesia 
De  San  Dionis  todo  cnanto 
Hay  de  hermoso  y  noble  en  Francia, 
Del  Uin  á  sus  AlpoB  altos; 

Y  es  el  común  regociio 
De  suerte ,  que  de  Pando 

A  San  Dionis,  todo  es :  €¡  Vivan 
Nuestros  reyes  nracbosaios!i 
Ya  la  música  parece 
Que  da  señal  que  acabaron 
La  misa  y  las  ceremonias , 

Y  salen  del  templo  santo. 

Tocan  chirimtat  p  aatm  CAnauBM 

FRANCESES  DE  ACOnPAÜAminO,  Y  Ri 

MIRO  T  ORDONO,  á  la  ftmU»,  L 
REINA  D0f9A  MARGARITA  «•  m 
dio,  y  diga ,  al  «i/Ir,  OrétH^  : 

oaooHo. 
Las  carrozas. 

CABAlXEaO  I,* 

Plaxa. 

aAnmo. 

Ya 

Llegó  á  su  ponto  el  deseo » 
Como  imposible  lo  creo, 


con  el  bieo  está, 
lan^ríu  bella, 
divina  herroosara, 
reo  mi  ?eninra, 
gozando  della. 

REINA. 

randarte  francés 
a  7  ternura  estáis! 

lAHlAO. 

le  TOS  sois  me  dais 
12 ,  pues  es 
)  muy  recibido, 
empre  suele  ser 
de  la  mujer 
de  su  marido ; 
no  es  natural 
lermosura  del  suelo, 
cielo  y  sois  del  cielo, 
es  mas  principal. 

SANCHO. 

]ué  es  esto  que  miro ! 
^andeza  que  ¥a ! 
tinco  ya 

dejado  á  Ramiro; 
fablalles  quiero, 
|ue  no  me  podrán 
como  á  Gal?an , 
de  romero. 

0IID05Í0. 

'oza  real 


ga  Sancho  de  rodiUm.) 

SAIfCHO. 

^rez  del  francés, 
os  Tuesos  pies. 

RAMIRO. 

>a&oI  ? 

SANCHO. 

¡Hay  tal! 
)ceis  á  Sanchuelo, 
e? 

RAMIRO. 

¿Sancho,  fijo? 

SANCHO. 

laisnn  abracijo? 

RAMIRO. 

Sancho,  del  suelo. 

SANCHO. 

ludado  habédes 
río  del  rej, 
guardas  e  grey ; 
nbrado  ?os  vedes, 
fa  ré  i  s  favores 
»  los  primeros, 
los  caballeros 
▼uesos  favores. 

RAMIRO. 

>s  faré  mercedes , 
le  vuesa  tornada, 
>n  merece  nada ; 
10  vos  vol vedes? 

SANCHO. 

iplona  cercada 
de  Zaragoza, 
arra  destroza 
>a  con  la  espada. 

RAMIRO. 

nueso  Señor ! 

ORDOÑO. 

la  Trenidad! 

RAMIRO. 

. ,  Sancho,  verdad? 


LOS  HU08  DE  LA  BARBUDA. 

SANCHO. 

Con  farta  cuita  y  dolor. 

Sale  LA  BARBUDA  por  enfrente  del 
tablado^  á  caballo^  eon  una  lat\za  en 
la  mano, 

BARBUDA. 

:  Ah,  fijos  de  la  Barbuda , 
Los  que ,  armados  caballeros, 
En  ef  altar  de  Santiago 
Habéis  homenaje  fecho. 
Jurando,  como  vasallos 
E  como  fídalgos  buenos, 
De  defensar  vuesa  ley, 
Vueso  reye  é  vuesos  deudos, 
Vuesa  patria,  vuesa  sangre, 
Vecinos  é  forasteros ; 
Los  que  decides  que  sois 
De  nobles  y  leales  pechos, 
E  de  la  casa  de  Lara, 
E  Guevara  por  lo  menos; 
Los  que  habéis  ganado  á  Francia 
Por  la  voluntad  del  cielo, 
G  gozando  su  corona. 
Además  fincáis  soberbios ; 
Doña  Blanca  de  Guevara» 
Fija  del  conde  don  Pedro 
De  Oñate,  é  la  vuesa  madre. 
Los  vuesos  descuidos  viendo, 
Con  la  licencia  debida , 
A  Margarita  y  aquellos 
Que  vos  van  acompañando 
Vos  viene  á  facer  un  rielo; 
Riétovos,  como  traidores 
E  cobardes  caballeros. 
El  pan, 1a  carne  v  el  vino, 
E  lodos  cuatro  elementos. 
La  tierra  que  vos  sustenta. 
Si  vos  Calentare  el  fuego , 
El  agua  que  os  da  bebida. 
El  aire  que  vos  da  aliento. 
Las  armas  é  los  vestidos , 
Festines ,  justas ,  torneos , 
Vuesos  cuerpos,  vuesas  almas. 
Los  sentidos  lodos  vuesos , 
Vuesas  obras  y  palabras, 
Vuesos  mismos  pensamientos , 
El  sol  que  os  da  luz ,  é  fasta 
Las  sombras  de  vuesos  cuerpos ; 

Y  además  de  estar  rietados. 
Finquéis  mal  dichos  si  dentro 
De  tres  horas  non  salides 
Del  homenaje  soberbio 
De  París,  para  ayudar 
(]on  vuesos  brazos  y  aceros 
Al  vueso  rey  don  García , 

Y  oiro  que  tal  después  desto 
A  la  vuesa  infanta  Urraca ; 
Que  el  rey  de  Aragón ,  Marsilio, 
Con  veinte  mil  moros  cerca 
A  Pamplona ,  desfaciendo 
Con  sus  morismas  escuadras 
Las  demás  villas  é  pueblos; 
Que  las  gentes  que  han  podido, 
A  Vizcava  se  fuyeron. 
A  esto  fincádes  tenudos , 
Salí  en  su  defendimiento. 
Llevad  escuadras  de  Francia , 
Pasad  apriesa  los  puertos , 
Sepa  el  moro  de  Aragón 
Que  tiene  gente  el  Rey  vueso 
Para  echarle  de  Navarra, 
Con  Mahoma,  á  los  infiernos; 
Olvidad  sus  malandanzas , 
Porque  en  tal  sazón  no  es  tiempo 
Que  se  miembren  los  fidalgos 
De  tuertos  que  el  Rey  ha  fecho ; 
Además  que  non  empecen 
En  los  vasallos  los  tuertos ; 
Que  la  lealtad  se  ha  de  ver 


En  los  mayores  denuestos; 
Que  yo  de  la  mesma  guisa 
Pudiera  facer  lo  mesmo. 
E  acudo  cual  fijadalgo 
A  la  obligación  que  tengo. 
i.  Qué  facédes?  qué  cnidádes  ? 
Enlazad  las  armas  cedo ; 
Que  á  esto  solo  de  Navarra 
Fasta  la  gran  París  vengo. 

RAMIRO. 

Aguarda ,  madre  y  señora. 

OROOÍiO. 

Señora,  aguarda. 

BARBUDA. 

Non  puedo. 

RAMIRO. 

Fíncate  en  París  agora , 
Fasta  que  nos  aliñemos. 

BARBUDA. 

Non  puedo  dentro  en  sus  muros 
Fincar,  porque  es  juramento 
Fecho  al  apóstol  Santiago ; 
Fuera  de  Paris  espero. 
Tres  horas  os  doy  de  plazo, 
E  si  non  salis  tan  presto , 
Con  el  ríelo  que  vos  fago, 
Seáis  maldlchosdel  délo. 

(Revuelve  eleabaUo  y  vate,) 

.Ramiro. 

Ordeño ,  al  arma ,  partamos 
A  Navarra. 

ORDOSÍO. 

Ya  en  el  necbo 
El  corazón  me  da  saltos 
Por  verme ,  Ramiro,  en  ella; 
Tenudos  somos  á  dalle. 
Por  el  nueso  juramento 
E  por  fidalgos,  ayuda 
Al  nueso  rey ;  non  tardemos , 
Non  nos  empezca ,  pasando 
El  prazo  que  nos  da  el  rielo. 
La  maldición  de  mi  madre. 

RAMIRO. 

Ea ,  franceses ,  aquellos 
Que  halicis  sido  en  mis  conquistas 
Tan  valientes  caballeros , 
Vamos  á  Navarra  todos. 
Todos  á  mi  rey  libremos. 
Restaure  Francia  Navarra , 
Como  restauró  su  reino ; 
Volved  las  galas  de  bodas 
En  arneses  v  en  aceros. 
Franceses ,  a  España ,  á  España. 

FRAKC^S  3.® 

Tras  de  vosotros  iremos 
A  ganar  la  casa  santa. 

REINA. 

Yo  también  digo  lo  mesmo ; 
Vamos  donde  vos  aguarda , 
Mostrando  su  noble  pecho. 
Doña  Blanca ,  roí  señora. 

SANCHO. 

Vamos ,  y  finquen  los  perros. 
(Yanse,) 

Salen  MARSILIO,  r^y  m^ro ,  t  GELI- 
DORO. 

MARSILIO. 

Pues  tanto  han  aguardado,  Celldoro, 
En  cumplir  mi  promesa ,  determino 
Rendir  al  corvo  alfanje  v  brazo  mero 
Desta  ciudad  el  muro  cristalino; 
Las  lunas  blancas ,  las  arístas  de  oro, 
En  honor  del  imperío  sarracino , 
Abrasarán,  poniendo  mis  fortunas. 


140 

En  Tez  de  las  trístit,  medias  lanaa . 
Hoy  á  mis  planUa  rendiré  ¿Pamplona, 

Y  gozaré  por  fuerza  de  su  infanta, 
No  como  compañera  en  mi  corona , 
Que  con  Navarra  agora  se  levanta ; 
Que,  puesto  que  merezca  su  persona 
En  la  insigne  Arasen  grandeza  tanta, 
Será  mi  amiga  infame  á  su  despecho. 
Por  vengar  el  agravio  que  me  ba  hecho. 
—Ordena  los  infantes  y  caballos. 
Que  hoy  el  último  asalto  darles  quiero; 

Y  para  mas  á  mi  furor  Ilevallos.T^ero, 
Dése  un  pregón  en  todo  el  campo  en- 
De  que  á  fuego  y  á  sangre  los  vasallos 
De  mi  enemigo  rey  pasar  espero, 

Y  que  doy  saco  abierto  v  libres  manos 
A  todos  mis  valientes  africanos. 
Perezcan  todos,  sarracinos  fuertes. 
Teatro  sea  aquesta  vez  Pamplona 

De  dos  contrarías  y  enemigas  suertes, 
La  de  Navarra  y  la  de  mi  corona; 
Todo  seri  tragedia,  sansre  y  muertes; 
Que  hoy  ¿  ninguno  mi  furor  perdona; 

Y  entre  la  mortandad  de  tanta  gente. 
Reverencien  ¿  Urraca  solamente. 

Y  cuando  de  la  furia  6  del  provecho 
Fuereis  llevados  de  su  vista  acaso. 
Mirad  que  vive  dentro  de  mi  pecho , 

Y  en  sus  soles  bellísimos  me  abraso; 
Ese  sagrado  solo  amor  ha  hecho 
Contra  la  pena  del  rigor  que  pago : 
Urraca  es  mi  Mahoma,  y  es  su  casa 

Y  su  mezquita  el  alma  que  me  abrasa. 

CCL|IK)RO. 

A  cumplir  tu  mandado  voy,  Marsilio, 
Ejecuta  tu  gusto,  y  lo  que  goza  [xilio; 
Pamplona ,  sin  que  tenga  humano  au- 
Lleva  á  que  mire  al  Ebro  en  Zaragoza. 
La  fama  apreste  otro  español  Virgilio, 
Pues  hoy  tu  gente  toda  la  destroza, 

Y  asi  en  Pamplona  como  en  Troya  es- 

[criba 
Segunda  historia ,  que  sin  muerte  viva. 

(Vate  Celidoro,  y  queda  el  rey  Marti- 
na solo,) 

HARSIUO. 

Hola  muralla  fuerte  de  Pamplona , 

gue parte  ¿  vos,  Harsilio,  enamorado, 
ara  ceñir  su  sien  de  la  corona , 
Que  tiene  vuestro  muro  coronado ; 
Ya  vuestra  muerte  y  su  rigor  pregona. 
Ved  que  á  vuestras  almenas  parte  aí- 

[rado; 
Que  solo  con  el  fuego  de  sus  ojos. 
Cenizas  han  de  ser  vuestros  despojos. 

SaU  UN  MORO. 

■ORO. 

Agora  llegan  dos  embajadores 

De  tu  contrario  don  Garcia ,  y  piden 

Que  licencia  les  den  para  hablarte. 

MARSILIO. 

Ya  vienen  á  mal  tiempo ;  si  pretenden 
Que  mi  furor  se  vuelva  atrás,  decildes 
Que  se  vuelvan  al  punto. 

■ORO. 

Yo  imacino 
Que  procuran  rendirte  la  ciudad. 

■ARSILIO.  [cia, 

Decildes  que  entren  á  mi  real  presen- 
Que  quiero  ver  lo  que  me  quieren. 
( Vate  el  Moro,  y  prosigue  MarsiUo : ) 

Sin  duda  que  ba  temido  don  Garcia 
El  castigo  cruel  que  se  le  acerca. 


LDB  YSLEZ  DI  GUEf  ABA. 

Salen  EL  INFANTE  DON  OLFOS  t 
JIMEN,  por  embajaiorei^  y  uoros, 
con  ellos, 

niFANTI. 

Donad  los  vuesos  pies  á  estos  fldalgos. 

■ARSILIO. 

Decid  á  qué  venís ,  arrodillados , 
Que  á  todos  los  navarros  desta  suerte 
He  jurado  escuchar,  por  el  desprecio 
De  vueso  rey. 

iifFAirrE. 

Non  somos  los  navarros 
Fidalgos  homes  que  eso  consentimos; 
Además,  Olfos  y  Jimen  erguidos 
Vos  hemos  de  fablar,  non  de  otra 

■ARSILIO.  [suerte. 

Decid  vuesa  embajada  de  ese  nodo. 

JtUEN. 

¿Asiento  no  nos  dan ,  como  escostiim- 
A  los  embajadores?  ,  [bre 

■ARSILIO. 

No  lo  uso , 

Y  por  eso  os  escucho  en  pié,  navarros; 
No  me  repliqí^eis  mas. 

INFANTE. 

Dice  Garcia , 
Nueso  señor  y  rey,  que  por  no  verse 
En  tan  misero  estado  con  los  suyos. 
Que  te  dará ,  Marsilio,  lo  que  pides, 
Si  le  aguardas  dos  días  sofamenlv ; 
Porque  aguarda  respuesta  de  Castilla, 
Con  quien  ha  consultado  este  negocio. 

■ARSILIO.  '  [teade 

Ya  os  entiendo,  navarros,  que  pre- 
Con  eso  entretenerme  don  Garcia , 
Para  que  en  ese  tiempo  de  Castilla 

Y  de  León  pueda  tener  socorro. — 
Prendeldos  por  aquesto,  y  juntamente 
Por  este  desacato  a  mi  persona ; 

Que  no  pienso  á  García  respondelle. 

INFANTE. 

Eso  es  contra  los  fueros  y  las  leyes 
De  nobres  mandaderos. 

JMEN. 

Non  se  face 
Esto  como  es  razón. 

■ARSILIO. 

Prendeldos ,  digo. 

INFANTE. 

Non  facéis  como  rey. 

■ARSILIO. 

Llevaldos  presos, 
( LUvanhi  presos  los  moros. ) 

Y  de  sus  embajadas  la  respuesta 
Sea  poner  al  muro  las  escalas, 
Sacando  los  aceros  excelentes ; 

Al  arma ,  moros  de  Aragón  valientes. 

(Yau,) 

Salen  CELIDORO  t  UN  TAMBOR. 

CELIRORO. 

Échese  el  bando  al  rededor  del  maro , 
Porque  su  muerte  sepan  los  navarros ; 
Que  aquesto  es  hitimalles  la  sentencia. 

TA^ROR. 

Marsilio,  rey  de  Zaragoza  y  cuanto 
El  Ebro  baila  y  ven  los  altos  montes 
De  Jaca ,  de  su  seta  escudo ,  y  rayo 
Del  cielo  y  de  Mahoma,  descendiente 
De  la  casa  de  Fez  y  de  Marruecos , 
Hace  saber  á  todos  sus  soldados 


Cómo  hoy  asalM  el  niro  dePafliploii 
Pasando  á  sangre  y  Ibego  á  coanios ' 

[^ 
Dentro  del  con  el  nonbre  de  navam 
Y  dando  libre  saco  en  sos  hacienda! 
Mándase  apregooar,  porque  ánoti< 
De  todos  venga.  ( Toca  la  caji 

CKLIOOIO. 

Ya  de  mi  hado  creo 
Que  derribar  sus  almenas  veo. 

(Yauu.) 

Asómase  á  la  mutila  BL  REY  D€ 
GARCÍA   T  URRACA  SÁNCHEZ. 

BIT. 

I  Escuchastea  el  preg oo » 
Urraca? 

ORRACA. 

Ya  le  escaché. 

BET. 

Hoy  se  ha  de  mostrar  la  Ka 
De  los  que  uavarros  son ; 
Maguer  que  dentro  en  IPasploiMi 
Ya  tan  pocos  han  fincado. 
Que  tan  solo  esté  gnardlado 
El  muro  de  mi  persona. 


E  ¿de  mi  cuenta  non  faoea 
Mas  qutiíde  mis  adalides? 
Mejor  soy  para  las  lides» 
Rey,  que  non  para  las  paces. 
Verédesme,  rey  García , 
Esta  vegada  en  la  lid. 
Como  uueso  abuelo  el  Cid , 
Por  vuesa  vida  j  la  mil. 

RET. 

De  vueso  pecho  y  valor » 
Urraca,  tengo  cuidado; 
Que  sois  un  vivo  traslado 
Del  Cide ,  nueso  sefior. 
Ya  conozco  vueso  pecho» 
Que  me  guarde  Dios»  amén; 
Mas  don  Olfos  y  Jimen . 
Decidme  ¿qué  se  habrán  hecho , 
Que  non  parecen?  Kl  pragoa 
Ha  Uegaao  á  su  mesnada. 
Urraca,  con  mi  embijada. 
Si  non  linean  en  prisión. 
Por  no  hacerme  mas  denaeito. 

DBRACA. 

Dios  descubra  la  verdad. 

REY. 

Ya  se  llega  á  la  dodad 
La  morisma ,  y  mada»  pieMo 
Para  facer  el  asaUo, 
Que  tanto  el  moro  desea. 
Dios  con  musco ,  Urraea , 


ORRACA. 

Non  vos  done  sobresalto ; 
Que  por  el  Dios  en  quo  adoto. 
Que  desde  aqveslo  íngmt 
Tengo  de  despacbomr 
A  todo  este  campo  mof». 

{Tocan  la$9sii&$.) 

Salen  los  moros  qua  pmikren  ees 
calas, 1  MARSILIO  V  CKUDOaO 

■ABtlLIO. 

Ea ,  al  asalto ,  soldados ; 
Estas  escalas  ligad* 
Al  muro ,  y  en  él  aMMlrad 
Cómo  sois  rayos  airados. 
¡  Al  arma  puta! 


ICT. 

Soliflieiite 
lio  lesU  sin  mas  grey ; 
,  Urraca ,  y  so  rey 
Dtra  de  nuesa  geaie^ 
aue  basta  asaz 
Ma  la  morería. 

i  Marnlio  em  el  rey  den  García.) 

■ÁRSU40. 

hoy  el  fin ,  Garda , 

furia  pertinaz; 

le  pienso  ifoe  ponerme 

isioD  semejante 

slleza  delante, 

qae  no  acierte  á  ferme. 

>zaré  su  hermosura, 

ir  de  su  rigor, 

esta  vez  el  ? alor 
!ces  á  la  locura, 
los  emba}adores 

presos  y  cautivos, 
ideced  que  esláo  vivos; 
orír¿n ,  no  lo  ignores; 
)  quiero  mas  contigo 
;rto ,  treguas  ni  paces. 

KET. 

rey  bárbaro  faces. 

■ABSILIO. 

rcano  tu  castigo ; 
i  quieres  huir 
e  mi  furia  inhumana , 
ite  con  tu  hermana, 
ras  de  morir. 

lET. 

verás  cómo  bajas , 
>iendo  á  duras  penas , 
>  de  las  almenas, 
drador,  fecho  rajas. 

ORRACA. 

bárbaro,  ¿qué  esperas? 
gente  sarracina. 

■AISILIO. 

i ,  Urraca  divina , 
sistirme  pedieras» 
,  si  en  aauesle  estado 
quieres  dar,  Garcia , 
é  la  furia  mía 
rio  arrebatado, 
:orso  es  imposible 
ít  en  su  furor ; 
«lamente  el  amor 
Üera  hacer  posible. 

RET. 

o  la  mi  voluntad 
lela ,  moro,  fuera , 
í  antes  te  la  diera 
lesta  necesidad ; 
mandé  decir 
cuidaba  aguardar 
li  en  dos  días ,  fué  dar 
o  para  Teñir 
^Jb  algún  socorro; 
e  al  fio  cualquier  ardid 
metido  en  la  lid ; 
esta  sazón  me  corro 
lides  que  he  de  facer, 
rme  ansí ,  de  pavor 
I ,  el  moro ,  á  mí  honor ; 
vida  be  de  perder, 
mejante  rencilla 
n  mis  blasones  hoy ; 
I,  moro,  que  soy 
el  Cid  de  Castilla, 
aerto  vos  santiguaba , 
wj  oaTaiTO  eieedo. 


LOS  HUOS  DE  LA  BARBUDA. 

HARSUJO. 

Ya  escucharos  mas  no  puedo. 
¿A  qué  mi  furia  asuardaba. 
Sabiendo  vuestra  locura  ? — 
Toca(ial  arma  y  subid , 
Peseá  la  sangre  del  Cid; 
Que  he  de  gozar  su  hermosura. 

{Tocan  latea jat  y  arriman  lasescalat, 
y  suena  dentro  grita  y  vocee  de  Quer- 
rá ,  desnudando  las  espadas ,  y  em- 
piezan á  subir  los  maros. ) 

HARSILIO. 

Al  arma,  soldados. 

RET. 

Dios 
No  desampara  jamás. 

URRACA. 

Sube,  can,  y  fallarás 

A  lodo  el  mundo  eu  los  dos. 

Salen  RAMIRO,  ORDOÍ^O  y  LA  BAR- 
BUDA, con  el  ejército  de  Francia ,  y 
dan  tras  de  los  moros  á  cuchilladas, 

RAMIRO. 

¡  Santiago ,  Francia ,  España ! 

ORDO^O. 

¡Francia ,  Francia !  España  cierra. 

BARBUDA. 

¡Santiago,  guerra,  guerra ! 

CEUOORO. 

Señor,  vuelve  á  la  campaña; 
Porque  con  Francia  v  su  ayuda 
Cubren  los  rayos  del  dia , 
En  favor  de  don  Garcia, 
Los  fijos  de  la  Barbuda. 
Conozcan  tu  brazo  füerCe 

Y  tu  fortuna  bizarra. 

HARSILIO. 

Acabará  con  Navarra 
Francia  otra  vez  desa  suerte. 

BARBUDA. 

Ea ,  fijos ,  faced  un  lago 
De  su  sangre  en  la  campaña. 

RAIIRO.» 

¡  Santiago ,  Francia ,  España! 

ORDOÑO. 

¡Francia ,  España,  Santiago ! 

( Arremeten  unos  contra  otroSy  dándose 
de  cuchilladas^  y  tocan  las  cajas,  y 
los  españoles  y  franceses  retiran 
adentro  los  moros.) 

URRACA. 

Santiago  van  diciendo 
Los  fijos  de  la  Barbuda , 
Los  que  ganaron  á  Francia 

Y  la  tuvieron  por  suya ; 
Aquellos  dos,  que  parecen 
Con  aquellas  blancas  plumas 
Sobre  franceses  sombreros , 
Que  en  Navarra  no  se  usan. 
¡Qué  bravamente  que  fieren 

Y  á  los  moros  desmenuzan ! 
Sus  espadas  son  dos  rayos 
Que  al  sol  le  ciegan  desnudas. 

¡  Qué  bien  la  su  madre,  Blanca , 
Los  anima  y  los  afucia ! 
¡Oh,  qué  bien  lidia  con  ellos 
Entre  la  morisma  chusmal 
Yo  vos  dono  la  palabra , 
García ,  que  vuesa  cuita 
Tenga  remedio  ron  esto. 


141 

RIT. 

Del  cielo  vino  esta  ayuda ; 
Vamos,  Urraca ,  á  espéranos; 
Que  p  parece  que  iiiiunotan 
La  victoria  que  deseo. 

URRACA. 

Venzan  amor,  como  cuidan. 
La  Trinidad  los  ampare , 
E  á  los  contrarios  destruya , 
Que  hoy  restauran  la  Navarra 
Los  flojos  de  la  Barbuda. 

(Vanse.) 

Salen  MARSILIO>  como  espantado ,  y 
MOROS,  con  las  espadas  demudas, 

HARSILIO. 

¡  Oh  Mahoma !  ¿qu'es  aq  uesto  ?~- 
Celidoro, aguarda,  escucha; 
¿No  has  mirado  por  el  aire , 
Con  una  espada  desnuda , 
En  un  caballo,  á  un  cristiano, 

Sue  con  las  armas  alumbra 
as  que  el  sol,  y  sobre  el  pecho 
Otra  espada  roja  cruza? 

GBUMRO. 

Ya  le  he  visto  en  su  hipogrifo 
Hacer  en  tu  oampo  Injuria , 
AtropelIandocoUvél 
Cabezas  que  en  sangre  surcan. 

MARSILIO. 

¿No  le  Tes  venir  ahora. 
Esgrimiendo  como  pluma 
La  espada?  Huyamos, que  Tieoe, 
Y  da  espanto  su  figura. 

Salen  moros,  retirándose  de  LA  BAR- 
BUDA, y  hay  batalla  fkera,  y  can 
ella  sus  dos  Mjos  ORDOÑO  t  RAMI- 
RO, y  aparece  arriba,  en  un  caballo, 
SANTIAGO,  eammmespada  demuda. 

BARBUDA. 

¡Santiago,  Santiagol 

SAimAGO. 

Navarros,  ese  os  ayuda. 
No  temáis,  con  esta  espada , 
A  la  contraria  fortuna. 

MARSIUO. 

Detente,  cristiano  Alá , 

Que  tus  armas  nos  deslumhran. 

RAMIRO. 

¡Santiago,  Santiago! 

SANTUGO. 

Navarros,  ese  os  ayuda. 

(Mátenlos acuchilladas,  y siguenlos.) 

Salen  EL  REY  DON  GARCtA  t  UR- 
RACA, y  diga  RAMIRO  dentro: 

^  RAMIRO. 

I  Victoria,  Francia ,  victoria ; 
Victoria,  Navarra! 

RET. 

. Suban 
Las  gracias  desta  merced 
Al  cielo ;  que  debe  muchas 
Navarra. 

URRACA. 

A  los  que  le  llaman 
Non  desfaTorece  nunca 
El  que  en  somo  de  once  cielos 
Del  menor  guaaiio  enida. 


i43 

Ábranse  todas  las  puertas 
De  Pamplona,  paes  segaras 
Fincan  con  tan  grap  victoria ; 
Cántese  nuestra  ventara. 

Sale  UN  FIDALGO. 

FIDALGO. 

Con  la  virtud  y  despojos, 

É  con  toda  Francia  junta , 

Entran  por  Paniplona  ya 

Loi  fijos  de  la  Barbuda. 

Y  ella  ,  como  es  adalid 

Desta  impresa  y  de  otras  muchas, 

Guia  el  triunfo. 

RBT. 

Urraca ,  vamos 
A  verla ;  que  es  cosa  justa 
Honrar  la  su  fldalgufa. 

FIDALGO. 

Ya  tu  salida  se  excusa ; 
Que  las  ordinarias  agas 
Su  buena  venida  anuncian. 

Salen  RAMIRO,  ORDOKO  t  LA  RAR- 
RUDA,  p  LOS  DEMÁS  que  talieron  de 
socorro,  con  EL  REY  MARSIL10,j9f  e- 
«o,  T  CELIDORO. 

BARBUDA. 

Donadnos  la  vuesa  mano. 

RET. 

Erguidvos,  sol ,  prez  é  luna 
De  la  casa  de  Guevara , 
Que  boy  de  mas  con  vos  se  ilustra. 
E  vos,  Ordeño  é  Ramiro, 
Dadme  los  brazos;  que  en fucia 
De  vuesos  brazos  non  finca 
Navarra  en  mala  ventura. 

RAMRO. 

Santiago  vos  ba  dado 
La  viclorla. 

RIT. 

E  vuesa  industria. 

ORDOÜO. 

Para  serviros,  buen  Rey, 
Non  hemos  de  menguar  nonca. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

RAMIRO. 

A  vos ,  la  señora  Urraca, 
Facemos  nueva  mesura. 

URRACA. 

Dios  vos  guarde ,  los  fidalgos,    * 
Que  amparastes  nuestras  cuitas. 

ORDOSÍO. 

Ya  VOS  lo  debemos  esto. 

URRACA. 

E  además ,  Ordeño  •  mucha 
Voluntad  que  yo  vos  tengo. 

0RD05Í0. 

Dévos  Dios  buena  ventura. 

RAMIRO. 

Ya  son  Olfos  j  Jimen 
Libres,  Rey  de  las  obscuras 
Prisiones ,  con  otros  muchos 
Que  allá  estaban. 

RET. 

Non  hay  duda , 
Sino  que  sois  los  fidalgos 
De  mas  prez. 

SANCHO. 

Pero¿á  mi  ayuda 
No  me  endonádes  las  gracias , 
El  Rey? 

RAMIRO. 

Es  home  de  burlas , 
Es  el  nueso  paje  Sancho. 

SARCBO. 

El  vueso  dicho  me  atufa ; 
Por  la  santa  veracruz. 
Que  be  lidiado  un  hora  justa. 
Como  el  Cid  sobre  Rabieca , 
Contra  los  moros  de  Fácar. 

RET. 

Dlanca ,  por  vuestro  valor 
E  la  vuesa  hermosura, 
Habédes  de  ser  mi  esposa , 
E  reina  en  Navarra,  é  suya 
De  Ordeño  de  Lara ,  Urraca , 
Pues  Ramiro  su  ventura 
Halló  en  Francia. 

BARBUDA. 

En  nueso  reino 
Vivádes  edades  muchas; 
Al  Tueso  mandado  estoy. 


RIT. 

De  la  vuesa  casa  ilustran 
Nuevas  reinas  de  Navarra . 

ORDOÍfíO. 

E  yo  vos  fago  mesura 

Por  el  bien  que  me  Cicédes. 

URRACA. 

Y  todo  mí  pavor  fuya. 
Pues  alcancé  mi  deseo. 

SANCHO. 

Porque  non  finque  en  ayunas , 
Veladme  á  mi  con  Marsilio, 
Que  aqui  finca  como  Judas. 

RAMIRO. 

Por  estrenas  destas  bodas 
Me  le  donad,  con  la  junta 
De  los  moros  principales. 

RBT. 

Prendas  son,  Ramiro,  tuyas; 
Faz  d  ellos  á  tu  bneo  grado. 

RAMIRO. 

Libertad  les  doy  segura. 
Con  que  torne  a  Zaragoza ; 
Haciendo  homenaje  y  jura 
Feudataria  á  tu  corona. 

MARSILIO. 

Son  aquí  las  parías  justas ; 
Yo  las  juro  y  las  prometo. 

RAMIRO. 

Yo  á  gozar  de  mi  fortuna 
Volveré  á  Francia. 

SANCHO. 

E  yo  ¿cómo 
Fincaré  en  tal  desventara? 
¿iré  contigo? 

RAMIRO. 

Conmigo 
Irás ;  presto  te  atribulas; 
A  Francia  quiero  llevarte. 

SANCHO. 

Como  en  ancas  no  me  sobas 
De  un  trotón  como  el  nasado , 
Vamos  á  ver  sus  monararas. 

asr. 
Ansí  á  Navarra  7  á  Fnneia, 
De  la  esclavitud  maa  dora 

2ue  han  tenido ,  libertaroa 
os  fijos  de  la  Barbudsk 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA, 


DE  LUIS  VELEZ  DE  GUEVAEAi 


PERSONAS. 


lNCHO  ANZÚRfiS. 
)B  LARA. 


BLANCA. 

ELVIRA. 

MARTIN. 


DON  NüNO. 
EL  REY. 
FORTÜN. 


UN  ALCAIDE. 
UN  CRIADO. 
AcoiPAÜAHiEirro. 


IRNADA  PRIMERA. 


DON  SANCHO  ANZÚRES  t 
MENDO. 

METIDO. 

»  de  perder  el  seso. 
w>:í  sancho. 

me  Teogo  á  casar 
oslo,  ¿no  he  de  dar, 

en  Un  feliz  suceso, 
is  del  mayor  exceso 

visto  ingenio  perdido? 
lo  haber  conocido 
i  Tentorosa  suerte 
le  acabar  con  la  maerle , 
obrarme  el  sentido. 
I  Blanca  de  Lara 
ier  tan  principal , 
t  sangre  noble  es  igual 
as  ilustre  y  clara ; 
iraleza  avara 
odola  enmudeció, 
ué  no  he  de  pensar  yo 
va  la  ha  de  guardar, 
olver  á  imitar 
»mo  que  ella  le  dio? 

HENDO. 

i ,  y  Payo  de  Lara, 
igro,  con  sus  amigos 

J08. 

DON  SANCHO. 

A  ser  testigos 
Inen  que  el  sol  envidiara. 
endo !  advierte ,  repara 
divino  poder, 
ro  he  llegado  á  temer, 
T  el  mas  alto  empleo 
Icanza  humano  deseo, 
I  de  que  pueda  ser. 

■CNDO. 

,  so  hermana,  viene , 
biiam  y  hermosa. 


DON  SANCHO. 

¿Qué  flor,  en  viendo  á  la  rosa, 
Gala  ni  hermosura  tiene? 
Luz  y  resplandor  contiene 
El  sol,  y  con  su  favor 
Luce  la  estrella  menor, 
Pero  en  distancia  tan  bella. 
Una  es  sol  y  otra  es  estrella , 
Y  entrambas  dan  resplandor. 

Salen  PAYO  DE  LARA ,  BLANCA  T 
ELVIRA,  y  acompañamiento. 

BLANCA. 

Muerta ,  Elvira,  me  has  de  ver 
En  llegando  i  dar  la  mano. 


No  te  cases. 


ELVIRA. 


BLANCA. 


Es  en  vanot 
Porque  debo  obedecer 
A  quien  no  puedo  perder 
El  respeto  y  la  obediencia. 
\  Oh  fiera  y  mortal  sentencia ! 

PATO. 

Sancho  Anzúres,  este  día 
Libró  el  cielo  mi  alegría, 
Dando  mis  años  licencia. 
Porque  con  disfraz  hartado 
De  la  alegre  juventud. 
Renace  en  mi  la  virtud 
Del  mozo  mas  alentado; 
Pero,  si  miro  un  traslado 
En  vos ,  del  alma  que  os  doy, 
Y  como  en  espejo  estov. 
Viendo  en  Blanca  mi  alegría. 
Mis  años  son  deste  día, 
Sancho,  pues  comienzan  hoy. 

DON  SANCHO. 

Señora,  si  el  ofreceros 
El  alma  darme  pudiera 
Mas  calidad ,  presumiera 
Que  llegaba  a  mereceros ; 
Porque  son  tan  verdaderos 
Los  afectos  de  mi  amor. 


Que ,  ¿  ser  gentil,  sin  temor 
Pensara,  en  fuego  deshecho. 
Que  estaba  Infusa  en  mi  pecho 
La  inteligencia  mayor. 

BLANCA. 

Con  vuestro  ingenio  sutil 
Me  queréis  mostrar.  Señor, 

Sue  tenéis  en  vuestro  amor 
as  de  galán  que  gentil; 
No  pinta  el  templado  abril 
Mas  bien  su  hermoso  dosel 
Que  vos  vuestro  afecto  fiel , 

Y  con  tal  gusto,  que  siento 
Que  os  tomáis  todo  el  cootento 
Para  dejarme  sin  él. 

ELVIBA. 

¡Qué  bien  que  le  da  i  entender 
Su  poco  gusto  mi  hermana ! 
Pero  su  esperanza  es  vana, 

Y  mi  desdicha  ha  dé  ser. 
En  amar  y  aborrecer 
Vive  trocada  la  suerte ; 

Que  en  mis  ojos  Sancfio  advierte 
Una  afición  conocida, 

Y  viene  á  ofrecer  la  vida 

A  quien  le  diera  la  muerte. 

PATO. 

Don  Sancho,  las  condiciones 
De  nuestro  contrato  son. 

DON  SANCHO. 

Ya  yo  sé  mi  obligación. 
Fundada  en  justas  razones ; 
Aunque  hay  varias  opiniones 
En  Castilla,  mas  yo  siento 
ue  me  toque  el  juramento 
ue  hizo  mi  padre  al  Rey. 

PATO. 

Si ;  que  es  derecho  v       ey 

Cumplirle  su  ti 

DO.l  SAI 

Ya  sé       )  el  dif      i  < 
Deió  '" 


8 


en 


«ai 


144 

Deio  los  pesados  lances 
Del  rey  de  León  soberbio, 
Que  pretendió  la  tutela , 
Por  hermano  del  rey  muerto; 
En  coya  bárbara  guerra 
Los  castellanos  hicieron 
Que  el  fiero  leonés  comprase 
Con  sangre  sus  escarmientos ; 
Pero  mientras  se  templa 
Su  furor,  aquel  mancebo 
Bizarro,  aquel  que  á  la  fama 
Da  mas  blasón  en  sus  templos , 
Aquel  don  Ñuño  Almegir , 
Que  del  ambicioso  fuego 
Leonés  sacó  al  niño  AlK)nso, 

Y  con  su  manto  cubierto, 
En  un  español  Pe^iso 

Lo  llevó  a  su  patrio  suelo, 
Cobrando  Avila  aquel  dia 
Blasones  que  envidia  el  tiempo ; 
Aunque  ahora  (falsas  nuevas 
Serán  sin  duda)  entre  hierros 
Moriscos  rindió  la  vida , 
Que  esta  fama  hay  en  Toledo 
Después  que  tuvo  esperanzas 
De  León  y  fué  creciendo 
El  niño  rey,  los  oídos 
Qae  escuchaba!  Ifsonjeros 
Admitieron  mas  licenck , 
(|ue  en  el  paternal  decreto 
Concedió  Sancho  á  sus  años , 
Pues  en  el  último  acuerdo 
Mandó  que  hasta  que  tuviese 
Quince  años ,  de  su  reino 
No  tomase  posesión , 

Y  que  los  alcaides  puestos 
Por  el  difunto  don  Sancho 

No  le  entregasen  l«s  pueblos , 
Haciendo  á  fuer  de  Castilla 
Pleitesía  y  juramento. 
A  vos  V  don  Pedro  Auzúres, 
Mi  padre,  dejó  á  Toledo 
En  tenencia  el  Rey ;  murió 
Mi  padre » y  yo,  que  le  heredo 
La  futura  sucesión , 
Por  la  obligaeioii  <t«e  tengo. 
Hago  aquf  el  mismo  bomeaaú®  t 
Como  espafiol  caballero : 
Que  hasta  que  el  rey  Alfonso 
( Pues  es  castellano  fuero) 
Tenga  quince  años  y  un  dia. 
De  no  admitir  en  Toledo 
Ni  so  persona  real 
Ni  provisiotí  ni  decreto 
Suyo,  respondiendo  siempre 
Con  humilde  acatamiento 

Y  protesto  los  agravios, 

Y  que  de  la  fuerza  apelo 
Para  él  mismo,  y  de  morir 
Por  cumplir  el  testamento 
De  su  padre;  pero  en  cuanto 
Al  vasallaje  que  det>o. 
Como  á  mi  rey  natural , 
Juro  también  y  prometo 

De  servirle  en  paz  y  en  guerra 
Con  mis  amigos  y  deidos , 
Con  armas  y  con  caballos , 
Con  provisión  y  dineros 
Contra  el  bárbaro  Almanzor» 
Rey  de  Córdoba,  poniendo 
Sobre  el  coronado  alcázar 

Y  en  las  torres  de  Toledo 
Los  católicos  pendones 

De  Alfonso,  porque  los  tiempos 
Digan  que  ofrezco  ta  vida 
A  quien  las  puertas  le  cierro. 

PATO. 

Dadme ,  den  Sancho,  los  brazos; 
Que  en  vuestro  ftifor  SQStevto 
Para  Alfonso  centra  ÁlfoMO 
Este  pedazo  de  délo. 


LUIS  VBLEZ  DE  GUEVARA. 

Esta  ceremonia  sola 

Faltaba  para  ofreceros 

La  dichosa  posesión 

De  Blanca ,  y  quieran  los  cielos 

Que  goce  el  gusto  Castilla 

Que  yo  á  mis  años  les  niego.— 

Daos  las  manos. 

BLAIfCA.  (Ap.) 
i  Ay  don  Nutío ! 
Cuando  el  mundo  está  diciendo 
A  voces  hazañas  tuyas , 
i  Dejas  el  mejor  empleo 
De  tu  r.lma  en  mano  ajetia? 
Si  no  es  que  las  nuevas  fueron 
Ciertas  de  que  en  Calatrava 
Rendiste  el  valiente  pecho 
A  los  cordobeses  moros. 

DON  SANCHO. 

iPedrá  la  forMHia^  el  «ieaipe 
Ni  la  envidia ,  cuando  sean 
Contrarios  de  mis  deseos , 
Quitarme  este  iyien? 

MENDO. 

Señor, 
Aun  no  es  tuyo. 

DON  SANCHO. 

Calla,  Mendo; 
Que  en  posesión  tbn  vecina. 
Dudo  q«e  60  ponga  en  medio 
Ni  aun  la  muerte. 

MARTIN.  {Uéntr^  k4i€ien4o  ruido.) 

Yo  be  de  entrar. 

PATO. 

Mirad  quién  es. 

MENDO. 

Un  correo. 

PATO. 

Pues  no  le  neguéis  la  entrada. 

Sale  MARTIN,  con  alforjai  y  bctag,  ce- 
rno carreú. 

MARTIN. 

Mejórense  de  porteros , 
O  vive  Dios,  que  las  cartas 
Se  las  dé  al  primer  flamenco 
Que  pasare  por  la  calle. 

PATO. 

¿No  veis  que  es  orden  que  tengo 
Dada  en  casa  ? 

MARTIN. 

Pues  si  es  orden , 
Guárdenla  para  un  convento ; 
En  la  puerta  de  Visagra 
Mas  de  treinta  ballesteros 
Me  tentaron ,  y  aun  querían 
Espulgarme  los  gregüescos , 
¿Y  aun  aquí  no  estoy  seguro? 
¿Traigo  algún  moro  encubierto 
Para  ganar  la  ciudad? 
Pues  ¿qué  me  estio  deteniendo 
Ballesteros  ni  criados? 

PATO. 

Para  otra  vez ,  os  prometo 
Que  no  os  detengan. 

MARTIN. 

A  otra 
Sabré  lo  one  hay  en  Toledo, 

Y  ataré  siempre  las  cartas 
A  la  cola  de  un  vencejo, 

Y  él  vendrá  á pedir  el  porte ; 
Mira  á  quién  alce  este  pliego. 

PATO. 

«A  don  Sancho  Anzúres,»  dice.— 
Tomad. 

■Aftnií. 
Traigo  oomisioo 


Para  dársela  jo  mesmo ; 
Porque  también  los  correos 
Somos  personas  de  orden. 

DON  SANCHO. 

Mostrad  pues. 

MARTIN. 

Sosiegue  el  pecho ; 
¿Vuesarcé  es  don  Sancho  Anzúres? 

DON  SANCHO. 

Si,  yo  soy. 

MARTIN. 

Mirese  en  ello. 

DON  SANCHO. 

Sieo4o  jro,  ¿qué  hay  qoi  mirar? 

mmun. 

Déme  un  fiador. 

DON  SANCHO. 

Majadero, 
Si  la  carta  es  para  mi , 
¿Qué  mepedis? 

MARTIN. 

Yo  me  entiendo ; 
El  fiador  de  las  albricias 
Le  pido. 

DON  SAIKBO. 

Yo  las  prometo: 
(De  dónde  viene  esta  «arta? 

MARTIN. 

¿También  vuesarced  es  de  esos? 
Civilidad ;  pues  ¿la  fecha 
No  lo  dirá?  El  majadero 
Que,  dando  el  reloj ,  pregunta 
Las  cuántas  son ,  es  lo  mesmo. 

llONfiARCa«. 

En  el  dia  mas  dichoso 
Que  vio  en  su  discurso  el  tiempo, 
Que  alentó  glorias  boauMis » 
Que  vio  premiados  deseos , 
¿Qué  me  puede  suceder. 
Que  no  sean  dichas?  Correo 
Que  viene  pidiendo  albricias , 
Claro  está  que  algon  suceso 
Dichoso  me  está  aguardando ; 
Que,  aunque  á  las  glorías  que  eiper 
En  la  posesión  de  BlaacH 
No  puede  llegar  contento 
Que  las  igiule ,  serán 
Adorno  Ilustre  á  lo  menos.— 
¡Oh  carta !  Feliz presasio 
De  mi  bien ,  tus  letras  neso. 
Embebido  en  mi  alegrfi. 

SLAHCA.  (Ap.) 
No  ofrece  minóte  el  tienfo 
Que  no  sea  un  parto  engaioio 
De  la  esperansa  que  engendro; 
Mas  es  aborto  infelis. 
Pues  ante  mis  cjos  veo 
La  tirana  posesión 
Del  que  me  ofrecen  por  dnoio. 

DON  Sanano. 
¿Tan  ciegos  están  mis  ojeo» 
Tan  rudo  mi  entendimienlo, 
Que  en  esUs  letras  qae  Iwiio 
No  Incurren  algan  fooonoT 
Si  no  es  que  el  mismo  placer. 
Con  galán  advertiniienlo. 
Se  me  ha  disfrazado  abonu 
Para  que  lo  compro  á  procao 
De  tan  mortales  avisoo» 
Otra  vez  las  letras  loo. 

(Lee,)  c  DonSandiOiidferiyqncí 
•muier  que  pretenésb  pnrn  eunn 
»se  ha  visto  en  otroo  bmnon,  i  ' 
>la  posesión  qno  mpoinlft  á 
•dueño. » 


Blanca,  don 


^AfO. 


;  haciendo  extremos 
icion  y  de  enojo. 

BLANCA.  (Ap.) 
¡stef.  sentimientos 
lerte  que  me  aguarda. 
ra  don  Sancho  á  Martin.) 

(esano  y  discrelo 
^nciio!  Aposiaré 
mira  con  intento 
i  me  viene  bien 
?l  gusto  gran  ropero) 
Je  sus  vestidos. 

D0:m  SA5CH0. 

le  voy  prosiguiendo. 
*  Y  si  estos  avisos  no  sirven 
?pgaño»  y  ciego  en  vuestro 
rosegnis  en  vuestros  deseos, 
)  mono  á  doña  Hlanca,  no  fal- 
üasiiiia  quien  manche  su  tá- 
t)  sangre  vuestra.» 
,  ¿  quién  te  dio  esla  carta  ? 
MARTi:«r. 

cías  se  me  han  vuelto 
iba. 

PAVO. 

Don  Sancho, 
eis? 

D0:«  SAlfCHO. 

Siento  en  el  pecho 
!  vertiendo  llamas. — 
a  puerta. 

MARTIX. 

Teneos , 
es  cerradores, 
que  estos  instrumentos 
jii  á  vestir, 
suudar. 

ELVIRA. 

¡Qué  inquieto 
?po5o!  ¿Qué  tiene? 

PATO. 

fin  nuevo  exceso 
lenta,  si  es  posible. 

DO>'  SA5CH0. 

dará  mas  presto 
a. 

■  E5D0. 

Ya  he  cerrado 
tas. 

MARTIX. 

¿A  un  correo 
e  pidiendo  albricias 
li  puerta  1  Ksto  es  hecho ; 
lo,  y  pierdo,  doblado 
ilbricias  de  perro, 

PAYO. 

;  Dios!  En  mi  honor, 

I  cosía  sustento 

sngre,  ¿hay  mancha  ahora , 

e  Castilla  espejo? 

^rú  mí  vida. 

DON  SANCHO. 

Hombre. 

MARTÍN. 

»mbre. 

DONSAÜCBO. 

Si  luego 
ees  ia  verdad , 
n  el  tormento 
e  inventó  la  ira. 

MARTI  :f. 

►,  joro  y  prometo, 
lo  de  los  siglos , 
Iqs  que  asistieron 
ky  de  decir 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA. 

La  verdad ,  como  la  siento 
Yo  en  el  corazón  sencillo. « 

DON  SANCHO. 

Dímela  pues. 

MARTIN. 

«Padre  nuestro. 
Que  estás  en  los  cielos.»  Esta , 
Aunque  esté  de  enojo  ciego, 
iNü  dirá  que  no  es  verdad ; 
Esta  sé  y  esta  confieso. 

DON  SANCHO. 

Otra  es  la  que  te  pregunto. 

MARTIN. 

Si  es  mas  desta ,  será  el  Credo. 

En  malos  infiernos  arda 

El  espaííol  ó  tudesco 

Que  inventó  cartas  misivas. 

PAYO. 

Sancho,  escuchadme  primero 
Que  se  haga  mayor  examen. 

MARTIN. 

¿Por  una  carta  este  aprieto? 
¿Que  escriba  rail  pesadumbres 
Un  hombre  desde  Toledo 
Al  Cairo,  y  el  portador. 
Hijo  de  puta,  muy  hueco. 
Lleve  cuatrocientos  palos 
En  seis  renglones  y  medio? 

DON  SANCHO. 

Mi  discurso  no  está  ahora 
Para  volar  pensamientos 
Sobre  disculpas  tan  vnnas ; 
Lo  que  toco  y  lo  que  advierto, 
Es  lo  que  á  voces  me  pide , 
Por  ser  quien  soy,  el  remedio; 
Sosiégate ,  no  té  turbes. 

MARTIN. 

Yo  fuera  el  dichoso. 

DON  SANCHO. 

El  yerro 
No  le  has  cometido  tú ; 
Libertad  tiene  un  correo 
De  entrar  á  dar  unas  cartas 
En  propio  y  ajeno  reino. 
¿Quién  te  dio  el  pfiego? 

MARTIN. 

Mi  amo, 
Diego  Bellido,  el  ollero 
De  Toledo. 

DON  SANCHO. 

¿Qué  me  dices? 
Ma\or  daño  es  el  que  temo; 
¿  No  es  aquel  de  quien  España 
Heficre  bárbaros  hechos, 
Con  voz  de  atroces  delitos? 

MARTIN. 

El  mismo. 

DON  SANCHO. 

¿  Y  está  ya  quieto 
EnOcaña? 

MARTÍN. 

Está  ya  un  santo; 
El  jueves  le  desmintieron , 

Y  no  respondió  palabra. 

Lo  que  mas  hizo,  en  cogiendo 
Solos  losdesmentidores, 
Fué  matar  al  uno  dellos 

Y  subirse  al  campanario. 

DON  SANCHO. 

Y  ¿sabes  quién  es  el  muerto? 

.  MARTIN. 

Sí,  Señor;  Martin  Anzúres. 

DON  SANCHO. 

Mi  primo  es,  viven  los  cielos,— 
Señor,  el  entrarme  importa 


145 

Hoy  en  Ocaña.— Deseos , 
No  os  malogre  la  tardanza. 

PAYO. 

Pues  ¿no  teméis  vuestro  riesgo, 
Cayendo  en  manos  del  Bey? 

DON  SANCHO. 

¿  Y  no  importa  el  honor  vuestro 
Mas  que  mi  vida ,  Señor? 
Yo  he  de  salir  de  Toledo 
A  matar  este  villano. 
Que,  desatando  venenos 
De  la  lengua  y  de  la  pluma , 
Es  un  basilisco  fiero 
Contra  las  honras  y  vidas; 
No  antepongáis  á  mí  pecho 
Templadas  prudencias  vuestras , 
Porque  he  ae  salir  si  encuentro 
En  el  campo,  no  soldados 
De  Alfonso,  sino  soberbios 
Almanzores  y  Tarifes, 
Con  mas  escuadras  que  dieron 
Nombre  á  Jérges. 

PAYO. 

Pues  estáis 
Tan  ciegamente  resuelto 
Al  peligro  que  os  aguarda , 
Quiero  prevenir  primero 
Que  salgáis,  sueltas  espías. 
Que  os  avisen ,  en  volviendo, 
Si  está  el  camino  seguro. 

DON  SANCHO. 

En  el  valor  de  mi  pecho 
Llevo  la  seguridad. 

PAYO. 

En  buena  opinión  has  puesto, 
Blanca,  el  honor  de  mi  casa. 

BLANCA.     , 

¿Qué  decís ,  que  no  os  entiendo, 
Señor? 

PAYO. 

Que  tu  liviandad 
Ha  puesto  en  mi  lengua  freno, 
Para  sentirla  callando, 
Para  callarla  moriendo.  ( Vase.) 

BLANCA.  {Ap.) 

Fortuna  feliz,  si  yienes 
A  estorbar  mi  casamiento,     ^ 
No  sea  con  la  pensión 
De  tan  dañado  secreto. 

DON  SANCHO. 

Mendo,  preven  dos  caballos ; 
Que  has  de  ir  conmigo. 

MENDO. 

Dos  vienlos , 
En  sus  imágenes  brutas, 
Verás  con  abs4e  fuego. 

BLANCA. . 

¿Don  Sancho? 

DON  SANCHO. 

¿Qué  me  mandáis? 

X    BLANCA. 

Pues  ¿yo  lambien  os  merezco 
El  disgusto  que  os  han  dado. 
Que  respondéis  tan  soberbio. 
Que  casi  vais  animando 
Descürtesias? 

DONnSANGHO» 

Respetos 
Las  llamad ,  cuando  pudiera 
Con  tanta  causa  penferlos. 
Que  viera  el  sol  mis  enojos 
Dirigidos  á  ofenderos. 


¿Qué  decís? 


BLANCA. 
DON  SANCBO. 

Qnefos... 


10 


BLANCA. 

Dedd. 

DON  SANCHO. 
Sois  TOS... 

BLANCA. 

¿Qué  soy? 

DON  SANCHO. 

El  sugeto 
De  mi  dolor. 

BLANCA. 

¿De  qué  suerte? 

DON  SANCHO. 

Dejadme. 

BLANCA. 

Esperad. 

DO.^I  SANCHO. 

No  puedo. 

BUNCA. 

¿Porqué? 

DON  SANCHO. 

Porque  estoy  corrido. 

BLANCA. 

¿Deque? 

DON  SANCHO. 

De  mi  loco  empeño. 

BLANCA. 

Y  ¿por  qué  ba sido? 

DO.X  SANCHO. 

Por  VOS. 

BLANCA. 

¿Quéarresgastes? 

DON  SANCHO. 

El  empleo 
Del  alma. 

BLANCA. 

Y  ¿  no  merecía 
Ser  su  sagrado  mí  pecbo? 

DON  SANCHO. 

A  ser  ella  la  primera, 
filen  decis. 

BLANCA. 

I  Qué  escucho ,  cíelos ! 
¿Vos  presumís... 

DON  SANCHO. 

Y  aun  aiirmo 
Que  fué  mal  perdido  el  tiempo 
Que  en  vos  la  puse. 

BLANCA. 

¿Porqué? 
Pero  advertid  el  respeto 
Con  que  en  España  me  miran. 

DON  SAIVCHO. 

Pues  abran  puerta  al  silencio 
Las  quejas  y  los  agravios. 

t    BLANCA. 

Mirad  que  quiero  saberlos. 

DON  SANCHO. 

¿Cómo  podréis  encubrirlos , 
Siendo  vos  la  causa  dellos? 

BLANCA. 

Es  enigma  entretenida, 

Que  en  la  carta  os  escribieron. 

DON  SANCHO. 

A  lo  menos  me  avisaron 
Que  ciñeron  vuestro  cuello 
Otros  brazos. 

BLANCA. 

{Ap,  Cruel  don  NuSo, 
iTú  revelaste  el  secreio 
De  conquistados  favores, 
Siendo  favores  honestos?) 
Y  ¿qué  pretendéis  ahora? 

DON  SANCHO. 

Que  vos  me  deis  el  consejo 
Que  be  de  tomar. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

BLANCA. 

Pues ,  don  Sancho, 
Creed  que  solo  un  remedio 
Podrá  ser  en  tanto  agravio. 
Que  os  libréis  del  mal  concepto 
Que  contra  mí  honor  tuvisteis , 

Y  es,  teñir  el  blanco  acero 
En  la  sangre  del  villano 
Que  vos  creéis,  como  necio; 

Y  sí  decís  que  es  bajeza 
Igualar  su  nacimiento 
Villano  con  vuestra  sanf^re, 
Matándole  cuerpo  á  cuerpo, 
Estáis,  don  Sancho,  engañado; 
Que  en  lo  que  ahora  haoeis  hecho, 
Parecéis  imagen  suya, 

Y  aun  presumo  que  le  ofendo ; 

Y  ansí,  podéis  sin  excusa 

De  ocasión .  nobleza  y  tiempo. 
Reñir  con  él,  y  mirad 
Que  no  despreciéis,  soberbio, 
Al  contrarío  que  buscáis 
Por  villano ;  porque  entiendo 
Que  sabrá  también  mataros 
El  que  se  puso  á  ofenderos. 

DON  SANCHO. 

Advertido  y  obediente 
Voy,  Señora ;  pero  el  premio 
De  la  venganza  aue  busco 
¿Cuál  ha  de  ser? 

MARTIN.  (Ap.) 

\  Pobre  Ollero ! 

DON  SANCHO. 

Dilatad ,  cielo,  las  horas; 
Quizá  me  darán  remedio. 

BLANCA. 

También  os  dará  la  mano 

La  misma  que  os  dio  el  consejo. 

(Yante.) 
Sale  DON  ÑUÑO,  vestido  de  labrador, 

DON  Nü5Í0. 

Al  mar,  del  Ábrego  herido. 
Puedo  mí  vida  igualar, 
Que  es  un  proceloso  mar. 
De  mis  fortunas  vencido; 
Acosado  V  perseguido. 
Hallo  el  descanso  en  morir; 
Llegan  tan  sin  prevenir 
Las  ocasiones,  que  he  hallado 
Que  obligan  á  un  desdichado 
A  no  podellas  sufrir. 
:Ah  Blanca !  Norte  eclipsado 
De  mi  entendimiento  ciego. 
Cuando  á  tu  vista  me  llego 
Huye  tu  luz  mi  cuidado; 
En  un  piélago  abrasado 
Siento  ya,  ingrata ,  anegarme, 

Y  porque  puedo  vendarme. 
Mientras  puedo  respirar. 
Te  has  dado  prisa  á  casar 
Para  acabar  de  matarme ; 
Ay  Dios,  que  ya  llega  tarde 
La  diligencia  mayor ; 

Ríndase  el  alma  al  dolor,    (Siéntoie.) 

Pues  vive  en  pecho  cobarde ; 

Sus  luces  recoja  y  guarde 

El  sol ,  que  en  púrpura  enciende 

E\  hacha,  porque  se  ofende 

Que  ya  sus  lineas  señale ; 

Que,  aunque  para  todos  sale , 

Para  dichosos  se  entiende. 

Sa/f  MARTIN. 

MARTIN. 

El  alba  cariampollada 
Salió  despeñando  al  miedo, 
Y  despertando  eo  Toledo 


Platillos  de  Daranjada. 
De  mi  Dotuma  joratda 
Cuenta  estrecha  pienso  dar 
A  quien  me  hizo  caminar 
Con  priesa  y  miedo  excesiva ; 
Mas,  como  no  haya  misiva , 
Todo  se  puede  llevar. 
Esta  cruz  ¡qué  linda  seña! 
Me  ha  dicho  en  esta  campaña 
Que  me  falta  para  Ocaña 
Una  legua  harto  pequeña ; 
Pero  el  bosquecillo  enseña, 

Y  sin  miedo  imaginado. 
Que  en  él  tiene  sepultado 
Ermitaños  cimarrones, 

Y  pienso  que  está  de  nones 
El  hombrecillo  sentado. 
Añagaza  es ,  bien  lo  veo; 
Cogido  me  han,  como  lobo. 
En  la  trampa;  lindo  robo 
Harán  á  un  pobre  correo. 

DON  NU^Q. 

Si  no  me  engaña  el  d¿eo. 
Este  es  Martin ,  que  do  impide 
Sombra  el  sol»  que  el  cielo  mide. 
Martin ,  mi  voz  no  te  asombre. 

MARTIN. 

Ladrón  que  me  sabe  el  Dombre , 
Hasta  la  camisa  pide. 

DON  NDÜO. 

Llega,  no  tengas  temor; 
Que  yo  soy. 

MÁRTIR. 

( Ap,  Este  es  mi  amo.) 
Ladrón ,  si  eres  el  reclamo 
Deste  escuadrón  salteador, 
Pide  el  oculto  favor 
De  quien  te  arroja  al  camino; 
Que  soy  Hércules  divino, 
Si  tú ,  ladrón ,  eres  Caco, 

Y  aun  para  matarte,  Baco 
Me  dio  un  montante  de  vino. 

DOIf  NUffO. 

Alegre  vienes. 

MARTIN. 

Afuera , 
Que  soy  hombre  temerario; 
Pero  contra  un  incensario 
¿Quién  dudara  y  quién  temiera? 
Oh  Señor,  saber  qnisiera 
Quién  te  ba  puesto  en  libertad. 

DON  RDÑO. 

Deidad  es  la  oscuridad 
De  la  noche,  que  ella  podo 
Dar  en  el  silencio  mndo 
Nombre  á  una  temeridad ; 
Mas  ¿qué  sentencia  bastraido? 

MARTIN. 

Mi  diligencia  sabrás; 
Si  me  tardo  un  año  mas , 
Hallo  á  Blanca  con  marido. 

DON  Nidio. 
Seas  mil  veces  bien  venido ; 
Siéntate,  Martin;  ¡ah  deloa» 
Testigos  de  mis  desvekw 
Tan  justos  I  ¿Al  fi  A  te  diste 
La  carta  ? 

■ARTDr, 

Y  muy  carí-trisle, 
Armó  borrasca  de  celos; 
Hizo  aprestar  un  caMlo 
Para  venirte  á  buscar. 

Dommffo. 
Dichoso  será  el  la^r 
En  que  yo  poeda  eneooCnllo. 


No  es  menester  desenlio ; 
Que,  sin  que  nadie  lo  impida. 
Aprestó  ya  su  partida. 


DON  KU5Í0. 

enturosofui?^ 
;apor  aquf, 
albricias  la  Tida. 

MARTIN. 

riera  muy  mal ; 
)s  verdes  espacios, 
de  aquestos  bosques, 
es  caballos, 
Hileros  del  Rey, 
retienen  cazando, 
reí  enojo 

;ausado  don  Sancho 
no  de  Lara , 
i  dos  le  ban  cerrado 
sa  Toledo 
s ,  y  son  agravios 
^va  mal  el  Hey; 
tu  contrario 
Dtigo,  es  fácil 
3nderloó  matarlo 
íes  don  Sancho  viene 

con  un  criado, 
as  mismos  celos, 
roja  á  averiguarlos 
asta  que  le  digas 
ó  Blanca  los  brazos ; 
can  el  cuerpo, 
rán  el  trabajo 
)n  él ,  que  es  noble 
in  pobre  villano 
lie,  pues  quieres, 
ríe  salario, 
daños  ajenos 

tu  descanso ; 

0  digo  por  mi, 
lana  ahorcando 
de  Salamanca, 
qué  puñetazos 
con  una  daga 

bre,  perdí  el  trabajo 
nrosos  estudios; 
sirvo  dos  años , 
andamos  á  monte 
nía  y  vidriado 

DON  KüNO. 

Calla,  Marlin; 

mpo  es  el  desengaño 

rancia  en  que  vivo. 

35 SANCHO.  {Dentro) 
n  ese  caballo. 
Levántase  Martin.) 

MARTIN. 

1  campaña  Oliveros, 
que  me  han  burlado 

?;  don  Sancho  es  esie. 
liegue ;  bizarro 
on  valiente  brío 

DON  NÜNO. 

Que  llegó  el  plazo, 
el  bien  que  deseo? 

5fl/e  DON  SANCHO. 

DON  SANCnO. 

lan  mal  premiado, 
nieras  conmigo? 
a  ser  villano 
el  temor  le  ausente, 
ts  del  caballo 
llevar  basta  Ocaña ; 
atadas  las  manos , 
rta  villanía. 

MARTIN. 

ntd  qae  me  alaron , 

DOS  llegado  ya, 

I  qae  mira  es  mi  amo. 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA. 

DON  SANCHO. 

¿Eres  tú  Diego  Bellido, 
Kl  Ollero? 

DON  NÜ.SÍO. 

Muy  de  espacio 
Os  haré  la  información ; 
Bien  podréis  ir  preguntando 
Lo  demás;  que  yo  respondo 
Que  soy  el  Ollero. 

DON  SANCHO. 

;  Bravo 
Orgullo!  ¿y  á  quién  malaste 
En  Ocaña? 

DON  NUNO. 

Es  cuento  largo. 

Sale  EL  REY,  que  será  niño,  t 
FORTÜN. 

FORTON. 

Vuestra  alteza  se  detenga, 
Porque  be  vislo  dos  milagros 
Juntos,  á  don  Sancho  Anzúres, 

Y  aquel  famoso  villano, 
Diego  Bellido  el  Ollero. 

REY. 

Y  llego  á  ver  en  entrambos 
Cumplido  el  mayor  deseo. 
Vendrá  sin  duda  don  Sancho 
A  valerse  del  favor 

De  un  hombre  lan  celebrado 
Por  su  valor  en  t)spaña ; 
Quiero,  Fortun ,  escucharlos 
Mientras  los  monteros  llegan. 

FORTON. 

Si  no  se  escapa  volando. 
Quedará  don  Sancho  preso. 

DON  NUNO. 

Ya  os  d'go  que  desacatos 
Contra  mi  rey  natural , 
Me  muero  por  castigarlos. 

REY. 

Escucha. 

DON  NC5Í0. 

Y  vuestro  primo, 
Martin  Anzúres  Hidalgo 
(Como  Castilla  pregona), 
Pudiera  enfrenar  los  labios 
En  cosas  que  al  Rey  se  ofende ; 
Que  hay  en  España  villano 
Que,  en  locándole  á  su  rey. 
Subirá  á  hacer  pedazos 
Al  mismo  sol ,  voto  á  Dios. 

REY. 

¡  Bizarro  valor ! 

MARTIN.  (i4p.) 

Burlaos 
Con  el  lal  ollero. 

DON  NüiSío. 

Dijo, 
Ovéndole  hombres  honrados 
(  ^  bastaba  estar  yo  entre  ellos), 
Que  hasta  no  sé  cuántos  a&os 
Era  mal  hecho  entregarle 
A  Toledo  á  un  rey  muchacho. 
Yole  respondí  que  Alfonso, 
Que  viva  por  siglos  largos. 
De  catorce  años,  tenia. 
Para  regir  sus  vasallos, 
Ingenio  y  capacidad 
Mejor  que  vos  y  que  Payo 
De  Lara ,  porque  los  reyes 
Ganan  el  común  aplauso. 
Aunque  niños,  con  los  ojos, 

Y  que  merece  el  agravio 
De  no  entregarle  á  Toledo 
Castigo  ejemplar;  notaron 
Todos  mi  resolución, 

Y  Anzúres,  soberbio  y  Taño, 


147 


A  otras  cosas  que  le  dije 

Me  desmintió,  no  Á  su  salvo ; 

Que,  antes  que  los  que  escuchaban 

Llegasen  á  remediarlo. 

Tenía  dos  estocadas 

Por  los  pechos,  y  tomando 

Iglesia,  me  defendí 

Desde  la  torre,  tirando 

Las  penas  que  le  servían 

De  sustento  al  campanario. 

MARTIN. 

Pues  ¿  no  le  dije  en  Toledo 
Que  es  mi  amo  un  echa-x^antos? 

DON  NONO. 

La  hambre,  al  fin,  enemiga 
Común ,  y  los  varios  casos 
Que  destinan  mi  fortuna. 
De  la  torre  me  sacaron 
Entre  luces  y  entre  sombras 
De  los  rayos  mal  formados 
Del  alba ,  alegre ,  par  Dios, 
De  ir  á  Toledo  á  informaros. 
Mus  bien  que  con  cartas  muertas, 
Con  voces  vivas;  cansancio 

Y  desesperada  pena 

De  las  desdichas  que  traigo 
Tan  sobre  mis  hombros  siempre, 
A  suspender  me  obligaron 
El  camino  y  la  intención. 
Esta  es  la  verdad ;  si  acaso 
Fuera  de  vuestros  designios. 
Que  también  podréis  juntarlos 
A  esta  nueva  relación , 
Queréis  por  deudo,  don  Sancho, 
Vengar  al  difunto  Anzúres, 
Lugar  os  ofrece  el  campo 
Para  vuestras  bizarrías ; 

Y  no  penséis  que  es  agravio 
De  vuestra  nobleza  ilustre 
Ver  vuestro  acero  manchado 
En  sanare  de  quien  os  busca, 
Con  opinión  de  villano. 

REY. 

¿Ha  habido  esfuerzo  mayor? 
Si  este  no  fuera  villano. 
Hiciera  su  nombre  eterno. 

DON  SANCHO. 

Pues  las  órdenes  que  traigo 
Son  de  matarte;  que  en  ti 
Ha  de  morir  el  agravio 
De  tu  lengua  y  de  tu  pluma ; 

Y  para  que  veas  que  pa^o 
El  valor  de  que  te  precias. 
He  de  hacer  contigo  campo. 
Igualando  las  personas 

Y  las  armas. 

DON  NU.^O. 

Con  los  brazos 
Os  pagara  este  favor, 
A  estar  conformes  entrambos. 

DON  SANCHO. 

¿Qué  armas  tienes? 

DON  NO^O. 

Esta  espada 

Y  broquel,  y  desarmado 
El  pecno. 

DON  SANCHO. 

Yo  una  rodela 
Traigo  al  arzón  del  caballo , 
Pero  vestida  una  cota ; 

Y  advierte  que  es,  si  la  traigo, 
Por  el  riesgo  del  camino; 
Porque  para  ti ,  yo  basto 
Para  quitarte  mil  vidas. 

DON  NUffO. 

Con  ana  podré  pagaros. 

HARTÜf. 

De  Medina  Tiene  el  aire. 
En  verdad. 


148 

DON  8ARCB0. 

Pues  desarmados 
Hemos  de  reñir,  la  cola 
Será  menos  embarazo. 
DON  wño- 
No,  no  os  desabriguéis ; 
Que  habréis  venido  sudando, 
Con  la  priesa  del  camino ; 
Demás,  que  aunque  fuesen  rayos 
Los  aceros  desia  cota , 
Tengo  pujanza  en  él  brazo 
Para  juntar  los  extremos, 
Si  alguna  punta  os  alcanzo. 

DON  SANCHO. 

(Ap.  No  he  fisto  mayor  valor 
En  hombre;  ¡qué  poco  caso 
Hace  de  verse  conmigo!) 
Mendo,  quiu  del  caballo 
La  rodela. 

( Vase  don  Sancho.) 

FORTUN. 

Aquí  está  el  Rey. 

DON  NUÍ^O. 

Ob  Señor,  dejad  mis  labios 
Honrados  en  vuestras  plantas. 

RET. 

Por  ser  tu  delito  honrado, 
Le  perdono ;  pero  ahora , 
Pues  te  ha  venido  á  las  manos 
Ocasión  en  que  á  tu  rey 
Puedas  servir  en  el  caso 
Mas  importante,  has  de  hacer 
Con  Sancho  Anzúres  campo, 
Entreniéndote  en  él 
Hasta  llegar  mis  criados, 
Para  que  prenderle  puedan. 

DON  NuSlo. 
¿Y  si  llegase  á  matarlo? 

MARTIN. 

Pan  y  mejoría. 

RET. 

Estuviera 
Seguro  del  embarazo 
Que  siente  en  él  mi  deseo. 
A  Toledo  me  han  cerrado 
Payo  y  Sancho,  tan  soberbios, 
Que  no  podré  sujetarlos 
Si  DO  es  con  esta  prisión. 
Demás,  que  vo  no  me  llamo 
Rey  si  me  faíia  Toledo, 
Porque  en  Toledo  cifraron 
Los  cielos  grandezas  mias. 

DON  NC^O. 

Si  en  esto  hubiera  librado 
Vuestra  alteza  la  corona 
Del  Asia,  con  el  romano 
Imperio...  Don  Sancho  viene; 
Encubrios  en  esos  ramos, 
Señor;  veréis  la  batalla 
Mas  bizarra  que  en  tealros 
De  Roma  admiró  el  valor. 

RET. 

Fortun ,  con  priesa  y  cuidado 
Vé  á  recoger  los  monteros, 
Porque  todos  á  caballo 
Cerquen  la  salida  al  bosque. 
{Encúbrete  el  Rey  entre  lot  ramos. 

FORTUN. 

Presa  es  segara. 

DON  N1)5Í0. 

¿Hasta  cuándo, 
Fortuna  enemiga  mia , 
Irás  con  tan  fuertes  lazos 
Eslabonando  peligros? 


LUiS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Sale  DON  SANCHO ,  con  rodela  y  la 
cota  en  la  mano,  y  ¿chala  en  el  tuelo. 

DON  SANCHO. 

Esta  es  la  ventaja. 

DON  N0>ÍO. 

Hidalgo, 
¡Valor! 

DON  SANCHO. 

Ahora  bien  puedes 
Librar  tu  vida  en  las  manos ; 
Que  he  de  llevarte  á  Toledo 
Preso  ó  muerto. 

DON  NU5Í0. 

Corlo  plazo 
Tomaste  para  una  empresa 
Que  un  ejército  africano 
Dudara  en  él  conseguirla. 

DON  SANCHO. 

Pues  hoy  bastará  un  don  Sancho. 
{Pelean  loidot,) 

DONN05íO.(i4p.) 

•Bravo  aliento!  Es  noble  en  fin, 
V  riñe  con  celos. 

DON  SANCHO.  {Ap.) 

¡Tanto 
Me  dura  un  villano,  citólos ! 
No  vi  esfuerzo  mas  bizarro 
En  hombre;  ya  pongo  duda 
En  la  promesa. 

DON  NU.XO. 

De  espacio; 
Que  bien  tenemos  que  hacer. 

DON  SANCHO.  {Ap.) 

Vive  Dios,  que  me  ha  admirado 
El  sosiego  con  que  riñe. 

DON  RüSo.  {Ap.) 
No  está  mas  Qrme  un  peñasco. 
Si  fuera  olra  pretensión , 
Pienso  que  dejara  el  campo 
Con  honradas  condiciones. 

RET.  {Ap.) 
Buen  caballero  es  don  Sancho, 
Pero  el  villano  me  admira. 
FORTON.  {Dentro.) 
Hacia  el  bosque  los  caballos. 
Por  acá ;  no  se  nos  vaya. 

DON  SANCHO. 

¿Qué  es  esto,  cielos  airados? 

DON  Nu5ío. 
Vuestro  peligro  el  mayor; 
Ya  os  han  cerrado  los  pasos 
Monteros  del  Rey,  que  manda , 
O  prenderos  ó  mataros. 
Mas  no  permitan  los  cielos 
Que  cuando  vos,  tan  hidalgo 
Y  cortés,  dejds  la  cota 
Por  veiitaja,  peleando 
Con  tanto  valor,  os  mate 
Con  mas  venfaja  un  villano. 
De  la  que  trajisteis  vos. 
Subid  en  vuestro  caballo 
Con  la  priesa  que  el  peligro 
Os  pide;  que  el  tiempo  es  largo 
Para  volvernos  á  ver. 

)  DON  SANCHO. 

Corrido  voy,  y  obligado 
A  pagar  esta  amistad. 

DON  NC5íO. 

Presto  veréis  al  villano 
De  Ocaña  dentro  en  Toledo, 
Para  acabar  nuestro  campo. 
{Vase  don  Sancho.) 


SaleelKE^. 

RBT. 

Hombre,  ¿qué  has  hecho? 

DON  KDflíO. 

En  mi  f  ida 
Pude  con  injusto  trato 
Acabar  hazaña  honrosa. 

RET. 

Pues  ¿  no  ves  que  me  has  quitado, 
En  su  prisión  ó  su  muerte. 
Mi  mas  seguro  descanso? 

DON  ÑUÑO. 

¿Está  en  África  Toledo? 
¿Son  scitas,  persas  ó  partos 
Los  que  la  guardan.  Señor? 
¿  No  son  tus  mismos  vasallos 
Tan  leales  como  el  mundo 
Conoce?  Pues  ¿qué  cuidado 
Te  da  el  de  Lara  y  Auiúret? 
Apenas  verán  los  rastros 
De  tus  huellas  en  Toledo, 
Cuando  con  d toboso  aplauso 
Te  coronen^;  yo  lo  digo 

Y  sustentaré. 

RET. 

En  tus  manos 
Estriba  el  bien  que  perdí. 
Pero  ahora  yo  no  alcsnio 
Cómo  he  de  entrar  en  Toledo, 
Porque  prevenir  soldados, 

Y  contra  vasallos  mios. 

No  es  hecho  de  rey  cristiano. 

DON  NDJSO. 

Pues  si  tus  ojos  han  sido 
Jueces  del  valor  bizarro 
Que  dentro  en  mi  pecbo  vive. 
Fia  de  mi  espada  v  brazo 
( Cuando  me  falte  la  industria), 
Claro  Alfonso ,  tu  descanso. 
Vamos,  Señor,  á  Toledo; 
Que  con  el  disft*az  que  trazo... 

MARTIN. 

Encamisada  tenemos. 

DON  NOfiO. 

En  su  alcázar,  coronado 
I  De  almenas^  bas  de  comer 
I  Mañana. 

■ARTIN. 

¿El  Ollero  es  barro? 


En  la  fama  de  tus  bedios 
Va  seguro  y  conflado 
Alfonso;  de  ti  me  fio;    . 
Que  pues  diste  á  tu  contrario 
Libertad  por  no  prenderlo 
Con  ventaja,  caso  es  llano 
Que  guardarás  á  tu  Rey.  — 
Apercebidme  caballos. 
DON  ndIIo. 
A  Toledo,  gran  señor. 
Si  en  el  Danubio  un  Tlllano 
Dio  paso  á  César,  ¿qué  mncbo 
Que  con  aliento  £pilardo 
Dé  paso  á  su  Rey  ahora 
Otro  villano  en  el  Taio? 

(VoMie.) 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  DON  SANCHO,  ith. 

DON  tARCBO. 

Blanca  á  que  mate  me  eavit 
Al  que  su  honor  ofeiidi6. 


.7". 


vencido  yo 
»sina  cortesia. 
i  arrogante  y  fiero, 
lo  la  suerte  en  vano, 
el  traje  an  villano, 
*ato  un  caballero, 
iriosos  desvelos, 
;n  las  ansias  roías 
an  cortesías 
ro  con  celos. 
Ivirá.  ¡Oh  tirana 
e  mortal  ensayo! 
to  como  á  rayo 
sol  de  su  bermana. 

Sale  ELVIRA. 

ELVIRA. 

bo,  seáis  bien  venido. 
habréis  despachado; 
•r  sin  riesgo  llegado, 
trmacion  ha  sido. 

D0!«  SANCHO. 

ra  se  aventuró 
lunqueno  era  mía; 
>  que  debía, 
que  me  encargó, 
.'garé  á  sus  ojos, 
nejados  me  vean, 
u  mi  pecho  pelean 
15  de  sus  enojos? 
a  !  Tú  podrás 
;>lar  los  rigores 
I. 

ELVIRA. 

En  vuestros  amores, 
10  tendré  jamás 
la  dicha,  que  sea 
el  bien  que  esperáis. 

DON  SANCHO. 

rqoé? 

ELVIRA. 

Porque  no  estáis 
lesiro  amor  desea, 
pocas  memorias 
rmana.  {Áp,  ¡Airados  cíelos!) 
^  con  injustos  celos 
lis  penas  notorias 
r  á  mí  tercera 
10  bien  que  pretendo? 

DON  SANCHO. 

e  dices  me  ofendo. 
I  me  aborreciera, 

y  en  el  semblante 
;ra  dado  á  entender. 
'la  obedecer, 

suceso  inconstante 
la,  y  luego  aun  no 
nca  mi  venida. 

ELVIRA. 

sé  que  está  ofendida , 
I  gusto  forzó, 
llegó,  al  parecer, 
I  á  daros  la  mano. 


DON  SANCHO. 


;e8 


ELVIRA. 

Que  ha  sido  en  vano 
r  pretender. 

DON  SANCHO. 

quiere  Blanca? 

ELVIRA. 

No. 

DON  SANCHO. 

e  quién  lo  sabes? 

ELVIRA. 

Della. 
posible  vencella; 
o  me  declaró. 


EL  OLLERO  DE  OGAÑA. 

Y  dice  que  antes  el  sol » 
Hecho  segundo  Faetonte, 
Servirá  de  basa  á  un  monte 
Del  hemisferio  español , 

Y  que  la  caliente  pira 
De  oloroso  calambuco. 
Adonde  el  Fénix  caduco, 
Para  renacer,  espira. 

Que,  en  .vez  de  cenizas  pardas, 
Engendra  fenicios  vuelos. 
Dará  ardientes  Mongibelos 

Y  basiliscos  por  guardas ; 

Y  de  sus  ardientes  bocas, 

A  quien  la  envidia  se  atreve. 

Saldrán  piélagos  de  nieve. 

Que  el  fuego  convierte  en  rocas; 

Y  el  mar,  abollando  espumas, 
Sin  hacerle  el  viento  señas. 
Hará  parecer  las  peñas 
Cisnes  de  erizadas  plumas; 

Y  primero  en  su  rigor 
Hallará  la  muerte  olvido. 
Que  llegue  á  ser  su  marido 
Hombre  á  quien  no  tiene  amor. 

DON  SANCHO. 

¿Qué  mas  bien  puede  pintar 
Ella  misma  su  desden? 

ELVIRA. 

Pues  ella  viene,  de  2|uíen 
Os  podéis,  Sancho,  informar. 

Sale  BLAN'CA ,  mirando  en  un  retrato, 

DON  SANCHO. 

Divertida  en  un  retrato 
Viene;  ¡qué  rigor  tan  nuevo! 
Venenos  ardientes  pruebo, 
Que  por  las  venas  dilato. 
¿Blanca  otro  amor?  ¿Es  posible? 
;  Y  que  burla  mi  deseo? 
Ya  sus  imposibles  creo. 
Viendo  el  mayor  imposible. 

BLANCA. 

Ingrato  dueño  mío, 

¡Con  qué  mortal  licencia 

Estás  bebiendo  olvidos  en  mí  ausencia! 

Sí  vives  cuando  el  alma  que  te  envío 

Le  hace  mayor  fuerza  á  mi  albedrio, 

¿Que  inmóvil  roca  hubiera, 

A  quien  el  Tajo  á  solas 

Besa  con  labios  de  risueñas  olas. 

Que  mis  Quejas  oyera 

Sin  ablandarse,  si  diamante  fuera? 

Los  tiernos  ruiseñores, 

A  mis  quejas  atentos. 

Enternecen  con  lástima  los  vientos, 

Y  desprecian  el  bosque,  selva  y  flores. 
Llorando  ausencias  y  cantando  amores. 

DON  SANCHO. 

Fuego  influyen  estrellas; 
Cobarde  es  la  paciencia. 
Déme  el  celoso  ardor  noble  licencia, 

Y  quede  entre  justísimas  querellas, 
Despojo  fíero  de  sus  manos  bellas.  ~ 
¿  Señora? 

BLANCA. 

Seáis  bien  llegado, 
Señor  don  Sancho,  á  Toledo. 

DON  SANCHO. 

Ya  templó  mi  furia  el  miedo, 
Como  el  soberbio  criado , 
Que  delante  del  señor. 
El  respeto  le  enmudece. 

BLANCA. 

Vuestra  Vitoria  me  ofrece 
Vuestro  natural  valor ; 
Excusado  es  preguntar 
Sí  á  aquel  villano  matastes. 
Decid ,  Señor,  «i  le  |uillflftt<»fi. 
Que  es  lo  que  | 


119 


Mi  dicha ;  que  en  la  yenganza 
De  mi  honor,  estando  á  cuenta 
Vuestra,  el  valor  me  presenta 
Tan  coUnada  la  esperanza , 
Que  vo  en  esta  breve  ausencia , 
Por  lo  que  me  prometistes. 
Solo  en  saber  que  salistes 
Hice  la  duda  evidencia; 
Tanto,  que  podéis  quitar. 
Yendo  á  defenderme  á  mi , 
A  César  lo  del  vencí ,  / 

Dejando  el  ver  y  el  llegar. 
Pues  el  alma,  acreditando 
El  bien  que  en  vos  comprehendo. 
Sé  que  le  vencisteis  viendo, 

Y  le  matastes  llegando. 

DON  SANCHO. 

Mas  que  César  prometí , 
Pero  en  el  venci  falté. 
Señora,  porque  llegué 

Y  vi,  pero  no  venci. 

Hallé  en  el  campo  un  Tillano, 
Que  su  culpa  confesó. 

BLANCA. 

¿Matástesle? 

DON  SAÍICHO. 

Blanca,  no. 

BLANCA. 

¿Masque  hay  valor  soberano, 
Aplidado  al  enemigo? 
Mas  que  referís  historias 
De  las  antiguas  memorias. 
Cuando  se  perdió  Rodrigo, 

Y  que  el  montañés  Pelayo 
Fuera  con  él  un  cordero, 

Y  que  el  portugués  vaquero. 
Que  fué  para  Roma  un  rayo. 
Fuera  cobarde  con  él? 

DON  SANCHO. 

Si  todo  os  lo  decís  vos... 

BLANCA. 

Y  que  ansí  me  ayude  Dios, 
Que  estoy  ya  de  parte  del; 
Porque  un  hombre  que  ha  tenido 
Tanto  aliento  y  bizarría. 

Mejor  que  vos  merecía 
El  nombre  de  mi  marido. 

DON  SANCHO. 

¡Qué  presto  faltó  la  fe 
En  cuya  virtud  vivía 
Mi  amor,  pues  le  respondía 
El  vuestro !  Mas  ya  se  ve 
La  falta  de  vuestro  amor 
El)  el  desden  que  mostráis. 
¡  Qué  presto  mudada  estáis ! 

BLANCA. 

¿Quién  os  lo  hi  dicho.  Señor? 

DON  SANCHO. 

Elvira  pudo  advertir 
Cuánto  mi  amor  se  engañó. 

BLANCA. 

Pues  ¿qué  culpa  os  tengo  yo, 
Si  ella  lo  quiere  decir? 

DON  SANCHO. 

Y  ese  retrato  ¿no  aumentft 
Mi  sospecha  acreditada? 

BLANCA. 

La  curiosidad  me  agrada  f 
Huélgome  que  tengáis  cuenta     . 
Con  mis  acciones,  sin  ser 
Hasta  ahora  dueño  mío. 
El  retrato,  es  desvarío 
Pensar  que  os  ha  de  ofender; 
Que  entre  unos  sueltos  papeles 
De  mí  padre  pude  ahora 
Verle,  y  lo  que  roe  enamora 
Es  la  fuerza  en  los  pinceles, 
Con  que  la  valiente  mano 


LUIS  TELEZ  DE  GUEVARA. 

(Huí.) 
■  itusioa  me  engaña 


OuTelS 
Es  del 


Ihs  abara  por  mis  celos.  (Voii 

Sale  HABTIN  t  D0I4  mÜO. 

¿Hubiera  loco  en  Toledo 

Ni  en  ra 

Dlme,  Señor,  lo  qae  ordenai. 
MN  kdSo. 


(jue  escoi 

■MTIH. 

Aquí  (¡enes  mi  obediencia 


flat  matar. 

Oíd,  Seaora,potD¡oi. 

I  Pareceos  díBcalioso 
El  remedio? 

pon  lAücno. 
No  es  piadoso. 

BLÁKCA. 

Yo  DO  09  quiero  monje  i  toí. 

DOK  SANCHO. 

Hoslradmeelreiralapues; 
Sabré  lo  que  be  de  borrar. 

Sabed  primero  matar; 
Que  el  borrar  ser!  deapnes. 

¿Qaéie  Tea? 

■LAKCA.  {Muitirale  el  retrato.) 

Nada  porcl  advertid 

del  Ud , 

pelea. 

Hozo,  Talieote  y  gallardo, 

Dio  luces  de  mayor  fama. 

V  i  sabéis 


i't^i  lal  con  ellas; 

¡Qué  milagro  si  las  cuelgan? 
Calla,  Hartin;  que  me  matas. 
Nom 


Hubo 
Plega 
Pues, 


Aqni  no  haj 
Ki  la  edad ;      @gsi 
Por  lo  que  e  M 

De  Talor  tan 

m        los  cleloa, 
W  ícelos, 

en  mi  mano 

V  pues  en  la  , 
Perdeldos,si  los  tenéis. 

V  el  remedio  no  oUldeU 


bu  santa  comodidadf 


~!Hlia 
adencla 


V  callas,  leescucbaráT 


saben  d^  cuenta, 
i  son  justicia, 
le  quedado  fuera , 
I  la  han  de  ejecutar, 
n  mí?  La  madera 
rmas  me  acompañe, 
í  de  vivir  en  tierra 
justos  pastores, 
;arán  una  estrella, 
r  ser  con  desdicha 
iquella  ballena, 
queste  diluvio 
iquelia  humareda.» 
>atero;  y  yo 
oda  esta  tierra 

contra  ti; 
rdo  sí  la  dejas. 

las  hormas; 
s  ollas  nuestras 
slas  á  Egipto; 
o  compran  cazuelas. 

DO'S  NCSO. 

)  estás,  Martin ; 
enes. 

MARTIN. 

Espera; 
IOS  junio  á  los  muros. 

DON  NÜÑO. 

ido  por  la  puerta 
a  algunas  guardas. 

MARTIN. 

Itero  apela 
i  lleguen. 

DON  ÑUÑO. 

¡  Oh  Alfonso ! 
,  como  te  vea 

0  coronado. — 
i? 

MARTIN. 

No  me  encarezcas 
e  de  hacer  ;  prevenido 
razones  hechas, 
iñar  diez  gitanos. 

DON  NÜ.ÑO. 

perad ;  que  llega 
atento  á  ejecutarse. 
( Vanse.) 

í  SANCHO,  eon  dos  guardas. 

DON  SANCHO. 

icia  despierta 
?n  ojos  que  fingen 
r fábulas  griegas 
jter  aue  os  presente 
3  en  la  advertencia. 
>ejado  el  Rey , 
Toledo  cerca ; 
capé  de  sus  manos, 
mi  buena  estrella. 
is  es  imposible 
is  valientes  fuerzas 
» ;  querrá  valerse 
ís  y  estratagemas 
aros  la  entrada, 
que  en  su  defensa 
ida,  y  me  importa 
irar  las  sospechas 
»o  honroso)  dejar 

1  Toledo ,  y  fuera 
artida,  á  no  hacerse 
loman  las  obsequias 
itorey  don  Sancho, 
'do  las  celebra 

-ato  piadoso , 
s  legítima  deuda. 
,  amigos,  velad; 
osotros  se  pierda 
Itada  opinión. 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA. 

GUARDA  i.° 

Si  los  que  la  entrada  intentan, 

Don  Sancho ,  no  fueran  hombres , 

Átomos  sutHes  fueran 

Del  sol  que  miras ,  en  vano , 

Con  armas  ó  con  cautelas 

De  griegos,  podrán  medir 

Los  umbrales  destas  puertas. 

GUARDA  2.^ 

No  dará  paso  en  la  entrada 
Criatura  que  alientos  tenga 
Para  formar  voz  humana ; 
Ni  edad  ni  sexo  reserva 
Nuestra  vigilante  guarda. 
Nuestra  cuerda  diligencia. 
Seguro  puedes  hacer 
Del  muerto  rey  las  obsequias, 
Dando  á  caducas  cenizas. 
Señor,  memorias  eternas: 
Que  á  nuestro  cuidado  solo 
Dejar  la  guarda  pudieras. 

DON  SANCHO. 

Esta  que  os  toca  os  encargo ; 
Que  en  las  demás  ya  se  ordena 
El  mismo  cuidado  y  guarda. 
Adiós ,  amigos ,  alerta.  (Vase.) 

GUARDA  2.*^ 

Miedos  son  de  ios  alcaides , 
Porque  de  Alfonso  es  quimera 
Presumir  que  se  arrojase 
A  tal  peligro. 

MARTIN.  (D^n/ro.) 
¿Tropiezas , 
Burro  de  cien  mil  aemonios? 
Á  Piensas  que  es  carga  de  leña , 
Que  no  importa  cuando  caigas? 
Mira  que  son  ollas  nuevas. 
Burro  infame ;  ¡ya  cayó ! 
La  tierra  volvió  á  su  tierra , 

Y  el  barro  volvió  á  su  barro. 
{Suena  ruido  como  que  se  quiebran 

ollas.) 

Salen  EL  REY,  DON  ÑUÑO 
y  MARTIN. 

DON  ÑUÑO. 

¿Cayó  el  burro? 

MARTIN. 

Y  la  cosecha 
Se  perdió  estando  espigada ; 
Ya  todas  las  ollas  quedan 
Mercaderes  á  quien  falta 
Toda  su  correspondencia. 

DON  ÑUÑO. 

¿Qué  dices? 

MARTIN. 

Que  ya  han  quebrado 
Todas. 

DON  ÑUÑO. 

i  Malos  años  tengas 

Y  mal  San  Juan!  Pues.,  sobrino. 
Si  viste  que  era  tu  hacienda, 
¿No  le  ayudaras  al  burro? 

RET. 

Si  yo  estuviera  mas  cerca , 
Ko  cayera  el  asno,  lio. 

GUARDA  2.® 

¿Qué  es  esto? 

DON  NDÑO. 

Mas  me  valiera 
Que  en  Ocaña  te  quedaras , 

Y  á  Toledo  no  vinieras , 
Para  dejarme  perdido. 

GUARDA  2.® 

¡  Pobre  ollero !  bien  emplea 

Su  caudal.— Decid  buen  hombre... 


iSl 

DON  ÑUÑO. 

Déjeme,  Señor,  y  tenga 
Lástima  de  mi  desdicha; 
Muy  bien  volveré  á  mi  tierra , 
Perdido  el  pobre  caudal. 

MARTIN. 

Señor,  dijo  una  hornera 
Que  á  la  entrada  se  hacían 
Los  panes  tuertos ;  no  quieras 
Que,  por  lo  menos ,  volvamos 
Bizcos. 

GUARDA  i.® 

¿Cuántas  ollas  eran, 
Buen  hombre? 

MARTIN. 

¿Queréis  pagallas? 
Porque  os  haremos  la  cuenta , 

Y  os  las  daremos  baratas , 
Aunque  perdamos  en  ellas. 

DON  ÑUÑO. 

¡Que  esto  me  baya  sucedido 

Por  este  rapaz!  La  priesa 

Con  que  anoche  me  decía 

Que  á  Toledo  le  trajera. 

Pues  no  la  has  de  ver,  par  Dios; 

Que  no  he  de  entrar,  aunque  quieran 

Los  guardas.. 

GUARDA  2.° 

Pues  ¿no  la  ha  visto? 

DON  ÑOÑO. 

No,  Señor;  que  es  la  primera 
Vez  que  le  saco  á  volar; 
Quiere  ver  la  santa  iglesia. 
Porque  yo  le  he  encarecido 
Que  es  una  valiente  pieza ; 

Y  pues  me  quebró  las  ollas, 

Y  ya  no  puedo  hacer  venta. 
Le  quiero  dar  por  castigo 
Que  sin  ver  la  iglesia  vuelva. 

GUARDA  2.* 

No  tenéis  razón,  hermano^ 
Que,  si  tropezó  la  {>est¡a. 
No  tiene  culpa  el  muchacho. 

DON  ÑUÑO. 

Mas  sabe  de  lo  que  piensan ; 
No  ha  de  entrar. 

RET. 

Pues  si  be  de  entrat* 
Si  estos  señores  me  dejan. 

GUARDA  2.® 

Si  dejamos. 

DON  iruÑo. 
Plega  á  Dios 
Que  una  desgracia  os  suceda 
Si  le  dejareis  entrar. 

MARTIN. 

No  será  de  las  pequeñas. 
Si  para  ver  á  Toledo 
Lo  trajimos ,  no  parezca 
Que  castigáis  al  muchacho 
Por  lo  que  el  jumento  peca ; 

Y  pues  los  honrados  guardas 
(Y  plega  á  Dios  que  lo  sean 
Del  sepulcro  el  Jueves  Santo) 
Nos  dan  para  entrar  licencia, 
Han  de  ver  si  se  ha  quebrado 
También  la  bota;  aue  en  ella 
Traemos  agua  de  Yépes. 

GUARDA  1.^ 

Hermano ,  á  todos  nos  pesa 
Del  mal  suceso ;  tened , 
Pues  es  forzoso ,  paciencia. 

DON  ÑUÑO. 

Por  la  piedad  que  bao  tenido, 
Quisiera... 

GUARDA  i.^ 

iQué? 


M>It  KDÜO. 

DalJes  cuenta 
De  lo  que  el  Rej... 

COkilAA  3.° 

Di ,  prosigue. 
Esperen  mi  poco  y  beban. 


¿Abora  saben 
Que  te  prometió  i  la  cepa 
De  su  madre  no  casarse, 
y        por  la  coiiiinencia 


Kcharan ; 
.  .  .- , ,,_,  si  iolraj    " 
l)c  Madrid  la  dicbal 
Anieiiaxara  esia  lierrii 
Con  un  g<-ulil  agaacero ; 
Par<iue  allá  cai^  taberna 
Es  un  diluvio- 

Es  vino  de  dos  orejas. 

GUAlink  i." 
No  tiene  adobo  ninguno. 


DDNMU^a. 

Huir  buen  provecho  let  baga. 


Paes ¿adonde  las  celei>ran T 

cetBD*  3.° 
En  San  Bomau. 

DOn  ND^O. 

iAh  sobrino! 
Mole  has  de  olvidar,  ten  cuenta, 
Que  dicen  que  se  lia  juntado 
Ed  San  Itoraao  la  nobleza 
De  Toledo. 

Vamos ,  tío , 
Antes  que  icaben  la  flesia. 

DON  niiSo. 
Déjame  dar  uD  aviso 


Ha  de  etilrar,  t  que  le  esperan 
En  su  alcázar  a  comer. 

¡Vilgamc el  cielo!  ¿Qné estrella , 
Para  nosotros  dii^hosa. 
Te  f{uiA .  por<|ue  nos  dieras 
Aviso  tan  importante?  ■ 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 


En  entraiii 

GUAHDÁ  !.° 

No  quiera  el  cielo  que  sea 
Tan  iiit'e1Í7,  nuestra  suerte. 
Que  jior  nuestra  puerta  venga. 

Cerralda  bien,  por  si  acaso; 
One  hav  cnsaBos  y  hay  cautelas.  - 
Eiiira,  sobrino;  qne  es  larde, 
Y  esiarínen  las  acequias 
Del  Rey. 


Tío. 


Dichosa  venida. 


Queden  norabuena , 
Honrados  guardas. 

GOAItDk  f." 

El  Cielo 
Con  salud  i  Ocaña  os  vuelva. 

Y  j,qué  liemos  de  hacer  del  asnoT 
Poro  con  él  se  entretengan , 
Porque  haya  una  ftuanla  mas; 
'■  le  poca  es  la  diferencia. 
{Eaimn.) 


:o  en  Toledo. 

íAUVft 


Por  la  ocupación  del  día , 
Guarde  la  Ténganla  mia 
Y  la  vuestra,  por  poder 
Kji^cutarla  mejor 


pluma 

Siempre  se  advierte  y  se  admira ; 
No  importa  que  sea  mentira. 


honrar. 
Queda  can  lengua  un  villano. 

aunque  ei  lionor 


Los  ofldos  con  plftdoM 
Memoria  del  Re7,'que  tiene 
Dios  en  Otra  mejor  vida. 

E  oiremos. 

DON  SkIKBO. 

Bienpreteoida, 
Con  la  guarda  que  cooTiene , 
Está  la  ciudad ;  las  puertas 
Vieron  diligencias  mías. 

Ei  descuido  en  tales  dia* 
Hace  las  desdichas  ciertas; 
Pero  donde  está  el  cuidado 
Vuestro,  uo  barí  falta  el  mío. 

BLAHC*. 

Que  be  de  ver  por  tos  confio. 
Suncho,  mi  bonur  resuurado. 

[Ven  á entrar, y tvenamiile*  itirm 


iu'ié  es  estot  ;Húsica  alegre 
De  Irompetaseu  latorre. 
Cuando  celebramos  honras 
De  rey  muerto?  iQné  desorden 
Dio  causa  i  esta  novedad? 


Déla 


)S  dan  toces. 


Aparece  en  le  alU,  en  ana  torre, 

RF.V  NiSo.oraratfe,»  DOS  Sl'í 

con  Vt  ta  mane,  i 

\b»  armai  de  CatliHa,  t  MARTI> 

Donmrfto. 

Oid     "'-1     '"iHiAinn. 


Sale  HENDO. 


¡VivaelBej, 

Pues  de  nuestros  et 

Es  el  duetki! 


¡AKonsoviil! 

.  ...jeran  las  opiniones 
Que  la  posesión  le  impiden. 

Perdido  soy ;  los  rigores 
Del  Itey  teme  ya  mi  vida. 

Siempre  i  los  bomildm  ojen 
Los  retes ;  con  la  obediencia 

V  la  lealtad  nos  socorra 
La  necesidad  presente. 
p»o. 


Con  mil 


BtT. 


A  tu  industria  debo 
Has  dlcbo!  '  1 

Vieron  en 

DON  ndRo. 
;  Ves  cómo  todos  conoceo 
Que  ere*  su  rey,  J  uetperaB 


Tao  leales  y  c<ni€onnes, 

Qne  es  Toledo  solo  no  cuerpo 

Y  una  voz? 

IkCT. 

Será  ta  nombre 
Famoso  al  mundo. 

DON  KU.^O. 

Seoor, 
Si  he  merecido  farores 
Voeslros,  la  merced  mayor... 

RET. 

Pide;  qne  es  justo  qne  logres 
Tao  heroica  hazaña. 

DON  :mño. 

A  Sancho 
Anznret,  Señor... 

ItKT. 

No  toques 
Al  perdón  de  quien  merece 
K  castigo. 

DON  ifoffo. 

Pues  revoque 
La  sentencia  tu  piedad , 
O  f«rderé  los  faTores 
Oae  de  tu  gracia  recibo. 
Pa3io  y  Sancho  son  Jos  hombres 
Qae  en  Cspañn  te  han  servido 
Mas  bien;  quejas  intenciones 
Savas  han  sido  leales , 
Complieodo  el  legado  y  orden 
Que  dejó  In  padre. 

RET. 

Ati 
Deben  el  perdón. 

PATO. 

Temores 
De  00  rey  enojado  están 
Amenazándome  á  voces. 

VARTIN. 

A  mi ,  señores  alcaides ; 
¿Cómo  no  olieron  el  poste? 
Las  {Toardas  se  les  cayeron  , 
Malas  cerradoras  ponen ; 
Pero  es  la  llave  maestra 
El  Rey.  que  las  abre  y  rompe. 
Los  cali»ados  se  confiesen; 
Qoe  b<^Qios  de  ir  dando  garrote 
Hasta  que  toquen  á  vísperas , 
YsoD  ahora  las  once. 

[Vanutodos^  menos  Payo  y  don 
Sancho.) 

Salen  BLANCA  t  ELVIRA. 

PATO. 

Hijris ,  vosotras  podéis, 
Por  mujeres,  en  quien  pone 
Siempre  la  piedad  los  ojos , 
Aplacar  al  Bey. 

BLANCA. 

No  borres 
Ta  valor  con  tal  flaqueza: 
Qoe ,  aunque  á  sus  plantas  te  postres, 
Como  deuda  natural , 
Has  de  mostrar  los  blasones 
be  tu  sangre  en  el  valor, 
Qoe  tanto  España  conoce. 
Lleguemos  á  recebir 
A  Alfonso. 

ELVIRA. 

Las  turbaciones, 
Señor,  arguyen  delitos, 
Y  no  es  bien  que  los  apoyes 
Con  el  miedo  en  la  presencia 
Del  Rey. 


I 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA. 
Sale  MENDO. 

HENDO. 

Señor,  no  te  asombres. 
Aquel  villano,  el  ollero. 
Que  junto  á  Ocaña,  en  el  bosque 
Hiñó  contigo... 

DOX  SANCHO. 

Prosigue. 

HENbO. 

He  visto  aqnf. 

DON   SANCHO. 

El  que  en  la  torre 
Tremolaba  el  estandarte , 
Aclamando  el  Rey  á  voces. 
Es  sin  duda ;  que  el  asombro 
Trujo  al  alma  turbaciones 
Para  enajenar  la  vista. 

BLANCA. 

Pues  si  los  cielos  conocen 
Mi  ofensa,  y  porque  la  pague 
Le  han  truido,  no  perdones 
Su  infame  vida,  don  Sancho. 

PATO. 

Si  le  vimos  en  la  torre. 
Con  Alfonso,  claro  está 
Que,  entre  los  demás  leones , 
Trujo  al  villano  por  guarda.— 
No  le  ofendas  ni  le  toques , 
Anzúres. 

BLANCA. 

¿Caducos  años 
Ha  de  haber  para  que  borre 
Mi  honor  con  villanas  lenguas? 
Padre ,  ¿la  vida  antepones 
A  mi  honor?  No  eres  mi  padre. 
Pues  quieres  con  miedos  torpes 
Vivir  afrentado. 

PATO. 

Espera. 

BLANCA. 

Mi  resolución  conoces.— 
Sancho ,  si  mi  amor  eslimas , 
Junta  la  guarda  que  importe, 

Y  por  restaurar  mi  honor. 

Prende  á  ese  villano.  {Vate,) 

PAVO. 

En  bronces 
Viva  tu  heroico  valor.— 
Sancho ,  el  temor  me  perdone 
Del  Rey;  sin  honra  no  debe 
Guardar  la  vida  el  que  es  noble; 
Cóbrala,  pues  la  pretendes.     {Yaie.) 

MENDO. 

Señor,  no  fallarán  hombres 
Qie  le  maten. 

Sale  DON  ÑUÑO. 

DON  NONO. 

Sancho  Augures, 
Cumple  tus  obligaciones; 
Sangre  y  valor  te  acompaña , 
El  lugar  señala  adonde 
Podamos  ir  á  matarnos; 
Porque  es  mandato  y  es  orden 
Del  que  con  dichosos  lazos 
Gozó  de  Blanca  favores; 

Y  me  manda  expresamente. 
Porque  tus  disignios  borre , 
Que  con  mi  riesgo  te  male. 
Que  no  con  viles  traiciones. 

DON  SANCHO.   (.4/7.) 

¿Hay  mas  apretado  lance? 
¿Huho  imposibles  mayores 
Entre  deudas  conocidas 

Y  entre  celosas  pasiones  ? 


i83 

La  amistad  con  que  me  obliga 
Los  celos  la  descomponen , 

Y  es  el  mismo  que  me  ofende 
Villano,  naciendo  noble, 
Por(|ue  el  retrato  publica 
Que  á  su  imagen  corresponde. 

¿  Qué  he  de  hacer  en  tantas  dudas , 
Cielos? 

DON  NU5Í0. 

¿Cómo  no  respondes? 

DON  SANCHO.  (Ap.) 

Digo,  ¿malaréle?  No; 

Que  es  infamia  de  mi  nombre. 

Pues  ¿la  promesa  de  Blanca 

Y  mi  amor,  que  es  cielo  inmóvil. 
Adonde  su  imagen  vive? 
Muera  pues,  y  no  se  asombre 
Quien  supiere  qne  á  un  villano 
Le  rompa  las  excepciones 

De  la  amistad  que  le  debo. 
Pero  ¿qué  dirán  los  hombres 
De  tan  grande  alevosía? 
¿  He  de  dar  informaciones 
Al  vulgo  de  que  mi  amor. 
Que  imperio  no  reconoce. 
Es  quien  le  mató? 

DON  NDÑO. 

¿Qué  dices? 

DON  SANCHO. 

Que  hasta  que  pasen  tres  soles 
No  puedo  reñir  contigo. 

DON  NI?iSl0. 

¿Porqué? 

DON  SANCHO. 

No  me  apures ,  hombre. 

DON   ÑUÑO. 

Pues  ¿dentro  en  Toledo  lemes , 
Donde  es  fuerza  que  te  sobre. 
Con  el  poder,  el  valor? 

DON  SANCHO. 

Aun  no  sabes  mis  temores 
De  qué  proceden.  (Ap.  \  Ah  celos!) 
Ya  me  estáis  diciendo  á  voces 
Que  mi  venpnza  permita 
Para  que  mis  dichas  logre. — 
Oh  villano  disfrazado. 
Nunca  me  diera  en  el  bosque 
La  vida  tu  hidalgo  trato. 
Que  tantos  lazos  me  pone, 

Y  con  su  ejemplo  me  enseña 
A  cumplir  obligaciones. — 
Ea.  perdonen  mis  celos, 
Blanca  y  mi  amor  me  perdone; 
Pero  si  al  rostro  le  miro, 
Vuelve  con  nuevo  desorden 

A  abrasarme  el  mismo  fuego 
Que  cuando,  en  vivos  colores, 
Vi  su  retrato  en  las  manos 
De  Blanca ;  Qnea^as  nobles 
De  una  pagada  amistad. 
Hoy  tomo  vuestras  1  ¡clones , 
Para  decir  que  mi  honor 
Os  sigue ,  porque  os  conoce. 

( Vuélvele.) 

DON  NU.^O. 

Pues  ¿cómo  el  rostro  me  vuelves? 

DON  SANCHO. 

Poi:que  te  importa. 

DON  ndRo. 

No  formes 
Tan  cautelosas  quimeras. 

DON  SANCHO. 

Vete  en  paz. 

DON  NDÑO. 

¿Con  qué  temores 
Me  amenazas? 

DON  SANCHO. 

Con  la  muerte. 


Ii6 

BLANCA. 

Dedd. 

DON  SANCHO. 
Sois  TOS... 

BLANCA. 

¿Qué  soy? 

DON  SANCHO. 

£1  sageto 
De  mi  dolor. 

BUNCA. 

¿De  qué  suerte? 

DON  SANCHO. 

Dejadme. 

BLANCA. 

Esperad. 

DO?l  SANCHO. 

No  puedo. 

BUNCA. 

¿Porqué? 

DON  SANCHO. 

Porque  esloy  corrido. 

BLANCA. 

¿Deque? 

DON  SANCHO. 

De  mi  loco  empeuo. 

BLANCA. 

Y  ¿por  qué  ha  sido? 

DON  SANCHO. 

Por  vos. 

BLANCA. 

¿Quéarresgastes? 

DON  SANCHO. 

El  empleo 
Del  alma. 

BLANCA. 

Y  ¿  no  merecía 
Ser  su  sagrado  mi  pecbo? 

DON  SANCHO. 

A  ser  ella  la  primera, 
Bien  decís. 

BLANCA. 

{ Qué  escucho ,  cielos ! 
¿Vos  presumís... 

DON  SANCHO. 

Y  aun  atírmo 
Que  fué  mal  perdido  el  tiempo 
Que  en  vos  la  puse. 

BLANCA. 

A  Por  qué  ? 
Pero  advertid  el  respeto 
Con  que  en  España  me  miran. 

DON  sa:<icho. 
Pues  abran  puerta  al  silencio 
Las  quejas  y  los  agravios. 

.   blanca. 
Mirad  que  quiero  saberlos. 

DON  sancho. 
¿Cómo  podréis  encubrirlos , 
Siendo  vos  la  causa  del  los? 

BLANCA. 

Es  enigma  entretenida. 

Que  en  la  carta  os  escribieron. 

DON  SA.NCHO. 

A  lo  menos  me  avisaron 
Que  ciñeron  vuestro  cuello 
Otros  brazos. 

BLANCA. 

{Ap.  Cruel  don  NuSo, 
A  Tú  revelaste  el  secreto 
De  conquistados  favores, 
Siendo  favores  honestos?) 
Y  ¿qué  pretendéis  ahora? 

DON  SANCHO. 

Que  vos  me  deis  el  consejo 
Que  he  de  tomar. 


J 


LUIS  YELEZ  DE  GUEVARA. 

BLANCA. 

Pues ,  don  Sancho, 
Creed  que  solo  un  remedio 
Podrá  ser  en  tanto  agravio, 
Que  os  libréis  del  mal  concepto 
Que  contra  mi  honor  tuvisteis , 

Y  es,  teñir  el  blanco  acero 
En  la  sangre  del  villano 
Que  vos  creéis,  como  necio; 

Y  si  decis  que  es  bajeza 
Igualar  su  nacimiento 
Villano  con  vuestra  san$;re. 
Matándole  cuerpo  á  cuerpo, 
Estáis,  don  Sancho,  engañado; 
Que  en  lo  que  ahora  habéis  hecho, 
Parecéis  imagen  suya, 

Y  aun  presumo  que  le  ofendo ; 

Y  ansi,  podéis  sin  excusa 

De  ocasión ,  nobleza  y  tiempo, 
Reñir  con  él,  y  mirad 
Que  no  despreciéis,  soberbio, 
Al  contrario  que  buscáis 
Por  villano;  porque  entiendo 
Que  sabrá  también  mataros 
El  que  se  puso  á  ofenderos. 

DON  SANCHO. 

Advertido  y  obediente 
Voy,  Señora ;  pero  el  premio 
De  la  venganza  que  busco 
¿Cuál  ha  de  ser? 

MARTIN.  {Ap.) 

]  Pobre  Ollero ! 

DO?l  SA?ICHO. 

Dilatad ,  cielo,  las  horas; 
Quizá  me  darán  remedio. 

BLANCA. 

También  os  dará  la  mano 

La  misma  que  os  dio  el  consejo. 

(Yante,) 
Sale  DON  WÑO,  vestido  de  labrador, 

DON  NU^ÍO. 

Al  mar,  del  Ábrego  herido. 
Puedo  mi  vida  igualar, 
Que  es  un  proceloso  mar. 
De  mis  fortunas  vencido; 
Acosado  y  perseguido. 
Hallo  el  descanso  en  morir; 
Llegan  tan  sin  prevenir 
Las  ocasiones,  que  he  hallado 
Que  obligan  á  un  desdichado 
A  no  podeilas  sufrir. 
¡Ah  Blanca !  Norte  eclipsado 
De  mi  entendimiento  ciego. 
Cuando  á  tu  vista  me  llego 
Huye  tu  luz  mi  cuidado; 
En  un  piélago  abrasado 
Siento  ya,  ingrata ,  anegarme, 

Y  porque  puedo  vendarme. 
Mientras  puedo  respirar. 
Te  has  dado  prisa  á  casar 
Para  acabar  ae  matarme ; 
Ay  Dios,  que  ya  llega  tarde 
La  diligencia  mayor; 

Ríndase  el  alma  al  dolor,    (Siéntase.) 

Pues  vive  en  pecho  cobarde ; 

Sus  luces  recoja  y  guarde 

El  sol ,  que  en  púrpura  enciende 

El  hacha,  porque  se  ofende 

Que  ya  sus  lineas  señale ; 

Que,  aunque  para  todos  sale , 

Para  dichosos  se  entiende. 

5a/^MARTLN. 

■ABTIN. 

El  alba  cariampollada 
Salió  despeñando  al  miedo, 
Y  despertando  eo  Toledo 


I  Platillos  de  naranjada . 
De  mi  notuma  Jomida 
Cuenta  estrecha  pienso  dar 
A  quien  me  hizo  caminar 
Con  priesa  y  miedo  excesiva ; 
Mas,  como  no  haya  misiva , 
Todo  se  puede  llevar. 
Esta  cruz  ¡qué  linda  seña! 
Me  ha  dicho  en  esta  campaña 
Que  me  falta  para  Ocaña 
Una  legua  harto  pequeña ; 
Pero  el  bosquecillo  enseña, 

Y  sin  miedo  imaginado. 
Que  en  él  tiene  sepultado 
Ermitaños  cimarrones, 

Y  pienso  que  está  de  nones 
El  hombrecillo  sentado. 
Añaji^aza  es ,  bien  lo  veo; 
Cogido  me  han,  como  lobo. 
En  la  trampa ;  lindo  robo 
Harán  á  un  pobre  correo. 

DON  NO^Q. 

Si  no  me  engaña  el  deseo. 
Este  es  Martin ,  que  no  impide 
Sombra  el  sol,  que  el  cielo  mide. 
Martin ,  mi  voz  no  te  asombre. 

■ABTlN. 

Ladrón  que  me  sabe  el  oombre , 
Hasta  la  camisa  pide. 

DON  Noido. 
Llega ,  no  tengas  temor; 
Que  yo  soy. 

MABTIlf. 

( Ap,  Este  es  mi  amo.) 
Ladrón ,  si  eres  el  reclamo 
Deste  escuadrón  salteador. 
Pide  el  oculto  favor 
De  quien  te  arroja  al  camino; 
Que  soy  Hércules  divino. 
Si  tú ,  ladrón ,  eres  Caco, 

Y  aun  para  matarte,  Baco 
Me  dio  un  montante  de  vino. 


DON  NUÜO. 


Alegre  vienes. 

■ARTfN. 

Afuera , 
Que  soy  hombre  temerario; 
Pero  contra  un  incensario 
¿Quién  dudara  y  quién  temiera? 
Oh  Señor,  saber  quisiera 
Quién  te  ha  poeslu  en  libertad. 

DONNUfto. 

Deidad  es  la  oscuridad 
De  la  noche,  que  ella  pudo 
Dar  en  el  silencio  mudo 
Nombre  á  una  temeridad ; 
Mas  ¿qué  sentencia  has  traído? 

MARTIN. 

Mi  diligencia  sabrás; 
Si  me  tardo  un  año  mas , 
Hallo  á  Blanca  con  marido. 

DOlIROfiO. 

Seas  mil  veces  bien  venido; 
Siéntate,  Martin;  ¡ab  dolos , 
Testigos  de  mis  desvokx 
Tan  justos !  ¿  Al  fitt  le  disto 
La  carta  ? 

■AirtN. 

Y  muy  cari-trisle. 
Armó  borrasca  do  celos; 
Hizo  aprestar  un  cabalto 
Para  venhrte  á  buscar. 

Doimojlo. 
Dichoso  será  ol  logar 
En  que  yo  paeda  oncoatrello.. 

«AITOI. 

No  es  menester  dososllo ; 
Que,  sin  qae  nadie  lo  impida. 
Aprestó  ya  sa  partida. 


¿Que  tan  veotaroso  faif- 
tomo  venga  por  aqui, 
Te  doj  de  albricias  la  vida. 

MARTIN. 

No  te  estaviera  muy  mal ; 
Qae  en  esos  verdes  esiiacios. 
Márgenes  de  aquestos  bosques , 
Eq  voladores  caballos, 
Hoj  los  monteros  del  Rey, 
Que  se  entretienen  cazando, 
Por  divertir  el  enojo 
Que  le  ha  causado  don  Sancho 

Y  Pa3>o  Nano  de  Lara, 
Porque  los  dos  le  han  cerrado 
De  la  ramosa  Toledo 

Las  puertas ,  y  son  agravios 
Que  los  lleva  mal  el  Hey ; 

Y  si  viene  tu  contrario 

A  verse  contigo,  es  fácil 
Mandar  prenderlo  ó  matarlo 
El  Rey,  poes  don  Sancho  viene 
No  mas  ae  con  un  criado. 
Ciego  de  sos  mismos  celos , 
Pues  se  arroja  á  averiguarlos 
Contieo,  hasta  que  le  dlgus 
A  quién  dio  Blanca  los  brazos ; 

Y  si  le  pescan  el  cuerpo. 
Te  excusarán  el  trabajo 

De  reñir  con  él ,  que  es  noble 
Al  Go,  tú  un  pobre  villano 
Impeninente,  pues  quieres, 
Sin  señalarle  salario, 
Remediar  daños  ajenos 
A  costa  de  tu  descanso ; 
También  lo  digo  por  mi, 
Qae ,  la  sotana  ahorcando 
De  gorrón  de  Salamanca, 
Por  no  sé  qué  puñetazos 
Que  le  di  con  una  daga 
A  UD  hombre ,  perdí  el  trabajo 
De  mis  honrosos  estudios; 
Há  que  te  sirvo  dos  años , 
Y  siempre  andamos  á  monte 
Con  la  manta  y  vidriado 
A  cuestas. 

DON  RUNO. 

Calla,  Martin; 
Qae  el  tiempo  es  el  desengaño 
De  la  ignorancia  en  que  vivo. 

DON  SANCHO.  {Deutro ) 
Nendo,  ten  ese  caballo. 

(Levántase  Martin.) 

■ARTIN. 

Ya  está  en  campaña  Oliveros. 
Vive  DioSf  qoe  me  han  hurtado 
La  sangre;  don  Sancho  es  este. 
No  se  le  niegue ;  bizarro 
Viene  y  con  valiente  brío 
Español. 

DON  NONO. 

¿Que  llegó  el  plazo, 
Cielos,  del  bien  que  deseo? 

Sale  DON  SANCHO. 

DON  SANCHO. 

¿Yeniste  tan  mal  premiado, 
Qoe  DO  vinieras  conmigo? 
Pero  basta  ser  villano 
Para  que  el  temor  te  ausente. 
A  las  ancas  del  caballo 
Te  be  de  llevar  hasta  Ocaña ; 
Mas  será  atadas  las  manos , 
Por  pagar  tu  villanía. 

■ARTIN. 

Haga  cuenta  que  me  ataron , 
Y  qoe  bemos  llegado  ya , 
Porque  el  que  mira  es  mi  amo. 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA. 

DON  SANCHO. 

¿Eres  tú  Diego  Bellido, 
b:i  Ollero? 

DON  ÑOÑO. 

Muv  de  espacio 
Os  haré  la  información ; 
Bien  podréis  ir  preguntando 
Lo  demás;  que  yo  respondo 
Que  soy  el  Ollero. 

DON  SANCHO. 

¡  Bravo 
Orgullo!  ¿y  á  quién  mataste 
En  Ocaña? 

DON  ÑUÑO. 

Es  cuento  largo. 

Sale  EL  REY,  que  será  niñOj  t 
FORTÜN. 

FORTON. 

Vuestra  alteza  se  detenga, 
Porque  be  visto  dos  milagjros 
Juntos,  á  don  Sancho  Anzures, 

Y  aquel  famoso  villano, 
Diego  Bellido  el  Ollero. 

REY. 

Y  llego  á  ver  en  entrambos 
Cumplido  el  mayor  deseo. 
Vendrá  sin  duda  don  Sancho 
A  valerse  del  favor 

be  un  hombre  tan  celebrado 
Por  su  valor  en  España ; 
Quiero,  Fortun ,  escucharlos 
Mientras  los  monteros  llegan. 

FORTON. 

Si  no  se  escapa  volando. 
Quedará  don  Sancho  preso. 

DON  ÑUÑO. 

Ya  os  d*go  que  desacatos 
Contra  mi  rey  natural , 
He  muero  por  castigarlos. 

REY. 

Escucha. 

DON  ÑUÑO. 

Y  vuestro  primo, 
Martin  Anzúres  Hiaalgo 
(Como  Castilla  pregona). 
Pudiera  enfrecar  los  labios 
En  cosas  que  al  Rey  se  ofende ; 
Que  hay  en  España  villano 
Que,  en  tocándole  á  su  rey, 
Subirá  á  hacer  pedazos 
Al  mismo  sol ,  voto  á  Dios. 

RET. 

¡  Bizarro  valor ! 

MARTIN.  (Ap,) 

Burlaos 
Con  el  tal  ollero. 

DON  ÑUÑO. 

Dijo, 
Ovéndole  hombres  honrados 
( t  bastaba  estar  yo  entre  ellos), 
Que  hasta  no  sé  cuántos  años 
Era  mal  hecho  entregarle 
A  Toledo  á  un  rey  muchacho. 
Yo  le  respondi  que  Alfonso, 
Que  viva  por  siglos  largos, 
üe  catorce  años,  tfuia. 
Para  regir  sus  vasallos , 
Ingenio  y  capacidad 
Mejor  que  vos  y  que  Payo 
De  Lara ,  porque  los  reyes 
Ganan  el  común  aplauso. 
Aunque  niños,  con  los  ojos, 

Y  que  merece  el  agravio 
De  no  entregarle  á  Toledo 
Castigo  ejemplar;  notaron 
Todos  mi  resolución, 

Y  Anzúres,  soberbio  y  vano, 


li7 


A  otras  cosas  que  le  dije 

Me  desmintió,  no  -á  su  salvo ; 

Que,  antes  que  los  que  escuchaban 

Llegasen  á  remediarlo, 

Tenia  dos  estocadas 

Por  los  pechos,  y  tomando 

Iglesia,  me  defendí 

Desde  la  torre,  tirando 

Las  peñas  que  le  servian 

De  sustento  al  campanario. 

«ARTIN. 

Pues  ¿  no  le  dije  en  Toledo 
Que  es  mi  amo  un  echa-£antos? 

DON  ÑUÑO. 

La  hambre,  al  fín,  enemiga 
Común ,  y  los  varios  casos 
Que  destinan  mí  fortuna, 
De  la  torre  me  sacaron 
Entre  luces  y  entre  sombras 
De  los  rayos  mal  formados 
Del  alba,  alegre ,  par  Dios, 
De  ir  á  Toledo  á  informaros. 
Mas  bien  que  con  cartas  muertas. 
Con  voces  vivas;  cansancio 

Y  desesperada  pena 

De  las  desdichas  que  (raigo 
Tan  sobre  mis  hombros  siempre, 
A  suspender  me  obligaron 
El  camino  y  la  intención. 
Esta  es  la  verdad ;  si  acaso 
Fuera  de  vuestros  designios. 
Que  también  podréis  juntarlos 
A  esta  nueva  relación , 
Queréis  por  deudo,  don  Sancho, 
Vengar  al  difunto  Anzúres, 
Lugar  os  ofrece  el  campo 
Para  vuestras  bizarrías ; 

Y  no  penséis  que  es  agravio 
De  vuestra  nobleza  ilustre 
Ver  vuestro  acero  manchado 
En  sanare  de  quien  os  busca, 
Con  opmion  de  villano. 

RET. 

¿Ha  habido  esfuerzo  mayor? 
Si  este  no  fuera  villano. 
Hiciera  su  nombre  eterno. 

DON  SANCHO. 

Pues  las  órdenes  que  traigo 
Son  de  matarte;  que  en  ti 
Ha  de  morir  el  agravio 
De  tu  lengua  y  de  tu  pluma ; 

Y  para  que  veas  que  pa^o 
El  valor  de  que  te  precias. 
He  de  hacer  contigo  campo, 
leualando  las  personas 

Y  las  armas. 

DON  ÑUÑO. 

Con  los  brazos 
Os  pagara  este  favor, 
A  estar  conformes  entrambos. 

DON  SANCHO. 

¿Qué  armas  tienes? 

DON  ÑUÑO. 

Esta  espada 

Y  broauel ,  y  desarmado 
El  pecho. 

DON  SANCHO. 

Yo  una  rodela 
Traigo  al  arzón  del  caballo , 
Pero  vestida  una  cota ; 

Y  advierte  que  es,  si  la  traigo. 
Por  el  riesgo  del  camino ; 
Porque  para  ti ,  yo  basto 
Para  quitarte  mil  vidas. 

DON  ÑUÑO. 

Con  una  podré  pagaros. 

■ARTOf. 

De  Medina  Tiene  el  aire, 
En  \erdad. 


I 


148 

D0N8ARCB0. 

Paes  desarmados 
Hemos  de  reñir,  la  cota 
Será  menos  embarazo. 
DON  mvño- 
No,  no  os  desabríRueis ; 
Que  habréis  venido  sudando, 
Con  la  priesa  del  camino ; 
Demás,  que  aunque  fuesen  rayos 
Los  aceros  desta  cota. 
Tengo  pujanza  en  él  brazo 
Para  junur  los  extremos, 
Si  alguna  punta  os  alcanzo. 

DON  SANCHO. 

Ap,  No  he  fisto  mayor  valor 
¿n  hombre;  ¡qué  poco  caso 
Hace  de  verse  conmigo ! ) 
Mendo,  quiu  del  caballo 
La  rodela. 

( Va$e  don  Sancho.) 

FORTÜN. 

Aquí  está  el  Rey. 

DON  NO.^0. 

Ob  Señor,  dejad  mis  labios 
Honrados  en  vuestras  plantas. 

RET. 

Por  ser  tu  delito  honrado, 
Le  perdono ;  pero  ahora , 
Pues  te  ha  venido  á  las  manos 
Ocasión  en  que  á  tu  rey 
Puedas  servir  en  el  caso 
Mas  importante,  has  de  hacer 
Con  Sancho  Anzúres  campo, 
Entreniéndole  en  él 
Hasta  llegar  mis  criados. 
Para  que  prenderle  puedan. 

DON  NU^O. 

¿Y  si  llegase  á  matarlo? 

■ARTIN. 

Pan  y  mejoría. 

RET. 

Estuviera 
Seguro  del  embarazo 
Que  siente  en  él  mi  deseo. 
A  Toledo  me  han  cerrado 
Payo  y  Sancho,  tan  soberbios. 
Que  no  podré  sujetarlos 
Si  DO  es  con  esta  prisión. 
Demás,  que  yo  no  me  llamo 
Rey  si  me  falta  Toledo, 
Porque  en  Toledo  cifraron 
Los  cielos  grandezas  mias. 

DON  N05Í0. 

SI  en  esto  hubiera  librado 
Vuestra  alteza  la  corona 
Del  Asia,  con  el  romano 
Imperio...  Don  Sancho  viene; 
Encubrios  en  esos  ramos , 
Señor;  veréis  la  batalla 
Mas  bizarra  que  en  teatros 
De  Roma  admiró  el  valor. 

RET. 

Fortun ,  con  priesa  y  cuidado 
Vé  á  recoger  los  monteros. 
Porque  todos  á  caballo 
Cerquen  la  salida  al  bosque. 
{Encúbrese  el  Rey  entre  loi  ramot 

FORTUN. 

Presa  es  segura. 

DON  NU5Í0. 

¿Hasta  cuándo, 
Fortuna  enemiga  mia , 
Irás  con  tan  fuertes  lazos 
Eslabonando  peligros? 


LUIS  VELE2  DE  GUEVARA. 

Sale  DON  SANCHO ,  con  rodela  y  la 
cota  en  la  mano^  y  échala  en  el  suelo. 

DON  SANCHO. 

Esta  es  la  ventaja. 

DON  NU.NO. 

Hidalgo, 
¡Valor! 

hO'Jk  SANCHO. 

Ahora  bien  puedes 
Librar  tu  vida  en  las  manos ; 
Que  he  de  llevarte  á  Toledo 
Preso  ó  muerto. 

DON  Nu5ío. 
Corlo  plazo 
Tomaste  para  una  empresa 
Que  un  ejército  africano 
Dudara  en  él  conseguirla. 

DON  SANCHO. 

Pues  hoy  bastará  un  don  Sancho. 
{Pelean  lot  dos,) 

D0NN0SÍ0.(/4p.) 

•Bravo  aliento!  Es  noble  en  fin, 
Y  riñe  con  celos. 

DON  SANCHO.  (Ap.) 

¡Tanto 
&íe  dura  un  villano,  cielos ! 
No  vi  esfuerzo  mas  bizarro 
En  hombre;  ya  pongo  duda 
En  la  promesa. 

DON  NU.ÑO. 

De  espacio; 
Que  bien  tenemos  que  hacer. 

DON  SANCHO.  {Ap.) 

Vive  Dios,  queme  ha  admirado 
El  sosiego  con  que  riñe. 

DON  ND^O.  {Ap.) 
No  está  mas  Crme  un  peñasco. 
Si  fuera  otra  pretensión , 
Pienso  que  dejara  el  campo 
Con  honradas  condiciones. 

RET.  {Ap.) 
Buen  caballero  es  don  Sancho, 
Pero  el  villano  me  admira. 
FORTON.  {Dentro.) 
Hacia  el  bosque  los  caballos, 
Por  acá ;  no  se  nos  vaya. 

DON  SANCHO. 

¿Qué  es  esto,  cielos  airados? 

DON  NU5Í0. 

Vuestro  peligro  el  mayor; 
Va  os  han  cerrado  los  pasos 
Monteros  del  Rey,  que  manda, 
O  prenderos  ó  mataros. 
Mas  no  permitan  los  cielos 
Que  cuando  vos,  tan  hidalgo 
Y  cortés,  dejáis  la  cota 
Por  ventaja,  peleando 
Con  tanto  valor,  os  mate 
Con  mas  ventaja  un  villano. 
De  la  que  trajisteis  vos. 
Subid  en  vuestro  caballo 
Con  la  priesa  que  el  peligro 
Os  pide;  que  el  tiempo  es  largo 
Para  volvernos  á  ver. 

)  DON  SANCHO. 

Corrido  voy,  y  obligado 
A  pagar  esta  amistad. 

DON  ND5Í0. 

Presto  veréis  al  villano 
De  Ocaña  dentro  en  Toledo, 
Para  acabar  nuestro  campo. 
{Ya$e  don  Sancho.) 


Saleel^KS. 

RBT. 

Hombre,  ¿qué  has  hecho? 
DON  Kofto. 


Pude  con  injusto  trato 
Acabar  hazaña  honrosa. 


En  mi  vida 


RET. 


Pues  ¿no  ves  que  me  has  quitado, 
En  su  prisión  ó  su  muerte. 
Mi  mas  seguro  descanso? 

DON  NU5Í0. 

¿Está  en  África  Toledo? 
¿Son  scius,  persas  ó  partos 
Los  que  la  guardan.  Señor? 
¿  No  son  tus  mismos  vasallos 
Tan  leales  como  el  mundo 
Conoce?  Pues  ¿qué  cuidado 
Te  da  el  de  Lara  y  Auaürea? 
Apenas  verán  los  rastros 
De  tus  huellas  en  Toledo, 
Cuando  con  dfcboso  aplauso 
Te  coronen^;  yo  lo  digo 

Y  sustentaré. 

RET. 

En  tus  manos 
Estriba  el  bien  que  perdi. 
Pero  ahora  yo  no  alcanzo 
Cómo  he  de  entrar  en  Toledo, 
Porque  prevenir  sojdados, 

Y  contra  vasallos  míos. 

No  es  hecho  de  rey  cristiano. 

DON  ÑUÑO. 

Pues  si  tus  ojos  han  sido 
Jueces  del  valor  bizarro 
Que  dentro  en  mi  pecho  vive. 
Fia  de  mi  espada  v  brazo 
( Cuando  me  falte  la  industria), 
Claro  Alfonso ,  tu  descanso. 
Vamos,  Señor,  á  Toledo; 
Que  con  el  disftaz  que  trazo... 

■ARTRC. 

Encamisada  tenemos. 

DON  ÑUÑO. 

En  su  alcázar,  coronado 
De  almenas^  has  de  comer 
Mañana. 

■ARTIN. 

¿El  Ollero  es  barro? 

En  la  fama  de  tus  hechos 
Va  seguro  y  confiado 
Alfonso;  de  ti  me  Go;    . 
Que  pues  diste  á  tu  coutrario 
Libertad  por  no  prenderlo 
Con  ventaja,  caso  es  llano 
Que  guardarás  á  tu  Rey.  — 
Apercebidme  caballos. 

DON  ÑOÑO. 

A  Toledo,  gran  señor. 
Si  en  el  Danubio  un  Tlllano 
Dio  paso  á  César,  ¿qué  mocho 
Que  con  aliento  gallardo 
Dé  paso  á  su  Rey  ahora 
Otro  villano  en  el  Tajo! 

(VOMtf.) 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  DON  SANCHO,  9§Í0. 

|M>II  SAIICIO. 

Blanca  á  que  matt  m»  «avia 
Al  que  su  honor  otMidift» 


YToelvofencidoyo 
De  :o  mesma  cortesía. 
Ba50Qéle  arrogaote  y  fiero, 

Y  echando  la  suerte  en  vano, 
Rallé  en  el  traje  an  YÜlaoo, 

Y  en  el  trato  un  caballero. 

Y  entre  furiosos  desvelos. 
Descubren  las  ansias  mias 
Villano  con  cortesías 

Y  caballero  con  celos. 
ísu  es  Elvira.  ¡Oh  tirana 
Fuerza  de  «nortal  ensayo! 

.  Ya  la  temo  como  á  rayo 
Del  bello  sol  de  su  hermana. 

Sale  ELVIRA. 

ELVIBA. 

Don  Sancho,  seáis  bien  venido, 
üavbien  habréis  despachado; 
Que  haber  sin  riesgo  llegado, 
Clara  información  ha  sido. 

DOlf  SANCHO. 

Por  Blanca  se  aventuró 
Mi  Tída,  aunque  no  era  mia; 
^oliice  loque  debía, 
N^  DO  lo  que  me  encargó. 
¿Cómo  llegaré  á  sus  ojos, 
Sin  que  enojados  me  vean , 
Cuando  en  mi  pecho  pelean 
Las  causas  de  sus  enojos? 
¡  At  Elvira  !  Tú  podrás 
Sob  templar  los  rigores 
De  Blanca. 

ELVIRA. 

Ed  vuestros  amores, 
Sancho,  no  tendré  jamás 
Tan  buena  dicha,  que  sea 
Parte  en  el  bien  que  esperáis. 

DOIf  SANCHO. 

Poes¿porqné? 

ELVIRA. 

Porque  no  estáis 
Donde  vuestro  amor  desea. 
Ck;u[>aís  pocas  memorias 
D^mi  hermana.  {Ap.  ¡Airados  cielos!) 
;Por  qué  con  injustos  celos 
U;iceis  mis  penas  notorias 
Al  alma  v  á  mi  tercera 
Uel  mismo  bien  que  pretendo? 

DO.^Y  SANCHO. 

De  lo  que  dices  me  ofendo. 
Si  Blanca  me  aborreciera, 
Eu  la  voz  7  en  el  semblante 
Lo  hubiera  dado  á  entender. 
No  poderla  obedecer. 
Causó  el  suceso  inconstante 
Mi  fortuna,  y  luego  aun  no 
Sabe  Blanca  mi  venida. 

ELVIRA. 

Poes  vo  sé  que  está  ofendida , 

Y  que' su  gusto  forzó, 
Aonque  llegó,  al  parecer, 
Coaienu  ¿  daros  la  mano. 

0O!f  SANCHO. 

¿Qué  dices? 

ELVIRA. 

Que  ha  sido  en  vano 
Porfiar  y  pretender. 

OOIf  SANCHO. 

( No  me  quiere  Blanca  ? 

ELVIRA. 

No. 

DON  SANCHO. 

Pues  ¿de  quién  lo  sabes? 

ELVIRA. 

Della. 
Será  imposible  veocella; 
Sa  pecho  me  declaró. 


EL  OLLERO  DB  OGAÑA. 

Y  dice  que  antes  el  sol , 
Heclio  segundo  Faetonte, 
Servirá  de  basa  á  un  monte 
Del  hemisferio  español , 

Y  que  la  caliente  pira 
De  oloroso  calambuco. 
Adonde  el  Fénix  caduco. 
Para  renacer,  espira, 

Que,  en  .vez  de  cenizas  pardas, 
Engendra  fenicios  vuelos, 
Dará  ardientes  Mongibelos 

Y  basiliscos  por  guardas ; 

Y  de  sus  ardientes  bocas, 

A  quien  la  envidia  se  atreve. 

Saldrán  piélagos  de  nieve. 

Que  el  fuego  convierte  en  rocas; 

Y  el  mar,  abollando  espumas. 
Sin  hacerle  el  viento  señas. 
Hará  parecer  las  peñas 
Cisnes  de  erizadas  plumas; 

Y  primero  en  su  rigor 
Hallará  la  muerte  olvido. 
Que  llegue  á  ser  su  marido 
Hombre  á  quien  no  tiene  amor. 

DON  SANCHO. 

¿Qué  mas  bien  puede  pintar 
Ella  misma  su  desden  ? 

ELVIRA. 

Pues  ella  viene,  de  2|uien 
Os  podéis,  Sancho,  informar. 

Sale  BLANXA ,  mirando  en  un  retrato, 

DON  SANCHO. 

Divertida  en  un  retrato 
Viene;  ¡qué  rigor  tan  nuevo! 
Venenos  ardientes  pruebo. 
Que  por  las  venas  dilato. 
¿Blanca  otro  amor?  ¿Es  posible? 
¿Y  que  burla  mi  deseo? 
Ya  sus  imposibles  creo. 
Viendo  el  mayor  imposible. 

BLANCA. 

Ingrato  dueño  mió, 

¡Con  qué  mortal  licencia 

Estás  bebiendo  olvidos  en  mi  ausencia! 

Si  vives  cuando  el  alma  que  te  envío 

Le  hace  mayor  fuerza  á  mi  albedrio, 

¿Que  inmóvil  roca  hubiera, 

A  quien  el  Tajo  á  solas 

Besa  con  labios  de  risueñas  olas. 

Que  mis  {|uejas  oyera 

Sin  ablandarse,  si  diamante  fuera? 

Los  "tiernos  ruiseñores, 

A  mis  quejas  atentos. 

Enternecen  con  lástima  los  vientos, 

Y  desprecian  el  bosque,  selva  y  flores. 
Llorando  ausencias  y  cantando  amores. 

DON  SANCHO. 

Fuego  influyen  estrellas; 
Cobarde  es  la  paciencia. 
Déme  el  celoso  ardor  noble  licencia, 

Y  quede  entre  justisiiuas  querellas. 
Despojo  flero  de  sus  manos  bellas.  :— 
¿Señora? 

BLANCA. 

Seáis  bien  llegado , 
Señor  don  Sancho,  á  Toledo. 

DON  SANCHO. 

Ya  templó  mi  furia  el  miedo, 
Como  el  soberbio  criado , 
Que  delante  del  señor, 
El  respeto  le  enmudece. 

BLANCA. 

Vuestra  Vitoria  me  ofrece 
Vuestro  natural  valor ; 
Excusado  es  preguntar 
Si  á  aquel  villano  matastes. 
Decid ,  Señor,  si  le  hallastes. 
Que  es  lo  que  puede  dudar 


119 


Mí  dicha ;  que  en  la  venganza 
De  mi  honor,  estando  á  cuenta 
Vuestra,  el  valor  me  presenta 
Tan  colmada  la  esperanza , 
Que  vo  en  esta  breve  ausencia , 
Por  lo  que  me  prometistes. 
Solo  en  saber  que  salistes 
Hice  la  duda  evidencia; 
Tanto,  que  podéis  quitar. 
Yendo  á  defenderme  á  mi , 
A  César  lo  del  venci , 
Dejando  el  ver  y  el  llegar. 
Pues  el  alma,  acreditando 
El  bien  que  en  vos  comprehendo, 
Sé  que  le  vencisteis  viendo, 

Y  le  matastes  llegando. 

DON  SANCHO. 

Mas  que  César  prometi , 
Pero  en  el  venci  falté. 
Señora,  porque  llegué 

Y  vi,  pero  no  vencí. 

Hallé  en  el  campo  un  villano, 
Que  su  culpa  confesó. 


¿Malástesle? 


BLANCA. 
DON  SAÍfCHO. 

Blanca,  no. 


BLANCA. 

¿Mas  que  hay  valor  soberano, 
Aplidado  al  enemigo? 
Mas  que  referís  historias 
De  las  antiguas  memorias, 
Cuando  se  perdió  Rodrigo, 

Y  que  el  montañés  Pelayo 
Fuera  con  él  un  cordero, 

Y  que  el  portugués  vaquero. 
Que  fué  para  Roma  un  rayo. 
Fuera  cobarde  con  él? 

DON  SANCHO. 

Si  todo  OS  lo  decís  vos... 

BLANCA. 

Y  que  ansí  me  ayude  Dios, 
Que  estoy  ya  de  parle  del ; 
Porque  un  hombre  que  ha  tenido 
Tanto  aliento  y  bizarría. 

Mejor  que  vos  merecía 
El  nombre  de  mi  mando. 

DON  SANCHO. 

¡Qué  presto  faltó  la  fe 
En  cuya  virtud  vivía 
Mi  amor,  pues  le  respondía 
El  vuestro !  Mas  ya  se  ve 
La  falta  de  vuestro  amor 
En  el  desden  que  mostráis. 
¡  Qué  presto  mudada  estáis ! 

BLANCA. 

¿Quién  os  lo  há  dicho,  Señor? 

DON  SANCHO. 

Elvira  pudo  advertir 
Cuánto  mi  amor  se  engañó. 

BLANCA. 

Pues  ¿qué  culpa  os  tengo  yo, 
Si  ella  lo  quiere  decir? 

DON  SANCHO. 

Y  ese  retrato  ¿  no  aumeata 
Mi  sospecha  acreditada? 

BLANCA. 

La  curiosidad  me  agrada; 
Huélgome  que  tengáis  cuenta     . 
Con  mis  acciones,  sin  ser 
Hasta  ahora  dueño  mío. 
El  retrato,  es  desvarío 
Pensar  que  os  ha  de  ofender; 
Que  entre  unos  sueltos  papeles 
De  mi  padre  pude  ahora 
Verle,  y  lo  que  me  enamora 
Es  la  fuerza  en  los  pinceles, 
Con  que  la  valieute  mano 


villano 
Oue  ilrjuteij       maUíT. 
DON  SAifcao. 
Oid,  Seüora,  por  Dio*. 


No  es  piadoso- 

Yo  no  os  quiero  monje  i  vos. 

iroR  SAKcno. 
Hostradme  el  reiralo  pues; 
Sibti  lo  que  be  de  borrar. 

Sabed  primero  malar; 
Que  el  borrar  seii  después. 

iQaé  U  Importa  que  le  veal 
iLANGA.  {Muitírale  elrtírale.) 
advenid 
del  Cid , 

;j  gallardo, 
Uló  luces  de  majTor  fama. 

V  ; sabéis 

[Ap.  En  ardo, 

Cielos;  que  he  fisto  mi  muerte.) 

Aquí  DO  bav  escrito  oonibre 
Mía 


Y  pues  eu  la  vuestra  estriba , 

Perdeldos.si  los  tenéis. 

y  el  remedio  no  olvidéis 

Con  ven^anra  ejecoliva. 

y  advertid  pai 

Blanda  ma 

Diamante.  K         7tt     ^' 

Que  de  fS^        ;>^ 

Hasflcil  para  borrar 

Lo  que  os  da  celoc  en  vano. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 


Sale  MARTIN  y  DON  ^USO. 


i;llubiera  loco  en  Toledo 


Dime,  Señor,  loqoe  ordenas. 

donhdSo. 
Solo  que  cal        larlln, 

■ca, 
Uue  esRuciiarl  W 

MARTIN. 

Aqni  tienes  mi  obediencia 

Aunque  aprieta 

Tanto  la      J^S        'M  fga 


30    lis; 
Pero  es  e  rey, 

^Qa¿  milagro  si  las  cuelgan  1 

DON  KuDo. 
Calla,  Martin; 

MARTID. 


Non 


I.OS  jueces      31! 


Y  callas,  le  escucbarí. 


Va  ^^^1 


e  saben  d^  cuenta, 
ce  son  justicia, 

be  quedado  fuera , 
^D  la  han  de  ejecutar, 
en  mil  La  madera 
lormas  me  acompañe, 
tie  de  vivir  en  tierra 
>s  justos  pastores, 
rearan  una  estrella, 
or  ser  con  desdicha 
'  aquella  ballena , 
aqueste  diluvio 
;  aquella  humareda.» 
apatcro;  y  yo 
;  toda  esta  tierra 
ia  contra  ti ; 
erdo  si  la  dejas, 
ió  las  hormas; 
las  ollas  nuestras 
loslas  á  Egipto; 

no  compran  cazuelas. 

DO?l  NüSO. 

vo  estás,  Martin ; 
tienes. 

MARTIN. 

Espera ; 
irnos  junto  á  los  muros. 

DON  XÜÑO. 

ilido  por  la  puerta 
;ra  algunas  guardas. 

MARTIN. 

patero  apela 
lie  lleguen. 

DON  NÜÑO. 

¡Oh  Alfonso! 
O.  como  te  vea 
do  coronado. — 
ya? 

MART1?{. 

No  me  encarezcas 
he  de  hacer  ;  prevenido 
Je  ra7X>nes  hechas, 
ganar  diez  gitanos. 

DQN  ÑUÑO. 

esperad ;  que  llega 
)  intento  á  ejecutarse. 
{Yante.) 

)N  SANCHO,  con  dos  guardas, 

DON  SANCHO. 

lancia  despierta 
cien  ojos  que  fingen 
lor  fábulas  griegas 
lester  que  os  presente 
;ro  en  la  advertencia, 
msejado  el  Rey , 
;  Toledo  cerca ; 
escapé  de  sus  manos , 
le  roí  buena  estrella, 
mas  es  imposible 
'  las  valientes  fuerzas 
iro ;  querrá  valerse 
ides  y  estratagemas 
anaros  la  entrada, 
id  que  en  su  defensa 
li  vida,  y  me  importa 
purar  las  sospechas 
raso  honroso)  dejar 
a  á  Toledo ,  y  fuera 

partida,  á  no  hacerse 
:  Román  las  obsequias 
unto  rey  don  Sancho , 
)ledo  las  celebra 
larato  piadoso , 
!es  legitima  deuda, 
lo,  amigos,  velad; 

vosotros  se  pierda 
KlUada  opinión. 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA. 

GUARDA  i.*^ 

Si  los  que  la  entrada  intentan, 

Don  Sancho ,  no  fueran  hombres , 

Átomos  sutiles  fueran 

Del  sol  que  miras ,  en  vano , 

Con  armas  6  con  cautelas 

De  griegos,  podrán  medir 

Los  umbrales  destas  puertas. 

GUARDA  2.° 

No  dará  paso  en  la  entrada 
Criatura  que  alientos  tenga 
Para  formar  voz  humana ; 
Ni  edad  ni  sexo  reserva 
Nuestra  vigilante  guarda , 
Nuestra  cuerda  diligencia. 
Seguro  puedes  hacer 
Del  muerto  rey  las  obsequias, 
Dando  á  caducas  cenizas. 
Señor,  memorias  eternas; 
Que  á  nuestro  cuidado  solo 
Dejar  la  guarda  pudieras. 

DON  SANCHO. 

Esta  que  os  toca  os  encargo ; 
Que  en  las  demás  ya  se  ordena 
El  mismo  cuidado  y  guarda. 
Adiós ,  amigos ,  alerta.  (Vase.) 

GUARDA  2.^ 

Miedos  son  de  los  alcaides , 
Porque  de  Alfonso  es  quimera 
Presumir  que  se  arrojase 
A  tal  peligro. 

MARTIN.  (Dentro.) 
¿Tropiezas, 
Burro  de  cien  mil  aemonios? 
;;  Piensas  que  es  carga  de  leBa , 
Que  no  importa  cuando  caigas? 
Mira  que  son  ollas  nuevas. 
Burro  infame ;  ¡ya  cayó ! 
La  tierra  volvió  á  su  tierra , 
Y  el  barro  volvió  á  su  barro. 
[Suena  ruido  como  que  se  quieVran 
ollas.)    . 

Salen  EL  REY.  DON  NÜÑO 
y  MARTIN. 


DONNUffO. 

¿Cayó  el  burro? 

MARTIN. 

Y  la  cosecha 
Se  perdió  estando  espigada ; 
Va  todas  las  ollas  quedan 
Mercaderes  á  quien  falta 
Toda  su  correspondencia. 

DON  ÑUÑO. 

¿Qué  dices? 

MARTIN. 

Que  ya  han  quebrado 
Todas. 

DON  ÑUÑO. 

i  Malos  años  tengas 

Y  mal  San  Juan!  Pues.,  sobrino, 
Si  viste  que  era  tu  hacienda, 
¿No  le  ayudaras  al  burro? 

REY. 

Si  yo  estuviera  mas  cerca , 
No  cayera  el  asno,  tio. 
GUARDA  2.® 

¿Qué  es  esto? 

DON  ÑUÑO. 

Mas  me  valiera 
Que  en  Ocaña  te  quedaras , 

Y  á  Toledo  no  vinieras , 
Para  dejarme  perdido. 

GUARDA  2.^ 

¡  Pobre  ollero !  bien  emplea 

Su  caudal.— Decid ,  buen  hiwilxfe.* 


451 

DON  ÑUÑO. 

Déjeme,  Señor,  y  tenga 
Lástima  de  mi  desdicha; 
Muy  bien  volveré  á  mi  tierra , 
Perdido  el  pobre  caudal. 

MARTIN. 

Señor,  dijo  una  hornera 
Que  á  la  entrada  se  hacian 
Los  panes  tuertos ;  no  quieras 
Que,  por  lo  menos,  volvamos 
Bizcos. 

GUARDA  i.^ 

¿Cuántas  ollas  eran, 
Buen  hombre? 

MARTIN. 

¿Queréis  pagallas? 
Porque  os  haremos  la  cuenta , 
Y  os  las  daremos  baratas , 
Aunque  perdamos  en  ellas. 

DON  ÑUÑO. 

¡Que  esto  me  haya  sucedido 

Por  este  rapaz!  La  priesa 

Con  que  anoche  me  decia 

Que  á  Toledo  le  trajera. 

Pues  no  la  has  de  ver,  par  Dios; 

Que  no  he  de  entrar,  aunque  quieran 

Los  guardas.. 

GUARDA  2.® 

Pues  ¿no  la  ha  visto? 

DON  ÑOÑO. 

No,  Señor ;  que  ea  la  primera 
Vez  que  le  saco  á  volar; 
Quiere  ver  la  santa  iglesia, 
Porque  yo  le  he  encarecido 
Que  es  una  valiente  pieza ; 

Y  pues  me  quebró  las  ollas, 

Y  ya  no  puedo  hacer  venta. 
Le  quiero  dar  por  castigo 
Que  sin  verla  iglesia  vuelva. 

GUARDA  2.® 

No  tenéis  razón,  hermano^ 
Que,  si  tropezó  la  liestia. 
No  tiene  culpa  el  muchacho. 

DON  ÑUÑO. 

Mas  sabe  de  lo  que  piensan ; 
No  ha  de  entrar. 

REY. 

Pues  si  be  de  entrai* 
Si  estos  señores  me  dejan. 

GUARDA  2.^ 

Si  dejamos. 

DON  ÑUÑO. 

Plega  á  Dios 
Que  una  desgracia  os  suceda 
Si  le  dejareis  entrar. 

MARTIN. 

No  será  de  las  pequeñas. 
Si  para  ver  á  Toledo 
Lo  trajimos ,  no  parezca 
Que  castigáis  al  muchacho 
Por  lo  que  el  jumento  peca ; 

Y  pues  los  honrados  guardas 
(Y  plega  á  Dios  que  lo  sean 
Del  sepulcro  el  Jueves  Santo) 
Nos  dan  para  entrar  licencia, 
Han  de  ver  si  se  ha  quebrado 
También  la  bota;  que  en  ella 
Traemos  agua  de  Yépes. 

GUARDA  i.® 

Hermano ,  á  todos  nos  pesa 
Del  mal  suceso ;  tened , 
Pues  es  forzoso ,  paciencia. 

DON  Nu5ío. 
Por  la  nifldad  que  han  tenido, 


( 


onAaoA  1.* 


i51 

DON  NONO. 

Dalles  cuenta 
De  lo  que  el  Rey... 

GUARdA  2.° 

Di ,  prosigue. 

DON  NUXO. 

Esperen  un  poco  y  beban. 

MARTIN. 

Por  Dios,  que  viene  bailando 
En  la  bota. 

GUARDA  1.^ 

;  Cosa  nueva ! 
¿El  vino  baila? 

MARTIN. 

¿Ahora  saben 
Que  le  prometió  á  la  cepa 
De  su  madre  no  casarse, 

Y  que,  por  la  continencia 

Y  la  puridad  que  guarda , 
Baila  en  la  cuba  y  se  alegra? 

Y  si  acaso  el  tabernero 
Lo  casa ,  se  desmadeja , 
Que  no  parece  que  es  él. 
El  que  comenzare  tenga. 

DON  NU^O. 

Échales  vino. 

MARTIN. 

Echarán ; 

Y  á  fe ,  que  si  lo  trajera 
De  Madrid  la  dicha  bota , 
Amenazara  esta  tierra 
Con  un  gentil  aguacero; 
Porque  allá  cada  taberna 
Es  un  diluvio. 

GUARDA  1.^ 

\  Buen  vino ! 

MARTIN. 

Es  vino  de  dos  orejas. 

GUARDA  2.^ 

No  tiene  adobo  ninguno. 

GUARDA  1.° 

No  le  echaron  cal. 

MARTIN. 

Ni  arena. 

DON  NU5íO. 

Muy  buen  provecho  les  haga. 

GUARDA  i.^ 

Por  Dios ,  que  han  de  Ir  á  la  iglesia 
A  ver  las  honras  del  Rey. 

DON  NCÑO. 

Pues  ¿adonde  las  celebran  ? 

GUARDA  3.*^ 

En  Sao  Román. 

DON  NONO. 

¡  Ah  sobrino! 
No  te  has  de  olvidar ,  ten  cuenta , 
Que  dicen  que  se  ha  juntado 
En  San  Román  la  nobleza 
De  Toledo. 

RCT. 

Vamos,  tío, 
Antes  que  acaben  la  fiesta. 

DON  NU5Í0. 

Déjame  dar  un  aviso 

De  mucha  importancia.— Adviertan  , 

Y  lo  sé  de  buena  parle. 

Que  tienen  al  Rey  muy  cerca , 

Y  dicen  que  disfrazado 

Ha  de  entrar,  y  que  le  esperan 
En  su  alcázar  a  comer. 

GUARDA  i.^ 

.Válgame el  cielo!  ¿Qué  estrella. 
Para  nosotros  dichosa, 
Te  guió ,  porque  ñus  dieras 
Aviso  tan  importante?  - 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Entra ,  amigo;  que  quisiera 
Ser  tan  poderoso  agora , 
Que  vieras  la  recompensa 
Igual  á  tu  beneficio. — 
El  rastrillo  se  prevenga , 
En  entrando  estos  villanos. 

GUARDA  ^.^ 

No  quiera  el  cielo  que  sea 
Tan  infeliz  nuestra  suerte, 
Que  por  nuestra  puerta  venga. 

DON    NUNO. 

Cerralda  bien,  por  si  acaso; 

Que  hay  engaños  y  hay  cautelas.  — 

Entra ,  sobrino ;  que  es  tarde , 

Y  estarán  en  las  acequias 
Del  Rey. 

REY. 

Dichosa  venida. 
Tío. 

DON  NURO. 

Queden  norabuena , 
Honrados  guardas. 

GUARDA  1.^ 

El  cielo 
Con  salud  á  Ocafia  os  vuelva. 

MARTIN. 

Y  ¿qué  hemos  de  liacer  del  asno? 
Poro  con  él  se  entretengan , 
Porque  haya  una  guarda  mas; 
Que  poca  es  la  diferencia. 

(Entran.) 

Salen  DON  SANCHO  y  PAYO , 
BLANCA  Y  ELVIRA. 


BLANCA. 

No  OS  juzgaba  yo  en  Toledo. 
Si  pensáis  tocar  mi  mano 
Sin  que  muteis  al  villano, 
Daros  desengaño  puedo 
De  que  imposible  ha  de  ser. 

DON  SANCHO. 

Por  la  ocupación  del  dia , 
Guardé  la  venganza  mia 

Y  la  vuestra,  por  poder 
Ejecutarla  mejor 
Mañana. 

BLANCA. 

Disculpa  ha  sido 
Bastante ;  pero  advertido 
Quiero  que  os  deje  mi  honor 
Que  no  puedo  blasonar 
De  la  sangre  que  me  alienta , 
Si  en  el  mundo  hay  quien  me  afrenta 
Cuando  me  llego  á  casar. 
La  ofensa  de  lengua  ó  pluma 
Siempre  se  advierte  y  se  admira ; 
No  importa  que  sea  mentira. 
Que  basta  que  se  presuma ; 
Que  los  blasones  que  son 
De  mas  alta  calidad , 
Tanto  como  la  verdad , 
Los  sustenta  la  opinión ; 

Y  asi,  vos  podréis  en  vano 
Presumir  que  os  puedo  honrar. 
Si,  llegándoos  á  casar,    ' 
Queda  con  lengua  un  vdlano. 

PAYO. 

Blanca ,  aunque  es  mi  ^)roprio  honor 

El  que  defiendes ,  quisiera 

Que  don  Sancho  no  pusiera 

Tan  á  riesgo  su  valor. 

Ya  que  la  suerte  dichosa 

Le  pudo  otra  vez  librar. 

Sale  MENDO. 

MENDO. 

Ya  es  hora  de  comenzar 


Los  oficios  con  piaidosa 
Memoria  del  Rev,  que  tiene 
Dios  en  otra  mejor  vida. 

ELVIRA. 

Entremos. 

DON  SANCHO. 

'  Bien  prevenida , 
Con  la  guarda  que  conviene , 
Está  la  ciudad ;  las  puertas 
Vieron  diligencias  mias. 

PAYO. 

El  descuido  eo  tales  dias 
Hace  las  desdichas  ciertas; 
Pero  donde  está  el  cuidado 
Vuestro,  no  hará  falta  el  mió. 

BLANCA. 

Que  he  de  ver  por  vos  confio, 
Sancho,  mi  honor  restaurado. 
{Van  á  entrar,  y  suena  música  detroi 

petas  y  atabales,  p  vanse  Blanca 

Elvira.) 

PATO. 

¿Qué  es  esto?  ¿Música  alegre 
Dt!  trompetas  en  la  torre. 
Cuntido  celebramos  honras 
De  rey  muerto?  ¿Qué  desorden 
Dio  causa  á  esta  novedad  ? 

DON   SANCHO. 

De  la  torre  nos  dan  voces. 

Aparece  en  lo  alto,  en  una  torre, 
REY  ^\^0,  armado,  y  DON  Ni: 
con  estandarte  en  ¡a  mano,  i 
las  armas  de  Castilla,  i  MART1> 

DON  rd5ío. 

Oid ,  oid ,  ciudadanos 

De  Toledo,  cuyo  nombre 

En  SUS  anales  el  tiempo 

Por  leales  antepone 

A  los  mejores  vasallos 

Que  vio  el  mundo,  el  sol  conoce; 

Vuestro  rey  tenéis  presente. 

Para  que  aquí  le  corone 

La  lealtad  que  le  debéis, 

Y  él ,  agradecido,  os  honre.— 
¡Viva  Alfonso!  ¡Alfouso  viva! 
Sin  que  ambiciones  Jo  estorben : 
¡Viva  Alfonso!  {Tremola el ettandot 

VOCES.  {Dentro.) 
¡Viva  el  Rey , 
Pues  de  nuestros  corazones 
Es  el  dueño! 

GOAIDA. 

¡Alfonso  viva! 

Y  mueran  las  opiniones 
Que  la  posesión  le  impiden. 

PATO. 

Perdido  soy ;  los  rigores 
Del  Rey  teme  ya  mi  vida. 

DON  SANCHO* 

Siempre  á  los  humildes  oyen 
Los  revés ;  con  la  obediencia 

Y  la  Icñltad  nos  socorre 
La  necesidad  presente. 

PATO. 

¡  Alfonso  viva !  y  corone 
Toledo  su  augusta  frente 
Con  mil  triunfantes  blasones. 

RCT. 

A  tu  industria  debo  el  día 
Mas  dichoso  que  los  hpmbres 
Vieron  en  humanas  glorias, 

DOR  wño, 
¿  Ves  cómo  todos  conocen 
Que  eres  sa  rey,  y  te  esperan 


Tan  leales  7  eonCormes, 

Que  es  Toledo  solo  an  cuerpo 

YoDa  voz? 

RCT. 

Será  ta  aombre 
Famoso  al  mondo. 

von  üuÑo. 

Seoor, 
Si  be  merecido  favores 
Voestros,  la  merced  mayor... 

RET. 

Pide;  que  es  jaslo  qae  logres 
TiQ  heroica  hazaña. 

DOÜ  ?IOÑO. 

A  Sancho 
ADzúres,  Señor... 

RRT. 

No  toques 
AI  perdón  de  quien  merece 
Xi  castigo. 

DON  nnüo. 

Pues  revoque 
La  sentencia  tu  piedaa , 
O  perderé  los  favores 
Qot;  de  tu  gracia  recibo. 
Payo  V  Sancho  son  Jos  hombres 
Qne  en  Españ»  te  han  servido 
Mas  bien;  quejas  intenciones 
Soyas  han  sido  leales , 
Compliendo  el  legado  y  orden 
Que  dejó  lu  padre. 

RET. 

Atí 
Deben  el  perdón. 

PATO. 

Temores 
be  un  rey  enojado  están 
Amenazándome  á  voces. 

3fARTl!f. 

A  mi ,  señores  alcaides ; 
¿Cómo  no  olieron  el  poste? 
Las  guardas  se  les  cayeron  , 
Mabs  cerraduras  ponen ; 
Pero  es  la  llave  maestra 
El  Rey,  que  las  abre  y  rompe. 
Los  cul|>ados  se  confiesen; 
One  hemos  de  ir  dando  garrote 
Hasta  que  toquen  á  vísperas , 
Ysooahora  las  once. 

{Vanu todos,  menos  Payo  y  don 
Sancho.) 

Salen  BLANCA  t  ELVIHA. 

PATO. 

Bijas,  vosotras  podéis, 
Por  mujeres,  en  quien  pone 
Siempre  la  piedad  los  ojos , 
Aplacar  al  Rey. 

BLANCA. 

No  borres 
Ta  valor  con  tal  flaqueza; 
Qoe ,  aunque  á  sus  plantas  te  postres, 
Como  deuda  natural , 
Has  de  mostrar  los  blasones 
be  tu  sangre  en  el  valor. 
Que  tanto  España  conoce. 
Lleguemos  á  reccbir 
A  Alfonso. 

ELVIRA. 

Las  turbaciones, 
Señor,  arguyen  delitos, 
Y  no  es  bien  que  los  apoyes 
CoQ  el  miedo  eo  la  presencia 
Del  Rey. 


EL  OLLERO  DE  OCAÑA. 
Sale  MENDO. 

MENDO. 

Señor,  no  te  asombres. 
Aquel  villano,  el  olleto, 
Que  junto  á  Ocaña,  en  el  bosque 
Hiñó  contigo... 

DO.X  SANCHO. 

Prosigue. 

■ENbO. 

He  visto  aquf. 

DON   SANCHO. 

El  que  en  la  torre 
Tremolaba  el  estandarte , 
Aclamando  el  Rey  á  voces. 
Es  sin  duda;  que  el  asombro 
Trujo  al  alma  turbaciones 
Para  enajenar  la  vista. 

BLANCA. 

Pues  si  los  cielos  conocen 
Mi  ofensa,  y  porque  la  pague 
Le  han  traído,  no  perdones 
Su  infame  vida,  don  Sancho. 

PATO. 

Si  le  vimos  en  la  torre. 
Con  Alfonso,  duro  está 
Que,  entre  los  demás  leones , 
Trujo  al  villano  por  guarda.— 
No  le  ofendas  ni  le  toques , 
Anzúres. 

BLANCA. 

¿Caducos  años 
Ha  de  haber  para  que  borre 
Mi  honor  con  villanas  lenguas? 
Padre ,  ¿la  vida  antepunes 
A  mi  honor?  No  eres  mi  padre, 
Pues  quieres  con  miedos  torpes 
Vivir  afrentado. 

PATO. 

Espera. 

BLANCA. 

Mi  resolución  conoces.— 
Sancho ,  si  mi  amor  estimas , 
Junta  la  guarda  que  importe, 

Y  por  restaurar  mi  honor. 

Prende  á  ese  villano.  ( Vase,) 

PAYO. 

En  bronces 
Viva  tu  heroico  valor.— 
Sancho ,  el  temor  me  perdone 
Del  Rey;  sin  honra  no  debe 
Guardar  la  vida  el  que  es  noble; 
Cóbrala ,  pues  la  pretendes.     ( Vaie.) 

MEXDO. 

Señor,  no  faltarán  hombres 
Qie  le  maten. 

Sale  DON  NüNO. 

DON  N05Í0. 

Sancho  Anzúres , 
Cumple  tus  obligaciones; 
Sangre  y  valor  te  acompaña , 
El  lugar  señala  adonde 
Podamos  ir  á  matarnos; 
Porque  es  mandato  y  es  orden 
Del  que  con  dichosos  lazos 
Gozó  de  Blanca  favores ; 

Y  me  manda  eipresamenle, 
Porque  tus  disignios  borre , 
Que  con  mi  riesgo  te  mate. 
Que  no  con  viles  traiciones. 

DON  SANCHO.    (.4/7.) 

¿Hay  mas  apretado  lance? 
¿Hubo  imposibles  mayores 
Entre  deudas  conocidas 

Y  entre  celosas  pasiones? 


i83 

La  amistad  con  que  me  obliga 
Los  celos  la  descomponen , 

Y  es  el  mismo  que  me  ofende 
Villano,  naciendo  noble. 
Porque  el  retrato  publica 
Que  á  su  imagen  corresponde. 

¿  Qué  he  de  hacer  en  tantas  dudas , 
Cielos? 

DON  NUÍ^O. 

¿Cómo  no  respondes? 

DON  SANCHO.  {Af.) 

Digo,¿malaréle?No; 

Que  es  infamia  de  mi  nombre. 

Pues  ¿la  promesa  de  Blanca 

Y  mi  amor,  que  es  cielo  inmóvil. 
Adonde  su  imagen  vive? 
Muera  pues,  y  no  se  asombre 
Quien  supiere  que  á  un  villano 
Le  rompa  las  excepciones 

De  la  amistad  que  le  debo. 
Pero  ¿qué  dirán  los  hombres 
De  tan  grande  alevosía? 
¿  He  de  dar  informaciones 
Al  vulgo  de  que  mi  amor. 
Que  imperio  no  reconoce , 
Es  quien  le  mató? 

DON  ND^O. 

¿Qué  dices? 

DON  SANCHO. 

Que  hasta  que  pasen  tres  soles 
No  puedo  reñir  contigo. 

DON  NcSo. 
¿Porqué? 

DON  SANCHO. 

No  me  apures,  hombre. 

DON   NÜNO. 

Pues  ¿dentro  en  Toledo  temes , 
Donde  es  fuerza  que  te  sobre , 
Con  el  poder,  el  valor? 

DON  SANCHO. 

Aun  no  sabes  mis  temores 
De  qué  proceden.  {Ap,  \  Ah  celos!) 
Ya  me  estáis  diciendo  á  voces 
Que  mi  venpnza  permita 
Para  que  mis  dichas  loyre. — 
Oh  villano  disfrazado, 
Nunca  me  diera  en  el  bosque 
La  vida  tu  hidalgo  trato. 
Que  tantos  lazos  me  pone, 

Y  con  su  ejemplo  me  enseña 
A  cumplir  obligaciones. — 
Ea.  perdonen  mis  celos , 
Blanca  y  mi  amor  me  perdone; 
Pero  si  al  rostro  le  miro. 
Vuelve  con  nuevo  desorden 

A  abrasarme  el  mismo  fuego 
Que  cuando,  en  vivos  colores, 
Vi  su  retrato  en  las  manos 
De  Blanca ;  flnezas  nobles 
De  una  pagada  amistad, 
Hoy  tomo  vuestras  1  iciones , 
Para  decir  que  mi  honor 
Os  sigue ,  porque  os  conoce. 

( Vuélvese.) 

DON  ND.SÍO. 

Pues  ¿cómo  el  rostro  me  vuelves? 

DON  SANCHO. 

Poi:nue  te  importa. 

DON  KÜÑO. 

No  formes 
Tan  cautelosas  quimeras. 

DON  SANCHO. 

Vete  en  paz. 

DON  NU5Í0. 

¿Con  qué  temores 
Me  amenazas? 

DON  SANCHO. 

Con  la  muerte. 


LUtS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Sue  nn  lachaado  conmigo 
xlremos  y  oposiciones. 

DOM  SANCHO. 

Por  villano  Irás  contento, 
V  »ínúedáo,  por  noble. 

(VaBt«.) 


No  engendra  el  ferox  da 
Que  «fio  moiir  le  veo, 

5*^ 


Si  la  hubiera ,  i  no  ser  noble. 
'¿Quién  la  intenta? 

Mis  criados. 
¿Porqué? 

PON  SAIKHO. 

Porque  llenen  urden. 
;  be  quién? 


JORNADA  TERCERA. 

Sale  UARTIN,»>J0. 

Démeel  dolor  de  tan  injusta  muerte 


suerte 
lio. 


La  liisioriamas  cruel 


jEí  mnjer? 

V  con  rigores 
De  Dera. 

DOü  nnílo. 
¡Oh  enemiga  mia! 
V  ¿cómo  no  te  dispones 
A  inatamie? 

So J  quien  wy. 
U0.'<  NDÍtO. 

iQué  pretendes  t 

Qae  no  Ignores 
Que  te  )iago. 

Va  conüeso 
Tan  justas  obligacinnes; 
Pero  no  sé  i  quién  pagallas. 

Po:i  st:(CKO. 
Pues  ¿nomcTesT 

Va  Teo  un  hombre 

?ue  me  vnetve  las  etpaldjs; 
el  alma ,  auuqne  reconoce 


F*TO. 


[ño. 
Vuestra  ciudnilpisóCon  reales  plantas, 


Inventor  Tué  de  ia  pena, 
Pero  no  nsiütid  al  castigo. 
Basia  para  liel  testigo 
I::!  pueblo  que  i  verle  llega. 


Solo  podia  estribar 


Dispones 
Vuelve  el  ros 


D0:<  SANCHO. 

No  pnedo. 

i  Por  qué? 

Porqne  los  que  me  oyen 
Te  han  de  matar  si  le  miro, 
Pues  Terin  irai  feroces 
En  mis  ojos  conira  ti. 

BON  tinSo. 
Queda  en  pai. 

DON  SAKCWl- 

La  Tida  logrea 
HatU  qae  Tuet*as  i  Tenne. 

DOK  kdSo. 
SI  veré,  como  te  Importe ; 


al 
Porqoe  le  sirva  de  s 

Sale»  PAVO,  DON  SAXCIIO  t  BLAN- 
CA, FXVIRA  r  un  CRUDO. 


as  y  alas  ligeras , 
en  cisne  ¡nadando, 
)rTÍvircaDlaDdo, 
:antandOf  te  mueras! 

irriba  DON  NüSO,  atadas 
95,  y  todos  los  que  pudieren 

DON   ÜÜXO. 

emigos  soberbios 
africanos, 
311  es  y  envidias , 
\  y  amigos  falsos, 
eldades,  injurias, 
dido  en  largos  plazos , 
la  mujer?  ¡  Ab  cielos! 
iveocibles  peñascos 
i  elcorazon 
,  que,  animando 
a  femenil, 
alegres  pasos 
lorir?  ¿Que  pueda 
cimiento  tanto , 
asándose ,  no  quiere 
iendo  y  penando 

0  darme  tiempo 
mis  agravios? 
roca  invencible , 

el  mar  de  mi  llanto, 
tos  pardos  montes, 
furor  armados, 
yerba  aborrecen , 
arse  de  ingratos; 
i  que  yo  en  lasaras 
itates  turbados 
igre  que  espera, 

1  mar  lusitano 
cando  á  voces 

riberas  del  Tajo 
do  cocodrilos, 
liscos  mirando. 
ca  hacia  arriba^  y  reconóce- 
le y  túrbase.) 

BLAirCA.  (Ap.) 

conmigo  sean ; 
mis  ojos  turbados? 
:a  me  conduce 
montes  tesalios? 
sme  da  sus  yerbas? 
so  sus  encantos? 
's  don  Nufio?  ¡Cielos! 
letengo?  Qué  aguardo, 
stauro  su  vida, 
jn  nuevos  agravios 
di  honor  en  lenguas 
re  V  de  don  Sancho? 

DON    NUSO. 

irdais ,  ministros  Geros 
erle?  Si  el  espacio 
?  es  eternidad , 
da. 

BLANCA. 

Esperaos, 
,  detened  el  curso 
or. 

MARTIN. 

¿Qué  milagro 
Kqní  hay  manganilla, 
r !  no  bagamos  caso 
>ension ;  caer 
ortante;  ya  has  dado 
no  la  resfries, 
screto  azotado . 
le  ya  el  perdón, 
la  espalda  en  blanco, 
el  negocio  estaba 
ir  en  el  asno, 
vista  del  pueblo; 
Di  megos  vanos 
ngan. 


EL  OLLERO  DE  OGAÑA. 

BLANCA. 

Bajalde ; 
Que  para  cierto  descargo 
Su  declaración  importa. 

MARTIN. 

Si  importa,  subo  y  desato. 

DON  SANCHO. 

Ya  la  piedad  de  su  muerte 
Forma  mayores  agravios. 
Ya  con  duplicados  celos 
Nuevas  injurias  aguardo ; 
¿Si  Blanca  le  ha  conocido? 
Si  es  el  mismo  del  retrato? 
Que  si  es  él ,  yo  soy  el  muerto. 

BLANCA. 

¿A  qué  aguardáis?  Desataldo. 

DON  No5fo. 
Martin ,  déjame  morir. 

MARTIN. 

Pues  vé  á  morir  allá  bajo 
En  buena  conversación. 

DON  ÑUÑO. 

No  es  piedad  la  que  ha  mostrado 
El  pecho  desta  mujer. 

MARTIN. 

Sefior,  hágase  el  milagro, 

Y  mas  que  lo  baga  mi  abuela. 

DON  SANCHO. 

Las  rosas  se  le  mudaron 

Y  el  rostro  á  Blanca;  en  los  ojos 
Le  ofrece  el  alma  al  villano. 

ELVIRA. 

Luces  descubre  mi  amor 
Del  bien  que  espero. 

BLA?IGA. 

Apartaos; 
Que  me  importa  hablarle  á  solas. 

PAYO. 

Admiro  tan  nuevos  casos. 
¡  Cómo  nos  enseña  el  tiempo ! 

DON  ÑUÑO. 

i  Por  qué  desatas  los  lazos 
he  la  muerte?  ¿Es,  por  ventura, 
Porque  en  el  pequeño  espacio 
Desta  cruel  suspensión , 
Sienta  la  muerte  que  aguardo 
Con  mas  inmenso  dolor? 

MARTIN. 

i  Qué  atento  está  el  secretario! 

BLANCA. 

¿Don  Ñuño? 

DON  ÑUÑO. 

Enemiga  mia , 
¿Qué  te  han  hecho  los  extraños 
Sucesos  de  mis  desdichas , 
En  tu  servicio  empleados , 
Que  de  fiscales  le  sirven? 
f  Para  qué  rigores  tantos 
Tus  crueldades  ejecutan? 
¿Tan  grandes  son  los  agravios 
Del  amor  con  que  te  adoro, 
Que  merecen  castigarlos? 
¿Con  casarte  no  bastara? 
Matarme... 

BLANCA. 

¡Ay  Ñuño! 

DON  NÜÑd. 

¿Este  pago 
Merece  mi  amor,  ingrata? 

BLANCA. 

Advierte,  mi  bien... 

DON  ÑUÑO. 

¡  Qué  en  vano 
Te  disculpas,  cuando  muero 
Por  no  ver  llegar  tus  brazos 
A  otro  cuello ! 


iJ» 


BLANCA. 

Si  me  escuchas, 
Verás  de  mis  desengaños 
Mi  amor  y  vecdad  tan  nobles. 
Que  no  has  de  poder  borrarlos 
Del  corazón  donde  viven. 
Si  á  mis  oídos  llegaron 
Nuevas  de  tu  muerte.  Nano, 

Y  dijeron  que  un  villano 
He  infamaba ,  presumí 
Que  tu  le  hablas  revelado 
Nuestros  secretos  amores; 

Y  porque  mi  honor  manchado 
Restaurase  su  opinión... 

DON  ÑUÑO. 

¡  Ah  falsa ! 

BLANCA. 

Escucha. 

DON  ÑUÑO. 

¿Qué  engañoi 
Trazas  para  mas  tormento? 
Bien  dices  que  soy  villano, 
Pero  no  para  creerte; 
Mira  que  te  está  esperando 
Tu  esposo,  y  bien  te  merece. 
Porque  es  muy  galán  don  Sancho, 
Agradecido  y  valiente; 
Pero  si  en  tu  pecho  ingrato 
Pueden  algo  ruegos  míos, 
Te  suplico  que  la  mano 
No  le  des  hasta  que  vo 
Hap  estas  peñas  del  Tajo 
Rojo  monumento  mió. 

BLANCA. 

No  hay  alma  que  baste  á  tanto. 
Mi  bien ,  que  escucharte  pueda;  ' 
Mira  que  le  das  mal  pago 
A  la  fe  mas  invencible, 
Al  respeto  mas  hidalgo 
Que  ven  los  ojos  del  cielo ; 
Advierte  que  mi  descanso 
Está  cifrado  en  tu  vida. 

DON  ÑUÑO. 

Pues  poco  podrás  jaezarlo , 
Porque  he  de  morir. 

DON  SANCHO. 

¡Oh  celos! 
¿Qué  aguardáis?  Comunicando 
Se  esiíin  las  almas.  — SeAora, 
Adonde  hay  testigos  tantos , 
Mucha  liviandad  parece 
Que  le  pidas  tan  de  espacio 
Cuenta  á  un  villano,  que  pudo 
Manchar  tu  opinión. 

BLANCA. 

Dejaldo; 
Que  es  cierta  declaración 
Hecha  en  el  último  paso, 
Que  importa  á  mi  honor  saberla. 

.  MARTIN. 

Es  un  dicho  del  diablo; 
No  le  acabará  en  seis  horas. 

DON  SANGRO. 

Dure  mientras  yo  me  abraso. 

BLANCA. 

¿Qué  determinas.  Señor? 

DON  ÑUÑO. 

Morir. 

MARHN. 

Y  es  lo  mas  barato. 

BLANCA. 

Mira... 

DON  ÑUÑO. 

Ya  no  hay  que  mirar; 
Que  está  ya  desesperado 
El  sufrimiento. 

F»*«CA. 

MSUn 


196 

DO?l  Iftl5Í0. 

No ;  que  llegaron 
Tarde. 

BLAXCA. 

Pues  no  te  reduces. 
Hemos  de  morir  entrambos ; 
La  mano  le  quiero  dar, 
En  tu  presencia,  á  don  Sancho. 

DON  r<i3f?o. 
No,  mi  bien ;  traza  otra  muerte. 

MARTIN. 

Por  Dios,  que  se  fué  al  atajo. 
No  es  nada  bobo  el  mancebo. 

BLANCA. 

¿Qué  intentas? 

DOX  ÑUÑO. 

Pedir  mil  afios 
De  yida  al  cielo.  Señora, 
Para  gastarla  adorando 
Tus  OJOS. 

DON  SANCHO. 

¡Tiernos se  miran,  • 
Cielos ! 

MARTIN. 

Ya  va  declarando. ' 

BLANCA. 

Trazaré  tu  libertad; 
Que  no  faltarán  engaños 
Para  desvelar  sospechas. 

DON  NO^O. 

Ñuño  es  ya  tu  humilde  esclavo. 

BLANCA. 

Y  Blanca  quien  te  conoce 
Por  señor. 

DON  IIUÑO. 

A  este  criado 
Podrás  descubrirte,  Blanca.  ' 

BLANCA. 

Será  importante. — Llcvaldo 
A  la  prisión ,  que  el  tormento 
Le  hará ,  aunque  mas  obstinado, 
Que  conúese  quién  fué  el  dueño 
Déla  carta;  que  un  villano 
Que  jamás  supo  mi  nombre 
No  pudo,  con  temerario 
Atrevimiento,  escribir, 
Con  testimonio  tan  falso, 
Manchas  de  mi  limpio  honor.— 

{Llevan  d  Ñuño,) 
¿Y  eres  tü  su  leal  criado? 

MARTIN. 

Para  lo  que  le  cumpliere. 

{Ap,  Aquí  me  rompen  los  cascos, 

Y  pago  los  de  las  ollas.) 

BLANCA. 

Dime... 

MARTIN. 

Si  juro. 

BLANCA. 

En  cerrando 
La  noche... 

MARTIN. 

¿Noche,  j  cerrada? 

BLANCA. 

Me  has  de  ver  con  el  recato 

?ue  pide  el  suceso  mió , 
llevarás  á  tu  amo 
Unas  joyas  y  orden  mío. 
Para  que  se  libre. 

MARTIN. 

Andallo, 
Pavitas ;  ¿mas  que  el  Ollero, 
Ha  de  amanecer  jurado 
De  Toledo? 

PATO. 

Voy  contento, 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Hija ,  de  ver  que  templaron 
Tus  enojos  su  aspereza. 

BLANCA. 

Cuidado  con  el  villano. 

DON  SANCHO. 

¿No  basta  que  tú  le  tengas? 

BLANCA. 

¿Qué  dices? 

DON  SANCHO. 

Que  se  aplacaron 
Tus  iras ,  y  que  le  guardas 
La  vida. 

BLANCA. 

Si  ha  declarado 
Que  no  tiene  culpa,  ¿quieres 
Que  muera,  Sancho? 

DON  SANCHO. 

En  el  campo 
Le  verás  muerto  á  tus  ojos. 

BUNCA. 

Pues  ¿fáltanle  al  otro  manos? 

DON   SANCHO. 

¿Ya  tuledeGendes? 

BLANCA. 

Veo 
Que  tiene  razón,  don  Sancho. 

( Yanse.y 
Salen  EL  ALCAIDE  t  DON  NUf^O. 

ALCAIDE. 

Puedes  creer  que  en  mi  vida 

Tuve  contento  mayor; 

Aplacaráse  el  rigor 

De  Blanca  con  la  venida 

Del  Rey,  que  entrará  mañana, 

Para  honrar  el  casamiento 

De  Sancho  y  Blanca,  y  su  intento 

Mudará  con  mas  humana 

Piedad. 

DON  NU.5Í0. 

Y  ¿se  casarán 
Mañana? 

ALCAIDE. 

Solo  se  espera 
A  Alfonso ;  mucho  Quisiera, 
Porque  es  Sancho  el  mas  galán 
Caballero  que  en  España 
Luce  en  la  campaña  armado , 
Que  en  el  término  aplazado 
Le  vieras  en  la  campaña , 
Según  castellano  fuero , 
Esperar  si  hay  quien  impida 
Su  casamiento;  convida 
La  fama  del  caballero 
A  ver  su  dichosa  suerte. 

DON  N05ÍO. 

Pues  ¿quién  se  la  ha  de  estorbar? 

ALCAIDE 

Nadie  se  ha  de  aventurar. 
Teniendo  cierta  la  muerte. 
Pero  Toledo  murmura 
Que  Blanca  ofreció  primero 
La  mano  á  otro  caballero , 

Y  que  puede,  por  ventura. 
Con  poder  y  con  amigos. 
Estorbar  el  casamiento. 

Y  asi.  con  bizarro  aliento, 
Siendo  jueces  y  testigos 
Alfonso  y  Toledo,  quiere. 
De  sol  á  sol ,  sustentar 
Sancho  que  puede  casar 

Con  Blanca,  y  si  acaso  hubiere 
Quien  lo  impida,  peleando 
Morir  ó  vencer. 

DON  NOÜO. 

No  habrá ; 
Cierta  su  Vitoria  está. 


ALCAIBI. 

Todos  lo  están  deteaodo; 

Pero  también  hay  quien  diga 

Que  si  don  Nufio  viniera. 

Que  el  casamiento  impidiera. 

Entre  la  hueste  enemiga. 

Asaltando  á  Calatnva, 

Dicen  que  murió ;  no  ha  habido 

Castellano  tan  temido. 

Todas  las  vecei  que  entraba 

En  1.1  batalla  vencia ; 

Después  del  fuerte  Bernardo, 

No  ha  habido  hombre  mai  gallardo 

Ni  valiente;  bien  nodia 

Don  Sancho  dejar  la  empresa. 

Si  con  don  Nufto  lidian. 

DON  iioffo. 
^'  don  Sancho  le  matara. 
Castilla,  del  moro  presa, 
¿A  quién  debe  las  memorias 

Y  laureles  vencedores? 

Don  Sancho  es  de  los  mejores 
Caballeros  que  en  historias 
Nuestras  conserva  la  fama 
En  hojas  del  tiempo. 

ALCAIDE. 

¿Del 
Dices  bien ,  si  con  cruel 
Sentencia  tu  vida  inflima , 

Y  condenándote  i  maerte. 
Es  ejemplo  de  crueldad? 

DON  RllffO. 

Eso  tiene  la  verdad, 

Que  el  enemigo  la  advierte. 

Soie  MARTIli 

■AITIN. 

Señor,  no  sé  á  lo  que  Ten|[o, 
Ni  aun  lo  que  traijgo  no  se. 

Sancho... 

DOlf  RUflíO. 

Prosigne. 

MAITIN. 

Si  haré; 
Que  ya  la  prosa  prevengo. 
Al  tiempo  que  me  arrojaba 
En  casa  de  Blanca... 

DON  iio5fo. 
Di. 

MARTIII. 

Me  dio  un  papel  para  ti , 

Y  que  solo  me  encargahia 
La  priesa ,  y  este  también 
Para  el  Alcaide;  tomad. 

(Oa/tf  á  eaéM  umú  e/<«r 
DON  MOJio. 
No  será  mi  libertad. 

ALCAIDB. 

Junto  os  ha  venido  el  t^ien; 
Libre  estáis ,  orden  eipreto 
Ks  de  don  Sanclio ;  estUiMd 
Su  generosa  piedad. 

MÁRTIR. 

¿Hubo  mas  feliz  tuceio? 

Mira  lo  que  á  U  te  escribe; 

Que,  por  Dios,  q«e  es Inicb amigo. 

DON  KUfíO. 

:  Que  en  pedio  de  mi  encmlfo 
iMedad  y  clemencia  vhel 

{Lee.)  «Orden  envió  al  Alcalde 
> darte  libertad;  con  ella,  si  ere») 

>  ballero ,  y  con  disfras  de  vBtamoy 

>  leudes  á  Blanca ,  paedes  salir  i 
i  ñaña  al  campo  de  la  Vffa  i  oalorl 
»  con  las  armss  mi  caasmlenlo ,  p 
»  que  te  cueste  la  vida  6 
i  Vitoria.  Ei  Rey,  qae  por 


(Vase.) 


,  será  el  jaez,  y  janlamente  el 
>  de  las  bodas  del  que  saliere 
or.  —  Don  Sancho.* 
>igueteelcielo 
xidqoe  be  hallado  en  U ; 

?;o ,  pero  en  mi ,  • 
adoso  desvelo, 
una  voluntad 
ida  de  sue.*te, 
1  tiempo  ni  la  muerte 
eo  de  tu  amistad. 

ALCAIDE. 

cancho  la  recibes, 
la  ejecución, 
paz. 

DOTf  FII)5Í0. 

En  tu  prisión, 
ra  \ei  me  recibes. — 
a  mayor  hazaña 
ríbe  el  tiempo  has  de  ver. 

MARTIN. 
DO?!  fiüñO. 

Hoy  has  de  conocer 
ervísie  eu  Ocaña. 
(Yante.) 

len  MENDO  Y  FORTÜN. 

■ENDO. 

1  cielo  que  no  sean 
idas  estas  bodas. 

FOBTON. 

Jene  don  Sancho 
rmas  la  Vitoria; 
que  no  hay  en  Castilla 
so  intento  se  oponga, 
in  duda  aljiuna 
sesión  dichosa. 

MENDO. 

lismo  grado  asisten 
jra  y  la  deshonra; 
klor  se  ha  librado 
la  suerte. 

FOBTCJI. 

¿Pregona 
io  Vitorias  suyas, 
dudas  ahora 
le  tiene  tan  cierta? 
oean  trompetas  y  cajas.) 

«ENDO. 

le  marciales  trompas 
a  Alfonso  á  ocupar 
asiento. 

F0RTÜ5. 

Las  honras 
i  la  vista  los  reyes. 

meudo. 
scaadras  numerosas 
guardas  de  Castilla , 
cercan  y  coronan, 
1  generoso  Alfonso. 
VOCES.  {Dentro.) 
>laxa;  afuera,  afuera. 

FORT0!«. 

'a  Roma  envidiosa, 
^  palestra  asistiera. 

■E?n>o. 
ebe  Toledo  áRoma, 
irte  de  Alfonso? 

FORTÜW. 

El  entra 
jestad  suntuosa. 
focan  anja*  y  trompetas.) 


EL  OLLERO  DE  OGAflA. 

Sale  EL  REY ,  y  siéntase  en  un  trono; 
DON  SANCHO ,  PAYO  y  acompaña- 
miento. 


DON  SANCHO. 

Invicto  Alfonso ,  pues  eres 
Sol  de  España ,  á  quien  coronan 
Rayos  del  mayor  planeta. 
Hoy,  á  la  usanza  española, 
VencOf  no  á  pedir  mercedes 
Por  Tas  hazana^hcróicas 
De  mis  pasados,  que  dieron 
A  castellanas  historias 
Tanto  lustre,  ni  las  mias, 
Por  quien  tiene  tu  corona 
Tanto  aumento;  solo  pido 
Tu  justicia  en  tan  honrosa 
Pretensión.  Payo  de  Lara, 
Que  me  apadrina  y  me  honra, 
A  dona  Blanca,  su  hija. 
Me  prometió  por  esposa. 
Ella  lé  obedece  en  todo, 
Pero  vive  temerosa 
De  una  carta  que  escribió 
Un  villano ,  y  que  presona 
Que  tiene  otro  dueño  Blanca ; 
De  que ,  ofendida  y  quejosa , 
Esta  pidiendo  venganza, 

Y  que  sustente  las  horas 
Que  seña'a  el  castellano 
Fuero,  hasta  que  el  sol  se  ponga; 
Que  no  hay  sugeto  en  Castilla 
Que  pueda  impedir  mis  bodas; 

Y  que  en  espirando  el  sol. 
Como  ninj^uno  se  oponga, 
Seré  su  dichoso  dueño. 
Lo  que  te  suplico  ahora, 
Gran  señor,  es,  que  si  hubiere 
Quien  ofrezca  su  persona 

A  la  batalla,  que  olvides 
Tu  clemencia  generosa , 
Dejando  que  en  esta  vega 
Manche  el  uno  en  sangre  roja 
La  yerba  que  la  guarnece , 
Porque  no  ha  de  ser  esposa 
Blanca  de  ningún  hidalgo 
De  Castilla,  si  blasona 
El  competidor  que  vive. 
Favores  que  la  deshonran. 

REY. 

Siento  que  os  aventuréis ; 
Que  eslimo  vuestra  persona, 
Don  Sancho;  pero  fiad 
En  vuestra  suerte  dichosa. 
Que  no  ha  de  haber  en  Castilla 
Quien  vuestro  valor  conozca. 
Que  á  disgustaros  se  atreva. 

DON  SANCHO. 

Ya  vuestro  favor  pregona 
Mis  dichas. 

PATO. 

Hijo ,  el  valor 
Ha  de  restaurar  mi  honra. 
{Tocan  un  clarín,) 

Ya  la  trompeta  señala 

Que  viene  á  impedir  las  bodas 

El  que  dio  aviso  al  villano. 

HENDO. 

Marciales  galas  le  adornan. 

FORTON. 

Mujer  parece  en  el  traje. 

MENDO. 

¡Oh,  qué  gallarda  y  airosa 
demuestra! 

FORTON. 

Nueva  Camila 
Parece,  en  la  selva  Ausonia, 
Armada  contra  el  Utino 
Escuadrón. 


187 

pato! 
La  misma  diosa 
De  las  batallas  la  envidia. 

MENDO. 

Las  plumas  blancas  y  rojas 
En  rayos  de  oro  es  un  monte 
Que  su  cabeza  coronan. 
Persia  y  Tiro  le  prestaron, 
Para  hacerla  mas  hermosa , 
Púrpura  y  telas  de  oro. 
Que  sobre  la  yerba  arroja. 

{Tocan  cajas  y  trompetas.) 

Sale  BLANCA  por  el  palenque ,  y  EL- 
VIRA, que  la  apadrina. 

BLANCA. 

Alfonso,  rey  de  Castilla, 
Cuyas  armas  vencedoras 
Tiembla  el  bárbaro  africano , 
Yo  soy  Blanca ,  la  que  llora, 
Entre  mal  perdidos  bienes. 
Las  ausencias  lastimosas 
Del  que  el  alma  reconoce 
Por  dueño,  cuyas  memorias 
Mis  pesares  eternizan; 

Y  asi ,  en  el  plazo  y  las  horas 
Que  viíestra  ley  determina. 
Aventurando  mi  propria 
Vida ,  he  venido  á  impedir. 
Si  la  muerte  no  lo  estorba , 
Mi  casamiento  yo  misma , 
Porque  sin  vergüenza  y  nota 
De  infamia  no  puede  ser 
Sancho  mi  esposo;  y  pregona 
La  fama  y  mis  proprios  ojos 
Que  el  que  entre  confusas  sombras 
Del  temor  de  vuestro  enojo , 
Disfrazando  su  persona , 
Encubrió  Castilla,  es  vivo , 
Don  Ñuño  Almejir,  que  en  hojas 
De  eternidades' escribe 
Las  hazañas  mas  honrosas, 
Lo^  servicios  mas  leales 
Que  han  dado  regias  coronas , 

Y  es  mi  esposo. 


Don  Ñuño? 


RET. 

¿Dónde  está 


{Tocan  ca¡as.) 


Sa/0  DON  ÑUÑO,  armado. 

DON  NO^O. 

A  vuestras  heroicas 
Plantas  rinde  humilde  el  cuello 
Quien  de  la  furia  ambiciosa 
Del  rey  leonés,  vuestro  tio. 
Con  hazaña  tan  honrosa , 
Que  la  está  aclamando  el  tiempo 
Para  futuras  memorias , 
Os  libró,  y  quien  en  las  guerras 
Os  sirvió  con  las  Vitorias 
Que  reconoce  Castilla 
Y  que  los  alarbes  lloran ; 
A  cercar  á  Calatrava , 
Que  Almanzor,  por  su  persona , 
Defendió  con  mas  escuadras 
Que  vio  en  sus  márgenes  Troya , 
Enviastes  por  caudílle 
De  las  castellanas  tropas 
A  Mendo  de  Benavides, 
Gran  soldado ,  y  que  se  apoya 
Su  fama  en  sus  proprios  hechos ; 
Donde  yo,  con  generosa 
Humildad  (cuando  pudiera 
Mas  bien  gobernar  á  Rnropa 
Que  Augusto  en  su  t      vírate) , 
Os  servi  con  mi  pen     ,«, 
Como  soldado  » 
Los  moros ,  con 


i88 

Tan  recientes ,  ofendían 
Con  palabras  afrentosas 
Desde  el  muro  ¿  nuestro  campo, 

Y  al  son  de  bárbaras  trompas, 
A  escaramuzar  salían , 
Volviendo  siempre  con  honra. 
Un  dia,  al  romper  del  alba, 
Nuestras  tiendas  alborota 
Abenjusef,  un  sobrino 

De  Almanzor,  y  con  injuriosas 
Palabras  le  pidió  campo 
Al  General ,  donde  tudas 
Las  escuadras  castellanas 
Le  oyeron ,  y  por  lisonja 
De  los  vientos,  á  VéS  tiendas 
La  lanza  y  jineta  arroja, 
Saliendo  á  un  bosque  á  esperarle. 
Yo  entonces,  con  cautelosa 
Bizarría,  armado  en  blanco, 
Sin  dar  de  mí  ausencia  nota , 
Salí  al  frondoso  palenque. 
Donde  con  soberbia  pompa 
De  su  misma  vanidad 
Estaba  el  moro,  y  con  pocas 
Palabras  le  di  á  entender 
Que  era  el  general.  No  asombra 
El  recio  viento  las  selvas, 
Desnudándole  las  hojas 
Con  mayor  furia ,  que  el  moro. 
Con  la  esperada  Vitoria, 
Revolvió  la  yegua,  y  yo, 
Con  presteza  caudalosa, 
Ajustándomeal  caballo, 
Le  esperé ;  fueron  dos  rocas 
Las  que  el  encuentro  sintieron; 
Pero  el  moro,  entre  consojas 
Mortales ,  abierto  ol  pecho , 
Falseado  el  ante  y  la  cota , 
Barrió  con  mil  paramentos 
De  oro  las  yerbas  rojas , 
Donde  el  alma  desatada. 
Voló  á  las  oscuras  sombras. 
Huyeron  luego  seis  moros. 
Que  guardaran  su  persona , 
Si  bien  pude  aprisionar 
Al  uno ,  que  desta  {{loria 
Dio  la  nueva  á  nuestro  campo. 
Mendo,  con  alma  envidiosa. 
Supo  que  yo  con  su  nombre 
Fingido  acábela  heroica 
Empresa  que  me  eterniza, 

Y  por  ofender  mis  glorias 
Me  dijo  :  «Mucho  me  ofendo 
Que  la  opinión  lan  notoria 
Al  mundo  de  hazañas  roias 
Aventuréis  vos  ahora, 
Valiéndoos  del  nombre  mió , 
Donde  la  suerte  dichosa. 
Que  dicha  fué ,  y  no  valor. 
Pudo  trocarse ,  dudosa 

Por  lo  menos ,  y  dejarme 
Con  la  infamia  y  la  deshonra 
De  haberme  vencido  un  moro.» 
Mas  yo ,  Señor,  con  la  poca 
Prudencia  que  da  una  afrenta , 
Le  dije :  «Por  ser  notorias 
De  aquel  moro  las  hazañas, 

Y  serle  tan  fácil  cosa 

El  mataros,  y  que  al  campo. 
Por  ser  general ,  le  importa 
Vuestra  vida,  quise  daros 
Sin  peligro  la  Vitoria ; 

gue  á  salir  tos,  estuviera , 
D  mi  opinión,  muy  dudosa.» 


LUIS  YELEZ  DE  GUEVARA. 

Ciego  de  furioso  enojo, 
Mendo ,  dejando  las  postas 

Y  guardas,  sacó  la  espada , 

Y  embrazando  la  lustrosa 
Rodela ,  bizarro  y  diestro 
Me  acometió.  Nueva  historia 
Pide  esta  batalla,  Alfonso; 
Mas  ya  sabéis  que  las  rojas 
Trenzas  del  sol  descubrieron 
En  la  campaña  arenosa 
Muerto  al  General;  yo  luego, 
(^on  vergüenza  lastimosa , 
Mirando  la  ofensa  vuestra , 

Y  sin  caudillo  la  heroica 
Empresa  de  Calalrava , 
Aborrecido  de  todas 

Las  castellanas  banderas , 

Y  mi  muerte  tan  forzosa , 
En  desgracia  de  mi  rey. 

Puse  el  pecho,  antes  que  rompan 
Luces  del  alba  dormida. 
Coronada  de  oro  y  rosas , 
Al  mus  bruto  atrevimiento 
Que  honró  con  laureles  Roma. 
Tomé  una  escala ,  y  al  muro , 
Entre  fugitivas  sombras 
Oe  la  noche,  la  arrimé, 

Y  diciendo : « No  perdonan 
Royes  tan  graves  uelilos ; 
Muera  quien  quita  la  honrosa 
Opinión  del  rey  que  sirve; » 

Y  llamando  entre  animosas 
Voces  al  patrón  de  España , 
Trepé  al  muro,  á  cuyas  sordas 
Voces  despertando  aí  sol , 

Me  vio  revuelto  en  las  tropas 
De  los  turbados  alarbes , 
Que  al  son  de  trompetas  roncas 
Avisaron  nuestro  campo , 
Que,  con  envidia  gloriosa 
De  verme  lidiando  solo , 
Poniendo  escalas ,  se  arrojan. 
Animados  con  mi  ejemplo, 
A  proseguir  la  vitoría. 
Ganóse  al  fin  Calalrava ; 
Pero  yo ,  con  vergonzosa 
Pena  del  enojo  vuestro, 
Perdí  con  razón  las  glorias , 
Por  no  padecer  las  penas 
Que  en  vuestro  enojo  se  apoyan. 
Con  el  disfraz  de  villano 
Emprendí  Utn  espantosas 
Hazañas,  que  han  merecido 
La  gracia  que  os  pido  ahora. 
Retíreme  al  fin  á  Ocaña , 
Porque  con  alma  amorosa 
Confieso  á  Blanca  por  dueño, 
Si  la  muerte  no  lo  estorba. 
Mis  amorosos  disignios 
En  vuestra  presencia  heroica , 
Será  por  armas ,  Señor, 
Blanca  mí  adorada  esposa. 

PATO. 

Con  admiraciones  pagan 
Los  sentidos  tan  dudosas 
Noticias. 

BUkNCA. 

Su  vida  temo. 

MARTIIC. 

Ya  no  hay  que  temer. 

REY. 

Memorias 
Dejará  tu  nombre  eternas. 


Yo  te  perdono ,  aonqoe  cobras 
Con  tu  vida  on  enemigo, 

Y  en  pretensión  amorosa , 
En  valor  y  en  calidad 

Te  iguala. 

•  DON  SANCHO. 

Fuera  costosa 
La  experiencia  de  su  enojo, 
Cuando  á  don  Ñuño  le  sobran 
Tanto  amor  como  justicia, 

Y  en  su  peregrina  historia 
Se  confiesa  por  su  daeño 
Doña  Blanca.  No  es  tan  corta 
Mi  capacidad*.  Señor, 
Cuando  los  celos  lo  estorban , 
Que  pretenda  mano  ajena ; 
Pero,  pues  á  todos  honra 
Vuestra  presencia ,  querría , 
Señor,  que  fuese  mi  esposa 

Su  hermana  Elvira ,  que  eslimo, 
Por  sus  prendas  generosas . 
El  amor  que  me  ha  mostrado. 

BEY. 

Y  seré  de  entrambas  bodas 
Hoy  el  padrino. 

DON  SANCHO, 

Don  Ñaño, 
Ya  nuestra  amistad  pregonan 
Mis  brazos  y  el  parentesco.— 
Blanca ,  merecida  es|i08a 
De  Ñuño,  dalde  la  roano. 

BLANCA. 

Para  c|ue  queden  memorias 
De  mis  dichas ,  contra  el  tiempo , 
En  mármoles  que  no  borran , 
Con  inmortales  requiebros 
Mi  mano  tienes  muy  pronta, 

Y  el  alma  también  con  ella. 

5a/«  ELVIRA. 

MARTIN. 

Aquí  está  Elfira. 

BEY. 

Bien  cobras 

Tu  amor,  Elvira ,  i  doo  Sancho. 

blyiba; 

Claro  está ,  cuando  me  abona 
Vuestra  mano ,  podré  dar 
La  mia  á  Sancho;  que  ahora, 
En  licenciosos  arrQlloa« 
Soy  de  su  luz  oiaripoaa. 

DON  SAHCBO. 

Yo .  Elvira ,  estoy  tan  cooteato , 
Que  la  fama  con  notoria 
Solicitud  pregonara 
Lo  que  mi  pecho  atesora ; 
Pero  esta  mano  es  testigo , 
Con  lo  cual  verás  gustosa 
Si  pago  cuidados tQjos, 
Si  te  quito  tus  congoj»». 
{DaU  la  mano  é0n  Stmdk9  é  CIm 

■ABTIX. 

Y  YO  ¿acaso  soy  fintasnaat 
¿  No  hay  alguna  motilona , 
Aunque  haya  estado  en  Gilleia, 
Como  no  despaoie  en  goidaf 

DON  HUllO. 

Premiado  saldrás,  Martin, 
Dando  á  su  famosa  historia 
?iTí  El  Ollero  úeOe^l^^ 
Si  nuestras  falus  perdonan. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


.  DIABLO  ESTÁ  EN  CANTILLANA, 


COMPUESTA 


POR  UnS  VELEZ  DE  GÜEVABA. 


PERSONAS. 


ON  PEDRO. 
ELO. 
DE    RIBERA, 


DON  SANCHO. 
DON  GARCÍA. 
DON  ALVARO. 
RODRIGO ,  gracioso. 


CARRASCA , 


alcaldes. 


ZALAMEA, 

doñamarIadgpadilla. 
doña  esperanza. 


DON  JUAN  DE  RIBERA. 
LEONOR ,  criada. 
Criados, 
acompaí^aiiiento. 


I  ADA  PRIMERA. 


REY  DON  PEDRO,  LOPE 
>,  DON  SANCHO,  DON  GAR- 
N  ALVARO,  todot  de  noche. 

RET. 

lede  conmi(;o, 
1  Lope  Soteio. 
( Vanse  ) 

LOPE     {Ap.) 

evo  recelo. 

RET. 
LOPE. 

ñor? 

RET. 

¿Sois  mi  amigo?     * 

LOPE. 

Toestra  alteza 
rezcoser. 

RET. 

yo  he  menester... 

LOPE. 

or? 

BEY. 

Vuestra  cabeza. 

LOPE. 

9 

RET. 

No  OS  turbéis; 
ístros  hombros  la  quiero, 
>ta  suerte  espero 
me  serviréis; 
brazo  y  espada 
DO  ha  salido, 
contra  el  olvido 
tice  patria  amada, 


Y  la  cristiana  cuchilla 
Contra  el  moro  eternizando... 
Pero,  esto  aparte  dejando , 
¿Cómo  dejais  á  Sevilla? 

LOPE. 

Buena,  Señor ,  y  quejosa 
De  que  la  favorezcáis 
Mucho  menos  que  estimáis 
Su  fabrica  generosa. 

Y  aquel  rio,  en  quien  mirando 
Su  vistosa  majestad , 

Es  Narciso  la  ciudad; 
Pues  sin  ra/.on  despreciando 
La  maravilla  africana 
Del  alcázar  que  vivis. 
Los  veranos  os  venís 
A  pasar  á  Cantillana. 
Aunque  os  puede  disculpar 
Esta  casa  de  placer, 
Que'llegan  á  enriquecer 
Guadalquivir  y  Viar, 
Esos  caudalosos  rios. 
En  cuyo  sitio  dichoso 
Vuestro  abuelo  generoso 
Trasladó  el  cielo  los  bríos 
Del  alarbe  sevillano. 
Habiendo  vencido  ya ; 
Porque  á  propósito  está 
Para  pasar  el  verano. 
Pero,  con  todo,  Sevilla 
Siente  vuestra  ausencia  ansí. 

RET. 

¿Cómo  estas  noches,  decí, 
Don  Lope ,  está  la  Almenilla? 

LOPE. 

Llena  de  barcos  y  gente. 

RET. 

¡Bravas  damas! 

LOPE. 

Muchas  hay 
Entre  estopilla  y  cambray ; 
Mas,  pobre  del  que  esté  ausente, 


Con  la  mas  Grme  mujer. 
Aunque  su  amor  mas  le  importe. 

RET. 

Esa  es  ya  plaga  de  corte. 

LOPE. 

Líbreme  Dios  de  querer 
Mujer  ninguna  que  tenga 
El  amor  por  granjeria. 

RET. 

Andar  desnudo  solia 

En  tiempo  de  Bras  y  Menga , 

Mas  ya  le  quieren  vestido 

Y  lleno  de  oro  las  damas; 
Perdonen  las  castas  famas 
De  Penélope  y  de  Dido. 

LOPI. 

Han  dado  en  tal  desatino. 

RET. 

¿Y  la  niña  sabia? 

LOPE. 

EsU 

En  el  Candilejo  ya. 

RET. 

Algo  vendréis  del  camino, 
Aunque  es  tan  corto,. cansado, 

Y  es  razón  que  descanséis. 
Pues  vuestra  posada  veis , 
Donde  hablando  hemos  llegado. 

LOPE. 

Volveré  con  vuestra  alteza. 

RET. 

No  tenéis  á  qué  volver; 

Que  aquí  es  donde  he  menester, 

Don  Lope,  vuestra  cabeza. 

LOPE. 

Pues  vuestra  alteza  comience 
A  mandarme. 

HET. 

De  V08  fio 
Que  me  sirtais. 


LOPE. 

¿Qué  albcdrio, 
Qué  imposible  el  Uey  no  vence? 
Porque  es  dueño  soberano. 

nEY. 
Kn  esa  palabra  espero 
Que  haréis  como  caballero. 

LOPE. 

Esta  espada  y  osla  mano, 
Esta  sangre  y  osle  pecho 
A  vuestro  sei  vicio  están. 

REY. 

Vuestro  huésped  Perafan, 
Don  Lope,  según  sospecho, 
Tiejie  una  hija,  y  se  llama 
l)oña  Esp(>ranza,  tan  bella, 
Tan  cuerda  y  sabia  doncella, 
Que  es  espejo  de  la  fama. 
Sé  que  la  tenéis  amor, 

Y  que  ella  no  os  quiere  mal , 

Y  que,  por  seros  igual 
En  la  sangre  y  el  valor. 
Pretendéis  casar  con  ella. 
Eslo  ha  de  cesar  aquí. 
Porque  habéis  de  hacer  por  mi, 
Don  Lope,  mas  que  por  ella. 

Y  no  solo  esto  ha  de  ser. 
Porque  no  me  canse  en  vano , 
Oue  del  cristal  de  su  mano 
Un  papel  tengo  de  \er. 

En  que  admita  mis  deseos; 
Que  los  reyes  es  razón 
Que  gocen  la  posesión 
De  tan  divinos  empleos. 
De  suerte  que  venga  á  hacer 
Toda  la  voluntad  mia , 
Sin  que  de  dona  María, 
Ni  el  cielo,  si  puede  ser. 
Venga  á  entenderse  jamás; 
Que  lo  que  á  hacer  os  obligo 
Se  suele  por  un  amigo 
Ofrecer,  y  un  rey  es  mas. 

LOPE. 

Señor,  mire  vuestra  alteza... 

RET. 

No  hay  que  replicarme  ya, 

Y  advertid  que  en  esto  os  va 

No  menos  que  la  cabeza.  {Vate.) 

LOPE. 

¿Inventó  la  Urania 
Mas  riguroso  tormento. 
Ni  vio  humano  entendimiento 
Desdicha  como  la  roia^ 
¿Que  Dionisio  atormentó 
Con  celos,  nial  de  que  muero, 
Que  á  Nerón ,  por  ser  mas  fiero 
Tormento,  se  le  olvidó? 
¡  Ah  poder!  ¿Tanto  hns  de  ser, 
Que  llegues  al  albcdrío. 
Siendo  imperio  y  señorío. 
Que  al  cielo  negó  el  poder? 
Vive  Dios,  que  aunque  me  dé    - 
Mil  veces  la  muerte  injusta, 
Que  no  he  de  hacer  lo  que  gusta, 
De  mi  honor  contra  la  fe ;. 
Que  mayor  rey  es  amor, 

Y  le  debo  mas  decoro 
Mientras  á  Esperanza  adoro ; 
Que  la  vida  y  el  honor 

Son  para  ocasiones  tales. 

Piérdase  todo  primero 

Que  yo  pierda  el  bien  que  espero 

De  sus  ojos  celestiales. 

En  un  laberinto  he  entrado. 

Que  no  podré  salir  del , 

Porque  don  Pedro  es  cruel , 

Mozo,  rey  y  enamorado, 

Y  yo  su  vasallo  soy. 
i  Ah  Rey !  Pero  con  la  ley 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Del  amor,  no  hay  rey,  no  hay  rey; 
Sí  hay  rey,  sí  hay  rey.  ¡  Loco  estoy  J 

Sale  RODRIGO,  de  camino. 

RODRIGO.  (Cantando.) 
¡Áy!  que  desde  Vienes 
/t  Cantiliana 
Hay  una  legüecita 
De  tierra  llana. 
('^antando  y  medio  dormido, 
He  llegado  á  la  posiída 
Con  bota  y  sin  camarada; 
Notable  milagro  ha  sido. 
;Qué  bien  debió  de  picar. 
Después  que  en  aquella  venta 
Me  dejó  haciendo  la  cuenta. 
Pues  no  le  pude  alcanzar, 
Don  Lope!  Yo  apostaré 
Que  descansa ,  porque  agora 
Todos  duermen  en  Zamora , 
Sino  es  (|uicn  camina  á  pié. 
;LQné  hará  á  estas  horas  Leonor, 
Mientras  vela  mi  cuidado?— 
;.  Quién  va? 

{Vaá  entrar,  y  encuentra  á  don  Lope.) 

LOPE. 

Un  hombre  desdichado. 

RODRIGO. 

¿Es  don  Lope,  mi  señor? 
Mosca  de  celos  tenemos, 
Respingo  habrá  temenrio. 

LOPE. 

Quien  tiene  un  rey  por  contrario 
Hará  mayores  extremos. 

RODRIGO. 

¿Un  rey?  Guarda  fuera,  y  mas 
Es(a  buena  pieza. 

LOPE. 

Aquí 
Estoy,  Rodrigo,  sin  mí. 
Adiós,  adiós. 

RODRIGO. 

¿Dónde  vas? 

LOPE. 

No  sé ,  por  Dios,  dónde  voy. 
i  Ah  Rey !  Pero  con  la  ley 
Del  amor,  no  hay  rey,  no  hay  rey ; 
Sí  hay  rey,  si  hay  rey.  ¡  Loco  estoy! 

{Vase.) 

RODRIGO. 

i  Oh  enamorado  don  Lope ! 
Cual  no  se  ha  visto  jamás. 
Loco  y  temerario  vas 
Tras  tu  cuidado  al  galope; 
De  doña  Esperanza  son 
Celos,  que  es  discreta  y  beHa, 

Y  querrá  por  dicha  hacella 
El  Rey  doña  Posesión. 

En  la  posada  se  ha  entrado 
Por  un  po.stigo  que  halló 
Abierto,  si  no  bajó. 
Pienso,  á  abrirle  algún  criado. 

V  si  no  me  engaño,  á  fe. 
Mi  Leonor  sale. 

Sale  LEONOR. 

LEO?rOR. 

i  Ob  lacayo 
De  mi  vida !  Como  un  rayo. 
Oyendo  tu\07,  bajé. 
A  don  Lope,  tu  señor. 
Encontré  cuando  bajaba, 
Pero  no  sé  qué  llevaba. 
Que  no  me  habló. 

RODRIGO. 

Está ,  Leonor, 


I 


Con  no  sé  qué  achaque  nuero. 
Que  en  Cauíillana  le  ba  dado. 
Que  le  tiene  con  cuidado. 

LEONO  '. 

¿Toca  en  celos? 

RODRIGO. 

No  me  atrcTo 
Que  en  eso  hablemos,  sí  á  tanto 
Ha  llegado  su  rigor; 
Que  de  secreto,  Leonor, 
Me  precio. 

LEONOR. 

Pues  eulre  tanto 
Dame  esos  brazos ,  Rodrigo. 

RODRIGO. 

Leonor  mia ,  aquí  los  tienes. 

LE0:(0R. 

¿  Cómo  de  Sevilla  vienes? 

RODRIGO. 

Celoso,  Dios  me  es  testigo. 

LE050R. 

lí!ual  me  tienes  tú  á  mi 

El  tiempo  que  te  has  tardado. 

RODRIGO. 

Vive  Dios ,  que  no  he  mirado 
Un  manto,  pensando  en  ti , 

Y  que  hemos  síilo  cartujos 
Yo  y  dou  Lope,  mi  señor. 
Dame  tú  cuenta,  Leonor 

(Si  no  es  meterme  en  dibujos), 
De  lo  que  por  acá  pasa. 
¿  Hay  por  los  ninfos  del  Rey, 
Siendo  los  dos  muía  y  buey, 
Portal  de  Belén  mi  casa? 
¿Mírate  algún  lindo  tierno? 
¿Da  en  hablarte  muy  despacio 
Algún  tonto  de  palacio 
Por  el  estilo  moderno? 
¿  Desvanécete  algún  paje 
De  excelencia  ó  señoría? 
¿Llévate  la  cortesía 
Los  ojos  tras  el  buen  traje? 
A  Hace  de  noche  terrero 
Algún  barbado  tiplon? 
¿Hay  ciútica?  Hay  faToron 
De  cabellito  en  sombrero? 
¿Hate  algún  bravo  pedido 
Chelos  de  mi ,  á  lo  cruel , 

Y  en  pepitoria  ó  pastel 
Mis  nances  te  ba  ofrecido? 

Que  aunque  hayas  muerto  en  agraz 
Mis  favores  de  este  modo, 
Yo  te  absolveré  de  todo; 
Que  soy  celoso  de  pai. 
¿Lloras? 

LEORO». 

¿  No  quieres  qae  llore , 
Viéndome  tan  mal  pagada? 

lODRICa 

Pasada  por  agua,  amada 
Leonor,  querrás  que  te  adore,. 
Siendo  de  mi  corazoo 
ídolo  huevo  no  mas. 
Porque  esas  perlas  que  eiUa 
Vertiendo,  del  alba  soo, 

Y  han  de  hacerle  fitta  agora. 
Que  á  llamar  al  sol  coaUeoia, 
Colorada  de  vergtkenuí. 

De  ver  que  eres  tú  su  aurora. 

LEONOa. 

Entra,  que  es  tarde, ;  la' espera 
La  cama  mullida  yau 

aoaaico. 

¿Y  cenar? 

LIOROII. 

NofiíMari; 

Que  aquí  esti  tu  deapéMcm.  . 


R0D1I160. 

e  tiene  ud  mal  nombre 
idas. 

LEONOR. 

Yo  con'fieso 
íes  razón ,  mas  eso 
ue  Judas  fué  hombre. 

RODRIGO. 

r  habiera  sido, 
;  su  desenfado 
>e  hubiera  ahorcado 
hiera  arrepentido. 
00  hay  poner  dudas, 
;llas  ofender, 
en  besar  y  vender 
era  mujer  es  Judas. 

LEONOR. 

i  de  todas  mientes. 

RODRIGO. 

ncarado  mentís! 
r  huele  y  sabe  á  anís 
pasa  por  tus  dientes. 

LEONOR. 

» looo,  á  acostar ; 
á  la  casa  dormida. 

RODRIGO. 

Leonor  de  mi  vida. 

LEONOR. 

Klrígo  de  Vivar. 
(Yante.) 

)05iA  HARÍA  DE  PADILLA 
DON  ALVARO. 

D05ÍA  VARÍA. 

?n  llevó  el  Rey,  decí , 
•  aro,  en  compañía  ? 

DON  ALVARO. 

«ancho,  á  don  García, 
iul ierre  y  á  mi 
Ti  ha  I  te, 'imagino 
Cantillana  encontró 
.ope ,  que  llegó 
dbe  de  camino. 

1M>5ÍA  VARÍA. 

ómo  le  habéis  dejado? 

DON  ALVARO. 

quedar  con  él 

DOÑA  VARÍA. 

Quizá  por  él 
cosas  se  han  trazado, 
Sevilla  á  ese  efeto, 
espnesla  ha  venido, 
»erle  parecido 
hombre  mas  secreto. 

DON  ALVARO. 

pe  es  cnerdo,  y  sabrá 
dar,  como  es  justo, 
ra  alteza  disgusto. 

DOÑA  VARÍA. 

raro,  claro  está 

me  burlo.— ¿Quién  es? 

DON  ALVARO. 

ado  don  García. 
Sale  DON  GARCÍA. 

DOÑA  HARÍA. 
DON  GARCÍA. 

El  Rey  ya  venia. . 

D05ÍA  VARÍA. 

^  le  dejaste  4  pves? 
DD.  G.  DE  L.— n. 


EL  DIABLO  ESTÁ  EN  CANTILLANA. 

DON  GARCÍA. 

Con  don  Lope  se  quedó ; 
Que  quiso  con  él  hablar. 

DOÑA  VARÍA. 

i  Qué  repentino  privar! 

DON  GARCÍA. 

Que  trujo,  imagino  yo, 
Negocios  de  estado  y  guerra 
De  importancia,  que  tratar 
Con  el  Rey. 

DOÑA  VARÍA. 

No  hay  que  dudar, 
Esto  algún  secreto  encierra ; 
Que  no  puede  menos  ser 
Privanza  tan  repentina. 

DON  GARCÍA. 

Don  Lope  es  persona  dina 
De  alcanzar  y  merecer 
Cualquier  favor  de  su  alteza, 
Por  su  ingenio  y  su  valor. 

DOÑA  VARÍA. 

¿Digo  yo  menos.  Señor? 
¿Qué  me  quebráis  la  cabeza? 

DON  GARCÍA. 

Vuestra  alteza  me  perdone. 
Que  enojarla  no  pensé; 
Que  esto  en  don  Lope  se  ve, 
Cuando  yo  no  lo  pregone; 
Que  mns  bienquisto  criado 
No  tiene  en  su  casa  el  Rey, 

Y  esto  es  cumplir  con  la  ley 
De  amigo. 

DOÑA  VARÍA. 

Ya  estáis  cansado. 

DON  GARCÍA. 

Vuestro  humilde  esclavo  soy. 

DOÑA  VARÍA. 

Basta. 

DON  ALVARO.  (Ap.) 

No  puede  llevar 
Ver  á  don  Lope  alabar. 

DON  GARCÍA. 

El  Roy  viene. 

DOÑA  VARÍA. 

Y  yo  me  voy.    ♦ 

Al  irse  doña  María ,  sale  EL  REY, 
y  detiénela. 

RET. 

¿Qué  es  esto,  señora  mia? 
¿  Porque  yo  vengo  os  vais  vos? 
No  huyáis  de  mí ;  que,  por  Dios, 
Que  es  faltar  el  sol  al  oia 
Faltando  vuestra  belleza. 
Deteneos,  no  os  escondáis; 
Que  no  es  bien  que  os  encubráis 
Cuando  á  amanecer  empieza;  ^ 

Mirad  que  ocaso  me  hacéis. 

DOÑA  VARÍA. 

Licencia  me  habéis  de  dar; 

Que  quiero  daros  lugar 

Para  que  á  don  Lope  habléis.    {Vase.) 

RET. 

Celos  son.  Culpa  he  tenido 
En  no  avisar  los  criados ; 
Pero,  ciego  en  sus  cuidados, 
¿Qué  amante  fué  prevenido? 
Divertir  es  menester 
Agora  á  doña  María, 
Porcjue ,  celosa,  podía 
Venirlo  todo  á  entender; 

Y  su  ciega  condición. 
Celosa  en  extremo,  temo. 
Porque  la  quiero  en  extremo ; 
Que,  aunque  con  loet  afición 
A  Esperanza  solicito, 


Suya  es  el  alma  en  rigor. 
Porque  una  cosa  es  amor, 

Y  otra  cosa  es  apetito ; 

Y  la  amorosa  porfía  , 
En  los  dos  es  desigual , 

Que  Esperanza  es  temporal , 

Y  eterna  doña  Maria. 
Mayor  gusto  solicito 

De  sus  celosos  desvelos; 

Que  entrarse  á  dormir  con  celos 

Es  comer  con  apetito.  {Vase,) 

Sa/«  PERAFAN  DE  RIBERA ,  t;ie;V? ,  y 
DON  LOPE. 

PERAFAN. 

Seáis,  señor  don  Lope,  bien  venido. 
Que  debisteis  llegar  poco  cansado , 
Pues  menos  que  soléis  habéis  dormido. 
¿Cómo  venís? 

LOPI. 

Con  no  sé  qué  cuidado. 
Que  á  los  hombres  no  faltan  cada'dla. 
Que  me  tiene  confuso  y  desvelado. 

PERAFAN. 

Si  es  falta  de  dinero,  no  querría 
Que  anduvieseis  tan  poco  cortesano, 
Qne  no  os  sirvieseis  de  la  hacienda  mía; 
Que ,  á  fe  de  caballero  y  cortesana, 

Y  amigo  vuestro,  en  6n,  y  por  la  vida 

[no. 
De  Esperanza  y  de  don  Juan,  su  herma- 
Que  de  Granada  vuelva  á  la  medida 
Que  piden  mis  deseos,  que  no  hay  cosa 
Que  yo  os  pueda  negar,  de  vos  pedida. 
No  es  lisonja,  por  Dios,  sino  forzosa 
Obligación,  que  debe  á  la  nobleza 
La  sangre  de  mi  pecho  generosa. 

LOPE. 

Estimo,  como  debo,  la  largueza 
De  vuestro  noble  y  ¿eneroso  pecho. 
Mas  no  es  falta  de  hacienda  mi  tristeza; 

[cho. 
Que  ya  estoy  de  quien  sois  tan  salisfe- 
Que,  á  ser  de  esa  ocasión,  hoy  excusara 
Las  ofertas,  Señor,  que  me  habéis  he- 
En  ocasión  mas  superior  repara.'  [cho. 

PERAFAN.  [tra. 

Amor  debe  de  ser;  que  en  la  edad  vues- 
Naturaleza  misma  ío  declara,  [tra. 
Que  hasta  en  los  brutos  escomun  maes- 

Y  enseña  á  amar  las  fieras  y  las  plantas, 
Comoconlaexperiencianoslomuestra. 
Sois  mozo,  sois  galán,  y  tenéis  tantas 
Partes,  que  merecéis  rendir  con  ellas 
Hasta  las  luces  de  los  cielos  santas. 
Serviréis  dama  de  palacio;  estrellas 
Del  imperio,  inmorUt  k  los  zafiros. 
Emulación  de  imágenes  mas  bellas; 
Adonde  son  aromas  los  suspiros. 
Holocausto  las  lágrimas,  y  donde 
Con  sola  voluntad  podré  serviros; 

[ponde. 
Que  aunqneelcasoá  mi  edad  no  corres* 
Os  iré  á  hacer  espaldas  al  terrero ; 
Que  á  ningún  trance  lavQez  meesconde. 
Yo  volveré  á  ceñir  el  limpio  acero. 
Que  ociosamente  vive  ,•  descuidado 
De  aquella  fama  que  ganó  primero. 
Bien  me  podéis  fiar,  doD  Lope,  el  lado; 

[u. 

Que  yo  os  prometo  dar  tan  buena  caen- 
Que  volváis  con  mis  años  disculpado. 

LOPE. 

Bien  en  vuestro  valor  me  representa 
La  sangre  que  tenéis  mayores  bríos, 
Yel  favor  queme  hacéis  toiño  ámi  cuen- 
¿  Cómo  estáis  de  salud?  [ta. 

11 


161 

FERAFAlf. 

Como  los  ríos, 
Que  dan  tríbulo  al  mar,  camine^  agora, 
Cpn  los  achaques  ordinarios  míos; 
Pero  para  serviros. 

LOPE. 

Mi  señora 
DoBa  Esperanza  ¿cómo  está? 

PERAFAlf. 

Dormida, 
Pero  siempre  muy  vuestra  servidora. 

LOPE. 

Déle  el  cielo  salud  y  larga  vida, 

Y  tenjca  aquel  empleo  que  merece 
Su  virtud  y  nobleza  conocida. 

PBRAPAN. 

Pero  que  sale  á  veros  me  parece; 
Que  la  ha  obligado  d  madrugar  elgusto 

8ue  el  alborozo  con  razón  la  ofrece 
e  la  venida  vuestra. 

LOPE. 

Y  es  muy  justo. 
Si  paga  como  debe  mi  deseo. 

PERAPA?f. 

De  los  extremos  de  Esperanza  gusto, 
Que  en  acudir  á  vuestras  cosas  veo. 
Pluguiera á  Dios  se  hiciera  el  hospedaje, 
Pero  vos  vais  tras  mas  dichoso  empleo; 

Y  aqui  es  razón  que  este  discurso  ataje. 

Sah  DO^A  ESPERANZA. 

DO^A  RSPERATIZA. 

Vos  seáis  tan  bien  llegado. 
Señor  don  Lope,  á  esta  casa. 
Como  de  límite  pasa 
El  haberos  deseado. 
¿Cómo  venis? 

LOPE. 

i  Cómo  puedo 
Venir  con  ese  favor, 
Oue  á  vuestro  raro  valor 
Obligado  siempre  quedo? 
Ya  se  que  salud  tenéis. 

DOÑA  ESPERA:«ZA. 

Con  ella  os  pienso  servir, 

Y  no  quiero  recebir 

Esta  merced  que  me  baceis. 
En  pié,  que  es  justo  de  espacio 
Que  los  huéspedes  gocemos 
De  vos,  y  no  que  dejemos 
Que  siempre  os  goce  el  palacio. 
Alcance  un  poco  la  villa. 
Señor  don  Lope,  de  vos. 

LOPE. 

Soy  vuestro  esclavo,  por  Dios. 
(Siéntanse.) 

DOÑA  ESPERANZA. 

i. Cómo  OS  fué,  pues,  en  Sevilla? 
Que  i  gusto  hayáis  negociado 
Deseo,  como  es  razón. 

LOPE. 

Cumpli  con  la  obligación 
De  caballero  y  soldado; 

Y  tuve  tan  buen  suceso. 
Que  me  he  tardado  seis  dias, 

Y  pudieran  las  porfías 
Llegar  á  mayor  exceso ; 
Porque  era  materia  odiosa 
De  puertos  y  de  lugares» 

Y  en  cosas  particulares 
Suele  ser  dificultosa. 

DOÑA  ESPERA!fZA. 

¿Habéis  visto  muchas  damas? 
Que  las  sevillanas  son 
Bizarras. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

LOPE. 

Y  con  razón , 
De  las  amorosas  llamas 
Esferas  pudieran  ser. 
Por  In  limpieza  y  el  brío; 
Pero  el  pensamiento  mió 
No  está  para  echar  de  ver 
Beldad  ninguna,  ocupado 
En  mas  divina  porfía. 

DOÑA  ESPERA?VZA. 

¿Qué  amorosa  hipocresía ! 
Qué  fíneza  y  qué  cuidado! 

LOPE. 

Pésame  que  me  tengáis 
Por  falso. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Los  hombres  son 
De  una  misma  condición. 

LOPE. 

Mal  lo  entendéis,  si  juzgáis 
A  todos  de  una  manera. 

DOÑA  ESPERANZA. 

¿Quién  ausente  firme  ha  sido? 

LOPE. 

Quien  con  firmeza  ha  querido. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Ya  no  hay  quien  tan  firme  quiera. 

LOPE. 

Confieso  que  eso  es  verdad. 
Porque  no  tiene  segunda 
Mi  firme  amor  en  el  mundo. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Que  haya  segundo  dejad. 
Pues  es  tan  grande,  señor 
Don  Lope,  el  mundo. 

PERAFAN. 

¿Tú  quieres 
Defender  á  las  mujeres. 
Que  no  sabes  qué  es  amor? 
Para  (|uien  lo  entiende  deja, 
Esperaiicica,  estas  cosas , 
Que  en  materias  amorosas 
Yerra  el  que  mas  aconseja ; 
Que  amor  es  filosofía 
De  celos,  temor  y  ausencia. 
Que  ha  menester  experiencia. 

DOÑA  ESP   RANZA.  {Ap.) 

Y  ¿qué  mayor  que  la  mia? 

PERAFAN. 

Aunque  esto,  que  es  natural 
A  la  mas  ruda  mujer, 
Se  ensena  sin  aprender, 

Y  mas  si  les  está  mal ; 
Que  por  eso  como  fieras 

Son  de  los  hombres  tratadas, 
En  tenerlas  encerradas , 
Cubiertas  de  vidrieras. 
De  rejas  y  celosías; 

Y  dijo,  á  mi  parecer. 
Muy  bien  cierto  bachiller. 
De  aquestas  filosofías. 

Que  esto  del  amor,  que  á  pocos 
Tener  con  gusto  consiente 
Jamás,  era  solamente 
Para  muchachos  y  locos. 
Perdone  el  señor  don  Lope, 
Si  ha  parecido  osadía; 
Que  en  tan  larga  cofradía 
No  hay  cuerdo  nuc  no  se  tope; 
Que  también  acá  hemos  sido 
De  los  muchachos  y  locos; 
Que  se  han  escapado  pocos 
Desta  guerra  con  sentido. 
Pero ,  esto  aparte  dejando , 
¿Cómo  está  Sevilla? 


LOPK. 

Boent, 

Y  de  mil  grandezas  lleot. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Siempre  vivo  deseando 
Ver  su  grandeza  romana, 
Poraue  desde  que  nacf, 
Jamás  del  murosali, 
Don  Lope,  de  Cantillana; 
De  que  contra  el  tiempo  ingrato 
Tanto  cuentan ,  qae  quisiera 
De  su  fábrica  y  ribera 
Tener  siquiera  un  retrato. 

LOPE. 

Si  os  satisfacéis  agora 
Con  el  de  un  tosco  pincel , 
Que  es  má  relación,  con  él 
Podré  serviros.  Señora. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Ilaréisme  merced  notable. 

PEKAPAN. 

Y  á  todos. 

LOPE. 

^    Pues  atencloo, 

Y  escuchad  la  relación 
De  su  fábrica  admirable. 

PERAFAN. 

Mirad  que  si  me  durmiere. 
Que  me  habéis  de  perdonar. 

LOPE. 

(Ap.  No  sé  cómo  puedo  hablar.) 
Haced  lo  que  gusto  os  diere ; 
Que  de  cualquiera  roauera 
Recibo  merced  de  vos. 
(Ap.  Reventando  estoy,  por  Dios.) 

rERAFAX. 

Mirad  que  Esperanza  espera. 

DOÑA  BSPBBANEA. 

Y  de  suerte,  que  imagino 
Que  la  he  de  tener  presente. 

LOPE. 

Escuchadme  atentamente; 
Que  serviros  determino. 
Hércules,  hijo  deAlceo 
(A  quien  las  claras  hazaliat 
De  tantos  Hércules  quieren 
Que  le  atribuya  la  fama). 
Viniendo  con  las  columnas 
(Que  por  Non  plus  ultrM  estaban 
Donde  se  acaba  la  tierra 

Y  comienza  el  mar  de  Bspsfta) 
A  las  riberas  del  río 
Guadalquivir  (africana 
Dicción,  que  quiere  decir 
Qui-viri  grande,  y  rio  Gml4ffl)« 
Que  llamaron  los  antiguos 
Réiis,  Bélica  llamada, 

Por  él,  toda  la  provincia, 
Desde  el  rio  Guadiana, 
Que  hoy  se  llama  Andalucia, 
Corrompido  de  Vandalia, 
Nombre  antiguo,  porque  M 
De  Vándalos  habitada; 
Viendo  su  apacible  slúo, 

Y  agradecido  á  las  aguas 
Del  padre  de  tantos  rios. 

Que  al  mar  mayor  feudo  pigaOv 
A  Sevilla  edificó. 
Cuya  fábrica  gallarda. 
Por  His|)alo,  un  hijo  su|0, 
Hispalis  fué  del  llamada. 
Coronóla  Julio  César 
Después  de  fuertes  munllaa» 
Por  reina  de  las  ciudades 

Y  por  colonia  romana ; 
Aunque,  según  Kstrabon, 
Fué  antes  que  Roma  Itedada 
Cien  lustros,  que,  á 


íntos  años  pasan. 
;  tiempos  después 
iron  gentes  varias , 
indalos,  suevos, 
citas,  garamantas , 
?  vino  á  poder, 
igo  y  por  la  Caba, 
igeüia  española, 
ion  africana. 
<:o  corrompieron 
y  gentes  varias 
lis  el  nombre  antiguo, 
n polas  mudanzas, 
llamarse  vino, 
os  del  Arabia 
'on  Isvilia , 
'ngua  castellana 
reciendo  siempre 
dezas  con  su  fama ; 
Jo  á  su  conquista 
y  la  invicta  espada 
rey  don  Fernando 
r  héroe  y  monarca 
jamás  la  Europa), 
1  invicta  planta 
soberbios  muros, 
i  Pérez  de  Vargas, 
enees  de  los  reyes 
a  es  corte,  á  causa 
ciudad  mas  noble, 
insigne  y  bizarra; 
llosa,  que,  haciendo 
p  soberbias  casas, 
[uíso  que  el  Bétis 
;  al  mar  de  Espaíía  ; 
ípiendo  por  enmedio, 
je  agora  aparta 
parte  á  Sevilla, 
I  parte  á  Triana; 
ificios  bellos 
itan  la  batalla, 
lar  en  medio  el  río, 
ue  escaramuzaran; 
hablarse  en  las  treguas 
r»uente  de' tablas, 
ce  barcos  puesta, 
las  amarrada, 
e  se  comunican 
tbilonia  tantas 
tas,  que  al  peso 
^los  no  descansa ; 
arriba  del  rio 
artuja  santa, 
preciarse  de  mudos, 
lengua  del  agua; 
uoso  edificio, 
itrassus  monjes  callan , 
is  piedras  por  ellos 
?nguas  de  su  fama; 
torre  del  Oro, 
ne  celebrada, 
sirve  el  sordo  Bétis 
>  espefo  de  plata, 
a  famosa  puente, 
)  se  trasladan 
s  de  árboles  secos, 
§  hojas  son  jarcias, 
•nde  el  año  todo 
1  con  otras  tantas, 
iGro  de  los  cielos 
cielos  de  esmeraldas ; 
dentro  de  sus  muros 
vera  se  halla 
,  que  ha  jurado  ser 
a  ciudadana ; 
vos  edificios 
)  enero  acompañan 
stido  de  verde, 
bordado  de  nácar, 
tres  mil  casas  tiene , 
Iguala  abundancia 
ide,  que  pienso  que  hay 


EL  DIABLO  ESTA  EN  CANTILLANA. 

Tantas  fuentes  como  casas ; 
Tan  hidrópica  es  su  sed , 
O  su  vecindad  es  tanta, 
Que  un  rio  entero  se  bebe, 
Sin  que  al  mar  le  alcance  nada; 
Que  es  el  dulce  Guadaira, 
Que  el  muro  á  Sevilla  asalta, 
Por  los  caños  de  Carmona, 
Con  cristalinas  escalas. 
Cuyas  aguas,  porque  nunca 
A  pagar  tributo  salgan 
Al  mar,  dentro  de  sus  muros 
Las  hace  Sevilla  hidalgas. 
Su  iglesia  mayor,  que  fué 
Mezquita  alarbe  y  musáica, 
Labor  en  fábrica  ilustre, 
A  la  de  Efeso  aventaja. 
Cuya  gran  torre  parece, 
Por  artificiosa  y  alta, 
O  pasadizo  del  cielo, 
O  que  es  del  sol  atalaya. 
Cuando  pintar  quiso  Ovidio 
Del  sol  la  luciente  casa. 
Con  columnas  de  Epiropos 
Pintó  su  famoso  alcázar j 
En  cuyos  estanques  fríos. 
Desde  la  noche  hasta  el  alba, 
Se  aconsejan  las  estrellas 

Y  se  enamoran  las  plantas, 

Y  donde  cisnes  y  peces. 
Cambiando  plumas  y  escamas, 
Hacen  con  flores  y  murtas 
Tornasoles  de  las  aguas; 
Sin  mil  edificios  bellos. 
Que  son  gigantes  sin  alma, 
Que,  á  competencia  del  cielo, 
Sobre  el  viento  se  levantan. 
Tiene  Sevilla  ei^efeto 
Trece  puertas,  once  plazas. 
Mil  calles,  docientos  templos, 
Que  á  la  antigüedad  espantan ; 
Es  fértil ,  alegre  y  rica, 
Insigne  en  letras  y  en  armas, 

Y  no  ha  menester' la  corte 
Para  ser  del  mundo  patria ; 

Y  por  remate  de  todo. 
En  la  perdición  de  España 
Dio  nobleza  á  las  Asturias , 
A  Galicia  y  á  Vizcaya, 
Un  san  Isidro  á  León, 
Una  im.'igen  soberana 
A  Guadalupe,  al  martirio 
Dos  valerosas  hermanas. 
Que  fueron  Justa  y  Rufina, 

Y  á  las  arrianas  armas 
Un  príncipe  Hermenegildo, 
Columna  de  la  fe  santa, 

{Duérmese  el  viejo,) 

Y  un  Laureano,  que,  haciendo 
Sus  manos  fuente  de  plata, 
Llevó  su  misma  cabeza 
A  la  tirana  venganza; 
El  mejor  emperador 
A  Roma,  y  envidia  á  Mantua, 
Un  Silio  Itálico,  Homero 
Español  con  justa  causa. 
Todo  le  sobra  á  Sevilla, 
Que  es  la  maravilla  octava; 
Mas,  faltando  tu  belleza, 
Todo  á  Sevilla  le  falta. 

DONA  ESPERANZA. 

De  mí  padre  al  sueño  puedo 
Agradecer  esa  extrafia 
Lisonja. 

LOPE. 

Pluguiera  al  cielo 
Fuera  lisonja,  Esperanza, 
Que  no  hiciera... 

DOÑA  ESPERANZA. 

No  prosigas. 


m 


LOPE. 

Eso  mismo  el  Rey  me  manda. 

noñk  ESPERANZA. 

¿Quéesloque  dices? 

LOPE. 

No  sé. 

DOf^A  ESPERANZA.     . 

¿Qué  tienes? 

LOPE. 

Estoy  sin  alma. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Mi  bien,  ¿qué  te  ha  sucedido? 

LOPE. 

Quererte  el  Rey,  Esperanza. 

DO.ÑA  ESPERANZA. 

¿El  Rey? 

LOPE. 

Y  me  manda  al  fin 
Que  desde  boy  te  deje. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Aguarda; 
Pues  ¿sabe  el  Rey  que  te  quiero? 

LOPE. 

Nunca  un  malicioso  falta. 
Lince  de  los  pensamientos. 
Que  penetra  cuanto  pasa. 
Tú  has  dado  sin  dada  al  Rey, 
En  esta  ausencia,  Esperanza, 
Ocasión  para  tenerla, 
Que  eres  mujer,  y  eso  basta ; 
Mal  haya  quien  de  mujer 
Confia  prendas  tan  altas 
Como  el  gusto  y  el  honor 

Y  la  voluntad ,  mal  baya. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Basta,  don  Lope *^ no  intentes. 
Por  disculpa  a  tus  mudanzas, 
A  costa  de  ofensas  mias ; 
Que  por  puerta  ni  ventana 
No  he  dado  ocasión  al  Rey, 
Ni  al  mismo  sol  que  intentara 
Darte  celos,  por  mi  honor. 
Por  mi  sangre  y  la  palabra 
Que  tienes  de  que  he  de  ser 
Tu  esposa,  que  esta  bastara. 
Miente  el  Rey  si  te  lo  ha  dicho. 
El  mundo  y  todos  se  engañan. 

LOPE. 

No  puede  mentir  el  Rey ; 

Perdona,  Esperanza  amada, 

Que  él  me  ha  dicho  que  te  ha  visto. 

Mas  la  parte  no  declara ; 

Bien  puede  ser  de  la  tuya 

Que  no  le  hayas  dado  causa 

Para  intentar  tus  favores. 

Él  en  efeto  me  manda 

Que  te  deje  de  querer. 

Siendo  imposible,  Esperanza, 

Y  no  solo  que  te  deje , 
Sino  que  contigo  haga 

Que  le  quieras,  y  me  obliga. 
Con  notables  amenazas 
Del  honor  y  de  la  vida, 

8ue  de  tu  mano  le  traiga 
n  i>apel ,  para  que  sirva 
De  testigo  á  mis  palabras. 
Con  esta  merced  anoche 
Me  recibió,  cuando  al  alba 
Pude  con  lágrimas  tristes , 
Si  no  imitar^  apiadarla  ; 
Lo  que  faltó  de  alli  al  día, 
Con  mis  celos,  con  mis  ansias , 
La  cama  y  el  pecho  mió, 
Hice  campo  de  batalla. 

DOÑA  ESPBRAlfZA. 

¿Qué  importa  que  quiera  el  Rey, 
Si  no  es  dueño  de  las  almas? 


164 

Lora. 
i  Ay,  mi  Esperama  perdida! 

OO^A  ESPERANZA. 

Mi  padre  despierta;  aparta. 
PERAFAN.  (Detpierla.) 

Dormime ,  y  cumplí,  por  Dios , 
Lindamente  mi  palabra; 
¿En qué  va  mi  relación? 

LOPE. 

En  este  ponto  se  acaba. 

SaU  RODRIGO. 

BODRIGO. 

Dame  tos  manos. 

D05ÍA  ESPERANZA. 

Rodrigo, 
Seas  bien  venido. 

RODRIGO. 

Estaba 
Por  besarle  los  chapines 
Mil  veces,  honra  de  España, 
A  ser  casta  cortesía. 

PEBAFAN. 

¿Ya ,  Rodrigo,  no  nos  hablas? 

RODRIGO. 

Hablar  y  servir  por  cierto ; 
Dame  tos  manos. 

PERAPAN. 

Levanta; 
¿Cómo  dejas  á  Sevilla  ? 

RODRIGO. 

Como  siempre,  buena  y  brava ; 
Dime  un  filo  en  el  corral 
De  los  Olmos,  y  una  mandria 
Tovo  no  sé  qué  conmigo 
Sobre  si  pasa  6  no  pasa ; 
Llevó  una  mojada  á  cuenta, 
Siguióme  la  gurullada, 
No  pude  tomar  iglesia 
Ni  embajador,  y  en  las  ancas 
De  la  muía  de  uu  dolor 
Me  escapé  con  linda  gracia. 

PERAFAN. 

¿En  las  ancas  de  la  muía 
De  un  dolor  ? 

RODRIGO. 

Pues  dime,  ¿  hay  casa 
Be  embajador,  hay  iglesia. 
Hay  torre,  hay  tierra  del  Papa, 
De  mayores  preeminencias? 
Pues  hay  médico  que  acaba 
De  malar  cuarenta  enfermos , 
Y  no  hay  quien  le  pida  nada. 
En  poniéndose  en  la  silla. 
Pnes  lo  mismo  es  en  las  ancas ; 

gue  el  platicante  mas  zurdo, 
n  asiendo  fa  gualdrapa. 
Aunque  mate,  es  como  asirse 
De  una  iglesia  á  las  aldabas. 
Hay  aqueste.privilégio 
En  las  muías  dotoradas. 
Desde  el  portal  de  Belén. 

PKRAFAN. 

i  Notable  humor! 

Sñl€  LEONOR. 

LEONOR. 

¡Gran  privanza! 

PEKAFAN. 

¿Qué  es  eso,  Leonor? 

LEONOR. 

.    KIRey 
Se  apea  de  «n  coche  en  casa. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Y  dicen  que  viene  á  ver 
Al  señor  dun  Lope. 

PERAFAN. 

i  Extraña 
Merced  y  raro  favor ! 

LOPE.  {Ap.) 

Ya  empiezan  mis  celos. 

VOCES.  (Üeníro.) 

i  Plaza  1 

Sale  EL  RE  Y,  C(?n  AC0MPA5ÍAufE?(T0. 

REY. 

Por  decirme  que  indispuesto 
Os  sentís,  y  que  en  la  cama 
Estabais,  don  Lope,  quise 
Veniros  á  ver. 

LOPE. 

Las  plantas 
Reales  de  vuestra  alteza 
Mil  veces  beso. 

REY. 

En  el  alma 
Estimo  el  hallaros  bueno. 

PERAFAN. 

En  honrar.  Señor,  posada 
Tan  corta,  imitáis  á  Dios, 
Siendo  esta. 

REY. 

{Ap.  ¡Bellera  rara!) 
Vuestra  casa,  Perafan, 
Puede  pasar j>or  alcázar; 
Levantad.  ¿Es  hija  vuestra? 

PERAFAN. 

Sí,  Señor,  y  vuestra  esclava. 

REY. 

No  tenéis  h^o? 

PERAFAN. 

Señor, 
En  la  guerra  de  Granada 
Sirviendo  está  á  vuestra  alteza. 
Imitando  á  las  hazañas 
De  sus  pasados ;  bien  supo 
Vuestro  padre  <qne  Dios  haya). 
En  lo  de  las  Algeciras, 
Si  fué  cobarde  mi  espada. 

REY. 

Va,  Perafan  de  Ribera, 
Sé  quién  sois;  doña  Esperanza 
Estuviera  ( ¡eran  belleza ! ) 
Mejor  en  palacio. 

LOPE.  {Ap.) 

El  alma 
Se  me  sale  á  cada  vuelta 
Del  Rey  y  á  cada  palabra. 

PERAFAN. 

Vuestra  alteza  me  perdone ; 
Que  soy  solo,  y  en  mi  casa 
No  hay  quien  mire  por  ini  hacienda. 
Sino  Espcrancica. 

REY. 

Basta. 

PERAFAN. 

Juan  está  ahí,  en  quien  podéis 
Hacer  merced  á  esta  casa. 
Pues  por  sangre  y  por  servicios... 

REY. 

No  está  la  paga  olvidada. 

{Ap.  i  Qué  honestidad !  qué  hermosura! 

Apenas  los  ojos  alza ; 

Vive  Dios,  que  me  ha  cansado 

Miedo  y  respeto.) 

LOPE.  {Ap.) 

I  Qué  extraña 
Ocasión  de  ctloe,  cielos ! 


RBT. 

{Ap.  A  su  fama  se  adeianta 
De  su  retrato  también.) 
Adiós,  Perafan. 

LOPE. 

Hoy  tf ata 
Mi  muerte,  Esperanza,  el  Rey. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Ten  de  quien  soy  confianza, 

Y  no  receles. 

LOPE. 

Advierte... 

BEY. 

¿No  venis? 

«  LOPB. 

Si,  Sefior. 
( Vanse  todos,  menos  Leonor  y  Rcá\ 

LBonoR, 

¿No  me  hab 

nODlIGO. 

Yo  me  acordaré  de  vos, 
Leonor. 

LEONOR. 

¡  Qué  extraña  nndaRza! 

nODRIOO. 

Voy  muy  grave  eon  el  Rey, 

Y  pienso  qoe  por  lo  ama. 
Desde  esta  noche  ha  de  andar 
El  Diablo  en  CmtUiUmm, 


JORNADA  SEGUNDA. 


SaUñ  DOSA  ESPERANZA  y  LOI 

LOPB. 

Esto  me  importa  la  vida; 
Al  Rey  tienes  de  escribir. 

D05ÍA  ESPERANZA. 

Es  obligarme  á  morir. 

LOME. 

To  fe  tengo  conocida, 

Y  lo  qoe  te  pido  sé 
Qoe  tiene  uiflcollad 
Para  con  lo  volonlad, 
Qoe  tan  Crnoe  siempre  (¡sé; 
Pero  en  aqoesla  ocasión 
Haz  coenta,  Esperinsa  mia, 
Qoe  excosas  mi  mnerte. 

D05ÍA  BSmANZA. 

EIdia 
Qoe  mayor  obligación 
Me  has  de  deb^,  liideser 
Este. 

Lorp. 
No  Ueon  Ingar 
La  vida  para  pagar 
Las  qoe  te  Ileso  á  dektr; 
Qoe  el  Rev  esli  enamorado. 

Y  no  hay  borlaraa  eon  él , 

?oe  es  resuelto  y  os  cmal» 
esta  palabra  lo  ke  dada 
Tú,  como  cuerda,  saMi 
Con  80  amoroso  desvclD 
Contemporizar;  qpeel'cM^ 
Qoe  no  ha  negado  lamín 
Remedio  á  todadnadlelm. 
Contra  esie  móoalnid  impísmnno 
Vendrá  á  desciMr  alfaño 
Entre  tanto  m  wMslni  ékÉa, 
Con  qoe  tenga  «Miimamar 
El  doleo  fin  <i«6  ' 


<m^.Lk.s\::. 


»OÑA  ESPERANIA. 

no  gustas  sea ; 
•  fuera  mejor 
de  ajena  mano, 
oí  leira  á  la  suya 
í? 

LOPE. 

Ha  visto  la  tuya, 
tentarlo  en  vano. 

OO.XA  ESPERANZA. 
LOPB. 

blígóme  á  mostrarle, 
e  «^ngaño  penetra, 
irla  tu  letra, 
quisiera  engañarle, 
igar  ni  pude; 
ha  visto,  Esperanza; 
«ler  de  un  Rey  alcanza 
miientos  que  mide; 
■>  del  tiempo  espero, 
genio  divino. 

DOÑA  ESPERANZA. 

lo  determino. 

LOPE. 

so  que  hay  tintero, 
>apel. 

jan  recado  de  escribir.) 

DONA  ESPERANZA. 

No  pudieras 
don  Lope,  cosa 
Tías  dificultosa. 

LOPE. 

ni  bien,  ¿qué  es|>eras? 
me  aguarda  el  Rey. 

DOÑA  ESPERANZA. 

a  pluma,  y  voy 
•,  y  en  mi  no  estoy, 
>y  contra  la  ley 
ü  amor. 

LOPE. 

Es  verdad. 

DO.XA  ESPERANZA. 

espucsde  los  celos, 
leriio  los  cielos 
bir  sin  voluntad. 

LOPE. 

s  estoba  de  ser; 
:  «Señor.» 

DONA  ESPERANZA. 

•  Señor.»   (Escribe.) 

LOPÍ. 

grande  amor.» 

DOÑA  ESPERANZA» 

cAmor.» 

LOPE. 

e  me  dio  á  enteuder.» 

DOÑA  ESPERANZA. 

1er.» 

LOPE. 

«Y  agradecida.» 

DOÑA  ESPERANZA. 

«Agradecida. » 

LOI»R. 

intentar  pediera.» 

DOÑA  KSPERAPrZA. 
k 

LOPE. 

tSí  le  estuviera.» 

DOÑA  ESPERANZA. 

cEsluviera.» 

LOPE. 

iroás.  por  tu  vid»; 


EL  DIABLO  ESTÁ  Elf  CANTILLANA 

Que  yo  estoy  perdiendo  el  seso. 
Esto  mas  te  deba  yo. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Haré  lo  que  gustas. 

LOPE. 

iVtó 
Mas  nuevo  y  raro  suceso 
La  tierra,  desde  que  amor 
Tantas  historias  admira? 
Hlscribe,  mi  bien,  y  mira 
Que  entretengas,  sin  rigor 
l)e  desden  ni  desengaño. 
Con  las  razones  al  Rey; 
;iHay  mas  rigurosa  ley 
Que  esté  mi  vida  en  ini  daño? 

DOÑA  ESPERANZA. 

Ya  acabé;  ¿quiéresle  ver? 

LOPE. 

Ciérralo;  que  si  estllleno 
Kse  vaso  de  veneno, 
Sin  verle  le  he  de  beber. 

DOÑA  ESPERANZA. 

¿Ha  de  ir  con  cubierta? 

LOPE. 

Sí; 
Que  es  para  ei  Rey,  y  el  primero. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Segundo  escribir  no  espero. 

LOPE. 

Séllale  también;  que  ahi, 
Esperanza,  el  sello  está , 
Y  pluguiera  á  Dios  que  fuera 
De  suerte,  que  no  le  hubiera. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Yo  he  hecho,  don  Lope,  ya 
Tu  gusto. 

LOPE. 

Nunca'fué  nuevo 
En  tí ,  mi  bien. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Toma.  {Dale  0l  papel.) 

LOPE. 

Adiós. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Adiós.  (Vase.) 

LOPE. 

¡Ay  papel!  en  vos 
Mi  vida  y  mi  muerte  llevo.       (Vate.) 

Sale   EL  REY  DON  PEDRO,   DON 
GARCÍA,  DON  ALVARO  y  criados. 

RBT. 

Confusa  imaginación , 
Que  los  sentidos  despiertas, 
Para  la  guerra  del  alma 
Hagamos  un  poco  treguas; 
Divirtámonos  un  poco; 
Que  no  es  razón  que  sin  ellas 
De  una  vez  se  pierda  todo. 
Que  es  muy  de  casa  fa  guerra; 
Rey  soy,  y  tengo  poder, 
Cuando  el  mundo  lo  hnpidiera. 
Para  gozar  de  Esperanza; 
Tratemos  de  otra  materia : 
¿Qué  hay  de  nuevo  en  Cantillana? 

DON  GARQÍA. 

Hay  una  cosa  bien  nueva, 
Que  trae.  Señor,  el  lugar 
Sin  seso. 

REY. 

¿De  qué  manera? 

DON  GARCÍA. 

Dicen  que  de  pocas  noches 
Acá,  que  á  las  doce  y  medit. 
Mucha  gente  de  la  villa,  ■  -.  ■* 


m 


Como  tan  tarde  se  acuestan. 
Por  ser  verano,  ha  encontrado, 
Arrastrando  una  cadena 

Y  dando  tristes  gemidos, 
Una  fantasma  tan  fiera, 
Que  6  la  casa  de  la  f  illa 
Mas  alta  con  la  cabeBt 
Iguala  y  aun  sobrepuja , 

Y  por  esta  causa  mesma 

Hay  mil  enfermos  de  espanto. 

REY. 

Siempre  tuve  por  quimera, 
Don  García,  estas  fantasmas. 

DON  ALVARO. 

Rien  puede  ser  que  lo  sea. 

REY. 

Estas  toelen  siempre  ser 

Fábulas  de  las  aldeas; 

Que  es  la  ignorancia  inventora, 

Y  amiga  de  cosas*naeY)as; 
'Acuérdeme  que  decía, 
Hablando  en  esta  materia, 

Un  hombre  de  mu?  buen  guslo 

Y  no  menos  experiencia. 
Que  tres  cosas  en  su  vida 
No  supo  jamás  lo  que  eran 
Ni  dio  crédito,  que  son. 
Leguas,  dueades  y  doncellas. 

DON  Alvaro. 
Esto  dicen  muchos,  v  hay 
Criados  de  vuestra  altexa 
Que  también  la  han  encontrado. 

BEY. 

Mentirán,  por  Tida  vnestra. 

DON  garcía^ 

Don  Lope  me  contó  anoche 
Que  ha  escachado  las  cadenas 

Y  los  gemidos,  salieado 
De  palacio. 

BEY. 

Si  él  lo  cuenta. 
Verdad  debe  de  détoir. 

DON  OARCf  A. 

Y  él  de  si  mismo  confiesa 
Que  no  se  atievió  á  esperarla. 

REY. 

Pues  en  don  Lope  no  es  mengua 
De  valor,  pues  oe  su  espada 
Sabemos  tantas  proezas. 
noN  Al?  ARO. 
Don  Lope  viene,  Sefior. 

REY. 

Venga  muy  enhorabuena. 
Sale  LOPB. 
¿Qué  nuevas  tenemos,  Lope? 

LOPE. 

¿Qué  nuevas,  Señor?  Maj  buenas. 

REY. 

¿Hay  papel? 

LOPE. 

Y  á  vuestro  gasto. 

REY. 

¿Que  albricias  no  me  pidieras?* 
Porque  te  diera  á  Sevilla. 

LOPE. 

Basta  tu  gusto  por  ellas. 

REY. 

Idos,  y  dejadnos  solos. 

DON  Alvabo. 
I'** '        ndo  con  so  alteza 
i«x^,  todos  sobramos. 


166 

DON  garcía. 

¿Qaé  se  puede  hacer?  Paciencia. 
( Varue  todos,  menos  el  Rey  y  Lope.) 

LOPE. 

Toma,  Señor,  el  papel.         {Dásele,) 

RET. 

Mil  veces,  don  Lope,  deja 
Que  le  bese  y  que  le  adore. 

LOPE.  {Ap.) 

Y  ¿  mi  que  de  celos  muera. 

RET. 

(Lee.)  «Señor,  vuestro  grande  amor...» 

Pues  dando  crédilo  empieza 

A  mi  amor,  de  pagar  son 

Las  muestras  mas  verdaderas. 

(¿etf.)c Don  Lope  me  dióá  entender...» 

LOPE.  {Ap.) 
No  iguala  nada  á  mi  pena. 

REY. 

{Lee,)  «Y  agradecida...» 

LOPE. 

Estoy  loco. 

RET. 

{Lee,)  «Pagarle  intentar  pudiera, 
»Si  le  estuviera  ámi  honor, 
>  A  mi  sangre,  á  mi  nobleza 
»Tan  bien,  como  ser  esposa 
»De  don  Lope,  que  este  os  lleva; 
»Yo  le  adoro,  y  na  de  ser 
»Solo  él  mi  dueño  en  la  tierra, 
»  A  pesar  del  mundo  todo; 
»No  se  canse  vuestra  alteza. — 
TtÜoña  Esperanza,  mujer 
» De  don  Lope.» 

(Vuelve  á  mirar  á  Lope.) 

LOPE. 

El  Rey  se  altera, 

Y  roe  ha  mirado  enojado, 
Si  no  me  engaño. 

RET. 

¿Que  tenga 
Tal  atrevimiento  un  hombre, 
Un  vasallo,  que  en  mi  ofensa 
Cosa  intente  semejante, 

Y  con  esta  desvergüenza 
Traiga  á  mi  mano  un  papel. 
Con  mas  que  puntos  y  letras, 
Soberbias  y  desengaños  ? 

LOPE. 

¿Qué  confusión  es  aquesta? 
iQué  ha  escrito  Esperanza  alli. 
Que  aqui  me  tiene  sin  ella? 

{\ase  el  Rey  d  Lope,  empuñada  la  es- 
pada.) 

Parece  que  el  Rey  se  viene 
A  mi  con  la  mano  puesta 
En  la  espada. 

RET. 

Vive  Dios, 
Que  estoy,  villano... 

LOPE. 

Detenga 
Vuestra  alteza  su  furor; 
Mire,  escuche,  espere,  advierta 
Que  yo,  que  nunca... 

RET. 

¡  Traidor ! 

LOPE. 

Repórtese  vuestra  alteza, 

Y  tráteme  bien,  que  soy... 

RET. 

'  ¿Quién  sois? 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

LOPE. 

Una  hechura  vuestra. 

RET. 

Yo  os  volveré  al  primer  nada. 
Sale  DOÑA  MARÍA. 

DO^A  MARÍA. 

Señor,  ¿qué  voces  son  estas? 
¿Vos  con  don  Lope  enojado? 
Parece  imposible. 

LOPE.  {Ap.) 
Apenas 
Tengo  sangre  en  que  la  vida 
Estribe;  ¡an  causa  secreta! 
¡Que  en  los  reyes  pueda  tanto! 

D05ÍA  HARÍA. 

Colérico  estáis. 

RET. 

Esfuerza, 
Por  lo  que  debo  á  un  suceso 
Que  después  sabréis. 

LOPE.  {Ap.) 

Cabeza, 
Temblando  estáis  en  los  hombros; 
Veneno  mezcló  en  las  letras 
Esperanza  para  el  Rey, 
Porque  yo  a  sus  manos  muera. 

RET. 

¿Don  Lope  ? 

LOPE. 

¿Señor? 

RET. 

Besad 
Luego  la  mano  á  su  alteza; 

Y  prevenid  la  partida , 
Que  importa  vuestra  presencia 
A  mi  hermano  don  Enrique 
En  aquesta  justa  empresa 
Que  intenta  contra  Archidona; 

Y  en  ocasiones  como  estas, 
A  vuestro  valor  la  paz 
Le  está  mal ,  habiendo  guerra. 

D   Í^A  MARÍA. 

El  Rev  como  es  justo  os  honra ; 
Que  allá  la  persona  vuestra 
Le  podrá  servir  mejor. 

LOPE. 

Déme  la  mano  tu  alteza. 

D05ÍA  MARÍA. 

Dios  os  traiga  con  Vitoria. 

LOPE. 

Los  pies  de  vuestras  altezas 
Mil  veces  beso. 

{Éntrase  dona  María.) 

Vuelve  LOPE. 

RET. 

Advertid 
Que  no  habéis  de  estar  apenas 
Dos  horas  en  Cantillana, 
Sin  ver  ventana  ni  puerta 
De  doña  Esperanza,  ó  ved 
Si  os  estorba  la  cabeza. 

Cope. 

j  Ah  vano  amor !  ya  quedarás  contento. 
Si  de  verme  dictioso  estabas  triste. 
Pues  solo  una  esperanza  que  me  diste. 
Pluguiera  á  Dios  se  la  llevara  el  viento. 

Llévate  mi  celoso  pensamiento 
Allá,  con  los  sentidos  que  ofen- liste; 
Queáquion  penas  con  ligrimas  resiste. 
Es  alivio  faltarle  entendimiento. 
O  quítame  á  lo  menos  la  memorít, 


Gomo  las  espenmai  de  mis  dichas 

En  una  solamente  me  bas  quitado. 

No  se  me  acuerde  la  pasada  glor 

Que  ne  hay  mayor  desdicha  en  las  d 

[dicl 
Que  haber  sido  dichoso  QD  desdicha 

(Vffí 

Sale  DOÑA  ESPERANZA  r  LEONC 

D05ÍA  ESPERANZA. 

;  Ay  Leonor,  mucho  se  tarda 
Don  Lope;  culpa  he  tenido 
En  haber  con  el  Rey  sido 
Tan  resuelta. 

LEONOR. 

Espera,  aguarda ; 
Eso  que  miras  agora, 
¿  No  mera  razón  de  estado 
De  amor  haberlo  mirado 
Primero  ? 

D05ÍA  ESPBRAMZA. 

Quien  ciega  adora. 
En  nada,  Leonor,  repara. 

LEOIK». 

Pues  ten  agora  valor. 

D05ÍA  ESPERAIOA. 

Cuando  le  muestra  el  amor. 
Que  es  muy  poco  es  señal  clara ; 
i  Ay !  No  puedo  sosegar. 

LEONOR. 

¡  Qué  temerosa  mujer ! 

DOÜA  ESPERARÍA. 

Pues  me  permites  querer. 
Permíteme  recelar. 

LEONOR. 

Recela,  mas  no  de  suerte 
Que  venga  á  ser  el  recelo 
Tu  muerte. 

DOÑA  Esnaukmu. 

Ya  no  es  eon  suelo 
Defenderme  de  la  muerte. 
Vuelve  á  abrir  esa  ventana; 
Que  parece  que  escuché 
A  don  Lope. 

LCOROa. 

Ilusión  ftié ; 
Pero  no  ha  sido  tan  nna; 
Que  pienso  que  ha  entrado  acá 

Rodrigo. 

Sale  RODRIGO,  muy  triüe, 

D05U  BSPKtANXA. 

Rodrigo  mío, 
¿  Y  don  Lope  ?  Mudo  y  ftio 
Te  quedas.  Responde  ya; 
¿Queda  en  paladot 

noaaico. 
Sefiora, 
Si  no  te  dice  el  serntlante... 

D05fA  BSmáNIA. 

Tente,  tente,  no  prosigas; 
Que  si  es  desdicha,  no  es  larde. 


Lo  que  me  mandas 

DOJf A  BSmAXIA. 

lAy  Rodrigo,  si  acertases 
A  decir  que  está  áim  Lope 
Libre  y  vivo! 


Diosle  cufde; 
Que  vivo  y  libre  camina. 
Aunque  sin  acompalsTle 
Ningún  criado. 


Jíi! 


1K>5ÍA  ESPERANZA. 

¿Qaé  dices? 

RODRIGO. 

ermítes  que  hable, 
mns  temo  luego, 
n7^r,  que  me  atajes 
cofma  en  los  clienies 
)rca  en  los  gaznates. 

D0\ A  ESPERANZA. 

me  has  asegurado 
á  Ubre  y  vivo,  dame 
)  de  su  camino. 

RODRIGO. 

me  sin  turbarme. 

DOÑA  ESPERANZA, 
rgo. 

RODRIGO. 

Yo  venia , 
ostumbro,  á  buscarte 
>,  cuando  veo 
sus  umbrales  sale, 
)  extremos  de  loco 
ido  de  coraje 
y  espuma  al  \iento ; 
I  los  mismos  umbrales 
o-?  postas,  y  en  una, 
isieron  delante, 
pié  en  el  estribo, 
fuste  por  el  aire. 
s  y  seguite; 
I,  con  razones  tales, 
>  á  hablar,  ajustando 
los  alacranes : 
»,  queda  con  Dios; 
ssdichas  semejantes 
guno  en  el  mundo 
)  que  me  acompañen, 
loeño  que  adoro 
s  que  pretendió  darme 
e  con  su  papel, 
re  ni  me  aguarde; 
}ue  estoy  agradecido 
r,  por  otra  parte 
idenado  á  destierro 

0  tan  notable; 
^mo  promete, 

en  su  papel,  constante, 
me  deja  el  Rey 

1  ni  la  hable. 

esa  de  Archidona 
donde  matarme 
s  celos  primero 
oriscos  alTanjes.* 
el  caballo  ^ica... 

DOÑA  ESPERANZA. 

ks  ni  te  alargues 
das  pinturas, 
lo  son  mis  males. — 
or! 

LEONOR. 

¡Señora  mia! 

DOÑA  ESPERANZA. 

recelé  en  balde  I 
mpre  en  sus  desdichas 
as  los  amantes. 
I,  Leonor,  mis  manos, 
10  tuvieron  arte 
íar,  siendo  cosa 
¡eres  tan  fácil! 
:n  rayo  la  pluma , 
Querle  darme, 
e  haberlas  escrito, 
I  letra  un  áspid. 

lástima  todas 
i  firmeza  saben ; 

sienten  de  ausencia 
i  y  mudables, 
r. 


EL  DIABLO  ESTÁ  EN  CANTILLANA< 

LEONOR. 

Señora,  espera. 

RODRIGO. 

Señora ,  escucha. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Ya  es  tarde 
No  hay  que  excuchar  ni  advertir, 
Dejadme  hacer  disparates; 
Que  es  desdicha  notable 
Morir  de  firme  una  mujer  amante. 
Plegué  á  Dios,  Rey,  que  le  dé 
Muerte  un  villano,  un  alarbe, 

Y  cuando  falle  un  Bellido, 
Que  don  Enrique  le  mate. 
Plegué  á  Dios  que  no  te  herede 
Tu  hijo,  y  entre  tu  sangre 
Revuelto  tu  cuerpo  veas, 

Y  como  villano  acabes. — 

Y  tú ,  dueño  de  mis  ojos , 
Que  vas  imitando  al  aire , 
Vuélveme  el  alma  ó  permite 
Que  le  siga  y  que  te  alcance ; 
Porque,  cuando  á  detenerte 
Mis  pensamientos  no  basten, 
Kl  fuego  de  mis  suspiros 
Es  posible  que  le  abrase; 
Que  yo,  haciendo  dellos  alas , 
También  partiré  á  buscarte. 
Como  amante  salamandra, 
Que  nunca  del  fuego  sale. 
£spera,  mi  bien,  espera; 
^o  te  alejes,  no  te  apartes, 

Y  eslima  en  menos  la  vida. 


m 


¡  Señora ! 


LEONOR. 
RODRIGO. 

Escucha. 

DOÑA  ESPERANZA. 


Dejadme ; 
Que  es  desdicha  notable 
Morir  por  íirme  una  mujer  constante. 

{Vase.) 

RODRIGO. 

Pues  queda  su  amante  aquí, 
Señora  Leonor,  aguarde; 
Que  há  diasque  no  la  veo, 

Y  está  un  poquito  intratable. 
Ya  sabe  que  no  me  voy, 

V  cómo  he  quedado,  sabe. 
Sin  amo,  y  que  he  menester 
Que  vuestra  merced  roe  ampare. 
Aunque  me  falle  don  Lope, 
Su  clemencia  no  me  falte. 
Pues  sobre  el  vino  y  pemiles 
Tiene  el  poder  y  las  llaves. 
Mira  que  está  mi  remedio 
En  tus  manos  celestiales. 

LEONOR. 

«Yo  me  acordaré,  Rodrigo, 
Devos.i) 

RODRIGO. 

Si  ha  sido  vengarte 
Por  el  mismo  estilo,  vive 
El  cielo,  que  no  te  alabes 
De  este  desden ,  si  á  rebato 
Toco  de  ausencia  esta  tarde. 

LE07I0R. 

¡Qué  poco  pienso  llorar, 
Si  aqueso  que  dices  haces! 
Porque  un  médico  me  ha  dicho 
Que  son  las  lágrimas  sangre , 
Y  á  mi  cualquiera  sangría 
Llega  á  punto  de  enterrarme , 
Cuanto  mas  siendo  en  los  ojos; 
Dios  mil  años  me  los  guarde. 

RODRIGO. 

Luego  ¿  no  te  dei 


Mis  amorosos  pesares 
Loque  á  Esperanza  don  Lope? 

LEONOR. 

Rodrigo,  no  todas  hacen 
En  el  mundo  esos  extremos; 
Porque  dicen  las  comadres 
Que  suceden  mil  desdichas 
De  firmezas  semejantes. 
Líbreme  Dios  de  ser  necia.    • 
¡Jesús,  Jesús! 

RODRIGO. 

Persignarte 
Con  esta  daga  quisiera, 
Porque  mejor  te  admirases. 
Fregona  ingerta  en  doncella , 
Doncella  de  Dios  lo  sabe, 
Muía  gallega,  eu  efelo.    (Va  á  darla.) 

LEONOR. 

Tale,  Abrahan ,  tale,  late; 
Que  es  desdicha  notable 
Morir  sin  gana ,  á  manos  de  un  salvaje. 

{Vate.) 

RODRIGO. 

Bien  te  has  vengado ,  enemiga. 
Plegué  á  Dios  que  mueras  antes 
Que  lo  que  en  amor  me  debes 
En  viles  celos  me  pagues. 
Plegué  á  Dios  que  cuando  friegues. 
Plegué  á  Dios  que  cuando  laves , 
El  jabón  y  el  estropajo 
Que  á  toda  sobra  te  falte. 
Plegué  á  Dios  que  cuanto  guises 
Se  te  caiga  del  aloahafe, 
Y  cuando  tengas  mas  gusto. 
Te  yerre  un  vestido  un  sastre ; 
Que  yo  me  diera  la  muerte 
Con  esta  daga  mudable , 
Para  vengarme  de  ti , 
Si  no  pensara  matarme; 
Que  es  desdicha  notable        [nandez. 
Que  quede  España  sin  Rodrigo  Her- 

(Vase.) 

Salen  EL  REY  y  DOÑA  MARÍA, 
de  caza. 

« 

REY. 

Sirva  de  hermoso  esmalte  á  la  belleza 
Desle  apacible  sitio  la  esmeralda , 
Y  esa  de  plantas  áspera  maleza , 
Salvaje  por  el  pecho  y  por  la  espalda: 
Mira  ese  arroyo,  que  á  bajar  empieza 
Desde  ese  risco  basta  esa  verde  falda, 
Qué  de  racimos  de  cristal  de  roca. 
Que  desperdicia  cuando  al  valle  toca. 
Mírale  luego,  al  son  de  los  amores 
De  tantas  aves,  cómo  se  dilata. 
Ya  haciendo  pasamanos  de  las  flores. 
Ya  entre  las  yerbas  vibora  de  plata. 
Todo  convida ,  amor  inspira  olores. 
¡Dichoso  el  que  estas  soledades  trata 
Sin  pena,  ociosamente  descuidado. 
Libre  de  la  ambicioo  y  del  cuidado! 
'  ¡Oh  grande  imperio  de  quietud !  Oh 

[vida 
La  mas  sabrosa,  dulce  y  regalada , 
De  pocos  en  el  mundo  conocida , 
De  muchos,  sin  buscarte,  deseada! 
Hoy  tu  apacible  sjtio  me  convida. 
Mas  que  del  fiero  jabalí  la  armada , 
A  apacentar  la  vista  en  tu  hermosura. 
Adonde  siempre  la  esperanza  dura. 

DOÑA  HARÍA.  [(]¡j|s 

El  nombre  de  Esperanza  bá  muchos 
Que  anda  valido  en  yos,  y  me  han  con- 

[Udo 
Que  os  cuesta  algún  cuidado  y  aun 

[porfías 
Una  esperanza  de  otro  yerde  prado. 


IOS,  y  qu¡9ien 

DO  era  justa  ley, 

te  tuviera  el  Rey 

;anay  grosera; 

eso  consisiíria 

)n  Lope  el  remedio 

!  en  otro  humano  medio. 

jisle  ádoQ  Garda? 

I>OX  A  ESPERANZA. 

ni  mal. 

LEONOR. 

La  tibieza 
itado  peor, 
i  el  Rey? 

OO.SÍA  ESPERANZA. 

No  sé,  Leonor. 
{Suenan  guitarras.) 

LE0:V0R. 

m  la  calle  empieza. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Rey ;  que  don  García 
ino  esta  mañana. 

n  poco  á  la  ventana , 
ida  y  por  la  roía. 

DO^A  ESPERANZA. 

;o  gusto,  antes  quiero 
rme  en  este  estrado. 

LEONOR. 

il  grosera  bas  dado. 

DOÑA  ESPERANZA. 

icrte  vivo  y  muero. 

úsicos.  {Cantan  dentro.) 

ros  soles  de  Albania 
idorando  Itrsi , 
ros,  que  al  del  cielo 
fa  luz  que  les  piden. 

DONA  ESPERANZA. 

úsicostan  cansados!. 

LEONOR. 

igradar?¿Es  posible 
mando  desta  suerte, 
)ces  no  te  obliguen, 
no  viniera  el  Rey 
ícerlas? 

DOÑA  ESPERANZA. 

Viven 
)s  las  alegrías 
pensamientos  tristes, 
iicos.  {Vuelven  á  cantar.) 
mosa  y  per  soberbia 
9  de  imposibles  ^ 
r  sol  destos  campos, 
ra  de  quien  la  stgue; 
del  triste , 

ere  el  cielo  que  en  el  viento  fie! 
érmese  doña  Esperanza.) 

LEONOR. 

se ;  aue  solamente 

uerido  rendirse. 

iejar  que  descanse 

neza  invencible.  {Vase.) 

:spERANZA.  {Habla  en  sueños.) 
lueñode  mis  ojos, 
lido ;  que  os  partisteis 
lima,  y  me  dejasteis 
f  con  vos  siempre  firme. 
los  brazos,  mí  bien , 
biedra,  ceñidme; 
vuestra.  ¿Qué  es  aquesto? 

»N  LOPB,  y  levántase  doña  Es- 
peranza. 

Dtfas,  m\  bien,  te  impideo? 


EL  DIABLO  BSTÁ  EfV  CANTILLANA. 

¿Vos  conmigo  desdeñoAof 
Vos  enojado?  Vos  triste? 
¿Celoso  estáis?  Esperad , 
No  os  vais,  escuchad ,  oídme; 
Iré  tras  vos  dando  voces. 
¡Ah,  mi  bien!  . 

( y  ase  á  entrar  por  donde  está  don  Lo- 
pe, y  encuentra  con  él.) 

DON  LOPE. 

¿Qué  empresa  sigues, 
Esperanza,  deste  modo? 

DOÑA  ESPERANZA.  {Despitrta.) 

¡Ay!  ¿Quién  eres? 

DON  LOPE. 

Yo  soy. 

DOÑA  ESPERANZA. 

¿Finge 
Esto  el  sueño  todavía , 
O  eres  sombra  que  te  vistes 
Del  original  que  adoro? 

DON  LOPE. 

Si  duermes,  despierta,  y  ciñe, 
Mí  vida,  esos  dulces  lazos 
A  quien  te  adora  tan  Grme 
Como  tú  misma. 

DOÍ^A  ESPERANZA. 

¿Qué  es  esto, 
Mi  bien? 

DON  LOPE. 

Venir  ¿  servirte , 
Venir  á  verte,  á  adorarte. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Señor,  parece  imposible. 
¿Por  dónde  entraste? 

DON  LOPE. 

Por  ese 
BaicoR,  que  de  oriente  sirve 
A  tus  ojos  cuando  quieres 
Dar  á  los  campos  abriles; 
Que ,  como  ladrón  de  casa , 
Por  aquella  parte  vine 
Que  asegura  el  sordo  Bétis, 
Que  duerme  entre  juncia  y  mimbres; 
Que  con  la  fama  y  recelo 
Desla  fantasma  que  dicen, 
No  hay  envidioso  que  escuche, 
Ni  malicioso  que  mire. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Con  música  en  esta  calle 
Al  Rey  encontrar  pudiste. 

DON  LOPE. 

Primero  se  fueron  todos. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Don  García  me  persigue 
Por  el  Rey. 

DON  LOPE. 

Será  mandado. 
Es  fuerza  que  determines 
Ir  entreteniendo  al  Uey, 
Que  importa  á  los  dos;  resiste 
A  tu  misma  condición; 
Que  haber  escrito  tan  libre 

Y  con  tantos  desengaños , 
Como  pienso  que  escribiste, 
Pudo  ser  causa,  Esperanza , 

De  mi  muerte;  hasta  que  miren 
Los  cielos  nuestros  deseos 
Con  mas  venturosos  fines; 
Que  todo  al  poder  del  tiempo 
viene  á  mudarse  y  rendirse , 

Y  mas  en  el  que  es  mudable , 
Viendo  la  empresa  insposilrfe. 
Tú  á  sus  ruegos,  Esperanza, 
Siempre  cortés  y  díHcU, 

Sin  darlo  jamás  favores* 
Es  bien  que  contempoiktt; 


Que  es,  en  efeto,  absoluto 
Dueño  de  todo,  t  coosisten 
Nuestras  dos  vioas  en  eso. 
Puesto  que  llego  á  pedirte 
La  cosa  mas  peligrosa 
Que  á  las  mujeres  se  pide; 
Mas,  conociendo  tu  pecho, 
No  es  razón  que  descouñe. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Con  eso  solo  me  ofendes. 

DON    LOPE. 

Perdona  si  te  ofendiste ; 
Que  quien  ama  confiado 
O  es  necio  ú  está  muy  libre. 
Todas  las  noches  vendré , 

Y  adiós;  que  el  alba  se  ríe, 

SI  no  me  engaño,  Esperanza ; 
Que  ya  despiertos  lo  dicen 
Los  gallos  de  Canlillana, 

Y  no  quiero  que  ál  partirme 
Me  encuentren  sns  labradores ; 
Que  los  villanos  son  linces. 

Y  fálleme  la  tierra,  el  agua,  el  vten- 

[10, 

La  luz  del  sol,  que  cnanto  vive  alcanza, 

Y  de  mis  enemigos  la  venganza ,  [to; 
El  propio  honor,  el  mismo  entendimien- 

El  ánimo  á  la  sangre,  el  nacimiento. 
En  mis  desdichas  esperar  mudanza, 

Y  deberte,  Esperanza,  la  esperanza , 
Que  es  el  mas  apretado  juramento;. 

Fálteme  Dios  en  la  postrera  suerte 
Que  hay  del  vivir  humano  al  postrer 

[sueño. 
Cuando  á  este  trance  su  clemencia 

[pida. 
Si  tuviere  poder  la  misma  muerte 
Para  quitarme ,  regalado  dueño. 
El  amor  que  te  tengo,  con  la  vida. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Pues  primero  será  la  noche  día,  [no, 

Y  niebla  el  sol ,  verano  el  cano  invier- 
La  guerra  paz,  lo  temporal  eterno, 
Disgusto  el  bien,  pesar  el  alegría;  ' 

Volverá  el  tiempo  atrás,  y  en  la  por- 

[fia 
De  la  fortuna  varia  habrá  gobierno. 
Pena  en  la  gloria  y  calma  en  el  infierno, 
Que  deje  de  adorarte  el  alma  mia ; 

Que  no  podren  mudarme  deste  in- 

rtento 
El  Rey  ni  el  sol,  si  lo  que.vemeoirece. 
Que  por  ti  todo  lo  desprecio  y  piso ; 

Que  la  mujer,  aunque  es  igual  al 
Sí  sale  firme,  esniritu  parece  [viento. 
En  no  volver  atrás  en  lo  que  quiso. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  todos  los  que  pudieren,  armados 
graciosamente,  v  RODRIGO,  de  sa- 
cristán; CARRASCA,  alcalde  labra- 
dor, T  ZALAMEA ,  vejete  alcalde  ^  y 
sacan  caja  de  guerra.  - 

ZALAMEA. 

Hagan  alto  las  hileras 
En  aquesta  encrucijada , 
Que  es  por  donde  salir  suele  > 
Este  demonio  ó  fantasma, 
i^  frente  del  escuadrón 

M(     á  mi  y  a  Carrasca , 

i      .Jcio,  en  efeto. 
esdeCatUllaiMi. 


i70 

El  Sacristán  esté  á  punto 
Con  el  gaisopo  y  el  aj^ua , 
Para  en  oyendo  el  ruido... 

IIODRIGO. 

Por  las  aleluyas  santas, 
Por  los  kiries  y  responsos. 
Que  lenco  de  zampuzarla 
En  el  caldero ,  aunque  venga 
En  figura  de  tarasca. 
Mal  conocen  los  señores 
Alcaldes  la  temeraria 
Virlud  del  sacristán  nuevo , 
£1  valor  y  las  palabras. 
Conjuros  sé,  conque  puedo 
Arrojar  esta  fantasma 
Al  Rollo  de  Écija.  Miren 
Adonde  quieren  que  vaya. 

CARRASCA. 

Mira,  el  Rollo, sacristán. 
No  la  ha  menester;  echadla 
A  Vienes,  que  hay  una  legua , 
Cuando  aguas  y  lodos  baya; 
Que,  par  Dios,  si  entonces  ella 
La  legua  que  be  dicho  pasa 
Viva,  que  no  ha  de  quedar 
En  un  mes  para  fantasma. 

ZALAMEA. 

Harto  mejor  será.  Alcalde, 
Que  llegue  allá  descansada , 
Porque  sepan  los  de  Vienes 
Que  hny  valor  en  Cantillana 
Para  hacerles  mal. 

CARRASCA. 

Decid , 
Zalamea,  ¿cuándo falta 
Para  eso,  cuanto  y  mas  donde 
Hay  tan  bellacas  entrañas 
Como  en  nosotros? 

ZALAMEA. 

Decidlo 
Por  vos,  compadre  Carrasca ; 
Que,  á  pesar  de  todo  el  mundo, 
Yo  las  tengo  muy  hidalgas. 

CARRASCA. 

¡Qué  hambrientas  que  las  tendréis! 

ZALAMEA. 

iQoé  queréis?  ¿  Han  de  estar  hartas 
De  pan,  ajos  y  cebollas , 
Como  las  vuestras.  Carrasca? 

CARRASCA. 

Por  eso  bien  que  las  vuestras, 
Por  no  parecer  villanas. 
Nunca  nan  comido  tocino. 

ZALAMEA. 

Mentis  por  medio  la  barba. 

CARRASCA. 

Y  vos  por  esotra  media. 

ZALAMfeA. 

¡Villano! 

CARRASCA. 

¡  Hidalgo  sin  branca ! 

ZALAMEA. 

¿Eso  es  falta? 

CARRASCA. 

Pues  ¿  hay  cosa 
Que  á  lodos  haga  mas  falta? 

ZALAMEA. 

A  mi  no;  que  mi  nobleza, 
Tan  conocida ,  me  basta. 

CARRASCA. 

Si  descendéis  de  Longinos , 
Claro  está. 

ZALAMEA. 

Por  la  Giralda 
De  la  torre  de  Sevilla , 


LUIS  VBLEZ  DE  GUEVARA. 

De  un  papaco,  que  la  vara 
Os  la  rompa  en  la  cabeza. 

CARRASCA. 

No  se  os  debe  de  dar  nada 
De  la  crisma  que  hay  en  ella. 

RODRIGO. 

Ea ,  señores ,  no  vaja 
Esto  á  mayor  rompimiento. 

CARRASCA. 

Agradeced ,  Martin  Gala , 
Al  Sacristán;  que  yo  os  diera 
A  entender... 

RODRIGO. 

Digo  que  basta. 

CARRASCA.' 

Basle  muy  enhorabuena. 

RODRIGO. 

81  no,  sea  en  hora  mala. 

CARRASCA. 

El  Sacristán  nos  perdone ; 
Que  tiene  razón. 

RODRIGO. 

No  falla 
Sino  perderme  el  respeto. 
¿  No  saben  que  en  esta  cansa 
Traigo  las  veces  del  Cura, 

Y  su  bonete  y  sotana , 

Y  puedo  descomulgarlos , 
Como  quien  no  dice  nada, 

Y  casarlos  siete  veces,  • 
Si  se  me  antoja? 

ZALAMEA. 

Esa  es  mala 
Üurla ,  por  Dios. 

RODRIGO. 

No  me  enoje; 
Que  volveré  las  espaldas. 
Dejándole ,  si  son  necios, 
A  cuestas  con  la  fantasma. 

CARRASCA. 

Señor  sacristán  Rodrigo, 
Perdone  vuseñoranza , 
Para  que  Dios  le  perdone; 
Porque  si  mos  desampara. 
Somos  perdidos. 

RODRIGO. 

Está 
Muy  bien ;  dése  agora  traza 
De  cómo  hemos  de  embestirle. 

ZALAMEA. 

Con  el  guisopo  y  el  agua 
Ha  de  ir  delante  de  todos , 
Cuando  loquemos  al  arma , 
El  Sacristán,  y  nosotros 
Guardándole  las  espaldas. 

RODRIGO. 

Y  ésta  fantasma,  en  efeto, 
¿Qué  hora  tiene  señalada 
Para  venir? 

ZALAMEA. 

A  las  doce 

Y  media,  poco  mas,  baja 
De  aquella  ermita  á  la  villa, 

Y  poco  á  poco  á  la  praza 
Por  aquestas  cuatro  calles. 
Eslu  ha  dicho  Blas  de  Olalla , 
Que  la  vio.  oyendo  el  ruido. 
Pasar  desde  su  ventana, 

Y  estuvo  sin  habla  un  dia. 

.     CARRASCA. 

Antena  está  con  tercianas 
De  haberla  visto  una  noche 
Desde  lejos. 

ZALAMEA. 

La  Polanca 
Malparió  un  hijo. 


CABRASCA. 

Anton  Crespo, 
De  escuchar  desde  su  cama 
El  ruido ,  habrá  tres  dias , 

Y  serán  cuatro  mañana. 
Que  no  come  y  que  se  sale. 
Como  tinaja  quebrada. 

RODRIGO. 

Pasará  gran  pesadumbre. 
Si  de  esa  suerte  lo  pasa. 

Y  ¿en  qué  figura ,  en  efeto , 
Aparece  esta  fantasma? 
Porque  estemos  prevenidos. 

ZALAMEA. 

Todos  cuantos  della  hablan. 
Diferencian  en  el  modo  : 
Unos  dicen  que  es  muy  blanca, 

Y  tan  alta,  que  pasea 
Los  tejados  con  la  cara ; 
Otros  que  es  un  bulto  negro. 
Otros  que  es  como  una  vaca , 
Con  I  res  cabezas,  echando 
Por  todas  tres  humo  y  llamas; 
Mas  ninguno  se  conforma 
Con  el  otro. 

RODRIGO. 

¡Enigma  extraña! 
Esta  noche  lo  veremos. 
Alerta ;  no  se  nos  vaya 
De  las  manos. 

ZALAMEA. 

Si  ella  viene 
Esta  noche  á  Cantillana, 
Le  mando  mala  ventura. 

CARRASCA. 

Yo  prometo  desollarte, 

Y  á  la  puerta  de  la  iglesia 
Colgarla,  llena  depaíja. 
Adonde  todos  la  vean. 

R  DRIGO. 

¡  Oh,  qué  graciosa  alcaldada! 
¿Que  es  espíritu  no  veis? 

CARRASCA. 

Porque  no  lo  sea. 

RODRIGO. 

¡Extraña 

Simplicidad ! 

(Suena  dentro  nti4§  de  eaienat.) 

ZALAMEA. 

Imagino, 
Si  mi  vejez  no  me  engaña. 
Que  han  sonado  unas  cadenas. 

CARRASCA. 

Y  han  vuelto  á  sonar. 

RODRIGO. 

Malhaya 
Quien  no  tiene  nny  gran  miedo. 
(Suenan  gemiioi  dentro.] 

ZAUMBA. 

Parece  que  un  toro  brama. 

RODRIGO. 

Y  aun  un  infierno  de  toros. 
A  todos  tiembla  la  bartn. 

(Vuelven  á  uñMf  gamíém.) 
Otra ;  vive  Dios ,  que  está 
El  Diablo  en  Cantm&mu 

CARRASCA. 

Sacristán,  esto  se  acerca , 
Salgamos  tocando  al  ama , 

Y  comenzad  el  coi^iirOi 

TODOS.  (A  V§€U\ 

\  Conjuradla ,  coi^oradía ! 

Roomoo. 
Copiürela  Barrriiás. 


BL  DUSLO  BSTi  EH  CAKULLAMA. 


«dU  Leocadia, 
I ,  saoU  Entemii , 
da,  santa  Engracia! 


antosmevalgao. 

C*UUSCA. 

mo  que  U  etpere. 

MDUGO. 

De  bnena  gana. 

rmrie,  f  encuentran  een 

Re») 
iuiM  (lado  igora 
I  parta.  Aparla: 
laiinoqne  esta 
ni  Caniülsaa. 
(Vaiw.) 

lON  garcía  T  EL  REY. 


na  le  ban  tenido. 


icen  que  la  han  tIsIo. 

iagenteTlIlanal 

«  miedo  corren, 
;er  de'imporuncla 
,  pues  delta  Boerle 


Ya ,  al  parecer, 
nenoi  ingrata , 
MMhe  me  ba  dado, 
n  de  hablar,  palabra , 
la.  Señor, 
de  las  pasadas. 

iedra ,  Garda. 

acii.  (Txra  una  piedra) 


anellaimisansias 
ran,  don  Garda, 
Mon  deoperiarla, 

DOn  GAtClA. 


Pues  nya 
■a,  j  piedra  i  piedra 
ideamornoliasla. 
1.  {Vuelve  d  tirar  etra  pie- 


'ate ,  Garda. 

nefio  queme  engaña... 

[Yate  don  CartU.) 


iE(  EipennuT 
Es  mi  bieo! 

PKRAHK.   (Áp.) 

Eatoestibneno; 
Lu  piedras  no  me  engañaba». 

MT. 

iNo  respoodeiiT 

Caballero 
Corlesano  ü  de  la  casa 
Del  Re;,  hacedme  TaTor 


y  estamos  ei 
Adonde  con  poca  a 
Deucredilane  puede 
Entre  malicias  tí  llanas ; 

Y  no  es  bien  hacer  terrero 
A  cosía  de  opinión  tanta. 

Ni  que  del  I,  por  Itacer  aedan, 
En  mi  bono r  tanta*  pedndaa, 

?De  descalabréis  mi  (ida 
despertéis  mi  rengania. 
Si  pretendéis  casamiento 

V  sois  noüle,  las  Tentinas    ' 
N'a  solicitéis  con  piedras; 

Que  puertas  tiene  mi  casa.  {Éntn 

■ET. 

Entróse;  por  Dios,  qne  el  Tiejo 

?ue  tiene  prudencia  rara 
valor.  irrémcTNo; 

babrl  *neIto  á  la  cj — 


ella  saldri,  porque  el  sol 

■ el  alba  saiga. 

i  ncon  Teniente 


PKUWt. 

Hihlio  es  este,  ala  dada, 

Qne  ba  llegado ;  bien  te  acaban 

Los  recelos  de  esta  noclie 

Coa  nuenstan  deseadas.         (V»u-) 


DOlli  BSFnUKU, 

Va,  dtieño  del  alma  mb , 
Vuestra  remisión  enlpabat 
V  me  ba  debido  por  VOS 
Huchu  ligrimas  él  albi. 

HRLOK. 

■i  bien ,  DO  ha  podido  ser 
llenos,  puesto  qneestl  ei  sima 
Siempre  con  tos. 


i  tn  hermana.' 

N  jiui.  (Dtairf.) 

Un  hombre  esU  alli  o»  ella , 

sombras  iw  me  emitan. 

Piuran.  (Oenln.} 

iDn  hombre  T  MUsle. 

¡Aydelol 
t^  ptiedes,  mi  bien ,  le  escapa ; 
Que  son  nii  padre  j  nennsDo. 

non  LOra. 
No  te  aiboroiei,  apsrta , 
"  DO  temu  mlentrts  Tieres 
a  este  brtio  esta  e^ada. 

Salen  PERAFAÑ  t  DON  JDAN , 


rimero  que  e! 


Qué  de  pensiones  aue  pagas  I 
Aunque  rencedor  de  todo. 
El  mundo  tiembla  tos  armas. 
Lisonjea,  amor,  mis  penas. 
Pues  me  esLts  debieudo  tantas , 
Con  bacer  qae  lodos  duerman , 

V  solo  vele  Esperanaa. 
Has,  viTe  el  dele,  qne  agora 
Sale  un  hombre  de  so  casa; 
U  be  de  malario,  por  Dios, 
O  conocerle. 

SaleVERXFKtl.im  e^adantrofuel. 

Paeseaonn 
En  TOS  tan  poco  respeto, 
Caballero,  las  palabras, 

V  me  obligáis.  Tire  Dios, 
Que  con  las  obras  os  baga 
Conocer  que  sois  grosero , 

Y  os  be  de  echar  con  la  espada, 
Pnes  no  puedo  con  raiones, 

De  la  calle  i  cuchilladas, 
Veréis  quién  soj,  aouqne  TieJo; 
Porque  el  valor  nanea  Talla 
Donde  lia  y  sangre  noble. 
(Vate  el  Rep  tía  haear  ett»  de  ¿I 
Fséee 
Sin  responderme  palabra, 

Y  vive  Dios,  que  parece 

Que  es  el  Rey,  si  no  me  engsBt 
El  crujido  de  laa  piernas^ 
Pesara  me  que  Cepera  ma 
Dé  al  Rej  ocasión  Dtnganí , 
Siendo  de  don  J na n  berma W 
¥  de  aquesta  sangre  hija. 

00.1  jasü.  (Dtmfre. ) 
Ten  de  aqueste  esirll»  j  ilama. 


tOATUt. 

iQoiénhrei.bombre? 
M»Lora. 

Don  Lope, 
DneBo  de  do  Ha  Bqienmt. 

jQnléoTIH. 

MR  Lon. 
'    DoD  LDpe,Sotelo. ' 
.-rtuiú. 
iDonLopet 

MUtLora. 

iDe  ([oé  te  e^niuT  - 
riatran. ' 
De  Ten»  en  mi  can  anal. 


m 

Sale  EL  REY,  viMiéndote^y  acompa- 
íiAHiEirro. 

lET. 

{Pesadas  noches! 

DOX  GARCÍA. 

Ningunas 
Tiene  mas  cortas  el  año. 

RET. 

Iláccnlas  mas  importunas 
De  un  dulce  amoroso  engaño 
Tantas  contrarias  fortunas; 
Que  en  las  sabrosas  porfías 
De  las  esperanzas  mías, 
Que  tan  poco  bien  me  ofrecen , 
Siglos  las  horas  parecen, 

Y  eternidades  los  días. 

Sale  ÜOÑK  MARf  A ,  y  toma  la  halla. 
Dadme  la  toalla. 

DO^A  HARÍA. 

Aquf , 
Para  servirosla,  estoy. 

RET. 

¿Vos  tanta  merced  á  mi? 
Do5íA  haría. 
Sí ;  sois  mi  rey. 

REY. 

Vuestro  soy. 

DO^A  MARÍA. 

Quiero  ver.  Señor,  si  ansí 
Puedo  granjearos  mas. 
Pues  nunca  alcancé  jamás 
A  gozar  de  vos  un  hora. 

RET. 

Siempre  habéis  de  estar.  Señora, 
Con  celos. 

D05ÍA  VARÍA. 

Ya  es  por  demás 
El  poiler  vivir  sin  ellos, 
Pues  siempre  lenco  ocasiun 
De  pedillos  y  tenellos. 

RET. 

Vanas  ilusiones  son. 
Ifas  valor  fuera  vencellos; 
Que  por  los  hermosos  ojos, 
Soles  \iicstros  celestiales , 
Que  son  quimeras  y  antojos. 

DO^A  MARÍA. 

Siendo  ciertas  las  señales . 
¿No  lo  hau  de  ser  los  enojos? 

IBT.  ^ 

¿CierUs?¿Cómo? 

DO^A  MARÍA. 

Tomaos  vos 
Cuenta  á  vos  mismo,  y  veréis 
Si  en  vano  os  culpo. 

RET. 

Por  Dios, 
Que  os  engañáis,  pues  sabéis 
Que  un  alma  somos  los  dos, 

Y  es  de  auien  sois  desigual 
Que  habléis  en  cosa  tan  vil. 

DOXA  HARÍA. 

Si  amáis,  no  os  parezca  mal ; 
Que  aunque  es  materia  civil, 
Es  de  causa  criminal. 

REY. 

Sí ;  pero  á  tales  personas 
Los  celos  nunca  han  llegado , 
Que  son  lineas  de  otras  zonas , 
Porque  siempre  han  res|)etado 
Los  cetros  y  las  coroBas; 


LUIS  VELEZ  DE  GUBVABA. 

Y  cuando  atrevidos  fuesen , 
Fuera  bien  que  se  vencieseD. 

DO^A  MARÍA. 

Vos  en  salud  os  sangrasteis; 
Que  á  don  Lope  desterrasteis 
Porque  no  se  os  atreviesen. 

RET. 

Ya  es  eso,  por  Dios,  pasar 
De  celosa  a  maliciosa. 

DONA  MARÍA. 

Siempre  lo  debe  de  estar 
La  que  llega  á  estar  celosa; 
Que  celos  es  sospechar. 

RET. 

Desa  suerte  no  es  certeza. 

DOSÍA  HARÍA. 

Con  vuestra  alteza  no  arguyo ; 
Porque  á  ser  soQsta  empieza. 

DON  GARCÍA. 

Perafan  y  un  hijo  suyo, 
Para  entrar  á  vuestra  alteza , 
Piden  que  puerta  les  déu. 

DOÜA  HARÍA. 

No  falta  sino  que  venga 

Doña  Esperanza  también. 

La  audiencia  no  se  detenga 

Por  mí ,  esperando  no  estén ; 

Honradlos,  pues,  en  efeto, 

A  hacerlo  estáis  obligado 

En  público  y  en  secreto; 

Porque  á  un  suegro  y  á  un  cuñado 

Se  les  debe  ese  respeto.  {Yase.) 

REY. 

Todo  desta  vez  lo  dijo. 
¡Notable  es  doña  María ! 
Pero  ¿para  qué  me  aflijo?— 
Haced  entrar,  don  García, 
A  Perafan  y  á  su  hijo. 
Agora  corre  este  humor, 

Y  ha  de  perdonar  si  en  mi 
Viere  causa  6  su  rigor. 

DON  GARCÍA. 

Ya  est¿  Perafan  aquí. 

Salen  PERAFAN  y  DON  JUAN. 

PERAFAN. 

Danos  tus  plantas,  Señor. 

REY. 

Dios  os  guarde,  Perafan 
De  Ribera,  —  y  seáis  vos 
Muy  bien  venido,  don  Juan. 

DON  JUAN. 

Mil  años  os  guarde  Dios » 

Y  del  helado  alemau 
Al  etiope  abrasado 
Dilate  vuestro  valor 
Con  vuestro  nombre. 

REY. 

¿Eo  qué  estado 
Queda  la  guerra? 

DON  JUAN. 

Señor, 
Estas  trep;uas  fin  le  han  dado. 
Pide  partido  Arcbidoaa 
Para  ser  de  la  corona 
De  Castilla,  y  á  esteefeto. 
Aunque  sin  gusto,  os  prometo 
De  que  falte  mi  persona. 
Con  este  pliego  me  envía 
Enrique. 

REY. 

¿Queda  mi  hermano 
Con  salud? 

MM  JOAN. 

Salud  tenia 


Cuando  partí ,  aiiiM|«t  el  venno 
Ha  durado  la  porfía 
De  la  guerra. 

HET. 

Yo  deseo 
Haceros  merced ,  doo  Juan , 
Porque  vuestro  valor  veo 

Y  el  que  tiene  Perafan, 

Y  acudir  quiero  al  em|>leo 
De  doña  Esperanza. 

PERAFAN. 

Agora 
Hay  ocasión. 

BEY. 

¿De  qué  saerte? 

PERAFAN. 

Don  Lope  Sotelo  adora 
Sus  partes ,  y  aunque  divierte 
Tras  la  espada  vencedora . 
De  Enrique,  en  etta  Jorinda, 
Con  las  armas  el  amor. 
Esta  cédula  firmada 
Del  nombre  suyo,  Sefior, 

(Dale  al  Rey  la  cédula:) 

A  doña  Esperanza  dada. 
Como  es  razón  reconoce, 

Y  determina  cumplilla ; 
Que  obligaciones  eonoee 
Del  hospedaja  Castilla 
Ansí  mil  años  os  goce. 

Que  nos  honréis,  s!  bay  lugar. 
Dando  á  don  Lope  licencia 
Para  venirse  á  casar ; 
Porque  puede  con  su  ausencia 
Riesgo  nuestro  honor  pasar. 
Esto  don  Juan,  por  merced. 
Que  pediros  ha  traido; 
Lo  que  interesamos  ved, 

Y  á  lo  que  él  os  ha  servido 
Aquesta  merced  haced, 

O  á  lo  que  mi  padre  y  yo 
A  vuestro  padre  y  abuelo. 

REY.  [Rémpe  la  eéMa.) 
Desta  suerte. 

PERAFAN. 

ipalénmfliió 
Jamás  tan  heroico  celo. 
Que  la  obligación  romplót 
Vive  Dios,  que  no  babets  beebo 
Lo  que  debéis  al  valor 
Desta  sangre  y  desltt  pecho. 

DON  JOAN. 

Si  con  nuestro  deshonor 
Queréis  quedar  saiisCecbo 
Del  enojo  que  tenéis 
Con  don  Lope,  Tive  Dios, 
Que  pagar  no  pretendéis 
Lo- que  debéis  á  los  dos. 

Y  que  á  los  dos  obliguéis... 

PCRAFAlf. 

A  un  desatino. 
REY.  (Entránúou^  mmIm  á  eUm.) 
¿Qué  es  oslo? 

PBBAPAB. 

Señor,  yo... 

DON  JOAN. 

Yo... 

MT. 

Basta  ya. 

DONJBAlb 

Echó  la  fortuna  el  reste. 
¡  Que  nos  despreciase  nsl! 

PEiaraii. 
Otro  secreto  bay  aqaf : 
Mas  que  sabemos  toséM  , 
Que  lo  sospeobéy  por  Bits 


(Veai 


le  descubrí , 
e  lo  deslumbre 
egaste,  don  Juan. 

DO.^  JUAN. 
PBRAFAN. 

?resuino  que  fué 
^¡e  DON  GARCÍA. 

DON  GARCÍA. 

lefior  Perafan , 
:ro  Talor  se  ve. 
don  Juan  su  alteza 
te  así  como  estáis, 
^  de  la  cabeza , 
lana  salgáis 

PERAFAN. 

Bien  su  alteza  empieza 
mos. 

DON  GARCÍA. 

Perdonadme , 
s  justo,  los  dos 
3vas  disculpadme.      (Vase.) 

DON  JUAN. 

r,  y  Ti  ve  Dios... 

PERAFAN. 

in. 

DON    JUAN. 

Padre,  dejadme; 
>lera  reviento. 

PERAFAN. 

mos  al  Rey ; 

;  haber  mas  sufrimiento 

lor. 

DON   JUAN. 

Esta  es  ley 
isto  pensamiento. 

PERAFAN. 

'  de  importar. 
Dde  van  sus  leyes ; 
do  bemos  de  pensar , 
,  que  aciertan  los  reyes , 
?r  y  callar, 
sttcia  y  razón , 
es  desatino ; 
ios,  en  conclusión, 
tiumano  y  divino, 
ra  apelación. 

(Vanse,) 

U  ESPERANZA,  RODRIGO 
T  LEONOR. 

DOÑA  ESPERANZA. 
RODRIGO. 

A  pedirle  vengo 
r  la  bendición , 
^terminación 
on  don  Lope  tengo.' 
al  en  el  oficio , 
lamarse  ansí , 
an ,  porque  aquí 
liogun  oeneGcio; 
Dorzar  no  se  gana 
es  destruirse, 
n  dado  en  no  morirse 
ay  en  Cantíllana; 
dico  está  enojado 
'a ,  y  descompuesto 
¡o,  y  por  esto 
nses  ha  colgado» 
ido  el  boticario 


EL  DIABLO  ESTÁ  EN  CANTILUNA . 

Y  el  médico  que  ban  de  estar 
Seis  veranos  sin  matar, 
Gomo  suele  de  ordinario. 
Esta  es  la  causa.  Señora, 
Que  con  don  Lope  me  lleva, 
Si  la  guerra  no  me  prueba  ' 
También. 

DOÑA   ESPERANZA. 

No  intentes  agora 
Hacer  mudanza  ninguna. 
Quédate^  Rodrigo,  en  casa 
Mientras  de  don  Lope  pasa 

Y  de  mi  amor  la  fortuna; 
Que  será  muy  brevemente. 
Aquestas  nuevas  te  doy. 

RODRIGO. 

Tu  esclavo,  Señora,  soy 

Y  lo  seré  eternamente. 
Vivas  mas  años  que  un  censo 
Perpetuo,  que  una  muralla. 
Que  la  manta  de  Gazalla ; 
Porque,  con  tu  ayuda,  pienso 
Ser  de  Leonor,  á  pesar 
Del  tiempo,  dueño. 

LEONOR. 

Eso  no, 
Miguel  de  Vargas;  que  yo 
Mojor  me  pienso  emplear. 
Guando  haga  ese  disparate. 

RODRIGO. 

Pues  ¿qué?  ¿  Aun  no  somos  amigos? 

LEONOR. 

Vienes  oliendo  á  bodigos. 

RODRIGO. 

¡Pluguiera  á  Dios!... 

DOÑA  ESPERANZA. 

No  se  trate 
De  pesadumbres  agora. 

LEOXOR. 

No  entendí  verte  jamás 
Alegre,  y  pienso  que  estás 
De  mejor  numor.  Señora, 
Si  no  me  engaño.  Imagino 
Que  hace  algún  efecto  el  Rey; 
Porque  un  rey  á  toda  ley... 

DOÑA  ESPERANZA. 

Mi  padre  pienso  que  vino 

Y  mi  hermano. 

RODRIGO. 

Pues  ¿está 
El  señor  don  Juan  aquí? 

DOÑA  ESPERANZA. 

Desde  anoche  llegó. 

RODRIGO. 

Ansi 
De  don  Lope  nos  dará 
Famosas  nuevas. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Rodrigo, 
Lo  que  te  he  dicho  es  lo  cierto. 

BODRIGO, 

Plegué  á  Dios  que  al  dulce  puerto 

Llegue  don  Lope  contigo, 

Tras  tantas  olas  de  auseocia, 

De  celos  y  de  temor. 

Yo  quiero  dar  al  señor 

Don  Juan  hoy,  con  tu  licencia , 

La  bienvenida. 

Salen  PERAFAN  y  DON  JUAN. 


m 


Esperanza. 


PERAFAN. 

Aquí  está 

RODRIGO. 

Bien  veaido 


Vuesamerced  haya  sido , 
Que  era  deseado  va 
De  todos  sus  servidores. 

{Habla  daña  Esperanza  can  su  padre 
en  secreto.) 

¿Vuesamerced  viene  bueno  ? 

DON  JUAN. 

Perdonad;  que  soy  ajeno 
De  quién  sois. 

RODRIGO. 

Estos  señores 
Siempre  me  han  hecho  merced , 

Y  les  estoy  obligado. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Es  de  don  Lope  criado 
Rodrigo. 

RODRIGO. 

Vuesamerced 
Desde  boy  por  sayo  me  tenga. 

DON  JUAN. 

Guárdeos  Dios. 

PlltAFAN. 

Esto  ha  pasado: 
El  Rey  nos  ha  desterrado; 
Que  desta  suerte  se  venga 
De  sus  celos  y  de  ti. 

DOfVA  ESPERANZA. 

En  casa  os  habéis  de  estar. 
Sin  (|ue  salgáis  del  lugar, 

Y  dejadme  hacer  á  mí ; 
Que  el  Rey  quiere  ser  llevado 
Por  bien. 

PERAFAN. 

Tu  hermano  ha  venido , 
Esperanza ,  sin  sentido. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Venid,  y  perded  cuidado; 
Que  no  hay  del  Rey  qué  temer 
Mientras  mi  industria  os  ampare, 

Y  si  yo  no  le  engañare , 
No  me  llamaré  mujer. 

{Vanse  doña  Esperanza^  su  padre  y 
hermano,) 

RODRIGO. 

¡  Ah  doncella  I 

LEONOfl. 

¿Qué  nos  manda? 

RODRIGO. 

Que  procure  componeníie 
Donde  duermÉ. 

LEONOR. 

Luego  ¿duerne? 

RODRIGO. 

Y  mas  si  es  la  cama  blanda. 

LEONOR. 

¿No  le  desvela  el  amor? 

RODRIGO. 

El  suyo  en  toda  mi  vida. 

LEONOA. 

Luego  ¿hay  otro?. 

RODRIGO.. 

No  me  pida 
Tanta  cuenta.  *         . 

LEONOR. 

¡Qué  rigor! 

ROPRIGp.  . 

He  dado  Isn  esto. 

LEOHOR. 

¡Oh,  qné  bueno! 
roí 
YomeToy;mifc 


i06 

DON  GARCIa. 

¿Qué  se  puede  hacer?  Paciencia. 
( Vatue  todos,  menos  el  Rey  y  Lope.) 

LOPE. 

Toma,  Señor,  el  papel.         (Dásele,) 

BET. 

Mil  veces,  don  Lope,  deja 
Que  le  bese  y  que  le  adore. 

LOPE.  (Ap.) 

Y  ¿  mí  que  de  celos  muera. 

REY. 

(Lee.)  «Señor,  vuestro  grande  amor...» 

Pues  dando  crédito  empieza 

A  mi  amor,  de  pagar  son 

Las  muestras  mas  verdaderas. 

(Lee.)  c  Don  Lope  me  dio á  entender...» 

LOPE.  (Ap.) 
No  iguala  nada  á  mi  pena. 

BET. 

(Lee,)  «Y  agradecida...» 

LOPE. 

Estoy  loco. 

REY. 

(Lee,)  «Pagarle  intentar  pudiera, 
»Si  le  estuviera  á  mi  honor, 
»A  mi  sangre,  á  mi  nobleza 
»Tan  bien,  como  ser  esposa 
»De  don  Lope,  que  este  os  lleva ; 
»Yo  le  adoro,  y  na  de  ser 
>Solo  él  mi  dueño  en  la  tierra, 
»  A  pesar  del  mundo  todo ; 
»No  se  canse  vuestra  alteza.— 
itDoña  Esperanza,  mujer 
»De  don  Lope.» 

(Vuelve  á  mirar  á  Lope.) 

LOPE. 

El  Rey  se  altera, 

Y  me  ha  mirado  enojado, 
Si  no  me  engaño. 

BEY. 

i  Que  tenga 
Tal  atrevimiento  un  hombre, 
Un  vasallo,  que  en  mi  ofensa 
Cosa  intente  semejante, 

Y  con  esta  desvergüenza 
Traiga  á  mi  mano  un  papel. 
Con  roas  que  puntos  y  letras, 
Soberbias  y  desengaños  ? 

LOPE. 

¿Qué  conrusion  es  aquesta? 
iQué  ha  escrito  Esperanza  allí. 
Que  aquí  me  tiene  sin  ella? 

(y ase  el  Rey  á  Lope,  empuñada  la  es- 
pada.) 

Parece  que  el  Rey  se  viene 
A  mi  con  la  mano  puesta 
En  la  espada. 

BEY. 

Vive  Dios, 
Que  estoy,  villano... 

LOPE. 

Detenga 
Vuestra  alteza  su  furor; 
Mire,  escuche,  espere,  advierta 
Que  yo,  que  nunca... 

REY. 

¡Traidor! 

LOPE. 

Repórtese  vuestra  alteza, 

Y  tráteme  bien,  que  soy... 

REY. 

'  4  Quién  sois  ? 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

LOPE. 

Una  hechura  vuestra. 

REY. 

Yo  os  volveré  al  primer  nada. 
Sale  DOÑA  MARÍA. 

D05ÍA  MARÍA. 

Señor,  ¿qué  voces  son  estas? 
¿Vos  con  don  Lope  enojado? 
Parece  imposible. 

LOPE.  (Ap.) 
Apenas 
Tengo  sangre  en  que  la  vida 
Estribe;  ¡ali  causa  secreta! 
¡Que  en  los  reyes  pueda  tanto! 

D05ÍA  HARÍA. 

Colérico  estáis. 

REY. 

Esfuerza, 
Por  lo  que  debo  á  un  suceso 
Que  después  sabréis. 

LOPE.  (Ap.) 

Cabeza, 
Temblando  estáis  en  los  hombros; 
Veneno  mezcló  en  las  letras 
Esperanza  para  el  Rey, 
Porque  yo  a  sus  manos  muera. 

REY. 

¿Don  Lope  ? 

LOPE. 

¿Señor? 

REY. 

Besad 
Luego  la  mano  á  su  alteza; 

Y  prevenid  la  partida , 
Que  importa  vuestra  presencia 
A  mi  hermano  don  Enrique 
En  aquesta  justa  empresa 
Que  intenta  contra  Archidona; 

Y  en  ocasiones  como  estas, 
A  vuestro  valor  la  paz 

Le  está  mal ,  habiendo  guerra. 

D  ÍIa  HARÍA. 

El  Rev  como  es  justo  os  honra ; 
Que  allá  la  persona  vuestra 
Le  podrá  servir  mejor. 

LOPE. 

Déme  la  mano  tu  alteza. 

DO^A  HARÍA. 

Dios  os  traiga  con  Vitoria. 

LOPE. 

Los  pies  de  vuestras  altezas 
Mil  veces  beso. 

(Éntrase  doña  Marta.) 

Vuelve  LOPE. 

BEY. 

Advertid 
Que  no  habéis  de  estar  apenas 
Dos  horas  en  Cantillana, 
Sin  ver  ventana  ni  puerta 
De  doña  Esperanza,  ó  ved 
Si  os  estorba  la  cabeza. 

Cope. 

j  Ah  vano  amor!  ya  quedarás  contento, 
Si  de  verme  dictK>so  estabas  triste. 
Pues  solo  una  esperauza  que  me  diste. 
Pluguiera  á  Dios  se  la  llevara  el  viento. 

Llévate  mi  celoso  pensamiento 
Allá,  con  los  sentidos  que  ofenliste; 
Queá  quien  penascon  ligrimas  resiste. 
Es  alivio  faltarle  entendimiento. 
O  quítame  á  \o  menos  la  memoria. 


Gomo  las  esperanzas  de  mis  dichas 
En  una  solamente  me  has  quitado. 

No  se  me  acuerde  la  pasada  gloria 
Que  ne  hay  mayor  desdicha  en  las  de 

[dichi 
Que  haber  sido  dichoso  un  desdichad* 

(Vate 

Sale  DOÑA  ESPERANZA  r  LEONOI 

Dci^ÍA  ESPERANZA. 

;  Ay  Leonor,  mucho  se  tarda 
Don  Lope ;  culpa  he  tenido 
F.n  haber  con  el  Rey  sido 
Tan  resuelta. 

LEOÜOR. 

Espera,  aguarda ; 
Eso  que  miras  agora, 
¿  No  fuera  razón  de  estado 
De  amor  haberlo  mirado 
Primero  ? 

D05ÍA  ESPERANZA. 

Quien  ciega  adora, 
En  nada,  Leonor,  repara. 

LEONOR. 

Pues  ten  agora  valor. 

005ÍA  ESPERANZA. 

Cuando  le  muestra  el  amor. 
Que  es  muy  poco  es  spñal  clara ; 
¡  Ay  I  No  puedo  sosegar. 

LEONOR. 

i  Qué  temerosa  mujer ! 

DOSÍA  ESPERANZA. 

Pues  me  permites  querer. 
Permíteme  recelar. 

LCO?IOB. 

Recela,  mas  no  de  raerte 
Que  venga  á  ser  el  recelo 
Tu  muerte. 

DOilA  ESniANZA. 

Yanoeseoniaelo 
Defenderme  de  la  maerle. 
Vuelve  á  abrir  esa  ventana; 
Que  parece  que  escoclié 
A  don  Lope. 

LEONOR. 

Ilusión  fué ; 
Pero  no  ha  sido  tan  vana; 
Que  pienso  qae  ba  entrado  acá 

Rodrigo. 

Sale  RODRIGO,  muif  Mtte, 

D05ÍA  BSPEIANZA. 

Rodrigo  mió, 
¿Y  don  Lope  ?  Modo  y  frío 
Te  quedas.  Responde  ya; 
¿Queda  en  palacio t 

Roaaieo. 
Seliora, 
Si  no  te  dice  el  semblante... 
DoffA  BsmAina. 

Tente,  tente,  no  proslgai; 
Que  si  es  desdicha,  no  ei  tarde. 

ROBBIQO. 

Lo  que  me  mandas  liaré. 

no5fA  asPEBAiou. 
¡Ay  Rodrigo,  si  acertases 

A  decir  que  está  don  Lope 
Libre  y  vivo! 

aoaaieo.  > 
Dlosleoiiarde; 
Qne  vivo  y  libre  camina. 
Aunque  sin  acompaftarle 
Ningún  criado. 


ESPERAIfZA. 

Qué  dices? 

ODRICO. 

que  hable, 
o  luego, 
le  me  atajes 
en  los  clientes 
os  gaznates. 

ESPERA?(ZA. 

ísegurado 
í  vivo,  llame 
camino. 

lODRIGO. 

turbarme. 

ESPERA!^ZA. 
lOBRIGO. 

0  venia, 
jro,á  buscarle 
ido  veo 
ibralessale, 
mos  de  loco 
coraje 

ima  al  viento ; 
lismos  umbrales 
itas,  y  en  una, 

1  delante, 

n  el  estribo, 
por  el  aire, 
íguíle; 

1  razones  tales, 
blar,  ajustando 
icranes  : 
da  con  Dios; 
has  semejantes 
en  el  mundo 
me  acompañen. 

0  (]ue  adoro 

í  pretendió  darme 

1  su  papel, 
me  aguarde ; 
sloy  agradecido 
►r  otra  parle 
ado  á  destierro 

1  notable; 

)  promete, 

,u  papel,  constante, 

deja  el  Rey 

la  hable. 

de  Archidona 

ide  matarme 

los  primero 

eos  alfanjes.» 

aballo  pica... 

5a  esperanza. 

i  le  alargues 

pinturas, 

son  mis  males. — 

LE0!S0R. 

\  Señora  mia ! 

>>-A  ESPERANZA. 

celé  en  balde ! 

pre  en  sus  desdichas 

los  amantes. 
Leonor,  mis  manos, 
.  tuvieron  arle 
ir ,  siendo  cosa 
:res  tan  fácil! 
k  rayóla  pluma, 
uerle  darme, 
;  haberlas  escrito, 

letra  un  áspid. 

lástima  ledas 
í  firmeza  saben ; 

sienten  de  ausencia 
»  y  mudables. 

y- 


EL  DIABLO  ESTÁ  EN  CANTILLANA. 

LEOIfOR. 

Señora,  espera. 

RODRIGO. 

Señora ,  escucha. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Ya  es  tarde. 
No  hay  que  excuchar  ni  advertir, 
Dejadme  hacer  disparates; 
Que  es  desdicha  notable 
Morir  de  firme  una  mujer  amante. 
Plegué  á  Dios,  Rey,  que  te  dé 
Muerte  un  villano,  un  alarbe , 

Y  cuando  falle  un  Bellido. 
Que  don  Enrique  le  mate. 
Plegué  á  Dios  que  no  te  herede 
Tu  hijo,  y  cnlre  tu  sangre 
Revuelto  tu  cuerpo  veas, 

Y  como  villano  acabes. — 

Y  tú  ,  dueño  de  mis  ojos , 
Que  vas  imitando  al  aire , 
Vuélveme  el  alma  ó  permite 
Que  te  siga  y  que  te  alcance ; 
Porque,  cuando  á  detenerle 
Mis  pensamientos  no  basten , 
El  fuego  de  mis  suspiros 
Es  posible  que  te  abrase; 
Que  vo,  haciendo  dellos  alas , 
También  partiré  á  buscarle, 
Como  amante  salamandra, 
Que  nunca  del  fuego  sale. 
Espera,  mi  bien,  espera; 
iNo  te  alejes,  no  te  apartes, 
Y  estima  en  menos  la  vida. 


LEONOR. 

¡ Señora ! 

RODRIGO. 

Escucha. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Dejadme ; 
Que  es  desdicha  notable 
Morir  por  firme  una  mujer  constante. 

{Vase.) 

RODRIGO. 

Pues  queda  su  amante  aquí, 
Señora  Leonor,  aguarde; 
Que  há  diasque  no  la  veo, 

Y  está  un  poquito  intratable. 
Ya  sabe  que  no  me  voy, 

Y  cómo  he  quedado ,  sabe, 
Sin  amo,  y  que  he  menester 
Que  vuestra  merced  me  ampare. 
Aunque  me  falle  don  Lope, 

Su  clemencia  no  me  falte. 
Pues  sobre  el  vino  y  pemiles 
Tiene  el  poder  y  las  llaves. 
Mira  que  está  mi  remedio 
En  tus  manos  celestiales. 

LEONOR. 

«Yo  me  acordaré,  Rodrigo, 
De  vos.» 

RODRIGO. 

Si  ha  sido  vendarle 
Por  el  mismo  estilo,  vive 
El  cielo,  que  no  te  alabes 
De  este  desden ,  si  á  rebato 
Toco  de  ausencia  esia  larde. 

LEONOR. 

¡Qué  poco  pienso  llorar. 
Si  aqueso  que  dices  haces! 
Porque  un  médico  me  ha  dicho 
Que  son  las  lágrimas  sangre , 
Y  á  mí  cualquiera  sangría 
Llega  á  punto  de  enterrarme , 
Cuanto  mas  siendo  en  los  ojos ; 
Dios  mil  años  me  los  guarde. 

RODRIGQ. 

Luego  ¿no  le  deberán 


467 

Mis  amorosos  pesares 
Loque  á  Esperanza  don  Lope" 

LEONOR. 

Rodrigo,  no  todas  hacen 
En  el  mundo  esos  extremos; 
Porque  dicen  las  comadres 
Que  suceden  mil  desdichas 
De  firmezas  semejantes. 
Líbreme  Diosde  ser  necia.    • 
¡Jesús,  Jesús! 

RODRIGO. 

Persignarte 
Con  esta  daga  quisiera. 
Porque  mejor  te  admirases. 
Fregona  ingerta  en  doncella , 
Doncella  de  Dios  lo  sabe,       ^  .    ,   . 
Muía  gallega,  en  efelo.    (Va  á  darla.) 

LEONOR. 

Tale,  Abraban ,  late,  tate; 
Que  es  desdicha  notable 
Morir  sin  gana ,  á  manos  de  un  salvaje. 

{Vase.) 

RODRIGO. 

Bien  le  has  vengado ,  enemiga. 
Plegué  á  Dios  que  mueras  antes 
Que  lo  que  en  amor  me  debes 
En  viles  celos  me  pagues. 
Plegué  á  Dios  que  cuando  friegues. 
Plegué  á  Di3S  que  cuando  laves , 
El  jabón  y  el  estropajo 
Que  á  toda  sobra  te  falte. 
Plegué  á  Dios  que  cuanto  guises 
Se  le  caiga  del  alnabafe, 
Y  cuando  tengas  mas  gusto. 
Te  yerre  un  vestido  un  sastre ; 
Que  yo  me  diera  la  muerte 
Con  esta  daga  mudable , 
Para  vengarme  de  tí , 
Si  no  pensara  matarme; 
Que  es  desdicha  notable        [nandez. 
Que  quede  España  sin  Rodrigo  Her- 

y  vasCt) 


Salen  EL  REY  t  DONA  MARÍA, 
de  caza, 

REY. 

Sirva  de  hermoso  esmalte  á  la  belleza 
Deste  apacible  sitio  la  esmeralda , 
Y  esa  de  plantas  áspera  malexa , 
Salvaje  por  el  pechó  y  por  la  espalda: 
Mira  ese  arroyo ,  que  á  bajar  empieza 
Desde  ese  risco  hasta  esa  verde  falda, 
Qué  de  racimos  de  cristal  de  roca. 
Que  desperdicia  cuando  al  valle  toca. 
Mírale  luego,  al  son  de  los  amores 
De  tantas  aves,  cómo  se  dilata, 
Ya  haciendo  pasamanos  de  las  flores, 
Ya  entre  las  yerbas  víbora  de  plata. 
Todo  convida ,  amor  inspira  olores. 
¡Dichoso  el  que  estas  soledades  trata 
Sin  pena,  ociosamente  descuidado, 
Libre  de  la  ambición  y  del  cuidado! 
¡Oh  grande  imperio  de  <1«*®*"^^^.^5¡ 

La  mas  sabrosa,  dulce  y  regalada , . 
De  pocos  en  el  mundo  conocida. 
De  muchos,  sin  buscarle ,  deseada! 
Hoy  tu  apacible  sitio  me  convida. 
Mas  que  del  fiero  jabalí  la  armada , 
A  apacenur  la  vista  en  tu  hermosura. 
Adonde  siempre  la  esperanza  dura. 

do5Íaiiar(a.  [días 

El  nombre  de  Esperanza  há  muchos 
Oue  anda  valido  en  vos,  y  me  han  con- 
^  [lado 

Oue  os  cuesu  algún  cuidado  y  aun 
^  [porfías 

I  Una  esperanza  de  otro  Yerde  prado. 


i68 

Y  estas  deben  de  ser  mclancoli^s 
Qae  queréis  diverlir  de  euamorado; 
Que  sois  muy  tierno  vos. 

REr. 

Como  ios  cielos, 
Os  vestís  siempre  de  color  de  celos; 
Que  ha  hecho  amor  en  vos  naturaleza 
La  costumbre  ordinaria  de  pedillos, 
Aunq;u> :)  ofender  llegáis  vuestra  be- 
Solo  en  imagínanos.  [tieza 

DO^A  MARÍA. 

Divertillos 
Con  eso  procuráis. 

Saie  DON  GARCÍA. 

DON  GARCÍA. 

Ya  la  aspereza 
Desta  montaña,  á  quien  sirvió  de  grillos 
Este  arroyuelo  en  el  invierno  helado, 
Ya  en  plata  fugitiva  desatado , 
El  cerdoso  animal  penetra  agora, 
Acosado  de  perros  y  monteros , 
Porque  desde  la  risa  del  aurora 
Le  han  seguido  valientes  y  ligeros. 
Primero  que  la  noche  encubridora. 
Hecha  pavón  soberbio  de  luceros, 
Baje,  podéis  seguirle  con  ventaja.  Ha. 
Porque  al  cristal  de  aquella  fuente  oa- 

REY. 

Vamos,  Diana  desta  verde  selva. 
Porque  Venus  por  vos  tome  venganza, 
Cuandoá  los  ojos  de  su  Adonis  vuelva. 
Del  campo  flor  con  inmortal  mudanza. 

DO^A  MARÍA. 

La  montería  al  valle  se  revuelva. 


¡Don  García! 


RET. 
DON  GARCÍA. 

¡Señor! 

REY. 

¿Qué  hay  de  Esperanza? 

DON  GARCÍA. 


Habléla. 


REY. 

Y  ¿qué  responde? 

DON  GARCÍA. 

No  despide. 

REY. 

¿Podré  perderme? 

DON  GARCÍA. 

Sí. 

REY. 

Caballos  pide, 
Y  mira  no  me  pierdas,  don  García; 
Que  contigo  he  de  hacer  esta  jornada, 
Podráse  asegurar  doña  María, 
Porque  ha  dado  en  andar  desconfiada. 

DONA  MARÍA. 

Por  aquí  taena  ya  la  montería. 
[Suena  ruido  de  caza.) 

'  DON  GARCÍA. 

La  traza  de  la  caza  fué  extremada. 

REY. 

i  Oh ,  quién  viera  premiar  tantas  fine- 
Dox  GARCÍA.  ['^^s! 

Caballo  y  palafrén  á  sus  altezas. 
[Van$f,) 

Salen  LEONOR  y  PBRAFAN. 

PER AFÁN.       . 

¿Adonde  está  retirada' 
Esperancica,  Leonor? 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

LEONOR. 

En  su  aposento ,  Señor. 

PERAFAN. 

¿Qué  tiene? 

LEONOR. 

No  tiene  nada. 

PERAFAN. 

Pues  ¿qué  novedad  «s  esta , 
Si  suele  salirme  al  paso? 
¿  Siéntese  indispuesta  acaso? 

LEONOR. 

Triste  SÍ,  mas  no  indispuesta. 

PERAFAN. 

t Triste?  Sin  duda  que  ha  sido  ^ 
a  ocasión  deste  rigor 
Que  con  don  Lope,  Leonor, 
En  desterrarle  ha  tenido 
Sin  mas  ocasión  el  Rey 
Que  su  misma  voluntad ; 
Que  es  cobarde  la  crueldad, 

Y  á  ninguno  guarda  ley. 
¿Quién  le  vio  ayer  comenzar 
A  privar,  que  no  dijera 

Que  aquesto  imposible  fuera? 
•Ocasión  debió  de  dar, 
Puesto  que  me  parecía 
Don  Lope  buen  caballero. 
Llama  á  Esperanza ;  que  quiero, 
Porque  acostarme  querría, 
Darle  primero  unas  nuevas 
De  su  hermano. 

Sale  D05>A  ESPERANZA. 

DO^A  ESPERANZA. 

Cuando  oí 
Tu  voz,  á  verte  salí. 

PERAFAN. 

Mal  dice  Leonor  que  llevas 
Este  destierro,  Esperanza, 
De  don  Lope. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Señor,  si ; 
Que,  como  posaba  aquí , 
También  el  pesar  me  alcanza ; 
Que  el  trato  del  hospedaje 
Siempre  engendra  voluntad. 

PERAFAN. 

Y  yo  le  tengo  amistad; 

Mas  no  Jiay  quien  el  gusto  ataje 
De  un  rey  mancebo,  y  quizá 
Con  una  punta  de  celos. 
Estos  son  necios  desvelos; 
Lo  que  él  quisiere  será. 
En  mi  casa  estoy  seguro. 
Sin  ninguna  pretensión , 
Sin  envidia  ni  ambición; 
Que  solo  vivir  procuro. 
A  ese  muchacho  quisiera ,     . 
Pues  es  tan  hombre  de  bien , 

Y  lo  merece  tan  bien. 

Que  el  Rey  mercedes  le  hiciera; 
Que  yo  no  pretendo  mas. 

DOÑA  ESPERANZA. 

¿Qué  has  sabido  de  mi  hermano? 

PERAFAN. 

Que  antes  que  pase  el  verano 
Vendrá  á  verme. 

DOÑA  ESPEBAMZA. 

Tú  me  dai 
Muy  buenas  nuevas.  (Ap.  ¡áy.  Dios! 
¡  Cuánto  esforzarme  procuro !) 

PERAFAN. 

Hizo  treguas  con  el  moro 
Granadino  ya  por  dos 
Meses  Enrique,  y  levanta 


El  sitio,  y  contra  Arcbidoos 
Marcha  también  en  persona, 
A  conquistarla,  con  tanta 
Resolución,  que  la  villa 
No  se  le  resistirá 
Una  semana ,  y  dará 
Luego  la  vuelta  á  Sevilla. . 

DOÑA  ESPERANZA. 

Tráigale  con  bien  el  cielo. 

PERAFAN. 

Bien  puede  ser  que  perdón 
Alcance  en  esta  ocasión 
Del  Rey  don  Lope  Sotelo, 
Cuando  la  guerra  se  acabe. 
Si  ha  sido  leve  el  disgusto. 

DOÑA  ESPERANZA.  (i4p.) 

Nunca  el  amor  es  tan  justo, 
Que  perdonar  celos  sabe. 

PERAFAN. 

Esto  me  escribe  tu  hermano. 

DOÑA  ESPERANZA. 

¿  Recogerte  determinas  ? 

PERAFAN. 

Los  viejos  somos  gallínss 
En  acostarnos  temprano; 

Y  asi ,  recocerme  quiero. 
Recógete  tu. . 

DOÑA  ESPERANZA. 

Si  haré. 
Dios  te  guarde. 

PERAFAN. 

Dios  te  dé 

Buen  sueño.  [Yue. 

DOÑA  ESPERANZA. 

El  mortal  espero. 

LEONOR. 

La  esperanza  eres  peor 
Que  se  puede  imaginar. 
Pues  te  pones  á  esperar 
Cosa  tan  mala. 

DOi^A  ESPEIAHIÁ. 

¡Ay,  Leonor! 
i  Qué  poco  sabe  tu  pecho 
De  amorosa  voluntad  ¡ 

LEONOR. 

Ella  es  mucha  necedad, 

Y  hay  muy  pocas  qae  li  liin  hecho. 

DOÑA  ESPERANSA. 

Soy  de  a(]uesta  condición ; 
¿Qué  quieres? 

LEONOR. 

Qae  ni  uso  seas. 
Si  ser  discreta  deseas, 

Y  vivir,  en  conclusión. 

Mira  tú  en  lo  que  han  pando 
Esas  que  firmes  han  sido. 
Si  fábulas  no  han  mentido 

Y  autores  se  han  engyftado. 
Tisbe  murió  con  li  espada 
De  Píramo;  Ero  tasabien 

A  Leandro  hizo  sarien, 

Y  murió  en  él  estrellada; 

Y  otras  muchas,  qae  t\  anor 
Las  tri^o  al  último  exceso. 

DOÍlA  ESPERARBA. 

Y  ¿no  dejaron  con  eso 
Eterna  fama,  Leonor? 

LEONOR. 

¿De  famas  babits  amn? 
¡Qué  amor  tan  geottl proüBfai! 

OO.ÑA  BtfSRanA. 

Nunca  de  cansarme  d^w. 

LEONOR. 

Tengo  lástima ,  Sofión, 


DOS,  y  quisiera 
moen  justa  ley, 

te  tuviera  el  Rey 
lea  na  y  grosera; 

eso  consisUria 
on  Lo()e  el  remedio 
e  en  otro  humano  medio, 
lijiste  ádoD  Garda? 

DOXAESFEBANZA. 

ni  mal. 

LEONOR.  .    . 

La  tibieza 
siaüo  peor, 
á  el  Rey? 

DaÑA  ESPEBANZA. 

No  sé,  Leonor. 
{Suenan  guitarras,) 

LEONOR. 

en  la  calle  empieza. 

DOÜA  ESPERANZA. 

I  Rey ;  que  don  García 
vino  esta  mañana. 

L1^!<(0R. 

ID  poco  á  la  ventana , 
vida  y  por  la  roia. 

OO^A  ESPERANZA. 

go  gusto ,  antes  quiero 
arme  en  este  estrado. 

LEONOR. 

til  grosera  bas  dado. 

DOÑA  ESPERANZA. 

iuerle  vivo  y  muero. 

lusicos.  {Cantan  dentro.) 

nos  soles  de  Albania 
adorando  Tirsi , 
aros,  que  al  del  cielo 
la  luz  que  les  piden, 

DOÑA  ESPERANZA. 

Qúsicos  tan  cansados!, 

LEONOR. 

agradan?  ¿  Es  posible 
antando  desta  suerte, 
oces  no  le  obliguen , 
3  no  viniera  el  Rey 
•ecerlas? 

DOÑA  ESPERANZA. 

Viven 
¡os  las  alegrías 
pensamientos  tristes, 
•sjcos.  {Vuelven  d  cantar.) 
rmosa  y  per  soberbia 
ga  de  imposibles, 
er  sol  destos  campos, 
bra  de  quien  la  sigue; 
y  del  triste , 

iere  el  cielo  que  en  el  viento  fie! 
uérmese  doña  Esperanza.) 

LEONOR. 

)se ;  Que  soiameote 

[]ueriao  rendirse. 

dejar  que  descanse 

-meza  invencible.  {Vase.) 

F^pERANZA.  {Habla  en  sueños.) 
dueño  de  mis  ojos, 
^nido ;  que  os  partisteis 
alma,  y  me  dejasteis 
y  con  Vos  siempre  firme, 
los  brazos,  mi  bien , 
>  hiedra,  ceñidme; 
y  vuestra.  ¿Qué  es  aquesto? 

O.N  LOPE,  y  levántase  doña  Es- 
peranza. 

loKas,  flii  bien,  ie  iiopldea? 


EL  DIABLO  ESTÁ  Eff  GAMTILLANA. 

¿Vos  conmigo  desde&oeof 
Vos  enojado?  Vos  triste? 
¿Celoso  estáis?  Esperad , 
No  os  vais,  escuchad ,  oídme ; 
iré  tras  vos  dando  voces. 
jAh,  mi  bien!  . 

( Vase  á  entrar  por  donde  está  don  Lo- 
pct  y  encuentra  con  él.) 

DON  LOPE. 

¿Qué  empresa  sigues, 
Esperanza,  deste  modo? 

DONA  ESPERANZA.  {Despierta.) 
i  Ay!  ¿Quién  eres? 

DON  LOPE. 

Yo  soy. 

DOÑA  ESPERANZA. 

¿Finge 
Esto  el  sueño  todavía, 
O  eres  sombra  que  te  vistes 
Del  original  que  adoro? 

DON  LOPE. 

Si  duermes,  despierta,  y  ciñe, 
Mi  vida,  esos  dulces  lazos 
A  quien  le  adora  tan  6rme 
Como  tú  misma. 

DOÑA  ESPERANZA. 

¿Qué  es  esto, 
Mi  bien? 

DON  LOPE. 

Venir  ¿  servirte , 
Venir  á  verle,  á  adorarte. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Señor,  parece  imposible. 
¿Por  dónde  entraste? 

DON  LOPE. 

Por  ese 
Balcón,  que  de  oriente  sirve 
A  tus  ojos  cuando  quieres 
Dar  á  los  campos  abriles; 
Que ,  como  ladrón  de  casa , 
Por  aquella  parte  vine 
Que  asegura  el  sordo  Retís, 
Que  duerme  entre  juncia  y  mimbres; 
Que  con  la  fama  y  recelo 
Desla  fantasma  que  dicen. 
No  hay  envidioso  que  escuche , 
Ni  malicioso  que  mire. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Con  música  en  esta  calle 
Al  Rey  encontrar  pudiste. 

DON  LOPE. 

Primero  se  fueron  todos. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Don  García  me  persigue 
Por  el  Rey. 

DON   LOPE. 

Será  mandado. 
Es  fuerza  que  determines 
Ir  entreteniendo  al  Rey, 
Que  importa  á  los  dos;  resiste 
A  tu  misma  condición; 
Que  haber  escrito  tan  libre 

Y  con  laníos  desengaños , 
Como  pienso  que  escribiste, 
Pudo  ser  causa.  Esperanza , 

De  mi  muerte;  hasta  que  miren 
Los  cielos  nuestros  deseos 
Con  mas  venturosos  fines; 
Que  lodo  al  poder  del  tiempo 
Viene  á  mudarse  y  rendirse , 

Y  mas  en  el  que  es  mudable , 
Viendo  la  empresa  imposible. 
Tú  á  sus  ruegos,  Esperanza, 
Siempre  cortés  y  difídi. 

Sin  darle  jamás  favores, 
Es  bien  que  contemporices ; 


Que  es,  en  efeto,  absoluto 
Dueño  de  todo,  ?  consisten 
Nuestras  dos  vidas  en  eso. 
Puesto  que  llego  á  pedirte 
La  cosa  mas  peligrosa 
Que  á  las  mujeres  se  pide; 
Mas,  conociendo  tu  pecho, 
No  es  razón  que  desconíie. 

DOÑA  ESPERANEA. 

Con  eso  solo  me  ofendes. 

DON    LOPE. 

Perdona  si  te  ofendiste ; 
Que  quien  ama  confiado 
O  es  necio  ú  está  muy  libre. 
Todas  las  noches  vendré , 

Y  adiós;  que  el  alba  se  rie, 

SI  no  me  engaño,  Esperanza; 
Que  ya  despiertos  lo  dicen 
Los  gallos  de  Cantillana, 

Y  no  quiero  que  ál  partirme 
Me  encuentren  sns  labradores ; 
Que  los  villanos  son  linces. 

Y  fálleme  la  tierra,  el  agua,  el  vien- 

[lo, 
La  luz  del  sol,  que  cuanto  vive  alcanza, 

Y  de  mis  enemigos  la  venganza ,  ¡;to; 
El  propio  honor,  el  mismo  entendimien- 

El  ánimo  á  la  sangre,  el  nacimiento. 
En  mis  desdichas  esperar  mudanza, 

Y  deberte,  Esperanza,  la  esperanza , 
Que  es  el  mas  apretado  juramento;. 

Fálteme  Dios  en  la  postrera  suerte 
Que  hay  del  vivir  humano  al  postrer 

[sueño. 
Cuando  á  este  trance  su  clemencia 

[pida. 
Si  tuviere  poder  la  misma  muerte 
Para  quitarme,  regalado  dueño. 
El  amor  que  te  tengo ,  con  la  vida. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Pues  primero  será  la  noche  dia,  [no, 

Y  niebla  el  sol ,  verano  el  cano  invier- 
La  guerra  paz,  lo  temporal  eterno. 
Disgusto  el  bien,  pesar  el  alegría;  ' 

Volverá  el  tiempo  airas,  y  en  la  por- 

[fia 
De  la  fortuna  varia  habrá  gobierno. 
Pena  en  la  gloria  y  calma  en  el  infierno, 
Que  deje  de  adorarte  el  alma  mia ; 

Que  no  podrán  mudarme  deste  in- 

rtento 
El  Rey  ni  el  8ol,sf  !o  que  vemeorrece, 
Que  por  tí  todo  lo  desprecio  y  piso ; 

Que  la  mujer,  aunque  es  igual  al 
Si  sale  firme,  espíritu  parece  [viento. 
En  no  volver  atrás  en  lo  que  quiso. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  todos  los  que  pudieren,  armados 
graciosamente,  t  RODRIGO,  de  sa- 
cristán; CARRASCA,  alcalde  labra- 
dor, Y  ZALAMEA ,  vejete  alcalde ,  y 
sacan  caja  de  guerra.  • 

ZALAMEA. 

Hagan  alto  las  hi     as 
En  aquesta  encru^.       a , 
Que  es  por  dond^        •  suele  > 
Este  demonio  A      ^^„jna. 
La  frente  del  dron 

Mos  toca  i       «  - .  , 

Por  el  ol      . 
D< 


no 

El  Sacristán  esté  á  punió 
Con  el  gnisopo  y  el  agua , 
Para  en  oyendo  el  ruido... 

RODRIGO. 

Por  las  aleluyas  santas, 
Por  los  kiries  y  responsos, 
Que  lenco  de  zampuzarla 
Ln  el  caldero,  aunque  venga 
En  Ggura  de  tarasca. 
M.il  conocen  los  señores 
Alcaldes  la  lemeraria 
Virtud  delsacrislan  nuevo , 
El  valor  y  las  palabras. 
Conjuros  sé,  con  que  puedo 
Arrojar  esta  fantasma 
Al  Rollo  de  Écija.  Miren 
Adonde  quieren  que  vaya. 

CARRASCA. 

Mira»  el  Rollo,  sacristán , 
No  la  ha  menester;  echadla 
A  Vienes,  que  hay  una  legua , 
Cuando  aguas  y  lodos  baya; 
Que,  par  Dios,  si  entonces  ella 
La  legua  que  he  dicho  pasa 
Viva,  que  no  ha  de  quedar 
En  un  mes  para  fantasma. 

ZALAMEA. 

Harto  mejor  será.  Alcalde, 
Que  llegue  allá  descansada , 
Porque  sepan  los  de  Vienes 
Que  h»y  valor  en  Cantillana 
Para  hacerles  mal. 

CARRASCA. 

Decid , 
Zalamea,  ¿cuándo falta 
Para  eso,  cuanto  y  mas  donde 
Hay  tan  bellacas  entrañas 
Como  en  nosotros? 

ZALAMEA. 

Decidlo 
Por  vos,  compadre  Carrasca; 
Que,  á  pesar  de  todo  el  mundo, 
Yo  las  tengo  muy  hidalgas. 

CARRASCA. 

¡Qué  hambrientas  que  las  tendréis! 

ZALAMEA. 

;Qué  queréis?  ¿  Han  de  estar  hartas 
De  pan,  ajos  y  cebollas, 
Como  las  vuestras,  Camsca? 

CARRASCA. 

Por  eso  bien  que  las  vuestras, 
Por  no  parecer  villanas* 
Nunca  han  comido  tocino. 

ZALAMEA. 

Mentís  por  medio  la  barba. 

CARRASCA. 

Y  vos  por  esotra  media. 

ZALAMEA. 

¡Villano! 

CARRASCA. 

¡  Hidalgo  sin  branca ! 

ZALAMEA. 

¿Eso  es  falta? 

CARRASCA. 

Pues  ¿  hay  cosa 
Que  á  todos  haga  mas  falta? 

ZALAMEA. 

A  rol  no;  que  mi  nobleza. 
Tan  conocida ,  me  basta. 

CARRASCA. 

Si  descendéis  de  Longinos , 
Claro  está. 

ZALAMEA. 

Por  la  Giralda 
De  la  torre  de  Sevilla , 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

De  un  papaco,  que  la  vara 
Os  la  rompa  en  la  cabeza. 

CARRASCA. 

No  se  os  debe  de  dar  nada 
De  la  crisma  que  hay  en  ella. 

RODRIGO. 

Ra ,  señores ,  no  vava 
Esto  á  mayor  rompimiento. 

CARRASCA. 

Agradeced ,  Mariin  Gala , 
Al  Sacristán;  que  yo  os  diera 
A  entender... 

RODRIGO. 

Digo  que  basta. 

CARRASCA.' 

Basle  muy  enhorabuena. 

RODRIGO. 

Si  no,  sea  en  hora  mala. 

CARRASCA. 

El  Sacristán  nos  perdone ; 
Que  tiene  razón. 

RODRIGO. 

No  falta 
Sino  perderme  el  respeto. 
¿No  saben  que  en  esta  causa 
Traigo  las  veces  del  Cura, 

Y  su  bonete  y  sotana , 

Y  puedo  descomulgarlos , 
Como  quien  no  dice  nada, 

Y  casarlos  siete  veces,  * 
Si  se  me  antoja? 

zaumea. 
Esa  es  mala 
Burla ,  por  Dios. 

RODRIGO. 

No  me  enoje; 
Que  volveré  las  espaldas, 
Dejándole,  si  son  necios, 
A  cuestas  con  la  fantasma. 

carrasca. 

Señor  sacristán  Rodrigo, 
Perdone  vuseñoranza , 
Para  que  Dios  le  perdone; 
Porque  si  mos  desampara. 
Somos  perdidos. 

RODRIGO. 

Está 
Muy  bien ;  dése  agora  traza 
De  cómo  hemos  de  embestirle. 
zalamea. 

Con  el  guisopo  y  el  agua 
Ha  de  ir  delante  de  lodos , 
Cuando  toquemos  al  arma , 
El  Sacristán,  y  nosotros 
Guardándole  las  espaldas. 

RODRIGO. 

Y  ^la  fantasma,  en  efelo, 
¿Qué  hora  tiene  señalada 
Para  venir? 

ZALAMEA. 

A  las  doce 

Y  media,  poco  mas,  baja 
De  aquella  ermita  á  la  villa, 

Y  poco  á  poco  á  la  praza 
Por  aquestas  cuatro  calles. 
Esto  ha  dicho  Blas  de  Olalla , 
Que  la  vio,  oyendo  el  ruido. 
Pasar  desde  su  ventana, 

Y  estuvo  sin  habla  un  dia. 

.     CARRASCA. 

A n tona  está  con  tercianas 
De  haberla  visto  una  noche 
Desde  lejos. 

ZALAMEA. 

La  Polanca 
Malparió  un  hijo. 


CARftASCA. 

Aoton  Crespo, 
De  escuchar  desde  su  cama 
El  ruido ,  habrá  tres  dits , 

Y  serán  cuatro  mañana, 
Que  no  come  y  que  se  sale. 
Como  tinaja  quebrada. 

RODRIGO. 

Pasará  gran  pesadumbre, 
Si  de  esa  suerte  lo  pasa. 

Y  ¿en  qué  figura ,  en  efeto , 
Aparece  esta  fantasma? 
Porque  estemos  prevenidos. 

ZALAMEA. 

Todos  cuantos  della  hablan. 
Diferencian  en  el  modo  :  ' 
Unos  dicen  que  es  muy  blanca, 

Y  tan  alta,  que  pasea 
Los  tejados  con  la  cara ; 
Otros  que  es  un  bailo  negro. 
Otros  que  es  como  una  vica , 
Con  I  res  cabezas,  echando 
Por  todas  tres  humo  y  llamas; 
Mas  ninguno  se  conforma 
Con  el  otro. 

RODRIGO. 

¡Enigma  extraña! 
Esta  noche  lo  veremos. 
Alerta ;  no  se  nos  vaya 
De  las  manos. 

ZALAMEA. 

Si  ella  viene 
Esta  noche  á  Cantillana , 
Le  mando  mala  ventara. 

« 

CARRASCA. 

Yo  prometo  dcsollarl^t 

Y  á  la  puerta  de  la  iglesia 
Colgarla,  llena  de  paíja, 
Adonde  todos  la  vean. 

R  DRIGO. 

¡Oh,  qué  graciosa  alcaldada! 
¿Que  es  espíritu  no  veis? 

CARRASCA. 

Porque  no  lo  sea. 

RODRIGO. 

¡Extnfta 

Simplicidad! 

{Suena  dentro  nUé$  4e  eUenu.) 

ZALAMIA. 

Imagino, 
Si  mi  vejez  no  me  engafia. 
Que  han  sonado  anas  cadenas. 

CARRASCA. 

Y  han  vuelto  á  sonar. 

RODRIGO. 

IMIíayí 
Quien  no  tiene  muy  gran  miedo. 

(Suenan  gemiim  éetUra.) 

ZAUMBA. 

Parece  que  an  toro  brama. 

RODRIGO. 

Y  aun  un  infierno  de  toros. 
A  todos  tiembla  la  barba. 

{Vuelven  á  sonar  geadioi.) 
Otra ;  vive  Dios ,  qoe  e¿á 
El  Diablo  en  CantiUmm, 

CARRASCA. 

Sacristán,  esto  se  acera , 
Salgamos  tocando  al  ama « 

Y  comentad  el  eo^inro. 

TODOS.  (A  90C$Í,l 

¡Conjuradla,  coi^radh! 

lODMWI. 

i  Coqjárela  Earrabás. 


CARRASCA. 
ZALAMEA. 

inla  Leocadia, 
,  santa  Eufemia , 
la,  santa  Engracia! 

RODRIGO. 

bernuncio. 

ZALAMEA. 

intos  me  valgan. 

CARBASCA. 

ao  que  la  espere. 

RODRIGO. 

)e  buena  gana. 

arse,  y  encuentran  con  el 

Rey.) 
mos  dado  agora 
parte.  Aparta; 
a  sino  que  está 
n  CaníUIana. 

{Vanse.) 
3N  GARCÍA  Y  EL  REY. 

DO:V  GARCÍA. 

la  te  han  tenido. 

REY. 

ra  se  engañan 

;en  que  la  han  visto. 

DOX  GARCÍA. 

I  gente  villana ! 

REY. 

^  miedo  corren, 
»r  de  importancia 
pues  desta  suerte 
?  desamparan, 
os  podremos 
la  hermosa  causa 

DON  GARCÍA. 

Ya ,  al  parecer, 
lenos  ingrata , 
oche  me  ha  dado, 
a  de  hablar,  palabra, 
I ,  Señor, 
le  las  pasadas. 

REY. 

edra ,  García. 

CÍA.  {Tira  una  piedra.) 

REY. 

n  ella  á  mis  ansias , 
an,  don  García, 
zon  de«iperlarla. 

DOX  GARCÍA. 

i;  que  parece 
lormido. 

REY. 

Pues  vaya 
I ,  y  piedra  á  piedra 
ie  amor  no  basta. 

.  {Vuelve  á  tirar  otra  pie- 
dra.) 
ado, y  parece 
tierto'una  ventana. 

a  ventana,  y  está  en  ella 
*ERAFX^,  viejo. 

REY. 

te,Garcia. 

eñe  qoe  me  engaña... 

^asedan  García.) 


EL  DIABLO  ESTA  EN  CANTILLANA. 

PERAPAN. 

Un  hombre  á  este  balcón  pienso 
Que  se  acerca. 

REY. 

¿Es  Esperanza? 
Es  mi  bien? 

PERAFAN.   {Ap.) 

Esto  está  bueno ; 
Las  piedras  no  me  engañaban. 

REY. 

¿No  respondéis? 

PERAFAN. 

Caballero 
Cortesano  ú  de  la  cusa 
Del  Rey,  hacedme  favor 
Desta  que  veis  respetarla ; 
Que  es  de  un  noble  caballero, 
Que  su  honor  y  sangre  guarda, 

Y  estamos  en  una  aldea , 
Adonde  con  poca  causa 
Desacreditarse  puede 
Entre  malicias  villanas; 

Y  no  es  bien  hacer  terrero 
A  cosía  (le  opinión  tanta. 
Ni  que  deis,  por  hacer  señas, 
En  mi  honor  tantas  pedradas. 
Que  descalabréis  mi  vida 

Y  despertéis  mi  venpnza. 
Si  pretendéis  casamiento 

Y  sois  noble,  las  ventanas 
No  solicitéis  con  piedras; 
Que  puertas  tiene  mi  casa.  {Éntrase,) 

REY. 

Entróse;  por  Dios,  que  el  viejo 
Que  tiene  prudencia  rara 

Y  valor.  ¿Iré me?  No; 
Que  él  se  habrá  vuelto  á  la  cama, 

Y  ella  saldrá,  poraue  el  sol 
Primero  que  el  alba  salga. 
¡Oh  amor,  al  inconveniente 
Qué  de  pensiones  que  pagas! 
Aunque  vencedor  de  todo, 
El  mundo  tiembla  tus  armas. 
Lisonjea,  amor,  mis  penas, 
Pues  me  estás  debiendo  tantas , 
Con  hacer  que  todos  duerman , 

Y  solo  vele  Esperanza. 
Mas ,  vive  el  cielo ,  que  agora 
Sale  un  hombre  de  su  casa; 
U  he  de  matarle,  por  Dios, 
O  conocerle. 

Sale  PERAFAN,co»  espada  y  broquel. 


PERAFAN. 

Pues  causan 
En  vos  tan  poco  respeto. 
Caballero,  las  palabras, 

Y  me  obligáis,  vive  Dios, 
Que  con  las  obras  os  haga 
Conocer  (|ue  sois  grosero , 

Y  os  he  de  echar  con  la  espada, 
Pues  no  puedo  con  razones, 

De  la  calle  á  cuchilladas, 
Veréis  quién  soy,  aunque  viejo; 
Porque  el  valor  nunca  falta 
Donde  hay  sangre  noble. 
{\ase  el  Rey  sin  hacer  caso  de  él.) 

Fuese 
Sin  responderme  palabra, 

Y  vive  Dios,  que  parece 

Que  es  el  Rey,  si  no  me  engaña 
El  crujido  dé  las  piernas. 
Pcsaráme  que  Esperanza 
Dé  al  Rey  ocasión  ninguna , 
Siendo  de  don  Juan  hermana 

Y  de  aquesta  sangre  hija. 

DO.N  JUAN.  {Dentro. ) 
Ten  de  aqueste  estribo  y  llama. 


m 

PERAFAIV. 

Mi  hijo  es  este,  sin  duda, 

Que  ha  llegado;  bien  se  acaban 

Los  recelos  de  esta  uoche 

Coa  nuevas  tan  deseadas.         (Yase,) 

Salen  DOf)A  ESPERANZA  y  DON 
LOPE. 

D05ÍA  ESPERANZA. 

Ya,  dueño  del  alma  mia , 
Vuestra  remisión  culpaba , 

Y  me  ha  debido  por  vos 
Muchas  lágrimas  el  alba. 

DON  LOPE. 

Mi  bien ,  no  ha  podido  ser 
Menos,  puesto  que  está  el  alma 
Siempre  con  vos. 

KRAFAN.  {Dentro.) 
Entra,  Juan; 
Despertarás  á  tu  hermana. 

DON  JUAN.  {Dentro.) 

Un  hombre  está  allí  con  ella , 
Si  las  sombras  no  me  engañan. 

PERAFAN.  {Dentro.) 

¿Un  hombre?  Mátale. 

DO^A  ESPERANZA. 

i  Ay  cielo! 
Si  puedes,  mi  bien ,  te  escapa ; 
Que  son  mi  padre  y  hermano. 

DON   LOPE. 

No  te  alborotes,  aparta , 

Y  no  temas  mientras  vieres 
En  este  brazo  esta  espada. 

Salen  PERAFAN  y  DON  JUAN , 
con  espadas  desnudas. 

PERAFAN. 

¿  Quién  eres ,  hombre? 

DON  LOPE. 

Don  Lope, 
Dueño  de  doña  Esperanza. 

DON  JUAN. 

¿Quién?  Di. 

DON  LOPE. 

Don  Lope  Sotelo. 

PERAFAN. 

¿Don  Lope? 

DON  LOPE. 

¿De  qué  te  espantas? 

PERAFAN. 

De  verte  en  mi  casa  ansí. 

DON  LOPE. 

Para  ese  seguro  guarda 
Doña  Esperanza  una  firma 
De  mi  mano,  en  que  declara 
Que  es  mi  esposa.  Reportaos; 
Que  podrá  ser  de  importancia 
El  hal)erme  hallado  aquí 
A  todos,  con  la  llegada 
Del  señor  don  Juan ;  que  el  cíelo 
Para  mi  bien  esto  traza. 
Volved,  con  esto,  los  dos 
Las  espadas  á  la9  vainas , 
Pues  sabéis  quién  soy. 


PERAFAN. 


Entremos. 


DON  JUAN. 

i  Notable  aventara! 

PERAFAN. 

Extraña. 
{É$tim$e.) 


m 

Sale  EL  REY,  vUliéndose ^  y  acompa- 

Í^AIIIENTO. 
BET. 

¡Pesadas  noches! 

DON  GARCÍA. 

Ningunas 
Tiene  mas  cortas  el  ano. 

REY. 

Hácenlas  mas  importunas 
De  un  dulce  amoroso  engaño 
Tantas  contrarias  Tortunas; 
Que  en  las  sabrosas  porfías 
De  las  esperanzas  mías. 
Que  tan  poco  bien  me  ofrecen , 
Siglos  las  horas  parecen, 

Y  eternidades  los  dias. 

Sale  DOÑA  MARÍA ,  fj  toma  la  toalla. 
Dadme  la  toalla. 

DO.^A  MARÍA. 

Aquf , 
Para  servírosla,  estoy. 

REY. 

¿Vos  tanta  merced  á  mi? 

D05ÍA  HARÍA. 

Sí ;  sois  mi  rey. 

REY. 

Vuestro  soy. 

D05lA  MARÍA. 

Quiero  ver,  Señor,  si  ansí 
Puedo  granjearos  mas , 
Pues  nunca  alcancé  jamás 
A  gozar  de  vos  un  hora. 

REY. 

Siempre  habéis  de  estar,  Señora, 
Con  celos. 

D05ÍA  HARÍA. 

Ya  es  por  demás 
El  poder  vivir  sin  ellos, 
Pues  siempre  tcnco  ocasión 
De  pedillos  y  tenellos. 

REY. 

Vanas  ilusiones  son. 
lias  valor  fuera  vencellos; 
Que  por  los  hermosos  ojos, 
Soles  vuestros  celestiales , 
Que  son  quimeras  y  antojos. 

DO^A  HARÍA. 

Siendo  ciertas  las  señales , 
I  No  lo  bau  de  ser  loe  enojos? 

REY.  ^ 

¿CierUs?¿Cómo? 

DO.SlA  HARÍA. 

Tomóos  vos 
Cuenta  á  vos  mismo,  y  veréis 
Si  en  vano  os  culpo. 

RET. 

Por  Dios, 
Que  os  engañáis,  pues  sabéis 
Que  un  alma  somos  los  dos, 

Y  es  de  quien  sois  desigual 
Que  habléis  en  cosa  tan  vil. 

D05ÍA  HARÍA. 

Si  amáis,  no  os  parezca  mal ; 
Que  aunque  es  materia  civil. 
Es  de  causa  criminal. 

REY. 

Sí ;  pero  á  tales  personas 
Los  celos  nunca  han  llegado , 
Que  son  líneas  de  otras  zonas , 
Porque  siempre  han  respetado 
Los  cetros  y  las  eoromas; 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Y  cuando  atrevidos  fuesen , 
Fuera  bien  que  se  venciesen. 

DO^A  MARÍA. 

Vos  en  salud  os  sangrasteis; 
Que  á  don  Lope  desterrasteis 
Porque  no  se  os  atreviesen. 

REY. 

Ya  es  eso,  por  Dios,  pasar 
De  celosa  a  maliciosa. 

DOÑA  MARÍA. 

Siempre  lo  debe  de  estar 
La  que  llega  á  estar  celosa; 
Que  celos  es  sospechar. 

REY. 

Desa  suerte  no  es  certeza. 

D05ÍA  MARÍA. 

Con  vuestra  alteza  no  arguyo ; 
Porque  á  ser  soflsta  empieza. 

DON  GARCÍA. 

Perafan  y  un  hijo  suyo. 
Para  entrar  á  vuestra  alteza , 
Piden  que  puerta  les  den. 

DO^A  HARÍA. 

No  falta  sino  que  venga 

Doña  Esperanza  también. 

La  audiencia  no  se  detenga 

Por  mi ,  esperando  no  estén ; 

Honradlos,  pues,  en  efeto, 

A  hacerlo  estáis  obligado 

En  público  y  en  secreto; 

Porque  á  un  suegro  y  á  un  cuñado 

Se  les  debe  ese  respeto.  ( Vase.) 

REY. 

Todo  desta  vez  lo  dijo. 
¡Notable  es  doña  María ! 
Pero  ¿para  qué  me  aflijo?— 
Haced  entrar,  don  García, 
A  Perafan  y  á  su  hijo. 
Agora  corre  este  humor, 

Y  ha  de  perdonar  si  en  mi 
Viere  causa  á  su  rigor. 

DON  GARCÍA. 

Ya  está  Perafan  aquí. 

Salen  PERAFAN  y  DON  JUAN. 

PERAFAN. 

Danos  tus  plantas,  Señor. 

REY. 

Dios  os  guarde,  Perafan 
De  Ribera,  —  y  seáis  vos 
Muy  bien  venido,  don  Joan. 

DOlf  JUAN. 

Mil  años  os  guarde  D!os , 

Y  del  helado  alemán 
Al  etiope  abrasado 
Dilate  vuestro  valor 
Con  vuestro  nombre. 

REY. 

¿En  qué  estado 
Queda  la  guerra? 

DON  JUAN. 

Señor, 
Estas  treguas  fin  le  han  dado. 
Pide  partido  Archidona 
Para  ser  de  la  corona 
De  Castilla,  y  á  este  efeto. 
Aunque  sin  gusto,  os  prometo 
De  que  falte  mi  persona. 
Con  este  pliego  me  envía 
Enrique. 

REY. 

¿Queda  mi  hermano 
Con  salud? 


JOAN. 

Saltid  tenia 


Cuando  partí ,  auii<|iM  eJ  verano 
Ha  durado  la  porfía 
De  la  guerra. 

REY. 

Yo  deseo 
Haceros  merced ,  doo  Juan , 
Porque  vuestro  valor  veo 

Y  el  que  tiene  Perafan, 

Y  acudir  quiero  al  empleo 
De  doña  Esperanza. 

PERAFAN. 

Agora 
Hay  ocasión. 

REY. 

¿De  qué  suerte? 

PERAFAN. 

Don  Lope  Sotelo  adora 
Sus  partes ,  y  aunque  divierte 
Tras  la  espada  vencedora  . 
De  Enrique,  en  esta  Jornada, 
Con  las  armas  el  amor. 
Esta  cédula  firmada 
Del  nombre  suyo,  SeikMr, 

{Dale  al  Rey  la  cédula.) 

A  doña Esperanxa  dada, 
Como  es  razón  reconoce, 

Y  determina  cumplilla ; 
Que  obligaciones  eonoce 
Del  hospedaje.  Castilla 
Ansí  mil  años  os  goce. 

Que  nos  honréis,  si  hay  lugar. 
Dando  á  don  Lope  licencia 
Para  venirse  á  casar ; 
Porque  puede  con  su  ausencia 
Riesgo  nuestro  hotior  pasar. 
Esto  don  Juan,  por  merced. 
Que  pediros  ha  traído; 
Lo  que  interesamos  ved, 

Y  á  lo  que  él  os  ha  servido 
Aquesta  merced  haced , 

O  á  lo  que  mi  padre  y  yo 
A  vuestro  padre  y  aouelo. 

REY.  (R$mpe  la  cédula.) 
Desta  suerte. 

PERAFAN. 

ipafénnremló 
Jamás  tan  heroico  celo. 
Que  la  obligación  rompl6t 
Vive  Dios,  que  no  habéis  heebo 
Lo  que  debéis  al  valor 
Desta  sangre  y  deste  peefco. 

DON  JOAN. 

Si  con  nuestro  deshonor 
Queréis  quedar  saiisíécbo 
Del  enojo  que  tenéis 
Con  don  Lope,  TÍv«  Dios, 
Que  pagar  no  pretendéis 
Lo- que  debéis  á  los  dos . 

Y  que  á  los  dos  obliguéis... 

PEftAFAlf. 

A  un  desatino. 
REY.  {Entrándoie ,  melM  é  eiht^) 
¿Qué  es  esto? 

Señor,  yo... 

DON  JOAN. 

Yo... 

■ST. 

Basuya.      (V«i# 

DON  MAR. 

Echó  la  fortuna  el  rtslo. 
¡  Que  nos  despreciase  anal! 

PKMFAII. 

Otro  secreto  hay  aqil: 
Mas  que  sabeasos  lOMM , 
Que  lo  sospeoM,  for  B\m 


L*< 


ledeseabrl, 
e  lo  deslombré 
sgaste,dooJaao. 

00.1  JOAN. 
PBltArAIf. 

'resamoqnefaé 
üie  DON  GARCÍA. 

D07I  6A»GÍA. 

^or  Perafim , 
ro  Tilor  se  fe. 
ion  Jaan  su  sltoa 
3asi  como  estáis, 
de  laeabeta, 
ana  salgáis 

KlAFAR. 

íen  SQ  aUeza  eiipieza 
Qoe. 

ooncAicU. 

Perdonadme « 
justo,  los  dos 
vas  disculpadme.      (Voie.) 

DOX  J0A9I. 

y  Tive  Dios... 

FnAPAN. 

I. 

DON   JUAH. 

Padre,  dejadme; 
era  re? iento. 

PKBAPAR. 

IOS  al  Rsiy ; 

baber  mas  snfrimíento 

)r. 

BOX  JUAN. 

Esta  es  ley 
lo  pensamiento. 

PEftAFAN. 

ie  importar, 
ie  vao  sos  leyes; 
>  hemos  de  pensar, 
:|ae  aciertan  los  reyes , 
'  y  callar, 
icia  y  ra«m , 
s  desatino ; 
s,  en  oonelnsion, 
imano  j  dirlno , 
apelación. 

i  ESPERANZA,  RODRIGO 
T  LEONOR. 

05ÍA  BSPIBAXZA. 
■0DRI60. 

pedirte  vengo 
a  bendición , 
TmlnacioQ 
I  don  Lope  tengo.' 
en  el  ofldo , 
marse  ansí, 

i,perq«eaqrai 
ignn  beneficio; 
inarnosegana 
idestniírse, 
dado  ejn  no  morirse 
enCantillana; 
co  esti  enojado 
,  y  descompuesto 
,ypnretio 

otlfeoterio 


No  se  trate 
De  pesadumbres  agora. 

Lioifoa. 
No  entendí  ?erte  Jamás 
Alegre,  y  pienso  que  estás 
De  mejor  humor,  Señora, 
I  Si  no  me  engafio.  Imagino 
I  Que  hace  algún  efecto  el  Rey; 
Porque  un  rey  á  toda  ley... 

BO^A  ESPiaAlfZA. 

Mi  |)adre  pienso  que  Tino 
Y  mi  hermano. 

-    B00W6Ó. 

Pues  ¿está 
El  seBor  don  Juan  aquí? 

DOÑA  ISPIBARU. 

Desde  anoche  llegó. 

BOMIM. 

De  don  Lope  nos  dará 
Famosas  nuevas. 

.     BO^  ESPIBANZA.       • 

Rodrigo^ 
Lo  que  te  be  dlcbo  es  lo  derlo. 

BODlWOt 

Plegué  á  Dios  que  al  diUee  pneri» 

Llegue  don  Lope  eottlgo» 

Tras  tantas  olas  de  anaeoeii» 

De  celos  y  de  temor. 

Yo  quiero  dar  al  sefior 

Don  Juan  hoy,  con  tu  Uoeneii , 

La  bienvenida. 

Salen  PERAFW  t  DON  JUAN. 


•       •  •        •    •  ■       < 

EL  DIABLO  ISTÁ  BN  CAHTILUNA 

Y  el  médico  qne  han  de  estar 
Seis  veranos  sin  malar, 
Como  suele  de  ordinario. 
Esu  es  la  causa.  Señora, 
Que  con  don  Lope  me  lleva. 
Si  la  guerra  no  me  prueba  * 
Tam.bien, 

DOffA  ESPCRAIfU. 

No  intentes  agora 
Hacer  mudanza  ninguna. 

Snédate,  Rodrigo,  en  easa 
ientras  de  donLope  pasa 

Y  de  mi  amor  la  fortuna; 
Que  será  muy  brevemente. 
Aquestas  nuevas  te  doy. 

BOBBieO. 

Tu  esclavo.  Señora,  soy 

Y  lo  seré  eternamente. 
Vivas  mas  años  qve-nn  ceoio 
Perpétuo\,qae  ana  muralla» 
Que  la  manta  de  Cazalla ; 
Porque,  con  tu  ^yuda,  pienso 
Ser  de  Leonor,  á  pesar 
Del  tiempo,  dueño. 

LieilOB. 

Eso  no, 
Miffuel  de  Vargaa ;  que  yo 
Mejor  me  pienso  emplear. 
Cuando  haga  ese  disparate. 

RODIIfiO. 

Pues  ¿qué?  ¿  Aun  oo  somos  amlgo^ 

LIOlfÓR. 

Vienes  oliendo  á  bodigos. 

B0MI6O. 

¡Pluguiera  á  Dios!... 

BOÜA  BSPIBAIOA. 


m 

Vuesamerced  baya  sido, 

8oe  era  deseado  ya 
e  todos  sus  servidores. 

(Habla  éMia  Et/ferañM&  can  iu  padre 
'    en^aerela,) 

iVaesamerced  fteDeboeno? 

no?i  íoAii. 
Perdonad;  que  soy  ^eno 
De  quién  nm. 

Boonoo. 

Estos  señores 
Siempre  me  han  liecho  merced , 
Y  les  estoy  obligado. 

BOÜABSfBRAUA. 

Es  de  don  Lope  criMlo 
Rodngo. 


Vuesamerced 
Desdé  bey  por  aa|o  mt  tenga. 

•emuAii. 

Guárdeos  Dios. 

Munut. 

Beto  ha  pasado: 
El  Rey  nos  ba  deatenrado; 

8ne  desta  soetle  se  venga 
e  sus  celos  y  de  ti. 

•OiUlBMmAlliA. 

En  casa  oe  habéis  de  estar» 
Sin  ane  aalgais  del  lagar, 

Y  dejadme  hacera  mi: 
Que  el  Rey  quiere  aer  Befado 
Por  bien. 

vnurAir. 

Tq  bermamo  ba  Tenido » 
Esperanza ,  sin  sentido. 

BoftAisrauíisA. 

Venid,  y  perded  enidado ; 

Que  no  hay  del  Rey.  qué  temer 
Mientras  mi  Indoatrln  oí  ampare» 

Y  si  yo  no  le  eñgafihre , 
No  me  llamará  mqier. 

i  (Vanu  defa  Eyenwtte»  w  pHne  y 

BODueo. 
¡Ahdoncellnl 


iQoéMSMBdat 

^nK^a^^^m^^^f% 

Qneprocnre  oongpeahrte 
Donde  doemih» 


iMfoidnermet 

•OBBMO. 

T  mas  si  es  la  cama  blanda. 

LBOHOKi 

iNo  le  deavelt  el  aaort 


Esperansa. 


PUAPUI. 

AqirfHístá 

BOBWaOk 

Bieavwiido 


El  sayo  en  todi  inl  vida. 
•  vtímaL 
Lnegoibayelret   . 


_  N^aeplda 

T^eoenfia.  ■  *    ^ 

LIOROB. 

"  iQnériforL  . 
ngpueg. .... 
He  dado  fin  esto. 

•   u  .'      • 

Mnol 


Yo 


174 

De  mano  de  su  mercé 
La  cama. 

LEO.XOR. 

Picaño ,  lleno 
De  mas  vino  que  de  amor, 
¿El  se  hace  grave  conmigo? 

RODRIGO. 

¡Obi  por  vida  de  Rodrigo, 
Que  eslá  donosa  Leonor. 

LEONOR. 

¿Qué  lanío?  Que  me  das  guslo. 

RODRIGO. 

Di  á  lu  Raían  que  me  vea, 

Si  ser  dichoso  desea ; 

Que  haceros  merced  es  juslo. 

LEONOR. 

Bergante. 

RODRIGO. 

Basta.  (Vase.) 

LEONOR. 

No  hay  cosa 
Que  cause  tanto  pesar 
En  el  mundo ,  como  estar 
De  un  despicado  celosa.  ( Vase.) 

Sale  DON  LOPE ,  de  noche. 

DON  LOPE. 

Noche,  en  cuyo  atrevimiento 
Mis  recelos  se  confian , 
Mis  esperanzassé  fían, 

Y  alienta  mi  pensamiento ; 
Vos  seáis  tan  bien  venida 
Como  fuisteis  deseada 
Del  alma  mas  abrasada 
Que  se  vio  de  amor  perdida. 
Vuestra  ciega  oscuridad 
Ampare  mi  loco  amor, 

Y  mi  celoso  temor 
Vuestra  obscura  majestad ; 
Que,  $in  poder  resistirme , 
Vengo  en  tan  dichoso  empleo 
A  gozar  lo  que  poseo. 
Siempre  amante,  siempre  firme; 

Y  antes  de  la  deseada 

Hora  en  aue  á  Esperanza  V'eo, 

Me  trae  loco  el  deseo, 

Con  la  vida  aventurada. 

Dadme,  dichosas  paredes. 

Las  nuevas  de  mi  bien  ya , 

Pues  en  vosotras  está 

Al  sol  haciendo  mercedes. 

Permitid ,  paredes  mias , 

Mi  dicha  al  Rey  responded , 

Porqué  de  tan  gran  merced 

Haga  amor  las  alegrías. 

Gente  parece  que  ha  entrado 

En  la  calle,  y  debe  de  ser 

Cortesana,  al  parecer. 

Que  el  alma  no  me  ba  engallado. 

El  Rey  es.  Volverme  quiero ; 

Que  en  la  ordinaria  señal 

Le  he  conocido ;  que  mal 

Hago  en  esperar,  si  espero 

Ningún  bien,  pues  ha  venido 

A  la  ordinaria  porfía 

De  la  esperanza  que  es  mia. 

Perdiendo  voy  el  sentido.         {Va$e.) 

Salen  EL  REY,  DON  GARCÍA ,  DON 
ALVARO  V  DON  SANCHO,  de  noche 
todos, 

RET. 

Un  hombre  atraviesa  allí. 

Que  me  da  que  sospechar; 

O  le  tengo  de  matar, 

O  reconocerle.  Aquí 

Os  quedad  por  breve  espacio 

Los  dos,  y  \eDga  García 


LUIS  VELBZ  DE  GUEVARA. 

Haciéndome  compañía 
Solamente,  y  á  palacio 
Ninguno  vuelva  hasta  tanto 
Que  todos  vuelvan  conmigo. 

DO  ."T  garcía. 
Como  tu  sombra  te  sigo. 

{Vanse  don  García  y  el  Rey.)- 

Sale  DOÑA  MARÍA,  en  hábito 
de  hombre. 

DOf^A  MARÍA. 

Noche,  en  cuyo  obscuro  manto 
Se  amparan  tantos  secretos 

V  se  ven  tantas  verdades. 
Lince  de  curiosidades, 
De  tu  muda  sombra  efetos, 
A  descubrir  vengo  en  tí. 
Por  perdida  centinela, 

El  mal  que  el  alma  recela; 
Gente  parada  hay  allí. 

DON  SANCHO. 

¿  Si  es  el  Rey  ? 

DON  ALVARO. 

¿Es  don  García? 

DO.>ÍA  MARÍA. 

Los  criados  del  Rey  son. 

DON  SANCHO. 

¿Es  vuestra  alteza? 

DOÑA  MARÍA.  {Ap.) 

Ocasión 
Me  da  la  sospecha  mia 
Para  conseguir  mi  intento, 
Pues  con  ellos  no  está  el  Rey ; 
A  tanto  obliga  la  ley 
De  un  celoso  pensamiento ; 
Quiero  fingir  que  el  Rey  soy. 
Que  los  debió  de  dejar 
Entre  tanto  que  él  fué  á  hablar 
A  quien  tantos  triunfos  doy. 

DON  SANCHO. 

¿No  responde? 

DON  ALVARO. 

¿Quién  es? 

DOÑA  MARÍA. 

Yo; 
Seguidme. 

DON  Alvaro. 
El  Rey  es. 

DOÑA  MARÍA. 

:  Ah  celos! 
¿Qué  mal  han  hecho  los  cielos , 
Que  á  vuestro  infierno  igualó? 
{Vanse.) 

Salen  EL  REY  t  DON  GARCÍA. 

REY. 

Ilusión  debió  de  ser, 
O  le  dio  mi  pensamiento 
Alas  con  que  venció  al  viento. 

DON  GARCÍA. 

No  tienes  ya  que  temer, 
Que  Ks|>eranza  está  rendida; 
Que  ha  podido  tu  rigor 
Engendrar  en  ella  amor. 

RET. 

Con  eso  guarda  li  vida 

De  su  padre  y  de  su  hermano. 

DON  GARCÍA. 

Y  aguarda  en  ese  balcón , 
Si  no  es  imaginación. 

DOÑA  ESPERANZA.  {Al  bolCOn.) 

¿Ce? 

DON  GARCÍA. 

No  he  imaginado  en  nno; 


Que  te  ha  hecho  sefias  agort 
Para  que  llegues. 

RET. 

García, 
A  tu  puesto  te  desvía, 

Y  á  las  aves  del  aurora 
Apenas  deja  pasar. 

DON  GABCÍA. 

Lo  que  me  mandas  haré.  ( Yate.] 

RET. 

Vino  este  bien  que  esperé , 
Tuvo  mi  dicha  lugar 
En  gloria  tan  soberana. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Para  tu  esclava  nací, 

hbt. 
Ya  no  dirá  amor  por  mí : 
¡Ay  larga  esperanza  vana! 
Que  tras  el  cien  en  que  doy 
Tantos  alcances  al  cielo, 
¿Cuántas noches  há  que  vaelo, 
Cuántos  dias  há  que  voy? 

DOÑA  ESPERANZA. 

Siempre  venció  la  porfía 
La  mas  imposible  empresa. 
Si  de  hacer  guerra  no  cesa. 
Con  un  día  y  otro  día, 
Porqne  la  que  es  mas  tirana 
Se  rinde ,  como  lo  estoy. 
Engañando  al  dia  de  hoy, 

Y  esperando  el  de  mañana. 

RET. 

Para  estimar  tanto  bien. 
Habéis  hallado,  Esperanza, 
Sin  caudal  la  con6anza, 

Y  el  pen.samiento  también ; 
Ya  no  vive  el  albedrío 
Con  leyes  de  embajador. 
Que  después  que  tengo  amor. 
Es  muy  mas  vuestro  que  mió ; 
Haced,  deshaced,  mandad. 
Dad  vidas,  alzad  desl^ierros, 

Y  de  mis  celos  los  hierros, 
Como  locos,  perdonad. 
Con  tal  que  la  causa  dellos 
No  vuelva  á  Teros  jamás. 

DOÑA  ESPCMAIOA. 

Eso  es  lo  que  eslimo  en  ais. 

BET. 

Vuestros  negros  ojoa  bellos 
Son  dueños  del  alma  mia. 

{Suena  ruido  de  eadenmi  áMfr» ) 
Pero  ¿  qué  es  esto  ? 

DOÑA  ESPBIAIUA. 

¡  Aydemí! 

-  MBT. 

¿  Qué  es  lo  que  tenéis?  Ded , 
Luz  del  sol  y  sol  del  dia. 

{Vuelven  á  $omr.) 

DOÑA  ESPEIARZA. 

¿No escucháis,  SefiorT 

aiT. 

Ta  efcaebo 
Unas  cadenas;  ¿qué  liaporta? 

DOÑA  ESPERAmLA. 

Vuestro  valor  os  reporta. 

nsT. 
Aquí  no  es  menester  moelM. 
{Qu4}mueéeiitr§.) 

DOÑA  BSmAllU. 

^Los  gemidos  no  escseMif 

RET. 

Pnes  ¿de  qoién  ioo  kwgeaüdot? 

DOHa  HMUiHIMi 

¿  No  ha  llegado  á  les  oMoi 


s,  el  tiempo  que  estáis 
illana,  esta  Gera 
la? 

REY. 

Es  burla,  por  Dios. 

DOÑA  ESPERANZA. 

quede  con  vos; 
lima  ct  temor  me  altera, 
madme.  {Vate.) 

BET. 

Cerró 
ina ;  ¡  miedo  extraño ! 
José  ra,  ó  me  engaño, 
);  ¿iréme?  No; 
)Z  otra  vez  suena, 
lente  dilatado; 
;n  la  calle  ha  entrado, 
indo  una  cadena, 
o  blanco,  tan  fiero, 
ha  causado  temor, 
er  tanto  valor. 

SaU  LA  FANTASMA. 

le  y  hablarle  quiero; 
e  viene  hada  mí. 
>s  que  he  de  mostrar 
sin  recelar; 
)  debo  á  guien  soy. — Di 
res  y  qué  me  quieres, 
e  vienes  buscando 
rme,  deseando, 
:osa;  ¿quién  eres? 
lanca,  que  de  esposa 
diste  la  mano? 
dríque,  mi  hermano? 
\i  Juao  de  fnestrosa? 
madre?  Responde, 
le  mí  has  menester; 
e  prometo  hacer 
pidas,  aquí  ú  donde 
;  mas  importante 
cargo  y  descuento; 
a  escucharte  atento, 
3ngo  bastante. 
>ondes  ni  haces  nada? 
cerle  hablar  procuro, 
DO  sé  otro  conjuro 
cero  de  mi  espada. 

bulto  y  la  cadena,  y  queda  Lo- 
cota  y  broquel,  espada,  media 
rilla  y  montera.) 

RET. 

en  el  suelo  dio, 
spada  y  broquel , 
ortento  cruel 
KÜgio  quedó; 
oii  valor  me  alabo. — 
,  fantasma  ó  difunto, 
í  al  infierno  junto, 
soy  don  Pedro  el  Bravo. 

t  retirando  don  Lope^  y  el  Rey 
acuchillándole.) 

una  puerta  DON  GARCÍA,  y 
ra  DON  ALVARO,  DON  SAN- 
r  D05a  MARÍA. 

DO?f  SANCHO. 

se  vuestra  alteza, 
es  irritar  al  Rey.    . 

DOÑA  MARÍA. 

mea  guarda  ley 

á  ser  celoso  empieza. 

DON  GARCÍA. 

*08,  si  es  posible, 
se  por  cortesía. 


EL  DIABLO  ESTÁ  EN  CANTILLANA. 

bOXA  HARÍA. 

De  guarda  está  don  García  ; 
Esta  vez  es  imposible 
Dejar  de  pasar  delante , 
Aunque  vos  al  paso  estáis. 

DON  SANCHO. 

¿Otro  imposible  intentáis? 

DOÑA  MARÍA. 

Seré  á  vencerle  bastante. 

DON  GARCÍA. 

¿Quiénes? 

DOÑA  MARÍA. 

La  Reina. 

DON  GARCÍA. 

SeSora , 
¿  Vos  desta  manera^ 

DOÑA  MARÍA. 

Ansí 
Vengo  buscando  sin  mí 
A  quien  vos  buscáis  aj;ora. 
Por  ver  este  desengaño. 

DOÑA  ESPERANZA.  (DeUtrO.) 

¡Que  matan  al  Rey! 

DOÑA  MARÍA. 

¡Ab  cielo! 
Mayor  desdicha  recelo ; 
Venid ,  venid. 

DON  GARCÍA. 

¡Caso  extraño! 
{\ame,) 

Salen  acuchillándose  EL  RE  Y  t  LOPE. 

LOPE. 

Suspenda  la  invicta  espada ; 
No  me  mate  vuestra  alteza. 

REV. 

¿Quién  eres? 

LOPE.  {De  rodillas,) 

Un  desdichado, 
Que  amor... 

REV. 

¿  Por  amor  comienzas? 
Disculpa  tienes  bastante; 
Levanta  del  suelo. 

LOPE. 

Deja 
Que  en  él  humilde  te  pida 
Primero  perdón. 

RET. 

¿Qué  esperas? 
Ya  te  he  perdonado,  alza. 

LOPE. 

Con  esa  palabra,  es  fuerza 
Que  sin  máscara  te  bese 
Los  pies,  y  decirte  pueda 
Quién  soy. 

REV. 

¿Quién  eres? 

LOPE. 

Don  Lope 
Sotelo. 

RET. 

Pues  ¿  desta  manera? 

LOPE. 

Fuerza  de  amor  pudo  tanto ; 

Que  desde  la  noche  mesma 

Que  me  pediste  á  Esperanza 

Para  dejarme  siu  ella ; 

Porque  imaginé,  Señor, 

Que  en  teniendo  algunas  maestras 

De  mi  voluntad,  habías 

De  condenarme  á  su  ausencia ; 

Por  prevenirlo,  tracé  Blas  años 

Esta  fantasma;  que  intenta  Rey  de  Gi 


i78 


.ii 


Amor  imposibles  cosas 
Contra  el  poder  y  la  fuerza. 
Cuando  dejar  me  mandaste. 
De  Archidona  por  la  guerra, 
A  Cantillana,  Señor, 
No  estuve  una  legua  apenas 
Ausente  del  bien  que  adoro, 

Y  la  misma  estratagema 
Usando  todas  las  noches. 
Entraba  á  gozarla  y  verla ; 
Hallóme  don  Juan,  su  hermano, 

Y  Perafan  de  Ribera 
Con  ella,  y  queriendo  darme 
Muerte  los  dos  por  la  ofensa 
Hecha  á  su-casa  y  honor. 
Enseñó  Esperanza  bella 
Una  firma  de  mi  mano; 
Fueron  á  hablarte  con  ella ; 
Vine  á  saber  el  suceso. 
Encontróme  vuestra  alteza ; 
A  su  invencible  valor 
No  bastó  mi  estratagema; 
Esta  es  mí  historia,  mi  culpa. 
Mis  celos  y  vuestra  ofensa. 
Si  no  me  disculpa  amor. 
Aquí  tenéis  mi  cabeza. 


Salen  PERAFAN,  DON  JUAN ,  DOÑA 
ESPERANZA,  LEONOR  v  RODRIGO 
por  una  puerta,  y  por  la  otra,  DOÑA 
MARÍA,  DON  GARCÍA ,  DON  ALVA- 
RO V  DON  SANCHO. 

PERAFAN. 

No  importa  que  el  Rey  agravie. 
Para  que  la  sangre  nuestra 
Vertamos  por  él. 

DOÑA  MARÍA. 

Llegad. 

DON  GARCÍA. 

Señora,  aquí  está  su  alteza. 

DON  ALVARO. 

El  Rey  está  aquí. 

DOÑA  MARÍA. 

¿Señor? 

RET. 

Señora,  ¿qué  es  esto? 

DOÑA  MARÍA. 

Fuerza 
De  mis  celos,  imposibles 
De  vencer  de  otra  manera. 

DOÑA  ESPERANZA. 

Cielos,  aquí  está  don  Lope ; 
¿Qué  novedad  es  aquesta  ? 

PERAFAN. 

Vuestra  alteza  nos  perdone ; 
Que,  puesto  que  vuestra  alteza 
Nos  mandó  de  Cantillana 
Salir  esta  tarde  mesma, 
Y  DO  lo  habernos  cumplido, 
Las  voces  que  en  esa  reja        , 
Dio  Esperanza  nos  obliga. 
Sin  reparar  en  la  pena 
Que  nos  fué  puesta.  Señor, 
A  ofrecer  á  vuestra  alteza 
Nuestras  haciendas  y  vidas. 

RET. 

Que  ese  amor  os  agradezca, 
Perafan,  es  justa  cosa; 
Don  Lope  Sotelo  sea 
De  doña  Esperanza  esposo. 

LOPE. 

Al  sol  te  f< 

rL 


i76 


KET. 


Con  lá  mayor  encomienda 
De  Castilla,  que  es  lo  menos 
Qne  debo  á  ?Destra  nobleza. 

PERAfAX. 

Guárdeos  el  cielo. 

RET. 

De  nn  tercio 
Doy  á  don  Jaan  de  Ribera, 
Pues  es  tan  ^ande  soldado, 
Porque  me  sirva  en  la  guerra. 

DON  JUAlf . 

Sobre  vuestros  hombros  ponga 
Su  imperio  el  sol. 

RET. 

Y  á  vos,  reina 
De  Castilla  y  de  mi  alma. 
Que  es  de  vuestro  sol  esfera, 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVAIU. 

Palabra  de  nunca  daros 
Celos,  porque  sé  que  llegan 
A  perderos  el  respeto. 

D05ÍA  MARÍA. 

Guárdeos  el  cíelo,  que  es  deuda 
De  mi  amor. 

DO^ÍA  ESPERANZA. 

Estoy  confusa 
Y  no  creyendo  yomesma 
Lo  que  estoy  viendo. 

LOPE. 

Después 
Sabréis,  Esperanza  bella, 
Grandes  cosas. 

rodAigo. 

A  Rodrigo, 
Que  los  pies  te  bese  deja , 


Pues  fué  sacrlstiii  por  If 
Mas  de  noa  semana  y  media. 

LOPE. 

Guárdete  Dios. 

LEOMHI.  / 

Dame  á  mi 
Tus  manos  también. 

rodrigo.   . 

No  quieras; 
Que  estaba  agora  fregando, 
Y  no  es  mucho  al  ámbar  buelan. 

RET. 

A  palacio. 

RODRIGO. 

Dando  aqui « 
Porque  á  sus  casas  se  vuelvan. 
De  Éi  Diablo  etíá  en  Cantüiana, 
Senado,  fin  la  comedia. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITDUDA 


.A   LUNA   DE   LA   SIERRA, 


DE    LÜI8   VELEl   DE  GUETAEA. 


.A. 


i. 


PERSONAS. 


GIL  DEL  RÁBANO. 
GURA. 

EL  PRINCIPE  DON  JUAN. 
EL  MAESTRE. 


DON  GUTIERRE. 

GUZMAN. 

LA  REINA  DOÑA  ISABEL. 

EL  REY  DON  FERNANDO. 


ORTUN. 
Crudos. 

GlHTE.' 

AcoarAíUiiiiiTo. 


NADA  PRIMERA. 


lAESTRE  DE  CALATRAVA, 
no,  T  DON  GUTIERRE,  dan- 
is  cartas,  y  criados. 

DOX    GUTIERRE. 

la  Reina  son. 

MAESTRE. 

insa  me  apeo, 
s  traía  el  deseo 
reneracion. 

I>0!1  GCTIERRE. 

en  Sierra  Morena 

(ioha  encontrarle; 

onquista  parle , 

»s  heroicos  llena, 

^  Isabel, 

a  el  moro  andaluz 

orle  á  Adamuz; 

isla  mirarse  de  él 

a,  lio  ha  de  dar 

Casulla.  Fernando 

D ,  sosegando 

.0  popular, 

-alma en  ella; 

fia  uo  ha  tenido 

Ure  tantas  que  han  sido, 

ca  ni  mas  bella. 

iDcipe  don  Juan 

S larde  el  cielo, 
re  de  sa  abuelo) 
ieoe;  quedan 
iorena  honor; 
a  Diana , 

I,  eo  mas  soberana 
kdónis  mejor ; 
|ae  ha  de  venir 
oche  ó  á  hacer  dia 
lea. 

1IAB8TR1. 

ADdalucia 


Podrá,  á  su  iombra,  rendir 
Con  el  África  á  Granada , 

Y  mas  si  en  esta  ocasión 
Deja  una  mano  al  bastón 

Y  otra  remite  á  la  espada ; 
Que ,  Palas  nueva  española. 
En  ausencia  de  Fernando , 
La  estoy  armada  esperando 
De  las  grevas  á  la  gola ; 

Y  ruego  á  Dios  que  á  sus  pies 
Goce  Granada ,  rendida , 
Como  el  fénix ,  mejor  vida 

Y  mochos  triunfos  después. 
Dadme  licencia,  señor 
Don  Gutierre,  sin  que  sea 
Grosero ,  que  el  pliego  lea. 

DON  GOTIBRRK. 

Eso  es  recibir  favor. 
Maestre ,  de  vuecelencia 
En  tan  dichosa  ocasión , 
Pues  echáis  de  ver  que  son 
Logros  de  mi  diligencia. 

MAESTRE. 

(Lee.)  «Ilustre  maestre  de  CaUtnva, 
» primo  nuestro:  El  Re?  partea  Aragón 
»a  sosegar  algunos  alborotos  que  hay 
»en  a^uel  reino,  cansados  de  sa  aa- 
asencia;  y  yo  es  fuena,  entre  tanto, 
»que  vaya  á  Andalucía ,  como  lo  bago, 
»y  hacer  á  Adamuz  plata  de  armas  pa- 
»ra  la  empresa  de  Granada ,  en  com- 
>pañia  del  serenísimo  principe  don 
» Juan,  nuestro  muy  caro  y  moy  amado 
>hijo.  A  don  Gutierre,  nuestro  criado, 
» hemos  encargado  la  diligencia  de  este 
•pliego ,  para  que  os  le  dé  en  la  parte 
«que  de  Andalucía  os  encontrare,  dán- 
»aome  por  muy  bien  servida  en  esta 
•ocasión  que  os  veáis  conmigo  en  Ada- 
•muz,  porque  he  menester  vuestra 
•persona  con  la  brevedad  posible.— 
•Guárdeos  Dios.  De  Ciadad-Rei|l,  etc. 
»— Isabel,» 

Mil  siglos  su  nombre  vlya 
En  Castilla  y  eoLeoD, 


Y  dichosa  saceslOD 
De  don  Juan  goce.  ¡Qué  altiva. 
Qué  heroica ,  qué  soberana 
Mqjer!  qne,  masqaeen  dndadet 
Ni  reinos,  en  voluntailes 
Reina  con  deidad  buiana; 
Dueño  es  de  loseoraiones 
De  sus  vasallos,  y  el  mió 
Es  mas  suyo,  que  confio , 
Con  victoriosos  blasones, 
En  su  nombre  conquistar 
Las  dos  Áfricas,  después 
Que  deje  puesta  á  sat  plés 
A  Granada;  que  alentar 
Pueden  tan  nobles  fivores , 
Tan  soberanos  alientos , 
Para  mas  arduos  intentos « 
Para  conquistas  mayores ; 
Que  no  puede  ser  nlogana 
DiOcultosa,  alentada 
De  su  valor  y  esta  espada. 

DON  OOTlEftai. 

Dicha  fué  de  mi  fortuna , 
Cuando  del  Andalucía 
En  la  raya  pose  el  pié , 
Encontraros. 

HAESTRI. 

Haslofbé, 
Sefior  don  Gutlerve .  mía ; 
Vaca  una  encomltnda  esti , 
De  que  os  habéis  de  servir 
Por  el  porte. 

DONSmniMB. 

Redbir 
■De  vos  mercedes  es  ya 
Conocido  en  el  valor 
De  la  sangre  900  tenéis. 
Por  la  mucha  que  me  baoaii 
La  mano  os  beso» 


«AKSTay. 


Doo' 
De 


1 

Iapta^  yo  n 


honrar 


178 

Glorioso,  antiguo  blasón 
De  la  cruz  de  Calalrava. 

DON  GUTIERRE. 

Quien  vuestro  valor  no  alaba , 
Deshace  su  eslimacion ; 
Que  es  empresa  concedida 
A  ninguno. 

MAESTRE. 

.  Guárdeos  Dios; 
Que  está  mi  sangre  de  vos 
Pagada  y  agradecida. 

VOCES.  {Dentro,) 

Parad ;  que  se  apea  aquí 
Su  alteza. 

DOIf  GUTIERRE. 

El  Príncipe  creo 
Que  llega  solo. 

MAESTRE. 

Eldeseo 
Que  para  servirle  en  mí 
Vive  por  alma,  no  entiendo 
Que  tanta  dicha  me  niegue. 

Sale  EL  PRÍNCIPE  DON  JUAN,  mwo, 
de  camino ,  y  geiyte. 

PRÍNCIPE. 

Hasta  que  mi  madre  llegue , 
Pasar  de  aquí  no  pretendo. 

DON  GUTIERRE. 

El  Principe  es;  llegad  pues , 
Maestre ,  besad  su  mano. 

MAESTRE. 

Dadme,  señor  soberano 
De  Castilla,  vuestros  pies. 

DON  GUTIERRE. 

Fernán  Gómez,  el  maestre 
De  Calatrava ,  Señor. 

PRÍ.NCIPE. 

Maestre,  á  vucsiro  valor 

El  pecho  es  justo  que  os  muestre, 

Con  los  brazos. 

MAESTRE. 

Guarde  el  cielo 
Esa  prudencia  temprana , 
Esa  dichosa  mañana 
Que  en  el  castellano  suelo 
Nos  empieza  á  amanecer, 
Muchos  anos. 

PRÍNCIPE. 

Guárdeos  Dios , 
Maestre,  pues  que  con  vos 
Del  africano  poder 
Queda  Castilla  triunfante. 
¿Cómo  venís? 

MAESTRE. 

Con  deseos 
De  daros  nuevos  trofeos 
Del  sarracino  arrogante. 
¿Cómo  viene  vuestra  alteza? 

PRÍNCIPE. 

Con  gusto  de  ver  el  día 
En  que  del  Andalucía 
He  de  gozar  la  belleza. 

MAESTRE. 

Justamente  os  enamora 
Su  fama. 

PRÍNCIPE. 

Grande  la  tiene 
En  mi  opinión. 

MAESTRE. 

¿Cómo  viene 
La  Reina ,  nuestra  señora? 

PRÍNCIPE. 

Trae  salud ,  gracias  al  cielo; 
Que  para  bíeo  de  Aragón , 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

De  Castilla  y  de  León 
La  goce. 

MAESTRE. 

Viva  en  el  suelo 
Español  edades  mil , 
Logrando  en  nuevas  esferas 
De  imperios  las  primaveras 
De  vuestro  dichoso  abril. 

PRÍNCIPE. 

En  un  jabalí  cebada, 
De  la  sierra  en  la  espesura , 
Imitarse  á  sí  procura , 
Nunca  de  nadie  imitada; 
Que,  mientras  que  de  la  guerra 
No  llega  el  original. 
Con  valor  á  nadie  igual 
Su  imagen  busca  en  la  sierra; 
Pero  ya  sobre  un  caballo, 
Que  parece  que  ha  nacido 
En  él  el  manto  florido 
De  quien  es  abril  vasallo , 
Pisa  con  aire  gentil , 
Siendo  del  sol  maravilla ; 
Que,  como  es  reina  en  Castilla, 
Es  potentado  en  abril. 
Bien  merece  su  deidad 
Estos  requiebros  de  un  hijo 
Tan  galán  suyo. 

MAESTRE. 

No  dijo 
Vuestra  alteza  á  majestad 
Tan  gloriosa  cosa  alguna 
Que  pueda  llegar  á  ser 
Extremo,  pues  su  poder , 
Su  valor,  de  la  fortuna 
También  vasallaje  alcanza , 
Siempre  el  efecto  juntando 
Al  ser  heroico,  formando 
Los  lances  de  la  esperanza^. 

Sale  LA  REINA  D()5iA  ISABEL ,  con 
taquero,  sombrero  y  venablo,  y  cfLiK- 
DOS  con  ella. 

DOÑA  ISABEL. 

Pasead  ese  caballo 
Mientras  tomo  la  litera. 
Pues  aquí  el  Príncipe  espera. 

MAESTRE. 

Y  con  su  alteza  un  vasallo , 
Que  á  besar  los  pies  os  llc^a. 
Haciendo  en  vuestro  servicio 
De  su  pecho  sacriíicio. 

DO^A  ISABEL. 

Maestre ,  jamás  os  níesa 
Mi  amor  á  tanta  verdad 
Los  brazos.  ¿  Cómo  venís? 

MAESTRE. 

Cuando  entiendo  que  os  servís 
En  mí  desta  voluntad , 
Es  forzoso  que  la  vida 

Y  que  la  salud  me  sobre. 

D05ÍA  ISABEL. 

Don  Gutierre  albricias  cobre 
Roy  de  vuestra  bienvenida. 
Pues  tuvo  tanta  ventura , 
Que  os  encontró  con  mi  pliego 
En  el  camino. 

MAESTRE. 

No  le  niego 
Que  debéis  á  la  fe  pura 
Con  que  deseo  serviros. 
Esa  íiueza. 

Da^A  ISABEL. 

Maestre, 
Que  menores  os  las  muestre, 
Ks  no  honrarme  y  desluciros. 

MAESTRE. 

Con  vuestra  grandeza  sola. 


Juvenil  y  soberana , 
Nueva  Palas  castellana , 
Semíramis  española , 
Mayor  empresa  pudiera 
Tener  el  fin  deseado. 

DOÑA  ISABEL. 

Bien  mi  valor  ha  dejado 
Experiencias  en  la  fiera 
Que  acabo  de  dar  agora 
Muerte. 

PRÍNCIPE. 

Vuestra  majestad 
Cansó  á  todos. 

DOÑA  ISABEL. 

Es  verdad , 
Pero  salí  vencedora ; 
Que  del  espumoso  diente 
Dos  veces  acometida , 
Rindió  en  despojos  la  vida, 

Y  la  sangre  á  la  corriente 
De  una  sierpe  de  cristal , 
Que,  fugitivo arroyaeU), 
Cuando  dejó  de  ser  hielo , 
Fué  lisonja  de  coral. 

PRÍNCIPE. 

Permitidme ,  gran  Señora , 
Pues  tanta  ocasión  mo  obliga, 
Que  fuisteis  de  Adonis,  diga, 

Y  de  Venus  vencedora. 

( Vase,  y  vuelve  á  salir  luegi 

DOÑA  ISABEL. 

Guárdeos  Dios ,  Juan ,  j  al  Maestre 
Agasajad. 

MAESTRE. 

Yo  be  quedado 
Solo  con  veros  pagado. 

DOÑA  ISABEL. 

Por  la  cenefa  silvestre 
De  este  arroyuelo  de  piala 
Baja  huyendo,  al  parecer. 
Una  mujer. 

PRÍNCIPE. 

Y  mujer 
Que  parece  que  retrata 
Ll  vestido  al  arrebol 
Del  día. 

MAESTRE. 

Sí,  y  el  cabello. 
Esparcido  por  el  cuello. 
Parte  rayos  con  el  sol. 

DOÑA  ISABEL. 

De  pocos  años  parece 

Y  de  beldad  soberana. 

MAESTRE. 

No  obliga  así  la  maOana 
Las  aves ,  cuando  amanece, 
A  que  la  canten  amores, 
Como  en  ardiente  fatiga 
La  serraneja  se  obliga 
De  las  aguas  y  las  llores. 

PRÍ-tCIPE. 

Ya  llega  desalentada 
A  tus  plantas;  que  imagino 
Que  por  fin  de  sa  camiiio 
Las  busca. 

DOÑA  ItAMU.. 

Vendré  BgnfiídB. 


Sale  PASCUALA, 


PASGUAU. 

¿Está  aquí  la  Reiot? 

8f. 

fabciuía, 

4  Adonde? 


*    ^■^AnMim.^m.Jt^  tm 


I  Oh  gloriosa 
islilla!  Asi 

aperios ,  que  á  rayos 
espai'iol ; 
ina  haufia 


ioml)res<iueosdarí, 
pe  doQ  Juan 


itiai 


Señora , 
e  atenta  agora: 
nal  que  ipe  altera, 
o  asombro, 

relia -Si  erra ; 
'  que  edilicio , 
n|ietcncia 
e  inlentaroD 
-abeza ; 
lidiosa , 
illas  rt-ini, 
Ida  (.airia 


«cion  disereía; 

0  eo  la  aldea 

1  que  ha;)  no  trajo , 
:osv  lieslas, 

aliiíado, 

masirenras, 

i  liien  b<fclia. 
del  pueblo, 

■ntaji.' 
\o  conltesan ; 
a  barra  lira . 
'  le  llega, 


ucba 


le  pagaba    ' 

padecida , 

¡I  quisiera, 
o  peosamiealos, 
igar  aquella 
O  3  que  guardaba 


LA  LUNA  DE  LA  SIERRA. 
Con  tan  grande  Srmeza. 
>o  sé  si        berm*"' 


;as,iliúen  llamarme 
La  Luna  de  ¡a  Sierra. 
Sin  iluda  adivinaron 

prueba 


Ji\i%  segura  y  contenta , 
Libranidoen  esperanzas 
Venturas  laniociertas. 


Al  SOI  de 
La  Luna 

>e  reiüUu.) 

medias, 
en  prendas , 

Leva nía ; 

COfÍA  ISABIL. 

ina,  en  tierra 

han  dado 

5>íílíi   Ji 

Para  que  de  e) 


Salvedad , 

Haj  quien  hallarla  pueda ; 

¥  por  una  ventana. 


En  la  grama,  en  la  irena 

Del  margen  de  este  arrojo , 

Que  esparto  de  estas  peñas. 

Las  lugitivas  plantas, 

A  mi  muerte  liberas, 

U  al  bien  que  no  aguardaba , 

Encontré  con  las  nuevas. 


Tomad  esta  palabra 
Uemi. 

rasciuLA. 
Veas,  eterna 
Ed  León  ;  en  Castilla, 
Eternas  primaveras. 

¿Cómo  os  llamáis? 


Pascuala. 

Es  vuestra  cara  buena , 
Las  pascuas  dais  íi  todos. 
:  Qué  gracia  \  Qué  belleza  I 
Llegad ,  besad  la  mano 
Al  Principe. 


Los  pies  besaré  ;  todo. 
mfHCiFB. 
Alzad,  serrana  bella; 
Que  á  fe ,  que  sois  muj  Iludí. 


180 

Razonable  hermosura, 
Eo  fin ,  para  la  sierra. 

príkcipe. 
Pues  no  me  ha  parecido» 
Por  viJa  de  la  Reina , 
Maeslre ,  otra  en  mi  vida 
Tan  hermosa  como  esta. 

MAESTRE.  ^ 

Espántame,  viniendo 
De  mirar  vuestra  alteza  . 
La  beldad  toledana, 
Narciso  de  su  vega. 
Este  es  un  tronco  duro, 
Sin  alma  y  con  corteza. 
prí.^cipe. 

Antes  es  alma  toda ; 
No  sé,  la  serraneja 
Me  ha  ganado  la  dicha , 

Y  si  licito  fuera 
A  un  principe  de  España... 
No  sé  lo  que  me  hiciera. 

MAESTRE.   (Ap,) 

No  puedo  divertirle , 
Pero  la  diligencia 
Ganará  por  la  mano 
Al  Principe  la  empresa; 
Aunque  no  es  cuidadosa 
En  él  la  competencia; 
Que  son  amores  niños, 

Y  el  viento  se  los  lleva. 

DOÑA  ISABEL. 

Vamos ,  Principe. 

PRÍNCIPE. 

i  Hola! 
La  litera. 

MAESTRE. 

¿No  piensa 
Vuestra  alteza  á  so  madre 
Acompañarla  en  ella? 

PRÍ?ICIPE. 

No ,  Maestre ;  á  caballo 
Los  dos  iremos. 

D0:<i  GUTIERRE. 

Llega , 
Con  otro  del  Maestre , 
Un  caballo  á  su  alteza. 

DO^ÍA  ISABEL. 

Pascuala. 

•  PASCUALA. 

¡  Gran  Señora ! 

OOi^A  ISABEL. 

Fiad  de  mi  grandeza ; 
Que  os  be  de  hacer  justicia. 

PASCUALA. 

Asi  mi  fe  lo  espera, 
Asi  mi  amor  lo  aguarda 
De  tan  heróic^eina. 

DOAa  ISABEL. 

Id  conmigo,  y  venios 
Cerca  de  mi  litera. 

MAESTRE.   {Áp.) 

Volved  por  mi ,  sentidos; 
Porque  voy  con  sospechas 
Que  ha  de  volverme  loco 
la  Luna  de  ía  Sierra. 
(Vame.) 

Salen  GIL  DEL  RÁBANO,  alcalde,  y 
BARTOLA,  villana  gracioia,  poruña 
parte,  y  por  la  otra  MENGO,  villano 
Ifraeioio, 

GIL. 

No  lien,  Mengo,  de  pasar 

De  hoy  las  dos  bodas;  Bartola, 

Por  no  ser  novia  tan  tola , 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Ayudará  á  bien  casar, 
Como  á  bien  morir  pencuda, 
A  Pascuala,  porque  está 
Diz  que  algo  cerril. 

MENGO. 

Ya 
Bien  podéis  llamar  al  Cura , 
Alcalde,  porque  Pascuala 
Ha  de  casarse  con  vos, 
Aunque  le  pese  par  ños 
Norabuena  ó  noramala ; 
Que  no  ha  de  volverse  atrás 
E\  concierto  que  hemos  hecho. 
Las  coces  son  sin  provecho 

Y  los  brincos  por  demás; 
Que  no  ha  de  ir  con  su  intento 
Delante;  sufra  molestias. 
Que  la  mujer  y  las  bestias 
Sientan  el  paso  después. 
Debajo  queda  encerrada 
De  esta  llave  en  mi  aposento, 

Y  basta  her  el  casamiento. 
No  ha  de  aprovecharle  nada; 
Porque  no  ha  de  ser  Antón, 
Su  primero  pretendiente, 
Que  está  del  lugar  ausente, 
Lo  que  el  pensó. 

GIL. 

Con  razón ; 
Que  sos  su  mayor  hermano , 

Y  corre  por  vuestra  cuenta 
¥A  casarla,  aunque  ella  intenta 
Herlo  por  su  propia  mano. 
Dadla  hacienda  á  toda  ley ; 
Que  lo  demás  es  morir. 

MENGO. 

Por  el  Cura  podéis  ir ; 

Que  aunque  lo  estorbara  el  Rey, 

Pascuala  no  ha  de  dejar 

De  ser  vuestra,  brinque  ó  salte. 

Llore  ó  sospire. 

GIL. 

No  falte 
Por  mi,  yo  le  vó  á  llamar. 
Si  posible  es,  abrandalda; 
Bartola  queda  con  vos , 

Y  pues  para  en  uno  sos. 
Entre  tanto  descozalda , 
Porque  salga  de  los  pies. 
Mejor,  Mengo,  que  el  hablalla 
Servirá  de  pasealla , 

Para  correila  después.  {Va¿e,) 

MENGO. 

Bartola,  ¿has  quedado  aqui? 

BARTOLA. 

Sí,  por  la  gracia  de  Dios. 

MENGO. 

Solos  estamos  los  dos ; 
Llégate  mas  háncia  mi. 

BARTOLA. 

No  puedo ;  que  esto  pegada 
Con  la  tierra,  de  virgüenza. 

MENGO. 

A  hacer  la  prueba  comienza; 
Que  no  puedes  perder  nada. 

BARTOLA. 

Mengo,  ¿no  es  mas  fácil  cosa 
Que  tute  llegues? 

MENGO. 

Si,  á  fe. 

BARTOLA. 

Mas  guárdale  no  alce  el  pié ; 
Que  soy  algo  relijosa. 

MENGO. 

Rijosa  querrás  decir; 

Y  eso  es  de  burras  no  mis. 

BARTOLA. 

Mengo,  burras  bailarás, 


Si  lo  quieres  advertir, 
También  en  dos  pies,  y  vo. 
Cuando  tanto  se  atropella, 
Só  burra,  pues  só  doncella. 

MENGO. 

Pues  burra  doncella,  jo ; 
Que  parece  que  trotáis. 

BARTOLA. 

Mengo,  el  dimoño  me  abarra 
Si  pienso  ser  vuestra  barra. 

■BNGO. 

Si  haréis.  Bartola;  que  estáis 
Viendo  cerca  el  alcacel. 

BARTOLA. 

Contentaréme,  enojada. 
Con  mi  paja  y  mi  cebada. 

MENGO. 

Bartola ,  el  desden  crael 
Deja,  pues  estás  aqui. 
No  des  en  nuevos  antojos ; 
Que  me  muero  por  tus  ojos 
Desde  el  punto  que  te  vi. 

Y  tanto  tanto  en  ta  cara 
Todo  mi  calletre  obriao. 
Que  por  casarme  conUgo, 
De  ser  obispo  dejara. 

BARTOLA. 

Mengo,  en  no  siendo  sencillo. 
Cuando  en  malicioso  deis. 
Por  novio  comenzaréis, 

Y  acabaréis  en  novillo. 

MENGO. 

Guarda  huera,  aqueso  no; 
Trabas  os  pondré  á  los  pies. 

BARTOLA. 


Dejaldo  para  dempai 

Que  el  Cura,  Mengo,  llegó. 

Salen  EL  CURA  t  GIL  DEL  RÁBAN* 
alcalde, 

CURA. 

Dicen  que  la  Reina  pasa. 
Alcalde,  por  el  lugar, 
A  Adamuz. 

■ENCO. 

Podrá  posar 
Del  Escribano  en  la  casa , 
Que  es  la  mijor  de  la  aldea 
En  anchura  y  edificio. 
Que  herle  aqueste  servicio 
Todas  las  veces  desea 
Que  ellos  pasan  por  aqui; 
Aunque  vien  la  Reina  sola 
Con  el  Principe. 

CORA. 

Bartola» 

Guárdeos  Dios. 

BARTOLA. 

Yaestóslaini, 
Acercando  poco  á  poeo. 

cu.. 
¿Cómo  os  fué,  Mengo? 

MCNCO* 

Estóloeo, 
Porque  es  Bartola  oa  dlmoio; 
Coz  tira ,  que  do  hay  Uagalla 
A  comenzar  k  donar. 

Ella  se  vendrá  á  amansar 
En  llegando  á  enaltiardalla ; 
Dejad  que  os  ecbe  á  loa  dos 
El  Cura  el  yago,  y  veréa 
Qué  mansos  esUli  deoifvet. 

Como  unos  huejt$  da  Dloi^ 


»: 


mnebtt  lu  palihns 
riiBonio  sagrado. 

i  loca  el  cuidado, 
e  meler  las  cabras 
ala  vn  el  corral; 
1  de  mal  parecer, 


Por  ser  mujer 
iliacer  mejor;  ¿qué  ir 
eeslsr  á  Pascuala 
le,  bombre  tan  rico 


La  mala 
D  \a  trae  asi ; 
Q  es  cosa  de  víenio 

ira,  oiro  jumento 


'  que  le  contiene. 

dopersuaditta 
fior  camino ; 
'  érelo  muchacha. 

I  lieoe  borracha. 

ra  samen  tero , 

■r,  de  mi  vencida , 
ueíira ,  por  vida 
1er  Borreguero. 

junas  raiones 
ada  Escretura, 

bachiller  j  cura , 
riilos  Aniones; 


uTTiana  permile 

eis  iwa  pecho human« 
■na  edad,  y  siendo 
Jel  sol  milagro, 
tse  por  Tuerza 
ICO  mal  formado. 
JigioTeslido, 
nudo  peñasco, 
alma  que  af|aellos 
I  sierra  etián  dando 
i  la  dureza 


LA  LORA  DE  LA  8IERIIA. 
Cerno  al  pasajero  eipanlo 
Cuando  de  noche  los  mira, 
Perdidoy  sombras sofiando? 
Y  lú,  Mengo... 

"ENCO.  (Ap.) 

Aquí  so  muerto, 

;  Cómo  es  posible  que  lamo 
Puedas 


n  íngel  humano! 

\lealde.  Justicia? 

CIL.  (Ap.) 


I)él  en  la  ti 

Para  vicarios  del  cielo. 
En  lugar  de  apacigiiallos, 
Seáis  cómplice  eu  foriar 


BAHTOLA. 

Aquí  espero  un  mal  suceso. 
Aqui  una  tragedia  aguardo. 


_De  la  w 

'  ^  Unto 

Se  diferencian  las       , 
Lo  que  haj  del  bien  i  los  daños. 
Lo  i|ue  hav  del  sol  i  la  noche, 
Üe  la  gloria  i  tos  trabajos, 
Dtl  piicrio  al  ttolfo,  del  cielo 
'  la  tierrj,  del  tirano 
lamido,  de  la  muerte 
A  la  vida,  del  descanso 
Alinlierno,  de  los  celos 
Al  a 


s  quisisteis  atrefer, 


Va. 


OtL. 


No  hay  qoten  lo  resista. 

^o  fué  Hoberlo  el  Diablo 
Tan  ladino  ;  numledor 
Como  él  ra. 

Parecéis  mirmol. 


Préndale  Poncio  Pilalo. 

N'o  le  dejéis  que  se  lleve 
A  Pascuala. 

Yo  me  abraso 
De  celos,  pero  de  miedo 
Esto,  Bartola,  temblando. 

Terciana  debe  de  ser. 


Sj/e  ANTÓN. 

jDóndebabeii 
Puesto  i  Pascuala,  Tíllanos, 
Que  no  esti  en  [oda  la  casa , 
Por  masque  la  he  examinado  t 
Vén  aci,  Mengo. 

WMCo.  (Ap.) 
Aqnl  hné 
Mi  ño. 

*MroH. 

iDúnd.  ^    '    '""r 

llónde 

De  estos  í 


Digo.  Antón, que  la  he  dejado 
,    Encerrada  en  e«te  mismo 
Aposento,  que  con  Unto 
I  Furor  abriste  el  postre». 


181 

ANTÓN.    ' 

¿Cómo  no  está  allí,  villano? 

MENGO. 

Hidalgo,  yo  no  lo  sé; 

Debe  de  haberse  á  los  campos. 

Por  la  ventana ,  escorrido. 

ANTÓN. 

Muerto  soy  si  lo  ha  intentado. 
Traidor,  dime  dónde  está.  (Arrójale.) 

MENGO. 

Pues  ¿  sé  lo  yo  por  acaso? 
Yo  no  la  vide  arrojar. 

ANTÓN. 

Basta  que  lo  haya  intentado, 
Para  que  se  baya  quizá 

0  muerto  ó  despedazado 
Entre  esas  peñas. 

CURA. 

No  habrá ; 
Que  es  mujer,  y  son  al  gato 
Semejantes  en  las  vidas. 

ANTÓN. 

1  Burlas  cuando  estoy  rabiando  ? 
vive  el  cielo,  que  no  deje 

En  las  que  tenéis,  ingratos. 
Una  apenas ,  ni  en  el  mundo 
La  que  me  falta  buscando. 
¿Dónde  te  escondes,  Pascuala? 
¿Qué  nube  de  tus  dorados 
Bayos,  Luna  de  la  Sierra, 
Sombra  es  tirana?  Si  acaso 
Escuchas,  mira  que  soy 
Anton«  que  la  vuelta  he  dado 
De  la  amarga  ausencia  que  hice 
De  tus  ojos  soberanos ; 
Antón,  que  viene  á  perder 
Por  ti  mil  vidas;  tus  brazos 
No  me  niegues,  Luna  hermosa, 
Guando,  por  recien  llegado 
No  sea ,  porque  primero 
Que  muera  pueda  gozallos. — 
Paredes  que  un  tiempo  fuisteis 
Orientes,  y  agora  ocasos. 
Del  sol  que  adoré  por  mió. 
Dadme  á  Pascuala;  peñascos. 
Que  de  la  Sierra-Morena 
Sois  antiguos  muros  y  altos 
Contra  las  guerras  del  tiempo, 
Contra  inclemencias  del  marzo, 
¿Dónde  encubrís  vuestra  Luna? 
¿Qué  triste  menguante  ó  cuarto 
Fué  aqueste,  que  contra  mí 
Flechan  los  cielos,  de  llantos 

Y  suspiros?  i  Loco  estoy ! 

MENGO. 

Eh  la  trampa  habemos  dado. 

ANTÓN. 

No  he  de  dejar,  vive  Dios, 
En  esta  casa,  villanos. 
Un  ladrillo  sin  que  vuele 
Por  el  aire  hecho  pedazos. 
Hasta  que  me  deis  la  Luna 
Del  espejo  en  que  retrato 
El  alma  que  tengo  suya. 
Boldan  soy  enamorado 

Y  celoso  juntamente ; 
Morid  todos  á  mis  manos. 

(Da  tras  ellos,) 

GIL. 

Antón,  teneos ;  que  só 
El  alcalde. 

ANTÓN. 

Yo  no  guardo 
Bespetos  á  quien  no  quiso, 
Justicia  representando , 
Guardarme  justicia  á  mi. 


LUIS  VELEZ  DE  GUBVABA. 

BARTOLA. 

Bercebú  se  ha  desatado ; 
Conjuradle,  Cura. 

CURA. 

Vade 
Arredro. 

ANTÓN. 

¡  Que  me  abrasq ! 

MENGO. 

Al  gallinero.  Bartola. 

BARTOLA. 

En  el  humero  me  zampo, 
Mengo. 

GIL. 

Y  en  el  pozo  yo. 

ANTÓN. 

Dadme  á  Pascuala,  villanos, 
Aguardad. 

MENGO. 

Aguárdete 
El  demonio, 

ANTÓN. 

Hoy  se  ha  cifrado 
Todo  un  infierno  en  mi  pecho. 
Dadme  á  Pascuala,  villanos. 

{Éntranse  huyendo,  y  Antón  tras  ellos 
á  cuchilladas.) 

Sale  LA  BEINA  DOf^A  ISABEL ,  EL 
PRÍNCIPE,  EL  MAESTRE,  DON 
GUTIERRE  y  criados,  y  la  Reina 
puesta  la  mano  en  la  cabeza  de  PAS- 
CUALA. 

PASCUALA. 

Esta  en  efeto,  Señora, 
Es  la  casa  de  mi  hermano. 

DOÑA  ISABEL. 

Por  eso  en  ella  me  apeo. — 
¿Qué  rumor  es  este? 

Salen  todos,  como  entraron,  huyendo, 
y  ANTÓN  tras  ellos, 

TODOS. 

Hnigamos. 

DON  GUTIERRE. 

¡  Hola !  mirad  que  está  aquí 
Su  majestad. 

MENGO. 

Por  sagrado 
Nos  valga  contra  este  loco. 

ANTÓN. 

A  esa  voz,  si  fuera  rayo. 
Me  detuviera  en  mi  propio 
Furor.  Mas  ¿qué  estoy  mirando? 
¿No  es  Pascuala  la  que  veo? — 
Pascuala,  dame  los  brazos. 

PASCUALA. 

Detente,  Antón;  que  ya  es  este 
Otro  tiempo. 

ANTÓN. 

¡Extraño  caso! 
¿Otro  tiempo  puede  haber 
En  nuestro  amor? 

PASCUALA. 

¿  No  está  claro, 
Si  tú  te  ausentaste,  Antón, 
Y  yo  soy  mujer? 

ANTÓN. 

¡  Qué  aguardo 
Para  morir! 

PASCUALA. 

Ten  paciencia; 
Que  me  casa  de  su  mano 
La  Reina ,  nuestra  señora. 


AirroN. 
No  hay  paciencia  en  tales  casos. 
¿Tú  has  de  casarte  coa  otro? 
¡Qué  bien  Luna  te  llamaron 
Por  las  mudanzas,  cruel ! 

PASCUALA. 

No  bagas  extremos  ;  que  estamos 
Delante  su  majestad. 

ANTÓN. 

Sin  seso  estoy. 

PASCUALA. 

Pues  cobrallo. 

ANTÓN. 

Mataréme. 

PASCUALA. 

¡Disparate! 

ANTÓN. 

¡  Ab  fiera ! 

PASCUALA. 

Quejaste  eo  vano. 

ANTÓN. 

Daré  voces. 

PASCUALA. 

No  hay  remedio. 

ANTÓN. 

Pues  ¿cuál  será? 

PASCUALA. 

El  excosallo. 

ANTÓN. 

¿  Por  qué  te  vas? 

PASCUALA. 

Por  DO  oírte. 

ANTÓN. 

i  Ay,  que  muero! 

PASCUALA. 

Eso  DO,  estando 
Viva  yo,  querido  Auton , 
Que  para  tu  vida  guardo 
La  vida  que  tengo  tuya. 

ANTÓN. 

Cielos,  ¿qué  es  esto?  ¿Ed  quécios 
De  confusiones  estoy 
Muriendo  y  resucitando? 

PASCUALA. 

Ya  está.  Señora ,  aquí  Antón, 
Que  es  con  quien  estuve  hablando. 

DO^A  ISABEL. 

Está  bien,  Pascuala. 

ANTÓN. 

El  Cielo 
No  me  niegue  el  bien  que  aguardo 

DO.^A  ISAUL. 

¿Quién  es  el  alcalde  aquí? 

GIL. 

Yo  soy.  Señora. 

MENGO. 

¡  Hay  mas  raro 

Suceso! 

DOffA  ISABEL. 

¿  Cómo  OS  llamáis? 

GIL. 

Con  perdón  vuestro,  me  llamo 
Gil  del  Rábano,  Sefiora. 

doAaisabiIh 
Seréis  indigesto. 

«IL. 

Y  harto. 

DOilA  ISAtIL. 

Y  ¿  quién  es  MeDgot 

MEN«0.  (Áp.) 

EstooslMcko; 
Lo  que  debo,  esti  ves  pago. 
Lindamente  de  la  ftiena 
Mi  carilla  se  ha  vengado. 


DO^A  ISABEL. 

Dé  conciencia,  decid, 
de  Pascuala  hermano» 
se  la  dais  á  Gil 
»aiio,  hombre  tan  basto 
)Dtrarío  ásQ  gusto? 

■ENGO. 

acá  los  serranos 
mos  las  mujeres, 
n  la  corte,  buscando 
nfos  los  maridos; 

acá  se  los  buscamos. 
Rábano  es  alcalde 
ar,  rico  y  cristiano 
i  cuarenta  agüelos , 
í  pies  y  de  manos 
loria  á  Dios  ;  y  pienso 

0  basta  para  damos 
e  para  un  marido, 
ar  escudriñando 
che,  alio  ó  pequeño, 
recho  ócorcoTado; 
esto  importara,  hubiera 
[nejantes  casos 

es  de  maridos, 
s  hay  de  caballos, 
esto,  por  crncierto 
iariola  me  caso, 
si  fueran  frenos, 
hermanas  trocamos; 
no  sos  servida 
quedemos  casados 
suerte,  aquí  está  el  Cura 
ernos  despachado , 
verá  á  su  casa 
ánades  cantando, 
as  de  las  bodas, 
Qzar  un  bocado. 

DO^A  ISABEL. 

era  en  balde  venido, 
í?rto  Antón,  que  esperamos, 
de  las  jornadas 

1  lugar. 

A5T0N. 

Si  en  mi  daño 
uda  la  fortuna, 
a  Antón,  deseando 
s  reales  plantas, 
ta  dicha... 

DOÑA  ISABEL. 

La  mano 
Pascuala,  Antou, 
iempo  habéis  llegado 
dos  tan  dichoso ; 
le  haceros  me  encargo 
El  Príncipe  y  yo, 
boda  apadrinando, 
iremos,  haciendo 
lura  no  haya  ocupado 
lO  que  ha  estado  aquí 

A?IT0N. 

O  estoy  soñando , 
ente  mi  deseo 
niro  á  lo  que  paso. 

PASCUALA. 

sson,  Antón  mió; 
mano  y  los  brazos. 

Arrrojc. 
edo  darte  el  alma, 
,  pues  te  la  he  dado. 
oy ;  si  no  me  mata 
.  poder  es  flaco 
Tiuerte  con  ella. 
príncipe. 

que  me  ha  pesado 
la  visto.  Maestre, 
trazos  y  la  mano 
tico  labrador. 


LA  LUNA  DE  LA  SIERRA. 

MAESTRE. 

Son  en  calidad  entrambos 
Iguales. 

PRÍNCIPE. 

Con  la  hermosura 
No  hay  sangre  que  ¡guale. 

DOÑA   ISABEL. 

Vamos, 
Para  que  tenga  la  boda 
Efeto. 

ANTÓN. 

Vivas  mas  años, 
Indita  Isabel ,  que  el  sol. 

DOÑA  ISABEL. 

Antón,  vos  sois  muy  gallardo, 

Y  merecéis  solamente 
A  Pascuala. 

ANTÓN. 

Soy  esclavo 
De  tus  pies,  y  á  tu  grandeza 
Hoy  debo  la  vida. 

DOÑA  ISABEL. 

Alzaos. 

♦  ANTÓN. 

¡Cielos,  posible  es  que  es  mia 
Pascuala!  Fértiles  prados 
De  Sierra-Morena ,  montes 
Coronados  de  peñascos , 
Arroyos  que  los  cristales 
Vais  por  ella  despeñando. 
Aves  que  llamáis  al  día , 
Galanes  cétíros  mansos 
De  la  noche,  que,  en  lentiscos 

Y  romeros  retozando , 
Despenáis  mas  presto  al  sol , 
Pedidme  albricias;  que  salgo 
Con  ser  dueño  de  Pascuala 
Después  de  recelos  tantos. 

MENGO. 

Señora,  no  quede  yo, 
Ya  que  soy  de  Antón  cuñado. 
Sin  casarme  con  Bartola, 
Porque  parezca ,  acabando 
Con  entrambos  casamientos. 
Fin  de  comedia ;  aunque  estamos 
Tan  al  principio  de  aquesta. 
Que  la  estoy  viendo  y  soñando. 

DOÑA  ISABEL. 

Mengo,  en  buen  hora. 

MENGO. 

Bartola , 
Llega  á  besarle  la  mano 
A  su  majestad  por  esta 
Merced. 

BARTOLA. 

Si  no  es  que  me  empacho. 
Allá  vó  —Su  rabanencia 
Me  dé  á  besar  los  zapatos, 
Porque  me  casa  con  Mengo, 
O  por  su  merced  me  caso; 
Que  será  como  abrazar 
El  verdugo  al  ahorcado. 

DOÑA  ISABEL. 

Alzad ,  Bartola;  que  yo 
A  los  dos  tendré  cuidado 
De  hacer  merced. 

MENGO. 

Guarde  Dios 
A  su  señoría  el  prazo 
De  un  tramposo,  que  es  eterno. 

GIL. 

Y  á  mí,  que  me  habéis  dejado 
De  nones,  ¿qué  pensáis  herme ? 

DOÑA  ISABEL. 

Alcalde  perpetuo  os  hago 
Del  lugar. 


i85 


GIL. 

Guárdeos  el  cielo. 

DOÑA   ISABEL. 

Bien  podéis  desayunaros. 
Cura,  en  los  dos  casamientos. 

CORA. 

Quisiera ,  para  acaballos, 
Ser  en  aauesta  ocasión , 
Que  á  todos  queréis  honrarnos. 
Arzobispo  de  Sevilla. 

DOÑA  ISABEL. 

Bien  lo  creo.  Licenciado.— 
Venid ,  Príncipe. 

PRÍNCIPE.  {Ap,) 

;No  he  visto 
Mayor  donaire!  ¡  Qué  falso 
Anda  conmigo  el  deseo ! 

MAESTRE.  (Ap.) 

Loco  me  llevas,  serrano , 
De  envidia  de  ver  la  luna 
Que  tu  esperanza  ba  gozado. 

ANTÓN. 

Dame  la  mano,  Pascuala. 

MENGO. 

Bartola ,  dame  la  roano. 

GIL. 

Praza. 

MAESTRE.  (Ap.) 

i  Ay  Lana  de  la  Sierra! 
De  tu  luz  voy  recelando 
Que  me  ha  de  faltar  por  siglos 
Y  me  ha  de  matar  por  cuartos. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  ANTÓN  t  PASCUALA. 

PASCUALA. 

Al  fin,  Antón,  ¿te  vas? 

ANTÓN. 

Voyme,  Pascuala, 
Para  sacar  el  trigo  de  las  eras, 
Que  de  la  parva  que  á  ese  monte  iguala. 
Colmar,  gracias  á  Dios,  la  troj  esperas. 

PASCOALA. 

Aun  madrugando  el  sol,  mira  tu  gala. 

ANTÓN. 

Tú  madrugas  á  abril  las  primaveras. 
Dichoso  yo,  que  al  lado  tuyo  espero 
Que  me  despierte  el  gallo  y  el  lucero. 
¡Cuan  bienaventurado  el  casamiento 
De  dos  conformes  almas,  como  el  mió, 

[miento. 
Donde  es  cualquiera  un  mismo  pensa- 
Es  una  voluntad  y  un  albedrio; 

[tentó; 
No  hay  reinar  como  el  bien  de  estar  con- 
Sin  gusto  es  todo  humano  desvario ; 
Que  al  César,  al  monarca  mas  augusto. 
Todo  le  falu  si  le  falta  el  gusto,    [sa, 
Guarde  Dios  á  Isabel,  Pascuala  hermo- 
Que  nos  dio  de  comer  en  nuestra  aldea. 
En  la  mediana  suerte  venturosa 
Que  el  ambicioso  rico  no  desea. 
Busque  en  el  mar  el  hambre  codiciosa 

[plea. 
Del  mercader,  que  tanta  ciencia  em- 
Logros  á  su  esperanza  de  otra  suerte, 
Tres  dedos  apartado  de  la  muerte. 
Precíese  el  poderoso ,  rodeado     [ros. 
Del  escuadrón  hambriento  de  escude- 
De  la  sangre  real,  del  alto  estado. 
Que  le  repiten  tantos  lisonjeros ; 
Que  yo,  Pascuala,  á  tu  dichoso  lado, 


1S4 

O  mirando  dormidMtns  laceros, 
O  amanecieBdo  de  mi  vida  al  polo, 
Solo  me  eoTídio,  qae  te  gozo  solo. 

PASCOALA. 

Amado  Aoton,  galán  y  esposo  mío, 
Poes  cuando  al  campo  vas,  y  lu  Pascaa- 
No  sabe  si  es  mujer  ó  si  es  rocío,      [la 
Qoe,  de  ti  ausente,  el  alba  no  la  iguala, 
Como  amante, ;  qué  loco  desvario! 
Pieuso  que  te  entretiene  otra  zagala 

[da, 
Masbermosaqueyo,  masbien  prendi- 
Y  entre  temor  y  amor  pierdo  la  vida. 

[do! 
¡Ob,  qué  presto  que  Mengo  se  ba  vestí- 
Antón,  dame  los  brazos,  y  en  las  eras 
Acuérdate  de  mi,  pues  yo  me  olvido ; 

[ras. 
Que  esto  es,  Antón  amado,  amar  de  ve- 
¡Qué  flojo  abrazo!  Aprieta  mas,  queri- 
Ausente  de  mis  ojos;  mas.  [do, 

ANTOÜ. 

¿Qué  esperas? 

PASCOAU. 

Juntarme  tanto  á  ti,  que  eternamente 
Estar  pudiese  de  tu  pecbo  ausente. 

ANTOlf. 

Vamos,  Mengo. 

Salen  MENGO  t  BARTOLA. 

«NQO. 

Bartola. 

BARTOLA. 

Mengo  mió. 
■creo. 
A  las  eras  me  voy. 

BARTOLA. 

Vete  en  buen  bora. 
Hgnco. 
Bartola,  ¿sientes  mucbo  este  desvio? 

BARTOLA. 

Sintiéralo  si  fuera  para  una  bora ; 
Mas  con  tanto  marido ,  en  el  esUo, 
Una  alma  se  at>ocborna  labradora. 
Que  al  lado  tuyo  paso  los  trabajos 
De  un  purgstorio  de  cebollas  y  ajos. 
Deja  que  me  dé  el  aire,  si  es  posible, 
Por  lo  menos  un  mes. 

MBNGO. 

Amor  me  tienes. 
No  lo  puedes  negar. 

BARTOLA. 

Amor  terrible, 
V,  Mengo,  mucbo  mas  cuando  no  vie- 
ME?(Go.  [nes. 

Tú  me  pagas.  Bartola,  en  lo  posible. 
El  poco  que  mis  ansias  entretienes;  [ro, 
Queiuroi  Dios,quecuandov^rteespe- 
Quisiera  ver  á  Bercebú  primero,  [de, 
Pero  no  puedo  mas;  quien  mas  no  pue- 
Con  su  mujer  se  acuesta  de  ordinario; 
Antón  se  va,  contigo  el  cielo  quede. 

BARTOLA. 

Como  no  vuelvas,  vé  con  Dios. 

MlfCO. 

¡Qué  varío 
Es,  Bartola,  tu  amor! 

BARTOLA. 

Al  tuyoeicede; 
Eres  un  almirez  de  boticario 
Para  los  ojos  mios. 

■tuco. 

Tü,  Bartola, 
Una  barra  con  saya. 


LUIS  VBLEZ  DE  GUEVARA. 

Airroif. 

Vamos,  bola. 

MERGO. 

Oleadme  despacio,  Antón  bermano; 
Que  eso  es  muy  de  cuñados. 

BARTOLA. 

i  Ob !  Pniguiera 
Al  que  las  vidas  bace  de  su  mano. 
Que  aqueso  de  olearos  verdad  fuera. 

■E5G0. 

Agradezco  el  deseo. 

PASCOALA. 

Adiós,  serrano 
Del  alma  mia. 

ANTÓN. 

Puesto  el  sol,  me  espera. 

PASCOALA. 

Eso  fuera  volver,  Antón,  mas  presto ; 
Que,  volviendo  tü  el  rostro,  el  sol  seba 

BARTOLA.  [puesto. 

No  llores:  ¿vase  á  Flándes?  ¡qué  zagala 
Tan  tierna  de  Carona,  niña  en  suma. 
Que  la  terneza  con  la  edad  iguala! 
Como  puchero  chico  baceft  espuma ; 
Cebolla  sois ,  Antón ,  para  Pascuala; 
Andad  con  Dios. 

AUTOR. 

i  Quién  tatn  veloz  pluma 

[ees, 
Del  pensamiento  que  en  tu  amor  ofre- 
Para  volver  á  verte  muchas  veces ! 

MENGO. 

Vamos,  Antón. 

ANTÓN. 

Adiós;  voy  sin  sentido. 

(Vase.) 

BARTOLA. 

De  nácar  las  mejillas  se  arrebola. 

MENGO. 

Bartola,  ya  me  voy. 

BARTOLA. 

Pues  ¿no  te  bas  ido? 

MENGO. 

Esa  esperanza  es  mas  que  amor,  Barto- 
BARTOLA.  [la. 

Galápago  eres,  Mengo,  no  marido. 

MENGO. 

¿Cómo  quedas? 

BARTOLA. 

Gozosa  en  quedar  sola. 

MENGO. 

Adiós. 

BARTOLA. 

Adiós. 

MENGO. 

Y  advierte,  por  mas  gozo. 
Que  á  la  noche  me  aguardes  en  un  pozo. 

(YOie,) 

BARTOLA. 

En  él  caigas,  prega  á  Dios, 
Porque  no  vuelvas  acá. 

PASCOALA. 

Pocos  recelos  os  da 
ilmor,  Bartola ,  á  los  dos. 

BARTOLA. 

Siempre  fué  amor  necedad, 
Pascuala,  entre  los  casados. 
Porque  los  gustos  gozados 
Menguan  de  la  voluntad. 

PASCUALA. 

Antes  los  gustos,  que  son 

Los  que  alamor  siempre  alientan. 

Se  abrman  mas  y  acrecientan, 

Bartola,  en  la  posesión. 

¿No  bas  visto,  Bartola,  el  fuego, 


Que  mientras  mas  leftt  abrasa. 
Mas  llama  el  abre  embanEi, 

Y  en  faltando  mengua  loego? 
Pues  asi  es  la  voluntad. 

Que  mientras  goza  lo  qae  ama. 
Siempre  levanta  mas  Uama. 

BARTOLA. 

No  sé,  Pascuala,  en  tu  edad. 
Cómo  has  alcanzado  tanto. 

PASCOALA. 

Bartola ,  con  la  experiencia 
No  hay  imposible  en  la  deocia 
De  amor. 

BARTOLA. 

De  tu  amor  me  espanto. 

PASCOALA. 

Antón  me  ba  enseñado  á  amar; 
Que  en  este  quinto  elemento 
De  amor  el  entendimiento 
Sabe  no  mas  navegar. 
Sin  él  no  hay.  Bartola,  amor. 

BARTOLA. 

Debe  de  faltarme  i  mi 

Y  á  Mengo;  que  nanea  vi, 
Hermano  siendo  raa^or. 
Que  en  eso  te  pareciese 
Menos,  ni  en  nada. 

PASCOALA. 

Bartola, 
El  alma  r^r^^  sola 
Al  cielo. 

BARTOLA. 

Si  te  pudiese, 
Pascuala,  con  gasto  bal>nr. 
Pues  solas  hemos  quedado, 
Lo  que  tanto  bas  alcanzado 
De  amor  y  saber  amar. 
Alguna  cosa,  Pascuala, 
Que  te  importa  te  diría. 

PASCUALA. 

¿A  mi  de  amor? 

RARTOLA. 

Ser  podría. 

PASCUALA. 

Si  es  de  Antón,  qae  se  tefiala 
En  alguna  traición  nueva 
Contra  mi,  dándome  celos. 
Asi,  Bartola,  los  cielos 
Le  guarden,  que  aunque  la  prueb: 
Sea  costosa ,  me  lo  digas ; 
Que  querer  saber  sa  nul. 
También  es  de  amor  señal , 

Y  verás  cuánto  me  oblinf. 

¿  Es  mujer  de  nuestra  aldea , 
Doncella,  casada,  soiat 
Dime  la  verdad.  Bartola, 
Si  la  habla  ó  la  pasea. 
¿Dala  músicas?  ¿Regala 
Sus  amigas,  sus  vecinas? 
¿Pónase  por  las  esqoiiiaa? 

aARTOUL 

No  es  nada  de  aao,  Paaciala. 

PASCOAIiA. 

Pues  ¿qué  es.  Bartola? 


Tabrava 

Condición ,  dora  yaUveatia. 

Habíame  claro. 

aAatOLA. 

Elmaeam 
De  la  cruz  de  Galatrava, 
Aquel  galán  caballero 
Que  con  la  Reina  Yeoia, 
Y-con  la  insignia  eobria 
Roja  el  pecbo... 


rASCHALA. 

Al  caso  etp«ro 
i.  Bartola. 


Bartola, 
'laemecuenusilén 
queja  esloj 


LA  LUNA  DE  LA  SIERRA. 
De  su  loca  jireleDsloii, 


,  soy  mujer ; 
□o  hacerme 
airen  l*r 


Saltn  EL  MAESTRE  t  GUZHAN. 
NAKSTHt.  {Ap.  d  Guiman.) 
Goiman, 

Con  esla  trar.a  be  de  verla , 

íji     aldea. 


Todo  el  oro  to  airopella. 


■  ARtOU. 

YaT«j. 

tíSCVAUí. 

BARTOLA. 

■S  rico  j  discreto 
o  (jalan. 


leoguaconqueiotiicieras:  ÍYa$e.) 
¡Tirte  ahuera 


Las  plantas  vnei 
Beso,  SeSor. 

rRfNcm. 


DOSk  ISASCL. 

;  Vos  melancálicD,  Juan? 
Vos,  Pniici|ie,  con  iriste»! 


Maestre,  el 

Salir  liuy 

Porque 
'    Matando 

DiTeriiise;  tened  cuenta 
'    Con  su  persona,  y  servidle. 

Como  de  vuestra  nobleta 

Confio. 

MAtSTRE. 


:  causáis  mucba  peoa 
Deveros  asi. 

Guárdeos  el  cielo,  y  eternas 
Kn  Castilla  y  en  Li-oo 
Vuestras  alabanzas  sean ; 
con  vos  en  .^damuz 


uemis 

PIllNCm. 

Maestre,  todas  las  deudas 
Quo  os  tengo. 

No  aguardéis  c 


ola.  Bartola, 
ñas  adelante  1 
•f  de  las  mujer 


Melaucúllcos. 

DOÍA  ISABtL. 

No  fuera 
Para  mi  de  menor  Rusto 


PIlfKCtPE. 

Maestre,  uii  amigo  sois, 
'   vos  solo  me  es  rnena 


Uueesiojsinmi. 

NAtSTRe. 

Vuestra  alteu, 
Como  de  si ,  de  mi  puede 
Con  Dar. 

rMNCirE. 
A 
De 


idu  veneno  eitii; 

i¡  Antón  no  adorara, 
lar  no  faltara 
clinacion  medió; 
plico  que  alioirc 


No  lo  haríi 

pnÍKC[l>B. 

F.1  Maestre  tiene  prendas    . 
Tan  grandes,  oue  mas  en  e 


il  madre. 

1 Pascuala, 
Que  I4  Luna  déla-  Sierra  . 
La  llamao  por  otro  nombret 

FitlllCi?K.   . 

Maestre,  si ;  y  de  manera 
Su  beldad  me  tiene  loco, 
He  tiene  triste  auaúseíicia , 


i86 

Que,  aunque  no  saben  la  causa, 
Por  lo  menos  la  tristeza 
Han  echado  de  ?er  todos. 
Yo  con  vos  tengo  de  vella 
Esta  noche  en  su  lugar. 
Buscad  traza  con  que  sea. 
Para  que  os  deba  el  ser  mío, 
Para  que  la  vida  os  deba; 
Que  la  ocasión  de  la  caza 
Ha  de  ser  la  estratagema 
Deste  pensamiento. 

MAESTRE. 

{Ap.  \  Cielos ! 
Para  quien  ama  la  mesnia 
Causa,  ¿  hay  suceso  ú  caso 
Mas  apretado?  De  veras 
Tomó  el  principe  don  Juan 
La  empresa.)  No  es  esta  empresa 
Para  obligaros  á  tanto ; 
Una  villana  grosera 
Con  un  principe  de  Espafia 
Hace  grande  diferencia . 

PRIKCIPB. 

La  villana  es  para  mi 
Mas  alta  que  las  estrellas; 
Que  la  muerte  y  el  amor. 
Deísta  manera  se  precian 
De  igualar  todas  las  cosas. 

MAESTRE.  (Ap.) 

No  miro  traza  ni  senda 
De  hacellc  dar  paso  atrás, 
í  Qué  notable  competencia ! 

PRÍKCIPE. 

Maestro,  vamos  de  aquí , 
Que  el  amor  y  el  sol  me  llevan 
Los  rayos,  á  ver  los  ojos 
D8  la  Luna  de  la  Sierra. 

MAESTRE. 

Vamos,  Señor.  (Ap,  Vive  Dios, 
Que  ha  sido  en  mas  baja  esfera 
Mis  esperanzas  la  Luna, 
Pues  cuando  ha  de  crecer  mengua.) 
(Yanse.) 

Sale  PASCUALA. 

PASCUALA. 

Ya  comienza  á  anochecer, 

Y  no  acaba  de  llegar 
Antón.  ¡  Qué  necio  pesar 
Embaraza  mi  placer! 
¿Qué  ocasión  podrá  tener 
En  las  parvas  tan  groseras 
Con  mis  ansias  lisonjeras. 
Buscando  á  mí  muerte  modos, 
Cuando  van  volviendo  todos 
Los  zagales  de  las  eras? 
¿Qué  tendrá  mi  labrador? 
¿Quién  en  ellas  le  entretiene. 
Cuando  parece  que  tiene 
Acabada  la  labor? 

:  Ay  sobresaltos  de  amor! 
No  ofenda  vuestro  poder 
Mi  quietud;  que  en  el  saber 
Su  amor  nada  me  acobarda, 

Y  pues  en  el  campo  tarda. 

Mas  le  queda  á  Anión  que  hacer. 
Claro  está  que  si  no  fuera 
Asi ,  cuando  el  plazo  pasa, 
A  mis  brazos  y  a  su  casa. 
Como  los  demás,  volviera ; 
Que  ya  la  estrellada  esfera 
No  ocupa  lumbre  ninguna  ; 
Ya  resplandece  la  luna, 

Y  la  de  la  Sierra  en  tanto. 
Sin  Antón,  convierte  en  llanto 
Su  luz,  si  ha  tenido  alguna. 
De  la  puerta  del  lugar. 

Con  esta  nueva  ocasión. 
Hasta  que  veoga  mi  Antón 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

No  me  pienso  levantar. 
Aqui  le  pienso  esperar. 
Sentada ;  que  podrá  ser 
Que  tenga  tanto  poder 
VA  deseo  que  le  aguarda, 
Que  abrevie  el  siglo  que  tarda 
Desde  el  pesar  al  placer. 
Envidiaré  desde  aquí, 
De  mis  vecinas  casadas, 
No  estar  mejor  empleadas, 
Pues  yo  tan  dichosa  fui ; 
Sino  el  mirar  ¡ay  de  mí ! 
Que  tan  venturosas  son 
En  esta  mesma  ocasión 
De  mis  ausentes  sentidos. 
Que  han  llegado  sus  maridos, 

Y  que  no  llega  mi  Antón. 

BARTOLA.  {Canta  dentro.) 
Estábase  ¡a  aldeana 
A  la  puerta  de  su  aldea. 
Viendo  venir  por  la  tarde 
Los  zagales  de  las  eras, 

PASCUALA. 

Bartola  es  esta  que  canta, 

Y  parece  que  la  letra 
Que  con  mi  tristeza  dice ; 
blscuchalla  quiero  atenta. 

BARTOLA.  {Canta  dentro.) 
Cargados  los  altos  carros 
De  espigas  doradas  llevan , 
Yá  sus  rústicos  cantares 
Van  ayudando  las  ruedas. 
El  zagal  de  Inés  venia , 
El  de  Casilda  y  Lorenza, 
Como  son  vecinas  suyas. 
Crece  su  envidia  y  su  pena. 

PASCUALA. 

Con  lágrimas  ha  de  ser 
La  creciente.  ¡Qué  discreta 

Y  qué  enamorada  copla 

Y  suspensión  de  mi  ausencia ! 

BARTOLA.  {Canta  dentro.) 
En  esta  imaginación 
Salieron  luna  y  estrellas 
A  ver  tan  lejos  del  alba 
La  suya  llorando  perlas. 
Cuando  vio  que  ya  tauian 
La  campana  de  la  queda 
A  recoger  los  zagales , 
Dijo ,  mirando  á  la  puerta : 
tfoca  la  queda,  mi  amor  no  viene; 
Algo  tiene  en  el  campo  que  le  detiene. 

PASCUALA. 

No  cantes ,  Bartola, 
Mas,  si  te  parece , 
Necias  profecías 
De  mi  amor  ausente, 
heja,  si  es  posible. 
Si  no  es  que  es  adrede. 
De  darme  pesares. 
Dándome  placeres. 
Los  primeros  versos 
Que  cantaste  alegre 
Para  divertirte, 

Y  á  mi  me  entretienen , 
A  las  ansias  mias 

Tan  medidos  vienen, 
Que  se  vistió  el  alma 
De  ellos  dulcemente; 
Mas  cuando  llegastes 
Por  ofensa  hacerme 
A  mezclar  en  ellos 
Sospechas  crueles , 
Que  una  alma  adivina, 
Que  un  pecho  padece. 
Que  una  ausente  llora, 
Que  una  Ürme  tiene. 
Toda  la  lisonja 
Que  me  hiciste  pierdes ; 
Que  son  con  pensiones 


Tiranas  mercedes. 
Mas  ¡ay!  que  sin  dodt 
Pueae  ser  que  fuesen 
Avisos  que  al  alma 
De  mi  ausente  vienen ; 
Que  cuando  al  aldea 
Todos  los  ausentes 
Zagales  casados 
De  las  eras  vuelven, 
Y -él  solóse  tarda, 

Y  ocasiona,  ausente, 
Que  al  salir  la  luna 
La  suya  le  espere , 
Algu  tiene  en  el  campo 
Que  le  detiene. 

BABTOLA. 

TÚ  vives ,  Pascuala, 
Presurosamente; 
Querer  tan  aprisa, 
A  olvidar  me  huele. 
Vete  mas  despacio; 
Que  luz  que  da  siempre 
Tantas  llamaradas. 
Apagar  se  quiere. 
Taninien  Mengo  es  hombre, 

Y  también  no  viene; 
En  mis  confianzas 
Tus  prisas  se  enseñen. 
Bueno  es  que  te  mates 
Por  cosas  que  tienen 
Remedio  tan  fácil , 
Como  el  de  que  esperes. 
Vive  mas  al  uso , 

Ten  frema,  y  entiende 
Que  somos  mentiras 
Hombres  y  mujeres. 

PASCUALA. 

¡Ay  Bartola!  aparta. 
Deja  que  me  queje; 
Que  amor  que  no  es  firme. 
Ni  cela  ni  siente. 
Aunque  Antón  roe  oWide, 
Pretendo  querelle. 
Con  estos  extremos. 
Desde  aqui  á  la  muerte. 
No  juzgues  por  una 
Todas  las  mujeres. 
Pues  ves  que  yo  adoro. 
Como  tú  aborreces. 
Déjame  que  tema. 
Déjame  que  piense. 
Pues  Mengo  no  asoma 

Y  Antón  no  parece; 

Que  algo  tiene  en  el  campo 
Que  le  detiene. 

Salen  EL  PRINCIPE  t  EL  MAESl 
DON  GUTIERRE  t  GUZMAN. 

PRINCIPE. 

Maestre,  llegad  á  hablarla , 

Y  decidla  que  me  tiene 

Tan  sin  mí ,  que  me  ba  obligado 
A  que  venga  de  esta  suerte 
A  ver  sus  hermosos  ojos ; 
Decid  que  amor  no  consiente 
En  las  esperanzas  largas. 

MACSTU. 

¡Notable  lance! 

PBbfaHi. 
Maestre, 
Mirad  que  adoro  k  Pascuala. 

■AISTU. 

Yo  voy;  vuestra  alteu  deje 
Su  pretensión  i  mi  cargo. 


¡Pascuala! 


Me  MENGO. 

lUNGO. 


luesebtiteteDldo 


ton  le  promelo 

ian  Higael  qne  viene , 

le  lesgi  meior 


,  el  marido  es  ese. 
ESTKE,  {Ap.  al  Priacipe.) 
no  Hengo,  el  hermano. 


i  Qaé  es  lo  qae  quieTes! 

ceoar.  Bartola; 
go  para  comerme 
is  ollas  de  Egipto, 

■jkRTOLD. 

CoD  hambre  vi  ene  a. 
PllnclPE. 
res.Haestre,  i  mas, 

MAESTRE. 

Señor.  Dilalaba, 
!a  Anión  no  viniese, 

rniíícíre. 
Llega ;  que  esto; , 
ámame,  impaciente. 

;DzaAii.  iÁp.  al  MaeOre.) 
iQuá  dices,  SenorT 
esnR.  {Ap.  á  Caimán.) 


I  brazos ,  Anión.   {Abrátúle.) 
ni,  cielos!  ¿Quién  eres? 

qae,  COD  este  traje, 
adorarte j  averie; 
re  so;. 


oro;  tns  desdenes 
bilen  Ion  abriles 
-speranus  verdes. 


U  LUVi  DE  U  SIERRA. 


Sa¡e  ANTÓN,  vaU  á  abraxar 
y  demuela. 

rjkSCDALA. 

lAatonl 

ETascnala ,  detente. 
pRlnciPC.  {Ap.  ú  4on  Gutierre.) 
Gutierre,  el  maride  vino. 

HKOAIA. 

¿NomeabraiasT 

AHTON. 

jQaé  hombre  ese*! 
Que  estaba  contigo  hablandot 


¡Labrador! 

PnestnolereaT— 
¡  Labrador,  Antoo ! 

No  huele 
Esle  i  labrador.  ispecbas 

De  las  paces 

No  me  rompáis  las  alegres 

Oue  goza  el  alma ;  qne  so; 

Hirldo.) 

ÍASCDALA. 

iQué  teiuspendeT 

«KTON. 

Vamos,  Patcnala ,  de  aqal. 
Vamos. 


En  quien  ífWt 

rASCOALA. 

Sin  mi  vo; ;  mal  baya ,  ami 
La  ie[iida  del  Maestre. 
i>a<iiciPB, 
En  mala  ocasión  llegó 
El  Antón. 


jQué  le  parece 
ra  alteía  que  haf' 
Mtacin. 


Antes  de  irme,  enamoralla. 

aAIITRI. 

Bien  dices. 

rBlNCÍK. 

Vamos,  Maestre. 
{9ánte.) 


(Yae.) 


Stíe»  ANTÓN  i  PASCUALA ,  M  eta. 

rUCDALA. 


posibl  isi , 

SI  DO  sois  V  lio. 

Mas  dn^o  de  mi  albedrlo 


BiTOt. 


i88 

Vienen  oliendo,  por  Tida 
Tuya ;  que  en  la  ropa  blanca 
Arrojé  un  mayo  de  rosas 
La  primavera  pasada. 
Huele,  buele. 

AlfTOJr. 

A  tí  me  huelen ; 
Que  de  tu  boca  retratan , 
Para  el  campo  y  para  el  dia , 
Olor  el  abril  y  el  ámbar. 
De  tí  aprendieron  las  rosas 
A  competir  con  él  nácar. 

PASCOALA. 

Este  es  el  pan  y  el  cuchillo 

Y  el  salero... 

ANTOII. 

Saca ,  saca 
La  olla. 

PASCUALA. 

Ya  voy  por  ella ; 
Que  á  fe  que  está  sazonada 
yndamenle;  que  la  eché. 
Con  la  salpresa  de  vaca , 
Un  ganso  y  una  paloma 

Y  una  lonja  jaspeada 
D^  tocino  de  la  sierra , 
Que  puede  comerla  el  Papa. 
¡ Oh ,  cómo  saltan,  Antón , 
Los  garbanzos ! 

AlfTON. 

No  se  iguala 
Con  esta  dicha  otra  alguna. 

PASCUALA. 

Mientras  que  con  la  cuchara 
Gobierno  las  escudillas , 
Corta  pan. 

A5T0N. 


.  ¿Qué  rey  alcanza 
lietud , 


Esta  quietud ,  esta  paz, 
Para  el  cuerpo  y  para  el  alma? 
O  no  hay  verdad  en  la  tierra  , 
O  sola  es  verdad  Pascuala. 

{Comienza  Antón  á  cortar  pan  ^  y  Pas» 
cuala  á  sacar  in  olla ,  y  cantan  den- 
tro,  y  suspéndese  Antón  á  medio 
cortar.) 

Mdsicos. 

La  Luna  de  la  Sierra 

Linda  es  y  morena. 

PASCUALA. 

ÍrVo  cortas  el  pan ,  Antón? 
lira  que  tengo  sacada 
La  olla,  y  voy  á  sentarme 
Contigo  á  cenar. 

ANTOJI. 

¿Qué  cantan, 
Pascuala,  en  la  calle? 

PASCUALA. 

Apenas 
Les  entendí  una  palabra. 
Zagales  deben  de  ser. 
Que  tomando  el  fresco  se  andan 
Por  el  lugar. 

ANTOIf. 

Imagino 
Que  á  cantar  vuelven.  Aguarda. 

MüsiGos.  (Cantan.) 

La  Luna  de  la  Sierra 
Linda  es  y  morería^ 

ANTÓN. 

A  tí,  Pascuala,  parece 
La  canción. 

PASCUALA. 

A  las  zagalas 
Del  lugar  siempre  les  hacen 
Coplas  los  mozos  que  cantan , 
Y  ya  tabes  que  ninguna , 


LUIS  VELEZ  DB  GUSTARA. 

Antón,  de  aquesto  se  escapa. — 
Cena,  cena. 

ANTÓN. 

Bien  podrían 
Perdonar  ¿  las  casadas : 
Que  ya  sé  que  á  las  doncellas 
Les  hacen  versos  y  enraman 
Las  puertas. 

PASCUALA. 

Tienes  razón , 

Y  ellos  mas,  sí  lo  excusaran ; 
Mas  la  libertad  soltera 
Incurre  en  mayores  fallas. 
Cena  y  déjalos;  que  ya 

Han  pasado.  ¡Malas  pascuas 

Y  mal  San  Juan  les  dé  Dios ! 

ANTÓN. 

Amén,  amén. 

PASCUALA. 

A  Dios  gracias , 
Que  con  tu  cara  no  puede 
Competir  el  sol. 

ANTÓN. 

Pascuala, 
Cenemos. 

( Vuelven  á  cantar.) 

PASCUALA.  (Ap.) 

Mal  haya,  amén, 
El  Maestre ;  á  Calalrava 
Muerto  esta  noche  le  lleven 
Antes  que  amanezca  el  alba. 

MÚSICOS. 

Luna ,  que  reluces. 

Toda  la  noche  me  alumbres. 

ANTÓN. 

;Oira  luna!  Vive  Dios, 
Que  tanta  luna  me  cansa. 

PASCUALA. 

Cena ,  Antón ,  por  vida  tuya. 

ANTÓN. 

No  quiero  cenar,  Pascuala. 

PASCUALA. 

¿He  de  pagar,  Antón ,  yo 
El  enfado  que  te  causan 
Esos  villanos? 

ANTÓN. 

No  sé. 
Pascuala ,  de  cenar  trata ; 
Que  yo  cenaré  después. 

PASCUALA. 

Yo  he  nacido  desdichada. 

ANTÓN. 

Esos  no  son  labradores. 
No  son  guitarras  serranas 
Estas ,  ni  aldeanos  versos 
Aquellos ;  sombras  me  espantan 
Aquí. 

PASCUALA. 

i  Loca  estoy !  ¿  Qué  haré  ? 
¿Llamaré  á  Mengo? 

ANTÓN. 

No;  basta 
El  desvelo  del  honor. 
Que  mas  adelante  pasa. 
¡  Oh  pese  á  mí !  ¡Tanta  luna 
Sobre  mi  honra!  ¡Mal  haya 
El  hombre  aue  con  mujer   . 
be  nombre  famoso  casa. 

PASCUALA. 

Antón ,  vuelve  en  tí ;  pues  eres 
Cuerdo ,  repórtate,  aguarda ; 
QuéTya  que  tienes  de  mi 
Satisfacciones  tan  altas , 
No  es  justo,  Antón ,  te  moleste 
Lo  que  por  la  ealle  pasa. 

ANTÓN. 

Dices  bien ,  tienes  lazon. 


Loco  de  cólera  estilMi 
De  ver  que,  sabiendo  todos 
Los  bríos  que  tengo,  do  hayan 
Mas ,  Pascuala ,  esos  mancebos 
Respetado  nuestra  casa. 
Novedad  me  ha  parecido ; 
Mas  la  mocedad  gallarda 
Les  disculpa. 

PASCUALA. 

A  cenar  v oelve. 

ANTÓN. 

Norabuena. 

PASCOALA. 

Y  noramala 
Para  quien ,  contra  mi  gasto, 
Los  gustos  me  sobresalta. 
{Ap,  Prudente  y  cuerdo  anda  AdIob.) 

ANTÓN. 

No  comes,  Pascuala,  nada , 
Y  está  como  de  ta  mano 
La  olla. 

PUCDALA. 

Todo  te  baga 
Muy  buen  provecho ;  qoe  á  mí 
Me  sustenta... 
{Dan  con  una  piedra  en  ¡a  ventana.) 

ANTÓN. 

4  Fué  pedrada? 

PASCUALA. 

No  sé,  Antón ;  mas  me  parece 
Antojo. 

ANTÓN. 

Antojo  y  Pascaab , 
Debió  de  ser.  Yo  no  ceno 
Mas ;  perdóname  y  levanta 
La  mesa  en  cenando  ló. 

PASCOAU.  {Ap.) 

Toda  esta  noche  es  borrasca. 
Cielos,  ¿en  qué  os  ofendí. 
Que  desta  suerte  roe  agravia 
Vuestro  rigor? 

ANTÓN.  (4p.) 
Piedras  tiran , 
Antón,  los  que  os  amenazan 
En  el  honor ;  si  es  de  vidrio. 
Haceros  gran  daño  aguardan. 
¡  Que  estos  dados  me  sucedan 
Por  Pascuala !  Mas  Pascuala 
Me  tiene  amor,  y  aonque  tiene 
Tan  poca  edad ,  tiene  canas 
En  la  cordura;  mases 
Hermosa  y  solicitada 
De  algún  señor  de  la  corte. 
Que  trajo,  por  mi  desgracia , 
La  Católica  Isabel 
A  Adamuz ;  que  siempre  pasa 
Por  aquí  desde  Castilla ; 
Puede  ser.  Sospechas,  basta ; 
Que  me  matáis. 

PASCUALA. 

Antón  mío, 
¿Qué  suerte  ha  sido,  contraria , 
La  que  nuestras  paces  rompe. 
La  que  nuestros  gustos  agóaf 

ANTÓN. 

Pascuala ,  yo  estoy  sto  él ; 
Déjame  agora. 

PASCUALA. 

¡Qnéeitrilai 

Desdichas !  

ANfON. 

Estoliido 

PASCUALA. 

¿Dónde  vas,  Antoot 

AIITOg. 


Loego  doy  la  voelli. 


PASCUALA. 

Espera, 
chime. 

ATfTOTI. 

¡  Mal  baya 
que  coD  mujer 
hermosura  casa !     ( V<ue.) 

PASCDAtA. 

0  de  Mengo 

ya  entró.—;  Oh  TÜIana 
¡Fiero  Maestre! 
ie'o  que  una  lanza 

1  cruz  del  pecho 
de  Granaaa. 
desdichas  mías 
se  encontraran! 

Sale  BARTOLA. 

BARTOLA. 

Pascuala ! 

PASCUALA. 

Bartola, 

BARTOLA. 

A  Mengo  de  la  cama 
ton ,  y  le  está 
no  sé  la  causa. 

PASCUALA. 

ido. 

BARTOLA. 

¿Yo? 

PASCUALA. 

Tú,  siendo 
lemas  cuñadas. 


j? 


BARTOLA. 


PASCUALA. 

Si  me  siguieres 
aleves  plantas , 
lor  que  encierran 

BARTOLA. 

La  Serrana 

en  el  que  muestras, 
le  ni  te  iguala, 
rayo  pareces ; 
ijer  que  se  escapa 
abones  de  oro , 
cocerla  nada. 

( Vanu.) 

PRÍNCIPE,  EL  MAESTRE, 
TIERRE  T  GUZMAN ,  con 

^os  de  labradoreSy  y  icsicos, 
,tEL  ALCALüliGILOEL 
I  con  ellos. 

L'Sicos.  {Cantan.) 
ire$  de  junio  á  Osuna 
el  Sol,  tallóme  la  Luna, 

PRTSaPE. 

i  ba  puesto  el  sol , 
ue  esperaba 
salir  tampoco. 

DON  GUnCRRE. 

as  gozarála 
Eodimion. 

PRÍnCIPE. 

ino,  que  tanta 
i  lener. — Volved 
bacedle  rajas 
a  con  piedras. 

■AESTRS.  (i4p.) 

iDiamos  la  caza 
solamente. 


hk  LUNA  DB  LA  SIERRA. 

PRÍNCIPI. 

La  postrera  letra  Taya.     . 

MÚSICOS.  (Cantan.) 
En  los  olivares  de  Jutito  d  Osuna ,  etc. 

príncipe. 
La  puerta  han  abierto  ahora , 
Eu  lugar  de  la  ventana, 

Y  dos  hombres  han  salido. 

MAESTRE. 

Será  Antón ,  de  camarada 
Con  su  cuñadillo  Mengo ; 
Que  se  pica  de  la  ampa 
El  villanchón. 

Salen  ANTÓN ,  embozado,  con  capa  y 
espada ,  t  MENGO ,  armado  d  lo  gra* 
cioso. 

príncipe. 

Salí,  Alcalde, 

Y  despejadlos. 

GIL. 

¿Qué  manda 
Su  alteza?  Que  no  he  entendido, 
Con  todas  mis  alcaldadas. 
Este  modo  de  ber  justicia. 

MAESTRE. 

Despejar  es  hacer  plaza , 
Que  es  echar  á  Antón  de  aquí. 

GIL. 

Habrara  para  mañana. 
Allá  vó,  como  un  hereje. 
¡Miren  de  qué  suerte  habrán 
Los  principes!  Finco  ¿  Dios, 
Que  son  gente  endimoñada. 

MENGO. 

Pienso  que  ¿  guardar  me  llevas 
Un  molimiento. 

ANTÓN. 

Si  guardas 
El  de  mi  honor,  Mengo,  no  es 
El  de  menos  importancia. 

MENGO. 

¿Qué  orden  me  das? 

ANTÓN. 

La  que  vieres 
Ejecutar  ¿  mi  espada. 

MENGO. 

¿Sabes  tú  que  tengo  yo 
Pergeño  para  estas  danzas? 

ANTÓN. 

A  pocos,  oyendo  el  son 
De  los  aceros ,  les  falta. 

MENGO. 

Yo  soy,  Antoú ,  uno  de  ellos. 

ANTÓN. 

Esta  es  gente  cortesana... 

:  Vive  Dios!  Las  sombras  foeron' 

Verdades,  y  no  fantasmas. 

MENGO. 

Un  hombre  como  una  torre,  . 
Del  un  lado,  y  á  esta  banda 
Otros  dos  ó  tres  ó  ciento, 
Que  vienen  con  buena  gríida 
Remedando  la  justicia. 

AirroR. 

¿Es  el  Alcalde? 

GIL.     • 

¿  No  basta 
Lo  que  he  dicho  paira  serlo ,   . 
V  ver  dos  palmos  de  vara 
Alcololando  la  lana  ? ' 


m 

Salen  PASCUALA  t  BARTOLA,  em- 
bozadas,  con  sombreros ,  capa  y  es- 
pada. 

PRÍNCIPE. 

Otros  dos  vienen  de  guarda. 

HABSTUL 

Serán  amigos  de  Antón. 

GIL. 

No  hay  que  replicar  palabra ; 
Despiojar  es  lo  que  imporu. 

ANTÓN. 

¿Vos  venís  haciendo  espaldas. 
Alcalde,  á  los  que^pretenden 
Desacreditar  mi  casa  ? 
Vive  Dios,  que  á  tos  y  á  ellos... 

GIL. 

No  hay  que  replicar  palabra ; 
Despiojar  es  lo  que  importa. 

MINGO. 

Antón ,  el  Alcalde  rabia 
Porque  á  espulgar  nos  entremos. 

PASGIULA. 

Hoy  me  verás,  si  Antón  saca 
La  esnada ,  hacer  maravillas ,    ' 
Bartola. 

■AITOLA. 

Buen  humor  gastas 
Para  mí ,  que ,  aunque  esté  Mengo 
Sin  tripas  y  sin  entrafias, 
Her  no  tengo  cosa  alguna. 

ANTÓN. 

Antes  que  de  aquí  me  parta 
He  de  conocer.  Alcalde , 
La  gente  que  o%  acompaña. 

GIL. 

Si  pensáis  ber  resistencia. 
Os  saldrá,  Antón,  á  la  cara; 
Que  hay  mas  de  lo  qae  pensáis 
Alli. 

AlfTON. 

Por  la  misma  cansa 
Lo  he  de  hacer,  sí,  pese  al  mondo. 

«L. 

Tené ,  no  saquéis  la  espada. 

ANTÓN. 

Mengo,  ahora  es  tiempo.* 


Aben 
Se  me  han  caldo  las  bragas ; 
\  Notabre  desgracia  ha  sraD  I 

«ABSTIB. 

Entrémonos,  si  t6  mandas; 
Que  no  es  bien  aventurarte 
Entre  esta  gente  villana; 
Y  déjame  á  mi  con  ellos. 
Verías  cómo  á  cuchilladas 
No  dejo  hombre  en  el  aldea. 

raÍNCIPB.  / 

No  me  aconsejéis  qtoe  haga 
Lo  que' no  hicierais,  Maestre, 
Viendo  empnSar  las  espada*; 
Que  los  hombres  como  yo  . 
No  han  de  volver  las  espaldas. 

PASCUALA. 

Esta  es  ocasión ,  Bartola , 
Para  una  gloriosa  haufia. 

ANTÓN.  . 

Vive  Dios ,  <      á  todos  Juntos^ 
Oshagapc       s.    . 


100 

APCTON. 

Parece  qae  esas  palabras 
Han  puesto  respeto  en  mi. 

Gil). 

El  Príncipe  es. ;  Noramala 
Para  vos  y  para  Mengo !     , 

ANTÓN. 

Señor,  ¿vuestra  alteza  estaba 
En  este  rústico  traje? 
¿  Una  deidad  soberana 
Uumanais  con  esa  jerga? 

príncipe. 

Desaciertos  de  la  caza 
Me  derrotaron ,  Antón, 
Con  Fernán  Gómez  de  Lara, 
El  Maestre,  á  vuestra  aldea, 

Y  en  este  traje  gustaba 
Rondar  y  tomar  el  fresco. 
Esta  noche  en  vuestra  casa 
He  de  pasarla,  y  después 
Volver  á  Adamuz  al  alba. 

ANTÓN. 

Seuor,  mi  casa  es  estrecha 
Para  grandeza  tan  alia ; 
La  del  Alcalde  y  el  Cura 

Y  escribano  son  mas  anchas. 
Si  no  excede  mis  deseos, 
Vuestra  alteza  podrá  honrallas ; 
Que  la  mia  es  corta  esfera 

A  luces  tan  soberanas. 

PRÍNCIPE. 

El  cielo ,  Antón ,  de  tu  Luna 
Ser  no  puede  esfera  escasa 
Ni  aun  para  el  sol. 

ANTÓN. 

Vos  lo  sois 
Del  cielo  hermoso  de  España. 
(Ap.  ¡Maldiga  el  cielo  esta  Luna, 
Su  hermosura  y  mi  desgracia !) 

PRÍNCIPE. 

Entrad. 

ANTÓN.  {Ap.) 
¿  Qué  es  aquesto ,  cielos? 
MAESTRE.  {Ap,  á  Guitnan.) 

Guzman ,  el  Principe  trata 
De  darme  muerte. 

PASCUALA. 

¡Ay  Bartola! 
Mas  desdichas  me  amenazan. 

PRÍNCIPE. 

Vamos. 

GIL. 

El  Príncipe  quiere 
También  cebarse  en  Pascuala, 
i  De  buena  me  escapó  Dios! 

MENGO. 

Mucho  me  huele  mi  hermana 
A  principesa  de  alquimia , 
Que  después  nos  saldrá  falsa. 

DARTOLA. 

También  puede  ser  que  sea 
Maestra  ue  Calatrava. 

MENGO. 

Guarde  Dios  mi  pertinencia. 

ANTÓN. 

Loco  voy.  ¡Cíelos,  mal  haya 
El  hombre  que  con  mujer 
De  mucha  hermosura  casa ! 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

JORNADA  TERCERA. 


Salen  EL  PRÍNCIPE  DON  JUAN,  de 
camino;  EL  MAESTRE,  DON  GU- 
TIERRE, GUZMAN,  ANTÓN  i  PAS- 
CUALA. 


PRÍNCIPE. 

¿Pascuala? 

PASCUALA. 

¿  Señor  ? 

ANTÓN.  {Ap.) 

Si  ya 
Acabase  de  irse ,  cielos , 
Tanta  ocasión  de  mis  celos... 
PASCUALA.  {Ap.) 

Antón  en  brasas  está. 

PRÍNCIPE. 

Pues  hasta  salir  el  sol, 

Y  la  virelta  del  lugar, 
No  hemos  podido  gozar 

De  vuestro  hermoso  arrebol , 
Pues  como  si  hubierais  sido 
De  otro  hemisferio  hacéis, 

Y  siendo  Luna,  os  habéis 
Toda  la  noche  escondido; 
Siquiera  á  la  despedida 
De  tan  ingrato  hospedaje , 
Par.1  darnos  buen  viaje. 
Hayos  á  abril ,  cielo  y  vida. 
Alzad ,  Pascuala,  los  ojos. 

PASCUALA. 

Mejor,  Señor,  van  así; 
Que,  como  no  están  en  mí. 
Sino  en  Antón  ,  por  despojos 
Los  tengo  en  los  pies  de  An^n ; 

Y  este  es  todo  mi  interés, 
Que  son  mis  ojos  sus  pies, 

Y  sus  pies  mis  ojos  son ; 
Porque ,  pa^ra  no  ser  mios 
Ni  suyos  en  dulces  calmas, 
Antón  y  yo  con  las  almas 
Trocamos  los  albedríos , 
Porque  el  amor  nos  iguala 
Con  una  misma  atención ; 
Que  los  mios  son  de  Antón , 

Y  los  de  Antón ,  de  Pascuala; 

Y  así,  en  lo  que  me  mandáis 
No  es  posible  obedeceros. 
Si  es  fuerza  que  para  veros 
A  Anión  mis  ojos  pidáis. 

PRÍNCIPE. 

¡Qué  notable  villaneja ! 

MAESTRE. 

Con  su  belleza  también 
De  un  parto  nació  el  desden. 

DON  GUTIERRE. 

Un  momento  no  la  deja 
Del  lado  el  patán. 

PRÍNCIPE. 

No  he  visto 
Villano  mas  malicioso. 

MAESTRE. 

Por  eso  mismo  es  celoso. 

PRÍNCIPE. 

Gutierre,  un  mármol  conquisto, 

Su  dureza  podrá  usar 

Un  yunque. Luego,  el  villano 

Siempre  al  lado ,  ha  sido  en  vano 

Poder  á  Pascuala  hablar» 

Y  ha  de  ser. 

DON  GUTIERRE. 

Decid... 

MAE8TRK. 

Uamallo, 


Aanane  esté  mas  advertido. 
Llevándole  entretenido 
Hasta  ponerse  á  caballo ; 
Que  entre  tanto  yo  podré 
Hablar  á  Pascuala. 

PRÍ.XCIPE. 

A  todo 
Por  Pascuala  me  acomodo; 
¿Cuándo  vencida  veré 
Mi  amorosa  pretensión? 

MAESTRE. 

Presto,  si  puedo.— Ya  es  Urde ; 
Pascuala,  adiós. 

PASCUALA. 

Dios  os  guarde. 

PRÍNCIPE. 

Quedaos  vos  conmigo,  Antón. 

ANTÓN. 

¿  Señor? 

prLxcipe. 
Decid... 

ANTÓN. 

¿Qué  mandáis? 

PRÍNCIPE. 

Pasa  adelante. 

ANTOR. 

Ya  voy, 

Aunque  con  el  alma  estoy 
Eu  Pascuala. 

PRÍNCIPE. 

Pues  pisáis 
Estos  montes  cada  día, 
¿  Dónde  hay  mas  caza? 

ANTÓN. 

Señor, 
Si  buscáis  caza  mayor 
De  la  que  esta  tierra  cria. 
No  podéis  matarla  aqoi , 
Porque  no  aguarda  el  ojeo 
Jamás  de  ningún  deseo: 
Aunque  allá  en  los  bosques,  sí, 
De  la  corte,  porque  están 
Mas  fáciles  á  la  mano. 

PRÍNCIPB.  {Ap,) 

¡  Qué  entendido  es  él  flllaoo! 

MAESTRE.  (Kp,) 

i  Qué  malicioso  patán! 
pRL^ara. 
Adiós ,  Pascuala. 

ANTÓN.  (Ap.) 

¿Otnfest 

PASCUALA. 

A  la  Reina,  mi  sefton. 
Beso  ios  pies. 

PRÍ.XCIPE. 

En  bueiriiori. 
{Ap.  No  vi  mas  dulce  esqsiTei.) 

ANTÓN. 

Mirad  que  es  moy  Urde  |a, 
Y  podra  el  sol  ofenderot. 

ptiHan. 
Mas  me  abrasan  los  laeorot 
Que  se  me  poneo. 

Sale  el  alcalde  GIL  DBL  IIÁBlifO. 


GIL. 

El  camino  despiojando, 
Y  que  entra  elsol  adfcriid. 

ndMavs. 
Vamos ,  Alcalde.— Venid, 
Antón,  que  foy  nroevMido 
El  informarme  oa  tos, 
Como  plálico  en  la  Uem. 


LA  LUNA  DE  VK  91ERRA. 


m 


las  eaxa  que  eodem.-- 

ala? 

AirroR.  (Ap.) 

I  Otra  YesT 

pr(iicipk. 

Adiós. 

PASCOALA. 

s  Dios  COD  bien. 

GIL.  (Ap.) 

Yo  digo 
Principe  és  lindo  gallo. 

príkcipe. 
ponerme  á  caballo 
)  qae  tengáis  conmigo. 

Airroif. 
Toy  sifTiendo. 

PRÍMCIPI. 

Y  yo  voy 

I. 

GIL. 

Praza. 

f  todos  f  menos  Pascuala  y 
Maestre.) 

PASCUALA. 

Ya  se  han  ido, 
is  i  Dios. 

MAESTRE.  {Ap.) 

Sin  sentido 
ral  Príncipe  estoy, 
señala  enamorado ; 
;>erdone  el  respeto, 
mor  es  ciego. 

PASCOALA. 

¿  A  qué  efeto 
eslre  se  ha  quedado? 

MAESTRE. 

►rarle  y  persuadirle 
e  me  debes ,  Pascuala ; 
imor  ninguno  iguala. 
DO  eres  roca  ni  sirte , 
onujer,  y  i  lus  pies 
s  un  hombre  rendido, 
mto  alarbe  ba  cencido, 
Inra  á  mi  amor  no  estés; 
ncjpe  es  niño,  al  fia, 
sentido  pretende 
iTores,  que  no  entiende 
lor  el  principio  y  fin ; 
D  el  alma  te  adoro, 
redarte,  Pascuala, 
se  á  tu  beldad  no  iguala, 
er  poco,  un  monte  de  oro ; 
rete  4  CalatraTa, 
e  te  ferás  servida 
>  la  Reina,  por  vida 
s  dos  soles ;  aljaba 
s  flechas  de  los  cielos 
los  rayos  de  amor, 
:a  on  rado  labrador, 
e  está  maundo  á  celos , 
amaestre. 

PASCUALA. 

Maestre, 
istimo  para  mi 
1  labrador,  que  á  ti 
irece  un  silvestre ; 
»Umo  aquel  sayal 
cabré  cómo  corteza 
laella  rustiqueza 
Ima  i  ninguna  igual, 
•dolé  satisfecho 
irme  amor  que  en  mi  alaba, 
la  cmi  de  Galatrava 
te  está  abrasando  el  pecho. 
ir  Antón  me  parece 
la  montera  y  el  sayo 
arrado,  qveelmayo 
ido  gaUo  tmanece 


el 


A  los  campos  andaluces; 
Mas  el  disanto  me  agrada 
Su  polaina  pespunteada. 
Mas  salir  entre  dos  luces 
Al  campo  con  su  gabán 

Y  la  espada  me  enamora. 
Que  lo  puede  estar  la  aurora 
Viendo  al  sol  menos  galán ; 
Mejor  me  suena  al  oído 
Su  voz,  viéndole  llegar 
A  Antón  del  campo  al  lugar, 
Oliendo  á  trébol  florido, 
A  lentisco  y  á  romero, 
Oue  la  música  mejor. 
Ni  del  ámbar  el  olor 
Cortesano  y  lisonjero ; 

Y  aunque  tan  tonto  y  silvestre 
Antón  te  parezca  ¿  ti , 
Es  mayo,  es  sol  para  mi, 
Príncipe,  rey  y  maestre; 
Su  amor,  sus  celos  adoro. 
Que  es  de  mis  ojos  Narciso 
Mi  Antón ,  y  en  esto  que  piso 
No  estimo  lus  montes  de  oro. 
Bien  puede  en  esta  'ocasión 
Tu  tema  desengañarte; 
Que  no  volviera  i  mirarte 
Si  te  volvieras  Antón. 

MAESTRE. 

Eres  rústica  en  efeto. 

PASCOAU. 

Quiero  bien. 

MAESTRE. 

Eliges  mal. 

PASCUALA. 

Antón,  Maestre,  es  mi  igual. 

MAESTRE. 

A  tus  desdenes  sujeto. 
Un  disparate  he  de  hacer. 
Porque  estoy  loco. 

PASCUALA. 

Arre  allá ; 
No  OS  lleguéis  tanto,  y  mira 
Que,  agraviada,  soy  mi^er, 

Y  aunque  me  veis  con  tan  poca 
Edad ,  sabré  hacer  con  vos. 
Maestre,  que... 

MAESTRE. 

¡Vive  Dios, 
Que  en  el  ámbar  de  tu  boca 
Mis  labios  he  de  sellarte ! 

PASCUALA. 

Ya  veréis  cuál  es  mas  fuerte. 

MAESTRE. 

¿  De  qué  modo? 

PASCUALA. 

Desta  suerte; 
Que  soy  Luna,  si  eres  Marte. 

(Sáeaie  ¡ü  espadM.) 

Sale  ANTÓN. 


AirroN< 
Maestre,  el  Principe...;  mas 
¿Qué  es  esto? 

MAESTRE. 

Son  bizarrías 
De  Pascuala. 

AirroN. 
Y  dichas  mias, 
Que  no  he  de  olvidar  jamás; 
Que  hallar  con  espada  asi 
A  Pascuala,  me  señala 
Que  está  volvlAndo  Pascuala 
Por  el  houAP  «     ^  »•  ^í» ; 
Y  veros  á ' 
Maestre,  bo  » 
De  que  etlá  o 


Quien  honra  aJena  atropella; 

Que,  como  os  liabeis  qu^ado 

A  deshoras  con  mi  honor, 

De  su  justicia  el  rigor 

Las  armas  oajia  quitado; 
I  Que  á  quien  quedarse  procura , 
I  Asi  es  nitfu  que  le  suceda. 

Pues  no  hay  después  de  la  queda 

Ninguna  espada  segura. 

PASCUALA. 

No  puedes  estar  ausente 
Donde  estoy  presente,  Antón. 

ANTÓN. 

En  esa  satisfacción , 
Ausente  yo,  estoy  presente: 
Dame,  Pascuala,  la  espada. 

PASCUALA. 

Toma. 

ANTÓN. 

Y  TOS ,  sefior  Maestre, 
Antes  que  roja  se  muestre 
De  vergüenza,  no  manchada 
En  la  sangre  granadina. 
Mirándose  en  el  poder 
De  una  atrevida  mujer 
Que  á  guardar  su  honor  se  inclina, 
Volvedla  á  honrar  en  el  vuestro 
Con  valor  á  Marte  igual. 
Pues  es  su  acero  inmortal 
Amparo  y  escudo  nuestro; 
No  piense  el  moro  andaluz 
Que  libre  de  vos  se  ve ;  ' 
Que  parece  mal  que  esté 
Esa  cruz  sin  esta  cruz.  ' 

Perdonad  la  mano  neda 
Que  toca,  siendo  villano. 
Acero  que  en  vuestra  mano 
Los  rayos  del  sol  desprecia, 

Y  á  Pascuala  penionad ; 
Que  bien  merecen  perdón 
Atrevimientos  que  son 
Hijos  de  tan  tierna  edad. 
Volvedla  á  ce&ir,  segundo 
Cid ,  de  quien  sois  satisfecho. 
Aunque  con  la  cruz  del  pecho 

Podéis  dar  espanto  al  mundo; 

Y  pues  con  mano  no  escasa 
Hacemos  merced  podéis , 
Os  suplico  que  olvidéis 
Vos  y  el  Principe  esta  casa. 
Si  pagarme  deseáis 
Haber  vuestro  huésped  sido; 
Que  dirán  que  por  mando  * 
De  hermosa  miyer  me  honráis; 

?ue  es  la  aldeana  simpleza 
an  maliciosa  y  tan  mala. 
Que  la  luna  de  Pascuala 
Me  pondrán  eft  la  cabeza. 

■abstíe. 
Antón ,  el  Principe  y  yo 
Os  deseamos  boorar. 


ANTONi 

Menos  no  es  justo  esperar 
De  los  dos ,  pues  tanto  os  dio 
El  cielo  que  repartir 
A  ios  demás,  que  nacimos 
flumildes,  y  dar  pudimos 
Lo  que  hemos  de  recibir; 
Pues  de  unos  mismos  primeros 
Padres,  por  diversos  modos, 
Maestre,  venimos  todos. 
Villanos  y  caballeros;    ' 
Que  solamente  el  poder 
Nos  pudo  diferenciar, 

Y  qiuen  honra  saibe  dar. 
Mayor  la  tiene  á  tener; 
Que  averiguado  está  ja 
Que  cuando  tanto.eonviene. 
Quien  la  quita,  no  la  tiene, 

Y  quien  la  tiene,  la  da. 


O  mirando  dormidos  tas  luceros, 
O  amaDeciendo  de  mi  ?ída  al  polo, 
Solo  me  envidio,  que  te  gozo  solo. 

PASCUALA. 

Amado  Aoton,  galán  y  esposo  mío, 
Pues  cuando  al  campo  vas,  y  lu  Pascua- 
No  sabe  si  es  mujer  ó  si  es  roció,      [la 
Que ,  de  ti  ausente,  el  alba  no  la  iguala. 
Como  amante,  ¡  qué  loco  desvarío! 
Pienso  que  te  entretiene  otra  zagala 

[da. 
Mas  hermosa  que  yo,  mas  bien  prendi- 
Y  entre  temor  y  amor  pierdo  la  vida. 

[do! 
¡Oh,  qué  presto  que  Mengo  se  ha  vesti* 
Antón,  dame  los  brazos,  y  en  las  eras 
Acuérdate  de  mi,  pues  yo  me  olvido ; 

[ras. 
Que  esto  es,  Antón  amado,  amar  de  ve- 
¡Qué  flojo  abrazo!  Aprieta  mas,queri- 
Ausente  de  mis  ojos;  mas.  [do, 

AIfT0:«. 

¿Qué  esperas? 

PASCUALA. 

Juntarme  tanto  á  ti,  que  eternamente 
Estar  pudiese  de  tu  pecho  ausente. 

ANTÓN. 

Vamos,  Mengo. 

Salen  MENGO  t  BARTOLA. 

■BNGO. 

Bartola. 

BARTOLA. 

Mengo  mió. 

MENGO. 

A  las  eras  me  voy. 

BARTOLA. 

Yete  en  buen  hora. 

MENGO. 

Bartola,  ¿sientes  mucho  este  desvio? 

BARTOLA. 

Sintiéralo  si  Tuera  para  una  hora ; 
Mas  con  tanto  marido ,  en  el  estio. 
Una  alma  se  abochorna  labradora, 
Que  al  lado  tuyo  paso  los  trabajos 
De  un  purgatorio  de  cel)ollas  y  ajos. 
Deja  que  me  dé  el  aire,  si  es  posible, 
Por  lo  menos  un  mes. 

MBNGO. 

Amor  me  tienes. 
No  lo  puedes  negar. 

BARTOLA. 

Amor  terrible, 
Y,  Mengo»  mucho  mas  cuando  no  vie- 
MENGO.  [nes. 

Tú  me  pagas,  Bartola,  en  lo  posible. 
El  poco  que  mis  ansias  entretienes;  [ro, 
Queiuroá  Dios,quecuandov^rteespe- 
Quisiera  ver  á  Bercebú  primero,  [de, 
Pero  no  puedo  mas;  quien  mas  no  pue- 
Con  su  mujer  se  acuesta  de  ordinario; 
Anión  se  tb,  contigo  el  cielo  quede. 

BARTOLA. 

Como  no  melvas,  vé  con  Dios. 

MCIIGO. 

¡  Qué  vario 
Es,  Bartola,  tu  amor! 

BARTOLA. 

Al  tuyo  excede; 
Eres  un  almirez  de  boticario 
Para  los  ojos  mios. 

MKNGO. 

Tú,  Bartola, 
Uoi  borra  con  saya. 


LUIS  VBLEZ  DE  GUEVARA. 

ANTÓN. 

Vamos,  hola. 

MENGO. 

Oleadme  despacio,' Antón  hermano; 
Que  eso  es  muy  de  cunados. 

BARTOLA. 

\  Oh !  Pruguiera 
Al  que  las  vidas  hace  de  su  mano, 
Que  aqueso  de  olearos  verdad  fuera. 

MENGO. 

Agradezco  el  deseo. 

PASCUALA. 

Adiós ,  serrano 
Del  alma  mia. 

ANTÓN. 

Puesto  el  sol,  me  espera. 

PASCUALA. 

Eso  fuera  volver,  Antón,  mas  presto ; 
Que,  volviendo  tú  el  rostro,  el  sol  se  ha 

BARTOLA.  [puesto. 

No  llores:  ¿vase  á  Flándes?  ¡qué  zagala 
Tan  tierna  de  Carona,  niña  en  suma. 
Que  la  terneza  con  la  edad  iguala! 
Como  puchero  chico  haceft  espuma ; 
Cebolla  sois ,  Antón ,  para  Pascuala; 
Andad  con  Dios. 

ANTÓN. 

i  Quién  fuera  veloz  pluma 

[ees, 
Del  pensamiento  que  en  tu  amor  ofre- 
Para  volver  á  verte  mochas  veces ! 

MENGO. 

Vamos,  Antón. 

ANTÓN. 

Adiós ;  voy  sin  sentido. 

(Vase.) 

BARTOLA. 

De  nácar  las  mejillas  se  arrebola. 

MENGO. 

Bartola,  ya  me  voy. 

BARTOLA. 

Pues  ¿  no  te  has  ido? 

MENGO. 

Esa  esperanza  es  mas  que  amor,  Barto- 
BARTOLA.  [la. 

Galápago  eres,  Mengo,  no  marido. 

MENGO. 

¿C«ómo  quedas? 

BARTOLA. 

Gozosa  en  quedar  sola. 

MENGO. 

Adiós. 

BARTOLA. 

Adiós. 

MENGO. 

Y  advierte,  por  mas  gozo. 
Que  á  la  noche  me  aguardes  en  un  pozo. 

{Vase.) 

BARTOLA. 

En  él  caigas,  prega  á  Dios, 
Porque  no  vuelvas  ac¿. 

PASCUALA. 

Pocos  recelos  os  da 
Amor,  Bartola ,  á  los  dos. 

BARTOLA. 

Siempre  Tué  amor  necedad, 
Pascuala,  entre  los  casados. 
Porque  los  gustos  gozados 
Menguan  de  la  voluntad. 

PASCUALA. 

Antes  ios  gustos,  que  son 

Los  que  alamor  siempre  alientan. 

Se  aürman  mas  y  acrecientan. 

Bartola,  en  la  posesión. 

¿No  has  visto,  Bartola,  el  fuego. 


Que  mientras  mai  lefia  abrasa. 
Mas  llama  el  aire  embaraza, 

Y  en  faltando  mengua  loego? 
Pues  asi  es  la  voluntad. 

Que  mientras  goza  lo  que  ama. 
Siempre  levanta  mas  llama. 

BARTOLA. 

No  sé,  Pascuala,  en  tu  edad. 
Cómo  has  alcanzado  tanto. 

PASCUALA. 

Bartola ,  con  la  experiencia 
No  hay  imposible  en  la  ciencia 
De  amor. 

BARTOLA. 

De  tu  amor  me  espanto. 

PASCUALA. 

Auton  me  ha  enseñado  á  amar; 
Que  en  este  quinto  elemento 
De  amor  el  entendimiento 
Sabe  no  mas  navegar. 
Sin  él  no  hay.  Bartola,  amor. 

BARTOLA. 

Debe  de  faltarme  á  mi 

Y  á  Mengo;  que  nunca  fi, 
Hermano  siendo  mavor, 
Que  en  eso  te  pareciese 
Menos,  ni  en  nada. 

PASCUALA. 

Bartola, 

El  alma  psrece  sola 
Al  cielo. 

BARTOLA. 

Si  te  pudiese, 
Pascuala,  con  gusto  habrar. 
Pues  sotas  hemos  quedado, 
Lo  que  tanto  has  alcanzado 
De  amor  y  saber  amar. 
Alguna  cosa,  Pascuala, 
Que  te  importa  te  diría. 

PASCUALA. 

¿A  mi  de  amor? 

BARTOLA. 

Ser  podria. 

PASCUALA. 

Si  es  de  Antón,  que  se  tefiala 
En  alguna  traición  nueva 
Contra  mi ,  dándome  celos. 
Asi,  Bartola,  los  cielos 
Le  guarden,  que  aunque  la  pruebí 
Sea  costosa ,  me  lo  digas; 
Que  querer  saber  su  mal. 
También  es  de  amor  sefial , 

Y  verás  cuánto  me  oblifas. 

¿  Es  mujer  de  nuestra  aldea , 
Doncel  la ,  casada  «sola  t 
Dime  la  verdad ,  Bartola , 
Si  la  habla  ó  la  pasea. 
I  Dala  músicas?  ¿Recala 
Sus  amigas,  sus  vecinas? 
¿Pónese  por  las  esquinas? 

RARTOLA. 

No  es  nada  de  eso,  Paicsala. 

PASCUALA. 

Pues  ¿qué  es.  Bartola? 

BARTOLA* 

Ttt  brava 

Condición ,  dura  y.sUvetln. 

PASGOAkA. 

Habíame  claro. 

BARTOLA. 

El  maestre 
De  la  cruz  de  Galatrara, 
Aquel  galán  caballero 

?ue  con  la  Reina  venia, 
con  la  insignia  cubría 
Roja  el  pecho... 


PASCOALá. 

Al  caso  espero 
,  Bartola. 

BARTOLA. 

Aquel 
is  prumas  tremola 
rere... 

PASCUALA. 

Bartola  f 
que  me  cuentas  dél? 
ue  ya  estoy 
de  quién  es 

BARTOLA. 

Aquese,  pues... 

PASCUALA. 

echo. 

BARTOLA. 

Ya  voy. 

PASCUALA. 
BARTOLA. 

rico  y  discreto 
»  galán, 
ierra  te  dan... 

PASCUALA. 

rtola,  alefeto. 

BARTOLA. 

)or  tu  hermosura 
;  causas,  nombre, 
>  y  gentilhombre, 
labrarte  procura, 
•gió  en  lahuente 
er,  y  me  dijo 

desden  prolijo, 
»  fácilmente 
ibntear ; 
uede  enriquecer, 
ascuala,  mujer. 

son  llorar 
imas  razones ; 
ena  me  dio 
i  mí  me  echó 
Tza  de  doblones 
I  del  sayuelo, 
ü  al  sol  desafian, 
nol  abrandarian. 
e  era  su  abuelo 
I  padre  un  infante, 
)ersona  sola 

PASCUALA. 

Día,  Bartola, 
nas  adelante ; 
y  de  las  mujeres 
is  de  hablar  así, 
hallarse  aquí 
es  pareceres 
que  estoy  corrida 
li  hermano  casada 
que  mi  cuñada 
)  es  que  en  la  vida, 
brando  quimeras, 
;erés  que  dieron , 
üs  cuñadas  fueron 
e  ser  terceras, 
itesco  tirano, 
nquísto  jamás! 
la  suegra  no  mas 
'mas  inhumano, 
a  cadena  allá, 
lio  impertinente , 
arece  serpiente 
idu  veneno  está ; 
estre  que  yo, 
li  Antón  no  adorara, 
lor  no  fallara 
clinacion  medió; 
plico  que  ahorre 


LA  LUNA  DE  LA  SIERRA. 

De  su  loca  pretensión, 
Porque  la  vida  de  Antón 

Y  honor  por  mi  cuenta  corre ; 
Porque,  obligada  de  ver 
Que  prosigue  en  su  porfía, 
Haré  un  desatino  un  día  ; 
Que,  agraviada ,  soy  mujer ; 

Y  que  procure  no  hacerme 
Mal  casada ,  ni  afrentar 
Mi  opinión  en  el  lugar. 
Con  despertar  á  quien  duerme. 
Que  cuando  Isabel  no  quiera 
Corregille  ycastigalle, 
Sabré  yo  hácello  y  matalle ; 

Y  á  tí,  si  otra  vez,  tercera 
Del  Maestre,  me  trujeras 
Recaudo  sin  enmendarte, 
;Vive  Dios,  que  he  de  cortarte 

La  lengua  con  que  lo  hicieras!  (Vaie.) 

BARTOLA. 

íTirte  ahuera!  Un  carretero 

Mas  gordo  no  pudo  echar 

El  «vive  Dios»;  no  hay  que  habrar, 

Mal  negocia  el  caballero. 

No  hay  quien  vueso  amor  le  meta. 

Paciencia,  Maestre  hermano; 

Que  ha  tenido  mala  mano 

Bartola  para  alcahueta.  {Vate.) 

Salen  LA  REINA  DOÑA  ISABEL  y  EL 
PRÍNCIPE. 

D0Í9a  ISABEL. 

;  Vos  melancólico,  Juan? 
vos,  Príncipe,  con  tristezas? 
Vos,  en  esos  verdes  años, 
Con  suspensiones  tan  nuevas? 
Mirad  ,  Juan,  qué  es  vuestro  gusto, 
No  me  tengáis  con  sospechas 
Tan  varias;  que  os  quiero  bien, 

Y  me  causáis  mucha  pena 
De  veros  asi. 

PRÍNCIPE. 

Señora , 
Guárdeos  el  cielo,  y  eternas 
En  Castilla  y  en  León 
Vuestras  alabanzas  sean ; 
Que  con  vos  en  Adamuz 

Y  en  la  parle  mas  desierta 
Del  mundo  mejor  me  hallara 
Que  en  las  delicias  hibleas 
Üe  los  jardines  de  Chipre, 
En  los  pensiles  de  Persia, 
Kn  los  elíseos  de  España 

Y  en  los  asombros  de  Grecia. 
Adusta  sangre  ocasiona 
Muchas  veces  estas  muestras, 
Sin  que  tenga  acá  en  mi  pecho 
Mas  ocasión  la  tristeza. 

Hoy,  con  vuestra  permisión, 

Salir  á  caza  quisiera ; 

Que  por  Iq  que  tiene  el  campo 

De  esperanza  en  la  librea , 

Contra  los  efetos  es 

Melancólicos. 

DOÑA  ISABEL. 

No  fuera 
Para  mí  de  menor  gusto 
El  ir  con  vos ;  mas  la  priesa , 
Príncipe,  de  los  negocios 
No  me  quiere  dar  licencia. 
Vaya  en  vuestra  compañía 
Sirviendo,  como  desea, 
El  maestre  Fernán  Gómez, 
Con  que  á  la  persona  vuestra 
No  le  hará  falta  la  mia. 

PRÍNCIPE. 

El  Maestre  tiene  prendas   . 
Tan  grandes,  que  mas  en  eso 
Que  en  lodo  me  lisonjea 
Vuestra  majestad. 


SaUn  EL  MAESTRE  y  GÜZMAN. 

MAESTRE.  (Ap,  á  Guzman.) 
Gnzman, 
Con  esta  traza  he  de  verla , 
Y  licencia  de  Isabel. 
Hoy,  si  es  posible,  en  su  aldea. 
Fingiré  que  voy  á  caza; 
Que  el  Alcalde  nos  apresu 
Vestidos  de  labradores 
A  la  usanza  de  la  sierra. 

GUZMAN. 

Todo  el  oro  lo  atrepella. 

MAESTRE. 

Aqui  está  la  Reina ;  aguarda. 

DOÑA  ISABEL. 

Maestre. 

MAESTRE. 

Las  plantas  vuestras 
Beso,  Señor. 

PRÍNCIPE. 

Guárdeos  Dios. 

DOÑA  ISABEL. 

Maestre,  el  Príncipe  ordena 
Salir  hoy  con  vos  al  campo, 
Porque  pretende  en  la  sierra, 
Matando  algún  jabalí , 
Divertirse;  tened  cuenta 
Con  su  persona,  y  servidle, 
Como  de  vuestra  nobleza 
Confío. 

MAESTRE. 

{Ap.  \  Extraña  ocasión 
Se  pone  en  medio  á  mi  empresa ! 
Replicar  es  grosería.) 
Señora,  cuando  su  alteza  * 

Toda  esa  merced  me  ha^a, 
La  debe  á  las  experiencias 
De  mis  deseos. 

PRÍNCIPE. 

Rien  sé. 
Maestre,  todas  las  deudas 
Que  os  tengo. 

DOÑA  ISABEL. 

No  aguardéis  mas. 
Pongan  los  coches  y  vengan 
Los  monteros,  y  alegrad 
Al  Príncipe,  que  es  la  prenda, 
Maestre,  que  quiero  mas. 
Como  á  Fernando  no  sea.         ( Vate.) 

PRÍNCIPE. 

Maestre,  mi  amigo  sois, 
Y  de  vos  solo  me  es  fuerza 
Fiar  una  inclinación 
Que  me  detiene  suspensa 
El  alma  en  tantos  discursos. 
Que  estoy  sin  mi. 

MAESTRE. 

Vuestra  alteza, 
Como  de  si ,  de  mí  puede 
Confiar. 

PRÍNCIPE. 

Asi  dan  muestras 
De  vuestras  obligaciones, 
Maestre,  todas  las  señas. 
Yo  estoy  loco  desde  el  dia 
Que  vi  aquella  serraneja 
Que  con  aquel  labrador, ' 
En  esa  vecina  aldea. 
Casó  mi  madre. 

MAfiSTRE. 

¿Pascuala, 
Que  \^  Luna  de.la.  Sierra  . 
La  llaman  por  otro  nombre? 

PRÍNCIPE.  . 

Maestre,  sí ;  y  de  manera 
Su  beldad  me  tiene  loco,  ^ 
Me  tiene  triste  su  ausebcia , 


i86 

Que,  aunque  no  saben  la  causa, 
Por  lo  menos  la  tristeza 
Han  echado  de  ver  todos. 
Yo  con  vos  tengo  de  vella 
Esta  noche  en  su  lugar. 
Buscad  traza  con  que  sea, 
Para  que  os  deba  el  ser  mío, 
Para  que  la  vida  os  deba ; 
Que  la  ocasión  de  la  caza 
Ha  de  ser  la  estratagema 
Deste  pensamiento. 

MAESTRE. 

(Ap.  ¡  Cielos ! 
Para  quien  ama  la  mesma 
Causa,  ¿  hay  suceso  ú  caso 
Mas  apretado?  De  veras 
Tomó  el  príncipe  don  Juan 
La  empresa.)  No  es  esta  empresa 
Para  obligaros  á  tanto ; 
Una  villana  grosera 
Con  un  principe  de  España 
Hace  grande  diferencia. 

príkcipb. 
La  villana  es  para  mi 
Mas  alta  que  las  estrellas ; 
Que  la  muerte  y  el  amor. 
Detesta  manera  se  precian 
De  igualar  todas  las  cosas. 

MAESTRE.  (Ap.) 

No  miro  traza  ni  senda 
De  bacelle  dar  paso  atrás, 
í  Qué  notable  competencia ! 

PRÍNCIPE. 

Maestro,  vamos  de  aquí , 
Que  el  amor  y  el  sol  me  llevan 
Los  rayos,  á  ver  los  ojos 
D8  la  Luna  de  la  Sierra. 

MAESTRE. 

Vamos,  Señor.  (Ap,  Vive  Dios, 
Que  ha  sido  en  mas  baja  esfera 
Mis  esperanzas  la  Luna, 
Pues  cuando  ha  de  crecer  mengua.) 
(Yanse.) 

Sale  PASCUALA. 

PASCUALA. 

Ya  comienza  á  anochecer, 

Y  no  acaba  de  llegar 
Antón.  ¡  Qué  necio  pesar 
Embaraza  mi  placer! 

1  Qué  ocasión  podrá  tener 
E)n  las  parvas  tan  groseras 
Con  mis  ansias  lisonjeras. 
Buscando  á  mi  muerte  modos, 
Cuando  van  volviendo  todos 
Los  zagales  de  las  eras? 
¿Qué  tendrá  mi  labrador? 
¿Quién  en  ellas  le  entretiene. 
Cuando  parece  que  tiene 
Acabada  la  labor? 
¡  Ay  sobresaltos  de  amor! 
No  ofenda  vuestro  poder 
Mi  quietud;  que  en  el  saber 
Su  amor  nada  me  acobarda, 

Y  pues  en  el  campo  tarda. 

Mas  le  queda  á  Antón  que  hacer. 
Claro  está  que  si  no  fuera 
Asi ,  cuando  el  plazo  pasa, 
A  mis  brazos  y  a  su  casa. 
Como  los  demás,  volviera ; 
Que  ya  la  estrellada  esfera 
No  ocupa  lumbre  ninguna  ; 
Ya  resplandece  la  luna, 

Y  la  de  la  Sierra  en  tanto. 
Sin  Antón,  convierte  en  llanto 
Su  luz,  si  ha  tenido  alguna. 
De  la  puerta  del  lugar. 

Con  esta  nueva  ocasión, 
Hasta  que  venga  mi  Antón 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

No  me  pienso  levantar. 
Aquí  le  pienso  esperar. 
Sentada ;  que  podrá  ser 
Que  tenga  tanto  poder 
E\  deseo  que  le  aguarda, 
Que  abrevie  el  siglo  que  tarda 
Desde  el  pesar  al  placer. 
Envidiare  desde  aquí. 
De  mis  vecinas  casadas, 
No  estar  mejor  empleadas, 
Pues  yo  tan  dichosa  fui ; 
Sino  el  mirar  ¡ay  de  mi ! 
Que  tan  venturosas  son 
£n  esta  mesma  ocasión 
De  mis  ausentes  sentidos , 
Que  han  llegado  sus  maridos, 

Y  que  no  llega  mi  Antón. 

BARTOLA.  {Canta  dentro.) 
Estábase  ¡a  aldeana 
A  la  puerta  de  su  aldea^ 
Viendo  venir  por  la  tarde 
Los  zagales  de  las  eras, 

PASCUALA. 

Bartola  es  esta  que  canta, 

Y  parece  que  la  letra 
Que  con  mi  tristeza  dice; 
Éscuchalla  quiero  atenta. 

BARTOLA.  {Canta  dentro.) 
Cargados  los  altos  carros 
De  espigas  doradas  llevan , 
Yásus  rústicos  cantares 
Van  ayudando  las  ruedas. 
El  zagal  de  Inés  venia , 
El  de  Casilda  y  Lorenza. 
Como  son  vecinas  suyas. 
Crece  su  envidia  y  su  pena. 

PASCUALA. 

Con  lágrimas  ha  de  ser 
La  creciente.  ¡Qué  discreta 

Y  qué  enamorada  copla 

Y  suspensión  de  mi  ausencia ! 

BARTOLA.  {Canta  dentro.) 
En  esta  imaginación 
Salieron  luna  y  estrellas 
A  ver  tan  lejos  del  alba 
La  suya  llorando  perlas. 
Cuando  vio  que  ya  tardan 
La  campana  de  la  queda 
A  recoger  los  zagales , 
Dijo ,  mirando  á  la  puerta : 
•  Toca  la  queda,  mi  amor  no  viene; 
Algo  tiene  en  el  campo  que  le  detiene. 

PASCUALA. 

No  cantes.  Bartola, 
Mas,  si  te  parece , 
Necias  profecias 
De  mi  amor  ausente. 
Deja,  si  es  posible. 
Si  no  es  que  es  adrede. 
De  darme  pesares. 
Dándome  placeres. 
Los  primeros  versos 
Que  cantaste  alegre 
Para  divertirte, 

Y  á  mi  me  entretienen , 
A  las  ansias  mias 

Tan  medidos  vienen. 
Que  se  vistió  el  alma 
De  ellos  dulcemente; 
Mas  cuando  llegasles 
Por  ofensa  hacerme 
A  mezclar  en  ellos 
Sospechas  crueles , 
Que  una  alma  adivina, 
Que  un  pecho  padece. 
Que  una  jiusenle  llora, 
Que  una  lirme  tiene. 
Toda  la  lisonja 
Que  me  hiciste  pierdes ; 
Que  son  con  pensiones 


Tiranas  mercedes. 
Masjay!  que  sin  duda 
Puede  ser  que  fuesen 
Avisos  que  al  alma 
De  mi  ausente  vienen ; 
Que  cuando  al  aldea 
Todos  los  ausentes 
Zagales  casados 
De  las  eras  vuelven, 

Y  él  solóse  tarda, 

Y  ocasiona,  ausente, 
Que  al  salir  la  luna 
La  suya  le  espere, 
Algo  tiene  en  el  campo 
Que  le  detiene. 

BARTOU. 

TÚ  vives ,  Pasciula, 
Presurosamente; 
Querer  tan  aprisa, 
A  olvidar  me  huele. 
Vete  mas  despacio ; 
Que  luz  que  da  siempre 
Tantas  llamaradas. 
Apagar  se  quiere. 
Tannbien  Mengo  es  hombre, 

Y  también  no  viene ; 
En  mis  conGanzas 
Tus  prisas  se  enseñen. 
Bueno  es  que  te  mates 
Por  cosas  que  tienen 
Remedio  tan  fácil. 
Como  el  de  que  esperes. 
Vive  mas  al  uso , 

Ten  frema,  y  entiende 
Que  somos  mentiras 
Hombres  y  mujeres. 

PASCUALA. 

¡Ay  Bartola!  aparta. 
Deja  que  me  queje ; 
Que  amor  que  no  es  firme. 
Ni  cela  ni  siente. 
Aunque  Antón  me  olvide. 
Pretendo  querelle. 
Con  estos  extremos. 
Desde  aquí  á  la  muerte. 
No  juzgues  por  una 
Todas  las  mujeres. 
Pues  ves  que  yo  adoro , 
Como  Id  aborreces. 
Déjame  que  tema , 
Déjame  que  piense. 
Pues  Mengo  no  asoma 

Y  Antón  no  parece; 

Que  algo  tiene  en  el  campo 
Que  le  detiene. 

Salen  EL  PRÍNCIPE  t  EL  MAES1 
DON  GUTIERRE  T  GUZMAN 

PRfXCIPE. 

Maestre,  llegad  á  hablarla , 

Y  decidla  que  me  tiene 

Tan  sin  mí ,  que  me  ba  obligado 
A  que  venga  de  esta  suerte 
A  ver  sus  hermosos  ojos ; 
Decid  que  amor  no  consiente 
En  las  esperanzas  largas. 

MABSTRI. 

¡Notable  lance! 

raüfCiM. 
Maestre, 
Mirad  que  adoro  á  Pascuala. 

■AISTU. 

Yo  voy;  vuestra  alteu  deje 
Su  pretensión  á  mi  cargo. 


¡Pascuala! 


Sale  mnco. 

miifio. 


PAfGCALA.     * 

¡Meogo! 

■KRGO. 

Ya  Viene 
ue  se  ha  detenido 
er  unos  bueyes 
yesita  aunas  cabras, 
Q  rebosando  leche. 

PASCUALA. 

>idíeras  albricias?  ' 

MERGO. 

tú ,  si  quisieres. 

PASCUALA. 

on  te  prometo 

an  Miguel  que  viene , 

.'  tenga  mejor 

■KNGO. 

cielo  prospere , 
hermosa,  tu  dicha. 
[«apE.  (Ap,  al  Maestre.) 
el  marido  es  ese. 
5TBE.  {Ap.  al  Principe.) 
3  Mengo,  el  hermano. 

MENGO. 
BARTOLA. 

i  Qué  es  lo  que  quieres? 

MEi^tGO. 

:enar ,  Bartola ; 
y  para  comerme 
ollas  de  Egipto, 

BARTOLA. 

Con  hambre  vienes. 

PBÍ?(C1PE. 

s ,  Maestre ,  á  mas. 

MAESTRE. 

^ñor.  Dilataba , 
Antón  no  viniese , 

PRÍJÍCIPE. 

Llega ;  que  estoy , 
nante ,  impaciente. 

MAESTRE. 

'.MA.v.  (Ap.  al  Maestre.) 
)ué  dices,  Señor? 
TBE.  (Ap,  á  Guzman.) 
sin  seso  de  verme 
:on  este  estorbo. 

PASCUALA. 

li  Antón  es  este.  — 
>razos,  Anión.   (Abrázale.) 
,  cielos  I  ¿Quién  eres? 

MAESTRE. 

e,  con  este  traje, 
orarte  y  á  verte ;     . 
soy. 

PASCUALA. 

Desvia. 

MAESTRE. 

o;  tus  desdenes 
en  los  abriles 
eranzas  verdes. 

BARTOLA. 

Aolon !  Pascuala. 

PASCUALA. 

jy! 

BARTOLA. 

No  te  alteres ; 
jeres  se  culpan 


LA  LUNA  DB  LA  SIERRA. 

■AB8TBI. 

En  buce  fuerte 
Llegó  Antón ;  yo  me  retiro. 

Sale  ANTÓN,  vale  á  abrazar  Paicuala^ 
y  detiénela. 

PASCUALA. 

i  Antón! 

Airroif. 
pascuala ,  detente. 
PRínciPE.  (Ap.  á  don  Gutierre.) 
Gutierre,  el  marido  vino. 

PASCUALA. 

¿  No  me  abrazas? 

AlfTOIl. 

¿Qué  hombre  es  este 
Que  estaba  contigo  hablando? 

PASCUALA. 

Un  labrador  solamente, 
A  quien  por  ti  preguntaba ; 
Que  también  dice  que  viene 
De  las  eras,  y  pensando 
Que  eras  tú.  Antón,  neciamente 
Los  brazos  le  daba.  Tanto 
Los  deseos  desvanecen 
A  los  amantes  y  engañan , 
Cuando  firmemente  quieren. 

AHTOll. 

¡Labrador! 

PASCUALA. 

Pues  i  no  le  ves?— 
¡  Labrador,  Antón ! 

AIITON. 

No  huele 
Este  á  labrador.  (Ap.  Sospechas 
Villanas ,  guerras  aleves 
De  las  paces  del  amor , 
No  me  rompáis  las  alegres 
Que  goza  el  alma ;  que  soy 
Marido.) 

PASCUAU. 

i  Qué  te  suspende? 

AlfTON. 

Vamos,  Pascuala ,  de  aqui. 

PASCUALA. 

Vamos. 

ANTÓN.  (Ap.) 

Sombras  del  oriente 
De  mi  honor  y  confianza ; 
No  me  espantéis  locamente; 
Que  amor  y  honra  tengo  yo, 
Y  cada  cual  por  si  puede 
Hacer  eretos  mutables 
Kn  quien  menos  alma  tiene.      (Vase.) 

PASCUALA. 

Sin  mí  voy;  mal  haya ,  amén. 

La  venida  del  Maestre.  (Vase.) 

prIkcipb. 
En  mala  ocasión  llegó 
El  Antón. 

MAESTRI. 

^  ¿Qué  le  parece 
A  vuestra  alteza  que  hagamos? 

PRÍNCIPE. 

Que.  pues  los  músicos  vienen , 
La  llamemos,  como  al  sol, 
A  las  dichosas  paredes 
Que  soh  oriente  del  suyo; 
Porque  quiero  dé  eáta  suerte , 
Antes  de  irme,  enamoralla. 

MAESTRE.  * 

Bien  dices. 

PRÍNCÉPE. 

Vamos»  Maestre. 
(Vanee,) 


187 
Salen  ANTÓN  t  PASCUALA ,  en  cata, 

PASCUALA. 

Mi  bien ,  mi  esposo ,  mi  Anteo» 
Vos,  que  mi  amor  conocéis , 
Mis  pensamientos  sabéis » 
Pues  tenéis  mi  corazón ; 
Preguntalde  en  oeasion 
Que  podáis  estar  sin  mi » 
Si  es  posible,  amando  así , 
Si  no  sois  vos,  Antón  roio. 
Mas  dueño  de  mi  albedrio 
Que  yo,  que  con  él  nad. 
Desde  que  tuve  experiencias 
De  amaros,  bien  sabe  Dios 
Que  no  he  quitado  de  vos 
Ni  sentidos  ni  potencias; 
Que,  en  presencias  y  en  ausencias, 
Os  quiero  tan  igualmente , 

?ue  cuando  estáis  de  mi  ausente,  . . 
anto  en  vos  estoy  sin  mi , 
Que  estéis  mas  presente  aqaí 
Que  si  estuvierais  presente. 
Parece  que  dijo  el  cielo. 
Cuando  al  darme  se  sefiala , 
Sea  para  Antón  Pascuala 
En  teniendo  mortal  velo ; 
Que  antes  que  viniese  al  saelo, 
l*ara  vos  me  formó  Dios» 
Poniendo  nn  alma  en  los  dos. 
Con  tanto  amor,  tanta  fe, 
Que  solamente  podré 
Querer  á  Dios  masque  ¿  vos. 

ANTOII. 

Pascqala ,  ¿con  qué  ocasión 

De  satisfacciones  tantas 

Hoy  conmigo  te  has  valido 

Masque  otras  veces,  Pascuala? 

¿  He  m  enester  yo  de  ti 

Que  con  tantas  muestras  y  ansias , 

Con  desconfianzas  tuya), 

Pascuala ,  me  satisfogas? 

He  menester  que  de  nuevo 

Las  obras  de  tus  palabras 

Lo  (|ne  te  debo  me  enselien, 

V  digan  lo  qne  me  pagaa? 
¿No  sé  yo  qnién  eres  tu 

V  de  la  suerte  que  tratas , ' 
En  mi  presencia  y  ausencia. 
La  vida  de  Antón  y  el  alma , 

V  que  es  tu  amor  el  mayor 
Que,  después  que  tiene  aljabas, 
Arco,  flecha,  venda  y  plumas , 
Ha  visto  el  nieto  delsgoa? 
Por  vida  tuya  y  por  vida 
De  tu  beldad  soberana. 
Que  me  tienes  ofendido 
De  verte  desconfiada. 
Yo  he  estado  necio  contigo; 
El  cuidado  de  la  parva 
Tan  divertido  tne  tiene , 
Hasta  qiie  se  encierre  en  casa 
Todo  a^uel  trigo,  que  estoy 
Sin  mi,  y  contigo,  Pascuala, 
Usando  mil  groserlaa. 
Dame  esos  brazos,  y  guarda 
Esas  lágrimas  hermosaa 
Para  que  las  beba  el  alba.  ' 
Cenemos,  por  vida  tuya; 
Que  Bartola  y  Mengo  tratan 
De  dormir,  v  no  éí  razón 
Que  les  envidiemos  nada. 

PASCUALA. 

Todo  está ,  Ánton ,  prevenido; 
Siéntate,  Antón  de  mi  alma , 
En  esta  silla ,  entre  tanto 
Que  te  pone  tn  Piacn^lt 
La  mesa,  qoe  i  fe  qoepoede 
La  nieve  menos  pisada 
Excusar  la  compVlioda 
Con  los  miníeles;  al  arar 


_j 


i88 

Vienen  oliendo,  por  fida 
Taya ;  que  en  la  ropa  blanca 
Arrojé  un  mayo  de  rosas 
La  primavera  pasada. 
Huele,  buele. 

ANTOJI. 

A  ti  me  huelen ; 
Que  de  tu  boca  retratan , 
Para  el  campo  y  para  el  día , 
Olor  el  abril  y  el  ámbar. 
De  tí  aprendieron  las  rosas 
A  competir  con  él  nácar. 

PASCUALA. 

Este  es  el  pan  y  el  cuchillo 

Y  el  salero... 

ANTÓN. 

Saca , saca 
La  olla. 

PASCUALA. 

Ya  voy  por  ella ; 
Que  á  fe  que  está  sazonada 
Undamenle ;  que  la  eché, 
Con  la  salpresa  de  vaca , 
Un  ganso  y  una  paloma 

Y  una  lonja  jaspeada 
Dft  tocino  de  la  sierra , 
Que  puede  comerla  el  Papa. 
:  Oh ,  cómo  saltan ,  Antón , 
Los  garbanzos ! 

Airroü. 
No  se  iguala 
Con  esta  dicha  otra  alguna. 

PASCUALA. 

Mientras  que  con  la  cuchara 
Gobierno  las  escudillas , 
Corta  pan. 

A5T0PI. 

.  ¿Qué  rey  alcanza 
Esta  quietud,  esta  paz, 
Para  el  cuerpo  v  para  el  alma? 
O  no  hay  verdad  en  la  tierra  , 
O  sola  es  verdad  Pascuala. 

{Comienza  Antón  á  cortar  pan ,  y  PaS' 
cuala  d  sacar  1n  olla ,  y  cantan  den- 
tro,  y  impéndete  Antón  d  medio 
cortar.) 

Miisicos. 

La  Luna  de  ia  Sierra 

Linda  et  y  morena. 

PASCUAU. 

ifCo  cortas  el  pan ,  Antón? 
Mira  que  tengo  sacada 
La  olla,  y  voy  á  sentarme 
Contigo  á  cenar. 

ANTÓN. 

¿Qué  cantan, 
Pascuala,  en  la  calle? 

PASCUALA. 

Apenas 
Les  entendí  una  palabra. 
Zagales  deben  de  ser, 
Que  tomando  el  fresco  se  andan 
Por  el  lugar. 

ANTÓN. 

Imagino 
Que  á  cantar  vuelven.  Aguarda. 

Müsicos.  (Cantan,) 

La  Luna  de  la  Sierra 
Linda  et  y  morena, 

ANTÓN. 

A  ti,  Pascuala,  párete 
La  canción. 

PASCUALA. 

A  las  zagalas 
Del  lugar  siempre  les  hacen 
Coplas  los  mozos  que  cantan , 
Y  ya  tabes  que  ninguna , 


LUIS  VELEZ  DB  GUEVARA. 

Antón,  de  aquesto  se  escapa.— 
Cena,  cena. 

ANTÓN. 

Bien  podrían 
Perdonar  á  las  casadas : 
Que  ya  sé  que  á  las  doncellas 
Les  hacen  versos  y  enraman 
Las  puertas. 

PASCUALA. 

Tienes  razón , 

Y  ellos  mas,  si  lo  excusaran ; 
Mas  la  libertad  soltera 
incurre  en  mayores  fallas. 
Cena  y  déjalos;  que  ya 

Han  pasado.  ¡Malas  pascuas 

Y  mal  San  Juan  les  dé  Dios ! 

ANTÓN. 

Amén,  amén. 

PASCUALA. 

A  Dios  gracias , 
Que  con  tu  cara  no  puede 
Competir  el  sol. 

ANTÓN. 

Pascuala, 
Cenemos. 

(Vuelven  acontar.) 

PASCUALA.  [Ap.) 
Mal  haya,  amén. 
El  Maestre ;  á  Calalrava 
Muerto  esta  noche  le  lleven 
Antes  que  amanezca  el  alba. 

MÚSICOS. 

Luna ,  que  relucet. 

Toda  la  noche  me  alumbret. 

ANTÓN. 

¡Olraluna!  Vive  Dios, 
Que  tanta  luna  me  cansa. 

PASCUALA. 

Cena ,  Antón ,  por  vida  tuya. 

ANTÓN. 

No  quiero  cenar,  Pascuala. 

PASCUALA. 

;  He  de  pagar,  Antón ,  yo 
El  enfado  que  te  causan 
Esos  villanos? 

ANTÓN. 

No  sé. 
Pascuala ,  de  cenar  trata ; 
Que  yo  cenaré  después. 

PASCUALA. 

Yo  he  nacido  desdichada. 

ANTÓN. 

Esos  no  son  labradores. 
No  son  guitarras  serranas 
Estas ,  ni  aldeanos  versos 
Aquellos;  sombras  me  espantan 
Aqui. 

PASCUALA. 

¡  Loca  estoy !  ¿  Qué  haré  ? 
¿Llamaré  á  Mengo? 

ANTÓN. 

No;  basta 
El  desvelo  del  honor, 
Que  mas  adelante  pasa. 
¡  Oh  pese  á  mi !  ¡Tanta  luna 
Sobre  mi  bonra!  ¡Mal  haya 
El  hombre  que  con  mujer   . 
be  nombre  lamoso  casa. 

PASCUALA. 

Antón ,  vuelve  en  tí ;  pues  eres 
Cuerdo ,  repórtate,  aguarda ; 
QuéTya  que  tienes  de  mi 
Satisfacciones  tan  altas , 
No  es  justo,  Antón ,  te  moleste 
Lo  que  por  la  calle  pasa. 

ANTÓN. 

Dices  bien ,  tienes  razón. 


Loco  de  cólera  esnbt 
De  ver  que,  sabiendo  todos 
Los  brios  que  tengo ,  no  hayan 
Mas ,  Pascuala ,  esos  mancebos 
Respetado  nuestra  casa. 
Novedad  me  ha  parecido; 
Mas  la  mocedad  gallarda 
Les  disculpa. 

PASCUALA. 

A  cenar  vuelve. 

ANTÓN. 

Norabuena. 

PASCUA  u. 
Y  noramala 
Para  quien ,  contra  mi  gasto. 
Los  gustos  me  sobresalta. 
{Ap,  Prudente  y  cuerdo  anda  AntOD.) 

ANTÓN. 

No  comes,  Pascuala ,  nada , 
Y  está  como  de  tu  mano 
La  olla. 

PASCUALA. 

Todo  te  baga 
Muy  buen  provecho ;  que  á  mi 
Me  sustenta... 
(Dan  con  unapiedra  en  la  ventana.) 

ANTOH. 

¿  Fué  pedrada? 

PASCUALA. 

No  sé,  Antón ;  mas  me  parece 
Antojo. 

AirroN. 

Antojo ,  Pascuala , 
Debió  de  ser.  Yo  no  ceno 
Mas ;  perdóname  y  levanta 
La  mesa  en  cenando  lá. 

PASCUALA.  (Ap.) 

Toda  esta  noche  es  borrasca. 
Cielos,  ¿en  qué  os  ofendí. 
Que  desu  suerte  me  agravia 
Vuestro  rigor? 

ANTÓN,  (^p.) 

Piedras  tiran , 
Antón,  los  que  os  amenazan 
En  el  honor ;  si  es  de  vidrio. 
Haceros  gran  daño  aguardan. 
¡  Que  estos  daños  me  sucedan 
Por  Pascuala !  Mas  Pascuala 
Me  tiene  amor,  y  aunque  tiene 
Tan  poca  edad ,  tiene  caoU 
En  la  cordura;  mases 
Hermosa  y  solicitada 
De  alf^un  señor  de  la  corte* 
Que  trajo,  por  mi  desgracia. 
La  Católica  Isabel 
A  Adamuz ;  que  siempre  pasa 
Por  aqui  desde  Castilla ; 
Puede  ser.  Sospechas,  basta ; 
Que  me  matáis. 

PASCOALA. 

Antón  mío, 
¿Qué  suerte  ha  sido,  contraria, 
La  que  nuestras paees  rompe. 
La  que  nuestros  gaslot  agú? 

AUTOR. 

Pascuala ,  yo  estoy  sin  él ; 
Déjame  agora. 

PASCOALA. 

¡Qnéezinlai 

Desdichas ! 

Airfbif. 

Esto  |ia  do  aer. 

PASCOALA. 

¿Dónde  vas,  Anioof 
Airroii* 

Pasetala, 
Laego  doy  la  vnelii. 


Muchame. 

ANTÓN. 

bre  que  con  mujer 

:ba  hernotura  «u !      (Vu 

PUG1UUI. 

ent»  de  Mengo 


.bel  se  eDCODlrano! 
Sale  BARTOLA. 
[Pucoalat 

PASGDilL*. 

Bartola, 
bajT 

A  HeDEO  de  la  cam 
^ADtoD.TieesU 
ido;  noaéiacaasa. 

bas  sido. 


iVo? 

MSCDiLA. 

TÚ,  siendo 
ilisdemiscoBadas. 

de  Tas? 

PAUoau. 
Si  me  sigaieret 
■enosakTes  plañías, 
;elTal<vqueeDCierran 


(COW.) 

I  EL  PRINCIPE,  EL  MAESTRE, 
•]  GUZHAN,  <C» 

■tísicos, 
ya>d«,3^  GIL  DEL 

lBANO 

■cucos.  (Canfoft.) 
K  tlinre»  dtjitnla  i  Ouma 
nemí  el  M.  tatiime  ¡a  Luna. 

i  te  me  ha  puesto  el  lol , 
lúa  que  esperaba 
|Diere  sat ir  tampoco. 

SON  GDTIBaU. 


tk  loua  de  la  sierra. 

Lapoitnnieinfa]».     . 

■úneos.  {Cantan.) 

En  IM  glivaret  de  jtaUo  á  Otuna ,  etc. 

ralKCiM. 


SerJi  Antón ,  de  camarada 
Mengo ; 
laampa 

Salen  ANTÓN,  eabetade,  eeneapan 
eipa4a,i  MENGO,  armado  i  ¡egra- 
eÍMO. 

ralNCin. 
Salí,  Alcalde, 
Y  deipdadlos. 

GIL. 

iQn¿  manda 
Sn  altetaT  Que  no  he  Mtendido, 
Con  todas  mil  alcaldadas, 
Este  modo  de  her  Justicia. 

BAMnc. 
Despejar  ei  hacer  plaia , 
Que  es  echar  i  Antoa  de  aqni. 

GIL. 

Habrara  para  mañana. 
Allí  Tó,  como  un  hereje. 
¡Miren  de  qoA  tuerte  habrán 
Los  principes!  Finco  i  Dios, 
Queson  gente  eudimoDada. 

Pienso  que  1  guardar  me  llcTai 
Un  molimiento. 

Si  guardu 
El  de  mi  hooor,  Mengo,  no  ea 
El  de  menos  Imporiancfa. 

■■NGO. 

iQué  orden  me  das! 

La  que  Tieres 
EjecnUr  i  mi  espada. 

■■neo. 
:  Sabes  til  que  tengo  yo 
Pe^eao  para  estas  daniaiT 

airrOM. 
A  pocos,  oyendo  el  ton 


SaUn  PASCUALA  t  BARTOLA,  em- 
lictadu,eM  tmireni,  ofafei- 
pad». 

rnlxctPR. 

Otros  dos  vlenea  de  guarda. 


De  los  aceros,  les  falu. 

■INOO. 

Vo  lojí  Antón,  ano  de  ellrá. 

IHriHt. 

Esta  es  gente  cortesana... 
j  Vite  Dios  ™" 

Verdades,  y  no  fantaamu. 

Un  hombre  eomo  Doá  torre,  . 
Del  na  lado,  j  i,  esU  banda 
Oirosdositresúetanto, 
Que  Tienen  eos  buena  grtcla 
Remedsndo  la  jnsUctt. 
amm. 
1  Es  el  Alcalde  t. 

i  No  baita 
Lo  que  he  didiopañ  letlo^ 
VTer  dos  palmos  de  nra    . 
AlcololaooolalBÚT' 


Serín  amigos  de  Antou. 


unoR. 
¿Vos  venís 
Alcalde, i 
Desacredil 
Vive  DioB,qDe  A  voi  ;  •  eiios... 

«IL. 

No  hsT  qoe  repllar  palabra  ¡ 
Despiojar  a*  lo  qae  finpMta. 


Hoime,?íf/'3  «ea 

La  espada ,  uicer  martiUlia , 
tda. 

Boen  bmnar  gastas 
Para  mi ,  que ,  annqne  etté  Mengo 
Sin  tripas  j  tin  eniraias, 

Her  DO  tengo  cosa  alguna. 

Antes  que  de  aqui  nM  parta 
He  de  conocer,  Alcalde , 
gente  que  os  aemnpsBa. 

«L. 

-.  peoiaia  ber  resltteneia. 
Os  saldrl.  Anión,  i  la  cara; 
Que  ha;  mas  de  ¡O  i)ue  pensáis    - 


Tesé,  DO  saqueb  la  espada. 

aNTofl. 
Mengo,  ahora  es  Ueopo.* 


Nolabre  deicracia  ha  il 


lo  han  de  volirer  lis  espaldas. 

PASCIULA, 

Eauet 

Panul 

aKTon. . 
vi>q  ittat,  que  ttodoi  jautos 


.^ia^ÉI 


190 

ANTÓN. 

Parece  qae  esas  palabras 
Han  puesto  respeto  en  mí. 

GID. 

El  Piincipc  es.  ¡  Noramala 
Para  vos  y  para  Mengo !     . 

ARTO.'í. 

Señor,  ¿vuestra  al teía  estaba 
En  este  rústico  traje? 
¿  Una  deidad  soberana 
Ilumanais  con  esa  jerga? 

PRfXClPE. 

Desaciertos  de  la  caza 
Me  derrotaron ,  Antón, 
Con  Fernán  Gómez  de  Lara, 
El  Maestre,  á  vuestra  aldea, 

Y  en  este  traje  gustaba 
Rondar  y  tomar  el  fresco. 
Esta  noche  en  vuestra  casa 
He  de  pasarla,  y  después 
Volver  á  Adamuz  al  alba. 

AMON. 

Seuor,  mi  casa  es  estrecha 
Para  grandeza  tan  alta  ; 
La  del  Alcalde  y  el  Cura 

Y  escribano  son  mas  anchas. 
Sí  no  excede  mis  deseos. 
Vuestra  alteza  podrá  bonrallas ; 
Que  la  mía  es  corta  esfera 

A  luces  tan  soberanas. 

PRÍNCIPE. 

El  cielo,  Antón,  de  tu  Luna 
Ser  no  puede  esfera  escasa 
Ni  aun  para  el  sol. 

A.^TON. 

Vos  lo  sois 
Del  cielo  hermoso  de  España. 
(Ap.  ¡Maldiga  el  cielo  esta  Luna, 
Su  hermosura  y  mi  desgracia !) 

PRÍNCIPE. 

Entrad. 

ANTÓN.  {Ap.) 

¿  Qué  es  aquesto ,  cielos? 

MAESTRE.  {Ap.  á  Guztnan,) 

Guzman ,  el  Príncipe  trata 
De  darme  muerte. 

PASCUALA. 

i Ay  Bartola! 
Mas  desdichas  me  amenazan. 

PRÍNCIPE. 

Vamos. 

GIL. 

El  Príncipe  quiere 
También  cebarse  en  Pascuala, 
i  De  buena  me  escapó  Dios! 

MENGO. 

Mucho  me  huele  mi  hermana 
A  principesa  de  alquimia , 
Que  después  nos  saldrá  falsa. 

DARTOLA. 

También  puede  ser  que  sea 
Maestra  de  Calatrava. 

MENGO. 

Guarde  Dios  mi  pertinencia. 

ANTÓN. 

Loco  voy.  ¡Cielos,  mal  haya 
El  hombre  que  con  mujer 
De  mucha  hermosura  casa ! 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

JORNADA  TERCERA. 


Salen  EL  PRÍNCIPE  DON  JUAN,  de 
camino;  EL  MAESTRE,  DON  GU- 
TIERRE, GUZMAN,  ANTÓN  i  PAS- 
CUALA. 


PRÍNCIPE. 

¿Pascuala? 

PASCUALA. 

¿  Señor  ? 

ANTÓN.  {Ap,) 

Si  ya 
Acabase  de  irse ,  cielos , 
Tanta  ocasión  de  mis  celos... 

PASCUALA.  {Ap.) 

Antón  en  brasas  está. 

PRÍNCIPE. 

Pues  hasta  salir  el  sol, 

Y  la  \trelia  del  lugar, 
No  hemos  podido  gozar 
De  vuestro  hermoso  arrebol. 
Pues  como  si  hubierais  sido 
De  otro  homisrerio  hacéis, 

Y  siendo  Luna,  os  habéis 
Toda  la  noche  escondido; 
Siquiera  á  la  despedida 
Üe  tan  ingrato  hospedaje , 
Par.)  darnos  buen  viaje. 
Rayos  á  abril ,  cíelo  y  vida. 
Alzad ,  Pascuala,  los  ojos. 

PASCUALA. 

Mejor,  Señor,  van  así; 
Que,  como  no  están  en  mí. 
Sino  en  Antón  ,  por  despojos 
Los  tengo  en  los  pies  de  An^pn ; 

Y  este  es  lodo  mi  interés. 
Que  son  mis  ojos  sus  pies, 

Y  sus  pies  mis  ojos  son ; 
Porque ,  pa^ra  no  ser  míos 
Ni  suyos  en  dulces  calmas, 
Antón  y  yo  con  las  almas 
Trocamos  los  albedríos , 
Porque  el  amor  nos  iguala 
Con  una  misma  atención ; 
Que  los  míos  son  de  Antón , 

Y  los  de  Antón ,  de  Pascuala; 

Y  así,  en  lo  que  me  mandáis 
No  es  posible  obedeceros. 
Si  es  fuerza  que  para  veros 
A  Antón  mis  ojos  pidáis. 

PRÍNCIPE. 

¡Qué  notable  villaneju ! 

MAESTRE. 

Con  su  belleza  también 
De  un  parto  nació  el  desden. 

DON  GUTIERRE. 

Un  momento  no  la  deja 
Del  lado  el  patán. 

PRÍNCIPE. 

No  be  visto 
Villano  mas  malicioso. 

MAESTRE. 

Por  eso  mismo  es  celoso. 

PRÍNCIPE. 

Gutierre,  un  mármol  conquisto, 

Su  dureza  podrá  usar 

Un  yunque.  Luego,  el  villano 

Siempre  al  lado ,  ha  sido  en  vano 

Poder  á  Pascuala  hablar, 

Y  ha  de  ser. 

DON  GUTIERRE. 

Decid... 

MAE8TRI. 

Llamallo, 


AuDoue  esté  mas  adrertido, 
Llevándole  enlretem'do 
Hasta  ponerse  á  caballo ; 
Que  entre  tanto  yo  podré 
Hablar  á  Pascuala. 

PRÍ.XC1PE. 

A  lodo 
Por  Pascuala  me  acomodo; 
¿Cuándo  vencida  veré 
Mi  amorosa  pretensión? 

MAESTRE. 

Presto,  si  puedo.— Ya  es  Urde ; 
Pascuala,  adiós. 

PASCUALA. 

¡  Dios  08  guarde. 

PRÍNCIPE. 

Quedaos  vos  conmigo,  Antón. 

ANTÓN. 

¿Señor? 

PRÍNCIPE. 

Decid... 

ANTÓN. 

¿Qué  mandáis? 

PRINCIPE. 

Pasa  adelante. 

ANTÓN. 

Ya  voy. 
Aunque  con  el  alma  estoy 
En  Pascuala. 

PRÍNCIPE. 

Pues  písala 
Estos  montes  cada  dia , 
¿  Dónde  hay  mas  cazat 

ANTÓN. 

Señor, 
Si  buscáis  caza  mayor 
De  la  que  esta  tierra  cria, 
No  podéis  matarla  aquí , 
Porque  no  aguarda  el  ojeo 
Jamas  de  ningún  deseo: 
Aunque  allá  en  los  bosaoet,  si, 
De  la  corle,  porque  están 
Mas  fáciles  á  la  roano. 

PRÍNCIPE.  (Ap.) 

¡  Qué  entendido  es  él  fillano! 

MAESTRE.  {Ap.) 

i  Qué  malidoso  patán! 

PRÍNCIPE. 

Adiós ,  Pascuala. 

ANTÓN.  (Ap.) 

¿Otra  fes? 

PASCUALA. 

A  la  Reina,  mi  señora, 
Beso  los  pies. 

PRÍNaPE. 

En  bueohon. 
{Ap,  No  vi  mas  dulce  esquives.) 

ANTÓN. 

Mirad  que  es  may  tarde  ya, 
Y  podra  el  sol  ofeoderos. 

Mas  me  abrasan  los  lacerof 
Que  se  me  ponen. 

Sale  el  alcalde  GIL  DEL  RÁBAHO. 


en. 

Ya  está 

El  camino  despiojando, 
Y  que  entra  el  sol  MlTefUiL 

HliRCtni. 

Vamos,  Alcalde.— Venid, 
Antón,  que  voy  nrocvando 
El  Informarme  oe  tos, 
Como  platico  eft  la  Uem. 


caza  que  encierra.— 

i? 

AWTON.  (Ap.) 

¿Olravez? 

PRÍNCIPE. 

Adiós. 

PASCUALA. 

^ios  con  bien. 

GIL.  {Ap.) 

Yo  digo 
incipe  es  liúdo  gallo. 

PRÍNCIPE. 

[lerme  á  caballo 
ue  veogais  conmigo. 

ANTÓN. 

f  sirviendo. 

PRÍNCIPE. 

Y  yo  voy 

GIL. 

*raza. 

odo8,  menos  Pascuala  y 
Maestre.) 

PASCUALA. 

Ya  se  han  ido, 
á  Dios. 

MAESTRE.   {Ap.) 

Sin  sentido 
I  Principe  estoy, 
lala  enamorado ; 
done  el  respeto, 
ir  es  ciego. 

PASCUALA. 

¿A  quéefelo 
ire  se  ba  quedado? 

MAESTRE. 

ríe  y  persuadirte 
ne  debes,  Pascuala; 
or  ninguno  iguala, 
eres  roca  ni  sirte , 
ijer,  y  á  tus  pies 
in  hombre  rendido, 

0  alarbe  ha  vencido, 
a  á  mi  amor  no  estés; 
ipe  es  niño,  al  íin, 
ntido  pretende 

)res,  que  no  entiende 
r  el  principio  y  íin  ; 
>1  alma  te  adoro, 
darte,  Pascuala, 
á  tu  beldad  no  iguala, 
poco,  un  monte  de  oro ; 
te  á  Calairava, 
e  verás  servida 

1  Reina,  por  vida 
ios  soles;  aljaba 
lechas  de  los  cielos 
;  rayos  de  amor, 

un  rudo  labrador, 
^stá  matando  á  celos , 
maestre. 

PASCUALA. 

Maestre, 
imoparami 
labrador,  que  á  tí 
íce  tan  silvestre; 
imo  aquel  sayal 
bre  como  corteza 
ella  rustiqueza 
a  á  ninguna  igual , 
ole  satisfecho 
ae  amor  que  en  mí  alaba, 
cruz  de  Calatrava 
está  abrasando  el  pecho. 
Vnton  me  parece 
monter.a  y  el  sayo 
•ado,  que  el  mayo 
)  galán  amanece 


el 


LA  LUNA  DE  LA  SIERRA. 

A  los  campos  andaluces; 
Mas  el  disanto  me  agrada 
Su  polaina  pespunteada. 
Mas  salir  enlre  desluces 
Al  campo  con  su  gabán 

Y  la  espada  me  enamora, 
Que  lo  puede  estar  la  aurora 
Viendo  al  sol  menos  galán ; 
Mejor  me  suena  al  oído 
Su  voz,  viéndole  llegar 
A  Antón  del  campo  ai  lugar, 
Oliendo  á  trébol  florido, 
A  lentisco  y  á  romero. 

Que  la  música  mejor, 
Ni  del  ámbar  el  olor 
Cortesano  y  lisonjero ; 

Y  aunque  tan  tonto  y  silvestre 
Antón  te  parezca  á  ti , 

Es  mayo,  es  sol  para  mi, 
Príncipe,  rey  y  maestre; 
Su  amor,  sus  celos  adoro. 
Que  es  de  mis  ojos  Narciso 
Mi  Antón  ,  y  en  esto  que  piso 
No  estimo  tus  montes  de  oro. 
Bien  puede  en  esta  ocasión 
Tu  lema  desengañarte; 
Que  no  volviera  á  mirarte 
Si  le  volvieras  Antón. 

MAESTRE. 

Eres  rústica  en  efeto. 

PASCUALA. 

Quiero  bien. 

MAESTRE. 

Eliges  mal. 

PASCUALA. 

Antón,  Maestre,  es  mi  igual. 

MAESTRE. 

A  tus  desdenes  sujeto, 
üii  disparate  he  de  hacer, 
Porqut  estoy  loco. 

PASCUALA. 

Arre  allá ; 
No  os  lleguéis  tanto,  y  mira 
Que,  agraviada,  soy  mujer, 
Y  aunque  me  veis  con  tan  poca 
Edad ,  sabré  hacer  con  vos, 
Maestre,  que... 

MAESTRE. 

¡  Vive  Dios , 
Que  en  el  ámbar  de  tu  boca 
Mis  labios  he  de  sellarte ! 

PASCUALA. 

Ya  veréis  cuál  es  mas  fuerte. 

MAESTRE. 

¿De  qué  modo? 

PASCUALA. 

Desta  suerte; 
Que  soy  Luna,  si  eres  Marte. 

(Sácale  la  espada. 

Sale  ANTÓN. 


ANTON^ 

Maestre,  el  Príncipe...;  mas 
¿Qué  es  esto? 

MAESTRE. 

Son  bizarrías 
De  Pascuala. 

ANTÓN. 

Y  dichas  mías, 
Que  no  he  de  olvidar  jamás; 
Que  hallar  con  espada  asi 
A  Pascuala,  me  señala 
Que  está  volviendo  Pascuala 
Por  el  honor  que  le  di; 
Y  veros  á  vos  sin  ella. 
Maestre,  es  también  señal 
De  que  está  con  armas  mal 


191 


Quien  honra  ajena  atrepella ; 
Que,  como  os  habéis  quedado 
A  deshoras  con  mi  honor. 
De  su  justicia  el  rigor 
Las  armas  osjia  quitado; 
Que  á  quien  quedarse  procura , 
ASÍ  esüien  que  le  suceda. 
Pues  no  hay  después  de  la  queda 
Ninguna  espada  segura. 

PASCUALA. 

No  puedes  estar  ausente 
Donde  estoy  presente,  Antón. 

ANTÓN. 

En  esa  satisfacción , 
Ausente  yo,  estoy  presente; 
Dame,  Pascuala,'la  espada. 

PASCUALA. 

Toma. 

ANTÓN. 

Y  vos,  señor  Maestre, 
Antes  que  roja  se  muestre 
De  vergüenza,  no  manchada 
En  la  sangre  granadina. 
Mirándose  en  el  poder 
De  una  atrevida  mujer 
Que  á  guardar  su  honor  se  inclina, 
Volvedla  á  honrar  en  el  vuestro 
Con  valor  á  Marte  igual. 
Pues  es  su  acero  inmortal 
Amparo  y  escudo  nuestro; 
No  piense  el  moro  andaluz 
Que  libre  de  vos  se  ve  ; 
Que  parece  mal  que  esté 
Esa  cruz  sin  esta  cruz.  ' 

Perdonad  la  mano  necia 
Que  toca,  siendo  villano. 
Acero  que  en  vuestra  mano 
Los  rayos  del  sol  desprecia, 

Y  á  Pascuala  perdonad ; 
Que  bien  merecen  perdón 
Atrevimientos  que  son 
Hijos  de  lan  tierna  edad. 
Volvedla  á  ceñir,  segundo 
Cid ,  de  quien  sois  satisfecho. 
Aunque  con  la  cruz  del  pecho 
Podéis  dar  espanto  al  mundo; 

Y  pues  con  mano  no  escasa 
Hacernos  merced  podéis , 
Os  suplico  que  olvidéis 
Vos  y  el  Principe  esta  casa, 
Si  pagarme  deseáis 
Haber  vuestro  huésped  sido; 
Que  dirán  que  por  marido  . 
De  hermosa  mijjer  me  honráis ; 
Que  es  la  aldeana  simpleza 
Tan  maliciosa  y  tan  mala, 
Que  la  luna  de  Pascuala 
Me  pondrán  en  la  cabeza. 

■AESTRE. 

Antón ,  el  Príncipe  y  yo 
)   Os  deseamos  honrar. 

ANTÓN. 

Menos  no  es  justo  esperar 
De  los  dos ,  pues  tanto  os  dio 
El  cielo  que  repartir 
A  los  demás,  que  nacimos 
Humildes,  y  dar  pudimos 
Lo  que  hemos  de  recibir; 
Pues  de  unos  mismos  primeros 
Padres,  por  diversos  modos, 
Maestre,  venimos  todos, 
Villanos  y  caballeros; 
Que  solamente  el  poder 
Nos  pudo  diferenciar, 

Y  quien  honra  sabe  dar, 
Mayor  la  viene  á  tener ; 
Que  averiguado  está  ya 
Que  cuando  tanto  conviene. 
Quien  la  quita,  no  la  tiene, 

Y  quien  la  tiene,  la  da. 


492 

MAV8TBB.  {Ap.) 

Perdiendo  estoy  el  senlido ;  • 
No  he  visto  mayor  valor 
En  mujer  ni  en  labrador. 

ANTOJf. 

Mirad  que  el  Principe  es  ¡do. 

MAESTRE. 

\  Qué  invencible  resistencia ! 
Qué  celos  tan  cuerdos! 

Sale  DON  GUTIERRE. 

DOK  GUTIERRE. 

Ya, 
Maestre,  esperando  está 
El  Principe  á  vuecelencia. 

MAESTRE. 

Vamos,  don  Gutierre. 

DON  GUTIERRE. 

¿Cómo 
Con  la  serraneja  os  fué? 

MAESTRE. 

Es  un  peñasco ;  no  ve 
Diamante  el  sol,  en  el  plomo 
De  aquel  sayal  engarzado. 
Mas  hermoso  ni  mas  duro, 

Y  yo  voy  menos  soguro, 
Mas  loco  y  mas  abrasado. 

( Vanse  lot  do».) 

ANTOlf. 

¿Fuese  en  efeto? 

PASCUALA. 

Allá  vayas 

Y  no  lomes ,  ruego  á  Dios. 

ANTO^f. 

Pascuala,  tú  y  yo  á  otros  dos; 
Que  parece  que  te  ensayas, 
Con  el  acero  en  la  mano. 
Para  serrana  amazona. 

PASCUALA. 

Como  estimo  tu  persona 

Y  mi  honor,  Antón,  en  vano 
Todo  el  ri^or  de  los  cielos 
Puede  venir  contra  mi. 

ANT05. 

Ya  en  el  puerto  calmar  vi 
La  tormenta  de  mis  celos. 

Sale  BARTOLA,  huyendo,  t  MENGO, 
deirá»  de  ella ,  con  una  tranca  en  la 
mano. 

ME.'VGO. 

Bartola,  espérate,  pues 
Que  presto  hiciste  negocio. 

AKTON. 

;  Qué  es  esto,  Bartola?  ¿Es  ocio 
De  estar  holgando? 

MERGO. 

No  es 
Sino  el  mismo  Barrabás, 
Que  tengo  en  el  corazón. 
Dejadme  llegar,  Antón , 
Con  esta  tranca  no  mas. 

BARTOLA. 

Tenedle,  cañado. 

AUTOri. 

Mengo, 
Ved  que  estoy  por  medio  yo. 

MENGO. 

No  05  espante ,  Antón ;  que  só 
Marido  y  quillotros  tengo. 

FASGOAU. 

¿Qué  son  quillotros? 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

MENGO. 

Diabros ; 
Que  este  nombre  les  conviene. 

BARTOLA. 

Bien  se  ve,  Antón,  que  los  tiene, 
Pues  usa  de  esos  vocabros. 

MENGO. 

Si  los  debo  de  tener. 
Dejádmela  espachurrar. 

ANTÓN. 

¿Por  qué  la  queréis  matar? 

MENGO. 

No  mas  de  porque  es  mujer. 
Que  basta  para  delito. 

BARTOLA. 

Malos  años  para  vos. 

PASCUALA. 

Sin  sentido  estáis  los  dos. 

MENGO. 

Y  yo  mas,  pues  no  le  quito 
La  luenga. 

BARTOLA. 

La  luenga  á  mi , 
Siendo  mujer,  no  podres; 
Antes  los  ojos. 

MENGO. 

Dempues 
Lo  veréis ;  cuando  de  aquí 
Pascuala  y  Antón  se  vayan 
Y'o  os  asentare  la  mano. 

BARTOLA. 

Gil  del  Rábano  es  mi  hermano, 

Y  es  alcalde;  cuando  os  trayao 
Vuestras  cóleras  á  tanto, 

Que  me  queráis  maltratar. 
El  os  sabrá  enquillotrar. 

MENGO. 

De  nada  de  eso  me  espanto. 
Ya  le  sabré  apostar  yo 
Las  cuentas.  Mas  no  ha  podido ; 
Que,  siendo  vueso  marido, 
Só  mas  que  alcalde. 

BARTOLA. 

Eso  no ; 
Que  el  Alcalde,  á  toda  ley. 
Es  sobre  todo. 

MENGO. 

Mentís; 
Que  DO  es  sobre  mi. 

BARTOLA. 

Argois 
Mal ;  que  el  Alcalde  es  el  rey. 

MENGO. 

Ni  aun  su  zapato. 

BARTOLA. 

¿El  Alcalde 
Su  zapato? 

MENGO. 

Del  Rey  si , 

Y  puede  serlo  el  Sofí. 

BARTOU. 

No  os  han  de  salir  en  balde, 
Mengo,  tantas  herejías 
Como  contra  el  Rey  habrais. 

MENGO. 

Yo  os  haré  que  no  gruñáis. 

BARTOLA. 

No  en  mis  días. 

MENGO. 

Si  en  mis  dias. 

PASCUALA. 

¿Hay  tan  graciosas  porfías? 

ANTÓN. 

Mengo,  demasiado  andáis. 


Dejadme. 

BARTOLA. 

¿Qué  percanis? 

HBIfOO. 

Enviudar  hoy. 

BARTOLA. 

No  ea  mis  dits. 

MENGO. 

En  los  míos  ha  de  ser, 
Si  puedo.^DeJadme,  AnU»; 
Veréisme  de  un  coiCorroQ 
Soldemente ,  sin  mujer. 

BARTOLA. 

Primero  yo  sin  marido, 

Y  oiga  Dios  mis  oraciones. 

AHTOII. 

Según  todas  las  razones  • 
Celos  parece  que  han  sido; 
Yo  pretendo  averígnallo. 

MENGO. 

¿Gruñis? 

BARTOU. 

Si ;  ¿qué  me  qaerédes? 

MENGO. 

Iránse  pues  los  güespédes, 

Y  comeremos  el  gallo. 

BARTOLA. 

El  gallo  que  heís  de  comer, 
Mengo,  no  pienso  ser  yo. 

MERGO. 

¿Uabrais? 

BARTOLA. 

iQnléD  me  lo  quitó? 
Yo  he  de  habrar  hasta  caer. 

PASCUALA. 

Basta,  Bartola  ;  que  estáis 
Con  Mengo  demasiada. 

BARTOLA. 

Sos  SU  hermana  y  mi  cañada; 

Y  asi,  en  su  favor  habrais. 

PASCUALA. 

Bartola,  de  la  nzoo 
Siempre  mas  pariente  be  sido; 
Quien  no  estima  sn  marido 
No  hace  de  si  estimación. 

Airroii. 
También ,  Pascuala,  anda  Mengo 
Extremado  con  Bartola; 
Que  poner  una  vez  sola 
Manos  en  su  mujer,  tengo 
Por  acertado  el  marido 
Cuando  averiguó  sa  ofensa, 

Y  no  cada  vez  que  piensa 

Lo  que  él  quiere  qoe  baya  sido. 

MIHGO. 

Si  VOS  le  hubierais  bailado. 
Decidme,  en  una ocuion 
A  vuestra  mujer,  Antón, 
Lo  que  no  le  nubieraísdado, 

Y  mas  cuando  es  tan  costosa 
Prenda  como  esu  cadena, 
¿Qué  hicierais?  Juigá  en  U  4 
Vuestra  causa. 

ANTÓN.  (4|i.) 

NorMwsa 
El  pensamiento  nn  instante 
Desde  el  temor  al  recelo. 
¿Qué  cadena  es  esta,  délo? 
Bartola  no  tiene  amante 
Que  la  pueda  dar  presea 
Que  tenga  tanto  valor. 
Porque  no  mereció  nmor  . 
Mujer  necia,  sobrtta. 
Tercera  debe  de  ser 
De  la  que  el  alma  Mt  I 


sirve  en  una  casa 
cosa  una  mujer. 

PASCUALA. 

qué ,  Bartola,  ha  sido 
dencía  ? 

BARTOLA. 

No  sé ; 
|ue  me  descuidé, 
a  dado  mi  marido» 
a,  con  la  cadena 
dio  ¡  trisie  de  mi ! 
tre  para  tí. 

PASCUALA. 

Bartola,  esa  pena 
a  de  haber  osado 
a  tú  primero. 

BARTOLA. 

le  el  caballero. 
a:stopc. 
labeis ,  Mengo,  sacado 
e  la  dio? 

HBNGO. 

No  be  tenido 
»ara  tanto  yo ; 
que  ¿quién  preguntó 
r,  siendo  marido, 
n  que  contestase 

AIlTOIf. 

Pues  eso  es  asi, 
e  con  ella  á  mí, 
ira  ser  que  alcanzase 
í  vos  con  ella  yo ; 
le  mi  que  os  diga 
ad. 

ME?fGO. 

Eso  me  obriga. 

A?iTO?(. 

esa  cadena. 

MENGO. 

Hoy  dio 
fío  si  me  ha  sido 
i;  tomad,  Antón. 

AMTO!«í. 

nueva  conrusion 
i  poner  el  sentido! 
ena,  vil  prisión 
3nras!  Ah  cadena, 
'.  metal  sirena, 
sueño  á  la  razón ! 
ra  disfrazada ! 
ijo  embajador, 
rs  en  oro  al  honor 
por  embajada ! 
a  de  tantos  males, 
jue  tanto  costáis! 
iones  que  sacáis 
e  los  pedernales ! 
de  la  opinión, 
>,  al  fin  lisonjero! 
ya  el  hombre  primero 
ió  la  estimación ! 

PASCUALA. 

e  dio  la  cadena, 
,  de  color  perdido, 

se  ha  suspendido ; 
se  da  una  pena 

á  esotra.  ¡Ay  Bartola! 
lo  perdone,  amén. 

BARTOLA. 

e  negociado  bien? 

PASCUALA. 

sido  la  causa  sola 
año. 

AMTOff. 

Cuerdo  espero 
lanera  poner 
^io ;  esto  ba  de  ser.-- 

).  C.  DB  L.-n. 


LA  LUNA  DE  LA  SIERRA. 

Bartola ,  á  solas  te  quiero 
Hablar. 

PASCUALA. 

La  verdad  le  di; 
No  le  niegues  nada  á  Antón, 
Pues  le  importa  á  mi  opinión. 

BARTOLA. 

¡Ay  desdichada  de  mi! 
¿Cómo  le  he  de  confesar 
Que  tu  alcahueta  he  querido 
Ser? 

PASCUALA. 

Di  que  engañada  has  sido. 

ANTÓN. 

Vénme  entre  tanto  á  ensillar, 
Mengo,  la  yegua ;  que  quiero 
Llegar  á  Adamuz. 

IIE.NGO. 

Ya  voy. 

ANTÓN. 

¿Pascuala? 

BARTOLA. 

Tembrando  estoy. 

PASCUALA. 

¿Qué  mandas? 

ANTÓN. 

Porque  no  espero 
Quizá  esta  noche  volver, 
Fíchame  para  el  cammo 
Unas  lonjas  de  tocino, 

Y  magras,  si  puede  ser; 
Unas  nueces,  queso  y  pan ; 
Que  al  cuidado  que  sustento 
Bástale  para  alimento. 

PASCUALA. 

¿Dónde  tus  intentos  van? 

ANTÓN. 

Tú  sabrás  después  el  fin ; 
Queda  segura  y  quieta, 

Y  sácame  la  escopeta; 

Que  es  Sierra-Moreua  al  fin. 

PASCUALA. 

Vayase  Mengo  contigo. 

ASTON. 

10  importa,  Pascuala  mia; 
Mejor  voy  sin  compañía. — 
Bartola,  vente  conmigo ; 
Que  quiero  hablarte  primero, 
Como  he  dicho ;  no  te  alteres. 

BARTOLA. 

Mal  conoces  las  mujeres ; 
Desbucharte,  Antón ,  espero 
Cuanto  tengo  en  las  entrañas, 
Sin  que  quede  cosa  acá. 

ANTÓN. 

Temiéndolo  el  alma  está. 

PASCUALA. 

tln  confusiones  extrañas 
Me  deja  Antón. 

ANTÓN. 

\  Vil  metal. 
Hoy  veréis,  no  esta\?do  loco 
Ni  siendo  César  tampoco. 
En  qué  os  estima  el  sayal ! 
{Vanse.) 

Salen  LA  REINA  D05íA  ISABEL,  EL 
PRÍNCIPE  T  EL  MAESTRE. 

DOÑA  ISABEI4. 

Vos  seáis  tan  bien  venido 
Como  mi  amor  os  desea ; 
Que  habéis  hecho  de  una  noche 
Un  siglo  con  vuestra  ausencia. 
¿Dónde  la  pasasteis ,  Juan? 

PRINCIPE. 

Señora,  en  aquesa  aldea 


493 


Donde  casastes  á  Antón 

Y  á  Pascuala ;  que  en  su  mesma 
Casa  nos  aposentamos 

El  Maestre  y  yo. 

DOÑA  ISABEL. 

i  Está  buena 
La  serraneja  ? 

PRÍNCIPE. 

Notable 

Y  esquiva  sobre  manera, 
Después  de  casada. 

DO.^A  ISABEL. 

Antón 
Será  celoso ;  que  es  bella, 

Y  se  casó  por  amores 

MAESTRE. 

Algo  el  villano  se  muestra 
Cuidadoso. 

nOfik  ISABEL. 

No  me  espanto ; 
Que  de  su  naturaleza 
Lo  llevan  los  de  su  sangre. 

PRÍNCIPE. 

Pidióme  al  partir  que  os  diera 
Un  recaudo  de  su  parte. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Cómo  os  fué,  Juan,  en  la  sierra? 

PRÍNCIPE. 

Diverlímecon  la  caza 
Notablemente;  la  vuelta 
Muchas  veces  be  de  dar 
Por  allá;  que  la  tristeza 
Melancólica  no  tiene 
Otro  antidoto. 

MAESTRE.  (Ap.) 

¡Qué  nuevas 
Para  Antón  y  para  mí ! 

PRÍNCIPE. 

Al  Maestre  le  agradezca 
Vuestra  majestad,  Señora, 
Lo  que  delM)  á  las  finezas 
Üe  darme  gusto. 

MAESTRE. 

Yo  soy 
Esclavo  de  vuestra  alteza, 

Y  lo  deseo  mostrar 

En  mayores  experiencias. 

DOÑA  ISABEL. 

El  Maestre  es  Fernán  Gómez 
De  Lara,  y  de  sus  finezas 
Siempre  me  prometo,  Juan , 
En  la  paz  como  en  la  guerra, 
Como  de  tan  gran  vasallo. 
Servicios  que  le  parezcan. 

MAESTRE. 

Vuestra  majestad.  Señora, 

Me  honra  siempre,  y  su  grandeza 

Mis  deseos  acredita 

Y  mis  servicies  alienta. 

(Ap.  Y  este  es  el  mejor  que  puedo 

Hacer  contra  mí,  en  ofensa 

De  mi  amor.  ¡Ay  Luna  hermosa, 

Los  peñascos  de  tu  tierra. 

Mas  que  parto  de  tus  montes, 

Hijos  son  de  tu  dureza! 

¡Qué  abrasado  que  me  envían 

Los  desdenes  y  asperezas 

Tuyas!) 

PRÍNCIPE. 

¿Maestre?     ■ 

MAESTRE. 

r. 

PRÍN 

Rn  la  i  re       íDcia 


sen 


15 


■ÁEBTBE. 

Noicrinilcecn, 
Siendo  vi 
D<'l  <:ol 


Mañana  liemos  <9e  viitver 
A  la  Mea;  que  la  aldea 
Es  mi  cielo,  Fernán  Gumet 
Con  la  Luna  de  la  Sierra. 


A  su  majeslad  conceüa 
El  cielo  tan  buen  tí  aje 
Como  sus  reinos  Jetean 

Y  hsD  mcnesier. 

Gnirdeos  Dios, 
Maestre:  que  ser  espera 
Del  valor  Toesiro,  iGatigo, 
En  \a  granadina  empresa; 

V  usi,  es  Tuena  dilatarla. 

Sale  ORTUN. 


t'or  el  la 

y  el  Maestre. 

■AcsTRB.  {Ap.  al  Principe.) 
i  Si  es  Antón? 

OOSl,  ISjtBEL. 

AnoiableiicmpolleKa., 

audwncia 

abiertas 
V  vasallos 
Las  vol  j  paerlas 

Los  re  jes. 

Sale  AMTOS. 


Va  entró. 
UüT.sne.  [Ap.  al  Príncipe.) 
AotoD  ei. 
í  Qai  noTedad  Je  la  aldi>a 
Le  trae  á  Adamuz,  buscando 
A  la  Reina,  á  vuestra  alte» 
VimtT 

ANTÓN. 
Vueiin  majestad 
He  d('  Misp¡í«. 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 
noüA  isab»:l. 

Tiempo  de  vernos* 

ScSora , 
Las  aves  nnclunias  vuelan 
Ku  las  (¡nieblas  no  mas ; 
iNuiic.t  á  los  rayos  se  acercan 
Del  sol. 

Vos,  con  vuestra  Luna. 
^o  queréis  maa  sol  ni  estrellas. 

ANTÓN. 

Señora,  una  labradora 


Que  gada, ' 

Con  Anión,  liasta  que  muera, 
A  h  merced  qtte  de  vos 


La  liermosura  de  la  sierra 
Es  tainl)ieii  como  sus  flores, 
Uue  las  marchUati  T  secan 


>marchuati  TSeí 
ia  el  sol  ;  eliiíri 


UOIÍA    ISABEL. 

illay  esperanzas  ú  muestras 

Moia  es  Pascaala; 
Tiempo,  Señora,  la  queda, 
Si  vive ;  descanse  agora. 

Kl  l'riMcipe  os  honra ,  y  cueiila 
Ifue  iiiiocite  le  aposcuiasteis. 

nácenos 

Aunque 

Tan  Luniilde  ;  tan  estrecha, 

Que  puede ,  para  oirás  veces 

jjue  saltea 'á  caía,  leuella 

Pur  cicusaUa. 

Es  Antón 
Tan  cumplido,  que  quisiera 
Haber  leiiido  un  paljcio 
Para  ral. 

A  quien  os  desea 
Servir  ilcheis  hacer  siempre 
Herciíd  y  honras ;  que  esto  á  cuenta 
be  los  principes  está. 


DOSA  ISABEL. 

i  A  qué  lia  sido  vuestra  bncna 
Vemdj.  Anión,  ct>  «reto , 
Buscando  principe,  reina 


Lo  primero, 
á  bes.ir  la  tierra 
iras  plantas  reales, 


One  al  maestre  Fernán  Gomrz, 
Gloria  de  la  crur  bermeja 
De  la  amiüiia  Calilrav», 
Atioclie  en  mi  casa  mecna 


iu  lengua. 

.10,  j  de  vuestra 
ledloali. 


Le  mandaréis  que  no  Ma 
'i  mi  agravio 

JIMÍ'-II 


Con  la  yegua  j  ii  engpM 

rRlHOM. 

No  se  cuenii  del 


Ortun,  did  e*i  cadaM 

Al  Maestre,  jrpWM  «I  Mqr 
Ks  raería  qoe  1  AJl— «  m 
Por  la  p<nt>,  f  uJu  MitM 


,  sa  gnaden 
n  Ir  desde  aqal 
e,  y  no  tengt 
▼alor,  que  es  cansa 
lades,  y  ad?ierU 
íbe  recelar 
rer  ¿  nadie  ofensa 
sde  honrar;  qae  hay  villano 
monio,  con  la  afrenta, 
1  la  obstinación , 
;  demonio  venera 
en  viéndola  huye, 
uces  no  respetan. 
:lpe  no  imagine 
16  es  principe  y  vea 
ales  de  amor, 
de  soltar  |as  riendas, 
tere  con  agravios 
os,  para  ofensas 
ienao  á  ningano 
puesto  que  sea 
a  el  primer  hombre 
í  7  en  preeminencias ;  ' 
»or  vida  del  Rey! 
iden  y  alteran 
itra  la  justicia , 
í  los  reinos  defensa , 
I  poder  y  las  armas , 
i  segara  tenga, 
e  ni  vasallo, 
mbtos  la  cabeza.       {Vase.) 

ORTUN. 

hombre,  y  viendo  airada 
¡estad,  no  tiembla? 

PRflfCIPC. 

i  dejó  su  enojo. 

JIAESTRE. 

valor  me  deja. 
{Vanse.) 

PASCUALA  T  BARTOLA. 

BARTOLA. 

la  verdad 
á  plano  enefeto, 
nton  es  discreto , 

honestidad, 
a  necedad 
ena  en  segundo 
le  todas  me  fundo 
las  para  eslo están; 
rendimos  de  Adán 
cípio  del  mundo. 
Mengo  de  haber 
a  en  mi  imaginado, 
bo  de  soldado, 
que  se  fué  á  ver 
estre,  hasta  her 
i  pertinencia , 
lede  la  violencia 
iqlad  ayuna , 
is  de  la  luna, 
le  Valencia, 
irlas  con  el  Antón ; 
te  se  mosquea 
icalle  desea. 

PASCUALA. 

tn  esta  ocasión, 
D  condición. 

RARTOLA. 

»l  me  da  mas  pena 
lelva  la  cadena , 
nadie»  en  caso  fgual , 
ílva  la  seSal 
aun  le  condena. 

PASCUAU. 

irtola.plagniera 
ilabras  y  todo, 
del  Miamo  Biodo, 


LA  tUNA  DE  LA  AERRA. 

Volverlas  Antón  pudiera. 
Porque  con  el  oro  fuera 
Cuanto  mi  honor  desdoró. 

BARTOLA. 

Lo  mismo  me  hiciera  yo; 
Volviérales  por  sus  listas 
Las  palabras  y  las  vistas; 
Pero  la  cadena,  no. 

PASCUAU. 

Temiendo  estoy  si  daria    ' 
Vuelta  esta  noche  al  logar. 

BARTOLA. 

Tú  has  querido  sola  estar, 
Pues  á  Mengo,  que  podía 
Hernos  aquí  compaofa , 
Ir  tras  Antón  obligaste... 

PASCUALA. 

Poco,  Bartola,  alcanzaste 
Del  temor  que  el  ampr  cria; 

?uien  amó  siempre  temió, 
nunca  en  la  cosa  amada , 
Por  mas  que  esté  confiada. 
De  nada  se  aseguró ; 
Que,  á  tener  licencia  yo 
De  ir  tras  él » como  finé  Meugo, 
Mas  seguro  le  preveng^i 
Escudo  en  toda  ocasión ; 
Que  para  ofensas  de  Antea , 
Por  alma  un  diamante  teogo. 

RARTOLA. 

No  has  sido  poco  campestre 
Diamante  duro  y  helado. 
Pues  labrar  no  te  has  dejado 
De  un  príncipe  y  un  maestre. 

PASCUALA. 

No  hay  poder  á  quien  yo  maestre 
Inclinoao  corazón. 

BARTOIA. 

Antón  con  justa  raioo 
Pagará  tu  amor  y  fe. 

PASCUALA. 

Herraduras  escaché ; 
¿Si  llegó.  Bartola,  Antón? 

Sale  MENGO. 

HBR60. 

Sosiégate ;  que  no  ha  sido, 
Pascuala,  Antón,  sino  Mengo. 

PASCUALA. 

Di,  Mengo :  pues  ¿dónde  queda 
Antón? 

■K2I60. 

No  menos  que  preso. 

PASCUALA. 

¡ Preso !  ¡  Ay  de  mil 

MERGO. 

No  te  alteres, 

Y  contaréte  el  suceso; 

Que  un  poco  de  viento  ba  sido 
La  causa  de  quedar  preso. 

PASCUALA. 

¿  Por  qué  ha  sido  la  prisión , 
Alfín? 

HRirod. 
Al  salir  del  paebro. 
Porque  llevaba  eargada 
La  escopeta  le  preadieroii, 

Y  mandóme  te  aviMte. 

PASCUALA. 

¿Que  es  lodo  un  poco  de  Tiento? 


No  <^A  1a  ^^osa 

Nii 

Kl  pauBC 

QaeeiU 


Nk 


i.  •  • 


Yo  fof,  como  ne  ttlmdaste. 
En  el  rocín  del  biflMfoi 
Que  nunca  he  visto  aaimil 
Tan  alto  depensainieatos; 

Y  dando  conmigo  %  ^da 
Paso  tn  la  estrella  de  Véa«s« 

Y  otras  veces  aii  lot  mismos 
Retretes  de  los  Inseriios , 
Llegué  á  Adamoz:  qué  pafece 

gue  entré,  entrando  por  el  paei>lo^ 
nanajaala  de  loóos; 
Todos  son  temas  diTéfsoA^ 
Unos  habrando  eotre  si »  ** 

Otros  trocando  dineros, 
Estos  engañando  &  estotros, 

Y  otros  eDgaltando  ft  aqselioa; 
Unas  fantasmas.  Upadas 

Con  mas  inaatoa,  aie  dyaroa 
Qae  eran  mujeres*  |  jo 
Lo  tave  por  embauco. 
Iban  anos  á  eaballO} 

Y  otros  É  pié,  maa  dispoealos. 
Que  á  los  calMllos  servían , 

Y  no  al  daelk).  de  eaeaderoa. 
Andaban  hombrea  odosoa 
Cosas  extraBaa  vendiendo. 
Hacia  abijo  y  hiela  arriba. 
Que  yo  no  paedo  enlendeflos. 
Mas  de  dneaenta  aigaacUes, 
Gofk  escrlbabos  epgenoÉ, 
Oliendo  por  las  cÁqoiaM 
Delitos  como  podencos. 

Una  bendición  da  sattfes , 
En  cada  portal  cosiendo 
A  largo  hilván  los  vestidos, 

Y  i  puñaladas  los  dueños. 
Paróme  y  dije :  ¿Esta  es 
La  corte?  Gracias  al  cielo. 
Que,  Ubre  de  tantos  sastras, 
Alguaciles^  cabaltaMa, 
Embastes,  nwnllfas,  tramitas. 
Polvo  y  lodo»  viva  Mango 

En  su  lugar  y  en  sa  arado. 
Mas  seguro  y  mas  quieto.» 
Llegué  con  esloá  palado, 

Y  i  Antón  encontré  sabiendo 
En  la  yeffoa»  y  los  dos  Jontos 
Noa  volvíamos  contentos 

Al  lugar,  coaadoal  didira, 
Que  nunca  bahija  «BeMatfos, 
Con  un  alguacil  noa  urna , 
J&das  de  barba  y  eaballo  i 
Tan  poco  en  cosa  niaguáa 
Desméntidor  de  su  pelo, 
Que,  porque  lleiaba  Antón 
Cargada  y  dos  balas,  dentro 
La  escopeta,  dio  eou  él 
En  la  cárcel,  y  ponlaUdo 
Embargada  en  ún  masón  . 
La  yegua,  dio  coauta  da  alio, 
A  un  alealde,  de  cuarenu 

?ue  debe  da  l^aber  sospecho, 
yo  al  Maestre,  eoa  gaaa 
Que  se  lo  dijese  luego 
A  la  Reina,  qua  aa  estaba 
Bous  y  espítalas  poakado. 
Para  salir  por  la  jpoata 
A  recibir  k  Toledo 
Al  R^r*  que  dit  que  también 
Viene  la  posta  conlaodo, 

Y  se  encarga  da  acabaHo :    r 

Y  Antón,  por  si  acaso  al  tiampo 
Se  dilatase,  ma  anfl|i 

A  que  te  dé  parte  da  ello.  . 
Porque  no  estéis  con  euloado, 

Y  ft  qae  me  irualva  al  nmnaiito. 

Y  sospecho  qué  éaia  nocte,- 
Antes  del  Ifliro  da  aeoafdo, 
Sei  á  imposibia  aottalla,  ■ 

Si  antes,  por  bar  algún  flrqiee, 
No  eatá  ventosa  la  «ala    ' 

Y  sueltan  algnaoa  ftémmi 


196 

PA8G0ALA. 

Irme  pretendo  contigo, 
Mengo,  á  Adaoiuz. 

MENGO. 

Lo  primero 
Que  me  encargó  Antón,  Pascuala, 
Es  que  no  salieses  de  estos 
Umbrales,  porque  es  su  causa 
Fácil. 

PASCUALA. 

Pues  obedeciendo. 
Yo  le  quiero  despachar 
Con  camisas  y  dineros. 

MERGO. 

Eso  si,  porque  en  la  corte 
Todo  se  acabó  con  ellos. 

{Yarue  todot,  menos  Bartola.) 

BARTOLA. 

Dos  cortesanos  be  visto , 
Si  no  me  engaño,  en  el  puebro 
Por  esta  calle  que  sale 
Al  campo,  y  el  uno  de  ellos 
Del  Maestre  me  da  el  aire ; 
Como  el  sol  se  va  poniendo, 
Nu  se  (li\isan  los  rostros, 
Sí  acaso  antojos  no  hueron. 

Salen  EL  MAESTRE  t  GUZMAN, 
de  camino, 

MAESTRE. 

Nunca,  Guzman ,  la  ocasión 
Me  dio  mejor  lo>  cabellos , 
Ni  amor  con  gusto  jamás 
Ayudó  mas  mis  deseos; 
Que  salir  á  recibir 
A  Fernando,  y  quedar  preso 
Antón,  parece  que  ban  sido 
Vm  mi  ventura  portentos. 
Penlonc  Isabel,  perdonen 
Del  PriiuMpe  los  respetos, 
Los  clesdeiies  de  Pascuala 

Y  di'l  villano  U»s  rolos. 

¿1^'ué  órdtMi  le.^  di>le,  Guzman, 
A  iu>  demás  cabilhros 

Y  criados  que  conmigo, 
Oi'oy  diamantes  vertiendo. 
Hoy  de  Adamuz  ban  salido? 

GDZMA?f. 

Que  en  ese  lugar  primero, 

Que  es  La  Conquista,  le  aguarden. 

MAESTRE. 

Fué  como  tuyo  el  acuerdo. 
Estas  las  paredes  son 
Que  adoro. 

BARTOLA. 

El  Maestre  creo 
Sin  duda  es. 

MAESTRE. 

¿Es  Bartola? 

BARTOLA. 

Bartola,  á  servicio  vuestro. 
Pergeño  tengo  nolabre; 
Luego  os  conocí. 

MAESTRE. 

No  es  tiempo 
De  que  en  palabras.  Bartola, 
Este  poco  que  hay  gastemos. 
Preso  queda  en  Adamuz 
Antón. 

BARTOLA. 

Ya  sé  que  está  preso, 

Y  que  no  podrá  venir 

Esta  noche;  que  estáis  muerto 
Por  amores  de  Pascuala ; 
Que  son  vuestros  pensamientos 
De  gozar  esta  ocasión , 

Y  los  mios  son  de  heros 


LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 

Toda  la  merced,  Maestre, 
Que  yo  pueda ;  porque  os  tengo 
Lástima. 

MAESTRE. 

Daréte  toda 
Mi  hacienda  y  mi  vida. 

BARTOLA. 

Menos 
Os  ha  de  costar  Bartola. 
Yo  os  meteré  en  su* aposento 
Esta  noche;  procurad 
Her  vos  lo  demás,  que  entiendo 
Que  hay  pocas  Lucrecias  ya 
Mano  á  mano  y  cuerpo  á  cuerpo. 

MAESTRE. 

Serétu^clavo,  Bartola. 

BARTOU. 

Dejadme  mirar  si  á  Mengo 

Le  ha  despachado  Pascuala 

Para  Adamuz,  y  con  esto. 

Pues  la  noche  nos  ayuda , 

A  abriros  la  puerta  vuelvo.       (Vate.) 

MAESTRE. 

Guzman ,  de  gusto  estoy  loco ; 
¿  Es  posible  que  del  cielo 
be  Pascuala  he  de  gozar 
Esta  noche?  ¿Que  me  veo 
Tan  cerca  del  bien  que  estaba, 
A  mi  parecer,  tan  lejos? 
De  albricias  de  mi  alborozo, 
La  primera  te  prometo 
b^ncomienda  que  vacare. 

GUZMAN. 

Mil  veces  los  píes  te  beso. 

Sale  ANTÓN,  con  escopeta,  t  MENGO. 

MEXGO. 

Dicha  fué  encontrarle.  ¿  Al  Ün 
La  Reina  supo  el  exceso, 

Y  mandó  luego  soltarte 
Libre  y  sin  costas  ? 

A?ITOX. 

No  debo 
Poco  á  la  grandeza  suya, 
i  Estaría  Pascuala  haciendo 
Extremos  con  mi  prisión  ? 

MEKGO. 

Lo  mas  que  pude  la  tengo 
Conhortada. 

ANTO.N. 

Por  mas  que  hice. 
No  pude  llegar  al  pueblo 
Antes  de  ponerse  el  sol. 
Mete  en  el  establo,  Mengo, 
La  yegua  y  ese  rocín , 
Mientias  yo  á  los  brazos  llego 
De  Pascuala. 

Sale  BARTOLA. 

BARTOLO. 

Entrad. 

MAESTRE. 

Guzman , 
Sigue  mis  pasos. 

A?rroji. 

¿Qué  es  esto? 
Dos  hombres  á  los  umbrales 
De  mí  casa  juntos  veo , 

Y  parecen  cortesanos ; 

Las  puertas  les  han  abierto, 

Y  á  entrarse  dentro  caminau. 

ME.\GO. 

¡Brava  llaneza! 

arto:». 

¡  Esto,  cielos, 
A  mis  recelos  faltaba !     * 


Loco  voy. 


maestre. 

Airrox. 
i  Ah  caballeros ! 


MAESTRE. 

¿Quién  llama? 

ANTOÜ. 

Dos  hombres  solos, 

§ue  son  de  esa  casa  dueños 
en  ella  quieren  entrar ; 
Si  acaso  sois  pasajeros 

Y  buscáis  posada,  no  es 
Mesón  este,  aunque  esté  abierto 
A  estas  horas ;  que  será 
Descuido  de  los  de  deotro, 

O  esperarnos  á  nosotros 
Volver  de  Adamuz. 

MAESTRE. 

Recelo 
Que  Antón  es  ese,  Gazman... 
Pero  no;  quedaba  preso. 

CUZMAR. 

Parece  imaginación. 

ANTÓN. 

Estos  son  sin  duda,  Mengo, 
El  Principe  y  el  Maestre, 
Que,  con  ocasión  de  vernos 
En  Adamuz,  preso  á  mi, 

Y  á  ti  conmigo,  esto  han  hecho. 

MAESTRE. 

Guzman ,  ¿  no  pudiera  ser 
Que  fuesen  galanes  estos 
De  Pascuala,  y  que,  en  ausencia 
De  Antón,  nos  estén  fiogieodo 
Que  son  Mengo  y  él? 

MEMGO. 

Postigo 
Tiene,  Antón ,  la  casa;  entremos 
Por  él,  si  el  Principe  soa 

Y  el  Maestre,  pues  con  ellos 
No  hay  burlas,  son  desviarse. 

Airroii. 
Nadie  en  mi  casa  es  mas  daefio 
Que  }0.— ¡  Hidalgos ! — No  parece 
Sino'que  los  dos  se  han  hecho 
De  mármol,  que  ni  responden 
Ni  se  van. 

MERCO. 

Notable  miedo 
Tengo  en  los  gúesos  meüdo. 

ARTOII. 

Y  para  estos  casos  tenoo 
Este  amigo  con  dos  batat. 
Que  son  almas  de  este  caeipo, 

Y  cuentas  de  sacar  alous, 

Y  se  harán  guardar  respeto 
Si  aprieto  el  gatillo;  aqnl 
No  hay  mas  joyas  ni  dineros. 
Si  vuesas  mercedes  son 

De  la  profesión  qne  |ileneo( 
Que  el  mucho  honor 
Cosa  de  poco  provecho 
Para  gente  tan  honrada. 
Apártense,  ó  vive  el  cieio. 
Que  el  pedernal  no  se  ha^ 
De  rogar. 

HAISTM. 

Él  es  resuelto 
Yillano  y  tiene 

Y  no  pudiera  ser 
Este  valor  que  ha 
Que  de  marido ;  trateapÉ 
IH)r  ahora  de  dejar 
La  empresa,  p«ei  ▼!••  é  Hcaft 
Tan  notable. 


No  hay  cosa 


Ya 


is,  Nüngo,  que  esloy 
?r  lo  que  no  he  hecho, 
me  unu  de  bola. 

acaljaseJ  juego. 

niaginacioD 


elarin,  g  tale  LA  REINA  DO- 
BUL,  EL  ALCaLÜE  y  *coié- 


Jilicia  lio  muesire, 


LA  LUNA  DE  LA  SfERRA. 

Saíen  ANTÓN,  PASCUALA ,  MENGO 
I  BARTOLA. 


AUTO». 

!T  Fernando, 


fule  del  Haeslre, 
smo  efecto  deciau 
de  Adamuz  con  él. 


Habrá  pasado 
CON  mucha  prisa , 

vos  i|uien  le  espera. 

toCES.  {ütniro.) 
la;  fuera,  fuera. 


tariii.g  talen  EL  HEY  DON 
<D0,    EL   PHlSCII'E,    EL 

lE  y  TODO  EL  AC0Ili'».\íHlE.1- 


Vi Ja lengo 
lesiros  brazos  vengo. 

debéis  pagáis. 


lonles 

lan  grande , 
■  desconforme 

WDgreyel  nacimiento 


Le  dio,  enlre  sus  labradores. 
De  La  Luna  de  la  Sierra 


^^  se  opone; 

es  pies 

f alores : 

Hallé  t  idI  puena  doili       .-es. 


...,  Isabel,  me  casasteis  ; 
A  vuestros  plés  vencedores 


non  FiniuKDo. 
¡IVolableTillanoI 

aoSk  ISABEL. 

lEilraño!- 
Vueslro  furor  se  reiiorle. 


Lo  demás 


Siglos  Caslillt  te  goce, 
A  mparo  de  las  majeres 
I  milagro  de  los  hombres. 

BAdTOLl . 

Todas  diremos  lo  mismo. 

Vos,  Bartola,  sus  de  gonces 
"—a  Tiento  que  pasa. 

ANTOB. 

1^1  vicio  tu  Ti  da  logre 
Para  que  le  mire  dueüo 
De  dos  polos,  de  dos  orbes. 

Praxa  i  sos  dos  jameslades. 

Y  aqol  se  da  lln,  sehol^H, 
Sin  tragedla  ni  desKiiiia , 
M  casamiento  i  la  iinslre, 
A  La  Luna  úe  la  Sierra. 

PASCUALA. 

Voestras  mercedes  perdonen. 


'•*  /•-* 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


UN  DE  NOCHE  ALUMBRA  EL  SOL, 


DEL    DOCTOR    FELIPE    GODINEZ. 


PERSONAS. 


EY  DON  SANCHO,  barba. 
UINCIPE  DON  CARLOS ,  su 


DON  JAIMK  DE  AHAGON,  galán. 
DON  JUAN  DE  ZÚfílGA,  id. 
NEBLÍ,  gracioso. 
DONA  SOL  ABARCA,  dama. 


D05ÍA  COSTANZA ,  dama. 
l^iÉS,  esclava. 

Dos  CRIADOS. 


UÑADA  trímera. 


)N  JUAN  DE  ZLÍÍIGA  y  NEBLÍ. 

DON  JUAM. 

i'bli ,  hien  venido. 

NEBLÍ. 

Juan,  ya  me  lieiies 
[liona. 

ÜO.N  JUAN. 

Galán  vienes. 

ISEOLÍ. 

npre  yo  lo  he  sido, 

DO?í  JCAX. 

en  la  Erancia  te  ha  ido  ? 

NEBLÍ. 

udad  es  París. 

OOÜJUAN. 

i  Flor  de  Lis 

paña  dichoso  fruto. 

NEBLÍ. 

usencia  visten  lulo 
las  de  aquel  país. 
le  va  con  Coslanza? 

Wi'S  JUAN. 

uedo  querer  yo 
Dza. 

neblí. 
¿Porqué  no? 

DOIf  JUAN. 

,  con  feliz  mudanza 
Jaime,  esa  esperanza. 
:ra  siempre  conmigo, 
.  ya  no  la  sigo, 
•  á  un  sol,  no  (e  asombre; 
)  y  Sol  es  su  nombre, 
le'claro  contigo, 
tengo  que  contarte  : 
estoy  en  secreto. 

neblí. 

¿tú  eres  el  dificreta? 


Tú  el  valiente  como  un  Marte? 
Tú  el  navarro  Durandarte, 
A  quien  vi  en  Francia  llamar 
El  Non  de  España  y  no-Par? 
Aunque  digo  neciamente; 
Ahora  eres  mas  valiente. 
Pues  te  atreviste  á  casar. 

Y  ¿quién  es  de  tantos  modos 
Tan  pesada  compañía, 

Que  si  es  fea,  es  solo  mia« 

Y  si  es  hermosa,  es  de  todos? 
¿  Yo  metido  hasta  los  codos 
En  empeños  y  cuidados? 
Mas  tente  allá  tus  enfados ; 

Que  yo,  aunque  me  hables  eo  ello. 
No  pienso  decirte  aquello 
De  suegros  y  de  cuñados. 

DON  JUAN. 

Calla,  hasta  saber  despaes 
La  mujer  que  yo  elegí ; 
Lo  que  he  pasado»  Neblí , 
De  penas  en  solo  uii  mes ; 
Mas  razón  es ,  razón  es, 
Que  cueste  diíicultAdes 
Bien  de  tantas  calidades; 
Sol  que  sale,  luna  llena, 

Y  cielo  en  noche  serena, 

¿No  son  tres  grandes  beldades? 

Pues  mayor  es  la  que  adoro. 

El  sol  es  un  rey  tan  bello, 

Que  de  su  mismo  cabello 

Hace  su  corona  de  oro  ; 

Mas  depone  su  decoro 

En  su  ocaso,  y  se  introducea 

Astros  que  de  noche  lucen ; 

Si  otras  damas  son  estrellas. 

Mi  sol  siempre  luce,  y  ellas 

Siempre  con  él  se  deslucen. 

La  luna,  luz  plateada  * 

Del  cielo,  hermosa  es  sin  duda, 

Pero  hermosa  que  se  muda, 

Porque  es  su  beldad  prestada; 

Ya  está  llena,  ya  menguada; 

Mas  mi  esposa  celesuai , 

Astro  que  está  siem^rt  igual»    .  < 


Es  con  luz  propia,  no  aiéna , 
Luna  que  está  siempre  llena 
De  su  beldad  natural. 
Hermoso  es  todo  ese  telo 
Estrellado,  mas  no  vive; 
Ser  mas  perfecto  recibe 
Cualquier  viviente  del  suelo; 
Mi  esposa  también  es  cielo. 
Mas  tan  viva  en  cada  acción. 
Que  alma  todas  ellas  son; 

Y  así,  es,  con  gloriosa  paíma. 
Supuesto  que  toda  es  alma , 
Cíelo  sin  imperfección. 
Luego  tal  belleza  alcanza, 
Que  es  cielo  y  cielo  viviente, 
Sol,  y  sol  sin  occidente. 
Luna,  y  luna  sin  mudanza  ; 
Logróse  pues  mi  esperanza, 

Y  gozo  sin  duda  alguna 
Tres  hermosuras  en  una. 
Tan  sin  defecto  y  tan  bella. 
Que  se  han  enmendado  en  ella 
El  cielo,  el  sol  y  la  luoa. 

neblí. 

Por  Dios,  que  lo  has  dicho  bien, 

Hayas  hecho  mal  ó  no; 

Mas  voy  al  caso,  que  yo 

Sé  hablar  de  veras  también ; 

¿Qué  sol  es  este  con  quien 

Casado,  don  Juan,  te  hallo? 

DON  JUAN. 

No  sin  causa  te  lo  callo ; 
Pero,  en  fin,  ya  estás  aqui , 

Y  aunque  es  tan  secreto,  k  tí 

Y  á  don  Jaime  he  de  fiaílo. 
Aquí  vendrá,  aqui  le  espero ; 
Que  á  eso  be  venido  á  palacio. 
A  don  Jaime  pues  de  espacio 
Contar  esta  historia  quiero ; 

Y  asi,  no  te  la  reBero, 
Porque  tú  la  oirás  con  él. 


48  tu 


fiel; 


JOO 

Sale  DOÑA  COSTANZA,  con  manto, 
Y  DON  JAIME. 

DON  JAIME. 

;  Ay  Co.<;lanza !  ¡í^uahlaü  tienen 
En  U  lo  hermoso  y  cruel. 

DUNA  COSTANZA. 

Don  Jaime,  vos  sois  galán , 

Y  os  eslimo  de  manera, 

Que  á  vos  sin  duda  os  quisiera, 
Si  no  adorara  á  don  Juan ; 
Todos  los  gustos  están 
Contrarios,  que  él  me  aborrece 
Al  paso  que  mi  amor  crece ; 
Pero  «I  vos  os  satisfaga 
Que  quien  vuestro  amor  no  paga, 
A  lo  menos  lo  agradece. 
Con  esto,  dadme  licencia; 
Que  ver  al  Rey  solo  espero. 
Allí  está  don  Juan,  no  quiero 
Hablarle  en  vuestra  presencia, 
No  porque  habrá  competencia, 
Qui*  eso  puede  asegurar 
Amistad  tan  singular, 
Sino  porque  de  mi  gusto 
Tendréis  vos  celos ,  y  es  justo 
No  daros  este  pesar. 

DON  JAIME. 

¿Podréis  lograr  el  intento 
De  hablarle  al  Uey? 

DOÑA  COSTANZA. 

Yo  tendré 
Orden  de  verle,  aunque  sé 
Su  perpetuo  encerramiento, 

Y  que  vuestro  valimiento 

Podrá  introducirme;  adiós.     (Vase.) 

DON  JOAN. 

Jaime,  vo  os  espero  á  vos; 
Mas  no  llego  cuando  os  veo 
Con  Costanza;  que  deseo 
No  estorbaros  á  los  dos. 

DON  JAIME. 

Don  Juan,  yo  lo  creo  así. 
Al  Rey  quiere  hablar  ahora. 
Quizá  de  \os,  que  os  adora 
Tan  ciega  como  hasta  aquí. 

DON  JUAN. 

No  tengáis  celos  de  mi; 
Que,  si  ella  en  cruel  ha  dado, 
^  O  os  tengo  ya  asegurado. 

DON  JAIME. 

Ya  sé,  don  Juan,  lo  que  os  debo. 
Decidme  lo  que  hay  de  nuevo; 
Que  me  tenéis  con  cuidado. 

DON  JUAN. 

Escuchadme  pues;  que  es  deuda 
A  obligaciones  pasadas. 
En  el  peligro  presente 
Hablaros  con  contianza  : 
Yo  suelo  amar  tan  secreto, 
Que  esa  íineza  ordinaria 
De  no  decírselo  á  nadie. 
Porque  otros  también  lo  asaban , 
Me  pareció  vil,  y  á  solas 
Andaba  yo  dando  traza 
Cómo  poder  esconderlo 
De  la  mitad  de  mi  alma; 

Y  hallé  el  modo;  que  un  amante 
Que  como  yo  se  recala. 

Ni  aun  á  vos  su  amor  os  dijo. 
No  porque  de  vos  se  guarda, 
Sino  por  |K)der  preciarse 
Que  el  secreto  Je  su  dama, 
Si  illa  media  alma  lo  tía, 
A  la  otra  media  lo  calla. 
Casado  estoy  en  secreto : 
Con  esta  primer  palabra 
Os  digo  que  ya  sin  duda 
Seréis  dueño  deC'ostauza. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

No  penséis  que  me  he  casado 
Secretamente  por  falta 
De  méritos  en  mi  esposa , 
Que  mas  urgente  es  la  causa ; 
Ni  por  ser  tan  desvalido, 
Que  he  visto  apenas  la  cara 
Al  rey  don  Sancho,  <|ue  hoy  reina, 
Siendo  yo  Zúñiga,  rama 
De  Iñigo  Arista,  y  pudiendo 
En  mi  Ciipilla  y  mis  armas 
Ver,  por  número  de  estrellas. 
Tantas  lunns  otomanas; 
Bien  que  al  Rey,  por  su  retiro, 
Castilla,  Aragón  y  Francia 
Ya  comunmente  don  Sancho 
El  Encerrado  le  llaman ; 

Y  así ,  don  Carlos,  su  hijn. 
Con  libertad  mas  bizarra, 
Ya  casi  dueño  gobierna 

La  corona  aun  no  heredada. 
Yo,  don  Jaime  de  Aragón, 
Miré  á  doña  Sol  Abarca, 
A  quien  sabéis  nue  dio  sangre 
La  casa  real  de  Navarra ; 
Viia,  y  fuéronse  tras  ella 
Los  OJOS,  que  la  miraban, 
Tras  los  ojos  los  afectos. 
Tras  ios  afectos  las  ansias , 
Tras  las  ansias  los  suspiros. 
Tras  los  suspiros  el  alma, 

Y  tras  el  alma  un  deseo 

De  tener  muchas  que  darla. 
Sol ,  con  ser  sol  de  mi  estrella. 
Quizá  Igualmente  inclinada 
Con  un  precepto  inviolable, 
Me  dio  licencia  de  hablarla. 
Porque  me  mandó  imperiosa, 
Aunque  cuerda  y  recatada. 
Que  por  Torzosos  respectos, 
Que  á  nuestro  amor  importaban, 
Ni  aun  á  vos  os  lo  dijese. 
Era  el  caso  de  importancia, 

Y  yo  juré  la  obediencia ; 
Si  fué  culpa,  perdonadla. 
Hablábame  pues,  y  viendo 
La  nota  y  la  vigilancia 

De  unas  Vecinas  curiosas, 
Quizá  mal  intencionadas 
(Que  hay  en  las  guerras  de  amor 
Quien  sin  trabajo  y  sin  paga 
Se  estará  toda  una  noche 
Siendo  posta  i  una  ventana). 
Dejó  de  hablarme  en  la  calle, 

Y  por  una  puerta  falsa 

Me  entró  un  amor  verdadero 

A  clausura  tan  sagrada. 

Es  la  ocasión  entre  amantes 

Áspid  que  muerde  y  halaga, 

Hiena  que  mata  y  que  llora. 

Sirena  que  duerme  y  canta. 

Yo  amante  y  favorecido. 

Ella  fina  y  obligada. 

Yo  importuno  :i  los  favores. 

Ella  á  las  porfías  blanda ; 

La  resolución  postrera 

No  es  menester  declararla; 

Que  hay  sucesos  que  se  dicen 

(>on  lo  mismo  que  se  callan. 

Ya  pues  ambas  voluntades 

Últimamente  empeñadas 

Con  favores,  que  á  los  fines 

Groseras  dichas  alcanzan , 

Supe  que  el  Príncipe  (¡  ay  triste! ) 

Tan  loco  á  Sol  adoraba, 

Que,  habiendo  de  ser  su  esposa 

La  serenísima  infanta 

De  Araron,  con  quien  están 

Sus  bodas  capituladas, 

A  pesar  del  Rey,  su  padre. 

Ni  lo  atiende,  ni  se  casa 

Su  alteza,  pues  que  de  noche 

La  misma  calle  rondaba. 


PorGado  amante  y  cie^ 
Mariposa  de  su  llama. 
Supo  mi  amor;  que  ana  noche 
Me  vio  salir  de  sa  casa 
De  mi  Sol ,  y  conocióme, 
Pues  luego  con  voz  turbada 
Me  dijo :  c  Don  Juan,  teneos; 
El  Príncipe  esquíen  os  habla. 
Hijo  soy  de  vuestro  rey; 
Yo,  yo  adoro  á  Sol  ingrata, 
Yo  no  puedo  mas,  yo  muero; 
Si  alguna  dicba  os  dio  entrada, 
I  caro  de  tanto  fayo. 
El  mismo  Principe  os  manda 
Que  no  volváis  mas  á  Tcrla; 
Pues  yo  la  adoro,  olfidadla.» 
Aquí,' Jaime,  quedé  muerto, 
Helóseme  en  la  prganta 
La*  voz,  y  en  la  tierra  inmobles 
Fueron  (te  mármol  las  plantas; 
Mas  ya  en  Gn,  cuando  en  el  pecbo 
Respiró  la  vital  aura, 

Y  usó  de  sus  facultades. 
Con  el  calor  desatadas , 
Empecé  á  hablar,  y  atajóme, 
Diciéndome  :  cDon  Joan,  basta; 
Esto  ha  de  ser  sin  respuesta, 
'Aunque  mas  razones  naya.» 
Fuese,  j  yo  quedé  sintiendo 
Violencia  tan  temeraria. 
Como  deudor  tan  forzoso 

De  obfigacion  tan  honrada. 
Dijele  á  Sol  el  suceso, 

Y  temerosa,  dio  traza 

En  secreto  á  nuestras  bodas. 
Por  quedar  asegurada : 
Yo,  por  el  Principe,  quise 
Excusarme  y  excasarla. 
Temiendo  quizá  las  qaejas 
Aun  mas  que  las  amenazas; 
Mas  lágrimas  de  mujer, 
Sol  con  justicia  tan  flau. 
Yo  convencido,  y  la  deuda 
A  honor  de  sangre  tan  alta; 
Cáseme  con  tal  secreto. 
Que  sola  Inés,  una  esclava. 
De  Sol  confidente,  sabe 
Que  está  conmigo  casada ; 
Adorámonos  loados, 

Y  aunque  son  muy  limitadas 
Mi  hacienda  y  la  soya,  Jaime , 
Entre  unas  pobres  alhajas, 
Estoy  tan  rico  con  ella, 
Que,  sí  es  la  mujer  honrada 
Corona  de  su  marido. 

No  invidio  al  mayor  monarca; 

Y  vive  Dios,  que'á  Castilla 
Dispusiera  una  jomada 
Por  ver  á  un  deudo  de  Sol , 
Si  no  temiera  dejarla ; 

Y  si  no  me  voy,  porfia 

Su  alteza  con  uf  instancia. 
Que  en  celos  averiguados 
Temo  iras  ejecutadas 

Y  aun  otros  futuros  males. 
Figurad  entre  las  ramas 
Que  forman  en  ana  selva 
Verdes  techos  de  esmeralda , 
Dos  pajarillos  amantes. 
Que  con  unas  pobres  |MJas 
Van  fabricando  su  nido 

A  los  pollueloíi  que  aguardan, 

Y  que  un  cazador  astato. 
Cuando  todo  el  nido  saca. 
Quita  á  los  padres  qae  Tinn, 

Y  á  los  hijos  qoe  á Taz  taigas; 
Pues  veis  aqai  mi  reCrilo 

En  las  verdes  esneramas 
De  un  matrímoalo  secreto ; 
Deseo  yo  entre  las  alai 
O  los  rayos  de  mi  sol 
Ver  felizmente  abrif^da 


liebott,  cuando 
«odas  esperiMlas 
mente,  aunque  pobres, 
os  nido  ó  casa , 
» al  padre  y  queriendo 
is  asechanzas 
nadre  en  el  nido, 
iroorosa  y  casta; 
le,  que,  crael , 
Da  vez  lo  acaba, 
padres  que  mueran , 
>s  que  no  nazcan, 
pues  ¿  pediros , 
toda  la  privanza 
;>e,qoe  si  acaso 
ber  loque  pasa, 
que  esta  celoso, 
itiffua  amistad  baga 
n  las  ocasiones ; 
es  tan  apretada, 
ima,  don  Jaime, 
li ,  que  me  agravian, 
rqiosura  inocente , 
tud  soberana, 
hado  dichoso, 
otas  veras  ama, 

0  amor  padece, 
de  vos  se  ampara, 
ampararme  es  deuda, 

lobleza  hidalga 
ego  de  justicia 

1  piedad  de  gracia. 

DOn  JAIME. 

yo  os  buscaré  luego; 
(hora  á  esia  sala 
I  Principe  salen , 
se  persuada 
)  me  habéis  hablado, 
I  la  misma  causa 
migo  no  os  vea. 

DON  iUAtf . 

,  hasta  mañana.— 

IfEBLÍ. 

Tamos ;  que  quiero 
iés  á  mi  ama, 
l)arca  y  es  Sol ,     • 
cuando  levanta 
sol  del  suelo 
\  con  que  anda , 
luz  se  ajusta 
oro  se  calza. 

te^ebUy  don  Juan.) 
L  REY  Y  BL  PRINCIPE. 

PBilICIPB. 

jesttid.  Señor, 
*e ;  que  me  cansa 
€  no  es  matarme. 

RCT. 

rida  es  batalla.— 
¿qué  decís  de  eslo? 

DON  JAIME. 

',  que  me  espanta 
:ipe  tan  sibio 
IR  ordinarias. 

.  RBT. 

« tengo  casado 
iolanle,  hermana 
ro  el  Coarto,  fénix 
a  y  de  España ; 
re,  pues  tengo 
mente  y  canas, 
«  consejos  cuerdos 
es  gallardas. 

rnixciPB. 
de  morir. 

RBT. 

dofia  Gotlmn 


AUN  DE  NOCHB  ALUMBRA  EL  SOL. 

Me  refirió  todo  el  caso, 

Y  que  dofia  Sol  Abaroi, 

Que  ama  en  secreto  á  don  Juan, 

Con  quien  de  casarse  trata 

La  misma  Costanza,  inquieta 

Al  Principe  muy  humana.  i 

PIÜNCIPE. 

Hable  vuestra  majestad 
De  ese  sol  con  mas  templanza ; 
Que  no  es  mas  puro  el  del  cielo. 
Aunque  á  mi  su  luz  nne  abrasa. 

RET.  (Ap.) 
jt}ué  bien  parece  entre  él  regio 
Esplendor  esta  bizarra 
Generosidad !  Que  el  hombre 
Que  con  sus  celos  infama 
La  mujer  que  quiere,  y  mas 
Cuando  no  piensa  dejarla, 
O  no  tiene  entendimiento, 
O  buena  sangre  le  falta. 

OOIf  JAIME.  (Ap.) 

Don  Joan  está  en  gran  peligro. 

A  caza  saldréis  mañana ; 
Que  quiero  que  os  divirtáis. 

PRÍNCVB. 

Veré  alif  representada 
En  las  fieras  mayor  fiera ; 
Mas  me  entristece  la  caza. 

RET. 

Id  á  la  Gasa  del  Campo. 

PRÍ.^CIPB. 

Digo  que  iré  donde  manda 
Vuestra  majestad.  Señor. 

RET. 

No  me  volváis  las  espaldas; 

Que  os  Quiero  mas  que  á  mi  vida. 

Escribid,  porque  se  parta 

El  correo  á  Zaragoza ; 

Que  eso  solo  es  lo  que  aguarda. 

PRÍIflUPE. 

Vayase  sin  cartas  mías. 

RET. 

¿  Cómo  ha  de  ir  sin  vuestras  cartas  ? 

PRÍNCIPE. 

Porque  muero. 

RET. 

Dios  08  guarde. 
PRÍirapB. 
Vuestra  majestad  se  vaya, 
O  yo  me  iré. 

RET. 

Bueno  está ; 
Que  arguye  poca  constancia 
Rendirse  á  pasión  tan  necia. 
Que  por  serlo  es  porfiada. 
Casaos  pues,  y  obedecedme 
(^on  el  rigor  y  observancia 
Que  debéis  á  un  rey  y  padre, 
Que  mas  que  á  si  mismo  os  ama ; 
O  por  el  siglo  dichoso 
De  la  Reina,  que,  elevada 
A  mejor  corona,  pisa 
Zafir  del  supremo  alcázar, 
Que,  á  pesar  de  vuestro  afecto. 
Que  asi  la  razón  arrastra, 
Os  castigue  rigoroso. 
Si  lio  en  vos,  en  quien  lo  causa.  (Yéie.) 

DON  JAIME. 

Señor,  ved  que  vuestro  padre... 

PRÍNCIPE.  • 

Jaime,  no  me  digas  nada; 
Yo  esioy  resuello.  Don  Juan 
De  Zúñiga  ha  entrado  en  casa 
Del  Sol  que  adoro,  después 
Que  con  paciencia  excusada 
Le  avisé  que  la  olvidase, 


»1 


8 


Pues  que  yo  no  la  olf  Idaba. 
Traidor  ftaé,  pues  volvió  á  verla; 
Su  muerte  es  Justa  venganza  ', 
De  mis  celos;  ya  es  de  noche , 
Id  luego  y  ejecutadla.  . 

BOU  JAIIIB. 

Señor,  Prhiclpe,  sois  Justo, 
Y  á  vos  don  Juan  no  os  agrafía , 
Porque  yo  sé... 

PRÍNCIPE. 

No  sabéis. 
Cosa  que  importe  á  mis  ansias 
Ni  á  mis  celos;  vive  Dios', 
Que  ha  de  morir. 

BON  JAIME. 

SI  se  igualan 
La  piedad  v  la  Justicia 
En  las  deidades  humanas, 
Como  á  tal... 

^  PlbfCIPB. 

'Esta  et  sentencia  ' 
ue  pasó  en  cosa  Jmgada ; 
o  ha  lugar  la  apeUcToo. 

non  JAIME. 

Si ;  mas  hay,  cuando  es  eontrárlai 
Suplica  á  vos  de  tos  mismo. 

PRÍIfCIPB. 

¡Jaime! 

OOR  JAIME. 

Señor,  vinculada 
Os  tengo  á  vos  mi  obediencia. 

PRÍNCIPE. 

Pues  no  repliquéis  palabra ; 
Acabad  su  vida,  ó  dad 
La  vuestra  por  acabada. 

DON  JAIMB. 

Sí  daré  si  se  la  quilo, 

Pues  en  la  suya  están  ambas. 

Salen  DOflA  SOL  t  JNÉSf  etclauñ. 

INÉS. 

¿Qué  es  lo  que  escribe  Costaoza 
En  este  papel? 

nOÍlA  SOL. 

Ignora 
Mi  casamiento,  en  ope  ahora 
Ni  de  ella  haré  confianza ; 

Y  así,  me  escribe  qoe  quiere 
Ser  mi  huéspeda  unos  dias. 

intt. 

Tú  ¿qué  respuesta  le  en? las? 

OOffASOI..  ^ 

Inés,  bien  claro  se  infiere ; 
I  Cómo  he  de  tenerla  en  casa, 
Siendo  ya  don  Juan  mi  esposo, 

Y  el  secreto  tan  fontoso  T 


i 


Td  no  sabes  lo  que  pasa? 

>on  Juan  la  quiso  muy  bien, 
Y  pienso,  si  a  casa  vtene. 
Que  es  de  celos  que  de  él  tiene. 

DOffASOI.. 

Yo  lo  presumí  tamUen; 
Mas  don  Juan  me  satitface 
Tan  leal,  que  mis  recelos 
Aun  no  han  llegado  á  «epjcelos; 
Con  todo,  ai  don .        hace 
A  Castilla  so  Joma 
Traeré  á  CostAosii  .^.,       {o, 


aa  • 


Aunque 

?uec 
emo      hrl„ 
Ln~  ^jdo, 
,        í  dom. 


O, 


.  ou  ém 


n 


S02 

Mes. 
¡Ay  señora, qué  galán 
Vi  ayer  al  Principe  yo ! 
El  suele  decirme  á  mí 
Sus  penüs,  y  vo  le  digo 
Que  pierde  el  tiempo  contigo. 

DOÑA  SOL. 

No,  Inés,  no  ba  de  ser  así. 

lluego  ¿gustas  que  le  dé 
Alguna  esperanza? 

DO.^A  SOL. 

Necia, 
En  mí  tuviera  Lucrecia 
Menor  flaquera  y  mas  fe. 

INÉS. 

A  quejas  muy  repetidas 

Le  despido  yo ;  ¿  q»é  quieres? 

DOÑA  SOL. 

Inés,  si  al  Principo  vieres, 
No  quiero  que  le  despidas, 
Porque  esto  es  llegarlo  á  oir. 
Sino  que  huyendo,  te  vengas 
Tan  apriesa,  que  no  tengas 
A  quien  poder  despedir. 

INÉS.  (Ap.) 
En  vano  á  su  honor  resisto. 
Sufra  el  Principe  el  desden ; 
Que  no  puedo  mas. 

Sfl/ér/iDONJÜANv  NEIíLÍ. 

DOM  JUA?I. 

Mi  bien , 
Un  siglo  há  que  no  te  he  visto ; 
llablu  á  Neblí  sin  recelo, 
Que  es  un  ¡uiliguo  criado, 
De  quien  siemi>re  me  he  fiado. 

KEKLÍ. 

Neblí  soy,  pues  al  sol  vuelo. 

DOÑA  SOL. 

Por  leal  á  tu  señor. 
Te  estimaré. 

NEBÜ. 

Ahoni  sf 
Puedo  Humarme  Neblí , 
Con  alas  de  este  favor. 

nÉs. 
¿Neblí  se  llama,  gaiau? 

.>F.BLÍ. 

Y  con  hambre  eterna  estoy 
Templado  siemiire ;  que  soy 
Neblí  pollo  de  don  Juan. 

nts, 
¿Neblí  pollo  es  todavía? 
Pensé  que  mudado  de  aire. 

KEBlA. 

La  esclava  tiene  donaire , 

Y  es  docta  en  volateria.— 
Dime  tú  tu  nombre  á  mi. 

IMÉS. 

Inés  me  llamo. 

KEBLÍ. 

Alto  pues ; 
Garza  parece  la  Inés, 
Que  ha  de  volar  al  Neblí. 

I?(¿S. 

Luego  ¿es  consecuencia  clara 
Que  algo  quieres  darme? 

."fEBLÍ. 

Niego  ■ 
La  consecuencia  y  el  luego. 

ixAs. 
¿No  tiene  Sol  buena  cara? 

rvBBLi. 
De  límistc. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

IRÉS. 

Ella  es  mujer 
De  buena  vida  y  costumbres , 
Mas  solo  da  pesadumbres. 

NEBLÍ. 

Muy  pobre  debe  de  ser. 

INÉS. 

No  serlo,  pues  es  tan  bella ; 
¿  Date  á  tí  mucho  don  Juan  ? 

KEBLÍ. 

Ya  los  señores  no  dan ; 
Son  muy  pobres  él  y  ella. 

DO.ÑA  SOL. 

Don  Juan,  ¿no  es  aquel  don  Jainie? 
Sale  DON  JAIME. 

DO?l  JAIME. 

i  Qué  desdichada  hermosura!  — 
Señora  Sol,  Dios  os  guarde.— 
Don  Juan,  mal  se  disimula 
El  sentimiento  en  los  ojos. 

DON  JUAN. 

Gran  mal  su  tristeza  anuncia. 

DON  JAIME. 

itetirense  esos  criados. 

DON  JUAN. 

Salios  allá. 

NEBLÍ. 

No  me  gusta 
La  prevención.— Inés,  vamos. 
{Vanse.) 

DOÑA  SOL. 

Don  Juan,  pues  aquí  te  busca 
Don  Jaime,  que  soy  tu  esposa 
Le  habrás  ya  dicho  sin  duda, 

Y  si  no,  yo  se  lo  digo; 
Porque  menos  se  aventura 
En  revelar  el  secreto. 

Que  en  juzgar  él,  si  lo  juzga,  , 
Qutr  pudo  hallarte  en  mi  casa,' 
No  siendo  yo  esposa  luya. 

DONJUÁN. 

Sol,  ya  don  Jaime  lo  sabe ; 
Pero  su  tristeza  es  mucha, 
Pues  á  los  ojos  se  viene. 

DON  JAIME. 

No  sé,  don  Juan,  cómo  cumpla 
Con  tantos  respectos  juntos , 
Entre  penas  tan  confusas. 
Su  alteza  manda  que  os  mate, 

Y  aunque,  entre  miedos  y  dudas , 
A  tanta  resolución 

Hice  réplicas  algunas , 
Quiso  tomarlo  á  su  cuenta, 
Cuundo  ve  que,  si  lo  rehusa. 
Se  lo  encargarán  á  otro. 
Que  fácilmente  concluya 
Con  mi  vida  y  con  la  vuestra; 
Que  ninguna  está  segura 
Si  peligra  la  del  otro, 
Pues  es  de  ambos  cada  una. 
El  Príncipe  es  el  juez 
Que  esta  sentencia  pronuncia, 

Y  el  delito  es  vuestro  amor 

( ¡  Vive  Dios,  que  es  feliz  culpa ! ), 

Y  piensoqne  mi  desdicha 
Es  el  íiscal  que  os  acusa, 

Pues  me  han  hecho  á  mí  el  verdugo 

Que  la  sentencia  ejeruta. 

Este  es  el  caso :  yo  vengo 

Sin  resolución  ninguna 

A  ponerh*  en  vuestras  manos ; 

Vos  calláis  y  Sol  se  turba. 

Don  Juan,  muchas  vidas  tengo; 

Que  ya  la  vuestra  y  la  saya 

Tengo  por  proprias,  y  ya 

No  es  n)i  desdicha  tan  suma, 


Que  no  queréis  ano  sean  nts; 
Que,  porque  sera  ventora 
Tener  yo  machasque  daros, 
Dejaré  de  tener  mucbas. 

DON  JOAN. 

Yo  00  sé,  por  Díos«  don  Jaime, 
Con  qué  palabras  reduzca 
A  brevedad  tantas  penas ; 

Y  así,  vuestra  amistad  sopla 
Lo  que  falta  á  mi  discorso; 
Que,  aunque  la  acción  es  injosta. 
Si  vos  para  ejecotalla 

No  buscasteis  coyuntora. 
Corréis  peligro,  y  si  dais 
Noticia  al  Itey,  se  disgusta 
Con  vos  el  Príncipe,  y  veo 
Que  el  morir  vos  no  se  excosa. 
Vos  mirad  por  vos,  don  Jaime, 
Viendo  también  esta  HoTía 
Que  tiene  al  sol  tan  noblado. 
Esas  perlas  de  alba  pora. 
Que  en  azucenas  y  rosas 
Ni  el  mismo  sol  las  enjuga; 
No  me  pesa  á  mi  por  mi 
Esta  virtud  que  se  encombra 
Sobre  si  misma,  y  tau  alta 
Pisa  fueros  de  fortuna; 
Siento  no  mas  que  si  moero, 
Como  tórtola  viuda, 
Que  ahora  con  su  consorte 
Tan  dulcemente  se  arrolla. 
No  posará  en  ramo  verde, 

Y  entre  las  selvas  osearas 
Pedirá  endechas  prestadas 
A  las  aves  mas  noetamas. 
Maldiciendo  entre  sos  iknslas. 
Entre  sus  penas  y  angustias. 
Los  arroyos  que  lo  ríen. 

Las  fuentes  que  lo  mormoran. 
Esto  quiero  que  os  lastime; 
A  mí ,  sin  naevas  consultas. 
Dadme  á  fieras  que  me  eomaa 
O  á  llamas  qoe  me  consoman , 
O  echadme  al  mar,  dkmde  el  sol 
Cada  noche  se  sepolta, 

Y  cada  mañana,  en  qaien 
De  lo  moptal  se  desnuda , 
Fénix  del  agoa  renace 

De  entre  las  ondas  profiradas; 
Que  allí  á  mi  bien  la  fe  fiva. 
Sí  la  esperanza  dlfonta. 
En  todo  aquel  alabastro. 
De  infaustas  cenizas  oraa , 
Consagrará  monumentos 
A  las  edades  futuras. 

doSa  sou 
Señor  don  Jaime,  en  los  ojos. 
Donde  la  elocuencia  es  moda, 
Mucho  mejor  que  en  los  labíis. 
Oran  dos  almas  ocultas; 
Sobre  la  gloria  de  darse, 
l'na  por  otra  la  usoipa. 
Cada  cual  tan  ambiciosa 
De  hacer  la  flneza  suya* 
Que  en  la  misma  resistencia 
Con  que  están  luchando  á  ina. 
Vienen  á  injuriarse  al  tiempo 
Que  obligarse  mas  procnraa; 
Mas  no  luchan  desconformes» 
Porque,  si  i  luchar  se  jaÉla«t 
No  se  juntan  por  lachar* 
Que  antes  por  jontarae  lochao; . 
Porque  hav  no  sé  qoé  ilnijc 
De  paz  en  la  misma  locha. 
Pues  los  mismos  qoe  pelen 
Se  abrazan  cuando  sa  IiüvÍn; 
No  las  despartáis,  don  Jaime» 
Antes  una  misma  punta 
Saque  ambas  almas  la  taem 
De  la  mano  mas  robusta ; 
De  una  ves  rompa 


ie  dificulta, 
e  UD  golpe  solo 
n  dos  vidas  juntas, 
una  desdichada, 
-ueldad  y  la  astucia 
tra  lo  inoceote 
able  vinculan, 
io  ya  en  ambos  cuellos 
leridastan  duras, 
mi  la  primera, 
n  Juan  la  segunda. 

DON  JAIME. 

bien  podrá  en  vos  mismo 
uien  lo  procura; 
1  Sol,  vuestra  esposa, 
sen  su  alma,  en  cuya 
Jad  tenéis 

no  caduca, 
r  de  la  eternidad, 
?  los  siglos  dura, 
a m piona  luego; 
répor  disculpa 
s  ido  á  Castilla; 
;os  que  resultan 
joyo. 

DOX  JtAIf. 

¿Vos  sabéis 
1  Principe  promulga 
a  mi  tan  severa  ? 
DO  queréis  que  huya 
fieligroá  Sol? 

de  piedad  usa, 

á  que  la  Heve. 

D0?(  JAIVE. 

á  que  discurra 
f  á  que  bbre  el  tiempo, 
íis  en  aventura, 
á  Sol  ahora, 
ridas  y  la  suya. 

DO.^A  SOL. 

Juan  no  ha  de  ir  sin  mí ; 

0  que  nos  conduzca 
na  misma  vida 
;ma  sepultura. 

asa  movible 
á  quieu  aseguran 
que  la  apuntalan, 
-asque  la  fundan, 
an  viviente 
«alada  espuma, 
Isoproprio  le  alienta 
:íI  le  estimula; 
le  pino  con  alas, 
viento  sin  plumas, 
nes  d»?  agua  vuela, 
5  de  aire  surca; 
L>le  albergue,  cuando 
leños  se  ayuda, 
iiiiinando  siempre 
lismos  que  la  ocupan, 
;  á  sus  moradores 
ipre  tan  conjunta, 
no  pueden  mudarse 
Qbien  no  se  muda ; 
íempre  y  tan  (irme, 
apararlos  nunca, 

1  hundirse  ó  deshacerse 
íligro  que  no  sufra. 
Jaime,  yo  y  don  Juan, 
mas,  que  son  una, 
▼ey  marinero 

nto  golfo  tluctúa; 
casa  portátil 
vive  y  en  que  él  triunfa 
suenes  de  miedos, 
olas  de  injurias ; 
ra  es  ya  mi  llanto 
ae  la  ínueda, 
fuere  yo,  ha  de  ir ; 
cacioD  no  se  excusa, 


AUN  DE  NOCHE  ALUMBRA  EL  SOL. 

Y  es  fuerza  que  con  él  vaya 
Su  pobrecilla  chalupa. 
Contra  quien  tanto  «lemento 
En  tanto  mar  se  conjura. 
Mas  no  importa,  él  vive  en  mi, 

Y  yo  soy  casa  tan  suya, 
Que  tengo  de  ir  donde' él  fuere , 
A  pesar  de  mayor  furia ; 
Porque  no  le  he  de  dejar 
Hasta  que,  en  igual  fortuna  , 
Las  rocas  me  hagan  pedazos 
O  los  abismos  me  hundan. 

DON  JAIME. 

Ved,  SeñoM,  que  á  quedaros 
Os  obliga  la  cordura; 
Que  si  os  vais  los  dos,  es  fuerza 
Que  os  sigan  y  que  os  descubran, 

Y  (|ue  don  Juan  muera  entonces. 

DON  JUAN. 

Don  Jaime,  nadie  presuma 
Que  el  deseo  de  la  vida 
Tan  engañoso  me  adula , 
Que  yo  me  vaya  sin  ella , 

Y  deje  mi  honor  en  duda. 

DONA  SOL. 

¿Cómo  en  duda?  Luego  ¿en  mi 
Son  posibles  las  calumnias? 
Luego  ¿este  sol  tendrá  eclipses 
Por  mudaí  zas  de  la  luna? 
Luego  ¿escuadrones  formados, 
Que  vibrado  fresno  empuñan , 
Que  ciñen  luciente  alfanje 

Y  visten  morisca  aijuba ; 
Etna  que  incendios  aborte , 
Nube  que  rayos  escupa. 
Con  truenos  que  al  firmamento 
Ksiremezcan  las  columnas. 
Osarán  á  mi  constancia? 
Vele,  y  verás  cuan  segura 
Armadas  huestes  desprecia 

Y  fiier/as  de  reyes  burla. 
Yo  íjucdo  conmigo  misma. 
Vele,  (ligo,  y  no  atribuyas 
Rsle  alienlo.á  confianza 
Ni  este  valor  á  locura. 

DON  JUAN. 

Muy  bien  dices;  pero  advierte... 

DON  JAIME. 

Don  Juan  ,  sin  tardanza  alguna 
Os  habéis  de  ir. 

DON  JUAN. 

Yo  iré  donde 
Por  unos  dias  me  encubra , 
Con  que  vos  os  encarguéis 
1)0  mí  bien. 

DON  JAIME. 

Don  Jaime  os  jura 
Ser  gunrda  de  su  recato, 
De  atonta,  tan  importuna. 
Que,  siendo  ella  sol,  y  yo 
Águila,  qu*»  no  se  ofusca, 
Examinarán  mis  ojos 
A  rayos  de  Sol  -tan  para. 

DON  JUAN. 

Pues  yo  buscaré,  luz  roía, 
Ocasión  mas  oportuna 
Para  llevarle  conmigo; 
Tú  verás  qué  poco  dura 
La  ausencia.  Abrázame  ahora. 

DONA  SOL. 

¡Ay,  don  Juan,  que  el  sol  se  anubla! 

DON  JAIME. 

Porque  vuestra  ausencia  crean , 
Pudiera  Sol  ^  con  industria  , 
Traer  consigo  á  Costauza. 

DONA  SOL. 

Si  la  traeré;  que  ella  gusta  • 
De  estar  conmigo  unos  dias. 


905 


DON  JAIME. 

Pues  don  Juan  se  vaya. 

D05ÍA  SOL. 

Suban 
Hasta  el  cielo  mis  suspiros. 
Justicia,  amor;  que  me  hurtan 
El  mejor  tiempo  á  mi  vida. 

DONJUÁN. 

En. habiendo  coyuntura. 
Vendré  á  verte.  Adiós,  mi  bien. 

DOÑA  SOL.  * 

Mira  que  á  mi  centro  acudas. 

DON  JUAN. 

Tú  eres  un  sol  que  me  abrasas. 

DOÍ^A  SOL. 

Tú  un  astro  que  al  sol  ilustras. 

DON  JUAN. 

Tú  la  causa  de  mis  dichas. 

D05ÍA  SOL. 

Tú  el  dueño  de  mis  venturas. 

DON  JUAN. 

Yo  soy  tu  esposo  y  tu  amante. 

DONA  SOL. 

Yo  esposa  y  esclava  luya. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  INÉS  y  DOSa  COSTANZA. 

D05ÍAC0STANZA. 

Diréte,  Inés ,  lo  que  sabes ; 
Porque  mientras  lo  repito. 
Parece  que  lo  acredito. 

INÉS. 

Pues  empieza,  porque  acabes; 
Que  decirme  lo  que  sé 
Es  darme  encono. 

DOÍ^A  COSTANZA. 

En  efeto 
Se  fué  don  Juan  con  secreto, 

Y  yo,  después  que  se  fué, 
Huéspeda  de  Sol  estoy 
Aqui  en  su  casa. 

iNés. 
Adelante. 

DO^A  COSTANZA. 

Temo  que  es  don  Juan  su  amante. 

INÉS.  {Ap.) 
Leal,  aunque  esclava,  soy ; 
No  he  de  decir  lo  que  sé. 
Pues  no  digo  que  es  su  esposo ; 
Mas  basta  hacer  un  engaño 
Al  Principe,  tan  extraño. 

DONA  COSTANZA. 

Quiso  el  Principe,  celoso, 
Matarle.  Don  Jaime  á  mi 
Me  ha  dado  da  todo  cuenta; 
Por  eso  don  Juan  se  ausenta, 
Pero  está  cerca  de  aquí. 
Yo  pues ,  que  con  tal  porfía 
Casarme  con  él  pretendo , 
No  sé  si,  necia,  defiendo 
En  su  persona  la  mia; 

V  como  para  aplacar 

Ál  Príncipe  el  medio  era 

?ue  Sol  le  hablara  y  quisiera, 
ella,  en  fin,  no  le  ha  de  hablar: 
Porque  él  piense,  aunque  engañado, 

§ue  tiene  á  Sol  reducida , 
asi  don  Juan  tenga  vida , 
Que  este  solo  es  mi  e>ii<i«Ho , 
Hurtándole  á  Soft  el  • 


204 

A  hablarle  de  noche  vengo 
Al  jardín,  y  le  enlreiengo, 
(lomo  ya  vés.  No  te  asombre 
Que,  hublándome,  haya  creído 
Que  soy  Sol;  porque,  demás 
Que  no  ha  hablado  á  Sol  jamás, 
Siuo  de  paso ,  yo  he  sido 
Tan  sagaz,  que,  por  poder 
Engañarle  mas  segura, 
Busco  noche  tan  obscura, 
Que  ni  el  bulto  pueda  ver. 
Yo  pues  junio  desta  fuente 
Hablo  al  Principe  y  le  digo 
Que  soy  Sol.  Tft  eres  testigo, 
Que  sienmrete  hallas  presente, 
Que  no  falto  á  m¡  decoro ; 
Que  sí  mi  honor  peligrara, 
No,  Inés,  no  lo  aventurara 
Por  don  Juan ,  porque  le  adoro. 
Él ,  en  efecto,  que  entiende 
Que  le  habla  Sol ,  ya  no  extraña 
Los  favores,  y  se  engaña 
Oon  lo  mismo  que  aprehende; 
Que  en  sola  la  aprehensión, 
No  en  si  mismo ,  está  el  contento. 
(;ozo  es  decir  humo  y  viento; 
O  nada  ó  mentira  son 
Los  bienes  de  amor,  Inés, 
Pues,  engañada  la  idea , 
No  está  el  gusto  en  que  lo  sea  , 
Sino  en  pensar  que  lo  es. 

INÉS. 

Costanza,  todo  lo  advierto. 
¿Queda  mas? 

DONA  COSTANZA. 

Su  alteza,  en  (In , 
Me  ha  hablado  en  este  jardín 
Tres  noches,  y  está  muy  cierto 
Que  hablando  con  Sol  está ; 
De  modo  que  asi  ha  tenido 
La  dicha  ae  haber  creído 
Que  Sol  favores  le  da. 
Con  que,  en  ardid  tan  extraño, 
Lograremos  yo  y  su  alteza. 
Él  su  engaño  en  mi  fineza, 
Yo  mi  fmeza  en  su  engaño. 

Sale  DON  JAIME. 

DON  JAIME. 

Sin  que  me  sientan  he  entrado. 
Todo  la  industria  lo  pudo; 
Mientras  el  silencio  mudo 
Recatos  presta  al  cuidado; 
Que,  guardando  ajeno  honor, 
Si  es  ajeno  el  de  mí  amigo, 
Las  sombras  del  miedo  sigo 
Con  los  pasos  del  temor. 
Adonde  el  ardid  se  atreve. 
Fiado  á  noche  tan  ciega ; 
Que  el  sol  hay  noches  que  niega 
La  luz  que  á  los  astros  bebe; 
Porque  há  tres  que,  á  mi  pesar, 
Al  Prhicípe,  aun  no  lo  creo, 
Argos  desdichado,  veo 
En  este  jardín  entrar. 
Ojalá  averigüe  aqui 
Si  es  (irme  Sol  como  bella ; 
Que  00  ha  habido  culpa  en  ella , 
Como  no  hay  descuido  en  mi. 

Sale  EL  PRÍNCIPE. 

PRINCIPE. 

Gran  dicha  fué  hallar  abierta 
La  puerta ;  gócese  el  fin 
De  mi  dicha  en  el  jardín , 
Que  me  dio  franca  la  puerta. 
Sol  mía ,  ahora  veré 
La  verdad  que  tu  amor  tiene. 

CosUDia ,  el  Prindpe  Tiene. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GÓDINEZ. 

DOÑA  COSTANZA. 

Pues  no  le  vayas. 

INKS. 

No  haré. 

PRÍNCIPE. 

Gente  hay  aqui.  ¿Es  doña  Sol? 

DOÑA  COSTANZA. 

Sol  soy.  Habla  sin  recelo. 

DON  JAIME.  (Ap.) 

Sol  dice  que  es.  Vive  el  cielo , 
Si  es  natural  arrebol 
La  vergüenza  en  una  dama , 
Sin  luz  ni  arrebol  está 
Este  cielo ;  que  no  hay  ya 
Fe  ni  verdad  en  quien  ama. 

PRÍNCIPE. 

Pues  determinado  vengo. 
Al  salir  de  tu  jardín, 
Vi  anoche  un  bullo,  y  en  lin ,     , 
llnblo  claro,  celos  tengo. 
Temo  que  es  don  Juan,  á  quien 
No  habló  don  Jaime,  ó  no  quiso; 
Que  ambos  andan  sobre  aviso, 
Pues  que  se  guurdan  tan  bien. 
Vengo  pues  determinado 
A  no  perder  la  ocasión ; 
Que  esto  es  dar  satisfacción 
De  una  vez  á  mi  cuidado. 

DOÑA  COSTANZA. 

No  tengáis  celos ;  que  os  quiero 
Mas  que  á  mi,  y  es  temor  vano 
Que  un  principe  soberano 
Los  tenga  de  un  escudero. 
Vos  sois  mucho  mas  galán 
Que  todos,  y  yo.  Señor, 
No  tengo  á  ílon  Juan  amor ; 
Que  no  os  compile  don  Juan. 

DON  JAIME.  {Ap.) 

El  daño  es  cierto.  ¡Ay,  amigo. 
Qué  buena  cuenta  que  di 
De  tu  honor! 

PRÍNCIPE. 

Sol ,  si  basta  aqui 
He  sido  cortés  contigo , 
Ya,  sin  el  úliíino  empeño. 
No  creeré  que  á  mí  me  quieres. 
Dueño  de  ti  misma  eres; 
Hazme  de  ti  misma  dueño. 

DOÑA  COSTANZA. 

(Áp.  Válgame  aqui  la  cautela.) 
Señor,  quien  de  veras  ama. 
Mas  los  riesgos  de  la  dama 
Que  los  del  honor  récela. 
Costanza  pues  es  ahora 
Mi  huéspeda ;  yo  os  promolo 
Que  está  cerca,  y  el  secreto 
De  mi  amor  y  el  vuestro  ignora. 
Apenas  ñor  el  oriente 
Saldrá  el  sol  cuando  se  vaya; 
Podrá  ser  que  ocasión  haya 
Mejor  la  noche  siguiente. 
Venid  entonces,  pues  es 
Honor  de  quien  os  adora. 
{Ap.  Remedíese  el  daño  ahora ; 
Que  otro  ardid  habrá  después.) 

PRÍNCIPE. 

Oye,  la  noche  que  viene 
Quiero  lograr  mi  ventura ; 
Tanto  mi  amorte  asegura. 

DON  JAIME. 

Atajar  esto  conviene 
Con  prudencia  y  discreción; 
Que,  aunque  en  Sol  el  vil  intento 
Pasa  ya  de  pensamiento. 
Aun  no  llega  á  ejecución. 

PRÍNCIPE. 

Cerca  me  has  dicho  qae  está 


Costanza.  Adiós;  que,  en  efelo, 
A  ti  le  importa  el  secreto.        {Vate. 

DON  JAIME. 

El  Principe  se  fué  ya. 
Estoy,  vive  Dios,  aqui 
Por  tomar  de  Sol  fengauza; 
Mas  ha  dicho  (lue  GosUnza 
Estaba  cerca  de  allí. 
Voyme;  que  quizá  darán 
Los  cielos  traza  mejor 
Para  preservar  su  honor 

Y  defender  á  don  Juan.  (Vfli^j 

1N¿S. 

Costanza,  ¿qué  estiis  {tensando? 

DOÑA  COSTANZA. 

Inés,  otro  nuevo  ardid 
Para  quietar  á  su  alteza. 
Téngole  pues  de  escribir, 
Firmándome  doña  &/, 
Pues  va  ser  ella  fingí. 
Que  Costanza  no  se  ba  ido; 
Que  no  tiene  que  venir. 

1NÍS. 

Bien  puedes ;  que  él  no  conoce 
(Yo  sé  bien  que  esto  es  así) 
Ni  tu  letra  ni  la  suya. 

DOÑA  COSTAICZA. 

Todo  es  temer  y  fingir. 

Sale  DOfSA  SOL. 

DOÑA  SOL. 

Mientras  don  Juan  me  destela, 
No  sé  qué  rumor  sentí , 
Sí  quien  sus  ausencias  sienle. 
Puede  otra  cosa  seolir. 
Vientos,  si  fuisteis  saspirot , 

Y  acaso  á  saber  venís 

Si  me  acuerdo  de  mi  esposo, 
Volved,  decidle  que  si. 

DOÑA  COSTARÍA. 

Sol  es  esta.— Sol,  ¿qué  bascas? 

DOflí A  SOL. 

Costanza ,  ¿tú  estás  tqai? 

DOfiA  COSTARU. 

;  Ay,  amiga !  Parecióme 
{Ap.  Aquí  es  forzoso  meotir) 
Que  escuclié  á  ^od  Joao,  j  Tíne, 
Por  no  despertarte  i  ti , 
Con  Inés,  á  ? er  quién  en. 

DO^A  SOL. 

¿Qné  dices?  ¿En  mi  Jardlo 

Don  Juan  de  nocheT(Ap.  EfloesfaeR 

Disimular  y  sufrir.) 

na^A  COSTARÍA. 

Pensé  que  á  mí  me  buscaba. 
¿Quieres  recogerte? 

D0.1U  SOL. 

8i; 
Mas  no,  ya  me  he  desvelido. 
Tú  sola  te  puedes  ir; 
Q  ue  yo  con  Inés  me  qMdo. 

DO.^A  cosTAmuL  {Áp.) 
Bien  de  ambos  ricigos  talL     {T§M 

ni¿t. 
¡  Ay,  Sol ,  pasos  be  leMldo! 

DON  JUAN  T  neblí  ,  em§  §m 

SfttffM. 
RltLL 

Ya  estamos  en  el  Jardín. 

¿  Qué  habernos  de  bncer  abora? 

MW  JOAR. 

No  dejará  Inés  de  abrir. 
Si  llamas  á  aquella  reja , 
Qae  está  enramando  on  jMOidn. 


BOffASOL. 

!  baré?  Yo  estoy  maerU , 
á  hablar  dI  á  huir.— 
UotiQaiéoTa? 

DON  JOAN. 

\  Luz  aria ! 

DOSÍASOL. 

lan! 

RBBli. 

¡Inés! 
lilis. 

¡Neblí! 

DO.ÑA   SOL. 

lío  estoy  turbada 
>dad.  Decid, 
beis  Tenido? 

DON  JOAN. 

Sol, 
i  Terle  y  vivir, 
¡enes  acá  el  alma, 
estabas  aquí? 

DOÑA    SOL. 

«,  estos  arroyos 
luevas  de  mi , 
lO  lengua  las  aguas.  — 
s,  que  reis, 
i  mi  ventura; 
le  ¿  aquel  alhelí 
%  murmurando 
iies  de  marfil; 
quizá  cuidadoso , 
riene  á  inquirir, 
es  que  sois  tan  darás, 
10  se  lo  decis? 

DON  JUAN. 

ICOS  de  un  bosque  escritos 

igo  mas  de  mil, 

Jejo  que  crezcan , 

s  escríbi 

s,  cu  va  alma  misma, 

sos  de  sentir, 

lágrimas  abre 

>  buril. 

:á  de  mi  letra 

eza  infeliz 

no  negro:  tYo. 

»razon  asi;> 

un  olmo,  con  quien 

la  una  vid : 

el  cielo  la  mano 

isiere  dividir.» 

me  dices  nada 

ime? 

DOÑA  SOL. 

Ayer  le  vi, 
í  muy  severo. 
t  arrepentir 
sido  tan  piadoso ; 
í  espanto;  que»  en  fin, 
rincipe  enojado. 

DON  JOAN. 

les  presumir 

¡me?  Él  me  dio  vida, 

oe  se  la  di. 

doSa  sol. 

[ue  JO  me  ensañe ; 
raste  en  venir 
e,  que  Gostanza 
ispeda ;  y  asi , 
volver. 

DONJUÁN. 

No,  bien  mió; 
ceieslial  zafir 
Iba*  precursora 
ennosorobl. 


íí 


AUN  DB  NOCHE  ALUMBRA  EL  SOL. 

DOÜA  SOL. 

Mira  el  riesgo  á  que  te  pones. 

DON  JUAN.         * 

Muy  bien  me  podré  ^encubrir 
Por  un  dia  de  Gostanza, 
Oculto  en  tu  camarín , 
Por  verte  á  hurto  algún  rato. 
neblí. 

Sol ,  ya  don  Juan  no  se  ha  de  ir; 
Que  el  sabe  ser  tan  secreto -> 
Que  todo  cuanto  le  oi 
Suspirar  en  esta  ausencia, 
L.0  ha  suspirado  en  latin , 
Bien  que  haciendo  ambos  un  doo, 
Como  el  agua  en  el  anis; 
Que  dejé  mi  amor  en  cierne 
También  yo  cuando  me  fui: 
Yo  maestro  de  un  cuquillo, 

Y  él  de  un  jilguero  aprendiz , 
Don  Juan  cantaba  por  Sol  • 

Y  yo  entonaba  por  MI. 

DO.^  SOL. 

Digo,  don  Juan ,  que  te  quedes; 
Ya  no  quiero  resistir. 
Por  si  han  sentido  rumor. 
Llegue  en  público  Nebli, 
Como  que  busca  á  Gostanza. 
Tú  á  mi  me  puedes  seguir. 

DONJOA.t. 

Ap.  ¡  Que  esté  Sol  tan  á  deshoras, 
^on  Inés,  en  el  jardín, 

Y  que  resista  el  quedarme ! 
i  Oh,  cómo  suele  ser  vil 
La  imaginación  humana.) 
Bellísimo  serafín. 
Un  primer  ímpetu  ha  sido; 
Perdona ,  si  te  ofendí. 

{Vante  daña  Sol  y  don  Juan,) 
mtA, 
Nebli ,  ¿no  me  dices  nada? 
neblí. 

Inés,  quiero  Irme  á  dormir; 
Que  he  andado  toda  Irnoche 
En  un  tejado  ó  rocin , 
Consultado  en  caballero. 

INÉS. 

Apenas  te  conod , 
Cuando  te  fuiste  I  aventuras. 
Escudero  de  Amadis; 
¿A  qué  ha  venido  tu  amo? 
neblI. 

Hace  frío,  aunque  es  abril, 

Y  viene  á  buscar  el  sol. 
Si  hay  acaso  po^  ahi 
Algún  planeta  traido. 
Que  á  mí  me  pueda  servir. 
También  roe  parió  mí  madre, 
Como  la  suya  al  Sofi. 

mis. 
¿Has  cenado? 

neblí. 

No,  por  Dice,  • 
Si  verdad  he  de  dedr. 
Yo  tengo  sed ,  hambre  y  fHo. 
¿Tienes  algo  de  pemil. 
Como  un  trago  die  lo  caro? 
Porque  esto  de  san  Martin , 
Según  lo  que  abriga,  siempre 
Tiene  capa  que  partir. 

INÉS. 

¿Pásaslomuymal? 

nehj. 

May  mal. 
mis. 

Lástima  tengo  de  ti. 
Vamos ;  que  te  quiero  dar 


Los  blsineos  de  vna  perdis 

Y  lo  tinto  de  ona  bota. 

NKBLl. 

¿Quién  te  regala? 

mis. 

NebU, 
El  Príncipe ,  úii  seflor. 

NlBLf. 

i  Válgame  el  seSor  san  Gil ! 
¡Pesia  mi  abuela , qué  vida 
Se  rompe  en  este  país ! 
Sol  habrá  dado  en  el  cbiste. 
Su  alteza  gasta  gentií; 
Inesilla,  como  boba , 

?uerrá  comer  y  vestir, 
don  Juan  anda  arrastrado , 
Como  otro  fray  Juan  Goarin , 
Marido  muy  crtmÍDat, 
Contra  el  intento  dvil. 
Bien  haya  cuerdos  de  abota ; 
Que  lo  que  éa  tiempo  del  Gld 
Se  llevaban  las  tMceraa, 
Toman  ellos  para  ai. 

Soíen  EL  REY  t  DON  JAIME, 
$n  jjMríaeiú, 

DON  JAU». 

Sefior,  dofta  Sol  se  0% 
De  mí  y  de  vos.  Justa  ley 
Es  que  la  defienda  oo  rey 
De  un  principe  que  porfia; 

Y  asi ,  á  avisaros  eovfa , 
Tan  honrada  como  belte, 

gue  esta  noche  quiere  veila 
a  alteza  determinado. 
Ap.  Con  este  ardid  he  mirado 
or  don  Juan,  por  mi  y  por  ella.) 


^, 


Sol  tiene  gran  calidad ; 
En  fin,  ¿defleode  aa  honor 
Del  Principet 

DORIAnB. 

SI ,  Sefior. 
(Ap.  ¡Ojalá  fdert verdad!) 

IBT. 

ípdé  ciega  es  la  voluntad , 
Pues  crece  en  la  reslsteoela ! 

DONJAnS.  (Ap.) 

Diciendo  al  Rey  que  es  vfiolenda, 
Le  obligo  á  que  lo  repare, 
Y  si  él  no  lo  remedia^. 
Yo  haré  mayor  diligenda. 


Don  Jaime,  el  Prloeipe  fiene. 
Idos ;  advertido  quedo.  {Vi 

Sah  EL  PRINCIPE. 

nÜNGIM. 

Noche,  que  preatas  al  nledo 
Laa  sombras  que  tu  horror  llene... 
MI  padre  está  aquí ;  ooofleDe 
Disimular  mi  espenuza. 

■ST. 

En  fin,  ¿no  hay  ea  vds'mudtniaT 

PBíNaPB.  (4p.) 
Sol ,  hermosura  del  día , 
Esta  noche  serás  mía , 
Sin  que  lo  impida  Costaiza. . 

aiT. 

Una  carta  he  recibido 
De  la  Infanta ,  Tueairaeaposa, 
Y  está  d^  voB  lau  qu^ioaa , 
Gomo  yo  por  voaeoffddo. 
Amigo  vuestro,  os  lo  pido, 
StffeyypadfBiOslOMMHio; 


906 

Que  es  mandar  y  estar  rogando, 
Aunque  es  acción  nial  segura 
Poner  en  cerviz  tan  dura 
Yu^o  de  imperio  tan  blando. 

Y  SI  Sol  no  US  da  ocasión, 

Y  llega  h  tal  vuestro  exceso, 
Que  la  preferís  por  eso 

A  una  infunta  de  Aragón , 
Tomaré  resolución 
Con  vos  y  con  ella. 

PRÍNCIPR. 

¿Quién 
Habla  de  mi  anior  tan  bien. 
Que  esloos  lia  dicho? 

RKY. 

Parece 
Que,  en  vez  de  acabarse ,  crece 
Vuestro  amor  con  el  desden. 

PRÍNCII'E. 

Pues  si  crece  á  mas  esfera 
Con  los  desdenes,  no  uséis 
Üe  ellos  con  Sol ,  si  queréis, 
Señor,  que  menos  la  (¡uiera. 
Quien  la  ofende  en  vano  espera 
Que  yo  me  mude  jamás ; 
Mas  volverá  un  no  atrás 
Üe  lo  que  basta  allí  ha  corrido 
Cuando  agua  le  han  añadido. 
Con  que  es  fuerza  correr  mas. 
Sed  pues  con  Sol  mas  clemente; 
Quizá  cesando  el  rigor. 
Quitaréis  fuerza  al  amor 

Y  raudal  á  la  corriente; 

Rio  es  mi  amor,  si  no  es  fuente , 
Que  no  puede  atrás  volver. 
Lnade  dos  ha  de  ser  : 
Yo  dejo  á  vuestro  albedrío 
Que  quitéis  el  agua  al  rio, 
O  que  le  dejéis  correr. 

REY. 

Carlos,  las  fuentes  porlian , 
Manando  siempre;  á  la  mar 
Van  los  ríos  sin  parar; 
No  así  los  gustos  se  guian. 
Muchos  que  ahora  querían, 
Sequedad  después  mostraron, 

Y  de  amar  se  retiraron; 
Luego,  aun  amando,  no  fueron 
Ríos,  pues  atrás  vol vitaron , 

Ni  fuentes,  pues  se  secaron. 
Según  esto,  ¿qué  será 
Amor  ?  Un  arroyo  breve, 
Que  correrá  mientras  llueve, 

Y  luego  se  acabará. 
Tal  vez,  cristal  puro,  va 
<*.orriendo  del  monte  al  llano, 

Y  es,  aunque  presuma  ufano 
Que  su  caudal  será  eterno , 
Censo  que  impuso  el  invierno 

Y  lo  reuiroió  el  verano. 
Ahora,  que  por  ventura 
No  tengo  sed,  corre  aprisa 
Amor,  y  entre  falsa  risa , 
Me  va  ofreciendo  agua  pura. 
Mientras  el  invierno  dura ; 
Mas  vendrá  el  eslío  luego, 

Y  hallaré,  si  á  beber  lle«o. 
Donde  agua  el  invierno  vi , 
Guijas  secas,  que  de  sí 
Estén  arrojando  fuego. 
Sol  no  os  quiere,  yo  lo  sé; 
No  vais  esta  noche  allá; 
Que  hacerla  fuerza  será 
Infame  acción. 

prHcipe. 

Rif  n  se  ve 
Que  hay  quien  avisos  os  dé; 
Mas  si  ya  á  saber  se  pasa 
Que  el  sol  de  noche  me  abrasa. 
La  relación  no  fué  cierta ; 


EL  DOCTOR  FKLIPE  GODINEZ. 

Que  primero  me  dio  puerta 
hin  sus  ojos  que  en  su  casa. 

REY. 

¿Cso  es  asi? 

príncipe. 

Sí,  Señor. 
La  pasión  perdió  el  respeta 
Al  decoro  y  al  secreto. 

rey. 

(Áp.  Sin  duda  la  tiene  amor 

Don  Jaime,  y  de  ajeno  honor 

Mace  capa  a  proprios  celos.) 

(iárlos,  escuchad  recelos 

De  quien  ser  su  esposo  espera ; 

Ponjue  un  celoso  se  altera 

De  ver  azules  los  cielos.  (Vate.) 

Sale  NEBLÍ,  con  un  papel  en  la  mano, 

?(EBLf. 

Dije  á  ('Ostanza  que  vine 
A  saber  de  ella.  Creyólo, 

Y  me  lió  este  papel ; ' 

Pues  no  es  de  Sol ,  yo  me  arrojo , 

Y  se  le  doy  á  su  alteza. — 
Señor,  si  fuere  amoroso 
El  billelillo  y  de  gusto, 
Kse  es  el  porte  que  cobro. 
Su  dueño  dirá  la  lirma. 

PRÍ.XCIPE.(/lp.) 

La  firma  es  de  Sol. 

NEBLÍ. 

El  rostro 
Ha  demudado.  ¿Hay  tramoya? 

PRÍNCIPE. 

Dice  el  papel  de  este  modo : 
(/^^e.)«Señor:  Cosí  anza  no  ha  querido 
»irse,  y  yo,  por  dúsimular,  no  he  mos- 
)*lrado' gusto  de  que  se  vaya;  y  así, 
» hasta  que  yo  le  avise,  no  veiiga  al  jar- 
>din  vuestra  alteza,  á  quien  me  guarde 
>Dios,  como  (\ese.o.'Doña  Sol  Abarca.^ 

Esta  es  traición,  vive  el  ciclo; 
Sin  duda  ha  vuelto  celoso 
Don  Juan  en  secreto,  y  yo 
Por  él  la  ocasión  no  logro. — 
¿  Quién  eres  ? 

NEBLÍ. 

Señor,  un  loco. 
Que  suele  hablar  enjuicio; 
Don  Neblí  me  Hamo,  y  po.so 
En  casa  de  Sol. 

PRÍNCIPE. 

Pues  habla 
En  seso  conmigo  un  poco. 
¿Has  visto  toda  la  casa 
De  Sol?  Que,  aunque  hoy  son  escollos 
Tanto  jaspe  y  alabastro 
Del  edifícío  ya  roto. 
Hay  reí  ion  ¡as  de  haber  sido 
Palacio  ue  reyes  godos. 

NEBLÍ. 

Señor,  hoy  la  anduve  toda; 

Y  tanta  grandeza ,  el  oro. 
No  ya  enterrado  cadáver. 
Sino  convertido  en  polvo; 
(Cuanto  pórfido  labrado 

Y  cuanto  artesón  con  oro 
Hace  en  su  misma  ruina 
Derribado  mauseolo. 

¡  Cuántos  torreones  altos. 

Que  barrcna:)an  el  globo 

De  las  estrellas,  ahora 

Son  nuestro  ejemplo  y  asombro , 

Pues  con  trémula  vejez. 

En  unos  puntales  toscos. 

Como  en  báculos,  se  tienen 


Tan  caducos  promontorios! 
¡  Qué  traidores  son  los  años ! 
¡Con  qué  silencio  en^ñoso 
Hurtan  los  pasos  al  miedo 

Y  las  crueldades  al  robo ! 
Clama  quien  fué  á  la  memoria , 

Y  en  vez  de  oír  los  sollozos 
Del  lamento,  en  huellas  mudas 
Dejan  monumentos  sordos. 
¥a  pues  el  mayor  concepto 

De  la  arquitectura,  el  monstruo 
Que  de  la  ciencia  fué  parlo. 
De  la  fortuna  es  aborto ; 
Quizá  porque  á  tanto  olimpo 
Como  era  pasto  glorioso , 
La  tierra  fué  ñoco  Atlaole 
Para  sostenerle  en  hombros; 
Siendo  propriedad  del  cielo 
Tan  miserable  destrozo» 
Desengaño  al  presumido 

Y  escarmiento  al  ambicioso. 

PRÍNCIPE. 

Bien  sabes  hablar  de  veras. 
nbblí. 

Soy  poeta  y  hoAibre  docto. 
VoV  al  caso  :  vi  su  estrado, 
Su  retrete,  su  oratorio. 
Su  camarín  y  aun  sa  cama ; 
Que  cuando  yo  me  abochorno 
De  curiosidad ,  no  soelo 
Dejar  roso  ni  belloso. 

paiNara. 

Y  ¿en  qué  cuarto  esli  don  Juan 
DeZúQiga? 

NEBLÍ. 

No  conozco 
Ningún  Juan  yo.  {Ap.  ¿Si  Costanu 
Le  dio  en  el  papel  el  soplo?) 

príncipk. 

En  este  papel  me  avisan 
Que  Sol  le  esconde,  y  qae  Codo 
Me  lo  dirá  el  portador. 

nebU. 

Señor  (gran  peligro  corro). 
Puede  ser  que  este  don  Joan 
Esté  allí ;  mas  vo  soy  corto 
De  vista,  y  no  íe  vería. 

príncipc 
Si  tuviste  buenos  ojos 
Para  ver  toda  la  casa, 
¿Cómo  te  faltaron  solo 
Para  no  ver  á  don  Joanf 

RCiU. 

Óyeme  un  cuento  famoso : 
—Era  un  cura  gran  tahar, 
Pero  tan  poco  devoto. 
Que  por  jugar  oo  rezaba. 
El  Obispo,  cscrupDloso, 
Supo  el  caso.  Hamo  al  cora, 

Y  di  jóle  con  enojo  : 

«¿Qué  es  esto?  «Ctoionoreu?* 

Y  d  cura,  sin  alboroto* 
Respondió :  t  Sefior  llastre. 
Ya  be  probado  con  anteojiM, 

Y  no  veo.»  AqoÍ  el  Obispo 
Replicó  luego :  cPnes  ¿cóao 
Ve  á  jugar,  v  no  á  mir Ta 

Y  el  respondió  preaofoao : 
*  Hágame  á  mi  cada  lelft,  . 
Usía ,  como  el  u  do  oran  • 

Y  leeré  el  libro  del  rezo 
Como  el  de  cnarenta  j  oobo.»— 
El  cuento  se  está  aplicado. 

Sin  andar  por  drcttníoqviot. 
Vi  la  casa,  y  no  *  don  Joan: 
Pues  lo  que  el  can  mporao: 
Haga  ¿  don  Joan  vicrtim  alteai. 
Aunque  no  üene  mú 


Ddc  como  una  casa, 
; ,  aunque  veo  poco. 

príncipe. 
me  diste  el  papel, 

f(EBLÍ. 

Yo  me  recojo 

,  como  bs  gallinas , 

ellas  y  yo  lo  somos.      {Yase.) 

PRÍXCIPE. 

aré  para  averiguar 
ae  engaña?  Ya  tomo 
ion  :  esta  noche 
uscar  cauteloso 
uan  dentro  en  su  casa, 
o  que  un  amor  loco 
rompió  al  secreto, 
:o  ¿  tantos  votos. 
e  la  cortesía ; 
e  eslá  rigoroso, 
entretiene  ó  me  burla, 
:a  me  pone  estorbos , 
in  me  ofende,  don  Jaime 
idente  alevoso, 
piedad ;  nue,  auAque  debo 
•  con  pecno  heroico, 
o  que  estoy  sitiado 
m  i  gos  poderosos, 
fuerza  entregar  la  plaza, 
le  entrare  el  socorro. 

lien  D05ÍA  SOL  y  NEHLI. 

DOÑA  SOL. 

dijiste  h  Coslanza, 
entró  tan  de  repente? 

NEBLÍ. 

estado  hoy  impaciente, 
itó  la  mudanza 
ostro,  y  fuese  en  fin : 
iciera  á  haber  sospechado 
tá  todo  hoy  encerrado 
an  en  tu  camarín ! 

do5Ia  sol. 
iquíelud  lo  atribuyo; 
mo  que  tú  colijo. 

nraLÍ. 
os,  que  al  Irse  me  dijo 
uel  papel  no  era  suyo 

don  Juan  sabe  el  aprieto 
?  me  vi  con  su  alteza, 
de  romper  la  cabeza ; 

cosa  como  el  secreto-) 

DONA  SOL. 

^do  á  don  Juan  llamar. — 
1,  bien  puedes  salir. 

r  la  puerla,  y  tale  DON  JUAN. 

DOX  JUAN. 

nalos  son  de  sufrir 
izos  del  esperar ! 
pajarilio  amante 
)rision  todo  el  dia, 
US  pasos,  Sol  mía , 
é  alegre  al  instante 
;  anunció  un  arrebol 
)r  la  puerta  vi  ahora ; 
saludé  al  aurora 
^nsajera  del  so! ; 
nando  vi  que  estaba 
iza  contigo  hablando, 
¡en  lloré,  imaginando 
i  sol  se  me  nublaba. 

DOÑA  SOL. 

10  llores,  dueíío  mió ; 
;te  sol,  querido  esposo, 
beber  caloroso 
;  ojos  el  rock) , 


AUN  DE  NOCHE  ALUMBRA  EL  SOL. 

Con  que  se  ha  refrigerado. 
Ya  vuelvo  á  decir  que  llores; 
Que  á  estos  líquidos  amores 
En  el  pecho  enamorado 
Aposento  les  he  hecho  ; 
Porque  lágrimas  que  son 
Pedazos  del  corazón , 
Bien  estarán  en  el  pecho. 

Sale  INÉS. 

INÉS. 

Sol ,  escóndase  don  Juan. 
Yo  iba  ahora  á  abrir  la  puerta  , 
Y  viendo  que  estaba  abierta  , 
Menos  cortés  que  galán , 
El  Príncipe  se  entró  en  casa. 

D05ÍA  SOL. 

Luego  sabremos  qué  es  esto.— 
Mi  bien,  escóndete  presto. 

DOM  jua:(. 

Ya  délos  límites  pasa 
La  violencia;  cerca  estoy 
Para  acudir,  si  importare. 

NEBLÍ. 

Rogando  á  Dios  que  en  bien  pare , 
Mientras  no  para,  me  voy. 

{Vanse  Neblí  ¿Inés.) 
Sale  EL  PRÍNCIPE. 


PRÍNCIPE. 

Sol ,  sin  tu  licencia  vengo ; 
Mas  si  tú  al  amor  la  niegas, 
¿  Cuándo  esperaron  los  celos 
A  que  les  diesen  licencia? 
En  un  papel  me  avisaste 
Que  esta  noche  no  viniera , 
Porque  Cüstanza  era  estorbo 
Para  cumplir  tu  promesa. 
Rompí  el  secreio  jurado. 
No  te  pongas  tan  suspensa, 
Que  parece  que  me  escuchas 
Como  quien  se  hace  de  nuevas. 

doña  sol. 
Yo  advertí  á  Inés  que  cerrase, 
Y  mandé  que  á  nadie  abriera. 

PRÍNCIPE. 

Celoso  estoy,  no  te  admires 
Que  contra  tu  gusto  venga; 
Porque  dicen  unos  celos 
Lo  que  callan  rail  Gnezas. 

DON  jdan.  (Ap.) 
No  tengo  honor,  pues  no  muero. 
¿  Esperaré  la  respuesta , 
O  lomare,  autes  de  darla, 
Satisfacción  de  mi  ofensa? 

doña  sol. 
Si  á  algún  villano  de  Asturias^ 
A  quien  jamás  la  tijera 
Llegó  á  emendar  con  el  arte 
La  desmelenada  greña , 
Hubiera ,  Señor,  oído 
Una  injuria  tan  violenta, 
Un  desafuero  tan  torpe. 
Una  atrocidad  tan  nueva, 
Pensara  que  no  era  eu  ambos 
Común  la  naturaleza ; 
Porque  hay  hombres  de  quien  dudo 
Si  son  hombres  ó  son  (¡eras. 
Mas  en  un  príncipe ,  en  vos, 
En  cuyas  heroicas  venas 
Tantos  diferentes  reyes 
Tan  convenidos  se  mezclan  , 
Es  miedo,  es  error,  es  pasmo , 
Es  asombro,  es  inclemencia , 
Es  injusticia,  es  infamia , 
Es  tiranía,  es  afrenta , 
Es  temeridad,  es  ira. 
Es  impiedad, es  violencia. 


207 

Es  alevosía,  es  furia , 

Es  escándalo,  es  vileza  , 

Es  rabia,  es  furor ;  mas  ¿cómo 

Podré  reducir  á  cuenta 

Todo  lo  quedes,  pues  no  hay 

Indignidad  que  no  sea? 

¿Yo  promesa?  Yo  papel? 

¿Quién  tan  loco  á  la  alta  esfera 

Del  sol  levantara  el  vuelo, 

U  osara  á  tanto  planeta 

Ver  en  su  eclíptica  erranlo , 

Que  abrasado  no  cayera, 

Icaro  altivo  ó  Faetón 

Despeñado  de  sus  ruedas? 

Yo  soy  doña  Sol  Abarca. 

El  príncipe  es  vuestra  alteza ; 

Confesao  que  es  Qccion  todo 

Cuanto  habéis  dLcho  en  mi  ofensa; 

Que,  con  ser  la  traición  tal , 

Y  yo  ser  yo,  que  en  materia 

De  honor  no  es  posible  que  hayn 

Mas  que  ser  que  ser  yo  mesma  , 

Por  ser  vos  el  aue  lo  dice , 

Yo  misma  no  se  si  crea 

Mas  haberla  dicho  vos 

Que  ser  yo  incapaz  de  hacerla. 

DON  JUAN.  {Ap.)     . 

Confiada  ha  respondido ; 
O  es  conocida  inocencia , 
O  es  que  me  parece  que  es 
Loque  me  holgara  que  fuera. 

PRÍNCIPE. 

De  oírte  estoy  tan  confuso, 
Que  sé  responderte  apenas  ; 
Tú  misma  ¿  no  me  dijiste 
En  el  jardín  aue  le  viera 
Esta  noche?  V  esta  tarde 
¿  No  me  escribi.ste  tú  mesma 
Que  no  viniera  hasta  tanto 
Que  tú  otro  aviso  ^le  dieras? 
Pues  ¿cómo  así  me  respondes? 

^  DON  JOAN.  {Ap,) 

Ea,  mi  desdicha  es  cierta. 
Yo>¿no  la  hallé  en  el  jardín? 
¿No  me  persuadió  la  vuelta? 
No  me  resistió  el  quedarme? 
No  me  habló  mal  de  la  ausencia 
De  don  Jaime?  Pues  ¿qué  aguardo? 

DOÑA  SOL. 

La  admiración  no  la  deja 
Articulará  la  voz 
Ni  el  uso  libre  á  la  lengua. 
¿  Yo  os  he  hablado  en  el  jardín? 
Yo  os  he  escrito? 

PRÍNCIPE. 

Espera ,  espera , 
No  prosigas.  Vive  Dios, 
Que  son  ciertas  las  sospechas 
De  mis  celos,  y  que  tengo 
De  averiguarlos;  que  es  fuerza 
Que  te  esté  escuchando  alguno , 
Pues  hablas  de  esa  manera. 

DON  JUAN.  (Ap.) 

Por  eso  lo  está  negando : 
Vive  Dios,  que  es  evidencia , 
Pues  sabe  que  yo  la  escucho. 
Vil  mujer,  ¿á  qué  me  fuerzas 
A  que  te  mate  y  me  maten? 
¡Oh,  lo  que  siento  que  mueras! 
Su  alteza,  que  no  se  ha  ido. 
Cuando  mi  nonor  me  da  priesa. 
Te  da  esto  poco  de  vida ; 
No  sé  si  se  lo  agradezca. 

PRÍNCIPE. 

Entremos  á  ver  tu  casa ; 
Vén  c< 

«• 

e  si  entra, 


208 

Y  ve  á  Junn ,  ba  de  matarle !) 
¿Üóiide  vais? 

príncipe. 
Tuda  he  de  verla, 
Vive  Dios. 

DON  JUAM.  (Ap.) 

Necio  respclo  v 

Me  detiene. 

DON  JAIME.  {Da  golpes  dentro.) ■ 
Abran  las  puertas, 
O  las  ecbaré  en  el  suelo. 

DON  JUAN.  (.4p.) 

Voz  de  don  Jaime  es  a(|uclla. 

DON  JAIME. 

¡Abran  aquí! 

príncipe. 
¿Quién da  voces? 

Sale  DON  JAIMB. 

DON  JAIME. 

:Qué  graciosa  resistencia ! 
Yo  puedo  allanar  la  casa ; 
Que  traigo  orden  de  su  alteza. — 
Señor,  ¿vos  estáis  aquíf 

DON  JOAN. 

;0h  amigo ,  á  qué  tiempo  llegas ! 

PRÍNCIPE. 

¿Qué  es  esto?  ¿A  qué  habéis  venido? 

DON  JAIME. 

{Ap.  Aquí  ha  de  entrar  la  cautela.) 
Señor,  como  soy  tan  vuestro, 
Y  dicen  que  tenéis  queja 
Porque  no  maté  á  don  Juan, 
Vengo  á  hacer  la  diligencia 
('.on  diez  valientes  soldados, 
Porque  una  espía  secreta 
Me  (lijo  que  estaba  aquí. 
(Ap.  Buen  amigo  soy;  que  mientras 
Don  Juan  está  allá  seguro. 
Yo  le  excuso  acá  su  afrenta.) 

DON  JUAN.  {Ap.) 

Luego  ¿Sol  no  le  engañaba? 
i  Hay  tal  traición ! 

DO^A  SOL.  {Ap.) 

Luego  ¿  eran 
Verdad  mis  miedos? 

PRÍNCIPE. 

Don  Jaime, 
Allanad  la  casa  y  vedl.1 ; 
Entremos  juntos. 

D05ÍA  SOL 

¿Qué  es  esto? 
¿Asi  en  Navarra  respetan 
La  casa  de  doña  Sol? 
Yo  iré,  y  cerraré  la  puerta 
Por  de  dentro. 

Hace  que  cierra  la  puerta ,  y  ábrela 
con  ímpetu ,  y  sale  DON  JUAN. 

DON  JUAN. 

Aparta,  enemiga ; 
Yo  la  abriré  y  saldré  fuera, 
SI  con  todos  los  candados 
Del  mismo  inticrno  las  cierras. 
Don  Juan  de  Zúñiga  soy. 

PRÍNCIPE. 

¡Hay  semejante  insolencia! 

DON  JUAN. 

I  Vive  Dios,  que  estaba  aquí ! 

DON  JAIME. 

¡  Notable  desdicha  es  esta ! 

DONJUÁN. 

Verdad  os  dijo  la  espía, 
Don  Jaime,  aquí  estoy. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

DON  JAIME.   {Ap.) 

h\  piensa 
Que  soy  desleal  amigo; 
Mas,  como  yo  no  lo  sea. 
Piénselo  ahora,  no  importa. 

PRÍNCIPE. 

Tanto  el  enojo  me  ciega. 
Que  he  enmudecido.— Matadle. 

DON  JUAN. 

Mataráme  vuestra  alteza 
Después  que  yo  mate  á  Sol. 

DOÑA  SOL. 

Mi  bien,  esposo  (¡estoy  muerta!), 
No  me  espanto,  si  has  oído 
Al  Príncipe,  que  te  tengan 
Temeroso  sus  palabras, 
Por  no  decir  sus  quimeras ; 
Pero  inálamc,  bien  haces, 
O  me  mataré  yo  mesma , 
No  porque  yo  te  he  ofendido. 
Sino  porque  tú  lo  piensas.  — 
Señor,  don  Juan  es  mi  esposo; 
Ya  lo  digo,  que  ya  es  fuerza. 

DON  JUAN. 

i  Oh  cruel!  Antes  ahora 
Callarlo  tra  mas  prudencia, 
Por  no  revelar  la  infamia 
Cuando  el  secreto  revelas. 
.Mas  ya,  en  efecto,  lo  has  dicho; 
Y  así,  mi  venganza  vea 
Quien  ha  sabido  mi  agravio. 

DON  JAIME. 

Teneos,  donjuán. 

DON  JUAN. 

Solo  resta 
Que  un  falso  amigo  me  estorbe. 

PRÍNCIPE. 

Mucho  debo  á  mi  paciencia 
O  á  mi  admiración. — Don  Jaime, 
liace<l  que  al  punto  le  prendan. — 
Dun  Juan,  yo  os  dije  una  noche. 
Testigos  son  sus  estrellas , 
Que  no  hablásedes  á  Sol; 
Pues  ¿cómo,  sin  mi  licencia. 
Os  casasteis  en  secreto? 
No  quiero  esperar  respuesta. — 
¿Qué  gente  tenéis,  don  Jaime? 

DON  JAIME. 

Diez  de  la  guarda. 

príncipe. 
Pues  ea. 
Vayan  con  don  Juan  los  ocho ; 
Que  los  otros  dos  se  quedan 
Con  doña  Sol,  porque  quiero 
Que  en  su  casa  quede  presa. 

D05ÍA  SOL. 

¿Por  qué  me  prendes  á  mí? 

PRÍNCIPE. 

¿Por  qué?  Porque,  siendo  deuda 
De  mi  casa,  te  ca&'iste 
Antes  que  yo  lo  supiera. 

DON  JUAN. 

Aquí  me  han  di  hacer  pedazos 
Priii.ero  que  lo  consienta. 
Sol  ha  de  venir  conmigo. 

PRÍNCIPE. 

A  no  estar  en  su  presencia, 
Yo  mismo  os  diera  la  muerte. 

DO.^A  SOL. 

Déjate  prender,  no  temas ; 
Que  tiempo  habrá  que  te  vengues , 
Cuando  mí  verdad  no  creas; 
Y  rev  hay,  aunque  le  llaman. 
Por  la  omisión  con  que  reina , 
El  Encerrado  don  Sancho. 
A  pesar  pues  de  aparieocias, 


Vé  seguro  de  mi  honor; 
Que«si  ofendido  te  hubiera. 
Supuesto  que  me  importaba , 
La  culpa  ya  descubierta. 
Tener  quien  me  defendiese , 
Claro  está  que  no  quisiera, 
Por  satisfacerte  á  tí , 
Desobligar  á  su  alteza. 

DON  JAIME. 

Don  Juan ,  ved  que  esto  es  forzoso. 

DON  JUAN. 

Apelo  á  Dios  de  la  fuerza. 
Rey  tenemos  en  Navarra. 

DO^A  SOL. 

Yo  daré  de  esto  al  Rey  coenta. 
Tú  da  treguas  á  la  duda ; 
Que,  no  aando  masque  treguas,  , 
Sí  no  te  están  bien  las  paces , 
Volverás  luego  á  la  goerra. 

PRÍNCIPE. 

Prevenir  quiero  el  peligro.  — 
¡Don  Jaime! 

DON  JAIMI. 

{ Señor ! 
príncipe. 

No  sepa 
Mi  padre  que  están  casados. 
Si  es  que  el  vivir  no  os  da  pena. 
Quédense  con  Sol  dos  guardas , 
Que  salir  no  la  consientan , 
Porque  no  avise  á  mi  padre. 

DON  JAIME. 

Vamos,  don  Juao.(i4p.  Noespmdeocia 
Decirle  culpas  de  Sol 
Hasta  ver  si  se  nunediao.) 

DO^A  SOL. 

¡  Ay,  qué  amor  tin  desdicbído! 

príncipe. 
¡  Ay,  qué  ingratitud  tan  beUa! 

DOR  JAIME. 

¡  Ay,  quién  os  mostrara  el  alma! 

DON  JUAH. 

¡  Ay,  que  á  un  tiempo  me  hicen  goem 
Un  rey  que  de  nada  caidí. 
Un  principe  que  gobierna , 
Una  mu^cT  que  me  agraTia 
Y  un  amigo  que  me  mega! 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DON  JUAN  t  NEBLÍ. 

keblí. 
Don  Juan,  quéjate  de  quedo ;    - 
Preso  desde  anoche  estáft 

Y  tales  suspiros  das. 

Que  á  las  guardas  pooei  miedo; 

Y  dicen,  muy  vigilantes. 
Que  sus  pesadumbres  soo, 
A  fuer  de  descomonioQ « 
Que  son  de  particlpontat. 
Jaime  habló  al  Rey,  y  qaliá 
Por  orden  suya,  en  w  eocbe 
Llevó  á  doña  Sol  anoche 

A  su  quinta ,  adoude  está ; 
Que  dió  al  Rey  taolo  cuidado 
El  caso  de  mi  señora. 
Que  le  ban  de  llamar  ahora 
Don  Sancho  el  Desencerrado. 

DOÜ  JO&II. 

Déjame,  por  Dios,  NebU. 

mcaU. 
Calla ;  que  quité  no  ea  derlo. 
Hoy  vi  las  Qores  del  taerto, 


laDdo  las  vi, 
ecto  de  ta  esposa , 
de  virtudes  llena , 
ureza  eu  la  azucena 
Udad  en  la  rosa, 
sol  enire  nublados, 
ni  presencia  llovieron 
itales ,  que  fueron, 
ion  desatados, 
.  derretidos, 
menos  serian 
s  las  que  corrían, 
los  detenidos. 


DO.N  JUA?f. 

qael  don  Jaime? 

NEBLÍ. 


Él 


es. 


DON  JDAIf . 


.e. 


NEBLÍ. 

Voyme  ala  quinta, 
presa  y  la  pinta; 
I  está  también  Inés.      ( Vase.) 

Sale  DOxN  JAIME. 

DON  JAIHE. 

D,  el  Rey  OS  espera, 
loiere  hablar  muy  espacio ; 
itáis ,  id  á  palacio. 

DON  JUAN. 

ami? 

DON  JAIME. 

¿Qué  os  altera? 
desde  anoche  pasa 
)  al  Rey;  y  así,  vengo 
en  suya,  y  la  tengo, 
)S  vais  á  vuestra  casa; 
?,  aunque  hubiera  importado 
da  la  verdad, 
icho  á  su  majestad 
Sol  estáis  casado, 
asi  me  lo  previno 
ipe,  y  no  conviene 
anto  á  quien  tiene 
so  proprio  destino, 
in,  sin  dificultades 
os  libre,  y  yo  quiero 
$  de  mi  primero 
(liga  otras  novedades, 
is  que,  arrepentido 
s  vida,  os  busqué 
Ira  casa,  y  no  fué , 
n,  todo  aquel  ruido 
pensáis,  vive  Dios; 
ia  fué  forzosa, 
rdar  á  vuestra  esposa, 
natarosá  vos; 
lié  para  prenderos, 
obo  secreta  espía , 
esumir  podía 
snces  pudiera  veros ; 
enistes,  y  á  mí 
iuviastes  á  avisar, 
pude  yo  pensar 
íbades  vos  allí? 
n  esto  me  agraviasteis, 
á  buscaros  no, 
á  vos  os  hallé  yo 
vos  sin  mí  os  hallasteis; 
o  pues  que  no  fuera 
scurso  haber  creído 
úérades  vos  venido 
o  no  lo  supiera^ 
;tá  que  no  mataros 
leros  intentaba, 
cierto  que  os  buscaba 
no  pensaba  hallaros. 

DONJUÁN. 

me,  si  os  debo  mucho, 
.  C  i»E  L.-n. 


AUN  DG  NOCHE  ALuMBAA  EL  SOL. 

Todo  pienso  que  os  lo  pago, 
Pues  de  vos  me  satisfago 
Con  solo  lo  que  os  escucho; 
Supuesto  pues ,  ya  lo  advierto, 
Que  por  matarme  no  fuistes, 
Algo  sin  duda  supisles 
De  mí  y  de  Sol ,  y  si  es  cierto, 

Y  sois  verdadero  amigo, 

}.  Cómo  me  calláis  mi  afrenta  ? 
Cómo  lo  mismo  no  intenta 
Mi  honor  con  vos  que  conmigo? 
Si  fuimos  uno  hasta  aquí, 

Y  un  amigo  en  otro  está, 

¿  Cómo  otro  yo  no  sois  ya, 

Y  no  obró  en  vos  como  en  mí? 
Don  Jaime,  en  vos  ha^  mudanza; 
No  estoy  ya  en  vos,  vive  Dios , 
Pues  estoy  en  mí ,  y  no  en  vos , 
Tratando  de  mi  venganza. 

DON  JAIME. 

(Ap.  ¿Qué haré ,  que  hasta  ahora  en  fin 

Su  agravio  efeto  no  tiene? 

Sin  novedad ,  no  conviene 

Decirle  lo  del  Jardín.) 

Por  Dios,  don  Juan,  que  me  espanto 

En  que  discurráis  tan  poco; 

El  Principe,  de  amor  loco, 

Anoche  lo  estuvo  tanto. 

Que  entró  en  vuestra  casa,  y  yo. 

Que  guardarla  prometí , 

Con  aquella  inaustria  fui 

Solo  por  saber  que  entró ; 

Vos  sois  muy  gran  caballero. 

No  puede  en  acción  ninguna 

Correr  vuestro  honor  fortuna. 

DON  JUAN. 

Jaime ,  el  honor  verdadero. 
Sé ,  en  buena  filosofía, 
Que  de  la  virtud  procede, 

Y  que  la  virtud  no  puede 
Ser  en  mí  sin  acción  mía ; 
Mas  el  mundo  desordena 
Tan  ciego  esta  rectitud , 

Que  hay  honor  que  no  es  virtud , 
Pues  pende  de  acción  ajena; 

Y  siendo  dicha  en  rigor, 

Y  no  honor,  lo  quenoadquiere 
Por  sí  mismo  el  que  lo  quiere , 
Dice  el  mundo  que  es  honor , 

Y  llega  algún  virtuoso 
A  tan  infeliz  estado. 
Que  es  virtuoso,  y  no  honrado. 
Solo  porque  no  es  dichoso. 

DON  JAIME. 

Pues  eso  no  os  toca  á  vos. 
Vamos  á  lo  que  hay  de  nuevo ; 
Que  no  sé  cómo  me  atrevo 
A  decíroslo,  por  Dios. 
El  Rey  habló  en  mi  presencia 
Al  Príncipe,  y  él  le  dijo  : 
«f  Señor,  yo  soy  vuestro  hijo, 

Y  sé  que  os  debo  obediencia; 
Mas  ya  con  resolución 
Os  quiero  desengañar : 
No,  no  me  pienso  casar 
Con  la  infanta  de  Aragón, 
Antes  lo  he  de  hacer  de  suerte, 
Que  á  Sol  pueda  dar  la  mano. » 
Conforme  á  lo  cual,  es  llano 
Que  piensa  daros  la  muerte 
Para  casarse  con  ella. 

DON  JUAN. 

¿Qué  decís? 

DON  JAIME. 

Que  á  él  le  está  bien 
Ser  dueño  de  un  sol  con  quien 
El  del  cielo  aun  no  es  estrella ; 
El  Rey  pues,  muy  ofendido 
De  que  por  Sol  no  se  case » 
Me  mandó  que  la  llevase 


M9 


A  mi  quinta  sin  ruido. 
Donde  ella  está  cuidadosa. 
Porque  desde  anoche  intenta 
Dar  al  Rey  de  todo  cuenta, 

Y  decir  que  es  vuestra  esposa ; 
Mas  no  la  han  dado  lugar, 

Y  como  he  dicho,  tammen , 
Callé  yo,  porque  no  es  bien 
Dar  á  su  alteza  pesar. 

Vos  veréis  a!  Rey  ahora ; 
Hablad  le  claro,  no  sea 
Que  algún  grave  mal  te  vea, 
Porque  el  casamiento  ignora. 

DON  JUAN. 

Fuerza  es  ir  do  el  Aey  me  llama, 
Pero  conviene  al  suceso 
Verme  con  Sol  antes  de  eso. 

DON  JAIME. 

¿Qué  pretendéis? 

DON  JUAN. 

Ya  la  fama 
Habrá  dicho  su  prisión; 
No  sepa  que  soy  casado 
El  Rey,  que  no  es  acertado, 
Don  Jaime,  en  esta  ocasión; 
Antes  veré  á  Sol ,  y  de  ella 
Sabré  por  qué  el  Rey  ia  prende. 

DON  JAIME. 

Si  ya  el  Príncipe  pretende, 
Don  Juan,  casarse  con  ella. 
Muy  fácil  es  de  saber. 

DON  JUAN.  {Ap.) 

Puede  ser  que  el  Rey  me  impida 
Que  yo  quite  áSol  la  vida, 
Si  la  ve  que  es  mi  mujer ; 
Después  de  muerta,  sabrá 
Mi  justicia  y  mi  venganza 
A  un  mismo  tiempo. 

DON  JAIME. 

Costanza 
Pienso  que  á  la  quinta  va 
A  ver  á  Sol,  como  amiga. 
Bien  que  tampoco  ha  sabido 
Que  ya  sois  de  Sol  marido. 
Ni  es  bien  que  yo  se  lo  diga , 
Por  no  ver  su  sentimiento; 
Vos ,  por  mi  voto,  al  instante 
Ved  al  Rey ;  yo  voy  delante 
Por  saber  bien  el  inteato 
Del  Principe;  que  ya  es  tarde, 

Y  temo  algún  accidente. 

DON  JUAN. 

Yo  veré  muv  brevemente 
Al  Rey  y  á  Sol ;  Dios  os  guarde. 
(Vase  don  Jaime.) 

Anles  que  á  Sol  llegue  á  ver. 
Consultad,  honor,  conmigo 
A  qué  voy  v  á  qué  me  obligo, 
Qué  debo  decir  y  hacer; 
Que,  ó  Sol  lo  dejó  de  ser, 
O  en  nube  densa,  luz  rara 
De  virtud  no  se  declara ; 
Que  tal  vez  la  verdad  pura. 
Para  el  que  la  ve  está  oscura, 
Pero  en  si  siempre  está  clara. 
Dice  Jaime  que  su  alteza 
Pretende,  quizá  no  en  vano. 
Matarme,  y  darle  la  mano ; 
¿Qué  diré  de  esu  fineza? 
Diré,  ojalá  con  certeza. 
Que  es  consecuencia  forzosa, 
Pues  tan  ciega  mariposa 
Arde  el  Príncipe  en  su  llama , 
Que  ella  no  quiere  ser  dama. 
Pues  él  la  pretende  esposa. 
Él  dos  veces  afirmó 
Lo  del  jardín  y  el  papel, 

Y  ^iiA.  I       ada,  á  él 

»)oneg6. 

i4 


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t02 

nés. 
¡Ay  señora,  nué  galán 
Vi  ayer  al  Principe  yo ! 
El  suele  decirme  á  mi 
Sus  penas,  y  vo  le  digo 
Que  pierde  ei  tiempo  contigo. 

DOi^A  SOL. 

No,  Inés,  no  ba  de  ser  así. 

Luego  ¿gustas  que  le  dé 
Alguna  esperanza? 

D05ÍA  SOL. 

Necia, 
En  mi  tuviera  Lucrecia 
Menor  flaquexa  y  mas  fe. 

INÉS. 

A  quejas  muy  repetidas 

Le  despido  yo ;  ¿  qué  quieres? 

DONA  SOL. 

Inés,  si  al  Principe  vieres, 
No  quiero  que  le  despidas. 
Porque  esto  es  llegarlo  á  oir. 
Sino  que  huyendo,  te  vengas 
Tan  apriesa,  que  no  tengas 
A  quien  poder  despedir. 

INÉS.  {Áp.) 
En  vano  á  su  honor  resisto. 
Sufra  el  Principe  el  desden ; 
Que  no  puedo  mas. 

SaUn  DON  JUAN  t  NEHLÍ. 

DO.X  JDAN. 

Mi  bien , 
Un  siglo  hh  que  no  te  he  visto; 
llablu  á  Neblí  sin  recelo. 
Que  es  un  antiguo  criado. 
l>e  quien  siempre  me  he  liado. 

REQLi. 

Nebli  soy,  pues  al  sol  vuelo. 

DOÑA  SOL. 

Por  leal  á  tu  señor. 
Te  estimaré. 

NEBUi. 

Ahora  si 
Puedo  llamarme  Nebli , 
Con  alas  de  este  favor. 

nÉs. 
¿Nebli  se  llama,  galán? 

NF.BLÍ. 

Y  con  hambre  eterna  estoy 
Templado  siemiirc ;  que  soy 
Neblí  pollo  de  don  Juan. 

mes. 
iNcblí  pollo  os  todavía? 
Pensé  que  mudado  de  aire. 

neblí. 
La  esclava  tiene  donaire , 

Y  es  docta  en  volatería. — 
Dime  iix  tu  nombre  á  mi. 

INÉS. 

Inés  me  llamo. 

NEBLÍ. 

Alto  pues ; 
Garza  parece  la  Inés, 
Que  ha  de  volar  al  Nebli. 

INÉS. 

Luego  ¿es  consecuencia  clara 
Que  algo  quieres  darme? 

NEBLÍ. 

Niego  • 
La  consecuencia  y  el  luego. 

INÉS. 

¿No  tiene  Sol  buena  cara? 

NEBLÍ. 

De  limiste. 


EL  DOCTOR  FELIPE  60D1NEZ. 

INÉS. 

Ella  es  mujer 
De  buena  vida  y  costumbres , 
Mas  solo  da  pesadumbres. 

NEBLÍ. 

Muy  fK)bre  debe  de  ser. 

INÉS. 

No  serlo,  pues  es  tan  bella ; 
¿  Date  á  tí  mucho  don  Juan  ? 

NEBLÍ. 

Ya  los  señores  no  dan ; 
Son  muy  [)obres  él  y  ella. 

DO.ÑA  SOL. 

Don  Juan,  ¿no  es  aquel  don  Jaime? 
SaU  DON  JAIME. 

DON  JAIME. 

¡Qué  desdichada  hermosura!  — 
Señora  Sol,  Dios  os  guarde.— 
Don  Juan,  mal  se  disimula 
El  sentimiento  en  los  ojos. 

DON  JUAN. 

Gran  mal  su  tristeza  anuncia. 

DON  JAIME. 

Uetirense  esos  criados. 

DON  JUAN. 

Salios  allá. 

NEBLÍ. 

No  me  gusta 
La  prevención.— Inés,  vamos. 
{Vanse.) 

DOÑA  .SOL. 

Don  Juan,  pues  aqui  te  busca 
Don  Jaime,  que  soy  tu  esposa 
Le  hubrás  ya  dicho  sin  duda, 

Y  si  no,  yo  se  lo  digo ; 
Porque  menos  se  aventUM 
En  revelar  el  secreto. 

Que  en  juzgar  él,  si  lo  juzga,  ^ 
Quo  pudo  hallarte  en  mi  casa,* 
No  siendo  yo  esposa  tuya. 

DONJUÁN. 

Sol,  ya  don  Jaime  lo  sabe ; 
Pero  su  tristeza  es  mucha. 
Pues  á  los  ojí>s  se  viene. 

DON  JAIME. 

No  sé,  don  Juan,  cómo  cumpla 
Con  tantos  respectos  juntos , 
Entre  penas  tan  confusas. 
Su  alteza  manda  que  os  mate, 

Y  aunque,  entre  miedos  y  dudas , 
A  tanta  resolución 

Hice  réplicas  algunas , 
Quiso  tomarlo  á  su  cuenta. 
Cuando  ve  que,  si  lo  rehusa , 
Se  lo  encargarán  á  otro. 
Que  fácilmente  concluya 
(^on  mi  vida  y  con  la  vuestra; 
Que  ninguna  está  segura 
Si  peligra  la  del  otro, 
Pues  es  de  ambos  cada  una. 
El  Príncipe  es  el  juez 
Que  esta  sentencia  pronuncia, 

Y  el  (Icliio  es  vuestro  amor 

( ¡  Vive  Dios,  que  es  feliz  culi>a ! ), 

Y  pieiisoque  mi  desdicha 
Es  el  fiscal  que  os  acusa. 

Pues  me  han  hecho  á  mi  el  verdugo 

Que  la  sentencia  ejecuta. 

Este  es  el  caso ;  yo  vengo 

Sin  resolución  ninguna 

A  ponerle  en  vuestras  manos ; 

Vos  calláis  y  Sol  se  turba. 

Don  Juan,  muchas  vidas  tengo; 

Que  ya  la  vuestra  y  la  saya 

Tengo  por  proprias,  y  ya 

No  es  ii)i  desdicha  tan  suma. 


Que  no  queréis  que  sean  nts; 
Que,  porque  será  ventora 
Tener  yo  muchas  que  daros. 
Dejaré  de  tener  muchas. 

DON  JOAN. 

Yo  DO  sé,  por  Dios,  don  Jaime, 
Con  qué  palabras  reduzca 
A  brevedad  tantas  penas ; 

Y  así,  vuestra  amistad  supla 
Lo  que  falta  á  mi  discurso ; 
Que,  aunque  la  acción  es  injusta. 
Si  vos  para  ejecutalla 

No  buscasteis  coyuntura. 
Corréis  peligro,  y  sí  dais 
Noticia  al  Key,  se  disgusta 
Con  vos  el  Príncipe,  y  veo 
Oue  el  morir  vos  no  se  excusa. 
Vos  mirad  por  vos,  don  Jaime, 
Viendo  también  esta  lluvia 
Que  tiene  al  sol  tan  nublado, 
Esas  perlas  de  alba  pura. 
Que  en  azucenas  y  rosas 
Ni  el  mismo  sol  las  eqjuga ; 
No  me  pesa  á  mí  por  mí 
lüsta  virtud  que  se  encumbra 
Sobre  si  misma,  y  tan  alta 
Pisa  fueros  de  fortuna; 
Siento  no  mas  que  si  muero. 
Como  tórtola  viuda, 
Que  ahora  con  su  consorte 
Tan  dulcemente  se  arrulla. 
No  posará  en  ramotrerde, 

Y  entre  las  selvas  oscuras 
Pedirá  endechas  prestadas 
A  las  aves  mas  nocturnas. 
Maldiciendo  entre  sus  ansias, 
Entre  sus  peuas  y  angustias. 
Los  arroyos  que  lo  ríen. 

Las  fuentes  que  lo  murmuran. 
Esto  quiero  que  os  lastime; 
A  mi ,  sin  nuevas  consultas. 
Dadme  á  Qera»  que  me  coman 
O  a  llamas  que  me  consuman , 
O  echadme  al  mar,  dkmde  el  sol 
Cada  noche  se  sepulta, 

Y  cada  mañana,  enqoiea 
De  lo  moptal  se  desnuda . 
Fénix  del  agua  renace 

De  entre  las  ondas  profíiudas; 
Que  alli  á  mi  bien  la  fe  títs, 
Si  la  esperanza  difunta. 
En  todo  aquel  alabastro. 
De  infaustas  cenizas  oraa  , 
Consagrará  monumentos 
A  las  edades  futuras. 

DOSÍA  SOL. 

Señor  don  Jaime,  en  los  ojos. 
Donde  la  el(»cuencia  es  moda. 
Mucho  mejor  que  en  los  laliies. 
Oran  dos  almas  ocoltas; 
Sobre  la  gloria  de  darse, 
l'iia  por  otra  la  usurpa. 
Cada  cual  tan  ambiciosa 
De  hacer  la  íineza  suya. 
Que  en  la  misma  resistencia 
Con  que  están  luchando  á  una« 
Vienen  á  injuriarse  al  tienqio 
Que  obligarse  mas  procuran; 
Mas  no  luchan  desconformes, 
Poniue,  si  á  luchar  se  joutan» 
No  se  juntan  por  luchar. 
Que  antes  por  juntarse  luebín ; . 
Porque  hav  no  sé  qué  liuje 
De  paz  en  la  misma  tocha. 
Pues  los  mismos  que  pelean 
Se  abrazan  cuando  se  Injurian; 
No  las  desliaríais,  don  Jaime, 
Antes  una  misma  punta 
Sanoe  ambas  almas  la  fhieni 
De  la  mano  mas  robusta ; 
De  una  vez  rampa  ambw  pcebM, 


ediBeolta« 
e  an  golpe  solo 
idos  vidas jautM,  . 
una  desdichada, 
aeldad  y  la  astada 
ira  lo  iooceoie 
ible  Yincalao, 

10  ^a  en  ambos  cuellos 
leridas  tan  duras, 

mi  la  primera, 
n  Juan  la  segunda. 

DON  JAIME. 

,  bien  podri  en  vos  mismo 

uien  lo  procura ; 

a  Sol,  vuestra  esposa, 

s  en  so  alma,  en  cuya 

Jad  tenéis 

.  no  caduca, 

r  de  la  eternidad, 

e  los  siglos  dura. 

'amplona  luego; 

iré  por  disculpa 

is  iao  á  Castilla; 

gos  que  resultan 

goyo. 

DOn  JUAN. 

¿Vos  sabéis 
ú  Principe  promulga 
a  mí  tan  severa  ? 
no  queréis  que  buya 
peli^áSoi? 
de  piedad  usa, 
•  i  que  la  lleve. 

DON  JAIME. 

á  que  discurra 
y  á  que  bbre  el  tiempo, 
eis  en  aventura, 
á  Sol  ahora, 
vidas  y  la  suya. 

doRa  sol. 
Juan  no  ha  de  ir  sin  mi ; 
ro  que  nos  conduzca 
ma  misrafa  vida 
sma  sepultura. 
:asa  movible 
á  quien  aseguran 
s  que  la  apuntalan, 
^rasque  la  fundan, 
tan  viviente 
salada  espuma, 
alsoproprio  le  alienta 
tal  le  estimula ; 
de  pino  con  alas, 
viento  sin  plumas, 
ones  de  agua  vuela, 
3s  de  aire  surca ; 
ible  albergue,  cuando 
f-  leños  se  ayuda, 
;aiiiinando  siempre 
mismos  que  la  ocupan, 
ís  á  sus  moradores 
mpre  tan  conjunta, 
s  no  pueden  mudarse 
imbieo  no  se  muda ; 
siempre  y  tan  (Irme, 
impararlos  nunca, 
la  hundirse  ó  deshacerse 
>eligro  que  no  sufra. 

11  Jaime,  yo  y  don  Juan, 
limas,  que  son  una, 
late  y  marinero 

tanto  golfo  fluctúa; 
a  casa  portátil 
él  vive  y  en  que  él  triunfa 
is  suenes  de  miedos, 
>s  olas  de  injurias  ; 
¡rra  es  va  mi  llanto 
que  la  inuada» 
efuerefo,  badeir; 
iicacioo  no  se  Isxeiisa, 


AUN  W  IfOGHB  ALUMBRá  EL  SOL. 

Y  es  fuerza  que  con  él  Taya 
Su  pobrecilla  chalupa. 
Contra  quien  tanlo^lemento . 
En  tanto  mar  se  conjura. 

Mas  no  importa,  él  vive  ep  mi, 

Y  yo  soy  casa  tan  soya. 
Que  tengo  de  Ir  donde'él  fuere , 
A  pesar  de  mayor  íüria ; 
Porque  no.le  he  de  dejar 
Hasta  que,  en  igual  fortuna , 
Las  rocas  me  hagan  pedazos 
O  los  abismos  me  hundan. 

DON  JAIME. 

Ved,  Señora,  que  á  quedaros 

Os  obliga  la  cordura; 

Que  si  os  vais  las  dos,  es  Itaerza 

?ue  os  sigan  y  que  os  deiícubrau, 
que  don  Juan  muera  entonces. 

DON  JOAN. 

^on  Jaime,  nadie  presuma 

?ue  el  deseo  de  la  vida 
an  engañoso  me  adula , 
Que  yo  me  vaya  sin  ella , 

Y  deje  mi  honor  en  duda. 

DOffA  SOL. 

iCómo  en  duda?  Luego  ¿en  mi 
Son  posibles  las  caluimilas? 
Luego  ¿este  sol  tendrá  eclipses 
Por  muda  I  zas  de  la  luna? 
Luego  ¿  escuadrones  formados, 
Que  vibrado  fresno  eropuftan , 
Que  ciñen  luciente  alfanje 

Y  visten  morisca  aijuba ; 
Etna  que  incendios  aborte , 
Nube  que  rayos  escupa. 
Con  truenos  oue  al  firmamento 
Estremezcan  las  columnas. 
Osarán  á  mi  constancia? 
Vele,  y  verás  cuan  segura 
Armadas  huestes  desprecia 

Y  fuerzas  de  reyes  burla. 
Yo  quedo  conmigo  misma. 
Vele,  digo,  y  no  atribuyas 
Esle  aliento.á  conQanza 
Ni  este  valor  á  locura. 

DON  JOAN. 

Muy  bien  dices;  pero  advieste... 

DON  JAIME. 

Don  Juan ,  sin  tardanu  alguna 
Os  habéis  de  ir. 

DON  JOAN. 

Yo  iré  dondQ 
Por  unos  dias  me  encubra , 
Con  que  vos  os  encarguéis 
De  mi  bien. 

DON  JAIMK.  ■ 

Don  Jaime  oft  jora 
Ser  guarda  de  su  recato , 
De  atenta,  tan  importuna. 
Que,  siendo  ella  sol,  y  yo 
Águila,  que  no  se  ofusca, 
Examinarán  mis  ojoa     • 
A  rayos  de  Sol  tan  pora. 

WM  JUAN. 

Pues  yo  bascaré,  luz  mia  • 
Ocasión  mas  oportuna 
Para  llevarte  conmigo; 
Tú  verás  qué  poco  doia 
La  ausencia.  Abráiame  abon. 

•OilASOL. 

¡Ay,  don  Juan,  que  el  sol  se  anubla! 

DON  JAUIB. 

Porque  vuestra  aaseocia  crean , 
Pudiera  Sol ,,  con  industria » 
Traer  consigo  á  Costauza. 

DOfÍA  SOL. 

Si  la 'traeré;  qué  ella  giasU  • 
De  esur  coamigo  OMt  4lM. 


DONJAni. 

Pues  don  Juan  se  vaya. 

boÜASOL.. 

Subao 
Hasta  cíclelo  mis  sosiiiros. 
Justicia,  amor;  que  me  hurtan 
El  mejor  tiempo  4  mi  vida. 

DON  lOAM. 

En  .habiendo  eoyoptora. 
Vendré  á  verte.  Adiós,  mi  bien. , 

DOSÍA  SOL.  * 

Mfra  que  á  mi  centro  aeradas. 

DOA  JUAN. 

Tü  eres  un  sol  que  me  abrasas. 

DOffASOL. 

Tú  on  astro  qoe  al  sol  ilustras. 

DON  JOAN» 

Tú  la  causa  de  mis  dichas. 

DOffASOL. 

Tú  el  duefio  de  mis  venuuras. 

DON  JOAN. 

Yo  soy  tu  esposo  y  m  amante. 

DOJlA^SOL. 

Yo  esposa  y  esdavt  toya. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  1NÉ8  t  DOKa  COSTAMZA. 

D0.1A  COSTANZA. 

Diréte,  Inés ,  lo  qoe  sabes ; 
Porque  mientras  lo  repito. 
Parece  que  lo  acredito. ' 

INiS. 

Pues  empieza,  porque  acabes; 
Que  decirme  lo  que  sé 
Es  darme  encono. 

doHacostanu.  , 
Enefeto 
Se  fué  don  Joan  eou  secrelo  • 
Y  yo,  después  que  se  foé,     . 
Huéspeda  de  Sol  estoy 
Aqui  en  su  eau. 

'  más. 

Adelante. 

OOffA  OUSTANU. 

Temo  que  es  don  Joan  so  amante. 

más.  (Ap,) 
Leal,  aunque  escbífa,  soy ; 
No  be  de  decir  lo  qoe  sé. 
Pues  no  digo  que  es  su  esposo ;  , 
Mas  basta  Caeer  on  engafio 
Al  Principe,  Un  extralto. 

OQÜA  CO^TAHUL 

Sniso  el  Principe,  celoso, 
aurle.  Don  Jaime  á  mi 
Me  ha  dado  de  todo  enema; 
Por  eso  don  Inan  se  ansaota, 
Pero  está  cem  de  aqoL 
Yo  pues, qoe  eoatalporfla 
Casarme  coa  él  pretendo,  ' 
No  sé  si,  necia,  defiendo 
En  su  pí^írsona  la  mía; 
f  como  para  aplacar 
Al  Príncipe  el  medio  era 

?oe  Sol  le  hablara  y  quisiera, 
ella,  en  fin,  no  te  ba  dks  biélar: 
Porque  él  piense,  annqo»  engallado,' 

?ne  tiene  á  Sol  redndda,     . 
ut don  Juan  tenfi  vida. 
Que  este  solo  es  Menidado , 
BirUndole 


204 

A  hablarle  de  noche  vengo 
Al  jardín,  v  le  cnlrctengo, 
Como  ya  ves.  No  te  asombre 
Que,  hablándome,  haya  creído 
Que  soy  Sol;  porque,  demás 
Que  nu  ha  hablado  á  Sol  jamás, 
Siuo  de  paso ,  yo  he  sido 
Tan  sagaz,  qué,  por  poder 
Engañarle  mas  segura , 
Busco  noche  tan  obscura. 
Que  ni  el  bulto  pueda  ver. 
Yo  pues  junio  destu  fuente 
Hablo  al  Principe  y  le  digo 
Que  soy  Sol.  Tft  eres  testigo, 
Que  siempre  le  hallas  présenle, 
Que  no  falto  á  mi  decoro ; 
Que  si  mi  honor  peligrara, 
No,  Inés,  no  lo  aventurara 
Por  don  Juan ,  porque  le  adoro. 
Él ,  en  efecto,  que  entiende 
Que  le  habla  Sol ,  ya  no  extraña 
Los  favores,  y  se  engaña 
Con  lo  mismo  que  aprehende; 
Que  en  sola  la  aprehensión, 
No  en  sí  mismo ,  está  el  contento. 
Gozo  es  decir  humo  y  viento; 
O  nada  ó  mentira  son 
Los  bienes  de  amor,  Inés, 
Pues,  engañada  la  idea , 
No  está  el  gusto  en  que  lo  sea , 
Sino  en  pensar  que  lo  es. 

INÉS. 

Costanza,  todo  lo  advierto. 
¿Queda  mas? 

DOÑA  COSTANZA. 

Su  alteza,  en  (In , 
Me  ha  hablado  en  este  jardín 
Tres  noches,  y  está  muy  cierto 
Que  hablando  con  Sol  está ; 
De  modo  que  asi  ha  tenido 
La  dicha  de  haber  creído 
Que  Sol  favores  le  da. 
Con  que,  en  ardid  tan  extraño. 
Lograremos  yo  y  su  alteza. 
Él  su  engaño  en  mi  fíneza, 
Yo  mi  íineza  en  su  engaño. 

Súle  DON  JAIME. 

DON  JAIME. 

Sin  que  roe  sientan  be  entrado. 
Todo  la  industria  lo  pudo; 
Mientras  el  silencio  mudo 
Uecatos  presta  al  cuidado; 
Que,  guardando  ajeno  honor. 
Si  es  ajeno  el  de  mí  amigo. 
Las  sombras  del  miedo  sigo 
Con  los  pasos  del  temor. 
Adonde  el  ardid  se  atreve. 
Fiado  á  noche  tan  ciega ; 
Que  el  sol  hay  noches  que  niega 
La  luz  que  á  los  astros  bebe; 
Porque  há  tres  que,  á  mí  pesar, 
Al  Principe,  aun  no  lo  creo. 
Argos  desdichado,  veo 
En  este  jardín  entrar. 
Ojalá  averigüe  aqui 
Si  es  (irme  Sol  como  bella ; 
Que  no  ha  habido  culpa  en  ella , 
Como  no  hay  descuido  en  mi. 

Sale  EL  PRÍNCIPE. 

PRÍNCIPE. 

Gran  dicha  fué  hallar  abierta 
La  puerta:  gócese  el  íln 
De  mi  dicha  en  el  jardín , 
Que  me  dio  franca  la  puerta. 
Sol  mía ,  ahora  veré 
La  verdad  que  tu  amor  tiene. 

INÉS. 

Costanza ,  el  Principe  tiene. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GÓDINEZ. 

DOÑA  COSTANZA. 

Pues  no  te  vayas. 

INKS. 

No  haré. 

PRÍNCIPE. 

Gente  hay  aqui.  ¿Es  doña  Sol? 

DOÑA  COSTANZA. 

Sol  soy.  Habla  sin  recelo. 

DON  JAIME.  {Ap.) 

Sol  dice  que  es.  Vive  el  cielo , 
Sí  es  natural  arrebol 
La  vergüenza  en  una  dama , 
Sin  luz  ni  arrebol  está 
Este  cielo :  que  no  hay  ya 
Fe  ni  verdad  en  quien  ama. 

PRÍNCIPE. 

Pues  determinado  vengo. 
Al  salir  de  tu  jardín, 
Vi  anoche  un  bullo,  y  en  íin ,     . 
Hablo  claro,  celos  tengo. 
Temo  míe  es  don  Juan,  á  quien 
No  habló  don  Jaime,  ó  no  ^uiso; 
Que  ambos  andan  sobre  aviso. 
Pues  que  se  guardan  tan  bien. 
Vengo  pues  determinado 
A  no  perder  la  ocasión ; 
Que  esto  es  dar  satisfacción 
De  una  vez  á  roí  cuidado. 

DOÑA  COSTANZA. 

No  tengáis  celos;  que  os  quiero 
Mas  que  á  mi,  y  es  temor  vano 
Que  un  principe  soberano 
Los  tenga  de  un  escudero. 
Vos  sois  mucho  mas  galán 
Que  todos,  y  yo.  Señor, 
No  tengo  á  don  Juan  amor ; 
Que  no  os  compile  don  Juan. 

DON  JAIME.  {Ap.) 

El  daño  es  cierto.  ¡Ay,  amigo. 
Qué  buena  cuenta  que  di 
De  tu  honor ! 

PRÍNCIPE. 

Sol ,  si  hasta  aqui 
He  sido  cortés  contigo , 
Ya,  sin  el  último  empeño. 
No  creeré  que  á  mí  me  quieres. 
Dueño  de  ti  misma  eres; 
Hazme  de  ti  misma  dueño. 

DOÑA  COSTANZA. 

(Ap.  Válgame  aqui  la  cautela.) 
Señor,  quien  de  veras  ama. 
Mas  los  riesgos  de  la  dama 
Que  los  del  ííonor  recela. 
Costanza  pues  es  ahora 
Mi  huéspeda;  yo  os  prometo 
Que  está  cerca*,  y  el  secreto 
De  mi  amor  y  el  vuestro  ignora. 
Apenas  por  el  oriente 
Saldrá  el  sol  cuando  se  vaya; 
Podrá  ser  que  ocasión  baya 
Mejor  la  noche  siguiente. 
Venid  entonces,  pues  es 
Honor  de  quien  os  adora. 
{Ap.  Remedíese  el  daño  ahora ; 
Que  otro  ardid  habrá  después.) 

PRÍNCIPE. 

Oye,  la  noche  que  viene 
Quiero  lograr  mi  ventura ; 
Tanto  mi  amor  te  asegura. 

DON  JAIME. 

Atajar  esto  conviene 
Con  prudencia  y  discreción; 
Que,  aunque  en  Sol  el  vil  intento 
Pasa  ya  de  pensamiento. 
Aun  no  llega  á  ejecución. 

PRÍNCIPE. 

Cerca  me  has  dicho  que  está 


Costanza.  Adiós;  que,  en  efelo, 
A  ti  te  importa  el  secreto.        (Vfl#f. 

DON  JAIME. 

El  Principe  se  fué  ya. 
Estoy,  vive  Dios,  aqui 
Por  tomar  de  Sol  venganza ; 
Mas  ha  dicho  uue  Costanza 
Estaba  cerca  oe  allí. 
Voyme;  que  quizá  darán 
Los  cielos  traza  mejor 
Para  preservar  su  bonor 

Y  defender  á  don  Juan.  (VffJ^) 

INÉS. 

Costanza,  ¿qué  estáis  pensando? 

DOÑA  COSTANZA. 

Inés,  otro  nuevo  ardid 
Para  quietar  á  su  alteza. 
Téngole  pues  de  escribir, 
Firmándome  doña  Sol, 
Pues  ya  ser  ella  flngi. 
Que  Costanza  no  se  ha  ido; 
Que  no  tiene  que  venir. 

inís. 
Bien  puedes ;  que  él  no  conoce 
(Yo  sé  bien  que  esto  es  así) 
Ni  tu  letra  ui  la  suya. 

DOÑA  COSTANZA. 

Todo  es  temer  y  fingir. 

Sale  bOf^k  SOL. 

DOÑA  SOL. 

Mientras  don  Juan  me  desvela, 
No  sé  qué  rumor  sentí , 
Si  quien  sus  ausencias  siente. 
Puede  otra  cosa  sentir. 
Vientos,  si  fuisteis  suspiros , 

Y  acaso  á  saber  vénis 

Si  me  acuerdo  de  mi  esposo, 
Volved,  decidle  que  si. 

DO^A  COSTANZA. 

Sol  es  esta.— Sol,  ¿qué  buscas? 

do9a  sol. 
Costanza ,  ¿tü  estás  aqui? 

D05ÍA  COSTARÍA. 

¡  Ay,  amiga !  Parecióme 
{Ap.  Aqui  es  forzoso  mentir) 
Que  escuché  á  don  Jaso,  j  Tine, 
Por  no  despertarte  á  ti , 
Con  Inés,  á  ver  quién  en. 

DO^A  SOL. 

;;Qué  dices?  ¿En  mi  ]ardin 

Don  Juan  de  noche?  (Ap.  Elloesfaen; 

Disimular  y  sufrir.) 

DaNA  COSTARÍA. 

Pensé  que  á  mi  me  boscaba. 
¿Quieres  recogerte? 

D05U  SOL. 

Si; 

Mas  no,  ya  me  he  destelado. 
Tú  sola  te  puedes  ir; 
Que  yo  con  Inés  me  qaadk). 

DO^A  COSTARÍA.  (Ap.) 

Bien  de  ambos  riesgos  salí.     (TÍMi 

1R¿S. 

¡  Ay,  Sol ,  pasos  be  sentido ! 
DON  JUAN  T  neblí  ,  Cdm  fW 

RBBÜ. 

Ya  estamos  en  d  Jardín. 
¿Qué  habernos  de faaeer  abora? 

•OR  JOAR. 

No  dejará  Inés  de  abrir, 
Si  llamas  áaqnellarcjit 
Que  está  enramando  un 


05ÍA  SOL. 

1  Yo  estoy  maerta , 
>lar  ni  á  huir.— 
tíaiénvs? 

ON  JOAN. 


05ÍA  SOL. 


¡  Luz  mia ! 


NEBÜ. 

Inés! 

IKÉS. 

¡Neblí! 

NEaLi. 
»XA    SOL. 

oy  turbada 
Decid , 
'enido? 

OX  JUAN. 

Sol, 
e  y  vivir, 
acá  el  alma, 
tas  aquí? 

K^A    SOL. 

tos  arroyos 

s  de  mi, 

gua  las  aguas. — 

sreis, 

entura; 

:]uel  alhelí 

rmn  raudo 

e  marfil; 

á  cuidadoso , 

¿  inquirir. 

e  sois  tan  claras, 

lo  decís? 

ON  JUAN. 

le  un  bosque  escritos 
lasdemil, 
|ue  crezcan , 
ibi 

a  alma  misma, 
e  sentir, 
Das  abre 
I. 

mi  letra 
feliz 

gro : «Yo. 
•n  así;» 

mo.  con  quien 
vid  : 

lo  la  mano 
( dividir.» 
ices  nada 

OÑA  SOL. 

Ayer  le  vi, 

r  severo. 

pentír 

.ao  piadoso ; 

nto;  que,  en  fin, 

•e  enojado. 

ON  JUAN. 

esnmir 

Él  me  dio  vida, 
la  di. 

05ÍA  SOL. 

•  me  ensañe ; 
en  venir 
i  Gostanza 

i;  y  así, 

r. 

ON  JUAN. 

No,  bien  mió; 
lial  zafir 
•ecttrsora 
so  rubí. 


AUN  DE  NOCHE  ALUMBRA  EL  SOL. 

DOffA  SOL. 

Mira  el  riesgo  á  que  te  pones. 

DON  JUAN.         * 

Muy  bien  me  podré  ^encubrir 
Por  un  dia  de  Gostanza, 
Oculto  en  tu  camarín , 
Por  verte  á  hurto  algún  rato. 

NEBLÍ. 

Sol ,  ya  don  Juan  no  se  ha  de  ir; 
Que  él  sabe  ser  tan  secreto» 
Que  todo  cuanto  le  oí 
Suspirar  en  esta  ausencia. 
Lo  ha  suspirado  en  latin. 
Bien  que  naciendo  ambos  un  dno. 
Como  el  agua  en  el  anís; 
Que  dejé  mi  amor  en  cierne 
También  yo  cuando  me  fui; 
Yo  maestro  de  un  cuquillo, 

Y  él  de  un  jilguero  aprendiz , 
Don  Juan  cantaba  por  Sol , 

Y  yo  entonaba  por  Mi. 

no^  SOL. 

Digo,  don  Juan,  que  te  quedes; 
Ya  no  quiero  resistir. 
Por  si  han  sentido  rumor. 
Llegue  en  público  Neblí, 
Como  que  busca  á  Gostanza. 
Tú  á  mi  me  puedes  seguir. 

DON  JUAN. 

Ap, :  Que  esté  Sol  tan  á  deshoras, 
^on  Inés,  en  el  jardín, 

Y  que  resista  el  quedarme ! 
;0h,  cómo  suele  ser  vil 
La  imaginación  humana.) 
Bellísimo  serafin, 
Un  primer  ímpetu  ha  sido; 
Perdona ,  si  le  ofendí. 

( Vanse  doña  Sol  y  don  Juan.) 

INÉS. 

Neblí,  ¿no  me  dices  nada? 

NEBLÍ. 

Inés,  quiero  irme  á  dormir; 
Que  he  andado  toda  Irnoche 
En  un  tejado  ó  rocín , 
Consultado  en  caballero. 

INÉS. 

Apenas  te  conocí , 
Cuando  te  fuiste  I  aventuras. 
Escudero  de  Amadis; 
¿A  qué  ha  venido  tu  imo? 

neblí. 
Hace  frió,  aunque  es  abril, 

Y  viene  á  l)uscar  el  sol. 
Si  hay  acaso  poi^  ahí 
Algún  planeta  traído. 
Que  á  mi  me  pueda  servir, 
También  roe  parió  mi  madre, 
Como  la  suya  al  Sofl. 


íí 


¿Has  cenado? 


INÉS. 

nebU. 


No,  por  Dios,   • 

Si  verdad  he  de  decir. 
Yo  tengo  sed ,  hambre  y  ÍHo. 
¿Tienes  algo  de  pemil. 
Como  un  trago  de  lo  caro? 
Porque  esto  de  san  Martin , 
Según  lo  que  abriga,  siempre 
Tiene  capa  que  partir. 

INÉS. 

¿Pásaslo  muymal? 

neblL 

May  mal. 
mis. 

Lástima  tengo  de  tí. 
Vamos;  que  te  quiero  dar 


Los  blwicos  de  ena  perdis 

Y  lo  tinto  de  ana  bota. 

¿Quién  te  regala? 

más. 

NeUi, 
El  Principe,  mi  sellor. 

riblL 
¡  Vil|;ame  el  sefior  san  GH ! 
i  Pesia  mi  abaela ,  qaé  rida 
Se  rompe  en  este  pais  I 
Sol  babri  dado  en  el  chiste  r 
Su  alteza  gasU  genti^; 
Inesilla,  como  boba , 

?aerrá  comer  v  ? estir, 
don  Joan  anda  arrastrado, 
Como  otro  fray  Joaa  Gaarin , 
Mando  muy  crimiDal, 
Contra  el  intento  dvil.       * 
Bien  haya  cuerdos  de  ahon ; 
Que  lo  que  éa  tiempo  del  Cid 
Se  llevaban  las  tareeras. 
Toman  ellos  pan  si. 

Salen  EL  REY  t  DON  JAIME, 
en  paíach, 

aoN  MU». 

Sefior,  dofia  Sol  se  fia 
De  mi  y  de  vos.  Josla  ley 
Es  qae  la  defienda  aa  rey 
De  un  principe  qae  porfla; 

Y  asi ,  á  avisaros  envía , 
Tan  honrada  como  belta. 
Que  esta  noche  quiere  vella 
Su  alteza  determinado. 

(Ap.  Con  este  ardid  be  mirado 
Por  don  Juan,  por  mi  y  por  ella.) 

Sol  tiene  gran  calidad ; 
En  On,  ¿dieflmide  sa  honor 
Del  Principe? 

aoNJAnn. 
Si,  Sefior. 
(Ap.  ¡Ojalá  fuera  Tardad !) 

■BT. 

ípúé  ciega  es  la  volantad  • 
Pues  crece  en  la  resisteoeia! 

aONiAO».  (Ap.) 

Diciendo  al  Rey  aoe  es  Violeiieia» 
Le  obligo  &  qué  lo repare, 

Y  si  él  no  lo  remedíala. 

Yo  haré  mayor  dlligenoa.    . 


Don  Jaime ,  el  Prioeipe  fiene. 
Idos ;  advertido  qaedo.  {Vi 

SaU  EL  PRlNQPB. 

faÍRClK. 

Noche,  qae  prestas  al  miedo 
Las  sombras  qoe  ta  horror  tiene... 
Mi  padre  está  aqoi ;  oonfieae 
Disimular  bií  esperanaa. 

BIT. 

En  fin ,  ¿  no  bay  eo  vos'modaosaf 

rafNaPB.  {Ap,) 

Sol ,  hermoaura  del  dia , 

Esta  noche  serás  mía , 

Sin  qae  lo  impida  Coflaftia. . 

IIT. 

Una  carta  he  recibido 
De  la  Infanta ,  Tmastra  esposa* 
YestiidevostanqiaQlou»      -   - 
Gomo  yo  por  ToaeonBdOf 
Amigo  vaeatroi  os  lo  pido» 
SI,  rey  y  padsoioa  lo  naMo; 


.) 


206 

Qae  es  mandar  y  oslar  rogando. 
Aunque  es  acción  mal  segura 
Poner  en  cerviz  tan  dura 
Yu^o  de  imperio  tan  blando. 

Y  SI  Sol  no  os  da  ocasión, 

Y  llega  á  tal  vuestro  exceso, 
Que  la  preferís  por  eso 

A  una  infanta  de  Aragón , 
Tomaré  resolución 
Con  vos  y  con  ella. 

PRÍNCIPR. 

i,  Quién 
llahla  de  mi  anior  tan  bien. 
Que  eslo  os  ha  dicho? 

REY. 

Parece 
Que,  en  vez  de  acabarse ,  crece 
Vuestro  amor  con  el  desden. 

PRÍNCIPE. 

Pues  si  crece  á  mas  esfera 
Con  los  desdenes,  no  uséis 
Üe  ellos  con  Sol ,  si  queréis, 
Señor,  que  menos  la  quiera. 
Quien  la  ofende  en  vano  espera 
Que  yo  me  mude  jamás ; 
Mas  volverá  un  no  atrás 
Üe  lo  que  hasta  allí  ha  corrido 
Cuando  agua  le  han  añadido. 
Con  que  es  fuerza  correr  mas. 
Sed  pues  con  Sol  mas  clemente; 
Quizá  cesando  el  rigor. 
Quitaréis  fuerza  al  amor 

Y  raudal  á  la  corriente; 

Rio  es  mi  amor,  si  no  es  fuente  , 
Que  no  puede  atrás  volver. 
Cna  de  dos  ha  de  ser  : 
Yo  dejo  á  vuestro  albedrío 
Que  quitéis  el  agua  al  rio, 
O  que  le  dejéis  correr. 

RET. 

Carlos,  las  fuentes  porlian , 
Manando  siempre;  á  la  mar 
Van  los  rios  sin  parar; 
No  asi  los  gustos  se  guian. 
Muchos  que  ahora  querían. 
Sequedad  después  mostraron, 

Y  de  amar  se  retiraron; 
Luego,  aun  amando,  no  fueron 
Ríos,  pues  atrás  volvieron , 

Ni  fuentes,  pues  se  secaron. 
Según  esto,  ¿qué  será 
Amor  ?  Un  arroyo  breve. 
Que  correrá  mientras  IlueTe, 

Y  luego  se  acabará. 
Tal  vez,  cristal  puro,  va 
Corriendo  del  monte  al  llano, 

Y  es,  aunque  presuma  ufano 
Que  su  caudal  S(Tá  eterno , 
Censo  que  impuso  el  invierno 

Y  lo  rcdiroió  el  verano. 
Ahora,  que  por  ventura 
No  tengo  sed,  corre  aprisa 
Amor,  y  entre  falsa  risa , 
Me  va  ofreciendo  agua  pura, 
Mientras  el  invierno  dura ; 
Mas  vendrá  el  eslío  luego, 

Y  hallaré,  si  á  beber  llego, 
Donde  agua  el  invierno  vi , 
Guijas  secas,  nue  de  sí 
Eslén  arrojando  fuego. 
Sol  no  os  quiere,  yo  lo  sé; 
No  vais  esta  noche  allá; 
Que  hacerla  fuerza  será 
infame  acción. 

PRÍNCIPE. 

Dien  se  ve 
Que  hay  quien  avisos  os  dé; 
Mas  si  ya  á  saber  se  pasa 
Que  el  sol  de  noche  me  abrasa, 
La  relación  no  fué  cierta ; 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODÍNEZ. 

Que  primero  me  dio  puerta 
Cn  sus  ojos  que  en  su  casa. 

REY. 

¿Eso  es  asi? 

PRÍNCIPE. 

Si,  Señor. 
La  pasión  perdió  el  respeta 
Al  decoro  y  al  secreto. 

REY. 

(Ap.  Sin  duda  la  tiene  amor 

Don  Jaime,  y  de  ajeno  honor 

Hace  capa  á  proprios  celos.) 

Carlos,  escuchad  recelos 

De  quien  ser  su  esposo  espera ; 

Ponpie  un  celoso  se  altera 

De  ver  azules  los  cielos.  {Vate.) 

Sale  NEBLÍ,  con  un  papel  en  la  mano, 

neblí. 
Dije  á  ('Obtnn/a  que  vine 
A  saber  de  ella.  Creyólo, 

Y  me  (ió  este  papel ; 

Pues  no  es  de  Sol ,  yo  me  arrojo, 

Y  se  le  dov  á  su  alteza. — 
Señor,  si  fuere  amoroso 
El  billelillo  y  de  gusto. 
Ese  es  el  porte  que  cobro. 
Su  dueño  dirá  la  Ijrma. 

PRÍNCIPE,  (/t/?.) 

La  firma  es  de  Sol. 

NEBLÍ. 

El  rostro 
Ha  demudado.  ¿Hay  tramoya? 

PRÍNCIPE. 

Dice  el  papel  de  este  modo : 

(Lee.)'(Seuor:  Cosi  anza  no  ha  querido 
»ir.o:e,  y  yo,  por  disimular,  no  he  mos- 
Mirado' gusto  de  que  se  vaya;  y  así, 
>  hasta  que  yo  le  avise,  no  venga  ál  jar- 
>din  vuestra  alteza,  á  quien  me  guarde 
>Dios,  como  áeseo.'Doña  Sol  Abarca.n 

Esta  es  traición,  vive  el  cielo; 
Sin  duda  ha  vuelto  celoso 
Don  Juan  en  secreto,  y  yo 
Por  él  la  ocasión  no  logro. — 
¿Quién  eres? 

neblí. 

Señor,  un  loco, 
Que  suele  hablar  enjuicio; 
Don  Neblí  me  llamo,  y  poso 
En  casa  de  Sol. 

PRÍNCIPE. 

Pues  habla 
En  seso  conmigo  un  poco. 
¿Has  visto  toda  la  casa 
De  Sol  ?  Que,  aunque  hoy  son  escollos 
Tanto  jaspe  y  alabastro 
Del  edificio  ya  roto, 
Hay  reliouias  de  haber  sido 
Palacio  (le  reyes  godos. 

NEBLÍ. 

Señor,  hoy  la  anduve  toda ;  . 

Y  tanta  grandeza ,  el  oro. 
No  ya  enterrado  cadáver. 
Sino  convertido  en  polvo; 
Cuanto  pórGdo  labrado 

Y  cuanto  artesón  con  oro 
Hace  en  su  misma  ruina 
Derribado  mauseolo. 

¡  Cuántos  torreones  altos. 

Que  barrenaban  el  globo 

De  las  estrellas,  ahora 

Son  nuestro  ejemplo  y  asombro , 

Pues  con  trémula  vejez. 

En  unos  puntales  toscos. 

Como  en  báculos,  se  tienen 


Tan  caducos  promontorios! 
¡Qué  traidores  soo  los  años! 
¡(^on  qué  silencio  engañoso 
Hurtan  los  pasos  al  miedo 

Y  las  crueldades  al  robo ! 
Clama  quien  fué  á  ia  memoria , 

Y  en  vez  de  oír  los  sollozos 
Del  lamento,  en  huellas  mudas 
Dejan  monumentos  sordos. 
¥a  pues  el  mayor  concepto 

De  la  arquitectura,  el  monstruo 
Que  de  la  ciencia  fué  parlo, 
De  la  fortuna  es  aborto ; 
Quizá  porque  á  tanto  Olimpo 
Como  era  pasto  glorioso , 
La  tierra  fué  poco  Allante 
Para  sostenerle  en  hombros; 
Siendo  propriedad  del  cielo 
Tan  miserable  destrozot 
Desengaño  al  presumido 

Y  escarmiento  al  ambicioso. 

PRÍNCIPE. 

Bien  sabes  hablar  de  veras. 

NBBLf. 

Soy  poeta  y  horttbre  docto. 
Voy  al  caso  :  vi  su  estrado. 
Su  retrete,  su  oratorio, 
Su  camarín  y  aun  sa  cama : 
Que  cuando  yo  me  abochorno 
De  curiosidad ,  no  soelo 
Dejar  roso  ni  belloso. 

Y  ¿en  qué  cuarto  esli  don  Joan 
DeZúfiiga? 

neblí. 

No  conozco 
Ningún  Juan  yo.  {Ap,  ¿Si  Costanu 
Le  dio  en  el  papel  el  soplo?) 

PRÍNCIPE. 

En  este  papel  me  aYísan 

Que  Sol  le  esconde,  y  qae  todo 

Me  lo  dirá  el  portador. 

neblí. 
Señor  (gran  peligro  corro). 
Puede  ser  que  este  don  Joan 
Esté  allí ;  mas  vo  soy  corto 
De  vista,  y  no  fe  verla. 

PRÍNCIPE. 

Si  tuviste  buenos  ojos 
Para  ver  toda  la  casa, 
:  Cómo  te  faltaron  solo 
Para  no  ver  á  don  JoanT 

neblI. 

Óyeme  un  cuento  famoso : 
—Era  un  cura  gran  tahvr, 
Pero  tan  poco  aevoto, 
Que  por  jugar  no  rezaba. 
El  Obispo,  escrupnloso. 
Supo  el  caso,  llamó  al  cara, 

Y  díjole  con  enojo  : 

«¿Qué  es  esto? « c6mo  no  reta?* 

Y  el  cura,  sin  alboroto* 
Respondió :  «  Sefior  ilastre. 
Ya  be  probado  con  antecjos, 

Y  no  veo.»  Aqoi  el  Obispo 
Replicó  luego :  «Pnes  ¿cóoio 
Ve  á  jugar,  v  no  á  rearfi 

Y  él  respondió  presaioao : 
*  Hágame  á  mi  cada  lein*  . 
L'sía,  como  elu  da  oraa, 

Y  leeré  el  libro  delreio 
Como  el  de  coarenta  y  ocho.!— 
El  cuento  se  esli  aplicado* 

Sin  andar  por  drcünloqaios. 
Vi  la  casa,  y  no  á  don  Joan : 
Pues  lo  que  el  cara  reapqpdo: 
Haga  á  don  Joan  vieatra  alten, 
I  Aunque  no  tiene  mal  U»o, 


deelpi^dí. 


MS(MW> 


(V#«.) 


m  atcrigvar 
piatTatoBo 


lesiro  CB  sb  w^, 
•  «■  aaior  loeo 
éóalifcreio, 

•lOSTOlOS. 

Ntesa; 
I  rigoroso, 
lieaeómebiirla, 
ponee&iorbos, 

ofende,  don  Jaime 
f  alevoso. 

J:  aae.  aaftqne  debo 
>ectio  heroico, 
estoy  siliado 

poderosos, 

a  eotref  ar  la  plata, 

rare  el  socorro. 

oSa  sol  t  neblí. 

»0$A  SOL. 

e  á  Costanza, 
tan  de  repente? 

5EBLL 

lo  hoy  impaciente, 
nndanza 
y  fuese  en  Gn : 
£  haber  sof^pechado 
o  boy  encerrado 
ta  camarín ! 

DO^A  SOL. 

ad  lo  atriboyo ; 
le  tú  colijo. 

ÜKBLÍ. 

;e  al  Irse  me  dijo 
ipcl  no  era  suyo 
Joan  sabe  el  aprieto 
i  con  su  alteza, 
nper  la  cabeza ; 
como  el  secreto.) 

DO.^A  SOL. 

]on  Joan  llamar.— 
D  paedes  salir. 

i^r/a,  y  sa/¿  DON  JUAN. 

BOü  JOAÜ. 

son  de  snfrir 
leí  esperar ! 
¡lio  amante 
n  todo  el  dia, 
sos,  Sol  mia , 
^  al  instante 
ició  un  arrebol 
•aerta  ▼!  ahora ; 
é  al  aurora 
(ra  del  sot ; 
>Ti  que  estaba 
otfgo  bablando, 
»ré,  imaginando 
le  Bie  nublaba. 

DOÍf  A  SOL. 

'es,  dueño  mió ; 
I,  querido  esposo, 
r  caloroso 
•1  roció, 


AW  W  HOCm  AUmU  EL  SOL. 

Con  que  se  ka  rifti|pef<0w 
Ya  Twehro  á  decir  que  lloKs; 

tae  á  estos  líquidos  anorat 
n  el  pecbo  ensMondo 
Aposento  les  be  hecbo ; 
Porque  ligrimas  que  son 
Pedazos  del  corazón ,  • 

Bien  estarán  en  el  pecbo. 

Stíe  IICCS. 

uás. 
Sol .  escóndase  don  Juan. 
Yo  iba  ahora  ii  abrír  la  puerta , 
Y  Tiendo  que  estaba  abierta , 
Menos  cortés  que  ftalan » 
El  Principe  se  entró  ea  casau 

soSasol. 
Luego  sabremos  qué  es  eslo.— 
Mi  bien,  escóndete  presto. 

SOR  JQAH. 

Ya  de  los  limites  pasa 
La  Tioleada ;  eerea  estoy 
Para  acudir,  si  importare. 

ucuJ. 
Rogando  é  Dios  que  en  bien  pare , 
Mientras  no  pera,  me  voy. 

(Ymu  NeNÍéÍ9ét.) 

Sale  EL  PRtfICIPB. 

paisciPB, 
Sol ,  sin  tu  licencia  Tengo : 
Mas  si  tú  al  amor  la  niegas, 
¿  Cuándo  esperaron  los  celos 
A  que  les  diesen  Ucencia? 
En  un  papel  me  aTisaste 
Que  esta  noche  no  Tiniera , 
Porque  Costanza  era  estorbo 
Para  cumplir  tu  promesa. 
Rompí  el  secreto  jurado. 
No  te  pongas  tan  suspensa. 
Que  parece  que  me  escuchas 
Como  qnieo  se  hace  de  nueras. 

DOÍlA  SOL. 

Yo  advertrá  Inés  que  cerrase^ 
Y  mandé  que  á  nadie  abriere. 

Celoso  estoy,  no  te  admires 
Que  contra  tu  gusto  Tenga; 
Porque  dicen  unos  celos 
Lo  que  callan  mil  finezas. 

DOÜ  JOAfl.  (Ap.) 

No  tengo  honoTt  pues  no  muero. 
¿Esperaré  la  respuesta. 
O  tomaré,  antes  de  darla, 
Satisfacción  de  mi  ofensa? 

doíIasol. 
Si  á  algún  Tillano  de  Astúriiis, 
A  quien  jamás  la  tijera 
Llesó  á  emendar  con  el  arte 
La  desmelenada  greña, 
Hubiera ,  Señor,  oído 
Una  injuria  tan  Tiolentt, 
Un  desafuero  tan  torpe. 
Una  atrocidad  tan  nueva. 
Pensara  que  no  era  en  ambos 
Común  la  naturaleu; 
Porque  hay  hombres  de  quien  dudo 
Si  son  hombres  ó  son  Derss. 
Mas  en  un  principe ,  eo  vos. 
En  cuyas  heróleas  venas 
Tantos  diferentes  reyes 
Tan  convenidos  se  meiclan , 
Es  miedo,  es  error,  espumo, . 
Es  asombro,  es  inclemeaela , 
Es  injusticia,  es  Intimia ,    . 
Es  tiranía,  es  afrenta , 
Es  temeridad,  es  ira. 
Es  impiedad ,  es  vioienels , 


BsaleTosli«estola« 
Es  escándalo,  es  vllesa , 
Es  rabit«  es  fiuror ;  mes  ¿i 
Podré  redüdf  A  ttiem 
Todo  lo  quedes,  p«es  no  bay 
Indignidad  q«e  no  setl 
¿Yo  promesit  ToMpelf 
¿Quién  un  loeo  á  la  alte  eslén 
Del  sol  leTsetara  el  vselo, 
U  osara  á  tanto  iiliMie 
Ver  en  su  edlptia  errante , 
Que  abrasado  no  cayera, 
Icaio  altivo  6  Peston 
Despefiado  de  s«s  nedtsT 
Yo  soy  d<rila  Sol  Abares, 
El  prmeipe  es  vsestn  altea: 
Confiesad  que  es  tata  todo 
Cuanto  babeb  fUf^be  es  mi  ofensa ; 
Que,  con  ser  la  iraieioa  til , 
Y  yo  ser  yo,  que  e«  metetti 
De  honor  no  ee  poslblt  q«e  baya 
Mas  que  ser  qm  ser  y»  mesma , 
Por  ser  vos  el  ose  lo  dice»  - 
Yo  misma  no  se  si  eree 
Mas  haberla  diebo  tos 
Que  ser  yo  toeepat  de  bsesvli. 

M»  IUAII.  (4^0    . 

Confiada  ba  lespondido; 
O  es  conocida  inoeeMda , 
O  es  que  me  parece  que  es 
Loque  me  holgara  qÍM  Aiera. 

PthlCM. 

De  oirto  estoy  taa  eontoso. 
Que  sé  respondertoapeaas ; 
Ttk  misma  i  no  me  dyiste 
En  el  jardin  que  to  viera 
EsU  noche?  V  esu  larde 
¿No  me  eMriblsto  I&  aesma 
Que  no  viniera  basto  tanto 
Que  tA  otro  aviso  pe  dieras? 
Pues  ¿cómo  asi  ase  raspowles? 

^        aou  luaii.  {Ap,) 

Ba,  mi  desdicha  es  elerto. 
Yo.¿no  la  hallé  en  el  Jardin? 

ÍNo  me  persiudió  la  voelto? 
lo  me  resistió  el  quedarme? 
No  me  habló  mal  de  la  ausencia 
De  don  Jaime?  Pues  iqué  ag|iardo? 

holUaciH 

La  admiración  oo  la  deja 
Articulará  lavct 
NI  el  uso  libre  á  la  lengua. 
¿  Yo  os  be  hablado  eu  el  Jardbi? 
Yo  08  be  escrito? 

ralMmt. 

No  prosigas.  VlveDlos,  *         /* . 
Que  son  ciertas  las  sospesas 
De  mis  celos,  y  que  tengo 
De  averiguarlos;  que  es  fteérta 
Que  to  esté  «seucaando  alguno,       * 
Pues  hablas  de  esa  minera. 

SOR  JUAII.  (Ap,) 

Por  eso  lo  eslá  negando : 
Vive  Dios,  que  es  evidencia , 
Pues  sabe  que  yo  la  escucho. 
Vil  mi^er,  ¿  á  qué  me  Atenas* 
A  que  to  mato  y  dw  «Míen? 
¡Oh,  lo  que  siento  que  Braeras! 
Su  alteía,  qi^a  BOgc  ha  ido» 
Guando  mi  hcaor  me  da  pffiesa« 
Te  da  esto  poeo  de  vida  i 
No  sé  d  se  lo  aiAdeica. 

niuoipw» 
Entremos  4  ver  la  caaa ; 
Vén  conmigo. 

{Ap.  i  Ay,  Moa,  que  si  itttra. 


208 

Y  ve  á  Juan ,  ha  de  matarle !) 
¿Dónde  vais? 

PRÍNCIPE. 

Toda  he  de  verla, 
Vive  Dios. 

DOX  JUAN.  (Ap.) 

Necio  respeto  v 

Me  detiene. 

DON  JAIME.  (Da  golpes  dentro.)- 
Abran  las  puertas, 
O  las  echaré  en  el  suelo. 

DON  JOAN.  {Áp.) 
Voz  de  don  Jaime  es  aquella. 

DON  JAIUE. 

¡Abran  aquí! 

PRÍNCIPE. 

¿Quiéa.da  voces? 
Sale  DON  JAIMB. 

DON  JAIME. 

¡Qué  gracio.sa  resistencia ! 
Yo  puedo  allanar  la  casa ; 
Que  traigo  orden  de  su  alteza. — 
Señor,  ¿vos  estáis  aqui? 

DON  JOAN. 

¡Oh  amigo,  á  qué  tiempo  llegas! 

PRÍNCIPE. 

¿Qué  es  esto?  ¿A  qué  habéis  venido? 

DON  JAIME. 

(Ap.  Aqui  ha  de  entrar  la  cautela.) 
Señor,  como  soy  tan  vuestro, 

Y  dicen  que  tenéis  queja 
Porque  no  maté  ¿  don  Juan, 
Vengo  á  hacer  la  diligencia 
Con  diez  valientes  soldados, 
Porque  una  espía  secreta 
Me  dijo  que  estaba  aquí. 

(Ap.  Buen  amigo  soy;  que  mientras 
Don  Juan  está  allá  seguro. 
Yo  le  excuso  acá  su  afrenta.) 

DON  JUAN.  (Ap.) 

Luego  ¿Sol  no  lo  engañaba? 
¡  Hay  tal  traición ! 

DO^A  SOL.  (Ap.) 

Luego  ¿  eran 
Verdad  mis  miedos? 

PRÍNCIPE. 

Don  Jaime, 
Allanad  la  casa  y  vedlá ; 
Entremos  juntos. 

D05ÍA  SOL 

¿Qué  es  esto? 
¿Asi  en  Navarra  respetan 
La  casa  de  doña  Sol? 
Yo  iré,  y  cerraré  la  puerta 
Por  de  dentro. 

Hace  que  cierra  la  puerta ,  y  ábrela 
con  ímpetu ,  y  sale  DON  JUAN. 

DON  JUAN. 

Aparta,  enemiga ; 
Yo  la  abriré  y  saldré  fuera, 
Si  con  todos  los  candados 
Del  mismo  inOerno  las  cierras. 
Don  Juan  de  Zúñiga  soy. 

PRÍNCIPE. 

¡  Hay  semejante  insolencia ! 

DON  JUAN. 

i  Vive  Dios ,  que  estaba  aqui ! 

DON  JAIME. 

¡Notable  desdicha  es  esta! 

DONJUÁN. 

Verdad  os  dijo  la  espía, 
Don  Jaime,  aquí  estoy. 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

DON  JAIME.   (Ap.) 

bl  piensa 
Que  soy  desleal  amigo; 
Mas,  como  yo  no  lo  sea. 
Piénselo  ahora,  no  importa. 

PRÍ.XCIPE. 

Tanto  el  enojo  me  ciega, 
Que  he  enmudecido.— Matadle. 

DON  JUAN. 

Maturáme  vuestra  alteza 
Después  que  yo  mate  á  Sol. 

DOÑA  SOL. 

Mi  bien,  esposo  (¡estoy  muerta!), 
No  me  espanto,  sí  has  oído 
Al  Príncipe,  que  te  tengan 
Temeroso  sus  palabras, 
Por  no  decir  sus  quimeras ; 
Pero  mátame,  bien  haces, 
O  me  mataré  yo  mesma , 
No  por(|ue  yo  te  he  ofendido , 
Sino  porque  tú  lo  piensas.  — 
Señor,  don  Juan  es  mi  esposo; 
Ya  \o  digo ,  que  ya  es  fuerza. 

DON  JUAN. 

i  Oh  cruel!  Antes  ahora 
Callarlo  er;i  mas  prudencia. 
Por  no  revelar  la  infamia 
Cuando  el  secreto  revelas. 
.Mas  ya,  en  efecto,  lo  has  dicho; 
Y  así,  mi  venganza  vea 
Quien  ha  sabido  mi  agravio. 

DON  JAIME. 

Teneos,  don  Juan. 

DON  JUAN. 

Solo  resta 
Que  un  falso  amigo  me  estorbe. 

PRÍNCIPE. 

Mucho  debo  á  mi  paciencia 
O  á  mi  admiración. — Don  Jaime, 
Haced  que  al  punto  le  prendan.— 
Don  Juan,  yo  os  dije  una  noche. 
Testigos  son  sus  estrellas , 
Que  no  hablásedes  áSol; 
Pues  ¿cómo,  sin  mi  licencia. 
Os  casasteis  en  secreto? 
No  quiero  esperar  respuesta. — 
¿Qué  gente  tenéis,  don  Jaime? 

DON  JAIME. 

Diez  de  la  guarda. 

PRÍNCIPE. 

Pues  ea, 
Vayan  con  don  Juan  los  ocho ; 
Que  los  otros  dos  se  quedan 
Con  doña  Sol,  porque  quiero 
Que  en  su  casa  quede  presa. 

DO.^A  SOL. 

¿Por  qué  me  prendes  á  mí? 
príncipe. 

¿Por  qué?  Porque,  siendo  deuda 
De  mi  casa,  te  casaste 
Antes  que  yo  lo  supiera. 

DON  JUAN. 

Aquí  me  han  di  hacer  pedazos 
Primero  que  lo  consienta. 
Sol  ha  de  venir  conmigo. 

PRÍNCIPE. 

A  no  estar  en  su  presencia, 
Yo  mismo  os  diera  la  muerte. 

DOÑA  SOL. 

Déjate  prender,  no  temas; 
Que  tiempo  habrá  que  te  vengues , 
Cuando  mi  verdad  no  creas; 
Y  rey  hay,  aunque  le  llaman. 
Por  la  omisión  con  que  reina , 
El  Encerrado  don  Sancho. 
A  pesar  pues  de  aparieocias, 


Vé  seguro  de  mi  honor; 
Que,  si  ofendido  te  hubiera. 
Supuesto  que  me  importaba , 
La  culpa  jra  descubierta. 
Tener  quien  me  defendiese , 
Claro  está  que  no  quisiera, 
Por^tisfacerte  á  ti , 
Desobligar  á  su  alteza. 

DON  JAIME. 

Don  Juan ,  ved  que  esto  es  forzoso. 

DON  JUAN. 

Apelo  á  Dios  de  la  fuerza. 
Rey  tenemos  en  Navarra. 

DOÑA  SOL. 

Yo  daré  de  esto  al  Rey  cuenta. 
Tú  da  treguas  á  la  duda ; 
Que,  no  dando  mas  que  treguas,  , 
Si  no  te  estáu  bien  las  paces , 
Volverás  luego  á  la  guerra. 

PRÍNCIPE. 

Prevenir  quiero  el  peligro.— 
¡Don  Jaime! 

DON  JAIME. 

f Señor! 

PRÍNCIPE. 

No  sepa 
Mi  padre  que  están  casados» 
Si  es  que  el  vivir  no  os  da  peoa. 
Quédense  con  Sol  dos  guardas , 
Que  salir  no  la  consientan. 
Porque  no  avise  á  mi  padre. 

DON  JAIME. 

Vamos,  don  Juan.Mp.  Noesprudeocia 
Decirle  culpas  de  Sol 
Hasta  ver  si  se  romedian.) 

DOÑA  SOL. 

¡  Ay,  qué  amor  tan  desdichado! 

PRÍ.NCIPE. 

¡  Ay,  qué  ingratitud  tan  bella! 

DON  JAUIB. 

¡  Ay,  quién  os  mostrari  el  alnial 

DON  JOAR. 

¡  Ay ,  que  á  un  tiempo  me  hacen  guem 
ün  rey  que  de  nada  cuida , 
ün  príncipe  que  gobierna , 
Una  mujer  que  me  aaravia 
Y  un  amigo  que  me  uegn ! 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DON  JUAN  T  NEBLÍ. 

NEBLÍ. 

Don  Juan ,  quéjate  de  quedo ;    - 
Preso  desde  anoche  estás, 

Y  tales  suspiros  das. 

Que  á  las  guardas  pones  miedo; 

Y  dicen,  muy  vigilantes. 
Que  sus  pesadumbres  soo, 
A  fuer  de  descomunión , 
Que  son  de  participantes. 
Jaime  liabló  al  Rey,  y  qais* 
Por  orden  suya,  en  un  eodie 
Llevó  á  doña  Sol  anoelM 

A  su  quinta ,  adonde  está ; 
Que  dió  al  Rey  tanto  cafcMdo 
l£lcasode  mi  señora. 
Que  le  ban  de  llamar  ahom 
Don  Sancho  el  Desencerrado. 

DOH.'JOAII, 

Déjame,  por  Dios,  NebIL 

maLi. 
Calla ;  que  quizá  no  es  eierto. 
Hoy  vi  las  flores  del  baertOt 


laDdo  las  vi, 
ecto  de  tu  esposa , 
de  virtudes  llena , 
ureza  eu  la  azucena 
lidad  en  la  rosa, 
sol  enlre  nublados, 
li  presencia  llovieron 
tales ,  que  fueron, 
on  desatados, 
derretidos, 
menos  serian 
i  las  que  corrían, 
los  detenidos. 


DON  JUAN. 

]uel  don  Jaime? 

NEBLÍ. 


Él  es. 


DON  JOAN. 


e. 


neblí. 

Yojme  á  la  quinta, 
presa  y  la  pinta; 
está  también  Inés.       ( Vase.) 

Sale  DON  JAIME. 

DON  JAIME. 

I,  el  Rey  OS  espera, 
oiere  hablar  muy  espacio ; 
láis ,  id  á  palacio. 

DON  JCAN. 

ámi? 

DON  JAIME. 

¿Qué  os  altera? 
lesde  anoche  pasa 
al  Rey;  y  asi,  vengo 
?n  suya,  y  la  tengo, 
s  vais  á  vuestra  casa; 
\  aunque  hubiera  importado 
ia  la  verdad, 
cho  á  su  majestad 
Sol  estáis  casado, 
asi  me  lo  previno 
¡pe,  y  no  conviene 
mto  á  quien  tiene 
;a  proprio  destino. 

II,  sin  dificultades 
)s  libre,  y  yo  quiero 

de  mi  primero 
liga  otras  novedades, 
sque,  arrepentido 

>  vida,  os  busqué 
ra  casa,  y  no  fué , 
n,  todo  aquel  ruido 
tensáis,  vive  Dios; 
¡a  fué  forzosa, 

rdar  á  vuestra  esposa, 

íiataros  á  vos; 

lié  para  prenderos, 

ubo  secreta  espía , 

esamir  podia 

►nces  pudiera  veros ; 

^Distes,  y  á  mí 

uviastes  á  avisar, 

)nde  yo  pensar 

bades  vos  allí? 

1  esto  me  agraviasteis, 

á  buscaros  no, 

i  vos  os  hallé  yo 

TOS  sin  mí  os  nallaslcis; 

[>  pues  que  no  fuera 

5curso  haber  creído 

iérades  vos  venido 

>  no  lo  supiera, 

lá  que  no  mataros 
eros  intentaba, 
cierto  que  os  buscaba 
no  pensaba  hallaros. 

DON  JOAN. 

ie,  si  os  debo  mucho, 

a  DE  L.-ii. 


AUN  DE  NOCHE  ALüMBt^A  EL  SOL. 

Todo  pienso  que  os  lo  pago, 
Pues  de  vos  me  satisfago 
Con  solo  lo  que  os  escucho; 
Supuesto  pues ,  ya  lo  advierto, 
Que  por  matarme  no  fuisles, 
Algo  sin  duda  supisles 
De  mí  y  de  Sol,  y  si  es  cierto, 

Y  sois  verdadero  amigo, 
¿Cómo  me  calíais  mi  afrenta? 
Cómo  lo  mismo  no  intenta 

Mi  honor  con  vos  que  conmigo? 
Si  fuimos  uno  hasta  aquí, 

Y  un  amigo  en  otro  está, 

¿  Cómo  otro  yo  no  sois  ya, 

Y  no  obró  en  vos  como  en  mit 
Don  Jaime,  en  vos  hay  mudanza; 
No  estoy  ya  en  vos,  vive  Dios , 
Pues  estoy  en  mí ,  y  no  en  vos , 
Tratando  de  mi  venganza. 

DON  JAIME. 

(Ap.  ¿  Qué  haré ,  que  hasta  ahora  en  fin 

Su  agravio  efeto  no  tiene? 

Sin  novedad ,  no  conviene 

Decirle  lo  del  iardtn.) 

Por  Dios,  don  Juan,  que  me  espanto 

En  que  discurráis  tan  poco; 

El  Príncipe,  de  amor  loco, 

Anoche  lo  estuvo  tanto. 

Que  entró  en  vuestra  casa,  y  yo. 

Que  guardarla  prometí , 

Con  aquella  industria  fui 

Solo  por  saber  que  entró ; 

Vos  sois  muy  gran  caballero. 

No  puede  en  acción  ninguna 

Correr  vuestro  honor  fortuna. 

DON  JUAN. 

Jaime ,  el  honor  verdadero, 
Sé ,  en  buena  filosofía, 
Que  de  la  virtud  procede, 

Y  que  la  virtud  no  puede 
Ser  en  mi  sin  acción  mia ; 
Mas  el  mundo  desordena 
Tan  ciego  esta  rectitud , 

Que  hay  honor  que  no  es  virtud , 
Pues  pende  de  acción  ajena; 

Y  siendo  dicha  en  rigor, 

Y  no  honor,  lo  que  no  adquiere 
Por  sí  mismo  el  que  lo  quiere , 
Dice  el  mundo  gue  es  honor , 

Y  llega  algún  virtuoso 
A  tan  infeliz  estado. 

Que  es  virtuoso,  y  no  honrado, 
Solo  porque  no  es  dichoso. 

DON  JAIME. 

Pues  eso  no  os  toca  á  vos. 
Vamos  á  lo  que  hay  de  nuevo ; 
Que  no  sé  cómo  me  atrevo 
A  decíroslo,  por  Dios. 
El  Rey  habló  en  mi  presencia 
Al  Principe,  y  él  le  dijo : 
« Señor,  yo  soy  vuestro  hijo, 

Y  sé  que  os  debo  obediencia; 
Mas  ya  con  resolución 

Os  quiero  desengañar : 
No,  no  me  pienso  casar 
Con  la  infanta  de  Aragón, 
Antes  lo  he  de  hacer  de  suerte, 
Que  á  Sol  pueda  dar  la  mano. » 
Conforme  á  lo  cual,  es  llano 
Que  piensa  daros  la  muerte 
Para  casarse  con  ella. 

DON  JOAN. 

¿Qué  decís? 

DON  JAIME. 

Que  á  él  le  está  bien 
Ser  dueño  de  un  sol  con  quien 
El  del  cielo  aun  no  es  estrella ; 
El  Rey  pues,  muy  ofendido 
De  que  por  Sol  no  se  case , 
Me  mandó  que  la  llevase 


M9 


A  mi  quinta  sin  ruido. 
Donde  ella  está  cuidadosa. 
Porque  desde  anoche  intenta 
Dar  al  Rey  de  todo  cuenta, 

Y  decir  que  es  vuestra  esposa ; 
Mas  no  la  han  dado  lugar, 

Y  como  he  dicho,  también , 
Callé  yo,  porque  no  es  bien 
Dar  á  su  alteza  pesar. 

Vos  veréis  al  Rey  ahora ; 
Hablad  le  claro,  no  sea 
Que  algún  grave  mal  se  vea, 
Porque  el  casamiento  ignora. 

DON  JOAN. 

Fuerza  es  ir  do  el  Rey  me  llama, 
Pero  conviene  al  suceso 
Verme  con  Sol  antes  de  eso. 

DON  JAIME. 

¿Qué  pretendéis? 

DON  JOAN. 

Ya  la  fama 
Habrá  dicho  su  prisión; 
No  sepa  que  soy  casado 
El  Rey,  que  no  es  acertado, 
Don  Jaime,  en  esta  ocasión ; 
Antes  veré  á  Sol ,  y  de  ella 
Sabré  por  qué  el  Rey  |a  prende. 

DON  JAIME. 

Si  ya  el  Principe  pretende, 
Don  Juan,  casarse  con  ella. 
Muy  fácil  es  de  saber. 

DON  JOAN.  (Ap.) 

Puede  ser  que  el  Rey  me  impida 
Que  yo  quite  áSol  la  vida, 
Si  la  ve  que  es  mi  mujer ; 
Después  de  muerta,  sabrá 
Mi  justicia  y  mi  venganza 
A  un  mismo  tiempo. 

DON  JAIME. 

Costanza 
Pienso  que  á  la  quinta  va 
A  ver  á  Sol,  como  amiga.  ^ 
Bien  que  tampoco  ha  sabido 
Que  ya  sois  de  Sol  marido. 
Ni  es  bien  que  yo  se  lo  diga, 
Por  no  ver  su  sentimiento; 
Vos ,  por  mi  voto,  al  instante 
Ved  al  Rey ;  yo  voy  delante 
Por  saber  bien  el  intento 
Del  Príncipe ;  que  va  es  Urde, 

Y  temo  algún  accidente. 

DON  JOAN. 

Yo  veré  muy  brevemente 
Al  Rey  y  á  Sol ;  Dios  os  guarde. 
{Vase  don  Jaime.) 

Antes  que  á  Sol  llegue  á  ver. 
Consultad,  honor,  conmiffo 
A  qué  voy  y  á  qué  me  obligo, 
Qué  debo  decir  y  hacer; 
Que,  ó  Sol  lo  dejó  de  ser, 
O  en  nube  densa,  luz  rara 
De  virtud  no  se  declara ; 
Que  tal  vez  la  verdad  pura. 
Para  el  que  la  ve  está  oscura, 
Pero  en  si  siempre  está  clara. 
Dice  Jaime  que  su  alteza 
Pretende,  quizá  no  en  vano. 
Matarme,  y  darle  la  mano ; 
¿Qué  diré  de  esu  fineza? 
Diré,  ojalá  con  certeza, 
Que  es  consecuencia  forzosa, 
Pues  tan  ciega  mariposa 
Arde  el  Príncipe  en  su  llama , 
Que  ella  no  quiere  ser  dama, 
Pues  él  la  pretende  esposa. 
Él  dos  veces  afirmó 
Lo  del  jardín  v  el  papel, 

Y  ella,  confiada,  á  él 
Otras  dos  se  lo  negó. 

14 


ÜO 

Si,  pero  oyéndolo  yo, 
Negar,  fué  miedo  al  castigo; 
Sí ,  pero  como  ella,  digo, 
Si  asegurarse  quisiera, 
Que  mas  segura  estuviera 
Con  su  alteza  que  conmigo; 
Pues  ¿cómo  á  mi  me  obligaba, 

Y  uo  al  Principe,  con  quien , 
Si  ambos  se  querían  bien. 
Libre  á  mi  pesar  quedaba? 
Mas  la  culpa,  que  es  esclava, 
Tiene  esa  vil  sujeción. 
Porque,  de  su  propria  acción 
Naturalmente  forzado, 

Está  cobarde  el  pecado 
Delunte  de  la  razón. 
Yo  vi  á  Sol  en  el  jardin , 

Y  sí  estuvo  en  él  su  alteza. 

La  ocasión...  Mas  no  hay  flaqueza 
Humana  en  un  seraün. 
i  Ay,  que  la  ocasión,  en  Gn, 
Hinde  la  virtud  mayor, 

Y  de  su  mismo  valor 
Es  escrúpulo  forzoso 

Que  aun  antes  de  ser  su  esposo, 
La  debí  imperios  de  honor! 
Grosero  argumento  ha  sido; 
Has  ninguna  mujer  cuerda 
A  sí  el  respeto  se  pierda 
Con  quien  no  es  ya  su  marido; 
Que  al  que  serlo  ha  prometido. 
No  es  obligarle,  antes  es 
Üesde  alli  para  después 
Dejarle  desobligado. 
De  proceder  confiado, 

Y  de  presumir  cortés. 

Yo  voy,  bava  ó  no  evidencia. 
Que  aquí  el  rigor  no  es  exceso, 
A  fulminar  el  proceso 

Y  á  ejecutar  la  sentencia ; 
Ven^a  Sol  ¿  la  presencia 
Del  juez,  como  delincuente, 

Y  sea  eterno  su  occidente. 

Si  han  sido  ciertos  mis  celos ; 

Pero  ¡defendedla,  cielos. 

Si  es  verdad  que  está  inocente ! 

Salen  DOÑA  SOL,  D05IA  COSTANZA 
t  INÉS. 

D05fA  SOL. 

Seas,  Coslanza,  bien  venida. 

DOÑA  COSTAIfZA. 

Sol ,  aunque  anoche  me  fui , 
Porque  todo  ayer  te  vi 
U  cansada  ú  desabrida. 
Hoy  supe  que  hubo  en  tu  casa 
Anoche  un  grande  ruido, 
Pero  no  lo  que  habia  sido, 

Y  vengo  á  ver  lo  que  pasa, 

Y  por  (lué  causa  estás  presa 
En  esta  quinta. 

005ÍA  SOL. 

Costanza, 
Ya  haré  de  ti  confianza. 
Si  es  que  de  mi  mal  te  pesa ; 
El  Principe... 

DOÑA  COSTANZA.  (Áp.) 

Mi  papel 
Entra  aquí. 

DOÑA  SOL. 

A  don  Juan  halló 
Anoche  en  mi  casa.  {Ap.  Y  yo. 
Que  estoy  casada  con  él , 
Quiero  decirlo.)  Halló,  digo, 
A  don  Juan,  que  muy  secreto 
Vino  á  mi  casa. 

DU.>A  COSTANZA. 

¿En  efelo 
Don  Jurn  estatta  contigo? 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODfNEZ. 

(Ap.  ¡  Ah  falsa  amiga !  Cierta  es 
Mí  sospecha,  en  fin. 

DOÑA  SOL.  (Ap.) 

Adora 
Más  ciega  á  don  Juan  ahora ; 
Callar  quiero  hasta  después. 

DOÑA  COSTANZA. 

Pues  Sol,  yo  adoro  á  don  Juan, 

Y  si  me  agraviáis  los  dos. 
Le  he  de  decir,  vive  D:os, 
Que  el  Principe  es  tu  galán , 

Y  quien  no  falta  quien  diga 
Que  le  hablaste  en  el  jurdin 
Estas  noches;  que  si,  en  fin. 
Eres  tú  traidora  amiga. 
Yo  lo  dispondré  de  modo. 
Que  tu  marido  no  sea. 
Si  él  ingrato  lo  desea. 

DOÑA  SOL. 

(Ap.  Fuerza  es  remediarlo  todo ; 
Que  confirmará  el  engaño 
Don  Juan  sí  tal  le  dijere; 
Yo  finjo  pues  que  él  la  quiere.) 
Costanza,  no  es  ese  daño 
Que  temo  yo;  él  supo  que  eras 
Huéspeda  mía ;  y  asi. 
Te  buscó  en  mi  casa  á  ti. 

DOÑA  COSTANZA. 

¿Qué  dices?  ¿  Hablas  de  veras? 
¿A  mi  me  buscaba? 

DOÑA  SOL.  (Ap.) 

¡  Ay  cielos ! 
No  me  dés  mas  ocasión. 

DOÑA  COSTANZA. 

Perdóname,  Sol ;  que  son 
Muy  vengativos  los  celos, 

Y  no  saben  tener  ley. 
Contigo  pienso  quedarme 
Esta  noiMie,  hasta  enterarme 
Por  qué  te  tiene  aquí  el  Rey. 

Sale  NEBLÍ. 
NEBLÍ.  (Ap.) 

Costanza  está  aquí ;  yo  callo, 

Y  disimulo. 

DOÑA  COSTANZA. 

Neblí , 
¿Qué  buscas?  ¿A  Sol? 

NEBLÍ. 

A  tí 
Te  busco,  donde  te  hallo; 
A  verte,  desde  la  torre 
Don  Juan  me  envía,  aunque  preso. 

DOÑA  COSTANZA. 

¿Cómo  está? 

NEBLÍ. 

Perdiendo  el  seso ; 
Muy  mal  viento  es  el  que  corre. 
Figura  un  bruto  en  la  plaza. 
Cuando,  irritado  una  tarde. 
De  tanto  vulgo  cobarde. 
Feroz  se  desembaraza , 

Y  súbitamente  asido 
l'n  alano  de  la  oreja. 
En  la  repetida  queja 
Del  impaciente  bramido. 
Siente  con  ansia  mayor 
Hallarse  entre  su  pujanza , 
Presto  para  la  venganza. 
Que  herido  para  el  dolor ; 
Así  con  igual  afán... 

DOÑA  SOL. 

Necio,  excusa  el  proseguir; 
Porque  no  te  he  de  sufrir 
Que  lo  apliques  á  don  Juan. 

NEBLÍ.  (Ap.) 
Inés,  ¿no  es  don  Juan  su  esposo? 


Paes  á  tiempo  me  ha  dejado. 
Que,  al  animal  compando. 
Era  aquí  muy  peligroso. 

W)^A  COSTANZA. 

¡  Qué  largo  es  este  jardin ! 
Forman  una  selva  oscura 
Las  plantas,  cuya  espesura , 
Que  se  dilata  hasta  el  fin. 
Quizá  con  mas  sombras  hoy. 
Retrato  el  miedo  dispone.  ' 

DOÑA  SOL. 

¡  Ay  Costanza !  el  sol  se  pone. 
Temiendo  la  noche  estoy. 

DOÑA  COSTANZA. 

Sol ,  con  Jaime  viene  alli 

Su  alteza ;  yo  me  retiro.  ( Yau 

Salen  EL  PRÍNCIPE  t  DONJAINE 

PRÍNCIPE. 

Don  Jaime,  con  esto  miro    - 
Por  doña  Sol  y  por  mí. 

DON  JAIHB. 

Pienso  que  su  majestad 

A  don  Juan  llamó,  y  enliendo 

Que  ambos  os  vienen  sigaiendo 

DOÑA  SOL. 

¡Oh,  cómo  es  falsa  amistad 

La  de  don  Jaime !  ¿Qué  liaremos? 

PaÍRGIPE. 

Sol ,  no  te  vayas,  espera.— 
Salios  los  dos  allá  raerá. 

múB. 

Vamos,  Neblí ,  y  escuchemos. 

(Eicóndeiue.) 

PRÍNCIPE. 

Yo  vengo  aquí  (no  te  alteros) 
A  ofrecerte  en  mi  persona 
Derecho  á  la  real  corona. 
El  modo  ya  tú  lo  infieres; 
Que  dar  la  muerte  á  don  Juan 
No  es  rigor,  sino  justicia. 
Pues  le  avisé ,  y  con  malicia 
Pasó  á  esposo,  de  galán. 
Muera  pues  don  Joan,  y  luego 
Serás  mí  esposa. 

OO^ASOL. 

SeikMT, 
¿Cómo  es  ciego  vuestro  amor. 
Pues  en  mí  es  lince,  no  ciego? 
Imaginad,  sí  no  pierde 
Quizá  por  muy  repetida 
La  comparación ,  asida 
A  un  olmo  una  hiedra  verde, 
Que  en  recíproca  amistad 
Se  unen  los  dos  de  tal  modo. 
Que  en  las  partes  de  este  todo 
No  hay  unión,  sino  unidad ; 
Pues  cuando  á  entrambos  los  liga 
Tan  estrecho  abrazo,  adonde 
Ella  se  tiene,  él  se  esooode, 
Ella  le  guarda,  él  ae  abriga; 
Demos  que  un  ingenio  d«ro 
El  olmo  cortar  espera, 
Y  llevar  la  hiedra  entera 
Para  que  sirva  en  ud  moro; 
Entero,  inténtalo  en  fano; 
No,  Señor,  no  puede  ser. 
Limitóse  aqui  el  poder; 
i*or(|ue  esa  robusta  nano 
Puede  en  la  unión  que  deshace. 
Cortar  el  olmo,  y  no  puede 
Hacer  que  la  hiedra  quede 
Para  que  al  muro  se  enlace, 
Poroue  ella  entre  el  rigor  iero 
Se  cine  al  olmotau  fiel, 
Que  ningún  golpe  da  en  él. 
Sin  que  dé  en  ella  primero. 


PftlHCIPB, 

de  mis  agravios 
;¿qaé  rigor 
»culto  ba  añadido 
t  condición  ? 

por  la  vida ; 
adre,  mandó 
que  sacase 
le  la  prisión ; 
a  quinta,  y  temo, 
Docbe  pasó, 
irado  te  mate, 
itisfaccion 
kstiila  y  ricos ; 
ne,  queyo 
uando  importe ; 
mbien  no  voy, 

i  mi  fineza 
á  mi  opinión. 

DOÑA  SOL. 

ñor,  gue  en  presencia 
digáis  vos 

ue  en  mi  no  ba  babido 
ginacion, 
liguéis  abora, 
me;  yoosdov 
icias  que  os  debo ; 
o  Que  nació 
o  de  la  culpa, 
le  era  mayor 
icusarme, 
ra  obligación. 
»erar  á  mi  esposo; 
locencia  bay  valor 
5go. 

PRÍNCIPE. 

;  A  mi  mismo 
ae  me  babló 

DOK  JAIME. 

Yo  confieso 
dmiracion 
ndo  y  escucbando. 

PRÍNCIPE. 

*rla  mejor, 
ado  un  papel 

IXÉS.  {Áp.) 
iqui  entro  yo, 
udé  al  enredo. 

D05ÍA  SOL. 

í  letra  vos? 
scucha  don  Jaime , 
la  á  mi  bonor. 

NEBLÍ.  {Ap.) 

leí  billete? 
uyo,  por  Dios, 
ilicar  á  mi  amo 
)aracion. 

PRÍNCIPE. 

aquí  resuelto; 

as  ó  no, 

tar  á  don  Juan. 

IN¿S. 

Dstanza  voy, 

,  gran  peligro 

n  tiene;  mas  no, 

está  casado.         (Vase.) 

^OÑA  SOL. 

mío  quien  sois; 
:ia. 

PRÍNCIPE. 

No  bas  de  irte... 
te  la  üey ; 
icbo  al  decoro, 
Ja  ocasión 
ia  y  lu  agravio. 


AUN  DE  NOCHE  ALUMBRA  EL  SOL. 

doAa  sol. 
Vos  de  vos  sois  vencedor; 
Pero  para  entreteneros 
Sabrá  Costanza  mejor; 
Yo  la  enviaré  á  que  os  asista.  {Yate,) 


Mi 


Sale  NEBLl. 

NEBLÍ. 

No  es  mal  entretenedor 
Para  un  principe  un  Neblí. 

PRÍNCIPE. 

i  No  eres  tú  quien  me  llevó 
Un  papel? 

NEBLÍ. 

(Ap,  Esto  es  muy  malo.) 
Éralo,  mas  no  lo  soy. 

PRÍNCIPE. 

Pues  ¿por  qué  no  lo  eres  ya? 

NEBLÍ. 

Porque  el  tiempo  es  muy  veloz, 

Y  cuantas  cosas  ban  sido, 
O  son  otras  ó  no  son. 

PRÍNCIPE. 

¿Sirves  áSol? 

neblí. 

Soy  sirviente 
De  don  Juan  y  servidor 
De  vuestra  alteza;  ya  sé ' 
Que  es  muy  gran  regalador, 

Y  que  Inés  come  perdices. 

PRíifCIPE. 

Luego  ¿  Inés  te  reveló 

El  secreto,  y  tú  á  don  Juan? 

NEBLÍ. 

Yo  sov  un  gran  bablador; 
Nada  be  dicho. 

PRÍNCIPE. 

Si  bablas  tanto, 
En  tu  misma  confesión 
Dices  que  lo  has  dicho  todo. 

NEBLÍ. 

i  Hay  tal  argumentador! 
¿  Es  esto  lo  de  haber  visto 
La  casa,  y  á  don  Juan  no? 
Pues  juro  á  Dios,  que  en  mi  vida 
lie  sido  saludador. 
Ni  fuelle  ni  sacabuche. 
Ni  Judas  ni  Galalon ; 
Desde  que  os  di  el  biHetillo, 
Que  á  mi  Costanza  me  dio. 
No  be  respirado. 

PRÍNCIPE. 

¿  Costanza 
Te  dio  el  papel? 

NEBLÍ. 

Sí,  Señor;. 
Bien  que  me  dgo  después 
Que  era  ajeno. 

DON  JAME. 

iSi  es  traición 
De  Costanza? Ella  sin  dada 
El  papel  os  escribió. 

PRÍNCIPE. 

Don  Jaime,  la  que  me  hablaba 
En  el  jardín  ¿no  era  Sol? 
Pues  Umbien  me  escribió  ella. 

DON  lAiME. 

Decis  bien. 

PRÍNOPE. 

Ella  temió 
Sin  duda  á  don  Juan,  su  esposo, 

Y  con  tan  justo  temor, 
Fió  á  Costanza  el  secreto. 

DON  JA.ME. 

Costanza  viene. 


NEBLÍ. 

Chitoo» 
Se&or  NebM;  que.esto  creo 
Que  va  de  mal  en  peor. 


(Vm.) 


Sale  DOÑA  COSTANZA. 

DOÍUCOBrAlIZA.  (A^.) 

Dijome  Inés  que  sa  alteza 

Quiere  matar  con  rigor 

A  don  Juan,  y  si  él  me  qalere , 

Resuelu  otra  vez  estoy, 

Que  el  Principe  es  muy  cortés.; 

y  pues  nó  es  casada  Sol , 

Y  asi  en  hablarle  ella  misma 
No  perdiera  mucbo  honor, 

Y  hablarte  yo  en  nombre  de  ella 
Es  flneza,  y  no  traición. 

Pues  doy  la  vida  á  don  Joan , 
Mi  intento  aynde  el  amor: 
Que  tengo  de  hacer  que  viva,  ^ 
O  tengo  de  morir  yo. 

peírgipe. 
Costanza,  á  baen  tiempo  llegas. 

.  DOÍlA  COSTAIIIA. 

Si ,  porque  Sol  me  envió 
Para  que  yo  en  nombre  taya 
Os  dé  una  satisfacek». 
Dice  qae  anoche  la  bablastes 
Donde  don  Joan  os  oyó, 

Y  aquí,  oyéndolo  don  Jaime ; 

Y  asi,  con  afectación 

Lo  negó  todo  ambas  veces; 
Mas  yo,  como  sé  qae  vos 
De  Jaime  os  fiáis,  os  hablo 
Delante  de  él  sin  temor. 
Es  Sol  el  recato  mismo; 

Y  así,  el  papel  qae  os  llevó 
Neblí  pasó  por  mi  mano, 

Y  como  somos  las  dos 
Desde  entonces  muy  amigas, 
Pide  que  os  esconda  yo 

En  el  jardín :  qae  esta  noche 
Os  quiere  hablar  en  sa  amor. 

ralRCip^ 
¿Qué  dices,  Costaua? 

OOffA  CQtTAlllA. 

Digo  * 
Que  vengáis  sin  diladon 
Adonde  esperéis  oculto. 

rafHCiPB. 

Vamoa;  qoe  con  ta  fkvor  « 

g ulero,  aunque  maera  abrasado, 
er  mariposa  del  SoL 
(ymue.) 

DON  jaiíe. 

;  Vióse  maldad  semejante? 
Vive  Dios,  qae  es  ya  fonoeo 
Dar  cuenu  de  esto  á  sa  esposo; 
Que  ya  no  hay  ardid  bastante 
Para  preservar  so  honor, 

Y  mostrar  mi  buena  ley ; 
Mas  él  viene  con  el  Rey*. 

Salen  EL  REY  y  DON  lÜAN. 


Donlalroe  estáaqaL 

BON  lAlHB^ 

Sefior, 
¿Vosenmiqabita? 

MY.. 

iSitáeneUa 

El  Principe  t 

1      lAnúi. 

p.  ai ; 
1  I 

C 


DON  JOAN. 

¿Y  Sol  DO  es  aquella 
Qae  allí  retirada  miro? 
Sola  cou  Inés  esU. 

REY. 

Don  Jaime,  yo  dejé  ya, 
Como  vos  veis,  mi  retiro, 

Y  el  Principe  hará  que  deje 
El  rey  de  Aragón  su  tierra, 

Y  que,  infestada  con  guerra. 
Toda  Navarra  se  queje; 
Pues  cuando  no  bay  otro  modo 
De  curar  un  cuerpo,  el  arte 
Suele  cortar  una  parte, 
Porque  no  perezca  el  todo. 

Yo  llamé  á  don  Juan,  porque  él 
Diese  de  Sol  mas  noticia; 
Que  quiero  ser  con  justicia 
Cruel ,  si  he  de  ser  cruel ; 

Y  aunque  creí  que  los  dos 
No  aprohárades  mi  intento. 
Él  es  quien  me  pone  aliento. 
Ahora  os  consulto  á  vos  : 
En  tan  divina  hermosura, 
Sin  mas  culpa  que  q«erer 

A  mi  hijo,  ¿be  de  poder 
Eclipsar  con  sombra  oscura 
Dos  soles  de  beldad ,  llenos 
De  honestidad  y  decoro? 
¡Oh,  con  qué  afecto  lo  lloro ! 
Pero  no  puede  ser  menos. 

DON  J0A?l. 

Jaime,  con  el  Rey  he  hablado 
Con  tal  ardid  y  cautela. 
Que  de  mí  no  se  recela. 

RET. 

Supuesto  lo  que  ha  intentado 
El  Principe,  á  mi  pesar. 
Cuando  importa  al  bien  del  Rey 

Y  de  todo  el  reino,  es  ley 
Que  muera  el  particular; 

Y  así ,  pues  deía  á  una  infanta 
De  Aragón  Carlos,  y  espera 
Casarse  con  Sol,  Sol  muera; 

Que,  aunque  el  tiempo  crueldad  tanta 

Guarde  en  viviente  alaba^stro. 

No  há  mucho  que  en  Portugal 

Otro  ejemplo  en  todo  igual 

Nos  dio  doña  Inés  de  CasUco; 

Bien  veo  que  Sol  es  bella, 

Pero  sé  que  favorece 

Al  Príncipe,  y  que  padece 

El  reino  todo  por  ella. 

DON  JUAN. 

En  íin,  ¿sabéis  que  ella  á  él 
Le  ha  favorecido? 

.  RET. 

Sí. 

DOIf  JUAN. 

Pues  dejadme  el  caso  á  mi; 
Que  ninguno  mas  cruel 
Le  dará  la  muerte  luego. 

DON  JAIVE. 

Con  esto  se  vengará 
Don  Juan  sin  riesgo,  pues  ya 
Obra  el  Príncipe  tan  ciego ; 
Fuerza  á  un  mismo  tiempo  ha  sido 

Y  razón,  don  Juan  la  mate. 

REY. 

Pues  ,don  Juan,  no  se  dilate. 

DON  JUAN. 

Don  Jaime,  ¿qué  habéis  sabido? 
¿Cómo  habláis  ya  de  otro  modo  ? 

Salen  D05ÍA  SOL  t  INÉS. 

D05ÍA  SOL. 

Si  el  Rey  está  aquí,  bien  puedo, 


EL  DOCTOR  FELIPE  GODINEZ. 

Inés,  hablarle  sin  miedo, 

Y  darle  cuenta  de  todo. 

RET. 

El  jardín  es  dilatado; 
Llevadla,  en  caso  de  duda. 
Donde,  aunque  el  Principe  acuda , 
Ya  esté  el  caso  ejecutado. 

INÉS.  (i4p.) 
¡  Av  Dios !  don  Juan  es  aquel; 
¡$ol  tiene  riesgo  preciso, 
Si  yo  á  don  Jaime  no  aviso 
Para  que  la  saque  de  él. 

DON  JAIME. 

Esta  es  Sol ,  Costanza  habló 
Por  ella  al  Príncipe;  en  fin, 
El  la  espera  en  el  jardín ; 
De  aquí  me  llevaré  yo 
A  Inés  ahora,  y  la  suerte 
Favorable  con  vos  anda. 
El  mismo  Rey  os  lo  manda; 
Dadle  á  doña  Sol  la  muerte. 

DON  JUAN. 

Idos  con  Dios. 

DON  JAIME. 

Inés ,  vamos. 
{Van  se.) 

DON  JUAN. 

Sol,  si,  porque  ya  es  de  noche, 
No  me  ves,  yo  soy  tu  esposo, 

Y  su  noble  acero  es  este. 

.  DOÑA  SOL. 

Don  Juan,  Señor,  oye,  aguarda; 
Mira,  bien  mío,  que  vienes 
Engañado  todavía, 

Y  que  al  mayor  delincuente 
Le  guarda  el  juez  un  oído. 

DON  JUAN. 

Yo  puedo  seguramente 
Matarle,  que  el  Rey  lo  manda ; 
Pero  no  digas  que  mueres 
Sin  haberte  oído;  dime. 
Mujer  falsa,  esposa  aleve, 
¿No  dijo  ahora  Costanza 
Al  Príncipe  que  se  viese 
Aquí  contigo?. 

hOÍÍk  SOL. 

¿Qué  dices? 

DON  JUAN. 

Don  Jaime  estaba  presente. 
Que  lo  oyó  todo. . 

DOÑA  SOL. 

DoD  Jaime 
Es  traidor. 

DON  JUAN. 

¿  Y  qué  le  mueve 
AI  Rey,  que  también  me  dice 
Que  al  Príncipe  favoreces? 

DOÑA  SOL. 

El  Rey  se  ha  engañado. 

DON  JUAN. 

El  Rey 

Es  deidad,  mentir  no  puede. 

DOÑA  SOL. 

El  estar  mal  informados 
Es  desdicha  de  los  reyes. 

DON  JUAN. 

¿No  te  dijo  en  mi  presencia 
El  Príncipe  claramente 
Que  te  habló  en  el  jardín  ? 

DOÑA  SOL. 

Sí. 

DON  JUAN. 

¿Y  que  escribiste  un  billete? 

DOÑA  SOL. 

También  lo  dijo. 


DONJUÁN. 

I  Es  verdad 
Uno  y  otro  ?  No  lo  niegues. 

DO.ÑA  SOL. 

Todo  es  falso. 

DON  JUAN. 

¿Yyo  á  deshora 
No  te  hallé  junto  á  una  fuente 
En  tu  jardín  ? 

»OÑA  SOL. 

Si  me  hallaste. 

DON  JUAN. 

¿Qué  hacías  sin  recogerte. 
Con  Inés  sola,  tan  larde? 

DOÑA  SOL. 

Sentí  rumor,  levánteme , 
Hallé  á  Costanza. 

DON  JOAN. 

Don  Jaime 
¿A  qué  ftié  anoche? 

•o  A  A  tOL. 

A  prenderte 
Por  dar  al  Príncipe  g«sto. 

DON  JUAN. 

Pues  ¿y  qué  testigos  fieles 
Presentas  contra  su  alteza  ? 

DOÑA  SOL. 

Mi  amor,  mi  fe. 

DONJUÁN. 

No  presentes 
Testigos  tan  falsos. 

DOSLkSOL. 

¿Falsos? 
Pues  si  estos  do  te  convencen, 
No  tengo  otros,  ni  en  mi  bay  cu 
Mátame  luego,  bien  puedes. 

DON  JUAN. 

¿Tan  huérfana  es  to  verdad f 
¿  Es  posible  que  no  tienes 
Un  testigo  que  te  abone. 
Una  presunción  que  alegues? 
¿No  hay  lugar  para  que  digas 
Al  Principe  que  te  muestre 
El  papel?  Ya  hemos  llegado 
Adonde  las  ramas  creeen 
Sombra  á  la  noche,  repara. 
Sí  acaso  sin  culpa  afueres. 
Que  por  el  Rey  y  per  mi 
Debo  matarte  dos  veces. 

{L49Mta  U  • 

Salen  DOSA  COSTANZA  t  LL 
CIPE ,  T  DON  JUAN  tiene  el 
suipenso  p  temPImnéo. 

¿  Siempre  me  has  de  ver  á  oscu 
Mal  Sol  te  llamas,  Sol  mía. 

DON  JUAN. 

¿Quién  nombró á  Sol? 

PRlNCItE. 

Yasiesdt 
Si  el  sol  da  laces  tan  poras... 

MMJUAN. 

Sol  dijo  otra  ves,  ¿qnées  esto? 

raiNcirc. 
Quiero  pues,  deidad  kermosa, 
Pues  fuiste  en  secreto  «spMa 
De  don  Juan  (dfgolo  presto), 
Darle  á  él  la  muerte,  y  á  ti 
La  mano  de  esposo  fleK 

doíIa  coítmsa. 

Luego  ¿casada  cm  él 
Está  Sol? 


PBÍIfCIPE. 

misma  á  mí 
>si  lo  estás? 

DOÑA  SOL. 

osUnza  son ; 
I  hay  traición. 

DONJOA?!. 

amos  mas.    - 

DOÑA  SOL. 

ii  nombre  el  engaño ! 

las  claridad 

I  verdad 

el  desengaño! 

er  arrebol 

al  sol  nombra, 

de  la  sombra, 

oche  alumbra  el  Sol, 

PRÍNCIPE. 

se  galán... 

COSTA?fZA.  {Ap.) 

perdiendo; 
I  don  Juan  defiendo, 
o  donjuán, 

está  casado? 

DOÑA  SOL. 

3 !  Dios  manifiesta 


;Y,  DON  JAIME,  NEBLÍ, 
RiADos  Con  hachas. 

PRÍ?(CIPE. 

ué  luz  es  esta? 

REY. 

teis  avisado. 

DOn  JAIME. 

descubierto 

JO. 
PRÍNCiPE. 

Costanza, 

y? 

LVACOSTA.XZA. 

La  esperanza 
I  Juan  (no  acierto 


¿Don  Jnan? 


RST. 


DON  JUAN. 


Si  me  da  Ucencia, 
Señor,  vuestra  majestad 
Para  quietarme,  es  forzoso 
Aun  otro  examen  mayor ; 
Que  el  que  es  verdadero  bonor. 
Siempre  es  muy  escrupuloso.  — 
Costanza,  no  seas  testigo 
Contra  la  verdad,  advierte 
Que  si  doy  á  Sol  la  muerte. 
Podré  casarme  contigo; 
Dime,  en  fin,  sin  que  la  alteres. 
Toda  la  verdad  desnuda ; 
Que  á  ti  te  importa. 

DOÑA  COSTANZA. 

Sin  duda 
Probar  mi  nobleza  quieres , 
Pues  ocasión  tan  forzosa 
Me  estás  dando  abora  aquí 
Para  levantar  por  tí 
Un  testimonio  á  tu  esposa ; 
Mas  no,  no  lo  quiera  el  cielo. 
Yo  hablé  al  Principe,  el  papel 
Le  escribí  yo,  mas  con  él 
Puedes  salir  de  recelo. 


AUN  DE  NOCHE  ALUMBRA  EL  SOL. 

A  decirlo ),  á  mi  y  4  fnés 
Nos  hizo  engañaros;  to 
Os  hablé  siempre,  Sol  no. 

RET. 

Carlos,  ¿qué  es  esto? 
príncipe. 

El  Rey  es. 

DON  JAIIE. 

Sol  con  donjuán  está  aquí, 
A  tiempo  que  dan  los  cielos 
Tal  desengaño  á  sus  celos. 

PRÍNCIPE. 

Pues  ¿Sol  no  me  escribió  á  mi? 

DOÑA  COSTANZA. 

No,  Señor. 

DOÑA  SOL. 

Esta  es  piedad 
De  mas  alta  providencia. 


915 


DONIAIIIB. 

Señor,  esta  es  la  verdad. 

NEBLÍ. 

Costanza  el  papel  me  dio, 

Y  al  Principe  le  di  yo. 

PRÍNGIPB. 

Aquí  está  el  papel, n^irad 
Si  la  letra  conocéis. 

DONJUÁN. 

EsU  letra  es  de  CosUnsa. 

PRÍNCIPE. 

Aquí  resta  mi  venganza. 

DON  JUAN. 

Ahora,  aunque  me  matéis. 
Pues  ya  todos  sin  contienda 
Saldremos  de  tanto  abismo, 

Y  quiere  Dios  que  lo  mismo 
'^ue  me  ofendió  me  defienda ; 

jne  si  allí  Costanza  eogtña, 
tiendo  Sol,  Sol  es  aqaí  y 
Que  desengaña ;  y  asi« 
Lo  que  engaña  desengaña. 

PBÍNCm. 

Y  á  mí  el  primer  arrebol 
Del  desengaño  me  alcanta. 
Pues  hablando  con  Costanxa 
Como  si  fuera  con  Sol, 
Veo  que  también  en  ella 
Es  fantástico  el  plaeer. 
Pues  lo  mismo  ^ene  á  ser 
Imaginarla  ó  tenella ; 

Voy  á  casarme  á  Aragón.— 
Dale  á  Coslansa  la  mano, 
Don  Jaime. 

DON  JAUB. 

Yo  soy  quien  gano. 

BET. 

Pues  ea.  pedid  perdón 
Al  Senado. 

pbímcifb. 

Esoospromela 
Quien  suplir  defectos  sabe, 
Porque  la  comedia  acabe 
I  Agradecido  el  poeta. 


». 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


)S  MÉDICIS  DE  FLORENCIA, 


DE  DON  DIEGO 


<!,.  \:-i, 


DE  ERGUO. 


PERSONAS. 


EL  DUQUE  ALEJANDRO. 
COSME  DE  MÉDICIS. 
LAURENCIO  DE  MÉDICIS 


ISABELA ,  dama, 
CEFIO,  w  padre. 
LEONORA ,  criada. 


JULIO,  laeape.  ' 

CLAUDIO. 

OCTAVIO.  •—  AcoiPAifAuniTo. 


ADA  PRIMERA. 


'ro  müiiica  y  atabales  y  vo- 
fingiendo  gran  fiesta,) 

),  muy  viejo  f  medio  des- 
t  la  espada  en  la  mano ,  t 
,  su  hija ,  del  mismo  modo^ 
ole,  Y  LEONORA. 

CEFIO. 

a  hermosa . 

míe  pueblo,  fatigado 

ibre  ociosa, 

go  á  sacudir  osado ; 

es  la  puerta , 

ios  por  mi  mal  abierta. 

lerida . 

xcusar  de  infame  muerte 

I  vida , 

lonrado  y  burle  de  mi  suer- 

rao  vencidos  [te, 

ue  me  tienen  prevenidos. 

a  en  la  mano 

rdor  la  sangre  ardiente, 

tenta  en  vano 

ma  el  ánimo  valiente. 

aré  voces, 

índiré  la  puerta  á  coces. 

ISABELA. 

9r,  ¿qué  es  esto? 

)s  levanta  de  la  cama 

fscompuesto? 

qué  valor,  envidia  ó  fama, 

so  hado 

ntomal  precipitado? 

Q  que  Florencia, 

las  bodas  de  su  dueño, 

ompetencia , 

bo  y  despertáis  del  sueño 

a  dormida, 

olvido  y  de  valor  vestida? 

CEFIO. 

e  Isabela! 

».  fiesta  ocasionada 

lima  en  vela. 


ISABELA. 

¿Por  qué,  Señor,  la  fiesta  no  os  agrada? 

CEFIO. 

¿Por  qué?  Porque  ha  perdido 

Su  libertad  mi  patria.  ¡  Estoy  corrido! 

Abre  la  puerta,  y  muera. 

ISABELA. 

No  lo  permita  Dios.  Dejad  tal  hecho, 

No  salgáis  allá  fuera, 

O  abriréis  vos  la  puerta  y  yo  mi  pedio, 

Si  la  mar  de  mis  ojos 

Se  atreven  á  pasar  untos  enojos. 

Si  ese  tronco  desnudo 

De  la  villana  muerte  es  derribado , 

¿Quién  servirá  de  escudo 

En  la  prolija  guerra  de  mi  bado? 

Vuelva  al  clavo  la  espada ,  [da. 

O  en  mi  pecho,  Seítor,  quede  envaina- 

CEFIO. 

¡Oh  amor,  (^ué  no  has  podido!...— 
No  llores,  bija,  mas,  suspende  el  lian- 
Que  me  has  enternecido.  [to: 

¡Tanto  puede  el  amor  y  el  amor  tanto! 

ISABELA. 

Dame ,  padre,  las  manos. 

CEFIO. 

¡  Oh  Médicis !  Oh  patria !  Oh  dudada- 

ISABELA.  [nos! 

Descansa  aqui  conmigo. 

¿Qué  nuevo  mal  ahora  te  desvela? 

CEFIO. 

¡  Ah  Alejandro  enemiffO !  — 

Ah,  si  fueras  varón',  bija  Isabela! 

ISABELA. 

De  varón  tengo  el  pecho. 

CEFIO. 

Oye  mi  mal. 

ISABELA. 

Ya ,  padre ,  lo  sospecho. 

CEFIO. 

Guillermo  de  los  Opasos, 
Tu  abuelo,  amada  «abela , 
De  la  casa  de  los  Pazos 


Lustre  y  honor  ▼  cabeza , 
Casó  con  nieta  de  Cosme 
De  Médicis.  que  en  Florencia 
Llaman  padre  de  la  patria , 
Padrastro  mejor  dyeran. 
Murió  con  este  renombre, 

Y  por  sus  ffrandM  riquezas. 
Sus  dos  hijos ,  Cosme  y  Pedro » 
Su  nombre  y  lugar  heredan. 

La  humildad ,  que  encubre  fallas. 
Fué  causa  de  que  pudieran. 
Siendo  los  pies  de  su  patria. 
Ser  de  su  patria  cabezas. 
Casaron  ilustremente, 

Y  destos  dos,  en  Florencia 
Quedaron  Laurencio  ¥  Julio, 
Gente  liviana  y  soberbia ; 
Los  cuales,  des^aneddCNi 
Con  sus  ofidos  y  roitu, 
Desestimaron  JDOtí  sangre,  . 
Que  es  la  mejor  de  sus  f  eiias. 
Agraviaron  á  mis  deudos  . 
En  el  honor  y  en  la  badenda, 
Sin  ver  que  la  sangre  noble 
No  sufre  ninguna  aftanta. 
Determinaron  los  Pazos 

De  matarlos,  aunqu^fbera 
Solos,  sin  armas,  dühnimido. 
En  d  Seba^  ó  la  iglesia ; 

Y  juntando  sus  amigos 

Y  hasta  mil  hombres  de  guerra , 

?ulsieron  vengar  su  igrario 
liberur  á  su  tierra. 

Y  un  domingo,  dé  mañana. 
En  ReparaUJa  Itella , 
Donde  dios  ii)aa  á  misa , 
Aguardaron  á  la  puerta, 

Y  entrando  los  dos  hermanos  ^ 
Pagó  Jnlio  su  soberliia , 

Y  se  les  libró  taurendo. 
Sin  que  maurlo  pudienm. 
La  gente  vulgar  7  ^Ableí 
Atrevida,  loca  jrH'    %. 
Viendo  á  Mío  y«k       ^Ma^ 

Tp         niw         . 


216 

Y  murieron  sin  defensa. 
Ño  quedó  Pazo  en  Italia , 
Reliquia  antigua  de  Grecia, 
Sino  fui  yo,  que  por  niño 
Me  libré  de  su  fiereza. 
Creci ,  y  conmigo  el  enojo, 

Y  aunque  solo  y  sin  hacienda, 
Por  Italia  y  por  el  mundo 
Resucité  mi  nobleza. 
Hizome  la  Señoría 
Dictador,  por  ser  quien  era. 
Pensando  aplacar  mi  furia 
Sin  otras  tantas  cabezas. 
Entonces  Carlos  Octavo 
Pasó  á  Italit  á  hacer  guerra, 

Y  ganando  ¿  Loca  y  Pisa, 
Llegó  á  cercar  á  Florencia; 
Al  cual  fué  con  embajada 
Pedro  de  Médicis,  que  era 
Hijo  del  difunto  Julio, 
Desgraciado  por  herencia. 
Tratóle  medios  de  paz, 

Y  quiso  mi  suerte  buena 

?ue  le  engañase  el  francés 
nos  dejase  sin  fuerzas. 
Dióle  á  Pisa  y  á  Liorna, 
Petra-Santa  v  Cerecena, 
Que  son  las  llaves  de  Italia , 
Con  que  abrió  á  su  mal  las  puertas. 
Volvió  contento  al  Senado; 
Mas  cuando  entendió  Florencia 
El  concierto  de  las  paces, 
Rabiaba  de  enojo  y  pena. 
Echóle  la  Señoría 
Afrentosamente  fuera, 
De  donde  tomé  ocasión 
Para  humillar  su  soberbia; 

Y  si  no  vengué  mi  agravio 
En  quien  me  hizo  la  ofensa , 
En  itn  me  vine  á  vengar 

En  toda  su  descendencia , 
Pues  por  lo  que  hizo  Pedro 
Los  desterré  de  Florencia, 
Publicando  por  traidores 
Los  que  fueron  padres  della. 
Saqueáronles  las  casas, 

Y  de  sus  soberbias  puertas 
Hice  borrar  los  escudos. 
Honrados  de  armas  ajenas; 
De  las  calles  y  las  plazas 
Quité  sus  estatuas  bellas, 
Que  las  temí ,  por  ser  tantas, 
Aunque  eran  bultos  de  piedra. 
Quise  hacer  derribar 

Las  suntuosas  iglesias 
Que  hizo  Cosme  el  Primero, 
Porque  su  nombre  muriera; 
Pero  por  santas  y  muchas , 
No  ejecuté  mi  sentencia , 
Olvidando  yo  su  a|;ravio, 

Y  los  Médicis  su  tierra ; 
Hasta  que,  por  mi  desgracia , 
Carlos  Quinto,  de  quien  cuentan 
Que  ha  de  sujetar  al  mundo. 

Y  otros  mil  mundos  que  hubiera, 
Quiso  vengar  este  agravio, 
Haciéndonos  cruda  suerra 

Por  contemplación  oel  Papa, 
Sangre  desta  gente  Oera. 
Sujetónos ,  como  sabes , 

Y  es  tal  mi  fortuna  adversa , 
Que  dio  á  Alejandro  de  Médicis 
El  estado  de  Florencia; 

Y  por  atarnos  las  manos, 

Y  que  nadie  no  le  ofenda. 
Le  casa  con  Margarita, 
Hija  natural  del  César; 
Que  sin  duda  quiere  Carlos 
Levantar  á  las  estrellas 
Esta  casa,  pues  la  funda 
Sobre  tan  preciosa  piedra. 
Mañana  ha  de  entrar  triunfando 


DIEGO  XIMENEZ  DE  ENCISO. 

Con  Margarita  en  Florencia , 

Dejando  asolada  Italia 

Con  tantos  gastos  y  fiestas. 

Ya  perdió  la  libertad 

Mi  amada  patria,  mi  tierra; 

Ya  los  Pazos  se  acabaron , 

.Ya  los  Médicis  comienzan. 

Palacios  vive  Alejandro, 

Yo  una  casilla  pequeña ; 

En  humilde  lecho  duermo, 

Él  duerme  en  cama  de  seda ; 

En  su  mesa  sobra  todo. 

Todo  me  falta  en  mi  mesa ; 

É 1  viste  brocados  ricos , 

Yo  visto  una  pobre  jerga; 

Él  manda  todo  un  ducado. 

Yo  no  le  tengo  de  renta ; 

Con  hija  del  Rey  se  casa, 

A  ti  un  villano  te  espera; 

A  él  le  sirven,  yo  me  sirvo ; 

De  mi  huyen ,  ¿  él  se  allegan ; 

Él  es  señor,  yo  vasallo. 

¿  Tengo  razón ,  mi  Isabela? 

¿No  es  esta  bastante  causa 

De  mi  enojo  y  de  mi  pena , 

De  ver  que,  cuando  yo  rabio. 

La  ciudad  les  hace  fiestas? 

¿  Para  qué  quiero  yo  vida , 

Sí  ya  murió  mi  nobleza? 

Para  qué  son  estas  canas ,      {Mésase.) 

Si  el  pueblo  no  las  respeta? 

Para  qué  alcancé  mis  armas. 

Si  no  he  de  vengar  roí  afrenta? 

Toma  allá  la  vil  espada,     {Arrójala,) 

Dame ,  Isabela ,  una  rueca ; 

Yo  me  rindo  á  la  fortuna , 

Pues  lo  ha  querido  mi  estrella. 

Mas  ¿quién  na  de  ser  valiente 

Con  tanta  edad  y  pobreza? 

¡ Ah ,  mi  Isabela  querida ! 

Si  valiente  joven  fueras , 

Libertaras  á  tu  patria 

Y  tu  nombre  engrandecieras; 
Mas ,  ya  que  no  quiso  el  cielo 
Sino  hacerte  flaca  y  hembra , 
Persígnelos  con  las  armas 
Que  te  dio  naturaleza. 
Maldice  al  duque  Alejandro; 
Di ,  como  yo,  mi  Isabela , 
Que  de  su  estado  no  goce 

Y  que  mal  logrado  muera ; 
Que  su  mavor  enemigo 

Sea  gran  duque  de  h  lorencia , 

Y  le  mate  á  puñaladas 

El  amigo  que  mas  quiera. 
Más  te  quisiera  decir; 

?ue  estoy  rabiando  de  pena , 
pues  me  faltan  las  manos. 
Quisiera  tener  mil  lenguas.      ( Yase.) 

LEONORA. 

Fuese  llorando. 

ISABEU. 

Leonora , 
Muy  viejo  está ;  cada  día 
Por  cualquiera  cosa  llora. 

LEONORA. 

Graciosa  melancolía 

Es  en  la  que  ha  dado  ahora. 

ISABELA. 

Son  reliquias  del  valor 
De  aquel  pechazo  famoso ; 
Mas  ¿qué  importa,  si  el  rigor 
De  haao  mas  poderoso 
Sujeta  esfuerzo  mayor? 
Este  enojo  envejecido 
Con  los  Médicis  me  tiene 
Sin  hacienda  y  sin  marido; 

Y  así ,  Leonora ,  conviene 
Que  cobremos  lo  perdido. 


Uno  dellos  Jit  de  ser 
Mi  esposo. 

LEONORA. 

¿Casarte  quieres? 
¿Estás  loca? 

ISABELA. 

¿Qué  he  de  hacer? 
Las  que  son  nobles  mujeres 
Algún  dueño  han  de  tener. 
Mi  padre  se  va  acabando. 
Quiero  quedar  con  marido. 

LEONORA. 

¿No  ves  que  le  está  adorando 
El  Duque? 

ISABELA. 

Si  está  perdido, 
Yo  también. 

LEONORA. 

¿Estás  soñando? 

ISABELA. 

Ríen  despierta  estoy,  Leonora. 
Esto  ha  cíe  ser;  el  consejo 
No  se  hizo  para  ahora. 

LBONOIA. 

¿  La  vida  de  on  padre  iriejo 
Has  de  aventurar.  Señora? 

ISABELA. 

Pues  ¿yo  la  aventuro? 

LEONORA. 

Si; 
Que  el  Duque  io  ha  de  matar. 
Si  te  casas. 

ISABELA. 

¿Cómo'?  Di. 

LEONORA. 

Porque  en  él  se  ha  de  vengar 
Del  casamiento  y  de  ti; 
Que  los  enojos  pasados 
De  hijos ,  padres  y  abuelos. 
Por  tu  amor  disimulados. 
Por  tu  desden  y  sus  celos 
Han  de  quedar  castigados. 

ISABELA. 

El  Duque  es  un  gran  señor; 
No  hará  una  cosa  tan  fea. 

LEONORA. 

A  mayor  poder,  mayor 
Peligro;  y  cuando  no  tea. 
Soltera  estarás  mejor. 
Yo,  Isabel ,  no  me  casara, 

Y  lo  que  tú  no  recibes 
Del  Duque ,  yo  lo  toflura; 
Que  eres  muy  necia ,  pues  vives 
Pobre  con  tan  buena  cara. 

ItkMELk. 

Yo  no  me  he  de  obligar; 
Que  el  menos  valiente  amor 
Vence  al  mas  bravo  Interés, 
Cuanto  mas  que  tengo  honor, 

Y  el  Duque  casado  es. 

No  se  ha  de  casar  conmigo , 
Aunque  nol  leu  me  sobre; 

Y  así ,  mi  Leonora ,  digo 

?ue  quiero  marido  pooro, 
no  poderoso  amigo. 
Cosme  de  Médicis  rué 
La  inquietud  de  mi  soaiWD» 

Y  á  quien  doy  la  mano  y  fe. 

LBORORA. 

Bien  pintan  al  amor  ciego. 
Pues  tantos  daños  no  ve. 
Cosme,  un  hombre  ab<MTecido 
Del  Duque,  y  tan  desgraciado. 
Tan  pobre  y  tan  abatido , 
¿Puoo  ocupar  tu  cuidado, 

Y  mano  y  fe  le  hu  rendidot 


»  mucho  mejor 
Laurencio  casaras, 
ibipn  te  tiene  amor, 
at  Duque, ;  mafldans 

)  esto  no  se  hiciera, 
-lia  le  ti  a  de  estaüo 
ui]iie  amaro  y  que  diera, 

I  lu  honor  ofendiera! 
un  que  á  su  disgusto 

SI; 
mor  no  hay  caso  injusto, 
lias,  ¿qui^meva  i  mí 
i~[o  ó  su  disgusto? 
(]ue  es  enemigo 
leel  Duque  cruel, 
(  (iriva,  yo  digo 
-no  prive  conmigo, 

ece  mejor 

lu'tue  ignora  su  amor, ' 
iesliacer  su  hecimra 
II 11'  le  es  traidor. 


■  ps  peligroso; 
u!go  no  iia  de  creer 
lomlire  tan  poderoso 
;on  prelender. 
erini  honor  perdido, 
mueran  padre  6  madre, 
1 ;  y  si,  ofendido, 
I  Duque  i  mi  padre, 


gaá  las  doce  á  vt 


de  hahlarie  has  jiensado? 
rdin  le  lie  de  hablar. 


placa  mi  llama; 
:  ser  lüdu  penar. 
)  puestos  los  ojos 
rucio.  ^Quc  he  de  hacer 
tcar  mis  enojos, 

iife  de  mis  di^.-^pojosí 
despreciado, 

nisnia  me  he  olvidado. 
I  brazo  apercibe, 

guna  Uaia,  amor , 
lorfia  proiiieie 

I  este  billete 

placar  tanto  ardor. 
;scribe  en  él 


LOS  UÉDICIS  DE  FXORENCIA. 
\  Cosme  que  venga  i  casa; 
Vo  quiero  dar  el  papel 
A  Laurencio,  pues  se  abrasa 
tln  el  hielo  de  Isabel. 
Vendrá  i  verla,  y  yo,  vestida 
Con  sus  ropas,  ayudada 
De  la  noche,  tendré  vida. 
Pues  que  vendré  i  ser  gozada 
l)e  quien  jamás  fui  querida. 
Alto,  yo  me  determino. 
Mas  ¡ay  Dios!  Cosme  se  ha  entrado 
ICn  casa,  y  viene  mohiuo ; 
Mas  i  quién  licencia  le  lia  dado 
Para  tan  gran  desatino! 
Pero  si  dueño  ha  de  sor 
lie  todo,  bii'n  puede  enlmr. 
1^1  es,  quiérome  esconder; 
Que  si  me  ve ,  le  he  de  dar 
Él  papel  que  no  ha  de  ver.        [VaM.) 

Entran  COSHB  v  CLAUDIO,  eríaio. 


Déjame  ,  Claudio,  no  me  des  consejo; 
(Jue  quiero  bien  y  estoy  deleruinaJo. 
Ut-jüine  CQlrar,  y  muera. 

Ya  te  dejo. 
E\\  casa  de  Isabela  le  has  entrado. 
Sin  respetar  áCeúo,  In  enemigo, 
Al  necio  vulgo  ni  auu  al  Duque  airado. 
¿Qué  pretendes  aquir 

Que  seas  teslrgo 
De  la  lealtad  de  mi  hidalgo  pecho ; 
Verásme  batallar  á  mi  coaroigo,[cho, 
Verisme,  en  fuego  y  ligrimas  dcshc- 
Vcncerme  á  mi,  que  es  la  mayor  Vitoria. 

Ko  pongas  el  valor  en  tanto  estrecho. 
Véncele  a  hora  en  no  emprender  tal  gto- 
Noveasá  Isabel,  ¡10 inleniesianto;  [ria. 
Harto  b  a  ras  de  vencer  á  la ' 


Vele;  que  sale!  sosegar  mí  llanto 
Mi  querida  Isabel. 


ISABELA. 

Cos  me,  iqué  es  esioT 
Conjusta  causa  mehasmovidoápena. 
No  Iccscríbiqueenpübiicoy  tanpres- 


Si  le  vieron  entrar,  si,  maldispueslo 
lili  padre,  noestuviera  recogido. 
Fuera  hoy  tu  lin. 

Pluguiera  i  Dio»,  Señora; 
Quemayormal  mi  liado  ba prevenido. 
^i  tuse  papel  tuyo,  ni  esta  es  hora 

Dcsospechar,aunqueeslademiinuer- 
isABEM.  íie. 

Vo  acabo  de  escribirle  con  Leonora , 
Yno  te  hubodehallar;pero  ¿qué  suerte 
Tan  adversa  le  obliga  i  inmenso  llanto? 

i  Que  mayor  mal  (¡ab  cielo!)  qae  per- 
la abei*.  (  derte? 
¿Perderme  i  ml7  ¿Qué  cansa  puede 
COSME.  [lanío? 
Hi  desdicha,  que  puede  lo  imposible, 
V  hechoáianlos males, nome espanto; 
No  te  merezco  yo. 


Í17 

ISABEt-A. 

Va  HSlás  terrible. 
Ya  tu  rabioso  enojo  has  declarada ; 
Advierte  que  al  amor  todo  es  posible. 
Sin  duda,  dueño  mío,  le  has  cansado 
De  pretenderme,  viendo  mi  dureía, 

Y  esiás  y»  do  esperar  desesperado.  ' 
Si  mi  papel  leyeras ,  tu  aspereza 
Trocaras  en  favor,  y  te  juígaras 

Por  digno  ducQo  de  mayor  nelleía. 
Las  glorias  del  amor  siempre  son  caras; 
Va  se  acabó  el  rigor,  yasoyluesposa. 

i  Oh,  qué  bien  que  te  piulan  con  dos 
Fortuna  vil,  ahora  tan  piadosa. 
Cuandoesfuerzaperder  eidueiíomio! 
Va  llegas  larde,  rol  Isabela  hennosa. 
Vo,  que  aumento  con  lágrimas  el  rio; 
Vo,  que  ablandé  esos  montes  sospi- 

Vo ,  que  tlTl  muriendo,  ardiendo  en 

[frió; 
Yo,  que  gasté  diez  ahoi  deseando ; 
Vo,  que  fui  ejemplo  i  iirmes  amadores; 

Y  yo,  que  te  be  vencido  porliindo , 
So  te  puedo  gozar.  ¡Tristes  amores! 
¿Que  no  he  de  ser  lu  esposo?  Nolocreo. 

Y  ¿que  he  de  malograr  tantos  favores! 
Que  be  de  huir  cuando  rendido  veo 
El  mármol  que  ablandé!  iPierdoelKn- 
Oye,  Isabel,  el  Un  de  mi  deseo.  [Ildo! 

Cosme,  ¡estás  loco! 

Si;qaetebepcrdldo. 

(4  lodo  ette  romanee  ha  ií  etter  Isa- 
bela alentltima  á  Cosme,  hacieudo 
grande  tenlimitnto  at  fin  deil.) 

Ya  sabes,  bella  Isabela, 

Y  escúchame ,  aunque  lo  sabes , 
Cómo  me  dejó  mu^  pobre 
Juan  lie  MáJicis,  mi  padre. 
Aquel  capitán  famoso 

Que,  entre  mil  hechos  notables, 
Dio  la  vida  por  la  Iglesia ; 
Mas  ¿quién  por  Dios  es  cobarde  T 
Por  lo  cual  mi  madre  triste, 
HariadeSalviaiis, 


Üesde  Florencia,  mi  patria. 
Cuando  persiguió  mi  sangre. 
Mandó  al  capitán  Oloa 

Mas  Otón,  compadecido 

De  una  inocente  y  un  ángel , 

No  ejecutó  la  sentencia; 

Tiempo  habrá  en  que  yo  le  pague. 

Allí  estuve  hasta  que  el  Papt, 

Hi  lio,  mandó  llevarme 

A  Roma  con  Alejandro, 

ti  gran  duqne,  que  Diosgiurde. 

Allí  fui  tan  estimado 

Y  me  Mee  tan  amable. 
Que  fuera  señor  de  Italia, 
A  no  ser  noble  mi  sangre. 
Serví  al  Duque,  aScionúne 
Su  condición  siempre  afablet 
Su  gah  y  entendí  miento. 

Su  valor,  grandeza  j  lallei 

Y  al  paso  que  me  iDclioé, 

Por  mi  estrella  y  por  sos  parles, 
A  amarle,  me  aborrecía 


248 

Con  festines  y  con  versos , 
Con  ser  su  tercero  infame , 
Le  ganó  la  voluntad. 
Yo,  con  decirle  verdades. 
Con  darle  buenos  consejos 

Y  estorbarlo  muchos  males ; 
Con  pretender  toda  Italia 
Kn  Florencia  coronarme. 
Quise  ser  mas  que  gran  duque, 
Ser  del  Duque  amigo  grande. 
Con  librarle  de  la  muerte, 

En  el  campo  y  en  la  calle. 
Dos  veces,  que  dos  traidores 
¡Ay  Dios!  quisieron  malarle , 
Me  aborreció  con  extremo; 

Y  tanto  Laurencio  vale , 
Que  él  vive  soberbio  y  rico, 

Y  yo  pobre  y  miserable. 
En  fm,  asi  pasé  en  Roma, 
Hasta  que  guerras  y  paces 
Hicieron  duque  á  Alejandro. 
¡Plega  á  Dios  que  el  mundo  mande! 
Venimonos  á  Florencia, 

Donde  para  tantos  males, 
Mi  Isabela,  te  vi  un  día , 

Y  muchos  rondé  tu  calle. 
Sirvióte  el  Duque  también, 

Y  quiere  amor  que  no  basten. 
Para  rendirle  á  su  ruego, 
Interés,  fuerza  ni  arte; 

Y  que  pueda  mi  pobreza. 
Premio  de  un  dichoso  amante , 

Y  mi  verdad  ó  mi  ruego 
O  mi  ventura  ablandarte. 
DíjoJe  mi  amor  Laurencio, 

Y  que  era  maldad  notable 
Que  yo  sirviese  á  su  dama ; 

Y  tú,* mi  Isabel,  bien  sabes 
Que  no  le  ofendi  jamás. 
Dijole  que  me  matase, 

O  me  echase  de  Florencia, 
Para  que  á  su  amor  te  ablandes. 
Parecióle  bien  al  Duque; 
En  fin,  me  llamó  esta  tarde , 

Y  encerrado  en  su  aposento, 
C'On  bien  airado  sembl:mie, 
Me  dijo  aquestas  palabras : 
«Cosme,  los  que  son  mi  sangro 
Jamás  hicieron  traición, 

Y  las  vuestras  son  tan  grandes. 
Que  os  destierran  de  Florencia. 
Partios  luego,  y  esto  baste.  > 
Yo  le  pregunté  la  causa , 

Y  él,  aunque  prudente  y  grave. 
La  dijo ;  porque  los  celos 

No  guardan  secreto  á  nadie. 
Neguéle  nuestros  amores , 
Dije  que  estaba  ignorante 
De  los  suyos ;  snpliquéle 
Que  en  Florencia  me  dejase. 
Representé  mis  servicios 

Y  el  deudo  de  nuestros  padres ; 
Dijo  que  no.  Repliquéle, 

Y  ya  enojado  y  afable , 

Dijo  :  «Cosme,  partios  luego; 
Lo  que  pedisno  es  tan  fácil, 
Que  no  me  importe  la  vida. 
Pues  sois  causa  de  mis  males. 
Isabela  os  quiere  bien; 
Yo  la  adoro,  y  sus  crueldades, 
Sus  desdenes,  sus  rigores. 
Del  amor  que  os  tiene  nacen. 
Yo  estoy  rabiando  de  celos , 

Y  aunque  me  ponéis  delante 
Mis  grandes  obligaciones. 

Mis  tormentos  son  mas  grandes. 
Cosme,  primo ,  amigo,  muero ; 
Que  una  pasión  tan  notable 
No  es  amor.  Dios  me  castiga  , 
Pues  me  da  la  muerte  un  ángel. 
Si  es  verdadera  amistad 
La  vuestra,  si  sois  mi  sangre , 


DIEGO  XIMENEZ  DE  ENCISO. 

Lástima  os  dé  ver  que  muero , 
Dad  remedio  á  mis  pesares ; 
Ahora,  ahora  es  el  tiempo 
Que,  con  prudencia  admirable, 
Ganéis  el  primer  lugar 
De  los  amigos  leales. 
Venceos  vos ,  que  yo  no  puedo ; 
Primo,  amigo,  remediadme. 
Dejad ,  dejad  á  Isabela ; 
Partios  al  punto,  ó  matadme.» 
Dijo;  y  echado  á  mis  pies, 
Siendo  sus  ojos  dos  mares, 
É\  quedó  mudo,  yo  loco 
Entre  mil  ansias  mortales. 
La  amistad  que  tengo  al  Duque, 

Y  tu  amor,  contrarios  grandes. 
Empezaron  la  batalla, 

Y  el  amor  vencido  sale. 
Bien  sé,  Isabela  querida. 
Que  la  vida  ha  de  costarme; 
Pero  al  Duque  he  prometido 
No  verte  jamás  ni  hablarte. 
Muera  yo,  y  el  Duque  viva. 
Pues  con  morir  y  dejarte. 
Seré  ejemplo  de  amistad 

Y  ejemplo  seré  de  amantes. 
Mira  si  tengo  razón 

De  sentir  tantos  pesares. 
Pues  me  destierran  de  Italia 
Cuando  pudiera  gozarte. 
Quédate ,  Isabela,  á  Dios , 
Pues  son  tantos  mis  pesares ; 
Que  tuve  el  bien  solamente 
Porque  sienta  mas  dejarte. 

ISABELA. 

¡Cosme,  Cosme !  Apenas  puedo 
Hablar.  ¿Cómo?  ¿Que  toparles? 
¡Turbada estoy!  ¡Muerta  estoy! 
¿Qué  es  esto?  No  puedo  hablarte. 
¿La  causa  tu  primo  el  Duque? 
¿Tú  partirte?  Tú  dejarme? 
¡Cosme,  que  muero  de  amor! 

COSMF.. 

Ahora,  ahora,  pesares. 
Ahora,  ahora  es  el  tiempo 
De  embestirme  y  de  matarme. 
Ea,  que  Isabela  ílora; 
Ea,  memoria ,  acordadine 
De  tantos  perdidos  bienes. 
De  tantos  ganados  males. 
Amor,  que  pierdo  á  Isabela ; 
Desden,  que  llegó  á  rogarme ; 
Celos,  que  pretende  el  Duque, 
Y  es  enemigo  muy  grande. 
Tiempo,  la  ocasión  se  pierde , 
Rigor,  que  he  dejado  á  un  ángel ; 
Olvido,  ciue  ya  me  ausento ; 
Ahora,  ahora,  pesares. 

ISABELA. 

Cosme,  si  el  amor  (¡ay  cielos!). 
Si  la  lealtad,  si  la  sangre, 
A  una  mujer...  ¡Ay,  no  puedo! 
Av,  Cosme,  no  puedo  hablarte! 
¿Oue  me  olvidas?  Que  me  dejas? 
¿Tú  partirte  ?  Tú  olvidarme  ? 
¿Para  qué  quiero  yo  vida? 
¡  Loca  estoy ! 

COSME. 

Soy  de  diamante. 
Mal  haya  la  boca,  amén. 
Mal  haya  la  lengua  infame 
Con  que  prometí  á  mi  primo, 
Querida  Isabel ,  dejarte; 
Mal  haya  la  vil  estrella 
Que  fue  causa  de  inclinarme 
A  quererle  mas  que  á  mi ; 
Mal  haya  el  traidor  cobarde 
Que  dijo  nuestros  amores, 
C^usa  de  lodos  mis  males ; 
Malhaya... 


ISABELA. 

Delenle,  Cosme, 
No  des  palabras  al  tire. 
Yo  sola  lengo  It  culpa. 
Yo  no  me  quejo  de  nadie, 
Yo  ocasioné  mi  desprecio; 
Porque ,  llegando  &  rogarte , 
Diste  principio  á  mi  olvido, 
Propia  condición  de  amantes. 
¿Para  qué  vanos  discarsos? 
Para  qué  extremos  tan  grandes? 
Para  qué  lágrimas  falsas? 
Que  no  podrás  engañarme. 
¡Oh  falso,  oh  ingrato,  oh  cruel! 
¿Qué  amistad ,  lealtad  ó  sangre 
Obliga  á  un  amante  noble 
A  una  hazaña  lan  infame? 
¡Venganza,  cielos,  venganu! 

C08HI. 

¡Venganza,  cielos,  maUdBie! 

ISABELA. 

¿Yo  no  soy  también  tn  prima? 
Yo  no  d^Jo  por  amante 
A  un  gran  duque  de  Florencia, 
Señor  de  mil  voluniadesT 
Y  cuando  tú  me  repliques 
Que  no  pudiera  casarme 
Con  el  Duque,  Cosme  mió, 
Cosme  del  alma,  ¿lá  sabes 
Que  Laurencio,  so  privado. 
Conmigo  quiere  casarse? 

COSME. 

¿Qué  dices? 

ISABELA. 

Lo  que  me  debes. 
Lo  que  dije ;  no  te  espantes. 
Pregúntalo  á  mis  criadas, 
A  las  rejas  de  esa  calle, 
A  esos  muros  de  mi  casa , 
De  mi  duro  pecho  imagen. 
Mas  rico  que  tü  es  Lanrendo, 
El  priva  y  nunca  privaste, 
É\  me  busca  y  tú  me  dejas , 
l'l  es  firme  y  tú  eres  rácil ; 

Y  con  todo,  á  tí  le  adoro. 
Tu  pobreza  me  es  amable. 

Tu  desprecio  es  el  que  eslimo, 

{Vgseáarrojir. 

A  tus  pies  qniero  arrojarme. 
COSME.  (Tiénela.) 
¡Prima!... 

ISABELA. 

Aqui  be  de  dar  la  vida, 
O  la  palabra  has  de  darme 

Y  la  mano  de  mi  esposo. 

COSME. 

¡Señora!... 

ISABELA. 

¡Qué!  ¿Estás  cobarde? 
¿Quién  tiene  imperio  co  las  almas? 

COSME. 

¿  Qué  be  de  hacer  fo  contra  un  áng< 
Qué  es  esto?  Cuando  i  Ltnrencio 
Da  el  Duque  Unios  lugares, 
Sin  tener  yo  en  toda  Italia 
Ni  aun  tierra  para  enterrarme ; 
Cuando  le  lleva  i  palacio, 

Y  á  mi  manda  desierrama 
De  Florencia ;  lél ,  an  inidor, 

Y  yo,  ejemplo  de  leales^ 
Su  misma  dama  pretende; 
Cuando  yo,  por  no  enojarte , 
Mi  dama  dejo  y  mi  vida. 
:Ah  monarcas  mlserablOB, 
Los  que  elegís  mal  prifadol 
Callen  los  romanos,  eálloD 
Los  griegos,  y  no  celebren 
Tantas  nobles  amistades; 


nía  es  la  mayor, 
n  príncipe  tan  amable 
Ja  un  mayor  amigo! 
•s,  aue  be  de  matarle, 
ue  na  de  hacer  ofensa, 
•  yo?  i  Que  esto  pase ! 

(Quiere  irse.) 
atar  á  Laurencio; 
en  que  ahora  repare 
Duque  me  ha  obligado, 
iiigo,  y  esto  baste. 

ISABELA. 

mi  bien,  ¿que  me  dejas? 

COSME. 

ue  es  fuerza  dejarte , 
y  ruego  á  Dios 
?nemigo  me  mate 
dé  venganza  al  Duque, 
lueracomo  infame , 
^s  dueño  del  alma ; 
;  no  puedo  darte 
de  casamiento , 
y  de  no  casarme 
me  des  tú  licencia, 
on  es  mas  grande 
onorque  del  gusto; 
implido  con  dejarte, 
iré,  mi  Isabela, 
stro  amor  con  matarme. 

ISABELA. 

,no  tiene  remedio? 
íes  á  mi  padre. — 
jeñor!... 

COSME. 

¿Qué  das  voces? 
lieres  que  me  maten!... 
e  mataré  yo. 

( Va  á  sacar  la  espada.) 

ISABELA. 

losme,  y  no  me  acabes; 
1  punla'á  mi  pecho, 
'ás  tantos  niales, 
me!  ¿qué  haré  sin  ti? 
paz  y  no  le  cases, 
iior  mi  tormento. 

COSME. 

de  pasar  tus  umbrales? 
un  rayo  para  un  triste? 

ISABELA. 

'osme ;  Dios  te  guarde. 

COSME. 

abel.  mas  que  á  mí. 
e  quediis? 

ISABELA. 

¡Qué!  ¿Te  partes? 
{\anse.) 

rVrRKNCíO,  de  noche,  muy 
,  T  JL'LIO ,  su  criado ,  con  lin- 


JULIO. 

ás,  Laurencio,  espera. 

LAURENCIO. 

f)y;  que,  á  no  estar  loco, 
tuviera  en  poco 
)  amor  ofendiera, 
tiene  el  contento 
I  ventura  mía , 
p  amor  en  un  día 
íglosde  tormento, 
posible  que  Leonora, 
dio  este  papel  ? 
tosible  que  Isabel 
a,  busca  y  adora? 
Jí  aquel  imposible, 
:il  de  vencer? 


i 


LOS  MÉDICIS  DE  FLORENCIA. 

iOh  amor !  grande  es  tu  poder, 
Todo  á  tu  imperio  es  posible. 
Vuélveme,  Julio,  á  alumbrar; 
Que  pienso  que  estoy  soñando. 

JULIO. 

Laurencio,  estás  deseando, 

Y  eso  te  hace  dudar. 
YA  papel  es  de  Isabel , 

Y  me  lo  dio  su  criada  ; 
No  es  tu  ventura  soñada. 

LAURENCIO. 

Oye«  mi  Julio,  el  papel. 
{Lee.) « Pudo  el  tiempo  y  el  amor 
»Dar  iin  á  tantos  enoios; 
»Vos  me  rendís  mil  uespojos, 
» Yo  os  confieso  vencedor ; 
•  Esta  noche  de  mi  amor 
«Triunfaréis  en  mi  jardín ; 
»Ved  primero  que  es  el  fin 
»EI  casamiento  tratado ; 
«Mirad  que  hay  árbol  vedado, 
»Y  es  mi  honor  el  serafin.» 

JULIO. 

¿Creerás  que  ya  estás  despierto? 
Creerás  que  Isabel  te  adora? 

LAURENCIO. 

Creeré  que  pudo  Leonora 
Darme  vida,  estando  muerto. 

JULIO. 

Y  no  creerás  que  has  perdido 
I  juicio? 

LAURENCIO. 

Sí  lo  creo; 
Mas  ¿quién  cumplió  tal  deseo, 
Que  le  quedase  sentido? 
j  Yo  tu  esposo  ?  El  seso  es  poco ; 
Loco  estoy  ;  j  que  he  de  gozarle  ! 

JULIO. 

Bien  haces,  si  has  de  casarte, 
En  haberte  vuelto  loco; 
Que  así  disculpa  tendrás 
De  hacer  tan  grande  locura. 
¿  Casarle  llamas  ventura  ? 
Adelante  lo  verás ; 
Dime,  ¿cómo  no  reparas 
En  que  el  Duque,  mi  señor, 
La  tiene  á  Isabel  amor? 
¿  Ya  se  nace  con  dos  caras? 
No  lo  aprendiste  de  mi ; 
Jamás  requebré  tu  dama; 
No  hay  gusto  como  la  fama, 
Muy  á  lo  viejo  nací. 
Mira  que  aventuras  mucho, 

Y  que  al  Duque  debes  mas. 

LAURENCIO. 

Vive  Dios,  que  loco  estás , 

Y  aun  yo  lo  estoy,  pues  te  escucho; 
Mas  me  debo  á  mi  que  á  él. 

No  quiero  morir  de  amor, 

Y  mas  quiero  ser  traidor 
Que  perder  á  mi  Isabel. 

JULIO. 

Es  resolución  de  amante, 
Pero  no  de  caballero. 

LAURENCIO. 

Calla,  y  mira,  majadero. 
Que  viene  gente. 

JULIO. 

Un  gigante 
Mas  largo  que  una  esperanza 
De  corle  me  ha  parecido ; 
Paga  de  tramposo  ha  sido, 
Concertadme  esta  mudanza. 
Temblando  estoy  de  temor, 

Y  vengo  acá  por  valiente. 


219 


Salen  CLAUDIO  v  COSME. 


CLAUDIO. 

Sin  duda  que  es  esta  gente. 

COSME. 

Dos  son. 

CLAUDIO. 

Tanto  que  peor. 

COSME. 

Ellos  son. 

JULIO. 

Mírenlo  bien ; 
No  nos  den  por  dar  á  otros. 

LAURENCIO. 

¿Qué  es  esto?  ¿Quién  sois  vosotros? 

COSME. 

Escuchad,  Laurencio. 

LAURENCIO. 

¿A  quién? 

COSME. 

Cosme,  vuestro  primo,  soy. 

LAURENCIO. 

¿Qué  queréis? 

COSME. 

Vengo  á  buscaros , 
Yaparte  quisiera  hablaros. 

UURENGIO. 

Empezad  ;  que  ya  lo  estoy. 

COSME. 

Estoy,  Laurencio,  ofendido 
De  vos. 

LAURENCIO. 

¿De  mi? 

COSME. 

De  VOS,  Si. 

LAURENCIO. 

Pues  ya  me  tenéis  aquí. 

COSME. 

Desterrado  y  perseguido, 
Por  vos,  salgo  de  Florencia, 
V.i\  el  campo  os  quiero  hablar; 
Que  allá  os  he  de  preguntar 
Si  os  dio  Alejandro  licencia 
Para  pretender  su  dama. 

LAURENCIO. 

¿Soissu  tulor? 

COSME. 

Soy  SU  amigo. 

LAURENCIO. 

Pues  desde  aquí ,  Cosme,  os  digo 
Que  tanto  el  Duque  me  ama , 
Que  os  quitó  á  Isabel  á  vos 
Solo  por  dármela  á  mi ; 
¿Queréis  mas? 

COSHE. 

No  és  para  aquí. 

LAURENCIO. 

Es  mi  mujer,  vive  Dios. 

COSME.  (Enojado.) 
Salios,  en  siendo  mas  larde, 
A  Miraflor,  gran  traidor. 

LAURENCIO. 

Yo  os  aguardo  en  Miraflor. 

COSME. 

Adiós  pues. 

LAURENCIO. 

El  clek»  os  guarde. 
(Yanse  Cosme  y  Claudio,) 

JULIO. 

¿Qué  es  esto? 

LAÜRBKCIO. 

Obra  de  pariente; 


No  quiere  mas  de  matarme» 
Y  paró  en  desafiarme. 

JOLIO. 

¿Y  qué  has  de  hacer?  Que  es  valiente. 

LAÜRRRCIO. 

¿Qué?  Gozar  á  mi  Isabel 
Mientras  él  está  al  sereno. 

JULIO. 

Como  hidalgo,  que  andas  bueno. 

LAURENCIO. 

Así  he  de  vendarme  del; 
Porque  yo  he  de  publicar 
Que  sali  y  él  no  salió. 

JULIO. 

Lo  mismo  me  hiciera  yo, 
Mas  bien  tienes  que  pensar. 
Considerar  que  Isabel 
Te  llama  para  casarte, 
Tu  primo  para  matarle , 
No  sé  cuál  es  mas  cruel ; 
Elige  el  riesgo  menor, 
O  salir  desafiado, 
O  muerto,  ó  salir  cisado; 
Que  no  sé  cuál  es  peor. 

LAUaENClO. 

Gracioso  estás,  oye  un  poco ; 
Que  han  abierto  aquel  postigo 
Üe  Isabel. 

JULIO. 

Dios  sea  conmigo. 

LAURENCIO. 

i  Ay  mi  Julio,  que  estoy  loco! 

JULIO. 

Por  Dios,  que  es  bien  menester. 
Sale  LEONORA. 


LEONORA. 

¿Es  Laurencio  ? 

LAURENCIO. 

El  mismo  soy; 
Rato  há  que  aguardando  estoy. 

LEONORA. 

¿Sabéis  lo  que  habéis  de  hacer  ? 
La  puerta  se  quede  abierta, 
Porque  podáis  fácilmente 
Salir,  si  mi  padre  os  siente , 
Sin  que  oiga  que  abrís  la  puerta ; 
¿Traéis  criado? 

LAURENCIO. 

Y  muy  fiel. 

LEONORA. 

Pues  quédese  aquí  aguardando, 
Y  entrad ,  y  os  iré  guiando ; 
Que  está  oscuro. 

LAURENCIO. 

Mi  Isabel , 
¿Cuándo  be  de  poder  patrar 
Tanto  amor? 

LEONORA.  (Ap.) 

Bien  lo  he  engañado. 

LAURE.fCIO. 

Guarda,  Julio,  con  cuidado 
Esta  puerta. 

iVan8f.) 

JULIO. 

Hombre  á  la  mar. 
Entróse ,  pero  yo  quedo 
CiOn  notable  riesgo  aqui ; 
Pero  ¿qué  se  me  da  á  mi? 
Animo,  que  todo  es  miedo. 
Luego  veinte  han  de  venir; 
Pero  ¿no  bastarán  dos? 
iQué  digo  dos?  Vivo  iMos, 
Que  de  uno  piensa  huir. 


DIEGO  XIBIENEZ  DE  ENCISO. 

Parece  que  tiene  gente; 
Miedo  les  quiero  poner. 
Pues  ellos  no  han  de  saber 
Si  soy  gallina  ó  valiente; 
Pongo  la  capa  á  lo  bravo, 
Y  sueno  espada  y  broquel. 

Sale  EL  DUQUE,  muy  galán,  v  OCTA- 
VIO, tuertado,  de  noche. 


DUQUE. 

Aquí  vive  mi  Isabel. 

JULIO. 

Bueno  va,  la  industría  alabo. 

DUQUE. 

Aquí  vive  la  belleza 

Que  adoro,  y  yo  muero  aquí.— 

Octavio,  yo  me  perdí. 

OCTAVIO. 

Mucho  quiere  vuestra  alteza. 

DUQUE. 

Resístese  y  es  hermosa. 

OCTAVIO. 

Escribirla. 

DUQUE. 

No  me  escribe. 

OCTAVIO. 

Regalarla. 

DUQUE. 

No  recibe. 

OCTAVIO. 

¿No  es  pobre? 

DUQUE. 

No  es  codiciosa. 

OCTAVIO. 

¿  No  es  mujer? 

DUQUE. 

Y  necio  vos. 

OCTAVIO. 


Olvidarla. 


DUQUE. 

Es  fuerte  el  gusto. 

OCTAVIO. 

Forzarla. 

DUQUE. 

No  será  ju.<Uo. 

OCTAVIO. 

Pues  encomendarse  á  Dios. 

DUQUE. 

Octavio,  no  bailo  medio 
Para  remediar  mi  suerte , 

Y  entre  la  vida  y  la  muerte , 
El  morir  es  mi  remedio ; 
Cada  noche  vengo  aqui , 

Y  aun  no  me  ha  querido  hablar. 

OCTAVIO. 

Fuerte  cosa  es  porfiar 
En  lo  Imposible. 

DUQUE. 

i  Ay  de  mi ! 

OCTAVIO. 

Muy  bueno  está  vuestra  alteza 
Para  tralar  de  casarse. 

DUQUE. 

Mujer  que  puede  mudarse 
Es  mi  mal. 

OCTAVIO. 

Brava  dureza. 

DUQUE. 

Vamos ;  que  estoy  con  disgusto. 

OCTAVIO. 

¿Falta  Laurencio? 


nOQIMC. 

fío  es  eso; 
Aunque  vo,  Octtvio,  eoafleso 
Que  sin  él  no  teogo  gusto ; 
Débele  grande  amistad, 
Y  estimóle  mas  que  á  mí ; 
Pero  ¿  no  está  un  hombre  alti  ? 

jouo.  {Ap.) 
Ya  me  vieron. 

DUQUE. 

Esperad ; 
Que  me  cuesta  ya  cuidado. 
Porque  no  alcanzo  ft  qué  fin 
En  la  puerta  del  jardín 
De  Isaliel  está  parado; 
Mucho  holgara  coDocelle. 

0€TaflO. 

Buen  talle  tiene. 

JULIO.  (Ap.) 

„  .     ,  Aqui  es  ello; 

Colgado  estoy  d«  aa  cabello. 

DUQOB. 

Llegad  á  reconocelle. 

JULIO.  (Ap.) 
Acabóse  la  roarafia ; 
El  diablo  me  trajo  aquL 

OCTAVIO. 

¿Caballero? 

JUUO. 

¿Dice  á  ni? 

OCTAVIO. 

Sí. 

JULIO. 

Pues  pienso  q«e  se  «igaoa. 
Porque  no  soy  caballero. 

OCTAVIO. 

¿No  es  caballero? 

lUUO. 

No,  á  fe. 

OCTAVIO. 

Pues  ¿quién  es? 

JUUO. 

Yo  no  lo  sé. 

OCTAVIO. 

Será  algao  gran  miijadere. 

JUUO. 

Por  Dios,  que  me  conoció; 
Pero  aunque  es  gran  barbarisnio 
No  conocerse  á  si  mismo. 
No  soy  el  primero  yo. 

OCTATIO. 

Él  es  loco. 

JUUO. 

Dice  bien ; 
Pues  sirvo  sin  ser  premiado. 

ODOUB. 

Octavio,  ¿quién  es? 

OCTAVIÓ. 

Hadado 

El  hombre  en  no  decir  qaiéa  • 
Y  parece  hombre  de  bamor. 
Que  acaso  se  paró  alU. 

JUUO.  (Ap,) 
No  va  muy  malo  basta  aqnli 
Si  saliera  mi  sefior. 

OGTATla 

Dice  que  es  nn  meadero, 
\  dice  verdajd  el  boonbfa. 

auooB* 
Haced  ([oe  diga  sv  nombre. 

(Kif^/veOelMa  dirifo.) 

OCTAVlp. 

Majadero  ó  caballas«^ 


<^  .«.«.>  «  .^.1 


do  lo  paede  ser, 
>os  que  me  digáis 
sois  ó  cómo  os  llamáis, 
i  i  o  quiero  saber, 
saféis  UD  enfado. 

JDLIO. 

de  muy  buena  gana; 
)r  cosa  tan  liviana 
llera  enojo  es  pesado. 
,  para  éntrelos  dos, 
y  snstre;  mirad 
'uedo  decir  verdad. 

OCTAVIO. 

iréismela,  por  Dios. 

JULIO. 

;,  escuchad  un  poco ; 
áunque  es  mi  oílcio  mentir, 
erza  lo  he  de  decir, 
que  tengo  de  loco. 

OCTAVIO. 

ecid  el  nombre. 

JULIO. 

¿El  nombre? 
or  Dios,  que  lo  he  olvidado ; 
)o  estar  bautizado. 

OCTAVIO. 

es  que  te  mate,  hombre? 

JULIO. 

cierto. 

OCTAVIO. 

El  nombre  di. 

JULIO. 

¡os,  que  va  de  veras; 
me  ha  metido  en  quimeras? 
llamo  don  Piali. 

OCTAVIO. 

re  de  moro  y  con  don? 

JULIO. 

nes  en  Berbería. 

OCTAVIO. 

» loco  y  desvaría. 

JULIO. 

los  I  oníbres  lo  son, 
no  por  su  camino. 

I»ÜQÜE. 

'■  quién  era? 

OCTAVIO. 

Si; 
a  don  Piali. 

DrtíUK. 

otable  desatino! 
)y  de  muy  buen  hn¡uor 
•curas;  echitdlo 
esa  puerta  ó  matedlo; 
todo  celos  amor. 

OCTAVIO. 

omhre,  sastre  ó  poeta, 
J  la  calle  al  punto, 
la. 

JULIO. 

Todo  junto, 
ífior  estafeta, 
gran  confusión  estoy, 
er  lo  que  he  de  hacer; 
íes  me  dan  á  escoger, 
da  que  ya  me  voy.  ( Vase 

OCTAVIO. 

lé. 

DUQUE. 

Ya  me  ha  pesado, 
,  que  se  haya  Ido 
erle  conoddo ; 
on  grande  cuidado, 
al  panto  Iras  él, 
dio  ó  traedlo  aquí. 


LOS  MÉDICIS  DE  FLORENCIA. 

OCTAVIO. 

Yo  voyr 

DUQUE. 

Yo  no  estoy  en  mi, 
¡  Oh  celos  de  amor  cruel! 
;,  Si  era  galán  de  Isabela, 
Mas  venturoso  que  yo? 
/Si  fingió  ser  loco  ó  no? 
Mas  sí ;  que  amor  es  cautela. 
Quiero  llegarme  al  postigo. 
Quizá  podré  averiguar 
Mis  celos;  que  mi  pesar 
Hoy  ha  de  acabar  conmigo. 
Vive  el  cielo,  que  está  abierto. 
Cierta  mi  sospecha  ha  sido; 
¡  Que  no  hubiera  conocido 
A  quien  de  celos  me  ha  muerto ! 
Que  haya  auien  goce  el  favor 
Que  no  pude  merecer! 
Mas  fué  elección  de  mujer. 
Que  apetecen  lo  peor. 
Ardiendo  estoy  y  temblando;    [sigo? 
¿Qué  haré?¿á  quién  busco?  á  quién 
>ías  ¿cómo,  abierto  el  postigo, 
En  la  calle  estaba  hablando? 
Gran  mal  hay ;  ¡  viven  los  cielos, 
Que  tiene  dentro  el  galán ! 
¿Los  dos  gozándose  están , 
Cuando  yo  muero  de  celos? 
Este  guardaba  la  puerta, 
Y  yo  no  quiero  aguardar 
Que  me  acabe  aquí  el  pesar, 
Pues  que  la  he  hallado  abierta; 
Vive  Dios,  que  he  de  saber. 
Entrando  allá,  quién  ha  sido 
El  hombre  que  lia  merecido 
Gozar  tan  bella  mujer.  {Vase.) 


JORNADA  SEGUNDA. 


Saie  LAURENCIO,  dé  lamisma  suerte 
que  entró  en  el  Jardín ,  de  noche ,  y 
LEONORA. 

LEOnORA. 

Mi  Laurencio,  tarde  es  ya. 

LAURENCIO. 

No  es  tarde ,  aguardad  un  poco. 
Mi  Isabela ;  que  estoy  loco. 
¡  Cuan  presto  el  tiempo  se  va ! 
En  mi  vida  no  os  he  hablado, 

Y  ya  que  os  hablo,  no  os  veo, 

Y  apenas  el  bien  poseo, 
Cuando  el  tiempo  se  ha  pasado. 
¡  Oh,  si  nunca  amaneciera !~ 
Oh  Apolo,  deten  tu  coche, 

Y  haz  eterna  aquesta  noche. 
Asi  en  mas  feliz  carrera 
Alcances  la  fugitiva 
Dafne,  no  en  laurel  frondoso. 
Sino  en  medio  cuerpo  hermoso, 
Menos  ligera  y  esquiva. 

LEONORA. 

;, Quién  mas  que  yo  desearra, 
aurencio,  qae  fuera  asi? 

LAURENCIO. 

Mas  ¿cómo  me  be  de  ir  de  aqui 
Sih  ver  vuestra  hermosa  cara? 
Sin  luz  del  sothe  gozado, 

Y  entre  tan  grande  ventura, 
Siendo  sol  vuestra  hermosura ^ 
A  escuras  me  habéis  d^do ; 
Tened,  mi  bien,  encendida 
Luz,  y  estad  muy  conGada ; 
Que  pareceréis  goza 
Lo  mismo  que  preU.       ■•  . 


í 


LEONORA. 

Será  el  milagro  mayor 
Que  ha  hecho  amor. 

LAURENCIO. 

Es  verdad ; 
Pero  en  tan  grande  beldad 
No  es  el  miíagTo  de  amor. 
Sino  de  vuestra  hermosura. 

LEOXORA. 

Dejad  eso;  que  ya  es  tarde. 
Señor,  asi  Dios  os  guarde, 
Que  será  gran  desventura 
Si  acaso  mi  padre  os  siente ; 
Llevaos  la  llave  con  vos, 

Y  cerrad,  y  guárdeos  Dios, 
Yvenidma&ana. 

LAURENCIO. 

Ausento 
De  vos,  ¿cómo  tendré  vida? 
¿Cuándo  be  de  poder  gozaros 
Sin  miedo?  Quiero  abrazaros, 
Del  alma  liermosa  homicida. 

LEONORA. 

Adiós,  mi  Laurencio. 

LAURENCIO. 

Adiós. 

LEONORA.  (Ap.) 

Yo  le  he  engañado  muy  bien.    ( Vase.) 

LAURENCIO. 

¡  Oh,  mal  haya  el  tiempo,  amén, 
Que  nos  divide  á  los  dos! 
Adiós,  plantas,  adiós,  fuentes. 
Que  con  el  agua  y  el  viento 
Celebrasteis  mi  contento ; 
Pero  ¿qué  es  esto?  Allí  hay  gente. 

Sale  EL  DUQUE ,  muy  despacio ,  del 
modo  que  entró  en  el  jardín;  Lau- 
rencio se  aparta,  em^zado^  entre 
unos  ramos, 

DUQÜB. 

Por  todo  el  jardín  he  andado, 

Y  no  he  visto  á  nadie  en  él. 
Perdona,  casta  Isabel , 
Este  celoso  cuidado ; 

Yo  ofendí  tus  generosos 
Pensamientos  soberanos. 
Mas  son  los  celos  villanos; 

Y  así ,  son  muy  maliciosos. 
¡Oh  cuan  venturoso  fuera 
Si  en  este  jardín  gozara 

Mi  Isabel ,  si  se  ablandara ! 
Mas  es  diamante  y  yo  cera. — 
Plantas,  decídselo  vos. 
Asi  el  viento  bullicioso 
Siempre  con  soplo  amoroso 
Os  regale ;  mas  ¡  ay  Dios! 

{Mira  á  Laurencio.) 
¿No  está  allí  un  hombre  encubierto? 
i  Ah  ingrata !  ¿perdón  te  pido. 
Cuando  el  galán  escondido 
Gozas,  habiéndome  muerto? 
Sin  duda  que  este  es  el  hombre 
A  quien  el  otro  aguardaba. 
Cielos,  gozándola  estaba ; 
Sabré,  vive  Dios,  su  ttombre; 
Pero  ¿el  honor  de  Isabela? 
¿Qué  honor  cuando  estoy  rabiando? 

LAURENCIO. 

Acá  se  viene  llegando, 

Gran  mal  el  alma  recela; 

¿Si  es  Cefio,  que  me  ha  sentido? 

Mas  no;  que  si  Ceíio  fuera. 

Con  mas  cólera  viniera 

A  cobrar  so  honor  perdido. 

Sin  duda  que  es  escudero 


zzz 

Po  casa,  ó  es  mi  criado, 

Quo  por  burlarme  se  ha  entrado 

£ii  el  jardín. 

bUQDF.. 

¿Caballero? 

LAI'REXCIO.    (Ap.) 

No  es  su  voz,  f  ya  se  abrasa 
101  alma;  ¿quién  puede  ser? 
La  T07.  quiero  conocer; 
Mas  hombre  fuera  de  casa, 
Kstando  Julio  ú  la  puerta. 
No  es  posible;  mas  ¡a)'  cielos! 
Que  ha  dado  vida  á  mis  celos 
Dna  fe  que  juzgo  muerta. 
¿  Si  es  otro  galán  que  ha  muerto 
A  Julio  y  ha  entrado  en  casa? 

DUQUE. 

¿Qué  es  esto  que  |)or  mi  pasa? 
No  sé  si  yerro  ni  acierto; 
Si  doy  á  este  hombre  la  muerte, 
Ks  forzoso  que  al  ruido 
Despierten,  j/  soy  perdido; 
Que  no  es  bien  que  desla  fuerte 
Ande  un  duque  de  Florencia, 
Que  ha  de  casarse  mañana 
Con  la  beldad  soberana. 
Hija  del  César;  paciencia, 
Paciencia,  celos  y  amor; 
Mas,  si  se  acierta  á  saber, 
¿Qué  dirá  el  mundo,  si  el  ser 
Le  debo  al  ICmperador? 
Y  mas  con  hija  de  un  hombre 
Queá  Italia  revolverá 
Por  vengarse. 

LAURENCIO.  {Ap.) 
¿Quién  será? 

DUQUE. 

Ahora  bien,  yo  sabré  el  nombre; 
Quiero  sacarle  á  la  calle 
O  al  campo,  esto  es  lo  mejor. 

LAURENCIO.    (Ap.) 

¿Si  es  el  Duque,  mi  señor? 
Que  es  su  vuz,  su  andar,  su  talle. 

DUQUE. 

¿Ah  hidalgo? 

LAURENCIO.   {Ap.) 

Quiero  lingir 
La  voz,  (jue  el  Duque  es  sin  duda ; 
Hoy  la  fortuna  se  muda. 
¿  Qué  he  de  hacer?  Qué  be  de  decir? 

DCQUE. 

A  mi  me  importa  saber 
Quién  sois  y  qué  hacéis  aqui. 

LAURENCIO.    {Ap.) 

Si  lo  ha  sabido  ( ¡ay  de  mi ! ), 

¿  Qué  tengo  de  responder  ? 

¿  Si  conoció  mi  criado 

A  la  puerta?  Si  avisó 

Cosme  al  Duque?  Pero  no; 

Que ,  aunque  enemigo,  es  honrado. 

DUQUE. 

¿Seis  sordo?  ¿Qué  baceis  aqui? 

LAURENCIO.  {Ap.) 

Animo. 

DUQUE. 

Decidme  el  nombre. 

LAURENCIO. 

¿Quién  me  lo  pregunta? 

DUQUE. 

Un  hombre. 

LAURENCIO. 

Jamás  á  un  hombre  temí ; 
Si  sois  deudo  ó  pretendiente 
De  mi  Isabela,  yo  soy 
Su  primo,  V  casado  estoy 
Con  ella.  Si  sois  prudente , 
No  alborotemos  la  casa ; 


DIEGO  XiMENEZ  DE  ENCISO. 

?ue  estoy  casado  en  secreto, 
es  bien  que  tengáis  respeto 
A  Isabela. 

DUQUE. 

¿Aquesto  pasa? 
De  celos  no  estoy  en  mi.— 
Yo  gusto  de  respetar. 
Por  su  honor,  este  lugar ; 
Mas  salgámonos  de  aquí ; 
Que  en  el  campo  ó  en  la  calle 
Sabréis  que  no  puede  ser 
Isabel  vuestra  mujer . 

LAURENCIO. 

Ap.  (irán  traza,  yo  he  de  engañarle.) 
n  el  campo  es  lo  mejor. 

DUQUE. 

Pues  señalad  el  lugar. 

LAURENCIO. 

{Ap.  De  Cosme  me  he  de  vengar.) 
Al  valle  de  Miraflor. 

DUQUE. 

Pues  seguidme. 

LAURENCIO. 

Ya  yo  os  sigo, 
Pero  no  por  esta  calle. 
{Ap.  A  (iOsme  hallará  en  el  valle ; 
Hoy  morirá  mi  enemigo. 
Kn  gran  peligro  me  vi , 
Pero  muy  bien  me  he  librado ; 
Cosme  me  ha  desaliado, 

Y  el  Duque  sale  por  mí.) 

{Vanse,) 

Sale  COSME,  como  salió  en  la  primera 
jornada. 

COSME. 

Cansado  ya  de  esperar 
Mi  contrario  en  Miraflor, 
Sale  á  campaña  mi  amor. 
Con  él  he  de  pelear ; 
Sí  llego  á  considerar 
Que  por  el  Duque  cruel 
Dejo  á  mi  amada  Isabel, 
Peno,  dudo,  rabio  y  digo 
Que  yo  soy  un  Gel  amigo, 
Pero  no  un  amante  liel ; 
¿Qué  haré,  fuerza  de  mi  estrella, 
Que  amar  al  Duaue  me  inclina? 
Rara  influencia  alvina. 
Que  tanto  gusto  atrepella.— 
Perdóname,  Isabel  bella. 
Que  le  dejo  y  no  te  olvido ; 

Y  pues  al  campo  he  salido. 
Ya  pienso  vencer  asi, 
Poraue,  en  venciéndome  á  mi. 
Lo  demás  doy  por  vencido. 

Sale  EL  DUQUE ,  (/¿«pacto. 


Alli  viene  un  caballero, 
¿Si  es  acaso  mi  enemigo? 
El  es;  esta  vez  castigo 
La  traición  de  un  lisonjero. 

DUQUE. 

Un  grande  rato  há  que  espero 
A  mi  contrario  en  el  valle ; 
Gran  necedad  fué  dejalle. 
Sin  darle  en  el  jardín  fin , 
Pues  al  salir  del  jardín 
Se  me  fué  por  otra  calle. 
Agradézcalo  á  Isabela 
Y  al  César,  que  su  temor 
Pudo  obligar  á  mi  amor 
A  sufrir  esta  cautela ; 
Pero  en  vano  se  desvela 
Quien  jamás  tuvo  ventura. 
No  vi  noche  mas  oscura. 
Yo  mismo  á  mi  no  me  veo. 


Que  no  halle  k  qoien  deseo 
La  misma  noche  procon ; 
Apenas  sé  dónde  estoy. 
¡ Oh  noche!  Un  bolto  está  tlU, 
Sabré  si  es  él.— ¿Sois  tos? 


COSME. 


a; 


Meted  mano,  qne  yo  soy; 
Yo  soy,  acabad ;  que  estoy 
C^insado  ya  de  esperar. 

DUQUE. 

También  lo  debéis  de  estar 
De  vivir. 

.    eos». 
Y  muy  cansado, 

Y  como  desesperado. 
He  de  morir  o  malar. 

DUQOB. 

Pues  yo  os  vi  con  menos  fieros 
No  há  mucho,  y  con  mas  padeodi. 

Y  antes  que  os  mate,  licencia 
Me  dad  para  conoceros. 

COSIE. 

No  salen  los  caballeros 
Al  campo  á  burlarse  asi. 

DUQUE. 

Decid  quién  sois. 

COSHB. 

Yo. 

DOQUB. 

4  Vos? 

COSBE. 

Si. 

Loco  de  cólera  estoy; 
Villano,  ¿ignoras que  atf 
(^o.sme,  tu  primo? 

DUQUE. 

¡Aydemi! 

COSHE. 

Cosme  soy,  el  desdichado 
A  quien  tanto  has  persegaido ; 
Cosme,  del  mundo  temido, 

Y  Cosme,  del  mando  amado : 
Soy  quien  tres  veces  le  ha  dado 
La  vida  al  Duqoe  cmel , 

Y  soy  su  amigo  mas  fiel « 
Quien  le  acudió  en  so  pobreu, 
Quien  le  sirvió  en  sa  rlqneía 

Y  quien  le  lia  dado  á  Inbel; 
Sov  á  (|uien  roas  lia  debido 

Y  a  quien  peor  ha  pagado; 
Soy  quien  sale  desterrado... 

El  traidor  me  ha  conocido. 

COSHB. 

Por  lo  bien  que  le  he  servido, 

Y  soy  quien  tan  pobre  estoy» 
Pud  leudo  ser  daqae  hoy 

De  Florencia. 


¡  Hay  cou  igiial 


I 


eos». 

Y  matando  á  no  desleal , 
Sabrás,  Laurencio,  qviái  soy. 

DOQOI. 

Basta,  Cosme,  ya  lo  sé. 

cosas. 
¿Qué  es  esto?  ( i  Válgame  Dios!) 

nüQQg. 
Fuerza  es  que  fdérades  vos 
Quien  tan  alevoso  faé. 
¿Esueslapalabraylé 
Que  me  dlstoisT  Mas,  m  la. 
Sois  hombre  bajo  y  müi ; 
Bien  cumplís  eijaramealo. 
Prometerlo  en  mi  apoieoco, 
Ygourlaeneijaroa. 


oe  no  08  he  btllado 
iél,  y  que  es  traición 
rencio,  ó  ilnsioo, 
lantomeba  pasado; 
mo  habéis  confesado 
Isabel  sois  marido, 
mismo  lo  be  sabido ; 
rano?  soy  cruel? 
amigo  mas  fíel  ? 
5  mal  lo  bien  servido? 

COSME.  {Turbado.) 
iyojardin?yoamor? 
Amiento?  ¿Tú  aqui? 
cío...  No  te  ofendí. 

DUQUE. 

do  estás?  ( ¡ab  traidor ! ) 

de  Miraflor 
I  desafiados; 
mos  bien  apartados , 
tete;  qne,  por  Dios, 
n  nno  de  los  dos 

de  acabar  mis  cuidados, 
ne  puedes  negar 

fo  acabo  de  ?er; 
H  es  tu  mnjer, 
quien  te  hade  matar; 
»,  no  bas  de  gozar 

que  por  ti  be  perdido. 

COSME. 

alabra  be  rompido, 
•  be  desafiado, 
I  jardin  me  bas  hallado, 
Je  Isabel  marido. 

DCQUB. 

dor,  no  han  de  valer 
gidas  humildades. 

COSME. 

as  de  escuchar  verdades, 
gran  señor,  la  muerte. 

(Arriba  la  espada.) 

DUQUE. 

i ,  porque  desta  suerte 

n  mi  dolor; 

a  espada,  iHidor, 

ataré  sin  ella. 

que  le  va' tirando  de  etíocadaSf 

tme  con  la  daga  ó  el  broquel  se 

nde^  y  éníranse.) 

COSME. 

ñas  desdichada  estrella ! 
aguarda, oje,  Señor. 

sien  LAURENCIO  t  JULIO. 

JULIO. 

iejé  el  postigo  por  cobarde, 
orqae  Alejandro  no  me  viera ; 
i  no  ser  nuestro  Duque  ( Dios  le 

[guarde), 
rara  en  el  jardin  ni  yo  me  fuera. 

LACREffCIO. 

vano  hagas  de  tu  pecho  alarde; 
SO  ahora,  porque  el  alma  espera 
qué  dice  Cefio  al  papel  mió. 

JULIO. 

arrogancia  y  su  vejez  me  rio. 

LAURENCIO. 

o? 

JULIO. 

Llegué  i  su  casa. 

LAUREKCIO. 

Di  adelante. 

JULIO. 

sfio  pregunté;  salió  el  buen  viejo, 
ncaducOr  altivo  y  arrogante, 
» los  hombros  de  Isabel  filé  es- 

[pejo, 
Mío,  Señor,^sbnrió  de  Atlante; 


LOS  HÉDiaS  DE  FLORBNCU. 

Dile  el  papel,  leyó,  tomó  consejo 
Consigo,  pidió  el  báculo^  y  despacio 
Y  bien  confuso  llega  ya  á  palacio. 

LAURENCIO. 

¡Oh  si  llegara  ya! 

JULIO. 

Ya  estará  en  casa. 

LAURENCIO. 

¿Vistea  Isabela? 

JULIO. 

No,  mas  vi  i  Leonora; 
Es  hembra  altiva  y  de  favor  escasa , 
No  me  valió  decirle  sol  ni  aurora. 
Ni  aquello  que  me  biela  y  que  me  abra- 
LAURExcio.  [sa. 

¿Qué  dijo  de  Isabel? 

JULIO. 

¡Oh!  que  te  adora. 

UURENCIO. 

¿  Qué  mas  te  preguntó  ? 

JULIO. 

Fiestas  y  entrada 
Üel  César;  que  por  ti  no  han  visto  na- 

LAURENCIO.  [<l9* 

¿Por  mi? 

JULIO. 

Por  no  enojarte  no  han  salido. 

LAURENCIO. 

¡Oh  venturoso  yo  con  tal  esposa! 

JULIO. 

No  hay  ventura.  Señor,  sobre  marido. 
Gasté  lindo  almacén  y  culta  prosa, 
No  me  quedó  ni  talle  ni  vestido, 
Galán  ó  desairado,  fea  ó  hermosa, 
Aderezos  de  calles  y  caballos. 
Que ,  por  ser  viejo,  dejo  de  pintallos; 
I  La  salida  del  César  á  la  empresa 
De  Lulero,  y  sus  falsas  herejías, 
Sus  partes,  el  valor  de  la  Duanesa, 
Lugares,  ceremonias,  cortesías. 
Familia,  ostentación,  comedia,  mesa. 
Juegos,  fiestas,  saraos,  alegrías, 
Y  por  sentir  á  Cefio  en  tu  aposento. 
No  digo  en  un  romance  todo  el  cuento. 

LAURENCIO. 

A  recibirle  voy;  que  es  sangre  mía.  * 


CBPiO. 

Asi  pues,  aunque  ya  no  ciño  espeda. 
No  aguardo  dentro  en  casa  &  mi  ene- 


^nel 


Sale  CEFIO. 

CEno. 
Laurencio,  Dios  os  guarde. 

LAURENCIO. 

¡Ab  Cefio,  tio! 
¿Cuándo  mi  casa  mereció  estedia? 

CEFIO.  [brío; 

Cuando  el  tiempo  burló  mi  antiguo 
Que  á  ser  cuando  fortuna  obedecía. 
Por  fuerza,  ño  por  gracia,  el  brazo  mió, 

(Uoru,) 
No  pisaran  mis  pies  estos  umbrales^ 
Presagio  triste  de  mayores  males. 

LAURENCIO. 

No  hagáis  menos  mi  gusto  con  la  pena. 
Que  causa  aquese  llanto,  esos  enojos. 

CEna» 
El  alma,  como  está  de  males  llena. 
Revienta  por  la  boca  r  por  lorojos; 
No  os  admiréis, queelbadomecondena 
A  que  rinda  á  su  imperio  estos  despo- 


No  luenga  edad  lasangre  tiene  neladi ; 
Que  este  brato,  que  im  tiempo  fué  cas- 
De  los  tiranos  Medicis,  ahora       [tigo 
Restaurará  su  patria  vencedora ;         ' 
¿Queme  queréis  y  adonde  ?  Qué  á  esto 

[vengo; 
Las  armas  y  hora  señalad,  que  es  tarde. 

LAURENCIO.       [detenga 
¡Ab Cefio!  ab  padre!  ah  tío!  ¿en  qué 
La  auda  lengua,  en  la  rasoncobaroe? 
No  os  desafio  yo,  mi  patria  vengo;' 
Que  es  caso  feo  que  Florencia  aguarde 
Dueño  tiraoOy  eselavltud  pesada. 
Teniendo  ese  consejo  y  esta  espada ; 
Si  los  Médicis  fberon  sangre  mía, 
Sangre  mia  también  los  Pazos  fueron; 
Ya  todos  con  rigor  f  ti^iiia 
Se  vengaron, sinecios se  ofendieron; 
Acábense  los  bandos,  llegue  el  dia 
Tan  deseado,  que  mis  ojos  vieron , 
Que  olvidéis  vuestro  enojo"  y  seait  mi 
^   (Alborece  Cefio.)    [padre; 

Dadme  á  Isabel  y  libertad  mi  madre. 
Haced,  Señor,  mi  suerte  venturosa. 
Merezca,  si  es  posible,  ser  marido, 
Padre  y  sefior,  de  mi  Isabel  hermosa, 
Pues  el  si  de  su  boca  he  merecido; 
Haced  también  mi  patria  ventoroü, 

Sue  toda  Italia  ayuda  me  ha  ofreeido; 
ay  armas,  ocasión,  gente  y  dinero, 
Y  solo  el  si  de  vuestra  boca  espero. 

csrio. 
¡  Hay  tal  maldad  I  hay  tal  atrevimiento ! 
¡  Cuan  vana  siempre  fué  la  vil  riqueza! 
j  Que  q  uepa  en  tu  arrojado  pensamiento 
Igualar  tu  caudal  ooo  mi  nobleza? 
¿Mi  hija  me  has  pedido  en  casamiento, 
Cuando  por  mi  lini^e  y  su  noblexa 
El  mismo  César  me  pareca  poco? 
¡  Soberbio  presumir,  oh  joven  loco ! 
i  Tan  bien  salieron  los  ilustres  Pazos 
De  otra  vea  que  casaron  en  tu  casa? 

VA  al  te  atrever,  q«je  te  haré  pedazos, 
'  aun pol tos,  con  el  fuego  que  meabra- 

[sa? 
¿La  manoá  mi  Isabel?  ¿f 'uáudo  mid m- 

[ios. 
Aunque  AleJaiM|l0  con  él  sol  if  casa. 
Han  de  eclipsar  los  Médids  tiranos? 
iLa  mano  á  mi  Isabel,  teniendo  manee  t 
Quédate,  vano,  rapaelllo,  loco, 
La  manoá  mi  Isabel? 

LAÜRKKCIO. 

Cielos,  ¿qué  es  esto? 
Tío,  Señor,  etpucba,  espera  un  poco; 
Considera  mas  bien  lo  que  be  propues- 

GEno.  [tp. 

A  nueva  furia  mi  rigor  provoco. 

UURKIICIO. 


crli 


Mas,  dejando  esto  aparte,  este  criado 
Metilo  vuestro  paDel  y  giírn  cuidado ; 
Decismequeos       ardeei  da. 

Porque  tenéis  q..  . 


>    UURKIICIO. 

MfanLSefior,qae  el  cie)o  lo  ha  dispuesto; 
Advierte  que  he  gc«ado  á  mi  Isabela. 

CBfío. 

¿Es  verdad  lo  que  dices,  ó  es  cautela? 
¡Válgame  Dios! 

UURBHCIO. 

Señor,  yo  li  he  fondo; 
Del  alma  y  del  Jardin  teügolásüaves; 
Sin  tu  guate  con  ella  estoy  casado. 
Mi  calidad  y  hacienda  yá  lo  sabes;  . 
Considéralo  menos  enojada; 
No  determina  biea  los  casosjrtives 
La  cólera;  si'énetlo.teheofiíidido. 
Perdón  mil  veces  á  tas  pies  te  pido. 

cuno.  [u 

Clek»,  |qiié.eioiMÍMil¿|Mdn  tautaafired- 


Aa. 


224 

Guardasteis  este  viejo  tantos  auos? 
;^Cóino  es  posible  que  mi  honor  con- 

[sienta 
Oeste  traidor  tan  viles  desengaños? 
La  misma  honestidad  mi  casa  arrenla; 
i.  Isabela  gozada  por  engaños? 
No  puede  ser,  es  virtuosa,  es  sabia ; 
Mas,  si  es  mujer,  ¿que  dudo?  Ella  me 

[agravia. 
¿Qué  haré,  cielos,  qué  haréY  Dadme 

[consejo. 
Pues  que  me  habéis  dejado  sin  sentido. 

LACRENCIO. 

Señor,  lo  que  conviene  te  aconsejo, 
Mira  que  soy  tu  sangre  y  su  marido. 

CE  FIO. 

Calla,  villano,  calla;  qno,  aunque  viejo. 
Sabré  cobrar  mi  honor,  si  está  perdido; 
A  Italia  he  de  alterar  y  al  mundo. 

{Vase.) 

LAURENCIO. 

Padre, 
Oye  á  Florencia,  pues  la  llamas  madre ; 
Su  libertad  ofrezco;  aguarda ,  espera. 
¡  Hay  furia  igual !  hay  condición  mas 

[vana! 
¿Que  roe  niegue  á  Isabel,  cuando  pu- 

[ diera 
Ser  duque  de  Florencia  v  de  Toscana? 
¡Hay  mas  triste  suceso!  Abios pluguiera 
Que  la  mano  mas  vil ,  mas  inhumana 
Te  quitara,  Alejandro,  estado  y  vida. 
Pues  por  ti  pierdo  mi  Isabel  querida; 
¿Qué  haré,  si  ha  de  matarla?  ¡Estoy 
Mal  haya  el  Duque,  amén,    [sin  seso ! 

Sale  JULIO. 

JULIO. 

¡  Favor  notable ! 
No  se  ha  visto  de  amor  tan  grande  ex- 

[ceso; 
El  gran  Duque,  y  con  serlo,  mas  afable, 
Te  visita  en  tu  cuarto. 

LAURENCIO. 

¡Tlay  tal  suceso ! 

JDUO. 

En  la  antesala  está ;  ¿no  es  variable 
La  fortuna.  Señor? 

LAURENCIO. 

¿Vióá  Cefío  acaso? 

JULIO. 

No  lo  ha  visto  ninguno. 

LAURENCIO. 

¡Extraño  caso! 

Entra  EL  DUQUE,  muygaJan,  ^acom- 
pañamiento. 

DUQUE. 

¿Laurencio,  primo? 

LAURENCIO. 

¡Grao  señor!  ¿que  es  esto? 
¿Tan  grande  exceso  ha  hecho  vuestra 

[alteza 
Con  un  criado  suyo,  el  mas  humilde? 

DUQUE. 

Comome  habéis  falladoalgunasnochcs 
A  tan  grandes  festines  de  palacio 

(En  secreto.) 

Y  en  f  an  grandes  pesares  de  allá  fuera, 

Y  me  escribisteis  que  os  faltaba  el  gusto 

Y  la  sa!ud,  he  estado  con  cuidado, 

Y  vengo  á  visitaros  por  enfermo; 
¿Cómo  os  halláis? 

LAURENCIO. 

Confuso  y  aun  corrido 


DIEGO  XIMENEZ  DE  ENCISO. 

De  la  merced  que  vuestra  alteza  hace 
A  esta  humilde  hechura  de  sus  manos. 
Las  cuales  beso  por  merced  tan  alta ; 
Ya  estoy  bueno.  Señor. 

DUQUE. 

Ea,  estad  bueno; 
Que  he  menester,  Laurencio,  vuestra 

[vida; 

Y  por  si  os  dura,  primo,  la  tristeza, 
Villacayan  es  vuestra,  cuyos  prados. 
Montes  y  sierras,  rios  y  jardines 
Han  obligado  á  olvido  a  los  antiguos; 
Que  fueron  maravilla  de  los  hombres, 

Y  no  es  mucho  que  haga  maravillas 
Por  daros  gusto,  pues  que  no  le  tengo 
Si  os  falta  á  vos. 

LAURENCIO. 

Los  pies  de  vuestra  alteza 
He  de  besar,  porque,  poniendo  en  ellos 

{Híncase  de  rodillas.) 
La  boca,  signifique  en  las  acciones 
Lo  que  calla  la  lengua,  de  turbada. 

DUQUE. 

Los  brazos  tengo  yo  para  mis  deudos, 
A  quien  eslimo  tanto;  alzad,  Laurencio. 
Déjennos  solos;  que  quisiera  hablaros. 

LAURENCIO. 

Despéjennos  la  sala,  caballeros.— 

{Vanse.)  [teza? 

Ya  se  han  ido ;  ¿qué  manda  vuestra  al- 

DUQUE. 

Quisiera  de  un  traidor  una  cabeza ; 
Muy  enojado  estoy. 

LAURENCIO. 

Señor,  ¿conmigo? 

DUQUE. 

No,  Laurencio; ¿con  vos?  Andad,  pa- 
LAURENCio.  [rienle. 

Mil  vueltas  habia  dado  el  pensamiento, 
Imaginando,  gran  señor,  la  causa, 

Y  no  la  hallaba. 

DUQUE. 

Claro  está,  Laurencio. 
LAURENCIO.  [alteza? 

¿  Quién,  Señor,  ha  enojado  á  vuestra 
DUQUE.  [me, 

¿Quién  pudiera  atreverse  sino  es  Cos- 
Con  liado  en  el  César,  que  le  estima 
Por  la  fama  que  tiene  en  toda  Italia  ? 
Cubrios,  Laurencio. 

LAURENCIO. 

Gran  señor. 

DUQUE. 

Cubrios. 
Ya  os  conté  que  la  noche  desdichada, 
Víspera  de  mis  bodas  venturosas. 
Que  no  me  acompañasteis,  fui  á  lacalle 
De  mí  Isabel,  adonde  hallé  aquel  hom- 

[bre 
Arrimado  al  postigo,  á  quien  Octavio 
Nunca  pudo  alcanzar. 

LAURENCIO. 

Ya  lo  he  escuchado, 

Y  cómo  en  el  jardín  estaba  Cosme , 

Y  llevó  á  Miraflor  á  vuestra  alteza. 
Como  si  allf  estuviera  lo  sé  todo. 

DUQUE. 

Quise  matarle,  y  arrojó  la  espada ; 
Mas  no  por  eso  se  aplacó  mi  enojo. 

LAURENCIO. 

¿Hirióle  vuestra  alteza? 

DUQUE. 

nien  quisiera, 
Pero  no  me  aguardó;  yo  estoy  celoso. 
Muera  Cosme,  Laurencio. 


LAtmnicio. 

Cosme  maera. 

DOQOE. 

Temo  que  en  Trebia  títítí  escondido, 

Y  Trebia  está  muy  cerca  de  Florencia; 
Sóbrame  amor,  y  fáltame  paciencia. 

LAD1IEKC10. 

Poder  te  sobra,  sí  lefilu  dicha. 

DUQUE. 

Pues  venza  mi  poder  á  mi  fortuna; 
A  este  hi|)ócrita  adora  toda  Italia, 
Los  foragidos  le  apellidan  Dnqoe; 

Y  en  ün,  ama  á  Isabel*  que  es  mas  de- 

[iíio. 

Y  en  sumuerte,LaareDCio,eslámiTida, 
La  quietud  de  mi  estado  y  es  mi  goto. 

UDRBICCIO.  po. 

Que  te  obedezca  todoelmmidoeijiii- 

DDQDE. 

Llámenlo  por  edictos  y  pregones, 

Y  en  tanto  que  el  proceso  se  fnlmiüs, 
El  poder  y  el  amor,  invictos  jaeces, 
Me  mandan  que  yo  goce  ¿  mi  Isabeh 
O  por  fuerza  ó  por  gusto. 

LAURERCIO. 

(Ap.  }Eitn2oeiso!) 
¿De  qué  suerte,  Sefior? 

DUQUE. 

AlaDnqaen 
Le  he  dicho  que  Isabela  es  prima  siia. 
Muy  pobre  y  muy  hermosa,  y  qaeso 

[esjasio 
Aventurar  la  fama  de  mi  sangre. 
Permitiendo  que  vf va  con  nn  TÍf¡o 
Tan  pobre  como  Ceflo  y  tan  caduco; 
Que  la  traigamos  luego  6  mi  palacio 
Por  dama  de  su  alteza,  donde  pienso, 
(jozándola,  acabar  con  mis  pask»es, 

Y  con  Cosme,  y  con  cuantos  intenlam 
Quitarme  el  bien  que  yo  no  he  mere- 

[ddo. 
No  puedo  mas,  Laarendo;  estoy  ce- 

[W 
Rabiando  estoy,  estoy  desesperado. 

LAuaiifcio.  (Ap.) 
El  cielo  contra  mise  ha  eonjnrado. 
¿Podré  estorbar  resoloclon  tan  grndtf? 

¿Qué  dices? 

LAOIBÜCIO. 

Que  advierta  ToesCra  alteza 
Que  aventura  su  estado  y  so  penosa 
Si  goza  de  Isabela  sin  sa  gusto. 

DOQUI. 

¿Por  qué?  Hablad. 

LAmBRCIO. 

Quisiera  no  SHjailt. 

DUQUE. 

Decid ,  Laurencio. 

LAOBEKCIO. 

Es  belieoio  d  padn, 

La  ofensa  grande,  tiene  unebos  dcn- 

Y  los  Médicis  somos  Un  odiosos,  [das. 
Que  con  pequeña  cansa  nnestra  paUii 
Se  ha  de  alterar  y  sacudir  el  jago* 
Que  tan  pesado  les  parece  á  todos.  [M#. 
La  libertad,  Sefior,  siempre  túé  ama- 

Y  el  señorío  que  adqulrw  la  fnená 
Está  sujeto  á  fáciles  madamas. 
Mire  bien  vuestra  alteza  loqoe  intanli. 

nOQUB. 

No  os  he  visto  jamás  mas  etoeneate 
En  persuadirme  cosan  de  ni  gvstR 
La  prudencia  ¿no  erUa  el  mayor  daM 

husma». 

Si ,  SeOor. 


íes  ¿qué  harét  ¿Temeré  en  dnda 
ita  modania  de  mi  esudo, 
iMir  de  mi  muerte  el  fin  preciso? 
010  á  Isabel!,  yo  soy  muerto , 
tq  &  Isabela,  tendré  Tida ; 
yo,  Terémos  quién  se  atreve 
itado  y  persona. 

LAUaCRClO. 

Mejor  fuera 
i  bidera  mudanza  de  su  casa ; 
fieoe  i  palacio,  mi  señora 
"Ka  aue  descubra  este  secreto, 
i\  César  lo  entienda  por  sus  car- 
irtjQDE.  [iats. 

loy  gran  delito  contra  el  César? 
en  que ,  delindola  en  su  casa, 
B  Cosme  á  su  placer  las  noches, 
do  yo  las  noches  y  los  días? 
no  me  canséis. 

LAUUICIO.  (Ap.) 

lAf ,  prendas  mías! 
¿qué  baré?  ÍDirele  mi  secreto? 
í  suerte  esta,  que  ha  de  matar- 
nuQDE.  [me. 

N>ner,  Laurencio,  la  carroza, 
s  á  la  casa  de  Isabela, 
seréis  testigo  de  Usuerte 
ablandará  Gefio,  mi  enemigo. 

LAURCIfCIO.  (Ap.) 

esboora  babré  de  ser  testigo. 

nuooB. 

leíante,  y  avisad  ¿  Cefio 
!  aguarde  en  su  casa. 

LAOnBItfO.  lAp.) 

Estoy  sin  alma; 
n  la  priTanza,  hacienda  y  yida, 
!  cierran  los  labios.  Matarélo ; 
10  he  de  sufrir  tan  grande  agra- 
DOQOE.  [vio. 

ecis?  Qué  tenéis? 

LAOlElfCIO. 

Estoy  sin  gusto 
que  mestra  alteza  persevere 
esolucion.  Temouo  gran  daño. 

nuocK. 
e  amor  ni  admite  desengaño. 
( Vame.) 

!  ISABELA,  muy  bizarra, 

ISABEtA. 

o  en  vos  en  este  apartamiento, 
estoy  viva,  ausente  de  mi  vida? 
é  el  vivir  con  la  partida, 
»  posible  qne  este  daño  siento? 
oto,  ¿cómo  del  humano  aliento 
>riva  una  pena  tan  crecida  ? 
le  la  pena  estíi  en  el  alma  asida, 
ta  eo  10  inmortal  4  mi  tormento? 

[90, 
cómo  el  alma  se  quedó  conmi- 
tió,  mi  Cosme,  á  acompañaros, 
le Toestro  cuerpo  el  masamigo? 
luisiera  partir  allá  á  gozaros; 
rae  solo  el  bien  de  amaros  sigo, 
jé  por  no  dejar  de  amaros. 

e  LEONORA ,  alborotada. 

LBOROBA. 

,  seSora  mia ! 

ilbridaa  de  un  gran  gusto. 

>• 

ISABBLA. 

¡Ay,  Dios!  ¡Qué  bien  em       u\ 
et  prosigue;*  {presto  I 


LOt  MÉDICIS  IMB  PLORBNCfA. 

UOlfOBA. 

No  puedo  mas;  que  estoy  muerta, 
Porque  de  solos  dos  saltos 
Subí  toda  la  escalera. 
A  Cosme  he  visto  en  la  calle. 

ISABELA. 

¿En  la  calle? 

LEONOBA. 

Y  en  tu  puerta. 

ISABELA. 

¿Qué  dices? 

LEOROBA. 

Que  esti  en  tu  sala. 

ISABBU. 

¡  Loca  estoy!  ¿Quién  tal  creyera? 
¿Daré  voces?  Pero  no. 
Contento,  tened  paciencia , 
Que  importa  disimularos; 
Que  amor  huye  de  quien  ruega. 
Pruebe  Cosme  mis  desdenes; 
Que  el  que  no  sabe  de  penas 
No  sabe  estimar  Jos  sustos, 
Y  lo  ficil  se  desprema. 

Sale  COSME. 

COSME. 

¡Isabela!  ^ 

ISABELA. 

I  Cosme! 

COSHE. 

Bueno. 
Haz  que  se  salga  allá  fbera 
Leonora. 

ISABELA. 

¿Leonora? 


31. 


¿Qué  quieres? 


18ABI(LA. 


COSilE. 


Morir  quisiera. 

ISABELA. 

Bueno  es,  Cosme,  tener  vida , 

Y  para  que  no  la  pierdas , 

Podrás  irte  de  mi  casa ; 

Que  si  lo  sabe  su  alteza. 

Castigará  Justamente 

Que  hayas  vuelto  ¿  entrar  en  ella ; 

Que  quien  es  tan  fiel  amigo, 

Quien  hace  tantas  finezas. 

Que  deja  su  misma  dama 

Cnsi  entre  sus  brazos  muerta , 

Es  lástima  que  amancille 

Con  una  hazaña  tan  fea 

La  bien  divulgada  fkma, 

Que  lM)rró  la  suya  Grecia. 

Si  aquel  ardor  invencible. 

Con  que  intentó  tu  soberbia 

El  desprecio  de  mi  amor. 

No  le  aviva  ta  nobleza ,         * ,  • 

;Qué  hará  de  Untas  estatuas  . 

Con  que  ba  intentado  noreddB 

Celebrar  tan  grande  baisBa, 

Haciendo  tu  nroa  eterna?   . 

¿Esta  es  palabra  de  noble? 

Esta  es,  Cosme ,  la  promesa 

Que  al  Duque  y  i  Dios  hidste? 

¡Qué  presto  dli     lavqelta! 

Ahora  bien,  vé  Mo« ; 

Que,  aunque «-««««        ■•*         a  ¿ 

PorlobienqiM  ^^ 

Yo (      Aré  I 

Niria.  ■         ••••«■ 

No'i 

1  eU  0«ali».«.vf 


§ae  temo  que  m  nos  vuelva; 
con  tanto.  Dios  te  guarde. 

(Hace  tma  reverenda  w  eemo  fueeevat 
9  ^Maneta  Cosme,) 
cosn. 
Aguarda,  aguarda,  Isabela ; 
Que  vo  no  voho  á  rogarte 
Ni  á  hacer  al  gnm  Duque  ofensa. 
Vuelve,  y  no,  vana,  presumas 
Que  con  desprecio  me  venza 
Ni  tu  discreción  valiente 
Ni  tu  hermosura  discreta. 
A  tu  casa  be  vuelto  ahora 
Solo  por  saber  quién  sea.  • 
Quien  mereció  en  tu  Jardín 
Mas  que  un  duque  de  -Florencia; 
Quién  entra  por  el  postigo 
A  gozar  la  primavera 
Que  en  tos  mejillas  d.e  rosas 
Vinculó  natiiraleaa; 
Quién  ftaé  ^galan  vedloroso... 

ISABBU.  {Seeneia páam golpe eñ la 

mmi§a  pan  ooUane.) 
Detente,  Cosme,  no  quieras 
Disculparte  con  mi  fnfkmla.— 
La  pueru,  Leonora,  derra, 

Y  ecba  de  casa  ese  loeo. 

GOSBB. 

La  puerta,  Leonora,  derra, 

Y  abre  á  la  noche  el  pMtigo 
Del  Jardín  para  mi  afrenu.-* 
Vive  Dios,  que  has  de  escacharme. 


Habla  mas  paso. 


SI  hiciera, 
A  no  estar  loco  y  rabiando. 
Afuera ,  locas  promesas. 
Hechas  i  un  tirano- dneiio. 
Que  solo  lisonjas  premia*  • 
Afuera,  valor.soberblo ; 
Que  no  hay  valqr  qué  se  atreva 
A  resistir  en  el  alma 
EJércÍtosdebeUeza.(7M^dletfMil!M.) 
Celoso  estoy  V  reniHdo; 
Si  hav  algún  hombre  que  tenga  . 
De  nieve  ü  de  bronca  el  pecho  1^ 
Intente  aocioo  coaio  aquesta. 

(Ifini  úloakdm.) 
Celoso  vengo  á  saber 
Quién  en  tus  Jardlñei  entia 
A  gozar  el  dalee  flrvto 

aue  sembraros  tais  ternaiai ; 
uién  es  á  quien  das  la  mano 
De  esposa,  para  que  sea 
Tirano  de  mi  ventura , 
Salteador  de-mis  Anraas; 
A  quién  lindes  los  ftivores. 
Que  hacer  dieboao  pudieran 
Al  mismo  amor,  si  atievido 
Osara  á  tan  alta  empresa ; 
A  quién  en  solos  dos  días 
Abres,  Isabel,  la  p«ier&« 
Si  en  Untos  afioa  no  pudo 
Hallarla  mi  dkba  abierta. 
Porque  promeU  no-verte , 

Mal  havAtAn  Til  prOOMaB,. 

Ta  ,  I A  lieiMt  dueio ; 


L4^V 


PUCb 

Y  qUto  »• 
¿Soba 
lasl 
Los< 


irlo» 


Itt 


326 

Callando  me  das  tormento,  ' 

Y  tú  el  delito  coníiesas. 
Ahora  bien,  yo  te  be  perdido, 

Y  es  muy  juslo  que  te  pierda 
Quien  dejo  por  su  enemigo 
La  mas  estimada  prenda; 

Mas  si  es  verdad  que  ios  ruegos, 
En  la  muerte  ó  en  la  aasencia. 
De  los  que  bien  se  quisieron 
Suelen  tener  mayor  fuerza , 
Yo,  que  estoy  mortal ,  te  ruego 
Que  saber  de  tí  merezca 
Si  bas  escogido  á  Laurencio 
Por  dueño  de  tu  belleza ; 
Que  con  verdad  que  me  digas , 
Partirá  el  alma  contenta , 

Y  celebrarán  tus  bodas 
Mis  funerales  exequias. 

ISABELA. 

Primero  llegue  mi  muerte. 
¡Ay,  mi  bien!  ¿hablas  de  veras? 
Que  entendí  que  tus  disculpas 
Buscabas  entre  tus  quejas. 
¿Yo  bodas,  y  con  Laurencio  ? 
YO  jardín?  Yo  amor?  Yo  puerta?— 
Leonora,  ¿qué  enredo  es  este? 

LEONORA.  (Ap.) 

Quiero  disculpar  su  ofensa , 
Fingiendo  otro  nuevo  agravio. 

ISABELA.  {Ponga  á  Leonora  á  la  puerta, 
y  éntrese.) 

Será  disculpa  muy  necia. — 
Yo,  Cosme»  no  soy  mujer 
Üe  quien  presumir  pudieras 
Bajas  venganzas  de  amor ; 
Que  es  doctrina  de  otra  escuela. 
Revuelve  toda  la  historia 
De  tu  amor  y  mi  firmeza , 

Y  verás  en  mil  ejemplos 
Cuánto  te  quiere  Isabela. 
Laurencio,  el  Duque  y  el  mundo, 
Igualado  á  tu  pobreza. 

Los  estimo  en  lo  que  piso , 

Y  -esto  le  doy  por  respuesta. 
¿Quieres  mas? 

COSME. 

Viven  los  cielos. 
Que  fué  tan  cierta  mi  ofensa 
Como  yo  soy  desdichado ; 
Mira  SI  hay  cosa  mas  cierta. 
Laurencio  en  tu  misma  calle , 
Queriéndole  yo  echar  della , 
Me  juró  que  era  tu  esposo ; 

Y  por  tu  nonor,  Isabela... 

ISABELA. 

¡Quedo  corrida! 

COSME. 

Y  yo  muerto. 

Y  con  mi  lealtad  muy  necia 
Le  llamé  traidor  al  Duque; 

Y  él ,  entre  risa  y  soberbia , 
Me  dijo,  entre  mil  agravios : 
«Yo  no  pretendo  á  Isabela 
Para  el  Duque,  el  Duque  si 
Para  mi ;  y  porque  ella 

Me  favorezca  y  te  olvide. 
Te  destierra  de  Florencia.» 
No  le  creí ,  y  por  vengarme, 
Le  repliqué  que  se  fuera 
Al  valle  de  Miraflor, 
Donde  entendí  que  mi  ofensa 
O  mi  vida  dieran  fin; 
Pero  son  ambas  eternas. 
Alli  le  esperé  hasta  el  alba. 
Que  entóneos,  en  vez  de  perlas. 
Salió  sembrando  desdichas. 
Cogiendo  yo  el  fruto  deltas. 
Vi  venir  un  caballero, 

Y  el  deseo,  no  las  señas, 


DIEGO  XIMENEZ  DE  ENGIBO. 

Me  persuadió  ser  Laurencio ; 
Quise  matarle,  y  pudiera. 
Si  al  descubrirse  no  viese 
Al  gran  duque  de  Florencia. 
Quedé  atónito  y  suspenso , 
Todas  las  acciones  muertas; 

Y  el  Duque, muy  enojado, 
Kntre  bien  injustas  quejas. 
Me  dijo  que  en  tu  jardín 
(Atada  tengo  la  lengua) 

Vio  entre  sus  plantas  un  hombre; 

Y  preguntando  quién  era, 
Le  dijo  que  era  tu  esposo, 

Y  pensando  que  esta  ofensa 
O  esta  ventura  era  mía. 
Me  quiso  matar  por  ella. 
¡Pluguiera  á  Dios!  Pero,  en  fin , 
Mi  lealtad  y  mi  nobleza 
Huyeron  del  Duque  airado; 
Que  aun  la  natural  defensa 
Entendí  que  le  ofendía, 

Y  por  desusadas  sendas 
Vengo,  Isabela ,  á  tu  casa. 
Mira  tú  ahora,  Isabela , 

Si  yo  no  entré  en  tu  jardín. 
Quién  en  tus  jardines  entra. 

ISABELA. 

Esa  es  invención  del  Duque. 

Si  tus  celos  no  te  ciegan , 

Te  sacarán  de  tu  engaño 

Las  razones  de  mi  ofensa. 

Si  dices  que  me  pretende 

El  Duque  para  que  sea 

Esposa  de  su  criado , 

¿Qué  mucho  que  el  Duque  quiera , 

(E$té  atento  Cosme  á  la  disculpa  d$ 
Isabela.) 

Infamándome,  obligarte 
A  que  dejes  á  Isabela? 
Desafias  en  tu  nombre 
A  Laurencio,  y  cuando  esporas 
En  el  campo  ta  enemigo , 
Sale  á  matarte  su  alteza. 
Claro  está  que  si  Laurencio 
Al  Duque  no  lo  dijera. 
Que  no  lo  supiera  el  Duque 

Y  que  al  valle  no  saliera. 

Ese  es  concierto  de  entrambos; 

Y  cuando  mi  esposo  fuera 
Laurencio,  ¿  para  qué  fin 
Una  mujer  de  mis  prendas 
Entretuviera  á  su  primo?. 
Calla ,  Cosme ;  que  es  vergüenza 
Sufrir  tu  necia  lealtad 

Ni  hablar  en  estas  materias. 
Vete  luego  de  mi  casa , 
Ni  me  escribas  oí  me  veas ; 
Vete  presto. 

COSME. 

Aguarda,  escucha. 
Vuelve,  por  Dios,  Isabela , 
A  referir  lo  que  has  dicho ; 
Que  va  el  desengaño  apriesa 
Alumbrando  mis  sentidos; 
Mas  ¿quién  del  Duque  creyera 
Que,  para  darla  á  Laurencio, 
Me  quitara  á  mí  mí  nrenda  ? 
De  un  grave  sueño  aespierto. 
Afuera ,  celos,  afuera; 
Que  Isabela  es  mi  mujer. 

ISABELA. 

Eso  es  si  quiere  Isabela. 

COSME. 

Sí  querrá ;  que  injustos  celos 
No  fueron  jamás  ofensa 
Que  no  merezca  perdón; 
Pero  ¿qué  loco  creyera 
Que  los  señores  engañan , 
Que  los  señores  no  premian  ? 
i  Ah  gran  duque !  Ab  primo  mío ! 


Ah  Alejandro!  ¿Aif  fe  dejan 
Servicios  de  tantos  afios? 
Así  el  honor  se  atrepella 
De  una  mujer  priudpaJf 
Mas  ¿qué  importa  que  asi  sea. 
Sí  yo  estoy  deseo^ñadof 
Basta  ya,  locas  qaímens. 

ISABCU. 

En  fin,  ¿he  de  perdonarte? 

COSME. 

Sí;  que  es  deidad  la  belleía. 

ISABELA. 

Ahora,  Cosme,  yo  te  adoro, 
No  hagamos  las  burlas  veras ; 
Tuya  soy. 

cosas. 

Dame  los  brazos. 

ISASEM- 

Sí  daré ,  porque  lo  creas. 
¿Por  el  Duque  me  deJalMS? 

COSM. 

Isabel ,  no  lo  refieras; 
Que,  aunque  fué  el  delito  gnve. 
Bastó  el  dfejarte  por  pena. 
Pongamos  remedio  eo  Codo. 

ISABELA. 

Lo  que  importa  es  9nemegaíeras, 
Que  fies  mas  del  amor. 
Que  á  tu  enemigo  no  creas , 
Que  ha  de  ser  dnefio  tirano ; 
Que  te  salgas  de  Florencia , 
Que  á  mi  me  lleves  contUo; 
Que  le  demos  coenta  al  iCés^r, 
Para  que  escriba  i  mi  padre 

Y  remedie  tu  pobi^za. 

COSME. 

Yo,  mi  bien ,  quiero  lo  miSMio. 

ISASKLA. 

Fácilmente  se  conciertan 
Amantes  que  bien  se  quieren. 

COSHI. 

Baste  estas  paces  por  faena, 
Que  yo  merezca  tos  brazos. 

ISABELA. 

Yo  los  doy ,  porqoe  me  creas. 
Sale  LEONORA ,  miy  tj^ieu. 

LEOIIOBA. 

¡Señora,  grande  desdicha ! 

ISABKLA. 

¿Qué  hay,  Leonora t  Ulo  apriesa. 

LEO?IOnA. 

Tu  padre  casi  difunto» 
La  barba  toda  revaelia , 
Los  ojos  llenos  de  llanto» 
Con  gran  cólera  y  gran  priesa 
Por  la  escalera  se  sobe, 

Y  ya  le  siento  aquí  ftiera. 

ISABCU. 

¡Válgame  Dios !  ¡jQné  desgnri  I 
Si  te  vio  entrar,  jo  wo^  ■ 


cosas. 

No  es  posible  qne  me  fíese; 

Ten  aliento. 

ISABELA. 

Abre  la  puerta 
Deste  tocador,  Leonora.— 
Escóndete,  Cosme,  y  cierra. 

( Escóndese  CottM  em  d 


Sale  CEFIO»  wmg  tík&rlUB. 

csrio. 
¿Está  en  cau  Isabela  Y 


.-    <.«.*.    «    *L-.    .' 


I  tui  M  oa9i  á  ta  aarf  teio. 

CBffW.  (Ap.) 
▼erdad?  Si  ei  eaotelt? 
de  ÜTiaodtd  me  h|i  dadoipdido, 
iiieoí  SQ  madre, 
y  láTor  contra  el  amor  de  padre.' 


nandasT 

csno. 
¿EsUssola? 

ISABELA. 

ra  esU  eD  la  sala. 

GIPIO. 

Salte  afuera. 
:n  oDa  y  olra  ota 
a  mi  bonoren  mar  de  afrenta  fie- 
os aqol  a^ono?  [ra.) 

ttáilLA. 

OaéTiejoestámi  padre,  qué  im- 
nos  oye.  [poriano!) 

OBflO. 

Inferné, 
a  Til  de  mis  honradas  canas, 
ú  es  bien  que  te  llame, 
pie  las  aras  del  honor  profanas; 
gercilla  loca;i 
enchillo  de  mi  ?ida  poca, 
a  de  aquel  brocado 
jieron  los  griegos  y  latinos, 
uo  qoe  ha  abrasado 
imenajetdemi  benor  divinos ; 
s  si  el  ser  me  debes, 

sin  mi  gasto?  ¿A  miteatreves? 


ISABELA. 

¡Señor!... 

cosnB.(Ap.) 
¿Qué  es  esto? 

OEFIO. 

fo  nombre  se  estremece  el  orbe? 

COSM.  (Ap.) 
lortnna  el  resto. 

CEFK). 

igo  brazo  qne  mi  afrenta  estorbe. 

tSAlILA. 

,  escacha  nn  poco. 
COSME.  (Ap.) 
lo  sabe  todo;  yo  estoy  loco. 
itará  á  IsabelaY 

CEFiO. 

engo  de  escacharte? 

ISABELA. 

Mi  disculpa. 
csno. 
tlgana  cántela. 

ISABEU. 

engafié  jamás ,  ni  hallo  culpa 

inocente  pecho. 

,  ¿quién  te  ha  enojado?  ;Qué  te 

nerta ,  qaé  ventana,  [be  hecho? 

estas,  qné  vestidos,  qué  paseos, 

aaúga  liviana, 

iBoe  poisamleotos,  qué  deseos 

Jamis  has  visto? 

CERO. 

eva  ftiria  el  ánimo  revisto. 

na  hipocresía 

delibrarte  de  mis  fieras  manos, 

i|oe  la  sangre  mia 

Hte  con  los  Médlois  tiranos, 

las  Infame  deHos 

(le  la  ocasión  por  los  cabellos. 

ostro  de  mitasa 

de  tngaltti  é  ta  oinrldaf 


LOS  II1ÍDICI8  Ds  ¡n/^hmcih. 

ISABELA.  (Ap.) 

Él  sabe  lo  que  pasa. 

cosan.  (Ap,) 

Si  la  quiere  matar,  vo  soy  perdido; 

Sue  el  honor  y  la  vida 
e  de  arriesgar  por  Isabel  querida. 

CEPIO. 

Tú  elegiste,  en  efeto, 
Como  mujer,  y  yo  con  estos  brazos 
Estorbare  qoe  un  nieto 
Junte  otra  ves  los  Médicis  v  Pazos. 

(Qmfr0  darla.) 

ISABELA. 

¡SeSor!... 

cosm.  (Ap.) 

¿Saldré?  ¿Qué  espero? 

ISABELA. 

Padre,  escúchame  y  muera. 

COSME,  (ip.) 

Yo  primero... 

CETIO. 

¿Qué  tengo  de  eseneharte, 
Si  Laurencio  de  Médids..; 
COSME.  (i4p.) 

iAh  délo! 
GEno. 

Ha  llegado  á  gozarte? 

ISABELA. 

¿Laurencio  á  mi? 

COSME.  (Ap,) 

¿Qué  oi?  Rabio  de  celos. 

GEno, 

Por  el  jardín  ha  entrado 

Laurencio  y  te  ha  gozado,  y  te  hascasa- 

Yo  lo  sé  de  su  boca.  [do. 

ISABELA. 

¿Posible  es  que  á  Lanrendono  conoces? 
El  míente,  (ilp.  {Yo  estoy  loca! 
Cosme  lo  escucha  todo.) 
GOSME.  (ilp.) 

Daré  voces, 
Porque  mi  pena  es  tanta. 
Que  no  cabe  del  pecho  ala  garganta. 
Engañóme  Isabela. 

ISABELA. 

Laurencio  te  ha  engaftado. 
COSME.  (Ap.) 

Tú  me  engañas. 

ISABELA. 

¡Ay,  padre,  que  es  cautela ! 

COSME.  (Ap,)  [fias! 

¡  Ay,  que  muriendo,  amor,  me  desenga- 

ISABELA. 

Llama  á  Laurencio  luego, 

Y  apercibe  el  cuchillo,  el  laso,  elftiegOi 
Si  en  mi  presenda  osado 

Que  me  gozó,  ni  aun  que  me  habló, -di- 
Con  mi  infemia  ha  intentado      [jere; 
Qoe  me  cafe  con  él  6  desenere. 
Pues  ¿tal  de  mi  has  creído  T 

CBPIO. 

SiendomiUer,  On  poco  te  heofendido ; 
Mas  si  con  tanla  {nfamla 
Laurencio  ha  Metendldo  el  casamlen- 
Si  fueras  Laida  6  Lamia  [to, 

(Siendo  mi  hija),  á  tanto  atrevimiento 
Diera  castigo  tanto,     -     ,    « 

8ue  fuera  ftalfa  mar  desaogrey  llanto, 
ejaréte  encerrada. 

Y  yo  iré  por  1  ,  agaárda  an 

Y  si  no  estás        ..,  [poce; 
Deste  sobw.»..      nealüllo  loee 
Túveí      *' 

Y  si  lo 


lUBEU. 

AqoirSeftar,  te  empero. 

COSME. 

¿Cerró  la  paeru? 

ISABELA. 

Si. 


¿Cerró  la  puerta? 
Procura  abrir;  qne  muero. 
¡Oh,  quién  tuviera  la  del  alma  abierta, 
V  quedara  en  tal  calma , 
Que ,  pues  morl^  mi  amor,  muera  mi 
¿pe  qné  sirvió,  Isabela,  [alma! 

Si  es  verdad  qoeLanrendo  te  ha  goza- 
Dar  con  tan  vil  cautela  ,  [do, 

Vidayvent|iraáanmaerio,áandesdi- 
Dejárasme  en  mi  suerte ,        [chado? 
No  sintiera  otra'  vei  desdicha  y  muerte. 
Sin  seso  estoy,  yo  libio ; 
Ábreme,  si  es  pMible,  qoe  no  cabe 
En  tu  casa  mi  agravio.— 
Cielos,  ¿qué  es  esto? 

ISABBU. 

Eioacha;  que  no  hiy  Uave. 

COSME. 

¿Qué  pregunto  á  los  cielps? 


¿Quéj 
¿Esto 


es  amor? 


ISABBU. 

illl  Cosme!... 


I  Estos  son  cdos! 
BUBB14. 
Si  acabo  de  decirte 
Que  Laurencio  pretende  mi  deshonra, 
¿Por  qué  has  de  persamürie 
A  que  dice  verdadf 


Porque  ata  honra 
Ninguno  se  atreviera, 
Ni-á  tu  padre  Lmireneio  lo  dyera , 
Anosertamaddo. 
Ábreme  ya,  o  hi puerta  haré  pedazos. 

ISABILA. 

Mi  bien,  mi  padre  ea  ido 
Por  Laurendo ;  yo  quiero  que  tus  bra- 
Me  den  muerte  afrentosa.  [zos 

Si  d^ere  el  traidor  que  soy  sa  esposa. 


¿Hay  mider  semeJuHet 

Abre,  isabeUnoiiiteates  nuevo  engafto; 

Si  la  puerta  esdiamante. 

No  aguimlaré  tan  flcfro  deiengafio. 

*■     ISABELA. 

Pues  aguardar  no  qnieres. 

Muera  de  amor  por  qnlon  de  netogmoe- 

Acábemetaeipada.  .[rea. 

GOSHE. 

¿Qué  Intentai,  Isribel? 


Morir  eenllge. 


Detente. 


Soyhoaia4«i' 
Quiero  aeaj^r,  psea  tiinulli  j^  eoélnl- 
Ddblenqáeyottnla*  [go 


uéjmu» 


Ya  te  he  didlo  vAdafLae  es  mi  marido; 
Aguarda  el  «nopluin. 


kb. 


ááti 

COSME. 

No  aguardo  por  lo  menos  menor  daño. 

Y  vive  Dios,  si  es  cierto 

Que  se  atrevió  Laurencio  á  tu  deslion- 
Que  aqui  ha  de  quedar  muerto,  [ra, 
Yo  con  vida  y  sin  celos,  tú  con  honra. 

ISABELA. 

Escóndete ;  que  vienen. 

COSME.  [  nen! 

:Oh,cuán  gran  fuerza  las  mujeres  lie- 

•      *         ^  {Vate.) 

Sale  CEFIO. 

CKFIO. 

Apeoas  pisé  la  calle. 
Cuando  encontré  con  Laurencio 
En  un  coche,  tan  apriesa, 
Tan  turbado  y  tan  suspenso, 
Que  apenas  me  conocía ; 
Paró,  y  dijele,  en  efeto, 
Con  cuántas  veras  negabas 
Tu  infelice  casamiento. 
cYo  he  dicho  verdad,  responde ; 
Gran  mal  hay.  Vamonos  presto 
A  casa ;  que  ha  de  ir  el  Duque 
A  ver  á  mi  prima  luego.» 
Yo,  extrañando  la  visita, 
Medio  loco,  y  él  sin  seso, 
Llego  con  Laurencio  á  casa. 

ISABELA. 

Pues  dile  que  entre  á  Laurencio. 
Entra  LAURENCIO. 

LAURENCIO. 

Ya,  Isabela ,  estoy  aquí ; 
Ni  sé  si  vivo  ó  si  muero. 
Escucha  á  lo  que  he  venido. 

ISABELA. 

.  Mejor  seré  que  primero 
Averigüemos  verdades. 

COSME.  (i4p.) 

Aflojad  un  poco ,  celos. 

ISABELA. 

¿Sabes,  Laurencio,  quién  soy? 

COSME.  (Ap.) 
Bien  empieza. 

LAORERCIO. 

Bueno  es  eso 
Para  quien  está  sin  vida. 
Si  lo  haces  por  respeto 
De  las  canas  de  tu  padre, 
Sé,  Isabel,  que  eres  mi  dueño. 

ISABELA. 

Si  dices  que  me  has  gozado 

Y  casádote  en  secreto 
Conmigo,  digo  que  mientes 
Como  infanie  caballero; 

Y  si  á  mi  honor  le  atreviste 
Por  ver  á  mi  padre  viejo, 
Para  vengar  mi  deshonra 
Valor  y  nobleza  tengo. 
Confiesa  cómo  has  mentido; 

Y  si  no,  viven  los  cielos. 

Que  he  de  ahogarte  entre  mis  brazos. 
Porque  seas  escarmiento 
De  alabanzas  fabulosas 
De  galanes  destos  tiempos. 

LAURE?ICI0. 

Parece  que  hablas  de  veras; 
Si  supieras  qué  hay  de  nuevo, 
No  negaras  lo  que  pasa. 

ISABELA. 

¿Qué  pasa,  traidor  Laurencio? 

LADREÍICIO. 

¿Niegas  que  eres  mi  mujer? 


DIEGO  XltlENEZ  DE  ENGISO. 

CERO. 

Di  la  verdad. 

ISABELA. 

Si ,  lo  niego. 
COSME.  (Ap.) 

¿Qué  importa,  si  él  lo  confíesa? 

laure:(Cio. 
Si  por  el  miedo  lo  has  hecho 
De  tu  padre,  advierte,  prima. 
Que  ya  es  diferente  tiempo. 
VA  Duque  viene  á  tu  casa, 
Cansaao  de  los  desprecios 
De  pocos  años  de  amante; 
Que  el  poder  se  cansa  presto. 
Quiere  llevarte  á  palacio, 

Y  ya  por  fuerza  ó  por  ruego 
Me  dice  que  ha  de  gozarte ; 
Que  ignora  mi  casamiento. 
Mira .  Isabel ,  si  es  razón 
Que  á  tu  padre  le  neguemos 
Que  estás  casada  conmigo, 

Y  que  pongamos  remedio 
En  tu  deshonra  y  la  mia, 
O  que  yo  rabie  de  celos. 

CEFIO. 

¿Quedan  mas  males ,  fortuna? 

COSME.  {Ap.) 

¿Quedan  mas  desdichas,  cielos? 

CEFIO. 

¿El  Duque  le  pretendía? 

COSME.  {Ap,) 

Engañado  me  ha  Laurencio ; 
No  sabe  el  Duque  su  amor. 

ISABELA.  {Ap,) 

No  vio  igual  desdicha  el  tiempo. 
¿Qué  haré,  que  Cosme  lo  escucha? 
Pues  que  no  he  perdido  el  seso 
Cuando  estoy  perdiendo  á  Cosme , 
No  es  posible  que  le  tengo. 

CEFIO. 

¿Qué  respondes ,  Isabel  ? 

ISABELA. 

Respondo  que  es  otro  enredo. 
Padre,  Alejandro  pretende 
Que  me  case  con  Laurencio, 

Y  si  me  lleva  á  palacio , 
Será  porque  tenga  efecto ; 
Que  el  Duque  lo  sabe  todo. 

LACREÍiCIO. 

No  lo  sabe ,  vive  el  cielo. 

(Ap.  ¿  Hay  mudanza  tan  nolable?) 

Mira  no  presuma  desio 

Que  tienes  piedad  del  Duque. 

CEFIO. 

{.Ap.  Cordura  es  mudar  consejo.) 
Isabel ,  dime  verdad , 
Pierde  el  temor  y  el  respeto ; 

?ue  yo  quiero  perdonarle, 
cómo  tú  quieras,  quiero 
Que  te  cases  con  tu  primo, 

Y  los  dos  me  deis  un  nieto. 
Con  que  olvidemos  agrarios. 

ISABELA. 

¿Qué  es  casarme  ?  Plega  al  cielo 
Que  si  tal  cosa  ha  pasado 
Jamás  por  mi  pensamiento. 
Que  aqui  me  trague  la  tierra. 

COSME.  {Ap.) 

¿Tiene  mas  pena  el  infíerno? 

LAURENCIO. 

Isabel,  ¿estás en  ti? 

Si  los  ci preses  nincstos , 

Si  las  hiedras  amorosas , 

Que  envidiaron  mis  requiebros; 

Si  las  estatuas  hablaran , 

Si  las  fuentes,  que  tuvieron 


Mudas  eDtoneef  laf  lengoit. 
Por  dar  buen  ejemplo  al  viento. 
Contaran  Duestroi  amores. 
No  los  negaru  tan  presto. 
Isabel ,  en  fin  mujer, 
¿Posible  es  que ,  coaodo  vengo 
Casi  sin  alma  ata  casa. 
Procuras  que  salga  muerto?— 
CeOo,  ¿no  es  esta  la  llave 
De  tu  jardín?  Dime ,  CeOo, 
¿Esta  es  letra  de  Isabel? 

{Dale  el  papel  que  le  dio  Leúnora) 
Lee  el  billete. 

ceno. 
Ya  lo  leo. 

LAUMEliao. 

;  No  me  llama?  No  me  da 
Palabra  de  casamiento?    « 
No  me  señala  el  jardín 
Por  tálamo,  y  el  silencio 
De  la  noche  por  la  hora 
Del  mas  felice  saceso? 
ceno. 
Esta  es ,  Isabel ,  ta  letra. 

ISABELA.  (Ap.) 

Cielos,  ¿qué  es  esto  qae  veo? 
:E1  papel  que  escribí  k  Cosme 
Está  en  poder  de  Laonado! 
cosas.  {Ap,) 

Aqui  se  acabó  mi  vida ; 
¡Calló  Isabel ! 

LAOURG». 

DI  que  míenlo. 

ISAKLA. 

Digo  que  mientes  mil  veces. 
i  Loca  estoy ! 

CEFIO. 

Del  mal  el  menos. 
Isabel ,  deja  locaras; 
Mas  quiero  que  sea  mi  jemo 
Laurencio  que  ta  galán 
Alejandro.  Ya  esto  es  hecho. 

ISABELA. 

Mira  que  no  estoy  casada. 

CSPIO. 

Pues  si  no  lo  estás,  yo  quiero 
Que  con  Laurencio  te  cases. 
Dale  la  mano. 

LACimCIO. 

¿Qué  es  esto? 
Qué  intentas ,  si  te  he  gotado? 

COSK.  (Ap.) 
¡Que  esto  escucho!  Qae  esto  veo! 

ISABBU. 

Padre,  yo  no  he  de  eM^me, 
Porque  ni  quiero  ni  paedo; 
Que  estoy  casada  con  otro. 
Con  quien  te  diré  i  sa  tiempo. 
Si  liviandad  te  parece. 
Pon  tú  la  espada ,  vo  el  omUOv 
Y  quitándome  la  vida  i 
No  me  culpará  mi  dacÁo. 

csno. 
¿Hay  Un  grande  deivergienaf 

cos«.  (Ap.) 

Conjuráronse  los  délos 
Con  mi  desdicha  este  dia. 


CKffML 


Mataréla. 


LADMHPe. 

Tente,  Celo; 

?ue  al  Duqae  sienie  da  la  eaUe. 
o  averigaaré  el  mlsttrlo   * 
Desta  modaoia ,  y  ea  Iiééo 


mos  los  dos  remedio 
eslra  afreou. 

GSPIO. 

Sobrino, 
las,  yo  soy  to  saegro, 
Idé  iiaestros  enojos ; 
hamildad  y  el  respeto 
le  me  boscsste  padre , 
ligaron  y  rindieron. 

LAOIERCIO. 

és  besaré  mil  veces. 

CEPIO. 

;a,  hijo ,  del  saelo « 
Je  á  Isabel  del  Daque ; 
i  Isabela  yo  espero 
iri  lo  que  la  mandare. 

LAUaSHCH). 

padre;  no  lo  entiendo. 
(Vanse,) 

Saie  COSME. 

COSME. 

)ose  ya?  Abre,  Isabel, 
ode  salir;  ouetemo 
í  de  acabar  boy  con  lodo ; 
e  de  casa  presto. 
Dios,  de  dar  voces; 
e  abraso ,  ¡  faego ,  fuego ! 

ISABELA. 

osme,  mi  discolpa , 
aras  satisfecho. 

COSME. 

tes  que  disculparte, 
I ,  yo  te  creo, 
escribiste  el  papel , 
llamaste  á  Laurencio , 
e  diste  la  llave 
din ,  ni  le  bailó  dentro 
oe,  ni  estás  casada , 
ue  dedr  no  puedo ; 
i  quiere  mi  desdicha 
me  acaben  mis  celos, 
e,  ó  diré  que  estoy 
ado  en  tu  aposento, 
le  me  mate  el  Duque.— 

(Da  voces.) 

DCio!  — ¡  Alejandro!— ¡Cefio! 

ISABELA. 

I,  mi  señor,  mi  Cosme, 
pierdes  y  me  pierdo; 
y  á  cualquiera  parte 
Miona  y  el  tiempo 
>jare,  vé  a  buscarme ; 
le  papel  de  Laurencio 
scribi ,  mi  Cosme , 
lotable  engaño  en  esto. 
ottora  lo  envié ; 
tale  tú  el  suceso, 
o  el  Duque  me  lleva; 
),  Cosme,  bien  me  acuerdo 
día  que  te  partías 
gnote  si  te  dieron 
ipel,  y  olvídeme 
irle  y  de  rompello. 
;  verdad ,  teo  cordura ; 
^o  dia  querrá  el  cielo 
ras  desengafiado. 

COSME. 

9,  babel;  que  muero. 

ISABELA. 

▼oees. 

COSR. 

¡VifeDlos!    .:■'   ■ 


LOS  MÉDIGIS  DE  FLORSNCliL 
Entra  LEONORA. 

LEONORA. 

El  Duque ,  Laurencio  v  Cefio 
Aguaraan  en  la  antesala. 

,  ISABLLA. 

t  Ay  Cosme!  enciérrate  presto; 
Que  vo  salgo  á  recibirlos.  — 
Tú,  Leonora,  avisa,  luego 

?ue  se  vaya  el  Duque,  á  Cosme, 
cuéntale,  mientras  vuelvo, 
A  quién  diste  mi  papel. 
Mira,  Leonora,  que  temo 
Gran  traición  en  este  caso. — 
Y  si  este  tirano  fiero 
Me  llevare  á  su  palacio. 
Haz ,  Cosme ,  lo  que  te  ruego.  (Fem.) 

LEONOEA. 

Vete  con  Dios,  no  aventures 

MU  vidas  por  irnos  celos.— 

Yo  vuelvo  en  yéndose  el  Duque.  • 

COSME. 

Di  me ,  Leonora ,  primero 
La  historia  deste  papel. 

LEOROEA. 

Luego;  que  ahora  no  puedo.  lVa$e.) 

COSME. 

¡Ah  Leonora!  espera,  aguarda.  — 
Fuese.  ¡Otro  engafio,  otro  enredo! 
De  concierto  están  las  dos. 
¡Ah  Isabel ,  cuan  tarde  veo 
Que  te  has  burlado  de  mi ! 
Pues  desta  vez  querrá  el  cielo 
Cuelgue  la  roja  cadena 
En  el  soberano  templo 
Del  divino  desengafio. 
Pues  con  tal  rigor  me  has  hecho 
Testigo  de  mis  desdichas ; 
Que  ya  no  las  llamo  celos. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  ISABELA  t  LEONORA,  e^m  ca- 
potillos y  sombreros  de  camino  ^i 
COSME ,  con  gabán  tf  una  ct^adüla^ 
muy  galán, 

ISABELA. 

No  admires,  Cosme  ingrato. 

El  verme  en  Trebia  en  traje  peregrino; 

Que  amor  abre  el  camino , 

Vence  dificultades; 

Admira  mi  firmeza. 

Soberbia  vencedora  de  iu  alteza. 

Dejásteme  en  las  manos 

De  poderoso  amante. 

Que  á  la  flaqueza  mia 

Opuso  su  poder  y  btzarrla ,  ^ 

Ejércitos  lormaiido 

Contra  mi  gran  nobren 

De  ambición  y  riqueza ; 

Y  viéneste,  filósofo, 
A  ver  sabias  abejas    . 
Entre  rudos  pastores ,. 

Componer  escuadrón  contra  las  flores. 
Cuando  mis  ojos  triste*^ 
Excediendo  los  maf  es . 
Lágrimas  vietrteii,.queilamabupfrUf 

Y  con  tus  labios  Ibas  á  cogerlas, 
Te  vienes  muy  de  espado 

A  ver  nativas  fiientes , 
Alabas  sus  resurtes  (Üferentet* 
Que.  lazos  de  cristal,  riegan  del  cielo 
fin  diluvios  de  aljófiur  ^  este  suelo. 
Del  jabalí  cerdoso 


Aleoncjoaedroso, 

Del  simple  mlartüo 

Al  águila  real ,  que  es  su  caudillo , 

Hasta  el  pez  inocente , 

Con  red,  perros  y  anzuelos 

Les  baces  cruda  guerra. 

En  el  aire,  en  el  aguay  enla  tierra; 

Y  no  ves,  descuidado, 
Mayores  asechanzas 

De  un  duque  despreciado, 

gue  con  mmos  sosiego, 
n  aire,  en  agua,  en  tierra ,  si  no  en 
Con  celos  te  hace  guerra ,       [fuego. 
De  que  tiembla  va  d  aire,  el  agua  y 
El  desdichado  día  [tierra. 

Sue  en  mi  retrete  te  de|é  escondido 
e  llevó  á  su  palacio 
EsediiqQe.tirano; 
Alli  mi  padre  aneano. 
No  como  flaeo  viejo, 
A  mi  defensa  remitió  ^  consejo ; 
Prendióle .  j  por  vengarme 
Le  conté  á  la  Duquesa 
El  intento  amoroso 
De  su  traidor  espoio; 
Soltó  á  mi  píadre luego, 

Y  llevóme  á  mi  casa; 
Llamé  á  Leonora  al  punto . 

Y  enojada,  preguntó  [Cosme, 
Qué  es  de  «n  papel  qne,  siendo  para 
Se  le  entregó  a  Lanrenelo. 

Y  quién  de  mi  jardín  le  dio  la  llave. 
Niega  que  no  lo  sabe ; 
Despídela  de  casa, 

Y  con  rigor  promete 
Descubrir  el  enredo  del  billete; 
Quise  dejarlo  todo 

Sin  darte  mas  disculpa; 

Que  no  se  debe  dar  donde  nobay  culpa. 

Viendo  tu  infame  trato , 

Tu  duro  corazón»  tu  pecho  ingrato, 

Cuando  con  mil  pregones 

Rn  las  públicas  ¿laEas 

Con  libelos  y  ecUetos, 

Dicen  ya  libremente 

Que  contra  el  Duque  cói^vaste  gente, 

Y  tienes  prevenidos  ^ 

Los  mas  de  los  rebeldes  foragidos. 

Oféndese  Florencia, 

Adonde  «ras  amado;  fcbado. 

8ue  siempre  ftié  bienqpiiistó  eldesai- 
I  pueblo  se  amotina. 
Matan  los  pregoneroi/ 

Y  rasgan  los.editos, 

Y  en  alabauafteaniMan  loa  delitos ; 

Y  el  Duque,  roas  prudente. 

Con  perdonarle,  apacigaó  la  gente; 

Mas  temen  que  en  secreto 

No  te  quite  la  vida;  que  es  diaoreio. 

Con  este  penaamleoto , 

r^ya  voz  se  derrama  por  Florencia, 

Pido  al  viejo  liceneiat. 

Y  á  Trebia  parto  al  piulo 
Con  solos  dos  criados  # 
Secretos  y  obifgadoa , 
Fingiendo  qne^venin 

En  santa  romeHa 

A  esta  vecina  Iglesia 

De  la  Virgen  del  Hiierto , 

One  es  mar,nave,  fterol,eilrellay  paer- 

Aqui ,  Cosme ,  he  llegsidOt  [lo. 

Aunque  ofendida,  4  verte;' 

Por  ezcusar  Ui  oMéne 

Vengo  á  desengalan^ 

SI  ea  que  qnieren  loa  dekw ;. 

Detiiaiqpslos.eeloB;   . 

Vengo  á  ofirecerte  osada. 

Si  temes  tu  enemigo, 

Un  jDoraion  que  sieaipre  está  contigo. 

Dé  mi  pequera  eaaa* 

Mr  al  auaenlarm  qvieres, 

Traigoettjoyaiyaftoro   ' 


^. 


230 

Y  en  rica  voluntad  pobre  tesoro. 
Dispon  de  todo  ahora , 

Y  examina  á  Leonora 

Y  busca  al  desengaño; 
Prueben  también  tu  daño , 
Que  YO  á  ofrecerle  vengo 
Un  alma  que  no  Icngo , 
Una  mujer  rendida, 

Un  pobre  caudaliilo  y  esta  vida. 

COSME. 

Yo  confieso,  Isabela, 

Que  ,  en  Trcbia  retirado , 

Quise  vivir  del  todo  descuidado ; 

Dieron  mis  ignorancias  juveniles 

A  cortes  y  ú  ciudades  treinta  abriles, 

De  donde,  sino  aumento, 

Saqué  desengañado  un  pensamiento. 

Pensé  que  mi  pobreza 

Me  sirviera  de  muro;  [seguro; 

Que  el  pobre  en  cualquier  parte  está 

Y  vineme  .n  esta  aldea. 
Donde  en  dulce  reposo 

Vivia  ,  ni  envidiado  ni  envidioso; 
Ni  del  Duque  me  acuerdo, 
Ni  en  nada  soy  culpado. 
Sino  en  ser  desdichado; 
Ni  be  visto  foragidos, 
Ni  conjurado  gente , 
Pero  siempre  padece  el  inocente. 
Aqui ,  como  los  dias 
Permanecen  eternos, 
Revuelve  la  memoria 
Nuestra  amorosa  historia. 
Aunque  procuro  ciego 
El  buscarte  disculpa , 
No  la  hallo,  Isabel ,  todo  te  culpa ; 
Pues  que  un  papel  y  llave , 
Que,  aunque  calla  Leonora,  bien  losa- 
Mandaste  (]ue  me  djga  [be, 
A  guien  dio  tu  billete; 
Déjasme  en  tu  retrete, 

Y  después  de  una  hora 
Viene  por  mi  Leonora , 
Sácame  de  tu  casa 

Sin  decir  lo  que  pasa 

Ni  contarme  el  suceso ; 

Vengo,  perdiendo  el  seso, 

A  retirarme  á  Trebia , 

Yc(ilpasme  de  espacio 

Que  con  el  Duque  te  dejé  en  palacio. 

Señor  desta  alquería, 

Entre  pastores  rústicos  suspendo 

El  alma  en  armenia. 

Déjame  aquí ,  Isabela, yo  me  entiendo; 

Déjame  entre  estas  I  nenies , 

Murmurando  de  estados  diferentes, 

Y  que  entre  peñas  viva. 
Fatigando  la  caza  fugitiva 

O  admirando  el  misterio  [perio; 

Del  prudente  escuadrón  del  dulce  im- 

Quedela  vil  fortuna 

No  temo  cosa  alguna , 

Pues  en  su  fácil  rueda 

No  ha  quedado  ya  mal  que  me  suceda. 

Ni  yo  ausentarnie  quiero;     [tranjero. 

Que  el  pobre  en  cualquier  parte  esex- 

Venga  el  Duque  á  mi  aldea. 

Que  no  suele  morir  quien  lo  desea, 

Y  tú  vuelve  á  Florencia 

A  entregarle  á  Laurencio 
El  corazón  y  vida, 

Y  el  oro  que  has  traído; 
Que  el  oro  mas  precioso 

Es  no  vivir  de  nadie  temeroso. 

LEONORA. 

No  respondas.  Señora ; 

Viva  tu  honor,  y  muera  ya  Leonora ; 

Que  si  hasta  aquí  he  callado, 

tué  malicia,  fué  miedo,  fué  cuidado. 

Yo  quiero  bien  á  Julio, 

Criado  de  Laurencio ; 


DIEGO  XIMENEZ  DE  ENC1S0. 

Del  alma  y  del  jardín  le  di  la  llave , 

Delito  fué  de  amor ,  si  bien  fué  grave. 

Encontréle  la  norhe 

Que  me  mandó  Isabela 

Que  te  diese  el  billete , 

De  tantas  desventuras  alcahuete. 

Detúveme  con  Julio , 

Y  por  hacerse  tarde, 
Le  rogué  que  á  tu  casa 
Te  lo  llevase  luego, 

Y  con  su  engaño ,  dilatado  fuego; 
Porque  el  traidor,  ingrato. 

Con  bien  doblado  trato 
Se  lo  entregó  á  Laurencio , 

Y  aun  le  entregó  la  llave , 
Con  que  ha  dado  colores 
A  fingidos  favores ; 

Y  porque  no  se  case, 
A  costa  de  su  fama. 

Publica  que  Isabel  le  adora  y  ama; 
Que  en  su  jardín  ha  entrado. 
Que  le  ha  escrito  el  papel  y  se  ha  ca- 
sino fuera  mentira,  [sado. 
No  negara  Isabel  el  casamiento, 
Pues  su  padre  gustaba ; 

Y  baste  por  discolpa , 
Aunque  en  esto  no  hay  culpa , 
Conocer  á  Laurencio. 

COSME. 

No  digas  mas ,  Leonora ; 

§ue  yo  te  he  perdonado, 
tu  me  has  satisfecho.  —  [cho ; 

Perdóname ,  Isabel ,  lo  que  yo  he  he- 
Que  aunque  sufrir  quería , 
Por  los  OJOS  brotaba  el  alegría. 
Tejamos  mil  abrazos 
Con  amorosos  lazos , 
Celebren  mis  pastores 
Nuestros  dulces  amores.— 
Prados,  ya  llegó  el  día 
En  que  Isabel  es  mia ; 
Cantadle  la  Vitoria 
Al  santo  desengaño. 
Divino  triunfador  del  ciego  engaño. 

ISABELA. 

Deja ,  Cosme  querido, 
Extremos  y  recelos , 

Y  guárdame  un  favor  para  otros  celos; 
Lo  que  ahora  conviene 

Es ,  que  partas  á  Roma , 
Aunque  pierdas  tu  hacienda 

Y  no  goces  tu  prenda , 
A  ampararte  del  Papa , 

Y  á  este  tirano  arrójale  la  capa. 
Mira  que  está  celoso , 

Y  es  cordura  temer  al  poderoso ; 
Teme  tu  injusta  muerte , 

Y  después  no  te  quejes  de  tu  suerte; 
Que  en  torno  de  la  luna  [na. 
Los  mas  son  los  que  se  hacen  su  fortu- 

COSFE. 

Dices  bien ,  Isabela ; 

Huya  aqui  la  verdad  de  la  cautela.— 

Claudio,  ensilla  caballos. 

ISABELA. 

¡  Ay  Dios!  ¿qué  gente  es  esta? 

Sale  EL  DUQUE,  con  criados  cón  pisío- 

las, 

DDQOB. 

Dadles  con  las  pistolas  la  respuesta ; 
Ese  es  Cosme ,  matadle. 

COSME. 

¡Válgame  Dios! 

ISABELA. 

Huyamos ,  qae  es  el  Duque. 

COSME. 

Huye ,  Isabela ,  al  coche.  {Yase.) 


MIQOI. 

Cielos ,  ¿qué  es  lo  qae  eacnchot 

Qué  es  lo  que  miro,  cielos? 

;  Vengo  á  matar  y  mnéromede  celos  I- 

Oye ,  Isabela ,  espera.  — 

Tened  esa  majer  y  Cosme  nmera.  — 

Aguárdame;  que  rabio. 

Que  averiguo  mí  a|(nf io ; 

Yo  mismo  fui  testigo 

Del  bien  de  mi  enemigo.  — 

Muera  Cosme,  criados , 

Pues  mueren  mis  deseos  malogrados. 

Tened  La  ligereza 

De  esa  mujer  ó  mónttmo  de  bellea; 

Y  tú ,  monte  gigante. 

Si  te  duele  mi  mal ,  ponte  delante, 

O  en  tan  fíera  huida 

En  duro  mármol  quede  convertida; 

¡Oh  esquiva  desdeikoaa,  [sa! 

Pues  que  buyes  del  sol ,  virgen  froodo- 

{Vase  el  Duque  por  ¡a  parte  danée  fté 

ItabeL) 

Sale  COSME ,  huyendo, Hn  eipaü. 

cosn. 
Altas  montañas  de  Trebit , 
Cuyos  empinados  riscos 
Con  las  estrellas  se  miden, 
A  competencia  de  Olimpo , 
Amparad  á  un  desdietanaao. 
Cuyos  llantos  y  suspiros 
Robustas  piedras  ablnndan, 
Triste  aumento  de  los  mios. 
Temblando  estoy  j  turbado. 
j  Válgame  Dios!  ¿qué  habii  sido 
De  Isabel  y  de  Leonora? 

JDLio.  (DeiUre,) 
Hola,abu. 


Voces  he  oido, 
¿Si  vuelve  el  Duque  á  mtlarmef 
Pero  sin  raxon  me  allUo. 
Un  hombre  es  solo  y  i  pié; 
Auimo ,  corazón  mió. 

Sale  JULIO,  deeamimo^  VMfMt  frsna- 
mtmeñU. 

JULIO. 

Hola,  ahu ;  ¿que  no  liaya  vh atan? 
¿En  qué  comedia  se  ba  visto 
Que  ialte  un  pastor  á  un  liombn 
Que  se  perdió  en  un  camiaof 
¿Adonde  estará  esta  ermlu 
Donde  Isabela  ba  Tenido? 
Estoy  por  romper  las  eanss; 
Yo  he  dado  en  gentil  oficio. 

{Quítate  ta  etpUé  é  Cmmt) 


COSÍ 

Suelta  la  espada ,  ?UlaB9. 

jüLie. 
Ladrones  dieron  conmigo ; 

(Van  ie9HM4ani§ 
Señor,  hasu  la  camlss» 
Hasta  quedar ,  como  tedio» 
En  el  puro  cordobán , 
Está  todo  á  tu  serfieío. 

COSMB. 

¿No  eres  Julio? 

JDLIO. 

Julio  soy. 
Mas  del  miedo  estor  tan  fkio , 
Que  mas  pareteo  Dieivmbre. 

COSIB. 

Julio ,  ¿ no  me  bas  conocido? 


JULIO. 

'  está  que  estaba; 
le  mates  te  pido.— 
i  el  muudo  sin  Julio; 
aejará  el  estío , 
ir  sacristanes. 

COSME. 

ventura  ha  sido! 
)ré  si  Leonora 
mentira  dijo. — 
asteal  Duque  acaso? 

JULIO. 

le  lejos,  le  he  visto 
»lvja  á  Florencia. 

COSMR. 

as  errado  el  camino? 

JULIO. 

en  esa  moniafia , 
serte  prolijo , 
íncia  y  tu  mano. 

COSXE. 

0  que  hablar  contigo; 
vas? 

JOLIO. 

Ap.  Aquí  es  Troya , 
,  pescóme  vito.) 
>r,  con  un  despacho 
ice,  tu  tío. 

cosug. 

5  estado  tú  en  Roma  ? 

JULIO. 

íes ,  y  ayer  venimos 
•  y  yo  por  la  posta. 

COSSE. 

e  el  despacho,  amigo. 

JULIO. 

Señor  ? 

COSME. 

El  despacho. 

JULIO. 

es!  ¿quién  tal  dijo? 
empacho  del  Papa? 

COSME. 

í ,  lo  que  te  digo, 
3  mil  puñaladas. 

JULIO. 

^o  roe  dará  poquito.) 
)ma  enhorabuena ; 
orte  te  pido 
ejes  ir ;  que  es  larde. 

COSME. 

eñaréel  camino; 
una  criada 
I? 

JULIO. 

He  conocido 

1  y  otras  muchas. 

COSME. 

?  Leonora  digo. 
tado? 

JULIO. 

¿  Gozado? 
conoces  sus  bríos ! 

COSME. 

nos  tienes  llave 
lin. 

JULIO. 

¿Quién  lo  ha  dicho? 

COSME. 

Leonora. 

JULIO. 

DI  que  miente; 
ve  del  postigo 
dio  á  Laurencio. 


LOS  MÉDIGIS  DE  FLORENCIA. 

eosn. 
Luego  ¿  tú  no  la  has  tenido? 

JULIO. 

¿Yo,  Señot?  ¿Para  qué  efecto? 

COSME.  {Ap.) 
Celos,  donde  no  hay  resquicios 
Para  el  sol  entráis  vosotros; 
Sutiles  sois  y  atrevidos. 

JULIO.  (Ap.) 

Leonora  de  Barrabás, 

¿  Qué  es  esto?  ¿en  qué  me  has  BMtido? 

COSME. 

¿rfo  te  dio  un  papel  Leonora, 
Que  me  dieses? 

JULIO. 

To  no  he  visto 
Mas  que  uno  para  mi  amo ; 
¿  Quieres  que  pierda  el  jfiricio? 
¡Qué  notable  testimonio! 

COSME. 

Y  dime,  Julio,  ¿has  sabido 
Si  á  Isabel  gozó  Laurencio? 
No  lo  digas. 

JULIO. 

No  lo  digo. 

COSME. 

{Ap.  Engafiádome  ha  Isabela ; 
¿Quién  vio  tan  nuevo  martirio f 
¿Celos  en  taza  penada? 
Para  morir  resucito.) 
¿Es  de  Laurencio  esta  caCta? 
Di  la  verdad. 

JULIO. 

Armqoe  sirvo, 
En  mi  vida  fui  alcahuete. 

COSME. 

Presto  veré  si  has  mentido. 

(Lee  el  H^reterito.) 
«A  la  Señora  Isabela , 
Que  Dios  guarde.» 

JULIO. 

¿Cómo  dijo? 

COSME. 

¿A  Isabela  escribe  el  Papa? 

JULIO. 

Vendrá  errado  el  sobrescrito. 

COSME. 

Temblando  rompo  la  nema. 

JULIO. 

{Ap.  Abrióla;  yp  soy  perdido.) 
¡  Ay  Señor,  qué  mal  ha  heebo! 

COSME. 

Ya  estoy  muerto,  ya  estoy  vivo. 

{Lee  Cosme ,  y  va  mirando  á  Julio  de 

cuando  en  cuando,  y  hace  muchas 

acciones  de  miedo.) 

«Mi  bien ,  yo  he  llegado  bueno 
»De  Roma  y  á  tu  servicio, 
»Con  tus  cartas  y  regalos 
«Alegre y  favorecido; 
«¿Prométesme  que  en  Florencia 
«Me  dirás  con  qué  motivo 
«Negaste  á  Cebo,  tu  padre, 
«Que  estás  casada  conmigo? 
«Sabe  Dios  que  lo  deseo, 
«Y  si  á  verte  no  he  partido, 
«Es  porque  me  manda  el  Duque 
«Que  no  sal^ja  á  recibirlo ; 
«Vente ,  y  deja  las  novenas , 
«Y  no  pongas  en  olvido 
«Hacer  favores  á  Cosme; 
»V  escribirásmesi  ha  dicho 
toEn  palacio  que  es  to  esposo, 
«Para  que  el  Duque  ,  mi  primo , 
«Haga  quitarle  la  vida. 


«Dios  te  guarde.— 7tf  marido,^ 
Cíelos,  ¿qué  es  esto  que  feo? 

JULIO.  (Ap.) 

No  doy  por  mi  vida  un  higo. 

COSME. 

¿Para  matarme,  Isabela, 
Me  das  favores  flngidos? 
Amor,  ¿qué  ofensa  te  be  hecho? 
Cuando  apenas  he  subido 
Con  mi  esperanza  á  la  cumbre. 
Me  derribas  al  abismo? 
Sisifo  soy  de  tu  infierno. 
JDUO.  (Ap.) 
Yo  tengo  gentil  aliño, 
Probóme  el  alcahuetazgo. 

COSME. 

Vive  Dios,  que,  pues  has  sido 
Tercero  de  mis  aesdkhas , 
Que  has  de  llevar  el  castigo. 

(Va  Cosme  á  quererle  ahogar,  y  cáese- 
le  á  Julio  otra  carta.) 

JULIO. 

Señor,  mira  qoe  me  abogas; 
Que  me  valgan,  te  suplico , 
Las  leyes  de  embajador. 

COSME. 

Otra  carta  se  ha  caido ; 
Alza  esa  carta,  villano; 
Muestra. 

JULIO. 

San  filas  sea  conmigo. 
Válgate  el  diablo  por  hombre. 

COSME. 

Asi  dice  el  sobreserito : 

cA  Bartolomé  Valorio.» 

¿No  es  aqueste  un  foragido 

Enemigo  de  Alejandro? 

j  Notable  mal  imagino ! 

{Lee.)  <  Yo  vengo  ahora  de  Roma, 

«Y  dejo  ya  prevenidos 

«Para  libertar  la  patria 

«Los  soldados  que  os  he  escrito; 

•Venios  á  Florencia  al  punto, 

»Y  aquí  sabréis  el  designio 

«De  todos  los  conjurados ; 

»Y  porque  me  importa ,  amigo, 

«Matad  lue^oal  portador, 

«Que  es  Julio,  un  criado  mió.— 

^Laurencio.* 

JULIO. 

¿Qué  es  lo  qoe  dices? 
¿Esto  llevaba  conmigo? 
¡Hay  tan  gran  bellaquería ! 
Buen  pago  de  mis  servicios ; 
¡  Ay  señores,  qué  mal  hombre  !— 
Cosme ,  tengo  de  decillo , 
Es  un  traidor,  vive  Dtos; 
:  Jesús  !  á  no  dar  contigo, 
Me  hubiera  muerto  Valorio. 

COSME. 

¡  Con  cada  letra  me  admiro ! 

t Libertar  quiere  á  Florencia 
aurencio? 

JUUO. 

Estoy  sin  sentido. 

COSME. 

Dime,  Julio,  ¿qué  hay  en  esto? 

JULIO. 

Quiere  matar  á  tu  primo. 

COSME. 

¿Al  Duque? 

JUUO. 

Al  Duque. 

cosn. 

¿Es  posible? 
Al  Dugue?  j  ExtnAo  delito ! 
i ,  Jalio •  ¿cómo  lo  sabes? 


\> 


252 

JULIO. 

Porque  lo  trató  conmigo, 
Pretendiendo  con  regalos 
Obligarme  al  homiciuio ; 
Mas  yo,  que  toda  mi  vida 
No  ofendí  á  Dios  en  el  quinto , 
Le  dije  que  no  mil  veces; 

Y  asi ,  no  anduvo  advertido 
En  fiarme  este  secreto. 
Aunque  larde ,  lo  previno 
Con  el  porte  del  despacho. 

COSME. 

Amor  y  a<:;ravlos  olvido 
Kn  tocándome  en  la  vida 
Del  amigo  mas  querido ; 
Carácter  fué  tu  amistad , 
Pues  del  alma  no  han  podido 
Sacarle  tantos  agravios.  — 
Julio ,  yo  me  determino 
A  qne  vamos  á  Florencia ; 
Sepa  el  Duque  los  delitos 
Deste  traidor. 

JULIO. 

¿Estás  loco? 
¡Qué  espantoso  desatino! 
Tú  no  sabes  lo  que  pasa  ; 
¿  Mo  es  mejor  que  entre  estos  riscos 
Aprendamos  á  ermitaños. 
Que  en  esta  edad  es  oficio? 
Yo  apostare  que  á  estas  horas 
Dentro  en  Florencia  ha  metido 
Laurencio  cuatro  mil  hombres, 

Y  mas ,  (lue  son  infinitos 
I^s  linajes  conjurados ; 
Que,  como  Alejandro  ha  sido 
Muy  tirano,  están  quejosos 

Y  afrentados  los  vecinos. 
No  vamos  allá ,  Señor. 

COSME. 

¿Que  en  tan  notable  peligro 

Está  el  gran  duque  Alejandro? 

i  Cuántas  veces,  señor  mió , 

Te  previne  esta  desdicha ! 

Mares  son  ,  que  no  son  rios^ 

Mis  ojos.  —  Julio,  ¿québare? 

¿Con  qué  industria,  con  qué  arbitrio 

Podré  dar  la  vida  al  Duque  ? 

Pero  ¿  para  qué  me  aflijo  ? 

Yo  voy  á  entrarme  en  Florencia, 

Y  con  la  espada  que  ciño 
Te  defenderé  del  mundo, 

Y  al  son  de  mis  tristes  gritos 
Moveré  á  pieÜad  las  piedras, 
Si  faltaren  mis  amigos. 

Ya  voy,  ya  voy,  Alejandro ; 
No  temas,  que  yo  estoy  vivo, 

Y  si  yo  llegare  urde, 
Al  fin  moriré  contigo. — 
Camina  á  Florencia,  Julio. 

JULIO. 

Vive  Dios ,  que  vas  perdido.      (Vase.) 
Salen  LAURENCIO  t  LEONORA. 


LAUREJíCio.         [dabas, 
Perdona,  que  aunque  supe  que  aguar- 
No  he  podido  salir ;  vengo  de  Roma 
De  visiur  al  Papa ,  nuestro  tio, 
Que  está  muy  malo. 

LEONORA. 

¿Y  tú  no  vienes  bueno? 

LAURENCIO. 

Yo  vengo,  mi  Leonora,  á  tu  servicio ; 
¿Cómo  está  mi  Isabel? 

LEONORA. 

Con  gran  cuidado. 

LAURENCIO. 

¿Dlóle  mis  cartas  Julio,  mi  criado? 


'  DIEGO  XIMENEZ  DE  ENGISO. 

LEONORA.  [nuevo? 

De  espacio  estás;  ¿no  sabes  qué  hay  de 
Como  en  tus  cartas  á  Isabel  le  mandas 
Que  favorezca  á  Cosme,  fué  á  la  ermiu 
De  la  Virgen  del  Huerto,  junto  á  Trebia, 

Y  sabiendo  aue  el  Duque  andaba  á caza, 
Casi  á  sus  OJOS  se  arrojó  en  la  quinta 
De  Cosme,  donde  el  Duque  los  ha  visto, 

Y  por  poco  perdiéramos  las  vidas. 

LAURENCIO. 

No  pude  desear  mejor  suceso,  [seso. 
Ya  el  Duque  me  lo  ha  dicho;  pierdo  el 
F'l  fué  á  matar  á  Cosme  por  su  mano. 
Viendo  el  favor  que  tiene  ese  villano ; 
librós&á  su  pesar,  y  viene  loco. 

LEONORA. 

Según  era  su  gente,  no  fué  poco ; 
Metióse  Cosme  en  el  frondoso  monte , 

Y  del  Duque  temblaba  el  horisoute; 
Isabela  en  el  coche  que  tenia 
Volaba  apar  del  viento,  no  corría;  [do. 
Mas  pienso  que  este  Cosme  es  tan  ama- 
Que  los  mismos  soldados  le  han  librado. 

LAURENCIO.  [deroso. 
No  importa  ,  no ;  que  el  Duque  es  po- 
Él  le  vendrá  á  matar ;  que  está  celoso. 

LEONORA. 

Dejemos  esto,  y  vamos  á  otra  cosa  : 
Un  recaudo  te  traigo  de  tu  esposa ; 
Como  negó  á  su  padre  el  casamiento 
En  tu  presencia ,  y  por  estar  ausente. 
No  le  ha  dicho  la  causa,  está  afligida. 

LAURENCIO. 

En  tu  boca,  Leonor,  está  mi  vida; 
Dime ,  ¿por  qué  lo  hizo  mi  Isabela? 
Que  no  en  vano  ad  miraba  su  mudanza ; 
Lahidustria  de  mujer  todo  lo  alcanza. 

LEONORA. 

Porque  su  padre  la  matara  luego 
Si  confesara  que  eras  su  marido; 
Que  el  gusto  que  mostraba  era  fingido. 
No  se  atrevió  a  decirlo  por  sus  cartas , 
Ni  aun  de  sus  manos  se  atrevió  á  escri* 

[birle; 
Yo  fui  la  secretaria  en  esta  ausencia ; 
Teme  que  ha  de  matarla. 

LAURENCIO. 

¡Extraño  viejo! 

LEONORA. 

Pero  Isabel  te  adora  de  tal  suerte , 
Que  vida  le  será  por  ti  la  muerte; 
Quiere  esta  noche  hacerte  una  visita 
En  tu  cuarto. 

LAURENCIO. 

¿Qué  dices? 

LEONORA. 

Lo  que  pasa, 
Porque  ya  no  es  posible  ir  á  su  casa ; 
Levantó  las  paredes ,  y  el  postigo 
Lo  tapió  de  tal  suerte ,  que  es  ventura 
Que  aun  el  sol  halle  paso  á  la  abertura, 

LAURENCIO. 

Leonora,  ó  tú  me  engañas,  ó  yo  sueño; 
¿Isabela  en  mi  casa  y  yo  su  dueño? 

LEONORA. 

Sí ,  mas  con  tal  melindre  y  condiciones, 
Oue  te  has  de  reír  mucho;  estáme  aten- 

[to. 
Lo  primero,  que  no  ha  de  haber  persona 
Dentro  en  tu  cuarto. 

LAURENCIO. 

Claro  está,  Leonora. 

LEONORA. 

Pues  que  no  ha  de  estar  claro  es  el 

[segundo; 


No  quiere  que  baya  hu»  UeneTcrgOen- 

LAUREIICIO.  í'*- 

No  te  espantes,  Leonora, ni  te  rías; 
Dila  que  noches  be  de  hacer  los  dias. 
Ni  habrá  gente  ni  luz ;  pide  otra  cosí. 

LEONORA. 

Que  de  tu  cuarto  me  bas  de  dar  la  llaveí 
Porque,  si  acaso  sales  con  el  Doqne, 
No  estemos  en  la  calle. 

LAURENCIO. 

Bien  previene ; 
Mas,  como  el  Duque  y  yo  somos  amigos, 
El  Duque  tiene  llave  de  mi  coarto, 

Y  del  cuarto  del  Duque  yola  tengo, 

Y  son  llaves  maestras  del  palacio, 

Y  temo,  como  es  unta  la  privanu, 
No  quiera  visiurme. 

LEONOBA. 

Pues  ¿qué  liiipoitaT[le? 
¿Habrá  mas  de  esconderse  eo  to  retre. 

LAURCKGIO. 

Dices  bien ,  ¿Isabela  Tendrá  sda? 

LEONOEA. 

Yo  me  vendré  con  ella,  pero  al  puato 
Me  volveré  por  si  llamare  el  viejo. 

LAUaBIlCIO. 

Esta  es  la  llave,  y  esU  noa  cadena 
En  albrícias  del  ffoslo  queme  bas  dado; 
Dila  á  Isabel...  Mas  no  la  digas  nada. 
Di  que  el  contento  meba  dejado  mado. 

LEONOEA. 

Mujer  que  quiso  bien » todo  lo  podo. 

LAURBtCCIO. 

El  Duque  sale ;  vé  con  Dios ,  Leonora. 

LBOROBA. 

No  verá  la  cadena  mi  se&ora.  [Vta) 
Sale  EL  DUQUE. 


DOQUI. 

¿  Laurencio? 

LAORERCIO. 

¿  Gran  sefiorf 

DUQDB. 

Partios  al  ponto, 
Y  decidle  á  Isabel  (que  ya  ha  Tenido 
De  Trebia ,  según  dUo  el  Secreurio) 
Que  esta  noche  en  so  casa  ó  eo  b  ma 
La  he  de  gozar,  ó  que  bededarlawier- 
A  su  padre  y  á  Cosme,  so  marido,  [te 
Por  quien  ya  mis  justicias  hso  partido; 
Esto  ya  no  es  amor,  sino  porfía. 

LAURENCIO.  (AP-) 

Fortuna  y  celos,  ya  ba  llegadoel  día; 
Muera  el  Duque  esU  noche ,  moen  el 

[Doqoe; 

Nouble  traza  el  cielo  me  ha  ofrecido. 

DCQOO. 

¿Novais,LaurencioT 

LAURBHCIO. 

Haz  cuenuque  he  Tenido,  {fue.) 
Stíe  OCTAVIO. 

OCTAtlO. 

No  sé ,  Señor,  si  lo  diga ; 
Cosme  te  pide  licencia 
Para  hablarte. 

DUQUE. 

No  hay  paciencia; 
¿Posible  es  que  no  castiga 
El  cielo  este  atrevimiento? 
Mátele  luego  la  guarda. 

OGTATIO. 

Muera  Cosme. 


Sale  COSME. 

COSME. 

Espera,  aguarda; 
no  merece  mi  iniento 
iTguroso  castigo. 

DUQUE. 

?resmaiarme,  traidor? 
quieres  aquí? 

COSMB. 

Señor, 
imea  solas  contigo; 
mpona. 

DUQDB. 

¿Conmigo á  ti? 

COSME. 

ae  bien  seguro  estás. 

DUQUE. 

ae  quieras ,  no  podrás 
me.  —  Salios  de  aquí.— 
(Vase  Octavio) 

quieres ,  que  solo  estoy? 
iteulas? 

COSME. 

Desengañarte ; 
ncio  quiere  matarte. 

DUQUE. 

?  Mientes  ,  no  te  doy 
o,  no  be  de  ofender 
>n  el  pensamiento 
•encio;  mas  tu  iniento 
laro  se  deja  Ter. 
illasle  otra  traición 
le  disculpar  las  tuyas? 

COSME. 

icíones  son  las  suyas, 
llades  mias  son. 
^s  cartas,  y  después 
des  mandar  malar. 

DUQUE. 

de  poderme  engañar. 

COSME. 

tú  Terás Quién  es; 
r  quiere  á  Florencia. 

DUQUE. 

osme,que  es  mi  amigo 
:io,yquees  tu  enemigo  ; 
le  ,  y  con  prudencia 
ígocio  tan  grave ; 
lables,  Cosme,  así 
n  quiero  mas  que  á  mí ; 
3  que  nadie  sabe 
se  siente  el  dolor 
lidiando  conmigo; 
•fensa  del  amigo 
ravio  mayor, 
íosme ,  por  romper 
is;  que  mi  afición  (Arrójalas  ) 
ne  tan  gran  traición 
quiero  creer. 

COSME. 

'ermedad  mayor 
da  voluntad; 
lu  enfermedad , 
urga ,  Señor. 

DUQUE. 

i  bien,  yo  he  llegado  bueno.» 
esto ,  Cosme  ? 

COSME. 

Lee  mas. 

DUQUE. 

e  celos  me  das? 
dlcina ,  es  veneno. 

COSME. 

tbrás  la  ocasión 


LOS  MÉDICIS  DE  FLORENCIA, 
De  tus  rabiosos  recelos. 
Porque  rae  maten  tus  celos, 
Fmgió  Isabel  mi  afición ; 
Porque  la  vieses  conmigo, 
Sabiendo  que  ibas  á  caza, 
Fué  á  visitarme,  y  fué  traza 
De  Laurencio,  mi  enemigo, 
guien  en  su  jardín  hallaste 
Fue  á  ese  traidor,  que  no  á  mí ; 
Julio  me  lo  dijo  así. 
Mira  de  quién  te  fiaste. 

DUQUE. 

No  está  esta  carta  firmada. 

COSME. 

¿Disculpas  buscas  á  amor? 
Lee  la  otra  carta,  Señor, 
Donde  verás  confirmada 
La  mayor  alevosía 
Que  cupo  en  pecho  crlsüano; 
Tu  amigo,  tu  primo  hermano 
Contrasta  tu  monarquía ; 
El  pueblo  y  los  foragidos 
Contra  tí  están  conjurados; 
Mas  de  cuatro  mil  soldados 
Armados  y  prevenidos 
Tiene  dentro  de  Florencia ; 
Abre  los  ojos ,  Señor. 

DUQUE. 

Basta ,  muera  este  traidor. 
Pues  la  amistad  ,  la  clemencia... 
¿Dónde  está  Julio? 


Llega,  Julio. 


COSME. 

Aqui  está. 


Sale  JULIO. 

JULIO. 

Estoy  turbado. 

DUQUE. 

Julio,  seáis  bien  llegado. 

JULIO. 

Beso  tus  pies. 

DUQUE. 

.    .  ¿Quién  podrá 

Resistir  tanto  dolor? 
Alzad  del  suelo,  y  creed, 
Julio ,  que  os  haré  merced ; 
¿Qué  hay  en  esto? 

JULIO. 

,,     ,  ^  Gran  señor. 

Verdad  es  cuanto  ha  contado 
Cosme,  y  yo  buen  testigo 
De  lo  que  trató  conmigo, 
Y  de  haberme  despachado 
Con  los  pliegos  que  has  leído. 
Perdíme,  á  Cosme  encontré, 
Levó  las  carias ,  y  á  pié 
A  darte  cuenta  ha  venido , 
Sin  que  reparase  en  nada; 
Que  es  notable  su  lealtad. 

DUQUE. 

Ejemplo  de  la  amf  stad . 
Gloria  de  la  edad  dorada , 
Dadme,  Cosme,  mil  abrazos. 
Engañóme  este  traidor; 
Yo  me  vengacé. 

COSME. 

Señor, 
Yo  no  merezco  tus  brazos , 
Déjame  besar  tus  pies. 

DUQUE. 

Vos  veréis  lo  que  os  estimo; 
Sois  mi  aipigo,  y  sois  mi  primo. 

JDLÍO. 

Laurencio ,  Señor. 

COSME. 

files. 


HB 


Bajaos,  Cosme,  al  cenador 
Del  jardín ,  porque  el  criado 
No  me  escuche. 

COSME. 

Ten  cuidado 
^0  le  mate  este  traidor. 

{Vanse  Cosme  y  Julio.) 


Sale  LAURENOHD. 


LAURENCIO. 

Déme  albricias  vuestra  alteza. 
DUQUE.  (Ap.) 

Saltos  me  da  el  corazón , 
¿Qué  haré? 

LAURENCIO. 

Señor,  ¿qué  ocasión 
Causa  tan  grande  tristeza? 

DUQUE. 

¿Venissolo? 

LAURENCIO. 

Solo  vengo. 

DUQUE. 

Cerrad  la  puerta. 

LAURENCIO. 

¿La  puerta? 

DUQOB. 

Si. 

LAURENCIO.  (Ap.) 

¿Qué  es  esto?  ¿Si  fué  cierta 
Mi  sospecha  ?  Ya  prevengo 
Mi  disculpa. 

DUQUE.  (Ap.) 

¿Que  es  posible 
Que  Laurencio  sea  traidor? 

LAURENCIO. 

¿Tú  lágrimas ,  gran  Señor? 
Tú ,  á  quien  nada  es  imposible? 

DUQUE. 

Yo  lloro,  Laurencio,  si; 
Que  disculpa  en  mi  valor 
bstar  en  mi  pecho  amor, 
Y  es  niño,  y  llora  por  mi ; 
Lloro,  y  pretende  mí  llanto 
Mi  ignorancia  disculpar ; 
Que  es  muy  fácil  de  engañar 
Un  hombre  que  llora  tanto. 
Como  la  fortuna  he  sido, 
Pues  con  mi  necio  favor 
He  dado  el  lugar  mejor 
A  quien  oo  lo  na  merecido. 
Muro  soy ,  quise  enlazar 
La  hiedra  entre  piedra  y  piedra , 
Y  viene  á  ser  esta  hiedra 
Quien  me  quiere  derribar. 

LAURENCIO. 

No  te  entiendo ;  solo  digo 
Que ,  aunque  en  callar  tu  secreto 
Ganas  nombre  de  discreto , 
No  lo  ganarás  de  amigo. 

DÜQOB. 

[ Ah  Laurencio ,  á  Dios  pluguiera 
No  lo  fuéramos  los  dos ! 

LAURENCIO. 

¡Oh  gran  Señor !  ruego  i  Dios , 
Primero  Laurencio  muera. 

DUQUE. 

Cuando  intenUsteis  quebrar 
Las  estatuas  que  tema 
Roma ,  y  el  pueblo  os  queria 
Con  justa  causa  matar, 
i  No  os  lihrA  ?  no  os  defendí  ? 
I  p,         '^       dí^  ^te  estado 

. '  «lUé  no  08  he  dado  ? 
H      létydeini. 


Víl:;' 


2S4 

Pues  ¿por  qué  con  Ul  rigor 
(Leedf,  Laurencio)  babeis  querido 
El  nombre  de  agradecido 
Trocar  por  el  de  traidor? 
¿No  sois  mi  dueño  y  amigo? 
¿Porqué  me  queréis  matar? 
Por  qué  os  queréis  conjurar 
Con  Valorio,  mi  enemigo? 
¿Tanta  gente  prevenida 
Para  matarme  á  traición? 
¿No  basta  o  A  sinrazón 
Para  quitarme  la  vida? 
Que  estáis  quejoso  sospecho. 
Solos  estamos  los  dos; 
Por  mi  os  suplico  y  por  Dios 
Que  me  digáis  qué  os  be  hecho. 
Si  son  celos,  ¿á  qué  ñn , 
Si  amáis  á  Isabela ,  amigo, 
No  os  declarasteis  conmigo 
Cuando  os  hallé  en  el  jardin? 
No  á  una  mujer,  todo  el  mundo 
Os  diera,  según  os  quiero, 
Porqufiá  Alejandro  el  primero 
No  ha  de  exceder  al  segundo. 
Si  es  envidia  de  mi  estado, 
¿Qué  envidiáis  lo  que  tenéis? 
Decidme  lo  (luc  queréis 

Y  de  qué  estáis  enojado. 
Bien  os  podéis  declarar; 

Que  aquí  estamos  sin  testigos. 
Laurencio ,  seamos  amigos ; 
Que  yo  os  quiero  perdonar. 

LADREKCIO. 

¡Ah señor!  si  vuestra  alteza 
Tal  ha  llegado  á  creer. 
Solo  puedo  responder 
Que  me  corte  la  cabeza. 
Es  verdad  que  yo  escribí 
A  Valorio,  y  procurado 
Ver  quién  esiá  conjurado 
En  Florencia  contra  ti. 
Con  todos  hice  amistad 
Por  saber  sus  intenciones, 

Y  tratando  estas  traiciones, 
Hice  mayor  mi  lealtad. 

Mil  veces  te  he  descubierto 
Muchos  traidores  así, 

Y  si  no  fuera  por  mí , 
Quizá  ya  te  hubieran  muerto. 
Juntar  ahora  quería 

Tus  contrarios  en  Florencia, 
Para  que  sin  resistencia 
Los  mataras  en  un  dia. 

Y  si  no  t(*  lo  he  contado. 
Fué  hasta  tenerlo  hecho. 
Pensando  que  de  mi  pecho 
Estuvieras  confiado. 

A  Julio  quise  matar. 
Porque  uicen  que  trataba 
Matarte ,  y  se  lo  pagaba 
Cosme,  que  quiere  reinar; 

Y  ellos  dos,  sin  duda  han  sido 
Quien  estas  cartas  te  han  dado ; 
jtUn  enemigo,  un  criado. 

Son  los  hombres  que  has  creído? 
Esta  carta  de  Isabela 
Es  falsa,  no  es  de  mi  mano 
Ni  trae  firma;  este  villano 
Habrá  hecho  esta  cautela. 
Pregunta  si  tengo  amor 
A  Isabela ,  mi  señora ; 
Ella  vendrá  á  verte  ahora , 

Y  sabrás  si  fui  traidor. 
Sabe ,  Señor,  de  tu  dama , 

Sí  es  verdad  que  te  he  ofendido, 
Que  si  fuera  su  marido, 
No  la  trajera  á  tu  cíima ; 

Y  en  tanto  dame  liceircla , 
Sí  no  me  quieres  matar. 
Porque  yo  no  pienso  estar 
En  palacio  ni  en  Florencia. 


DfECO  XIMENEZ  DE  ENCISO. 

DUQQE. 

¿Qué  me  dices? Que  Isabehí 
A  mi  gusto  está  rendida  ? 
Vuestra  es ,  Laurencio,  mi  vida ; 
Traición ,  engaño,  cautela 
Fué  cuanto  me  habían  contado, 
Y  por  haberlo  creído , 
Perdón  mil  veces  os  pido; 
No  estéis,  Laurencio,  enojado. 
¿Qué  os  respondió  la  belleza 
Que  adoro  ?  ¿Mostró  disgusto? 

LADREIVCIO. 

Solo  en  cosas  de  su  gusto 
Me  hace  merced  vuestra  alteza. 
Fui ,  llegué ,  hablé  y  vencí ; 
Temió  Isabel  tu  crueldad , 
Rindióse ,  y  por  su  beldad 
Todo  tu  estado  ofrecí ; 
No  pidió  mas  de  una  cosa. 

DUQOE. 

¿Qué  fué,  Laurencio? 

LAURENCIO. 

El  secreto. 

DUQUE. 

Mil  veces  se  lo  prometo; 
Es  discreta  cuanto  hermosa. 

LAURENCIO. 

Dijo  que  no  has  de  tener 
En  todo  tu  cuarto  guarda. 

DUQUE. 

Quien  á  un  seraGn  aguarda, 
¿Qué  guardas  ha  menester? 
Ni  habrá  guardas  ni  criados. 
Yo  solo  en  mi  cuarto  es|)ero; 
Amigo,  mirad  que  muero 
A  manos  de  mis  cuidados. 
Id  presto  por  Isabel , 
Presto,  presto ;  que  estoy  loco. 
Rendida  Isabel,  es  poco 
Mis  estados. 

LAURENCIO. 

¿Ya soy  fiel? 

DUQUE. 

Dame ,  Laurencio ,  los  brazos. 

LACRE.fCIO. 

Mira,  Señor,  no  te  mate. 

DUQUE. 

Dejad  ese  disparate ; 
Poned  redes,  armad  lazos 
Contra  nuestros  enemigos; 
Que  á  fe  que  he  cogido  dos. 
Que  me  han  de  pagar,  por  Dios , 
Ll  revolver  dos  amigos. 

LAURENCIO. 

¿Quién  son? 

DUQUE. 

No  se  ha  de  saber 
Hasta  que  venga  Isabela. 

LAURENCIO. 

Voy  por  ella.  {Ap,  Esta  cautela 

Ser  duque  me  ha  de  valer.)      (Vase,) 

DUQUE. 

¿Octavio  ? 

OCTAVIO.    , 

¿Señor? 

DUQUE. 

Mandad 
Que  no  haya  en  mi  cuarto  gente , 
Publicad  que  estoy  ausente , 

Y  luego  al  punto  bajad 

Por  Julio  y  Cosnr.e  al  jardin, 

Y  en  el  cuurto  de  Laurencio' 
Con  secreto  y  con  silencio 
Los  entrad ;  ^a  tendrá  fin 

El  ídolo  de  Florencia  , 

Y  acabarán  mis  enojos ; 


Cubrid  á  los  dos  fot  ojos , 
Y  prendedlos  con  prudencia , 
Sin  que  pueda  haber  testigos. 

OCTAVIO. 

Laurencio  se  habrá  de  holgar. 

DUQUE. 

En  albricias  le  he  de  dar 
Presos  á  sus  enemigos. 
Si  los  prendo  en  otra  part« , 
Se  ha  de  alborotar  Florencia. 

OCTAVIO. 

Digo,  Señor,  que  es  prudencia; 
Venza  á  la  fortuna  el  arte. 
Dame  la  llave,  Sefior. 

DUQUE. 

Solo  mi  quietud  procoro. 

OCTAVIO.  (Ap,) 

No  hay  hombre  que  esté  seguro 
Del  pecho  de  este  traidor.        (Ffie.) 

DUQOK. 

Quiero  entrarme  á  desnudar; 

¡  Válgame  el  cielo ,  que  be  oído 

Un  espantoso  gemido ! 

Apenas  acierto  á  andar. 

Temblando  de  espanto  estoy; 

Allí  una  mujer  roe  Ilannr, 

¿  Quién  puede  ser  ?  ¿  Si  es  mi  dama  ?— 

Aguárdame,  que  ya  voy.  — 

¿  Es  aquel  Laurencio?  SI.  — 

Laurencio,  ¿tanto  rioor?  — 

Que  me  mata  este  traidor ; 

Hola,  gente.— ¿Estov  eo  si? 

:  Extraña  melancolía ! 

Loco  estoy,  voyme  á  acontar ; 

¡Cuan  juntos  suelen  andar 

El  pesar  y  la  alegría!  (Fcm.) 

Salen  COSME  v  JULIO »  qttíiini$iekt 
ligoi  ée  l§i  0/9$, 

cosn. 
Aguarda,  aguarda,  no  cierres. 
Octavio ,  y  verás  coán  presto 
Acabo,  como  Sansón* 
Con  la  vida  y  con  el  templo. 

JULIO. 
Esta  es  gran  bellaqneria , 
No  pudiera  haberla  hecho 
Un  zurdo  ni  un  cejijunto. 
¿  Ves  algo  T  Que  yo  no  veo. 

cos«. 
Solo  veo  mi  desdicba; 
Duen  pago ,  Julio ,  buen  premio 
De  mi  lealtad ;  ¿  dónde 


JULIO. 

No  lo  sé ,  que  vine  ciego ; 
Mas,  según  la  escnridaa , 
Estaremos  en  los  tersos 
De  algún  poeta  muy  culto; 
¿  Estamos  ahora  baenosT 
¡Oh  lealudde  BerceM! 
Si  hubiera  en  aquesta  tiempo 
Danés  Urgel  el  Leal « 
Fuera  mas  traidor  que  «n  ourvo. 


Yo  temo  que  ha  de  matarme. 

ItLIO. 

Desto  has  de  estar  muy  contento. 
Porque  dentro  de  cien  aBos 
Estarán  los  libros  llenos 
De  tn  nobleu  y  lealtad. 

(Cam$  fM  Unm  tojiasru.) 


Escucha ,  Jnlío ;  qae  pienso 
Que  abren  la  pMrti. 


lOLIO. 

Mal  afió. 

COSMB. 

;0h  qné  terribto,  oh  qué  feo 

Es  el  rostro  de  la  muerte ! 

Sin  espada  estoy ,  y  ¿  qué  barétnos? 

JOLIO. 

Morir,  poes  somos  leales. 

COSIIB. 

¿AbríeroD,  Julio? 

JOLIO. 

Yaabrieroti. 
Sale  LfeONORA. 

LBOnOKA. 

I  Ob  escura ,  apacible  noche , 
Siempre  piadosa  á  los  ruegos 
De  Teolarosos  amantes , 
En  tos  sombras  me  encomiendo ; 
Favorece  mi  osadía.  — 
Laurencio ,  señor  Laurencio. 

cosin. 
Julio ,  Toz  es  de  mujer ; 
Si  es  de  Isabela ,  yo  muero. 
Eu  piedra  me  he  convertido. 

lULlO. 

Para  marido  eras  bueno. 

LEONOBA. 

Laurencio ,  Isabela  soy. 

COSIIE. 

At,  Julio,  rabio  de  celos ; 
Isabela  ha  preguntado 
Por  Laurencio ;  este  aposento 
Es  de  Laurenao  sin  duda. 

JULIO. 

Fingirme  Laurencio  quiero.  — 
Cé ,  Isabela ,  habla  roas  paso ; 
Que  debe  de  estar  despierto 
El  Duque. 

LBOlfOlA. 

i  Hacia  dónde  estás? 

JCL10. 

Conmigo  mismo  no  acierto. 

LEONOBA. 

¿Estis  solo? 

J0UO. 

Solo  estoy, 
Bien  puedes  darme  dos  besos. 

LEOlfOBA. 

¿Hase  sabido  de  Cosme? 

JULIO. 

Si, Isabela,  ya  está  preso. 

LEOlfOBA. 

Dale  ffracias  á  bíí  industria ; 
Sibe  Dios  lo  que  me  huelgo. 

JUUO. 

Dios  te  dé  mocba  salud. 

LEOlfOBA. 

:  Caántas  Teces  perdí  el  sueño 

Deseando  esta  ocasión , 

Para  decirte  el  intento 

Con  que  le  negué  á  mi  padre 

El  amor  que  te  confieso ! 

Aborrécete  de  suerte , 

Qae,  en  sabiendo  el  casamiento, 

le  diera  mil  puñaladas. 

JULIO. 

Machas  son;  bastaban  menos. 

LEOBOBA. 

CoD  la  llave  que  enviaste 
He  Tenido  á  tu  aposento , 
Vergonzosa  y  afrentada 
De  mi  amor  y  mis  deseos. 


LOS  wtmm  im  ftA^MncuA, 

Huélgome  que  eMés  i  escuras » 

Y  en  este  mudo  silencio 
Piensa  el  remedio  de  todo , 
Pues  sabes  que  eres  mi  dueño* 

COSttB. 

El  que  has  pensado,  enemiga , 
Sera... 

LEOBOBA. 

Detente ;  ¿qué  es  esto? 

COSME. 

Dar  venganza  á  tanto  agravio. 

LEOHOBA. 

¿Laurencio? 

COSHE. 

No  soy  Laurencio ; 
Cosme  soy. 

LEOKOBA. 

¡Válgame  Dios! 
Cosme ,  Señor,  ¿  qué  te  be  hecbo? 
Advierte  que  soy  Leonora. 

COSME. 

¿Quién? 

LEOlfOBA. 

Leonora. 

JULIO. 

Lindo  cuento. 

LEOlfOBA. 

No  me  mates ,  oye  un  poco ; 
Que ,  pues  hoy  mueren  tus  celos  i 
Bien  puedes  darme  la  vida. 

COSME. 

Loco  me  tiene  el  contento.  — 
Leonora ,  pues  ¿cómo  entraste 
En  el  cuarto  de  Laurencio , 
Tomando  el  nombre  á  Isabela , 
Sin  haber  en  su  aposento 
Luz ,  amante  ni  criado? 

LEOlfOBA. 

Es  peregrino  el  suceso : 
Por  engaño  me  ha  gozado 
Laurencio ,  siempre  fingiendo 
Que  soy  Isabel. 

COSME. 

¿Qué  dices? 

LEOlfOBA. 

La  verdad ,  Cosme ,  te  cuento; 
Conmigo  estuvo  en  su  casa 
En  el  jardín. 

COSME. 

i  Santos  cielos ! 
¿Cuándo>erecf  este  dia  ? 
Darte  mil  abrazos  quiero. 
¡Oh  dichoso  desengaño, 
Dulce  fin  de  tantos  celos !  — 
¿  Cómo  os  librasteis  del  Duque  ? 

LEONOBA. 

Corrió  la  posta  el  cochero 
Para  llegar  á  mi  muerte 

Y  á  descubrir  este  enredo ; 
La  llave ,  el  papel ,  las  carfis , 
Todo  es  traza  de  mi  ingenio ; 
Que  Isabel  no  tiene  eufpa. 

COSME. 

Leonora,  todo  lo  creo; 
Que  para  mi  desengaño 
Bastaba  hallarte  aqui  dentro.  -— 
i  Ah ,  mi  Isabela  ofendida ! 
Tuyo  soy,  si  quiere  el  cielo ; 
Celebrad  todos  mi  gusto. 

JULIO. 

¿No  será  mejor  primero 

Buscar  por  dónde  escaparnos? 

Que  yo  ne  estado  mas  atento 

A  aquella  palabra  U(we 

Que  á  tu  amor  i^á  tu  embeleco.»  * 


Dame  la  llave,  Leotiora. . 

COáME. 

No  temas  ni  tengas  miedo; 
Que  yo  te  doy  la  palabra , 
Como  noble  caballero, 
De  ampararte. 

LEOlfOBA. 

Dios  le  guardé ; 
Con  eso  he  cobrado  aliento. 
Vamos  y  abriré  la  puerta, 

COSME. 

Tente ,  aguarda. 

JULIO. 

A  lindo  tiempo. 

COSME. 

Parece  que  oigo  ruido , 

Y  entre  el  confuso  silencio 
De  la  noche  tristes  voces. 

JULIO. 

I  Válgame  Dios!  ¿qué  es  aquesto? 

COSME. 

Escucha ,  Julio. 

JULIO. 

Si  escuclio. 
{Ruido  como  que  te  queja  el  Duque.) 

COSME. 

¿Si  será  en  el  aposento 
Del  Duque,  que  está  aquí  cérea? 
jAy  Julio ,  gran  mal  sosfyecho ! 
El  Duque  es  muerto  sM  duda. 

JULIO. 

¿Qué  me  dices? 

COSME. 

Lo  que  temo. 
Solo  esta  vez  me  he  turbado , 
Todo  me  ha  cubierto  un  hielo ; 
Julio ,  ¿escuchaste  otros  golpes? 
No  hay  duda ,  Alejandro  es  muei^to, 

Y  yo  he  de  vengar  su  muerte. 

JULIO. 

¿Otras  lealtades  tenemos? 

COSME. 

Para  ahora  es  el  valor; 
Mi  Julio ,  avisa  al  momento 
Justicias  y  capitanes , 

Y  á  mis  amigos  y  deudos 
Diles  todo  lo  que  pasa , 

Y  cómo  tiene  Laurencio 
En  Florencia  foragidos ; 
Toca  al  arma ,  cierra  presto 
Las  puertas  de  la  ciudad , 
Convoca  en  mi  ayuda  el  pueblo. 
Que  me  tiene  grande  amor ;      • 
Llamen  á  Isabel  y  á  Cefio , 

Y  prendan  los  conjurados.  — 
Tú,  Leonor,  despierta  luego. 
Si  quieres  vida ,  el  palacio.— 
Ea ,  valiente  mancebo , 

Ea ,  Leonora  gallarda , 
Que  con  la  daga  que  tengo 
He  de  dar  muette  al  traidor, 
O  tengo  de  quedar  nnierto. 
(Yame,) 

Sale^h  DUQUE, tfeMMtf,  ton  un  cah- 
delero  en  la  mano ,  una  vela,  un  es- 
eabelillo,  muy  herido  y  ensangren^ 
lado,  Y  LAURENCIO  trat  de  él,  con 
una  daga  en  la  mano. 

ouqOE. 
¿Tú  me  matase 

LADBEBCIO. 

Yo  te  mato. 


9S0 

DOQÜK. 

Hola ,  criados ,  favor. 

LAURENCIO. 

Muerte,  tirano. 

DUQUE. 

¡Ob  traidor! 
¡Qué  bien  me  pagas, ingrato! 
¿Qué  te  be  becbo? 

LáUREIfCIO. 

Darme  celos. 

DUQUE. 

Ya  yo  te  ofrecí  mi  dama. 

LAURENCIO. 

Quiero  reinar,  quiero  fama. 

DUQUE. 

¡  Yaledme ,  piadosos  cielos! 
:  Ab  Cosme ,  amigo  fiel, 
Por  mi  mal  no  te  creí, 

Y  boy  me  vengo  á  ver  asi ! 
Ya  yo  estoy  muerto ;  cruel , 
Déjame. 

LAURENCIO. 

Acaba ,  tirano. 

DUQUE. 

Pero  boy  morirás  conmigo. 

LAURENCIO. 

Suelta ,  Alejandro ,  enemigo ; 
*  Ay!  el  pulgar  de  la  mano 
Me  ba  arrancado  con  los  dientes ; 
¿Ay ,  que  rabio  de  dolor ! 
¿  Qué  es  esto ,  iufame ,  traidor  ? 
Corazón ,  ¿esto  consientes? — 
El  Duque  cayó  en  la  cama, 
Quiero  correr  las  cortinas. — 
Alma ,  ¿qué  es  lo  que  adivinas? 
Qué  temes  ó  quién  te  llama  ? 
Qué  baré?  En  extraña  ocasión 
Vino  á  palacio  Isabela. 
Apagado  se  ba  la  vela  , 
Notable  es  mi  confusión; 
A  Isabel  quiero  avisar 

Y  á  Ceño ;  yo  eslov  turbado. 

¿Si  daré  aviso  al  Senado? 
ibertad ,  (|uiero  gritar, 
Libertad.  \o  tengo  atada 
La  lengua  ;  ¡notable  miedo ! 
¡Libertad!  Hablar  no  puedo. 

COSME.  (Dentro.) 
La  puerta  tiene  cerrada  ; 
i  Qué  maldad !  Ecbadla  al  suelo. 

LAURENCIO. 

¿Qué  es  esto?  Dios  sea  conmigo  ; 
¿No  es  la  voz  de  mi  enemigo? 
Castigo  ba  sido  del  cielo. 

GOSXE. 

Dictador ,  soldados ,  pueblo , 
Muerto  es  el  duque  Alejandro 
En  su  cama  á  puñaladas. 

OCTAVIO. 

¿Aquf  Laurencio  encerrado? 

COSME. 

¡  Ab  traidor !  que  bas  muerto  al  Duque. 

LAURENCIO. 

¡  Socorredme ,  cielos  santos ! 

COSME. 

No  bao  de  valerte  los  pies. 


DIEGO  XIMENCZ  DE  ENCISO. 

CEno. 
Fortuna ,  ¡  tantos  trabajos ! 

LEONORA. 

¡Gran  lástima !  Del  balcón 
A  la  calle  se  ba  arrojado 
Laurencio,  y  Cosme  tras  él. 

ISABELA. 

¡  Ay  Dios!  ¡sí  seban  muerto  entrambos! 

JULIO. 

Yo  voy  también  á  arrojarme; 
¡Vive  Dios ,  que  está  muy  alto! 

TODOS.  {Dentro.) 
Muera  el  traidor,  muera  ,  muera. 

COSME.  {Dentro,) 
Dejadme  con  él,  soldados. 

CEFIO. 

Sin  duda  Laurencio  es  muerto. 
Hoy  dará  fin  de  los  Pazos 
El  nuevo  enemigo  mío. 
Mirad  desde  aquí  el  palacio 
Todo  cubierto  de  gente ; 
Mira  el  popular  aplauso 
Que  lodos  baccn  á  Cosme. 
:Gran  maldad!  Los  conjurados, 
Los  rebeldes  foragidos 
cViva  Cosme  muchos  años» 
Apellidan,  «Cosme viva» 
Repiten  desde  el  villano 
Al  mas  noble  de  Florencia ;      , 
Los  viejos  V  los  mucbacbos 
Van  diciendlo  «Viva  Cosme»; 
Hoy  el  prudente  Senado 
Le  levanta  por  gran  duque. 

VOCES.  {Gritan  dentro.) 
¡Viva  Cosme  mucbos  años! 

CEFIO. 

Cumplióse  mi  maldición : 
Murió  el  inrausto  Alejandro 
A  las  manos  de  su  amigo ; 
Duque  es  su  mayor  contrario. 

JUMO. 

Salto  y  brinco  de  placer. 

Sale  COSME  y  los  demás. 

COSME. 

Murió  el  traidor  á  mis  manos ; 
Mil  puñaladas  le  di , 
El  corazón  le  be  sacado, 
Bebí  su  alevosa  sangre « 
Y  en  el  mirador  mas  alto 
He  hecho  poner  su  cuerpo 
Para  escarmiento  de  tantos.  — 
Mostrad  le,  para  que  teman 

{Muestran  á  Laurencio  muerto.) 
Rebeldes  y  conjurados. — 
Este  es  Laurencio,  Florencia. 
Escarmentad,  ciudadanos; 
Que  aun  no  be  vengado  la  muerte 
Del  malogrado  Alejandro. 

ISABELA. 

Si  acabará  de  vengarse 
Vuestra  alteza ,  cuyo  estado 
Dure  mas  que  el  mismo  tiempo. 
Señor,  á  mi  padre  anciano 
Manda  derribar  del  cuello 
Su  cabeza;  que  aquí  estamos, 


íí 


Él  para  sufrir  It  mnerte , 
Yo  para  morir  llorando. 

COSME. 

Yo  responderé  á  so  tiempo , 
Isabela ,  y  entre  tanto 
Hago  dictador  perpetuo 
A  Otón ,  poraoe  asi  le  pago 
Haberme  daao  la  Ttda  , 

Y  á  Octavio  mi  secretario, 

Y  á  Leonora  entraré  monja , 
Pues  me  encargué  de  so  amparo. - 

Y  á  ti ,  Julio  Taleroso, 
Por  premiarte  do  te  ctso ; 
Yo  te  daré... 

JUUO. 

No  des  nada ; 
Que  con  eso  estoy  pagado. 

COSME. 

Con  todo ,  toma  una  vUlt 
La  mejor  de  mis  estados , 

Y  aquí  verás  cómo  ei  boena 
La  lealtad. 

JUUO. 

j  Gentil  despacho! 
Ap.  Agradécelo  á  la  lláfe 
e  Leonora.) 

G08MB. 

i  Estoy  iofiando? 
Cielos,  ¿que  ha  llegado  el  dia? 
Isabela ,  vo  te  be  dado 
Palabra  de  no  casarme 
Sin  tu  gusto ,  y  boy  me  caso; 
Mira  si  me  das  licencia. 

ISABELA. 

Señor ,  no  estaba  obligado 
Un  gran  duque  de  Florencia 
A  cumplir  lo  que  bajando 
Cosme  de  Médicis. 

COSIB. 

Bien  y 
Pero  siempre  estimo  tanto 
La  palabra  que  dio  Cosme, 
Que  hoy  te  da  el  Daqne  la  mano; 
Pide  licencia  á  ta  padre, 
cino. 

A  tus  pies  arrodillado 
Pido  perdón  de  mia  cnlpts. 

C08HB. 

Dadme ,  gran  Cefio»  kM  braiof , 
Que  de  esu  suerte  os  etitígo; 
Lo  pasado  sea  pasado. 

ISABtLA. 

Déjame  besar  tas  pies. 

COSBB. 

No  quieren  eso  mis  brtiM. 
Vamos  á  ver  la  Doqoesa, 
Que ,  def  mavada  en  sa  cuarto , 
Aguardará  al  duqneniiefo, 
Y  a  dar  entierro  á  Alejandro; 
Cuya  verdadera  bistoiia. 
Como  se  ha  representado* 
La  escriben  muehos  «llores. 

JDUO. 

No  bas  de  llamarlos  Sendo. 

COSBB. 

Pues  con  esto  dará  fin 
Lo  tragedia  de  At€¡miéf> 


A 


m\ 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


L  CIELO  VIENE  EL  BUEN  REY, 


•  ■     ^ 


GOIPCKSTA 


POR  DON  RODUGO  DE  HERRERA. 


PERSONAS. 


SRIGO   DE 


EL  DUQUE. 
USANDRO. 
MOSCÓN,  gracioso. 


BATO ,  villano, 
LAURA ,  iu  Mia. 
LA  REINA. 


UN  PáSTORQLLO. 

M|)SICOf. 


)A  PRIMERA. 


FEDERICO,  alborotado, 
lo  ai  vestuario. 

EET. 

f  fuerle , 

la  misma  muerte  ; 

itrevido 

li  nombre  esclarecido? 

ra  llama 

las  luces  de  mi  fama  ? 

;  enojos 

los  rayos  de  mis  ojos? 
i  me  rrfilo, 

i  al  cielo  no  permito  ? 
»ersona 

nlia  la  corona ; 
presagio  triste 
medios  de  mi  dicha  asis- 
D  mis  huellas  [te, 

( cielos  las  estrellas, 
>ados  muros 
ílor  uo  están  seguros ; 
as  alas 

firmamento  escalas.— 
nios, 
iided ;  i  qué  desvarios! 

;andro,  moscón 

KL  DUQUE. 

USA?(DRO. 
MOSCOU. 

§  desastre... 

DCQOE. 

¿Qué  cuidado.. 

LlSAlfOBO. 
MOSCÓN. 

bligó? 


DUQOE. 

Te  ha  despertado? 

REY.  [do!), 

Lisandro,  Moscón,  Duque  (¡estoy  perol- 
Una  ilusión  no  mas  Tue  del  senado. 

usAiiaiio. 
Pues  ¿cómo,  grao  sefior? 

DOQOK. 

Dinos  la  cansa. 

MOSCOU. 

Y  en  contar  la  ilusión  do  pongas  pausa; 
Que  también  en  palacio!  los  boiones 
Nos  toca  examinar  las  ilusiones. 

BET. 

Referiré  á  los  tres  lo  que  ha  pasado» 

Y  no  por  dar  alivio  á  mi  cuidado, 
Sino  por  hacer  burla  desta  suerte 
Del  sueño,  del  temor  y  de  la  muerte. 
A  ese  jardin  de  palacio 

Esta  mañana ,  contento, 
Como  acostumbro  otras  feces, 
Sali  á  escuchar  los  parleros 
Ruiseñores,  que,  trinando 
Dulces  y  amantes  requiebros , 
Remoras  son  de  las  aguas 

Y  sirena  de  los  Yientoa; 

Y  contemplando  en  ios  eoadros , 
De  varias  flores  cubiertos, 

Vi  que  galán  el  favonio. 
Blandamente  lisonjero, 
A  las  mas  reden  naoldaa 
Iba  arrullando  y  B&eciendo 
En  sus  verdes  cunas,  donde 
Prisiones  breves  tuvieron. 

Y  acercándome  4.1a  fuente 
Que  de  Cupido  y  dcrVénns 
Brotan  dos  estatuas  vivas 
De  alabastro  tan  perfecto, 
Que  puede  naturaleza 
Rendir  al  arte  su  fngenio; 
La  imaginación  llevada 
De  las  caricias  del  sueño , 


En  un  éxtasis  soapensa 
Dejó  el  alma ,  recogiendo 
Mis  potencias  y  sentidos 
En  las  prisiones  del  cnerpo; 
Cuando  la  idea  eonftisa 
En  aquel  mortal  belefio 
Me  representó  á  la  vista 
Lo  que  diré,  estadme  atentos. 
Parecióme  áne  bi^Jaba 
De  lo  mas  aito  del  eiéío 
Un  pijaro  hermoso,  en  qnlén 
Eran  tantea  los  relíelos 
Despedidos  de  so»  alas, 
Que  crei  que  estal»  viendo 
El  iris,  que  en  las  tormentas 
Muestra  colores  diversos 

Y  en  giros  tomasoladoi 
Da  la  pai  al  bemlaCerlo ; 

Y  haciendo  puntas  y  tomos 
Sobre  mi  ooronat  abriendo 
El  pico  tenai,  entonces 
Dijo  en  humanos  acentos 
Estas  ratones :  c  Urano 

Rey  de  Sldlia ,  á  quién  dieron 
Hircanas  tigres,  sin  duda. 
La  substancia  de  sos  pechos  ^ 
i  rótnA.  fii .  er"<^  i  ^  **revne» 

D«i.~,„.         ^ -• 

O        no  Hu.n 

n^        {«nao         «> 


u^  el  pob.^ 
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V —  -«wk. 


238 

Seca  arista ,  frágil  torre , 
Sí  á  los  primeros  encuentros 
Has  de  ser  burla  del  aire , 

Y  de  la  tierra  escarmiento? 
.  Si  eres  águila  caudal , 

¿Cómo  abales  tanto  el  vuelo, 
Cómo  remontas  tan  poco 
Tus  altivos  pensamientos? 
En  lo  noble  de  mis  puntas 
Toma  generoso  ejemplo, 
Pues  constante,  cara  á  cara, 
Al  sol  los  rayos  le  bebo. 
No  pierdas,  no,  por  bastardo. 
Tu  legítimo  derecho; 

Y  pues  ciego  en  las  porfías 
Deslustras  tu  Daciputento, 
De  la  corona  real 

De  la  púrpura  y  el  cetro 
Pienso  despojarte  abora.» 

Y  con  el  pico  sangriento 
La  corona  me  llevó 

De  la  cabeza ,  tan  presto, 
Que,  aunque  defenderla  quise , 
No  pude  estorbar  su  intento ; 

Y  con  vuelo  arrebatado 
Cortó  las  nubes  ligero, 
Siendo  en  el  golfo  del  aire 
Viva  imitación  del  leño. 
Que,  sacudido  del  Noto, 
Que,  castigado  del  £uro. 
Abollando  montes  de  agua , 
Vuela  con  alas  de  lienzo; 
Hasta  que  en  un  laberinto 
De  nubes  quedó  encubierto. 
Sin  que  pudiesen  mis  ojos 
Volver  otra  vez  á  verlo , 
Por  mas  que  del  laberinto 
Procuraron  ser  Téseos. 

De  la  Vision  asustado. 
Despertó  mi  pensamiento, 

Y  llamando  á  los  sentidos , 
Sobre  el  caso  discurrieron ; 
Pero,  como  á  la  razón 

Se  debe  lugar  primero. 
La  razón  me  ba  aconsejado 
Que  no  le  niegue  á  mi  esfuerzo 
Hacer  caso  de  ilusiones; 
Pues ,  cuando  fuera  decreto 
Celestial  este  que  he  oído 
(Lo  que  en  un  sue&o  no  apruebo), 
Es  tanta  la  bizarría 
De  mi  corazón ,  que  pienso 
Que  contra  el  decreto  mismo 
Se  opusieran  mis  alientos. 
¿A  mí  funestas  visiones? 
A  mi  presagios  funestos? 
¡Vivo  yo,  que  estoy  corrido. 
Aunque  no  hago  caso  de! los! 
{Ap.  Fur  burlas  de  sus  amagos. 
Saber  de  los  tres  deseo 
Si  en  lo  que  he  visto  haber  puede 
Encubierto  algún  misterio.) 
A  ti ,  Lisandro,  te  loca , 
Por  la  experiencia  de  viejo. 
Aconsejarme.— A  tí.  Duque, 
Por  mi  privado  y  mi  deudo. — 
Tú  ,  Moscón ,  por  lo  jocoso, 
Siempre  murmuras  grosero 
Las  acciones  de  palacio ; 
Y'  asi,  que  digas  pretendo 
En  esta  ocasión  también 
Tu  burlesco  sentimiento, 
Para  que  á  Qo  tiempo  los  cuatro 
Del  presagio  nos  burlemos ; 
Para  que  la  envidia  vea, 
Para  que  conozca  el  tiempo 
Que  no  temo  á  las  desdichas, 
Ni  á  sus  amagos  no  temo ; 

Y  que ,  á  pesar  de  amenazas , 
Reinar  eu  Sicilia  espero , 
Sin  presagios,  sin  asombros. 
Sin  ilusiones,  sio  miedos. 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 

Sin  azares,  sin  temores. 
Sin  prodigios,  sin  portentos; 
Porque  de  mi  gran  valor. 
De  mi  majestad  é  imperio. 
No  puede  temerse  mas 
Ni  puede  esperarse  menos. 

DUQUE.  (Ap,) 

¡Grap  soberbia! 

LBAlfDRO.  (i4p.) 

¡  Presunción 
Extraña ! 

REY.  {Ap.) 
Saber  pretendo 
De  los  tres  las  intenciones. 

LISAKORO. 

Responda  el  Duque  primero 
A  la  propuesta. 

DUQUE.  (Ap.) 

Si  digo 
Que  esta  presagio  es  severo , 
Será  fuerza  que  se  enoje, 

Y  destcrráiiüomc,  temo 
Perder  á  Laura,  á  quien  amo; 
blsia  vez  de  lisonjero 

Me  he  de  vestir. 

lET. 

Decid ,  Duque. 
MOSCOff .  {Ap.) 

i  Qué  brava  la  estoy  urdiendo  I 

DU^UE. 

Claro  se  advierte.  Señor, 
Que  el  pájaro  que  ligero 
Te  arrebató  la  corona, 
Es  la  fama,  cuyo  vuelo. 
Tal  vez  licenciosa,  llega 
A  lo  mas  alto  y  supremo 
De  las  esferas ;  y  es  claro 
El  ser  la  fama ,  supuesto 
Que,  siendo  también  deidad. 
Envidiosa  de  tus  hechos, 
Te  quiere  usurpar  la  gloria. 

Y  en  subir  al  cielo  luego 
Tu  corona,  dio  á  entender 

8ue  solo  merece  el  cielo 
uardar  joya  tan  sagrada. 
Porque  sean  sus  luceros 
El  esmalte  que  la  adorne. 
Este  es  el  feliz  portento, 
Si  no  me  engaño,  que  has  visto. 
Donde  claramente  vemos 
Cuánto  á  los  cielos  agrada 
La  constancia  de  tu  reino. 
Pues  gustan  que  se  coloque 
Entre  los  astros  mas  bellos. 


Bien  discurre. 


RET. 


voscort. 
(Ap.  Quiero  al  Rey 
Pagalle  con  la  de  rengo; 
Que,  si  no  lisonjeamos 
b)n  palacio,  no  comemos.) 
Yo  digo  que  el  p^arole 
Es  el  amor,  que,  aunque  ciego. 
También  le  pintan  cou  aUs 
Los  antiguos  y  modernos. 
Este,  viendo  que,  amoroso. 
Como  atrevido  y  severo, 
A  un  tiempo  eres  fiel  amante 
Y  eres  valeroso  á  un  tiempo. 
Conociendo  que  le  usurpas 
El  ser  valiente  y  ser  tierno, 
A  quitarte  la  corona 
Vino  en  forma  de  mochuelo , 
Quizá  para  dedicarla 
A  Vulcano,  que,  aunque  herrero. 
Es  on  efecto  su  padre; 
Porque  es  propio  de  los  necios 
Querer  ostentar  íiniijes, 
Auuque  en  las  malvas  nacieroD ; 


Si  no  es  que  se  1»  llevó 
Para  coronar  á  Venas 
En  los  jardines  de  Chipre 
Por  reina  de  tos  deseos. 

RET. 

El  que  discurre  tan  bien 
Merece,  aunque  es  corto  premio, 
Esta  cadena.  (Dale  um  cadeno.) 

MOSCÓN. 

Será 
Rico  blasón  de  mi  coello. 
¿Es  toda  de  oro? 

RET. 

¿Quién  duda? 

■OSGO.^. 

Vivas  mas  años  que  aa  eaerro. 
(Ap.  ¡Lo  que  vale  la  üioiúa! 
Aprended ,  mirones,  desto.) 

RET. 

Di,  Lisandro,  si  has  mirado 
Con  tu  discurso  y  prudencia 
Deste  sueño  la  sentencia 

Y  deste  engaño  el  cuidado ; 
Que  para  que  con  verdad 
Burle  la  deidad  mas  alta , 
Solo  tu  consejo  falta , 
Solo  falta  tu  piedad. 

LISANPRO. 

Si  hay  conocimiento  eo  U 
De  la  verdad ,  gran  señor, 
Podrás  saberla  mejor 
De  ti  propio  que  de  mL 
No  pide  otro  documento 
O  la  verdad  ó  el  engaño, 
Sino  un  propio  desengaño 

Y  un  propio  conocimiento; 

Y  asi ,  entiendo  que,  an|U|U0  hm  ^^^^ 
Su  parecer  los  demás, 
Al  ün,  Señor,  quedares 
Por  tí  mas  desenga&jido» 

RKT. 

¿Te  excusas  de  responder 
A  mi  gusto  ? 

LISAKMM. 

Simecxcoso; 

Que  estoy  dudoso  y  confeso 
Si  agradarte  be  de  saber; 
Pues  proponiendo  lo  gntlo . 

Y  no  sola  la  verdad , 
No  me  deja  libertad 

De  responder  lo  que  ••  jaala. 
(Ap.  Ya  la  diacorduda  stelo 
Que  mis  voces  han  do  bacer. 
Llegándose  á  enlroneltff 
Entre  las  deste  inttmwMnln: 

Y  aunque  el  alma  laa  eeMio 

Y  alabe  la  suavidad. 

No  ha  de  haber  diflcallad 
En  que  la  cnerda  ao  quiebre.) 

(AWIaeMi«IA#f. 
Jamás  pretendí  con  arte. 
Oh  gran  monarca ,  deeirto 
Lo  que  poede  dlTerlirte, 
Mas  solo  desengañarte ; 

Y  ahora  mas,  coando  ea cierto 
Alffun  venidero  daHo. 
Advierto  tu  desengaño. 

Y  tu  gran  peligro  advierto. 
El  sol  tus  años  namero 
Con  los  dias  de  su  vida, 

Y  el  ave  propia  homicida. 
Que  vive  al  punto  qae  mnipr^; 
Tus  hazafias  solemniceb 

Las  mas  remotas  ragfionea, 

Y  tus  Jnsignei  blasones 
Los  mármoles  etenrioen. 
No  Juzgues  que  es  ilnaioa 

El  sueno,  oh  Rey,  qno  proTanu; 
Antes  por  lisoi^aa 


s  que  lo  son  ; 

na  deidad  suprema , 
la  adore  el  borabre» 
u  justicia  asombre 
>oder  se  tema, 
tiempos  pasados , 
lascara  ai  vicio ; 
;ran  desperdicio 
)S  mal  gastados. 
)  que  hay  Deidad , 
acciones  asiste, 
i  engañar  pudiste 
;  la  verdad ; 
^  que  está  presente; 
espera,  aguarda; 
larece  que  tarda , 
jue  consiente, 
r  la  inclemencia 
lelo  y  no  prohibe, 
una  mano  escribe 
erte  la  sentencia, 
o  que  vestia 
plumas  bellas, 
aban  las  estrellas 
fuego  despedía ; 
í  que,  rompiendo 
;upa  el  aire  vano, 
lurel  soberano 
estabas  durmiendo, 
o  divino, 

grande  obstinación, 
go  ó  el  perdón , 
Josa ,  previno, 
es  de  quitarte 
no  quiera  el  cielo 
mpla  mi  recelo, 
)  que  has  de  emendarte. 

lET. 

mosco:!. 
podrá  callar. 

REY. 

debe  estar  loco. 

MOSCÓN. 

:es  vi  hablar  poco 

ha  excusado  de  hablar. 


LISAMDRO. 


Dor... 


REY. 


Basta  ya; 
zo  lan  fuerte  habría, 
ofenderme  podría , 
rme  el  reino  va? 
que  por  escalas 
de  cielo  en  cielo, 
1  empireo  mi  vuelo, 
las  etéreas  salas, 
i  hay  deidad  que  asombra, 
10  rey  soberbio  humilla , 
de  ser  mi  silla , 
[la  de  ser  mi  alfombra. 

MOSCO  .N. 

barás  á  Moscón 

no  extraordinario , 

o  el  Aries  ni  Acuario, 

icerni  el  Escorpión; 

,  Yaya  con  Dios , 

le  enseña  á  hurtar; 

,  porque  en  adular 

icemos  los  dos. 
REY.  {Á  LUandro.) 
mas  en  mi  presencia, 

go  de  Palermo; 

i  peñas  de  un  yermo , 

fieras  audiencia. 

LISANDRO. 

raidorme  destierras, 
:ulpas  me  castigas ; 
iades,  si ,  me  obligas 


DEL  CIELO  VIENE  EL  BUEN  BEY. 

Al  albergue  de  una»  sierras , 
A  la  rústica  campaña 
De  unos  brutos,  de  unas  fieras. 
Que,  por  no  ser  lisonjeras. 
Menos  su  amistad  me  daña. 

REY. 

No  tan  lejos  has  de  estar 

De  la  corte;  que  he  advertido, 

Que,  viendo  lo  que  has  perdido. 

Te  causará  mas  pesar. 

La  aldea  que  junto  al  baño 

Adonde  á  bañarme  voy 

l£stá  ,  por  cárcel  le  doy 

A  tu  fiero  desengaño. 

LIS  ANDRÓ.  (Ap.) 

Al  piadoso  cielo  rue^o 
Que  mitigue  sus  enojos. 

REY. 

¡  Que  no  te  maten  mis  ojos ! 
Que  no  le  abrase  mi  fuego ! 
Vete. 

LI  SANDRO. 

Con  gusto  me  voy. 
Pues  es  el  tuyo  la  ley. 

REY. 

Sabes  que  siempre  soy  rey. 

LISANDRO. 

Tú ,  que  fiel  vasallo  soy.  (Vau.) 

DUQUE. 

Señor... 

REY. 

No  hay  que  replicar. 
{Ap.  Que,  pues  no  miré  al  decoro 
De  su  hija,  á  quien  adoro. 
No  me  queda  que  mirar.) 

{Hablando  con  Moscón  aparte,) 

Hanme  dado  algún  cuidado 
De  mi  Laura  los  enojos. 

MOSCÓN. 

Mas  bien  gozarás  sus  ojos 
No  estando  el  padre  á  so  lado. 

DUQUE. 

Y  yo  en  perpetuo  disgusto 
Podré  mas  presto  acabar. 
Si  es  forzoso  renunciar 
En  un  tirano  mi  gusto. 

REY. 

Los  cazadores  prevén ; 
Que  con  los  halcones  quiero 
Olvidar  á  ese  grosero. 

MOSCÓN. 

H:irás,  gran  señor,  muy  bien ; 

Y  de  camino  podrás 
Gozar  del  baño  templado ; 
Que  el  calor  es  extremado. 

REY. 

Prevenido  lo  tendrás. 

MOSCÓN. 

A  ponerlo  por  efeto 
Mi  voluntad  se  sujeta. 

REY. 

Aquel  pájaro  me  inquieta. 

MOSCÓN. 

No  á  mi,  que  soy  con  respeto, 

Cuando  mis  gracias  ensayo, 

Al  pájaro  semejante 

En  lo  picudo  y  rapante ; 

Mas  de  donde  diere  el  rayo.      (Vaie.) 


Salen  LA  REINA  y  LAURA,  dama. 

REINA. 


Mejor  que  yo  alcanzarás , 
Laura,  su  perdón  ahora. 

LAURA. 

Ya  coDoceriSy  sefiora , 
Qae  de  |pkl.ie|;iir«  estás. 


RUNA. 

Vivas  los  años.  Señor, 
Que  quien  es  tuya  desea. 

REY. 

Y  esos  mismos  años  vea , 
Reina  y  señora,  tu  amor. 

REINA. 

(Ap.  ¡Que  disimule  mis  celos, 
Temiendo  una  Urania, 
Cuando  en  una  dama  mía 
Conozco  en  el  Rey  desvelos ! ) 
A  tus  pies,  Señor,  te  ruego 
Vuelva  Lisandro  á  la  corte. 

REY. 

Es  el  castigo  mi  norte. 
La  venganza  es  mi  sosiego. 

REINA. 

Mira  bien  que  su  ad?ertencia 
Se  ajusta  coa  la  razoo , 
Porque  estos  amagos  son 
Del  cielo. 

,   REY. 

Ha  sido  imprudencia , 

Y  la  debo  castigar. 

REINA. 

Antes  fué  conseja  fiel. 

R^Y. 

¿  Venisme  á  rogar  por  él , 
O  venisme  á  predicar? 

REINA. 

Llega  tú ,  Laura ,  y  suplica 
Para  tu  padre  el  perdou. 

LAURA. 

Aunque  es  mucha  mi  razón , 
Eso  á  la  razón  implica. 

DUQUE.  (Ap.) 
Perdóneme  la  lealtad 
Que  á  un  rey  se  debe  tener. 
Pues  no  tiene  que  perder 
Quien  pierde  la  libertad. 

REINA. 

Llega  tü,  Laura. 

REY.  (Ap.)* 
Por  verla 
Solo  pedirme  y  rogarme , 
Me  parece  que  he  acertado 
En  desterrar  á  su  padre. 

LAURA, 

Los  servicios  que  en  tu  casa , 
Siempre  leal  y  constapte , 
Lisandro,  Señor,  te  ha  hecho, 
Referirlos  es  cansarte; 
Mas  cuando  nace  el  olvido 
De  ignorancia,  no  de  achaque» 
Si  de  venganza  ó  de  enojo , 
El  decirlos  no  es  culpable ; 
Pue:»  es  de  razón  tan  fuerte. 
Cuando  la  forman  verdades. 
Que,  á  pesar  de  los  enojos. 
Causa  recuerdos  bastantes. 
Apenas  hubo  en  Sicilia, 
Cuando  victorioso  entraste 
Por  las  puertas  de  Palermo 
(A  pesar  del  valgo  infame). 
Quien  aclamase  tu  nombre; 
Porque  fué  el  temor  bastante 
Hacer  que  todos  temiesen 

Y  tu  poder  recelasen ; 
Cuando  la  espada  en  sa  diestra , 
El  enojo  en  su  semblante. 

La  razón  en  lo  prudente, 

Y  los  premios  en  lo  afable. 
Volvió  en  amor  los  temores. 
Lo  aborrecible  en  lo  amable, 
Dejando  en  todo  ta  reino 
Llanas  las  dificultades. 

El  de  Ñapóles ,  vencido, 
Quiso  el  p9saje  estorbarte 


232 

JULIO. 

Porque  lo  Irató  conmigo, 
Pretendiendo  con  recalos 
Obligarme  al  homicidio ; 
Mas  yo,  que  loda  mi  vida 
Mo  ofendí  á  Dios  en  el  quinto , 
Le  dije  que  no  mil  veces; 

Y  asi ,  no  anduvo  advertido 
En  fiarme  este  secreto. 
Aunque  larde ,  lo  previno 
Con  el  porte  del  despacho. 

COSME. 

Amor  y  aji^ravios  olvido 
En  tocándome  en  la  vida 
Del  amigo  mas  querido ; 
Curácier  fué  tu  amistad , 
Pues  del  alma  no  han  podido 
Sacarte  tantos  agravios.  — 
Julio, yo  me  determino 
A  qne  vamos  á  Florencia ; 
Sepa  el  Duque  los  delitos 
Deste  traidor. 

JULIO. 

¿Estás  loco? 
¡Qué  espantoso  desatino! 
Tú  no  subes  lo  que  pasa  ; 
¿  No  es  mejor  que  entre  estos  riscos 
Aprendamos  á  ermitaños. 
Que  en  esta  edad  es  oficio? 
^  o  apostaré  (|ue  á  estas  horas 
Dentro  en  Florencia  ha  metido 
Laurencio  cuatro  mil  hombres, 

Y  mas ,  9ue  son  infinitos 
l^s  linajes  conjurados; 
Que,  como  Alejandro  ha  sido 
Muy  tirano,  están  quejosos 

Y  afrentados  los  vecinos. 
No  vamos  allá ,  Señor. 

COSME. 

¿Que  en  tan  notable  peligro 

Está  el  gran  duque  Alejandro? 

i  Cuántas  veces,  señor  mió , 

Te  previne  esta  desdicha ! 

Mares  son  ,  que  no  son  rios^ 

Mis  ojos.  —  Julio,  ¿qué  haré? 

;(^on  qué  industria,  con  qué  arbitrio 

Podré  dar  la  vida  al  Du(¡ue  ? 

Pero  ¿  para  qué  me  aflijo  ? 

Yo  voy  á  entrarme  en  Florencia, 

Y  con  la  espada  que  ciño 
Te  defenderé  del  mundo, 

Y  al  son  de  mis  tristes  gritos 
Moveré  á  pieÜad  las  piedras, 
Si  faltaren  mis  amigos. 

Ya  voy.  ya  voy,  Alejandro ; 
No  temas,  que  yo  estoy  vivo, 

Y  si  yo  llegare  tarde, 
Al  íin  moriré  contigo. — 
Camina  á  Florencia,  Julio. 

JULIO. 

Vive  Dios ,  que  vas  perdido.      ( Vaie,) 
Salen  LAURENCIO  v  LEONORA. 


LAURENCIO.         [dabas, 
Perdona,  que  aunque  supe  aue  aguar- 
No  he  podido  salir ;  vengo  ae  Roma 
De  visitar  al  Papa ,  nuestro  tio. 
Que  está  muy  malo. 

LEO:VORA. 

¿Y  tú  no  vienes  bueno? 

LAURENCIO. 

Yo  vengo,  mi  Leonora,  á  tu  servicio ; 
¿Cómo  está  mi  Isabel? 

LEONORA. 

Con  gran  cuidado. 

LAURENCIO. 

¿Dlóle  mis  cartas  Julio,  mi  criado? 


'  DIEGO  XIMENEZ  DE  ENCISO. 

LEONORA.  [nuevo? 

De  espacio  estás;  ¿no  sabes  qué  hay  de 
Como  en  tus  carUs  á  Isabel  le  mandas 
Que  favorezca  á  Cosme,  fué  á  la  ermita 
üe  la  Virgen  delHuerto,  junto  áTrebia, 

Y  sabiendo  que  el  Duque  andaba  ácaza, 
Casi  á  sus  OJOS  se  arrojó  en  la  quinta 
De  Cosme,  donde  el  Duque  los  ha  visto, 

Y  por  poco  perdiéramos  las  vidas. 

LAURENCIO. 

No  pude  desear  mejor  suceso,  [seso. 
Ya  el  Duque  me  lo  ha  dicho;  pierdo  el 
Él  fué  á  matar  á  Cosme  por  su  mano. 
Viendo  el  favor  que  tiene  ese  villano; 
Librósdiá  su  pesar,  y  viene  loco. 

LEONORA. 

Segnn  era  su  gente,  no  fué  poco ; 
Metióse  Cosme  en  el  frondoso  monte , 

Y  del  Duque  temblaba  el  horizonte; 
Isabela  en  el  coche  que  tenia 
Volaba  apar  del  viento,  no  corría;  [do. 
Mas  pienso  que  este  Cosme  es  tan  ama- 
Que  ios  mismos  soldados  le  han  librado. 

LAURENCIO.  [deroso. 
No  importa  ,  no ;  que  el  Duque  es  po- 
Él  le  vendrá  á  matar ;  que  está  celoso. 

LEONORA. 

Dejemos  esto,  y  vamos  á  otra  cosa  : 
Un  recaudo  te  traigo  de  tu  esposa ; 
Como  negó  á  su  padre  el  casamiento 
En  tu  presencia ,  y  por  estar  ausente, 
No  te  na  dicho  la  causa,  está  afligida. 

LAURENCIO. 

En  tu  boca,  Leonor,  está  mi  vida ; 
Dime ,  ¿por  qué  lo  hizo  mi  Isabela? 
Que  no  en  vano  admiraba  su  mudanza ; 
La  industria  de  mujer  todo  lo  alcanza. 

LEONORA. 

Porque  su  padre  la  matara  luego 
Si  confesara  que  eras  su  marido; 
Que  el  gusto  que  mostraba  era  fingido. 
No  se airevióádecirlopor  sus  cartas, 
Ni  aun  de  sus  manos  se  atrevió  á  escri- 

[birte; 
Yo  fui  la  secretaria  en  esU  ausencia ; 
Teme  que  ha  de  matarla. 

LAURENCIO. 

¡Extraño  viejo! 

LEONORA. 

Pero  Isabel  te  adora  de  tal  suerte , 
Que  vida  le  será  por  ti  la  muerte; 
Quiere  esU  noche  hacerte  una  visita 
En  tu  cuarto. 

LAURENCIO. 

¿Qué  dices? 

LEONORA. 

Lo  que  pasa, 
Porque  ya  no  es  posible  ir  á  su  casa ; 
Levantó  las  paredes ,  y  el  postigo 
Lo  tapió  de  tal  suerte ,  que  es  ventura 
Que  aune!  sol  halle  pasca  la  abertura. 


No  quiere  que  baya  ku,  Uenetergñeii- 

LACRENCIO.  I  *■• 

No  te  espantes,  Leonora,  ni  te  rías ; 
Dila  que  noches  be  de  hacer  los  dias. 
Ni  habrá  gente  ni  luz ;  pide  otra  cosa. 

LEONORA. 

Que  de  tu  cuarto  me  bas de  dar  la  llavci 
Porque,  si  acaso  sales  coa  el  Duque, 
No  estemos  en  la  calle. 

LAURENCIO. 

Bien  previene ; 
Mas,  como  el  Duque  y  yo  somos  amigos, 
El  Duque  tiene  llave  de  mi  coarto, 

Y  del  cuarto  del  Duque  yo  la  tengo, 

Y  son  llaves  maestras  del  palacio, 

Y  temo ,  como  es  unta  la  privanza , 
No  quiera  visiurme. 

LEONORA. 

Pues  ¿qué  importa? [le? 
¿Habrá  mas  de  esconderse  en  tu  retre. 

LAURENCIO. 

Dices  bien ,  ¿Isabela  vendrá  sola? 

LEONOEA. 

Yo  me  vendré  con  ella,  pero  al  punto 
Me  volveré  por  si  llamare  el  viejo. 

LAURENCIO. 

Esta  es  la  llave,  y  esU  una  cadena 
En  albríciasdelgustoqaemebasdado; 
Dila  á  Isabel...  Has  no  la  di|^  nada; 
Di  que  el  contento  meba  dejado  mudo. 

LEONORA. 

Mujer  que  quiso  bien « todo  lo  pudo. 

LAURBNaO. 

ti  Duque  sale ;  vé  con  Dios ,  Leonora. 

LEOHORA. 

No  verá  la  cadena  mi  se&ora.  (VMse.) 


Sale  EL  DUQUE. 


LAURENCIO. 

Leonora,  ó  tú  roe  engañas,  ó  yo  sueño; 
¿Isabela  en  mi  casa  y  yo  su  dueño? 

LEONORA. 

Si ,  mas  con  Ul  melindre  y  condiciones, 
Oue  te  has  de  reir  mucho;  estáme  aten- 

[to. 
Lo  primero,  que  no  ha  de  haber  persona 
Dentro  en  tu  cuarto. 

LAURENCIO. 

Claro  está,  Leonora. 

LEONORA. 

Pues  que  no  ha  de  estar  claro  es  el 

[segundo; 


¿  Laurencio? 


DÜOUI. 
LAURENCIO. 

¿  Gran  seitorT 


DUQUE. 

Partios  al  punto, 
Y  decidle  á  Isabel  (que  ya  ha  tenido 
De  Trebia ,  según  dyo  el  SecreUrío ) 
Que  esta  noche  en  su  casa  ó  ea  la  mía 
La  he  de  gozar,  6  que  he  de  dar  la  muer- 

A  su  padre  y  á  Cosme,  su  marido,  [te 
Por  quien  ya  mis  justicias  han  partido; 
Esto  ya  no  es  amor,  sino  porfla. 

LAURENCIO.  (AP-) 

Fortuna  y  celos,  ya  ha  llegado d  día; 
Muera  el  Duque  esta  noche ,  muera  el 

[Duque; 
NoUble  traza  el  cielo  me  ht  ofirecido. 

DCOCI. 

¿No  vais,  Laurencio? 

LAOBERCIO. 

Haz  cuentaque  he  venido.  (Fcfe.) 
SMle  OCTAVIO. 

OCTAVIO. 

No  sé,  Señor,  si  lo  diga; 
Cosme  te  pide  licencia 
Para  hablarte. 

DDQOE. 

No  hay  paciencia; 
¿Posible  es  que  no  castiga 
El  délo  este  atrevimiento? 
Mátele  luego  la  guarda. 

OCTAVIO. 

Muera  Cosme. 


Sale  GOSMB. 

COSIIB. 

Espera,  aguarda; 
Oae  DO  merece  mi  intento 
Tan  rigaroso  castigo. 

DDQDE. 

¿Ouiéres  matarme,  traidor? 
¡Qué  quieres  aqui? 

COSME. 

Señor, 
Déjenme  á  solas  contigo; 
Qae  importa. 

DÜQDB. 

¿Conmigo  á  tí? 

COSME. 

Si ;  que  bien  seguro  estás. 

DUQDE. 

Aunque  quieras ,  no  podrás 
Matarme.  —  Salios  de  aquí.— 

(Yase  Oaavio.) 
;Qué  quieres ,  que  solo  estoy? 
Qué  intentas? 

COSME. 

Desengañarte ; 
Laurencio  quiere  matarte. 

DUQUE. 

¿A  mi?  Mientes ,  no  te  doy 
Crédito ,  no  be  de  ofender 
Solo  con  el  pensamiento 
A  Laurencio;  mas  tu  intento 
bien  claro  se  deja  ver. 
¿>o  bailaste  otra  traición 
Con  que  disculpar  las  tuyas? 

COSME. 

Las  traiciones  son  las  suyas , 
Ljs  lealtades  mias  son. 
Lee  estas  cartas,  y  después 
Me  puedes  mandar  malar. 

DUQUE. 

>o  bas  de  poderme  engañar. 

COSME. 

Lee,  y  tú  verás  auién  es ; 
Libertar  quiere  a  Florencia. 

DUQUE. 

Mira ,  Cosme ,  que  es  mi  amigo 

Laurencio,  y  que  es  tu  enemigo  ; 

Repórtate  ,  j  con  prudencia 

Trata  negocio  tan  grave ; 

>o  me  bables,  Cosme ,  asi 

De  quien  quiero  mas  que  á  mí ; 

Advierte  que  nadie  sabe 

Lo  que  se  siente  el  dolor 

Que  está  lidiando  conmigo ; 

Que  la  ofensa  del  amigo 

Rs  el  agravio  mayor. 

Estoy  ,  Cosme ,  por  romper 

L.as  cartas;  que  mi  aScion  [Arrójalas.) 

Es  tal ,  que  tan  gran  traición 

Yo  no  la  quiero  creer. 

COSME. 

Es  la  enfermedad  mayor 
La  rendida  voluntad ; 
Sana  de  tu  enfermedad  , 
Pasa  la  purga ,  Señor. 

DUQUE. 

(Le«.)cMi  bien,  yo  be  llegado  bueno.» 
iQué  es  esto ,  Cosme  ? 

COSME. 

Lee  mas. 

DUQUE. 

¿Porga  de  celos  me  das? 
No  es  medicina ,  es  veneno. 

COSME. 

Ue ,  y  sabrás  la  ocasión 


LOS  MÉDICIS  DE  FLORENCIA. 

De  tus  rabiosos  recelos.   . 
Porque  me  maten  tus  oelos^ 
Fingió  Isabel  mi  afición ; 
Porc|ue  la  vieses  conmigo , 
Sabiendo  que  ibas  á  caza. 
Fué  á  visitarme,  y  fué  traza 
De  Laurencio,  mi  enemigo. 
Quien  en  su  jardín  bailaste 
Fué  á  ese  traidor,  que  no  á  mi ; 
Julio  me  lo  dijo  asi. 
Mira  de  quién  te  fiaste. 

DUQUE. 

No  está  esta  carta  firmada. 

COSME. 

¿Disculpas  buscas  á  amor? 
Lee  la  otra  carta.  Señor, 
Donde  verás  confirmada 
La  mayor  alevosía 
Que  cupo  en  pecho  cristiano ; 
Tu  amigo,  tu  primo  bermano 
Contrasta  tu  monarquía ; 
El  pueblo  y  los  foragidos 
Contra  ti  están  conjurados ; 
Mas  de  cuatro  mil  soldados 
Armados  y  prevenidos 
Tiene  dentro  de  Florencia ; 
Abre  los  ojos ,  Señor. 

DUQUE. 

Basta ,  muera  este  traidor. 
Pues  la  amistad  ,  la  clemencia... 
¿Dónde  está  Julio? 


HB 


Llega,  Julio. 


COSME. 

Aqui  está. 


Sale  JULIO. 

JULIO. 

Estoy  turbado. 

DUQUE. 

Julio,  seáis  bien  llegado. 

JULIO. 

Beso  tus  pies. 

DUQUE. 

¿Quién  podrá 
Resistir  tanto  dolor? 
Alzad  del  suelo,  y  creed , 
Julio ,  que  os  haré  merced ; 
¿Qué  hay  en  esto? 

JULIO. 

Gran  señor, 
Verdad  es  cuanto  ba  contado 
Cosme,  y  yo  buen  testigo 
De  lo  que  trató  conmigo, 
Y  de  haberme  despachado 
Con  los  pliegos  que  has  leido. 
Perdíme,  á  Cosme  encontré. 
Leyó  las  cartas ,  y  á  pié 
A  darte  cuenta  ha  venido, 
Sin  que  reparase  en  nada; 
Que  es  notable  su  lealtad. 

DUQUE. 

Ejemplo  de  la  amistad , 
Gloria  de  la  edad  dorada , 
Dadme,  Cosme,  mil  abrazos. 
Engañóme  este  traidor; 
Yo  me  vengai;é. 

COSME. 

Señor, 
Yo  no  merezco  tus  brazos , 
Déjame  besar  tus  pies. 

DUQUE. 

Vos  veréis  lo  que  os  Astimo; 
Sois  mi  aipigo,  y  sois  mi  primo. 

JULIO. 

Laurencio ,  Señor. 

COSME. 


DUQUE. 

Bajaos,  Cosme,  al  cenador 
Del  jardin ,  porque  el  criado 
No  me  escuche. 

COSME. 

Ten  cuidado 
No  le  mate  este  traidor. 

{Vanse  Cosme  y  Julio.) 

Sale  LAURENOID. 

LAURENCIO. 

Déme  albricias  vuestra  alteza. 
DUQUE.  {Ap.) 

Saltos  me  da  el  corazón , 
¿Qué  haré? 

LAURENCIO. 

Señor,  ¿qué  ocasión 
Causa  tan  grande  tristeza? 

DUQUE. 

¿Venissolo? 

LAURENCIO. 

Solo  vengo. 

DUQUE. 

Cerrad  la  puerta. 

LAURENCIO. 

¿La  puerta? 

DUQUE. 

Si. 

LAURENCIO.  (Ap.) 

¿Qué  es  esto?  ¿Si  fué  cierta 
Mi  sospecha?  Ya  prevengo 
Mi  disculpa. 

DUQUE.  {Ap.) 
¿Que  es  posible 
Que  Laurencio  sea  traidor? 

LAURENCIO. 

¿Tú  lágrimas ,  gran  Señor? 
Tú ,  á  quien  ñaua  es  imposible? 

DUQUE. 

Yo  lloro,  Laurencio,  si; 

gue  disculpa  en  mi  valor 
star  en  mi  pecho  amor, 

Y  es  niño,  y  llora  por  mí ; 
Lloro,  y  pretende  mi  llanto 
Mi  ignorancia  disculpar  i 
Que  es  muy  fácil  de  engañar 
Un  hombre  que  llora  tanto. 
Como  la  fortuna  he  sido , 
Pues  con  mi  necio  favor 

He  dado  el  lugar  mejor 

A  quien  no  lo  na  merecido. 

Muro  soy ,  quise  enlazar 

La  hiedra  entre  piedra  y  piedra , 

Y  viene  á  ser  esta  hiedra 
Quien  me  quiere  derribar. 

LAURENCIO. 

No  te  entiendo ;  solo  digo 
Que ,  aunque  en  callar  tu  secreto 
Ganas  nombre  de  discreto , 
No  lo  ganarás  de  amigo. 

DUQUE. 

!  Ah  Laurencio ,  á  Dios  pluguiera 
No  lo  fuéramos  los  dos ! 

LAURENCIO. 

¡Oh graur Señor !  ruego á Dios , 
#rimero  Laurencio  muera. 

DUQUE. 

Cuando  intentasteis  quebrar 
Las  estatuas  que  tenia 
Roma ,  y  el  pueblo  os  quería 
Con  justa  causa  matar, 
1  No  os  libre  ?  no  os  defendí  ? 

Y  citando  me  dio  este  estado 
El  César ,  ¿  qué  no  os  he  dado  ? 
Dueño  sois  del  y  de  mi. 


I 
I 

\ 


S54 

Pues  ¿por  qué  con  Ul  rigor 

ÍLeea ,  Laurencio)  habéis  querido 
DI  nombre  de  agradecido 
Trocar  por  el  de  traidor? 
I  No  sois  mi  dueño  y  amigo? 
Á  Por  qué  me  queréis  matar? 
Por  qué  os  queréis  conjurar 
Con  Yaiorio,  mi  enemigo? 
¿Tanta  gente  prevenida 
Para  matarme  á  traición? 
¿No  basta  eA  sinrazón 
Para  quitarme  la  vida? 
Que  estáis  quejoso  sospecho. 
Solos  estamos  los  dos; 
Por  mí  os  suplico  y  por  Dios 
Que  me  digáis  qué  os  he  hecho. 
Si  son  celos,  ¿á  qué  fin , 
Si  amáis  á  Isabela,  amigo, 
No  os  declarasteis  conmigo 
Cuando  os  hallé  en  el  jardin? 
No  á  una  mujer,  todo  el  mundo 
Os  diera,  según  os  quiero, 
Porque  á  Alejandro  el  primero 
No  ha  de  exceder  al  segundo. 
Si  es  envidia  de  mi  estado, 
¿Qué  envidiáis  lo  que  tenéis? 
Decidme  lo  que  queréis 

Y  de  qué  estáis  enojado. 
Bien  os  podéis  declarar; 

Que  aquí  estamos  sin  testigos. 
Laurencio,  seamos  amigos ; 
Que  yo  os  quiero  perdonar. 

LAURENCIO. 

¡Ah  señor!  si  vuestra  alteza 
Tal  ha  llegado  á  creer, 
Solo  puedo  responder 
Que  me  corte  la  cabeza. 
Es  verdad  que  yo  escribí 
A  Yaiorio,  y  procurado 
Ver  quién  esiá  conjurado 
En  Florencia  contra  tí. 
Con  todos  hice  amistad 
Por  saber  sus  intenciones, 

Y  tratando  estas  traiciones, 
Hice  mayor  mi  lealtad. 

Mil  veces  te  he  descubierto 
Muchos  traidores  así , 

Y  si  no  fuera  por  mí , 
Quizá  ya  te  hubieran  muerto. 
Juntar  ahora  quería 

Tus  contrarios  en  Florencia , 
Para  que  sin  resistencia 
Los  mataras  en  un  dia. 

Y  si  no  te  lo  he  contado. 
Fué  hasta  tenerlo  hecho. 
Pensando  que  de  mi  pecho 
Estuvieras  confiado. 

A  Julio  quise  matar. 
Porque  dicen  que  trataba 
Matarte ,  y  se  lo  pagaba 
Cosme,  que  quiere  reinar; 

Y  ellos  dos,  sin  duda  han  sido 
Quien  estas  cartas  te  han  dado ; 
¿Un  enemigo,  un  criado. 

Son  los  hombres  que  has  creído? 
Esta  carta  de  IsaMa 
Es  falsa,  no  es  de  mi  mano 
Ni  trae  firma;  este  villano 
Habrá  hecho  esta  cautela. 
Pregunta  si  tengo  amor 
A  Isabela ,  mi  señora ; 
Ella  vendrá  á  verte  ahora , 

Y  sabrás  si  fui  traidor. 
Sabe ,  Señor,  de  tu  dama , 

Si  es  verdad  que  te  he  ofendido, 
Que  si  fuera  su  marido. 
No  la  trajera  á  tu  cama ; 

Y  en  tanto  dame  liceircia , 
Si  no  me  quieres  malar, 
Porque  yo  no  pienso  estar 
En  palacio  ni  en  Florencia. 


DíBCO  XIMENBZ  DE  raCISO. 

DUQUE. 

¿Qué  me  dices? Que  Isabela 
A  mi  gusto  está  rendida? 
Vuestra  es ,  Laurencio,  mi  vida ; 
Traición ,  engaño,  cautela 
Fué  cuanto  me  habían  contado, 

Y  por  haberlo  creído , 
Perdón  mil  veces  os  pido; 

No  estéis,  Laurencio,  enojado. 
¿Qué  os  respondió  la  belleza 
Que  adoro  ?  ¿Mostró  disgusto? 

LAURCrtCIO. 

Solo  en  cosas  de  su  gusto 
Me  hace  merced  vuestra  alteza. 
Fui ,  ll^ué ,  hablé  y  vencí ; 
Temió  Isabel  tu  crueldad , 
Rindióse ,  y  por  so  beldad 
Todo  tu  estado  ofrecí; 
No  pidió  mas  de  una  cosa. 

DUQUE. 

¿Qué  fué,  Laurencio? 

LAUBERCIO. 

El  secreto. 

DUQUE. 

Mil  veces  se  lo  prometo; 
Es  discreta  cuanto  hermosa. 

LAURENCIO. 

Dijo  que  no  has  de  tener 
En  todo  tu  cuarto  guarda. 

DUQUE. 

Quien  á  un  serafin  aguarda, 
¿Qué  guardas  ha  menester? 
Ni  habrá  guardas  ni  criados. 
Yo  solo  en  mi  cuarto  espero; 
Amigo,  mirad  que  muero 
A  manos  de  mis  cuidados. 
Id  presto  por  Isabel , 
Presto,  presto ;  que  estoy  loco. 
Rendida  Isabel,  es  poco 
Mis  estados. 

LAURENCIO. 

¿Ya soy  fiel? 

DUQUE. 

Dame ,  Laurencio ,  los  brazos. 

LAURENCIO. 

Mira,  Señor,  no  te  mate. 

DUQUE. 

Dejad  ese  disparate ; 
Poned  redes,  armad  lazos 
Contra  nuestros  enemigos; 
Que  á  fe  que  he  cogido  dos. 
Que  me  han  de  pagar,  por  Dios , 
El  revolver  dos  amigos. 

LAURENQO. 

¿Quién  son  ? 

DUQUE. 

No  se  ha  de  saber 
Hasta  que  venga  Isabela. 

LAURENCIO. 

Voy  por  ella.  {Ap,  Esta  cautela 

Ser  duque  me  ha  de  valer.)      (Tase.) 

DUQUE. 

¿Octavio? 

OCTAVIO.    , 

¿Señor? 

DUQUE. 

Mandad 
Que  no  haya  en  mi  cuarto  gente , 
Publicad  (|ue  estoy  túsente , 

Y  luego  al  punto  bajad 

Por  Julio  y  Cosme  al  jardin , 

Y  en  el  cuarto  de  Laurencio' 
Con  secreto  y  con  silencio 
Los  entrad ;  ^a  tendrá  fio 

El  ídolo  de  Morencia  , 

Y  acabarán  mis  enojos ; 


Cubrid  á  los  doi  lof  ojos , 
Y  prendedios  con  prudencia , 
Sin  que  pueda  haber  testigos. 

OCTAVIO. 

Laurencio  se  habrá  de  holgar. 

DUQUE. 

En  albricias  le  he  de  dar 
Presos  á  sus  enemigos. 
Si  los  prendo  en  otra  parte , 
Se  ha  de  alborotar  Florencia. 

OCTAVIO. 

Digo,  Señor,  que  es  pradenela ; 
Venza  á  la  fortuna  el  arte. 
Dame  la  llave,  Sefior. 

DUQUE. 

Solo  mi  quietad  procaro. 

OCTAVIO.  (Ap.) 

No  hay  hombre  que  esté  iegaro 
Del  pecho  de  este  traidor.        (F«^-) 

DUQOE. 

Quiero  entrarme  á  desnudar; 

¡  Válgame  el  cielo ,  que  be  oido 

Un  espantoso  gemido ! 

Apenas  acierto  á  andar. 

Temblando  de  espanto  estoy; 

Allí  una  mujer  me  llamar, 

¿  Quién  puede  ser  T  ¿  Si  es  mí  dama  ?— 

Aguárdame,  que  ya  voy.  — 

1  fcis  aquel  Laurencio?  Si. — 

Laurencio,  ¿tanto  ri^or?  — 

Que  me  mata  este  traidor; 

Hola,  gente.— ¿Estoy  oo  mlt 

:  Extraña  melancolía ! 

Loco  estoy,  voyme  á  aoostar ; 

¡Cuan  juntos  suelen  andar 

El  pesar  y  la  alegría!  (Fai«.) 

Salen  COSME  t  JULÍO,  pMné$ulM 
ligoi  de  /m  ti^i. 

COSR. 

Aguarda,  aguarda,  oo  cierres. 
Octavio ,  y  verás  coén  presto 
Acabo,  como  Sansón, 
Con  la  vida  y  con  el  templo. 

lOUO. 

Esta  es  gran  beltaqneria. 
No  pudiera  haberla  beebo 
Un  zurdo  ni  un  ceJUanto. 
¿  Ves  algo  ?  Que  yo  no  too. 

eos». 
Solo  veo  mi  desdicha; 
Huen  pago ,  Julio ,  buen  premio 
De  mi  lealud;  ¿dónde eal—üit 


JULIO. 

No  lo  sé ,  que  vine  ciego ; 
Mas,  según  la  escaridad. 
Estaremos  en  los  versos 
De  algún  poeta  muy  coito; 
¿  Estamos  ahora  buenos T 
¡Oh  lealtad  de  Bercebá! 
Si  hubiera  en  aqneito  tiempo 
Danés  Urgel  el  Leal « 
Fuera  mas  traidor  qoe  u 

com. 
Yo  temo  que  ha  de  miarme. 

JDLIO. 

Desto  has  de  estar  muy  contento. 
Porque  dentro  de  cien  a&os 
Estarán  los  libros  llenos 
De  ta  noble»  y  leaNnd. 

(CMMfwelfin/fl 


.) 


Escucha ,  Julio ;  qne  pienso 
Qoe  abren  la  pneiti. 


JULIO. 

Mafio. 

COSHfe. 

;0h  qué  terrible,  ob  qué  feú 

Es  el  rostro  de  la  muerte ! 

Sin  espada  estoy ,  y  ¿  qué  barétnos? 

JOLIO. 

Morir,  paes  somos  leales. 

COSME. 

¿  Abrieron,  Jolio? 

JOLIO. 

Ya  abrieron. 
Sah  LEONORA. 

LBOlfOftA. 

I  Ob  escura ,  apacible  noche , 
Siempre  piadosa  á  los  ruegos 
De  veoiarosos  imantes , 
En  tas  sombras  me  encomiendo ; 
Favorece  mi  osadía.  — 
Laurencio ,  señor  Laurencio. 

cosn. 
JoJio ,  Toz  es  de  mujer ; 
Si  es  de  Isabela ,  yo  muero. 
Eu  piedra  me  be  convertido. 

JULIO. 

Para  marido  eras  bueno. 

LEONORA. 

Laurencio ,  Isabela  soy. 

COSME. 

Aj,  Julio,  rabio  de  celos ; 
Isabela  ba  preguntado 
Por  Laurencio^  este  aposento 
Es  de  Laureoao  sin  duda. 

JULIO. 

Fingirme  Laurencio  quiero.  — 
Cé ,  Isabela ,  babta  roas  paso ; 
One  debe  de  estar  despierto 
El  Duque. 

LBOlfOBA. 

i  Hicia  dónde  estás? 

JULIO. 

Conmigo  mismo  no  acierto. 

LBOIIORA. 

¿Estás  solo? 

JULIO. 

Solo  estoy, 
Bien  puedes  darme  dos  besos. 

LEONORA. 

¿Hase  sabido  de  Cosme? 

JULIO. 

Si, Isabela,  ya  está  preso. 

LEONORA. 

Dale  ffracias  á  mi  industria ; 
Sabe  Dios  to  que  me  buelgo. 

JUUO. 

Dios  te  dé  mtfdMi  sahid. 

LEO^fORA. 

¡Cuántas  Teces  perdí  el  sueño 

Deseando  esta  ocasión , 

Para  decirte  el  intento 

Con  que  le  negué  á  nrt  padre 

El  amor  que  te  confieso ! 

Aborrécete  de  suerte , 

Que ,  en  sabiendo  el  casamiento, 

ie  diera  mil  puñaladas. 

JULIO. 

Machas  son;  bastaban  menos. 

LEONORA. 

Con  la  I1a?e  que  enyiaste 
Be  Tenido  á  tu  aposento , 
Vergonzosa  y  afrentada 
De  mi  amor  y  mis  defteos^ 


LOS  MÉDtGld  IMS  I^L6Afi!«C!A. 

Huélgome  que  eltés  á  escuras , 
Y  en  este  mudo  silencio 
Piensa  el  remedio  de  todo , 
Pues  sabes  que  eres  mi  dueño. 

COSME. 

El  que  has  pensado,  enemiga, 
Será... 

LEONORA. 

Detente ;  ¿qué  es  esto? 

COSME. 

Dar  venganza  á  tanto  agravio. 

LEONORA. 

¿Laurencio? 

COSME. 

No  soy  Laurencio ; 
Cosme  soy. 

LEONORA. 

¡Válgame  Dios! 
Cosme ,  Señor,  ¿  qué  te  he  becbo? 
Advierte  que  soy  Leonora. 

COSME. 

¿Quién? 

LEONORA. 

Leonora. 

JULIO. 

Lindo  cuento. 

LEONORA. 

No  me  mates ,  oye  un  poco ; 
Que ,  pues  boy  mueren  tus  celos , 
Bien  puedes  oarme  la  vida. 

COSME. 

Loco  me  tiene  el  contento.  — 
Leonora ,  pues  ¿cómo  entraste 
En  el  cuarto  de  Laurencio , 
Tomando  el  nombre  á  Isabela , 
Sin  haber  en  su  aposento 
Luz ,  amante  ni  criado? 

LEONORA. 

Es  peregrino  el  suceso : 
Por  engaño  me  ha  gozado 
Laurencio ,  siempre  fingiendo 
Que  soy  Isabel. 

COSME. 

¿Qué  dices? 

LEONORA. 

La  verdad ,  Cosme ,  te  cuento; 
Conmigo  estuvo  en  su  casa 
En  el  jardín. 

COSME. 

¡  Santos  cíelos ! 
¿Cuándo'merecf  este  dia  ? 
Darte  mil  abrazos  quiero. 
i  Oh  dichoso  desengaño, 
Dulce  fin  de  tantos  celos !  — 
¿Cómo  os  librasteis  del  Duque? 

LEONORA. 

Corrió  la  posta  el  cochero 
Para  llegar  á  mi  muerte 
Y  á  descubrir  este  enredo ; 
La  llave ,  el  papel ,  las  carOs , 
Todo  es  traza  de  mi  ingenio ; 
Que  Isabel  no  tiene  eulpa. 

COSME. 

Leonora ,  todo  lo  creo; 
Que  para  mi  desengaño 
Bastaba  hallarte  aqui  dentro.  — - 
i  Ah ,  mi  Isabela  ofendida ! 
Tuyo  soy,  sí  quiere  el  cielo ; 
Celebrad  todos  mi  gusto. 

JULKk 

¿  No  será  mejor  primero 

Buscar  por  dónde  escaparnos? 

Que  yo  oe  estado  mas  atento 

A  aquella  palabra  llave 

Que  á  tu  amor  n^k  ta  embeleco.»  ' 


Dame  la  llave,  LeOtHnra. 

COáME. 

No  temas  ni  tengas  miedo; 
Que  yo  te  doy  la  palabra , 
Como  noble  caballero, 
De  ampararte» 

LEONORA. 

Dios  te  euarde ; 
Con  eso  be  cobrado  aliento. 
Vamos  y  abriré  la  puerta, 

COSME. 

Tente,  aguarda. 

JULIO. 

A  lindo  tiempo. 

COSME. 

Parece  que  oigo  ruido , 

Y  entre  el  confuso  silencio 
De  la  noche  tristes  voces. 

JULIO. 

¡  Válgame  Dios!  ¿qué  es  aqueáto? 

COSME. 

Escucha ,  Julio. 

JULIO. 

Sí  escucho. 
{Ruido  como  que  se  queja  el  Duque.) 

COSME. 

¿Si  será  en  el  aposento 
Del  Duque,  que  está  aqui  cérea? 
¡Ay  Julio ,  gran  mal  sosfrecho  ! 
El  Duque  es  muerto  süt  dttda. 

JULIO. 

¿Qué  me  dices? 

COSME. 

Loque  temo. 
Solo  esta  vez  me  he  turbado , 
Todo  me  ha  cubierto  un  hielo ; 
Julio ,  ¿escuchaste otros  golpe.<;? 
No  hay  duda ,  Alejandro  es  muerto, 

Y  yo  be  de  vengar  su  muerte. 

JULIO. 

¿Otras  lealtades  tenemos? 

COSME. 

Para  ahora  es  el  valor; 
Mi  Julio ,  avisa  al  momento 
Justicias  y  capitanes , 

Y  á  mis  amigos  y  deudos 
Diles  todo  lo  que  pasa , 

Y  cómo  tiene  Laurencio 
En  Florencia  foragidos ; 
Toca  al  arma ,  cierra  presto 
Las  puertas  de  la  ciudad , 
Convoca  en  mi  ayuda  el  pueblo. 
Que  me  tiene  grande  amor ;      • 
Llamen  á  Isabel  y  á  Cefio , 

Y  prendan  los  conjurados.  — 
Tú,  Leonor,  despierta  luego. 
Sí  quieres  vida ,  el  palacio.— 
Ea ,  valiente  mancebo , 

Ea ,  Leonora  gallarda , 
Que  con  la  daga  que  tengo 
He  de  dar  muerte  al  traidor, 
O  tengo  de  quedar  muerto. 

(Vamt.) 

SaleEL  DVQflEydeÉmíéh,  con  Ufé  eañ^ 
delero  en  la  mano ,  una  vela,  un  es- 
cabelillo,  muy  herido  y  emangren" 
lado,  Y  LAURENCIO  Iras  de  él,  con 
una  daga  en  la  mano. 


Tú  me  matas? 


0U(^ 


UE. 


LAURENCIO. 

Yo  te  mato. 


SS6 

Hola ,  criados ,  favor. 

LAURENCIO. 

Maerte,  tirano. 

DUQDK. 

¡Ob  traidor! 
i  Qué  bien  me  pagas ,  ingrato ! 
¿Qaéte  lie  becbo? 

LAURENCIO. 

Darme  celos. 

DUQUE. 

Ya  yo  le  ofrecí  mi  dama. 

LAURENCIO. 

Quiero  reinar,  quiero  fama. 

DUQUE. 

¡Yaiedme ,  piadosos  cielos! 
¡  Ah  Cosme ,  amigo  fiel, 
Por  mi  mal  no  te  creí , 

Y  hoy  me  vengo  á  ver  asi ! 
Ya  yo  estoy  muerto ;  cruel , 
Déjame. 

LAURENCIO. 

Acaba ,  tirano. 

DOQUK. 

Pero  boy  morirás  conmigo. 

LAURENCIO. 

Suelta ,  Alejandro ,  enemigo; 
'  Ay!  el  pulgar  de  la  mano 
Me  ba  arrancado  con  los  dientes ; 
¿Ay ,  que  rabio  de  dolor ! 
¿  Qué  es  esto ,  infame ,  traidor  ? 
Corazón ,  ¿esto  consientes?— 
El  Duque  cayó  en  la  cama , 
Quiero  correr  las  cortinas. — 
Alma ,  ¿qué  es  lo  que  adivinas? 
Qué  temes  ó  quién  te  llama  ? 
Qué  baré?  En  extraña  ocasión 
Vino  á  palacio  Isabela. 
Apagado  se  ba  la  vela  , 
Notable  es  mi  confusión; 
A  Isabel  quiero  avisar 

Y  ¿  Ceño ;  yo  estoy  turbado. 

¿Si  daré  aviso  al  Senado? 
ibertad ,  auiero  gritar. 
Libertad.  Yo  tengo  atada 
La  lengua  ;  ¡notable  miedo ! 
¡  Libertad !  Hablar  no  puedo. 

COSME.  {Dentro.) 
La  puerta  tiene  cerrada  ; 
¡  Qué  maldad !  Ecbadla  al  suelo. 

LAURENCIO. 

¿Qué  es  esto?  Dios  sea  conmigo  ; 
¿No  e)  la  voz  de  mi  enemigo? 
Castigo  ba  sido  del  cielo. 

COSME. 

Dictador ,  soldados ,  pueblo , 
Muerto  es  el  duque  Alejandro 
En  su  cama  á  puñaladas. 

OCTAVIO. 

¿Aqui  Laurencio  encerrado? 

COSME. 

¡  Ah  traidor !  que  has  muerto  al  Duque 

LAURENCIO. 

i  Socorred  me ,  cielos  santos ! 

COSME. 

No  bao  de  valerte  los  pies. 


DIEGO  XIMENEZ  DE  ENCISO. 

CEFIO. 

Fortuna ,  ¡  tantos  trabajos ! 

LEONORA. 

i  Gran  lástima !  Del  balcón 
A  la  calle  se  ba  arrojado 
Laurencio,  y  Cosme  tras  él. 

ISABELA. 

¡  Ay  Dios!  ¡si  se  han  muerto  entrambos! 

JULIO. 

Yo  voy  también  á  arrojarme; 
¡Vive  Dios ,  que  está  muy  alto! 

TODOS.  {Dentro.) 
Muera  el  traidor,  muera ,  muera. 

COSME.  {Dentro,) 
Dejadme  con  él,  soldados. 

CEFIO. 

Sin  duda  Laurencio  es  muerto. 
Hoy  dará  fín  de  los  Pazos 
El  nuevo  enemigo  mió. 
Mirad  desde  aqui  el  palacio 
Todo  cubierto  de  gente ; 
Mira  el  popular  aplauso 
Que  todos  hacen  á  Cosme. 
:Gran  maldad!  Los  conjurados, 
Los  rebeldes  foragidos 
«Viva  Cosme  muchos  años» 
Apellidan,  «Cosme viva» 
Repiten  desde  el  villano 
Al  mas  noble  de  Florencia ; 
Los  viejos  V  los  muchachos 
Van  diciendo  «Viva  Cosme»; 
Hoy  el  prudente  Senado 
Le  levanta  por  gran  duque. 

VOCES.  {Gritan  dentro.) 
¡Viva  Cosme  muchos  años! 

CEFIO. 

Cumplióse  mi  maldición : 
Murió  el  infausto  Alejaodro 
A  las  manos  de  su  amigo ; 
Duque  es  su  mayor  contrario. 

JULIO. 

Salto  y  brinco  de  placer. 

Sale  COSME  y  los  devás. 

COSME. 

Murió  el  traidor  á  mis  manos ; 
Mil  puñaladas  le  di , 
El  corazón  le  he  sacado, 
Bebi  su  alevosa  sangre , 
Y  en  el  mirador  mas  alto 
Hu  hecho  poner  su  cuerpo 
Para  escarmiento  de  tantos.  — 
Mostradle ,  para  que  teman 

{Muestran  d  Laurencio  muerto.) 
Rebeldes  y  conjurados. — 
Este  es  Laurencio,  Florencia. 
Escarmentad,  ciudadanos; 
Que  aun  no  be  vengado  la  muerte 
Del  malograd  o  Alejandro. 

ISABELA. 

Sí  acabará  de  vengarse 
Vuestra  alteza ,  cuyo  estado 
Dure  mas  que  el  mismo  tiempo. 
Señor,  á  mi  padre  anciano 
Mnnda  derribar  del  cuello 
Su  cabeza;  que  aqui  estamos, 


lí 


Él  para  sufrir  It  muerte , 
Yo  para  morir  llorando, 
cosns. 

Yo  responderé  á  su  tiempo , 
Isabela ,  y  entre  tanto 
Hago  dictador  perpetuo 
A  Otón ,  poraue  así  le  pago 
Haberme  daao  la  ?ida , 

Y  á  Octavio  mi  secretario, 

Y  á  Leonora  entraré  monja , 
Pues  me  encargué  de  so  amparo.  - 

Y  á  ti ,  Julio  valeroso. 
Por  premiarte  do  te  caso ; 
Yo  te  daré... 

JUUO. 

No  des  nada ; 
Que  con  eso  estoy  pagado. 

COSHB. 

Con  todo ,  toma  ont  viHa 
La  mejor  de  mis  estados, 

Y  aquí  verás  cómo  es  boena 
La  lealtad. 

jmjo. 

I  GentU  despacho! 
Ap,  Agradécelo  á  la  llave 
e  Leonora. ) 

COSME. 

¿Estoy  soñando? 
Cielos ,  ¿  que  ha  llegado  el  día  ? 
Isabela ,  vo  te  be  dado 
Palabra  de  no  casarme 
Sin  tu  gusto ,  y  hoy  me  caso ; 
Mira  si  me  das  licencia. 

ISABELA. 

Señor ,  no  estaba  obligado 
Un  gran  duque  de  Florencia 
A  cumplir  lo  que  ba  jarado 
Cosme  de  Médicis. 

cosas. 

BieOt 
Pero  siempre  esümo  tanto 
La  palabra  que  dio  Cosme» 
Que  hoy  te  da  el  Duque  la  mano; 
Pide  licencia  á  ta  padre. 

cario. 
A  tus  pies  arrodillado 
Pido  perdón  de  mis  culpas. 

COSME. 

Dadme ,  gran  Cefio,  los  braios « 
Que  de  esu  suerte  os  castigo ; 
Lo  pasado  sea  pasado. 

ISABELA. 

Déjame  besar  tus  pies. 

COSME. 

No  quieren  eso  mis  braiot. 
Vamos  á  ver  la  Daquesa* 
Que ,  def mavada  en  sa  coarto , 
Aguardará  al  doqaenoe^« 
Ya  dar  entierro  á  Alejandro ; 
Cuya  verdadera  historia. 
Como  se  ha  representado» 
La  escriben  níiuebos  aotores. 

JOUO. 

No  has  de  Hamarios  Seoido. 

COSME. 

Pues  con  esto  dará  fin 
La  tragedia  de  Ateimién. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


DEL  CIELO  VIENE  EL  BUEN  REY, 


COMPUESTA 


POR  DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 


PERSONAS. 


EL  REY   FEDERICO   DE 

SICILIA. 
ÁNGEL. 


EL  DUQUE. 
LISANDRO. 
MOSCÓN,  gracioso. 


BATO ,  villano. 
LAURA ,  su  hi¡a. 
LA  REINA. 


UN  PASTORCILLO. 
Mifsicos. 


JORNADA  PRIMERA. 


Sale  EL  REY  FEDERICO,  alborotado, 
mirando  al  vestuario. 

RET. 

Soeño  pesado  y  fuerte , 

Iniágeo  fea  de  la  misma  maerle  ; 

¿Cómo  te  has  atrevido 

Al  blasón  de  mi  nombre  esclarecido? 

Cómo  ta  obscura  llama 

Podrá  eclipsar  las  luces  de  mí  fama  ? 

iTu  con  ciegos  enojos 

Piensas  turbar  los  rayos  de  mis  ojos? 

¿No  Tes  que,  si  me  rrrilo, 

Aan  esa  gloria  al  cielo  no  permito? 

Ed  vano  á  mi  persona 

QoiUrás  de  Sicilia  la  corona ; 

j}ae  aunque  el  presagio  triste 

Siempre  en  los  medios  de  mi  dicha  asis 

También  sabrán  mis  huellas  [te, 

Dominar  eu  lot  cielos  las  estrellas, 

Y  aun  sus  sagrados  muros 

De  mi  noble  valor  no  están  seguros; 

Poes  con  ligeras  alas 

Sabré  poner  al  firmamento  escalas.— 

Hola,  criados  mios , 

Escachad»  atended ;  ¡qué  desvarios! 

Saltn  LISANDRO,  MOSCÓN 
T  EL  DUQUE. 

LISANDRO. 

íQuépena... 

llOSCOIf. 

¿Qué  desastre... 

DDOOE. 

¿Qué  cuidado... 

LISANDRO. 

Te  aflige? 

■OSCOlf. 

Te  obligó? 


DÜQCE. 

Te  ha  despertado? 
MT.  [do!), 

Lisaudro,  Moscón,  Duque  (¡estoy  perdi- 
Una  ilusión  no  mas  fué  del  sentido. 

USAIIDRO. 

Pues  ¿cómo,  gran  sefior  ? 

ODQOB. 

Dlnos  la  causa. 

HOSCOlf. 

Ven  contar  la  ilusión  no  pongas  pausa; 
Que  también  en  palacio  á  los  bufones 
Nos  toca  examinar  las  ilusiones. 

REY. 

Referiré  á  los  tres  lo  que  ha  pasado, 

Y  no  por  dar  alivio  &  mi  cuidado. 
Sino  por  hacer  burla  desta  suerte 
Del  sueño,  del  temor  y  de  la  muerte. 
A  ese  jardin  de  palacio 

Esta  mañana, contento, 
Como  acostumbro  otras  veces. 
Salí  á  escuchar  los  parleros 
Ruiseñores,  que,  trinando 
Dulces  y  amantes  requiebros , 
Remoras  son  de  las  aguas 

Y  sirena  de  los  vientos ; 

Y  contemplando  en  los  cuadros , 
De  varias  flores  cubiertos, 

Vi  que  galán  el  favonio , 
Blandamente  lisonjero, 
A  las  mas  recieo  nacidas 
Iba  arrullando  y  meciendo 
En  sus  verdes  cunas,  donde 
Prisiones  breves  tuvieron. 

Y  acercándome  ^Jsi  ñiente 
Que  de  Cupido  y  de  Venas 
Brotan  dos  estatuas  vivas 
De  alabastro  tan  perfecto, 
Que  puede  naturaleza 
Rendir  al  arte  su  fngenlo; 
La  imaginación  llevada 
De  las  caricias  del  soeño. 


En  un  éxtasis  suspensa 
Dejó  el  alma ,  recogiendo 
Mis  potencias  y  sentidos 
En  las  prisiones  del  cuerpo; 
Cuando  la  idea  confusa 
En  aquel  mortal  beleño 
Me  representó  á  la  vista 
Lo  que  diré,  estadme  atentos. 
Parecióme  que  bajaba 
De  lo  mas  alto  del  cielo 
Un  pájaro  hermoso,  en  quien 
Eran  tantos  los  reflejos 
Despedidos  de  sus  alas. 
Que  creí  que  estaba  viendo 
El  iris,  que  en  las  tormentas 
Muestra  colores  diversos 

Y  en  giros  tornasolados 
Da  la  paz  al  hemisferio ; 

Y  haciendo  puntas  v  tornos 
Sobre  mi  corona,  abriendo 
El  pico  tenaz ,  entonces 
Dijo  en  humanos  acentos 
Estas  razones :  c  Tirano 

Rey  de  Sicilia ,  á  ouién  dieron 
Hircanas  tigres,  sm  duda. 
La  substancia  de  sus  pechos , 
¿Cómo,  di ,  cruel ,  te  atreves» 
Desvanecido  y  soberbio, 
A  profanar  el  decoro 
De  los  divinos  preceptos? 
Cómo  no  guardas  justicia , 
Permitiendo  que  en  tu  reino 
Descubierto  el  riffor  ande 
Y^sté  el  buen  celo  enculiierto; 
Que  el  pobre  padezca  injurias, 
Que  el  rico  logre  trofeos, 
Perdoa  el  facinei^oso, 

Y  el  obediente  desprecios? 
iNo  adviertes  que  tu  grandeza 
Es  frágil  arista  al  viento. 
Torre  a  la  furia  del  rayo, 
Flor  á  las  iras  del  cierzo? 
¿Cómo  dices  de  constante , 
Cómo  blasonas  de  eterno, 


Seca  arista ,  frágil  torre, 
Sí  á  los  primeros  encuentros 
Has  de  ser  Imrla  del  aire , 

Y  de  la  tierra  escarmiento  ? 
.  Si  eres  águila  caudal , 

¿Cómo  abates  tanto  el  vuelO; 
Cómo  remontas  tan  poco 
Tus  altivos  pensamientos? 
En  lo  noble  de  mis  puntas 
Toma  generoso  ejemplo, 
Pues  constante,  cara  á  cara, 
Al  sol  los  rayos  le  bebo. 
No  pierdas,  no,  por  bastardo, 
Ta  legitimo  derecho ; 

Y  pues  ciego  en  las  porfías 
Deslustras  tu  oacimlenio, 
De  la  corona  real 

De  la  púrpura  y  el  cetro 
Pienso  despojarte  ahora.» 

Y  con  el  pico  sangriento 
La  corona  me  llevó 

De  la  cabeza ,  tan  presto. 
Que,  aunque  defenderla  quise , 
No  pude  estorbar  su  intento ; 

Y  con  vuelo  arrebatado 
Corló  las  nubes  ligero , 
Siendo  en  el  golfo  del  aire 
Viva  imitación  del  leño, 
Que,  sacudido  del  Noto, 
Que,  castigado  del  Euro, 
Abollando  montes  de  agua , 
Vuela  con  alas  de  lienzo; 
Hasta  que  en  un  laberinto 
De  nubes  quedó  encubierto, 
Sin  que  pudiesen  mis  ojos 
Volver  otra  vez  á  verlo , 
Por  mas  que  del  laberinto 
Procuraron  ser  Téseos. 

De  la  visión  asustado , 
Despertó  mi  pensamiento, 

Y  llamando  á  los  sentidos , 
Sobre  el  caso  discurrieron ; 
Pero,  como  ¿  la  ruzon 

Se  debe  lugar  primero^ 
La  razón  me  ha  aconsejado 
Que  no  le  niegue  á  mi  esfuerzo 
Hacer  caso  de  ilusiones; 
Pues ,  cuando  fuera  decreto 
Celestial  este  que  he  oído 
(Lo  que  en  un  sueño  no  apruebo), 
£s  tanta  la  bizarría 
De  mi  corazón ,  que  pienso 
Que  contra  el  decreto  mismo 
Se  opusieran  mis  alientos. 
¿A  mi  funestas  visiones? 
A  mi  presagios  funestos t 
¡Vivo  yo,  que  estoy  corrido. 
Aunque  no  hago  caso  del  los! 
(i4p.  Por  burlas  de  sus  amagos, 
Saber  de  los  tres  deseo 
Si  en  lo  que  he  visto  haber  puede 
Encubierto  algún  misterio.) 
A  ti ,  Lisandro,  te  toca , 
Por  la  experiencia  de  yiejo. 
Aconsejarme.— A  ti.  Duque, 
Por  mi  privado  y  mi  deudo. — 
Tú ,  Moscón ,  por  lo  jocoso. 
Siempre  murmuras  grosero 
Las  acciones  de  palacio ; 

Y  así,  que  digas  pretendo 
En  esta  ocasión  también 
Tu  burlesco  sentimiento. 
Para  que  á  un  tiempo  los  cuatro 
Del  presagio  nos  burlemos ; 
Para  que  la  envidia  vea. 
Para  que  conozca  el  tiempo 
Que  no  temo  á  las  desdichas. 
Ni  á  sus  amagos  no  temo ; 

Y  que ,  á  pesar  de  amenazas , 
Reinar  en  SiciUa  espero , 
Sin  presagios,  sin  asombrof. 
Sin  Ilusiones,  sio  miedos. 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 

Sin  azares,  sin  temores. 
Sin  prodigios,  sin  portentos; 
Porque  de  mi  gran  valor. 
De  mi  majestad  é  imperio , 
No  puede  temerse  mas 
Ni  puede  esperarse  menos. 

DUQUE.  {Ap.) 
i  Grap  soberbia! 

LISANDRO.  (Ap.) 
\  Presunción 
Extraña ! 

BEY.  {Ap.) 
Saber  pretendo 
De  los  tres  las  intenciones. 

LISANDRO. 

Responda  el  Duque  primero 
A  la  propuesta. 

DDQOE.  (Ap.) 
Si  digo 
Que  este  presagio  es  sav«n>  t 
Será  fuerza  que  se  enoje, 

Y  desterrándome,  temo 
Perder  á  Laura,  á  quien  amo ; 
Esta  vez  de  lisonjero 

Me  he  de  vestir. 

lET. 

Decid ,  Duque. 

«OSCOff.  (Ap.) 

i  Qué  brava  la  estoy  urdiendo ! 

DUQUE. 

Claro  se  advierte,  Señor, 
Que  el  pájaro  que  ligero 
Te  arrebató  la  corona. 
Es  la  fama ,  cuyo  vuelo. 
Tal  vez  licenciosa,  llega 
A  lo  mas  alto  y  supremo 
De  las  esferas;  y  es  claro 
El  ser  la  fama ,  supuesto 
Que,  siendo  también  deidad. 
Envidiosa  de  tus  hechos. 
Te  quiere  usurpar  la  gloria. 

Y  en  subir  al  cielo  luego 
Tu  corona,  dio  &  entender 

8ue  solo  merece  el  cielo 
uardar  joya  tan  sagrada. 
Porque  sean  sus  luceros 
El  esmalte  que  la  adorne. 
Este  es  el  feliz  portento. 
Si  no  me  engaño,  que  bas  visto. 
Donde  claramente  vemos 
Cuánto  á  los  cielos  agrada 
La  constancia  de  tu  reino. 
Pues  gustan  que  se  coloque 
Entre  los  astros  mas  bellos. 


Bien  discurre. 


REY. 


«oscoii. 
(Ap.  Quiero  al  Rey 
Pagalle  con  la  de  rengo; 
Que,  si  no  lisoiúeamos 
En  palacio,  no  comemos.) 
Yo  digo  que  el  pajaróte 
Es  el  amor,  que,  aunque  ciego. 
También  le  pintan  cou  alAS 
Los  antiguos  y  modernos. 
Este,  viendo  que,  amoroso. 
Como  atrevido  y  severo, 
A  un  tiempo  eres  fiel  tmtnte 
Y  eres  valeroso  á  uú  tiempo, 
Conociendo  que  le  usurpas 
El  ser  valiente  y  ser  tierno, 
A  quitarte  la  corona 
Vino  en  forma  de  mochuelo , 
Quizá  para  dedicarla 
A  Vulcuno,  que,  aunque  herrero. 
Es  en  efecto  su  padre; 
Porque  es  propio  de  los  necios 
Querer  ostentar  linajes. 
Aunque  en  las  malvas  uacieroo ; 


Si  no  es  que  se  la  llevó 
Para  coronar  á  Venus 
En  los  jardines  de  Chipre 
Por  reina  de  tus  deseos. 

acY. 
El  que  discurre  tan  bien 
Merece,  aunque  es  corto  premio. 
Esta  cadena.  (Daie  una  cadena.) 

MOSCÓN. 

Será 
Rico  blasón  de  mi  cuello. 
¿Es  toda  de  oro? 

RET. 

¿QoiéD  d«da? 

MOSCÓN. 

Vivas  mas  años  que  ao  coerfo. 
{Ap.  ¡Lo  que  vale  la  litoi^a! 
Aprended,  mirones,  detto.) 

RIT. 

Pf,  Lisandro,  si  bas  mirado 
Con  tu  discurso  y  prudencia 
Deste  sueño  la  sentencia 

Y  deste  engaño  el  cuidado ; 
Que  para  que  con  verdad 
burle  la  deidad  mas  alta , 
Solo  tu  consejo  falta , 
Solo  falta  tu  piedad. 

LISAMDRO. 

Si  hay  conocimiento  en  ti 
De  la  verdad ,  gran  señor. 
Podrás  saberla  mejor 
De  ti  propio  que  de  mi. 
No  pide  otro  documento 
O  la  verdad  ó  el  engaño  • 
Sino  un  propio  desengaño 

Y  un  propio  conocimiento ; 

Y  así ,  entiendo  que,  aa|iqiif  ^ip  dado 
Su  parecer  los  demis, 

Al  bn.  Señor,  quedarás 
Por  ti  mas  desengañado. 

RKT. 

¿Te  excosas  de  responder 
A  mi  gusto? 

LiaoMO. 
Si  me  excaso: 
Que  estoy  dudoso  y  confuso 
Si  agradarte  he  de  saber; 
Pues  proponiendo  In  gasio, 

Y  no  sola  la  verdad . 
No  me  deja  libertad 
De  revender  lo  qoa  es  julo. 
(Ap.  Ya  la  discordaocia  ttelo 
Que  mis  voces  has  de '  ^ 
Llegándose  á  entremeleff 
Entre  las  desle  iMStruMoaio; 

Y  aunque  el  aioaa  las  coKehro 
Yalabelasnavidad, 

No  ha  de  haber  diAcaltad 
En  que  la  cuerda  te  quiebro.) 

(BaHm€m€Íñ09) 

Jamás  pretendí  con  arle. 
Oh  gran  monarca ,  dedrto 
Lo  que  puede  divertirte, 
Mas  solo  desengañarte ; 

Y  ahora  mas,  cuando  es derlo 
Alffun  venidero  daño. 
Advierto  tu  desengaño. 

Y  tu  gran  peligro  advierto. 
El  sol  tus  años  numere 
Con  los  días  de  su  vida. 

Y  el  ave  propia  homicida, 
Que  vive  al  punto  que  moiC'^; 
Tus  hazañas  solemnieoii 

Las  mas  remotas  raglonea. 

Y  los  Jnsignet  blasones 
Los  mármoles  eiamlceQ. 
No  Juzgues  que  es  IIqsIoq 

El  sueno,  oh  Rey,  quo  profants; 
Antes  por  lisoiiias 


Conoce  las  que  lo  son ; 
Qoe  hay  una  deidad  suprema, 
Digna  que  la  adore  el  bomhre. 
Que  por  su  justicia  asombre 

Y  por  su  poder  se  tema. 
Jazga  los  tiempos  pasados , 
Quiu  la  máscara  al  vicio ; 
Verás  el  gran  desperdicio 
De  los  años  mal  gastados. 
Acuérdale  que  hay  Deidad , 
Que  á  tus  acciones  asiste, 
A  quien  dí  engañar  pudiste 
Nioegarlela  verdad; 

Que  vive  y  que  está  presente ; 
Disimula >  espera ,  aguarda; 
Con  que  parece  que  tarda , 

Y  parece  que  consiente. 
A  Baltasar  la  inclemencia 
Sufre  el  cielo  y  no  prohibe, 
Hasta  que  una  mano  escribe 
De  su  muerte  la  sentencia. 
Aquel  rayo  que  vestia 

£1  iris  de  plumas  bellas , 
Que  arrojaban  las  estrellas 
O  que  el  fuego  despedía ; 
Aquel  ave  que,  rompiendo 
Lo  que  ocupa  el  aire  vano. 
Hubo  el  laurel  soberano 
Mientras  estabas  durmiendo. 
Es  el  aviso  divino, 
Que  á  tu  grande  obstinación, 
O  el  castieo  ó  el  perdón , 
Como  piadosa ,  previno. 
Amenaza  es  de  quitarte 
El  reino ;  no  quiera  el  cielo 
Qoe  se  cumpla  mi  recelo , 
Pues  creo  que  has  de  emendarte. 

RBT. 

Calla. 

■óseos. 

No  podrá  callar. 

RET. 

Sin  duda  debe  estar  loco. 

MOSCOU. 

Pocas  veces  vi  hablar  poco 
Quien  se  ha  excusado  de  hablar. 

USANDRO. 

Y  asi ,  Sefior... 

RET. 

Basta  ya; 
¿Qué  brazo  tan  fuerte  habría, 
Qoe  á  mí  ofenderme  podría , 

Y  a  quitarme  el  reino  va? 
ViTa  yo,  que  por  escalas 
Del  aire,  de  cielo  en  cielo. 
Llegue  al  empíreo  mi  vuelo. 
Llegue  á  las  etéreas  salas. 
Donde,  si  hay  deidad  ^ue  asoml)ra, 

Y  que  á  un  rey  soberbio  humilla , 
El  sol  ha  de  ser  mi  silla , 

La  luna  ha  de  ser  mi  alfombra. 

MOSCÓN. 

Y  alli  le  harás  á  Moscón 
Algoo  sino  extraordinario , 

No  siendo  el  Aries  ni  Acuario, 
Ni  el  Cáncer  ni  el  Escorpión; 
La  Libra,  vaya  cop  Dios , 
Por  lo  que  enseña  á  hurtar ; 

Y  el  Can,  porque  en  adalar 
Nos  parecemos  los  do^. 

REY.  (i4  LUandro,) 
No  estés  mas  en  mi  presencia, 
Vete  luego  de  Palermo; 
Predica  á  peñas  de  un  yermo, 
T  dente  fieras  audiencia. 

LISAIIDRO. 

No  por  traidor  me  destierras, 
No  por  culpas  me  castigas ; 
Por  verdaaes,  si ,  me  obligas 


^ 


DEX  CIELO  VIENE  EL  BUEN  BEY. 

Al  albergue  de  unas  sierras , 
A  la  rústica  campaña 
De  unos  brutos,  de  unas  fieras, 
Que,  por  no  ser  lisonjeras. 
Menos  su  amistad  me  daña. 

RET. 

No  tan  lejos  has  de  estar 

De  la  corte;  que  he  advertido. 

Que,  viendo  lo  que  has  perdido. 

Te  causará  mas  pesar. 

La  aldea  que  junto  al  baño 

Adonde  á  bañarme  voy 

hlslá ,  por  cárcel  le  doy 

A  tu  fiero  desengaño. 

LISANDRO.  {Ap.) 

Al  piadoso  cielo  rue^o 
Que  mitigue  sus  enojos. 

RET. 

¡  Que  no  te  maten  mis  ojos ! 
Que  no  te  abrase  mi  fuego ! 
Vete. 

LISANDRO. 

Con  gusto  me  voy. 
Pues  es  el  tuyo  la  ley. 

RET. 

Sabes  que  siempre  soy  rey. 

LISAKDRO. 

Tú ,  que  fiel  vasallo  soy.  ( Vase.) 

DUQUE. 

Señor... 

RET. 

No  hay  que  replicar. 
Ap.  Que,  pues  no  mire  al  decoro 
e  su  hija,  á  quien  adoro, 
No  me  queda  que  mirar.) 

(Hablando  con  Moscón  aparte,) 
Hanme  dado  algún  cuidado 
De  mi  Laura  los  enojos. 

HOSGOy. 

Mas  bien  gozarás  sus  ojos 
No  estando  el  padre  á  su  lado. 

DUQUE. 

Y  yo  en  perpetuo  disgusto 
Podré  mas  presto  acabar. 
Si  es  forzoso  renunciar 
En  un  tirano  mi  gusto. 

RET. 

Los  cazadores  prevén ; 
Que  con  los  halcopes  quiero 
Olvidar  á  ese  grosero. 

MOSCÓN. 

Harás,  gran  señor,  muy  bien ; 

Y  de  camino j)odrás 
Gozar  del  baño  templado ; 
Que  el  calor  es  extremado. 

RET. 

Prevenido  lo  tendrás. 

MOSCÓN. 

A  ponerlo  por  efeto 
Mi  voluntad  se  sujeta. 

RET. 

Aquel  pájaro  me  inquieta. 

MOSCÓN. 

No  á  mi,  que  soy  con  respeto. 

Cuando  mis  gracias  ensayo, 

Al  pájaro  semejante 

En  lo  picudo  y  rapante ; 

Mas  de  donde  diere  el  rayo.     (Yate,) 

Salen  LA  REINA  t  LAURA,  dama. 

REINA. 

Mejor  que  yo  alcanzarás , 
Laura,  su  perdón  ahora. 

LAURA. 

Ya  conocerás,  sefiora . 
Que  de  mi  segara  estás. 


«9 


RUNA. 

Vivas  los  años,  Señor, 
Que  quien  es  tuya  desea. 

REY. 

Y  esos  mismos  años  vea , 
Reina  y  señora,  tu  amor. 

REINA. 

(Ap.  ¡Que  disimule  mis  celos, 
Temiendo  una  tiranía , 
Cuando  en  una  dama  mía 
Conozco  en  el  Rey  desvelos ! ) 
A  tus  pies.  Señor,  te  ruego 
Vuelva  Lisandro  á  la  corte. 

RET. 

Es  el  castigo  mi  norte. 
La  venganza  es  mi  sosiego. 

REINA. 

Mira  bien  que  su  advertencia 
Se  ajusta  con  la  razón , 
Porque  estos  amagos  son 
Del  cielo. 

«   RET. 

Ha  sido  imprudencia , 

Y  la  debo  castigar. 

REINA. 

Antes  fué  consejtf  fiel. 

R^T. 

¿  Venisme  á  rogar  por  él , 
O  venisme  á  predicar? 

REINA. 

Llega  tú ,  Laura ,  y  suplica 
Para  tu  padre  el  perdón. 

LAURA. 

Aunque  es  mucha  mi  razón , 
Eso  á  la  razón  implica. 

DUQUE.  (Ap.) 
Perdóneme  la  lealtad 
Que  á  un  rey  se  debe  tener. 
Pues  no  tiene  que  perder 
Quien  pierde  la  libertad. 

REINA. 

Llega  tú,  Laura. 

RET.  (Áp.y 
Por  verla 
Solo  pedirme  y  rogarme , 
Me  parece  que  he  acertado 
En  desterrar  á  su  padre. 

LAURA* 

Los  servicios  qtie  en  tu  casa , 
Siempre  leal  y  constante , 
Lisandro,  Señor,  te  ha  hecho, 
Referirlos  es  cansarte; 
Mas  cuando  nace  el  olvido 
De  iguorancia,  no  de  achaque, 
Si  de  venganza  ó  de  enojo , 
El  decirlos  no  es  culpable ; 
Pues»  es  de  razón  tan  fuerte. 
Cuando  la  forman  verdades. 
Que,  á  pesar  de  los  enojos. 
Causa  recuerdos  bastantes. 
Apenas  hubo  en  Sicilia, 
Cuando  victorioso  entraste 
Por  las  puertas  de  Palermo 
(A  pesar  del  vulgo  infame), 
Quien  aclamase  tu  nombre ; 
Porque  fué  el  temor  bastante 
Hacer  que  todos  temiesen 

Y  tu  poder  recelasen ; 
Cuando  la  espada  en  su  diestra , 
El  enojo  en  su  semblante, 

La  razón  en  lo  prudente, 

Y  los  premios  en  lo  afable. 
Volvió  en  amor  los  temores. 
Lo  aborrecible  en  lo  amable, 
Dejando  en  todo  tu  reino 
Llanas  las  dificultades. 

El  de  Ñapóles ,  vencido, 
Quiso  el  pas^e  estorbarte 


940 

Por  el  mar,  con  treinta  velas , 
Del  cerúleo  golfo  ultraje ; 

Y  cuando  faltó  en  tu  reino 
Quien  rompiese,  quien  cortase. 
Vengativo  y  animoso , 

Esos  montes  inconstantes, 
Con  solos  cuatro  navios, 
Que»  opugnando  tempestades , 
Si  no  fueron  del  mar  ¡teces, 
Kran  de  sus  ondas  aves , 
Ecbó  á  pique  diez  bajeles , 
Hizo  estremecer  los  mares , 

Y  haciendo  en  todos  su  presa , 
Obligó  á  su  rey  besase 

La  tierra  donde  sus  plantas 
Procuraban  humillarte. 
Treinta  heridas  ennoblecen 
Aquel  pecho  de  diamante, 

Y  adornan  por  él  tu  alcázar 
Cincuenta  y  cuatro  estandartes. 
¿Quién  te  ha  servido  mas  firme? 
Quién  te  asistió  mas  constante? 
Quién  te  aconsejó  ma^ábio 

Ni  te  sirvió  menos  fácil? 

Y  hoy,  cuando  esperaba  el  premio 
De  trabajos  tan  leales, 
¿Quieres pagarle  eq  desprecios, 
Quieres  en  destierro  darle 

El  premio  de  sus  victorias 

Y  el  precio  de  sus  verdades? 
Mira,  Señor,  que  si  intentas 
De  esta  suerte  castigarle. 
Mis  le  premias  que  castigas , 
Si  el  mundo  la  causa  sabe; 
Pues  los  mas  remotos  reinos, 
Del  suceso  no  ignorantes. 
Dirán  que  le  has  castigado 
Porque  no  quiso  adularte. 
Si  esta  razón  no  te  obliffa , 
Si  estas  causas  no  te  valen 

A  que,  piadoso ,  revoques 
La  sentencia  que  firmaste , 
Dame  licencia ,  Señor, 
Que  su  destierro  acompañe. 
Para  que  estorbe  mi  ausencia 
Que  digan  lenguas  mordaces 
Lo  que  á  tu  deidad  desdice. 
Lo  que  en  tu  pecho  no  cabe. 
Demás  de  que  es  menos  fuerte 
Una  bala,  un  baluarte, 
Que  á  pretensiones  mi  pecho  ; 
Pues  soy,  si  mujer,  bastante 
Para  resistir  promesas, 
Para  no  oir  libertades. 
Para  defender  honores 

Y  para  ilustrar  linajes. 
Esto  te  he  dicho ,  Señor, 
Pira  que  el  vulgo  inconstante, 
O  los  que  en  palacio  asisten , 
De  ti  con  recato  hablen; 

üue  eres  mi  rey,  en  efecto, 

Y  á  los  vasallos  leales 
Siempre  los  reyes  han  sido 
En  las  tormentas  la  nave. 
En  los  peligros  el  puerto , 
En  la  pérdida  el  rescate. 
En  los  daños  el  remedio , 
En  las  penas  el  Acates , 
En  los  riesgos  el  asilo, 

Y  todo  el  bien  en  los  males. 

rei:ía.  (Ap.) 
¿Si  es  fingido? 

DUQOI.  {Áp,) 
¿Si  pretende 
Divertirme? 

REINA.  (Ap.) 
¿Si  engañarme 
Quiere  de  nuevo?  ¡  Ah  traidora! 

REY.  (i4p.) 
:  Con  qué  gloriosos  esmaltes 
Doró  el  hierro  de  mi  amor! 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 

DUQUE.  (Ap.) 

No  es  tiempo  ahora,  verdades. 

REY. 

Basta ,  Laura ,  no  haya  mas. 

{Ap,  Por  quien  soy,  que  tus  enojos 

Me  llevan  tras  tí  los  ojos.) 

LAURA. 

¿  La  licencia  no  me  das  ? 

REIÜA. 

Lo  que  Laura  me  ha  pedido. 
Es  solo  que  la  conceda 
Que  dejar  la  corte  pueda , 

Y  esto  á  vuestra  alteza  pido ; 

Y  asi,  en  querer  ausentarse. 
Por  ver  á  su  padre  ausente. 
Muestra  que,  estando  presente , 
Ha  de  gustar  de  quedarse. 

REY. 

Lo  que  tu  ruego  no  alcanza, 
Por  imposible  ó  injusto. 
No  conseguirá  otro  gusto 
Ni  gozará  otra  esperanza. 
{Ap.  Perdona,  Laura,  el  desvio 
Con  que  tus  soles  me  ven ; 
Dígale  amor  que  el  desden 
Es  Ungido,  que  no  es  mió.) 

(Hablando  con  ella,) 

Volverá  Lisandro  presto 

Del  destierro  á  oue  le  obligo; 

Que  es  siempre  Lisandro  amigo 

Y  en  quien  mi  defensa  he  puesto. 

LAURA. 

Beso  tus  pies,  confiada 
En  tu  palabra. 

REY. 

Perdona; 
Que  el  ave  que  mi  corona 
Llevó,  avarienta  y  osada , 
Me  desvela,  hasta  que  pueda 
Darla  entre  los  aires  muerte. 

MEIRA. 

Espero,  volviendo  á  verte, 
Saber  que  sin  vida  queda. 

REY. 

Laura,  cesen  los  enojos; 
Que  el  perdón  no  será  tarde. 

LAURA. 

El  cielo  tu  vida  guarde. 

REY. 

Para  gozar  de  tus  ojos. 

(Ap,  bien  á  la  Reina  he  engañado.) 

RSUIA.  (Ap.) 

¿Si  Laura  me  ha  divertido? 

DUQUE.  (Ap.) 
Sin  pulsos  llevo  el  sentido. 

REI.'IA.  (Ap.) 

Celos,  con  mayor  cuidado. 
Pues  que  sufro  su  rigor, 
Andemos  de  aqui  adelante. 

DUQUE. 

Ya  que  toy  de  Laura  amante, 
Sabré  si  es  firme  su  amor. 
(Xanu,) 

Ha  de  haber  una  enramadM  con  unos 
escalones^  por  donde  b^je  EL  ÁNGEL, 
ricamente  vestido  ^  al  son  de  música 
de  chirimías. 

ÁNGEL. 

Ya  llegó,  Sicilia,  el  dia 
Donde  en  consuelos  presentes 
Se  muden  penas  pasadas, 
A  pesar  de  un  rey  que  tienes. 
Ya  llegó,  pueblo  oprimido, 
A  ese  monstruo  que  te  ofende , 


O  la  piedad  si  se  eoniieiidt, 
O  el  castigo  si  es  rebelde. 
Aquella  deidad  suprema, 
Cuvo  fíat  obedecen , 
El  bruto,  aunque  no  discurre , 

Y  la  planta ,  aunque  no  siente , 
A  mí,  que  soy  so  mioistro. 
La  licencia  me  concede 
Para  derribar  la  estatua 

Que  á  las  estrellas  se  ttrere ; 
Pues  de  la  suerte  que  cuando 
Parece  que  se  estremecen 
Los  mas  levantados  montes 
O  se  desunen  los  ejes 
Del  cielo,  porque  en  las  nubes 
Rompe  el  aire,  que  le  ofende. 
Sale  el  fuego,  que  le  oprime. 
Suena  el  trueno,  que  le  hiere, 
Cuando  perece  el  ganado. 
Cuando  el  ave  no  parece, 

Y  se  humillan  por  el  suelo 
Los  alcázares  mas  fuertes ; 
Si  después  de  la  tormenta 
El  dia  claro  amanece , 
Ahuyenta  el  sol  nems  nubes, 

Y  en  su  esplendor  las  convierte; 
Así  de  justicia  el  sol 

Saldrá  al  mundo  tan  alegre. 
Que,  á  pesar  de  tanta  noche 

Y  de  tempestad  tan  fuerte. 
Pise  los  montes  mas  altos. 
Los  valles  humildes  huelle 
Entre  al  soberano  alcázar, 

Y  goce  el  rústico  albergue. 
Vuestro  rey  seré  entre  tanto, 

Y  corrigiendo  las  leyes 

De  este  tirano,  que  el  gusto 
En  lugar  de  la  ley  tiene, 
(Gobernaré  vuestro  reino. 
Dando  lugar  á  que  aliente. 
Hoy,  que  na  de  entrar  en  el  bafio, 
Cuando  el  real  vestido  deje. 
Tomaré  su  forma  y  traje, 

Y  perderá  él  la  que  tiene; 
Quedando  en  rostro  y  facciones 
Tan  otro,  tan  diferente , 

Que  ninsuno  le  conoxca , 
Siendo  fábula  á  las  gentes, 
De  los  varones  desprecio 

Y  de  los  niños  jagoele. 
Un  gabán  rústico  y  pobre 
Traeré  del  pajixo  albergue 
De  un  villano  de  eu  quinta: 
Que,  aunque  tanto  á  Dios  ofende 
El  pecador,  nunca  Dios 

Deja  de  acordarse  siempre 
De  su  abrigo ;  pero  ja 
Hacia  el  baño  con  sa  gente 
El  Rey  camina,  después 
De  fatigar  los  celestes 
Distritos  con  los  neblíes. 
Que  licenciosos  se  atre? eo 
A  penetrar  las  esferas 
Con  espíritu  valiente. 
Hasta  que  á  la  altiva  gana 
El  coral  liquido  beben ; 
Porque  es  tanta  su  crueldad , 

Y  su  codicia  tan  Rierte, 

8ue,  después  de  haber  quitado 
onras  y  haciendas,  pretende 
También  que  las  simples  aves 
Su  misma  sangre  le  peebee. 
Mas  hoy,  dichosa  Puermo, 
Verán  tus  campos  alegres 
Deshecho  todo  el  encanto 
De  esta  venenosa  sterpe. 
De  este  hlso  cocodrilo , 
De  esta  flera  hiena ,  de  este 
Centro  de  toda  maldad. 
Golfo  de  todo  deleite. 
Yo  soy  el  pijaro  altivo 
I  Que  le  usurpé  de  lu  sienes 


DEL  CIBLO  VIENE  EL  BUEN  REY. 


•orqae  en  ellig 

menie.   ^^ 

«n'er^-'          ^ 

1, .        '■***. 

El  humor 

üandu  en 

Ico  in^Dio, 

Ven  toda   m 

:n  las  párpeles 

{ Vate  al  ion  ie  la  música.) 

i  de  [u  muerte  , 

un  cariño, 
Sieiidu  citara  de  pluma 
Un  músico  pajarillo, 

>ia  serpiente. 

De  un  ciiopo,  sauce  6  al 

Desde  donde 

ADA  SEGUNDA. 

LA  REINA  Y  LAURA. 

■mta 

^ara;nue  Intenta 

dio  OorMo 

IBS  memorias , 

Del  ti 

Bea  los  senlidos. 

Para 

LADRA.  {Ap.) 

Sube 

qsf  suspensiones 

;  eo  la  Reina  miro? 

B««.  (4;..) 

scara  me  quito. 

des,  Señora, 

le  el  Rev  se  tía  partido 

^ 

Ue  quien  no 

.ÍS.í.*l. 

La          K 

boy 

No      ÍSfÜS^                «i 

nanífestarlos, 
os  conmijín; 
comunicados 


Tamo  favor 

B  te  lie  merecido. 


elos  tiu  hiera  diclio 

len  del  sol  mismo.) 

LAURA.  (4p.) 
'é  con  enojo 


ndo  por  el  prado 
1  piala  un  hilo, 
a  de  cristal , 
ira  de  vidrio, 
lelrimenlo  sujo 
C.  DE  L.-n. 


a  colegirlo ; 
Solo  ad  vierto  que,  di'Spues 
I  palacio  te  ban  traído. 


I  que  b     JO, 

3ne  mi  inienlo 
liteido. 
A  11  le  festeja  el  Daqia 


le  mando, 

suplico 

mi  piedad , 

el  caito  hechiio 


aQos 
KüíSKmiosiigloi, 

I  tus  bodaí 

I» 

ego  laberinto, 
uue*. 
A  la  primera  propuesta 

ssüsr 


iQné  beróicos  briosl 


Pero  como  la  obediencia 
Es  tan  precisa  en  tas  hijos, 
Daréle  cuenU  i  ran»<l'e ; 


Qae  no  es  mió  mi  albedrio, 
Si  su  licencia  me  falta. 

REINA. 

{Ap.  ¡Cielos,  si  se  ha  arrepentido !) 

{Esíos  versos  apriesa ,  con  turbación 
alegre.) 

Eso  no  te  dé  cuidado ; 
Verás  cómo  facilito 
Que  venga  luego  á  la  corle , 
Donde  lo  (lue  propusimos 
Efecto  dioboso  tenga. 

LACRA. 

En  tu  gusto  me  resigno. 
Como  10  quiera  mi  padre 

RCIMA. 

Yo,  Laura,  á  ello  me  obligo. 

LAURA. 

¿Estás  contenta? 

REIMA. 

A  mis  brazos 
Llega,  no  visto  prodigio 
Del  honor  y  la  lealtad. 

LADRA. 

A  vuestras  plantas  me  humillo. 

REINA. 

¿Cumplirásme  la  palabra? 

LACRA. 

¿Quién  lo  duda? 

REINA. 

Mucho  estimo, 
Laura,  tan  noble  fineza. 

LACRA.  {Ap.) 
¿Hay  mas  extraño  capricho  ? 

REINA. 

Parece  que  viene  eente. 
Volvamos  á  mi  retiro ; 

gue  no  quisiera  que  alguna 
ama  ñus  hubiera  oido, 
y  le  diera  deslo  parle 
A  mi  esposo  Federico. 
Vamos  apriesa,  y  advierte 
Que  eu  tu  palabra  comió. 

LAURA. 

Como  mi  padre  lo  quiera. 
Señora,  lo  dicho  dicho. 
REINA.  {Ap.) 

Amor,  vencf. 

LACRA,  (ilp.) 

Tantas  dudas 
Ya  parecen  desvarios. 
( Van  se.) 

Digan  adentro  EL  REY,  EL  DUQUE  v 
MOSCÓN,  antes  de  salir  al  tablado. 

RET. 

Selladle  á  los  neblíes  las  pihuelas; 
Que  el  recelo  á  la  garza  pone  espuelas. 

MOSCÓN. 

En  columbrando  el  Rey  al  pajaróte. 
Quitadle  luego  al  sacre  el  capirote. 
(Salen  ahora.) 

RET. 

Diversas  aves  se  han  volado. 

DCQCE. 

Extrañas. 
Las  grutas  de  estas  ásperas  montañas. 
En  vez  de  fieras,  estas  aves  crian . 
Que  hasta  las  nubes  penetrar  porfian. 

RET. 

Aquel  ave  ó  prodigio  se  me  esconde. 
Sin  que  sepa  el  lugar,  sin  saber  dónde 
Sus  poiluelos  sustenta ,  el  nido  tiene. 
Ni  eu  qué  parte  del  aire  se  entretiene. 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 

MOSCÓN. 

Sin  duda  que  amenaza  tu  desastre 
El  pájaro  a  quien  Plinio  llama  sastre; 
Si  no  fuera  cernícalo  ó  milano, 
Debió  de  ser  el  pájaro  escribano. 
Que  con  su  pluma  vuela  por  los  aires; 

Y  si  acaso  te  enfadan  mis  donaires, 
Diré  que  ha  sido  un  pájaro  casero , 
Que  llaman  en  palacio  despensero. 

RET. 

Cansado  estoy  de  la  volatería. 

MOSCÓN. 

Y  yo  del  tropezón  del  haca  mia; 

Que  quien  corre  la  tierra  y  mira  al  cié- 
Esmiiagro  no  ruede  por  el  suelo,    [lo, 

DCQUE. 

Al  baño,  gran  señor,  hemos  llegado. 

MOSCÓN. 

Es  el  baño  del  Cisne  muy  nombrado. 

RET.  [me; 

Entrad  conmigo.  Duque,  á  desnudar- 
Que  intento  divertirme  con  bañarme. 
{Vanse  el  Rey  y  el  Duque.) 

Sale  EL  ÁNGEL,  y  quédase  al  paño, 

ÁNGEL. 

La  hora  llegó  ya  de  su  castigo, 
O  de  la  justa  emienda  á  que  le  obligo; 
A  mudarle  la  forma  voy  mandado  [dado. 
Del  que  es  quien  es,  y  nunca  se  ha  mu- 

( Vase.) 

MOSCÓN. 

Pues  (]ue  tan  solo,  en  efeto. 
Os  dejan,  señor  Moscón, 
Vos  tenéis  linda  ocasión 
Para  decir  un  soneto ; 
Mas  si  esta  heroica  poesia 
No  es  de  ingenio  tan  srosero, 
Murmurar  un  rato  quiero 
Del  Key,  pues  me  da  osadía 
El  ser  yo  del  Rey  criado. 
Lo^irar  pienso  la  ocasión ; 
Mas  quedo,  señor  Moscou ; 
Que  anda  el  mar  alborotado, 

Y  es  infamia  el  murmurar. 
Lengua  mia,  callar  puedes ; 
Que,  aunque  no  hay  aquí  paredes 
Que  te  puedan  escuchar. 
Nunca  el  silencio  dio  enojos, 

Y  para  darte  congojas. 
Tienen  los  árboles  hojas. 
Que  tal  vez  les  sirven  de  ojos. 
Los  plebeyos  no  han  de  ser 
Registro  á  las  majestades; 
Mas  saben  bien  las  verdades, 

Y  las  sabrán  defender. 
De  ser  leal  se  destierra 
Aquel  que  al  rey  no  perdona, 
Pues  no  pulen  la  corona 
Los  buriles  de  la  tierra; 

Y  si  mi  rey  no  previene 
Honor  á  las  justas  leyes. 
Para  enseñar  á  los  reyes 
Ministros  el  cielo  tiene. 

Sale  EL  DUQUE. 

DCQCE. 

Ya  el  Rey  se  queda  bañando, 

Y  manda  que  aquí  le  aguarde 
Hasta  que  avise. 

MOSCÓN. 

La  larde 
Está  á  bañar  convidando. 

DcgcE. 

Qué  hará  Lisandro,  Moscou , 


k^ 


esia  cercana  aldea  ? 


MOSCÓN. 

A  quien  soledad  desea. 
Palacios  los  camfKM  sod  ; 
Demás  que  el  sabio,  el  prudente. 
Nunca  mas  acompañado 
Que  cuando  está  retirado 
Del  comercio  de  la  gente. 

'  DCOOE- 

Dices  bien;  que  aqueUas  flores 
Aun  no  fingen  lisonjerai. 
Colores  son  verdaderas 
Sus  naturales  colores. 
Aquí  las  aves  cantar 
Suelen  al  amanecer. 
Solo  por  entretener, 

Y  no  por  lisonjear.     ' 
Cuando  los  arroyos  bellos 
Son  despeñados  Faelontes, 
Besan  los  pies  á  los  montes, 
Pero  no  murmuran  dellos. 

MOSCÓN. 

En  tanto  que  el  Rey  se  bata. 
Entretengamos  el  tiempo. 

DUQUE» 

Dices  bien.  ¿Tienes  amor? 

MOSCÓN. 

No  le  he  tenido  ni  tengo. 

DUQUE. 

Eso  ¿cómo  puede  ser. 
Siendo  galán  y  mancebo? 

MOSCOU. 

Has  preguntado  muy  bien; 
Escucha  mi  pensamiento : 
Yo,  según  mi  natural , 
Amar  quisiera,  esto  es  cierto; 
Pero  el  amar  se  me  acaba 
Al  punto  que  considero 
Que,  como  muía  sin  tacha. 
No  hallo  muJer  sin  defecto; 
Mas  esto  se  na  de  entender 
Hablando  de  lo  plebeyo. 
No  de  hermosuras  que  tocan 
En  lo  noble  y  lo  supreno. 

DUQUE. 

Muy  bien  has  hecho  la  sal? a. 
{Ap.  Oirle  con  gusto  pienso; 
Que,  si  va  á  decir  verdad. 
Aun  tiene  gracia  en  lo  nedo.) 
Prosigue,  Moscón,  prosigue; 
Que  me  holgaré. 

MOSCOH. 

Oye  atento : 
Si  es  moza,  se  hace  de  pencas. 
Diciendo  :  «No  trato  de  eso.» 
Si  es  pasante,  busca  andones 
Con  que  teñirse  el  cabello, 

Y  si  se  repara  bien , 

No  es  ámbar  tino  su  aliento. 
Si  es  flaca,  ¿qnién  pnede  baber 
Que  enamore  un  esqueleto? 
Si  es  gorda,  sin  ser  Terano, 
Abochorna  y  quita  el  soeftc; 
Si  es  alta,  parece  azul « 
Como  la  miren  doleos; 
Si  es  enana,  es  menesler 
Humillarse  por  el  soelo, 
O  ponerse  de  cuclillas» 
Para  decirla  un  secreto. 
Pues  si  tiene  buenas  manos. 
Dios  nos  libre  del  exceso 
Con  que  á  puras  manotadas 
Acicala  y  pule  un  cuento; 
Si  buenos  dientes,  los  labios 
Arregaza  haciendo  un  f|esto« 

Y  á  cualquiera  cbanta  tfae 
La  risa  por  los  cabeikM ; 
Si  es  discreta,  va  se  sabe 
Que  DO  la  falta  lo  feo; 


sa,  el  ser  una  tonta 
?le  de  derecho ; 
lo  referido, 
inion,  es  lo  menos; 
son,  si  bien  se  mira, 
res  defectos, 
todas  comprehenden, 
has  se  hallan  sin  ellos, 
as  generales 
'amoyas  y  enredos 
ijeies.  ¿Quién  hay 
I  los  embelecos 
guedejas,  moños, 
1  diciendo  memento, 
e  ayer  fuiste  raso, 
loy  eres  tercio- pe  lo? 
)rá,  digo  otra  vez, 
con  sufrimiento 
iones,  las  mudas, 
laques  y  ungiíenios 
n  algunas  mujeres 
arse  de  nuevo? 
I  las  que  se  lavan 
clara  de  enero; 
.oliman  y  todo 
ciaras  de  huevos , 
e.  piedra-lumbre, 
miel  y  espejuelos, 
eismil  porquerías, 
m  en  sus  pellejos 
i  sudor  se  le  antoja 
permite  el  lienzo. 
>s  pues  abajo, 
blillado  vemos 
como  si  fuera 
1  un  desconcierto, 
un  brazo  le  dan, 
el  cartón  á  hueco, 
tan  los  guarda-infantes, 
^llines,  los  ruedos, 
uas,  las  polleras, 
litos  del  infierno, 
á  un  hombre  honrado 
ibo  que  está  dentro, 
sencial  olvido, 
jorno  me  acuerdo; 
Jerhay  que  no  pida? 
o  ha  de  quedarse  muerto 
ime»  desvergonzado, 
iviame»  grosero? 
uque;  ¿yo  querer? 
orar?  ni  por  pienso, 
i^n  muchas  de  las  hembras 
xcesos  contemplo, 
•nes  depravadas, 
laulas  y  embelecos, 
»bre  todo,  piden, 
pienso  que  eché  el  resto. 

DUQUE. 

3  me  has  entretenido; 

{Dale  una  sortija.) 
ta  sortija  en  premio. 

MOSCÓN. 

m  de  los  duques 
mis  herederos. 

DUQUE. 

|ne  sn  majestad 
baño,  y  no  sé 
n  presto;  sabré 
gana  novedad. 

ÁNGEL,  con  el  mesmo  vestido 
Rey  ó  con  otro  parecido. 

Á.^GEL. 

que  ya  me  be  bañado. 

DUQUE. 

(qué  razón  ha  habido 
Tte  á  solas  vestido, 
nos  bayas  llamado? 


DEL  CIELO  VIENE  EL  BUEN  REY. 

ÁNGEL. 

• 

Yo  propio  quise  vestirme ; 

Que,  para  bien  acertar 

A  gobernar  y  mandar. 

Tal  vez  «conviene  el  servirme; 

Que,  aunque  rey  tan  recto  me  hallo, 

Porque  el  pueblo  no  se  queje, 

No  es  justicia  que  le  deje 

Toda  la  carga  al  vasallo. 

MOSCÓN.  {Ap.) 

A  fe ,  que  es  esta  razón 
Nueva  en  ud  rey  tan  tirano. 

DUQUE. 

Aun  todavía  es  temprano , 
Que  apenas  las  cuatro  son. 

ÁNGEL. 

No  importa,  á  Palermo  vamos ; 
Que  entonces  no  será  vicio 
Todo  el  honesto  ejercicio, 
Cuando  bien  le  moderamos. 

DUQUE. 

¡  Gran  prudencia ! 

MOSCÓN. 

¡  Gran  mudanza  1 
Él  ha  trocado  el  pellejo; 
Que  no  es  suyo  este  consejo 
Ni  tampoco  esta  alabanza. 
ÁNGEL.  (Ap.) 

De  Dios  es  bien  que  veáis 

El  poder,  rey  atrevido, 

Donde  vos,  desconocido 

De  todos,  os  conozcáis. 

Es  de  Dios  orden  y  ley 

Que  de  este  que  le  enemista 

Tome  forma  y  traje  vista , 

Con  traje  y  forma  del  Rey. 

Saldrá  del  baño  desnudo, 

Y  no  hallando  su  vestido, 

Se  vestirá  mal  sufrido 

{Señala  entre  las  ramas,  adonde  ha  de 

estar,  no  muy  encubierto  ^  un  sayo 

pulido  de  labrador,) 

Aquel ,  que  es  de  un  pastor  rudo; 

Con  que  vestidos  los  dos, 

En  la  soberbia  en  que  está, 

El  tino  conocerá 

Lo  que  puede  y  sabe  Dios. 

DUQUE.  (Ap.) 

Sospecho  que  se  ha  quedado 
El  Rey,  Moscón,  divertido. 

ÁNGEL. 

Vamos  pues.  (  Vm^.) 

DUQUE. 

Él  ha  salido 
Del  baño  en  otro  trocado. 
¿Si  es  de  algún  sueño  ilusión? 
De  nuevo  admirarme  quiero.    {Yase.) 

M0SC02I. 

Él  ha  salido  cordero. 
Habiendo  entrado  león. 
Si  la  vista  no  me  miente, 

Y  no  es  del  deseo  engaño. 
Sin  duda  dejó  en  el  baño 

El  pellejo  de  serpiente.  (Vaie.) 

Sale  EL  REY  del  baño,  á  medio  vestir ^ 
y  dice  antes  de  salir, 

RET. 

¡  Duque!  —  j  Criados !  — ;  Moscón  !— 
¡  Compañeros ,  hola,  bola ! 
¿Mi  persona  dejais  sola, 

Y  mas  en  esta  ocasión? 
¿  No  me  venís  á  vestir? 

¿Qué  es  esto?  ¿Nadie  r       mdc? 
¿  Dónde  e     i«  •  villanos . ,      le  ? 
¡QuéUNi 


U3 

¡Hola,  Duque!  por  quien  soy. 
Que  á  todos  mande  matar, 

Y  aun  no  se  podrá  templar 
El  enojo  con  que  estoy. 
Ua  Monjibelo  es  mi  pecho. 

Que  me  enciende  y  que  me  abrasa ; 
¿Si  esto  acaso  en  sueños  pasa? 
Que  ha  sido  ilusión  sospecho; 
Que  sueño  no  puede  ser, 
Pues  que  estoy  despierto ;  Teo 
Ser  engaño,  y  traición  cre«^ 
De  quien  me  quiso  ofender. 
Esta  es  la  puerta  del  baño , 
Este  es  campo ,  y  monte  aquel, 
Este  arroyo,  aouel  vergel; 
Luego  no  es  del  sueño  engaño. 
Mas  sin  duda  oue  estoy  loco, 
O  la  memoria  ne  perdido. 
Pues  en  sombras  del  olvido. 
Dudas  piso,  incendios  toco. 
El  vestido  me  han  llevado ; 
¡Que  esto  sufro,  pesia  al  cielo! 
Que  no  pueda  yo  de  un  vuelo 
Llegar  al  cielo  estrellado, 

Y  en  lugar  de  la  escarlata 

guemi  persona  ha  luddo, 
orlar  ahora  un  vestido 
De  sus  estrellas  de  plata ! 
Al  mismo  Dios  me  opondré, 

Y  si  quisiere  estorbarme. 
Con  él  pretendo  igualarme. 

PASToaaLLO.  (Dentro.) 

Calla,  blasfemo,  sin  fe. 

REY. 

¿Qué  voz  entre  aquestas  ramas 
A  mi  decoro  se  atreve? 
A  mas  cólera  me  mueve; 
Abrasaré  con  mis  llamas 
Todo  el  monte;  pero  no» 
Registraré  su  maleza.  — 
¿Quién  se  atreve  á  mi  grandeza? 
Quién  la  ha  profanado? 

Sale  ahora  EL  PASTORCfLLO,  puH- 
damente  vestido ,  guarnecido  el  va- 
quero  de  armiños. 

pASTonauo. 
Yo. 

BEY. 

Di  me,  ¿quién  ereaf 

PASTORCILLO. 

Un  Diik>, 
Con  el  valor  de  gigante. 

REY. 

¡  No  vi  rapaz  semejante ! 
Vestido  de  blanco  armiño, 
Al  alba  envidia  le  da 

Y  al  mismo  sol  desafia. 

¿  Cómo  has  tenido  osadía  ? 
Cómo  un  átomo  podrá 
Oponerse  á  todo  el  sol? 
O  no  debes  de  saber 
Que  soy  el  Rey. 

PASTORCILLO. 

Podrá  ser; 
Pero  ningún  arrebol 
De  su  grandeza  en  ti  veo. 
El  Rey  en  palacio  está. 
Yo  le  dejo  abora  allá. 

BEY. 

¡No  lo  creo,  no  lo  creo! 

PASTORCILLO. 

Si  tú  la  fe  no  conoces, 
¿Cómo  puedes  tener  fe? 
Bien  esta  duda  escuché 
De  lo  altivo  de  sus  voces 

Y  de  su  soberbia  vanii. 


i*4 

De  su  loca  fantasía ; 
Que  la  gloria  de  este  día 
Será  un  infíerno  mañana. 
No  ofendas  al  cielo  mas, 
Trata  de  enmendarte  pío; 
Que  la  vida  humana  es  rio. 
Que  volver  no  puede  atrás. 
Acuérdese  su  merced 
De  Goliat  el  gigante, 
Que  un  paslorcillo  ignorante 
Le  puso  eu  el  cuello  el  pié. 
¿Como  el  temor  no  le  incita 
La  estatua  de  aquel  Nabuco, 
Pues,  cual  si  fuera  un  trabuco, 
La  derribó  una  cbinila  ? 

RET. 

Niño  sabio,  disfrazado 

Con  el  traje  de  pastor, 

No  conoces  mi  valor. 

Pues  sin  temor  me  oas  hablado ; 

El  rey  Federico  soy, 

Aunque  desnudóme  ves; 

Arrodíllate  á  mis  pies. 

PASTORCILLO. 

Mejof  levantado  estoy ; 
No  le  haré  tal  ceremonia, 
Aunque  me  haga  mas  cariños; 

8ue  soy  uno  de  los  niños 
el  horno  de  Babilonia. 

REY. 

¿Cómo  de  Escritura  sabes. 
Si  la  experiencia  te  falta? 

PASTORCILI^. 

En  la  Alemania  roas  alta 
Aprendí  cosas  muy  graves, 

Y  de  modo  concebí 

Las  ciencias,  sin  estudiar. 
Que  es  imposible  olvidar 
Lo  que  una  vez  aprendí. 

REY. 

Sin  duda  que  es  hechicero.— 
Vete  al  momento,  rapaz. 

PASTORCILLO. 

Tengamos  la  Gesta  en  paz, 
Serenado  caballero. 

RET. 

MaUréte.  ( Va  á  acometerle.) 

PASTORCILLO. 

No  podrá. 

REY. 

Mas  ¡qué  grave  suspensión 
Me  acobarda  el  corazón ! 
Temblando  en  mi  pecho  está. 

PASTORCILLO. 

Aunque  me  ve  rapaz  tierno, 
A  otro  pastor  muy  rehecho 
Le  hice  yo  rodar  el  trecho 
Que  hay  desde  el  cielo  al  inflerno; 

Y  aun  ahora,  si  se  sube 
A  mayores,  con  un  pié 
Tan  alto  le  arrojaré. 
Que  le  clave  en  una  nube. 

RET. 

Vete  ya  de  mi  presencia ; 
Que  no  sé  qué  miro  en  tí , 

8ue  de  mis  culpas  aquí 
oy  me  acusa  tu  inocencia. 

PASTORCILLO. 

Ahora  si  que  me  voy, 

Pues  me  empieza  á  tener  miedo. 

RET. 

Mover  las  plantas  no  puedo; 
Sin  duda  hechizado  estoy. 

PASTORCILLO. 

Voyroe ,  pues  de  mi  se  espanta , 
D  iciendo  aquesta  letrilla : 


DON  nODRIGO  DE  HERRERA. 

«Dios  levanta  al  que  se  humilla, 

Y  humilla  al  que  se  levanta.»    {Waie.) 

REY. 

Esto  que  por  mi  ha  pasado, 

A  nadie  habrá  sucedido. 

¿Que  no  tenga  yo  un  vestido 

Ni  venga  ningún  criado? 

(Va  hacia  una  enramada^  donde ettará 

un  sayo  pulido  de  labrador.) 
Pero  un  rústico  vaquero 
Piadosa  me  da  la  tierra, 
Cuando  el  cielo  me  hace  guerra , 
Porque  hacerle  guerra  espero. 

{Vaee  vistiendo  el  vaquero.) 
Quiero  abrigarme  con  él , 
Pues  mi  mal  lo  quiere  asi ; 

Y  no  porque  me  honre  á  mí , 
Mas  por  darle  honor  ¿  él. 

HATO.  (Dentro.) 
Pues  se  fué  á  Palermo  el  Rey, 
Cantando  me  daré  priesa 
A  buscar  por  la  dehesa 
El  novillejo  y  el  buey. 

(}!«  MÚSICO,  ipentro.) 
Novillejo  perdido. 
Quizá  por  engañado , 
¿  Cómo  dejas  el  prado^ 
De  flores  guarnecido^ 

Y  por  fragosas  ¡trenas 
buscas  el  vil  sustento  entre  las  peñas? 

OTRO  MÚSICO. 

Amado  novillejo^ 

Y  mil  veces  amado  f 
Como  al  fin  te  he  criado , 
Perdido  no  te  dejo. 

Vuélvete  d  la  querencia;  [da. 

Que,  como  buen  pastor  j  siento  tu  ausen- 

RET. 

Con  las  voces  que  he  oido 
De  estos  pastores ,  siento 
No  sé  qué  movimiento. 
Apenas  entendido ; 
Que  soy  íiera  perdida, 

Y  oigo  un  pastor  que  diópor  mí  la  vida. 

MÚSICO  2.^ 

/  Cómo  te  engalanara 
De  flores,  si  te  viera! 

^  MÚSICO  3.® 

Yo  en  tu  rescate  diera 
El  alhaja  mas  cara, 

RET. 

Alabaré  tu  nombre ;  [bre. — 

Mas  esto  es  conocer  que  yo  soy  bom  • 
¿Ah,  pastor? 

Sale  BATO,  segundo  gracioso. 


Yo. 


t' 


RATO. 

Á Quién  llama? 

'      RET. 
BATO. 

Habéis  acaso  sabido 
e  un  novillejo  perdido? 

REY. 

¿Tú  no  sabes  quiéu  soy? 

BATO. 

No. 

REY. 

;,  No  me  conoces ,  villano? 
El  Rey  soy. 

BATO. 

¡  Linda  fegura ! 

RET. 

Humillarte  á  mí  procura. 

BATO. 

¿Yo  humillarme?  Será  en  vano. 
¿Quién  eres? 


RBT. 

El  Rey. 

BATO. 

¡  Mamola ! 
¡Lindo  rey  mos  ha  venido! 
El  loco  es  entretenido. 

REY. 

Por  Dios  que  te  mate. 

BATO. 

Hola, 

(Saca  la  honda.) 
Si  dos  ripios  arrebato , 
Le  he  de  abollarla  mollera. 
¡  Qué  ridicula  quimera ! 

BIT. 

Yo  soy  el  Rey. 

BATO. 

Yo  soy  Bato. 
Poco  el  ser  rey  se  le  encaja. 
Aunque  yo  le  be  visto  ogafio 
Lindo  como  flor  de  bdUdo. 

BIT. 

¿Adonde? 

BATO. 

En  una  bar^a. 

REY. 

¡  A  qué  furias  me  provoco ! 

BATO. 

Mas  ¡ay !  ¿  No  es  este  el  faqoero 
Que  me  faltó,  dominguero? 
Sin  duda  le  hurtó  este  loco; 
Ki  es.— Sois  lindo  ladrón , 
El  vaquero  habéis  de  dar , 
O  entended  que  hemos  de  andar 
Entrambos  al  mojicón. 

(Quiere  quitarle  el  vaquero.) 

■      BEY. 

¿Criados,  Duque? 

BATO* 

¿Llamáis 
Otros  tales  como  tos  T 
Soitá  el  vaquero,  ó  por  Dios , 
Que  mis  manos  conozcáis. 

Sale  LISANDRO,  weeiiU  ie  calor. 

LtSAROIIO. 

Aparta.  ¿Qué  es  esto.  Bato? 
Qué  te  ha  hecho  este  pastor? 

BATO. 

Se  finge  loco.  Señor, 
Y  es  mayor  ladrón  que  on  gilo ; 
Dice  que  es  el  Rey ,  y  el  sbto 
Que  trae  puesto  me  le  hurtó. 

bey* 
Lisandro ,  ¿ el  Rey  no  soy  yo? 

BATO. 

¡  Oh  qué  linda  fror  de  mayo ! 

LISANSBO. 

¿Tú  eres  el  Rey? 

BIT. 

¿NomeT«st 

LISAMBBO.  ^ 

Porque  te  feo  lo  digo. 

BIT. 

¿También  tu  eres  mi  enemigo? 
Si  no  lo  soy  yo,  ¿quién  es? 

USAMBBO. 

El  que  yo  abora  encontré 
Hacia  Palermo. 

IST. 

¿Bspotilde? 
¿  Vlóse  golpe  mas  tetrible? 
Dime,¿  no  te  desterra? 


BATO. 

:  Mir«n  qué  lindos  regalos ! 
Sí  fuera  Lisandro  yo. 
Porque  el  tal  le  desterró 
Le  diera  cuatro  mil  palos. 
Lindo  loeo  hemos  hallado , 
Fiesta  ha  de  haber  en  la  aldea; 
Venga  mi  vaquero,  y  sea 
Rey  ó  loco. 

RET. 

i  Ah  cielo  airado! 

LISANDRO. 

Déjale;  que,  aunque  no  es 
Rey ,  por  lo  que  representa 
No  se  le  ha  de  hacer  afrenta. 

BATO. 

Yo  le  cobraré  después. 

LISANDRO. 

Yo  OS  daré  olro  vaquero. 

BATO. 

Con  aquesto, callaré. 

REY. 

Pues ,  Lisandro,  ¿esa  es  la  fe 
De  vasallo  y  caballero? 
i  Así  á  tu  rey  desconoces  ? 

LISANDRO. 

No  eres  al  Rey  parecido 
En  el  rostro  ni  el  vestido. 

REY. 

Mientes ;  que  bien  me  conoces. 

BATO. 

¿  Qué  le  trujo  por  aqui , 
Señor  mueso  amo? 

LISANDRO. 

Buscar 
En  qué  poder  olvidar 
Los  enojos  que  hay  en  mí. 
Quise  ver  esos  sembrados , 
Como  esU  cerca  la  aldea. 

BATO. 

Si  ir  á  palacio  desea , 

Señor  Rey,  aqui  hay  criados. 

REY. 

Ir  á  Palermo  deseo, 

Y  veréis  el  desengaño. 

BATO. 

El  Duque ,  si  no  me  engaño , 
Viene,  la  posta  corriendo. 

REY. 

Haéigome  de  su  venida , 
Porque  mi  verdad  veréis. 

Sale  EL  DUQUE. 

DUQUE. 

Lisandro ,  en  buen  hora  estéis. 

LISANDRO. 

Gaarde  el  cielo  vuestra  vida. 

DUQUE. 

De  lejos  os  conocí, 

Y  así  el  camino  he  torcido ; 
Eo  albricias,  solo  os  pido 
Los  brazos. 

LISANDRO. 

Veislosaquí. 
{Abrázanu,) 

DUQUE. 

El  Rey  08  alza  el  destierro, 

Y  que  á  Palermo  veugais 
Manda. 

LISANDRO. 

Donde  VOS  estáis, 
Qoe  baya  mas  privado  es  yerro. 

DUQUE. 

Teoed ,  Lisandro ,  por  llauo 


DEL  CIELO  VIENE  EL  BUEN  REY. 

Su  favor ,  porque  hoy  le  vemos 
Tan  irocaao ,  que  tenemos 
Rey  santo  por  rey  tirano. 
En  Palermo  entrar  no  quiso 
Sin  que  os  viniese  á  llamar. 

LISANDRO. 

Le  habrá  querido  trocar 
Del  cielo  aquel  santo  aviso. 

REY. 

1  Qué  rey  á  Lisandro  llama , 
Si  yo  soy  el  Rey  ?  —  ¿  No  veis 
Que  aquí  vuestro  rey  tenéis , 
Que  os  defiende,  quiere  y  ama  ? 
Así  el  Duque  lo  dirá. 

DUQUE. 

¿Hay  tan  raro  frenesí  ? 

REY. 

¿Cómo  os  partisteis  sin  mí? 

LISANDRO. 

En  esa  locura  da. 

REY. 

No  estoy  loco;  que  es  engaño. 
¿  No  os  acordáis  que  esta  tarde... 

BATO.  (i4p.) 
El  cielo  mi  juicio  guarde. 

REY. 

Conmigo  fuistes  al  baño? 

DUQUE. 

Es  verdad  que  al  baño  fui 
Con  mi  rey  y  mi  señor; 
Pero,  loco  labrador, 
Yo  no  te  conozco  á  ti. 

REY. 

¡  Que  este  negarme  procura! 

LISANDRO. 

Llevarte  al  Rey  bien  será. 

DUQUE. 

Y  es  cierto  que  gustará 
De  su  graciosa  locura. 


BATO. 

Él  quiere ,  pues  no  replica; 
No  vaya ,  Rey,  muy  despacio , 
Pues  con  él  habrá  en  palacio 
De  todo,  como  en  botica. 

REY. 

Lisandro,  si  de  vasallo 
Os  preciáis ,  ahora  es  bien 
Que  de  los  vuestros  me  den 
Al  punto  el  mejor  caballo. 

LISANDRO. 

Otra  vez  le  vuelve  el  mal. 

REY. 

Hágase  luego  mi  gusto , 

Que  ir  á  la  corte  no  es  jasto 

A  pié  mi  grandeza  real ; 

Que  allá  pretende  mibrio 

Al  rey  que  el  nombre  me  ha  hurtado 

Retarle  á  caballo  armado, 

Y  matarle  en  desafio. 

BATO. 

Mal  la  maraña  penetra , 
Señor  rey  de  paramento. 
Porque  esta  jornada  intento 
Que  vaya  al  pié  de  la  letra. 

LISANDRO. 

Antes,  por  el  pundonor. 
Un  caballo  le  he  dar. 

BATO. 

Yo  le  pienso  acompañar. 

DUQUE. 

¡Qué  lástima! 

USANDRO. 

¡Qué  dolor  I 


245 

BATO. 

Señor  Rey,  téngase  á  buenas , 
No  haga  locos  desatinos ; 
Que  hay  en  la  corte  pepinos, 
Naranjas  y  berenjenas. 

DUQUE. 

Vamos ,  porque  el  Rey  espera. 

LISANDRO. 

Vamos ,  Duque. 

(Vanse  Lisandro  y  Bato.) 
DUQUE.  {Ap,) 

Esta  ocasión , 
Para  lograr  mi  afición. 
Mas  viva  ser  no  pudiera; 
A  Laura  le  pediré , 
Pues  el  Rey  tan  otro  está. 
Amor,  vuela ,  pues  que  ya 
Te  lo  merece  mi  fe.  ( Vase,) 

REY. 

Mentido  rey,  allá  voy ; 
Espérame,  reino  ingrato ; 
Que  no  te  saldrá  barato 
El  creer  que  loco  estoy ; 
Porque  mi  brazo,  recelo 

8ue  ba  de  ser  en  dura  guerra 
scándalo  de  la  tierra 
Y  asombro  de  todo  el  cielo.      ( Vase.) 


JORNADA  TERCERA. 


Sale  EL  IVUQUE,  vestido  ricamente, 
con  banda  y  sombrero  de  plumas, 

DUQUE. 

Mientras  que  el  rey  Federico 
Con  Lisandro  dando  está 
Audiencia ,  j  Moscón  me  avisa 
Que  ya  quiere  comenzar 
La  Gesta ,  adonde  Palermo 
Hoy  confirma  su  lealtad ; 
Pues  que  Laura  me  ha  avisado 
Que  en  un  balcón  estará 
De  los  que  caen  al  terrero. 
Contento  quiero  llegar; 
Que  no  profana  el  decoro, 
No ,  de  palacio  un  galán 
Cuando,  como  yo,  pretende , 
Sin  esperanza,  obligar. 
Demás,  que  al  rey  Federico 
Veo  tan  trocado  ya , 
Que  él  y  la  Reina  sin  dada 
Oe  Lisandro  alcanzarán 
El  sí  que  esperando  estoy. 
Permite,  oh  ciego  rapaz , 
Que  llegue  el  dichoso  dia 
De  tanta  felicidad. 

Sale  LAURA  á  uña  ventana. 

LAURA. 

Al  Duque  avisé  viniese 

Al  terrero,  gue  culpar 

Le  intento  de  que  en  dos  dias 

No  me  haya  visto;  mas  ya 

Mira  al  balcón  cuidadoso 

Y  se  pasea  galán. 

La  seña  haré. 

(Hace  señas  con  un  pañuelo.) 

DUQUE. 

Laura  es; 
Bien  lo  maestra  la  señal 
De  aquel  ondeado  lienzo, 
Que  es  mi  bandera  de  paz.— 

(Llega  al  balcón.) 
1  Cuándo  mereció  mi  afecto , 
Auoqoe  siempre  fué  leal. 


L 


t46 

Caidadosas  asistencias 
De  tan  suprema  beldad? 
iPor  la  tarde  de  un  balcón 
Hacéis  oriente?  Será 
Por  equivocar  al  mundo 
De  Febo  el  curso  solar. 
Ved  que  dos  soles  ¿un  tiempo 
El  mundo  abrasar  podr&n, 
Si  bien  uno ,  de  corrido , 
Ya  se  va  corriendo  al  mar. 

LAURA. 

Duque,  ¿sin  verme  dos  dias? 
Si  mientras  de  mi  te  alejas , 

8ue  soy  tu  vida ,  y  me  dejas 
uniendo ,  ¿  cómo  viviast 
O  ausente,  en  mi  amor  trdias, 
Fénix ,  cuyo  fuego  soy. 
Que,  como  me  exbalas ,  voy 
Llegando  á  mi  fin ,  y  cuando 
La  vida  me  estés  quitando , 
Vida  con  morir  te  doy. 
Contemplóme  aquella  fuente , 
Cuya  desalada  plata , 
Si  viva  á  una  antorcha  mata 
En  8U  golfo  trasparente , 
Muera  por  el  consiguiente , 
La  enciende  tierno  y  esquivo 
Fuego ,  y  como  te  percibo 
En  mi ,  y  en  ti  me  convierto, 
Vives  de  achaque  de  muerto, 
Mueres  de  achaque  de  vivo. 
Mas  yo ,  Duque ,  te  imagino 
Fuente  del  sol ,  que  es  un  hielo, 
Cuando  la  mitad  del  cielo 
Borda  su  esplendor  divino ; 

Y  en  saliendo  el  vespertino' 
Lucero,  á  sus  orbes  rojos 
Tributa  ardientes  despojos ; 
Asi  es  fuego  tu  violencia 

A  la  noche  de  mi  ausencia , 

Y  nieve  al  sol  de  mis  ojos. 
Amar  es  un  desear. 

Que  el  dorado  arpón  esmalta , 
Con  que  si  el  deseo  falta  , 
£1  amor  ha  de  faltar ; 

Y  asi ,  te  puede  culpar 

Mi  fe ,  pues  faltar  arguyes; 
Si  de  tu  vista  la  excluyes. 
No  ocasiones  su  querella. 
Porque  cuanto  huyeres  della , 
Tanto  de  qaien  eres  huyes. 

DUQUE. 

Si  deseo  el  amor  fuera , 
En  cumpliéndose  cesara , 
Porque  nadie  deseara 
Lo  mismo  que  posevcra ; 
Desea  el  bien  (|uien  le  espera , 

Y  no  quien  le  ha  conseguido, 
Amando  correspondido ; 

Y  asi,  nació  destinado, 
Al  deseo  lo  esperado , 

Y  al  amor  lo  poseído. 
Luego  mi  feliz  trofeo 

No  arffuye  contradicción , 
Pues  la  misma  posesión 
Que  aun  no  poseéis  poseo; 

Y  en  el  desearla  veo 
Que  iamás  estar  ocioso 
Pueae  el  afecto  amoroso. 
Pues  siendo  el  acto  inconstante , 
Implica  que  viva  amante 
Quien  no  vive  deseoso. 

Sale  MOSCÓN,  y  quédate  al  paño. 

■OSCOIf. 

Aunque  es  tiempo  de  avisarle , 
No  le  pretendo  avisar. 
Pues  tan  fino  en  el  terrero 
Hablando  con  Laura  está. 
Lo  que  le  toca  á  mi  o&cio 


i 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 

Es  ver  si  puedo  escuchar 
Los  requiebros  que  la  dice , 

V  los  que  ella  le  dirá. 
Por  ver  sí  algo  se  me  pega 
De  amor;  mas  es  por  demás. 

DUQCK. 

¿Quién  solicita  y  procura 
Que  me  hagáis  tanto  favor? 

LAURA. 

Amor. 

DUQUE. 

Y  á  empresa  tan  superior 

¿  Quién  me  alienta  y  apresura  ? 

LAURA. 

Ventura. 

DUQUE. 

Y  cuál  será  en  tal  altura 
í\  premio  de  mi  ardimiento? 

L\ORA. 

Contento. 

DUQUE. 

Ya  pues  con  mayor  aumento 
De  mi  fineza  os  obligo; 
Pues  en  serviros  consigo 
Amor,  ventura  y  contento. 

LAURA. 

Si  fué  cruel  mi  hermosura, 
¿Quién  incita  vuestro  ardor? 

DUQUE. 

Amor. 

LAURA. 

Cuando  él  despida  el  rigor. 
Vuestra  fe  ¿qué  me  asegura? 

DUQUE. 

Ventura. 

LAURA. 

¿  Y  si  en  mi  el  afecto  dura 
Igual  con  el  rendimiento? 

DUQUE. 

Contento. 

LAURA. 

Pues  yo  con  mayor  aliento 
Aumento  mi  amor,  por  ver 
Qué  tengo  ahora  en  tener 
Amor»  ventura  y  contento. 

DCQUE. 

Tiene  un  amante  en  tener 

Amor  crecido  y  robusto , 

Gusto; 

Faltando  el  desden  injufto. 

Se  le  acrecienta  el  querer 

Placer; 

Y  el  verse  corresponder. 
Va  adquiriendo  cada  dia 
Alegría. 

Dejad  pues  la  cobardía , 

Y  amor  juntos  frecuentemos , 
Porque  con  esto  tendremos 
Gusto ,  placer  y  alegría. 

LAURA. 

Confieso  que  habrá  en  querer, 
Sin  género  de  disgusto , 
Gusto ; 

Y  que  tener  será  justo , 
Viéndose  corresponder, 
Placer  * 

Pero  está  tan  al  perder 
A  cualquiera  niñería 
La  alegría, 

Que  yo,  en  tan  necia  porfii 
Llegando  á  considerar, 
No  quiero  con  tanto  azar 
Gusto ,  placer  ni  alegría. 

{Tocan  clarines  dentro,) 

DUQUE. 

Este  belicoso  acento 

Me  avisa  que  es  tiempo  ya 

De  ir  á  la  fiesta.  ¿Quién  vio 


Que  una  fiesta  dé  na  pesar? 

Adiós ,  mi  Laura. 

LAU  R  A .  (A  rrójale  una  banda  verdemar) . 

Esa  banda 
En  mi  nombre  llevarás , 

Y  no  extrañes  el  color, 
Que  en  el  color  verde-mar 
Hay  esperanzas ,  que  en  ondas 

Te  orrece  tranquilidad.  ( Yate.) 

DUQUE. 

De  buena  esperanza  el  puerto 
Sin  duda  habré  de  tocar 
Con  tal  favor. 

MOSCÓN. 

Vuecelencia 
No  enamore  un  punto  mas ; 
Que  ya  los  duques  y  condes. 
Marqueses  otro  que  tal. 
Para  correr  las  sortijas 
Juntos  en  la  plaza  están 
De  palacio ,  aunque  me  han  dicho 
Que  el  Rey  no  se  quiere  hallar 
En  la  tal  tiesta ;  no  entiendo 
Deste  rey  el  natural : 
Ayer  aturdía  el  mundo , 

Y  hoy  en  aturdirse  da. 

DUQUE. 

Vamos  apriesa. 

■oscoii. 

Sin  dada 
Con  favor  tan  singular» 
Que  has  de  llevar  de  codillo 
Los  premios  á  los  demás. 

{Vanee.) 

Salen  EL  REY  t  BATO. 

BATO. 

Que  acompañe  á  aqueste  loco 
Me  ha  sopricado  mi  amo. 
¡  No  es  mala  la  comezón ! 

{Está  peneaiÍ90  el  Ref .) 

No  podría  hacer  el  diabro 
Vestido  de  tan  buen  gusto 
Como  es  un  loco  aforrado 
De  lo  mismo;  porque  jo 
Diz  que  tengo  lindos  cascos. 
Frío  debo  ser  sin  duda. 
Pues  me  aforran  de  venno. 

BBT. 

No  es  natural ,  no  es  posible 
Lo  que  está  por  mi  pasando; 
Superior  causa  sin  dada 
Es  causa  de  mis  agravios. 

BATO.  (Ap.) 
¡  Qué  figuras  que  está  haciendo! 
Atento  lo  esto  mirando ; 
A  la  he ,  que  si  se  emperra» 
No  dó  por  mi  vida  an  coarlo. 

BBT. 

Si  creyera  que  era  el  délo 
Origen  de  tantos  dallos. 
No  estuviera ,  no,  sesoro 
El  mas  luciente  topacio 

8ue  en  su  cámara  de  estrellas 
uarda  el  firmamento  atara. 
Poc<)  es  esto,  el  mismo  Dios 
No  lo  estuviera. 

B4T0. 

iSnnPabro! 
A  hereje  este  rey  de  loeot 
Va  por  sus  pasos  conlfdos. 


Vén  acá.  ¿No  es  eatoaiit 

Señor,  yo  sónul  afaUaaQ, 
Mu  buen  católico»  y  ctto 


Que  solo  de  Dios  el  brazo 
Es  el  todopoderoso ; 

Y  en  esa  fe  confiado. 
Le  dejo  para  auien  es , 
Aaoque  me  dé  mas  trabajos. 

REY. 

En  fin ,  eres  de  la  tierra 
El  mas  humilde  gusano ; 
Estaba  por  arrojarte 
Desde  ese  balcón  abajo, 

Y  si  no ,  en  aquel  estanque , 
Foso  que  guarda  á  palacio. 

BATO. 

¿Soy  yo  Leandro?  Só  Flor, 
Üe  quien  me  dijonangaño , 

Y  afirman  los  fabuleros, 

Que ,  como  huevos  entrambos , 
Ella  se  murió  en  tortilla 

Y  él  fué  por  agua  pasado  ? 

4.  En  estanco  echarme  á  mi? 
¿Soy  yo  por  dicha  tabaco? 
¿Arrojarme  de  un  balcón? 
4  Soy  yo  basura  ? 

RET. 

Villano , 
Vele  al  momento. 

BATO.  (Áp.) 

i  San  Lésmes ! 

RET. 

4 Aun  te  detienes? 

BATO.  (Ap.) 
\  San  Mauro ! 

RET. 

^Eres  sordo? 

BATO.  {Ap,) 
\  San  Panuncio ! 

RET. 

¿No  respondes? 

BATO.  (Ap,) 

¡San  Macario! 

RET. 

^No  le  vas? 

BATO. 

{Ap.  ¡Válgame  el  Credo! 
Eicepio  el  Poncio  Pilato.) 
Ya  S4*  irán ;  que  no  son  bestias ; 
^  aun  se  irán  por  todos  cabos , 
Sin  que  sea  menester; 
Ma<;  adviértole  entre  tanto 
(^ue  se  ha  de  estar  cepos  quedos , 
Mi  rey ,  porque  un  soldado 
Tudesco,  como  un  gigante^ 
Esta  esa  puerta  guardando ; 
Que  es  un  frasco  con  bigotes , 

Y  con  guarda-infante  un  jarro. 

REY. 

A  una  legión  de  demonios 
No  temo,  ¿y  quieres,  villano, 
Que  tema  soto  á  un  tudesco, 
Que  es  fuerza  que  esté  borracho  ? 

BATO. 

Tal  me  sucediera  á  mi ; 
Mas  aconsejóle ,  hermano , 
Qoe  no  se  llegue  á  la  puerta , 
Porque  le  ba  de  hacer ,  y  es  craro , 
Moy  vecino  de  Moguer, 
Qaé  está  cerquita  de  Palos. 

RET. 

Véi<> ,  grosero ,  de  aquí ; 
Que  ¡vivo  yo... 

BATO. 

Esto  tembrando. 

RBT. 

Qve  de  Qo  puntapié  te  arroje 

Mas  allá  del  otro  cabo 

Del  maado !  y  muy  poco  be  dicho. 


DEL  CIELO  VIENE  EL  BUEN  REY. 

BATO. 

Él  lien  pulsos  temerarios; 
Co  rriendo  vó ,  y  á  este  loco 
Que  le  guarden  dos  mil  diabros. 

{y ase.) 

RET. 

Ahora ,  ahora ,  discursos ; 
Ahora ,  ahora ,  cuidados  ; 
Razón  ,  entremos  en  cuenta. 
Pues  que  solo  me  han  dejado. 
Cuando  al  campo  sali  ayer, 
Me  hizo  Palermo  el  aplauso 
Que  á  su  rey  natural  debe ; 

Y  cuando  estuve  en  el  campo, 
Me  respetaron  por  rey 
Cazadores  y  criados. 

Entré  en  el  baño;  ojalá 
No  hubiera  en  el  baño  entrado  , 
Pues  fué  golfo  de  veneno , 
Si  no  de  ponzoña  lago, 
Adonde  nueva  Medea 
Introdujo  sus  encantos. 
Hey  Federico  entré  en  él , 
Pues  todos  lo  confirmaron ; 
Pero  cuando  del  salí , 
A  mis  criados  llamando, 
No  pareció  mi  vestido 
Ni  tampoco  mis  criados. 
Doy  voces  ,  nadie  responde , 
I  rn  teme ,  blasfemando 
Del  mismo  Dios  ;  cuando  an  niño. 
Que  salió  de  entre  unos  ramos , 
Me  reprehende  severo. 
Pero  ¿para  qué  me  canso 
En  traer  á  la  memoria 
Los  desprecios  de  Lisandro, 
Las  sinrazones  del  Duque , 
Las  necedades  de  Bato , 
i  Afirmando  que  soy  loco, 
Siendo  su  rey  soberano? 
En  lin ,  yo  entré  por  las  puertas   , 
De  Palermo,  en  un  caballo , 
Sin  que  nobles  y  plebeyos 
Me  hiciesen  el  agasajo 

Y  cortés  acatamiento 

Que  á  su  rey  debe  un  vasallo. 
Llego  á  palacio,  y  sabiendo 
La  Reina  cómo  he  llegado, 
No  me  sale  á  recibir , 
Ni  Laura ,  aquel  dueño  ingrato; 
Que  de  todas  mis  desdichas 
Ninguna  he  sentido  tanto. 
Pues  cuando  la  mujer  propia 
Desprecia  á  su  esposo ,  y  cuando 
La  dama  tributa  olvidos 
A  su  mismo  rey ,  son  casos , 
Que,  á  no  afirmar  que  estoy  loco 
Después  que  salí  del  baño, 
Dijera  bien  que  ellos  solos 
La  locura  me  han  causado. 
Mandar  luego  que  no  entre , 
Aunque  lo  intente,  en  mi  cuarto , 
Cerrarme  todos  las  puertas , 
Dejarme  por  guarda  á  Bato , 
Un  rústico  labrador. 
Todos  son  indicios  claros 
De  que ,  ya  cansado  el  cielo , 
Me  ha  dejado  de  su  mano, 

Y  que  aauel  prolijo  sueño 
Fué  veruadero ,  y  no  falso ; 
Si  bien  yo  no  he  de  creerlo 
Hasta  que  Dios ,  mas  templado 
Conmigo,  lo  manifieste 

En  un  prodigio  ó  milagro; 
Aun(][ue  su  verdad ,  sin  dada , 
Me  dice  en  avisos  tantos. 
Pero,  con  todo ,  yo  mismo 
He  de  ver  mi  desengaño. 
Aqui  ha  de  estar  un  espejo 
De  armar,  cristalino  y  claro , 
Donde  me  vi  machas  veces; 


917 

Miraré  si  estoy  trocado 
Mi  rostro  en  él ,  si  mi  talle 
No  es  tan  perfecto  y  bizarro 
Como  solia ,  siquiera 
Por  desmentir  tantos  labios 
Venenosos ,  que  me  están 
El  decoro  inficionando ; 
Porque  solo  esta  experiencia 
A  mis  dudas  le  ha  faltado ; 
Mas  antes  que,  sumiller. 
De  su  cristal  y  sus  marcos 
Llegue  á  correr  la  cortina. 
Le  ue  de  informar  de  mi  agravio. 

Y  paes  verdad  siempre  dice. 
De  lisonjas  no  me  valgo 

En  esta  ocasión ,  aunque 
Tanto  de  ellas  me  be  pagado; 
Por(]|ue  á  quien  verdad  observa. 
La  hsonja  es  desacato. 
Solo  al  cristal  pediré , 
En  sus  verdades  fundado, 
En  sas  rectitudes  cierto , 
Que  antes  que  pronuncie  el  ftUo 
De  mi  muerte  ó  de  mi  vida, 
Mire  con  piedad  mis  años , 
Con  decoro  mi  corona , 
Con  atención  este  caso; 
Porque  acabe  de  creer 
Mis  dudosos  embarazos , 
Que  no  soy  ya  Federico 

Y  que  estoy  de  juicio  falto. 

( Vase  llegando  al  espejo;  antes  de  cor^ 
rer  la  cortina ,  el  Rey  dice  este  soneto,) 

Lámina  breve ,  en  quien  mi  pecho  in- 

[lenta 
Ver  I  a  sentencia  de  mi  vida  ó  muerte ; 
Golfo  dudoso ,  adonde,  si  se  advierte , 
He  de  hallarmi  bonanza  ó  mi  tormenta. 

Cristalina  verdad ,  que  representa 
Al  hombre  en  el  teatro  de  la  suerte 
Una  y  otra  fortuna ,  y  se  convierte 
Toda  en  el  hombre,  de  lisonja  exenta. 

Tengo  aliento  y  temor  y  extraño 

[espanto, 
Pues  ver  mi  mal  ó  bien  en  tí  es  precisa, 
Por  descifrar  las  dudas  de  un  engaño. 

Manifiéstale  va  tu  claro  aviso, 

Y  sea  mas  piadoso  el  desengaño 

Que  el  que  en  otro  cristal  lloró  Narciso. 

( Corre  la  cortina,) 
Pero  ¿qué  es  esto ,  cielos  inhumanos? 
No  han  sidojay  triste!  mis  recelos  va- 
1  Qué  rostro  es  el  ^ne  veo .         '[nos. 
Pálido ,  flaco,  macilento  y  feo? 
¡  Qué  horrible  ceño !  qué  visión  extraña! 
Ya  digo  que  Palermo  no  se  engaña  ; 
Ya  disculpo;  ay  de  mi !  los  que  decían 
Que  á  mi  rostro  y  mi  voz  no  conocían. 
En  bruto  trasformado 
Me  tiene  mi  desdicha  ó  mi  pecado; 
Iba  á  decirlo,  mas  callarlo  quiero. 
Que  no  es  bien  que  lo  crea ,  aunque  lo 

[infiero. — 
Cristal  que  la  verdad  á  todos  dices , 
Esta  vez ,  por  mi  mal ,  te  contradices ; 
Yo  soy  el  rey,  el  mundo  bien  lo  sabe : 
Pues  ¿cómo  ahora  de  mi  aspecto  grave 
Las  facciones  desmientes?  [tes. 

Cómo  la  verdad  callas ? Mientes  ,mieD* 
¿  Asi  intentas  que  yo  tu  verdad  crea  ? 
Dispon  que  en  ella  á  mi  contrario  vea ; 
Si  no,  diré,  si  aquí  no  te  provoco» 
Que  soy  el  cueroo  yo,  y  tü  eres  el  loco. 


US 

Sale  EL  AkgEL,  »n  etvettiicpare- 
tíi«  al  que  el  Rey  deiá  ett  el  baño, 
con  corona  s  cetro ,  p  quédate  al  pa- 
ño, y  el  Rey  le  eilá  mirando  abierto 
eneletpe¡o. 

IwíL.  [cuinto, 

¡Ohcuinloun  [leoíilíirle  cueat»,  oh 
A  Dios  piadoso,  jujliciero  j  santo  I 
Paesel  cristal  contempla  divertido, 
Y  en  él  se  ha  visto  ja  desconocido ; 
Con  insignias  de  rej  pretenda  ahora 
Que  asi  se  vea  en  mi ,  ja  quese  igtwra; 
E[i  el  cristal  iuiento  estar  visible, 
Pero  en  las  demás  partes  inTísible. 

1  Quién  es  el  robador  de  mi  corona, 
SusiiiDtD  civil  de  mi  persona , 
A  quien  Palermo  aclama , 
Usurpándome  elnomhre,hoiior  j  fama! 
(Pónete  el  Ángel  detrat  del  Rey ,  y  le 
te  en  el  etpejo.) 

ÁNGRt.  (Áp.) 

Ahora  le  verás ,  que  paso  i  paso 
Cerca  de  li  me  voj, 

DET. 

¡Terrible  caso! 
Has  ¡»j  cielo!  iqu¿  miro! 
-,  Ya  su  retrato  en  el  cristal  admiro '. 
Ahora  si,  cristal,  puedo  llamarte 
Verdadero.  (Retírate  el  Ángel. 

Retiróme  i  esta  parte. 
UT.  (Dice  eiio  no  mirándote  al  et 

pejo.) 


pecho  ha  durado; 
(Vuelve  á  mirarte  el  etpejo.)  [do 
Sindudaqueestp  espejo  está  encanta 
Ya  no  parece  en  é\,  ni  en  esta  sala 
HajmasqDRyo^iquédesven tura  igual 
A  la  mía !  volver  a  terlo  Intento, 
(Cnaado  acabe  ette  verta,  ha  de  volee 

el  Ángel  á  ponerte  junto  al  Rey.) 
Sabrf  si  fué  ilusión  del  pensamiento 
Pero  legiinda  reí  vuelvo  ú  miralle 
Con  mi  rostro,  corona,  brio y  talle.- 
Encanlador  tirano,  espera  un  poco.- 
No  hay  duda ;  |tiPÍo!,  yo  me  vuelvolo 
(Etiáie  queda  el  Ángel.)  [co 
¡  Oh,  quién  pudiera  unirse  consusbra 


Y  hacerle  entre  los  míos  mil  pediiios 
¡Que  fortuna  medé, siempre  envidios! 
D<»dicha  real ,  la  diclia  mentirosa! 
HaSfpucs  constante,  no  hace  movi 
Desaliarle  interno;  [mient( 

Porque,  auní|ue  en  sombra  veo  mi  cotí 
Nunca  «eri  juicio  temerario    [trarit 

gne  vo  le  rete  aquí ,  pues  mi  desvel 
umple  con  esto  con  la  lej  del  dnelí 
Supaestoque  á  mi  agravio  ae  esta  suei 

No  puedo  hallarle  para  darle  mu ertí 
(Vuelve  A  mirarte  et  Rey  al  etpejo 
Pues  me  usurpaste  la  corona  j  brio. 
Hoy  te  reto  y  te  llamo  íi  desafio ; 
Heulido  Rey,  responde  si  le  aceptas 
Pues  tanto  mn  fatigas  y  me  inquieta! 
(Hace  la  uüal  el  Ángel  eon  la  cabexa 
Une  *i  con  la  cabeza  has  respoiidíü 
jCnmplirísloqueaquIme  liaspromi 

(Vuelve  «nn  Id  cabevt  á  decir  que  t. 
Va  lambien  con  la  seña  lo  asegura. 


DON  RODRIGO  DE  HERRERA. 
les  vele  ahora,  y  defender  procnra 
1  corona  de  mi.— Ya  no  parece; 

(Apártate  el  Ángel.) 
paso  de  la  duda  el  temor  crece, 
la  joya  en  el  peclio  me  lia  quedado, 
ne  de  tantas  fortunas  me  han  dejado; 
ibre  ella  haré  me  prestealgun  vasallo 
ipada  y  banda,  armas  y  caballo,— 
Uses  burlador,  espera,  espera 
Lie  baje  un  rayo  de  la  quinta  esfera , 

e  escaparás  de  mi  invt'nctbie  mano ; 
ues  ya  conozco  que  si  Diosteampara. 
un  no  podré  mirarte  cara  acara, 

ta,u        '''"'■* 

a  parece  que  tratas  de  enmendarle. 
engajo.cieloE,  ensuenmiendaparte, 
I  descrío  lie  de  salir ;  que  ínBero 
ue  ha  de  ser  este  el  medio  verdadero 
ara  que  reconozca  su  pecado 
uanao  á  mis  pies  se  vea  derribado ; 

si  el  perdón  aclama  arrepentido, 
tuedará  vencedor,  siendo  vencido. 
Dentro  mUtiea  de  trompeta»  a  ataba' 

lillot,  como  que  ettdn  en  la  fieita.) 

Ista  música  me  advierte 
lúe  ya  esta  fiesta  acabaron ; 
'asaré  desdé  esta  cuadra 
I  salón  grande,  y  dejando 


(Tocan  trompetal  y  ehirimiat.) 
LisANDHo.  (Dentro.) 
Viva  Federico! 

■osco:<.  (Dentro.) 

¡Viva! 
umvDM.  (Dentro.) 
flva  el  rey  de  sicilianos, 
>ues,  cual  Fénix,  eoire  arotnai 
i^as  plumas  ha  renovado. 

heim.  (Dentro.) 
Decid  que  viva  mi  esposo 
belices  y  largos  años. 

Sale  EL  ÁNGEL,  mlrandoalveHuarié. 

Leales  vasalloa  mioi, 
Hucho  agradezco  el  aplauso 
Que  me  nacéis,  mucho  el  festejo ; 
^0  os  prometo  de  premiaros ', 
Pito  sí  de  mi  gobierno 
Estáis  satisfechos  tatito. 
Cuanto  de  mis  sinraiones 
Estuvisteis  agraviados. 
Désele  at  cielo  la  gloria. 
Has  no  i  mi,  fieles  vasallos. 
Pues  un  rey  agradecido 
Supo  hacer  de  un  rey  iugralo. 

Sale  LA  REINA. 

Esposo,  Seflor.  ;qDé  es  esto! 
í  Ahora  tan  rplirado. 
Cuando  Palermo  os  aclama 
Kn  festivos  aparatos? 

5a;0  LAURA. 
uniA. 
Federico  invicto,  ahora 
Que  os  está  el  pueblo  aclamando 
Salomón  de  nuestros  licmpus , 
:  Os  estáisen  vuestro  cuarto! 


Salen  LISANDRO  T  MOSCÓN. 
Sefior,  ^taa  grande  retiro! 
SeiJor,idespreciotan  raro! 
^o  ocultéis  vuestra  peno  di. 
No  ostentéis  bolo  recalo. 


No  malogréis  sus  detignlot. 

MOSCOU. 
No  ofendáis  sni  agasajos. 

Ved  que  un  rey  agradecido 
Es  del  puebloespejo claro. 

uou. 

Ved  que  un  rey  et  sol  qne  llmtra 
Todo  un  reino  coa  sui  njoa. 

LtSJtltDHO. 

El  sol  de  Sicilia  sois, 

V  alma  de  todos  tus  campoc 

■oscon. 
Ved  que  i  su  rdno  e*  nn  rey 
Lo  que  i  un  paje  hambrlenio  na  pialo. 
Lo  que  A'unt  dneDi  bd  moo)fl , 

V  a  un  poeta  mucboe  CBaru». 

ilISKL. 

Esposa,  reina  j  sefion, 

Laura,  Lisandro,  admlraroi 

No  es  justo  de  mt  retiro. 

Porque  aunque  juigalt  qne  be  Cftado 

Ausente,  siempre  presente. 

Vuestros  afectos  mirando 

Estoy,  y  de  todo  el  reino. 

Sin  que  mo  canse  eraberuo 

La  distancia ;  qae  et  amor 

Que  dentro  eo  mi  pecbo  guardo 

A  las  ciencias  iiae  apreool. 

Eso  me  han  facilitado ; 

Va  sé,  Laura,  qne  eata  larde 

Al  Unque  estuviste  hablando 

Dosde  un  balcón  del  terrero, 

V  que  U  Reina  j  Liaudro 
Tratan  de  tu  caMmlento 

Con  el  Duqoe,  j  no  mt  eipulo, 
SI  hoy  seri  aa  espOM  Laara ; 
Porque  ya  en  mi  ae  acabaron 
Todas  aquellas  Bneíatt 
Que  viste  en  tlempoa  paaidoi. 

LADMA. 

;SeEor!  (Ap.  iQnlén  ■«  lo  baliri  dicho*) 

iiieiL. 
No,  no  léñela  qne  atnilarM.— 
Esposa,  LlsanüTO  amigo, 
Hoy  dari  Laura  la  mano 
Al  Duque. 

LBMIMO. 

Tnt  plantac  beM>. 

KOU. 

■ereica,  eipoao,  tna  braua. 

íhgu.. 
Vuestro  Boy  jlo  he  da  ur; 
Que  el  amor  qae  mt  anaalanB 
Es  en  carider  inpreto; 
Y  asi,  no  puedo  h '- 


81  el  bnen  rey  del  délo  vine, 
Eate  del  délo  b«  balado. 

urna. 
De  no  ángel  aln  dnda  ••  lodo 
Cuanto  ha  dicho  y  ovanlot    ' 

HMCOli.  (Af.) 
Boy  ae  ha  nalto  aabotl 


El  que  ayer  faé  topo  malo ; 

Yo  apostaré  qae  las  tripas , 

Hígado,  bofes  y  bazo 

(Va  llegando  á  él,  y  el  Ángel  le  mira 

mucho.) 
Me  esti  penetrando  ahora ; 
Pero  ¿qué  temo? qué  aguardo? 
Hablarle  intento. 

ÁflGEL. 

^Uoscon? 
■oscotf. 

Gran  señor,  muy  olvidado 
Vuestra  majestad  me  tiene , 
Pues  ya  en  los  nidos  de  hogaño 
No  hay  pájaros;  ¿qué  se  han  hecho, 
Señor,  tantos  favorazos 
Como  solías  hacerme? 

ÁNGEL. 

Ya  estoy  en  otro  trocado. 

MOSCÓN. 

¿A  mí ,  que  al  juego  del  hombre 
Siempre  te  seguí  de  ganso, 
Me  tratas  de  esa  manera  ? 

ÁNGEL. 

De  bufones  no  me  pago. 

■OSCON. 

Yo,  que  fui  perro  ventor 
De  amor  en  la  caza  y  Kalgo, 
Que  las  perdices  y  liebres 
Te  las  traía  á  la  mano, 
i  Es  posible  oue  merezca 
Esos  desvíos? 

ÁNGEL. 

Bellaco, 
Calla  los  errores  mios , 
Pues  que  yo  los  tuyos  callo.— 
Denle  una  ración,  y  aprenda 
Algún  oñcio  entre  tanto; 
Pero,  sí  no  le  aprendiere, 
Vaya  á  galeras. 

■OSCON. 

{Ap,  San  Franco 
De  Sena  sea  conmigo. 
Pues  el  comer  me  han  quitado.) 
Aprended,  flores,  de  mí ; 
Bufbues,  con  todos  hablo. 

{Toca  dentro  la  máiica,  y  disparan  al- 
ffunos  arcabuzaios.) 

Sale  EL  DUQUE. 

DUQDE. 

Federico  generoso, 
Nunca  be  entendido  hasta  aquí , 
Viendo  triunfo  tan  glorioso, 
Lo  que  es  el  ser  rey ;  y  asi, 
Hoy  te  juzgo  el  mas  dichoso, 
Hoy  con  exceso  se  abona 
Lo  grande  de  tu  corona ; 
Desde  hoy  temerán  tu  espada 
Desde  Isf  Alemania  helada 
Hasta  la  Tórrida  Zona ; 
El  oro,  á  quien  avarienta 
Guarda  en  sus  cofres  la  tierra. 
Siendo  de  si  misma  afrenta. 
Por  no  hacer  al  mundo  guerra , 
Hoy  á  tus  pies  se  presenta ; 
Los  diamantes,  que  centellas 
Son  ó  pedazos  de  estrellas , 
Hijos  bizarros  del  sol , 
Por  ilustrar  so  arrebol , 
Roy  son  alfombra  á  tus  fauellas ; 
Lo  que  mas  llegué  á  admirar 
Fué  tanto  monte  de  abeto 
Que  en  sos  hombros  sufre  el  mar, 
Y  á  quien  tienen  tan  sujeto. 
Que  aun  no  se  puede  quejar; 
Caballos  soo  de  madera , 
Pues  cada  cual  ( sí  se  altera 


DEL  CIELO  VIENE  EL  BUEN  BEY. 

Neptuno,  que  en  ondas  crece ) 
Domado  bruto  parece 
Castigado  en  la  carrera ; 

Y  aunque  del  Euro  y  el  Noto 
Se  ven  tal  vez  oprimidos. 
Despreciado  el  alboroto. 
Siempre  guardan  entendidos 
Las  iaeas  del  piloto ; 
Las  galeras,  que  suaves 
Son  á  las  ondas  mas  graves , 
Tan  veloces  discurrían , 
Que  á  la  vista  parecían 
Oel  mar  voladoras  aves ; 
Los  pintados  gallardetes, 
Que  eran  del  viento  copetes , 
Formabau  entre  arreboles 
Fatigados  tornasoles. 
Volátiles  ramilletes; 
Asustaba  de  manera 
El  estruendo  de  los  tiros. 
Que  asombraba  la  ribera ; 
El  fuego  en  ardientes  giros 
Asaltó  la  cuarta  esfera; 
Los  príncipes  y  señores 
De  Sicilia,  los  mayores 
Que  en  la  sortija  se  hallaron, 
£n  la  destreza  mostraron 
De  su  sangre  los  primores; 
El  que  mas  diestro  lució, 
De  toda  jactancia  falto, 

Y  los  premios  se  llevó. 
Fué  ej  gran  duque  de  Montalto, 
Príncipe  de  Paterno; 
Sobre  el  sombrero  llevaba 
Toda  una  selva  de  plumas , 
Que  al  viento  lisonjeaba. 
En  un  bruto  que  nadaba 
Por  el  mar  de  sus  espumas; 

Y  el  caballo,  cuya  piel 
La  de  un  tigre  parecía. 
En  lo  brioso  y  lo  fiel 
Parece  que  conocía 
Quién  iba  montado  en  él ; 
Pues  castigado  del  arte. 
Tanto  el  freno  le  sujeta. 
Tanto  lo  diestro  reparte , 
Que  es  un  monte  si  se  quieta, 

Y  es  un  rayo  cuando  parte; 
Como  se  templa  y  se  írrita. 
Equivocado  parece. 
En  la  destreza  aue  imita. 
Que  la  espuela  le  entorpece 

Y  el  bocado  le  agilita ; 
Pues  tan  á  compás  corvetas 
Formaba  el  bruto  al  estruendo 
De  las  cajas  y  trompetas. 
Que  me  pareció  que  haciendo 
Iba  en  el  aire  floretas; 
Con  tal  destreza  blandía 
Su  heroica  mano  la  lanza, 
Que  della  un  círculo  hacia. 
Dando  el  pueblo  en  so  alabanza 
Mil  vítores  de  alegría ; 
Su  hijo,  Adonis  galán. 
Que  es  conde  de  Cartagena, 
A  (fulen  el  lauro  le  dan , 
Salió  airoso  á  la  Jineta 
En  un  tostado  alazán; 
Era  el  bruto  ardiente  rayo, 
Parto  del  Andalucía, 
En  la  firmeza  Moncayo, 

Y  su  frente  parecía 
De  plumajes  todo  un  mayo. 
Tan  atento  discurrió 
El  Conde,  que  con  verdad 
Muy  bien  puedo  decir  yo 
Que  mas  de  una  volontad 
Con  la  sortija  llevó; 
Quedaron  absortos  todos 
De  ver  en  tan  pocos  aoos 
Todo  el  valor  de  los  godos; 

Y  así,  los  propios  y  extraSof 


«9 


Le  aclaman  por  varios  modos; 
No  hav  principe  mas  lucido. 
Mas  afable,  mas  querido. 
Mas  liberal  y  cortés; 
Que  en  efecto  en  todo  es 
A  su  padre  parecido ; 
El  de  Terranova  vi. 
Bizarro,  fuerte  español. 
En  un  bayo,  que  creí 
Que,  á  ser  codicioso  el  sol , 
Le  quisiera  para  si ; 
Pero  anduvo  desgraciado, 
Porque  al  pasar  la  carrera , 
El  caballo ,  alborotado, 
Hizo  que  á  la  breve  esfera 
No  tocase  el  fresno  herrado ; 
De  Castilla  el  almirante. 
Señor  de  Módica,  fué 
El  que  lucido  y  triunfante 
Mostró  la  lealtad  y  fe 
Que  á  su  rey  tiene  constante ; 
En  on  picazo,  que  al  viento 
Parece  (|ue  desafia, 
Entró  bizarro  y  contento 
El  bruto,  porque  tenia 
El  nombre  de  pensamiento ; 
Lo  demás,  por  no  cansarte. 
En  silencio  dejaré ; 
Solo  digo  en  esta  parte 
Que  cada  cual  dellos  fué 
Hijo  de  Palas  y  Marte; 
Callarlo  es  consejo  sabio. 
Porque  no  les  hago  agravio, 
Pues  puede  su  relación 
Caber  en  la  admiración. 
Mas  no  caber  en  el  labio. 
De  vestidos  y  bordados 
No  te  alabo  los  primores , 
Pues  adviertan  mis  cuidados 
Que  en  ser  de  tales  señores , 
Ellos  se  están  alabados; 
En  fin,  bien  puedes  tener 
En  tu  reino  coníianza 
Desde  ahora,  pues  el  ver 
En  ti,  Señor,  ul  mudanza, 
Su  mudanza  viene  á  ser. 

ÁNGEL. 

Estimo  la  relación , 

Y  Palermo  no  se  admire 
Que  á  su  aplauso  me  retire , 

Y  mas  en  esta  ocasión ; 
Porque  de  un  buen  rey  argayo. 
En  el  pesar  ó  el  placer. 

Para  todos  ha  de  ser, 
Pero  nunca  ha  de  ser  sayo; 
Nadie  tiene  menos  parte 
En  si  que  on  rey. 

DUQOE. 

Es  asi. 

ÁNGEL. 

Pues  todo  fuera  de  si , 
Sin  saber  de  si  se  parte; 
Por  lo  coal  alabo  yo 
A  ona  entendida  persona 

guo,  viendo  la  real  corona 
n  el  suelo,  no  la  alzó. 
Diciendo :  t  Aqoel  te  levante 
Qoe  tu  peso  no  conoce.» 

BEOfA. 

Tal  príncipe  el  reino  goce 

Por  tiempo  qoe  al  tiempo  espante. 

MOSCÓN. 

No  entiendo  el  estilo  avaro 
Del  Bey,  aonqoe  lo  procoro : 
Con  los  demás  habla  oscoro 
Pero  conmigo  muy  claro ; 

Y  no  es  este  desatino, 

Iflode  qoitarme 


no 

El  comer,  y  esto  es  bablarfne 
Pan  por  pan,  vino  por  Tino. 

{Tocan  dentro  trompetas  y  cajas  hacia 
la  parte  por  donde  entrará  después 
el  Rey,  armado  y  á  caballo.) 

050S.  (Dentro.) 
Guarda  el  loco. 

OTROS.  (Dentro.) 
Al  desafío. 

VOCES.  (Dentro.) 
Guarda  el  loco,  que  va  al  duelo. 

BCIICA. 

Mas  ¿qué  es  esto?  Qué  rumor 
Es  el  que  embaraza  el  viento 
En  el  palio  de  palacio  t 

LISARDRO. 

A  saberlo  voy. 

ÁNGEL. 

Teneos ; 
Que  la  causa  ya  la  sé. 

MOSCÓN.  (Ap.) 

¡  Que  ya  la  sabe  tan  presto ! 
Aunque  este  rey  me  na  entendido, 
Por  Cristo,  que  no  le  entiendo. 

ÁNGEL. 

Tiéneme  desaGado 

Cierto  principe  encubierto. 

MOSCÓN. 

Yo  apostaré  que  es  el  loco 
Que  de  la  aldea  trajeron. 
¡Linda  fiesta! 

ÁNGEL. 

Y  roe  es  forzoso 
Cumplir  con  la  ley  del  duelo ; 
Que,  aunque  atirman  que  está  loco. 
Me  quiere  quitar  el  reino.— 
Dame  un  peto  y  espaldar. 
Que  en  esa  cuadra  de  adentro 
Le  hallaréis. 

DCQUR. 

Ya  voy  por  él. 

REINA. 

Esposo,  Señor,  ¿qué  es  esto? 
Vos  batalla  con  un  loco? 
ó  discorria  de  vos  eso. 


i 


LAURA. 

¿Qué  es  esto?  ¿Vos  desafio? 

ÁNGEL. 

No  temo,  Laura  ,  los  riesgos. 

LISANDRO. 

Por  vos  saldré  á  la  batalla. 

MOSCÓN. 

¿Qué  batalla  ó  qué  embeleco? 
Que  es  un  pobre  mal  trapillo. 

ÁNGEL. 

Eso  no  es  de  caballeros , 
Pues  fuera  gran  cobardía 
El  no  reñir  por  mi  mesmo. 

• 

Sale  EL  DUQUE,  con  las  armas, 

DUQUE. 

Aquí  están,  Señor,  las  armas; 
Mas  siento  que  á  tanto  empeño 
Pueda  obligaros  un  loco. 

ÁNGEL. 

Duque,  no  puede  ser  menos ; 
La  causa  sabrás  después. 

(Yase  armando,  y  tocan  dentro.) 
Armadme,  Duque,  y  sea  presto ; 
Que  el  rumor  se  va  acercando. 


DON  RODRIGO  DB  HERRERA. 

REINA. 

i  Es  posible  que  no  puedo 
Disuadiros? 

ÁNGEL. 

No  es  posible 
Que  yo  pueda  obeaeceros; 
Que  nay  en  este  desafio 
Oculto  un  grande  misterio. 

LAURA. 

Federico  es  todo  enigmas. 

LISANDRO. 

Que  no  le  alcanzo  confieso. 

ÁNGEL. 

Desde  esa  ventana  baja, 
Que  está  cercana  al  terrero. 
Veréis,  Señora,  con  Laura, 
hesta  batalla  el  suceso, 
Que  será  feliz  sin  duda. 

REINA. 

Asi  del  cielo  lo  espero.— 
Vamos,  Laura. 

LAURA. 

Ya  tosigo; 
Alguna  desdicha  temo. 
(Vame.) 

DUQUE.  (Ap.) 
¡  Que  baya  venido  este  loco 
A  estorbar  mi  casamiento! 

USANORO. 

Algún  prodigio  se  aguarda. 

DUQUE.  (Ap.) 

Sin  duda  no  la  merezco. 

U3ANDR0. 

Si  gusta  tu  majestad. 
Los  dos  padrinos  seremos. 

ÁNGEL. 

No  be  menester  mus  padrinos 

gue  la  justicia  que  tengo, 
iitrad ;  que  por  esta  puerta 
Salimos  luego  al  terrero. 

(Éntranse  por  una  puerta,  y  salen  lue- 
go por  la  otra ) 

LA  REINA  T  LAURA  se  asoman  á  una 
reja  baja  que  ha  de  haber,  y  salen 
EL  ÁNGEL,  EL  DUQUE  T  LISAN- 
DRO. 

ÁNGEL. 

Palermo  está  alborotada, 
Y  ya  á  mi  contrario  veo. 
Que  bácia  nosotros  se  viene ; 
Hoy  se  ba  de  ver  un  portento. 

(Tocan.) 

RUNA. 

Ya  descubro  en  la  palestra 
A  mi  esposo. 

(Vuelven  á  tocar.) 

LAURA. 

Y  todo  el  pueblo 
Ha  concurrido,  admirado 
De  ver  tan  nuevo  suceso. 

DUQUE. 

Ya  llega. 

US  ANDRÓ. 

Bizarro  viene. 

ÁNGEL.  (Ap,) 

Permitid,  Autor  supremo, 
Que  este  Luzbel  atrevido 
Pida  perdón  de  sus  yerros. 


Salga,  al  son  de  trómpelas  y  u¡ü$,  EL 
rey;  á  caballo,  armado  de  todas  ar- 
mas^ pero  no  saque  calada  la  puera, 
porque  pueda  representar  mejor,  y 
BATO,  vestido  de  lacaya  ridicula- 
mente, que  le  viene  acompañando;  y 
estando  no  lejos  del  taklado^  diga, 

RET. 

Rey  intruso,  rey  fantasma. 
Que  te  precias  de  hechicero. 
Pues  tu  persona  no  he  visto 
Sino  es  en  sombras  ó  en  saefios ; 
Tirano  de  mis  acciones . 
Ladrón  de  mis  pensamientos , 
Usurpador  de  mi  honra 

Y  escándalo  de  mi  reino;  ' 
Tú,  oue,  gerifalte  altivo, 
Sienoo  gavilán  ratero. 

Mi  corona  arrebataste 
Con  rapantes  instrumentof, 
Oye  mi  verdad  ahora, 

Y  advierte  que  no  pretendo 
Declararte  con  palabras , 
Sino  con  obras,  mb  hechos; 
Ya  sabes  que  en  la  palestra 
Cristalina  de  un  espejo. 
Breve  campaña  de  luces» 
Corto  espacio  de  refl^ioa. 
Te  llamé  noble  y  valiente, 

Y  te  persuadí  sofero 
A  este  campal  desafio. 

Como  se  ve,  cuerpo  á  caerpo; 
Por  señas  el  si  me  diste , 

Y  ya  veo  que  fué  cierto. 
Pues  con  tan  bizarros  briot 
En  la  palestra  te  veo; 
Condeso  que  desde  ahora 
Mayor  envidia  te  tengo. 

Pues  muy  bien  ser  rey  mereee 

Quien  sabe  cumplir  nn  doelo ; 

Previénete  á  la  batalla. 

Pues  que  ya  permite  el  tiempo 

Que  se  descubran  engaita 

De  fingidos  devaneos. 

En  cuyo  circo  sin  duda 

Entrambos  á  dos  veremos , 

Yo,  si  es  mío  tu  valor. 

Tú,  si  el  mió  es  tuyo  mesmo ; 

Segunda  vez  te  provoco 

Y  con  verdad  te  prometo* 
Que  al  ver  real  tu  persona, ' 
He  tenido  algún  recelo; 

Y  á  ser  capaz  de  temor 

Mi  siempre  invencible  pecbo. 

Dijera  en  esta  ocasión 

Que  me  has  infüodido  miedo. 

Y  por  Dios ,  á  quien  parece 
Que  va  humilde  reverencio* 
Después  que  un  cuerpo  te  adasiro» 
Que  enfrenara  mis  intentos» 

Si  no  creyera  que  el  mondo»  . 
Si  no  viera  que  mi  reino 
Me  ba  de  impnUr  de  eobttds 
Después  de  tantos  trofeos; 

Y  fuera  gran  cobardía » 
Si  con  valeroso  esfiíeno 
L^  confirmara  mi  lengón» 
No  lo  afirmara  mi  acero. 

Amokl. 
Desmonu  ya  del  calMilIo; 

§ue,  aunque  tu  estilo 
amblen  veo  qne  te  Importa 
Que  este  duelo  no  deJoiMS. 

wn, 

Tenme  el  caballo. 

BATO. 


Que  este  loco  el  del 


._ii 


Ta  qne  estas  abigarradas 
Me  ban  matado,  y  oome  ban  mnerlo. 
{Apéase  el  Rey,) 

DUQUE. 

Veloz  desmonta. 

USAMDRO. 

Su  brío 
No  es ,  DO ,  de  bumilde  sugeto. 

KEITÍA. 

Mi  f  ida  de  un  hilo  pende. 

LAURA. 

Y  la  mía  de  nn  cabello. 

■OSCOff. 

Gran  cortesia  ha  mostrado. 
Yo  por  loco  no  le  tengo; 
Qae  alabar  al  enemigo, 
Parece  malo  y  es  bueno. 

ÁNGEL. 

Paes  en  la  estacada  estamos , 
Suene  el  bélico  instrumento. 
{Tocan  de  cuando  en  cuando.) 

RET. 

Saca  la  espada ,  que  ya 
La  mía  también  prevengo, 

Y  guárdate  de  mi  furia. 

ÁXGEL. 

Eso  á  tí  te  lo  aconsejo. 

REY 

i  Gran  pulso!  *  {Riñendo.) 

Á.^GEL. 

¡Valiente  brazo! 

RET. 

En  Taño  herirle  pretendo. 

LISAIIDRO. 

i  Airosamente  batallan  I 

MOSCÓN. 

i  Qué  bien  riñen! 

{Riñen,) 

DUQUE. 

¡Por  extremo! 

LAURA. 

Valor  el  loco  ha  mostrado. 

EEINA. 

¡  At  ,  Laura !  i  mi  esposo  temo. 

ÁNGEL. 

Herirme  intentas  en  vano. 

REY. 

¿Qué  será ,  qne,  aunque  lo  intento , 
>o  puede  hallarle  mi  espada , 

Y  solo  acuchillo  el  Tiento?         (Cae  ) 
Mas  ¡  ay  de  mi ,  que  he  caldo ! 

{ Pónele  el  Ángel  el  pié  sobre  el  pes- 
cuezo,  jf  tiene  levantada  la  espada,) 

ÁNGEL. 

Para  que  sea  tu  cuello 

El  alfombra  de  mis  pies, 

«¿Qoiéo  como  Oíos  ?i  di ,  soberbio. 

RET. 

Piedad ,  campeón  Tállente , 
Piedad ,  heroico  mancebo ; 
Porque  no  sé  qué  en  ti  admiro, 
Ko  sé  qué  en  tu  espada  adTierto, 
Que  rayos  ardientes  Tíbra 
Contra  mi. 


DEL  CIELO  VIENE  EL  BUEN  REY. 


»l 


ÁNGEL. 

¿Qué  sientes  de  eso? 

RET. 

Siento  que  el  brazo  de  Dios , 
A  quien,  perjuro  y  blasfemo, 
Negué  tantas  Teces ,  es 
G1  que  me  castigó ;  y  siento 
Que  eres  tú  ministro  suyo. 

ÁNGEL. 

Pídele  perdón ,  que  es  cierto ; 
Que  pues  te  ha  sufrido  malo , 
También  sabrá  hacerle  bueno. 

RET. 

Si  hasta  aquí  no  le  adoré , 
Ahora  le  adoro  y  creo , 
Y  en  su  defensa  y  Terdad 
Perderé  mi  Tida  y  reino. 
Sus  preceptos  guardaré , 
Reedificaré  sus  templos, 
Que  por  mi  culpa  han  estado 
Profanados  y  deshechos. 

ÁNGEL. 

¿Así  lo  prometes? 

RET. 

Sí. 

ÁNGEL. 

( Ap,  Y  yo,  que  lince  penetro 
Su  corazón ,  reconozco 
Que  es  verdadero  su  efecto.) 
Levanta  ahora  á  mis  brazos.  — 
Sicilianos ,  caballeros , 
Príncipes ,  grandes ,  señores , 
Senadores  y  plebeyos, 
El  arcángel  Miguel  soy , 
Que,  por  divino  decreto 
Del  que  es  Motor  soberano, 
Bajé  á  ejercer  el  gobierno 
De  Sicilia ,  lastimado 
Su  amor  de  Ter  los  excesos, 
Las  injusticias ,  los  daños 
De  Federico  soberbio. 
Mudé  su  forma  en  el  baño. 
La  suya  tomé,  queriendo 
Dios  mostrarle  de  esta  suerte 
De  su  gran  poder  lo  inmenso. 
Lo  que  ha  pasado  habéis  Tisto, 
Ahora  admirad  de  nucTo 
Lo  que  Teréis ;  á  su  forma 
Ya  segunda  Tez  le  he  Tuelto ; 
Quitadle  ahora  las  armas. 

{Quitante la  celada.) 

DUQUE. 

¡Gran  prodigio! 

LISANDRO. 

¡Gran  portento! 

ÁNGEL. 

Este  es  Tuestro  rey ,  y  este 
Gobernará  el  reino  vuestro  , 
Tan  otro  de  aquí  adelante , 
Que  á  los  demás  sea  ejemplo. 
Besadle  todos  la  mano, 
Y  reconoced  atentos 
Que  en  los  mayores  conflictos 
El  buen  rey  viene  del  délo. 


Esposo. 


REINA. 


RET. 

Reina  y  señora , 
Vasallos  y  compañeros. 

LISANDRO. 

Ya  todos  te  Teñéramos. 

DUQUE. 

Ya  todos  te  obedecemos. 

BATO. 

Yo  pienso  que  esto  dormido. 

MOSCÓN. 

Yo  que  estoy  soñando  pienso. 

ÁNGEL. 

Qaedad  en  paz ,  sicilianos ; 
Porque  al  alcázar  supremo 
Me  TuelTo  del  Trino  y  Uno ; 
Y  aunque  me  voy,  no  me  ausento ; 
Que  con  tos  siempre  estaré. 
Porque  Teais  en  mi  ejemplo 
Que  el  buen  rey  del  cielo  viene. 

{Vase.) 

TODOS. 

Asi  todos  lo  creemos. 

BATO. 

Como  un  pájaro  toIó. 

LAURA. 

Ya  surca  el  golfo  del  Tiento 

LISANDRO. 

¡  Gran  dia ! 

DUQUE. 

¡  Felice  suerte ! 

REINA. 

Sepa  el  mundo  este  suceso. 

RET. 

Laura ,  tu  esposo  es  el  Duque. 

LAURA. 

Soy  tu  esclaTa. 

DUQUE. 

Tus  pies  beso. 

RET. 

Mi  camarero  mayor, 
Levantad. 

MOSCÓN. 

¡  Qué  lindo  es  esto ! 

RET. 

Y  á  mi  priTado  Lisandro 
Yo  le  daré  muchos  premios. 

REINA. 

Laura,  por  mi  cuenta  corren 

De  hoy  mas  tos  muchos  aumentos. 

BATO. 

Yo  me  Toy  á  mi  alquería 
A  colgar  estos  greguescos. 
Para  que  sirTan  á  Judas 
Los  juéTes  del  prendimiento. 

MOSCO.X. 

Yo  me  voy  á  meter  fraile ; 
Qne  en  fin  alli  comeremos. 

REINA. 

Decid  que  mi  esposo  viTa. 

TODOS. 

Viva  por  siglos  eternos. 

DUQUE. 

Teniendo  aquí  fin  dichoso 
Este  caso  verdadero. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITCUDA 


)l]ELO  DE  HONOR  Y  AMISTAD, 


POB    DON   JACINTO    DE    HEBBERA 


PERSONAS. 


DON  GARClA. 
DON  RAMÓN. 
EL  REY. 


LA  REINA. 
DON  8ANCH0. 
TERESA. 


LEONOR. 
HERNANDO. 
Soldados.  —  Criados. 


ACTO  PRIMERO. 


lien  LEONOR  t  TERESA. 

LEONOR. 

iermana,  lo  que  siento 
.'uojarte  conmigo, 
tan  claro  te  digo 
falta  entendiniieuto. 
ecia  eres  en  lodo, 
Q  no  sabes  enojarle, 
ibia  en  esta  parle, 
saber  buscas  modo, 
lo  eo  tí  conocer 
de  ingenio  tan  graves; 
saber  que  no  sabes, 
rincipio  de  saber. 

TERESA. 

é  Glosofias, 

callar.  En  Un, 

bas  tenido  al  jardin? 

LEO:«OR. 

,  de  mi  te  lias 
le  hermana  mayor; 
oseando  el  remedio 
los,  be  bailado  un  medio 

de  lograr  nuestro  amor. 

na,  roí  señora, 

;on,  be  yo  servido 

a;  y  tú,  que  has  venido 

sma  plaza  agora, 

s  don  Sancho  de  Lara, 

>  padre,  está  sirviendo 

ierra  al  Rey,  entiendo 

por  tu  buena  cara, 
buen  nombre  en  palacio; 
bermosara,  Teresa, 
credítarse  apriesa, 
4:recioD  despacio. 

TERESA. 

,  dime  este  argumento, 
le  yo  de  verdad 
tamoD  voluntad? 

LKOtlOR. 

a  letra  es  el  caento 


De  un  galán  que  se  caraba 
De  la  vista,  y  al  dolor 
Preguntó :  t¿Yeo  mejor?» 

TERESA. 

Quiérole,  que  es  cosa  brava. 

LEONOR. 

¿Quisiérasle  para  esposo? 

TERESA. 

Y  ¡cómo  que  le  quisiera ! 

LEONOR. 

¿  Y  si  él  DO  quiere? 

TERESA. 

Que  quiera. 

LEONOR. 

¡Qué  ingenio  tan  lastimoso ! 

TERESA. 

f.  No  es  don  Ramón  de  la  casa 
Del  conde  de  Barcelona? 
No  tiene  gentil  persona? 
Pues  si  conmigo  se  casa. 
Nuestros  hijos  ¿no  serán 
Deste  linaje  también? 

LEONOR. 

En  fln,  tú  le  quieres  bi6u, 

Y  él  es  discreto  y  galán. 

Mas  /.quién  quieres  que  lo  sea 
De  tu  ingenio? 

TERESA. 

¿Por  qué  no? 
Pero  si  soy  boba  yo, 
Tú  eres  peor,  que  eres  fea. 

LEONOR. 

Fea  soy,  pero  ansi  vivo 
Discreta,  no  digo  nada; 
Pero  soy  desconfiada , 
Que  es  el  acto  positivo 
Que  prueba  mas  la  nobleza 
De  la  discreción;  no  quiero 
Disputar  cuál  es  primero : 
El  ingenio  ó  la  belleza. 

TERESA. 

Leonor,  á  mi  no  me  agravia 
Que  lo  pongas  en  dispula; 
La  raposa  es  muy  asíala 


Y  la  gallina  no  es  sabia ; 

Y  iras  eso,  pienso  yo 

Que  cualquier  hombre  se  inclina 
A  comer  de  la  gallina , 

Y  de  la  raposa  no. 

LEONOR.I 

Déiate  de  esa  locura ; 
Sabes  cuiíilo  (lesconfio 
De  mi  ingenio,  por  ser  mÍo 

Y  por  follarme  hermosura ; 
Que  ¿  don  Garda  de  Haro, 
Su  amigo  de  don  Ramón, 
Uiré  con  inclinación , 

Y  boy  le  escribí,  hablemos  claro, 
De  letra  mía  un  panel, 
Diciéndole  que  Se  llama 

A  este  Jardín  una  dama. 
Sin  haberle  dicho  en  él 
Mi  nombre;  porque  he  temido. 
Si  viéndome  no  le  agrado,    * 
O  que  no  venga  llamado, 
O  que  no  vuelva  escogido. 

TMESA. 

Pues  ¿qué  pretendes? 

LBONOI. 

Hablar 
De  noche  aquí  á  don  García; 

Y  en  efecto,  si  de  dia 
(Sin  poderlo  yo  excusar. 
Aunque  lo  he  de  resistir)^ 

guislere  verme,  imagino  "^ 
o  ardid  ó  un  desatino. 

TERESA. 

Acábalo  de  decir ; 

Que  siempre  los  que  revienltn 

De  discretos  son  pesados. 

LEONOn. 

Di  que  los  desconfiados 
Dudan  todo  lo  que  intentan. 
Digo  qae  ha  de  verte  i  ti  ' 
Si  quiere  verme. 


Con  eso? 


TBftESA. 

¿Y  qaé  hará 


Liipgo  ienamonlle  iiuieres 
Luii  lu  incenio  y  mi  lieriiiosui 
Dios  le  dv  buena  veniun ; 
FluT  de  mi  lo  que  quisieres. 


T<i  igii  W- 

llalilarie  ile  nocUe  (|uiero 
Cciii  nombre  tajo,  inRenlosi, 
Porque  le  temo  eiclaida 
A  lipor  poco  eiilenilida, 
Como  i  mi  por  poco  lieroiOM. 

Lindamenlc  lo  acomodas, 
¡üliquébieo!  iQoeyodedia 
Vi.u  á  Ramón  y  á  García 
Uii>  de  lejos  ,  J  que  todas 


Me  quede  vo  sin  II  I 

Eso,  Leonor,  es  mascar 
A  dos  carrillos. 

Tesil^o 
Sería  de  lodo  conmigo; 
V  usl,  no  baj  que  recelar. 


laño. 


r.asa 

Dcd 

Llámese  Ramón  i  engaóo, 

Hus;lilblarélede  diaT 

No,  que  le  conocerán ; 
Yasl.soloteverin 
Don  RamoD  j  don  Garda. 

En  lin,  ¿he  de  liacer  de  modo 
QuenomecoDOEcanT 

Sí. 

Ya  Tiene.  ^  tle  de  estar  aqni  T 

LEonuH. 
Como  yo  ba)  de  estar  i  todo. 


.Solea  DON  GARClA  t  HERNANDO. 


Jardín  y  dama  sin  nombre, 
O  ea  cúmo  ó  es  aveotun. 

DON  C4KCU. 

La  burla  teroo. 


^Ks  don  García? 

(Ap.  Aqnietti; 
Has  la  noche  es  tan  oseara. 
Que  no  la  he  de  ?er  la  cara.) 
Yoh 
Que 
Lo 

Por  quijo  Tenüo  á  este  Jardín... 


DON  JACINTO  DE  HERBERA. 

Vos  habéis  Tenido  en  lin, 
Pues  seáis  muy  bien  venido. 

íQuícn  está  con  vos  aquí! 

Una  criada  lan  bella 
Y  lan  otra  yo,  que  i  ella 
La  babeis  de  tener  por  mi. 
{Ap.  No  te  descubras,  Teresa.) 
¿Y  con  vos? 

iieii:<a:ido. 

ttn  camarada, 

QaeiMHlri  con  la  criada 

Comer  en  segunda  mesa. 


1  mucha  Di  poca 


¡Qué  bien  respondel 
¿No  hay  manjar  del  alma? 

lERESA. 

¿Adunde 
Tienen  las  almas  ta  boca? 

BERKANDO. 

En  U  nariz. 

Puede  ser ¡ 
Por  eso  el  buen  olor  suele 
Alencar;  que  cuando  huele, 
Debe  un  alma  de  comer. 

HEKXANDO. 

Por  Dios,  que  sois  entendida , 
Kl  ingenio  sois  primero. 

Vos  el  primer  majadero 

Que  me  lo  ha  dicho  en  mi  trida. 

¿Conoces  i  don  Ramón? 


Es  muf  galán  caballero. 


Aquien  aprecia! 

Higolo  por  no  ser  necia ; 
Que  lodo  el  mnndo 
Que  lo        :^  ; 

Has,  aunque  por  serio  calle, 
Por  lo  menos  en  imaile 
No  muestro  mi  necedad. 

LEOnOR. 

La  duda  puede  hacer  pauta 


SWÍRUal. 
cnil 


a  pertecctoi 


Con  sos  mismas  tnspentlonei 
O  se  embarau  ü  se  olvida. 

?uiérelas  ambas,  y  entre  una 
otra  lan  partida  espera. 
Que  ninguna  deja  entera 
Por  nu  dejar  á  ninguna. 

Elerada  la  raron 
Mieolrai  ^ 
Si  podrí 

Qu  Sffi 


En  TOS  cou  el  ser  discreta; 
Y  asi,  cuando  la  Ini  dé 
L  i  Unta  Tentara, 


de  oíros, 
gora. 


Mal  me  eslari  le  Tea 

Pésame  qoo  I        mi. 

DON  uDda. 
Bien  dicen ,  ciego  es  qalea  ana. 

No  es  ciego,  poei  quiera  Ter. 

DOH  GitlCiA. 

Con  las  demds  lo  ha  de  ser 


asl,eiesneDelkM¡ 


Que  sou  TOS  l> 
SI  Inclináis  la 


Los  caballo*  de  so  eocto. 
Deshaga  aqnl  > 
¡Oialtlofdflli 


I  con  mas  furia  agora, 
brando  entre  sus  plantas 
las  liernoosos  luceros 
guna  deshecha  estrella, 
\o  caiga  ó  centella, 
ledé  luz  para  veros! 

LEOr^OR. 

,  después  que  os  vi, 
ra  con  mis  enojos 
le  al  cielo  los  ojos! 
le,  celosos  de  mi, 
ten  de  azul  los  cielos; 
m  que  os  amo  Grme, 
que  han  de  deslucirme 
lis  luces  ó  sus  celos. 

I>0!H  GARCÍA. 

í  debéis  mucho  amor; 
por  fuerza  he  de  veros. 

LEONOR. 

hablaros  y  quereros. 

D0!«  GARCÍA. 

ame  ese  rigor. 

LEONOR. 

en  fin  queréis  verme? 

D0:«   GARCÍA. 

Si. 

LEONOR. 

fa  me  empeñé  en  esta  empresa; 

a  cara  á  Teresa, 

me  vio  el  ingenio  á  roí.) 

don  García,  la  dama 

oy  sacare  en  el  tocado 

s  de  listón  dorado, 

s  quiere  v  esa  os  llama. 

Gran  ardid  se  me  ha  ofrecido.) 

DON    GARCÍA. 

,  ¿la  dama  á  quien  viere 
s  doradas  me  quiere  ? 
or  mismo  ha  tenido 
rcion,  gala  y  decoro , 
le,  después  de  nublado, 
ea  el  sol  coronado 
ores  6  rayos  de  oro. 

LEONOR. 

ya  es  hora,  don  García, 
cogernos. 

DON   GARCÍA. 

Adiós.  {Yase.) 

HERNANDO. 

iue  mondonga  sois  vos; 
si  esa  bobería 
gaño. 

TERESA. 

Toma  allá 
¡amante. 

HERNANDO. 

Ya  sé 
oís  muy  boba. 

TERESA. 

¿Porqué? 

HERNANDO. 

le  es  muy  bobo  el  queda.  {Yase.) 

TERESA. 

t>r,  ¿qué  hay  de  nuevo?  ¿Has  dado 
principio  i  tus  amores? 

LEONOR. 

j  daréte  unas  flores 
dce  ayer  para  el  tocado ; 
le  has  de  salir  con  ellas 
otre  las  demás  damas 
Reina. 

TERESA. 

Entre  tus  llamas 
I  no  sé  qué  centellas, 
e  arder  yo  misma  quiero. 


DUELO  DE  HONOR  Y  AMISTAa 

Escríbele  otro  papel 
A  don  Ramón ,  y  di  en  él 
Que  en  las  rejas  del  terrero 
Le  puedo  esta  noche  hablar; 
Hahiarásie  tú  por  mi; 

Y  yo,  que,  asistiendo  allí. 
Tengo  de  oir  y  callar. 

Por  ser  necia,  habré  de  ser, 
Según  lo  que  agora  iníiero, 
Gomo  tahúr  sin  dinero. 
Que  mira  á  mas  no  poder. 

LEONOR. 

Pues  sea  ó  no  sea  locura, 
Gon  esta  experiencia  Intento 
Súber  si  el  entendimiento 
Puede  mas  que  la  hermosura. 
{Vanse.) 

Salen  EL  REY  t  DON  RAMÓN. 

REY. 

Mientras  don  Sancho  de  Lara 
Está  de  los  infieles 
Defendiendo  mi  corona, 
Truje  á  palacio  en  dos  veces 
A  sus  hijas,  Leonor 

Y  Teresa,  en  cuya  nieve. 
Que  fuego  interior  anima» 
Que  espíritu  blando  enciende. 
Entre  afectos  encontrados 

Y  entre  afectos  diferentes. 
Hallé  un  hielo  que  roe  abrase 

Y  un  incendio  que  me  hiele. 
Yo,  en  fin,  adoro  á  Teresa. 
¿De  qué  estás  triste?  ¿Parece 
Que  te  ha  pesado  de  oírme? 

DON   RAMÓN. 

Señor,  aunque  á  mí  me  pese, 
¿Qué  importa,  si  sois  mi  rey? 

REY. 

Luego,  Ramón,  ¿también  tienes 
Amor,  como  yo,  á  Teresa? 

DON  RAMÓN. 

Gonfíeso  que  de  repente 
Al  corazón,  por  los  ojos. 
Entró  un  veneno  tan  fuerte. 
Que  cupo  en  la  primer  vista ; 
Mas  mi  lealtad,  si  conviene, 
Será  antídoto  que  cure 
Aun  mayores  accidentes. 

REY. 

Pues,  Ramón,  porque  averigüen 
Experiencias  lo  que  debes 
A  mi  confianza,  quiero 
Que,  sin  que  la  Reina  llegue 
A  entender  este  cuidado. 
Solicites  diligente 
Que  me  hable  á  solas  Teresa. 
Tú  le  has  de  dar  mis  papeles, 

Y  procurarme  los  suyos ; 

Ya  advierto  el  inconveniente, 
Ya  sé  el  riesgo  á  que  te  expones; 
Pero,  demás  de  que  excedes 
En  entendimiento  á  todos. 
Esta  acción  mia  merece 
Que  con  fe  igual  me  compitas, 
Para  que  seamos  sleinpre. 
Yo  el  cuerdo  mas  connado, 
Tú  el  mas  leal  conGdente. 

DON    RAUON. 

Aquí  dio  On  mi  esperanza ; 
Dejad  que  los  pies  os  bese, 
Dudoso  á  cuál  debo  mas 
De  dos  aféelos  valientes : 
O  á  la  confianza  en  vos. 
Que  ningún  peligro  teme,  . 
O  á  la  fe  en  mi,  que  asegura 
Que  os  confiáis  cuerdamente. 


aiT. 
Hablemoff  pues  de  Teresa. 

Salen  DON  GARCÍA  t  HERNANDO. 

HERRANDO. 

i  Jesús,  lo  (lue  me  encareces 
La  discreción  de  esa  dama ! 
Si  todas  las  noches  duermes 
Asi,  presto  serás  loco. 

DON  GARCÍA. 

Avísame  cuando  vieres 
Plores  de  listón  dorado 
En  un  sol ,  á  cuyo  oriente 
Serán  hoy  entre  las  flores 
Mis  pensamientos  alegres. 
Invisibles  pajarillos 
Que  le  canten  mil  motetes, 

HERNANDO. 

Esos  conceptos  de  flores. 
Esos  vivos  ramilletes 
Que  en  la  cabeza,  entre  rosas, 
Gomo  en  facistol  viviente, 
Gantan  la  solfa  del  alba. 
Ser  sus  prisioneros  pueden 
En  la  jaula  de  la  mano. 

DON   GARCÍA. 

Galla;  que  está  el  Rey  presente, 

Y  muy  valido  con  él 

Don  Ramón ,  á  cuyas  sienes 
Dan  la  virtud  y  la  sangre 
Tan  merecidos  laureles. 

DON  RAMÓN. 

Don  García;  vuestra  alteza 
Le  dé  licencia  que  llegue 
A  don  García  de  Haro. 

DON  GARCÍA. 

Tendrá  el  lugar  que  merece 
Don  Ramón,  si  con  vos  priva. 

REY. 

Deseo  favorecerle; 

¿En  fin,  sois  grandes  amigos? 

DON  GARCÍA. 

Señor,  Pilados  y  Oréstes, 
Niso  T  Euríalo,  Acates 

Y  Eneas ,  y  finalmente, 
Efestion  y  Alejandro, 
Guando  todos  se  cotejen 
Con  nosotros  dos,  apenas 
Nombres  de  amigos  merecen. 

REY. 

Bien  sabéis  encarecerlo. 

DON  RAMÓN. 

Señor,  vuestra  alteza  piense 
Que  los  dos  somos  tan  uno, 
Que  porque  un  monstruo  no  fuese 
De  dos  cuerpos,  se  han  unido 
Las  dos  almas  solamente. 

REY. 

Bien  podéis  terciar.  García.— 
Ramón,  por  entretenerme. 
Me  hablaba  en  doña  Teresa. 

Wm  GARCÍA.  * 

Materia  al  hablar  se  ofrece. 
Por  recien  venida  agora. 

DON  RAMO?!. 

No  sé  si  su  Ingenio  puede 
Ser  igual  á  su  hermosura. 

REY. 

Panto,  don  Ramoo,  es  ese 
En  que  yo  he  pensado  á  solas. 
Figuremos  dos  mujeres , 
Una  fea  y  entendida, 
Otfá  que,  al  contrario,  fuese 
Muy  hermosa,  pero  necia ; 
¿Cuál  eligieras? 


2S6 


DON  RAMOÜ. 


Parece, 
'  Señor,  que  á  la  mas  hermosa ; 
Porque  á  los  ojos  se  viene 
La  misma  hermosura,  y  entra 
Por  ellos  mismos  á  hacerse 
Oulco  Urano  del  alma. 
Tan  buscada,  aun  cuando  ofende , 
Tau  amada,  aunque  castigue. 
Tan  servida,  aunque  no  premie , 
Que,  sin  haber  corazón 
Que  en  Gn  no  se  le  sujete, 
Kn  la  misma  tiranía 
Es  dueño  de  cuanto  quiere. 
La  hermosa,  si  es  necia ,  calle, 

Y  en  el  silencio  se  muestre 
Mas  señoril  hermosura. 
Mas  serena  y  mas  decente. 
Venga  un  hombre  fatigado 
De  sus  pretensiones;  entre 
A  mediodía  en  su  casa, 
Salga  á  recibirle  alegre 
1)na  mujer  muy  hermosa , 
No  hay  fatiga  que  no  cese. 

Y  si  dicen  que  el  ingenio, 
Que  es  todo  espíritu,  excede 
A  la  corporal  belleza. 

Digo  que  mientras  dependen 
De  los  órganos  del  cuerpo 
Las  almas  inteligentes. 
Como  todas  sus  acciones 
De  los  sentidos  se  mueven. 
Lo  espiritual  olvidan 

Y  lo  sensible  apetecen ; 

Y  así,  vemos  que  las  gracias 
Suelen  causar  mas  deleite, 
Aun(|ue  son  tan  materiales. 
Que  con  la  risa  se  sienten , 

Y  que  el  mas  sutil  discurso, 
Porque  es  espíritu,  suele, 
O  tener  menos  aplausos, 

O  cansar  á  los  oyentes. 

REY. 

Yo  soy  de  opinión  contraria, 
Don  Ramón ;  porque  no  siempre 
Hay  luz  para  la  hermosura. 
Hay  velos  que  nos  la  nieguen, 
Hay  mantos  que  nos  la  tapen. 
Hay  distancias  que  la  alejen. 
Hay  paredes  ^ue  la  escondan , 

Y  hasta  las  mismas  paredes 
Dicen  que  tienen  oídos. 
Porque  todo  lo  penetren 
Las  acciones  del  ingenio. 
£l  pasa  á  ver  los  ausentes 
En  el  mas  remoto  clima , 

No  hay  estorbos  que  le  cerquen. 
No  hay  mares  que  le  detengan. 
No  busca  rayos  lucientes. 
No  huye  sombras  oscuras. 
Que,  como  él  á  sí  se  tiene, 
No  necesita  de  nadie 
Para  que  le  manifleste. 
No  es  tan  noble  la  hermosura ; 
Que  antes  claro  se  convence 
Que  busca  favor  prestado. 
Mendigando  ajenos  bienes; 
Que  distante  no  se  alcanza, 
Cubierta  no  se  concede. 
Encerrada  no  se  goza, 

Y  sin  luz  no  puede  verse. 

DOX  GARCÍA. 

Añada  mas  vuestra  alteza : 
Que  se  acaba  ó  se  envejece 
La  hermosura  con  los  años , 

Y  el  ingenio  escomo  el  fénix, 
Que  renace  de  sí  mismo, 

Y  mejor,  que  el  fénix  muere 
Para  nacer,  y  el  ingenio 

Se  mejora  inmortal  siempre ; 
Por  eso  vemos  que  el  tiempo, 


DON  JACINTO  DE  HERRERA. 

Quizá,  ó  porque  nos  parece, 
A  vista  de  nuestro  engaño, 
Que  va  al  paso  de  los  bueyes, 
Con  surcos  de  arrufas  ara, 
Si  bien  en  campo  viviente 
De  la  esquilmada  hermosura, 
Tierra  ya  Qaca  y  estéril ; 

V  el  inj^enio,  cuanto  mas 
Frutiíicado,  mas  fértil 

Le  labran  los  mismos  años; 

Da  frutos  permanecientes 

De  noticias  y  discursos , 

Con  tal  sazón,  que  en  sus  mieses 

Rs  todo  grano  pesado. 

Sin  mezcla  de  paja  leve. 

De  aquí  es  también  que  en  los  viejos 

La  sabiduría  crece. 

Que  suele  ser  en  los  mozos 

Como  fuego  en  leño  verde , 

Donde,  aunque  se  ven  las  llamas, 

Como  es  materia  rebelde , 

O  se  apagan  ellas  mismas 

O  el  humo  las  oscurece ; 

Pues,  por  mucho  que  arda  el  fuego 

Hasta  que  el  leño  se  seque , 

Si  entre  el  humo  á  veces  luce. 

Se  esconde  entre  el  humo  á  veces. 

Tal  es  la  sabiduría : 

En  los  verdes  años  prende 

El  fuego  en  ellos;  mas ,  como 

Hay  pasiones  que  se  mezclen 

Entre  estas  oscuridades. 

Si  en  una  acción  resplandece, 

En  otra  se  ofusca,  dando 

iiumo  que  los  ojos  ciegue ; 

Pero  en  la  edad  seca  luce 

La  sabiduría,  y  vense 

Arder  las  llamas  mas  puras, 

Que ,  como  no  se  detiene 

Su  acción  en  la  resistencia 

De  la  mocedad,  parece 

Que  quedan  libres  del  humo 

Que  causar  el  verdor  suele; 

De  modo  que  á  la  hermosura 

La  sabiduría  vence. 

Pues  esta  triunfa  del  tiempo, 

Y  aquella  con  él  perece. 

HERNAriDO. 

Señor,  vuestra  majestad 
Se  sirva  de  conocerme 
Por  algebrista  de  amor, 
O  por  humor,  que  pretende 
Tener  lugar  con  los  grandes. 


Cubrios  pues. 


REY. 


HERRANDO. 

¿  Qué  mas  tiene 
Un  grande  que  yo?  Cubrirse, 
Pensando  que  lo  merece ; 
Cúbreme,  y  pienso  lo  mismo. 
¿Qué  hay  ya  que  nos  diferencie? 
Que  las  cosas  desie  mundo 
Son  comedia  larga  ó  breve ; 
Porque  no  son  como  son , 
Sino  como  se  aprenden. 


Filósofo  estás. 


REY. 


BERÜANDO. 

Señor, 
Entre  tantos  pareceres. 
Quiero  dar  también  el  mió. 
A  mí  hermosura  roefecil; 
Bien  que  las  almas  son  almas 
Que  allá  discurren  y  entienden ; 
Mas  mientras  en  cuerpos  viven, 
Con  los  cuerpos  se  entretienen. 
Eso  de  sabiduría. 
Esa  razón  ó  esos  entes 
Con  tantas  formalidades, 
Son  muy  buenos  para  el  vientre 


De  una  idea  de  Platón. 
A  mi  una  moza,  que  pegue 
De  gorda  antes' que  ae  flaca, 
Ni  tan  circular  que  ruede, 
Ni  tan  buida  que  pique ; 
Que  oro  por  cabellos  peine. 
Que  del  colodrillo  al  moño, 
Sobre  limpias  trenzas,  siembre 
Flores  al  mayo,  con  perlas 

8ue  el  alba  misma  le  Iluere; 
na  frente  por  lo  blanco. 
De  mosquetas  ó  mosquetes, 
Donde  están  los  buenos  gustos. 
Como  en  campo,  frente  a  frente ; 
Unas  cejas  ó  unos  arcos 
Con  que  el  amor  atraviese 
Al  corazón  su  flechita; 
Unos  ojos  tan  alegres, 
Que  con  donaire  sus  nifiai 
Parlen  cuanto  al  alma  vieren ; 
Tan  vivos,  que  no  se  duerman, 
Y  tan  castos,  que  degüellen 
Con  una  vista  Judit 
A  un  pensamiento  Holoférnes; 
Unas  pestañas  archeras 
Que  á  estos  ojos,  como  á  reyes 
De  los  sentidos,  los  guarden; 
Unas  mejillas  que  vierten 
Líquida  á  partes  la  erana. 
Cuajada  á  partes  la  Teche; 
Una  nariz  no  muy  grande. 
Ni  chica  extremadamente, 
Ni  roma  ni  borromea. 
Sino  nariz  de  que  aprende 
Dulces  perfiles  Timantes, 
Derechas  lineas  Apeles; 
Una  boca  compasada , 
Adonde  el  ámbar  aliente. 
Adonde  el  alba  se  ríe 
Con  dos  labios  ó  claveles. 
Custodia  de  una  muralla 
De  jazmines  ú  de  dientes; 
Una  barba,  en  cuyo  hoyo 
Muertas  mil  almas  se  eutierreo; 
Porque  matar  cuerpos  solos 
Ya  son  muy  civiles  muertes. 
Esta  es  la  que  elijo  yo 
^Mientras  carne  se  comiere; 
Que  esotra  dama  doctora 
Será  buena  para  un  Tíéraes. 


La  Reina  viene. 

Salen  LA  REINA,  T  TERESA,  cm /l^ 

res  dorada»  «n  el  tocñá$^  $  otiü 

DAMAS. 

REINA. 

¿Es  posible 
Que  tanto  tiempo  me  dele 
>  uestra  alteza?  4  En  qae  lo  pasa? 
Que  yo  sin  oírle  y  verle 
Confieso  que  apenas  títo. 

RCY. 

(Ap.  La  Reina  sin  dada  entiende 
Mi  amor.)  Vuestra  alieíaaabe 
Que  yo  la  pago  igoalmeale. 

DOÜ  CARCU.  (Ap,) 

Hernando,  doña  Teresa, 
La  recien  venida.  Üene 
Flores  de  listón  dorado. 
Su  entendimiento  exceleaie 
Admiré  anoche,  y  agora 
Su  hermosura  me  fospeode. 

■EIXJL* 

(Ap,  \  Qué  atento  la  mira  el  Reí*. 
Causa  mis  sospecbaa  tieaen.) 
Buena  ha  venido  TeroM. 
¡Gran  lástima  que  quisiese 
Naturaleta  eitremarac. 


lo  desta  suerte 

x>  que  es  tan  gallardo 

I  tan  diferente. 

licbo  que  es  muy  necia. 

REY. 

lasion,  bien  se  infiere. 

DON   GARCfA. 

s,  que  si  es  posible 
'einas  envidia  reine, 
.eina  está  envidiosa; 
mpetirla  se  atreve 
ación  misma  apenas. 

.EONOR ,  con  flores  doradas 
también, 

LEONOR.  (Ap.) 
[ue  dudoso  quede 
as  Qores  doradas 
Teresa. 

DON  GARCÍA. 

Detente, 
,  Hernando;  ¿qué  es  esto? 
1  el  cabello  teje 
con  las  mismas  flores. 

HERNANDO. 

m  García,  echar  suertes. 

DON   RAMÓN. 

dona  Teresa 
entendida? 

REINA. 

Creedme, 
e  mil  necedades. 

DON    RAMÓN. 

a,  pues  lo  consiente, 
lecia,  pero  es  hermosa. 

REY. 

scucha,  y  no  vuelve 
nuy  necia  es,  pues  calla. 

TERESA. 

en  bien  se  me  acuerde, 
ste  que  no  hablase 
30  me  conociesen? 

LEONOR. 

sa. 

TERESA. 

Según  eso, 
O  hablar  libremente , 
ya  me  han  conocido. 

LEONOR. 

»s  palabra ,  antes  piensen 
modesta  has  callado. 

HERNANDO. 

^1  discurso  es  este : 
i:)caron  las  flores ; 
;s  necia,  y  infieres 
>onor  la' del  jardín, 
,  cuando  Dios  quisiere, 
i  ser  el  leño  seco 
mo  sabia,  gobierne 
itaotinopla  al  turco, 
i\  á  Muley  Jeque , 
e  á  la  verdad  no  es  Tea ; 
>  te  desconsueles, 
una  mujer  á  escuras 
*T  aunque  sea  sierpe. 

DON  GARCÍA. 

orque  calla  es  necia  ? 
^e  ser  que  desprecie 
alendo  la  Injuria? 
ad  mas  eminente 
le  luego,  aunque  el  hombre 
D  la  blasfemie? 
:ierto,  antes  callando, 
ndo  al  que  la  ofende, 
:ios  de  ser  verdad 
luego  no  se  vengue. 

\b.  G.  DI  L.^n. 


íí 


DUELO  DE  HONOR  Y  AMISTAD. 

HERNANDO. 

Digo  que  es  deidad  Teresa. 

LEONOR. 

Ap.  Aquí  el  ingenio  se  esfuerce 

ara  ayudar  el  engaño.) 
Don  García,  ¿  no  es  pruaente 
Doña  Teresa  ?  Mi  hermana 
Sufriendo  está  estos  desdenes 
Por  los  celos  de  la  Reina. 

DON  GARCÍA. 

Luego,  Leonor,  ¿el  Rey  quiere 
A  Teresa? 

LEONOR. 

Sí,  García. 

DON  GARCÍA. 

¡  Quién,  sino  mujer  tan  fuerte, 
Vencerá  su  ingenio  mismo? 
Hernando,  ^qué  te  parece? 
¿Soy  buen  intérprete? 

HERNANDO. 

Digo 
Que  desde  luego  te  pueden 
Añadir  á  los  setenta. 

LEONOR. 

Teresa,  ¿qué  aguardas?  Yete. 

TERESA. 

¿Escribiste  aquel  papel  ? 

LEONOR. 

Tú  puedes  ir  y  traerle ; 
Que,  escrito  de  letra  mia, 
Le  dejé  sobre  el  bufete 
Del  estrado. 

TERESA. 

Yo  haré  luego 
Que  se  le  dé  ó  se  le  lleve 
El  criado  de  García. 
Leonor,  y  cuando  estuvieres 
Con  Ramón,  ¿no  podré  hablarle? 

LEONOR. 

Veremos  lo  que  conviene. 
Vete  agora. 

TERESA. 

Y  si  te  pide 
Que  le  abraces  y  requiebres, 
¿Podré  requebrarle  yo 

Y  abrazarle? 

LEONOR. 

¡  Qué  inocente  I 

TERESA. 

Voy  por  el  papel.  ( Vase.) 

DON  GARCÍA. 

Hernando, 
Fuese  aquel  ángel,  y  fuese 
Tras  ella  mi  pensamiento. 

DON    RAMÓN. 

Por  seguirla,  en  impacientes 
Suspiros  exhalo  el  alma. 

LEONOR. 

Ciego  amor,  fuerza  es  que  yerre 
Si  la  razón  no  me  guia. 
Voymedeaquí.  (Vase.) 

HERNANDO. 

¿Qué  resuelves? 
DON  4;arcía. 
Pedirle  señas  mas  ciertas, 

Y  que  diga  claramente 
Su  nombre. 

HERNANDO. 

Y  á  san  Antonio, 
Que  hace  hallar  lo  que  se  pierde, 
Que  te  depare  tu  juicio. 

(Yanse.) 

RBIRA, 

^Vuestra  alteza  se  di? ierlet 
No  está  «qol. 


RBT. 

Seguí  á  Teresa. 

REINA.  (Ap.) 

El  mismo  mal  se  remedie    « 
A  sí  mismo.  Háblela  el  Rey; 
Que,  si  su  ignorancia  advierte. 
El  dejará  de  quererla. 
Paciencia,  celos  crueles ; 
Que ,  aunque  en  si  las  majestades 
Efectos  comunes  sienten, 
Es  bien  disimulen  reinas 
Lo  que  sintieron  mujeres. 

REY. 

¿Viene  vuestra  alteza? 

RBtlfA. 

Vamos. 

Sale  HERNANDO,  y  da  un  papel  á  dw 
Ramón  t  y  mírale  el  Rey, 

BBRICANDO. 

Este  mandó  que  te  diese 
Teresa. 

RBT. 

{Ap,  Un  papel  le  ha  dado.) 
Vaya  vuestra  alteza,  y  déme 
Licencia  para  quedarme. 

DON  RAHON. 

Tal  soy,  que  no  he  de  leerle 
Hasta  que  el  Rey  lo  haya  visto. 

RBT. 

Ramón,  ¿cuyo  es  el  billete? 
¿Parece  que  te  has  turbado? 
Tú  mismo  sin  responderme 
Te  has  entregado  á  tí  mismo ; 
Que  hay  sangre  tan  delincuente, 

?ue,  pomo  manifestarse 
andar  recatada  siempre, 
En  el  corazón  se  esconde; 
Pero,  como  también  suele 
Robar  el  color  al  rostro , 
Al  tiempo  del  esconderse. 
En  el  mismo  robo  entonces 
La  conocen  y  la  prenden. 

DON  RAMOlf. 

Antes  si  el  color  se  roba , 
Señal  de  que  se  enflaquece 
El  corazón ,  y  la  sangre 
Acude  por  socorrerle ; 
Indicios  da  de  tan  buena , 
Que  al  corazón  fovorece 
Para  alentarle  á  que  baga 
Quizá  mas  de  lo  que  puede.    ' 
Este  es  papel  de  Teresa. 

HERNANDO. 

Según  esto,  el  papel  debe 

De  ser  para  el  Rey ;  mi  amo. 

Que  por  Teresa  se  muere , 

Echó  buen  lance,  y  yo  be  sido , 

Sin  saberlo ,  el  alcahuete. 

Voy  á  decírselo  todo.  ( Va$e,) 

REY. 

En  fin,  ¿Teresa  te  quiere  ? 

DON  RAMÓN. 

No*  sé  lo  que  el  papel  dice. 

RBT. 

Dice  el  papel  de  esta  suerte. 
{Lee.)  c  Don  Ramón ,  no  es  culpa  mia 
•Que,  habiéndoos  visto,  os  quisiese; 
•Deseo  esta  noche  hablaros: 
•Pagadme  esta  deuda  y  vedme 
•En  las  rejas  del  terrero, 
•Porque  sus  yerros  acierte. » 
¿  Quien  asi  te  escribe  es  necia? 
No  he  visto  papel  mas  breve. 
Ni  con  mas  buen  aire  escrito. 

DON  RAVON. 

¿Que  ella  me  llama  j  me  roegue, 

17 


Y  qae  es  fuerza  ser  yo  ingrato  ? 
Valedroe»  deiot,  vafedme. 

RET. 

Ramón ,  yo  estoy  sospechoso; 
Ksos  suspiros  ardientes, 
Gse  semblante  tan  triste 
Me  han  dicho  cómo  procedes. 

DO^  RAIOlf. 

Señor,  que  &  Teresa  adore 
£1  alma,  y  que  no  la  altere 
Este  papel ,  no  es  posible; 
Exhalóse  un  vapor  lete, 
Subió  hasia  media  región , 
Turbó  el  aire  de  repente 

Y  enmarañóse  una  nube ; 
Permitid ,  Señor,  que  truene 
Al  tiempo  que  aborta  el  rayo, 
QuB  se  sacuda  y  se  quiebre, 
Husta  que  se  haya  deshecho 
Por  los  ojos  que  la  llueven. 
Dad  tiempo  a  la  tempestad ; 
Que ,  después  que  se  serene 
El  cielo,  nublado  agora , 

Y  que  la  tormenta  cese , 

Mi  lealtad,  que  es  sol,  á  quien 
Turbar  vapores  no  pueden , 
Se  aparecerá  mas  clara 
A  pesar  de  inconvenientes. 

JIEY. 

Don  Ramón ,  habla  á  Teresa; 
Que  yo  quiero  estar  presente, 

Y  averiguar  si  es  tan  necia 
Como  la  Reina  encarece. 

DON  RAMÓN. 

Digo  que  debe  ser  mudo 

Y  ciego  el  que  es  obediente. 

RET. 

Juntos  iremos  á  hablarla, 

Y  ambos  seremos  Jueces 
De  su  entendimiento. 

DON  RAION. 

Amor, 
Dame  paciencia  6  la  muerte. 

RET. 

Ruégale  á  Dios  que  sea  necia , 
Si  quieres  que  te  la  deje. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  EL  REY  t  DON  RAMÓN. 

DON  RAMÓN. 

Señor,  confieso  que  lia  sido 
Vuestra  heroica  couÜanza 
Favor  tan  alto,  que  alcanza 
Al  cielo  donde  he  subido; 
Mas  esta  merced  os  pido. 
Porque  os  importa  h  vos  esta. 
Teresj  el  vivir  roe  cuesta, 

Y  hablarla  yo,  de  amor  ciego. 
Es  como  aplicar  al  fuego 
Una  materia  dispuesta. 

Vos  veiiisá  examinar 

Sí  es  necia  ó  si  es  entendida ; 

Muy  á  costa  de  mi  vida 

Lo  queréis  averiguar. 

Mas  mandarme  estar  y  hablar 

En  amorosa  contienda 

Con  dama  que  asi  se  prenda, 

Y  que  yo  amara  tan  tirme , 
Parece  que  es  persuadirme 
Vos  mismo  á  que  yo  os  ofenda. 
En  Un ,  vuestro  amor  me  obliga 
Que,  estando  juntos  los  dos , 


DON  JACINTO  DE  HERRERA. 

Yo  solo,  oyéndolo  tos. 
Fingidos  amores  diga. 
Temo  que  no  se  consiga 
El  fruto  de  estas  quimeras; 
Que  entre  burlas  lisonjeras 
Oecréis  vos  que  estoy  fingiendo , 

Y  yo,  que  lo  estoy  sintiendo, 
Quizá  lo  diré  de  veras. 

Ved  pues  que  es  peligro  exlrafio 

Lo  que  vuestro  amor  me  manda ; 

Que  el  amor  es  peste  blanda , 

Es  apetecible  engaño ; 

Cierra  los  ojos  al  daño 

Tal  vez  un  suave  olvido , 

Con  que  se  aduerme  el  sentido, 

Y  en  ios  brazos  de  ese  sueño 
Pasa  á  obligación  de  empeño 
La  burla  de  haber  fingido. 

RET. 

Ramón ,  el  peligro  sé ; 
Pero  aunque  ¿Teresa  amáis. 
También  sé  que  acrisoláis 
En  el  riesgo  vuestra  fe; 
Demás  de  que  le  hablaré 
De  ese  modo ,  y  de  otro  no. 
Pues  ella  á  vos  os  llamó. 
Vos  sois  quien  sois,  y  en  efeto 
Me  habéis  de  tener  respeto. 
Estando  presente  yo. 
En  fin  ,  vos  habéis  de  hablalla , 

Y  ver,  sin  que  ella  me  vea. 
Si  es  necia. 

DON  RAMÓN. 

Ojalá  lo  sea; 
Pues,  siéndolo,  podré  amalla. 

Salen  TERESA  t  LEONOR  á  la  reja. 

LEONOR. 

Déjame  hacer ;  oye  y  calla. 

TEBESA. 

¿Diz  que  el  Rey  quererme  espera? 
N'o  le  querré  aunque  se  muera. 

LEONOR. 

Yo  lo  dispondré  de  modo 
Que  lo  remediemos  todo, 

Y  que  don  Ranoon  te  quiera. 

RCT. 

Ya  la  ventana  han  abierto. 
Llega ,  Ramón ;  que  yo  aqui 
Estaré  jmito  de  ti. 

LEONOR. 

¿Quiénes? 

DON  RAION. 

Un  vivo  y  un  muerto. 

LEONOR. 

Don  Ramón,  si  es  eso  cierto. 
Tendréis  en  mi  buen  lugar , 
Porque  os  vengo  á  desear 
Vivo  para  quien  os  ama, 

Y  muerto  nara  otra  dama 
Qde  celos  la  puede  dar. 
Tendréis  por  atrevimiento 
Llamaros  cu  un  papel , 

Y  habréis  conocido  en  él 
Ya  mi  poco  entendimteniu. 
No  sé  si  os  diga  que  siento 
Ver  lo  mal  que  se  interpreta 
La  acción  quizá  mas  perfeta ; 
Porque  lio  hay  mas  discreción 
Que  saber  en  la  ocasión 
Despreciar  el  ser  discreta. 
{Ap.  Mucho  importa  proseguir 
Aquella  cautela  mía 

Con  que  engañé  á  don  García.) 
Todo  os  lo  quiero  decir. 
En  fin  ,  yo  vine  á  sentir 
A  la  Reina  con  los  celos, 

Y  tanto,  viven  los  cíelos, 


Mi  fe  de  leal  se  predi  • 
Que  antes  pareceré  necia 
Que  dar  á  su  alteza  celos. 

RET. 

Vive  Dios,  que  á  ti  te  adora, 

Y  que  á  mi  me  ha  despedido; 
Pero  ¿qué  te  hi  parecido? 

DON  RAMÓN. 

Que  es  muy  necia,  y  veo  agora 
Que  la  Reina,  mi  seAora , 
Tiene  razón. 

RIT. 

Antes  ves 
Que  habló  discreta  y  cortés. 

DON  RAMÓN. 

Vuestra  alteza  no  se  queje ; 
Que  es  necia  porque  la  d^Je» 
Pero  no  porque  lo  es. 

RET. 

Basta,  tú  tienes  razón; 
De  lo  pasado  me  pesa. 
Que  hacerte  hablar  ft  Teresa 
Es  ponerte  en  ocasión ; 
Despídete,  don  Ramoa  * 
Mas  no  te  vayas  de  aqal; 
Que  habré  de  frme  tras  ti , 

Y  es  tan  discreta,  que  eRliendo 
Que  la  estaré  siempre  oyendo. 
Aun  hablando  contra  mi. 

LEONOR. 

¿  Parece  que  estáia  inspeoso? 

RON  RABÓN. 

Pensando  debo  de  estar; 

Que  pienso  que  hay  que  pensar 

Contra  un  amor  tan  inaeaso. 

TBRESA. 

i.  Fué  pulla  aquello  del  pienso, 
Leonor?  Que,  como  soy  ruda. 
Por  mí  lo  dijo  sin  dada. 

LEONOR. 

¡  Hay  bestia  ígoal  1 

TBRESA. 

iQaémoleslía! 

En  eso  si  que  soy  oesUa , 
Pues  he  de  estar  siempre  imidi. 

DON  RAMÓN. 

¿No  estáis  sola? 

LBONOtt. 

Deste  empleo 

Es  testigo  una  crMt. 

DON  RAVOH. 

Todo  DO  ha  de  Imporur  atda. 

LEOm». 

Muy  poco  alentado  os  teo. 

DON  RAHOR. 

Las  alas  corté  al  deoeo; 

Y  así ,  me  voy  por  lo  llano, 

Y  aun  asi  temo  oo  en  vano 
Tropezar  en  la  llanoiai 

Sí  no  me  tiene  sn  alleía* 
O  vos  no  me  dais  la  mi 


La  mano  ha  pedido ;  jo 
Se  la  daré  por  detrás. 
Como  que  tú  so  la  dan. 

LBONOt. 

¿Mano  qnerels? 


iPorcnéoof 
Claro  está,  poes  la  pidió. 

DORiuaoir.  « 
¿De  mi  os  borláis  tos  UlSfttot 


Yo  nara  tener  i  qntas 
Va  á  caer  no  fal§o 


a  mano  esU  eriida , 
e  ella  es  tendrá  mas  bien. 

n«i9A. 
aqui ,  que  es  ntiá  pelll 
!¥e. 

Graciosa  est&is. 
rraasA. 
aqni,  ino  la  tomáis? 
luedareme  coD  ella. 

OOIV  KAVOA. 

is  lo  que  be  Imaginado? 
speraoais  al  seftor^ 
)revioo  vaesiro  amor 
I  para  el  criado. 

LEOIfOB. 

os  del  Rey,  mi  rey? 

DOH  BAHON. 

>,  no  estoy  celoso ; 

e  eo  mi  es  lo  mas  forzoso 

lir  con  laboena  ley. 

LIOROR. 

tanto  amáis  á  Teresa? 
s  de  decirlo  presto. 

DON  RAHOH. 

ne  á  mi. 

IBT. 

Ramón ,  ¿qué  es  esto? 

DOIl  BAIOH. 

'or  dicho  de  priesa , 

0  ha  sido  en  mi,  atanqóe  eá  mió; 
e  en  unta  breTedád , 

ccion  de  la  voluntad , 
10  del  albedrio. 

LEOIfOI. 

rdad ,  ¿sabréis  qaeret? 

DOÜ  RAlOlf . 

»se  de  amor  alguno? 

LionoR. 
eréis  ser  para  en  mío 
eresa? 

•011  RAIOIt. 

Puede  ser. 

LKOKOB. 

le  ser?  Gentil  respuesta. 
lo  esperé,  y  era  Justo , 
pérboles  del  susto 
gustos  de  la  fiesta , 
tondeis  al  casamiento 
m  flemático  amor? 

DOn  BAUON. 

3  estáis  de  buen  humor, 
»nderé  con  un  cuento. 
)nle  á  un  caballero 
irmuracion  que  habla 
mucho  que  mentía , 
lyo  á  un  pa]e :  t  To  quief  o 
ndarme;  á  tf  te  encargo 
i  estés  siempre  conmigo, 
Iguoos  cuentos  digo , 
lo  vieres  que  me  alargo 
que  Toy  a  decir, 
le ,  estanda  alli  junto, 
capa  al  mismo  punto, 
me  dejes  mentir.» 
i6  el  paje  ocasión, 
amo  en  la  primera 
tetir,  que  en  fin  ya  era 
:1a  su  inclinación, 
c  Bn  una  casa  mia 

1  sala  de  mil  pasos 

g o,  y  no  son  escasos.  -^ 
itos  de  ancho  tenia  1é 
uto  luego  un  oyeñt^ ; 
el  p^e  le  tiró 
eapa,yrespond1é; 


wtho  Di  túmk  V  AkiM'AD. 

Replicaron  los  défluii: 
f  Pues  ¿cómo  a^i  lo  irüiMfeÉ, 
Que  á  sala  tan  \átmk  eehásCM 
Seis  pasos  de  anciio  rio  mMi 

Y  á  los  que  le  nreguutafeii 
Respondía  él  ál  pasar: 

c  Mas  le  quisiera  yo  éohtt» 
Sino  que  no  me  dejah>0.i^ 

RBTi 

Yo  me  aparto,  y  fingiré 
Que  llego  agora. 

BOIf  BAVON; 

PadedMá 
Me  dé  amor;  mas  |(ente*?fén^, 
Yoyme. 

•    LÉOVOil. 

¿PorqnéUnai^rleiM?- 

áiY. 

¿  Quién  Tá? 

ñON  BAUON. 

¿(SiuiéBes? 

BM. 

El  Rey  floy. 

DOÜ  UAUOlt. 

Yo  don  Rsnidb¿  qtte  i  tei^eáa. 
Que  aqni  gomaba  del  fréáeo, 
Hablé  de  paso. 

Bit. 

fto  os  Tean 
Aqui  otra  vet ;  idos  luego. 

LEOnOB. 

Ramón  se  va,  el  Rey  se  queda; 
Yo  me  retiro,  habla  iti , 

Y  finge  qué  eres  tfi  mesma 
Laquehashabládohtfsfiíagora.  {YaH,) 

TEBBSA. 

Dicen  que^  como  yo  aprenda 
A  hablar  bien  y  tenga  Iii|fenl6^ 
Podré  parecer  díaerela. 


Rien  arguye  so  éimek 
El  cuento  del  ftientirOao; 
Yo  castigaré  mi  ofensa , 
Por  ?ida  da  ni  ctfrcná. 


Teresa  hermosa,  aqui  esfft 
Un  rev  que  os  pide  Ucencia 
Para  decir  que  01  adoM. 
¿  No  respondéis  ? 

TBBB8A. 

Linda  téM 
Era  el  raso  éüái  del  deto^ 
Si  no  se  mancbata  apriesa. 

BIT. 

Antes  nunca  hay  aocldenfé 
Que  deslustre  su  líidpleza. 

TEBÍESA. 

Pues  las  nubes  ¿no  son  manchas? 


{Ap.  Vive  Dios,  une  se  hace  necia 
Agora ,  que  había  conmigo.) 
Teresa,  hablemos  de  veras; 
Ya  sé  que  eres- entendida. 

TBBBSA. 

No  hay  que  sacaí^  eonsaéuéAelafl; 
Que  á  don  Raaum  quiero  bien  j 

Y  él  no  querri  que  yo  os  quiera. 

'     BIT.  ' 

¿Qué  te  ha  dicho  donRtméú? 

TEBBSA. 

(Ap.  Yo  oí  decir  á  un  poeU 
Que  el  amar  todo  es  enibustes.) 
DI  jome  que  no  os  quisiera, 
Porque  soy  ^na  Ínocente« 

Y  es  uor  fierodes  la  Reina. 

b'et. 
Luego  ¿don  Ramón  me  Teude? 

tftMSA. 

Poco  hnporta  gueAcs^da, 
Si  yo  áo  UÉ  quicri)  i^mpníf» 


No  le  hágala  AiaL  (Ají.  Ya  me  peai  - 
De  haber  dicho  esta  mentira.) 

SbMh  don  GARGIa  t  HERNANDO. 

DOHUABnU. 

Hernando»  si  galaotea» 

Según  lo  que  me  d^ialOt 

El  Rey  á  Teresa  «y  ella 

Le  escribe,  no  hay  que  dudar; 

Porque ,  confome  í  esta  cuenta « 

Leonor  es  la  del  JiraUu . 

■BBllAlfBO. 

Pardios ,  quft  LaoDor  ue  ea  fea  9 
Aunque  se  inihiie  ella  mls«a ; 
Porque,  de  puro  dlacreta. 
Di6  en  ser  muy  desconfiada. 

]N>R  GABCfA.. 

Si  en  una  venüiiá  destaa  . 
La  hallase  icsátt»  no  ntenft(r 
Contentarme  ya  con  sefitfs» 
Sino  con  que  me  hable  claro.    . 

Probemos  ventura .  espera ; 
Que  alli  está  un  bnUo,  que  tiene 
De  altor  mas  de  dos  ÉtairiéKuaá; 
\  i«^  qué  Gósá  tan  alta !    . 

BOBOAncÍA. 

Calla,  gallina,  no  témaa; 

Que  un  hombre. es  como  los  otros. 


Dios,  por  su  santa  demcMia « 
Me  libre  de  horas  OMiigu^as 
Y  de  iJintasmas  qué  creaean. 


Mira  que  hablas  con  tu  rey. 

smiáiiB*.' 
Vive  GriM^quéelReyera; 
Mira  tú  si  era  bta  ait04 
Pues  era  It  aüsma  akeü; 

BtT. 

Teresa,  tu  sangre  oflmdefi 
Con  ese  entilo. 

non  oauolJ.  (Ap.) 

feresu 
Es  la  que  está  eaa  el  Aeiy. 


Diga  el  Rey  lo  que  d4ent 
Una  discreta,  y  dirélo ; 
Será  el  sacrisMu  aii  idleu , 
Y  yo  seré  la  caBMBna» 

gue,  como  ftl  nüoen  It  escuela 
leva  el  BHieslro  jla  mauof 
A  ella  re  llet a  Ulenmt 
El  sacristán  qué  n  ttm. 

.BdAáAfteU. 
¡Hay  tan  noúible  respoeaCaf 
Bien  me  lo  dQd  LeOMNr; 
Por  no  agravUfr  A  hrKéna 
Se  finge  nedarfutfMi.     . 

BsAlttibú. 

Y¿quédir¿MÉsllUení  .   ^ 
Vmad  que  Ttítesa  él  fidoaT 

»e««ÁiclA»  ^        ^ 
Verás  coQ  qué  átotmieit 
Diacurre  hahráminaae  á  al. 

Éfffi/  -    < 

Canudo  de  tñi  sjuMlitM »      '  ^     ^ 
Quiero  dejarte.  ^  (f!M.) 


HERRANDO. 

Él  se  va. 
García,  ¿  qué  aguardas  ?  Llega. 

Sale  LEONOR  á  lo  reja. 

LEONOR. 

Recógete ;  que  es  muy  tarde. 

TERESA. 

Adiós,  que  voy  muy  depriesa; 

Que  me  estoy  durmiendo  toda.  ( Vase.) 

DON  GARCÍA. 

I  Podrá  llegar  quien  desea 
Sacar  fruto  de  unas  flores , 
Teresa  hermosa,  á  estas  rejas? 

LEONOR. 

¿Es  don  García? 

DON  GARCÍA. 

Es  un  alma 
Rendida  á  vuestra  belleza, 
Que,  por  culpa  de  unas  flores, 
Es  esta  noche  alma  en  pena. 

LEONOR. 

¿Eran  las  flores  doradas  ? 

DON  GARCÍA. 

Quizá  estuvo  en  la  materia 
La  culpa ,  y  el  caso  hizo 
Un  monstruo  de  dos  cabezas; 
Que,  ó  las  unió  algún  error, 
O  las  mueve  un  alma  mesma. 

LEONOR. 

Bien  supiera  responderos 
Que  aun  en  los  monstruos  no  yerra 
La  intención  de  quien  los  hace; 
Que  asi  pienso  que  lo  enseña 
La  mejor  filosofía. 

DON  GARCÍA. 

¿Adviertes  de  qué  manera 
Discurre  agora  ? 

LEONOR. 

Hablar  sé. 
Aunque  celos  de  la  Reina 
Me  han  hecho  necia. 

HERNANDO. 

Ha  sido 
Necedad  que  lo  parezca 
Quien  es  Séneca  con  mono. 

DO.N  GARCÍA. 

¿En  fin ,  sois  doña  Teresa  ? 
En  fin ,  sois  la  mas  hermosa  ? 

LEONOR. 

En  fin ,  soy  quien  es  roas  vuestra. 

DON  garcía. 
¿El  Rey-estaba  con  vos? 

LEONOR. 

¿Tenéis  celos? 

DON  garcía. 

Será  fuerza. 
Si  dais  VOS  misma  la  causa , 
Que  quien  tenga  amor  los  tenga. 

LEONOR. 

Yo  tí  los  tendré ,  vos  no; 
Porque  quizá  en  vuestra  idea 
Habrá  mudanzas  de  objetos. 

DON  GARCÍA. 

Tan  superior  á  la  rueda 
De  la  fortuna  es  mi  fe. 
Que  aprenden  de  su  firmeza 
A  ser  firme  el  firmamento 
Y  á  ser  íljas  las  estrellas; 
¿Qué  amago  de  otra  hermosura , 
Qué  impulso  de  deidad  nueva , 
Violará  el  culto  á  estas  aras  ? 
Doy  que  á  mi  fe  verdadera 
La  a|K>stasia  de  amor, 
Primer  ímpetu,  se  atreva 


^ 


DON  JACINTO  DE  HERRERA. 

Con  voluntario  deseo, 
Acción  de  apetito  apenas ; 
¿Qué  pasión  mal  corregida , 
Qué  inclinación  lisonjera 
Querrá  turbar  sol  tan  claro , 
Que  en  vapor  no  se  resuelva , 
Que  en  humo  no  se  deshaga 
O  en  aire  se  desvanezca? 
¿Vistes  marinos  embates, 
Que  en  margen  de  opuesta  arena 
Quebrados  se  desvanecen , 
Desvanecidos  se  quiebran ; 
Tan  deshechos  en  si  mismos , 
Que,  aunque  locos  no  escarmientan, 
Espumas  vuelven  humildes 
Las  que  olas  vienen  soberbias? 
Pues  sea  un  mar  inconstante 
La  condición  inquieta 
De  la  variedad  humana , 
Entre  embates  y  violencias ; 
Haya  pensamientos,  olas 
Que ,  amenazando  firmezas , 
Lleguen,  como  á  opuesta  playa , 
Donde  mi  amor  las  espera; 
Que,  como  allí  al  dar  el  golpe 
Es  tanta  la  resistencia , 
Con  su  mismo  ímpetu  todas 
Suelen  quebrarse  en  sí  mesmas. 
La  arena  soy,  tornen  luego 
Porfiadamente  necias; 

?ue,  ya  que  no  escarmentadas , 
o  las  volveré  deshechas. 

LEONOR. 

Veis  todos  esos  favores? 
eis  todas  esas  finezas? 
He  está  pesando  de  oirías. 

DON  GARCÍA. 

¿Porqué? 

LEONOR. 

Porque  es  cosa  cierta 
Que  me  las  decis  á  mí 
Pensando  en  otra  mas  bella. 

DON  GARCÍA. 

No  digáis  tal. 

HERNANDO. 

Ahora  bien, 
Yo  d esparzo  esa  pendencia 
Con  una  presunta  breve : 
Aquella  criada ,  aquella 
Mondonga  que  da  diamantes, 
¿Querrá  un  rato  de  conversa? 

LEONOR. 

No  está  aquí. 

HER.NANDO. 

Con  ser  tan  tonta, 
Dice  algunas  agudezas 
Cuando  habla  de  don  Ramón. 

LEONOR. 

Aunque  de  Ramón  me  cuentan 

Que  es  muy  grande  amigo  vuestro, 

La  ley  en  que  no  dispensa 

Un  amante  es  el  secreto ; 

Ni  don  Ramón  ni  el  Rey  sepan 

Que  me  habláis  vos,  porque  importa; 

Y  advertid  mas :  que  el  Rey  piensa 

Que  yo  quiero  á  don  Ramón. 

DON  GARCÍA. 

Luego  ¿el  Rey  tiene  sospecha 
De  don  Ramón  ? 

LEONOR. 

Sí,  García. 
DON  garcía. 
Como  á  don  Ramón  no  ofenda, 
Silencio  eterno  os  prometo. 

LEONOR. 

Pues  cumplidme  esa  promesa. 

DON  garcía. 
Pondré  un  candado  á  mis  labios. 


HERRANDO. 

Y  ya  en  mi  boca  está  puesta 
La  chapa  y  la  cerradura , 
Aunaue  para  tales  puertas 
Los  ae  mi  cámara  suelen 
Tener  sus  llaves  maestras. 

LEONOR. 

Adiós ;  que  encargo  el  secreto, 

Y  no  es  razón  que  amaoeica^ 

Y  DOS  descubra  el  aurora. 

HERNANDO. 

Adiós ;  gue  ya  las  tinieblas 
Van  apriesa  á  recogerse. 

DON  GARCÍA. 

Y  el  alba  viene  tan  cerca , 
Que  con  blanco  pié  á  la  noche 
Le  pisa  la  falda  negra. 

(Yanse.) 
Sale  DON  RAMÓN  t  LA  REINA. 

REINA. 

Esta  noche,  don  Raraon , 
Sé  que  con  vos  salió  el  Rey; 

Y  advierto  la  buena  ley, 
No  me  deis  satisfacción , 
Que  debéis  ser  obediente 

A  cnanto  el  Rey  os  mandare. 
Aunque  el  afecto  repare 
En  alKun  inconvenieote; 
Que  claro  está  que  su  alteza 
No  empeña  su  voluntad 
Adonde  la  necedad 
Es  pensión  de  la  belleía. 

DONRAHON. 

Don  Sancho  de  Lara  ajgora 
Ha  vencido  una  batalla. 
Con  que  hoy  Aragón  se  halla 
Libre  de^la  seta  mora ; 

Y  cuando  al  fin  desta  empresa 
Le  esperamos  vencedor. 

Le  honrará  el  rey  mi  sefior. 
{Ap.  Celosa  está  de  Tereaa. ) 
Fuera  deque,  es  mas  qae  todos, 
Que  vuestra  alteza  lo  quiere, 

Y  si  de  Teresa  infiere. 
Viéndola  hablar  de  aquel  modo, 
O  callar,  que  ei  igooranie. 
Vuestra  alteza  este  advertida 
Que  es  con  extremo  entendida . 

Y  que  quizá  es  Importante 
Fingirse  necia. 

REma. 
¿Porqné? 

DON  HAHOH. 

Porque  yo  la  adoro,  y  ella . 
Tan  ingrata  como  bella  • 
Tan  mal  me  paga  eala  fe. 
Que,  deseando  que  50 
Venga  en  amarla  á  cantarme^ 
Procura  desagradarme; 
Por  eso  en  ser  necia  diót 
O  en  parecerlo. 

asma. 

RaoMM, 

Vos  me  engáñala. 

DONHAMMI. 

Bato  es  clerio. 


¿Sabéis  lo  que  agora  advleno? 
Que  tiene  al  Rey  aadon. 
Pues  á  vos  DO  08  qniere  bien , 

?ue  pudieraia  aer  su  esposo^ 
que ,  viendo  al  Ret  cetoto. 
Os  trata  á  Tnn  ron  dos^ — 
O  por  engañarme  á  ni, 
Qoizá  ser  necia  ba  ' 


-'•'i 


DON  BAIOIf. 

alteza  ba  discarrido 
iTor. 

REI?rA. 

Es  asi. 

0  yo  os  quitaré  á  vos 
del  Rey.) 

D0:r  RAMO?(. 

Deseo 
'  leal. 

REINA. 

Ya  lo  veo. 
ien,  idos  con  Dios; 
ley  viene. 

Sale  EL  REY. 

REY. 

Salios  fuera.— 
non,  no  os  vais. 

DON  RAMÓN. 

Con  ira 
que  el  Rey  me  mira.     ( Vase.) 

REY. 

>s;  que  allí  os  espera 
rcia,  vuestro  amigo. 

REINA. 

1  alteza  está  enojado, 
be  de  haber  escuchado 
habló  Ramón  conmigo; 
le  me  dijo  aqui 

que  quiere  á  Teresa , 
si  así  lo  confiesa.) 

REY. 

ijo  Ramón  de  mi? 

REINA. 

que  estaba  agora 
iida  una  discreta, 
*rque  á  mi  me  respeta, 
ue  todo  lo  ignora. 
Yayos  mis  recelos; 

dicen  que  se  precia 
niosa ,  y  se  hace  necia 
•smentir  mis  celos. 

REY. 

lipas  á  culpas  añade ; 
mon  quiere  en  efeto 
(a .  y  en  secreto 
iiia  persuade 
1  sos  celos  impida 
ito  ;  luego  los  dos 
limos.  Vive  Dios, 
ba  de  costaría  vida.) 
mon  es  desleal; 
I  alteza  ha  declarado 
ñor  ó  su  cuidado; 
»a,  aunque  hace  mal, 
I  engaño  después, 
esira  alteza  lo  siente, 
strar  que  está  inocente 
ido  que  lo  es. 

RE1!1A. 

necia ,  por  lo  menos, 
erlo  parecido. 

Sale  HERNANDO. 

HERNANDO. 

\  veces  bao  perdido 
enos  por  ser  tan  buenos, 
's  que  el  secreto  oyó 
sa ,  está  rabiando 
cirio  el  buen  Hernando» 
len  Hernando  soy  yo. 

REINA. 

a  alteza  y  don  Ramón 
íoeD  en  que  haber  sido 
I  necia  es  fingido. 


DUELO  DE  HONOR  Y  AMISTAD. 

HERNANDO. 

Yo  llego  á  linda  ocasión; 
A  decillo  me  resuelvo. 

REY. 

Pienso  que  de  dar  andiencia 

Es  hora  ya ;  con  licencia 

De  vuestra  alteza,  me  vuelvo.   (Vase.) 

HERNANDO. 

Dé  vuestra  alteza  la  mano 
A  un  criado  tan  discreto, 

?ue  nunca  guardó  secreto  ; 
llamen  á  un  escribano, 
Diré  mi  dicho. 

REINA. 

¿No  es 
Vuestro  señor  don  García? 

HERNANDO. 

Yo  asisto  á  su  señoría. 

Declare  el  testigo  pues 

Con  toda  solemnidad; 

El  cual,  después  de  haber  hecho 

La  cruz  conforme  á  derecho, 

Prometió  decir  verdad. 

{Ap.  Yoles  doy  con  la  del  martes.) 

REINA. 

Decid,  y  ved  que  ha  Jurado 
El  testigo. 

HERNANDO. 

Preffonlado 
Que  si  conoce  a  las  partes 

Y  de  aquesta  causa  tiene 
Noticia,  dijocfuesí. 
Preguntado  si  es  así 

Que  es  embustera  solemne 
Teresa ,  dijo  que  es  cosa 
Notoria  que  se  recata 

Y  se  finge  mentecata 
Porque  la  Reina  es  celosa. 
Preguntado  si  Teresa 

Quiere  al  Rey,  aunque  lo  esconde , 
Kste  testigo  responde 
Que  la  garatusa  es  esa; 

Y  que  este  testigo  dio 
A  don  Ramón  un  papel . 
Que  ella  le  escribió,  no  á  él , 
Sí  al  Rey,  porque  él  le  leyó. 
Preguntado  si  es  amigo 

El  dicho  Rey  de  la  dicha 
Doña  Teresa  ,  ó  por  dicha 
Lo  pretende,  este  testigo 
Dijo  que  eii  su  alteza  cabe 
Ser  dueño  de  todas  juntas ; 
Pero  á  las  demás  preguntas 
Responde  que  no  las  sabe ; 
Que  otros  que  por  interés 
Dicen ,  siempre  se  descocan , 

Y  dijo  que  no  le  tocan 
I^as  generales,  y  que  es 

De  un  año,  si  bien  se  inclina 
Que  en  el  segundo  va  entrando ; 

Y  lo  firmó,  don  Peritando 
Fernandez  de  Fernandina. 
Pero  todo  lo  que  aquí , 

Con  descuido  ó  con  cuidado, 
Dijo  del  Rey  va  testado. 
Non  vala ,  que  no  es  así. 

REINA. 

Bien  ,  yo  te  doy  en  tu  dicho 
Por  ratificado  ya. 

HERNANDO. 

Pues,  Señora,  si  ello  está 
Dicho  ya,  lo  dicho  dicho. 

re:na. 
Toma,  y  dime  cuanto  oyeres 
Deste  amor. 

HERNANDO. 

Seré  estafeta 
De  toda  nueva  secreta ; 
Reina  de  las  reinas  eres. 


961 


Salen  TERESA  y  LEONOR. 

TERESA. 

Di  lo  que  quieres  decirme. 

LEONOR. 

La  Reina  está  agora  aqui ; 
Vele. 

TERESA. 

¿Comerámeá  mi 
La  Rema?  No  quiero  irme. 

REINA. 

¿Teresa? 

TERESA. 

Señora  mía. 

REMA. 

¿Cómo  te  va  en  Zaragoza? 

TERESA. 

Dicen  que  soy  buena  mou ; 
¿Qué  importa  la  boberia? 

BEINA. 

Muda  de  lenguaje  ya ; 

Que  es  eso  que  fingir  quieres, 

indignidad  en  quien  eres. 

TERESA. 

Leonor,  mi  hermana,  dirá , 
Que  sabe  hablarme  á  mi  inodo. 
Lo  que  eso  quiere  decir. 

REINA. 

A  tu  padre  he  de  escribir, 

Dándole  cuenta  de  todo, 

Si  no  me  dices  por  qué 

Esta  locura  has  fingido : 

Dime  verdad ,  ¿  por  qué  ha  sidot 

TERESA. 

¡  Qué  brava  historia  que  sé! 

Murmuraban  del  león 

Que  tenia  mal  aliento 

De  boca ,  y  él,  descontento 

De  tener  esta  opinión. 

Como  es  rey  este  animal , 

Mandó  que  todos  le  oliesen 

La  boca,  y  luego  dijesen 

Si  le  olia  bien  o  mal. 

El  que  llegaba,  decia: 

tMal  le  huele  á  tuestra  tUeza ;« 

Y  él,  con  enojo  y  braveza. 
Le  mataba  y  le  mordía. 
Fué  la  zorra ,  v  preguntada  : 
«Huéleroe  mal  ?•  respondió : 
Tengo  romadizo  yo , 

< Y  no  be  podido  oler  nada.» 

REIHA. 

Y  tú  la  fábula  dices , 

De  astuta  y  de  maliciosa. 

TERESA. 

Debió  de  hablar  la  raposa , 
Como  yo ,  por  las  narices , 
Por  fingir  con  propiedad. 

HERNANDO. 

Lo  mismo  quiere  ella  hacer. 

LEONOR.  (Ap.) 

Esta  ha  de  echarme  á  perder. 

TERESA. 

Oigan  la  moralidad. 

BBINA. 

Ya  pasa  de  necia  á  loca. 

TERESA. 

El  Rey  me  parece  á  mi 
Que  pide  mucho,  y  que  asi , 
Le  huele  muy  mal  la  boca. 
Es  como  el  león  bizarro, 

Y  en  pedir  no  comedido , 
Pues  en  oliendo  que  pide , 
Ser  zorra  y  tener  catarro. 

REINA. 

¿Tú  sufres  esto  á  tu  bermtoa  T 


TERESA. 

Hablando  en  la  discreción , 
Diré  otra  comparación 
De  la  zorra,  harto  galana. 

LEOKOB. 

¿Posible  es  que  no  te  corras? 

HERNAJfDO. 

¿Bebéis  vino? 

TEBBSA. 

¿Yo?  En  mí  vida* 

HERRAICDO. 

Pues  ¿cómo  sois  tan  leida 
En  la  historia  de  las  zorras? 

RE1?(A. 

No  hallo  remedio  que  cuadre, 
Todo  es  duda  y  confusión  ; 
Pero  esta  reportación 
Debo  á  don  Sancho ,  su  padre. 

LEONOR. 

(Ap,  Temiendo  estoy  algún  daüo.) 
Don  Ramón  me  dijo  á  mi... 

REINA. 

Ya  sé  que  quieres... 

TERESA. 

¿A  quién? 
¿A  don  Ramón?  Hago  bien. 

REINA. 

Todo  es  cautela  y  engaño ; 
Don  Ramón  me  dijo  á  mi 
Que  Teresa  le  aborrece , 
Forzoso  el  rigor  parece. 
Teresa ,  mira  por  ti ; 
Que  haré  una  demonstracion. 
Ya  sé  que  Gngir  te  quieres 
Ignorante,  y  no  lo  eres. 

TERESA. 

¿Dijoos  eso  don  Ramón? 
Pues  sabed  que  aunque  ya  sea 
Mi  discreción  tan  famosa , 

§ue  yo  soy  necia  y  hermosa , 
Leonor  discreta  y  fea. 

REINA.     • 

Si  me  hablas  mas  de  ese  modo. 
Te  he  de  castigar,  Teresa. 

TERESA. 

Leonor,  ¿mas  que  me  echan  presa, 

Y  que  me  pones  de  lodo?— 
Yo  os  quiero  hablar  al  oído. 

LEONOR.  {Ap.) 
Si  lo  dice  y  no  lo  niego, 
Se  sabrá  el  engaño  luego; 
Ya  el  remedio  he  prevenido. 
Yo  quiero  decir  también 
Que  es  fingida  su  ignorancia. 

TERESA. 

Alto,  lo  digo  en  sustancia : 
A  don  Ramón  quiero  bien , 

Y  si  discreta  me  halló. 

Es  porque  Leonor  le  ha  hablado 
De  noche,  y  ha  publicado 
Que  quien  le  hablaba  era  yo. 

REINA. 

Leonor,  ¿es  esto  verdad? 

LEONOR. 

¿Cómo  verdad?  Yo  ¿qué  puedo 
Decir,  sino  aue  es  enredo , 
Como  lo  es  fa  necedad? 

TERESA. 

Señora ,  ella  si  se  precia 
De  enredadora. 

LEONOR. 

Confieso 
Que  decís  verdad  en  eso. 
Como  en  decir  qae  eres  necia. 


DON  JACINTO  DE  HERRERA. 

REINA. 

Ahora  bien ,  dejadlo  ahora ; 
Que  yo  lo  averiguaré. 

LEONOR. 

Claro  el  eipbuste  se  ve. 

REINA. 

Idos  con  Dios. 

LEONOR. 

¡Ah  traidora! 
¿Qué  has  hechp? 

TERESA. 

Decir  quien  eres. 

LEONOR. 

Yo  te  daré  raíl  enojos. 

TERESA. 

Leonor,  ya  he  abierto  los  ojos ; 
Agora  haz  lo  que  quisieres. 
{Vanse  Teresa  y  Leonor,) 

Sale  EL  REY. 

RET. 

Mal  reposa  quien  bien  ama ; 
Necio  es  amor,  pues  porfla.— 
Hernando,  llama  á  Garda. 

REINA. 

He  de  ver  para  qué  Uama 
A  Garcia  el  Rey. 

HERNANDO. 

Él  viene; 
El  lobo  está  en  la  conseja. 

RET. 

Solos  á  los  dos  nos  deja. 

REINA. 

Oír  á  los  dos  conviene. 
{Vate  Hernando,  y  pónete  la  Reina 
detrás  del  paño,) 

Sale  DON  GARCÍA. 


REY. 

García ,  seáis  bien  venido , 
A  solases  quiero  hablar; 
Yo  soy  rey  y  vos  vasallo , 
Ya  veis  á  qué  os  obligáis. 
Yo  quiero  bien  á  Teresa , 
Yo  hice  en  mi  voluntad 
A  don  Ramón  mi  tercero ; 

Y  él ,  como  yo,  4  mi  pesar. 
También  la  quiere;  ¿qué  es  esto? 
¿También  como  él  os  turbáis? 
Hien  hacéis;  que  una  traición 
Debe  aun  oída  alterar. 

E\  fué  el  mas  leal  criado, 

Y  tan  desleal  es  ya. 

Que  mi  amor  dijo  a  la  Reina. 
Vos  pues  me  habéis  de  vengar; 
Muera ,  muera  don  Ramón. 
No  importa  que  vos  seáis 
Tan  leal  amigo  suyo ; 
Que  antes  asi  será  igual 
A  la  injuria  la  venganza; 
Porque  es  sin  duda  igual , 
Pues  el  mas  leal  ofende , 
Que  le  mate  el  mas  leal. 

REINA.  (4p.) 
Ya  este  amor  está  sabido ; 
Escuchemos  lo  demás. 

RET. 

2  Parece  que  estáis  confuso  ? 
Obedeced  y  callad. 

DON  garcía. 
Por  fuerza  he  de  obedeceros , 
Que  os  lian  informado  mal ; 
Porque  la  fe  en  don  Ramón 
Ks,  como  el  cielo,  incapaz 
De  impresiones  peregrinas. 


Si  al  número  celeaüal 
Astro  añadido  pareee 
Un  cometa,  ha  de  juzgar. 
Quien  lo  ve ,  que  no  eq  el  cielo. 
Sino  que  en  el  aire  está; 
Porque  el  cielo  incorruptible 
No  admite  en  si  novedad. 
Los  mismos  ojos  se  engañan, 
Y  los  oídos  están 
Sujetos  á  oír  traidores. 
Señor,  engañado  estáis ; 
No  os  alteren  apariencias ; 
Sabio  sois,  diferenciad 
De  los  cometas  los  astros. 
Dov  que  es  forzoso  dudar 
Si  'fue  desleal  Ramón 
O  sí  vos  os  engañáis ; 
Doy  que  en  uoo  y  otro  bay  dudas. 
El  sabio,  cuando  las  hay. 
No  ha  de  pensar  lo  mas  fácil ; 
Pues  mas  fácil  es  pensar 
Que  vos  estáis  engaña4o 
Que  no  que  él  fué  desleal. 

RET. 

Mal  discurrís,  don  Garda ; 
¿Cómo  me  puedo  engañar, 
Si  á  mi  la  misma  Teresa 
Me  dijo  con  libertad 
ue  quería  á  don  Ramón, 
.  que  él  arbitrios  la  da 
Para  que  á  mi  no  me  quiera? 
Hoy  le  habéis  de  matar. 

DON  OARCÍA. 

{Ap.  Ya  Teresa  me  previno 
Que  el  Rey,  aunque  es  falsedad  , 
Piensa  que  ella  a  Ramón  qaiere. 
Pues  si  a  él  la  vida  va. 
Aunque  yo  arriesgne  la  mia, 
Bien  me  puede  perdonar 
El  secreto  de  Teresa» 
Que  he  de  dedr  la  verdad. ) 
Señor,  no  á  don  Ramón  solo, 
Aunque  esto  pudo  bastar;  , 
A  vos,  á  mi  f  á  Dios  debo 
Lo  que  ya  diré,  escuchad; 
Que  aunque  firágil  lefio  entregue 
A  tantos  golpes  de  mar» 
No  es  bien,  ñor  salvar  b  vida. 
Que  peligre  la  amistad. 
Teresa,  que  tan  astuta 
Como  fina  sabe  amar. 
Por  mas  fe,  por  mas  secielo 
O  por  mas  seguridad. 
Dijo  que  á  Ramón  qnéria. 
Pues ,  Señor,  no  lo  creáis « 
No  á  Ramón,  á  mi  me  quiere; 
Yo,  yo  adoro  su  beldad. 
Si  hay  culpa ,  en  mi  está  la  culpa. 
No  en  Ramón ,  que  es  un  cristal 
La  firme  fe  de  su  pecho » 
Que  no  se  puede  quebrar; 
PorquOf  si  el  cristal  ae  quiebra. 
En  los  pedazos  podrán 
Parecerse  muchas  caras « 
Y  él  una  tiene  no  mat. 
Yo  pues,  por  su  discreción . 
Aun  mas  que  por  so  beldad , 
Amo  á  Teresa,  y  á  ella. 
Aunque  vos  Aie  la  quitáis « 
Se  le  van  tras  mi  los  ojos. 
¡Oh ,  cómo  es  mu  necedad 
Fiarse  de  ojos  bumanoOi 
Que  son  ojos  gue  se  Tan! 
Mucho  sentiré  perderla ; 
Vos  no  admlreb»  pvea  aa 
Que  á  la  causa  dd  dolor 
Sea  el  sentimiento  Igoal; 
Sino  que  en  una  raion , 
Donde  no  hay  capacidad 
Para  una  pena  tan  grande» 
Tenga  la  vida  lugar. 


en  el  mltmo  alentarme, 
Dto  he  de  gastar, 
erza  he  de  vivir  raeuos 
» me  alcanzare  mas. 

REINA.  (Ap.) 
edadora  es  Teresa, 
que  hay  que  averiguar, 
onúesa'don  Garcia 

tiene  voluntad 

no  á  don  Ramón ; 
la  dado  en  publicar 

don  Ramón  á  quien  quiere? 

p  me  ha  dicho  verdad. 

idre  he  de  escribir 

quiere  remediar 

sa,  á  Zaragoza 

^a  con  brevedad.  (Vase.) 

REY. 

lede  ser,  don  Garcia , 
a  no  quiera  pagar 
on ,  y  á  vos  os  (juiera ; 
,  vendiendo  lealiad, 
que  la  adoraba. 

ÜOX  GARCÍA. 

Señor,  lo  afirmáis, 
uedo  yo  replicaros? 

REY. 

Msteis  excusar 
ríe  á  Ramón;  que  agora 
c  hay  facilidad 
Teresa  me  engañe, 
reía  quiere  mostrar 
amigo  de  Ramón; 
ue  con  claridad 
I  averiguado  lodo, 
le  disimular.) 
oy  «lesengañando, 
esa  he  de  olvidar; 
orzoso  que  á  ella 
I  don  Ramón  perdáis; 
il  elefíis,  Garcia. 

DO.X  GARCÍA. 

iicil  decir  á  cuál : 
e  he  dado  el  alma, 
nbien  se  la  di  ya; 
lo  merecen  todo, 
OS  el  cielo  en  paz ; 
todo  el  duelo  hay  ninguno 
icíl  de  ajustar 
Mitre  dama  y  amigo, 
\e  honor  y  amistad. 

{Vansc.) 


ORNADA  TERCERA. 


i/^  LA  REINA  Y  LEONOR. 

RKINA. 

'.  tu  ingenio  no  mas 
ion  ardid  extraño, 
hasta  aqui  el  engaño 
ui  confesando  estás ; 
aiHjue  primero  tu  hermana 
laró,  tú  de  modo 
persuadirlo  lodo, 
n  oyéndnte,  era  llana 
I  cuanto  me  decias; 
jasta  haberme  enterado, 
ey  he  desengañado , 
lo  mas  en  quejas  niias ; 
eya  olvido á  Teresa, 
ion  hizo  en  efeto 
)  escribiese  en  secreto 
idre,  y  ya  me  pesa, 
enso  que  llegará; 


DUELO  DE  UONOR  Y  AMISTAD. 

Porque  al  punto  se  partió. 
No  temas;  que  aqui  estoy  yo, 
Tan  desenojada  ya. 
Que ,  pues  de  mi  se  confia 
Tu  desconfiado  amor, 
Te  doy  palabra ,  Leonor, 
De  c;isarte  con  García. 

LEOifOR. 

Esa  merced  es  igual , 
Señora ,  á  vuestra  grandeza; 
Pero  advierta  vuestra  alteza 
Que  ha  do  recibillo  mal 
(larcía  si  de  repente 
Sabe  que  me  hablaba  á  mí , 

Y  no  á  Teresa. 

REi:fA. 

Es  asi ; 
Discurres  como  prudente. 
Gon  ardid  y  á  pausas  sea , 
Leonor,  el  desengañallo. 

LEONOR. 

Una  diferencia  hallo 
Entre  la  necia  y  la  fea; 
Que  la  necia  puede  ser 
Menos  necia  con  el  arte, 
Que  entre  el  estadio  se  parte 

Y  entre  el  ingenio  el  saber ; 

Y  asi,  Teresa  no  es  ya 
Tan  necia  como- solía;  , 
Yo  soy  fea  todavía , 

Y  lo  seré,  claro  está ; 
Porque  la  exterior  belleza 
Del  afeite,  antes  es  vicio. 
No  estriba  en  el  artificio, 
Sino  en  la  naturaleza. 

Sa/#ELREY. 

REY. 

Gon  cautela  be  persuadido 
A  la  Reina  que  no  quiero 
A  Teresa,  aunque  ya  espero 
Cobrarme;  que  estoy  perdido. 
Tal  con  los  celos  me  hallo, 
Porque  á  uno  de  dos  adora , 
Bien  que  he  sufrido  hasta  agora. 
Sin  poder  averiguallo. 
Don  Sancho  Urda  por  puntos ; 
Por  ver  cuál  la  quiere ,  intento 
Proponer  el  casamiento 
A  entrambos  apíiigos  juntos. 

{Tocan  cajas.) 

REINA. 

Oye,  que  suena  ruido 
De  cajas ;  tu  padre  viene. 

LEONOR. 

Y  el  Rey  la  noticia  tiene. 
Pues  para  verle  ha  salido, 
Gon  despojos  que  ya  entrega 
A  la  corona  real. 

REY. 

Leonor,  el  nuevo  Aníbal , 
Don  Sancho,  tu  padre,  llega. 
{Tocan  cajas.) 

Salen  DON  SANCHO  y  soldados. 

DOK  SAKC0O. 

Antes  de  merecer  los  pies  reales, 
Que  pido  vencedor  y  humilde  adoro, 
Si  no  Vitorias  al  deseo  iguales. 
Triunfos  diré  medidos  al  decoro; 
Escribidlos  en  láminas  fatales , 
Vos  para  fama,  para  ejemplo  el  moro ; 
POi*quo  la  eternidad,  que  en  bronce  im- 

[prime, 
Gon  vivientes  caracteres  lo  anime. 
Echa  á  rodar  la  poderosa  mano. 
Que  á  toda  acción  su  lérmíno  limita. 


Esa  bola  del  tiempo  por  el  plano 
De  la  espaciosa  eternidad  que  habita ; 
Él  rueda  á  su  destino  soberano. 
Ella  en  sí  misma  duratá infinita,  [llama 
Triunfad  del  también  yos;  que  Dios  se 
Inmortal  en  el  ser,  vos  en  la  fama. 
Por  vencer  á  Jofar,  rey  de  Valencia, 
Que  en  medio  de  sus  huestes  parecía 
Gentro  de  la  mayor  circunferencia 
Que  líneas  terminó  en  la  fantasía, 
Gon  no  sé  qué  linaje  de  impaciencia 
Vuestro  ejército  insigne  esperó  el  día; 
Porque,  como  el  vencer  era  preciso, 
Dar  la  batalla  prevenida  quiso. 
Quísola  dar,  y  dióla,  y  venció  en  ella 
Tan  presto,  que  la  misma  verdad  halla 
Que  primero  que  el  dalla  fué  e)  Yeoce- 

[lla. 
Porque  quiso  vencella  antes  de  daHa; 
Pues  si  al  fin  layitoria  está  en  querella, 
No  venció  la  batalla  en  la  batalla. 
Vencióla  por  haberlo  antes  querido ; 
Y  así,  antes  de  yencer ,  ya  habia  ven- 

[cido. 
En  un  instante  la  que  el  aire  cierra 
inmensa  copia  y  presumió  segura 
Medir  al  cielosu  ámbito,  ya  en  tierra 
Se  está  midiendo  á  sí  su  sepultura. 
Jamás  tan  gran  matanza  oyó  la  guerra; 
Si  la  curiosidad  sumar  procura 
Guantes  murieron,  dudo  si  el  puarismo 
Faltará á  loscuriososóási  mismo. 
El  que  contara  las  arenas ,  creo 
Que  las  cabezas  moras  no  sumara; 
Pero  excediólas  tanto  mi  deseo, 
Que  multitud  menosprecié  tan  rara. 
Pues,  aunque  otro  dejara  en  tal  trofeo 
De  sumarlas.  Señor,  porque  no  hallara 
Número  igual  á  las  moriscas  rocas, 
Yo  las  deje  por  parecerme  pocas. 
Huyó  Jofar,  seguíle  diligente  [puerto 
Hasta  el  Grao  de  Valencia,  en  cuyo 
Un  bergantín  previno  cuerdamente. 
Présago  el  corazón  de  mal  tan  cierto; 
Llegué  pues  á  la  orilla,  y  de  repente. 
Tendido  el  lienzo  todo  en  campo  abicr- 
Vi  que  volaba  el  bergantín  alado,  [to, 
En  su  cáñamo  mismo  amortajado. 
¿Quién  vio  en  marina  playa  veloz  nave, 
Que  animado  bajel,  delfín  con  |>lumns, 
Volar  en  agua,  en  aire  nadar  sabe , 
Batiendo  á  un  mismo  tiempo  alas  y  es- 

[pumas? 
cBien  es,  le  dije,  oh  fugitiva  nave, 
Que  de  marino  pájaro  presumas. 
Pues  batiendo  las  alas  de  tus  Veías, 
Nadas  el  airey  por  el  agua  vuelas.»  [ve, 

?uise  alcanzarle  en  hombros  de  aire  le- 
á  mí  un  aviso  me  alcanzó,  que  agora 
Duda  la  causa  que  al  efecto  debe 
La  confusión  ó  el  modo  que  la  ignora . 
Leí  la  carta  misteriosa  y  breve, 
En  que  dice  la  Reina,  mi  señora  : 
« Gonvieneque  caséis  luego  á  Teresa; 
Ya  vendréis  vencedor,  venid  apriesa, 
Yásualtezadiréisqueyooslomando.t 
Señor,  el  rey  sois  vos,  la  Reina  escribe; 
Nosé  si,  mientras  yo fele estoy  dando, 
Me  quita  á  mi  el  honor  quien  le  recibe; 
Mas  si  no  llega  la  desdicha  cuando 
Tarde  el  remedio  al  daño  se  apercibe, 
Ya  anticipé  el  marido  v  la  obediencia, 
Bien  que  ha  de  preceder  vuestra  licen- 

fcia. 
A  don  Juan  Pimentel  traigo  conmigo, 
El  joven  mas  galán,  el  mas  valiente. 
Tantas  veces  horror  del  enemigo , 
Guantas  su  acero  fulminó  luciente. 
A  mí,  á  mi  hija,  á  mi  familia  obligo; 
Tal  yerno,  tal  esposo,  tal  pariente 
Elegir  supe  con  igual  fiqeza. 
Déme  los  pies  agora  Tuestra  alteu. 


Loi  braiM  daré  t 

Tu 


uiiífecha 
á  sospecha, 
!  escribiros ; 


Don  SaiKbo,  jro  ot  eacrlbi 

bformadi  can  eDgafio; 

Yo  os  llamé ,  jo  ot  ieteagtño. 


Que  agora 

y  i  Teresa,  qne  ya  viene. 

LEOnOR. 

Seáis ,  padre  v  seAor  mió, 
Tantai  veces  Dli 
Caautas 

Todo  de  tu  amor  lo  Oo. 

Sale  TERESA. 

nittik. 

Yace  en  an  ironco  con  idea  obacnra 

Una  ler  ocnlio, 

Que         W. 


'tSi        ianianie  j  el  topacio 

K.      VitK        nJDr.sDlucImienio; 

Labróme  igual  csiudio,  aunquíde 

[espacio, 

Y  recibió  otro  ser  mi  enlendlmienlo; 

¡Tanto  puede  el  estilo  üe  palacio  I 

DON  aUKio. 
Llega,  Tereaa. 

TIRBSA. 

Seáis, 
Padre  j  seüar,  bien  reñido ; 
La  mano  y  los  pié*  os  pido 
Cuando  los  brazos  me  dais. 


Habiendo  venido  tos. 

Bien  se  ve  que  era  lingida 
La  necedad ;  ¡  qué  bien  sabe 
Heiclar  lo  il^re  ;  lo  grave! 


DON  JAONTO  DE  HERRERA. 

DosauMm. 
Ya  Teresa  es  entendida; 
Su  modo  de  bablar  exinSo. 

A  Gírela  j  i  Ramón 


Üe  cuil  Teresa  ba  de  ser. 

Leonor,  con  cuidado  espero. 
Hasta  ver  lo  que  responde 
Don  García. 


Señor,  sesnn  h«  loferido, 


Casada, 

Con  don  Juan  el  casamiento. 

Agora  bablad  i  los  dos.  (Cne.) 

Salen  DON  GARCÍA  t  DON  RAMÓN. 

non  KAMON. 
Claro  eiti  que  i  vos  os  debo 
La  gracia  del  Rej:  j  asi, 
Después  que  le  hablaste,  vi 
Kn  sn  attexa  nn  rostro  nuevo, 
I'UES  convirllú  los  enojos 
En  agrados  de  semblante. 

DOR  saicIa. 
Por  voa  fS^ 
Suelo  ji#¡??5?eu  >ni  ojos. 

Ramón,  Carola,  aqof  esto; 
lleguéis. 
Kn  gaicIa. 
Aquí  dos  vida*  tenéis, 

V  aun  puedo  decir  que  os  doy 
Dos  juntas  cocada  uno; 
Porque  esttn  ya  tan  unidas 
Las  aimas^w^  bId  dos  vidit 

non  ■ANÓN. 

V  es  bien  asi;  qde  mostraros 
Ninguno 

Si .  ditid 

Solo  una         que  dan». 

Cuando  las  vidas  juntáis 


Darla  a  ood  Joan  Pimeotel ; 


Y  qne  asi ,  coniene  t««|o 


I  palmeóte  be  de*ea«o 


Una 
Oís, 
Vetf 

Vo  (VMfj 

poiiGAncla.  (Ap.) 

Ípnede  caber  en  una  alou 
las  susp  en  alones  T 

DORUiait.  (4^.) 

¡Noté 

Si  á  nn  tiempo  mlamo  en  m  peebo 

Has  dudas  I 

non  uacU. 

DoD  Ramón,  dadme  lagar 


Quiero  i^ 

Estrecho  viene  t  la  pau 


ODt  del  marido 
I  buena  mujer; 
m  Tirtud  deste  amor, 
ifne,  Apolo  seré , 
i  la  sigo  beldad , 
canzarla  laurel. 
García ,  que  a^ora 
ros  si  la  queréis , 
?,  pues  no  lo  tie  sabido, 
ebeis  de  querer. 
D,  mal  argumento ; 
la  quise  también, 
lié  mi  amor;  de  donde 
ircia  f  inferiréis 
liarle  al  buen  amigo 
ontra  la  buena  lev 
nistad ;  claro  esta, 
)  á  TOS  os  le  callé. 
,  habiendo  tos  callado , 
que  puede  ser 
•mo  callé  y  la  quise, 
rais  TOS  7  calléis. 

DON  GARCÍA. 

mon,  ya  en  el  jardin, 
as  Tentanas,  la  bable 
sa  algunas  noches, 
advertí  su  saber, 
penetré  su  ingenio; 
le  de  dia  admiré 
1  en  sus  mejillas, 
izucena  y  clavel, 
gusto  de  Teresa , 
!  ni  tratamos  del , 
in  nuestra  su  opinión , 
damos  disponer 
linguno  de  entrambos; 
oto  dudaré 
|ue  á  su  alteza  agora 
os  de  responder. 
es  la  quise,  que  dudo 
ps  parecido  a  quién  , 
Adonis  como  yo, 
soy  como  él. 
lije'  este  amor  á  tos, 
i  quise  obedecer 
:^pto  de  callarlo; 
I  pesar  del  cruel 
de  este  imperio  suyo, 
acuerdo  que  una  vez 
iportó  á  nuestra  amistad, 
*eto  quebranté; 
uera  yo,  y  Tivid  vos ; 
K)  importa.  Casaos  pues 
»resa.  pues  la  amáis; 

0  á  Dios  la  cocéis 
IOS  ó  mas  edades 

1  esa  extendida  piel 
cielos  letras  de  oro 

I  los  sijilos  leer. 
'  á  Dios  que  logréis  juntos, 
;alada  vejez, 
s  hijos,  tantos  nietos, 
penas  vos  los  contéis , 
madre,  en  vuestra  mesa ; 
;o  á  Dios  otra  vez 
jantos  hijos  os  diere, 
ietos  con  gozo  os  den ; 
s  nuevos  mundos  crie 
filos,  solo  porque 
1  hijo  el  imperio 

mundo  entero  le  deis; 

yo  los  mismos  años 

óo  vos,  para  ver 

lichas,  que  en  la  idea 

mente  imaginé. 

que  os  hablo  turbado , 

le  lo  digo;  diréis 

n  Qn  lo  siento;  y  respondo 

I  despecho  de  mi  fé, 

I  primer  moTimieato 

titOy  infiel 


DUELO  DE  HONOR  Y  AMISTAD. 

Vasallo  de  la  razón , 
Rebelde  un  instante  fué ; 
Pero  ya  está  corregido , 

Y  vive  Dios,  que,  á  poder. 
Con  la  boca,  con  los  dientes, 
Con  las  manos,  con  los  pies 
Le  hollara  y  despedazara, 
Corrido  que  pueda  haber 

En  corazón  que  os  rendí, 
O  en  alma  que  os  entregué, 
Un  primer  ímpetu  deste, 
O  una  acción  sola  de  aquel , 
Que  falte  á  nuestra  amistad 

Y  atienda  al  propio  interés. 

DON  RAMÓN. 

Ya  no  quiero  yo  casarme , 
Don  García;  vos  podéis 
Dar  á  Teresa  la  mano. 

DON  GARCÍA. 

Si  mudáis  de  parecer, 
Don  Ramón,  porque  pensáis 
Que  quizá  Teresa  fué 
Liviana  en  acción  mas  leve, 
¡Vive  Dios!... 

DON   RAMÓN. 

Paso , tened ; 
Que  os  estáis  precipitando. 
Luego  que  os  tí  proponer 
Que  me  casase  con  ella, 
Del  todo  me  aseguré; 
Pues  cuando  escrúpulo  Rlguno 
Pudiera  el  caso  tener. 
No  me  aconsejarais  vos 
Lo  que  no  me  estaba  bien. 

DON   GARCÍA. 

Pues  casaos. 

DON  RAMÓN. 

Eso  no ; 
Lo  que  tos  habéis  de  hacer, 
García  ,  es  casaros  luego ; 
Que ,  si  á  don  Juan  Pimentel 
Quiso  dársela  don  Sancho , 
Querrá  luego  responder 
Que  no  puede  porque  á  vos 
Osla  tiene  dada  el  Rey. 
Padezca  yo,  que  no  importa, 

Y  cuantos,  amigo  Íiel, 
Bienes  á  mí  me  rogasles 
Se  logren  en  vos  amén. 

DON  GARCÍA. 

¿Sois  vos  mas  amigo  mió 
Que  yo  vuestro?  ¿No  podré 
Oponerme  á  vuestro  amor, 
Como  al  mió  os  opoueis? 
Ramón,  dama  tan  discreta 
A  vos  os  querrá  escoger. 
Digámosle  al  Rey  que  vos 
Con  Teresa  os  casaréis. 

DON  RAMÓN. 

Mucho  replicáis  ,  García, 
Atended ,  pues ,  atended ; 
No  lo  hagáis  ya  por  vos  mismo , 
M  porque  la  merecéis. 
Ni  porque ,  en  fio ,  estuvisteis 
Mas  lejos  de  su  desden , 
Sino  porque  yo  lo  quiero. 
¿Ya  no  me  replicaréis? 

DON  GARCÍA. 

Vos  sois  tan  amigo  mío , 
Que  yo  sé  que  no  queréis 
Lo  que  yo  no  quiero;  yo 
Porque  á  vos  no  os  está  bien , 
Ni  quiero  que  lo  queráis ; 
Luego  ya  no  la  queréis; 

Y  así,  no  la  quiero ,  cuando 
La  dejéis  vos  de  querer.     « 

DON    RAMÓN. 

Tiempo  perdéis  y  ocasión ; 


Ved  qae  i  don  J««i  Pimentel 
La  dará  luego  don  Sancho ; 
Pues  ya  es  ajena ,  haced 
Que  sea  vuestra,  j  no  de  otro. 

DON  garcía. 
Don  Ramón ,  no  me  apretéis ; 
Por  fuerza  habéis  de  sentirlo. 
Forzoso  en  vos  ha  de  ser 
El  pesar  de  no  gozarla ; 
Pues  si  la  habéis  de  tener, 
Don  Juan  os  la  dé ,  no  yo ; 
Que  puesto  en  razón  no  es 
Que  el  mas  extraño  os  le  excase , 

Y  el  mas  amigo  os  le  dé; 

Y  añadid  mas ,  qae  yo  quiero 
Que  TOS  mismo  lo  inzgaels. 

i.  Será  amistad  verdadera 
Que  cuando  mi  amigo  esté 
Llorando  aquí  el  bien  perdido , 

gue  Te  en  ¡geno  poder , 
sté  yo  entre  mis  placeres 
Gozando  este  mismo  bien? 
No ,  Tive  'Dios ;  que  ser  debe 
El  pesar ,  como  el  placer , 
Coman  entre  los  amigos» 

Y  si  acaso  respondéis , 
Porque  es  otro  yo  mi  amigo, 
Que  vos,  sujeto  á  esta  ley. 

En  cualquier  bien  gae  yo  tenga» 
Parte  como  yo  leñaréis; 
Eso ,  Ramón ,  macho  menos , 
Porque  en  cuanto  á  la  mnjer, 
No  ha  de  ser  tan  otro  yo, 
Que  tenga  parte  también. 

DON  BAMON. 

Esas  razones  militan 
También  por  mi;  pedid  pues 
Mas  término  aqaf  á  sa  alteza. 
DON  garcía. 

Término  le  pediré , 
Mas  ya  podrá  conTenlrnos 
Esta  razón ;  que  después 
Que  sé  que  a  Teresa  amáis 
(La  causa  oculta  no  sé. 
Quizá  por  estar  mas  lejos 
De  poderos  ofender). 
Vive  Dios,  que  su  hermosara 
Me  parece  menos  bien. 

DON  ramón. 
Pues  después  que  yo  he  sabido 
Que  vos  amarla  sabéis , 
Me  parece  á  mi  mejor; 
O  porque  la  miro  en  fe 
De  que  ha  de  ser  Tuestra  esposa , 
O  porque  así  venga  á  hacer 
Algo  mas  cuando  la  dejo 
Por  amigo  tan  fiel. 

DON  GARCÍA. 

Yo  no  la  quiero. 

DON  RAHOH. 

Yo  sí. 
Sale  HERNANDO,  ecn  dot  papeUt. 

HERNANDO. 

Señor,  señor ,  i  llegaré? 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  quieres,  Hernando? 

HERNANDO. 

Hablarte ; 
Ciego  estás ,  poes  qae  no  tos  , 
Ni  por  resc|aicios  el  gusto » 
Ni  por  brújula  el  papel. 
Mandóme  que  te  le  diese 
Leonor ,  mas  dióme  á  entender 
Que  es  de  Teresa,  sa  hermana.— 
Don  Ramón ,  como  me  des 
El  porte ,  aqai  tienes  otro ; 


S66 

La  misma  Teresa  Aié 
Qaien  me  le  dio  por  su  mano. 

D0.1  CARCÍA. 

Yo  leeré  el  mío ,  leed 
El  vaeslro  vos. 

DON   RAMÓN. 

Ya  le  leo. 

HEni«A?(DO. 

Tormentas  suelen  correr 
Estas  damas  de  alto  bordo, 
Naves  que  cuando  se  ven 
En  gran  uiélago  engolfadas, 
El  mas  diestro  timonel , 
Resistiendo  olas  de  celos, 
Está  de  mar  en  través, 
U  da  en  bajios  que,  como 
Para  nadar  este  pez 
Pide  mucha  agua ,  por  grande , 
Alli  se  puede  perder. 
¡Ob  bien  haya  una  fragata. 
Acomodado  bajel , 
Que  en  las  costas  de  la  mar 
Tan  poca  agua  ha  menester, 
Que  en  cualquiera  parte  nada! 

DON  GAICÍA. 

Ramón ,  al  jardin  iré; 
Que  allá  me  llama  Teresa. 

DON  RAMÓN. 

A  mi  me  llama  también. 
DON  garcía. 
Yo,  porque  á  vos  os  elija , 
Voy  allá. 

DON  RAMÓN. 

Yo,  porque  os  dé 
A  vos  la  mano  de  esposa. 

QER.ifANDO. 

Ambos  servís  á  Raquel 
En  Teresa ,  pues  Leonor, 
Cuando  al  uno  se  la  den  , 
No  es  Lia  la  engañosa. 

Sale  EL  REY. 

RET. 

Confuso  vuelvo  á  saber 
La  respuesta ;  obligaciones 
Tengo  á  don  Sancho ,  f,  qué  haré  ? 
Templar  mi  afecto.^Garcia, 
Ramón ,  ¿en  qué  os  resolvéis? 

DON  GARCÍA. 

Que  de  término  pedimos 
De  aqui  á  mañana. 

{Vanse.) 

REY. 

Está  bien ; 
Idos  con  Dios.— No  te  vayas , 
Hernando. 

HERNANDO. 

Yo  esperaré 
La  merced  que  ya  adivino. 

RET. 

VéD  acá ,  yo  soy  el  Rey ; 
¿Goal  de  losamigos  quiere 
A  Teresa? 

HERNANDO. 

¿  Hasme  de  hacer 
Merced  si  lo  digo? 

RET. 

Si. 

HERNANDO. 

Pues,  Señor,  don  Ramón  es 
El  que  se  muere  por  eHa. 

RET. 

¿Y  don  Garcia? 

■IRNANOO. 

También. 


DON  JACINTO  DE  HERRERA. 

REY. 

Teresa  ¿á  cuál  quiere? 

HERNANDO. 

A  entrambos. 

REY. 

Ahora  bien ,  yo  mandare 
Que  venga  potro  y  verdugo. 

HERNANDO. 

No,  Señor;  esa  merced 

No  es  la  que  yo  he  adivinado, 

REY. 

Pues  di  la  verdad. 

HERNANDO. 

En  Pez 
La  hubiera  creido  un  moro ; 
Teresa  escribió  un  papel 
A  Ramón ,  otro  á  García. 
Forme  agora  un  bachiller 
En  arles  el  silogismo , 
O  sic  argumentor ,  qui^n 
Kscribe  á  dos  quiere  á  dos ; 
Pues  á  dos ,  como  se  ve , 
Escribe  Teresa ,  ¿luego 
A  dos  debe  de  querer? 
Juzgúelo,  y  si  no  dijere 
El  artista  mas  so^z 
Que  es  buena  la  consecuencia , 
Que  me  ahorquen  por  un  pié. 

REY. 

¿Qué  les  dice  en  los  papeles? 

HERNANDO. 

Que  en  el  jardin  se  han  de  ver 
Esta  noche. 

REY. 

Pues ,  Hernando , 
No  digas  que  yo  lo  sé. 

HERNANDO. 

A  mi  secreto  apostemos ; 
Que  callar  no  he  de  poder. 
{Ap.  A  la  Reina  he  de  decirlo.) 

REY. 

Pues  apostemos  también 

Que  te  cuelgan  de  una  almena. 

HERNANDO. 

Vaya  de  cuento :  una  vez 
Llegó  á  pedir  cierto  pobre , 
Salió  á  darle  una  mujer 
De  buen  talle  la  limosna ; 
Miróla  el  pobre,  y  pardiez 
Que  la  requebró  alentado ; 
Que  entonces  debía  de  haber 
Amor  también  para  pobres, 
Que  había  menos  interés. 
Oyóle  el  marido ,  y  dijo : 
<  Ah ,  señor  pobre  de  bien , 
¿  Quiere  apostar  que  le  doy 
Mil  palos? » Respondió  él : 
« Señor,  no  quiero  apostar ; 
Dios  guarde  a  vueaamerced.9 

REY. 

Pues  calla,  si  no  es  que  quieres 
Ver  tu  cuello  en  un  cordel. 

HERNANDO. 

Vaya  con  Dios  vuestra  alteza ; 
Que  yo  nunca  apostaré. 

{Yante.) 


Salen  LEONOR  y  DON  GARCIa. 

DON  GARCÍA. 

Teresa ,  un  ángel  humano 
Admiré  en  vos ,  mas  coníieso 
Que  preferí  con  ezceso 
Vuestro  ingenio  .soberano. 
Yo  pensé  mros  la  mano ; 
Pero  el  tiempo  descubrió 
Que  Ramón  ot  mereció ; 


Y  asi,  á  dejaros  me  obligo; 
Porque,  amándoos  talantgo, 
Os  ame  dos  veees  yo. 
El  tiempo  todo  lo  acaba , 
Mas  vengo  á  quejarme  dél« 
Porque  reveló  infiel 
Lo  que  tan  secreto  estaba. 
El  mar,  que  la  arena  lava. 
Suele  en  ondas  dilaurse. 
Que  vienen  solo  á  qaebffirie; 
A  tu  misma  imitacioo 
Los  bienes  del  tiempo  son 
Que  llegan  para  acabarse. 
iNadíe  pues  podrá  sentir 
Aun  entre  bienes  placer. 
Pues  todos  vienen  á  ser 
Efimejas  del  vivir. 
El  agosto  ha  de  Yenir , 

?ue  caduca  pompa  abrasa, 
en  fin ,  si  con  mano  escasa 
Un  pasatiempo  da  el  tiempo. 
Ese  mismo  pasatiempo 
Nos  dice  que  el  tiempo  pasa. 
Solo  no  teme  estos  daños 
El  campo  en  invierno  triste; 
Pues  pasa  el  tiempo ,  y  le  viste 
De  nuevo  todos  los  años. 
De  sus  mismos  desengaños 
Le  despoja ,  aunque  le  muda ; 
Mas  hasta  en  esto  es  sin  doda 
Que  caduca  el  tiempo  anciano , 
Pues  viste  el  campo  en  Yerano, 
Y  en  invierno  le  desnuda. 

LEONOR. 

García ,  pródigo  estás 
De  mi  favor ;  ¿quién te d^o 
Que  yo  á  don  Ramón  elQOt 
Sí  á  ti  te  adoro  no  mas? 
Pero,  en  fin ,  gusto  me  das. 
Pues  prefieres  con  fineit 
El  ingenio  ala  belleza. 
Habla  á  la  Reina,  Garda; 
Que  toda  esU  causa  mi» 
Ya  está  en  manos  de  sa  lUen. 

DON  «AtcU. 
No  es  posible  que  Ramo» 
Me  haya  engañado;  vo  sé 
Que  sí  08  adora  por  fe , 
Le  queréis  por  eleccloiu 

LIOIOB. 

Ya  ha  llegado  la  ocasión 
De  que  en  esu  diferencia 
Dé  la  Reina  la  sentencia. 

Salen  en  otro  pmie  DON  RAMO.^ 
Y  TEHBSA. 


DOR  BAIOR. 

Teresa  mia ,  Garda 
Estndueno,ydUemia, 
Perdona  la  inadverleiicii. 
Yo  vine  obediente  aqnl : 
Di  lo  que  mandas » que  i  él 
Le  llamaste  en  un  papel , 
Teresa ,  y  en  otro  a  mi. 
La  voz  he  extralUdo  en  Ut 
Ríen  que  mudarla  solías 
Cuando  necia  te  flngiu ; 
Y  asi ,  tampoco  la  estralio. 


Saldrá  el  sol  del  deseiigaio« 
Y  deshará  sombras  frías. 

Salé  EL  REY. 


Confbso ,  triste  y  dvdoio 
Vengo  á  este  Jaitlln 
Porque  á  don  SmhIio  m 
La  razón  de  estar 


:Mí^^ 


S  porqne  ya  es  forzoso 
lolor  qae  en  mí  asiste, 
io  de  quien  resiste 
amor;  ¡cielos!  ¿qué  hará 
tan  justamente  está 
50 ,  confuso  y  triste  ? 

DO^  RAMÓN. 

!sa  hermosa ! 

RET. 

Ramón , 
con  Teresa.  ¡Cielos! 

0  ¿  Ramón  me  da  celos  ? 

DON   GARCÍA. 

a ,  imposibles  son 
listad  y  mí  afición. 

RET. 

a  dijo  también 

1  á  otra  parte;  ¿á  quién 
bablando?  Vive  Dios, 

e  ha  dividido  en  dos 
uerer  á  entrambos  bien. 

1  LA  REINA,  DON  SANCHO 
T  HERNANDO. 

REINA. 

,  DO  temas,  Hernando. 

HERNANDO. 

le  ir  á  confesar 
ra  alteza,  yo  lo  dije, 
erro ,  fué  necedad , 
lengua  mia  ,  y  el  Rey 
estra  alle¿a  dirá 
lenga  le  ha  dado  celos 
r  cosquilloso  Bras. 
labrá  cordel  y  almena. 

REINA. 

ene  disimular 
1  Rey  á  Teresa  quiere; 
le  su  padre,  que  está 
to,  no  lo  confirme. 

DON  SANCHO. 

a,  ¿qué  me  mandáis 
jardín  ?  ¿  A  qué  efecto 
leis  á  este  lugar 
;s  de  eso,  en  mí  presencia 
criados  mandáis 
10  aquí  con  dos  hachas  ? 

REINA. 

Tenido  á  remediar 
•stras  hijas ,  don  Sancho ; 
e  en  el  jardín  están 
íamon  y  con  García  ; 
•émoslás  de  casar 


DUELO  DE  HONOR  Y  AHISTAD. 

Ambas  juntas  de  una  vez ; 
Que  el  Rey,  mi  señor,  quiz^ 
Busca  en  el  jardín  lo  mismo. 

HERNANDO. 

Lo  que  dije  no  es  verdad , 
Yo  hablé  por  boca  de  g^nso. 
¡  Que  quise  en  Gn  apostar ! 
Que  en  fin  hube  de  decillo ! 
¿Mas  que  los  palos  me  dan. 
Que  no  le  dieron  al  pobre  ? 

LEONOR. 

García ,  si  eres  leal , 
Dame  la  mano  de  esposo. 

TERESA. 

Ramón ,  si  sabes  amar, 
Yo  soy  tuya ,  y  tú  eres  mío. 

DON  RAMÓN. 

Teresa,  nadie  es  igual 
En  méritos  á  García. 

REY. 

Sin  duda  debe  de  estar 
En  una  parte  Teresa , 
Y  en  otra  el  eco. 

REINA. 

Aquí  está 
El  Rey,  y  las  hachas  vienen. 

HERNANDO. 

Digo  otra  vez  que  no  hay  tal ; 
Yo  miento  y  tataramiento. 

LEONOR. 

Esta  mano  me  has  de  dar. 
De  que  has  de  ser  mío. 

Salen  criados  con  hachas, 

DON  GARCÍA. 

Cielos , 
¿Qué  luz  es  esta? 

REINA. 

Llegad. 

DON  GARCÍA. 

¿  Qué  es  esto  ?  ¿con  quién  estoy  ? 

REINA. 

Don  García ,  agora  estáis 
Con  quien  siempre  habéis  estado; 
Su  alteza  os  vino  á  buscar, 
Por  saber  que  en  el  jardín 
De  noche  á  Leonor  habláis , 
Como  á  Teresa  Ramón. 
Don  Sancho  quiso  vengar 
Con  las  armas  esta  injuria; 
Pero  si  os  cansa  la  paz , 
Ociosa  es  aquí  la  guerra , 


167 


Y  aunque  el  Rey  tenga  pesar 
De  hallaros  aquí ,  es  tan  sabio , 
Tan  cuerdo ,  tan  liberal 

En  dar  perdones  de  ofensas , 
Que  por  mí  os  le  ha  dado  ya. 

HERNANDO. 

El  Rey  roe  mira.  ¿Qué  dice 
Agora  su  majestad  ? 
Pues  le  toca , y  nos  tocó , 
No  haga  sino  callar.. 

RET. 

(Ap,  La  Reina  es  prudente,  y  pudo 
Con  tanta  facilidad 
Moderar  mí  enojo.)  El  vuestro 
Podéis,  don  Sancho,  templar.— 
Don  Ramón ,  dadle  la  mano 
A  Teresa. 

DON  SANCHO. 

Si  gustáis 
Vos ,  Señor,  yo  no  replico ; 
Pues  responderé  á  don  Juan 
Pimentel  que  vos  lo  hicisteis. 

REINA. 

Don  Ramón ,  ¿  á  qué  aguardáis  ? 

DON  RAMÓN. 

¿Qué  respondéis,  don  García? 

DON  GARCÍA. 

Que  aunque  estimé  la  beldad , 
Preferí  siempre  el  ingenio; 
Que  el  suceso  pudo  hallar 
Medio  para  convenirnos , 
Pues  vemos  con  claridad 
Que  miramos  á  Teresa , 

Y  que  Leonor  suele  hablar; 
De  modo  que  hay  dos  en  una , 
Tan  perfecta  cada  cual 

En  su  esfera ,  que  es  un  todo ; 

Y  fué  invención  singular 
Que,  pues  los  dos  somos  uno 
Con  tanta  conformidad , 
Sean  ellas  una  también ; 
Porque  asi  con  lazo  igual 

Se  casen  dos  que  son  uno 
Con  dos  que  es  una  no  mas. 

DON  RAMÓN. 

Pues  doy  la  mano  á  Teresa. 

DON  GARCÍA. 

Yo  á  Leonor. 

DON  RAMÓN. 

Y  perdonad 
Las  faltas,  Senado  ilustre; 
Que  entre  ano  y  otro  galán , 
Llamó  á  este  caso  el  poeta 
Duelo  de  honor  y  amisfad. 


39! 


COMEDIA  FAMOSA 


niULADA 


GALÁN  TílAMPOSO  Y  POBRE, 

DE  ALONSO  JBBOimiO  DE  AALAE  BASDADIUO. 


PERSONAS. 


DON  LOPE «  §9Um  trum- 

pno. 
MONDEGO,  $u  criado. 
DON  GaACIa,  eabüUero 

lemUt. 


DON  DIEGO,  hemwM  ée 

don  Garcia. 
DON  FERNANDO,  eabtík' 

ro  ieviüano. 


DON  RODRIGO,  eabaUero 

tuamrtü. 
DOflA  ISABEL,  viiMla. 
DOSa  IN£S,  m  hijo. 


MARIHA,  Mteva. 
FBUao»  criadc  de  d&n 

Tltt  lUOKABOt. 


JORNADA  PRIMERA. 


DON  LOPE  T  EONDEGO. 

■OHDIttO. 

Digo,  SeSor,  que  to  primo 
Ha  llegado  de  Leoo. 

Caliicada  opinión 
Gozt,  y  por  ella  le  estimo. 
Este  bombre  es  don  García , 
T  por  escrito  emprimé 
Coa  él ;  ¡  qoé  bien  que  corté 
Ingenio  j  ploma  aquel  dia! 

■OHDEGO. 

Por  Dios  que  es  notable  treta. 

DON  LOPB. 

ÍDe  eso  ti?es  admirado? 
Inebos  primos  be  ganado 
Ea  f  irtod  üe  la  esufeu. 

■ORDBGO. 

¡  Qié  graciosos  desatinos! 

DONLOPS. 

Anpara  mas  te  prevengo; 
iQne  te  enanus?  primos  tengo 
wefios  j  ultramarinos. 
Pies  solo  para  emprimar 
Con  algún  hombre  afamado, 
Gen  u&  eartas  be  pasado 
De  la  otra  parte  defamar. 
Suelo  yo  con  gracia  extrafia 
( Aecion  que  nadie  rae  veda) 
Pasnme  por  la  arboleda 
De  los  linajes  de  Espáfta ; 
De  donde  con  osadit 
Confdrme  el  ingenie  ^uela , 
TM  fez  desg^o  una  «boela , 
TMamMouMtis    • 


Tengo  de  quien  me  amparar» 
Porque  yo  suelo  mudar 
Mas  abuelos  que  vestidos. 

■0RDI60. 

Considerado  tu  bnmor» 
Tienes... 

non  Lora. 

Dime  lo  que  sicotes. 

HOXDSaO. 

Recámara  de  parientes, 
No  de  vestidos,  Señor; 
No  he  visto  mayor  Crescura 
De  condición. 

nORbOK. 

Como  voy 
Por  esta  arboleda ,  estoy 
Amenísimo. 

■611DI6O. 
Procura 
Mejorarte  de  accideotes , 
Porque  esos  árboles  son 
Muy  secos,  v  no  es  rason 
Que  de  sombras  te  contentes. 
Campaña  es  poco  segura 
La  selva  por  donde  vas*' 
Que  las  roas  veces  podrás 
Perderte  por  su  espesva. . 
Busca  fruto  con  astuto 
kigenio,  y  mas  no  te  ultrajes; 

8ue  arboledas  de  Ün^cs 
an  Oor  mucha  y  poco  fruto. 
Deja  las  vanas  ficciones 
De  esa  arboleda  molesta ; 
ue  no  hay  mas  liella  llorásta 
ue  un  taíegon  de  debloa«k 
ue  el  oro  se  cofwidert ,  -    - 
en  justa  razón  se  ftiadt. 
De  elhomhre  Mngni  8egíuid|i, 
Que  ennoblece  i  la' primen; 
Y  asii,  cualquiera  inorial  . 
Tiene  en  su  sangre  tesoro, 


Porque  la  segunda  es  oro, 

Y  la  primera  coral. 

noKLora. 

Oye.  que  á  loe  enlendidoe 
Se  debe  satiaCMcr; 
Por  Dios,  que  Jea-lie  de' hacer 
Gran  tanqueta  á  tus  oidos. 
SiotrosálairaBidad 
Consagran  este  deseo. 
Yo  solamente  le  empleo 
En  férUl  uUlidad. 
De  estos  deudos  adquiridos 
Con  arte,  f  ya  coafirmados. 
Saco  yo  premioi  lioiirados^ 
L>ogro  frutos  muy  inisidos; 

Y  asi,  huésped  me  he  de  hacer 
Del  que  á  ser  mi  huésped  viene. 

■oiiaéeo. 
Grande  aparato  previene 
Tu  ingenio. 

•oxiore. 
Pues  ha  de  ser. 


Tu  atrevimiento  me  agn^a; . 
Blurria  singular. 

Por  Dios,  que  he^le.emparentar 
Con  él  hasta  ea  la  posada. 


Parece  que  siento  ruido. 

.  BOX  LO». 

Dices  verdid,  ya  llegó. 


Y  no  al  puerto  que  él  pensó. 

BOHLOrU. 

En  el  puerto  se  ha  perdido. 


Sttbfr  la  esealefh  siento. 


970 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SALAS  BARBAMLLO. 


DON  LOPE. 

También  la  sube  el  que  va 
A  la  horca. 

HONDEGO. 

No  será 
Esle  menor  escarmlenlo. 

D0:(  LOPE. 

Escucha ,  por  vida  mía. 

MO:^DEGO. 

Como  un  mármol  pienso  eslar. 

DON  LOPE. 

Oye;  que  quiero  soltar 

Toda  la  volat  eria.  {Habla  alio.) 

El  juicio  lengo  perdido. 

Salen  DON  GARCIa  y  FELICIO, 
y  apártame  á  un  lado. 

FELICIO. 

Parece  que  está  enojado. 

DON  GARCÍA. 

Aun  en  mf  no  ha  reparado, 
Üe  el  enojo  divertido. 
Helirémonos  aquí , 
Y  su  indignación  sabremos. 

{Retírame  mas.) 

■OÜDECO. 

Señor,  templa  tus  extremos. 

DON  LOPE. 

No  cabe  templanza  en  mi. 
¿  Esta  casa  me  alquilabas , 
Si  en  ella  un  hombre  morió 
De  peste?  ¿Quién  le  engañó? 

HONDEGO. 

Tú.  que  tu  enpfafio  buscabas, 
Dándome  (an  grande  prisa. 
Que  busqué,  mas  no  elegí. 

DON  LOPE. 

No  son  buenas  para  aquí 
Ni  aun  apariencias  de  risa. 
Responde  mas  mesurado. 

M0NDE6O. 

Como  el  mal  alio .  murió 
De  una  seca  que  le  dio 
Este  buésited  desdichado. 
Tus  furores  no  se  alteren, 
No  te  admires,  no  te  asombres; 
¿  Es  mucho  morir  los  hombres 
De  lo  que  los  años  mueren? 

DON  GAaCÍA. 

Riñe  con  mucha  razón. 

FKLICIO. 

iQue  á  ser  su  huésped  venias, 

Y  en  camino  te  ponías 
De  la  barca  de  Aqueron? 

DON  LOPE. 

Busca  luego  una  posada 

Y  ropa,  porque  en  la  mía 
Hay  malicia  desde  el  día 
Que  estuvo  en  casa  apestada. 

HONDEGO. 

:0h  edad  ciega  y  alevosa, 
Triste  yo,  que  en  tí  nací, 
Pues  basta  la  ropa  en  ti 
Se  sabe  hacer  maliciosa! 
Mas  compétele  á  esta  edad 
1^  malicia  con  iusiicia ; 
Que  mal  faltará  malicia 
A  quien  sobra  necedad. 

DON  LOPE. 

¿Gracias  dices, ignorante? 
Vive  el  cielo... 

MONDEGO. 

Siempre  vive, 

Y  no  scnriclo  recibe 

De  memoria  semejante, 


Pues  siempre  te  veo  acordar 
De  el  cielo  en  los  juramentos. 

DON  GARCÍA. 

No  deis  mas  seña  á  los  vientos. 
Templad  el  justo  pesar. 
Mirad  que  soy  don  García. 

DON  LOPE. 

Agora  con  mas  razón 
Crecerá  la  indignación 
Que  en  mi  pecho  se  encendía. 
Üime,  ¿dónde  hospedaré 
A  mí  primo,  dime  dónde? 

MONDEGO. 

Mí  turbación  te  responde 
Con  humildad  que  no  sé. 
Pues  hay  deudo  y  amistad , 
Perdone,  y  su  estrella  siga; 
Que  una  casa  seca  obliga 
A  tan  grande  seciuedad. 
Bsto  no  admite  dispau. 
Antes  es  opinión  llana, 
La  casa  mas  seca  es  sana, 

Y  esta  osseca,  áüñqüé  no  enjuta. 
Si  por  tal  huésped  enojos 

El  verla  si'ca  le  da. 
Llora,  y  húmeda  estará 
Con  el  agua  de  tus  ojos. 
Tu  llanto  el  remedio  gaste; 
Que  si  el  bien  nace  de  allí , 
Le  podrás  decir  así 
Que  en  los  ojos  le  hospedaste; 
Mas  conlra  la  se(|uedad 
Medio  mas  fácil  Hítenla; 
En  el  pozo  le  aposenta , 

Y  sobrarále  humedad. 

bó^  LÓPf . 
A  la  muerte  le  condeno; 
Será  hospcdalle  traición 
En  la  casa  donde  son 
Aun  las  paredes  veneno. 
Pues  después  que  entró  tan  fuerte 
La  muerte  á  verter  sus  iras. 
Estas  paredes  que  miras 
Están  cebadas  en  muerte. 

MONBEOO. 

Pocas  en  Madrid  verás 
Que  no  eslén  por  su  camino 
De  uno  V  otro  desatino 
Apestadas  mucho  mas. 
La  casa  mas  noble  peca 
De  sera,  bien  claro  está , 
Pues  que  en  ninguna  se  da; 
Mira  si  hay  cosa  mas  seca. 
Yo  no  pido  por  temer 
Algún  suceso  bien  malo; 
Si  algo  dan,  es  con  un  palo, 
Y  aun  este  seco  ha  de  ser; 
Que  hoy  la  sequedad,  Señor, 
Tan  exiendida  á  estar  viene. 
Que  aun  tal  vil  dádiva  tiene 
Sequedad,  y  no  verdor. 
Seco  está  el  mundo  y  no  crece 
Sino  en  ser  grosero  y  vil ; 
Que  solo  el  pródigo  abril 
Dádivas  verdes  oirece. 

ftON  LOPE. 

Mas  injuria  me  propones 
Con  la  excusa  que  me  das ,  . 
Pueslo  que  apestado  estás 
Aun  en  las  mismas  razones. 

DON  GARCÍA. 

Mis  criados  han  bascado 
Para  sí  cierta  posada 
Tan  compuesta  y  aliñada. 
Que  excede  á  su  humilde  estado. 
Desde  aquí  buscar  podremos 
Con  nuestra  comodidad 
Mas  pompa  y  autoridad , 
Pues  en  muchas  la  bailaremos. 


DOMLOK. 

jL  Yo,  que  os  babia  de  hospedar. 
Vuestro  huésped  he  de  ser? 

DON  GABClA. 

Hoy  tenéis  de  obedecer. 

DON  LOPE. 

Vuestra  luz  me  ha  de  guiar. 

DON  GARCÍA. 

Adiós,  que  en  casa  apestada 
Ya  es  mucha  conversación 
Esta. 

( Vame  don  García  y  FelieU.) 

DON  LOPE. 

Salió  la  Invención 
Tan  sutil  cono  acertada. 
Ihillísioio  embuste. 

MONDEGO. 

Airoso 
IHeittes  dtfn  Ul  desenfado , 
Que  en  tí  el  mentir  ba  ganado 
Un  distrito  prodigioso. 
Gran  provincia  es  el  mentir. 
Después  que  leguas  le  aumentas 

Y  distancias  le  acrecientas; 
Al  fín  ¿irás? 

DON  LOPE. 

¿No  be  de  irt 
Ya  tenemos  asentado 
Que  á  comodidad  aspiro, 

Y  que  á  las  leyes  no  miro 
De  un  ingenio  recatado. 

MONDEGO. 

Bien  haces  en  no  tratar 
Con  el  honor  melindroso , 
Que  es  un  enfermo  achacoso. 
Que  siempre  se  ba  de  guardar. 
Cualquiera  soplo  le  blere 
De  la  lama ;  ¿k  qaiéa  no  MM« 
Cosa  que  es  tan  delicada. 
Que  de  un  ventecillomaeref 
Envidio  tu  desenfado. 
Con  tu  despejo  me  ajuslo. 
De  las  escuelas  de  el  gnslo 
Debes  de  ser  liceadado 
Yaunretor;qaeel. 
Tuyo  me  deja  advertido 
Que  de  el  gusto  mal  regido 
Digno  retor  puedes  ser. 

DONUIPI. 

Soy  de  los  gustos  boteon. 

MinfDBGO. 

¡  Qué  dulce  tendrás  It  f  ida ! 


SaU  FELICIO. 

FBLICIO. 

Ya  os  espera  prefeaida 
Posada  y  buena  Inlendon , 
Porque  enmiende  la  sfrganda 
Lo  que  falu  á  la  primera. 

DOHLOn. 

Nuestra  amisUd  verdadera 
Sobre  la  intención  ae  fnndd. 
Hoy  don  García  me  ba  preso 
Con  nuevas  obligaciones. 
Aumento  á  su  amor  blaaoaes. 
En  él  gloria  y  en  mi  eieeso. 
Decilde  que  ya  ba  feaido 
La  noche,  y  que  be  de  ir  prlmeA» 
A  ver  de  cierto  locero 
Los  rayos  que  aae  baa  batido. 
Yo  procuraré  abre? lar. 
Reciba  por  vosml'eicaí 
Que  aun  aqai  el  alna  ■•  \ 
Que  no  le  voy  á  bnaear^ 


jr 


MONDBGO. 

qué  buf  D  caballero 
unslur  leonés! 
ando  y  fácil!  ¿No  fes 
leoii  se  hace  cordero? 
I  60  su  fantasía 
Igole  enfadoso 
acto  caballeroso 
'  la  hospedería; 
er  muy  caballero, 
,u  bolsa  sin  daño, 
en  Madrid  todo  el  ano 
le  mesonero. 
,  ó  pesia  á  mi  linaje... 

D07(  LOPE. 
MONDEGO. 

fu  VOZ  no  me  impida ; 
I  hacienda  comida 
icer  del  hospedaje. 

DON  LOPE. 

er  la  bizarría 

y  otra  hermosa  dama , 

lumen  lo  de  la  fama 

0  hermoso  del  dia. 

MONDEGO. 

;  que  tengo  a(iul 
•y  damas  dos  papeles, 
US  intentos  inUeles 
de  premiar  asi. 
»de  doña  Isabel , 
>n  ser  madre ,  parece 
er  nació,  y  este  ofrece, 
ia,  aunque  no  mas  fiel , 
doña  Inés. 

DON  LOPE. 

Pudieras 
albricias  pedido. 

HONDEGO. 

s  tan  bien  eoieudido , 

n  manos  lisonjeras 

lo  que  no  pedí; 

ce  el  mérito  mayor 

»er  pedido,  Señor, 

mo  que  merecí. 

Señor;  que  es  gran  mengtia 

lidalgo  entendimiento 

gue  el  merecimiento 

scuidos  de  la  lengua. 

DON  LOPE. 

oro  maternal 
i  Isabel  la  quiero 
ar,  leyendo  primero 
jpel  magistral, 
idiá  cuatro  razones; 
9  la  madre  muy  sucinta. 

MOXDEGO. 

án  de  buena  tinta? 
serán  conclusioues. 

L0?f  LOPE. 

•.)  fEn  la  puerta  de  el  jardín  de 
isa,  que  sale  al  campo,  os  espe- 
ta noche  entre  doce  y  una;  mi 
itad  os  llama,  t  mucho  masía 
lad  del  sitio.  — Dios  os  guarde.t 

«1  no  me  mintió. 

mohdbgo. 
nuestra  en  su  brevedad 
io  y  autoridad. 

D05  LOPE. 

ao  belleza  negó. 

MO.IDEGO. 

la  graciosa  Inés, 
uya  y  tan  perfeta , 

1  iguala  en  ser  discreta  ^ 
»y  Seüor. 


GALÁN  TRAMPOSO  Y  POBÜÉ. 

DON  LOPE. 

¿  Este  es  ? 
Pues  también  será  pulido; 
Que  es  la  Inés  gran  papelista. 
Aun  apenas  tengo  vista. 

MONDEGO. 

Pienso  que  está  el  sol  dormido.     * 
Pero  al  íin  le  podrás  leer; 
Que  un  escrúpulo  ha  quedado 
De  luz,  confuso  y  turbado.. 

DON  LOPE. 

Si;  que  breve  viene  á  ser. 

{Lee.)  «  Entre  doce  y  una  os  espero 
Bcsta  noche  en  la  puerta  de  el  jardin 
»de  mi  casa,  que  mira  al  campo;  el 
«sitio  es  solo,  y  la  hora  le  hace  mucho 
«mas.  —  Dios  os  guarde.i 

MONDBGO. 

¡Qué  poco  habladoras  son 
blsias  damas  por  escrito! 
Bien  escriben  de  poquito, 
No  forman  tercer  ringlon. 
Pero  en  tan  pocas  razones 
Tu  perdición  te  han  pedido. 

DON  LOPE. 

Es  mi  ingenio  mas  lucido 
En  las  fuertes  ocasiones. 

MONDECO. 

4  Contra  dos  puedes  pelear  ? 

DON  LOPE. 

Puedo  pelear  y  vencer. 

■0NDE60. 

¡Oh  prodigioso  poder! 

DON  LOPE. 

Oféndesme  con  dudar. 
Los  ingenios  femeninos 
Son  cumo  alamos  hojosos. 
Sin  fruto  vanagloriosos 
Entre  arroyos  cristalinos. 

mondego. 
Pues  ¿no  es  fácil  de  quitar 
Tanta  hoja? 

DON  LOPE. 

Yo  podré ; 
Que  cierzo  airado  seré, 
Que  las  sabré  desnudar. 

HO.NDEGO. 

¿Cierzo  dices?  No  quisiera 
Verte  imitar  los  cuidados 
De  el  cómilre  de  los  prados, 
Que  les  dice  :  «Kopa  fuera.» 

.       DON  LOPE. 

¡Oh,  qué  ingeuio  tan  verdoso! 
Hacia  los  prados  te  vas; 
Vamos. 

MONDEGO. 

Voy  muerto. 

DON  LOPE. 

Serás 
Testigo  de  un  c.iso  honroso ; 
Pues  engañar  dos  mujeres , 
Vengando  á  los  demás  hombres, 
Merece  inmortales  nombres. 

MONDEGO. 

¿Que  tan  grande  empresa  esperes? 
Pues  cuando  Eva  importuna 
Comió  lo  que  no  debía. 
No  pensó  el  diablo  que  hacia 
Poco  en  engañar  á  una. 
Desde  entonces  viene  á  ser 
Gran  tragona  esta  canalla , 
Pues  buscó,  para  engañalla , 
Cosa  que  era  de  comer. 

DON  LOPt. 

Vén ,  y  mi  ingenio  verás 
Vencedor,  nunca  veneléo. 


S7i 

M0NDE60. 

Quedará  el  diablo  corrido  , 
Un  protodiablo  serás. 
Si  tú  engañas  sus  extraños 
Engaños  con  rostro  tierno , 
Podrán  llevarte  al  infierno 
A  leer  cátedra  de  engaños. 
( Yanse.) 

Salen  DO^tA  ISABEL  t  D05IA  LXÉ8. 

D05fA  ISABEL. 

¿  No  te  quieres  acostar? 

DOÑA  INÉS. 

Es  noche  para  gozada , 
Que  es  hermosa. 

DOi^A  ISABEL. 

Y  tú  pesada. 
DoüA  mis. 
Título  es  que  roe  ba  de  honrar; 
Que  el  ser  liviana  es  delito , 
En  calidad  cual  la  roia« 

DOÑA  ISABIL. 

i  Qué  vana  bacbillerial 
Con  vergüenza  te  permito 
Que  ocupes  este  lugar. 
{Ap.  Cómo  la  engañe  no  sé.) 

DOÑA  INÉS.  (Ap,) 

Grande  mi  desdicha  fnó; 
¿Cómo  la  pddré  engañar? 
Que  á  mi  madre,  que  jamás 
A  este  lugar  salió, 
Antojo  y  parto  le  dio 
Tan  sin  tiempo. 

DOÑA  ISABKU 

Necia  estás , 
Y  si  es  aue  tu  inadvertencia 
En  su  obstinación  se  está, 
Mi  chapín  castigará 
Descuidos  de  Ca  obediencia. 

Salen  DON  LOPE  t  MONDEGO. 

MONDEGO. 

Ya  te  aguardan  en  el  puesto; 
Tu  estrago  tengo  de  ver. 

non  LOPB. 

Antes  mi  gloria;  en  vencer 
O  morir  la  gloria  be  puesto. 

DOÑA  isABEi»  (4p.) 
¿Que  esta  no  se  quiso  entrar? 
Don  Lope  es^  y  tedgo  miedo 
Que  se  vuelva. 

DOÑA  irís.  {Ap,) 

Apenas  puedo 
Mi  espíritu  sosegar. 
Mi  madre  será  ocasión 
De  que  don  Lope  retire 
Sus  pasos,  porque  suspire 
Fuego  eterno  el  corazón. 

DON  kon. 
Mi  paso  4eterHiinado 
Alaba. 

MOlfBIGO. 

Tras  el  suceso 
Que  antes.  Señor,  te  confieso 
Que  me  dejas  laslimado. 
Mas  que  no  hazaña,  locura 
Es  empresa  semejante ; 
¿Oh  buen  caballen)  andaiíté. 
El  cielo  te  dé  ventura! 

( Llégase  don  Lope  embozado.) 

non  LOPE. 

Jamás  entendí  que  diera 
La  noche  luces  tan  claras 
Entre  sus  sombras  araras, 
Liberal  y  lisonjem; 


973 

Ooe  en  la  iloUre  claridid 
Uu  Tueitn  be  I  leía  envía, 
HcDMe  fénix  el  día, 
y  naere  U  eicuriüad. 

i>o5Ia  isti. 
¡lesos!  haigamoa, 

DOÜX  lS:kBEL. 

Huí  gamos. 

Pnet  ¿de  quién  T  Don  Lope  soj, 
fjue  liecbo  en  este  cam))o  estoj 
Ave  de  kui  verdes  ramos. 

■OHDEGO. 

Dices  bien. 


■o:tDECO. 
He  aplico 
A  que  eres  ave,  Seüor; 

gue  quien  es  lan  liablador, 
s  fuerzi  que  Lenga  pico. 

nO.UlSASKL. 

Ri  veras  lau  escondido 
Kn  tieros 

yX-^fl      vero» 

Wedo  DO*  pado  poner. 

A  mi  me  le  puso  lauío, 
Que  de  el  r<>cebido  espanto 
PurgaTme  habré  meiiester. 

Melindre, 

N( 


¿No  anduvo  grados*  ;  grave! 

Slbablasdelapui^.DO. 
Por  Dios;  que  el  aire  dejo 
Oliendo  lodo  i  jarabe. 
Concepto  110  solenices, 
Cu)'o  efeio  dividido, 

Si  es  bueno  pr '  -' 

Hace  ofensa  i 


Písame  de  hat>vr  turbado 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SAUS  BABBilHLLO. 


ro 


s 

imealó 
estrellas 

Que  se 

iElora 

ao:inco. 
termjIapUU 

Que  es  la  mas  copiosa  geote 
Ue  moneda  suspiróos , 
Tan  astuta  y  socarrona. 
Que  entre  el  e, 

—  10  modo  no  entendido 


DO'tl.OPC 

Boca  tienes  de  serpiente, 

lun  la  Tlrtud  do  perdona. 

00,4a  ISIBIL. 

Hónrenos 

Pues  cesó  el  inconveniente. 

Cou  un  cngaüo  las  dos 
Se  burlan;  calla,  j  veris 
Que  las  he  de  engañar  mas. 

Hallo  y  pagúetelo  Dios. 

DON  I.OPE. 

¡  Oh  noche 

Que  rué  el  , 

Pues  te 


A  ID  silencio  le  debo. 


Tanlo  hablas,  que  conviene 
ella  mude  sus  sentidos, 
eu  oídos 
Todo  lo  que  en  ojos  tiene. 

Dime  si  te  recogieras 
Oe  buena  gana  i  dormir. 

■OKDISO. 

Primera  tengo  de  oír 


Que 

DOX  Lort. 
¿QulÍD  te  lo  avisaT 

■OHDECO. 

Blanca  j  rubia  j  toda  risa , 
Por  tuerza  necia  ha  de  ser. 
Con  que,  siendo  esto  verdad , 
Que  bien  ser  verdad  parece, 
Lo  primero  que  amanece 
En  el  mundo  ea  necedad. 

iQoé  buena  noche  he  pasado! 
Huchas  como  esta  quieten. 
Aunque  jo  i  major  esfera 


ne  impidió  propoDella 
Cuanto  ote  goao  eo  amalla. 
Doíi  tSAiEL.  lAp.) 
Esto  lo  ha  dicho  por  mi. 

íoSí  Mia.  {Ap.) 
Sin  duda  por  mi  lo  dice. 

Bien  i  las  doa  sailsfice. 

■O.TBKO. 

Pienso  que  aun  ;o  te  creí. 


ahij: 

noli*  nKi.  lAp.) 
Su  grande  ingcDlo  advertí, 
A  que  le  adate  MC  alienta. 
i  Ha}  parlenia  mas  cercana 
Que  rol  madre  !  B1  qae  es  discrels 
i  Qué  bi«D  dic»  su  ConcMo  1 

Lloro  mi 
Auoqne 
Que,  , 

Bien  digno  d 

DOH«  ISAitL. 

Si  aqni  la  dama  esta  viera... 
Persuádase  1  que  lo  esU, 
Y  bable  con  ella. 


Sert 

DesUrnUA. 

■  OHKGO. 

Eapcn. 

EnglBalas ,  y  verta 
CAmo  a  lodos  te  prcflnM; 
Que  qnieren  mMlaa  Matañs 
A  qaiea  las  engaSa  nu. 
BOU  u>n. 
Dilera:  •Sefiorania. 


■orotoo. 
I  Ce  ban  favorecido  I 

DOflLOn. 

s  Toj  obligado. 
Dente  premiado , 
uré  lo  perdido. 

Nis.  (Áp,  á  doña  habeh) 
)  qae  esU,  qaé  grave ! 
SABCL.  (i4p.  á  doña  Inét,) 
desTanedó. 
DO^  note.  (Ap,) 
DO  me  entendió. 

DO^A  ISABEL.  (Áp,) 

;  poco  sabe. 

w^A  iriiís.  (i4p.) 
le  amor! 

D02I  LorK. 
Y  tan  fuerte, 

0  á  manos  de  amor. 

HORDEGO. 

se  sin  dotor, 
)sa  tal  muerte. 
3  morir  de  amores, 
or  necio  morir, 
garme  á  rendir 
s  de  dotores. 
malicia  ved , 
»n  mano  pesada 
te  consaltada , 
lera  merced; 
do  saber  codicio 
d  mal  perdida , 
nsalta  mi  vida 
era  nn  oficio, 
lias,  sos  recatos, 
10  turban  y  alteran? 
idas  consideran 
ó  Tireinatos. 

DON  LOPE. 

entidtí. 

■OICDECO. 

¿Por  Dios? 

DON  LOPE. 

ndego,  camina; 
a  frontera  esquina 
tn  bombre. 

HONDEGO. 

Y  aun  dos. 

DOSÍA  ISABEL. 

campo,  no  alborote 
vijase  luego. 

*  nuestro  sosiego, 

1  que  se  note. 

DON  LOPE. 

e  pueden  entrar 
lercedes  seguras. 

■ORDEGO. 

lárdales  locuras; 
inclino  i  malar, 
I  mal  regida 
>n  quien  estoy  mal ; 
itante  y  mortal , 
o  soy  bambricida. 

M>ÍIa  ISABEL. 

presa. 

■OHDBGO. 

Creed 
» soy  temerario , 
mas  de  ordinario 
o  con  la  sed. 
íbras  de  tocino 
sucftar, 
la  amatar 
q<ie  del  tino. 

M  L.— n. 


GALÁN  TBAMFOSO  Y  POIftf  . 

Nace  con  todoo  y  deji 
Su  vida  al  vino ;  advertir 
Ouiere  en  nacer  y  en  morir 
Que  es  mi  sed  cristiana  vieja. 

DON  LOPE. 

Vamonos;  que  sin  comer 
Puedes  la  sed  provocar» 
Porque  para  tanto  bablar 
Bien  has  menester  beber. 

DOffAINáS. 

Adiós,  7  vaya  ocupado 
En  esa  dama. 

DONLOni. 

Sibaré. 
doAaisabil. 
No  la  olvide. 

DON  LOPE. 

No  podré. 
Que  es  alma  de  mi  cuidado. 

DoJlA  mis.  (Ap,) 
Mi  madre  ruega  por  mi. 

DOÍIa  ISABEL.  (Ap,) 

Mi  hija  por  mi  rogó. 

D05fAINÍS.  (Ap,) 

Amor,  tu  industria  venció. 

DO^A  ISABEL.  (^Jl.) 

Amor,  venciste  y  vencí. 

(Vanse  kts  das,) 

HOlfDlGO. 

i  Oh  prodigioso  pintor, 
Cuyos  ilustres  colores 
Dan  al  aire  tantas  flores, 
Tantas  plumas  al  amor! 
¿Quién  era  el  hombre  que  viste? 
Porque  yo,  aunque  dye  dos, 
A  ninguno  vi ,  por  Dios. 

DON  LOPE. 

Ove,  pues  no  me  entendiste : 
Yo,  que  la  incomodidad 
Menor  siempre  la  condemo. 
Por  excusar  de  el  sereno 
La  molesta  calidad» 
La  plática  concluí 
Con  aparente  invención. 

■ONDEGO. 

Declárame  tu  intención. 

DON  LOPE. 

Pregunta. 

MONDKGO. 

¿Pregunto  ati I 

DONLOrC. 

PregunUr  puedes  sin  nSedo. 

■ONDEGO. 

¿Soy  yo  tonto  ó  gran  sefior» 
Que  preguntan  sin  tenor? 

DONLOPB. 

Lo  primero  te  conceda. 

■ONDEGO. 

Di,  ¿por  qué  causa  easMoras 
Amadreybya? 

DON  LOPE. 

Has  andado 
Curioso  y  determinaSo. 

■ÓNDIWO. 

Dime,  entre  estas  dos  sefioras , 
Aunque  es  la  madre  miv  bella » 
¿No  era  la  b^a  m^or? 

DONLOnS. 

Yo  no  soy  preso  de  asor» 
Tengo  interesable  estnHa; 
La  hija  tiene  de  re»ia... 

■OHMMK 

¿Cuánto? 

D(UILOK« 

Hasta  tres  mH  ducados. 


«ft 


■cmwbbo* 
¿Sqq  fieles? 

Taoltai^oDladoit* 
Que  no  resbalé  en  Ja  eneQÚi. 

¿Tres  mil  todos  efetlvoi 

Y  que  s0  pueden  palpar  ? 

DONLOn. 

¿Dodas?        

■oRsecto. 

Puesinobededndar» 
SI  soelen  ser  rogltlvost 
fil  qae  hov  conqnistar  pretende 
Al  dinero  loco  va,    = 
Pues  en  un  castUto  eüi . 
Donde  un  león  le  defiende. 
Sus  armas  be  oontenplado,  ^ 

Y  hallar  dinero  no  eH>ei09 
Porque  sé  que  etti  el  dinero 
En  un  castillo  encantado. 

DORUIPB. 

Oye»  si  no  es  qué  esu  gloria 
Me  la  quieres  divertir. 

■oNDieo. 
Muy  bien  puedes  proeegnir 
Con  tn  «finerada  historia. 

IMI  LOH. 

¿Al  fin  la  historia  le  agrada? 


Dala  el  oro  tal  valor, 

Que  esM  es  la  hlstotfa,  Mior, 

Mas  digna  de  ser  contada. 

DON  LOPE. 

La  madre  eoa;aii  hermano 
De  este  selof  dte  Garda, 

?ae  á  ser  mi  hnéaped  venia, 
rae  un  nleito.^ea  case  llano 
.  Que  con  el  ha  de  adir, 
I  Porque  tiene  en  sn  lévor 
*■  Dos  sentencias. 


Ty  Seftof  ..• 
aoirtopB. 
Di,  Men  pandes  prosegntr. 


V. 


¿Cnádto  el  mayoraigo  vilef 

nONLOH. 

Siete  mil  escodes  ti  yo. 
A  quien  nunca  aBMf  wrié* 
Por  mas  qne  el folpe aeMie, 
Voy  con  doa  fines,  j  ten, 

gne  si  la  madreen  peatiraáa  . 
n  el  pleito,  aiaque  enlifegada 
Mi  alma  jotóa  É  bo  afldon , 
La  desmentiré  la"  tsasa  ,• 

Y  de  la  htja  seré;-    : 
Mas  sí  vence,  entre|^ 
Toda  el  ahna  I  la  Madinia. 

■onnEeo. 

:  Siete  mil !  ¿Tanto  dteera 
A  una  hembra  sé  le  nanas  def  . 
Hacienda  es  qué  aiúlir.piyede 
Lm  «litas  de.ivi  bliiíadero. . 
¿Son  todos  enrcarojpnrof  "7 

•oiilomk; 
¿Habla  dé  aeragaa^t 

■peaiee. 
De  ese  modernia  le  han  dado 
Siempre.  - 

lOllLOR. 

¿PorlMoat  •'-. 

■epaino.  :. 

^     \  ,        .        PérélJorQ. 
Cuando  á  nm  dan  u  tcwte, 

Y  el  oro  qne  en  él  le  lian 

48 


274 

Es  á  precio  de  su  afán, 
A  este  tal  le  aguan  el  oro ; 

Y  asi,  pobre  laimagino 
Entre  tantas  vanidades : 
Que  vo  busco  puridades 
Eq  el  oro  y  en  el  vino. 

DON  LorE. 
El  gusto  inas  lisonjero. 
Poco  ú  mucho  viene  aguado. 

MO!VDEGO. 

De  la  fortuna  he  pensado 
Mil  veces  que  es  tabernero , 

Y  aun  grande  borracha  y  tal . 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SALAS  BARBADILLO. 


¿Qué  dices? 


DON  LOPE. 


MONDEGO. 


Probar  lo  (quiero. 
Cuando  á  uno  le  dan  dinero 
Es  vino  de  Ciudad-Real; 
Mas  cuando  suelta  el  corriente 
De  las  penas,  digo  yo 
Que  entonces  se  emborrachó 
De  el  vinazo  de  Torrente. 

DON  LOPE. 

Docto  en  los  vinos  estás. 

MONDEGO. 

En  sus  nombres,  no  en  sus  obras. 

DON  LOPE. 

Fama  de  vinoso  cobras. 

MONDEGO. 

Calla;  que  otros  lo  son  mas. 
Di,  ¿viene  con  don  Garcia 
Su  hermano? 

DON  LOPE. 

Viene  don  Diego 
Esta  noche,  y  trae,  Mondego, 
Fuego  á  la  esperanza  mia. 

MONDEGO. 

¡Cómo !  ¿Don  Diego  se  llama? 

DON  LOPE. 

Don  Diego,  uu  mozo  valiente, 

Sagaz,  cortés  y  prudente, 

Buena  dicha  y  mejor  fama. 

Este  trata  de  casarse 

Con  ella,  para  excusar 

El  pleito  y  asegurar 

Los  peligros  de  anegarse; 

Y  por  rendilla  mejor, 

Con  su  hermano,  (|ue  es  muy  rico, 

Trata  ¡qué  mal  signiÜco 

(Si  no  muero)  mi  dolor ! 

De  casar  á  su  hija  bella. 

Con  que  ellos  gozan  de  estado 

Seguro,  y  yo,  desdichado, 

Quedo  á  remar  con  mi  estrella. 

Luego  á  esta  calle  vendrán 

Los  dos. 

MONDEGO. 

¿Sin  duda? 

DON  LOPE. 

Es  muy  cierto; 
Yo  vengo  tan  encubierto, 
Que  no  me  conocerán. 

MONDEGO. 

Dos  hombres  vienen  allí. 


Escucha. 


DON  LOPE. 


SaUn  DON  GARCÍA  t  DON  DIEGO, 
embozado. 

DON  GAECÍA. 

Entrar  no  podemos, 
Siendo  tan  tarde. 

DON  DIEGO. 

Veremos 
Las  rejas. 


DON  LOPE. 

Oyes. 

MONDEGO. 

¿Yo? 

DON  LOPE. 
Sí. 

{Embózame  don  Lope  y  Mondego.) 

MONDEGO. 

Bien  conocí  á  don  García. 

DON  LOPE. 

Y  yo  al  otro,  que  es  don  Diego; 
Estos  con  tirano  füe^o 
Afrentan  la  gloria  mía. 

DON  DIEGO. 

A  las  puertas  del  jardín 
Dos  hombres,  hermano,  veo, 

Y  mi  curioso  deseo 
Saber  quisiera  á  qué  Gn. 

MONDEGO. 

Yo  pienso  que  estos  intentan 
Reconocernos. 

DON  LOPE. 

Mi  engaño 
Les  previene  un  grave  dafio. 
Tal,  que  en  él  su  sangre  afrentan. 
Llámame  tü  señoría , 

Y  déjame  hacer  á  mí ; 
Alza  la  voz  y  di  así : 
«Señor,  ¿donde  va  vusía?! 
Que  la  respuesta  veloz 
Yo  la  daré  prontamente. 
Acertada  y  conveniente. 
Mudando  el  tono  y  la  voz. 

MONDEGO. 

¿Dónde  va  vusía? 

DON  LOPE. 

Vamos ; 
¿  En  este  campo  qué  hacemos, 
Pues  de  este  jardín  tenemos 
El  fruto  que  deseamos? 

(  yante  don  Lope  y  Mondego. ) 

DON  DIEGO. 

Sigámoslos,  don  García. 

DON  GARCÍA. 

¿Ya,  don  Diego,  para  qué. 
Si  entre  estas  sombras  hallé 
Aun  mas  luz  que  pretendía? 
Que  con  soberbia  osadía 
Dijese,  porque  perdamos 
El  juicio,  si  honor  gozamos : 
<  ¿Bn  este  campo  qué  hacemos. 
Pues  de  este  jardín  tenemos 
El  fruto  que  deseamos?» 
¿Qué  es  esto,  hermano?  Un  veneno 
Por  mis  venas  ha  corrido, 
Negras  nubes  ha  vestido 
El  cielo  de  amor  sereno ; 
Cayó  el  rayo  sin  el  trueno, 

Y  sin  prevención,  fué  tanto 

El  horror,  que,  helado  el  llanto, 
Aun  no  ha  podido  correr; 
Que  aquí  menos  vino  á  ser 
El  golpe  que  no  el  espauto. 

DON  DIEGO. 

Arrebátanme  furores. 
Todo  soy  congoja  y  lulo 
De  ver  que  estos  gozan  fruto 
Donde  nos  niegan  las  flores; 
Han  pensado  mis  temores 
Si  es  que  este  nos  conoció, 

Y  con  arte  se  valió 

De  lenguaje  malicioso. 
¿Quién  seria  tan  curioso, 
Pues  que  agora  llegué  yo? 
Decid,  generoso  acero , 
Resplandeciente  y  lucido. 
¿Qué  suefio  08  ha  suspendido» 


Perezoso  y  lisoi^aro? 
Dad  el  linAte  poitrero 
A  mi  vida ;  no  ei  rigor 
Este  sangriento  furor. 
Pues  dais  con  isnal  efeto 
Paz  eterna  á  misogeto, 

Y  escarmiento  con  su  horror. 

DON  GAICU. 

Cuando  los  pasados  diat 
En  este  gran  mar  entré 
De  la  corte,  las  miré 
Triunfar  de  dos  sefioriis, 
Pero  que  á  sus  bizarrbs 
Despreciaban  fué  opinioo ; 
Mas  yo  ausente,  la  ocasión 
(Tal  no  pronuncian  los  labios) 
Abrió  puerta  en  mis  agnTíos 
Con  llaves  de  la  traidob. 
Dirás  tú  que  porfiado 
A  tu  infamia  te  be  traído; 
Véngate  en  mi,  aungne  no  he  sdo 
En  tal  bajeza  culpaoo; 
Porque  yo  desesperado» 
Mncno  mas,  mientras  me  advierte 
Mas  razón ,  amo  la  muerte, 

Y  aun  yo  propio  me  matara. 
Porque  aun  en  esto  quedara 
Desobligado  á  la  suerte. 
Recelo  que  por  allí 

Viene  una  luz ,  y  será 
La  justicia,  y  hida  acá 
Se  llegan. 

DOIf  MICO. 

Pienso  que  si; 
Vamos,  ¿qué  hacemos  aquí? 
No  demos  nueva  ocasloo 
Para  nuestra  perdición. 
Cayendo  en  mas  triste  estado; 
Basta  Gue  me  han  desarmado 
Los  celos  al  corazón. 

{\an$e.) 

Salen,  con  una  linterna^  ObN  BODRI- 
GO  Y  DON  FERNANDO. 

DON  FEBIUBIO. 

Este  alguacil  vuestro  amigo 
Haber  venido  pudiera, 

Y  esta  gente  no  se  ftaera 
Sin  reconocella. 

DON  aoBM«o. 
Diga 

Sue  tenéis  mucha  raxon; 
as  otra  noche  podremos 
Buscar  otro,  y  goiarémos 
Mas  á  tiempo  la  ocasloa. 

DON  nCMIAIIM. 

Ser  Gno  amigo  mostráis; 
Vuestro  amor  es  infinito. 
Pues  me  ayudáis  á  an  delito 
Sin  que  la  raaon  sepáis. 
Mas  escuchad. 

DoR  looawo. ' 

Vuestro  gwto 
Me  sirve  á  mi  de  raaon. 

DONFEMAimO. 

Juzgue  vuestro  coraioB 
Si  debe  llamarse  lóalo. 
Sevilla  es  mi  patna  ilostiOi 
Que  el  mar  y  el  sol  Hioq|sai, 
Aquel  engendrando  el  ovo, 

Y  este  en  traerlo  É  sw 
Que  solo  por  adnialla , 
Preñadas  de  oro  uaYegan 
Por  desiertos  cristnIiiMa 
Naves  ricas  y  soberUai.— 
Ciudad,  cayo  aleáiar  mIiIo» 
Confiesa  mayor  defima 
A  la  sombra  do  na 
Que  á  las  torreo  que  le 


,  generoso  Alcides , 
ombro  aplica  y  sustenta, 
ivencibie  Allante 
,  tantas  esferas; 
por  sn  patrocinio 
;ual  reverencia 
ilestra  las  armas 
academia  las  letras, 
ciudad,  que,  siendo 
mpo  de  riquezas, 
animosos  tas  buscan, 
os  las  desprecian, 
na  hermana  lucida, 
nte  competencia 
rora  y  de  el  abril, 
.  flores  y  mas  perlas, 
nslres  tesoros 
nanto  i'orque  sea 
e  prodigó  el  cielo 
stidad  avarienta. 
1  una  aldea  á  quien 
viste  de  amena 
on  á  SQ  rostro, 
(\ue  copiar  le  intenta, 
rió,  rendida 
fatigar  las  selvas, 
su  venablo  llevaba 
rer  paso  á  las  Ceras, 
angre  de  los  brutos 
•ecer  la  yerba, 
e  sus  tiranías , 
se  vengaba  en  ellas, 
snas  vio  su  edad 
iete  primaveras, 
i  su  rostro  retratos 
su  edad  años  cuenta , 
mis  padres  la  llaman 
a,  mas  con  fuerza 
[inlad ,  despreciando 
nte  su  opulencia, 
ertida  se  hallaba 
za  y  satisfecha, 
lebieron  suspiros 
harás  asperezas, 
udad  halló  aplauso 
:|ue  se  dijo  en  ella 
rcitaba  su  oiicio 
ilustre  materia  ; 
illá  cazaba  brutos, 
I  nr.ayores  fuerzas 
deseos  libres 
lidos  en  sus  quejas, 
isaron  mis  padres 
dad  que  se  asienta 
aceros  y  signos, 
os  firme  que  bella, 
lana  solicitaron 
nbres  de  ilustres  prendas, 
o  y  presuntuoso, 
ron  pobres  finezas, 
eccion  se  detuvo, 
ándose  á  sí  niesma, 
entre  intereses  grandes 
adoso  se  muestra, 
es  que  al  menos  rico 
naba  la  grandeza 
ninio  y  sus  virtudes, 
•n  generosas  eran, 
llego  allí  un  don  Lope, 
ibre  que  no  se  precia 
valor  que  su  aumento, 
spada  y  larga  lengua. 
también  casarse 
a,  y  bailó  la  empresa , 
atrevida ,  burlada 
liciosa  y  no  cuerda, 
conseguir  su  intento, 
ente  al  mundo  cuenta 
nentídos  favores, 
n  nombrallos  es  torpeza. 
6se  persuadido 
luestra  diligencia 


GAUN  TRAMPOSO  Y  POBRE. 

Le  buscara  para  dalle 
Bien  por  el  mal  que  nos  deja. 
Consultó  conmigo  el  caso 
Mi  hermana  cuando  las  rejas 
De  un  convento  fueron  cárcel 
De  aquella  infeliz  belleza. 
Déjela  depositada , 

Y  partí  con  fíeles  nuevas 

De  que  en  esta  corte  asiste, 
Siendo  la  fábula  en  ella. 
Supe  (fue  aquí  en  esta  casa, 
Cuyos  balcones  y  rejas, 
Siendo  jueces  de  este  campo, 
Coronan  sus  alamedas , 
Con  arrogante  osadía 
A  ciertas  damas  requiebra. 
Bien  livianas  si  le  escuchan , 
Perdidas  si  le  desprecian. 

Y  fiado  en  la  amistad 

Que  entre  los  dos  se  profesa, 
Vínculo  fiel  y  seguro 
Lazo  de  correspondencia, 
Te  truje  en  mi  compañía. 
Para  que  mi  amparo  fueras. 
Por  si  acaso  mayor  daño 
Prevenían  las  estrellas; 

Y  para  reconocer 

A  don  Lope  esta  linterna. 
Porque  no  se  errara  el  golpe. 
Que  entonces  en  mi  alma  diera. 
Mas,  porque  sin  la  justicia 
Nadie  á  reconocer  llega 
A  otro,  que  á  ella  tan  solo 
Se  concede  esta  licencia. 
Esperaba  ese  afguacil, 

Y  para  que  también  fuera 
Testigo  de  mi  venganza  , 
Aunque  en  pesadas  cadenas 
Me  entregara  á  la  prisión , 
Porque  así  lograra  en  ella 

El  no  haber  quedado  en  duda. 
El  vengador  de  mi  afrenta. 

DON  RODRIGO. 

¿Cómo  se  llama  la  bella 
Causa  de  vuestra  jornada? 


175 


Leonor. 


DON  FERNANDO. 
DON  RODRIGO. 

Leonor? 


DON  FERNANDO. 

Celebrada 
Tanto  Sevilla  por  ella. 
Que  ella  es  todo  su  ornamento. 
Este  retrato  os  dirá 
Si  es  que  igualalla  podrá 
Cuanto  ilustra  el  firmamento. 
Y  alabaréis  igualmente 
Con  espíritu  elegante 
Tanto  de  bello  al  semblante 
Cuanto  al  pincel  de  valiente. 

DON  RODRIGO. 

Llegalde  á  la  vecindad 
De  esta  luz,  rara  belleza , 
En  quien  la  naturaleza 
Juntó  gracia  y  majestad. 
De  espacio  le  quiero  ver. 
Yo  osle  volveré  mañana. 

DON  FERNANDO. 

Advertid  que  es  de  mi  hermana. 

DON  RODRIGO. 

Lo  que  debo  sabré  hacer ; 
Es  por  ver  en  competencia 
Este  y  otro  de  otra  dama 
Que  allá  celebra  la  fama. 

DON  FERNANDO. 

Habrá  mucha  diferencia. 
Temed  esos  resplandores, 
Sí  no  es  que  acaso  queréis 
El  retrato  que  traéis. 


Abrasarle  en  sus  colores. 
Este  retrato  podrá 
Ser  de  esotro  incendio  ci6go; 
Que  uno  tabla  y  otro  faego, 
Fácil  el  remedio  está. 

DON  RODRIGO. 

Mas  sois  amante  que  hermano. 

DON  FERNANDO. 

Es  un  cielo  mi  Leonor ; 
Todo  el  imperio  de  amor 
Se  ha  reducido  á  su  mano. 
Los  elementos  mejores 
La  imitan  ( feliz  destino ), 
El  agua  en  lo  cristalino, 
Y  el  fuego  en  los  resplandores. 
Demos  fin  á  esta  venganza; 
Que  en  Sevilla  la  veréis. 

DON  RODRIGO. 

Con  ese  favor  hacéis 
Lisonjas  á  mi  esperanza; 
Mas  dudo  de  mis  estrellas 
Tan  singular  maravilla , 
Porque  vella,  y  en  Sevilla , 
Es  ver  dos  cosas  may  bellas. 


JORNADA  SEGUNDA. 


MARINA,  DON  LOPE  t  MONDEGO. 

HARINA. 

Mis  señores  me  mandaron 
Que  á  vuesamerced  dijese 
Que  á  la  Trinidad  se  fuese 
A  misa,  V  que  no  esperaron 
Porque  habian  de  oír  primero 
Un  sermón  docto. 

DON  LOPE. 

Está  bien , 
Bella  esclava,  en  quien  se  ven 
Hierros  de  un  bárbaro  fiero. 
El  mas  impío  fué  del  suelo, 
Pues  sacrilego  y  tirano. 
Errar  quiso  con  su  manó 
Un  grande  acierto  del  cielo. 
Prodigiosas  maestras  daba 
De  sacrilega  osadía. 
Pues  quiso  errar  á  porfía 
En  lo  que  el  cielo  acertaba. 

Y  en  campo  tan  descubierto 
Qaedó,  por  su  deshonor. 
Mas  conocido  el  error, 

Y  sin  ofensa  el  acierto. 

MONDEGO. 

Con  dama  tan  berberisca 
Requiebros  no  has  de  perder, 
Que  pienso  que  ha  de  tener 
Ciertos  resabios  de  arisca; 
¡Qué  amores  tan  singulares 
Por  lo  ardiente  y  lo  emperrado! 
Dirás  que  estás  abrasaao 
De  amores  caniculares; 
Si  no  es  queja  por  las  bellas 
Luces  que  ofrece  en  despojos. 
Digas  que  ves  en  sus  ojos 
Los  canes  que  son  estrellas. 
De  este  amor  can  no  hay  dudar 
Será  fiel,  y  no  cobarde ; 
Tendrás  amor  que  le  guaiyle, 

Y  no  de  quien  te  guardar. 
Por  esto  su  noble  trato 
Celebro,  estimo  y  venero, 
Que  en  Madrid  es  el  primera 
Que  ha  dejado  de  ser  gato. 
Amores  perros  me  alientan , 
Porque  otros  con  sos  excesos 
Deiau  á  on  hombre  en  los  huesos, 

Y  á  estos ,  huesos  los  sustentan. 


■AURA. 

Bien  bufoniza  el  sirviente. 

MOIfDEGO. 

i  Qué  presto  que  me  mordió ! 
Al  príoier  golpe  arrojó 
Las  tenazadas  del  diente. 

MARINA. 

Sin  duda  sois  gran  señor. 

Pues  con  vos  liabeis  traído 

Siervo  que  es  entretenido 

Con' lenguaje  moledor. 

Los  señores  singulares 

En  todo  venis  á  ser; 

Gente  llamáis  de  placer 

A  los  que  dicen  pesares.  (Vase.) 

■OIIDBGO. 

No  vi  galga  mas  hidalga; 
¡Qué  veloz! 

D0!«  LOPE. 

¿Veloz? 

M0NDE60. 

Tal  siento; 
Si  me  alcanzó  el  pensamiento , 
¿No  es  velocísima  galga? 

DOlf  LOPE. 

Sabe  que  esta  es  de  su  dueño, 
Privanza  que  le  gobierna; 

Y  yo  con  esta  acción  tierna 
En  un  negocio  la  empeño 
Que  mucho  me  ha  de  valer; 
Que  yo  sin  particular 
Fin  no  supiera  gastar 
Tanta  prosa. 

■ORDEOO. 

Asi  ha  de  ser, 

Y  es  justo  al  negocio  acuda. 

DOR  LOPE. 

Gran  dificultad  encierra. 

■05DEG0. 

Pues  sí  ayuda  bien  la  perra, 
Será  tu  perra  de  ayuda. 

DOR  LOPE. 

Ella  le  ha  de  disuadir 
A  su  amo  el  clsamiento. 

MOROEGO. 

Escucha,  que  pasos  siento ; 
Temo  que  vuelve  á  venir. 

DOR  LOPE. 

¡  Qué  notable  desatino! 
A  mil  errores  te  ofreces. 

MORDEGO. 

Siempre  los  perros  dos  veces 
Suelen  andar  el  camino. 

Salen  DON  DIEGO  t  DON  GARCtA. 

DOR  DIEGO. 

Docto  sermón. 

DOR  GARCÍA. 

Este  orador  sagrado 
De  erudición  cristiana  y  de  elocuencia 
Rica  y  feliz  es  campo  cultivado. 
Donde  el  ornato  es  flor,  fruto  la  ciencia; 
Este  es  el  prodigioso  Uorlens¡o(1),  ar- 

[mado 
Espíritu  de  luz,  que  sin  violencia 
Alumbra,  mas  no  abrasa;  que  al  mas 

[ciego 
Reparte  luz,  sin  castigar  con  fuego. 

DOR  LOPE. 

¡Oh  señores!  ¿tan  presto  habéis  oído 
Misa  y  sermón? 

DOR  GARCÍA. 

La  misa  hemos  dejado 

¡li  El  maestro  Hortenslo  Félix  Paravicino, 
celebrado  escritor  y  predicador  de  la  época. 


ALONSO  JBRdNIHO  DE  SALAS  BARBADILLO. 

I  Para  después;  que  estoy  ciego  y'herido  I 
I  Deun  fuego  Codo  sombra  en  mi  cuida- 
— Don  Diego,  escucha.  [do. 

{Habla  al  oído  á  don  Diego.) 
DON  LOPE.  {Ap,  á  Mondego.) 

El  caso  sucedido 
Anoche  entre  los  cuatro  ha  levantado, 
I  Mondego,  estas  borrascas  de  recelos; 
I  Que  son  nublado  de  el  amor  los  celos. 

DOR  GARCÍA. 

Don  Lope,  solo  os  quiero. 

MORDEGO. 

....  Tú  entendiste 

Muy  bien  su  pecho. 

DOR  LOPE. 

Vete,  y  vuelve  luego.— 
García,  vuestro  rostro  grave  y  tríste[go; 
Me  ha  empeñado  en  un  gran  desasosie- 
Decídme  vuestro  mal  en  qué  consiste. 

DOR  GARCÍA. 

¿Estamos  solos? 

DOR  LOPE. 

Ya  se  fué  Mondego. 

DON  DIEGO. 

Y  yo  cerré  la  puerta,  don  García. 

DOR  GARCÍA. 

Exequias  hago  á  la  esperanza  mia. 
Don  Lope,  bien  sabéis  mi  fe,mi  ardiente 
Voluntad  para  vos. 

DOR  LOPE. 

¿Queréis  agora 
Diferir  con  un  término  imprudente 
Vuestro  intento?  Ya  sé  que  sois  aurora 
Que  amaneció  mis  dichas,  y  el  oriente 
Donde  con  nuevos  rayos  se  colora, 

[los. 
Vertiendo  en  mi  bien  prósperos  numen- 

DOR  GARCÍA. 

No  vengo  yo  á  pediros  cumplimientos. 
Vamos  al  caso. 

DOR  LOPE. 

Vamos  norabuena. 

DOR  GARCÍA. 


¿Bien  sabéis  que  mi  hermano  y  yo  trata 


Bodas  con  ciertas  damas? 

DOR  LOPE. 


[mos 
La  cadena 


Conozco  que  os  ha  preso. 

DOR  GARCÍA. 

Prosigamos; 
Apenas  aqui  ayer,  con  la  serena 

Ícamos 
o  bus- 
La  calle  deatas  damas  (¡caso  fuerte!). 

DOR  LOPE. 

Vamos  á  la  ocasión  que  así  os  advierte. 

DOR  GARCÍA.  [mQ% 

Dos  hombres  alli  hallamos,  y  entendí- 
Que  eran  señores  \mí  confusamente, 
Que  por  írsenos  luego  no  pudimos 
Aun  percibir  sus  señas ;  ailigente 
Cualquiera  de  nosotros,  emprendimos 
Seffuillos,  pero  pudo  aquel  presente 
Dolor  atarnos  con  la  misma  pena, 
Porque  es  la  adversidad  fuerte  cadena. 
Tú ,  que  eres  tan  antiguo  cortesano. 
Di  quién  son  estos  dos. 

DOR  LOPE. 

Contra  miijeres, 
Y  principales,  es  vil,  es  villano  [rea 
Quien  no  enfrena  la  lengua  ó  parece- 
Del  vulgo  vario.  (Ap.  Aquí  es  cuando  me 

Fortuna  y  si  me  ayudas,  si  tú  quieres.) 


DOR  DIEGO. 

No  os  receléis  de  amigos  tan 

DOR  LOPE. 

¿Rede  hablar  mal  de  damas 
¿Que  pudiese.caber  en  la  pur 
De  unas  mujeres  nobles  tal  e 

DOR  DIIGO. 

Habla  mas  claro,  rompe  la  pe 
De  tu  discurso,  ó  mal  lograr  < 
De  tus  primos  veris. 

DOR  LOPE. 

Con  la  ej 

De  el  deudo,  que  me  obligaste 

A  no  cumplir  con  el  silencio  ji 

Que  se  debe  ¿  su  honor>por  d; 

El  marqués  Fabio,  el  conde  P 

Pasearon  por  su  calle  algunos 

Pero  nunca  roe  dijo  mi  recelo 

Que  aquellas  fuesenmas  queb 

Mas  la  fama  vulgar  cubrió  de 

Su  honor  con  sospechosas  fai 

Que  hubo  vecino  (engáñanse  1 

Que  dice  que  pasaron  sus  um 

Sus  umbrales, y  en  tiempo  sos| 

Y  aun  dicen  que  el  Marqués  de 

( No  lo  creo  por  Dios),  rouyjact 

Que  el  uno  y  otro  dallas  poseí 

Aun  mas  que  procuraron ;  yo, 

En  vuestro  nombre,  el  golpe  i 

Injuriado  ¿  las  luces  délos  cié 

Que  el  polvorín  de  amor  labra 

DOR  DIEGO. 

No  mas,  don  Lope ;  estoy  deseí 
Tanto,  que  aunque  esU  en  < 

Proseguir  quiero  el  pleito,  pr 
Deste  bárbaro  error,  desta  ma 
Violentas  guerras  me  propone 
Mas  yo,  despreciador  de  esta  < 
No  quiero  viles  paces;  que  me 
La  ambición  de  vivir  soore  la  f 
De  no  pasear  su  calle  Joranent 
Hago,  para  lo  que  es  eiisrooral 

DOR  GARCÍA. 

Y  yo  lo  mismo  juro. 

DOR  LOPB.  {Ap,) 

Coo  Olí  inU 
Salí ;  proseguiré  con  engañallai 

DOR  MIGO. 

¿Qué  decís? 

DOR  LOPE. 

Que  celebro  el  sentí 
Justo,  y  que  asi  se  debe  castiga 

{Ap.  tOhquéempe8edoesloy!Y: 
A  los  últimos  ñudos  de  este  eni 

DOR  MKGO. 

Y  esos  señores  ¿sigueo  obstina 
La  pretensión  de  gustos  tan  iqj 

DOR  LOPE. 

Tal  vez  si  de  ellas  soa  importon 
Porque  ya  los  dlTiertea  otros  g 
{Ap.  La  verdad  es  q«e  fueroe  d 

Y  que  los  desterrtnm  los  dlsn 
De  los  desdenes  de  b»  d«BM  h 
Mas  yo  sigo  el  error  do  aiis  citn 
Yo  voy  á  misa,  volveté  i  bMcar 
¡Cuánto  me  pesa  babtioe  rtferk 
Vuestra  desdicht,  v  a»  poder  Ul 
De  un  grave  dolorí  ( 

MNi  meo, 

ToflslQjcorfi 


Y  yo  desesportdo. 

DOW 


¡Oh 


■viro 


GALÁN  TBAHPOSO  Y  VOBIIB. 


D?!pi(»rme  ep  lu  s*nfire,  si  pudiera. 
Kn  f  <^  bien  que  dos  Mitón*»  italliDOS 
Se  burlen  ti  tía  nuestra,  i|ite  en  Cas  lilla 
Tanliis  blasones  aoM  suberanos, 
\)f  la  fama  consEanleaiaraTjllu; 
Havo  será  de  insallns  lan  llranní, 
A  los  Tientos  desnuda,  mi  t-ucbilla. 
Saber  quiero  ta  casa. 

DON  CARCl*. 

Etcuchi,  advierte. 

Suiuiubrileeseránlecboen su  muerte. 

No.  iHirqiie  de  esie  modo 

Nuestra  veogaiiu;  que  esL    _ 

Ha  de  ser  de  elUs  mismas.     [  braies 

OOK  DIEGO. 

He  parece 
Que  te  ilDminan  rajos  celestiales; 
l'rrosolo  apa  duda  se  me  ofrece. 

DON  CMCl*. 

Vo  quiero  que  la  duda  me  sefiales. 
El  no  pasar  sn  calle  haber  jurado. 
\d  te  puedo  absolver  de  ese  cuidado. 

Condicional  el  juramento 
Bkiaios,  «oloeu  cuanto  1  eiiamorallas; 
V  »ú.  como  listamos  otro  intento,  [lias 
No  se  quiera  ■uuqae  vamos  A  rondi- 
La  puerta. 

DOB  DIFCO. 

Dices  bien ,  j  ¡o  consiento 
Cisligallas;  pretendo  con  venRallas, 
^aes  bago  asi  su  error  mas  conocido, 
IJaf  aun  estoj  mas  furiosoque  oléudl- 

[dr 


DOH  lODIIGO. 

Perdonad  el  entrarnos  sin  licencia 
íKstá  en  osa  el  se&or  don  LopeT 

MK  CAUCflt. 

Agora 
Hiio.  lleTado  de  la  misa,  ausencia, 
TiesoTamosloidosporquejracshora. 
íHabeisle  de  esperar! 

Es  diligencia  [ra. 
Une  eoo  cualquier  tardanza  se  enipeo- 

Eoirad  donde  os  sentéis. 


Con  que  ja  empieio  Asosegar  mlsm- 
[rias; 
Que  el  ver  qne  la  Tengnnii  se  iiecina 
Suspende  y  entretiene  los  furores. 


En  breve  relación  diré. 
Don  FEUntnDO. 

V*  espero. 


'ieue^n  parte  da  délo. 
>npe  que  nn  pinor  teaia 
In  retrato  de  ella,  extremo 
le  Imitaciones,  y  anuble 
tobo  por  ser  tan  perfeío. 
'edisele  con  el  oro. 
'  resistióse,  ofreciendo 
kipiaric  tan  llel ,  qve  pneda 


Estos  umbrales 
hilan. 

MM  GAacÍA. 

Ko  A  los  que  son  tan  principales. 

DON  FCiNARDO. 

Aadadcnn  Dios;  qneesdiade  preeelo, 
T  pienso  que  es  mu;  Urde. 

Solamente 
Kos  llevara  la  misa. 
(Vaaw  dm  Garda  f  don  Diego.) 

¡Qué  discreto 
f  qué  cortés! 


Pasando  del  mar  las  ondas , 

Que  sacrilego  j  soberbio 

A  los  cielos  desalia 

En  ta  campaña  del  Tiento, 

Cuando,  arrebatando  arenas 

Ue  lo  profundo  del  centro , 

Quiere  manchar  la  hermosura 

Ue  lanlo  dorado  espejo, 

A  Méjico  be  navegado 

Tres  veces,  mas  con  deseos 

De  ambición  que  de  codicia, 

Honrada  si,  no  avariento; 

Porque,  siendo  jo  en  Navarra, 

Mi  patria,  di  los  mas  boeiios 

(Que  en  lo  que  es  lan  conocido 

Ser  mi  coronista  puedo). 

Le  quiero  obligar  al  Rej 

A  que  me  baga,  como  Intento, 

Merced  de  la  roja  insignia, 

Portada  de  ilustres  pechos , 

Testimonio  de  la  sangre   ' 

Leal,  j  lucido  premio. 

Que  aun  después  de  muerto  eine 

Ue  pompa  al  mjrmol  desierin. 
Viniendo  pues  en  la  Ilota 

Ultima  con  buen  suceso, 

No  dado  del  mar  acaso, 

Uebido  í  piadosos  ruegos. 

Puse  los  ules  en  SeTilla, 

Gran  madre  y  copioso  puri>h) 

De  admiraciones  consumes 

En  edificios  soberbios. 

Vi  á  Leonor,  tu  hermosa 

Cuyo  poderoso  incendia. 

Sin  perdonar  lo  sagrado. 

Pidió  al  alma  reudimiealo. 

Con  imperioso  desden 

Estragos  hizo  jdeeprecios, 

O  por  blasonar  lictoriaa, 

"  ~iara  dar  escarmientos. 
hiendo  su  calidad, 
lebrar  quise  himeneos 

Con  ella,  y  hacer  dlcbosoí 

Uis  años  con  tal  acierto; 

Cuando  el  Consejo,  que  rige 

Tantosdislaoteslmperios, 

Adonde  el  sol  y  la  luna 

Se  bacen  tribntarloi  naestroi, 

Al  tiempo  que  me  propuse. 

Con  blando  y  cortes  iogenlo , 

k  intercesores  felices 

De  tao  alio  casamiento. 

Para  el  servicio  del  Rey 

He  llama,  dándome  eu  esto 

Ocupación  mas  ilustre. 

Bien  que  opoesii  i  mi  amor  tierno. 

Fué  la  obediencia  forzosa; 

Queenlasnobl«iel 

De  superioreí  lan  ti 


untos  les  m 


II  mism 


)ciuso  tuvo  su  efeto. 
ti  lin  parti  con  el  uno. 
¡ue  es  este,  i  quien  diferencio 
■or  la  cinta  verde,  hermosa 
IduTacion  de  el  deseo. 
:eis  meses  há  que  en  Madrid 
!sloy  de  amores  lan  ciego, 
)ae  aunque  muchos  eortesanoa 
le  ctlIHcan  por  necio, 
..a  calle  Mayor  y  el  Prado, 
Teatros  tan  lisonjeros, 
)ae  baila  el  rey  de  tos  teuiidoi 
)ulce  susfiension  en  ellos, 
>0D  diligencias  extrañas 
lujo,  eicnio  y  aborrezco , 
)e  su  trtfago  ofendido, 
)e  su  pompa  descontento. 
..uego  qne  i  Madrid  llegaste 
re  vi,  y  el  oculto  fuego 
)ue  en  ta  sangre  está  encendido 
'uso  en  tu  amor  sus  extremos, 
«in  saber  por  qué,  ofrecí mé 
I  servirte  con  esfuenos 
Tan  f^andei  como  lA  sabes. 
Tan  líeles  como  jo  siento. 
Mas  cuando  en  esta  pasada 
Soche  retrato  lan  bello 
l'i  en  tus  manos,  conocí 
La  cansa  de  estos  efetos. 
}uise  llevarle  i  mi  casa, 
(  entre  dudas  y  recelos 
lunté  los  dos,  y  crinformel 
Ser  uno  me  res)Mndieroo. 
Kemando,  á  Leonor  adoro; 
De  mi  bacienday  nacimiento 
füilra  informarte  ía  corle. 
En  quien  lengo  ilustres  deudos. 
Üiroela  por  cara  esposa;    - 
Que  altíTO  me  la  prometo. 
Si  no  ultrajaren  desdlctias 
Lo  que  abonaren  los  méritos. 

DOK  rEaNAKIM. 

Aunque  tu  relación  con  enalquier  parte 
He  pudiera  causar  admlraeionea, 

'  '   "  lil  pintf 

lo  Sel,  1 

(Támsle  ¡oi  retralM.) 
Déjamelos  ver  JDnlos;  ¡oh  prodigio. 
Adonde  Tiene  brere  ta  alabanza 
De  la  mas  elocnente  confianza! 


No  alabes  al  pbilor,  responde  Inego 
A  mi  importuno  amor;  a  Leonor  pido, 
Uame  i  Leonor,  ó  pediré  i  los  cielot 
Que  Qecben  contra  ti  rayos  de  ira , 


Merézcala  el  amorqueen  mise  ensena. 
V  adiierla  tu  poder  i  quién  desdeBa; 
Mira  que  soy  amor,  no  soy  Rodrigo. 

DON  reHNUIDO. 

En  los  casos  tan  grates  mas  despacio 
Consulto  i  h  razón ;  espera  y  ama, 
y  no  des  mas  aumentos  k  tu  llama. 
Hoefao  tienen  las  bodas  de  infelices 
Caando  sin  elección  sefaacen  por  gasto; 


f78 


Con  PASOS  caminemos  soñolientos, 
Y  no  seremos  Jaego  de  los  fíenlos. 

DON  RODRIGO. 

Paes  vuélveme  el  retrato. 

DOIf  FERNAIIDO. 

¿Cuál? 

DON  RODRIGO. 

El  mió, 
Que  con  la  cinta  verde  se  señala. 

DON  FERNANDO. 

No  pidas  tanto. 

DON  RODRIGO. 

Pido  lo  ^u  ees  justo; 
Que  estas  no  son  violencias  de  mi  gusto 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SALAS  BARBADILLO. 
I   Salen  DON  DIEGO  t  DON  GARCÍA. 


DON  FERNANDO. 

Pues  advierte,  Rodrigo.  En  la  dichosa 

Patria  donde  naciste  tengo  un  tio. 

Que  en  la  virtud  y  sanare  resplandece, 

Decoro  al  tiempo  y  majestad  al  mundo, 

De  quien  desesperó  tener  segundo. 

Con  su  hijo,  y  mi  primo,  hemos  tratado  i.ou  vieu 

Las  bodas  de  Leonor,  que  han^de.se-  |  ^^^  ,g  ^^^^^^^  artificioso. 


DON  garcía. 

Déjase  entender 
Ya  por  lo  menos  lo  mas. 
Yo  desde  boy  be  renunciado 
Aun  el  mirar  sus  umbrales ; 
Que  con  desengaños  tales 
No  puedo  amar  obstinado. 

DON  DIEGO. 

¿Aun  se  está  aqui  el  forastero 
Que  busca  á don  Lope? 
DON  garcía. 
Si. 

DON  DIEGO. 

Y  aun  me  ha  parecido  á  mi. 
Por  lo  que  en  él  considero, 
Que  este  hombre  no  está  gustoso, 

Y  que  el  negocio  que  tiene 
Es  de  gran  peso. 

DON  GARCÍA. 

Conviene 


tQué  me  queréis?  Aqot  estoy 
'ara  todo  prevenido; 


Después  de  esta  venganza  generosa , 
Si  los  hadoá  la  ofrecen  venturosa. 
Y  no  es  bien  que  mi  hermana  allá  casada 
El  bello  robo  de  su  rostro  enseñes; 
Que  en  las  tierras  pequeñas  aun  los  bue- 

[nos 
Escándalo  y  horror  hallan  en  menos. 
Si  fuera  en  esta  corte  ó  en  Sevilla , 
Con  tu  casto  deleite  dispensara. 
Pues  jamás  ofendieron  los  pinceles 
La  honestidad  de  las  mujeres  íieles. 

DON  RODRIGO. 

Escúchame,  por  Dios. 

DON  FERNANDO. 

No  habrá  razones 
Con  que  puedas  vencerme ;  en  casa  es- 

DON  RODRIGO.  [pCrO. 

Oye,  detente. 

DON  FERNANDO. 

Estoy  algo  ofendido. 

DON  RODRIGO. 

¿De  quién? 

DON  FERNANDO. 

De  aquel  pintor  que,  licencioso. 
Roba  el  valiente  rostro  de  mi  hermana, 
Pues  le  profana  su  avaricia  necia. 
Que  poniéndole  en  precio,  le  desprecia. 

(Yase.) 

DON  RODRIGO. 

¡Ay  de  mi,  cuan  vanamente 
Esparcí  mi  confianza. 
Pues  peligro  en  la  bonanza 
Por  un  pequeño  accidente! 
Desdicha  ha  sido  la  mia 
Tan  singular,  que  no  hubiera 
Quien  su  daño  previniera. 
Porque  no  se  conocía ; 

?ue  ya  mi  infelicidad 
anto  en  mi  mal  se  entretiene, 
Que  á  mis  desdichas  previene 
Invención  y  novedad ; 
Porque  es  tanta  la  aspereza 
Que  en  mi  estrella  conocí. 
Que  aun  ha  mudado  por  mi 
Su  estilo  naturaleza. 
Mas  ya  que  aquí  me  quedé 
Con  mi  espada  valerosa. 
Hoy  en  la  sangre  alevosa 
Deste  hombre  me  vengaré. 
Pero  el  no  haberle  jamás 
Visto  me  puede  traer 
Daño. 


DON  DIEGO. 

Déjame  solo,  y  sabrás 
Después  el  suceso  lodo. 

DON  GARCÍA. 

Fio  del  prudente  modo 

Tuyo  que  le  vencerás; 

Y  conviene  peneiralle 

El  alma,  porque  no  sienta 

Don  Lope  aun  sombra  de  afrenta 

En  casa  que  ha  de  amparalle. 

DON  DIEGO. 

Soy  del  mismo  parecer; 
Déjame  solo. 

DON  GARCÍA. 

De  modo 
Me  voy,  que  me  quedo  todo 
Contigo.  (Vase,) 

DON  DIEGO. 

No  es  menester.— 
Caballero,  ¿á  quién  buscáis? 

DON  RODRIGO. 

Ya  cuando  á  misa  os  partistes. 
Señor,  de  mi  lo  entendistes. 

DON  DIEGO. 

Por  don  Lope  preguntáis; 
¿Conoceisle? 

DON  RODRIGO. 

No,  Señor; 
Pero  el  hombre  que  venia 
Haciéndome  compañía, 
Que  es  persona  de  valor, 
A  lo  que  de  él  entendí, 
Le  conoce. 

DON  DIEGO. 

No  creáis 
Tal. 

DON  RODRIGO. 

Pues  ¿por  qué  lo  dudáis 
Tanto? 

DON  DIEGO. 

Porque  no  es  asi. 

DON  RODRIGO. 

¿Qué  certidumbre  tenéis 
De  que  se  engañó? 

DON  DIEGO. 

Si  él  fuera 
Hombre  que  me  conociera , 
Viéndome  como  me  veis. 
Ya  me  hubiera  conocido. 

DON  RODRIGO. 

Luego  ¿vos  sois? 

DON  DIEGO. 

Sí,  yo  soy; 


Que  entonces,  porque  partí  . 
A  cumplir  con  tanta  prisa 
La  obligación  de  la  misa, 
A  conocer  no  me  di. 

DON  RODWCO. 

¿Posible  es  que  pudo  errarse 

En  vuestro  conocimiento 

Un  hombre  de  entendimiento? 

DON  DIEGO. 

Es  fácil  el  engañarse. 
Yo  soy,  ved  qué  me  queréis , 
Porque,  si  me  lo  ocultáis, 
Justas  sospechas  me  dais 
De  que  otros  fines  tenéis. 
Hablad  con  resolución; 
Que  ya  no  saldréis  de  aqui 
Sin  que  de  vos  para  mi 
Yo  conozca  la  intención. 

DON  BODRIGO. 

Voy  al  caso. 

DON  DIEGO. 

Al  caso  id. 

DOll  RODRIGO. 

¿En  Sevilla  no  estavistes 
Algún  tiempo,  v  de  allá  distes 
Después  la  vuelta  á  Madrid? 

DON  DIEGO. 

No  lo  niego. 

DON  mODRIGO. 

¿Festejasies 
A  doña  Leonor,  que  es  dama 
Que  dio  ocasión  i  la  fama 
(Con  lo  que  vos  la  inbmastes) 
De  espanto  y  admiradonT 

DONMEOO. 

[Ap.  Tal  mujer  no  conod , 
Pero  diréle  que  si.) 
Adoré  su  perfecion , . 
Fué  su  beldad  peregrina, 

Y  aun  boy  la  memoria  adoro 
De  aquel  honesto  tesoro , 
De  aquella  beldad  divina. 
(Ap.  Bien  le  excaso  por  aqui 
A  don  Lope  algún  disgasto.) 

DON  RODniOO. 

Vuestro  proceder  injusto 
Me  trae  por  ella  y  sin  mi. 

DON  DISCO. 

Decidme,  ¿cómo entendéis, 
Señor,  de  mi  vida  tanto? 

DON  BOMMO. 

¿De  esto  recebis  espintoT 
Sé  mucho  mas. 

DON  DIBGO. 

iQaé  sabeist 
Declldo,  por  vida  mia. 
(Ap.  Ya  en  esto  soy  mai  cariosa 
be  lo  que  importa.) 

Doa  aonaKO. 

Esfonoso 
Cumplir  con  la  cortesía. 
Haré  lo  que  me  mandáis: 
Sé  que  aqui  i  doña  Isabel 

Y  á  doña  Inés  con  inael 
Trato  á  un  tiempo  eoaiMMaís, 
Las  que  viven  en  la  calla 
De  el  Rio,  las  dos  qae  son 
Madre  y  hija. 

DON.MHO. 

(i4|hOifaocaakm 
Hallé  por  examinalle, 
De  la  misma  que  boMba 
Diferente,  y  para iiil 
Mas  importante.)  Es  as!. 


ae  aun  yo  ignoraba; 
á  vuestro  intento. 

DON  RODRIGO. 

desafiaros; 

;an)po  he  de  mostraros 
vuestro  pensamiento, 
lustre  belleza 

dama  ofendistes. 

DON  DIEGO. 

jornada  bicistes 
míe  fiereza ! 
juiero  el  violento 
ni  noble  espada, 
la  casa  alterada 
)ga  á  nuestro  intento; 
yo  corazón 
iado  á  vencer, 
ipre  de  tener 
s  de  ostentación, 
po  con  recato 
sin  cuadrilla; 
illarse  en  la  villa 
de  apáralo, 
aun  el  que  muere, 
I  jamás  postrada , 
iuuda  la  espada 
mdece  que  hiere, 
iñana  un  criado 
peí ,  y  el  logar 
habéis  de  esperar 
id. 

DON  RODRIGO. 

Voy  avisado. 

DON  DIEGO. 

con  gran  secreto. 

DON  RODRIGO. 

ido  y  prudente, 

amen  justamente 

I  y  discreto.  {Vase.) 

\ale  DON  GARCÍA. 

DON  GARCÍA. 

,  hermano? 

DON  DIEGO. 

Admiración, 
I,  para  mí. 

DON  GARCÍA. 

;  ha  entregado  en  ti 
ala  turbación? 

DON  DIEGO. 

Lope  ¿es  pariente 

DON  GARCÍA. 

Él  que  si  porfía ; 
genealogía 
e  tan  diligente, 
lya  averiguado; 
la  correspondencia 
y  diligencia 

lis  causas  ha  mostrado ; 
r  que  me  hospedara 
>a,  que  lo  hiciera 
(Sgracia  no  hubiera, 
tentó  le  estorbara; 
iar  con  principal 
ín  traje  decente, 
pensar  que  es  pariente 

DON  DIEGO. 

s  mala  señal ; 
n  vuestra  licencia , 
eriguar  su  vida, 
iso  que  anda  vestida 
le  y  vil  apariencia. 

DON  GARCÍA. 

hermano,  los  verdores 
líente  lozanía, 
se  llega  el  día 


GALÁN  TRAMPOSO  Y  POBRE. 

De  dar  fruto  entre  esas  flores ; 
Que  ese  indicio  cauteloso. 
Quizá  en  el  viento  fundado. 
Puede  llevarte  arriscado 
A  un  precipicio  furioso. 
Navegar  mares  inciertos 
Desmiente  prosperidades, 
Porque  á  las  temeridades 
Se  deben  pocos  aciertos. — 
¿Qué  es  lo  que  quieres,  Marina? 

Sale  MARINA. 

MARINA. 

Vuestras  primas  han  enviado 
Un  bien  gracioso  recado. 

DON  GARCÍA. 

Pasa  adelante,  camina. 

MARINA. 

Dicen  con  grao  bizarría 

Que ,  pues  que  no  vais  á  veilas, 

A  veros  vienen  hoy  ellas. 

DON  GARCÍA. 

Diráslas  que  don  García , 
Por  no  esperarlas,  se  fué 
De  casa. 

DON  DIEGO. 

Mas  cortésmente 
Responded. 

DON  GARCÍA. 

Como  lo  siente 
VA  alma ,  lo  pronuncié.  ( Yage.) 

MARINA. 

¿Cómo  se  fué  tan  furioso? 

DON  DIEGO.  (Ap.) 

Si  lo  que  yo  sé  supiera , 
Menos  furioso  se  fuera; 
¡Qué  huésped  tan  alevoso! 
Mas  yo  quiero  moderallas 
La  embajada  de  tal  modo. 
Que  ni  me  despida  en  todo. 
Ni  me  empeñe  en  esperallas. 
Por  quedar  indiferente 
Para  lo  que  resultare 
De  lo  que  hoy  examinare 
De  este  fingido  pariente; 
Que  es  tal,  que  después  que  oí 
Su  artifícioso  rodeo. 
Traigo  hecho  espada  el  deseo 
Contra  él  y  contra  mí. 
¿Y  querrá  que  no  resista 
Mi  hermano  á  tanta  vileza, 
Juzgando  que  es  gran  nobleza 
Dar  crédito  á  un  quimerista  ? 
Que  siendo  tan  bien  nacido 
( Aunque  en  eso  hablo  por  mí), 
Es  desconocerse  á  sí 
El  no  haberle  conocido. 

MARINA. 

De  tu  parte  ¿qué  diré? 

DON  DIEGO. 

{Ap.  Responder  cuerdo  querría , 
Sin  arrogante  osadía 
¿Cómo  templarme  podré  ?) 
Diráslas  que  nos  llamó 
Un  ministro  de  los  graves 
Para  un  dicho,  y  que  no  sabes 
El  gran  secreto,  y  que  yo 
Fui  del  respeto  llevado, 
Y  también  porque  vinieron 
Dos  alguaciles,  que  hicieron 
Volver  el  gusto  en  cuidado. 
¿Oyes? 

MARINA. 

Señor. 

DON  DIEGO. 

Dilo  así. 

MARINA. 

De  ese  modo  lo  diré. 


979 

DON  DIEGO. 

Engaño,  yo  os  seguiré 

Tanto,  que  acabéis  en  mí. 

A  los  ñlos  moriréis 

De  la  razón  que  en  mí  está , 

Aunque  mas  fácil  será 

Que  vos  á  mí  me  acabéis.         ( Va««.) 

MARINA. 

Porque  estas  bodas  divierta 

Don  Lope,  ofrece  copioso 

Dinero,  tan  poderoso. 

Que  á  la  traición  me  despierta. 

El  orden  pienso  guardar 

Que  me  dejó  don  García , 

Y  á  estas  damas  su  osadía 

Bárbara  representar. 

Olvidaré  de  don  Diego 

La  prudencia  con  que  habló. 

Cuando  modesto  intentó 

Templar  de  su  hermano  el  fuego; 

Que  así  pretendo  irritar 

Sus  pecnos,  y  con  veneno 

De  tantas  malicias  lleno. 

Celosa  guerra  sembrar. 

Mas  en  el  arte  y  el  modo 

De  atención  me  be  de  yaler, 

Que  no  me  quiero  perder 

Por  aventurarlo  todo; 

Que  es  digno  de  eternos  daños. 

Casi  inGerno  merecía , 

El  que  mal  logró  en  un  día 

Estudio  de  muchos  años. 

Parece  que  ya  paró 

Un  coche,  no  me  ensañé ; 

Este  la  trompeta  fue 

Que  á  batalla  me  llamó. 

En  mis  engaños  sutiles 

Fácilmente  han  de  perderse; 

Que  un  esclavo  ha  de  valerse 

Aun  de  las  fuerzas  mas  viles. 

Salen  DOÑA  ISABEL  t  DOf)A  INIÍS. 

DOi^A  ISABEL. 

¿No  están  mis  primos  acá? 

MARINA. 

No  están  acá,  mis  señoras; 
¿Quién  son  las  bellas  auroras? 
Duplicado  el  sol  está. 
¿Tales  primas  en  el  suelo 
Mis  dueños  han  conseguido? 
Parentesco  han  contraído 
Con  los  luceros  del  cielo. 

D05ÍA  IN^. 

¿Qué  alentada  loianía 
De  su  natural  salió? 
Dime,  amiga,  ¿quién  llevó 
Lisonjas  á  Berbería? 
Tierra  que  palmas  produce 
¿Cómo  lisonjas  consiente. 
Si  en  ellas  un  diferente 
Fin  se  reconoce  y  luce? 
Antes  las  palmas  severas 
Virtudes  solían  premiar. 
Mas  ya  saben  adular, 
Como  viles  lisonjeras. 

MARINA. 

Apostaré  que  es  doncella. 

DOSÍA  IN¿S. 

Dime,  ¿de  qué  lo  inferiste? 

■AHINA. 

Por  lo  que  en  la  palma  diste , 
Vendráste  á  quedar  con  ella. 

DOfiÍA  INÉS. 

La  palma  tuve  ocasión , 
Y  por  eso  la  tomé. 


S80 

MAIimA. 

De  tu  virgen  sangre  fué 
Justísima  pretensión. 

DO^A  iNiis. 
¡Qué  ladina !  qué  discreta ! 
No  tiene  precio. 

MARINA. 

Si  tengo. 
Porque  á  ser  vendible  vengo, 

Y  no  hay  cosa  tan  nerfefa, 
Que,  en  llegando  a  ser  vendible. 
Ño  tenga  precio  y  desprecio ; 
Que  todo  está  en  darse  aprecio. 

*   Do5ÍA  mts. 
Es  su  donaire  increíble. 

MARINA. 

¡Con  qué  terneza  que  os  miro! 
Bendigo  mi  esclavitud. 
Pues  por  ella  la  virtud 
De  vuestras  almas  admiro. 
¡Ay,  suspiro  descuidado! 
Mas  no,  cuidadoso  fué. 

DOÑA  ISABEL. 

Gomo  cautivo  se  ve, 
Suspira  el  pecho  abrasado. 

MARINA. 

No  se  empeñó  mi  suspiro 
En  mi  triste  cautiverio; 
Causas  de  mayor  misterio 
Son,  que  al  siíencio  retiro. 
En  vuestro  amor  se  engendró 
Este  suspiro  violento, 

Y  por  eso  atrevimiento 
Tan  licencioso  tomó; 
Porque  si  en  mi  se  engendran, 
Sordo  de  el  alma  saliera, 

O  entre  los  labios  muriera 
Sin  que  el  viento  le  gozara. 
¿Cómo  tú  puedes  tener 
Años  cincuenta  de  edad , 

Y  tan  perfeta  beldad 
Eo  ellos  resplandecer? 

OO.SÍA  ISABEL. 

¿Quién  lo  dice? 

MARINA. 

Don  García, 
Mi  señor. 

DOSfA  ISABEL. 

¿Mi  primo? 

MARINA. 

Sí, 
En  quien  mil  señales  vi 
De  traidora  alevosía. 
Señora,  aunque  le  dé  pena , 
Te  dice  esto  quien  te  ama  : 
Cuando  te  nombra  te  llama 
La  prima  Muiusalena; 

Y  hoy,  levantando  yo  un  plato, 
Notando  tu  ancianidad, 

Dijo  que  tenias  edad 
Para  cualquier  vireinato ; 
Mas  yo,  que  miro  esos  dientes. 
Que,  ¿  las  de  el  aurora  iguales, 
Sobre  esos  rojos  corales 
Son  perlas  resplandecientes. 
Presumo  que  se  burlaba. 

DOi^A  ISABEL. 

Necias  burlas  son,  Marina. 

HARINA. 

Mía  ha  de  ser  la  mohína, 
Pues  que  contra  mí  fundaba 
El  engaño  que  aquí  veo 
Con  mis  ojos  desmentido. 

DO^A  INÉS. 

De  mí  ¿qué  te  han  referido? 
Porque  saberlo  deseo. 

MARINA. 

DyeroD  de  tí  estos  días. 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SALAS  BARBADILLO. 


Y  hoy,  si  no  estoy  engañada. 
Que  eres  mijú^^r  tan  delgada , 
Que  ser  concepto  podías , 

Y  aun  pluma  para  escribir 
En  escuelas,  aunque  en  suma 
Está  con  pelo  esta  pluma , 
Porque  sabes  maldecir. 
Don  Diego  dijo :  cEs  la  niña 
Toda  melindres  y  enfados, 

Y  un  duende  de  los  estrados, 

?ue  anda  con  ropa  y  basquina ;» 
concluyó  (que  el  decoro 
Tanto  te  ha  perdido,  Inés) 
Que  eres  zancarrón  con  pies, 
Envuelto  en  seda  y  en  oro. 

DOÑA  INÉS. 

Bien  ves  que  te  han  engañado ; 
Descübrese  la  quimera , 
Pues  si  yo  zancarrón  fuera , 
Tú  me  hubieras  adorado. 

MARINA. 

Ved  con  qué  gentil  despejo 
Con  el  zancarrón  me  dio. 

DOÑA  ISABEL. 

El  gracejo  te  pagó 

En  moneda  de  gracejo. 

MARINA. 

Pues  mas  piedad  pienso  fuera 
Dejar  las  burlas  suaves, 

Y  hablaros  en  veras  graves. 
Aunque  su  golpe  os  doliera. 

DOÑA  ISABEL. 

Habla,  Marina,  di  quién 
Te  impide,  verdades  quiero. 

MARINA.  {Ap,) 

Al  fin  dcsondo  el  acero. 

DOÑA  INÉS. 

La  muerte  nos  está  bien. 

MARINA. 

Apercebid  la  paciencia ; 
Que  es  tal  la  oescortesía 
De  mi  señor  don  García , 
Que  con  loca  inadvertencia 
Dijo  á  voces  que  se  fué 
Por  no  esperams ;  su  bennano , 
Aunque  anduvo  mas  bumano... 

DOÑA  INÉS. 

¿Por  qué  te  turbas? 

HARINA. 

No  sé. 
Aunque  si  sé ;  porque  vi 
Poco  menor  sequedad 
En  él,  V  esta  libertad 
Se  funda,  á  lo  que  entendí. 
En  que  traen  los  pensamientos 
En  otra  parte  ocupados, 
Divertidos  y  entregados 
Al  arbitrio  de  los  vientos, 

Y  hacen  tan  loca  tíneza 

Por  damas,  que  están  las  tales 
Lejos  (le  seros  iguales 
En  calidad  y  en  belleza. 

DOÑA  ISABEL. 

Bien  puede  amor  cegar  cualquier  deseo 

Y  triuiifur  de  un  espíritu  constante, 
Que  se  opone  arrogante 

A  sus  violentas  leyes. 

Temidas  y  adoradas  de  los  reyes. 

Q  ue  esté  en  otras  memorias  ocupado 

Y  coiiiru  la  mzon  tiranizado 

Mi  primo,  ni  lo  dudo  ni  me  ofendo; 
Acto  de  amor  jamás  le  reprehendo, 
üue  es  lU)re  el  albedrío, 

Y  busca  novedades  licencioso, 

Que  en  la  inquietud  pretende  su  repo- 
Mas  al  ejercitarse  [so; 

En  descortés  desprecio , 
En  vez  de  amante,  nos  le  ofrece  necio. 


Pudiera  ser  despojos  de  otra  dama, 

Y  ser  cortés  conmigo ; 

Mas  yo  ya  le  prevengo  tal  castigo, 
Que  en  mi  satlsfaccioo,ooiiioeD  su  afren 
Traiga  fuerza  violenta.  [u, 

MARINA. 

Tanto  vuestro  decoro  han  ofendido, 
jue  hablan  de  vuestro  casto  honor  cou 

[sañi, 

Y  et  uno  al  otro  cauteloso  engaña , 
Diciendo  con  espíritu  atrevido 

Lo  que  yo  aun  no  lo  Ho  de  los  labios. 
Que  no  han  de  proooneiar  vuestros 

DOÑA  ISABBL.        [aglRVioS. 

Cielos,  de  las  virtudes  prolectores, 
Fidelísimo  amparo 
De  la  honesta  esperanxr, 
Castigad  esta  ofensa; 
Que  tanto  atrevimiento 
Injuria  al  sol  y  le  apadrina  el  viento. 
No  es  bien  que  tantos  bárbaros  errores 
Manchen  de  nuestrobonor  las  casias  flo- 

fr«¡i; 
Dime,  querida  Inés,  ¿cómo  ¿los  cielos 
Presentas  tus  agravios? 

oo^A  iR^  [bios. 

Llama  es  la  que  fué  parpara  eonusla- 

Y  el  que  antes  pecho  fué,  volcaa de  ee- 

[Ioí; 
Mas  yo  tengo  la  espada  prevenida, 
Que  con  noble  vénganla , 
Vida  de  mi  esperanza 
Será  y  fin  de  su  vida; 
Que  el  esposo  que  tengo  yo  elegido 
No  reconoce  igual  en  todo  el  suelo. 

DO^A  ISABEI.. 

El  mío  prenda  fué  dada  del  cielOb 

DO.^A  iHés. 
No  puede  hacer  al  mío  oompeteoda. 

D05ÍA  ISABSL.  (Ap.) 

i  Ay  Dios,  cuanto  estimara 
Poder  hablar  agora  iibrememe, 

Y  pasar  á  los  labios  desde  el  pecbo 
El  nombre  de  don  Lope,  el  deseqgafio 
De  esta  que  competirme  ha  pretOHlRÍo 
En  la  elección  dichosa  de  marido. 

DO^A  ]N¿S. 

(Ap.  Amor,  á  no  ser  larga  esU  llemelí, 
Publicara  aquel  último  secreto 
Que  en  mi  deposiuste, 
Viera  mi  madre  el  ventoroso  efelo. 
Pues  conociendo  que  i  don  Lope  adoro, 
La  pusiera  ambición  tanto  tesoro.) 
Mas  ¿qué  hacemos  aqnl  tan  diverüiiji 
En  nuestra  propia  lujuria T 
Espire  el  corazón  llamas  y  faría. 

DOÍIa  ISABBL. 

Administre  venganza. 
Crezca  fuerzas  al  dafio, 
Que  en  este  desengaiio 
Disculpa  llevó  para  mi  rnadana. 

hoñk  isnts. 
Yo  pediré  sus  armas  i  loa  délos. 

DO.^A  ISABMI*. 

Bástanme  á  mí  las  qae  me  dan  losfelos. 
( Vanie  daña  hñM  y  dMe  /•#!.) 

MAMIIIA. 

Arded,  arded  las  dos;  qoe  asi  coBVie«e 

A  aquel  que  en  esforur  estos  engaAoi 

Puesta  su  dicha  tiene , 

Pero  yo,  al  escapar  de  tantos  daloi. 

¿Cómo  sin  dafio  puedo?  ' 

Mas,  ay  ¡qué  tarde  meba  llegado  el  nie* 

¿De  que  efelo  seri  I  legando  tarde?  [do* 

Animaos  pues,  espirito  cobarde. 

Sigamos  nuestra  snerCe, 

Pues  es  acción  glorioaa , 


■OKDCCO. 

tera!  (O,  to,  to, 
la  dijo  s*l  ahi, 
nos  sale  de  aquí? 
porqué  no  ladró 
>  me  sifltiá  qae  enlraba? 


ojazos;  si  aguzas 


iste  acá  en  loa  ojos, 
tote,  por  mi  vida . 


íclas  requiebro!  míos  t 

n  ioifo  amoroioi; 
raiebros  laa  Tinosos 
a  requiebros  Trios. 

■OKDEGO. 

moi,  lo  belleía 
la  miro  me  debe... 

rnos  en  qnien  bebe 
aqne,  j  noflaeM. 

NO^DEGO. 

mejilla*.  Señora, 


jCAmoasi' 

MONKGO. 

es  palla  para  li 
i.HariDí,  en  dientes. 
•DsilKodenuevo 
:l  panto? 

SI,  Ȏn; 


6AUN  TRAMPOSO  ¥  POfiDE. 
■oneiGo. 
Tni  dientes  temí; 
Quiérolos  librar  asi 
Ue  peligro  i  mis  zancajos. 

Delante  bmde  caminar 
Esta  vez,  y  no  te  alteres. 
Porque  si  acaso  caíerea , 
Te  pueda  yo  levan  lar. 

■ONDEGO. 

Voj  delante. 


Soj  perra,  j  tú  lorra. 

MORPEGO. 

At  dn  voy  coa  mi  enemigo. 

(VOHM.) 


JORNADA  TERCERA. 


DON  LOPE,  MONDEGO  T  HARINA. 


SI.SeBoT. 

■ONDKCO. 


Siempre  engañant ^_ _ 

U  flereía  del  león.  {HábMt  o¡  tldt.) 
Mega  el  oído  y  apli— 
El  entendimienlo  ei 


¡astresydepoeías. 

Por  Dios.  pereeriDR  nnlon ; 
¿Cámo  se  pueden  anlrt 


Los  poetas  1  los  sastres 
Bien  pupden  ser  comparados, 
Paes,  seuun  son  desgraciados. 
Todos  ellos  son  deeastres. 

■OKBEM. 

Ya  no, gracias  alHecínas, 
Cuyas  rérti les  olivas 
Ofrecen  luces  tan  vivas 
K  nuestras  musas  amenas. 

HA  UN*. 

¡Oyel  que  mis  dueños  vienea. 
i  Qué  |>resto  que  los  oy6! 

HORPEGO. 

No  los  oyó,  los  sacó 
Por  el  oiralo;  que  tienen 
Marijíudo  natural 
Los  perros,  que  i  su  señor 
Conocen  por  el  olor. 

Safen  DON  GARCf  A  T  DON  DIEGO. 

Don  Lori. 
No  bablas  bien  si  no  hablas  mal. 
Va  va  de  Juego,  lea  cuenta ; 
¡Jesús,  ieius!  (Caeion  L«pe.) 

■OIOESO. 

Él  cay6. 

DON  GAMCU. 

iNoesdoDLope?íQa4ledÍór 

■  OHDEGO. 

La  triste 

Sobre  el 
Quitéraosiiá 

Los  botoaes. 


Por  Dios,  qne  es  genis  piadosa. 

»tiii:iA. 
Llevarle  i  la  casiaea  oom 
Has  segura. 

aORDESO. 

Gran  piedad. 
Seguir  tu  consejo  quiero; 
" — "•*»  que  yole  de  ayudarle. 

toáút.j  de- 
dan  Lope,) 
la  ! 

]Qué  dichoso  ei  el  marido 
"  e  tiene  mujer  luive 
. .  dolencia  lai^  y  grave , 
De  SQ  agrado  aocorrldet 
Oué  bien  te  sabe  -servir! 
Uué  apacible  le  enlrellene! 


Es  por  el 
En  pei>sar 
Si  es  que 
No  es  por 


ÍEntrate  UmtUae,  eo»  dm  lepe  en  In 


m 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SALAS  BARBADILLO. 


DON  DII60. 

Este  papel  se  cayó 
A  don  Lope,  qne  en  el  pecho 
Le  traia,  y  satisfecho 
Quedaré  con  verle  yo. 

DON  GARCÍA. 

Eso  no,  por  vida  mía; 
Qne  se  le  hemos  de  volver 
Sin  leerle ;  que  viene  á  ser 
Género  de  alevosía 
Leerle  sin  su  voluntad. 

DON  DIEGO. 

Leerle  con  la  mía  quiero. 

DON  GARCÍA. 

No  es  acción  de  caballero, 
Sino  mucha  liviandad. 

DON  DIEGO. 

Yo  para  esto  degradarme 

Quiero  de  la  fantasía 

De  tama  caballería; 

Por  Dios,  que  he  de  aventurarme. 

DON  GARCÍA. 

Mirad  que  le  romperé. 

DON  DIEGO. 

No  romperéis,  vive... 

DON  GARCÍA. 

Hermano, 
No  juréis. 

DON  DIEGO. 

Quitad  la  mano, 
Si  asi  no  excusáis  que  os  dé 
Luz  de  tantas  invenciones; 
Que  yo  del  papel  coníio 
Que  no  vendrá  muy  vacío 
De  engaños  y  de  traiciones. 
No  beber  el  desengaño 
Queréis;  pues  ello  ha  de  ser. 
Prevenios  á  beber 
La  muerte  de  vuestro  engaño.    * 
Leo. 

DON  GARCÍA. 

Estoy  tan  persuadido 
De  vos,  que  diré  que  sí 
Para  vos,  no,  para  mi. 

DON  DIEGO.  {Khre  e\ papel  p  léelo.) 
También  me  daréis  oído. 
Firma  el  conde  Pinabelo; 
¿Veis  cómo  hay  mucho  que  ver? 

DON  GARCÍA. 

Presto ;  que  puede  volver 
Mondego. 

DON  DIEGO. 

Justo  recelo. 
{Lee.)  c  Habiéndoos  pedido  por  un 
«papel,  de  mi  parte  y  de  la  del  mar- 
•qués  Fabio,  aavirtiésedes  i  vuestros 
«huéspedes  excusasen  el  acudir  de  no- 
>che  ¿  la  calle  de  aquellas  damas  ma- 
»dre  y  hija ,  por  excusar  el  aventura- 
>llos  y  el  aventurarnos,  dijistes  al 
•  criado  de  palabra  que  esos  caballe- 
aros eran  vuestros  huéspedes  y  deu- 
>dos,  y  que  á  tan  libre  petición  respoii- 
•deriades  mejor  cou  la  espada  que 
>con  la  pluma;  advertidme  con  el  por- 
vtador  dónde  me  queréis  dar  esa  res- 
vpuesta,  y  sea  luego.  Dios  os  guarde. 
%—El  conde  Pinabelo, 9 

DON   GARCÍA. 

Suspenso  os  habéis  quedado. 
Vuestra  injuria  habéis  leído ; 
Por  don  Lope  ha  respondido 
Rl  cielo,  en  él  agraviado. 
Con  el  fuego  de  amor  íiel. 
Que  en  este  papel  esconde , 
Gallardamente  responde 
Por  nosotros  y  por  él. 
No  seáis  ingrato ,  por  Dios, 


De  hoy  mas;  que,  en  la  opinión  mía. 
Cuanto  por  vos  respondía 
Os  está  acusando  á  vos. 
¿Quién  tal  caso  no  admiró, 
l*ues  él  os  dio  y  vos  le  distes, 
Él  bien  que  no  merecistes. 
Vos  mal  que  no  mereció? 
¿Al  fin  calláis? 

DON  DIEGO. 

Os  confieso 
Que  me  da  bien  que  pensar 
El  suceso,  y  por  pagar 
Lo  que  debo  á  este  suceso, 

Y  también  satisfacer 
Unas  dudas  que  liav  en  mí , 
Que  fácil  las  admití, 

Y  no  las  puedo  vencer, 
Al  alférez  he  de  hablar 

Don  Martin,  que  há  muchos  años 
Que  á  don  Lope  trata. 

DON  GARCÍA. 

Extraños 
Caminos  queréis  buscar. 

DON  DIEGO. 

Voyme,  porque  ya  anochece, 

Y  esta  hora  señalé 

De  verme  con  él.  {Va$e.) 

DON  GARCÍA. 

Diré 
Que  jamás  os  amanece. — 
De  esta  ofensa  á  mí  me  alcanza 
Aun  mas  que  mi  hermano  piensa ; 
Que  es  en  mí  mayor  la  ofensa 
Que  en  él  la  desconfianza. — 
¿Qué  hace  el  enfermo,  Marina? 

Salen  MARINA  v  MONDEGO. 

MARINA. 

Siéntese  mas  aliviado. 

DON  GARCÍA. 

Gracias  doy  á  tu  cuidado. 

MONDEGO. 

Es  enfermera  divina. 

DON  GARCÍA. 

Como  á  mi  propia  persona 
Le  regala ;  no  ne  tratado 
Caballero  mas  honrado. 

MONDEGO. 

Señor,  tu  virtud  le  abona. 

DON  GARCÍA. 

La  virtud  que  asiste  en  él 
Le  ilustra  y  le  califica, 
Que  es  joya  preciosa  y  rica. 
Digna  de  su  pecho  fiel. 

MO.NDEGO. 

Vos  le  honráis. 

DO.X  GARCÍA. 

bien  justamente; 
Que  i  un  varón  tan  valeroso 
Mas  le  amo  por  virtuoso 
Que  por  mi  deudo  y  pariente.    (Vate.) 

Sale  DON  LOPE. 

DON  LOPE. 

¡  Qué  bien  hizo  su  papel 
El  papel! 

MONDEGO. 

Tú  has  negociado 
Barato,  pues  no  ha  costado 
Matar  fuego  tan  cruel 
Mas  que  solamente  un  pliego 
De  papel  ( hazaña  brava). 
No  pensó  que  se  mataba 
Jamás  con  papel  el  fuego, 

Y  mas  fuegos  semejantes 


Al  que  aquí  Thooi  arder. 
Porque  el  papel  suele  ser 
La  leña  de  los  amantes, 
PrincipalmeDte  de  aquellos 
Que  son,  con  nedas  llsoigas. 
Trasgos  de  tornos  de  moDJas, 
Que  el  papel  habla  por  ellos. 

DON  LOPE. 

Razón  será  qne  coofieses 
A  mi  ingenio  este  blasón. 
■AMIIA. 

Poco  papelistas  son 
Estos  amantes  leoneses. 
Mal  ser  fulleros  mostraron; 
Que  amor  quiere  penetrarse. 

HORDEGO. 

No  supieron  descartarse, 

Y  encartados  se  quedaron. 

DORLora. 
Esta  vuelta  de  cadena 
Recibe,  Marina  mía , 

Y  espera  de  mi,  confia. 

MONDBOO. 

Oye,  señora  morena, 
Mire  que  no  espere  nada 
Mas  que  lo  mismo  qne  ve : 
Une  el  espera  siempre  ftaé 
Dádiva  desesperada ; 

Y  así ,  yo  tan  solo  creo 
En  lo  que  miro  presente ; 
Que  el  espera  es  propiameMe 
Didiva  para  nn  hebreo. 
Solo  en  la  esperania  como 

De  Dios,  porque  esta  es  efeto. 

non  LOPB. 

Por  eso  dijo  nn  discreto 

Que  es  Dios  lindo  nayordoBo. 

HOROBCO. 

Verdad  es  que  experlmeiito 
Con  mas  verdad  cada  día. 

DOR  LOMC. 

El  que  la  dijo  tenia 

Claro  ingenio  y  nadmiento.     (Vi 

■ORDKGO. 

Buena  cadenilla,  y  tal. 
Que  en  tí  cobra  mas  tesoro. 
Porque  se  realza  el  oro 
En  tus  manos  de  cristal. 

■AMIIU. 

¿Crisul  yo?  Qniía,  desvia ; 
Caro  requiebro. 

■ORono. 
¿Porqnét 

■ARIRA. 

Porque  si  es  de  cristal ,  ftaé 
Comprado  en  la  platería. 

MONDEGO. 

Por  jazmines  las  celebro. 

MARIRA. 

Mal  requiebro. 

nORMMO. 

iPorqvéaalt 
Háaiiu. 

Es  requiebro  temporal. 

Pasa  ionio  y  no  hay  reqviebio; 

Esa  alabanza  florida 

Casi  á  ser  ¡i\|uria  viene. 

Porque  es  Un  mortal,  qie  Itae 

Solos  dos  meses  de  vida. 

Oír  requiebros  qnialera 

Nuevos  á  la  poesia. 

Sin  Ir  i  la  platería 

Ni  esperar  la  primavera. 

(FmmeJ 


I 


laU  DON  RODRIGO,  solo. 

DON  RODRIGO. 

indo  voy,  sin  ver 
me  llevan  las  plantas, 
\  mas  que  felices; 
len  las  desdiciías  alas. 
>erio  doro  de  amor, 
íiito  dolor  del  alma 
bra  del  sol  perdí, 
í  luz  de  mi  esperanza! 
na  tabla  en  el  tiempo 
I  I.1S  ondas  airadas 
I  de  mi  fortuna, 
reme  sin  tabla, 
el  campo,  j  aquellas 
puertas  déla  casa, 
n  don  Lope  fabrica 
I  sus  esperanzas, 
donde  don  Fernando 
noche  pasada 
)s  hacer  su  sangre 
de  nuestras  espadas. 

Sale  DON  FERNANDO. 

DO!f  FERIf  Alf  DO. 

odrlgo  parece 
ue  en  acciones  varías 
vertimiento  muestra 
»a  de  mi  ignorancia. 
el  retrato  al  tiempo 
en  él  pude  á  mi  hermana 
«guardo  á  sus  bodas, 
is  primeras  fallan, 
esuncion  de  el  hombre. 
Mímente  se  engaña 
ue  alargarse  deja 
tiva  conGanza ! 
I  consejo  fué  el  mió, 
persona  bizarra 
Rodrigo  pregona 
rtodes  soberanas! 
>so  que  se  pasea 
itileza  bizarra! 
}a  empuña;  ¿si  busca 
iesprecios  venganza? 
cólera  ciego , 
a  visto,  y  como  se  halla 
campo  tan  solo, 
rado  en  voces  alias. 

hOS  RODRIGO. 

',  vive  Dios. 

DO?f  FERIf  ANDO. 

jo,  gran  palabra; 
|ue  estos  son  fieros 
á  mi  vida  amenaza. 

DOX  RODRIGO. 

e  la  osadía. 

DON  FERNANDO. 

osadía  llama 
ríe  yo  el  retrato, 
erbia  arrogancia. 
3s  estas  dudas; 
ándonos  cara  á  cara, 
!rá  su  silencio, 
ré  roí  inorancia. — 
eis,  señor  don  Rodrigo? 
s  turba  y  sobresalía  ? 

DON   RODRIGO. 

nando,  y  sabrás 
¡iras  la  causa, 
que  sin  el  retrato 
te  entre  las  llamas 
Itivos  deseos, 
os  de  la  parca , 
le  don  García , 
conmigo  estabas, 
!  don  Lope,  aquel 
abe  de  ta  Auna. 


GALÁN  TRAMPOSO  Y  POBRE. 

Hablóme,  y  recebi  espanto, 
Porque,  habiendo  tú  su  cara 
Visto,  le  desconociste. 
Mas  son  del  tiempo  mudanzas. 
Quedamos  desafiados, 

Y  que  yo  le  señalara 
Por  un  papel,  fué  concierto. 
El  campo,  el  día  y  las  armas. 
Mas  apenas  me  partí 
Para  disponer  la  traza. 
De  que  di  cuenta  á  un  amigo 
Digno  desta  cünfíanza, 
Cuando  él,  que  bien  le  conoce 
Há  dias,  me  dijo  tantas 
Víjezas  de  sus  costumbres. 
Que  me  orendí  en  escuchallas, 
Pues  por  lo  menos  le  hablan 
En  el  rostro  y  las  espaldas 
Hecho  afrentas  vergoiizosas 
Sin  defendello  su  espada. 
Yo  sé  bien  que  de  este  campo 
Noche  alguna  apenas  Taita , 
Con  ofensa  de  estas  rejas, 
A  (¡uien  dice  que  idolatra. 
Verteré  su  sangre  vil , 

Y  si  aquí ,  por  mi  desgracia. 
No  viene  antes  que  amanezca, 
Le  he  de  matar  en  su  cama. 
Tan  lleno  de  este  furor 
En  mi  pensamiento  estaba , 
Que  dije  á  solas  conmigo, 
Verliendo  veneno  el  alma : 
<  Matarcle,  vive  Dios,» 

Y  después  con  mayor  saña  : 
«Pagaráme  la  osadía,» 
Como  si  con  él  hablara. 
Yo  cumpliré  la  promesa, 
Moslrando  en  fineza  tanta 
Que  soy  lu  mayor  amigo, 

Y  muy  galán  de  tu  hermana. 

DON  FERNANDO.  (Ap,) 

Engañóse  mi  discurso. 
¡  Oh  presunción  necia  y  bárbara, 
Pues  lo  que  fué  en  mi  defensa , 
Yo  por  mi  ofensa  juzgaba! 
Sin  duda  que  es  don  Rodrigo 
Gran  caballero  en  España; 
Que  este  valor  generoso 
Nace  de  valiente  causa. 
A  mí  herm.ina  darle  quiero, 
Pues  que  mi  primo  dilata 
Estas  Dodas,  fiel  indicio 
De  que  no  sabe  estimallas. 

DON  RODRIGO. 

Daréle  muerte  esta  noche; 
Porque  yo  larga  distancia 
Tengo  de  estar  de  Madrid 
Mañana  al  nacer  del  alba. 

DON  FERNANDO. 

¿Cómo,  don  Rodrigo? ¿Dónde 
Te  partes? 

DON  RODRIGO. 

Voy  á  Navarra, 
Que  desde  allá  de  mi  padre 
He  recebido  una  carta 
En  que  el  venerable  viejo 
Dice  que  le  sobresaltan 
De  la  mas  común  y  cierta 
Aciucllas  últimas  ansias. 
Solo  ocasión  tan  forzosa. 
Solo  tan  urgente  cansa 
Pudiera  llevarme;  ¡ay  cielos! 
Que  en  las  últimaF  palabras 
Dice  que  loque  le  obliga 
Mas  á  verme  antes  que  salga 
De  este  mundo,  es  darme  el  orden 
(Aquí  el  ánimo  me  falta) 
Que  he  de  tener  en  casarme, 
Porque  ha  elegido  la  dama. 


DON  FERNANDO. 

¿Casar  te  quieres,  Rodrigo? 

DON  RODRIGO. 

Yo  no  quiero,  él  me  lo  manda. 
Mira  la  carta. 

t>0N  FERNANDO. 

Obedezco. 

DON  RODRIGO. 

AI  fin  con  mis  propias  plantas 
Pasos  doy  hacía  la  muerte, 
Y  será  ventura  hallarla. 
¿Hasla  visto? 

DON  FERNANDO. 

Si,  la  firma 
Quiero  ver,  ver  y  besalla ; 
¿  Don  Diego  de  Beamonte 
Es  tu  padre? 

DON  RODRIGO. 

¿Qué  te  espantas? 

DON  FERNANDO. 

Porque  es  tu  padre  mi  lio, 
Pero  di,  ¿cómo  te  llamas 
Mendoza? 

DON  RODRIGO. 

Porque  el  hacienda 
Muda  el  apellido  y  casa. 

DON  FERNANDO. 

De  esto  ha  nacido  el  engaño ; 
De  tan  forzosa  inorancia 
Se  apadrina  mi  disculpa. 
Toma  los  brazos  y  el  alma^ 
Primo,  tu  esposa  es  Leonor. 

DON  RODRIGO. 

En  las  mayores  borrascas 

Se  pacifican  las  ondas. 

Los  vientos  su  fuerza  amansan. 

DON  FERNANDO. 

Sabe,  primo,  que  ella  es 
La  dama  que  te  señala 
Por  esposa,  y  podrás  verlo 
De  cartas  que  me  acompañan. 
Pero  antes  que  consigas 
Su  mano  hermosa,  con  manchas 
De  la  sangre  de  don  Lope 
Tengo  de  lavar  mi  fama. 
La  noche  llega,  y  escura , 
Tanto,  que  pienso  que  traza 
La  muerte  de  este  alevoso 
Que  de  sus  sombras  se  ampara» 
Muera  el  aleve. 

DON  RODRIGO. 

No  dudes. 
Mas  oye  una  industria  extraña , 

Y  es,  que  si  acaso  justicia , 
Como  en  el  lugar  hay  tanta, 
Al  mismo  tiempo  llegare 

De  la  ocasión ,  por  templalla 

Y  bacella  que  nos  respete. 
Hemos  de  usar  de  esta  traza  : 
Tú  has  de  llamarme  el  Marqués, 
Yo  á  ti  el  Conde,  y  será  causa 
De  qie  si  nos  retiramos. 

Si  no  es  grande  la  desgracia , 
Elijan  el  no  seguirnos. 

DON  FERNANDO. 

Con  tal  prudencia  lo  trazas. 
Que  me  obligas  á  entregarte 
Un  gran  tesoro  del  alma. 
Los  dos  retratos  recibe ; 
Que  es  bien  digna  confianza , 
Si  bas  de  ser  dichoso  duefto 
De  el  original  que  aguardas. 

DON  RODRIGO.  (Uahlú  cou  lo$  do8  fctra- 

tos.) 

ÍOh  vosotros,  del  sol  copias  mas  bellas, 
^onde  tanto  se  esfuerzan  los  colores. 
Que  ambiciosas  os  buscan  las  estrellas 


ALONSO  JERÓNIMO  OE  SAUS  BAABADILLO. 


Por  robaros  robados  resplandores ! 
iCómo  pudo  el  pincel  copiar  centellas, 
Mentir  acciones  y  Gngir  ardores? 
Suprema  fué  de  el  arle  valentía 
Kn  fe  de  la  verdad  que  aquí  mentía. 
Retratos  de  Leonor  os  miro,  y  tales, 
Que,  viendo  perfecion  tan  ingeniosa, 
Os  juzgo  ser,  como  ella,  originales, 
Viva  verdad,  no  sombra  mentirosa; 
Porque  su  luz,  que  en  rayos  inmortales 
Suave  nace ,  y  crece  prodigiosa , 
Os  ha  lan  igualmente  conmutado, 
Que  sois  conmutación,  y  no  traslado. 
Cualquiera  de  vosotros  me  parece 
Único,  aunque  sois  dos  (suma  grande- 
Daplicadüs  el  número  os  ofrece,  [za), 

Y  únicos  os  propone  la  belleza ; 
Eterno  oriente  sois,  que  permanece, 
Sin  que  decline  el  sol  de  la  fíneza 
De  aquel  nativo  resplandor  primero. 
Jamás  occidental,  siempre  lucero. 

A  vosotros  consagra  por  trofeos 
Mi  vista  sus  espíritus  sutiles, 
Poraue  aquí  ve  excedidos  los  hibleos, 

Y  baila  mas  ilustrados  los  pensiles; 
Canora  voz  de  espíritus  orfeos , 

O  sacro  emulación  de  los  abriles 
Mas  fértiles  os  cante;  que  vo  en  tanto 
Aprisiono  la  voz  y  espero  el  canto. 

DOTf  FERÜANDO. 

Vuelve  á  pedir  el  alma  á  los  pinceles, 
Mira  que  te  la  llevan  fugitiva;  [fieles. 
Que  no  es  bien  dará  sombras,  aunque 
Lo  que  se  debe  á  la  belleza  viva ; 
Kn  esta  imitación  no  te  desveles , 
Pues  te  aguarda  virtud  mas  atractiva: 
Mira  que  viene  gente,  escucba, espera. 

DON  RODRIGO. 

Vengar  la  injuria  de  este  sol  quisiera. 
Salen  DON  GARCÍA  t  DON  DIEGO. 

DON  DIEGO. 

Supe  que  este  don  Lope  es  embustero, 

Y  que  en  la  corte  nasa  introducido 
A  la  gran  dignidad  de  caballero; 
Al  fin  es  caballero  permitido. 
Comprólo  con  lenguaje  lisonjero 

Y  con  temeridades  de  atrevido; 
Que  aquí  tal  vez  se  premian  osadías 

Y  son  las  libertades  bizarrías. 

El  marqués  FuImo,  el  conde  Pinabelo 
Fueron  fantasmas  que  formó  su  enga- 

[fio, 
Con  que  injuriando  á  la  verdad  del  cíe- 

[lo. 
Manchó  esta  casa  ^  fabricó  su  daoo ; 
Mintió  culpas  el  vil,  con  que  so  celo» 
Que  fué  tan  atrevido  como  extraño, 
Dando  veneno  en  la  fingida  afrenta. 
Irritar  nuestros  ánimos  intenta. 
De  vuestra  liviandad  estoy  corrido. 
Que  abracéis  por  legítimo  pariente, 
Sin  haber  gran  examen  precedido, 
Al  que  trofeos  y  blasones  miente. 

DON  GARCÍA. 

¿Testigo  fiel  no  hicistes  vuestro  oído 
Aquella  noche,  y  vistes  libremente 
Hablar  aquellos  hombres  embozados? 

DON  DIEGO. 

No  hay  secreto  constante  en  los  criados; 
Porque  el  suyo  ba  contad  o  cómo  Tueron 
Los  dos  de  aquella  fábula  inventores. 

Y  aquellos  dos  serM)res  se  fingieron , 
Ostentando  mentidos  resplandores; 
Que  á  la  fortuna  asi  imitar  quisieron. 
Que  tal  vez  pasar  suele  á  los  honores 
Mas  altos  los  mas  viles  velozmente, 
Sin  aplauso  y  con  queja  de  la  gente. 


DON  GAECiA.  [gi||o, 

Pues  yo  aun  sigo  las  sombres  de  mi  en- 
Y  en  esta  calle  hasta  el  brillar  del  dia 
Tengo  deestsr ,  pidiendo  al  desengaño 
Mus  luz  que  el  rayo  de  el  oriente  envia ; 
Al  Conde  y  al  Marqués  basco  y  condaño 
Castigo  juBto  y  fiel  de  so  osadía. 
Verter  su  san^e  en  este  campo  espere, 
Dando  insignias  de  púrpura  al  acero. 

DON  PERXA?(DO. 

¿Si  este  don  Lope  es? 

DON  RODRIGO. 

No  lo  parece. 

DON  FERNANDO. 

Sus  pasos  seguiré. 

DON  RODRIGO. 

Los  tuyos  sigo. 

DON  DIF.GO. 

Hacia  acá  viene  gente. 

DON  GARCfA. 

El  mido  crece; 
Don  Diego,  acometamos,  vén  conmigo. 

DON  RODRIGO. 

Pienso  que  la  pendencia  nos  ofrece 
Esta  gente. 

DON  FERNANDO. 

Si  no  es  nuestro  enemigo, 
¿Habernos  de  reñir? 

DON  RODRIGO. 

Yo  relilria , 
Porque  huir  la  ocasión  es  cobardia. 

DON  FERNANDO. 

Yo  siempre  lo  he  tenido  por  prudencia. 

DON  RODRIGO. 

Cuando  no  está  á  los  ojos;  mas  llegada. 
En  cualquier  hombre  noble  es  indecen- 

[cia 
Negalla  el  rostro  y  retirar  la  espada. 

DON  GARCÍA. 

Desocupad  la  calle. 

( Ponen  mano.) 

DON  RODRIGO. 

Esa  violencia 
La  veréis  en  los  dos  ejecntada. 

DON  DIEGO. 

i  Oh  loco  cuanto  vano  atrevimiento ! 

DON  FERNANDO. 

i  Oh  aleves!  vuestro  fin  será  violento. 

DON  garcía. 
Defiéndense  los  dus  con  gallardía. 

Salen  tres  embozados,  con  una 
linterna. 

DON  FERNANDO. 

Per  allí  pasa  luz^  viene  gente. 
Retirese,  Marques,  voeseñorla; 
Que  es  la  justicia. 

DON  RODRIGO. 

Si;  aoe  es  indecente. 
Conde,  que  aqní  nos  halle. 

( Vanse  don  Femando  y  don  Rodrigo.) 

DON  6ARCÍ4. 

Al  claro  dia 
Iguala  tanta  luz. 

DON  DIEGO. 

Vamos. 

DON  garcía. 

Detente ; 
Que  no  son  la  josticia ,  y  cuando  sea, 
^gué  importa  que  nos  halle  y  qoe  dos 
Ya  se  fueron.  [vea? 

DON  DIEGO. 

Quisiera  haber  reñido 
Antes  con  estos  por  el  libre  modo 


Con  qoe  DoetUes  iwnhtoa tai  ban  h 
Con  su  lux.  [ríi 

DOlf  «AlCk. 

En  Madrid  ae  «vfre  todo. 

MmWEGO. 

VoentodaspaitasMgrflHiyiBalsifHdi 

DON  GAlClA. 

Yo  en  la  corle  á  so  estilo  Bie  aeomod 
Que  no  me  toca  á  mi  fabrícaí-  tejes 
A  los  ojos  sagrados  de  los  rejes. 
Ya  el  vil  nombre  no  darás 
A  don  Lope  de  embustero; 
Que  á  tan  noble  caballero 
Mas  reverencia  tendrás. 
Ya  al  Marqués  y  al  Conde  oisle. 

DON  DIECO. 

Sí,  pero  aun  qoeda  mi  pecho 
De  este  hombre  mal  saüsfecbo. 

DOR  garcía. 
¿Dudas  lo  mismo  qoe  visle? 
De  los  bombres  pnncipalef 
Habla  con  estimación; 
Que  es  igual  obligación 
Hablar  bien  de  los  igaales. 
Con  fácil  credulidad 
A  sus  émulos  creíste, 
Error  con  que  desmentiste 
Nuestra  antigua  calidad. 
¿Quién  dudaqoe  le  bailarías 
En  on  corrillo  deaqaellot 
Qoe  peinan  barba  y  cabisUoi 

Y  adolteran  damenast 

Y  admirando  sos  Talieniel 
Brios  vanos,  tal  te  hfcittet 
Que  el  veneno  recébiate 

De  estos  Narcisos  serpimtei. 
Si  es  que  te  qaierea  easar 

Y  dispensar  lif  iandadei» 
Sin  ofender  calldadea 

De  otros,  le  poedes  mancbar; 
Que,  vive  el  cielo,  qoe  eslof... 
El  lo  sabe. 

BOX  BIBCO. 

Hermano,  aspara. 

Y  el  respeto  considen 
Que  por  anciano  te  doy. 
Suspende  lan  vanas  ftariai. 
Corrige  vanas  pasiones, 

Y  de  las  repreliensionea 

No  hagas  parte  las  iiijoriai. 
¿Cómo  me  das  casamiento 
Tan  desigual ;  engaRoaa. 
Cuando  ves  q«e  «aiof  «rfoio 
Aun  de  los  patos  del  vienlol 
Yo  no  niego  lo  qna  «i. 
Que  fuera  temeridad* 
Mas  también  haré  verdad 
Lo  que  de  don  Lope  oL 

DON  GABCÍA. 

¿Adonde? 

D09  MCGO. 

En  este  lagar 
Mismo ;  porque  quien  e^ten. 
Aun  mas  de  lo  qae  qnlsteía 
Tal  vez  suele  averígoar. 

DOH  GABCÍA. 

Yo  estoy  del  soeño  TODCido. 

DON  MWO. 

Lo  mismo  es  qoe  de  el  engafto; 
Mal  verás  al  desennAo 
Qiando  de  él  te  haHaa  rend  la. 
Alienta  las  luces  noertaa 
De  tus  ojos,  mal  vencidas; 
Que  diligencias  dormidas 
No  hallan  verdadea  dcspiefiaa. 
Noble  v  perfela  benaandad 
Te  obliga  á  aslsür 
De  tu  verdad  fni  tcatlgo, 
Seráslo  de  mi  rordad; 


;.í-uL.- 


Jne  acMO  mgtinto 
dÍMUrM  an  i|(m  Mp««, 
olo  el  verdadero, 
vano  j  MtpMtow. 


lega  cDidadoM, 

R  DON  LOPE  tMONDBCO. 


GAUIf  TlUapOBd  7  P 


Parece  que  i  dar  me  Tienes 
Un  prevenido  Tejimen, 
Y  al  liempo  de  amanecer 
Serí  como  el  tíemgio  fíio. 

DON  Lori. 
Llama. 

■ONDECO. 

Seri  desvario 


Tener  aqm  por  espía 
AlgQD  duendo  gran  parlero! 
(.YamtlctAu.) 

MN  DIEOO. 

Yo  conseguí  la  flloria. 

DON  GAICU. 

Con  la  iDi  qae  el  alba  da 
Todo  lo  he  fisto. 

Él  sen 


MORDEOD. 

tron,  que  al  floree ienie 
dejas  rendir! 
ampo  de  el  mentir 
ecbas  tan  cortamente? 


Díeoie  de  aaelm  lento. 


doulopb. 

ico  casamiento 
inga  cajidid 
aiTelicidad. 


o  se  quiere  morir. 
mal  en  Sevilla 
ento;  aqai  do  sá 
í  el  caso  saldré. 


r  llamen  primero , 
I  el  suceso. 

MK  CJtBCU.  (Ap.) 
iQaién 
pe  de  bomore  de  bien 
idara  el  acero! 

DOHLOPI. 

>,  iltioa  lao  recto , 
lagaa  deipenar. 


Deja  de  filosofar. 

HOnDEGO. 

Hágolo  mu;  pocas  veces. 

DON  LOM. 

V  esas  d 

Porque  liegas  t  cansar. 

ININ  DtESO.  {Áp.) 

Don  Lope 
Con  mi 
Talle  y  voz. 

DON  CAHClA.  (Ap.) 

Dequejamásiocrel. 


jQuét 


Lm  cfaKo  dan, 
Y  el  albi  eapteía  i  reír 
Dequenot  ?Jí^ 

En  la 

Pienso  que  geou  b«  sentida. 

DON  t«n. 
Yo  también,^ 

■oRdem. 
Di  lo  que  tu 


Quede 
Vendrá 


Tan  reodido  j  tan  fOrtoso, 


Y  caatelosa  en  el  trato ! 
Dos  dias  00  pieoio  MUr 
En  Madrid. 


ALONSO  JERÓNIMO  DE  SALAS  BARBADILLO. 


A  estas  mujeres;  que  iutenlo 
Castigar  su  atrevimiento. 

DOÜ  DIEGO. 

¿Si  te  quieres  despeñar? 

DON  GARCÍA. 

Díme,  ¿qué  mas  despeñado? 

DON  DIEGO. 

¿Llamas?  Estarán  durmiendo. 

D0:<  GARCÍA. 

Las  ventanas  van  abriendo. 

DONDIEGO. 

Pues  ¿para  qué  han  madrugado? 

1>0N  GARCÍA. 

Ayer  supe  yo  que  habían 
De  ir  Atocha  esta  mañana , 
Que  á  esta  empresa  soberana 
Devotas  se  prevenían; 
Que  aunque  en  vida  libertada 
Viven  coa  des.^.sosiego. 
Cenizas  tienen  del  fuego 
De  esta  devoción  sagrada. 

DON  DIEGO. 

Ya  ellas  salen. 

DON  GARCÍA. 

Bien  sabia 
Yo  que  había  prevención. 

DON  DIEGO. 

Madrugó  la  devoción ; 
¡  Qué  temprana  romería ! 

Salen  DONa  ISABEL  y  DOSA  INÉS. 

DON  GARCÍA. 

No  llegues ;  que  desde  aqaí 
Mas  atentos  las  veremos ; 
Aunque  no,  llegar  podemos. 
¿Qué  te  parece? 

DON  DIEGO. 

Que  sí. 

DON  GARCÍA. 

¿Adonde  tan  de  mañana? 

D05ÍA  ISAREL. 

Respuesta  dar  no  debía 
A  vuestra  descortesía. 

DON  GARCÍA. 

Sí  haréis:  que  sois  cortesana , 

Y  estáis  en  el  proceder 
De  la  corte  puntual. 

DON  DIEGO. 

En  el  campo  estamos  mal. 

D05ÍA  ISAREL. 

Visita  no  me  ha  de  hacer 
En  mi  casa  el  que  se  huyó 
De  la  suya  cuando  en  ella 
Puse  los  pies. 

DON  GARCÍA. 

Merecella 
Aun  por  eso  pienso  yo; 
Que  después  que  al  Pinabelo 

Y  al  Fabio  marqués  y  conde 
Vuestro  gusto  corresponde 
Sin  el  honrado  recelo. 
Tendréis  por  muy  buen  partido 
Que  no  os  vea  el  que  pudiera 
Impedirlo. 

D05ÍA  ISAREL. 

No  creyera 
Que  érades  tan  atrevido, 
A  no  ver  el  licencioso 
Lenguaje  que  agora  usáis, 
Plática  en  que  ya  mostráis 
Ser  mas  libre  que  curioso. 
Las  mujeres  no  podemos. 
Aun  las  de  mas  altos  nombres, 
Excusarles  á  los  hombres 
Sus  extremados  extremos. 
Las  vanas  galanterías 


Que  el  Conde  y  Marqués  tuvieron. 
Si  como  fuego  nacieron , 
Fueron  humo  en  breves  dias, 
Pues  cuanto  ellos  arriscados 
Siguieron  su  liviandad , 
Con  igual  velocidad 
Volvieron  desengañados. 
Mas  ^para  qué  cuenta  os  doy 
A  quien  ni  debo  ni  es  justo? 

DON  GARCÍA. 

De  este  proceder  injusto, 

Señora,  admirado  estov. 

¿  Que  esto  se  sufre  en  BÍÍadrid  ? 

DONA  INÉS. 

Esto  siempre  lo  veréis. 

DON  DIEGO. 

¿Por  qué  el  discurso  rompéis? 

DON  GARCÍA. 

Escuchad  las  dos,  oíd. 

Si  la  noche  que  mí  hermano 

En  Madrid  puso  los  pies, 

Que  há  tan  poco  tiempo,  que  es 

Aun  moderno  cortesano, 

Los  dos  la  puerta  paseaban , 

Y  en  altas  voces  decían 
Que  de  este  jardin  tenían 
El  fruto  que  deseaban, 

i.  i^ómo  con  tanto  furor 

Lo  que  es  tan  cierto  negáis, 

Y  dar  sombras  procuráis 
A  tan  claro  resplandor? 

DO^A  ISAREL. 

Pues  si  apenas  há  diez  dias 
Que  aquí  tu  hermano  llegó. 

DON  DIEGO. 

Tantos  há  que  vine  yo. 

DO^A  ISAREL. 

Si  es  así,  ¿cómo  podías 
Ver  á  los  que  están  ausentes 
Há  cuatro  meses  y  mas? 
¿Que  en  ser  quimerista  das? 
Que  tan  sin  vergüenza  mientes? 
¿Cuándo  esos  hombres  tuvieron 
Favores,  aun  de  las  vanas 
Vistas  que  dan  las  ventanas. 
Que  para  ellos  no  se  abrieron? 
A  toda  la  vecindad 
Examina,  y  sabrás  de  ella 
Si  es  resplandeciente  estrella 
La  de  nuestra  castidad. 

DON  GARCÍA. 

¿Estoni^as? 

D05IA  ISAREL. 

¿Esto  aBrmas? 
Ni  eres  noble  ni  pariente 
Mío,  pues  tan  libremente 
En  tu  opinión  te  confirmas. 

don  DIEGO. 

Esto  no  es  para  tratado 
En  el  campo;  aquí  entraremos 
En  tu  jardín ,  y  podremos 
Hablar  con  menos  cuidado. 
Ya  que  allá  dentro  no  quieres 
Darnos  lugar. 

DON  GARCÍA. 

Aun  aquí 
Estamos  mas  bien. 

D05ÍA  ISAREL. 

Sea  asi ; 
Di  todo  lo  que  supieres. 

DON  DIEGO. 

Yo  digo :  ¿negar  podéis 

Que  aquí  un  don  Lope  os  pasea? 

D05ÍA  ISAREL. 

Eso  no,  y  quiero  que  sea 
Mi  esposo,  porque  paguéis 
Vuestro  desprecio  y  locura. 


DOROBftO. 

Por  cierto  que  es  el  empleo 
Isual  con  vuestro  deseo. 
Estimad  vuestra  ventnn. 

DOSÍA  ISABBL. 

Haré  tanta  estimación 
Por  mi  gusto  y  vuestro  date, 
Que  antes  que  se  cumpla  el  aiio 
Tendrá  premio  su  inteacion. 
Sin  duda  será  mi  espoio. 

DOflfAIRSS. 

Eso  no  lo  puede  ser; 

Que  yo  he  de  ser  so  mqjer; 

Mi  casamiento  es  fonoso. 

DO^A  ISABgL. 

¿Qué  dices? 

DOÜA  INÉS. 

Que  tengo  aquí 
La  cédula  que  él  me  aló, 

Y  otra  aue  fe  hice  yo 
Tiene  él  mía. 

DOSÍA  ISAIBL. 

¿Él  tedió  i  tí 
Cédula?  Por  vida  mía. 
Que  el  embuste  bueno  fuera 
Si  igual  burla  nos  hiciera. 

DO^AIHliS. 

Presto  mostrar  la  podía. 

DOflA  ISABEL. 

Veamos. 

DoSíA  imís. 

Toma. 

D05ÍA  ISABEL. 

Estaos 
Su  letra,  y  su  firma  es  esta. 

DOH  DIEGO. 

¿  Qué  me  dices  de  eaU  fiesta? 
¿Es  bien  que  engifiado  estés? 
¿Qué  dices? 

DON  OAICIa. 

Tan  alevoso 
Hombre  en  mi  vida  no  vi. 

DOftA  ISABEL. 

¿Que  don  Lope  enclem  en  si 
Un  trato  tan  cauteloeo? 
Dice  las  mismas  razones 
Tu  cédula  que  la  mía. 

DoftAmát. 
Pues  su  intención  ¿qué  aeriat 

DOÜAISABIL. 

No  entiendo  suB  intendOMS. 
Sale  HARINA. 

DOlC  €ABCÍA. 

¿TÚ  en  esta  casa»  MarlDa? 

Triste  de  mi,  yo  wof  Bverta» 
Disciplina  tengo  cierta. 

DONBIMO. 

Diga,  ¿por  qué  el  roatin  MiMt 
A  solas  la  he  visto  kablar 
Con  don  Lope  el  emboatero^ 

Y  ella  no  menos ;  al  infiero 
Mal ,  ¿  podrinme  caaUfar? 

ISteakiatí 

SeQor. 

DON  MICO. 

Déjate  veneer; 
Habla  claro  6  motMs. 


ÍlniUladaga.vaalnris 
iuanto  pretendoa  aaber. 
Vuestro  haáped,qMpioeHa 


.iXé^i^fuiJ'.^ 


I  á  ftieria  de  engafios, 
ido  00  casamiento 
lauque  por  medios  b^os , 
t^oras  engaña 
ímpo.  solidundo 
con  la  mas  rica       .    * 
» que  llegare  el  caso, 
na  quiere  bien , 
es  tan  interesado, 
lue  le  esti  mejor 
i  á  lo  justo  f  santo, 
iere  acomodarse 
i  modo,  faltando 
listad  á  las  leyes, 
o  del  buen  trato, 
rosotros,  sefiores, 
a  nocbe  un  engaño 
kiaros  de  esta  puerta. 

»0N  niBGO. 

dices. 

■AaiifA. 
Verdad  trato ; 
su  criado  y  él 
ores  titulados 
eron ,  y  el  don  Lope 
,  la  Toz  mudando : 
4e  campo  qué  hacemos, 
i  este  jardm  llevamos... 

DO!C  GAaclA. 
«cucha,  no  prosigas. 

OOñk  ISABEL. 
I 

D05ÍA  INÉS. 

i  Oh  infame ! 
DOX  gabcía. 

¡Oh  villano! 

■ARIIIA. 

intento  con  esto 
ros,  j  apartaros 
is  damas,  v  que  yo 
e  al  trato  falso. 

0  que  asi  lo  hice , 
10  arrebatado 
nesas  y  intereses, 

1  habrán  de  salir  vanos. 

DON  DIEGO. 

^esion  de  tu  culpa 
lelve.  ¡Oh  suceso  raro ! 
go  falso !  Quisiera 
tigo  á  tanto  agravio. 
s  allá ,  Marina ; 
oca  de  los  esclavos 
anto  que  sean  traidores ; 
inügos  me  espanto. 

K)N  FERNANDO  T  DON 
DRIGO. 

DOlf  aOORIGO. 

Ion  Lope,  acá  fuera 
labra. 

]K>II  DIEGO. 

Engañado 
;  que  no  soy  don  Lope, 
»gaño  que  fué  tanto 
nupa  el  ser  su  amigo , 
i  pretendí  librarlo 
istro  valiente  acero, 


RO- 


GALAN  TRAMPOSO  Y  PORRE. 

Teaieroso  de  su  dafio ; 
Mas  ya  que  traiciones  tantas 
Sé  de  su  vida,  entregaros 
Juro  la  persona  misma, 

Y  con  mi  espada  y  mi  braao, 
Para  la  satisfacción 
Vuestra,  proneto  ayudaros,  ' 

Y  tomar  a  costa  mhi 
Vénganla  de  vuestro  agravia 
¿Cuáles?  N 

DOH  RODRIGO. 

Intentó  en  Sevilla, 
Insolente,  v  no  bizarro, 
Bodas  con  Leonor  hermosa. 
Hermana  de  don  Fernando ; 

Y  porque  la  disfamó. 
Pretendimos,  con  matarlo. 
Satisfacer  nuestra  Injuria. 

DON  DUKGO. 

Lograránse  vuestros  pasos. 

DOlf  RODRIGO. 

Anoche  aqui  nos  fingimos 
Dos  señores  titulados 
En  este  campo,  queriendo 
Sin  riesgo  nuestro  matarlo; 
Mas  estorbólo  una  luí. 

DON  DIEGO. 

¿Qué  os  parece  de  esto,  hermano? 
De  aqui  nació  el  confirmarse 
El  engaño  en  los  dos  tanto. 

DON  RODRIGO. 

Él  ha  de  venir  agora 
Aqui,  que  de  su  criado 
Lo  tenemos  entendido; 
Qm  bo  fué  poco  engañarlo. 

DON  GARCÍA. 

Haced  una  cosa  todos. 

DON  RODRIGO. 

¿Qné? 

DON  GARCÍA. 

Dejad  puesto  en  mis  manos 
El  castigo  de  este  hombre. 

DON  RODRIGO. 

;  Todos  en  ti  le  dejamos. 

DON  GARCÍA. 

Pues  para  principio  del , 
Es  bien  nos  halle  casados ; 
i  Dame  la  mano.  Señora. 
doíIainés. 
El  alma  doy  y  la  mano. 

DO^A  ISABEL. 

I Y  yo  también  á  mi  primo 
'  Don  Diego. 

DON  RODRIGO. 

Aqui  celebramos 
Todos  nuestro  casamiento.— 
Primo,  tus  brazos  aguardo. 

DON  FERNANDO. 

Yo  te  doy  la  mano,  prhno, 
Por  Leonor. 

DON  RODRIGO. 

Yo  el  alnu  y  braios. 
Llegué  al  puerto  de  mts  gloHu. 

DOR.DffGO. 

Caso  admirable  y  extniKo. 
Suspensión ;  don  Lope  ffeue. 


Maora. 


»0N  RODRIGO. 


Salen  DON  LOPE  v  MONDEGO. 

DON  LOPE. 

De  veros  lAe  espanto 
Tan  conformes ;  gran  desdicha. 
¡Jesús,  Jesús! 

doíIa  isarbl* 
i  Oh  villano  1 
Tus  injurias,  tus  vileías, 

?ue  aun  son  veneno  en  los  labios , 
odas  tos  culpas  se  saben. 

DON  DIEGO. 

Marina  de  tus  engaños 
Ha  dado  larga  noticia. 

■ONDEGO. 

En  la  trampa  habernos  dado. 
Vive  Dios,  que  nos  espera 
Gentil  bonraaca  de  palos. 

DON  RODRIGO. 

Vive  Dios ,  que  ha  d^  morir. 

DON  garcía. 
Ya  tenemos  uentado 
Que  yo  he  de  darle  el  castigo. 

DONRODRlfiO. 

Por  lo  que  hicieres  pasamos. 

DON  garcía. 
¿Qué  haces,  Marina? 

■ARINA. 

Aquí  estoy. 

DON  GARCÍA. 

Marina,  desde  hoy  te  hago 
Libre,  y  le  doy  por  esposo 
A  don  Lope,  y  yo  te  mando, 
Don  Lope,  no  lo  Chuses; 
Porque,  por  el  cielo  santo. 
Que  te  pasemos  el  pecho 
Todos  cuantos  aquí  estamos. 

DON  LOPE. 

Obedezco  á  m!  desdicha. 

DON  (BAfiCÍA. 

Asi  quedas  cutigado. 

DON  LOPE. 

DIme,  4  por  qué  deste  modo , 
Morir  podiendo  en  tos  braioe? 

DON  GARClA. 

Tu  colpa  fué  pretender  > 
Casamiento  neo  y  alio; 
Y  asi,  yo  te  doy  la  peme 
Con  el  mas  pobre  y  i»M  báJo. 

'    OOIIDEOO. 

Venga  la  gau  de  casa. 

DOURODUGO. 

¿Paraqoé? 


I 


Porque  eitá  llano 
Qoe,  al  A  al  amo  dan  la  pena , 
Yo  coo  la  gata  me  caso. 

RON  LOPE* 

Mittbrieadiómelsoalov 
Perdonad,  varoñee  lAbioe , 
Al  GaUm  iTMRifMic  y  peHs^ 
SI  hay  perdonen  yinros  tantos. 


^ " 


kfh 


m 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


EL  MAYORAZGO  FIGURA, 

DE  DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLOBIANO. 


PERSONAS. 


lEGO. 

UAN. 

CDRO,  anciano. 


4f  ARINO ,  lacayo. 
FELICIANO,  criado. 
DONa  LEONOR,  dama. 


LUISA,  fif  erUda. 
DOÑA  ELENA,  dama. 
INÉS,  su  criada. 


HERMENEGILDO,  tríada. 
DRBINA ,  oicudara. 

Dos  GIIAMM. 


ACTO  PRIMERO. 


I  DON  DIEGO  T  FELICIANO. 

FELiaANO. 

la  pasión  de  amor. 

DON  DIEGO. 

domas,  Feliciano; 

i  el  sosiego  en  mi  mano 

as  dura  su  rigor. 

nina  doña  Elena 

lacjon  i  mi  mal , 

le  Te  que  es  Un  morlal. 

FELICIANO. 

e  duele  lu  pena ; 
nezaSflus  desvelos 
oco  la  ban  obligado, 
lilata  lu  cuidado. 

DON  DIEGO. 

os  bago  á  los  cielos 
1  Grmeza,  en  afición, 
rvir  y  en  adorar 
me  llega  á  igualar 
antos  nacidos  son. 
isié  mi  deseo, 
údo  della  admitido, 
o  que  va  dirigido 
Ice  y  casto  himeneo; 
que  muestra  voluntad 
stima  de  mi  fe, 
e  que  dudoso  esté 
remio  de  mi  lealtad, 
nunca  esto?  mejorado 
cha ,  y  de  dia  en  día 
i  la  esperanza  mia 
érmino  dilatado, 
la  representé , 
¡  mi  dícba  mejora, 
to  la  obliga  deudora, 
ersuadirla  llegué 
lie  bonre  con  su  mano 
lar  fio  i  mis  pasiones. 

FELICIANO. 

rosigue  en  dilick^es 
mal 

DD.  C  M  L^— n. 


DON  DIICO. 

Si,  Feliciano, 
Hasta  tener  yo  en  la  flota 
Cartas. 

FELICIANO. 

Ver  quiere  primero 
Certezas  que  ta  dinero 
No  ba  peligrado  eo  derrota ; 

Y  bailo  que  es  an  vil  cuidado 
Dar,  la  que  trata  de  amar, 

A  interés  primer  lugar. 

Sale  MARINO,  de  camino ^  con  fieltro. 

■Aimo. 
Gracias  á  Dios,  que  be  llegado. 

DON  DIEGO. 

Marino,  seas  bienTenido. 

MAIUIIO. 

Esos  pies  permite  darme. 

DON  DIEGO. 

Alza,  Marino,  á  abrazarme. 
¿  Cómo  en  Sevilla  te  ba  ido? 

MAMNO. 

Bien ,  pues  fui  por  un  socorro, 

Y  traigo  toda  una  berenda. 

FELICIANO. 

No  es  nada  la  diferencia. 

DON  DIEGO. 

¿Cómo? 

MARINO. 

Salto,  brinco,  corro. 
Estoy  loco  de  contento. 

1^  DIEGO. 

Sosiega ;  ¡  qué  loco  estAs ! 

'   HAMNO. 

Señor,  si  albricias  no  das 
De  tu  dicba,  de  tu  aumento. 
No  esperes  saber  de  mi 
La  nueva  que  estoy  callando. 
Albricias. 

DON  DIEGO. 

Yo  te  las  masdo. 

■ARINO. 

¿Buenas? 


.DON  MEGO. 

Boenaa. 

HAEINO. 

¿Cierto? 

MW  MEGO. 

Si. 

MARINO. 

Pues  digd  en  breves  risones 
Que  ta  tío  se  murió,  . 

Y  so  badenda  te  mandó, 
Que  en  bamn  j  patacones 
Son  dosdenlos  mil  ducados , 
Que  con  esta- flota  vienen, 

Y  en  Sevilla  te  los  tienen 
Seguros  ya  y  registrados; 
Honrado  tío  has  tenido. 

DON  MEGO. 

Téngale  Dios  en  el  dek». 

MAMNO. 

Y  A  nosotros  en  él  suelo 
Nos  dé  contento  cumplido 
Con  berenda  tan  bonirada.— 
¿  No  digo  bien,  Fdldano? 

nucuuo.  * 

Y  aun  reblen. 

MAliNO. 

¿A  qué  cristiano 
El  heredar  no  le  agrada? 
Sea  oonsudb  de  tu  pena 
Tanta  banray  patacón. 

DON  MEGO. 

Ya  se  llegó  la  ocasión 
En  que  seré  dol&a  Elena, 
A  quien  esümo  y  adoro. 
Dueño  desta  cantidad. . 
{Ap.  Aunque  es  poco  A  cñ  beldad 
Darla  de  Creso  é  tesoro.) 
MAamo. 

Este  pliego  ei  de  tu  agente ; 
En  él  aviso  te  da     . 
De  lo  que  haa  sabido  ya 
De  mi,  aunque  mas  latamente. 
Abi  viene  el  teataniénto 
Detu  tio,  queveiia;. 
Ysllicendamedaai    . 

i9 


290 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLORZANO. 


Porque  con  hambre  me  siento, 

Me  upropiíicuo  á  la  cocina 

A  ver  si  hallo  un  bocado 

Que  me  deje  consolado 

De  un  hambre  íiera  y  canina.     {Vasei) 

DON  DIEGO. 

Vele  muy  enhorabuena. — 
Haz  regalar  á  ese  loco. — 
Todo  cuanto  tengo  es  poco 
Para  ti,  querida  Klena. 
{Vause.) 

m 

Salen  hOS\  LEONOU  y  LUISA,  con 
mantos. 

LUISA. 

Señora,  ¿no  me  dirás, 
Por  mí  amor  y  por  tu  vida, 
Dónde  con  esta  salida 
Tan  secretamente  vas? 
Tú  hus  dejado  al  escudero, 
Prevenida  y  recatada, 
(^on  embo70  y  disfrazada; 
Aunr|ue  es  término  grosero 
l'na  criada  saber 
Lo  que  tú  qtierrás  negar , 
Perdona;  (|ue  el  preguntar 
£s  tentación  de  mujer. 
¿Puedo  saber  de  tu  intento 
La  causa?  Dila,  Señora  , 
A  quien  tu  designio  ignora. 
¿Ls  amor  el  fundamento? 

DOÑA    LKONOB. 

Acertaste,  Lui&a  mía; 
Con  este  disfraz,  amor 
Quiere  que  sufra  un  rigor 
Con  que  ofenderme  poriia. 

LUISA. 

¿Y  merécelo  el  sugeio? 

DONA  LEONOR. 

Pues,  si  no  lo  mereciera, 
¿Saliera  desta  manera? 

LUISA. 

Que  es  dichoso  le  prometo. 

DOÑA    LEONOR. 

Antes  su  dicha  no  sabe, 
Si  es  dicha  quererle  yo 
Con  tanto  amor. 

LUISA. 

¿Cómo  no? 
Abra  el  secreto  la  lla\e, 

Y  revélame  lu  pena. 
Si  de  consuelo  carece, 

Y  mi  amor  le  lo  merece ; 
Que  estoy  de  tu  empleo  ajena. 

DOÑA  LEOKOR. 

Como  há  tan  poto  que  estás 
Kn  mi  servicio,  no  sabes 
Mi  tormento  y  penas  graves ; 
Pues  escucha  y  las  sabrás. 
Kn  aqui'l  dia  festivo 
De  aijuella  antorcha  divina, 
Prodigio  de  santidad. 
Del  gran  precursor  Daptisln , 
De  aquel  sagrado  profeta 
Que  en  general  solemnizan. 
Con  aplausos  y  alabanzas. 
La  cristiandad ,  la  morisma ; 
I»ara  celebrarle  alegres, 
Kn  el  abril  de  una  quinta 
A  una  opulenta  merienda 
Nos  juntamos  seis  amigas. 
Yace  este  ameno  jardín 
Tan  cerca  de  las  orillas 
Del  humilde  Manzanares, 
Que  sus  plañías  fertiliza, 
llonqiieiido  fue  la  carroza 
Sus  vidrieras  crislalinas , 
Hasta  llegar  al  lugar 


Que  gustos  me  prevenía. 
Después  de  haber  del  gozado 
Las  rosas,  las  ininutisas, 
Los  jazmines,  los  claveles. 
Las  jasneadas  clavellinas, 
IL\  alhelí  variado. 
El  adonis,  la  siiinga, 
El  narciso,  la  retama 

Y  flor  de  la  maravilla ; 
Después  que  en  los  surtidores 
Aumentó  el  contento  risa , 
Los  descuidos  castigados 
Con  las  burlas  prevenidas; 
Cansadas  de  travesear 

Por  los  cuadros  que  matizan 
Hermosas  flores  que  el  alba 
Guarnece  de  argentería , 
Nos  retiramos  gustosas 
A  la  casa,  donde  babia 
Hermosas  y  alegres  cuadras. 
Debiendo  á  la  pulida 
Del  dueño  un  compuesto  adorno 
De  escriLorios,  mesas,  sillas 

Y  pinturas  excelentes, 
Ikcieopara  la  vista. 
Hacíase  la  merienda 

En  una  estrecha  cocina. 
Debajo  de  aqueste  cuarto, 

Y  para  darse  con  |)risa 
Solícito  el  cocinero. 
No  vio  saltar  una  chispa 
Desde  la  lumbre  á  unas  pajas; 
Obró  la  materia  \iva 

Tan  prestamente,  que  el  fuego, 
Prendiéndose  en  las  vigas 
Del  techo,  comenzó  á  arder 
Con  llamas  tan  excesivas. 
Que  sitiaba  nuestra  estancia, 
Imindicndola  salida 
Con  su  poderosa  fuerza ; 
Mus  temiendo  una  desdicha 
Mis  cinco  amigas,  salieron 
Animosits  y  atrevidas , 
Dejándome  dentro  sola , 
Del  humo  desvanecida; 
Donde  en  (al  conflicto  puesta , 
Mirando  cómo  peligra 
Mi  persona ,  en  tanto  riesgo 
De  favor  destituida. 
Con  llanto  y  piadosos  ruegos 
Al  jardinero  pedia 
Que  del  riesgo  me  librase; 
Mas  el  no  se  determina. 
En  esta  aflicion  estaba, 
Cuando  se  apea  en  la  quinta 
De  su  coche  un  caballero. 
Que  el  ruido  que  en  ella  oía 
Le  trujo  á  saber  la  causa ; 

Y  informado  que  corría 
Peligro,  entre  el  humo  y  fuego. 
Mi  vida,  puesta  á  las  iras 

De  su  furor,  al  momento 
La  capa  del  hombro  quila, 
La  espada  y  la  daga  arroja 
Con  talabarte  y  pretina. 

Y  sin  mirar  al  peligro 
De  las  llamas  excesivas , 
Que  abrasaban  ya  las  puertas, 
Los  techos  y  cuanto  había, 
Con  un  ánimo  increíble 
Entró  por  mi  á  toda  prisa. 
Temiendo  haber  hecho  el  fuego 
Todo  mí  cuerpo  ceniza. 

Y  hallándome  desmayada, 
Con  el  susto  y  aconia 

De  verme  en  peligro  tal , 
Del  fatal  riesgo  me  libra. 
Sacóme  en  brazos  afuera. 
Alegrando  con  mi  vista , 
Viéndome  libre  del  daño, 
A  mis  llorosas  amigaft. 
Con  el  aire  que  me  dí6, 


Volvieron  á  cobrar  vida 

Mis  sentidos,  que  basta  enlonces 

Enajenados  tenia. 

Vuelta  ya  en  todo  mi  acuerdo, 

La  acción  generosa  y  pia 

Del  caballero  esiimc 

Con  muestras  de  agradecida. 

Puse  en  él  la  vista  atenta ; 

i  Nunca  la  pusiera,  Luisa! 

Pues  me  cuesta  desde  entonces 

Verme  del  amor  vencida. 

Lo  airoso  de  su  persona, 

Su  talle,  su  bizarría 

Y  mi  obligación,  que  es  mas, 
Dieron  con  fuerzas  crecklas 
Con  mi  libertad  en  tierra. 
Que  en  lo  severa  y  alliva 
Jamás  le  rendí  al  amor 

El  feudo  que  solicita. 
Acompañóme  hasta  casa. 
Adonde  con  inas  caricias, 
Mas  gusto  y  mas  agasajo. 
Por  la  merced  recibida. 
Le  rendí  de  nuevo  gracias, 
Todas  ellas  dirigidas 
A  que  de  mi  nuevo  amor 
IJevasc  de  alli  premisas. 
No  lo  debió  de  enieuder, 
i'ues  cuando  su  cortesía 
Me  promeiió  visitarme. 
Nunca  llegó  esta  visita 
Ni  pisó  mas  mis  umbrales. 
Como  si  en  toda  su  vida 
Me  hubiera  visto  ni  hablado; 
Cuatro  meses  \ik  que  lidian 
Mis  penas  con  mis  desvelos, 

Y  la  memoria  enemiga 

Me  está  acordando  sus  partes, 
Poniue  con  esto  me  aflija. 
Procuré  con  resisleocias 
Hrparar  las  balerías 
Que  el  amor  me  estaba  dando; 
Hiceme  fuerza  á  mi  misma; 
Mas  á  la  fuerza  de  amor. 
De  quien  muy  pocos  se  Utran, 
llesistirla  es  abrazarla. 
Repararla  es  admitirla. 
Viviera  con  esta  pena 
Hasta  acal>ar  con  mi  vida. 
Que  á  tanto  ohlisa  el  recato. 
Si  ayer,  que  al  Cirmeo  ftal  i  misa, 
En  su  iglesia  no  mirar» 
Que  este  galán  asistía 
Al  lado  de  una  embozada. 
Donde,  puestos  de  nwíUlas, 
Hal)laron  cosa  de  un  bora. 
Los  celos,  centellai  vivas 
Del  amor,  pudieron  dame 
Tal  pasión  y  tal  fatiga. 
Que,  á  ser  licito,  estorbara 
La  conversación,  perdida 
Con  la  pasión  de  los  celos; 
A  tanta  cólera  obligan. 
Desde  entonces  no  sosiego, 
Por<|ue  los  celos  me  Irritan, 
Que  son  en  pechos  de  amantes 
Los  (lue  en  ellos  siembran  císbus. 
Para  remediar  mi  daibo 
Hoy  mi  intento  detennioa 
Üuscar  á  este  caballero 
Dentro  en  su  posada  misma , 

Y  saber  del  con  certeza 
Si  tiene  dama  que  sirva. 
Si  tiene  dueHo  que  adore. 

Si  tiene  empleo  &  que  alista; 
Si  le  llene,  el  deseoflAo 
Vendrá  á  ser  la  medicina 
De  mi  pasión  amorosa, 

Y  harán  pausa  mis  ponías. 
Si  vive  libre,  sabré 

Con  halagos,  coo  caricias, 
Agasajos  y  temcuft, 


>s  mas  libres  obligan, 
le,  enamorarle, 
lie  en  festivo  dia, 
junte  la  i||;Iesia 
Mitades  disiinlas. 

LUISA. 

nente  lo  has  trazado 
en  confusión  no  vivas  , 
)  con  tal  silencio; 
drás  larga  noticia 
ilidad  y  parles 
caballero? 

DOÑA   LEONOR. 

Amiga, 
abidoque  se  llama 
go  de  Acana. 

LUISA. 

Mira 
'orie  es  lodo  engaños. 

UO.NA   LEONOR. 

r  está  en  Galicia ; 
inme  que  desciende 
le  prosapia  y  limpia. 

LCISA. 

bacienda  no  has  sabido? 

DO.\A    LEONOR. 

tiene  un  lio  en  ludias, 
ji  sus  pretensiones 
uerza  y  solicita. 

LUISA. 

co. 

DONA   LEO.NOR. 

No  reparo 
:ienda. 

LUISA. 

Tú  eres  rica, 
s  para  los  dos. 

DOÑA   LEONOR. 

j;o  en  seguras  fincas 
ii  ducados  de  renla, 
moneda  efeciiva 
e  ahorra  mi  tutor, 
su  poder  deposita. 

LUISA. 

uzgo  el  mas  dichoso 

}e,  si  es  que  su  dicha 

alcanzarlu  mano. 

DOÑA    LEONOR. 

B  á  Dios  que  lo  consiga  ! 
seré  tan  dichosa. 

USA.  {Hace  que  repara.) 
)lver  desa  es(|uina 
que  vi  á  don  Juan. 

DOÑA    LEONOR. 

me  faltan  desdichas, 
ba  conocido  acaso? 

LUISA. 

tan  desconocida, 
dudo. 

DOÑA    LEONOR. 

Que  no  haya 
punto  en  todo  el  dia 
te  hombre  no  me  canse. 
I,  Luisa,  camina. 

LUISA. 

iremos  el  paso. 

DOÑA    LEONOR. 

entura  es  la  mia, 
10  bailo  gusto  sin  pena 
lento  sin  desdicha. 

(Vanse.) 
DOSA  ELENA  É  mfá ,  criada. 

DOÑA  ELENA. 

'.  el  p.npel  á  don  Diego 
:Qíia  ? 


EL  MAYORAZGO  FIGURA. 

INÉS. 

Señora,  si; 
En  su  casa  se  le  di. 

DOÑA  ELENA. 

; Sabes  si  le  llegó  el  pliego 
bel  agente  de  Sevilla? 

INÉS. 

No  sé  que  le  baya  llegado. 

DOÑA  ELENA. 

¿Ni  tú  se  lo  has  preguntado? 

INÉS. 

Exceder  de  la  cartilla 
Que  le  toca  á  iina  criada 
Ya  peca  en  bachillería. 

DOÑA  ELENA. 

Dirás  que  es  descortesia. 

INÉS. 

Es  tenerme  por  cansada. 
Lo  (|ue  del  puedo  decir. 
Es  que  siente  en  su  pasión 
Yer  en  ti  poca  aticion. 
Cuando  se  alienta  á  servir, 
A  amar,  querer  y  estimar 
A  tu  hermosura. 

DOÑA  ELENA. 

Está  bien ; 
No  morirá  del  des<len 
Ni  tampoco  de  esperar. 

INÉS. 

¿  No  iguala  á  tu  calidad? 

DOÑA  ELENA. 

Sí. 

INÉS. 

;,  No  puede  ser  tu  esposo , 
Si  con  tu  mano  es  dichoso? 

DOÑA  ELENA. 

Hay  una  dificultad, 
Que  esa  ejecución  dilata. 

INÉS. 

¿Cuáles? 

DOÑA  ELENA. 

No  aprietes,  Inés, 
En  querer  saber  cuál  es. 

INÉS. 

Eres  á  su  amor  ingrata. 

Salen  con  priesa  DOÑA  LEONOR 
LUISA,  embozadas, 

DOÑA   LEONOR. 

Si  favor  queréis  hacerme , 
En  esta  ocasión  le  espero; 
Seguida  de  un  caballero 
Que  pretende  conocerme, 
¿Adonde  podré  esconderme? 

DOÑA  ELENA. 

Sosegaos. 

DOÑA  LEONOR. 

Estoy  mortal; 
Que  es  mi  pena  desigual. 

DOÑA  ELENA. 

No  tenéis  de  qué  temer ; 
Que  no  ba  de  osarse  atrever 
En  casa  tan  príncipaL 

DOÑA  LEONOR. 

Aquí  viene;  estoy  perdida. 

DOÑA  ELENA. 

Perded ,  perded  el  temor. 
Sale  DON  JUAN. 

DON  JUAN. 

Señora  doña  Leonor, 
Ya  estáis  de  tni  connrída. 
Y  aunque  no  sea 
En  mi  favor  (piM 


291 


La  fortuna  veloz  pasa 
Por  mis  dichas  con  porfía), 
Por  singular,  este  día 
Es  justo  meterle  en  casa. 
Prestadme  un  ralo  atención 
En  la  ocasión  que  se  ofrece. 
Si  es  que  esta  dicha  os  merece 
Tanto  tiempo  de  aflcion. 

DOÑA   ELENA. 

Aquí  no  será  razón 
Que  á  esta  dama  disgustéis 
Ni  nuevo  susto  la  deis ; 
Dejalda,  Señor,  por  Dios. 

DON  JDAN. 

¡Qué  mal  tercio  que  bailo  en  vos ! 
Qué  poca  piedad  tenéis ! 

DOÑA  ELENA. 

Escucbalde  un  rato  os  pido. 

DO^A  LEONOR. 

No  tenéis  que  persuadirme ; 
Que  cuanto  puede  decirme 
^  a  yo  lo  iengo  entendido. 
Dirá  ([ue,  de  amor  perdido, 
Dos  anos  há  que  me  adora, 
Que  me  sirve  y  enamora. 
Dando  de  mi  olvido  quejas 
A  los  hierros  de  mis  rejas 
Desde  la  noche  á  la  aurora; 
Dirá  que  siempre  el  cuidado 
Fué  aumento  de  su  Urmeza; 
Diiáme  que  á  su  fineza 
Ningún  amante  ba  igualado; 
Que  portia  mal  pagado, 

Y  que  ha  de  perseverar 
En  querer  servir  y  amar, 
Aunque  admitirle  no  quiera ; 
Que  esta  es  la  mas  verdadera 
Eineza  para  obligar ; 

Dirá  que  sin  intención 
Del  premio  que  nunca  alcanza. 
Ama,  que  es  sin  esperanza 
De  llegar  á  posesión ; 

Y  aunque  veo  su  afición. 
Como  objeto  nunca  ba  sido 
De  mi  gusto,  perdón  pido. 
Respondo  sin  obligarme 
Que  lo  que  gasta  en  amarme 
Es  todo  tiempo  perdido. 

Ya  con  este  desengaño 
Cesará  vuestra  porfía. 

DON  JUAN. 

Con  lodo,  por  cortesía. 
Aunque  conozca  mi  daño, 

Y  aunque  yo  os  parezca  extra&o 
De  vuestro  gusto,  me  oid. 

DOÑA  LEONOR. 

Pesado  estáis. 

DON  JUAN. 

Advertid... 

DOÑA    LEONOR. 

No  tenéis  que  me  cansar. 
Que  no  os  tengo  de  escuchar ; 
Porfiad  ó  persuadid. 
Que  ya  os  tengo  respondido. 

DONJUÁN. 

Leonor  hermosa. 

DOÑA  LEONOR. 

Cansado 
Sois ;  ¿eslo  ba  de  ser  forzado? 

DON  JUAN. 

Mi  bien. 

DOÑA  LEONOR. 

No  seáis  atrevido. 

DON  JOAN. 

Leonor. 


202 


Sale  DON  DIEGO,  al  paito. 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLOfiZANO. 


DOXA  ELENA.  (Ap.) 

Don  Diego  ba  venido ; 
Pésame  de  su  venida. 

DON  JUAN. 

Ingrata,  fiera,  bomicída, 

D05ÍA  LEONOR. 

Ya  OS  be  dicho  que  os  cansáis. 

D05ÍA  ELENA. 

Lo  que  os  suplico  es  que  os  vais. 

DO.t  JDAN. 

Iré  sin  alma  y  sin  vida, 
Mas  logrando  mi  porfía ; 
Porque  os  be  de  ser  molesto, 

Y  habéis  de  oírme. 

Sale  del  todo  DON  DIEGO. 

DON  DIEGO. 

¿Qué  es  esto? 

DO^A  ELENA. 

Una  pesada  osadía. 

A  esta  dama ,  que  venia 

De  embozo  y  bien  descuidada, 

Y  también  á  su  criada. 
Las  siguió  este  caballero, 
Algo  pesado  y  grosero ; 

Y  ella,  de  verle  asustada, 
De  mi  casa  se  valió , 

Y  alteroso  y  porfiado, 

Hasta  esta  cuadra  se  ba  entrado, 

Y  licencia  la  pidió 

Para  hablarla,  estando  yo 
Delante ;  mas  no  ha  querido 
Dar  á  sus  quejas  oído, 
Antes,  atajando  el  daño. 
Con  un  claro  desengaño 
Severa  le  ha  despedido ; 

Y  aunque  su  severidad 
Ha  visto,  hablarla  porfia. 

DON  DIEGO. 

Con  damas  no  es  cortesía 
Ir  contra  su  voluntad. 

DON  JCAN. 

Vive  ajena  de  piedad 

Con  quien  debe  obligaciones. 

DON  DIEGO. 

Las  amantes  aficiones. 
Que  en  guerra  de  amor  se  alistan. 
No  con  fuerza  se  conquistan 
Cuando  persuaden  razones. 

DON  JUAN. 

Esas  DO  me  quiere  oir. 

DON  DIEGO. 

Pues  no  es  justo  porfiar 

Con  quien  no  quiere  escuchar. 

(Tómale  de  una  mano 
Conmigo  habéis  de  venir; 
Fino  amar  es  persuadir. 

DON  JUAN. 

Mal  se  apagará  mi  llama , 
Si  he  visto  que  no  me  ama. 

DON  DIEGO. 

Pues  yo,  que  servir  os  quiero. 
He  de  ser  vuestro  tercero 
En  persuadir  á  esta  dama. 
{Vanse  los  dos.) 

DO^A  ELENA. 

Gracias  á  Dios,  que  se  fué. 

DONA  LEONOR.  {Ap.) 

Ya  estoy  con  desasosiego 

Ihi  haber  visto  aquí  á  don  Diego ; 

Si  esta  es  su  dama  sabré. 

DO^A  ELENA. 

Ya  que  no  hay  de  qui(>n  temer, 
Bien  os  podéis  descubrir. 


.) 


D05ÍA  LEONOR. 

En  poco  os  pienso  servir. 
Que  es  malo  lo  que  bay  que  ver; 
Pero,  por  no  ser  ingrata 
Adonde  favor  hallé. 
Obedezco. 

{Descúbrense  las  dos,) 

DOÑA  ELENA. 

Bien  se  ve 
Que  el  cielo  el  favor  dilata 
Con  vos  con  tan  franca  mano, 
Que  esa  belleza  disculpa 
De  vuestro  amante  la  culpa, 
Aunque  es  su  desvelo  en  vano. 

DO.NA  LEONOR. 

Suplicóos  no  lisonjeéis 

A  quien  piensa  desde  agora 

Ser  muy  vuestra  servidora. 

D05ÍA  ELENA. 

Sobrado  favor  me  hacéis; 
Mas  de  vos  quedo  a^^raviada 
De  que  me  hagáis  lisonjera. 
Cuando  coa  verdad  sincera. 
Sin  mostrarme  doble  en  nada. 
Alabo  vuestra  hermosura. 

DO.SÍA  LEONOR. 

Ese  excesivo  favor 
Ofrece  pagar  mi  amor 
Con  fe  de  amiga  segura. 

DO^A   ELENA. 

Yo  muy  vuestra  lo  be  de  ser. 

D05ÍA   LEONOR. 

Tendrá  mi  afición  aumento. 

DONA   ELENA. 

Tomad  por  un  rato  asiento. 

DOÑA  LEONOR. 

Siempre  os  he  de  obedecer. 
{Siéntense  en  sillas  6  almohadas,  y  las 
criadas  en  el  suelo.) 

DOÑA  ELENA. 

¿Vuestro  nombre  no  sabré? 

DOÑA  LEONOR. 

Doña  Leonor  de  Guzman 
He  llamo,  y  vivo  á  San  Juan. 

DOÑA  ELENA. 

En  lo  mismo  os  pagaré; 
Yo  me  llamo  dona  Elena 
De  Leiva  y  Sotomayor. 

DOÑA  LEONOR. 

{Ap.  i  Oh ,  si  pudiese  mi  amor 
Hallar  alivio  en  su  pena, 

Y  salir  de  mi  cuidado 

Si  es  cosa  suya  don  Diego ! 
Que  no  puedo  hallar  sosiego 
Hasta  haberlo  averiguado.) 
Confieso  que  agradecida 
A  vuestro  hermano  le  estoy, 

Y  que  deudora  le  soy 
Mientras  Dios  me  diere  vida; 
Porque  aliviarme  de  un  susto 

Y  sacarme  de  un  cuidado 
Ha  sido  favor  sobrado. 

Que  al  fin  me  excusó  un  disgusto. 

DO.ÑA  ELENA. 

Don  Diego  es  tal  caballero, 
Que  me  holgara,  aquesto  es  llano. 
De  tenerle  por  hermano. 
Según  le  estimo  y  le  quiero. 

DOÑA  LEONOR. 

{Ap,  Eso  es  malo.)  Yo  entendí 
Que  vuestro  hermano  seria. 
¿Es  vuestro  amante? 

DOÑA  ELENA. 

Porfia 
Hallar  afición  en  mi ; 


Mas  yo,  aanqae  le  doy  entrada, 
No  es  con  fina  voluntad. 

DOÑA  LEONOa. 

¡Qué!  ¿Fáltale calidad? 

DO.^A  ELENA. 

No;  que  la  tiene  sobrada. 

DOÑA   LEONOR. 

Pues  ¿por  qué  oo  le  mostráis 
Amor? 

DOÑA  ELENA. 

Reparo  pmdeote 
En  no  casar  pobremente. 

DOÑA  LEaNOR. 

¡Oh,  qué  cuerda  en  eso  andáis! 
iAp.  Albricias,  corazón  mió; 
Que  aun  inclinación  no  es 
La  que  mira  en  interés.) 

DOÑA  ELENA. 

Díceme  que  tiene  nn  tio 

En  Indias,  con  quien  ba  estado, 

Y  afirma  áue  en  plata  y  oro 
Tiene  un  inmenso  tesoro; 
Asi  me  lo  ha  ponderado, 

Y  de  lo  que  aquí  le  envía 
Aquesta  verdad  se  inflere. 

DOÑA  LEONOR. 

Si  esposo  os  estima  y  qoiere. 
No  estéis  á  su  amor  tan  fria. 

DOÑA  ELENA. 

Yo  estimo  en  mocho  i  don  Diego; 
Mas  aquesta  estimación 
No  llega  á  ser  afición 
Que  me  dé  desasosiego. 
Sé  que  tiene  calidad , 
Sé  que  su  amor  y  cuidado 
Los  quilates  han  mostrado 
De  una  fina  voluntad , 

Y  que  su  excesivo  amor. 
Su  le  y  su  mucha  asistencia 
Merecen  correspondeneia 
De  voluntad  y  favor; 

Mas  yo,  que  i  mi  estimación 
He  de  observar  con  recato, 
Con  dilaciones  le  trato ; 
Que  es  primero  mí  opinión. 
Don  Diego  no  tiene  hacioida, 
Siró  aquella  que  le  da 
El  tio,  que  en  Quito  tstá. 
Mientras  que  por  él  pretenda ; 
Si  yo  con  él  me  casase 
Sin  mirar  esto  primero, 

Y  las  barras  ó  el  dinero 
De  su  tio  le  faltase, 
¿No  será  gran  necedad, 
Guiados  por  aficiones. 
Aumentar  obligaciones 
Al  estado  y  calidad, 

Sin  tener,  Leonor,  con  qué, 
Siendo  atlante  de  mi  estado 
Un  dote  muy  moderado. 
Que  de  mi  padre  heredé? 
Su  tio  puede  morirse. 
La  hacienda  puede  eolrasparse, 
O  el  tio  puede  mudarse, 

Y  de  darla  arrepentirse. 

Y  como  está  en  condición 
De  haber  en  esto  mndaua, 
No  me  fundo  en  la  espcrana* 

DOÑA  LBOKOa. 

Mas  vale  la  posesión. 

DOÑA  BLSIU. 

Mi  amor  no  ha  llegado  á  ser 
En  mi  cosa  de  caiuado; 
Si  don  Diego  lo  ba  pcnndo, 
Mi  fingir  fué  entretener. 
Al  que  la  mano  le  diere 
Con  amor  y  voluntad, 
Ha  de  tener  cantidad 


ida ,  porqae  se  ioGere 

lia  he  de  portarme, 

conforme  i  quien  soy, 

irte,  donde  estoj, 

1  de  aveatajarme. 

i  la  mano  dé, 

o  tenga  paciencia ; 

ba  de  obrar  la  evidencia , 

papel  la  fe. 

DO^A  LE0:<0R.  {Ap.) 

me  he  ase^^urado 
aae  imagmé ; 
alta  que  esté 

0  desengañado; 
fácil  de  nacer 

>  en  su  posada, 
n  interesada 
pretender 
sa? 

D05ÍA  ELENA. 

¿Quédecis? 

D05ÍA  LEONOR, 

las  como  vos 
n,  mas  de  dos 
le  aquí  advertís 
I. 

OO^A  ELENA. 

No  mirando 

1  lograr  so  deseo, 
en  gusto  el  empleo, 

ese  llorando. 

DO.^A  LEONOR. 

vos  instruida 
rme  recatada , 
'é  asegurada 
tptos  de  advertida; 
de  exceso  pasa 
,  quiero  dejaros. 

(Levántese.) 

D05ÍA  ELENA. 

Diga,  á  visitaros. 

DOÑA   LEONOR. 

honrar  mi  casa, 
ie  su  dicha  alarde  , 
•e  favor  en  vos. 

DO.^A  ELENA. 

ecibirle. 

BOÑA  LEONOR. 

Adíes, 
a. 

DOÑA  ELENA. 

El  cielo  OS  guarde. 
(Vanse  la8  dos.) 

INÉS. 

a  he  de  ser ; 
cobrado  afición. 

LUISA. 

las  amas  son, 
s¿qué  han  de  hacer? 

INÉS. 

han  concertado, 
nos  veremos. 

LUISA. 

loe  nos  demos 
s  de  razonado. 

{Varue.) 

>N  DIEGO  T  FELICIANO, 
su  criado. 

DON  DIEGO. 

;o  me  ha  pasado. 

FELICIANO. 

:remado  cuento. 

DON  DIEGO. 

rabajo  hallé 


EL  MAYOEAZGO  nCURA. 

Al  penado  caballero; 
Porque  era  tal  su  porfia 
(Después  de  ver  su  despreek), 
Queriendo  hablar  con  la  dama) 
Poi^  decir  su  pensamiento. 
Que  tuve  mucho  qae  bacer 
Con  persuasiones  vrnegos 
En  despejarle  de  al  li« 
Que  estaba  muy  recio  y  terco. 

FELICIANO. 

Sin  confrontación  de  estrellas 
Jamás  se  ha  logrado  empleo. 

DON  mBGO. 

Opuesta  debe  de  ser 
La  de  aqueste  amante  tierno 
A  la  de  su  dama  Ingra^, 
Pues  no  premia  sos  deseos 
Aun(|ue  conoce  sa  imor. 

Sale  MARINO. 

MARINO. 

Dos  damas  de  lindo  aseo. 
De  gentil  garbo  y  prendido 
Y  de  rumboso  despejo 
Dicen  qué  quieren  hablarte. 

DON  DUGO. 

Entren,  Marbio,  al  momeoCo. 

marino: 
Ya  tenéis  franca  la  entrada. 

Salen  DOfíA  LEONOR  t  LUISA, 
embozadas, 

DOfiÍA  LEONOR. 

¿Podré  hablaros  en  secreto? 

DON  DIEGO. 

Podréis ,  tomando  una  silla. 

DOftA  LEONOR. 

Aunque  sea  por  poco  tiempo, 
Por  daros  gusto,  la  ocupo. 

DON  DIEGO. 

Hola ,  despejad. 

MARINO. 

Dejemos 
Este  par  de  rebanadas 
Acompaiíando  al  torrezno 
Üe  mi  amo,  que  las  pringue ; 
Que  sabrá  muy  bien  hacerlo. 
( Vanse  los  des.eriados,) 

DOÑA  LEONOR. 

Cierta  dama  principal* 
Que  muestra  buenos  deseos, 
Don  Diego,  que  vuestras  dichas 
Siempre  vayan  en  aumento , 
Me  ba  mandado  que  os  pri^nte 
Si  en  Madrid  tenéis  emp^os 
De  amor  con  alguna  dama 
Para  fin  de  casamiento; 

Y  que  me  digáis  verdad, 
Fiándoos  de  su  silencio. 
Que  os  promete  de  tenerle. 
Mirad  que  os  importa  hacerlo. 

DON  DUSGO. 

(Ap,  Exnuisita  es  la  embicada, 

Y  de  embozo  cuando  menos.) 
Síp  ver  á  quién  me  descubro , 
Nunca  secretos  revelo. 

Sí  os  descubrís,  os  diré 
La  verdad. 

DOÑA  LBONOÜ. 

Yo  iQ  prometo. 

DON  DIEGO. 

Jurad  que  lo  compllréis. 

DOÑA  LEONOR. 

Por  todos  los  juramentos 
Que  pueden  jurarse,  digo 
Que  lo  haré.  ¿Estáis  satisfeeboT 


M 


DON  DIEGO. 

Pues  álg6,  hablando  verdad, 
Que  es4e  mi  amor  el  objeto 
Una  dama  desta  corte. 

DOÑA  LBOVOt. 

¿YeselnoiBbreT 

DON  DIEGO. 

¿También  teoso 
De  decirle? 

D0Ííirl<fONOR. 

No  se  éxtns*. 

DON  DIEGO. 

Ponelsme  eo  notable  aprieto. 
Llámase  pues  dofta  Elena 
De  Lelva,  á qolencon extremo 
Quiero  y  adoro.  \ 

doíUlboror. 
iYoápagi? 

B02f  DIEGO. 

Mochas  esperanzas  tengo , 
Porque  lo  aflrma'sn  amor,  *' 

Sue  en  dalce  y  casto  himeneo 
e  de  merecer  sa  mano. 

DOÑA  LIONOk. 

¿Cierto? 

DON  DIEGO. 

Téngolo  por  cierto. 

DOÑA  LIOROIU       • 

Poes  de  aqoesas  eertidombres 
Salen  contrarios  socasoa, 
Gomo  podréis  esperar. 

DON  DIEGO. 

Poes  ¿en  qué  ofendida  os  tengo, 
Que  eso  me  pronostiquéis? 

DOÑA  LIONOII. 

Bn  nada ;  solo  os  advierto, 
Porqae  deseo  serviros, 

Sae  en  dofli  Elena  hay  pretexto, 
asta  veros  hareda<kl, 
No  dar  sa  eonsentímiento 
En  daros  sa  btaiiMsa  mano; 

Y  sé  bien  la  eaasa  desto, 

8ae  es  él  desear  portane 
on  fausto  y  con  ladmiento. 
Con  b  hacienda  qae-esperaís ; 
Su  amor  nanea  llegó  á  sedo, 
Sos  carlfios  son  flngldos. 
Todo  es  mentido  y  sapnesto^ 

Y  al  fin ,  padecéis  engafto. 

DtmMÉoo.   • 
¡Váloame  el  piadoso  deloi 
¿Puédeme  aqaella  bermosara, 
Puédeme  aquel  éngel  bello 
Engallar? No ;  aqaib&y  malicia 
De  algún  envidioso  peoio, 
Qae  quiere  estorbar  la  nimm 
De  dos  corazones  tiernos 
Con  miilidosos  embastes. 
Dama  qae  entre  negras  velos 
Derramando  estáis  pefmofi&a 
Contra  mí ,  dedros  poedo 
Qae,  al  paso  qae  me  dl|^    . 
Ponderando,  encireeieado. 
Los  engaííos  de  aoü  dama , 
La  estimo- 1«  >finro  y  qaléro. ' 
Mi^er  nuc      H      rk  «A  Aooibre, 

Es  G  •  V  «a 

Qae ..  «  ir. 


DOÜALI 

PaespAwm^v 

Yf         M«-         ¡bv 


reie,) 


304 

DON  DJEGO. 

Vo  OS  he  visto,  y  no  me  ucuerdo 
Adonde. 

De  vuoslra  idea, 
Fuerza  de  niayfft*  sujeto 
O»  ha  borrado  mi  imagen. 
/,  No  os  acordáis  va  del  fuego 
En  que  á  una  dama  librastcs? 

DON  DIEGO. 

Y  aunque  anduve  tan  i^rosero, 
Que  no  os  volví  mas  á  ver... 

DO.S'A  LEO?iOR. 

Quien  vive  por  gusto  ajeno 
lista  en  todo  disculpa<io; 
Que  lo  mus  priva  á  lo  menos. 
Ñas  los  empeños  de  amor 
En  los  que  son  caballeros 
No  estorban  la  coriesiu 
Con  las  damas. 

DON  DIEGO. 

Yo  os  coníleso 
Que  me  conozco  culpado ; 
Enmendaréme  del  yerro. 

DOÑA  LEO.NOR. 

Tarde  habéis  dado  en  la  cuenta , 

Y  aun  lainbitMien  la  (|Ueos  veo 
Incrédulo  y  persuadido 

A  que  os  aman  con  exceso. 
Pues ,  don  Diego,  abrid  los  ojos ; 
Que  yo,  que  de  rasa  vi'Ugo 
\)e  doña  Elena,  que  soy 
La  une  hice  aquel  desprecio 
De  don  Juan  de  Üracanionte, 
Galán  porliado  y  necio , 
Sufie  de  boca  de  Elena 
C.uanlo  os  he  dicho,  y  os  vengo 
A  dar  aviso  de  todo; 
Perdonad  mi  atrevimiento. 

Y  á  la  dama  que  me  envia 
Le  daivis  la  culpa  desto, 
Que  ostii  de  vos  lastimada 
porque  malográis  desvelos ; 
Que  os  tiene  un  poco  de  amor, 

Y  si  no  llega  á  su  aumento. 
Es  porque  Elena  lo  estorba. 
Que  es  ile  vuestro  amor  el  centro. 
Puede  muy  bien  competirla 

Kn  beldad,  entendimiento. 
En  lo  ain»so  v  bien  prendido, 

Y  en  hacieiufa  ,  pues  es  cierto 
Que  tiene  seis  mil  ducados 
De  renta  en  juros  y  censos. 
Que  )a  ha  heredado  su  casa ; 
Mas  ;.por  qué  canso  y  molesto 
A  quien  está  enamorado 

íUhí  relaciones  y  cuentos? 
(Miedáos  con  Dios,  advertido 
Jie  que  experiencias  ha  hecho 
A  muchos  escarinentados, 

Y  que  vos  lo  estéis  deseo. 
Adiós. 

DON  DIKGO. 

Esperad,  .Señora. 
Oidnic,  oídme. 

DOÑA  IT.ONOR. 

No  puedo; 
Que  bago  gran  falla  en  mi  casa. 

DON  DIKÜO. 

El  iiondire  saber  pretendo 
De  e.sa  dama  que  decis. 

DOÑA  LEONOR. 

Sídicilaldo  primero; 

Que  será  f.icilidad 

Kl  decíroslo  tan  pn*sto. 

DON  DIEGO. 

Yo  lo  sabré  cu  vuestra  casa. 

DOÑA    LEONOR. 

Si  la  acertáis ,  porque  temo 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLORZANO. 


Que  ya  se  os  habrá  olvidado 
Con  vuestros  divertimientos. 
{Vanse  doña  Leonor  y  Lnm.) 

DON  DIEGO. 

Hola,  Marino. . 

Salen  MARINO  y  FELICIANO. 

MARI.NO. 

Señor. 

DON  DIEGO. 

Feliciano. 

FELICIANO. 

El  garbo  es  bueno 
De  uua  de  las  embozadas, 

Y  parece  de  buen  pelo. 

DOH  MEGO. 

Solo  ha  venido  á  advertirme 
Que  Elena  me  está  ungiendo 
Amor  y  soy  engañado. 

FELICIANO. 

Ella  está  en  mi  pensamiento. 

MARINO. 

Pues^dc  embozadas  te  crees? 

DON  DIEGO. 

Con  el  rostro  descubierto, 
Feliciano,  me  ha  advertido 
Que  esta  es  la  dama  del  fuego 
Que  yo  libré  de  la  quinta , 

Y  la  que  á  aquel  caballero 
De>preció  en  casa  de  Elena. 

FELICIANO. 

Es  un  ángel  de  los  cielos. 
Exrédela  en  hermosura 
.\  doña  Elena,  pidiendo 
Perdón  á  tu  amor,  Señor. 

DON  DIEGO. 

Yo  lo  conozco  y  conlieso. 

FELICIANO. 

Harto  mejor  te  estuviera 
Que  mudaras  galanteo 
Con  esta,  porque  he  sabido 
Que  posee ,  aquesto  es  cierlo , 
Seis  mil  ducados  de  renta. 

MARINO. 

¿Cuando  menos? 

FELICIANO. 

Cuando  menos. 

DON  DiE<;o. 

C^on  esto  tengo  entendido 
De  la  dama  el  pensamiento , 
Que  por  si  misma  me  hablaba. 

FELICIANO. 

¿Deque  modo? 

DON  DIEGO. 

Es  lindo  cuento. 
Coronisla  de  si  misma 
Se  hizo,  y  con  fundamento, 
Pues  dijo  en  todo  verdad. 
Ella  ha  mostrado  deseos 

Y  gusto  de  que  la  sirva. 
Poniendo  en  otro  sugeto 
Sus  méritos  y  sus  partes. 

MARINO. 

Pues,  Señor,  manos  y  á  ello. 

FELICIANO. 

Que  d(»ña  Elena  te  engaña, 
llá  dias  que  lo  sospecho; 

Y  aun  los  dos  lo  conferimos. 
Si  te  acuerdas.  ■ 

DON  DIEGO. 

No  lo  creo ; 
La  experiencia  te  dará 
Entera  noticia  desto. 


Hacerte ;  qne  la  rerdMl 

No  tavo  el  rostro  escBbintff. 

■ABOO. 

Doña  Elena  (e  repodie, 

Y  para  poder  hacerio 
Sin  ñola  de  groser la. 
Oye  una  iRiza  qoe  le*go 
Pensada,  coo  que  s^rás 
Si  te  tiene  amorperfeio 
A  tu  persona  ó  bacieoda. 
Yo  be  de  lingirme  heredero 
De  tu  lio,  ser  !■  primo. 

Y  que  de  las  Indias  vengo 
Rico,  ufano  v  here^lado 
Por  manda  áel  tesiaraeolo : 
Que  será  fácil  fingirle , 
Con  la  noticia  que  le«go 
De  todos  sus  reqaisilos. 
Diráselo  á  Elena  lae|to 
Con  ¿ent  i  miento  fingido* 

Y  de  mi  podra  creerlo 
Después,  poroue  la  be  de  ver; 

Y  puedo  bien  bacer  esto, 
Poroue  aquí  nunca  me  ba  visto. 
Lo  (Jemas  que  adTertirémos 
Dejo  para  mas  despacio. 

Con  esta  experiencia  inleolo 
Saber  si  te  uniere  á  ti 
O  si  quiere  k  tu  dinero. 
Vente  coumígo  á  traiario. 

DOn  MECO. 

Alabo  tu  pensanienlo. 
Póngase  en  ejecución ; 
Que  salir  de  engafios  qoiero, 

Y  no  vivir  engañado 
Con  pena  y  desasosiego. 

HAnoco. 
Mujeres,  alerta,  alerta; 
Que  todos  os  enlendenot. 
Para  una,  bay  otra  tramoA. 
Para  un  enredo^  oiro^oraé». 


ACTO  SEGÜKDO. 


Salen  DON  DIEGO,  D0!ÍA  ELENA 
t  INÉS. 

DO^A  U.CSU. 

Yo  he  llegado  á  conocer, 
Don  Diego,  vuestra  irísleta. 

DON  DIKCO. 

Presente  vuestra  belleta, 
¿Cómo  la  puedo  tener? 

DO^A  ELE.^A. 

Dejad  el  lisonjear; 
Que  á  mil  pasos  se  os  conoce. 
Por  mas  que  el  valor  la  emboce. 
i  Hase  perdido  en  el  mar 
La  Ilota? 

IftOZI  MICO. 

No  se  ha  perdido; 
Que  ya  á  Sevilla  ba  llegado. 

boSa  ileha. 
Pues  Á  aué  os  puede  dar  cnldidf ? 
(Ap.  Malas  nuevas  ba  tenido.) 
¿Haos  Tenido  el  pliego? 

DOH  Meco. 

a, 

Y  en  esa  carta  Yeréis 

Lo  (|ue  saber  pretendéis, 

Y  yo  en  mi  ausencia  lenL 

(JMfWftfrü 

cEl  señor  don  Podio  dt 


ro  tío,  murió  luego  que  par- 
flota  del  Viviif  el  año  |)asado. 
)  de  docientos  mil  pesos  ensa- 
,  con  que  funda  un  mayoraz- 
laciendo  heredero  del  al  se- 
on  Payo,  vuesiro  primo ,  que  es 
e  lleva  osla  ,  con  cargo  de  daros 
ida  un  año  trecientos  ducados 
menios;  lie  sentido  mucho  ver 
Ja  la  voluntad  de  vuestro  lio,  y 
or  estar  \os  ausente,  no  consi- 
e  vuestros  méritos.  Dios  os  con- 

y  guarde  muchos  aíios.— Jorge 
a  i  do.  9 

D0>A    ELENA. 

/on  habéis  sentido 

el  torcido  intento; 
deste  sentimiento 
parte  me  ha  cabido, 
rdris  por  obediente 

un  mal  considerado, 
jzon  olvidado , 

0  al  (jue  vio  presente. 

DON  DIEGO. 

mi  pena  mayor. 

DO.NA    ELENA. 

)  darla  á  entender, 
*'¿o,  os  han  de  vah'r 

1  prudencia  y  valor. 
1  estas  [)artes  dos, 

os  vemos  adornado, 

tan  consumado 

ca  mano  de  Dios, 
t  hombre  principal 
;cidenle  una  herencia, 
•  en  ingenio  y  prudencia 
su  mayor  caudal, 
si  rva'de  consuelo 
e  en  vos  juntas  estén, 
)  en  muy  pocos  se  ven, 
uezas  que  os  dio  el  cielo. 

DON  DIEGO. 

os,  hermosa  Elena, 
ida  «^1  alto  cielo, 
5  sido  con  tu  consuelo 
la  de  mi  pena, 
podré  en  tu  servicio 
livalente  paga 
al  favor  satisfaga? 
re'/co  en  .sacrificio 
la  ,  que  tuya  es 
jue  te  conocí , 
será  para  tí 
de  corto  interés, 
ic  yo  no  sea  el  dichoso 
edó  tanta  ri(|ue/.a, 
to  de  firmeza 
le  fiacer  venturoso. 

.  DONA  ELENA. 

a  íjue  he  detener 
eslima. 

DON  DIEGO. 

(Ap.  ¡ Ab  malicia! 
tusasen  dt*  codicia 
lía  firme  mujer?) 
o,  mi  Elena,  gustáis 
radecido  y  ufano, 
,  yo  vuestra  mano, 
to  me  dilatáis? 
tos  escudos  son 
;  medah  de  alimentos, 
\'¿o  cuatrocientos 
eiita  en  conclusión, 
ma  vuestra  beldad 
a  á  dicha  tao  alta, 
de  hacienda  le  falta 
su  voluntad. 

DONA  ELE.XA. 

'go,  alajar  un  daúo 


EL  MAYORAZGO  FIGURA. 

Que  os  espera  ya  es  clemencia , 
Si  abraza  vuestra  prudencia 
Un  desnudo  desenpño. 
Mi  opinión  es  lo  primero 
Que  ha  de  mirar  el  cuidado 

Y  al  aumento  de  mi  estado. 
Que  á  mi  afición  le  prefiero. 
Vuestra  renta  es  moderada 
Para  vivir  con  el  porte 
Que  yo  deseo  en  la  corle; 
Que  he  de  vivir  ajustada 

A  un  limitado  vestir 

Y  á  un  moderado  comer, 

Y  desto  no  hay  exceder 

Si  en  descanso  he  de  vivir; 
Que  el  poco  tener  impide 
Cualquiera  desmán  ó  exceso, 
Pues  vivir  medida  á  un  peso 
Con  mi  gusto  no  se  mide. 
Andar  en  coche  prestado 
Quien  de  suyo  no  le  tiene. 
No  es  cosa  que  les  conviene 
A  mi  calidad  y  estado. 
Querer  que  salga  de  aquí 
Para  vivir  en  Galicia, 
Ni  el  deseo  lo  codicia 
Ni  eso  pasará  por  mí. 
Pues  damas  de  cortos  dotes 
Lo* han  excu.sado  casadas, 
Por  no  vivir  disgustadas 
Entre  abarcas  y  capotes. 
Mi  dote  es  tan  moderado. 
Que  aun  á  mi  gasto  no  alcanza, 

Y  es  mas  rica  mi  esperanza 
Que  lo  (¡ue  habéis  heredado. 
Yo  sin  dote,  y  pobre  vos, 
Viviremos  con  despecho; 
Esto  es  mirar  al  provecho 
Que  nos  importa  á  los  dos. 

DON  DIEGO. 

No  el  desengaño  y  consejo 
Con  que  enfriáis  mí  afición 
Me  han  causado  admiración, 
Sino  vuestro  gran  despejo. 
Que  tengo  por  cosa  rara, 
Subiendo  la  afición  mía. 
Decirme  vuestra  osadía 
Los  pesares  cara  á  cara. 
Que  causara  menor  daño 
Quien  mis  acciones  abona 
Que  por  tercera  persona 
Me  enviara  el  desengaño. 
Kn  mi  no  juzguéis  disgusto, 
Queja  alguna  ó  sentimiento; 
Que  vuestro  procedimiento 
No  me  ha  cogido  de  susto. 
De  vuestro  amor  fui  avisado 
Que  á  interés  se  ha  reducido, 

Y  pues  que  me  halla  advertido , 
Ya  estaba  desengañado. 

Que  tenga  vuestra  opinión 

El  primer  lugar  es  justo, 

Cuando  á  la  hacienda,  y  no  al  gusto, 

Os  lleva  la  inclinación. 

Dusque  vuestra  bizarría 

Dueño  muy  á  su  provecho, 

Ya  que  su  afición  ha  hecho 

Trato  de  mercaduría. 

Y  su  esperanza  pretenda 
No  descaer  de  su  estado, 
Halle  marido  hacendado ; 
Que  amor  carece  de  hacienda, 
llaga  á  mi  primo  favor 

Y  déle  el  lugar  primero. 
Si  en  virtud  de  su  dinero 
lia  de  engendrarse  su  amor. 

DONA  ELENA. 

El  consejo  he  de  lomar. 


295 

DON  DIEGO. 

Veráse  en  varios  aprietos 
Si  ha  de  sufrir  sus  defetos.    ' 

DO.NA  ELENA. 

Yo  se  los  sabré  enmendar. 
Como  él  me  tenga  afición. 

DON  DIEGO. 

Dudo  verle  reducido ; 

Que  es  un  potro  mal  sufrido. 

DONA  ELENA. 

Mucho  floge  la  pasión. 

5fl/í;ÜRBINA,  escudero. 

URDINA. 

Don  Payo  de  Cacabdos, 
Caballero  galiciano,    . 
Quiere  besar  vuestra  mano. 

DONDIEGO.  (.4p.) 
Aquí  me  vengan  los  cielos 
Desta  ingrata  fementida, 
Que  en  amarme  ba  sido  avara. 

URBINA. 

Es  la  figura  mas  rara 

Que  he  visto  en  toda  mi  vida. 

¿Daisle,  Señora,  licencia? 

D05ÍA  ELENA. 

Sí ,  porque  verle  deseo. 

DON  DIEGO.  {Ap.) 

Hará  muy  gentil  empleo. 

Sale  MARINO,  vestido  d  lo  antiguo^  con 
follados,  y  HERIlENEGf  LDO,  criado. 

DOÑA  ELENA. 

Entre  luego  en  mi  presencia.        h 

MARINO. 

Conducido  de  an  sirviente, 
Que  mis  gustos  amplifica 
Y  mis  penas  modifica, 
A  vuestra  mansión  algente, 
Serafinica  señora. 
Vengo  á  adorar  el  fulgor 
Que  supera  en  esplendor 
A  la  en  que  habita  la  aurora. 

DO.^A  ELENA. 

Seáis,  Señor,  bien  venido. 

MARINO. 

Verifico  que  lo  soy. 
Si  próximo  á  vos  estoy. 

DQÑA  EL-ENA. 

Tal  favor  no  be  merecido. 
(Ap.  Extraña  y  rara  figura, 
Inés  amiga.) 

iNés. 
Admirable, 
Aunque  el  talle  es  razonable. 

DON  DIEGO.  {Ap.) 
Mi  venganza  se  asegura. 

MARINO.  {Reparando  en  don  Diego.) 

Admiro  en  mi  señor  primo 
El  aquilino  valor. 
Pues  no  le  ciega  un  ardor 
Tan  esp leúdeme  y  opimo. 
¡  Oh  qué  heroico  os  Ostentáis 
En  el  brillar  y  el  arder! 
Inmortal  debéis  de  ser. 
Pues  que  no  periclitáis. 

DON  DIEGO. 

No  me  envidiéis  venturoso. 

■ARWO. 

Arguve  calamidad 
Que  delante  esta  beldad 
Estéis  poco  leticioso. 

DON  DIEGO. 

No  estoy  bueno. 


206 

MARINO. 

¿En  tal  distrito? 
Pero  sin  dudn  será 
Porque  lo  visible  eslá 
De  tantas  luces  ahilo. 

DO!V  DIEGO. 

Yo  os  dejo,  bien  empleada 
Elena ;  dadme  licencia 
Que  deje  vuestra  presencia. 

DOÑA  ELENA. 

El  cielo  os  guarde. 

DON  DIEGO.  (Ap.) 

Burlada 
Mi  esperanza  con  mi  amor 

Suedan,  cese  ya  el  desvelo: 
as  de  aqueste  agravio  apelo 
A  lus  ojos  de  Leonor.  {Vase.) 

DOÑA  ELENA. 

Tomad  silla  en  que  sentaros. 

MARINO. 

Como  el  réquies  apetezco, 
Sin  replicona  obedezco. 

{Siéntense  lot  doi.) 

URBINA. 

Es  el  mismo  conde  Ciaros. 

MARINO. 

Con  la  duplicada  lumbre 
Hacen  los  solf  s  visivos 
Delictos  ejecutivos, 
Si  es  en  vos,  fénix,  costumbre. 
Con  júbilo  aparatoso 
El  alma  tiestas  publica, 
Porque  esta  dicha  me  indica 
Premisas  de  feliciuso; 

Y  como  al  sol  me  apropincuo , 
Inquino  en  su  claridad, 
Que  me  tiene  opacidad 

Y  estirpe  derclíncuo. 
Válgame  su  pulmiud. 

Si  nu  lo  impide  el  recuto. 
Que  yo  no  me  quede  abstrato 
De  mirar  tal  celsitud. 

DOÑA  ELENA. 

Aunque  tan  crespo  lenguaje 
Dude  el  llegarle  á  entender, 
Para  poder  ri»s|)onder. 
Porque  lisonjas  ataje 
(Qne  y<i  por  tales  las  tengo) , 
Digo  que,  si  no  lo  son , 
Üellas  hago  estimación. 

MARINO. 

Dd  tal  absurdo  me  abstengo, 

Y  á  tanto  golfo  me  entrego 
De  luz  fulgente  y  brillante, 
Que  me  temo  naufragante. 

DOÑA  ELENA. 

El  primer  galán  que  en  fuego 
Anegarse  sij^^nifíca 
Sois  vos,  Señor. 

MARINO. 

Es  verdad , 
Mas  es  tal  su  potestad. 
Que  el  alma  me  clarifica ; 
Que  esa  beldad  luminosa 
Mi  alma  abrasa  y  enciende. 

DOÑA  ELE.>A. 

¿Mucho? 

MARINO. 

Sí,  porque  la  prende 
La  parte  garabatosa. 

DOÑA  ELENA. 

Lo  exquisito  del  lenguaje 
Me  agrada,  y  mas  su  afición. 

MARINO. 

Suplico  preservación 
De  vilipendio  y  ultraje; 
Que  amor  rapaz  y  gigante 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLORZANO. 


Quiere  que  de  tos  arguya 
Ser  la  perfecta  aleluya 
Para  un  corazón  amante ; 
No  ha  de  zozobrar  mi  vida. 
Si  vos  la  dais  esperanza. 

DOÑA  ELENA. 

Ya  muestro  de  la  alabanza 
Los  colores  de  corrida. 

MARI.XO. 

¡  Oh !  Quién  tuviera  facundia 
Docia.  erudita  y  locuaz, 
Para  alabar  de  esa  faz 
Matices  de  verecundia; 
Con  sus  rosas  y  sus  flores 
CalUMi  abriles  y  mayos. 
Que  pueden  ser  los  lacayos 
De  esos  célicos  primores. 
Si  afecta  acaso  orfandad 
De  empleo,  en  nue  se  acredita 
Esa  gran  beldad,  admita 
Mi  encendida  voluntad. 
Esto  hablando  vulgarmente. 
Porque  lo  culto  no  ofenda ; 
Que  temo  que  no  se  entienda. 

DOÑA  ELENA. 

¿  Y  si  ofendéis  al  paciente  ? 

MARINO. 

flasta  saberlo  seria 
Ignorancia,  y  no  traición; 
Pero  si  hay  prosecución, 
Ya  es  tacaña  tiranía  ; 
Deidad  tan  miraculosa 
Tiranizarse  no  es  bien. 

DOÑA  ELKNA. 

Irritóse  de  un  desden. 

M\RINO. 

¿Desden?  Acción  injuriosa. 

DOÑA  ELENA. 

1^1  mostró  la  fugitiva, 
Y  al  lin  mudó  parecer. 

MARINO. 

Debió  en  vos  de  conocer 

Condición  vindicativa. 

Mas,  volviendo  á  miestro  ensayo 

De  amor,  ¿vos  no  me  diréis, 

Asi  mil  sig'os  gocéis. 

Qué  os  parece  de  don  Payo? 

DOÑA  ELENA. 

Que  sois  gentil  caballero. 

MARINO. 

Solo  y  en  vos  idolatro. 
No  trampeo  ni  enmohatro, 
No  miento  y  traigo  dinero; 
¿  Quereisme  con  esto? 

DOÑA  ELENA. 

Sí; 
Que  es  opuesta  esa  opinión 
A  las  que  del  siglo  son. 

MARINO. 

Lo  que  seré  siempre  ful. 

DOÑA  ELENA. 

De  vuestra  herencia  querría 
Sat>er  cómo  se  mudó 
Vuestro  tio,  y  os  dejó 
Su  hacienda. 

MARINO. 

Fué  dicha  mía. 

DOÑA  ELENA. 

Ya  espero  la  relación 

Con  lo  que  de  Indias  traéis. 

Como  en  culto  no  me  habléis. 

MARINO. 

Impreco  vuestra  atención. 
Don  Pedro  de  Acuña  y  Castro 
De  Andrade,  mi  señor  tio. 
Que  en  el  reino  de  Galicia 


Tiene  sa  solar  antigoo , 
Hermano  fué  de  mí  madre 

Y  del  padre  de  mi  primo ; 
De  suerte  que  eu  parentesco 
Gozamos  de  nn  grado  mismo. 
Sirvió  en  Fláudes  cuarenta  años, 

Y  mereció  el  premio  digno 
De  su  valor,  pues  le  dieron, 
Perpétoo,  un  gobierno  en  Quilo. 
Pasó  al  Pírú,  donde  pndo 
Hacer  un  consorcio  rico 

De  casi  cíen  mil  ducados , 
Pero  gozóle  sin  bíjos. 
Granjeó  por  su  persona 
(Sin  la  manda  que  le  hizo 
Su  esposa  cuando  murió) 
Otros  cien  mil  pesos,  cinco 
Mas  ó  menos,  que  en  la  cvenu, 
(<omo  coronista  fino. 
Nunca  me  quisiese  errar, 

8ue  me  parece  delicio ; 
u manado  se  ha  el  lengiuje. 
¿Qué  os  parece? 

DO^A  ELEÜA. 

Que  habéis  sido 
Galán  en  serme  obediente. 

UAAVSO, 

Ya  por  vuestro  gusto  vivo. 
Viéndose  pues  divicioso 
Don  Pedro,  graso  y  fornido 
De  patacones  y  barras, 
Enviar  á  la  corle  quiso 
A  don  Diego,  conociendo 
Que,  ambulante  comoaciifo, 
Haria  en  su  pretensión 
Carabanas  de  solicilo. 
I'retendia  introducirse 
En  el  rojo  iagartismo 
Del  patrón  de  lasEspaOu; 
Un  hábito... 

DOJiA  ELEHA. 

Ya  be  entendido. 

HAMM. 

Mi  primo,  en  vez  de  acudir 
A  .solicitar  ministros 

Y  á  cortejar  presidentes* 
Dábase  gentiles  filos 

De  venéreas  locudones* 

Y  el  deseo  cupidineo 
No  dejaba  malograr» 
Que  no  es  en  esto  remiso. 
Viendo  mi  tio  la  mora 

En  su  despacho,  y  el  Upo 
De  su  sobrino  (avisado 
Que  cursaba  el  lusonisao). 
Fué  tal  la  melancolía 
Que  desto  le  sobrevino* 
Que  dominando  en  su  alma. 
Amenazó  á  su  individuo. 
Hallándose  ya  iii  esiremk^ 

Y  que  en  término  sudólo 
Le  dan  vida  limitada. 
Para  testar  se  prevluo. 
De  sus  bienes  una  parte 
Dio  á  su  alma,  y  del  rcsidM 
A  mi  me  consüluvó 

Por  su  heredero  ínottiliao« 
Con  gravamen  peosmario. 
Que  tenga  desto  mi  priMO 
Congrua  y  alimeniaciou; 
Que  no  tuvo  del  olvido. 
Esto  dispuesto,  su  nal 
Le  hizo  rendir  el  eapIrUa 
Con  el  último  resuella 


¿  l^esnello? 


oolUu 


¡Qué!¿esláiialdkhor 


V'.^  r- 


D05ÍA  RLBNA. 

f  baja  voz,  don  Payo, 
lis  por  (érmiDOS  Ínfimos. 

MARINO. 

Jé  la  clavija  tanto 

léelo  primitivo, 

rso  los  arrabales 

beyo  Calepino.) 

edé  al  lin  ( no  os  admire, 

todo  para  serviros) 

los  niii  pesos. 

DOÑA    ELKNA. 

¿Tanlo? 

MAftno. 
verdad,  Hermenegildo? 

nERMEIVEGlLDO. 

3  y  catorce  mas. 

MARno. 
10  sé  bien  {guarismo, 
y  muy  cierto  en  la  cuenta ; 
coniüdor  único. 

HERMENEGILDO. 

0  le  sirvo  en  casa.  ^ 

MARINO. 

yael  viaje  propincuo 
paña ,  me  embosqué, 
do  un  gran  navio 
a  mí  ropa  y  plata ; 
Bétis,  claro  rio, 
?on  toda  la  flota 
e  susto  y  peligro, 
el  holandés  piraLi 
darla  pellizco. 

1  y  oro  traeré 

lio  y  cuarenta  y  cinco 
•s. 

D05ÍA  ELENA. 

Gentil  hacienda. 

MARINO. 

erdad,  Hermenegildo? 

HERMENEGILDO. 

r. 

MARINO. 

La  pedrería 
antes,  y  ¡qué  ricos! 
parlíia  encajas; 
1  carbunclo  tan  lino, 
fico  y  fondoso, 
•spleudenles  visos, 
ibia  mas  que  una  antorcha.- 
■rdad,  Hermenegildo? 

HERMENEGILDO. 
INÉS.  (Áp.) 

Mucho  se  alarga 
'go. 

DOÑA    ELENA. 

Yo  he  creído 
lito  aquí  reliere, 
1  el  Pirú  su  tio 
>mbre  muy  poderoso. 

MARINO. 

lacbambo,  un  sobrino 
iba, esta  piedra, 
que  Acholimbo 
I  señor  don  Pedro, 
lento,  un  prodigio; 
a  mil  ducados. — 
•dad,  Hermenegildo? 

HERMENEGILDO. 

lio  se  contiene. 

MARINO. 

guapil  de  zafiros. 

DOÑA  ELENA. 

lapil? 


EL  MAYORAZGO  FIGURA. 

MARINO. 

(Jd  escritorio. 

DRBINA. 

Eslos  nombres  de  los  ludios 
Chilindrinas  me  parecen : 
Guapil ,  Guachambo,  Acholimbo, 
£1  demonio  los  pronuncie. 

MARINO. 

ítem,  traigo  en  un  tabicho 
Cien  topacios.—  ¿No  es  rerdad? 

HERMENEGILDO. 

Sí,  Señor,  con  un  jacinto. 

MARINO. 

Del  jacinto  no  me  acuerdo; 
De  memoria  le  he  perdido. 

HERMENEGILDO. 

Ni  yo  de  los  cien  topacios. 

MARINO. 

El  criado  de  corrido. 
De  que  el  jacinto  olvidé. 
Negar  la  partida  quiso 
De  todos  los  cien  topacios. 

DOÑA   ELENA. 

Es  honrado. 

MARINO. 

Y  fidedigno. 
¿Engullís  bien  chocolate? 

DOÑA  ELENA. 

En  Madrid  se  ha  introducido 
Tanlo,  que  todos  le  toman, 
Hombres,  mujeres  y  niños. 

MARINO. 

Hacen  bien  los  madrileños; 
Yo  traigo  en  catorce  líos 
Cosa  de  ochocientas  cajas.— 
¿  No  es  verdad,  Hermenegildo? 

HERMENEGILDO. 

Y  Otro  lio,  donde  vienen 
Jicaras  y  molinillos, 

Y  cuatrocientas  toallas 
Indias. 

URDI.XA. 

Por  Dios,  que  nos  vino 
A  medida  del  deseo 
De  mi  señora,  que  ha  sido 
Tahura  de  chocolate, 

Y  aun  loes. 

DOÑA  ELENA. 

A  él  me  Inclino. 

MARINO. 

Itom,  traigo  un  papagayo 
Tan  bien  plumado  y  jarifo. 
Tan  pulquérrimo  y  jovial, 
Tan  faceto  y  tan  festivo. 
Que  es  solo  la  perfecion 
De  todos  los  que  hay  en  Quito. 

DOÑA  ELENA. 

¿Habla  bien? 

MARINO. 

Eso  le  falta ; 
Pero  en  él  he  conocido 
Una  habilidad  tan  rara. 
Que,  si  no  me  miente,  afirmo 
Que  dentro  de  breve  tiempo 
Hable  como  un  descosido. 

INÉS. 

Lindo  humor  tiene  el  don  Payo. 

DOÑA  ELENA. 

Apostaré  que  es  prodigio 
De  pájaros  el  que  trae. 

^  IKÉS. 

¿Ll  parla  mucho? 

MARINO. 

Jnnnito, 
Aunque  habla  de  alimentos. 
Porque  su  padre  aun  es  vivo  • 


297 


Y  no  ha  hereda'do  su  habla.— 
¿No  es  verdad,  Hermenegildo? 

HERMENEGILDO. 

Sí,  Señor. 

MARINO. 

Merezca,  Elena, 
Que  vuestro  clavel  diviso 
Pronuncie  un  si,  que  me  haga 
De  vos  vuestro  esposo  digno ; 
Que  en  cuanto  á  mi  calidad, 
Cacabelos,  mi  epiciclo. 
Publicará  en  ululatos. 
Confesara  en  alto?  gritos. 
Que  de  un  Pantilio  en  un  Pavo, 

Y  de  un  Payo  en  un  PanUlio/ 
Se  deriva  mi  progenie 
Hasta  nil,  que  me  apellido 
Don  I»ayo  de  Cacabelos, 
Noble  en  el  reino  galicio. 

DOÑA  ELENA. 

No  os  respondo  por  ahora. 
Si  bien,  don  Payo,  me  inclino 
A  vos. 

MARINO. 

{Ap.  Mejor  á  la  hacienda. 
En  que  á  lo  largo  he  mentido.) 
¿Quedo,  Elena,  en  vuestra  gracia? 

DOÑA  ELENA. 

Quedáis. 

MARINO. 

¿  Qué  tanto? 

DOÑA  ELENA. 

No  OS  digo 
De  presente  cuánto  sea. 

MARINO. 

¿Para  ser  favorecido 
Basta? 

DOÑA  ELENA. 

Basta. 

■ARINO. 

A  riveder. 
Bello  objeto  querubluico, 
Arcangélico,  seráfico. 
Balbuciente  me  despido. 
Las  locuciones  me  faltan. 
Efecto  de  amantes  finos. 
Adiós,  adiós. 

DOÑA  ELENA. 

1^1  os  guarde. 

MARINO. 

Para  ser  vuestro  manípulo 
Con  bendición  de  la  Iglesia. 
{Ap.  Los  pulmones  11^  fritos.) 
{Vansf  Marino  y  Hermenegildo.) 

INÉS. 

^Que  este  á  don  Diego  le  gane 
La  dicha? 

DO.ÑA  ELENA. 

Sí;  que  ha  venido 
Con  runfla  de  muchos  pesos, 
Y  yo  el  dinero  codicio. 

INÉS. 

Pues  ¿un  marido  figura 
De  los  tiempos  de  Rodrigo 
De  Vivar  quieres  tener? 

DOÑA  ELENA. 

En  casándose  conmigo. 

Yo  le  mudaré  el  pellejo, 

Sí  es  menester;  que  al  marido 

Tonto  la  sabia  mujer 

Le  hace  cuerdo  y  entendido. 

INÉS. 

Sí  eso  emprendes,  mucho  liarás 
De  un  loco  que  muestra  bríos. 

DOÑA  ELENA. 

Yo  be  de  hacer  de  un  loco  un  cuerdo 
En  breve. 


206 


DON  ALONSO  ÜE  CASTILLO  SOLORZANO. 


INÉS. 

No  le  replico. 
(Vanse.) 

t'RUlNA. 

Eü.  Iiágiinse  oslas  bodiis, 

yui/.á  niedraió  un  Yí»sl¡do  ; 

Que  después  que  di  en  poela, 

Ni  tcn¿;u  un  cuarlo  ni  víslo.      {.Vase.) 

Salen  DON  PKDRO .  tiejo,  y  DON 
JIAN. 

liOX  JUAN. 

Como  osdi}(o,  mi  cuidado 
Nace  de  Icnerla  amor; 
Pero  siempre  hallo  en  Leonor 
I  .oiiira  mi  su  rostro  airado. 
Si«^niricola  en  mis  quejas 
lina  lirme/a  segura, 

Y  á  mi  lernoza  es  mas  dura 
Que  lus  hierros  de  sus  rejas, 
llasla  agora  mi  paciencia 
Su  rigor  ha  lolerado ; 

Mas  creciendo  mi  cuidado, 
Mengua  en  ella  la  clemencia. 
Viéndome  pues  afligido, 

Y  que  en  su  gracia  no  medro, 
Mi  pasión,  señor  don  Pedro, 
Por  su  alivio  os  ha  elegido; 
Persuadid  á  !a  belleza 

De  vuestra  sobrina  amada 
A  que  se  muestre  obligada 
De  mi  amor  y  mi  firmeza , 
Para  que  en  casto  himeneo 
Goce  con  dulces  prisiones 
El  logro  de  mis  pasiones. 
La  dicha  de  aqueste  empleo. 

1)0:«  PEDRO. 

Señor  don  Juan,  advertido 
Me  deja  vuestro  cuidado 
De  las  ponas  (luc  ha  pasado. 
Las  ansias  que  ha  padecido. 
Sé  que  os  allige  el  desden 
Que  halláis  en  Leonor  hermosa, 

Y  (|ue  el  alma  no  reposa 
Hasta  tener  este  bien; 

Y  asi,  me  ofrezco  á  serviros, 
(iomo  dirá  la  experiencia, 

Y  de  que  tengáis  paciencia 
Ño  he  menester  advertiros ; 
Que  he  de  elegir  ocasión 

En  que  á  Leonor  pueda  hablar  ; 
Que  empleos  se  han  de  tratar 
Con  gusto,  tiempo  y  sazón. 
En  lodo  seréis  servido. 
Vivid  de  hoy  mas  alentado, 
Pues  de  lo  que  habéis  pasado 
Me  dejais  compadecido. 
Con  el  desden  y  crueldad 
Los  firmes  no  desfallecen ; 
Que  las  muv  damas  carecen 
Ue¿to  (lue  llaman  piedad. 

Y  de  lances  semejantes. 
Hallo  (|ue  las  mas  hermosas 
Con  acciones  rigurosas 
Acrisolan  sus  amantes. 

Yo  llevo  lirme  esperanza 
De  persuadir  á  Leonor. 
El  premio  esperad  de  amor; 
Que  (piien  no  espera  no  alcanza. 

DON  JUAN. 

Los  pies  quisiera  besaros  ^ 
Por  el  bien  que  me  ofrecéis. 

DON   fEDIlO. 

Preslo,  don  Juan,  os  veréis 
Con  mayor  dicha  envidiaros. 

DON  JUAN. 

Mi  esperanza  estriba  en  vos. 


DON  PKDRO. 

Haré  que  el  premio  no  tarde. 
Yo  me  voy. 

DON  JUAN. 

El  cielo  os  guarde 
Mil  anos. 

DON  PEDRO. 

Don  Juan,  adiós. 
( Vanse.) 

Salen  DOiSÍA  LEONOR  y  LUISA, 
criada. 

DOÑA  LEONOR. 

Vuélveme,  Luisa,  á  decir 
Eso. 

LUISA. 

Daráte  mas  pena. 

DONA  LEONOR. 

¿Don  Diego  en  casa  de  Elena  ? 

LUISA. 

Yo  le  vi  entrar  y  subir 
La  escalera, que,  advertida 
De  la  calle,  lo  miré. 
Donde  un  hora  le  aguarde 
Que  saliese. 

DONA   LEONOR. 

Estoy  perdida 
De  celos. 

LUISA. 

En  vano  das 
En  querer  á  qnien  no  te  ama , 
Sabiendo  que  tiene  dama ; 
Engañada  y  ciega  estás. 

Sale  DON  LIEGO. 

DON  DIEGO. 

.Conocido  ya  el  engaño 
En  el  proceder  de  Elena, 
He  ofrecido  la  cadena 
Al  templo  del  desengaño. 
Confieso  que  en  tanto  daño, 
Que  mi  sufrimiento  apura. 
Desconfiado  en  la  cura , 
Rindiera  el  alma  en  despojos, 
A  no  hallar  en  vuestros  ojos 
Medicina  en  su  hermosura. 
Estimo  el  ser  avisado 
De  vuestra  cuerda  advertencia. 
Para  (lue  con  la  experiencia 
Hiciese  pausa  el  cuidado. 

Y  asi,  aunque  no  escarmentado 
De  amar  con  seguridad 

A  esa  divina  beldad, 
H(4'mosisima  Leonor, 
Con  mayor  caudal  de  amor 
Mudo  eií  vos  mi  voluntad. 
Ku  vos  amaré  á  la  dama 
De  quien  fui  favorecido. 
Sin  que  el  tiempo  ni  el  olvido 
Apaguen  mi  ardiente  llama. 
Aventajaré  á  (luien  ama 
Con  mas  fe,  con  mas  firmeza  , 

Y  si  hallo  en  vuesira  belleza 
Que  á  esos  ojos  soy  propicio, 
Dar  mi  alma  en  sacrilicio 
Será  la  menor  fineza. 

{Vase  Luisa.) 

DOÑA  LEONOR. 

Eftiimo  en  vuestra  mudanza 
Efectos  de  la  experiencia, 
D(»n(le  pudo  la  evidencia 
Dar  muerte  á  vuestra  esperanza. 
Perdida  la  confianza 
En  ojos  de  engaños  llenos. 
;^  Amáis  los  mios  por  buenos? 
jOh,  qué  mal  gusto  tenéis, 
Don  Diego,  pues  pretendéis 
El  venir  de  mas  á  menos! 


hOS  MECO. 

Si  antes  amé  ciegameiite, 
De  la  pasión  olvidado. 
Ya  miro  desengañado 
El  bien  que  tengo  presente; 

Y  lo  que  mi  alma  siente 
Viene  en  mi  acción  i  explicarse, 

Y  no  debe  comienarse 
Su  intento,  bella  Leonor, 
Cuando  prelemle  mi  amor 
Mudarse  |)or  mejorarse. 

DO^A  LE050R. 

Yo  sé  que  rneslra  memoria 
No  se  olvidará  de  Elena. 

DON  DIEGO. 

Nanea  se  vuelve  á  la  pena 
El  que  se  goza  en  la  gloria. 

doRa  leoüor, 
A  beldad  que  es  tan  uoluría. 
Conocido  agravio  es 
El  que  la  hacéis  descortés. 

DON  DIEGO. 

La  vuestra  no  me  concede 
Que  ame  donde  precede 
Al  amor  el  ínteres. 
Como  el  tahúr  qoe  jugando 
Ha  su  dinero  perdido, 

Y  con  caudal  uias  crecido 

Le  emplea,  el  juego  madasdo ; 
Asi  yo,  que  estaba  amando 
A  Elena,  perdiendo  alli. 
Mi  desgracia  conocip 

Y  con  mas  caudal  de  amor 
Me  mudo  á  juego  mayor; 
Que  espero  ganar  aqui. 

D05ÍA  LBOHOR. 

Emplead  todo  el  caudal 
A  ese  juego,  y  no  se  mude. 
Aunque  el  tabur  siempre  acude 
Adonde  le  tratan  maL 

DO!f  Dieoo. 
No  es  siempre  fortuna  igual; 
En  el  juego  del  querer 
Correspondencia  ha  de  hab^. 

DOfkk  LCOROR. 

No  faltará  entre  lot  dos. 

DON  DIEGO. 

Pues  si  esa  tengo  de  tos* 
¿  Cómo  podré  yo  perder? 

DOftA  LEOIfOl. 

¿Cómo  supistes  de  Elena 
Su  simulada  ambición? 

DOIf  DIEGO. 

Con  una  nueva  invención. 
Que  fué  alivio  de  mi  peut. 
La  flota  de  barras  llena 
Eh|)eraba,  y  que  la  orilla 
Rompiese  su  errada  quilla, 

Y  que  en  ella  yo  tocase 
La  plata  que  me  llegase 
En  salvamento  &  Sevilla. 
El  aviso  me  llegó, 

Í¡ue  trujeron  dos  criados, 
ion  docientos  mil  ducados. 
Que  mi  tío  me  maudé. 

DOf^A  LIOMNI. 

¿Viviendo? 

DOH  DlEflO. 

No;  que  murió. 

DO^A  LCOKOI. 

Mochos  aSos  los  gocéis. 

DOÜ  MEGO. 

Dueño  de  todo  seréis.* 
De  todo  aqueste  dinero 
Finjo  &  un  bcayo  henderé. 

DOSa  LEOliOS. 

Bueno. 


DON  DIEGO. 

intención  sabréis, 
ha  acudido, 
ido  de  ia  herencia, 
Jo  Klena  audiencia, 
)res  prometido, 
por  lo  marido 
»r  su  hermosura, 
*a  se  asegura. 

DO>A    LEOKOR. 

1  de  la  ambición! 

DOy  DIEGO. 

!S  de  ia  razón, 
1  marido  tígura. 

Sale  LUISA. 

LUISA. 

e  ha  venido... 

DOÑA    LEONOR. 
LUISA. 

>ofia  Elena  de  Torres. 

DON    DIKGO. 

i\  tiempo  que  lle^a, 
lichas  ittlerrunipel 

DO.XA    LEONOR. 

señor  don  Diego, 
mmigo  no  os  íope, 
i  camarin  estéis 
). 

DON  DIEGO. 

Como  importe 
'  gusto,  ol)edc7.co, 
I  mío  se  malogre. 

DONA  LEONOR. 

aljeis  de  esconder. 

,  y  no  os  enoje 

:  que  mi  fama 

\  que  ande  en  opiniones. 

DO.N   DIEGO. 

e  de  obedeceros, 

li  placer  se  estorbe.  (Vase.) 

^\  ELENA,  LNÉS  y  UUüINA. 

DOÑA  ELENA. 

>lla. 

DOÑA  LEONOR. 

Elena  hermasa. 

DOÑA  ELENA. 

)s  corresponde. 

DOÑA   LEONOR. 

iga,  bien  venida; 
lO  aquestos  favores. — 

(Abrázanse.) 
as. 

LC1SA. 

Aquí  están. 
[Siéntanse.) 

DOÑA    ELENA. 

ocupaciones 
badü  al  deseo , 
Leonor,  que  goce 
le  visitaros. 

DOÑA    LEONOR. 

sar  dilaciones 
igas  es  llaneza 
ya  sé  que  la  corte, 
)S  divertimientos, 
I  ocupaciones ; 
las  muy  precisas, 
stáis?  Mas  si  es  conforme 
stra  la  salad, 
eidad  corresponde. 

DOÑA  ELENA. 

muy  para  serviros, 


EL  MAYORAZGO  FIGURA. 

Aunque  falten  los  primores 
Que  de  mi  rostro  hngis; 
El  vuestro  sí  que  en  el  orbe 
Le  admiran  por  un  prodigio 
De  belleza  y  perfecciones. 

DOÑA   LEONOR. 

Y  esa  ¿no  es  adulación? 

DOÑA  ELENA. 

No;  que  estas  verdades  oyeu, 
Leonor,  vuestros  otdos, 
Ajenas  de  adulaciones. 

Sale  LUISA. 

LO  ISA. 

El  señor  don  Pedro  sube 
A  verte. 

( Altérase  Elena.) 

DOÑA    LEONOR. 

No  os  alborote. 
Doña  Elena,  su  venida, 
Si  pensáis  que  es  algún  joven. 
Porque  don  Pedro  es  anciano, 

Y  mi  tio. 

DRBINA. 

Recatóre, 
Porque  pase  por  melindre 
Entre  estudiadas  acciones. 

Sale  DON  PEDRO. 

DOÑA    LEO.NOR. 

Seáis,  Señor,  bien  venido. 

DON  PEDRO. 

Sobrina  mía ,  en  quien  |)one 
Tantos  primores  ei  cielo. 

DOÑA   LEONOR. 

Haccisme  siempre  favores. 

DON  PEDRO. 

¿Quién  es,  Leonor,  esta  dama? 

(Hácela  cortesía.) 

DOÑA    LEONOR. 

Es  doña  Elena  de  Torres, 
Señora  y  amiga  mia. 
Dama  principal  y  noble. 

DON  PEDRO. 

Pues  quiero,  con  su  licencia, 
Qoo  me  escuchéis  dos  razones, 
Que  os  importan,  en  secreto. 

DOÑA  ELENA. 

El  que  me  tratéis,  señores. 
Con  llaneza  es  lo  que  estimo.— 
Oid  lodo  cuanto  importe, 
Leonor,  al  señor  don  Pedro. 

DOÑA   LEONOR. 

Merezca  de  vos  perdones 
Esta  primera  llaneza. 

DOÑA  ELENA. 

Sed  á  su  mandato  dócil. 
(Yanse  doña  Leonor,  don  Pedro  y 
Luisa.) 

INÉS. 

Hermosa  sala. 

DOÑA  ELENA. 

Extremada. 

IIRBINA. 

Todo  en  ella  está  conforme, 

Y  en  igual  correspondencia 
Bufetes  y  contadores. 

DOÑA  ELENA. 

¿  No  celebráis  las  pinturas? 

URBINA. 

En  esta  amenaza  á  Adonis 
El  cerdoso  jabalí 
Por  dejarle  á  buenas  noches ; 
Aquí  Caropa  sarca  el  mar, 


«99 

Combatida  de  temores. 

En  la  (aurífera  piel 

En  que  se  disfraza  Jove. 

DOÑA  ELENA. 

Historia  entendéis,  Urbina. 

URBINA. 

Deslo  de  trasformaciones 
Sé  mucho. 

INÉS. 

Pues  hacéis  mal 
En  DO  hacer  una  que  importe. 

URUINA. 

¿Vés? 

1.%ES. 

Que  de  viejo  caduco 
Os  volvaii  en  fuerte  joven. 

URBINA. 

Pegómela  la  taimada. 

DOÑA  ELENA. 

Este  camarin  responde 
A  esta  sala;  en  él  se  ven 

{Mira  adentro.) 
Países ,  medallas,  flores, 

Y  algunos  buenos  retratos 
De  los  pinceles  mejores 
Desia  corle.  Mas  ¿qué  es  esto? 
Inés,  ¿quién  es  aquel  hombre 
Que  alli  procura  esconderse? 

INÉS. 

No  será  bien  que  lo  ignores ; 
Don  Diego  de  Acuña  es. 

DOÑA  ELENA. 

¿Don  Diego? 

INÉS. 

Si  las  facciones 
No  me  engañan ,  él  es  cierto. 

DOÍ^A  ELENA. 

¡Oh  tramoyas  de  la  corte! 
Nunca  entendí  que  Leonor 
Diera  á  venéreas  pasiones 
Lugar.  ¿  Don  Diego  en  su  casa  ? 

INÉS. 

Si  en  la  tuya  no  le  acoges. 
Él  busca  donde'le  admiteu ; 
Tus  curiosas  atenciones 
Este  daño  han  descubierto. 
No  te  ofendas  ni  te  enojes. 
¿Pésate  que  esté  don  Diego 
Aqui? 

D05ÍA  BLBKA. 
Sí. 

Bien  se  conoce 
En  tí  cuáncelosa  estás; 
Pero  si  en  don  Payo  pones 
Tu  afición  y  aun  ta  codicia. 
No  es  justo  que  te  congoje 
Aquello  que  has  despedido. 

DOÑA  ELENA. 

Son  mis  vanas  presunciones 
Tan  remontadas,  Inés, 
Que  en  verle  libre  á  aqueste  hombre 
De  mí  dominio  me  abraso. 

INÉ.S. 

Desprcciástele  y  mudóse. 

SaUn  D05!A  LEONOR  v  LUISA. 

DOÑA  LCONOB. 

Perdóname,  hermosa  Elena. 

DOÑA  ELENA. 

{Ap,  De  gentil  humor  me  coge , 
Cuando  de  verla  me  ofendo.) 
¿Y  tu  tio? 

DOi^A  LEONOR. 

Despidióse, 

Y  fuese  por  otra  puerta. 


500 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLORZANO. 


Do5ÍA  ele:>(a. 
Leonor,  tantas  (üvcrsiones 
lio  hallado  eii  aquesta  sala, 
Oue,  advirtiendü  en  los  primores 
De  oslas  valientes  pinturas. 
Me  l:an  causado  admiraciones. 

DOÑA   LF.O.'^iOK. 

Razonables  son  algunas. 

DONA  ELENA. 

Knlrp  las  que  reconoce 
Por  mas  celebres  lu  gusto, 
0»e  muestra  mas  perfecciones, 
Hay  una  en  tu  camarín. 

INKS.  (.1p.) 

Con  la  pasión,  declaróse. 

DO^A  LEOMOR. 

(.\p.  ;Ay  Dios!  ¡  Si  ha  visto  á  don  Diego! 
Ya  estoy  llena  de  lemotes.) 
¿Ks  retrato  ó  es  país? 

DOÑA  ELEXA. 

Ks  cl  retrato  de  un  hombre 
Que  un  tiempo  adornó  mi  sala ; 
Parecióme  bien  entonces, 
Pero  deshiceme  del. 

DOÑA  LEOXOR. 

Contra  el  gusto  no  hay  ra/ones; 
Yo  apetecí  esa  pintura, 
Informada  de  pintores 
Qup  era  de  pincel  valiente, 

Y  á  su  alabanza  es  conforme. 

DOÑA  ELEIfA. 

¿AI  fín  la  estimas  en  mucho ? 

DOÑA  LEONOR. 

Tanto,  que  cuanto  compone 
ICste  camarín  y  sala, 

Y  los  tesoros  mayores, 
Su  valor  no  igualaran 
A  mi  eslima. 

DOÑA  ELK.'fA. 

No  conoces 
Lo  que  es  pintura,  Leonor. 

DOÑA   LEO.XOR. 

Tú  menos,  pues  los  valores 
Del  pincel  mas  natural 
No  permites  que  te  honren. 

DOÑA  ELENA. 

\'a  me  ofende  tu  osadía. 

DOÑA  LEONOR. 

Como  al  retrato  no  toques. 
Porque  no  se  ofenda  el  dueño. 
Sufriré  tus  sinrazones. 
Yo  no  juzgo  (|ue  sea  agravio 
Que  lo  que  defectos  pones, 
Desestimas  y  desprecias. 
Yo  le  e^lime  y  yo  le  compre. 

DOÑA  ELENA. 

Pobre  pintura  has  comprado. 

DOÑA  LEONOR. 

Sin  marco  parece  pobre , 
Mas  yo  se  le  haré  muy  rico. 

DOÑA  ELENA. 

Del  metal  de  los  doblones 
Será  bueno. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Qué!  ¿te  burlas? 

DOÑA  ELENA. 

No,  |»orqne  sé  que  en  tus  cofres 
Hay  materia  para  hacerle. 
Quédate  con  Dios,  y  goces 
E\  retrato  muchos  años. 

DOÑA  LEONOR. 

A  costa  de  tus  pasiones 

Me  estará  muy  bien  gozarle. 

DOÑA  ELENA. 

Adiós. 


005ÍA  LEONOR. 

Él  tus  dichas  logre. 
(Vanse  doña  Elena  y  Urbina.) 

INÉS. 

Mi  ama  va  mas  picada 

Que  puede  estarlo  un  jigote. 

LUISA. 

Y  la  mia  habrá  comido 
Pimientos  ó  mostachones. 

{Vanse.) 
Sale  DON  DIEGO. 

DON  DIEGO. 

Cuando  el  suelo  que  pisáis 

Yo  le  respete  y  acíore. 

Aun  no  pago  lo  que  os  debo. 

DOÑA  LEONOR. 

Habéis  andado  algo  torpe 
Kn  no  cerrar  esa  puerta ; 
Que  huir  de  censuradores 
En  amantes  es  cordura. 

DON  DIEGO. 

Pues  cuando  Elena  se  enoje, 
Los  i)esares  la  atormenten 

Y  los  suspiros  la  ahoguen , 
Nada  me  puede  importar ; 
Que  amor,  que  preceptos  pone, 
Solo  me  manda  quereros 

Y  que  olvide  otros  amores. 

DOÑA    LEONOR. 

Yo  os  lo  agradezco,  don  Diego. 
Temo  que  mi  tio  torne ; 

Y  así ,  Señor,  os  suplico 
Que,  excusándome  temores. 

Os  vais ,  porque  aquí  no  os  halle. 

DON  DIEGO. 

Harto  lo  siento,  mas  voyine. 
¿Cuándo  os  he  de  ver? 

DOÑA    LEONOR. 

Mañana. 

DON  DIEGO. 

¿Sin  falta? 

DOÑA  LEO.NOR. 

No  hay  dilaciones 
Donde  el  amor  hace  esfuerzos. 

DON  DIEGO. 

Si  el  tiempo  veloz  no  corre. 
Tendré  mil  siglos  de  ausencia 
Hasta  que  e.sa  dicha  goce. 

DOÑA    LEONOR. 

Adiós.  (Vase.) 

DON  DIEGO. 

Adiós,  mi  Leonor. 
Tiempo,  apresura  la  noche; 
Que  los  mas  breves  instantes 
Son  siglos  entre  amadores. 


ACTO  TERCERO. 


Salen  DON  JUAN  t  DON  PEDRO. 

DON  JUAN. 

Ya  de  vuestra  boca  espero. 
Señor  don  Pedro  Narvaez, 
Una  respuesta  que  sea 
El  alivio  en  mis  pesares. 
¿Qué  ha  respcmdido  Leonor? 
No  pretendáis  dilatarnr.e 
El  gozo  que  el  alma  espera 
r.ou  tanto  afecto. 

DON  PEDRO. 

Escuchadme. 


Yo  bailé  k  Leonor  de  tUíii  , 
Ocnpadt  con  un  ingel : 
Tal  me  pareció  ana  dama» 
Qae  me  dijo  apellidarse 
Daña  Elena ;  es  moy  hermosa, 

Y  con  su  liceDcia,  aparte 

La  hablé  en  vaeslra  prelension. 
Referíla  vuestras  parles. 
Vuestra  constancia  y  amor. 
Que  no  las  ignora  nadie. 

DON  JCAn. 

¿Qué  os  respondió? 

DOlC  PEDRO. 

Siae  conoce, 
adest 
Pero  que  no  tiene  intento 
Por  ahora  de  casarse; 
Que  es  mu^  moza  para  verse 
Con  los  cuidados  qne  trae 
El  mairimonio,  que  son 
A  veces  intolerables. 
Dios  sabe,  señor  don  Joan, 
(Uiánio  lo  siento  uo  darle 
A  vuestro  amor  la  respuesta 
Que  merecen  sus  quilates. 
Forzarla  á  que  se  os  Incline, 
Aun  no  es  empresa  de  un  padre. 
Cuanto  mas  de  mi,  que  soy 
Su  tio. 

D0?(  JDA5. 

Mi  amor  constante 
Pierde  méritos  con  ella ; 
Aquesto  sin  duda  nace 
De  que  en  otro  amor  se  obliga 
Leonor. 

DON  PEDIO. 

Es  gran  disparate 
Que  tal  cosa  os  digan  de  ella; 
Su  recogimiento  es  gnnde, 

Y  imnca  ha  dado  al  amor 
Ni  feudo  ni  vasalbje. 
Aquesto  debéis  creerme; 

Y  porque  se  me  hice  tarde 
Para  hacer  una  visita 

Que  es  de  cumplimiento,  dadme 
Licencia,  y  quedad  con  Dios, 
Señor  don  Juan.  (Ffl 

DON  JOAS. 

Él  08  guarde.-- 
Desde  hoy,  Leonor,  me  despido 
De  tu  amor,  pues  que  no  Talen 
Para  contigo  nuezas 
Que  obligaran  voluntades. 
Kn  tus  helados  desdenes 
Vino  mi  fuego  á  apagarte. 
Que  antes  pudiera  su  fderu 
Dar  llamas  por  cien  volcanes. 
A  doña  Elena  de  Torres, 
Dama  hermosa  y  de  huen  talle, 
1^  he  hablado  algunas  veces. 
Después  que  no  quiso  darle 
Audiencia  doña  Leonor 
A  mi  amor  firme  y  constante. 
Es  bizarra  con  extremo , 
A  esta  pretendo  incliname, 

Y  aun  pedirla  por  esposa ; 

Y  quien  podri  nacer  mis  partes 
Será  don  Diego  de  Acullá, 
Que  me  alirman  con  verdades 
Que  es  mucho  suyo,  y  aun  deudo; 
Por  su  medio  sera  ficll 
Conseguir  mi  nuevo  IntenlOé 
Pero  mi  dicha  le  trae 

Eu  esta  ocasión  aqoL 

Sale  DON  DIEGO,  CM  MN»' 
SaniiM§$, 


¿Don  Juan? 


DORMMO. 


DO.'f  JCAK. 

¿  Don  DJego?  Esta  larde 
)  que  esa  cruz 
pecho  dio  esmalte, 
por  largos  siglos, 
icomienda  mas  grande 
den  militar. 

LO^  DIEGO. 

•s,  amigo,  os  guarden. 

ayer  recibí 

del  Condestable 

). 

D0:*(  JUAN. 

Gran  señor. 

DOIS'  DIEGO. 

nil  honras  hace, 
qué  serviros  pueda? 

DON  JUAN. 

ic  ofrece  en  qué  os  canse. 

D0?(  DIEGO. 

nso  es  el  serviros, 
id  pues  á  mandarme ; 
m  Juan,  vuestro  intento. 

DO.N  JUA.X. 

)tic¡a  bastante 
;is  de  que  Leonor, 
,  severa  y  grave, 
ecia  mis'ünezas 
líiir  obligarse, 
ido  ya  de  intento. 

DO?l  DIEGO. 

aél  ¿amáis  en  otra  parle? 

Diego; á  doña  Elena 
ps;  (]ue  despicarme 
ido  del  desden. 

DOX  DIEGO. 

lenle  lo  mirastes. 

DO.N  JUA?I. 

leñéis  en  su  casa 
'ntrada ,  y  sé  que  os  hace 
•as  y  mil  favores, 
dmiiicndode  nadie 

sino  de  vos ; 
ira  que  yo  alcance 
I  de  merecerla, 
i  para  mi  grande, 
intercesor 
I  Elena;  dadme 
lor,  con  persuadirla, 
Jola  mis  parles, 
1  mano  de  esposa, 

con  ella  honrarme. 

D0?(  DIEGO. 

ste  ha  ignorado  el  amor 
lena  he  tenido  grande, 
e  descubre  su  intento, 
e  certificarse 
oy  queriendo  ahora ; 
que  se  desengañe.) 
onJuan,  vuestro  intento 
do  bien  en  mudarse; 
Elena  un  serafín 
eldad ,  y  es  notable 
10  entendimiento, 
anchos  ventajas  hace. 
yo  haré  por  serviros 
fna ,  será  darle 
e  vuestra  intención 
estras  calidades, 
digo  que  desea 
)ruto,  de  un  ignorante, 
»rimo  que  Dios  me  dio 
porque  hacienda  trac 
Indias)  ser  su  esposa ; 
D,  aunque  sea  mi  sangre, 
aborrezco  este  empleo, 


EL  MAYORAZGO  FIGURA. 

Estorbaré  que  se  case 
Con  él ,  y  os  admita  ¿  vos. 

DON  JUAN. 

En  todo  sabréis  honrarme. 
¿  Cuándo  os  veréis  con  Elena  ? 

DO?l  DIEGO. 

Presto,  donjuán;  esta  tarde. 

DO?l  JUAN. 

Fiando  en  vuestra  amistad, 
No  será  justo  que  os  canse 
Mas;  quedad  con  Dios,  don  Diego. 
^  {Vase.) 

DON  DIEGO. 

La  vida  el  cielo  os  alargue.  — 

Ya  vuelto  casamentero 

El  que  ha  sido  galán  antes, 

Va  á  solicitar  á  Elena 

Que  se  emplee  y  que  se  case 

Con  don  Juan ;  hoy  he  de  verla, 

Aunque  sea  contra  el  gravamen 

Que  Leonor  me  tiene  puesto, 

Que  ni  la  vea  ni  hable. 

Si  se  enojare,  podré 

A  mi  salvo  disculparme; 

Mas  los  enojos  no  duran 

Entre  los  firmes  amantes.         (Yase,) 

Salen  INÉS,  y  MARINO  tras  ella. 

MARINO. 

Inés  bella,  Inés  gentil , 

Del  amor  ardiente  rayo, 

Que  le  haces  la  mueca  al  mayo 

Y  la  mamona  al  abril , 
No  se  esquive  tu  persona 
Contra  mi  cariño  así , 
Porque  será  hacerme  á  mí 
La  mueca  y  aun  la  mamona. 
Póngase  á  lu  fuga  tregua. 
Porque  con  ac^uesto  solo, 
Ni  yo  vendré  a  ser  Apolo, 
Ni  tú  Dafne  de  la  legua, 
tiscüchale  á  uu  caballero 
Cuatro  razones  de  amor, 
Fainiliarismo  esplendor; 
Espera,  espera. 

INÉS. 

Ya  espero. 

MARINO. 

De  la  planta  á  la  nariz, 

V  desde  alli  hasta  el  cabello, 
Es  todo  tu  bulto  bello. 
¡Quién  hacerte  genitriz 
Pudiera  de  un  bello  infante! 

INÉS. 

Heme  venido  á  enojar 

Que  me  requiebre  en  vulgar. 

¿Piensa  que  soy  ignorante? 

MARINO. 

Por  el  ínclito  abolorio 
De  mi  prosapia  en  Galicia, 
Que  en  mí  no  ha  habido  pigricia; 
Que  entendí  que  el  auditorio 
Era  de  estofa  mediana 

Y  que  cualquiera  parlado 
Le  pudiera  ser  de  agrado. 

iNés. 
¿Jnzg^stesme  chabacana 
ü  con  ingenio  bisoño? 
Pues  mas  de  dos  entendidas 
No  me  igualan  presumidas 
Con  enaguas  y  con  moño. 

MARINO. 

Ya  afecto  credulidad, 

V  pues  esa  perfcciou 
Pide  culta  locución , 
Oiga  mí  verbosidad. 
Nise,  que  cubicularia 


301 

Eres  de  Elena,  y  ultrajas. 
Haciéndole  mil  ventajas, 
A  la  tropa  famularia , 
Cos(]uilÍosamente  intima 
Tu  tulgoroso  esplendor, 
Rayos  a  un  flamante  amor. 
Que  fué  embrión  y  se  anima. 

Y  pues  domina  imperiosa 
En  mí  tu  luz,  Nise  bella, 
Sea  venérea  centella, 

Y  no  chispa  fulgurosa. 
Conoce  afectos  anejos 

Al  amor  que  has  visto  en  mí. 
Para  que  goce  de. ti 
El  premio  con  mil  amplejos. 
Halle  mi  pesar  leticia 
En  tu  fámula  beldad, 

Y  de  sooarronidad 
Expele  toda  nequicia. 

iNás. 
Si  á  la  mentida  afición 
En  que  os  fingís  con  empeño 
Premiara  amando,  á  mi  dueño 
Fuera  hacerle  gran  traición. 

Y  así,  disculpa.  Señor, 
Esta  cortedad  aquí. 

Que  no  os  puedo  dar  por  mí 
Esperanza  de  favoi*. 
Perdonad,  señor  don  Payo. 

MARHIO. 

Poco,  Elena,  os  obligó. 
Pues  para  ampielarla  yo 
Me  estáí's  negando  el  ensayo. 

INÉS. 

No  queráis  por  lo  indirecto 
Dar  estímulo  al  cuidado. 

MARINO. 

Por  Dios,  que  se  OS  ha  pegado 
La  roña  de  mi  dialecto; 
Con  un  brazo  y  otro  brazo, 
Nise,  podéis  injciar 
Aquesto  del  abrazar. 
Dejando  el  culto  embarazo. 

INÉS.  (Ap.) 
Es  de  don  Payo  el  humor 
Tal ,  que ,  si  noble  no  fuera, 
Por  mi  galán  le  admitiera, 
Porque  le  he  cobrado  amor. 

MARINO. 

No  impetra  la  persuasiva. 
Aunque  hable  á  lo  gongorio. 
Que  circuya  el  bello  emporio; 
Ea,  sed  ejecutiva. 

Tanto  dais  en  porfiar. 
Que,  por  no  ser  enfadosa. 
Os  abrazo. 

MARino. 
Linda  cosa. 

Sale  URBINA,  y  los  ve  abrazados. 


DROIRA. 

Esto  se  llama  abrazar. 

Bueno  va,  por  Jesucristo ; 

Que  en  los  tres  años  que  he  amado 

A  tal  dicha  no  he  llegado. 

iNés.  {Reparando  en  el  viejo,) 
El  escudero  me  ha  visto ; 
¿Qué  importa? 

URSINA. 

Esto  es  negociar 
Con  brevedad ,  no  morir 
Con  esperar  y  servir, 

INÉS. 

Llegalde,  don  Payo,á  hablar. 

MARINO. 

Seáis,  Urbioa,  bien  venido. 


303 

o  R  BINA. 

Lo  contrario  liabia  pensado. 

MARINO. 

¿  Cómo  ? 

IR  DINA. 

Ser  muy  nial  llegado. 

MARl.'iO. 

{Ap.  Socarrón  me  ha  respondido.) 
¿Dónde  está  mi  Blena  hermosa? 

URSINA. 

En  visita  la  dejé. 

MARINO. 

¿Con...? 

CRUINA. 

Con  una  dama. 

MARINO. 

¿A  fe? 

URBiNA. 

Que  enfrente  de  casa  posa. 

MARINO. 

lY  cuánto  se  tardará 
Kn  venir? 

URBINA. 

Ya  voy  por  ella. 

MARINO. 

No  os  detengáis. 

URBINA.  (Ap.) 

La  centella 
De  celos  me  abrasa  ya. 
¡  Con  qué  priesa  me  despide 
Para  acrecentarme  enojos! 

MARINO. 

¿Tenéis  nubes  en  los  ojos? 

URBINA. 

Una  y  pero  no  me  impide 
El  ver  sin  dificultad, 
Aunque  sea  dar  un  abrazo. 

i>és.  {Ap. ) 
Blalicias  tiene  el  pelmazo. 

MARINO. 

Hablando  aquí  en  puridad , 
¿Vistcisme  abrazar  á  Inés? 

URBINA. 

Y  deso  estoy  muy  celoso, 
Pues  no  he  sido  tan  dichoso. 
Aunque  la  sirvo  años  tres. 

MARINO. 

Y  eso  ¿es para  casamiento? 

URBINA. 

Pues  ¿  para  qué  había  de  ser? 
Ámola  para  mujer. 

MARINO. 

¿\'  es  con  su  consentimiento? 

URBINA. 

Sí  he  de  deciros  verdad. 
Ella  siempre  me  desdeña, 
Muy  esquiva  y  zahareña. 

INÉS. 

No  le  ten(;o  voluntad. 

URBINA. 

Llamóla  en  versos  constantes; 
Que  me  precio  en  la  poesía... 

MARINO. 

ftle  gusta,  por  vida  mía. 

URBINA. 

Despeño  de  los  amantes, 
Hoca,  mármol,  risco  helado, 
Peña  altiva  y  fuerte  acero. 

INÉS. 

Todo  es  porque  no  le  quiero. 

ORUINA. 

Págame  mal  mi  cuidado; 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLORZANO. 

l.nos  versos  la  hice  ayer, 
Que  dedico  á  su  rigor. 

MARINO. 

Oi^^úmoslos,  por  mi  amor. 
¿Son  cultos? 

URBINA. 

No  los  sé  hacer. 

MARINO. 

Vaya  de  versos. 

URBINA. 

No  son, 
Señor,  de  los  realzados , 
Pero  son  acomodados 
Para  decir  mi  intención.— 
Si  gusta  Inesarda  que  sufra  y  que  calle, 

Amando,  queriendo,  sufriendo  y  velaii- 
¿Cómo  lo  podré,  si  be  estado  mirando 
Tomarla  apretada  medida  á  su  talle? 
Cuando  ella  ineaburre,  yo  dallequeda- 
Querer,  mas  querer,  sentir  y  llorar,  [He, 
Hasta  que  vea  que  no  hay  que  esperar, 

Y  que  me  pone  de  pies  en  la  calle. 

MARINO. 

Repente  composición, 

Y  al  suceso  del  abrazo. 

URBIKA. 

Con  tal  prontitud  los  trazo. 

MARINO. 

Muy  á  lo  de  Mena  son. 

INÉS. 

Así  los  compone  Urbina.  i 

URBINA.  I 

Oíros  me  veréis  hacer 

A  vos,  que  tomáis  placer 

Con  esposa  y  concubina.  (Vate.) 

MARINO. 

Huyendo  se  fué  el  vejete, 
En  diciendo  la  malicia. — 
Inés,  no  tengas  trislicia. 

INÉS. 

Es  un  soplón. 

MARINO. 

Y  un  pobrete. 
La  hoja  quedó  doblada ; 
Volvamos  á  nuestra  historia. 

INÉS. 

No  se  verá  en  esa  gloria. 

MARINO. 

Inés  mia ,  Inés  amada, 
Inés  con  hombres  cortés. 

INÉS. 

Repórtese ;  que  está  loco. 

MARINO. 

En  la  materia  que  toco, 
l'n  poco  te  quiero,  Inés. 

INÉS. 

Poco  y  tan  poco  será. 
Que  casi  á  ser  nada  venga ; 
Otra  de  amor  le  mantenga. 
Pues  que  tan  hambriento  está. 

MARINO. 

Óyeme,  niña,  pues  es 
Mi  amor  festivo  y  solene... 
Mas,  poroue  tu  ama  viene, 
Yo  te  lo  diré  después. 


Saien  DOÑA  ELENA,  y  (IRRINA,  9Ií<; 
la  trae  del  brazo, 

DONA  ELENA. 

¡  Qué  calurosa  que  vengo ! 
Quítame,  Inés,  ere  manto; 
Que  en  el  tiempo  del  eslío 
Aun  el  soplillo  es  pesado. 


ÜRBIIU. 

Apretóle  el  tejedor. 

DOfA  ELE1IA. 

¿Aquí  está  el  señor  don  Pato? 

MARINO. 

Aquí  me  tiene  Cupido, 
A  fuer  de  rito  judaico. 
Intruso  en  la  cspectacion, 
Mas  ííjo  que  lo  esli  ou  máraiol. 

DOÑA  ELENA. 

¿  No  estaba  con  vos  Inés? 

■ABIRO. 

Aquí  entretuvo  el  caldado. 

CHINA.  (A^.) 
Y  aun  el  gusto. 

INÉS. 

Calla,  viejo. 

ORBINA. 

Solo  por  mí  honra  callo. 

DOSa  ELENA. 

¿Tenéis  carus  de  Sevilla? 

■AtlIfO. 

Si,  Elena ;  Jorge  Grimaldo, 
Mí  agente,  me  lia  remiüdo 
Cosa  de  diez  mil  ducados 
En  plata  doble,  y  me  tiene 
Lleno  de  tedio  y  espanlo 
Ver  la  poca  cantidad 
De  dinero  que  ha  labrado 
La  casa  de  la  mooeda. 

DO^A  ELE.'CA. 

Deben  de  labrarla  tantos. 
Que  para  todos  do  habrá. 

MAaiNO. 

Ya  dice  que  á  otro  ordinario 
Me  enviará  mas  cantidad. 
Con  lo  que  allá  me  he  dejado 
De  plata,  perlas  y  piedras. 

DO^A  BLEICA. 

Ya  con  lo  que  os  ha  enviado 
Les  podemos  dar  principio 
A  nuestras  bodas. 

MARINO.  (Ap.) 

Andallo ; 
Sal  quiere  el  huevo;  diezniil 
Es  el  principio  del  nato; 
¿  Qué  vendrán  á  aer  los  medios 
Y  losiines?  Batacaio 
Puede  temer  cualquier  bolsa 
Que  le  viniere  á  las  manos. 

I>05ÍA  BLBHA. 

Tracemos,  pues,  los  vesUdos. 

«ARISIO. 

Auséntense  los  criados. 
Que  siento  no  hablar  calloso; 
Que  es  lenguaje  desairado 
El  vulgar,  y  en  estas  cosas 
El  culto  no  he  de  gastarlo. 

DOJUUiKlU. 

Decís  muy  bien.— Vos,  UtUn 

Y  Inés,  despejad  entrambos, 

Y  dejadnos  aqui  I  aolas. 

MES. 

Pormf,yoobedeaco.  '  • 

UIMSIA. 

Vamos. 

DOfAKLDU. 

Tomad  silla. 

«AaiNO. 

TamesleBto. 

noffAunu. 
De  aquestos  dief  mil  dMtdsii 


más  qwe  se  esperan, 
joyas  trazo, 
s /coches,  silla, 
de  criados 
scalera  arriba 
calera  abajo. 

HARUO. 
,'S!á. 

DOÑA  ELENA. 

Lo  primero... 

MARINO.    (Áp.) 

:)¡é  en  la  boda  entramos. 

DO.^A  ELENA. 

'O  vestidos, 
ses  del  año 

¿Qué  colores? 
ser  cabellado, 
a,  color 

se  usa. 

MARINO. 

Y  los  calvos 
!o  desean, 
I  lela  ni  en  raso. 

DO>A  ELENA. 

icar. 

MAIilNO. 

No  es  cosa 
Lo. 

DOÑA  ELENA. 

Andáis  errado. 

MARINO. 

do  ese  color. 

DOÑA  ELENA. 
MARI.NO. 

roríjiie  he  juzgado 
?  nácar  visle, 
ido  por  el  Haslro, 
3n  los  rastreros 
le  livianos. 

DOÑA  ELENA. 

ser. 

MARINO. 

Víiya  pues, 
nüeis  los  milanos, 
y  alíaneques, 
'este  guisado. 
el  verdegay? 

DOÑA  ELENA. 

O  eo  papagayo. 

MARINO. 

or  muy  honesto ; 
Indias'le  usamos. 

DOÑA  ELENA. 

>s  tan  mal  uso. 
oguerado. 

MARINO. 

déla  nogada? 

DOÑA  ELENA. 

bamor  vais  gastando! 

MARINO. 

o  me  burlo  á  fe, 
)y  mentecato, 
ido  decolores. 

DOÑA  ELENA. 

ly  de  veras  hablo. 

MARINO. 

1. 

DOÑA  ELENA. 

Otro  he  de  hacer... 

MARINO. 


DONA  ELENA. 


m\. 


EL  MAYORAZGO  FIGURA. 

MARINO. 

¿Oscuro  ó  claro? 
¿Célico  ó  celoso? 

DOÑA  ELENA. 

Azul. 

MARINO. 

¿De  aqueste  azul  ordinario? 

DOÑA  ELENA. 

Sí. 

MARINO. 

Los  negros  lo  apetecen. 

DOÑA  ELENA. 

Será  de  lama,  y  bordado 
De  negro. 

MARINO. 

Bueno,  me  gasta; 
El  buen  capricho  os  alabo. 
¿  No  trazáis  oiro  pajizo? 

DOÑA  F.LENA. 

Rn  los  tiempos  de  Pelayo 
Fué  valido  ese  color. 

MARINO. 

Tenéis  el  gusto  extremado ; 
Que  dama  que  de  pajizo 
Se  viste  esiá  en  él  penando, 
Como  alma  del  purgatorio. 
Con  llamas  por  lodos  lados. 

DOÑA  ELENA. 

Otro  vestido  haré  verde. 

MARINO. 

La  esperanza  de  los  asnos 
Se  acabará  con  mirarle 
Cuando  le  estén  deseando. 

DOÑA  ELENA. 

Será  de  lama  de  flores. 

MARINO.  {Ap.) 
De  arbolan  lo  habrá  loma<lo, 
Verde  y  llores  que  prometen 
l^n  verde  y  llorido  mayo. 

DOÑA  ELENA. 

Parece  que  estáis  de  üsga. 

MARINO. 

Soy  tan  generoso  y  franco. 
Que  siento  que  me  deis  cuenta 
l)e  lan  misérrimos  gastos ; 
Gastad  á  vuestra  elección. 

DOÑA  ELENA. 

Coche  y  silla  haré. 

MARINO. 

Yo  esclavos 
Os  compraré. 

DOÑA  ELE.NA. 

No  sean  negros. 

MARINO. 

No  serán ,  porque,  mir.mdo 
Llevar  á  una  dama  negros, 
Juzgarán  pechos  cristianos, 

Y  mas  si  sale  de  noche, 

Que  va  en  poder  de  los  diablos. 

DOÑA  ELENA. 

Una  cosa,  mi  señor, 

Es  la  que  he  de  suplicaros. 

En  que  me  habéis  de  dar  gusto. 

MARINO. 

Siempre  á  dárosle  me  allano. 

DO.ÑA  ELENA. 

Que  habéis  de  olvidar  lo  anligao 

Y  vestir  lo  cortesano ; 
Al  uso  quiero  ese  talle. 

Que  es  de  muchos  envidiado. 

MARINO. 

¿Cortesano  he  de  vestirme? 

OOflÍA  CLEÜA. 

SI,  mi  señor. 


805 

MARINO. 

¿Repudiando 
De  don  Olfosy  don  Bueso 
La  escarcela  y  los  follados? 

DO.ÑA  ELENA. 

Eso  mismo  es  lo  que  pido. 

MARINO. 

Oid  un  cuento  en  el  caso. 
En  dulce  barraganfa 
Dos  amantes  engarzados 
Estuvieron  largo  tiempo ; 
Mas  llególe  el  desengaño 
A  la  dama,  y  á  su  dueño 
Le  dijo  (el  rostro  bañado 
En  lágrimas)  que  quería 
Ser  monja,  y  dejar  el  trato 
Lascivo  oe  su  amistad, 
Pidiéndole  para  el  santo 
Intento  dote  y  ajuar. 
Con  todo  lo  necesario. 
No  sintió  el  galán  la  fuga 
De  su  compañía  tanto 
Como  el  pedirle  aquel  dote; 
Que  dijola  mesuraao : 
c Señora  del  alma  mía, 
De  amiga  á  monja  es  gran  salto; 
Quedarse  en  beata  puede. 
El  intento  minorando. » 
De  follados  á  calzones 
Tan  de  repente  no  paso; 
En  calzas  me  quedaré. 

DOÑA  ELENA. 

Bien  está  el  cuento  aplicado. 
Saie  URBINA. 

ÜRB1NA. 

Don  Diego  de  Acuña  quiere 
Besar,  Señora,  las  manos 
A  vuesancé. 

MARINO. 

Yo  me  voy. 

DOi^A  ELENA. 

¿Porqué? 

MARINO. 

Porque  me  ha  cansado 
Que  con  mis  proprios  papeles 
Haya  pretendido  un  hábito, 

Y  que  le  tenga  en  los  pechos. 

DOÑA  ELENA. 

¿Hábito? 

MARINO. 

Y  de  Santiago. 

DOÑA  ELENA. 

Ha  sido  término  rain. 

MARINO. 

Superchéríco,  tacaño, 

Y  trecientas  cosas  mas ; 
Por  otra  parle  me  escapo. 

DOÑA  ELENA. 

Decid  que  suba  don  Diego. 
(Yate  ürbina.) 

MARINO. 

Adiós,  mi  bien ;  mas  despacio 
Trazad  lo  que  conviniere.         (Vate.) 

DOÑA  ELENA. 

El  cielo  os  guarde  mil  años. 
Sale  DON  DIEGO. 

DON  DIEGO. 

Aunque  á  novedad  Juzgúela 
Mi  venida,  habiendo  tanto 
Tiempo  que  no  vengo  i  veros, 
Como  embajador  be  osadú 
Llegar  á  tuestra  presencia. 


504 

DO^A  ELENA. 

De  ese  mililar  órnalo 
Itecibid  mi  norabuena. 

DON  DIEGO. 

Yo  la  admito  muy  ufano , 

Y  este  y  los  dcMnas  aumentos 
Que  tuviere,  los  consagro. 
Señora,  á  vuestro  servicio. 

DOÑA  ELENA. 

Tengo  por  milagro  raro 
Que  aquí  os  permita  venir 
Aquel  serafín  humano 
Que  os  gobierna  el  albedrio. 

DON  DIEGO. 

No  os  entiendo. 

DO.NA  ELENA. 

No  me  espanto, 
Que  hablo  oscuro  ó  en  griego ; 
La  bella  Leonor,  el  pasmo 
De  la  beldad,  el  prodigio 
Del  orbe. 

DON  DIEGO. 

Pues  decid,  ¿cuándo 
Tiene  aquese  imperio  en  mi? 

DO^A  ELENA. 

Gracia  tenéis  cu  negarlo. 

Yo  be  visto  un  retrato  vuestro 

En  su  camarín. 

DON  DIEGO. 

¿Retrato? 

DONA  ELENA. 

Miento;  que  fué  original. 

DON  DIEGO. 

Fué  de  los  ojos  engaño. 

DONA  ELENA. 

Nunca  me  engaño  en  la  vista. 

DON  DIEGO. 

Dicha  fuera  haber  llegado 
A  tanto  bien. 

DOÑA  ELENA. 

¿Disimulos 
Cuando  yo  lo  he  visto  y  cuando 
Todos  saben  que  la  amáis? 
Mas  en  efelo,  ¿por  cu^^nto 
Tiempo  os  ha  dado  licencia 
Que  estéis  aquí? 

DON  DIEGO. 

Por  un  ano 

Y  por  mil;  porque  Leoiior 
No  me  veda  (hablando  claro, 
Como  sabe  que  la  adoro) 

Que  hable  con  vos,  cuando  he  dado 
En  olvidar  vucslro  nombre. 

DONA  ELENA. 

(Ap.  D(í  pesar  y  celos  rabio.) 
Decidme  á  lo  que  venís. 

DON  DIEGO. 

Rl  tiempo  que  lo  dilato 
Viene  á  ser  muy  contra  mí. 

DOÑA  ELENA. 

Creólo;  vamos  al  caso. 

DON  DIEGO. 

¿Rien  conocéis  á  don  Juan 
De  Üracamonle? 

DOÑA  ELENA. 

Ese  hidalgo 
¿No  era  amante  de  Leonor? 

DON  DIEGO. 

Sí ,  mas  su  amor  ha  mudado 
En  vos;  es  noble  y  es  rico, 
Desea  que  vuestra  mano 
Honre  la  suya  y  su  casa. 
Por  tercero  me  ha  enviado 
Para  tratar  deste  empleo, 

Y  es  que  se  engañó,  juzgando 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLORZANO. 


Que  soy  muy  vuestro  valido , 

Y  que  podría  yo  tanto 

En  esto ,  que  él  consiguiese 
Su  intento;  ved  con  espacio 
Si  os  conviene,  porque  pueda 
Darle  á  quien  la  está  esperando 
De  vos  alegre  respuesta. 

DOÑA  ELENA. 

¿Tan  lejos  son  vuestros  barrios. 
Que  ignoráis  que  á  vuestro  primo 
Estimo  y  quiero? 

DON  DIEGO. 

¿A  don  Payo? 

DOÑA  ELENA. 

Al  mismo. 

DON  DIEGO. 

¿Ilablaisme  de  veras? 

DOÑA  ELENA. 

De  veras,  don  Diego,  os  hablo. 

DON  DIEGO. 

¿Para  esposo? 

DOÑA  ELENA. 

Para  esposo. 

DON  DIEGO. 

Pienso  que  os  estáis  burlando. 

DOÑA  ELENA. 

No  me  burlo. 

DON  DIEGO. 

Pues  á  un  hombre 
Loco,  desigual ,  menguado, 
¿  liabeis  de  elegir  esposo , 
Cuando  es  llamado  de  cuantos 
Le  conocen  en  Madrid, 
Por  necio  y  por  mentecato. 
El  mayorazgo  Figura? 

DOÑA  ELENA. 

Don  Diego,  con  él  me  caso. 

DON  DIEGO. 

Mucho  os  anima  el  dinero ; 

Que  la  persona  y  el  trato 

De  tan  menguado  sugeto 

No  han  hecho  en  vos  tal  milagro. 

DOÑA  ELENA. 

No  despreciéis  vuestra  sangre. 

DON  DIEGO. 

Aunque  no  trato  de  amaros. 
Siento  que  hagáis  tal  empleo, 

Y  si  puedo,  he  de  estorbarlo. 

DOÑA  ELENA. 

Estorbarlo  no  podréis. 

DON  DIEGO. 

Si  haré ,  que  yo  tengo  mano 
Con  personas'muy  de  arriba ; 
Que  no  he  de  ver  malograros , 
Casada  con  tal  figura. 

DOÑA  ELENA. 

¿Sois  vos  mi  tutor  acaso? 
Pues  porque  no  lo  intentéis. 
Sin  el  debido  aparato 
Que  á  mi  calidad  se  debe. 
Con  el  vestido  que  traigo 
He  de  casarme. mañana, 
Sin  aguardar  á  mas  plazos. 

DON  DIEGO. 

(Ap.  Eso  es  lo  que  deseo.) 
Pues  con  lo  po  o  que  valgo 
Habéis  de  ver  si  lo  estorbo. 

DOÑA  ELENA. 

Será  término  villano. 
Dejad  luego  mi  presencia ; 
Que,  de  mi  desden  picado. 
Os  queréis  vengar. 

DON  DIEGO. 

*Vo? 


soSailbiul 

Si. 


DON  DIE60. 

¿No  veis  que  na e  lie  despicado 
Con  Leonor,  y  mi  Leonor 
Es  portento  soberano 
De  la  beldad,  qne  aventaja 
A  todas,  como  el  sol  claro 
A  las  lucientes  estrellas? 

DOÜA  ELENA. 

Quedaos  para  mentecato.        (V 

DON  DIEGO. 

Perdida  va,  de  celosa; 
Llcgarásele  su  plazo, 

Y  entonces  conocerá 

Lo  que  cuesta  ao  dMeqgaDo.  (I 

Salen  á  una  reja  LUISA  t  DO 
LEONOR. 

LOISA. 

Fresca  noche. 

DOÑA  LEONOa. 

Será  baena 
Si  don  Diego  presto  viene, 

Y  estorbo  no  le  detiene. 

LOISA. 

Ya  no  será  doña  Elena. 

DoffA  LEoiroa. 
De  eso  vivo  bien  segara; 
Que  estoy  cierta  de  so  amor. 

LUISA. 

Apeló  de  su  rigor 
A  tu  diviua  hermosura. 

DO^A  LEONoa. 
Lisonjera,  Luisa,  estás. 

LOISA. 

No  es  lisoi>ja ,  te  proneio: 
Que  don  Diego  fué  discreto 
En  ir  de  menos  á  mas. 

D05ÍA  LEOÜOB. 

Mucho  es  Elena. 

LUISA. 

Siea; 
Has  donde  Leonor  está, 
Cualquiera  la  d^ará 
Por  tan  hermoso  interés. 

Sale  UKHWO  ^  é€  »0ek€. 

■Aano. 
Noche,  amparo  de  mochieloi. 
De  lechnus  y  de  buhos. 
Que  sin  herencias  de  muertos 
Te  vistes  de  negro  luto, 
¿Adonde  hallaré á  mi  amo. 
Que  le  busco  á  8omo^n^jo, 
Cubierto  á  lo  envergonaate, 
Huyendo  de  los  ooneniioa. 
Para  que  no  mecoooicaa? 


DOÜA 

Alli  be  divisado  un  bullo 
Que  por  esta  calle  b^a. 

LUISA. 

¿Si  es  don  Diego? 

DOÜA  LBoma.' 

Yo  lo  dado; 
Que  le  es  inferior  en  talle. 

LOSA. 

Hombre  parece  do  nrigo. 

«AlfllO. 

Dos  damas  honrau  los  Uerrof 
Desu  reja;  eoo  mi!  güilos 
Me  apropincoo  donde  hay  I 
Guarde  el  cielo  kH  eotaiM  t 


os  brillantes  faces, 
n  el  sol  es  mendrugo 
lendigando  rayos. 

LUISA. 

*e  llega  con  humos 
lar. 

DO.^A  LEONOR. 

Gracejemos 
|ue  tiene  buen  gusto. 

LDISA. 

;a  con  despejo. 

MABI?(0. 

ae  el  farol  nocturno 
s  en  esa  reja 
e  muchos  sustos, 
ue  tenéis  mas  luz , 
abejaruco, 
íidines  busca , 
e  y  vagabundo, 
vuestra  beldad 
^zca  un  minuto 
o,  si  lo  permite 
or  verecundio. 

LUISA. 

iste  es  el  galán 

DOÑA  LEONOR. 

¿El  lacayo?  Dudo 
él. 

LUISA. 

Yo  le  conozco; 
10  grande  amigo  suyo 
siró  en  una  calle, 
él  no  dificulto, 
ue  babla  deste  modo. 

MARINO. 

de  hablar  á  lo  mudo, 
torpe  en  hacer  señas, 
é  aquí  muy  burdo. 

DOÑA    LEONOR. 

?r  con  quién  se  habla 
|ue  se  mire  mucho. 

OÍS? 

MARINO. 

Soy  un  caballero 
lamo  don  Gerundio 
ue. 

DOÑA  LEONOR. 

¿DeVitoque? 

MARINO. 

aci  en  el  Maluco, 
)qaes  de  allá 
res  en  el  mondo. 

DO.ÑA  LEONOR. 

ñas ,  y  descubrid 

MARINO. 

i  la  descubro, 
rostro  de  carne. 

DOÑA  LEONOR. 

aera  del  uso. 

MARINO. 

,  que  es  moza  gentil , 
que  un  boquirubio 
lo  por  su  belleza. 

DOÑA  LEONOR. 

cis? 

MARINO. 

Que  sois  un  sumo 
>  de  la  beldad , 
lantos  atributos 
eren,  merece  mas 
o  plenilunio. 

DOÑA  LEONOR. 

lameDle  habláis. 
,  C  DI  L.— n. 


EL  MAYORAZGO  FIGURA. 

MARUIO. 

He  profesado  el  estadio 
De  esa  ciencia. 

DOÑA  LEONOR. 

Asi  parece. 

MARINO. 

Si  queréis,  con  vuestro  indülgeo, 
Que  me  llegue  un  poco  mas , 
Aunque  sea  darle  un  susto 
Al  alma,  que  ya  os  adora , 
Recto  llego  y  sin  condumio. 

DOÑA  LEONOR. 

Llegad. 

{Llegúese  Marino  mas,) 

MARINO. 

La  reja  me  indica 
( Huyendo  de  lo  menudo 
Sus  hierros )  que  por  lo  raro 
Puedo  algún  favor  futuro 
Esperar,  y  el  optativo 
Está  con  muchos  Impulsos 
De  hacer  una  rara  prueba , 
Por  si  acaso  halla  conducto 
Para  apropincuarme  allá. 

LUISA. 

Señora,  aunque  sea  disgosto 
Para  el  penante  lacayo. 
Tú  verás  cómo  le  burlo; 
Haz  que  ejecute  en  la  reja 
Su  deseo,  y  en  el  punto 
Que  con  la  prueba  se  salga... 

DOÑA  LEONOR. 

Ya  te  entiendo. 

LUISA. 

Pues  yo  acudo 
A  llamar  á  dos  criados.        {Éntrese.) 

MARINO. 

Tanto  á  ese  sol  me  vinculo, 

Esclavo  deesa  beldad. 

Que  con  mas  valor  que  un  Macio 

Pruebo  allegarme  mas  cerca. 

( Entre  la  cabeza  por  la  reja ,  y  cójale 
doña  Leonor  por  las  orejas^  y  ténga- 
le asido,) 

San  Pascasio,  san  Panuncio, 
San  Lésmes,  san  Romualdo, 
San  Panialeon,  san  Bruno, 
Las  auriculares  formas 
De  mi  semblante  rotundo 
Me  las  desquician  del  casco. 

Salen  dos  criados,  de  figuras^  con  más- 
caras, 

CRIADO  1.® 

Guatizambo. 

CRIADO  2.*^ 
Califurnio. 

CRIADO  1  .^ 

Aroga,  aroga ;  qae  es  tiempo. 

CRIADO  2.^ 
Desnuda. 

{\anle  quitando  los  follados  y  ropilla, 
y  quede  en  calzoncillos.) 

CRIADO  1.® 

Ya  le  desnudo. 

MARINO. 

¿Qué  hacéis,  hombres  mascarosos? 

CRIADO  1.** 
Probamos  con  un  conjuro 
A  despojarle  la  ropa. 
Para  que  en  el  mes  de  julio 
No  le  dé  tanto  calor. 

MARINO. 

Del  pensamiento  abrenuncio; 
Las  coces  me  han  de  valer. 

{T(rúi4$ 


806 

CRIADO  2.° 

No  harán,  señor  macho  nicio; 
Que  en  nuestro  poder  está 
La  ropa. 

CRIADO  1.*^ 

Vaya  al  profdndo. 

{Vanseeon  la  ropa.) 

MARINO. 

Soltadme  vos,  doña  Urganda. 

DOÑA  LEONOR. 

Vade  retro. 

MARINO. 

Lindo  gusto; 
Lo  que  yo  la  he  de  decir 
Me  ha  dicho,  yo  me  escabullo; 
{¡Éntrase  doña  Leonor.) 

Por  Dios  que  he  quedado  bueno, 
Ellos  me  lían  dejado  in  pluribus 
Solo  con  pafios  menores ; 
El  término  ha  sido  sucio, 
Pero  mas  socio  estoy  yo; 

{Échase  la  mano  atrás.) 
¿  Que  esta  gente  sufra  el  mundo? 

Sale  DON  DIEGO,  de  noche. 

DON  DIEGO. 

Pienso  que  vengo  algo  tarde, 

Y  en  Leonor  no  diUculto 

Que  á  esta  hora  e>té  despierta, 
Viendo  que  be  tardado  mucho; 
No  pensé  que  era  tan  tarde. 

MARINO. 

San  Barlahan,  san  Mercurio 
Me  saquen  de  aqueste  aprieto; 
Que  diez  hombres  de  consuno 
Vienen  á  embestir  conmigo; 
Ya,  de  miedo,  estoy  sin  pulsos. 

DON  DIEGO. 

Un  bulto  diviso  blanco.— 
¿Quién  va? 

MARINO. 

Todo  el  apatasco 
Del  pelear  me  acomete. 

DON  DIEGO. 

¿Quién  va, digo? 

MARINO. 

Un  garipundio, 
Un  pelagallo,  ana  liebre. 

DON  DIEGO. 

Este  es  Marhio. 

MARIKO. 

Sao  Janeo 

Y  el  cirio  pascual  me  libren. 

DON  DIEGO. 

Diga,  pues  se  lo  preganto, 
¿Quiénes? 

MARINO. 

Una  ánima  en  pena , 
Qae  viene  del  otro  mando. 

DON  DIEGO. 

¿Qué  pide  el  ánima? 

MARINO. 

Paso 
Para  topar  lo  que  busco. 

DON  DIEGO. 

¿Y  qué  busca? 

MARINO. 

Unos  calzones; 
Qae  aquestos  no  están  enjutos. 

DON  DIEGO. 

Eftte  AS  el  paso  qae  doy, 
A:        ócuerpoT 

.  {fiéUá$e9p9láaraxos.) 


306 

HABIBO. 

Un  diluTio 
De  demonios  se  ha  soltado. 

DON  DIEGO. 

¿Es  Marino? 

MARINO. 

Soy  un  pulo. 
Pesar  de  quien  me  parió. 

DO.X  DIEGO. 

Perdona  si  el  filo  agudo 
Te  pudo  hacer  algún  daño. 

■ABINO. 

No  me  le  ha  hecho,  aunque  pudo ; 

Pero  con  espaldarasos 

Me  has  dado  lindo  pan  duro. 

DON  DIEGO. 

¿Cómo  esUs  de  esa  manera? 

luaiNO. 

En  empresas  poco  ducho. 
Una  me  ha  salido  mal , 
Con  que  me  hallo  desnodo. 

DON  DIBGO. 

¿Cómo? 

MARINO. 

Vamonos  á  casa. 
Si  quieres  que  por  menudo 
Te  lo  cuente ;  que  deseo 
Que  te  rías  con  buen  gusto. 

DON  DIEGO. 

Vamos ;  que  Leonor  hermosa 
EsUr¿,  á  lo  que  presumo, 
Acostada ;  esta  es  su  casa. 

MARINO. 

¿Su  casa?  Casa  de  briyos 
Se  puede  llamar  mejor. 

DON  DIEGO. 

¿Porqué? 

MARINO. 

Tardaréme  mucho 
En  contar  lo  que  ha  pasado; 
Allá,  que  estaré  seguro, 
Lo  sabrás,  y  que  he  de  ser 
Novio  mañana  del  rubio 
Seralin  de  doña  Elena. 

DON  DIEGO. 

En  eso  hay  que  decir  mucho. 

MARINO. 

Desde  hoy  escarmiento  en  ser 
Curioso ;  que  los  magullos 
De  la  espada  de  mi  amo 
Me  han  pautado  todo  el  bulto. 
(VcfiM.) 

Sale  DOi^A  ELENA,  muy  bizarra, 
INÉS. 

D05Ia  ELENA. 

¿Pusiste  aquel  pomo,  Inés? 

inAs. 
Ya  queda  puesto  en  la  sala, 

Y  con  el  calor  eihala 
Olor  á  estas  piezas  tres. 

DO^A  ELENA. 

¿  Estoy  bien  tocada? 

iNés. 
Si. 

DO.SÍA  ELENA. 

¿Qué  te  parece  el  vestido? 

INÍS. 

Que  es  muv  bizarro  y  lucido, 

Y  todo  esta  airoso  en  ti ; 
No  está  mas  galán  el  mayo. 
{Ap.  Con  poca  faena  se  miente.) 

D05ÍA  ELENA. 

¿Si  me  habrá  sido  obediente 
Ed  el  Tes tirse  don  Payo? 


DON  ALONSO  DE  CASTILLO  SOLORZANO. 


inAs. 
Es  de  tan  extraño  humor. 
Que  en  su  tema  extraordinaria, 
Temo  una  gala  contraria 
Al  uso  de  mas  primor. 

DO^A  ELENA. 

Leonor  estaba  avisada, 

Y  se  tarda  ya  en  venir. 

IN¿S. 

Querrá  en  tus  bodas  lucir. 
Bien  prendida  y  bien  tocada, 

Y  en  eso  se  taribrá. 

DO.XA  ELENA. 

Tocarse  i  lo  de  palacio    ' 
Requiere,  Inés,  mucho  espacio. 

INáS. 

En  casa  la  tienes  ya. 

Salen  DOÑA  LEONOR,  con  oiro  vettiáa, 
T  LUISA,  con  mantos, 

D05ÍA  LEONOR. 

Amiga,  ¿babrásme  culpado 
Mi  tardanza? 

DOÍ^A  ELENA. 

A  tu  hermosura 
La  adorna  tal  compostura. 
Que  no  es  mucho  haber  tardado. 

DOKa  LEONOR. 

La  tuya  puedo  decir 
Que  está  con  primor  tan  raro, 
Que  aventajas  al  sol  claro 
En  el  brillar  y  lucir. 

LUISA.  (Ap.) 
Muy  para  ser  novia  estás , 
Inés  mia,  te  prometo. 

INÉS.  (Ap,) 
Adulas  á  lo  discreto. 

.    LUISA.  (Ap.) 
Te  engañas  si  en  eso  das. 

5a/<;  URSINA. 

URSINA. 

El  señor  don  Pavo  y  toda 
La  nobleza  que  le  asiste 
Suben  la  escalera. 

DOfiA  LEONOR.  {Ap  ) 

Triste 
Fin  pronostico  á  esta  boda. 

Salen  MARINO,  con  calzat  y  nueva  gala 
ridicula  ¡Wf^  ÜIKGO,  DON  JUAN, 
DON  PEDRO  y  CRIADOS. 

MARINO. 

A  objetos  tan  luminosos. 
Que  espeleii  luces  difusas, 
¿Qué  vigor  resistirá, 
Próximo  á  su  esfera  ebúrnea  ? 
Tremulante  la  osadía. 
Mil  deliquios  la  circundan, 

Y  afecta  retrocedencias 
Cuando  piensa  que  conculca. 

D05ÍA  LEONOR. 

Notable  modo  de  hablar. 

D05ÍA  ELENA. 

Del  esposo  que  me  ilustra , 
Menos  encarecimientos 
Harán  su  Te  mas  segura. 

MARINO. 

Doméstico  y  nada  serio 
Este  amante  se  vincula 
A  que  del  casto  himeneo 
Le  pongan  yugo  y  coyundas. 


MÜAIURA. 

Yo  estimo  vaestn  bimlliid 

Y  conozco  mf  venlor». 

DOM  nvRO. 
¿A  qué  se  agMfda,  feftom? 

uitau. 
A  que  solo  Yengt  el  cara. 

DOR  DIEGO. 

Antes  que  el  párroco  Ilegae, 

Y  el  casamiento  concluya. 
Propongo  un  inpediHMolo. 

OOftA  BUHA. 

Don  Diego,  nopoBgilidadM; 
Que  yo  tengo  ae  cauroM, 

Y  será  osadía  mocha 
Querer  estorbar  ori  anplN, 
Que  nadie  en  él  diflcalia; 
Don  Payo  ha  de  ser  ni  tt^m» 

«AMlfO. 

Pluguiera  á  la  excelsa  y  put 
Majestad  del  gran  Jebova 
Que  celebrara  estas  niipdii; 
Pero  no  puedo.  Señora. 

DOSa  ELENA. 

¿Quién  lo  estorba? 

MARINO. 

La  fortoDi, 
Que  no  me  quiso  hacer  DoUe. 

DO.^A  ILBNA. 

¿Cómo  no? 

MARINO. 

La  maña  astau 
De  mi  amo  me  vistió 
A  lo  de  Ñoño  Rasara, 
Poroue  en  el  juego  de  amor 
Os  aiese  ana  garatusa. 
Yo  no  me  llamo  don  Payo 
Ni  soy  de  la  noble  aleirsia 
De  la  antigua  Cacabelos; 
Que  es  mi  patria  la  Gorafa. 
Lacayo  soy  de  úom  Ücgo, 
Que  el  mandil  y  alnohau  oía, 

Y  es  mi  nombre  Antón  Maiiao; 
Aquesta  es  la  verdad  pura. 


¿Este  hombre  diee  verdad, 
O  miente? 

eolia  LceMoi. 


AsilQi 

Don  Diego. 

MNIMICO. 

En  todo  U 
Porque,  viendo  ea  voe  la 
Codicia  y  el  poco  amor 
Que  á  mis  penu,  nU  ancostias. 
Que  á  mis  ansias  y  deavelos 
Mostrabais,  porque  la  dada 
De  si  me  amábala  ó  no 
Se  viese  en  verdad  denadi, 
Fingi  á  Marino  hereden 
De  la  cantidad  y  aooia 
QuedemitloMiedé; 
Presentóse  á  esa  hemosan, 
Y  vos,  sin  advertioüealo 
De  verle  decir  lecaras» 
Codiciosa  de  aa  baefeoda* 
Sin  la  razón  qve  oi  tínén, 
Le  baciadesvaeitroc^pefo; 
Estorbarlo  fUé  cordón. 

DoiUiLau. 
L  Que  esto  se  asase  eoaaifo> 
i  que  no  tenga  nlagaia 
Persona  que  mi 
Solicite? 

nollA 

Noletarbaa 
Amenaas  á  deo 
QueesAndradey 


DOffA  ILKfA. 

I  Joan,  esta  maoo 
ira  si  procura 
ilor  mi  venganza. 

DO!f  JUAN. 

ra  dicha  sama, 
itoy  desposado. 

DOÍIa  KLEIfA. 

n? 

DON  JOAN. 

Una  prima  suya 
Deudo  oon  Diego. 

005ÍA  ELENA. 

mas  desventaras? 

DON  DIEGO.     ^ 

qnede  sin  boda 
dslre  junta, 
or  es  mi  esposa. 

DO^A  LEONOR. 

ni  maoo. 


EL  MAYORAZGO  FIGURA.    . 

■AUNO. 

Alehiyi. 

DON  PIDBO. 

Goceisos  por  largos  afios. 

DOSTa  ELENA. 

Yo  me  voy  triste  v  confesa ; 

Que  estoy  rabiando  de  celos. 

{Hace  que  $e  va,  y  deHénela  don  Diego.) 

DON  DIEGO. 

Grosería  fuera  mucha 
Apuraros  mas,  Elena; 
Que  mi  venganza  no  apura. 
Acompañad  á  mis  bodas 
Con  otras,  que  las  procura 
Don  Juan,  que  no  está  casado» 
Como  ha  dicho. 

DON  JOAN. 

Si  es  que  gasta 
Mi  señora  dofia  Elena 
Darme  su  mano,  en  la  culpa 
Del  mentir  pido  perdón. 


m 


DOftABLSNA. 

Aunque  agraviada  me  turbio 
Tantos  pesares,  la  dov; 
Que  no  he  de  olvidarlos  nunca, 
Aanque  perdone  i  don  Diego. 

■AllilÓ. 

Escudero  de  iveotnrú. 
Lacayo  por  otro  nombre, 
Inés  y  Luisa  mé  Juzgan ; 
De  las  dos  i  hay  quien  me  quiera? 

mis. 

Yo  no,  porque  no  me  arguyan 
Que  bailó  en  mi  fieUklad. 

unsA. 
Ni  yo  tampoco ;  que  ottoea 
Tuvo  pláticas  conmigo. 

MABmo. 
Pues  á  reveder,  mia  cholai ; 
Que  celilMto  me  quedo. 

Démosle  fin,  si  os  disgusu, 
Al  interés  castigado 
Y  al  If ayer ««|f#  Fí$ur9. 


* 


310 

FABIO. 

A  cosía  de  mi  dinero 
Te  puedes  aventurar ; 
Que  con  él  has  de  suplir 
Las  Tallas  de  la  razón ; 
Porque  ayunar  no  es  razón, 

Y  ya  lo  empiezo  á  sentir ; 
Mas  adviene  que  aqiii  sale, 

Y  el  Alcalde  le  acompaña. 

DON  ANTOMO. 

Es  una  figura  exlraúa. 

FABIO. 

No  hay  ninguno  que  le  iguale. 

DOIl  A.ITONIO. 

Vamonos;  que  no  es  mi  intenlo 
Que  por  ahora  me  vea. 

FABIO. 

Como  tú  quisieres  sea. 
Vamos;  un  loco  hace  ciento. 

( Yante.) 


Salen  DON  COSME,  ridiculamente  ves- 
tido  de  luto;  EL  ALCALDE  t  FUfciN- 
CAHRAL. 

Do:«  COSIB. 

Yo  soy  don  Cosme  de  Armenia 

Í Alcalde  y  fralelo  mió), 
)e8de  el  arca  del  diluvio 
Derivado  y  procedido; 
Que ,  como  afectó  mansión 
Aquel  nadante  edificio 
En  los  escollos  de  Armenia, 
Donde  tomé  mí  apellido, 
Noé,  mi  señor  abuelo. 
Dio  cuidado  al  tercer  hijo 
Que  ¿  mí  estirpe  generosa 
Le  diese  honroso  principio; 

Y  asi ,  de  lo  mas  selecto, 
Turo,  substancial  y  primo 
De  su  sangre  me  engendró 
Para  honra  de  estos  siglos ; 
Tanto,  que,  en  su  parangón 
Con  lo  terso  y  con  lo  limpio, 
Son  escoria  los  cristales, 
Son  basura  los  armiños. 
Yo,  que  oslaba  descuídadOi 
Hetirado  y  recogido 

En  mi  patria  de  este  io) 
Corto,  y  estrecho  epiciclo. 
Acertó  6  pasar  |>or  ella 
El  Hinioso  Carlos  Quinto, 
Que  iba  a  casarse  á  Sevilla 
Con  la  hija  del  invicto 
Don  Manuel  de  PoNugal. 
Vile,  \ióaie,  y  conocido 
Por  su  cercano  pariente. 
Quiso  llevurme  consigo; 
Que ,  si  no  lo  ha  por  enojo, 
Yo  y  el  César  somos  primos 
Por' la  linea  de  Jafet; 
Esto  lo  saben  los  niños. 

Y  si  no  me  engaña  el  iirbol 
Que  curiosos  han  escrito, 
Esti  nuestro  |»areutesco 
A  grados  seis  mil  j  cinco. 
Dos  soles  vieron  á  un  tiempo 
En  el  hético  distrito. 
Veraniego  el  de  don  (>)sme, 

Y  el  de  Carlos  invernizo. 

1^1 ,  viendo  cuan  mal  se  avienen 

Dos  luminosos  abismos 

De  esplendor  en  corto  espacio 

( Escarmentado  en  el  bijo 

Del  planeta  Barbarroja, 

Que ,  atropellando  los  signos. 

En  la  etiope  sartén 

Dejó  á  sus  patriólas  fritos). 

No  quiso  que  allí  asistiese, 

Y  con  I  igor  eipalsivo. 


DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 


Me  retrocedió  á  Almodóvar, 
Mi  solar  y  centro  antiguo. 
No  sé  YO  si  el  buen  Alcalde 
Mí  periodo  habrá  entendido; 
Que  le  juzgo,  en  la  fachada, 
Que  es  poco  metafórico. 
Diga  la  verdad. 

ALGALDI. 

Señor, 
Aunque  tengo  aqueste  oficio. 
No  me  le  diero«  |K>r  letras, 
Sí  por  hombre  bien  nacido; 
Que,  si  por  letras  se  diera. 
Juro  por  el  pan  bendito 
Que  de  toda  la  cartilla 
Nunca  he  pasado  del  Christut, 

DO?l  COSME. 

Según  eso,  ¿  estará  ayuno 
Del  discurso  narrativo. 
Sin  entenderme  palabra? 

ALCALDK. 

Es  asi  como  lo  ha  dicho. 
Ilabraroie  de  esa  manera 
Es  meterme  en  leborriutios ; 
Por  acá  sOlo  se  habrá 
Pan  por  pan,  vino  por  vino. 

D0¡«  COSME. 

Digo  (pues  que  el  buen  Alcalde 
Es  tanto  del  plebeismo) 

aue  el  Emperador,  mi  deudo, 
a  gustado  y  fué  servido 
Que  con  dos  mil  escudejos 
De  renta  hiciese  retiro 
A  Almodóvar,  mi  solar; 
Esto,  haciéndome  marido 
De  la  hermosa  Zacateca, 
Hija  del  cacique  Urriquio, 
Nacidos  en  Cbuquizaque 

Y  á  España  recién  venidos; 
Con  lu  cual  y  con  mi  suegro, 

Y  el  aparato  debido 

A  nuestras  autoridades, 
A  Almodóvar  nos  volvimos; 
Donde ,  de  comer  los  dos 
Ensaladas  de  pepinos. 
Pagando  la  postrer  deuda. 
Se  pasaron  a  otro  siglo. 
Murió  al  fin  mi  cara  esposa, 
Murió  mi  suegro  anerfdo. 
Sin  haber  visto  del  dote 
Ni  un  ¡lapagayo  ni  un  mico. 
Quedé  con  doi  mil  de  renta. 
Corta  hacienda  al  fausto  alüvo 
De  mí  garbo,  poraue  soy 
De  España  grande  legitimo. 

ALCALDE. 

¿Qué  es  grande? 

D0!(  COSME. 

Forrar  meollo 
Con  fieltro  y  tafetán  liso 
Delante  el  Emperador. 

ALCALDE. 

Cobijarse,  ya  he  entendido. 

DOü  COtMi. 

El  Emperador,  mí  deudo, 
Cubrirme  cien  veces  hizo. 
Con  que  soy  cien  veces  grande. 

ALCALDE. 

¿Tantas?  Nanea  tal  he  oído. 

DO.^  COSME. 

Parecióme  el  lugarejo 
De  Almodóvar  corto  sitio 
Para  ostentar  mi  grandeza, 

Y  sus  villanos  malignos. 
Quise  venirme  á  Toledo , 
Mus .  por  un  mal  de  zollipo 
Que  tengo,  temi  sus  calles ; 
>  este  lugar  be  escogido. 


Que  ne  diceD  qioe  et  s«  teaple 
Sano,  apacible  y  beaigMO, 
Iffual  á  mi  complesioa. 
Vengo  un  poco  deslucido 
De  criados  de  mi  casa; 
Que  de  Almodóvar  los  hijos 
No  se  quieren  desleCaír 
De  los  paternos  bodigos ; 

Y  asi ,  le  rogué  al  Alcalde, 
Dándome  el  recién  venido. 
Que  me  inqairiese  sifTieBies, 
Advirtiendo  que  me  sirvo 
Con  puotualisíDo  afecto, 

Y  que  el  criado  que  etajo. 
Han  de  ooocnrñr  co  cí 

Lo  noble,  discreto  y  Ihapío. 


Señor,  de  lo  mas  granado 
Del  pneMo  os  migo  escogido 
Lo  mijor. 


Yo  he  menester 
Cosa  de  seis  pijecillos. 

nj|?ICAUAL. 

Para  llenarse  de  sama,     . 
En  entrando,  de  improviso, 
O  para  lamer  los  putos. 
Si  no  los  hallan  lamidos. 

DOM  COSIE. 

Un  pmdente  mavoidoBO, 
Un  camarero  solicito. 
Un  maestresala  severo 
Con  fondo  en  caballerizo: 
Sobre  todo,  an  secretario. 
Que,  como  tan  mal  escribo 
(Propio  de  hombres  de  mi  porte). 
Me  deshago,  ne  destriio 
En  escribir  de  mi  mano. 

ALCALM. 

En  todo  seréis  servido; 
Todos  esperan  aAien. 

Dox  cosn. 
A  remunerar  me  obHgo 
El  cuidado  del  AIcsMe ; 
Que  soy  muy  agiadecido. 

ALCALML 

Al  punto  entraran  aqni.  (íi 

nOM  OOSHK. 

Mas  hombre  de  bien  no  be  visls 
Que  el  Alcalde.— Pnencmal, 
¿Qué  te  has  Hecho? 

FUERCABBAI.. 

Andar  perdido 
En  hosca  de  aqueste  alcalde. 

DON 

Pues  ¿  en  lagtr  tan 
Te  pierdes? 


Pan  otra  vn 
He  menester,  como  i  alto. 
Traer  puesto  en  lu  espaldaí 
Rótulo  de  pergamino. 

DOMCOSHI. 

¡  Qué  vulgar  gradoso  eras 
Cuando  no  pecas  en  fHo! 

FQKKcaaaAii. 
He  jurado  en  cantimplora, 
Y  asi  tengo  helados  Qicbos. 

Salen  EL  ALCALDE,  flM  TOBIBil 
LLÓRENTE  t  DON  AlfTGSUO,  i 
ettudianía. 


Aqui  tienes  lossIrvIaniaiL 


¿Cómo  os  llamáis? 


TOBIMO. 

¿YoYToHbte 

DOK  coas. 

TorSbio  Penee 
ediaoa.cMifinno; 
;  mi  caiiMrero. 
aprícho  en  YrsUros? 

TOMBIO. 

ri  no  le  ture , 
lará  capricho. 

OOÜ  COSHC. 

ros  Tsestro  sooibre. 

LLORCTITE. 

terrosme^ligo. 

IK>!t  008II. 

ote  de  Bamst 

las  vuestro  apellklo ; 

esala  aeréis. 


laestretal»? 

FOBICAMUL. 

Esto  es  lindo; 
Qor,  ¿  dos  manos 
los  cudiiUos 
ijesy  en  la  mesa. 

lloreutc. 
sala  me  inclinu, 
jos  7  reveses 
lo  y  lo  cocido. 

DOX  cosiut. 
á  fe  de  quien  soj ; 
el  despejo  j  brío. 
re? 

FAtlO. 

Pascual  me  Uaroo 

DON  C0S>E« 

No  lo  admito. 
»?  No  me  gusta. 

FABIO. 

lombre,  no  oficio. 

DON  COSMB. 

ion  Pascual  Zapata; 
ro  derivo 

PUERCARRAb. 

Asi  lo  harán 
guras  del  siglo. 
Mm  cosirs. 
Jomo  mayor 

PAttO. 

>i  en  eso  os  sirvo, 
cío  me  empleo. 

DON   COSME. 

D  vos  be  conocido, 
•nómico  objeto 
a  lo*  ojos  míos, 
tomar  mohatras 
cial ,  sois  único. — 
lO  os  llamáis,  mancebo? 

M»  ANTONIO. 

imo  doo  iomiago 
icaci. 

F««f6ABRAL. 

¿De  qué? 

DON  ANTONIO. 

icaci. 

PVBNCARRAL. 

Haldfgo 
do  cien  veces, 
de  ser  tit cálao? 

domántobio. 
r. 


M.  HUtOOtS  BEL  aGáRftiL* 

FOWMMIHUm 

Yolohuwi*.  .   V 

MR  COtM. 

Parece  que  hab  mCreddo 
Solo  la  pluma  esta  «ente; 
Raer  el  don  es  precito 
Si  os  bago  mi  secretaHo. 

DON  ANTONIO. 

Dalde,  Señor,  por  raido. 

DON  GOBMX. 

Y  aun  el  vestido  repudio. 

DON  ANTONIO. 

Por  causa  de  un  benefleio 
Que  tengo,  ando  desta  mbHa. 

DON  COSMC 

Traelde,  mientras  le  f\áo 
Al  Papa  un  caballerato. 
Para  que  podáis  vestiros 
De  seglar,  y  gozar  del. 

DON  ANT0R16. 

Yo,  señor  don  Cosme,  escribo 
Francés,  redondo,  bwtardo, 
Gótico,  asentado,  grifo. 
Procesado,  y  eo  sMsIeagiiat. 

PetílCARRAL. 

Sabéis  mas  que  Galepino. 

DON  ANTONIO. 

Escribiré  en  toda*  ellis 

A  un  conde,  á  «n  duque,  i  an  obispo, 

A  un  principe,  ü  un  potentaip. 

Aunque  sea  el  Palatioo; 

A  un  rey,  ¿  tt»  emperador, 

Y  al  que  se  ponoel  aAiUo 

Y  tiara  de  san  Pedro. 

DON  COSME. 

Hombre,  ¿de  dónde  has  caldo, 
Tan  nacido  para  mi? 
¿Tuvo  mas  dicha  un  Judio? 

DON  ANTONIO. 

Hago  mis  pocoa  da  teños , 

Y  en  culto  taosliieo  aaeribo. 

DON  COSMB. 

¡En  culto!  ¿qué  mu  deseo? 

PUBNCARBU». 

[Vive  Dios,  que  le  ha  venido 
La  horma  de  su  espato ! 
Topó  Sancho  ¿  m  reeino. 

aoN  oostfi. 
Solo  conudor  OM  falta. 

DON  ANTONIO. 

De  castellano  y  gttarlsmo 
Sé  también  sus  ?6gias  todas. 

DON  cosiw. 
También  haréis  ese^flcio. 

AliCALDE. 

Los  pajes  traeré  mañana. 

DON  ooaai. 

Al  secretario  remito 

La  elección  da  lodos  ^loa. 

.  DOS  AMTQIM. 

Es  favor  muy  excesivo. 

DOK 


Zardacaz,  mi  wcvimhm/, 
Asentaréis  en  mis  ttbroa 
A  don  Pascual,  don  Uorema, 
A  vos  y  al  buen  don  Toribio. 

Salen  LEONOR  t  MARINA,  ietrUUmúi. 

LBifiaa» 
En  este  prado*  qoa  Flota 
Esmalta  de  bella»  torta, 
I  Donde  en  su  espaoia  «l^itfura» 


Entre  lucidos  eoiaMt, 
Su  aljófar  blanco  It  awora ; 
Aqui,  donde  te  Amaltea 
Su  bella  copia  esparcida , 

Y  en  lo84:uadroa  Mt  HermoMi 
La  república  flofkh; 

Con  aromas'npa  toeroi ; 
Vengo  para  DO  OAopaikwmo 
Con  Lauro,  que,  maBdo  flrvle^ 
Pasa  i  necio  y  4  eaMaraiio ; 
Que  aqui  podr^  divertirme, 

Y  sin  su  vistaalegrarriie. 

■AtOUli 

Tanta  es  tu  riffurldad 
Gomo  s«  lÉOflEfe  paoléaibi. 

MOROIU 

Si  te  he  de  dedr  inMt 
Cuanu  mas  ea  su  ^éumtítL 
Es  menos  mi  voUiiilid. 


Hf 


c 


Nouble  es  la  rebd4lk 
LBomm* 
Quiérole  mtl.   ' 

pUtflU. 

Naetmm- 

Da  ocasión ean  ad  porffftt 

Que  amcr  €00  ta#a  patino. 

Si  á  otra  endeudo,  íii)ifMHMk« 

X  No  es  Igual  para  m  oeooM? 
SI  lo  quiere  vuetlvo  fraOft, 
¿Obedecer  00  oaftMPioiOT     - 

IXOIIOO. 

Quien  con  mi  gusto  íioa^tíif^ 
EsU  de  serlo  andoi^. 


Tu  esqvlf  ott  lüapero. 


No  es  de  mi  gMto,  Ifiírloi. 
¿Sabes,  herauíBO»  «léliioi^t 


iQoé? 

«Aoom. 
Q«po  á  oiri  Hifti  oolMliiio 
Tu  amor. 


¿DéBéet 

Alfi^roilím. 


Promélote  qoo  m$  nptdi 
Su  término  y  eoriaUu 


i  ConfesarAM  oülHidif 

iTan  presto?  Nó,  IboniMm  arii» 
Jtegame  mas  rwjMm 
YogoiomllliMrlM«.  .  ^, 
Mas  cuando  indtaiJnM  koMifiw 
Servida  eonlgnaí 
Te  aseguro  qoo 
En  Celio  la  vol 

No  porqoo  sirva  torteo  ■ 
Debes  de  CelloogMdMe;  ^ 
Que  eo  Uiuro  k<|  MtfflMig. 

Del  pttedoiileiottiM0i 
Poosundotagnlloei;  ' 
Que,  si  yo  hoUeM  4o amir» 

ParasordedraSiWife; 


DON  ALOSSO  DEL  CASTILLO  80LORZAN0. 


i  Sin  ler  de  U  conocido  ? 

No  me  pueden  engañar 
Panes  que  tiene  exLeriore» 

t Aunque  jo  ignore  qoián  sea), 
liguas  de  alcanzar  favor. 

Los  tu  JOS  sé  que  desea. 

LEONOR. 

Antes  veri  mis  rigores. 

Sale  DON  ANTONIO. 


La  be  lie»  de  las  Dores 
Naestra  vista  liionjea. 
La  república  vistosa 


Henos 
Asisür 
Con  lo 


Celio.  aniHine  de  vi 


Cuanto  mas  la  ponderéis, 
ooi  AHTono. 
Agravio  i  mi  amor  le  baceis 


Puso,  con  1 

Partes  tan  ^ 

Alientos  dé  mTespérania, 

Lo  que  faltú  en  la  alabanza 

Sobró  en  la  contemplación. 


¡Ha;  tal 

LEONOR. 

¿NosoisborobreT 

DO-t  ANTONIO. 


Pues  ¿I  será  mi  6t 


DON  COSME. 

No  me  desagrada  el  casco 
Üel  lugar. 


jTiene  équites  generosos! 

No  entiendo. 

A  la  plebelsma 
Esté  templado  el  Alcalde. 
No  entiende  de  prosa  critica? 


¡  Oh  I  Solo  Pero  Botija 

Tien  diei  hijos,  todos  macbot, 

V  otros  Untos  Juan  Pinill». 

MU  coOB. 
He  agrada,  i  fe  d«  inlca  tof ; 
Kecnudante  Benitrfas. 
¿HajdiversioaT 

ILUL». 

jConrentrat 

¿De  qiüénl 


Cua  eoUMenida 
De  jaego,  qnlere  decir. 
SLCatM. 
Tempondat  le  ejerelti. 

^AquéJnegosT 

ALCALM. 

Al  noto;, 

V  también  fi  U  mallUi. 

DON  COSK. 

¿Coa  la  lengvaó  ooo  1m  naipe) 

ALCALBB. 

Con  todo,  si 

iNoosiDU)       ^ 

Y  con  encaje  )u  ptatuT 

ALCALH. 

Na,  Sefior. 

Dox  cosn. 
Nal  gnsto  tienen. 
Vo  pasaré  triste  vida 
£n  el  corlo  iagarejo. 
¡Y  de  la  esfera  remlnea 
Haj  faces  de  boent  data* 

No  entiendo  é  sn  seBorit. 


Henos  lo 

niHCAaiAi.. 
Dice  si  en  Orgu  bs;  nflbs 
De  buena  cara. 


¿Si  ha; caballeros aqnlT 

Dé  eso  bailara  carestía ; 
Hidalgos  de  buena  data. 
De  alcurnias  bien  ingreldas. 


Hasit  dos. 
Prop6ngins«  sus  familias. 


DON  COSME. 

Adefesios 

FDi:<CAHAL. 

Dice  que  si  muí  ti  pitean 
Hidalgos  de.su  linaje. 


ueespaiaal 

Jizo  por  santa  Lucia 
Nueve  iBos  la  major  Mb 
Hila  como  una  perdida. 

edad  lai  desea. 

ALCALBC 

Asi  ;o  no  lo  entendía; 
Haj  aqni  muf  bnenumi 


is  tiene  tomo  Urfai, 


MNCOin 

íBers 

ALCALBE, 

Veráslas  un  día  de  iMta. 


me  canso  en  loarlas, 
ieneá  la  vista? 
alido  á  ver  el  prado. 

FUK?fCAnRAL.  (Ap.) 

s ,  que  se  le  arrima 
trio  á  la  una. 
de  cerca  la  mira ! 
Y  l)obo  ni  muy  lerdo. 

DOX  A.\T0I«10. 

Leonor  querida; 
jedo  aquí  esperar. 
>s  me  desvia 
que  al  prado  viene 
r,  con  su  venida, 
M:e  deste  bien. 

LEONOR. 
DOrf  AlfTONIO. 

ios,  prenda  mia. 

( Vase  hacia  don  Cosme.) 

DON  COSME. 

á  fe  de  quien  soy, 
la ;  es  muy  jarifa, 
produce  Orgaz? 

ALCALDE. 
DON  COSME. 

Me  refocila.— 
,  secretario, 
» la  labradorcilla 
]  hablabais? 

DO.f  ANTONIO. 

Señor, 
zo  de  la  Encina, 
do  labrador, 
avor. 

DON  COSME. 

Se  inclina 
á  confabular 
dalde  noticia 
soy  y  del  deseo. 

DON  ANTONIO. 

viré.  (Ap.  ¡  Qué  desdicha , 
hubiese  de  venir!) 

FOF.NCARRAL. 

>,  que  no  es  luerta.ó  bizca! 
neja  me  contenta ; 
>la  entretenida 
>r,  yo  me  llego 

DON  ANTONIO. 

onor  mia, 

le  de  Armenia  j  ay  Dios ! 

iblarte,  y  yo  querría 

is  presto  que  puedas 

>,  y  te  despidas. 

as  de  llamarle. 

LEONOR. 

ire  señorías 

r  el  tal  don  Cosme. 

DON  COSME. 

>s  ;  que  se  apropincua. — 
de  la  labradora. 

LEONOR. 

Señor. 

DON  COSME. 

Por  mi  vida, 
8  rebuena  cara, 
itos  rostros  cria ! 
s  el  nombre? 

LEONOR. 

Leonor. 

DON  COSME. 

lo  de  mi  prima, 
abéis  aleluyado 
e  réquiem  traía ; 


EL  MARQUÉS  DEL  CIGARRAL. 

Que  ese  garbo  y  ese  brio 
Es  túmulo  de  amidcia, 

Y  el  recreo  de  los  ojos 
Mi  cuerpo  desiotesUnao. 

LEONOR. 

¿Venis,  Señor,  á  burlaros? 

DON  COSME. 

¿Cómo  á  burlar?  Por  la  linea 
Del  patriarca  mi  abuelo. 
Que,  olvidando  chilindrinas, 
Son  cuantas  digo  verdades; 
Que  aturde,  encanta  y  hechiza 
Ese  simétrico  palmo, 
Esa  beldad  serafina. 
¿Es  labrador  vuestro  padre? 

LEONOR. 

Sí,  Señor. 

DON  COSME. 

¡  Qué  corta  dicha 
Tengo  en  que  no  fuese  conde! 

LEONOR. 

¿  Por  qué  causa  ? 

DON  COSME. 

Porque  había 
De  honraros  como  á  mí  esposa ; 
Mas,  pues  no  me  facilita 
El  villano  estirpe  el  serlo. 
Humanaos  á  concubina 
Del  mas  noble  caballero 
Que  las  historias  antiguas 
Celebran  en  prosa  y  verso. 

LEONOR. 

Suplico  á  vueseñoria 

Me  trate  con  mas  respeto ; 

Que,  aunque  en  humildad  nacida, 

Me  precio  de  ser  honrada. 

Haga  de  mí  mas  estima ; 

Que  si,  villana,  no  igualo 

A  la  noble  jerarquía. 

Mis  pensamientos  la  exceden. 

DON  COSME. 

¡Altivez  remonta  ti  va! 

DON  ANTONIO. 

Ya  estoy  con  menos  temores ; 
Que  Leonor  es  entendida, 

Y  ha  de  despreciar  de  un  loco 
Los  amores  y  caricias. 

{Llégase  Fuencarral  á  Marina.) 

FOENCARRAL. 

Vuesamerced,  mi  señora, 
Vuelva  el  rostro,  si  se  digna 
De  hablar  con  este  sirviente. 
Que  ya  apetece  su  vista. 

MARINA. 

¿  Qué  manda  vuesamerced  ? 

FOENCARRAL. 

;0h  cuerpo  de  mi,  qué  linda! 
¡  Qué  lindaza  y  qué  Itudona 
Es  vuesarced!  ¿No  sabría 
Cómo  se  llama,  mí  reina? 
Por  mi  fe ,  que  me  lo  diga. 

MARINA. 

Pues  ¿qué  le  importa  saberlo? 

FUENCARRAL. 

Mucho,  porque  la  codicia... 

HARINA. 

¿Quién? 

FUENCARRAL. 

Mi  alma,  cuando  menos. 
¿Cómo  se  llama? 

MARINA. 

Marina. 
FUENCARRAL.  {Liegánúose,) 
i  Ay  Marina  de  mí  alma! 

VARINA. 

Apártese  allá. 


515 

rCENCARRAL. 

Cberisca, 
Cberibayo. 

MARINA. 

¿Qué? 

FOBNGARRAL. 

Un  fa?  or. 
MARINA.  (Dándole  un  bofetón.) 
Tome,  si  del  necesita. 

DON  ANTONIO. 

¿Qué  ha  sido? 

FOENCARRAL. 

No  ha  sido  nada ; 
Fué  tomarle  la  medida 
Al  tamaño  de  este  rostro. 
¡  Por  Dios,  que  es  la  moza  arisca! 

Salen  LORENZO,  villano  vi^o,i  UN 
CABALLERO  delpriarde  San  Juan. 

LORENZO. 

Aquí  está  el  señor  Alcalde. 

ALCALDE. 

¿Qué  hay,  Lorenzo? 

LORENZO. 

Todo  el  día 
Os  andamos  á  bascar. 

ALCALDE. 

Tengo  la  condición  misma 
Del  Key,  que  donde  no  está 
No  le  hallan. 

CABALLERO. 

Aquí  os  traía 
Del  gran  Prior  esta  carta. 

ALCALDE. 

¿Del  gran  prior  de  Castilla, 
Don  Fernando  de  Toledo? 

CABALLERO. 

Del  mismo ;  tomad. 

ALCALDE. 

^     ¡Qué  dicha! 

CABALLERO. 

Él  había  devenir; 
Mas  un  achaque  le  obliga 
A  hacer  cama  y  a  quedarse; 
\  así,  en  su  lugar  me  envía. 

ALCALDE. 

Pues  yo  no  la  sé  leer ; 
Léala  su  señoría 
Por  mi. 

DON  COSME. 

Mostrad ;  que  me  place. 
Así  dlcela  misita: 

(Lee.)  c  Luego  que  el  Alcalde  reciba 
» esta ,  se  vea  con  Lorenzo  de  la  Encí- 
>  na ,  un  labrador  de  ese  lugar ,  que 
» tiene,  en  nombre  de  h^ja  suya,  á  doña 
» Leonor  de  Toledo,  mí  sobrina ,  bija 
>de  un  caballero  de  la  casa  de  Alba. 
»  Yo  había  de  ir  por  ella;  roas,  por  estar 
•  indispuesto,  va  en  mí  lagar  don  Die- 
»go  de  Toledo,  mí  deudo;  lleva  vestí- 
»  dos,  carrozas  y  gente  qae  la  acompa- 
»  ñe  hasta  Consuegra,  donde  la  espero. 
«Hágame  merced  qae  la  partida  sea 
» luego,  con  el  decoro  qae  se  debe; 
»  que  lo  agradeceré.— El  gran  Prior»* 

ALCALDE. 

¡  Juro  á  mi,  Lorenzo  hermanOy 
Que  me  huelgo  qae  esa  niña 
Sea  bija  de  tales  padres! 

LORBMO. 

■'-«cnb     La  Ir  tei 


su 

ALGALil. 

No  hay  hombre  en  toda  la  villa 
Qae  haya  pensado  otra  cosa. 

loueneo. 
Uoa  tarde  que  veoia 
De  la  ciadad  de  Toledo, 
De  an  cigarral  que  en  la  cima 
De  ese  ribazo  hace  asiento, 

Y  al  hermoso  Tajo  mira. 
Oigo  que  me  están  Mamando 
A  voces  con  mocha  prisa. 
Vuelvo  del  camino,  llego, 

Y  atando  allí  la  pollina, 
Subo  á  ver  quién  me  llamaba, 
Por  una  escalera  arriba. 
Hallo  en  la  primera  sala, 

Con  manto  v  tocas  tendidas. 
Una  venerable  dueSa , 
Que  me  pregnnu  dónde  iba. 
Yo  se  lo  dije ,  y  sacando. 
Envuelta  en  ricas  mantilias, 
Una  niña,  me  la  da, 
Diciendo  ^ue  importaría 

?ue  en  mi  lugar  se  criase; 
ofrecióme,  por  primicias 
De  la  paga,  una  cadena. 
Que  pesa  mas  de  una  libra 
De  oro,  que  tengo  guardada. 
Yo,  tomando  mi  eluquilla, 
Traté  de  criarla  en  casa. 
Porque  acertó  á  estar  parida 
Mi  mi^'er  de  esotra  moza. 
Desde  aquel  dia  me  libran 
Cada  pascua  cien  ducados, 

Y  galas  con  que  se  vista 
Leonor  á  la  usanza  nuestra. 
Yo,  haciendo  buena  mochila 
Deste  dinero,  he  comprado 
Olivares,  casas,  vifias, 

Y  estoy  rico,  gloria  á  Dios. 

ALCALDE. 

Es  la  historia  peregrina. 

HARINA. 

¿Qué  es  esto,  Leonor  hermosa  ? 

LBONOR. 

¡  Haberme  dado  esta  dicha 
Los  cíelos,  naciendo  noble. 
De  prosapia  ilustre  y  limpia! 

HARIXA. 

¿Llevarásme  allá  contigo? 

LEOÜOR. 

Tendréle  en  mi  compañía. 
Como  hasta  aquí,  como  hermana. 

HARIXA. 

¿  Seré  allá  doiía  Marina? 

LEO.'VOR. 

Claro  está. 

■ARIXA. 

Estaráme  bien. 

LORENZO. 

Dadme  vuestros  brazos,  hijas ; 
Mal  dije ,  doña  Leonor. 

LEONOR. 

Amor  de  padre  me  obliga 
Tenerle  siempre  respeto 
Mientras  yo  tuviere  vida. 

DON  COSHI. 

No  se  ponen  mal  los  bolos 
Con  la  moderna  noticia 
De  que  ya  es  noble  Leonor; 
Ya  emprendo  aquesta  conquista. 
Aspiremos  á  himeneo 
Con  festejarla  y  servirla ; 
Ya  olvido  el  concubinarme, 
Aun  pensarlo  es  grosería. — 
Decid,  Señor,  al  Prior 
Cómo  ba  leido  su  epístola 
El  gran  don  Cosme  de  Armefrta, 


DON  AL0II80  DEL  CASTILLO  MLORZANO. 

Y  á  no  estar  coo  las  inaignfaa 
Funestas  de  su  viodes» 
Era  la  ocasión  precisa 
Para  ir  acompañando 
La  beldad  de  su  Sobrina; 
Que  le  doy  mil  norabuenas, 

Y  que,  pasados  diez  días. 
En  que  el  año  viudal 
Cumplo,  le  haré  una  visiu 
Con  expulsión  de  bayetas; 
Que  no  es  bien  que  mi  tristfeia 
Asome  por  sus  umbrales 
Cuando  es  tiempo  de  alegría. 

CABALLERO. 

Yo  se  lo  diré  al  Prior. 

DON  ANTONIO. 

No  va  mal ,  bien  se  encamina 
Mi  pretensión  deste  modo ; 
Estaráme  bien  que  asista 
Don  Cosme,  amante  en  Consuegra 
De  esta  beldad  peregrina; 
Que  allí  le  diré  quién  soy. 

DON  COSME. 

Venid ,  señora  sobrina ; 
Que  ya  por  la  casa  de  Alba 
Somos  todos  de  una  pinta, 

Y  yo  muy  cercano  deudo. 

LEONOR. 

De  tal  favor  soy  indigna. 

DON  COSME. 

El  brazo  tomad. 


Miioa. 

Mi  padre  ¿queda  Imenot 

non  iStíto. 

Está 
Como  es  Alba  de  nn  César  g« 
Alumbra  siempre  aq^el  pafe 
Precursora  del  sol  tan  tominc 
Mas  sus  cartas  fqae  en  dar  b^. 
Os  dejarán,  leyéndolas,  gustos 
Y  las  nuevas  qneoedoy^aeredi 


Han  sido  con  afecto  deseadas 
Sabed ,  primo  y  sefiér « que  rae 
Una  dama  en  mi  casa,  y  decir  p 

?uees  su  hermofvra  la  mayor 
como  á  tal  el  labio  le  concede 

DON  i^lGO. 

¿Quién  es? 


LEONOR. 

¡Señor! 

DON  COSME. 

Esto  ha  de  ser,  no  resista 

Vueseñoria ;  que  ya 

Bien  merece  señoría.  (Dale  la  mano.] 

(Ap.  Flechas  de  amor  son  sus  ojos , 

Penetrantes,  punzatlvas; 

i  Los  pulmones  me  ha  abrasado !) 

¡Hola !  los  coches,  aprisa. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Venida  porrcntura 
Hija  de  don  Garoia  de  Toledo, 
Embajador  en  Roma. 

DONfÜMO. 

¿Dónde 
moa. 

En  Orgaz  encubierta  se  criabí 
Su  madre,  retirada  en  on  coo^ 
Espera  de  mi  primo  la  venida 
Y  el  me  escribió  de  Roma  qw 
A  Consuegra  su  bfja  sea  traída. 
Al  punto  obeded  su  laaBdamí 
Aquí  la  tenso,  y  os  de  mi  serv 
En  cuanto  de  su  gusto  se  le  oí 
Mas  no  hago  nada » que  ella  lo  i 
Un  don  Cosme  de  Armenia 

[gi 
Que  á  Sevilla  llevó  el  César  coi 
Con  quien  su  ma^Jeotad  se  halli 

DON  tlllOO. 

Conózoole  muy  bien,  ftojwan 


Salen  EL  GRAN  PRIOR  DE  SAN  JUAN 
1  ÜON  tfilGO ,  eabaliero, 

paiOB. 
Seáis,  primoy  señor,  muy  bien  venido. 

DON  IÑiaO.  [¿Q. 

Vos,  primo,  gran  Prior,  muy  bien  halla- 
Qoeno  exagero  el  gusto  que  he  tenido 
De  veros  en  Consuegra  descansado. 

paioa. 

No  es  nuevo  el  ser  de  vos  favorecido, 

Y  todo  lo  debéis  á  mi  cuidado; 
Que  siempre  he  deseado  con  afecto 
Ver  de  vuestros  aumentos  el  efecto. 

DON  ífhGO, 

La  nueva  del  empleo  de  mi  h(  rmano. 
Que  supe  habrá  muy  poco  en  Lombar- 
Df'l  servicio  del  Césarsoberano     [día, 

Y  del  Duque,  mi  tio,  me  desvia. 

paioa. 
¿Cómo  dejáis  al  gran  mooarcí  hispano? 

DON  ÍRlGO. 

De  nuevo  le  dejé  sobre  Pavía. 

FSioa. 
i  Gran  valor  I 

DOR  IRioo. 

Por  sus  hechos  se  le  debe 
El  décimo  lugar  entre  los  nueve. 


Este,  para  vivir  con  aaas  ropos 
Se  vino  á  Orgaz,  y  en  la  ocasión  ( 
Que  traje  á  mi  sobrina,  me  ha 
Con  el  que  fué  por  ella  no  gran 

ooif  fftoo. 
¡Que  don  Cosme  do  Armeifa  e 
Tengo  de  verle. 

PMon. 

Dice  •  aOrma  3 
Que  de  Noé  su  osUrpo  so  derii 
Por  línea  recta. 

ooH  fmo. 

¡KsoéIobfoOf 
El  tema  nada  tieoo  do  taveatir 
Pues  que  desciendo  del  loda  e 

PMoa. 
Loque  de  nuevo  aqooscoienia 
Es  el  decir  que  él  solo  do  aW  * 
Ayer  se  cumplió  el  plaso  promi 
En  que  ha  señalado  m  f  enida. 

•ojf  Mmo. 
Y  si  con  vos  le  traéis  eocrotedh 
Pasaréis  en  Consaogfi  alegre 
Siendo  de  vos  honrado  y  a^o 
Su  persona  tendréis  dosvaoed< 
Agasajando  á  un  gran  traban  d 
Que  entre  los  sayos  prlflueiposc  11 

Sale  FUBNCARttAL»«M  /te^ 


rotRCAsaaL. 


.Gradas  á  Dios«  qm  ko  topado 
Con  palacio ! 


rUINCABlUL. 

y  ventura  igual 
,A(pii  bos  llegado? 

DO:>f  IÑIGO. 

imos  acá ; 
no  al  Prior. 

FUERCAtaAL. 

és  será  mejor, 
lo  me  los  da. 

FKIOR. 

,  primo  ? 

rüE!«CARaAL. 

Es  un  lacajo 
»sme ,  hombre  importante, 
ció  semejante 
mayo  basta  otro  mayo ; 
ver.  gran  Prior, 
le,  y  le  ha  parecido 
esto  advertido, 
su  precursor. 

FUOR. 

;nf. 

DON  ixiGO. 

Es  extremado. 

FUENCARRAL. 

T  asi,  conviene 
ido  el  amo  essolene, 
a  fiesta  el  criado. 

PRIOR. 

«como  es  justo, 
osme  la  llegada ; 
a  sido  deseada 
.0  y  sumo  gusto. 

DOÜ  i^lGO. 

a  venido  aqui 
loo  Cosme  f 

F o  Uf  CARRAL. 

Es  su  iuteoto 
3rgaz  de  asiento. 

DOlf  iñiGO. 

5  cierto? 

FOE.*(CARRAL. 

Señor ,  si ; 
haber  veinte  dias 
gaz  habernos  llegado, 
patria  han  tripulado 
i  sienes  vacías ; 
de  Sevilla. 

oox  i^lGO. 

ella  hermosa  indiana, 
n  se  casó  en  Tríana? 

FUEnCARRAL. 

n  le  dieron  papilla. 

ue  de  refriados 

padre  cayeron 

5.  y  se  murieron , 

alivió  sus  cuidados. 

nos  homicidas 

m  fin;  ¡gran  poder! 

uegro  y  una  mujer 

las  de  treinti  vidas. 

o  y  mujer  viudo 

timiento  poco; 

;d  llora  á  un  suegro  es  loco, 

e  canta,  sesudo. 

e  se  obstenló 

o,  y  fué,  á  mi  entender, 

lerder  la  mujer, 

le  el  César  le  dio. 

'  pues  hacendado, 

esoniido  y  necio , 

traiar  con  desprecio 

ico  y  estirado. 

>  el  villanaje 

n  altivez  al  fin, 

elen  al  mastín 

i  gozques  ultraje , 


BL  MARQUÉS  DEL  CIGARRAL. 

Tal  se  halló  mi  presumido 

De  villanos  acosado. 

Con  (|ue  á  su  patria  ba  dejado, 

Y  á  Orgaz,  Señor,  se  ha  venido. 

DON  iiliGO. 
¿Cómo  le  va  de  locura? 

FUENCARRAL. 

Gracias  á  nuestro  Sefior, 
Cr.da  dia  está  peor. 
Siempre  su  tema  le  dura ; 
Ha  dado  ahora  en  pensar 
Que  si  en  España  tuviera 
Un  lugar,  que  del  pudiera 
Nuevo  titulo  tomar, 

Y  ser  grande  hecho  y  derecho; 
Porque  tal  se  juzga  ya... 

DON  i.Síioo. 
Si  en  eso  no  mas  está, 
Dalo,  Fuencarral ,  por  hecho; 
Que  yo  tengo  un  chjarral , 
Que  está  cerca  de  Toledo » 
De  donde  decirte  puedo 
Que  es  marqués. 

FniOR. 
No  decis  mal ; 
Mas,  pues  él  os  ha  de  ver, 
Decirte  mejor  seria 
Que  este  titulo  le  envía 
Con  vos  el  César. 

IfON  Í5ÍIG0. 

Placer 
Me  habéis  en  la  traza  dado. 

FUENCARRAL. 

No  dudo  yo  que  logréis 
La  burla,  que  le  dejéis 
De  juicio  ya  rematado; 
Mas  él  debe  de  venir. 

PRIOR. 

Ya  nos  lo  dice  el  rumor 
De  la  gente. 

DON  Í5ÍIG0. 

Gran  Prior, 
Salgárnosle  á  recibir. 

Salen  DON  COSME ,  ga¡an  ds  figura, 

ACOMPAÑAMIENTO    T   DON  ANTONIO, 

galán  t  vestido  de  seglar. 

PRIOR. 

Sea  vuestra  señoría 

Muy  bien  venido  á  su  casa. 

DON  COSME. 

Para  recibir  merced 
De  vusía  es  mi  llegada. 

PRIOR. 

¿Cómo  viene  vuecelencia? 

DON  COSME. 

{Ap,  Eso  si,  pesia  á  mis  barbas, 
Quien  excelencia  quisiere, 
Anticípese  á  llamarla.) 
Para  servir  á  su  lencia ; 
tlsta  tierra  de  la  Sagra 
Es  tan  estéril  de  coches, 
Que  raras  veces  se  hallan , 
Aunque  den  por  uno  solo 
Los  dos  ojos  de  la  cara ; 

Y  asi ,  he  venido  de  Orgaz 
En  una  tordilla  haca. 

Que,  á  tener  vuelo,  de  tordo 
Pudiera  bien  estimarla; 
Mas  es  de  tan  realzado 
Trole,  que  traigo  las  aneas, 
(^on  la  gran  trotoneria, 
Mas  que  bayeta  frisada. 

PRIOR. 

A  saber  yo  su  venida, 
Mi  carroza  le  enviara. 


M5 


DON  con». 
Hiciéraisme  gran  merced. 

DOn  15(160. 

\  Don  Cosme ! 

DON  conuc. 

¡VentQi-a  tanta! 
¿  Vos,  don  Iñigo,  en  Consuegra? 

DON  ifflGO. 

Llegué  aqui  de  vuestra  patria , 
Adonde  á  buscaros  ftei. 

DON  COSME. 

Pues  ¿hay  algo  de  importancia 
En  que  yo  pueda  serviros? 

DON  iffiGO. 

Al  partirme  para  España, 

Me  mandó  el  César  que  os  viese , 

Y  que  os  trajese  una  carta 

Y  un  titulo  de  marqués. 

DON  COSME. 

¡Al  fin  primo  y  al  fin  Anstria! 

DON  ííllGO. 

Fui  á  Almodóvar,  donde  supe, 
Don  Cosme,  vuestra  mndanza; 
A  Orgaz  partí  en  vuestra  busca... 

raioR. 

Y  habrá  como  dos  semanas 
Que  yo  aquí  le  be  tenido , 
Convaleciendo  en  mi  casa 
De  unos  achaques  del  mar. 

DON  COSME. 

Es  de  la  salud  madrastra.— 

¿Cómo  dejais  en  Milán 

A  mi  tio,  el  duque  de  Aibá? 

DON  iJflGO. 

Con  buena  sahid  le  dejo. 

DON  COSME. 

¿Qué  hay  de  guerra? 

DON  Í.^IGO. 

El  César  traU 
De  darle  asalto  é  Pavia. 

DON  COSME. 

A  gobernar  sus  escuadras , 
Yo  se  la  diera  en  las  uñas 
En  dos  horas  de  tardanza. 

PRIOR. 

¿Quién  tiene  vuestro  valor? 

DON  COSME. 

Eso  se  pierde  auien  anda 
A  elegir  por  oficiales , 
No  soldados ,  sino  mandrias , 
Exceptando  al  duque  albano , 
Que  ese  es  soldado  de  fama. 

PRIOR. 

A  estar  allá  mecelenda , 

Allanara  toda  Italia 

El  César  en  poco  tiempo. 

ÍAp,  Es  la  flgura  mas  rara 
fue  pienso  ver  en  mi  vida.) 
A  ese  brazo  y  á  esa  espada 
¿Quién  la  iguala  en  todo  el  orbe? 

DON  COSME. 

Ninguno,  Prior,  lalgoala; 
Has,  volviendo  i  lo  del  título... 

FOENCAUAL.  (A^.) 

Lo  del  título  le  escarba, 

Y  muefe  ya  por  saberlo. 

DON  C( 

¿Es, Señor,  debo       Jata? 

BON  fl 

Marqués  I. 

r 

No  I 


316 

DON  C08IE. 

Calla ,  necio.— ¿DÓDde  cae 
Ese  logar? 

DON  iftco. 

Eo  la  falda 
De  ese  monte  de  Toledo. 

PRIOR. 

Media  legna  bav  de  disUnda 
Desde  la  cladau  á  él. 

DON  COSME. 

¿Vecinos? 

DON  f5ÍIG0. 

Quinientas  casas. 

DON  COSME. 

¿Qué  iglesias? 

DON  Í5ÍI60. 

Seis. 

FUENCARRAL. 

La  mayor 
Se  llama  Santa  Leocadia , 
Su  abogada. 

DON  COSME. 

¿Tú  qué  sabes? 

FDENCARRAL. 

Estuve  una  temporada 
En  el  Cigarral ,  Señor. 

DON  Í9ÍIG0. 

Es  excelente  su  fábrica. 

DON  COSME. 

¿Qué  naves? 

FOENCARRAL. 

Cuarenta  y  cinco. 

DON  COSME. 

Sin  duda  el  seso  te  falta. 

FVENCARRAI«. 

Las  cuarenta  le  añadí; 
Cinco  tiene. 

DON  COSME. 

He  de  ampliarla. 
Podemos  pedirla  obispo ; 
Que  me  escribo  con  el  Papa. 

PRIOR. 

Si  eso  es  cierto,  jo  no  dudo 
De  que  catedral  la  haga. 

DON  iÜIGO. 

Deslucirála  Toledo, 

Con  quien  ninguna  se  iguala. 

FUENCARRAL. 

Y  será  ver  de  pareja 
Una  pulga  y  una  abada. 

DON  COSME. 

¿Cuántos  monasterios  tiene? 

DON  ÍSlGO. 

Franciscos  de  la  observancia, 
Dominicos  y  agustinos. 

FOENCARRAL. 

Y  hermanos  de  la  capacha. 

DON  COSME. 

¿Tiene  lonja? 

FUENCARRAL. 

De  tocino 
No  faltará  en  cualquier  casa. 
I  Lonja !  Pues  ¿esto  es  Valencia, 
Sevilla  ó  León  de  Francia? 

DON  COSME. 

¿Tiene  corral  de  comedias? 

DON  ifilGO. 

No,  Señor ;  Umbien  le  falta. 

DON  COSME. 

Harémosle  un  coliseo 
De  arnuitectura  romana , 
Adonae  le  represente. 


DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 


FUENCARRAL. 

Y  adonde  por  fiesta  salgan 
Onzas,  tigres  y  leones, 
Grifos ,  dragones,  tarascas , 
Que  lidien  con  caperusas. 

DON  COSME. 

¡Qué  á  lo  largo  disparatas! 

PRIOR. 

Precioso  está  su  lacayo. 

DON  Í5Í1G0. 

Muy  al  tiempo  con  él  anda. 

PRIOR. 

Es  un  gentil  socarrón. 

DON  i^lGO. 

Y  aun  el  que  arrimado  calla , 
No  me  parece  que  es  menos. 

PRIOR. 

Asi  lo  muestra  en  su  traza. 

DON  COSME. 

Cogeisme  tan  empeñado , 
Don  íñigo,  que  me  falta 
Cadena ,  cintillo ,  broche , 
Pasador  ó  sortijaza 
De  diamante,  como  el  puño , 
Que  daros;  mas,  sin  ser  paga 
(Que  dejo  para  su  tiempo), 
Os  daré  una  perra  braca. 
La  mejor  de  todo  el  orbe. 

FOENCARRAL. 

Si  no  estuviera  con  sama. 

DON  ÍÑlGO. 

Estimaréla  por  vuestra. 

DON  COSME.' 

Muy  bien  podéis  eslimarla; 
Que  baila  con  gran  primor 
La  capona  y  zarabanda. 

PRIOR. 

¿No  me  preguntáis ,  Marqués , 
Por  mi  sobrina? 

DON  COSME. 

Cranfálta 
Fué  perderla  de  memoria. 
Este  titulo  lo  causa ; 
Que  me  pone  su  alborozo 
Olvido  en  las  imporUncias. 
Dad  licencia  que  la  bese 
Las  manos. 

FOENCARRAL. 

Por  la  tardanza 
Pensé  que  se  iba  á  un  carrillo, 
De  dos  que  tiene  en  la  cara. 

PRIOR. 

Decid  á  doña  Leonor 
Cómo  don  Cosme  la  aguarda 
Para  hacerla  una  visita ; 
Que  aquí  puede  en  esta  sala 
Salir  para  recibirla. 

{Vaseel  criado.) 

DON  COSME. 

Por  Dios ,  que  tenéis  bizarra 
Sobrina ,  señor  Prior ; 
Que  es  toda  la  flor,  la  nata 
De  la  perfección ;  ¡  es  linda  t 
A  tener  licencia  amplia 
Del  Emperador,  mi  deudo , 
Os  prometo  que  (gustara 
De  juntarme  en  himeneo 
Con  su  beldad  soberana. 

PRIOR. 

En  eso  yo  gano  mucho, 
Y  si  es  que  de  veras  habla 
Vuecelencia ,  yo  me  obligo 
Ganar  del  César  la  gracia. 

DON  COSME. 

Haréisme  mucha  merced ; 


Que  está  tan  oonslatiiiida 
Mi  alma  á  m  perfección, 
Que  ya  no  ei  mil  mi  alma. 

SaUn  LEONOB  T  MARINA. 

y  ACOMPAffAMnRTO. 
PBIOS. 

Aqui  viene  mi  sobrini. 

DOICCOSMB. 

:0h,  qué  bien  la  están  las  galas! 
Me  gusu ,  á  fe  de  marqués; 
:  Por  Dios,  que  vieoe  buarra!— 
Vueseñoria  le  dé 
A  besar  sus  manos  blancas 
Al  marqués  del  Ciorral, 
Y  aqueste  favor  le  ntga. 

LBOlfOM. 

Vueseñoria,  Selk>r« 
Honre  siglos  esU  eua 
Con  esa  heroica  presencia. 


Sillas ,  ¡  hola!  

DON  cosas. 

Sillas  tnfgan; 
Que  quien  Un  de  ssieuto  tiene 
Una  afición  asentada  • 
Sentido  del  seoUmiento 
Que  los  sentidos  me  encanta. 
Que  se  siente  está  asentado. 

FOERCaSRAL. 

Y  pues  en  T^o  le  agurdan, 
Sentido  al  sentar  se  sienta 
Con  las  antífonas  malas. 

DON  airronio. 

Cielos,  ¿qué  es  esto  qae  wo? 
:  Qué  gloria  que  siente  el  slna 
Con  la  visu  de  Leonor! 
Sus  bellas  luces  me  abnaan. 
*.  Qué  nuevo  ser  que  le  da 
El  vestirse  como  dama! 
Bien  pueden  en  lo  prendido 
Cederle  todas  ventaja. 
¡Ay  Leonora  de  mi  vida, 
Causa  hermosa  de  mis  ansias, 
Dueño  de  mi  libertad 

Y  objeto  de  mi  espemnia. 
Quién  pudiera  bablarte  á  solas! 

DOH  cosnc. 
Ya  me  ha  dado  la  palabn 
El  Prior,  Leonor  herniosa. 
Que  seréis  mi  esposa  cara. 
Pidiendo  licencia  al  César; 

Y  será  dicha  muy  rara 
El  serlo  de  un  caballero 
De  la  mas  noble  proaspia 
Que  hay  del  diluvio  basta  ahora 

PHIOft. 

A  lo  menos  es  bien  randa. 
Señas  hago  á  mi  aobrina 
Que  conceda  con  sn  plática. 
Porque  á  don  Cosme  enamora. 

LROMMI. 

Si  es  que  mi  tio  lo  trata , 
(k>ncediendo  con  so  nalo, 
A  él  estoy  subordinada. 


¡  Que  esos  vivientes  daveles, 
Custodias  de  aqnesa  c^a  • 
Liocuaz  centro  ae  deseos. 
Pronuncien  esas  palabras! 
Que  ese  anhélito  vital  • 
De  quien  se  produce  el  ambir, 
Organizado  necbo  vot. 
Tantos  livores  me  han ! 
\  De  contento  pierdo  el  seso! 
ruEHcauuL. 

La  ponderación  ca  b^ia ; 


..>^„ 


dos  cibriolaa 
benaoM  dama, 
US  ¡era  estorbo 


)  tambieo.Seóora; 
tanda ,  que  es  su  jaula. 
MI..  {Üigate  i  Marina.) 

;aT  i  la  pía  ja 


en  tanto  la  TrutaT 
le  seda,  t  basta.  — 
liceT  Que  responde? 

.s  no  s«  iratan , 
derde  su  eslima, 
ilia  lacaya. 

FUe^CARIlJlL. 


liqaeeloue 


la  ban  borrado 
rtai  de  rillaDa ; 
Tíne  t  lo  caito , 


EL  1IARQU£9  DEL  CIGARRAL. 

Va  prevCDida  le  aguirdi. 
Vamos,  primo. 


[W 

(Vdiue  tBd¡>t,meiuit  Leonor  y  Marina.) 

UCOKOR. 

¿Qué  me  dices  deste  amanleT 

(Jue  es  aoa 
U  mas  cele 
Para  entretener  bastante. 

Ver  qué  *  a  no.  qué  arrogante 
De  Jo  vulgar  se  desvia, 
Y  en  lo  señor  se  cooQa, 
He  causa  risa,  ;  no  pvci. 


Él  Tunda  en  su  tema  loca 
R\  titulo  ;  señoría ; 
El  marguii  del  Cigarrat 
Se  intitula. 

Hale  venido 
Este  titulo  nacido 
A  lo  tonto  3  perenal. 


PnesU,  Celio,  ei 
UlTido,  j 
Que  es  el  r  " 
Deslsual  e 
■^ 
Haced"  ' 


Es  loca 

El  seguir  un  imposible. 

MNANtOino. 
\  Qué  rigorl 

Mutilo. 
DonuTonio. 

¡Terrible  I 

No  haj*  remedio. 

BOU  UITORIO. 

;HI  piedadT 

Adonde 
VWe  la  I 


De  los  Vargas  j  Ramlreí; 


■  ABIN*. 

Quiero  obedecerte.  (1 

LEONOR. 

ué  es  esto,  amorT    Trance  faene!) 


SaU  DON  ANTONEO. 

DOn  jtRTONlO. 

Si  la  memoria  ba  dejado 
En  el  estada  presente 
Vito  acuerdo  de  on  anaenle , 
Que  por  vos  vire  en  cuidado, 


Dúl  lusar  nocLurnoslioces; 

Dado  ■  la  libtc  soliura. 

De  la  tirtiid  dislralmc. 

^h .  cuinio  le  Imporra  al  noble 


Km  su  osadía 

({}je  mal  con  lo  uobtedice) 
En  reaislirme  mil  teces 
Ooiiini  alcaldes  y  alguaciles; 
Acción  qac  á  la  sangre  iliislre 
te  desmi'  :ODlradice, 

el  major  crimen. 
Hasta  los  veinie  j  sv\»  años 
Tuve  esia  vida  tnsufribie, 

i  lo  de  Aquiles. 
mr "  1  Sevilla , 

'£S  admite 


DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLOBZANO. 


La  copia  de  S 
üueáaer» 
Parli  üe 


Que  t>¿Í^diTÍdei; 

Custodia 
Perlas  qi 
',7/ 
Tan  eicei«nle  t  sublime, 
One  al  darla  , 

La  mavur  le  HiMi'f 


Hacen        i!  ¿i-^^, 

Vgue 

Asista  por 

Ocultando 

Del  patrón  de  l^paña  insigne 

De  la  ropilla  j  la  capa 

Las  dos  cruces  carmesíes. 

AtJ  ral  pena}  cuidado 


X  tiriniaveras 

tas  rosas  j  los  jaimhies; 
V  porque  el  lugar  notaba 
Kl  verme  liablarte  j  seguirle  > 


iguates 
■UKVimas  arme. 

¡99  '  anle. 

Obligó 

Oue  me  lias  i  escubrlrmc. 

Esto  es  verdad,  mi  Leonor ; 
1^  Hile. 

0         no  Celio; 
1^      'm,']  admites, 

A  los  ojos  de  Hatilile. 
Iré  á  morir  donde  nadie 
Sepa  mi  muerte  iurelice, 
Porque  no  le  culpe,  ingrata, 
Kl  muí  pago  qua  me  diste. 


Generoso  don  Amonio, 
Si  el  (lisfrai  os  ocultaba, 
Siempri;  vuestro  ser  me  daba 
üe  quif  i]  erais  testimonio. 
Ku  es  el  maior  patrimonio 
Ed  ja  mujer  la  beld^ 


Uuién  \o  sea  La  declarsdo, 
liurbr'quise  del  cuidado 
En  que  os  puso  mi  bermosura; 
P'  que  me  ai 

Hs     m 

¡^^  estimación 

á  amarlas  llego, 
Don  Antonio,  que  os  enliego 
Alma  s  vid) ;  Tueslraa  soD- 


Entre 
MarGI 
Puso  ei 
Flechas 


Al  que [ 
Pues  du 

Tanto  fu 


iprelon  d«  girgiau. 


oottumam. 


i  Eatoj  que  labio  «•«Ñi»l 


yo  besara  flojo, 
os  tao  apretado? 

DO!f  AirroNio. 
dine. 

DON  OOSMI. 

¡Hay  tal  locura  I 
moosatrevísieis? 
aré  que  le  disteis 
:on  lamedura, 
aciencia  se  apura!    ' 

l.EOTIOR. 

8  mego,  SeAor. 

DON    COSME. 

besueador 
'emedio  sano, 
poner  a  la  mano, 
oiño,  un  babador. 

LBOKOa. 

í  Tuestra  señoría 
i  su  secretario 
!  tan  temerario; 
I  tomo  por  mía. 
irme  venia 
DTíase  un  favor ; 
^ndo  vuestro  amor, 
que  porfiaba, 
banda  le  daba; 
a  verdad ,  Seúor. 
ti  favor  nl^no, 
iado  leal , 
ido  y  principal, 
cesarme  la  mano; 
jerto  y  esto  es  llano, 
lis  satisfacciones 
usar  presunciones. 

DON  COSME. 

»ldad  me  agasaja, 
9jo  se  me  baja , 
a«  á  los  latones.— 
io,  yo  os  culpé 
o  y  sin  nzon , 
ue  á  degollación 
ente  os  condené ; 
locieudo  esa  fe, 
io  os  quiero  dar ; 
podréis  tomar. 

rOENCAllllAL. 

»sa  que  le  conviene , 
rao  costa  que  tiene 
ríe  de  expulgar. 

DOH  ANTOXIO. 

aestra  señoría 
). 

DOÜ  COSME. 

Eso  sí  besad ; 
í  bay  facultad. 

LEOROB. 

•para  lamia; 
a  banda. 

DON  COSME. 

Este  dia 
itad  se  acrisola. 

LEOJVOa. 
DOM  COSME. 

Secretario,  hola. 

DON  ANTONIO. 
DON  COSME. 

Advertid,  hermano, 
lesta  que  llevo  es  mano. 

DON  A.M0N10. 

or. 

DON  COSME. 

Y  no  es  estola. 
(Yante,) 


BL  MARQUÉS  DEL  CIGARRAL^ 

JORNADA  TERCERA. 


Salen  EL  PRIOR,  DON  MlGO,  LU- 

PERCIO  p  OTEO  CRIADO. 
DON  ÍXIGO. 

Escríbeme  mi  prima  en  esta  carta 
Que  á  Madrid,  donde  está,  luego  me 
Que  espera  mi  venida.  [parta; 

LDPERCIO. 

Rs  lástima  de  verla  qué  afligida 
Sin  don  Antonio  vive. 

DON  Í.VIGO. 

Admirado  roe  tiene  lo  que  escribe; 
Que  desde  que  á  Sevilla  hubo  partido, 
Nueva  ninguna  del  no  le  ha  veuido. 

PRIOR. 

Presumo  que  se  ha  muerto. 

LÜPERCIO. 

Eso  tenemos  todos  por  muy  cierto. 

DON  iklGO. 

Como  Sevilla  ampara  varias  gemes 

Y  abunda  de  valientes, 
Habrá  encontrado  alguno. 
Antes  de  haberse  visto  con  su  tío, 
Que,  con  la  \ida,  le  quitase  el  brio; 
üe  allá  ¿qué  escril>en? 

LUPERCtO. 

El  señor  don  Diego 
Está  üesto  con  gran  desasosiego, 
Temiendo  que  alpasar  Sierra-Morena, 
Que  nunca  de  ladrones  está  ajena, 
Le  han  quitado  la  vida. 

DON  ÍRlGO. 

Es  presunción  que  deja  ser  creída. 

PRIOR. 

Descansad,  y  por  estos  cuatro  días 

Podréis  tener  paciencia ; 

Que  importa  de  rol  primóla  asistencia. 

LUPERCIO. 

Hágase  vuestro  gusto. 
pRioa. 
Haced  que  le  regalen,qtt«  eamiylaslo; 
Dejad ,  primo,  la  pena  y  el  mfado. 

{Vanse  los  criados,) 

DON  i!VlGO. 

Pienso  (fue  don  Antonio  cotí  cuidado 
En  Sevilla  está  oculto,  y  de  su  ef^posa 
Examina  sí  es  cuerda  y  virtuosa. 

PRIOR. 

Decis  muy  bieu.  Señor. 

DON  Í^GO. 

El  cielo  quiera 
No  sea  trofeo  de  la  Parca  fiera. 

PRIOR. 

Sabed,  Señor,  que  para  haceros  flastas 
Toros  he  prevenido, 

Y  al  Marqués  baí  aobriaa  le  ha  pedido 
Fingiéndose  del  tal  enamorada^  [da. 
ue  en  la  plaza  se  obsteote  á  darlania- 

DON  ühco, 

¿Don  Cosme  piensa  hacello? 

raioa. 

Al  principio  dudó,  va  viene  en  ello ; 
El  socarrón  lacayo  le  amonesta 
Que  no  dé  risa  y  cause  mayor  fiesta , 
Si  no  está  ejercitado: 
Mas  él,  muy  presumklo  y  confiado, 
Viendo  que  va  sus  dudas  son  pesadas, 
Aürma  que  oa  de  dar  cuatro  lanzadas. 

DON  Migo. 
Será  fietu 


« 


810 
mioi. 

Asi  lo  espere. 

DON  Í5fl60. 

Rodarán  el  caballo  v  caballero; 
¿Cuándo  serán  los  toros? 

PRioa. 

Yo  quisiera 
Que  mañana  en  la  tarde  los  hubiera; 
Mas  esta  noche  tengo  prevenida 
Una  burla  al  Marqués,  y  por  mi  vida , 
Que  habernos  de  reír. 

DON  iñiQo. 

Si  es  ya  precisa, 
Desde  luego.  Prior,  prevengo  risa. 

PRIOR. 

A  mi  sobrina  tengo  dado  aviso. 
Que  ser  el  todo  en  esta  burla  quiso. 

DON  iftlGO, 

Decid  la  burla. 

PRIOR. 

Ahora  en  ningún  modo. 
Venid  conmigo,  allá  lo  sabréis  todo. 

(Vanse,) 

Salen  t  de  noche  ^  DON  COSME 
Y  FUENCARRAL. 

DON  eos». 

No  se  ha  visto ,  Fuencarral ,  , 

En  todo  el  ancho  bewKTerio 
Hombre  mas  feliz  qee  yo. 

PeftNCARRiA. 

Ereslo  con  grande  extreno. 

DON  COSME. 

¿Que,  de  dos  días  venido, 
Este  rostro  y  este  cuerpo 
Hiciesen  tal  batería 
En  aquel  divino  pectio 
De  aquel  ángel? 

rUBROAMAL 

No  Nfie  espanto. 

DON  COSME. 

Eso  puede  lo  perfbto. 

fobnoarral. 
Ereslo  mucho,  Marqués. 

DON  COSME. 

Todos  me  lo  dicen,  y  yo  me  lo  veo ; 

Al  fin  me  avisa  Leonor 

Que  saldrá  á  hablarme,  y  aun  pienso 

Que  he  de  tener  oeaalon 

Para  entrar. 

rOáMARnAL, 

Dalo  por  hecho. 

DON  COSII. 

Perdida  estará  por  mi. 

rmcHcAKnAL. 
Sí,  Sefior;  sal  quiere  el  huevo. 

DON  COSME. 

Fuencarral,  yo  la  discatpo. 
Teniendo  en  mi  tal  objeto. 

FUENCARRAL.  {Ap,) 

:  Qué  confiado  está  el  tonto 
De  lindo !  Él  verá  may  presto 
La  burla  con  que  le  aguarda 
La  que  le  llana  al  terrero. 

DON  GOSHB. 

Noche,  refugio  y  amparo 
De  los  humanos  deseos , 
Que  te  pones  por  los  hombres 
El  capoE  de  pafte  negto ; 
Capa  de  cualquier  engafto. 
Manto  de  cualquier  enredo, 
Asilo  de  toda  maula. 
Sombra  de  todo  narlelo; 
No  dijes  iMenavifa 


390 

Del  taller  del  firmamento; 
Embólales  su  luz  pura 
Con  tapabocas  de  velos. 
Halle  en  ti  el  señor  Apolo 
L'n  capote  tan  severo, 
>  Que  se  retire  de  dar. 
Por  lux  de  estrellas,  bostezos. 
Seas,  noche,  finalmente, 
Mas  lóbrega  con  tu  ceño 
Que  son  las  obras  de  un  culto , 
Que  habla  chino  y  suena  armenio; 
Que  te  ofrezco ,  si  me  amparas, 
Por  victimas  á  tu  templo, 
Una  lechuza,  dos  buhos. 
Tres  zorras  y  seis  mochuelos. 

5(i/«  EL  PRIOR,  DON  tfillGO  y  criados, 
con  lanterna  y  luz  cubierta, 

PRIOR. 

Ya  don  Cosme  está  en  la  calle. 

DON  Í.XIC0. 

Vámosle,  Prior,  sieuiendo; 
Que  ha  de  ser  linda  la  burla, 
Si  llega  á  tener  efeto. 

PRIOR. 

Paróse. 

DON  COSME. 

Este  es  el  balcón. 

FOEXCARRAL. 

Míralo  bien. 

DON  COSME. 

El  tercero 
He  dijo  Leonor ;  la  seña 
Para  que  salga  prevengo.        (Silba.) 

DON  iftlGO. 

Ya  silba,  la  seña  hace. 

Sale  LEONOR  á  un  balean, 

LEONOR. 

¿Es  el  Marqués? 

DON  COSME. 

Si,  mi  bien. 

LEONOR. 

Habéis  venido  á  mal  tiempo. 

DON  COSME. 

¿Cómo? 

LEONOR. 

Porque  está  el  Prior 
Aun  todavía  aespierto. 

DON  COSME. 

Pues  aqueste  cuarto  ¿es  suyo? 

LEONOR. 

Si,  Señor;  que  el  mió  tengo 
Detrás  del,  y  no  hay  ventana 
Por  adonde  poder  vernos. 

DON  COSME. 

Por  Dios,  que  me  da  cuidado. 

LEONOR. 

No  tenpis.  Marqués,  recelo; 
Que ,  SI  se  duerme  el  Prior, 
No  se  diferencia  un  muerto. 

DON  COSME. 

Pues  ¿qué  me  mandáis  que  haga? 

LEONOR. 

Por  si  le  viniere  el  sueño. 
Quiero  que  estéis  acá  arriba, 
Porque  la  ocasión  gocemos. 

DON  COSME. 

¿  Cómo? 

LEONOR. 

Echándoos  ana  escala. 

DON  COSME. 

Ya  viniese. 

LEONOR. 

Ya  va  al  suelo. 

{Árrcja  la  escala,) 


DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  80L0RZAN0. 


¡Hay  dicha  como  la 
Fuencarral,  ¿qué  di 


DON  COSME. 

mia  Ín- 
dices desto? 

FUENCARRAL. 

Que  eres.  Señor,  como  el  César: 
Venir,  ver  y  vencer  luego. 

DON  COSME. 

En  estando  yo  allá  arriba , 
Vele  luego  al  punto. 

i  Sube  por  la  escala,) 

FUENCARRAL. 

Harélo. 

PRIOR. 

Él  sube  con  lindo  brío. 

DON  t.^IGO. 

Tal  piensa  que  le  va  en  ello. 

(Eitá  den  Carne  en  lo  alto,  y  Fuen- 
carral  vate,) 

LEONOR. 

importa  aguardar  aqui. 
Si  no  teméis  el  sereno. 

DON  COSME. 

Que  no  hay  sereno  que  ofenda , 
Cuando  hay  calor  en  el  pecho. 

LEONOR. 

Lo  que  os  encargo.  Marqués, 
Es  que  esperéis  con  silencio, 
Sin  moveros  de  un  lugar. 
Mientras  que  dejo  en  sosiego 
Al  Prior ;  porque,  si  os  siente, 
Hay  peligro. 

DON  COSME. 

Ya  lo  veo; 
Que  es  un  César  el  Prior, 

Y  yo  muy  poco  Pompeyo 
Para  resistirme  aquf. 

LEONOR. 

Adiós;  que  al  momento  vuelvo. 
{Hace  que  cierra  y  vase.) 

DON  COSME. 

¡Lindo,  por  Dios,  me  ha  dejado ! 
Botijón  (le  agua  parezco. 
Que  le  ponen  á  enfriar. 
¡Oh  amor!  oh  rapaz!  oh  ciego! 
¡  En  cuántos  peligros  pones 
A  los  bravos  caballeros 
Como  yo ! 

PRIOR. 

De  burla  vaya. 

DON  ÍSÍIGO. 

El  habla  á  mudar  comienzo. 

(Llégase  al  balcón.) 

DON  COSME. 

¿Quién  me  llama? 

DON  í»ÍIGO. 

Atienda,  escuche : 
Si  se  ha  subido  á  ese  puesto 
Para  darle  algún  araño 
A  la  ropa  ó  aldinero 
Del  gran  prior  de  San  Juan , 
Cuatro  guijarros,  que  tengo 
A  propósito  escogidos. 
Le  harán  tortilla  los  sesos. 
Si  no  me  arroja  la  capa, 
Espada  y  daga  al  momento. 
El  sombrero  y  la  valona ; 

Y  esto  sin  tardanza. 

DON  COSME.  (Ap,) 

¡Bueno! 
¡  A  lindo  tiempo  ha  venido 
kste  nublado  pedrero ! 
Si  esto  le  sucede  á  un  grande, 
¿Qué  ha  de  esperar  un  pigmeo? 
No  sé  qué  me  he  de  decir 
En  el  caso ;  por  lo  meóos 


Este  me  rompe  loi  eaieot, 

Y  si  el  tiro  sale  Inderlo, 
Despertará  la  pedrada 

Al  Príor.  ¡ Hay  Ul  aprieto! 

DON  íillGO. 

¿Qué  determina? 

DON  COSME. 

(Ap.  jAoDporfia!) 
Oiga,  señor  caballero; 
Ezctfiselo,  si  es  posible. 
Darme  este  desabrimiento; 
Que  no  soy  ladrón ,  por  Dios. 

DON  iñteo. 
Por  el  diablo  querrá  serlo. 

DOR  COME. 

Por  quien  vaesirced  mandare ; 
Soy  amante. 

DON  fÜICO. 

No  lo  creo. 

DON  COSME. 

Créalo  por  Jesucristo. 

DON  i^lGO. 

Déme  lo  que  pido  luego, 
O  aquesta  piedra  le  hará- 
Saltar  el  ojo  derecho. 

DON  COME. 

Tente,  hombre  del  demonio; 

§ue  puedes  dejarme  tuerto, 
en  un  grande  es  fealdad. 

PRion.  (Ap.) 
Apenas  teuerme  pnedo 
De  risa. 

DON  COtMB. 

¡El  cielo  me  ayude! 

DON  ÍAigo. 
¿Tiro? 

DON  GOSMB. 

Un  monaso  pareieo. 
Perseguido  de  mucbacboa ; 
¡Válgame  todo  el  Salterio! 

DON  tRlCO. 

De  esta  vaya. 

DONCOSHB. 

Tente,  tente, 

Y  taratente ;  ¿  oaé  es  etlo? 
¿Yo  he  de  sufrir docpedndu? 
Para  una  no  hay  celebro. 

¡  Ay  amor!  ¿cómo coDtfentet 
Que  hagan  este  vilipendio 
Üe  un  amante,  foudoen  grande? 
Gozar  la  posesión  qniero 
Del  marqués  del  Ciflarral. 
¡  Oh  quien  el  libro  del  duelo 

Y  una  luz  tuviera  aquí » 
Para  saber  lo  que  debo 
Hacer  en  esta  oenalon! 

Mas,  pues  no  acerté  á  triflrie, 
Pacieucia. 

DON  ÜbflO. 

¿Qué  me  responde? 
Qué  me  dice? 

noNOtsai. 
Que  te  entrego 
Todo  lo  que  roe  has  pedido. 
{Arroja  la  espaúm^  mIsm  y  smkrm 

DONfAlCO. 

Pues  aun  no  quedo  contenió; 
Déme  ropilla  y  callones. 

DON  cosas. 
Son  cateas. 

noH  f  Sioo. 
No  importa  serlo; 
Ea,  déme  lo  qne  pido. 

Dan  cosni. 
¿Guando  MMoosf 


Don  cMHC. 
« los  inllernos, 
lo  qae  U  he  dtdof 


qoíen  mas  Inno. 


« lo  riie|[o> 

I  Míe  el  (tbs 

mes  del  cielo. 

I  don  ÍMgo  f  el  Prior.) 

lie  te  (ten 

•¡  cuatrocientos 
u  costillas. 

>UESa  á  la  ventana  á  v 
bacinica;  lia  de  etlar  mat 

VOtíi:. 
loebe.eneitremo! 

(Éntrate.) 


ek.  IliUfQCilffDSb  CIGAItlfarL: 


iQoícn  es!  Hostnd  eu  luí. 

{SaUlla:, 

Es  gran  descomedimiento 
Que  Ira  ten  ad  un  marqirts. 

{Wtt  Hei criadM.] 
frión'; 

iSeBordon  Costnettendos; 
,   íA  estas  bens  de  eu  (nene? 
m:<  coih. 
A  ludar.grin  Prior,  rango. 

nl«. 
¿A  nadar  por  NifldMT 
DON  cosn. 
Ha;  gran  calor  ea  mi  pecho. 

P»tOJl.      - 

A  mucho  01 


Para  la- aalud  110  e*  bnei 
DOR  tíioo. 
Cuando  ha;  calma  de 


Pues  lo  decís,  iü  lo  apruebo. 

DOR  ISlGO. 

Pues  jsio  restido  os  Tenis 
"^r  las  calles? 


M>n  cosne, 
:Aqiieato  merallabal 
egmiía,  le'ru^o. 


inenomeettibieD. 

CKMOO  S.o 

I  b  circel  luego. 


Do:(  CDsae. 

El  mi  dendo, 
wrme  i  mi. 
el  Prltr  f  dm  ÍMga.) 
C  ox  L.— a. 


Henos  ropa  Iri^o  A' 

En  el  c:iaipo  damascen^ 

(4p.  Couiu  nohan rlsto  la  escáli', 

Valgome  del  embhleco.) 

'  raioi. 
Venios,  SeQor,  acortar; 
Que  si  sahe  aqueste  eieeio 
Mi  sobrina ,  ha  de  pMatle. 

DON  com. 
Hucha  Tolunlad  lá  debo. 

Llega  dn  cnuno  cm  m  mKM*. 

IsieTesli'db  IIcTaba 
L'n  ladroncillo, ;  corriendo 
Le  al  cantó. 

Mostrad  ;pkreee 
Hucbo,  grao  don  Cosme,  al  vneiin 

Doncosn. 
Vo  le  dejé  en  esa  esqnlnk,  . 
Por  irme  con  menos  pese 
Abañar. 

MinMieo.(A>.) 
Bien  dlslnmli. 

Que  le  hajan 
;AIQn  ñoqui 

MIOK. 

No,  Señor,  porque  oa  qnerettak 
Apto  para  dar  liDfada. . 


Dejarle  el  Prior  desnudo 
A  don  Cosme. 

FABIO. 

¡  Extraña  cosa ! 

DON  ANTO.'VIO. 

Leonor,  que  lince  afícion 
A  don  Cosme  y  le  regala, 
Prevenida  de  una  escala, 
Le  hizo  subir  á  un  balcón, 
Donde  lo  dejó  al  sereno ; 
Y  don  ífiigo  después 
Le  hixo  arrojar  al  Uarqués 
Todos  sus  vestidos. 

FABIO. 

¡ Bueno ! 
Quedaría  sazonado 
Al  sereno  y  sin  vestido. 
De  los  vientos  combatido. 

DON  ANTO.flO. 

Muy  mala  noche  ha  pasado; 
Mas  aquí  sale. 

FABIO. 

Y  con  él 

Don  íñígo. 


Sale  vistiéndole  DON  COSME ,  DON 
í5;iG0  T  FUENCARHAL. 

DON  COSME. 

Estoy  atento. 
Do:v  f^lGO. 
El  primer  advertimiento 
Al  que  en  lanzada  es  novel, 
Es,  que  en  un  caballo  seguro. 
No  inquieto  ni  revoltoso. 
Ha  de  ostentar  en  el  coso ; 
El  que  lleváis  es  un  muro 
En  firmeza. 

DOX  COSIE. 

¿Y  en  lealtad? 

DOK  Í.NIGO. 

Es  do  los  del  gran  Prior 
El  mas  leal  y  mejor 
Caballo,  al  íin  de  bondad. 

DOX  COSME. 

¿Cómo  se  llama? 

DON  íníico. 
£1  Rodado. 

DON  COSME. 

Ya  el  nombre  me  hace  temor; 
Que  si  del  vengo  á  caer. 
Seré  en  basura  rodado. 

DON  ÍÑIGO. 

Saldréis  con  calzas  y  cuera, 

Con  gorra  y  cuna  terciada. 

Ancha  y  corladora  espada. 

Que  al  sol  deslumbre  en  su  esfera ; 

Sacaréis  cuatro  lacayos 

Osados  y  toreadores. 

Con  tan  lucidos  colores , 

Que  parezcan  cuatro  mayos ; 

Esto  di  lauto,  el  caballo," 

Que  entonces  irá  sin  vista, 

Por(|ue  cuando  el  loro  embista, 

Pueda  mejor  esperallo. 

Daréis  vuelta  por  la  plaza, 

Orrecíendo  liberal 

Salutación  general, 

Que  lo  cortés  no  embaraza; 

Y  después  que  con  lozana 

Presencia  veros  dejéis. 

El  puesto  que  tomaréis 

Será  junio  á  la  ventana 

Donde  esté  doña  Leoi¡or, 

Con  la  lanza  provenida. 

Aguardando  la  salida 

Del  loro  de  mas  furor; 

Saldrá  el  toro,  y  contra  vos 


DON  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 


Se  vendrá  luepo  derecho; 
Entonces  con  (irme  pecho, 
Encomendándoos  á  Dios, 
Tuerte  sobre  los  estribos, 

Y  con  la  lanza  en  la  mano. 
Del  iiero  bruto  inhumano 
Rendiréis  los  incentivos; 
Advírliendo  que  la  lanza 
Vaya  siempre  su  cuchilla 
Apuntando  á  la  espaldilla. 

DON  COSME. 

i,  No  es  mas  seguro  á  la  panza? 

DON  ÍNIGO. 

SI  es,  mas  no  está  en  el  uso. 

DON  COSME. 

¿Que  hasta  en  esto  del  matar 
Al  uso  habemos  de  andar? 
;  Reniego  de  tal  abuso ! 

Y  si  acaso  el  golpe  errase. 
Porque  el  torillo  le  huyese, 

Y  á  mi  caballo  embistiese , 
¿Qué  he  de  hacer? 

DON  Iñigo. 

Si  á  eso  llegase. 
Sacar  entonces  la  espada 
Es  precisa  obligación, 

Y  pegarle  de  antubion 
Una  y  otra  cuchillada. 

DON  COSME. 

¿  Y  si  el  toro,  mas  ligero, 
Viendo  que  el  golpe  se  ha  errado, 
Contra  mi  caballo,  osado. 
Quisiese  ser  mondonguoro, 
\  dándole  con  ventajas 
Cornadas  con  su  fiereza. 
Me  hiciese  con  mi  cabeza 
Alzar  del  suelo  las  pajas? 

DON  I.^IGO. 

Entonces  con  mas  valor 
Iréis  contra  el  toro  fiero 
A  reñir  el  blanco  acero. 

DON  COSME. 

Paréceme  que  es  horror  ; 

Y  será  mas  acertado, 
Entre  tanta  tabaola, 
Buscar  de  una  cabriola 
El  seguro  de  un  tablado. 

DON  f^lGO. 

Huir  con  tal  prontitud 
Parecerá  mal,  Señor. 

DON  COSME. 

Pues  ¿no  pareceré  peor 
Echado  en  un  ataúd  ? 

DON  Í5ÍIG0. 

Fea  es  la  vida  sin  fuma, 

Y  al  fin  afrentoso  empleo. 

DON  COSME. 

.Mnerto,  ¿no  estaré  mas  feo 
A  los  ojos  de  mi  dama? 

DON  ÍNIGO. 

Bien  sé  que  os  estáis  burlando. 
Pues  fio  de  ese  valor 
Que  lo  habéis  de  hacer  mejor 
Cuanto  mas  lo  estéis  dudando; 

Y  porque  el  Prior  me  espera. 
Adiós,  Señor. 

DON  COSME. 

Él  os  guarde. 

DON  i^lGO. 

Daréis  envidia  esta  larde 

Al  mismo  sol  en  bu  esfera.       ( Vase.) 

DON  COSME. 

No  os  pondero,  secretario, 
En  lo  que  me  aguarda  hoy; 
En  grande  peligro  voy. 


DON  autonio. 
Va  veo  que  es  temerario. 
Mas  ese  esfuerzo  sabrá 
Desempeñarse  de  todo. 

FUENCABSAL. 

Si  no  le  pone  de  lodo 
Algún  toro;  que  sí  hará. 

DON  COSME. 

;  Quién,  oh  Leonor  soberana. 
Esta  acción  dejar  pudiera! 
¡  A  malas  lanzadas  muera. 
Si  la  doy  de  buena  gana! 
(Yante.) 

Saie  LEONOR,  $o!a. 

LEONOI. 

Amor  niño,  dios  Yendado, 
Poderoso  entre  los  dioses , 
Pues  no  se  libró  niogano 
Destos  dorados  arponei ; 
Asi  del  arco  que  ejerces 
Todos  los  tiros  se  logren. 
Sin  que  al  arco  de  tus  Hechas 
Se  o¡)ongan  pechos  de  bronce, 
Que  en  castísimo  himeneo 
Dejes,  amor,  que  se  gocen. 
Para  ejemplo  de  flmieía, 
Dos  amantes  corazones. 

Sale  DON  ANTONIO. 

DON  ANTONIO. 

Tan  á  buena  ocasión  llego, 
Leonor  hermosa,  uae  os  oyen 
Mis  venturosos  ofoos. 

tEOXOI. 

Que  os  hago  siempre  bfores. 

Sale  DON  ISlOO. 

DoaiSico.  - 
En  busca  del  gran  Prior 
He  venido,  y  no  sé  dónde 
Pueda  estar;  ¡tqui  Leonor, 
Retirada  con  un  hombre! 
Aqueste  presumo  qaeet 
Secretario  de  don  Cosme  ( 
Desde  aquí  ^ré  escucharles, 
Pues  este  paño  me  eaooode. 

(Árrtmm 
LEomm. 
Rogando  estaba  i  aquel  dios 
Que  tiene  en  Ghlpro  su  corte, 
Que  liberal  me  entregase... 

DOTIARTOSnO. 

¿A  quién? 

LEONOa. 

A  U,á  quien  escoge 
Siempre  el  alma  |H>r  n  dueloi 
Pues  otro  no  le  conoce. 

DON  fihoo. 
¡  Qué  es  esto,  cítios«  que 
¡  Oh  Leonor,  mal  o 
Con  la  sangre  qup  herui&aie! 
¿Es  justo  que  te  enamores 
De  un  hombre  no  conocido» 
De  un  hombre  de  b^o  porte. 
Que  son  servidos  á  un  loco 
Sus  calidades  majorett 

noxA^Tomo. 
|Ay  Leonora  de  mi  f  Ma! 
En  un  caos  de  oooAiaionei 
Me  veo. 


¿Cómo,  mi  Meuf 

DON  Airromo. 

Siguiendo  el  dichoso 

De  tu  beldad,  he  pasado 


eos  labradores 
Itero  en  Orgaz; 
|ue  mis  temores, 
ades  iguales, 
an  posesiones, 
emes,  Leonor, 
m  Prior  no  se  enoje, 
don  le  d»*claras, 
I  resoluciones ; 
engo  á  decir... 

li  bien,  ¿qué  lemores 
lecen? 

LFOXOR. 

¿Qué,  mídueSo? 

hO\  A.XTONIO. 

'^sion  que  me  estorbe 
|oi  en  Consuegra. 

LEONOR. 

e  haber,  que  te  importe 
bien,  tal  mudanza  Y 
ludables  los  hombres. 

do:*  íSigo: 
a  que  escucho 
concepto  forme, 
fndola,  me  veo 
s  confusiones. 

LEO.XOR. 

io,  yo  presumo 
llano  horizonte 
i  estar  llamando, 
es  primores 
la,  prima  vuestra, 
lias  sinrazones 
bo  en  no  ir  h  verla ; 
iMien  hora  adonde 
)or«  mas  riquezas, 
jos  mayores ; 
á  llegar  á  amaros, 
^uala  en  el  orbe ; 
que  este  pecho, 
:omo  dócil , 
zcais,  ingrato. 
W)if  k:nomo. 

isaciones, 
á  mi  fe, 

r,  las  que  me  pones, 
do  ser  ejemplo 
ladores ; 
is  de  mijprima, 
des  perfecciones, 
>.  perlas»  pl:iia, 
m  padre  en  dote, 
losa  Leonor, 
3  me  desazonen; 
)uede  perderse 
B  yo  te  adore ; 
>l>líga  á  ausentarme 

de  esos  soles, 
in  criado  mió, 
gó  Y  me  conoce, 
madre  cartas 

breve  negocien 
e  mi  tío 
él  la  dispone, 
*la  consuelo 
sy  aflicciones; 
aoe  digo, 
do,  con  orden 
)r  cuatro  dias, 
lesta  le  corren 
a,  y  le  alegran 
as  diversiones; 
ado  asistiere 
i  no  me  tope 
•ra,  es  forzoso 
ar  DOS  aloje 
lio. 
oü  f.^ico.  (Ap.) 

\  Qoé  escucho ! 
,  por  su  Informe, 


EL  líAROUéS  DEL  CI6ARRAL: 

>  He  bailado  aqai  i  «nS  sobrino,    . 
Que  hace  el  amor  qae  so  emboce. 

LBORO». 

Mi  bien,  de  lo  que  teméis 
Yo  os  quitaré  los  temoreá  •. 
('«on  que  os  escondáis  el  tiempo 
Que  estuviere  aquí  ese  hombre. 
Fingios,  Señor,  enfermo ;' 
Aqueste  medio  se  tome. 
D07I  Airromo. 
Decis  lúen,  yo  os  obedezco ; 
Mas,  si  piedad  no  socorre, 
Ooblaréisme  las  pasiones. 

LEONOR.    • 

Yo  lo  prometo,  mi  bioD.. 

DOlf  ARTOKIO. 

Honradle  con  brazos  dobles 
A  este  cuello. 

LEOltOR. 

Adiós,  mi  bien. 

DON  ANTONIO. 

A  enfermar  voy. 

LEONOR. 

Sea  de  amores. 
(Vatue  Leouor  y  don  Antonio,) 

.'  DON  I5ÍI60. 

Sin  dar  lagar  i  la  traía 
Kn  que  van  los  dos  conformes , 
Daré  cuenta  al  gran  Prior 
De  aquestas  dos  aficiones» 
Y  haré  que  á  Leonor  la  case, 
Porque  don  Antonio  logre, 
(ion  la  beldad  que  desea. 
Sus  amantes  pretensiones. 

Sale  EL  PRIOR  y  dn  criado. 


PRIOR. 

¿Primo? 

DON  li^IGO. 

Seüor. 

prior: 

Do  buscaros 

Vengo. 

DON  iSílGO. 

Este  lugar  me  esconde, 
Donde  he  sabido  on  secreto. 

PR10R¿ 

¿Podré  saberle? 

donÍíVigo, 

Disponen 
Dos  personas  de  esta  casa 
Casarse. 

PRIOR. 

Algún  gentil  hombre 
Seré  y  alguna  criada. 

DON  iiiico. 
Gente  es  de  mas  alto  nombre. 

PRIOR. 

¿Quién?  iAUéreu.) 

DON  ÍNICO. 

Cuando  menos  Leonor; 
Vuecelencia  se  reporte; 
Que  si  le  digo  el  galán, 
Podrá  ser  no  se  aluorote. 

PRIOR. 

¿Es  don  Cosme T 

DON  Í5ÍI60. 

{Eso  estonybveno! 

PRIOR. 

¿Quiénes? 

DON  lÜIOO. 

i«      vof  porto 
Que  4oa  <  uéttf  marqués. 


PRIOR. 

S^cadme  de  confusiones,' 
O  decidme  si  os  burláis. 

•ÓRMIGOw 

Perdonsd,  Prior,  los  temores ; 
Que  don  Antonio  Bamireí , 
Nobleyalenti(doJÓ?en,'     • 
Secretario  del  MarquCs , 
Es  el  que  se  deseoooce 
En  aquel  bumildo.tnje. 
Vio  á  Leonor,  enamoróse. 
Vendo  i  casarse  ^  Sévina, 

Y  entre  aquellos  labradores 
De  Orgaz  se  quedó  i  servirla. 

PRIOR.    * 

iQuémedeeis'f     ' 

dcínWioo.' 
'  Lo  que  "oís. 

Si  eso  es  cierto^  como  creo, 

Y  los  dos  están  conformes, 
Quiero  que  al  punto.  Secas^. 

DON  45(100. 

No  hay  cosa  que  mas  Importe. 

I^RIOR. 

Yo  ofreceré  á  tnl  sobrina 
Diez  mil  ducados  de  dote,    " 
Sin  la  bádendaiie  su  padre. 

DON  Ijliuo. 
Sea  con  mu  bendiciones; 
La  venida  de  Lupercio 
DIO  á  mi  sobrino  lemores    . 
De  que  fuese  conocido, 

Y  ¿  su  dama  cuenu  dióle         ' 
De  esto,  y  bau  ceneeriado 

Que  él  se  baga  doliéme. 

PRKNU 

I  Viese 
Trau  mM  bien  ordenada! 

MNfiflUO. 

i  Cuándo  faltan  inTeMkmes 
Entre  dos  que  Meo  8e4|«lereB  f 


Hoy  quiero  que  se  deaposen  ;^ 

§ue  rol  sobrina  mi^ea 
n  muestro  sobrino  un  hooibre 
Entendido  y  prindpal. 

noNÜiQd.  . 
En  f  os  tiene  quien  le  fcoon.-^ 
{RuUo  uuM  tentro*) 
1  Qué  ruido  es  ^itoT 

.^RHNU 

'     8itt  duda 
Que  ocasionan  estas- voees  - 
Los  loros. 

Mmliioo. 
¿Cómo? 


tos  prueban, 
Y  eligen  los  toreadOfOi 
Cuáles  se  imcMien  emrrer. 

ÍSmnéoin9nfMÍéo.)  * , 
DON  flioo. 
Otra  vei  el  raido  se  oyó. 

i  Yálgate  Dloíi  por  Marqués  I 

tiion. 
¿Qué  bay,  FoeiManjUf , 

noicAiiáL. 
Al  Marqués  Jo  InsMeéado... 


3Ü 


DOxN  ALONSO  DEL  CASTILLO  SOLORZANO. 


Do:i  iüiGO. 
¿Qué? 

FUCnCABRAL. 

¡  Válgame  san  Onofre ! 
L-na  desgracia  muy  grande 
En  el  encierro. 

Do:«  i^lGO. 

¿Cogióle 
El  toro? 
{Etié  hablando  el  Prior  con  iu  criado,) 

FUERCARRAL. 

Peor. 

DON  f^lGO. 

¿Qué  ha  sido? 

fue:>(Carral. 
¿No  me  dejaréis  que  tome 
Aliento? 

DO.f  Í5ÍIG0. 

Di. 

FUENCARRAL. 

De  esta  va.— 
Musas,  bien  es  que  os  invoque. 

PRIOR. 

La  brevedad  os  encargo. 

CRJADO. 

A  servirte  se  dispone 
ftli  obediencia. 

PRIOR. 

Salgan  luego, 
Porque  luego  se  desposen. 
{Yase  el  criado.) 

fl'e:«carral. 
Para  salir  don  Cosme  á  dar  lanzada , 
Acción  á  tu  sobrina  prometida. 
Por  ser  novel  en  ella  muy  dudada, 

Y  después  de  dudada,  bien  temida, 

?ui$o  acertarla,  haciéndola  ensayada, 
hallaado  que  el  encierro  Iccoflvidaf 
Púsose  en  su  caballo  de  hierro, 

Y  ostentóse  con  lanza  en  el  encierro. 
Ocupa  el  coso  con  la  lanza  al  lado, 

Y  en  pálido  color  el  suyo  muda,      [do 
Cuando  el  toril  despide  un  bruto  arma- 
De  doble  punta,  fuerte  como  aguda. 
Dos  veces  le  emprendió,  y  acobardado. 
Huyó  del ,  y  el  Marqués.,  viendo  que 

[duda, 
Dtcele  en  altas  voces  con  mohina  : 
c  Voto  á  Dios,  que  el  torillo  es  un  galli- 

[na.» 
La  falta  enmienda  el  yulgo  novelero, 
Dando  al  pasado  toro  sustituto, 
Que  al  coso  cabriolas  dé  ligero 
Con  faz  sañuda  y  con  impulso  bruto; 
Fuera  yo  corooista  muy  grosero. 
Si  el  describir  su  forma  no  ejecuto, 

Y  aunque  no  mo  valdré  de  la  cultura. 
Atención,  que  me  embarco  en  la  pintu- 

[ra 
Cuello  de  fuelle,  frente  de  proceso. 
De  caracteres  crespos  enlazada. 
Adonde  la  armazón,  el  doble  hueso, 
Efectos  hace  de  la  Parca  airada ; 
Cerdas  enriza  por  el  lomo  grueso, 
\íu  pies  cortos,  barriga  dilatada , 
Los  ojos  arrojando  fuego  vivo, 

Y  el  todo,  aun  sin  ofensa,  vengativo; 
Negro  el  color,  sin  ser  de  Monicongo, 
llumr)  despide  sin  tomar  tabaco,  [go, 

Y  uniéndoseá  la  tierra  mas  (fue  el  hon- 
Procura  á  cualquier  panza  darle  saco; 
Cada  cual  pone  cu  cobro  su  mondongo, 
De|)ósi(o  de  Céres  y  de  Raro ;  |  nns 
Que  ochan  de  ver  que  el  toro  tiene  ga- 
Üue  baya  para  su  fíesta  mas  ventanas. 
Esta  copia  feroz  del  dios  Ton.inte, 
Bufando  truenos,  despidiendo  rayos, 
Salió  al  coso  con  arma  penetrante. 


A  caza  de  librea  de  lacayos ;     [gaDt<>, 
Vibra  el  corvo  instrumento,  que,  arro- 
Fuera  fin  de  tordillos  y  de  bayos.  • 
Viendo  pues  su  fiereza  los  peñones. 
Con  cuidado  refuerzan  sus  calzones. 
Sin  hacer,  escarbando,  cortesía 

ÍTitn  propio  de  los  brutos  de  su  raza), 
)edon  Cosme  antevio  la  valentía. 
Haciéndole  que  mida  la  ancha  plaza 
De  segundo  rebote  su  porfia ; 
Las  fajas  de  las  calzas  desenlaza , 
Quedando  el  gran  jinete ,  del  suceso. 
Dándole  el  sol  donde  le  dio  á  don  Due- 

[so. 
En  hombros  de  peones  le  han  traído, 
Y  de  los  topes  casi  derrengado. 

PRIOR. 

Pésame  del  suceso  que  ha  tenido; 
Haremos  regalarle  con  cuidado. 

Sale  DON  ANTONIO,  LEONOR  y 

CRIAnOS. 
DO?l  ANTONIO. 

Esos  pies,  gran  Prior,  humilde  pido. 

PRIOR. 

Seáis,  señor  don  Antonio,  bien  hallado; 
Que  nos  viene  con  vuestro  desembozo 
A  mi  sobrina  dicha  y  á  mi  gozo. 

DON  L^ICO. 

Abrazadme,  sobrino,  y  estad  cierto 
Que  de  vuestro  recato  fui  la  espfa 
Que  al  Prior  vuestro  amor  ha  aescu- 

non  ANTONIO.        [i)ierlo. 
Ha  sido  todo  para  dicha  mia. 

fuencarral. 
Sin  don  Cosme  se  hace  esteconcierto; 
A  decírselo  voy,  [Vase.) 

LEONOR. 

Ya  llegó  el  dia 
De  mí  tnn  deseado. 

PRIOR. 

Dad  la  mano 
A  don  Antonio. 

DOX  AÜTONIO. 

Aquí  yo  solo  gano. 

LEONOR. 

Tomad. 

PRIOR. 

El  cielo  os  haga  muy  dichoso; 
Eslimad  en  Leonor  lau  buen  empleo. 

DON  ARTONIO. 

Acciones  de  ese  pecho  generoso, 
Darme  el  bien  á  medida  del  deseo. 

PRIOR. 

De  este  consorcio  aguardo  temeroso 
La  furia  del  Marqués. 

nON  IÑIGO. 

Queda  muy  feo. 
Pues  á  doña  Leonor  halla  casada 
Cuando  está  su  persona  estropeada. 

Sale  DON  COS.ME ,  armado  ridUfUa- 
mente  con  un  chuzo  y  una  rodela^  t 
FUENCARRAL. 

DON  COSSIE. 

Si  no  mirara.  Prior, 
Falso,  atrevido,  perjuro. 
Que  el  ejercer  crueldades 
Es  propio  de  los  verdugos; 
Si  no  mirara  que  soy 
Primo  de  un  César  Augusto, 
V  que  deben  mis  acciones 
Dar  admiración  al  mundo, 
No  dudara  en  este  lance 
Ensartaros  uno  á  uno. 
Como  si  fuérades  cuentas , 


;  Con  el  hierro  de  este  cbnio. 
¿Qué  es  ensartar?  Poco  be  diebo; 
No  dudo.  Prior,  no  dudo 
Que  os  hiciera  pepitoria, 
Asi  como  os  hallo  juntos. 
¿ Pepitoria  dije  ?  E»  nada; 
(In  Jigote  muy  menudo 
Con  esta  espada  os  hiciera. 
Para  comérmele  al  punto; 
O  derribando  esta  casa. 
Os  diera  el  último  susto, 
A  no  temer,  cual  Sansón, 
Quedar  con  todos  difunto; 
Que  la  perfeta  venganza 
(Asi  el  duelo  lo  dispuso) 
Ha  de  ser  que  el  ofensor 
No  ha  de  sacar  ni  on  rasgoño. 
¿Es  bien  que  mientras  me  pongo 
Cara  k  cara  con  un  bmlo. 
Con  mas  valor  que  lo  bideran 
Cicerón  ni  Quinto  Cúrelo, 
Donde  siendo  estropeado. 
Por  desgracia,  y  no  descuido. 
Librándose  mis  caderas 
De  no  admitir  dos  tarugos. 
Deis  á  la  bella  Leonor 
A  un  doméstico,  ik  un  alumno 
De  mi  casa,  por  esposa. 
Sin  prevenir  mi  disgusto? 
¿A  un  hombre  de  quien  se  sabe 
Que  funda  el  aumento  suyo 
En  los  puntos  de  una  pluma. 
Para  subirse  de  punto? 
¿  Olvidando  en  mi  persona , 
Claro  estirpe  jr  valor  sumo. 
Que  le  herede,  cuando  mejios. 
Desde  el  general  diluvio ; 
Reconocidos  de  cuantas 
Se  agregaron  de  consono 
En  las  bodas  del  gran  Carlos 
Al  niúr^en  del  Bétis  puro? 
¿  L'n  hombrecillo  trivial 
lia  de  profanar  el  culto 
De  la  deidad  mas  hermosa 
Que  mira  el  planeta  rabie? 
¿  Qué  me  podéis  responder 
Al  delito  que  os  acuso j 
Decid,  ingrato  Prior, 
Sino  callar  como  va  arado? 

raioa. 

Refrenad,  seHor  Narqnéi, 
Los  coléricos  Impulsoa, 

Y  bov  de  mis  satisfkdones 
Veréis  cuin  bien  me  diacnipo. 
El  que  de  vuesos  papeles 
Hasta  ahora  car^o  lavo. 

Es  don  Antonio  Ramlrea, 
Que  ha  estado  eu  Orgaz  ocnllo. 
En  el  traje  que  lehallastes, 
Vasallo  de  amor  desnado, 

Y  en  el  fuego  de  sus  aras 
(*n  acrisolado  Hocio ; 
Sirvió  k  la  bella  Leonor 
Desde  un  agosto  hasta  on  jallo, 
Pasando  por  su  beldad 

Mil  amantes  Infortonios; 
Conformes  las  volonlades, 
Don  tñigo  (con  su  goito) 
Ha  hecho  esle  caaamieotts 
En  que  vienen  loa  dos  junios; 
Esto  se  hizo  poruoe  el  César 
Me  avisa  en  on  plien  soyo 
(Que  esta  noche  me  na  iraldo 
Un  apresurado  nuncio) 
Que  alli  pretende  easaros 
Con  una  infanta  del  Casco» 
Que  ha  venido  de  so  liem 
A  que  el  Pontiflce  Somo 
La  dé  el  agua  del  baoUuio. 

DoxUheo. 
Yendiamanica^ea 


das,  oro  y  plata 

i  un  millón  de  escudos. 

PRIOR. 

teDgo  prevenidos 
!  partáis  al  pumo 
rúen  queme  envía; 
i  casamiento  á  gusto. 

DON  COSME. 

asi,  gran  Prior, 
sobrina  tripulo; 
ni  secretario, 
los  dos  en  uno. 
esa  quiero  dejar, 
tá  cierto  el  escrúpulo, 
nada  que  comiere 


EL  MARQUÉS  DEL  CIGARRAL. 

No  ba  de  faltarle  repulgo. 
Veamos  el  orden  del  Cesar; 
Con  la  Infanta  me  Tincalo 
En  apacible  bfanenéo. 

FUEÑCAIIBACr. 

Vamos,  y  echemos  de  rumbo; 
¿Qué  bas  de  bacer  á  Fuenctrral! 


Vizconde. 


DON  cosic. 


FOENCARBÁL. 


¿Vis  qué?  ¡  Abrenuncio 
El  vizcondado !  No  quiero 
Ser  bizco  ni  cejijunto.- 

DOii  cofim. 
Serás  lo  que  tú  quisieres. 


FDBKCAIBAL. 

Alto  pues ;  destf  f  et  subo   * 

A  oQcio  de  mas  Valor» 

Si  no  se  me  mehe  eobomo. 

DORCOSIB.  V 

De  Tueitras  bodas,  Séfiort, 
Tenéis  padrino  aeguro- 
En  mi. 

LEONO». 

Ráceteme  merced. 

^ON  OOSHB. 

Es  lance  que  no  le  excoso; 
Deseando^  gran^eoado^ 
Qiie  baya  sido  Yoeatro  gusto 
El  mtKrqnéi  M  (^rruL 
Perdonad  sus  jemt  macboi. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


ÍL  DIABLO  PREDICADOR, 

Y  MAYOR  CONTRARIO  AMIGO, 


DE  LDIS  DE  BELMONTB  BEBHDDEZ. 


PERSONAS. 


.NO,  gafan. 
ARDÍAN   DE    SAN 
CISCO. 
^ERNADOR     DE 


LUZBEL. 
OCTAVIA ,  dama, 
JÜA^K,  criada, 
TEODORA. 
LUDOVICO. 


SAN  MIGUEL. 
ASIIODEO. 
FEA  Y  ANTOLIN. 
FRAY  PEDRO. 
FRAY  NICOLÁS. 


ALBERTO,, _,  . 
CEUO,      \cruaai. 

UN  HIÑO  lesijs. 

NUESTRA  SEAORA. 

TmK8  POm8.^ClllAB0S. 


\NADA  PRIMERA. 


I  LUZBEL,  en  un  dragón, 

LUZBEL. 

oscuro  reino  del  espanto, 
.  del  dolor,  mansión  del  llanlo; 
a  de  otro  daño  sin  recelo, 
l>eracJon  es  el  consuelo  ! 
tú,  de  quien  mi  rabia  fía 
oble  7  eterna  monarquía 
rno  en  mi  ausencia , 
i  voi. 

kSMODEO  por  tm  escotillón, 

ASMODEO. 

Ya  estoy  en  tu  presencia; 
aé  te  ha  obligado 
le  llames? 

LUZBEL. 

¿No  lo  has  penetrado? 

ASMODEO. 

cipe,  si  bien  creo  que  es  mucha 
I. 

LUZBEL. 

Y  la  mayor. 

ASIOOEO. 

Pues  dila. 

LUZBEL. 


te  helado  vestiglo, 
forma  tri  forme 
ito  en  su  Apocalipsi 
renturoso  jóTen, 
>er  los  que  el  yugo 
nperio  reconocen , 
lino  de  dos  días 
iliTiieliaaiorbe» 


Escucha. 


Y  de  diez  partes,  las  nueve, 
Por  las  justas  periAsiones 
Del  Criador  eterno,  yacen 
A  mi  obediencia  conformes. 
Los  bárbaros,  sacrificios 
Me  ofrecen,  t  adoraciones 
En  las  mentidas  estatuas 

De  barro,  de  hierro  y  bronce. 
La  morisma  en  so  Til  secta, 

Y  también  otras  naciones. 
Que  en  una  verdad  disfrazan 
Mil  diferentes  errores, 

Sin  que  á  ninguna  de  tantas 
Sus  distantes  horizontes 
La  disculpe  de  que  al  Dios 
Que  todo  lo  hizo  ignore ,    ' 
Pues  no  hubo  en  toda  la  tierra 
Clima  tan  Ignoto,  donde 
No  llegasen,  explicadas 
Por  alguno  de  los  doce 
Discípulos,  las  verdades 
De  los  cuatro  historiadores; 
Ni  parte  donde  el  cruzado 
Leño,  ya  en  llano  ó  ya  en  monte, 
No  quedara  por  testigo 
De  su  pertinacia  torpe. 
Solamente  algunas  p^rie» 
De  la  Europa  se  me  oponen, 
Adorando  al  Uno  y  Trino, 

Y  al  Verbo  por  Dios  y  Hombre ; 
Pero,  aunque  en  ellas  bay  machos 
Jardines  de  relleiones. 

Cuya  agradable  Irmncia 
De  sus  penitentes  llores 
Penetra  el  eterno  aleizar, 
Para  que  á  Dios  desenoje 
De  lo  mucho  que  le  ofenden 
Los  mismos  que  le  conooen. 
Los  que  me  cían  mas  tormento 
Son  ( :  oh !  mi  rabia  me  abogue) 
Esos  hijos  ( sin  noikibrarle 
Seri  fuerza  qae  le  nombre) 
De  aquel,  pormenor  lús  grandéi 


De  aquel,  mas  rico  por  pobre. 
De  aquel  retrato  de  iMoe 
Humanado  tan  eonfprme. 
Que  si  en  un  pesebre  GrutO 
Nació,  Franciaco,  por  árdea 
TaAibien  divina,  uu  pesebre 
Para  orieote  suyo  escoge.   - 
Si  tuvo,  como  máectro. 
Doce  discipoloe,  doke 
Fueron  los  que  ileFraadáco    . 
Siguieron  tam'blen  el  norte. 
Si  el  imo  morió  aoapenao 
De  un  árbol,  no  hay  qolea  ignore 

Sue  otro  de  los  de  Frandaco  . 
urió  pendiente  de  nn-foble. 
Si  de  Jesús  el  sagrado 
Culto,  la  lluvia  de  asotes 
Le  trasformó  en  labwinU» 
De  sangrientoe  tornasolei ; 
De  la  sangre  de  Fran¿iseo, ' 
Todas  las  babltatíones 

Ene  tuvo  parecen  Jainef» 
ilpicadas  de  sus  golpes. 
Si  i  Cristo  la  toHin^e  turba 
Le  tejieron  de  eambrffnes 
Impla  y  regia  diadema, 
Oue  le  hiera  y  le  corone , 
Trancisée,  en  robusta  sana. 
Solo  en  los  pafios  menores. 
Castigando  pensamleoloe , 
Inculpable  pbr  Tolooes; 
Revoleado  entre  sos  puotas. 
Logró  la  ana  ferdores 
De  laurel,  que  coronaron 
Penitencias  tan  feroces. 
Si  cinco  pontau  abrieictfn 
En  aquel  árbol  trUbnue,    . 
Al  cielo  en  su  Aolpr  Mno».    . 
Siempre  ablertu  parí  ef  hiMabre, 
No  fué  sa  retrato  eá  ella 
Francisco,  aunque  yo  lo  How* 
Sino  original  traslado. 
Pues  en  una  viloB  leorde 


i» 


328 

De  manoís,  píes  y  costado, 
Con  iiicieibles  favores 
De  Dios,  mereció  Francisco 
En  una.  cinco  impresiones 
De  penetrantes  lieiidas. 
Que  al  recibirlas  entonces 
La  (liclia  de  su  contacto 
Le  lisonjeó  los  dolores. 
Hasta  otro  Tomás  curioso 
Tuvo,  que  incrédulo  toque 
La  herida  de  su  costado, 
A  cuyo  cruel  informe. 
Un  éxtasis  doloroso 
Le  dejó  á  Francisco  inmóvil ; 
De  suerte  que  le  juzgaron 
Por  tránsito  sos  menores. 
Los  hijos  pues  desie  humilde 
Portento  de  perfecciones. 
Con  el  fruto  de  su  ejemplo. 
Son  mis  contrarios  mayores. 
Que  el  Hacedor  soberano 
Castigara  oposiciones 
De  quien,  siendo  su  criatura, 
Pretendió  de  Criador  nombre. 
Vaya,  que  aun  no  fué  el  castigo 
A  mi  delito  conforme, 

Y  no  solo  no  me  ofende, 
Pero  me  añade  blasones; 
Que  su  sacrosanta  Madre 
Pusiera  en  mi  cuello  indócil 
La  planta,  cuyo  cotunio 
De  serafines  compone, 

No  me  iiriio ;  que  si  es  reina, 
Por  infinitas  razones. 
De  las  nueve  órdenes  i)ellas, 
Tronos  y  dominaciones. 
Puesto  que  perder  no  puedo 
Mi  ser  angélico  noble. 
Mi  reina  es,  y  no  me  ultraja 
Que  su  pié  mi  cerviz  dome, 
hoto  tengo  por  injuria 
Que  á  tantas  persecuciones 
Estos  miseros  descalzos 
Tantos  vencimientos  logren ; 
Que  el  ser  tan  flacos  contrarios 
Los  que  á  mi  poder  se  oponen, 
De  mi  altivez  acrecientan 
Mas  las  desesperaciones. 
Ellos  al  cielo  conducen 
Mas  almas  que  ese  salobre 
Piélago  produce  arenas ; 
Mas  que  cuantas  plumas  torpes 
De  tantos  heresiarcas 
Han  conducido  legiones 
De  espíritus  al  inuerno. 

Y  no,  Asmodeo,  te  asombre ; 
Que  si  este  mal  no  se  ataja. 

Muy  presto  no  ha  de  halier  donde 
Los  remendados  mendigos 
La  bandera  no  enarbolen 
De  aquel  que,  por  su  vaHen'e 
Humildad,  mereció  el  nombre 
De  gran  alférez  de  Cristo ; 

Y  qu]e  aquella  silla  ^oce 

Sue  perdi,  cuando  intentaron 
is  soberbias  presunciones 
Fijarla  en  el  solio  trino, 
Poniendo  en  arma  su  corte. 
Para  esta  empresa  te  llamo; 
No  fácil  te  la  propone 
Mi  ciencia ,  porque  después 
De  la  del  celeste  monte, 
A  ninguna  tan  diflcH 
Se  atrojaron  mis  rencores: 
Porque  la  regla  que  guardan, 
Como  sabes,  estos  hombres, 
Es  la  apostólica  vida, 

Y  no  por  inspiniciones 
Solamente  Instituida, 
Porque  Dios  mismo  esta  orden 
Dictó  á  boca,  que  Francisco 
Fué  su  secretario  entonces ; 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMUDEZ. 

El  cual  le  dijo,  piadoso 
Para  con  sus  posteriores : 
«¿Quién,  Señor,  guardará  regla 
Tan  cruel,  que  se  compone 
De  veinte  y  cinco  preceptos 
Sin  glosa  ni  explicaciones, 
Con  |)ena  de  mortal  culpa. 
Siendo  humano?»  Y  respondióle : 
t  Vo  criaré  quien  la  guarde, 
Francisco,  no  te  congojes.» 
Mas  no  le  dijo  aue  todos, 
l'niforinenienl^  acordes. 
La  goardariaii ;  que  fueran 
Vanas  nuestras  pretensiones. 
Parte  á  España,  y  en  Toledo, 
Que  es  hoy  de  sus  poblaciones 
La  mayor,  siembra  impiedades 
En  los  de  mediano  pdrte 

Y  en  los  gremios,  oue  estos  son 
Los  que  a  estos  fVatles  socorren. 
Estorbando  que  en  sus  pechos 
La  devoción  fuerzas  cobre : 
Que  son,  en  lo  que  aprenden. 
Tenaces  los  españoles. 

No  en  los  ricos  te  embaraces ; 
Que  masque  tus  persuasiones 
Hará  la  ambición  en  ellos; 

Y  aunque  vean  dos  mil  pobres , 
No  harán  reparo  ninguno; 
Que,  como  nunca  estos  hombres 
Ven  de  la  necesidad 

La  cara,  no  la  conocen ; 
Esto  en  general,  que  en  todas 
L^s  reglas  hay  excepciones. 
Vo  en  esta  ciudad  de  Luca 
Me  quedo,  donde  di&ponen 
Mis  cautelas  que  estos  frailes 
La  conservación  no  logren 
De  un  convento  que  han  fundado, 
Haciendo  en  sus  moradores 
Que  las  limosnas  conviertan 
En  vergonzosos  baldones ; 
Que  ya  casi  persuadidos 
Los  tengo  á  que  son  mejores 
Limosnas  las  que  se  hacen 
A  quien  con  obligaciones 
Lo  pasan  miseramente 
Que  á  los  que  vienen  con  nombre 
De  religiosos  mendif;os, 
Sin  que  á  la  ciudad  importe. 
Entre  los  demás  que  tengo 
Para  que  mí  engaño  apoyen. 
Hay  aquí  un  rico  avariento. 
Con  quien  fuera  el  que  supone 
La  parábola,  piadoso 

Y  liberal,  cuyo  nombre 
Es  Ludovico,  y  ya  llega 
De  Florencia  su  consorte. 
Tan  infeliz  como  hermosa 

Y  cuerda,  pnes  antepone 
A  su  rasión  la  obediencia 
Del  padre,  que,  siendo  noble. 
Con  este  ambicioso  biuto 
La  casó  por  verse  polire. 
Pero  es  devota  de  aquella 
De  todos  los  pecadores 
Abogada,  que  la  libra 

De  estas  imaginaciones. 

Pero  ya  llega  á  so  casa ; 

Parle  á  España,  que  aunque  ínToqueo 

En  su  avuaa  estos  mendigos 

Las  divinas  protecciones. 

He  de  hacer  que  esta  segunda 

Nave  de  la  Iglesia  choque 

En  los  escollos  de  impíos 

Y  rebeldes  corazones. 
Negándoles  el  sustente, 
O  que  en  losbajios  toque 
De  la  natural  flaqueza, 

Con  que  por  lo  menos  logre 
Que  en  su  poca  conflanza. 
Sin  que  el  piloto  lo  estorbe, 


Zozobre,  si  no  se  pierde, 
O  encalle,  si  no  se  rompe. 

ASHODCO. 

Príncipe  de  las  tinieblas, 
A  tus  preceptos  responde 
Obedeciendo  Asmodeo. 
Desde  hoy  estén  á  tu  orden 
Los  espíritus  impuros 
Del  español  horizonte ; 
Presto  verás  los  del  tosco 
Sayal  con  fuerzas  menores. 
Si  Dios  mismo  en  favor  suyo 
Su  autoridad  no  interpone. 
(Sub0  Atnuxieo  en  el  mum  irwt 

LUZIEL. 

Estos  frailes  dejarán 
Desamparado  ei  convento, 
Pur  la  falta  del  sustento. 
Si  hoy  limosna  no  les  dan ; 
Que  con  solo  un  pan  aver, 
Que  un  pasajero  les  díó. 
Todo  el  convento  comió; 
Mas  hoy  no  le  han  de  tener, 
Que  aunque  el  Guardian  ha  salido, 
Viendo  su  necesidad, 
A  pedir  por  la  ciudad. 
Ninguno  le  ha  socorrido. 
Mas  esta  la  casa  es 
De  Ludovico,  y  por  ella 
Va  entrando  su  esposa  bella; 
Pero  llorará  después 
El  haberse  reducido 
De  su  padre  á  la  obediencia ; 
Que  su  amante,  de  Florencia 
Desesperado  ba  Tenido, 
Siguiéndola. 


! 


Salen  LUDOVICO,  éeemmiB.90 

DOS ;  y  fw  otra  pMerlñ  OCTAVl 
JUANA. 

LVDOTICO. 
COBOdó 

Sin  duda  las  ansias  miat 
Vuestro  padre,  poes  dof  dias 
La  dicha  oie anticipó; 
Aunque  también  be  scnlido 
El  que  no  me  haya  avisado. 
Para  que  hubiera  lagrado 
El  halneros  recibido. 
Con  la  ostentación  fonosa* 
Diez  millas  de  la  ciudad. 

OCTAflA. 

No  quiero  mas  vanidad. 
Señor,  que  ser  vacatn  esposa; 
Y  asi,  no  os  quise  oblipr 
A  una  flneza  excusada. 

JCAICA.  (ilji.) 
Es  que  ya  viene  infénaada 
De  lo  quo  siente  •!  gastar. 

LOaOTMO. 

Muy  bleu  babeiarasponMou 

JOARA.  (Ap,) 

¡Qué  presto  se  lia  oonfbraiado! 

OCTATU.  (Ap,) 

Horror  el  Terle  Me  ka  (hdo. 
¡  Qué  desdichada  |ie  nacido! 

JOAXA. 

¿Qué  te  parece? 

OCTATU. 

No  sé. 
Déjame ;  que  estoy  sin  Tida. 

LuiBBL.  lAp.) 
La  mujer  está  afligida; 
Pero  bien  tiene  dCqoíL 
Porque  es  el  bombra 


mantos  encierra 
de  la  tierra. 

LL' DO  VICO. 

es4á  mi  an>or 
»s  llamar  uiia, 
iéndolo  no  lo  creo. 

OCTAVIA. 

(1  qtie  mi  deseo 
ver  este  dia. 

SaJe  UN  CRIADO. 

CRIADO. 

incaballpro, 
ano  se  llama, 
hablar. 

LCDOVICO. 

¿Feliciano 
Mucho  me  espanta. 

JUAIfA.  (Ap.) 

enido  si^^uiendo. 

OCTAVIA.  (Ap.) 

me  faltaba. 

LCDOVICO. 

^  espera? 

CRIADO. 

Tu  llceocia. 

LUDOVICO. 

dueño  de  mi  casa 
de  licencia? 

Sale  FELICIANO. 

FFLICIATCO. 

•n  fuera  excusada 
;  p<»ro  MI  pe 
I  de  J legar  acaba 
sposa.  y  mi  visita 
16  os  embarazara. 

LUDOVICO. 

liciano,  fuera 

e«ii*a  amistad  tanta, 

$  tan  ilustres 

empre,  no  embarazan , 

so  que  es  mi  esposa 

euda. 

PELICI4ÍI0. 

Y  muy  cercana ; 
>o  el  padre  la  tuvo 
tan  recatada , 
jniéá  conocerla; 
I  que  la  vi  casada 
la  tuve  por  otra. 

LCDOVICO. 

osa  bien  extraña. 

OCTAVIA. 

'ion  de  mi  padre , 
>eit,  fué  la  causa. 

PELICIAnO. 

I  mucha  obediencia. — 
odovico,  á  Octavia 
que  yo  deseo. 

JUASA.  {Ap.) 

iráse  mañana. 

LUZBEL.  (Ap.) 

que  la  goce  poco, 
00  la  ampara. 

LCDOVICO. 

ba  sido  la  venida 
Que  me  alegrara 
len  muy  despacio. 

FELICIANO. 

«oca  es  mi  patria ; 
imente  vengo 
*  de  mí  mediaBa 
i  loqaelNiqíiedftdo, 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

Y  salir  luego  de  Italia, 
Porque  mi  intento  es  servir 
Al  (¡ran  César  de  Alemania, 
Pues  ya  de  mis  pretensiones 
Murieron  las  esjkeranzas. 
be  veinte  años  en  Florencia 
Rntré.  donde  (ileileaba 

De  por  vida  un  mayorazgo, 
ik)n  asistencia  del  alma. 
Vióse  el  pleito  sin  citarme, 

Y  aunque  mi  abogado  estaba 
Presente,  en  quien  yo  tenia 
Neciamente  confianza. 
Nada  en  mi  defensa  dijo. 
Porque  la  parte  contraria 
Sello  con  oro  sus  labios ; 
Que  con  solo  uoa  palabra. 
En  que  el  hecho  consistía. 
Vieran  mi  justicia  clara. 

Cu  lin,  perdí  el  pleito. 

LUDO  vico. 

Amigo, 
Todo  el  oro  lo  contrasta. 
No  hay  cosa  que  lo  resista. 

LUZBEL.  (Ap.) 
Yo  he  de  hacer,  cuando  no  caiga, 
Que  trq)iece  en  la  sospecha. 

FELICIANO. 

Que  esa  es  verdad  asentada 
Se  ha  visto  bien,  Lodovico, 
Rn  vos  y  en  mi  prima  Octavia, 
Pues  por  hombre  poderoso 
Gozáis  la  fénix  de  Italia. 


LUDOVICO. 


Decis  bien. 


OCTAVIA. 

Aunque  el  ser  vos 
Parte  tan  apasionada 
Me  aseguren  de  que  son 
Lisonjas  vuestras  palabras. 
Si  en  la  intención  no  me  ofenden, 
Va\  lo  que  suenan  me  agravian. 
Yo  me  casé  por  poderes 
Sin  ver  con  quién  me  casaba ; 
Claro  está  que  no  gustosa, 
Pero  tampoco  forzada ; 
Que  no  tienen  albedrio 
Mujeres  nobles  y  honradas. 
Pero  si  yo  fuera  mia. 
Ni  todo  el  oro  de  Arabia, 
Creed,  señor  Feliciano, 
Oueá  casarme  me  obligara 
Con  Ludavico,  y  decirle 
Que  fué  su  hacienda  la  cansa. 
Cuando  fuera  verdad,  fuera 
Verdad  poco  cortesana. 

FEUCIAXO. 

Yo  le  he  dicho  lo  que  siento 
Con  llaneza,  en  confianza 
De  la  amistad. 

LUDOVICO. 

Yo  sintiera 
Que  de  otra  suerte  me  hablaras. 
LUZBEL.  (Acercándote  á  Ludouic  o,) 

Mas  de  Octavia  la  respuesta, 
Sí  bien  se  ntostró  enojada, 
Parece  que  es  disculparse. 

LUDOVICO.  (Ap.) 

Sin  duda  que  quiso  Octavia 
Disculparse  con  su  dendo. 
Por  ser  su  nobleza  tanta. 
Que  se  casó  con  un  hombro 
Que  en  la  sangre  no  la  iguala» 
Pues  le  dijo  que,  ¿  ser  suya» 
Conmigo  no  se  casara ; 
Aunque  también  ser  padi«ra... 
Pero  es  ilusión. 


Salen  EL  GUARDIAN  t  FRAY  ANTO- 
Llff ,  que  es  lego, 

GOARMAX. 

Deo  fffuUiat. 

FftAT  AirrOLlíl. 

Por  siempre,  pues  callan  todos. 

umoTico. 
¿Cómo  se  entran  en  mi  casa 
Sin  llamar?  Con  estos  frailes 
Tengo  oposición  eitraña. 

OUAftaiAN. 

Abierta  estaba  la  luierta. 

LOZUEL.  (Ap.) 

Con  este  no  hago  yo  fatla ; 

Voy  adoude  mas  imp^rie.         (Va$e.) 

JOASIA. 

Buen  lance  ba  ochado  mi  ama. 

Looovteo. 
Paes  ¿á  qué  entraron? 

G0ABDU5. 

Entramos... 

FBAT  ANTOUN. 

Por  voto  mlo  no  entrara. 

CUABDIAN. 

A  darte  el  parabién... 

LUOOTICO. 

Buen<^. 

CUARDIAtf. 

A  ti  y  Mu  esposa  Octavia, 

Y  á  pedirte  que  h(^  siquiera 
( Porque  el  sustento  nos  falta) 
Mandes  que  nos  den  1  i  ¡rosna. 

u»N)noo. 
Hoy  está  mov  ocupada 
Toda  mi  familia,  padrea ; 
Váyance,  que  me  embarazan. 

GUARDIAN. 

Pues  en  el  dia  que  lomas 
Posesión  tan  deseada 
De  ti ,  sobre  ser  tan  rico 
Como  el  que  mas  en  Italia, 
áNo  le  darás  á  Dios  algo, 
O  en  hacimiento  de  gracias, 
O  en  albricias,  cuando  aabes 
Que  nuestros  hermanos  pasan 
Necesidad  tan  extrema , 
Que  aun  nos  ba  faltado  el  agua? 

Loamico. 
Yo  he  menester  lo  que  tengo ; 

Y  si  el  sustento  lea  ialla , 
¿Por  qué  la  ciudad  no  dejan? 

GUARBIAN. 

No  es  tan  poca  la  constancia 
De  los  hilos  de  Francisco ; 
Dios  volverá  por  so  causa. 
Moviendo  los  corazones 

Y  serenando  borraseas. 
Que  ba  levantado  el  inflenio 
En  ti  7  en  toda  tu  patria. 

LUDOVICO. 

Salg&n  de  mi  casa  luego, 
O  saldrán  por  las  Yeutanas, 
Viven  los  cielos. 

FELICIAXa 

Teneos. 

FRAT  AKTOUJf. 

Vémonos,  padre. 

LÜDQVICO. 

*  "^¿Qoé  aguardan? 
Vayanse  presto. 

JOAIIA. 

¡AT,Stftoral 


4  Con  este  has  dé  vifir? 


330 

OCTAVIA. 

Juana, 
Morir  será  lo  mas  cierlo. 
Pues  naci  tan  desdichada. 

LDDOVICO. 

Trabajen  para  ci  sustento, 
O  esperen  aue  se  le  traiga 
Et  que  instituyó  la  regla. 

GUARDIAÜ. 

El  demonio  por  ti  habla. 

FRAY  AlfTOLCf. 

No  tal ;  que  él  no  ha  menester 
Al  demonio  para  nada. 

LUDO  VICO. 

i  Hay  mayor  atrevimiento ! 

FELICIANO. 

Padres,  por  Dios  que  se  vayan. 

LDDOVICO. 

Matad  esos  vagamundos. 

FELICIANO. 

¿Qué  decís? 

OCTAVIA. 

Esposo,  basta. 

FBAT  A?(TOLIN. 

Por  mi  padre  san  Francisco, 
One  le  íia  de  servir  de  vaina 
El  que  llegue,  á  este  cuchillo. 

GUARDIAX. 

Hermano... 

FRAT  ATFOLIÜ. 

Dios  no  me  manda 
Que  me  deje  malar. 

GUARDIÁN. 

Vamos, 

Y  tengamos  confíanza ; 

Que  Dios  dijo  á  nuestro  padre 
Que  jamás  á  su  sagrada 
Relij^lon  le  faltaria 
El  sustento. 

FRAT  AÜTOLIN. 

Pues  ya  larda, 
Padre  mió. 

GUARDIAN. 

Tenga,  hermano 
Anloliii,  fe  y  esperanza. 

FRAT  ANTOLIN. 

Fe  y  esperanza  me  sobran ; 
La  caridad  me  hace  falta. 
{Vanse  los  dos.) 

LUDOVICO. 

No  volvieran  al  convento 
Si  presentes  no  os  hallarais 
Vos,  pur  vida  de  mi  esposa. 

JUANA. 

Este  no  es  cristiano. 

OCTAVIA. 

Calla. 

FELICIANO. 

En  lástima  se  convierte 
Ya  de  mis  celos  la  rabia. 

Sale  UN  CRIADO. 

CRIADO. 

Ya  las  mesas  esláu  puestas, 

Y  los  músicos  aguardan. 

LUDOVICO. 

Entrad,  porque  honréis  mi  mesa. 

FKI.ICIAN0. 

(.\p.  Pur  si  puedo  hablar  á  Octavia 
\.o  .iropto.)  Yo  soy  quien  puedo 
Honrarse  con  merced  tanta. 
Vamos. 

OCTAVIA.  {Ap.) 

Que  se  quede  siento. 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMÜDEZ. 

LUDOVICO.  (Ap.) 

No  creí  que  lo  aceptara. 

OCTAVIA.  (Ap.) 

¡Ay  Feliciano!  ¡Qué  presto 
De  mi  has  tomado  venganza ! 
{Vanse.) 

Salen  EL  GUARDIAN,  v  FRAY  ANTO- 
LIN ,  con  piedras  en  las  manos. 

GUARDIAN. 

Deje  Ins  piedras. 

FRAT  ANT0L1N. 

¿Cómo  que  las  deje? 
Y  si  sale  un  criado  de  este  hereje 
Tras  nosotros,  verá  con  la  presteza 
Que  un  pardellasleescondoen  la  cabe- 

GUARDIAN.  [''3- 

La  crueldad  y  la  ira ,  [mka 

Fray  Antolin,  deste  hombre  no  me  ad- 
En  tan  protervo  como  impío  pecho ; 
Solo  me  admira  el  huracán  deshecho 
Que  el  demonio  en  seis  dias  solamente 
lia  levantado  en  la  piadosa  gente 
Que  limosna  nos  daba ;  [taba. 

Que,  en  fin,  aunque  no  mucha,  nos  bas- 

FRAY   ANTOLIN.  [so 

Padre  Guardian,  mientrasqueda  el  avi- 
A  nuesiro  general,  será  preciso 
Los  cálices  vender. 

GUARDIAN. 

No  querrá  el  cíelo 
Que  llegue  á  tan  notable  desconsuelo 
Nuestra  ueéesidad. 

FRAT  ANTOLIN. 

¡Qué gentil  flema! 
Pues¿áquéhadellegarsiyaeslaexlre- 

[ma? 
Mas  estas  piedras  que  convierta  espero 
En  pan  un  cierto  amigo  tabernero. 
Que  hace  su  fe  milagros  cada  dia. 

GUARDIAN. 

Siu  duda,  con  el  hambre,  desvaría. 

FRAT  ANTOLIN. 

Que  hará  pan  de  las  piedras  imagino, 
Quien  sabe  convertir  el  agua  eu  vino. 

GUARDIAN. 

Aquí  vive  Teodora;  llame,  hermano, 
A  su  puerta. 

Llama  t  y  sale  LÜZliEL. 

LUZBEL.  (Ap.) 

Esta  vez  llamará  en  vano. 
TEODORA.  (Dentro,  como  enfadada.) 
¿Quiénes? 

FRAT  ANTOLIN. 

No  tiene  traza  la  Teodora 
De  dar  nada. 

GUARDIAN. 

Dos  frailes  son,  Señora, 
Franciscos. 

Sale  TEODORA. 


Perdonen. 


TCODOftA. 

MU  hijos  son  primero. 

(Vue 

FRAT  ANTOLIN. 

La  razón  es  eoocloyente. 

GUARDIAN. 

¡Oh  lo  que  sabe  la  ioferDil  serpieM 

LUZBEL.  {Ap») 

De  poco  os  admiráis ;  mas  ja,  lotptn 
fie  mi  el  Gobeniador,  ^-ieae  irriudo 
Miácia  esta  parte  condacirle  espero. 
FRAT  AirrouN. 

De  la  serpiente  qaerellanne  quien 

GUAKDIA3C. 

¿A  quién! 

FBAT  ANTOLIN. 

A  Dios :  que  es  mucho  alreTimic 
El  hacer  que  nos  quiten  el  soslcuti 
Las  demás  tentaciones. 
Silicios,  disciplinas  y  oraciones. 
Puedo  vencer;  mas  no  es  para  sufrid 
Tentación  que  nos  quite  li  comida 
Que  el  natural  derecho  es  lo  prin 
Ayer  nos  dejó  un  pan  un  pasajero, 

Y  antes  que  le  sol  tara  de  las  m)oo 
Todos  á  él  nos  fuimos  como  alanos 

Y  el  buen  hombre,  asustado  y  aflig: 
Viéndose  de  los  frailes  embestido. 
Juzgó  su  muerte  cierta; 

Y  sacando  los  pies  hicia  la  paerta. 
Decía :  c  Yo  no  he  hecho  mal  oiogí 
Padres,  ténganse  allá ;  ¿tantos  i  on 

GUABMAH. 

Padre,  pues  Dios  lo  permite. 
Que  esto  nos  convleoe  crea. 

FBAT  AHTOLm. 

Yo  lo  creo,  en  cuanto  al  alma; 
Pero  una  hambre  tan  Befa, 
Padre  Guardian,  mnchodado 
Que  á  mi  cuerpo  le  convenga; 

Y  si  el  demonio  me  embiste, 
Quien  no  come  no  pelea. 

G0AUU1C. 

Seráfico  padre  mío, 
¿Qué  es  esto?  En  tan  opolrata 
Ciudad,  tan  cristiana  y  noble, 
¿Permitís  vos  que  conTieru 
Contra  vos ,  en  vueUros  hyos» 
Del  demonio  la  cautela 
Tantos  blandos  coraiones 
En  duras  rehcldea  piedras?— 
Bárbara  gente ,  mirad 

gue  vuestros  sentiiloa  dega 
I  enemigo  dé  toda 
La  humana  naloraleía. 
Dad  limosna  á  san  Praneiseo;' 
Que  no  hay  empleo  q«e  tonga 
Tan  segura  la  ganancia, 
Pues  todo  el  cielo  graniea. 
Dadle  á  Dios  algo ;  qae  el  pobre 
Es  su  semejania  mema. 
No  le  cerréis,  ciudadanos, 
A  la  piedad  las  or^as. 

riAT  AHTOUIÍ. 


LUZDEL.  (Ap,  á  Teodora.) 
Tienes  hijos,  y  estás  pobre. 

TEODORA. 

Padres,  pidan  limosna  á  quien  le  sobre; 

Que  yo  tengo  en  mi  casa 

Muchos  que  sustentar,  y  es  muy  escasa 

Mi  hacienda. 

GUARDIAX. 

Sí  será,  mas  ni  un  bocado 
De  pan  en  toda  la  ciudad  me  han  dado; 
Dánosle  tú,  por  Dios;  que  en  él  espero 
Que  le  pague. 


^Mas  que  en  vet  depan  folresas* 
"     ■  lefi 

Sí  no  callad 


Padre,  caraados  de  lefia, 

ftí  nn  ««alia  ▼ 


Salen  EL  GOBERNADOR  f  caui 
T  LUZBEL  éttréi  é$  H. 

No 


Que  ciudad  que  tá  gobleniii 
Alboroten  eitM  friHia, 
Que  ser  hnmildeifpfowain 


.« 


GOBERMADOR. 

Cfcs  son  estas ,  padres? 
é  la  ciudad  alteran? 

GUARbIAX. 

dor  generoso, 
?s  porque  nos  niegan 
umhrada  limosna, 
el  pereciT  es  fuerza ; 
'eligion  ni  tiene 
?  tener  hacienda; 
>iedad  cristiana 
I  la  ampara  y  sustenta; 
á  en  segura  finca, 
'Sta  es  la  vez  primera 
>  á  frailes  franciscos, 
villa  mas  pequeña, 
lito. 

LUZBEL.    {Ap  ) 

Si  les  falt.-), 
;  la  ciudad  no  dejan? 

GOBERNADOR. 

psla  ciudad  es,  padre^ 
a,  que  solo  en  ella 
litado  el  sustento, 
londe  le  tengan 
mas  prudente  medio 
s  fácil. 

GOARDIA?^. 

Quien  gobierna 
tan  ilustre  y  quien 
e  Cristo  profesa, 
jponde?  ¿Qué  mas 
)e  respondiera? 

LOZBCL.  {Ap,) 

ifres? 

GOBERNADOR. 

Pues  ¿conmigo 
on  tal  desvergüenza? 
es  pobres  tenemos, 
es  de  esta  tierra, 
trabajar  no  pueden, 
obligación  primera 
adad  sustentarlos, 
losna  mas  acepta 
ellos.  Vayanse  luego, 
e  de  mi  presencia ; 
ve  Dios... 

GUARDIAN. 

Los  infieles 
e  sayal  respetan 
>adre  san  Francisco ; 
que  tú  le  desprecias, 
cristiano,  sin  duda 
el  demonio  tu  lengua. 

GOBERNADOR. 

?Te  sino  la  tuya, 
f  justamente  pueda 
ir  tu  atrevimiento.— 
ad  luego  que,  pena 
dimiento  de  bienes, 
*n  la  ciudad  se  atreva 
imosna  á  estos  hombres. 

(Vase ,  y  lo»  criados.) 

FRAY  ANTOLIN. 

gente  tan  perversa , 
li  de  mas  pregonarlo. 

GUARDIAN. 

in  bárbara  fiereza 
en  un  pecho  cristiano! 
aas  Diocleciano  hiciera? 

GOBERNADOR.  {DcntrO.) 

los  de  aqui  ó  maiadlos. 

FRAY  ANTOLlN. 

la  hemos  hecho. 
TOCES.  {Dentro.) 

¡Maeran! 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

I  LUZBEL. (Ap.) 

No  es  eso  lo  que  pretendo. 

FRAY  ANTOLLN. 

Por  Dios,  que  nos  apedrean ; 
Huyamos,  padre,  al  convento. 
Pues  que  le  tenemos  cerca. 

GUARDIAN. 

Gente  sin  fe,  deteneos. 

FRAY  ANTOLIN. 

Corra ;  que  en  la  diligencia 
Consiste  salvar  las  vidas. 

VOCES.  {Dentro.) 
¡Mueran  estos  frailes!  Mueraa! 

FRAY  ANTOLIN. 

Aprisa ,  padre. 

GUARDIAN. 

Dios  mío, 
¿Qué  persecución  es  esta  ? 

{Vanse  ios  dos.) 

LUZBEL. 

Logré,  á  pesar  de  Francisco, 
Mi  intento ;  ya  será  fuerzi 
Que  el  convento  desamparen; 
Pero  ¿qué  resplandor  ciega 
Mi  vista? 

Aparecen  el  NlfJO  JESÚS,  cubierto  el 
rostro  con  un  velo,i  SAN  MIGUEL. 

SAN  MIGUEL. 

Infernal  serpiente , 
Yo  humillaré  tu  soberbia. 


¡Miguel! 


LUZBEL. 
SAN  MIGUEL. 

¿Cómo  imaginaste. 


No  ignorando  la  promesa 
Que  hizo  el  Criador  h  Francisco, 
Quitarle  el  sustento  puedan 
Üe  tu  envidia  los  engaños? 

LUZBEL. 

Ninguno  con  mas  certeza 

Que  yo  sabe  que  no  puede 

Fallar  su  palaWa  inmensa ; 

Mas  faltar  su  confianza 

Puede,  y  ya  su  gran  fineza, 

Que  ya ,  si  aun  no  les  falla, 

Indecisa  titubea; 

Pero  mi  triunfo  no  estriba 

F.n  que  estos  hombres  no  tengan 

Kl  alimento  preciso. 

Sino  en  los  que  se  le  niegan. 

SAN  MIGUEL. 

Pues  tú  mismo  lo  que  has  hecho 
Deshaz,  para  (|ue  obedezca 
Ludovico  la  ley  santa. 

LUZBEL. 

;Yo  contra  mi  mismo?  ¡Pesia 
Mi  desdicha ! 

SAN  MIGUEL. 

Y  fabricar 
Otro  convento,  en  que  tenga, 
A  pesar  tuvo,  Francisco 
Mas  hijos  de  su  obediencia. 

LUZBEL. 

Pues  yo,  ¿cómo? 

SAN  MIGUEL. 

No  repliques; 
Lo  mismo  has  de  hacer  que  hiciera 
Francisco.  Vé  á  su  convento, 

Y  á  sus  frailes  con  prudencia 
VA  querer  desampararle 
Ke|)rehende,  y  por  tu  cuenta 
Corre  desde  hoy  su  alimento, 

Y  ha  de  ser  para  que  poedao 
Sustentar  algunos  pobres, 


33f 

Como  lo  manda  la  regla. 
Que  Dios  dictó;  parte  lu^o» 
Y  hasta  tener  orden  nueva. 
Lo  que  te  mando  ejecuta. 
Sin  que  en  nada  retrocedas , 
Porque  otra  vez  i  Francisco 
En  sus  frailes  no  te  atrevas. 
{Va  sulnendo  la  apariencia  poeod  poco^ 
mientras  Luzbel  dice  estos  versos.) 

LUZBEL. 

Preciso  es ;  mas  permitidme 
Que  de  tan  cruel  sentincla 
Mis  sentimientos  apelen 
Al  alivio  de  la  queja. 
Vos  ¿no  le  disteis  al  hombre, 
Porque  it  lo  mejor  atienda. 
Dejando  aparte  los  cinco 
Sentidos,  las  trei  potencias? 
jL  A  la  voluntad  no  basta 
Su  entendimiento  por  rienda  ? 
También  al  entendimiento 
¿Su  memoria  no  le  acuerda 
La  brevedad  de  la  vida. 
Que  hay  muerte,  que  hay  gloria  y  pe- 
Si  esto  no  basta ,  ¿  na  tiene  [na? 
Celestial  inteligencia. 
Que  le  auxilia  por  instantes? 
Bien  ventajoso  pelea , 
Pues  yo  no  tengo  mas  armas 
Que  su  natural  llaaueza. 
Si  estas  vuestra  soberana 
Absoluta  Omnipotencia, 
No  solamente  me  quila 
Tantas  veces  que  use  de  ellas, 
Sino  hoy  me  manda  que  vo 
Contra  mi  mismo  las  vuelva, 
¿Para  qué  son  permisiones? 
Sálvense  todos ,  no  tenga 
El  hombre  voluntad  propria; 
Solo  se  cumpla  la  vuestra; 
Pero  ¿para  qué  me  panso. 
Si  el  ejecutarlo  es  fuerza? 
Porque,  á  mi  pesar,  los  hombres 
A  obedeceros  aprendan. 

A  un  tiempo  se  cubre  la  apariencia^ 
vase  Luzbel,  y  salen  EL  GUARDIAN, 
FRAY  ANTOLlN,  FRAY  PEDRO  T 
FRAY  NICOLÁS. 

FRAY  ANTOLlN. 

A  tanto  extremo  ha  llegado. 

GOARDIAN. 

Padre,  ¿eso  ba  sucedido? 

FRAY  ANTOLlN. 

Milagro  patente  ba  sido 
El  haber  vivos  llegado. 

FRAY  NICOLÁS. 

Jamás  en  tan  grande  aprieto 
Convento  nuestrcí  se  vio. 

GUARDIAN. 

Limosna  tal  vez  faltó; 
Mas  perderles  el  respeto 
Con  extremo  semejante, 
Tan  á  cara  descubierta , 
No  se  ha  visto. 

FRAY  AtlTOLUI. 

Hasta  la  puerta 
Llegó  el  escuadrón  volante 
De  muchachos,  disparando 
Piedra?,  y  ano  dijo :  cGsta 
Vaya  del  leso  á  la  testa.» 
Pero  no  se  fué  alabando 
El  mancebo,  voto  á  tal , 
Del  intento ,  aunque  fué  vano; 
Que  yo  lleva l)a  en  la  mano 
Como  un  puño  an  pedernal, 
Y  á  darle  las  gracias  fué. 


832 

gi;am>iax 
Pero¿Ie  hizo  algnn  mal? 

FRAY  A:VT0LIX. 

No; 
Las  narices  le  aplastó. 

GUARDIAN. 

¿Qué  dice,  hermano? 

FRAT  A^TTOLIN. 

Sf,áre. 

GOARDIAN. 

Pero  ¿le  hizo  sangre? 

FRAT  ARTOLIX. 

Risa 
Me  da ;  pues  ¿no  era  forzoso? 

guardia:!. 
¡  Jesús !  ¡  Sangre  en  un  religioso ! 

FRAT  AUTOLIN. 

A  bien  que  no  soy  de  misa. 

FRAT  PEDRO. 

Padre  Gunrdian,  ya  nos  ?emos 
Con  tan  gran  necesidad. 
Que  sHlir  de  esta  ciudad 
Luego  es  fuerza;  no  esperemos 
A  que  después  no  podamos. 

FRAT  NICOLÁS. 

El  esperar  á  mañana, 
Padre»,  es  esperanza  vana , 

Y  de  la  suerte  que  estamos,  - 
Otro  día  mas  pudiera 

Con  las  vidas  acabar. 

GUARDIAV. 

A  poderlo  remediar 
Con  la  mía,  la  perdiera 
Gustoso  en  esta  ocasión. 
Por  lo  que  se  ha  de  decir, 

Y  porque  lo  ha  de  sentir 
Toda  nuestra  religión. 

FRAT  ArrroLiif. 
Solo  |)or  la  fe  la  vida, 
Padre,  se  debe  perder; 
Mas  morir  de  no  comer 
Es  necedad  conoclila. 
Que  al  derecho  natural 
NinRun  precepto  prefiere; 

Y  el  primero  que  yo  viere 
Con  pan,  por  bien* ó  por  mal , 
Conmi{^o  habrá  de  partir. 
Aunque  un  obispo  te  traiga, 

Y  si  no,  caiga  el  que  caiga. 

GUARDIÁN. 

¿Eso  un  fraile  ba  de  decir? 

FRAT  ANTOLIN. 

Y  lo  haré. 

FRAT  NICOLÁS. 

Padre  Gnardian, 
Nuestro  padre  san  Francisco 
Manda  que,  si  no  quisieren 
En  algún  pueblo  admitirnos, 
Pasemos  donde  seamos 
Con  caridad  recibidos; 
Sin  que  prevenir  pudiera 
Que  donde  la  ley  de  Cristo 
Profesan  nos  maltrataran. 
Ni  que  hubiera  tan  impío 
Gobernador,  que  mandara, 
Pena  de  bienes  perdidos, 
Que  nadie  nos  dé  limosna. 

GUARDIAN. 

Padres,  ya  estoy  convencido; 
En  su  custodia  llevemos 
El  Sacramento  divino 
Descubierto  basta  salir 
De  la  ciudad ,  que  no  fio 
De  esta  gente ;  las  reliquias 
Llevariambien  es  preciso, 
Repartidas  entre  todos. 

FRAT  ANTOLIN. 

Y  el  hermano  jumentillo 


LUIS  DE  BELHONTE  BERMUDEZ. 

Las  casullas  y  ornamentos 
Llevará,  si  es  que  está  vivo; 
Porque  ayer  le  hallé  comiendo 
De  su  refectorio  mismo 
La  mesa. 

GUARDIAN. 

Vamos. 
Sale  LUZBEL ,  vestido  de  fraile. 

LUZBEL. 

Deogralias, 
Hermanos.  (Ap,  ¡Fiero  castigo!) 

GUARDIAN. 

¡Válgame  Dios!  ¿Quién  es,  padre? 
Que  de  verle  aqui  me  admiro. 

FRAT  ANTOLIN. 

¿Por  dónde  ba  entrado  este  fraile? 

FRAT   NICOLÁS. 

Por  la  puerta  no  ha  podido; 
Que  yo  la  cerré. 

LUZBEL. 

No  hay  puerta 
Cerrada  al  poder  divino. 
El  es  quien  (sin  que  pudiera 
Excusarme)  me  ha  traído 
Desde  tan  ignoto  clima, 

gue  el  puesto  donde  yo  asisto, 
n  mi  vocación  constante. 
El  sol ,  general  registro, 
O  le  perdonó  por  pobre, 
O  dejó  por  escondido. 

GUARDIAN. 

Dígame,  ¿qué  nombre  tiene? 

LUZBF.L. 

Mi  nombre  es  y  mi  apellido 
Fray  Obediente  Forzado, 
De  antes  Querub... 

FRAT  ANTOLIN. 

Vizcaíno 
Debe  de  ser  el  tal  fraile. 

Cr  ARDÍAN. 

Parece  varón  divino. 

FRAT  ANTOLIN. 

Bien  su  palidez  lo  muestra. 

LUZBEL. 

Pues  jamás  tan  encendido 
Tuve  el  espíritu. 

GUARDIAN. 

Padre, 
Díganos  pnes  á  qué  vino; 
Que  nos  tienen  recelosos 
Sus  palabras  y  el  prodigio 
De  entrar  cerradas  las  puertas. 
Algún  engaño  imagino 
De  nuestro  común  contrario; 
¡Temblando  estoy! 

FRAT  ANTOLIN. 

Yo  apercibo 
Hisopo  y  agua  bendita. 
Por  si  acaso  es  el  maligno. 

LUZBEL. 

No  teman  y  estéome  atentos: 
Orden  traigo  de  Dios  mismo 
A  boca  de  reprehenderles 
La  poca  fe  que  han  tenido. 
Los  que  siguen  la  bandera 
Del  gran  alférez  de  Cristo, 
iLa  plaza  que  les  entrega 
Desamparan  fugitivos? 
No  há  dos  dias  naturales 
Que  puso  el  contrario  el  sitio ; 
¿(iómo  desmaya  tan  presto 
De  vuestra  es[>eran2a  el  brio? 
Los  que  debieran  ser  rocas. 
De  corazones  impíos 
A  los  embates,  ¿qué  oponen, 


Siendo  culpa  lo  indeciso, 
A  riesgos  amenazados , 
Temores  ejecutivos? 
Sabiendo  que  á  nuestro  padre 
Prometió  Dios  que  á  sus  hijos 
No  faltaría  el  sustento , 
¿Incurren  en  un  delito 
Tan  grande  como  el  pensar 
Que  pueda  lo  que  Dios  dijo 
Faltar?  (Ap.  ¡Que  yo  tal  pronaneie* 
Crean  {Ap.  ¡Volcanes  respiro!) 
Que  cuando  de  todo  el  orbe 
Cerraran  á  un  tiempo  mismo 
Los  vivientes  racionales 
A  la  piedad  los  oídos. 
Los  ángeles  les  trajeran 
El  sustento  prometido 
De  su  Criador,  ó  el  demonio, 
Porque  fuese  mas  prodigio. 

FRAT  AKTOLIN. 

Con  el  fervor  echa  llama 
Por  los  ojos. 

COARMAÜ. 

Padre  mió. 
Bien  se  ve  que  es  enviado 
De  Dios,  pues  tanto  Imd  podido 
Sus  palainras,  que  mH  vidas 
Diera  primero  á  los  filos 
De  la  hambre,  qne  dejar 
De  mi  padre  san  Francisco 
La  casa. 

FRAT  KDRO. 

No  babrá  nlngnno 
De  sus  verdaderos  hijos 
Que  no  dé  por  Dios  la  vida. 

FaAT  mcoUs. 
Y  estarán  todos  corridos» 
Padre,  de  baber  intentado 
Volver  la  espalda  al  peUgro. 

LüZBBL.  (Ají.) 
Lo  que  fué  natural  miedo. 
En  mérito  liao  oonrertido ; 
:Qoé  presto  á  lo  mejor  TielTca 
Los  que  de  Dios  aaistidoi 
Están! 

FIUT  AirroLiN. 

Padre,  esta  es  prégala: 
Estándome  yo  qoedito. 
Sin  buscar  algo  qae  coma, 
¿Será  padeeer  martirio 
Por  Dios  el  morir  de  haülMe? 

LOIBBL. 

Juzgo  que  do;  mas  le  afliao 
Que  coma  mny  presio. 

rmAT  urrouK. 

Luego 
Fuera  mejor^  padre  mió; 
Que  ya  se  derra  el  guante. 

LOtnn.. 
Hermanos,  coa  sacrlMos 
Satisfagan  la  «menea 
Queja  del  Aoior  divino; 
De  su  alimenlo  an  encarno 
Desde  luego,  haciendo  o6eio 
De  limosnero. 

raAT  AUTOUSI. 

¿Limosnas 
En  esta  ciudad?  He  rio. 


Presto  saldrá  de 

Que  el  hermano  ha  de  ir 

raATA^rauí. 
Yo  no  me  atrevo. 


Fray  Aniolhi. 


No 


HkJ  ATTOLIlf. 

¿Quién  le  dijo 

LUZBEL. 

Yo  le  conozco. — 
tan,  no  dé  indicio 
>ra  esas  puertas. 

GCARDlAlf. 

•I ;  no  replico. 

FRAY  ANTOLCf. 

¡k  se  cura 
le  el  olorcillo 


soaudiaü.  {Ap.) 

Mas  ya  el  cielo 
ién  es  aviso, 
os! 

LUZBIX. 

A  los  frailes 
esUn  rendidüs. 

;oardia:«.  (Ap,) 

«  pórtenlo 
es  es  preciso. 

LCZBEL.  (Ap.) 

oro,  y  no  teman ; 
as  TO  les  asisto, 
rá  Je  lobos 
e  Francisco. 

GOAROIAX. 

Dios  en  triaca 

a  convertido. 

mrdian^  fray  Pedro  y  fray 

f  quedan  ioios  fray  Antolin 

) 

LUZBEL. 

'giienas,  padre, 
ga  lo  preciso 
:  que  ma  ñafia 
1  jaioeniillo. 

PRAY  A5T0U:f. 

volveremos 
•  con  lo  mismo 
os. 

LOZBEU 

Tan  cargado 
r«  sin  pedirlo, 
legar  al  convento 
o. 

FRAT  AXrOLIIf. 

Y  aon  molido, 
rotraa  los  muchachos. 

LOZBEL. 

íes  va  co5mÍi(o; 
'aslestrtfsiiere, 
recelar  peligros. 

PKAT  ARTOUN. 
fué? 


LOEBSL. 


Porque  ya  tienen 
^^ntrarío  amigo. 


SADA  SEGUNDA. 


GUARÜUN,  FRAY  PEDRO 
:  FRAY  NICOLÁS. 

FRATKOaO. 

BprodigkMe, 
irdian;  sos  porUiUos 
nano  desmienten. 

GCAUHAII. 

)t sanios  leemos, 


EL  DUBLO  PBimCáDOR. 

Padre,  portentos  tmo  grandes, 

Y  eran  numanos. 

FRAT  lllGOfiS. 

Bscieno', 

Y  que  podia  Dios  en  este 
Obrar  lo  que  en  aquHtos, 

Y  mas,  si  fuere  servido. 

PfUT  FEDRO. 

Claro  es(& ;  pero  no  e»  esa 
Lo  que  nos  tiene  conftisos, 
Sino  ignorar  en  qué  refno 
O  en  qué  prorincla  este  santo 
Tomó  el  bibilo^  porque  esto 
Ni  él  ha  querido  deeirio. 
Ni  hemos  podido  J^Mtlo; 
Con  que  josgo  q«e  ne.  es  fsiikei 

GUMISIAm  (Ap,), 

Ni  aun  quisiera  pareeerlo. 

FRAT  mcoLis. 

Yo  he  pensado  que.es.  Elias, 
Porque  manda  con  imperio 
Notable  y  con  espereuu 

GUARSIAir.  {Ap,) 

No  asistía  en  tan  ameno 
País. 

FRAY  FIMO.. 

Yo  éneo  que  es  ángel. 

GOASMAH.  {Ap,) 

Puede  ser;,  pero  no  boenob 

FRAT  FUMMK 

Porque  sufrir  ctdi  di» 
Un  trabajo  tan  inmenso 
(^omo  andar  la  dndad  tod* 

Y  asistir  en-el  oonYonlo, 
Que  labra  con-  tanta  prieatt 
Trabajando  y  dispemendo , 

Y  hallarse  presente  en  eaaR> 
Cuando  importa,  siendOjcaerRO 
Humano,  fuera  imposible, 

Sin  que  ial  vez  por  lo-rocnos 
El  cansancio  le  rindiera^ 

GOAanii:!.. 

Solo  asegurarle  miedo. 
Padre,  que  Dios  le  ha  eoTiado; 
No  examinen  sus  misterios. 
A  fray  Forzado  obedezcan 
En  tocio,  pues  cnanto  ba  heoh» 

Y  cuanto  ha  mandado  ee  Justo; 
Que  yo  también-  le  obedeteoA 

Y  soy  sugaardian. 

Sale  FRAY  ANTCHUm. 

FRAY  AltfOLllf. 

No  hají^  parte^ 
Scgura.de  este  hechicero; 
Dos  gazapos  n^e  ba  slftado. 
Que  escondí  en  un  agujero. 
Con  una  vara  de  hondo; 
Por  mi  mal  vino  al  contento. 
Él  ha  dado  en  perseguirme; 

GOARMA?!. 

Fray  Antolin ,  poes^jaa  presto 
Se  vuelve  á  casa? 

FRiuTAinroMm 
Si,  padre; 

Que  dos  veces- el  Jumento 

Y  yo  venimo»  cargadOif . 

Y  es  fuerza  volverme  Ittego; 
Qne  quedan  muchas  linoBiiai 
Por  traer. 

Gracias  si  ri 
¿Dónde  queda  nra9>  I 

No  sé ;  que  si       ■  ^ 

Cuando  éi 


Bn  la  obra  del  eovfVQCo 
Que  labra  esté  todo  el  die ; 
Pero  no  dej»  por  ese- 
De  entrar  en^oMs^de  Mll^essasb 
>É1  camina  masque^ei  viento, 

Y  trabaja  por  den^hoiinihres; 
En  la  fabnca  un  madero 
No  le  pudieron  sabir 

Veinte  hombres^  1le06  k  este  itongo» 

Y  asiéndole  por  el  caixs 
A  no  agaebsrse  tan  presto 

!  Los  qne  arriba*  le  etbemlNuí, 
Los  birla,  f  Tienen*ii  vmltor,    ' 

CUAMMAll.  ' 

Esa  bien  se  Ve  q^ne  es  fttena 
iSobrenatonl. . '  .     . 

I  -    PM4T  AXTOLM;  . 

AtlénAMM 
i  íLukk  que  pireee  bn  ángeF, 

Y  otras  Teces  %ñJBh  dele 
Pone  lee  qiflS^jKbiMMV    \ 
Como  nn  lefsLjr|e  eotteelio 

8ae,  aunque  eiuisimaié^tieM 
nchos  males  eneoblertos, 

Y  sin  dadi.qite  sen  llagas: 
Qoebnelemuj.  aÉal.eisi'dHa 
De  Dios. 

eiDAJIiUll. 

Calle;  qaayiftflaiML 


SaiéLmVOf. 

tOXRSL. 


üeo  graHé$i 


GDARUAII. 

BnUr  tierra?  cielo 
ibi 


Se  las-détt  ásgeles  f  faOQbres. 

PRAX  Axreuii. 
Temor  me  caosii  j  respeto. 

raATtfeaoi 

Y  á  todos. 

Seabieaifa^idft     * 

So  caridad. 

LUSBEL. 

Vlija  Inegí»» 
,  Fray  Antolin,  a  la  casa 
De  don  César;- qveaüMciio 
Seis  aTes  -y  aiiüíalaseifiS. 
Tráigalas ,  y  al.enüBnnero 
Lasentregne.  -       ' 

FBAt  AnOfcOk 

Venga  conml^aijraf fedre^.    (.F«k) 

ÍEn  qoé  estadtf  cleMf  padre- 
^ray  Obediente»  el^^eifettlO' 
One  labrar- 


Ta  est&  aqdiade^ 
«lua^uii.^  -. 
¿De  todo,  panto!)  ^' 


ElblNWao 
Le  falta.  • 

COAtMAll. .. 

Qoe  me  Wtdiilfido 
LabreTedadleesfáftaet  * 

Lttait; 

Poes  btfiTendd  cinéd  meaea 
Ooe  se  abrieren  H>a-ali«fiaatoat 
-Me  han  parecido,  eieaiftea; 
Mas  de  mi  narteíao  he  naeato 
Sino  el  baManne  nrwcwé 
A  lAdoa,  biBScar  dinero  ' 
V      ar  la  añpHeeM»} 
ir,  al  el  Aaie»tietaar- 


33i 

Me  lo  hubiera  lu'rmilido, 
£n  cinco  dias,  y  en  menos. 
Hiciera  mas  que  cien  hombres 
En  cinco  meses  han  hecho. 

CUAnDIAM. 

(Áp.  No  darme  por  entendido 
Será  mejor.)  B¡i»n  lo  creo; 
IV'ro  Dios  no  hace  mila;;ros 
Sin  necesidad  de  hacerlos. 

LUZÜEL. 

Fü  niila{;ro  yo  le  hiciera; 
Qucí  bástanle  poder  lengo, 
!di  Dios  no  me  lo  coartara. 

GUARDIÁN. 

Ya  de  c^uién  es  estoy  cierto; 
Ño  ha  menester  explicarse. 

LOZDF.L. 

No  lo  ignoro.  (Con  falsedad.) 

GUARDIAN. 

Y  de  qae  es  menos 
Su  poder  que  el  de  mi  padre 
San  Francisco. 

LUZBEL. 

El  valimiento, 
Padre  duardian,  que  su  padre 
Tiene  con  el  Rey  eterno. 
Es  su  poder,  y  (pie  es  grande 
Por  esa  parte  confieso: 
Mas  no  es  poder  el  poder 
Que  necesita  del  ruc^o. 

OrARDIAN. 

Pues  ¿qnó  poder  no  procede 
Del  de  Dios? 

LCZREL. 

No  argumentemos. 
Tenga  humildad;  que  conmigo 
El  que  sabe  mas  es  lego. 

GUARDIAN. 

Eso  nunca  lo  he  dudado; 
Mas  no  pudo  por  lo  menos, 
Con  cuanto  puede  y  alcanza, 
Lograr  su  mayor  deseo. 

LUZIIKL. 

¿No?  Pues  diga, padre ,  ¿en  mí 
Qué  castiga  Dios? 

GUARDIAN. 

Su  intento. 

LUZBEL. 

Él  es  muy  buen  religioso, 
Padre  Guardian,  pero  necio. 
Guindo  yo  llegué,  ¿no  estaban 
Cobiirdemente  resueltos 
A  dejar  él  y  sus  frailes 
Desamparado  el  convento? 
Luego  ya  do  parte  suya 
Logré  mi  intención,  supuesto 
Que,  por  mirarlos  vencidos, 
Se  puso  el  Criador  en  medio. 
Déle  gracias  del  prodigio 
Que  mira ;  pero  creyendo 
Que,  á  ser  su  constancia  mas, 
Fuera  mi  castigo  menos. 

GUARDIAN.  (Ap.) 

Muv  bien  me  ha  mortiiicado. 

LUZBEL. 

Es  proci.^o  hacer  lo  mesmo 
Que,  vivo,  hiciera  Francisco; 
Mire  si  pesar  tan  fíero 
Será  morlificarion 
Mayor,  sobre  el  vituperio 
De  que  el  sayal  de  Francisco 
Me  disfrace,  aunque  supuesto. 

GUARDIAN. 

Nunca  se  \ió  tan  honrado 
Desde  que  cayó  del  ciclo. 


LUIS  D£  DELMONTE  DERMÜDEZ. 

LUZBEL. 

La  memoria  le  ha  faltado, 
Con  el  desvanecimiento 
Que  le  ha  dado,  pues  se  olvida 
De  que  su  origen  primero 
Procede  de  polvo  ó  barro. 

GUARDIAN. 

No  me  olvido;  l)ien  me  acuerdo 
De  que  Dios  al  primer  hombre 
De  aquel  barro  damasceno 
Hizo  con  sus  propias  manos; 

Y  el  ángel  le  costó  menos 
Cuidado,  pues  con  un  fiat... 

LUZBEL. 

Esa  materia  dejemos. 
Que  ni  es  de  aqui  ni  él  la  sabe; 
Además  de  que  no  tengo 
I^*rm¡s¡on  de  responderle. 
¿Cuándo  (luiere  que  empecemos, 
Padre,  la  luodacion  nueva? 

GUARDIAN. 

Si  le  parece,  sea  luego.. 

LUZBEL. 

A  mi  me  importa ;  ¿qué  frailes 
La  han  de  empezar? 

GUARDIAN. 

Yo  no  puedo 
Nombrarlos;  á  cargo  suyo 
Está  elegir  los  sugetos 

Y  el  número;  por  mi  cuenta 
Corre  .<%olo  el  cumplimiento 
De  todo  lo  que  ordenare. 

LUZBEL. 

¡Qué  falso  está !  Pero  el  tiempo 
Llegará  preslo  en  que  puse 
Otra  vez  de  extremo  á  extremo. 

GUARDIAN. 

Dios  querrá  que  tus  astucias 
Nos  den  mas  merecimiento. 

LUZBEL. 

Si  Dios  lo  ha  de  hacer,  no  dudo 
Que  será  fácil;  mas  ellos 
Ya  sé  yo  cómo  pelean. 

GUARDIAN. 

Que  soy  de  barro  confieso. 

LUZBEL. 

Mire  que  ya  s:ís  ovejas 
Entran  á  pacer,  y  pienso 
Que  al  pa.stor  esperan ;  vaya 

Y  cuide  de  que,  en  comiendo. 
No  se  esparzan,  porque  puede 
Perderse  alguna. 

GUARDMN. 

Yo  creo 
Que  es  ociosa  diligencia ; 
Mas  él  las  guard^  si  hay  riesgo, 
Pues  Dios  le  lia  traido  á  ser 
De  sus  ovejas  el  perro.  (Vaie,) 

LUZBEL. 

Fuerza  será,  pues  rabiando, 

Morder  á  ninguna  puedo; 

Mas  de  otra  suerte  algún  dia 

Yo  y  el  pastor  nos  veremos.     {Vate,) 

Salen  FELfCíANO  t  JUANA. 

FELICIANO. 

¿Salió  Ludovicoya? 

JUANA. 

Sí ,  mas  te  cansas  en  vano ; 
Que  á  no  verte,  Feliciano, 
Resuelta  mi  ama  está. 

FELICIANO. 

¡Tanto  rigor! 

JUANA. 

No  es  rigor; 
Que  antes  me  ba  dado  á  entender... 


FELICIARO. 

¿Qué? 

JUANA. 

Que  el  no  quererte  ver 
Nace  de  tenerte  amor; 
Que  es  virtuosa  y  honrada, 

Y  dice  que  aun  el  mas  le\e 
Pensamiento  excusar  debe. 
Pues  ya  eu  fin  está  casada. 
Su  pa(lre  anduvo  cruel. 

FELICIANO. 

Al  fiu  ella  fué  vencida. 

JUANA. 

\  mire  á  quién ;  mejor  vida 
Pasáramos  en  Argel. 
No  se  ha  visto  hombre  tan  Gom, 
Si  algún  pobre  se  U*  lleg», 

Y  mas  mientras  mas  le  riie^'a. 
Solo  un  fraile  limosnero 

De  san  Francisco  porGa, 

Y  le  trae  desesperado: 
Nunca  limosna  le  ba  dado, 
Pero  él  viene  cada  dia, 

Y  le  ha  querido  malar: 
Pero  S(ilo  con  que  el  santo 
Le  mire,  le  poue  espanto, 

Y  no  se  atreve  á  llegar. 

A  un  pobre  ayer  un  criado 
Un  poco  de  pan  le  dio, 

Y  al  punió  le  despidió. 
Después  de  muy  uiallralado. 
Mi  señora  no  ha  tenido 
Moneda  de  plata  ó  cobre 

Con  que  dar  limos:. a  á  un  pubre. 
Ni  él  lo  hubiera  consentido. 
De  esto  está  tan  afligida 
Mi  ama  y  con  tal  teknor. 
Que  el  verle  la  cau^a  horror. 

FELICfAXO. 

Juana,  aunque  doy  por  perdida 
Mi  esperan/a,  le  líe  de  hablar 
Esta  vez.  quiera  ó  no  qatera; 
Pero  será  la  postrera. 

JUANA. 

Pues  si  lo  quieres  lograr, 
A  esa  cuadra  te  relira: 
Que  sale,  y  se  ha  de  volter 
Luego  que  te  llegne  á  ver. 

FKLICIAKO. 

Bien  dices.  (Et/rc 

SaU  OCTAVIA. 

OCTAVIA. 

¡Qué  mal  lo  mira 
El  padre  que,  Mlamente 
En  su  codicia  raiiilado, 
A  su  hija  la  da  esiado! 
Que  la  mujer  mas  prodeale. 
Si  á  su  esposo  aborrecieMlo 
Está,  y  á  otro  tiene  anor. 
Bien  podrá  guardar  ra  honor, 
Pero  vivirá  muriendo.— 
¡Juana!... 

JQAXA. 

¿Que  siempre  hu  de  etfi 
Hablando  contigo? 

OGTAVU. 

81. 
JBAXA. 

Feliciano  ba  estado  aquL 

OCTATU. 

No  le  vuelvas  ft  oonbrir. 
Si  algún  gusto  quieres  darme, 
Mientras  yo  presente  esté. 

lOAXA. 

De  aqui  adelante  lo  haré. 


Tenle. 

Suclia. 
FEticuno. 
lehisdeescacli^rnie 
t;qQcer>miTida 
ne  ni  hablarle. 

>  (lara  culparme. 

FELICIANO. 

negarme  puedes 
nn  mes  me  oculiaslo 

tilo  padre? 

ulpa  ¿asíante, 

il¿  lio  Icnl  arte, 
la  lener  puede 
e  In  sangre 
mpido  palabra 
ec«s  lirinatle  ! 
ípltcarnn 
i  tu  semillante, 

defposasen, 
loe  jamás 
ste  k  iiailie, 
prl  posIrcTO 
I  confesaste. 

lu  qae  pagaste  s 

^i  so  estandarte, 
fe  la  posta 

n  tas  ventanas, 
ns  umbrales. 

lobles... 

-  Teme ; 
i  mi  decoro  ralle, 
que  tú  fuiste 
mis  pesares. 
<eclias  tu  Te 
laba  casarme 


dr«  mismo, 
ode  mi  madre, 
de  mi  empleo, 
ote  te  hallasie. 
nqneaqneldla 
lo  sin  citarle, 
-diste,  puesto 
stetianarleT 
ibntoa  megos, 
de  Importarte, 
'elida  no, 
^les  fírmase? 
1  ese  papel 
dbs  antes 
ilieedia? 
abii  detanie. 


'mbanxases, 
él  qae  10  j  lu^ra, 
lo  presen taslvT 
el  si  le  diera 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

De  mi  desdiclia  i  mi  padre. 
Delante  de  lanU  (tente, 
Diie,  Tolvlendo  i  mirarte: 
•Va  llegú  el  lance  fortow.i 
¿Por  qué  entonces  no  llegttte  T 
iFuera  Justo.  FeÜciauo, 
Callando  lú,  que  yo  halilaaef 
iQuá  imponú  que  me  sirrierat, 
tlecljo  estatua  de  mi  calle. 
Soldado  de  amor,  diex  anos. 
Si  en  la  ocasión  me  bltutet 

fsie  papel  dice  (sudta): 
«No  hay  deque  sobreMlUrte; 
Que  esposa  tufa  e*  OcbTia.i 
íQuIén  es  quieo  puede  queJarMf 
A  voluntad  tuya  pase 
b:t  piau  ¡  jquién  ftaera  parle, 
Confesando  jo  ser  mió. 
Para  dejar  decolirarleT 
Yo  hice,  en  no,  Feliciano, 
Cuanto  pude  de  mi  p«rie; 
Arbitrio  en  la  pleito  Aliste, 
Contra  mi  leieniencUtie; 
Por  ti  padezco  la  pena 
De  cautircrlo  lao  gnnde- 

Y  pesado,  que  mi  «tda 
Seri  el  precio  del  reieiie; 

V  puesto  que  la  ofendida 
Soy.  j  til  quien  te  teogaate. 
Vele,  j  no  vaelTaai  lerme;    . 


Porque  si  en  estos  nmhrales 
1*01163  las  plantas, barí, 
Vive  el  cielo,  que  le  mala 
l.udotico .  i  qnlcn  th  pioprlo 
Me  vendiste,  no  mi  padre. 
Supuesto  qi:e  los  dos  ñitmos. 
Yo  Infeliz  <riü cobarde.  (F«ii 

LDDOTICO.  (Álplü).) 
i,  Qué  escuchot  ¡  Vlilgime  el  cielo! 

FELICUXO. 

i  Que  i  m  decoro  minie 
Entonces  culpas,  OeiiTlaT 

Gentil  disculpa:  ¿pensaste 
Que  era  pleilo  de  reTista? 

raucuno. 
¡Sinmlestoj! 

JDIHA. 

Vele;  que  ft  larde, 

V  vendrá  su  esposo. 

LODOTuo.  (DoKiv.). 
¡Ilolat 

nuu. 


Hejor  seri  qae  (e  baile 


Soto;  adiós. 


Sale  LUDOVICO. 

LUOOTIcb. 

¡Loco  csioj!  (Que  loidoa  fuimos. 
Yo  infeliz  ;  lA  cobardea 


¿LudovicoT 

LDDOTKO. 

iFeliclaaoT 

reucujiQ. 

ATeroseiieslelnaiante 

Entré;  mas  ya  me  Tolvia. 

Ved  si  tenéis  qué  n 

reucuM. 
La  hacienda  mía  de  campo 


Mar  deapaelo,  y  ahora  ea  tarde. 


Yo  iré  i  bnstaroa. 


AdhN.  (Vete.) 


Vneatra  ilda  el  elehí  goanle 
lAp.  Para  que ^ te  la  quite); 
mo  mi  peogro  ea  grawle'. 
Porque  aoD  roaeboi  adi  dentha , 
Y  son  los  rasa  prlMlpBlea 
De  la  ciudad,  coa  qnéeafUerta, 
Cnandoeon  li  «Ma  esoape, 
Blperdectoda  ntlwclMda. 
y  si  ¿1  primero  IM  ^aale 
De  OciiTla ,  j  eaella  el  pleito 

gaeperdii.MesUDeylpBUe     . 
oFelidaaoalohMa.'      - 
Esteii 

OcUvI  ¡n 

Kaam< 
Para<i 


am. 


¡11  espirando  eatoj 
Va  decllnA  mi  foni 


Ene9iadÍce:tL ,_,_ 

Y  en  esla :  t  Ufa  •>  Octarla.s 
Primero  Teria.fnbaae. 
To  mncfte,  f  ¡veo  loa  «Idos. 

louA.  (.llMie.) 

tQae  las  pedana  defuéf 
las  DO  ha  repando  en  alloe  ¡ 
Nosécómolnlnaale. 


EslOT  con  unnal  d«  madiv. 
Y  elbnmo  de  toa  pspélH 
He  le  qnlu. 


Este  DO  es  mal;  qae  e«  aehaqae. 

.  LneofiM. 
Asi  lo  enlteodo;  iqné eaneraaf 
VétfldeaqaL  ^ 


"w  pites. 


No  me  loea  ( 
A  Feliciano 
A  Octavia 
Y  della  lo      ~- 
Prlmero  i       I 
LlcBae  SL  ...  I 
m  allreotá.  M 


536 

Podrán  impedir  que  acudan 
A  sus  voces  las  criadas , 
Y  ahogada...  Pero  ya  culpa 
Mí  cólera  la  tardanza. 

Al  irte,  sale  LUZHEL  por  la  misma 
puerta  y  le  detietie. 

LUZBEL. 

Dule  á  san  Francisco  alguna- 
Limosna.  {Ap.  \  Que  yo  impidiera 
De  Octavia  la  muerte  ii^usu! 
Mas  Dios  lo  manda.) 

LCDOTrCO. 

No  sé 
Cómo  no  temes  mi  furia. 
Fraile,  fantasma  ó  demonio; 
Sin  duda  tu  muerte  bascas. 
i.  (Jiuó  me  persigues ,  si  sabes 
Ya  por  experiencias  mnclias , 
Que  en  mi  no  ha  de  hallar  limosna 
Tu  religión  ni  ninguna? 
¿Qué  me  quieres? 

LUZBEL. 

Reducirte; 
Que  la  Omnipotencia  suma 
Me  lo  manda ,  y  es  forzoso 

?ue  con  sus  órdenes  cumpla, 
puesto  que  le  ol>edece 
Quien  de  los  tilos  y  puntas 
De  la  invencible gundana 
No  puede  temer  la  furia , 
Obedece  tú .  no  e.^iperes 
Qne  el  término  de  tus  culpas 
Llegue ,  míe  está  ya  muy  cerca. 
Dale ,  Lndovíco,  aíguna 
Parte  á  Dios,  de  las  riquezas 
Que  en  esas  arcas  ocultas , 
Para  que  por  ese  medio 
Puedas  aplacar  su  justa 
Indignación,  y  piadoso. 
Sus  auxilios  le  reduzgan 
A  restituir. 

LCDOVICO. 

Detente; 
Que  me  admiro  de  que  sufra, 
Viven  los  cielos,  mi  rabia 
Tus  descompuestas  locuras. 
¿Yo  limosna? Vele  luego; 
Que  mi  hacienda ,  poca  ó  mucha, 
Mí  fortuna  me  la  ha  dado. 

LUZBEL. 

Ludovico,  no  hay  fortuna , 

Ni  es  laque  tu  hacienda  llamas, 

Absolutamente  tuya. 

Y  no  solo  la  ad(juirida 
Con  viles  cambios  y  usuras 
Oro  es  toda  de  quien  ia  goza. 
Sino  la  del  que  madruga 
Para  el  trabajo  h  la  aurora. 
Comiendo  de  lo  que  suda. 
Todos  los  (¡ue  en  esos  campos , 
Tal  vez  con  piadosa  lluvia. 
De  la  fierra ,  común  madre , 
Rompen  las  enirauas  duras , 

Y  en  sus  senos  animosos , 
Por  depósito,  sepultan 
Del  antecedente  agosto 
La  rica  mies  grana  y  rubia , 
Después  de  muchos  afanes 

Y  esperanzas  mal  seguras. 
Como  á  dueño  de  la  tierra , 
Su  diezmo  á  Dios  le  tributan ; 

Y  él  lo  entrega  á  sus  ministros , 
Con  orden  de  que  consuman 
Kn  sí  solo  lo  que  basta , 
Conforme  el  puesto  que  ocupan  ; 

Y  como  sus  mavordomos , 
En  los  pobres  distribuyan 
Lo  dcm.ís,  que  Dios  en  ellos 
Todas  sus  rentas  vincula. 


LUIS  DE  BELMONTE  DERMUDEZ. 

Cuantos  adquieren  riquezas 
Con  lo  que  al  pobre  le  usurpan, 
No  verán  de  Dios  la  cara. 
Si  no  es  que  la  restituyan 
Como  les  fuere  posible ; 

Y  esto  ninguno  lo  duda. 
Pues  i,  cómo  tú  de  la  hacienda 
Dueño  absoluto  le  juzgas, 
Siendo  corneja ,  vestida 

De  tantas  ajenas  plumas? 
Imprudente  almendro,  advierte 
Que,  según  mis  conjeturas, 
Será  de  iiidniías  planta» 
Escarmiento  tu  locura. 

LUDOVICO. 

En  tu  vida  he  de  vengar, 
Hipócrita,  mis  injurias. 

LUZBEL. 

No  te  muevas,  que  no  sabes 
Quién  soy;  atento  me  escucha. 
Mira  que  en  ti  solamente 
No  hay  resquicio  ni  disculpa, 
Porque  el  común  enemigo 
De  todos  lu  bien  procura , 
No  solo  por  oprimido , 
Mas  también  porque  sin  duda 
Le  ha  de  quitar  muchas  almas 
El  ejemplo  de  la  tuya. 
Go7a  ocasión  tan  dichosa; 
Ni  tus  potencias  perturba 
Ningún  espiritu  impuro , 
Ni  tus  sentidos  ofusca. 
Justicia  y  misericordia 
De  Dios  en  su  muerte  luchan ; 
Déle  á  la  misericordia 
Tu  arrepentimiento,  ayuda. 
Mira  que  de  su  justicia 
La  divina  espada  empuña , 

Y  que  su  inmensa  paciencia. 
Que  es  la  vaina  que  la  oculta , 

Se  ha  cansado  ya ;  ¿qué  aguardas? 
Mira  que  ya  la  desnuda , 
.Mira  que  el  brazo  levanta, 
Mira  que  el  golpe  ejecuta. 

LUDOVICO. 

Ya  me  arrepiento. 

LUZBEL. 

(Ap, ;  Oh  ,  pese 
Al  infierno !)  Pues  ¿qué  dudas? 
í^a  caridad  es  la  puerta 
Del  perdón,  nor  ella  busca 
La  entrada;  dame  limosna. 

LUDOVICO. 

Eso  no. 

LUZBEL. 

Vil  criatura , 
Peor  que  Luzbel  te  juzgo , 
Pues  si  él  pudiera ,  sin  duda 
Fuera  su  arrepentimiento 
Tan  grande  como  su  culpa , 

Y  tú ,  pudiendo ,  no  quieres. 

LUDOVICO. 

Pues  esta  vez,  aunque  huyas. 
Te  he  de  malar. 

LUZBEL. 

No  te  acerques, 
Porque  hüré  que  se  reduzga 
Tu  forma  á  menos  (|ue  á  tierra ; 
Que  aun  eso  no  has  de  ser  uunca. 

LUDOVICO. 

:  Hola ,  Alberto ,  Celio !  este  hombre 
Me  atemoriza  y  asusta. 

Salen  ALBERTO,  CELIO,  OCTAVIA 
T  JUANA. 

CELIO. 

Señor ,  ¿  qué  mandas  ? 


OCTAVU. 

¿Qué  es  esto? 

ALBEKTO. 

¿Por  qué  das  voces? 

JUANA. 

Sio  dada 
Que  ha  sido  el  fraile  la  causa. 

LUDOVICO. 

¡Que  en  mi  casa  no  se  eannl) 
Lo  que  mando!  ¿No  os  hedicbo 
Que  no  dejéis  eoirtr  Duoca 
A  este  fraile  ? 

en.  10. 

Por  la  paerta 
No  ha  entrado. 

ALBCIITO. 

Es  cieno. 
joaxa. 

Sisduüi 
Qne  es  santo. 

OCTAVIA. 

Padre,  por  Dios, 
Que  excuse  una  desveftlara. 

LUZBEt. 

A  estorbar  la  vuestra  vine. 


¿La  mia? 


Si. 


OCTAVU. 


LUZBEL. 


OCTAVIA. 

Fuera  injotla. 

LUZBCL. 

Ya  sé  que  estás  1  Docente, 
Mas  los  indicios  os  ciripM. 

OCTAVIA. 

Pues  ¿qué  haré? 

LDZBBL. 

Yo 

Aconsejar:  que  la  faa 
Es  coufesaros  enlpadii 

OCTAVIA. 

Yo  espero  en  la  siempre  pan 
.Madre  de  Dios,  que  mt 

UJDOVICO. 

Hombre ,  vela ,  y  no  pret..» 
Que  mi  firme  intento  onidctt 
Tus  palabras  fmporlants;' 
Que  aunque  fuertnTnff  rh|i«M 
Las  de  Creso  y  Midas  Janlas, 
No  hallarás  en  ori  K 


LlffBll., 

No  hemos  menester  la  imi; 

Tú  necesitas  de  darla. 

Que  á  mis  frailes  soliran  nMClMa 

Pues  oue  coa  ellaa  MuteatM 

Trescientos  pobréa en  Laca. 

Ya  te  dejo;  pero  mlñ 

No  añadas  colpas  á  cttl^: 

Que  está  inocente  qoiei  pl 

Que  tu  deslionor  pror ara. 

{Ap.  ¡  Qne  mi  soberbia  li 

En  tan  infame  coyunda 

Oprima  el  Criador  eterno  I 

¡  Oh  nunca ,  Francisco,  oÉ 

A  humildad  tan  poderosai 

Se  opusieran  mis  asUÉcias!)      (M 

LOaOVIGO. 

Este  salie  ya  mi  afrenta ; 
En  la  quinu,  mas  ocnlla 
Podrá  estar  so  muerte»  ca 
Que  pueda  saiir  de  L 
Ponieudo  en  salvo  mi 


Lo  mejor  será  que 

ocravuu 
¿Eso  dices,  nMlár 


LÜDOTICO. 

Octavia , 
le  me  disgusta 
ue  por  unos  días , 
ú  en  ella  me  basca , 
os  de  ir  á  la  quinta. 
;es? 

OCTAVIA. 

jEso  prepfonUs? 
ido  decir,  si  sabes 
oiuotad  es  tuya? 

LUDO  vico, 
aponerla  carroza.— 
rio,  para  que  suplas 
gociosmi  ausencia, 
rás. 

ALBERTO. 

Pues  tú  gustas, 
é 

LDOOVICO. 

Vamos,  Octavia. 

JÜA.XA.  (Ap,) 

este  disimula 
;>ara  matarle. 

OCTAVIA.  (Ap.) 

:ia  me  asegura. 

LUDOVICO.  (Ap.) 

eras ,  infame , 
i  que  mi  injuria. 

(Vanse.) 

tU  FRAY  ANTÜLIN. 

FRAY  AXTOLIN, 

lio  mi  maña 
el  donado, 
f^safiado 

bre,  á  la  campaíía; 
la  he  de  matar, 
persecurion 
;  fraile  Nerón 
leda  librar, 
escondo  me  quita, 
ro  no  puede  ser , 
i  pueda  valer 
las  exquisita. 
$alo  consigo, 
nos  suyas  no  caiga, 
blfgado  á  que  traiga 
bienes  conmigo. 
s  traigo  rellenas; 
)n  la  costumbre , 
á  pesadumbre , 
de  alacenas. 

Íue  este  fray  Forzado 
•ajo no  enferme; 
come  ni  duerme, 
Iritu  be  pensado, 
que  mas  asombra , 
os  por  la  calle, 
vuelvo  á  miralle, 
rpo  no  hace  sombra. 
Dio  fundando 
n  prisa  tanta , 

logar  se  espanta ; 
re  regañando, 
pecho  presumo 
ibaco  de  hoja , 
iliento  que  arroja 
ices  es  humo, 
ido  en  perseguir 
arme  comer; 
le  ha  de  valer, 
a  de  prpsumir 
y  en  el  convento, 
é  seguro, 
ly  lejos  del  muro; 
lo  me  siento, 

señorea , 
guno  pasare , 
DE  L.-ii. 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

Primero  que  en  mi  repare , 
Es  fuerza  que  yo  le  vea. 
Polla ,  empanada  y  pernil 
Traigo  ;  que  es  bueno  imagioo 
El  pan ;  mas  lo  que  es  el  vino, 
Puede  arder  en  un  candil. 
A  Heliogábalo  me  igualo , 

Y  nunca  el  comer  condeno 
Si  lo  que  se  come  es  bueno , 
Porque  todo  es  de  regalo. 

Yo,  en  ñn ,  no  tengo  otro  gozo. 
Mi  estómago  es  un  abismo, 

Y  cuanto  como,  es  lo  mismo 
Que  si  cayera  en  un  pozo. 
No  ha  de  estar  de  manifiesto 
Todo;  conforme  comiere 
Saldrá ,  porqu§  si  viniere 
Alguno,  lo  esconda  presto: 
Salga  el  pernil. 

Sale  LUZBEL. 


LUZBEL. 

„  -  i  Qué  cruel. 

Señor,  os  mostráis  conmigo  I 
¿Yo  amigo  de  mi  enemigo? 
¿Sirviendo  al  hombre  Luzbel? 
¡Oh,  pese  á  la  peoamia! 
¿  De  Francisco  sostitato 
Es  ¡  oh  poder  absoluto ! 
Quien  quiso  dar  luz  al  dia? 
Basta  tan  fiero  tormento , 
Y  cuanto  me  habéis  maudado, 
Señor,  está  ejecutado; 
Que  de  este  rico  avariento 
La  proterva  obstinación 
Solo  la  podrá  vencer 
Vuestro  absoluto  poder. 
A  estorbar  la  ejecución 
De  dar  muerte  á  su  mujer 
Voy.  (Ap.  Ya  el  lego  se  ha  sentado 
A  comer  lo  que  ha  ocultado 
De  mí ;  mas  no  ha  de  comer 
Nada  de  loque  ha  traído. 
De  esta  suerte  haré  que  crea 
Que  no  le  he  visto,  y  me  vea.) 

FRAY  ANTOLIN. 

Pardiez ,  que  no  le  ha  valido 
A  fray...  ¡  Válgame  san  Pablo ! 
¿  Cómo  este  fraile  llegó 
Tan  cerca ,  sin  verle  yo? 
Santo  es ;  mas  no  es  sino  diablo. 
No  me  ha  visto. 

( Guarda  ¡o que  estaba  comiendo.) 

LUZBEL.  (Ap.) 

Ya  guardó 
Lo  que  á  comer  empezaba. 

FRAT  ANTOLIIf . 

Pues  que  no  puedo  escaparme. 
Preciso  es  llegar.—  Deo  graíiat. 

LUZBEL. 

¿Fray  Anlolin? 

FRAT  A?rTOLIlf. 

Padre  mío, 
¿Dónde  va? 

LUZBEL. 

Voy  á  la  granja 
O  quinta  de  Ludovico, 
A  impedir  una  desgracia ; 
Mas  él  ¿á  qué  vino  al  campo? 

FRAY  AI«T0LI?r. 

Es  que  el  médico  me  manda 
Que  ande  todo  lo  que  pueda, 
Y  sea  por  tierra  llana, 
Porque  tengo  humores  gruesos. 

LUZBEL. 

Si  en  el  comer  se  templara , 
Los  humores  consumiera; 


Seis  frailes  se  sostentaran 
Con  lo  que  el  padre  Antolln 
Come. 

FRAY  ANTOU^r. 

No  tengo  otra  falta. 

LUZBEL. 

De  esa  se  originan  muchas. 

Porque  la  regla  relaja 

De  su  padre  san  Francisco, 

Y  la  devoción  estraga 
También  de  sus  bienhechores , 
Viéndole  por  las  mañanas, 

Y  aun  por  las  tardes,  tomar 
Chocolate  en  veinte  casas. 

FRAY  ANTOLIN. 

Padre ,  lo  que  me  dan  lomo, 

Y  esto  mi  regla  lo  manda. 

LUZBEL. 

Mas  esto  se  entiende  cuando 
Con  necesidad  se  halla. 

FRAY  ARTOLin. 

Muchas  veces  he  querido 
Vencer  de  mi  hambre  el  ansia; 
Mas  no  he  podido,  que  luego. 
Con  los  regalos  que  sacan , 
Me  engaña  el  demonio. 

LUZBEL. 

Miente  * 
Su  flaqueza  es  qnien  le  engafia*. 
A  Hale  propuesto  el  demonio 
Alguna  vez,  entre  tantas. 
Que  la  gula  no  es  pecado  ? 

FRAT  AirrOLIN. 

No,  pero  gula  se  llama 
Comer  sin  gana,  7  á  mi 
Jamás  me  faltó  la  gana. 

LUZBEL. 

Su  hambre  y  la  sed  que  tienen 
Los  hidrópicos  son  falsas. 

FRAT  ARTOUlf. 

No  tal ;  que  cuanto  yo  como 
Es  salida  por  entrada. 

LUZBEL. 

i  No  come  en  el  refectorio, 
De  pan ,  como  de  vianda , 
I  La  ración  suya  y  la  niia  ? 

FRAT  AXTOLIN. 

Sí ,  Padre. 

LUZBEL. 

Pues  ¿no  le  bastan? 

FRAT  AHTOUIf . 

Dos  raciones  son  «hermano , 
Para  mi  dos  avellanas. 

LUZBEL. 

Que  no  reviente  me  admira. 

FRAT  ARTOLm. 

Gracia  ha  tenido. 

LUZBEL. 

Se  engaña; 
Que.  á  tener  gracia ,  noliablert 
Perdido,  hermano,  mi  patria. 

FRAT  AirroLm. 
¿Su  patria  perdió  por  eso? 

LUZBEL. 

Si ,  porque  perdí  la  gracia 
De  mi  rev,  y  faé  preciito. 
Aunque  a  mi  pesar,  dejaría. 

FRAT  ARTOLin. 

¿Qué  reino  es  ese? 

LUZBEL. 

Está  en  clima 
Tan  remoto.        argonania 
Ninguno  le       -«=ieiibierto , 
Yserái    Lwmi      a. 

83 


337 


358 

FIUT  AHTOLIIf. 

Pues,  8Í  no  le  han  descabiertOi 
¿Quién  le  trajo  al  Padre? 

LUZBEL. 

¿  Cuántas 
Veces  he  dicho  á  los  padres 
Que  Dios? 

FRAY  ANTOLIN. 

La  boca  me  tapa. 
Alli  vienen  unos  pobres. 

LUZBEL. 

¿Ah,  hermanos? 

FBAT  ARTOLIlf. 

¿Por  qué  los  llama? 
Déjelos;  que  andan  buscando 
Sitio  para  su  matanza. 

LUZBEL. 

Lleguen ,  hermanos. 

FRAY  ARTOLIH. 

Si  aquí 
No  podemos  darles  nada , 
¿Qué  los  quiere? 

LUZBEL. 

Si  luYieran  . 
Necesidad ,  no  Aliara. 

Salen  tees  pobres. 

POBRE  i.® 

Nuestro  santo  limosnero 
Es. 

POBRE  2.* 

Padre  mío. 

POBRE  3.* 

Bien  haya 
Quien  por  nuestro  bien  le  trajo 
A  Luca. 

LUZBEL.  (i4p.) 

Y  por  mi  desgracia. 
¿Comieron  en  el  convento? 

POBRE  i.° 

Llegamos  tarde. 

FRAY  AirrOLIN. 

Esa  es  trampa; 
Que  ¿  los  tres ,  y  yo  presente , 
Les  dieron  hoy  su  pitanza. 

POBRE  1.^ 

Pero  tengo  seis  chiquillos , 
Y  ^  mi  mujer  en  la  cama. 

FRAY  ANYOLIÜ. 

Si  de  esa  suerte  procrea, 
¿Quién  á  sustentarlos  basta? 

POBRE  2.® 

Pues  yo  tengo  nueve ,  y  nunca 
Sale  mi  mujer  de  casa, 
Porque  es  manca  y  es  tullida. 

FRAY  AirroLiif. 

Nueve  ha  parido,  ¿y  es  manca? 
Vayanse  con  sus  mujeres 
A  una  isla  despoblada ; 

8ue  en  poco  tiempo  pondrán 
n  ejército  en  campaña. 

POBRE  3.^ 

Yo  no  tengo  hijo  ninguno; 
Mas  tengo  un  padre,  que  pasa 
De  nóvenla  años. 

FRAY  AlCTOLIIf. 

En  vano 
Refieren  aqui  sns  plagas ; 
Vayan  después  al  convento. 

LUZBEL. 

Mucho  siento  que  no  traiga , 
Hermano ,  algún  regalillo 
Para  la  que  está  en  la  cama 
Enferma ;  mírelo  bien. 


LUIS  DE  BELHONTE  BERMÜDEZ. 

FRAY  AirrOLIN. 

¿Qué  he  de  mirar?  ¿Es  matraca  ? 

LUZBEL. 

Pues  vo  los  llamé ,  y  es  fuerza 
Que  lleven  algo. 

FRAY  AirroLiü. 

Pues  haga 
Que  una  docena  de  cuervos 
En  ios  picos  se  lo  traigan; 
Que  aqui  no  hay  otro  remedio. 

LUZBEL. 

Sí  habrá  ,  tenga  confianza , 

Y  á  sus  mangas  eche ,  hermano, 
La  bendición. 

FRAY  A!CT0LIIf.^(4p.) 

No  hay  humanas 
Diligencias  contra  este  hombre; 
Él  me  vio  comer. 

LUZBEL. 

¿Qué  aguarda? 

FRAY  ANYOUn. 

Mejor  será  que  eche  el  padre 
La  bendición  á  sus  mangas, 

Y  deje  las  manganetas. 

LUZBEL. 

No  me  repliaue  palabra ; 
Porque  haré... 

FRAY    ANTOLIÜ. 

Ya  le  obedezco; 
Pero  de  tan  mala  gana , 
Que  no  será  de  provecho. 

LUZBEL. 

La  bendición  ya  está  echada ; 
Mire  ahora  lo  que  el  cielo 
Envia. 

FRAY  ATTOLlIf. 

No  envia  nada ; 
Hilero  salló  este  milagro. 

LUZBEL. 

No  gaste  conmigo  chanzas; 
Saque  de  la  manga  izquierda 
Meclio  pemil,  que  ese  basta 
Para  ese  pobre  y  su  padre. 

FRAY  ANTOLIN. 

Aqui  no  hay  remedio. 
POBRE  2.* 

;  Extrema 
Maravilla ! 

POBRE  3.* 

Si  por  cierto. 

LUZBEL. 

Cocido  está. 

POBRE  1.® 

¡Cosa  rara! 
FRAY  AirroLix. 

Y  aun  digerido  estuviera , 
Si  un  instante  se  tardara 
El  padre. 

LUZBEL. 

Déle  á  ese  pobre. 

FRAY  ANTOLL*!. 

Mejor  es  que  le  reparta 
Entre  los  tres. 

LUZBEL. 

No  le  pido 
Consejo ;  déle  á  Dios  gracias, 

Y  tenga  fe. 

FRAY  ANYOUN. 

Los  milagros 
Como  este  se  obran  con  mafia. 


FRAY  AirrouR. 

Tome, 
Y  mal  provecho  le  haga. 

LUZBEL. 

Para  este  pobre  •  que  tiene 
A  su  mujer  en  la  cama , 
Saque  una  polla. 

FRAY  AlirOLIlf. 

Si  hay  polla, 
Que  quede  repuesta  líasta. 

LUZBEL. 

Ya  le  he  dicho... 

FRAT  ARTOLn. 

No  se  enoje. 
(Ap,  Los  diablos  lleven  tu  alma.) 
Aqui  está  ya ,  lome. 

POBRE  1.* 

Y  viene 
Cocida  y  salpimentada. 

FRAT  ARTOLIS. 

La  salpimienta  se  vaelva 
Solimán. 

LOZBCL. 

Una  empanada, 

?ue  tiene  dentro  ongaaapo, 
está  en  la  derecha  mangí, 
Saque  al  momento. 

FRAY  ANTOLUL 

LMUiDec; 
Tome. 

POBRE  3.* 

Quien  con  Dios  alcanza 
Tanto,  etemameuie  vira. 

LUZBEL. 

(Ap.  Esa  es  mi  mayor  de^tracia.) 

Saque  un  pan. 

9otmt  i.* 
Un  pan  et  poco. 

FRAT  ARTOIJDI. 

No  hay  mas. 

FonB  i.* 

Habrá  sido  mía 
La  cosecha ,  pues  no  envían 
Mas  de  un  pan. 

POS»  S.* 

PannonoslWia. 

#OBtB  5.* 

Mucho  nos  dan ,  porqoe  cris  aBo 
Le  abarató  la  abnndsnds. 

FRAT  AHTOUL 

Pues  tierras  hay,  que  sHqneiN* 
Un  pan  cada  gota  oe  aoSt 
Lloviendo  á  pedir  de  Bses, 
El  pan  no  se  abantan, 
rosan  I.* 
Padre,  ¿habrá un  trago dsTiss? 

FRAY  AHTOUR. 

¿Vino  Umblen?  |  Colaban! 

unan- 
Pues  saque  nna. 

FRAT  AITOUI. 

Padro  inio« 
Ad\ierta  qne  es  cargo  doalaa. 
Déjele  para  las  mins; 
Qne  es  vino  del  cielo. 


Désele  pues. 


LUZBEL. 
POBRE  2.® 

Venga. 


í 


Tienen  de  ese  propio  vine; 
Qué  espen  ?  La  calaban 
es  dé. 

FRAT  AHTOUR. 

Tomen  ;qnon4w 
Les  dien  calabasadas. 


IM, padre  mió. 
pSKU  tlD  MDU ! 
iVaiut.) 


le  dita  nada. 

IIT    MTOLIH. 

Dios  le  pido 
» lep*  nada 
oso ,  T  úénte 


,  pero  baré , 
ane  no  trata , 
Gaardian  le  envíe 
iraca»! 
ide  coDili . 
■4Ur  coa  la  aiada 
odo  el  día , 
de  cabra, 
río  coma 
liere  el  ansí* 

le  b  «alisfaga 
) que  pidiere; 
tomar  Di  aun  agua 
! ;  ]  idTieria 
s  esconde  nuda. 

til   lirTOLITI. 

fraj  Forzado , 
lo  loque  manda. 

do  i  la  qaioia 
lOeUTla. 

rUT  AHTOLIR. 

k»veT 

LOIHl.. 


íjoial 

»UII,I 


BL  Dtuio  nutuaooB. 

Tan  cerca  de  mi  Uegira « 

Ni  qoe  por  eilenao  tlen 

Cnanto  trata  en  las  inaagM  ¡ 

Hai  pasarme  lodo  nn  día 

Comiendo  nnaTeieachama; 

V  sapneslo  que  no  bi;  parta 

De  su  vlsia  resarrada , 

Como  me  io-fíieren  dando 

Lo  etconderé  en  nia  eMrafias.  (Yam 

SalM  FEUCURD  T  CELIO. 

CEIM. 

i  dioea  qne  te  lia  ariaado 


Ho: 
del  coche  talgao 
altarme  preseoie. 
Fa*T  autolih. 
una  legna  larga , 
«  Uqar  t  tiempo? 

UtzaiL. 
tMite  me  basta.       ( 

VBIT  «ItTOI-m. 

«ce*!  El  lieoto 
ano  mee) 


EsU  eae  bombre , « no  ea  bruto 
Creer  lo  qne  ba  neelado. 
Si  en  SD  qalQta  «lUa  primero 
Que  íUlegneT  ' 

nLtcuiro.  ' 
O  ea  ciato  6  no 
Lo  qne  Inana  ne  atM;      ' 
"'  -  -  cierto,  por  caballero , 
_  __  ^rimoMifOf  imante  t 
AOnuviadebollbrar. 


Qne  si  es  derto  qqe  ha  laUdo 
Con  Terdad  lo  qne  ba  pasado. 
Yo  sot  el  qoc  le  ba  agraviado; 
Qoe  Ociana  ne  le  ba  dfoidldo. 
Y  viéndome  solo  aqni. 
Puesto  qne  tiene  valor, 
O  JO  lograra  mi  amor, 
O  i\  se  Teogari  de  n(. 
Con  tos  eabalia  eipera  , 
De  esos  robles  encubierto. 
Giue. 
Por  aní ,  si  qaed6  Roberto 


Crqi 
eli 


líos? 


PonjDO  pqdlera, 
SI  estamos  dos,  encgbrir 
So  Intención,  si  es  qae  la  tiflM. 
Has  ya  la  carroia  Tiene; 
Sin  du<Ia  qalerea  sailr 
De  ella ,  porqoe  ae  ba  parado. 
Vele. 

Acecbandoetiaré, 
Y  si  lii]porUae,sa]dri; 
Pero  ten  mucho  enldado, 
Qne  ea  Gero. 


£l  lo  da  á  entender ; 
Pero  de  esto  mismo  InBero 
Lo  contrario,  qne  no  es  fiero 


El  plomo  lo  hará  nwlor. 


{Adunde vals,  FólicianoT 


-    unan. 
Ya  sé  h)  <iu  osha  tiUdó ; 
Y  no  ea  Justo  qne  pe  eajiaiila- 
QnererenMUocadDM 
Comptlr  con  Ia.oUrgsdw 
Deeabaiierojamantsi: 
Pero  no  pasen  de  séiu. 
Volveos  por  laarboM*. 
SId  que  Lndovlea  nneda 
Veros ,;  drfadne  »  olí. 
Qlke  vos  podrNt  M  rigor , 
Si  os  a  jodaro  la  iMita , 
De  OcUvU  aunar  la  ■■«U,' 
«••  no  oaUiwloU  rilmor : 

I  qnien  anime  ba  enviado 

irboMrloda^ 


Advieru  n  paridad  .' 

Qné  esto  hoasbra  lo  h«  da  penar 

Kl  ríwwio. f  pMdbMt 

Qne  le  arnilá  IB  maldad 

A  otro  ma|9i  4aaiaito. 

Tramdojo.  VaidMa 
(MeadeUai,MÍiitf^ 
Poder  qu  resWa  al  ■lo. 

Presto :  qna  d  eoeha  kaa  dalado. 


_  Prodiiloae; 
En  fln ,  de  Oioa  «nnado. 


%: 


mm  LUDonco  $  (niiAm, . 


me  espanta 

(ejonslo, 


Y  turbado.)  Padre,  voj... 


330 

OCTAVIA. 

Juana, 
Morir  será  lo  mas  cierto, 
Pues  nací  tan  desdicbaJa. 

LUDOVICO. 

Trabajen  para  cl  sustento, 
O  esperen  oue  se  le  traiga 
El  que  instituyó  la  regla. 

GUARDIAN. 

El  demonio  por  ti  habla. 

FRAT  AIVTOLn. 

No  tal ;  que  él  no  ha  menester 
Al  demonio  para  nada. 

Ll'DOVICO. 

\  Hay  mayor  atrevimiento ! 

FCUCIAKO. 

Padres,  por  Diosqae  se  vayan. 

LUDOVICO. 

Matad  esos  vagamundos. 

FELICIAKO. 

¿Qué  dccis? 

OCTAVIA. 

Esposo,  basta. 

FRAT  A5T0LIPI. 

Por  mi  padre  san  Francisco, 
Que  le  ha  de  servir  de  vaina 
El  que  llegue,  á  este  cuchillo. 

GUARDIAS. 

Hermano... 

FRAT  A?rrOLIN. 

Dios  lio  me  manda 
Que  me  deje  matar. 

GOARDIAK. 

Vamos, 

Y  tengamos  confianza ; 

Que  Dios  dijo  á  nuestro  padre 
Que  j»má8  á  su  sagrada 
Religión  le  faltaría 
El  sustento. 

FRAT  A5T0LI?!. 

Pues  ya  tarda. 
Padre  niio. 

guardia:!. 

Tenga,  hermano 
Antoliii,  fe  y  esperanza. 

FRAT  AKTOLlü. 

Fe  y  esperanza  me  sobran ; 
La  caridad  me  hace  falta. 
(Vanse  los  dos.) 

LUDOVICO. 

No  volvieran  al  convento 
Si  presentes  no  os  hallarais 
Vos,  por  vida  de  mi  esposa. 

JUANA. 

Este  no  es  cristiano. 

OCTAVIA. 

Calla. 

FELICIANO. 

En  lástima  se  convierte 
Va  de  mis  celos  la  rabia. 

Sale  UiN  CRIADO. 

CRIADO. 

Y;i  las  mesas  están  puestas, 

Y  los  músicos  aguardan. 

LUDOVICO. 

Entrad,  porque  honréis  mi  mesa. 

FKLICIAKO. 

(.\p.  Por  si  puedo  hablará  Octavia 
I.o  aropto.)  Yo  soy  quien  puede 
lioiinirse  con  merced  tanta. 
Vamos. 

OCTAVIA.  {Ap.) 

Que  se  quede  siento. 


LUIS  DE  DELMONTE  BERMUDEZ. 

LUDOVICO.  (Ap,) 

No  creí  que  lo  aceptara. 

OCTAVIA.  {Ap.) 

jAy  Feliciano!  ¡Qué  presto 
De  mi  has  tomado  venganza ! 
{Vanse.) 

Salen  EL  GUARDIAN,  v  FRAY  ANTO* 
LIN ,  con  piedras  en  las  manos, 

GUARDIAN. 

Deje  Ins  piedras. 

FRAT  ANTOLIN. 

¿Cómo  que  las  deje? 
Y  si  sale  un  criado  de  este  hereje 
Tras  nosotros,  verá  con  la  presteza 
Queun  pardellasleescondoen  la  cabe- 

GUARDIA.1.  [y-^- 

La  crueldad  y  la  ira ,  f  mira 

Fray  Antolin',  deslc  hombre  no  me  ad- 
En  tan  protervo  como  iinpio  pecho ; 
Solo  me  admira  el  huracán  deshecho 
Que  el  demonio  en  seis  d ias  solamente 
Ha  levantado  en  la  piadosa  gente 
Que  limosna  nos  daba ;  [taba. 

Que,  en  fin,  aunque  no  mucha,  nos  bas- 

FRAT  AMT0LI.1.  [gQ 

Pudre  Guardian,  míentrasqueda  el  avi- 
A  nuestro  general,  será  preciso 
Los  cálices  vender. 

GUARDIAN. 

No  querrá  el  cielo 
Que  llegue  á  tan  notable  desconsuelo 
Nuestra  ueéesidad. 

FRAT  ANTOLIN. 

¡Qué gentil  flema! 
Pues¿áquéhadellegarsiyaeslaextre- 

[ma? 
Mas  estas  piedras  que  convierta  espero 
En  pan  un  cierto  amigo  tabernero. 
Que  hace  su  fe  milagros  cada  día. 

GUARDIAN. 

Sin  duda,  con  el  hambre,  desvaría. 

FRAT  ANTOLIN. 

Que  hará  pan  de  las  piedras  imagino, 
Quien  sabe  convertir  el  agua  en  vino. 

GUARDIAN. 

Aquí  vive  Teodora;  llame,  hermano, 
A  su  puerta. 

L/a'na,^#a/^  LUZBEL. 

LUZBEL.  {i\p.) 

Esta  vez  llamará  en  vano. 
TEODORA.  {Dentro^  como  enfadada,) 
¿Quiénes? 

FRAT  ANTOLIN. 

No  tiene  traza  la  Teodora 
De  dar  nada. 

GUARDIAN. 

Dos  frailes  son,  Señora, 
Franciscos. 

Sale  TEODORA. 


Perdonen. 


LUZBEL.  {Ap.  á  Teodora.) 
Tienes  hijos,  y  estás  pobre. 

TEODORA. 

Padres,  pidan  limosna  á  quien  le  sobre; 
Que  vo  tengo  en  mi  casa 
Muchos  que  sustentar,  y  es  muy  escasa 
Mi  hacienda. 

GUARDIAN. 

Si  será,  mas  ni  un  bocado 
De  pan  en  toda  la  ciudad  me  han  dado ; 
Dánosle  tú,  por  Dios;  que  en  él  espero 
Que  le  pague. 


TEODORA. 

Mis  hijos  son  primero. 

{Vate. 

FRAT  ANTOLIN. 

La  razón  es  cooclayente. 

GUARDIAN. 

¡Oh  lo  que  sabe  la  iufemal  serpieole 

LUZBEL.  {Ap,) 

De  poco  os  admiráis ;  mis  ya,  io»pirad( 
fie  mi  el  Gobeniador,  viene  irritado; 
Wiácia  esta  parte  condacirle  espero. 

FRAT  AirrouN. 

De  la  serpiente  qoerellanne  quiero. 

GCARDIA5. 

¿A  quién? 

FRAT  ANTOLIN. 

A  Dios :  que  es  mocho  atrevimif  ot 
El  hacer  que  nos  (|uiieael  sustcuio. 
Las  demás  tentaciunes, 
Silicios,  disciplinas  y  oraciones. 
Puedo  vencer;  mas  no  et  para  sufrida 
Tentación  que  nos  quite  la  comida; 
Que  el  natural  derecho  et  lo  prioero 
Ayer  nos  dejó  un  pan  un  pasajero, 
Y'antosque  le  soltara  de  las  manos 
Todos  á  él  nos  fuimos  como  alaRo^: 

Y  el  buen  hombre,  asustado  y  afligido 
Viéndose  de  los  frailes  emlMstido, 
Juzgó  su  muerte  cierta; 

Y  sacando  los  pies  hacia  la  pserU, 
Decía :  c  Yo  no  he  hecho  mal  DÍogoM 
Padres,  ténganse  allá;  ¿unios  á  bbo? 

GÜAaiHAif. 

Padre,  pues  Dios  lo  permite. 
Que  esto  nos  conviene  crea. 

FRAT  AHTOLDf. 

Yo  lo  creo,  en  cuanto  al  alna; 
Pero  una  hambre  tan  fiera. 
Padre  Guardian,  muehodado 
Que  á  mi  cuerpo  le  eonvenga ; 

Y  si  el  demonio  me  embiste. 
Quien  no  come  no  pelea. 

GOAROIAX. 

Seráfico  padre  mió, 
¿Qué  es  estoT  En  tan  opalenCa 
Ciudad,  tan  cristiana  y  noble, 
¿Permitís  tos  que  conTlerta 
Contra  vos ,  en  voesiros  byos» 
Del  demonio  la  cautela 
Tantos  blandos  ooraioaes 
En  duras  rebeldes  piedru?' 
Bárbara  gente ,  mirad 

gue  vuestros  sentidos  ciega 
1  enemigo  de  toda 
La  humana  naiuraleía.         , 
Dad  limosna  á  un  PrandiflD; 
Que  no  hay  empleo  qne  iMg* 
Tan  segura  la  ganancia* 
Pues  todo  el  cielo  granjea. 
Dadle  á  Dios  algo;  qne  el  pobre 
Es  su  semiíjanta  mesasa. 
No  le  cerréis,  ciudadanos, 
A  la  piedad  las  or^as. 

FÍAT  ARTOLlll. 

;.Mas  que  en  vez  de  pao  folTeasif 
Padre,  carsados  de  lefia, 
Si  no  calla  ? 


Salen  EL  GOBERNADOR  f  cauNí, 
T  LUZBEL  éttréi  é$  éi. 

LOUBL.  (Ap.) 

Nopemius 
Que  ciudad  que  lA  gobiernas 
Alboroten  estos  frailes. 
Que  ser  humildes  profesan. 


GOBEnitADOR. 

bs  son  estas ,  padres? 
la  ciudad  alteran? 

GUARDIAN. 

ior  generoso,  ^ 

s  porque  nos  niegan 
imhrada  limosna, 
el  perecer  es  fuerza ; 
eligion  ni  tiene 
tener  hacienda; 
iedad  cristiana 
la  ampara  y  sustenta; 
k  en  segura  finca, 
sta  es  la  vez  primera 
á  frailes  franciscos, 
illa  mas  pequeña, 
ito. 

LUZBEL.    (Ap) 

Si  les  faltn, 
la  ciudad  no  dejan? 

.     GOBERNADOR. 

sta  ciudad  es,  padre^ 
I,  que  solo  en  ella 
Itado  el  sustento, 
)Dde  le  tengan 
das  prudente  medio 
fócil. 

GOARDIAff. 

Quien  gobierna 
in  ilustre  y  quien 
í  Cristo  profesa, 
ponde?  ¿Qué  mas 
e  respondiera  ? 

LUZBEL.  (Ap.) 
^res? 

GOBERNADOR. 

Pues  ¿conmigo 
n  tal  desvergüenza? 
5  pobres  tenemos, 
s  de  esta  tierra, 
*ahajar  no  pueden, 
bligacion  primera 
dad  sustentarlos, 
»sna  mas  acepta 
Nos.  Vayanse  luego, 
de  mi  presencia ; 
B  Dios... 

GUARDIAN. 

Los  infieles 
sayal  respetan 
id  re  san  Francisco ; 
ue  tú  le  desprecias, 
ristiano,  sin  duda 
I  demonio  tu  lengua. 

GOBERNADOR. 

re  sino  la  tuya, 
justamente  pueda 
tu  atrevimiento.— 
d  luego  que,  pena 
ímiento  de  bienes, 
I  la  ciudad  se  atreva 
nosna  á  estos  hombres. 

{Va$e ,  y  ¡oí  criados.) 

FRAY  ANTOLIN. 

(ente  tan  perversa , 
i  de  mas  pregonarlo. 

GUARDIAN. 

I  bárbara  fiereza 
n  un  pecho  cristiano! 
if  Diocleciano  hiciera? 

GOBERNADOR.  {Denlfo.) 

•8  de  aquf  ó  matadlos. 

FRAT  ANTOLIN. 

I  hemos  hecho. 
TOCES.  [Dentro.) 

¡Mueran! 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

LUZBEL.  {Ap.) 

No  es  eso  lo  qtte  pretendo. 

FRAY  ANTOUN. 

Por  Dios,  que  nos  apedrean ; 
Huyamos,  padre,  al  coaYento, 
Pues  que  le  tenemos  cerca. 

GUARDIAN. 

Gente  sin  fe,  deteneos. 

FRAY  ANTOLIN. 

Corra ;  que  en  la  diligencia 
Consiste  salvar  las  Yiqas. 

TOCES.  (2^ff0.) 

¡Mueran  estos  íVailes!  Hueraa! 

FRAY  AirrOLLN. 

Aprisa ,  padre. 

GUARDIAN. 

Dios  mfo, 
¿Qué  persecución  es  esta  ? 

{Vanse  tos  dos,) 

LUZBEL. 

Logré,  á  pesar  de  Francisco, 
Mí  intento ;  ya  será  fuem  . 
Que  el  convento  desamparen; . 
Pero  ¿qué  respbndor  ciega 
Mi  vista  ? 

Aparecen  el  NlflO  JESÚS,  eubiérhel 
rostro  con  un  velo  ^  t  SAN  HIGUEL. 

SAN  MIGUEL. 

Infernal  serpiente , 
Yo  humillaré  tn  soberbia. 

LUZBEL. 

¡  Miguel ! 

SAN  MIGUEL , 

¿Cómo  imaginaste. 
No  ignorando  la  promesa 
Que  hizo  el  Criador  á  Francisco, 
Quitarle  el  sustento  puedan 
De  tu  envidia  los  engaSos? 

.       LUXBCL. 

Ninguno  con  mas  certeza 

Que  yo  sabe  que  no  puede 

Fallar  su  palabra  inmensa; 

Mas  faltar  su  confianza 

Puede,  y  ya  su  gr^n  fineza, 

Que  ya ,  si  aun  no  les  fii|ti, 

Indecisa  titubea; 

Pero  mi  triunfo  no  estriba 

En  que  estos  hombres  no  tengan 

El  alimento  preciso. 

Sino  en  los  que  se  le  niegan. 

SAN  mCUBL.' 

Pues  tú  mismo  lo  qne  has  hecho 
Deshaz,  para  que  obedezca 
LudoTico  la  ley  santa. 

luzbel; 
¿Yo  contra  mi  mismo?  ¡Pesia 
Mi  desdicha  1 

SAN  MIGUEL. 

Y  fabricar 
Otro  convento,  en  qné  tenga, 
A  pesar  tuvo,  Francisco 
Mas  hijos  de  so  obediencii. 

LUZBEL. 

Pues  yo,  ¿cómo? 

SANHIGOBL. 

NorepllqQM; 
Lo  mismo  has  de  hacer  qio'bleten  - 
Francisco.  Vé  á  f a  contenió,  - 

Y  á  sus  frailes  con  prtHtadá  ' 
El  querer  desamptwe. 
Reprehende,  y  por  to  enenla 
Corre  desde  noy  su  aümeald , 

Y  ba  de  ser  para  que  pModMi 
Sustentar  afganos  pooret,- 


Como  lo  manda  la  rdgla, 
Que  Dioi  dictó;  pairle  InogOr  - 
Y  hasta  tener  míen  naem. 
Lo  que  te  mando  ejecuta, 
Sin  que  en  nada  retrocedas , 
Porque  otra  let  á  Francbco 
En  sus  frailes  no  te  «treTas.  ^ 
(•Fa  subiendo  !a  apariencia  poe$á  poea^ 
mientras  LuzM  dice  estíi  tfersos.) 
luzbel. 

Preciso  es ;  mas  permitidme 
Que  de  tan  cruel  sentincia. 
Mis  seniimlentoi  apéfen  * 
Al  allYio  de  la  «fueji. 
Vos  i  no  le  diitete  al  hombre, 
Porqne  k  lo  mejor  atienda , 
Dejando  aparte  loi  cinco 
Sentidos,  las  tre4  potencias? 
jL  A  la  Yolantad'no  t»a8ta'. 
Sq  entendimiento  por  rienda  f 
También  al  entoifaimbnlo 

tSu  memoria  no  le  acuerda 
a  brevedad  de  la  rida. 
Que  hay  muerte,  que  hay  gloria  y  pe- 
Si  esto  no  iMiU ,  1 00.  tiene  [na? 
Celestial  inteligeücU, 
Que  le  aaiiiia  por  instanties? 
Bien  ventajoso  polM,   - 
Pues  yo  nq  tengo  mai  annts 

gue  su  natortrilaqiiezi.   ' 
i  estas  vuestra  aooeraiia 
Absoluta  Omnipotencia, 
No  solamente  me  quita 
Tantas  veces  qué  ose  do  elbs, 
Sino  hoy  me  manda  qaevo 
Contra  mi  mismo  lu  Yndva, 
¿Para  qué  son  perm^ioneif 
SálYense  todo'i ;  ño  taiHii 
El  hombre  volnntAd  propria ; . 
Solo  se  cúmplala  vaestra; 
Pero  ¿para  qué  me  eanso. 
Si  el  ejecutarlo  es  (berza  t 
Porque,  4  mípeisár,  los  hombres 
A  obedeceros  aprendan. 

A  un  tiempo  $e  athre^  la  aparienOa^ 
pase  Luzbel^peaka  BLGUABDIAN, 
FRAY  ANTOLIU,  F^AY  PEDRO  T 
FRAY  NICOLÁS. 

A  unto  extremo  ba  llegado. 

qii*nniAÍi. 
Padre,  ¿eso  ba  laeedidot 

PÉAT  AÜTOLUC. 

Milagro  pateiite  ba  «ido 
El  haber  vivos  llégalo. 

raav  iogoláí. 
Jamás  en  Un  gnodé  «nieto 
Convento  no&rff  ae  n6. 

aokwám. 

Limosna  Ul  vea  ffll^; 

Has  perderles  el  reqieto 

Con  extremo  anmcjante. 

Tan  ircaraiieicaWarttig, 

*  No  se  ba  visto.  / 

PftATAtmUH. 

Btat*  la  paettt  :. 
Llegó  el  eseiudroE  vof  amé 
De  mnebacboa,  düpifMido 
Piedrar^y  boo  dQo^.  «BsMi 
Vaya  del  lego  A  la  leata.» 
Pero  no  se  foé  aUbaadb    .-  ' 

eimanoebo,V9toAlal» 
Del  Intento ,  «taftqiia  M  vliMih 
Que  yo  ilavabi  en  la  Mfto 
CooM  00  imla  !■  MéHlal, 
YádarleWéndiísM. 


S9S 

cvahoiaiv. 
Pero  ¿  le  hito  algnn  mal? 

FRAY  AXTOLHf. 

No; 
Las  narices  le  aplastó. 

GUARDIAN. 

¿Qué  dice,  hermano? 

FRAT  AirrOLlN. 

Sí,áfe. 

GUARDIÁN. 

Pero  ¿le  hizosaugre? 

FRAT  ARTOLIN. 

Bisa 
Me  da ;  pues  ¿no  era  forzoso? 

GOARDIAN. 

¡  Jesús !  ¡  Sangre  en  an  religioso ! 

FRAT  ANTOLIR . 

A  bien  que  no  soy  de  misa. 

FRAT  PEMO. 

Padre  Onnrdian,  ya  nos  vemos 
Con  tan  gran  necesidad, 
Que  salir  de  esta  ciudad 
Luego  es  fuerza;  no  esperemos 
A  (]ue  después  no  podamos. 

FRAT  IflCOLÁS. 

Rl  esperar  á  mañana. 
Padre,  es  esperanza  vana , 

Y  de  I»  suerte  que  estamos,  " 
Otro  dia  mas  pudiera 

Con  las  vidas  acabar. 

GUARDIAII. 

A  poderlo  remediar 
Con  la  mía,  la  perdiera 
Gustoso  en  esta  ocasión, 
Por  lo  que  se  ba  de  decir, 

Y  porque  lo  ha  de  sentir 
Toda  nuestra  religión. 

FRAT  ANTOLflf. 

Solo  por  la  fe  la  vida, 
Padre,  se  debe  perder; 
Mas  morir  de  no  comer 
Es  necedad  conocida. 
Que  al  derecho  natural 
Ninfl^n  precepto  prefiere; 

Y  el  primero  que  yo  viere 
Con  pan,  por  bien* ó  por  mal , 
Conmigo  habrá  de  partir. 
Aunque  un  obispo  te  traiga, 

Y  si  no,  caiga  el  que  caiga. 

GÜAlIDlAlV. 

¿Eso  un  fraile  ba  de  decir? 

FRAT  ANTOLIN. 

Y  lo  haré. 

FRAT  NICOUS. 

Padre  Gnardian, 
Nuestro  padre  san  Francisco 
Manda  que,  si  no  quisieren 
En  algún  pueblo  admitirnos, 
Pasemos  (Ion de  seamos 
Con  caridad  recibidos; 
Sin  que  prevenir  pudiera 
Que  donde  la  ley  de  Cristo 
Profesan  nos  maltrataran. 
Ni  que  hubiera  tan  implo 
Gobernador,  que  mandara, 
Pena  de  bienes  perdidos. 
Que  nadie  nos  dé  limosna. 

GUARDIAN. 

Padres,  ya  estov convencido; 
En  su  custodia  llevemos 
El  Sacramento  divino 
Descubierto  hasta  salir 
De  la  ciudad ,  que  no  (lo 
De  esta  gente ;  las  reliquias 
Llevariambien  es  preciso , 
Repartidas  entre  todos. 

FRAT  ANTOLIlf. 

Y  el  hermano  Jumentillo 


LUIS  DE  BELHONTE  DERMüDEZ. 

Las  casullas  y  ornamentos 
Llevará,  si  es  que  está  vivo; 
Porque  ayer  le  hallé  comiendo 
De  su  refectorio  mismo 
La  mesa. 

GUARDIAN. 

Vamos. 
Sale  LUZBEL ,  ve^Háo  de  fraile, 

LUZBEL. 

Beogréliai^ 
Hermanos.  {Ap,  ¡Fiero  castigo!) 

GUARDIAN. 

¡Válgame  Dios!  ¿Quién  es,  padre? 
Que  de  verle  aqui  me  admiro. 

FRAT  ANTOLIN. 

¿Por  dónde  ha  entrado  este  fraile? 

FRAT   NICOLÁS. 

Por  la  puerta  no  ha  podido; 
Que  yo  la  cerré. 

LUZBEL. 

No  hay  puerta 
Cerrada  al  poder  divino. 
El  es  quien  (sin  que  pudiera 
Excusarme)  me  ha  traído 
Desde  tan  ignoto  clima, 

gue  el  puesto  donde  yo  asisto, 
n  mi  vocación  constante, 
El  sol ,  general  registro, 
O  le  perdonó  por  pobre, 
O  dejó  por  escondido. 

GUARDIAN. 

Dígame,  ¿qué  nombre  tiene? 

LUZBEL. 

Ni  nombre  es  y  mi  apellido 
Fray  Obediente  Forzado, 
De  antes  Querub... 

FRAT  ARTOLIN. 

Vizcaíno 
Debe  de  ser  el  tal  fraile. 

Gi' ardían. 
Parece  varón  divino. 

FRAT  ANTOLIN. 

Bien  su  palidez  lo  muestra. 

LUZBEL. 

Pues  jamás  tan  encendido 
Tuve  el  espíritu. 

GUARDIAN. 

Padre, 
Díganos  pues  á  qué  vino; 
Que  nos  tienen  recelosos 
Sus  palabras  y  el  prodigio 
De  entrar  cerradas  las  puertas. 
Algún  engaño  imagino 
De  nuestro  común  contrario; 
¡Temblando  estoy! 

FRAT  ANTOLIN. 

Yo  apercibo 
Hisopo  y  agua  bendita, 
Por  si  acaso  es  el  maligno. 

LUZBEL. 

No  teman  y  estéome  atentos : 
Orden  traigo  de  Dios  mismo 
A  boca  de  reprehenderles 
La  poca  fe  que  han  tenido. 
Los  que  siguen  la  bandera 
Del  gran  alférez  de  Cristo, 
iLa  plaza  que  les  entrega 
Desamparan  Aigitivos? 
No  há  dos  dias  naturales 
Que  puso  el  contrarío  el  sitio ; 
¿Cómo  desmaya  tan  presto 
De  vuestra  esperanza  el  briof 
Los  que  debieran  ser  rocas, 
De  corazones  Impíos 
A  los  embates,  ¿qué  oponen, 


Siendo  culpa  lo  indeciso, 
A  riesgos  amenazados , 
Temores  ejecutivos? 
Sabiendo  que  á  nuestro  padre 
Prometió  Dios  que  á  sus  hijos 
No  faltaría  el  sustento, 
¿Incurren  en  un  delito 
Tan  grande  como  el  pensar 
Que  pueda  lo  que  Dios  dijo 
Faltar?  {Ap.  ¡Que  yo  tal  pronuncief) 
Crean  {Ap.  ¡Volcanes  respiro!) 
Que  cuando  de  todo  el  orbe 
Cerraran  á  un  tiempo  mismo 
Los  vivientes  racionales 
A  la  piedad  los  oídos. 
Los  ángeles  les  trajeran 
El  sustento  prometido 
De  su  Criador,  ó  el  demonio, 
Porque  fuese  mas  prodigio. 

FRAT  ANTOLIN. 

Con  el  fervor  echa  llama 
Por  los  ojos. 

COARMAII. 

Padre  mió. 
Bien  se  ve  que  es  enviado 
De  Dios,  pues  tanto  ban  podido 
Sus  palalnras,  que  mil  vidas 
Diera  primero  á  los  flios 
De  la  hambre,  que  dejar 
De  mi  padre  san  Francisco 
La  casa. 

FRAT  PEDRO. 

No  habrá  ntngvno 
De  sus  verdaderos  bijot 
Que  no  dé  por  Dios  la  vida. 

FRAT  roCOLiS. 

Y  estarán  todos  corridoa* 
Padre,  de  haber  intentado 
Volver  la  espalda  al  peligro. 

Lo  que  fué  natural  miedo. 
En  mérito  han  con?ertldo ; 
:Qué  presto  á  lo  mejor  ▼nelfcn 
Los  que  de  Dios  asistidos 
Están! 

FRAT  ARTOLIN. 

Padre,  esta  es  pregmrta: 
Estándome  yo  qoedito. 
Sin  buscar  algo  c|ae.eoBia, 
¿Será  nadeeer  maitlrio 
Por  Dios  el  morir  de  iMnJIn? 

LOBSBL. 

Juzgo  que  no;  nas  le  ataM 
Que  coma  moy  presto. 

raAT  aaroLOL 

Lnege 
Fuera  mejor^  padre  mío; 
Que  ya  se  derra  el 


LUtaBli. 

Hermanos,  con  saerflMot 
Satisfagan  la  Maorow 
Queja  del  Autor  ditlao; 
De  su  alimenlo  bm  «dcmiio 
Desde  luego,  badendo  oi&eio 
De  limosnero. 

raAT  AinroLui. 

¿Linosoas 
En  esu  ciudad?  le  rio. 


Presto  saldrá  da  este 
Que  el  hermano  ha  da  ir 

raATA^treuiL 
Yo  no  me  atrevo. 


FrayáDloUB. 


lifO. 


Mo 


FRAT  AXTOLIlf. 

¿Quién  le  dijo 

9 

l.t'ZBCL. 

Yo  le  conozco. — 
relian ,  no  dé  indicio 
abra  esas  puertas. 

GUARDIAN. 

;el;  no  replico. 

FRAY   AMOLIÍf. 

na  se  cura 
í]ae  el  olorcillo 
re. 

GOARDIAM.  {Áp.) 

Mas  ya  el  cielo 
iiién  es  aviso. 
Hos! 

LU7.BFJ.. 

A  los  frailes 
e  eslán  rendidus. 

GUARDUn.  {Ap.) 

5te  portento 
iles  es  preciso. 

LUZBEL.  (Ap.) 
coro,  y  no  teman  ; 
Tas  vo  les  asisto, 
arñ  (fe  lobos 
de  Francisco. 

GUARDIAN. 

I  Dios  en  triaca 
ha  convertido. 
uardian^  fray  Pedro  y  fray 
y  quedan  tolos  fray  AntoHn 

LUZREL. 

irguenas.  padre, 
iga  lo  preciso 
; :  que  manara 
el  junoeDiilIo. 

FRAY  A^ÍTOLIX. 

e  volveremos 
o  con  lo  mismo 
nos. 

LCZDEL. 

Tan  cargado 
er,  sin  pedirlo, 
llegar  al  convento 
do. 

FRAY  AÍJTOLm. 

Y  aun  molido, 
lentran  los  muchachos. 

LCZBEL. 

mes  va  conmigo; 
tras  les  «ffsliere, 
6  recelar  peligros. 

FRAY  AXTOLIX. 

qué? 

LUZBEL. 

Porque  ya  tienen 
contrario  amigo. 


INADA  SEGUNDA . 


GUARDIAN,  FRAY  PEDRO 
Y  FRAY  NICOLÁS. 

FRAY  PEDRO. 

>n  prodigioso, 
ardían;  sus  portentos 
mano  desmienten. 

GUARDIAPf. 

os  santos  leemos , 


EL  DUBLO  PREDICADOR. 

Padre,  portentos  tan  grandes, 

Y  eran  humanos. 

FRAY  NicoiJls. 

Es  cierto, 

Y  que  podia  Dios  en  este 
Obrar  lo  que  en  aquHlos, 

Y  mas,  sí  Tuere  serYído. 

FRAY  PEDRO. 

Claro  eslá ;  pero  no  e.s  eso 
Lo  que  nos  tiene  confusos. 
Sino  ignorar  en  qué  reino 
O  en  qué  provincia  este  santo 
Tomó  el  hábito;  porque  esto 
Ni  él  ha  querido  decirlo. 
Ni  hemos  podido  saberlo; 
Con  que  jor^o  que  no  es  fraile; 

GUARDIAIf.  {Ap.) 

Ni  aun  quisiera  parecerlo. 

FRAY  RICOLÍS. 

Yo  he  pensado  que  es  Elias, 
Porque  manda  con  imperio 
Notable  y  con  aspereza. 

GUARDIAIf.  {Ap.) 

No  asistía  en  tan  ameno 
País. 

FRAY  PEDRO.  - 

Yo  creo  que  es  ángel. 

GUARDIAIf.  {Ap.) 

Puede  ser;  pero  no  bueno. 

FRAY  PEDRO. 

Porque  sufrir  cada  diar 
Un  trabajo  tan  inmenso 
C'Omo  andar  la  ciudad  toda 

Y  asistir  en  el  convento, 
Que  labra  con  tanta  priesa, 
Trabajando  y  dispeniendo , 

Y  hallarse  presente  en  casa 
(Cuando  importa,  siendo  cuerpo 
Humano,  fuera  imposible, 

Sin  que  tal  vez  por  lo  menos 
El  cansancio  le  rindiera. 

GUARDIAX. 

Solo  asegurarle  puedo, 
Padre,  que  Diosle  ha  enviado; 
No  examinen  sus  misterios. 
A  fray  Forzado  oi)edezcan 
En  todo,  pues  cuanto  ha  hecfio 

Y  cuanto  na  mandado  es  justo; 
Que  yo  también  le  obedezco, 

Y  soy  su  guardián. 

Sale  FRAY  ANTOilN. 

FRAY   ANTOLI?f. 

No  hay  parte 
Segura  de  este  hechicero; 
Dos  gazapos  roe  ha  siftado 
Que  escondí  en  un  agujero. 
Con  una  vara  de  hondo; 
Por  mi  mal  vino  al  convento. 
Él  ha  dado  en  perseguirme. 

GUARDIAN. 

Fray  Antolin ,  pue8.¿Xan  presto 
Se  vuelve  ácasa? 

FRAT  AirrOLIÜi 

Si,  padre; 
Que  dos  veces  el  jumento 

Y  yo  venimos  cargado»^ 

Y  es  fuerza  volverme  luego; 
Que  quedan  muchas  limosuaa 
Por  traer. 

GUARDIAX. 

Gracias  al  cielo; 
¿Dónde  queda  fray  Forzado? 

FRAY  AKYOUX. 

No  sé ;  que  solo  le  vea 
Cuando  él  quiere  que  le  vm. 


SS9 

En  la  obra  del  convento 
Que  labra  está  todo  el  día; 
Pero  no  deja  por  eso 
De  entrar  en  mas*  de  mil  casas. 
Él  camina  mas  que  el  viento, 

Y  trabaja  por  cien  hombres; 
En  la  fabrica  un  madero 

No  le  pudieron  subir 

Veinte  hombres;  llegó  k  esJle  tiempo, 

Y  asiéndole  por  el  cabo> 

A  uo  agacharse  tan  presto 
Los  que  arrU)a  le  esf)erahan. 
Los  birla,  yi  vienen  al  srtelo; 

í  GUARDIAN. 

Esa  bien  se  ve  que  es  (herza 
Sobrenatural. 

FRAT  ANTOLIX 

A  tiempos 
Está,  que  parece  un  ángel, 

Y  otras  veces  en  el  eiele 
Pone  los  ojos,  j:  brama* 
Como  un  toro,  y '/«sospecho 
Que.  aunque  éi  disimalai  tiene 
Muchos  males  encubiertos, 

Y  sin  duda.que  son  llagas; 
Que  liuele  muy  mal  el  sid^vo 
De  Dios. 

GUAilDUn. 

Calle;  queyarviejie. 
Sale  LUZBEL, 

LUZBEL. 

Deo  gratias, 

GUARDIAN. 

En  la  tierra  y  cielo 
Se  las  den  ángeles  y  hombres. 

FRAT  ANTOUN. 

Temor  me  causa  y  respeto. 

FRAT  PEOaOi 

Y  á  todos. 

GUARDIAIf. 

Sea  bien  venido 
Su  caridad. 

LUZBEL. 

Va  va InegOt 
Fray  Antolin,  á  la  casa 
De  don  César;  qoe  allá  dejo 
Seis  aves  y  unasotonservas. 
Tráigalas ,  y  al  enfermero 
Las  entregue. 

FRAT  AlITOUftr 

Voy  volaiKUr. — 
Venga  conmifso,  fray  Pedro.     ( YauJ) 

GUURDUlf. 

¿En  qué  estado  tiene,  padre 
Fray  Obediente,  el  coBTento 
Que  labra? 

Ya  está  acabado. 
¿De  todo  puntof 

URIVL. 

£iblaoq«eo 
Le  falta. 

GUARDIAIf. 

Que  me  faa  idroirado 
La  brevedad  le  confieso. 

LUZBEL. 

Pues  habiendo  cinco  meses 
Que  se  abrieron  loscimÍentos« 
lie  ban  parecido  elen  afios; 
Mas  de  mi  parte  no  be  puesto 
Sino  el  hallarme  oresenle 
A  todos,  buscar  olnerO'  ■- 

Y  trazar  la  afffaileotQrfe; 
Pero,  si  el  Autor  eferno 


53i 

Me  lo  liubiiTa  piirmilido, 
£n  cinco  (lias,  y  en  menos, 
lliciiM'a  mas  qnc  cien  hombres 
En  cinco  meses  han  hecho. 

GUARDIAN. 

{Áp.  No  darme  por  entendido 
Será  mejor.)  Ri<*n  lo  creo; 
iVro  Dios  no  hace  mila;;ros 
Sin  necesidad  de  hacerlos. 

LUZUEL. 

Fl  milagro  yo  le  hiciera; 
Que  bástanle  poder  tengo, 
Si  Dios  no  me  lo  coartara. 

GUARDIAN. 

Ya  de  cviiién  es  estoy  cierto; 
No  ha  menester  explicarse. 

LUZBEL. 

No  lo  ignoro.  (Con  falsedad.) 

GUARDIAN. 

Y  de  que  es  menos 
Su  poder  que  el  de  mi  padre 
San  Francisco. 

LUZBEL. 

El  valimiento. 
Padre  (Guardián,  que  su  padre 
Tiene  con  el  Rey  eterno. 
Es  su  poder,  y  que  es  grande 
Por  esa  parte  conlieso: 
Mas  no  es  poder  el  poder 
Que  necesita  del  rue^o. 

GUARDIAN. 

Pues  ¿qué  poder  no  procede 
Del  de  Dios? 

LUZBEL. 

No  argumentemos, 
Tenga  humildad;  que  conmigo 
£1  que  sabe  mas  es  lego. 

GUARDIAN. 

Eso  nunca  lo  he  dudado; 
Mas  1)0  pudo  por  lo  menos, 
Con  cuanto  puede  y  alcanza, 
Lograr  su  mayor  deseo. 

LUZBEL. 

¿No?  Pues  diga, padre,  ¿en  mí 
Qué  castiga  Dios? 

GUARDIAN. 

Su  intento. 

LUZBEL. 

Él  es  muy  buen  religioso, 
Padre  Guardian,  pero  necio. 
Cu-indo  yo  llegué,  ¿no  estaban 
Cobardemente  resueltos 
A  dejar  él  y  sus  frailes 
Diísamparado  el  convento? 
Luego  ya  de  parte  suya 
Logré  mi  intención,  supuesto 
Que,  por  mirarlos  vencidos. 
Se  puso  el  Criador  en  medio. 
Déle  gracias  del  prodigio 
Que  mira ;  pero  creyendo 
Que,  á  ser  su  constancia  mas. 
Fuera  mi  castigo  incnus. 

GUARDIAN.  {Ap.) 

Muy  bien  me  ha  mortificado. 

LUZBEL. 

Es  preciso  hacer  lo  mesmo 
Que,  vivo,  hiciera  Francisco; 
Mire  si  pesar  tan  fiero 
Será  morlifícarion 
Mayor,  Sfdire  el  vituperio 
De  que  el  sayal  de  hrancisco 
Me  disn-ace,  aunque  supuesto. 

GUARDIAN. 

Nunca  se  vio  tan  hoiira<lo 
Desde  que  cayó  del  cielo. 


LUIS  DB  DELMOiNTE  RERMÜDEZ. 

LUZBEL. 

La  memoria  le  ha  faltado. 
Con  el  desvanecimiento 
Que  le  ha  dado,  pues  se  olvida 
De  que  su  origen  (irimero 
Procede  de  polvo  ó  barro. 

GUARDIAN. 

No  me  olvido;  bien  me  acuerdo 
De  que  Dios  al  primer  hombre 
De  aquel  barro  damasceno 
Hizo  con  sus  propias  manos; 

Y  el  ángel  le  costó  menos 
Cuidado,  pues  con  un  fiat,,. 

LUZBEL. 

Esa  materia  dejemos. 
Que  ni  es  de  aquí  ni  él  la  sabe; 
Además  de  que  no  tengo 
Permisión  de  responderle. 
¿Cuándo  quiere  que  empecemos. 
Padre,  la  ruodacion  nueva? 

GUARDIAN. 

Si  le  parece,  sea  luego.. 

LUZBEL. 

A  mí  me  importa ;  ¿qué  frailes 
La  han  de  empezar? 

GUARDIAN. 

Yo  no  puedo 
Nombrarlos;  á  cargo  suyo 
Está  elegir  los  sugetos 

Y  el  número;  por  mi  cuenta 
Corre  solo  el  cumplimiento 
De  lodo  lo  que  ordenare. 

LUZBEL. 

¡Qué  falso  está!  Pero  el  tiempo 
Llegará  presto  en  que  pase 
Otra  vez  de  extremo  á  extremo. 

GUARDIAN. 

Dios  querrá  que  tus  astucias 
Nos  den  mas  merecimiento. 

LUZBEL. 

Si  Dios  lo  ha  de  hacer,  no  dudo 
Que  será  fácil;  mas  ellos 
Ya  sé  yo  cómo  pelean. 

GUARDIAN. 

Que  soy  de  barro  confieso. 

LUZBEL. 

Mire  que  ya  süs  ovejas 
Entran  á  pacer,  y  pienso 
Que  al  pastor  esperan ;  vaya 

Y  cuide  de  que,  en  comiendo. 
No  se  esparzan,  porque  puede 
Perderse  alguna. 

GUARDIAN. 

Yo  creo 
Que  es  ociosa  diligencia ; 
Mas  él  las  guard^  si  hay  riesgo, 
Pues  Dios  le  lía  traído  á  ser 
De  sus  ovejas  el  perro.  (Vate.) 

LUZBEL. 

Fuerza  será,  pues  rabiando, 

Morder  á  ninguna  puedo; 

Mas  de  otra  suerte  algún  dia 

Yo  y  el  pastor  nos  veremos.     {Vate,) 

Salen  FELICIANO  t  JCANA. 

FELICIANO. 

¿Salió  LudoTÍco  ya? 

JUANA. 

Sí ,  mas  te  cansas  en  vano ; 
Que  á  no  verle,  Feliciano, 
Resuelta  mi  ama  está. 

FELICIANO. 

¡Tanto  rigor! 

JUANA. 

No  es  rigor; 
Que  antes  me  ba  dado  á  entender... 


PELICIAXO. 

¿Qué? 

JUANA. 

Que  el  no  quererle  ver 
Nace  de  tenerte  amor; 
Que  es  virtuosa  y  honrada, 

Y  dice  que  aun  el  mas  leve 
Pensamiento  excusar  debo, 
Pues  ya  en  fin  está  casada. 
Su  padre  anduvo  cruel. 

FELICIANO. 

Al  fin  ella  fué  vencido. 

JUANA. 

Y  mire  á  quién ;  mejor  vida 
Pasáramos  en  Argel. 

No  se  ha  visto  hombre  tan  Cero, 
Si  algún  pobre  se  le  llega, 

Y  mas  mientras  mas  le  rue^a. 
Sulo  un  fraile  limosnero 

De  san  Francisco  porGa, 

Y  le  trae  desesperado; 
Nunca  limosna  le  ba  dado, 
PtTO  él  viene  cada  dia, 

Y  le  ha  querido  malar; 
Pero  snlo  con  que  el  santo 
Le  mire,  le  pouf  espanto, 

Y  no  se  atreve  á  llegar. 

A  un  pobre  ayer  un  criado 
Un  i)uco  de  pan  le  dio  • 

Y  al  punto  le  despidió. 
Después  de  muy  maltratado. 
Mi  señora  no  ha  tenido 
Moneda  de  plata  ó  cobre 

(^on  que  dar  limos:. a  i  un  pobre, 
Ni  él  lo  hubiera  consentido. 
De  esto  está  tan  afiigida 
Mi  ama  y  con  tal  temor, 
Que  el  verle  la  causa  borror. 

FELICIA  NO. 

Juana,  aunque  doy  por  perdida 
Mi  esperan/ a,  le  he  de  hablar 
Esta  vez.  quiera  ó  no  quiera; 
Pero  será  la  postrera. 

JUANA. 

Pues  si  lo  quieres  lograr, 
A  esa  cuadra  te  retira: 
Que  sale,  y  se  ha  de  volver 
Luego  que  te  llegae  á  ver. 

FELICIANO. 

Bien  dices.  (Evfrfii 

Sah  OCTAVIA. 

OCTAHA. 

¡Qué  mal  lo  mira 
El  padre  que,  Mlameole 
En  su  codicia  fu  miado, 
A  su  hija  la  da  estado! 
Que  la  mujer  mas  pradeole, 
Si  á  su  esposo  aborredeiMlo 
Está,  y  á  otro  llene  amor, 
Bien  podrá  guardar  sv  hooor, 
Pero  vivirá  muriendo.— 
¡Juana!... 

JUANA. 

¿Que  siempre  has  de  esta 
Hablando  conligo? 

OCTAVIA. 
Sf. 
iOASA. 

Feliciano  ha  estado  aquL 

ÓCTATU. 

No  le  vuelvas  é  nombrar. 
Si  alpiii  gusto  qoieret  danM, 
Mientras  yo  présenle  eslé. 

IDAKA. 

De  aquí  adelante  lo  baré. 


orende  el  nombrarme! 


Suelta. 

FELICIUTO. 

e  bas  de  escocí  i^rme 
;  que  en  mi  rlda 
-le  ni  bablarie. 

para  cnlparmc. 

TELKWyO. 

negarme  puedes 


ni  Tioleiiciai 
Ipa  b  asi  ante, 
enes,  piiesio 
A  ríolcnlarie. 
a  tener  puede 
Id  sangre 
■pido  palabra 
ceslirniasie? 
plica  ron 
lu  semblante, 
!sier  mentir 
lesposascn , 

te  i  uudic, 
«I  postrero 
confesaste. 

u  que  págastes 
!,  en  guerra  vira 
ui  su  estandarte, 
fe  t>  posta 
mpo  consta  me. 
l  (03  ventanas, 
is  umbrales. 

-  Tente ; 
i  mi  decoro  falte, 
Qne  tú  fuiste 
ais  pesares. 

aba  casarme 

¡e  avisarle; 
Iré  mismo, 
■  de  mi  madre, 

ite  te  hallaste, 
■s  que  aqnel  día 
o  sin  citarle, 
liste,  puesto 
te^narle? 
tantos  ruegos, 
te  importarte, 
eliciano, 
les  firmase? 

dias  antes 
licedl)* 
Ibas  delante, 
>  instrumento 
mliarazases. 
él  que  soy  tuya, 
o  prese ntasieT 
el  si  le  diera 


EL  WKBLO  PREDICADOR. 

De  mi  desdicba  i  mi  padre. 
Delante  de  lanu  gente. 
Dije,  TOl viendo  i  mirarte: 
*Ya  llegó  el  lance  fonoso.i 
jPor  qué  entonces  no  llegule  T 
iFuera  justo,  Keliciauo, 
Callando  tú,  (^ae  jo  balilaseT 
;Qué  imporlú  que  me  sirrieru, 
ilecJio  estatua  de  mi  calle. 
Soldado  de  amor,  dlex  alios. 
Si  en  la  ocasión  me  bllaiteT 

IQMltaUelpapA) 
t'sle  papel  dice  (auelt«): 
•No  baj  de  qué  lobrcHllarle; 
Que  espou  toja  et  OctaTla.» 
¿Quién  es  quien  puede  qnejanef 
A  voluntad  luya  puse 
li^lplaioi  iqulén  fkiera  parte. 
Confesando  jo  ser  mió. 
Para  dejar  de  cobrarlet 
Yohice,  eonn.t-elidaQO, 
Cuanto  pude  di  mi  ptrie; 
Arbitrio  en  tu  pleito  tnltle. 
Contra  mí  lesenieocUiie; 
Por  ti  padezco  la  peoa 
Da  cauítTerlo  tau  grande 

V  pesado,  qae  mi  Tida 
Serl  el  precio  deJ  metía; 

V  puesto  que  la  ofendida. 
SoT.T  túquieataTengaile. 
Vete,  jnoTDelTaiiTerme; 

(Rngmelpaptí.) 

Porqae  si  en  estos  umbrales 

l'oiies  las  plantas ,  liaréi 

vive  el  cielo,  que  le  mate 

Ludovico ,  i  quien  lú  proprto 

He  vendiste,  no  mi  padre, 
luesto  q  li  e  los  dos  fuimos , 
infeliz  <r  tú  cobarde.  (Fui 

LDDOTICO.  (Mptiü.) 

i  Qué  escucbot  ¡  Vilgame  el  cielo ! 

FELICUüO. 

^      &  tu  decoro  ntrlse 
Entonces  culpas,  OciariaT 

tUXtlA. 
Gentil  disi:Dlpa:¿penuMe 
"■•-  "TU  pleito  de  m\ai* 


ni  estoy! 

IDAK*. 

Vete ;  que  es  larde , 
V  vendrá  su  espou. 

LUDovKO.  (Ofuln.) 
¡  Hola ! 

Mejor  seri  que  le  btlle 
Solo;  adiós.  '    (Vaw.) 

rsLicuno. 
Vele  ¡-que  yo 
Tengo  disculpa  batíanle. 

Safe  LUDOVICO. 


¡Loco  estoy!  iQue  loi doi 
Yo  infelis  j  tú  cobarde.!  . 


Ludovico  T 


tFeliclaM>r 
rEUGuao. 
A  veros  en  este  inslanie 
lintré;  mas  ya  me  Tolvla. 

LDOOVICO. 

Ved  si  tenéis  qué  mandirme. 

rr.uciun. 
La  bacieada  rala  de  campo 


Quisiera  que  no»  cotnprateU;    ■ 
Pero  ello  le  ha  da  tratar  - 
Hoy  deaptelo,}  ahora  ea  tarde. 


Yo  iré  i,  boicaroi. 


Vuestra  *tda  el  cle|o  guarde 
Up.  Para  que  yo  te  la  qulle}; 
Pwo  mi  peligro  ea  grairta,. 
Porque  son  mncfaot  sdi  donthi , 
V  ton  los  maa  priMlpalae 
De  la.  ciudad,  con  qneeaftiena , 
Cnindocon  la  «UacaouB, 
ElMrdecw||enlbaclaM¿. 
y  *i  ét  primero  fM  aaaaiie 

SDe  Oei»*ta ,  7  etelb  tf  pleito 
ueperdiA.no ef  ' ■--••- 
nFelUanomlft 


Parat 
Slnm: 
Letra 
El  de 
Dice: 


te 


Primero  verai,  iniamo. 
Tu  maerle,  fifen  loa  cfelos, 

(VmíIm  *Mrrt¡ar¡éipeéatM,'\ 

ÍQue  los  pedaina  deJMél 
laa  no  ha  répando  ea  alloe ; 
No  >é  c6mo  loe  lennte. . 

&/«  JUANA. 


Estoy  con  no  mal  da  padar, 
Y  el  bnoM  de  loa  Mpélea 
Me  le  qulu. 

LUNvica.     . 
No  ee  la^  IMI 
ParaiumelelreiMdlo. 

JUU. 

Etie  DO  e>  mal;  que  éa  aefaaqMé. 


[Ap.  ¡  Jesiu  queoialJtfBMMl 
Me  fuera  por  do  .alnrie.) 


No  me  loea  1  ñl  ÚHr 


336 

Podrán  impedir  que  acudan 
A  sus  voces  las  criadas , 

Y  aliogada...  Pero  ya  culpa 
Mi  cólera  la  (ardaii'xa. 

Al  irtet  sale  LUZBEL  por  la  misma 
puerta  y  le  detietie, 

LUZUEL. 

Dale  á  san  Francisco  alguna: 
Limosna.  {Ap.  ¡  Que  yo  impidiera 
De  Oclavia  la  muerte  ii^jusia! 
Ñas  Dios  lo  manda.) 

LrDOTICO. 

No  sé 
Cómo  no  temes  mi  furia, 
Fraile,  fantasma  ó  demonio; 
Sin  duda  tu  muerte  buscas. 
4,  Quó  me  persigues ,  si  sabes 
Ya  por  experiencias  muchas , 
Que  en  mi  no  ha  de  hallar  limosna 
Tu  religión  ni  ninguna? 
¿Quó  me  quieres? 

LUZBEL. 

Reducirte; 
Que  la  Omnipotencia  suma 
Me  lo  manda ,  y  es  forzoso 

9ue  con  sus  órdenes  cumpla, 
puesto  que  lo  obedece 
Quien  de  los  tilos  y  puntas 
De  la  invencible  guadaña 
No  puede  temer  la  furia , 
Obcdoce  tú ,  no  esperes 
Que  el  término  de  tus  culpas 
Llegue ,  cinc  esiá  ya  muy  cerca. 
Palé  f  Lndovico,  aíguna 
Parte  á  Dios,  de  las  rinuczas 
Que  en  esas  arcas  ocultas, 
Para  que  por  ese  medio 
Puedas  aplacar  su  justa 
Indignación .  y  piadoso , 
Sus  auxilios  t'e  rcduzgaa 
A  restituir. 

LDDOMCO. 

Detente; 
Que  me  admiro  de  que  sufra, 
^iven  los  ciclos,  mi  rabia 
Tus  descompuestas  locuras. 
¿Yo  limosna? Vete  luego; 
Que  mi  liacíenda ,  poca  ó  mucha, 
Mi  fortuna  me  la  ha  dado. 

LUZBEL. 

Ludovico,  no  h:iy  fortuna , 

Ni  es  la  que  lu  hacienda  llamas, 

Absolutamente  tuya. 

Y  no  solo  la  adquirida 
Con  viles  cambios  y  usuras 
Oro  es  toda  de  quien  ia  goza. 
Sino  la  del  que  madruga 
Para  el  trabajo  .i  la  aurora. 
Comiendo  de  lo  que  suda. 
Todos  los  (\ue  en  esos  campos , 
Tal  \c7.  con  piadosa  lluvia. 

De  la  tierra ,  común  madre , 
Rompen  las  entrañas  dnras , 

Y  en  sus  senos  animosos , 
Por  depósito,  sepultan 
Del  antecedente  agosto 

La  rica  mies  grana  y  rubia , 
Después  de  muchos  afanes 

Y  esperanzas  mal  seguras. 
Como  á  dueño  de  la  tierra , 
Su  diezmo  á  Dios  le  tributan ; 

Y  él  lo  entrega  á  sus  ministros , 
Con  orden  de  que  consuman 
Kn  si  solo  lo  que  basta , 
Conforme  el  puesto  que  ocupan  ; 

Y  como  sus  mavordomos . 
En  los  pobres  distribuyan 
Lo  dcm.^.s,  (|ue  Dios  en  ellos 
Todas  sus  rentas  vincula. 


LUIS  DE  BELMONTE  DERMUDEZ. 

Cuantos  adquieren  riquezas 
Con  lo  que  al  pobre  le  usurpan, 
No  verán  de  Dios  la  cara, 
Si  no  es  que  la  restituyan 
Como  les  fuere  posible ; 

Y  esto  ninguno  lo  duda. 
Pues  i,  cómo  tú  de  la  hacienda 
Dueño  absoluto  te  juzgas , 
Siendo  corneja,  vestida 

De  tantas  ajenas  plumas? 
Imprudente  almendro,  advierte 
Que,  según  mis  conjeturas, 
Será  de  infinitas  plantas 
Escarmiento  lu  locura. 

LUDOVICO. 

En  tu  vida  he  de  vengar. 
Hipócrita ,  mis  injurias. 

LUZBEL. 

No  te  muevas,  que  no  sabes 
Quién  soy;  atento  me  escucha. 
Mira  queen  ti  solamente 
No  hay  resquicio  ni  disculpa, 
Porque  el  común  enemigo 
De  todos  lu  bien  procura , 
No  solo  por  oprimido , 
Mas  también  porque  sin  duda 
Le  ha  de  quitar  muchas  almas 
El  ejemplo  de  la  tuya. 
Goza  ocasión  tan  dichosa; 
Ni  tus  potencias  (terlurba 
Ninguo  espíritu  impuro. 
Ni  tus  sentidos  ofusca. 
Justicia  y  misericordia 
De  Dios  en  su  muerte  luchan ; 
Déle  á  la  misericordia 
Tu  arrepentimiento, ayuda. 
Mira  que  de  su  justicia 
La  divina  espada  empuña , 

Y  que  su  inmensa  paciencia, 
Que  es  la  vaina  que  la  oculta , 

Se  ha  cansado  ya ;  ¿qué  aguardas? 
Mira  que  ya  la  desnuda. 
Mira  que  el  brazo  levanta. 
Mira  que  el  golpe  ejecuta. 

LUDOVICO. 

Ya  me  arrepiento. 

LUZBEL. 

(Ap.  \  Oh  ,  pese 
Al  infierno !)  Pues  ¿qué  dudas? 
í^a  caridad  es  la  puerta 
Del  perdón,  ñor  ella  busca 
La  entrada;  uame  limosna. 

LUDOVICO. 

Eso  no. 

LUZBEL. 

Vil  criatura , 
Peor  qup  Luzbel  te  juzgo , 
Pues  si  él  pudiera ,  sin  duda 
Fuera  su  arrepentimiento 
Tan  grande  como  su  culpa, 

Y  tú ,  pudiendo ,  no  quieres. 

LUDOVICO. 

Pues  esta  vez,  aunque  huyas. 
Te  he  de  malar. 

LUZBEL. 

No  te  acerques , 
Por(|uc  haré  que  se  reduzga 
Tu  forma  á  menos  (jue  á  tierra ; 
Que  aun  eso  no  has  de  ser  uunca. 

LCDOVfCO. 

¡Hola ,  Alberto ,  Celio !  este  hombre 
Me  atemoriza  y  asusta. 

Salen  ALBERTO,  CELIO,  OCTAVIA 
T  JUANA. 

CELIO. 

Señor ,  ¿  qué  mandas  ? 


OCTATU. 

¿Qué  es  esto? 

ALBERTO. 

¿Porqué  das  voces? 

JUAIIA. 

Sio  dada 
Que  ha  sido  el  fraile  la  causa. 

LUDf^TICO. 

¡Que  en  mi  c^sa  no  se  cumpla 
Lo  que  mando!  ¿No  oa  be  dicho 
Que  no  dejéis  entrar  nunca 
A  este  fraile? 

CELIO. 

Por  la  puerta 
No  ha  entrado. 

ALBCBTO. 

Es  cierto. 

JOAXA. 

Siflduda 
Que  es  santo. 

OCTAVIA. 

Padre .  por  F)ioi, 
Que  excuse  una  desventara. 

LUZBEL. 

A  estorbar  la  vuestra  vine. 


¿La  mía? 


Sí. 


OCTAVU. 


LUZBEL. 


OCTAVIA. 

Fuera  injosla. 

LUZBEL. 

Ya  sé  qne  estás  inocente  • 
Mas  los  indicios  os  culpan. 

OCTAVIA. 

Pues  ¿qué  haré? 

LCZBKL. 

YbiMdaospneds 

Aconsejar:  que  la  fbn 
Es  confesaros  enlpadá* 

OCTAVU. 

Yo  esperó  en  la  siempre  pan 
Madre  de  Dios ,  qne  me 

LUDOVICO. 

Hombre ,  vete ,  y  no  preí 
Que  mi  firme  intento  nraden 
Tus  palabras  imporlanas;' 
Que  aunque  fueran  mff  rlqanss 
Las  de  Creso  y  Midas  Janlas, 
No  hallar&s  en  mi  linoana. 

LDIBBL. 

No  hemos  menester  la  tuja; 

Tú  necesitas  de  darla , 

Que  á  mis  frailes  solmn  Biehas, 

Pues  oue  con  ellas  snsleQlan 

Trescientos  pobres  en  Laca: 

Ya  te  dejo;  pero  rain 

No  añadas  culpas  á  enlpM; 

Que  está  inocente  qaleii 

Que  lu  deslionor  procan 

{Ap,  ¡  Qne  mi  soberbia  ii 

Kn  tan  infame  coynndn 

Oprima  el  Criador  etcrao! 

¡  Oh  nunca ,  Fnnclseo,  oh 

A  humildad  tan  poderota 

Se  opusieran  mis  astOciAs!)      {f^ 

LUDOVICO. 

FMe  sabe  ya  mi  afrania ; 
En  la  quinta,  mas  otolU 
Podrá  estar  su  muerte » es  i 
Que  pueda  saUr  de  Li 
Poniendo  en  salvo  mi  ~ 

Lo  mejor  será  que  Inyw. 

ocravtté 
¿Eso  dices,  nccI^T 


LDDOTICO. 

Octavia , 
lie  roe  disgusta 
}ue  por  unos  días , 
sí  en  ella  me  busca , 
IOS  de  ir  á  la  quinta, 
ees? 

OCTAVIA. 

¿Eso  prepfuntas? 
ledo  decir,  si  sabes 
voluntad  es  tuya? 

LDDOVICO. 

iz  poner  la  carroza.— 
erto,  para  que  suplas 
egocios  mi  ausencia , 
aras. 

ALBERTO. 

Pues  tú  gustas, 
ré 

LDDOYICO. 

Vamos ,  Octavia. 

JDAfíA.  (Ap,) 

!  este  disimula 
paia  matarle. 

OCTAVIA.  (Ap,) 

icia  roe  asegura. 

LÜDOVICO.  {Ap.) 

verás ,  infame , 
¡O  que  mi  injuria. 
(Vame.) 

laU  FRAY  ANTOLIN. 

FRAY  A5T0LIPI, 

tillo  mi  maña 
II  el  donado, 
iesafíado 

nbre,  á  la  campaña; 
z  la  be  de  malar, 
1  persecución 
te  fraile  Nerón 
)oeda  librar. 

0  escóndeme  quita, 
►tro  no  puede  ser , 

ie  pueda  valer 
mas  exquisita, 
sgalo  consigo, 
anos  suyas  no  caiga, 
obligado  á  que  traiga 
s  bienes  conmigo. 
:as  traigo  rellenas; 
*0D  la  costumbre , 
rá  pesadumbre , 
D  de  alacenas, 
oue  este  fray  Forzado 
abajo  no  enferme; 
í  come  ni  duerme, 
piritu  be  pensado. 
'  que  mas  asombra , 
tos  por  la  calle, 
a  vuelvo  á  miralle, 
erpo  no  hace  sombra. 
ento  fundando 
on  prisa  tanta , 
5l  lugar  so  espanta ; 
pre  regañando. 

1  pecho  presamo 
tabaco  de  hoja , 
aliento  que  arroja 
rices  es  bumo. 
dado  en  perseguir 
ejarme  comer; 

3  le  ha  de  valer, 
ha  de  presumir 
OT  en  el  convento, 
iré  seguro, 
my  lejos  del  muro; 
¡lio  me  siento, 
o  señorea , 
alguno  pasare , 

.  DE  L.-u. 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

Primero  que  en  mi  repare , 
Es  fuerza  que  yo  le  vea. 
Polla ,  empanada  y  pernil 
Triiigo  ;  que  es  bueno  imagino 
El  pan;  mas  lo  que  es  el  vino, 
Puede  arder  en  un  candil. 
A  Heliogábalo  me  igualo  , 

Y  nunca  el  comer  condeno 
Si  lo  que  se  come  es  bueuo, 
Porque  todo  es  de  regalo. 

Vo,  en  fin,  no  tengo  otro  gozo« 
Mi  estómago  es  un  abismo, 

Y  cuanto  como,  es  lo  mismo 
Que  si  cayera  en  un  pozo. 
No  ha  de  estar  de  manlHesto 
Todo ;  conforme  comiere 
Saldrá ,  porqu^  si  viniere 
Alguno,  lo  esconda  presto; 
Salga  el  pernil. 

Sale  LUZBEL. 


LUZBEL. 

i  Qué  cruel. 
Señor,  os  moslrais  conmigo! 
¿  Yo  amigo  de  mi  eMemigo  ? 
¿Sirviendo  al  hombre  Luzbel? 
i  Oh ,  pese  á  la  pena  mia ! 
¿De  Francisco sostitato 
Es  ¡  oh  poder  absoluto ! 
Quien  quiso  dar  luz  al  dia? 
Basta  tan  fiero  tormento , 
Y  cuanto  me  habéis  mandado, 
Señor,  está  ejecutado; 
Que  de  este  rico  avariento 
La  proterva  obstinación 
Solo  la  podrá  vencer 
Vuestro  absoluto  poder. 
A  estorbar  la  ejecución 
De  dar  muerte  á  su  mujer 
Voy.  {Ap.  Ya  el  lego  se  ba  sentado 
A  comer  lo  que  ha  ocultado 
De  mi ;  mas  no  ha  de  comer 
Nada  de  loque  ha  traído. 
De  esta  suerte  haré  que  crea 
Que  no  le  be  visto,  y  me  vea.) 

FRAY  ANTOLtir. 

Pardiez ,  que  no  le  ha  valido 
A  fray...  ¡Válgame  san  Pablo ! 
f.  Cómo  este  fraile  llegó 
Tan  cerca,  sin  verle  yo? 
Santo  es ;  mas  no  es  sino  diablo. 
No  me  ha  visto. 

( Guarda  lo  que  estaba  comiendo. ) 

LUZBEL.  (Ap.) 

Ya  guardó 
Lo  que  á  comer  empezaba. 

FRAY  ANTOLin. 

Pues  que  no  puedo  escaparme, 
Preciso  es  llegar.—  Deo  gralias. 

LUZBEL. 

¿Fray  Antolin? 

FRAY  AIVTOLIN. 

Padre  rolo, 
¿Dónde  va? 

LUZBEL. 

Voy  á  la  granja 
O  quinta  de  Ludovico, 
A  impedir  una  desgracia ; 
Mas  él  ¿á  qué  vino  al  campo? 

FRAY  ANTOLi:*!. 

Es  que  el  médico  me  manda 
Que  ande  todo  lo  que  pueda, 
Y  sea  por  tierra  llana , 
Porque  tengo  humores  gruesos. 

LUZBEL. 

Si  en  el  comer  se  templara , 
Los  humores  consumiera ; 


Seis  frailes  se  sostentaran 
Con  lo  que  el  padre  Antolin 
Come. 

FRAY  ANTOLIN. 

No  tengo  otra  falta. 

LOZBKL. 

De  esa  se  originan  muchas. 

Porque  la  regla  relaja 

De  su  padre  san  Francisco, 

Y  la  devoción  estraga 
También  de  sus  bienhechores 
Viéndole  por  las  mañanas, 

Y  aun  por  las  tardes,  tomar 
Chocolate  en  veinte  casas. 

FRAY  AlfTOLDf. 

Padre,  lo  que  me  dan  tomo, 

Y  esto  mí  regla  lo  manda. 

LUZBEL. 

Mas  esto  se  entiende  cuando 
Con  necesidad  se  baila. 

FRAY  ARTOLIH. 

Muchas  veces  he  querido  . 
Vencer  de  mi  hambre  el  ansia ; 
I  Mas  no  he  podido,  que  luego, 
Con  los  regalos  que  sacan , 
Me  engaña  el, demonio. 

LUZBEL. 

Miente ' 
Su  flaqueza  es  quien  le  engaña*. 
¿Hale  propuesto  el  demonio 
Alguna  vez,  entre  tantas , 
Que  la  gula  no  es  pecado  ? 

FRAY  ANTOLIN. 

No,  pero  gula  seUama 
Comer  sin  gana,  y  á  mi 
Jamás  me  faltó  la  gana. 

LUZ8EL. 

Su  hambre  y  la  sed  que  tienen 
Los  hidrópicos  son  falsas. 

FRAY  ANTOLIN. 

No  tal ;  que  cuanto  yo  como 
Es  salida  por  entrada. 

LUZBEL. 

¿No  come  en  el  refectorio. 
De  pan ,  como  de  vianda , 
La  ración  suya  y  la  roía  ? 

FRAY  ANTOLIN. 

Si ,  Padre. 

LUZBEL. 

Pues  ¿no  le  bastan? 

FRAY  ANTOLIN. 

Dos  raciones  son  «hermano , 
Para  mi  dos  aYellanas. 

LUZBEL. 

Que  no  reviente  me  admira. 

FRAY  ANTOLIN. 

Gracia  ba  tenido. 

LUZBEL. 

Seennña; 
Que.  á  tener  gracia ,  no  nabiera 
Perdido,  hermano,  mi  patria. 

FRAY  ANTOLIN. 

¿Su  patria  perdió  por  eso? 

LUZBEL. 

Sí ,  porque  perdi  la  gracia 
De  mi  rev,  y  fué  preciso. 
Aunque  a  mi  pesar,  dejarla. 

FRAY  ANTOLIN. 

¿Qué  reino  es  ese? 

LUZBEL. 

Eitá  en  clhna 
Tan  remoto,  qué  argonauta 
Ninguno  le  ba  deseobierto , 
Y  será  noticia  Yana. 


337 


858 

FBAT  ARTOLIlf. 

Pues,  8Í  no  te  han  descoblertOi 
¿Qoién  le  trajo  al  Padre? 

LUZBEL. 

¿  Cuáotas 
Veces  he  dicho  á  los  padres 
Que  Dios? 

FBAT  ANTOLIlf. 

La  boca  me  tapa. 
Alli  vieocD  unos  pobres. 

LOZBBL. 

4  Ah ,  hermanos? 

nUT  AlTTOLlIf. 

¿Porqué  los  llama? 
Déjelos;  qne  andan  bascando 
Sitio  para  su  matanza. 

LUZBEL. 

Lleguen,  hermanos. 

FRAY  ANTOLIH. 

Si  aqui 
No  podemos  darles  nada , 
¿Qué  los  quiere? 

LUZBEL. 

Si  tuYieran  s 
Necesidad ,  no  ftiliara. 

Salen  ties  pobres. 

POBRE  i." 

Nuestro  santo  limosnero 
Es. 

POBRE  2.* 

Padre  mió. 

POBRE  5.* 

Bien  baya 
Quien  por  nuestro  bien  le  trajo 
A  Luca. 

LUZBEL.  {Ap.) 

Y  por  mi  desgracia. 
¿Comieron  en  el  convento? 

POBRE  i.^ 

Llegamos  tarde. 

PRAT  ANTOLm. 

Esa  es  trampa; 
Que  á  los  tres ,  y  yo  presente , 
Les  dieron  boy  su  pitanza. 

POBRE  i.® 

Pero  tengo  seis  chiquillos , 
Y  i  mimvjer  en  la  cama. 

PRAT  ANTOLIlf. 

Sí  de  esa  suerte  procrea, 
¿Quién  á  sustenurlos  basta? 

POBRE  2.** 

Pues  yo  tengo  nueve ,  y  nunca 
Sale  mi  mujer  de  casa, 
Porque  es  manca  y  es  tullida. 

PRAT  ANTOLIlf. 

Nueve  ha  parido,  ¿y  es  manca? 
Vayanse  con  sus  imperes 
A  una  isla  despoblada ; 

8ae  en  poco  tiempo  pondrán 
n  ejército  en  campaOa. 

POBBE  3.® 
Yo  no  tengo  hijo  ninguno; 
Mas  tengo  un  padre,  que  pasa 
De  nóvenla  años. 

FRAY  ANtOLIN. 

En  vano 
ReOeren  aqui  sus  plagas ; 
Vayan  después  al  convento. 

LUZBEL. 

Mucho  siento  que  no  traiga , 
Hermano ,  algún  regalillo 
Para  la  que  está  en  la  cama 
Enferma ;  mirelo  bien. 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMUDEZ. 

FRAY  ANTOLm. 

¿Qué  he  de  mirar?  ¿Es  matraca  ? 

LUZBEL. 

Pues  vo  los  llamé ,  y  es  fuerza 
Que  lleven  algo. 

FRAY  ANTOLIN. 

Pues  haga 

gue  una  docena  de  cuervos 
n  los  picos  se  lo  traigan ; 
Que  aqui  no  hay  otro  remedio. 

lozbel. 

Si  habrá ,  tenga  confianza , 

Y  á  sus  mangas  eche ,  hermano, 
La  bendición. 

FRAY  ANT0Lnf.^(i4|».) 

No  hay  humanas 
Diligencias  contra  este  hombre; 
Él  me  vio  comer. 

luzbel. 

¿  Qué  aguarda  ? 

FRAY  ANTOLIN. 

Mejor  será  que  eche  el  padre 
La  bendición  á  sus  mangas , 

Y  deje  las  manganetas. 

luzbel. 

No  me  repliaue  palabra ; 
Porque  haré... 

FRAY   ANTOLIN. 

Ya  le  obedezco; 
Pero  de  tan  mala  gana , 
Que  no  será  de  provecho. 

LUZBEL. 

La  bendición  ya  está  echada ; 
Mire  ahora  lo  que  el  cielo 
Envia. 

FRAY  ANTOLIN. 

No  envia  nada ; 
Huero  salló  este  milagro. 

LUZBEL. 

No  gaste  conmigo  chanzas; 
Saque  de  la  manga  izquierda 
Medio  pernil,  que  ese  basta 
Para  ese  pobre  y  su  padre. 

FRAY  ANTOLIN. 

Aqui  no  hay  remedio. 

POBRE  9.* 

í  Extrema 
Maravilla ! 

POBRE  3.* 

Si  por  cierto. 

LUZBEL. 

Cocido  está. 

POBRE  1.® 

¡Cosa  rara! 

FRAY  ANTOLIN. 

Y  aun  digerido  estuviera , 
Si  un  instante  se  tardara 
El  padre. 

LUZBEL. 

Déle  á  ese  pobre. 

FRAY  ANTOLIN. 

Mejor  es  que  le  reparta 
Entre  los  tres. 

LUZBEL. 

No  le  pido 
Consejo ;  déle  á  Dios  gracias, 

Y  tenga  fe. 

FRAY  ANTOUN. 

Los  milagros 
Como  este  se  obran  con  maQa. 


FRAY  ARTOUR. 

Tome, 

Y  mal  provecho  le  haga. 

LUZBEL. 

Para  este  pobre ,  que  tiene 
A  su  mujer  en  la  cama , 
Saque  una  polla. 

FRAY  AirroLOf. 
SI  hay  polla, 
Que  quede  repuesta  basta. 

LUZBEL. 

Yalehedlcbo... 

FRAY  ARTOUR. 

No  86  enoje. 
(Ap.  Los  diablos  lleven  tu  ahas.) 
Aqui  está  ya ,  tome. 

PORRI  i.* 

Y  viene 
Cocida  y  salpimentada. 

FRAY  ARTOLIN. 

La  salpimienta  se  melva 
Solimán. 

LUZML. 

Una  empanada. 
Que  tiene  dentro  un  gaiapo, 

Y  está  en  la  derechR  nuBÍa, 
Saque  al  momento. 

FRAY  ARTOLUL 

UuuDa: 

Tome. 

PORRI  3.* 

Quien  con  Dios  alcanza 
Tanto,  eternamentd  vira. 

LOXRCL. 

(Ap.  Esa  es  mi  oíayor  desgracia) 
Saque  un  pan. 

FORRE  i.* 

Uopianeapoeo. 

FRAT  ARTOUI. 

No  hay  mas. 

POBU  i.* 

Habrá  iMaaila 
La  cosecha,  paesnoMifiaB 
Mas  de  un  pan. 

PORRB  1.* 

Probo  Mi Mta. 

#0RRB  S.* 

Mucho  nos  dan ,  porque  eala  alo 
Le  abarató  la  abandandii 

FRAT  AinOUB. 

Pues  tierru  hay»  fnw  «MquelNr 
Un  pan  cada  goU  de  ana. 
Lloviendo  á  pedir  de  mcr. 
El  pan  no  se  aberatert. 

Padre,  ¿habrá 00  trafedevioa? 

FRAY  AmOUR. 

¿Vino  Umbien?  i  Giloban! 


Désele  pues. 


LUZRRL. 
POBRE  2.® 

Venga. 


Pues  saqne  ona. 

FRAT  AMTOUR. 


Advieru  qoe  es  cargo  de  alma. 
Déjele  para  laaaalau; 
Que  es  vino  del  eiekK 


Bacasa 
Tienen  de  eie  propio  «loo; 
,  Qué  espMR  t  La  calaban 


lyueesi 
Les  dé. 


PRAT  ARTOUR. 

Tomen;  qoe  014* 
Les  diera  calabaiadM. 


LUZBEL. 

en  ir. 

POBRE  2.* 

Primero 
isar  sus  plantas. 

LUZBEL. 

allá. 

POBRE  3.° 

No  quiere 
idezcamosnada. 

LUZBEL. 
POBRE  2.® 

Adiós,  padre  mió. 
aspereza  tan  santa !} 

{Vanse.) 

LUZBEL. 

écele  justo 
»ensas  las  mangas 
¡to  tan  sagrado? 

FRAY  ASTOLIJI. 
LUZBEL. 

O  me  diga  nada. 

FRAY    AKTOLIN. 

de  I>ios  le  pido 
to  no  sepa  nada 
ligioso ,  y  déme 
¡  mil  patadas. 

LUZBEL. 

án ,  pero  haré , 
andarse  no  traía , 
ire  Guardian  le  envié 
lio  á  su  casa 
donde  comia , 
le  estar  con  la  azada 

0  lodo  el  dia , 
us  de  cabra, 
dorio  coma 
pidiere  el  ansia 
aturaleza ; 

Que  la  satisfaga 
.1  lo  que  pidiere; 
de  tomar  ni  aun  agua 
krte ;  y  advierta 
me  esconde  nuda. 

FRAY   AXTOLIM. 

re  fray  Forzado , 
todo  lo  que  manda. 

LUZBEL. 

;ando  á  la  quinta 
con  Octavia. 

,  FRAY  ANTOLIN. 

juf  los  ve  ? 

LUZBEL. 

Mi  vista 
is  lejos  alcanza ; 
Antolin ,  que  allá 
do. 

FRAY    ANTOLIN. 

¿Que  allá  me  aguarda? 
iremos  juntos? 

LUZBEL. 

No; 
do  del  coche  salgan 

1  hallarme  presente. 

FRAY  AJÍTOLIN. 

ay  una  legua  larga , 
a  de  llegar  á  tiempo? 

LUZBEL. 

instante  me  basta.       {Vase 

FRAY  A?(TOLIIf. 

il  veces!  El  viento 

;  ya  no  me  espanta 

haberle  yo  visto , 


■) 


EL  DUBLO  PREDICADOR. 

Tan  cerca  de  mi  llegara , 

Ni  que  por  extenso  viera 

Cuanto  traía  en  las  mangas ; 

Mas  pasarme  todo  un  dia 

Comiendo  una  vez  es  chanza; 

Y  supuesto  que  no  hay  parte 

De  su  vista  reservada , 

Como  me  lo  fueren  dando 

Lo  esconderé  en  mis  entrañas.  (Vase,) 

Salen  FELICIANO  y  CELIO. 

CELIO. 

Si  dices  que  te  h^a  avisado 

Juana  de  que  receloso 

Está  ese  hombre ,  ¿  no  es  forzoso 

Creer  lo  que  ha  recelado. 

Si  en  su  quinta  estás  primero 

Que  él  llegue? 

FELICIANO. 

O  es  cierto  ó  no 
Lo  que  Juana  me  avisó; 
Si  es  cierto,  por  caballero , 
Por  primo  suyo  y  amante » 
A  Octavia  debo  librar. 

CELIO. 

1 Y  quién  te  ha  de  asegurar 
De  SI  es  cierto? 

FELICIANO. 

Su  semblante; 
Que  si  es  cierto  que  ha  sabido 
Con  verdad  lo  que  ha  pasado. 
Yo  soy  el  aue  le  ha  agraviado; 
Que  Octavia  no  le  ha  ofendido. 

Y  viéndome  solo  aqni, 
Puesto  que  tiene  valor, 
O  yo  lograré  mi  amor, 
O  él  se  vengará  de  mi. 
Con  los  caballos  espera  , 
De  esos  robles  encubierto. 

CELIO. 

¿  Por  aué ,  si  quedó  Roberto 
Con  ellos? 

FELICIANO. 

Porque  pudiera, 
Si  estamos  dos,  encubrir 
Su  intención,  si  es  que  la  tiene. 
Mas  ya  la  carroza  viene ; 
Sin  duda  quieren  salir 
De  ella,  porque  se  ha  parado. 
Vele. 

CELIO. 

Acechando  estaré , 

Y  si  importase,  saldré; 
Pero  ten  mucho  cuidado, 
Que  es  fiero. 

FELICUNO. 

Ello  da  á entender; 
Pero  de  esto  mismo  infiero 
Lo  contrario,  que  no  es  fiero 
Quien  lo  quiere  parecer ; 
Mas  ganaré  por  la  mano, 
Si  al  verme  muda  el  color. 

CBUO. 

El  plomo  lo  hará  mejor. 

Sale  LUZBEL. 


LUZBEL. 

¿Adonde  vais,  Feliciano? 

FBLICUNO. 

Padre... 

CELIO. 

iPor  dónde  ha  venido 
El  Santo? 

FELICIANO. 

(Ap.  Admirado  estoy 
I  Y  turbado.)  Padre,  voy... 


LUZBEL. 

Va  sé  lo  que  os  ha  traído ; 

V  no  es  Justo  que  me  espante 
Querer  en  esta  ocasión 
Cumplir  con  la  obligación 
De  caballero  V  amante; 
Pero  no  paséis  de  aqni , 
Volveos  por  la  arboleda , 

Sin  que  Ludovico  nneda 
Veros ,  y  dejadme  a  mi ; 
Que  vos  podréis  en  rigor, 
Si  os  ayudare  la  suerte , 
De  Octavia  excusar  la  muerte, 
Mas  no  quitándola  el  honor ; 
Pues  quien  aquí  me  ha  enviado, 
Vida  y  honor  le  dará » 

Y  á  su  esposo  templará; 
Bien  podéis  ir  conOado. 

rELICUNO. 

Advierta  sn  caridad 

Que  este  hombre  le  ha  de  perder 

El  respeto  ,j  puede  ser 

Que  le  arroje  su  maldad 

A  otro  mayor  desvario. 

LOKBBL. 

Trayendo  yo,  Feliciano, 
Orden  de  Dios,  no  hay  humano 
Poder  que  resista  el  mió. 

CBUO. 

Presto ;  que  el  coche  han  dejado. 

rBLIGIAHO. 

Ya  le  obedezco  gustoso , 
Varón  santo. 

CELIO. 

Prodigioso ; 
En  fin ,  de  Dios  enviado. 
( Vanse.) 

LUZBEL. 

Señor,  si  por  tantos  modos 
Podéis  vos  librar  del  riesgo 
A  esta  mujer,  y  también 
Reducir  á  ese  protervo , 
Rebelde ,  avariento,  monstruo , 
Solo  con  el  querer  vuestro. 
Pues  redujo  la  codicia 
Delpublicano  Mateo, 
¿  Por  qoé  á  mi  me  lo  mandáis , 
Sabiendo  vos  Ique  no  puedo? 
Pero  ya  los  dos  se  acercan , 
Y  Octavia ,  auii<íae  con  recelo. 
Viene  animosa ,  fiada 
Del  justo  devoto  afecto 
Que  á  la  siempre  Virgen  pura 
Tiene ;  que  la  ampare  creo. 
Que  inocencia  y  fe  aseguran ; 
Que  es  ya  divino  el  empleo. 
Blas  ya  llegan. 

Salen  LUDOVICO  t  OCtAVIA. 


OCTAVIA. 

i  Para  qué , 
Cuando  tan  cerca  tenemos 
La  quinta ,  el  coche  dejamos? 

LUDOVICO. 

Por  eso  mismo  le  d^o. 

LUZBEL.  (Ap.) 

Por  causarle  mas  espanto , 
Hasta  que  quiera  su  intento 
Secutar,  no  ha  de  verme, 
Y  entonces  me  pondré  en  medio. 

LUDOVICO. 

Que  solo  te  traje ,  Octavia, 

Para  dejar  satisfecho 

Mi  agravio  en  tu  infsme  vida. 

OCTAVIA. 

Tú  te  agraviasen  creerlo. 
Porque  yo  no  te  he  otadldo 


S40 

Ni  aun  con  solo  el  pensamienlo ; 
Que  8í  le  hubiera  tenido, 
Bastante  lugar  y  tiempo 
Tuve  de  ponerme  en  salTo ; 
Pues  de  tu  falso  recelo 
Me  envió  el  cielo  el  aviso 
Con  el  padre  limosnero 
De  san  Francisco. 

LCDOVICO. 

Pues  va 
Ni  ese  mágico  ni  el  cielo, 
De  mi  lian  de  poder  librarte. 

OGTAVU. 

Escucha. 

LUZBEL. 

Tente,  blasfemo ; 
Que  si  permisión  tuviera 
De  quien  por  fuerza  obedezco, 
Yo  solo  le  convirtiera 
En  cenizas  con  mi  aliento. 

LCDOVICO. 

Tus  descompuestas  palabras 
Confirman  que  tus  portentos 
Son  en  virtud  del  demonio; 
Pero  lograré  mi  intento , 
A  tu  pesar ,  con  su  muerte. 

LUZBEL. 

La  tuya  veris  mu;  presto, 
Si  no 'le  pides  perdón 
A  Dios ,  y  repartes  luego 
En  los  pobres  tus  tesoros , 
Pues  tienen  mas  parte  en  ellos 
Que  tú. 

LUDOVICO. 

¡  De  cólera  rabio !  — 
Encantador,  embustero, 
4  Dónde  te  escondes  ? 

OCTAVIA. 

¡  SeSora , 
Pues  vos  sabéis  que  no  tengo 
Culpa ,  libriidme  deste  hombre! 

LUZBEL. 

Advierte ,  pecador  ciego. 
Que  está  tu  fin  muy  cercano. 

LUDOVICO. 

Sombra  ó  fantástico  cuerpo. 
Si  amenazas ,  ¿por  qué  buyes? 
Mas  vengaré  por  lo  menos 
En  esta  mujer  mi  agravio. 

LUZBEL. 

Detente. 

OCTAVIA. 

Sin  culpa  muero.— 
i  Virgen ,  dadme  vuestro  amparo ! 

{Cae  como  muerta,) 

LUDOVICO. 

Muere ,  infame.  {Vate.) 

LUZBEI*. 

Pues ,  eterno 
Señor,  ¿cómo  me  impedís 
Que  con  impulso  violento 
Guarde  de  OcUvia  la  vida. 
Pues  de  otra  suerte  no  puedo? 
Ya  dejándola  por  muerta. 
Vuelve  á  la  carroza  el  fiero 
Homicida. 

Sale  FRAY  ANTOLIN. 

FRAT  AIYTOLIX. 

Padre  mió , 
¿Qué  ha  sucedido,  que  huyendo 
Va  Ludovico? 

LUZBEL. 

Su  vista 
Le  informará  del  suceso. 
¿No  ve  á  Octavia  en  ese  campo? 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMDDEZ. 

FRAY  ANTOLIN. 

¡Jesús!  Pues  ¿no  llegó  á  tiempo 
De  impedirlo? 

LUZBIL. 

A  tiempo  vine. 
Mas  sin  duda  fué  decreto 
Soberano. 

FRAY  ARTOLIlf . 

¿Ñola  absuelve? 

LUZBEL. 

Ya  espiró;  pero  ¿qué  es  esto? 

FRAY  ANTOLIX. 

¿De  qué  se  ha  quedado  absorto? 

LUZBEL. 

Confuso  estoy. 

FRAY  AirrOLIlf. 

Vamos  presto, 

Y  llevémosla  á  la  quinta. 

LUZBEL.  (Ap.) 
Algunos  de  sus  portentos 
Quiere  obrar  Dios  con  Octavia. 

FRAY  ANTOLIN. 

¿A  qué  aguarda?  Vamos  presto. 

LUZBEL.  {Ap.) 
Que  ni  al  infierno  ha  bajado 
Él  alma ,  ni  subió  al  cielo. 
Ni  ha  entrado  en  el  purgatorio, 

Y  naturalmente  ha  muerto. 

FRAY  A!«TOLI?f. 

Pues  hace  tantos  prodigios 
Por  cosas  que  importan  menos, 
A  esta  dama  resucite. 
Pues  á  sus  ojos  la  han  muerto ; 
Que  es  milagro  obligatorio. 
{Ap.  Ahora  sabré  de  cierto 
Si  este  es  santo  ó  es  demonio ; 
Mas  orando  está.) 

{Baja  en  ¡a  tramoya  que  mejor  parez- 
ca ,  una  niña  que  haga  la  Viraen, 
acompañada  de  ángeles^  y  llega  ha§' 
ta  Octavia  y  tócala  con  las  mana.) 
LUZBEL.  {Ap.) 

Ya  veo 
De  mi  duda  el  desengaño; 
Que ,  haciendo  la  tierra  cielo , 
<:ercada  de  querubines. 
Baja  la  Madre  del  Verbo , 
La  ocasión  de  mi  delito. 
La  causa  de  mi  destierro ; 
¿Que  sola  una  devoción 
Que  os  tiene  (¡de  mi  blasfemo!) 
A  tanto  extremo  os  obligue? 
Pues  ¿quién  no  es  devoto  vuestro 
De  cuantos  á  Dios  conocen , 
Sino  es  yo,  porque  no  puedo  ? 

FRAY  AÜTOLllf.  {Ap.) 

Con  Dios  sin  duda  está  hablando; 
Que  hace  visajes  y  gestos. 
Como  suelen  fas  beatas. 

LUZBEL.  {Ap.) 

¡Oh,  reniego  de  mi  mesmo! 
Poslraréme  á  pesar  mió,     {Póstrase.) 
Pues  á  la  opresión  que  tengo 
He  añade  el  Criador  que  sea 
Testigo  de  mi  tormento. 

FRAY  ANTOLi:!. 

Padre,  padre,  ¿con  quién  habla? 
,  ¡Jesús  mil  veces!  El  fuego 
Que  arroja  me  ha  chamuscado; 
Si  acaso  no  es  diablo,  es  cierto 
Que  es  alma  del  purgatorio. 

LUZBEL. 

(Ap.  Ya  llega  al  cadáver  yerto» 
Ya  con  sus  divinas  manos 
Le  toca ,  y  á  un  mismo  tiempo 
El  alma  á  su  mortal  cárcel 
Vuelve,  y  el  vital  aliento ; 


Yt  vuelve  á  ocupar  sn  trono» 

Y  ya  su  guardia,  tendiendo 
Las  cucfaUlas  de  las  alu» 

{TocaUf  y  vuelve  á  subir  en  la  mu 

tramoya. ) 
Cortan  con  su  Reina  el  vicito.) 
Levante  del  suelo  á  Octiviiy 
Hermano. 

PlATAKTOLn. 

Solonopoedo; 
Que  pesa  mucho  m  diftuto. 

LUUBL. 

Viva  está. 

FRAT  AXTOUII. 

Como  mi  límelo. 

LUZBEL. 

Haga  lo  que  yo  le  digo. 
Sin  replicar. 

FRAY  AirrouH. 

Mii¡qaéTeoI 
Voto  á  tal,  que  se  revvelve. 

Salen  FELICIANO  t  CEUO. 

FBLIGUHO. 

Si  tú  le  viste  corriendo 

Y  solo,  rouerit  es  OcUfia ; 
Pero,  aunque  Ir  oculte  el  ceiMro 
De  la  tierra... 

LOZBKL. 

FelidaoOv 

Reportaos. 

FEUCIAMO, 

De  Toe  me  qn^ 
Mas  que  del  vil  Lodovico. 

OCTAVIA. 

:  Qué  soberano  eonsaelol 

Mas  ¿qué  es  lo  qne  eetof  mifiRds' 

FRAT  AXTOLBI. 

Pues  aquí  no  hay  embeleeo. 
Santo  es  á  oucha-nuflilla. 

FBLicuao. 
¿Octavia  mil? 

unMO. 
Teoéofi 

Feliciano. 

OCTAVIA. 

Padre  mió. 
Déjeme  que  bese  el  saelo 
Que  pisa. 

LOZKL. 

Apartad,  Selori; 

8ue  la  que  ea  Reina  del  cUo 
s  dio  la  vida.  ^^ 

OCTATU. 

YumUea 
Su  intercesioB. 

ujiiCL.  (Apl) 

EilOiiMlD 

Mas  que  todas  mia  deadkfcw. 

OCTATU. 

Que  sálgala  de  Loca  oi  rM|ii 
Feliciano. 

TaondeiíaHa 
Toda  salir  os  prometo» 
Si  os  volTeis  con  Tneairo  padif . 

Hay  mocho  qae  haeer  primera 
Que  de  su  ausencia  ae  líale; 
Quede  este  caso  secreto 
Por  dos  dias,  qie  teailMS. 
Vos,  Feliciano  «TolTéoa 
A  la  ciudad ;  qne  yo  i  Octavia 
Pondré  donde  este  sIb  riisfa. 

RUCIAMl 

Preciso  es  que  obedeaea ; 


0  sabré  primero 
tía  pasado? 

LCIBCL. 

Mafiana 
epaís  os  prometo. 

1  erad  sabido 
mportado  este  suceso 
laestro  amor. 

Alegre 
I  esperanza  Tueko.       (F«í.) 

LCZBEL. 

«miso.  Señora ; 
I  noche  por  lo  menos 
de  ana  dcTOta 
quedaréis ;  que  luego 
ra  lo  que  gustare. 

OCTATIA. 

re  nio,  oo  tenoo 
«oer;  mi  albedrio 
icioQ  su  ja  dejo. 

LCZiEL. 

que  por  el  camino 
uén  del  sujo  es  dueño. 


(Vow.) 


OCTATU. 
LDZBKL. 

kotolio ,  camine. 

ni4T  AÜTOLIÜ . 

p  hambre  no  Teo; 
me  llego  i  la  quinta. 

LUZBEL. 

que  en  el  conrento 

FEAT  AirrOLIÜ. 

Padre,  una  legua 
rni  mucho  trecho, 
mago  se  ahila. 

ÍXIKL. 

a  que  coma  luego , 
[|ue  solo  de  un  salto 
ta  del  convento 

I. 

FÍAT  ATTOLI^r. 

Téngase,  padre. 

LCZBKL. 

liere... 

nUT  ATTOLIÜ. 

No  quiero ; 
quitó  la  hambre. 

LUZBEL. 

le,  j  tenga  por  cierto 

ü  poder  mas  que  humano. 

FIAT  AirroLüf. 
r  qué  me  advierte  de  esto? 

LtTZBEL. 

se  ha  de  hallar  muy  cerca 
ne  juzgue  muy  léjós. 

FBAT  ATrOLI5. 

fnelTO  á  mi  duda . 
o  hay  santo  soberbio. 

( Yante.) 


IX ADA  TERCERA. 


em  OCTAVIA  t  JUANA. 

ÍCA5A. 

I  estoy,  Señora, 
«so. 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

OCTAVIA. 

m  muerte. 
Como  te  he  dicho,  fué  un  sueño 
Tan  gustoso,  que  no  puede, 
Juana ,  explicarte  mi  lengua 
Tal  gloria ,  siendo  tan  breve ; 
Pero  el  santo  limosnero. 
Que  i  todo  se  halló  presente 
Por  inspiración  divina « 
Me  informó  de  que  la  siempre 
Virgen  y  madre,  cercada 
De  paraninfos  celestes , 
En  mi  cuerpo ,  ya  cadiver. 
Vio  clara  y  distintamente 
Poner  sus  sagradas  manos. 

Sale  FELICIANO. 

FELICIANO. 

Y  i  mi  de  la  misma  suerte 
Me  lo  ha  dicho. 

OCTAVIA. 

Pues  ¿qué  es  esto? 
¿Cómoá  entrar  aqui  te  atreves? 

FELICUIIO. 

¿Cómo  ?  El  dueño  de  esta  casi 
Me  dio  licencia  de  verte, 
Por  tu  deudo. 

OCTAVIA. 

Mas  no  sabe 
Que  tú ,  Feliciano,  eres 
Quien  me  has  puesto  en  el  estado 
Que  estoy,  y  si  no  te  vuelves, 
Dejaré  luego  esta  casa. 

FELICUXO. 

Va  cesó  el  inconveniente 
Que  tuvo  el  poder  hablarte. 
Puesto  que  esposo  no  tienes. 

OCTAVIA. 

Aunque  el  padre  fray  Forzado 
Me  asegura  que  la  muerte 
Dirimió  ya  el  casamiento, 

Y  á  dejarme  se  prefiere 
Libre  sin  estorbo  alguno, 
.No  quiero  yo  que  lo  intente ; 
Que,  aunque  tanto  le  aborrezco, 
Como  satisfecho  quede 

De  mi  inocencia  y  su  engaño 
Ludovico,  he  de  volverme 
Con  él  k  vivir  muriendo. 

FEUCURO. 

¿Qué  es  volver? 

JUAKA. 

i  Jesús  mil  veces ! 
Pues  ¿con  hombre  tan  sin  alma 

Y  tan  sin  Dios,  que  no  tiene 
Seña  alguna  de  cristiano. 
Volverte,  Señora,  quieres? 

OCTAVIA. 

Esto  es  forzoso.  Ya  voy. 

FEUCIAÜO. 

Primero  que  tú  lo  intentes 
Le  he  de  quemar  en  su  casa. 

JUANA. 

Bien  pudiera ,  por  hereje. 

FELIC1A!V0. 

Con  un  hombre  que  la  vida 
Te  quitó  sin  ofenderle ; 
Vive  Dios... 

OCTAVU. 

Indicios  tuvo 
Para  juzgar  evidente 
Su  agravio ;  mas,  supoiriendo 
Que  ya  con  él  no  volviese,  • 
Nada  conseguir  pudieras 
Con  eso,  porque  aunque  quede 
De  mi  voluntad  el  dueño. 


Y  casarme  resolviese 
Contigo,  ya  no  es  p<MH>le. 

FEUCIARO. 

Pues  ¿quién  impedirlo  puede  ? 

OCTATU. 

Tú,  pues  ocasión  has  dado 
De  que  con  razón  sospeche 
Toda  la  ciudad  que  tuvo 
Causa  para  darme  muerte 
Mi  esposo,  puesto  que  es  fuerza 

?ue  yo  en  el  pleito  confiese 
oda  la  verdad  del  caso, 

Y  que,  aunque  estoy  inocente. 
Pudo  juzgarme  culpada 
Ludovico,  sin  que  fuese 
Temeridad  el  creerlo. 

PBUCUNO. 

Y  ¿  cómo  desmentir  quieres 
Esa  sospecha? 

OCTAVIA. 

Con  solo 
No  ser  tuya  se  desmiente. 

JUANA. 

Señora ,  una  vez  creído. 
Maldito  el  remedio  tiene. 


S4t 


Si  tendrá. 


OCTAVIA. 


FEUCUNO. 


Cualquiera  es  vano, 
Porque,  si  preaso  fuese. 
Bien  sabes  que,  si  rompiste 
Un  papel ,  me  quedan  veinte, 

Y  que  están  todos  firmados. 

OCTAVU. 

Y  cuando  no  lo  estuviesen , 
No  los  negara ;  ñas  ya 

De  nada  servirte  puede 
Presentarlos,  pues  es  deito 
Que  todos  esos  papeles 
Prescribieron  desoe  el  dia 
Que,  hallándote  tú  presente. 
Mi  infelice  casamiento 
Consentiste ,  pues  no  tienes 
Que  alegar  causa  ningunt 
Que  impedírtelo  pudiese. 

FELICIANO. 

Causa  tuve,  y  la  mas  Justa. 

OCTAVIA. 

Cuando  infinitas  tuvieses* 
No  te  valiera  ninguna 
Ya  en  el  estado  presente. 
Porque,  cuando  el  juez  el  pleito 
En  favor  tuyo  sentencie , 
Apelaré  á  un  monasterio. 
Porque  satisfecho  quede 
Ludovico  de  que  nunca 
.Tuve  intención  de  ofiuderle. 

FUJCIAKO. 

Oye,  espera. 

OCTAVU. 

No  ne  obligiies 
A  que  dé  vocea ;  que  el  verte 
Me  causa  horror. 

JUANA. 

Bs  mentira. 

FELICIANO. 

No  dudo  que  me  aborreces. 

OCTAVIA. 

Necio  fueras  en  dodarlo. 
Pues  tantas  causu  ne  mueTen. 

FELICIANO. 

Escucha. 

OCTAfU. 

Suelta. 


34S 


SñU  TEODORA. 


TEODORA. 

¿Qué  es  esto? 

OCTAVIA. 

No  es  nada ;  pero  no  dejes 
Entrar  aqoi  i  Feliciano. 

TEODORA. 

I  Por  qué ,  siendo  tu  pariente 
Y  ¿  quien  le  toca  tu  amparo? 

OCTAVIA. 

Ni  de  él  puedo  yo  valerme, 
Ni  quiero. 

TEODORA. 

Pues  ¿de  quién  pudo 
Saber  en  tiempo  tan  breve 
Mí  casa  y  que  en  ella  estabas? 
Que  yo  juzgué  que  viniese 
Llamado  de  ti  por  Juana. 

Sale  FRAY  ANT0L1N,  alhorotaáo. 

FRAY  ARTOLIN. 

Mucho  ba  sido  defenderme 
De  tantos. 

JUANA. 

¿Qué  es  eso ,  padre 
FrayAntolio? 

TEODORA. 

iDe  qué  viene 
Tan  alborotado? 

FRAY  ARTOLIlf. 

Hermana, 
Ha  dado  en  pensar  la  senté 
Que  soy  santo  desde  el  punto 
Que  fray  Forzado,  mi  jefe , 
Hizo  un  milagro  á  mi  costa , 
Y  he  menester  esconderme 
Por  unos  dias ;  ahora, 
Cogiéndome  de  repente. 
Con  cuchillos  y  tijeras 
Me  embistieron  mas  de  veinte. 
El  hábito  me  quisieron 
Cortar,  y  por  defenderle. 
En  muslos,  piernas  y  brizos 
He  sacado  seis  piquetes 
De  la  refriega. 

FELICIANO. 

Poes  ¿cómo, 
Con  prodigios  tan  patentes , 
No  se  le  llegan  al  padre 
Fray  Forzado? 

FRAY  ANTOUN. 

No  se  atreven , 
Porque  los  atemoriza 
Con  la  vista  solamente , 
Tanto,  que  todos  se  apartan  ; 
Ño  ha  habido  santo  como  este ; 
Solo  porque  no  le  toquen , 
No  permite  que  le  besen 
La  manga ;  pero  yo  creo 

?ne  el  hábito  es  aparente , 
aun  el  cuerpo. 

OCTAVIA. 

¿Y  hoy  le  ba  visto? 

FRAY  ANTOLIN. 

No  quisiera  que  él  me  viese. 

FELICIANO. 

Él  fué.  Octavia,  quien  me  dijo 
Adonde  estabas. 

OCTAVIA. 

No  puede 
Fray  Forzado  haberle  dicho 
Que  es  justo  hablarme  ni  verme; 
Que  haoerte  dicho  la  casa. 
Seria  porc]ue  supieses. 
Como  tu  intención  ignora , 
Que  estoy  en  parte  decente. 
No  para  que  en  ella  entraras. 


LUIS  DE  6ELM0NTE  BERMUDEZ. 

FELICIANO. 

Confieso  que  razón  tienes; 
Pero  ya  entré,  y  has  de  oirme. 

JOANA. 

Poco  en  escucharle  pierdes. 

OCTAVIA. 

Di ;  pero  en  vano  te  cansas. 
{Hablan  los  doi,) 

JUANA. 

No  digas  lo  que  no  sientes. 

TEODORA. 

Y  el  padre  fray  Antolin, 

De  nuestro  santo  ¿qué  siente? 

FRAY  ARTOLIN. 

Que  me  tasa  la  comida , 
Que  aunque,  sin  otros  relieves, 
Mi  ración  como  y  la  suya , 
Porque  él  ni  come  ni  bebe, 
Me  quedo  como  en  ayunas. 
Que  mi  estómago  no  enciende 
Lumbre  para  dos  radones ; 

Y  cierto  que  es  cosa  fuerte 

Cuitarle  á  un  hombre  el  sustento, 
no  debo  obedecerle 
Contra  el  natural  derecho, 
Porque  yo  corporalmente 
Por  veinte  frailes  trabajo, 

Y  es  fuerza  comer  por  veinte. 

TEODORA. 

Pues  un  pollo  le  he  guardado 
Grandecito ,  con  que  almuerce , 
Salpimentado,  y  un  bollo, 
Que  yo  amasé  con  aceite. 
Como  de  libra ,  y  también 
Media  azumbre  de  clarete. 

FRAY  ANTOLUf. 

Yo  necesidad  tenia, 

Y  bien  grande  ciertamente ; 
Pero  este  santo  es  demonio. 

TEODORA. 

Pues  aqui  no  bav  que  temerle; 
Que  yo  cerraré  la  puerta. 

FRAY  ANTOLIN. 

Aunque  la  calafatee. 
No  estoy  seguro  de  este  hombre ; 
Mas  los  vahídos  me  tienen 
Sin  vista ;  tráigalo,  hermana, 

Y  venga  lo  que  viniere. 

(Voie  Teodora.) 

Que  un  pollo,  con  un  bollito 
De  una  libra,  no  me  puede 
Dañar,  y  es  parva  materia. 
Lejos  quedó;  cuando  llegue 
Ya  me  nabré  desayunado. 

OCTAVIA. 

Un  imposible  pretendes. 

FELICIANO. 

Esa  es  venganza. 

OCTAVIA. 

Te  engañas. 
Salen  TEODORA  y  LUZBEL. 


TEODORA. 

Aquí  está,  tome. 

LUZREL.  (Áp.) 

No  puede 
Este  lego  reprimirse; 
Pero  yo  haré  que  escarmiente. 

FRAY  ANTOLlN. 

Ya  era  mancebito  el  pollo 
En  verdad. 

TEODORA. 

De  cuatro  meses; 
Para  gallo  lo  guardaba. 


PRAT  ANTOLOI. 

Puet  si  gallints  no  tiene, 
¿Para  qué  gallo  qaeria? 

TEODOIA. 

Para  que  en  casa  le  hubiese. 

FRAY  ANTOUN. 

Crie  gallinas;  aue  sallo 
No  le  falurá ,  si  quiere. 

TEODORA. 

Deje  las  chanzas  y  coma, 
Por  si  acaso... 

FRAY  ANTOLlN. 

Yo  soy  breve; 
En  cuatro  ó  cinco  bocados 
Despacharé. 

LUZREL.  [Áp») 

Si  pudieres. 

(Atehdel$t§nñQUi. 

FIAT  ANTOUN. 

Que  me  ahogo,  qué  me  tbogo. 

TEODORA. 

¿Qué  es  eso,  hermano T 

FELICIANO. 

¿Qaé  lieos, 
Fray  Antolin? 

OCTATU. 

¿Quélehadfdo? 

FRAY  ANTOUN. 

Que  me  mau ;  suelta,  tneke. 

FELIGIAIIO. 

¿Quién le  hade  soltar? 

LDZIEL. 

¿Qué  es  esto? 

TIOMHU. 

AbuenÜempovieBe 
Su  caridad,  porque  al  padre 
Le  ha  dado  un  mal  de  repente. 

LIJZSBU 

Apártense;  que  no  es  nada. 

FRAY  ANTOUN. 

¡  Qué  disimulado  vleoe! 
Este  es  santo?  Lleve  el  diablo 
1  alma  que  lo  creyere. 

vanwL. 

¿Qué  ha  sido? 

PRAT  ANTOUN. 

Buena  prenob; 
Que  con  dos  hierros  ardieBles 
Me  apretaron  los  gasaatet. 

LOIWL. 

Pues  yo  presumí  qaefoeie. 
Padre,  alguna  apoplejía; 
Mas  para  después  se  qvede.— 
Señor  Feliciano,  ¿voa 
En  esta  casa? 

OCTATU. 

Pretemie 
Que  todo  el  lugar  ooo6rme 
Lo  que  es  fuena  que  aeipecbe 

LOiaiL* 

Bien  excusarlo  pndierali; 
Pero,  de  cualquiera  saerte. 
No  quedará  en  vaeslro  honor 
El  escrúpulo  mas  leve.— 
Idos,  señor  FelíeiaBo ;    . 
Que  por  ahora  cooTieiie 
No  darle  disgusto  i  Oetif  b* 

rEucuNa 

En  todo  he  de  obedecerle. 
Padre,  por  mochas  ráaooes ; 
Mas  mire  que  solaoiettte 
Por  hoy  le  di  la  palabra 
De  que  estar  aegwo  pMd» 
Ese  hombre. 


k! 


LOZBEL. 

Si ;  aue  mañana 
3rá  para  qae  se  arriesgue. 

nucíAmo. 
o? 

LUZBEL. 

Nada  me  pregunte, 
>  que  el  plazo  es  tan  breve. 

FELICIANO. 

Octa?ia. 

OCTAVU. 

Él  le  guarde. 

FELICURO. 

}  layo. 

OCTAVIA. 

No  lo  esperes. 

JUANA. 

;  quien  mas  lo  desea. 

LUZBEL. (i4  Feliciano,) 
uro;  que  no  puede 
ie  ser  vuestra  Octavia. 

FELICIANO. 

li  esperanza  tiene , 
en  conñanza  suya, 
-odigioso  santo  es  este.)  {Vase.) 

LUZBEL. 

}ne  estos  por  santo  me  tengan ! 
t>r  rabia  me  mueve 
opresión  que  padezco.) 
íora  Octavia,  puede 
er  de  su  persona 
mejor  le  estuviere. 

OCTAVIA. 

>adre,  el  intento  mió, 
e  á  mi  pasión  le  pese, 
ecer,  mientras  viva, 
idovico,  sí  él  quiere. 

JUANA. 

ib\e  tema  has  dado. 

LUZBEL. 

)ctavia,  ¿qué  la  mueve, 
do  vivir  gustosa 
ien  ha  querido  y  quiere  ? 
r  quiere  con  el  hombre 
ue  la  Europa  tiene? 

JUANA.  (Ap.) 

en  llene  nuestro  padre 
uito  de  alcahuete. 

OCTAVIA. 

in  algo  lo  mucho 

íbo  i  Dios  y  á  la  siempre 

LUZBEL. 

Basta ,  no  prosigas, 
ixilio  sin  duda  es  este 
guarda,  que  la  asiste, 
>eja  que  lo  intente, 
ira  que  merezca , 
}á  ejecutarlo  llegue, 
que  ya  Ludovico 
tan  cercano  tiene, 
a  el  merecimiento 

solicitarlo  adquiere, 
aera;  mas  no  puedo, 
)r  tormento  mas  fuerte, 
Qio  he  de  hacer  que  hiciera 

iCO.  ) 

OCTAVIA. 

¿Qué  se  suspende? 
iridad  acaso 
|ue  no  me  conviene, 
i  to  que  me  mandare. 

LUZBEL. 

lósito  que  tiene, 
que  debo  aprobarla; 
ien  que  le  fomente, 


EL  DIABLO  PREDICADOR. 

Y  puesto  que  está  resuelta , 
Vamos ;  que  el  tiempo  se  pierde. 

OCTAVIA. 

Pues  ¿quién  le  ha  de  hablar? 

LUZBEL. 

Vos  misma. 

OCTAVU. 

¿  Yo,  Padre  ? 

LUZBEL. 

Nada  recele; 
Que  cuida  Dios  mucho,  Octavia , 
Del  que  sus  pasiones  vence ; 
Solo  al  desprecio  se  arriesga 
De  ese  hombre;  mas  le  conviene 
Para  su  merecimiento 
Que  le  perdone  v  le  roegue, 
Que  otra  vez  la  dé  la  mano; 
Que  si  ofenderla  quisiere, 
Orden  tengo  de  que  impida 
Su  impulso  violentamente. 

OCTAVIA. 

Yo  he  de  obedecerle  en  lodo 
Cuanto  me  mande. 


M5 


Por  ahora. 


LUZBEL. 

Bien  puede 


JUANA. 

Iráste  sola. 

LUZBEL. 

Segura  va ,  no  la  deje. 

JUANA. 

Vamos ;  pero  si  te  quedas 
Con  él ,  adiós  para  siempre; 
Que  yo  á  Florencia  me  vuelvo. 

OCTAVIA. 

Poco  sentirá  el  perderte 
Quien  deja  lo  que  mas  quiso 
l*or  lo  que  mas  aborrece.— 
Danos  los  mantos,  Teodora. 

TEODORA. 

Notable  corazón  tienes. 

{Vanse  ios  tres,) 

P1IAT  ANTOLIN. 

Ahora  entra  el  diablo  y  dice... 

LUZBEL. 

¿Cómo,  si  experiencias  tiene 

De  que  nada  se  me  oculta, 

No  hay  orden  de  que  se  enmiende, 

Habiéndole  yo  mandado 

Por  obediencia  mil  veces 

Que  en  el  refectorio  coma 

Y  beba  cuanto  quisiere, 

Y  no  en  otra  parle  alguna? 

No  es  fraile  quien  no  obedece ; 
Mas  yo  haré  que,  como  á  bruto. 
El  castigo  le  sujete, 

Y  en  una  celda  encerrado, 
A  comer  poco  se  ensene. 

FBAT  ANTOUN. 

Padre,  como  desde  anoche 
Ni  aun  tripas  mi  cuerpo  tiene, 
Con  vahídos  y  desmayos, 
Dando  por  esas  paredes. 
Entré  aquí  á  desayunarme. 

LUZBEL. 

¿Desayuno  le  parece , 
Padre,  un  bollo  de  una  libra 

Y  un  pollo  de  cuatro  meses? 
Por  eso  gasta  palabras 
Ociosas,  como  indecentes ; 
Que  si  un  áspero  silicio 
Sobre  sus  carnes  tnijese, 

Y  comiera  lo  bastante 
Para  vivir  solamente, 

No  estuviera  para  chanzas ; 
Sígame. 


FRAY  ANTOLIN. 

¿  Dónde  me  quiere 
Llevar? 

LUZBEL. 

Donde  inobediencias 
Porgue. 

FRAY  ANTOLIN. 

Yo  me  haré  dos  fuentes. 
Padre ;  por  amor  de  Dios 
Le  pido  que  no  me  encierre, 
Y  por  aquella  que  puso 
Sobre  la  infernal  serpiente... 

LUZBEL. 

Yo  lo  haré;  calíe. 

FRAY  ANTOLIN. 

Ya  callo. 

LOSBBL. 

Pero  advierta  que  no  puede 
Quedarse  sin  penitencia ; 
Dígame,  ¿cuál  le  parece 
Que  cumplirá  ? 

FRAY  ANTOLIN. 

Cien  azotes. 
Como  otro  no  me  los  pegue. 

LUZBEL. 

Otra  penitencia  quiero 
Darle  yo  mucho  mas  leve ; 
Venga  conmigo  á  la  casa. 
Hermano,  de  ese  rebelde 
Ludovico. 

FRAY  ANTOLIN. 

¿Queaunporfia 
En  pensar  que  ha  de  Roderle 
Reducir? 

LUZBEL. 

Si ;  pero  sepa 

9ue  el  postrero  dia  es  este, 
hemos  de  hacer  el  esfuerzo 
Mayor  que  posible  fuere. 

FRAY  ANTOLIN. 

¿  Y  hemos  de  ir,  padre? 

LOZBIL. 

Si; 
Que  puede  ser  que  aprovechen 
Mas  cuatro  palaoras  suyas 

§ue  cuanto  yo  le  dijere ; 
esta  penitencia  sola 
Le  doy. 

riAY  ANTOLIN. 

Yo  lo  haré;  mas  déme 
Licencia  de  que  un  cochillo 
De  monte  en  la  manga  lleve 
De  tres  palmos. 

LOIBBL. 

¿Eso  dice? 

FRAY  ANTOUN. 

Pues  ¿  con  qué  he  de  defenderme , 
Si  me  embiste  con  palabras 
Malas  y  nada  corteses? 

LUZBEL. 

Yo,  hermano,  le  sosUtoyo 
Mi  poder;  de  mi  se  qoeiie 
Si  al  instante  qoe  le  diga 
Que  se  tenga,  se  moviere, 
Aunque  esté  moy  irritado. 

FRAY  ANTOUN. 

Pues  vamos;  qoe  de  esa  suerte 
Yo  le  pondré  como  un  trapo. 
{Ap,  Por  siieste  engiAarme  quiere , 
Me  preveadréde  goyarroeO 
i  Ah,  padre! 

LUZBEL.       . 

iQjaé  dices  t 

FRAY  ANTOLIN. 

Que  entre 
En  la  penitencia  todo, 
Y  por  esu  ^es  dispense. 


544 

Para  que  me  dé  osadía » 
En  dos  tragos  de  clarete. 

LUZBEL. 

Vaya. 

FRAT  AirroLiN. 
No  quedará  gota.  (Vase.) 

LUZBEL. 

:  Que  en  esto  Luzbel  se  emplee ! 
En  buen  estado,  Criador 
De  cielo  7  tierra,  me  tienen 
Mijznel ,  vuestro  capitán , 

Y  Francisco,  vuestro  alférez.    (Vaw.) 

Salen  LUDOVICO,  CELIO,  ALBERTO 

y  CRIADOS. 
LUDOYIGO. 

¿Que  el  cuerpo  no  habéis  hallado 
De  esta  mujer? 

ALBERTO. 

No,  Señor. 

LUDOTICO. 

Ese  fraile  encantador. 
De  secreto  la  ha  enterrado. 

ALBERTO. 

Claro  está,  pues  se  halló  alli, 
Que  luego  la  llevaría, 

Y  sepulcro  la  daría , 

Y  te  ha  estado  bien  á  tí ; 
Porque  ya  en  Luca  estuviera 
Público,  y  teniendo  aviso, 

A  prenderte  era  nreciso 
Que  el  Gobemauor  viniera , 
Aunque  es  tu  amigo  el  mayor. 

LUDOVICO. 

Ya  yo  le  tengo  avisado, 

Y  de  la  causa  informado. 

ALBERTO. 

¡  Qué  gentil  gobernador ! 

LUDOVICO. 

De  esta  y  cualquier  pretensión 
De  mi  parte  tengo  al  juez, 

Y  me  pesa  que  otra  vez 
No  pueda  mi  indignación 
Matarla ;  pero  esta  mano 
Me  acabará  de  vengar. 
Porque  no  me  he  de  ausentar 
Sin  dar  muerte  á  Feliciano. 

Ni  aun  después  pienso  ausentarme; 
Que  en  estando  averiguada 
Mi  razón ,  muy  poco  ó  nada 
Me  ha  de  costar  el  librarme. 
Solo  retirarme  quiero, 
Por  no  ver  á  este  embaidor, 
Hechicero,  estafador. 
Con  capa  de  limosnero. 

ALBERTO. 

Llamando  están. 

LUDOVICO. 

Vé  advertido 
De  que  no  dejes  entrar 
Sino  al  que  i  comprar  viniere 
Los  géneros  que  no  hubiere 
En  Luca,  que  han  de  pagar, 
Sobre  la  falla,  el  deseo, 
O  los  buscarán  en  vano; 
Que  si  la  mitad  no  gano, 
¿Para  qué  mi  hacienda  empleo ? 

ALBERTO.  (Ap.) 
Lo  mismo  hace  con  el  trigo. 

LUDOVICO. 

Avísame  dé  quién  es 
Antes  que  entrada  le  des. 

ALBERTO. 

Claro  está.  (Vase.) 

CELIO.  (Ap,) 

Grande  castigo 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMUDEZ. 

Le  ha  de  dar  á  este  hombre  el  cielo ; 
No  hay  seña  en  él  de  cristiano. 

LUDOVICO.  (Ap,) 

El  matar  á  Feliciano 
Me  causa  mucho  desvelo , 
Que  por  ahora  ha  de  andar 
Con  cuidado  y  prevención. 

Sale  ALBERTO. 

ALBERTO. 

Señor,  dos  mujeres  son 
Las  que  te  quieren  hablar ; 
Y  la  una,  aunque  lapada , 
De  bizarro  parecer. 

LUDOVICO. 

No  me  vendrán  á  traer. 

CELIO. 

Tampoco  á  pedirte  nada 
Vendrán. 

LUDOVICO. 

Pues  ¿de  qué  lo  infieres? 

CELIO. 

De  que  ya  desengañados 
Están ,  y  aun  escarmentados. 
Los  pobres  y  las  mujeres. 

LUDOVICO. 

Entren  pues,  y  cierra  luego. 

ALBERTO. 

Buscar  quiero  á  quién  servir. 

(Yéndose.) 

CELIO. 

Hoy  me  pienso  despedir. 

LUDOVICO. 

Con  grande  desasosiego 
Estoy. 

CELIO. 

No  hay  en  la  ciudad 
Quien ,  en  oyendo  su  nombre. 
No  di^a  que  tan  mal  hombre 
No  le  tiene  el  mundo  entero. 

Vuelven  á  salir  el  criado,  OCTAVIA  t 
JUANA,  tapadas,  y  detráshlJZbEL  y 
FRAY  ANTOLIN. 

ALBERTO. 

Entrad. 

JUANA. 

Yo  estoy  temblando  de  miedo. 

octavia. 
Mi  arrojo  ha  sido  terrible. 
FRAT  antoliü. 
Sin  duda  estoy  invisible; 
i  Qué  linda  cosa ! 

LUZBEL. 

Hable  quedo. 

LUDOVICO. 

¿Qué  me  (eneis  que  mandar? 

OCTAVIA.  (Ap.) 

Turbada  estoy  ( ¡  ay  de  mí ! ) ; 
¿Si  entró  fray  Forzado? 

LUZBEL. 

Sí. 

OCTAVIA. 

A  solas  os  quiero  hablar. 
{Ap,  Ya  mas  animosa  estoy.) 

LUDOVICO. 

Idos.— Ya  decir  podéis 

(Vanse  los  criados.) 
Quién  sois  y  lo  que  queréis, 
Pues  ya  estoy  solo. 

OCTAVIA. 

Yo  soy. 

(Descúbrese.) 


umofico. 

iQué  miro?  Sombrt,  ¿jo?  ¡ Válgaim 
Fantástica  visión.  [cif 

OCTATIA. 

Pierde  el  recelo ; 
No  soy  Vision,  no  temai. 

LODOTIGO. 

Susto  ha  sid 
Que  ni  medroso  estoy  ni  arrepeotid 
De  verte  muerta.  Si  á  pedir  me  vin 
Que  haga  bien  por  la  «Una,  padre  ij 

A  él  le  toca ,  y  también  al  fabo  U8i| 
Que  en  mi  agravio  fué  cóoiplioe  coDti| 

OCTATU. 

Viva  estoy,  no  te  vengo  á  pedir  aad 
Que  aunque  la  vida  me  qoiló  toespad 
Me  la  volvió  la  Virgen  siempre  pm 
En  cuya  confianM  fui  segura 
Contigo  ayer,  por  la  inocencia  nia , 

Y  á  quien  me  encomendé  cuando  m 
Clara  y  distintamente  [ri 
Afirma  que  lo  vi6  fraj  Obediente 
Forzado,  á  quien  conneso,  acndecid 
Que  por  su  intercesión  me  dio  h  vid 
La  crueldad  te  perdono. 

Por  la  sos|>echa  luya ;  y  para  aboas 

De  que  no  te  ofendía 

Ni  aun  la  imaginación  de  parte  mil, 

Aunque  ya  el  nndo  faerte 

Que  ató  la  Iglesia  desató  la  muerte, 

Otra  vez... 

LDDOnCO. 

cierra  los  labias 

Y  vuelve  al  pecho  la  foi; 
Que  aun  antes  de  prononÍBiada 
Me  enfurece  Cu  intención. 
Contigo  murió  mi  aírenla « 

Y  mi  enemigo  majTor, 
Solo  para  que  viviera. 
Por  tu  vida  intercedió; 
¿Qué  disculpa  puedes  danne. 
Si  escucharon  tu  traición 

De  tu  boca  mis  oídos; 
Si  en  el  papel  que  rompió. 
La  queja  que  ele  In  ananle 
Tenias,  en  un  renglón 
Partido  vieron  mis  ojos« 
Firmado  mi  deshonor  ? 
¿Cómo,  vil  mujer,  te  atreves 
(i  Ciego  de  cólera  estoy!) 
A  pronunciar  que  otra  vea 
Vuelva  á  ser  tn  esposo  joT 
Vete,  ó  tomará  mi  agravio 
Otra  vez  satisfacción , 

Y  en  esa  infame  criada. 
Que  ayer  de  mi  se  escapó. 
Por  testigo  de  mi  agravio. 

OOTAVU. 

Tu  necia  imaginación 
Te  ha  mentido. 

JOARA. 

Ifoninlicfa» 
Si  hubiera  podido  jo. 

UMIOVIGO. 

Quítate  de  mi  presencia; 

Y  si  estás  libre,  tu  aner 
Logre  sa  infame  deseo 
Con  quien  primero  quejo 
Te  tuvo  en  sos  breaos. 

OCTAVIA. 


Tu  infame  lengua;  que  el  sol 
No  llegó  á  tocar  la  mum 
Que  nii  desdicha  te  dió; 
\  aunque  á  ser  Biia  otra  vea 
He  vuelto  en  esta 
Casarme  con  Felidano 
No  le  está  bien  á  nd 


LDBOTICO. 

ifo  que  Taelvas  viva. 

LCZBEL. 

la. 

FBAT  AnTOLIR. 

El  caso  liego. 

LUDO  VICO. 

>  ba  de  poder  Francisco, 
i  de  SQ  religión 
nirario,  conseguir 
va  sin  honra  yo; 
50  pesar... 

JUANA. 

¿Celio,  Alberto? 

FRAT  ANTOLUI. 
? 

LUZBEL. 
Sí. 

frer  sacar  la  daga,  se  pone 
meiio  ftay  AntoHn.) 
FRAY  AirroLiif . 
Téngase  á  Dios , 
JOS!  icja  de  justicias. 

JO  ARA. 

10  mármol  se  quedó. 

LDZBF.L. 

iglesia  meesp«;re: 
COD  todo  cumplió. 

JUAIfA. 
LUZBEL. 

No  liay  que  apresurarse. 

JUAXA. 

ente  socedió. 

OCTAVU. 

ne  vi  tan  gustosa. 
{Vanselasdos.) 

FRAT  ANTOLIN. 

ira?  Ya  se  atufó. 

LU0OV1CO. 

ÓOH)  tú... 

FRAT  ARTOLIX. 

Como,  si. 
ÓTICO.  (Contó  embeUsado.) 
emido  ? 

FRAT  A!TT0LLX. 

Como  no; 
K>der  qoe  fray  Forzado 
n  mi  sostitoyó. 
uedito,  y  oiga 
encia  y  atención 
uentes  palabras, 
e  k)  mismo  que  yo 
letras  sagradas.) 

LUDOVICO. 

sin  duda  estoy. 

FRAT  AKTOLlIf . 

ina  á  san  Francisco, 

00  su  cordón , 

i  meterá  eo  cintura 
nagado  rencor; 
»n8u  escapulario,^ 
10  estomaticon 
llague  ó  componga , 
¡o  Agamenón. 
i  son  sus  doblones 
*llos  de  Absalon, 
demonio  por  ellos 
asir ;  deje  que  el  sol 
pues  son  sus  hijos, 
uas  á  trompón 
pobres  qoe  él  hizo, 

1  hospital  ü  dos, 
inte  doncellas, 
or  él  DO  lo  son ; 


en 


BL  DIABLO  PREDICADOR. 

Haga  todo  lo  qoe  digo 
Luego  al  punto ;  qoe,  si  oo, 
Se  irá  tan  derecho  al  cielo 
Como  el  que  de  allá  cayó ; 
Y  se  lo  ahorrará  de  misas, 
De  sepultura  y  clamor; 

?ue,  según  su  santa  vida 
buena  disposición, 
No  tendrá  sobre  su  entierro 
La  parroquia  un  si  ni  un  no. 

LUDOVICO. 

¡  Lego  vil ! 

FRAT  ANTOUX. 

Téngase,  digo ; 
Que  soy  yo  mucho  peor 
Que  fray  Forzado. 

LUDOVICO. 

Mi  rabia 
Es  ya  desesperación. 

FRAT  AirroLix. 
Vomite  todos  los  yerros 
Que  su  avestruz  ambición 
Se  ha  tragado,  y  descalabre 
Con  ellos  á  un  confesor ; 
Con  un  guijarro  como  este 

{Saca  áe  la  manga  un  guijarro,) 
(No  es  mala  la  prevención. 
Por  si  me  embiste  de  golpe ) 
El  gran  cardenal  doctor 
Se  sacudía  los  huesos, 
Porque  la  carne  voló ; 
Como  el  cutis  ó  pellejo, 
Que  el  desierto  le  dejó 
Períjamino,  aunque  arrugado. 
Sonaba  como  un  tambor. 

LUZBEL. 

No  diga  mas  desatinos. 
Aparte. 

LUDOVICO. 

Un  frió  sudor 
Se  ha  esparcido  por  mis  venas. 

FRAT  Ai^TOLirr. 

¿Por  qué  no  melé  dejó? 

LUZBEL. 

Calle,  que  es  un  loco;  vaya, 
Y  diga  al  Guardian  que  yo 
En  esta  casa  le  espero; 
No  se  detenga. 

FRA^T  AMOLIR. 

Ya  voy ; 
Mas  su  caridad  advierta 
Que  es  mia  la  conversión 
Deste  hombre,  que  ya  le  dejo 
Mas  blando  que  un  algodón.     ( Vase,) 

LUDOVICO. 

Mágico,  demonio  ó  santo 
(Que  en  mi  determinación 
Todo  es  uno),  ¿qué  te  importa 
Que  yo  me  condene  ó  oo? 


845 


LUZBEL. 

Siendo  santo,  me  importara 
Mucho  dar  un  alma  a  Dios; 
Mas  siendo  demonio,  nada, 
Que  ni  tu  condenación 
Me  está  mejor;  el  salvarte 
Me  pudiera  estar  peor. 
Muchas  veces,  Ludovico, 
Sin  poderlo  excusar  yo. 
Te  be  dicho  (jue  te  enmendases, 
Y  que  advirtiese  tu  error 
Que  el  término  de  tos  colpas 
Se  acercaba ;  ya  llegó. 
Sui)lica  de  la  sentencia. 
Pide  espera. 

LUDOVICO. 

El  corazoa 
Se  quiere  salir  del  pecbo. 


LUZBEL. 

jPoé aguardas?  Pídele  á  Dios 
Con  ansias  que  te  dé  tiempo. 

LUDOVICO. 

No  pueden  tener  perdón 
Mis  culpas. 

LUZBEL. 

No  desconfies ; 
Que  esa  es  la  ctilpa  mayor 
Que  cometen  los  mortales; 
Ponle  por  intercesor 
A  Francisco,  y  porque  empiece 
A  ser  tu  amigo  desde  hoy, 

Y  en  su  amparo  te  reciba. 
Dale  limosna. 

LUDOVICO, 
Eso  DO. 

LUZBEL. 

Mira  qoe  despoes  de  aqoella 
Poderosa  intercesión 
De  la  siempre  Virgen  Madre, 
No  hay  otra  algooa  mayor 
Para  el  Juez  divino;  mira 
Que,  por  ser  so  opuesto  yo. 
Me  ha  dado  el  mayor  castigo 
Que  caber  pudo  en  quien  soy ; 
Pídele  pues  que  interceda 
Por  ti,  que  puede  con  Dios 
Tanto,  que  es  de  sus  devotos 
Raro  el  que  se  condenó; 
El  hará  que  te  dé  tiempo, 
Pidele  su  protección , 

Y  á  granjearle  comienza; 
Dale  limosna. 

LUDOTICO. 

Eso  no; 
En  llegando  á  dar  limosna 
A  Francisco,  olvido  á  Dios. 

LUZBEL. 

Pues  mira  qoe  solo  tienes... 

LUDOVICO. 

No  has  de  caosarme  temor. 

LUZBEL. 

Un  breve  instante  de  vida. 

LUDOVICO. 

Eso  acredita  qoe  soo 
Engafios  tos  persoaslones ; 
Jamás  me  senil  mejor. 

LUZBEL. 

SeSor,¿  es  ya  tiempo? 

SAN  MIGUEL.  (Dentro,) 
Si. 

LUZBEL. 

Rebelde,  vil  pecador,     (Llegándose.) 

Racional,  fiero  retrato 

Mío,  por  opoesto  i  Dios, 

To  castigo  llegó;  baja 

Adonde  en  llama  feroz, 

Qoe  ni  folmina  ni  alombra, 

Seas  eterno  carboo. 

LUDOVICO. 

¡Aydemi!  (Búndese.) 

LUZBEL. 

¡Yay  decoáotos 
Son  ricos  con  el  sudor 
De  los  pobres!  YaLozbel 
Voestras  órdenes  compiló. 
Criador  de  cielo  y  tierra ; 
Ya  tiene  la  fundación 
Principio  de  ese  convento, 
Qoe  mi  obediencia  labró; 
Ya  es  en  Loca  coo  extremo 
GoDArai  la  devoctoo 
rmi       M  fniíea;  iqoé  fallí 

.  Sennp, 

r 


546 

Baja  en  una  tramoya  SAN  MIGUEL. 

8Alf  IIGDEL. 

Luzbel,  para  que  sacudas 
El  yugo  de  (u  opresión, 
Falta  que  á  los  pobres  suelvas 
Lo  que  á  los  pobres  quitó 
Ese  miserable  bruto. 

tUZBEL. 

Pues  ¿cómo  be  de  poder  yo  ? 

SA?raiGOEL. 

No  repliques ,  que  bien  puedes, 
Pues  Dios  te  da  permisión ; 

Y  mira  que  solamente 
Persigas  la  religión 

De  Francisco  en  lo  que  á  todas ; 
Pero  en  su  alimento  no.  {Vuela.) 

LUZBEL. 

En  lo  que  mas  les  Importa 
Podré  vengarme.— Astarot, 
Del  infeliz  LudoTico 
Toma  luego  forma  y  voz, 
Para  ejecutar  el  orden 
Que  tengo  del  Hacedor 
Eterno. 

Xuelve  á  tubir  par  donde  u  hundió  el 
mimo  LUDO  VICO. 

LUDO  VICO. 

Ya  obedecido 
Estás. 

LUZBEL. 

Miguel  me  ordenó 
Que,  primero  que  sacuda 
El  yugo  de  mi  opresión, 
Vuelva  á  los  pobres  de  Luca 
Todo  cuan  toles  quitó 
£1  niisfro  Ludovico; 

Y  porque  el  Gobernador 
No  lo  impida... 

LUDOVICO. 

Ya  te  entiendo; 
Vamos  k  la  ejecución. 

LU7.BEL. 

Pues  por  la  ciudad  á  un  tiempo 
Lo  publique  una  legión 
De  las  muchas  de  quien  eres 
Capiran,  porque  á  tu  voz 
Acuda  el  pueblo. 

LUDOVICO. 

Bien  dices. 

LUZBEL. 

Entra,  y  desde  ese  balcón 
Llámalos. 

{Entran  Ludovico.) 

LUDOVICO. 

Pueblo  de  Luca, 
Ya  mi  crueldad  se  trocó 
En  lástima ;  venid  todos, 
Pobres,  llegad,  que  otro  soy. 

Salen  ALBERTO  t  CELIO. 

LUZBEL. 

Ya  se  juntan. 

ALBERTO. 

Padre  mió, 
¿Quóes  aquesto? 

LUZBEL. 

Obra  de  Dios; 
Quiere  repartir  su  hacienda. 

CELIO. 

Pues  advierta  que  á  los  dos 
Nos  debe  muchas  raciones. 

LUZBEL. 

Yo  os  daré  satisfacion.  (V!Me.) 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMÜDEZ, 

ALBERTO. 

Todo  el  pueblo  se  ha  Juntado. 

CELIO. 

Ya  viene  el  Gobernador. 
Salen  EL  GOBERNADOR  y  criados. 

G0BER7IAD0R. 

¿Qué  es  esto?  ¿Quién  ha  causado 
Tan  grande  alboroto? 

LUDOVICO. 

Yo. 

GOBERNADOR. 

Pues  ¿qué  intentáis? 

LUDOVICO. 

Que  á  los  pobres 
Vuelva  lo  que  mi  rigor 
Les  ha  usurpado. 

GOBERXADOR. 

Mas  ¿cómo 
Entre  tanta  confusión 
De  gente  será  posible? 

LUDOVICO. 

¿No  lo  veis? 

GOBERüADOR.  {Mira  dentro.) 

\  Válgame  Dios ! 
Fray  Forzado  lo  reparte 
Solo. 

LUDOVICO.  {Ap.) 

Con  una  legión 
De  espíritus  que  le  asiste. 

Salen  EL  GUARDIAN  t  FRAY  ANTO- 

LIN. 

FRAY  A^TOLIN. 

Yo  fui  quien  le  convirtió. 

GUARDIAN. 

Calle;  que  no  es  Ludovico 
El  que  mira. 

FRAT  ANTOLIN. 

¿Cómo  no? 
Pues  ¿estoy  yo  ciego, Padre? 

GO0ER?IADOR. 

¡Oh  padre  Guardian ! 

CUARDlAIf. 

Sefior. 

GOBERNADOR. 

;tQué  dice  de  una  mudanza 
Tan  rara? 

Salen  LUZBEL,  FELICIANO,  OCTA- 
VIA T  JUANA. 

FELICIANO. 

i  Sin  vida  estoy! 

LUZBEL. 

No  tema;  que  Octavia  es  suya. 

GOBERNADOR. 

Señora,  á  buena  ocasión 
Venis. 

OCTAVIA.  {Ap.) 

La  desdicha  mia 
Esta  mudanza  causó. 

LUZBEL. 

Ya  tengo,  padre  Guardian, 

{Llegdndose  á  él,) 
De  dejarlos  permisión. 

GUARDIAN. 

Pues  di  quién  eres,  y  vete, 
Sin  que  les  causes  horror; 
Que  a  todo  el  pueblo  mañana 
Referiré  el  caso  yo. 

GOBERNADOR. 

Ludovico,  mi  aeüora 
Octavia... 


LUUIL. 

Gobernador, 
No  prosigas ;  que  oi  es  este 
Ludovico,  ni  soy  yo 
El  que  habéis  pensado. 

GOBBUUDOR. 

¿Cómo? 

LUZBEL. 

Aunque  está  sin  bendición, 

{QmttaieelMH 
Quitarme  el  hábito  es  ftaerza, 
Que  de  disfraz  n^e  sirvió. 
Primero  aue  os  desengañe. 
Escucbatíme  sio  lenior : 
AI  infeliz  Ludovico 
Vivo  la  tierra  tragó, 
Y  porque  tú  no  padlens 
Impedir  la  ejecución 
De  restituir  su  hacienda, 
Su  misma  forma  tomó. 
Con  orden  mia,  este  impuro 
Espíritu.  Luzbel  soy; 
De  limosnero  he  servido. 
Por  mandamiento  de  Dios, 
A  los  hijos  de  Francisco, 
En  pena  de  que  fui  yo 
De  negarles  el  sustento 
Esta  ciudad,  el  autor. 
El  Guardian,  que  esU presante, 
A  quien  Dios  le  reveló, 
A  todo  el  pueblo  mañana 
Referirá  en  su  sermón 
El  suceso  mas  despacio ; 
Ya  entre  tus  hijos  y  yo, 
Francisco,  ceso  la  tregua; 
Ya  vuelvo  á  ser  tu  mayor 
Contrario;  mira  por  ellos, 
Que  si  en  su  alimento  no. 
En  perturbar  sa  Tirtud 
Se  ha  de  vengar  mi  rencor. 

{Einétu 

oovnsiAMn. 
;  Raro  prodigio ! 

FBLtClAHO. 

EspanlMo. 

CÜABDUn. 

De  todo  testigo  soy. 

OCTATU. 

No  estoy  en  mi,  de  asustada. 

JOAIU. 

¡Buen  santo! 

FUATAinOLni. 

¿  Que  ímt&t  JO 
Compañero  del  demonlof 

GOAUIAR. 

Si,  mas  como  santo  obró. 

rSLICURO. 

Ya  no  hay  estorbo  que  lapida, 
Octavia,  mi  pretengion. 

OCTAVU. 

Deja  que  pierda  primero 
Desta  desdicha  el  ~ 
Que  en  fln  fué  mi 


GOaiBlUMB. 


EsltflD^ 


No  puedo  negarlo  yo. 

raATAHTOLm. 
En  las  Jomadas  del  cielo 
Hallará  sin  disliodon 
Este  caso  el  que  lo  dade; 
Merezca,  si  oi  agradó. 
Por  extraño  t  verdadera. 
Ya  que  no  aplanaOi 


"^  I 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


I  RENEGADA  DE  VALLADOLID, 


DE  LÜI8  DE  BELMOIITE  BEBMUmZ. 


PERSONAS. 


PITAN  DON  LOPE. 

ISABEL. 

IZ ,  criada. 


MELCHOR  DE  ACEVEDO. 
NARANJO,  8U  criado. 
UN  SARGENTO. 


GARCÍA,  criado. 

ZULEMA, 

CEILAN, 


maros. 


Dos  BOIBRBS. 
Dos  MOIEBKS. 

Momos.— Mokas. 


)RNADA  PRIMERA. 


I  D0f9A  ISABEL  t  BEATRIZ, 
f  arroja  aquella  un  libro. 

D05ÍA  ISABEL. 

ices,  necia?  No  quede 
a  libro  devoto, 
se  de  camplir  el  voto 
gioii ;  tanto  poede 
ana  cieg»  pasión, 
estoy  tan  oien  perdida, 
zgo  que  tengo  vida 
*s  que  tengo  afición. 
,  en  eterna  clausura , 
de  una  reja,  cielos! 
propia  tengo  celos , 
» mi  corta  ventura, 
lano  esmia?  Si. 
sa  dueño  mi  albedrio? 
como  á  otro  señorío 
le,  viviendo  en  mi? 
Q  al  halcón  los  ojos 
i  después  mas  atento 
penetrando  el  viento, 
e  los  blancos  despojos 
;arza,  que  se  humilla 
lefensa  que  intenta, 
ís  que  veloz  se  ausenta 
tabes  acuchilla, 
i  en  la  alcándara  estoy, 
I  de  otra  voluntad , 
la  es  mi  libertad, 
I  buscándola  voy; 
e  en  la  esfera  de  amor, 
ín  ya  obedece  el  rolo, 
tasto  mi  albedrio, 
Iver  al  cazador; 
,  que  es  mi  amor  tan  puro 
louesto,  que  be  sido 
a  eu  buscar  marido, 
lieo  mi  estado  aseguro. 

BCATMn. 

iras... 


D05ÍA  ISABEL. 

¿Qué  lie  de  mirar? 

BEATRIZ. 

Que  esperamos  ¿  tu  hermano 
De  Salamanca,  y  es  vano 
Tu  intento,  y  habrás  de  dar 
Ocasión  escandalosa 
Para  aventurar  tu  honor. 
Tan  ciega  en  tu  loco  amor? 

DOi^A  ISABEL. 

Cansada  estás  y  enfadosa, 
Beatriz;  no  me  ftierza  el  cielo, 

Y  ^tendrá  el  poder  humano 
Aliento  y  rigor  tirano? 
Necio  será  su  desvelo 
Contra  un  resuelto  albedrio; 
Llegue  mi  hermano. 

BEATBIZ. 

Ya  Urda. 

D05Ia  ISABEL. 

Llegue ;  que  no  se  acobarda 
Amor  que  llega  á  ser  mió. 
Don  Lope  Ramírez  es. 

BEATRIZ. 

¿No  es  el  Capitán,  Seüora? 

DOÍIa  ISABEL. 

¿Eso tu  simpleza  ignora? 

BEATRIZ. 

No  lo  ignoro;  mas  después 

Llorarás  verte  casada 

Con  quien  tan  presto  se  irá , 

Y  sola  te  dejará , 
Aunque  casada ,  burlada. 
En  Valladolld,  ya  sabes 
Que  forma  una  compafiia; 

Él  se  ha  ád  ir,  llegando  el  día 
Que  llores  tus  penas  graves. 
Pues  si  vas  con  él ,  por  ser 
Tan  ciego  tu  loco  amor. 
Ofendes  el  claro  honor 
De  una  tan  noble  mujer. 
Sin  que  restadral lo  puedas 
Con  tan  deslucida  acción, 


Arriesgando  tu  opinión 
Si  te  vas  y  si  te  quedas ; 
No  hagas  tan  errado  empleo. 

D05ÍA  ISABEL. 

¿Tú  te  atreves  á  pensar 

Que  puedes  aconsejar 

A  tan  resuelto  deseo? 

Tres  dias  há  que  no  me  ha  visto 

Don  Lope,  y  le  be  de  escribir 

Solo  por  dalle  i  sentir 

Penas,  que  en  vano  resisto. 

BEATRIZ. 

Pues  determinada  estás, 
Y  el  riesgo  no  consideras. 
Siendo  notorio  el  que  esperas, 
Luego  escribille  podrás.  (Vase.) 

DOffA  ISABEL. 

Tan  perdidamente  qnlero , 
Tan  ciegamente  me  arrojo. 
Que  tiemblo  mi  mismo  enojo 
Con  los  desaires  que  espero. 
Si  puedo  tener  templanza, 
Cuando  he  llegado  á  temer 
Que  su  ausencia  me  ha  de  ser. 
Aun  mas  que  ausencia ,  mudanza. 
Muestra. 

BEATRIZ.  (Saca  recado  de  eserihlr^  y 
siéntase  doña  Isabel.) 

Tu  criada  soy. 
Tan  humilde,  que,  ubiendo 
Los  riesgos  que  f  oy  temiendo. 
Sirviéndote  en  ellos  ^oy. 

(Escribe  doMa  Isabel) 

La  primer  eriadft  he  sido 

Que  siente  (háblela  mas  cuerda) 

De  que  su  ama  se  pierda ; 

Pues  si  hasta  ahora  do  ba  habido. 

Aunque  la  anden  á  bascar, 

Quien  lo  sienta,  bien  lo  hindo. 

Es  bien  que  me  llame  el  mondo 

La  criada  singular. 

Mi  miedo  ésnnpertliieQte; 

Que  siempre  la  mas  segura , 


S48 

Aunque  siente  que  munnora, 
Murmura ,  pero  no  siente. 

D05ÍA  ISABEL. 

Ya  está  escrito. 

BEATRIZ. 

Pues  ¿qué  mandas? 

D05ÍA  ISABEL. 

Que  tú  se  le  lleves  luego 
A  su  casa. 

BEATRIZ. 

¿Tienen  casa 
Los  soldados  forasteros? 

D05ÍA  ISABEL. 

Dile... 

BEATRIZ. 

El  papel  lo  dirá. 

{Ruido  dentro,) 

¡Tu  hermano!... 

D05ÍA  ISABEL.  ( Guarda  el  papel  en  la 
fñonga,) 

¡Válgame  el  cielo! 

Salen  MELCHOR  DE  ACEVEDO 
T  NARANJO ,  de  estudiantei. 

MELCHOR.  (Ap.) 

Mi  hermana  escribe  papel , 
Que  encubre  de  mi  respeto; 
¿Si  hay  novedad  en  la  ausencia 
De  mi  padre? 

D0.5ÍA  ISABEL. 

¡Qué  á  buen  tiempo 
Llegas  á  tu  casa,  hermano! 
Que  la  prisa  que  le  dieron 
Los  pleitos  á  nuestro  padre 
Fué  causa,  por  no  perdellos, 
De  que  solo  te  avisara, 
Sin  esperarte. 

NELCHOR. 

No  puedo 
Irá  serville  á  Madrid; 
Que  fuera  peligro  nuevo 
Dejarte  sola. 

D05ÍA  ISABEL. 

Tü  seas 
MuT  bien  venido ;  c  I  deseo 
Colmaste  á  mis  esperanzas 
Con  tu  vista. 

MELCHOR. 

Este  mancebo 
No  viene  por  mi  criado. 

IIARAÜJO. 

Por  mal  estudiante  vengo ; 
Que  son  las  letras  muy  duras, 

Y  no  las  muele  mi  ingenio. 
Tr ájeme  á  Valladolid 
Para  ver  si  en  ella  puedo 
Acomodar  cinco  arrobas, 

Que  esas  me  han  dicho  que  peso; 
\  así,  quisiera  servir 
A  un  honrado  arriero. 
Sin  pagar  siete  del  bulto, 

Y  mas  cuando  entre  el  invierno. 

MELCHOR. 

A  caballo  mal  podréis 

Ir  sirviendo  á  vuestro  dueño. 

NARA!<iO. 

¿Es  un  cuero  mas  honrado 
Que  yo ,  pues  nunca  le  vemos 
Ir  á  pié?  Si  asi  gustare, 

Y  si  no,  vuélvame  el  trueco; 
Que  yo  buscaré  otro  oficio 
Holgón  y  de  mas  provecho. 

MELCHOR. 

Mientras  le  buscáis,  tendréis 
Esia  casa. 


íiir. 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMUDEt. 
Naranjo. 

No  me  atrevo 
A  tenella  toda ,  basta 
Que  sustente  un  aposento; 
Que  teoffo  flacos  puntales, 
\  me  echaré  con  el  peso. 
Vuesasted  me  dé  licencia ; 
Que  voy»  por  no  perder  tiempo, 
A  repasar  los  oficios; 
Mas  naga  cuenta  que  tengo 
El  reloj  de  mediodía 
Tan  ajustado  en  mi  pecho , 
Que  no  daré  un  cuarto  mas , 
Para  que  no  me  echen  menos.  (Va$e.) 

BBATRIZ. 

¿Hay  tal  humor  de  gorrón  ? 

MELCHOR. 

. .  Indicios,  disimulemos 
lásta  acrisolar  verdades; 

?ue  no  es  justo  que  en  mi  pecho 
enga  crédito  mayor 
La  sospecha  del  concepto 
Que  la  virtud  de  mi  hermana.y, 
Isabel ,  de  los  desees 
Que  has  tenido  siempre  doy 
Mil  alabanzas  al  cielo, 
Pues  eliges  el  estado 
Mas  seguro,  con  tan  cuerdo 
Discurso,  que  no  les  dejas 
Que  merecer  á  mis  ruegos; 
Pues  viendo  lo  que  te  importa, 
Con  tu  claro  entendimiento 
Llegaste  á  desvanecer 
Los  cuidados  al  remedio. 
Nobles,  Isabel,  nacimos; 
Las  memorias  guarda  el  tiempo 
En  las  montañas  de  Burgos, 
Con  peñas  por  privilegios ; 
Pero  si  nacimos  pobres, 
¿l>e  qué  servirán  trofeos. 
Si  en  el  polvo  de  los  siglos 
Se  van  manchando  ellos  mesmos? 

8ue  la  nobleza  en  el  pobre, 
on  abatido  silencio, 
Es  á  los  ojos  del  mundo. 
Mas  que  blasón,  escarmiento; 

Y  asi,  como  lo  conoces, 
Te  vales  en  tanto  riesgo, 
Como  si  fuera  delito. 

Del  sagrado  de  un  confento. 
Mil  parabienes  te  doy; 
Dame  los  brazos  por  ellos. 
Porque  el  alma  los  reciba, 
Como  por  amor,  por  premio. 

(Abrázala.) 

DO.SÍA   ISABEL. 

(Ap,  Muerta  estoy.)  ¡  Qué  bien  parece, 

Hermano,  que  de  tu  ingenio 

Copié  tan  justa  elección. 

Siendo  tu  voz  el  espejo 

En  que  ejecutadas  miro 

Las  dichas  que  no  merezco! 

A  tu  cargo  está  mi  vida , 

Mi  estado  en  tus  manos  dejo; 

Que  por  hermano  te  estimo, 

Por  padre  te  reverencio 

Y  por  estrella  dichosa, 
Que  con  lucientes  reflejos 
En  las  borrascas  del  siglo 

Me  vas  conduciendo  al  puerto. 

MELCHOR.  (Ap.) 

Cielos,  ¿linbo  mayor  dicha 
En  los  humanos  deseos? 

DO^A  ISABEL.  (Ap.) 

Veneno  fueron  sus  voces. 
Áspides  sus  labios  Iteeron. 

MELCHOR.  (Ap.) 

¿  Si  se  engañaron  los  ojos? 


D05ÍAItAKL.(Ap.) 

Amor,  vamos  al  remedio. 

MELCHOR.  (Ap.) 

Su  obediencia  los  desmiente. 
üoñk  ISABEL.  (4p.) 
Este  es  el  último  riesgo. 

MELCHOR.  (Ap.)  ' 

Si  escribió,  no  fué  delito. 
Aunque  llegó  á  ptrecerlo 
En  encubrirse  de  mi 
Con  tan  recatados  miedos. 

D05ÍA  ISARCL.  (Ap.) 

¿Qué  mujer  en  el  peligro 
No  excede  el  miyor  ingenio? 
HiLCwm.  (Ap.) 

Dudosas  sospechas  niss , 
No  os  confirmo  ni  os  condeno. 

DO^A  ISABEL,  (^p.) 

Bajel  de  mis. espéranos. 
Al  mar,  aunque  pellgreños. 

HtLcnon. 
Y  ¿cuándo,  Isabel»  dispones 
Que  tengan  dichoso  efcdo 
Tus  deseos  y  los  mios? 

ROff A  IIABBU 

Yo  por  mi ,  muy  Carde  es  ioego. 
(Ap.  Asi  su  pecho  asegnro.) 


ií 


Ap,  Ya  está  asegundo  el  pecho.) 
ispondré  que  sea  raaikant. 

DOÜA  ISABEL. 

Con  bien  sea.  (Ap.  En  menos  lieap 
Se  puttie  abrasar  el  mundo» 
Si  yo  le  aplico  mi  fUego.) 

(700011 IHM  c^.) 

Salé  NARANJO. 


f>' 


Ya  tengo  valiente  ofldo. 

nELCHOt. 

De  todo  tu  bien  me  nlegro; 

Y  ¿cuál  es? 

HABASUO. 

El  de  soldado» 
Que  hace  dos  laces  á  on  lleaHH) 
Bien  ejerciudo  es  honra» 

Y  mal  usado  es  provecho; 
Pero  yo,  mirado  bien» 

A  lo  segundo  me  tlengo. 

■SLcnon. 
Bien  presto  te  acomodaste. 

fCARAHJO. 

No  han  escachado  los  ecos 
e  aquella  caja  sin  llsTef 
Pues  sepan  qae  tiene  dentro 
El  tesoro  de  la  India; 
Cada  golpe  es  an  misterio» 
Pues  en  tocándola  vienen 
Bailando  los  mesoneros 
A  pedir  lo  qne  nocobnn; 
Búrlense  con  el  Sargento. 
A  otro  sonecito  llnoven» 
Entre  suspiros  y  megOSt 
Colchones  de  las  pondas» 
Que  nunca  vaeHren  enteres; 
Pero  si  á  un  pobre  soldado 
Tan  poca  lana  le  femos. 
¿Es  mas  hidalgo  un  eolcM! 
Vengan  mas  y  ?aelf  tn  «e« 
De  otro  barrio  se  ha  fsniáo 
Una  bandera»  y  entiendo 
Que  la  plantan  en  la  ealob 

nota  iSAHL.  (4M 
¿Si  me  borla  mi  deseo? 


Y  ¿quiénes  él  capitán? 


IfARAlUO. 

informado  vengo, 
be  de  sentar  la  plaza. 
»e  Ramírez. 

DOXA  ISABEL.  (4p.) 

Cielos, 
is  dichas  me  engafian? 

■ELCHOR. 

i  marcial  estruendo 
>aña.  Carlos  Quinto, 
ama  veoce  al  tiempo, 
)ujia;  y  ahora, 
olo  á  menosprecio 
»,  dice  que  junta, 
reforzados  leños, 
erosa  armada, 
re  marciales  trofeos 
á  Geilan,  bajá 
como  sobeil)io, 
la  casa  otomana, 
I  Tiene,  le  da  alientos 
le  al  mar  despojos, 
de  barrer  sus  puertos 
ironadoras  balas , 
andones  sangrientos, 
s  abollados 
lazados  fresnos; 
ilipo  Segundo, 
rey,  que  guarde  el  cielo, 
)rzar  la  plaza 
socorro  que  vemos, 
én  trocara  las  letras 
rmas! 

NARANJO. 

Yo  las  irueco, 
serlas  probado. 

MELCHOR. 

il  punto  vuelvo ; 
ft  dar  unas  cartas, 
importan. 

DO^A  ISABEL. 

Yo  te  espero 
:o,  obediente. 

MELCHOR. 

Adiós, 
vaneci  los  recelos.) 

hOñk  ISABEL.  (Ap.) 

ca  hubieras  venido! 

MELCHOR. 

os  fueron  los  miedos 

tperiencias  seguras 

(catos  honestos!  {Vase.) 

DO.SÍA  ISABEL. 

a  daré  el  papel 
»pe,  pues  granjeo 

que  en  ella  sola 
rbosos  remedios, 
•nsamientos  libres 

evidentes  riesgos.      (Vase.) 

.  (Al  irse  Beatriz  la  detiene,) 
,  aprende  callando. 

BEATRIZ. 

*  sea  palabrero. 

NARA?(iO. 

I  veinte  razones, 
iü  veinte  provechos, 
concede  todas. 

BEATRIZ. 

na  moza  de  asiento, 
che  sos  desatinos. 

NARANJO. 

olo  el  primero, 

rece  bien , 

s :  yo  me  resuelvo 

¿perder,  si  gusta; 

x>nde? 


LA  RENEGADA  DE  VALLAOOUD. 

BEATRIZ. 

Que  no  quiero. 

NARANJO. 

Esa  es  tacha  de  doncella, 

Y  está  remediada  presto; 
Yo  la  llevaré  ¿  Bujia, 

Y  será  mi  candelero  , 
Alojándose  conmigo. 

Porque  me  han  de  dar  un  tercio. 
Que  llevaremos  á  cuestas 
Los  dos,  y  en  llegando  al  pueblo, 
No  nos  faltará  un  pajar. 

BEATRIZ. 

Sepa  que  yo  no  me  duermo 
En  las  pajas. 

NARANJO. 

Sea  en  los  trigos, 
Muchacha;  que  para  el  tiempo 
No  hay  mejor  cama  de  campo. 
Lo  que  me  mueve  es  el  celo 
Oe  remediarte;  que  yo 
Con  cualquiera  me  contento. 

BEATRIZ. 

Pues  vaya  á  sentar  la  plaza; 
Porque  en  casa  hay  cierto  pleito, 

Y  si  salimos  con  él, 

Le  podré  escuchar  de  nuevo.  (Vate.) 

NARANJO. 

Yo  se  lo  dije  una  vez, 

Y  el  diablo  cuatro,  y  aun  pienso 
Que  me  ha  de  echar  rogadores. 
Si  no  lo  remedia  el  cielo. 

{Tocan  la  caja.) 

Ya  estoy  de  pies  en  la  calle. 
Tomo  esta  esquina,  y  espero 
Que  la  bandera  se  plante 
Con  todo  aquel  parlamento 
Con  que  se  entrega  la  posta. 
[Oh,  qué  bizarro  mancebo 
Es  el  Capitán !  Por  Dios, 
Que  merece  su  respeto 
Que  yo  le  pida  un  vestido; 
Va  viene  con  el  Sarcento, 
Que  me  parece  también 
Buen  soldado  y  lindo  cuesco. 

Salen  EL  CAPITÁN  DON  LOPE 
T  EL  SARGENTO. 

CAPITÁN. 

Como  es  primero  el  honor. 
Las  ocupaciones  mias 
Me  han  ausentado  tres  dias, 
Para  abrasarme  de  amor. 
iQué  disculpa,  que  lo  sea, 
üaréá  Isabel? 

SARGENTO. 

¿No  es  bastante 
GI  trazar,  tan  6no  amante. 
Que  de  su  balcón  te  vea? 
Discreta  elección  ha  sido 
La  tuya;  que  asi  podrás. 
Pues  que  tan  vecino  estás, 
Poner  tu  pena  en  olvido; 

Y  ella  es  fuerza  gue  agradezca 
La  fineza  de  venir 

Donde  la  puedas  servir. 

CAPITÁN. 

No  hay  amor  que  la  merezca. 
KARA?!Jo.  {Liega  haciendo  revereneia».) 
Yo,  mi  señor  Capitán, 
Si  el  traje  no  le  embaraza. 
Quisiera  sentar  la  plaza , 
Aunque  fuera  en  la  del  pan. 

CAPITÁN. 

Pues  ¿cómo,  siendo  estudiante , 
Muda  intento? 

lUiAlUO. 

PoÉrqotii;, 


Porque  las  letras  en  mi 
Están  de  sede  vacante. 

SARGENTO. 

Muy  rubio  es  para  soldado. 

NARANJO. 

Y  él  ¿monda  barbas? 

SARGENTO. 

Señor, 
Parece  muy  hablador. 

NARANJO. 

Por  la  mano  me  ha  ganado. 

SARGENTO. 

¿Qué  dices? 

NARANJO. 

Que  no  se  meta 
Donde  nadie  le  convida ; 
Porque  no  ha  de  hablar  la  brida 
Cuando  yo  hablo  á  la  Jineta. 

CAPfTAN. 

¿Quiere  sentar  plaza? 

NARANJO. 

Intento 
Servir  al  Rev  en  Bujia ; 
Pero  iré  en  la  conipaSia, 
Como  no  vaya  el  Sargento. 

CAprrAN. 

Pues  ¿cómo  se  ha  de  quedar? 

NARANJO. 

Vusté  lo  puede  decir : 
Que  yo  me  vaya  á  servir, 

Y  que  él  se  vaya  á  estudiar. 

SARGENTO. 

Buen  humor,  por  vida  mía. 

CAPITÁN. 

Y  muestra  tener  aliento.— 
Plaza  tenéis. 

NARANJO. 

Seo  Sargento, 
Vamos  á  la  ropería. 

SARGENTO. 

¿Qué  ha  de  comprar? 

NARANJO. 

ün  vestido. 

SARGENTO. 

¿Qué  dinero  lleva? 

NARANJO. 

El  suyo; 
Que  yo  en  el  aire  concluyo» 

CAPITÁN. 

Por  Dios,  que  lo  ha  merecido 
El  despejo. 

NARANJO. 

Y  aun  dos  pares 
Merezco;  que  soy  muy  nombre. 

CAPfTAN. 

¿Cómese  llama? 

NARANJO. 

Mi  nombre 
Tiene  cuatro  mil  azares; 
Naranjo,  aunque  estoy  abom 
Sin  hoja. 

SARGENTO. 

Mas  no  sin  Oor. 

CAPITÁN. 

Déle  un  vestido. 

SARGENTO. 

{Seftorl 

RARAIUO. 

¿Es  suvo,  que  asi  lo  llora? 
Nunca  be  podido  tragar 
Sargentos  que  recatean; 
Para  hombres  que  pelean 
Se  ba  de  tender  y  empefiar. 


SAIGINTO. 

Si  pelea,  yo  lo  ignoro. 

NARANJO. 

Pues  bien  se  puede  guardar; 
Que  un  moro  le  ha  de  matar, 

Y  yo  he  de  matar  al  moro. 

CAPITÁN. 

Acabe,  déle  un  vestido. 

SARGENTO. 

Seo  n.aia-moros,  entremos. 

NARANJO. 

Sargento,  no  nos  burlemos; 
Que  soy  hombre  mal  sufrido, 

Y  en  vistiéndome ,  sabré 
Irme  de  la  compañía. 

{Yanse  el  Sargento  y  Naranjo.) 

CAPITÁN. 

¿Cuándo  ha  de  llegar  el  dia 
Que  tenga  premio  mi  fe? 

Sale  D05>A  ISABEL  al  balcón, 

DOXA  ISABEL. 

Solo  esta  es  buena  ocasión, 
Aunque  me  dejan  turbada 
Miedos  de  mi  hermano,  que 
Ya  por  instantes  le  aguardan 
Mis  desdichas. 

CAPITÁN. 

Ya  en  sus  ojos 
Se  van  templando  mis  ansias. 

D02ÍA  ISABEL. 

Don  Lope,  en  ese  papel 
Podéis  conocer  las  ciusas 
Que  me  obligan  á  escribiros. 

(Arroja  el  papel  y  vase.) 

CAPITÁN. 

jCielos,  cerró  la  ventana ! 
Sin  flechas  quedó  el  amor, 

Y  yo  he  quedado  sin  alma. 

(Alza  el  papel.) 
ÁQué  puede  escribir?  Sus  letras 
Son  basiliscos  que  matan; 
Que.  pues  la  vista  me  niega, 
En  el  papel  se  disfrazan. 

( Lee. )  c  No  hay  paga  para  la  ingra- 
»titud  como  el  olvido...» 
Para  que  yo  desespere, 
Sin  disculpas  que  me  valgan. 
¿Qué  mas  pruebas  que  nii  agravio? 
Pero,  si  admiten  venganzas 
No  merecidas  injurias, 
No  esperen  á  duplicarlas 
Con  proseguir  lo  que  escribe. 
Tan  propio  de  su  mudanza.  (Rómpele.) 
Muera  yo  pues  de  infeliz. 
Pues  con  ofensas  se  pagan 
Finezas  de  amor  tan  puro. 

Sale  NARANJO,  de  toldado. 

NARANJO. 

Mande  usted  tocar  al  arma ; 

§ue  vengo  de  arremetida, 
he  de  llevarme  una  casa. 
¿No  conoce  lo  que  viste? 
{Ap.  Él  me  está  mirando  á  pausas, 

Y  luego  á  un  papel  rompido, 

Y  después  á  la  ventana. 
Donde  yo  soy  recien  huésped. 
Aquí  hay  alguna  trapaza, 
Por  vida  de  mi  conciencia.) 
¡Señor! 

CAPITÁN. 

Déjame. 

NARANJO. 

SI  gaitas 


LUIS  DE  BELMONTE  BEBMÜDEZ. 

Humor  amante,  descubre 
Lo  (]ue  de  las  señas  falta ; 
Y  si  ese  roto  papel 
Te  ha  caido  en  aesgracla, 
Por  algún  desden  escrito, 
Que  voló  de  esa  ventana. 
Yo  soy  de  quien  vive  dentro. 
Si  puede  ser  de  importancia. 
Familiar,  sin  ser  sortija. 

CAPITÁN. 

¿Qué  dices? 

NARANJO. 

Que  esta  mañana... 

CAPITÁN. 

Prosigue. 

NARANJO. 

Digo  y  prosigo 

?ue  entramos  por  Salamanca 
o  y  un  Melchor  de  Acevedo, 
8ue  es  el  dueño  desta  casa , 
on  una  hermana  tan  prima 
lín  el  donaire  y  las  gracias... 

CAPITÁN. 

Detente. 

NARANJO. 

Ya  me  detengo. 

CAPITÁN. 

Amigo,  en  mi  amparo  hallas 
Cuantos  favores  deseas. 

NARANJO. 

No  trato  de  mis  ventajas 
Hasta  aue  servicios  mios, 
Vidriados  en  España, 
Pasen  á  la  Berbería ; 
Pero  mira  lo  que  mandas 
Aquí  y  en  el  otro  mundo; 
Que,  si  Naranjo  se  planta, 
No  hay  cólera  que  no  corte. 
Porque  llueve  Dios  naranjas. 

CAPITÁN. 

Pues  en  fe  de  tu  valor, 
Y  que  entras  en  esta  casa , 
Te  flo  mis  pensamientos. 

NARANJO. 

Yo  pagaré  la  fianza. 

CAPITÁN. 

Alza  ese  papel. 

NARANJO. 

¿Qué  dice? 

CAPÍTAN. 

A  la  primera  palabra. 
Despechado,  le  rompf. 

NARANJO. 

Pues  ¿porqué? 

CAPITÁN. 

Porque  la  ingrata , 
Dueño  suyo,  sin  oirme, 
Me  mató  con  amenazas. 

NARANJO. 

Pues  ¿no  le  leyeras  todo  ? 

CAPITÁN. 

¿Qué  humano  aliento  bastan 
A  proseguir  el  veneno? 

NARANJO. 

¿No  puede  haber  la  triaca 
En  la  receta  postrera? 
Junta  j  prosigue. 

CAPITÁN. 

Me  cansas. 

NARANJO. 

Pues  descánsele  el  ejemplo 
De  dos  piedras,  ya  que  tardas 
En  junur  dos  papelillos, 
Porque  el  uno  te  amenaza.  — 
Pleiteaban  ciertos  curas 
De  San  Miguel  y  SanU  Ana, 


Probando  el  ano  y  el  otro 
La  antigüedad  de  so  casa; 
Y  el  de  San  Mfgael  an  día. 
Que  acaso  se  paseaba 
Por  el  corral  de  su  iglesia , 
Descubrió  mohosa  y  parda 
Una  losa  v  ciertas  letras, 
Que  gasto  tiempo  en  limpiarias; 
Dicen :  Por  aquí  Seiim.,, 
Partió  como  un  rayo  á  casa 
Del  Obispo,  y  dijo  á  voces  : 
«Mi  justicia  está  moy  Uaná, 
llustrisimosedor; 
Esta  piedra  en  la  entrada 
De  alguna  cueva,  por  donde 
El  moro  Selio  entrabe 
Para  guardar  los  despofos 
En  la  pérdida  de  Emna.» 
Quedó  confuso  el  Obispo; 
Pero  el  cura  de  Santa  Ana, 
Que  estaba  presente,  dyo : 
c  Vamos  á  ver  dónde  estaba 
Esa  piedra  tan  morisca. 
Que  tan  castellano  babfa.» 
Fuéronse  los  dos,  f  entrando 
A  la  misma  parte,  bailan 
Rompida  otra  media  lo», 

Y  que  juntándolas  ambas* 
Dicen :  Poraquiu  limpima 
Las  letrinas  de  etíñ  ecM. 
Junta  ahora  los  papeles, 

Y  verás  cómo  te  engafiaib 

GAnTAII. 

Sin  fruto  sigo  tu  hamor. 

RAnAMO. 

Tarde  olvida  quien  Un  ama. 

CAnTAN. 

(Lee.)  €  No  bay  paga  para  la  ii 
•titud  como  el  olvido; bus, enai 
•caben  vengamaa  en  «n  rendido  < 
»zon,  os  suplico  téngala  piedad  i 
•mujer  mas  infelia  qoe  ha  habid 
»el  mundo,  viniendo  á  socorrer 
•ansias  con  vuestra  vista.» 
¡Albricias,  amor,  albricias!— 
Tú  mi  sosiego  restaaraa. 

HAKANJO. 

Vive  Dios,  qne  mereciai 
Estar  dos  6  tres  semanaa 
En  la  cueva  de  Selln< 

CAPITAI. 

Pues  que  las  dichas  me  ilamu. 
No  pierdan,  por  no  admUdas, 
L.0  que  merecen  gondas.       (Vi 

lUnAMO. 

Arremetió,  como  an  Céiar, 
Con  resolución  biiam; 
Vamos  á  dalle  soeorrs^ 
Para  que  rinda  la  plata. 

(FoMf.) 


SaleDOflAlSABa. 
noffa 


Lo  que  fué  tardante  en  éL 
Si  se  niega  ala  verdad 
De  mis  morulea  deaveioa» 
Ya  no  solicito,  cielos. 
Su  amor,  sino  sa  pMad. 

Sala  EL  CAPITAII. 


GanTAR. 

Perdonadme,  laabel  aria: 
Que  el  no  haberoa  vlüo  I 


D05ÍA  ISABEL. 

)Dgaiiios  el  modo. 
i  ala  puerta  ^áHáM  O 

T  bf:atriz. 

NARANJO. 

oda  tu  ama, 
iga  á  tu  fama. 

BEATRIZ. 

a  me  acomodo. 

PIARA  NiO. 

ba,  Beairicilla; 

le  tu  amor  nada  ignora, 

ue  tu  señora 

a  canilla. 

BEATRIZ. 

para  aprender 
]ue  be  de  estudiar. 

CAPlTAÍf. 

en  aguardar. 

W)5rA  ISABEL. 

ocbe  ba  de  ser ; 

se  pinte  mi  hermano 

honor  y  el  mió, 

e  me  Oo, 

el  silencio  vano; 


W^A  Jf  AISL. 

perdona  el  oI?¡do 
n  volviendo  el  dia; 
inque  entre  sombras  se  ignora, 
se  después  tan  bella, 
pensar  que  no  es  ella 
por  su  ausenda  llora ; 
la  vida  en  la  flor 
lanto  vire  el  dia, 
e  la  sombra  fría 
luco  resplandor, 
a  luz  que  recibe, 
la  gozarse  quiere ; 
^  mucha  sombra  en  que  muere, 
3ca  luz  en  que  vive. 

capitah. 
mbra  ha  de  haber  ingrata 
saros  pueda  enojos, 
1 1  verme  vuestros  ojos 
que  la  desata? 

DOÑA  ISABEL. 

voz  el  riesgo  os  muestra, 
li  esperanza  vana. 

CAPITÁN. 

soy. 

OO.ÑA  ISABEL. 

Pues  yo  mañana 
podré  ser  vuestra. 
»  mi  hermano,  y  tengo 
I  pazo  de  hoy, 
remedio  esioy, 
ro  sí  lo  prevengo. 
:ba,  que  el  humo  advierte 
a  luz  respira ,  ' 

cío  acaba  y  se  mira, 
ida  en  su  muerte, 
el  crislal  perdiendo 
la  á  subir,  mirando 
speña  lujando 
anima  subiendo, 
a  se  introduce 
lor  con  tanto  extremo , 
el  cristal  que  temo, 
ardor  que  luce. 

CAPITÁN. 

mor  ha  de  advertir 
>il)les  pudo  hallar; 
no  ba  de  bajar 
a  de  morir. 


U  RENEGADA  DE  VALLADOLID. 


NARANJO. 

Nuñq  ha  salido 
También,  mi  seo  Capitán; 
Si  no  he  comido  su  pau , 
Me  comeré  su  vestido; 

Y  así,  le  debo  asistir 
En  el  peligro  mayor; 
Yo  escuché  entero  sn  amor, 

Y  estriba  solo  en  partir; 

Y  mas  esta  noche,  pues 
Noche  de  San  Juan  bendito. 
Que  hay  bulla  para  un  delito, 
Sin  presumir  que  lo  es; 
Mas,  por  si  alguien  se  desvela 
En  viéndonos  ir  en  tropa, 
Tú  el  Júpiter  desla  Europa, 
Yo  el  Caco  desta  mozuela , 
Es  bien  que  las  es|>eremos 
Donde  seguras  estén. 

CAPITÁN. 

Naranjo  ha  dicho  muy  bien ; 
Sea  en  los  verdes  extremos 
De  Pisuerga.  qtífe  retrata 
Los  álamos  de  su  orilla , 
Que  besándola  se  humilla. 
Peinándola  se  dilata. 

NARANJO. 

Alli  entre  coros  distintos, 
La  granuja  del  lugar 
Sale  esta  noche  á  formar 
Bodegas  y  laberintos. 

DO.^A  ISABEL. 

Entre  mi  pena  y  mi  amor, 
¿  Cómo  os  he  de  conocer? 

NARANJO. 

Cantando  vo,  que  be  de  ser 
Un  barbado  ruiseñor. 

DO^A  ISABEL. 

Si  veniste  con  mi  hermano. 
Mas  fe  me  debes  guardar, 
Porque  te  sabré  premiar. 

NARANJO. 

Este  premio  es  el  que  gano. 

DOÑA  ISABEI*. 

¿Queda  así,  don  Lope? 

CAPITÁN. 

Así 
Me  premie  el  amor. 

Sale  MELCHOR. 

MELCHOR. 

...      .  ,    ^       iQuéesesto, 
Airados  cielos? 

D05ÍA  ISABEL. 

„.  i  Qné  presto 

Mis  esperanzas  perdí!  (Vate.) 

NARANJO. 

Lo  dicho  dicho,  aunque  truene 

Y  se  hielen  los  naranjos.  ( Vate,) 

MELCHOR, 

¿Cómo  se  atreve  á  mi  casa 
Ni  el  mismo  sol  ? 

CAPITÁN. 

Sosecáos, 
Si  aguardáis  satisfacción. 

MELCHOR. 

Ni  la  pido  ni  la  aguardo, 
Cuando  evidencias  publican 
Delitos  contra  el  recato, 
Contra  el  honor  y  el  decoro 
üesias  paredes,  que  tanto 
Los  escrúpulos  ignoran 
De  agravios  imaginados. 

CAPITÁN. 

Pues  tan  resuelto  os  negáis 
A  la  disculpa,  y  tan  vano, 


{' 


Que  de  apariencias  mentidas 
Cuerdo  formáis  el  engaño, 
Decid  lo  q'ie  pretendéis; 
Que  os  veo  sin  armas,  si  acaso 
tstragais  la  cortesía. 

MELCHOR. 

Aquí  no  puedo  mostraros 
Que  sabré  estorbar  intentos 

Y  podre  impedir  los  pasos; 
Porque  voces  descompuestas , 
locando  al  honor  sagrado. 
Por  mis  que  blasone  limpio ,| 
Basta  su  aliento  á  mancharlos; 

Y  así,  pues  sois  caballero, 
Pues  os  preciáis  desoldado. 
Os  pido  que  señaléis. 
Pues  en  la  sangre  os  igualo. 
El  lugar  donde  yo  pueda 
satisfacerme. 

CAPITÁN. 

En  el  campo. 

MELCHOR. 

Yo  os  lo  estimo  y  agradezco. 
(Áp,  ¡Oh  vil  miuerl  Tú  has  dejado. 
Con  el  papel  que  escribiste , 
1  an  maniliesto  el  agravio, 
Que  aun  no  mereces  las  dudas 
De  llegar  á  sospecharlo.) 

CAPITÁN. 

¿Dónde  queréis  que  os  espere? 

MELCHOR. 

Señalad  vos  sitio  y  plazo. 

CAPITÁN. 

Ap.  ¿Qué  haré,  si  Isabel  me  aguarda. 
Jf  hay  lances  tan  apretados 
De  amor  y  honor?  El  remedio 
fcs  prevenirlos  entrambos 
A  un  mismo  tiempo.)  Pues  veo 
Que  de  escrúpulos  Un  vanos 
Tenéis  recelo,  y  del  viento 
No  os  atrevéis  á  üaros , 
Sea  en  la  parte  mas  oculta 
Donde  sus  márgenes  pardos 
Baña  con  silencio  el  rio. 

MELCHOR. 

El  valor  acreditaron 

La  soledad  y  las  sombras. 

CAPITÁN. 

Ya  se  vienen  despeñando. 

MELCHOR. 

Yo  con  mi  ofensa  las  bosco. 

CAPITÁN. 

Yo  con  mi  razón  las  llamo. 

MELCHOR. 

Siglo  es  el  menor  instante. 

CAPITÁN.  (Ap.) 

Y  eterno  el  menor  espacio 
Para  el  fuego  que  me  anima. 

„  MCLCHOR. 

Yo  08  espero. 

CAPITÁN. 

Y  yo  os  aguardo.  (Va$e.) 
Sale  BEATBJZ. 

.  D     .  1    .  ««l-CHOR. 

¿Beatriz? 

BBATRr^. 

Señor,  ¿qué  me  mtndas? 

MELCHOR. 

¿Quién  te  estaba  ahora  hablando? 

BEATRIZ. 

Un  criado  de  tQ  padre  • 
Que  de  MadHd  bt  lle|{¿do 
Ahora.  " 


381 


3!» 

BEATRIZ. 

SI. 
MELCHOR. 

Di  que  aguarde. 

REATRIZ. 

Voy  volando.     (Vase,) 

MELCHOR. 

¡Que  forme  mi  propia  vista 
Dos  opuestos  lau  contrarios, 
Ltl)ertad  en  su  clausura , 
Y  delito  en  su  recato ! 
Pierdo  el  sentido;  mas  bien 
Los  indicios  confirmaron 
La  culpa;  tomar  don  Lope 
Posada  en  la  calle,  acaso 
Podo  ser,  pero  ¿no  pudo 
Haber  sin  intento  entrado 
En  mi  casa,  si  el  papel 
Oculto  pudo  llamarlo? 

Está  D05Ia  ISABEL  d  la  puerta. 

DOi^A  ISABEL. 

Despida  el  alma  el  temor ; 
Que  á  deseos  obstinados 
Las  amenazas  sirvieron 
De  espuelas  para  animarlos. 

MELCHOR. 

Mientras  prevengo  el  remedio, 

Mis  intentos  le  disfrazo 

Para  asegurar  su  pecho; 

Pero  soy  tan  desdichado, 

Que,  dejando  el  riesgo  en  casa, 

Voy  fuera  della  á  buscarlo.       ( Va$e.) 

DO^A  ISABEL. 

:  Oh  sombras  del  sol  ausente ! 
M js  que  á  la  luz  de  sus  rayos , 
Del»e  mi  amor  al  silencio, 
Con  que  bajáis  coronando 
Cuantos  horizontes  miden 
Vuestros  oscuros  espacios. 

Sale  BEATRIZ,  con  una  luz, 

BEATRIZ. 

¿SeDora? 

D05ÍA  ISABEL. 

Beatriz,  ¿qué  dices? 

BEATRIZ. 

Que  salió  fuera  tu  hermano. 

DO^A  ISABEL. 

¿Y  fué  el  criado  con  él? 

BEATRIZ. 

Luego  salió. 

D05ÍA  ISABEL. 

Pues  llegaron 
Mis  buenas  dichas. 

BEATRIZ. 

Espera, 
Que  está  en  lo  que  falta  el  daño ; 
Porque  me  pidió  la  llave 
De  tu  cuarto. 

D05ÍA  ISABEL. 

¡Intento  vano! 
¿Cerró  por  defuera? 

BEATRIZ. 

Si. 

DO^A  ISABEL. 

Con  esto  irá  descuidado 
De  que  otra  llave  será 
Quien  rompa  los  duros  lazos 
De  obediencias  malsufridas 
Y  respetos  ¡nal  guardados. 
Disfrazadas  hemos  de  ir, 
Para  que  quede  burlado 
El  mas  atento  peligro. 
Aunque  nos  siga  los  pasos ; 
Pero  ¿qué  atenciones  miro, 


LUÍS  DE  BELMONTE  BERltODEZ. 

Cuando  libre  imperio  alcanzo? 
Estrella  dichosa  sigo, 
Y  el  bien  que  me  ofrece  aguardo. 
{Vanse.) 

Decoración  de  campo. 

Dentro  ruido  de  sonqjat  y  guitarras ,  p 
talen  dos  hombres  y  dos  mujeres  con 
mautellinai, 

HOMBRE  2.<^ 
Aqui  está  bueno. 

HOMBRE  1.® 

Pues  vaya 
De  música  á  toda  broza. 

HOMBRE  S.*' 

Muy  bien  ha  dicho  esa  moza ; 
Que  lo  merece  Ja  playa. 

HOMBRE  1.® 

Gente  se  acerca. 

HOMBRE  3.° 

Escuchad. 

Salen  por  atraparte  EL  SARGENTO  t 
NARANJO,  con  capas. 

SARGENTO. 

¿Dónde  me  traes? 

XARAIVJO. 

¡  Qué  porfía ! 
Gobierno  la  compañía , 
Pero  no  la  soledad; 
El  Capitán  me  mandó 
Que  le  espere  donde  estamos; 
Iraigole  porque  aguardamos 
Brava  ropa. 

SARGENTO. 

Aquí  estoy  yo. 

NARANJO. 

Dos  fardos  son,  y  si  veo 
Que  don  Lope  el  suyo  empieza, 
De  Holanda  tiene  una  pieza 
En  tocando  yo  el  angeo. 

SARGENTO. 

Pues  yo  me  siento. 

HOMBRE  1.® 

Va  un  tono 
Entre  pandero  y  sonaja. 

MARAIVJO. 

Allí  suena  gente  baja; 
Si  canta,  no  la  perdono. 
Porque  mi  seña  ha  de  ser. 

HOMBRE  \° 

Cante  Alonso  un  tono  grave. 

NARANJO. 

No  cante  si  no  lo  sabe. 

HOMBBE  1.® 

¿Quién  le  mete  en  responder 
Al  pollo  crudo? 

NARANJO. 

Podré, 
Porque  es  noche  de  San  Juan, 
Y  tú  el  que  inventó  el  refrán 
cDcsta  agua  no  beberé  ■. 

HOMBRE  i.* 

¿Ah,  seo  estropajo? 

NARANJO. 

¿Ah,  fregona? 

HOMBRE  i.® 

¿Ah,  seo  mosto? 

HOMBRE  9.® 

Esa  es  la  uva. 


Safaagon. 

RAMAMM. 

Esa  et  la  coba. 

■oiiaB  I.* 
Tetotn. 

RAIUIIJOU 

Esa  es  la  ñoiia* 
[Canta  el  mútko.) 

HOMBRE  I  .* 

Ensílleme  el  potro  rodo. 

RARARJO. 

El  verdugo  tiene  otro. 

HOMBRE  I.* 

Suba  el  puerco  en  ese  potro. 

HARARIO. 

¿Por  qué  no  habla  limpio  el  sociof 

■OMBMB  i.* 

Si  voy  á  ti... 

RARA.VO. 

No  lo  creta, 
HOHanB  i.* 

Déjame  cantar. 

NARAKIO. 

No  quiero; 
Que  canto  yo. 

ROMatE  I.* 

Como  nn  eaero. 

RARARiO. 

De  ti  salen  las  correas, 

HOMBRE  I.* 

Pues  ¿qué  has  de  cantar,  chicharT: 

RARARJO. 

En  jácara  la  priaion 

üe  un  estudiante  gorrón. 

BOMBEE  1.* 

No  te  ha  de  fallar  guitarra ; 
Que  tienes  buen  guslo. 

homiebI* 

VaoMM 

A  ver  sí  sabe  cantar. 

RARARIO. 

Veréis  cómo  hago  temblar 
Playas,  crisules  j  ramos. 

{Vanse  donáe\esiá  Narn^^  y  iuk 

guitarr&^yemitM.) 
A  la  ciudad  de  la  careéis 
Donde  hay  tiniettm  cmir». 
Que  aunque  entra  la  Isa  MeM», 
Ño  tiene  del  cíele  /na. 
Trajeron  mi  noble  euerpe^ 
No  en  sepulcro  mj  aiaua^ 
Como  en  espaeioee  eaHerre^ 
Horaue  uine  em  m  Jues; 
Pidiéronme  la  paléale.,. 

ROMEE  I.* 

¿Quién  U  pidió? 

RARARJO. 

Galla  lA. 
rohrreI.* 
Pues  ¿qué  respondiste? 

RAEARIO. 


Quisiera  uealr  de  Onaaa 
Para  que  en  perla»  predeeas 
Pagara  mi  eselauUaá.» 
Celé  mi  horma  ée  aUear, 
Pensando  4  le  lie  Drayat^ 
Asomar  el  almaéraba. 
Mas  eonoertíma  en  atam; 
Pero  apenas  mepeeearaa , 
Cuando^  per  Mr  M  /hue , 
Réstale  en  una  eaerelag 
¡mreu  en  quépleuUuil 


I  cañón  de  la  barba 
I  mohino  betún ; 
mbir  mas,  no  u  oyeran 
es  de  mi  laúd; 
m  todos  á  verme  ^ 
I  fuera  avestruz , 
I  llegando  d  la  orilla 
n  diciendo  puf, 

HOIBRE  1.^ 

toria  mas  parece 

bas  cantado  eu  Esgueva. 

NARANJO. 

le  tú  la  limpiaras 
é  donde  la  oyeras. 

m  sereneros  D05}A  ISABEL  t 
BEATRIZ. 

DO^A  ISABEL. 

nos ;  que  allí  cantaron. 

BEATRIZ. 

e  noestra  seña. 

HOMBRE  1.^ 

^rto  es  esle ;  corramos 
co  la  ribera. 

{Vanse.) 

NARANJO. 

>ras  galeotas 
lUeráD  sin  presa. 

DO^A  ISABEL. 

Beatriz. 

BEATRIZ. 

¿  Es  Naranjo  ? 

NARANJO. 

I  es  qae  no  me  huelas  ? 
inora? 

BEATRIZ. 

Aqui  está. 

NARANJO. 

da  la  rosca  fuera ; 

lay  Santelmo  en  la  gavia 

n  popa  las  velas. 

e  EL  CAPITÁN,  con  capa. 

CAPITÁN. 

U  escucho  la  voz. 

DOÑA  ISABEL. 

arda. 

NARANJO. 

Quien  espera 
a  contando  siglos, 
inulos  las  quejas. 

LCnOR,  con  espada  y  broquel^ 
T  GARClA. 

MELCHOR. 

i  te  dejo  en  casa, 

lé  intención  te  desvelas 

lirme  ? 

GARCÍA. 

Por  si  acaso 
,  Señor,  pudiera, 
ly  ocasiones  tantas 
:he. 

MELCHOR. 

No  se  arriesgan 
se  precian  de  cuerdos; 
sgo. 

GARCÍA. 

Que  obedezca 
».  {Ap.  No  be  de  dejarle 
o,  por  si  le  empeña 
ocasión.)  (Yau,) 

0.  C.  DB  L.-Q. 


LA  RENEGADA  DE  VALLADOUD. 

SARGENTO. 

Yo  iré 
A  buscarle. 

D05ÍA  ISABEL. 

Haréis  que  os  deba 
Cuanta  dicha  espera  el  alma. 

SARGENTO. 

En  mí  viene  á  ser  ya  deuda.     (Yase.) 

CAPITÁN. 

Veré  si  entre  aquellas  sombras 
Luce  la  luz  que  me  niegan. 

MELCHOR. 

Quiero  ver  si  k  aquella  parte 
Está  quien  mi  agravio  iutenla. 

CAPITÁN. 

¿Quién  está  aqui? 

NARANJO. 

Quien  te  aguarda ; 
Aqui  está  tu  amada  prenda. 

CAPITÁN. 

Isabel,  cierta  es  mi  dicha. 

DOAa  ISABEL. 

Don  Lope,  ya  desespera 
iu  tardanza  el  sufrimiento. 

MELCHOR. 

¿Si  acaso  el  sentido  sueña? 
Nu ;  que  Isabel  y  dotí  L>  pe 
Sus  vucl'S  me  representan ; 
Pero  ¿  cómo  puede  ser 
Cuando  una  llave  la  encierra? 
Pero  cosas  tan  posibles 
¿  Por  qué  el  discurso  las  niega, 
Si  el  oído  lo  averigua 

Y  el  agravio  lo  contíesa? 
Mas  apuremos  la  duda. 

D05ÍA  ISABEL. 

Pues  conocéis  cuánto  arriesga 
Mi  honor  por  vos... 

CAPITÁN. 

Mucho  os  debo. 

DOÑA  ISABbL. 

Porque  vuestro  amor  no  pierda 
Los  quilates  de  tan  Arme 
Acrisolado  áUnezas, 

Y  puedan  lograrse  á  un  tiempo 
Mis  venturas  en  la  vuestra. 
Es  bien  que  los  breves  días. 
Mientras  la  gente  se  apresta 
Que  habéis  de  llevar,  que  yo 
Lsté  donde  el  sol  no  pueda 
Descubrirme,  aunque  mi  hermano 
Martirice  el  aire  á  quejas. 
Consulte  al  honor  venganzas 

Y  libre  su  injuria  en  piedras. 

MELCHOR.  (Ap.) 

Saldrán  sus  intentos  vanos , 
Como  mis  venganzas  ciertas. 

CAPITÁN. 

Segura  estaréis  adonde 
La  imaginación  se  pierda. 
Aunque  discursos  mendigueo 
El  indicio  y  la  sospecha. 

DOÑA  ISABEL. 

Vamos  pues. 

CAPITÁN. 

Importa  hablar 
A  un  hombre,  que  ya  me  espera 
Sin  duda  entre  aquellos  olmos. 

MELCHOR. 

Donde  está  viva  la  afrenta. 
Es  el  lugar  mas  oculto. 

(Sacan  las  espadas,) 

CAPITÁN. 

Pagasteis  mi  diligMíeia.-   ^ 


S55 

DOÑA  ISABEL. 

Mi  hermano  es  e.ste  (¡ay  de  mi!). 

NARANJO. 

Beatricilla,  esta  es  la  muestra; 
Apela  á  las  herraduras, 
Que  yo  uso  de  las  soletas. 
(ymse.) 

DOÑA  ISABEL. 

t  Bastaba  uu  peligro,  cielos , 
Para  que  imitar  pudiera 
Las  raices  destos  troncos! 
Mármol  el  temerme  deja. 

MELCHOR. 

i  Bravo  aliento,  vive  Dios! 

CAPITÁN. 

¡Qué  bien  por  su  honor  pelea! 
(Riñen,) 

Sale  GARCÍA. 

gabcía. 
Señor,  á  tu  lado  estoy. 

MELüHOK. 

i  Ah  villano!  no  te  atrevas 
A  ponerme  en  ocasión 
Tan  infame,  con  sospechas 
De  una  ventaja  alevosa. 
Junto  á  ese  tronco  me  esperi. 
Que  te  he  menester  al  punto 
Que  me  vengue  desta  afrenta. 

GARCÍA. 

La  ventaja  de  los  dos 

Para  un  hombre  fuera  ofensa.  (Vase.) 

CAPITA.**!.  (Ap.) 

Por  el  riesgo  de  su  hermana, 
Si  entre  las  sombras  la  encuentra. 
Procuro  apartallo  adonde 
Menor  su  peligro  sea. 

MELCHOR. 

Poco  valor  es  el  mío, 
Viendo  tan  clara  mi  afrenta. 

(Mátense  riñendo,  y  dicen,) 

HOMBRE  1.® 

La  justicia,  la  justicia. 

DOÑA  ISABEL. 

Si  tantos  riesgos  me  cercan, 
¿Qué  aguardo,  siendo  el  mayor 
El  que  mi  temor  desvela? 
¿Es  don  Lope? 

Al  tiempo  que  se  quiere  entrar  doña 
Isabel^  sale  por  la  misma  parte  MEL- 
CHOR, y  cógela  del  brazo. 

MELCUOa. 

Esta  es  la  causa 
De  mi  agravio,  aunque  le  templa 
La  dicha  de  haberla  hallado. 

DOÑA  ISABEL. 

Ya  DO  hay  remedio  á  mis  peoas. 
Sale  por  otra  parte  EL  CAPITÁN. 

CAPITÁN. 

El  bien  que  á  las  sombras  debo, 
Ellas  mismas  me  le  niegan  ; 
¿Adonde estará  Isabel, 
Para  que  libralla  pueda? 

MELCHOR. 

Mi  criado  es  este,  bien  sopo 
Granjearme  su  obediencia.— 
García,  aquesta  mujer. 
Ya  que  tu  valor  se  arriesga, 
Has  de  llevar  á  mi  casa. 

(Entrégasela  al  Capiian,) 

23 


354 

CkPITAN. 

¿Quién  ha  de  haber  que  se  alreva, 
Si  la  llevo  yo?  E\  engaño 
Ne  dio  lo  que  no  pudiera 
El  valor. 

MELCHOR. 

A  mi  enemigo 
Volveré  á  buscar. 

CAPITÁN. 

No  lemas, 
Señora;  don  Lope  soy. 

D05ÍA  ISABEL. 

Porque  milagros  merezca 
Mi  amor. 

MELCHOR. 

Del  mayor  peligro 
Libré  el  honor,  aunque  pierda 
En  el  segundo  la  vida. 

CAPITÁN. 

La  noche  el  amparo  sea 
l)c  tan  dichosa  fortuna, 
Para  dar  luego  la  vuelta. 
Pues  amor  y  honor  me  obligan. 

D05ÍA  ISABEL. 

Felizmente  nos  empeña. 

MELCHOR. 

Honra  del  que  nace  noble, 
¡  Qué  de  peligros  me  cuestas ! 

D05ÍA  ISABEL. 

Amor  despeñado,  en  vano 
Te  culpan  y  le  aconsejan. 

{Vanse  cada  uno  por  su  puerta.) 


JORNADA  SEGUNDA. 


Tocan  á  rebato  y  y  talen  DOS  A  ISABEL, 
con  capotillo  y  sombrero  de  camino, 

Do5[A  ISABEL. 

¡Oh  noche  oscura,  imftgen  de  mí  suerte! 
¿Donde  entre  las  zozobras  de  mi  muer- 

,       [le. 
Sola,  triste  y  perdida  me  conduces? 
Cuando  al  alba  el  socorro  la  desluces, 
El  empinado  monte  aun  no  divisa, 
Dando  mi  llanto  veces  á  su  risa ; 
Perdida  voy,  sin  senda  ni  camino, 
Al  arbitrio  cruel  de  mi  destino;  [gana! 
¡Oh  cómo  el  pensamiento  siembre  en- 
Dejé  mi  patria  amada,  dejé  á  España, 

Y  de  mi  amor  siguiendo  la  osadía. 
Con  don  Lope  há  que  vivo  yo  en  Bujía 
Tanto  tiempo,  ó  á  mi  me  lo  parece. 
Según  mi  estrella  las  desdiclins  crece. 
Que  de  pad  res  y  hermanos  no  me  acuer- 

[do, 
Cuando  amparo  y  honor  en  ellos  pierdo; 

Y  por  un  hombre,  que  le  llamo  esposo 
Por  honestar  horror  tan  afrentoso. 
Que  el  voto  que  hice  á  Dios  de  religiosa 
Me  lo  impide  con  fuerza  poderosa ; 

Y  él  engañoso,  cuando  no  lo  hiciera. 
Ni  trato  ni  palabra  me  cumpliera. 
Kn  odio  va  trocando  mi  deseo 

La  fealdad  del  delito  en  que  me  veo; 
Mas  ¿(pié  importa  ¡tirano,  ay!  como  im- 

[pída 
Este  afrentoso  modo  de  mi  vida? 
I)e¡ada  vivo  del  favor  del  cielo, 
Evidencia  es  precisa,  no  recelo ; 
Pues  saliendo  á  esta  quinla  de  Bujía 
Ayer  á  divertir  la  pena  mia, 
Al  volver  esta  noche,  hallamos  antes 
Cubierto  todo  el  campo  de  turbantes, 


LUIS  DE  BELMONTB  BERMUDEZ. 

De  una  armada  que  el  turco  ha  condu- 

[cido; 
Entra  el  presidio,  al  riesgo  inadvertido, 

Y  al  huir  su  violencia,  apresurados, 
Perdió  don  Lope  á  todos  los  criados. 
¿Qué  haré?  que  si  enmudezco,  no  los 

[sigo, 

Y  si  doy  voces,  llamo  al  enemigo ; 
Mas  ¿cómo  me  han  de  hallar,  sin  saber 

[dónde  ?— 
¿Bealriz,don  Lope?— Nadie  me  respon- 

íde.- 
¿Suñor,  mi  esposo?  — Mas  mi  labio 

[miente ; 
¿Qué  haré?  — Esconderme  entre  esos 

[montes  broncos, 
Sepultaré  mi  vida  entre  sus  troncos ; 
Por  aquí...  mas  ;  ay  Dios!  senda  no  sigo 
Que  al  paso  no  me  siga  el  enemigo. 
( Tocan  á  rebato,  y  retirase  doña  Isabel.) 

Sale  NARANJO,  asustado, 

NARANJO. 

¡  Gran  mal !  Como  cien  mil  toros , 
Cien  mil  moros  flechas  llueven ; 
I  Cien  mil  demonios  le  lleven 
Al  alma  que  inventó  moros. 
Con  la  noche  han  parecido 
Sin  duda  aquí  por  encanto; 
Mas,  Señor,  ¿de  dónde  tanto 
Moro  nocturno  ha  venido? 
De  miedo,  sin  alma  salgo; 
¿Que  aquí  no  haya  quien  celebre 
Que  viniese  yo  á  ser  liebre 
A  tierra  de  tanto  galgo? 
Yo  me  voy  de  cerro  en  cerro ; 
Has,  si  me  pescan  el  bato, 
Virgen,  ¿  que  hará  un  pobre  gato 
Cercado  de  tanto  perro  ? 
Pues  cuáles  son  no  lo  ignoro. 
Porque  viéndolos  estuve ; 
Turbante  hay  como  una  nube, 
Miren  cómo  será  el  moro ; 
Miedo  mío,  ¿dónde  estoy? 
Guia,  pues  delante  vas , 
Porqne,  si  no  es  hacia  atrás. 
Yo  no  sé  dónde  me  voy; 
Cuantos  piso,  moros  son ; 
Aqueste  si  que  andar  es 
De  ceca  en  meca.  ¡  Ay  mis  pies! 
Topé  con  el  zancarrón.      {Tropieza,) 

DO^A  ISABEL. 

Cielos,  mi  muerte  sospecho. 
Gente  llegar  siento  aquí. 

NARANJO. 

Jesús,  ¡qué  bulto! 

DOÍ^A  ISABEL. 

¡  Ay  de  mí ! 

NARANJO. 

Este  es  moro  hecho  y  derecho. 

DO.XA  ISABEL. 

¿Quién  es? 

NARANJO. 

Un  pobre  «allego , 
Que,  aunque  de  cristiano  lloro, 
De  veros,  si  es  que  sois  moro, 
Me  desbautizaré  luego. 

DO.^A  ISABEL. 

¡  Ay  cielos !  ¿eres  cristiano ? 

NARANJO. 

Sí  soy,  pero  no  me  mate ; 
Porque  perderá  el  rescate 
De  un  duque  napolitano. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Qué  dices? 

NARANJO. 

Merced  me  haced ; 
Que  aunque  Italia,  si  por  Dios, 


Me  dé  excelencia,  detot 
No  quj'ero  sino  es  merced. 
do9a  isabbl. 

Cielos,  ya  menos  esquivo 
Esta  dicha  os  debo  i  vos.— 
¿No  es  NaraMJo? 

KAIIANJO. 

Voto  i  Dios, 
Que  si  no  hablas,  le  cautivo. 

DO^A  llASEL. 

¿Y  don  Lope?  ' 

IfAKANIO. 

Mi  aosia  es  esa. 
Porque  todos  los  perdi 
Por  perderme  mas  i  mi ; 
Solo  por  Beatriz  me  pesa. 
Que  se  quedó  entre  esos  cerros; 

Y  ella  es  tal,  que  he  imasiDado, 
Si  los  moros  la  han  topado. 
Que  ahora  se  está  daodo  á  perros. 

DO^A  ISABEL. 

¿Qué  hemos  de  hacer? 

NABAMO. 

¿Corres  bic 

IK)5a  ISABEL. 

¿Porqué? 

KABARIO. 

Para  qne  arranqoenoi 
De  carrera,  v  oo  paremus 
Desde  aqui  i  Jerasaleo. 

DOÑA  ISABEL. 

Tente ;  que  el  recelo  teme. 

O  es  tropel  de  gente  ( ¡ay  triste! ). 

KABAMO. 

¿Tropel?  Tú  qae  Ul  dQlste; 
De  muerte  soy,  desahneiéBW. 

Sale  BEATRIZ,  y  Up£  cúm  yannj 

BBATBU. 

Muriendo  voy  de  congojas; 
¿Adonde  me  Iré? 

NABAMO. 

¿Tüeocjos? 

BBATBU. 

¿Es  Naraijo  de  mis  ojos? 

RABANJO. 

Si,  naranja  de  mis  hojas. 

BEATB», 

Perdidos  somos. 

D05Ük  ISABBL. 

¿Qué  dices? 
BEAtmn. 
Que  de  Rujia,  Señora, 
Saliste  ayer  en  mal  hora. 
Pues  somos  tan  infelices. 
Que  á  don  Lope  an  escaadroa 
De  moros  alii  bao  cercado* 

Y  ya  á  Bujía  han  tOBMdOi 
Según  es  su  adamacion; 
Escucha  sos  voces  jB, 
Que  se  acercan  tras  la  mía. 

TOCES.  (Oenfrs.) 
Por  el  Gran  Sefior  Bqjia; 
Vitoria,  Vitoria,  Alá. 

NABAHIO. 

¿TÚ  estás  libre? 

BBATBU. 

Mengaado, 

¿No  me  ves? 

RABARIO. 

Aunnocreia 
Que  hayan  tomado  á  Bdia, 

Y  á  ti  no  te  hayan  tomado. 

BOilAnABBL. 

El  délo  mi  obstinacioo 


I  sin  duda  aqui ; 
mi  padre  (¡ay  de  mí!) 
nza  la  maldición, 
nuestra  muerte  viene. 
\  ruido  dentro  de  cuchilladas 

EL  CAPITÁN  DON  LOPE. 

CAPITA.^. 

OS  es  imposible. 

DO.^A  ISABBL. 

pees,  ¡pena  terrible! 

NARANJO. 

¡  qué  mala  voz  tiene ! 
t  Lope  desdichado ! 
va  la  turba  impía ; 
lan  ganado  á  Bujía, 
perros  de  ganado! 

DOÑA  ISABEL. 

ayudarle. 

lURANJO. 

¿Yo  ayuda? 
a  dé  un  boticario. 

DOÑA  ISABEL. 

tanto  contrario. 

NARAIUO. 

iela  que  le  acuda. 

BEATRIZ. 

as  de  favorecer? 
aspada. 

NARANJO. 

Es  cansar; 
lé  la  he  de  sacar, 
labe  de  meter? 

BEATRIZ. 

cobarde,  calla; 

ile  amparo  tenemos? 

NARANJO. 

10  nos  cansemos ; 
e  de  enlrar  en  batalla. 

DOÑA  ISABEL. 

é  haremos? 

NARANJO. 

Entregarnos; 
traba  pendencia, 
ir  la  resistencia 
han  de  echarnos, 

DOÑA  ISABEL. 

rcan. 

NARANJO. 

¡Fuego ! 

BEATRIZ. 

Espera. 

NARANJO. 

\  es  la  retaguarda ; 
edes  mas  guarda, 
ID  la  delantera. 

DOÑA  ISABEL. 

inéharé  en  tal  coníliclo? 

lipas  tan  declaradas, 

is  siento  gravadas, 

de  mi  delito; 

rmol  es  mí  tibieza. ' 

na  cautelosa! 

tan  pesada  cosa, 

•ó  mi  ligereza? 

inmóvil  me  condenas, 

nde  ir,  sino  á  perderme ; 

is  puedo  moverme, 

iuevo,es  á  penas; 

o  á  mi  temor, 

lyor  enemigo ; 

mitad  del  castigo 

r  el  error ; 

10  es  mi  desvelo, 


LA  RBNBGADA  DE  VALLADOLID. 

Cuando  mí  riesgo  aseguro, 
Parece  (]ue  huir  procuro 
Con  el  intento  del  cielo.— 
¿Beatriz? 

)  BEATRIZ. 

¿Qué  dices.  Señora? 

DOÑA  ISABEL. 

Presto  á  seguirme  disponte, 

Escóndanos  deste  monte 

La  inculta  maleza  ahora.  ( Yage,) 

BEATRIZ. 

Vén,  Naranjo. 

NARANJO. 

Es  degollarme. 

BEATRIZ. 

Pues  no  vienes,  ¿dónde  has  de  ir? 

NARANJO. 

Yo  no  estoy  para  venir. 
Porque  no  puedo  meuearme. 

BEATRIZ. 

¿A  esta  ocasión  tienes  miedo? 
Haz  corazón,  y  Santiago. 

NARANJO. 

Ya  yo  de  las  tripas  bago, 
Pero  corazón  no  puedo. 

BEATRIZ. 

Si  es  que  mi  amor  te  obligó. 
Vén  á  defenderme  aquí. 

NARANJO. 

Vén  tú  á  defenderme  á  mí; 
Que  mas  lo  be  menester  yo. 

BEATRIZ. 

Sácame  deste  conflito, 
Aunque  te  mueras  de  miedo. 
Si  eres  hombre. 

NARANJO. 

Pues  no  puedo, 
Porque  soy  hcrmoflodito. 

BEATRIZ. 

¡Que  asi  me  pagues! 

NARANJO. 

^  .  Hermana, 

¿Quieres que  te  libre? 

BEATRIZ. 

Sí. 

NARANJO. 

Pues  deja  enterrarte  aquí ; 
Vendré  á  sacarte  mañana. 

BEATRIZ. 

Llévame,  por  Dios,  á  parte 
Que  no  me  halle  ni  me  esconda. 

NARANJO. 

Yo  te  enterraré  bien  honda. 
Porque  no  puedan  bailarte ; 
Mas  ellos,  Beatriz,  por  Dios, 
Los  dejes  dar  sobre  tí 
Mientras  yo  me  escondo  aqui. 

BEATRIZ. 

Espera,  vamos  los  dos. 

{Escóndense  donde  no  lot  vea  la  gente.) 


Sale  ZÜLEMA,  moro. 

ZDLEMA. 

Alá  nuestra  dicha  traza. 
Pues  se  ha  rendido  Bujía 
Al  amanecer  el  día. 

NARANJO. 

¡Ay  Beatriz !  Moro  en  la  plaza. 

ZOLBNA. 

Gente  habló  aqui;  si  es  rendida. 
Es  mia;  ¿dónde  estará? 


955 

NARANJO. 

Aqui  no  hay  nadie;  hacia  allá 
Hay  mucha  gente  escondida. 

ZULEMA.  ) 

¿Dónde  hablaron?  Mas  Cellan 
Viene  peleando  animoso, 
Y  un  soldado  valeroso 
Acude  á  su  capitán. 

Sale  CEILAN  y  otros  moros,  acuohi' 
liando  al  CAPITÁN  y  al  SARGENTO. 

CEILAN. 

¿Qué  intentáis,  bárbara  gente. 
Contra  tan  ciertos  peligros? 

CAPITÁN. 

Solo  porqae  me  matéis 

Os  provoco,  aunque  rendido. 

SARGENTO. 

Ya  es  resistirnos  en  fano. 

CAPITÁN. 

Antes  morir  solicito,     * 
Pues  be  perdido  á  Isabel. 
Matadme ;  pero  ya  el  brio 
Tenerme  en  pié  es  imposible, 
Cansado,  infeliz  y  herido. 

CEILAR. 

No  le  ofendáis,  deteneos; 
Que  en  mi  nobleza  es  indigno 
Dar  á  un  rendido  la  maerte. 

NARANJO. 

¡Ay  Beatriz!  ya  están  cautivos ; 
Como  un  azafrán  se  ha  puesto 
El  Sargento,  de  amarillo. 


BEATRIZ. 

Calla  tú;  que  estoy  rezando. 

CAPITÁN. 

Si  estos  son  hados  precisos, 
¿Qué  importa  mi  resistencia? 
Va  en  mi  te  da,  moro  invicto, 
Un  esclavo  la  fortuna, 
A  tus  pies  mi  acero  rindo» 
En  sangre  africana  pago, 
Y  no  con  ella  te  irrito; 
Que  aunque  el  daño  de  los  sayos 
Sienta  un  pecho  bien  nacido. 
Entre  soldados  valientes , 
Aun  á  costa  de  si  mismos. 
Es  estimado  el  valor 
De  los  propios  enemigos. 

CEILAN. 

Bien  tu  nobleza  se  infiere 
Del  modo  con  que  te  rindo. 

VOCES.  {Oentro.) 
Seguidla  todos. 

DOÑA  ISABEL.  (Dentfo,) 
\  Don  Lope ! 

CEILAN. 

¿Qué  es  eso? 

SOLEIA. 

Al  propio  peligro 
V  lene  huyendo  una  cristiana 
De  nuestros  soldados  mismos. 

CAPrrAN. 
Cielos,  Isabel  es  esta, 
¡  Y  ya  la  espada  be  rendido, 
A  pesar  de  la  fortuna! 

CEILAN. 

A  una  mujer  es  delito; 
Nadie  la  ofenda,  soldados. 

Altalir  DOÑA  ISABEL,  topa  con  Cei- 
lan  alpe     ,y  ahrdxaie con  él. 


So 


1  ISABEL. 

BOMiO. 


856 

CKILAR. 

Si  haré,  aunqae  lu  nombre  ignoro. 

DO^A  ISABEL. 

i  Válgame  el  cielo!  ¿qué  miro? 
¿Yo  la  libertad  perdida? 
DoiiLope(¡ay  irisie!)  rendido, 
¿Y  á  un  moro  nombre  de  esposo 
Abrazo?  ¡qué  triste  indicio! 
Mus  quien  despreció  obstinada 
Al  que  yo  tuve  elegido, 
Por  seguirla  ligereza 
De  mi  inconstante  alhedrio, 
Bien  merece  en  su  lugar 
A  un  infiel ;  q^ue  asi  ha  querido 
Ponerme  el  cielo  á  los  ojos 
Lo  grave  de  mi  delito, 
Pues  dándome  el  que  merezco 
En  desprecio  del  que  elijo* 
A  vista  del  mal  que  he  hallado. 
Me  dice  el  bien  que  he  perdido. 

GElLAIf. 

No  vi  mujer  tan  bizarra. — 
Di  quién  ei-esr ;  que  tu  brio, 
Aunque  de  tu  pena  ajado. 
De  tu  nobleza  es  indicio. 

CAPITÁN.  (Ap,) 

Echó  mi  fortuna  el  resto. 

DO^A  ISABEL. 

Si  esto  del  cielo  es  castigo, 
¿Qué  me  detengo?  qué  espero? 
Qué  aguardo  ya,  que  no  rindo 
La  libertad  y  la  vida 
A  este  cautiverio  esquivo? 
Fuera  adorno ;  que  ya  es  tiempo 
De  ultrajes,  y  nu  de  aliños; 
Una  esclava  vuestra  soy , 
Que  de  mi  infeliz  destino 
Solo  estas  seibas  inOero : 

Y  aunque  otras  puedo  deciros, 
No  las  queráis  saber  ya ; 

Que  en  el  estado  que 'miro. 
Sí  no  enmiendo  lo  que  soy , 
¿De  qué  sirve  lo  que  he  sido? 

CEILATI. 

Si  de  mi  tienes  noticia. 
Tu  temor  desacredito. 
Pues  hallas  en  mi  nobleza 
Amparo  mas  que  dominio. 
Del  bajá  Ceilan  el  nombre 
Saben  los  remotos  indios; 
Di  quién  eres ,  y  asegura 
Con  mi  valor  tu  peligro. 

DO.^A  ISAliEL. 

Tras  ser  tu  esclava ,  no  tengo 
Que  darle  de  mí  otro  indicio. 
Que  una  humilde  mujer  soy, 
Que  en  un  derrotado  pino 
Del  rifsgo  del  mar  airado 
Sale  á  riesgo  mas  preciso. 
Sula  en  ese  bosque  estaba; 
Que  en  mi  pena  no  he  tenido 
Mas  amparo  que  esos  troncos. 
Mas  albergue  que  esos  riscos. 
No  es  mi  calidad  mas  que  esta. 
Aunque  es  el  ultraje  inio; 
Calla  su  afrenta  mi  pecho; 
Porque  si  miien  soy  testigo. 
Es  fuerza  decir  nii'infamia , 

Y  es  mas  odioso  delito 
Decirla  que  eoineierla. 
Pues  entonces  sin  sentido 
La  emprendió  la  ceguedad , 

Y  la  reliere  el  aviso. 

GAPITA?f.  (Ap.) 

El  corazón  me  ha  pasado. 
Negándome,  aunque  es  preciso. 

CKILAN. 

Pues  ¿  á  quién  llamaste  esposo , 
Si  nadie  estaba  contigo? 


LUIS  DE  BELMONTB  BERMUDEZ. 

DOJVA  ISABEL. 

(Ap.  Dizfrnzar  importa  el  yerro 
De  mi  labio  inadvertido.) 
Las  religiosas  cristianas. 
No  ignoras  que  sin  delito 
Llaman  esposo  á  su  Dios ; 
Y  como  yo  mi  albedrío 
Con  voto  me  obligué  á  serlo , 
Valiéndome  deste  alivio. 
Le  invocaba  en  mi  congoja. 
¡  Oh  violencia  del  destino ! 
i  Cómo  en  esto  se  conoce 
Que  el  cielo  asi  mi  castigo 
Con  providencia  dispone , 
Pues  en  el  suceso  mismo, 
Con  la  alusión  del  discurso 
A  ser  forzoso  ha  venido , 
Pare  disfrazar  mí  error, 
Que  confiese  mí  delito! 

CEILAIf. 

¡  Bella  mujer,  por  Alá! 
Cuando  hoy  no  hubiera  tenido 
La  victoria  de  Bujía, 
Que  há  tanto  que  solicito 
(<on  asaltos  y  interpresas. 
Esta  hermosura  que  admito 
Bastara  para  corona 
Del  triunfo  que  me  apercibo. — 
Toquen  á  marchar  al  punto; 
Que  pues  ya  el  sol  á  estos  riscos 
t'.orona  de  oro  les  ciñe. 
Yo  ahora,  por  deslucirlos. 
Con  esta  estrella,  en  Bujía 
Triunfante  entrar  determino. 

ZULEHA. 

Tocaá  marchar  k  Bujía. 

IfARAiVJO.  (Ap.) 

Beatriz,  que  no  nos  han  visto. 
Juro  á  Dios ,  que  estin  borrachos. 

BEATRIZ. 

¡  Que  se  los  llevan ,  Dios  mío  !— 
¡  Señor,  dejen  á  mi  ama , 
Por  amor  de  Jesucristo ! 

CEILAN. 

¿  Qué  es  aquesto  ? 

ZULEMA. 

Una  cristiana. 

CEIUN. 

Traedla  también. 

ZDLENA. 

En  un  brinco; 
Que  es  mia  la  presa. 

NARA.%JO. 

¡AyDios! 
Presa  el  perro  en  Beatriz  hizo.— 
Ciégale  tú,  san  Antón. 

ZDLEMA. 

Venga ,  pues  dichosa  ha  sido. 

BEATRIZ. 

¡  Ay ,  desdichada  de  mí ! 
¿Quién  diablos  hablar  me  hizo? 

NARANJO. 

Pues  por  eso  he  hecho  bien; 
Que  he  estado  aquí  callandito. 

ZCLEHA. 

Otro  cristiano  está  allí. 

CEILAN. 

Prendedle  pues. 

NARANJO. 

j  San  Cirilo! 

ZULEHA. 

Salga. 

NARANJO. 

Déjenme,  señores; 
Por  la  Virgen  se  lo  pido. 


IDLniA. 

¿  Qué  es  dejar?  Venga. 

lURAMO. 

No  quiero. 

ZULEKA. 

¿Cómo  no? 

NARAWO. 

Gomólo  digo. 

GEILAÜ. 

Matadle  si  se  resiste. 

RARARJO. 

No  hagan  tal;  qae  ya  me  rinda 
Señor  moro  mayor,  cierto 
Que  usté,  salvo  esos  morillos, 
Tiene  un  modo  qne  caoliva. 
Mas  ¿por  qué  á  mi  mebanpreodidí 

CnLAR. 

Buena  duda. 

HAIARJO. 

Si  soy  lareo , 
Claro  es  que  es  baeDS. 

GEILAR. 

¿Qné  has  did 
¿Tú eres  turco? 

RARARIO. 

Si,  Señor. 

CAPITAR. 

Traidor,  villano,  atrevido, 
¿De  miedo  niegas  la  fe? 

NARANJa 

Torco  estar,  é  hablar  torqnilo, 
E  comer  é  beber  sempre 
Pasilias  édatesilíos, 
Sangullo ,  alcozcot ,  corceles , 
Hamhacocha ,  mel  hormigo. 
El  gelip ,  el  tat ,  el  gen, 
E  soy  torco,  jaro  á  Cristo. 

CULAR. 

Pues  Á  cómo  aqni  entre  erisHaDos 
Te  hallo  con  ese  vestido? 

RARARJO. 

Este  es  disfraz  para  entrar 
En  España  sin  peligro. 

CEIUIR. 

¿AEspaSa?¿Aqnéf 

RARARIO. 

A  predicar. 

CEIUUI. 

Pues  ¿qué  predicas? 

RARARJO. 

Predieo 

La  gran  geta  de  Maboma , 
Y  convertí  á  los  principios 
Cien  cristianos. 

CBILAH. 

iQnéiehidem? 

RARARIO. 

Como  estaban  converüdoa . 
Todos  se  metieron  frailes. 

CEIUÜI. 

¿Frailes  moros?  No  lo  he  visto. 


Yo  fundé  un  convento  ddios. 

CEILAR. 

Pues  si  en  Tnrqniá  has  naddo, 
¿En  qué  parte  rae? 

RARARIO. 

Enüidrid. 

CULAH. 

¿En  Madrid? 

RARARM. 

SI.ASinFrMdiM, 
Que  es  la  Horeria  vicjs. 

CBILAR. 

¿  Y  cómo  es  tn  nombre? 


HABAIUO. 

El  mío 
lerbey  Naranjo. 

si  no  me  -bas  creído , 
mame  de  la  gela ; 

en  turco  y  morisco , 
a  sé  como  el  Credo. 

CEILAN. 

]ue  eres  no  averiguo ; 
confesar  mi  ley ; 
ras  de  mis  cautivos, 
fmio  de  confesarla. 

BEATRIZ. 

s,  que  me  haya  tenido 
ada  este  perra Ko! 

NARANJO. 

miedo  es  cuanto  he  dicho; 
ne  presto  de  moro, 
e  sea  para  indio. 

CEILAN. 

llevo  en  la  cristiana.— 
,.  tomad  el  camino  I 
iece  la  aclamación , 
a  va  el  triunfo  conmigo. 

CAPITÁN. 

á  morir,  desdichas. 

DO.^A  ISABEL. 

á  llorar,  delitos. 

CAPITÁN. 

a  el  que  es  infeliz. 

DO^A  ISABEL. 

quien  tan  mala  ha  sido. 

CAPITÁN. 

abó  mi  fortuna. 

DO^A  ISABEL. 

ipezó  mí  castigo. 

TODOS. 

I,  nuestro  bajá,  viva ! 

!«ARA?IJ0. 

I  Basan!  ¡  Ab  morillo! 
e  el  ojo  á  la  cautiva, 
pondré  como  un  Cristo ! 

VOCES.  [Dentro) 

j  tierra !  La  nave  va  perdida. 

(Vanse.) 

ELCHOR  DE  ACEVEDO,pí>r 
9  del  tablado,  como  arrojado  del 

MELCHOB. 

,  valedme !  ¡  Ya  solo  la  vida 
ntento  en  tanto  desconsuelo ! 
le  tempestad,  válgame  el  cielo ! 
la  tabla  á  tierra  venturosa, 
alve  otra  vez,  Madre  piadosa, 
iragio  infeliz ,  que  firmes  lazos 
i  grata  recibes  con  abrazos ; 
me  restauras,  ya  perdida, 
una,  en  mi  desconocida !     [to, 
ibre  maspiadosoal  justo  inten- 
Qí  viejo  padre  ,  y  sin  aliento, 
iaba  el  consuelo  que  interesa 
;omo  cumplida  mi  promesa 
o  de  Roma ,  ya  logrado 
rdote  el  titulo  sagrado ; 
el  último  gozo  ,  tras  la  pena 
lia  hermanainfiel,  falsa  sirena, 
robó  el  honor,  sin  saber  dónde, 
tierra  ,  su  maldad  esconde , 
e  ya,  juzgándola  perdida  , 
(0  tan  cruel  llore  la  vida, 
me  habrá  arrojado  mi  fortuna? 
Traes  esta,  auede  leño  alguna 
jedo  inferir?  Allí  elevado 
na  de  estrellas  un  collado  , 
viso ,  para  alegres  señas , 


LA  RENEGADA  DE  VALLADOLID. 

Una  cruz  en  lo  incnlto  de  sus  peñas. 
Por  este  lado  la  ribera  corre 
Un  bosque  espeso,  que  con  una  torre 
Remata  en  un  castillo;  mas  ¿qué  veo? 
O  á  mis  temores  el  recelo  creo, 
O  (según  en  las  senas  que  le  noto. 
Que  al  venir  por  aqui  dijo  el  piloto) 
Aqueste  es  el  presidio  do  Bujía , 
A  quien  el  turco  ya  tomado  habia. 
Tierra  es  de  moros,  que  la  cruz  oculta 
Pudo  quedarse,  por  ser  parte  inculu, 
Donde  sus  plantas  aun  no  habrán  llega- 
ra   j.  j  [3o- 
Perdido  soy;  que  aquí  no  habrá  queda- 
Albergue  de  cristianos,  si  la  guerra  [do 
Há  tantos  dias  que  le  dio  esta  tierra. 
Mas,  cielos,  un  rumor  de  gente  siento; 
¿Quién será  ?  Ya  ocultarme  es  vano  in- 

[tento. 
Perdí  la  libertad,  bailé  la  muerte. 
Mi  vida  dejo  en  manos  del  que  acierte. 

CEiLAN.  (Dentro.) 
Con  las  redes  cercad  esta  espesura , 
Que  es  el  sitio  mejor. 

MELCHOR. 

I  Qué  desventura ! 
Moros  son;  ¿qué hede hacer;  ¡Ay  hado 

[esquivo ! 
Ya  aquí  habré  de  quedar  muerto  ócau- 

[livo. 

Salen  ZULCMA  t  CElLMi , moros, 

ZDLEMA. 

Este  sitio  á  la  caza  he  prevenido, 
Quees  mejor  por  lo  inculto  y  escondido. 

CEILAN. 

Ya  no  queda  festejo  ni  trofeo 

Con  que  no  haya  obligado  mi  deseo. 

Rendido  de  su  brío  y  bizarría , 

A  esta  cristiana,  de  quien  yo  en  Bujía; 

Con  ser  el  vitorio.<(o ,  fui  el  cautivo ; 

Su  rostro  miro  ya  menos  esquivo. 

ZULEMA. 

Hoy  á  la  caza ,  ^  tu  deseo  atenta, 
Sale  en  un  palafrén,  que  al  sol  afrenta. 

CEIUN. 

Prevenid  pues  su  vista  áini  deseo ; 
Quealpasohedesalir.  Pero  ¿qué veo? 

MELCHOR.  (Ap.) 

Conürmó  mi  desdicha  el  cielo  airado. 

ZULEMA. 

Cristiano  es  el  que  ves. 

MELCHOR. 

Y  un  desdichado. 
Que  á  vuesti  os  pies  se  vale,  en  su  triste- 
De  la  hidalga  piedad  de  la  nobleza,  [za, 

CEILAN. 

¿Quién  eres? 

MELCHOR. 

Un  cristiano,  que  la  suerte 
Me  sacó  de  los  brazos  de  la  muerte 
A  ponerme  en  tus  manos. 

CEILAN. 

¿De  qué  modo? 

MELCHOR. 

Siendo  preciso  referirlo  todo, 
Saber  no  quieras  mi  suceso  triste. 

CEILAN. 

Pues  ¿  cómo  estás  aquí,  y  á  qué  viniste  ? 

MELCHOR. 

Traído  del  destino. 

CEILAN. 

¿Deque  suerte? 

MELCHOR. 

Aunque  sé  que  á  piedad  ha  de  moverte. 
No  quiero  ser  prolijo  en  referirlo. 


987 

CEILAN. 

La  estrañeza  de  verte  obliga  i  oírlo. 
Dilo,  pues. 

MELCHOR. 

Mira  que  es  el  escucharme... 

CEILAN. 

¿Qué  puede  ser? 

MELCHOR. 

Empeño  de  ampararme. 

CEILAN. 

Noble  soy. 

MELCHOR. 

Eso  anima  lo  que  emprendo. 

CElLAIf. 

Prosigoepues. 

■ELCHOR. 

Escucha. 

CEILAN. 

Ya  te  atiendo. 

MELCHOR. 

De  mi  heroica  patria,  España, 
Valiente  africano ,  ü  cuyas 
Nobles  pfedades  veneran 
Las  sombras  de  mi  fortuna, 
Buscando  un  fiero  enemigo. 
Salí  en  vano ,  pues  se  ocultau 
Para  durar  en  mí  pecho 
Providencias  de  mi  injuria. 
Robóme  una  hermana  aleve , 
Engañada  de  su  industria , 
Si  el  amor  no  roba  al  alma 
La  parte  que  mas  la  ilustra. 
Siguiendo  esperanzas  vanas 
De  mi  venganza  en  su  fuga, 
A  romner  del  mar  soberbio 
Llegué  las  ondas  profundas , 

Y  viendo  de  mis  afrentas 
Tan  parcial  á  la  fortuna, 
Para  tomar  un  estado 

Que  honrosamente  la  supla. 
Fui  á  aquella  ciudad  insigne 
Que  de  siete  montes  Junta 
Los  altos  robustos  cuellos 
A  su  imperiosa  coyunda, 

Y  del  Pontífice  Sumo 
Recibí  con  pompa  augusta 
La  mas  sagf ada  corona 
Que  hace  deidad  absoluta ; 
Con  cuyo  poder,  del  pan 
Trasforme  la  especie  pura 
Con  cinco  palabras  solas , 
En  todas  las  fflorias  juntas. 
Con  tan  alta  dignidad , 
Por  llevar  de  sus  angustias 

A  un  padre  anciano  este  alivio , 
Que  en  su  deshonra  las  lluvias 
De  sus  ya  eclipsados  ojos 
Desmoronaban  difusas 
Por  la  viviente  muralla 
La  barbacana  caduca, 
A  repetir  del  mar  fiero 
Volví  las  sendas  incultas; 

Y  cuando  aliento  me  daban 
Sus  tranquilas  ondas  surtas , 
Comenzando  á  libios  soplos 
De  un  asta  la  horrenda  furia , 
Convocó  gigantes  olas 
Contra  las  estrellas  puras. 
Salió  alterado  nocturno 

A  la  campaña  cerúlea , 

Y  para  asaltar  al  cielo 

Se  armó  de  torrea  de  espuma. 
La  iffoal  superficie  undosa 
Se  abrió  en  cavernosas  «rutas , 
El  viento  en  ellas  bramaba, 
Deshecho  en  ráfagas  turbias; 

Y  la  nave  •  entre  el  horror 
De  la  batalla  confusa , 
Naciendo  y  muriendo  al  riesgo, 


358 

Ya  era  sepulcro,  ya  cuna; 
Ya  entre  ellas  la  gavia  toca , 
Ya  arenas  la  quilla  surca , 

Y  del  sol  y  el  mar  aun  tiempo 
Se  vio  elevada  y  profunda. 
Encendida  y  apagada 

En  los  rayos ,  en  la  espuma , 
Turbó  el  temor  los  alientos , 
Creció  el  peligro  la  duda. 
La  ambición  despreció  el  oro, 

Y  aun  no  obligó  á  la  fortuna , 
Porque  el  furor  de  lasólas, 
Cifrando  el  ímpetu  en  una, 
Le  dio  la  nave  á  un  escollo , 
Cuyas  irritadas  puntas, 

De  verse  della  azotadas. 
Se  la  volvieron  agudas 
Ala  cara,  liecha  pedazos. 
En  venganza  de  su  injuria. 
Cubrióse  el  mar  de  despojas , 
La  gente  entre  ellos  fluctúa, 
Cuál  á  una  tabla  se  abraza , 

Y  cuál  en  vano  la  busca. 
Cuál  cierra  al  horror  los  ojos , 
Abriendo  el  pecho  á  la  angustia , 
Cuál  á  la  media  palabra 

La  voz  y  el  alma  pronuncia, 

Y  cuál  por  valerse  de  otro. 
Ambos  la  muerte  apresuran ; 
Que  donde  es  tanto  el  conflicto , 
Que  el  mismo  remedio  turba, 
Mas  mueren  en  su  defensa 

Que  del  duño  que  rehusan. 
Yo  de  entre  tantos  naufragios. 
Por  altas  causas  ocultas, 
En  una  tabla  á  esta  playa 
Sali  á  la  clemencia  tuya , 
Contra  la  furia  del  viento. 
Que,  según  violencias  suyas. 
Vencí ;  librarme  en  tus  manos 
Tiene  providencia  alguna. 
Esta  mi  desdicha  ha  sido. 
Esta  su  crueldad  injusta ; 
Pero  si  en  tí  hallo  socorro, 
Si  en  tu  rigor  piedad  usas. 
Si  su  inconstancia  desmientes, 
Si  de  un  rendido  no  triunfas. 
Contento  harás  de  mi  pena , 
De  mi  desdicha  ventura ,   . 
Bonanza  de  mi  tormenta, 
Y  contra  mi  estrella  dura, 
Porque  cuando  el  mundo  todo 
Rinde  á  su  fíera  coyunda , 
De  mas  que  hombre  se  acredita 
Quien  revoca  ia  fortuna. 

ceila:i. 
Suspenso,  español ,  escucho. 
Mas  tu  temor  asegura ; 
Que  en  mi... 

VOCES.  {Dentro.) 
El  bruto  se  despeña ; 
Desbocado  va  sin  duda. 

ZOI.EXA. 

Señor,  ¡extraño  peligro ! 
Por  las  nunlezas  incultas 
De  aquel  monte,  la  cristiana 
Va  con  indómita  furia 
Precipitando  el  caballo. 

CEILAX. 

¿Qué  dices?  Todos  acudan 
A  socorrerla  al  instante  ; 
Mi  vida  el  bruto  aventura. 
Seguidme  todos ,  seguidme. 
( Vanse,) 

(^         MFLCIIOR. 

¿Qué  es  esto,  cielos?  Qué  dudas, 

?ué  zozobras  ,  qué  peligros 
an  extraños  me  atribulan? 
Solo  he  quedado ;  ¿qué  haré? 
Sin  duda  el  cielo  procura 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMUDEZ. 

M!  libertad  desta  suerte. 

Aquí  de  ramas  confusas. 

Que  apenas  el  sol  penetra. 

Miro  una  larga  espesura; 

En  ella  encubrirme  quiero ; 

Que  si  es  esto  piedad  suya , 

Del  mar  llegará  entre  tanto 

Quien  me  socorra  y  la  cumpla.  (Yase,) 

Salen  EL  CAPITÁN  t  EL  SARGENTO, 
de  cautivóte  y  BEATRIZ ,  p  cae  por 
enmedio  del  tablado  D05(A  ISABEL, 
abrazada  con  una  cruz  quebrada. 

CAPITÁN. 

Ya  en  vano  es  nuestro  desvelo. 

BEATRIZ. 

Id  todos  á  remediallo. 

SARGENTO. 

Precipitado  el  caballo. 

BEATRIZ. 

i  Gran  dolor ! 

D05ÍA  ISABEL. 

¡Válgame el  cielo! 

CAPITÁN. 

Llegad  todos. 

DONA  ISABEL. 

¡  Ay  de  mí ! 

CAPITÁN. 

Albricias ,  cielos ;  ¿qué  he  oido? 

DOÑA  ISABEL. 

No  os  turbéis ;  que  aunque  el  sentido 

Con  la  violencia  perdí , 

De  aquel  repecho  advertida, 

Deste  palo  me  vali, 

Que  aunque  le  arranqué  tras  mi, 

Hizo  menos  la  caida. 

Mas  ¡ay  Dios! 

CAPITÁN. 

¿Qué  has  extrañado  ? 

DO.^A  ISABEL. 

Una  cruz  %s,  que  fijó 
La  piedad  cristiana;  yo. 
Rompiéndola,  la  he  quitado. 
¡  Ay  de  mi ,  que  flel  testigo 
De*mi  culpa  viene  á  ser! 

CAPITÁN. 

¿Qué  miras  en  ella? 

DOÑA  ISAREL. 

El  ver 
Mas  señas  de  mi  castigo  ; 
¿Yo,  cuando  me  precipito , 
Rompo  esta  cruz  escondida? 
¿No  acaso  los  de  mi  vida 
Agravo  en  este  delito? 
¿Yo  á  Dios  un  triunfo  le  quito, 
Estando  en  estado  tal? 
Ciclos ,  indicio  es  fatal ; 
Que  aunque,  por  ser  nuestra  luz. 
Es  buena  señal  la  cruz , 
Romperla  es  mala  señal. 
Palabra  de  esposo  di . 
A  Cristo,  y  se  la  quebré; 
La  cruz  el  tálamo  fué 
Que  á  este  triunfo  apercebl. 
Yo  la  he  rompido  ¡ay  de  mí! 
Con  este  caso  horroroso. 
Accidente  es  misterioso ; 
Que  es  propio  que  á  su  despecho 
Deje  el  tálamo  deshecho 
Quien  ha  ofendido  á  su  esposo. 
No  le  ofendí ,  y  me  embarqué. 
Ciega,  en  el  mar  de  mi  horror, 
Y  en  las  velas  del  amor 
Herir  el  viento  dejé. 
Pues  ¿cómo  agora  saldré 
Del  golfo  en  que  estoy  metida, 


Aunque,  de  la  fe  adTertida, 
Al  punto  la  nave  acierte. 
Si  por  quedarme  en  ia  maerte 
Rompi  el  árbol  de  la  ^ida? 
Esta  era  la  última  aefta 
Que  aquella  peña  guardó 
De  la  fe ;  la  borro  yo  • 
Mas  dura  que  aquella  peña. 
¿Qué  será  da  tul,  ai  empefta 
El  cielo  mi  culpa  asi  T 
Qué  espero ,  si  loque  alli 
Se  reservó,  aunque  emeleí, 
De  tanta  turba  de  infieles. 
No  se  reserva  de  mi? 

CAPITÁN. 

¡Que  asi  viniese  jo  i  verte 
Lna  vez  que  llego  á  hablarte. 
Cuando  há  lanío  que  aun  mirarte 
No  me  ha  dejado  mi  suerte ! 
bella  Isabel ,  ¡qué  risor ! 
¿Tú  de  mi  amor  olriJada? 
Tú  de  un  infiel  festejada 

Y  tan  atenta  á  su  amor? 

Tú  ¿en  qué  te  puedes  rendir, 
Empeñando  so  poder, 

Y  yo  pudiéndole  ?er« 

Sin  que  lo  pueda  impedir? 
¿  Qué  fineza  no  has  debido 
A  mi  afecto  desdichado? 
Qué  culna  ó  Qué  desagrado 
Tu  mudanza  na  merecido? 

Y  si  no ,  agora ,  que  hablarte 
He  podido  sin  recelo» 

Da  á  mi  desdicha  un  consuelo, 
Lógrame  el  bien  de  mirarte; 
De  tu  labio... 

DOSTa  ISABEL. 

No  prosigas. 
Causa  de  todos  mis  males; 
Tú  me  has  puesto  en  trances  tales; 
Déjame  pues ,  no  mesigu. 
Que  por  ti  lloro,  por  \ir 
A  Dios  y  i  padres  dejé, 
MI  sangre  y  casa  afrenüé, 
Mi  patria  y  honra  perdi. 
En  tu  rostro  miro  escrito 
Mi  error,  mirarme  no  intentes; 
Vete ,  no  me  representes 
La  fealdad  de  mi  delito. 

CAPITA3I. 

Detente ,  espera ,  Isabel. 

BEATMI. 

¡  A  y  triste !  Don  Lope ,  adfierte 
Que  viene  Ceilan ,  y  á  verte 
Pueden  llegar. 

CAriTAn. 

;Qué  cruel ! 

¿Asi  te  vas? 

t>añk  ISAilL. 

He  retiro 
De  ese  error. 

CAPITAR. 

I  Qué  dieha  lera! 

DoXa  ItABEL. 

No  me  detengas. 

CAPITA9. 

Espera. 

Sale  CEILAN  y  ALfiuicosMBOS,|Mi 
Capitán^  que^  per/tandf » tm» 
la  mano  á  daña  /mML 

CBILAM. 

Aquí  está.  Pero  ¿qué  alrot 

CAnTAR.  (i^.) 

¡  Ay  délos!  ¡ Puerto  oeasliul 

csaASi. 
Pues  dime,  icon  qué  InleMlORi 
Cristiano,  te  hallo  aslf 


CAPITÁN. 

..  (i4p.  Envano  ¡aydemi! 
)  la  turbación.) 

CStLA5. 

lices  ? 

CAMTArf . . 

So  intercesión 
favor  procorando, 
estaba  rogando 
i  templase  el  rigor 
bajo  y  la  prisión 
;urosa  y  tan  dura , 
ta  amor-fiu  hermosura 
!  mas  atención, 
téndose  excasar, 
igó  en  mi  afecto  triste 
r  la  instancia  que  viste 
va  de  mi  pesar. 

CEILA?r. 

^il  cristiano,  atrevido, 
ocar  osas  sn  mano, 
>  yo  lo  intento  en  vano, 
lecoro  vencido? 
tanto  atrevimiento 
io  á  tos  males  das? 
mis  plantas  tendrás 
Je  tu  tormento. 

CAPITÁN. 

>ares  considera. 

CBILAN. 

1  tierra  tu  labio, 

í  este  ultraje  el  agravio 
gnorancia  grosera.— 
le. 

CAPITATI. 

¡  Rigor  esquivo ! 

CElLAIf. 

dle  desta  suerte 
cadena. 

CAPITÁN. 

Advierte 
f  noble,  aunque  cautivo. 

CElLAIf. 

le. 

CAPITÁN. 

Tu  intercesión , 
,  me  ha  de  valer. 

I>OÑA  ISABEL. 

Uercesion  te  be  de  hacer, 
)  yo  en  la  prisión? 

CEILAN. 

í  detienes,  villano?— 
ile  á  ni  furor. 

CAPITÁN. 

!>edezco.  Señor, 
or  fíero,  inhumano ! 
gratitud  se  vi6? 
»ndo  mujer  instable, 

2  en  ser  ella  mudable , 
n  admirarme  yo. 
Llévanle  á  empellones.) 

DO.ÑA  ISABEL. 

gor  tan  cruel , 
la  dura  cadena 
su  afrenta  mi  pena, 
padezco  por  él. 

CRILAN. 

cristiana  bella , 
icias  i  mi  deseo, 
I  sin  riesgo  te  veo ; 
igor  de  mi  estrella 
•zas  de  mi  amor 
identes  impide, 
mis  afectos  mide 
a  de  tu  favor. 
!Jo  prevenido 
lir  tu  pesar 
I  venido  á  aumentar. 


LA  RBNEGADA  DE  YALLADOLID. 

DOÑA  ISABEL. 

Señor,  ¿con  qué  ba  merecido 
Una  humilde  esclava  tuya 
Favor  que  pagar  no  puedo  ? 

GEILAN. 

Debiendo  fínezas  quedo 

A  mi  amor,  violencia  es  suya ; 

Y  si  tu  pecho  obligado 
Corresponde  á  lo  que  quiero, 
Una  corona  hoy  espero. 

Que  el  gran  Señor  me  ha  mandado. 
Solo  este  triunfo  deseo. 
Porque  si  vengo  tu  enojo, 
Sea  á  tu  planta  despojo 
Lo  que  á  pii  afrenta  trofeo. 
Sí  aspiras  á  la  riqueza, 
Consagraré,  aunque  te  agravia , 
Todo  el  tesoro  de  Arabia 
Al  cuello  de  tu  belleza. 
Cuanto  del  indio  crisol. 
Haciendo  al  mundo  la  salva , 
Congela  en  conchas  el  alba, 
Grana  en  arenas  el  sol ; 

Y  porque  logres  mas  medras , 
Ai  mismo  sol  te  daré. 

Pues  en  tu  mano  pondré 
Todas  sus  luces  en  piedras. 
El  rubí ,  que  en  ti  vencido, 
Mas  Gno  le  harás  agravio , 
Pues ,  de  afrentado,  en  tu  labio 
Se  pondrá  mas  encendido; 

Y  lo  que  roas  es,  un  rey, 
Que  esposa  suya  te  llame. 
No  mas  de  que  se  le  aclame 
Tu  amor,  dejando  tu  ley. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Yoml  ley?  ¡Cielo divino! 

¿Qué  superior  persuasión 

Tiene  una  infeliz  razón , 

Que  á  ella  forzada  me  inclino? 

¿  Yo  d^  tan  indigno  amor 

A  las  finezas  me  obligo? 

¡  Oh  pensamiento  enemigo! 

Míenle  tu  ciego  furor. 

Pero  quien  tantos  errores 

Cometió  en  sola  una  acción , 

¿Qué  duda  en  este ,  sí  son 

Aquellos  casi  mayores? 

Cielos,  yo  me  precipito; 

Porque  no  está ,  aunque  se  ofusca. 

Lejos  de  hacerle  quien  busca 

Disculpas  á  su  delito. 

Mas  si  yo  le  cometiera , 

Ya  ¿qué  pudiera  perder. 

Si  lo  mas  perdi  en  hacer? 

i  Ay  de  mi !  ¡  Desdicha  Cera! 

Dudé;  ya  esto  es  otorgar 

En  parte ;  que  al  discurrir. 

La  mitad  del  consentir 

Se  supone  en  el  dudar. 

De  lus  tres  potencias ,  dos 

Ya  de  su  parte  ver  liego. 

El  entendimiento  ciego 

Y  la  memoria  sin  Dios. 
Pues  sola  la  voluntad 
¿  Qué  resistencia  ha  de  hacer , 
Cuando  della  en  la  mujer 
Nácela  facilidad? 
Sin  mí  estov ;  ¡  oh  pensamiento! 
Déjame,  déjame  ya. 

CEILAIf. 

¿Qué  dices? 

D05ÍA  ISABEL. 

¡Ay  triste! Está, 
Señor,  con  un  sentimiento 
Tan  confusa  mi  memoria. 
Que  en  mi  no  puedo  volver. 

GEILAII. 

¿  No  ha  de  bastar  mi  poder 
Para  tan  poca  rteMWiat.-k-..:- 


309 

Llamad  mis  músicos  todos, 
Resuenen  sus  instrumentos, 

Y  la  caja  á  los  acentos 
Alegren  por  varios  modos. 

EOLBHA. 

Ya,  de  tus  damas  seguidos. 
Un  vistoso  alarde  haciendo , 
Llegan  aquí ,  suspendiendo 
Los  ojos  y  los  oídos. 

Salen ,  cantando  y  hallando ,  tosas  las 
DAMAS,  d^fii<?ra4,  T  NARANJO  eff/a»/^, 
también  de  moro. 

DAiAs.  (Cantan.) 
Mambraniña,  goza  ya  Torqui, 
A  la  niña  roya  velaroriri. 

NARANJO. 

Zac ,  Melec.  Si  esto  alguna 
Gracia  ha  tenido.  Señor, 
Yo  he  sido  el  compositor 
Desta  música  pefmiui; 
Que  me  ha  costado  mi)  guerras 
De  ensayar  á  cada  mora 
Este  tonillo,  y  agora 
Le  cantan  como  noas  perras. 

CBILAN. 

Suplen,  pues,  hoy  tus  acentos 
Del  clarin  la  prevención 
Para  la  caza ,  pues  son 
Alegre  imán  de  los  vientos. 

NARANJO. 

Pues  no  esperéis  mas  aquí ; 

gue  hacia  las  redes  he  oído 
ntre  las  ramas  un  ruido, 

Y  es  sin  duda  un  jabalí , 
Que  le  he  olido  por  tocino 
En  la  sartén  del  deseo. 

CKILAN. 

Yo  ya  en  el  rumor  le  veo ; 
Alegrarte  asi  imagino , 
La  flecha  y  el  arco  toma. 

WjñK  ISABEL. 

Precepto  tu  gusto  es. 

.    NARANJO. 

Muera  el  cochhio ,  pues  es 
Enemigo  de  Mahoma. 

CEIUN, 

Seguid  su  brio  gentil; 

Que  yo  aquí  le  he  de  esperar. 

NARANJO. 

Si  le  mato ,  be  de  colgar 
En  la  mezquita  un  pemil. 

DOÜA  ISABBL. 

Aunque  aquesta  traza  es  Tana , 
Por  obedecerte  iré. 

( Yante  h$  eri$tianoi,) 

CEILAN. 

A  suerte  feliz  tendré 
Que  le  mate  la  cristiana. 

ZOLBHA. 

Ya  le  van  haciendo  el  cerco; 
El  verle  será  ventura. 
Por  ser  tanta  la  espesura. 

NARANJO.  (Dentro,) 
Hacia  aqui,pues,  anda  el  puerco. 
Tiradle;  que  entre  las  hoias 
Se  encubre  de  aquellos  olmos. 

DOÜA  ISABEL. 

Ya  le  he  tirado. 

CBILAN.  ^ 

Sin  dada  '* 
Le  acertó ;  que  bácia  nosotros 
Se  viene  arrojando,  herido. 


.  y 


360 

Safe  MELCHOR  DE  ACEVEDO,  heri- 
do con  una  flecha ,  y  cae  á  los  pies  de 
Ceilan, 

MELCnOR. 

¡Valedme ,  ciclos  piudosos! 

cf.ila:*. 
¿Qué  es  lo  que  miro? 

MELCHOR. 

¡Aydemi! 

CFJLAIf. 

Hombre  ó  bruto,  habla. 

MELCHOR. 

Si  logro 
Vuestro  socorro,  si  baré. 

GEIUN. 

¿No  eres  tú... 

MELCHOR. 

¿Quién  de  vosotros, 
Queriendo  librar  (¡  ay  triste ! 
(iOn  el  alma  el  habla  arrojo) 
La  libertad,  h:i  perdido 
La  vida  de  aqueste  modo? 
Secreto  suyo  es ,  mas  ya 
Falta  el  üliénlo  forzoso. 
La  mucha  sangre  que  pierdo , 
Pluguiera  al  cielo,  que  invoco, 
Que,  ya  que  muero  entre  iuüeles, 
Fuera  por  la  fe  que  adoro. 

CEILAN. 

¡  Extraño  caso !  el  cristiano 
Que  hoy  vi  en  la  playa  solo 
Es  este .  —  Llevadle*  luego. 
Procurad  los  medios  todos 
Para  remediar  su  vida , 
Aunque  ya  en  él  caben  pocos. 

MELCHOR. 

Si  él  lo  quiere,  será  en  vano, 
Si  no  es  del  cielo  el  socorro. 

{Uévanle.) 
Salen  los  cristuros. 

IfARAriJO. 

Aquí  sin  duda  cayó. 

00.1a  ISABEL. 

¿Dónde  está? 

ceila:!. 

Vuelve  los  ojos ; 
Verás  la  fíera  que  has  muerto, 
Que  allí  le  llevan  en  hombros. 
Un  sacerdote  cristiano, 
Que,  escondido  entre  esos  troncos 
Por  extraño  acaso  estaba , 
Has  herido  desle  modo. 
Mira  quién  son ,  put  s  por  fiera 
Este  muere  entre  nosotros. 

NARAÜJO. 

¡Que lo  dije! 

D05ÍA  ISABEL. 

¡Ay  de  mi  triste! 
¿Qué  has  hecho,  brazo  alevoso? 
¿Yo  á  un  sacerdote  sagrado 
Siicrile^a  fleclia  arrojo? 
¿Yo  á  (Insto,  en  vez  de  una  fiera, 
Bárb»iamente  me  opongo? 
¿Q?ié  es  esto,  cielos?  qué  es  esto? 
Vo  en  cuanUiS  acciones  obro. 
Contra  Dios  son  los  efectos; 
Si  los  dudo  y  si  los  ñuto , 
Iras  suyas  son  sin  duda, 
Y  yu,  cayendo  en  su  oprobio. 
Dejad.!  esioy  de  su  mano. 
:  Ay  de  mi !  en  v:ioo  lo  lloro ; 
Vo  le  dejé,  y  él  me  deja. 
Precisos  indicios  toco 
De  mi  desesperación ; 
Dejadme,  dejuilme  todos, 
U  dadme  la  umerle. 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMUDEZ. 

CEILAN. 

Espera. 

DO^A  ISABEL. 

A  tus  pies.  Señor,  me  postro; 
Como  esclava  vil  me  trata , 
Sienta  el  ultraje  afrentoso 
Del  cautiverio  mi  vida , 
Maltráteme  á  mi  del  modo. 
Pues  lo  merezco  mejor. 
Que  lloran  siempre  los  otros; 
Pise  tu  planta  mi  boca , 
Fíjense  al  suelo  los  ojos , 
Sufra  mi  pecho  el  castigo, 
V  no  mis  brazos  el  ocio. 
Véngale  al  cielo,  pues  te  hizo 
Instrumento  de  si  propio. 
Para  tomar  por  tu  mano 
Su  venganza  en  mis  oprobios. 

CEILAÜ. 

Levanta ;  que  en  vano  Intentas 
Con  tu  despecho  mi  enojo; 
Si  á  mi  amor  mas  piedad  haces 
Con  esos  mismos  ahogos , 
Mas  me  enamoras. 

DORk  ISABEL. 

¿Qué  dices? 

CEILAN. 

Que  mas  rendido  te  adoro. 

DOSÍA  ISABEL. 

¿Que  no  has  de  lograr  mi  ruego? 

CEILAIf. 

Con  afectos  amorosos. 

VOñA  ISABEL. 

¿Que  has  de  proseguir  tu  empeño? 

GEIUN. 

Pasará  de  amor  á  asombro. 

D05ÍA   ISABEL. 

¿No  es  posible  que  le  olvides?   . 

CEILAN. 

Sin  término  lo  conozco. 

D09a  ISABEL. 

Pues,  cielos,  ya  yo  be  perdido 
La  esperanza  con  vosotros. 
Esa  me  pudo  enfrenar; 
Mas  ya  que  á  fuerza  de  todos 
Mis  delitos  no  la  alcanzo , 
No  he  de  ser  de  tantos  modos. 
Va  que  soy  ingrata  al  cielo, 
Al  bien  que  en  ti  reconozco. 

CFILAN. 

Pues  ¿qué  intentas? 

DO^A  ISABEL. 

Resolverme... 

CEILAN. 

¿A  qué? 

D05ÍA  ISABEL. 

A^er  tu  esposa. 

CEILAN. 

¿Cómo? 

DO^A  ISABEL. 

Dejando  á  Dios. 

CEILAN. 

¿Eso  afirmas? 

DO^A  ISXRBL. 

Ya  no  espero  su  socorro. 

CEIUN. 

¿Qué  dices? 

D05fA  ISABEL. 

Que  haciendo  aqni 
Te.stigos  para  su  abono 
Al  cielo,  ál  mar  y  á  la  tierra. 
Hombres,  fieras, montes,  troncos, 
Digo  (|ne,  ciega  y  osada , 
A  Cristo  y  á  su  fe  olvido. 
De  la  verdad  me  despido, 
Precita  >  desesperada ; 


Y  pues  ya  estoy  eondenada , 
Sacra  Justicia ,  por  vot. 
Bórrese  de  entre  loa  doi 
De  mi  gloria  la  memoria. 
Guárdese  el  cielo  sa  gloria, 

Y  quédese  Dios  adiós. 

CEILAH. 

Ahora  llega  á  mis  brtzoa. 

BIATBII. 

¡Cielos,  qué  errores! 

HAMASUO. 

¡Qnéaioaibrí 
Aturdido  estoy  de  otria. 

DOfiA  ISABEL. 

Ya  soy  taya. 

GKILAH. 

Ya  te  adoro. 

DOftA  ISABBL. 

Celima  soy,  no  Isabel. 

CBILAÜ. 

Al  mundo  tendré  envidioio; 
Alabad  lodos  mi  dicha. 

doXa  isabil. 
Publicad  mis  voces  todos. 

CBILAll. 

Pues  vamos  doode  celebren 
Mis  triunfos  por  Tenturosos. 

DOff A  ISABIL. 

Vamos  donde  eo  alegrías 
Se  truequen  tantos  anofos. 

CEILAN. 

Gané  al  mundo. 

DOÍIa  ISABEL. 

Perdi  el  cielo; 
Pregone  el  clarín  sonoro 
De  la  fama  que  desde  hoy 
La  renegada  me  nombro 
De  Valiadoiid,  qoe  á  IMos 
Perdi  el  temor  y  el  decoro. 

(Vmue.) 


JORNADA  TERCERA. 


5a/0  NARANJO,  JSÜ. 

RABAHIO. 

Siendo  mal  cristiano,  medo 
Ser  moro  al  menor  faiven , 
Pues,  Naranjo,  asirla  bien 
A  las  aldabas  del  Credo. 
Si  reniego  y  me  aventara 
A  volver  á  España ,  allí 
No  harán  comedia  de  al , 
Pero  auto,  yo  lo  asegaro. 
Entre  tanto  familiar, 
¿Qué  será,  si  se  repara. 
Ver  á  Naranjo  con  cara 
De  sentenciado  á  queaMr? 
Verme  aqni  ya  encerotado, 
Y  en  dia  claro,  es  fonoso. 
Pues,  segiin  es  de  dkhoao. 
Nunca  le  llueve  á  Qnqaeaiadi 
Habrá  aquel  dia  en  mi  alarde 
Turroneras  y  limeros. 
Mucha  gente  j  aela  cocheras 
Descalabrados;  i gran  larde! 
Ko  se  verá  el  diabla  eo  esa; 
El  sambenito  y  la  IlaaM 
Quédense  pan  ni  ana. 
Que  es  renegada  arofasa. 
¡Qné  bien  le  probó  B^lil 
Como  yo  soy  bachiller 
Por  Huesca ,  ella  Tiene  i 
Probada  por  Berberta. 


ba  sido  sa  estrella , 
lienilo  el  orden  ya 
1  señor  el  Bjjá , 
:orona  con  ella, 
pías  de  su  historia 
e,  y  he  de  tratar, 
J  el  las  cantar, 
irlas  de  memoria ; 
doy  buena  maña , 
ipfimiendo  pliegos, 
3mer  con  los  ciegos 
Dios  me  lleve  á  España; 
el  viaje  prevengo, 
orne  al  Capitán , 
ío  bien  á  Ceilan 
lábilo  que  tengo, 
ezca  por  mejor 
go  al  ruego  primero 
oo .  compañero 
^1  padre  redentor. 
,  bieo  disimulas. 
( Tocan.) 
estivas  señales 
mpetas  y  atabales, 
r  Dios  que  no  son  bulas. 

'ontpetas  y  atabales ,  y  por  una 
EL  CAPITÁN  DON  LOPE  y /w 
\ídieren,  de  esclavos ^  con  almo- 
,  que  pondrán  sobre  el  trono 
evantado,  y  por  la  otra,  moros 
)MPAÑA«IERT0,  T  DOÑA  ISABEL, 

ije  de  mora. 

CEILAX. 

•n  tantas  evidencias , 

^diton:ejor, 

firmado  tu  amor 

po  y  las  experiencias, 

roña  que  gano 

r.co,  aunque  hubiera  sido 

Arabia  ba  producido 

turbante  otomano. 

DOÑA  ISABEL. 

amor  nos'proporciona, 
ndo  Que  igualmente 
e  mi  humilde  frente 
3S  de  esta  corona  , 
:ba  agradecida , 
i  con  mi  pena  haré. 

CEILAX. 

ma  habrá,  que  no  esté 
)sdos  repartida? 

DOÑA  ISABEL. 

1  el  pesar  no  alcanza 
s  mi  esposo  y  mi  dueño. 

capita:<i. 
>  verdad, ó  sueño? 
amor  tal  mudanza? 
ver  no  me  asombro 
fe  de  los  dos, 
Qjcr  que  niej^a  á  Dios, 
lucho  que  olvide  á  un  hombre. 

CEILAN. 

le  eo  prisión  alguna 
ae  ta  esclavo  sea , 
salga  donde  vea 
fo  de  tu  fortuna. 
)s  mas  olvidados 
tacioo  tenebrosa, 
ete  el  ser  dichosa 
Hitos  desdichados. 
i  boy  tu  suerte  espera 
lausos  felices, 
á  tus  plantas  matices 
xió  la  primavera. — 
el  suelo ,  cristianos , 
d  su  dicha  asi. 


LA  RENEGADA  DE  VALLADOLID. 

DOÑA  ISABEL. 

Son  áspides  para  mí 

Flores  que  cortan  sus  manos. 

FfARAlfJO. 

¡  Qué  zarazas  tan  bien  dadas ! 
Lléveme  el  diablo  con  bien 
A  España ,  aunque  allá  también 
No  hay  falta  de  renegadas. 
Pues  cualauiero  dejará 
Por  otro  el  galán  que  Üene, 

Y  todas  con  el  que  viene 
Reniegan  del  ()ue  se  va. 
Mas  obre  mi  diligencia , 
Porque  mi  embuste  se  acierte. 

D05ÍA  ISABEL. 

Vosotros  turbáis  mi  suerte. 
No  estéis  mas  en  mi  presencia ; 
Que  con  airados  enojos , 
Después  que  en  nuestra  elección 
Opuestas  las  leyes  son , 
Os  aborrecen  mis  ojos. 

CAPITÁN,  (iip.) 
¡  Ah,  cómo  el  Juez  infínito 
Quiere  que  el  castigo  dé 
La  misma  causa  oue  fué 
Instrumento  del  delito! 
Pero  mi  noble  osadía 
Vengar  con  su  muerte  piensa , 
Eii  primer  lugar  la  ofensa 
Del  cielo,  y  después  la  mia. 

(Vanse  ios  cautivos ) 

DO.SÍA  ISABEL. 

En  ciertos  estorbos  vanos 

La  imaginación  tropieza; 

Causan  mi  nueva  tristeza 

Esos  esclavos  cristianos.  [to, 

Y  aunque  pequeño  V  leve  el  fundamen 
Turba  mis  glorias,  borra  tus  empresas, 
Cuando  nos  teme  aquel  y  este  elemento. 
Cuando  sigo  la  ley  que  tú  profesas. 
Cuando  por  mi  cuidadoy  pur  lu  aliento. 
Siendo  reliquias  de  cristianas  presas, 
Barudos  pueblan  la  morisca  playa 
Los  pinos  de  los  montes  de  Vizcaya. 
De  aquella  gruta  en  cuyo  obscuro  olvido 
Algún  misero  esclavo  preso  asiste. 
Suele  arrancarse  un  racional  gemido, 
Por  mas  que  el  duro  centro  lo  resiste, 
Pues  trabajosamente  conducido, 
Busca  para  salir  el  eco  triste. 

Por  alguna  rotura  ó  quiebra  poca , 
Pasaje  en  las  entrañas  de  la  roca. 
Su  querella ,  en  mi  oida  resonando, 
Al  paso  que  me  irrita,  me  conmueve. 
Me  recuerda ,  si  apelo  al  sueño  blando. 
Si  alegre  estoy,  á  mi  placer  se  atreve, 
Si  canto  de  mi  amor  las  dichas,  cuando 
La  noche  calla,  el  aire  no  se  mueve, 

Y  quieto  el  mar  con  suspensión  serena, 
Descanso  en  el  regazo  del  arena ; 

Al  medir  con  la  voz  el  instrumento , 
Aquella  pena  repelida  en  vano 
Es  lazo  articulado  de  mi  acento, 

Y  estorbo  entre  Us  cuerdas  y  la  mano, 

Y  dilatada  en  la  región  del  viento. 
Sea  pavor  ó  sea  afecto  humano, 
Poco  á  poco  parece  que  se  aleja 

De  mi  atención  la  |)erezosa  queja,  [do 
¿Qué  me  persigues?  si  en  mi  nuevo  esia- 
Ya  has  el  nombre  cristiano  aborrecido. 
La  suerte  en  este  ser  me  h  a  transforma* 

Ido, 
Del  otro  aun  las  memorias  he  perdido, 
De  un  padre  y  de  un  hermano  aun  no  ba 

[dejado 
Señas  el  tiempo  en  mi ,  la  patria  olvido, 
Que  si  me  deshereda  ó  si  me  infama, 
Hija  adoptiva  me  llamó  la  fama. 
Pues  no  bus([uen  piedades  balaguefias 
En  mis  oídos,  siendo  imilidoref 


56 

Délos  pasos  que  escudan  á  esas  pefiast 
Cresposdepiel,  manchados  de  colores  • 

Y  porque  goce  origínales  señas, 
Ya  que  la  copia  soy  de  sus  rigores, 
Este  clamor  feror,  como  á  leona, 
Parece  que  me  aplica  la  corona. 

CEILAN. 

Pues  vén  al  regio  sitial , 
Ya  que  tu  suerte  lo  quiso ; 
Pero  ¿cómo  esos  cristianos 
(Tan  gran  descuido  es  delito), 
Para  que  pueda  subir 
A  su  asiento,  no  han  traído 
La  prevención  necesaria? 
Sirvan  de  alfombra  ellos  mismos, 
Por  pena  á  su  inadvertencia.  — 
De  tantos  como  han  salido 
De  esas  grutas,  un  esclavo 
Traed. 

Llégese  ZDLEM  A  al  paflo,  y  taque  del 
brazo  á  MELCflOR,  miserablemente 
vestido  de  esclavo^  con  cadena. 

ZOLBHA. 

Entre  los  que  miro, 
El  que  está  mas  cerca  es  este. 

CEILAX. 

Pues  asi  te  facilito 
La  subida.  —  Derribad 
Ese  animado  edificio, 
Para  que  ponga  las  plantas 
Con  imperioso  dominio 
Celiroa  sobre  sus  ho9ibros. 

( Derribante  en  el  suelo.) 

MELCHOR. 

¡Que  después  que  preso  vivo 
Tantos  años  há ,  este  ultraje 
Sea  mi  primer  alivio! 

CEILAN. 

;^No  te  acuerdas  de  la  caza. 
En  que  equivocaste  el  tiro? 
Pues  este  es  el  sacerdote 
Que  hirió  tu  flecha,  y  yo  mismo , 
Según  le  ha  trocado  el  tiempo , 
Desconocerle  he  querido; 
Pisa  su  cerviz,  ¿qué  aguardas? 

DOSÍA  ISABEL. 

Harélo.  ya  que  me  has  dicho 
Quien  es,  por  desprecio  suyo. 
Mas,  cielos,  ¿cómo  retiro 
Mis  pasos?  Parece  que  bailo 
Mas  difícil  el  camino; 
¿  Si  hace  repugnancia  en  mi 
La  dignidad  de  su  oQcio? 
Con  la  ley  perdí  el  respeto; 
Vanidad  y  aplauso  mió , 
El  pisar  su  frente  á  aqueste 
Por  segundo  triunfo  elijo ; 
Mas  tropecé  en  mis  intentos. 

( Téngale  Ceilan.) 

CEILAN. 

Lograrlos  será  preciso. 

D05ÍA  ISABEL. 

No  se  logren  de  esa  suerte.  — 
Alza  del  suelo,  cautivo; 
¡  Qué  bien  digo  yo,  cristianos , 
Que  con  vuestra  vista  impido 
Mis  dichas!  No  ofenden  tanto 
Los  ojos  del  basilisco. 

HELCHOB. 

No  pisa,  DO,  huella  humana 
Sobre  carácter  divino. 
Que  es  mi  autoridad  sagrada , 

Y  soy,  cuando  lo  ejercito , 
Entre  Dios  y  el  hombre  un  medio, 
Pues  ni  yo  por  aa  mioislro 


563 

Me  igualo  con  Dios,  ni  el  hombre 
Puede  igualarse  conmigo. 

DO^A  ISABEL. 

Pues  asi  balir  tu  estado 
Quiero.— Señor,  yo  le  pido 
Dilates  liasta  mañana 
Mi  aclamación;  que,  en  castigo 
Dcste  soberbio,  pretendo 
Lograr  licróicos  designios. 

CElUIf. 

Todo  á  tu  Tor.  se  sujeta. 

D05ÍA  ISABEL. 

Pues  en  mas  público  sitio, 
Para  ma>or  vituperio 
Suyo,  domar  solicito 
Esla  cristiana  altivez; 

Y  por  mas  afrenta ,  é\  mismo 
Hade  ir  llevando  el  caballo 
Kn  (]ue  yo  imite  «*!  estilo 

De  aquellos  triunfales  carros 
De  romanos  y  de  egipcios. 

MELCHOR. 

Mas  rigores  buscáis,  cuando 

~á  tamo  tiempo  que  habito 
Ese  obscuro  centro,  adonde 
Arrastro  el  peso  prolijo 
Destofl  hierros,  no  ignorando 
Metal  del  discurso  mió? 

D05ÍA  ISABEL. 

Agradece  á  tu  fortuna 
Que  la  luz  del  dia  has  visto. 

MELCHOR. 

Ese,  que  es  consuelo  en  todos, 
Me  sirve  ¿  mi  de  peligro; 
Que  viene  á  ser  en  aquel 
Que  entre  sombras  ha  vivido, 
Para  ciega  diligencia 
Ver  del  sol  los  rayos  limpios. 
Pues,  de  puro  noble,  pasa 
A  ser  ü:iño  el  benclicio. 
¡  Ay  infciice  de  mi ! 

DO.^A  ISABEL. 

Y  esas  deben  de  haber  sido 

Las  que  escuché;  hasta  sus  quejas 
Tienen  imperio  conmigo. 

MELCHOR.  (Ap.) 

¡Que  un  padre  mismo  engendrase 
Dos  exiremos  en  dos  hijos ! 
De  mi  pecho  la  obediencia , 
De  aquella  hermana  el  delito. 

D05ÍA  ISABEL. 

¿Que  es  loque  entre  tí  pronuncias? 

MKLCnOR. 

Aun  te  ofende  el  referirlo. 

DONA  ISABEL. 

Dilo,  esclavo. 

MELCHOR. 

Pues  haz  cuenta 
Que  asi  lo  callo  y  lo  digo. 
Regó  fecunda  campaña 
Denso  vapor,  que  propicio , 
Con  providencia  del  mayo , 
Dio  abundancias  al  estio. 
Fue  una  propia  y  útil  boda 
La  lluvia,  mas  no  el  distrito 
O  la  heredad,  mas  los  frutos 
Variamente  producidos 

Y  desconformes  brotaron 

De  una  influencia  y  de  un  silio; 
El  uno  en  granadas  mieses 
PuiiUmI  y  agradeci'io, 

Y  en  abrojos  v  malezas , 
01 10  obstinado  y  remiso. 
Este  creció  provechoso, 

Y  aquel ,  aunque  en  su  principio 
Dio  féi  tiles  esperanzas. 

Mal  inclinado,  previno 
Amarga  inútil  cosecha; 


LUIS  DE  BELMONTE  BERIUDEZ. 

Que,  olvidando  el  beneOcio 
De  la  nube  contra  el  aire* 
Tan  favorable  y  propicio, 
Arrojó  viciosas  puntas, 
Qi/e  ingrata  y  estéril  quiso 
Pagarle  al  cielo  en  espinas 
La  deuda  de  haber  nacido. 

D05ÍA  ISABEL.  (Ap.) 

O  es  frenesí  de  su  pena , 
O  enigma  que  no  descifro. 

CEILAtf. 

¡  Qué  suspensa  está ,  llevada 
De  sus  discursos  prolijos! 

DOñk  ISABEL. 

Monstruo  de  paciencia  raro...— 
Parece  que  ha  enmudecido.  — 
Hombre.. .-^A  mi  voz  no  responde.— 
Esclavo...— En  vano  le  ariimo. 


¿Cristiano? 


CEILAN. 


MELCHOR. 

Señor. 

OO.SÍA  ISABEL. 

Al  nombre 
De  cristiano  has  respondido, 

Y  al  de  hombre,  monstruo  y  esclavo 
Tu  labio  estuvo  remiso. 

MELCHOR. 

De  hombre,  esclavo  y  monstruo  tres 
Nombres  me  ha  dado  mi  suerte ; 
Dicen  que  el  término  es  muerte, 

Y  el  de  cristiano  aun  después 
De  morir;  yo  muerto  estoy. 
Según  los  indicios  doy 

En  lo  que  sufro ;  y  asi. 
Me  olvido  de  lo  que  fui , 

Y  respondo  á  lo  que  sov. 
De  aquel  naufragio  violento 
Libré  ningún  bien  humano, 
Sulo  el  nombre  de  cristiano 
Del  mar  saqué  á  salvamento. 

Y  esta  en  el  fiero  elemento 
Deuda  fué,  que  piedad  no; 
Pues,  por  mas  que  me  arrojó 
De  todo  pobre  desnudo. 
Quitarme  ella  no  pudo 

Lo  que  ella  misma  me  dio. 

D05a  ISABEL. 

¿Tanto  estimas  ese  nombre? 

MELCHOR. 

El  guardarle  aiiui  es  preciso 
Prenda  que  entregó  la  fe; 
Fuera  mayor  el  delito 
Si  en  África  se  perdiera. 

DO^A  ISABEL.  {Ap.) 

;  Ay  de  quien  calla!  Que  avisos 
Parecen ,  y  no  los  quiero 

Y  ni  vanamente  oírlos. 
Pues  cada  acento  en  su  labio 
Es  una  ílecha  en  mi  oído. 

MELCHOR. 

Mira... 

CEILAIf. 

Postrado  has  de  darla 
Tu  disculpa. 

MELCHOR. 

Ya  me  humillo 
A  sus  pies. 

ceila:<. 

Besa  la  tierra 
Que  pisan. 

MELCHOR. 

No  es  permitido 
En  mi  adorar  planta  humana. 

CKILAN. 

La  corona  que  apercibo 
Para  su  frente  la  ilustra. 


BKLCROB. 

Yo  poseo,  por  mi  oficio , 
Otra  corona ,  qae  goza 
Menos  temporal  domioio. 

CEILAN. 

Vil  esclavo,  ¿contradices 
Mi  gusto? 

MILCBOa. 

InTenta  martirios; 
Que  yo  solo  el  pié  Tenero 
Del  gran  vicario  de  Cristo. 

CIILAX. 

Desta  suerte.  (Am 

DOflA  ISAiEL. 

No  le  ofendas. 

CEILAN. 

Pues  ¿tú  estorbas  su  castigo? 

D05JA  ISASCL. 

Cualquier  miserable  estado, 
Piadosamente  atractivo. 
Tiene  virtud  de  llamar 
El  favor  há^a  si  mismo. 

CEILAN. 

Pues  Tolvedle  á  su  prisión. 

MELCHOR.  (Ap.) 

Será  su  rigor  alÍ?io« 

Si  el  cielo  quiere  que  tenga 

Puerto  en  los  naufragios  mios. 

CEILAN. 

Y  tú  de  aquestos  iardinos 
Pisa  los  cuadros  floridos, 
Mientras  yo  sigo  tus  pasos. 

DO^A  ISABEL.  (Ap.) 

iCielos !  saber  determino 
Por  qué  confusa  ara  dejas. 

CEILAN. 

Guardas,  haced  voestro  oficio. 

( Yante  llevando  á  Melchor  á  ei 
nes,  y  queda  tola  Ma  l$abe 
sednaoge  por  el  tablado. ) 

D05ÍA  ISARBL. 

A  este  sitio  gigante  da  la  plava , 
Aunque  sin  voz,  marítima  átala; 
Fundó  en  las  penas,  que  sepultan 
Siendo  alberga  demiseíoscaí 
Salgo  ¿  ver  siempre  el  mar,  va  e 

O  va  sereno  esM|o  de  la  tierra. 
;  Ab  monstruo  ajenode  firmeta  a 
Qué  de  rostros  mudaste  i  la  fo: 
Ceilan,  con  experiencia 
De  las  distancias  qae  midió  la  d 
Hacia  la  parte  donde  muere  el  é 
Me  advierte  qae  esti  Ks^Aa, 

Dije  mal ,  que  el  qae  taé  infelit. 
Que  en  su  nataraleca  es  extraig 
La  dicha  es  patria  delqneibabla 

Cualquiera  nace  allá  donde  la  I 
Mi  esposo  es  de  la  gran  casa  ote 
Con  que  logró  no  principio  venl 

Pues,  cielos,  si  no  tengo  el  finí 

MELCHOR.  (Debajo  deltaNadoM 

ruido  de eadeaoi.) 
\  Ay  de  mi ! 

do5Ia  isáan. 
Yameiarbaeltrisieat 
Parece  que  entendió  mi  peniaai 
Mas  quejas  dcnncaatlmeacaeka 
Vuelva  d  discorso  áproaeíair  ai 
ihies,  cielos,  si  alprnealODieaBí 
Ver  felices  los  fines  de  mi  em^ 
Me  qaejaré  de  voeslns  loees  M 
Pues  sonsegandaseanMlMeiM 
Pero  será,  poes  sos  cftdoi  |W| 
Norte  para  acertar... 


MELCIOB. 

jVirf^en  María ! 

DO^A  ISABEL. 

la  he  notado, 
!  ha  respondido 
otro  sentido, 
le  mi  cuidado, 
ue  injuria  ia  suerte 
estancia  escondida , 
tasa  una  vida 
da  á  ia  muerte  ; 
examinar 

ivo  el  sentimiento... 
scuido  á  mi  intento 
e  ha  de  lograr; 
i  las  tareas  lleva 
á  estos  desdichados , 
s  fieros  candados 
desta  cueva. 

a  misma  un  escotillón  del 
tablado.) 

)lro  adonde  el  puro 
)\  llega  en  vano! 

MELCHOB. 

na? 

DOl^A  ISABEL. 

Infeliz  cristiano, 
tse  albergue  obscuro. — 
as  alentado 
lia  que  la  peña 
si  misma  enseña. 

LCHOR  por  el  escotillón , 
sin  cadena. 

■ELCBOR. 

esencia  he  llegado. 

DO^A  ISABEL. 
MELCHOR. 

SÜ  mal  recelo. 

DO^A  ISABEL. 

cuando  he  sido  yo 
adena  mandó 

HELCnOB. 

Pagúelo  el  cielo. 

DO^A  ISABEL. 

iqni  has  habitado? 

■ELCHOR. 

khajo,  que  suele, 
doro  esparto  muele, 
ulíviar  su  estado. 

DoSa  ISABEL. 

3r  aspereza 
cautivo  consiente 
solamente 
is  en  tu  tristeza. 

■ELCHOB. 

tud  no  ha  causado 

D05ÍA  ISABEL. 

¿Este  no  ha  sido 

MELCHOB. 

)esel  padecido. 

DOÑA  ISABEL. 

d? 

MELCHOR. 

El  imaginado, 
el  alma  no  ignores, 
¡n  ella  están  librados , 
ibie  en  sus  cuidados 
I  cuerpo  eo  sus  dolores, 
e  al  sentimiento 
tctaal  que  ves , 
iniaginado  es , 
il  entendimiento. 


LA  BEMOADA  DB  VALLADOLID. 

Los  hierros  eon  que  «t  rig^r 
Tiene  un  esclavo  oprimido 
Se  quejan ,  y  el  ser  oído 
Sirve  de  alivio  al  dolor; 

Y  así,  mas  estoy  sintiendo 
En  el  Argel  de  una  pena 
La  imaginada  cadena 

Que  se  arrastra  sin  estruendo. 

D05Ia  ISABEL. 

Dolor  de  tal  calidad , 

Gran  causa  es  bien  se  aperciba. 

MELCHOR. 

Tan  grande  es,  que  en  ella  estriba 
El  perder  mi  libertad ; 

Y  mi  patria,  dulce  nombre, 
Segunda  madre,  pues  ya 
Que  no  le  engendra ,  le  da 
Ley  y  costumbres  al  hombre. 

D05ÍA  ISABEL. 

De  muy  poco  afecto  fué 

Esa  utilidad  en  mí ; 

Las  costumbres  las  perdí , 

Y  la  ley  no  la  guardé. 

Nadie,  aunque  mude  de  estado. 
Pone  su  patria  en  olvido. 

MELCHOB. 

Ya  es  consuelo  haber  perdido 
La  mia,  pues  he  notado 
Que  el  cielo  no  me  volvió 
Adonde  ya  se  sabia 
( ¡  Ay  triste ! )  la  afrenta  mia. 

DO^A  ISABEL. 

¿Yáti  solo  te  tocó? 

MELCHOB. 

Antes  á  ser  mancha  llega 
De  muchos ;  que  una  deshonra, 
Como  es  cáncer  de  la  honra , 
Por  el  contagio  se  pega. 

D05fA  ISABEL.  (4p.) 

¡Su  deshonra  en  su  tormento! 
¿Cuál  seria  la  que  yo 
Causé  en  mi  sangre? 

MELCHOR. 

El  que  dio 
Mas  muestras  de  sentimiento 
Fué  mi  padre;  digna  acción 
De  pensamientos  altivos, 

Y  aunque  há  tantos  años,  vivos 
Represento  en  mi  atención 
Su  pesar,  su  desconsuelo , 
Aquella  vejez  llorosa. 
Aquella  inquietud  honrosa , 
Aquel  mirar  siempre  al  cielo. 
Pues  ya,  como  anciano  estaba , 
Sintió  el  honor  que  perdía , 
Aun  mas  que  yo,  porque  habia 
Mas  tiempo  que  le  guardaba ; 
Hendido  al  dolor  impío, 
Murió ;  mi  suerte  lo  ordena. 

DOÑA  ISABEL. 

{Xp.  Si  mata  á  un  padre  una  pena, 
Lástima  tengo  del  mio.j 
¿Y  quién  la  causa  previno 
De  afectos  que  tanto  obraron? 

MELCHOB. 

Un  extremo,  que  engendraron 
La  imprudencia  y  el  destino; 
Una...  pero  aquí  es  preciso 
No  infamarla ,  que  es  mujer, 

Y  según  llego  á  entender, 
Parece  que  darlas  quiso 
Decoro  naturaleza , 

Yu  que  las  dio  imperfección , 
Pues  con  nuestra  estimación 
Desagravia  sa  flaqueza. 

DOÑA  ISABEL.  (Ap.) 

A  sentir  su  mal  me  obliso; 
Memorias,  no  me  turben.  \:\ 


I 


tos 

MELCHOB.  [kp.) 

Pesares,  no  os  renovéis. 

DOSa  ISABEL. 

; No  prosigues? 

«  MELCHOB. 

Ya  prosigo. 
(Cantan  abajo  la  copla  que  se  sigue^  y 
los  dos  empiecen  á  llorar^  mirándose 
el  uno  al  otro.) 

voz.  {Canta,) 

En  Valladolid  vivía 
Una  dama  muy  hermosa , 
Que  ofrecido  i  Dios  se  habia  ^ 

Y  su  padre  la  tenia 
Para  monja  religiosa, 

DOÑA  ISABEL. 

Este  llanto  no  be  entendido ; 
¿Cómo  tu  labio  enmudece? 

HELCBOB. 

Y  á  tí  ¿  por  qué  te  enternece 
El  acento  que  has  oido? 

DO.ÑA   ISABEL.  ,  « 

Lo  que  publica  sonoro 
Causa  el  efecto  que  ves. 

MELCHOB. 

Y  yo :  que  como  esta  es 
La  tragedia  que  yo  lloro. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  tú  aumentas  mi  desvelo. 

MELCHOB. 

¿Qué  escucho? 

DOÑA  ISABEL. 

Esta  sin  ventura 
ne  á  religiosa  clausura 
e  ofreció... 

MELCHOB. 

¡  Válgame  el  cielo  1 

DOÑA  ISABEL. 

Le  dió  una  palabra  vana 
A  Dios. 

MELCHOB. 

Pues  yo  venf^o  á  ser 
Hermano  de  esa  mujer. 

DOÑA  ISABEL. 

Y  yo  su  infeliz  hermana. 

MELCHOB. 

¿Qué  dices? 

DOÑA  ISABEL. 

Verdades  son. 
¿Tú  esclavo? El  alma  lo  siente. 

MELCHOB. 

Y  tú  en  traje  que  desmiente 
a  cristiana  religión  ? 
¿Qué  es  esto? 

DOÑA  ISABEL. 

Agraviar  lafe. 

MELCHOB. 

¿Y  tu  ley? 

DOÑA  ISABEL. 

Ya  la  perdí. 

MELCHOB. 

¿Yéldelo? 

DOÑA  ISABEL. 

No  le  temí. 

MELCHOB. 

¿Y  tu  ofensa? 

IK>ÑA  ISABEL. 

La  olvidé. 

«ELCHOB. 

¿T  el  precepto? 

WOñk  ISABEL. 

Le  quebré. 


i' 


364 

MELCHOR. 

¿Y  Dios? 

D05Fa  ISABEL. 

Renegué  profana. 

UELCIIUR. 

Pues  no  te  rin(;:is  mi  hermana , 
Que  ella  el  bautismo  logró; 

Y  aquí,  mujer,  te  hallo  yo 
Sin  las  senas  de  cristiana. 
C.uando  con  solo  tomor 
Hallarte  sin  honra  creo, 
¿Sin  ella  y  sin  üios  te  veo? 
Ya  es  la  pinrel  ida  mayor. 
Mas  sí  huyó  de  ti  el  honor, 
Viento  de  humanos  antojos , 
Üios  no.  aun(|ue  le  das  enojos, 
Que  es  luz  de  infinito  ser ; 

Ya  la  volveiásá  ver. 
En  volviendo  á  abrir  los  ojos. 
Llora ,  que  asi  en  razón  cabe, 
Pues  fuentes  los  ojos  son, 

Y  es  el  arc;i  el  corazón , 
Que  tenga  el  dolor  la  llave. 
¿Lloras  callando? 

DOÑA  ISABEL. 

Es que  sabe 
El  llanto  á  Dios  obligar. 
Las  lágrimas  han  de  hablar, 
La  lengua  no  ha  de  sentir, 
Que  es  indigna  de  pedir 
Lo  nue  se  ain*\¡ó  a  negar. 
Mas  Dlasfema  ofendí  ¿  Dios, 
Rompiendo  la  presa  luego 
De  su  piedad ;  yo  me  anego. 
Miiría,  asiréme  á  vos. 
Corramos  juntos  los  dos. 
Sed  la  tabla  liadora 
Que  me  salve,  porque  agora , 
Con  las  turbias  avenidas, 
De  mi  error  van  muy  crecidas 
Lus  iras  de  Dios.  ¡Señora  ! 
Lo  que  os  ofrecí  no  olvido; 
Llevadme  vos  donde  pueda 
Ponerlo  en  ejecución , 
Yo  os  cumpliré  la  promesa: 
Déme  el  cielo  un  gran  dolor. 

Y  tú ,  pues  tienes  las  señas 
De  divino  por  tu  sacra 
Sacerdotal  preeminencia , 
Substituye  el  tribunal 
Déla  justicia  suprema. 
Para  que,  siendo  tú  el  juez. 
Yo  «luien  sus  culpas  confiesa  , 
Tú  asegurando  perdones , 

Yo  ofreciendo  penitencias , 
Tú  admitiéndome  á  la  gracia, 
Yo  postrada  por  la  tierra, 
Tú  piadoso,  yo  vertiendo 
A  lus  pies  Lágrimas  tiernas  , 
Tú  representes  á  Cristo, 

Y  \o  imite  á  Magdalena. 

MELCHOR. 

Agora  si  el  amoroso 
Nombre  de  hermana  granjeas , 
Con  lo  que  siente  tu  llanto. 
Con  lo  que  dice  tu  lengua ; 
Llega  á  mis  brazos. 

D05lA  ISABEL. 

Mas  justo 
Es  que  á  tus  plantas  lal  deuda 
Reconozca;  pues  quien  hace 
Que  yo  á  s«.*r  cristiana  vuelva. 
No  es  hermano,  sino  padre. 
Que  mi  nueva  vida  engendra. 

DON  LOPE,  a/ pai}0. 

CAprrAN. 

¡Cristiana  dijo!  ¿Qué  escucho? 
Cuando  mi  valor  intenta 


LUIS  DE  BELMONTE  BERMÜDEZ. 

La  venganza,  ¿qoiere  el  cielo 
Que  la  «jecucion  suspenda? 
Dos  cosas  á  un  tiempo  admiro ; 
Pues  siT  su  hermano  conflesa 
Aquel  cautivo,  saldré 
De  confusiones  tan  nuevas. 

Sale  EL  CAPITÁN. 

D05ÍA  ISABEL. 

A  buen  tiempo  te  ha  traído 
El  cielo,  para  que  sepas 
Que  el  que  ves... 

CAHTAlf. 

Ya  esa  noticia 
Tarde  ¿  mis  oidos  llega ; 
Que  es  tu  hermano  me  ha  informado 
Tu  voz. 

DOfiA  ISABEL. 

Pues  la  Providencia 
Divina  traerle  quiso 
Adonde  por  él  merezca 
La  nueva  luz  que  me  alumbra. 

Y  tú ,  (|ue  fuiste  primera 
Causa  de  tantos  errores, 
Dejando  pasiones  ciegas, 
Pues  ya  fueran  para  mi , 
No  lisonjas.  Sino  ofensas. 
Testigo  has  de  ser  ahora 
De  la  mas  cristiana  prueba. 
De  la  acción  mas  prodigiosa. 

CAPITÁN. 

¿Quién  tal  suceso  creyera , 
Que  en  África  una  fortuna 
A  los  tres  juntar  pudiera? 

MELCHOR. 

Pero  aunque  el  haber  oido 
Quien  soy  mi  agravio  me  acuerda. 
Por  el  estado  en  que  estoy , 

Y  el  que  profeso  con  muestras 
De  piedades,  perdonara 
Otras  mayores  ofensas. 

CAPITAIf. 

De  hoy  mas  reine  una  hermandad 
En  los  tres. 

MELCHOR. 

Di  loque  intentas. 

OO^A  ISABEL. 

Yo  (si  Dios  mis  pasos  guia) 
He  de  besar  las  arenas 
Que  á  la  romana  liara 
Dan  religiosa  obediencia, 
Sacando  de  esclavitud 
Cuantos  cautivos... 

CAPITAIf. 

Resuelta, 
Imposibles  facilitas. 

MELCHOR. 

¿A  qué  embarcación  apelas. 
Que  hasta  las  cristianas  playas 
A  salvamento  nos  vuelva? 

DO^A  ISABEL. 

Con  un  fingido  rigor 
Haré  aprestar  la  galera 
Mas  veloz  de  los  cautivos , 
Que  esas  tarazanas  pueblan , 
Y  los  dos  saldréis  conmigo. 
Llevando  para  defensa 
Los  de  mas  satisfacion. 

MELCHOR. 

Del  puerto  las  centinelas 
Nos  conocerán. 

CAPITÁN. 

Y  el  ir 
Sin  armas  es  loca  empresa. 

D05ÍA  ISABEL. 

Mañana  es  dia  festivo. 

En  que  honrarme  Ceiiaii  piensa 


De  la  corona  de  Fes , 
GoB  que  Amarélet  le  premia. 
¡  Pluguiera  al  cielo  divino 
Queta  del  martirio  fuera ! 

Y  como  á  este  fio ,  traídos 
De  uoblaciooes  diversas, 
En  la  ciudad  cada  dia 
Moros  extranjeros  entran , 
Creerán  que  sois  destos  mesmos; 
Que  á  mi  cargo  el  daros  queda 
Trajes  que  á  todos  disfbceo, 

Y  armas  para  qae  os  defiendan. 

CAFITAH. 

Bien  lo  disponéis. 

■ELCIIOa. 

¿YaUndo 
Ha  de  ser? 

OOJlA  ISABEL. 

En  lo  qae  resta 
Del  dia  las  prevencioiiei 
Dispondré  sagaz  ▼  atenta , 

Y  entre  el  dormido  tlleacio.. 
Mas  recaurnos  es  foeraa; 
Después  lo  sabréis. 

MBLCHOB. 

Eleielo 
Esos  discursos  alienta. 

DOftAISABBL. 

Pues  aguardadme  apartados, 
Por  no  despertar  sospeeiías, 
Los  dos,  hasta  que  os  avise. 

CAPITAII. 

Tu  fama  ba  de  ser  eiema. 

HBLCHOB. 

Tu  nombre  guardará  el  bronce. 

doRa  ibabcl. 
Ea  pues,  mi  celo  oideba 
Que  me  ayadeis  haata  el  fia. 

GAMTAM. 

Y  hasta  la  ciadad  toprema , 
Que  á  siete  montes  las  freaies 
Pisa... 


Y  basta  qoe  te  veas 
Postrada  al  gran  Pío  Quinto, 
Sacro  pastor  de  la  iglesia. 

DOÜA  ItABIL. 

Pues  advertid  que  el  aueeso 
En  la  dilación  se  arriesga. 

CAPITAII. 

Yo  estaré  atento  á  tn  aviso. 

HELCHOa. 

Yo  cumpliré  lo  qne  ordenas , 

CAprrAB. 
Eres  voz  que  nos  condnce. 

■BLCMOa. 

Y  norte  que  nos  gobierna. 

DOÍÍAMABBL. 

Volved. 

HBLCaOft. 

¿Quéadveitenetablu? 
DOftA  babbl. 

¿Qué  aventáramos  en  estt 
Resolución? 

CAriTAlf. 

Ser  sentidos. 

noilA  ISABEL. 

¿  A  qné  riesgos  nos  condeoí 
Ese  estorbo? 

■BLCMB. 

Al  de  la 

aoüAisAanb 

i  Rehusarás  lA  ptdecarii 
Por  la  fe? 


CAPITÁN. 

en  tos  mostrara. 

DO^A  ISABEL. 
MELCHOR. 

las  perdiera. 

DO.^A  LSABEL. 

lia  cristiana 
d7 

MELCHOR. 

Por  ella 

CAPITAX. 

isnio  digo. 

OO^A  ISABEL. 

la  primera 

MELCHOR. 

íse  es  valor. 

CAPITA?!. 
MELCHOR. 

Esa  es  deuda. 

CAPITAL. 
MELCHOR. 

s  ser  redentora 

DO^A  ISABEL. 

Dios  lo  quiera , 
sigue  en  sus  templos 
las  cadenas. 
ada  uno  por  su  parte.) 

íATRIz  y  naranjo. 

BEATRIZ. 

ijá  le  ha  mandado 
)rra  sacar, 
á  bien  librar 
onsultado ; 
no  en  ti  se  emplea , 
mediante  Dios, 
os  los  dos, 
ema  lo  vea. 

flARAüJO. 

aya  A  ese  efecto 
o  son  medios  vanos; 
,  á  falta  de  cristianos, 
tu  respeto , 
quedad  contigo, 
le  de  tener. 
i  ISABEL.  (Dentro.) 
tiano  h.i  de  ser 
leí  castigo. 

BF.ATRIZ. 

o  daño  advierto, 

ItARA?IJO. 

on  qué  motivos 

;1  de  cautivos 

ando  hacia  el  puerto? 

BEATRIZ. 

'án  informados, 
i  la  ocasión. 


EMA  y  LOS  DEMÁS  moros,  t 
ABEL,  con  bengala  y  espada 


DOÑA  ISABEL. 

I  afícion 

al  Bajá,  soldados. 

5,  yo  OS  quiero  pedir 

i  me  volvéis  á  dar 

no  cegar, 

oz  para  fingir. ) 


LA  RENEGADA  DE  VALLADOLID. 

Ya  sabéis  que  el  diligente 
Afán  de  las  centinelas 
Descubrió  cristianas  velas 
Hacia  este  mar  del  poniente; 

Y  yo  con  desvelo  atente 
En  sus  gavias  levantadas 
Vi  las  flámulas  cruzadas, 
Que  tremolaban  al  viento. 

Y  como  el  cristiano  ha  dado 
Sospechsa  para  poder 
Desde  allí  reconocer; 
De  mi  esfuerzo  aconsejado 
Ceilan,  con  poder  supremo 
A  todos  esos  cautivos , 
Que  intentaban  fugitivos 
Librarse,  los  echa  al  remo; 
Que  asi,  para  examinar 
Si  el  enemigo  se  enoja , 
Dos  galeotas  arroja 
Sobre  la  espalda  del  mar. 

ZI3LEMÍI. 

¿Y  desta  sarta  no  es  cuenta 
Naranjo  por  lo  cuadrado? 
También  es  acomodado 
Para  galeote;  ¿qué  intenta? 
¡  Qué  liolgazan  y  vagamundo 
Con  estos  cuartos  está ! 

IVARANJO. 

Conservarlos,  porque  ya 

No  se  halla  un  cuarto  en  el  mundo. 

DOÑA  ISABEL. 

Corra  una  misma  fortuna ; 

Y  pues  ya  con  ciego  espanto 
La  noche  tiende  su  manto 
Sobre  el  rostro  de  la  luna, 
Llevadle. 

NARANJO. 

Siento  el  dejar 
Esclava  á  Beatriz ,  por  ver 
Que  lú  la  podrás  vender, 

Y  ella  se  sabrá  alquilar. 

BEATRIZ. 

¿Tú  galeote? 

ZDLEMA. 

¿Qué  te  alteras? 
Yo  me  casaré  después 
Contigo. 

NARANJO. 

Lo  mismo  es 
Casarse  que  ir  á  galeras. 

( Llevan  á  Naranjo  los  moros. ) 

ZULEMA. 

Vaya  al  remo. 

DOÑA  ISABEL. 

{Ap.  Estos  parecen 
Rigores  y  son  piedades.) 
Tú,  Beatriz... 

BEATRIZ. 

¿Qué  es  lo  que  ordenas? 

DOÑA  ISABEL. 

Que  retirada  me  aguardes 
Junto  á  esas  ramas. 

BEATRIZ.  (Ap.) 

¿Qué  intenta, 
Que  del  silencio  se  vale? 

DOÑA  ISABEL. 

Ya  de  avisarlos  es  tiempo. 
Pues  los  tengo  hacia  esta  parte, 
encubiertos  con  la  noche. 
Disfrazados  con  los  trajes.— 
Salid  á  la  playa ,  amigos. 


Llegúense  al pañoMEhCnO^  DE  AGE- 
VEDO,  EL  CAPITÁN  Y  EL  SAR- 
GENTO, en  trajes  de  moros ,  con  es- 
padas y  broqueles. 

MELCHOR. 

Ya  esta  voz  nos  satisface. 

DOÑA  ISABEL. 

Ea,  cristianos,  ó  al  viento 
El  pardo  lino  desate 
Nuestra  industria ,  ó  á  la  fe 
Estas  vidas  se  consagren. 

MELCHOR. 

Cristiano  valor  esconden 
Los  moriscos  almaizares. 

CAPITÁN. 

De  tan  buen  soldado  fio 
Resoluciones  mas  grandes. 

SARGENTO. 

A  vuestro  lado,  don  Lope, 
¿Quién  ha  de  morir  cobarde? 

DO.^A  ISABEL. 

Venid  siguiendo  mis  pasos. 

MELCHOR. 

La  noche  ha  cubierto  el  aire, 

Y  con  sus  mudos  horrores 
Se  oyen  del  mar  los  embates. 

CAPITÁN. 

Pisemos  con  tal  silencio. 
Que  entre  las  obscuridades 
De  nuestros  mismos  oídos 
Nuestras  huella's  se  recalen. 

MELCHOR. 

Para  que  las  atalayas 
Que  sobre  los  baluartes 
Están  no  puedan  sentirnos. 
Cuidemos  que  al  aprestarse 
La  galera,  lentamente 
Las  áncoras  se  levanten , 
Que  mudo  el  timón  se  mueva, 
Que  al  dar  orden  de  que  zarpen , 
De  banco  á  banco  á  la  proa 
Sorda  la  palabra  pase ; 

Y  que  bogando  á  cuaiíeles 
Cada  remo  en  golpes  graves. 
Templadamente  castigue 
Las  ondas  para  que  callen. 

CAprrAN. 
¿Aseguraste  á  Ceilan? 

DOÑA  ISABEL. 

Ya  no  hay  prevención  que  falte. 

Salen  por  otra  parle  CEILAN 
T  ZULEMA. 

CEILAN. 

Como  nuestras  costas  corren 
Cristianas  velas,  me  trae 
Receloso  este  cuidado. 

CAPITÁN. 

Gente  viene. 

DOÑA  ISABEL. 

¡  Qué  notable 
Riesgo!  ¿Si  nos  han  sentido? 

CEILAN. 

¿Qué  tropa  es  la  que  tan  tarde 
Pisa  la  playa? 

ZULEMA. 

Será 
La  escuadra  que  á  rondar  sale 
El  puerto. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  &  embarcamos, 
Aunque  sigan  nuestro  alcance. 


Bien  nos  anima. 


CAPITAH. 


566 

HBLCHOB. 

Resuella 
Vencerás  diOculiades. 

D05ÍA  ISABEL. 

¿Qué  estorbo  humano  ha  de  haber, 
Cuando  llevo  á  Dios  delante? 
{Yante.) 

CElUIf. 

Sí  es  la  ronda  del  presidio, 
¿Cómo  con  descuido  fácil 
Se  fué  sin  reconocernos  t 

EOLKIIA. 

Si  no  es  que  al  oído  engañen , 
Del  mar,  que  azota  esas  peñas , 
Siento  romper  los  cristales 
Sordos  remos,  que  sus  ondas 
Repetidamente  baten. 

CEILAIf. 

Para  saber  lo  que  ha  sido, 
La  luz  nos  dan  los  celajes 
Del  día ,  que  ya  amanece ; 
Mas,  cielos,  ¿qué  bajel  sale 
Del  puerto,  dejando  rotas 
Las  amarras  y  los  cables? 

HELCHoa.  {Dentro.) 
Bogad  con  brío ,  espafioles. 
DOXA  ISABEL.  {Dentro.) 

¡\'irgen,  Taledme,  ayudadme. 
Pues  sois  mi  amnaro  y  la  luz 
De  mi  salvación ! 


LUIS  DE  6ELM0NTE  fiERMUDIZ. 

CElLAll. 

¡  Notable 
Cosa!  La  voz  de  Celima 
Es  la  que  oigo.  De  coraje 
Ardo  en  iras ;  ^qué  es  aquesto  T 
Zulema,  al  panto,  al  instante 
Dos  galeras  apercibe. 

TODOS. 

¡Iza ,  boga ,  buen  viaje ! 

Tocan  clarines  y  cajoi;  llega  hasta  la 
mitad  del  patio  la  galera^  donde  irdn 
DOf^A  ISABEL,  MELCHOR,  EL 
CAPITÁN ,  NARANJO  T  BEATRIZ. 

DO.^A  ISABEL. 

Ya,  Cellan ,  el  cielo  quiere, 
A  mi  intento  favorable. 
Que  aquel  sacrilego  error 
Con  esta  acdon  se  restaure. 
Yo  protesto  en  tu  presencia , 
Ya  que  la  negué  inconstante. 
Que  confieso  el  del  bautismo 
Nunca  borrado  carácter. 

Y  el  no  quedarme  resuelta 
Donde  con  mí  propia  sangre 
Vuestros  crueles  martirios 
Ilustres  memorias  labren , 
Es  porque  aquestos  cautivos 
Libertad  feliz  alcancen. 

Y  los  demás  que  se  embarcan 
Sobre  esotro  teño  errante. 


?ne  ya  entre  rizas  empuñas 
iendeiasTelaaalaire; 

Y  aunque  bollar  quieras  las  ondjs 
Con  tus  proas  en  mi  akaoce, 
Tremolo  en  señal  de  guerra 
Este  sagrado  estandarte , 

A  un  tiempo  defensa  y  norte. 
Para  que  no  me  acobarden , 
Ni  las  flechas ,  ni  las  balas. 
Ni  los  Tientos,  ni  los  mares. 

Toca  á  embarcar ;  ya  te  sigo. 

CAIITAÜ. 

Valor  habrá  que  te  aguarde. 

■KLCnOB. 

Cristiano  esfuerzo  leoeaoi 

HABARJO. 

Beatrícilla  va  por  lastre, 

Señor.— Zalema. 

ZULUIA. 

Deü, 
Si  te  alcanzo,  be  de  f  engame. 

■ILCBOB. 

El  cielo  nos  encamine. 

{Tocan  Msfsi.) 

TODOS. 

¡  Buen  Tiaje,  buen  Tia^! 

CBIUB. 

Y  aqui  estahamfldeploBtt 
Piadosa  disculpa  aleanee. 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


DER  CON  LAS  FINEZAS, 


DEL  LICENCIADO  DON  JEBONIMO  DE  VILLAIZAN. 


PERSONAS. 


CE- 


OCTAVIO,  galán. 
BLANCA,  dama. 
ELVIRA,  8U  prima. 


DOROTEA,  criada, 
DON  GARCÍA,  padre  de 
Blanca. 


DESVÁN,  iíriado. 
FABIO,  criado. 


.IMKRA. 


ELVIRA. 


'a. 


'oiifíoja 

moja, 

idmira. 


a, 
ora, 

a. 

Pues, 
lora? 

ir 

or, 

nor, 

cir; 

oir 

Ivido; 

(Jo 

L)S 
0. 

constante, 

o, 

riendo, 

lante, 

n  semblante 

5  señas, 

2  empeñas; 

s 

5  callas 

í  enseñas. 


bajeza, 


Amar  cobarde  es  flaqueza, 

Y  culpa  engañar,  querida ; 

Y  asi ,  un  alma  repartida 
Ni  podrá  amar  ni  temer, 
Porque,  si  se  ha  de  querer 
Con  decoro  y  con  primor, 
La  vida  de  un  solo  amor 
Toda  un  alma  ha  menester. 

BLANCA. 

Oye,  Elvira,  que  primero 
Daré  la  vida  contenta, 
Que  permita,  que  consienta 
Culpa  en  mi  amor  verdadero. 
Solo  á  Enrique  eslimo  y  uuiero; 
Que ,  aunque  al  Conde  le  lie  sufrido 

Y  escuchado,  no  he  temido, 
No,  que  salga  vencedor 

De  un  amor  íirme  otro  amor. 
Ni  he  estimado  ni  creido. 
i.  No  se  ve  eJ  Etna  eminente 
Ser,  V  mostrarse  en  un  bulto. 
Vivo  ^longibelo  oculto 

Y  helada  sierra  aparente? 

¿Qué  mucho,  pues,  que  yo  intente 
Ser  Elna  mejor  adonde 
Con  Enrique  y  con  el  Conde 
Soy  una  breve  mentira. 
De  nieve  en  lo  que  se  mira, 
De  fuc^o  en  lo  que  se  esconde? 

Y  ;.  que  importa  que  me  explique 
Su  fe  el  Conde,  si  en  rigor 

r>l  me  eslá  hablando  en  su  amor, 

Y  yo  pensando  en  Enrique? 

Y  así ,  porque  no  me  aplique 
Luz  que  después  me  acobarde, 
Ha^o  del  incendio  alarde, 
Porque  en  un  duelo  reñido 
Aprende  para  vencido 

Ll  que  se  teme  cobarde. 
Quien  habla  en  si  ha  de  olvidar 
No  eslá  muy  íirme  en  su  amor, 
Ni  está  bien  con  su  valor 
Quien  no  le  sabe  empeñar. 
¿Qué  hiciera  yo  en  adorar 
A  Enrique  sin  resistencia 
De  otro  amor,  de  otra  violencia? 
Luego  á  mas  mérito  nace , 


Porque  hay  glorias  que  las  hace 
Mayores  la  competencia. 

ELTIBA. 

Confieso  que  quiso  mas 
La  que  mas  supo  vencer; 
Pero  ¿dejará  de  ser 
Mas  firme  la  aue  jamás 
Dio  ese  agrado  que  tú  das 
A  otro  amor?  Nadie  lo  ignora ; 
Luego  tu  Te  se  def  dora , 
Pues  esa  atención  fingida 
Que  das  á  lo  que  seolvida. 
Quitas  á  lo  que  se  adora. 

Y  esto  es  solo  discurrir 
En  un  buen  duelo  de  amar. 
Donde  no  se  han  de  buscar 
Conveniencias  de  vivir; 
Porque  en  llegando  á  advertir 
Que  es  absoluto  señor 

El  Conde ,  que  tiene  amor. 

Que  Enrique  es  noble,  tü  hermosa, 

La  ocasión  muy  peligrosa, 

Muy  delicado  el  honor, 

El  vulgo  muy  atrevido. 

Tu  padre  muy  alentado, 

El  peligro  muy  hallado, 

El  remedio  mal  sabido ; 

Que  no  ha  de  ser  tu  marido 

El  Conde,  que  lo  ha  de  ser 

Enrique,  y  vals  ¿perder, 

El  la  vida  y  tú  la  fama; 

Que  eres  mucho  para  dama, 

Y  poco  para  mujer; 

Que  el  Conde  te  quiere  á  tí, 

Y  finge  que  á  mi  me  quiere; 
Que  Octavio ,  mi  amante ,  maere 
De  celos  que  no  le  di ; 

Y  que  entrando  el  Conde  aqui 
Con  Enrique,  puede  ser 
Que  cada  uno  llegue  á  ver 

Su  agravio  en  particular ; 

Que  entrambos  se  han  de  enojar« 

Y  que  en  fin  se  han  de  saber; 
Que  el  Conde  no  ha  de  sufrir 
Desaire  en  ridad ; 

Que  Enriou... .  lo       dad, 

Disculpas       wm       ti 


368 

Ni  lú  has  de  poder  cumplir 
Con  lodo:  peligros  son. 
Prima,  en  cnya  confusión, 
Contra  lu  estado  v  el  mió. 
Crece  el  d:iño,  falta  el  brio 

Y  enmudece  la  razón. 

BLANCA. 

No  es  nuevo  en  mi  discurrir 
¡Ay  Klviral  en  mi  pesar. 
Mas  ni  me  alrevo  á  olvidar 
A  Enrique  ni  ¿  resistir 
Al  Conde,  y  no  puedo  huir 
Un  mal  y  otro  repetido, 

Y  de  los  dos,  be  tenido 
Por  medio  mas  acertado 
Tener  al  Conde  engañado 
Que  aventurarle  ofendido. 

EL\1RA. 

Doy  que  pueda  ser  cordura 
Esa  atenta  prevención. 
A  la  verdad,  ¿no  es  traición 
O  fineza  mal  segura, 
Cuando  Enrique  con  fe  pura 
Toda  el  alma  te  mostró. 
Encubrirle  que  te  amó 
El  Conde,  y  aventurar 
A  que  él  se  pueda  enojar, 
Pues  se  lo  callaste? 

rla:<ca. 

No; 
Porque, estando  en  mi  seguro 
El  decoro  de  mi  amante. 
Mientras  yo  con  fe  constante 
Dilalarle  un  mal  procuro ; 
Aunque  boy  su  enojo  aventuro 
Si  sus  celos  no  le  digo. 
Pues  con  callarlos  le  obligo. 
Como  mi  intención  sea  buena, 

Y  yo  le  excuse  una  pena. 
Mas  que  se  enoje  conmigo. 
Demás  deque  es  conveniencia, 
Decente  al  suyo  y  mi  honor. 
Callarle  á  Enrique  otro  amor. 
Porque ,  viendo  otra  asistencia, 
Temiera  de  su  violencia 

Lo  que  tú  temiendo  estás, 

Y  aunque  él  se  esforzara  mas, 
En  algún  temor  cayera 
Quizá,  de  que  no  pudiera 
Satisfacerse  jamás. 

Y  entre  un  cuidado  celoso 

Y  un  descuido  asegurado. 
Mas  le  quiero  sin  cuidado 
A  Enrique  que  cuidadoso ; 
Sin  ser  querido  es  dichoso. 
No  turbe  su  dicha  ahora 
Una  sospecha  traidora, 
Poniue  aun  mentida  la  ofensa, 
Hace  infame  al  que  la  piensa 

Y  dichoso  al  c^ue  la  ignora. 
Finalmente,  si  le  diera 
Cuenta  á  Enri(|ue  de  otro  amor. 
Viendo  empellado  su  honor 
Con  el  Conde,  ser  pudiera 

No  verme  roas ,  y  esto  fuera 
Para  mi  el  mayor  pesar. 
Luego  es  fineza  el  callar. 
Pues  aunque  los  riesgos  toco, 
No  le  quiero  yo  tan  poco. 
Que  le  quiera  aventurar. 

ELVIRA. 

A  todo  me  has  satisfecho. 

BLANCA. 

Bien  sabes  lo  que  be  vencido 
Con  el  Conde,  y  que  he  querido 
Sacarle  el  amor  del  pecho; 
Mas,  no  siendo  de  provecho 
Mostrarme  con  él  severa, 
He  dispuesto,  la  primera 
Nuche  que  me  venga  á  ver. 


EL  LICENCIADO  DON  JrilONIMO  DE  VlLLAIZAN. 

Declararme,  y  ha  de  ser, 
Escucha,  de  esta  manera. 

{Hablan  las  dos.) 


Salen  ENRIQUE,  DESVÁN  t  DO- 
ROTEA. 

ENRIQDB. 

¿Qué  hace  Blanca? 

DOROTEA. 

Con  su  prima 
La  dejé  haciendo  labor. 

B?(RIQUE. 

¿Podré  hablarla? 

DOROTEA. 

Si,  Señor ; 
Porque  sé  yo  lo  que  estima 
Tu  persona,  y  se  holgará 
De  saber  que  estás  aqui ; 
Mas  las  dos  vienen  alli. 

BLANCA. 

Enrique  ha  venido  ya; 
Disimula,  no  le  des, 
Elvira,  qué  sospechar. 

ELVIRA. 

Mucho  tenemos  que  hablar. 

BLA?fCA. 

Pues  déjalo  hasta  después. 

ENRIQUE.  {Llegándose.) 
¿Blanca? 

BLARCA. 

¿  Enrique?  {Ap,  Amor,  anima 
El  fuego  que  en  los  dos  ardej 

ENRIQUE. 

Dijome  el  Conde  esta  tarde 
Que  vendrá  á  ver  á  lu  prima; 
Que,  como  sabes,  la  adora 
Cortés,  galán  y  discreto, 
Confiando  este  secreto 
De  mi  lealtad ;  yo.  Señora, 
Como  tanto  el  verte  estimo. 
Que  vivo  mas,  según  creo, 
A  cuenta  de  lo  que  veo 
Que  á  cuenta  de  lo  que  animo ; 
Queriendo,  con  la  ocasión 
De  avisar  á  Elvira,  hablarte 
Este  rato ,  y  acordarte 
Mi  siemprefírme  afición. 
Me  vine  un  poco  delante ; 
Si  mucha  licencia  ha  sido. 
No  estima,  no,  ser  querido 
Quien  no  es  solicito  amante. 

BLANCA. 

Está  tan  lejos  en  ti 
De  ser  culpa  esa  licencia. 
Que  en  tu  amor  fué  diligencia, 
Y  agradecimiento  en  mi. 
Juzga,  pues,  si  enamorada, 
Cortés,  atenta  y  gustosa, 
Podrá  tenerme  quejosa 
Lo  que  me  tiene  obligada. 

ENRIQUE. 

¡  Ay,  Blanca,  lo  que  te  debo ! 

BLANCA. 

¡  Ay,  Enrique,  esto  es  amar ! 

ENRIQUE. 

Déjeme  el  cielo  pagar 

Fe  tan  firme,  amor  tan  nuevo. 

BLANCA. 

¿  Hablaste  á  mi  padre? 

ENRIQUE. 

Sí. 
Blanca. 

BLANCA. 

¿Y  qué  respondió? 


EIIRIQCC. 

Como  lo  esperaba  yo. 

BLANCA. 

Habló  so  piedad  por  mi; 
¡Que  estos  ratos  nos  impida. 
Por  querer  á  Elvira,  el  Conde! 

KNmOOB. 

Mal  á  nuestro  amor  responde 
Su  piedad  encarecida. 

BLANCA. 

Esfuerza  mi  engaño,  Elvira, 
Hablando  á  Enriqae. 

KLTltA. 

SI  haré. 

{Áp, :  Que  asi  se  engañe  ana  fe 
Que  a  ser  inmortal  aspire!) 

ENRIQUK.  (Ap.) 

:Que  el  Conde  me  esté  estorban 
ÍA)  que  amor  me  esU  ofreciendo 

BLANCA. 

i  Que  cuando  le  estoy  queriendo 
A  Enrique,  le  esté  en^ñando! 

ENMQOB. 

Mas,  si  á  buena  lux  se  mira. 
Mayor  la  desdicha  faera  • 
Si  el  Conde  á  Blanca  quisiera; 
Mas  vale  que  quiera  á  Elvira. 

BLANCA. 

Mas,  si  por  haberle  amado. 
Pude  llorarle  perdido. 
Ctmio  en  mi  no  esté  ofendido, 
No  importa  qae  etlé  engallado. 

DBSVAII. 

¿Dorotea? 

DOROTEA. 

¿Qaé  hay.  Desván? 

DESVÁN. 

Mil  requiebros  atrasados. 
Que,  de  puro  estar  gnardtados. 
Sentidos  pienso  qae  esUn. 

DOnOTlA. 

¿Con  eso  sales  aliora? 

DBSTAR. 

Pues  ¿con  qaé  qaieret  qae  saka. 
Que  menos  cueste  y  mas  nlgaf 
Está  Enrique  á  ta  sd&on 
Hablando  en  cosas  de  amor, 

Y  desde  que  losoi. 

Me  em(>ortuguesé,  y  sentí 
Tíernisimo. 

DOftOTlA. 

¿EsoesAuer 

O  arrendajo? 

DBSfAÜ. 

Soy  perdido 
Por  hacer  cnanto  veo  hteer ; 

Y  asi ,  como  vi  querer. 
Quiero  como  on  deseotido. 
b  inal mente ,  no  hay  aecionv 
Buena  ó  mala,  aaesl  vao 
Hacerla,  no  la  deseo; 

Y  puede  aquesta  paaloB 
Tanto  en  rol ,  qae  eoow  «a  dl| 
Que  á  un  hombre  Iban  a 
Se  le  quedasen  rnlnndo 
Todos ,  fné  la  rabia  mia 
Tal ,  que  en  el  asno  snbi, 

Y  pedí  qae  me  aiotí 
Porque  i  él  no  le  i 

Y  me  mirasen  á  mi. 

DOaOTKA. 

Desran,  may  malo  cssaíHr, 

Y  á  macha  cosu  y  iiak# 

En  esto  del  arraadijB 


•-•  ■•.*íí. 


iiedo  reprímir; 

0  estoy  en  pié 

1  acomodado, 

a  bien  senlado, 
ilagros,  sí  á  fe. 

DOROTEA. 

or  eso  lo  dejas, 
adra  nos  saldremos 
JODde  nos  sentemos. 

DESVÁN. 

Dte  me  aconsejas. 
(Vante.) 

ELVIRA. 

el  riesgo  en  que  estoy, 
y  aunqae  procuro, 
inion  que  aventuro 
gustos  que  os  doy, 
^1  galanteo 
e ,  no  me  he  atrevido 
rarle  ofendido, 
empeñado  le  veo. 

BLANCA. 

;e  es  lance  forzoso, 
ligo  que  hiciera 
ímo,  si  me  viera 
le  un  poderoso. 

ENRIQUE. 

ras,  Blanca, estando 
>eño  en  que  estás , 
npre  se  obliga  mas 
ido  que  engañando. 

BLANCA. 

sirve  despedir 

10  se  ha  de  apartar? 

ENRIQUE. 

asegurar 

o  puede  sentir. 

ELVIRA. 

inte  no  Gara 

honor,  me  ofendiera. 

ENRIQUE. 

la  entretuviera 
oante,  la  dejara. 

BLANCA. 

nante  y  poderoso, 
eno  para  ofendido. 

ENRIQUE. 

ara  marido 
é  galán  celoso. 

ELVIRA. 

mucho  apretar. 

ENRIQUE. 

Qucbo  permitir. 

BLANCA. 

jara  morir. 

ENRIQUE. 

;)iera  matar. 

BLANCA. 

rique;  considera 
bien  que  me  amenaces. 

ENRIQUE. 

)  lo  qne  haces, 
lo  que  yo  hiciera. 

BLANCA. 

iné  dices? 

ELVIRA. 

Digo 
smo  temor  me  dan 
para  galán 
luepara  marido; 
>o  que  viene  gente. 

BLANCA. 

CoDde? 

ENRIQUE. 

Puede  ser; 
C.  DE  L.— n. 


OFENDER  CON  LAS  FINEZAS. 

Y  pues  le  ha  de  entretener 
Elvira,  cuando  se  siente 
El  Conde,  Blanca,  procura 
Dejar  la  conversación 

Y  salir,  pues  la  ocasión 
De  hablarnos  es  tan  segura. 
¿Qué  dices? 

BLANCA. 

(Ap.  Esto  es  peor.) 
Que  me  holgara  de  poderle 
Dejar  al  Conde,  y  hacerle 
Este  gusto  á  nuestro  amor; 
Pero  dejar  sola  á  Elvira 
Con  ^  Conde,  y  dar  lugar 
A  que  se  canse  en  hablar. 
No  es  justo;  tras  esto,  mira 
Lo  que  quieres,  que  eso  haré. 

ENRIQUE. 

Tienes  razón;  yo  pedí 
Como  amante. 

BLANCA.  (Ap.) 
Bien  salí 
Del  peligro  en  que  me  hallé. 

ELVIRA. 

El  Conde. 

ENRIQUE. 

Pues,  Blanca,  adiós. 
Hace  que  se  va  y  y  sale  EL  CONDE. 

CONDE. 

¿Enrique? 

ENRIQUE. 

¿Señor? 

CONDE. 

¿Qué  bacias? 

ENRIQUE. 

Avisarlas  qne  venias 

A  Elvira  y  Blanca,  y  las  dos 

Te  esperan. 

CONDE. 

Pues  ten  cuidado, 
Por  si  viene  don  García. 

ENRIQUE. 

En  la  diligencia  mía 

Queda  el  ries^zo  asegurado. 

{Ap.  ¡  Hay  linaje  de  desdicha 

Como  la  que  veo,  cielos. 

Que,  sin  darme  el  Conde  celos, 

Me  estorbe  el  Conde  la  dicha!  {Vase.) 

BLANCA. 

¿Se  fué  Enrique? 

ELVIRA. 

Ya  se  fué, 
Y  entró  el  Conde. 

BLANCA. 

Pues ,  Elvira, 
A  esa  cuadra  te  retira, 
Déjame  con  él. 

ELVIRA. 

Sí  haré, 
Blanca ;  mas  saber  deseo 
Qué  intentas. 

BLANCA. 

Desengañar 
Al  Conde,  y  asegurar 
El  peligro  en  que  me  veo , 
Si  se  sabe  su  aticion , 
Porque  ha  de  ser  mi  marido 
Enrique ,  y  porque  he  temido 
Su  resuella  condición. 

ELVIRA. 

Cuerdamente  lo  has  pensado. 

BLANCA. 

Pues  adiós,  Elvira. 

ELVIRA. 

Adíes. 
{Ap.  En  tanto  que  hablan  los  dos, 


809 


He  ocupará  mi  cuidado; 

A  escribirle  un  papel  voy 

A  Octavio,  que,  como  es  primo 

Del  Conde,  aunque  yo  lo  estimo, 

Ha  dado  en  pensar  que  soy 

La  dama  que  el  Conde  ama; 

Y  temiendo  su  disgusto. 
Por  no  faltar  á  su  gusto 
Quiere  faltar  á  su  dama. 

Y  aunque  Blanca  me  encargó 
Este  secreto,  perdone 
Blai^ca  y  su  temor  me  abone, 
Porque  soy  primero  yo.) 

CONDE.  {Ap,) 

Dudo  qué  misterios  son 
Quedar  Blanca  v  irse  Elvira; 
No  sin  novedaa  me  admira 
En  Blanca  esta  permisión. 

BLANCA.  (Ap.) 

Mucho  mi  opinión  desdigo 
En  quedar  sola,  pues  voy 
Siempre  á  perder;  mas  no  estoy 
Sola  cuando  estoy  conmigo. 

CONDE.  {Áp,) 
Pero  sin  duda  que  trata 
De  premiar  mi  amor  quejoso. 

BLANCA.  {Ap.) 

Cuando  el  remedio  es  dudoso, 
Le  pierde  el  que  le  dilata. 
CONDE.  {Ap.) 
Pues  ¿qué  dudo,  que  no  llego 
A  lograr  tanta  ventura? 

BLANCA. {Ap.) 

Pues  ¿qué  aguarda  mi  cordura, 
Que  no  atiende  á  mi  sosiego? 

CONDE.  {Ap.) 

Lógrese  mi  amor  constante. 

BLANCA.  {Ap.) 
Quede  mi  fe  encarecida. 

CONDE.  {Ap.) 
Sin  Blanca  no  quiero  vida. 

BLANCA.  {Ap.) 

Viva  la  fe  de  mi  amante. 

CONDE. 

¿Blanca? 

BLANCA. 

¿Sefior? 

CONDE. 

No  creí 
Hallarte  á  solas  un  día. 

BLANCA. 

Diligencia  ha  sido  mia. 

CONDE. 

¿Aun  eso  mas? 

BLANCA. 

Señor,  si. 

CONDE. 

La  mano  por  la  fineza. 

BLANCA. 

No  porque  os  halléis  conmigo 
A  solas... 

CONDE. 

¿Qué  decís? 

'    BLANCA. 

Digo 
Que  me  escuche  vuestra  alteza. 
Dos  años  há  que  me  mira 
Vuestra  alteza ,  Dios  le  guarde 
Para  blasón  generoso 
De  sus  nobles  catalanes; 
Dos  años  há  que  mé  mira 
C^ortés,  secreto  y  amante. 
Tan  atento  á  mi  decoro. 
Tan  su     lo  en  sus  pesares, 
Que  t       lobUear  el  fuego 


{Vase.) 


U 


570  EL 

Que  en  mudas  cenizas  arde, 
Guardó  el  cilor  en  el  pecho 
Sin  dar  la  llama  al  semhlanie. 
¿Parece le  á  vuestra  allez.a 
Que  fué  mucho  el  ocultarse, 
El  vencerse,  el  resÍRlirse? 
Mucho  rué ,  pero  repare 
En  (|ue  yo,  sútndu  mujer. 
En  ve/,  ,'sí ,  de  hacer  alarde 
Del  ser  querida,  pudiendo 
Desvanecerme  s-us  parles 
Generosas,  me  negué 
A  estos  aplausos  vulgares. 
£n  esto  tiempo.  Señor, 
Vos  asistente,  yo  afable; 
Vos  punlual,  yo  corles; 
Vos  siempre  íino  en  guardarme 
Del  vulj^o,  yo  siempre  ;itenU 
A  que  al  honor  de  mi  sangre 
Ni  con  sospechas  se  injurie 
Ni  con  indicios  se  manche , 
Convinimos  en  que  Elvira 
Diese  h  entender...  Mas  si  sabe 
Vuestra  alteza ,  claro  está. 
Tan  por  menor  estos  lances, 
¿'De  (|ué  sirve  referirlos 
Segunda  vex,  ni  acordarse 
Que  es  princiiie,  yo  mujer, 
Vasallo  leal  mi  padre. 
Mi  estado  el  mas  peligroso 
Y  el  vulgo  mas  vigilanie? 
Pasemos  :^  lo  que  importa; 
Escúcheme ,  y  no  se  canse ; 
Qne  le  he  menester  ahora 
Mejor  principe  qne  amante. 

COXDE. 

No  es  posible  divertirme, 
Porque  de  tus  ojos  salen... 
¡Ay  blanca! 

BLANCA. 

¡Pese  ¿  mis  ojos! 
Cuando  mi  honor  |»ersuade 
Vivamente  mi  peligro, 
¿Ellos  con  vicleiicia  íácil 
Le  divjerieu,  ó  le  informan 
. Menos  seguras  verdades? 
Vueikira  alteza  no  lo  crea, 
Gran  Señor,  mientras  yo  habit; 
llaga  esio  por  mi,  ó  fí  no. 
Vive  Dios,  que  me  los  saque. 

COMDE. 

Bueno  está,  Blanca. 

BLANCA. 

Señor, 
Ni  os  enoje  ni  os  espante. 
Cuando  mis  ojos  me  ofenden, 
Qne  airada  los  amenace  ; 
Porque  sí  la  tirania 
De  unos  ojos  puede  y  hace. 
Ocasionando  un  deseo. 
Que  se  deshonre  un  linaje , 
Aunque  ciegue  mi  hermosura. 
Mucho  mas  vendrá  á  importarme 
Un  rigor  que  me  asegure 
Que  unos  ojos  que  me  infamen. 

COXüE.  (Ap.) 

¡Notable  mujer! 

BLANCA.  (A//.) 

Enrique, 
Esto  es  quererte  y  honrarte; 
Mucho  me  debe  iii  amor. 
Plegué  á  Dios  que  me  lo  pagues. 

CONDE. 

Prosigue,  Blanca;  que  ya. 
Sin  divertirme  á  mirart'e. 
Te  escucho  atento ;  prosigue. 

BLANCA. 

Digo  pues.  Señor,  qne  aparte 
Vuestra  alteza  su  razón 


LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLálZAN. 


De  su  albodrio,  y  repare 
Qué  fin  pretende  en  su  amor; 
Porque  en  las  dificultades, 
Quien  no  previene  his  lines, 
Bien  merece  nue  le  falten 
Los  sucesos  Vuestra  alteza, 
Claro  está ,  no  ha  de  casarse 
Conmigo;  pues,  aumiue  es  cierto 
Que  apurando  calldaaes. 
Doña  Blanca  de  Cardona 
No  cede  á  ninguno  en  sangre. 
Es  conde  de  Barcelona 
Vuestra  alteza,  y  es  mi  padre 
Vasallo  suyo ;  y  en  tin,  • 

No  es  posible  que  me  engañe 
Yo  á  mi  misma  de  manera. 
Que,  en  fuerza  de  ser  mi  amante, 
Crea  qne  su  amor  le  obligue 
A  que  conmigo  se  case. 
Pues  pensar  que  á  las  lisoidas. 
Que  á  los  ruegos,  que  al  eximen 
De  su  amor,  be  de  ser  rosa 
Cuya  púr|»ura  fragante 
El  que  la  buscó  posible 
La  solicitó  cadáver. 
No,  Señor,  ponpie  si  tiene 
La  rosa  beldad  que  atrae. 
También  para  su  defensa 
Tiene  espinas  que  la  guarden. 
¿Para  quién  es  el  vencerse. 
Sino  para  un  hombre  grande, 
Que,  dueño  de  su  fortuna. 
Dentro  de  sí  misiuo  cabe? 
Válgame  ron  \nestra  alteza 
Lo  que  me  ha  querido;  alcance. 
Como  adorada  lisonjas. 
Como  afligida  piedades 
Y  como  mujer  consuelos, 
Por(|ue  á  los  dos  nos  alaben 
De  (|ne  ha  sabido  vencerse 
\  yo  he  sabido  rogarle. 

CONBE. 

(Ap.  Mudo  he  auedado,  T  t)0  tengo 
¡Ay  de  mi!  que  replicarle.) 
Blanca,  jamás  de  mi  amor 
Es|)eré,  el  cielo  lo  sabe. 
Ni  mas  premio  que  tenerle 
Ni  mas  dicha  que  adorarte; 
Vivir  y  amar  solo  quiero. 
Déjame  que  viva  y  ame. 

BLANCA. 

¿Y  mi  honor? 

CONDE. 

¿  No  se  asegura 
En  mi  fe  muda  y  constante 
El  secreto,  pues  ha  estado 
Mi  amor  en  la  noble  cárcel 
Del  pecho,  sin  qne  á  los  ojos, 
Por  indicios,  por  señales, 
Salga  jamás? 

BLANCA. 

No  hay  secreto, 
No,  que  pueda  asegurarse 
Del  tiempo,  de  la  fortuna. 
Del  amor,  de  sus  pesares. 
De  las  sospechas  del  vulgo. 
De  los  desvelos  de  un  padre. 

Y  aun  se  esfuerza  este  peligro, 
Des[»ues  qne  Enrique,  á  quien  trae 
(Consigo,  á  mi  nadre  habló 

Para  que  con  él  me  case, 

Y  los  dos  se  han  convenido, 

Y  ya  para  efectuarse 
Esperan  su  gusto,  y  este 

No  hay  razón  por  qué  les  falte. 
Enrique  está  disculpado, 
PoMjue  piensa  qne  es  amante 
De  Elvira ;  yo,  no  es  posible 
Que  la  respuesta  dilate 
Sin  hacerme  sospechosa. 
Vos  no  sufriréis  desaireSt 


Ni  Enrlqne  es  hombre  en  qiitB 
Podré  segura  casirme. 
Oyendo  otro  anor.  JnnUd 
Aquestas  dífícaltades, 

Y  haUaréis  que  nna  flneti 
Sola,  aunque  mu;  inportaote. 
Os  qtieda  que  hacer  por  ni, 
Qne  es  venceros,  y  dejarat 
Libre,  para  que  yo  pueda... 

GOHDft. 

Oye,  espera;  ¿qué  esdcjaiMT 
Qué  es  sufrir  que  otro  t«  quien, 

Y  yo  de  celos  me  abrase? 
¿Ves  cuántos  inconTeoienles 
Me  has  propuesto?  Pues  nai  CkÜ 
Es  atropellaríos  todos 

Que  vencerme  ni  olfidarle. 
Pues  cuando  lodos  se  junieo 
Contra  mi .  si  no  Itastarea 
Las  ternuras,  las  finesas. 
Con  rigoreSt  con  cnieldadei... 

BLAICCA. 

No  prosiga  vuestra  altexa 
(>)n  la  razón,  ni  la  acabe 
Tan  en  descrédito  nio. 
Que  después,  cuando  se  halle 
Quieto  el  inímo,  le  pe^e 
Que  su  voz  la  prannndase. 
Yo  le  be  propuesto  wils  duda; 
Tome,  pues,  tiempo  basiaait 
Para  responderme  ft  ellas. 
Porque  es  mi  raiou  un  grmáe, 
Que  la  ha  de  recouocer 
Maf  or  cuanto  mas  pensara 
En'ella  ;  y  pues  ne  eacarcos 
Tanto  sus  cuidados,  pase 
La  dilación  por  Oneía; 
Que  por  lo  menos  es  darle 
Ocasión  para  qne  voelvt 
Otra  vez  á  visitarme. 

CONM. 

Admito,  Blanca,  el  eons^, 
Pero  me  lo  das  en  balde; 
Porque  he  de 
Eslo  mismo. 


Porinslanlai 
Muda  empeSos  d  arbitrio 
En  las  personas  realeft. 

cohm. 

El  qne  elige  lo  mejor 

Se  obliga  á  no  ser  mudable. 


Lo  mejor  es  lo  mas  justo 
En  un  príncipe  coMUaie; 
Y  ahora  déme  lioenda 
Vuestra  alteza,  porque  es  tarde. 

GosaC  (AfO 
:Ay  de  mí!  ¡ Cuin  imposiile 
Está  el  remedio  á  mis  mala: 

blaiica.(4pJ 

guiera  Dios  que  mis  desdkhtf 
se  enmienden  ó  se  acabes. 
co:iaB.  (AfJ 
Un  volcan  llevo  en  el  pecho. 

BLABG*> 

{Ap.  El  cielo  libre  á  mi uatü) 
¿No  os  vais.  Señor f 

GeRK. 

Yamifif- 

iLAiica. 
Vivid  felices  edades. 

COJiMi 

Mas  vale,  si  he  de  peidirok. 


4  Qué  decist 


OOflDI» 

e  el  cielo  os  guarde. 
iVmue,) 

\0  Y  DOROTEA,  eon 
e  un  papel  en  la  mano» 
I  paño, 

NWOTEA. 

Tenido 

ero  no  be  podido    [ra. 

I  ahora;  este  es  de  EItí- 

m:tatio. 

lOIIOTKA. 

lefior. 
k:tatio.  • 

Machóme  admira. 

OltOTIA. 


OCTAVIO. 

ue Juzgaba 

resfera  se  abrasaba 
mosura. 

OROTEA. 

altad  y  ta  cordura;  [ra, 
»ett0f ,  queamanle  espe- 
{ue  es  su  mejor  esfera. 
ITAW.  [Ap.) 

Vazárseme  ha  querido 

mea,  no  ha  podido ; 

^eiiraje  me  señala 

í  mala, 

alido, 

lie  ámala  se  ha  metido. 

OaOTEA. 

iciéndote  este  agravio. 

CSfAIf. 

HieaconOclatio? 

NiOtKA. 

qní;  leeyreí^ponde 
btvir»  corresponde. 
cavío.  [dos. 

irle  Elvira  mis  cuida- 
{Lfe  el  papel  aparte.) 

i|3VA?f 

►  mas?  ¿Celo*  Armados 
enírarse  ha  preieiiftí- 
»cba  de  marido?     [do 
fe<(ar.  por  Dios  eterno. 
I  del  infierno:         [ra, 
Blanca  y  su  bermo^^u- 
Kora, 
aolencia, 
ira  ni  paciencia. 
:tavio. 

\  mjmda  tu  señora 
oche ;  vuelve  ahora, 
gusto. 

«OTIA. 

{Vase.) 
:tavio. 

lecerla  es  justo.— 
uerer  ahora  Elvira, 
mira 

í  de  mi  se  ha  recatado, 
oche  le  he  encoiiirado 
[puerta?  [cierta 

,  qué  importa  que  sea 
Ira  quien  me  llama, 
nega,  mí  temor  quien 
los  ojos  m ios,     [tima, 
f  temen  sus  deavios? 

SSTAN. 

papel?  Lindo  reclamo; 


OFENDER  CON  LAd  FQrEZASr. 

Ya  rabio  por  decIrselo-á  mi  amo. 
Pero  bien  puede  ser,  ?erdadet  emrao, 

[so, 
A  unque  á  esus  tablas  se  le  títere  el  car- 
Que  a  los  lacayos^HM»»  les«aidado 
El  soliloquio  y  el  paioféado. 
Bien  puede  ser  que  aea 
Elvira  á  quien  Octavio  galaniet, 

Y  no  Blanca,  es  verdad ;  peros!  el  Conde 

Ama  á  Elvira,  que  á  Octavio  eorrespoo^ 
OIréleal  Conde  que  los  dos  le  infaman. 
Aunque  me  meta  en  lo  que  no  me  lia- 
Pero  el  Conde  sale  aquí,  [mati. 

Y  viene  Enrique  eon  él. 

OCTATIO. 

El  Conde  sale;  ¡ab  cruel! 

Vengúeme  el  amor  de  U. 

% 

Salen  EL  CONDE ,  DON  CARCIa  y 
ENRIQUE.  ^ 

DON  GARCÍA. 

Dip:o,  Señor,  que  he  casado 
A  Blanca,  y  que  sob  espere 
Vuestra  licencia. 

COIVDt'. 

{Ap,  Vo  muero.) 
Bien  está. 

Mm  saadÁ. 
Sé  que  la  lie  útéo 
Mando  su  igual;  que  ISorlqucf 
Es  tan  bueno  como  yo, 

Y  mí  nobleza  buscó 
Qui'en  su  estimadoo  publique. 

coitas. 
También  fuera  bien,  Garcia, 
Que  vuestra  elección  sopüera 
Yo  primero,  porque  fúrerá 
Primera  eleccKtit  la  mfa; 
Pero  vos  lo  habéis  mirado 
Mejor. 

DOR  CAaCÍA. 

Vuestro  gusto... 

C0M>B. 

PHmdy 
¿  Qué  hay  de  nuevo?  (4fr.  Mal  reprimo 
bhte  ardor  disimulado.) 

ettHiooe.  {Ap,) 
Parece  que  á  don  Cairela 
l.e  habló  con  draabrimieuto 
Kl  Conde  en  mi  caaamieuto, 

Y  recelo... 

co:vDB.  {Ap.) 
¡Ay  Blanca  mia! 

ENRIQUE.  {Ap.) 

Con  mil  pensamientos  lucba 
Mi  amor. 

COIVDB.  (Ap.) 

Esto  me  contiene. 

OCTAVIO. 

Disgustado  el  Conde  Viene. 

COliOE. 

¿Enrique? 

BüaiQÜK. 

¿Señor? 

CONDE. 

Escucha. 

OCTAVIO.  {Ap,) 

Su  desatención  me  admira, 

Y  de  ella  me  he  de  valer. 
Porque  no  me  estorbe  el  tef 
Esta  noche  k  doña  Elvira.        (Far««.) 

D05  GARCÍA.  Paes  y( 

El  Conde  se  ha  puesto  i  babUf 
Con  don  Enrique,  y  infiero 


m 


.) 


Que  bablao  desfi'vidft;  qtiiero 
Darles  á  lOs  dtfs  lugar.  (F< 

'     StSfáff. 

Paréoeme  qijúi  mé  qué^ó 

Con  mi.  ir  ala  nueva ;  ¡iues 

Yo  se  la  daré  despves 

A  Enrique,  si  abora  dd  |MMdd. 

Dejémosle  que  sosiegue ; 

Que  una  mait  na<fvi,-  es  Rtao 

Que  llega siempretteipraoo,  * 

Por  urdisimo  que  llegue.  •     (Füti) 

eomiik- 
Digo  pues  que  ilfli  (Sahallero 
Rico  y  noble  se  íhi  ampaAdo 
De  mi  ñivor  y  píeodadcb 
Para  que  yo  sea  tercero 
Con  Blanca  en  su  ea«  ~ 
Poreso,ciiao&oloiiíl 
A  don  Garcia,  respondí 
Con  aquel  desalintelenUii, 
Pesándome  de  que  hublM ' 
Traládolo  antes  eoollgo. 

.    BNltOPB. 

A  saber  yo... 

C0ÍIM«. 

No  lo  difw, 
Enrique,  porque  me  pes» 
De  la  fortuna  etqoe  «aláit 
Sino  por  darte  á  eaieoder 
La  causa  que  tuve  •  y  ver 
Quién  tiene  adquirido  mas; 

Y  asi,  pues  es  tan  diaerelía 
Blanca,  y  babri  declarada    - 
Ya  á  su  prima  su  euidadbi 
Por(|ue  no  bay  cosa  watt^lá 
Entre  las  dos»  lioy  veré , 
Enrique,  á  mi  Eívira  lieüa. 
Yendo  td  conmigo,  y  de  ^lla 
Siú  embaraios  saliré 
De  Blanca  lá  inelinadoii , 
Porque,  siendo  pveMdo 
Kl  une  ella  hubiere  tlq^ldo. 
Mude  el  otro  de  alielou. 
Yo  no  falte  é  lo  que  ea  Justo»  * 
Obre  bien  la  intendMi  mS^ 
Quede  honrado  iIob  Oénria 

Y  case  Blanca  á  wm  gvsi». 

Pues  si  espera  vuestra  ilvesá' 
A  que  ella  eiya,  jo  sé     . 
Que  en  su  estimación  tettM... 
(Ap.  Peroren  mi  serl^lM^leza-  ' 
L.a  presuuciott.) 

COÜOB. 

¿Quédeieiast 
(Ap.  Yo  muero  si  él  me 

BiiaHHii.  .(Ap.) 
Mucho  me  examina  el  Ce«te; 
Despacio,  sospechas  mia^: 

'     CONiB. 

{Ap.  Pevoaqtti  estt  Bhrique,  f  IuéHi 
Me  llevó  ftten  de  mi  - 
Mi  pena,  que  me  reudf ; 
De  mi  descuido  wm  eipiíilo;) 
Enrique,  esto  qn^i  asi ; 
Bata  noche  irás  ooamfgo» 

mmifti». 
Tu  esclavo  soy. 

Gom.- 

Totnamifo. 
BManM* 
ilrés  esta  noche  r 

COIIÉlf. 


%i 


BIT 

ai 


373  EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZálf. 

ENRIQUE.  (Ap.)  Resistir  el  «alanteo 

,   .,  „,        ,,       .        .    Cielos  Del  Conde  fuera  indignarle, 

( ¡  Ah  Blanca ! ),  quiera  el  amor,  Engañarle 

gue  se  engañe  mi  temor  No  fué  reprimirle,  y  creo 

En  sus  dudas  y  mis  celos.        (Vase,)  Que  no  ha  de  ser  reportarle , 


CONDE. 

Cuando  mas  pienso  mis  males, 
Me  parecen  mas,  y  menos 
Míos  son,  porque  están  llenos 
De  peligros  desiguales ; 
Yo  no  he  de  poder  conmigo 
No  querer  á  Blanca ;  pues 
Ser  con  ella  descortés 
Tampoco,  porque  desdigo 
Al  decoro  y  la  piedad 
De  un  príncipe  generoso ; 
Verle  á  mi  costa  dichoso 
A  Enrique  es  mucha  bondad ; 
Echarle  de  Barcelona 
Es  escándalo  mayor, 
Manifestarle  mi  amor 
Es  no  estimar  mi  persona 

Y  confesar  que  le  temo ; 
No  temerle  es  imposible. 
Llevarle  es  pena  terrible , 
No  llevarle  es  loco  extremo; 
Porque  haberme  acompañado 
Siempre,  y  excusarme  ahora, 
Es  decirle  lo  que  ignora, 

Y  hacerle  andar  con  cuidado; 
Ver  á  Blanca  es  obligarme 

A  responderla ;  excusar 
Este  lance  es  intentar 
Consumirme  y  acabarme; 
Pues  ¿qué  medio  he  de  eligir, 
Con  queá  Enrique  no  le  ofenda 
En  el  honor,  Blanca  entienda 
Mi  fe,  y  yo  pueda  vivir? 


(Vase,) 


Sale  BLANCA. 


BLANCA. 

Ya  que  mis  mudos  agravios 
Fueron  de  mi  amor  despojos, 
Mis  enojos 
Salgan  del  pecho  á  los  labios, 

Y  dfil  silencio  á  los  ojos; 

Que  no  es  mucho  que  oprimidas 

Mis  penas  caliGcadas, 

Por  guardadas, 

Me  consuelen  referidas , 

Pues  me  afligieron  calladas; 

Y'o  amo  á  Enrique  y  tengo  honor, 

Y  cuando  su  fe  acredito, 
Oiru  permito 

Para  que  en  mi  sea  favor 

Y  en  su  sospecha  delito; 

Si  el  Conde  en  su  amor  prosigue, 

Y  Enrique  le  está  asistiendo, 

Y  yo  sufriendo, 

¿Qué  importa  que  yo  le  obligue. 

Si  él  piensa  que  yo  le  ofendo? 

Buena  me  ha  puesto  el  amor. 

Pues  aunque  lleve  adelante 

El  ser  constante, 

A  riesgo  tengo  mi  honor 

En  las  dudas  de  mi  amante ; 

Y  aventurada  su  vida 

En  la  indignada  grandeza 

De  su  alieza. 

Mi  fe  no  ha  de  ser  creida, 

Y  lo  ha  de  ser  mi  flaqueza : 
¿Quién  le  hnrá  creer  á  Enrique 
Que  el  encubrirle  otro  amor 
Fué  favor. 

Por  mas  que  lo  califique 

Su  peligro  y  mí  irmor? 

Teniendo  á  Enrique  engañado. 

Ofendo  su  calidad, 

Ks  verdad ; 

Pero  haberle  confesado 

Fuera  costosa  lealtad. 


Pues  aunque  intente  mi  amor 
Al  Conde  desengañar, 

Y  asegurar 

Sus  sospechas  y  mi  honor, 

No  nos  da  el  Conde  lugar; 

Con  que  no  hay  razón  ni  hay  medio 

Para  aclarar  desengaños 

Tan  extraños. 

¡  Oh  lo  que  huye  el  remedio ! 

Oh  lo  que  alcanzan  los  daños! 

En  fin,  no  es  posible  huir 

La  muerte,  la  infamia,  el  llanto. 

¡Cielo  santo. 

Si  el  padecer  es  morir, 

No  dure  mi  vida  tanto! 

Salen  ELVIRA  t  DOROTEA. 

ELVIRA. 

En  fin,  ¿dijo  que  vendría 
Esta  noche? 

DOROTEA. 

Sí,  Señora. 

ELVIRA. 

i  Ay  dueño  del  alma  mia'l 
Hoy  verás  que  quien  te  adora 
Engañarte  no  podía.— 
Ten  cuenta  pues,  Dorotea, 
Por  si  viene. 

DOROTEA. 

Bien  está.  (Vate,) 

ELVIRA. 

Por  el  patio  me  hallará, 

Y  cuando  alguno  me  vea. 
Por  el  jardiu  se  saldrá. 

BLANCA. 

¿Elvira? 

ELVIRA. 

Blanca,  ¿qué  hacías? 

BLANCA. 

Conmigo  á  solas  estaba. 
Pensando  las  penas  mias. 

ELVIRA. 

Todo  con  morir  se  acaba. 

BLANCA. 

Eslas  crecen  con  los  días. 

ELVIRA. 

¿Hablastesal  Conde? 

BLANCA. 

Sí. 

ELVIRA. 

¿Y  te  respondió? 

BUNGA. 

Que  no. 

ELVIRA. 

Pues  ¿qué  temes? 

BLANCA. 

¡Ay  demi! 

ELVIRA. 

Harto  mas  padezco  yo, 

Y  sin  causa. 

BLANCA. 

¿Cómo  así? 

ELVIRA. 

Como  tú  á  Enrique  le  callas 
Que  el  Conde  te  tiene  amor, 

Y  en  ti  el  callar  es  mejor, 
Porque  empeñada  te  hallas 
En  sus  deudas  y  en  tu  honor; 
Pero  vo,  que  en  el  amor 
Del  Conde  no  tengo  parle, 


Y  teogo,  por  obligarte. 
Aventurado  mi  honor. 
Mejor  me  podré  quejar, 
Blanca,  pues  roe  llego  i  ver 
En  un  preciso  pesar» 
Donde  es  forzoso  perder, 

Y  nunca  puedo  ganar. 

BLARCA. 

No  pierdas  el  beneficio, 
Encareciéndolo,  Elvira; 
Que  el  que  es  Hberal  de  oficio, 
El  don  en  sus  manos  mira. 
Mas  no  en  su  boca  el  indicio. 

ELTUA. 

Prima,  no  te  has  de  enqjar 
De  que,  viéndote  afligir. 
Te  quiera  yo  consolar 
Con  traer  y  conferir 
Junto  al  tuyo  mi  pesar ; 
Porque,  á  la  Yerdad,  nad 
Tan  tu  amiga,  que  haré  mas 
Por  tu  gusto  que  por  mí. 

blauca. 
Eres  mi  amiga,  y  jamás 
Esperé  menos  de  ti. 

Salen  EL  CONDE,  EmUCí 
T  DOROTEA. 


DOnOTCA. 

Nunca  para  mestra  alten 
Hay  puerta  cerrada. 

CORDI. 

¿Enriqíe? 

ISiaiQlIB. 

¿Gran  señor? 

c<Hmi. 
Demilinna 
Puedes  fiar  que  ella  aplique 
El  remedio  i  la  iristeía. 

BLAÜCá. 

El  Conde. 

ELTUA. 

Sin  duda  Tieie 
A  responderte. 

n»Hin. 

Sehor, 
Quien  en  sus  tristens  tieie 
Tan  discreto  valedor. 
Gran  forluua  se  prerieie. 

.UTIU. 

Blanca,  adiós. 

■URCA. 

¡AypriMlyi 
Saber  el  alma  desea 
La  respuesta  que  me  da. 


(ft 


¿Señora? 

CLTUA. 

¿Quéhay,  OoNMit 

DOaOTSA. 

Ocuvio  en  el  patio  esli. 

SLYItA. 

Pues  Tamos ;  porque  has  de  ah* 
Luego  del  Jardin  la  poertai 
Porque  si  acierta  i  teñir 
Mi  lio,  hallándola  abierta, 
Se  pueda  Octavio  salir. 

(Vaiue£/HfWf  JtartCfc) 

coinB.(4p.) 
Hasu  que  llegué  i  mirar 
A  Blanca  me  parecía 
No  me  habían  de  fSiUar 
Razones,  y  que  tenia 
Mil  respuestas  que  la  dar; 
Pero  luego  que  la  fi 
Me  lurbéi  eunoded ; 


I» 


li  aao  mirar  sét 
1  Tista  olvidé 
s  discurrí. 

iLATfCA.  (Ap.) 

an  gran  señor, 
querer  usar 
nira  mi  honor. 

CONDE. 

puedo  excusar.) 

BLANCA. 

ior? 

COÜDE. 

Ya  mi  amor, 
I  ó  mi  locura, 
lleco  á  ser 
tu  hermosura 
I  responder 

BLANCA. 

Bien  segura- 
acia  y  valor 
Señor. 

CONDE. 

Ap.  Pierdo  el  sentido.) 
..  {Ap.  Estoy  perdido.) 

BLANCA. 
CONDE. 

ae  tengo  amor. 

BLANCA. 

» advenid... 

CONDE. 

dvertir,  si  conoces... 
íabcía.  {Dentro.) 
náj  oid. 

CONDE. 

el  que  da  voces? 

BLANCA. 

sa;  proseguid. 

QCE.  (.4/  paño.) 

I  con  Elvira, 

a  le  be  oido 

liero  avisarlos ; 

!  ¿qué  es  lo  que  miro? 

I  Conde  á  solas, 

divertido, 

ai ! )  tan  hallada, 

slirios, 

borotado, 

>,  y  yo  muy  fino  ? 

s,  qué  de  cosas 

be  sentido ! 


{Sale.) 


CONDE. 


ENRIQUE. 

eñor? 

CONDE. 

¿Qué  es  esto? 

ENRIQOE. 

rda  he  sentido 
B  entré  á  avisarte 
*!),  y  que  imagino 
los  dos  entrar. 

CONDE. 
BLANCA. 

¡  Gran  peligro ! 
i  el  mas  costoso, 
dos  miro 
ite  de  Enrique 

X)NDE.  {Ap.) 

\  ofendido 

¡ue,  7  me  ha  pesado 


OFENDER  GOlf  U8  FINEZAS. 

De  que  á  solas  «e  baf  a  Tiste 
Con  Blanca;  ¿qué  haré? 

ENBIQDE.  (Ap,) 

4  Eran  estos 
Los  embarazos  precisos 
De  hablarme? 

BLAlláA. 

(Ap,  Aqui  de  mi  amor; 
Que  para  el  riesgo  se  hizo 
El  ingenio  y  la  presteza, 
Pues  con  el  estorbo  mismo 
Con  que  él  pudiera  alargar 
Su  casamiento  conmigo. 
He  de  adelantarle  yoj 
Señor,  mi  padre  ha  sabido 
Que  hay  gente  aquí  dentro;, es  derto 
Que  no  ha  de  dejar  retiro 
Que  no  vea,  v  pues  no  es  justo 
Que  os  halle  i  solas  conmigo 
bn  mi  cuarto  y  á  estas  horas, 
En  este  aposento  mió 
Os  entrad,  quedando  Eoriqne 
Por  dueño  de  sus  indicios ; 
Que,  pues  los  dos  han  tratado 
Que  sea  Enrique  mi  marido, 
Es  menor  inconveniente 
Achacarle,  en  tal  peligro, 
A  su  amor  esta  fineza 
Que  á  mi  honor  este  delito. 

ENRIQOB. 

Vuestra  alteza  no  se  esconda, 
Gran  señor;  que  yo  no  be  dicho... 

BLANCA. 

Enrique,  ahora  no  estamos 
Para  andar  en  roas  arbitrios ; 
El  mejor  es  el  mas  breve. 

CONDE. 

Yo,  Blanca,  á  nada  replico, 

Por  tu  honor  y  por  ta  padre.    (Yñse.) 

ENRIQUE. 

Yo  he  de  perder  el  juicio. 

DON  garcía.  (Dentro,) 
Suelta,  Elvira,  ó  vive  Dios, 
Que  haga  un  extremo  oootigo; 
Saca  una  luz  á  este  cuarto. 

Salen  DON  GARCÍA,  ELVIRA  t  DO- 
ROTEA, con  luz. 

BLVIRA. 

Espera,  Señor. 

DON  (BARGIa. 

Yo  be  visto 
Entrar  un  hombre  aqui  dentro, 

Y  aunque  viejo,  tengo  bríos 
Para...— Señor  don  Enrique, 
¿En  mi  casa?  (Ap.  Mal  resisto 
El  enojo  y  la  venganza.) 
¿Cuando  yo,  reconocido 

A  vuestra  sangre,  os  ofreíoo 
A  mi  bija  y  facilito 
La  intercesión  con  el  Conde, 
Vos  con  medios  tan  indignos 

Y  escándalos  tan  costosos 
Al  honor  de  Blanca,  al  mió 

Y  al  vuestro  también,  asáis 
Tan  mal  de  todo? 

BLANCA.  (Ap.) 

•  Corrido 
Está  Enrique,  y  yo  mortah 

ELVIRA. 

{Ap.  Notable  ventara  ha  sido 
Poderse  escapar  Octavio 
Sin  que  le  viese  mí  tío.) 
Cierra  el  jardín,  Dorotea. 

DON  GARCÍA.  (Ap.) 

Mucho  á  Enrique  le  he  reñido. 

ENRIQUE. 

(Ap.  ¿  Qué  he  de  hacer,  pues  si 


I  • 


P^ra  abonar  mis  designios, 

gne  00  soy  yo  el  bomore  i  qoien 
otra  bascando,le  obligo 
A  que  mire  el  eaarto  y  baile 
Al  Conde,  que  esti  eiooncttdof 
Finalmente,  vengo  i  ser 
Reo  y  actor  de  an  delito, 

?ae  si  le  niego  me  agnTio, 
me  ofendo  si  le  digo : , 
Pues  conceder  la  sospetíia» 

Y  obligarme  i  ser  marido 

De  Blanca,  caando  en-mts  eeloe 
Tantos  riesgos  exálBtño, 
Es  resoincloo  culpable; 
Pero  entre  Untos  peligros, 
Siqnele  yo  libre  ai  Conde 
De  un  desaire  tan  indigno ; 

Sue  despaes  nadie  en  mi  aljrenta 
a  de  fonar  mi  albedriQ.)    * 
Señor  don  García»  tanto 
Vuestro  di^^osto  be  aeAtldo» 
Que  quisiera  (si  por  Dioe) 
No  haber  entrado  ni  visto 
A  Blanca,  porqae  qaien  tanto 
Como  yo  desea  sOrrlros, 
Por  no  daros  Iin4>e8ac 
No  se  bascara  un  ali?io ; 
Vine  á  veros  nara  itords 
GueoU  de  que  ya,  advertida 
El  Conde.en  nuestro  conderlo,  ' 
Obligado  á  loe  servicios^ ' 
De  mi  casa  y  de  la  vuestra 
(Que  los  príncipes-invictee 
Nunca  mas  lo  son  que  cuando 
Honran  á  los  suyos),  vino 
En  mi  casamiento ;  estaba 
Sola  Blanca,  y  yo  muy  8no, 
La  ocasión  muy  á  la  mano, 
El  riesgo  no  prevenido. 
Vos  ausente,  ciego  amor : 
Juzgad  si  con  lo  que  he  dicho. 
Queriendo  bíen.i  ua  dama, 
Biciérades  vos  lo  mismo.  ' 

DON  OAacl  A. 
Aunque  debiera  ofeiidenM, 
Enrique,  de  que  atrevido 
Profanásedes  en  B^nca 
Lo  sagrado  de  este.sitio. 
Como  á  bQo  'os  reprendo, 

Y  os  perdono  como  á  bQo; 

Y  si  hasta  aqnl  vos  y*  yo, 

A  fuer  de  nobles,  ounlmos. 
Con  intervención  oel  Conde, 

Y  no  por  otro  camino. 
Disponer  nuértros  coneierM, 
Ya  es  roñoso,  ya  es  predao... 
Pero  esto  no  es  para  atfui ; - 
Enrique,  venios  conmigo. 

nmiODi.  (Ap.) 
Esto  es  peor,  ijiorque  el  Conde 

?oeda  acá  dentro  escondidí^ 
Blanca...  Mienten  mis  celos, 

Y  mientoyo  si  innaglno 
Que  en  su  opinión.!. 

noROAncU. 

'  ¿No  venia, 
Enrique? 

miiein.  (A^O 
¡  Cielos  divinbe. 
Solo  contra  mi  indignados. 
Nunca  pafa  mi  propicios ! 
¡  Ay  Blanca,  ay  GoM«^  ay  amor, 
Ay  celos,  ay  bonM  \\  . 
A  buen  iJe.niF)A  •  habett  Iraido» 

Pueshalloel      vi  odelpeUgro.- 


JLIo 


OSf 


\ 


V 


•*I 


374 


Sate  EL  CONDE. 


CONDE. 

Ahora,  que  puede  el  alma 
Üe  lus  eugaiios  fíiigidos 
Quejurse,  culpaiiüu... 

BLANCA. 

Espere 
Vuestra  alteza,  y  advenido 
De  mi  honor  y  de  mi  esposo, 
No  ofenda  al  blasón  anliguo 
De  Cardonas  y  Muncudas; 
Ya  es  Eiirií|ue  mí  marido. 
Si  hasta  ahora,  temerosa 
De  su  poder,  he  admitido 
Con  lisonjas  aparentes 
Galanteos  permitidos. 
Ya  son  ajenos  mis  ojos. 
Ya  teo(jü  dueño,  á  quien  rindo 
Él  alma,  ya  no  he  de  dar 
A  otra  atención  mis  sentidos; 
Y  así,  no  hay  medio,  Señor, 
Ni  le  siento  ni  le  admito. 
Entre  morir  ó  casarme. 

COMUB. 

Oye,  mi  bien,  dueño  mió. 

BLANCA. 

Perdóneme  vuestra  alteza 

Si  grosera  me  desvio 

Sin  responderle,  aunque  pienso 

Que  con  desaires  le  ohligu; 

Porque  celoso  y  amante, 

Puderoso  y  despedido. 

Es  tuerza,  viéndome  ajena, 

Que  entre  quejas  y  suspiros 

Tuerza  su  decoro  el  llanto 

Y  aje  su  semblante  el  brío 
O  el  despecho  ó  el  enojo; 

Y  pues  ya ,  con  lo  que  ha  visto, 
Fuera  culpa  el  eslimarlo. 
Será  lisonja  el  uo  oirlo.*— 
Elvira,  acompaña  al  Conde. 

CO>DE. 

Si  va  mi  dolor  conmigo. 
Yo  basto  para  mis  niales. 

ELVIRA. 

Gracias  á  Dios,  que  han  salido 
Libres  mi  vida  y  honor 
De  tan  ciego  laberinto. 


(Vau.) 


(Vase.) 


JORNADA  SEGUiNDA. 


Salen  BLANCA  t  DOBOTEA. 

bla:<ica.'^ 

Dime  otra  vez,  Dorotea, 
Y  otras  muchas,  lo  que  pasa. 

DOROTEA. 

Que  busqué  á  Enrique  en  su  casa 
Tercera  vez. 

blanca. 

¿Quién  desea 
Volver  á  excusar  su  mal 
Sino  yo?  Y  dime,  ¿te  habló 
Desván  ? 

DOROTEA. 

Y  me  lo  negó. 

BLANCA. 

¿Que  en  fin  viste  á  Knrique? 

DOROTEA. 


Porfiar!  Dij^o,  Señora, 
Que  antes  de  llamar  le  oi, 
Y  que  se  escondió  de  mi. 


¡Hay  tal 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAttAN. 

BLANCA 

¡  Que  asi  ofenda  á  quien  le  adora ! 

DOROTEA. 

Y  agradéceme  que  callo 
Cosas,  que  si  las  supieras, 
C  olvidaras  ó  murieras. 

BLANCA. 

Pues  dilas,  porque  me  hallo 
A  tiempo  que  pasaré 
Los  desaires  que  hace  Enrique 
Conmigo,  porque  no  aplique 
Mas  diligencias  mi  fe; 

Y  cucntamelo  de  modo, 
Que  me  ofenda  mas  y  crezca 
El  pesar,  y  lo  padezca 
El  alma,  y  me  afiíja  todo. 

DOROTEA. 

Digo  que  le  oi.  y  después, 
Para  llamar  mas  segura. 
Le  vi  pur  la  cerradura 
De  la  llave;  llamé  pues; 
NeiAáronme  ¿  Enrique,  y  vi 
Su  espada,  capa  y  sombrero 
Puesto  en  una  silla;  quiero 
Entrarle  á  buscar,  y  atli 
F'né  el  turbarse  los  criados 

Y  el  enfurecerme  yo; 
l^eronada  me  valió; 

Y  en  fin,  dejando  apurados 
Todos  los  indicios,  viendo 
Que  en  vano  era  mi  porfía, 
l.e  dije  que  yo  sabia 
Que  Knri(|ue  me  estaba  oyendo ; 

Y  asi,  pensaba  contarte 
Cuanto  habia  visto,  y  Desván, 
Con  un  burlesco  ademan. 
Dijo  :  «  Deja  de  cansarte; 
Porque  no  te  ha  de  servir 
Que  te  oiga,  si  es  mí  señor 
De  los  sordos  el  peor; 
Digo,  el  que  no  quiere  oir.» 
Supe  también  que  no  ha  vuelto 
Enrique  á  palacio  mas, 

Y  que  á  no  volver  jamás 
A  su  alteza  se  ha  resuelto ; 
De  donde  puedo  inferir 
Que  es  verdad  cuanto  has  pensado, 

Y  que  el  Conde  le  ha  mandado 
Apartarse  y  desistir 
De  su  amor.  Este  es,  Señora, 
El  fin  que  tienen  tus  dichas. 

BLANCA. 

¡  Ahora,  ahora,  desdichas! 
Pesares,  ahora,  ahora ; 
Mas  ¡ay,  que  llego  a  advertir 
Que  un  pe>ar  v  oiro  pesar 
Ninguno  basta  h  malar, 

Y  todos  saben  herir ! 
«.Vióse  traición  semejante 
En  un  hombre  bien  nacido? 
¿Enrique  ingrato  y  querido, 

Y  yo  ofendida  y  constante? 
¿  ti  á  .nborrecer  y  huir, 

Y  yo  á  rogar  y  querer? 
¡(íh  mal  haya  la  mujer 
Que  su  amor  llegó  á  decir 
Jamás,  por(|ue  el  mas  rendido 
Amante,  el  mas  lisonjero. 
Tarda  en  ofender  grosero 
Lu  que  en  juzgarse  qneridol 
Pues  no  ha  de  alabarse  el  Conde, 
Ni  Knri(|ue,  ni  la  fortuna, 
Ni  el  amor,  que  en  su  importuna 
Acción  mi  lealtad  se  esconde ; 
Ponjue  para  las  porfías 
De  I  Conde  tengo  mi  honor, 
Para  el  grosero  temor 
De  Enrique,  las  ansias  mias; 
Para  la  fortuna  tengo 
El  uo  tener  que  perder. 


Y  para  el  amor,  d  aer 
Yo  quien  de  mi  amor  me  vengo; 
Llore  pues,  pero  no  tanto. 
Que  elija  el  llorar  remedio 
Para  arder ;  dése  al  remedio 
Lo  que  se  ha  de  dar  al  llamo.— 
Dorotea,  yo  he  llegado 
Al  esudo  que  has  sabido; 
Sin  ser  cul|Kada  be  creído 
Que  el  Conde  se  ba  declarado 
Con  Enrique. 

DOROTEA. 

Ser  podia ; 
Mas  ¿qué  intentast 

BLANCA. 

Dorotaa, 
Parezca  delito,  v  sea 
Fineza  la  verdad  mía; 
Ocasión  he  de  buscar 
De  ver  al  Conde,  y  si  faé 
Muda  hasta  ahora  mi  fe. 
Pues  sé  morir,  sabré  baUar. 
La  voz  sola  me  quedó; 
Piérdase,  pues  uie  perdí. 
Porque  no  ha  de  babereami 
Nada  que  sea  mas  que  )0. 

Salen  OCTAVIO  f  ELVIBL 

OCTAVIO. 

Según  esto,  yo  me  bolean 
Que  el  Conde  y  Biaocí  ce  vieran, 
Porque  los  dos  dispusieran 
Cómo  Eurique  se  aquietara. 

ELTllA. 

Blanca  está  aquí. 

OCTAVIO. 

Pues,  Selon, 
¿Será  bien  hablar  con  ella 
Del  Conde? 

BLVItA. 

Si,  y  ofreetOt 
Tu  favor  puedes  aboia. 

DOBOTBA. 

Disimula. 


Mal  podri. 

■LtlIA. 

¿Blanca? 

ílauca. 

¿BlTira? 

iLfma. 
Diasoslida 
Parece  que  estás. 

■LAMA. 

NoesMda. 

OCTAVIO. 

Si  de  mi  os  guardáis,  me  iré. 
Blanca ;  mas  quiero  advefíiroi 
Que  sé  vuestro  mal,  y  espero 
Que  yo  he  de  ser  el  prinirro 
De  quien  habéis  de  serririii 
Si  le  queréis  remediar. 

ELTOU. 

Prima,  en  vano  es  recataraoi 
De  Octavio,  que  ha  de  aya*i>*» 
Y  es  por  quien  ba  de  pasar 
Cualquier  medio  qne  soyitm*' 
Para  aquietar  el  cuidado  ^^ 
De  Enrique,  pues  le  ha  mi^jf. 
Su  ausencia  el  Coude.  y  lii*^ 
Por  el  riesgo  de  lo  hoesr. 
Tanto,  que  te  ofrece  aqai 
Su  persona. 

•LAMá. 

iElCoada? 


no. 
Si. 

CA. 

s  SU  amor, 
Idaii. 
ocia 
ausencia 

no. 

,  mirad 

sa  ofensa 

í  procura 

ira 

ando  piensa 

lt 

'0t^«rar 
nnjer, 
dos. 
:CA. 
Inrado 
le  honrado, 

no. 
¡os; 
imada, 
ndido, 

lirada, 
e  medio, 

lió 

0  yo 

iro  medio 

:a. 

adonde 

1  el  Conde? 

RA. 

CA. 

n  bien 
la  ido, 
Miar 
>ar 

no  he  salido? 
ni  mal, 
I  sé; 
>jé 
•al 
na , 
espero 

10 

llama ; 

es  señor 

parar; 

•star 

)or 

n  mi  casa, 

iber 

o  arder 

!  abrasa. 

RA. 

eplique 

s  buen  medio 

iietlio 

huso  á  Enri(iue ; 

•rrerer, 

iscgurar, 

isar, 

r; 

esconde, 

le  error 

or; 

sino  el  Conde? 

la  de  oir, 

^re»T, 

)der 

lir; 


OFENDER  CON  LAS  FINEZAS. 

El  tiempo  ha  de  hacer  mayor 
Cada  día  este  pesar» 

Y  tú  no  has  de  declarar 
A  lu  padre  tu  temor; 

Y  así,  el  mas  preciso  modo 
De  abonar  tu  honor  es  ver 
LuejiO  al  Conde,  y  disponer 
Medios  que  lo  abracen  todo. 

OCTAVIO. 

Paréoeme  que  procura 
Vuestro  honor  Elvira. 

DOROTEA. 

Ahora 
¿  En  qué  reparas,  Señora, 

Y  mas  cuando  estás  segura 

De  que  Enri(|ue  ven{ra  á  verte, 
Cuando  aun  buscado  se  esconde? 

BLANCA. 

Octavio,  bien  sé  que  el  Conde, 
Si  atiende  á  quién  es,  y  advierte 
Que  por  su  ocasión  estoy 
l.asiiniada  y  ofendida. 
Su  honor,  su  estado  y  su  vida 
Debe  arriesgar  ;  mas  no  soy 
Tan  vana,  que  me  lo  crea, 
I  an  fácil,  que  me  asejíure. 
Ni  tan  necia,  que  procure 
iNo  pensar  si  lo  desea; 

Y  si  ha  llegado  á  creer, 
¿Qué  es  creer?  á  sospechar, 
A  lingir  ó  n  imaginar 

Que  el  verle  yo  pudo  ser 
Sombra,  indicio  ó  presunción 
De  algún  agrado... 

OCTAVIO. 

Señora, 
Solo  atiende  el  Conde  ahora 
A  abonar  nuestra  opinión; 
Que  esto  es  lo  que  debe  hacer 
ÍA  que  se  precia  de  honrado 
C'Uando  tiene  aventurado 
El  honor  de  una  mujer. 

DLANCA. 

Pues,  Octavio,  ya  que  advierte 
El  rie-ígo  en  que  estoy  el  Conde, 
Ya  que  á  quien  es  corresponde. 
En  un  peligro  tan  fuerte 
Me  valdré  de  su  valor 
Contra  mi  desdicha;  pues. 
Por  amante,  por  cortés. 
Por  galán  y  por  señor. 
Debe  ampararme,  y  de  vos 
Lo  tío. 

OCTAVIO. 

Creed  también 
Que  procuro  vuestro  bien 

Y  el  de  Enrique. 

ELVIBA. 

Octavio,  adiós.  (Vase) 

OCTAVIO. 

Él  os  guarde.  {Yase.) 

BLANCA. 

fiorolea , 
Ten  cuenta,  porque  vendrá 
El  Conde. 

DOROTKA. 

Pues  entrará 
Sin  que  ninguno  lo  vea.  .  {Vase.] 

BLA>CA. 

Digo  mi  mal,  mi  pena  no  se  entiende; 
Vivo  sin  a!ma,  adoro  sin  ventura ; 
Celoso  el  Conde,  mi  quietud  procara; 
Amado  Enrique,  mi  lealtad  ofende. 

Mi  ardor  me  hiela,  su  temor  me  en- 

[cíende. 
En  mí  es  finesa  lo  que  en  él  locura. 
Todo  m."  presunción  me  lo  asegura, 

Y  nada  mi  ventura  comprebeode. 


97K 

Amor,  pues  maerta  con  llorar  teobli- 

[go; 
Cielos,  pues  fíel  vuestra  piedad  imploro; 

Penas,  pues  vuestras  iras  no  mitigo, 

Lograd  las  ansias  con  que  á  Enrique 

[lloro, 

Persuadid  la  verdad  con  que  le  sigo 

O  quitadme  la  fe  con  que  le  adoro. 

( Va$e,) 

Salen  ENRIQUE  f  DESVÁN,  di  noche. 

DESVÁN. 

En  fín,  ¿te  has  determinado 
A  verte  con  don  García? 

EKRIQUC. 

Sí,  porque  era  cobardía , 
Después  do  haberme  negado» 
Enviándome  hoy  á  pedir 
Don  Carcia,  en  un  papel. 
Que  venga  á  verme  con  él 
A  su  casa,  no  venir. 

DESVÁN. 

Y  ¿cómo  piensas  hablarle? 
i.  De  yerno  cabizcaído 

O  de  amante  despedido? 
Pues,  si  llegas  á  quitarle 
El  mi  señor j  me  parece 
Que  enfurecido  te  habla, 
Que  se  endemonia,  se  endiabla, 
Se  ensayona  ó  se  ensuegrece. 

ENRIQUE. 

¡  Qué  ignorancia !  Entra  á  avisar 
Que  estoy  aquí  á  don  García. 

DESVÁN. 

Voy;  pero  saber  quería 
En  esto  de  ver  y  baldar 
A  Blanca,  si  hay  ocasión , 
Cómo  te  va. 

ENRIQUE. 

Bien,  porque 
Ya  en  mi  vida  la  veré. 

DESVÁN. 

¡Notable  resolución! 
l^ero  no  se  compadece 
Proponer  no  verla  mas 
Con  estar  adonde  estás 
Ahora;  antes  me  parece 
Que  hablaras  recio  al  ectrar, 

Y  por  si  te  llegó  á  oír. 
Saldrás  de  espacio  al  salir, 

Y  entonces  te  lia  de  pesar 
Cada  pié  un  quintal. 

ENRIQUE. 

¡Qué  poco 
Sabes  de  honor! 

DESVÁN. 

Es  verdad ; 
Pero  tú  de  voluntad 
Sabes  menos. 

ENRIQUE. 

Cuanto  toco 
Me  afrenta  en  mis  celos,  cuando 
Tan  á  mi  costa  estoy  viendo 
Que  el  Conde  me  está  ofendiendo, 
Que  Blanca  me  está  onfci^ñando; 

Y  fingiendo  que  ama  á  Elvira 
El  Conde,  la  tiene  amor 

A  Blanca,  y  cuando  mi  honor 
Confiando  se  retira 
A  sentir  el  no  poder 
Estar  con  ella,  creyendo 
Que  lo  mismo  está  sintiendo 
Blanca  (¡ay  de  mf !).  llegué  á  ^er 
Su  culpa  tan  evidente, 
üue  con  fácil  persuasión 
Me  niega  á  mi  la  ocasión, 

Y  al  Conde  <»>  la  conKit>nte. 
Pan       í  <        I 


376 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZAN. 


El  huir,  el  recelar, 

Y  para  el  Conde  el  hablar, 
El  permitir,  el  querer. 
Tan  desiguales  extremos 
Caben  en  un  alma  y  puede 
Amar,  que  Blanca  se  quede 
A  solas ;  pero  dejemos 

De  darle  á  un  pecho  afligido 
Esto  mas  que  padtTer, 
Pues  cuando  es  culpa  el  querer, 
Es  pena  el  haber  querido; 

Y  asi ,  no  me  acuerdes  mas 
La  causa  dt;  mi  mal;  deja 
De  renovarme  una  queja, 
De  que  no  espero  jamás 
Consuelo  ó  satisfacción. 
Blanca  es  mujer  y  me  olvida. 
Soy  noble,  y  está  ofendida, 

Y  aumenta  mi  indignación 
Si  me  acuerdan  su  desden ; 
Esta  es  acción  natural, 

Y  no  quiero  pensar  mal 
De  lo  que  he  querido  bien. 

DESVÁN. 

Vive  Dios ,  que  lo  has  tomado 
Muy  de  veras. 

EKRIQUE. 

Si  está  lleno 
El  corazón  del  veneno 
Que  el  Conde  y  Bhnica  me  hau  dado, 
¿Es  mucho  que  por  los  ojos 

Y  por  la  boca  se  salga, 
Sin  que  la  medida  valga 
A  reprimir  los  enojos? 
No,  Desván. 

DESVÁN. 

Tienes  razón ; 
Mas  ¿cómo,  estando  compuesto 
De  amor  tu  pecho,  tan  presto 
Se  hn  llenado  el  corazón 
De  sospechas?  ¿Nopodian 
Resistir,  si  lo  ¡mentaban, 
Las  finezas  que  se  esl:iban 
A  los  celos  que  venian  ? 

ENRIQUE. 

Y  aun  por  ser  mucho  el  amor 
Que  tuve  a  Blanca,  este  olvido. 
Nuevamente  introducido. 

Es  tanto,  porque  al  favor, 
A  la  fineza,  al  adrado 
Sucediendo  la  sospecha. 
Quedó  aquella  fe  deshecha, 
Aquel  sol  tiranizado; 

Y  como  el  que  un  vaso  tiene 
Lleno  de  un  licor  sabroso, 
Si  echan  de  otro  venenoso 
Cantidad  menor,  se  viene 

A  apoderar  el  veneno 
De  todo  el  licor,  de  modo 
Que  el  vaso  es  veneno  todo, 

Y  eslá  de  ponzoña  lleno; 
Asi  el  pecho,  aunque  se  vio 
Lleno  de  amor,  alimento 
Dulce  de  mi  pensamiento. 
Luego  que  en  él  se  mezcló 
Kl  veneno  de  los  celos. 
Creciendo  su  tirania. 
Cuanto  fué  dulce  alegría 
Volvió  en  amargos  desvelos. 

DESVÁN. 

Al  discurso  me  acomodo, 

Y  aun(|ue  hasta  aquí  le  dudé. 
Le  admito,  y  le  esforzaré 
Con  un  símil  á  mi  modo. 
¿Comiste  acaso  avellanas, 

Y  al  gustar  de  su  comida , 
No  has  partido  una  podrida , 
Después  de  cuarenta  sanas, 

Y  aquel  mal  sabor  es  tal, 
Que  te  hace  arrojar  también 


Las  que  te  supieron  bien , 

Porque  una  te  supo  mal? 

Pues  aplica  á  tus  recelos, 

Si  es  que  el  efecto  has  sentido, 

Aunque  yo  nunca  he  creido 

Que  sean  verdad  tus  celos. 

Cuanto  al  Conde,  antes  me  ajusto 

A  (|ue  Blanca  c<irresponde 

A  Octavio,  y  que  trjia  el  Conde 

Su  casamiento  y  su  gusto; 

Porque  darle  la  criada 

De  Blanca  un  paj^el,  y  luego 

Por  la  noche,  entrando  ciego 

A  dejar  averiguada 

Su  sospecha  don  García, 

Haberle  visto  primero 

En  el  patio  hacer  terrero 

A  una  reja,  donde  habia 

(;eiiie,  y  dando  yo  á  la  calle 

La  vuelta,  verle  salir 

Por  el  jardín,  y  encubrir 

De  mí  su  rostro  y  su  talle. 

Bastantes  indicios  son 

Para  pensar  que  es  Octavio, 

Y  no  el  Conde,  el  que  á  tu  agravio 
O  á  tus  celos  da  ocasión. 

ENRIQUE. 

Mas  de  una  vez  he  dudado. 
Sí,  que  pueda  ser  el  Conde 
A  quien  Blanca  corresponde; 
Poniue  desde  que  enojado 
De  aquesta  casa  salí, 

Y  al  Conde  con  Blanca  hallé. 
Como  en  palacio  no  entré 

Ni  á  verá  Blanca  volví. 
De  esta  calle  no  he  faltado 
Noche  ninguna,  y  no  ha  habido 
Sombra  que  pueda  haber  sido 
Ocasión  de  algún  cuidado. 
En  cuyos  mudos  desvelos 
Blanca  empeñada  se  vea; 
Mas  doy  que  el  Conde  no  sea 
Dueño  fatal  demiscelos; 
Doy  que  sea  Octavio  el  galán 
De  Blanca;  ¿será  por  eso 
Menos  culpable  suceso, 

Y  en  mí  engaño?  No,  Desvao. 
Ya  quise  á  Blanca,  y  creí 
Que  era  firme  su  belleza; 

Ya  me  dio  celos  su  alteza, 
Ya  en  las  dudas  consentí. 
Neguéme  á  Blanca,  á  su  padre 

Y  al  Conde :  á  Blanca,  por  ver 
Que  en  mi  honor  no  puede  haber 
Satisfacción  que  me  cuadre; 

A  su  padre,  porque  ya 
Celoso  y  honrado  intento 
Esturbar  yo  el  casamiento 
Que  él  facilitando  está; 
Al  Conde,  porque  es  mi  dueño, 

Y  no  le  he  de  ocasionar 
A  su  amor  otro  pesar 

Y  á  mi  lealtad  otro  empeño; 

Y  pues  se  niega  mi  fama 

A  una  beldad  que  me  ciega, 
A  un  amigo  que  me  ruega, 
A  un  principe  que  me  infama, 

Y  finalmente,  al  jtoder 
De  mi  propia  voluntad. 
Que  no  es  la  dificultad 
lionde  hay  menos  que  vencer, 
Kii  el  lance  |)eligroso 
Donde  em|>eñado  me  ves. 

Me  disculparé  cortés. 
No  me  casaré  celoso. 
Entra  pues,  y  á  don  García 
Di  que  aguardándole  estoy. 


Vov. 


Espera. 


DESVÁN. 
ENRIQUE. 


DESfAR. 

Ya  DO  Toy. 

ENRIQOE. 

Uo  hombre  sale ,  desvia. 

Sale  DON  GARdA. 

DON  GARCÍA. 

Ya  tarda  Enrique ,  y  creí 
Que  anduviera  mas  cortés. 

DESfAN. 

Llega,  ¿  qaé  dadas  ?  É\  es. 

KNRIQUI. 

Señor  doo  García,  aqaí 
Me  tenéis. 

d8n  GARCÍA. 

Enrique,  seaii 
Bien  venido,  y  ya  colijo 
Qae  es  verdad  que  sois  mi  hijo. 


¿En  qué? 


ENIIQOB. 
DON  GARCÍA. 


En  lo  qae  me  costáis; 
Pues  desde  la  Docbe  cuando 
Con  Blanca  os  bailé,  Janás, 
Enrique,  os  be  visto  mas 
En  mi  casa;  y  preganlando 
Por  vos  en  palacio,  oi 
Decir  que  no  habéis  enlndo 
A  ver  al  Conde;  be  peüado 
Si  hay  algún  pesar;  y  asi, 
Cuatro  veces  os  busqué 
Para  ofreceros  mi  casa 

Y  mi  persona,  y  si  pasa 
La  pena  adelante,  rué 
Coru  mi  dicba  en  no  hallaros, 

Y  por  eso  os  escribi. 
Mas  no  estamos  bien  aquí; 
Entrad,  que  tengo  qae  hablaros 
Muchas  cosas. 

BIMQIS.  (Af.) 

Esto  ahora 
Faltaba  (¡ah  soerle  enemiga!]; 
Con  mas  tinezas  me  obliga 
Don  García  cuando  ignota 
Su  desdicha  y  mi  temor. 

DOR  GABCfA. 

¿QuédecisT 

EHEIOOI. 

QueeaaaBislsd 
Os  sabré  estimar. 

DOR  garcía. 

Entnd.      (fií 

;Ah  cielos!  Ab  Blanca!  Ahloioi: 
¿Quién,  quién  me  dyeraini 
l^ue  habían  de  sentir  mis  aaleí 
Ll  pisar  estos  umbrale^ 
Que  aun  besar  no  merecif      (V<b 

DBITAR. 

Los  dos  se  entraron ;  ¿qoéhiré. 
Sino  dormir  ó  cantar, 
O  tener  miedo  ó  pennr 
Mis  pecados?  No  lo  sé. 

Salen  DOROTEA,  EL  CORÜ 
T  OCTAVIO,  i4  méki. 

Con  dos  hombres  bmí,  porDioii 
Viene  sola  una  mijen 
Muy  firme  debe  de  aor. 
Que  no  tiene  mas  de  doa: 

Y  pues  el  rato  me  troecaBí 

Y  yo  no  me  le  be  hoacadi». 
Ya  vo  sé  lo  que  he  PMdo; 
Quiero  Ter  lo  qae  elloi  pee 


^  ^. 


j 


DOROTEA. 

»Qtnir  Tuestra  altesa; 
e  aguarda. 

DESVÁN. 

¿Cómo? 

CO^^DK. 
OCTAVIO. 

ran  señor! 

DESVA7I. 

Tomo 
pan  la  cabeza 
en ;  estos  dos 
). 

OCTAVIO. 

¿Te  be  de  aguardar? 

CONDE. 
OCTAVIO. 

bajo  á  esperar 

CONDE. 

Adiós. 

OCTAVIO. 

Adiós. 
onde  y  Octavio ,  cada  uno 
por  tu  lado.) 

DESVÁN. 
leDO! 

DOROTEA. 

Allí  está  an  hombre 
le  da  cuidado 

DESTAN.  (i4p.) 
Y  ¡  qué  pagado 
¡que  que  me  asombre 
salle  no  pasa 
mi  un  azar! 
K>mbras  ha  de  hallar, 
s  cuerpos  en  casa  ? 

DOROTEA. 

aquí? 

DESVÁN.  {Ap.) 

Aquesta  es 
K  partido 
»or  entendido 
e  visto. 

DOROTEA. 

Hable  pues. 

DESVÁN. 

;  baste  el  rigor, 
del  fregado. 

DOROTEA. 

o?     • 

DESVÁN. 

Que  se  ha  bajado 
il  corredor. 

DOROTEA.  {Ap.) 

Mos !  ¿Si  le  ha  visto 
1  alteza? 

DESVÁN.  {Ap.) 

\  Hoy  muero ! 

DOROTEA.  {Ap.) 

r  al  Conde  quiero 

DESVÁN.  {Ap,) 

Mal  resisto 

DOROTEA. 

¿Qué  hacías,  Desván? 

DESVÁN. 

18,  mi  señor, 

~BOROTBA.  {Ap.) 

Esto  et  peor. 


OFENDER  CON  LAS  FINEZAS. 

DB8TMI. 

Y  eansado  del  lagaiB, 
Al  corredor  me  subi.    . 

DOROTEA. 

Aunque  quiera  hablar,  no  puedo, 
Desvao;  porque  tengo  miedo 
De  que  nos  hallen  aqui. 

DESVÁN. 

Adiós. 

DOROTEA.  (Ap.) 

Prevendréle  i  Ocuvio 
De  que  Desvao  levió  eotrar, 
Por  si  puede  deslumhrar 
Su  sospecha,  cnerdo  y  sabio;- 

Y  diréle  lo  que  pasa, 
De  camino,  4  mi  señora. 
Que  está  con  el  Conde  ahora, 

Y  Enrique  dentro  de  casa.        (Voie.) 

DESVÁN. 

Esto  se  va  disponiendo 
Todo  ío  peor  que  puede. 
Plegué  a  Dios  que  yo  noipede 
Por  las  costas ;  v  asi ,  entiendo 
Es  cuerda  resoíncioo 
Coger  la  de  Villa-Diego 
Antes  que  se  encienda  el  ftiego 

Y  haya  mayor  confusión.  (FoM.) 

Salen  EL  CONDE  t  BLANCA. 

CONDE. 

Prosigue,  Blanca,  en  tn  intento. 

BLANCA. 

Vuestra  alteza,  gran  señor, 
Me  escuche. 

CONDE. 

Siempre  mi  amor 
Vive  á  tu  opinión  atento. 

BUNGA. 

Acordarle,  Señor,  á  vuestra  alteza 
Lo  que  debe  á  su  sangre,  á  su  nobleza, 
A  su  amorosa  llama, 
A  mi  padre,  á  mi  esposo  y  á  mi  fama, 
Ks  pensar  que  ha  podido 
Entregarlo  al  olvido; 

Y  pues  no  es  acertado 
(Suponiéndole  principe  olvidado) 
Infamar  su  decoro 
Para  abonar  las  penas  quejo  lloro; 
El  tiempo  es  breve,  el  lance  peligroso^ 
El  lugar  sospechoso. 
Yo  mujer,  vos  ^alan,  mi  padre  honrado. 
Mal  seguro  mi  estado. 
Común  el  daño,  el  riesgo  conocido; 
Oiga  pues,  y  sabri  á  lo  que  ha  venido. 
Enrique  no  me  ha  visto  desde  el  dia 
Que,  airado,  quiso  la  desdicha  mia 
Que  solos  no$  hallase; 

No  es  mucho  que  temiese  y^Be  auseo- 

Porque  encontrar  quien  ama     [itae; 

A  solas  k  su  dama 

Hablando  con  un  hombre 

De  nobles  partes  y  de  ilustre  Domlire, 

Y  no  ver  mas  sus  ojos 

Por  no  templar  en  ellos  sai  enejes, 

No  esdesaire,  es  valor,  no  es  groseria, 

Fineza  es  noble;  porque  do  seria 

Sino  infamia  y  bajeza 

Tener  que  ponderarle  á  la  belleia. 

Vos  sois  la  causa ,  vos  el  tastntnieiito 

De  las  penas  que  siento,  ■ 

De  los  aaños  que  lloro  ;^ 

De  vos  me  valgo,  vuestro  esmi  decoro, 

Y  mi  opinión  es  vuestra; 

Haced  alarde ,  haced  bizarra  mnettra, 

Principe  esclarecido, 

Del  valor  adquirido. 

Del  honor  heredado, 

Poi         rae.  lastimado 

J  fiotToestrómtírepUque. 


Sattoflgaae  Enrique,  ' 
Cáseme  JO,  renédieaemiraiiii;     . 
Una  mujer  compadecida  ob  llama 
Para  que  le  ampara  j  solamente  [te. 
Quiero  que  bagáis  eü  laocasionpreBen- 
Noloque  debe  hacer  «o  noble  amante 
O  nn  principe  conataMe, 
Sino  10  que  on  hidalgo  caballero.  1^ 
Cualquier  particular.  SoloeMo  quiero; 
Pues,  por  miiier,  de  nadie  me  ampa- 
'  [rara, 

goe  á  90  cosu  mi  honor  no  procoian . 
sta  es.  Señor,  mi  pena  y  mi  fiuiga; 
Si  á  piedad  oa  obliga,  -  .    - 
Para  que  la  sépala  os  he  llanidce 
Ved  lo  que  os  toca-hacer  á  ley  de  too- 
com».  {nao. 

Respondiendoá  los  cargos  qne  me  has 

[hecho. 
Digo,  BUnca  (Ap.  ün  ▼jalean  tengo  en 

[el  pecho; 
Porque  la  adsra  el  alma  j  ser  inteiita 
Tercera  de  su  smory.de  mi  afirenu); 
Digo  pues  que  no  he  fisto 
>Bnríqae.  (Ají.  Jlal. resisto 

Este  ardor.) 

ILAIfCA.- 

{QoéliPstorbatot 

COHM. 

A-li  memoria 
Blandas  lisoigas  de  mi  ant%na  gloria 
(¡  Ay  Blanca!)  me  acordaron. 

StAHCA, 

Hirad 

comiB.-   ^ 

No  os  enojéis,  ya  se  pasaron; 

Y  pues  me  habeia  llamado  para  hacer- 

.  [tne 

Dueño  de  vneatm  pena,  he  de  Tcncer* 

[me. 
Procurando  de  Enrique  el  casamiento; 

Y  advertid  que  no  cb  poco  lo  que  in- 
Porqueosamodeanerte,  [l^ha* 
Que  lo  quenopndÍera,no«  la  muerte, 
Queera  encubrir  mi  amor,  voestro  de- 

[coro 
Lo  hs  podido  (¡ay  de  mi!);  porgue  es 
Tan  firme,  tan  eonalanle,  [Moro 
Que,  á  ser  posible^,.. 

SLAffCA. 

KepaseadeUnte 
Vueslraalteía;  repare  que  naesmedlo 
Ese  de  procnrarme  i  mi  el  reoMdkif 

Y  la  opinión  k  Enrique. 


ilaion  tienes,- 
Blanca,  enlascnlpasqne  á  nü  amor  pr«- 
Pero  esutido  contigo,  [Tienes; 

Aunque  i  callarme  obligo, 
Publican  mis  enojos 
Laa  lenguas  de  los  ojos; 
SI  no  puedes  conttao  no  encjurte, 
Yo  no  puedo  conmigo  no  miarte. 

blaiig*. 
Pues  por  quitar  la  csñsst  wm  iré. 


I»" 


.  .  ISspera, 
Blanca ;  nohagasB|tcwP*"U^*EP<NMra; 
YamCfoy. 

.IVos  es  gnarde^      (Visas.) 


Demifa 
Que  asegure  tahonerlsaleneion  mliL 
¡Quién  babré(iay  deM  tyamorl)  qve 

Que  pMÍda  HMoéottm  aaf,  qoe  aea 
En  mi  oplolñn  (hrsoJMi       r 


S7S 


fiL  LICENCIADO  DON  JBRÓNWO  M  VltLAIZAN. 


Rogar  amante  y  padecer  celoso? 
Pero  tanto  podra  qvien  tanto  adora. 

Salen  Mi  paño  DON  GARCÍA 
T  ENRIQUE. 

DOR  garcía. 

Por  no  dar  qué  decir,  no  salgo  abora, 
Enrique,  á  acon)pau;iro8. 

ERRIQUR. 

Aqai  habéis  de  quedaros. 
DOTI  carcía. 
Adiós,  hasta  mañana;  y  estad  cierto 
Que  no  baste  á  estorbar  nuestro  con- 
El  Conde.  [cierto 

( Vate.) 

C0?(DE. 

Un  hombre  sale;  ¿si  es  su  padre 
De  Blanca? 

ENRIQUE. 

No  hay  consuelo  que  me  cuadre. 
Cuando  adoro...  Mas  ¡  ay  de  m\ !  «Qué 
O  lo  iiní(e  el  deseo,  [veo? 

Odelcuüfto  de  Blanca... (¡Qué  recelos!) 
Vamos  (le  espacio,  celos. 

{Se  va  el  Conde  encubriendo ,  y  Enrique 
le  va  siguiendo.) 

Salen  al  paño  BLANCA  t  DOROTEA. 

BLANCA. 

¿Enrique  con  mi  padre? 

DOROTEA. 

Si ,  Señora ; 
Desván  lo  dijo  ahora. 

BLANCA. 

No  es  posible  que  el  r.onde haya  salido; 
Quiero  avisarle,  para  que,  advertido, 
Se  recate  de  Enrique. 

DOROTEA. 

Haslo  pensado 
Muy  bien. 

CONDE. 

Algún  criado 
Debo  de  ser;  y  cuando  no,  no  quiero 
Que  llegue  á  conocerme.  ( Vaee.) 

ENRIQUE. 

Rabio,  muero 
De  celos;  ^á  estas  horas 
jAh  sospechas  traidoras!)  [bío! 

in  el  cuarto  de  Blanca  un  hombreV  ¡Ra- 
Peroensusanprevent^aré  mí  agravio; 
Mas  no,  porque  está  encasa  don  Gar- 

ícla, 
Y  es  publicar  su  inraniia  con  la  mia. 
Seguirle  quiero  hasta  la  calle,  adonde. 
Sime  niega  quién  es... 

{Llega  Blanca  á  detener  á  Enrique, 
creyendo  que  es  el  Conde.) 

BLANCA. 

{Ap.  Este  es  el  Conde.) 
Vuestra  alteza.  Señor... 

.     ENRIQUE.  {Ap.) 

¿Qué  es  lo  que  escucho? 
Con  nuevos  daños  lucho. 
¡Ah  proceder  ingrato! 

BLANCA. 

Procure  con  recato 
Salir,  y  no  publique 
Mi  error,  porque  esti  Enrique 
Con  mi  padre,  y  no  es  Justo  que  lo  vea. 

ENRIQUE. 

Dime  después  que  tus  mentiras  crea. 
Fácil,  ingrata,  aleve... 

BLANCA. 

¡Ay  Dios!  ¿Qaé  m  «ftto? 
¿Es  Enrique? 


íi 


ENftIQOB. 

No  soy  sino  on  compueito 

De  desdicha  y  de  agravios. 

BLANCA. 

Saliérase  mi  vida  por  los  labios 
Ames  que  en  tu  creido  desengaio 
Oyeras  á  tu  costa  y  en  mí  dauo, 
Con  señales  tan  ciertas. 
Deshonras  vivas  y  verdades  muertas. 

ENRIQUE. 

Dime  ahora,  injusto  duefio 

Üe  mi  infamia;  dime  ahora. 

Después  de  agravios  creídos. 

Mal  estudiadas  lisonjas. 

¿Kra  el  Conde  (¡oh  rubia!  oh  celos!), 

Muerte  del  honor,  ponzoña 

Del  alma,  desasosiego 

Buscado  de  la  memoria? 

;A  estas  horas  de  tu  cuarto 

Sale  el  Conde?  Y  ¿á  estas  horas 

Yo  sintiendo  mi  desdicha, 

Tú  buscando  mi  deshonra? 

Que  no  perdone  mi  vida 

Quien  á  su  honor  no  perdona; 

Si  me  olvidas,  ¿para  qué 

y\o  buscas?  Y  si  le  adoras, 

¿Para  qué  le  engañsis?  ¿Tanto 

Tu  facilidad  te  informa, 

o  te  divierte,  ó  te  inclina, 

O  te  persuade,  ó  le  postra , 

Que  aun  no  obras  con  disculpa 

La  elección?  Siendo  una  sola, 

Fueras  ingrala  á  mis  penas 

Y  agradecida  á  las  otras. 

A  mi  en  mi  casa  me  ruegas, 

Y  en  la  tuya  me  deshonras; 
Tú  á  entrambos  nos  ofendes , 

Y  con  ninguno  te  abonas. 
Mátame  pues,  vence,  triunfii 
De  los  dos;  y  pues  no  importan 
Prevenidas  adveriencias 
Contra  vanidades  locas. 
Añade  culpas  á  culpas 

Y  celosa  celos;  goza 
Del  Conde... 

BLANCA. 

Bueno  está,  Enrique ; 
Bastan  los  cargos,  reporta 
El  alivio  que  en  tus  quejas 
Buscan  tus  ansias  celosas 
Tan  á  mi  costa,  y  repara 
Rn  que,  si  sufrí  hasta  ahora 
Desesperaciones  tuyas. 
Fué  porque  atendió  tu  boca 
A  tu  queja,  y  no  h  mi  agravio. 
Que  es  muy  diferente  cosa. 

ENRIQUE. 

Dices  bien ,  tienes  razón : 
Yo  te  ofendo,  tú  me  adoras; 
Yo  me  engaño,  tú  me  obligas; 
El  (iCnde  no  viene  á  cosa 
De  mi  agravio,  ni  él  ha  estado 
Aqui.ni  sallas ahoi'a 
A  qne  de  mi  se  guardase. 
Sueno  fué,  mentira  y  sombra 
Mi  temor;  cuando  lé  hallé 
Hablando  conti);o  á  solas , 
Tratiiba  mi  cas:imi<'nto, 

Y  él  quiere  i  Elvira ,  y  no  «s  otra 
La  ocasión  de  su  cuidado. 
¿Hay  mas  que  decir? 

BLANCA. 

Reporta, 
Enrique,  el  pesar  ardiente 
De  las  penas  que  te  ahogan , 

Y  repara... 

ENRIQUE. 

Vive  Dios, 
Blanca,  si  el  salir  me  estorbas, 


Sae  por  este  corredor 
e  arroje,  porque  eonoicas 
De  mi  amor  desesperado 
La  barbaridad  mas  loca. 
Déjame,  y  no  des  lugar 
A  que  tu  padre  nos  oiga ; 
Quede  entre  los  dos  secreta 
Tu  culpa,  y  fia,  Señon, 
Que  te  la  sabré  callar. 
Pues  soy  á  quien  mas  le  importa 
Tu  honor,  tu  persona  j  vida; 

Y  ya  tan  sola  una  cosa 

Te  pido,  y  es,  que  me  dejes 
Morir  de  mi  pena  propia: 
Que  adores  al  Conde  es  justo 
En  apacible  concordia : 
Blandas  lisonjas  le  animen. 
Pues  tiernos  lazos  le  adornan; 
Que  padezca  yo  vencido. 
Que  vivas  tú  vencedora, 
Pero  sin  verme  jamís: 
Porque,  siendo  ya  forxosa 
En  mi  muerte  mi  desdicha, 
O  mi  infamia  en  tus  lisonjas, 
Curando  penas  con  penas. 
Hoy  me  conviene,  hoy  me  importa. 
Pues  no  he  de  excusar  mí  muerte. 
Elegir  la  mas  dichosa. 
Muriendo  de  mi  desdldm 
Antes  que  de  tu  deshonra.      [fue. 

BLANCA. 

Enrique,  Señor,  mi  bien 
(¡Oh  desdicha  rigurosa!), 
¿Asi  te  vas?  Oye,  escncha: 
Si  mi  vida,  si  mis  obras 
Han  pensado  contra  li 
Leve  culpa,  fácil  sombra... 
¡  Ay  de  mi ,  cuan  en  mi  dafio ! 
A\'  de  mi.  cuin  á  tu  costa 
Te  han  salido  mis  Uneus, 
Pues  crece  tu  agravio  eo  todas! 
Si  encubro  el  amor  del  Coode 
('.on  prevención  amorosa. 
Por  no  avivar  tus  sospechas, 
Besulta  en  culpa  notoria 
De  mi  verdad  el  secreto: 
Si  hablo  con  el  Conde  i  solas 
Para  estorbar  su  cuidado, 
Con  resolución  heroica 
ConUrma  Enrique  sos  oilos; 

Y  si  salgo  cuidadosa 
A  prevenir  su  recato. 

El  |>rimero  con  quien  topa 
Mi  desdicha  es  con  mi  amante. 
;En  qué,  cielos,  os  ew^s 
La  verdad ,  que  ios  loems 
Contra  quien  la  dice  liiforaas? 
Llore  la  mayor  desdicha, 
Cues  es  la  mayor  de  ludas 
Ofender  c^n  tasfinezoa 

Y  agraviar  con  las  liso^ias. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  EL  CONDE  t  OCTAVIO pv  ■ 
puerta,  t  ENRIQUE 

OCTAVIO. 

Enrique  ha  venido  ya. 

poxoi. 
Déjame  i  soles  coa  ¿L 


{Vm 


¡Aydemi!  ¿QuA  ■!• 
El  Conde? 


C050B.  (4|k) 

lAbpeaacffvel! 


-*u. 


3  el  cielo  esti 
i  2)mor,  pues  me  obliga 
r»r  mi  y  por  su  houor, 
á  Knrique  le  diga 
?.  Pacieucia,  amor; 
.  fuerza  que  prosiga. 

ENRIQUE.  {Ap.) 

anoche (¡ay  de  mi!) 
20.  y  llamarme  abora ; 

que  pa8ó  alli, 
;  su  amor  la  adora; 

Octavio  aquí ; 
Octavio,  y  quedar 
»!i  mis  recelos; 
1  qué  han  de  parar 
s  y  oíros  celos, 
y  olro  pesar? 

co?fDe. 

s  tengo  de  vos, 

ENRIQUE. 

Aunque  yo  no  sé 
ciertas,  no,  por  Dios, 
f>rornraré 
'  á  las  dos. 

CONDE. 

há  que  no  me  veis, 
y  no  lo  acertáis; 
ido  en  mi  amor  tenéis 
AT,  le  aventuráis 
el  iros  que  hacéis, 
vio  ayrr  á  mi  lado, 
pstra  ausencia  ha  sahido, 
erlo  que  habrá  pensado 
edesKívorecido 
.»  habéis  enojado? 
.  error,  cuando  aquí 
islad  de  los  dos 
mi  pecho  os  di, 
."ulpado á  ^os, 
16  mudable  á  mi. 

ENRIQUE. 

or,  si  yo  creyera... 
t^ame  bios!  ¿Quién  pensara 
>  qiiej2s  me  diera 
?)  Si  imaginara, 
if>r,  que  os  ofendiera 
eros... 

CONDE. 

Esta  queja, 
,  toca  á  mi  amor 
él  os  aconseja , 
is  culpa.  Mi  vnlor 
ra  ;  y  así ,  la  deja 
ilisfaccion. 
>r.  callad  y  sufrid.) 
los  cargos  son 
;unda. 

ENRIQUE. 

Decid, 
é  notable  confusión!) 

CONI  E. 

•  causa  dil:il;iis 
lir  con  don  GüiTía, 
os?  No  rfS|Knid;iis; 
a  dilación  de  uu  dia 
os  ocasionáis , 
leli^ra  el  honor 
a,  la  calidad 
dre,  vuestro  amor 
I  propia  autoridad. 

ENRIQUE. 

lo  que  escucho.  Señor? 

;  que  ba  procedido 
Jilacion  áf  mi , 
teis  cuan  desabrido 
Ire  respondí 


OFENDER  CON  LAS  FINEZAS. 

De  Blanca,  y  vos,  advertido, 
Recatado,  leal  y  atento, 
Crevendo  que  era  mi  intento 
Darít*  otro  dueño,  templasteis 
Vuestro  amor,  y  dilatasteis 
Hasta  ahora  el  casamiento. 
Pues  no,  Enrique ;  no  ha  de  ser 
Causa  de  agravios  mi  gusto; 
Blanca  es  ya  vuestra  mujer. 
Lo  contrario  no  era  justo; 

Y  así ,  no  se  debe  hacer. 
Don  García  es  la  persona 
A  cuya  pluma  y  espada 
Le  debe  mas  Barcelona , 
Vos  sois  honor  de  Moneada, 
Blanca  es  honor  de  Cardona. 
Don  García  se  querella 
De  mí ,  y  no  hay  medio  que  cuadre 
Sin  casaros.  Blanca  es  bella; 

Y  a.sí ,  cumplid  con  su  padre , 
Con  vos,  conmigo  y  con  ella; 

Y  así,  Enrique,  efiectuad 
Vuestra  boda ,  y  excusad 
La  queja  de  don  García, 
La  de  su  hija  y  la  mía. 
Pues  todos  dicen  verdad. 
Quedará  Blanca  obligada, 
Su  padre  reconocido, 
Barcelona  asegurada. 
Vos  dicho-so,  yo  servido,    - 

Y  mi  intención  bien  lograda. 

ENRIQUE.  {Ap.) 

i,Qué  escucho?  ¡Oh  penal  Oh  rigor! 
Pero  ¿qué  duda  el  valor, 
Que  al  Conde... 

CONDE. 

¿No  respondéis, 
Enrique?  Pero  queréis 
Lograr  (claro  está)  el  amor 
De  blanca,  y  sacarme  á  mi 
Del  escrúpulo  en  que  estoy. 

{Hace  que  f  va.) 

ENRIQUE. 

Rspera,  Señor;  si  fui 
Ciego  amante,  noble  soy, 
Vuelva  mi  opinión  por  mí. 
Cuando  sabe  vuestra  alteza 
Mi  calidad,  mi  nobleza. 
Mi  valor  y  mi  lealtad, 
No  es  menester... 

CONDE. 

Esperad ; 
;.flácia  dónde  se  endereza 
Prevención  tan  excusada 
Como  acordarme  el  valor 
De  vuestra  sangre  heredada? 

ENRIQUE. 

Para  advertiros.  Señor, 
Que  en  vos...  Pero  aquí  no  es  nada, 
Si'ñor...  {Ap.  De  espacio,  recelos. 
No  os  asoméis  á  los  labios. 
Pues  si  os  itronuneian  mis  celos. 
Serán  en  mi  rostro  agravios 
Los  (pie  en  el  alma  desvelos. 
No  os  halle  la  voz  '{amas; 
Si  p|  Conde  me  aprieta  mis« 
Temo...) 

COKDE. 

{Ap  Él  se  ba  declarado; 
Pero  yo  estoy  ya  empeñado, 

Y  no  he  de  volver  atrás.) 
Si  ücaso  son  prevenciones 
Para  no  os  casar,  Enrique... 

ENRIQUE. 

No  son  sino  prcsmcionet 

De  honor,  para  qot  n«  ipHipw 

Violentadas  intescioiift 

Vuestra  altexa.     v  .**}.<.-•'. /s 


97» 

ooroi. 
Boeno  está, 
Enrique. 

BlfRIQÜE. 

Si  os  ofendía 
Mi  sangre,  vertedla  ya ; 
Porque  manchada  no  es  mia, 

Y  vertida  lo  será; 

Y  pues  nunca  os  ofendí. 
No  será  mucha  fineza 
Verterla  una  vez  por  mi , 

De  cuantas  por  vuestra  alteza 
En  el  campo  la  verti. 

conns. 
¿Qué  decís? 

ENRIQUE. 

Que  desde  el  dia 
Que  mi  amor  os  declaré, 

Y  os  dio  cuenta  don  García 
De  mi  boda,  como  bailé 
Que  vuestra  alteza  tenia 
Otro  intento,  desistí 

Del  mió!  {Ap.  Excusarme  quiero 
Sin  riesgo  de  Blanca,  si 
Falté  á  mi  dolor,  núes  muero, 
Pero  no  me  falle  á  mí.) 

Y  así ,  Señor,  vuestra  alteza 
No  se  empeñe  en  procurar 
Esta  boda  por  Qneza 

D<'  Blanca,  ó  procure  dar 
Otro  dueño  á  su  belleza. 

CONDE. 

{Ap.  Enrique  está  receloso 
De  mí ,  yo  estoy  empeñado, 
Blanca  tiene  peligroso 
Su  honor,  Enrique  es  honrado, 
Don  García  está  quejoso; 
Si  aprieto  á  Enrique,  le  aumento 
Sus  sospechas ;  si  me  voy. 
No  logra  Blanca  su  intento; 

Y  si  le  logra,  le  doy 

A  mi  amor  otro  tormento. 

Pues  ¿qué  he  de  hacer?  Qué?  Morir 

Primero  que  con.sentir 

Que  por  mí  llegue  á  perder 

Su  honor  Blanca ;  esto  ha  de  ser, 

A  todo  le  he  de  salir.) 

Enrique,  Blanca  ba  llegado 

A  quejarse  de  que  he  sido 

Yo  quien  su  boda  ba  estorbado, 

Y  piensa  que  yo  os  impido 
El  que  no  estéis  ya  casado; 

Y  pues  yo  no  os  lo  impedí, 

Y  ella  cuerdamente  aqui 
Mira  el  riesgo  de  los  dos. 
Ni  yo  he  de  perder  por  vos. 
Ni  ella  ha  de  perder  por  mi; 

Y  pues  vos  se  la  pedisteis 
A  su  padre,  y  admitió 
Vuestra  persona,  y  me  disteis 
Parte  á  mi ,  y  él  publicó 

La  elección  que  vos  hicisteis , 

Y  es  t:in  bueno  don  García 
Como  vos,  y  es  sangre  mia 
Blanca ,  y  ya  se  lia  publicado 
Que  en  s'n  casa  habéis  entrado 
(>>mu  galán,  y  sería 

(<ulpa  grave  en  su  opinión 
Dejar  sin  satisfaceioii 
Este  escándalo,  qae  está 
Hoy  pendiente,  y  lo  será , 
Si  ven  cuan  sin  ocasión 
No  os  casáis,  y  han  de  creer 
Los  que  han  llegado  á  pensar 
Que  es  Blanca  vuestra  mujer. 
Que  en  mí  haltasieis  qué  temer, 
(I  en  ella  qné  remediar. 
Blanca  se  fale  de  mi , 
Su  padre  es  noble;  y  aei , 
Pues  somos  uno  los  dos » 
No  ot  bagáis  ingrato  á  toa 


380 

Ni  me  bapfais  tirano  á  mi. 
Yo  debo  hacerle  favores 
A  don  García ,  y  si  vos 
Heredáis,  serán  mayores , 
Claro  está ,  pues  sois  los  dos 
Mis  dos  vasallos  mejores. 
Casaos,  pues;  pero  si  ciego 
Dejais  de  cumplir  conmigo, 
Obrará  mi  enojo  luego, 
Siendo  mayor  el  castigo 
En  los  desaires  del  fuego  ; 

Y  justamente  indignado 
De  veros  escrupuloso , 
Cuando  os  dejo  asegurado, 
Quien  no  me  atendió  piadoso , 

Me  habrá  merecido  airado.       {Vaie,) 

ERRIQOE. 

¿Qué  es  esto,  honor?  ¡  Ay  de  mi ! 
Sentidos...  Mas  yo  me  engaño, 
Porque  despreciarme  así 
El  Conde,  es  yerro,  es  engaño, 
Es  ilusión  ;  yo  mentí. 
No  puede  ser,  mis  oídos 
Me  engañan ,  y  cuando  no. 
Mi  honor  viva ,  pues  le  echó 
Esta  culpa  á  mis  sentidos, 
Pero  á  mi  príncipe  no. 
¿Salir  el  Conde  a  desliora 
bel  cuarto  de  Blanca ,  y  cuando 
Sé  que  la  sirve  y  la  adora , 

Y  de  mí  se  están  guardando , 
Casarme  con  ella  ahora  ? 

;  Oh  violencia!  Oh  (irania 
bel  poder!  no  te  empeñaras 
A  menos  cosía,  y  seria 
Piedad  tu  airada  porfía, 
Si  la  vida  me  quitaras 
Solamente,  y  no  el  honor ; 
Pero  ¿qué  importa  el  rigor , 
El  ruego  y  la  tiranía. 
La  violencia  ó  la  porfía 
Del  Conde?  Muestre  el  valor 
Rostro  esquivo  á  los  rigores , 
Pecho  firme  á  las  violencias, 

Y  entre  agravios  y  favores. 
Prefiera  mis  conveniencias 
El  duelo  de  mis  amores. 

5a/«  DESVÁN. 

DESVÁN. 

¡Señor,  ah,  Señor!  ¿estás 
Solo? 

ENRIQUE. 

Desván ,  ¿qué  me  quieres? 

DESVÁN. 

No  puedo  decirte  mas, 
Mientras  no  me  respondieres 
Si  estás  solo;  ¿así  te  vas? 

ENRIQUE. 

Suelta. 

DESVÁN. 

Señor,  como  bacías 
Visajes  y  tropelías, 

Y  vi  que  á  solas  hal)1abas, 
Óue  allá  te  lo  preguntabas 

Y  allá  te  lo  respondías. 

Que  hablabas  á  alguien  creí. 

ENRIQUE. 

Aparta,  necio ;  ¡  ay  de  mí ! 

DESVÁN. 

Oye,  escucha:  la  criada 
De  Blanca... 

ENRIQUE. 

¿Qué  dices? 

DESVÁN. 

Nada. 

ENRIQUE. 

Pero  si  ya  la  perdí , 
¿Qué  pregunto? 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZAR. 


DESVÁN. 

Con  Octavio 
La  vi  ahora. 

ENRIQUE. 

Cierra  el  labio, 
Infame ;  pero,  Desván , 
¿De  veras?  ¿Adonde  están? 
¡  Oh  lo  que  sufre  un  agravio ! 

DESVÁN. 

Junto  á  palacio  les  vi. 

ENRIQUE. 

¿Qué  dices? 

DESVÁN. 

Verdad,  por  Dios. 

ENRIQUE. 

Pues  sigúeme. 

DESVÁN. 

Voy  tras  tí. 

ENRIQUE. 

¡  Ay  ingrata !  (Va$e.) 

DESVÁN. 

Plegué  á  Dios, 
Señor,  que  me  saque  á  mi 
De  loco,  y  á  ti  de  amante; 
Porque  estoy,  se^un  infiero 
De  nuestra  vida  inconstante. 
Trocado  ya  en  escudero 
De  alguncaballero andante.      (Vate.) 

Salen  OCTAVIO  y  DOROTEA. 

DOROTEA. 

Lo  que  te  he  dicho  pasó 
Anoche. 

OCTAVIO. 

¡Notable  azar! 

DOROTEA. 

Por  excusarle  un  pesar 
A  Enrique,  se  le  aumentó. 

OCTAVIO. 

¿Y  Blanca? 

DOROTEA. 

Pierde  el  sentido. 
Padece,  suspira  y  llora , 
Porque  tiene  honor,  adora 
A  Enrique  y  le  ve  ofendido ; 
Enñn... 

OCTAVIO. 

Aquí  están  los  dos. 

Salen  ENRIQUE  t  DESVÁN  por  la 
misma  puerta. 

DOROTEA. 

Me  encargó  que  este  papel 
Le  diese  ál  Conde. 

ENRIQUE.  (Ap.) 
i  Ah  cruel! 
{Saca  Dorotea  un  papel  de  la  manga.) 

DESV.\N. 

Ya  escampa. 

ENRIQUE. 

Pues,  vive  Dios, 

Que  he  de  averiguar  por  mi 

Quién  es  dueño  de  este  agravio ; 

Aqueste  papel,  Octavio, 

No  es  para  vos. 

{Llega  Enrique  por  detrás,  y  le  quita- 
rá á  Dorotea  de  la  mano  el  papel  que 
va  á  dar  á  Octavio.) 

OCTAVIO. 

¿Cómo? 

DESVÁN. 

Aquí 
De  los  truenos  y  los  ravos, 
Ello  bien  me  pueden  dar; 
Mas,  p^r  Dios,  que  he  de  sacar 
De  vergüeoza  á  los  lacayos. 


OCTAVIO.  {Ap.) 

Para  el  Conde  era  el  papel, 

Y  ha  de  confirmar  sa  agravio 
Enrique,  si  le  ve. 

B.5BIQUK. 
OcUTiO, 

Escuchad. 

DOROTEA.  (Ap.) 

i  Lance  cruel ! 

OCTAVIO. 

Sin  el  papel ,  nada  puedo 
Escuchar. 

DESVAlf. 

Desván,  ¿qaé  esperas? 
Vive  Dios,  que  va  de  veras; 
Casi  casi  tengo  miedo. 

DOROTEA. 

Nada  á  Blanca  le  aprovecha. 

{Hace  Desván  que  va  á  meter  mamá 
espada,  g  deUénele  Emrifíe.) 

DE8VA1I. 

Mas  ¿qué  miedo  hay  qnemeasoobi 
¿Luego  le  han  de  dar  á  an  hoalire 
Por  la  tetilla  derecha  ? 

ENBIQUB. 

Octavio,  ó  este  papel 
Es  de  Blanca  ó  es  de  Elvira. 
Si  es  de  Blanca,  ¿qué  os  adlain 
El  verme  empeñar  por  él , 
Sabiendo  que  ea  duefio  mió» 

Y  que  en  reciproco  empleo 
Vive  feliz  mi  deseo 

A  cuenta  de  su  albedriof 
Si  es  de  Elvira,  es  para  el  Conde 
El  papel,  no  para  vos; 
Pues  si  es  de  una  de  Ua  dos, 

Y  ninguna  os  corresponde, 
Fidelidad  es,  no  error. 
Aquesta  temeridad , 

Pues  si  es  de  Elvira,  es  lealtad, 

Y  si  es  de  Blanca,  es  aaior. 

OCTAVIO. 

Enrique,  sea  el  papel 
De  cualquiera  de  las  dos. 
Viene  para  mi ,  y  ni  vos 
Ni  el  Conde  sois  dueño  de  él. 

BHRIQOB. 

Pues,  Octavio,  yo  lo  tengo 
Ya  en  mi  poder,  y  sabré 
Defenderle,  y  le  tomé 
A  todo  riesgo,  pues  vengo 
Con  esta  resolución ; 
De  ella  no,  no  he  de  apartanBCi 
Basten  ó  no  á  discalpanne 
Mi  lealtad  ó  mi  afición. 
Ya  me  llegué  4  resolver; 
Soy  noble,  estoy  empelado, 

Y  no  os  le  hubiera  tomado. 
Si  os  le  hubiera  de  Tolver. 

OCTAVIO. 

Pues,  Enrique,  aunqae  el  laiv 
Me  obligue  k  veneración. 
Tomaré  satisfacción 
D(mde  se  me  hace  el  pesw; 

Y  pues  me  le  hacéis  aquí , 
Aquí  he  de  vengar  mi  agniio. 

(506011  las  espada*  Otimás  g  CaHfi 
Stía  DON  garcía. 


Cierra  Espafta. 

dohgabcIa. 
Enrim»,  Odavic^ 
¿Qué  es  esto?  (i^  lias  ¡ aj  de»i 
¿Si  es  Dorotea  ¡ay  bonor! 
Aquella  mujeir) 


.j 


OCTATIO.  (Ap,) 

Gordído 

DOBOTEA. 

me  ba  conocido, 

da.  {Va¿e.) 

EICBIQIIB.  (i4p.) 

Esto-es  peor ; 
itieode  don  Garda 
D  de  este  pesar, 
!ia  de  resultar 
mU  7  en  la  mia. 

m  á  envainar  las  espadas.) 

DESVÁN. 

sÍD  duda  fué 

>n  García  ba  enviado, 

e  ba  desbaratado 

cólera  que 

ido  jamás. 

DON  GARCÍA.  (Ap,) 

están  los  dos. 

SKSVAN. 

0  estando  de  Dios, 
te  es  por  demás. 

DON  GABdA. 

B«  ¿no  sabré 
rfoo  del  disgusto, 
enojo  tan  justo 
r  caldado  os  dé, 
ravio  que  por  si 
satisfacción  ? 
ne  la  ocasión , 
se  acabe  aquf. 

ENBIQCE. 

8  de  lo  que  babeis  visto. 

OCTAVIO.  {Ap.) 

or  ocasión 
atisfaccion. 

DON  GABCU.  (Ap.) 

ospecbas  resisto. 

ENBIQUE.  (Ap.) 

desdicha  fuera 

1  don  García. 

OCTAVIO. 

bonor  ofenderla 
a  si  lo  dijera.) 
de  por  medio  vos, 
á»  no  será  nada. 

ENBIQOE. 

!S  mi  bonor  y  mi  espada. 

DON  GABCÍA. 

;aarde. 

OCTAVIO. 

Adiós.  (Vase.) 

BNBIOOE. 

Adiós.    (Vase.) 

DON  GABCÍA. 

i  sospecba  es; 

nplira  mi  bonor 

n  el  valor, 

i  dudas  después.  (Vase.) 

DOROTEA,  como  asustada. 

DOBOTEA, 

¿qué  ba  babido?  Que  allí 
QO  me  be  encubierto. 

DESVÁN. 

ibiéramos  muerto 
orobres  de  bien  aquí 
loscocbinos... 

DOROTEA. 

Voy 
le  á  mi  sefiori 
>asa. 


OFEÍABR  con  LA8  FINEZAS. 

0 

MSTAlh 

Escacba. 

DOBOTKA. 

¿Abort 
Estás  colérico? 

DESVÁN. 

Soy 
Sanguino  en  dos  grados. 

DOROTEA. 

Pues 
Sángrate,  y  por  si  te  ves, 
Desván,  en  otro  trabajo, 

Y  la  cólera  después 

La  sangre  enciende  á  destijo, 
Gon  dos  azumbres  ó  tres 
Echa  la  cólera  abajo, 

Y  veréte  de  revés 

Lo  que  bis  refiir  de  tajo. 
{Vmue.) 

Saien  BLANCA  t  ELVIRA. 

ELVIRA. 

Templa  esa  pena  importuna , 
Dales  vado  á  tus  enojos, 
Blanca  ,  y  no  paguen  tos  ojos 
Los  yerros  de  tti  fortuna. 
Llora ,  mas  sea  con  alguna 
Templanza;  porque,  remfida 
A  esa  pena  repetida. 
Que  el  corazón  te  enijena , 
Primero  que  con  tu  pena 
Has  de  acabar  con  tu  vida. 
Desdicbas,  cuyo  ser  nace 
De  alguna  cansa  secreta. 
Quien  las  buye  las  respeta, 

Y  quien  las  llora  las  nace. 

¿  Qué  importa  que  te  amenace 
Amor  con  introducir 
Sombras ,  que  se  bao  de  fingir. 
Si  es  tan  fácil  su  poder. 
Que  el  comenzar  a  nacer 
fis  acabar  de  morir? 
Cumple  tú  con  adorar 
A  Enrique,  cumpla  to  amor 
Con  tu  lealtad  y  tu  bonor, 

Y  déjale  al  cieio  obrar. 
VA  sol  se  deja  ignorar 

De  una  nube,  y  no  se  deja 
Vencer ;  pues  si  él  te  aconseja 
Su  riesgo  y  tu  cooflania , 
¿Qué  mas  tiene  esta  esperanza 
En  su  duda  que  en  tu  qoifa? 

BLANCA. 

:  Ay  Elvira  I  cuando  es  ya 
Mi  pena  infelice, pues 
Sabiendo  que  el  daño  lo  es. 
No  sé  si  el  oien  lo  será , 
Confie  el  sol ,  porque  está 
Enseñado  á  amanecer;  * 

Mas,  si  es  que  teme  el  perder 
Sus  rayos  para  vivir. 
Siempre  míe  se  ve  morir, 
No  sabe  si  ba  de  nacer. 
No  siento  el  verle  ofendido 
A  Enrique,  al  Conde  empefiado, 
Mentida  mi  fe,  burlado 
Mi  amor,  y  mi  bonor  perdido; 
Solo  ( ¡  ay  Elviral )  be  soitklo 
Ver  en  mi  contraria  suerte 
Que  para  que  yo  no  acierte 
Al  remedio  ni  á  la  beridá. 
Ni  sé  buscarme  la  vida , 
Ni  sabe  bailarme  la      c 
Fineza  filé  el  no  oí 
AI  Conde,  y  el  to      . 
Su  amor,  v  el  de-wr- 
SuasistRi      .*el 
Su  ind  í  ' 

Sus  ai 
Mas,  t 


Le  tengo,  mas  Indionado. 
Muera  vo,  pees  be  ifegaao 
A  ofender  con  las  flnáai. 

BLVlta*    - 

Pues  ¿qué  bu  dé  liaéerT 


^l 


iQii4téyo, 
Si  todo  sé  yerra  en  mi? . . 
Con  Dorotea  lé  escribí 
Al  Conde  16  qoe  pasó 
Después  que  anoebe  sanó. 
Porque  no  le  niegue  nada 
A  Enriqné,  y  porque,  avisidtf 
Su  corcora ,  obre  m^r» 
Y  quede,  si  no  el  aaor. 
La  opinión  asegofadiu . 

5«/e  DOROTEA, 


¿Seffoéa? 


iQ«é  b«y,  DoroteiT 

MaOTIA. 

Enrique,  OcUtío... 

iQoéhásIdé? 

nplOTIA. 

Mi  sefior... 

.  BURCA.   . 

iOné? 

MmOTIA. 

Me  ba  seguido. 


BOBOTIA. 


£i  Tiene. 


MnonA. 
Peeenomevea. 

SaU  DON  garcía. 

voircABjcU. 
¿Quién  á  Doretet  ha  enviado 
roeradeciut 


Ifm.) 


'Sefter... 
(Ap.  Avn será  el  daftémiyor 
si-mi  padre  la  N  eneoBtrada; 
Eso  sí,  yérrenlo  tode 
Mis  amantes  prev€iKdoqee.} 

BOU  óáicIa. 
SalgaoMS  de  oonhaioiies , 
Blanca, y  si  paede  uber modo 
Para  prevenir  ios  daftot 
De  que  me  iBÜMrme  el  temor, 
Qoe  amenaian  á  ta  bonor, 
Amividayámisalloe,   . 
Dimelo  antes  q«e  fea 
Preciso  mi  agmio.  Mea 
Ahora  es  tiempe,  X  dettNMB 
NKignno  habrá  que  lo  sea. 
Hoy,  qiTerieodo  averlgnar 
Tantos  riesigoseo  mi  honor, 
Yendo  á  pálido  á  Imsetr 
A  Enrique  para  ^nstir   « 
Gon  él  el  miedlo  mtifvt 
De  abreviar  su  casamiento, 
Tan  empelado  la  fl 
Con  Oeuvlo,  qoe  temí 
El  an  delioeeso.  fio.  talento  . 
Saber  de  les  doe  eail  #Mi 
La  cansa.)  YOes  ae^ir, 
Ydltoennsqae  pealar  . 
Si  era  acaso  Dorotea   . 
Una  miyer  quedé  mi 
Se  escondió  t  voM  á  baoelria, 
Peronopadoaiañnüln  /   • 
Mpaei^  aaaqao  1n  mipl; 


Insimmenios  de  caer 
En  loda  alcasüeteria. 

IWflA    LEONO 


EL  LICENcrADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZiH. 
Enemigo  del 


Sale  DON  PEDRO. 
;  Leonor! 

Señor,  idónde  vas? 
A  morir. 

¿Qué  dices! 

Digo 
Que  hasta  hallar  ii  mi  euemigo 

No  he  de  :.JW 


De  SI 


mm 


Muerto  en  .,^^ 

Hasta  que  del  homicida 

Que  diü  i  tu  hermano  la  muerte, 

í  enemigo  de  mi  suerte, 

Malo  en  fa  suya  mi  vida , 

Me  deje  el  eielii  vengar. 

DoAA  LEONOR.  (Ap.) 

¡A;  don  loan  del  almamia! 
tQué  es  lo  i|ae  diccsT 

?ue  no  le  has  de  apasionar 
anio.  (Áp.  Amor  m«  dé  elocuencia 
Para  ^er  persuadir 


BuSíJ  SS?-     s  daíios 

H  le  esiéii . 

Porque  ñores  eslitii  hien 

Faj  -^g 

De  'Ion  Juan,  son  tus  amif[0.i ; 
Falte  al  riuor  la  porfia; 
Porquf^,  s]  es  torpe  el  iHHJer 
m        V6  m 


Don  Juan  j  el  malario  Tueru 
Venganza;  muer 

no  vuelve  i  vi  bermano. 

M     aducida 

de  tu  valor; 
Noech    '     rder  tu  rigor 
KK  iifacTda. 

S05  bija 
Tu  vida 

Poco  le  del>e,  l^onor. 

Tu  sangre,  pues  ahora  ea  mi 

La  despredaí ;  siempre  Tul 


No 


rueldad 
i  ser; 
ser  mujer. 


&£", 

deaeo, 
le  vi, 
e  parezco  i  mi 
nln»  ojos  me  veo 

DOÜA    LEONOB. 

Antes  me 

atrevo  i  creer, 

^      -Vas  referido, 
Que  espejo  i  tu  enojo  lie  sido, 
^  ^"a  piedad  lo  he  de  ser; 
como  un  homhre  enojado 


Si  te  has  mirado  al  espejo. 
Aunque  pudieras,  Leooor, 


BOiU    LKO:iOR. 

Cieb», 
tQué  miroT  iDon  InaoT 

Si  se  te  bieiere  de  aaevo 
Verme  en  tu  cua,  Leonor, 
Mas  de  nuevo  se  me  bice 
El  vivir  sin  vene  jo. 

doSa  Ltonoi. 
¿Qué  es  esto,  don  Jnu,  ni  U«a* 
itii  en  mi  casa! 


Salir  del 
Subir  al 
Romper  |^ 
Quebrar 

Reventar 


Vesioel      sn^wi 
Qae  es  la  violencia  maror. 

UMS. 

V  tú,  luís,  ^no  mi 
Lo  que  es  esto! 


ir  conmigo, 
con  tu  amor, 

nlla  por  mi  enemigo; 

que  no  es     iio  (jue  entiendan 

los  agravios, 
s  venganzas  orendan.  {Vale.) 


vivo  en  él ,  iqué  importa? 
Doiía  Ana  es  amiga  mia. 
Su  don  Juan  mi  amaoie. 

El 
Su! 
Mas  poderosos ;  mas  ciego 

"arcia,  mas  terrible 
Mi  padre,  jmas  Imposible 
Mi  volnnlad.nolo  niego; 
M^s,  si  el  amor  ha  de  ser 
litar, 

¿3: 

mi59os 

Se  ha  or. 

Amor  tengo  para  todos. 


,A  qoí  efetoT 

Pi 
Para  decírtelo 


iYo,  Um? 


01)  Juan,  os  ruego. 
m  que  estoy; 


indeesioy 


la  iinclie 


SUFRIR  HAS  POR  QUERER  HAS. 


Caando  lo  sepa,  ¿qué  ímporla. 
Si  no  sabe  dónde  estoj? 

iJe  ha  bascado  la  justicia? 

tsa  desilicha,  Leonor, 
Solo  i  mi  Ttds  ameoaia, 

quleii  ama  j  tiene  honor, 

s  la  pena  mas  atroz. 


¿Jlayorpenaquelaír 


Mavor  mal  los  cefos  sod; 
Pero  repara  primero 
(Jue  lo  pronuncie  la  voz.— 
Inés,  icD  cuenta  si  vuelve 
Mi  padre. 


Hucho  me  bolgan,  don  Juan , 


cualquier  pena, 
) era CIO  n 

ibstiiisda; 


ii  lias  de  ser  mi  marido, 
yo  le  bíisla  á  mi  opinitin 
F.l  ser  buena  par»  mf. 
Si  para  ti  no  lo  soy. 


Ante 


SiKSylavoi; 

s  iii  falto  al  setitimiento. 
Por  no  fallar  á  mi  amor, 
~%%  sospecha, 

lio  infamar  tu  opinión. 

DOÍK    LEONOR. 

i  rendimiento  esa  queja , 
Pab 


No  es  sino 

iQuiéresIe  T 

DO.T  JMM. 

Si ,  Sefiora ;  ja  me  voy. 

iHas  que  ha  de  venir  mi  padr«f 

No  volveri... 

i  Mi  leBor! 
doSa  (.IOKO*. 
¿Es  burla  6  verdad ,  Inés! 

i^ts. 
i  Que  sube  1 

DOSk  LtOtCOB. 

Temblando  estoj. 
non  ivah. 
Dame  i  besar  una  mano, 
nodi  uOHOB. 
Tema,  j  TtiélTete.    . 


DON  JDAH. 

Leonor, 
ilris  i  verme  mafiana 
Al  j  ardil)  f 

DOSa  LEONOR. 


Si. 


Adiós. 

DOAa    tIOHOR. 

Adiós.      {Vate.) 

INÍS. 

Liodameole  la  bao  tragado 
Los  teüores. 

UBoa. 
Liiego  ioo 
Viene  el  TíejoT 

Veniri! 

■amula  el  señor  Lífon. 

{Yante.) 

Salen  DON  DIEGO  i  DON  GARCÍA. 

DOn  DIEGO. 

Aunque  intentes,  tiermano  don  Garria, 
Encubrirle  esa  pena  al  alma  mía. 
En  tu  desasosiego 
Conotcó  lu  disgusio. 

CON  GABCi*. 

Ove,  dondiego; 
Va  sabes  nuemaiú  (Ion  Juan  Centenas 
A  don  Pedro  de  Luna,  y  las  querejias 
Sabes  con  quesu  padre,  airado,  Jn  lea  la 
Vengar  sumuerle  y  redimir  su  afrenta, 

POK  DIEGO. 

Todo  lo  sé,  y  también  que  su  esperau- 
Para  Tacilllar  esLa  vetiganra,  [za, 

Por  verse  viejo,  solo  j  desvalido. 
Se  valiúde  nosotros,  que  hemos  sida 
Opuestos  i  don  Juan.  {Ap.  A  Ulos  plu- 
""'" igo  fuera,        [guiera 


EL  LICENCIADO  DON  JEBÓKlilO  DE  TILLAIZAN. 

IX  GARCÍA. 

Dos  veces  pues  por  el  estribo  llego 
¿V  al  Gd  las  conociste? 

Ho,  don  Ule) 


non  MIGO. 
Pues  repórtate,  r  mira  qne  n 
De  Leonor  dos  ba  tIuo;  do  t( 
A  enieuder  la  ocaaioo  de  tus  e 

Sale  DON  PEDRO. 


uprim. 


Yelfinquehadelenermiimorignoro.) 
Sé  también  que  es  su  intento 
Ufreccrieisuliija  en  casamiento; 
Sé  quelo  hasacetido,]i  sé  quees  moeii 
Su  viriuil }  nobleza. 

Pues  escucha: 
Hada  el  cani[)o  esta  tarde  me  salía 
A  estar  conmigoy  con  la  ¡wna  n>ia, 
V  al  tiempo  que  pasaba 
Por  la  iglesia  mayor,  parado  estaba 
El  CDcbu  de  Leonor;  y  yo,  pensaudo 
Verla  ú  hablarla,  me  detuve,  cuando 
Dos  lapadas  se  entraron 
En  el  coche,  y  de  mise  recataron 
Tanto,  que  su  cuidado  a vis6  el  mió; 
Seaullas,  y  porfió. 
Celoso  j-  recalado,  en  conocerlas. 

jQué  dicesf 

no:<  garcía. 
Porque  el  verlas , 
Las  cortinas  cerrailaü. 
Las  calles  discurrir  mas  excusadas , 
Celos  me  añadió  á  ceta*. 
Dos  veces  me  Negué  al  estribo... 

{Ap.  ¡A»  cielos! 
(^ue  era  doña  Ana  la  «ne  en  él  venia, 
>  si  la  conoció,  perdió  en  un  dia 
Nuestro  amor  el  secreto,  yo  su  mano; 
Ellaenojóasuprimo.joítniilicrmano, 
Pues  si  llega  ásaberseuuestro intento, 
Niugunobadeadmilírelcasainieitto; 
V  aunque  cod  esli  dollt  Ana  nóvenla, 
iAolableaur!)  Pniigne,  don  Garata. 


Has  para  las  sospechas  que  he  tralc 

Basla  que  una  criada  he  conocido 

De  Leonor,  y  saber  me  falla  ahora 

Si  acaso  era  Leonora 

La  dama  que  de  mi  se  encubrió  lar 

El  rostro  con  el  manto. 

Ya  paró  el  coche,  jhedefer, don  Di 

Sisonclertasnisdlchas.  [f 

...  ,  ;Eslis  cieg 

Advierte,  don  García, 

Quero  pase  el  cuidado  á  grosería, 

Bl  recelo  á  bajeza. 

La  sospecha  i  delito,  la  Bneu 

■  ''-sprecio,  el  engafio 

idencia,  y  la  dnda  i  desengaño; 
Que  hay  hombre  en  su  sospecha  I 
[constan! 
,.  ,  por  llevar  sus  celos  adelante, 
liara  i  entender, según  laofensaapur 
Que  le  importa  el  agravio  ó  le  procur 

V  que  le  esti  peor  á  su  cuidado 

El  quedar  satisfecho  quu  agraviado 

Dou  Diego,  mis  recelos 
Desde  que  fueron  dudas  fueron  celoi 
üue  si  ellndicio fuera  [r. 

Tan  grande,  que  disculpas  no  admitii 
El  alma  por  la  boca  y  por  los  labios, 
A  riesgo  abierto,  los  llamara  agravio 

(Ap.  Si  sabe  dan  García 

Que  es  prima  de  don  Juan  la  que  vcoi 
En  casa  deLeoiior.  v  á  verla  ha  entradi 
Le  ha  de  dar  mas  cuidado  [ni 

Saber  por  qué  se  encubre  y  á  qué  vi* 

Y  si  mas  en  la  calle  se  detiene,       [li 

Meembararaelenlrarporla -- 

"" Taesler' ' 

)sded( 

Volvimonos,  hermano,  y  ni 
A  apurar  mas  disgustos. 


Con  fingidos  consuelos, 


jA  pié  y  en  esta  cille?  (Áp.  ¡> 
Noaciertolhablar.)  Voveogo 


Hucboque  hablar  con  «os,yc 
A  bueo  tiempo.  [i 

Don  neeo.  (Ap.) 

A  don  Pedro  le  k 
De  encontrarte  I  ni  pncrla; 
Todo  en  abono  mío  m  coocier 

bOK  GAacU. 
Esto  es  forzoso;  perdonad,  do 

DO;i  DIEGO.  {Ap.i 

Daré  la  vuelta  a  ewtra  calle,  * 

Vendré  á  ver  i  doOa  Ana:qae  Ii 

Pues  ya  entraron  en  osa,  tuat 

tu. 


i^a  hermosura  mayor;  Toofhet 

^  Leonor  por  esposa, ;  be  sen 

::uando  están  niwalros  deadei 

£n  mayores  cuidados, 

)ne  no  miréis  por  im,  por  miy  p 

'os  muygalaa,nn;  bella 

'Conor,  muerto  su  bermaiio, 

I  yo  muy  Tiejo,  el  fslgo  muy  ú 

'ubtico  en  el  lagar  Tnetlro  d« 

leneUdo  en  mi  calle  el  galaab 

^I  honor  melindroso, 

.a  envidia  ateuta,  el  ÜMapopd 

Llgnno  que  to  mira, 

!ue  parece  que  calla  y  qne  ut 

.uego  temer  pudiera 

|ue  crean  todoi  lo  qna  yo  cret 

asi,  no  penniui*  que  yo  ae'n 
le  Leonor,  ul  qne  a  vocosacn 
egundavei;raaiédiuiiecsioi 

e.aDuqneeadgalaatMeaví 


scindalo  decenio. 


His  duda 


celos 
me  empeñan»)... 
BOU  ni  ECO. 
Puesyanohasdepoder.porqncseen. 
■>o:i  GAHciA.         [traron 
Por  tu  culpa,  don  Diego, 
Ko  llegué  á  conocerlas. 

boa  MEGO. 

iEst&s  ciegol 
i^ETCusarte  un  error  le  llamas  cuIpaT 
"íro  el  estar  i^eloso  te  disculpa. 

ílvámonos;  repara 

le  apenas  es  de  noche,  y  si  te  hallara 

su  puerta  parado 

t  padre  de  Leonor,  es  tan  honrado, 

le  de  li  se  ofendiera. 

DO:i  CARCfA. 

in  celos  no  hay  cordura ;  aquí  me  es- 
bo^  DIEGO.  [pera. 

>er  locura  tu  recelo  pasa. 

00.1  garcía. 
no  hay  consejo  qne  i  mis  celos  cua- 
;e  he  de  entrar  en  su  casa,      [dre; 


Mas  me  obliga       «"«»'*"  fw  mi  h^a  lo  oomíci 
s,  l'olopailo,oiieMem»rBi*s 


!sni  le  admito  }D.aJHUI« 
asi,  seguid  mejor  Tnettrat  ici 
orqne  en  las  opWosM 
ue  una  vea  toma  el  nko  pwn 
lescaodalo  pasaporamiia. 


i,Beñordon  Garda;  anteiM 
le  llaméis  correedMloqecHt 
;coro  es  de  los  doo;  j  asi.  piWM 
le  esté  mi  amor  jeTnaairaw 

i,iBmM,dinGi 


ntro  de  vnecln  oaSUril*^ 
to  ba  de  ier,akanJw«ilMi 
a  vos  esta  UcMdi. 


8DFBIR  HA8  PTO  QUBBKII  ■ 

Porque  de  snerta  lo  piM 


la  del* calle... 
DON  noto. 

Eto  seria 
imbos  costosa  grosería; 
rimero  que  salgáis,  os  digo 
e  sacado  ;  ossali:iconniÍGo; 
■■  «sti  Tueslra  duda  siüsfecbi 


e  Tor  dejando  mi  sospecba 
;  Qoé  lia  espera  mi  cai  Jado 
norcuT*  vida  be  repara  JoT  [le 
permitido,  por  mi  mal.  lósele 

^to's^fvL" 
ySá.  ANA  i  KiÉS,  coa  marUo, 

doHa  asá. 
I  ha  sacedido 
Garcii,  Leonor; 
I  Iglesia  major 
Mur,  5  ba  segaido 

MXl*    LEONOR. 

¡Notable  azar!— 
I,  si  os  conoció  '. 


irnos;  no  lo  dado. 

boAa  aha. 
1  lemoT,  qDB  no  pudo 
nos  doD  García ; 
jcúino  esUs  cotí  manta 
ilbas  Toera  ? 

3f. 


el  Tfr,  doSa  Ana , 
no  lu«ia  mañana. 

POJlA  AHA. 

tbeslá  dónde  está! 

ní>. 
aerta  bemos  pasado. 

■OÍA    LKOnOH. 

I  cocbe? 

iHi- 

■No,  Señora. 

no>A  LE0:*ON. 

faltaba  agora 
liTioesecniílailo, 
de  no  verle  liov, 
babia  pedido, 
nís. 
la  puerta  be  sentido. 

A  verlo  voy.  (Vote.) 

DOJA    LEOttÓR, 

.déjalo  entrar, 
(altes,  Inés. 
O,  porqne  después 
Vna  bas  de  llevar. 

lad  que  ibas  á  ver 

,'      Mfk    LEOXOa. 

SI,  dona  Ana, 
dg  verle  BaüaiM, 
loj  M  ba  podido  for; 


SI  JO  DO  Toj  i  su  ci 

Pues  si  le  vieres,  Leonor, 
No  digas  que  yo  he  venido, 
Ni  que  tu  casa  be  elegido 
Por  sagrado  de  mi  taoBor: . 
Pues,  annoue  tu  Deiuamieato 
Bs  dueflo  de  sa  albedrlo  ,' 
Va  sabes  cómo  mi  lio 
Tralú  naestro  casamiento. 

V  aunque  él  se  excusó  por  II , 

Y  yo  por  otro  Balan, 

No  es  bien  qne  enileóda  don  Jnai 
Esta  liviandad  en  mi. 

V  mas.  siendo  la  ocailon 
Don  DiegO'Pajardo ,  pues 
Su  mayor  contrario  es ; 
Va  sé  que  por  mi  afleloQ 
Don  Diego  ba  de  procurar 
ü:sias  paces ,  j  do  es  bien. 
Hasia  que  amigos  esléii, 
QuetollegneisomedAr. 
Vo  vengo  i  tratar  el  omMIo 
Cómo  tn  padre  j  su  bénnaMi    ' 
Ledén  A  donJnanlamtno',  . 
Con  que  se  apacigfke  todo; 

Y  asi ,  que  guardes  te  ruego 
Este  secreto  .'advertid^ 

De  qne  nos  va  en  él  la  vida ,    ' 
La  saya  y  la  de  don  Diego. 
Pues  aunoue  boy  dudosa  esté , 

Suizi  el  délo  diipondri 
na  dicha  qne  serl 
Por  un  deli  to  que  fué. 

ooüi  LBOKoa. 
Cuando  i  tail  no  nslmporUra  ~ 

?uedoa  inannólosoplñi,  .. 
por  ti  DO  lo  encDbHéra, 
Por  mi  guato  lo  eilbira ; 
Hue,  aunque  mojer  be  nacido, 
lamlsenestolorai. 
Pues  tan  parecido  en  mi 
SseJ  secreto  al  olfido, 
Jue.como  jamls  le  halla 
La  voz ,  está  persuadida 
\.  que  el  Eilenclo  la  olvida , 
i  no  es  Sino  qne  la  catia. 

S»te  DON  DIEGO. 


knnque  falte  i  U  amistad 
!)e  don  Pedro ,  pues  pudiera 
Enojarse  si  supiera  - 
jueal  respeto  V  calidad 
te  tu  casa  orendo-aquj , 
,  Qué  importa  que  muy  Sel 
ti  amistad  me  culpe  en  ét, 
ii  amor  me  disculpa  ímíl 
Vqul  están  las  dos. 

noflAjuu. 

iDouDfegoT 

noy  DiECo'. 
,'Dona  AnaT 

eod*  as*. 
Seas  bien  veuMo. 

non  HUBO, 
ii  alegre  y  bvorecldo 


os  litan, 
I  verdad. 


fue.  i  no  baber  muerto  de  an 

hiriera  de  vanidad; 

r  aun  no  queda  encare«ida 

1  i  voluntad  rerdadera, 

"ues  cuando  i  tus  «jos  Dmefi 

tuedo  i  deber  una  vid*. 


Y  solamente. he  aenUdo 
Np  poder,  flnu  y  constante , 
Nonr  nna.m  de  aiMni« 
Yetradeftvoreddo. 

•oh  AM. 
Bafile^  don  IHeso,  por  «i 


iju  i|UD  iHieuv  Biger  por  u 
Gu  peligroi  semtlinies; 
Porqne  en  Hetündo  i  om 
Las  flneías  ban  de  ser 
La  lei»ua  de  les  weiitM.    ' 
Pero  il«aiuos  «ber«  - 
Hipérboles ,  y  iLeoMr 
Le  agradece  «Me  tifOA  ' 

BOItaiKO. 

Perdonad,  bella  SeikM,    - 
A  rol  amer,  oneadlwtlao 
En  bn  apadUeeilBa, 
Por  bacer  dkbost  lu  dna, 
Hiee  grosero  DD  mnddo. 

mKa  uopok;  ' 
No  babel*  Sido  deáaartéa, 
Qne  en  presetU  de  !■  damn, 
Descortesía  se-  llaasa 
Ser  con  o(n  nu  eorlés. 
AgT«deeelde,d9BDte(0,    . 


Para  aventurar  B^boMr 
'V'*ifla,-6asU,'LepMr,  '   '   . 
SeryoDoUof^riMiitBJ^,;  / 

'    feoláuqM». 
El  valor  todo  la  alian*. 

Sel*  INÉS,  aflHviMte. 
MUíqné  roldo  e*esM;loé*I 

i*«s. 
Vengo n 


Has  que  se  et 

YqoesevayadoaDL^., 
Que  es  doQJum.jbM.TMpwr 
El  eocbe  y  le  h*  visto  eitrtr, 
Y  viei.e  celosa  j  dege. 
non  nuco. 
íQaé  ImporbT  DI  qne  enire  asi ; 
Qne  nadie  se  ba  deescoador. 

•ola  uoM*. 
Eso  es  ecbume  i  perder. 

MMk  an. 
Ann  peor  qne  eiuba  eali. 

mMa  tMmo», 
Por  ess  puerta ,  qw  *■!• 
Al  patio,  os  s*Hd,  BeBiir  ;■?• 


ese  camaria  te  >*lñ 

Advertid. 

wtfAiioNoR. 
Nohii;qB««dfaHlr; 


390 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZÁN. 


DON  DIEGO. 

Yo  me  voy. 

{Vanse  doña  Ana  y  don  Diego.) 

DO^A  LEOrCOR. 

Agora,  Inés , 
A  doD  Juan  puedes  abrir. 

5a/tf  DONJUÁN. 

DON  JUAN. 

No  vengo,  Urano  dueño 
De  mí  amor  y  mis  suspiros , 
Amante  á  contar  mis  quejas , 
Firme  á  obligar  tus  desvíos , 
Quejoso  á  decir  mis  ansias. 
Triste  á  procurar  mi  alivio , 
Blando  á  enternecer  tu  amor, 
Y  muerto  á  llorar  tu  olvido ; 
No  vengo,  Leonor,  á  ser, 
A  fuerza  de  incendios  vivos 
En  el  fuego  de  tus  ojos , 
Fénix  mejor  de  mi  mismo ; 
A  ser  escándalo  vengo 
De  mi  agravio ,  ¿  ser  testigo  • 
De  mi  infamia ,  y  escarmiento 
De  los  dos  engaños  míos, 
A  librarme  de  una  vez 
De  ese  mentiroso  hechizo 
De  tu  amor,  y  á  dar  venganza 
A  tu  padre  y  á  mi  amigo. 

DONA  LEONOR. 

Si  buscas  satisfacion , 
Sabe  que  mi  honor  estimo 
Mas  que  tus  celos,  donjuán ; 
Acaba ,  descansa ,  dilos ; 
No  ande  el  duelo  en  opiniones, 
Hagan  las  quejas  registro 
Del  agravio ,  informe  el  alma 
La  verdad  á  los  sentidos. 

DON  JUAN. 

Porque  te  adoro  me  ofende 
Tu  rigor,  porque  te  sirvo 
Me  desprecias,  y  me  matas 
Porque  la  vida  no  eslimo. 
Cuando  yo,  por  no  apartarme 
De  tus  ojos ,  solicito 
Mi  muerte,  pues  de  Valencia 
Por  tu  ocasión  no  he  salido; 
Cuando  la  nueva  no  mas 
De  que  ayer  tu  padre  quiso 
Casarte  con  don  García , 
Desesperado  y  perdido 
Me  trujo  á  verte ,  y  me  hallé 
Tan  bizarro  en  el  peligro , 
Que  me  festejó  buscado 
Lo  que  me  asustó  temido. 
Cuando  porque  me  volviere, 
Por  soborno  ó  por  alivio , 
Dijiste  que  me  verlas 
En  el  jardin ,  donde  ha  sido , 
A  imitación  de  las  flores , 
Mi  amor  su  retrato  mismo , 
Al  nacer  el  alba  adorno , 
Al  morir  el  sol  delito , 

Y  cuando  yo  te  esperaba 
Para  descansar  contigo 

De  las  penasen  que  muero 

Y  de  la  ausencia  en  que  vivo, 
¡  Con  qué  pena  lo  declaro ! 
Con  qué  (folor  lo  publico! 

Tu  coche ,  ¡  a^  Leonor !  tu  coche 
Pasar  por  el  jardin  miro; 
A  don  García  detrás , 
Sentada  Inés  al  estribo. 
Celoso  tomo  la  espada , 
Enojado  el  coche  sigo; 
Traigo  conmigo  un  criado, 
Encargóle  8(*r  registro ; 
Veo  apear  dos  mujeres. 
Quiero  llegar  atrevido ; 
Topo  á  tu  padre  á  tu  puerta , 


Al  rostro  la  capa  aplico ; 
Vuelvo  la  calle  cobarde , 
A  esotra  puerta  me  arrimo ; 
Llega  un  hombre  arrebozado , 
Oi^o  á  Inés  que  baja  á  abrirlo; 
Dejo  el  criado  á  la  puerta , 
Que  tenga  cuenta  le  aviso; 
Pretendo  subir  á  verte^ 
Defiéndelo  Inés  con  bríos, 
Detiénenme  tres  criadas ; 
Avisante  que  he  venido. 
Oigo  cerrar  una  puerta , 
Siento  en  esotra  ruido ; 
Hallo  que  vienes  de  fuera , 
Puesto  el  manto  sin  aliño, 
La  voz  sin  palabras  hechas 

Y  el  rostro  sin  color  fino ; 
Mira  si  para  un  agravio 
Son  menester  mas  Indicios. 

D05ÍA  LEONOR. 

{Ap.  ¿Es  verdad  ó  es  ilusión 
Lo  que  por  mi  ha  sucedido?) 
Don  Juan ,  advierte,  repara 
Que  soy  luya  y  que  lo  be  sido. 
Pero  haces  de  suerte  el  cargo , 
Que  parece  que  es  preciso 
Tu  agravio;  no  acierto  á  hablar, 
Disculpado  estás  conmigo. 
Pero  imagino ,  Señor 
(¿Qué  sé  yo  loque  imagino?), 
Que  debe  de  ser  verdad , 
Don  Juan,  todo  lo  que  has  dicho 

Y  que  ha  pasado  por  mi ; 
Pero  yo  no  lo  he  sabido. 

DON  JUAN. 

Mal  me  asegura  tu  engaño. 

DOAa  LEONOR. 

Habla  quedo,  no  des  gritos ; 
Mira  no  venga  mi  padre. 

DON  JUAN. 

Su  venganza  solicito ; 

Viva  ó  muera  ,  que  no  siempre 

Se  han  de  temer  los  peligros; 

Un  vivir  amenazado , 

Ni  le  logro,  ni  le  estimo; 

Pues  viviendo,  looue  temo. 

Temo  aun  mas  de  lo  que  vivo ; 

Y  asi ,  acaben  de  una  vez 
Mis  ansias  y  mis  suspiros. 
Dime  quién  es  el  dicnoso 
Que  tan  preslo  ha  merecido 
Esas  finezas. 

DOÑA  LEONOR. 

Don  Juan , 
Ya  te  he  dicho ,  ya  te  he  dicho 
Que  se  vayan  poco  á  poco 
Tus  sinrazones  conmigo ; 
Quizá  pueden  ser  finezas 
Las  que  sospechas  delitos. 
Bien  puede  ser  aue  sean  ciertos 
Los  recelos  que  tías  tenido ; 
Que  los  cargos  sean  verdad 

Y  que  no  lo  sea  el  delito. 
Sin  intención  no  hay  agravio , 
Ni  hay  ofensa  sin  indicio; 

De  la  ejecución  del  brazo 
Es  el  amago  el  principio; 
Aun  la  violencia  del  ravo 
Se  templa  en  lo  ejecutivo , 
Que  del  estruendo  v  la  llama 
Es  el  relámpago  aviso. 
Primero  que  el  sol  corone 
De  luz  y  esplendor  los  riscos , 
Planeta  menor  el  alba, 
Lus  dora  con  rayos  tibios. 
Piedad  ó  costumbre  sea 
De  lo  airado  ó  lo  benigno , 
Lo  mismo  que  al  sol  el  alba 
Es  al  rayo  el  estallido. 
Pues  si  guarda  un  elemento 


Sos  fueros  de  obras  precisos, 

Y  DO  me  has  dado  oeuloo 
De  ser  ingrata ,  y  be  sido 
Constante  á  fuerza  de  penas, 
Finne  ¿pesar  de  peligros. 
No  te  iníonne  &  ti  ta  agravio 
Mientras  yo  ignorare  elaüo. 

DON  JDAir. 

Estos,  Leonor,  no  son  celos; 
Agravios  son  conocidos. 

DOfÍA  LEOSIOa. 

¿Conocidos? 

DON  JÜAH. 

Y  evidentes; 
Yo  lo  he  visto. 

DOfU  LKOXOa. 

¿Tú  lo  bas  visto! 

DON  JOAII. 

Y  tengo  de  conocer 

Al  hombre  que  se  ba  esooadido. 

DOAA  LEOHOt. 

¿En  mi  casa? 

DON  JÜAÜ. 

Sí ,  en  ta  casa. 

DOÜA  LEOKOa. 

{Ap.  iQué  he  de  bacer?  Puesiitedií 
Que  la  que  pasó  en  el  cocbe 
Era  doña  Ana ,  j  qoe  vino 
A  verse  aquí  con  don  Diego, 
Ofendo  el  decoro  mió. 
Aventuro  que  no  crea 
La  verdad ,  pongo  á  peligro 
A  do&a  Ana ,  y  embaraio 
Las  paces ,  qne,  á  ruego  nio. 
Ha  de  tratar  con  mi  padre 
Don  Diego ;  pnes  jo  prosigo 
En  negarlo  aunque  se  eM¡e 
Don  Juan.)  Tú  estas  persuadido 
A  tu  agravio,  y  no  bay  agravio; 
A  mi  olvido,  y  no  bay  olfido; 
A  tus  celos,  y  no  bay  celos; 

tHa  de  poder  mas  contigo 
na  duda  en  un  instante 
Que  una  fe  de  mncbos  siglos? 
bn  ti  han  podido  engafiacte 
Losojosy  losoidot; 
Pero  en  mi  te  informa  el  alsu , 

?ae  no  puede  haber  meutido ; 
asi,  me  has  de  creer, 

Y  no  á  ellos  lo  que  ban  dicho. 
Pues  DO  será  justo  que  - 
Tenga  crédito  mas  uo 

Un  sentido  para  un  alma 
Qne  un  alma  para  un  aeatido. 

DOS  JDAU. 

No  trates  de  asesuranne , 
No ,  porque  el  afecto  Mismo 
Con  que  me  estorbas  la  eslnds, 
Aumentas  los  celos  míos. 

DOÜALEOWMI. 

No  es  verdad  lo  que  me  «¡aieres ; 
No  hsffas  con  ingrato  estilo 
Agravio  de  la  fineta 

Y  queja  del  beoefldo ; 
Que  esto  es  amor. 

DOü  JOAir. 

iBsamor? 

DOJlA  LEOHOa. 

¿Quieres  verlo?  Tú  bas  querido 
Averiguar  unos  celos , 
Que  imaginados  ó  vistos 
Dan  muerte;  yo  te  aaejnro 
La  vida ,  el  gusto ,  el  alivio ; 
Tú  quieres  mirar  de  el  sol. 
Rayo  á  rayo ,  el  Alego  activo, 

?ne  te  abrase  y  que  toe* 
o  con  nublados  milito 


ludas  y  en  tas  celos, 
amas,  Jilos  vises; 
silisco  de  amor, 
los  celos ,  precito 
mirar,  yo  le  cierro 
(  al  basilisco; 
res  pisar  el  áspid , 
asos  te  resisto; 
'entarasaldaño, 
íflendo  el  peligro; 
n peñas ,  yo  te  gaardo ; 
erdes,yo  te  libro; 
tú  bascas  el  daño , 
"emedio  te  aplico, 
quien  te  quieres  menos, 
en  mas  te  lia  querido; 
aes  que  no  has  de  entrar, 
como  ya  te  be  dicho, 
mi  nos  importa , 
ible ,  y  no  me  olvido 
M>7  luya,  y  si  vuelve 
3,  que  está  ofendido, 
D  daño,  y  no  has  de  usar 
ssias  conmigo, 
puede  creer 
ue  tenga  escondido 
^  de  tao  bajas  prendas , 
indo  á  voces  publico 
tuya ,  lo  este  oyendo , 
ga  á  resistirlo, 
eal  jardiu,  don  Juan. 

^Olf  JDA:t. 

irás  á  un  martirio 
nagioar  sospechas 
*mentos  fingidos. 
e  vuelvo,  Leonor, 
trado  y  corrido. 

DOÑA  LBOÜOR. 

Lo  y  asegurado 
tejor. 

DON  JUAIf. 

Hoy  perdimos , 
rision  de  tus  ojos , 
imperio  en  los  mios. 

DOÑA  LEONOR. 

■é  satisfacerlos. 

DON  JUAN. 

)ré  no  admitirlos ; 

Dtre  caducas  flores 

loso  y  ofendido, 

r  de  muchas  veces. 

lal  hizo ,  qué  mal  hizo 

e  ffuardó  para  el  rayo , 

cmó  del  aviso !  ( Vase,) 

DOÑA  LEONOR. 

• 

lo  va  ,  mas  no  importa ; 
celos,  lema  olvidos, 

quejas ,  finja  agravios , 
ooíos ,  dé  suspiros , 
odas  y  haga  extremos 
)So;  que  yo  admito 
techa  que  hoy  me  infama , 

daños  que  hoy  le  impido ; 
ré  satisfacerle , 
lojarle  he  sabido. 


«xNADA  SEGUNDA. 


len  LIRÓN  v  DON  JUAN. 

LmON. 

,  como  mandaste , 
lerta  de  Leonor, 
»  rato.  Señor, 
10  en  su  casa  entraste , 
Ds  mujeres  vi , 


SUFRIR  MAS  POR  QUBRBR  MAS. 

Que  hácii  la  casa  golaron 

De  doña  Ana;  ellas  se  entraron , 

Tardábanse  v  me  volvi ; 

Y  cuando  hallarte  pensé 
Alegre  y  desengañado. 
Bien  herido  y  mal  curado 
De  tus  sospechas  te  hallé. 
¿Qué  tienes ,  que  á  todas  horas, 
Que  con  tu  mal  te  aconsejas, 
Hablas  como  que  te  quejas 

Y  miras  como  que  lloras  ? 
Acaba  ya  de  perder 

A  tus  males  el  cariño. 
Vaya  el  amor  para  niño 

Y  Leonor  para  mujer; 
Que  si  ponderar  tus  daños 
Tan  eficaz  lo  porfías. 

No  hay  don  Juan  para  dos  días,   . 

Y  hav  celos  para  mil  años. 
Vuelve  en  tí ,  dale  al  amor 
Glpaso  aae  á  ti  te  dan. 

i  Habías?  ¿Respondes,  don  Joan? 
A  esotra  puerta ,  Señor. 

DON  JOAN.  pos? 

¿Qué  furia ,  qué  veneno  es  este , ele* 

¿Asi  muere  un  amor  de  tantos  afiM? 

¿Que  no  baste  á  advertirme  los  engaños 

Quien  pudo  ocasionarme  los  destetos? 

Cuando  menos  pensaba  en  mis  reee- 

[los, 

Y  menos  sospeché  los  desengaños, 
Tanto  el  indicio  apresuró  los  daños, 
Que  aun  no  tuve  fugar  de  tener  celos. 

¿A  quién  jamás,  á  quién  le  basacedi- 
Sentir  sin  alma  y  no  rogar  quejoso?  [do 
Solo  á  mi,  que  á  mispenasne  naddo. 

Pnes  ni  sabe  mi  amor  huir  celoso, 
NI  yo  puedo  esperar  correspondido» 
Ni  me  deja  el  agravio  estar  dudoso. 

URON. 

Ya  escampa ;  ¿hay  tal  suspensión  ? 
El  hombre  trae  la  veleta 
Como  cascos  de  poeta 
En  noche  de  colación. 
Mira ,  Señor,  que  es  vulgar 
Error,  justo  de  reñir. 
Que  tú  te  dejes  morir 
Por  quien  te  dejas  matar .- 

DON  lUAN. 

¡  Ay  Lirón!  que  no  has  sabido 
Querer  mucno,  pnes  tan  presto 
Tienes  el  gusto  dispuesto 
A  olvidar  lo  que  has  querido.  ' 

LIRÓN. 

Dicen  los  que  mas  se  alaban 
De  finos  enamorados 
Que  en  celos  averiguados 
Las  amistades  se  acaban. 
Esto  dicen  todos ,  yo 
Ni  quito  ni  doy  consuelos; 
Juzga  tú  si  están  tas  celos 
Averiguados  ó  no. 

DONJUÁN. 

Vén  acá ;  solos  estamos , 
Habla  á  mi  pena. 

LIRÓN. 

Si  haré. 

DONJUÁN. 

No  digamos  lo  que  faé. 
Lo  que  pudo  ser  disamos. 
¿No  pudo  ser  que  viniendo 
A  verme  Leonor,  laviara 
Don  Garda ,  y  que  siguiera     • 
El  coche ,  y  ella ,  temiendo 
Que  aqui  la  viesen  entrar. 
Lo  quisiese  desmentir. 
Dándome  á  mi  qué  sentir, 

Y  no  á  él  qué  sospechar? 
Porque  si  á  hablarle  en  ^  amor 


A  don  Gareia  saliera,  . 
Pensar  qae  á  que  yo  la  viera 
Pasó  por  aqni ,  es  error. 
Pudo  ser<|ne  el  embotado 
No  entrase  á  ofenderme  á  mi; 
Que  la  puerta  qpe  yo  vi 
Cerrar,  fuese  sin  cuidado*; 
Que  él  recelo  y  turbación 
De  Leonor,  el  estorbarme 
La  entrada  y  el  obUgarme, 
Con  razón  ó  sin  raion. 
A  no  averiguar  por  mi 
Mi  amor  y  mis  celos ,  ftiera 
Temor  de  qae  no  finiera 
Su  padre ,  y  me  baHara  altt. 
Pues  si  esto  padd  ser, 

Y  pudieron  ennftárse 
Los  ojos .  y  á  declararse 
Allega  asi  ana  mujer, 
Conmiffo,  y  es  prineipal ; « 

Y  viéndome  desvalido. 

Me  ba  alentado  y  me  na  querido 
Con  ana  fe  tan  igual. 
Que  Jamás  temi  esté  daño , 
I  Por  qué  be  de  ereer  aqoi 
Que  Leonor  me  engaii|i  á  mi , 

Y  no  soy  yo  quien  me  engafiof 

tnoH. 

Un  coche  á  la  deshilada. 
Una  cortina  corrida , 
Una  dama  muy  salida, 

Y  una  puerta  moy  carrada, 

Y  lo  demás  que  se  ofrece 
Al  discurso  doeseltolo. 
Ello  no  puede  ser  malo,  • 
Mas  por  Dios  que  lo  parece. 
Pero,  pues  lo  abow  y^, 

Y  en  seguir  ta  hnñíor  o|»ligo. 
Si  tú  lo  acabu  contigo. 
Conmigo  acabado  está ; 
Que  harta  compasión  merece 
Qttien,á  tal  tiempo  ha  venido , 
Que  se  hace  desentendido  . 
Del  daño  que  le  padece. 

DONJUÁN. 

Dices  bien;  miente  e\  imor 
En  los  ojosy  los  labios, 

Y  no  mienten  los  agravios 

Y  en  las  dudas  el  booor. 

ÍNo  me  dyo  qoe  vendría 
i  verme  Leonor  y  á  hablarme, 

Y  solo  vino  á  matarme 
De  celos  condón  Gareiif  > 
1  Yo  no  vi  que  Im\H^  á  abrir 
Inés ,  qae  estiba  arrimado 

Un  hombre,  qoe  eolr^  embozado ; 

gocen  mi  quiso  reslsthr 
a  entrada ,  ooé  se  turbó 
Leonor  caaooo  le  avisaron , 
Que  dos  puertas  se  cerraron , 

Y  que  al  fin  no  m^  dc(|6  '. 

8ue  entrase  á  desengañarme 
e  los  celos  que  traían 
Poes  iqué  iñoraaeia  porfia 
Vanamente  i  ooosolirmet 
Fineza  no  pado  ser 
Para  obligarme  á  saUr^ 
Poes  menos  que  en  reelsllr 
Tardara  en  satisflwar; 

Y  era  finesa  mayor 
Darme  eu  pena  tnn . crecida 
Un  rigor  mas  á  la  vida 
Que  una  sospecha  al  kOMr. 
Luego  no  poede  qpMrariM 
Qpien  de  iin  Janee  laadodoio 
Me  dejó  venhr  enloso» 
Pndiendo  satisftior— ^ 

unov.' 

Eso  si ,  caerpo  de  INot ; 
Acaba  4e  ser  galán 
Redoso,  qie  nos  leidfáii ' 


II 


592 

Por  cartujos  á  los  dos. 
Doña  Leonor  nos  afrenta, 
Y  su  padre  de  doña  Ana 
Nos  ruega ,  y  con  mucha  gana ; 
Toma  tu  paz  por  su  cuenta, 
Con  que  a  su  hija  le  des 
La  mano  y  le  cases  lue«o ; 
Esto  importa  á  tu  sosiego , 
Sé  con  tu  [>rima  cortés. 

Ü0:<(  JUAN. 

La  vida  me  ha  de  costar , 
Pero  no  me  he  de  vencer; 
Yo  no  me  pude  valer 
De  violencias  para  entrar. 
Resistiéndolo  Leonor, 
Esperar  á  que  viniera 
Su  padre ,  y  allí  me  viera, 
Era  otro  daño  mayor ; 
Pues  su  arrenta  publicaba 
La  de  Leonor  y  la  mia , 

Y  á  mi  honor  no  le  valia 
Lo  que  á  los  dos  infamal>a ; 

Y  así ,  pues  no  he  de  pedir 
Que  Leonor  me  satisfaga, 

Y  cuando  por  si  lo  ha^a , 
Ya  no  lo  puedo  admitir. 
Después  de  aquel  desengaño, 
Hoy  á  doña  Ana  veré ; 
Quizá  así  divertiré 

Este  amor  con  este  engaño. 

Y  por  lo  menos  verá 
Leonor ,  si  viniere  aquí , 
Que  de  los  celos  que  vi, 
Huigo  las  disculpas  yo. 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZAN. 


Salen  DOÑA  LEONOR  É  INÉS,  conman- 
(08,  Y  EL  CASERO  con  ellas. 

DOAa  LEONOR. 

¿Qué  hace  don  Juan? 

GASBRO. 

Aunque  ha  estado 
Hoy  mas  triste  que  otros  dias , 
Luego  que  á  verle  venias 
Le  juzgué  mas  consolado. 
Habíale  vdile,  Leonor, 
Que ,  pues  jamás  viene  aquí 
Tu  padre,  y  fias  de  mí 
Tú  su  vida  y  él  tu  amor, 
Y  nadie  puede  saber 
Que  vive  aquí  retirado, 
Se  aliente ,  pues  le  ha  postrado 
Tanto  el  pesar  desde  ayer, 
Que  temo  un  daño  mayor.        {Vate.) 

DONA   LEONOR. 

¡  Ay  don  Juan !  quieran  los  cielos 
Que  se  reduzgan  sus  celos 
A  la  verdad  de  mi  amor. 

LIRÓN. 

Inés  y  Leonor. 

DON  JUAN. 

¿Qué  dices? 

LIRÓN. 

Que  son  ellas,  ó  estoy  ciego. 

DO^A  LEONOR. 

¡  Ay  Inés!  temblando  llego. 

INÉS. 

Llega ,  y  no  te  atemorices. 

D05ÍA  LEONOR. 

Porque  no  pienses,  don  Juan, 
En  mi  agravio  y  á  mi  costa , 
Que  te  ha  arrojado  del  pecho 
Quien  de  su  casa  te  arroja ; 
Aunque  mí  estado  me  excusa , 
Aunque  mi  sangre  me  abona , 
Aunque  mi  amor  me  asegura 

Y  aunque  mi  honor  me  reporta, 

Y  algunas  finezas  mías , 
Pienso  (fue  ya  serán  pocas , 


Porque  después  de  unos  celos 
Es  tan  flaco  de  memoria 
El  amor ,  que  si  una  duda 
A  ser  agravio  se  asoma. 
Finezas  de  muchos  siglos 
Se  olvidan  en  pocas  horas; 
Finalmente,  aunque  pudiera 
Prometerme  que  yo  sola 
Valiera ,  don  Juan ,  contigo 
Mas  que  tus  sospechas  todas, 
No  quiero  de  sus  recelos 
Que  adelantes  las  lisonjas ; 
Que  no  estragues  las  finezas 
Quiero  solamento  ahora; 

Y  así,  por  satisfacerte... 

•       DON  JUAN. 

Si  eso  solo  te  apasiona, 
Leonor ,  yo  estoy  satisfecho , 
Si  no  lo  estaba  hasU  ahora , 
De  que  fué  flor  mi  esperanza  , 
De  que  fué  mi  vida  sombra. 
De  (¡ue  fué  mi  dich«  engaño , 
De  que  fué  mi  amor  lisonja , 
De  que  fué  mí  gloria  sueño  , 

Y  tu^amor...  Pero  iqué  importa 
Que  amor,  que  vida ,  que  dicha, 
Que  esperanzas  y  que  gloria, 
Al  cabo  no  fué  mentira , 
Flor,  engaño,  sueño  y  sombra  ?  . 

D05ÍA  LEONOR. 

Anoche  entraste  en  mi  casa. 
Parece  que  unas  á  otras 
Se  llamaban  las  desdichas ; 
Pero  ¿cuándo  vienen  solas? 
Vi  en  un  peligro  tu  vida , 
En  otro  mayor  mi  honra , 

Y  en  mas  sospechas  mi  amor; 

Y  yo ,  entre  tantas  congojas, 
Por  morir  de  cada  ona , 
No  quise  morir.de  todas ; 
No  hallaba  el  alma  en  el  cuerpo, 
Las  palabras  en  la  boca ,    . 
Ni  en  el  pecho  el  corazón; 
Pues  ya  en  tu  vida  medrosa , 
Ya  en  mi  amor  desconfiada , 

Y  ya  en  tus  celos  absorta. 
Embarazada  en  sí  misma 
Con  el  susto  la  memoria , 
Quedé  muda ,  y  procurando 
Que  la  atención  reconozca 
La  verdad ,  auedé  tan  bulto. 
Que  anduve  á  buscar  mi  sombra. 
Tuviste  razón ,  no  culpa ; 
Tus  dudas  fueron  forzosas , 
Tus  celos  fueron  precisos , 
Tus  sospechas  fueron  propias ; 
Solo  culpo  mis  desdichas , 

Y  casi  no  culpo  á  todas; 
Que  hav  desdichas  ()ue  se  vienen 
Sucedicias  ellas  propias. 
En  fin ,  yo  vengo,  donjuán, 
A  satisfacerte  agora ; 
Que  tus  celos... 

DONJUÁN. 

No,  Leonor;— 
Difícil  empresa  tomas , 
Si  yo  vi  anoche  en  tu  casa 
Apariencias  tan  notorias. 
Que  para  una  muerte  bastan 

Y  para  un  agravio  sobran... 


DOÑA  LEONOR. 

¿  No  pudo  ser  una  dama 
La  que  se  escondió  medrosa 
Anoche  en  el  cuinarin? 

DONJUÁN. 

Sí,  Leonor,  y  ¿quién  te  estorba 
Que  digas  que  fué  mi  prima 
Doña  Ana? 


DOfÍA  LEOROB. 

Pues  i  f  aera  cosa 
Muy  imposible  ? 

DONJÜAÜ. 

A  lo  meooi 
Seria  imposible  cosa 
Que  ella  proprla  lo  confleie. 
Si  las  dos  mujeres  solas 
Que  anoche  á  su  casa  faeroo 
Iban  á  eso ;  ¿qué  te  asombras ? 
Esto  es  verdad. 

D05ÍA  LBOSOa. 

Mis  desdichas 
Pretenden  volverme  loca. 

DON  JOAN. 

Bastan,  Leonor,  los  engaños, 
Que  no  consuelan  j  enojan 
Para  una  ofensa  temida; 
Guarda  una  fiereu  faeróiea 

Y  un  consuelo  adelantado 
Para  una  fe  escrupulosa; 
Mas  para  unos  celos  titos. 
Donde  el  agravio  se  toca. 
Lastiman  de  nuevo  el  alma 
Las  satisfacciones  eorUs, 
Porque  acuerdan  el  agravio 

Y  no  excusan  la  deshonra. 
Ya  es  tarde  para  disculpas. 

D05ÍA  LBONOa. 

Don  Juan,  si  amado  blasonas 

Y  favorecido  huyes,    • 
Los  desaires  no  enamoran; 
Si  desvanecido  piensas 
Que  el  venir  á  verle  agora 
Es  amor,  y  no  es  honor, 
Será  confianza  loca. 
Haz  tú  que  yo  no  padeiea 
Por  tus  celos  en  mi  lioara. 
Que  aunque  padezca  en  el  gano, 
Perdiendo  mi  amor ,  nolaporu. 

Y  pues  me  has  dado  á  enteiider 
Claramente  que  te  enojan 
Las  satisfacciones  mías. 
Yo  no  quiero  que  las  oigas 
Ni  las  creas;  solo  quiero 
Que ,  cortés  con  mí  persoM , 
Me  remitas  esta  iigorla, 
Pues  te  excuso  esta  Uanga. 

DORJOAIb 

Haz  que  no  haya  temido, 

Y  harás  que  no  crea  agora; 
Mas  ya  conBrméel  acravlo 
Cuando  le  temi;  perdona. 
Que  en  el  duelo  del  hdior' 

I A  veces  se  ofrecen  coaas 
Que  alborotan  preveiMas, 

Y  apuradas  no  alborotan. 

Y  como  el  amor  es  miedo  • 
Que  hace  mayores  las  sombras» 
Aunque  vistas  no  ImportarM  • 
Porque  no  se  ven  importan. 
Una  fineza  me  queda , 
^Ay  Leonor !  harto  costosa. 
Que  hacer  por  tu  booor  y  el  bíOi 
Que  es  no  escuchar  dt  u  boca 
Satisfacción. 

Do5ÍA  Lionoa. 
¿Yeso  puede 
Ser  fineza? 

DOH  lUAII. 

Si,Sebora; 
Que  ha;  verdades  desdichadaí 

Y  hay  mentiras  veutoroias. 

Y  si  por  salisfiaceniie 
Vienes  á  decirme  aliora 
Verdades,  no  he  de 
Porque  mis  coHmIbI 
En  mi  agravio,  y  lo Im 
Luego  el  no  oiru  me  il 

Y  si  es  mentira»  leí 


ipa  roas;  deforma 
10  oír  satisfacciones 
ini  nos  importa. 

DOXA  LCO:tOR. 

í  sirve  la  cordura? 
leí  pecho  á  la  boca 
^bras,  los  suspiros, 
el  silencio  rompa. 
}  soy  yo  que  nadie. 

DON  JUAK. 

B  á  riesgo  no  pongas 
ad. 

DO^A  LE0:i0R. 

Si  no  bastaren 
i  afectuosas, 
1  lágrimas  vivas. 

DON  JUAN. 

le  el  menudo  aljófar; 
^e  de  esperar,  Leonor, 
olencia  amorosa ; 
i\  llanto  en  la  mujer 
suade  y  que  llora, 
de  la  fazon, 
lata  y  que  la  postra; 
3,  arando  la  tierra 
'a  ponzoñosa, 
eneno  que  en  sí  guarda, 
ota  y  la  conforta; 
;e  oprimida  della, 
a  cuando  la  arroja, 
9ude  la  derrama, 
nata  y  inficiona; 
mismo  efecto  hacen 
rinnas,  que  todas 
suelo  de  tu  pena 
de  tu  congoja ; 
mi  serán  veneno 
'.on,  si  me  tocan, 
r  beber  su  ternura 
iré  mi  deshonra. 

DOÑA  LEONOB. 

don  Juan,  te  resuelves 
•me? 

DON  JUAN. 

Esto  le  importa 
»nor. 

DOSa  LEONOR. 

¿YmisQnezas? 

DON  JUAN. 

agravios  se  borran. 

DONA  LEONOR. 

porque  el  llanto  mió 
rimas  amorosas , 
iendo  mis  verdades, 
»u  tus  vanaglorias; 
como  el  arroyo 
rrienie  sonora 
¡taba  las  flortís 
árgen  arenosa , 
(len  al  llanto  mió 
unidades  locas, 
licor  lo  que  riej^o, 

fiedad  lo  que  informa; 
aire  templado 
quejas  lastimosas 
ensandoquc  suena. 
,  pensando  que  sopla  ; 
como  el  almendro 
nameiíie  ronda 

I  viento,  oreando 
en  nacidas  hojas; 
adosos  suspiros 

II  tus  piedades  sordas, 
estas  lágrimas  mías, 
10  el  arroyo  adornan, 
genes  y  flores, 
(lejillas  y  rosas , 
sprecias  ingrato, 

su  llanto  en  ondas, 


SUFRIR  MAS  POR  QUERER  MAS. 

Para  que  anegue  la  espuma 
Cuanto  floreció  el  aljófar; 

Y  mis  amantes  saspiros, 
Que  como  el  viento  pregonan 
Dicha  á  tu  amor  en  mis  ruej^os , 
Vida  al  almendro  en  sus  hojas; 
Si  usare  mal  de  la  dicha 

Tu  desvanecida  pompa, 
Morirá  para  escarmiento, 
Naciendo  para  lisonja. 
Vén,  Inés ;  que  voy  mortal. 

INÉS. 

No  te  apasiones,  Señora. 

DON  JUAN. 

Vén,  Lirón ;  que  esto  es  tomar 
Mis  venganzas  á  mi  costa. 
Hoy  he  de  ver  á  mí  prima. 

LIRÓN. 

Con  linda  prisa  lo  tomas. 

DOÑA  LEONOR. 

A  doña  Ana  has  de  llevar 

Luego  un  papel,  que  me  importa. 

DON  JOAN. 

Enternecido  me  dejan 

VA  corazón  tus  congojas; 

Pero  he  de  morir  primero 

Que  consentir  mi  deshonra.      (Vase.) 

DOÑA  LEONOR. 

I  Que  desta  suerte  me  deje 
Ir  don  Juan!  Mas  ¿qué  noe  asombra 
Que  lomen  celos  tan  claros 
Venganzas  tan  rigurosas! 

{Vanse.) 
Salen  BOÑA  ANA  y  DON  DIEGO. 

DOÑA  ANA.  •    • 

Por  no  ponerte,  don  Diego, 
En  el  peligro  que  ayer 
Con  mi  primo,  ni  perder 
Por  descuido  mi  sosiego, 
Aunque  no  es  riesgo  menor. 
Sabiendo  tu  lo  que  pasa. 
Hallarte  un  padre  en  su  casa, 
Que  un  primo  en  la  de  Leonor, 
Te  he  llamado,  porque  quiero 
Que  tu  voluntad  jne  deba 
Otra  fíneza  mas  nueva. 

-DONDIEGO. 

Mucho  de  tu  pecho  espero, 

Y  á  todas  piensa  mi  amor 
Que  satisface  por  mi 

En  aventurar  por  ti 
De  nuevo  vida  y  honor. 

DOÑA  ANA. 

Menos  se  ha  de' aventurar 

Y  mas  se  ha  de  conseguir, 
Si  lo  que  vienes  á  oir 

Lo  vas  Inefío  á  ejecutar; 
Ya  sabes  cómo  iraló 
Mi  padre  mi  casamiento 
Con  mi  primo,  y  que  el  intento 
A  su  amor  lo  rehusó 
Por  Leonor,  y  yo  por  tí ; 
lambien  don  Diejso  ha  sabido 
Que  se  dio  por  ofendido 
Mi  padre. 

DON  DIEGO. 

Señora,  si ; 

Y  que  dio  muerte  don  Juan 
A  un  hermano  de  Leonor; 
Que  ella  está  lirme  en  su  amor. 
Aunque  á  mi  hermano  la  dan 
Por  marido;  diligencia 

Que  su  padre  ha  procurado, 

Y  mi  hermano  lo  na  acatado, 

Y  (|uc  está  oculto  en  Valencia 
Tu  primo  donjuán;  ¿hay mas 


903 


Que  saber?  Sácame  luego 
De  cuidado. 

DOÑA  ANA. 

Mi  don  Diego, 
Escúchame,  lo  sabrás. 
Viendo  á  don  Juan  perseguido, 
Mí  padre  se  ha  lastimado 
Tan  de  veras,  que  ha  olvidado 
Cuantas  quejas  ha  tenido, 

Y  toma  por  cuenta  suya 
Hasta  el  disgusto  menor 

De  don  Juan,  porque  su  amor 
De  su  nobleza  se  arguya ; 
No  es  esto«  don  Diego,  no. 
Lo  que  á  mí  me  da  cuidado. 
Solamente  me  lo  ha  dado 
Ver  que  mi  padre  trató 
Conmigo  su  intento,  y  es 
Obligarle  deste  modo, 

Y  en  sosegándolo  todo, 
Casarme  con  él  después; 
Que  en  los  conciertos  vendrá 
Don  Pedro  es  cosa  sabida. 
Porque  nada  que  le  pida 

Mi  padre  le  negará ; 
Los  encuentros  de  tu  hermano, 
Que  por  esta  causa  duran. 
Cesarán  si  se  aseguran 
Que  le  dé  Leonor  la  mano; 
Don  Juan,  por  verse  contento, 
Aunque  atropello  su  amor. 
Ha  de  olvidar  á  Leonor 

Y  admitir  mi  casamiento; 

Y  Leonor,  que  resistía 

De  tu  hermano  la  esperanza 
Por  don  Juan,  con  su  mudanza , 
Casará  con  don  García; 

Y  quedaremos  así. 
Después  de  tanto  disgusto. 
Yo  casada  sin  mi  gusto, 

Y  tá,  don  Diego,  áín  mí; 

Piles  pensar  que  yo  he  de  hacer, ' 
por  huir  este  rigor. 
Cosa  que  falte  á  mi  honor, 
No,  don  Diego,  no  ba  de  ser  ; 
Porque  si  mi  voluntad 
Se  adelanta  á  una  bajeza. 
Hoy  la  tendrás  por  í¡neza,¡ 

Y  después  por  liviandad ; 

Y  es  error  introducido 
Por  necia  razón  de  estado 
El  tenerte  ocasionado 

Y  esperarte  comedido ; 

Y  así ,  templo  con  valor, 

Si  nuestra  dicha  lo  alcanza. 
En  don  Pedro  la  venganza, 

Y  en  don  García  el  amor; 
Porque,  al  paso  que  don  Juan 
Menos  enemigos  tenga. 
Aunque  otro  amor  le  prevenga. 
Mas  sus  fírmezas  serán ; 

Esto  me  ha  tocado  á  mi , 
Que  es  imaginar  los  medios , 

Y  el  aplicar  los  remedios 
Te  toca,. don  Diego,  á  ti. 

DON  DIEGO. 

Pues  si  con  eso  se  allana 
El  fin  que  mi  amor  tenia. 
Yo  tomo  por  cueiKa  rola 
Esas  dos  cosas,  doña  Ana; 

Y  sí  importare  también 
Ser  amigo  de  don  Juan, 
Sabrás  que  á  mi  cargo  están 
Sus  paces,  pues  le  están  bien 
A  él,  á  Leonor  y  á  los  dos. 

DOÜA  ANA. 

Bien  has  dicho. 

DON  DIEGO. 

Pues ,  doña  Ana , 
Con  lo  que  hubiere,  mañana 
Te  avisaré. 


394 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLAIZAN. 


DO^A  ANA. 

Adfos. 

DON  DIEGO. 

Adiós. 


{Vase,) 


DONA  ANA. 

Eso  queda  bien  así, 
Para  no  quedar  quejosa, 
Que,  pudiendo  ser  dichosa, 
Por  descuido  lo  perdí; 
Yo  he  de  hacer  por  mis  cuidados 
Cuanto  se  puede  decir ; 
Mas,  si  no  se  puede  huir 
La  violencia  de  los  hados, 

Y  si  me  viere  la  luna 
Besar  de  su  rueda  el  pié, 
Esto  le  tocó  á  mi  fe. 

Lo  demás  á  la  fortuna. 

Salen  DON  JUAN  t  LIRÓN. 

LIRÓN. 

Entra  con  el  pié  derecho, 

Y  di  tres  veces  :  <  Doña  Ana ; » 

Y  la  una  carabana 

De  olvidar  habremos  hecho  ; 

Y  encomendándolo  á  Dios, 
Que  nos  acuerde  con  bien 
Del  aaravlo  y  del  desden , 
Habremos  hecho  las  dos. 

DON  JUAN. 

¿  Siempre  has  de  estar  de  un  humor? 

LIRÓN, 

Paciencia;  que  peor  fuera 
Que  de  muchos  estuviera ; 
Pero  repara.  Señor, 
En  que  está  tu  prima  aquí. 

DON  JOAN. 

Pues  volvámonos. 

LIRÓN. 

Ya  no ; 
Que  puede  ser  que  nos  vio. 

DOÑA  ANA.  {Ap.) 

Cielos,  ¿no  es  mí  primo  ?  Sí ; 

Él  es,  bien  lo  recelaba 

El  alma,  cuando  tt'mia 

Que  el  daño  que  prevenía 

Los  remedios  dilataba; 

Ya  con  la  seguridad 

Que  mi  padre  le  ha  ofrecido. 

Viene  á  verme,  y  se  ha  atrevido 

A  salir  por  la  ciudad. 

LIRÓN. 

Ya  te  ha  visto,  vuelve  en  ti ; 
No  des  con  la  turbación 
Muestra  del  pesar. 

DON  JUAN. 

Lirón, 
Disculpa  es  turbarme  aquí ; 
i  No  es  la  turbación  efeto 
De  amor? 

LIRÓN. 

Si. 

DON  JUAN. 

Pues  si  me  he  hallado 
La  disculpa  de  turbado, 

?ue  arguye  amor  y  respeto, 
á  ungir  amor  entré 
Cuando  quiero  en  otra  parte, 
Déjame  que  supla  el  arte 
Lo  que  no  suple  la  fe ; 

Y  cuente  esta  turbación 
Por  lisonja  otra  belleza, 
Pues  ganaré  la  fíiieza 
Sin  costarme  la  traición. 

LIRÓN. 

Pues  Dios  te  turbe  c^n  bien, 

Y  por  si  no  te  turbare. 
Avisa ;  que,  si  importare. 
Yo  me  turbaré  también. 


DON  JUAN.  (Ap.) 

Fuerza  ha  de  ser  ya  hablar 
A  mi  prima,  aunque  no  quiera. 

DOÑA  ANA.  (Ap.) 

No  hablarle  á  don  Juan  quisiera, 
Mas  no  lo  puedo  excusar. 

DON  JUAN. 

Quien  por  quitar  mis  enojos, 
Prima  y  señora,  me  advierte 
Que  me  aparte  de  la  muerte , 

Y  me  acerca  á  vuestros  oíos, 
Hoy  hallará  en  mis  sentidos 

8ue  es  muerte  mas  dilatada 
na  belleza  buscada 
Que  mil  contrarios  temidos. 

DOÑA  ANA. 

Si  tuvieran  tal  poder 
Mis  oíos  para  rendir, 

Y  pudieran  elegir 

Las  muertes  que  habían  de  hacer, 
A  las  vidas  fementidas 
De  vuestros  contrarios  fuertes 
Les  diera  yo  muchas  muertes, 
Por  daros  á  vos  sus  vidas. 

DON  JUAN. 

Bien  vale  una  voluntad 
La  fineza. 

DOÑA  ANA. 

Yo  quisiera 
Que  á  mí  un  amor  me  valiera, 

Y  á  vos  una  libertad. 

DONJUÁN. 

Yo  vengo  cautivo  aquí 

De  los  OJOS  por  quien  muero, 

Y  mas  libertad  no  quiero. 

DOÑA  ANA. 

¿Cautivo  y  con  gusto? 

DON  JUAN. 

Sí, 
Doña  Ana ;  con  gusto  vivo 
En  la  prísiou  donde  estoy. 

do5:a  ana. 
También  yo,  aunque  libre  estoy, 
Tengo  el  corazón  cautivo. 
{Ap.  Razones  sin  alma  son; 
Amor,  la  fe  las  revoca ; 
Que  las  pronuncia  la  boca 
Sin  saberlo  el  corazón. 

DON  JUAN.  {Ap.) 
A  vos  las  lisonjas  labra ; 
Leonor,  no  te  ofendas,  mira 
Que  hay  palabra  que  es  mentira 
Primero  que  fué  palabra. 

Sale  INÉS. 

INÉS. 

Mi  señora  me  mandó 
Que  aqueste  papel  te  diera 
En  tu  mano,  y  que  volviera 
La  respuesta  me  encargó; 
Mas  ¿cómo,  señor  don  Juan, 
Vos  en  esta  casa? 

DON  JUAN. 

Pues 
¿De  qué  te  admiras,  Inés? 

INÉS. 

Buen  amante  y  buen  galán. 

DON  JUAN.  {Ap,) 

Pésame  que  me  haya  hallado 
Aquí  Inés. 

LIRÓN.  (Ap.) 

En  el  garlito 
Nos  cogieron. 

INÉS.  {Ap,) 
Y  el  bendito 
Del  lacayo,  el  mesurado, 


& 


ÍQoé  soearroD,  qué  flnnieido 
le  mira!  ¡  Fuego  de  IKos, 
Que  los  abrtse  á  los  dot! 

DOftA  áNA.  (Ap.) 

Turbado  y  descolorido 
Está  don  Joan. 

IIOR  lOAH. 

(Ap.  No  qnisiera 
Que  me  hubiera  Wsto  Inés, 
Pues  dirá  Leonor  después 
Que  eran  mis  celos  grosera 
Disculpa,  y  queeu  mis  cuidado» 
Tuvieron  ya  consentida 
La  venganza  prevenida 

Y  los  celos  deseados, 
ué  mal  se  enmienda  un  error! 
s  diré  que  vine  4  ver 

A  mi  tío,  esto  ha  de  ser.) 
Don  Alonso,  mi  sefior, 
¿Está  en  casa? 

DonJuan^si, 

Y  no  hay  puerta  para  vos 
Cerrada;  entrad. 

DOÜ  tvkn. 
Guárdeos  Dios. 
{Ap.  ¿Qué  extremos  son  estos?  I 
Amor,  ¿qué  desigualdades 
Causan  en  mi  tus  fieresas? 
Ausente,  lloro  tristeías; 
Muerto  ,no  admito  verdades; 
Vivo,  siento  sinraiooes. 
Buscando,  temo  mi  olvido, 

Y  celoso  V  ofendido. 

No  escucho  satisfaociosef ; 
Baste  la  desigualdad. 
Amor ;  que  es  rigor  violento 
Que  pague  el  entendimiento 
Culpas  de  la  voluntad.) 

LIBOH. 

¿Dónde  vas.  Señora? 

DON  JUAR. 

Avef 
A  mi  tío. 

LnoH. 
¿Hedeespeiv? 

DOmUAll. 

Si,  que  no  me  he  de  quedar; 
Al  jardin  he  de  volver. 
doSaahl 

Ya  se  fué  don  iuau«  aben 
Muestra,  Inés,  ese  papel. 

mis. 
Que  respondas  luego  A  él 
Te  suplica  mi  seBora.  (fitk  éi  f 

noftAAiA. 
{Lee.)  c  Por  hacerle,  lail»* 
»to,  ofreciéndote  mi  can»  M  ^¡^ 
»á  mí  un  pesar,!  bepueeHi^ 
>eo  un  cuidado  muf  ^ 

•lacion ;  dame  lloeuda  Mn  i 


ssatisfoga,  oonláudole 

•caso,  porque  no  es  Ji 

>mi  opinión  culpas  de  tu 
9cia.  Dios  te  guarde.—^ 


(tal 


¿Qué  tengo  de  tmf$m 
Entra,  Inéis,  y  Hernia 
Respuesta ;  no  vi  Jamis 
Tanto  secreto  eo  mifcr. 


¿Quiéresme  dedr,  LtaiUi 
Porqué  se  salló.  dÓBj' 
Fuera  del  Jardiiit 


Inés,  de  olra 
Lascons; 


■  -Oijív::.- 


s-:. :' 


,  I 


_  .  .  I 


casamiento 

I  muy  contento 

r  loba  estimado; 

asa,  Inés, 

I  par, 

ar 

|ue  entre  en  el  mes 

el  coche 

>r(inas 

I  las  esquinas 

>s  de  Docbe , 

is  abiertas; 

s  adonde 

le  se  esconde 

dos  puertas ; 

^s  mía, 

K)lo,  loes; 

jcbos,  no  es 

lía; 

•nfusion 

sntra  ciego 

i,  y  luego 

on. 

?(ÉS. 

nanera 
Ya  tarda 
iguarda, 
;ir  siquiera. 
anu.) 

RO  Y  DON  GARCÍA. 

GARCÍA. 

le  sabido 

Jos  Yaces  habéis  ido, 

,  y  vengo 

idais. 

PEDRO. 

A  faYor  tengo 

GARCÍA. 

ro  fué  el  cuidado. 

PEDRO. 

a  tarde  os  be  buscado, 

io  de  los  dos  tenia 

vos ;  oid,  García. 

imaendos  cuidados; 

cansados 

>lijos  [hijos. 

>  el  cielo  en  mis  dos 

nde,  ylamayor  cual- 

reíiera  [quiera, 

yor,  on  tierra  calma 

alma; 

jnda 

iento,  ia  segunda, 

'todo  á  sus  desvelos, 

as  saben  tener  celos, 

agodemi  agravio; 
I  sola  me  importuna, 
oy  á  cada  una; 
s  la  pasión  me  ciega, 
le  primero  liega ; 
hijo 

un  dolor  prolijo; 
,  ciego  en  mi  vengan- 
iza, 
anas  mi  esperanza; 
lieso  [seso, 

*\  dolor,  enmienda  el 
le  aquella  sangre  fría 
lo  padecía, 
>u  opinión  padece, 
crece 

),  én  vos  el  galanteo 
>snra,  crecer  veo 
liento  lo  mormura, 
m  de  la  hermosura, 
e  mi  honor  me  lUmat 
i,7D0á8Qfiuii«; 


SUFRIR  MAS  POR  QUERBR  MAS. 

Y  asi,  pues  que  don  Joan  buYÓ  mi  furia, 

Y  la  muerte  de  Pedro  no  es  linaria, 
Ni  su  venganza  alivio  de  mis  años, 

Y  mi  vida  se  huye  de  mis  daños, 

Y  ¿  mi  nobleza  y  su  virtud  atento, 
Deseáis  de  Leonor  el  casamiento, 

Y  á  vuestra  voluntad  reconocido, 
Su  mano  os  he  ofrecido, 

Y  ha  de  ser  vuestra  esposa 
Leonor,  me  ha  parecido  justa  cosa, 
Pues  ha  de  ser  mañana  6  otro  dia. 
Que  sea  luego,  y  con  eso  ,¿  vos.  Garda, 
Que  os  bago  la  mayor  lisoiga  creo, 
Pues  que  os  acorto  siglos  al  deseo, 
Doy  á  Leonor  estado, 

Satisfacion  al  vulgo,  á  mi  cuidado 
Quietud,  ¿  vuestros  deudos  aiegria, 
A  Valencia  on  buen  dia, 

Y  Leonor,  vos  y  yo  tendremos  laego, 
Leonor  dicha,  vos  gusto,  y  yo  sosiego. 

DO 21  GARCÍA.  {Áp.) 

Cuando  de  celos  muero,  es  mi  desdicha 
Tal,  que  el  amor  me  mata  con  la  dicha. 
Pues  posible  la  veo, 

Y  me  estorba  lo  mismo  que  deseo; 
Pero  basta  asegurarmede  que  han  sido 
Engaños  los  recelos  que  he  tenido, 
Nula  hé  de  dar  la  mano 

A  Leonor,  pues  mi  hermano 
Me  lo  aconseja ;  intento 
Dilatar  por  ahora  el  casamiento. 

DON   PEDRO. 

Admirado,  confuso  y  aun  corrido 
Me  tiene  que  hayáis  enmudecido 
Tanto,  cuanto  creía 
Que  una  lisonja  á  vuestro  amor  hacia; 
¿Qué  tenéis?  Qué  dudáis?  ^Os  ha  pesado 
De  (jue  hay  a  el  casamiento  apresurado? 

DON  GARCÍA. 

{Ap.  Esto  ha  de  ser,  ahora  me  conviene 
El  dilatar  mi  boda ;  nunca  tiene 
A  disgusto  un  amante 
Que  el  fin  á  su  esperanza  se  adelante, 

Y  mas  cuando  es  la  prenda  [da 
Tan  superior;  no  quiero queseentien- 
De  mí  tal  grosería.) 

Hízome  novedad  la  dicha  mia. 
Como  no  la  esperaba, 

Y  lo  mismo  que  dudo,  celebraba 
El  corazón  amante; 

Peligro  en  los  informes  del  semblantü 
Por  Leonor  la  lisonja  os  he  estimado, 

Y  pagárosla  quiero  de  contado. 

DON  PEDRO. 

Luego  habéis  de  casaros. 

DON  GARCÍA. 

¿CuAndo? 

DON  PEDRO. 

Luego, 

Esta  noche. 

DON  GARCÍA. 

No  os  ruego. 
Señor  don  Pedro,  que  umbienqolsieiia 
Yo  que  esta  nociíe  fuera; 
Pero  han  de  prevenirse  algunas  cosas 
Que  para  un  casamiento  son  foraosas. 

DON  PEDRO. 

Eso  no  os  dé  cuidado,  don  Garda; 
Que,  pues  vos  la  queréis,  y  es  bija  mia, 
I^eonor  hará  mi  gusto ; 
Prevenidas  están  las  vokintades 
Que  bastan,  excusemos  Yanidadet ; 
Entrad,  visitaréis  ¿  vuestra -esposa.' 

DON  GARCÍA. 

Señor  don  Pedro,  oíd ;  no  ésjosta  cosa 
Que  estos  lances  se  traten 
Con  tanta  prisa;  haced  que  se  dilaten 
Hasta  que  llegue  el  tiempo  convenible, 
Porqoe  casarme  ahora  es  imposible.. 


8 


Macho  deds  en  eso.  don  Garda; 

Y  pnes  nunca  negó  la  sanare  mii,- 

Ni  yo  06  he  de  rogar,  sabré,  aiióq|!ie 
Remitir  á  Yioleqda#  ei  eom^o,  [vi^o, 

Y  serán,  castigando  demasiis. 
Espadas  blaocas  estas  canas  miai. 

nONOAlOlA» 

Discurrid  como  s&bio. 

No  hagáis  agrario  ioqoe  00  esagravio^ 

nONPBMO,  .    ^ 

Yo  sé  lo  que  es  honor  y  lo  he  Sabido; 
Estoy  de  vuestras  cosas  ofendido. 

¿Qué  cosas? 

OORrURO. 

Los  paseos, 
Rondu  y  galanteos  . 

De  mi  casa,  ojEie  han  dado 
Escándalo  al  logar ;  pero  vengado 
Le  dejaré  primero  qne  se.  entienda 
Que  podp  haber  qoien  ftÉÜ  sangre  ofen- 

non  oÁipia.  C^*- 

Basta,  jiefiordonPedro;qnonobesÍdo 
Quizá  el  mayor  e^cándaloqué  ba^habidd 
En  vuestra  casa. 

OOR  FESBO. 

iQoé  dedal  . 

DOfrGAICU. 

Qne  siento 
ue ,  á  vuestro  hoAor  atento, 
_1  volgo  le  mnñnora,  y  que  se  crea 
El  escándalo  y  sea 

Verdad,  y  esté  yo  cierto  qoe  no  beshio 
La  cansa  del  escándalo  cnido.  (Vüe.) 

MHfFBMO.  [¡Ayeidos! 
García,  oid,  noos  vais.— aQaées  esté? 
áNo  bastaban  cuidados  sm  roedost 
Pero  calle  la  queja,  hablo  el  amvfov 
No  entre  d  sentimiento  eon^  lablOt 
La  voz  con  los  enojos 
Ni  d  dolor  á  iá  parto  con  los  <4os; 
M|  honor  padece,  y  el  pdigro  es  tanto» 

Y  asi  preliera  la  atemnon  al  líanto»-  ^ 
El  remedio  i  la  queja,  Leonor  salfeü 
De  los  ojos  dd  vul^,  y  no  ia  valfpi 
Por  disculpa  mi  sangro  y  SU  inocencia; 
Parte  secreu  tengo  yo  en  Valenda, 
Donde  ella  viva  y  mueran  mis  enojos, 
Quitándosels  al  vulgo  de  les  ejos; 
Esto  ha  deser.yo  voy  á^éalnMmenlo 
Ponga  en  ejecución  mi  pensamiento. 
Pero  ella  viene  aqui.— Leonor,  tú  vio- 
A  buen  tiempo.  [nos 

Sale  DOflA  LBOümt. 

SOilA^LSOIIOa. 

¿QuétlimesT 
Que  d  disgusto  en  los  ojos  te  be  Iddo.  - 

nORPBDSO. 

A  tu  honor  y  i  nls  canos  so  ba  aliovido. 
Infame,  una  sospecba. 

DOtAUEOM». 

(Ap.iAvDkMudssbO 
MI  amor  y  d  dedonlnanr¡Desdicbagrt- 
¿Amlhonort  .  [vo!) 

noiirvnuo» 
A  td  boniír:  no  lo  be  creído,! 
Leonor,  porm  |l  bnMon  prosunldeí 
Que  tus  ojos  w  dedo 
Ocsflon  al  ddUoquibf  eseuebado. 
Yo  propio  le  vongam^ 
Con  las  manos  los eiioii'l0saean; 
IVIro  yo  sé  que' está  al  honor  seguro» 
Solamente  procuo '.  • 


t  • 


Satisraccral  Tulgn;  y  asi,  quiero 
Quiíarte  de  sus  ojos,  y  al  cochero 
Uaiida  que  nonica  el  coche 
V  le  lleve  al  jardín,  porjiíc  esta  noche 
Hude  dormir  «1  él;  f o roj  delanle. 

noS/i  LEONOR. 

¿Tan  de  prisa,  ScñorTAgosrda, espera; 
;\'olia.sl!>rá  uiuñaiíaTí.tp.  ¡Ah,  quién     {uecoii 
AtisarádonJuao!)  [pudií   -     '•"""" 


Y  aqaello  no  lo  fió  nidie, 

Y  esairo  lo  vieron  todos; 

Y  don  Juan ,  eDanda  ne  debe 
Tanto  amor...  Katjomttom 
De  acordar  flneui  ni» 


Pues  ¿tú  lebusas 
ligo? 

Aqneslas  son  excusas 
Por  lu  comodidarl. 

Nada  le  impida: 
Mi  honor  es  antes,  j  después  mi  vida, 
Y  esto  ha  de  ser,  Leonor. 

Harí  lu  (;usln.— 
Mi  iiadre  Ta  al  jardín,  ;  descuidado 
Don  Juan,  mi  amor  culpado. 
Mi  padre  cuidadoso. 
Notada  mí  opinión,  mi  amor  quejoso, 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIHO  DE  VILLAIZAN. 

Ste'ndo  pAblleo  el  opnUo, 
Vengaudo  ettá  tus  celos. 

DOÍA  LEOriOR. 

Qué  dices? 

Que  le  dejo  con  su  jpiiroa, 

atropellu: 
.levé  el  papel  que  me  mandaste,  jella 
tespnndiúque  contigo  se  vería, 
'•randeesla  pena,  |>ero  no  seria 
>iedad  el  encubrírtela:  repara, 
i'aqueei  cielo  en  desdichas ledeciiri. 
jue  es  tu  honor...  Hasperdana:quei 
[ios  ojos 
1^1  eco  me  salió  de  tus  enojos , 

ellos  lengo  lanLa  parte, 
aniuirte  mas,  quiero  dejarte. 
(Votr) 

boHk LEOMOa. 

De  espacio,  penas .  de  espacio ; 
So  os  deis  tanta  prieaa.  enojos ; 
V  tiempo  llegáis, desditjias; 


Basten,  basten  los  daños, 

AcShese  mi  vida  con  los  aflM,  ,^  ^         ,„,  r=mcr-:u  í. 

o  dure  el  dolor  mas  que  la  lierida,    |,as\„  pira  tantos  males, 


.>1os,  vamos poGoapoco; 

V  si  vunis  á  matarme, 
_•  j  -  ■    Daos  lugar  unos  á  otros, 
ceios,    [_(,gfe  pj,]a  (,,11,]  m  niuenc , 

Jue  vida  babri  i^iara  todos; 

l'ara  Iodos  lubra  vida, 

N'o  porque  mi  esfuerzo  solo 


Ü  I  lien  se  lleve  de 

(iiclos,  vuestro  ripr  j  mi  tormento,      ^-p-sobíe  pan  „,. , 

O  de  nna  vw  me  lleve  el  sentimiento;    ^j  j„j^„¿  jo  i^j  eslorl» 
'u  poder  i  las  desdichas; 


.ftnién  pndk'ra  avisarle  lo  que  pasa      ^„    ^^,  ,  ,„uc,u„ 
Ad(inJuiu!i)ueesta  I  mis  fuera  de  ua»    Basporqne  dellos  c. 

A..ft«  :fl1.  niii.'n  i.uiIi-ri  Q^g'^j  p'rgienden  mi  mueri» 

Ni  buscan  mi  dcsahoao. 
Pues  sin  que  mate  ninguna, 
Afligen  todas  de  un  modo, 
V  asi  me  doblan  la  pena. 
Halándome  poco  í  poco. 
De  suerte,  que  no  es  piedad 
Ki  no  matarme,  ni  atiorro 
ICI  nn  morir,  qui^  le  importe 
M  dolor  qui'  mis  enojos 
Dilaten  io  ejecutivo. 
?i  aumentan  lo  riguroso. 
lA  quién  le  habrln  sucedido 
inKs,  Las  desdichasquevo  lloro, 

íqué  das  voces?  Sin  que  lastimada  pierda 

uoS*i.MSoa.  La  vida  j  el  juicio  todo! 

.      ,s  bien  venida  i  pues  conocei    ÍÍ;^o^  f«Vdo"de  KoV 
El  Benio  .le  mi  padre,  un  «rave  daüo    ^^^^/^^^ttn'rZr:. 


Acora.  ¡Oii  quién  pudiera 
Hacer  que  «e  saliera ! 
Que  aunque  vive  t|uejoso, 
be  su  pena  celoso. 
Que  mi  crédito  infaina, 
Alinea  olvida  quieu  ama, 
M  vive  ni  sosiega 
El  alma  en  el  cuidado 
Ue  mi  amante  adorado; 

Suc ,  viendo  las  desdiclias  á  los  njos, 
asía  los  riesffos  duran  los  enojos. 

SaU  INI^S 


Procura  reniediar. 


esoeiiraño; 
Habla,  di  ja,  Señora, 

DoSa  LEONOR. 

li  padre  hiela  «I  jardín  ahora     Onha  Ana  de 
(ed<inJuaii,corrcalíiistanle     P»" '"" 


.   ,    . .   ,  vengiir  procura 
Kn  don  Juan  aiiravios  propios; 
Mi  amor  divierte  en  sus  canas. 
Va  la  renitania,  ya  el  odio; 
Yo,  constante  en  los  peliRros, 
O  Ins  venzo  ó  los  reporto; 


Avísale  que  huja. 

No  es  lu  amante 
'l'aii  descuidado,  que  l>>mer  se  puedi 
(Jue  esa  id  otra  desdicha  le  suceda, 

DOÜ*  LEOTOH. 

Mira,  Inés,  que  se  va  mi  padre  aliora 

Pocii  iin|iorla,  Seüora. 

Habíame  claro,  Inés.  — ;  Av  pena  uiía 

xxtt. 
No  está  ya  en  ei  jardín,  como  solía, 
ÜOD  Juan. 

DOHn  LBOIOB. 

Valed  me,  Cielos.— 
Puesídúiideesiá! 


vlopnr  obligarla. 

Viniendo  don  Juan  celoso, 

V  debiendo  asegurarse. 
Los  desengaños  le  estorbo, 

V  Ji  mi  decoróme  pierdo 
Por  no  perdella  el  decoro; 
Vieiiilo  ya  por  su  ocasión 
Mí  honor  á  riesgo  notorio. 
Ni  i  don  Ju,-in  le  desengaño. 
Ni  mis  llneías  apnjo. 

M  sus  secrrtos  descubro, 
IVi  las  verdadi's  pregono ; 
Antes  contra  mi  se  vale 
Ue  la  iiiitta  j  el  modo; 
Has  í  qué  me  admira  el  suceso, 
Si  yo  misma  me  desboiiro, 

V  por  los  respetos  sayos 
Paito  i  mis  respetos  proprioi? 
Pues  fué  la  nneaa  oculta, 


[le  liaberlaa  hecho  blaaoBO, 

Y  ahora,  que  las  olvida , 
Porque  las  pierdo  lu  Non. 
-Qné  he  de  hacer?  Paesdidga 
>e  mi  inocencia  le  Inlbrao 

Y  la  verdad  le  reBero, 
No  lia  de  creerla,  .v  me  pongo 
A  peligro  de  nn  desaire 
Has  grosero  j  mascosioH; 
Hacerla  cargo  k  doBa  Ana 
De  la  obligación,  tampoco. 
Pues  supo  no  agradecerla, 

Y  negarla  labri, ;  lodo; 
Qne  quien  no  eieaaa  lo  ingralt, 
Ño  excusa  lo  meniiroio; 
Dar  la  mano  A  don  Garda, 
No  es  vengan u;  hacer  iwioiwi 


padre  mii  agravioi, 
liiciiar  su  eno^o, 
Avcnluraudo  la  f  loa 
Ue  don  Juan;cleloi,inoba>a 

I  suelo  i  mil  detdictaas! 

delito  se  hace  tordo 

ro  rigor?  A  aDasqaeja* 
Mostráis  indignado  el  rwtm'^ 
¡Para  cuándo  aon  los  rajos 
líela  esfera  InmiooMi, 
Si  ahora  en  nudaí  piedades 
Duerme  el  alreT  Pero  leta» 
Pido  ai  cielo  m 


Me  vengan  de  quien  M 
Que  i  un  ingraio,  t  na  altina, 
i^ondenarle  á  aer  ingrUD 
Es  castifto  j  n  ahorro. 
Pues  se  le  dobla  la  peaa. 
Sin  qne  cueste  el  alborote; 

V  asi,  pues  me  dleeelimpí 
Que  en  auceso*  imorosoi, 
Ni  son  mérilos  las  pnMS, 

Ni  las  Sneíaa  (obonM, 
Sufrir  penit  no  ea  deídlda. 
Hacer  nnem  no  «•  logn> 
Lograr  ventnrai  M  «^  UHt, 

Vencer  p-" 

Llorar  di 

Pedir  rayos  es  ai . 
Dejarse  morir  es  cilp)i 

V  el  morir  matando  MMh. 

trotanlOCM 

tantos  daM 

Sufrir  aun  ñor  tutnrmn 

"--■■ ifeUlM- 


JORNADA  TEC^ 


Salen  DON  DlgGO 


308 

De  Leonor  (porque  quería 
Casarla  luego  por  dalle 
Tan  buen  mando  á  Leonor), 
Que  no  érades  el  mayor 
Escándalo  de  mi  calfe. 
Entonces  no  respondí, 

Y  ahora  vengo  á  saber 
Qué  escándalo  puede  haber 
Que  (oque  á  Leonor  y  á  mi. 
Si  fuere  cierto ,  García , 

La  advertencia  os  deberé; 
Si  no ,  en  vos  castigaré , 
Vive  Dios ,  la  demasía. 

DOn  DIEGO. 

Repórtale ,  y  no  le  digas 
Que  Leonor  quiere  á  don  Juan. 

DON  GARCÍA. 

(Ap.  Cuando  en  tal  estado  están 
Las  cosas ,  poco  me  obligas 
En  encargarme  el  secreto.) 
Señor  don  Pedro,  yo  sov 
Vuestro  amigo;  y  así ,  doy 
(Cuenta  del  daño ,  y  prometo 
De  cumplir  cuanto  ofrecí , 
Hasta  dejaros  vengado; 
Mas,  decidme ,  ¿os  han  dejado 
Las  llaves  de  un  jardín? 

DON  PEDRO. 

Sí. 

DOR  GARCÍA. 

Pues  quien  os  ofende  á  vos, 

Y  me  da  celosa  mí, 
Vive  retirado  allí. 

DOMPEDRO. 

¿Qué  dices? 

DON  GARCÍA. 

Que  de  ios  dos 
Temiendo  quizá  el  castigo, 
Quien  puede  haberlo  mandado 
Lo  oculta ,  haciendo  sagrado 
La  casa  de  su  enemigo. 

DON  PEDRO. 

(Ap.  Aun  por  eso  resistía 
Leonor  que  me  adelantase, 

Y  que  al  jardín  la  llevase ; 
Muerto  voy.)  Adiós,  García. 

DON  GARCÍA. 

¿Dónde  vais? 

DON  PEDRO. 

Voy  á  tomar 
Venganza  de  mi  enemigo.         {Vase.) 

DON  GARCÍA. 

Pues  para  cumplir  conmigo 

Os  tengo  de  acompañar ; 

Que  no  será  bien  contado 

De  nuestra  amistad  estrecha 

Que,  dejándoos  con  sospecha , 

Me  aparte  de  vuestro  lado.       {Vase.) 

DON  DIEC.O. 

Con  celos  va  y  con  amor; 
Pero  en  lance  tan  forzoso 
Mas  vale  que  esté  celoso 
Que  casado  sin  honor. 

Y  pues  al  jardín  se  van 
Los  dos ,  los  he  de  seguir. 
Por  si  le  puedo  advertir 
De  su  peligro  á  don  Juan; 
Ouc  una  cosa  es  en  mi  fama , 
viendo  mi  agravio  tan  llano. 
Ser  amigo  de  mi  hermano, 

Y  otra  amante  de  mi  hermana.  (Ya¿e.) 

Salen  DON  JUAN  t  LIRÓN. 

LIRÓN. 

Con  grande  prisa  nos  fuimos 
Del  jardín,  haciendo  extremos 
De  los  ceJos  que  sentimos ; 
Mas,  por  Dios ,  qae  nos  volvemos 
Con  mas  prisa  que  salimos. 


EL  LICENCrADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILUIZAM. 


DOM  JUAN. 

Yo  confieso  que  salí 
Triste  y  celoso  de  aquí ; 
Pero  confieso  también 
Que  salí  queriendo  bien , 
No  hice  mucho  si  volví. 
En  este  jardín  vivía. 
Aquí  de  Leonor  gozaba, 

Y  cuando  ella  no  venia , 
Su  hermosura  me  acordaba 
Cada  rosa  que  salía. 
Yo  vi  una  vez  un  jazmín 
Teñir  en  sangre  su  fior ; 
Dudé ,  repare,  y  en  fin, 
No  fué  sino  que  Leonor 
Entraba  por  el  jardín. 

Y  como  a  las  luces  bellas 
Del  sol  y  sus  rayos  rojos 
Son  las  vislumbres  centellas, 

Y  así ,  en  virtud  de  sus  ojos , 
Kran  las  flores  estrellas. 

LIRÓN. 

Pues,  si  es  tan  bella  Leonor, 

Y  hace  estrellas  de  las  flores , 
;Cómo  puede  ser,  Sefior , 
Oír  lágrimas  y  amores 

Sin  piedad  y  con  amor? 

DON  JUAN. 

Yo  vi  á  Leonor,  ya  lo  sé; 
Tuve  celos ,  ^a  los  vi ; 
En  este  jardín  la  hallé; 
Lloró ,  no  me  enternecí , 
Rogóme,  y  la  desprecié ; 
Porque  amor  es  niño  y  tiene 
Desigualdades,  y  ya 
Su  modo  de  obrar  previene 
Que  ni  ofende  aunque  se  va , 
Ni  obliga  cuando  se  viene. 

LIRÓN. 

Y  pues  ¿qué  tiene  que  ver 
Ser  niño  amor  con  tener 
Celos  de  Leonor ,  que  llora , 
Con  venirla  á  ver  ahora 

Y  con  despreciarla  ayer? 

DON  JUAN. 

Aquel  llorarla  perdida 

Y  no  quererla  rogada , 

Irse ,  y  pensar  que  la  olvida , 
Volver,  y  estar  confiada, 

Y  buscarla  despedida. 
Todo  es  amor ;  que  amor  es 
Como  un  niño  en  todo,  pues 
Sí  algo  le  quitan ,  se  enoja ; 
Llora ,  dánselo ,  y  lo  arroja 
Colérico ,  mas  después 
Que  se  fué  quien  lo  enojó , 
Luego  que  solo  se  vio 

Y  el  llanto  empezó  á  enjugar , 
El  propio  vuelve  á  buscar 

Lo  mismo  que  despreció. 
Asi  á  un  amante  le  quitan 
Con  los  celos  el  amor. 
Los  celos  al  llanto  incitan  , 

Y  cuando  con  el  favor 
Acallarle  solicitan. 
Celoso,  enojado  y  ciego. 
Desprecia  el  llanto  y  el  ruego ; 
Pero  ^qué  viene  á  importar 
El  huir  y  el  despreciar 

Si  vuelve  rogando  luego? 

LIRÓN. 

Por  Dios,  que  lo  has  descurrido 
Bueno  y  rebueno ,  y  tan  bueno. 
Que  es  de  lo  bueno  que  he  oído ; 
Ya  ni  el  volverte  condeno , 
Ni  culpo  haberte  salido. 

DONJUÁN. 

Pues  abre  el  jardín. 

LIRÓN. 

¿Yo? 


DOVJOAX. 


Si. 

LIMOR. 

¿Tan  presto  te  has  olvidado 
De  que  ayer,  cuando  salí , 
Dejé  m  cuarto  cerrado 
Y  las  llaves  levolfir 

D07I  JUAN. 

Dices  bien ,  do  me  acordaba 
De  que  las  guardé.  Lirón; 
Toma  y  abre.  {Dúie  mat  I 

LIRÓN. 

Aquf  se  acaba 
De  confirmar  tu  pasión; 
Que  eso  solo  le  ftluba. 
Llego  7  abro. 

DONJOAN. 

LiroD ,  di 
Al  casero  que  volvf , 

{Enlran  lo»  dos  por  unopnert 
salir  por  la  otra ,  u  corre  m 
del  vestuario ,  y  $e  ieoeuhre  i 
din  con  doi rejas  eubiertasieli 
y  Junto  á  ella*  unos  asientos.) 

LiaoN. 
Voy;  por  allí  va  el  casero 
Junto  á  aquel  cuadro  primero. 
¿Quieres  que  le  llame? 

D09I  JOAN. 

SI; 
Pero  él  nos  ha  visto  y  llega. 

Sale  EL  CASERO. 
Fabio,  ya  te  vuelvo  á  ver. 

CASERO. 

¿Posible  es, Sefior,  que  osdega 
Tanto  el  amor,  que  i  perder 
La  vida  os  entráis  asi? 

DON  JUáN. 

¿Qué  es  lo  que  dices? 

CASBaO. 

DoaJaiB, 
Mirad  por  vos  y  por  ni. 

DON  JOáR. 

Pues  ¿qué  hay  de  niievof 
CAsno. 

Leonor  y  su  padre  aqai 
Desde  anoche ,  y  qae  ae  vícm 
Don  Pedro  á  vivir  de  a^to 
Ai  jardín. 

DOÜJVAll. 

Misterio  tiene 
Su  mudanza. 

CASBIO. 

No  es  aai  inteato 
Daros  pena ,  antes  previene 
Vuestros  peligros  mi  amor. 

D0IIÍDA2I. 

Pues  ¿  qué  ocasión  le  ím  Bovido 
A  traer  aqai  á  Leonor? 

CAfBaO. 

Con  don  García  ha  tenido 
Un  disgasto  mi  selior; 
Y  á  lo  que  anoche  entendí , 
Su  padre  la  trajo  aqai 
Para  que  nadie  la  ven. 

DOlliOAn. 

(Ap,  Nada  escacho  qne  noMs 
Otra  pena  pan  ni.) 
¿Don  Pedro  está  en  CMa? 

cAsno. 
Esta  mafiana  «lió. 


f 


DON  JOAN. 


CASERO. 

Pierde  el  sentido 
que  os  babeis  ido. 

DON  JOAN. 

ahora? 

'  CASERO. 

Pienso  yo 
1  Ana  está  aguardando. 

DONJUÁN. 

la? 

CASERO. 

Si ,  Sefior. 

DON  JUAN. 

ú  cielo!  ¿A  Leonor 
adre « dando 
tiro  el  amor 
j  á  enojarse 
los  bao  venido , 
ga  á  retirarse? 
D  Leonor ,  qne  ha  tenido 
¡o  el  ocultarse? 
ida  que  vio 
que  vi  yo , 
le  de  verlo  mas. 

CASERO. 

Leonor  te  vas  ? 
lela  llame? 

DON  JOAN. 

No; 
la  me  he  de  ir , 
ne  ba  de  servir 
la  y  mas  cuidado. 

CASERO. 

I  coche  ha  parado , 
edes  salir , 
res  que  te  vea 
porque  ella  es 
cocne  se  apea. 

DON  JUAN. 

de  ser  descortés , 
prato  á  su  amor  sea  ; 
ba  de  ver  aquí , 
r  tengo  de  hablar. 

LIRÓN. 

o  cometí , 
me  bacen  andar 
aguí  y  allí?— 
3nrte  meior, 
asento,  adonde 
r,  te  esconde , 
5 llave.  Señor, 
salen  las  rejas ; 
liando  la  ocasión 

• 

DON  JUAN. 

Bien  me  aconsejas, 
merla  Lirón. 

LIRÓN. 

»  son  de  viejas  ; 
es. 

DON  JUAN. 

Bien  se  ha  trazado.— 
1.  (Vase.) 

LIRÓN. 

Pierde  el  cuidado. 

CASERO. 
LIROK. 

Porque  me  congojo 
dome  cerrado. 

(Varue.) 


SUFRIR  MAS  POR  QÜBRRR  MAS. 
5ii^  DON  A  LEONOR.  T  DOÜA  ANA. 

DoRa  LEONOR. 

Luego  que  el  coche  senti 
Bajó  á  buscarte  mi  amor. 
do9a  ana. 

Porque  no  tengas,*  Leonor, 
Mayores  quejas  de  mi , 
Te  vengo  k  satisfacer  ' 

De  que  muy  tu  amiga  soy. 

D05ÍA  LEONOR. 

Para  la  pena  en  que  estoy , 
Todo  será  menester. 
Sube  á  sentarte. 

DOÜA  ARA. 

No,  amiga ; 
Ahora  espacio  no  tengo. 
Porque  á  venir  como  vengo 
Solo  tu  pena  me  obliga. 

D05ÍA  LEONOR. 

Pues ,  si  no  unieres  subir, 
Aquí  te  puedes  sentar. 

(Siéntaiue  las  dosen  uno  de  hi  btmcús.) 

DO JÍA  ANA. 

Dices  bien. 

D05ÍA  LEONOR. 

Pues  á  escuchar 
Empieza. 

noñk  ANA. 

Empieza  á  decir, 

Y  no  tienes  que  afligirte , 
Pues  en  llegando  á  escucbarte. 
Tardaré  en  asegurarte 

Lo  que  tardare  en  oirte. 
{Pasa  don  Juan  á  la  otra  ventana.) 

DONJUÁN.  (Ap.) 

Creí  Que  se  hablan  entrado 
Dona  Leonor  y  doña  Anft', 

Y  junto  á  esotra  ventana, 

A  hablar  las  dos  se  han  sentado ; 

Y  pues  no  saben  que  aqui 
Las  oigo  escondido ,  quiero 
Saber  si  el  mal  de  que  muero 
Es  mayor  que  le  temí. 

D05Ia  LEONOR. 

Lo  primero  be  de  saber 
Si  está  don  Juan  en  tu  casa ; 
Porque  el  alma  me  traspasa 
Pensar  que  se  salió  ayer 
Para  no  verme  jamás. 

doSaana. 
Ayer  estuvo  conmigo 
Don  Juan ,  la  verdad  té  digo ; 
Pero  no  lo  he  visto  mas. 

DONJUÁN.  (Áp.) 
Seguras  las  dos  están 
De  que  las  escucho. 

DOÑA   LEONOR. 

I  Cielos  1 
Ya  no  me  bastaban  celos , 
Sino  ausencia  de  don  Juan. 

DOÑA  ANA. 

Prosigue ,  Leonor ;  mas  di , 
¿Hay  quien  nos  escache? 

DOÍiA  LEONOR. 

No; 
Porque  don  Juan  se  llevó 
La  llave  al  salir  de  aquf . 

Y  mi  padre  piensa  que 
Su  dueño  dejó  cerrado 
Este  coarto ,  y  ha  mandado 
Que  no  se  abra ;  dicha  fué , 
Para  que  no  viara  aquf 

Su  cama. 

]      Jiiáii.(4|i.)  ' 


mía  LEONOR. 

Ytstabon 
Puedes  eseudiaaiie. 

doüa  aNa. 

.  OdU  LMHOI. 

Tu  me  escribiste  on  papel 
(Aquí  dofia  Ana  le  láigo). 
Diciendo  que  I^Uaportaba 
A  lo  amor  y  á  ta  sosiego 
El  hablar  sin  embaraioe 
En  mi  casa  con  ááü  Diejgo 
Fajardo. 

borjuan. 
\  Cielos  1  i  qáé  esenebo? 

OOJiA  LEONOR. 

Y  para  entrar  con  secreto 
En  mi  casa  me  pediste 

El  coche,  porqoerslD  riesgo  ' 
Tú  por  la  una  paerta  entrues » 

Y  luego  en  aa^heelepdo 

Don  Diego  por  la  otta  paerta.     . 
Envié  el  coche. 

DpÜA  ANA. 

Ya  me  acnerdo» 
Leonor ;  y  asi,  jio  refieras 
Tan  pormenor  el  sácese « • 
Pues  ni  olvidóla  finesa 
Ni  la  obligación  te  niego. 

.  DOffA  I.BOMOR. 

No,  doña  Ana;  muy  de  espacio 
Te  he  decir  lo  qoe  he  beeoo 
Por  ti,  con  las  oireonstancias 
Que  se  Aieren  ofreciendo; 
Porque  senas  lo  qae  olvidas , 

Y  sepa  yo  lo  qoe  pierdo. 
Viole  don  Garefa  entrar 

En  el  co^ie^  y  presamiendo 
Que  era  yo  la  qaé  en  él  iba , 
Siguió  el  coche  desde  lejos» 

Y  para  encubrirse  del 
Torció  el  camino  el  eoebero ; 
En  fin,  acertó á pasar 

Por  este  jardín  á  tlraipo 
Qae  me  esperaba  don  Joan. 

DONJUÁN.  (4p.) 

Sentidos ,  esudme  atentos 
A  una  verdad;  qne  os  imporu 
Vida  y  honor  caando  menos. 
doHa 


Qaeei 


Vio  pasar  de  largo  el  eoébe» 
A  Inés  al  estribo,  V  loego 
A  don  Garete  detris; 
No  hilo  macho  en  tener  eeioe. 

Y  mas  cuando^vió  en  ta  edle 

§ae  entró  eo^ioaado  don  Mego, 
le  resistí  la  entrada;* 
De  suerte  qae  entró  coa  niedo 

Y  salló  con  deseogalkie 
Tan  daros  como  groseros; 

Y  don  Garda .  que  está 
Receloso  por  lo  Ituem^Oj 
Llegando  mi  padre  )qr«r  . 

A  hablarle  en  ari  enunleiito. 
Perdió  á  mi  honor  el  deeoro 

Y  á  sus  canas  el  relíelo; 
De  forma  qoe  por  baeerle 

Un  gusto  á  tn  amor,  le  lie  ImoIio 
A  mi  opinión  nnoenr,  - 
Un  agravio  manüeslo 
A  mi  padre,  una  icaria.  .. 
A  mi  amor  y  á  nto  deseos » 

Y  á  mi  amante,  qaé  es  lo  aMS» 
Un  dlsgttsto  y  m  despreéto. 
Esto  me  debes,  dofia  Ana  • 

Y  en  pago  destete  debo,    ' 
Qae  tratas,  seg^n  nelían  dlebo^ 
Con  don  Jaan  tn  eaüittfentn. 
No  lo  he  erelde,' dofia  Ana , 


400 


EL  LICENCIADO  DON  JERÓNIMO  DE  VILLA1ZAN. 


No,  por  Dios ,  porque,  á  creerlo. 
Ni  tú ,  ni  don  Juan ,  ni  el  mundo, 
M  la  niuerlc...  Mus  no  quiero, 
Por  si  hubiere  de  ser  rayo. 
Avisar  con  cl  estruendo ; 
Lo  que  importa  es  procurar 
A  este  daño  algún  remedio , 
Con  míe  don  Juan  se  asegure 

Y  mi  iiouor  (luede  bien  puesto ; 
Porque,  en  llegando  mi  fama 

A  que  la  murmure  el  pueblo, 

Y  á  que  mi  padre  y  don  Juan 
La  culpen ,  yo  soy  primero; 

Y  no  estoy  tan  mal  conmigo, 
Doña  Ana ,  que ,  si  no  veo 
Que  tú  te  empeñas  por  mf , 
Como  yo  por  ti  me  empeño , 
Me  deje  morir  callando ; 

Y  asi,  te  digo  que  en  viendo 
Que  faltas  al  beneficio, 

Te. he  de  faltar  al  secreto. 

donjua:«.  (i4p.) 

Hallando  voy  esperanzas 
Entre  los  peligros ,  cíelos; 
Si  con  tu  nueva  ventura 
No  estoy  loco ,  no  estoy  xiuerdo. 

DOSÍAANA. 

Sin  reportarte,  Leonor, 
A  la  amenaza  y  los  fieros » 
Porque  donde  no  hay  delito 
Son  las  disculpas  sin  tiempo. 
Yo  no  be  de  neaar  temosa 
Lo  que  obligada  agradezco, 
Poniue,  á  lo  que  yo  imagino. 
Sobre  ser  ingrato ,  es  necio 
Cl  que  es  ingrato ,  por  dar 
A  entondur  que  puede  serlo ; 
Ni  he  de  querer  á  dou  Juan 
Ni  he  de  olvidar  á  don  Diego ; 

Y  asi,  piensa  fiué  finezas 
Hacer  en  tu  añono  puedo; 
Que,  sin  rehusar  ninguna, 
Desde  ahora  las  ofrezco. 
Hablarle  claro  á  mi  primo 

Y  decir  que  no  le  quiero, 
Es  poca  fineza ,  pues 

Hacerle  á  un  hombre  un  desprecio 
Es  vanidad  de  una  dama. 
Aunque  sea  con  otro  intento; 

Y  yo  no  he  de  hacer  por  ti 
Finezas  en  cuyo  riesgo 
Me  quede  de  mas  á  mas 
La  vanidad  por  consuelo. 
Declararme  con  mi  padre 

Es  tan  poco ,  que  es  lo  menos ; 
Pues ,  siendo  suya  mi  fama  , 
Ha  de  procurarla  atento. 

Y  aunque  al  decirle  mi  amor 
Me  salgan  colores,  tengo 
Para  su  cólera  un  llanto 

Y  para  su  enojo  un  ruego. 

Lo  que  es  mas,  será  perderme 
Tanto  á  mi  misma  cl  respeto, 
Que  le  declare  á  tu  padre 
Todo  el  caso,  y  le  haga  dueño 
De  mi  honor,  pues  si  le  digo 
Que  no  consienten  mis  deudos. 
Cuando  él  persigue  á  mi  primo, 

?ue  case  yo  con  don  Diego  ; 
echada  á  sus  pies ,  le  pido 
La  vida  de  don  Juan ,  creo 
Que  me  ha  de  escuchar  piadoso 

Y  ampararme  caballero. 

Y  don  Juan,  viendo  que  he  sido 
Yo  la  ocasión  de  sus  celos , 
Pues  los  confieso  yo  propria , 
Será  tuyo,  y  dejar<''mos 
Castigado  a  don  García, 
Agradecido  ¿  don  Diego, 
Desenojado  á  tu  nadre, 

A  mi  primo  satisrecho , 


Dichosa  nuestra  amistad 

Y  desengañado  el  pueblo. 

DO?(JUAN.  (Ap,) 

Declaróse  la  fortuna 
En  favor  de  mis  deseos ; 
Sola  esta  satisfacion 
Pudo  haber  para  mis  celos. 

DO^A  LEONOR. 

Mucho  me  obligas,  doña  Ana. 
{Levántanse  de  donde  están  sentadas.) 

DOÑA  ANA. 

Yo  pensé  volverme  luego, 
Leonor ;  mas  no  he  de  salir 
De  aqui  sin  hablar  primero 
A  tu  padre. 

DO^A  LEONOR. 

Bien  has  dicho. 

DQÑA  A^A. 

Y  por  si  dudare  en  ello , 

A  don  Diej^o  he  de  escribirle 
La  resolución  que  emprendo 
Para  que  se  halle  delante. 

DOÑA  LEONOR. 

Inés  está  en  mi  aposento, 

Y  ella  te  dará  recado 
De  escribir. 

DOÑA  ANA. 

Voy  al  momento. 
Sale  DON  JUAN,  y  está  escuchando. 

DOÑA   LEONOR. 

Busco  remedioáal  daño. 
No  porque  los  pienso  hallar , 
Mas  por  ver  si  con  hablar 
Eu  ellos  la  pena  engaño ; 
Pero,  si  no  hay  desengaño 
Tal  que  á  don  Juan  le  despene , 
Aunque  ya  niarloso  ordene 
Poner  en  salvo  sü  vida , 
En  vano  cura  la  herida 
Quien  dentro  la  flecha  tiene. 
¡Que  siendo  su  agravio  incierto. 
Sea  cierto  mi  desnonor! 
Que  no  le  baste  á  mi  amor 
Ser  firme  para  ser  cierto ! 
Mi  verdad  han  encubierto 
Sus  ojos  V  sus  oídos, 
Mas  con  fueros  permitidos 
(>ontra  el  humano  poder. 
Que  aun  les  haya  menester 
La  verdad  á  los  sentidos. 
¡  Que  e^té  yo  amando  á  don  Juan 
Cuando  él  piensa  que  le  ofendo! 
¡  Yo  adorando  y  él  creyendo 
Celos ,  que  á  matarle  van ! 
¡  Que  aun  dejarle  no  podrán 
Mis  lágrimas  satisfecho ! 
¡  Y  que  nada  es  de  provecho ! 
No;  pero ,  en  tan  triste  calma , 
Verdades ,  salid  del  alma , 
Suspiros,  dejad  el  pedio. 
Alentad,  corazón  mió, 
Ojos,  llorad  una  fe. 
Perdido  un  bien  que  adoré  , 
Un  malogrado  albe'drlo ; 
Sea  vuestro  llanto  un  rio 
De  penas,  sin  que  jamás 
Vuelva  su  corriente  atrás , 
Porque  mis  ojos  se  alaben 
De  firmes  y  de  que  sal)en 
Suf'rir  mas  por  querer  mas.'- 

{Liega  don  Juan  á  hablaría.) 
¡  Ay  don  Juan  del  alma  mia ! 

DON  JUAN. 

Deja ,  mi  bien,  de  afligirle; 
Que  aunque  yo  pierda  el  oírte , 
No  ha  de  ser  mi  amor  porfía. 
Porque  fuera  grosería , 


Y  usar  mal  del  llanlo  en  mi. 
Si  después  que  bailé  j  que  vi 
Tan  clara  satisfacion , 
Sosegado  el  coraioñ. 
Cupiera  dentro  de  si. 
Teniieodo  un  peligro  entré , 

Y  bailé  ana  segundad; 
Mis  celos  la  hacen  verdad. 
Porque  al  descuido  lo  fué; 
Creíla  norqae  la  hallé 
Desnuda  y  no  procurada ; 
Porque  una  verdad  buscada. 
Cuidadosa  y  prevenida . 
Comenzó  á  no  ser  creída 
Desde  que  nació  adoraada. 

DOÑA  LKOXOR. 

Estoy  tan  hecha  á  morir. 
Que  apenas  el  alma  advierta 
Si  el  morir  fué  para  verle, 
O  el  verte  para  vivir. 
Mas,  pues  uo  sé  distinguir 
Esta  gloria  ni  aquel  daño. 
Dilátese  el  desensaño. 
Dure  esta  gloria  fingida , 
Porque  me  dure  la  vida 
Lo  que  durare  el  engaño. 
Hallóle  desenojado 
Cuando  le  lloró  perdido ; 
Sentí  que  te  hubieras  ido. 
Ya  siento  que  bayas  llegado 
A  peligro  Je  que,  airado 
Mi  padre,  te  aé  la  muerte. 

Y  aunque  es  dicha  grande  el  verte. 
No  enviarte  es  desvario; 
Porque  ahora,  que  eres  nio, 
Será  mas  pena  el  perderte. 

DON  JL'AH. 

Déjame  que  logre  el  pecho 
El  bien  de  oirle ,  Leonor. 
Sin  que  ofendido  tu  amor 
Queue  en  lágrimas  desbeclio. 

DO^A  I.E03C0a. 

Luego  4  estás  ya  satisfecho? 

DOa  JO Al. 

Si ,  Leonor,  y  asegurado. 

DO^A  LEoma. 

Bien  haya  lo  que  lie  llorado. 
Pues  cobré  mi  honor  perdido. 

DON  40A?f. 

Mal  haya  lo  que  he  tenido. 
Pues  tiive  al  sol  enojado. 
Vi  en  tus  lágrimas  mi  fiMfo, 

Y  á  mi  desengafio  en  ellas. 
Vi  que  tus  mejillas  bellas 
La  formaban  perlas  luego: 

Y  aunque  entre  celoso  v  dego* 
De  sospechas  y  de  enojos. 
Mis  celos  rendi  en  desfMjos, 
Porque  se  lleve  la  palma 

De  los  temores  de  un  alma 
Una  perla  de  tos  ojoa. 

Do^A  Liorna. 
¿Todo  ese  valor  les  dan 
A  mis  lágrimas  abora 
Tusflneíast 

DOS  lOAX. 

Si,  Seikora, 

Y  siempre  el  mismo  teñdria. 

doXa  ucomi. 
Pues  vo  me  acuerdo,  don  Jais, 
Coando,  de  piedad  ^jeao. 
De  amor  y  de  asravios  lleao. 
Sin  escuchar  mis  enojos. 
Cada  lágrima  en  iúim€]/m 
Era^n  tu  boca  un  veaeao. 

DON  JOA.V. 

No  me  refleras  mi  error 
Cuando  yo  lu  amor  relflio, 


me  mts  grosero, 
18  firme,  Leonor, 
mas  tu  amor, 
IOS  aqui ; 
estro  amor  allí 
«los  cabrieroD. 

DOXa  LEONOa. 

ñas  salieroD 
s  que  hoy  las  vi. 
icba  del  mar, 
lo  el  sudor  frío 
aquel  rocío 
pieza  á  formar; 
ildia  á  estar 
Dube  ó  vapor, 
le  mas  valor 
la  se  cría , 
pardo  el  día, 
ecioy  el  color; 
ta  variedad , 
ue  el  sudor  llueve, 
que  le  bebe 
•acidad ; 
esigualdad 
po  y  cubierto 
!  quien  es  cierto 
danza  procede? 

00  le  sucede 
{^imas  vierto. 
ai  cielo  de  amor 
os  cubrieron, 
nbras  perdieron 

el  valor ; 
aquel  temor , 
e  que  te  adoro, 

1  un  tesoro ; 
iba  este  acierto, 
d  que  las  vierto , 
>9  en  que  las  lloro. 

DON  JUAN. 

is  tus  lisonjas, 
i  te  agradezco. 

A  LEONOR.  (Ap.) 

tras  un  enojo 
ñor  un  ruego ! 

>N  JUAN.  {Ap.) 

;to  hacen  las  paces 
que  riñeron! 

>0.^A  LEONOR. 

cho  el  quedar 
satisfecho? 

DOR  JUAN. 

>r,  que  volviera 
)  de  nuevo, 
llar  después 
)  tan  cierto. 

i05Ia  LEONOR. 

]  bueno,  don  Juan, 
mas  celos; 
lia  á  cada  paso 
>ara  ellos. 

m  ruido  dentro. ) 

í!  ¿no  es  la  voz 
la  que  siento? 
tu  vida. 

DON  JUAN. 

cha  temo. 
Sale  INÉS. 

M)»A  LEONOR. 

vas? 

IK¿S. 

Señora , 
f  al  casero 
papel  llevase 
^  está  escribiendo, 
fX),  que  me  dijo 
00  Jaan  dentro; 

C.  DB  L.-II. 


SOPBIR  MAS  POR  QpERER  MAS. 

Quise  verte,  mas  tn  padre , 
Con  don  Garda  7  don  Diego, 
Entraban  por  el  jardin; 

0011  JUAN. 

¿Qué  dices? 

0OÍIA  LEONOR. 

Valedme,  cielos.— 
Don  Juan,  mi  bieo. 

DON  JDAN. 

No  me  pidan 
Que  huya,  porque  primero 
Me  han  de  nacer  mil  pedazos. 

OOñk  LBONOR. 

Eso  es  perderme  y  perderos. 
Mi  bien ,  don  Juan. 

DON  JUAN. 

O  han  sabido 
Que  estoy  aqui,  y  se  han  dispuesto 
A  tomar  venganza ,  6  vienen 
A  firmar  tu  casamiento. 

DOÍIa  LEONOR. 

Yo  no  digo  que  os  salgáis 
Del  jardín ,  pero  os  aovierto 
(Muerta  estoy )  que  puede  ser 
Que  vengan  con  otro  intento. 
hiScondéos  en  esta  cuadra , 

Y  cerrad  vos  por  de  dentro* 

Y  si  viéredes  mí  vida 

O  la  vuestra  en  algún  riesgo. 
Salid  entonces,  don  Juan. 

DON  JOAN. 

De  esa  manera,  yo  acepto  (Escónfiese.) 
El  esconderme,  Leonor. 

LIRÓN.  ( Dentro,) 

Poco  á  poco ,  caballeros. 

Saien  DON  PEDRO,  DON  GARCIa  t 
DON  DIEGO ,  V  traen  oiido  d  LIRÓN. 

D05ÍA  LBONOR. 

Cierra  por  defuera ,  Inés. 

INÉS. 

Bien  has  dicho. 

DOÑA  LBONOR. 

Bien  se  ba  hecho.. 

DON  GARCÍA. 

Señor  don  Pedro,  este  es 

Criado  suyo,  y  es  cierto 

Que  está  en  el  jardín  don  Jaan. 

^URON. 

Ni  es  mí  amo,  ni  ha  dé  serio, 
Ni  lo  fué,  ni  lo  será, 

Y  todos  los  demás  tiempos 
De  pretérito  y  futuro, 
Perfecto  y  pluscuamperfecto. 

DON  FEDRO. 

Yo  dejaré  de  una  vez 
Mis  agravios  satisfechos  \ 
¿Qué  haces  tú  aqui ?s 

DOÑA  LBONOR. 

lYo,  Sefior? 
(túrbuse.) 
Por  tu  gusto...  Mas  primero... 
Pero  yo  no  he  visto  a  nadie. 

DON  PEDRO. 

Bien  está,  ciérrenme  luego 
El  jardín.  ¡  Ay  honor  mío ! 

DO.ÑA  LEONOR. 

Escuchad ,  señor  don  Diego. 

DON  DIEOO. 

¿Qué  mandáis? 

DOÑA  LEONOR. 

Mi  vida  está 
En  grande  peligro,  y  pienso    - 
Que  os  he  de  haber  menesfer. 
Si  os  acordáis.    . 


dohduco. 
Ya  mé  acaerdo, 
Y  compliré  mi  palabra. 

DOÑA  Lióifoa.  ~ 
¿Entendeisuef 

MMMSQO. 

.  Ya  oi  entleDdo. 

BONCAaciá. 

Goidado  muestra  Leonor.. 

DONKMIO. 

La  llave  de  ese  aposento 
¿Quién  la  tiene? 

aollA  LKOHoa. 

Baso  perdido. . 

BON  psaao.' 

Rompan  lu  puertas. 

MÑALIoiM. 

^  ,  Primero, 

Señor,  que  adelaota  paaenL.. 

StíeBOñkiMk. 

DOÑA  ANA. 

i  Qué  alboroto  ea  este,  cieldsr 

wm  PBDao. 
Aparta. 

aOllA  LBOMOft.       V 

Sefior,  «cucha.  '  > 

DON  QAW^, 

La  pueru  abren  por  de  dentro. 

DON  JUAN.  (Dentro.) 
Abre  la  puerta,  Leonor» 

DOÑA  LBONOa.  (Ap.)     . 

Echó  la  fortuna  el  resto. 

BONPBDMO.' 

La  voE  es  de  mi  enemigo. 

DOÑA  LBONÓÍL       ^ 

Padre,  señor.  ' 

MRPIMO. 

■  Vifo  el  cielo,. 
Infame,  si  m»  replicas.. 

.  wm  Moo.         . 
Esperad ,  señor  don  Pedro, 
Que  es  vuestra  h^a  Leonor; 
Sepamos  quién  es,  primero, 
El  qoe  se  eseoiade,  y  obrad 
Gomo  noble  y  cobh>  cnerdo.— 
Abre  esa  puerta,  Leonor; 
Ya  que  encabrirío  nopucMio,    • 
Lo  imposible  del  peligro 
Faeiliurá  el  reñidla 

(Ahre  Lionor  f  mis  dan  Intm.) 

Si  para  tantoa  agrat loa 
Basta  una  vida  que  toigo, 
A  precio  de  mucha  saqgre 
Se  ha  de  Tender. 


lElrMpélo 
Se  piado  dcsta  mancrt  <* 
Amicasat 


De  nds  calos 
Ydetuofénsa,enanflda-  / 
Vengaré  el  agraiio  nnoatro» 

DdU  LIOIIOB. 

Padre,  señor. 

toHá-Aiu. 

Primo. 

nONMBOO;. 

HemuÚBO. 
(Terda  don  Pedro  Ism|m  y 
la  eepada^  p^  Leonor  oe  te  eekm  á  lee 
piéi^ffeenlemeneteeoee  Itteepth 
de :  detiene  im  INdfi  4  «fu  (rcriafif , 
.$  de§a  Ane  déenJnmt.}: 


LIKOn. 

óptenme,  Inés,  pi>rqae  estemos 
Detenidus  dos  i  dos. 

Deleiiido  est&s  j  buefio. 

DON  rEDtlO. 

Ruelia,  infame,  ó,  vive  Dios, 
(Juc  en  lu  y  ida. 

m)5Ia  leoxor. 
Ií:iío  le  taej^, 
Scnor :  que  vengues  la  aitravio, 
Hi  delilu  }'  lu  desprecio, 
En  mi  Tida .  y  no  en  mi  lionor, 
Aunque  ea  el  houor  te  oltiido ; 
No  be  de  soltar  de  tas  piéi 
Uis  brazos,  sin  que  primero 
l)«s  i  mi  voz  ios  oídos. 
Escúchame  aliora , )'  luego, 
Siu  resistir  tu  venganza, 
Darélavidaá  tuaccroi 
()ne  me  escuciieis  solamente 
Pido,  Garciu,  don  [Negó, 
Si  mis  ojos  f  mi  vida. 
Si  mi  lianto,  si  mi  raego... 

Poco  se  pierde  en  oir 

A  Leonor,  señor  don  Pedro: 

Quizá  puede  liaberdisculp;i. 

A  anravios  tan  manillesios 
í  Puede  baber  disculpas! 


¿Cuáíesson? 

DO^A  LEO:iOR. 

Estadjne  atento. 

Va  salles  que  i  mi  bermano... 

Acordarte  el  disgusto  [i 

tluando  el  perdón  le  pido. 
■  Hallóse  de  mi  herniada  desmentido 

Don  Juan ,  es  caballero. 

Su  dc.<«gravio  remitió  al  acero. 

Este,  en  sum:i,  fué  el  caso; 
.  (juesonlasle.vcsdel  honor  tan  graves, 

Como  ya  tú  lo  sabes, 

Aunque  estás  lastimado, 

I>aH|aecrcsuoble;,vpiiesiiac¡stebonra- 

Oiie  lo  JaigucB,  te  pido,  (do, 

Como  honrado,  masnoconio  ofendido. 

Ainalta}'oádoDJu:m;iamp(icoquiero, 

Cuando  estás  tan  severo , 

irritar  tust-uojos, 

Dlciéudote  mi  amor,  porque  los  ojos 

A  la  piedad  le  ciega 

El  i|ue  acuerda  delitos  cunndo  ruega. 

Solo  diré,  Señor,  que,  receloso 

De  tu  agravio  penoso 

Don  Ju3u ,  quiso  ausentarse ; 

Esto  si  muy  de  espacio  ha  decentarse. 

Porque  el  verse  temido 

Es  el  rato  mejor  del  ofendido. 

Ouedanios,  pues,  con  sola  aquella  lierl- 


EL  LICENCIADO  DON  JEDÓNIUO  DB  TILLAIZAN. 
Antes  viendo  su  vida  amenazada , 
(fuedé  mas  empeñada , 
r  opuesta  á  tus  rigores, 
Mejoré  en  sus  desdichas  los  fatores, 
Cuando  es  acción  mas  fuerte  , 

Avudar  á  una  vida  que  á  una  muerte.   O  prevenir  tu  ii^jurla  , 
Piedad  fué,  si  parece  inobediencia ,      La  vida  al  riesgo  ó  i  Leoí 


Oponerme  al  ncor  de  tu     .  .    ..  , 
Pues  mi  vida  á  la  suya  defendía , 
Que,  como  jo  le  amaba,  en  él  vivii 

V  si  tú  le  mataras. 
Sin  mi,  como  sin  Pedro,  le  quedara 
Aquí ,  pues,  retirado  y  escondido 
Husta  ahora  ha  vivido. 

Y  abora  le  has  hallado. 
Siendo  cómplice  ¡o  deste  coidado, 
Donde  u  un  ticnipo  te  llama 

hermanoiuiJiT- 


[.la, 


Has,  ya  que  lo  bu  nbido, 
Ki  huyo  tu  veogaiua  ni  li  inpiíli 
Aunque  el  peligro  de  Leonor  nit  i 
Uaepublicassu  iii&mlaconmi  u 
"-  tiempo aft«ioo,  por logrir ti 


Primero  es  mi  opinión,  nadielo  ignora;   ^^^^^  3^0^ 


Obra  piadoso  6  milame  lirino: 
Que,  pues  dos  almas  tiene  amorm 
Basta  una  muerte  para  entnmL 

Advertid,  seDordoD  Pedro... 

DON  rKDia. 
SeüoT  don  Diego,  etpcnd; 
Que  yo  en  lances  de  mi  booar 
Sé  lo  que  m^or  me  ealá. 
,  Por  vengar  mi  bonor  be  sido 

tu  fama.    Eni.milFn,ff  fl 


Y  asi,  démosle  :ibora. 
Yo  la  voz  á  los  labios,  tú  al  oído 
La  razón ,  los  enojos  al  olvido, 
A  la  piedad  las  colpas. 
Lugar  al  ruego,  y  al  amor  disculpas ; 
Si  vengativo,  si  cruel  le  dieras 
Dura  muerleá  don  Juan,  porque  le  vie 
En  parte  diferente,  [ra 

Llorara  yo  su  vida  solamente; 
Pero  si  a'qnl  su  sangre  se  derrama, 
El  perderá  la  vida ,  yo  la  fama. 
üueüo  eres  de  mi  honor,  repara,  ad- 


He  de  ser  so  amigo  ya. 
Has  me  debe  la  opinión 
De  una  bija  por  cuar 
Que  el  dolor  de  un  hijo  Buerlii. 
La  mano  á  Leonor  le  dad , 
Don  Juan. 

A  tos  piel  príncn. 
Padre,  la  vida,  queja 
Es  tuya. 


u  venganza  porlia 


■.  SeEor  García . 

[vierte  Qg  aqaesio  no  os  olendati; 

,     ,  r  1  Que,  no  pudiendo  aer  vueiin. 

...,_  , .  .deshonra  raía,     [do,  Potqae  salieron  rerdad 

\  diráti.  nuesle  hal  aste  aquí  escondí-  Vuestros  celos,  vosy  jo 

Que  estaba  ya  el  delito  cometido.  „„   venimos  i  obligar' 

No  es  noble,  no,  quien  contra  el  ruego  ,        buscarla  otrí  marido. 

(.orno  nadre  le  atiende  [orcrnTe;  v  vos  en  no  lo  estorbar. 

Segunda  vez  le  deberé  la  vida ;  ^„  -i-d^ 

Y  puesborralaofensaelquelaoivida,  „    ,       ,    i.„    .  ■     r_i  . 

Triunfemos  de  la  ofensa  y  las  cruelda:  ^/"^-'•'^""¿L'*''''"- 

'  r.i...  Antes  diao  oue  lera 


la  por  los  ojos. 


liga; 


Yo  con  los  ruegos,  tú 

O  si  me  has  de  malar 

Sin  escuchar  las  lá(;r  , 

Que  si  vas  dilatando  el  castigarme, 

Temoque  no  bailes  vida  quequiíamie 

Pues  desatada  en  láprinias  v  ennios. 

Se  habrá  salido  el  al 

Esto  quise  decirle, , 

Midas  con  lo  advertido 

Si  mi  ruego  le  obliga, 

Mi  honor  enmienda  y  tu  rigor 

Mas  si  el  perdón  no  alcanza. 

Empieza  por  mi  muerte  la  venganza. 

Ahora  que  Leonor  le  lia  declarado 

Ui  amor  y  su  cuidado, 

Y  á  tus  plantas  rendida 

Mucre  uiiimosa,  ruega  convencida. 

Si  no  ha  de  enlernecrrie. 

Prosiga  tu  venganza  con  mi  mnertc. 

Si  i  don  Pedro  maté  con  mano  airadLi, 

Agravios  de  mi  houor  veu^ó  mi  espada. 

Porque  comoáLeonor,  que  enniivivia, 

Hiralia  entonces  para  esposa  mia. 

Ven  el  honor  me  nirieron,  fué  forzoso 

Suedar  honrado  para  ser  su  esposo, 
asta  ahora  mi  vida  asegaraiía 
Porque  mi  amor  calldia; 


Antes  digo  que» 
las  nipilaiiM-   '*'"' '"""  '"'  "wvor  amiga, 
itame  Iu¿^o;   ^i  Busl»  de  mi  amUUd. 


SI  lo  estimo  y  lo  agradrico, 
Don  García ,  y  en  señal 
De  su  lirmeza,badeser 
Parentesco  desde  hoy  mai. 
Dando  la  mano  A  rol  prl*a 
Don  Diego,  y  le  ba  de  pigir 
Lo  que  a  su  nobleza  (Mw 
(Que  Iodo  lo  supe  ja) 
Con  alcanzar  Je  bu  padre 
El  casamienlo. 


Tuya  mi  vida  seri. 

uaon. 
Inés,  vamonos  de  iqal. 
Porque  tocan  i  caiar. 

Eso  no;  libre  me  liiino, 

V  acolo  mi  libertad. 

V  aquí  tiene  Un  iticbwl 
.Sufrir  mal  por  outrtr  «•*. 
Agradeced  loi  aeteos, 
Vías  faltas  perdonad. 


SisqFB 


TRAGEDIA  MAS  LASTIMOSA  DE  AMOR, 


TITULADA 


CL   CONDE  DE  SEX, 


DAR  LA   VIDA  POR  SU  DAMA, 


DE   DOH   ARTOniO  GOBLLO 


( Atritaia  al  ny  doi  FU  ipa  I¥.  > 


< 


JlNSOPf. 
X. 


PERSONAS. 


COSME,  groúhiú, 
BLANCA ,  danta. 
LA  REINA  ISABELA. 


FLORA,  crh4a. 
ALCAIDE. 

BoaERxa 


UlU  BABA. 

Gmamm. 

SoWAVOi. 


A  PRIMERA. 


tro  un  arcabuz  i  !f  dice 
3BERT0. 

lOBERTO. 
REINA. 

¡  Ah  traidores ! 

lOBERTO. 

gravios 
ai  mi  sangre. 

REINA. 

¡Ay  cielo! 

lOBERTO. 

ir  si  acaso 
de  la  bala, 

CONDE. 

Ah  viHanoSf 
efiendo. 

WBERTO. 

bombre? 
¡e  COSME. 

CONDE. 

Mataros. 

COSME. 

is  en  la  quinta, 
ide!  ¿Qué aguardo, 
acorrerle? 
Lindo  recado! 
quiera  el  miedo 
'.  Pues  yo  gasto 

i  eso  espero, 

4  mi  amo. 


CONDE. 

No  huyáis,  cobardes  traidores. 


Aqueste  es  el  Gonde. 

ROBERTO. 

Hayamoa; 

Que  se  alborota  la  quiaU. 

SaUn  ROBERTO  y  OTRO, 
con  másearai. 

COSME. 

¿Quién  Ta? 

ROBERTO. 

Nadie  impMa  el  paso; 
Que  le  meteré  dos  balas. 

COSME. 

Con  mucho  menos  hay  birto. 

OTEO. 

¿Quedó  nraerla? 

ROBERTO. 

No  lo  sé; 
¡Qué  ocasión  se  ha  malogrado! 

(Vafl<#.)i 

Salen  EL  CONDE  DE  SK  T  LA  REI- 
NA ISABELA,  ella  emem^fuaiffCO' 
tula,  dmedio  \festir¡f€<m  matearilh. 

CONDE. 

HuyeroD.—-¿Estiis  herida  t 

«EBIA. 

No,  buena  Bae  sieato;  «friroii 

El  golpe. 


'I 


I 


No,  DO  los  sigáis;  dcjaldon. 

COREI. 

iPorqnér 


Temo  ToesM  riesgo. 

(¡ons. 
Mocho  os  debo. 


MnclKi  oi  pago 
Ahora;  n^as  otro  dit... 

COlIBg.* 

¿QaéT 

BEnu. 

*    No  puedo  dedararoa 
Mas  agora,  poique  temo 
Que  de  la  Reina  eu  el  cuarto 
Se  haya  sentido  raide  • 
Y  hallarme  será  gran  dafio 
Aqui  en  tal  tn¡e^  Im presto..  - 


Yoosobedeeee. 


GOQHk' 


¿Es  sangre?  I  Qi|é 


Herido  estoy  en  lu 
Aunque  pocow-' 


ié?ffi& 


hmtM 


Pues  lomad 

Aquesta  baadi;  apfdáot . 
La  herida. 


EsgfMftffor. 


No  es  fiafor»pit»peMidty 


404 

Si  os  está  bien  que  lo  sea ; 
Que  en  lance  tan  apretado 
La  necesidad  dispensa 
Lo  que  prohibió  el  recato. 
(Ap.  En  todo  parece  al  Conde; 
Mas  ¿cómo,  si  no  lia  llegado 
De  la  guerra?  Amor  le  ofrece 
A  la  vista  antojos  vanos.) 

CO.XDC. 

¿Gonoceisme? 

REIIfA. 

Aquesa  banda 
Señal  para  hacer  buscaros 
Será,  y  adiós ;  que  yo  esioy 
I'^n  grande  riesgo,  si  acaso 
Sabe  la  Reina  este  exceso: 

Y  asi ,  el  secreto  os  encargo 
De  todo. 

CO^tDE. 

Yo  os  le  prometo. 
behia.  {Ap.) 
í,S\  me  ba  conocido  acaso? 
lias  ¿quién  dirá  que  yo  estoy 
En  hábito  tan  humano?  (Vate.) 

COÍfDE. 

¿Hay  confusión  mas  extraña? 

COSME. 

¿Qué  es  esto? 

C07n>E. 

¿Quiénes? 

COSME. 

El  diablo; 
Cosme,  que  ha  tenido  miedo 
Que  puede  valer  por  cuatro. 

C0I«DE. 

Cosme,  ¿viste  salir  tú 

Dos  hombres  enmascarados 

Por aqui? 

COSME. 

Escuchen  la  flema; 
Pues  de  aqueso  es  mi  trabajo; 
Pero  dime :  ¿qué  mujer 
Es  esta  que  hemos  soñado 
Enire  los  dos? 

CONDE. 

No  lo  sé 

COSME. 

Pues  ¿qué  has  visto? 

COÜDE. 

Todo  cuanto 
lie  visto  ha  sido  un  enigma. 

COSME. 

Y  los  hombres  que  pasaron 
Por  aqui  ¿quién  son? 

CONDE. 

No  sé. 

COSME. 

Pues  ¿qué  ínfleres  desto? 

CONDE. 

Un  rato 
Escucha ,  y  yo  te  diré 
Lo  que  he  sabido  del  caso : 
Ya  sabes  cómo  vem'mos 
De  la  guerra,  y  que  llegando 
Los  dos  esta  tarde  á  Londres, 
Supimos  que  este  verano 
La  Reina  por  unos  dias. 
Para  divertir  cuidados 
Del  gobierno,  se  ha  venido 
A  aquesta  casa  de  campo. 
Que  está  dos  leguas  de  Londres, 

Y  es  de  Blanca,  sol  liízarro 

Y  blanco  de  mis  finezas, 

Y  yo  lo  soy  de  sus  rayos. 

COSME. 

Ya  sé  que  tú ,  por  cumplir 
Las  leyes  de  enamorado, 


DON  ANTONIO  COELLO. 

Veniste  á  ver  encubierto 
A  Blanca  hermosa,  fíado 
En  la  llave  desta  puerta. 
Quien  otro  tiempo  dio  paso 
Mil  veces  á  tus  deseos, 
Cuando  esta  quinta  teatro 
Fué  de  tan  Bnos  amores. 
Antes  que  entrase  en  Palacio 
Blanca  á  servir  á  la  Reina. 
Sé  que  le  quedé  esperando. 
Sé  que  te  entraste  allá  dentro. 
Que  hubo  arcabuz  y  embozados ; 
Sé  que  luve  todo  el  miedo 
Que  tener  puede  un  cristiano, 

Y  esto  es  lo  que  sé  mas  bien, 
Porque  lo  estoy  estudiando 
Desde  el  dia  eu  que  naci; 

Y  pues  esto  no  es  del  caso, 
Dime  lo  demás. 

CO.XDE. 

Pues  oye, 
Cosme,  lo  que  has  ignorado : 
Entré  en  la  quinta,  cuya  oculta  puerta 
Al  mas  pequeño  impulso  la  hallé  abier- 
La  novedad  admiro,  [ta; 

Empiezo  á  caminar  por  el  retiro 
De  una  verde  esperanza. 
Que  hasta  venir  la  noche  me  asegura. 
Pasa  por  esta  quinta  conducido 
Un  descuido  del  Támesis  florido. 
Liquido  desperdicio  ó  vena  breve. 
Por  donde  el  rio  se  sangró  de  nieve; 
Descaminada  plata , 
Que  en  senda  cristalina  se  desata , 
O  fugitivo  aljófar  transparente. 
Que  callado  se  huyó  de  la  corriente. 
Kste  pues,  valla  undosa. 
Divide  el  sitio  ameno, 
Tan  denso  é  intricado. 
Que  la  greña  frondosa 
De  su  crespo  cabello  enmarañado, 
Soplando  airado  ó  lento, 
Con  gran  dificultad  la  peina  el  viento; 
Por  este,  pues,  camino. 
Siéndome  siempre  el  rio  cristalino, 
Cuando  el  lino  se  pierde, 
Hilo  de  plata  en  Ial)erinto  verde. 
A  pocos  pasos  advertido  siento 
En  el  agua  ruido, 
Hago  el  examen,  arbitro  el  oido; 
Nada  averiguo  asi,  por  mas  que  atento 
En  informarme  insista. 
Recojo  la  atención  para  la  vista ; 
Ella  penetra  ramas,  y  yo  veo 
(Escucha  lo  que  vi,  que  aun  no  lo  creo) 
tina  mujer  divina , 
Reclinada  en  la  margen  cristalina, 
Quitarse,  descuidada, 
Azul  cendal  y  media  nacarada. 
Negros  después  coturnos  al  pié  breve. 
Que,  primavera  errante,  flores  llueve; 
Las  dos  colunas  bellas 
Metió  dentro  del  rio,  y  como  al  vellas 
Vi  cristal  en  el  rio  desatado, 

Y  vi  cristal  en  ellas  condensado. 
No  supe  si  las  aguas  que  se  vian 
Eran  sus  pies,  que  líquidos  corrían; 
Así  sus  dos  colunas  se  formaban 

De  las  aguas  que  allí  se  congelaban. 
El  hermoso  cabello,  suelto  al  viento, 
En  quien  con  manso  aliento 
El  céfiro  lascivo  se  abrigaba, 
El  agua  licenciosa  salpicaba, 
O  fue  lisonjearla  el  cristal  frío, 
O  envidiosas  las  ninfas  de  aquel  río. 
Pensando  que  estuviera  menos  bello. 
La  encanecieron  parte  del  cal>ello ; 

Y  como  mas  atento  amor  miraba. 
Quise  ver  si  su  rostro  conformaba 
Con  lo  demás,  y  cuando  verle  piensa 
Mi  curiosa  atención ,  hallo  defensa 
Que,  de  negro  cendal,  pudo  encubrilla 


El  medio  roKro  media  mascarill 
Dejando  libre,  con  beldad  no  p« 
Lo  que  hay  desde  la  barba  basta  la 
Advertido  recalo. 
Que,  aunque  pensó  qae  nadie  la  Bi 
Quiso  al  agua  encubrir  el  rostro, 
Que  se  juzgó  indecente. 
Porque  no  lo  parlara  la  corríeol 
Yo,  que  ai  principio  vi,  degov  tai 
A  una  parte  nevado, 

Y  en  otra  negro  el  rostro. 
Juzgué,  mirando  tan  divino  mos 
Que  la  nataraleía  cuidadosa. 
Desigualdad  nnieodo  tan  hermo 
Quiso  hacer  por  asombro  ó  por  i 
De  azabache  y  marOI  on  marida] 
Tan  hermosa  en  efeto  parecía 
Con  la  nube  que  el  rastro  le  cal 
Que»  como  la  miró  desde  sa  esr< 
Por  imitarle  en  algo,  si  pudiera 
Antes  de  despeñar  al  mar  so  co 
El  sol  se  cobríó  el  rostro  coala  i 
Quiso  probar  acaso 

El  agua,  y  fueron  crístaliaovaM 
Sus  manos,  acercólas  á  los  hb» 

Y  entonces  el  arroyo  lloró  agn^ 

Y  como  tanto,  en  fio,  se  parecía 
A  sus  manos  aquello  qoe  bebia. 
Temí  con  sobresalto,  y  no  fué  n 
Que  se  bebiera  parte  de  b  nao 
Llegó  la  noche  en  fln,  salió  dd  i 

Y  delgado  cambray  cbopó  el  n> 
De  las  dos  azucenas  u 
Envidian  á  las  flores  las  arenas. 
Viendo  que  ha  de  pisarlas; 

Y  luego,  en  acabando  de  enjuga 
A  cubrir  empezó  sns  dos  colas 
Con  dos  nubes  de  nácar  fanport 
Adorno  suele  ser,  pero  ¿qoiéo 
Que  era  mayor  adorno  estar  de 
En  esto  ruido  siento. 

Oigo  una  voz  decir :  cunera,  tir 
Dispara  un  arcabas  sa  bala  al  \ 
Turbóme  yo  de  ver  que  la  profa 
Ella  cae  á  las  flores  de  repente: 

Y  todo  fué  tan  indistintamente,  [ 
Que  empezaron  á  obrar  á  un  l 
Ruido,  voz,  bala,  susto  y  parasi 
Dos  hombres,  dos  traidores. 
El  rostro  infame  cada  cual  cabi 
Por  sí  ba  salido  el  arcabuz  incie 
Sacaron  los  aceros  vengadores 
Contra  su  pecho;  entonces  jo  li 
Llego  y  bagóme  blanco  de  sa  ac 
RiBo  con  ellos,  huyen  recatado 
De  mi  valor,  ó  su  traición  torbí 
Yo  los  sigo;  ella,  en  si  restiíai 
Teme  en  seguir  los  riesgos  den 
Con  recelo  me  habló, ya  tú  loo 
Esta  banda  me  dio,  jm.  tú  Iotís 
Fuese;  no  sé  quién  es;  solo  be 
Que  esta  mi^r,  que  enigma  h 

Quizá  en  mi  corazón  hubiera  ei 
Mas,  como  á  tanto  amor  le  nene 

No  consiente  otro  huésped  cnd 

COSUK. 

Notable  suceso  ha  sido. 

COÜDI. 

Vén  acá. 


¿Qué? 

CONDI. 


Quién  será  aquesta  mujer. 


La  mi^er  del  hortelano. 
Que  se  lavaba  lu  plcniM. 


Necio,  de  veras  tu 


cosa. 
9  veras  lo  digo.  . 

CONDE. 

res  enmascarados 
e  de  la  quinta, 
i  entrar  estando 
}n  elb,  no  es 
uportancia  el  caso. 

COSME. 

alguna  mondonga, 
honrado  hermano, 
i  k  vengar  sa  honor. 

COKDE. 

(Stás  may  cansado. 

COSME. 

n  quieres  taque  sea? 
a  ha  de  ser  milagro? 
Das  que  unas  piernas 
omuy  bien  tapado? 
una  mascarilla 
r  Arias  Gonzalo, 
ilférez,  Elvira 
de  Pilatos. 
k:onde. 
rte  V  el  aseo, 
e  hablar,  el  garbo 
oblezaenella. 

COSME. 

ne  notaste  tanto, 
le  conocerla 

CONDE. 

No,  porque  hablando 
cion  no  es  posible ; 
[ue,  es  necio  engaño 
e,  entre  tantas  damas 
en  en  palacio 
en  la  voz  se  pueda 
puesta. 

COSME. 

Es  llano, 
sn  ha  estado  ausente. 

CONDE. 

urde ;  Cosme ,  vamos. 

COSME. 

entrará  ver  á  Blanca? 

CONDE. 

itari  con  cuidado, 
reron  el  ruido, 
en  que  sin  recato, 
eche  á  perder 
le  tantos  años. 


)S. 


COSME. 
CONDE. 

¡  Ah  Blanca  mía ! 
i  me  ba  estorbado 
e  esta  noche  y  verte 
tan  extraño; 
lairá  mi  amor, 
I  divinos  rayos , 
mandra  araiente 
s  soberanos. 

(Yanse.) 

3RA ,  criada,  y  EL  DUQUE 
DE  ALANSON. 

DUQUE. 

!  Blanca? 

FLORA. 

Está  vistiendo 

DUOCE. 

Yo  he  venido 
o,  conducido 
que  eatof  Minuendo, 


EL  CONDE  DE  SBX. 

Para  hablarte  en  mi  eoldído, 
Pues  eres  t6  la  tercen 
De  mi  amor. 

floua. 

Eo  vano  espera  . 
Vuestra  alteza  ser  pagado. 

DUQUE. 

Pues  ¿qué  dice,  cuando  amante 
Por  ella  el  pecho  suspira? 

FLORA. 

Comoelki  á  casarse  asphra* 
Vuestra  alteza  no  se  espante 
Que,  habiendo  UnU  distancte,   . 
Tema  poner  su  a6cion 
En  un  duque  de  Alanson, 
Hermano  del  rey  de  Francia ; 

Y  asi ,  ingrata  corresponde ; 
Que,  aunque  es  de  tan  alta  esfnra, 
Vos  sois  mas.  {Ap.  ¿Quién  le  d^era 
Que  es  porque^  ella  quiere  al  Conde?) 

DUQUE. 

Yo  vine,  como  sabrás , 
Con  color  de  una  embajada, 
A  Londres,  y  mi  jornada 
No  fué  á  las  paces;  que  mas 
Fué  á  tratar  mi  casamiento 
Con  la  Reina;  y  tanto  gano. 
Que  á  Londres  el  Rey,  mi  hermano, 
Me  envió  para  este  intento; 

Y  aunque  esto  está  en  buen  estiido 
Con  los  grandes  y  la  Reina, 
Blanca,  que  en  mi  pecho  reina 
Hoy,  me  da  mayor  cuidado. 

Este  papel  le  has  de  dar, 

Pero  yo  tengo  de  ver 

(Este  gusto  me  has  de  hacer)... 

FLOBA. 

En  todo  puedes  mandar. 

DUQUE, 

Lo  que,  al  leerle,  responde. 

FLOBA. 

¿Cómo? 

DUQUE. 

Ocultándome  aqui. 

FLOMA. ' 

Mire  tu  alteza... 

DUQUE. 

Por  mi 
Has  de  hacer  aquesto;  ¿dónde 
Me  entraré?  Pues  soy  cautivo 
De  la  causa  de  mi  pena , 
Quítame  tú  esta  cadena. 

FLOIA. 

¡Qué  lindo  madurativo 
Ablandaré!  ¿Hay  tal  porfía? 
Pues  lo  quiere  vuestra  alteza. 
Éntrese  en  aquesta  pieza, 
Que  sale  á  una  galería. 

{Escóndete  el  Duque,) 
Salen  BLANCA  T  COSME. 

BLARCA. 

Vuélveme  á  dar  mil  abrtxos, 

COSME. 

Bástame  besar  tus  pies 
A  mi ,  Señora,  y  después 
Merezca  el  Conde  tus  brazos; 
Porque  no  te  diese  susto 
El  verle  entrar  de  repente. 
Porque  inopinadamente 
Suele  dar  la  muerte  un  gusto ,  • 
Yo  me  adelanto,  y  ¿1  Uega. 

FLOBA. 

{Ap.  El  Conde  viene  (¡ay  de  mil), 

Y  como  el  Duque  esta  aqui. 
Ha  de  escuchar  (¡estoy  etiegat) 
Cuanto  pasa  en  sus  amores;  , 


Quiérolo  así  remediar.) ' 
Tu  alteza  se  puede  entrar 
Un  rato  á  ver  los  pHmores 

gue  esa  bermosa  galeria 
n  tantas  pinturas  llene , 
Porque  una  ^slta  viene 
A  ver  á  Blanca,  y  serla 
Cansancio  estaros  aqui; 
Eu  yéndose ,  aviaré 
A  tu  alteza.. 

Saie  EL  CONDE. 

nOQUB. 

Asi  lo  |i«ré. 

PÍLOBA. 

Pues  adiós;  bien  está  asi» 

GORM. 

Nunca  crei  que  llégimí 
Estadiclia.  ^ 

■LAIHU. 

DneBoalo, 
Solemnicen  hot  mis  Míos 
La  dicha  de  haberte  viato; 
¿Vienes  buenot 


(Vw.) 


Yalo^stóy;  . 
Que  hasta  aqui  sólo  lie  vivloo 
A  cuenta  del^  esperaBü , 
De  ver  tus  ojos  divinos. 

¡  Ay,  Conde,  Ictqúe  me  eaestts ! 

OOXBB.. 

Í Sabes,  Blanca,  lo  que  digo? 
|ue  le  agradezco  á  la  ausracia 
l\  haberme  suspendido 
La  gloria  de  estarte  viendo. 
Porque  agj>ra  mas  la  estimo.  > 
Bien  hayala  auaeneis,  Blanca; 
Bien  bayí^  amén,  pues  me  liiio» 
Solo  con  darme eitormento,  > 
Mas  despierto  en  el  alivio. 


Yo,  Conde,  solo  con  verte. 
Como  simnpre ;  mas  upié  dfgo? 
Infórmate  tü  del  pecEo, 
Puesenélliasssistiifo,  . 
Y  no  limite  la  lencos 
Un  amor  que  es  ufinlto. 
Ni  las  finezas  de  un  alma 
Eche  á  |>erder  wi  sentido. 


¿Qué  hidert  yo  por  pagarle  Y 

■UlICA. 

Si  eso,  Conde,  bas  (netendldo, ' 
Ya  tengo  con  flaé  m  pagues. 

GOMBB. 

Pues  ¿qué  dadu,*BtaocsT.Dilo.. 

SUIfCA. 

Una  merced  has  de  hseerme.  . 


¿Merced,  Blsnca?¿Baqtfé  le  sirvo? 

BURGA. 

MlraqnetefioelslBBS. 

GOIIBB. 

Ya,  Sefiora,  estoy  corrido.    '. 

suma. 
¿Eresmidoefto? 


Taessiavtft 


¿Sdy  la  esposa!  . 

OORDB.' 

'  Gres  bleo^lo.^ 

.MAMÁ. 

¿Qoléresiiae  Biadi^í 


406 


CONDE. 

Te  adoro. 


BLANCA. 

Pues,  en  fe  de  eso  que  has  dicho, — 
Salios  los  dos  allá  fuera,— 

{Vanse  Flora  y  Cosme,) 

Y  escucha  tú. 

CONDE. 

Ya  se  han  ido. 
{Ap,  ¿Qué  querrá  Blanca?) 

BLANCA. 

Ya  sabes 
(Oh  conde  de  Sex  invicto) 

§ue  nie  serviste  tres  años, 
que  al  fln  mi  pecho  esquivo 
Labrar  se  dejó,  aunque  bronce, 
Al  buril  de  tus  suspiros. 
Pues  que,  con  la  fe  y  palabra 
Que  me  diste  de  marido. 
Te  hice  dueño  de  mi  houor, 

Y  que  no  nos  atrevimos 
A  casarnos  por  mi  padre 

Y  mi  hermano,  que  enemigos 
Fueron  siempre  de  tu  casa. 

CONDE. 

Todo,  Blanca,  lo  he  sabido, 

Y  que  ya,  después  de  muertos 
Tu  hermano  y  padre,  quisimos. 
Dándole  cuenta  á  la  Reina, 
Casarnos,  cuando  Filipo 
Segundo,  español  monarca, 
Contra  Ingalaterra  hizo 

La  armada  mayor  que  nunca 
Con  pesadumbre  de  pino 
La  espalda  oprimió  salobre 
De  aquese  monstruo  de  vidrio; 

Y  que  á  mi  la  Beina  entonces 
Me  envió  con  sus  navios 

A  procurar  resistir 
Tan  poderoso  enemigo. 
Por  esto  no  pude  entonces 
Casarme ;  agora  he  venido 
De  la  empresa,  y  á  la  Reina 
Pedir(\  á  sus  pies  rendido. 
Que  me  case. 

BLANCA. 

Pues  supuesto 
Que  es  verdad  lo  que  me  has  diclio, 

Y  que  mis  males  te  tocan 
Ya  como  los  tuyos  mismos, 
Bien  podré  seguramente 
Revelarte  intentos  mios, 
Como  á  galán,  como  á  dueño. 
Como  á  esposo  y  como  amigo. 
La  reina  de  Ingalaterra, 
Isabela,  que  ha  tenido 
Siempre  suspensa  la  Europa 
Con  fuerza  ó  con  arliíicíu. 
Prendió  á  María  Kstuardn, 
Reina  de  Escocia  y  archivo 
De  virtudes  y  bellezas, 

Por  unos  falsos  indicios. 
Creyó  Isabela,  ó  creyeron 
De  Isabela  los  validos. 
Que  Maria  fomentaba 
Kn  secreto  los  desinios 
De  rebeldes  conjurados 
(¡Qué  engaño  para  creído!). 
Llamó  Isabela  á  la  Reina 
A  su  corte,  y  ella  vino. 
Bien  como  al  traidor  reclamo 
Suele  incauto  pajarillo 
Venir  improvisamente, 
Festejando  su  peligro, 
A  ser  despojo  sangriento 
Del  cazador  enemigo. 
Mi  padre,  que  muchos  años 
Estuvo  en  los  tiernos  mios 
Con  la  embajada  en  Escocia, 
Siempre  se  inclinó  al  senicío 


DON  ANTONIO  GOELLO. 

De  Maria  y  de  aquel  reino ; 

Y  yo,  con  el  amor  mismo, 
Cuando  nací,  me  crié 

Con  la  Reina,  y  le  ha  debido 
Mi  amor  muchos  agasajos 

Y  no  pocos  beneficios. 
Con  esto,  á  mi  viejo  padre 

Y  á  mi  hermano  Ludovico, 
Por  cómplices  y  traidores, 
Los  meten  en  un  castillo. 
Solo  porque  la  inocencia 
De  la  Reina  no  han  querido 
Perseguir,  como  los  otros ; 
Solo  porque  el  hecho  indigno 
No  apoyaron,  como  nobles; 
Solo  porque ,  siendo  amigos 
De  la  virtud  é  inocencia , 
Ser  parciales  no  han  fingido 
De  la  malicia.  ¡Oh,  mal  haya 
Mil  veces,  mal  haya  el  siglo 
En  que  para  conservarse. 
Porque  es  monarca  el  delito. 
Ha  menester  la  virtud 

Ser  hipócrita  del  vicio ! 
En  fin.  Conde:  en  fin.  Señor 
('Con  qué  lástima  lo  digo!), 
'1  eñiendo  en  sangre  la  Reina 
Aquel  infame  cuchillo. 
Noble  víctima,  inocente. 
Fué  de  injusto  sacrificio ; 
Bella  flor,  que  de  la  noche 
Se  defendió  en  su  capillo, 
De  ignorancias  del  arado 
Probó  los  groseros  filos; 
De  atrevimiento  villano 
Kl  antojo  inadvertido 
Violar  pudo  honesta  rosa. 
Que  aun  se  recató  al  rocío; 
Falleció  blanca  azucena. 
De  (juien  se  copió  el  armiño, 
A  los  hielos  del  enero 
O  á  los  rayos  del  estío; 
Dejóse  ajar  de  una  mano, 
Deshojado  clavel  fino, 

Y  pisar  de  errante  huella. 
Destroncado  hermoso  lirio; 
Porque,  muriendo  la  Reina 
Al  arado,  al  pié,  al  cuchillo, 
Al  antojo,  hielo  y  mano, 
Murieron  en  el  suplicio 
Juntos  flor,  víctima,  rosa, 
Clavel,  azucena  y  lirio; 
También  mi  padre  y  mi  hermano, 
Por  no  estar  bien  convencidos, 
Murieron  de  la  prisión 

Al  lento  y  sordo  martirio ; 
Pero,  en  fin,  como  traidores, 
Quedaron  destituidos 
De  su  hacienda  y  de  su  estado, 

Y  hasta  Roberlo,  mi  primo. 
Por  pariente  de  mi  padre. 
Que  no  por  otro  delito. 
Huyó  el  riesgo,  y  sin  estado 
Vive  en  Escocia  escondido. 
Vo,  en  venganza  de  la  Reina, 
Del  hermano  y  padre  mió. 
Irritada  y  persuadida 

(Que  también  está  ofendido) 
Del  noble  conde  Roberto, 
>!i  primo,  me  determino 
A  dar  la  muerte  á  esta  fiera, 

Y  quizá  por  su  destino, 
O  por  justicia  del  cielo, 
Venirse  ella  misma  quiso 
A  mi  quinta  algunos  dias. 
Yo,  en  fin,  á  Roberto  escribo 
Que  venga  en  secreto  á  darla 

La  muerte ;  que  el  tiempo,  el  sitio. 
El  asistirla  yo  siempre, 

Y  estar  desapercebidos. 
Daban  ocasión  bastante 
Para  lograr  sus  desinios. 


Vino,  y  esperó  ocmíob 
Unos  dias  escoodldo; 

Y  ayer,  bajando  Isabela 
Solaá  losiardiues,  düo 

Que  no  hiibiese  nadie  enelkks, 

Y  yo  á  Roberto  le  aviso; 
Entonces,  dejando  abierto 
De  la  quiuta  el  an  postigo. 
Él  la  tiró  una  pistola 

Al  tiempo  que  de  unos  mirtos 
Salió  un  hombre  á  socorrerla ; 

Y  el,  por  no  ser  conocido 
Si  al  ruido  acudiese  yenle. 
Se  fué,  dejando  perdidos 

A  un  tiempo  ocasión,  Tengana, 
Esperanzas  y  desinios. 
Yo,  el  corazón  lleno  de  ira. 
En  rabia  el  pecho  encendido. 
Ardiendo  en  venganza  el  alna 

Y  en  cólera  el  rostro  tinto. 
Pues  son  tnyos  mis  agraf  icis, 

Y  tuyos  aun  mas  qae  mios. 
Como  á  esposo,  como  i  doefio, 
Como  á  seuor  y  marido. 

Hoy  á  tu  valor  apelo. 
Mi  venganza  á  ti  te  Oo; 
Venga  tus  propios  agravios, 
Pues  los  mios  te  probijo. 
Muera  esta  tirana,  Cooide; 
Escribe  al  Conde,  mí  primo; 
Junta  mis  amigos  todos. 
Pues  todos  son  tus  amigos. 
Sin  riesgo  puedes  matana; 
Porque  es  tan  aborrecido 
El  nombre  desta  tirana, 
Que.  en  vez  de  darte  castigo. 
Lauros  le  dari  tu  patria 
A  tu  valor  peregrino; 

Y  si  lio,  viven  los  cielos. 
Que,  si  leal  ó  remiso, 

O  dudas  ó  no  te  atreves 
A  hacer  esto  que  le  pido. 
Yo  misma,  yo  misma.  Conde, 
Cuando  fallara  en  mi  primo 
El  valor  ólaocasiOB, 
Apelando  á  aquestos  brios. 
Con  los  dientes,  con  iu  naaos, 
O  con  mis  propios  suspiros,- 
Cuaudo  faltara  instramcnlo 
A  mi  afeto  vengativo. 
He  de  hacerla  mas  pedaios 
Que  ese  monstruo  cristaHM 
Hunde  cruel  en  su  centro. 
Que  es  vecindad  del 


co:iM.  (Ain) 

¿Hay  Ul  traición?  Vire  el  cielo. 
Que  de  amarla  estoy  corrido, 
blanca,  que  es  mi  dulce  doefio; 
Blanca,  á  quien  qnleroy  estimo, 
¿Me  propone  Ul  iraiciou? 
¿  Qué  haré?  Porque  si  ofendido. 
Respondiendo  como  es  justo. 
Contra  su  traicioo  me  irrito, 
No  por  eso  he  de  evitar 
Su  resuelto  desatino; 
l^es  darle  cuenta  á  la  fteiaa 
Es  imposible,  pues  quiso 
Mi  suerte  que  tonga  parte 
Blanca  en  aqueste  delito; 
Pues  si  procuro  con  megos 
Disuadirla,  es  desvario; 
Que  es  una  mujer  resuella 
Animal  lanvengallTo, 
Que  no  se  dobla  á  los  ruegos. 
Antes  con  afecto  impio 
En  el  mismo  rendimiento 
Suelen  aguzarlos  filos; 
Y  quizá  desesperada 
De  mi  enojo  úni  desvio. 
Se  declarará  coa  otro. 
Menos  leal  ó  mu  fiuo^ 


iv 


V 


iza  por  ella  intente 
yo  hacer  no  he  querido; 
íue  el  inconveniente 
íioberto,  suprimo, 
ro  cesa,  Y  ¿quién  duda 
por  traidores  ó  amigos, 
Duchos  conspirados, 
nenien  sus  motivos? 
tenffo  de  librar 
na  del  peligro; 
>s,  que  he  de  barrer 
)s  fieros  prodigios 
;ion  deíngalalerra; 
untos  conducidos 
ia  con  mi  industria , 
de  venir  al  cuchillo; 
pues  á  Dlanca  sola, 
iuasion  de  su  primo, 
'go  ó  con  amenazas 
sasdesinios. 

BLA^CCA. 

consultando,  Conde, 

itro  de  tf  mismo 

has  de  hacer,  no  me  quieres; 

idarlofué  delito. 

•s,  que  eres  ingrato. 

CONDE. 

me  determino. 

BLANCA. 

spondes  ? 

CONDE. 

Ya  te  doy 
uesta  por  escrito. 

d  escribir  el  Conde  sobre  un 
te,  y  asómese  EL  DÜQüE. 

DÜQüf .  (Ap.) 
irda  tanto  Flora 
á  ver  he  salido 
ta  es  la  que  á  Blnnca 
ntretiene.  ¿Qué  miro? 
le  de  Sex  con  filunca? 
•mo?  áEI  Conde  ha  venido 
erra  ? 

CONDE. 

La  respuesta 
ludarse  ha  podido 
'eclo,  siendo  ya 
ides  agravios  míos. 
Cosme,  y  á  Escocia 
ita  carta,  en  que  digo 
•lo  que  se  venga 
:>s  sus  amigos 
hilada  á  Londres; 
la  gente  que  rijo, 
seguirá,  y  el  pueblo, 
1  estoy  tan  bienquisto, 
muerte  á  la  Reina. 

DCQCE.  {Ap.) 
;ucho? 

CONDE. 

En  corrientes  rios 
fame  sangre  pienso 
su  cuarto  mismo, 
viniendo,  lodos  juntos 
en  el  suplicio.) 
*sla  tirana !  Muera  I 
lenii  brazo  invicto... 

DUQUE.  (Ap.) 

traición  ? 

CONDE. 

Deste  reino 
jndo  este  prodigio; 
esar  de  Ingataterra , 
iz  la  espada  esgrimo, 
;ber  de  su  sangre. 


EL  CONDE  DE  SEX. 
Sa/tf  EL  DUQUE. 

DUQUE. 

No  podréis  mientras  yo  vivo. 

CONDE.  (Ap.) 
¡Válgame  el  cielo! 

BLANCA.  (Ap.) 

i  Ay  de  mi ! 

CONDE. 

¿Qué  es  esto,  Blanca? 

BLANCA. 

¿Qué  miro? 
¿Cómo  vuestra  alteza,  el  Conde... 
Toda  soy  un  hielo  frió. 

COXDE. 

Pues  ¿cómo,  Blanca,  en  tu  cuarto 
El  Duque? 

BLANCA. 

¿Quién  le  ha  metido 
En  mi  cuarto  á  vuestra  alteza? 

DUQUE. 

Nadie,  Blanca;  que  yo  mismo 
Me  entré  acá,  quizá  guiado 
De  algún  impulso  divino. 
Para  estorbar  tal  maldad. 

BLANCA. 

Pues  ¿cuándo  tu  alteza  ha  visto 
En  mí  ocasión  para  hacer... 

DUQUE. 

Esperad;  ¡qué  desatito! 
Por  vida  del  Rey,  mi  hermano, 

Y  por  la  (pie  mas  estimo 
De  la  Reina,  ini  señora, 

Y  por...  Poro  yo  lo  digo; 
Que  en  mí  os  el  mayor  empeño 
De  la  verdad  el  decirlo: 

Que  no  tiene  Blanca  parte 
De  oslar  yo  aquí;  que  yo  mismo 
Mo  oiiiré,  hallando  abierto,  á  ver 
Esos  cuadros,  divertido. 
Que  tiene  esta  galería; 

Y  estad  muy  agradecido 
A  Blanca  de  que  yo  os  dé, 
No  salisfacion,  aviso 

Desta  verdad;  porque  á  vos, 
Hombre  como  yo... 

CONDE. 

Imagino 
Que  no  me  conocéis  bien. 

DUQUE. 

No  os  habia  conocido 
Hasta  aquí;  mas  ya  os  conozco, 
Pues  yo  lan  otro  os  he  visto, 
Que  os  reconozco  traidor. 

CONDE. 

Quien  dijere... 

DUQUE. 

Yo  lo  digo; 
No  pronunciéis  algo,  Conde, 
Que  yo  no  pueda  sufriros. 

CONDE. 

Cualquier  cosa  que  yo  intente... 

DUQUE. 

Mirad  que  estoy  persuadido 
Que  hace  la  traición  cobardes; 

Y  así ,  cuando  os  he  cogido 
\íi\  un  lance  que  me  da 

De  que  sois  cobarde  indicios. 
No  he  de  aprovecharme  desto; 

Y  así ,  os  perdona  mi  brío 
Kste  rato  que  tenéis 

El  valor  disminuido; 

Que,  á  estar  todo  vos  entero, 

Supiera  daros  castigo. 

CONDE. 

Yo  soy  el  conde  de  Scx, 

Y  nadie  se  me  ha  atrevido 


467 

Sino  el  hermano  del  rey 
De  Francia. 

DUQDE. 

Yo  tengo  bríos 
Para  que,  sin  ser  quien  soy, 
Pueda  mi  valor  Invicto 
Castigar,  no  digo  yo 
Solo  á  vos,  mas  á  vos  mismo , 
Siendo  leal,  míe  es  lo  mas, 
Con  que  queda  encarecido; 

Y  pues  sois  tan  gran  soldado. 
No  echéis  á  perder,  os  pido, 
Tantas  heroicas  hazañas 
Con  un  hecho  tan  indigno. 
¿Qué  os  ha  hecho  ¿  vos  la  Reina? 
¿Por  qué  su  privanza  os  hizo? 
¿Qué  (lesinios  son  aquestos? 

Ea,  Conde,  corregtldos. 
Solo  yo  sabré  este  caso; 
Pero  mal  dije,  yo  mismo 
No  lo  sabré;  qne,  en  saliendo 
De  aquesta  cuadra  que  piso. 
Si  agora  he  sabido  aquesto, 
Después  no  lo  habré  sabido. 
Yo  quedaré  muy  ufano 
Que  me  debáis  este  aviso ; 
Que  yo  sé  muy  bien  que  Blanca, 
Si  yo  no  hubiera  saKno 
Primero  á  vuestros  intentos. 
Conforme  el  blasón  antiguo 
De  su  sangre  y  de  la  vuestra, 
Os  hubiera  respondido. 
Ya  habréis  muoado  de  intento; 

Y  si  no,  estad  advertido 

Que  á  quien  se  atreve  á  tener 
El  mas  oculto  desinio 
Contra  la  Reina,  yo  entonces. 
Que  la  guardo,  que  la  asisto. 
Que  la  estimo,  que  la  quiero. 
Que  la  defiendo  y  la  libro, 
Atalaya  á  sus  pisadas. 
Argos  á  su  sol  divino. 
Sabré  ser  lince  que  os  vea 
Los  mas  ocultos  motivos. 

Y  sabré  daros  mil  muertes ; 
Que,  si  aquesta  espada  esgrimo. 
Todo  un  mundo  de  traidores 
Son  pocos  al  valor  ralo. 
Miraldo  mejor,  dejad 

Un  intento  tan  indigno. 
Corresponded  á  qwfen  sois; 

Y  si  no  bastan  avisos. 

Mirad  que  hay  verdugo  en  Londres, 

Y  en  TOS  cabeza ;  harto  os  digo.  ( VaMe.) 

CONDE. 

Corrido  y  confbso  estoy; 

¿Vióse  lance  como  el  mió? 

Pero  piense  ahora  el  Duque 

Mal  de  la  fe  con  que  sirvo 

A  la  Reina;  gue  después, 

Con  la  hazaña  que  imagino, 

El  verá  que  soy  leal. — 

Lleven  la  carta  á  tu  primo.  (A  Blanca.) 

{Ap.  No  he  de  responder  al  Duque 

Hasta  que  el  suceso  mismo 

Muestre  cómo  fueron  falsos 

De  mi  traición  los  indicios, 

Y  que  soy  mas  leal  cuando 
Mas  traidor  he  parecido.) 

BLANCA. 

;^Hubo  desdicha  mas  grande? 

Y  aun  mayof  hubiera  sido 
Si  no  acierta  á  ser  el  Duque 
El  que  escuchó  los  deslnios 

Del  Conde.  ¡Válfene  e)  cielo!    , 
¡Qué  desdichada  benacido! 

Salen  EL  SENESCAL  T  LA  REINA . 

BBINA. 

i  .  esto  que  os  digo 


408 

SENESCAL. 

El  cielo  santo 
Nos  defendió  vuestra  ?¡da. 

REINA. 

Haced  pues  que  los  soldados 
De  mi  guarda  estén  á  trechos 
Aquesta  quinta  guardando 
Hasta  que  me  vuelva  á  Londres. 

SENESCAL. 

¿No  será  mejor  buscarlos 
A  los  viles  agresores? 

REINA. 

¿Cómo? 

SENESCAL. 

Yo  haré  echar  un  bando, 
Que  ofrezca  grandes  mercedes, 
El 'delito  publicando, 
A  quien  diere  el  agresor, 

Y  que  será  perdonado. 

Si  es  cómplice,  el  que  le  entregue ; 

Y  pues  son  los  dos  culpados. 
Podrá  ser  aue  alguno  dellos 
Entregue  al  otro;  que  es  llano 
Que  será  traidor  amigo 
Quien  fué  desleal  vasallo. 

REINA. 

No  lo  apruebo,  Senescal , 
Que  asi  se  publique  el  caso, 

Y  no  quiero  yo  que  sepan 

Que  hubo  quien  se  atreva  á  tanto, 

Que  intente  darme  la  muerte 

Dos  leguas  de  mi  palacio ; 

Que  quizá  despertaremos 

De  algunos  que  están  callando 

La  traición  con  este  ejemplo; 

Que  es  gran  materia  de  estado 

Dar  á  entender  que  los  reyes 

Estañen  si  tan  guardados, 

Que,  aunque  la  traición  los  busque , 

Nunca  ha  de  poder  hallarlos; 

Y  asi ,  el  secreto  averigüe 
Inermes  delitos  cuando. 

Mas  que  el  castigo  escarmientos , 
Da  ejemplares  el  pecado. 

SaU  UN  CRIADO. 

CRIADO. 

El  de  Sex  pide  licencia 
Para  entrar. 

REINA. 

Pnes¿ha  llegado? 
Mucho  me  temo...  Decid 
Que  espere;  mas  no,  dejaldo. 
Entre. 

Sale  ELCOmE. 

CONDE. 

Si  acaso  merezco 
Besar  tus  pies... 

REINA. 

Levantaos, 
Columna  de  Ingalaterra; 
Que  va  solo  con  miraros 
Sé  el  suceso  de  la  guerra. 
{Ap.  Locos  pensamientos  vanos, 
Dejadme;  ¿qué  me  queréis?) 

CONDE. 

Yo  mismo  he  querido  daros 
La  nueva. 

REINA. 

¿Qué  hay  de  mi  armada? 

CONDE. 

Libre  está  el  reino,  dejamos 
De  los  españoles  leños 
Limpio  nuestro  mar  brítano. 

REINA. 

¡Feliz  suceso! 


DON  ANrONIO  COELLO. 

SENESCAL. 

¡Gran  nueva! 

CONDE. 

Desta  suerte  fué... 

REINA. 

Esperaos; 
No  quiero  oir  el  suceso 
Hasta  teneros  premiado. — 
Senescal ,  haced  al  punto 
La  cédula  en  que  le  hago 
De  Ingalaterra  almirante 
Al  Conde. 

CONDE. 

Besar  tu  mano 
Será  de  tan  grandes  premios 
El  mayor. 

{Llega  el  Conde  d  besar  la  mano  d  la 
Reina.yella  repara  en  la  banda.) 

REINA. 

Debo  pagaros... 
(Ap,  ¿Qué  miro?)  Porque á  servicios... 
[Ap.  ¿No  es  esta  mi  banda?)  tantos 
Mi  reino...  ¿Cuándo  llegasteis? 

CONDE. 

{Ap.  En  la  banda  ha  reparado.) 
Agora. 

REINA. 

^  En  aqueste  punto 
Os  apeáis? 

CONDE.  {Ap.) 

¿Qué  mas  claro 
Indicio  que  rué  la  Reina, 
Aun  cuando  hubiera  faltado 
Loque  dijo  Blanca? 

REINA. 

¿Ahora? 
No  lo  creo ;  ¿algún  cuidado 
No  habiades  de  tener 
Que  de  amante  ó  cortesano 
Anoche  os  hiciese  un  poco 
Adelantar?  Confesaldo; 
Yo  os  perdono  el  haber  sido 
Menos  puntual  vasallo 
Que  amante,  por  vida  mia. 
{Ap.  Él  lo  niega.) 

CONDE. 

A  empeño  tanto, 
¿Quién  lo  negará,  aunque  importe 
La  vida? 

REINA. 

¿Es  favor  acaso 
La  banda,  ó  estáis  herido? 

COKDE. 

Siempre  he  vivido  ignorado 
De  amor ;  mas  ya  dulcemente 
La  banda  ha  lisonjeado 
Los  dolores  desta  herida. 
Que  me  dieron  en  la  mano 
Por  serviros. 

REINA. 

Yo  lo  creo. 
(Ap.  ¿No  bastaba,  amor  tirano, 
IJna  inclinación  (an  fuerte, 
Sin  que  te  hayas  ayudado 
Del  deberle  yo  la  vida?) 
¿Queréis  mucho?  ¿Sois  pagado 
De  la  dama  de  la  banda? 

CONDE. 

Es  el  sugeto  tan  alto. 

Que  aun  no  podrán  mis  suspiros 

Alcanzar  alia  volando. 

REINA. 

{Ap.  ¿Si  anoche  me  conoció? 
Mas  esto  es  hablará  caso.) 
Y  ella  ¿sabe  vuestro  amor? 

CONDE. 

Aunque  en  batallas  y  asaltos 


Tan  atrevido  y  TaHeiiCe 
Me  mostré,  no  lo  aoj  taoto. 
Que  ose  decirla  mi  amor, 
Porque  aun  de  mi  le  recalo. 

BURA. 

Pues  si  no  se  lo  babels  dicho. 
No  tenéis  de  qué  quejaros. 

COROI. 

Ni  aun  á  quejarme  me  atrevo. 

BEIKA.  (Ap.) 
¿Diréle  al  Conde  (¿qué  acuardo?) 
Que  soy  á  quien  dió  la  vida? 
Mas  ¡oh  necia  lengua!  paso. 
¿Será  bien  que  sepa  d  Conde 
Que  soy  la  que  sin  recalo 
Vio  anoche  como  mujer. 
Cuando  deidad  me  ba  Juagado? 
Créame  deidad  el  Conde; 
Que  lo  que  tienen  de  huDanoi 
No  han  ue  revelar  los  reyes 
A  los  ojos  del  vasallo. 

CONDE.  (Ap,) 

¿Qué  es  esto,  locura  mia? 
¿Atreveréme  (mal  hago) 
A  presumir  que  la  Reina... 
Pero  no ;  ¡qué  necio  engaño, 

RBIRA. 

{Ap.  El  Conde  me  dió  h  vida; 
Confleso  que  me  ha  petado. 
¡Oh  infame  agradedmieoto, 

Hue  engendro  mi  amor  bastardo; 
ijo  de  padre  traidor, 
Yo  te  auijaré  los  pasos. 
Ea,  cordura,  ¿esto  nfret?) 
¡Conde! 

CORDB. 

¡Sefiora! 

RBIRA. 

(Ap.  Veníamos...) 
¿Cómo  no  oa  vais  (Ap.  ¡Bsloy  loca') 
A  descansar? 

GORDB. 

Solo  aguardo 

Licenda. 

MIRA. 

Puea  idoi  luego. 


Ya  os  obedezco. 


Eaperáoa. 
{Ap.  ¿Quéese8to?)EaperadBRpoc 

Y  os  llevaréis  el  deapaao 
Desta  merced  que  os  he  bcebo. 
(Ap.  ¿Que  asi  me  rinda  na  ciidado? 
Esta  es  la  primera  vei 
Que  tener  el  pecho  iugraio 
Puera  en  mi  menos  bijeia.) 

Sale  EL  SENESCAL,  era  ffcnAoi 

GONDB. 

Confusa  eatoy;  ya  le  aguardo. 

aERBiCAL. 

Esta  es  la  cédula ;  firme 
Vuestra  alteaa. 

REDIA. 

Ya  he  fimado.- 
Tomad  la  cédula.  Conde, 
De  aauesia  merced  que  os  higo; 
Yo  misma  el  despacho  oa  do;. 
Solo  por  no  dilalaroa 
La  merced,  porque  no  quiero. 
Cuando  me  servia  y  os  pago. 
Echar  á  perder  el  premio 
Con  hacer  que  os  cueste  pasos. 

CORDB. 

El  mavor  premio  es  serviros. 
(.4p.  ¿Si  es  Unto  fliTor  acaso  f) 


KEIltA.  (Ap.) 

co!... 

CONDK.  (Ap.) 

¡Necio  amor!... 

HEDÍA.  {Ap.) 

;o... 

COROE.  (Ap,) 

Que  temerario... 

RBIÜA.  {Ap») 
s  ¿  tal  bajeza... 
COIfDK.  {Ap.) 

es  subir  Un  alto... 

REMA.  {Ap.) 
que  soy  la  Reina. 

COÜDB.  {Ap,) 

que  soy  lasalio. 

■EllfA.  {Ap ) 

humillas  al  abismo... 

CONDE.  (Ap.) 
acercas  i  los  rayos... 

REMA.  (Ap.) 

rar  mi  grandeza... 
CONDE.  {Ap.) 

r  mi  humilde  estado... 

lEINA.  (Ap.) 
s  admito  acá  dentro... 

CO?CDE.  {Ap.) 

omi  te  ?as  entrando... 

REINA.  {Ap.) 

ilre  el  pecho  y  la  voz. 

CONDE.  {Ap.) 

imes  i  los  labios. 

REINA. 

Conde? 

CONDE. 

¡Señora! 

REINA. 

espues. 

CONDE. 

Soy  tu  escIaYo. 
cío  engaño,  no  me  subas, 
r  de  mas  alto !) 


INADA  SEGUNDA. 


ISME  T  EL  CONDE  DE  SEX. 

COSME. 

Londres  llegamos, 
^alacio  venimos? 

CONDE. 

i  reyes  asistimos 
osme,  descansamos. 
Reina  llega 
quinta  á  palacio, 
ís  mas  breve  espacio, 
ranza  sosiega 
)r;  cada  esperanza 
,  como  se  ve , 
lanca,  mi  fe, 
Ina,  mi  privanza. 

COSME. 

dicha  es  el  privar, 
e  á  los  mas  amigos 
I  dentro  enemigos. 

CONDE. 

ijo  es  envidiar, 
|ue  ser  envidiado. 

COSME. 

as  desdicha  sola. 


EL  CONDE  DE  SEX. 

conw, 
i  No  Irnjlste  la  pistola  f 

COSME. 

Vesla  aquí,  y  hasta  grabado 
Tu  nombre  en  ella ;  mas  di :  ' 
¿Por  qué  la  mandas  traer? 

CONDI. 

Como  habemos  de  volver, 
Cosme,  tan  tarde  de  aqui,. 
No  es  mocho  que  me  preTenga; 
Que  la  privanza  ocasiona 
Envidias. 

COSME. 

En  tv  peraona 
No  me  espanto  que  la  tenga. 

CONDE. 

No  ha  sido  con  otro  fin. 
{Ap.  Del  Duque  estoy  receloso* 
Porque  está  muy  sospechoso; 
Pero  no,  que  es  noble  al  fin.) 

Gosaá. 
Ya  la  hemos  traído,  y  pues       i 
¿  Dónde  iré  á  guardarla  agora? 

CONDE. 

Al  cuarto  de  Blanca ;  Flora 
Te  la  guardará,  y  después , 
Pues  de  Blanca  me  despido, 
AI  irme  la  pedirás. 

COSME. 

Eso  es  lo  que  apruebo  mas: 
Porque  yo  siempre  he  temido 
Azar,  si  saber  lo  quieres, 
Con  ese  instrumento  atroz; 
Que  sin  pensar  tiran  eos 
Arcabuces  y  mujeres. 
¿Por  qué  te  quitas  la  banda? 

CONDE. 

Porque  á  ver  á  Blanea  puo, 

Y  si  ella  la  viese  acaso, 

Que  siempre  en  recelos  anda, 
Puede  ser  que  me  la  pida. 
Como  curiosa  y  mujer, 

Y  me  pesara ,  por  ser 

De  la  dama  a  quien  di  vida. 

COSME. 

¡Que  nunca  hayamos  sabido 
Si  era  dama  6  si  era  dueña! 
¿  No  dio  esa  banda  por  seña  ? 

CONDE. 

Sí. 

COSME. 

Pues  ¿alguna  no  ha  habido 
Que  en  ella  haya  reparado? 

CONDE. 

No,  Cosme. 

COSMB. 

Este  dedo  diera 
Solo  por  saber  quién  era; 
iQue  no  hayamos  alcanzado 
Quién  fuese,  por  mas  que  yo 
Me  desvelo  V  te  desvelas! 
De  algún  libro  de  novelas 
Presumo  que  se  soltó; 
Ella  era  una  gentil  tronga. 

CONDE. 

No  digas  tal ,  nsyadero. 

COSME. 

A  pagar  de  mldinero. 
Que  era  dueña  ó  vil  mondonga; 
Pues  que  esta  banda  presea 
Es  que  cualquiera  la  tiene. 
Sin  ser...  Pero  Blan^viene; 
Escóndela,  no  la  vea. 

{T&mu  l9  baiuUi  en  la 


Sa/en  BLÁNGAt  FLORA. 

ULAiCA.  ' 

t Adonde...  (Ap,  Nó  sé  q«é  ha  ocultado 
le  JBl  Cosme.) 

coHnk. 

Blanca  herinoM... 
■URCA*  (Ap.) 
¿  Qué  será?  Qne  estoy  dudosa. 


¿Dónde  vas?  . 

■LARCA. 

HaméOamado 
La  Reina.  Vente  conmigo. 
Iré  bien  acompaftada. 

coRi|B.  (4pdC^Mié.) 
Mira  qne  no  digas  nada 
A  Blanca  de...— Y»  te  tlfO. 
{Ymm  Bkmcm  y  W  CpnieJy 


(Ap.  Con  esto  ^ 

Porque  yo  no  me  tcóidaba 
De  dechrlo,  v  16  callalMt 

Y  como  me  lo  encargó. 
Ya  por  decirlo  reviento: 
Qae  tengo  ttlpropfedao, 

gne  en  nn  bom  i  la  nnad  , 
B  me  haee  postema  un  cóento.) 
Guarda,  Flora  ,estsi  pttiola 
Hasta  irse  el  conde  ciespoea; 
Mira  no  te  dé  nn  refés , 

Y  te  pec^  golpe  eo  bola. . 

FLORA. 

Pues  en  él  cuarto  la  meto 
Demisefiora. 

COMU 

C^p.  ¿Habrá  ya 
Treinta  y  seis  horas  tai  habrá)  - 
Qne  estoy  callandeM  aécreiot 
Allá  va.)  Flora...  Mas  no ;' 
(Tcü  Phr&.) 
Sea  peraona  mas  crave. 
No  es  bien  qne  Flora  ae  alabe 
Que  el  cuento  me  dcafioró. 
Dos  cosas  Jutas  (¿qné  haré?) 
Me  están  matando :  ona  ha  síkio 
Saber  lo  que  no  be  sabido» 

Y  otra  decir  lo  que  cé« 

Por  saber  quién  fúé,.ttie  mneíOi 
La  dama  con  maaearilla, 

Y  esta  también  por  iéM^ 
Tan  aolo  aaberia  qviero. 
Muy  bien  el  Go9de  negoda. 

r     SaU  BLANCA. 

■LARCA. 

Cosme,  ¿cómo  tan  despacio 
Te  estás  agora  en  palaeiOt 
Si  te  has  de  partir  á  Eaeoda? 

COfRk. 

Al  alba,  amunie  yo  trasnoNObe, 
Mandó  el  Conde  qne  Ri;  parta. 

■LARCA. 

Vea  aqni,^  Cosme,  la  eaita  í 
Pártete  Inego  esu  nochét 
No  aguardes  amas. 


Bi  nafe. 

■LAReA. 

¿Qné  esconda  aqnlT 
compí. . 
(Áp.  MakUto 
Es  esto;  si  otro  poqnüo 
Me  aprieu,  ae  lo  dlfé.) 
No  es  nada.  (4p.  Jesaa  nül  reeei , 
Ya  se  me  tiene  á  la  boca 
Lapofga.) 


410 

BLAXGA. 

Eso  me  provoca. 

COSME.  {Ap.) 
¡  Qué  regüeldos  tan  soeces 
Me  vieuen!  ¡  Terrible  aprieto! 

Dilo  pues. 

COSME.  {Ap,) 

Asco  me  da. 

BLA?(GA. 

Majadero,  acaba  ya. 

COSIE.  {Ap.) 
i  Qué  asqueroso  es  un  secreto ! 

BUKCA. 

Haz  de  mi  paciencia  prueba. 

COSME. 

Aguarda,  reventaré; 
Quiero  decirlo,  pornue 
Mi  estómago  no  lo  lleva. 
Protesto  qu'es  gran  trabajo; 
Meto  los  dedos. 

BLAIfCA. 

Di  ya. 

COSME. 

Ea  pues,  secreto  va. 
Como  agua  fuera  de  abajo: 
Aquesto  que  traigo  es  banda, 

Y  de  tí  la  encubrí  yo; 
Kl  Conde  me  lo  mandó , 
Que  en  e.^^tos  enredos  anda. 
A  él  se  la  dio  una  mujer 
Encubierta  y  disfrazada, 
Que  libró  de  una  estocada; 
No  supe  quién  pudo  ser. 

El  Conde,  aleve  é  indiscreto, 
Porjuro,  falso,  cmel. 
Pisaverde,  cascabel , 
Turna  la  banda  en  efeto; 

Y  aquí  la  hisloria  dio  fin. 

Y  pues  la  purga  he  trocado, 

Y  el  secreto  vomitado 
Desde  el  principio  hasta  el  íln, 

Y  sin  dejar  cosa  alguna. 
Tal  asco  medió  el  decillo, 
Vov  á  probar  de  un  membrillo 

O  á  morder  de  una  aceituna.    ( Vase.) 

BLAKCA. 

De  lo  que  á  Cosme  he  escuchado, 
Aunque  mal,  he  colegido 
Que  el  (^onde  anda  divertido; 

Y  aunque  crédito  no  he  dado, 
Es  hombre  en  fm.  ;Ay  de  aquella 
Que  á  un  hombre  lió'su  honor. 
Siendo  tan  malo  el  mejor ! 

M.1S,  pues  lo  quiso  mi  c?;trella, 
He  de  apretar  al  momento 
Que  nos  cosemos  los  dos. 
¿Quién  será?  ¡Válgame  Dios! 
¿Si  tiene  ajgun  fundamento 
La  banda?  La  Reina  viene.— 

Sale  LA  REINA  ISABELA. 
¿No  fué  al  jardín  vuestra  alteza? 

RKi:<A. 

Todo  cansa ;  ¡qué  tristeza ! 
Nada,  Blanca,  me  entretiene. 

BLATfCA. 

¿Quiere  vuestra  majestad 
Que  llame  á  las  damas? 

RE15A. 

No, 
Déjame  sola ;  que  yo 
(insto  de  la  soledad. 
Haced  que  cante  al'á  fuera 
Irene;  ¡gran  desconsuelo! 

BLA?ICA. 

Guarde  vuestra  vida  el  cieto 

Tanto  como  yo  quisiera.  {Vase,) 


DON  ANTONIO  GOELLO. 
Sale  EL  CONDE. 

COIfDE. 

Loco  pensamiento  mío. 
Que  á  un  imposible  desvelo 
Tan  reciamente  me  encobres 
De  ambicioso  ó  de  soberbio. 
Abate,  abate  las  alas, 
No  subas  tanto;  busquemos 
Mas  proporcionada  esfera 
A  tan  limitado  vuelo. 
Blanca  me  quiere,  y  á  Blanca 
Adoro  yo,  ya  es  mi  dfieño ; 
Pues  ¿cómo  de  amor  tan  noble 
Por  una  ambición  me  alejo? 
No  conveniencia  bastarda 
Venza  un  legitimo  afecto; 
No  hagamos  razón  de  estado 
Del  gusto  ni  del  deseo; 
Congruencia,  venza  amor. 

REINA.  {Ap.) 
Este  es  el  Conde;  va  tiemblo. 
¡Qué  efeto  tan  poderoso ! 

COTfDE.  {Ap.) 
¡  La  Reina!  Volverme  intento, 
No  me  arrastre  la  locura. 

REI5A.  {Ap.) 
Ciega  estoy,  mas  irme  quiero; 
Venza  la  rázon  al  gusto. 

CONDE.  {Ap,) 

Mas  yo  vuelvo. 

REINA.  {.\p.) 

Mas  yo  vuelvo. 

CONI>E.  {Ap.) 

¿Y  Blanca? 

REINA.  (4p.) 

¿Y  la  majestad? 
CONDE.  {Ap.) 
Mas.  oh  fortuna,  probemos; 
Quei)esa  mas  que  el  amor 
Una  hermosura  y  un  reino. 

REINA.  {Ap.) 
Mas,  oh  cuidado,  volvamos ; 
Que  amor,  cuidado  y  deseo 
Son  muy  fuertes  enemigos, 

Y  es  uno  solo  el  respeto. 

CONDE.  {Ap.) 
¿Hablaréla? 

REINA.  (i4p.) 

Quiero  hablarle. 

CONDE.  (.4p.) 
Yo  quiero  llegar. 

REINA.  {Ap.) 
Yo  llego. 

CONDE. 

¡ Señora ! 

REINA. 

¡Conde!  {Ap.  Estoy  loca.) 

CONDE. 

{Ap.  Cobarde  estoy.)  Aquí  vengo. 
Girasol  de  vuestros  rayos, 
A  beber  su  luz  atento! 

RKINA. 

¿Cómo  vos  en  vuestra  idea, 
Aunque  vasallo  ?  ¿Qué  «  ^«lo' 
{Suene  instrumento.) 

CONDE. 

Quieren  canUir. 

REINA. 

Es  Irene, 

Y  se  lo  mandé.  (.4p.  Agradezco 
Que  ataj:ise  una  locura 

A  mi  voz  un  instrumento.) 
voz.  {Canta.) 

Si  acaso  mis  desvarios 
Llegaren  á  tus  umbraies, 


La  lásiima  de  ser  wseiei 
Quite  el  horror  úe  ser 

BEKVA. 

:Qaé  bien  dice!  Ei  extremada 
La  redondilla. 

COÜDE. 

En  estreno. 

BEINA. 

Confieso  que  me  ba  igndado. 
Por  ser  de  amor,  el  coneeto. 

GONDB. 

Anda  agora  muy  valida. 

EBINA. 

Con  razón. 

CONDB. 

(4p.  Ea,  amordefo. 
Con  una  industria  á  la  Rema 
Decirla  mi  amor  prelesdo.) 
Pues  si  á  vaestra  alleaa  laato 
Le  han  agradado  estoa  venos, 
Yo  los  babia  glosado 
A  mi  imposible  deseo; 

Y  si  vuestra  allesa  gula, 
Los  diré. 

BEIBA. 

Mocho  me  h«el|a. 
Repetid  primero  el  mote, 

Y  airéis  la  glosa  Inego. 

CONDI. 

Asi  dice  el  mote,  que. 
Por  ser  de  mi  amor,  ne  acoerdo: 
Si  acaso  mis  duveríee 
Llegaren  á  tus  umbreiet^ 
IjO  lástima  de  ser  mtíee 
Quite  el  horror  de  ser 

BEINA. 

Dse  es  el  mote;  decid 
Lo  que  habéis  glosado. 


Empleío. 
Aunque  el  dolor  me  provoca, 
Decir  mis  quejas  no  paedo; 
Que  es  mi  osadía  lan  poca. 
Que  entre  el  respeto  i  el  miedu 
Se  me  mueren  en  la  boca; 

Y  asi ,  no  llegan  tan  mioa 
Mis  males  á  tus  orejas , 
Perdiendo  en  la  vos  k»  bríos; 
Si  acaso  d i go"mis  quejas. 

Si  acaso  mis  desvaríes. 
Kl  ser  tan  mal  enticados 
Sea  su  mayor  indicio; 
Que ,  trocando  en  mis  caldadot 
E\  silencio  y  vox  au  oficio, 
Quedarán  mas  ponderados; 
Desde  hoy  por  astas  seAales 
Sean  de  ti  conocidos. 
Que  sin  duda  son  mis  nales, 
Si  algunos  mal  repetidos 
Llegaren  á  tus  umkralee- 
Mas  ¡ay  Dios!  que  mis  cuidados. 
De  tu  crueldad  conoddoSv 
Aunque  mas  acreditados. 
Serán  menos  admitidos; 
Que,  con  los  otros  meidadoi. 
Porque  no  sabiendo  i  eoáles, 
Mas  tu  ingratitud  se  deba, 
Viéndolos  todos  igiales, 
Fuerza  es  que  en  cómante  ■M«i 
La  lástima  de  ser  metes, 
Eu  mi  este  efeto  violento 
Tu  hermoso  desden  le  cansa; 
Tuvo  y  mió  es  mi  tormcma: 
Tuyo,  porque  eres  la  cnua; 
Uio,  porque  yo  le  slanlo. 
Sepan,  Laura,  tus  desvíos 
Que  mis  malea  son  tan  snjTM* 

Y  en  mis  cuerdos  desvartoft 
Kslo  que  tienen  de  ttyos 
Quite  elherrerd^Mti 


iiemA. 
iceto,  lindo  estilo 
Dderndoefeto! 
en  Gn? 

CONDF. 

No,  Seuoro ; 
)te  nombre  es  su{)uesto. 

REIXA. 

mi?  Cobarde  amante... 

C07IDE. 

ie,  sino  eOefdo. 

REiXA. 

enta  de  cordura, 
:)Oco. 

CO^DE. 

El  mas  tierno 
y  que  el  anior 
é  tantos  trofeos. 

RKITIA. 

haber  grande  amor 
gado:  y  por  eso 
I  la  antigüedad 
que  creciese  Anteros, 
reciproco,  nunca 
pido;  luego, 
s  vuestro  amor, 
sabrá  el  sugeto; 
lo,  no  os  tendrá 
►  amor,  es  cierto; 
os  lo  tiene  á  vos, 
crecer  el  vuestro ; 
puede  ser  grande 
mor,  pues  que  vos  mesmo 
el  beneficio 
que  vaya  creciendo. 

C05DE. 

stá  bien  discurrido, 
:o  argumento; 
is  verdadero  amor 
en  si  mismo  quieto 
,  sin  atender 
ga,  á  mas  intento; 
pondenria  es  paga, 
ür  blanco  el  precio 
por  granjeria; 
amor  imperfeclo, 
stmga  la  codicia, 
cuenta  del  premio. 

REI5A. 

anto  á  conformarse 
vor  ó  desprecio, 
stare  la  dama; 
uando  el  silencio 
r  mucho  cuidado, 
dentro  de  un  pecho, 
ar  por  los  labios, 
jue  por  mi  mal  lo  veo.) 

CONDE. 

lagar  amor, 
pír¡tu,y  no  cuerpo; 
que,  sí  él  poríia 
lera  á  despecho 
dura .  el  temor 
lejar  hacia  dentro. 

RErNA. 

le  qué? 

COXDE. 

De  decirlo; 
>agado  no  puedo. 

REl?(A. 

lé  dama  queréis  vos, 
'S  quiera? 

CONDE. 

La  que  quiero, 
me  entenderá  la  Reina  ?) 

RCIXA. 

soy  yo  qaien  le  desvelo') 


EL  CONDE  DK  SfiX. 

Pues  si  estáis  vos  persuadido 
Que  es  imposible  quereros, 
¿Qué  conveniencia  es  callar? 

COTCDE. 

Callo  porque  tengo  miedo 
De  aventurar  cierta  dicha , 
Que  si  la  digo,  la  pierdo. 

REINA. 

¿Dicha? 

C0?iDE. 

SI ,  solo  callando. 

REINA. 

^Qué  dicha,  si  estáis  diciendo 
Sabéis  que  no  admitiría 
Vuestro  amor? 

CONDE. 

Por  eso  mesmó. 

REINA. 

¿Porque  no  os  quisieran? 

CONDE. 

Si. 

REINA. 

¿En  qué  lo  f andáis ? 

CONDE. 

En  esto : 

Dentro  está  del  silencio  y  del  respeto 
Mi  amor;  y  asi,  mi  dicha  está  segura, 
Presumiendo  tal  luz  (dulce  locura) 
Que  es  admitido  del  mayor  sugeto. 

Dejándome  engañar  deste  conecto, 
Dura  mi  bien,  porque  mi  engaño  dura; 
Necia  será  la  lengua  si  aventura 
Un  bien  que  está  seguro  en  el  secreto. 

No  á  los  labios  se  asome  licencioso 
Mi  amor,  que  perderá,  desengañado, 
Gloria  que  puede  presumir  dudoso. 

No  averigüe  su  mal,  viva  engañado; 
Que  esfelizquien,nosiendo  venturoso, 
Nunca  llegaá  saber  que  es  desdichado. 

REi?(A. 

Pues  oid  lo  que  os  respondo 
Con  vuestro  propio  argumento: 

Quien  callando  de  miedoó  de  respeto 
Gloria  que  se  tingló  juzga  segura , 
Solo  aquello  es  feliz  que  á  su  locura 
Con  procurado  olvido  está  sujeto. 

Si  él  sojuzga  infeliz  ya  en  su  conecto, 

Y  sabe  que  de  necio  el  bien  le  dura, 
¿Qué  bienes  declarándose  aventura, 

O  (|ué  males  se  excusa  en  el  secreto? 

Diga  pues  su  cuidado  licencioso. 
Nada  arriesga  en  quedar  desengañado, 
Pues  que  lo  está  también  cuando  du- 

[doso; 

Que,  si  de  solo  miedo  está  engañado. 
Quizá  hablando  será  mas  venturoso, 

Y  callando  no  es  menos  desdichado. 

CONDE. 

Pues,  supuesta  la  opinión 
De  vuestra  alteza,  yo  quiero 
Atreverme.  {Áp.  Ea,  cuidado...) 

REIISA.  (Ap.) 

Cordura,  mucho  le  aliento. 

CONDE. 

Por  no  morir  el  mal  cuando 
Puedo  morir  del  remedio... 
Digo  pues...  {Ap,  Ka,  osadía. 
Ella  me  alentó;  ¿qué  temo?) 
Que  será  bien  que  tu  alteza... 

Sale  BLANCA,  con  la  banda  puesta. 

BLANCA. 

Señora,  el  Duque... 

CONDE.  (Ap,) 

A  mal  ttompo 

Vino  Blanca. 


441 

BLANCA. 

Está  aguardando 
En  la  antecámara... 

REINA.  (Ap,) 

¡Ay  cielos!... 

BLANCA. 

Para  entrar... 

REINA.  {Ap,) 
¿Qué  es  lo  que  miro? 

BLANCA. 

Licencia. 

REINA. 

Decid...  (Ap,  ¿Qué  veo?) 
Decid  que  espere.  {Ap,  ¡Estoy  loca!) 
Decid...  andad. 

BLANCA. 

Ya  obedezco. 

EBINA. 

Venl  acá,  volved. 

BLAHCA. 

¿Qué  manda 
Vaestraalieu? 

REINA. 

{Ap.  El  dafio  es  cierto.) 
Decidle...  {Ap.  No  hay  que  dudar.) 
Entretenedle  od  momento... 
(.4p.  I Av  de  mi !)  mieutras  yo  salgo, 
Y  dejadme. 

BLANCA. 

{Ap.  ¿Qué  es  aqueste?) 
Yo  voy.  (Vaw.) 

CONDE. 

Ya  Blanca  se  fué; 
Quiero  pues  volver. 

REINA.  {Ap.) 

¡Ah  celos! 

CONDE.  {Ap.) 

A  declararme  atrevido. 
Pues  si  me  atrevo,  me  atrevo 
En  fe  de  sus  persaasiones. 

REINA.  {Ap.) 
;  Prenda  mía  en  otro  cuello! 
Vive  Dios;  pero  es  vergüenza 
Que  pueda  tamo  un  aiecto 
En  mi. 

CONDE. 

Según  lo  qae  dijo 
Vuestra  alteza  aquf,  supuesto 
Que  cuesta  cara  la  dicha 
Que  se  compra  con  el  miedo. 
Quiero  morir  noblemente. 

REINA. 

¿Por  qué  lo  decis? 

CONDE. 

{Ap.  ¿Qoé  espero? 
SI  á  vuestra  alte«a...  {Ap,  ¿Qué  dudo?) 
Le  declarase  su  afecto 
Algún  aman... 

ERNA. 

¿Qoé  decis? 
¿  A  mi  ?  1  Cómo  ?  Loco,  necio, 
¿Conoceisme?  ¿Quién  soy  yo? 
Decid  quién  soy;  qae  sospecho 
Que  se  os  huyó  la  memoria. 
¿Sabéis  que  no  admite  d  cielo 
Peregrinas  impresiones 
De  humanos  atrevimientos? 
¿Cuándo,  si  al  Olimpo,  altivo, 
Subir  pretendió  sol^erbio. 
En  la  mitad  del  camino 
No  quedó  cansado  el  cierzo? 
Cuándo  vapor  contra  el  sol 
Se  entregó  nube  en  el  viento. 
Que  DO  quedase  á  sus  rayos 
Menudos  átomos  hecho? 
Suban  pues  al  sol  y  Olimpo ^ 
Ya  altivos  y  ya  groseros, 


412 

Soplando  ▼ienlo  en  suspiros , 
Teiiendo  nube  de  afectos, 

Y  del  Olimpo  y  del  sol 

A  lo  ardiente  y  á  lo  excelso 
Quedará  el  viento  cansado , 
Quedará  el  vapor  deshecho. 

COIVDE. 

¡ Señora!...  (Ap.  ¡ Perdido  estoy ! 
Atrevido  pensamiento , 
Que  neciamente  flaste 
Poca  cera  á  mucho  incendio. 
La  Reina,  que  habló  sin  duda 
Sin  intención...) 

REI5A. 

Idos  luego. 
No  estéis  en  palacio  mas. 

COTIDE. 

Ya  obedezco.  {Ap.  ¿Estáis  contento, 
Loco  pensamiento  mío? 
Ea  pues,  escarmentemos; 
Buscad  vuestro  centro  en  Blanca.) 

REIXA. 

¿  No  05  vals  ?  {Ap.  Mucho  valor  tengo.) 

CONDE. 

Ya  me  voy. 

REINA. 

No,  no  os  mováis, 

Y  agradecedme  que  os  dejo 
Cabeza  en  que  se  engendraron 
Tan  livianos  pensamientos. 

(Ap.  ¡Av  recato!  Aunque  esto  digo. 
Sabe  Dios  lo  que  le  quiero.)      ( Vase.) 

CONDE. 

Adiós,  ambición.  ¡Ah  Blanca ! 

:Qué  arrepentido  que  vuelvo 

bel  tiempo  que  me  apartaba, 

De  ambicioso  ó  de  soberbio. 

Del  emp'^fio  de  tus  ojos. 

Que  son  el  mayor  imperio!       {Vase.) 

Salen  EL  DUQUE  DE  ALANSON 
T  BLANCA. 

DUQUE. 

No  prosigas,  Blanca,  mas; 
Ya  el  desengaño  he  entendido, 
Yo  me  doy  por  advertido 
Del  aviso  que  me  das. 
Cuando  partido  un  cuidado 
Entre  tí  y  la  Reina  vi , 

Y  era  solo  amor  en  ti 

Lo  que  allá  razón  de  estado, 
¿Dices  que  tienes  amor 
Al  Conde,  y  que  es  tan  forzoso, 
Que  le  has  menester  esposo 
Si  quieres  tenor  honor, 

Y  que  de  honrada  y  constante, 
No  es  mucho  haber  preferido 
El  que  tú  buscas  marido 

A  el  que  á  tí  te  busca  amante? 
Dices  bien ;  pero  recelo 
Que  otro  tuviera  por  culpa 
La  que  tú  das  por  disculpa, 

Y  admito  yo  por  consuelo. 
Curar  quisiste,  homicida, 

Y  fué  tan  cruel  el  medio. 
Que  morirme  del  remedio 
Pude  aun  mas  que  de  la  herida ; 
Mas  yo  bebí  tan  templado, 

O  de  tibio  ó  de  cortés. 
El  veneno,  que  después 
Conozco  que  me  ha  sanado. 
Antes,  con  pasión  trocada. 
Te  he  de  pagar  generoso 
El  dejarme  tú  celoso 
Con  dejarte  yo  á  tí  honrada. 
Si  dices  que  en  el  honor 
Eres  del  Conde  acreedora , 
Yo  hablaré  á  la  Reina  agora. 
Aunque  me  lo  riña  amor; 


DON  ANTONIO  COELLO. 

Yola  pediré,  si  viene, 

?ue  te  case,  Blanca  bella, 
tú  le  dirás  á  ella 
La  deuda  que  el  Conde  tiene. 
Esto  mi  fe  te  aconseja; 

Y  aunque  se  me  (|ueja  amor, 
No  importa,  que  mi  valor 
Sabrá  acallarle  la  queja ; 
Esto  ha  de  ser,  auiK|ue  lucho 
Conmigo  y  con  mi  pasión. 

BLANCA. 

Cuando  una  resolución 
Tan  de  vuestra  alteza  escucho, 
¿Qué  tengo  que  responder. 
Sino  que  á  su  aviso  debo 
(^«obrar  el  honor  de  nuevo, 
Que  perdí  como  mujer? 
A  tus  plantas... 

DUQUE. 

Blanca,  espera; 
No  me  agradezcas  asf 
El  hacer  por  tí  y  por  mí 
Lo  que  por  mí  solo  hiciera. 

Sale  LA  REINA. 

BLANCA. 

¡  La  Reina ! 

REINA.  {Ap,) 

Cuidado  mió , 
Búscame  alguna  disculpa; 

guizá  no  tuvo  la  culpa 
1  Conde.  ¡Qué  desvarío! 
¿No  le  vi  la  banda  yo? 
No  pudo  ser  que  otra  fuese , 
O  que  á  su  noder  viniese 
Sin  que  el  («onde...  Pero,  no; 
¿Cómo  pudo... 

DUQUE. 

{Ap,  Divertida 
La  Reina  está ;  ¡  gran  tristeza!) 
Un  esclavo  vuestra  alteza 
Tiene  en  mí. 

REINA. 

Guarden  la  vida 
De  vuestra  alteza  los  cielos. 

DUQUE. 

Yo  he  venido  á  suplicar 
Una  merced. 

REINA. 

A  mandar , 
Diga  su  alteza.  {Ap,  Desvelos, 
Dejadme  ya.) 

DUQUE. 

Blanca  y  yo 
Pedímos  una  merced 
Misma  á  tu  alteza. 

REINA. 

Pues  ved, 
Rlanca.  qué  es  lo  que  mandó 
El  Duque,  ó  me  pedís  vos. 

DUQUE. 

Pues  por  mí  tu  alteza  hará 

Lo  que  Blanca  le  dirá 

Estando  á  solas  las  dos.  (Vaif.) 

RFHA. 

¿Qué  será?  Confusa  estoy.— 
I)ecid  pues. 

rtLAltCA. 

{Ap,  Ya  estoy  resuella. 
No  á  la  voluntad  mudable 
De  un  hombre  esté  yo  sujeta: 
(^ue,  aun(|uc  no  se  que  me  olvide , 
hs  necedad  que  yo  (¡uicra 
l)ej:ir  á  su  cortesía 
Lo  que  puede  hacer  la  fuerza.) 
Gran  lsal)ela,  escuchadme; 

Y  al  escucharme  tu  alteza. 
Ponga ,  aun  mas  que  la  atención , 
La  piedad  en  las  orejas. 


iubela  os  be  llamado 
En  esta  ocasioo,  do  reiaa; 
Que,  cuando  Tenso  á  deciros. 
Por  mi  mal,  una  flaqueía 
Que  he  hecho  como  m^jer, 
Porque  menos  os  parezca , 
No  reina,  mqjer  os  busco. 
Solo  mujer  os  quisiera. 

■BDIA. 

¿Tú  flaqueza? 

BLANCA. 

Yo,  Señora. 

REIRÁ.  (Áp.) 

No  sé  qué  el  alma  reeela. 

BLAHGA. 

Pues  reqoiebrosjr  suspiroi» 
Amores,  ansias,  finesas, 
Y  lágrimas  sobre  lodo. 
Son,  aunque  el  bonor  no  qtim, 
Lima  sorda  del  secreto 
En  la  mujer  mas  honesta. 
¡Oh,  cuan  i  mi  costa  supe 
Desta  verdad  la  esperíeuda! 
Porque  el  Conde... 

■EllU. 

4  Bl  Conde? 

RLAXCA. 

Elmifl 

REIIU.  (Ap.) 

¿Qué  escucho? 

BULRGA. 

Con  sus  teneni 

De  amor... 


¿El  conde  de  Sei? 

BLASMA. 

Sí ,  Señora. 

BEmA. 

(Ap.  Yo  estoy  muerta.) 
Pasa  adelante. 

BLARCA. 

¡Aydeml! 
Que,  como  Juzgo  á  tu  alten 
Tan  lejos  destos  cuidados... 

BEIHA.  (4p.) 

Pluguiera  á  Dios  lo  eiutfien. 

BUÜICA. 

No  me  atrevo  i  rarerirle 
Desnudamente  mis 


Pues  ¿qné  importa?  Dilasya; 
Mujer  soy  también,  no  tesMi 
(Ciega  estoy).  Dirés  que  el  Conde. 
Claro  eslá/amó  tubdleía; 
Que  hubo  recados,  no  es  nnera; 
Papeles ,  va  es  cosa  Ti^a; 
Que  le  baolasie,  no  me  espanto; 
Que  te  encareció  sua  penis; 
Si  baria,  yo  te  lo  creo; 
Que  hiciste  tú  resistencia. 
Que  eres  noble,  daro  esté; 
Que  dio  lágrimas  ;  qa4s*« 
Es  hombre  en  fin,  l^in  sahrii; 

Y  que  tú,  un  poco  mas  liema, 
Eres  mujer,  no  es  milagro. 
Admitiste  sus  finezas. 

Te  pagaste  de  su  llanto, 

Y  que  después,  loca' y  ciega, 
Que  incendio  crece  cu  mpi 
Amor  que  empezó  en  pavem 
Eres  monstruo,  eres  prodigio 
De  voluntad,  de  firmeaa. 
De  suspiros,  de  cuidados; 

Y  él,  con  reciprocas  penas, 
Te  adora,  sir?e  y  esúma. 
Girasol  de  tu  bellett. 
¿  Es  esto  lo  que  pasó? 
¿Has  que  túi  desla  maBoraf 


415 


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iba, 
■? 

iviso! 
ciso; 
inpieza; 
rmeza , 
celos, 
velos 

•o. 
cion 
>s  celos, 
aldor  fuera, 
1  no  amara ! 
■A  adorara, 
ofendiera ! 
iior  le  Yíera, 
ri  honor! 
en  él  amor, 
u  algún  vil  trato! 
tuviera  ingr^^to, 
le  traidor! 

ÜUQUE  DE  AUNSON 
EL  SENESCAL. 

DUQUE. 

.  que  el  suceso 
ourusamente 
ol  palacio,  sune 
i'iesgo,  y  cuanao  viene 
con  susto  á  informarse , 
1  los  cielos  que  encuentre 
•sea!,  que  me  ha  dicho 
lais  sin  peligro;  aumente 
I  lie  vuestra  alteza 
o,  y  la  libre  siempre 
liciones. 

SENESCAL. 

Porque  vea 
I  n  alteza  si  haber  puede 
Lii  la  traición  del  Conde, 
sina  pistola  tiene 
I"  el  nombre  del  Conde; 
s  lisonja  que  hacer  suelen 

■rtiljcesalducrjo. 

<o  tu  alteza  puede. 

SEIlfA. 

)  «Soy  para  el  conde  de  Sex.» 


'•j 


SENESCAL. 

iiulicio  es  evidente 
'.«^  es  el  Conde  traidor. 

.nn  DOS  CRIADOS  á  COSME)  aúdo, 

CRIADO   1.° 

i: re,  acabe. 

COSME. 

¿Qué  me  quieren? 
CRIADO  2.° 

No  se  resista ;  ¿qué  intenta? 

CUSME. 

Ya  no  dejo  que  me  lleven 
Como  un  cordero ,  si  agora 
Achacarme  pretendiesen 
Hesistencia. 

CRIADO  i.** 

Avisa  tú 
Al  gran  Senescal  que  aqueste 
Es  cómplice  con  el  Conde. 

SENESCAL. 

¿Qué  es  esto,  Fabio?  Qué  quieres? 

CRIADO  1.'* 

Señor*  en  casa  del  Conde 
Hallamos  de  aquesta  suerte 
Aqueste  criado  suyo« 
Que  sin  duda  parte  tiene 
En  la  traición  de  su  amo, 
Pues  sabiendo  que  le  prenden, 
Se  ausentaba. 

SENESCAL. 

¿Cómo  entráis 
Acá  dentro?  Haced  que  espere ; 
Que  está  aqui  su  majestad. 

REINA. 

No  importa;  decidle  que  .entre. 
(i4p.  ¡Oh,  si  disculpase  al  Conde !) 

CRIADO  i.** 

Llegad  pues. 

GOSME. 

¿Tiene  Juanetes 
El  gran  Senescal? 

CRIADO  i.® 

¿Por  qué? 

COSME. 

Déjame  que  se  los  bese, 
Por  captarle  la  piedad. 

SENESCAL. 

Cómplice  sin  duda  eres; 
Porque  ¿cómo  te  ausentabas. 
Si  parte  en  esto  no  tienes , 
En  sabiendo  que  prendieron 
A  tu  amo? 

COSME. 

Nadie  puede 
Decir  que  yo  lo  sabia; 
Que  hasta  que  aquestos  crueles 
Me  agarraron  esta  noche, 
ignorante  estuve  siempre 
Del  suceso;  que  esta  tarde, 
Dejándole  en  el  retrete , 
Me  fui,  y  no  le  be  visto  mas. 

SENESCAL. 

Pues  ¿dónde  ibas  desta  suerte? 

COSME. 

Acabara  ya ;  si  es  eso 

Lo  que  saber  se  pretende , 

Dirélo  con  mucho  gusto, 

Que  á  mi  nadie  ha  de  vencerme 

En  cortesía.  Yo  iba 

A  Escocia,  como  un  cohete, 

Con  esta  carta  del  Conde 

A  otro  conde,  su  pariente. 

SENESCAL. 

¿Qué  es  de  la  carta? 


414 

Salen  EL  SENESCAL,  LA  REINA  y 
UNA  DAMA,  con  una  luz, 

REi:<A. 

I^oned  aqaesas  consultas. 
Senescal ,  sobre  un  bufete; 
Que,  aunque  ya  es  tarde,  es  forzoso 
\  erlas  antes  que  me  acueste. 

BLATCGA. 

Mí  enemiga  viene  aqui , 

Sola  es  fuerza  que  se  quede; 

Voy  á  trazar  mi  venganza. 

Pues  tai  ocasión  se  ofrece.       {Yase.) 

SRKESCAL. 

Guarden  los  cielos  la  vida 
De  tu  alteza,  como  pueden. 
Para  bien  de  Ingalaterra , 
Pues  tan  vigilante  atiende 
A  su  reino  y  sus  vasallos. 

REINA. 

Esto  es  fuerza  mientras  fuere 
Kcina ;  id  con  Dios,  Senescal. 

SCIIESCAL. 

Prodigio  es  la  Reina  siempre 

De  prudencia  y  de  valor.  ( Vase,) 

RKiKA.  {Siéntase  en  «na  tilla,  haya  un 

bufete  delante  della  con  papeles.) 
¡Qué  dificultosamente 
El  querer  bien  y  el  reinar 
En  un  sugeto  se  avienen ! 
Déjame  un  rato,  cuidado; 
Por  cuidado  mas  decente 
Aquestos  papeles  miro. 
Aqui  dice:  cEI  conde  Félix...» 
Conde  hubo  de  ser  por  fuerza 
Con  el  primero  nue  encuentre; 
Conde  en  fin.  ¡Válgame  Dios! 
¿Si  querrá  mucho?  Si  quiere 
El  Conde  á  Blanca?  ¿Quién  duda 
(¡Ah  traidor!)  que  la  tuviese 
Kn  sus  brazos?  Oh  cuidado, 
No  me  ajlijas  neciamente. 
¡Válgame  Dios!  ¡Qué  desvelos! 
Haga  treguas,  mientras  viene 
La  muerte  á  trazar  mis  males. 
El  hermano  de  la  muerte.  {Duérmese.) 

Sale  BLANCA ,  con  la  pistola, 

BLAIfCA. 

Guiadme,  pasos  cobardes; 
Que,  si  el  temor  os  detiene. 
Plumas  os  da  mi  venganza; 
Sola  está  la  Reina ,  y  duerme 
Quizá  su  postrero  sueño; 
¡  Buena  ocasión  se  me  ofrece! 

Sale  EL  CONDE. 

COKDE. 

Fui  á  ver  á  Blanca  á  su  cuarto, 
Y  no  está  en  él ;  y  asi ,  viene. 
Dudoso  mi  amor,  á  ver 
Si  por  ventura  está  en  este 
De  la  Reina.  Aqui  está  Blanca. 

BLAIfCA. 

Ea,  venganza, ¿qué  temes? 

Esla  pistola  del  Conde , 

Que  hallé  en  mi  cuarto,  á  su  muerte 

Será  instrumento. 

CONDE. 

¿Qué  miro? 
REINA.  {Entre  sueños.) 
Blanca  me  mata. 

BLANCA. 

¿Qué  temes, 
Corazón? 

REINA. 

De  celos.  Conde, 
Me  mata  Blanca. 


DON  ANTONIO  COELLO. 

BLANCA. 

Bieo  puedes 
Decirlo,  porque  te  mato 
De  celos  con  esta... 

{Echa  la  pistola  contra  la  Reina,  y  lle- 
ga el  Conde  y  le  ase  de  la  pistola ,  y 
Blanca  se  turba,) 

CONDE. 

¡Ah  aleve! 
¿Qué  intentas? 

BLANCA. 

Déjame,  Conde... 

CONDE. 

Eso  no. 

BLANCA. 

Darle  la  muerte. 

CONDE. 

Suelta ,  Blanca. 

BUNGA. 

¡Ab  infame!  suelta. 

CONDE. 

Pues  ¿tú  malas... 

BLANCA. 

¿Tú  defiendes... 

CONDE. 

¿Tú  ala  Reina? 

BLANCA. 

¡  Ah  traidor ! 

CONDE. 

Traidora  eres. 

Forcejando  los  dos,  se  dispara  la  pisto- 
la, despierta  la  Reina,  dentro  EL 
SENESCAL ,  y  salen  todos. 

REINA. 

¿  Qué  miro? 

SENESCAL. 

Acudamos  todos. 
¿Qué  arcabuz,  qué  ruido  es  este 
En  el  cuarto  de  la  Reina? 
Qué  es  aquesto? 

CONDE.  {Ap,) 

i  Lance  fuerte! 

REINA. 

¿Qué  es  esto,  Conde? 

CONDE.  {Ap.) 

¿Qué  haré? 

REINA. 

Blanca,  ¿qué  es  esto? 

BUNCA.  {Ap.) 

Mi  muerte 
Llegó. 

CONDE.  {Ap.) 

¿Hay  mayor  confusión  ? 

SENESCAL. 

¿Traidor  el  Conde? 

CONDE,  (/tp.) 

¿Quién  puede 
Salir  de  aprieto  tan  grande? 
Porque  si  callo,  se  infiere 
De  mí  el  delito,  y  si  digo 
La  verdad .  infamemente 
Echo  la  culpa  á  mi  dama , 
A  Blanca,  á  Blanca,  á  quien  tiene 
Por  centro  el  alma ;  ¿nué  haré? 
¿Hubo  confusión  mas  liierte? 

REINA. 

Conde,  ¿vos  traidor?  —  ¿Vos,  Blaoct? 
El  juicio  está  indiferente; 
¿Cuál  me  libra?  Cuál  memaU? 
Conde,  Blanca ,  respondedme. 
«¿Tú  á  la  Reina?  Tu  á  la  Reina?» 
Of ,  aunque  confusamente. 
«¡Ah  traidora!i  dijo  el  Conde. 


Blanca  dijo :  tTnidor  eres.  • 
Estas  razones  da  entrambos 
A  entrambas  cosas  eonvieoen : 
Uno  de  los  dos  me  libra. 
Otro  de  los  dos  me  ofende. 
Conde,  ¿cuál  me  daba  vida? 
Blanca,  ¿caá I  me  daba  moerte? 
Decidme ;  mas  no  digáis. 
Que  neutral,  mi  ralor  quiere. 
Por  no  saber  el  traidor. 
No  saber  el  inocente. 
Mejor  es  quedar  conftasa. 
En  duda  mí  Juicio  qoede; 
Porque  raando  mire  al  ano, 

V  de  la  traición  me  acuerde, 
Al  pensar  que  es  el  traidor. 
Que  es  el  leal  también  piense. 
{Ap.  Yo  le  agradeciera  a  Blanca 
Que  ella  la  traidora  fdese. 
Solo  á  trueco  de  qae  el  Conde 
Fuera  el  qae  estaba  inoceate.) 

SIHESCAL. 

Señora,  annqae  ?aestra  alleía 
Averiguarlo  no  quiere , 
A  mi,  por  ^an  senescal, 
Delito  tan  insolente 
Me  toca  saber  de  oficio, 

Y  mas  cuando  es  tan  nrsenle 
El  indicio  contra  el  Conde, 
Pues  él  en  lu  manos  tiene 
La  pistola. 

REIIU. 

Decisblen; 
Averiguarlo  conviene. 
Decid... 

coma. 

¡Señora! 

Renu. 

Decid 
La  verdad,  saberla  teme 
Mi  amor ;  ¿  fué  Blanca... 

■LARGA. 

¡Ajdí 

REIRÁ- 

La  que  intentaba  mí  nnerte? 

CORDC. 

No,  Señora;  no  íaé Blaiica. 


Luego  ¿sois  TOS? 

COKOB. 

{Ap.  iLaaeo  fRerle 
No  lo  sé. 

REIRÁ. 

¿Noloiab^f 
Pues  ¿cómo  está  aqneae  aleve 
Instrumento  en  fQetfra  RMtoof 

CORRE. 

{Ap,  Cielos,  ¿gaé  he  de  re^Mi 
Como  yo  soif  aesdiduiáo... 

REIRÁ. 

No,  sino  yo. 

CORRE.  (Á^) 

iQaéme(|áieffM, 
Fortuna? 


Prended  al  CowIb. 

SBRBKAL. 

¿Dónde  mandáis  que  le  Heve? 


A  la  torre  de  palacio. 

CORRE.  {A§.) 

Fortuna,  ya  te  estrsRMeei. 


Presa  esté  BIsnea  en  sa  esarco 
Hasta  qne  otra  com  ordsse, 
Y  esto  mejor  se  afsrigfte. 


ILC0HUM8BL- 


GORDE.  (^0 

Huerto  loj. 
Kina.  ÍAp.) 
mnclio  me  ofendes ! 
Buwu.  {Ap.) 
■nocbo  me  obllgasl 

«W.B..  (Ap.) 

mucho  me  debet '. 
elo  qac  el  amarte 
•o  me  cueste. 


Khk  TERCERA. 


A  REINA  ISABELA. 


Ítagiñoso; 
tad  quejoso 

;  la  man, 
nchiudo  enlre  si, 
lera  de  mi , 
acn  mi  pasioD. 
eaipo,  cuidado ; 
ligo  be  salido , 
■e  bal  prometido, 
iona  has  bailado. 
eve  faa  i  aléala  do 
me;  jeómopado' 
a  qge  lo  dudo, 
on  Blanca  ;>f  Irísio! 
i  qué  respondiste 
«TQne  estoy  mudo. 
s'íSI  lo  estuviera 
ne  es  el  rigor? 

Srna  quimera, 
er  pudiera 

oor,  pues  no  ve. 
egos  eiiremos, 
lo  ser  pensemos, 
os  lo  que  fué. 
xt  que  DO  fuera 


ion  de  que  hiciera 
leoganu  ?  SI , 
porque  ;o  ol 
|ae  i  la  disculpa 
! ;  i  ta  culpa 
aplicar  aqui. 
le  de  rendía 
oire  ne  mataba. 
'S  quien  me  libraba, 
i]uieB  me  ofendía, 
^ño,  pena  mil ; 
antol  loa  recelos 
km;  mas  lajeielosl 
d  alma  llora ; 
II  disculpa  agora 
a  de  los  celos, 
ser  qae  mintiera 
lo  que  roe  contó 
I  el  Coudeí  Hir, 
ñauólo  fingiera. 
Ido  eno*erdad  fuera, 
babeila  goudo 


V  cuando  tiento  j  leedid» 
Entonces  la  bnaqiHaMilit 

;  Ne  puede  babetla  olTUtdpt 

Eto  le  Tieron  nb  miUiJm, 
ntre  encogimleBtM  lábloi . 
Mu;  eallado  cOo  Im  labh» , 
Hay  bachiller  eo  los  q1o«> 
Cuando  al  dedr  ras  ent^ 
Vo  sn  despecho  refiíl 
Luego  ¿i  mime  qoiereTH, 
Esloes  verdad;  y  al  DO, 
Amor,  no  lo  tepajfo, 
O  sépalo  JO  sio  mi. 
¡Oh  discurso  escrapnloso, 
Jue  con  réplica!  preílias 
De  UD  nuevo  lodlch)  me  aviutl 

ÍNo  ri  JO  al  Conde  engatioso 
'A  instrumento  aleroio 
En  so  manof  Cosa  esclara. 
¿No  pudo  ser  que  lleoin 
Él  i  estorlMT  sn  tMeíoo, 

V  Blanca  can  (lulMcitm    . 
Eq  sn  mano  ie  dejara? 

Pues  él  icimo,  cnande  mnere 
Ru  iDOcenoia.  na  disculpa, 
Por  no  echar  i  si  la  culpa, 
A  Blanca  T  Claro  se  Inflere ; 
Luego  el  CoDde  i  Blanca  quiere, 
Pues  la  libra  con  su  booor. 
¿Cámo.stdenirlgor 
Blanca  mliroa  se  qñefaba  T 
Loego  ¿el  Conde  me  naiaba, 
Si  i  Blanca  no  llene «morT 
lOb  mal  baya  la  agadeta. 
Con  que  i  mi  pesar  me  itiso! 
Siempre  mi  dafioes  pAdso; 
Si  uno  acaba,  el  otro  empieui; 
SI  busco  en  su  amor  Brmeía, 
Hallo  en  su  leiltad  recelos, 

V  si  quieren  mis  desvelos 
Diferenciar  de  pasión, 
Convalezco  i  la  tratcioD 
Para  enfermar  de  loicelol. 
¡Oh,  si  el  Conde  traidor  fOera, 
Para  que  i  Blanca  no  amara ! 
Oh,  si  el  Conde  la  adorara. 
Para  ijue  no  me  ofendiera!. 
Ob,  quién  Sin  amor  le  Tleía, 
Por  no  rerle  sin  honor! 

Qaién  bailara  en  él 


De  la  tama  qne  el  sDoeso  - 
Divulga  confusameote 
Por  lodo  el  palacio,  supe 
Vuestro  riesgo,  y  cuando  viene 
Mi  amor  con  suitoiluformarae, 
Quieren  los  cielos  que  encuentra 
Al  Senescal,  que  me  ha  dtdiú 
Que  estáis  sio  peligro;  aumente 
LaTidadeToestraaiteía 
El  délo,  y  la  libre  Siempre 
De  traiciones. 

smscu. 

Porqae*ea 
Vuestra  alteas  si  haber  puede 
Duda  eo  la  traición  del  Condt, 
La  misma  pistola  tiene 
Escrito  el  nombre  del  Conde; 
Que  es  lisonja  que  hai^  melen 


Saen  nos  oiuw  4C081IB  «M 

Entre,  acabe! 

{QuéneqolBresT 

CBIUOl* 

No  se  resista ;  (qadlftentaT 

CDsn.. 
Ya  no  d^o  qne  me  Uetea    . 
Cerno  un  corÜerOi  ttagora 
Achacarme  prelwíHeMti 
Reslsteaeia. 

cauto  1.* 
Aflsttá 

Ba  cámpUeo  ewiS 

¿Qaé  es  esto,  FibioT  Qn^é  qoierMT'. 

CUIDO  1.* 
SeBor,  en  casa  de)  Cosde 
RalIamosdeaqnestaiDert^   , 
Aqqeiie  criado  rayoL  ~ 
Que  sin  dada  parte  ttsM    ,  . 
Ed  la  tnMott  de  saaBO, 
Pnes  sabiendo  qu  le  presdan. 
Se  anseotabi. 


Acá  dentrot Haced  qneeaeere; 
Que  eiti  aquí  so  msi|ef  lad. 


(Ap.  ! 
Llegad  poes. 


Cómpllee  sin  dida  «rea; 
Porqu  jcóao  á— MMilm, 
Siparteeneito  wHeMi, 
En  saUendo  qM  ifMdteroa 
Ataamof 

NMUaMade 
Decir  9M  jolo  aabla; 
Que  hasu  4U  aqpeMoa  anales 
HeagaiTaroBeÑbSéctak 
Ignorante  eMM  riMWm 
Diel  sneeio;  ntasia  mU, 
DeJIndidoeaalninti, 
He  rm,  y  M  le  be  TlaU  «na. 

Pses  jdóide  Utas  teta  oaiÁe  T 


(¿».)(Soy  pardal' 


416 


COSME. 

Esta  es. 


SE?(ESCAL. 

Muestra. 

COSME. 

Muestro;  ¿qué  mas  quieren? 
Miren  si  soyporfíado. 

REirtA. 

Temblando  estoy;  ¡oh,  si  fuese 
Kn  su  favor! 

SC.'VESCAL. 

A  Roberto... 
Es  la  carta. 

REIIfA. 

Abrirla  puedes. 

SENESCAL. 

Asi  dice  :  (Lee.)  cCoude  amigo, 
•Informado  estoy  que  tienes 
«Grandes  quejas  de  la  Heína, 
»Y  que  intentas  justamente 
«Matarla;  yo  lo  deseo... 
nEiriA. 

¡Válgame  el  cielo!  Mostrad; 

Su  letra  y  su  lirma  tiene. 

No  hay  que  dudar,  muerta  soy. 

SEMESCAL. 

(Lee.)  >Para  que  mas  fácilmenle 
«Nuestro  intento  se  disponga, 
«Venirte  en  secreto  puedes, 
«Con  todos  los  conjurados, 
«A  Londres;  que  desia  suerte, 
«Con  el  pueblo  que  me  sigue, 
«Será  fácil  darla  muerte... 

COSME. 

¿Hay  tan  gran  bellaquería? 

SENESCAL. 

{Lee.)  «Y  responde  brevemente 

«Con  ese  criado  mió, 

«Que  es  hombre  muy  confidente.» 

COSME. 

¿Qué  escucho?  Señores  míos, 
Dos  mil  demonios  me  lleven 
Si  vo  confidente  soy. 
Si  lo  he  sido  ó  si  lo  fuere. 
Ni  tengo  intención  de  serlo. 

SENESCAL. 

Preso  le  llevad. 

COSME. 

Esperen; 
¿No  es  grandísima  injusticia , 
Señor,  que  preso  me  lleven 
Por  confidente,  sin  serlo? 

CRIADO  2." 

Venga  ya. 

COSME. 

Vuesas  mercedes 
Aguarden;  ¿hay  tal  desdicha? 
¡PorconQdenle!  Aun  si  fuese 
Por  otro  cualquier  delito. 
Llevara  bien  el  prenderme; 
Mas  ¿por  confidente  á  mí? 
¿Hay  mas  desdichada  suerte? 

CRIADO  1.° 

Acabe  ya. 

COSME. 

¿Tengo  yo 
Cara  de  ser  confidente? 
Vo  no  sé  qué  ha  visto  en  mí 
Mi  amo  para  tenerme 
En  esta  opinión,  v  á  fe, 

Í)ue  me  holgara  (fe  que  fuese 
>osa  de  mas  importancia 
Tin  sccretillomuy  leve 
Que  sé  suyo,  por  decirlo : 
Que  es  que  el  Conde  á  Blanca  quiere. 
Que  están  casados  los  dos 
En  secreto;  y  con  ser  este 


DON  ANTONIO  COELLO. 

Un  cuento  de  dos  de  queso, 
Que  no  hay  para  untar  los  dientes, 
Con  algún  cnisme  cartujo 
Siempre  aue  se  me  ofreciere 
Lo  he  de  uecir,  juro  á  Dios , 
Por  ver  si  soy  confidente. 

REIXA. 

¿Casados  el  Conde  y  Blanca  1 

COSME. 

Recasados. 

REIIfA. 

¡  Trance  fuerte ! 
{Ap.  Malas  nuevas  te  dé  Dios.) 
¿Y  se  quieren? 

COSME. 

Se  requieren. 

RELNA. 

Idos  de  aquí. 

SENESCAL. 

Despejad. 

DUQUE. 

Pues  ¿cómo  tanto  lo  siente? 
Si  fuera  mujer  la  Reina , 
Según  lo  que  al  Conde  quiere. 
Recelara...  Mas  no  es  justo. 

COSME. 

:0h,  qué  diferente  tienen 
La  cara  que  no  el  vasallo. 
Si  se  mesuran ,  los  reyes! 

{Vanse  Cosme  y  los  criados.) 

SENESCAL. 

Si  vuestra  alteza  dudaba 
La  traición  del  Conde  aleve. 
Ya  la  habrá  visto  bien  clara. 

DUQUE. 

Pues  ya  que  ocasión  se  ofrece, 
No  será  ser  yo  fiscal 
Si  una  verdad  os  dijese, 

Y  mas  cuando  vuestra  vida 
Padeció  el  riesgo  presente 
Por  no  haberos  yo  avisado ; 
Yo  sé  indubitablemente 
También  que  el  Conde  es  traidor; 
Porque  él,  con  otros  aleves, 

Que  por  cartas  conspiraba, 
Preteiidia  dar  la  muerte 
A  tu  alteza;  yo  lo  supe, 
Quísele  matar,  témpleme, 
\  por  ser  tan  gran  soldado, 
Pensando  que  aquesto  fuese 
Algún  leve  enojo,  entonces 
Yo  con  palabras  corteses 
Le  procuro  disuadir, 

Y  el  secreto  le  promete 
Mi  voz,  pensanao  que  ya 

De  su  traición  se  arrepiente; 
Pero,  supuesto  que  el  Conde 
Porfía,  sin  que  se  enmiende 
En  su  traición,  y  su  alteza 
Por  tal  delito  le  prende. 
Quise  darle  esta  noticia, 
Porque  si  acaso  sintiese 
Verse  amenazar  sin  causa 
Oesta  traición,  la  consuele 
Que  tiene  cabeza  el  Conde, 

Y  hay  verdugo  que  la  vengue. 

SENESCAL. 

Y  cuando  tan  gran  traición 
Disimular  pretendiese 
Vuestra  alteza,  el  reino  entonces 
Castigará  á  quien  la  ofende. 

( Vanse  todos,  menos  la  Reina.) 

REINA. 

Ea,  amor,  ya  el  daño  es  cierto ; 
Morid  ya,  cuidado  loco. 
Pues  que  no  os  dejan  siquiera 
El  consuelo  de  dudoso. 
Ya  no  hay  duda  que  os  consuele, 
Ya  el  discurso  escrupuloso 


La  experiencia  de  mi  dafSo 
Me  hizo  beber  por  los  ojos ; 
Ya  no  hay  mentira  oiie  finjas, 
Ya  no  hay  engafio  ni  abono 
Que  mientas,  ya  no  bay  siqoien 
Ln  quizá ;  qoe  cierto  es  lodo. 
El  Conde  traidor  doa  veces 
Me  ofende,  siendo  uno  solo, 
Como  á  mujer  en  el  gusto. 
Como  á  Reina  en  el  decoro. 
El  Conde  quiere  matarme. 
El  Conde,  de  Blanca  esposo. 
Ofende  mi  amor;  el  Conde 
En  amor  me  cansa  oprobios. 
En  traición  me  busca  moertes. 
En  cuidados  me  da  enojot. 
En  deslealtades  peligros, 

Y  en  celos  me  cansa  asombras; 
Mas  ¡ oh  sentimiento!  espera, 
No  confundas  presuroso 

Dos  males  que  son  dlsalnlos; 
Vamonos  mas  poco  á  pocoi 
Cada  cual  te  busca  entero. 
Siente  el  uno,  y  luego  d  oCni; 
Que  si  de  noa  vez  los  sieolei. 
Quizá  dirán,  sospeebosos^ 
Que  es  ardid  de  la  flaqoea, 

Y  no  prisa  del  enojo. 

El  Conde,  adorando  &  Blanca, 
Habiendo  entrado  engaloso 
Tan  dentro  de  mi ,  ¿se  baria 
De  la  fe  con  que  le  adoro? 
¿Adoro  dije?  Sidye; 
No  pienses  que  me  equivoca. 
Honor,  duérmase  el  recato, 
Esta  vez  ahogúese  sordo; 
Que  confunde  el  sentimieDlo 
La  atención  con  el  abogo. 
El  Conde,  mi  dulce  dneio, 
Qoe  ya  en  mi  pecho  aaioroio 
ídolo  fué,  á  quien  el  alma 
Consagró  en  culto  devoto 
Verdad  en  tiernas  fincas, 
Víctima  en  duros  enojos. 
Agua  en  ligrimas  disuntas, 

Y  fuego  en  suspiros  ronoH, 
¿Con  otra  mqjer  me  ofende? 
Con  otra  mujer?  Piiea¿etao? 
¿  Es  Blanca  mejor  que  jo? 
¿Tiene  valor  mas  beróleo? 
Tiene  mas  amables  partes? 

Y  lo  que  encareico  solo» 
¿Quiérete  mas.  Conde?  ¿Debes 
A  su  fe  extremos  mas  locos. 
Mas  verdad  á  sus  finens, 

A  su  favor  mas  soborno. 
Mas  suspiros  á  sa  pecbc^ 
Mas  lágrimas  á  ans  c^os? 
¿Quiérete  maal  Has  ¿qn'cs  csis? 
¿Yo  ternuras?  Vo  solloaos? 
Yo,  á  pesar  de  mi  grandesa, 
Con  infame  llanto  dio¡|o 
La  púrpura  real,  que  viste 
La  majestad  por  adorno? 
Yo,  en  ra  vos  que  arrqa  d  pecbs 
Por  indicio  ó  deahogo. 
Hago  el  decoro  eenins 

Y  el  valor  desbago  en  pohes? 
Enjugue  pues  miveagana, 
O  bébase  lo  que  lloro ; 
Cierre  la  nzon  vaHente 

La  boca,  por  donde  arrojo 
Suspiros  que  me  ''ItftMf, 
Porque,  cegando  loa  propios. 
O  me  ahoguen  ose  nwlvM 
A  la  esfera  en  que  los  Ibnno. 
¿Cuidado  un  tnidor  ae  debe, 
Suspiros  un  alevoao. 
Memoria  un  desleal, 

Y  un  fementido  soHoios? 
¿Por  un  hombre  que,  InM, 
Estando  á  la  voca  sordo 


A 


le  en  el  ref  mudameDte 


Teces, 
<s  delitos  le  nolo. 
ese  {luessn  viUa; 
ina  vei  por  asombro 


<  el  Coode,  ¡Dliel  vasallo, 
nmo  relDi,  me  opongo; 
el  Conde,  faJso  amanle. 


(Vau.) 
EL  COKDE  ÜE  SEX,  EL  AL 
)E,  COSME,  V  Itttga,  EL  SE 
CAL. 

ALCAIDE. 

ai  el  gran  Senescal. 


Conde,  jo  vengo 
gusto  de  la  Reina . 
qoe  i  mi  oficio  debo. 


seumscai.. 
!  50  quiera  creerlo, 
lejaolos  indicios; 
'tid  qae  ja  no  es  tiempo 
clon, que  maüaDa 
de  morir. 


SEDESCAL. 

Poes  decid : 
Tibíales  i  Roberto 
rtaT  Aqaesta  firma 
la  Tnesira! 

No  [o niego. 

SENESCAL. 

dnqne  de  Alanson 
OJO,  en  el  aposento 


EL  CONDE  DE  SEX. 

Es verdad. 
seuiscal. 
V  I*  pistola ,  pnes  lemoi 
Vuestro  nombre  allí  atibado , 
iNo  es  vuestra? 


Luego  ¡vos  estils  calpadoT 

Eso  solamente  niego. 


Puestcómo  escribiste.  Conde, 
La  carta  al  traidor  Roberto ! 

No  lo  sé.       ■ 


Pnesícómoel  Dnqne, 
Qne  escucbó  vuestros  intentos. 
Os  convence  en  la  traición? 

Porque  asi  lo  quiso  el  cielo. 


ir  la  I 


ÍCómo,  hallado  en  vuestra  mano, 
Is culpa  el  vil  instrumento? 

Porque  lengo  poca  dicha. 
lAp.  O  por  decir  lo  mas  cierto , 
Porque  lengo  muclio  amor, 
I  i  Dlanca  culpar  no  quiero.) 

Pues , sabed 


HK^     ^^cabeía 
Ha  de  pagar.,. 

COSNI. 

Malo  es  esto. 


Culpas  de  TuesM  desdicha. 
No  haj  remedio? 

SinESCAL. 

No  baj  remedio. 


Puet 


Antes  que 

A  mi  Blan 
Va  negoc 


■  el  morir... 


SENESCAL. 

iQné  mmdaUT 

CONDI. 


despertóla  Reina, 
bailó.  Conde,  ivosmesmo 
>istola? 


Y  así ,  Conde,  esto  supuesto, 
No  ea  bien  que  lo  sepa  Blanca, 

''^ '«  procura  el  secreto. 

;SabevnstedsiimimeahorcaD! 
qne  el  dueBo, 


La  torre,  os  venid  l ,,„, 

Porque  os  dé  la  Reina  luego 
Orden  para  ejecatar 
Esta  maerie. 


Ea,  val' 
Boj  te : 
No  echi 
Cnandc 
Noble, 
Por  libi 


tenieroso, 
iborrexco, 
I  mi  dimaf 


Piérdame  ^, 

Mas  valgo  jo  qu  jo  ommm.*- 
Trieme  vu  lai. 

COI».  ■ 

Voj  por  ella.  (?«#.) 
Yi  que  i  Blanca  bablar  no  paedo. 


418 

Lo  que  en  los  otros  requicbro.— 
Tá,  amigo,  aquesle  papel... 

COSME. 

Muriénüomo  estoy  de  sucfio. 

CONDR. 

Darns  en  su  mano  á  Blanca ; 
A  Blanca,  mi  dulce  dueño. 
En  habiendo  muerto  yo. 

COSME. 

Asi  lo  haré.  Yo  me  entro 

A  dormir  mientras  escribe; 

Porque  estoy  bccho  dos  cueros, 

Si  otros  están  hechos  uno, 

Con  el  vino  y  con  el  sue&o.       {Vase.) 

Sale  LA  REINA,  con  una  luz  y  de  la 
suerte  que  salió  al  principio  de  la 
comedia^  con  máscara  y  enaguas, 

REINA. 

Sola  está  la  torn^  y  mudo 
El  palacio;  que  por  eso , 
Por  urden  del  Senescal , 
Al  Alcalde  y  ({uarda  ten^o 
En  la  antecámara  (¡ay  triste!), 
Esperando  el  orden  liero 
Para  la  muerte  di'l  Conde, 
A  quien  yo  misma  sentencio. 
El  CiOnde  me  dio  la  vida ; 

Y  asi,  obligada  me  veo. 

El  Conde  me  daba  muerte; 

Y  así,  ofendida  me  quejo. 
Pues  ya  que  con  la  sentencia 
Esta  parte  he  satisfecho. 
Pues  cumplí  con  la  justicia, 
Con  el  amor  cumplir  quiero. 

CO.XDE. 

Asi  está  bien ;  este  aviso 
Me  debe  Blanca. 

REINA. 

Escribiendo 
Está  el  Conde ;  será  á  Blanca. 
Pues  ¿(|ué  importa?  Ya  no  es  tiempo 
Deslas  cosas.  Triste  estado 
Es  cuando,  estando  en  un  pecho 
Tan  vivo  el  amor,  no  tiene 
Para  los  celos  aliento. 
¡Ay  honor,  mucho  me  debes! 
Depongamos  lo  severo, 
Algo  me  deba  el  amor. 

Y  tenga  también  mi  afecto 
En  mi  de  mí  alguna  parte ; 
Llévame,  piedad;  yo  llego. — 
¡Conde! 

CO?(DE. 

¿Qué  miro? 

REINA. 

No  es  sombra , 
Verdad  es  la  que  estáis  viendo. 
Imaginad  que  es  posible. 
Porque  tiempo  no  gastemos 
Inútilmente  en  la  duda , 

Y  haciéndoos  fuerza  el  creerlo; 
Escuchad  el  iin  que  traigo, 
Sin  averi|<uar  los  medios : 

Yo  soy  fsi  no  os  acordáis. 
Por  las  señas  os  lo  acuerdo) 
Tna  mujer  que  librastes 
De  la  muerte. 

CONDE.  {Áp.) 
¿Qué  misterio 
Tendrá  la  Reina  en  tal  traje? 

REINA. 

En  fin .  Conde,  yo,  queriendo 
Pagaros  con  vuestra  vida 
La  misma  vida  que  os  debo 
(  Bien  digo,  la  misma,  ¡ay  triste!}; 
Sabiendo  agora,  sabiendo 
Que  la  Reina,  justiciera, 


DON  ANTONIO  COELLO. 

Os  da  muerte,  y  sin  rengedlo 
Habéis  de  morir  mañana , 
Habiendo  tenido  medio 
De  tomar  aquesta  llave 
i)e  la  torre,  que  instrumento 
Ha  do  ser  de  vuestra  vida , 

Y  lo  fué  de  entrar  á  veros. 
No  me  preguntéis  el  modo, 
A  duros  la  vida  vengo. 
Tomad  la  llave,  y  después 
En  la  mitad  del  silencio 

De  la  noche  os  escapad 
Por  un  postigo  pequeño 
Que  tiene  la  torre  al  parque, 

Y  vivid ,  Conde ;  que  es  cierto 
Que  si  vos  morís,  sin  duda 

kn  mi  vida...  Pero  aquesto 
No  es  del  caso.  Esta  es  la  Itave; 
Tomad  pues,  porque  no  quiero 
Que  estos  instantes  usurpen 
Las  palabras  al  remedio. 

CONDE. 

Ingeniosa  mi  fortuna 
Halló  en  la  dicba  mas  nuevo 
Modo  de  hacerme  infeliz. 
Pues  cuando  dichoso  veo 
Que  me  libra  quien  me  mata. 
También  desdichado  advierto 
Que  me  mata  quien  me  libra; 
Que  estoy.  Señora,  tan  lejos 
De  ser  dichoso,  que  ahora,  ' 
Kn  este  favor  que  os  debo, 
Se  valió  de  la  desdicha 
Esta  dicha  para  serlo; 
Mas,  pues  sois  tan  de  mi  parte, 

Y  el  (omar  aquesle  empeño 
De  librarme  solo  ha  sido 
Por  pagarme  aquel  primero 
Que  me  debe  vuestra  vida. 
Yo  me  doy  por  satisfecho 
Solo  con  que  me  tro((ueis 
L-n  favor  de  tanto  i  iesgo 

A  otro  mas  fácil. 

REINA. 

Decid. 

CONDE. 

Para  que  muera  contento, 
Antes  de  morir  (que  vo 
Sé  bien  que  podéis  hacerlo) 
Merezca  yo  ver  el  rostro 
De  la  Reina.  Aquesto  os  ruego 
Por  la  vida  que  os  he  dado; 
Que  solo  para  este  intento 
No  es  bajeza  hacer  alarde 
En  mi  generoso  pecho 
Del  beneficio  que  os  hice. 

REINA. 

Nada  con  la  Reina  puedo; 
Que,  aunque  estoy  muy  cerca  della, 
También  della  estoy  muy  lejos; 
l*ero,  si  ella  está  ofendida 
De  vuestro  alevoso  intento, 
;.Qué  consuelo  hallar  procura 
Vuestra  traición,  vuestro  yerro 
De  una  reina  en  la  justicia. 
De  una  ofendida  en  el  ceño? 

CONDE. 

¿Yo  ofensa? 

REINA. 

'  Pues  ¿qué  descargo 
Tenéis 'Hablad. 

CONDE. 

Solo  tengo 
La  inocencia. 

REINA. 

¿Qué  disculpa? 

CONDE. 

{Ap.  i  Ay  Blanca!)  La  del  silencio. 


REINA. 

Pues  si  no  hay  otro,  morir 
Es  el  último  remedio, 

Y  el  mas  cierto  el  desta  llave. 

CO?(DE. 

Ver  la  Reina  es  el  mas  cierto. 

REIXA. 

Pues ,  aunque  para  el  perdón 
Será  ocioso  aquesle  medio, 
Yo  VOY,  Conde,  &  procurarlo 
Con  ella  para  el  coosaelo. 

CONDE. 

e,  Dónde  vatsT 

RERCA. 

A  esio  qoe  os  digo. 
Aunque  de  la  Reina  temo 
Que  no  habéis  de  veril  el  rostro 

CONDE. 

Pues  esperad ;  yo  sospecho 
Que  sois  lao  una  las  dos, 

Hue  lo  mismo  que  deseo 
e  consuelo  viendo  el  sayo, 
Conseguiré  viendo  el  vaesiro; 

Y  así,  yo  quiero  excasaros 
Que  os  aventuréis  en  esto, 
Pidiendo  aquesto  qne  os  digo 
(Cuando  vos  podéis  hacerlo. 
Yo  os  ruego  que  os  descubráis : 
Que,  si  ver  la  Reina  qaiero. 
Viéndoos  á  vos,  qaf*'sois  ana. 
Pienso  que  serí  lo  mesmo. 
{Ap,  Sepa  que  la  be  conocido: 
Quizá  bar¿  lo  que  le  raego.) 

REIRÁ. 

{Ap.  Pues  me  conoce  tan  cbro. 
Forzoso  es  mudar  de  inte&to: 
Quizá  en  viéndome  dari 
Las  disculpas  que  deseo.) 
Yo  he  de  hacer  lo  que  deci.«: 
Pero  primero  os  ad\ierto 
Que  quizá  os  está  mejor 
Que  tenga  el  rostro  cubierto; 
Que  tamo  mi  ser  Iransforina 
Esta  máscara  que  tengo. 
Que  os  espantaréis  de  ver 
Cuánto  asi  me  diferencio. 

CORDE. 

No  excuséis  tanto  mi  dicha. 

REIRÁ. 

Pues  si  esto  ha  de  ser,  primero 
Tomad,  Conde,  aquesta  llave; 
Que  si  ba  de  ser  instrumento 
De  vuestra  vida ,  qaizá 
Jan  otra,  quitado  el  velo. 
Seré,  qoe  no  pueda  eHiooces 
Hacer  lo  que  ahora  puedo; 

Y  como  á  daros  la  vida 

Me  empeñé  por  lo  que  os  debo. 
Por  si  no  puedo  después, 
Desta  suene  me  prevengo. 

{ÜaU  h  /'<! 

CORRE. 

Yo  os  agradezco  el  aviso^ 

Y  agora  solo  deseo 

Ver  el  rostro  de  mi  dicha 
En  el  de  la  Reina  y  vnesiro. 

RECIA. 

Aunque  siempre  es  mío  mismo, 
Este  que  ahora  estiis  viendo. 
Conde,  es  solamente  nio; 

Y  a<iuesteq[ue  ahora  oí  maestro 
Es  ue  la  Rema,  no  ya 

De  quien  os  habló  primero. 

CORRE. 

Ya  moriré  consolado; 
Aunque  si  por  privilegio, 
En  viendo  la  cara  al  Rey, 


ooado  el  reo, 
lailo.  Señora , 
r  me  prometo; 
omon,  pues  es 
los  da  el  derecho; 
articular 
)erdon  puedo, 
(|ue  me  ayuda 
lo  en  mis  hechos: 

REINA. 

Ya  las  sé, 
[ue  no  me  acuerdo; 

obligada , 
I  pagado  os  tengo, 
.'ra  otra  vez 

de  mi  pecho 
estros  servicios 
;o  de  nuevo; 
ra  es  forzoso 
il  recuerdo, 
i  vuestras  hazañas , 
aros  no  puedo, 
irlas,  callaldas; 
I  Reina  j  veo 
^sloy  servida , 

la  misma  y  siento 
a  estoy  de  vos , 
,  considero 
k  ofensa  cuanto 
s  hablan  hecho; 
erviri 

indo  no  os  premio, 
g&enza  mucha , 
poco  provecho. 

CONDE. 

teína  no  puede 
iad? 

REINA. 

No  puedo. 

CONDE. 

nede  la  Reina 
llanto  y  al  ruego, 
\  quien  yo 
•r  lo  menos, 
;  mostrarse , 
con  lo  mesmo, 

REINA. 

A  la  Reina 
l^radecimiento 
ida.  Conde. 

CONDE. 

lo  es  vuestro  pecho. 

REINA. 

la  os  castiga 
con  lo  severo, 
obligada  os  libra 
con  el  empeño. 

CONDE. 
REINA. 

sabéis  el  mo  lo. 

CONDE. 

)? 

REINA. 

No. 

CONDE. 

No  le  apruebo, 

REINA. 

^s  el  mejor. 

CONDK. 

ais? 

REINA. 

No  aconsejo 
ontra  mi  justicia; 
Mos  halla,  en  saliendo, 
iré  mataros. 


EL  GOIIDB  DE  SBX. 

COHDC. 

Y  ¿  es  ese  agradecimieolo 
f)e  quien  me  debe  It  TMt? 

REINA. 

No  soy  yo;  pero,  supuesto 
Que  fuese,  ya  yo  cumplí , 
Pagando  con  lo  que  os  debo. 

cgifDE. 

¿Solo  con  darme  estn  lU?ef 

RlIRA. 

Si ,  Conde,  solo  con  eso. 

CONDC. 

Luego  esta',  que  si  camino  .     - 
Abriera  á  m!  vida  abriendo , 
También  le  abrirá  i  mi  infamia ; 
Luego  esta ,  que  es  instromento 
De  mi  libertad,  también 
Lo  habrá  de  ser  de  mi  miedo; 
Esta,  c|ae  sofo  roe  sirfe 
Oehuir,  eseldesempefio'  - 
De  reinos  que  os  he  ganado, 
De  servicios  que  os  he  beelio, 

Y  en  fin,  de  esa  vida,  de  esa  * 
Que  tenéis  hoy  por  mi  esftieno. 
í  Gil  esta  se  cifra  lantof 

Pnes ,  vive  Dios  (estoy  ciego). 
Que  he  de  hacer  que  ,^  ti  qnoreis 
Tener  agradecimiento  ' 

Y  darme  la  vida,  set 

Por  otro  mas  noble  medio; 

Y  si  no,  que  pueda  &  voces 
Quejarme  al  mundo,  diciendo 
Que  no  pagáis  beneUcios; 
Que  de  los  reales  pechos 

Es  la  mas  indigna  acción. 

REINA. 

¿Dónde  vals? 

coitoi. 

Vil  iostruineoto 
De  mi  vida  y  de  mi  íoiamia, 
Por  esta  reja  cayendo 
Del  parque,  que  bate  el  rio^ 
Entre  sus  cristales  quiero. 
Si  sois  mi  esperania,  hundiros; 
Caed  al  húmedo  centro , 
Donde  el  Támesis  sepulte 
Mi  esperanza  y  mi  remedio; 
No  quiero  huyendo  vivir. 

ÍÁrritfa  la  Itape.) 

RBUCA. 

¡Ay  de  mi!  Mal  habéis  hecho. 

CONDE. 

Sed  agora  agradecida ; 
Va  OS  he  quitado  este  medio 
De  agradecerme  y  librarme. 
Agora ,  agora  os  acuerdo 
Servicios  y  obligaciones ; 
Que  es  for/.oso,  no  teniendo 
Aquel  que  me  estaba  nial. 
Buscar  otro  medio  nuevo 
Do  librarme  ó  ser  ingrata. 

REINA. 

Ser  ingrata  escoger  quiero 
(Sin  vida  e^loy);  que  ese  (nódo 
Solo,  á  pesar  del  respeto. 
Os  supo  hallar  mi  piedad. 

CONDt. 

Luego  ¿he  de  morir? 

.     REINA. 

Es  cierto. 
Yo  hice  por  vos  cuanto  pude, 
A  pesar  de  lo  severo : 
Como  mujer,  os  libraba ; 
Como  Reina,  no  me  atrevo. 
Mañana  habéis  de  morir. 
Mañana,  maRana  es  luego. 
(Ap.  ¡Oh  llanto!  ñame  publiques 
Humana;  que  cuando  oejo 


410 


De.serio  en  tener  piedad , 
No  lo  sea  en  tos  efetoa;) 
Adiós,  Conde.^ 


l%»  fin-,  apis  bronoet 
MniA. 

Pluguiera  A  Dios  íbera  eferio; 
Mas  soy... 

cíoimy 
¿Qué  soist 


Yaaaiwloao. 
Soy  quien  pondrá  eü  eiMansienio 
Con  Yoestra  cabexa  al  mondo. 

CORM.' 

Por  vos  ineeente  moero. 
¿Quién  me dij|era«lgtto  dia...  - 

■snu. 
Vos  tenéis  la  colpa  daio; 
Qoe  algnn  dia  pensé  yo...    .    • , 
Mas  tan  poca  dieba  tengo^ 
Que  os  doy  la  miierle  yo  misma. 
(Ap.  Apenas  el  llanto  eofireoo. 
¡  Ay  honor,  maMiCo  seas !)         r 

cionm,{Ap.)    • 
¡Ay  amor,  cono  fl»  has  aouio! 
MIITA.  (áp.) 

En  él  morU^  aonqaeTflfa. 

CORItft.  (Ap,) 
En  Blanca  vivo  aonqoe  mero. 

RtllUL(i4|l.)    . 

¡Ab,  si  ftaeras  leall 

GONW.  [Ap.) 
|Ab,sl 
A  Blanca  qoSsiar«  oieqos  I 


Safe  COSME,  «M MC MTfCMto flMHM. 

'  Gohnu 
A  morir  llevsn  al  Conde, 

Y  él  me  eecaifd  qoe  le  dfen 
Aqueste  panela  Manea; 

En  muriendo ,  y  ae^  Aiena 
Servirle ,  poes  (iii  criado^ 
Mas  por  esta  caoaa  mei^fia 
Hay  rason  para  nobaeeflct; 
Que  si  es  mi  amo,  la  reJAi 
General  de  los  érladOS  ' 
Me  excltaye  desfa  obeifiencia. 
¿  Qué  sera  aqueste  papel  ? 
i  Testamento?  Nb,  almoneda. 
¿ExcomanionT  No,  palabn 
De  esposo ;  mas  tarde  llega. 
Mas  ya  sé  lo  que  es  sin  onda ; 
I  Es  aquesta  lá  sentenclat 
Masnolainviaraasi, 
La  inviara...  Qoe,  si  es  ftwna 

gue  enviode  en.oiariendo  él,    . 
I,  pordaria  boenasnoofas. 
Se  la  debe  de  euTiar 
A  qoe  se  boelgoeeon  ella: 
Mi  curiosidad  es  mocha, 

Y  no  es  josto  qoe  la  tenn 
Con  cuatro  dedoa  de  moho. 
Sin  decenuria  siqoiefa , 
Desde  qoe,  por  no  aabeór 
Lo  qoe  llevaba  en  sos  le^s 
Aquella  carta  del  CkMide, 
Estove  é  piqoe  7  moy  eefoi 
De  morir  por  oonfldente; ' 
¡Maldigo  la  confldenela  I 
Esto  es  esearmknio,  astncta, 
Recelo,  honor,  provideoela, 

Y  no  deslealtad^  sefiocos;  ■ 

Y  hago  primero  proteau 
AloslacayeaSelea 

Qoe  se  osan  en  laa  eoniedlM 


4  20 

Que  solo  aquesto  me  mueTe ; 
Veamos  si  es  macbo  ó  hembra. 

{Abre  la  caria,) 

Viólela ,  ya  no  hay  remedio; 
Mas  ¿qué  es  esio ,  Santa  Tecla? 
¿Este  secreto  pscondias. 
Papel?  Voy  apriesa,  apriesa, 
Por  si  tenerle  es  delito, 
A  hacer  el  silencio  piezas , 
A  hacer  el  secreto  astillas 
Y  hacerme  muchas  la  lengua; 
No  me  han  de  coyerde  susto. 
Pero  aqui  viene  la  Reina; 
Apartado  esperaré. 

Salen  LA  REINA  t  EL  SENESCAL , 
y  apártase  Coime. 

REINA. 

Ejecutad  la  sentencia. 

SENESCAL. 

¿Dónde  morirá? 

REINA. 

En  palacio; 
Porque  es  fuerza  que  se  lema 
Que  quizá  el  pueblo,  alterado. 
Se  conspire  en  su  defensa. 
Para  escarmiento  le  mato; 
Mas  no  quiero  que  lo  sepan 
Hasta  que  el  tronco  cadáver 
Le  sirva  de  muda  lengua ; 

Y  asi,  al  salón  de  palacio 
Haréis  que,  llamados,  Tengan 
Los  grandes  y  los  milores, 

Y  para  que  allí  le  vean. 
Debajo  de  una  cortina 
Haréis  poner  la  cabeza. 
Con  el  sangriento  cuchillo , 
Que  amenace,  junto  á  ella, 
Por  símbolo  de  justicia. 
Costumbre  de  Ingalaterra ; 

Y  en  estando  todos  juntos, 
Mostrándome  justiciera , 
Exhortándolos  primero 
Con  amor  á  la  obediencia, 
Les  mostraréis lueco  al  Conde, 
Para  que  todos  entiendan 
Que  en  mi  hay  valor  que  los  rinda, 
Si  hay  piedad  que  los  atreva. 

SENESCAL. 

Yo  voy.  Tragedia  espantosa 

Hoy  aqueste  reino  espera.        ( Vate. 


DON   A  NTOMO  COELLO. 

COSME. 

Aguardando  estuve  á  solas 
Para  hablar  con  vuestra  alteza. 

REINA. 

¿Qué  queréis? 

COSME. 

Señora,  el  Conde 
Que  dé  este  papel  me  ordena 
A  Blanca,  en  muriendo  él ; 
Yo,  por  no  sé  qué  quimera. 
Le  abri ,  y  hallando  en  él  cosas 
Dignas  de  que  tú  las  sepas. 
Le  traigo  aiiuf ,  por  si  acaso 
Al  Conde  en  algo  aprovecha. 

BEINA. 

¿A  Bbnca  el  papel? Mostrad; 
Del  Conde  es  aquesta  letra. 
{Lee.)  « Blanca,  en  el  último  trance, 
'  »Porque  hablarte  no  me  dejan , 
»He  de  escribirte  un  consejo 
«Y  también  una  advertencia: 
>La  advertencia  es,  que  yo  nanea 
»Fui  traidor ,  que  la  promesa 
>  De  ayudarte  en  lo  oue  sabes 
»Fué  por  servir  á  la  Reina , 
«Cogiendo  á  Roberto  en  Londres 
» V  á  los  que  sesnirle  intentan; 
•Para  aquesto  fué  la  carta. 
nEsto  be  querido  que  sepas 
•Porque  adviertas  el  prodigio 
•De  mi  amor,  que  asi  se  deja 
»Morir  por  guardar  tu  vida; 
•Harta  ha  sido  la  advertencia. 
•¡Válgame  Dios !  El  consejo 
•Es  que  desistas  la  empresa 
•A  que  Roberto  te  incita ; 
•Mira  que  sin  mi  te  quedas, 
» Y  no  ha  de  haber  cada  día 
•Quien,  por  mucho  que  te  quiera , 
•Por  conservarte  la  vida, 
•Por  traidor  la  suya  pierda.» 
Hombre,  ¿qué  trujiste  aqui? 

COSME. 

¿Tenemos  mas  confidencia? 

REINA. 

Anda ,  avisa  al  Senescal 
Al  punto,  no  te  detengas... 
{Ap.  ¡Ay  Conde,  que  eres  leal!) 
Que  la  ejecución  suspendan. 
)  I  {Ap,  No  en  vano  el  alma  dudaba 


So  traición ;  ¡  alagret  míen» ! 
¡Viva  el  Conde*  y  viva  yo!) 
¡Hola, guardas!  (Áp.  ¿Qué refrena 
Mi  alborozo?)  Al  Condie  al  paoio 
Le  traed  i  mi  preseoeia. 

5ff/^  EL  ALCAIDE. 

ALCAIK. 

¿Qué  mandas? 

KRIMA. 

¿Dónde  está  el  Conde 

ALCAIDE. 

Aqai  está  ya. 

■euiA. 

Paesiqaéeqicras*' 
Qaé  es  del? 

ALCA1DB. 

Aqní  esU  del  modo 
Que  lo  mandó  vuestra  alieu. 

(Dtieébre  al  Crntée  éi§tll4á». 

mciMA. 

¡Válgame  Dios!  Llegó  Uide. 
¡Ah  traidores,  j  qaé  presta. 
Qué  veloz  esta  vez  sola 
Anduvo  vaestrt  obediendi! 
Juro  por  la  misma  sanpe, 
Que ,  á  pesar  de  mi  pacKnda, 
Que  esmalU  el  cochillo  en  graai 

Y  el  suelo  en  corales  riega; 
Por  esas  lumbres  del  cielo. 
Que  son  mariposas  bellas 
Que  en  el  luminar  del  mando 
Trémulamente  se  queman; 
Por  ese  espejo  del  dia , 

De  quien  las  oacbas  elenas 
Con  qoe  se  alumbra  la  noche 
Son  pedazos  qae  se  quiebran; 
Que  ne  de  dar  la  moerle  á  Bteaei. 
Si  en  el  centro,  si  en  la  esfera 
Se  ocultase;  y  entre  lanío 
Que  aqaesU  mndanaa  Deis, 
Cubrid  aquese  cadftvcr. 
No  mire  yo  tal  tragedia 
Hasu  qae ,  mauodo  ft  Blanca, 

Y  vengado  al  Conde, 
Fin  su  traición  con  sn  i 

Y  del  Senado  mere 
El  perdón  de  nnestrai  Mías, 
Pues  en  serviros  se 


.'^^ 


¿í»^' 


COMEDIA  FAMOSA 


L  MARIDO  HACE  MUJER 

Y  EL  TRATO  MUDA  COSTUMBRE, 

OB  DON  AHTOnO  HDBTADO  DE  MEROOIA. 


DON  JUAN. 
DON  SANCHO. 
DON  FERNANDO. 


I   DOM  DIBGa 

■ORÓN,  f  rMloM 
I   DOR* JUANA. 


¡   OOflA  LBOROR.   ' 

\mÉS.úriaU. 
I  Gtimt. 


i  IHÉ&,  eriaéei,  m 
alegra. 


iné,  picaño  T 
■OBon. 

•t  necio»  ogifio, 
pin  loilM. 


MsU  ahora 
e  et  el  marido. 


■ORÓN. 

Rabie  bien : 
ombre  de  bien , 
celos  JO. 


o  iniporlano, 
que  a  ninguno 

dediscwio; 
oip re  entendidos 

;  jo  moero 
e,  loe  quiero 

ir  j  baenilre; 
9t1a  discreción 


Merece  qae  le lo  creiii; 
Qne  00  baj  contentotan  Julo, 
Ni  puede  baber  nai  cootanlo, 
^■le  bailar  en  do  caaamienlo 
iiimaclon,  pal  j  falta. 

Va  talen. 

Y  i  qué  at 
Delasmaor*' 


Bien  les  tIch; 

Íne  (an  temprano  conviene 
ooer  pai  entre  eaiadoa. 

Salen  ¡o*  detpotadoi  ie  Ut  mane ,  DON 
SANCHO  déla  4e  ÜOHK  JUAKA.  i 
DON  JUAN  de  laie  DORA  LEO- 
NOR ,  ir  con  ellM  hnti  i  DON  FKH- 
NANDO,  tío  de  ¡M  nowkt. 


Para  bien,  SeDora, 
ElTerhovenenaü.  _.,_, 
SiiT  necedad  doa  dlcbOM*. 
V  dos  Tentaras  iln  ftia. 
Muchos  altoi  eate  bien 
Goceii,  de  mil  blenei  llowi. 

N'o  dijo  mncbos  j  baenoi, 
Quejarise  el  parabién. 
Jlaj  cosa,  si  bien  la  nirai. 
En  que  le  digan  sin4leBto 
Necedades  denlo  i  denlo , 
Ymil  i  mil  las  mentiras. 
Que  en  un  plic«ne  inoconts 


I  Peumo  coB  el  bombñ , 
V  d  paraMea  cm  |wlglo. 
Hable  todo;  qvo  ea|m  mmfn, 
Pnaa  ba  j  untu  MmadM, 
Qnelodat  lanMcodadM 
A  eaqo  «Míq  do  la  longu. 


Annqi 
Depai 
Dtroa 


Kola 
Lléeal 
Coerd 
Stbfo 
Svjai 


yiBT 

Eatad 


493 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


Ellos  todo,  si  no  es  culpas, 

Y  ellas  las  culpas  y  lodo. 
Con  eslo,  el  de:aros  os 

Kl  mas  cuiTdo  advertimiento; 
Que  l'ué  siempre  el  cumplimiento 
Majadero  muy  cortés. 
Adiós,  adiós. 

{Quitase  el  sombrero,  y  rase  aprisa, 
y  detiénenle,) 

DON  SANCHO. 

Aguardad. 

DO?f  FERNANDO. 

Esta  fué  prevención  mia; 
£1  casarse  es  compañia. 
Yo  os  doy  esta  soledad. 

DOÑA  JL'AIVA. 

Id  con  él,  seguidle  aprisa, 

Y  haced  que  vuelva. 

DON  JUAN. 

Es  en  vano.— 
Vén,  don  Sancho. 

DON  SANCHO. 

Vén,  hermano. 

MORÓN. 

Envidia  me  ha  dado  y  risa 
Kl  viejo,  que  en  la  costumbre 
De  embarazo  tan  atento, 
Le  ha  quitado  al  casamiento 
Grní)  trozo  de  pesadumbre ; 
Que  la  noche  ue  la  boda 
Darle  á  un  triste  desposado 
Con  un  comedión  malvado 

Y  la  parentela  toda ; 
Luego  una  cena  pesada  , 
Donde  ostenta  el  gran  cuidado 
La  torta  su  verdugado 

Y  su  moño  la  empanada; 

Y  de  uno  y  otro  muy  lleno, 
Quedar  el  novio  maldito, 
Kiiire  galán  y  entre  ahito, 
Ni  para  suyo  ni  ajeno ; 

Es  de  las  simples  crueldades 
l>ue  ha  inventado  el  cumplimiento, 
Guarnecido  el  casamiento 
De  mayores  necedades. 

INÉS. 

Ya  anochece ;  á  tu  amo  lleva 
Este  aviso. 

MORÓN. 

Hacerlo  quiero: 
Que  soy  hombre  bajo,  y  muero 
Por  dar  una  mala  nueva. 

( Vanse  todos,  menos  doña  Juana  y  do- 
ña Leonor.) 

DONA  JUANA. 

Ya,  hermana,  estamos  casadas, 

Y  aunciue  parezcan  tempranos 
Los  preceptos  que  en  mi  lio, 
Siendo  pocos,  fueron  tantos, 
Advierte  que  en  tan  ceñida 
Heligion  ahora  entramos. 
Que,  á  no  prevenirla  el  gusto, 
La  estremeciera  el  espanto. 

\ed  la  observancia  en  oue  humilde 
(Umipiíen  siempre  á  milagros, 
Heiiros  lo  recoleto, 

Y  eslrecheces  lo  descalzo. 
La  modestia  capuchina , 
Kl  silencio  cartujano, 

<^uyo  encierro  á  campo  abierto 
Mudas  puertas  abre  al  campo; 
Los  grandes  anacoretas, 

Y  los  eremitas  varios. 

Las  Tebaidas,  los  desiertos 
Poblados  de  asombros  tantos; 
Pues  lodo,  lodo  aun  no  es 
Ln  movimiento,  un  amago, 
Tna  imagen ,  una  sombra, 
Tna  linea,  un  punto,  un  rasgo 


De  la  religión  en  que  entra 
L'na  mujer,  profesando 
En  la  ley  de  un  matrimonio 
Las  clausuras  de  un  rerato. 
Ka  religión  mas  estrecha 
Tiene,  hermana,  noviciado, 
Kn  que  el  arrepeni ¡míenlo 
Mude  el  rumbo  ó  vuelva  el  paso. 
Pues  cuando  (que  no  lo  temo) 
Las  dos  nos  arrepinlamos , 
ltom|>er  podremos  á  quejas 
Los  cielos,  mas  no  los  lazos; 
Qut>  un  matrimonio  á  disgusto 
Ks  guerra,  es  sitio,  es  asalto. 
Donde,  hasta  que  venza  el  uno, 
(Tudamenle  mueran  ambos. 
Va  con  volunlad  ajena 
Vivimos,  y  ya  es  vasallo 
El  albedrio,  que  sntre 
De  ajeno  imperio  los  brazos. 
Eso  que  nos  permitieren , 
Solo  será  nueatro,  armando. 
No  de  flechas  la  obediencia, 
Sino  el  respeto  de  aplausos. 
Pero  si  libres  y  altivas 
Exenciones  profesamos, 

V  osadas  obedecemos 
Peligros  y  antojos  vanos. 

No  habrá  tormento  ni  afrenta 
Que  las  dos  no  padezcamos. 
Dando  gemidos  sin  voz, 
Dicie.ido  injurias  sin  labios. 
Sin  paz  estará  la  vida , 
Sin  lástima  los  trabajos, 
Los  pesares  sin  socorro. 
Sin  enmienda  los  engaños, 
Sin  oidos  todo  el  cielo, 
Sin  remedios  todo  eldafío. 
Sin  paciencia  el  sufrimiento, 
\  la  venganza  sin  manos. 

D05ÍA  LEONOR. 

¡  Jesús,  hermana !  ¡  Ay  Jesús ! 
Deja  respirar,  si  acaso 
Lo  permiten  los  señores 
(Crespos  maridos  de  ogafio. 
No  veo  en  tu  prevenido 
Sf-finon ,  tenebroso  y  largo. 
Ni  aquí  paz  ni  después  gloria ; 
Todo  es  guerra,  todo  es  llauto. 
Solo  te  faltó  sacarme 
(  Y  era  poco)  entre  dos  palos 
Cruciücado  un  marido, 

V  te  juro  que  lo  aguardo. 
Mientras  respondo  de  veras, 
Quiero,  aunque  están  olvidados, 
l)ecirte  un  chiste,  que  cuento 
Le  llamaban  los  ancianos. 
Daba  el  hábito  á  un  novicio 

Kn  prior,  y  en  acabando 
La  ceremonia,  le  dijo , 
Muy  .sesudo  y  mesurado: 
<^llijo,  de  la  religión 
Los  afanes,  los  cansancios. 
Los  aprietos,  los  rigores. 
Todo  es,  hijo,  el  primer  año; 
i^xm  adelante,  con  la  ayuda 
De  Dios  y  la  mía,  hermano. 
Quisieras  no  haber  nacido; 
lauto  espere  el  que  hace  tanto.» 
Parécemc  que  el  ejemplo 
No  es  menesier  aplicarlo, 

V  que  sienies  que  olvidaste 
Otro  consuelo  tan  falso. 
Uermana,  en  lo  misterioso, 
Kn  lo  austero,  en  lo  afectado. 
Queriendo  hacerlos  decentes, 
Se  hacen  necios  los  recatos. 
Ya  ({ue  tú  del  malrimonio 
Las  montañas  me  has  pintado. 
Los  despeños,  los  horrores, 
Los  asombros,  los  peñascos  ; 


La  pobre  doncellería 

Si  que  observa  esos  enfados , 

De  una  madre  en  la  claosora, 

Y  en  la  religión  de  un  manto; 
Pero  las  casadas ,  oye. 

Que  de  las  muy  cuerdas  hablo, 
Kn  quien  con  lo  entretenido 
No  se  embaraza  lo  sanio. 
¿No  has  visto  en  Madrid  el  rio. 
Donde  es  tan  dulce  tacaño 

Y  mozo  de  tan  buen  aire 
Kl  picaro  del  verano, 

¡«as  embozadas  meriendas. 
Sus  verdes  traviesos  baikis, 
DlanCJi  injuria  de  las  ondas. 
Fresca  envidia  de  los  ramos? 
Pues  todo ,  todo  lo  gozan 
Casadas  nobles,  llevando 
La  vista  y  la  confianza 
De  un  marido  atento  y  sibio. 
¿Qué  holgura  licita  y  cuerda 
Se  les  niega,  desfrutando 
El  jardín  mas  escondido, 
i:i  mas  público  teatro 
Sus  repelidas  visitas? 
Que  en  nuevas  y  en  juicios  varioi 
Son  trompetas  las  seikoras. 
Son  gacetas  los  estrados; 
Que  entre  permisiones  tantas. 
Lo  ceñido,  lo  templado. 
Aunque  todo  deuda  sea, 
Todo  merece  un  milagro. 
\  si  soltase  la  vista 
A  lo  diferente  y  flaco. 
En  quien  los  mozos  señores 
Iodos  los  condes  tan  claros^ 
Nada  de  lo  diferente 
He  de  perder;  paso  llano 
Quiero  no  mas,  que  primores 
Son  discretos  dMdicbados. 
Nada  sufro  que  me  apríe^: 
Vestido  y  marido  holgado  f 
Al(  gre  semblante  y  vida , 
Alto  cuello  y  chapín  h^|o. 
Taz  á  taz  voy  con  mi  esposo. 
Yo  cuerda  sí  él  avisado, 
Yo  enamorada  si  él  tierno, 
Yo  apacible  sí  él  banano, 
Yo  ti  era  si  él  f  mperiofo. 
Yo  enemiga  si  <;l  oonlrario, 
Yo  rebelde  si  él  lemUe. 
Yo  temeraria  si  él  bravo; 
Que  no  es  ley,  honor  ni  deoda 
Sufrir  un  dueño,  un  tirano, 
Muy  sol>erbio  de  dielioao. 
Muy  presumido  de  Ingrato. 

doSa  jcasa. 
Hermana... 

DO^ÍA  Lcown. 
Lo  dicho  dicho. 

DO^A  il'AXA. 

Pues  lo  esperado  esperado. 

DoxA  LEoma. 
Pues  ánimo,  i  la  batalla. 

*doSa  jvaiia. 
Pues  vencerán  los  cristiano». 

(TffffM.) 
Salen  DON  SANCBO  v  W»  lU 

DONSASGIO. 

Yo  vengo  resuelto  en  esto. 

nos  JOAü. 
¿Venís  loco? 

DOü  SAXcno. 
Vengo  boofido. 

DOR  JOAN. 

Nunca  es  honra  lo  esoiaado. 

ItO^SAIICM. 

Lo  forzoso  HiiRca  «  piulo. 


í-r. 


DON  JÜAH. 

?,  que  auD  no  es  mi  lio 
rafio  como  vos; 
I  hizo  con  los  dos 
esco  desvario, 
'  menos  cortesana 
la  novedad , 
uestra  es  necedad 
egrina  y  temprana, 
oche  dé  casado, 
le  estar  un  esposo 
lido,  amoroso, 
gre  y  saponado, 
rigores  no  pocos 
o  estáis  en  poner 
ra  noble  mujer 
preceptos  locos. 
cuando  era  justo 
n  ansia  amorosa, 
stra  (i^allarda  esposa 
iplausos  al  gusto, 
lereis  instrucciones 
,  desconfiadas, 

0  ser  desdichadas 
las  prevenciones? 
?is  c]ue  vuestra  esposa 
le  vos,  desdichado, 
eros  por  menguado 
nsura  piadosa? 
[uereis  entenderlo; 
lecir  á  una  mujer 
que  no  ba  de  hacer, 
:|ue  puede  hacerlo. 

DON  SANCHO. 

»  dicho? 

DON  JUAN. 

He  dicho,  y  poco; 
fiera  y  desapacible, 
menos  sufrible, 

1  razón  de  un  loco. 

DON  SANCHO. 

lo  hermano  mayor 
ais,  y  escaso  fuerte, 
ijuria,  lo  que  advierte 
rio  ,  y  no  el  amor. 

^eró  sin  pena 
na  ;  que,  si  estoy 
dora,  no  lo  soy 
I  Di  en  casa  ajena. 
eis  por  prisa  vana 
ni  esposa  en  paz  amiga 
che  yo  le  diga 

no  ha  de  hacer  mañana. 

0  •  sia  noche  irato 
»i  liria  ,  \erá  en  eso 
es  culpa  de  su  seso, 
y  de  mi  recnto; 
otro  cualquier  «lia 
rliera  ,  fáoilmeute 

1  que  fué  accidenie, 
lo  es  condición  mia. 
a  doctrina  es 

ij;nore,  si  lo  ¡}?nora, 
mhre  que  lo  advierte  ahora 
jfrirá  después. 

nON  JUAN. 

u  nueva  prevención ! 
',  hermano,  dejad ; 
D  nia<;  que  la  necedad 
a  en  vos  la  razón. 
,  en  íin,  de  acostado 
de  hablarla? 

DON  SANCHO. 

Señor, 
les. 

DON  JUAN. 

¿  No  era  mejor 
?spues  lo  cansado? 
abrís  tan  fresca  llaga, 
os  ba  hecho  temer 


EL  MARIDO  HACE  MUJER. 

Que  hiciera  vuestra  mujer 
Lo  que  no  queréis  que  haga? 

Y  prevención  corta  ha  sido , 

Y  no  de  ánimo  sincero, 
No  prevenirla  primero 

De  (fue  erais  tan  prevenido. 

Y  ved,  hermano,  por  Dios, 
Que  la  ofendéis,  pues  ansí. 
Lo  que  ella  hiciera  por  si 
(Creeréis  que  lo  hará  por  vos. 
Quitaisle  en  tan  flaca  muestra 
Una  gloria,  en  que  os  arguya 
Que  a  lo  que  es  decencia  suya 
Llamaréis  prevención  vuestra. 

DON  SANCHO. 

Si  esta  noche,  en  íin,  procuro 
Poner  con  ley  rigurosa. 
Leyes,  grillos  á  mi  esposa, 
¿A  qué  riesgo  me  aventuro? 

DON  JOAN. 

Que  os  tengan... 

DON  SANCHO. 

Paso ,  no  quiero 
Oirlo  de  vos;  será 
Que  por  necio  me  tendrá  , 
Por  villano,  por  grosero, 
Por  torpe,  por  desabrido, 
Por  cruel ,  por  insufrible. 
Por  extraño,  por  terrible. 
Por  loco,  por  atrevido. 
Pues  perdone  mi  mujer, 

Y  cuantos  se  cansen  dello; 
Que  todo  eso  quiero  sello, 

Y  no  lo  que  puedo  ser. 

DON  JUAN. 

Pues  eso  y  esotro  y  todo 
Lo  seréi.s;\|ue  en  iin  extraño 
Discurso  fabrica  el  daño. 
Mas  que  la  sustancia,  el  modo. 
Ya  tiue  sois  novio  importuno. 
Haced  lo  que  pruebo  yo: 
1.0  (jue  el  mas  necio,  mas  no 
Lo  que  no  hiciera  ninguno. 
¿Vos,  con  nuevo  desatino 

Y  descaminado  empeño. 

No  atináis  á  que  es  despeño 
Lo  que  pensáis  que  es  camino? 
La  mujer  que  mas  se  muestra 
Flaca,  cuando  vaá  perderse, 
Firme  suele  mantenerse 
Kn  la  coniianza  nuestra; 
Mas  si  con  desconfianza 
La  tratamos,  vengativa, 
1  udo  lo  arrastra  y  derriba. 
Hasta  la  misma  esperanza. 
1  enga,  pues,  si  se  acomoda 
Vuestra  quietud  á  tenella , 
Todas  las  virtudes  ella, 
Vos  la  confianza  toda. 
No  os  la  quitéis;  que  si  indicio 
Dais  en  ocasión  alguna 
De  nue  os  falta  esta  colana , 
Mucho  temo  el  edificio. 

Y  tanto  á  temerle  llego. 
Que  lo  gue  ignorante  y  rudo 
Os  erráis  por  no  ser  mudo,. 
Lo  pagareis  por  ser  ciego. 

DON  SANCHO. 

;.  Kn  fin,  os  parece  error, 

Y  no  lo  aprobáis? 

DON  JOAN. 

¡Quesea 
Tan  necio  un  necio! 

DON  SANCHO. 

Puesea, 

Discretísimo  scnov, 
Sepuií:  v()>  l(»  coíHiíMÍo, 
Yo  lo  ieu;iilo,  y  veremos 
Ouiíii  lía(  ('  (le  ambos  extremos 
Fl  suyo  mas  desdichado. 


m 

DON  JOAN. 

El  vuestro  ya  lo  habéis  hecho; 
Que  locuras  tan  pesadas, 
Primero  que  pronunciadas , 
Infaman  denlro  del  pecho. 
Y  dejemos  tan  cansado 
Coloquio;  que,  vive  Dios, 
Que,  aun  dichoso,  vos  con  vos 
Siempre  seréis  desdichado. 

Safen  DON  DIEGO  t  MORÓN,  y  hablan 
aparte  los  dos  hermanos. 

DON  DIEGO. 

¿Que  tú  lo  viste?  Que  es  cierto 
Que  se  desposó  Leonor? 
O  en  el  mundo,  ó  en  amor 

¿Cuándo  se  duerme  despierto? 
En  tan  injustos  enojos, 
Solo  en  mi  daño  creídos, 
De  escucharlo  los  oídos, 
Están  temblatido  los  ojos. 
Desposarse  porque  fué 
Conveniencia,  no  pudiera 
Hallar  mas  Til ,  mas  grosera , 
Baja  disculpa  la  fe. 

MOBON. 

De  toda  doncella  infiero, 
Crecidila,  que  arde  y  muere 
Por  matrimonio,  y  que  quiere, 
No  el  mejor,  sino  el  primero. 

DON  J>IEGO. 

¿  Si  estarán  ya  recogidos  ? 

■ORÓN. 

Si  cumplen  con  lo  casados, 
Hora  es  de  estar  acostados, 
Pero  no  de  estar  dormidos. 
¡Qué  curiosidad  tan  valia ! 
Partid  la  envidia  también ; 
Tú  esta  noche  se  la  ten  , 

Y  él  á  ti  por  la  mañana. 

DON  DIEGO. 

¡Qué  vil  pena,  y  qué  bien  lidia 
Con  ella  mi  fe  iumortal , 
Pues  llego  á  tener  un  mal , 
Que  le  consuela  una  envidia! 
¿Qué  haré  ya  sin  esperanza? 

MOftON. 

Irle,  y  si  á  acostarte  vas 
Solo,  de  ambos  tomarás 
Honradísima  venganza. 

DON  DIEGO. 

Mira  si  parece  Inés. 

MORÓN. 

Inés  no ;  pero  los  dos 
Novios. 

DON  DIEGO. 

¿Qué  dices? 

MORÓN. 

Por  Dios, 
Que  son  ambos. 

DON  JUAN. 

Ello  es 
Desdicha;  bacedlo  en  buen  hora, 
Que  es  peor,  y  ansí  lo  espero. 

DON  SANCHO. 

Tarde  es,  cenemos  primero ; 
Pero  dos  hombres  añora 
En  casa  ¿qué  bascarán? 

DON  JOAN. 

Pues  si  bay  dos  bodas  en  ella, 

Y  en  sazón  tan  dulce  y  bella 
Todo  marido  es  galán. 
Esos  mozo.s^  en  quien  brilla 
La  edad,  habrán  entendido 
Que  comedia  hemos  tenido, 

Y  alegres  vendrán  á  oilla; 

Y  si  acertaren  I  ser 


iU 

Dados  á  la  devoción , 
Vendrán  á  oír  el  sermón 
Que  baceís  ¿  vuestra  mujer. 

DON  SANCHO. 

¿Donaires  ahora? 

DOK  JOAN. 

Son 
Vuestras  cosas  de  tal  aire , 
Que  aun  haciéndolas  donaire. 
Se  hacen  desesperación. 

MORÓN. 

Atiende;  que  el  un  casado 
Mira  de  marido  nuevo. 

OO.X  SANCHO. 

Con  poca  paciencia  llevo 
Lo  embarazoso  y  lo  bailado.— 
Hidalgos  desadvertidos, 
¿Qué  buscan ,  y  tan  despacio? 
Que  esta  casa  no  es  palacio, 
Que  consiente  entremetidos. 
{Pónese  delante  don  Juan.) 

DON  JUAN. 

Paso,  don  Sancho.  ¿Qué  modos 
Son  los  vuestros?  No  penséis. 
Cuerpo  de  Dios,  que  os  habéis 
Casado  ahora  con  todos. — 
Caballeros ,  yo  creia 
Que  pensasteis  que  aqui  hubiera 
Alguna  fiesta  que  fuera 
Digna  de  vuestra  alegría, 

Y  solo  para  poderos 
Entretener  lo  estimara, 

Y  que  todo  Teslejara 

A  tan  nobles  caballeros. 

■OROIf. 

Vos  nos  habéis  conocido 
Cabalmente;  la  Maria 
De  Uiquclme  en  compa&ia, 
La  mujer  de  su  marido. 
Que  vvuia  á  entreteneros 
Creimos. 

DON  DIEGO. 

Y  bien  lograda 
Es  al  menos  la  jornada. 
Que  he  llegado  á  conoceros , 
Porque  vuestra  cortesía... 

DON  SANCHO. 

No  es  ninguna ;  ¿  cumplimientos 
A  estas  horas? 

DON  IDAlf. 

Sentimientos 
Dais  á  la  modestia  mia ; 
Ya  verán  vuestros  engaños 
Que  si  un  hora  no  he  podido 
Sufriros  yo  tan  marido, 
iQué  hará  Juana  tantos  años? 
Venid  ,  hermano ;  que  es  tarde. 

DON  SANCHO. 

¿Sin  irse  aquellos? 

DON  JUAN. 

Primero 
Nosotros. 

DON  SANCHO. 

¿Qué? 

DON  JUAN. 

Caballero , 
¿Mandáis  mas? 

DON  DIEGO. 

El  cielo  os  guarde. 

DON  SANCHO. 

Vive  Dios ,  pues ,  que  he  de  ver... 

MORÓN. 

i  Hay  tal  temple  de  casado! 

{Yante  don  Sancho  y  don  Juan.) 
Lástima  es  que  haya  topado 
Este  hombre  aquella  mujer. 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


DON  DIEGO. 

Aunque  es  un  inexpugnable 
La  suya ,  seguirla  espero ; 
Pero  deste  majadero 
Nada  puede  ser  amable. 

■ORÓN. 

¿Y  Leonor? 

DON  DIEGO. 

Hame  ofendido 
Toda  el  alma ;  ¡  oh ,  quién  pudiera 

Buerer  la  hermana !  Que  fuera 
rande  ayuda  su  mando. 

MORÓN. 

¡Qué  distintos  dos  hermanos ! 

DON  DIEGO. 

De  hoy  mas  responderle  espero , 
A  el  don  Juan  con  el  sombrero , 
Y  al  don  Sancho  con  las  manos. 

MORÓN. 

No  hay  que  aguzar  los  aceros; 
Si  el  simplón  lo  entremetido 
Nos  vistió ,  el  otro  entendido 
Nos  forró  de  caballeros. 
Inés  sale. 

Sale  INÉS. 

INÍS. 

i  Con  qué  gusto 
Salgo! 

DON  DIEGO. 

¡Inés  mia! 

IN¿S. 

I  Señor ! 

DON  DIEGO. 

¿Qué  imposible? 

INÉS. 

Ni  en  tu  amor 
Me  hables  ni  en  tu  disgusto, 

Y  lee  este  papel  y  espera; 
Pero,  adiós. 

MORÓN. 

¿Cómo?  Eso  nones; 
Que  me  has  de  oir  mil  razones. 

INÉS. 

A  no  ser  pocas,  lo  hiciera ; 
Decentar  la  voz  no  quiero 
En  esa  migaja. 

MoaoN. 

Inés, 
Dime  ahora,  y  no  después. 
De  tus  amos. 

INÉS. 

Lo  primero 
Es,  que  ya  cenando  están , 
Mi  amo  don  Juan  mas  gastoso. 
Mas  alegre,  mas  chistoso 
Que  la  noche  de  San  Joan; 
Pero  su  hermano  don  Sancho 
Con  la  visera  calada. 

MORÓN. 

El  es  novio  de  lanzada , 
Cerviguillo  corto  y  ancho. 
¡Qué  fiero  y  hosco  es  el  hombre , 
Derrengada  vista  y  ceja,* 

Y  sin  anomio  en  la  oreja , 
No  so  puede  oir  su  nombre ! 
't^  Kstán  con  mucho  alborozo 
Las  hembras? 

INÉS. 

Mi  ama  no; 
Pero  no  le  fiaré  yo* 
Viejo  amor  ni  nuevo  mozo, 
iün  dos  airosos  manteos, 
Blanco  y  nácar  descolladas, 

Y  en  mesuras  colocadas. 
Envainados  los  deseos , 
Aguardan  con  bizarría 
Su  permitida  licencia , 


De  nna  jniu  Tiotada 
La  foraoaa  demasía; 

Y  porque  ja  babrto  cenado, 
T  recogerse  es  raiim» 

Y  la  Docbe  j  la  ocask» 
Pide  silencio  al  Sendo , 
Adiós; qae  despaea  aabrás 

De  loa  nuevos  deqMcadoi.      rrii 


Inéi ,  ¿ya  no  están  casados? 
Sepa  el  torco  lo  demás. 
DON  Meco. 

Cuanto  mas  leo  el  papel , 
Mu  falsedad  me  parece; 
One  este  crédito  meteré 
Verdad  qoe  empecé  ala  él. 
Tarde  me  persnadlrás 
A  mas  fe  y  á  menos  ira; 
Que  es  proprlo  de  una 
Socorrerse  de  oin  mas. 


A  la  escasa  iambrecHIa 

gue  ofreee  en  esta  oeasien« 
n  vez  del  grave  blandón. 
La  picalka  lamparilla, 

gue  se  apensó  mi  naso,  «e% 
umiando  las  irisies  iMias 
De  aqoel  papel. 


Y  engafios  qae  letras  leo. 


iQné  lenemosT  ¿Son  discnlp» 
De  forzóme  aqnel  Nerenf 


Oye;  qae  hasta  en  la 

Hallan  peligro  las  cnipaa. 
{Lee.)  c  Sin  fe  nnn  injuu  vieleadi 
»Me casó,  cnando  viria 
«Bien  hallada  en  ti  la  ida; 
•Mi  muerte  fbé  mi  oiMdiaMia. 
>Una  Haca  realatencla 
•Ninguna  Tictorianlcanaa; 
•Ya  es  mi  pena  ta  Yenpna, 
•Y  advierte  qae  en  la  ocasión 
•Dentro  de  la  posesión 
•También  cabe  ana  esporania.t 
Morón ,  di ,  ¿qué  es  esto? 


¿Qné? 

¿Quieres  qoe  el  alma  le  saqne 
En  décima»  en  badolane. 
De  la  esperansa  y  la  fe? 


¿Esperanza? 


ElentendéUo 
Dejemos ,  si  no  to  eooiias 
A  la  providencia  flqia. 
Que  llaman  dormir  aobie  ella. 


Yo  bien  lo  entienda 


Qoets 

gne  en  promesa  tan  rada, 
ngaño  y  bellaqaéria 
Caben,  pero  no  eñi 
Deja  ya  desta  cniel , 
Como  dicen  los  nwngw— ■■■ 
En  el  jubón  los  cnidados. 


DOÜ 

Morón ,  los  qoe  están  en  éL 
¿Inés  ftiésef 


Liego  al 
Qne  el  Sancho... 


DORDÜfiO. 

¿Sancho  86  Uami? 

>  de  su  ama. 

■OROll. 

por  Junto 

Sancho  nació 
on  esclavo. 

HoaoN. 

don  Sancho  el  Bravo , 
ipero  yo. 

(V«JIM.) 

kNCHO  T  DOÑA  JUANA. 

DON  8AIICH0. 

B,  doña  Juana; 
honor  llena, 
y  si  es  buena , 
esca  temprana, 
es  un  cuidado 
da,  se  tiene; 
que  conviene, 
S  no  es  cansado. 

>  que  os  prevengo 
alo  no  viene 

que  otro  tiene , 
ue  yo  tengo. 

Ia  njkVA.  (Áp.) 
>ero  y  muda, 
parar  este  hombre? 
todo  me  asombre , 
»do  la  duda. 

DOÜ  SANCHO. 

ñera  hora 
icer  he  querido 
perdón  os  pido 
lasla  ahora, 
que  al  cielo, 
|os  reparte , 
I  cada  prte 
iire,ei  hielo; 

0  y  debido 

'sar  ó  en  placer , 
irada  mujer 
su  marido. 

DoffA  JCA?fA. 

1  tan  forzosa , 
lo  advertido. 

POH  SAKCHO. 

lo  sufrido 
las  hermosa ; 
'eprcohensiones 
;billeras? 

OO.^A  JUANA. 
»01f  SARCHO. 

No  á  mis  veras 
si  razones. 
e  andar,  ó  yo , 
o ;  que  en  extremos 
I  hora  vemos 
nuevo  Madrid, 
o  gobierno 
lile  Mayor 
un  error, 
Ire  moderno. 
5  de  ir  adonde 
ni  madre  fué , 
oe  se  ve 

>  que  se  esconde. 
s  eicuso 

ii  ha  de  ser , 
!  habéis  de  hacer 
I ,  no  por  uso. 
sé  qué  08  diga ; 
Que  eligiera 
Clon  para  nuera , 


EL  MARIIM)  RACB  MUJBR.       . 

Esa  escoged  para  amiga. 
Los  trajes ,  que  en  tariot  modos 
Son  un  desvelo  imponiino. 
No  habéis  de  inventar  fringano» 
Mas  podréis  entrar  en  todos. 
Otros  mislerios  que  os  rueeo. 
Que  ignoráis ,  no,  no  os  lo  algo; 
Que  es  presto « y  no  soy  amigo 
De  decirlo  todo  luego. 
Con  esto,  acosteos  eo  tanto 
jQue  yo  decirlo  no  quiero. 

DOÍlA  JUANA.  {Áp.) 

No  sé  cuál  ponga  primero , 
La  obediencia  ó  el  espanto. 

DOH  SAIICVO. 

¿Qué  re^NHideis? 

M>5ÍA  JCAIU.  (Ap,) 

iQuédesdicbas! 

m>3f  SANCIO* 

¿  Qué  deciades  ibora  t 

DOÍIA  JUAftA. 

Que  mi  obediencia  os  adora. 

{Ap.  Necedades  Un  bien  dichas. 

Has  ei5  mi  esposo;  auoqoe  muera. 

Respetaré  su  rigor; 

Que  desear,  al  mejor, 

Pero  sufrir,  i  cualquiera.)       ( Va$e,) 

DOlf  SANCMO. 

A\in  satisfecho  «o  quedo 
De  que  dije  lo  bastante; 
Marido  anduve  y  amante  • 
Quiero  cumplir  coa  el  miedo. 
Para  la  noche  primen 
Algo  dije ,  y  mas  hablara , 
Si  otro  mal  no  me  llamara, 
¡  Y  quién  si  ya  no  lo  fuera! 
¿En  hora  tan  sospechosa 
Dos  hombres?  Tiemblo  do  oirlo; 
No  tengo  para  sufrirlo 
La  conu  icion  tan  dichosa. 
Toda  la  casa  he  de  ver, 
Y  toda  la  he  de  cerrar; 
Cou  dudar,  no  hay  que  dudar ; 
Con  temer,  no  hay  que  temer. 
A  oscuras  la  casa  está , 
Pasos  voy  sintiendo. 

{Anda  túdtu  laipuertoi.) 

Sale  DON  JUAN. 

DON  JOAH. 

Undalk), 
Que  recelo ,  y  que  no  extrafio 
Que  sea  de  todos  ya. 
Me  ha  inquietado  ahora ,  y  temo 
Una  fiera  pesadumbre 
En  mi  hermano ,  que  acostumbre 
Aun  caminando  su  extremo. 

noNiAimo. 
El  rumor  siento  hacia  aqni , 
Mataré  á  quien  fuere; nn  bonbre 
Siento  allí. 

Süh  DORa  juana. 

D05U  IDANA. 

No  sé  qué  nombre 
A  lo  que  pasa  por  mi 
Pueda  darle  mi  marido. 
Aun  antes  de  serlo  en  todo , 
Instrucciones,  y  en  tal  modo 
Despertar  de  no  dormido 
No  sé  lo  que  puede  ser; 
Negarse  fuego  á  la  cama , 
Cuando  á  caricias  de  dama 
Esperaba  á  su  mqier, 
¿Qué  será, cielos? 

DON  8AIICR0. 

iQuMo  fa? 
Bombrei  dlftgo  qie  be  sentido. 


BOffAJOAlU. 

Vox  eicttdié.  ^        ^ 

^  lOlIJOAK. 

Esto  mido 
De  tín  gran  mal  indidoa  da; 
Que  bada  d  cnarto  de  mi  hermano 
Lo  tiento. 

nonaANCBó. 

DlgaqaléBCf. 

nOÍA  JUANA. 

¡AyJeaua! 

non  iSAir. 

Totomo^pnaat 
Aquella  Ina;  que  no  en  fino 
Pienso  que  temo.  I^<ai#.) 

aoHSAHcao. 
Uvlda 
Perderá  al  nO' habla  preato. 

StliDM  JUilf.CM  Jks. 

nOÜAJIUURA. 

Sefior,e3poao. 


iOnéeaeato,     . 
Don  Sancho,  henoanot 

OOftALIOliOR. 

Pnrdida 
Salgo  de  ver  qne  toi  eapoao 
Con  espada  y  con  bioqnd... 
Mas  ¡cielo  I 

•on  JQAH* 

¡Casoefnel! 
Hombre  fiera  y  laatlmoao. 

•o5ÍAi.EO>on. 
Hermana. 


Perd^iíauto; 
En  casa  raido  aonll^ 
Sali,  f  nü  espóia  traa  má . 
(Ap.  Pera  ¿á  qnél  Tenerlo  ea  Jntto.) 
La  oscuridad  y  «I  mnor 
Qne  cerca  de  «i  aenüa... 

Sfl#  DOSá  LEOHOE.. 
i  Qné  ha  aldo  esto,  henuma  sia? 

BOliAJOAllA. 

(Ap.  PortihonoryMlfnlor» 
Lo  callaré.)  Ilnoa  tadranca 
Sinüó,  YO  sali  9  y  á.oaevaa « 

Penaando... 

,  noicjOMi.  * 

Voeainaloáffaa, 
Qneno  ya  fanaginadoMa, 
Nos  han  de  traer  i  MmIOm. 


Siento  mido ,  un  bnlto  feo» 
Sinlnxaalgo. 

non  JOAN. 

A  lodo  oreo 
Qoe  saMréia  deaahunbnulo ; 
¡Vos  aoii  noble,  fifo  IMoat 

MHiaAncao. 
Si  refiis,  y  no  en  aéenlo/ 
No  he  dé  guardaren  reapeii. 

nOHIUAll. 

Pnea  yo  si  el  decoro  á  f  oa.— 
Ann  no  estiba  raeofklQ 
Don  Sancho,  qno  aTpniloofé 
Blraid|a,7looatoofO  ^ 

?ae  ann  no  oauifmo  iof^ldo. 
a  huyeron ;  folfiata  pnaa 
A  recogemoa. 

¿Qué  homhro  ta  naSí^* 


426 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


D0:VJUA7I. 

Un  liombre ,  hermana, 
Tan  despierlo  como  ves. 

imA  JUANA. 

Amigas ,  mientras  volvenios 
A  mirar  la  casa  ,  entrad  , 

Y  de  la  noche  lograd 
Lo  que  falla. 

HOXA  LECTOR. 

A  tus  extremos 
Pienso,  hermana,  que  has  medido 
El  esposo  que  has  topado. 

DOÑA  JUANA. 

Siempre  deberá  el  cuidado 
Mucho  mas  á  lo  marido. 

D05ÍA   LEONOR. 

¡  Qué  honrada  y  qué  mentecata 
Respuesta ! 

DOÑA  JU.VNA. 

¿Cómo  ese  nombre 
Le  das? 

DOÑA  LEONOR. 

Galán  para  el  hombre, 

Y  para  mi^er  lo  ingraia. 

DON  JUAN. 

Uon  Sancho ,  esto  va  en  secreto ; 

Alabaos  que  habéis  llegado 

A  que  l(»  desconfiado 

No  puede  en  vos  ser  discrelo. 

Mirad  ,  hermano,  por  Dios , 

Que  desdicha  sin  morir 

Klla  se  sabe  venir; 

No  la  ayudéis  lauto  vos ; 

Que  os'juro... 

DON  SANCHO 

No  juréis  nada; 
Ktcrnamenlc  he  de  hacer 
Lo  mismo. 

DON  JUAN. 

Habéis  menester 
Mas  surrímienlo  que  espada. 
Kn  Un  ,  ¿  no  hay  remedio? 

DON  SANCHO. 

No. 

DON  JUAN. 

Vivid  con  VOS ,  esto  os  digo. 

DON  SANCHO. 

Si  para  vivir  conmigo 

Ya  sé  (jue  me  basto  yo. 

¡  Oh  (|ué  hermano  tan  sin  brio ! 

DON  JUAN. 

¡  Oh  i|ué  mujer,  de  honor  llena ! 

DOÑA  JUANA. 

¡  ('h  qué  suerle  ,  para  ajena ! 

DOÑA  LEONOR. 

i  Oh  qué  hombre ,  para  ser  mió ! 


JORNADA  SKGUNDA. 


Sale  MORÓN ,  andando  aprisa,  miran- 
do hacia  airan ,  recelándose  qne  le 
siguen  //  buscando  dónde  esconder- 
se, y  sale  DON  SANCHO  tras  él. 

NonoN. 
El  Sancho  con  criminales 
I*:isns  me.  sigue  y  niole<:la , 
Y  es  hombre  para  una  fiesta 
De  los  Hitos  animales. 
I  slo  de  sií*rf»<»  Irniea 
Es  corto  requiebro. 

DON  SANCHO. 

Él  es. 


■ORÓN. 

El  Sancho  es  hombre  de  pies. 

DON SANCHO. 

¿Ah  hidalgo? 

MpnoN. 

¿Quién  rae  hidalguea? 
¡Oh  mi  señor! 

DON  SANCHO. 

Escudero, 
¿Qué  buscáis? 

MOUON. 

¡Oh  mi  señor! 
Cieno  amigo  que  un  doctor... 

DON  SANCHO. 

No  OS  lurbeis;  mostrad  primero 
El  papel. 

MORÓN. 

¿Yo? 

DON  SANCHO. 

Vive  Dios, 
Infame. 

MORÓN. 

¡Terrible  aprieto! 

DON  SANCHO. 

Suelta  ya. 

MOnON. 

Oid  un  secreto; 
El  papel  no  es  para  vos. 

DON  SANCHO. 

Claro  es  que  no  es  para  mí , 
Pero  será...  Mal  nacido, 
La  vida  ó  el  papel  pido. 

MORÓN. 

No  es  igual  el  traeiiue. 

DON  SANCHO. 

Aquí 
ílas  de  morir,  hablador. 

MOHON. 

;Que  me  matan ! 

DON  SANCHO. 

¡Oh  villano! 
Sale  DON  JIJAN. 

PON  JUAN. 

Voces  son.  —  ¿Qué  es  esto ,  hermano? 

DON  SANCHO. 

Este  villano  Iraldor, 
Que  trae  un  papel. 

DON  Jl'A.X. 

¿Qué  impoita? 

DON  SANCHO. 

¿Qué  tmporia ,  si  le  ha  Iraido 
A  mi  esposa? 

DON  JUAN. 

liombre  atrevido. 
La  injusta  lengua  re|)orla; 
Que  es  imposii>le,  .lunque  veo 
Otro  mayor,  (|ue  es  oírlo, 
Y  otro  nius  vil ,  que- es 'decirlo. 

MOItON. 

Todo  es  falso. 

DON  JUAN. 

Yo  lo  creo. 

DON  ."PANCHO. 

Picaño. 

DON  JUAN. 

Apart'í.—  El  painel 
Me  dad  á  mi. 

MOKON. 

(.4/>.  Esto  es  peor.) 
Volverm»'  será  mejor. 

DON  JUAN. 

Luego  volveréis  por  él ; 
Mostrad. 


■OMOX. 

Ved  que  os  le  doy  saoo 

DOlf  SANCHO. 

Yo  le  quiero  ver  primero. 

DOK  JOAN. 

¿  Primero?  Ni  aun  después  qnkr, 

Y  deque  seáis  mt  bermaoo 
Mil  veces  me  ofendo ;  4  en  qué 
Vuestra  mujer,  en  efe  lo , 

Os  desmerece  el  mpelo , 
La  confianza  5  la  fe? 
Pues  cuando  (aiinqne  no  hay  dí<r 
Kii  ello )  un  error  hiciera, 
(irán  culpa  digo  que  fuera. 
Mas  decirlo  es  mayor  culpa. 
{Ap.  ¿Qué  cosa?  ¿  Para  mi  hrmi:ii 
Papel?  Quiero  hacer  recuerdo 
Deste  hombre...  Si,  ya  me  acoen 

UON  SAÜCHO. 

¡  Qué  seguridad  tan  vana ! 

ooH  juaü. 
Doña  Juana  es  un  espanto , 
Es  un  prodigio  de  honor, 

Y  después  de  mi  Leonor, 
Deningnnacreo  tanto.  {Abre  elj"' 
Será  una  cosa  de  risa 

Y  donaire. 

D02f  SAACHO. 

Ved  le  presto. 

DO!f  JUAN.  (j4p.) 

i  Válgame  el  ciclo !  ¿qué  es  eslu^ 
;Que  no  es|)erado ,  qué  aprisa 
Un  veneno  de  ansias  lleno 
Por  mi  pecho  se  dilata , 
Que  es  mil  muertes ,  j  no  mau 
Por  mas  |iaries  de  veneno! 
;  Jesús,  qué  extraña  locura 

Y  qué  diferente  cosa ! 
¿Pa()el  para  vuestra  esposa? 
¡Quién  la  hallara  tan  segura! 

OOR  SA^ICflO.  (Ap.) 
Turbado  está.  Otra  vez  digo 
Que  es  puní  mi  esposa,  y  moere 
Por  deslunibrarme;  eso  quiere , 
Bien  lo  acabará  conmigo. 

DOÜiOAM. 

(Ap.  La  injuria ,  que  aun  no  leniu 
En  mi  hermana  ni  en  ajena 
Mujer  (¡  (|ué  r;ibia !  qué  peni!]. 
Toda  bu  llegado  á  ser  mía. 
Kste  papel  se  escribió 
A  L(*oiior,  á  mi  m^jer; 
La  desdicha  puede  ser. 
Mas  no  el  merecerla  vo.) 
Estoy  furioso  y  corrido 
De  (fue  vos  á  una  inocente 
Tan  virtuosa  y  prudente 
La  hayáis,  dou  Sancho,  offadi'i.' 
{Ap.  Con  inülil  piedad  rengo 
A  cunir.  porque  mas  pene. 
La  herida  que  otro  no  tiene. 
Callando  la  que  50  tengo.) 

D09ISAÜGM. 

Todo  el  |>apcl  rae  ba  callado, 

Y  es  la  causa  toda  mia ; 
Con  razón  me  lu  encubría 
El  pír;iro  del  criado. 

OOlf  JVAN. 

{.Ap.  El  borrador  y  el  papel, 
D«*scuido,  que  aun  da  cuidMlo, 
Vienen  junios,  bien  peniado 
El  agravio  qne  esU  ea  éL 
El  un  capel  vuelvo  aqol, 
(Cumpliendo  y  disinuliMlo 
(<on  un  necio hersMm, 
Me  he  menester  para  aL) 
Mancebo  desaoonMoi 


i 


vuestro  ejercicio; 
ruin  el  ofício, 
ais  vos  (Jesdicltado. 
con  mas  recato, 
h  (iiiien  va ; 
mas,  que  no  os  saldrá 
I  vi'Z  tan  barato, 
ulnd  ;  (|ne  os  prometo 
lijera... 

UORON. 

Vuesasled 
a  mucha  nuMCi'<l. 
menguado  ó  i;ran  «liscreto 
)nibre  ,  que  v\  billete 
»r:i :  vo.vme  y  callo. 
aáis,qu('  nunca  os  iiallo, 
•;  de  alcahuel»'  ? 
diera  con  un  bolo! 
) 

DON  SANCHO.  {Aj).) 

¡Qué  bien  sospecho!      • 

moro:».  (Ap.) 
,  que  es  muy  mal  hecho 
¡en  andar  solo.  [Vase.) 

DOM  JUAN. 
;¡S? 

DOX SANCHO. 

Yo  voy  adonde 
a. 

PON  JUAN. 

Gracioso  extremo. 

DON  SANCHO. 

n  es;  que  me  tomo 
ado  de  algún  conde. 

DON  JUAN. 

s  posible,  hermano, 
n:ises  aquel 
Sois  cruel, 
o,  sois  tirano, 
esdichnda  esposa 

•  mas  desdichada, 
:ha  deshonrada, 

0  basta  la  hermosa  ? 

DON  SANCHO. 

ue  estoy  satisfecho? 

DON  JUAN. 

r  tul  desaliño? 

D(»N  SANCHO. 

que  imagino. 

DON  JUAN. 

;a  muy  buen  provecho; 

1  vos  viene  á  ser 
tas  liviandades. 

DON  SANCHO. 

y  digo  verdades, 
lereis  esconder. 

DON  JUAN. 

t*rdad,  ni  seenliende 
i  decirlo  >os. 

Don  SANCHO, 
la  verd.íd  es  Dios; 
a  dice  la  ofende. 

DON  JUAN. 

*  se  relira 

encia  es  contraria; 
e  no  es  necesaria, 
ce  ser  mentira, 
os  no  hay  tonnenlo 

DON  SANCHO. 

Si  esto  esgr.in  mengua, 
erdo  de  la  lengua 
itendimienlo.  (Vase.) 

DON   JUAN. 

imigo  quedo, 

rme  á  mi  mal ; 

)i  tan  nuevo  y  uiortal , 


EL  MARIDO  HACE  MUJER. 

Hasta  el  valor  hace  miedo. 
Mas  la  cara  al  enemigo 
Volvamos. á  ver;  leamos 
Si  este  monstruo  que  esperamos 
Ks  amenaza  6  castigo. 
{Lee.)  «Leonor,  tus  .«;ulísfac¡ones 
ttUe  brazos  de  ajeno  dueño , 
»S¡n  aplauso  las  escucho, 
«Templadamente  las  creo. 
«Si  estás  descontenta ,  el  trato 
bKs  mañoso  amigo  y  cuerdo; 
vDon  Juan  milagros  le  (ia 
ii>\  la  ocasión  de  un  discreto,  v 
A(|uí  está  borrado,  «ingrata» 
(Vulgar cosa), aquí,  «no quiero 
Mas  di.^'culpa^vy  atjui  dice: 
<tPara  engaños  sobra  el  tiempo. 
»No  re.spondi  á  tus  papeles 
»Ni  recados,  porque  hubieron 
vMenesler,  Leonor,  entonces 
»Todo  yo  mis  sentimientos.» 
¿Satísfaciones?jt papeles?  ' 
¿Becados?  ¿Que  busco  y  temo 
Va  mas  testigos,  y  en  culpa 
Que  aun  sospechada  es  lo  inesmo? 
Mi  seguridad  «mi  fe. 
Mi  caricia ,  mi  respeto , 
.Mi  confianza  ,  hasta  llegar 
Al  |)el¡gro  de  su  extremo ; 
Cun  otro  empeño  á  mis  brazos , 

V  proseguir  fiera  en  ellos 
Platicas ,  que  aun  de  pensarlas 
Se  estremece  el  sufrimiento. 
¿Será  lo  mas  \aleroso. 

Lo  mas  bizarro  ,  entrar  luego 
(iOn  saña  ,  con  furia  y  rabia, 
Feroz , turbado  y  soberbio , 
A  herir  de  una  u)ujer  flaca 
Ll  vil  descuidado  pecho, 
A  ensangrentar  noble  mano 
Ln  rendido  infame  cuello? 
;. Quién  dirá  que  es  bizarría 
>¡  valor?  ¿Puede  ser  esto? 
Que  no  resistido  y  fácil , 
Venganza  será,  y  no  esfuerzo. 
i:n  elia  culpas  y  en  mi 
Agravios,  (¡ue  no  se  han  hecho; 
Pero  ¿  he  de  guardar  ¡ay  triste ! 
A  que  se  hagan  ,  si  el  fuero 
Del  honor  rayos  fulmina 
A  escondidos  pensamientos? 
Sea  el  castigo,  en  buen  hora, 
Sañudo,  airado  y  resuelto ; 
Que  honrado  será ,  no  airoso, 

V  hará  mas  ruido  que  ejemplo. 
Pero,  aunqu»*  no  hay  otra  cosa  , 
Probemos  otra ,  en  que  veo 
Mas  constancia ,  mas  valor; 

¡  Ay,  si  fuese  mas  acierto! 
Leonor  está  aventurada. 
Perdida  no,  pues  en  medio 
l)e  !a  libertad  de  moza. 
Solo  entregada  ásn  imperio. 
Sus  licencias  moderando. 
Se  |>ernñtió  á  un  galanteo, 
Sobornada  de  las  dulces 
Lisonjas  de  amante  tierno. 

V  aficionada  y  servida 

V  obligada ,  puso  freno 

A  la  ocasión,  y  al  decoro 
Atados  tuvo  los  riesgos. 
Veamos  si  con  el  arte 

V  el  cuidado  recogemos 
Lsta  barquilla,  entregada 

A  un  aire  de  tantos  vientos; 
Que  si  la  prudencia  y  maña 
Por  advertido  y  secreto 
(lamino  ayudase  poco , 

V  el  cuidado  obrase  menos, 
Entonces  si  llegarla 

A  tiempo  el  desnudo  acero  , 
Mas  i>iadoso  en  lo  mas  bravo» 


4S7 


Mas  limpio  en  lo  mas  sangriento. 
Mi  hermano  y  yo  caminamos 
A  un  mismo  errante  despeüo 
Por  sendas  varias;  que  tiene 
Muchos  caminos  lo  necia. 
Honor,  estas  dilaciones 
Te  sacrifico ,  y  ofrezco 
Mis  ceguedades  vendadas 
Por  lámparas  á  la  templo ; 
Que  á  los  que  ahora  me  acusan  , 
Templado,  celoso,  espero 
Poblar  de  espantos,  de  asombros , 
De  horrores  y  de  escarmientos. 
Verá  Leonor,  verá  el  hombre , 
Verá  el  mundo,  verá  el  cielo 
Que  no  tiene  menos  furia 
La  espada  en  manos  de  un  cuerdo. 

Sale  DOÑA  LEONOR. 

D05ÍA  LE0?(0K. 

Paréceme  que  he  sentido 
Hablar  con  voces  y  extremos 
A  don  Juan. 

DON  JUAN. 

Leonor  es  esta. 
Yo  os  vengaré,  sufrimiento. 

D05ÍA  LEONOR. 

Esposo,  don  Juan ,  amigo , 
¿Qué  tenéis? 

DON  JUAN. 

{Ap.  ¡Oh  lisonjero 
Agravio!) ¿Qué  he  de  tener? 
Una  batalla  ,  un  infierno. 
Un  hermano  que ,  furioso 
Porque  traia  un  mancebo 
Un  papel ,  y  recatado 
Se  lo  escondió,  de  ira'.lleno, 

Y  mas  de  infamia  y  locura. 
Matarle  quiso,  diciendo 

Que  era  el  papel  (¡qué  bajeza !) 

Para  su  esposa;  yo  llego. 

Libro  al  hombre,  el  papel  lomo, 

Y  hallo  en  01  (i  oh  viles  celos!) 
Otra  cosa ;  ¡  qué  distante ! 

Qué  extraña!  En  pensarlo  tiemblo. 
En  fin ,  tan  distinta  y  nueva , 
Mi  Leonor,  que  te  prometo. 
Que  te  admirara.  El  criado 
Despido ,  el  papel  le  vuelvo , 

Y  á  mi  hermano  (estáme  atenta) 
Con  desden ,  enfado  y  ceño 

Le  digo : «  Señor  don  Sancho, 
El  término  indigno  vuestro 
Miente  á  vuestra  sangre  misma , 
Mas  no  á  vuestro  entendimiento. 
Por  mujer  tenéis  un  ángel. 
Que  es  muchos  en  el  ingenio» 
Ku  la  gracia^,  en  la  purexa , 
En  lo  apacible,  en  lo  bello. 
Advertencias  y  regalos 
Se  mezclen  siempre,  encubriendo 
Que  es  propia  herida,  y  en  todo 
Muestre  un  reposo  despierto. 
Confiadla,  divertidla, 
Entretenedla,  pues  vemos 
Que,  obligada,  hasta  una  fiera 
Hace  caricias  al  dueño. 

Y  cuando  ella  advierta  y  mire 
Que  sin  castigos  ni  fieros. 

El  marido,  en  vez  de  lanzas , 
Empuña  avisos  modestos, 
¿Quién  duda  que,  cnerda  y  sabia. 
En  sus  limites  estrechos 
Se  recoja ,  y  luego  sean 
Los  escándalos  ejemplos? 
Que  si  medios  tan  suaves 
No  bastasen, hierro  á  hierro, 
A  fuego  y  sangre,  y  sin  que 
Ni  aun  cenizas  deje  el  fuego. 
Yo  mismo,  yo  le  llevara 


428 

La  mano,  y  con  el  denuedo 

Que  á  Leonor,  si ,  á  Leonor  digo, 

En  igual  (ranee  y  aprieto , 

Le  pasara  el  pecho,  el  alma ; 

Pero  ¡  ay  mi  Leonor,  cuan  lejos 

Del  daño  estoy !  Pero  en  sombras 

Asombraran  mis  recelos; 

Miedos  tengo  que  don  Sancho , 

Con  su  extraño  desacuerdo, 

Fué  á  inquietarla.  Voy  volando; 

Quédate ,  Leonor,  temiendo.     (Vase.) 

D05ÍA  LEONOR. 

En  desdicha  tan  cruel 
i.  Hay  dicha  como  la  mia  ? 
Que  este  panel  me  traia 
Morón  sin  duda,  y  con  él 
Topó  el  otro,  que  ha  pensado 
Que  era  para  su  mujer; 
¿  Y  que  un  necio  sepa  hacer 
Buenas  obras  de  cuñado? 
Todo  es  como  yo  pudiera 
Pintarlo.  Siga  lo  honroso 
Mi  hermana;  que  un  falso  esposo 
Lo  paga  desia  manera. — 
¿Inés? 

Sale  INÉS. 

i>£s. 
¿Señora? 

D05ÍA  LEONOR. 

Trae  luego 
Los  mantos. 

i:<cÉs. 

¿Adonde  vas? 

D05fA  LEONOR. 

Inés ,  después  lo  sabrás ; 
En  suma ,  ver  á  don  Diego 
Me  importa  el  vivir. 

Lxés. 

Y  en  suma 
¿Estás  resuella? 

DOXA  LEOrtOR. 

Infínito. 

IKÉS. 

Pues  vuelo ;  que  el  chapinito 

Ya  no  es  corcho ,  sino  pluma.   (Vase,) 

I>05ÍA  LEONOR. 

;Si  don  Diego  en  el  papel 
Me  nombró !  Pero  no  haría ; 
Que,  masque  culpa,  seria 
Bloderna  ignorancia  en  él. 
Quiero,  aunque  esté  mesurado, 
Desic  suceso  avisarle ; 
Que  fácil  será  toparle . 
Pues  calle  Mayor  ó  el  Prado 
No  puede  ningún  ocioso 
Negarlo  á  estas  horas. 

Sa/flNGS. 

INÉS. 

Ya 
Tienes  aquí  el  manto. 

DO.^A  LEONOR. 

¿Está 
Descogido? 

lyts. 
Ten ;  ¡  qué  airoso 
Es  el  traje  y  qué  de  hazañas 
Ha  hecho  un  ojo  tapado , 
En  un  Cendal  emboscado 
Un  escuadrón  de  postañas ! 
Vamos  presto;  no  nos  vea 
La  hermana  ó  la  madre  Juana. 

Sale  D05ÍA  JUANA,  al  querer  irte 
doña  Leonor  é  Inés. 

DOÑA  JUANA. 

¿  Dónde  con  mantos ,  hermana? 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 

INÉS. 

La  Sancha  con  todos  sea. 

DOSÍ A  LEONOR.     ' 

Tengo  una  cosa  forzosa 
Que  hacer. 

nO^ÍA  JUANA. 

No  has  de  salir. 

D05ÍA  LEONOR. 

¿No? 
Pues  ¿  quién  lo  embaraza! 

D05ÍA  JUANA. 

Yo. 

D05ÍA  LEONOR. 

¿Conmigo  tan  imperiosa? 
¿Eres  mi  madre? 

DOÑA  JUANA. 

Soy  mas; 
Que  te  conozco,  á  fe  mia. 

INÉS. 

Forma ,  ferma. 

DOÜA  JUANA. 

Hermana  mia , 
No  te  eanset,  no  saldrás. 

D05ÍA   LEONOR. 

Que  saldré ,  mil  veces  digo, 
Aunque  te  pese ;  que  estoy 
Ya  determinada ,  y  soy... 

D05ÍA  JUANA. 

Pues  yo  he  de  salir  contigo; 
Que  si  el  negocio  es  decente. 
No  estorbo  yo,  y  no  lo  siendo. 
No  hay  que  salir. 

]>05ÍA  LEONOR. 

Dien  te  entiendo; 
Que  hacer  de  lo  impertinente 
Virtud ,  ya  es  maña  traidora 
De  la  mala  condición. 

D05ÍA  JUANA. 

Leonor,  tú  tendrás  razón , 
Mas  no  ha  de  valerte  ahora; 

Soe  has  de  quedarte,  ó  contigo 
e  de  salir. 

INÉS. 

Vén  en  ello ; 
Que  un  trascantón  ha  de  hacello. 

DOÑA  LEONOR. 

Quiero  que  vaya  conmigo; 
Que  para  hacer  yo  mi  gusto 
No  me  estorba  nadie.— Vé, 
Trae  el  manto. 

DOÑA  JUANA. 

Aunque  yo  sé 
Que  harás  siempre  lo  que  es  justo. 
Mientras  tus  esparcimientos 
Llevas,  llevarás  mis  pasos. 

DOÑA  LEONOR. 

Las  leyes  mas  que  los  casos 
En  ti  sola... 

DOÑA  JUANA. 

Tus  intentos , 
Leonor,  no  han  menester  pocas; 
Pónme  el  manto;  ¿adonde  has  de  ir? 

DOÑA  LEONOR. 

No  te  lo  quiero  decir. 
Salen  DON  JUAN  r  DON  SANCHO. 

DONJUÁN. 

No  me  refieras  tan  locas 
Diligencias. 

DON  SANCHO. 

Por  los  pies 
Se  me  escapó. 

DOÑA  LEONOR. 

Vén ,  tapada. 


MM  lOAff. 

Yo  DO  he  de  bibUrot  ea  nda. 


Hola,  ¿dónde  van  las  tres? 

DON  JÜAÜ. 

¿Qué  OS  alboroU?  (¡ay  de  ai!) 
Irán  donde  fuere  Josio. 

OONSAHCaO. 

Doña  Juana ,  yo  no  gusto 
Que  salgáis  tos. 

BONIUAX. 

MI  Leonor  si; 
Yo  quiero  que  tafafs  donde 
Gusureis ,  y  que  Iteréis 
£1  coche. 


En  él  no  saldréis; 
Que  á  mi  nada  se  me  esconde. 

.  DOH  JOAN. 

No  basas  caso  desio,  heraana; 
¿Qué  dudas?  ¿Por  qné  no  vas? 

DoaisAiicno. 
¿Mi  mujer  salir  ya  mas 
Ni  asomarse  *  la  ventana? 

DOR  JOAS. 

Vé ,  LeoncNT. 

DON  SAliCnO. 

No  salgáis  TOS. 

DON  JOAH. 

Vé  tú  sola ,  y  Tete  al  Prado. 

DonsAHcno. 
Haced  lo  que  os  he  mandado. 
Doña  Juana. 


VlTeDios, 
Que  ban  de  ir  entrambas  y  ciaMai 
Hay  en  casa. 

DORSAlICnO. 

MlmsúDf, 
Lo  que  yo  qaiero  ha  de  hacer. 

DOH  JOAR. 

Cuando  sin  bajexas  tantas 
Procedáis  mas  atinado. 
Maloá  mi  tío  tenemos; 
Venid ,  pues ,  y  á  verle  iiésMS. 

DORSAMnOw 

No  me  apretéis  demasiado; 

Sue  antes  en  casa  eneerrada 
i  mujer  ha  de  quedar. 

DOH  lüAI. 

Harto  mas  pndieía 
Esa  locura  encerrada. 


No  he  de  sufriros  de  hoy 
Que  excedéis... 

DOHieAV. 


Preciados  de  mal  aefHdof , 

Se  obligan  á  safHr  mas ; 

Que  aonqne  os  pese*  han  de  Ir  bs 


Dofia  Juana,  todo  el  din 
A  la  labor. 

DOHJQAH. 

Leonor  aria « 
Al  Prado  ^  *  todo,  y  adíen. 
( Yante  don  Jmmn  f  jlsa  StneH 

mis.. 
Frente  i  firenu  ahora  ealán 
Dos  opuestos  escnadraMa. 

DOiU  HABA. 

¿  A  mi  tan  nuevas  raionce  f 

doIai 
¿Yo  marido  taa  galán? 


DOMA  JOA!U. 

receptos  tempranos? 

W>fÍA    LEONOI. 

aefio  tan  cortés? 

DO.^A  JUANA. 

'i  I  losa  mis  pies? 

D05A  LEONOR'. 

i  todo  en  mis  manos? 

OO^ÍA  JUANA. 

Lé  yo  sin  libertad  ? 

hOñk  LEONOR. 

lé  lodo  en  mi  albedrio  ? 

DONA  JUANA. 

sarmiaiteel  honor  mió? 

D05ÍA  LEONOR. 

ople  mi  liviandad  ? 

DOÑA  JUANA. 

oesire  tanta  aspereza? 

DOÑA  LEONOR. 

iga  tal  confianza? 

DOÑA  JUANA. 

¡rece  venganza. 

DOÑA  LEONOR. 

írece  firmeza. 

DOÑA  JUANA. 

sobliga  asi. 

DOÑA  LEONOR. 

bliga  an  trato  amigo. 

DOÑA  JUANA. 

o  sea  contigo; 
odo  es  contra  mi.  — 
íosas  hacer, Leonor? 

DOÑA  LEONOR. 

Qgo  bien  pensado. 

DOÑA  JUANA. 

e  Mayor  ó  el  Prado? 

DOÑA   LEONOR. 

pensado  mejor. 

DOÑA  JUANA. 

tienes  licencia 

poso;  ?é  en  buen  hora. 

DOÑA  LEONOR. 

;o  salir  ahora , 

|ae  es  todo  obediencia 

rtad  prudente. 

DOÑA  JUANA. 

ras  son,  qué  pesadas 
enes  recatadas ! 

INÉS. 

compás  bien  diferente 
j  en  vario  semblaute , 
>lillas  de  un  nido, 
fs  de  marido, 
^ntraltos  de  amante, 
(canso  es  ser  mirona 
arito.) En  fin, ¿cejas? 
ales? 

DOÑA  JUANA. 

En  fin,  ¿dejas 

9 

DOÑA  LEO.NOR. 

Asi  corona 
tos  la  confianza 
Larro  hidalgo  pecho. 

DOÑA  JUANA. 

aquella  injuria  ha  hecho 
oto,  no  mudanza; 
mucho  en  mí  que  perder ; 
»r  ser  ley  divina 
rarle  que  camina 
Denle ,  he  de  hacer 
jamis  no  llegó 
nrado  pensamiento; 


EL  ttARlDO  HACE  MUJEtl. 

Dé  muestras  mi  sentimiento , 
Solo  me  perdone  yo. 
Bueno  es  querer  que  por  si 
Sea  yo^á  mi  honor  fiel. 
Si  ha  d'e  ser,  mas  que  por  él , 
Por  lo  que  me  debo  ü  mi. 
Tener  quiero  entre  excelentes 
Parles,  á  mi  sangre  iguales , 
Perfecciones  naturales , 
No  virtudes  obedientes. 
Bajisimo  natural , 
Ser  bueno  por  complacer, 

Y  con  afectos  de  ser 
Lisonjero  espiritual. 

Yo  salgo,  si  tú  no  quieres , 
Aunque  nada  aventurando; 
Tengan  freno,  peroblando^ 
Las  generosas  mujeres. 

Y  por  fineza  lo  cuento 

El  no  haberle  obedecido; 
Que  desta  vez  advertido 
En  tan  pequeño  escarmiento; 
Que  á  hombre  tan  poco  avisado 
Avisarle  no  es  injusto 
Que  quien  no  sufre  lo  justo , 
Que  sufra  lo  demasiado. 

DOÑA    LEONOR. 

Yo,  hermana ,  no  te  aconsejo; 
Que  en  hacer  lo  que  prohibe. 
He  visto  siempre  que  vive 
Muy  diligente  el  consejo. 
Mas  vé,  Juana ;  que  haces  bien , 

Y  ambas  guardemos  justicia , 
Yo  en  pagar  una  caricia , 

Y  tu  en  vengar  un  desden. 

DOÑA  I  UANÁ. 

Pues  oye  primero,  hermana; 
Don  Sancho  ¿no  lo  merece  ? 

INÉS. 

Y  algo  mas. 

DOÑA  JUANA. 

¿  Qué  te  parece? 

DOÑA  LEONOR. 

Que  en  todo  eres  muy  temprana.— 
Lnlra,lnés. 

IN^S. 

Voy  con  temor. 
¿  Qué ,  hermana  Leonor,  tenemos? 

DOÑA  LEONOR. 

Yo  sé, Inés... 

INllS. 

¡  Cuerdos  extremos ! 
Leonor,  no  sois  vos  Leonor. 

DOÑA  LEONOR. 

Paguemos  en  noble  trato 

Y  advenida  cortesía; 
Que  á  una  fe  una  villanía. 
Ya  es  ser  hereje  lo  ingrato. 

DOÑA  JUANA. 

Inés,  vén  conmigo. 

mis. 

Voy. 
¿Dónde  te  lleva  el  capricho? 

DOÑA  JUANA. 

A  no  hacer  lo  que  me  han  dicho. 

INÉS. 

Del  mismo  trabajo  soy. 

DOÑA  JUANA. 

Honor,  no  estéis  vos  quejoso; 
Que  en  resolución  tan  nueva , 
Yo  no  voy,  porque  me  lleva 
La  necedad  de  mi  esposo. 

(Varue.) 


429 

Sale  MORÓN,  como  que  huye ,  t  DON 
DIEGO  deírdt. 

■ORÓN. 

Déjame  andar  huyendo  todavía , 

Y  no  pienses  que  hacerlo  es  cobardía ; 
Que  huir  de  tonto  es  el  valor  perfeto, 
Ciencia  del  fuerte  y  armas  deldiscreto, 
¡  Oh  bendito  donjuán !  Juan  de  buen  al- 

[m^ 

Que  marido  de  paz,  holgado  y  ancho, 

Como  contraveneno  es  contra  Sancho. 

DON  DIE60.        [ha  visto. 

El  don  Sancho,  es  frialdad;  que  en  fin  te 

MORÓN. 

No  me  preguntes  mas ;  que ,  vive  Cristo, 
Que  aun  aquí  del  don  Sancho  estoy  tem- 

DONDIEGO.         [blando. 
¿Que  tan  noble,cortés ,  piadoso  y  blan- 

[do, 
En  tan  duro  suceso,  el  mismo  esposo 
Topó  y  volvió  el  papel  ?  Discreto  quiso 
Callar  su  afrenta,  pero  no  mi  aviso. 
Vive  Dios,  que  me  afrento  de  ofenderle, 

Y  quiero  antes  vencerme  que  vencerle. 

MORÓN. 

Haces  hidalgamente,  ¡y  qué  hidalga 
Mujer !  Que  esta  será  la  vez  primera 
Que  á  un  cristiano  galán  correspondí* 

[do, 
Al  mundohaceislosdosejemplo  nuevo. 
De  tibio  amante  y  de  celoso  manso ; 
Que  el  don  Juan,que  no  rifa  como  potro, 
Es  marido  de  teta  con  el  ott-o. 

DON  DIEGO.  [ociosa, 

Gran  tentr.cion  me  ha  dado,  y  noestá 
De  galantear  la  hermana ,  ilustre  ,her- 

[mosa. 
Pues,  aunque  honesta,  en  fin  se  ve  ay  u- 

[dada 
De  aquella  tempestad  desconfiada 
De  su  esposo;  que  están  sus  inquietudes 
De  escarmiento  poblando  las  virtudes, 

Y  débame  el  mando  impertinente 
El  darle  la  razón  de  lo  que  siente. 

MORÓN.  [bo, 

.Dos  mozas ,  que  llamamos  de  buen  gar- 
Que ya  caduco  está  lo  de  buen  aire, 

Y  vulgar  el  desaire. 
Desembarcan  de  un  coche. 

DON  DIEGO. 

Bien  se  huellan ; 

Gallardos  bríos,  generosos  talles. 

MORÓN. 

No  hay  mejores  caballos  de  las  calles. 
Salen  DOÑA  JUANA  t  INÉS,  tapadai. 

DOÑA  JUANA. 

Villana  servidumbre,  y  mas  villana 
La  injusta  mano  que  oprimir  intenta 
Una  alma  noble,  que,  naciendo  exenta. 
Bale  el  erguido  cuello ;  ¡  ah  ley  tirana ! 
¡  Oh  arrogante ,  oh  cruel  soberbia  bu- 

[mana. 
Aun  de  exceder  tus  márgenes  sedienta* 

Í|ue  libre,  que  atrevida,  que  violenta, 
urisdiccion  presume  soberana! 
Yo,  en  paz  criada,  en  resplandor  nacida. 
Sin  conocer  mis  pasos  el  denuedo, 
Al  decoro,  al  honor  viví  rendida; 
Mas  ya  esjusto  poder  lo  que  no  puedo; 
Que  no  es  decente  á  generosa  vida  [do. 
Que  loqueobrael  vaTor  se  deba  al  mié- 

INÉS. 

¿Sabes  dónde  estás? 

iaés, 


DON  ANTONIO  HUHTADÚ  DB  UENIXaA. 


Pornueví  en  eítos  antojoi, 

Todo  lo  ¡añoran  mis  ojos , 
Todo  lo  dudan  mis  pléa. 
i^iné  cílleesesla? 

¡Ajr  quí  Juana! 
;No  ves  tanlo  señor  moui, 
o  galán  desirazo 
iii  niijeiud  humana! 

Bien  dutlé; 
Que  ele  mamen  le  la  vi. 

AMoronlicvÍElDalli. 


V  á  Leonor. 

^  iQaé  injuslo  uombrel 

dqSi.  i  DANA. 

Ene  es  don  Diego. 

iNoesliombre 
ric  buen  ann?  (Ap.  I.a  Iraidura 
Bien  le  conoee.)  t  üué  hacemos* 
jNu  hablamos  T 

¡Uué  novedad! 
¿Hablar  yo? 

i.*  ociosidad 
Ks  (¡rao  pecado ;  troquemos 
Aquello  que  travesura 
Se  llama. 

noSii  JUANA. 
Iníi.iyolan  vanaT 
Mas  veamos  si  mi  barman» 
Disculpa  bien  su  locura. 
Tipate  mas;  no  le  vea 
Moguno. 

Un  mamo,  Señora. 

Anochece  á  cualquier  hora.— 
¿Oé,  galán í 


im£s. 

Simplón, 
iConócesmet 

aonoK. 

;Qué1  ilüeres. 
Maldita  entre  las  mujeres? 

i^ís. 
M'iderado  socarrón , 
I.bmaS  mamo,  y  con  recalo 
Bi  que  llegue, jque  no  es 

nOHon. 
¿Cómo,  lués? 

Como  es  oira,  meniecato. 

¡Gran  razón! 

INÍS. 

Ten  le  advertido 

8  lie  hable  de  lo  mu;  perfeio  ¡ 
ue  he  dicho  que  es  mujr  discreto. 

Sabe  decir  ■  desvalido, 
Atención,  galantería. 
Tal  vei desaire,  aliñado. 
Lo  cierto  es ,  pesar,  cuidado. 
Presumido,  grotenai... 


Es  Leonor  el  turco!  Llega. 


Es  en  vano. 

Fíate  un  poco  A  lo  humaoo , 
Suelta  el  mujer. 

doSá  joara. 
SoT  lan  li-ga 

Rnelarl 


doSajdaxa. 

Gran  atención  la  mspnesla ; 
Riiena  di-be  de  ser  etu, 
Pero  no  me  lo  parrce. 
Otra  oigamos:  que  |>or  dicha. 
Como  bisoña,  no  entiendo 
Lo  mejor. 

Vo  no  pretendo 
Hacer  de  la  fe  desdicha; 
Bieo  con  mi  mal  quedo  asi. 

i  Estoba  querido  mi  hermana! 
Ya,  de  honrada,  no  esto;  vana , 
M  me  debo  tanto  á  mi  — 
Cé,  Francisca,  llega  luego. 

Pues  bien ,  ¿  qué  te  ha  parecido  ? 

DO^A  JUAIA. 

M  sabroso  para  oido. 
M  lindo  para  don  Diego. 


Ci'e;óqneera. 

jOh  ciego  error! 
tio  es  mi  enemiga,  ni  sé 
Qué  será,  lodo  se  esconde ; 
Pero,  cualquiera  que  sea. 
Con  gran  ventaja  pelea. 
Porque  escucha  y  uo  responde. 

i  Decir  quién  es  la  tapidi 
Fio  ha j  remedio? 

No,  HorOD. 

HOltON. 

;  Oh  mantos  de  humo,  que  son 
Criado),  que  no  cucubien  nada  1 

IMÉS. 

Es  una  mujer  de  bieo. 
¡T.ran cosa !  pero laGnilu 


Sale  DON  SANCHO. 


De  mi  casa.  Me  m 
HuTendo  vengo  ,  l»r  ver 
Si  oso  salir  mi  mujer: 
Cuerpo  A  cuerpo,  ;  mano  i  m 
Están,  aunque  divididos. 
Cuatro  lili  (ved  lo  que  pata). 
Déjenlas  salir  de  cata, 
Que  esto  veriu  los  nuriilos. 
;Quc  mlroT  Que  son  los  dos 
De  quien  Unto  me  recelo : 
;.V  ellas  quién?  ¡a;  «antocidí 
lués,  Leonor;  vive  Dios, 
(Jue  son  ellas.  íBíealeiBÍ! 
(Juá  maldid !  qoé  liirauiia!A( 


naj  eortí 

Sale  DON  JL'AN. 

¡  Qae  antes  de  ver  i  mi  tio 
Se  me  escapase  mi  bermano! 
jTerrihle  hombre!  El  «etoK. 


Uon  Sancho  ? 

DON  lAICH. 

Yo  digo  ptetio 
Todo  lo  que  siento  ;o.. 
Vuestro  dictamen  bolK>do, 
Tan  galante  j  esparcido. 
Tan  discreto  lo  marido. 
Lo  galán  lan  demañado, 
Veif,  don  Juan ,  ved  MoM  pM 

i  Qué  queréis  darme  1  coUiJi 

Que  aquella  es  vuoalra  Majef- 

Cien  mil  reces  cara  i  on 
Meniis ,  j  en  voetira  JunIi 
Peosad  con  baja  potfia 
En  la  vuestra ,  no  es  la  iA; 
gue  os  mataré ,  vive  d  deio. 
Hi  pirtaii  entre  los  dM 
Vuestras  locas  n 
Todas  voesirt»  ni 
Son  menester  pora  vos. 
[Ap.  Ellas  SOD , ;  kM  doc  h*ri 
Sun  aquellos ,  ¡aj  de  ■!!} 


SI  eso  verdad  fuen,  1 1M^ 


flBOviodelHaBih, 
de»iida. 


lOCSMQOSlO. 


JVASU. 

Kopodri; 


r 


\ 


teMitmeoMlldo 
eiMctela»fea, 
Tas  mi,  ponpM  M  os  vei 
TMsm  igBonile  ittrido! 

i^Jcrlhiiiii» 


mSajitaiu. 
ftíiét»de|mé; 
UMoairé, 
jtadesibenuna. 


bdndor. 

ESif. 


Algo  mejor ; 
» espacioso  el  gaslo. 

MÜ  IVAS. 

as?  No,  DO  Tenza 

Mor;  qoe  religar 

óblko  es  sacar 

I  i  b  Tergñenza. 

I  i  prer eoir ; 

oeniga!  ¿qoé,qac 

en  tan  falsa  fe , 

mar  y  morir? 

empo'mis  enojos 

«fieros,  tiranos, 

de  propias  manos , 

e  ajeóos  ojos.  ( Yate.) 

a0MSA5CB0. 

,  qoe  estof  corrido 
I  afeminado 
oo«;  mi  collado; 
arlo'i  marido. 
I  j  atrevida, 
j  licenciosa , 

(¿qoé  es  ser?)  mi  esposa, 
liura  la  vida , 
qoe  mí  mujer 
qoe  en  mal  tan  violento... 

ih>5[a  Juana. 
irle  este  contento 

IRÉS. 

^Qoé  quieres  hacer? 

DOXA  juara. 
rme  aqui. 

Eso  no. 


Dos 
Ui 


Q«e  so  te  deseabnt  digo ; 
Qoe  ro  os  leatwé  á  te  dos. 

BOaSáSRSO. 

Ttosivíb. 


COO  má  SBHIOi  COMiigO 

5o  se  meta  vvesasleo; 
A  su  BoJer,  presimddte. 
Recalada  y  recogida» 
Puede  hacerla  esa  roeieod. 
;  Hay  locuras  aentejaiaes! 
¿Qoerer  en  toda  ocaskm 
Ser.  como  descomunión , 
Novio  de  partidpantos? 
Que  ni  á  so  propio  marido 
Le  sufriera  esta  se&ora 
Eso  que  le  ba  dioho  ahora. 

aOZf  ftANCSO. 

Él  es  tan  necio  y  sufHdo» 
Que  merece,  y  no  es  li^asto » 
Cuanto  le  sucede  aquí. 

ooAa  ioaiia. 
Enmivida,Iué8,leoi 
Requiebro  de  tan  buen  guato. 

DON  sAScno. 
Yo  si  que  tomé  buen  medio, 
Que  á  mi  mi^er  le  estorbé 
El  salir. 

D05ÍA  lUAHA. 

Cierto  que  filé 
Muy  como  suyo  el  remedio. 

DON  SANCaO. 

Pero  VOS  tenéis  disculpa ; 
Que  al  marido  que  alcanzáis 
Qualquier  ofensa  que  bagáis 
Suya  es,  no  vuestra,  la  culpa. 

doXajoana. 

i  \y  Inés ,  que  estoy  corrida  I 
Qoe  conlenlándome  va. 

DON  SANCHO. 

Este  mal  ejemplo  haré 
Que,  esirecbindole  la  vida 
A  mi  mujer,  i  su  hermana 
La  encierre  mas  cada  hora. 

INÉS. 

Hará  siempre  lo  que  ahora 
Mi  señora  dona  Juana. 

DON  SANCHO. 

Eso  le  importa  deberme 
Su  honor,  porque  mi  recelo.. : 

doIIa  juana; 
Déjame  hablar  con  el  délo; 
Que  del  no  puedo  esconderme. 
Cíelos,  ¿que  presuma  este  hombre 
Que  él  es  .qi^isa  bueofjna  hsoef 


Cualquiera,  no  eono  nace, 
Como  vire ,  tiene  el  nombro ; 
La  sangre  es  Uempo^erdldo; 
fil  meri  is  Hsstf  matfif , 

aeJU  JOANA. 

Pues  esta  vei  noha  de  ser; 
La  mqjer  hará  al  marido. 

ntts. 
4  Cómo? 

OORA  JtlANA. 

Con  aereada  diá 
Baulla  lo  quo  taé  amor, 

mis.  ' 

Nunca  es  bueno  el  Mr  peor. 

DONSANÜHO. 

tOtté  mtijer.psrs  ser  mis  I 
míen  marido  á  «iOda  ley. 

DOtá^lSAliA. 

i  Hay  tsl  br«to  I 

iNis. 

Estomiero. 
Y  remedio  no  le  sspero. 
Sino  que  le  Uro  el  mj. 


JORNADA  TBRCEAA. 


M0  DORa  LEONOB. 

DOHa  Lt0N0|l. 

SI  la  nletd  erlsada 
Kn  hombros  del  enero 
•Be  mnestra  el  derxo  fiero 
I  De  cr<*ft|io  horror  armadaí 
Apaelble  le  tompla  al  blindo  rsyo 
De  los  üoitoroi  eéOmi  do  mnyo. 
81  el  mir  oon  risas  baallai 
PUi  el  Hol  lai  plnmaii 
Y  en  esooltoi  dé  espumál 
P<ill|trsn  Ihi  éiirsUas, 
Lneno  se  humillan  taa  hlnohadaí  otan 
A  tlornaioalmai  y  á  oarldaaiola» ; 
Riel  poderoso  alradoi 
De  la  fbrluiia  doenoi 
8aea  su  altlfo  ee  Ao» 
De  aaombroa  ooronado ,  [tanlq» 

Glorioso  á  un  rendimiento  en  breve  Ina- 
La  tempeatad  serena  del  aambUnl(«| 
Yo,  que  nieve  no  he  aldoi 
Kueffo  ni  mar  fürtoaoi 
NI  airado  poderoao, 
Ni  bruto  embravecido, 
Maa  bien  mejor  me  rendiré  eonatanlo 
A  un  marido  gafan  qnaá  un  loeoamanto 

Sais  DON  JUAN.  ' 

iOi  JUAN. 

Poseí  alrequlalera,  é«  unto 
Haber  Hejadon*  qio  vnahc 
De  mi  infimta  la  lus  me  lleva . 
Negado  á  la  notlota  de  la  ( 
Verá  Leonor,  verá  al  t     i-  • 
Alaveofanaaivqueau 
Sin  hacer  del  afleodo  u. 
Sé  aufirlf  por  valor,  no  poi . 
Aquí  está  mi  culada:  |ob  | 
Envidia  noble  de  aal  bonoi , 
Oh  valiente  mv|er  I  Ob  pas  p. 
De  la  li^QBU  Inquietud  de  tu 

OhámM 
MasUbre. 

¡Qué  en  vano  te  obligo^ 
lÜM  recio  que  #1  vos  W 


•••ti 


te; 


W4 


ni 


iQué 
A  tu  I 


.     apadble, 
tn  dveftol  Yw 


433 


DON  ANTONÍO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


¡Oh  Juana!  Dulce  amiga  honestamente. 
Aun  le  adoras  las  culpas  del  semblante. 

Y  qué  osada  Leonor  y  qué  insolente. 
Atenta  á  las  lisonjas  de  su  amante ; 
iOh  cómo  tarda!  Oh  si  llegase,  y  luego! 
Pero  ¿á  qué  nueva  luz  estoy  mas  ciego? 
¿Leonor  aquí? 

D05ÍA  LEONOR. 

Don  Juan,  mi  bien,  mi  amigo. 

DON  ic\y.  {Ap  )  [ño? 

¡Válgame  Dios!  ¿Es  cierto?  Esmasenga- 
¿Llegó  primero,  ó  yo  tardé  conmigo, 
Con  el  peso  y  dolor  de  tanto  daño? 

D05ÍA  LEONOR. 

MI  señor,  ¿qué  tenéis? 

DON  JOAN.  {Ap.) 

Aun  no  me  obligo, 
Con  tanto  desengaño,  al  desengaño. 
Yo  vi  á  Inés,  yo  la  vi ;  que  en  ver  enojos 
Pesados,  verdaderos  son  los  ojos. 
¡  Ellas  eran,  no  hay  duda,  cielo  santo ! 

D05[A  LEONOR. 

¿Ni  bien,  esposo? 

DON  JCAN.  (Ap.) 

Quede  el  honor  niio 
Vengado  y  muera. 

Salen  DO^A  JUANA  ¿  INÉS,  con 
mantos. 

DO\A  JUANA. 

Inés,  quita  este  manto. 

DON  JUAN. 

Inés ,  Juana ;  ¿qué  veo?  ¿  Es  desvarío? 

D05ÍA  JUANA. 

¡  Qué  lejos!  No  pensé  cansarme  tanto. 

DON  JUAN. 

Como  es  bien,  ¿  los  ojos  no  le  fio. 
Respirad  ,  corazón;  perdona,  esposa , 
Que  eu  tu  hermana  te  miro  mas  hcrmo- 

iNÉs.  [sa. 

Tu  cuñado  está  aquí. 

DOÑA  JUANA. 

No  temo  nada. 
Entre ,  nue  solo  á  mi  temerme  puedo; 
Que  es  ruria  una  mujer  desobligada. 
Que  al  miedo  tiene  ya  perdido  el  miedo. 
{Yante  doña  Juana  é  !n¿t.) 

DON  JUAN.  [pada, 

(Ap,  En  mi  advertencia  envainarémies- 
Pues  salisrecbo  y  recatado  quedo 
Que  lo  que  mas  se  oye  y  que  se  mira 
No  tiene  mas  verdadque  ser  mentira.) 
Leonor. 

DONA  LEONOR. 

Don  Juan ,  Señor;  hablad,  bien  mió, 
¿Qué  cuidados  traéis? 

DON  JUAN. 

Turbado  ahora 
Llego,  Leonor,  de  ver  á  nuestro  tio, 
Que  no  los  males  desta  casa  ignora. 
De  don  Sancho  ha  sabido  el  desvarío, 

Y  tan  caducamente  á  Juana  adora. 
Que  temo  en  tal  ruina,  en  tantos  daños, 
El  anciano  cdifício  de  los  años. 

{Ap.  Quiérola  divertir  en  Juana  ahora; 
Piense,ynoenmitarbadopensamiento; 
Que  una  desconfianza  es  mas  traidora 
Cuando  no  la  merece  un  sentimiento.) 
Leonor,  dichosa  el  alma  que  te  adora 

Y  á  tus  divinas  partes  vive  atento; 
Qneá  tí,  nunca  ofendida  ni  quejosa. 
Aun  lo  entendida  te  conñesa  hermosa. 
Voy  á  estorbar  que  el  viejo  apresurado 
Nü'intenle  aquM  remedio  tan  ruidoso, 
Para  necesidad  tan  desdichado. 
Para  !•  estimación  tan  peligroso. 


¡Dichoso  nuestro  amor,  feliz  estado 
El  nuestro,  y  cien  mil  veces  yo  dichoso, 

[pañia, 
Que  en  tu  amable,  en  tu  hermosa  com- 
Lnvidia  todo  el  sol  la  estrella  mia! 

{Yate.) 

Salen  INÉS,  con  manto ,  y  DOSA 
JUANA. 

D05ÍA  JUANA. 

'nés,  ya  me  entiendes. 

INÉS. 

Tanto, 
Que  voy  luego,  y  á  mis  pies 
Madrid  chico  golfo  es 
(Cuando  me  embarco  en  mi  manto. 
La  caridad  deste  oflcio 
Es  grande ;  que  ellas  primero 
Toman  hierro  en  vez  de  acero, 

Y  yo  hago  el  ejercicio.  {Vate.) 

D05ÍA  LEONOR. 

Hermana,  ¿cómo  has  tardado 
Tanto? 

D05ÍA  JUANA. 

Te  lo  ha  parecido. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Si  lo  sabe  tu  marido? 

DOÑA  JUANA. 

Leonor,  llámale  cuñado, 

Y  no  hables  mucho  conmigo. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  es  no  hablar  mucho?  ¿  Es  razón, 
Sabiendo  la  condición 
De  tu  esposo? 

DOÑA  JUANA. 

Ya  te  digo 
Que  le  llames  tu  cuñado, 

Y  no  mas. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Súpote  bien 
La  calle  Mayor,  en  quien 
El  primer  paso  que  has  dado 
Tuviste  entera  una  tarde? 
¿Es  bueno,  es  justo,  es  decente 
Que  al  escuadrón  floreciente 

Y  al  tierno  bizarro  alarde 
De  tanto  libre  mancebo 
Fuese  tu  retiro  airoso, 

Lo  mirado  por  lo  hermoso. 
Lo  buscado  por  lo  nuevo? 
De  bien  acondicionado 
Un  hombre  opinión  tenia, 
Pero  su  mujer  decia : 
«Si,  sí ;  por  lo  enladrillado.  ■ 

Y  así,  tú ,  encogida  t  bella. 
Sin  la  ocasión  cuerda  has  sido, 
Pero  en  una  que  has  tenido 
Luego  tropezaste  en  ella ; 

Y  en  fin,  si  has  hundido  el  mundo 
No  mas  de  por  un  enfado, 

¡Ay  triste  del  mi  cuñado, 
Juana,  al  enojo  segundo! 

DO  .ÑA  JUANA. 

¿  Cómo ,  cómo  tú  ese  modo  ? 
¿Quién  te  ha  hecho  en  lo  que  excedes 
Tan  virtuosa,  que  puedes, 
Leonor,  murmurar  de  todo? 
¿Quién  vio  jamás,  quién,  tan  potro 
Lo  santo,  santo  menguado, 
Que  todo  lo  reformado 
Quiere  empezar  por  el  otro? 
Si  la  reprehensión  por  tí 
Empieza,  tan  ocupada 
Estará,  Leonor,  que  nada 
Ha  de  sobrar  para  mi. 
La  virtud  tendrá  segura , 
Aunque  mas  tarde  comience, 
En  el  vicio  quien  le  vence, 


Pero  DO  qaien  le  mannara. 
:0h  virtud  mal  entendida, 
Ya  del  alma  falsa  etlrdla. 
Que  todos  haeen  ecm  ella 
Conveniencias  de  la  vida! 
Nunca  vi  al  mundo  Un  lleno 
De  maldad,  que  aon  es  nayor 
Que  ser  malo,  y  ser  peor 
Disputar  tanto  el  ser  baeno. 
A  ofender  no  me  acomodo 
A  ninguno,  es  faerza  aqvl; 
Pero  íioy  predico  de  U, 
Y  asi  te  lo  digo  todo. 

doXalboshhu 

Juana,  correrte  no  qoiero; 
Deja,  no  hagas  mas  estrago; 
Si  digo  lo  que  no  hago. 
De  ti  lo  aprendí  primero. 

nOJlA  JOAM. 

Solo  un  error  esto 


no.iA  Lioscoa. 
¿Yes,  Juana? 

nala  juasa. 

Qne  siendo  aqol 
Tú  la  enferma,  yo  me  fnl 
A  los  aires  de  tu  tierra. 

(l'tfStfLeMSr.) 

Soberana  virtud,  sendlls  y  dwi, 
De  nuestra  vida  estimación  pnoicr 
Mi  alma  con  rendido  amorveaen 
La  gloriosa  verdad  de  la  brraio» 

Mas  de  ti,  ¡ob  vergüenza. olí  sal M 
Virtud  bastarda,  fementida  j  fien! 
Con  destrozo  fatal  hallar  qihie ra 
La  preciada  traición  de  ta  locara. 

Con  ira  noble  miraré  on  tiraao 
Esposo  vil,  ane  en  ciego  barinriu 
Mi  quietud  alteró  tarbida  envasa. 

[aÍN« 

Cielos,  de  mi  iqné  ftwra  es  H 
Si,  como  mi  desdicba  está  en  n  m 
No  estuviera  umbfea  éi  valor  ais 

SaU  DON  SARCBO. 


¡Que  me  detuviesen  tanto 
Aquellos  hombres,  qae  ao 
Pude  seguirlas!  Que  jo 
Tal  sufrí !  De  mi  me  elpanto. 

DOtA  JOAXA. 

El  cuñado  de  mi  hermana 
Viene  a(|ui ;  ¿si  habrá  traMa 
Otro  primor  de  marido? 

DOaSARCIO. 

Mas  aqui  está  dote  loaos. 

DO.^A  J0A3CA. 

Veamos  si  me  agradece 
Que  no  sali  con  Leonor. 

MHSAOCOO. 

Buen  cuidado,  grande  amor 
Toda  esu  casa  os  nserooa ; 
Que  con  Unu  libertad 
salir  á  Leonor  dejasteis» 
Que  en  consentirlo  toi 
Parte  de  la  liviandiMl. 

noXA  lOAiu. 

(i4p.  Fortuna  croei» 

Marido,  si  esto  es  q04 

Que  vosea  vil  m^ier, 

I  Que  imporu ,  ai  yo  oo  ooicrof) 

Si  obedeció  á  so        " 

¿Qué  le  pides? 


Booo  acoeida; 

I  Qué  imporu?  Qoo  aoio  oi 
HadeserobedecMo. 


b05ÍA  JOlílA. 

^^l6  que  será  culpa? 

DON  SANCHO. 

obedecer  á  un  loco. 

DO^A  JUANA.  {Ap.) 

no  me  ayudas  poco, 
lastas  por  disculpa, 
líen  dudó  quién  así 
una  villanía? 
venganza  mía 
era  hacer  sin  mi ! 

DON  SANCHO. 

le  ya  preguntado 

:he,  dama  ó  señor 

I  la  calle  Mayor, 

arrabal  del  Prado? 

-asteis  que  informada 

se  relación 

ciosa  ocupación 

1(0  no  hacer  uaüa, 

aciosa  porfía 

i  en  calma  tanto  coche 

I  por  fiesta  á  la  noche, 

r  perdido  el  día; 

ierto,  el  gusto,  el  nombre, 

carroza  insolente 

',  no  solamente 

ca,  sino  el  hombre? 

eso  queréis  saber? 

^nrado  trato,  qué  honesto! 

DOÑA  JUANA. 

ne  Dios!  i  Que  todo  esto 
lacer  una  mujer? 
io  eso  hubiera  sido, 
será,  ¿no  es  peor 
>le  en  la  calle  Mayor 
I  ini  marido? 

DON  SANGRO. 

re  Dios,  que  lo  ha  contado, 
t>an  juntas  lastres; 
I  sabré  de  Inés  ) 
un  marido  es  menguado, 
>  fácil  que  se  vea , 
I  lio  estorba  á  una  hermana 
dida  y  lo  liviana, 
>so  que  lo  sea. 

DOÑA  JUANA. 

tncbo! 

DON  SANCHO. 

Hablad ;  que  aun  me  enfada 
silencio  tan  loco. 

DONA  JUANA. 

lo  deciros  poco ; 
10  os  respondo  nada, 
icbo  me  lie^o  á  temer 
a  el  cielo  mi  honor; 
ique  estoy  en  mi  valor, 
ntro  de  mujer.) 

DON  sa:icho. 
lis.  No  andéis  prevenida; 
de  saber  lo  que  fué.      {Vase.) 

DOÑA  JUANA. 

(dicbada  una  fe 
liero  arrepentida. 
mas  camino  á  ella , 
Jo  en  mi  perdición; 
go  mucha  razón , 
*  atrevo  á  perderla, 
vano  defenderla 
en  vano  porfió ; 
ique  es  vano  el  albedrío, 
:o  pude  con  él , 
no  tener  parte  en  él, 
3  solo  que  es  mío. 
mas  poderosa 
igor  la  obediencia , 
l>^  una  paciencia 
I  cuerda  que  dichosa. 

DD.  C.  DI  L.-ii, 


&L  MARIDO  HACE  MUJER. 

Mas  que  oblij^ada,  quejosa 
De  mi  sufrimiento  quedo; 
Que  á  la  razón  que  no  puedo 
Ni  Valeria  ni  ayudarla. 
No  hallo  en  qué  aprovecharla, 
Si  no  es  en  tenerla  miedo. 
Pero  sea  la  postrera 
Resolución ;  que  si  dura 
^n  don  Sancho  esta  locura, 
Puede  ser  que  yo  no  muera. 

Y  que  la  venganza  quiera 
Vivir,  pero  ¿yo  temello? 
Caica,  caiga  y  rinda  el  cuello 
Mi  furor:  mas  cuando  calle 

Y  no  pueda  perdonalle, 
¿Qué  me  hace  pensar  en  ello? 

Salen  INÉS  t  MORÓN,  muy  recatados. 

INÉS. 

Entra,  y  no  temas,  cuitado. 

MORÓN. 

¿Qué  no  es  temer?  No  entraré 
Si  no  me  traen  una  fe 
De  que  está  el  don  Sancho  atado. 
¿  Escribirme  no  pudiera 
Leonor  un  billete,  pues 
Sabe  hacerlo,  y  yo  no? 

DOÑA  JUANA. 

Inés, 
¿Viene  esc  hombre? 

■ORÓN. 

Guarda  fuera. 
Por  Cristo,  que  es  la  marida 
De!  Sancho.  jOh  perra  traidora! 

INI^S. 

Quítale  el  miedo.  Señora; 
Que  es  un  pollo  de  por  vida. 

DOÑA  JUA.NA. 

Señor  Morón,  ¿tanto  miedo? 

MORÓN. 

Aun  queda  mas. 

DO  .ÑA  JUANA. 

-    Lo  gustoso 
Hace  alarde  de  medroso. 

MORÓN. 

Siempre  hago  yo  lo  que  puedo. 

DOÑA  JUANA. 

Llamarle  yo  habrá  tenido 
Por  gran  novedad,  y  es 
Gusto  y  ocasión. 

MORÓN. 

Inés, 
No  desaten  al  marido; 
Que  me  iré  sin  responder. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué teme?  Qué  tiene  ahora? 

MORÓN. 

Que  vuesamerced,  Señora, 
Kn  cuanto  hombre  es  su  mujer, 

Y  en  solo  verla  me  espanto. 

DOÑA  JUANA. 

Quiero  fiarle  un  secreto; 

Que  sé  que  es  hombre  discreto.  ^ 

MORÓN. 

No  pensé  que  sabia  tanto 
Dona  Juana,  mi  señora. 

DOÑA  JUANA. 

A  don  Diego  he  menester 
Hablar  al  anochecer 
Puntualmente,  que  es  la  hora 
Que  luces  no  se  habrán  puesto» 

Y  sin  luz  estar  convleoe. 
Por  si  alguna  gente  tiene» 

■ORpR. 

Es  un  chiste  muy  iúm^lp  í     ;        : 


«3 


Gran  favor,  mas  tto  lijcido, 
Quererle  á  oscuras. 

DOÑA  JUANA. 

Inés, 
Advierte  que  hasta  después 
Que  ha  va  bien  oscurecido 
No  ha  de  entrar. 

INÉS. 

¿Nitehadeyer? 

DO.ÑA  JUANA. 

No,  hermana ;  que  importa  asi.— 
í  Yo  engaños?  Mas  por  aqui 
Empezaré  á  ser  mujer. 

MORÓN. 

Sin  luz  diee  que  le  quiere. 
Que  será  caso  cruel ; 
Sin  duda  quiere  con  él 
Rezar  algún  miserere. 
Ella  es  sol ,  pero  con  nieblas. 

INÉS. 

Es  muy  santa,  ¿qué  te  espanta? 

MORÓN. 

Es  santa  y  semana  santa, 
Con  ayuno  y  con  tinieblas. 

INÉS. 

Tiene  caprichos  bizarros. 

MORÓN. 

Pues  contigo  se  aconseja. 
No,  Inés,  no  ignora,  no  deja 
El  camino  de  los  carros. 
Eres.  Inés,  general, 
Para  diluvio  te  guarda ; 
Que  eres,  con  maña  gallarda, 
Alcahueta  universal. 

INÉS. 

De  lo  alcahuetado,  en  fln, 
Se  ha  de  (lar  el  veneno. 
Para  encubrirlo  al  mas  bueno, 
Para  alentarlo  al  mas  ruin. 

MORÓN. 

El  Sancho  ya  sabe  hacer 
Algo  bueno. 

INÉS. 

¿Qué,  Morón? 

MOROV. 

Vaya  dicho  con  perdón  : 
Hacer  mala  á  su  mujer. 

INÉS. 

¿Eso  es  bueno? 

■ORON. 

Yo  no  quiero 
Que  sea  mala  ninguna , 
Pero  si  ha  de  serlo  alguna. 
Sea  la  de  un  majadero. 
Si  ella  del  novio  enemigo 
Se  venffa,  Inesita  amiga , 
Yo  la  absuelvo,  como  diga: 
«Don  Sancho  sea  conmigo.» 
Vamos. 

INÉS. 

Escucha,  ¿y  no  llevas 
-Algo  que  darme? 

MORÓN. 

De  nada 
Me  asusto ;  piensa,  cuitada, 
Civilidades  roas  nuevas; 
Que  darte  dos  de  á  ocho,  quiero, 
Segovianos  de  buen  talle ; 

8ue  no  he  visto,  sino  el  dalle, 
osa  hidalga  en  el  dinero. 

(Vffiíf^.) 
Sale  DON  JOAN. 

DON  JUAN. 

BsU  noche  muy  temprano, 


(Vase.) 


434 

Que  en  su  posada  me  espera 
Mí  tío  avisa,  y  quisiera 
Hablar  antes  con  mí  hermano ; 
Que  veo  resuelto  al  viejo 
A  remediar  su  celosa 
Condición  escandalosa ; 
Que ,  desdeñando  el  consejo , 

Y  de  su  paz  enemigo. 

No  es  tan  necio  v  desigual 
En  estar  con  todo  mal 
Como  en  estar  bien  consigo. 

Sale  DON  SANCHO ,  sañudo. 

DOn  SANCHO. 

Herlftano,  ¿habéis  encontrado 
Al  viejo? 

DON  JUAN. 

¿Qué  le  queréis? 

DON  SANCHO. 

Ya  creo  que  lo  sabéis. 

Vengo,  donjuán,  muy  cansado; 

Que  me  lian  dicho  que  mi  tio 

Se  mete  y  habla  furioso 

En  si  soy  terrible  esposo ; 

Este  imperio  todo  es  mío. 

Hacer  puedo  y  deshacer. 

Si  á  gobernarme  se  inclina ; 

Es  tio  de  su  sobrina, 

Pero  no  de  mi  mujer ; 

Que  es  justicia  destemplada  j 

Y  muy  indigna  de  ser 

De  varón  grande,  el  creer 
De  uno  todo,  y  de  otro  nada. 

DON  JUAN. 

(Ap.  Con  su  ofensa  misteriosa 
:  Qué  falso  está  el  mentecato! 
Blas  responderle  no  trato ; 
Que  por  mas  bizarra  cosa 
Tengo  y  por  mas  conveniencia, 
Por  mas  hazaña  y  mas  gloría, 
Ofrecerle  la  victoria 
Que  admitir  la  competencia.) 
Vos  sois  en  todo  acertado. 
Todo  en  vos  es  singular, 
Nada  en  vos  hay  que  enmendar. 

DON  SANCHO. 

Vos  seréis  mas  atinado, 

Y  con  desvelo  y  valor. 
Mas  gallo  de  vuestra  casa, 
Mas  fénix  de  vuestra  brasa. 
Mas  lince  de  vuestro  honor. 
Que  penetráis  las  mujeres 
Con  la  vista  tan  sencilla, 
Cual  si  un  manto  de  Sevilla 
Fuera  muralla  de  Ambéres. 

DON  JUAN. 

Aunque  pueda  responderos , 
No  he  de  enojarme  ya  mas 
Con  vos,  porque  se  nace  mas 
En  sufriros  que  en  venceros. 
Pero  vos,  ¿qué  habéis  pensado 
Que  sois? 

DON  SANCHO. 

Yo  cuerdo,  advertido, 
Recatado,  prevenido. 
Discreto,  prudente,  honrado. 
En  mi  la  honra  nació 
Nunca  de  agravios  manchada; 
Y'  en  ün,  ni  es  hombre  ni  es  nada 
Quien  no  fuere  como  yo. 

DON  JUAN. 

No  porfiaremos  jam&s; 
Como  yo  no  sea  ahora 
Lo  que  vos  sois ,  en  buen  hora 
Sea  todo  lo  demás. 

(Yante.) 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 
SaUn  INÉS  t  DOftA  JUANA. 

INÉS. 

Estas  injurias  me  dijo, 

Y  entre  amenazas  furiosas. 
En  la  daga  la  una  mano, 

Y  al  cuello  asida  la  otra. 
No  menos  que  tus  traiciones 
Me  pregunta,  y  en  su  boca 
Es  lo  enemiga,  lo  infame. 
La  mas  válida  lisonja; 

Y  viendo  que  do  respondo... 

doAa  juana. 

Calla,  Inés;  no  quieras  que  oiga 
Afrentas,  no ,  sino  furias. 
Ya  en  mi  pecho  rayos  todas. 
Vete,  Inés,  vete,  no  ayudes 

(Va$e  Inés.) 

Mi  enojo.— ¡Estrellas  piadosas, 
A  muchos  siempre  tan  blandas, 

Y  á  mí  tantas  veces  sordas ! 
¿De  qué  abismos  prodigiosos. 
De  qué  Libias  arenosas. 
Desierto  ó  leve  poblado 
De  tanta  infernal  ponzoña, 
Salió  este  monstruo,  que  intenta 
Alterar  la  paz  dichosa 
De  mis  sentidos,  que  al  arma 
A  tantas  desdichas  toca? 
La  sequedad,  la  tibieza. 
En  los  maridos  tan  propia. 
No  hace  á  la  fe  menos  fuerte, 
Mas  hácelamas  costosa; 
Pero  la  ruindad,  la  infamia, 
La  desconfianza  sola, 
Desquiciará  de  los  orbes 
La  estable  firmeza  hermosa. 
La  fábrica  de  mi  honor. 
Tronco  firme,  inmóvil  roca, 
Constancias  bate,  y  la  injuria 
Bajas  flaquezas  tremola. 
Ya  para  una  débil  caña. 
Cuya  entereza  es  tan  corta, 
No  soy  ejemplo,  y  ser  pude 
Crédito,  para  ser  Troya. 
Sea  maldad,  traición  sea. 
Tempestad  soy,  que  en  la  forma 
Que  en  los  desatados  cielos. 
Que  sus  esferas  trastornan 
Los  impacientes  arroQfos, 
Arrebatados  destrozan 
Miescs,  plantas,  frutos,  flores, 
Yerbas,  ramas,  troncos  y  hcjas; 
Avenida  soy  de  agravios. 
Tras  mi  llevo,  ciega  y  loca, 
Recatos,  obligaciones. 
Alma,  gusto,  vida  y  honra. 
Veau  los  fieros  maridos 
Que  es  necedad  peligrosa, 
A  la  fe  pintarla  lejos, 

Y  al  honor  fingirle  sombras. 
Si  las  honradas  me  acusan, 
Si  las  sufridas  me  notan. 
Si  me  admiran  las  cobardes, 
Si  me  infaman  las  didiosas. 
Si  me  condenan  las  fuertes. 
Si  las  cuerdas  me  acongojan, 
Mis  culpas  les  encomiendo 
A  las  desdichadas  solas. 


SaUn  DON  DIEtiO  i  INÉS. 

DON  DIEGO. 

No  ha  podido  ser  mejor 
El  tiro. 

IN¿S. 

Habla  paso;  ¿es  cosa 
Nueva  un  engaño? 

DON  DIEGO. 

Fingirss 
Juana  y  ser  Leonor. 


ixii. 

Mo  pongas 
Colpa  al  temor  de  qoa  ioycras 
De  su  nombre»  cuando  Uoias 
Su  olvido. 

non  MEGO. 

¡  Qué  diro  enp5o 

Y  qué  oscuridad ! 

uifts. 

Fonosa, 
Porque  ninguno  te  Tea, 

DOÜA  JOAXA. 

A  Inés  escncbo. 

Sefiora, 
Don  Diego. 

DOtU  iOAITA. 

¿Adrertísie  aquello? 
unía. 
No  me  tengas  por  blsoSa; 
Engañar  nunca  se  olvida. 
¡Qué  presto  se  desenoja 
Quien  ama !— Uegaa  don  Diego. 

Safe  DON  JDAII. 

MX  JOAX. 

Siempre  no  espanian  _. 
Un  hombre  ha  entrado 

Y  en  el  aire  y  la  neraoUL 
Me  pareció  aquel;  ¡oh  vanas 
Imaginaciones  locas ! 
Mas  ¿qué  oscuridad  es  eslaf 
Qué  confusión?  No  se  boma 
Fácilmente  unas  noüelas 
Cuando  se  encuentiao  cou  eini. 
No  siento  i  nadie»  awMpw  alU 
Me  parece... 

DOS  HIGO. 


No 
Las  ocasiones,  Leonor. 


xLeonor?  ¡  Ah  cielos!  Dudoa 
Está  el  alma;  que  eu  los  qios 
Y  en  los  oidos  se  fianuan 
Nubes,  que  se  desuaneoei 
A  cualquier  lus  que  las  loca. 
Mas  A  sufrirlo  ni  i  creerte 
Me  atrevo ;  que  vilorleaa 
He  visto  á  mi  fe,  y  conarigo 
Están  falsea  mis 

non 
Aqui  engañado  he 
Leonor. 


¡Desdicha  espantosa! 
Matarélos;  mas  no  escuche 
La  voz  de  Leonor,  que  Infbnn 
Aun  mu  que  el  nombre. 


Al 


Que  te  vi,  Lcoimn; 
De  don  Juan,  cuya 
Cuyo  valor,  cuya  gloria 
Tiene  opinión  laniodda. 
Propuse,  y  in  no  lo  ii«ona« 
Que  tuviese  asi  respáo 
Su  espada,  y  aospecha  odeaa. 
Mi  amor  honrado  y  corles^ 
Que  navegó  esla  oerrota. 
Anegóse,  y  con  sasplroe 
Hiso  salva  á  sus  vidorias. 
Vive  en  los  dichosos  bi 
De  don  Juan,  mil  slck» 
Talbien;queleeaUBe 
Blas  que  te  adoraba  ~ 

aON  JOAIL 

¡Qué  dicha!  No  pan  dio 
Mas  no  se  quitas  b«  oln 


emor  y  mi  pena : 
el  modo  y  en  la  hora 
s  misterios  la  duda. 

DON  0IEtfO. 

» aunque  no  respondas, 
le  preguntar  por  qué 
la  tan  sospechosa 
llamado  con  el  nombre 
ermana ,  cuya  historia 
mrados  lastima 
cuerdos  enamora ; 
sobligada... 

^Oñk JUANA. 

Espera , 
I  opinión  le  torna 
»r;  condona  Juana 
ablando. 

OOn  OIEGO. 

Señora, 
es  mayor  la  ventara, 
año  mas. 

]>o5[a  juana. 

Yo,  yo  propia 
lé. 

DOIf  JUAN.  {Ap.) 

¡Oh  preñadas  penas, 
\  monstruos  se  os  antojan ! 
chosos  desengaños ! 
dadas  tan  costosas, 
haberlos  menester, 
perdonara  ahora. 

DO.^  JUANA. 

1  estoy ;  si  han  llamado 
ision  poderosa, 
itra  mí  una  venganza, 
leba  la  perdona. 
k  este  hombre,  mas  no 
y  no  acierto  medrosa 
rme,  ni  me  atrevo 
algan  vencedoras 
purezas  mis  iras; 

fe ,  la  alevosa 
on  del  enemigo, 
irano  la  traidora 
lianza,  el  severo 
odo  me  ocasiona, 
e  arrastra  y  despeña, 
>erdicion  me  arroja ; 

vano,  que  es  todo  aire, 
3dar  ima  fe  airosa. 

SaU  DON  SANCHO. 

DON  SANCHO. 

i  estas  horas  i  escaras 
casa? 

DOÑA  JUANA. 

Don  Diego, 
lento ;  que  os  vais  luego 
ico. 

DON  DIEGO. 

¡  Qué  locuras ! 
10  he  saber  primero 
é  llamado  be  sido? 

DOÑA  JUANA. 

o  habéis  referido ; 
quise,  y  no  quiero 
las. 

DON  DIEGO. 

Ved  que  es  error 
peligro  os  deje  aquí. 

DOÑA  JUANA. 

ne  en  todos  así. 

DON  DIEGO. 

rara! 

DON  SANCHO. 

Aquí  hay  rumor; 
liciOD  á  temer  llego. 


EL  MARIDO  HACE  MUJER. 

DON  DIK60. 

Si  para  esto  me  ha  llamado, 

Yo  vine  desalumbrado 

A  no  mas  que  á  volver  ciego.    {Vate.) 

MORÓN. 

Mucho  reza  esta  mujer; 
Dejóme  aqui  la  Inés  Gera 
Tan  solo-,  como  si  fuera 
Algún  dichoso  de  ayer, 

Y  aunque  es  gracia  vieja  el  miedo, 
Hoy  no  es  gracia. 

DON  SANCHO. 

Allí  he  sentido 
Una  voz. 

DON  JUAN. 

¿Si  habrá  venido 
Mitio? 

DOÑA  JUANA. 

¿No  os  vais?  Ya  qoedo 
Con  vos  cansada ,  y  conmigo 
Sé  que  ¿  esta  casa  tenéis 
El  respeto  que  debéis; 

Y  segunda  vez  os  digo 
Que  os  llamé  á  desengañaros, 
Con  la  fineza  y  valor 
De  don  Juan  y  de  Leonor. 

DON  JUAN. 

Ya  no  os  quisiera  tan  claros , 
Desengaños  merecidos; 
Que  aunque  ya  os  debo  el  vivir, 
A  gran  pesar  del  oir 
Descansaron  los  oídos. 

DON  SANCHO. 

La  voz  escucho  de  on  hombre, 

Y  de  una  mujer  la  afrenta ; 
Nunca  hay  sospecha  que  mienta. 

MORÓN. 

No  hay  ladrillo  que  no  asombre 
En  esta  casa. 

DON  SANCHO. 

¡Ah  traidora! 
Hacia  alli  sus  pasos  siento. 

MORÓN. 

Del  tenebraso  aposento 
La  devoción  temo  ahora. 

DON  SANCHO. 

i  Ah  ingrata ! 

MORÓN. 

j  Oh'  si  fuese  lumbre  !— 
Inés  de  mis  ojos,  ¿quién 
Anda  aqui? 

DON  8ARCB0. 

;  Ah  infame! 

MORÓN. 

i  Qué  bien 
Pronuncia  una  pesadunóbre ! 
El  Sancho  es. 

DON  SANCHO. 

Llamas  arrojan 
Mis  ojos. 

MORÓN. 

Huyendo  salgo; 
¿  Que  falle  á  este  pobre  hidalgo 
Parientes  que  le  recojan? 

DON  SANCHO. 

:Ab  falsa  mujer!  Aquí 
Morirás. 

MORÓN, 

i  Qué!  i  mujer  yo, 

Y  del  Sancho?  ¿Quién  guardó 
Tal  desdicha  para  mi? 

DON  SANCHO. 

Traidor,  ¿di  quién  eres? 

MORÓN. 

Trate 

Usté  bien  &sa  mujer*   ' 


488 


DOÑA  JUANA. 

Eso  es  quererme  perder. 

DOH  SANCHO. 

Vive  Cristo,  que  te  mate. 

MORÓN. 

Temólo,  y  que  no  me  goce. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qaevels  que  me  hallen  A  osearas 
Con  vos? 

DON  JUAN. 

Luces  son  segaras, 
Estar  con  quien  os  conoce. 

DON  SANCHO. 

¿Soltarte  quieres,  bergante? 

■ORÓN. 

En  esta  casa,  ni  adrede. 
Ningún  hombre  honrado  puede 
Ser  mujer  un  solo  instante; 
Y  asi,  perdone  vusted. 
Que  me  suelto. 

DON  SANCttO. 

¡Ohperro!  eniano 
Piensas  huir  de  mi  mano.— 
Hola,  criados,  traed 
Luces,  que  el  peligro  es  mucho; 
Que  hay  traidores  y  aun  traidora. 

DOÑA  JUANA. 

¡Ay  demi! 

DON  JUAN. 

No  estéis,  SeBora, 
Con  pena. 

DOÑA  JUANA. 

Otra  voz  escucho. 

DON  FERNANDO.  (DentfO,) 

¿  Está  encantada  esta  easa? 
i  No  hay  luz  en  ella,  ni  quien 
llesponda? 

DON  JUAN. 

Mi  tio  es  este. 
Salir  quisiera  por  él: 
Mas  no  me  atrevo  á  dejar 
Sola  á  Juana. 

DON  SANCHO. 

Yo  he  de  ver 
Mi  afrenta  antes  de  vengarla ; 
Mas  vengaréla  despaes, 
Hartando  de  gusto  y  sangre 
A  mis  ojos. 

Salen  el  vi^  DON  FERNANDO,  y 
6BNTB  con  hicet, 

RON  rSUNlNDO. 

De  tropel 
Entrad  todos.— ¡Oh  villano! 
¿Tú  con  espadar 

DON  SANCHO. 

Y  también 
Con  razón. 

Salen  DOÑA  LEONOR  t  INÉS. 

DOÑA  LEONOR. 

Inés,  ¿qué  es  esto? 
mte. 

¡Ay,  Señora!  No  lo  sé; 
Pero  sospecho  gran  mal. 

DOÑA  JUANA. 

¡  Ay,  don  Juan !  ¿Tú  aqui  ? 

DON  JUAN. 

No  estés 
Confusa ;  que  tus  virtudes 
A  todas  luces  se  ven. 

DON  FCRNANDO. 

r>  iio  es  verdad. 


430 

DO:i  SAXCHO. 

¡A  qué  buen  liempo  venisleis! 
Que  ahora,  lío,  veréis 
Si  mis  celos  son  injustos, 
Si  es  mi  condición  cruel. 
Aquí  vuestra  vil  sobrina, 
No  ya  mi  aleve  mujer. 
Encerrada  con  un  hombre 
Y  á.solas  está ;  y  si  es 
Tan  terrible  la  ocasión. 
Tan  injusto  el  proceder, 
Tan  público  su  delito. 
Tan  convencida  su  fe, 
Tan  forzosa  mi  venganza, 
Sin  que  vos  lo  perdonéis, 
Mueran  entrambos,  y  vivan 
Mi  honor  y  mi  nombre. 

DOn  FERRANDO. 

Ten, 
Villano ;  que  cien  mil  veces 
Mentirás,  antes  que  ser 
Verdad  lo  que  has  dicho  ahora. 

DOü  SAN cno. 

¿Mentir yo?  Apartad,  ¿novéis 
Juntos  allí  los  traidores? 
Mi  mujer  es  una  infiel, 
Doña  Juana  es  una  infame. 

DO^A  JUARA. 

Miente  mil  veces,  y  quien 
Lo  creyere  miente  mas. 

DO.X  8ARGH0. 

¡Oh  adúltera! 

D0.*<  FERlfAMDO. 

Lucifer, 
Hereje,  ¿á  tu  hermauo  mismo? 
Aqui  la  verdad  veréis 
Deste  bellaco. 

DONA  JUANA. 

¿Kstáis  loco? 
Estáis... 

DON  FERNANDO. 

Fuera,  déjenme ; 
Que  yo,  con  solo  este  palo, 
Tomaré  venganza  del. 

DON  SANCHO. 

¡  Ah  encubridor,  vil  hermano ! 

DO^A  JQANA. 

Mentís  mas. 

Salen  DOx\  DIEGO  t  MORÓN  I 
espadas  desnudas, 

DpN  DIEGO. 

Ea,  entrad  pues ; 
Que  espadas  siento. 

MORÓN. 

En  las  veras 
Con  la  zurda,  y  sin  broquel 
A  los  Sunchos. 

DON  SANCHO. 

¡Oh  enemigos! 
Estos  son. 

DON  FERNANDO. 

Falso ,  esta  vez 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


con 


A  buena  luz  se  descubren 
Tus  infamias. 

■ORÓN. 

Ténganle ; 
Que  está  enmaridado. 

I>ON  DIEGO. 

El  raido 
De  las  espadas,  y  el  ser 
En  casa  tan  noble  obliga... 

DON  FERNANDO. 

Habéis  entrado  muy  bien.  — 
Sobrina,  no  hay  que  esperar ; 
Al  punto  se  ha  de  poner 
Todo  el  remedio,  v  ahora 
Conmigo  te  llevaré; 
One  para  apartaros  luego 
Vicario  no  es  menester. 
Si  un  disgusto  solo  aparta 
Todos  cuantos  puede  haber, 
Es  un  marido  ignorante. 
Peligroso  y  descortés. 
Yo  los  aparto,  yo  solo, 

Y  el  que  quisiere  después 
Saber  en  lo  que  ha  parado 
La  maraña,  espérese 

A  que  la  segunda  parte 
Se  escriba,  y  podrá  saber 
Qué  hará  el  Vicario  en  el  caso; 
Que  yo  disuelvo  sin  él. 

D0.5ÍA  JUANA. 

Señor,  sepamos  primero... 

DON  FERNANDO. 

No  hay  que  querer  ni  saber ; 
Juana  hará  lo  que  yo  mando. 

D05ÍA  JUANA. 

Señor,  aunque  siempre  haré 
Tu  gusto,  á  breves  razones 
Todos  atentos  me  estén. 
Ser  mala  yo  es  imposible. 
Ni  ser  buena  su  mujer, 

Y  estas  dos  cosas  no  pueden 
Ni  estar  juntas  ni  estar  bien. 
Su  suerte  cada  marido 
Labra  con  su  proceder; 
Todo  lo  estraga  el  soberbio. 
Todo  lo  triunfa  el  cortés ; 

El  cuerdo  obliga  á  ventura, 
El  necio  manda  cruel , 
Ruega  el  honrado;  v  eu  fin, 
El  marido  hace  mujer, 

DOÑA  LEONOR. 

Nadie  como  yo  lo  sabe. 

■ORÓN. 

Ea,  degradémosle 
De  marido. 

DON SANCHO. 

Yo  conozco 
Mi  horror,  mi  engaño;  mas  ser 
Mnrido  en  paz  no  es  posible; 
Siempre  haré  lo  mismo. 

■ORON. 

Él 
Es  Sancho  á  nativitaíe; 
Yo  apostaré,  y  sin  perder. 


Que  mas  de  treinta  imjeres 
Le  apetecen. 

vxím. 

¿Pan  qoé? 

■oaoN. 

Para  vengarse*  y  hacernos 
A  todos  esta  merced. 

DON  DIEGO. 

Señor  don  Joan. 

DON  JDAIf. 

Esta  casa 
Os  conoce,  j  qae  sabéis 
Ser  honrado  cabaliero.— 
¿Mi  Leonor? 

DO^A  LKOSIOa. 

Don  Jnan,  ni  bín. 

DON  JOAN. 

¡  Qué  acierto  ei  quererte  taaio! 

DOJlA  LCONOa. 

¡  Qué  gloria  es  amarte ! 

D02I  FERNANDO. 

Vén, 
Sobrina  ;  quede  el  ingrato 
Solo  consigo. 

DOH  JOAN. 

No  estéis. 
Hermano,  triste;  qae  presto 
Se  ha  de  remediar. 

DOXSAMIO. 

Haré 

Ostentación  qoe  habéis  sido 
Mas  cuerdo,  pero... 

DOÜA  J0A3U. 

Ofende» 

Mí  verdad. 

DON  SAMUO. 

Yo  soy  el  necio, 
■onoii. 
Por  siempre  JamAa  amén, 
Aonque  otra  Tea  se  haya  dicho. 

mÉs. 
Eso  es  nuoTO  cada  vea. 

■OtOK. 

Él  acabó  untamenie, 
Ruegaen  i  Jüdu  por  él; 
Asi  sea  mi  salad 
Como  queda  bien  nsled. 


Picaro. 


Y  sin  ler  marido, 
oils. 
Morón,  ¿no  hay  on  poco  de 
Casamiento? 


Esu  comedia. 
De  las  bnenas  al  lerés. 
Tiene  vicario,  y  no 
Pero  no  le  negaréft. 
Pues  acaba  en  ' 
Que  esu  farsa  acaba  Mea. 


Hmmmi 


aeae 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


LOS  EMPEÑOS  DEL  MENTIR, 

DE  DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


TEODORO. 
MARCELO. 
DON  DIEGO. 


PERSONAS. 

DON  LUIS. 
DOÑA  ANA. 
ELVIRA. 


TERESA. 
Tres  bravos. 
Criados. 


[ORNADA  PRIMERA. 


TEODORO  T  MARCELO,  de  ea- 
ino ,  con  bota»  y  sin  espuelas. 

MARCELO. 

,¿queesleesMü(]rid? 

TEODORO. 

Esta  es  la  villa, 
I  nombre  de  ciudad  ha  desprecia- 

[do; 
Ive,  sino  admire,  ¡oh  coronado 

0  de  majestades,  cuya  planta 
laota  corona  y  región  tanta! 

[moso; 
>re  apacible  y  claro,  y  siempre  her- 

[roso, 
én  noalegra,oh  grande, olí  gene- 
Madrid,  tu  vista  y  tus  reflejos? 

MARCELO. 

Persona  tiene  desde  lejos. 

TEODORO.  [bre 

slapuerlade  Alcalá, queel  nom- 
aesa  calle.  ¡Quéexplayaday  bella! 

MARCELO. 

Dcbaqoees  decaderas!  tiene  talle 
íeD  de  traer  enaguas  esta  calle. 

TEODORO. 

bizarros,  qué  ilustres  edificios! 
igantes  de  cal  en  alto  vuelo ! 
atallas  de  piedra  con  el  cielo; 
s  dirás  ahora  maravillas. 

MARCELO. 

is  casas  columbro  yo  en  cuclillas* 

TEODORO. 

«tos  campos,  mira  estos  jardines, 
i  son  á  Madrid,  en  aires  puros, 
italaya  en  florecientes  muros, 

[ves, 
lien  bailan  los  cónsules  mas  gra- 
ididos  también  de  flores  y  aves, 

1  cnidado  y  tregua  á  los  deseos. 


MARCELO. 

Si,  si,  jardines  son,  pero  no  bibleos. 

TEODORO. 

¿Qué  dirás  deste  Prado  airoso  y  limpio? 

MARCELO. 

Que  en  dos  hileras  de  álamos  y  sauces, 
Con  las  llagas  que  le  hacen  tantas  fuen- 
Es  verde  procesión  de  peuitentes.  [tes, 

TEODORO.  [ees? 

Deste  escuadrón  de  coches  ¿qué  me  di- 

MARCELO. 

Nada,  nada ,  otra  vez  nada  en  efeto; 
Que  los  quiero  guardar  también  secre- 

TEODORO.  [to. 

Si  murmurante  vienes  i  la  corte. 
Granjearás  caudal  poco  en  esos  tratos; 
Que  andan  los  maldicientes  muy  bara- 

MARCELO.  [(os. 

Lo  murmurante  hoy,  estado  es  donde 
Todo  lo  que  no  es",  aun  no  se  esconde; 
Nada  me  nagas  hablar,  pregunto  solo 
Si  es  mas  que  esto  Madrid . 

TEODORO. 

Madrid  es  tanto. 
Que  en  la  soplada  fábrica  de  un  manto, 

Y  de  un  breve  chapín  en  el  distrito, 
La  Ménfls,  vanidad,  pompa  de  Egito, 
La  Babilonia  del  asirlo  asombro, 

[hombro. 
La  que  al  romano  imperio  arrimó  al 
Le  son  corta  medida  á  competencia; 
Que,  si  no  en  multitud  ni  en  opulencia, 
bn  sazón,  en  belleza,  en  alegría. 
Desde  las  blancas  márgenes  del  día 
A  los  negros  umbrales  del  ocaso. 
Cuanto  huella  del  sol  el  rojo  paso, 
Ki)  gusto,  en  majestad,  en  ornamento, 
Madrid, con  tu  buen  aire,  todoesviento. 

MARCELO. 

Y  el  oso  de  sus  armas  ¿es  airoso? 

TEODORO.  [oso. 

Siendo,  en  fin ,  de  Madrid  también  el 


MARCELO. 

Que  sea ;  mas  ¿qué  fábrica  eminente. 
De  los  mnros  del  sol  ffaerra  lucienter 
Esesta,  que,  ceñida  aun  templo  ancia- 
Es  Justa  vanidad  del  aire  vano,      [no. 
Que  la  venero  aun  antes  que  la  miro  ? 

TEODORO. 

Este  es  el  celebrado  Buen-Rellro, 
Ocio  sin  él  de  on  celo  desvelado. 
Templo  que  á  la  templanza  ha  levantado 
Una  modestia,  del  favor  despierto. 
Que  poblado  de  luz,  forma  un  desierto; 
Bien  que,  de  águilasya  glorioso  nido. 
El  que  de  un  cisne  fué  lecho  escondido, 
Alcázar  se  descubre  á  un  sol  ahora 
En  las  primeras  lineas  del  aurora; 
En  cuyo  lucimiento  y  compostura. 
La  riqueza,  el  aseo,  la  hermosura; 
Asisten,  con  jamás  vista  extrafteza, 
A  ser  número  mas  que  á  ser  grandeza; , 
En  lustre  tan  real,  tan  grande  en  modo. 
Que,  si  no  es  la  ambición,  le  cabe  todo. 

MARCELO.  [gundo, 

¿  Este  es  palacio  nuevo?  ¡Oh  bien  se- 
Aiencion  cceneral  de  tanto  mundo, 
Donde  Felipe,  tantas  veces  grande. 
Seguido  siempre  y  competido  nunca 
De  la  grandeza  castellana  toda, 
Rico  de  admiración  es  el  espanto. 
En  tanta  varia  fiesta,  en  triunfo  tanto, 
A  todo ,  en  el  valor,  destreza  y  nombre, 

[hombre. 
Mas  que  pudiera  en  rey,  lo  excede  en 

TEODORO. 

Aqui  de  su  grandeza  y  de  so  aliento 

rto) 
(Que  á  su  buen  aire  si,  qae  todo  es  vien- 
Altas  señas  ha  dado;  que  en  so  diestra, 
En  la  festiva  pública  palestra. 
El  agravio  español,  pesado  y  leve. 
Con  tanto  honor  y  espíritu  le  mueve. 
Que  tiemblan  los  bastones  en  campaña 
De  los  amagos  solos  de  una  hazaña. 
Aqui,  gallardo  hermano  y  tierno  esposo. 
De  la  reina  de  Hongriael  parlo  hermoso 
Celebró  con  mil  fiestas,  siendo  en  ellas. 


isa 


DON  ANTONIO  HURTADO  DB  MENDOZA. 


Ob  gloriosa  Isabel ,  (as  laees  bellas 
Alma  de  sus  acciones,  pues  no  en  vano 
Tu  mérito  y  tu  nombre  soberano 
Le  bicieran  majestad,  ¿  no  ser  tuja; 
Que  es  grandeza,  que  pide  Iguales  mo- 

[dos 
Ser  galán  tuyo,  como  rey  de  todos. 
Aquí  del  generoso  ilustre  alcaide. 
Que  en  lo  bizarro,  sin  lisonja  alguna, 
Le  pudiera  ser  deuda  la  fortuna; 
A  los  reyes  y  damas  juntamente. 
Tan  cortés,  tan  galán ,  Gno  y  decente. 
Los  festeja,  que  muestra  que  ba  seguí- 
Afinado,  moaesto,  esclarecido,    [do, 
Con  anliffaa  razón  y  luz  temprana. 
De  palacio  la  senda  soberana ; 
Que  es  enlasdamasyesen  las  meninas 
Aun  agraviado  el  nombre  de  divinas. 

MARCELO. 

Ta  que  en  Madrid  estamos,  ¿qué  ejer- 
Tomarémos  los  dos?  [cicio 

TEODORO. 

Sea  un  oGcio 
Entre  noble  y  mecánico. 

■ÁRCELO. 

¿Qué?  Escuderos. 

TEODORO. 

Ese  es  muy  ocupado;  ea,  embusteros 
Ha  de  ser. 

MARCELO. 

Es  oficio  peligroso. 

TEODORO. 

Siempre  le  be  visto  culpas  de  dicboso. 

■ÁRCELO. 

Vengo  en  él,  y  el  primer  embuste  sea 
Que,  babiei:do¿  pora  pata,  que  Ilama- 

[mos. 
Venido  tantas  leguas,  nos  calzamos 
Las  espuelas;  que  estoy  escrupuloso 
De  hacer  divorcio  de  las  judas  botas, 
Que  descalzarlas  es  gran  desatino , 
Sino  hay  también  vicarios  del  camino. 
{Quitante  fas  espuelas  de  las  pretinas, 

y  eáízantas.) 
Ya  estamos  espolados  y  eo  la  corte; 
Los  rumbos  me  descubre  deste  norte. 

TEODORO.  [mos 

Conviene  ¡ob  mi  Marcelo!  que  siga- 
La  senda  que  nos  lleva ,  entretenida , 
Mas  que  no  á  buen  vivir,  á  buena  vida; 
Siempre  estarás  conforme,  siempre 
A  cuanto  yo  dijere ;  [atento 

Jurarás  cuantas  cosas  yo  mintiere. 

MARCELO. 

Si  la  misma  mentira  ella  en  persona 
Fuera  de  sastre  en  sastre 

ÍVulgaricéme).  nunca  un  compañero 
.e  hallara  mas  calial  ni  caballero ; 
Haré  verdad  las  cosas  que  tú  suefias, 

Y  mentiré  por  señas ; 

Y  si  quieres  mentir  mas  descansado, 

Y  conocer  quién  soy,  déjame  abora 
Mil  mentiras  en  blanco,  que  yo  tenga 
Para  llenar  después  cuando  convenga. 

TEODORO. 

Abrázame,  oh  Marcelo ;  que  yo  fio 
Que  ha  de  ser  este  pueblo  tuyo  y  mió. 

MARCELO. 

;  Bravo  es  el  cadcnon ! 

TEODORO. 

Y  este  ¿no  es  nada? 

MARCELO. 

Falso  puede  jurar  de  cam arada ; 
Pero  ¿qué  sale  aqui? 


TEODORO. 

Nada  te  admire; 


Que  en  la  corte,entre  tantas  necedtdei, 
Lo  menos  nuevo  son  las  novedades. 

Salga  DON  DIEGO,  empuñando  la  ¿i- 
pada  y  terciando  la  capa ,  y  tres 
HOMRREs  hablando  con  él  d  modo  de 
bravos. 

DOÜ  DIEGO. 

Ha  sido  mucha  traición 
Llamarme,  y  sin  susto^vengo; 
Que  para  peligros  tengo 
Aun  mas  mió  el  corazón. 
De  un  papel  de  desafio 
Llamado  salgo,  y  si  es  yt 
Mas  traición  vuestra,  será 
Mas  valor  y  empeño  el  mió. 

RRATO  !.• 

Usté  es  persona  muy  cuerda, 
Reportada  v  de  importancia , 

Y  quien  anda  de  ganancia 
No  es  bien  que  en  nada  se  pierda. 
Del  labrador  que  el  tributo 
Cultiva  en  futnro  pan, 
Es  solo  suyo  el  afiín , 

Y  es  para  todos  el  fruto. 
La  comparación  se  aplica : 
Usted ,  que  tantas  sembró 
Pintas,  y  el  naipe  le  dio 
Una  cosecha  tan  rica , 
Desabroche  ya  esa  mano 
Con  los  amigos,  pues  sabe 
Que  en  el  peor  año  le  cabe 
A  cada  hormiga  su  grano. 
Usted  nos  cierre  estas  bocas; 
Que  es  justo  que  pague  usté 
Buenas  m tenciones,  que 
Valen  mucho  y  hay  muy  pocas. 

DON  DIEGO. 

Madrid  no  ha  visto  jamás 
Término  tan  descortés. 
Si  ya  una  dicha  no  es 
Ganar  un  peligro  mas ; 
Comparación ,  gusto,  intento 
Pagara  yo  luego  allí. 
Silo  pidieran,  vaqui 
Pagaré  el  atrevimiento. 
Picaros  estafadores. 

{Mete  mano,  y  todos,) 

RRAVO  !.• 
¿Miserablito  y  brioso? 
Buen  badulaque. 

RRATO  2.® 

Famoso. 

MARCELO. 

¿A  uno  tres?  Serán  traidores, 
Y  es  afrenta  de  los  dos. 
Teodoro,  no  acometellos ; 
Que  el  ser  mas  ruines  que  ellos 
No  es  posible,  vive  Dios. 

TEODORO. 

Dices  bien.— Trines  insolente, 
¿Tres  á  solo  un  caballero? 
{Meten  mano,  y  huyen  los  valientes,) 

RRAVO  2." 

Huyamos. 

RRAVO  I.* 

Y  yo  el  primero. 

MARCELO. 

Muchos  no  hacen  un  valiente; 
¡Qué  bien  huyen! 

D02I  DIEGO. 

¡  Y  qué  bien 
Que  yo  agradeceros  debo 
La  vida ,  noble  mancebo ! 

MARCELO. 

Agradecedla  también 


Al  eantndi ,  qiM  M  bonbra 
De  valor. 

DON  MICO. 

BienlemotUó; 

Y  sepa,  señores,  yo 
La  suerte,  la  patria,  d  aiMidvt 
De  dos  ya  tan  doefioi  mloi. 

TEODORO. 

Primero  es  bien  que  de  vm  , 
Sepamos  á  quién  loa  doa 
Obligamos ;  que  esos  briol 
No  esconden  vuestra  fortana. 
Decid,  eon  vuestra  licencia, 
¿Qoién  aoii?  ¿Qué  ftié  b  pendlMi 

Don  MCQO. 

La  causa  e^  no  baber  oingm. 
Yo  soy  un  antiguo  bidalfo; 
Que  con  mi  ungro,  i  lo  ■aioi 
Ninguno  se  perdonara. 
Si  no  es  yo,  lo  caiíallero. 
No  de  la  suerte  olvidado 
Naci  en  hacienda  y  en  dcndo. 
Ni  á  ser  pobre  en  lo  envidioM, 
Ni  á  ser  rico  en  lo  soberbio. 
Criéme  en  Madrid ,  al  icaple 
Destos  airea,  qne  en  venenos 
Floridos,  son  verdea  lazos 
De  los  dulces  afioa  tiemoa. 
Buena  opinión ,  le? e  gnsto^ 
Amigos  pocos  7  cnerdoa. 
Alguno  en  la  con6anza, 

Y  todos  en  el  sombrero. 
Algo  de  amor,  lo  baatanta 
Para  ser  templado  medio 
Entre  peligros  de  looo 

Y  entre  corduras  de  neelo. 
Derramado  en  cortealaa 
Mas  que  en  costumbres,  no  temo 
Que  oe  mi  lengua  y  mi  bato 
Me  acose  nada  el  ailendo. 
De  airosa  pluma  Indiciado,  . 
Horas  entregué  á  los  versos: 
Traje,  si  no  el  mas  kiddo« 
El  mas  galán  el  Ingenio. 
Mis  ejercicios  de  ttoio 

Y  mis  entretenimienlos. 
Ociosidades  sin  qnéj^ 

Y  descuidos  sin  desprado. 
La  comedia,  el  Praoo*  el  rio, 

Y  tal  ves  con  poco  riesgo 
De  ocasión ,  no  de  codKia, 
Surcar  los  golfos  del  inego. 
De  aqui  nació  la  pendeneb 
Que  estos  tres  hombres.  OnglsMia 
Un  papel  de  desafio. 
Firmado  de  nombre  rieno. 
Al  campo  ( :  qné  gran  M^cn 
Es  dedrio ! )  con  sn  enredo 
Me  sacan,  y  en  él  me  piden« 
Betóricoa  y  moiesloa^ 
Que  tributario  lea  sea 
De  mis  ganandaa ;  y  viendo 
La  deavergaeou  elocnenle 

Y  elegante  atrerimlenln» 
Metf  mano;  maa  no  ea  Jaste 
Beferiros  el  suceso 
En  qne  vuestra  espada  aola 
Fué  mi  escodo  y  fteé  mllü 

Y  asi,  pasaré  á  inlóraaaraa 
De  la  obligación  qne  .tengo 
A  nobles  correspondencias 

Y  á  generosos  aciertos. 
Mis  padres  (taeron  ibutres, 

Y  siguieron  mis  abuelos 
lasados  sendas  rinenMao 
A  la  gran  sangre  del  reino: 
Palacio  y  la  guem«  en  don* 
Ganaron  crianaa  y  premios; 
Piúos  dei  Bey  y  soMadoa. 
Alu  escuela  de  aqnd  ' 
Enunayotra 


0  ▼  por  mMstro 

1  duque,  no  Alba, 
e  los  Toledos, 
^cuncU  linea 
ndes,  de  los  diestros 
»  que  dio  á  Espa&a 
undancia  el  cielo; 

todos  k  sombra 
mpre  heroicos  hechos 
Gonzalo  Fernandez, 
los  menos  muerto. 
corte  mi  padre, 
s  ▼  honores  lleno, 
nao  rey  Felipo, 
achos  consejos, 
Ita  de  ninguno, 

hábito;  gran  precio, 
blasones  tantas 
Ȗal  de  nn  pecho, 
dejó  varones, 
Ion  Pedro  Tello, 
a  murió  en  la  Alsacia, 
fibre  y  cuyo  acero 
parte  en  las  victorias 
I,  que,  César  nuevo, 
enció,  y  en  Felipe 
.a  estribó  el  imperio. 

MARCELO. 

I  &  embestir;  que  cayó 
rilla  en  el  cuento, 
sopa  en  la  miel ; 
lije,  raes  hecho.) 
Jro  tello  murió? 
ro?  ¡  Válgame  el  cielo! 

TEODORO. 

ó  válgame  yo,  y  todo! 
irió  el  señor  don  Pedro? 

D0:(  DIEGO. 

reisteis,  amigo? 

MARCELO. 

is? 

TEODORO.  (Ap.) 

Darme  quiero 
»rque  en  la  maraña 
e  encajar  Marcelo. 

MARCELO. 

ra,  qué  triste  nueva ! 
IS  desdichas  espero, 
nayor  parte  mia 

D01«  DIEGO. 

aestro  sentimiento 
uye  su  vida ; 
s  su  amigo? 

MARCELO. 

En  extremo ; 
e  muerto  con  él. 

TEODORO.  {Ap.) 

ios,  que  no  lo  entiendo ; 
s  sus  coyunturas 
tando  embelecos. 

DON  DIEGO. 

padre  una  hija , 
piadoso  el  cielo 
,  virtud  y  hermosura 
Jel  casamiento. 
b'ira  de  Gozman 
I,  porque  mi  abuelo, 
man  y  valeroso , 
)  dos  veces  Bueno. 

MARCELO. 

otíciade  todo; 
nalogrado  mancebo 
eservó  cuidado 
ecató  secreto. 

DOn  DIEGO. 

nobles  la  han  pedido 
irtud  y  el  ingenio , 


t 


LOS  EMPEftOS  DEL  MENTIR. 

Si  es  caudal  honrado  nombre. 
Si  es  dicha  merecimiento. 
Parece  que  te  entristeces. 

TEODORO. 

De  un  casamiento  me  acuerdo. 

MARCELO. 

,  Nada  has  de  callar,  Teodoro? 
Ap,  Él  se  da  prisa.) 

DON  DIEGO. 

En  efecto, 
Reconociendo  sus  partes 
Mis  parientes,  siempre  atentos, 
No  despreciando  á  ninguno, 
Los  tiene  á  todos  suspensos; 
Porque  don  Pedro,  mi  hermano, 
Trató  mas  con  gusto  nuestro 
En  Ñapóles  de  casarla 
Con  un  don  Luis  de  Vivero. 
Pidió  un  retrato  de  Elvira , 
Y  enviámosle  pequeño 
En  una  carta... 

MARCELO. 

No  pases 
Adelante;  que  no  debo 
Acallar  esas  memorias. 
Divertir  este  tormento. 
(Ap.  Aquí  me  marido  yo. 
En  esie  don  Luis  me  vuelvo.) 
Estrecha  viene  una  vida 
A  tan  mortales  recuerdos'; 
¡Cómo  tarda  el  corazón , 
Desatado  de  si  mesmo! 
Don  Luis  de  Vivero  (¡  ay  triste ! ) 
Soy ;  mas  no  soy,  que  no  tengo 
Sin  don  Pedro  ser  ni  vida  ; 
Téngale  Dios  en  el  cielo. 

TEODORO.  (Ap.) 

Téngate  Dios  en  sn  gloria. 

MARCELO.  (Ap.) 

Esto  es  mentir  á  dos  tengos. 
TEODORO.  (Ap.) 

Por  mentiroso  de  ayuda 

Me  trae,  por  Dios,  cual  á  perro ; 

¡  Oh  mentiras  venturosas. 

Qué  dicha  es  mentir  mas  presto! 

DON  DIEGO. 

¿IVos  sois  don  Luis? 

MARCELO. 

Mis  desdichas 
;Cómo  pueden  ni  pudieron 
Ser  de  otro? 

DON  DIEGO. 

¿Y  dudarlo  yo. 
Señor  don  Luis,  cómo  puedo  ? 
Que  menos  que  6  vuestra  mano, 
Que  reconocido  beso. 
Ni  yo  le  debiera  tanto. 
Ni  tuviera  tanto  esfuerzo. 

MARCELO. 

Ya  no  es  tiempo  de  encubrirme. — 
Teodoro,  saca  al  momento 
El  retrato. 

TEODORO.  (Ap.) 

¿Qué  retrato? 

MARCELO.  (Ap.) 

Harásme  que  pierda  el  seso. 

TEODORO.  (Ap,) 
Miente  como  has  de  mentir. 
MARCELO.  (Ap.) 

No  me  vayas  al  enredo, 
Como  á  la  mano. 

TEODORO. 

Señor... 

MARCELO. 

Saca  el  retrato,  grosero; 
¿  Encomendóte  otra  cota? 


¿Trájete  para  otro  efecto? 
¿  Sacó  otra  jbya  de  Italia 
Ni  otra  reliquia  mí  pecho? 
Sácale  luego. 

TEODORO. 

Señor... 

DON  MEGO. 

Él  le  ha  perdido,  y  yo  veo 
Maravillas  y  milagros. 

MARCELO. 

Dame  aqui  el  retrato  luego. 
{Anda  tras  él^  y  Teodoro  t$  esconda  en 
don  Diego.) 

TEODORO. 

(Ap,  Cazadores  pretendientes. 
Indianos  casamenteros, 
Vuestra  infinita  mentira 
Se  me  revista  en  el  cuerpo.) 
Con  las  joyas  y  los  dijes 
De  balajes,  y  el  espejo 
De  topacios,  y  el  carbunclo 
Al  tope  y  los  camafeos. 
El  retrato  me  quitaron ; 
Una  vida  sola  tengo. 
Una  muerte  debo  á  Dios, 

Y  á  U  lo  demás  te  debo. 

MARCELO. 

¿El  retrato?  Vive  Dios, 
Que  después  que  te  baya  muerto, 
Aun  tendrá  sed  de  venganzas 
Mi  ardiente  amable  deseo. 

DON  DIEGO. 

Descuido  ha  sido  notable ; 
Por  haberme  hallado  en  medio. 
Que  os  reportéis  os  suplico. 

MARCELO. 

De  las  joyas  no  me  acuerdo; 
Pues  murió  don  Pedro,  solo 
Perder  el  retrato  siento. 

DON  DIEGO. 

Huésped  seréis  esta  noche 
De  su  original ,  y  creo 
Hallaréis  agradecida 
A  la  casa  ya  los  dueños. 

MARCELO. 

Teodoro,  vuélvete  á  Italia ; 
Que  en  ver  tu  sombra  me  muero. 
Fiel  eres ,  pero  aciago ; 
Bien  nacido,  pero  necio. 

TEODORO. 

Diez  años  bá  que  te  sirvo, 
i  Y  salgo  con  este  premio? 

DON  MEGO. 

Por  hacerme  á  mi  merced, 

Y  por  su  bizarro  aliento 
En  la  pendencia  pasada , 
Se  ha  de  quedar. 

MARCELO. 

Nada  niego 
A  cosas  de  doña  Elvira 
Ni  á  la  sanare  de  don  Tello. 
Quedaos  adiós,  y  dejadme 
Volver,  peregrino  y  ciego, 
A  no  volver  ya  conmigo, 
A  no  saber  de  mi  mesmo. 
Las  cartas  que  á  la  partida 
Me  dio  para  mis  conciertos , 
Para  vos  y  vuestra  hermana. 
Reconocido  os  lo  dejo.— 
Saca,  Teodoro,  esas  cartas. 

TEODORO. 

(Ap.  Que  está  endemoniado  pienso; 
Quiero  mentir  á  sn  trote.) 
También  me  boruroo  el  pliego. 

MARCELO. 

i  Eso  mas? 

I  o. 

caso 


m 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


De  lo  escrito ;  que  ji  iremos 
Adonde  mas  que  papeles  * 
HarAn  senlir  ojos  bellos ; 
Veuld  y  descansaréis. 

MARCELO. 

iQaé  descansar?  Ya  habrán  hecho 
Mi  aposento  mis  criados; 
Que  quise  entrar  encubierto. 

DON  DIEGO. 

Mi  casa  está  prevenida. 

MARCELO. 

No  ha  de  ser. 

TEODORO. 

¿Tan  nobles  ruegos 
Desprecias? 

MARCELO. 

Bergante,  ^tos 
¿También  éntreme tidejo? 
(Ap.  Esie  hombre  es  la  misma  Filis, 
Que  anda  en  el  primer  concierto 
Tan  blando.) 

TEODORO.  (.4p.) 
Sin  duda  tuvo 
En  la  pendencia  gran  miedo. 

MARCELO.  (Ap,) 

Miente  mas  largo,  Teodoro. 

TEODORO.  {Ap,) 

Miente  mas  corto,  Marcelo. 

MARCELO.  (Ap.) 

Para  cosas  de  honra  y  punto 
No  vales. 

TEODORO.  (Ap.) 

Proto-embustero, 
Mentir  para  otro  es  mentira , 

Y  solo  es  justo  y  honesto 
El  mentir  para  si  mesmo. 

MARCELO. 

Poltrón,  descuidado,  fíero , 
No  has  de  comer  mas  mi  pan. 

TEODORO.  (Ap.) 

Basta  á  los  dos  el  ajeno. 

( Vanse,  haciendo  muchas  hazañerías.) 

Salen  ELVIRA  t  D05iA  ANA. 

D0.5ÍA  ANA. 

Elvira,  los  pocos  anos 
Mucho  no  pueden  saber, 

Y  moza  y  linda  mujer 

¿Cuál  de  esto  hará  desengaños? 
Celebrada  una  hermosura , 
Siempre  estará  peligrosa , 

Y  no  siempre  está  en  lo  hermosa 
Mal  hallada  una  ventura. 

Mil  galanes  de  mil  modos 
Te  son  festejo  importuno , 

Y  mientras  no  lo  es  ninguno. 
Piensan  que  huelgas  con  todos. 
¿Qué  temes,  Elvira?  ¿Quién 
Te  puede  á  tí  ser  ingrato? 

Que  aunque  ya  murió  el  buen  trato, 

Aun  os  vivo  el  querer  bien. 

Yo  sé  un  hombre  que  te  quiere 

Con  tan  lina  ley  y  amor. 

Que  no  es  su  tierno  dolor 

De  lo  blando,  qnc  se  muere. 

De  verdad  muere  por  ti, 

Y  solamente  ha  fiado 
Su  bien  nacido  cuidado 
De  amor,  del  alma  y  de  mí. 

No  es  de  aquellos  que  en  antojo:» 
Ceban  lodo  el  pensamiento, 
Siendo  en  sus  pasos  intento 
Cualquier  noticia  en  sus  ojos. 
Tan  recatado  y  ceñido 
Vive,  que  en  nuevo  secreto 
Gasta  todo  lo  discreto 
Solo  en  no  ser  entendido. 


Si  quieres  saber  el  nombre, 
Pues  somos  primas  y  tmlgas, 
Sabe  que  es... 

ELVIRA. 

No  me  lo  digas. 
Basta  saber  que  es  un  hombre. 
Conocer  al  enemigo 
Es  menos  riesgo,  mas  no 
Me  aseguro  en  eso  yo, 
Sino  err  que  yo  estoy  conmigo. 
Nada  temer  mi  denuedo 
Me  hace;  aue  en  lo  esparcido 
Para  todo  lo  atrevido 
Solo  de  mí  tengo  miedo. 
Inclinación  pensé  yo 
Que  era  amar,  y  yo  imagino 
Que  se  ha  de  amar  por  destino, 
Pero  por  consejo  no. 
Medios  lodos  son  injustos, 
Querer  por  intercesión, 
Poca  entereza ,  que  son 
Muy  licenciados  los  gustos. 
Poco  tiene  merecido 
Ningún  hombre  para  mi. 
Porque  te  parezca  á  ti 
Muy  bueno  para  querido  ; 

Y  á  no  hacer  tiro  á  mi  hermano, 
Que  le  amaras  te  pidiera , 
Porque  el  hombre  no  tuviera 
Tan  buenas  partes  en  vano. 

No  ajustaste  bien  los  modos 
Üe  culpar,  no  amar  yo  á  alguno, 
Que  por  el  querer  á  uno. 
Se  pasa  á  quererlos  lodos. 
Mi  condición  me  disculpa 
Con  oír  extremos  tantos; 
Que  eslán  los  necios  espantos 
Muy  vecinos  de  la  culpa. 
Tú  ,  con  tantas  bizarrías. 
Sufrir  puedes  ocasiones , 
Pues  aun  con  tus  perrecciones 
Temiera  yo  en  siendo  mias. 

DOl^A  ANA. 

Perdona ;  que  todo  ha  sido 
Arma  falsa,  nue  segura 
Sé  qne  guarda  tu  clausura 
La  víspera  de  marido. 
Quise  ver  si ,  ya  entregada 
A  nuevas  matronerias. 
Misteriosa  respondías 
Tus  necedades  de  honrada; 

Y  tu  primor  nada  ignora» 
Aunque  muy  nuevo  á  ser  viene; 
Que  hablar  libre  y  mal  se  tiene 
Por  grande  virtud*  ahora. 

ELVIRA. 

Esa  virtuosa  insolencia. 
Aun  diciendo  verdad,  miente; 
Que  en  nada  será  decente 
Quien  habla  con  indecencia. 
Aun  de  lo  que  errare,  no 
A  nadie  culpar  espero; 
Que  para  buena,  no  quiero 
Hacer  mas  que  serlo  yo. 
De  don  Diego,  y  no  es  temprano, 
Estos  días  he  entendido 
Que  pasar  quiere  á  un  marido 
Todo  el  cuidado  de  hermano. 
Con  un  don  Luis  de  Vivero, 
Que  en  Ñápeles  está  ahora. 
Me  han  dicho,  y  que  cada  hora 
Se  espera  esie  caballero ; 

Y  acuerdóme  que  un  retrato 
Pidió  mío.  y  le  envió 

Don  Diego,'aunque  me  encubrió 
La  causa  con  gran  recato. 
Pues  tú  con  él  tanto  puedes. 
Sabe  lo  que  hay;  que  ver  siento 
La  libertad  en  el  viento, 

Y  junio  al  alma  las  redes. 

Que  aunque  no  ha  de  ser  porfía 


Ni  Tolunlad  nuim  éú  nda. 
Quiero  tenerla  informada , 
Ya  que  no  la  tengo  mU; 
Pues ,  aunque  mujer  oacif 
Parece  mocho  albedrfo. 
Esto  qne  ba  de  ser  un  bIo, 
Disponerlo  tan  afn  mi. 

D05U  AIU. 

Elvira,  no  dades  dello, 

Y  que  lo  dejó  efeetnado. 

Que  aun  es  mas  qne  concertado, 
Tu  hermano  don  radro  Tello ; 

Y  de  don  Lufa  he  entendido 
Que  es  persona  sefialada 
Por  el  arte  y  por  la  espada, 

ILTUA. 

No  es  harto  para  marido. 

DO.^A  AMA. 

¿Qnélefklu? 

ILTiaA. 

¿Eeopremulas? 
Noble,  entendido  j  tannen. 
Sobre  todo,  hombre  de  liiea, 
Qne  es  todas  las  partes  Juntas. 

PO^AKA. 

Lo  noble  lo  dice  el  nombre, 
Pero  dejaste  olvidada 
La  hacienda. 

BLVRA. 

Boena  caballada. 
Mas  la  mayor  es  el  hoariire. 

Sale  DON  DIEGO,  awf  eOerasfi»,  ] 
quedante  á  U  jmerlñ^  áa  SMá#fi 
puedan  ter  vUtoa^  Márulé  §  Tu 

doro. 

nOM  DIECO. 

Que  aquf  os  detengáis  oa  niego; 
No  asustemos  A  nu  bermam, 

Y  esta  dicha...  Mas  ¿doAa  Ana 
Encasa? 

OOffAAlTA. 

Sefior  don  Di^go, 
¿De  qué  Un  grande  alaria? 

nO?l  MB60. 

De  verte  pudiera  aer, 
Pero  lodo  este  placer 
Es  dicha  de  Elvira  y  mía; 
Lo  a G  nado  y  lo  galante 
Perdona ;  que  hoy  ea  fonoso 
Que  aun  basta  el  noonbfe  de  cspsfo 
Sea  embarazo  de  amante. 
Hermana ,  Elvira ,  no  pido 
Albricias,  pero  merezco .. 

BLTWA. 

Nada  hasta  ahora  te  ofireico; 
¿Qué  me  traes? 

DORDIlfiO. 

A  la  marida* 

En  un  mancebo  gallardo 
Por  sn  valor. 

KLVmA. 

i  Qué  asilada 
Lo  escucho! 

noüMUo. 
Ydeboftageipada... 

BLVmA. 

i  Triste  y  dudoaa  lo  agsavdo! 

doAa  ara. 
Mil  parabienea  te  doy; 
Qne  be  nido,  ai  ea  el  Vliem, 
Que  es  bizarro  caiwHcro. 

BLfnA. 

:  Ay  prima !  raperaMlo  eatoy 
Entre  alborozo  y  enidai^ 
Quiera  Dios,  pues  lo  aa  i|mrM» 


ito  que  has  oido 

>  para  los  ojos. 

Don  Dieco. 
«ompostara 

0  hay  qae  adrezarse 
que  ba  de  examinarse 

>  la  hermosura. 
>tás  bizarra. 

Sale  TERESA. 

TERESA. 

¿Oís. 
Buen  aire  sopla 
%  como  copla , 

DOTf  DIEGO. 

?Dor  don  Luis, 
Mirad. 

irce¡o  y  Teodoro  poco  d  poco 
,  y  Marcelo  muy  de  figura,) 

ELTIRA. 

¿Cuál  será? 
DOXA  a:ia. 
lester  decillo. 

TERESA. 

»e  el  hombrecillo ! 

D0.^A  ANA. 

oy  con  susto  ya; 

1  se  alboroza. 

TERESA. 
MARCELO.  {Ap.) 

)e  esposo  embisto. 

TEODORO.  (Ap.) 

iza. 

MARCELO.  {Ap.) 

Por  Cristo, 
lo  caro  la  moza ; 
r  muy  caballero, 
de  hacer? 

TlODORO.  (.4/1.) 

Lo  enfadoso 
I ,  pero  entra  airoso. 

MARCELO. 

30  Luis  de  Vivero 
vira  dichosa, 
par. 

ELVIRA.  (Ap.) 

¡  Qué  desdicha ! 

DO^AA?IA.  {Ap.) 

d  ya  está  dicha ; 
ly  él  es. 

MARCELO. 

¡Qué  hermosa! 

TERESA. 

>s,  qué  mal  dejo 
a  reverencia, 
en  mi  conciencia, 
o  ofícialejo ! 

MARCELO. 

a  Paulo  Jovio, 
Jesta  española 
deidad  sola? 

DOÑA  A?rA.  {Ap.) 
lemonio  del  novio. 

TEODORO.   {Ap.) 
,  que  es  bella  la  Elvira ! 
fruto  haya  sacado 
le  el  haber  plantado 
*ano  ona  mentira ! 

TERESA. 

ro  vez  y  media , 
Ja  desta  cara ) 
ibre  le  tomara 
a  una  comedia. 


LOS  EMPEÑOS  DEL  MENTIR. 

MAUCELO. 

i  Ah ,  don  Pedro  malogrado! 

¡Cuánto ,  por  dicha  tan  mia , 

Deseabas  tú  este  dia! 

No  le  merecí  cuñado. 

Es  la  cabeza  cortada , 

Mi  señora  doña  Elvira, 

Del  Pedro,  y  no  es,  no,  mentira 

El  retratejo. 

{Túrbaie  Elvira.) 

D0:«  DIEGO. 

Turbada, 
Señor  don  Luis,  es  decencia 
Que  no  se  excusa. 

MARCELO. 

A  no  sello, 
Tuviera  yo  celos  dello. 

ELVIRA. 

{Ap.  ¡  Qué  vil  será  la  obediencia , 

Que  con  suerte  tan  cruel 

Se  ajuste !  Mió  es  el  sf , 

Y  no  puede  ser  sin  mi 

Ser  desdichada  con  él.) 

Amiga,  pues  ya  fué  dicha 

En  tal  hora  hallarte  aquí, 

Avuda,  ayuda  á  que  en  mi 

sé  dilate  esta  desdicha. 

i.  Qué  hombre  es  este,  que  no  hay  parte 

En  él  que  obligue  á  querido? 

¡  Qué  hallado,  qué  entremetido, 

Qué  mal  porte,  qué  ruin  arte ! 

Que  no  sea  gentilhombre 

¿Qué  importa?  Y  sufrirle  quiero 

Mal  aire  de  caballero. 

Mas  no  mala  traza  de  hombre. 

Que  esto  agradase,  me  espanto, 

A  mi  hermano;  ¿este  mi  dueño? 

Súfrase  algo  de  pequeño. 

Mas  de  hombre  bajo  no  tanto. 

DO^A  AXA. 

Ni  aun  lo  pequeño  es  sufrible; 
i  Qué  civil ,  qué  desairado! 
Aun  el  pobre  del  criado 
Es  trato  mas  apacible. 

MARCELO. 

Teodoro. 

TEODORO. 

¿Qué  mandáis? 

MARCELO. 

Hola, 
;LCómo,  necio  y  descuidado. 
Has  de  parecer  criado. 
Si  dejas  la  criada  sola? 
En  reverencias  no  eslás 
Perito,  mal  las  encajas. 

TEODORO. 

¿Cómo he  de  hacerlas? 

MARCELO. 

Mas  bajas, 
Cuando  las  fingieres  mas. 

(Pásase  Teodoro  con  la  criada.) 

TEODORO. 

Descuido  ha  sido;  traeráse 
La  recámara  ai  momento. 

DO.X  DIEGO. 

Quisiera  que  el  casamiento 
Esta  noche  se  efectuase ; 
Pero  no  es  tarde  mañana. 

D05ÍA  AÜA. 

¡  Qué  en  ello  que  está  don  Diego ! 

ELVIRA. 

Mí  hermano  en  todo  está  ciego. 

DON  DIEGO. 

Dichosa  ha  sido  mi  hermana 
Elvira,  lo  agradecida 
También  lo  muesira  á  su  maoo ; 
Que  ya  no  solo  es  hermano, 


441 


Sino  padre,  pues  la  vida 
Sabrás  después  de  qué  suerte 
Me  la  dio,  y  se  la  he  debido 
Segunda  vez. 

ELVIRA.  {Ap.) 

¿Y  bas  querido 
Pagársela  con  mi  muerte? 

TEODORO. 

Mi  señora,  yo  me  llamo... 

TERESA. 

No  quiero  saber  su  nombre; 
Mas  usted,  seo  gentilhombre. 
Tiene  mas  talle  de  amo. 
Dígame,  por  vida  mia , 
Vuesasted,  al  lo  perdona , 
¿Y  trae  esta  ruin  persona 
El  señor  don  Luis  cada  día? 

TEODORO. 

Viene  hoy  de  embozo. 

TERESA. 

Es  donaire. 

TEODORO. 

Es  de  la  gala  el  crisol. 

TERESA. 

Nubes  habrá  para  el  sol. 

Mas  no  hay  sombras  para  el  aire. 

TEODORO. 

En  Italia,  entre  diez  mil 
Infantes,  en  cualquier  calle 
Era  el  priiKipe  su  talle. 

TERESA. 

¿  Y  limábanle  el  gentil 
Español f 

TEODORO. 

¿Cómo?  Y  el  bello. 

TERESA. 

¿Soncamaradas? 

TEODORO. 

Mal  año; 
Es  mi  amo  entero. 

TERESA. 

Es  engaño. 
Ya  hubiera  dicho  mal  del ; 
¿Trae  vestidos  muy  galanos 
De  Italia? 

TEODORO. 

Y  los  da  también. 

TERESA. 

Que  los  sabrá  coser  bien , 
Me  lo  han  parlado  sus  manos ; 
¿Era  sastre  ó  capiían. 
Señor  don  Luis,  en  Ñapóles? 

TEO0ORO. 

La  flor  de  los  españoles 
Le  llamaban  eo  Milán. 

TERESA. 

Después  de  á  casarse,  el  bello 
Garzón ,  lá  que  es  su  jornada? 
¿  Qué  es  lo  que  pretende  ? 

TBODOaO. 

Nada. . 

TERESA. 

Saldrá  su  merced  con  ello. 

TEODORO. 

¿Cómo  te  llamas? 

TERESA. 

En  cuanto 
Al  nombre,  nada  hay  civil ; 
Teresa. 

TEODORO. (Ap.) 

Y  Teresa  Gil 
En  el  persegalraos  Mnto. 

Ma  MECO. 

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Y:  :;:..'  fiín  —  Ar>iii\ 

.*.-3.-  :■;  Ñi  ;:i  .Ty^*.^  4f  le» ' 

■ 

TTltfá. 

^'•■f    .  ..."  ?   J  i*:-   r.i^S.' 


KaICOjC 

}h,*r^  por  nbello 

•  *  n  ■ : .  *4  :nKaD30  5  b«Ho. 

I.   TL-u  L-i  cj.  eft  qB«  habrá 
Cu:  :u*i  lili  esAjius; 


f^  z  •rzj?.  '^ne  compré  en  Laca. 
l»:cik  *  :  i:  «rroa  caduca 
>  .:  i.cicsofaio  ¡aieate; 
C^ja  :s:.¿i  j  eitnfta 
La:>:.*.  g;a:aB£<  j  hermosa , 
¿.r^e  ¿t  hacer  ñus  costosa 
A  1  zi'Ctdk'i  de  Espaüa. 

ELTIlA. 

Afi.  Este  es  loco  j  es  grosero.) 
;Yini  hermano? 

SaU  TEODORO. 

TEODORO. 

¿  Qué  Tcstido 
Mañaca... 

■Al CELO. 

;  Qué  prerenido, 
Caidadoso  majadero ! 

TEODOaO. 

Te  has  de  poner? 

MÁMELO. 

¿Coántos  hay 

Nuevos  ? 

TEODOaO. 

Solos  quince  aqui. 

■ÁRCELO. 

Tenme  el  pajizo  lurqní, 

Y  ponte  tú  el  Terdegay. 

TEODORO. 

Tüde  olvidar  no  querría 

De  todo.  (Vafe.) 

ELT1RA. 

Fnera  atenderle 
Tan  necio  como  quererle. 

■ÁRCELO. 

Deje  á  Italia,  esposa  mía . 
Tan  exhausta,  que  recelo 
Que  en  ella  solo  hallarin 
Suspiros  de  tafetán 
^  quejas  de  terciopelo ; 
AKaniíX'ts.  brava  cosa. 
De  lo  que  culto  se  llama 
Tra Tesura  en  cualquier  dama, 

Y  en  todas  codicia  airosa, 
A  entretener  Tuestra  mano 
Cerca  de  tres  mil  vendrán . 
Que.  aunque  pocos,  bastarán 
Para  pastu  de  un  verano : 

he  diamanioncs  brillantes 
Suma  y  riqueu  espantosa, 
^  en  vez  de  cadena  y  rosa. 
Id  cauliflor  de  diamantes. 


CLVIIA.  (Áp.) 

:  Qoe  mi  bermaoo  tanto  eoiafio 
Ignore! 

Ywehe  é  mlir  TEODORO  mm  m 

TBODOBO. 

i  Qué  hacamafiana, 
La  tigre  ó  la  poreelaaaf 

■ÁRCELO. 

;  Oh  qué  grackMo  picafio ! 
Teodoro,  nunca  estás  ducho ; 
Que  te  he  dicho  muy  daspado. 
Si  has  de  atinar  en  paliao. 
Que  sirras  bien,  y  00  macho. 

TEODORO. 

Que  era  un  majadero  en  modo 
Dijeras,  y  andas  conmigo. 

■ÁRCELO. 

Si  dijera,  ▼  si  lo  digo. 
Servir  es  sufrirlo  todo.— 
Tráigoos,  SeRora,  en  efeto... 

{Quiere  lomarla  mío  maac  y  InM 
£/WraM/(idctff.) 

ELVmA. 

Lo  qne  quisiera,  por  Dios, 
Que  no  o»  trajerais  á  vos» 

Y  trajerais  mu  respeto. 

TKRESA. 

Mi  señor  Tiene. 
Sale  TERESA,  y  pMrie  i  emuám 

Eso  temo; 
¿Adonde  me  esconderé? 

KLTIRA.  ' 

¿Esconderos?  ¿pan  qoéT 

■ÁRCELO. 

Soy  recatado  en  oxtreiM. 

TEODOROw 

¿Qué  bMes? 

■ARCBLO. 

Salir  ne  ha  culpado. 

Sale  DON  DIEGO. 

non  DOMO. 
¡Qué  perdonado  habrá  sido 
El  tardar ! 

ELTma. 
Veo  qne  ha  Tenido 
El  sefior  don  Luis  cansado, 

Y  recogerle... 

DOH  RISCO.. 

¡Qaéígnal 
Eres  á  mi  amor  I 


Al  panto. 


Con  mil  eitrenos. 
Cenar  carne  le  hace  mal 
AdonLais,miscAor. 

■AnCtLO. 

¿Cómo? 
Es  mentira,  joro  á  Dios; 
¿  Qnién  os  ha  sabido  á  vos 
De  facayo  á  mayordomo? 
No  sé  yo  cómo  este  podo 
Mentirme  tan  delicado. 
Sino  qne  estoy  easeiado 
A  cenar  siempre  mendo. 

Ron  MECO. 

¡  Qué  gastoso  y  e^aitids.' 


tóttíáa ;  [bombre, 
>  par  ■!  bnMUO  «Me 
BedoleeoHttT 


OH  MtCO. 

leiMieiJiHlo 
■  depeorgnilo 


'  iqoiéa  *ió 

B  mal  talle? 

f  Ttreta ,  ii  ion  ¡Hego 

pnerla  eom»  ünwnét 

RDDOHO. 

b»  eiudo, 
t  luoleDle: 
ütnoi  te  mienle 
oitr  demtiiido; 
moT  tajuio 
I  Urania, 
ellaifueria , 
.  el  guato. 

■AMCtLO. 

I,  bablaisréciol 
a  pane  en  nadiT 
lo  camaradl. 


JOBNADA  SEGUNDA. 


SslM  MÁSCELO  T  TCODOnO. 


Paio,  Teo4toTOi 


o  ba;  qne  ftdTerUr,  p«H  al  dUrio; 


Joi  dlaa  de  tenUntut 
NoletobntnanMailqtfa  - 
Un  instinie  de  ofeodldot   . 


.leTon  ignalesl 

Le  mina  Igaaleí  I 
Yqne  tamildidqae 


Tú  triunfal,  j  jola  Don, 
Tú  la  goias.  JO  U  piarde; 
Tú  dueraiei  an  ein>  lloMn, 

Y  en  Benerow  apokento      , 
RepoMS,  T  eo  can  lodw, . 

Ha$  qne  bnésped,  U  hacen  daeBo, 

V  en  meu  abnituole  j  rica 
Comea  con  EMn,  hamvdo 


Compeieocla  loeregalM, 
Plaioi  dnice*  j  oJoabeHoa; 
La  ramilla  MhiMorat 


ilepenáieiido, 
bafnmMo, 


■«■CtLO. 

Criado,  DO ; 
!  aqnl acab6 
leMro  engalio. 

I  eres  digo. 

■uicttj). 

v^qnejoM 
idi,  eoradoio ; 
a  leulgo. 

■eiínio  muelle  ettnenio, 
<m  DUg»  aplaeindelu. 


De  tu  aemUaole  pt 
Detpneidectbari...      . 
No  te  tnrrioan  ana  nedo; 
V  por  etTMiar  tu  eagaSo, 
Tu  an»  euia,  qntaMVMbo , 
"   B  eret  aebor,  jmaa  Bttiiidaa; 

t  BOJ  criado,  poec  ve  qncjo. 

fio,  DO  masque  el  er' — " 


De  la  amlitad  ilnnia. 
y  ds  la  Ignaldad  Imperio. 
iCoerpo  de  Dloa!  baja  gaitoa 
Para  lodoi,  j  campenoa 
Todos  de  braTos,  de  rieea. 
De  nobles  j  de  diKretof. 
Yo  tie  derramado  por  MM ' 
Con  uiaTieitalInsenlo...- 

■«acno. 
;Qaé  baa  derraaaadot 

TIODMO. 

Qae  BOJ... 


iQnlénT 


iQué  dices,  hombre  f 


Yo  he  de  ser  don  Uila. 


ÁU 

; Qué  no  engaña  aun  en  nosotros 
Dentro  de  nosotros  mesmos? 
¿Quién  no  se  miente  ü  sí  mismo 
Sangre,  discreción  y  esfuerzo? 
Y  ¿  qué  es  mentir  á  los  otros. 
Si  yo  á  mi  propio  me  miento? 
Caantos  en  Madrid  profesan 
En  ejercicios  diversos, 
Mientras  semblantes  y  nombres, 
Hablo  flojo  y  callo  recio; 
Ya  la  tela  eslá  empezada. 
Ser  menos  señor  te  ofrezco. 
No  me  murmures ;  que  estoy 
Tan  amo,  que  ya  me  temo. 

MARCELO. 

Animo,  que  ya  me  rindo; 
Teodoro,  embaste  y  &  ello. 

TEODORO. 

Embuste,  y  él  á  nosotros 
Es  camino  mas  derecho. 
Paso,  que  la  Elvira  sale : 
Retiro,  y  volvamos  luego 
Con  la  invención  tan  guisada , 
Que  pueda  cenarla  un  muerto. 

HAaCELO. 

Invención  la  de  la  clin , 

gue  en  sortijas  y  torneos, 
nire  muchas,  sola  una , 
Una  sola  lleva  el  premio. 

(Yanse.) 
Sale  ELVIRA. 


ELVIRA. 

Rlanda,  risueña,  cristalina  fuente, 
Que  al  hermosoexplayar  de  susalbores, 
Si  las  selvas  le  dan  cunas  de  flores. 
Margen  los  campos  son  i  su  corriente; 

Si  festiva,  sonora,  airosamente 
Los  céfiros  la  van  diciendo  .'«mores. 
Si  requiebros  los  dulces  ruiseñores, 
Si  el  sol,  tíno  galán,  quejas  de  ausentes; 

¡  Qué  presto  en  hondo  valle,  aunaue 

[mas  bella. 
De  turbio  arroyo  vil  desmerecida. 
En  vano  gime,  en  vano  se  querella! 

¡  Oh  yo,  mil  veces  yo,  mas  ofendida ; 
Que  en  ella  aun  hasta  el  sor  murió  con 

[ella, 
Y  en  mi,  viviendo  el  ser,  pierdo  It  vida. 

Sale  TERESA,  apresurada. 

TERESA. 

Escucha  atenta,  Señora ; 
Que  hay  gran  novedad. 

ELVIRA. 

¿Yes? 

TERESA. 

No  te  lo  diré  después, 
Sino  ahora  y  muy  ahora. 
¿Sabes  aué hemos  entendido 
En  casa?  ' 

ELVIRA. 

Di  mas  apriesa. 

TERESA. 

Que  este  don  Luis... 

ELVIRA. 

¿Qué,  Teresa? 

TERESA. 

Es  mentiroso,  es  fingido. 

ELVIRA. 

¿Es  cierto  ó  es  sospechado? 

TERESA. 

Sospechado ;  pero  oirás, 
Que  hay  otra  sospecha  mas. 

ELVIRA. 

¿Qué  sospecha? 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


TERESA. 

Que  el  criado 
Es  el  don  Luis  verdadero. 

ELVIRA. 

Que  todo  embuste  á  ser  viene, 
No  lo  dudo,  pero  él  tiene 
Mas  arte  de  caballero ; 
Mas  ¿qué  testigos,  qué  señas 
Te  lo  obligan  á  decir? 

TERESA. 

Muchas,  grandes. 

ELVIRA. 

¡Oh  mentir, 
En  cuánta  mentira  empeñas! 
Nada  verdad  me  parece; 
Que  son  casos  imposible, 
Necedades  apacibles. 
Que  la  comedia  agradece. 
Dime  lo  que  has  entendido; 
Pero  vete,  que  después 
I^diristouo;yaes 
Dicha  dudado  un  marido. 

Salen  MARCELO  t  TEODORO,  y  Mar- 
celo deicubierío. 

TERESA. 

Los  dos  vienen. 

ELVIRA. 

El  semblante 
Me  ha  de  informar  lo  primero. 

TEODORO. 

Lleva  quitado  el  sombrero, 
Y  en  viéndonos,  al  instante... 

MARCELO. 

Ya  te  entiendo. 

TEODORO. 

Ansi  lo  creo. 

MARCELO. 

¿  En  fin  te  has  enamorado? 

{En  viendo  que  los  mira  Elvira,  deteú- 
braie  Teodoro  y  cúbrase  Marcelo,) 

ELVIRA.  (Áp.) 

El  sombrero  entró  quitado 
El  otro,  y  porque  los  veo. 
Se  ha  vuelto  á  cubiir  el  que  es 
Hasta  ahora  don  Luis. 

TEODORO. 

No  hay  Ñapóles,  no  hay  Paria, 
Sino  Madrid ,  donde  ves 
Una  deidad  como  Elvira. 

ELVIRA.  (Ap,) 

En  mi  hablan,  y  empezar 
Quiero  ahora  á  desatar 
Los  nudos  desta  mentira. 

TEODORO. 

Con  novedad  admirado... 

MARCELO. 

Terrible  ha  sido  tu  intento. 

ELVIRA. 

(Ap.  Aquel  modo  y  hablamiento 
No  es  respeto  de  criado. 
Llamo  al  descuido,  á  ver  cuál 
Responde. )  ¡  Ah  don  Luis! 

TEODORO. 

Señora.  — 
¿Ves  que  te  llama? 

ELVIRA. 

(Ap.  Hasta  ahora 
Esto  no  sale  muy  mal ; 
Pero  corta  prueba  es.) 
¡  Ah  Teodoro ! 

TEODORO. 

Ama  mía. 

ELVIRA. 

(Ap,  Si  hace  fe  la  bizarría , 


Mis  galán  ▼  mu  eoitéi 
Es  este. )  iJn  negocio  icnfo 
Conügo. 


Divina  f  entnn 
Grande  mis;  squéhcrmosua! 
A  ser  muy  dichoso  ? enso 
Si  en  qoé  servirle  se  otrcee. 

iLvnu. 
De  tu  boen  gasto  lo  fio, 
A  pesar  de  mi  albedrio. 
Que  á  otros  mal  le  parece. 
Aprieta  mt  casamiento 
Tu  amo  don  Luis  de  modo 
Que,  de  ver  que  es  mld  lodo. 
Me  hace  listima  el  lormealo; 
Que  entre  suspiros  j  llantos 
Es  desperdicio  el  mayor* 
Que  en  mi  se  gaste  nn  dolor. 
Que  puede  ser  para  Untos; 
El  porfia,  j  ;o  no  paedo 
Resistirme  sm  tn  anula: 
Que  el  morir,  aun  de  la  didat 
Es  lo  mas  bajo  del  miedo; 
Haz  siquiera  por  nn  dia 

§ue  mi  alma  no  le  vea, 
como  soya  no  sea. 
Yo  la  perdono  el  ser  mia ; 

Y  esta  lisonja  recibe : 
Que  te  deba  yo  el  vivir. 
Muera  yo  de  mi  morir. 
Mas  no  de  lo  qne  oiro  vItc. 

TBODOIO. 

Siento,  Señora,  de  saerte 
Tu  congoja,  qne  ofireeer 
El  morir  por  ti  es  hacer 
Gran  precio  á  Un  Oaea  nerle; 
¿Quedarás  agrailecida 
i)e  que  yo  á  don  Lnis  persuada 
Que  no  te  embarace  en  nada? 

KLVIRA. 

Mas  te  debo  qne  la  vida; 
Perpetuo  agradecimiento 
En  mi,  Teodora,  hallarás. 

TEonoao. 
1 Y  no  te  obligarás  mas 
De  que  deje  el  casamiento 
El  mismo  don  Lnls,  por  darle 
Mas  gusto,  y  no  qnlera  verte, 

Y  que  muera  de  oieoderte 
Tan  presto  como  de  amarte? 

ELVIRA. 

Digo  mil  veces  qne  bdgata 
Que  á  don  Lnis  se  lo  dehferL 


Bellísima  Elvira,  capera. 

■AacsLO.  (Ap.) 
Aqui  todo  se  declara. 

TBODoao.  IHincMe  de  rodüln 
p  ttwéntue.) 
Aqui  tienes,  aqoi  ealA 
A  tus  pies  don  Lula;  qne  en  vaai 
Impulso  tan  soberano 
Puede  resistirse  ya. 
Yo  soy  don  Lnis,  que,  eUiíads 
De  tu  retrato  y  la  beriMsa 
Relación, ; qué  Uema  cosa! 
:  Ab  mancebo  malogrado! 
Encubierto  qnise  verte. 
Para  ver  si  á  la  pinlnra 
Tu  generosa  hermoanra 
Igualaba  en  alta  suerte ; 

Y  ya  que  tan  soberanos 
Testigos  bacen  las  paces. 

No  hay  emboaos,  no  hay  disfran 
Hasta  el  alma  está  en  tas  anasi 
Si  te  canso,  harás  qne  vuelva, 

Y  que  al  instante  me  vaya, 
No  á  los  deleites  del  Haya, 


or  de  la  Elba, 
su  florido  seoo 
i  Pazol, 
ícia  del  sol, 
1  mar  Tirreno, 
,  sino  el  Levante, 
s  •  en  qae  armado, 
dolor  soldado, 
iposible  amante. — 
•doro,  habla,  di 
aras  quién  soy. 

MARCELO. 

erré,  aq  a  i  estoy, 
ío  obedecí ; 
lana  y  honrada, 
n  tiempo.  Señora, 
Mial  la  traidora , 
I  isma  envainada; 
li  engaño. 

ELV1R4. 

{Áp.  ¿Essaeño 
escncho?  Este  daño 
recibido  engaño, 
a  el  mas  pequeño; 

grave  parece, 
e  atrevo  ¿juzgar, 
\  imaginar 
mor  que  merece 

no  engaña  este  hombre ; 
menos  ha  sido 
lian  V  entendido ; 
(lueda  en  el  nombre ; 
flii,  entendimiento 
»  desagrada; 

al^o,  que  nada 
unción  da  escarmiento.) 
1  Luis,  no  extrañéis  la  duda, 
»en3ion.) 

TEODORO. 

Señora, 
erra  y  lo  ignora 
que  no  se  duda ; 
prudencia. 

!  DON  DIEGO  T  TERESA. 

DONDIEGO. 

Eníin, 
plática  anda  en  casa  ? 

TERESA. 

te  digo  pasa. 

D0:<l  DIEÚO. 

lo  y  sin  jardin 
averiguar,  primero 
rse,  la  belleza 
I,  el  dote  y  nobleza, 
isle  lo  Vivero, 
es  mas;  ¿que  es  Teodoro 
»? 

TERESA. 

Ansi  lo  be  entendido. 

DOX  DIEGO. 

no  lo  has  sabido ; 
rimer  seña  ignoro. 

TERESA. 

jado  caer 
lados  y  criadas 
bras  tropezadas, 
peto  i  verle  ayer 
hidalgo  y  aun  dos, 
o  puridad  hablaron, 
\  don  Luis  le  llamaron. 

DOX  DIEGO. 

do,  vive  Dios; 

que  uno  y  otro  mancebo 

rdo,  este  lo  es  mas. 

ELVIRA. 

t^erma^o  viene.)  Hallar&i 


LOS  EMPEÑOS  DEL  MENTID. 

Un  huésped  y  amigo  nuevo, 
Hermano. 

DON  DIEGO. 

¿Nuevo  y  amigo? 
¿Cómo?  ¿  Mas  si  fuese  cierto? 

TEODORO. 

Amigo  y  señor,  no  acierto; 
¡  Con  qué  vergüenza  lo  digo! 
Dadme  los  brazos  mil  veces, 

Y  perdonad  el  embozo 

De  un  amor  viejo,  que  mozo 
Caduca  en  estas  niñeces; 
Dad  á  don  Luis  vuestros  pies. 

DON  DIEGO. 

Señor  don  Luis,  difrazado 
Empezó  en  desconfiado 
Lo  que  hov  acaba  en  cortés.' 
(Ap,  Aquella  prisa  molesta 
Que  el  otro  ¿  casarse  daba, 
Sin  duda  que  eiaminaba 
Delgadeces  de  la  honesta.) 
Don  Luis,  no  dudéis  de  nada. 

TEODORO. 

¡Qué  bien  lo  habéis  entendido! 

MARCBLO. 

Criado  soy. 

DON  DIEGO. 

Y  bien  lucido. 

TEODORO. 

Criado  no,  camarada. 

Teodoro  es  deudo.  {Ap.  ¿Qué  sientes?) 

Hombre  de  brio  y  de  fe. 

Criado  antiguo  de  los  que 

Llamamos  después  parientes. 

DON  DIEGO. 

¿Cómo  os  habéis  detenido 
Tanto  en  Italia? 

TEODORO.  (Ap.) 

Espantosas 
Mentiras  y  extrañas  cosas 
Conmigo ;  que  poco  os  pido, 
A  no  ser  la  causa  muclui. 

MARCELO.  (Ap,) 

Mezcla  verdades. 

DON  DIEGO. 

Yo  quiero 
Saberla. 

MARCELO.  (Ap.) 
Del  majadero 
Estoy  temblando,  él  escucha. 

TEODORO. 

Después  que  Gustavo  Adolfo, 

Del  Norte  ardiente  cometa, 

No  contentándose  rayo. 

Se  desvaneció  centella; 

Va  que  muerto  el  Duque  alabe. 

Arrogante  y  baja  alteza, 

A  despeños  levantada, 

Y  á  mas  fábricas  deshecha; 
Viendo  los  dos  soles  de  Austria, 
Que  aun  el  balcón  de  Noruega 
En  tanta  imperial  garzota 
Baña  las  garras  sangrientas  ; 
Dos  águilas  de  dos  nidos 
Tiernos  desatan,  que  sueltas  , 
Las  campañas  de  los  siglos 
Vendrán  á  su  vuelo  estrechas ; 

Y  el  grande  Cuarto  Filipo, 
Que  es  tantas  veces  su  diestra 
Muro  de  plata  al  imperio. 
Columna  de  oro  á  la  Iglesia, 
Manda  partir  desta  corte, 
Pacífico  Marte  en  ella, 

Al  marqués  de  Leganés, 
Que  por  camaradas  lleva 
Los  mas  bizarros  soldados. 
Que  en  San  Felipe  reniegan 
Pretensiones,  aun  la«  brtvei, 


445 


Mal  sufridas  de  sus  piedras; 
El  marqués  de  los  Balbases 
Le  sigue,  y  tan  presto  llega 
A  Milán,  que,  6  no  las  hubo, 
O  le  ignoraron  las  lenguas; 
Donde  el  claro  invicto  Infante, 
Mas  esperanzas  que  espuelas 
Calzadas,  que  ya  en  su  aurora 
Le  amanece  en  tanta  estrella. 
La  gente  entriegt  al  bizarro 
Don  Diego,  y  él  parle,  y  deja 
En  desierto  á  Lombardla, 
De  amor  poblado  y  de  ausencia ; 

Y  entonces  yo,  aunque  esperaba 
Guerra  mayor,  sus  banderas 
Sigo,  que  un  ángel  las  guia 

Y  un  español  las  gobierna ; 
Con  este  glorioso  anuncio, 
¿Qué  mucho  que  España  tenga 
Victorias,  y  que  sus  armas 
Libertad  de  Europa  sean? 
Juntándoseles  el  conde 
Cervellon,  parten  la  vuelta 
De  R;»tisbona,  que  solo 

A  la  fama  va  no  incierta 

De  este  ejercito  se  rinde 

Al  rey  de  Hungría,  que  empieza 

Mas  con  triunfos  que  con  aik» 

A  formar  edad  tan  tiernt ; 

Visita  el  claro  Femando 

En  Pasao  su  hermana  bella, 

Maria,  que  en  las  virtudes 

No  menos  que  en  todo  es  reina, 

Y  en  Rotemberg,  asustando 
Que  las  católicas  fuerzas 

Se  junten,  marcha  el  Infante , 

Y  el  Rev  asalta  y  saquea 
A  Bonabcrt,  y  al  de  Grana 
Le  envia,  dándole  cuenta 
Del  aprieto  de  Norlinguen, 

Y  que  ha  entrado  á  socorrerla 
Pólvora  y  gente,  y  que  en  taño 
Esta  expugnación  se  intenta , 
Si  el  ejército  espa&ol 

No  acude  á  todo;  y  apenas 
Oye  el  Infante  el  aviso. 
Cuando  cajas  y  trompetas 

Y  alborozos  que  ha  (legado 
Publican,  y  en  altas  muestras 
De  amor  y  en  lucidas  tropas 
De  una  cortés  competencia. 
Sale  á  recibirle  el  Rey, 

Su  primo,  y  en  una  esfera. 
En  poca  luz  muchos  soles. 
Del  austro  á  las  dos  estrellas. 
Las  caricias,  los  aplausos 
Igualan,  y  las  finezas 
Del  Rey,  sin  pasar  de  justas. 
Llegaron  todas  á  inmensas; 
Comen  juntos,  viendo  entrambos 
Ejércitos,  que  despliegan 
Estandartes  de  humo  al  aire, 

Y  orbes  de  fuego  á  la  tierra ; 
Beimar  y  Homs,  arrogantes. 
Con  insolentes  promesas, 

El  socorrerla  aseguran; 
Mas  con  militar  cautela. 
Haciendo  punta  á  Norlinguen, 
Se  abriga  de  las  almenas 
De  unos  bosques ;  y  el  Mejia , 
Diestro  y  sabio,  que  penetra 
Su  intento,  y  que  con  ventila' 
Pelear  quiere,  en  serena' 
Frente  y  sosiego  animoso, 
Todo  va'lor  y  prudencia. 
Las  órdenes  y  los  puestos 
Reparte ;  que  mas  pelea 
Que  el  tropel  de  nrachas  manos, 
La  quietud  de  una  cabeza ; 
El  teniente  general 
Calazo  dispone  y  piensa 
Lo  mismo,  en  <{««  It  TlOlorit 


446 

Antes  de  empeur  comienza ; 
El  maraués  de  los  Balbases, 
Con  el  duque  de  Nocliera , 
El  Cervellon,  el  Calato, 
Con  el  Ten  de  la  Reina, 
Del  gran  don  Diego  advertidos, 
Resuelven  que  una  eminencia 

Y  el  bosque  se  ocupe,  y  salen     * 

Í Honra  espafiola  j  tudesca ) 
Cuatrocientos  mosqueteros, 

Y  de  imperiales  cometas 
Tres  mil  caballos ,  y  al  punto 
Le  ocupan,  y  aunque  le  alientan 
Con  sumo  valor,  los  carga 
Tanta  ssjonia  y  sueca 
Tempestad,  que  se  retiran. 
Quedando  en  esta  reflriega 
Preso  el  sargento  major, 

Y  gloriosa  desta  empresa 
La  nación  toda  española; 
El  sajón,  que  no  se  acuerda 
Del  Albis,  en  que  su  abuelo , 
Blas  escarmientos  que  arenas 
Pisando,  Luzbel  segundo. 
Pagó  k  gemidos  soberbias; 
Desamparado  aquel  bosque» 
Leganes,  que  considera 
Que  avanzar  á  la  colina 

( i  Oh  gran  hombre  cu  la  experiencia 
La  victoria  estriba,  manda 
Que  los  tercios  acometan 
De  Bolmeser  y  Toral to, 

Y  el  padre  Camasa  en  ella 
Fortifique  lo  que  diere 
Lugar  la  noche,  y  que  sea 
El  conde  Juan  Cervellon 
A  quien  todos  obedezcan ; 
Ansi  se  ejecuta,  y  luego 
El  aran  du(|ue  de  Lorena, 
De  la  católica  li(» 
General,  por  el  Baviera, 
El  Rey,  el  Infante  y  todos 
En  el  consejo  concucrdan 
Que  el  ll^ar  ¿  la  batalla 
Conviene  masque  la  empresa 
De  Norlinguen,  y  que  el  puesto 
Que  llaman  la  Montaneta 

Se  sustente,  y  al  instante 
Los  alemanes  refuerziin 
Con  el  tercio  del  Idiasquez, 
Sin  que  los  tudescos  quieran 
Ceder ;  el  gran  guipuzcuano 
Se  huye  á  las  competencias 
De  la  vanguardia,  queriendo 
Gon  valerosa  modestia 
Que ,  por  ganar  la  victoria. 
Todo  el  pundonor  se  pierda ; 
Frente  á  frente  los  dos  campos 
La  batalla  se  presentan , 
Quinóla  en  que  la  fortuna 
Mo  menos  que  un  mundo  juega. 
Los  dos  invictos  Fernandos, 
Gloria  de  España  y  Bohemia , 
Que  antes  que  el  temprano  bozo 
Dorados  laureles  peinan , 
En  dos  truenos  andaluces , 
Tan  fuego,  que  en  las  riberas 
Del  Bétis,  paciendo  ravos. 
Centellas  mintió  la  yerba , 
Los  primeros  al  peligro 
Se  ponen,  sin  mas  defensa 
Que  el  respeto  de  las  balas. 
Poco  seguro,  aunque  es  deuda, 
Con  suma  paz  el  semblante, 
Gran  presagio  en  quien  gobierna ; 
El  gran  Leganés,  que  mira 
Que  una  bala  no  respeta 
Lo  mas  real,  pues  al  lado 
Del  infante  4  matar  llega 
A  un  coronel ,  y  á  don  Pedro 
Girón  le  tronche  una  pierna , 
tea  supliea  le  retiren « 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


!) 


Y  ambos  le  responden :  «  Ea , 
Si  aqui  llegan  pocas  balas. 

Ir  k  encontrarlas  mas  cerca.» 
Rompe  el  Ímpetu  enemigo 
Del  tudesco  la  flrmeza» 

Y  al  punto  los  españoles 
Cobran  el  puesto  que  dejan ; 
Dos  veces  se  le  restauran, 

Y  los  españoles  quedan 

De  vanguardia,  v  el  Marqués 
Con  los  dos  tercios  los  cena 
Del  conde  Paniguerola 

Y  Carlos  Guaseo,  y  que  tengan 
Al  Cardenal  valeroso 

A  las  espaldas,  y  ordena 
Al  valiente  don  Enrique 
De  Aragón  que  cierre,  y  cierra 
Santiago,  y  cuatrocientos 
Mosqueteros,  y  en  la  mesma 
Furia  el  borgoñon  albergue ; 

Y  con  saña  tan  resuelta. 
Tras  el  Sansibier  famoso 
Leonato  el  marqués,  y  en  nueva. 
Aunque  antigua  bizarría, 
Picofomini  calienta 

Con  sus  ardientes  corazas 
La  batalla,  y  con  las  nuestras 
Embiste  el  de  los  Balbases, 

Y  en  ardiente  fortaleza, 
Gambacurta  desagravia 
Tanta  sangre  en  tanta  ajena ; 
Yo  y  don  Pedro  Santaula 

La  escaramuza  tremenda 
Trabamos  con  los  dragones, 
Que  ni  con  valor  sosiegan 
Ni  con  las  manos  descansan ; 

Y  en  tan  reñida  pelea 
Los  bizarros  enemigos. 

Que  en  heroica  ni  en  inmensa 
Valentía  quince  veces 
Rendir,  despejar  intentan 
Del  puesto  a  los  españoles, 
Que  en  fuerte,  en  suma  entereza, 
Constancia,  los  quince  aultos 
Resisten  y  los  desprecian, 
Como  las  inmobles  rocas 
Del  mar  ¿  las  hondas  lleras, 

?ue  en  espumas  se  deshacen, 
en  su  porfía  se  quiebran ; 
Ya  cansados  y  rendidos. 
La  esperanza  y  campo  dejan 
Los  suecos,  y  en  fugas  viles 
Cambian  arrogancias  necias, 
c  Victoria,  España  v  Hungría, » 
Gritan  todos,  y  del  César 

Y  de  Felipe  los  nombres 
A  eternidades  se  cuentan. 
El  Rey  y  el  Infante  siguen 
La  victoria,  y  tan  sangrienta, 
Que  veinte  mil  fuertes  vidas 

A  sus  plañías  auedan  muerltf . 
Ganóse  la  artilíerta 

Y  estandartes  y  banderas 
Trecientas:  todo  el  bagaje, 
La  gloria,  que  la  primera 
Se  debe  á  Dios,  á  Felipe, 

A  tres  Fernandos,  y  eterna 
Al  Marqués  y  á  todos;  tanto 
Vence  en  Dios  quien  en  Dios  reina. 
Cuantas  casacas  azulea 
Fueron  celosa  contienda 
De  Marte,  en  su  sangre  roja , 
Ya  son  lástima,  y  no  afrenta ; 
Hacen  los  croatos  fieros 
Su  agosto,  que  sin  clemeocla. 
En  racionales  espigas. 
Cuantas  topan,  tantas  siegan; 
Herido  y  preso  el  Beimar, 
Libre  y  prisionero  queda 
Gustavo  Homa  del  gran  dnqot 
Lorenés,  y  con  nobleía 
Enemiga  y  grave  aaombro 


El  aoeeo  dloe ; « s  Oh  mái  dcrfi 
Ea  vuestra  HuMp  eunfioles! 

8ue  hoy  leooei  en  nsma, 
embrea  no,  siso  pBodigioi, 
Habéis  sido  de  la  gnem.» 
Norlingoen  ae  rlnde«  y  etten 
Las  sienes  (sfcmjmievenB) 
Del  triunfo  lot  doa  Peraaides; 
Deipáchanme  con  las  naetas 
Al  hey,yelmareMporicMos, 
Y  con  asombroi  le  tierra 
Me  detienen,  pero  enfaoo; 
Que  piratas  y  slrenta» 
Banaoleros  y  peligraat 
Mas  que  me  asoatao,  ae  tieoblu. 
Ya  en  presoraiBS  Jomadas» 
Antes  a  vuestra  presencia 
Que  á  Madrid  ilMO,  j  piÍBMro 
A  esta  dicha  que  i  soa  paeitai; 
Lo  demás  lo  babeb  aabido^ 
Mis  amorosas  licencias 
Perdonando ;  que  amor  tícM 
Mayor  luz  en  las  máa  ciegas; 

goe  en  la  muerte  de  don  Piedro, 
n  mis  lástimas  9  endechas, 
En  mis  dafios  y  BÜgaSv 
En  mis  ansias  y  flneías. 
Como  al  sol  la  nieve 
Como  al  campo  la  alta  slem. 
Como  al  Jelieche  las  on^bi. 
Como  al  céfiro  laa  selvaa. 
Como  al  aurora  laa  florea» 
Como  al  roclo  lasyerbas, 
A  los  ojos  de  mi  EÜTira 
Todos  mis  males  ae  templan. 

HAtCILO. 

(Ap.  Válgate  d  diabk>  ■»  veees, 
¡Qué  gran  mentira!)  Dna linea 
Ni  una  tilde  le  bt  qnündo 
A  la  verdad;  iJesns! 


Llena 
De  admiración  y  cnldado 
Me  dejais. 


¿YhaaldodcrU 
La  resolución  que  tavo 
El  bandolero? 


i« 


UkWCMLO, 

¡llayUlBMHMt 
ue  me  echaae  los  aintea 

ios  se  lo  pague)  en  galeraa! 


Que  no  era  criado  el  otro. 
Luego  lo  vi. 


¿En  qnég  Teresa  T 
Trnaa. 

En  que  no  me  dijo  amona» 
Siendo  criada ,  y  no  lega. 


Lo  mismo  pienso  liaeer  yo. 

gLTOU. 

En  relaciones,  en  pleua 
Se  refiere  eala  batulib 
Y  bien  pudo  hallarse  c 
Que  es  bizarro;  ahonMen. 
Ya  la  mentira  primera 
Les  creimoa,  y  es 
Empeño  y  vengan 

Íue  quien  creyó  nna 
ue  todaa  Jantes  Ins 


Bsteslqaeeseapalol 
De  los  que  cnalqgler  princesa 
Esirafia  pnedepraidarse. 
Sinpecado^e         " 


noDoio. 
señora  mit, 
2Í8  qaedado  suspensa. 

BLTtaA. 

peligros  me  amatan 
ivia. 

MARCELO. 

La  hembra 
nuy  en  la  maraña, 
arrona  7  discreta... 

TEODORO. 

liere  acertar,  Seftora, 
ros  nada  yerra. 

DO:i  DIEGO. 

ID  Lnis  tiene  Elvira. 

ELVIRA. 

I  arte  y  la  presencia 
Jgo? 

TEODORO. 

(Ap.  ¡  Ab  gran  embuste, 
>0€oste  escarmientan!) 
¿qué  dices? 

MARCELO. 

Wi^jo 
ato  quisieres  mientas 
ro  en  mi  no  quiero ; 
extraña  inclemencia 
rrastrado,  y  al  punto 
::aste,  y  después  destas 
,  asi  quisiste 
e,  y  solo  resta 
o  en  otro  romance 
*s  á  la  vergüenza. 

TEODORO. 

la  de  fingir. 

MARCELO. 

Solo 
id6(si  te  acuerdas)... 

TEODORO. 
MARCELO. 

je  todo  lo  venciste. 
Dios  que  te  lo  crean. 
( Yante  los  dot.) 

DOX  DiEtiO. 

dado  y  caballero, 
i;  luego  lo  vi, 
ada  me  engaña  i  mí, 
el  don  Luis  de  Vivero 
lO  el  otro,  y  ¡  qué  bien 
se  conoció ! 
la  traza  yo 
sposorio. 

ELVIRA. 

Y  ¿también 
que  este  segundo 
.uis? 

DOIf  DIEGO. 

Pues  ¿no  se  ve? 
lia  me  engañé. 

ELVIRA. 

is  menos  necio  en  el  mundo 

kdo;  en  efeto, 

*o  ó  mentiroso, 

ubre  bien  garboso, 

in  y  bien  discreto; 

eran  breves  antojos 

e  inclinada  estoy, 

enos  ya  no  doy 

viados  mis  ojos.) 

.erminas,  hermano? 

DOX  DIEGO. 

le  desposarte  luego. 

ELVIRA. 

o,  eso  DO,  don  Diego. 

DON  DIEGO. 

irme  es  en  vino. 


LOS  EMPEÑOS  DEL  MENTlB. 

ELVIRA. 

¡  Qué  colérica  y  dudosa 
Es  mi  suerte ! 

DOÜ  DIEGO. 

Ten  paciencia; 
Que  á  pedir  voy  la  liceiieia. 

Sale  DOÑA  ANA. 

Mas  ¿qué  buen  encuentro,  hermosa 
Doña  Ana? 

DOÜ  A  AlfA. 

Tan  presuroso 
Primero,  ¿adonde? 

DON  DIEGO. 

Hemos  sabido 
(i4p.  ¡Qué  picón  tan  entendido!) 
Que  es  el  (fon  Luis  y  el  esposo 
De  Elvira... 

D05ÍA  ANA. 

¿Quién? 

DON  DIEGO. 

El  criado 
Del  que  lo  fingió  primero. 

DOflA  ANA. 

¿  Prima? 

ELVIRA. 

En  segundo  Vivero, 
Sí,  mejor  anda  embocado 
Mi  peligro,  y  tan  aprisa 
Como  ves,  mi  hermano  intenta 
El  desposarme. 

DOÑA  ANA.  ' 

¡Qué  afrenta! 
Muchos  un  engaño  avisa. 

ELVmA. 

Verdad  es  que  es  gentil  hombre, 

En  traza  y  modo  no  miente 

Ni  engaña,  mas  no  es  decente... 

DO.^  ANA. 

¿Qué  hechizos  tiene  este  hombre 
Con  tu  hermano? 

ELVIRA. 

Juntos  quiero 
Dejaros,  porque  mejor 
Le  des  á  entender  su  error; 
Ser  él  y  ser  caballero. 
Sí  será,  pero  es  mas  justo 
El  asegurarnos  mas. 

DOÑA  ANA. 

Inclinada  y  cuerda  estás. 
Mucho  puedes  con  tu  gusto; 
Vete. 

TERESA. 

Si  al  fin  es  costumbre 
¡Ay  señora!  que  molesta 
Todo  marido,  ya  es  esta 
Mas  honrada  pesadumbre. 

(Yante  Tereta  y  Elvira.) 

DOÑA  ANA. 

Aunque  pudiera  ofenderme 
De  tu  tibieza,  primero 
Quejarme,  don  Diego,  quiero 
(Tanto  llegas  á  deberme) 
De  lo  que  yerras  contigo 
Que  de  lo  que  en  mí  no  actertas ; 
Que  mancebo  te  diviertas. 
Que  te  entretengas  ami|[o. 
No  es  culpa ;  que  k  Madrid  veo 
Tan  acomodado  ahora 
( Oigolo  asi  I,  que  se  Ignora 
Una  queja  ae  un  deseo; 
Mas  que  en  tema  vergonzosa 
Pongas  en  tanta  aventura 
Una  hermana,  peor  segura 
En  lo  mqjer  que  en  lo  bermoBt, 
¿  Dónde  está  tu  eotendimfentoT 
¿  No  sabes,  moso  ignomitei 


447 


Que  en  Madrid  á  cada  instante 
Se  pisa  en  un  escarmiento? 
Lo  que  pide  mayor  modo 
Es  una  atenta  cordura ; 
No  creer  nada  es  locura. 
Necedad  creerlo  todo; 
¿Qué  noticias  ó  qué  prendu 
Tienes  de  que  cierto  ha  sido 
Lo  que  otra  vez  te  ha  mentido? 

DON  DIEGO. 

Paso,  dona  Ana,  no  ofendas 
Mi  obligación  ni  mi  trato ; 
Que  antes  me  pondré  ofendido 
A  mil  riesgos  de  mentido 

?ue  no  á  un  peligro  de  ingrato ; 
ú  no  te  has  visto  informada 
De  sus  partes;  que  si  oyeras 
Su  discrecioo  6  si  vieras 
Solo  en  su  mino  una  espada, 
Celos  tuviera  yo  ahora 
De  decirlo;  ¿qué  mas  fe 
Que  él  mismo?  Que  eo  él  se  ve 
Cuando  se  duda  ó  se  ignora. 

DOÑA  ANA. 

¿Que  es  tan  valiente? 

DON  DIEGO. 

Es  espanto. 

DOÑA  ARA. 

En  la  ocasión  pensar  puedo 
Que  tuviste  mucho  miedo» 
Pues  ahora  dices  tanto. 

DONDIEGO. 

¿Miedo  es  pagar... 

DOÑA  ANA. 

Ya  te  digo 
Que  sea  lo  que  quisieres, 
Que  llego  á  temer  que  quieres 
Casarle  también  conmigo; 
No  he  visto  en  ansia  amorou 
Ley  mas  tierna  y  mas  liviana; 
Que  si  yo  hiera  tu  hermana, 
Ya  me  tuvieras  celosa. 

DON  DIEGO. 

Decir  lo  que  yo  te  adoro 
En  todo  el  tiempo  aun  no  cabe, 
Y  pues  tu  experiencia  sabe 
Que  yo  tus  partes  no  ignoro, 
No  te  quejes. 

DOÑA  ANA. 

¿Yo  quejosa? 
¡Qué  bajo  inaisno  blasón! 
Que  puedo  en  la  presunción 
Ser  vanidad  de  una  hermosa. 

DONDIEGO. 

¡  Ah  qué  falsa  estás  conmigo  i 

DOÑA  ANA. 

¡  Oh  qué  vano  estás  de  ti ! 

DON  DIEGO. 

¡  Oh  qué  cierta  estás  de  mi ! 

DOÑA  ARA. 

¡Oh  qué  necio  estás  contigo! 
(Vaiue.) 

Sale  ELVIRA,  tola, 

ELVIRA. 

Amor,  ¡qué  medrosa  llego 
A  tu  nombre!  ¡Oh  nunca,  amigo, 
No  seas  traidor  conmigo  I 
Basta  loco  y  sobra  ciego ; 
A  perdonarte  me  enlrlego, 
Si  me  pierdo  bien  eo  ti, 
Algo  de  la  dicha  si. 
Mas  de  la  discolpt  no; 
Sea  lo  que  anuiré  yo 
Cuerdo  en  él  y  di«o  €■  mi. 
¿Un  hombre  tpia  tIbo  miM 


¿48 

Ha  de  obligar  á  querido? 
Si  ruin,  le  buyo  marido, 
Si  noble,  le  lemo  amante; 
Pero  siempre  eitoy  constante 
Kn  que  no  be  de  sufrirlo 
Corlo  empleo ;  j  si  nació 
Sin  favor  mi  suerte  alguna, 
Sea  baja  su  fortuna, 
Pero  con  bajeza  no. 
Menos  ofendida  quedo, 
Si  es  mi  amor  aborrecido 
Del  que  debe  ser  querido. 
Dulce  amor,  todo  eres  miedo, 

Y  yo  toda  soy  recato; 

Que  ba  llegado  el  falso  trato 
A  que  todo  sea  flngido, 

Y  el  mas  disculpado  pido. 
Pues  todo  ba  de  ser  Ingrtlo. 
A  las  experiencias  demos 
Parte  de  lo  que  ignoramos , 
Los  sentidos  recebamos. 
Todo  el  hombre  ayerigi^emos. 
Pero  aqui  vienen ;  fiemos 
Luz  tan  nueva  y  escondida 

A  escucharlos.  ¡Oh  perdida 
Dazon !  Si  hay  solo  un  nacer. 
Un  vivir,  ¿por  qué  ha  de  ser 
Tantas  muertes  una  vida? 

Salen  TEODORO  t  MARCELO. 

TEOboao. 
Marcelo,  ¿en  qué  ha  de  parar 
Tanto  enredar  y  fingir, 
Tanto  anhelar  y  embustir? 

■ÁRCELO. 

¿Viste  los  remos  del  mar 
Vagando  en  tremenda  hilera, 

Y  que  encierra  en  conclusión 
TanU  perla  de  ladroo 

La  concha  de  una  galcrt? 
Pues  de  nuestro  falso  trato 
Lo  mismo  imagina  ahora, 

Y  yo  se  lo  doy  í  Señora 
Comparación)  ue  barato. 

(Escucha  Elvira  deide  la  puerta 
ELVIRA.  (.4p.) 
bien  los  oiré  desde  aquí. 

TE0IX)R0. 

Ella,  entre  dulce  y  terrible , 
Es  rebelión  apacible. 

MARCELO. 

¡ Ay  miedo!  Asi  afato  á  mi. 

ELVIRA.  (Ap.) 

Atención;  que  algo  se  mira. 

MARCELO. 

Señor  Vivero  fiímido, 
¿Qué  hemos  de  hacer? 

ELVIRA.  (Ap.) 

Mas  oido. 

MARCELO. 

Con  la  hermosura  de  Elvira, 
¿Qué  pillamos?  Qué  Vivero, 
Qué  don  Luis  y  qué  soldado 
Es  este  que  hemos  tomado? 

TEODORO. 

No  lo  sé ;  de  amores  muero. 

ELVIRA.  {Ap.) 

;  Ah  enemigos! 

MARCELO. 

¿Qué  mentira 
Ha  sido  esta  en  que  se  ve 
Nuestro  empeño? 

TEODORO. 

Nadase; 
Solo  sé  que  adoro  4  Elvira. 

ELVIRA.  (Ap.) 

Ya  es  tiempo. 


bO'N  ANTONIO  HURTADO  DE  HfiNDOZA. 


) 


MARCELO. 

Estamos  sitiados. 

ELVIRA. 

Embusteros,  ah  traidores, 
Ah  infames,  ah  enredadores.— 
i  Hermano,  hermano,  criados! 

TEODORO. 

¿Qué  tienes? 

ELVIRA. 

Ladrones  son. 

TEODORO. 

Perdidos  somos,  Marcelo. 

MARCELO. 

Al  grális-dato  yo  apelo. 

TEODORO. 

Traición,  señorea,  traición. 

ELVIRA. 

Da  voces. 

MARCELO. 

Si,  vo  también 
Daré  voces,  daré  gritos 
Fieros,  grandes,  infinitos; 
¿Cómo  parecerá  l>ien 
Que,  siendo  tú  el  conde  Fabio, 
Hijo  del  noble  marqués 
De  Bitoldo,  que  este  lo  es... 

TEODORO. {Ap,) 

¡Conde,  marqués! 

MARCELO. 

¿Tanto  agravio 
Se  hava  heclio.  6  que  por  solo 
Que  allá  don  Pedro,  tu  hermano 
(Dios  se  lo  perdone),  un  vano 
Retrato,  ii\juria  de  Apolo, 
Le  enseñó,  viene  muy  nedo, 
Enamorado  y  perdido 
A  intentar  ser  la  marido? 
Pero  yo  hablaré  mas  recio.— 
Pues  á  casar  te  has  venido 
Con  la  hija  del  Regente, 
Todo  amor  es  vano  y  miente, 
Ser4s ,  traidor,  su  marido ; 
Iréme  al  Rey,  iré  al  ConOe. 
(Saca  la  daga^  va  tra$  él  Teodoro^  y 
deiiéñele  Elvira.) 

TEODORO. 

Perro,  calla,  ¿este  secreto 
Descubres? 

ELVIRA. 

Tened. 

TEODORO. 

¡Qué  aprieto! 
Si  en  el  centro  se  me  esconde , 
Le  lie  de  matar. 

ELVIRA. 

Teneos. 

MARCELO. 

De  lulia  iré  al  presidente ; 
¿A  la  hija  del  Regente 
Quieres  burlar? 

TEODORO. 

¿Mis  deseos 
Tan  hermosos  y  tan  Justos 
Me  estorbas,  traidor,  villano? 
Solo  á  Elvira  doy  la  mano. 

ELVIRA. 

Templad,  Señor,  los  disgustos. 

MARCELO. 

No  hay  que  temblar,  conde  Fablo; 
Ya  acaloren  los  disfraces, 
Sépalo  el  mundo. 

ELVIRA.  {Ap.) 
¿Qué  haces. 
Pensamiento?  ¿Haréte  agravio 
En  creer  que  esto  es  verdad  ? 
¿  Dudaréis?  81»  ¡oh  co&n  fen 


Cosa  qncv  si  Ttidad  MI , 
Lo  ayude  mi  Tolsaiad ! 


Ea,  Señora,  ¿qué  Bsdas? 
Sé  condcsn,  pnes  qao  pacács. 
Porque  boy  andan  las  ncfcedca 
O  revoltosas  ó  modas; 
Las  salas  luego  se  Iraeqoea  • 
Zampa  el  dosel,  y  «■  tos  bldaí 
La  sfllavuelU  de  espaldas. 

BLVMA. 

Por  temer  no  la  desflequen; 
Muy  en  ello  estás. 


¡Qné  larde 
Que  lo  lomas !  Dale  prien, 
Sefiora ;  (|ue  no  hay  coadeu 
Que  su  víspera  no  gnarde. 

■LTiai. 
¿Hay  un  simples  alegrtasf 


¿  Condesa  y  marqnesa  Julo? 
Dila  que  te  llame  al  panto 
Vuestro  par  de  sefiónas, 
Y  aun  presumo  en  mi  eondeacb 
Que  es  poco,  y  qne  son  agravios; 
Que  anua  entre  los  mismos  hbioi 
Tropeíando  la  exeeleneia. 

Tioaono. 
Llimote  proto-embnslero. 
¡  Qné  bien  salimos!  Ten  eneaU 
Si  averiguan  la  regenta. 

■AMCBLO. 

Otro  emboste  mas  no  qnlero. 
Con  la  bija  dd  Rñenle 
Al  momento  haa  descasarle; 
Voy... 

{Detiének  Tt§d§n.) 

noaoBO. 
¿Procnras  eseapaiie? 

HAnCB4l.  (Ap.) 

Pluguiera  k  Dina. 

iLTms. 
OycSt  tente. 
No  des  voces,  él  seereio 
Os  guardaré.  M^.  T  no  me  Uevt 
Atención  para  la  pneta; 
Este  es  camino  olseKio.) 

■AaCILO. 

No  hay  secreto,  lindo  espacio; 
Con  la  lengua  el  lilao  Tino 
A  engañar,  porque  menino 
Fué  desde  nifio  en  palacio; 
Yo  no  be  de  callar. 

nosoM. 
Traidar. 
Que  me  destruyes. 

iLTmA. 

Bipfn, 
Calla  dos  diss  slqvleía. 

■AICBIjO. 

¿Dosdiasánnhabiadorf 
¡Buen  regalo:  «dsigloem 
Un  insunte;  pero  harélou 
iBonono.  (dp-) 
De  aqal  bien  veré  gnm  dala. 


8 


{Ap.  De  aqni  deacnliro  mm  tftn 
Conde,  don  Lnla  6  Teodoro 

Slue  estos  trea  nombroste  lé), 
o  digo  qne  te  qveffrét 
Que  aun  ese  efedo  me  ignaro; 
Cualquiera  qneseea,  ti  eres 
Hombre  priMpnl  y  honrada, 
En  lascostombreaashndo, 
Tienes  lo  qno  no  Inrioviai 


I  no  bay  eosa  algiiDt 
ligna,  mas  Tulgar, 
iisu,  que  tasar 
nbres  por  sa  fortuna ; 
arel  ó  seas  roble, 
es  qae  en  esta  parte 
be  de  perdonarte 
abre  de  bien  y  noble. 

TEOBOIO. 

rae  al  alma  ilustrara 
era  amarte  á  ti, 
,  que  vi? c  en  mí, 
I  sangre  bace  clara ; 
*  es  todo  español. 

MAICELO. 

grimas  de  tu  madre 
gente? 

TEODORO. 

¡Qué!  No  bay  padre; 
^sbija  del  sol. 
o,  el  merced  arrima, 
k\  menos  agravia, 
desa,  Elvira  ó  Pabia. 

MARCELO. 

rrflio  de  prima 
ran  cosa. 

TEODORO. 

Locura ; 
I  entera  le  queda. 

MARCELO. 

i,  mientras  que  bereda, 
I  de  la  Futura. 

TERESA. 

:oalbombre  de  bien, 
adas  de  condesas 
oras? 

MARCELO. 

Si  profesas, 
juntado  muy  bien , 
lien ;  si  no  lo  son, 
ser  cuentas  benditas; 
fie  llamado  infinitas 
ta  menos  razón. 

TERESA. 

stamos  desahuciadas 
ra? 

MARCELO. 

Eso  no. 

TERESA. 

to  que  pensé  yo 
.aba  vizcriadas. 

TEODORO. 

I  de  valor, 

ue  llegue,  le  des, 

nara. 

TERESA. 

Los  pies 
^nde,  roí  señor. 

TEODORO. 

,¿qué  le  respondes? 

MARCELO. 

este  ffiorno  afuera, 
^onder  hubiera , 
os  de  los  condes. — 
i,  filióla  mia, 
e? 

TERESA. 

Y  cristiano  viejo. 

MARCELO. 

10  en  cualquier  pellejo. 

TERESA. 

»  su  señoría  1 

MARCELO. 

carlines  contados 

TERESA. 

¿Yesuncarlin... 

[).  C.  DE  L,'U, 


LOS  empeRos  del  mentir. 

MAKCILO. 

Cuarenta  escudos. 

TERESA.  g 

En  fin, 
Mas  son  de  tres  mil  ducados. 

TEODORO. 

¿Condesa  hermosa? 

ELVIRA.  {Ap.) 

Tened; 
Mas  cuerda  soy  basta  ahora. 

TERESA. 

i  Qué  triste  estás!  ¡  Ay  señora ! 
¿  Hante  llamado  merced? 

ELVIRA.  (Ap.) 

Dudas,  yo  he  de  averigoafos. 

TIRISA, 

¿Qué  os  parece  estas  venturas? 

MARCELO.  (Ap.) 

Que  hemos  de  quedar  i  oscuras 
En  siendo  condes  mas  claros. 


419 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DON  DIEGO  t  ELVIRA. 

DONDIBOO. 

Dime  otra  vez  y  otras  ciento. 
Hermana,  tan  nuevo  caso. 
Que  si  á  la  pena  le  paso. 
Tendré  quejoso  al  contento ; 
En  fin,  dices... 

ELVIRA. 

Que  esta  nueva 
Novedad  hay  mas,  y  en  suma, 
Deslos  pájaros  la  pluma 
Tantas  veces  se  renueva. 
Que  el  dudarlo  y  el  creello 
En  tu  prudencia  no  mas 
Consiste ,  y  cuerdo  verás... 

DON  DIEGO. 

No  pienso  dudar  en  ello. 
Aunque  no  haré  nov<^ad 
Mientras  la  noticia  es  corla; 
Mas  servirle,  es  lo  que  importa , 
Con  mayor  autoridad ; 
El  duplicar  el  cochero 
Es  forzoso,  que  á  no  nada 
Es  víspera  titulada ; 

Y  ahora  acordarme  quiero 
Que  mil  veces  me  escribió 
Que  un  señor  napolitano 
Era  su  amigo ,  mi  hermano, 

Y  sí  tu  retrato  vio. 

No  dudes  que  enamorado 
Te  busca. 

ELVIRA.  (Ap,) 
1  Hay  facilidad 
Mayor!  Hay  ul  necedad ! 
¿En  qué  olvido  se  ha  bañado 
Su  razón,  oue  en  tanto  abismo 
La  pone?  V  si  algún  encanto 
Hay  en  esto,  aunque  no  tanto, 
Yo  peligro  ya  en  el  mismo, 
i  Oh  qué  necio  se  despeña 
Hombre,  si  merece  el  nombre 
Quien  á  estar  creyendo  á  un  hombre 
Con  obstinación  se  empeña ! 

DOIf  DIEGO. 

¿Qué  estás  discurriendo,  Elvhra? 
Que  es  conde  y  será  marqués ; 
¿Qué  mucho? 

ELVIRA.  (Ap.) 
I  Qué  antigua  el 
La  dicha  de  una  mentira  I 


•0011  MIGO. 

Su  presencia  corresponde 
A  dignidad  tan  lucida, 
Y  no  be  visto  yo  en  mi  vida 
Mejor  tamaño  de  conde. 

ELVIRA.  . 

i  A  quién  donaire  no  bicier» 
Esta  liviandad? 

DON  DIEGO. 

Hermana, 
Yo  no  be  visto  esta  nuiñaoa 
Al  Conde,  y  buscarle..; 

BLHRA. 

Espera; 

?ue  es  razón  comunicarle, 
ahora  vendrá  doña  Ana. 

DOIf  DIEGO. 

[Qué  prudencia  tan  anciana ! 
No  vendrá  mas  que  á  dudarlo 
Todo,  y  con  sus  bizarrías 
A  ofender  también. 

BLVnA. 

Don  Diego, 
Mira  que  el  ver... 

Entran  DOÑA  ANA  t  TERESA. 

TVEESA. 

Entra  luego. 
Zampando  las  señorías. 

DoIIa  AMA. 

(Ap.  Tan  loca  criada  está 
Como  ellos.) ¿Primo? 

DON  DIEGO. 

¿Señora? 

DO^A  ANA. 

Que  es  mar  nuevo  cada  bora 
El  dia ;  comadme  ya 
Lo  que  no  pudo  Tereu 
Con  su  alboroto. 

DON  DIEGO. 

Estoet 
Que  el  señor  conde  y  marqués 
De  Bitoldo... 

ELVIRA. 

Lo  Marquesa 
Estoy  temblando. 

DON  DIEGO. 

Un  retrato 
Vio  de  Elvira,  enamoróse 
En  Italia,  y  resolvióse 
Con  este  emboto  f  recato 
A  venirse,  y  sin  saberlo 
Su  padre... 

DOÍIa  ANA. 

Fineta  ba  sido; 
Mas  ¿quécerteta  ha  traído 
De  que  es  él? 

DON  DIEGO. 

Tropeaó  en  ello ; 
Si  no  es  conde  ó  son  engaños. 
Disputarlo  ya  no  espero 
Contigo. 

doHa  ana.' 

Ñivo  lo  quiero; 
Dios  os  conde  muchos  años. 
Dios  nos  libre  que  eki  enredos 
Se  cebe  una  voluntad; 
Que  llegará  la  verdad, 
Antes  que  en  pasos,  en  miedos.  — 

Y  tú,  ¿por  ventura  estás 
Tan  necia? 

ELVIRA. 

UegA  A  t     ario, 

Y  en  llegar  á  <£ 
NoUnneeli^p^-» 


{^ 


Bpeaa; 


4K0 

Ved  con  lo  que  afaora  viene.) 
Pues  ¿mi  señora  no  tiene 
Harto  bulto  üe  condesa  ? 
Y  á  re  que  todos  los  días 
A  mil  pobres,  desta  salsa, 
Pienso  por  la  puerla  falsa 
Dar  sopa  de  Seílorias. 

ÜOÜK  AXA. 

¿Conde?  {Ap.  Endiablados  están 
Todos.) 

ELTIBA. 

Hermano,  lleguemos 
A  su  aposento,  y  terémos 
Si  algunas  señas  nos  da. 
Papeles,  en  que  se  funda 
La  verdad. 

DON  DIEGO. 

Tu  parecer 
Sigo,  aunque  no  es  menester. 

BLTIRA. 

En  esta  pieza  segunda 
Está  un  bufete,  y  en  él 
Muchos  papeles. 

(Estén  en  un  bufete  muchos  legajos 
papeles,) 

DON  DIEGO. 

Veamos 
Si  mas  testigos  baUamos. 

ELVIRA. 

Dice  el  primero  papel : 
« Soneto  en  lengua  italiana, 
»A1  ritrato  dil  sigDora 
•Elvireta.» 

DOS  DIEGO. 

i  Desto  ahora 
Qué  dices?  10  apuesto,  hermana. 
Que  es  gran  soneto. 

DOÑA  ANA. 

Si  es  suyo^ 
Compondrá  bien  cualquier  cosa. 

ELVIRA.  (Ap.) 
No  escondió  lo  maliciosa. 

TERESA. 

Soneto  al  retrato  tuyo, 
¿Es cosa  mala? 

ELVIRA. 

Aqui  trata 
De  negocios :  cMemoriali 
•De  servichi  principali , 
»  Y  calila  de  cásala 
>Bilolda.» 

D05ÍA  ANA. 

¿Es  mucha  familia? 

DON  DIEGO. 

Pese  á  tal,  ha  emparentado 
Con  lo  mas  noble  y  granado 
De  Ñapóles  y  Sicilia. 

DOSÍA  ANA. 

Temiéndome  estoy  de  loca 
También ;  ¿como,  buen  hermano, 
Te  has  informado  temprano? 

ELVIRA. 

Del  conde  de  la  Bicoca, 
Del  marqués  de  la  Garulla 
Y  del  duque  de  los  Codos 
Cartas. 

D05ÍA  ANA. 

Sus  estados  todos 
Pienso  que  caen  en  la  Pulla. 

DON  DIEGO. 

Esa  es  provincia  famosa 
En  Ñapóles. 

ELVIRA. 

Retirado 
Está  aqui  un  pliego  y  cerrado. 

DOÑA  ANA. 

Abrirle. 


DON  ANTWIO  «ÜRTADO  M  MWDOZA. 


de 


DP9  DIEGO. 

¿Dama,  y  curiosa? 
Dios  nos  guarde. 

ELVIRA. 

i  Al  marqués,' condf 
•De  Bitoldo,  m\  señor,» 
Dice. 

DON  DIEGO. 

Todo  en  su  favor 
Habla,  concierta  y  responde. 

ELVIRA. 

En  español  es  la  car^a, 

Y  dice  asi :  (Lee.)  <  Aunque  son  tantos 

»De  una  verdad  los  peligros 

>Y  de  una  fe  los  agravios, 

>La  que  á  tu  seryicJolengo, 

•Como  antiguo  y  fiel  criado, 

>  Y  que  recibi  en  tu  casa, 

•La  obligación  de  los  años 

•Me  obliga,  Hierza  y  compele, 

•Gran  señor,  que  abanderando 

•Mis  riesgos,  te  dé  noticia 

•Que  tu  hijo,  el  conde  Fabio, 

•Sin  mirar  á  la  grandeza 

•De  tu  casa,  al  nombre  claro 

•De  sus  mayores  (i  qué  injuria! ), 

•Persuadido  de  un  retrato 

•(i4p.  Dios  nos  ayude),  casarse 

•intenta,  y  está  casado 

•Con  ana  dama  española, 

•  Que  aunque  de  buen  gesto  y  garbo, 
•No  es  mas  que  una  honrada  hidalga.» 
(Ap.  No  es  corta  alhaja  lo  hidalgo, 
Con  licencia  de  lo  conde.) 

DON  DIEGO. 

En  el  fuero  castellano 

No  hay  mas  blasón  que  hidalguía ; 

Prosigue. 

ELVIRA. 

(Lee.)  c  Y  tantos  engaños 
•Ha  hecho,  que  se  ha  fingido 
»(¡  Qué  indecf  nda !)  un  mo<jle^do 

•  Particular  caballero, 
•Que  ella  aguardaba,  y  él,  falso, 
•Ciego  de  amor,  claramente 
•Quien  es  ha  dicho,  entregando 
•A  nubes  tan  escuderas 
•Del  sol  los  biloldos  rayos, 

•  Y  aun  pienso  que  ofrecer  quiere, 

•  En  trueque  indigno,  á  su  hermano 
•A  tu  hija,  la  señora 
•Doña  Quiteria  Fracaso.» 

D07Í  DIEGO. 

Eso  no  me  lo  habla  dicho. 

ELVIRA. 

Teníalo  reservado 
Para  albricias. 

DOÑA  ANA. 

Yo  os  ofrezco 
De  no  acusaros  de  ingratos. 

ELVIRA. 

(Lee.)  « De  la  hfja  de  tu  deudo 
•Ni  se  acuerda  ni  hace  caso, 

•  Doctor,  mi  señor ;  al  hombre 
•No  hay  metérselo  en  ios  cascos, . 
» Porque  he  querido  dar  cuenta 

•  Al  Rey;  lo  que  llaman  palos 
•En  Castilla  es  la  amenaza 
•Mas  barata  de  sus  manos; 

•  Este  es  el  fingido  viaje 
»De  Alemania,  este  el  bizarro 
» Aliento,  en  que  prometía, 
»Pompeyo  napolitano, 
»Que  era  César  un  belitre, 
»Y  un  belleguin  Alejandro; 
•Este  el  báculo, el  arrimo, 
»EI  bien,  el  gusto,  el  descanso 
»De  tu  vejez.» 


Eif  Qokas 
Ya  mas.  ¿Qné  mas  dedarato 
Indicios?  Qué  mu  taatígoi? 
Yo  perdono  al  seereUrio, 
Siendo  Guzman ,  lo  tacadím). 
Aunque  ignora  que  loa  altos 
Linajes,  oomo  eata  j  otros. 
No  sufren  medios  nay  bajos. 
Si  tienen  meolido  el  nouie. 
Están  lucidos  y  claroSt 
Si  le  tienen  vmaderó. 
Que  en  cualquier  sUlo  y  etfada 
Son  mejores  que  ouo^  omchoi 
De  otras  clases,  ya  el||caso 
Del  casarse  los  gnameua, 
O  los  corone  de  tpiaosos; 
A  sacar  cuatro  doseles 
Vov,  y  uml^ien  otras  coairo 
Colgaduras,  pues  ya  es  tieaipo 
De  prevenir  los  dosesartes; 
Vuelve  el  pliego,  y  diestrañeaie 
Le  deja  oculto  y  eemdó 
Adonde  estaba  eseondido^ 
Y  adiós. 

TtaÍBM- 
\  kj  miedo,  ji  eetiaalM 
Fuesen  marqueses! 

•OÍA  ANA. 

ÉMra, 
Si  es  falso  ó  sí  es  Abo  el  trato, 
No  lo  Juzgo;  mas,  ya  sea 
Engaño  ó  verdad,  el  diaMs 
No  puede  disponer  ^^  Mea 
Un  embuste  y  un  enmo; 
Casi  me  voy  persBsdfaidp; 
Pero  vete  may  despacio; 
Que  inclinacioayoodida 
Dan  mucha  pjiés^  £  ^is  pasos. 


¡  Qué  linda  predicadora 
Tenemos!  Val  al 
Le  viniera  el  aer 
Lo  hiciera  ella 


No  me  temas  fácil »-«., 
Que  no  digo  yo  dadaodo, 
Sino  en  altas  evidencias 
Y  en  intentos  sobeiBWia, 
Como  es  no  ma^.q|aean  dsdoio 
Caballero,  aoompaVado 
De  honores,  que  Jos  Teaero 
En  cualquiera  qne  lop  halla: 
Tuviera  cuantas  graiideas 
Esconde  en  senos  avaros 
El  sol,  ó  cuantas  ahora 
El  nuevo  hermoao  palacio 
Contiene,  qae  en  a  desvelo 
De  un  siempre  atento  aüdado, 
O  son  triunfo  de  av  dneio, 
O  son  desden  de  i 
Tarde  mi  paa  tniberlan. 
Prima;  que  tei^  noy  n 
Los  deseos ,  y  ooa  edes 
Los  pensamientos  méf^ifBKi^ 


Stíen  TEWORO  t 


No  es  menos  lo  qne  n^ra. 


¡  Saceso  eiirafio! 


La  tropa, \umm^ 
Era  don  Luis  de  Tli 


¿Don  Luis  f 


MARCELO. 

Do&  ¿iiíij,  y  al  postigo 
larCinVeD  posada 
sta  7  aatorftadá' 

.        .iiii.;       ■   ;  1 


TEODORO. 

No  estoy  conmigo, 
Ido.    '*  '■''■• 

■ÁRCELO. 

En  fib^a  gente, 
mucháy  bien  Incida, 
la  cena  ó  comida 
le  dijigente, 
olete  pequeño 
lalelas  desata 
f  bastante  plata, 
gusto  del  dueño ; 
verdes  y  rojos, 
muchos,  j  en  suma 
DC¡oo,quesin  pluma 
Copia  en  los  ojos  }^ 
ras  muy  lucida» 
hechura,  pequeñas 
mas  ningunas  señas 
iron  escondidas ; 
rero  á  un  vecino 
sa  preguntaba 
iego,  y  si  llegaba 
opa,  que  imagino 
e  la  impertinente 
el  majadero 
[ue  es  lo  primero 
las  novias  se  miente ; 
eodoro,  mira 

os  de  hacer,  que  en  los  huesos 
estos  sucesos 
)ien  gorda  tnénlira ; 
haber  fuga  forzosa 
;  que  no  creta 
1  la  bellaaueria 
ster  ser  aichosa. 

TEODORO. 

(s,  cuitado?  Calla, 
O,  ten  aliento ; 
¡  nuestro  vencimiento 
mucha  batalla, 
ufete,  si  acaso 
illoban  caldo 
aje. 

MARCELO. 

Habrá  sido, 
.en,  bravo  paso; 
s  están,  y  el  pliego 
ladera  historia 
t)ierto. 

TEODORO. 

Ten  memoria 
roñes,  y  luego 
\e  á  la  maraña, 
tiene  vida. 

MARCELO. 

La  Elvira , 
ás. 

TEODORO. 

La  mentira 
¡e,  y  á  nadie  engaña. 

MARCELO. 

Tías  corto  rodeo 

'  Que  á  esta  doncella, 

lo  el  ser  tan  bella. 

TEODORO. 

>orta,  si  yo  lo  veo? 
1  sabrosa  batalla 
mosura,  á  ser  viene 
a  que  se  tiene, 
s  la  que  se  halla. 


L0|^  EiyiP^^OS  DEL  {fENTW. 
Salen  ELVIRA,  DOtÍA  AJÍiA  t  TEAESA. 

TERESA. 

Ya  está  el  CondéVidi  ^5or, 
En  casa;  ¡qué-álegre  cosa 
Unsefiorazo! 

TEODORO. 

Hov,' esposa. 
Queja  tendréis' de  mi  amor ;     - 
Que  en  no  permitidos  ocioS^ 
Me  embarazan  cada  instante 
Varias  cosas,  que  en  lo  amante 
Son  groseros  los  negocios, 

Y  es  la  ocupación  ahora' ' 
Mas  justamente «frecida 
A  importancias  de  la  vida, 
El  morir  por  vos,  Señora^; 
Sé  que  es  locura  adoraros 
Sin  mas  méritos  que  el  mió, 

Y  siendo  este  el  desvario, 

No  hay  mas  acierto  qué  amaros. 

*  •     í       ;  I 

ELVIRA. 

Si  los  recatos  y  enojos 
Se  hallaran  mas  perstfadidos, 
Ni  le  estorban  mis  oidoa;    -> 
Ni  desayudan  mis  ojds; 
Hablad  á  mi  prima.' 

TEODORO. 

Prima, 
Aunque  es  nombre  sospechoso 
Para  todo  grande  esposo. 
Haré  el  apréófo  y  la  estima 
Que  debo  de  su  merced. 

DOñk  ANA. 

¡  Que  ni  en  tanta  italiania 
Me  quepa  una  señoría! 
Estrella  tengo  en  merced. 

MARCELO. 

lisia  no  esté  encogida; 
Que  ya... 

DOÑA  ANA. 

No  estés  deshallada; 
Que  señoría  llamada 
Es  persona  agradecida. 

ELVIRA. 

¡  Qué  poco  me  desvanece 
Nada!  Mas  guerras  que  el  nombre 
Es  el  hombre,  y  en  el  hombre 
No  hay  mas  de  lo  que  merece; 
:  Oh  SI  los  grandes  señores 
Fuesen  merced !  que  ir  guardando 
El  soto,  ¿qué  importa,  cuandty 
Las  guardas  son  cazadores? 

MARCELO. 

¿Hay  fantástica  afición? 

TERESA. 

;No  le  he  dicho  que  al  cuitado 
Le  tengo  mas  desdeñado 
Que  á  los  Martines  el  don? 

MARCELO. 

¡Bravo  rumbo! 

TERESA. 

¿Qué  te  quejas? 
Del  volumen  no  te  asombres; 
Que  también  traen  los  hombres 
Guardu-infanteen  las  guedejas; 
Solo  á  preguntarte  vengo, 
Por  hablar  al  tiso  bien. 
Si  eres  tú  Conde  también? 

MARCELO. 

Alguna  amenaza  tengo, 

Y  no  hay  vivir  ni  hay  paciencia  ; 
Que  está  el  Tnondo  en  vil  pot-fta, 
Pesado  por  scfioria      '    •  ■    ■  ■ 

Y  necio  por  excelencia; 
Vuestra  merced,  ¿qué  mandila 
Me  hacéis?  ¡Que  hoy  Be  llegue á  fer 


Ofensa  la  qoe  fué  ayer 
Honra  de  un  re;  4^Gai8tllla! 

No  te  pierdas,  ignorante. 
No  prediques. 


f 


i 


(V«M.) 


MARCELO. 


Cfái^íoca; 
Que  en  estas  fiestas  me  loca 
Mi  pulpito  Ib'd  consoDaniel' 

I  ■ 

Entre  muy  t^rentrado  PON  pipGQ. 

SOR  DIEGO. 

Ya  quedan  de  rasd'dé'oro 
Los  tres  doseles'fiaflos*; ' 
Que  usándose  tret'Mtrados... 
Pero  ¿aquí  el  Conde  y  leodoro?— 
Hermano,  vuesejioria 
Me  dé  la  maop. 

TBOOOIO. 

La  mano 
Te  doy,  y  otra  ntsde  hermano. 

úbn  DIEGO. 
{Ap.  Cierto  e8aqaeMo.)La  roia, 
En  serviros  ocupada. 
No  ha  estado  á  un  tiempo  breve 
A  vuestros  pies»  come  4ebe.   . 

MAICBLO. 

¡  Qué  introducida  yeansada 
Esta  necedad  cortés'     ^'^ ' 
Anda!  que  es  lo  eortesano, 
O  «yo  beso  vuestra  mano», 
O  «yo  beso  vuestros  piós». 

Sale  TERESA. 

TERESA. 

Un  criado  de  palacio' 

Busca  al  Conde,  nú  señor.       ( Vase.) 

MARCELO. 

¡Hay  embelecó  rfiayorl 

ftóbÓRO. 

¡Hola!  '••■;■. 

MARCELO. 

Querrán  íúúj  de  espacio 
Que  entres  en  las  ^tfestas. 

TEODORO. 

Que 
Entre  el  criado. 

Entra  VIS  Cfi^küO, 

CRIADO. 

¿Yueseoria? 

TEOÍM>RO. 

{Ap,  No  le  oiré,  por'^ida  mia.) 
Sillas ;  pero  estoy  en  pié.  "•  - 

CRIADO. 

Mi  señora  la  Condesa , 
Duquesa,  á  vueséóHa. 

TEODORO. 

i  Qué  grandeza  y  cortesía ! 

CRUDO. 

Y  ¿  mi  seora  la  Marquesa 
Suplica  vayan  á  honrar 

Las  fiestas  que  en  6üen-Retiro... 

TEODORO. 

i  Qué  justamente  me  admiro ! 
i  Y  es  digno  de  celebrar 
Destos  tan  grandes  señores. 
Que,  en  servir  siempre  ocupados, 
Partan  tan  altos  cuidados 
En  tan  diversos  favores 

Y  tan  baratos?  Ninguna 
Modestia  á  la  sbnlllcanza ; 
Quieien  •er'wmtaitt' 
UMBoaoawtai^ 


•r*íi 


452 

A  sa  excelencia  dirá 
Vuesacé  que,  si  pudiere, 
La  Condesa,  ó  si  quisiere, 
Irá  á  servirla. 

MARCELO. 

Y  |>odr& 
Añadir  el  mensajero 
Que  si  al  Conde,  mi  seBor, 
A  üempo,  en  tanto  favor, 
Le  llegaren,  como  espero, 
Dos  frisones  de  Toscana, 
Toreando  á  lo  español. 
Dará  envidia  á  todo  el  sol, 

Y  á  todo  lo  CantiHana. 

TEOOOBO. 

¿QuéfiesltshayT 

CRIADO. 

Las  mayores 
De  á  caballo,  y  después  dellas. 
Dos  comedias. 

TEODORO. 

Iré  á  fellas, 
Que  huelgo  de  sus  primores. 
¿Cuyas  son? 

CRIADO. 

Es  peregrina 
La  primera,  de  un  lucido 
Ingenio  grande,  escondido 
En  lo  Tirso  de  Molina. 

MARCELO. 

La  otra  será  mediana ; 
Que  es  de  un  fidalgo  que  en  ellas 
Nada  faace  bien  sino  bacellas 
Muy  tarde  y  de  mala  gana. 

TEODORO. 

íQuóeslabistoria? 

CRIADO. 

La  tragedia 
( Bien  que  con  lazos  severos ) 
De  dos  grandes  embusteros. 

TEODORO. 

Gran  mundo  es  esa  comedia; 
Será  cosa  entretenida. 
Vuesacé  vaya  en  buen  hora, 

Y  á  la  excelente  señora 
Beso  la  mano. 

MARCELO. 

Pulida 
Guarnición. 

DON  DIEGO. 

Muy  gran  favor 
Destos  señores  ha  sido. 

TEODORO. 

iQuién  mucho  no  ha  recibido 
De  su  grandeza? 

Sale  TERESA  t  UN  CRIADO. 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


TERESA. 

Señor, 
De  parte  del  Almirante 
Un  recado. 

TEODORO. 

Este  es  cuadrilla. 

CRIADO. 

El  Almirante. 

TEODORO. 

En  Castilla 
Gran  cosa ;  pase  adelante. 

CRIADO. 

Suplica  á  vuesenoria 
Luzga  su  cuadrilla,  entrando 
Con  él. 

MARCELO. 

Lo  estaba  temblando. 

TEODORO. 

Atended,  esposa  mia; 


{Vaie.) 


Dígale  que  ya  en  linsje 
Soy  Guzman. 

D05fA  ARA. 

Y  buen  galán. 

TEODORO. 

Aunque  Enriquez  y  Guzman 
Es  antiguo  maridaje. 
Que  de  mi  no  determino 
Sin  saberlo. 

(Vate  el  Criado.) 

Doñk  ANA. 

¡Qué  primores! 
Los  tres  Guzmanes  mayores. 

MARCELO. 

El  haber  sido  menino 
En  aprieto  semejante 
Te  pone;  ha  sido  galano 
Este  nuevo  pasamano. 

TEODORO. 

Y'a  respondí  al  Almirante. 

DON  DIEGO. 

;  Qué  honradazos  pensamientos 
Tiene,  hermana !  ¿Qué  respondes? 

ELVIRA. 

Que  parecen  bien  los  condes 
A  su  obligación  atentos. 

Sale  TERESA. 

TERESA. 

De  un  don  Luis  de  Vivero, 
Que  de  Italia  hoy  ha  llegado. 
Está  á  la  puerta  un  criado. 

TEODORO. 

Conocí  á  ese  caballero. 
Dios  le  perdone. 

MARCELO. 

¿Qué  haces, 
Teodoro? 

TEODORO. 

Yo  estoy  despierto. 

DON  DIEGO. 

¿Don  Luis?  ¿Quién  duda  que  es  muerto? 

DO^A  ANA. 

¿Don  Luis?  ¿Si  hay  nuevos  disfraces? 

TEODORO. 

Ea,  ¿por  qué  no  decis 
Que  entre? 

ELVIRA. 

En  mas  nuevo  cuidado 
Entro.  ¡Buen  talle! 

Sale  DON  LUIS. 

DONA  ANA. 

Extremado. 

MARCELO.  (Ap.) 

Teodoro,  el  propio  don  Luis 
Es,  por  Dios. 

TEODORO. 

I  Cómo?  ¿Qué  es  esto? 
¿Hay  dcshuello  tan  patente? 
¿Hay  maldad  tan  insolente? 

DON  DIEGO. 

¿Qué  es  esto? 

TEODORO. 

Aterradle  presto; 
Que  este  el  bandolero  es 
Que  nos  robó  en  Cataluña, 
¿  Y  el  traidor  la  espada  empuña? 

DON  DIEGO. 

¡  Oh  perro ! 

ELVIRA. 

i  Ay  triste! 


I  MONum. 

Despoei 
De  dedrotqne  meatii 
Mil  veces,  no  el  bandolero. 
Sino  don  Luía  de  Vivero, 
Soy. 

TBODOBO. 

Criado  y  doe  Late 
Juntamente;  ja  verftD 
Si  el  que  ant  ves  hs  mentido 
Puede  nunca  ser  creído; 
Y  el  bellaco  el  eapiUn 
Es  por  lo  menos»  y  sqiael 
Que  el  retrato  me  tomó. 


Mintiendo  en  efeelo  entró; 
No  hay  creelle. 

■AICBLO. 

liamos  tras  él; 
Que  se  esesptri. 

TIODOnO. 

Eso  teño. 
Que  es  ladrón ;  echadle  maso. 

DON  LUH. 

Tú  mientes,  como  on  vilisno. 


¿Mentis  á  un  condeT  ¡Oh  blasfem 

BLvnu. 
¡  Hay  tan  nnevas  con Aulones! 

DON  MESO. 

Matarle,  si  se  resiste. 

DOffAANA. 

Harto  bixarro  es  el  triste. 

niESA. 

¡Qué  lindos  son  los  ladrones 
En  Cauluña! 

■OH  LUB. 

¡Esto  escacho! 

MAICBLO. 

Si  las  joyas  trae  eonsifo 
Vedle,  que  todas  me  obligo 
A  decirlas;  y  ¿qaé  mocho, 
SI  á  mi  cargo  tantos  ates 
Lastave?.  .  . 

{Etcudrtñnk.) 

DOHBOfiO. 

El  retrato  bello  _^ 
Que  yo  envié  i  don  Pedio  Tcuo 

Es  este. 


¡Qué  dicha! 

DON  LUIS.  (Af.) 

Engates 

Es  cuanto  en  Madrid  se  lofo. 

■ancno. 

Cinco  joyas  el  malvado 
Nos  quitó. 

MmMMO. 

aneó  be  topado. 

■ABGIIjO. 

La  primera  es  ana  Earopa 
De  rubis,  bufando  el  loro 
De  ver  qne  muevo  sos  faldu 
Un  céfiro  de  esmeraldas. 

TBOMMO. 

Costó  á  mi  padre  an  icsoio 
En  la  almoneda  de  Uriteo. 


:  Hay  tal  ladrón!...^- 
La  misma,  la  misma  es. 

OAaCILO. 

Un  abnjon  peregrino 
Es  la  otra. 


wm  Lon.  (Ap.) 

iQné  demonio 
pudo  á  entaoder? 

■áBGILO. 

ras? 

DON  DIB60. 

No  es  menester 
as,  mas  testímonio 
eo ;  nn  algaacil 
tos;  que  esta  prisión... 

TEODORO. 

que  annqne  es  ladrón, 
tes  y  tan  gentil 
,  que  el  baen  pasije 
coso. 

DO*"!  LOIS.  {Ap.) 

i  Hay  tal  suceso ! 
oaldad!  y  ¡qaé  exceso 
I  yo  sin  an  paje! 

W3^k  ARA. 

le  ni  su  cara 

ID. 

TEODORO. 

Yo  le  seré 
y  le  basto,  aunque 
idron  de  Gnefara. 

ELTIHA. 

Di  casa? 

HABCELO. 

No  hay  trena 

TEODORO. 

Daos  á  prisión. 

DON  LUIS. 

on?  ¿A  mi  ladrón? 

DON  DIEGO. 

hele  una  cadena. 

■ÁRCELO. 

tizada  garduña ! 

DON  LO». 

así  i  un  caballero  ? 

MARCELO. 

e  el  ruin  bandolero 
mi  en  Cataluña? 

eá  empellones,  y  quedan  tUfña 
Ifia,  Ehira  y  Teresa.) 

D05ÍA  ANA. 

,  prima;  y  ¿tuestas 
ss  ladrón? 

ELVIRA. 

Si  es  ladrón 
en  mi  confusión 
no  cabe  mas ; 
erme  no  acierto, 
nrrir ;  que  ba  traido 
s  de  un  l'oragido 
icias  de  un  muerto ; 
s  su  talle  le  abona, 
¡ue  todo  va, 
por  la  barba  ya, 
le  por  la  persona. 

DO8ÍA  ANA. 

I  sea  ó  Vivero, 
uto  yo  me  agraTio ; 
y  tu  conde  Fabio, 
no  el  bandolero. 

ELVIRA. 

ia  estás  del  caso; 
ermano? 

doAaana. 

Él  se  mejora ; 
le  queda,  Señora, 
toria  Fracaso. 

{Vanse.) 


LOS  jaiPEROS  DEL  ipEHTIB. 

Stl#  DON  Luía. 

wmvam. 
A  mf  pregantaime  qolopo. 
Si  es  qne  yo  lo  sé,  qoé  ba  tido 
Esto  que  me  ba  soeedfdo. 
¿Yo  muerto?  Yo  bandolero? 
Yo  ladrón,  y  preso  yo? 

Y  coando  buscaba  aqil 
Prisiones  de  amante  sf, 
Pero  de  culpado  no. 
Quise,  á  lo  galán  andano. 
Ver  escondida  á  ndespoÍM» 

Y  quedo  á  su  fíats  bemoia 
En  los  grillos  da  otn  mano; 
Este  conde  y  cnanto  bailé 
En  esu  casa  turbó 

Mi  paz  toda,  y  solo  no 

guedó  turbada  mi  fe ; 
1  original  ingrato, 
Que  sin  reparar  en  ello 
Vio  mi  estrago^  f  en  lo  bello 
Solo  no  mintió  el  retrato. 
Criado  ni  criada  se  Ye. 

TERESA.  (ApriM.) 

¿  Qué  intentará  mi  lellora? 

non  Loa. 

Poralliva.— Ce. 

TERESA. 

Adeshoit, 
¡Qué  mala  letra  es  la  cet 

DON  una. 
Ce,  ¿á  quiéb  digo? 

TERESA. 

iQaiéoeeeea? 

DON  LUIS. 

Llegad ;  don  Lnis  de  Vivero. 

TERESA. 

Gato  por  el  mes  de  enero, 
Aun  sin  tejado  saltea. 
Mal  año. 

( Huye ,  y  eógela  dan  Luis.) 

DON  Lms.  ^ 

En  vano  á  los  pies 
Pedis  socorro. 

TERESA. 

i  Av  señores! 
Si  bnbo  tantos  salteadores^ 
Señor  Vivero  montes. 
Yo  le  pido... 

DON  Lms. 

El  salteamiento 
Forzado  de  vos  ba  sido. 

TERESA. 

i  Ay  triste !  ¿quién  me  ba  traído 
Ahora  á  aqueste  aposento? 

DON  LUIS. 

No  temáis,  doncella  bermosa. 

TERWA. 

De  ese  lado  nada  temo. 
DON  Lbn. 
Basta  de  linda  el  extremo, 
No  le  tengáis  de  medrosa. 

TERESA. 

¿Requebrador  también  es? 

DON  Lms. 
Solo  de  vos  saber  quiero 
Qué  hombre  es  este  ó  (¡¿Mllero. 

TERBSa. 

Un  infinito  marqués, . 
Que  se  casa  con  mi  ama, 

Y  antes  era...  Pero  siento 
Entrar  gente  al  aposento, 

Y  no  e  spero  mas.     ( Vm$  c$rr 


wmvm. 
¿HiyllÉlBM 
De  Tolcan  mÉetfbfgo  iRBlo 
Despidtt  Baj  r^ieloi 
Que  abraaa  mas  qaé  esta  vos? 

Stítn  ELVIBA  i  DOllA  ANA. 

mAaaa. 

Detaoordanmeeipiíilo;  . 
¿Aqnlvieoei? 


1" 


iniM  ■■% 
Ser  ana  miUer  pladoift 
En  el  puesto  es  btín  éoia ; 
Peroeaalubfapma 
La  piedad  en  la.  Medad» 
Y  dfespiief  de  hilieHffOldo» 
Tampoco  me  htfrernijulido 
Qoe  ea  ladrón. ,  ., 

Ata  oacflQpHada 
Si  hay  cosa  qué  quedo  oaenra, 
Nos  vale. 


Delom^r 
Se  aprovecba  n  sfüieador; 
Pero  en  mi  jaf  oy  sepua. 
Quédate  aquí;  q¡A  |o  qátaro 
Llegar. 

Mu  un*. 

Qiiehajganlilmigtim 
Otn  Tes. 

YodetenalDO 
La  experiencia.—.  Gaballeio, 
O  qnDien  sois,  ved  qi|B  ba  llegado 
La  jnsticia,  qne  h%  sabido 
Que  aquí  esia  un  preso  eacoadldo; 

Y  estéis  ó  no  elté»  cidpii^, 
Yo  me  resaelfo  á  Taieroa 

Y  á  esdtFsra^t  «n  puerta 
Salid,  os  la  d^ó  abierta; 
Salid,  ¿qué  aguárdala?  ' 

•OH  una. 

Debecoi 
Tanto,  ala  deberos  nada^  . 
Ea  merced  muy  ofendide; 
Que  antea  d^aré  la  fida 
A  un  cochillo^  que  dudada 
Mi  verdad. 

MlUaiu. 

Ouefieuafsula. 


Vamos. 

oenora,  esperao. 

DOffAlItt. 

¿Qué  has  bailado? 

■Lvna. 
¡Tm  verdad. 
Que  si  engate       5      «üi. 
(Vmuel       i»i       ám.y 

Qué  prisión,  quA  e« 

¿  éconfbSiaBMlr 
Que  no  biei        k 

Una  ene 


Qu 


•f 


.aleí 


m.  aasf 


t  I 


No  seré  yo,  no,  el  primero 
Que  de  mentiras  fatales    . 
Me  componga,  y  victoriosos 
Tremole  sus  eslandarles.— 
Salteador  ó  caballero, 
Que  en  este  aposento  yaces 
Preso  en  tan  nueva  ofendida 
Cortés  peligrosa  cárcel. 
Yo  soy,  yo,  don  Diego  Tello 
De  Guzman ;  que  los  Guzmanes 
Ser  buenos  como  eii.el  nombre, 
Es  mayorazgo  en  la  sangre ; 
Que  viendo  que  te  has  valido 
De  la  memoria  agradable    .    , 
De  aquel  don  Luis  que  en.m!  amor 
Siempre  morirá  mas  tarde, 
Resuelto  á  una  gentileza 

Vengo,  aunque  tanto  se  agravie 

Mi  cuñado,  tu  ofendido, 

Generoso,  ilustre  alcaide. 

Casé  con  él  á  mi  hermájía, 

No  por  necias  vanidades 

De  títulos  (que  en  el  mundo 

Es  mejor  quien  mejor  nace), 

Sino  por  ver  que,  jya.  muerto 

Don  Luis,  no  puede  guardarle 

La  fe  y  palabra  del  hombre. 

Covunda  y  lazo  el  mas  (grande; 

Y  aunque  á  tanta  ofensa  mia 

El  nombre  suyo  tonnaste, 

Este  sagrado  te  valga. 

Defiéndate  ese  homenaje ; 

Las  puertas  tienes  abiertas. 

Vete  y  lleva  lo  que  hurtaste 

O  adquiriste  en  esos  cinco 

Delincuentes  de  diamante. 

{Pone  un  Herno  envuelto  en  el  bufete.) 

Todas  las  joyas  te  vuelvo, 

Gimalo  el  Conde  ó  lo  brame 

Elvira  y  criados,  deudos 

Con  necios  nombres  me  ultrajen ; 

Deste  cuarto,  que  es  el  mió, 

Una  escalera  á  la  calle 

Te  guie,  tu  norte  sea 

En  tan  borrascosos  mares. 

Huye  luego,  vete  luego; 

Que  el  Conde,  á  quien  agraviaste , 

Fué  á  prevenir  la  justicia, 

Y  cuando  nunca  engañases, 

Y  el  mismo  Vivero  fueses, 
lA  cuántas  indignidades 

Te  expones?  Si  hallas  casada 
A  mi  Elvira «  y  tantas  partes 
Son  las  de  su  claro  du^eño 
En  rico,  lustroso  y  grave , 
Que  arrepentirse  no  puede ; 
Si  no  alguaciles  y  alcaldes , 
Huye  desprecios,  afrentas. 
Desvíos,  desigualdades. 
Descortesías,  desdenes'. 
Que  no  digo  ya  desaires; 
Que  ser  yo  prisión  ni  grillos, 
M  lo  admiten  mis  umbrales , 
Ni  lo  consiente  nú  tama, 
Ni  lo  sufre  mi  linaje. 

non  LUIS. 

Justamente  á  tan  oscura 

Tiniebla  el  bajo  semblante 

Mostráis,  y  intentáis  conmigo 

Bizarrías  tan  infames. 

Que  á  tener  aqni  una  espada. 

Sin  presunción  arrogante. 

Os  pagara  el  necio  aviso 

De  tan  indignas  piedades; 

;  Yo  fuga  ni  yo  valerme 

De  mas  <|ue  mi  nombre?  En  balde 

Excedéis  de  cortesano 

La  falsa  engañosa  margen ; 

Casada  ó  no  vuestra  hermana. 

Por  testigo  be  de  quedarme 

De  vuestro  enemigo  trato, 


DON  ANTONIO  HüáTADO  D%  MENboZA. 


De  vuestro  aleve  hrápedaje ; 

MI  resolución  es  c^a, ,, 

O  sus  mudanzas  me  abra^ni^, 

O  vuestras  cii^á's  me  injurien, , 

O  mis  desdichs^s  liie  mateii.      {Vase.) 

TI^ODORO. 

Mal  me  ha  salido  la  traza, 

Y  barquilla  fluctusnte 
En  olas  tantas  bien  cruje. 
Mas  no  desmaya  la  nave ; 
Creí  que  desesperado 
Se  fuera,  y  que  en  ese  trance 
Se  resolvieran  don. Diego 

Y  Elvira ;  Marcelo  sale  . 
Con  triste  rostro  al  encuentro. 

■  ■  •      • 

Sale  MARCELO,  corriendo, 

MARCELO. 

Si  no  es,  Teodoro,  el  escape. 
No  hay  ahora  otro  discurso; 
De  Italia  dos  capitanes, 

Y  tres  criados  del  Vivero 
En  casa  están. 

TEODORO.    , 

Baste,  bsjste. 
Ya  lo  entiendo,  y  no  hago  mucho ; 
Ellos  vienen  á  buscarle. 
¿Qué  haremos? 

■ÁRCELO. 

Desta  marabá 
Ofrecer  segunda  parle  ;— 
Que  acabarse  no  es  posible. 
Senado. 

TEODORO. 

Quita,  aún  nos  cabe 
Mas  esperanzas ;  ea,  vamos, 
Que  á  pensar  voy. 

MARCELO. 

Si  pillaste 
Las  joyas,  bien  vamos. 

TEODORO. 

Deja 
iCodiciIs  civilidades; 
Oue  en  su  proceder  se  cuentan 
Los  hombres,  y  son  capaces 
Todos  de  todo:  que  todos 
Tienen  la  suerte  por  madre. 
[Vame.) 

Salen  DON  DIEGO ,  ELVlRA ,  poSA^ 
ANA,  TERESA  y  LOS  criados  de  don 

Luis. 

■ 

criado  1 .° 
¡A  esta  casa  vino  solo 
Don  Luis,  mi  señor,  y  un  paje 
iTraer  no  quiso ;  ¿dos  días 
Negarle? 

Dp;T  qiEGO. 

¿Cómo  negarle? 
{Cuando  don  Luis  fuera  vivo, 
El  que  ayer  vino  á  buscarme 
Es  un  ladrón  bandolero 
Que  robó  al  Conde. 

CRIADO  !.• 

A  un  alcalde 
Daremos  cuenta, 

ELVIRA. 

Dqu  Diego, 
Salga  este  ladrón,  veránle 
Estos  hidalgos,  saldremos 
Desta  confusión. ' 

DOX  DIEGO. 

Llamadle; 
Venga. 


S9lé  DON  LUIS. 


Salid,  lad^ááid. 
críalo  S.* 
Señor,  ¿tü  ladrón?  ,  , 

DOZILOlf., 

,  La  cárcel 
Es  ya  deuda»  y  pues  lo  ajcao 

Vengo  á  buscar...  , 

BOM  DIMO. 

Perdonadme. 
Señor  don  Luis;  quonon  lo  espero 
Mas  decid ,  ¿qnién,  si  se  sabe, 
Es  el  marqués  de  Bitoldo 
En  NápolesT 

D03I  LUIS.  ,  , 

Quien  se  Uaiie 
Tal  titulo  en  todo  el  reino 
No  se  hallará. 

DOÍiÁ  ÁKA. 

:Qné  desastre! 
Doña  Vitoria  Fracaso 
Ha  fracasado.  I    , 

DOM  DIEGO, 

Al  ips^n^ 
Busquemos  estos  ladrones, 
Que,  después  de  engaftos  (ilei. 
Se  llevan  las  joyis;  nunca 
Me  engañaron  ios  bergante! 

I 

Salen  TEODORO  T  MARCELO. 


TCODOBO. 

Caballeros,  damas;  todos 
Los  que  oyen,  si  el  no  actaiínne 
De  nada  es  precepto  antiguo, 

Y  en  lo  tierno  j  eii  IQ  asíante 
Aun  brillan  hoy  Jai  esiñllas; 
Dulces  amorosos  fraudes, 

Y  hurtos  y  engafios  pasaron 
A  blasones  ceiestialea; 
Atención,  que  nadn.YÍTe 

Sin  mentir;  ¿no  miente  el  aire, 
Miente  el  día,  miente  d  año? 
Todo  miente,  y  en  el  naipe 
Del  mundo,  figura  es  todo, 

Y  todos  representantes 
En  su  teatro  7a  mochos, 

Y  4  nosotros  bien  galantes 
^os  ha  durado  tres  dias. 
Como  comedia  del  arte; 

El  señor  don  Luis ,  en  buen  bon 
Con  dulces  fecundas  paces 
Goce  en  la  gloriosa  felvira 
En  una  tantas  beldades; 
Vuesas  mercedes  perdonen, 

?ue  el  buen  gasto  00  ha?  Mprif 
si  hay  vensanza,  sabréms 
Morir,  y  no  de  cobardes. 

TEnBSA. 

Este  si  que  es  discretaxOi , 
Que  no  dijo  miente  el  ing^U 
Siendo  el  qae  mintió  el  primen. 

ELinaA. 
Quien  tal  creyó  que  Ul  pagne. 

non  Lms.  - 
Aunque  yo  ignoro  el  «nceta. 
No  he  de  consentir  qne  nadie 
Los  ofenda. 

nox  mico.* 
Ni  yo  pnedo 
A  una  obligación  negarne; 
De  las  joyas  de  mi  hermano. 
La  que  mas  os  aj{radare 
Tomad,  y  voWéd  las  otm. 

nqk'Lcis. 

Yo  las  tengo,  ¿y  lüT 


TIODOBO. 

Ese  lance 
gnari  onfiana. 

■AIGCLO. 

las  Joyas  dejastesT 
;>le  DODrado ! 

TEODOBO. 

Y  aun  piensot 
estas  necedades, 
elitos  y  humores 
pildoras  de  FUndes. 

■ABCELO.  (Ap,) 

»eia,  si  hay  maestros. 

DON  LOIS. 

a  ElTíra,  dadme 

». 

KLTIMA. 

I)e  lo  ladrón, 


LOS  EMPBflOd  DBL  MBHTIII. 

Y  que  en  mi  noto  aegaites, 
No  os  quiero  decir  coseepto. 

oomuifio. 
Si  están  Ya  tus  falsedades 
Enfainadas,  ya  tu  mano 
Pido. 

Que  te  desengal&es 
Puedes  tomar  por  ^ctoriu» 

Y  por  fracaso  el  casarte. 

TIBISA. 

Vuesefiorias  son  gente 
Barau,  que  lo  mas  ttdl 
Se  han  tomado  unas  enitadas 
Seborias  ?  ergonzantea , 

Y  boy  se  lastima  cualquiera 
Merced  mal  hallada ;  pasen 

A  embestir  bicia  otros  necios, 


Y  metiendo  aqif  §A  momanta, 
Úejo  de  cansar  al  Conde.    - 


¿No  te  casasli 


¿Yoeasannet 
No  bar  lacaylto  es  |i  hist«ria« 
Hnénana  quedo. 

■AKCILO. 

Admirable 
Auditorio,  esto  de  embostes 
Es  una  gab,  es  intima    . 
Que,  auague  se  ronipe  muy  presta, 
Anda  siempre  conlmén  aire; 
Lai^mp&ñ9i4elmmiiir 
Son  estos ;  quien  se  entregare 
A  creerlos  j  á  segnirios 
Bscarmentará  «M  tarde. 


COMEDIA  FAMOSA 


« 


ATDLAAA 


CADA  LOCO  CON  SU 


EL  MONTAMS  DiDUNO, 


DE  DON  ANTOmO  TOATADO  VE  WBOmomA. 


PERSONAS. 


PÉREZ,  viejo, 
¡ONOR. 
IBEL,  dama. 
DONZA,  Ha, 


DON  JUAN,  galán. 
BERNARDO,  tu  ami(fú, 
DON  LUIS  DE  PERALTA, 
galán. 


SLMONTAfttS. 
UN  CRIADO  SUYO. 
DON  JULUN. 
UN  GRLIDO  8UT0. 


UN  BSCUDBaO  TIBIO. 

Dot  wliiciiii 


NADA  PRIMERA. 


RNAN  PÉREZ ,  DONa  ISA- 

•OÑA  LEONOR,  huyendo  del, 

ALDONZ  A,  tia,  deteniendo- 

les  quiere  dar  con  el  báculo. 

HERIfAIf. 

éter,  víTe  el  cielo. 

DO^  ALDONZA. 

[ae  es  desatino. 

HERNÁN. 

*T  mi  sobrino, 
padre  su  abuelo ; 
I  desf  ergüenza  pasa? 
íar  con  tai  rigor 
iDo,  al  señor 
de  nuestra  casa  ? 
arse  con  él 
9, 7  aun  las  dos, 
ao ,  vive  Dios. 

DOÑA  ISABEL. 

padre! 

DOÑA  LEONOR. 

Cruel. 

DOÑA  ALDONZA. 

)  es  mucha  crueldad 
irido  á  disgusto. 

DOÑA  ISABEL. 

ero  de  mi  gusto. 

DOÑA  LEONOR. 

comodidad. 

HERNÁN. 

s  dos,  enemigas , 
OD  de  mis  danos? 


I  Qué  descanso  de  mis  tfios ! 
Qué  froto  de  mis  fatigas! 
Pobre  á  las  Inoias  pasé, 

Y  en  ellas,  por  mi  nobleía, 
Con  gran  dote  de  rkpieía 

Y  de  virtud  me  casé 

Con  su  madre,  que  me  dió 
Esas  prendas  amsiitosas, 
Hijas  suyas  en  lo  hermosas, 
Pero  en  las  costnmbres  no; 
Que,  á  ser  viva,  bien  sagon 
Corrigiera  su  bondad 
Esa  peligrosa  edad , 
Esa  Ignorante  hennosora. 
Faltó  vuestra  hermaiia«  y  laego 
A  España  volví,  y  querna 
Dar  un  ^erde  i  la  edad  mia 
En  los  campos  del  sosiego. 
Traigo  mucho  aoe  me  sobre, 

Y  aunque  mas  lo  maltiplico, 
Tengo  tesoros  de  rico, 

Mas  no  descansos  de  pobre. 
Quisiera  ser  rico  honrado; 
Que  la  hacienda  pelijgrosa 
vive  en  los  cofres  ociosa 

Y  anda  inquieta  en  el  cnldado. 
No  quiero  de  indiano  el  iHNBbre; 
Que  su  riqueza  mexqnina 

Es  hacienda  en  la  picina. 
Que  le  Tiene  á  fiíltar  boasbre. 
Murió  mi  hermano  mayor. 
Dejó  un  hijo  solo,  lleno 
Deste  ordinario  veneno. 
Poca  hacienda  y  mucho  honor. 
Quiero  casarle  con  una 
Destas,  y  que  mi  rianí 
Plante  en  sn  natarsi' 
Los  frutos  de  mi  fo 

Y  cuando  &  sos  peiiv 
Salgo  á  proponer  Iq< 


Una  piensa  4éfmiot 
,Y  otra  dice  atnrintatoi. 


3osegéos,  bemaiw,  «■  pde«; 
Qae  ellas  serán  nbndlaniea. 


¡Qné  terribles!  qné  insoInntaaS 
No  qnlero* 

m 


I» 


1 


To  no  le  qn 

moka 

Niyn,eaandoii 

■ 

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•• 

Pnes  antes 
Ya  tienen  i 

AU 

JO       t.A 

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«■ 

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ra! 

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* 

iNoeag* 
c 

t 

458 

Será  tirador  de  barra. 
;  Qué  persona  tan  bizarra, 
Que  aun  no  le  pintó  discreto, 
Que  aun  no  dijo  tierno,  amable, 
Cortés,  ffallardo,  amoroso. 
Gentil,  despejado,  airoso, 
Apacible  ni  agradable !  • 
Pero  ¿qué  talle  ó  qué  gusto 
Tendrá  un  moceton  muy  recio, 
Entre  linajudo  y  necio , 
Entre  pesado  y  robusto, 
Vestido  de  paño  azul , 
Que  el  negro,  ajunque  menos  vale. 
No  mas  de  las  DasAas  áale 
De  la  cárcel  del  battl; 
Que  con  su  oalcob  j  so  pérto 
vive  en  el  monte,  y  no  en  casa, 

Y  á  la  noche  vuelve  y  pasa 
Tpdo  el  libro  del  becerro, 
Creyendo  de  si  después 
Que  aun  es  mas  claro  que  Apolo, 
Dando  á  Dios  gracias  de  solo 
Que  le  hizo  montañés; 

Y  en  la  iglesia  muy  profundo, 
S'  en  las  bodas  placentero, 

?uerer  sentarse  el  primero, 
no  beber  el  segundo? 
Muy  puesto  en  que  su  montaña 
Vale  mas  que  mil  tesoros , 

Y  pensaudo  que  es  de  moros 
Todo  lo  demás  de  España. 

HEiirux. 

;  Hay  tal  maldad?  \  qaé  consuelo 
De  mi  V^et! 

DOÍiÍA  ISABEL. 

Calle,  padre; 
Que  él  decía  á  nuestra  madre 
Esto  mismo  de  su  abuelo. 

DOÑA  LEONOR. 

Tiene  razón :  muchos  días 
Sobre  mesa  lo  contaba. 

uch:iAii.    • 
Quien  bien  de  comer  acaba , 
¿Cuándo  reitere  hidalguías? 
Esta  es  ya  resolución. 
A  mi  sobrino  he  llamado, 

Y  aun  á  Roma  he  despachado 
Ya  por  la  dispensación. 
Los  retratos  le  envié; 
Que  quiero  que  suya  sea 
La  que  mas  le  agrade,  j  crea 
A  la  vista,  no  á  la  fe. 

tofik  ISABEL. 

Menliü ,  pinceles  ingratos, 
Ninguno  sea  cortés; 
Que  es  el  primer  montañés 
Que  se  casa  por  retratos. 

doXa  aldo^za. 
Dejadlas  con  sus  engaños ; 
Yo  guiaré  con  mas  paciencia 
A  la  lux  de  la  obediencia 
La  ceguedad  de  sus  alios. 

U ERNÁN. 

Eso  importa,  eso  ha  de  ser; 
De  vos  lo  (luiero  flar ; 
Que  á  mi  sobrino  he  de  dar 
Hacienda,  sangre  y  mujer. 

1>05ÍA  láABEL. 

i  Fuese  ? 

D05fA  LEONOR. 

Ya  se  Ule, 

DOÑAALBONZA. 

Sobrinas, 
Hebelion;  vavan  sus  años 
A  una  curte  de  castaños 

Y  Babilonia  de  endnas. 
No  faltaba  mas,  después 
Que  España  nos  dio  acogida , 
Que  traducir  nuestra  vida, 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA 

De  cacique,  en  montañés.— 
Isabel ,  ya  mis  intentos 
Te  descubrí,  ya  verías 
En  estas  cenizas  frias 
Encendidos  pensamientos ; 
No  haya  mas  necesidad 
De  advenirte. 

ióñk  IsXtiEL. 
Ya  sé ,  tia , 
Que  la  inquieta  todaxia 
Esa  pobre  humanidad. 

DOÑA  ALDONZA. 

Hijas,  en  Madrid  vif  idios. 
No  hay  pventesco  máfor 

8ue  el  clel  gusto ;  <tué  en  adioí 
asta  los  rubios  son  primos. 
No  doy  á  vuestros  autojos 
Mas  licencia ,  que,  li^sparoidos» 
Es  dar  gusto  á  los  oidos 

Y  muBidoB  á  lo^  Oáol. 
Deáiasias,  ni  aán  pbr  Icóstfairibre; 
Que  el  papel,  requiebro  y  trato, 
Si  no  lo  sufre  el  recato, 
At  lo  admiCB  la  epslwnbrei 

Y  que  tienen,  iádvertid. 
Otro  saber  diferente 
De  otro  clima  y  D^  ólr9  g'ente 
Estos  aires  de'Madrid. 
No  hallaréis  luffar  segundo 
Para  vuestro  wj^  háiatír ; 
Que  para  achaoues  de  amor 
Es  la  botica  del  mundo.  (  Yoie.) 

DOÑA  LEONOR. 

¡Qué  bien  lo  ha  dicho  mi  tia ! 
Está  di  quié  es  rtdestn  madfe; 
Vé^áe  oob  Dios  mi  padre 
Con  su  cansada  hidalguía. 
Yo  vengo  de  buena  gana, 

Y  esto  el  riñüñ'dó  Tó'có'ñD&sá, 
Que  la  sangre  montañesa ; 
Mas  la  vida  castellana... 

DOÑA  ISABkL. 

Ay  amigo  corazón , 
No  mas  me  faltaba  á  mi 

8ue  un  hidalgo  jaba li 
e  los  montes  de  León. — 
Hermana,  á  lindo  lugar. 
A  Madrid,  hemos  llegado, 

?ue  es  la  ref;ion  del  agrado 
la  provincia  de  amar. 
¡Que  talles,  qué  entendimientos 
No  hay  aqUi !  Que  aun  loft  antojos 
Pasan  mas  allá  loS  ojos 
De  los  mismos  pensaúilentos. 
Cuando  yo  á  don  Luis  quería 
En  las  Indias,  no  pensaba 
Que  en  Madrid  amor  armalia 
Mayor  lazo  át  aliña  mia. 
Leonor,  ¿qué  te  ha  parecido 
De  don  Juan,  deste  mancebo. 
No  Fénix  ni  Adonis  nuevo. 
Sino  galán  y  entendido? 
Que  no  soy  de  las  pesadas. 
Que  buscan  narciseriaSt 
Sino  verdes  gallardías. 
Con  buen  aire  descuidadas. 
Dime  del  mil  perfeccionen, 
{V&ie.)   Mil  gracias  encarecidas. 
Dejando  en  él  presumidas 
Las  mismas  aamiraclonei; 
Que  en  su  talle  bien  se  ve 
Lo  infinito  que  merece. 
¿Qué  dices?  Qué  te  parece? 

DOÑA  LEONOR. 

Bonico,  mas  anda  á  pié. 

DOÑA  ISABEL. 

Luego  i.  andar  á  pié  es  bajeza  ? 
Los  nobles  quedaran  buenos 
Si  una  bestia  mas  ó  menos 
Fuera  en  el  mundo  noblest. 


Pues  advierte,  bermina  Bit, 

8ue  en  el  ejército  ya 
el  mundo,  marcbBiHlo  va 

ApiélacabillerU. 

DO.ÑA  Lcomm. 

Y  dime,  Isabel,  te  mego, 

¿  Y  el  prímo  de  allende  el  aar? 

DOHa  ISABEL. 

Era  muy  fácil  templar 
Tanto  mar  tan  poco  faefo. 

DOAa  LBONOa. 

!  Ay  necia  y/raria  Isabel  1 
Yo  si  gran  éúiAo  WMí; 
Cpétatame  iinvialai  di  U  i 
Diboe  perfecciones  o¿l. 
Muérome  por  alaballo: 
I  No  es  mucho  lo  que  merece? 
¿  Qué  dices?  Qbé  te  parece? 

DO^A  ISABCL. 

Mekído,  y  aun  anda  i  caballo. 

doHa  uUHioa. 

Pues  ¿yo  admitiera  despojes 
M  übnkbA  de  á  pié»  de  un  Baaecbi 
Pisa- barroso?  No  debo 
Cosa  tan  vieja  A  mis  o|oa. 
Cuando  miro  en  esa  calle 
A  pié  un  tríate  gentílbomlire, 
Asco  me  da  ver  el  bomijre, 
Que  lastima  ver  el  talle ; 
Pues  en  la  calle  Mafor, 
¿Qué  es  mira|lemi4ini 
Entre  el  coche  del  letrado 

Y  el  caballo  del  señor? 
AHÍ  da  una  sofiréiUdi , 
Pasar  qui\ere,  y  lúéso  KM 
Alza  el  azote  el  codaero, 

Y  el  bravo  empuña  la  espada. 

Y  porque  no  le  permite 
Su  fortuna  qoe  se  vea 
En  coche,  rabia,  desea 
PraguiAtkái  qbb  lói  qf»l 
Mas  si  tal  vez  desempiedia 
La  calle  en  vano,  sowecfao 

8né  qaeMA  qdeOAr  Hedto 
odie  mármol  cono  pMn. 

DOÍU  OABIb 

Y  ese  tu  galán  cansado, 
O  cochista  ó  rociniita» 
Majadero  á  letra  v1«a. 
Del  pueblo  mal  acetado,. 
¿No  es  cofrade  de  los  ledos? 

DOÑA.LBOHOa. 

No;  que  cuando  llnere  J  topa 
Coche  ajeno,  le  daapopa 

Y  mano  derecha  toow. 

DOÜAISÁUL.  , 

¿Que  es  caballero  popero^ 
¡Oh  pobre  gente  y  molesta! 
Lo  que  á  un  picaro  le  cnosli 
Guisarse  de  caballero. 
Vanidad, ;  oh  ley  eatrecha! 
Que  esta  gente  vana  y  fravc 
Solo  de  los  otros  aabe   ^ 
Cuál  es  su  mano  derécM- 
¿Yo  habla  de  darcnidadtt 
De  que  mi  calle  r^jIsM 
Hombre  de  bramen  el  rislK 

Y  de  dolor  de  coflBilo^ . 
Yo  habia  de  estar  aajéia 
De  que  mis  favores  pMa 
Una  ventura  A  hi  brida 
YunoflcioAlaJiMtAf 
Esto,  Leonor,  te  t uai  atiB. 
Aunque  vano  el  mudooilé; 
Que  nunca  A  ninnao  ^plé 
Sacaron  A  la  verraéttá. 
Vaya  un  seftor  por  h  Baile* 

Y  lleve  la  vista  aala 
AUdaAsa 


ida  en  sú  ialle. 
n  caballo  bermoso 

0  desenfado, 

1  macho  cuidado, 

1  descuidó  alfolio ; 
(la  detrás 
y  su  Talo^y 
carecer  ééñor, 
i  mnchb  roas ;  , 
3ber)[>ía  nlngfina , 
el  mandó  blasona , 
por  su  persona 
lue  por  su  fortuna; 
ciinacion  constante , 
bueno  en  todo; 
es  joTa  de  lodo 
caja  de  diamante. 

DO^A  LEOXOlft. 

rulprares  intentos! 
ma !  qué  locara  , 
tal  hermosura 
Izos  pensamientos! 
10  á  un  señor  lucido 
is? 

DONA  ISABEL. 

Fuera  importante 
de  ser  amante 
la  de  ser  marido. 

DO^A  LEONOR. 

,  SOY  mas  prudente; 
en  fa  escuela  tuya, 
que  me  destruya, 

0  que  me  afrente, 
ne  acompaí^a 

1  gran  caballero 
ie  su  dinero, 

mas  noble  de  España. 

DO^A  ISABEL. 

>Io  un  hombre  quiero 
},  de  honra  y  valor, 
os  de  señor 
jIos  de  escudero ; 
enga  por  mengua 
^ñar  y  ser 
ido,  y  tener 
gna  y  mala  lengua. 
I  comedia  llega, 
banco,  se  siente 
ada,  y  se  afrente 
él  madruga  y  ruega, 
se  baje  hasta  el  Prado, 
viendo  á  las  dos  : 
r  gracia  de  Dios , 
ocin  prestado.» 
ecia  hermana  mia, 
Dbicion  destíerra ; 
amor  y  la  guerra, 
nfanlería. 

( Vanse.) 

>0N JUAN Y  BERNARDO, 
de  galanes. 

BERNARDO. 

%  vive  Dios,  si  me  asaetean. 

DON  JOAN. 

amigo... 

bcrnar;)0. 

No  hay  Bernardo  amigo; 
mocedad  descomulgada? 
ío  las  mozas  por  ventura  ? 
idre  traidor  k  la  hermosura? 
,  vive  Cristo,  aunque  me  ma- 

DON  JUAN.  [tes. 

«tas  diciendo  disparates, 
n  tu  amistad  mi  amor  se  fia, 
Tes  mitad  del  alma  mia , 
ai  bien  solo  esik  en  tu  mano. 


GÁlifX  tbkÓ  CON  8Ü  tkÜL 

Mira  tú  que  soy  M^  y  .slóy  ÜfáAz^fiáL 
Mira  que  lepg/ fi  im^mm^ 
¿Yo  afrentar  desa  suerte thl  fmué? 
Yo  hacer  bajeza?  yo  bellift]ti^t 
Yo  querer  á  una  tía  ?  }o  á  una  tia? 
Arredro  va^iis,  pensamiento  iojosto ; 
Dios  mire  por  ni  lionra  dé  iril  ginto. 

DON  JUAN.  [tit, 

¡Qué  loco  estás!  ¿Que,  en  fio,  én  deñdó 
No  es  mujer?  ¡  Qué  opinión  tan  enfado- 

BEBNAüoq.  [sa! 

En  llegando  á  ser  Ua  es  otra  cosa. 
No  hables  en  eso  mas;  que  tengo  hecho 
Voto  de  castidad  de  t|a  j  suegra,  .^ 
De  madre  y  de  paríanla  cuarentona, 

Y  no  quiero  por  ti  ni  (as  enanos 
Meterme  por  lÜ  |)lca  de  los  anos. 

,  OpN  JOAN.,    ,!,..;,>.. 

fikira  que  doña  AldóiiM  ¿is  rica  y  noble. 

bernardo. 
¿Eso  mas?  íDoña  Aldoóia!  Aéinátólo; 
Tendrá  ducientos  años  CQjtoó  un  dia; 
Pequé  en  Matusalén  isi  fivó  en  tia. 

DON  JUAN. 

¿Ducientos  anos?  Solos  Teinte  y  nuefe 
Cumple  por  mayo. 

bernardo. 

Quien  reinaba  entonces 
Seria  por  ventura,  don  Pelayo ;      [yo! 
Porque  también  sé  usi|ba  el  mes  de  ma- 
¿De  la  edad  de  hnuieres  no  has  oido 
Que  es  un  pii^né  Üi  los  cielitos? 

DON  JUAN. 

¡ÍQué  ignorancia! 
Qué  extraña  novedad ! 
bernardo. 

,  En  sus  engaños, 

Oye  el  esfuerzo  ¡nütil  de  los  años. 
Veinte  y  tres,  veinte  y  cuatro,  veinte  y 

[cinco. 
Veinte  y  seis,  veinte  y  siete,  veinte  y 

[ocho, 
Veinte  y  ocho,  veinte  y  ocho,  veinte  y 

[nueve, 
Mas  veinte  y  nueve  mas,  y  en  esta  caen- 

[ta. 
En  no  pudiendo  mentir  mas,  sesenta. 

DON  JUAN. 

Tienes  razón,  por  Dios;  pero  i,qné  im- 
Sí  casado  con  ella...  [porta, 

bernardo. 

¿Qaé  es  casado? 
¡  Hay  traición !  hay  engaño  sem^ante ! 
Tirábasme  de  llano  con  lo  amante, 

Y  ahora  ¡oh  falso,  oh  vil,  oh  fementido. 
De  corte  me  tiráis  con  lo  marido!  [bre! 
¡Oh,  qué  susto  me  ha  dado  solo  él  nom- 

DON  JUAN. 

¿Hay  cosa  como  ser  casado  un  hombre, 

Y  con  mujer  de  bien,  que  es  naas  que 

[hermosi? 
No  hay  mas  bien,  no  hay  mas  dicha; que 
El  matrimonio  es  santo.      [eo  efecto 

BEHNARDO. 

Y  santo  oficio. 
Porque  en  entrando  en  él  caalquleír  ca- 
nsado. 
Por  fuerza  há  de  salfr  peñiteniciado. 
Cásese  un  apacible,  un  sordo,  un  ciego. 
Que  afinando  su  rico  mayorazgo. 
Con  manco  privilegio  en  lo  caldo 
Dé  el  almojarifazgo  dé  marido. 

DO*  JOAN.  .  [to, 

Vive  Dios, qaéme<  i      '     streii- 

Que,siendot6iiiii  bou- 


Sigas  el  vil  error  dé  <fdten  infama 
La  honrosa  tldk  y  Ti  segva  bma ! 
¿  Hay  cosa  tan  valgar,  tan  ba)i  v  f^i» 
Como  hablar  de  roójéréS  y  maridos, 

Y  aun  de  otras  peligrosas, novedades, 
A  la  lengua  de  España ,  cosa  extraña, 
Hacer  de  ajeno  mal  enferma  á  España  ? 
Honremos  nueátra  patria  generosa, 

gue  por  tantas  báiMÉ  i  blasones 
s  la  envidia  coman  de  las  naéióHé^ ; 
Muchos  hombrí^li  dé  bien  Madrid  en- 

[cierra, 
Muchas  Lucrecias  hoy  en  Madrid  vemos 
Que  se  revisten  c«tt  valor  divino 
Al  rey  Clinero  y  al  poder Tarqui no; 

Y  si  hablas  de  premmf  merecimienlos^ 
Que  tantas  veces  dieron  esgarmientos 
A  la  virtud  y  letra^s^  ¿en  qué  edades 
Se  vlncularop  ^as  las  (J(igDÍdades? 
Escucha  un  argamento.en  que  conozcas 
Queestá  España  en  tlrtodes  floreciente. 
Que  pocas  veces  Dltfs  É  indignos  reirtos 
Dio  bueno  y  santo  rtff  de  faVor  tanto ; 
¿Qué  mas  aprobacioa  si  el  nuestro  es 

.     .  .[santo, 

Y  de  so  tronco  esclarecido  vemos 
Ramas  tan  genérbm  y  felices? 

BERNABDO. 

Espantóme  también  c^mo  iiodices 

gue  no  se  tira  yájpór  recobezo, 
ino  cierto  á  vehCaina  Señalada. 

DON  JUAN. 

A  pluma  tan  sutil « aguda  espada. 

BERNARDO. 

Ea,  don  Juan,  yo  quiero  obedecerte, 

Y  tanto  en  no  hablar  mal  mortificarme, 
Sin  tocar  la  provincia  dé  enfadosos. 
Que  aun  pienso  decir  bien  de  tesdiUno- 
Solo  esto  de  la  tia...  [sos ; 

DON  JUAN. 

vité  ei  cielo, 
Que  no  he  hablarte  mu. 

BBRNARDO. 

^Ferrioik  conmigo? 

No  sabes  hacer  bien  ni  ser  amigo ; 
¿Pidote  yo  por  dicha  que  la  adores. 
Sino  que  la  entretengas  6  la  engañes. 
Para  que  ásu  sobrina.., 

BERNARDO. 

Ya  te  entiendo; 
Vuelve,  qae  tuyo  soy,  tia  mefeeil; 
Con  liga  de  vejez  por  ti  ipe  ^tincan 
Ancianas  redes  y  cadoicbs  laros. 

DON  JUAN. 

¡  Oh  fénix  socarrón,  dame  esos  brazos ! 

BERNARDO. 

¡Oh  mundo,  mundo,  quién  de  ti  se  fia! 
Ayer  era  bombre  honradov  y  ya  soy  lia. 

Sa¡e  LUISA ,  tan  mmdó, 

LOISA. 

Ce,  ¿qué  digo t 

BERNA*é0. 

¿  Quién  nos  llamad 

LUISA. 

Ce,  galán. 

DON  JUAN. 

¿Qtfién  puede  ser? 

ralmkfíbo. 

Una  chispa  dé  kiiiiijer. 
Una  centella  de  dMllli 
Veo  no  mas. 

LDISA. 

Gaballifro. 


*60 

■EKIURDO. 

No  es  ¿  mi ;  que  soy  hidalgo 
Solamente. 

OONIOAlf. 

¿Qaereis  algo? 

LDI8A. 

Macho,  pues  á  tos  os  quiero. 

DON  JUAN. 

¿Luisica? 

BERNARDO. 

No  aprendió  tarde 
El  oflcio. 

LUISA. 

Mi  sefiora 
Me  dio  con  gran  prisa  ahora 
Este  papel. 

DON  JDAIf. 

Dios  te  guarde. 

LinsA. 

A  la  Trinidad  i  misa 

Va  con  su  tía  y  su  hermana. 

BBRRAROO. 

¡  Qué  habilidad  tan  temprana ! 

DON  JOAN. 

Espera. 

LUISA. 

Vengo  de  prisa. 

DON  JUAN. 

Bernardo. 

BERNARDO. 

Alegre  te  escacho. 

DON  JUAN. 

¿Traes  un  doblón  por  ventura? 

BERNARDO. 

Es  hoy  martes. 

DON  JUAN. 

¡  Qué  locura ! 
Pues  ¿qué  importa? 

BERNARDO. 

Importa  mucho, 
Saberlo  mil  veces  quiero; 
Que  ha  de  ser  aciago  el  dia 
En  que  be  de  amar  i  una  tia 
Y  he  de  prestar  mi  dinero. 

DON  JUAN. 

Dale  el  doblón  á  la  niña ; 
Que  aun  cien  mil  le  diera. 

BERNARDO. 

i  Oh  fuego, 
Que  valga  dinero  luego 
El  traer  una  basquina ! — 
Oiga. 

LUISA. 

¿Qué  dice,  galán? 

BERNARDO. 

Que  presto  gran  cruz  tuviera , 
Si  el  ser  alcahueta  fuera 
El  hábito  de  San  Juan. 
Iteciba,  pues,  el  tributo 
Destos  villanos  de  amor. 
Que,  siendo  alcahueta  en  flor, 
Lo  ha  venido  á  ser  en  fruto. 

LUISA. 

Mnestre. 

BERNARDO. 

¿Y  lo  loma? 

LUISA. 

Y  lo  tomo. 

BERNARDO. 

Yo  la  guardaré  el  dinero. 

LUISA. 

No  he  menester  tesorero , 

{Quítetelo  á  él) 
Contador  ni  mayordomo. 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MSNDOZA. 


t' 


BERNARDO. 

Hay  tal  ave  de  rapiña ! 

oma,  pide  y  da  recado; 
:  Vive  Dios,  oue  han  enseñado, 
Linda  labor  i  la  niña! 

LUISA. 

¿No  ve  que  soy  de  un  criollo 
Engendrada  á  lo  moderno? 

BERNARDO. 

¡Qué  perla  para  el  infierno! 

LUISA. 

i  Qué  arracada  para  el  rollo ! 

BERNARDO. 

iSabe  persignarse?  Digo 
Si  sabe  hacer  esto. 

LUISA. 

Escoche ; 
Con  los  dedos  de  un  estuche 
En  la  cara  de  un  amigo.  ( Vote.) 

BERNARDO. 

¡Oh  perra,  cara  de  endrina! 
Vive  Dios,  que  es  la  rapaza , 
No  menos  que  de  mostaza , 
Un  grano  de  Celestina. 

DON  JUAN. 

Bernardo,  Bernardo. 

BERNARDO. 

i  Ay  susto ! 
Quitó  el  doblón. 

DON  JUAN. 

¡  Qué  rigor ! 

b'  Oh  lo  que  se  precia  amor 
le  hacerle  tiros  al  gusto ! 
Oye,  escucha  este  papel. 

BERNARDO. 

Mudarise ;  que  es  hermosa. 

DON  JUAN. 

Entre  una  dicha  dichosa 

Viene  mi  desdicha  en  él. 

{Lee,)  c  En  dar  mi  padre  porfla 

>  A  su  sobrino  mujer ; 

•Temo  que  yo  lo  be  de  ser, 

>Que  es  mas  la  desdicha  mia. 

•Si  ganamos  i  mi  tia 

•Con  tu  amigo,  decir  puedo 

•Ser  tuya ;  aguardando  quedo 

•A  que  logres  esta  dicha. 

•  Don  Juan,  vence  á  la  desdicha, 

•Pues  que  yo  he  vencido  al  miedo.i 

BERNARDO. 

¡Pesia  con  la  suerte  mia ! 
¿Qué  mas  lamentos  hicieras 
Si  tú  de  pasar  hubieras 
Por  el  golfo  de  la  tia? 
i  Hav  tonto  mas  temerario ! 
Muchacha  tan  rica  y  bella. 
Péscala ,  y  demos  con  ella 
En  la  isla  del  Vicario. 

DON  JUAN. 

¿Estáis  loco?  ¿  Yo  en  mi  vida 
Casarme  con  vicariada  ? 
¿Yo  con  boda  cedulada , 
Hecha  mal  y  bien  mentida? 
Yo  pleito  matrimonial , 
Atento  á  que  me  consuma 
La  flaca  hacienda  una  pluma , 
La  paciencia  un  tribunal? 
Yo  sufrir  «Venga  el  proceso», 

Y  entre  muda  lH)lsa  y  labios 
De  entre  citado  de  agravios 

Y  dilaciones  de  preso? 

Yo  pleitear,  Bernardo  amigo. 
Con  un  rico  perulero , 
Que  medirá  su  dinero 
Las  palabras  de  un  testigo? 
Si  la  engañé,  si  fingi 
Grandezas  que  no  be  tenido. 


Si  pasé  defvaiiecido 
De  los  térciiiios  de  bI; 
Si  atento  á  caaCdaí  THaB . 
Cubrieron  ea  mia  •^ftimtf 
Pantásticaa  relaciOBet « 
Miserias  escnderiies, 

Y  siendo  yo  mas  bowado. 
Me  vea  solo  y  fallido. 

De  un  anciano  persegaido 

Y  de  un  rico  despeftado, 
Dios  guarde  mi  volwilad 
De  perder  tan  alo  raioa  • 
Si  me  vencen ,  la  opinión , 
Si  venzo,  la  libertad. 

naiURDo. 
Pues  •  mal  haya  tu  eordira , 
¿En  qué  se  fimda'ó  qaa  espcn? 

eOll  JUAN. 

A  que  su  padre  ae  mneía. 


¡Jesús,  qué  eitraila  loearal 
Va  por  mengoado  te  dqou 
1  Mas  fácil  00  viene  á  aer 
Que  se  mude  una  mqer 
Que  no  que  ae  muera  an  virio? 
Pues  ¿en  qué  to  amor  ae  la? 
¿Para  qué  intenlaa,  cobarde. 
Que  las  espaldaa  te  guaidt 
A  la  esquina  de  una  liaf 

No  sé ;  solo  eatoy  eoostaale 
En  que  me  veré  afligido 
Con  cuidados  de  muido 

Y  sin  deseos  de  amante; 

Y  si  el  amor  siempre  dui, 
¿Qué  corazón  no  traspan 
El  tener  en  pobre  eau 

Mal  servida  ona  bermofva? 
Del  Vicario  coa  licencia 
A  casarme  me  condeoo. 
Mas  no  con  aenteneia. 


¿Y  el  casarse  do  es  seaicnñ? 

DOR  JOAI. 

Que  digas  mal  te  permite 
Del  que,  atrevido  y  vlolenlOi 
Quiere  entrar  al  easamieolo 
Por  la  pueru  de  mi  delito. 


Los  dos  tenéis  linda  flema. 

DOHJUAN. 

Ni  soy  de  i  pié  ni  *  caballo 
Sin  gusto  del  padre. 


Ándalo; 
Cada  loco  ewntutémm. 

Salen  DON  JULIÁN,  gaku  frtá 
^Sü  CRIADO. 

DO*  JVUAll. 

¿Ansí  el  cuidado  ae  pierde 
De  lo  que  mando?  iQsé  es  tfiif 
¿No  haber  al  caballo  naesto. 
Picaño,  la  dota  verde  1 
No  me  obedécela  jamta. 


¿Quién  es  cale? 


Unbaeism«i*f 
Un  don  Julián ,  en  efeto. 
Un  don  Julián,  jno  mas. 
Caballero  lestameuto 
Todo,  Ítem  oías,  desu  ge^e 
Que  ogafio  le  dio  accidete 
De  un  poco  de  credaaicelo; 


!ga  misa  me  avisa 

IK>lf  JOAN. 

La  causa  deseo. 

BERNARDO. 

caballo  le  veo, 
tiesta,  y  foyá  misa. 

DOIV  JUAN. 

isimo  galán 
l.eoDor. 

BERNARDO. 

¿Qué  dices? 

DON  JOAN. 

te  escandalices, 
e  quiere  bien. 

DON  JULIÁN. 

I  Don  Juan 

CRIADO. 

Si,  llega  á  hablarle ; 
lena  persona. 

DON  JULIÁN. 

¿Qué? 
ir  ¿  quien  anda  á  pié  ? 

DON  JOAN. 

f  trabajoso  el  talle. 

BER?IARDO. 

in  quiere  á  este  animal? 
I,  qué  infame  cosa ! 
)ña  Leonor  hermosa? 
10  escoge  mal. 

DON  JOAN. 

ata  y  se  sustenta, 
en  acompañado. 

BERNARDO. 

.  siempre  le  he  topado 
)  en  una  afrenta; 
cayo  muy  corito 
,  y  luego  atrás 
ndrajoso,  mas 
ília,  es  sambenito. 

e  don  Juan  y  Bernardo.) 

DON  JOLIAN. 

donjuán? 

CRIADO. 

Ya  se  fué. 

DON  JOLIAN. 

¿quién  es? 

CRIADO. 

Un  mozo 

0  y  desembozo, 
ministro  de  á  pié. 

DO.^  JOLIAN. 

guete  peinado 
izon? 

CRIADO. 

Si  lo  es 
,  cuerdo  y  cortés, 
e  muy  sazonado. 

DON  JOLIAN. 

que,  si  es  asi, 
itorio  de  hidalgo ; 
de  nuevo  ?  Contad  algo ; 
>  el  pueblo  de  mi? 

1  esos  podridos? 

le  no  siento  nada  ; 
ida  tan  holgada 
los  presumidos ! 
1,  que  no  me  espanto 
sdeñodeoilla. 

CRIADO. 

ly  tal  necio  en  Castilla. 

DON  JOLIAN. 

le  quiero  tanto. 

5? 


CADA  LOGO  CON  SU  TEMA. 

CRIADO. 

Que  cansas.' 

DON  JDUAN. 

Es  Justo, 
Si  á  todos  les  doy  cuidado. 

CRIADO. 

Que  te  quieres  demasiado. 

DOVf  JOLIAN. 

Hago  bien,  tengo  buen  gusto. 
¿Qué  mas? 

CRIADO. 

Que  eres  mal  nacido. 

DON  JOLUN. 

Buen  parto  tu?o  mi  madre. 

CRIADO. 

Que  no  te  conocen  padre. 

DON  JULIÁN. 

Fué  muy  poco  entremetido. 
¿Quemas? 

CRIADO. 

Que  eres  rico  y  loco. 

DON  JOUAN. 

Rico,  tacha  acomodada. 
¿Qué  mas? 

CRIADO. 

Que  á  nadie  das  nada. 

DON  JULIÁN. 

Bien,  ni  lo  ofrezco  tampoco. 

CRIADO. 

Que  eres  hombre  bajo. 

DON  JOLIAN. 

Alguno 
Es  mas  alto  ó  mas  entero. 

CRUDO. 

Que  no  quitas  el  sombrero. 

DON  JULIÁN. 

No  quito  nada  á  ninguno. 
¿Quemas? 

CRUDO. 

Que  es  cosa  pesada, 
Que  siendo  ayer  nada^  admira... 

DON  JDUAN. 

Si  en  esto  de  ayer  se  mira , 
Todos,  todos  fuimos  nada. 
¿Quemas? 

CRIADO. 

Que  de  mochos  modos 

Mientes. 

DON  JULIÁN. 

Ese  es  grande  error;  • 
¡Qué  cosa  para  mi  humor 
Hacer  yo  lo  que  hacen  todos ! 

CRIADO. 

Dicen  de  estas,  mil  verdades. 

DON  JULIÁN. 

¿De  eso,  amigo,  te  fastidias? 
Pasen  ellos  las  euTidias, 
Y  yo  las  comodidades. 

Entran  DON  JUAN  t  BERNARDO  por 
un  lado,  ^  al  otro  DOflA  ISABEL, 
DOÑA  LEONOR,  DOÑA  ALDONZA  t 
UN  ESCUDERO,  ¡os  unoi  á  una  par- 
te, y  en  medio  ellat ,  y  ¡os  otros  d  ¡a 
otra  parte. 

DON  JOAN. 

Hallarlos  aqui  es  mejor. 

BERNARDO. 

Ya  prevengo  á  su  lindura 
Bonetada  y  miradura. 
Que  es  el  barato  de  amor. 

DOÍ^A  ALDOMIA. 

Isabel  amiga... 


DOÍVa  I8ABIL. 

Quedo, 
Tia,  menos  presurosas; 
¡Cómo  se  ve  que  á  estas  cosas 
Les  tiene  perdido  el  miedo ! 
Ab  tia,  y  este  enfadoso  (Por  don  Miau.) 
¿No  la  tiene  embaraxada? 

DOffA  ALDONZA. 

Nanea  miro  al  qoe  me  enfada. 

DOffA  LEONOR. 

¿No  es  gaUardo?  do  es  airoso? 

{Por  el  mismo.) 

¡Qué  gravedad  le acompafia ! 
Tan  gentil  moro  no  he  visto. 

BERNARDO. 

Ea,  con  la  tiá  embisto : 
Santiago,  cierra  España. 

non  JUAN. 

Tente ;  que  eiláa  en  la  calle. 

BERRAIDO. 

Pues  en  la  calle  y  de  dia 
Se  ha  de  mostrar  valentía. 

DOÑA  ISABEL. 

¡Qué  mal  hombre!— ¡Qué  buen  talle! 

(A  don  JuHan  y  i  don  Juan.) 

Necios  los  hados  están| 
Que  dieron  sin  ley  nlognoa 
Tan  desairada  fortuna 
A  mancebo  tan  galán. 

CRIADO. 

Cualquiera  es  linda  y  honrosa. 

DON  JULIÁN. 

Yo  enamoro  á  lo  marido 
Solo  ¿  un  dote  bien  nacido 

Y  i  una  hacienda  bien  hermosa. 

ESCUDERO. 

1  Qué  buscan  estos  mocitos 
Jarameños  de  bigotes? 
A  lo  dulce  de  los  dotes 
¡Cómo  acuden  loi  mosquitos ! 
Ellas  son  tan  inquietu. 
Que  darán,  siendo  casadas , 
Veneno  en  copas  doradas. 
Como  dicen  los  poetas. 

DOÑA  LBOIIOA. 

Isabel ,  advierte  ahora 
En  aquella  gentíleza. 

ESCUDERO. 

Es  muy  grande  su  riqueza ; 
Seis  mil  ducados,  SeiSora, 
Tiene  de  renta,  y  es  va 
De  la  gente  mas  lucida. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Seis  mil  tiene,  por  tu  vida? 

DOÑA  ISABEL. 

Es  muy  necio,  si  tendrá. 

DOÑA  LEONOR. 

Y  tu  don  Juan,  que  está  alli, 
Isabel,  ¿qué  es  lo  que  tiene? 

D<^A  BASEL. 

Merécelo  todo,  y  viene 
A  tenerlo  todo  en  mi. 
¿Quién  no  tendrá  voluntad , 
di  se  va  por  lo  mejor, 
A  lo  bizarro  el  amor, 
A  lo  pobre  la  piedad? 

DOÑA  LEONOR. 

¿Cómo  haré  qae  llegue  aquí? 

DOÑA  ISABEL. 

Dejando  caer  on  goante. 
Porque  acuda  y  le  levante, 

Y  á  un  nedo  hablarás  asi. 

( Deja  doña  Leonor  caer  un  guante.) 
¿Qué  se  te  ctyót 


OOn  JDLIUI. 

Ce,  criados,  bola,  na  guanle 

Se  ha  caido,  ce,  le  vid  le ; 
t  Qué  digo?  Ce,  umarada. 


DON  AJ^TCflIO  HIIRTfilQ  pf  ffiEpOU. 
Ni  doblalla*.  ban  d«  ell» 


£l  ;  su  inima  podrá 

Letanlarle,  majadero; 

Üue  i  ser  de  Ja  qae  yo  quiero 

TAhora  encajóla  lia}. 

Ya  estuviera  el  iniante  abon 

Colocada  au  fortuna 

En  la  mjno  de  la  lana , 

Uue  es  la  til  de  la  turón. 

DOSl  IkLMNU. 

Por  mi  lo  dijo,  lobríiu. 

DON  JULUN. 

Nunca  jo  me  bajo  ■  uda. 
{Lmántelt  dtn  Juan  s  détele  á  doña 
Leonor,  y  ettájau  ioña  Itabel.) 

Déjame ;  que  eiUi  pesada, 

VOÍk  LEbHM. 

Aunque  el  alma  no  te  inclina 

A  esta  genie,  ea  latí  gaUn 

Don  Juan,  que  maj  luja  quedo, 

V  negarte  no  tt  puedo 

Que  sea  muy  cortés  don  Juan ; 

Cierto,  bermana,  que  lo  ei. 

DOÜJI  UAiEL. 

De  linda  cosa  se  precia, 
No  tiene  cosa  i^aa  jipcif 
Ya  como  ser  muj  cortés; 
¡Qué  presuroso  í  Qué  Aallido 
Hualrú  so  galán  destelo- 
Que  antes  que  bajase  al  suelo 
Cajú  sobre  su  cbldado ! 
Qué  fino  j  loco  diria. 
Con  sti  lora  brevedad. 
Que  lle^EÚ  la  voluntad 
Aniesquela  cortesía! 
Pues  en  cuidados  tan  vanoi 
Descubrieron  mis  enojos. 
Que  i»  alzaba  ton  los  Ojos 
Primero  que  con  las  manoí. 

VovoT  muy  aoradeclda 
Yinnjvueslra. 

BEMAUO. 

[Qué  ieognaje! 
Dale  al  alma  bueo  pasaje. 
Que  es  vuestra  como  la  ridí ; 
Seré  Tuestio  etcmaDiente, 
Siempre  os  tengo  de  Krvir, 
Solo  me  cuesta  el  mentir 
Quererla  muy  Tác límente. 
doSa  líioxoh. 
Cansado  me  ba  don  Julián ; 
Pensó  que  era,  el  Ignorante, 
De  desafio  aquel  guante; 
Uus  apacihle  es  don  Juan, 
;  Quién  le  diera  otra  fortuna '. 

Doíia  l^eonor  te  ba  mirado 
Cúa  enojo  y  con  enradó. 
DON  nhiui. 
Ko  me  duple  cosa  alguna; 
Lo  que  no  le  daña  i  un  hombre 
Nunca  esdaüo,  majadero. 


Esas  calMS,  caballero, 

V  perdone  erralle  el  nouibre. 

Deienvalnc  esa  malicia. 

■  ENIUUO. 

Ya  que  no  puede  toreellii 


Una  vara  de  jasncla: 
lEslo  sufres?  Pesia  1  tal. 

tPor  qué  no,  si  es  ja  costumbre 
ue  no  me  dé  peudatnbre 
Cosa  que  no  me  hace  milT 

{Vante  do»  Julián t  tu  eñait.) 

BON  JDAM. 


.  Qué  el  esto  T  ¡Jt  mesurada  ? 
Amor  es,  doñalsalwl 
Amiga. 

DOSl  tSÁtEl.. 

¡Gracioso  humor! 
íY  con  el  guante ,  en  éfeto. 
No  se  dijo  algonconceto 
De  la  limoiltB  de  amorT 
HucbD  aquella  mano  os  debe, 

Y  no  le  irla  muy  mal 
De  lisonjas  de  cristal 

Y  necedades  de  itieve; 

ido  os  díé  mi  hermana  el  haltaigoT 
Servidla,  que  ea  la  mayor!;    ' ' 
Pero  no  pensds,  SeRor, 
Que  es  la  hacienda  majorazRO. 

(Yate.)- 


Hosca  lletaüquéu 

DON  IDAK. 

De  un  amante  deaveniDras, 

Y  de  una  mujer  locuras, 

V  de  una  lengania  éxiremoi. 


iQué cansada  niñería! 
¡K  quién  no  cela  y  desmají 
Cosa  tan  nina?;  oh  btenliaja 
La  prudencia  de  una  lia '. 
Kirie,  don  Juan,  1  lu  hermana ; 
Que,  aunque  Isabel  es  mejor. 
Yo  lomara  que  Leonor 
Fuera  lia  pna  semana. 

MN  JOAN. 

Deja,  no  seas  cruel ; 
Que  de  un  triste  que  le  adora. 
Toda  el  alma  ocupa  abon 
Solo  el  nombre  de  Isabel. 


Vamoi  signiendo  i 


«  dote. 


i  Qn¿  desaliñado  eslis ! 
Vén,  y  1  la  Ua  bablarii. 

BEMAHDO. 

Yo  mandaré  que  la  azote. 
Yo  mandaré  que  Ta  riña. 
B0.1  ro*ii . 

tó'  y,  cAmo  ba  de  bacer,  qncjoaa, 
salinos  de  celou 
V  desacuerdos  d«  olóa  1 


Un  mundo  puto  i  «ns  plés 
Un  Cortés;  si  el  mando  tnera 
Isabel,  no  le  venciera 
El  mismo  Peinan  Cortés. 
(Vaaíí.) 

Salen  HERNÁN  PÉREZ  i  UN  CRIADO 

del  Montañéi,  vettído  iraeiMamenle. 

HnMAit. 

i  Que  al  On  llegari  esta  tarde? 

Ayer  salió  de  Bnllrago. 
Traerá  ümoio  cuartago. 


Lindo,  Sefior,  Dím  le'guidt. 


Eso  lias  mil  OUnviVu; 
i  Es  lileu  acenaioooMof 
Pregantb  si  Ufene  apado. 


Eio,  no  «Dfr» 
¿CámoTjEi 


El  luí  n 

jteeiM.^^ 

¡ATsiesaslinMtWf'^ 


¡Ob  mal  baya  el  jiriltoete. 
y  qué  preibi  qoilfíeaMe! 
iVHüZ^  »acriiit.) 

Oh,  qué  baen^i^^M  a 


Ninguno  es  tan  MI 
Que  de  si  mienu  ' 
Lo  que  el  otro  ai 


Dadmp  aIbridú;V 

Vneilra  sdbriiio  iíeL 

Tan  bermoio  t^a  ^  W. 


El  mu  galas  qóe  RknM^ 
Y  como  qno  lo  Mrt. 


í  LUIS  DE  PPPALTA .  fip  ca- 
gaian,  y  vale  á  alazar  fiar- 
se suipen^, 

DON  LUIS. 

cías  á  Dios ,  que  ya 
e  mi  cielo  piso ! 

ESCUPERO. 
UUUfAN. 

¿  SoJI>riiio  mió  ? 

P09I  LUIS. 

íñor? 

HEftXAn. 

Mas  ¡ay  cielo! 
doD  Luis  Y 

DON  LOIS. 

¿Qué  recelo 
¿No  sois  mi  lio? 

ESCUDERO. 

(lijo ;  á  mi  señora 

bridas  pidiendo.        (Yaic) 

HEBNAN. 

días  vengo  huyendo 

en  Madrid  ahora 

le  dejas?  ¿Qué  espías 

3  ¿mi  quietud? 

» á  ini  salud? 

^sámis  días? 

está  casada, 

nbre  que  bas  de  ver 

le  su  mujer 

nta  de  su  espada.       (Ya»e.) 

DON  LUIS. 

el  recibimiento, 
»pnes  de  pasar 
ontanas  de  mar 
golfos  de  viento? 
ar  escarmiento 
y  ¿  desvalidos 
ueja  de  ofendidos 
lena  de  antojos, 
cridad  sin  ojos, 
mda  sin  oidos? 
ngrese  engaña? 
a  nobleza? 
la  riqueza 
nbresen  España? 
I  ser  dichoso  daña? 
íancia  es  ya  locura ; 
msara,  ¡  oh  suerte  dura ! 
tyera,  \  oh  falsa  gloria! 
entra  la  memoria 
de  la  ventura? 
sabel  se  ve, 
naginaba  yo 
su  padre  no, 
ísped  de  su  fe  ? 
y  mujer  fié, 
te  y  loco  amante; 
)  soy  ignorante, 
o  hallar  be  uuerido 
lo  a^adecioo 
mujer  constante ! 

A  ISABEL  por  una  puerta, 
lONTAi^ÉS  por  otra,  y  va 
'  abrazar  al  Montañés,  y  se 
e. 

DO^A  ISABEL. 

Luis  vino  de  Lima? 
gusto  á  verle  salgo! 

MO.'VTAÑÉS. 

,  á  fe  de  hidalgo. 

DO.ÑA  ISABEL. 

mi  vida?  ' 

MONTAÑÉS. 

Prima 


GAJ»A  LOGO  CON  SU  TJ^MA. 

D0|A  1SA9JBL. 

i  Jesus!  ¿qué  bopbron 
Es  este?  ¡  A  y  triste!  jqué  miedo 
Me  ha  dado!    ■  " 

HONTAÑIÍS. 

Confuso  quedo. 

DOIf  LUIS. 

¿Prima,  Isabel? 

"     II0NTAÍ9ÍS. 

¿  Estos  son 
Los  parentescos  de  acá? 
Juro  á  Dios  que  un  galgo  mió 
Precio  mas  que  de  mi  tío 
Todos  los  doblones  ya; 
¿  Esto  el  ser  ricos  encierra? 
Deben  de  ser  vrnv  peinados 
Y  úsanse  muy  delicados 
Los  primos  en  esta  tierra; 
¿Que  piensan  los  bachilleres? 
Que  yo  algún  hombre  seria 
Destos  que  la  corte  cria 
Consultados  en  mujeres? 
¿  Hombron  á  mí ,  la  tacaña? 
Sepa,  aunque  me  ponga  nombres, 
Que  á  los  hombres,  para  hombres 
Los  engendra  la  Montaña. 

DON  LUIS.  (Ap.) 

¿  Quién  será  este  moceton? 

MONTASES.  (Ap.) 

¿Quién  será  este  apocado? 

DON  LUIS.  {Ap,) 
¡  Qué  hosco,  fiero  y  airado ! 

MONTAÑÉS.  [Ap,) 

¡Qué  galano  y  fanfarrón 
Con  sus  botas  y  plumillas ! 
DON  LUIS.  (Ap.) 

Tal  hombre  en  mi  vida  vi. 

M0NTA5ÍÉS. 

¿Pensaban  que  yo  era  así. 
Compuesto  de  mantequillas? 

DON  LUIS.  {Mra  adentro,) 
Quiero  escuchar  lo  que  pasa ; 
i  Qué  grandes  voces  que  dan ! 

M0.^TA.^ÉS. 

¿Qué  le  dicen  ?  i  Ah  galán! 
Nadie  escucha  en  esta  casa. 

DON  LUIS. 

¿Quién  OS  mete  en  eso  ¿vos? 

MONTAÍ^ás. 

Yo,  que  en  el  campo  al  instante 
Lo  haré  bueno. 

DON  LUIS. 

Al  de  Agramante 
He  llegado,  vive  Dios; 
Un  reto  y  otro ;  en  buen  hora 
Venid. 

MONTAÍIÉS. 

Por  aquí  saldré; 
Venid  tras  mi. 

DON  LUIS. 

Yo  llegué 
Sobre  el  cerco  de  Zamora ; 
Bien  me  ha  hospedj|do  mi  tio, 
Que  en  él  hallé  una  vengapza, 
En  su  hija  una  mudanza, 
Y  á  su  puerta  un' desafío. 


*P 


{Vate,) 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  EL  MONTAÑÉS,  t  DON  LUIS 
detrás^  mirando  á  una  parte i/éotra^ 
como  que  no  toben  ios  calles. 

DON  LUIS. 

No  quiero  pasar  de  aquí; 

Que  este  modo  de  sactr 

,  •••• 


AIctmR0|jdeji^6af 
Todo  es  nuevo  pan  ni ; 
Si  al  campó  ofrecéis  la 

Y  anochece  ya,  dejad 
La  confbsa  TariédM ' 
De  tanta  calle  igodrada; 
Que  pienso  que  esu  es  la'parle 
Dpnde  no^  vimos  los  dos, 

Y  a'qúf  todos,  vive  Dios, 
Falsedad,  mentira  y  arte ;'   ' 
Que  estos  recelos  consiente, 

Y  aun  esa  sospecha  inia. 
Quien  sin  causa  desafia 

Y  quien  riñe  fácilmente; 
Este  engaño  que  se  encierra 
En  vos,  discnlparfe  puedo, 
Si  os  dan  recatado  miedo 
Las  costumbres  desta  tierra ; 

Y  no  hay  segura  campaña 
Ni  se  ve  pendencia  honrosa, 
Cosa  indigna  y  afrentosa 
Del  claro  blasón  de  España. 

MONTAÜÉS. 

Caballero,  yo  os  confieso 
Que  ha  sido  este  desafio 
Demasías  de  mi  brío, 

Y  de  mis  años  exceso ; 
Platícase  en  la  Montaña 
Poco  lo  lindo  y  lo  airoso, 

Y  mucho  lo  escrupuloso 

Del  antiguo  honor  de  España ; 

Y  así,  aunque  fué  culpa  mia 
Esta  ardiente  mocedad. 

No  quiero  á  la  Aecedad 
Añadir  la  cobardía. 
Ya  no  es  bien  quid  pías  aguarde. 
Que  el  reñir  aló  prudente,   ^' 
Antes,  lo  excusa  el  valiente, 
Pero  después,  el  cobarde. 
Meted  mano. 

I  \Meten  mano.) 

Salen  DONJUÁN  t  BERNARDO. 

0021  LOlp. 

Aguárdeos  Dios, 
Que  asi  me  ha^s  despendido. 

D9KÍ0AH. 

Dos  son. 

BERNARDO. 

¿Qué  te  da  cuidado? 
Deja,  pegúense  los  dos ; 
¿No  has  oído  aquel  cbnceto, 

Y  mas  de  nocbe  también. 
Que  entre  dos  qne  riñen  bien 
Nadie  se  poso  discreto? 

DON  JUAN. 

Paz,  caballeros. 

Pax  digo. 
Salen  DON  JÜUAN  r  su  CRIADO. 

(fElADO. 

Cuchilladas  liay  aquf : 
Mete  mano.' 

nofijumii. 
¿  Estás  en  Mf 
Lon  quien  jao  riñe  conmigo, 
Nunca  yo  me  metí  en  nada 
Qne  no  me  tocase.  .(Yate.) 

awunoo. 

^     ,  ..  Acuda, 

Don  Julian.-TFnése  a|n  duda ; 
Que  trae  con  c^lus  b  ea|»a4a. 

noMjuAir. 
Ténganse  túm;  ¿qué  es^tp? 

¡Oh  qué  traTlém  e^Wdai^l 


«i 

EicDDiio.  (A  lá  tentma.) 
íEd  mi  pueru  cuchilladu} 
Venga  una  bicha  de  presto. 

BCUIMDO. 

1'oscnn,  acuchillador, 
Detente. 


Llega,  Dolirdei, 
Llega  esilai. 

cnuno. 

¡Ah  cobardea ! 
Aruera,  qae  es  mi  sehor; 
Dales,  que  esto;  i  tu  lado. 

Espera. 

Baen  desatino, 
Si  es  ni  señor, 

n»Nkii. 
jHisobrinot 
cnuoo. 
Tu  sobrino. 

KEtnm. 
¡Ab cielo  airado! 
i\  banle  beridoT 

■ONTaDAh. 

Elle  ea  mi  tío. 

Llega,  j  dale  mil  abrsioe. 

■outaRés. 
Ul  seBor, 

n  ERNÁN. 
Amado  sobrino  mió, 

¿Til  con  la  espada  deunidat 

MOirTA^ÉS. 

1're*to  saldréis  desla  duda. 

HERNÁN. 

¡  Qué  mas  mi  rida  deseat 
¡  Qué  bien  rIBe.  pesia  Ul ! 
;  Hanie  herido  T 

Siempre  t1 


tln  racimo  de  claier. 

DO.I  lUAN. 

te  aquel  Tenlnroso 
,  i  ser  ahora 

aarora, 

Sombra  de  mi  sol  hennosot 

No  sera  en  ti  Isabel, 

Aniique  mas  deudo  jr  nt-  s  noble, 

En  seco  tronco  de  roble 

Verde  ramo  de  laurel. 

lERNANDO. 

Este  hombre  es  el  Monlaíiés ; 

keri 
Uns 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  NIRDOZA. 


iCvtí  áetío»  esT 

■ontaAIi. 
El  Testido 
De  camino. 

BINNAN. 

¡Raj  tal  maldad! 
Este  de  envidia  ;  crueldad 
A  matarle  habriíalldo; 
Ah  traidor ! 

■onTAüís. 
t  Cómo  traidor? 

Entra  i  descansar  en  casa ; 
Que  alli  sabría  lo  qne  pau. 

Qué  locara ! 

DOK  LUIS. 

¡Oné  rigor! 
BtaNAH. 
Vén,  que  te  esperag  losbnioi 
De  mas  donaire  Tmasbrio; 
Mil  caricias  enu 
V  en  dos 
( Yaiue  I 

nON  luix. 
Fuese  sin  hacerse  amigo. 

■EniiAUK). 
Noseenolaricouél, 
Por  lo  cortés,  isabt'l. 
Como  se  enojó  contigo. 

DON  JOAN. 

Bonete  de  pedernal 
El  señor  novio  ha  traído. 


Le  qoe  llanriB  qurfe 
Quién  lOT  T  a  lo  qu  ke 


^2?es  deudo  el  que  es  dichosol 
Con  ocasión  tan  segara 
A  ver  i  lQ9  hljai  veiigOi 
Que      =^5^  go. 

Has  no  la  misma  ventura. 

aENNANOO. 

Yelpulidete.  Ifemia, 
Que  es  brioso. 

iioír  jnAN. 

Baeno  fuera 
Que  desayudar  pudiera 
La  gala  á  la  valentía: 
Vo  le  estOT  aOdooado, 
Sepamos  -^ 

Seri  mu}  m        ; 

Que  parece  deidiebado. 

DON  JOAN. 

Por  parecer  forastero, 

conocido 
Mil  senas  de  ofendido 

V  muehasde  caballero, 
üsheJVMUft^^- 

Decid  I  Juro 

lid  algo  co  ratón. 

Vuestra  bizarra  presencia 
Os  abona ;  oíd.  Señor. 
Las  desdichas  de  un  amor 

Y  los  daños  de  una  ausencia , 


a  pudo  eocenderse? 
f  nías  Gel  alma 

y  mejor  siente; 
s  los  amores 
zas  alegres, 
dencias  sabrosas , 
eriencias  corteses ; 
I  rico  entonces, 
iré  quisiera  verme 
lo  parentesco 
EOS  mas  fuertes; 
:dió  en  mi  hacienda 
LOSO  accidente; 
aii  io  mas  lucido 
as  de  la  suerte, 
fiene  Arequipa, 
uego  armado,  suele 
ivecinas  tierras 
ragos  ardientes; 
nió,  y  en  montes 
y  ceniza  convierte 
anios  años  fueron 
e  doradas  mieses. 
hacienda  abrasada, 
viejo  se  arrepiente ; 
ij  fe  ni  amistades  vivas 
ts  venturas  mueren, 
rtarnie  de  casa ; 
IO  DO  pudiese, 
I  amor  resistido 
engaños  vence, 
e  mí  al  Virey, 
s  Indias  tanto  puede, 
las  imaginaciones 
I  y  se  obedecen ; 
del  rey  de  España, 
To  mundo  respeten 
Tras,  tantos  mares 
>ra  de  los  reyes, 
ferrarme  á  Chile, 
loy  está  mas  rebelde 
íiripo  de  sus  Lautaros, 
y  Tucapeles; 
idiendo,  enojado, 
icienda  previene, 
^  España  se  embarca, 
re  y  rico  vuelve ; 
b ,  loco  sigo, 

ienda,  aunoue  él  lo  piense, 
linaofendiua 
perdidos  bienes; 
llego  á  Madrid, 
le  traer  diez  meses 
li  ausente  vida 
íes  de  la  muerte, 
nónstruo  que  me  agravie, 
I  que  rae  deje, 
que  me  acuchille, 
que  me  desdeñe, 
lía  que  me  mate, 
que  me  anegue, 
]ue  lü  padezca 
reto  k  quien  lo  cuente. 

DO.'t  JUAN. 

I  Luis,  vuestra  pena, 
do  sentimiento, 
propia  la  siento, 
noque  no  es  ajena.) 
istad  ofrecida 
segura  y  honrada , 
lado  una  espada, 
io  una  vida. 

BERriARDO. 

5  don  Juan  solamente 
o,  aquí  también 
un  hombre  de  bien, 
decir  valiente. 

DONLÜIS. 

Dios,  que  en  vos  se  mira 
^ue  decís ;  no  sé , 
cómo  contaré 

)C.  PC  L.-u. 


CADA  LOCO  CON  SU  TEMA. 

Una  ignorancia,  una  ira 
Simple  y  loca,  sin  reírme. 
No  podré  contarlo ;  oid. 

BERNARDO. 

El  mentecato  á  Madrid 
Viene  á  buscar  mujer  firme ; 
¿En  tantos  meses  de  ausencia 
Hay  mudanza  que  le  espante. 
Si  acá  basta  alzar  un  guante 

Y  hacer  una  reverencia? 
Aqueilu  cordura  extraña  ' 

Y  perfección  en  criarse, 
En  Indias  debe  de  usarse, 
Poraue  aun  no  ha  pasado  á  España. 
¡Que  metro  de  argenteria 

Para  contar  su  afición ! 
Basta,  que  el  vicio  es  lebrón, 

Y  el  amor  volatería: 

Yo  liebre  quiero  á  mi  dama, 

Y  no  garza  á  lo  discreto; 
Que  las  liebres  en  efelo 
Son  gente  que  tienen  cama. 

DON  LOIS. 

Por  esto  al  campo  salimos, 

Y  en  las  calles  ofuscados. 
Dando  pasos  engañados, 
Al  mismo  lugar  volvimos. 

DOIf  JOAN. 

¡  Oh  qué  estrecha  condición 
Debe  el  hombre  de  tener ! 
Si  aquí  vive,  ha  menester 
Mas  holgado  corazón ; 
¿Solo  por  eso  acuchilla? 
¡Qué  desconfianza!  ¿Piensa 
Que  está  clavada  la  ofensa 
Kn  las  puertas  de  Castilla? 
En  Madrid  hay  tanto  honor. 
Que  en  él  cien  mil  casas  veo, 
Que  ni  las  sabe  el  deseo, 
NI  las  penetra  el  amor. 
A  la  posada  venid; 
Que  he  de  ir  con  vos. 

DON  LOIS. 

Es  en  vano, 
Yo  he  de  ir  con  vos. 

BERNARDO. 

¡Pobre  indiano, 
Qué  alhaja  para  Madrid ! 

DON  LUIS. 

Todos  aquí  sois  corteses. 

BERNARDO. 

Pobres  sin  caudal  en  nada. 

Es  cosa  muy  desairada 

Indianos  y  ginoveses. — 

Don  Juan,  ¿qué  dices?  qué  sientes? 

DON  JUAN. 

Que  vino  á  linda  ocasión 
Este  primo. 

BERNARDO. 

Ricas  son ; 
Hallarán  dos  mil  parientes. 

DON  JOAN. 

Mí  remedio  haré  que  sea. 

BERNARDO. 

Tantos  primos  se  le  ofrecen. 
Que  estas  hidalgas  parecen 
Montañesas  de  Guinea. 

( Vanse,) 

Salen  HERNÁN  PÉREZ,  £L  MONTA- 
^ÉS  T  EL  ESCUDERO,  y  d  la  puer- 
ta, escuchando^  DOÑA  ISABEL,  DO- 
ÑA LEONOR  T  DOÑA  ALDONZA. 

DOfiA  LEONOR. 

Desde  aqui  le  escucharemos. 

DO^A  ISABEL. 

Temo  que  ht  deMrmqf 


BSCQSBRO. 

El  buen  viejo  Arias  Gonzalo, 
Que  Tiene  haciendo  de  extremos. 

RIRRAN. 

Es  hijo  de  mi  cuñado. 
Como  digo,  y  reprehendo 
Sus  travesuras. 

■ONTAÜAS. 

Ya  entiendo. 

HEinVAN.  (Ap.) 

Parece  desconfiado; 

Lo  demás  quiero  encubrir. 

HONTAilttS. 

¿Querer  matarme?  ¡Ah  traidor! 
No  es  tierra  para  mi  humor 
Donde  hay  tanto  que  sufrir. 

HBIINAN. 

Ea,  deja  que  te  abrace 
Otras  mil  veces. 

doRa  lcoror. 
¿Cuál  es? 

OOJlA  ISAIBL. 

Ay  hermana,  4  no  le  ves 

Con  el  cuello  de  «aqui  yace»? 

DO^A  ALDONZA. 

Isabel,  ¿si  es  este  el  hombre 
Que  decías  ? 

DOffA  ISAIKL. 

El  que  vi 
Es  este  hombron. 

HERNÁN.  {Ap.) 

Este  si 
Que  es  bravo,  que  es  gentil  hombre; 
¡Qué  bizarro!  qué  membrudo! 

D05fA  LEONOR. 

Si  estas  del  sobrino  amado 
Son  galas  de  desposado, 
¿  Cual  serán  las  de  viudo? 

HERNÁN. 

Algo  parece  á  su  madre; 
Peto  no,  mas  á  mi  hermano, 
Que  en  lo  robusto  y  lozano 
Es  retrato  de  su  padre ; 
Quitadle  aqui  las  espuelas, 
Venga  una  ropa  gqdoy. 

ESCODBRO. 

Temblando,  por  Dios,  estoy 
De  la  montera  y  chinelas. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Ropa,  Isabel?  Cosa  extraña. 

OO.SÍA  ISABEL. 

Calla,  Leonor;  que  imagino 
Que  quiere  que  eche  el  sobrino 
La  loa  de  la  Montaña. 

No  soy  tan  acomodado ; 
Paso,  que  no  soy,  Señor, 
Ni  recipe  de  dotor, 
Ni  párrafo  de  letrado; 
iRopa  quiere  que  me  den? 
Si  esta  le  parece  mala. 
En  mi  tierra  no  hay  mas  gala 
Que  ser  muy  hombre  de  oien. 

HERNÁN. 

Si  compitiendo  no  están 
Entre  la  envidia  y  el  gusto. 
Mis  hijas  tendrán  mal  gusto. 

DOffA  ALDONZA. 

Y  como  que  le  tendrán.— 
Loco  está  el  viejo,  Isabel. 

,  X8CODER0. 
De  lashyas  me  lastimo, 
Que  les  ha  de  hurtar  el  primo, 
lie  ha  de  casar  con  él. 


SO 


406 

DOflA  LEOBOR. 

¿Si  es  la  gala  del  baúl 
Esia? 

DOSfA  ISABEL. 

Al  cuello  has  de  mirar, 
Que  ha  jurado  de  no  entrar 
Por  las  puertas  del  azul. 

DOÑA  LEO?I01I. 

Da  gracias  desto  á  los  cielos. 

POSa  ISABEL. 

Leonor,  decir  has  querido 
Deslo  de  azul  y  marido 
Algún  concepto  de  celos. 

HERRAR. 

¡Qué  brioso !  qué  alentado ! 
£l  es  mocetou  de  chapa ; 
Llegue  á  quitarle  la  capa 
Un  pulido  almidonado ; 
Mártir  de  nuevas  CDcbillas, 
Que  en  hondas  azules  va 
Pasando  su  rostro  ya 
Un  golfo  d«í  leciiuguillas; 
Llamad,  de  gozo  estoy  lleno, 
A  mis  hijas  y  á  su  lia^ 

¿Quétia? 

HERNÁN. 

Cuñada  mia. 

MO:iTAñtS. 

Cufiada  en  casa  no  es  bueno. 

ESCUDERO. 

Yo  voy. 

DORa  ISABEL. 

Tia  de  mi  vida, 
Medrosa  estoy. 

ESCUDERO. 

Desposadas 
Vengan,  porque  son  llamadas. 

DO.^A  ISABEL. 

¡ Ay  triste  de  la  escogida! 

ESCODERO. 

Ya  vienen. 

HERNÁN. 

¿Tal  mozo  aguarda, 

Y  ellas  tan  discretas  son  ? 

MONTAÑAS. 

Esta  es  la  que  dijo  hambrón, 

Y  aunque  es  loquilla,  e^  gallarda ; 
Si  son  asi  las  costumbres. 

No  hay  querer  ni  pedir  mas; 
Pero  hablo  mal,  y  jamás 
Me  enamoran  pesadumbres. 

DOÑA  LEONOR. 

Hermana,  apercibe  el  si : 
Suya  serás,  que  es  muy  Justo. 

DOÑA  ISABEL. 

El  hombre  tendrá  buen  gusto, 

Y  vendrá  á  escogerte  á  ti. 

DOÑA  ALDONZA. 

¡Qué  quedo  se  está !  ¡  Uay  tal  cosa ' 

DOÑA  ISABEL. 

Tia,  debe  de  esperar 
Que  le  vamos  á  abrazar. 

MONTAÑAS. 

¿Quién  no  perdona  á  una  hermosa? 
Mil  veces,  primas,  os  beso 
Las  manos. 

DOÑA  ISABEL. 

i  Triste  de  mi! 
Acabemos;  que  leroi 
Que  se  quedjba  en  el  beso. 

DOÑA  LEONOR. 

Seáis,  Señor,  bien  venido. 

DOÑA  ISABEL. 

Como  fuisteis  deseado. 


DON  AirrONIO  HUQTADQ  DE  HJBNDOZA. 


HERNÁN. 

¡  Qué  cortésmenie  que  ha  enlrado ! 

DOÑA  ALDONZA. 

De  todas  seréis  servido. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Venís  hueno? 

DO.ÑA  ISABEL. 

Aun  es  iTaro 
De  palabras. 

HONTAÑiS. 

Salud  tengo, 

Y  á  vuestro  servicio  vengo. 

DOÑA  ISABEL. 

¡Ay  hermana !  que  habla  clara. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  pensabas?  ¡  Oh,  cuál  es 
Esa  ignorancia ! 

DOÑA  ISABEL. 

Imagino 

8ue  al  fln,  como  vizcaíno, 
ay  vascuence  montañés. 

HERNÁN. 

¿Cuál  te  parece  mejor? 
Escoge  luego. 

HONTAÑltS. 

No  es  justo 
De  repente  escoja  el  gasto. 
Sino  despacio  el  honor. 

HERNA.N. 

Cualquiera  es  muy  virtuosa ; 
Lindo  entendimiento  enseña. 

MONTAÑAS. 

Paréceme  la  pequeña 
Bachillera  y  mas  hermosa; 
Esotra  es  mas  mesurada, 

Y  en  mi  mujer  me  contento 
Con  mediano  entendimiQQto 

Y  hermosura  acomodada. 
Yo  me  declaro.  Señor, 
Ya  tengo  esposa. 

HERNÁN. 

¿Cuál  quieres? 

IIO.>iTAÑ¿8. 

Tío,  en  esto  de  mujeres 
La  mas  poca  es  lo  mejor ; 
A  la  mas  niña. 

HERNÁN. 

i  Oh  qué  bien  !— 
¿Isabel? 

DOÑA  ISABEL. 

¿Señor? 

HERNÁN. 

Marido 
Tienes;  albricias  te  pido, 

Y  te  doy  un  parabién. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Marido? 

HERNÁN. 

Tu  primo  herm;>D0, 
Cuando  menos. 

DOÑA  ISAREL. 

¿No  es  mejor 
Leonor? 

HERNÁN. 

No  quiere  á  Leonor; 
Dale,  rapaza,  la  mano. 

DOÑA  ISABEL. 

Pesadamente  le  quieres. 

•    HERNÁN. 

Esa  palabra  me  enoja. 

DOÑA  ISABEL. 

Á  Dónde  se  sufre  que  escoja 
Un  hombre,  y  no  dos  mujeres? 
Vengan  mas  primos,  darás 
En  qué  escog«'r  (¡ay  de  mi ! ); 
Mas  si  todos  son  asj. 
Yo  perdono  los  demás. 


¡Oh,  cómo  es  bieo  oileadldo! 
Cíen  mil  años  goees  tWl. 

¡  Jesus! 

OOffA  ALDORIA. 

¿Qué  í»  tié,  Isabel? 

MfAlSAM.. 

Aquf  un  dolor  de 


No  hay  remedio,  esto  ha  de  ser. 

MIa  ISAKL. 

Aun  reslstillo  do  paedo; 
Si  prima  le  tengo  miedo» 
¿Qué  ser&  cuando  m4crT 


Abrázala,  ten  n^s  bzio» 
Llega  de  presto. 

¡AbcnHl! 
Si,que  es  garifo  el  doeed; 
¡  Ay  roí  bien,  ay  4on  Jasa  miel 

■ortaMs. 

No  me  parece  razón 
Sin  dispensación  Ikpf . 

Llega ;  que  pem  ebmv 
Basta  mi  dispensación. 

(Ltefi  4  elmifi 

Salen  DON  JUAN  y  BIRHAU»,  ii 
ralediit. 

BOR  loa- 
Entra  ;  que  bien  lo  he  tiwido. 


¿Sin  llamar?  ¿Bslás  ea U? 

DoanMif. 

¿Cómo  estáis, pobre  de  mi. 
Tan  sin  pena  y  sin  coldnilo, 
Quedanao  beHAo  Uam^l 
Don  Lms  de  PiiraM^? 

D0.^4AUQa«L 

•■aaMip. 

Muy  sosegados  anéo; 

¿Hay  flema  en  el  haodo  igail? 

D09  JOAH.  (4p.) 

Saber  si  el  otro  ea  querido» 

Y  que  esleen  cata  no  ^¡mU, 
Solo  esu  indosiria  la  posdp. 

■ortaMb. 

¿Don  Lnls  queda  taa  heridil 

BsaRAaio. . 
Tiene  tanta  cacl^illeda, 

Y  qne  es  peligrosa  diecp ; 
Unos  el  brazo  maldieeB, 

Y  otros  alaban  la 


¿Gran  cnchilladi»  maaeebo? 

aaaRAa^pu 

¡  Oh  pesia  quien  ma  pfirHI 
Parece  que  se  la  46 
El  caballero  4á  F^S 
No  la  sintió  hasta  dt^aw, 
Y  entrando  en  casa  ua  bsrbeiSi 
Llegó  un  alcalde. 


I 


¿Llegó  un  t1esMa9 

v9Lumth 

La  confesión  le  ~ 
Yaunqueélse 


i  lo  m/vm: 

lo  sTetlffaado. 
«euro,  seSof : 
.dbiua     '   " 


fi*»h  hoco  (m  00  nu- 


mbijidor. 


(a;Ti'niíétpaiitab) 
IflhdMcMtorldo. 
DoiiíOfíi.Wp.) 

lewbieniiaepriube: 
nelii»s«¿l>ledebe 
D  i  la  juaicú. 
lanlaUt  f  ÜTnaa  Pertii) 


3doreBtf4oT 

MflA  ISMU.. 

loo  ^a<s  ifaerido  *. 
),  que  toffisBle. 
lerii^FUrjídor 


qnel  cbirTo'. 

Earedo 


t,  UT>esilapa^; 
iD  blao  leutiiu, 
idodela  vúJa, 

00  deJ  alma. 

1  DDOMS.escuobo? 
I  lodo  eres  locí  \ 


w^k  «uionu. 
abéis  eí¿ent  ido. 

OO.Íf  JStSIL. 

o  be  de  perder 


co  ha;  que  hacer, 
nan  el  mal  herido ; 
tremadas  niñeces! 
Lnli  firme  .estés; 
fi,  que  M  mu  cortés 
U.'úa^eDla  Teces. 

pOMIlUlf. 


íQuébiiaenU^odel» 

nuuROO. 
Qae  dari  cédula  al  aup'. 

No  la  faa  modado  la  anaeocia; 
Siempre  ae  qnleren  loi  dos. 

'  apniAaDo. 
Ea,  encomiéndalo' i  Uú, 
V  i  la  primer  rtTerauit. 

POHItUIt. 


Díjaliy»:qwj( 
Que  sigas  i  gniBi  ,_ 
Esia  es  gana,  Mén  lo  ei 
Has  parece  loHoliila.    ' 

¡Qué  desatinos!  gpéwigalkn! 
SegDir  coB  taHaiorñüá, 
Una  Brmeif  sla  Ms    ' 


BOfULlOM». 

Procura  disimular ' 

Qae  A  don  Juan  haces  4a  gve 

DOffi  ItáBBL^ 

£1  lino  á  de^cobrír  Úe'rra, 
Y  ba  dé  anésa^  en  la  roarí- 

noli  «LDonu. 
fío.e»  nada. 


No  ba  de  quedar  an  m 

Sin  topar  Téünnia  inta;" 
Q^ie  ti  muy  dfilce  TilTáóif 
Lo  civil  déla  Vémnnuí— 
¡  Hermosa  iloAa  tednor! 

•oSi  tffvrOB. 
iSeBord<)p.)pi)ii?  ,' 

POÁa  isuu. 
^Iculfado 

,  ., p-tlEUO  ae  ba  nnga 

Pasó  de  farsil  aflo/,     ^^ 
Pero  fué  gran  4esMi)(p, 
Cpfíipi  berfi(;),na. 


¿Asi  os  rettrait, 


MaLpqm. 


Hucblsimo  daeAo  jnio, 

SQué  ea  telirarme-T  iViMa,bU 
as  firme  en  <^  ri^mandat 
Aunque  esas  tqcás'de  Holanda 
Son  cBsüllo  de  Cajgtbi;^)!. 


mS» 


s- 


TeniDqoeb«f|eá«    ,  ,.„ 
V  engaitado  tffgje^tffoA. 

Jesns  1  í  Vo  bajeza  igoalf 

Bien  parece  mil  jwddo 
ti  amor,  pues  cawW.n 
Qne  le,ofeiu(eD.(iümnw». 


Mp.  jOfa  ii  toandovíin^  pW)- 
rfla  boche,  aanoM  BU  UN?/ 

Holgaré  de  baMr«M'«M. 

MbttUiÉL. 

¡QDéfalsoaeiÜDMWwt 

Haréis  qne  da  w   ' 
Todo  el  sol.  (is 
Abora  tsiu    ' 

ÚnedlM^ 

Tiene  Isabel  caiVa 
Mil  parecerea. ' 


íQim  esto  ntM  }  qabealOMlÍ«t     • 

Qne  Leonor  e«lo«aBe4é! 
¡  Qnépreaia«oii«li<e-ilH 
QoeeajódeMoMI^  .  . 

BMre  DON  LXSf.'^tf'rtfjfné^muf^ 


mHimímmAI' 


468 


BEBITARDO. 

Si  eos  culpan. 

DOIV  LDIS. 

¿Quién  no  admira 
Mi  desdicha?  (Voie,) 

BERNARDO. 

¿Qué  mentira 
No  es  en  crédiio  dicliosa? 
Creyólo. 

DOSÍA  ALDONZA. 

¿Quién  era? 

BERNARDO. 

Un  pi)je 
Mío  ;  ¿qué  digo?  Dn  criado. 

DO^A  ALDONZA. 

No  te  veo  acompañado. 

BERNARDO. 

Hago  siempre  buen  pasaje 
A  ia  familia. 

D05ÍA  ALDONZA. 

¡Qué  buenos 
Seréis  los  dos! 

BERNARDO. 

No  me  canso 
En  reñir;  que  es  gran  descanso 
Tener  un  picaro  menos. 

DOXA  ISABEL. 

:  Que  una  cosa  no  se  ofrezca 
En  que  vengarme ! 

Sale  DON  JULIÁN. 

DON  JOLIAN. 

El  ruido 
Quiero  saber  de  qué  lia  sido, 
Aunque  mas  tarde  parezca. 

DO^A  ISABEL. 

Don  Julián,  linda  venida. 

DON  JULIÁN. 

¿Doña  Isabel,  mi  señora? 

DO^A  ISADEL. 

Don  Julián,  venga  en  buen  hora. 

DON  JULIÁN. 

{Ap.  Agradéla.  es  entendida.) 
Ht?  de  hacerla  una  fineza 
Esta  noche. 

DO^A  ISABEL. 

Gran  favor 
Me  haréis. 

DON  JULIÁN. 

Llevará  primor, 
Tendrá  garbo  y  exirañeza. 

DOAa  ISABEL. 

Bien  le  merece  mi  fe ; 

Y  la  vuestra  ¿es  verdadera? 

DON  JULIÁN. 

Como  yo. 

D05ÍA  ISABEL.  (Ap.) 

No  te  quisiera. 
Aunque  anduvieras  á  pié. 

DON  JUAN. 

Tan  viles  celos  me  dan. 
Que  no  los  puedo  sufrir. 

BERNARDO. 

A  fe  que  no  ha  de  morir 
Tan  bajamente  don  Juan ; 
Mire  us:irced  por  su  vida, 
Que  es  muy  bien  mirar  por  ella. 

DON  JULIÁN. 

No  tengo  que  defendella 
Si  la  veo  acometida. 
(Pónese  Bernardo  en  medio  de  don  Ju' 
lian  y  doña  Isabel.) 

BERNARDO. 

Que  aquf  ha  de  haber  cuchilladas, 

Y  es  tan  honesto  vusté, 


DON  ANTONIO  HURTADO  DB  MENDOZA. 

Que  de  mala  gana  ve 
En  carnes  á  las  espftdas.^ 

DON  JULIÁN." 


Isabel,  si  fo  te  pierdo^ 
Loco  moriré  iÍd  U  : 


¿Qué  merecerá,  galán. 
El  que  viene  muy  hallado 
A  ser  necio  y  ser  cansado? 

BERNARDO. 

Que  le  llamen  don  Julián. 

DON  JULIÁN. 

Destos  hago  yo  desprecios, 
Que  parece  en  bajo  cobre 
Un  (liscrctillo  muy  pobre. 

BERNARDO. 

Tan  mal  como  rico  un  necio. 

DON  JOAN. 

Que  ha  de  haber  pendencia  aguardo; 
Llego  á  quitar  la  ocasión. 

DOi^A  ISABEL. 

Don  Julián  tuvo  razón. 

HOÜk  LEONOR. 

Mas  razón  tuvo  Bernardo. 

D08a  ISABEL. 

Mira,  Leonor,  que  te  engañas; 
Que  es  de  á  pie,  como  don  Juan. 

BERNARDO. 

Por  solo  este  don  Julián 

Se  han  de  perder  quince  Españas. 

{Ap,  Dije  el  concepto;  paciencia.) 

DOÑA  LEONOR. 

¿Y  á  don  Julián  no  conoces, 
Que  es  dc.á  caballo? 

DOÑA  ALDONZA. 

Esus  voces 
Han  de  pararen  pendencia; 
Hermanas,  entraos  adentro, 
Y  si  ha  de  haber  valentía, 
En  el  campo. 

BERNARDO. 

¡Oh cruda  tia! 

DON  JULIÁN. 

Es  muy  pequeño  este  encuentro 
Para  nii ;  yo  me  recojo. 
Quédense,  que  yo  me  fundo 
En  que  no  hay  cosa  en  el  mundo 
Que  me  merezca  un  enojo.      (Vaie.) 

DON  JUAN. 

¿Esto  ha  podido  sufrir? 
;  Oh  optimista  de  la  honra. 
Que  piensa  que  no  hay  deshonra , 
Ni  mas  vivir  que  vivir! 

D05ÍA  ISABEL. 

De  nuevo  mi  amor  empieza ; 

Que  la  traición  enemiga 

La  voluntad  desobliga, 

Mas  no  vence  á  la  firmeza.        {Vase») 

D05ÍA  LEONOR. 

Algo  confusa  me  siento; 

Que  me  lleva  en  mi  afición, 

Aluno  la  inclinación, 

Y  al  otro  el  conocimiento.        (Vom.) 

DO^A  ALDONZA. 

Mi  Bernardo,  adiós.  (Va$e.) 

BERNARDO. 

Yo  estimo 
Ese  desengaño,  ah  cielos, 
¿  No  me  da  á  mi  también  celos 
Con  su  poquito  de  primo? 

DON  JOAN. 

No  estoy  en  muy  mal  estado, 
Cielos. 

BERNARDO. 

Pues,  don  Juan,  ¿qué  ha  fido? 
¿Aun  don  Julián  te  ha  vencido? 
¡  Qué  de  buen  aire  has  quedado! 


Que  no  lomaré  de  ni 
Loca  venganza  decaerdo. 
Tantos  extremos  Inré, 
Que  en  mirándote  perdida, 
Daré,  con  perder  I  a  vida. 
Satisfacción  á  la  fe. 

miiAaao. 

Tomarás  cédala  ahora, 
Y  casaste  de  aoiobioo. 

DOR  JUAH. 

¿Burlas  en  esU  oeaaloa? 


Tomarisla,  ¿qaiéo  lo  ignora? 

Cuando  sin  tioiira  oiiinia 
Viviera,  y  foera  ofendida 
Una  experiencia  mi  f  ida 
De  agravios  de b  fortuna; 
Cuando  para  ni  Tenliira 
Descubriera  en  ta  belien 
Nuevos  mondos  de  riqncnv 
Nuevos  cielos  de  hermoraia; 
Cuando  mi  amor  Invencible 
Solo  ese  remedio  ballanu 
Y  esU  ocasión  le  anmenisra 
Nuevos  lazos  de  Imposible; 
Cuando  (quiero  haeer  la  saín 
A  nuestro  adagio  espaloH 
Fuera,  despreciando  al  sol, 
Hija  al  fin  del  dnque  de  Alba, 
N»  me  casara,  Bernardo, 
Con  ella,  si  be  de  tener 
Mi  legitima  mnjer 
Por  camino  tan  bastardo. 


¿Tú  de  amor  haces  alarde? 
Don  Juan,  tn  líbieía  nienle; 
Que  ostentación  de  pmdeale 
Es  disculpa  de  cobarde; 
i  Oh  qué  honrada  bobcria! 
Pues  mira  lo  qne  en  ni  bONr 
Puede  una  lev«  an 
Y  una  honrada  cor 
Cuando  aquel  dolee 
Naciera  sin  soles  ni  albas 
Fn  las,  no  diyo  en  las  maltas, 
Sino  en  las  Indias  sin  dolé: 
Cuando  en  su  frente  |  sa  caelU, 
Sin  ser  ofensas  tempranal 
DelabaulladeCanas, 
No  se  esca|»ara  un  cabello; 
¡Oh  bien  haya  la  fe  nía ! 
Si  ella  me  quisiera  á  ni. 
Juró  á  Dios,  oonN»  el  Son, 
Me  casa^  con  la  lia. 

(VMS.) 

Salen  DON  JULUN  t  EL  CHÜ 


nonjouAi. 
No  tienes  malla,  no  tienes 
Felicidad  en  servir. 

CaiABO. 

Si  no  han  querido  lenir. 


¿Con  dos  nAsloos  te  tIcms? 
Rogarlas;  anda,  vele. 
Necio;  al  teaügo rofido. 
Pero  al  n<MÍeo  papdo 
La  presea,  el  dobloncelc; 
¿No  trajiste  cbiriartas 
Y  el  órgano  que  adfcrti? 


¿Sonvispefas? 


UM  LOCO  OOM  SD.TEU. 


Pan  mi, 

eninn*  min; 

a  nne  he  Bundtdo, 

UuT 

CMAMk 

"jcooiideris 
ly  deulunbrtdo? 


Deloifloridot 
3S  puedo  nombrarle. 

PON  JDLIM. 

te  M  Mcrf  be 


Mido  ul  hombre, 
orll  ese  nombre. 

lico  legal ; 


Oircanurtolaniente 
Lo  faablaa  de  merecer 
El  amaulf;  el  discreto, , 
V  con  cédula  del  Re;. 


Es  Doa  sierpe  mt  Ka, 

Hi  hermano  ci  do  no  aé  ipA, 

Hi  prímo  nn  dOMIlnado,     " 

HI  padre  nn  Nerón  er«el, 

Uan 

Has  don  :&^  m 

Sa¡tn  DON  JUAN  T  BEBMABDO. 
ownuL 
Digo  qne  bletite        mi. 


e  sloriosa  memoria 

Qaiero  historia 
>sa  *  ola  otad ; 
de  Isabel  ó  Belilla, 

eira  genlilT 


acüu  úe  ni  fe. 
SCUDERO ,  en  la  ventaaa. 

ISCnDtRO. 

ittaT  iOh.cúmosnenal 
lO  qne  dan  placer 
ce  una  guiurra, 
unce  on  almireí ! 


tGaltarraa  do  mait  Dd  hambre, 
A  lo  requiebro  lebrel. 
De  la  reja  del  balcón, 
DoQjuaa,  aíkJoieve. 
mujiun. 
iHar  fflis  penas  qae  ne  ioImbI 
'  Haj  mas  celo*  que  madéil 
íQuiénierit  .:    .i^' 


iSieidoBjBlini 


.  retando  eaii  da  p> 
Llsiooet  «erdaa  I  an  bajo, 
Stqaeleio  córdoba».  . 

MÜJOM. 

De  eelot  mnero. 


Doa  filoi  i  la  niM. 

BOU  ñn. 
1  At  dulce  IftMI    , 


Cna  DiaDO  de  papel. 
Este  si  que  m  teabt 
Agarróla. 


Qne  e«i  I  « J 

Tanto,  qoa  *■     »f. 

Don  Julián,  d  i 

NI 

Loieetosiel 


Trato  d(>»~  4 
Sospecha  trat,. 
Emboste  cnani.. 
Vquectlaa 
YHdlMJto 
Del  En       k 
floa        ..&.._. 
0ae       «       wm 


470 

Qae  solamenle  en  la  mia 
Tememos  á  Dios  y  al  Rey. 
Genie  hay  aqaf ;  ^i  es  justicia? 
Mas  ladrones  poorán  ser. 
Allí  hay  dos,  y  aquí  son  cuatro; 
Picaros,  ¿no  bastan  seis?— 
¿Puédese  pasar,  hidalgos? 

BERNARDO. 

Podrá  quien  tuviere  pies. 

MONTAÑÉS. 

Mejor  quien  tuviere  manos: 
( Tocan  ¡as  guUarrag. ) 

DON  JULIÁN. 

Cantad  mas;  que  me  engañé. 

■ONTA^TÍÍ. 

¿Aqui  guitarras  ?4Qué  presto 
Señas  del  cuidado  hallé ! 

DON  JULIÁN.    . 

Lo  de  Isabel  proseguid. 

■ONTAIÜÉS. 

Eso  no  proseguiréis, ' 
Hidalgos ;  que  en  esta  casa 
Nadie  se  suele  atrever 
De  su  fama  al  generoso 
Verde  sagrado  laurel. 
Esas  músicas  son  briéñás 
Donde  no  pueden  ^ner, 
Ni  mas  que  perder  la  fam'a 
Ni  que  aventurar  la  Te. 

DON  nUkH. 
¿Hay  nuevo  ofícío  en  la  corte 
De  quita-müsicasY  ¿Quiéii 
Os  mete  en  cosas  aljenas?  — 
¡Hola!  Cantad. 

IIONTA5r¿8. 

No  cantéis, 

Y  á  quien  aqui  se  attevle^é 
A  cantar  le  romperé 

El  inslrumeiilo  en  los  cascos.— 

Y  vos  sois  un  descortés, 
Un  necio  y  un  atrevido. 

BERNARDO. 

Por  siempre  jamás,  amén. 

DON  JULIÁN: 

Vos  sois  un  hombre  arrojado ; 
Yo  soy  quien  soy,  y  seré 
Lo  que  quisiere,  y  no  itias. 

MONTAÑÉS. 

Muy  sufrido  parecéis. 

DON  JULIÁN. 

Soy  muy  grande  cortesano. 

Miisicd. 

¿Esto  se  sufre ?  No  estés 
Tan  cobarde. 

DON  JULIÁN. 

¡Oh  buen  cantor! 

MÚSICO. 

Aunque  no  traigo  broqtíel, 
¿Quieres  que  yo  le  acuchillé? 

DON  JULIÁN. 

■ 

Haréísme  mucha  merced; 
Que  es  un  gallina.    . 

monta5I^.s. 
Villanos, 
¡Oh,  qué  mal  me  conocéis! 
{Meten  mano  todos,  sino  don  Julián.) 

BERNARDO. 

Don  Julián  perece  ahora; 
Que  el  Montañés. es  aquel, 

Y  entiende  poco  de  Filis. 

DON  JUAN. 

Yo  le  quiero  socorrer. 

{Saca  una  linterna.) 

DON  JULlAN. 

¡La  justicia! 


DON  ANTONIO  HÚBTADO  Dff  MENDOZA. 


útslto'. 
Gúrai^dtf  fttéra. 

DON  JUAN. 

Desvíense. 

Tenganse. 
Del  solar  del  misiíifo  iniferño 
Es  un  rayo  el  Motrtañés. 
{Vánse,) 


JORNADA  TERCERA. 


8 


Salen  HERNÁN  PERÉZifEL  UtíÜTk' 
ÑÉS ,  con  vestido  negro  p  el  mismo 
cuello,  t  el  escudero,  en  un  aza- 
fate, trae  uno  de  muchos  anchos  y  al- 
gunas cadeniUasí  y  vestido  negro  de 
seda. 

HERNÁN. 

El  dinero  es  fuerte  mdro , 
Nada  cuidado  te  dé ; 
Que  siempre  el  dinero  ftié 
El  sagrado  mas  seguro. 
Aquí  estarás  escondido ; 
Muda  de  traje. 

montaHés. 
Apartad; 
Que  no  está  mi  autoridad 
Pendiente  de  mi  vestido; 
No  gusto  de  cadenillas. 
Ni  (fe  ésds  cuellos  me  den , 

ue  en  otro  estará  mas  bien 

n  bosque  de  lechuguillas. 

HERNAR. 

Ya  estoy  temiendo  algún  daño. 

ESCUDERO. 

¿Hay  tan  peregrino  extremo? 
iíoMtaí^. 

Llevadlo;  que  en  todo  temo 
Que  ha  de  haber  algún  engaño. 

HERNÁN. 

Uno  temo,  y  otro  dudo; 
¿Qué  tienes? 

ESCUDERO. 

El  majadero 
Se  precia  de  verdadero, 

Y  quiere  andarse  desnudo. 

HERNÁN. 

Sobrino,  ¿tú  desté  niodo? 

montaü¿s. 
Hablar  claro  determino. 

HEltNAN. 

Parece  que  estás  mohíno. 

MONTXSrtis. 
Vos  tenéis  culpa  de  todo. 

HEhNAN. 

¿  Ya  das  tan  presto  esa  muestra,? 
¡  Qué  ingratitud !  ¿Yo  culpado? 

M0NTA.SIÉ8. 

tío,  yo  be  sido  engañado ; 
Pena  es  mía ,  culfia  es  vuestra. 
Yo  pienso  que  la  justicia 

Y  el  aviso  (perdonad ) 
Es  prevenida  piedad 
De  alguna  prima. 

HERNÁN. 

¿Hay  malicia, 
Hay  sinrazón  semejante? 

MONTASíáS. 

Yo  de  vos  llamado  he  sido 
Solo  para  ser  marido, 
Que  no  para  ser  amante. 


En  bili  rica  j  herann 
Me  ofreció  vneUneofdm 
Una  posesión  segiin, 

Y  no  esperanza  dodM»; 

Y  he  menester  coo  la  cayada 
Ganarla,  y  vengo  i^peasar 
Que  me  be  Tcpldo  A  .casar 

A  la  vega  de  Granada. 
Son  cosas  poco  nelet 
Que  no  estén  (¡ob  primas  loas!). 
Ni  esus  ventanA  sid  tocu 
Ni  esu  calle  Ün  tocqoetés; 
Ni  lo  culpo  ni  lo  apruebo. 
Mas  que  tenéis.  mHjÉBOy 
Vos  la  verdad  i  lo  adOgáo, 

Y  ellas  la  vidiftloniMfo. 

ü/áaiuitf. 
Eres  nn  desconiédido. 
De  malicioso  eitté  dégo; 
¡Que  un  descoolido  loMf 
Se  convierta  en  $trevidcir 
No  ha  de  dar  da  feodibre  P 
A  on  engallo  tift  ticiflNwto 
Logar  en  el  peMafOfléfinif 
Cuanto  mas  étf  el  aiMaéff. 
¿Cuándo  bK  sido  adipedNits 
Ningún  hombre  bien  nddo? 
¿Quién  ba  entrado  A'  iér  ttarído 
Por  las  puerus  de  cdosof 
Los  daños  itetApreloi  vé 
Con  prevención  cuetdA  el  láMo, 

Y  el  necio, atento* sa  agravio, 
Siempre  los  mira  C9p  % 

Si  no  hay  cosa  c»  qoéjspsMB» 

Y  del  enga&o  haoies  m, 
¿Qué  mujer  do  áéM  iMla, 
Si  basu  que  t&  lo  lAttlMS? 

movtiMtk. 
Yonoséfllosoftts; 
Solo  seque  m>  diü  áüMras 
Ellas  de  ser  hijas  ▼oesMS 
Ni  de  ser  pariénUi  rilM. 
¿Queréis  qae  yo  safra  i  eslíe 
Que  en  vaestta  faiia¿  Satav 
Me  deis  un  peaqttfsúor 
De  mi  cara  y  de  mi  lailef 
Que  yo  soy  tan  Meo  nacMOt 
Qne,*aofiqiie  maa  presaaMy 
La  excedo  para  parienSe. 

Y  sobro  para  narido. 

■faiMa. 

¡Oh,  qué  soberbio 
Advierte,  Laxbel  i 

gue  ser  hidalgo ,  en'el 
8  ser  hidalgo»  y  no  ñas. 

■owrAffis. 
De  Aragón  reioó  en  la  slHa 
Un  hidalgo  qae  eligteroa« 

Y  de  un  hidalgo  se  hidersa 
Los  mas  grandes  de  Castflh. 


En  eso  no^  note  éaialÉi; 
Pero  crecer  los  venas« 
No  con  necias  hldaUiaAt 
Sino  con  fuertes  bwflB. 
Vienes  en  traje ,  qae  Medo 
Preguntarte  si  enteodias 
Que  á  desposarte  véalas 
A  las  Asturias  d^  OTÍedi¡& 
Y  de  suerte,  qaé  Oo  dl|ao 
Que  pensaste,  i  lo  lüllmibki 
Que  Madrid  era  Léoa. 
Corte  de  OrdoBd  ó  BenMS. 
Ya  no  es  el  tiempo  dd  Qid; 
Qué  ahora  mas  ñéoá  sea 
Que  los  grandes  de  Looa 
Los  chapines  de  Haifiid. 

ooikTAMb. 
Si  esto  08  caasáttt  dHfc»<l»i, 
¿Cómo  no  me MkerHiUttf 


■unlw 

dauliiL 

ID  rie*  Mdia  agiurée 
iguno;  mn  mu  Rcoie, 
«Mr  MM  MlMneale « 
aeboj  mñtrtn  MAt. 

nuuiL 
faleparcicoaterDoT 
nigo!  hieneuá; 
lOT  ta  inesro ,  j  ¿ja 
cbaqaea  de  jernoT 
n  ricoi  ÍH)  mUo, 
I  haber  Vtnido 
nena  latido 


iDU  Tcnneía 
]  poca  andón ; 
ri  eolaposenioD 
rbio  en  la  eaperania ! 

atarrlfU. 
iba  qae  no  Tenia 
r«r. 

iQoé  riROT ! 
obmas  el  amor, 
lesUcdHBit. 
tnietiMs. 
<tí»i  Mtgañla; 
di  laforuis. 


liotencfa*  del  gasto; 
D»  porque  «Oj  Tino, 
«  defolerM, 
do  pondré imn  pies 
orcer  ana  mano. 

fortfr?  Blla  te  idon. 

.  Tíncelen  pioco) 
aielmn  ahora, 
le  adrado  ;  blándara, 
hnmlldadTaimr; 
-la;  «Íe(orta  ntaror 
dirse  i  la  btrcnosnra. 

Sale  DORA  ISABfcL. 


1  maso  Bera 
3  vida  bennoM, 
era  entre  el  gamdo 
a  admiración  del  Terde  prado; 
loT,  baa*da 
ora  y  de  niere. 
de  flHDO  tlere 
la  }  carrada, 
en  Tenlor  temprano 
loinmbralMilel  verano; 
lllariiBeíta, 
:io  del  roció, 
MH  TÍoleoio  rio 
ristal  deepeñi, 
eran  en  amores 
lisonjero  de  las  Dores; 

dbjtnaDOinclefia 

gaida  6  muerta 

riniera  aOrófa, 

era  »d  irmoAla 

leí  alba  j  snspensian  del  dia; 

irderilla  j  Tuente, 

I  quejosa, 

espera  j  siente; 
nii  pan  «AiNda 
el  alma  que  perder  ta  vidi. 


BÚA  LO»  CM  BD  fiUt 

Llega,  mira qtwlAéMn: 

Que  aguardar,  ahndo  laa  rada , 

Aquenna  mujer  leiMa 

Es  rictaria  Diiir  gnȒn.  " 

DDJUUIUL 

¡A;  triste !  boreudo  del  mal , 
He  tenido  i  dar  en  ét. 

■MKAll. 

1'Ob,  qué  bermou  eiti  babel  1 
¡s  su  taUe  cdostUI. 

■oMraHi. 
Dejadnos  Solos;  p6r*oa 
y  por  elb  pleuM  bablift). 

Eso  ea  modo  de  agradarla  ¡ 
^ué  ÜDoa  tere  i  loi  dosl 
Dría  que  lias  sido  aicboMi 
Tleroo  la  pide  una  maao; 
Dila:  «Duebosoberaito, 
Cielo  mío,  sol  beruMMo.t 
No  digai  que  ea  una  dea, 
Que  no  es  al  «sot  J  reptra 
Oue  tiene  aa  hermosa  cara 
.nieodimienitt  d«  M. 
(Ap.  Deade  iqnfetcudInlvqtitBro.} 
(SmMAMJ 

Yo  quedo  bien  •dterUdo; 
Por  birbaro  me  hi  tenW«. 

i»(ifla  isAitL. 
De  amores  j  |feMs  draero. 
(SUnleuM  tn  iti  OJu .  f  tpárinüat 

leí  det,  y  eiáiki»  dle«  il  mt»»  im 

juiaen.) 

■OtCT«flli.  {if.) 

Piensa  que  fo  he  de  ro^^artt 
Por  sa  dote ;  ti  jo  ralgfl,.. 
■nmM.  (áp.) 
Solo  sabe  tM  hld^UM. 
Él  no  aclerul  eulMTirtt; 
Pienso  que  U  dbsilU; 

■oNTáAia,  {Ap.) 
Pues  i  fe,  prima  aabdosa, 
Quealgundia... ' 

mAa  nun.  {Ap.) 
I  LlAdi  eou  í 
Castigos  en  prmeU. 

■OilfÁHa.  WJ 
nablarla  seriTonoto, 
Pues  lo  orreci ,  duraawnie. 

mAi  isiin.  {Af.) 
Él  ser&  boTrrado  pariente, 
Pero  desairado  esposo. 
¡Que  don  Juan  fne  olvide  ja, 
V  este  se  me  acerque  tanto! 
aonAMs.  {LlégaA.) 
Prima,  (nSiri tome eapaoio... 

doRa  isABn.  (OetvAuff.) 
Espinlesemotilll. 

■omlAltta.  (LndMtMu  f^Htét.) 
"  «qatí 


Súle  BGRNAN  PÉREZ, 
uniiui. 
Hija,  dime  lo  que  ha  rido. 

DOAaUABXL. 

No  maa  de  qu«  no  he  cfnerido 
Que  se  espante  ^Wto  A  Di. 

na  ÉnijraaterlMt. 


t|}u¿  maa  lemra  r  Bf 
«mariado  f^vorMe* 
Pues  de  qutói  w  !■  ■bn» 
Se  deji  anar  I*  bdiMt. 
TIerao,  j  M>  britOt  ■  l«iMo  t 
iQné  mu  ttiMñw  fMni 
tíoéma8awa,dTMn4. 
A  enamorar  É  na  tfifaatn 


uedo;  que  nohifdWdCbder 
la  mas  baja  m^Süt 


m  la  leona  al  Ü^ttifc_. 
Uo  homora  ooa  evv  bwM 
Ser  MdMrMÍr^  M  JSoM; 
PetoDHlmtltft.MJUto 
Que  siempre  feMmi4pW«. 


■neho  maa  eaMa  M  Uonor, 
Ha*mea8twltim«Dh«  ~ 
No  quiero  eaiántnÚW 
NiesterodlndrrwMtM 
Adore  á  sa  vtMm  IMWmi 
Que  ja  «i  bMoriaaMda, 
y  qae  debe  malla  herida 
A  suf  oJM  qae  i  ni  mta». 
Yo  Mj  poeo  leñparaL 
Desden  papi  eou  deawQ] 
Que  en  mi  «Ida  mlaaM« 
'en  Rae  qnlmese  mal. 


■adre.MdtbeAdalMañU 
lequlebrosnlaKiDUBa: 

Jaéigoma  «fe  le  ¿onoM  . 

TqMstldrtteieatao. 


iQné  >gra*loa  liUeat  vMtoikS^ 

Que  siempre  la Tcrfadr«lM«MBE 
tos  llene  por  MkealKkrtMt 


opadn 
obaj» 


471 


DON  ANTONIO  HURTADO  DE  MENDOZA. 


Que  Tivir  t  estar  sin  ti. 
Hermosisima  Isabel, 
Mí  bien,  mi  cielo,  mi  vida, 
¿Yo  agraviado  ?  ¿Tú  ofendida  T 
¿Yo  quejoso  y  tú  cruel? 
iQué causa,  amores,  te  di 
Para  llamarme  enemigo? 
Que  el  alma  no  está  conmigo, 
Por  saber  que  estoy  sin  ti. 
Vuelve,  y  no  tengas  en  calma 
A  quien  te  ruega  v  te  adora, 
Pues  tu  amor,  dulce  señora, 
Sabe  el  camino  del  alma. 

DO^A  ISABEL. 

(Ap.  Asi  lo  dice  el  Señor, 
Níprimo  tal  viene  i  ser , 
Qae  precia  mas  la  mujer 
La  venganza  que  el  amor.) 
Don  Juan,  ya  me  ves  casada; 
Que  no  hay' daño  que  no  intente 
La  resolución  valiente 
De  una  mujer  agraviada. 
Nunca  agravies  en  presencia; 
Mira  ^ue  son  mal  sufridos 
Los  ojos;  que  los  oídos 
Son  gente  de  mas  paciencia. 

I>ON  JOAN. 

Primera  luz  de  mi  vida. 
Del  alma  temprano  dueño 

Y  de  mis  floridos  años 
Prisión  dulce  en  lazos  tiernos, 
¿Qué  agravios,  qué  sinrazones 
Mis  tristes  ojos  le  ban  becho, 
Que  solo  de  tu  hermosura 
Dan  seña  mis  pensamientos? 
No  me  males,  que  soy  tuyo; 
Que  si  vi  tus  ojos  bellos. 

Para  quiíarme  la  vida 
Llegan  tarde  los  tormentos. 
Si  quieres  satisfacciones, 
A  tus  pies,  Señora ,  vengo 
Bañando  en  lágrimas  tiernas 
Tantos  arrepentimientos. 

DOÑA  ISABEL. 

¡Qué  bien  pareces  quejoso! 
Los  hombres  asi  están  buenos; 
Que  viven  los  conüados 
£n  jurisdiciontle  necios. 
¿Qué  he  de  hacer?  Tengo  marido, 
£1  me  adora  y  bien  le  quiero, 

Y  como  no  empieza  el  ^usto, 
Aun  no  llega  el  escarmiento. 

DON  iOAN. 

¿Ayer  vino,  y  hoy  le  casas  ? 

Solo  en  mis  males  pudieron 

Caber  siglos  de  desdichas 

Ku  solo  instantes  de  liempo. 

No  lo  digas;  aunque  en  mi 

Los  imposibles  son  ciertos. 

Quizá  podrá  ser  que  viva 

Ln  tanto  que  no  lo  creo; 

¿Por  qué,  mi  bien,  me  has  dejado? 

DO4SÍA  ISABEL. 

Don  Juan,  que  han  de  ser,  te  advierto, 
En  lo  que  aun  no  importa,  üuos 
Amores  que  son  discretos.        ( Vase.) 

DON  JOAIf. 

:Ah  fácil !  como  tu  amor 
bra  niño  y  lisonjero, 
Vivia  en  ifacas  prisiones. 
Mal  pendiente  de  si  mesmo. 
¿Tan  poco  duran  los  bienes? 
Tanto  engañan  los  deseos? 
Tan  presto  de  tanta  gloria 
Señas  y  esperanzas  pierdo? 
De  los  grandes  edilicios. 
En  quien  mostraron  soberbios 
Su  jurisdicion  los  años, 
Su  monarquía  los  liempos, 
En  las  ya  mudas  ruinas 


Perlas  reliquias  vemos , 
Para  despertar  descuidos , 
Para  avisar  escariAientos; 
En  sus  violentas  hazañas 
Perdona  siempre  el  incendio 
A  bronces  para  testigos. 
A  mármoles  para  ejemplos; 
De  las  fabricas  de  nieve 
Que,  ayudadas  de  los  vientos, 
Sobre  los  montes  levantan 
Ambiciones  del  invierno. 
Aun  deja  el  verano  ardiente 
Contra  la  ley  de  su  fuego , 
Contra  el  poder  de  su  llama 
Blancas  memorias  de  hielo; 
Pues  de  amor  al  ediflclo. 
Con  obligación  de  eterno. 
Que,  á  pesar  del  mundo,  apuesta 
Duraciones  con  el  cielo, 
¿Cómo  ban  faltado  cenizas 
Que  digan  en  su  silencio: 
«Aqui  hay  luces  de  un  amor 
Que  fué  mas  y  duró  menos»? 

SaU  DOSA  ISABEL. 

D05fA  ISABEL. 

Ya  no  me  puedo  sufrir; 
:Qué  bien  quedan  satisfechos 
Mis  mal  fingidos  rigores 
Con  tan  dulces  sentimientos ! 
Generoso  dueño  mió, 
¿Dejar  de  ser  tuya  puedo? 
¿Tan  necia  soy  yo,  mi  vida? 
Tan  mal  gusto,  mi  bien,  tengo? 
¿Cómo  es  posible  olvidarse 
Amor  que,  siempre  venciendo, 
Vive  en  lo  mejor  del  alma 
Alado  al  entendimiento? 
Don  Juan,  el  peligro  es  mucho, 
Ni  padre  constante  j  viejo , 
Mi  primo  altivo  y  dichoso. 
Yo  desdichada  y  tú  cuerdo. 
Llévame  luego  contigo; 
Mira,  mi  señor,  que  temo 
Llorar  desventuras  niias 
P3n  duros  bronces  ajenos. 
Si  eres  pobre,  yo  te  adoro; 
No  podré  advertir  en  ello. 
Que  en  las  descomodidades 
Tiene  amor  ojos  mas  ciegos; 
Y  no  pienses  que  es  flaqueza. 
Que  jamás  culpadas  fueron 
Gallardas  resoluciones. 
Quise  lomar  por  remedio... 
Parece  que  te  mesuras ; 
¿No  me  respondes?  ¿Qué  es  esto? 
¡Ah,  como  siempre,  sois  todos 
En  las  venturas  soberbios! 

DON  JUAN. 

Oye,  mi  señora,  escucha. 

'    DO.SIA  ISABEL. 

¿Qué  he  de  escuchar?  ¿Esto  espero? 
¿Conmigo  traiciones  tantas? 
¿Para  mí  tantos  de.^recios? 
¿Tú  quieres  bien?  Tú  eres  noble, 
Tú  galán,  tú  caballero? 

Entra  BEBNARDO. 

BERrfARDO. 

¡Tia  y  primo  se  me  antoja 
Cuanlo  en  esta  casa  veo ! 
¿Sí  ha  venido  aqui  don  Juan? 

DONA  ISABEL. 

¿Despreciar  mi  casamiento? 

BERNARDO. 

¿Casamiento?  Aqui  fué  Troya; 
Dense  batalla  de  celos. 

DOÑA  ISABEL. 

Dejar  de  ser  mi  marido 


Cuando  en  tus  manos  me  entieio, 

No  hay  discnlpn,  eres  nn  looo; 

A  ser  de  mi  primo  TaeHro. 

Moriré  por  no  rogarte; 

Que  la  o^jeza  delrnego 

Profana  de  la  bermosara 

Los  altos  merecimientos.       (Fsa 


Pues  bien.  Principe  (¡qué  « 
Este  es  paso  lindo  y  tierno 
Para  que  te  vuelvas  loco. 
Vaya  de  furia  y  de  extremos; 
Don  Juan,  arroja  la  capa; 
Ea,  derriba  el  sombrero; 
Di  «¡cielo  airado!!,  y  préñala 
Por  el  alma,  y  niegue  el  cuerpo; 
Vaya  lo  de  la  memoria 

Y  razón,  y  todo  aquello 
Que  está  obligado  en  comeiSii 
A  decir  quien  pierde  d  seso. 
Don  Juan,  para  ser  poela 
(Que  los  buenos  son  diserelos). 
No  he  visto  Jamás  en  nadie 
Tan  desmentido  el  ingenio; 
Que  el  hacer  coplas  ¿oalái  dodi 
Oue  es  el  pedazo  mas  nello 
bel  entendimiento  bamano. 
Hechas  con  entendimiento? 

DORJDAH. 

¿Hay  hombre  mas  desdichado? 

BEUUBDO. 

¿Hay  hombre  que  sepa  mcaM? 
¿Desdichas  Damas  las  evlpas 

Y  antiguos  engafioa  nnestros? 
Desdichado  es  quien  goUena 
Prudente,  acertado  y  cnerdo 
Sus  cosas,  y  luego  salen 
Ofendidas  del  suceso ; 
Pero  á  Isabel  t&  la  pierdes 
Por  solo  un  capricho,  siendo 
Un  serafin  de  doblones 

Y  un  fénix  de  amores  nnevo. 
Si  aguardas  á  que  se  mwra 
Su  viejo  padre,  te  advierto 

gue  el  desearles  la  muerte 
s  el  Jordán  de  los  vieJCMk 

nON  IDAH. 

Ni  me  disculpo  ni  aguardo 
Mas  <^ue  i  morir;  que  ni  apera 
Mas  riqueza  que  adorarla. 
Mi  mas  bien  que  el  mal  qie  teap. 
Bernardo,  yo  nací  pobre; 
Nobleza  y  valor  me  dieran 
Mis  padres,  y  quietamente 
Se  casaron  mis  aboeloa. 
No  quiero  pleito  y  msder; 
Que  i  un  neo  esatnmmienis 
Ganarle  por  enemigo 
Sobre  costnmbrea  oe  sa 
Soy  hombre  de  blen.y  l 
Mayorazgo  un  peqneio« 
No  be  de  deslucirlo  Amaños 
De  dorados  menoapredoa; 

Y  en  fin ,  ¿cómo  be  deeneargam 
De  un  sol ,  de  nn  ángel*  teaiaads 
Posesión  en  pobre  can 

Y  esperanza  en  rico  plcüof     (^ 

BEaHAnno. 
Hay  mengoado  seos^anlef 
ln  toda  mi  vida  tí 
Cuerdo  tan  ñiera  de  al 

Y  tan  encogido  •■nt^tt 

Safo  LUISA. 


i 


¿Si  es  don  JnanT  Ro,  ya  se  baiÉs 
Vuelvo  4  dedrqMht 
£1  picaron. 


BEftRARDO. 

Por  an  lado 
rsa,  y  favor  la  pido 
eñora  donada 
coDTento. 

LUISA. 

Ah  señor 
nazo  de  amor... 

BCB^IARDO. 

^mos,  decamarada, 
eneróos  un  ralo? 

LUISA. 

>he  llegado  á  ser  tía; 
ra  él,  por  vida  mia, 
está  niño  este  plato. 

BERNARDO. 

le  un  tantico  deja; 
todo  un  poco  entiendo. 

LUISA. 

no  le  queman,  siendo 
5  déla  ley  vieja? 

BERNARDO. 

I  agravio  y  deshonra? 

LUISA. 

¿DO  la  tiene  miedo? 

BERNARDO. 

a  decir  puedo 
;  ha  llevado  mi  honra; 
tlática  parece, 
ado  tomajón. 

LUISA. 

e  le  duele  el  doblón, 
lio  me  parece. 

BERNARDO. 

se  llamaba? 

LUISA. 

El  hombre 
tiablarmal  de  Luisica; 
»abe  que  Marica  ? 

BERNARDO. 

?a,  y  ¿con  ese  nombre 
^e  á  ser  fea? 

LUISA. 

Y  diga. 
;  grande  la  beldad 
ave  ancianidad 
I? 

BERNARDO. 

Quedo  amiga; 
u  niñez  y  agrado. 

LUISA. 

uy  malo  el  bellacon. 
^ale  D05ÍA  ALDONZA. 

DO.SÍA  ALDONZA.   (Ap.) 

y  Bernardo  son  ; 
liarán? 

BERNARDO. 

Hasme  dado 
ntento  y  solaz. 

DOÑA  ALDO.>iZA.   (Ap.) 

ia  mis  ojos  ven? 

LUISA. 

;  todo  su  bien. 

BERNARDO. 

1  gusto  mas  rapaz;  . 
a  lia  mis  deseos? 

LUISA. 

es  gran  compadre. 

BERNARDO. 

devoto  del  padre 
lotos  Macabeos. 

DO.^A  ALDONZA.  (Ap.) 

BS  bellaquerías? 


CADA  LOGO  CON  SU  TEMA: 

LOISA. 

Eso  no  lo  entiendo  yo; 
¿Porqué? 

BERNARDO. 

Porque  se  llamó 
No  menos  que  Malatias. 

DOÑA  ALDONZA. 

¿Cómo  se  llamó?— Picana, 
Entraos  adentro,  y  no  mas. 

LUISA.  (Ap,) 

La  lia  es  un  Barrabás.  (Vage. 

BERNARDO.  (Ap.) 

Disimulo,  y  cierra,  España. 

DOÑA  ALDONZA. 

¿Matatías? 

BBRNAIDO. 

¿  Por  ventuta 
El  ser  p  docto  te  aflige? 
Vive  Dios ,  que  es  lo  que  dije 
De  la  Sagrada  Escritura, 
Y  que  hablar  cosa  en  contrarío 
Es  caso  de  InquisicioD. 

DOÑA  ALDONZA. 

Dignísimo  socarrón, 
Fingido,  inconstante  y  vario, 
¿Con  una  niña  un  mancebo 
Tan  sesudo?  ¡Qué  dolor! 

BERNARDO. 

Junto  en  un  cuerpo  de  amor 
Testamento  Viejo  y  Nuevo. 

DOÑA  ALDONZA. 

Bueno  ha  estado  el  desengaño. 

BERNARDO. 

¿Yo  engañarte,  madre  mia? 
¿<Ya  no  sabes  que  una  tia 
Es  yerba  contra  el  engaño? 

DOÑA  ALDONZA. 

Por  antojos  presumidos 
No  tengo  lo  que  ya  espero. 

BERNARDO. 

Han  dado  en  llegar  primero 
Los  años  que  los  maridos. 

DOÑA  ALDONZA. 

Si  me  quieres,  veré  yo 
Ahora... 

BERNARDO. 

¿En  qué  cosa? 

DOÑA  ALDONZA. 

Amigo, 
En  que  te  cases  conmigo. 

BERNARDO. 

¿Agraviarte  yo?  Eso  no. 

DOÑA  ALDONZA. 

¿Agravio? 

BERNARDO. 

Y  traición  también; 
Digo  que  traición  se  llama 
El  casarse  con  la  dama 
Que  se  está  queriendo  bien. 

DOÑA  ALDONZA. 

¿Traición  casarse  con  ella  ? 

BERNARDO. 

Sí,  traición  se  ha  dé  llamar 
El  casarse,  que  es  lomar 
Remedio  de  aborrecerla; 

V  tan  Gno  soy,  que  digo 
Que  be  de  amarte  hasta  la  muerte; 

Y  asi ,  por  no  aborrecerte, 
No  he  de  casarme  contigo. 

DOÑA  ALDONZA. 

Ya  no  mas  palabras  locas; 
No  entraréis,  pues  esto  pasa. 
Vos  ni  don  Juan  en  mi  casa. 

BERNARDO. 

¿Esas  canas  y  esas  tocas 


178 

I  Y  esa  noble  autoridad 
I  Enojarse?  ¡Qué  indeoendi! 

DOÑA  ALDONZA. 

Ya  sé  tu  libre  insolencia 

Y  tu  ciega  libertad; 
Ya  sé  que  no  eres  fiel. 
Que  aun  la  herida  de  don  Luis 
Mentistes,  y  que  fináis 
Por  el  dote  de  Isabel ; 
Pues  en  vano  se  os  antqfa 
Mentir  á  vuestra  codicia. 

)  (Ap.  Ni  me  ruega  ni  acaricia. 
Ni  el  traidor  me  desenoja.) 
No  lograréis  los  engaños; 
Sola  es  vieja  la  pobreza; 
Que  hay  madres  con  gran  belleza 

Y  lias  con  pocos  años. 
Otros  mejores  que  tú 
Me  ruegan,  y  ansi  me  vengo. 
Que  por  cara  y  edad  tengo 
Doce  barras  del  Perú.  ( Vate,) 

BERIIARDO. 

¡Quién  fuera  bien  entendido 
Para  volverse  aqni  loco! 
¡Ah  cielos!  ¿cómo  sé  poco. 
Pues  tan  i^ran  dote  he  perdidol? 
Luego  fuera  caballero; 
Que  cualquier  persona  rica 
Caballero  se  fabrica 
Del  polvo  de  su  dinero, 
i  Doce  barras!  ¡  Qué  desden! 
Mas  para  mí  voluntad 
Son  muchos  siglos  de  edad 
En  pocos  anos  de  argén... 

Sale  DORA  LEONOR. 

DOÑA  LEONOR. 

Contenta  de  bailarte  aqni 
Vengo,  porque  be  deseado 
Darte  de  cierto  cni|Íado 
Alguna  cuenta  de  mi. 
Bernardo,  la  cortesía 
En  los  hombres  siempre  ha  sido 
De  nuestro  asrado  y  sentido 
Una  blanda  tiranía. 
Si  anduvo  don  Juan  conmigo 
Tan  cortés,  que  pudo  hacer 
Que  yo  pudiese  vencer 
Otra  inclinación ,  amigo, 
Dime,  y  dime  la  verdad : 
Andar  a  pié  (¡qué  disgusto!) 
¿Es  necesidad  ó  es  gusto? 

BERNARDO. 

Es  gusto  y  necesidad. 

BOÑA   LEONOR. 

¡Qué  mal  caso! 

BERNARDO. 

Él  es  un  hombre 
Que  de  nada,  que  no  es  culpa. 
Ni  se  corre  ni  disculpa; 
Y  es  tan  bienquisto  su  nombre. 
Que,  si  engolarse  quisiera 
En  lo  que  llaman  prestado. 
En  calle  Mayor  ó  en  Prado 
Potro  caballero  faera. 
El  duque  de  Alba  Femando 
A  un  sastre  le  preguntó: 
«¿Cómo  os  llamáis?!  Respondió: 
«Señor,  Toledo.»  Temblando 
El  sastrecillo  de  miedo. 
De  las  orejas  le  asió 
Mohíno  el  Duque;  decia: 
«Toledano,  v  no  Toledo.» 
A  muchos  <      veo  yo 
A  caballo  L.     ra  ansi; 
Necio  ei  o  si , 

">^o*  .^. 

L»  «n  notable 


474 

LléTete  Dios  á  goiar 
La  jineta  perdurable. 

DO^A   LKOMOII. 

Si  rico  le  hiciera  yo, 
I A  caballo  no  andamia? 

BERNARDO. 

Por  comodidad  si  baria , 
Pero  por  soberbia  no : 
Que  pienso  que  la  fffualdad 
Seria  su  mayor  glorn , 
Aunque  es  falla  de  memoria 
Siempre  la  prosperidad ; 
Mas  no  recibas  enojo ; 
Él  no  es  bueno  para  tí. 

DO^A  LEONOR. 

¿  Que  no  es  bueno  para  mi? 

BERNARDO. 

Tienes  principe  el  antojo; 
Si  hay  ventolera... 

DO^A   LIONO*. 

Mal  sabes 
Mi  elección,  y  á  los  señores. 
Por  mas  buenos « por  mejores, 
Por  mas  ilustres,  mas  graves, 
Y  porque  á  todos  exceden 
En  grandeza,  los  estimo 
Con  respeto,  v  me  lastimo 
Que  son  mucno,  y  nada  pueden. 

BERNARDO. 

Ricn  has  entendido  el  modo. 
Vives,  Leonor,  engalSadá; 
¿C^ómo  quo  no  pueden  nada? 
¿  No  ves  que  lo  mandan  todo  ? 
Un  señor  es  de  temer. 
Que  manda,  y  no  es  Importuno; 
Que  nunca  falta  i  ninguno 
Mil  doblones  que  oflrecer. 

Sate  DON  JULIÁN. 

DON  JULIÁN. 

Ya  en  efecto,  como  yerno, 
Entro  sin  llamar. 

BERNARDO. 

Leonor, 
Tu  saborido. 

DO^A  LEONOR. 

Mejor 
Oirás  mi  cansancio  eterno; 
Es  un  cansado  ignorante. 

BERNARDO. 

Yo  pienso  que  él  y  don  Juan, 
<^mo  si  fuera  en  Adán , 
Pecaron  en  aquel  guante. 
Nada  le  da  pesadumbre ; 
¡Qué  felicidad! 

DOÑA    LEONOR. 

Ha  hecho 

Í Oh,  qué  afrentoso  provecho! 
)el  sufrimiento  costumbre. 

BERNARDO. 

Dale  unos  celos  de  á  pié 
Conmigo. 

DOÑA   LEONOR. 

Es  un  majadero; 
No  tendrá  celos. 

DON  iUUAN. 

Ver  quiero 
Dónde  está  Isabel. 

BERNARDO. 

Yo  sé 
Que  ha  de  rabiar;  que  en  amor 
Siempre  hay  celos. — Don  Julián» 
Favorecidos  están 
De  Isabel  y  de  Leonor 
Dos  hombres  en  esta  casa, 
Diciéndose  los  traidores 
Mil  requiebros,  mil  amores. 


DON  ANTONIO  HURTADO  DI  IIBNDOZA. 


DON  JULIÁN. 

¿Eso  es  verdad? 

BERNARDO. 

Esto  pasa. 

DON  JULIÁN. 

Tienen  celestial  agrado ; 
¡Oh  mujeres  de  los  cielos! 

BERNARDO. 

Ten  celos,  bestia ;  ten  celos, 
Majadereo  confiado. 

DOÑA  LEONDH. 

Deja,  no  hagas  caso  dél. 

BERNARDO. 

¿Que  nada  qüléré  sentir? 

DON  JOtlAR. 

De  nada  me  he  de  podrir, 
No,  por  vida  de  lübel. 

SaU  EL  MONTAÑÉS. 

■ONTAÑáa. 

Leonor  es  mas  recogida. 

Mas  retirada  y  honesta, 

Y  aun  es...  Mas  ¿qué  gente  es  esta? 

DOÑA  LEONOR.  {Ap.) 

Mi  primo ;  ¡  yo  soy  perdida ! 

BERNARDO. 

¿Qué  temes? 

DOÑA   LEOlfOR. 

Sus  atrevidos 
Sospechosos  ardimientos ; 
Que,  como  cuenio  de  cuentos, 
Ks  marido  de  maridos.  ( Vc§é.) 

Montañas. 

¿También  Leohor?  BieO  están 
Criadas  estas  doncellas; 
¿De  qué  sirve  ser  lan  bellas^ 
Si  no... 

BERNARDO. 

¡Al  arma,  don  JaliaR! 

DON  JULIÁN. 

No  es  bien  ayudar  en  nada 

A  la  muerte;  que  al  morir 

Harto  le  ayuda  el  vivir.  (fátto.) 

BERNARDO. 

Mi  alma  con  vuestra  espada. 

■ONTAÑis. 

Este  es  el  uno.  Es  mal  hecho 
Que  á  las  casas  principales 
Se  atreva  á  personas  tales. 
Sin  virtud  y  sin  provecho; 
Entrar  aquí  de  ese  modo , 
Diga,  ¿quién  se  lo  mandó? 

BERNARDO. 

Soy  muy  comedido  yo. 
Nunca  me  lo  mandan  todo. 

MONTAÑÉS. 

Yo  soy  muy  poco  apacible 
Para  donaires;  ¿qué  aguarda? 

BERNARDO. 

Hombre,  que  pareces  guarda 
De  la  puente  de  Hautíble, 
¿Qué  lias  visto? 

Sale  DON  LUIS. 

DON  Ll'tS. 

Resuelto  sigo 
Este  error,  aunque  me  prendan; 
Que  es  mavor  mal  que  ne  ofendan 
Tantas  dudas. 

MONTAÑÉS. 

Ta  le  digo 
Que  si  aqui  vuelve  otro  dia.«. 


Suplico  ajaste. 

MORTAlMa. 

Hablador, 
Vaya  con  Dios. 


¿Yo  tenor? 
¡Pesia  Unu  valentía !  '  ( MHe  «i 

¡Pesia  tanto  hablar! 

DOS  LOIS. 

iQaé  escacha 

Bien  baya  la  poca  honra 
Del  Julián,  que  la  éeahonra 
Mira  por  la  vida  mucho. 
Voyme;  que  gran  gente  acadfcfra 

DOa  LDU. 

¿Qué  veo? 

«OfftAJttl. 

¿Qoé  ealoy  niraadot 

DOR  LUIS. 

El  caso  me  esti  obligaodo 
A  que  lo  crea  y  16  dnde. 

■ORTAJtti. 

¿No  eres  don  Lola? 

aoM  Lili. 

DenLaiiisy: 

Y  ¿ta  el  Montases? 

HOlfTAÑtS. 

¿Ke€itis 
Herido? 

DON  UJIS. 

No  vi  JamÉa 
Tal  engallo,  no  lo  estov: 

Y  ¿tú  no  quedaste  herido? 

«OlITAtta. 

¿Herido  yo?  i  Hay  tal  maldad? 


Ya  es  fácil  hacer  fardad 

Lo  que  de  ambos  han  abatida. 

Sale  doRa  Isabel 

DOffahaaBL. 
¡Oh,  qué  invención  lán  eilfaift 
He  pensado !  Maa  ¿qné  miro? 
Ya  lo  dudo  y  ya  tal  adiairo. 

DO*  un. 
EsU  es  la  amistad  de  felfala. 

■oirrAMa* 
Don  Luis,  la  espida  HaÉpeáie. 
iNo  es  justo  ser  enemigoi; 
Que  hace  Secaros  amiioa 
Pendencia  que  nada  ofende. 
Destacasa  áentíamliÓéCoca 
Este  engaño  y  f^lsedld; 
¡  Qué  primas !  Qoé  autoridad! 
Una  es  necia  y  otl4  cA  loca. 
Va  sé,  priMO,  qoe  hai  vcnidh 
De  Isabel  enamoradd, 

Y  en  mirarte  deadMmiar 
Pienso  qae  la  haa  mat  acida; 
Mi  nobleza  le  asegeia. 

Su  esposo,  don  Luiai  aaiáa» 
Porque  hoy  ha  de  poder  mal 
Tu  razou  qoe  mi  féMM. 

•       DON  LOÉI.MIÍ) 

¿Si  acaso  saber  bMenla 

Mi  pecho?  Mas  no;  qee  ha  riit 

A  Madrid  reden  fiddií, 

Y  aun  no  es  poslM  4Étf  1 

6off« 
¿  Hay  ul  liberartdatf  r 
Aun  no  tiehé  On  drf  1 
Parte  don  Luk. 


DON  LUIS. 

Yo  me  fio 
Ira  noble  amistad; 
>or  nn  ofendido , 

iro  y  de  vida  ajeno, 
re  ba  dé  ífsf afr  el  ímetio 
í  del  desvalido, 
aombre  en  el  mundo  faerle 
:ba  que  declina; 
a  vive  y  camina 
lantedelá  ^erle; 
,  de  aver  óórtésario , 
slopniendéréfs: 
aquéoíennrrétídeis 
)re  de  bien  e*  temprano. 
na  rica  hazaña, 
nueva  y  piadosa , 
•ueba  generosa 
•de  la  Montaña, 
f  iodos,  menos  doña  ísahet.) 

DOÑA  ISABEL. 

,  de  primo  eñ  primo; 
a  vez  no  bá  de  ser, 
morir  ó  vencer. 

lie  HERNÁN  PÉREZ . 

HEBNAR. 

nto  la  nueva  estimo ! 
.cómo  no  mirsfs 
a  ?  Que  ba  llegado 
nsacion. 

DOÑA  ISABEL. 

¡Qué  enfado! 

HERNÁN. 

¿De  qué  suspiras? 
ites? 

DOÑA  ISABEL. 

¡Ay  desdichada ! 

HERTfAPf. 

íes?  Qué  ba  sucedido? 

DOÑA  ISABEL. 

O  hubíeraf  nacido! 

HERNÁN. 

¿Qué?  No  temas  nada. 

DOÑA  ISABEL.  {Ap.) 

n  finjo ! 

HERNÁN. 

Está  segura , 
el  alma  conmigo; 
soy  y  tu  amigo. 

DOÑA  ISABEL. 

nía!  Qué  desventura! 

HERNÁN. 

te  dé  buena  dicha; 
,  amiga,  hermana.  • 

DOÑA   ISABEL. 

ida  mas  temprana, 
itigua  desdicha. 
!re  mió» 
dulce  nombre! 
dre  dos  veces 
V  ser  noble; 
de  Guevara, 
Jo  joven , 
s  mancebos, 
os  hombres, 
li  los  ojos , 
o  entonces 
!  un  aliña 
azone$. 
on  Luis 
s  prisiones, 
uertes  lazos 
uayores ; 
os  suspiros, 


tktk  toca  Wtt  Sü  TEMA. 

Con  tiernas  mottéi. 
Con  nuevas  fiuezas, 
Con  dulces  amóréiSy 
Halló  en  mí  de*á(tichtf 
Muchas  ocasiones , 

Y  en  mis  pocos  a&os 
Resistencias  pobres. 
Con  blanda  vioieQcia 
Robó  (no  te  asombres) 
Del  mayor  cuidado 
Las  tempranas  flores. 
Son  fáciles  selvas^ 
Son  plumas  veloces. 
Las  que  fueráá  antea 
Imposibles  moirféli. 
Siempre  en  e!  amor 
Tienen  loser^oreis, 
No  solo  discalpar/ 
Pero  adulaciooog; 
De  mi  esposo  ¡ay  triste»! 
Ay  hombres  tratdOfe»! 
Me  dio  la  Mlabray 
Que  atrevido  rompe; 

Y  teniendo  en  poco 
Mi  sangre  y  mi  dote, 
Que  ya  son  ofensas 
Las  obligaciones. 
Me  deja  burlada. 
Padre,  pues  corf(fe*e§ 
Tu  antigua  itoMéxa, 
Tus  claros  blasones , 
Señor,  no  consientas 
Que  el  desprecio  logre, 

Y  Guevaras  sean 
De  tu  honor  ladrones ; 
Que  yo  de  mi  ^i^áf 
Cobraré  en  rigOflf^és 
Deudas  que  un  ingrato 
Niega  y  desconote; 
Cansando,  afligídi, 

Si  no  me  socorres , 
AI  mundo  cOu  quejas» 
Al  cíelo  con  voces. 

HERNÁN. 

¿Qué  es  burlar?  Qué  te  desvela? 
Casaráse,  aunque  le  pese» 
Cuando  su  Guevara  fae&é 
El  mismo  conde  don  Vela. 
Si  es  Guevaf£í,  laDta  gloria 
Encierra  la  sangre  mía. 

DOÑA  ISABt:!.  {Ap.) 

Herile  por  la  faidatgufa : 
Amor,  ¡  victoria,  victoria ! 
Ciego  con  su  calidad, 
Que  es  su  mayor  desatind. 
Ni  se  acordó  M  sobrino. 
Ni  culpó  mi  libertad. 

Salen  EL  MONTAf^ÉS  t  DON  LUIS. 

MONTAÑÉS. 

Yo  reduciré  á  mi  tio. 

DON  LOIS. 

Temo  la  cólera  suya. 

no!»TAÑ¿s. 
Isabel  ha  de  ser  tbya. 

HERNÁN. 

Bizarro  sobrino  mió. 
Ahora  de  tu  valor... 

H01fTAÑ¿S. 

Mira  que  está  aqui  don  Luis. 

BERNAII^ 

Pues  juntos  los  dos  venis» 
Juntos  volved  por  mí  honor. 

montañés. 

¡tío! 

DON  LUIS. 

Mi  señor,  ¿qué  furia 
fis  esu? 


4rt 


BBlKlfAir. 

Venid  comnigo 
A  cobrtf  de  nn  enemigo 
Una  deada  y  una  injari». 
No  da  espacio  la  desdicha; 
Allá  h  causa  os  diré. 

■mvTAÑis. 
Conítiso  Toy. 

DOll  LUIS. 

Vo  seré 
Aun  desdichado  en  la  dicha. 

( Vanse  toé09  i  mÉna$  d&Hé  ¡$aM.) 
Salen  DON  JÜÁN  t  ¿ERNARDO. 


béMaíiH).  t<^cho 

!  Don  Juan,  ¿aqiif  Met«elves?  ¿No  te  he 
í  Queeste  Cid  moiiCaiés,^aé  efrstf  licorfa 
Envaina  la  que  á  nadie  no  perdoñíav 
Ya  que  no  en  lo  reténeo,  en  lo  fiero 
Fué  segundo  vülano  disl.  Danubio, 
Celoso  aniverstl  como  dilHvie? 

DOír  JUAIC. 

Con  este  enredo  que  te  di^o  estorbo 
El  casamieotede  laabel ,  ponleBdo 
Demanda  ante  el  Vicario. 

BBBIIAADO4 

¿En  nombre  tuyo? 

DOü  joait. 

Dios  me  libré.  Depv^e  de  un  don  Car- 
Del  primer  apélNm  Gampanoso*  [los 
Diciendo  que  Isabel  le  ba  dado  cédula; 
Que  la  mentira  es  madre  de  los  pleitos. 
Pues  ha  engendrado  con  error  profan- 
EI  encaño  los  pleitos  en  el  mundo;  [do 
Que  SI  miro  á  Isabel  eñ  0(1*0  dueño. 
Será,  con  alma  tÍeí*Aa  y  afligida , 
Lo  menos  del  teorir  perder  la  vida. 

átáUARiio.  [gas? 

¿Cuándo  se  huelan  Íé8  qaejuegan  ca- 
Mirando  sa  cattsancio  y  su  ntiga , 
Pregunuba  á  vív  jinete  so  criado; 
Y  así,  yo  quiero  |/ri?gohta^le  ahora. 
Viendo  tu  amor,  ta  pena  y  tu  cuidado, 
¿Cuándo  se  huelga  un  triste  enamora- 

DOÑA  ISABBL.  [dO? 

¡Qué  bien  trazada  cesa! 

miNMtoo. 

Alerta,  digo; 
Mira  nn  ángel  de  perlas. 

DOÑ  ioüif . 

Ay  amores, 
¡Qué  linda  está! 

BEHIIABDO. 

Siáfe^eomottnas  flores. 
¡Oh  simple, que,  siguiendo  una  locura, 
César  dejas  de  ser  de  su  hermosura! 

00(1  JOAN. 

Sin  dada  que  Isabel  me  quiere  menos. 

ákRMAftiMi. 
¿En  qué  lo  echas  de  verf  ¡Notable  cosa! 

DOIf  jtAlf . 

En  que  me  ha  parecido  mas  hermosa . 

do.4a  ISABEL;  [aire, 

(Ap.  Borlarme  qaÍero;estoT  de  tan  buen 
Que  loque  fué  dólórserá  donaire.) 
Don  Juan,  ¿vuelves  por  mi?  Mi  bien,  mis 

[ojos, 
¿Qué  agnardas?  Tuyli  Soy,  llévame  lue- 

DOR  iuaÍi.  .  tso. 

De  abundancia  de  lux  estoy  tan  ciego. .. 

BERNARDO. 

Ruegaen  al  angelito. 

DON  JUAN. 

Es  todo  en  vano. 


mmá 


rilriM 


Éi 


áft 


COMEDIA  FAMOSA 


mouBá 


HAY  VIDA  COMO  U  HONRA, 


DEL  DOCTOR  JUAN  FBHEl  DB  momáLVMM. 


)LOS  OSORIO. 

RNANDO    GEN 

S. 

,  graeioto. 


PERSONAS. 


DON  PEDRO,  vUJo. 
EL  VIRE  Y. 
UN  SECRETARIO. 
DONA  LEONOR. 


SSTELA. 

LAURA. 

CL  CONDE  ASTOLFO. 

INÉ8,«rMÉ. 


TKODORO 


H 


NADA  PRIMERA. 


)N   CARLOS  OSORIO,  e^ 
,  1 THIST KN,  su  criado. 

DOTf  CARLOS. 

es  de  mi  fortuna? 

miSTAlf. 

isf  estás  muy  galán. 

DON  CARLOS. 

er  pobre,  Tristan ; 
primera  cuna 
aquesta  estrella. 

TRISTAlf. 

y  mala,  pues  Leonor 
ira  tener  amor. 

DON  CARLOS. 

DO  fuera  por  ella , 
»iera  sido  de  mi? 

TRlSTAIf. 

grillos? 

DON  CARLOS. 

Ya  se  trata 
irlos  ¿  plata ; 
mto  estaré  asi , 
ne  quiere  escuchar 

TRISTAN. 

Es  un... 

DON  CARLOS. 

Detente , 
ojes  neciamente; 
ido  caso  el  honrar 
cia  es  justicia. 

TRISTAN. 

ín;  pero  no  cuando 
isticia  arrastrando 
I  y  la  malicia; 
njusticianobace, 
Ücia  para  un  hombre. 

DON  CARLOS. 

ler  solo  el  nombre, 
tal  ves  se  disfrace, 
ritió  un  hombre  mirtr    * 


Con  riu  alguoairfntiirft 
Tan  ffrosera  y  lio  obsenri. 

SneleobliffaáiDDrmurarf 
as  si  el  mitoio  que  la  ofende, 
Por  las  letras  qne  á  loa  piéa 
Tiene,  ve  qae  Ináf^ea, 
Aunque  el  pinoel  reprebende, 
Humilde  y  con  el  sombrero 
Quitado,  ¿no  revereneia 
Su  retrato?  Baefidencia. 
Pues  de  la  Jnatícia  ioflero 
Lo  mismo :  bien  puede  aer 
Que  esté  tan  bmI  retratada. 
Que  no  se  pareica  en  nada 
A  quien  deoe  parecer: 
Mas  la  vara  es  en  renglón. 
Que  dice :  f-Yo  aoy  jQsUeia;t 

Y  no  obstante  an  malicia. 
Se  le  debe  adoración ; 

Que,  aunque  aea,  alendo  Ingrata 
A  su  nombre  soberano. 
Pintura  de  mala  mano, 
Bn  efecto,  i  Dios  retrata; 

Y  no  es  justo  que  loa  dos 
Intentemos  ofender 

A  quien  puede  reaponder 
Qae  es  un  traslado  de  Dloa. 

SaUn  DON  FERNANDO, #ita,if 

camino,  con  grtlloo^  i  TBODÓBO, 

criado. 

noooBO. 

¿  Hay  Un  extrallo  aueesoT 

DORRaioiiao. 

Teodoro,  lo  porrenir 
¿Quién  lo  puede  provenir? 

Tioaoio. 

¿Tü  desta  suerte?  TÚ  preao? 

DON  RaxAikno. 

Trató  mi  padre  casarme 
Con  doña  Leonor  de  Ibarñ, 
Mi  prima,  mqj     bitarrá, 

Y  que  ^^L rarme 

Antes  de  vi         ^ané  ei, 
Según  (         .  .>€ 
Lleoo  a  C 


Sobre  aalpicar  i  mihoBliré, 
Acaao  ala  culpa  nia, 
MedQotaldeflttala, 
Hombre  al  tede  b^B  Boabn, 

?neáapetraae«eobfl|é 
á  darle  de  ctatamop. 
Sin  eiperar  á  otroa  pMMM. 
LlegóUjvaüda,ydl6 
En  que  eí  hombre  ertába  herido 
(Costumbre  ó  codlda  antigua); 

Y  asi,  iBleDlne  at  áverina» 
Adonde  fea  ne  baa  traído, 

Y  adonde  yo,  por  no  baoer 
Con  mi  tío  y  eos a^oapou 
Mi  cordura  aoapeeboaa. 
No  me  be  querido  faler 
En  eatode  BU  ll|for, 

Puesto  <nie  con  lelute  eacadoa, 

aue  batan  babJar  A  loa  mmáoOf 
edioe  el  procurador  " 
Que  de  aquí  aM 


Bao  ea  uegodar  ealtawio. 
TaiarAii. 

Bao  ea  aquel  dou  Paiuando 
Que  te  dye. 


Oyo,alllealá, 
Y  aun  Bilraiido  cou  eutdade , 
Aquel  Mdalgo,  do  fuifli 
Dieea  lodoa  laiÉO  blau. 

•^•^F^PW»    IW^^^Wr    W^^KIf^^W    ^^^^^WUw 

iOBCtiLea, 
Qué  brioso  y  qué  alentado! 


Hablarte  quiero. 


r«k  «w 


AcáfleM^ 
taiarAiLMp.) 
Ya  ae  nlraii ,  91  ao  Acpa , 
Ya  ae  abraiao»  ji  ai  nM«Hi. 


Toda 

Li  cároaL  Mp:  I  OiMH  praüMla  1 

"aaíioiuyapL 
VoaaMhomla. 


478 


EL  1>0CT0R  AJAN  ^EBEZ  DE  HQHTALVAX. 


TBISTAR.  (i4p;) 

¿Quién  tal  pensara? 
Por  un  ojo  de  la  cara 
No  harán  una  reverencia. 
¡Qué  tales  están  los  dos 
Para  danzar  un  torneo ! 

I>0.<*l  CÁKLOS. 

Si  por  la  cárcel  granjeo 
Un  amigo  como  VOS , 
En  deuda  soy  á  los  grillos. 
Pues  ban  sido  los  terceros. 

DOX  FERNA»^DO. 

¿Quéharémo»? 

doucírlos. 
Entreteneros; 
Naipes  hay,  y  mis  librillos 
He  traido;  escoged,  ea, 

Y  sentaos. 

DOM  FER^IAÜDO. 

Mejor  será. 
Pues  tiempo  nos  sobrará , 
Hablar  en  algo  que  sea- 
De  mas  gusto ;  y  asi ,  os  ruego, 
Porque  os  he  cobrado  amor 
Desae  que  os  vi ,  que  el  valor 
Rinde  y  aficiona  luego. 
Vuestra  prisioq  qo/e  di|^9 ; 
Que  por  esas  escaleras 
La  cantan  de  mil  maneras. 

OOK  CARLOS. 

Puesto  que  tanto  me  honráis , 
Oíd  f  si  os  hago  servicio. 

TEODORO. 

Ya  están  asidos  los  dos. 

TRISTAX. 

Pues  juntémonos  los  dos 
A  rezar  en  este  oficio. 

{Saca  Tristan  vna  bv$ia  dp  naipeif  jf 
vanse  ¡os  dos  eriad^.) 

DON  CARLOS. 

Ya  OS  habrá  dicho  esa  gente 
Que  soy  don  Carlos  Osorio, 
Caballero  de  Valencia , 
Mas  noble  que  venturoso. 
Nací  hidalgo  como  el  Rey, 
Mas  tan  pobre ,  que  me  corro, 
Vive  Dios,  de  haber  nacido 
Para  ser  blanco  afrentoso 
De  los  buenosy  los  malo/s, 
De  los  unos  y  los  otros; 
Que  es  la  pobreza  un  lunar 
Tan  feo,  que  en  cualquier  rostro 
Sirve  de  escalón  obscuro, 
Adonde  tropiezan  todos. 
Viéndome,  en  fin,  desvalido 
De  la  fortuna  y  el  oro. 
Patrimonio  que  da  el  cielo 
Al  formar  al  hombre  á  soplos, 
Estudié  de  humanidad, 
Que  es  lo  que  llaman  los  doctos 
Buenas  letras,  lo  que  basta 
A  un  cortesano  curioso. 
Danzo  también ,  corro,  esgrimo, 

Y  cuando  se  ofrece,  toco. 
Sin  melindre,  una  vihuela 
En  su  metro  numeroso; 

Y  sobre  todo,  hago  versos. 
Sin  decir  mal  de  los  oíros, 
Que,  para  el  siglo  que  corre. 
Os  prometo  que  no  es  poco. 
Determíneme  á  no  amar, 
Porque  fuera  lance  impropio, 
Siendo  pobre,  divertirme 

En  empleos  amorosos; 
Que  amar  sin  tener  qué  dar, 
O  es  preciarse  de  muy  loco, 
O  tener  hedía  la  cara 
Al  desaire  de  andar  corto. 
Mas  viendo  á  Casandra  yn  4.1? 


(No  es  este  su  nombre  propio, 
Mas  callóle  por  modestia). 
Quedé  mudo,  quedé  absorto, 

Y  quedé  mas  pobre  que  antes. 
Pues  liberal  á  mi  modo, 
Hasta  sin  alma  quedé , 
Por¿]Uia  ^  (erJé  á  si^  fúfi. 
Amábanla  PeUciau», 

Floro,  Alberto,  Lucidoro 

Y  el  conde  Aslolfo,  si  bien 
Con  mas  licencia  qué  todos 
El  dicho  Conde,  por  ser 
Mas  noble  j6  mas  poderoso. 
AntQió^le  ( jqué  dicna !) 
Bajar  UQa  pirf  e  al  ^oty 

A  enamorar  á  sus  ninfas 
O  á  dar  nieve  á  sus  arroyos; 

Y  jrifüeudo  piar  ^  rl9 

fin  su  coche,  y  tras  él  Ploro, 
El  Conde,  Alberto  y  Ricardo, 

Y  yo  también,  que  iba  solo. 
Como  carta  que  en  el  juego, 
Donde  el  amor  pide  otq^, 
Es  figura,  y  oo  ganancia, 

Y  asi ,  la  descartan  todos , 
Sucedió  9ue  los  caballos, 
Atentos  a  un  alboroto 

8ue  mas  adelante  hacia 
I  placer  de  a' ganos  mozos. 
Se  alteraron  de  manera , 
Que,  sin  atender,  fogosos, 
A  los  preceptos  del  &eoo. 
Rompiendo  el  cristal  sonoro. 
Se  abalanzaron  al  rio 
Con  tal  furia ,  que  el  piloto 
De  aquella  encerrada  barea 
Probo  el  agua  y  nidio  el  golfo. 
Ya  lo  veis;  Casandra  enlonces , 
Sacando  el  turbado  rostro 
Por  el  canal  del  estribo , 
Con  acentos  lastimosos, 
Piedad  al  cielo  pedia 

Y  á  sus  amantes  socorro; 

Mas  ellos  (¿quién  tal  pensara?). 
Como  peíías,  como  troncos 
Inmóviles ,  al  remedio 

Y  á  su  voz  estaban  sordos. 
Llego  yo  enlonces ,  y  ciego 
De  ver  su  tibieza,  arrojo 
El  vestido,  amique  era  tal , 
Que  me  hiciera  poco  e8tort>o; 
Salto  al  agua,  esgrimo  el  braío. 
Hiero  el  aire,  el  cristal  rompo, 

Y  al  coche  voy,  que,  parado. 
Parecía  verde  escollo. 
Cercado  de  plata  falsa 

Y  de  sucesivo  plomo. 

Entré  dentro,  y  ella,  ansiada 
Con  el  susto  y  el  asombro, 
Al  cuello  me  echó  los  brazoi, 

Y  en  los  mios  la  acomodo 
Sin  ali/ío ;  qii/e  la  priesa 
Dio  licencia  a  tan  forzosos 
Favores,  que  aun  el  recato 
Que  hasta  alli  fué  melindroso, 
Dicen  que  enseñó  al  cristal , 
Por  no  decir  á  mis  ojos^ 

De  la  coluna  de  seda 
No  sé  qué  seda  con  oro. 
Iba  Casandra  sin  pulsos, 

Y  caia  sobre  el  hombro 
Izquierdo  mió  su  cara; 

Y  como  el  golpe  fvríoso 
Del  ajjiuu,  con  mis  vaivenes. 
Me  combatía,  ella  y  todo 
Mudaba  sitio  á  la  cara, 
Tanto,  que  sus  labios  rojos 
Vi  tal  vez,  como  de  paso. 
Con  los  mios  venturosos 
Encontrarse  sin  querer; 
Porque  entre  su  cielo  hermoso 

Y  entre  mi  rostro  no  habla 


Mas  tabigne  que  «i  roflro. 
En  esto  ya  aot  amantes, 
O  corridos  ó  eoTidlosos, 
Se  hablan  escondido.  En  fin, 
Casandra,  de  aqael  asombro 
Cobrada,  cou  on  soaplro. 
Que  el  aire  guardó  con  otroi, 
Corriendo  las  dos  pestaftas, 
Poé  sumiller  de  sos  ojos; 

Y  apenas  volvió  en  sa  aenerdo, 
Cuando,  salpicando  i  Irosos 
Con  viva  sangre  la  nieve, 
«SeSor  don  /UrVos  4)8^, 
Me  dijo,  para  anerérof 
B^^taba  solo  el  abofp 

De  ser  auien  sois,  y  saber 
Que  os  debo,  no,  no  lo  Ignoro, 
pof  f  jk>s  de  Tolanlad; 
Pero  ahora ,  qoe  conoico 
Que  08  debo  también  la  vida. 
Creed  qoe  á  mi  enenla  toaio 
La  paga ,  y  creed  también 
(Esto  cubriéndose  el  rostro) 
Que  os  tengo  amor  y  algo  mas-i 
Con  esto  quedé  tan  loco, 
femando,  que  aan  nocni. 
Por  ser  mío,  tapto  gq^; 
Qoe  es  en  un  hombre  aoali^ 
El  favor  tan  sospechoso. 
Que  volvi  á  mirar  ai  «ampo 
Por  ver  si  hablaba  con  otro. 
Estaba  cerca  on  molino, 

Y  para  con  mas  decoro 
Poder  seoaifípp  j  xesüiM. 
A  su  sagrado  mié  acofa. 
Alli  estuve  hasUll jucha; 

Y  al  volver,  entre  vnos  daos 
Me  paréelo  qnetebtefBBUS, 

Y  con  masaieocfopv  fpgo 
Hablar  seis  hombres  tan  caca. 
Que  casi  con  ellos  iopd; ' 

Y  con  la  luz  que  la  lima 
Daba  pródin,  oonoMO 

Que  era  el  ConABf  hmaM^i. 
Que,  como  á  waipúera,^  n  loro, 
Me  acosan  y  n^é  mlru: 
Mas  yo,  diestro  y  org^DnlQio, 
Al  primero  qae  epoói^rí. 
Que  ftaé  acaso  el  conde  lUlolfo, 
En  la  mano  de  la  espada 
Alcancé  nn  mandoble,  f  Mo 
De  una  vena  el  pdmer  lele^ 
Bañó  de  púrpKi»4a|  pofpo. 
Llegó  entonces  b  jvpi4ci^ 
De  la  Hermandad,,  ope  ql^qoplo^ 
De  aquel  canipQ  Tjfjf^, 

Y  sin  oir  en  mi  aliono 
Mis  disculpas,  al  Virey 
Me  llevan,  qae.fisBraae 
Solo  connügo,  ^afy 
Porque  vio  ane  jñHai^p/ita. 
Maniatado  biio  UlMiniD 

A  este  obscorp  caletais  t 
Donde,  á  pesar  de  la  enfkUa, 
Vivo  el  hombre  jum  Mioso 
Que  tiene  el  mando.  AfflU  9*^ 
De  agüella  deida^.qqb Ipvéoo 
Regalado  ea^^  q)a.r 
Aquí  me  escribe,  >f  respowiv 
Lo  menos  de  id  me  atalp^ 

Y  lo  mas  de  lo  qoe  igpwo. 
Esu  es.  Femando,  m  WsMrii. 
Esta  la  luí  que  enemoto. 
Esta  la  aurora  qjve  alffO, 

Esta  la  dioba  qoe  to»i 
Esta  la  vida  qoe  f  a 
Esta  la  suerte  qnol 
Esta  la  uloffia  qoe  t 

Y  esU  la  glosfta  qne; 


Main 


Ítem  rma< 

lioo  08  tdritrto 
qfor  de  Valeaoia; 
M  9  oel^lmda. 

TBISTAH. 

noDoio. 
ba... 

TR|6TÁN, 

Una  ep^MiMtoi 

«re  y  triat« , 
la,  mala,  baeoa, 
parte  peaa, 
ly  tasto  f  chiale 

POil  ciRLoe. 
aes  di  priaaero 

TM8TAII. 

aes  ¿no  es  mejor 
la  peor, 
>cado  postrero 
paella  mala? 

DON  CARLOS. 

que  puede  ser, 
s  se  bao  de  sab^r, 
sea  tan  mala 

ror  llena, 

je  en  el  pecho 

ifoyecbo 
» la  ^neñ^ ; 
aede  ser 
1  el  regalar, 
;je  al  pesar 
icome^r; 
9  maestresala , 
bien  qne  me  des; 
¡mpo  habr4  después 
r  de  la  mala, 
iba,  di  presto. 

flISTAR. 

e  libre  eatáa. 
ena. 

MMICÁBLOS. 

¿No  Bits? 

TIUSTAV. 

s  ¿es  b^r^  ^t^? 

BOn  CARLOS. 

el  Conde? 

TRISTAN. 

Si; 
i  informado 
rden  lia  dado 
¡as  dje  aqui. 

DOR  oírlos. 

IBISTAR. 

Digo 
idejdpn  fpri^i^^o.., 

l»oif^ÁRM>9. 

el  alma  ieBiblao4o  I 

TRISTAN. 

blando  conmigo, 

ae&or 

• 

RON  CARLOS. 

¿Qué? 

TRISTAN. 

Pariente ; 

ro»«i 


m  MAI  Wk  «WP  U  PffWét 

,  ffM|inui. 
Viendo  en  eslaéa  á  LoflMTt 
Ya  me  entiendes»  mw  7  MHl« 
Le  enTil  á  casar.., 

iPaesbien? 

TRI8TAR. 

No  conmigo « 

1H)N(U9L08. 

Pdm  icqQ  ff|i4»l 
Tuaraa. 
Dice  el  sierro  qao  ooo  eHa. 

RoacÁRLoa. 
i  Cor  Leooort 

TRISTAR. 

SI,  (^pn  ÜMfipr. 
PPIICAIV.P9. 
¿Dicealo  de  varasY 


81. 

DORCÁRLOf. 

Todo  el  cielo  soM  m| 
Se  ba  caido. :  A;  ^Iw  Wprt 
Ya  no  pae<)e  \%  jbnpufi 
Mi  dar  mas  ni  quitar  4g^ 

TRISTAN. 

l&d  tf^cto  Ubrf  flst^.  ' 

RP«CÍ||fQ6. 

El  oro  negoció  presto; 
Y  Tiene  A  ser  lo  peor 
Qae  la  bistoria  de  Leonor* 
Aunque  con  n«9^|p  MW^^ 
Le  be  contadp. 

ROR  rRRRANRO. 

Pues,  amteo, 
i  No  me  dais  el  paramenr 
Libre  estoy. 

ROnCÁRLOi. 

YjolinnbleD. 

DON  riRNARRO. 

¿VostaHDbienf 

DOHe&RLOt. 


Si,  Fernán 


Mp.  ¡Ayeneaigof) 

100... 


AMiftpiilM»o. 
ijrilaabon 


Esmii¡gr|n49«liiif'g|to. 
(ilp.iHRytalraetM?>  . 


Una  hya,  noy  bism'» ' 
81  acaso  yo  no  no  «Mfto , 
Ha  de  tOMr.  (4».  iiy  rmíí) 

DOirftniuiiRo. 
¿  Llámase  doSa  LeoÍM#^ 

DON  CÁRI.09.  \$9^ 
Por  mi  mal  y  por  mi  dalo; 


A  ver  á  f  neslni  Casaadra 

DORCiaUW. 

Aunque  deg^  safanandra 

Soy  oe  su  fuego,  y  fa  adora 

Toda  el  alma,  ralÉ las  dos 

DelanochenopoMf 

{Ap.  Trisun,  ¿qp^.d(Dit?iM  fcW*^) 

TaisTAN.  {^á^.  (i  4et  jGMai.) 
Disimular. 

DORFlMUlIRp. 

Pues  de  tos. 
Puesto  que  lugar  babrA  \ 
Me  be  de  ampa^r. 

.     ,     .       .        wPfWW,TlWW!f 
Aqui  estoy,  si  acaso  importo. 

don  PRRNA9D0.. 

Yo  soy  npevo  en  el  lugaff 
No  sé  las  calles^  y  ojoneró 
Que  á  onf  casa  ipeUéf^fs^ 
Qae  acaso  ponoceréft... 

DON  CiALRaw 

(Ap.  ¿Eso  masf -Qitloa,  i^  ospoiiof) 

Y  es... 

no«. 

De( 


Discreto  solB  ;t  MM  «oc 
Bl  alma  mt  MMb  Mo, 
Sabed  que  Tengo  Ofsaéfr 
Con  elfai. 

,  nON<;JteW.(4fl.) 

RpmmMpo. 

¿Qué  dices? 

donoímor. 
(i<p;lAytrtrtet),Hp> 
Que  es  mny  taiMMi  adir. 
(Ap.  ¿EatoesaopiréfiMitrf) 

ron  jMNimo. 
Mbrad  que  féali  ponaiigo 
Hasu  ponera^»  M|  p|i  .M^ 

Esto  ¿en  qué  filbi||pMA 

MedianaRMan  Ír jnho.  . 

RON  oírlos,  (ip.) 
Lo  qae  aborf  por  JBÍ  MM : 
Tal  estoy,  qveV  M'qNipu' 

VeiUd;  porque  fM^fiNlllll. 

(i|p.¡Mao0io««oft)lbriÉ«i 

¿Cómo? 

noNqipp«|^ 

MsR  ALomiQi  fifimí  i  BL  GOlfDB, 
ees  taulta  MtaailMidli  é  AOSa 
LEONOR  t  llCitf  I  m  9mU: 

DOfá 

VaesefioHa  do . 
No  ba  de  pasar. 


•f 


'   Daleñ'i^akfRSR 
Por  todo  pasi.  " 

BOiUuOIIOR. 

NoesVoslR. 

Sieaupreeiw 

polAiMinn.  ~ 
SoyqntaftiL 

Pnes  tomar  agnaliAiteR 

•Do  nn  bombriu;qÍé  (jhini  qaiti? 

NodanlqttitR,8iior< 
MastengcfRlnguaieMOi   •      . 
Avnqve  sea  atoalROitii  * 
AqaeilfiHfc  «MPÍ^NW 


ImsiMí 


y\*f 


4S0 

§ae  á  sus  m&rgenes  le  itreve; 
Tuelta  la  grtna  en  niete » 
Temo  sil  furia  cruel; 
Porque ,  si  tropiezo  en  él , 
Es  fuerza,  Señor,  llamaros, 

Y  no  quiero  aventuraros 
A  que  os  arrojéis  i  ¿I. 

C05DE. 

Ya  os  entiendo;  mas  responde 
Mi  amor  que  la  voluntad 
En  una  publicidad 
Tal  vez  el  amor  esconde. 

OOifÍA  LEONOR. 

Es  engaño,  señor  Conde ; 

gue  el  hombre  <^ue  ve  ¿  su  dama 
on  peligro  en  vida  6  fama, 

Y  la  suya  no  aventura, 
O  revienta  de  cordura, 

O  es  muy  poco  lo  que  ama. 
Mandadme,  Señor,  en  cosa 
Que  pueda  serviros  yo, 
Mas  en  cosas  de  agua  no, 

§ue  es  para  mi  peligrosa ; 
si  es  ocasión  forzosa , 
Gusto,  lema  ó  interés. 
Yo  entraré  al  agua  cortés, 
Mas  con  condición... 

C03fDB. 

Ded. 

D05ÍA  LEONOR. 

Que  esté  don  Cirios  alH , 
Por  si  peligro  después... 
Aunque  no,  no  quiero  tal; 
Porque,  si  al  agua  se  atreve, 

Y  bollando  la  riza  nieve , 
Me  socorre  liberal , 
Podrá  ser  que  le  esté  mal , 

Y  que,  envidiando  su  suerte, 
A  la  noche  se  concierte, 

En  disimulado  alarde, 
Algún  nadador  cobarde. 
Que  salga  i  darle  la  muerte. 

CONDE. 

A  tan  necio  responder 
La  mejor  satisfacion 
Será  quitar  la  ocasión, 

Y  dejaros  por  mujer; 

Que  después  yo  sabré  hacer... 

DOflA  LEONOR. 

¿Qué  ha  de  hacer  vuesefioria? 

CONDE. 

Vengar  esa  grosería. 

D05Ia  LEONOR. 

¿Cómo? 

CONDE. 

Matando,  pues  puedo... 

DORa  LEONOR. 

¿A  quién? 

CONDE. 

A  don  Carlos. 

DOÜA  LEONOR. 

Quedo. 
{Ap.  ;  Ay  Carlos  del  alma  mía!) 

CONDE. 

Vos  veréis... 

hOñk  LEONOR. 

Es  rigor  fiero. 

CONDE. 

A  quien  mereció  esos  brazos... 

DOÜA  LEONOR. 

¿Cómo,  Conde? 

CONDE. 

Hecho  pedazos. 

ttoRk  LEONOR. 

Pues  ¿yo  digo  que  le  quiero? 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALYAN. 


CONDB. 

No ;  mas  tengo  por  agüero 
Que  compitamos  los  dos. 

W}ñh  LEONOR. 

¡Señor  conde  Astolfol 


CONDE. 


INÉS. 


Adiós. 


¿Qué  has  hecho? 

CONDE. 

Voy  á  trazar 
La  muerte  que  le  he  de  dar 
Para  vengarme  de  vos. 

DO.ÍA  LEONOR. 

Matar  á  Carlos  mi  enemigo  quiere 
Para  que  yo  le  quiera  agradecida; 
Muerta  debo  de  ser,  muerta  ó  herida. 
Pues  en  Carlos  me  hiere  si  le  hiere. 

Que  yo  viva  sin  Carlos  no  lo  espere, 
Porque  tengo  á  su  vida  el  alma  asida, 
Y  es  descomedimiento  de  la  vida  [re. 
Que  viva  el  cuerpocuando  el  alma  mue- 

Conde  cruel,si,por  mirarme  esqui- 
Solicitas  de  Carlos  la  venganza,  [va, 
A  tí  te  está  mejor  que  CáHos  viva; 

Que,  aunque  por  él  mi  desamor  te  rU 
Si  vive,  vivo  yo,y  estando  viva,  [canza. 
Tal  vez  podrá  engañarte  la  esperanza. 

(Vanu.) 

Salen  ÜON  CARLOS,  DON  FERNANDO 
T  TRISTAN. 

DON  FERNANDO. 

¿Llegamos  ya? 

DONCÁRLOtf. 

Yr  llegamos. 

DON  FERNANDO. 

Vive  Dios,  que  está  una  legua 
De  la  cárcel  esta  casa. 
¡Válgate  Dios  por  Valencia ! 
Hecho  pedazos  estpy. 

TRISTAN. 

Señor, ¿dónde  vas?  ¿Qué  intentas? 

DON  CARLOS. 

Nosé,TrisUn. 

TRISTAN. 

Yo  lo  creo; 
Pues  dime ,  ¿con  qué  conciencia 
Traes  á  este  hombre  arrastrando 
Por  calles  y  callejuelas 
Dos  horas  bá  sin  parar. 
Dando  vueltas  y  mas  vueltas? 

DON  CARLOS. 

Mira,  en  pensar  que  le  llevo 
¡Ay  Trístan !  á  que  la  vea, 
A  que  la  adore,  y  quizá 
A  que  se  case  con  ella ; 
Pues  llegar  á  ver  sus  oJos 

Y  adorar  sus  luces  bellas, 
Aunque  parecen  dos  cosas, 
Para  mi  son  una  mesma , 
Me  pierdo,  tanto,  que  tuve 
La  mano  en  la  espada  puesta 
Para  darle  de  eslocadas. 

TRISTAN. 

Y  eso  ¿diceslo  de  veras? 
¡Jesús!  ¡Qué  mal  pensamiento! 
Reza  muchos  creaos,  reza. 
Porque  Dios  te  guarde  el  jnido. 

DON  CARLOS. 

Menos  tendré  cuando  veas 
Que  doy  voces  como  amante. 

TRISTAN. 

Y  aun  como  loco  pudieras. 


Tristan ,  Va  señor  iqué  tiene, 

?oe,  ya  estirando  lu  cejas, 
a  los  ojos  en  el  cielo. 
Y  ya  el  semblanle  en  la  tierra, 
Va  hablando  consigo  ^ahm* 


TRUTAN. 

Señor,  ni  amo  es  poeta, 

Y  los  tales,  coando  escribea. 
Mudan  mas  de  cnnlrodentas 
Caras  en  una  hora  sola ; 
Porque,  si  es  de  cosa  úena. 
Se  retozan  ellos  mismos. 

Se  miran  y  se  goijean ; 
Si  de  guerras,  se  ensnyonao. 
Se  encolerizan  y  emperne 
De  manera,  qae  tal  vea. 
Llevados  de  aquella  idea, 
Encasqneuudo  el  sombrero, 
Al  primero  con  que  encoeelru, 
Como  si  fuera  de  Holanda, 
De  Francia  6  Ingalaterra, 
Diciendo  :  c¡Santiago,  á  elk»! 
¡Cierra ,  España !  ¡  Todos  muera  I 
Le  dan  dos  ó  trea  paladas 
O  le  quiebran  la  cabeBa. 
Ahora,  qne  abrió  los  bnios, 

Y  dando  al  sesgo  una  voelia, 
Se  puso  en  orate  /lr«lres , 
Escribe  sin  dvda  quejas. 

DONCilLOS. 

Este  loco  siempre  está» 
Aunque  el  mundo  ae  reraelva, 
De  gracia ;  lo  cierto  es, 

Y  bien  la  color  lo  moestn. 
Que  al  volver  por  esa  csqaiu 
Encontré  al  Conde,  9  la  nena 
Del  enojo  y  de  los  celos 

Me  ha  pneslo  desu  manera. 
(Ap.  Ello  ba  deser;pQes¿qnéigsii 
¡Denme  los  cielos  paciencia!) 
Esta  es,  Fernando,  la  easa.^ 
Llama,  Tristan,  *  esa  puerta; 
Mas  lente,  qne  desde  aqni. 
Con  mediana  diligencia. 
Puedes  verla  antes  de  bablarii. 
Porque  elU  y  snpriaia  Bucli, 
Cantando  á  las  almohadlllai, 
Para  entretener  la  fiesta, 
Han  hecho  Jardín  al  palio. 

noN  rauuaN. 

Y  Estela  ¿vive  con  ella? 

DORCiaU». 

No  vive;  pero  el  aiMir 
Que  la  tiene  es  de  Bañen, 
Que  se  Juntan  cada  día. 

Desakbreu  um  estná»^  «s  faijd 
hácUnéé  ImHr  DOllA  LKOW 
E8TEU  T  LAUBA. 

TUTAIL 

Si  chirimtu  hubiera. 
Fuera  tramoya  á  pié 
Mu  escucha,  que  yai 

LADRA.  (Gnfs.) 
DeMfffNertf»  Virciie 
LabefU  OUmp* mfm$¡at 
Mas  porfié  te  itevf  elalM 
Que  porque  dkmi^rkUa», 

¡Ápíme$,tritUt 

DOiU 

No  trates,  Laora,  de  qHfm; 
Quejparece  que  oa  psasnii 
Miedo,  y  estiñ  muy  lesacUa.* 
¡  Ay  preso  del  alma  mis! 


La  de  la  mano  dsrecfce. » 


miTÁii. 
3  de  parir. 

IK>lfCÍlBL08. 

a... 

ISTELA. 

BueDa  cabexa , 
cada  estás. 

DOÜA  LEONOR.    ' 

¡Ay  prima! 
n  deseo  dijeras, 
so  que  te  engañaras. 

IK>lf  CARLOS. 

es  sn  prima  Estela, 
a  estrella  la  faltan, 
•or  yerro,  dos  letras, 
iran  para  sol 

• 

DON  FERNANDO. 

Por  cierto  que  es  bella ; 
>nor... 

doncXrlos. 
¿Qaé  te  parece? 

DON  FERNANDO. 

e  parece?  Que  es  flecha 
mo  amor,  que  es  un  rayo 
,  que  es  sol,  y  que  della, 
render  á  lucir, 
bajar  las  estrellas 
a  cielo. 

TRISTAN. 

No  pueden ; 
án  de  aqui  muchas  leguas, 
10  despeadas. 

DON  CARLOS.  (Ap.) 

i  cosa  ?  ¡Que  consienta 
hombre!  Vive  Dios... 

DON  FERNANDO. 

iqué  cólera  es  esa? 

TRISTAN. 

scribe  batallas. 

DON  CARLOS. 

Jo  que  alguno  llega 
con  libertad 
quiere  ó  lo  que  intenta , 
rdo  de  aquel  tirano , 
ni  ventura  inquieta ; 
der  resistirme , 
aqui  le  tuviera , 
rolo. 

TRISTAN. 

Es  muy  sanguino. 
s  que  das  con  todo  en  tierra?) 

ESTELA. 

!  es  aquel  don  Carlos. 

hOñK  LEONOR. 

m;  jay  prima!  deja, 
Imonadilla  ahora, 
li  padre  está  fuera , 
entre,  v  de  camino 
ildaba  á  la  puerta ; 
desde  el  balcón... 
itendeis ,  tened  cuenta. 

DON  FERNANDO. 

10  visto,  yo  llego. 

DON  CARLOS. 

con  tu  licencia. 
Darlas  albricias, 
«eonor  por  las  nuevas 
^Sandra  mañana. 

DON  FERNANDO. 

irabuena  sea ; 

í  BOJ,  aqui  aguardo. 

DO^A  LEONOR. 
DON  CARLOS. 

Señora. 
DD.  C.  DI  L.— u. 


NO  HAT  y»Á  GOMO  U  HOlfBÁ. 

DOAA  UtOROl. 

iAailtegu 
Después  de  Unta  prialoiit 
¿A  quién  micas  ó  qué  pienns? 

DOH  GARLOS. 

Nada,  Señora. 

DOÍÍA  LEONOR. 

¿Qué  dices  t 
i  De  qué  calle  me  haces  aeñis? 

DON  CARLOS. 

Tente,  por  Dios,  que  te  pierdes, 

Y  está  la  cansa  muy  cerca. 

DOÜA  LBOROll. 

i  Qué  dices  ?  Habla  mas  eltro. 

dongJUlos. 
Ese  hidalgo  que  allí  queda 
Es  don  Fernando,  tu  primo, 
Es  don  Femando  Centellas; 
Viene  á  casarse  contigo  • 
Es  muy  galán ,  tü  su  d(uda. 
La  parte  el  jues  de  esta  cansa , 
Yo  el  que  espero  la  senteociaf 
Mi  verdugo  el  desengaño , 
Este  patio  la  escalera ; 
Ya  me  quieren  arrojar. 
Harto  he  dicho,  adiós  te  queda. 

DOffA  LEONOR. 

Mi  bien,  mi  esposo, señor, 
Oye,  escucha,  advierte,  espera. 

DON  oírlos. 
¿Qué  quieres? 

DOÍlA  LEONOR. 

Que  te  reportes. 
¡  Qué  lástima  y  qué  vergAensa ! 
Cierto  que  cuando  te  vi 
Llegar,  turbada  la  lengua. 
Ya  mordiéndote  los  labios. 
Ya  desquiciando  sin  coentt 
De  su  lugar  las  palabras, 

Y  ya  escupiendo  centeibá 
Por  los  ojos,  que  pensé 
Que  el  cielo  sobre  la  tierra 
Se  caia,  ó  que  el  Virey, 
Con  ocasión  ó  sin  ella. 

Te  desterraba  del  reino, 
O  que ,  por  vengar  su  ofensa , 
El  Conde  andaba  pagando 
A  quien  la  muerte  te  diera 
( Que  ya  las  muertes  se  pasan. 
Como  el  paño  en  una  tienda); 

Y  conflésote  que  estuve 
Escuchándote  mas  mnerta 
Que  viva ;  mas  ya  que  sé 
Que  es  la  ocasión  tan  diversa. 
Vuelvo  en  mi.  ]  Jesús,  qué  snito ! 
No  le  perdono  la  pena 
Que  me  has  dado. 

DON  oírlos. 

¿Agora  bnrlaa, 
Viéndome  morir  de  veras? 

DOAA  LEONOR. 

Carlos,  si;  que  nada  importa 
Que  mi  primo  vaya  ó  venga; 
Nadie  se  casa  dos  veces 
En  la  católica  Iglesia . 
Antes  de  haber  enviudado ; 
Yo,  conforme  á  mi  condenda, 
Há  dias  que  me  casé; 
Estás  vivo,  yo  contenta, 
Soy  cristiana,  temo  á  Dios; 
Harto  he  dicho,  el  mundo  venga. 
Llama  agora  á  don  Femaiido; 
¿Quieres  mas? 

DON  CARLOS. 

Solo  quisiera 
Poder  besarte  los  plei. 

DOJf  A  LEONOR. 

Las  manos  están  mas  ceica ; 
¿  Y  he  de  abraaar  al  tal  priaíot 


MRciaLoa. 
EsoesftiaRa. 

•OftALSOINMU 

Pnestdeiftiena» 
Ponte  detrás,  y  al  deaeafdo 
Te  daré  la  maso  liquierda. 
Llámale. 

DON^oáaLoe. 
Ymdé  el  amor. 

doIIa  uoRoa. 
Esto  es,  prima,  estar  resuelta. 

ooR  naiiAfiio. 
En  fin,  ¡qué  bieu  fcefoeiaatel 

BOücáiLoa. 
Está  loca,  de  eoBtebU. 


MnehomeluMlgo. 

nkiTAik 

Trúfala 
El  señor  novio. 


TaOegau. 

BOMmUlAHM. 

Ya  08  habré  didio  do*  Cárloa... 

DOiULaQROU. 

Los  braEOs  son  la  reipneeta 
De  lo  que  Gárloi  me  ba  dieho ; 
Vengáis  muy  eobontuenai 

(Uíffue  jMT  dUrU  Cirios»  $Um 


Como  nna  eordara  está 
Aguardando ;  llega  y  besa. 

MMmaiAirM. 
¿Esle  abraioM  por  primat 

BOiALBOHOa. 

Y  este  por  esdava  vuestra. 

nitrAir. 
No  aguarda  que  fe  lo  ru^en. 

Milla  LIOROa. 

Mirad  que  mijprlaia  espera     . 
Para  besaros  taa  aunoa. 

•oRntaNMio. 
Perdonad,  aefiora  Mátela ; 
Que  Leonor  tuvo  la  culpa. 

Y  mi  tlQ  ¿cánM)  queda? 

aoRnauAuao. 

Con  salud,  aunque  la  gota 
Algunas  veces  le  aprieta. 


¿No  es  mi|y  galán  uueaifo  primo? 
■    DollALieinu. 

Parece  que  le  requiebras; 

E"  lieres  que  diga  que  al  ? 
lo  baré  porque  lA  quieraa. 
no  porque  lo  be  mbmdo. 
Dame  el  pulso ;  ioatáa  nfeipma  t 
.¿Sientes  algo  en  esa  poeho? 
¿Duélete  ya  la  cabeaa  t 
¡  Jesús,  qué  ealentunm  I 


Por  tu  vida,  que eatof  buena; 

?ue  no  me  muei%  Leonor, 
án  apriesa  C0910  plauaaa. 

miTAX. 

Conlacabeíatedlea 

Que  te  vayas  j  que  fuelflji. 

Puea  vovme.--reniBdo^  adioa; 
Dadme  hasta  dpi^  Mocnr la 


483 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTUVAN. 


DOIf  FERNANBO. 

Carlos,  esta  es  vuestra  casa  ; 
Mandad,  disponed  en  ella. 

•  DOÑA  LEONOR. 

Al  señor  don  Carlos,  primo. 
Por  obligación  y  deuda , 
Debemos  servirle  todos. 

DON  CARLOS. 

Tristan,  ¿si  ahora  le  eaenti 
Lo  del  rio  ? 

TRISTAIf. 

Pues  ¿  por  qué 
No  le  avisaste? 

DON  CÁELOS. 

¡Qué  pena! 
Yo,  Señora... 

DOÑA  LEONOR. 

¿Ves,  Fernando, 
A  Carlos,  que  tan  de  nuevas 
Se  hace?  Pues  yo  le  debo... 

DON  CARLOS. 

Si,  porque  mi  padre  era 

Gran  servidor  de  esta  casa. 

{Ap,  ¡Ay,  Tristan,  si  me  entendiera !) 

DOÑA  LEONOR. 

Aun  no  me  acordaba  de  eso. 

DON  CARLOS. 

Si  es  porque,  estando  en  la  iglesia 

El  otro  día,  á  un  hidalgo 

Que  habló  mal  en  su  ausencia 

Le  dije  lo  que  sentía , 

Fué  respeto  á  vuestras  prendas. 

TRISTAN. 

No  entiende  mas  qne  una  burra. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Qué  propio  es  de  la  nobleza 
Disimular  los  favores 

Y  encubrir  las  gentilezas ! 
Esto  digo... 

DON  CARLOS.  (i4p.) 

¡Muerto  estoy! 

DOÑA  LEONOR. 

Porque,  si  por  él  no  fuera , 
Ya  no  luviérades  prima... 

DON  FERNA.NDO.  {Ap.) 

Carlos  se  turba  y  altera, 

Y  Leonor  dice  que  debe 
Tanto  á  Carlos.  ¿Mas  que  fuera 
Que  Leonor  fuese  Gasandra? 

DON  CARLOS. 

Dejadlo,  por  vida  vuestra. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  ¿no  es  mejor  que  mi  primo 
Sepa  y  conozca  la  deuda 
En  que  mi  vida  os  está? 

DON  FERNANDO. 

Si,  prima,  porque  agradezca 
£1  oenetício  tan  grande. 

TRISTAN. 

Vive  Cristo,  que  revienta 
Por  desbuchar  el  secreto, 
Como  si  una  purga  fuera. 

DOÑA  LEONOR. 

Digo  pues... 

DON  FERNANDO. 

Decid ,  decid. 

DOÑA  LEONOR. 

Oue  por  la  verde  cenefa 
iba  del  río,  una  tarde. 
En  mi  coche,  bien  ajena 
Del  daño... 

DON  FERNANDO. 

Ya  sé  la  historia. 

TRISTAN. 

Metió  los  dedos;  ya  esfuerza 
Echar  hasta  las  entrañas. 


DON  FERNANDO. 

Y  sé  que  el  coche  sin  rienda. 
Se  entró  por  el  agua,  y  luega.. 

DON  CARLOS.  (Ap,) 

¿Hay  desdicha  como  aquesta? 
i  Que  no  la  avisase  antes ! 

DON  FERNANDO. 

En  los  brazos,  casi  muerta, 
Al  prado  restituyó 
Su  florida  primavera. 
Todo  lo  sé ;  que  las  cosas 
Que  tocan  en  gentileza 
Antes  de  hacerse  se  saben; 

Y  asi,  por  tan  gran  fineza 
Dadme  los  brazos,  no  os  vais 
{Ap.  De  cólera  el  alma  tiembla ) ; 
Porque  he  menester  mataros. 

DON  CÁELOS. 

¿Blatarme? 

DON  FERNANDO. 
Sí.  ■ 

DON  CARLOS. 

No  lo  creas. 
Porque  vive  mucho  un  pobre 
Cuando  de  vivir  le  pesa. 

DOÑA  LEONOR. 

Venid,  primo,  á  descansar. — 
No  sé  qué  me  piense.  Esleía, 
Deste  abrazo. 

ESTELA. 

Que  no  es  bueno. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  échale  esa  antepuerta 

Y  vete ;  que  quiero  ver 
Si  fué  cierta  mi  sospecha. 

ESTELA. 

Bien  me  ha  parecido  el  primo ; 
Plegué  á  Dios  que  por  bien  sea. 

(  Vase  Estela  y  escóndete  Leonor,) 

DON  FERNANDO. 

¿Fuéronse  ya? 

DON  CARLOS. 

Ya  se  fueron. 

DON  FERNANDO. 

Con  los  hombres  de  mis  prendas 
No  se  usan  en  la  honra 
Tan  viles  estratagemas. 

DON  CARLOS. 

Yo  soy  don  Carlos  Osorio. 

DON  FERNANDO. 

Yo  don  Fernando  Centellas. 

DON  CARLOS. 

Este  patio  no  es  campaña, 
M  esa  calle  es  alameda. 

DON  FER.^ANDO. 

Pues  por  eso  quiero  yo 
Ir  á  parte  donde  pueda 
Hablar  con  menos  testigos. 

DON  CARLOS. 

Pues  seguidme. 

Sale  D05lA  LEONOR. 

DOÑA  LEONOR. 

{Ap.  Ahora  entra 
Mi  papel.)  ¿  Dónde  bueno? 

DON  FERNANDO. 

Como  soy  nuevo  en  Valencia , 
A  don  Carlos  le  rogaba 
Me  llevase  donde  viera 
Alguna  cosa. 

DOÑA  LEONOR. 

Es  temprano; 
Porque  aun  estáis  con  espuelas. 

DON  FERNANDO. 

Fáciles  son  de  quitar. 


BOSfáUOMR. 

Es  tarde;  mi  ¡adre  cm» 
En  anocheciendo  DIoi. 

DONREIUXDO. 

Pues  después... 

DOAA  LBOflOR. 

¡QoélIndafleM 
Al  punto  habéis  de  acostaros.- 
Carlos,  aquella  et  la  puerta 
De  la  calle,— y  por  aqui 
Se  va  á  vuestro  eaar€o.~Ea, 
Idos  vos,—  y  qnedAot  tos ; 
En  mi  casa  eatála,  padeocia. 

DON  ruuunM. 
Mañana... 

Don  cÁaLoa. 
Ya  entiendo, 
ooír  ncaxAiiM. 

Adioi- 
i  Es  por  aquí  la  escalera? 

DoSfA  Lioiroa. 
Si,  primo. 

DOn  PBWURRO. 

Poes  Yoy  delante. 
DoiUuoiioa. 
Y  yo  tras  TOS.— Carlos,  ttci^. 

DoncÁaLOSb 

¿Fuese? 

DO.^ALIOIIOR. 

SI ;  después  te  agurdo. 
Tusrjjr. 
Aténgome  á  esu  pendeoda. 

nOÍU  LBOROB. 

Ahora  no  puedo  mas ; 
Dios  te  guarde. 

DoncÁauM. 
¡Nocbe,faelt? 

(Vcme.) 


JORNADA  SE6nND.t 


Sstoi  ESTELA  <  OtiS. 


Inés,  déiame  conmigo 
De  mí  misma  murmarar; 
Déjame  á  solas  llorar 
Esta  locnra  que  sigo. 
¡Ayloésf 

nts. 
Pues  ¿en  qué  osudo 
Tienes,  Sefiora,  la  amor? 


I 


En  que  Carlos  con  Leonor 
De  palabra  está  casado; 
Mi  primo,  annqne  receloso» 
Como  este  secreto  Ignoiat 
A  Leonor  sirve  y  adm; 
Mi  lio,  mas  rignrooo. 
Sin  prudencia  ni  raion. 
La  quiere  casar  con  éL 
Leonor  le  teme  eniel 
Por  su  (taerte  condición. 
Carlos  duda  se  h  déé , 
Aunque  á  su  padre  la  pMi; 

?ue  es  la  pobreía  encoftMa, 
mas  en  hombres  de  Msa. 
Y  yo  ¡triste!  por  no  haUar 
Con  peligro  do  Leomir, 
Muerta  de  envidia  y  do  amor. 
De  celos  y  de  pesar. 
Amo,  adoro,  bosoo  y  fÉtoOf 
Solicito,  llamo,  sigo 


or,  á  10  enemigo, 
yíto  y  por  qaieii  muero, 
mis. 

abiendo  PerMiido 
ceso  del  rio, 
r  DO  es  destirio 
lá  Garlos  gozeado? 

BSTBLA. 

I  que  la  gota, 
t  esto  ríSeroo , 
alIsfacieroD ; 
f  I>ios !)  de  Zaragoza 
aese  traidor ! 

INÉS. 

i  mi  sefiora 
aiereyadora, 
I  ta  honesto  amor 
ir  i  lograrse. 

BSTBLA. 

orta,  si  don  Fernando 
*  está  adorando? 

INÉS. 

con  casarse. 

BSTBLA. 

Ploguiéra  al  cielo, 
)spaes  me  costara 
>ero  repara 
aquel  entresuelo 
do. 

INÉS. 

¡  Muerta  soy ! 

ESTELA. 

)io8,  ¿qué  será? 

INÉS. 

res  Tienen  acá. 

ON  CARLOS  T  TRISTAN , 

ESTELA. 

r  medrosa  estoy. 

DON  CARLOS. 

Estela  está  aquí. 

TRISTAN. 

I  esconda  presto ; 
ito. 

ESTELA. 

¿Qué  es  esto? 

DON  cilRLOS. 

li  sé  demf; 

le  estando  hablando 

posa,  ¡ay  Dios!  llegó 

ESTELA. 

iVióte? 

DON  CARLOS. 

Novio; 
orriendo,  volando, 
irto  me  pasé, 
llera  que  vi 
tos  la  subí , 
r  suerte  fué 
ai;  mas,  por  Dios. 
lO  estoy  seguro  aquí ; 
»  vienen  alli. 

ESTELA. 

id  aqui  los  dos. 
{Eicóndetue,) 

\k  LEONOR  T  DON  PEDRO, 
iu  padre, 

non  PEDRO. 

¡ero  hablarle. 

DOtULIOIIOi.(AP«) 

MaerU  Tengo, 


lio  HAY  TIDA  GOMO  LA  HONRA. 

Color  apenas  en  él  rostro  tengo ;         I 
¿Si  vio  mi  padre  á  Garlos  cuando  huta? 
¡Ay  esposo!  ay  amor  i  af  triste  día  1 
¿Si  estará  ya  en  la  calle? 

iPriai? 

DOÍA  LBOROl. 

Acaba. 

DON  PEDRO. 

Retírate  allá  un  poco. 

ESTELA. 

Soy  tu  escla? a. 

DOffA  LBOROa. 

Sefior,  aqui  me  tienes. 

DON  PEDBO. 

Pues  escacha. 

DOffA  LEONOR. 

Mi  turbación  con  mi  peligro  hicha. 

.  DO]ICllLOS.(ilip.) 

¡Ah,  quién  lo  oyera! 

DON  PEDhO. 

Ya  yo  estoy  cansado, 
Colérico,  mohíno  y  enfhdado, 
Leonor,  de  vuesiras  cosíb. 
doíaliqmni. 

SiielMDdiebo... 
DON  pBMo.         [pueru 
¿Qué  han  menester  decirme,  si  á  esta 
( Ap.  Asi  mi  noble  bonorse  desconcierta) 
Ha^  espadas,  hay  aangre  y  hay  heridas. 
Quizá  por  vuestra  causa  recibidas  ? 
Y  aunqueentoncesestéisvosen  la  cama, 
Espadas  á  la  puerta  de  umi  dama 
Son  como  tiro  de  arcabuz  fulientef 
Que  el  efecto  que  hace  no  se  siente 
Donde  dispara,  sino  donde  para ;  [ra. 
Ya  me  entendéis,  la  consecuencia  es  cla- 
Yo  he  venido  i  entender,  y  aun  me  lo 

rhan  dicho 
(Quizá  fué  presunción  6  ftié  capricho). 
Que  Carlos  os  festeja  para  esposa. 

DOAa  LSOMOl. 

Señor... 

DON  PEDBO. 

No  lo  he  creido,  porque  es  cosa 
Que  no  lleva  camhio;  que,  a  ser  cierta. 
No  digo  emparedada,  sigo  muerta 
Os  había  de  ver  este  mozuelo. 
Antes  de  oue  lograra  sa  desvelo,  [do! 
Con  un  pobre ,  ¡por  Dios,  gentil  mari- 

DORa  LEONOR. 

¿  Quién  lo  dy o,  Sefior  ? 

DOHPIDRO. 

No  lo  be  creido. 
No  me  satísfogais;  pero  ¿quién  dada 
Que  pensaréis,  Leonor, qoe^stasrazo- 

[nes 
Se  encaminan  á  hacer  que  de  Femando 
Se  concluya  el  tratólo  casamiento? 
Pues  no,  Leonor;  queouadielMsoa»' 
El  cielo  08  ha  basGadOb  [mentó 

DON  cintos.  {Ap.) 

¿Deque  tratanT 

BSTBLA.  ^p.) 

¿Quien  duda  que  aera  de  vuestra  muer- 
Mas  nada  puede  ohrse.  [ttf 

TRISTAN.  {Ap.) 
Reconciliado  está. 

DON  gIrlos.  {Ap.) 

Y  yo  estoy  loco. 
TtifTiai.  (4p.) 
¿Tuno  lo  oyes? 

001"  •- 


'Á 


nisTáx.  {Ap,) 
Pues  yo  tampoco. 


RQa,  mhM ;  Astolfe,  AsMlfb,  «10, 
El  conde  deíelSrZ   V^  ^^ 

DOlUUMIMMt  {4P*) 

YmIOMBliiO» 

MiriMao. 

Bsia  malana  üo  Niaó. 

noffauowm. 

¿A4|M'0nlOi 

nmrvtfNo. 

A  eféto  de  casane. 

nolALmion. 

Bi  Miqr  discietow 
i  Y  con  quién  quiere  al  Goade? 


CoBTOsqaiefe. 


mUa 
Aqui  del  lodo  pi 


AsilodUo. 

no*g  iBBiiáa. 

Yvtt 

{Ap.  lAy  traglcaberttósafa!  iy  ojostris- 

•oiinBao.  [mQ 

I  Qoé  hiltla  de  respoodor,  slMrqae  Si- 

Llano  todoft  sa  mslo»  y  qoé  msMM 
Mi  calidad  en  tilo,  míe»  quena 
Pasarla  de  mercM  a  seftoria  t 
Verdad  es  que  Penuuido  ha  de  sentirse, 
Agraviarse,  correrse  y  desabrirse; 
Pero  no  1m|MHlt,  lo;  qoe  salprofecho 
Es  primero  qae  todo. 

noÜA  LiofRm.  {Ap.) 

AqiMoesbe^ 

noipamo.        [muras? 

¿Qué  dices?  qpéresyottdes?  qoé  mor- 

oof á  LBORoa»         [Aeso 

Seflor,  conftisa  esloy*  {Aa.  81  aqoi  con» 

¡Ay  diiloe  bienl  que  pierdo  por  ti  el 

Más  qoe  oMigafie, vleoe A  pvMrcnrto, 
Slenoo  lastranentodie  ni  trine  ame^ 


Mejor  es,  m^ea, 

Adedr,  aunqatmiaMa,  q«eá  mi  primo 

§  alero,  adoros  rasposo^  ubm  y  ostimo, 
ul  podré  eicaiafi»  rin  perdenoa, 
Y  mas  bonestameata  defeadensa) 
Digo,  Sefior... 

loiifiiaOi . 

^¿QoédieoBf 

OOtALBOIIOa. 

Qae  Bo  puedo» 
Aunqoe  A  tas  ameaonsteuco  miedo, 
Dejarme  de  otodar  da  tos  raioaes»  . 
Pues  á  mi  coala  la  galana  potes. 

Ahora  habla  Leonor* 

DoiiGáaiM,(4pL) 


Que  el  eco  puede  olraa. 


Tama  altara 
Ladisealpa. 

•otáiMini^ 

„„_.      .  PmtwMMipt; 

Y  terás  qoe  mi  aanw  «o  Haoa  eolpa. 
Ene«iBÍifilodeGÉ0oa...    ^^ 


*  M  M.Í. 


cCÉtM^iAa. 


484  EL 

D05Ia  LEONOR. 

Me  corro  de  que  pienses  que  mi  brío, 
Mi  gala,  mi  valor  y  mi  albedrio 
A  un  liombre  se  rindiese,  que  no  vale, 
Aunque  su  ser  con  su  pobreza  iguale, 
Para  ser  escudero  de  tu  casa. 

ESTELA.  {Ap.) 

¿Oyes  aquello? 

DON  CÁIILOS.  (Ap.) 

El  alma  se  me  abrasa. 

DONA  LEONOR.  [vios, 

(Ap.  Perdona,  Carlos  mió,  estos  agrá- 
Que  aunque  á  la  posta  pasan  por  los  la- 

[bios , 
El  amor,  que  en  escrúpulos  repara. 
Que  miento  está  diciéndome  á  la  cara.) 
En  cuanto  al  casamiento  que  me  dices, 

[cts 
No  es  bien,  padre  y  señor,  te  escandiali- 
De  que  á  mi  primo  quiera  bien;  aue  el 

[trato 
Siempre  con  el  amor  comió  en  un  plato. 
Tú  me  dijiste  que  á  Fernando  amase. 
Porque  un  lazo  de  amor  nos  enlazase; 
Mírele  bien ,  y  consentí  en  el  lazo. 

TRISTAN.  (Ap.) 

Por  allá  viene  ahora  el  ramalazo. 

DOÑA  LEONOR. 

Yo  le  adoro  en  efecto,  yo  le  adoro ; 
Perdoqa  si  á  tu  ser  pierdo  el  decoro; 
Porque  el  amor,  cuando  en  locura  toca, 
Es  calentura  y  sálese  á  la  boca. 

ESTELA.  (Ap.) 

Cielos,  yosoy  lamuecia  y  la  agraviada. 

TRISTAN.  (Ap.) 

Y  mi  amo  ¿quedóse  en  la  posada? 

DON  PEDRO.  [res? 

En  fin,  Leonor,  ¿  á  don  Fernando  quie- 

DOÑA  LEONOR. 

Tü  lo  mandaste. 

DON  PEDRO. 

¡  Qué  ebediente  que  eres ! 

DONA  LEONOR.         [arte.) 

Soy  hija  tuya.  (Ap.  En  fin ,  valióme  el 

DON  PEDRO. 

Pues  no,  Leonor,  no  tengo  de  forzarte; 
Pero,  pues  dices  que  á  Fernando  ado- 

[ras. 
Puesto  que  nada  con  su  amor  mejoras. 
Luego  te  has  de  casar. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  ¿porqué  luego? 

DON  PEDRO. 

Porque  me  cansan  tantas  dilaciones, 

Y  es  andar  la  opinión  en  opiniones ; 
Fuera  deslo,  Lernor,  viéndooscasada, 
Cumplo  también  con  la  palabra  dada ; 
Pues  con  decir  que  á  mi  pesar  se  ha  lie- 

-,     .  [cho, 

Queda  el  Conde  seguro  y  satisfecho, 
Contento  mi  sobrino,  yo  sin  susto, 

Y  vos,  hija,  casada  á  vuestro  gusto. 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

Tal  tenga  la  salud  quien  mal  me  quiere; 
Ya  ijo  hay  remedio  que  mi  mal  espere. 

ESTELA.  (Ap.) 
Carlos,  difunta  estoy. 

DON  CARLOS.  (Ap.) 

Y  yo  sin  vida. 

DON  PEDRO. 

Por  don  Fernando  voy. 

DOÑA  LEONOR.  (.1;?.) 

¡  Ay  homicida ! 

DON  PEDRO. 

¿  Parece  que  os  turbáis? 


DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  HONTALYAN. 


DO^A  LEONOR. 

Baste  eugañado; 
Que  solo  tu  respeto  me  ha  turbado. 

DON  PEDRO. 

Vén,  sobrina,  conmigo,  porque  quiero 
Informarme  de  ti. 

■ 

DON  CARLOS. 

¡Cielos,  hoy  muero! 

ESTELA. 

Sin  alma  voy.— ¿Y  Carlos,  prima  mia? 

DOÑA  LEONOR. 

En  mi  alma  se  está  como  solia. 

ESTELA. 

Mira  que  soy  mujer,  y  que  te  be  oido, 

Y  aun  Carlos. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Cómo  Carlos? 

ESTELA. 

Desta  suerte. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Si  escuchó  la  sentencia  de  su  muerte? 

ESTELA. 

¿Cómo  escuchar?  El  alma  se  le  abrasa. 

DON  CARLOS. 

Ya  rabio  por  salir  de  aquesta  casa. 

ESTELA. 

Carlos,  adiós. 

DON  PEDRO. 

¿No  vienes? 

ESTELA. 

Ya  te  sigo. 

DOÑA  LEONOR. 

Ciérrate,  de  camino,  ese  postigo, 

Y  tú  ponte  á  la  puerta 

TRISTAN. 

Inés,  ¿es  hora? 

i.^ÉS. 

Ya  pienso  que  se  fué ;  salid  agora. 
(Salen  de  donde  estaban.) 

DON  GARLOS. 

Muerto  salgo. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Pues,  Señor? 

TRISTAN. 

No  hay  señor.  ¡  Lindo  entremés ! 

DOÑA  LEONOR. 

Claro  está  que  habréis  oido 
Mis  locuras :  mas  también 
Sabréis  el  fin  que  me  mueve. 

DON  CARLOS. 

Si,  Leonor,  todo  lo  sé. 
¿Fuese  ya  el  señor  don  Pedro ? 

DOÑA  LEONOR. 

Seguro  estáis ;  ya  se  fué. 

DON  GARLOS. 

Pues  perdonad ,  porque  tengo 
Cierto  negocio  que  hacer, 

Y  no  puedo  detenerme.— 
Vén,  Tristan. 

TRISTAN. 

Aparta,  fnés. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Tan  deprisa  es  el  negocio? 

DON  CARLOS. 

Es  fuerza  hablar  al  Virey 
Sobre  pretensiones  mías. 

DOÑA  LF.ON0R. 

Bien  estoy  con  que  le  habléis: 
Pero  no  vendóos  así. 

DON  CARLOS. 

Pues  ¿cómo,  cómo  ha  de  ser? 


DOlU  LEOKOa. 

Diciéndome  «daefio  mió, 
Leonor,  esposa,  mqierv, 
O  aquellas  cosas  que,  amaodo. 
Los  hombres  decir  sabéis. 
«Yo  tengo  una  ocupacíoo. 
Luego,  luego  volveré;» 

Y  eso  no  tan  mensurado. 
Con  los  ojos  en  loa  píes. 
El  rostro  descolorido. 
Necio,  de  paro  cortés. 
Cortés,  de  paro  enojado, 

Y  enojado,  de  cnieL 

TBISTAR. 

Tiene  razón  que  le  sobra. 

DOÑA  LEOROa. 

Paes  ¿en  qué»  Tristan,  en  qié? 

DONGÁnUW. 

En  nada. — Vamos  de  aqni. 

LOñk  LEOROa. 

No  harás  tal;  qae  he  de  saber 
Primero  por  qué  le  vas. 

DON  GARLOS. 

¿  Por  qué  me  voy?  Por  qaerer 

do19a  LEa^oa. 
Eso  no ;  qae,  si  es  culpada 
Mi  voluntad  y  mi  fe. 
Por  aborrecer  seri ; 
Pero  yo  sabré  el  por  qaé. 
Aunque  me  cueste  dar  voces. 

DON  CARLOS. 

Pues,  para  que  no  las  des, 
Por  vida... 

DOAa  LEOIIOt. 

No  jares  mas. 

DON  GARLOS. 

Taya,  Leonor,  que  esU  vei 
No  he  de  ser  tan  ignorante . 
Que  mi  infamia  y  la  desden 
Llegue  á  cootarte  yo  mismo. 

DOSÍA  LEONOa. 

Pues  aparta,  aparu,  Inés.— 
Agora  prueba  a  salir. 

DON  cíelos. 
Aunque  te  pese,  saldré. 

DO^A  LEONOa. 

Pues ,  por  vida  de  los  dos , 
Que  por  aqni  no  ba  de  ser. 

DON  CÁELOS. 

Deja,  déjame  salir. 

DOÜA  LEONOR. 

Desenojado,  si  haré. 

DON  CÁELOS. 

¿No  ves  qoe  jaré  ta  vida? 

DOftA  LBONOE. 

¿No  vés  qae  las  dos  jaré? 

DON  CÁELOS. 

¿  No  ves  quejaré  primero? 

D05Ia  LEOEOE. 

Y  eso  ¿qué  importa? 

TEISTAI. 

Tened; 
Que  yo  quiero  concertaros. 
¿Qué  es  Jo  que  Jurasief 

DON  CÁELO!. 

¿QBé? 

De  no  decírselo  á  ella. 

TEISTAN. 

Pues  vuélvete  á  la  pared, 

Y  cuéntalo  Á  esos  aamaicoi» 
A  ti  mismo,  i  mi  ó  i  Inés, 
Como  si  fuera  i  Leonor, 

Y  tú ,  en  oyendo  el  papel, 
DanospanycalliJaeU. 


DORCiRUM. 

>  Tendré  i  romper 
lento? 

mSTAll. 

No  digo... 
ooif  ciatos, 
eme  tú.  cruel,       (A  Trittan,) 
i,  fácil,  mudable, 
?cu>  te  adoré... 

TMSTAN. 

üé,  con  esta  cara. 

D07I  CARLOS. 

es  que  después... 

TRISTA?!. 

Ble  i  chamusquina. 

DON  CARLOS. 

irmosura  gocé. 

TRISTAN. 

Dpífio  entonces. 

DON  CARLOS. 

ingrata... 

TRIST4N. 

Inés,  Inés, 
ui ;  que,  vive  Oíos, 
ique  esto  de  burlaos, 
blando  por  verme 
o  á  la  pared : 
:emo  que  mi  amo, 
stá  portugués, 
ie  con  mil  demonios, 
ue  claros  estén, 
iros  de  la  cuenta, 
[uiebre  sin  ver 
Sibila  barbada 
lobo  como  él. 

iNés. 
)te  tú  en  mi  lugar. 

TRISTA?f. 

^ue  me  pondré. 

D05ÍA  LEOMOR. 

ríos,  adelante. 
(Mudante.) 

TRISTAn. 

»or  allá  dé 

Yo  ya  te  escucho. 

DO?f  CARLOS. 

s,  fácil  mujer... 

DO^A  LROFIOR. 

8  que  no  es  verdad. 

DON  CARLOS. 

o,  si  te  escuché 
mí  mil  afrentas? 

D05ÍA  LEOXOR. 

§,  que  no  desden. 

DON  CARLOS. 

ue  á  mi  enemigo 
¿qué  pudo  ser? 

D05ÍA  LEONOR. 

ler  á  mi  padre. 

DO.'<f  CARLOS. 

ar  á  que  con  él 
ara  que  tocases? 

DO^A  LEO?(OR.  M 

on  soya  fué. 

DON  CARLOS. 

í  tú  que  sí . ..     ( Vuelve  á  ella.) 

DO^A  LEONOR. 

•elo  de  querer. 

DON  CARLOS. 

es  que  aguarde  yo 
lelva,  y  tu  después , 


NO  HAY  VIM  COMO  LA  HQMaA. 

Entre  obediente  v  tmlMida, 

Ya  azucena,  fadkfel, 

Des  la  mano  a  doo  Penando? 

Sue  eso  de  darla  sin  fe, 
s  consuelo  del  i^sraiia, 
Pero,  en  fin,  agraTio  ea .     * 
Llegará  tu  padre  airado, 

Y  doo  Fernando  coA  él ; 
«Aqui  esti  vuestro  marido,» 
Te  dirá  con  altivez. 

Y  tú ,  torciendo  las  manos , 
Vuelto  en  nieve  el  rosicler, 
Muda ,  torne  v  encogida , 
Aunque  adorándome  estés» 
Por  haberle  dicho  va 

Que  á  tu  primo  quieres  bien, 
Ni  responderás  turbada. 
Ni  tendrás  qné  responder. 
Quedándote  como  arrojo, 
A  quien  el  hielo  tal  vez 
Embargó  toda  la  aUófar, 
Haciendo  á  medio  correr 

§ue  fuese  piau  labrada 
detenido  papel 
Lo  que  fué  vidro  eon  voz 

Y  carámbano  con  piés.^ 
Opor  fuerza  ó  por  halago, 
Claro  está ,  vendrá  á  vencer 
Tu  padre,  que  es  padre  en  fin, 

Y  yo  desde  aquel  cancel. 
Muerto,  celoso  y  confinso. 
La  sentencia  escacharé 
De  mi  muerte,  pues  mi  muerte 
Está  en  llegarlo  á  saber; 

Y  sin  apelar  (¡ay  Dios!) 
Oesta  rigurosa  ley. 
De  este  golpe  inexcusable, 
Desta  pena  descortés, 
A  tribunal  mas  piadoso, 
A  mas  favorable  Juez, 
Que  mi  propio  corazón. 
Como  el  que  abrasarse  ve 
En  las  llamas  del  afecto, 
A  mi  corazón  diré : 
« Arded ,  corazón ,  arded ; 
Que  yo  no  os  puedo  valer.» 

DOÜA  LKONOt. 

Ahora  escucha. 

TRISTAN.  (Ap.) 

¡Gran  mal! 

DOffA  UtOROR. 

¿Cómo? 

TRISTAR. 

Como  viene^. 

DON  CARLOS. 

¿Quién? 

TRISTAN. 

Nuestro  suegro. 

DON  CARLOS. 

¿Estás  contenta? 
'   doAa  lionor. 
Pues  yo  ¿qué  he  podido  hacer? 

TllSTAll. 

Ya  atraviesa  el  corredor. 

DO^A  lsoror. 
Vuelve,  vuélvete  á  esconder. 

DON  cArum. 
¿Qué  es  esconder?  Vive  el  eielo... 

D05ÍA  LionoR. 
Eso  es  echarme  á  perder, 

Y  aun  perderme  para  siempre. 

TRISTAN. 

Ya  pasa  como  un  lebrel 
A  esotro  cnarto. 

oolUuA«(m. 


TrnüTAR. 
Ya  el  somlnrerose  le're; 
Apriesa,  cuerpo  de  Gilato. 

•ORCllLOS. 

No,  Leonor.   ' 


Yi  se  apioplacM. 


Tu  temor  te  dt  á  entender 
Que  viene. 

noAA  LIORÓR. 

Luego  i  no  viene? 

No;peroCnpriflu>yél 
Están  hablando. 


BafSffdid; 
Peroja.ámipireeer, 
O  al  parecer  de  ni  Rmdo, 
Llega  como  mi  Lndrér ; 
Ya  nos  ve,  ya  noc  degiella, 
¡Qué  baen  pnlsof  de  nn  revés ; 
Ya  pedimos  oonlMen  t 
Ya  llaman  á  flray  MiMiel , 
A  fray  Juan  ó  firay  GenuKUo» 
Ya  doy  el  postrer  val? en« 
Ya  me  llevan  entre  dott 

Y  de  caminó  tambieft 

Me  espulgan  las  faltriqMna» 
Por  si  hay  algo  qa^  barrer ; 
Ya  me  diinaaa  una  vieja» 

Y  con  estopas  y  nes  ^ 
CalaCitea  el  posugo 

?ne  nunca  el  sol  pudo  ver. 
a  me  Ulvana  con  antejos» 
Ya  me  tiran  de  los  plé«i« 
Ya  me  zampan  conw  nn  galge 
En  la  tumba  de  alquiler. 
Ya  la  craz  de  la  Mrroqnla 
Viene  protestando;  qoe  . 
No  ha  de  esperar  on  iiMtante« 
Aunque  se  lo  mande  el  R^; 
Ya  loa  clériffoa  «mpiésan 
El  c  No  me  lo  recordeisB ; 
Ya  me  levantan  éta  hombros. 
Ya  endenden,  al  iMty  ové  encender. 
Ya  dan  conmuto  en  la  iglesia. 
Ya  deslían  el  iSffdel, 
Ya  me  b^an  á  lo  fresco. 
Ya  me  machucan  la  sien. 
Ya  los  amigos  se  van 
Porque  es  hora  de  comei\; 
Ya  no  hay  Trlstan  eo.el  altando; 

Y  asi,  por  guardar  la  piel , 
Porque  no  me  dejen  solo 
Ni  dar  que  llorara  Inéa, 
Dejándola  en  mi  logar 

Y  posteando  al  revea. 
Me  zambullo  de  fazfpo 
Por  siempre  junas,  amén. 

(£i0éatfiff ,  IceiMtfs/l^iiriis.) 

IRiS. 

Seftora,  ya  se  despiden. 


Amo  del  demonio  •  ? én.  (Fnss.) 

Carlos ,  por  tmi»  de  aaL.. 

wmcáauM. 
Por  ti ,  Leonor,  |q«é  no  haré? 

noéiáUMiioi. 

Tú  veras  qne  te  lo  pn0O 
Con  el  alma. 

noRCinuis. 

Yoéttlmé. 
Pnes  tA  qnierea ,  á  «MV, 
A  callar  y  padecer, 
A  sufrir  y  A  vevóMar* 
Y  á  dedr,  LeeMr»^ 


486 

A  los  ojos,  que  lo  saben, 

Y  al  corazón,  que  lo  ve : 
«Arded ,  corazón ,  arded ; 
Qae  yo  no  os  puedo  valer. » 

(Eicónáeie,) 
Sale  DON  PEDRO. 

DON  PEDRO. 

AHija? 

D05ÍA  LEONOR. 

jl  Señor? 

DON  PEDRO. 

Ya  tu  primo 
Se  viste. 

D0Í9 A  LEONOR. 

Pues  ¿para  qoé? 

DON  PEDRO. 

Para  que  le  des  la  nano. 

D05ÍA  LEONOR. 

Ya  estoy  de  otro  parecer. 

DON  PEDRO. 

¿Qué  dices? 

DO^A  LEONOR. 

No  te  apasiones. 
(i4p.  Dulce  amor,  ayúdame.) 
Yo  lo  he  mirado  mejor, 

Y  aunque  parezca  mujer. 
Esto  de  ser  señoría 
Tiene ,  tiene  no  sé  qué , 

Que  me  ha  brindado  el  deseo, 
Por  ser  tu  gusto  y  por  ser 
Aumento  de  nuestra  casa... 

DON  PEDRO. 

Asi  comoquiera  es ; 
Veinte  mil  ducados  tiene 
De  renta. 

DOÑA  LEONOR. 

Luego  ¿bago  bien? 

DON  PEDRO. 

Con  los  brazos  te  resnondo; 
Loco  estoy,  abrázame , 
Abrázame  muchas  veces. 

DON  CARLOS.  {Ap.) 

¡  Qué  presto  cayó  en  la  red ! 

TRISTAN.  (Ap.) 

Como  á  indio,  le  ha  engañado 
Con  figura  de  oropel. 

DON  PEDRO. 

Hija ,  yo  le  voy  á  hablar. 

DOÑA  LEONOR. 

Sí ,  pero  esto  ha  de  ser 
Con  prudencia  y  con  espacio; 
No  piense  que  el  interés 
Nos  obliga  solamente. 

DON  PEDRO. 

Ya  te  entiendo;  dices  bien. 

DOÑA  LEONOR. 

Cueste ,  cuéstele  cuidado. 

DON  PEDRO. 

Yo  sé  que  responderé 
A  tu  gusto. 

DOÑA  LEONOR. 

Dios  te  guarde. 

DON  PEDRO. 

Y  á  vueseñoria  dé 
La  salud  que  yo  deseo. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Señoría?  Presto  es. 

DON  PEDRO. 

En  profecía  te  llamo 

Lo  que  después  has  de  ser. 

Loco  de  contento  estoy. 

DOÑA  LF.0N0R.  {Ap.) 

¡  Oh  codiciosa  vejez ! 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALTAN. 


Úm  PEDRO. 

Y  dime :  por  ser  tn  padre, 
¿No  me  han  de  llamar  tambiea 
Señoría? 

DOÑA  LEONOR. 

Claro  está. 

DON  PEDRO. 

Pues  adiós,  basta  después.       (Vase.) 
Salen  DON  CARLOS  t  TRISTAN. 

DOÑA  LEONOR. 

Ya  pasó  del  corredor. 

TRISTAN. 

Desalcobémonos  pues; 
Que  ya  estoy  abocfaomado. 

DON  GARLOS. 

Dame ,  Señora ,  los  pies. 

DOÑA  LEONOR. 

¿  Estás  ahora  contento? 
DON  círlos. 
Estoy  como  quien  se  ve 
Resucitar  de  la  muerte. 

DOÑA  LEONOR. 

¿No  hice  muy  bien  mi  papel? 

DON  CARLOS. 

Es  ingenioso  el  amor. 

D0.ÑA  LEONOR. 

No  hay  saber  como  querer. 

DON  CARLOS. 

No  hay  querer  como  obligar. 

DOÑA LEONOR. 

Pues  esta  es  mi  mano;  vé. 

Vé  de  presto,  y  tráeme aqui 

Licencia  para  poder 

Desposarnos  de  secreto; 

Que  antes  de  una  hora  bis  de  ser... 

DON  CARLOS. 

¿Qué,  Leonor? 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué?  Mi  marido. 

DON  CARLOS. 

Esclavo  tuyo  seré , 

Pues  pobre  quieres  quererme, 

Pudíendo  ser... 

DOÑA  LEONOR. 

Carlos,  vén 

Y  no  pases  adelante. 

DON  CARLOS. 

Solo  es  esto  agradecer. 

DO.ÑA  LEONOR. 

Con  voluntad  todo  sobra. 
Porque  es  muy  rico  el  placer. 

DON  CARLOS. 

¿Y  sin  ella? 

DOÑA  LEONOR. 

Todo  bita. 

doncArlos. 
Vivas  mil  años ,  améii. 
[Vame,) 

Salen  DON  FERNANDO  f  ESTELA. 

DON  FERNANDO. 

Estela ,  asi  Dios  te  guarde, 
Que  no  puedo  bus  conmigo. 

ESTELA. 

Rosa  del  sol  soy  contigo. 

DON  FERNANDO. 

Sí ,  pero  saliste  tarde. 

ESTELA. 

Todo  al  amores  posible. 


Yo  te  quisian  «wrer; 

Pero  ya  do  poeae  aer. 

Que  es  mi  pasioB  Uiveneible. 


Fernando,  vo  no  te  pido 
Que  mo  qotens. 

DOR  finuiiio. 

Pues  ¿qué  quieres? 


Que  procures,  si  pudieres, 
Port|ue  te  importa  so  olvido^ 
Olvidarte  de  Leooor. 

DOH  miumo. 
¿Cómopoedof 


InaginoBdo 
Imperfecciones ;  qve  eosodo 
Llega  á  pensar  ol  aoior 
Fealdades ,  ya  esii  TOdso 
A  DO  ser  amor ;  y  asi « 
Por  agradarle  de  mi  9 
Puedes  también  de  canino 
Pensar  que  soy  la  mujer 
Mas  bella  del  onindo ;  nfara  • 
Alaba ,  encarece ,  adíoira , 
Aunque  sea  sin  qnerer. 
La  hermosura  de  mi  boet; 
Piensa  que  en  distancia  taeie 
Es  cifra  de  grana  y  nieve» 
La  frente  cristal  de- moa. 
Ramillete  las  flacjillaa. 
De  azahar  y  nácar  mesclados. 
Las  cejas  arcos  pintados , 
Y  las  manos  maravillu ; 
Los  ojos  claros  esp(||eat 
Donde  el  amor  se  retrata ; 
La  garganU  tersa  plau« 
De  cuyos  1)1  ancos  reflejos 
Tiene  envidia  el  sol ;  y  ail. 
Podrá ,  Femando ,  tn  aanr. 
Lo  que  quitare  á  Leonor, 
Darme  de  liarato  á  nL 

DOH  riMAiino. 

Alto  pnes.yoqoicfolMCflUo^ 
Desde  aqui  doy  en  sánale; 
Miróte  parte  por  parte. 


¿Qué  dices  deale  cabello? 

DON  rBUlAHSO. 

Bueno  está ;  pero  Leonor, 
Cuando  hace  Iremos  del  pela, 
¿No  se  toca  por  el  cialot 


¿Y  eso  es  olfidar ,  trsidorf 


Así  yo  me  enmendaré. 

De  buena  mano  está  el  lias; 

¿Es  postilo? 

BSTILA. 

¿Qaéeaposrlw? 


Perdonad ;  qne  ya  pensé 
Que  eran  trenaas  lefadbu; 

8  ue,  aunque  mncbas  las 
e  sabido  qne  se  naan 
Hasta  las  liarbaa  prujit 
Buenaa^nanos. 


Jabón 
Y  el  pan  de  ahnendraslo 


Ellas  hermosss  se 
Pues  ¡labecbnm! 


Itstrrebela 
erra  el  color. 

DON  FERNANDO. 

que  Leonor 
coa  agaa  sola) 
odores  maoos... 

ESTELA. 

que  ya  me  has  muerto . 

DON  FERNANDO. 

rdé  del  coocierto. 

ESTELA. 

nientos  son  vanos ; 
,  traidor,  los  cielos , 
en  celos  me  abraso , 
í  pasar  lo  que  paso 
rasarte  de  celos, 
que  has  de  saber 
»erdone  tu  honor) 
i  goza  á  Leonor. 

DON  FERNANDO. 

r  de  una  mujer, 
1  amor  empleo, 
que  mochos  aman 
te ;  que  esto  llaman 
I  galanteo. 

ESTEU. 

1  Dropriedad 
:aDlo  discreto; 
e  prometo, 
toda  verdad , 

DON  FERNANDO. 

Di  lo  demás. 
estela! 

ir  ( escucha  atento ) 
r  en  so  aposento, 

(Hace  que  se  va,) 

BON  FERNANDO. 

i  Dónde  vas? 

ESTELA. 

ir  á  Leonor, 
»erlo  deseo, 
to  galanteo. 

DON  FERNANDO. 

infamia  y  rigor. 

ESTELA. 

con  mas  nobleza , 
cómo  te  casas ; 
r  cosas  en  las  casas 
1  la  cabeza. 

DON  FERNANDO. 

erido  nn  hombre ,  y  porque 
nas  oculta  y  diligente,  [sea 
anco  pone  i  la  corriente , 
I  él  se  empape  y  no  se  vea ; 
angre ,  que  salir  desea , 
descubrir  mas  claramente, 
color,  secreto  no  consiente, 
e  lo  blanco  señorea. 
ine  estoy  herido  de  desvelos, 
Estela  tanto  daño , 
is  les  pone  á  mis  recelos ; 
fdle,  cielos,  que  es  engaño; 
herida  amor,  y  el  paño  celos, 
e  ver  la  sangre  con  el  paño. 

(Vanse.) 

I  CARLOS  T  TRISTAN,  de 
noche, 

DON  CARLOS. 

>  habemos  venido. 

TRISTAN. 

»r  tu  priesa  nace. 


no  HAT  TIÜA  GOMO  U  flOIQUL 

DORCimLM^ 

No  importa ;  que  otearo  baes. 

Ya  estarás  arrepentido 
De  haberle  dadb  á  Leonor 
Aquel  disgusto. 

DON  CARLOS. 

Trisuot 
Licencia  los  celos  dan; 
Que  es  colérico  el  amor ; 
Mas  ya  cesó  mi  sospediR» 
Pues  el  estar  desposados 
Me  ouita  de  esos  cnidtdos. 
Haz  la  seña. 

TRI8TAR. 

YaesiábechR, 
Y  en  la  ventaoR  est¿  Isáa. 

Salen  DOÑA  LEONOR  t  IN&S 
4  /«  pentoña. 

ROnCÁRUM. 

Pues  pregoDtRsi  haj  lugar 
De  entrar. 

TRUTAR. 

Voyloá  preguntar. 

mif. 
¿EsTristau? 

TRISTAH. 

El  mismo  es. 

INÉS. 

¿Y  tu  señor? 


>«r 


Allí  aguarda. 
¿  Y  tu  señora? 

uMts. 
Yr  vfeoe* 
Que  en  cuidado  se  lo  tieae, 

DOÍfA  MumoR. 
La  voluntad  dooor  tarda. 
Dile  á  to  señor  que  venga ; 
Que  ya  su  esclava  está  aqui. 

DON  CARLOS. 

¿Es  mi  esposa? 

DOffA  LRONOR. 

Carlos,  si; 
Que  es  bieo  q«e  este  oomlive  teogt 
Quien  á  tanto  se  ha  atrevido. 

DON  CARLOS. 

¿Es  hora? 

DOfU|.EOROR. 

Temprano  es , 
Mas  no  importa.  Vé  tú,  Inés» 

Y  mtra  si  se  ha  dormido 
Mi  padre. 

Yo  lo  sabré. 

D05ÍA  LEONOR. 

Tú,  Señor,  espera  abijo; 

Que  ya  voy.  (V«M.) 

*.     DON  CARLOS. 

Ese  trabajo 
Pondré  á  cuenta  de  mi  fe.    • 
Como  si  fuera,  Trislan» 
Aquesta  vez  la  primera 
Oue  sus  brazos  merederR , 
Lstoy  loco. 

Sale  ÉL  CONDE,  el  paMo. 

CONRI. 

Por  salan 

Y  marido,  á  rondar  tengo 

A  Leonor,  digo  á  mi  esposa; 
Ella  es  noble  y  es  hermosa , 
Bastante  -''-i^nlni  teug^? 

Y  fuera  óc.        itn.bi 
Mas« 

Pues  ^m 
I  Para  h 


(V^.) 


¿Qué  dieest 

TMITAR. 

.  Qm  siento  geB|#. 

ROVÓÍRMe. 

¡VálgRme  Dios!  iQfáéü  será  ? 
¿Sieslaiusücia.miefa 
Buscando  algo  it  oeuiicaeiitet 
Si  es  Femando,  ^e  por  d|<;lMl 
No  se  babia  recogido  ? 

Hacia  aquelU  p^rte'  feej  mláo. 

dorcírlos. 
Esto  be  sido  rM  tadielMi  t 
Mas ,  en  todo  caso»  «i  tím 
Que  no  nos  topeii(MiiiÍ' 
tratar. 
Poesiqnéliérélaett. 


Téatriiaii; 
Hasuelotra  calle  fea; 
Daremos  lugar  coQ^iKp 
Para  que  adelente  pasé 
Quien  ftaere. 

TMM'áR. 

Tsl8e<iiiedRae, 
¿Qué  remedlet ' 

?elitr  presto. 
(FeRifb) 

Saen  EL  COIIBE  «*t  DÓDA  LEONOR 
b^  á  UpMerUi,$  ílm  ^9  caiADO* 

GRI/tRO.  t^ 

Por  Dios ,  que  lo  liRñ  bebho  Meo. 
iGómÓRsi? 

(CRUDO. 

GoibbMtBénMi. 
^somríe.  . 
Gentil  gRllloR  comlerdi. 
roAalroror. 

Bien  podéis  entrart  bM  bien ; 
Ya  la  easR  está  áe|(nMu 

GRURtf. 

¿Oyes  aquello? 

OORM. 

l^orDIdl, 
Que  esperalüR  á  Ior  dM; 
:  Linde  oeasloD  ^  wnm  tentiirR ! 


Que  yo  soj,  quiero  t^mifi 
El  llamado. 

(BRURO. 

Bien  karts, 

Y  RSi  el  misterio  asMÉ. 

OORRtf. 

Pues  mieotrRR  vMivo  á  SRÜr» 
RetiiR  toda  la  gente, 

Y  desde  iéjos  poMs 

ORURO. 

BoenovRS. 

Lr  ocRsion  me  hnee  «Puente. 
(ERlras^WGMNli, 

SáUn  DON  CAiliOS  T.  nmAR. 


BoeoRsmiefRS. 


TRlil^R. 


I  >. 


OseftierobópiittMi 
IPMqnelReaind^tt^M. 


ni  detboBor  te  «mplets , 
eseferreraelo, 
lelo  que  del  délo 
lidos  qaenibes , 
even  por  las  nabes 
andéamo  maro ; 
Di  no  esUs  seguro 
netos  no  te  sobes. 
» sí  00,  sin  saber 
Id ,  de  to  vida 
taro  bomicida. 

CONDE. 

M  fonoso  responder, 
Indostria  ba  de  ser.) 
¡irlos ,  tener  amor 
ir  el  bonor 
na. 

DON  CÁELOS. 

Asi  lo  entiendo; 
é  pretendes? 

CONDE. 

Pretendo 
9  pierda  Leonor, 
qoier  soceso  aqoi 
» qoe  se  a  ventora; 

0  aqoi  está  segura. 

nOÑA  LEONOR.  {Ap.) 

IConde,  ¡aydemi! 

DON  CARLOS. 

in. 

co?n>B. 

Poes  vén  tras  mi. 

1  mis  criados  están 
«  7  te  darán 

le.) 

DOi^ÍA  LEONOR. 

Carlos,  advierte 
mi  vida  y  mi  moerte 
lanos. 

doñcArlos. 
Tú ,  Tristan . 
lor  puedes  qoedarte. 

TRISTAN. 

de  quedar  aqoi , 
gojontoáti; 
>  salió  de  Marte. 
conde. 

don  carlos. 
Ya  voy  á  matarte. 

DOÑA  LEONOR. 

»enor,  amigo. 

DON  CARLOS. 

ndes  mi  enemigo? 

DO^A  LEONOR. 

a  vida ,  ¡  ay  cielos ! 

DON  CARLOS. 

;  porque  mis  celos 
íes  y  van  conmigo. 


NO  HAT  TIDA  OOHO  LA  RÓIIRA. 


NADA  TERCERA. 


?l  CARLOS  V  TRISTAN,  «MI 
escopetas. 

DON  CARLOS. 

ravezá  abrazarte. 
itan,¿cómotebaido? 

TRISTAN. 

,  Ronque  mal  comido. 

DON  CARLOS. 

iior  ñiera  parte 
16  tan  buen  dia. 


Bien  malos  losfiiveaná. 

DON  ClRi.01. 

Diitie ,  dime ,  ¿cómo  está  . 
Mi  Leonor,  el  alma  mia » 
Mi  esposa  y  todo  mi  bien  ? 

TRISTAH. 

Con  salud ,  aunque  muy  triste. 

DON  c  Arlos. 
¿Que  la  babliste?  Que  li  ftetef 

TRISTAM. 

Con  los  ojos. 

DON  CÁELOS. 

i  Qué  niai  bien  I 
Véndeme,  Tristan,  loa  ojo»; 
Pues  con  ellos  la  miraste, 
Dame  la  luz  que  gozaste. 

TIISTAR. 

Favores  me  dio  á  manqios ; 
Asi  de  comer  me  diera» 
Que  vengo  medio  diftinto. 

DON  CÍELOS. 

Cuéntame  punto  por  panto 
Cómo  llegaste  á  su  esbrt. 

TEISTAR. 

Pues  escncba.  Yo  llegsé 
A  Valencia... 

DON  CÁELOS. 

i  Qué  valor  I 

TEISTAII. 

A  unque  con  barto  temor , 
Al  momento  me  informé 
De  tu  pleito  y  de  tu  estado, 

Y  supe  cómo  el  Virey 

A  pregones  te  ba  llamado, 

Y  seis  mil  ducados  de  oro 
Promete  (¡qué  disparate ! ) 
A  quien  te  prenda  o  te  mate. 

DON  CÁELOS. 

¿Porqué? 

TEISTAN. 

Porque  sin  decoro, 
Con  venuja  y  á  traición 
Mataste  al  Conde. 

DON  CÁELOS. 

Es  mentira; 
Que,  mas  que  mi  propia  ira , 
Le  mató  su  sinrazón. 
Mas  dime,  ¿cómo  se  sabe 
Tan  cierto  que  le  maté, 
Si  nadie  lo  vio? 

TESTAN. 

No  Sé; 
Pero,  como  es  bombre  grave , 
Hay  testigo,  yo  le  vi , 
Que,  en  favor  del  muerto  Conde , 
Dice  cómo,  cuándo  y  dónde, 

Y  lo  vio  como  el  Son. 

DON  CÁELOS. 

Y  di,  ¿su  bermano  Rngier 
Aprieta? 

TEISTAN. 

{Linda  receta! 
Quien  hereda  nunca  aprieta, 
Sioo  por  bien  pareeer* 
Pero ,  volviendo  á  tu  esposa , 
Que  es  materia  de  mi  gusto, 
Va  de  cuento  y  va  de  susto. 

DON  CÁELOS. 

Ya  escttcba  el  alma  gozosa. 

TEISTAR. 

Llegué  de  nocbey  llané. 
DON  cíelos. 

Y  dime  ( { sospeeba  fuerte ! ), 
¿  AbrieroDSin  conoeerleT 


^■inPAii. 

Media  boraporilé. 

A  pique  de  tigini  di 

Yaleabonomeréd 

Siquiera  on  tiqniéii  «stá  tbi  U 

Que  suele  déme  á  «■  sastre. 

Pues  ¿qué  desastre. téoiUES? 

Ciertos  mocos  etaetbelót. 
Que ,  soñando  los  broqveles , 
Llamando  á  sos  eeloirfiB , 
Daban  vueltas  á  la  pverta 
Con  gran  másiet  y  rtunor. 

EOHCÁIILOlé 

¿Y  asomábase  Leoier? 

TE»TAII. 

Gomo  si  eAlufléfii  pitierta. 

MMIflÁBÜM». 

Dios  te  lo  pagae,  THsiaB; 

Que  me  bas  vuelto  el  eaeiyo  al  alna. 

Los  dos  mereeeisla  pelma 
De  lo  fino  y  lo  gabm. 
En  fin,  untos  folpes dl« 

?ne  Inés  on  postigo  abrió, 
en  la  TOE  me  eowció; 
Bajó ,  abrióme ,  entré  y  labl ; 

Y  Leonor ,  alboroladn. 
Arrojando  la  labor, 
Bajó  al  primer  corredor, 
Preguntándome  tBrfaada    - 
Por  tu  salud ,  á  quien  yp 
Respondí  que  boeso  estabas, 

Y  en  este  monte  opKiabM; 
Calló ,  suspiíó  y  IIoHV,  * 

Y  contóme  que  iiabla  anierto 
8u  padre. 

MMfCÁEU>S. 

Desdidw  ba  sido; 
Que,  en  mseada  de  nn.  marido. 
Sonde  es  el  riesgo  tan  elerlo. 
Sirve  de  marido  on  Pfáre. 


Leonor  no  lo  be  menester: 

Que,  aunque  es  wtfw,  up  es  mi^er 

Sino  para  la  comadre. 

•OIIGÁiLOS. 

¿Está  pobre? 


¿Aqueso  dices 
Sabiendo  que  pleitos  tiene, 

Y  que  quien  los  ttae,  vtene 
A  vender  muebles  ñdees , 
PbiU,  bacienda ,  ropt ;  traüee 
Pan  gastos  de  justicia? 

gue.  aunque  eff  virtud,  su  malida 
a  llegado  á  tener  guios. 
No  le  h^  quedado  una  Joya, 

Y  en  lo  que  yo  confirmé 
Su  grande  pobreta ,  fmé 

g(ueeooaqueMoae.apo|a) 
n  que,  saliéndome  un  rato 
Anteanoche  á  paaear, 
Inés  me  bajó  á  afinnbrar 
Con  candil  de  garabclo , 

gue  es  una  alMJa  tan  vu 
nunacaiadenoDor, 
Sueno  sé  cuál  es  peor, 
na  suegra  ó  un  caudIL 
Pues  en  lo  que  toca  á  ^ela,  . 
Sin  duda  debe  de  haber 
Precepto  de  no  cbner 
En  aquella  casa  eaenota. 
Porque  á  nadiO'fl  tratar 
De  pedir  manducacÍMi, 

Y  tanto,  que  uu  Malou, 
Que  me  solía  ' 


nnsüo  clavel ,  qae  se  querella 
qae  las  entrañas  le  ba  abrasa- 
zando  con  la  fiebre  loco,    [do, 
morir,  quizá  de  beber  poco. 
jé  llorando  lo  que  ahora 
rimas  repito  dilatadas, 
» alguna,  queei  melindre  llora, 
utas  primero  que  lloradas. 
;he,  a  la  tarde  y  al  aurora, 
s  glorias,  por  mi  mal  pasadas, 
mis  ojos  con  eterno  llanto;  [to; 
toba  de  llorar  quien  pierde  tan- 
,  llegando,  ¡ay  Dios!  á  mi  despe- 

[cho, 
nar,  cuando  la  noche  calma, 
le  sobrarme  la  mitad  del  lecho 
faltarme  la  mitad  del  alma, 

[cho, 
3rdarme  deque  Dios  lo  ha  he- 
^mer  la  perdición  del  alma, 
la,  para  ejemplo  de  las  gentes, 

Jtes. 
ien- 
srandoqué  mi  suerte  esquiva 
na  vez  en  mi  favor  la  espada, 
cesitada,  muerta,  viva, 
lica,  triste  y  desdichada, 
,  llorosa,  compasiva, 
X)nslante,  huérfana  v  honrada, 
la  vida,  porque  Carlos  tenga 
en  partir  la  suya  cuando  venga. 

ESTELA. 

eonor,  muchos  años; 
la  vida  se  alcanza 

D05ÍA    LEOnOR. 

»la  esa  esperanza 
D  de  mis  aaños. 
si  sereno  nos  dice 
I  sala  nos  entremos. 

DON  FERNAKDO. 

a  luz  seguiremos. 

90ñk  LBOIfOR. 

e  eso,  aunque  infelice, 
cierto  galán. 

ESTELA. 
DO^A  LEONOR. 

Si,  por  vida  mia. 

ESTELA. 

los? 

UOñk  LEONOR. 

¿Cómo  podía? 

ESTELA. 

aién ,  por  mi  amor? 

D05a  LEONOR. 

Tristan, 
10  DO  es  conocido, 
locbe  estuvo  aquí. 

DON  FERNANDO. 

asle  ahora? 

DOÑA   LEONOR. 

Sí. 

DON  FERNANDO. 

e  de  haber  venido 
13 tosa  ocasión. 

DOÑA  LEONOR. 

rad  y  cenaréis, 
ae  me  perdonéis. 

ESTELA. 

as  cuidados  son. 

DOÑA   LEONOR. 

06  convido  á  nada ; 
tyloque  me  enviáis, 
sois  quien  me  honráis, 
la  convidada. 

ISTELA. 

creta ! 


m  flAT  VIDA  GOMO  LA  HONKA. 

DOH  ffERRARDO. 

¡Qué  cortés! 

ESTELA. 

No  hay,  Feroando,  dicha  hermosa. 

DON  PERNAIIDO. 

Ser  hermosa  es  ser  dichosa. 

DOffA  LEOIlOlt. 

Adelántate  tú,  Inés. 

{Vana.) 

Salen  DON  CARLOS  t  TRISTAN. 

TAISTAR. 

Advierte... 

DON  CÁBLOS. 

Ya  66  por  éemás. 

TRISTAfl. 

La  soga  llevas  tras  tf. 

DON  CARLOS. 

A  Valencia  he  de  Ir  asf . 

TRISTAN. 

Mira  (jue  á  tu  muerte  vas. 
A  quien  te  mate  ó  te  prenda 
Da  el  Virey  seis  mil  ducados. 
Con  que  infinitos  soldados , 
Deslos  que  toda  su  hacienda 
Llevará  una  hormiga  en  peso, 
Andan  locos  á  buscarte. 
Por  prenderte  ó  por  matarte. 

DON  CARLOS. 

Y  confieso  que  es  exceso ; 
Pero  aqut  tengo  de  ver 

Si  hace  un  milagro  el  amor. 

TRISTAN. 

¿Milagro  pides?  ¡Qué  error! 

DON  CARLOS. 

¿Porqué? 

TRISTAN. 

Porque  puede  ser 
Que  pare  en  tu  detrimento. 

DON  CARLOS. 

Mi  mal  no  puede,  aunque  quiera, 
Ser  mas. 

TRISTAN. 

Sf  puede. 

DON  CARLOS. 

Es  quimera, 
Porque  esto  es  hablar  al  Tiento. 

TRISTAN. 

Enfermó  un  hombre  de  un  ojo, 

Y  tanto  su  mal  creció. 
Que  de  aquel  ojo  cegó. 

Si  no  lo  habéis  por  enojo. 
Con  el  ojo  que  de  nones 
Le  vino  á  quedar,  pasaba, 

Y  veia  lo  que  bastaba. 

Sin  curas,  agua  ni  unciones. 
Mas,  como  uno  le  dijese 
Que  si  es  que  vista  desea, 
Al  Cristo  de  Zalamea 
Devoto  y  contrito  fuese. 
Donde  por  diversos  modos. 
El  cojo,  el  ciego,  el  mezquiuo. 
Con  el  aceite  divino 
De  todo  mal  sanan  todos,* 
Él  al  punto  se  partió. 
Con  fin  de  desentuertar, 
Al  soberano  lugar; 

Y  apenas  en  él  entró. 
Cuando  á  la  lámpara  parte, 

Y  tanto  el  aceite  agota, 
Que  entrambos  ojos  se  flrota 
Por  una  y  por  otra  parte. 

El  ojo  que  bueno  estaba. 
Con  el  contrarío  licor. 
Sintió  tan  fuerte  dolor. 
Que  del  casco  le  saltaba. 


Y  en  fin,  sin  remedio  alguno, 
Hubo  de  venir  á  estado. 
Que  de  alli  á  una  hora  «1  cuitado 
Ya  no  via  de  ninguno. 
Al  Cristo  entonces  se  fué 
Atentando  como  pudo, 

Y  á  sus  pies  muy  á  menudo. 
Con  mas  cólera  que  fe, 
A  grandes  voces  decia : 
c  &ñor,  á  quien  me  consagro, 
Ya  no  quiero  mas  milagro. 
Sino  el  aue  yo  me  traia.a 
Cesó  el  dolor,  y  al  momento , 
Contento  de  hallar  su  ojo* 
Se  volvió  sin  mas  anti^o 
De  milagro.  Aplica  el  cuento. 

DON  cámixM. 

¿Qué  importa,  si  me  traspasa 
El  alma  aun  con  mas  doler 
Que  la  muerte... 

TRISTAN. 

¿Qué,  Señor? 

DON  CARLOS. 

¿Qué?  Las  cosas  de  mi  casa. 

TRISTAN. 

Mi  señora  es  tan  bonrada« 
Que  mas  no  lo  puede  ser. 

DON  CARLOS. 

Si ;  pero  en  fin  es  m^jer, 

Y  mujer  necesiuda. 

TRISTAN. 

Muchas  en  el  mundo  ba  habido 
A  quien  nombre  el  tiempo  da 
De  firmes. 

DON  CARLOS. 

Eso  será» 
Siendo  dichoso  el  marido. 

TRISTAN. 

La  que  es  buena,  por  si  es  buena. 
Sin  otra  soliciUid ; 
Porque  la  propia  virtud 
No  estriba  en  la  dicha  ajena. 

DON  CARLOS. 

Estando  en  el  arco  asida, 
¿Por  qué  una  cuerda  te  parte? 

TRISI^UI. 

Porque  Ufando  sin  artei 
Si  pasan  de  la  medida 
Adonde  llega  la  cuerda. 
Por  fuerza  se  ha  de  romper. 

DON  círix». 
Eso  vendrá  á  suceder 
Con  Leonor.  Leonor  es  cuerda ; 
Pero  viéndose  apretada 
De  tanto  necio  galán, 

Y  sobre  todo,  Tristan, 
Estando  necesitada. 
Rendida  á  injustos  abrazos , 
Podrá  decir :  t Cuerda  fui ; 
Tiraron  mucho;  y  asi. 

Fué  fnena  hacerme  pedizoa.B 

TRISTAN. 

Y  cuando  fuese  verdad,  • 
T6  i  qué  has  de  hacer? 

DONCÍRI.OS. 

¿Qué?  MatarlRt 
Consumirla  y  abrasarla. 

TRISTAN. 

No  estando  tú  en  la  ciudad, 

Y  siendo  Leonor  discreta, 
Á  Cómo  has  de  poder  saber 
Si  te  pudo  ó  no  ofender? 

DON  cÁRtos. 
I  No  hay  cosa»  THstM^  86cr«tR. 


493 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


TRlSTAIf. 

Quien  ama  y  honrada  fué, 
Aon  no  se  fía  de  si. 

D0:«  CARLOS. 

¿No  tiene  vecinos? 

TRISTAN. 

Si. 

DON  CARLOS. 

Pues  yo  sé  que  lo  sabré; 

Uue  hay  hombre  que  se  entretiene 

En  ser  perpetuo  veedor, 

Y  para  nacerlo  mejor, 
Su  libro  de  caja  tiene. 
Donde  el  que  quisiere  saber 
Si  el  vecino  entró  ó  salid , 
Si  la  música  se  dio, 

8i  se  asomó  la  mujer. 
Lo  verá  tan  puntual 
Como  fué  la  presunción , 

Y  con  su  cuenta  y  razón , 
Fojas  tantas,  noche  tal. 

TRlSTAIf. 

Vendrá  á  ser  ese  vecino, 
Si  lo  cursa  dos  inviernos. 
Cronista  de  los  infiernos. 

Salen  TEODORO  t  CLAUDIO»  con  ha- 
chas, T  ESTELA  T  DON  FERNANDO, 
con  DOÑA  LEONOR. 

DON  FERNAIVDO. 

En  fin,  ¿el  galán  no  vino? 

ESTELA. 

Por  llevarte  mas  presente, 
lie  consentido,  Leonor, 
Que  pases  del  corredor. 

TRISTAN. 

Esta  es  la  calle; mas  tente, 
Que  hay  dos  hachas  á  la  puerta. 

DON  GARLOS. 

¿Dos  hachas?  Agüero  ha  sido. 

TRISTAN. 

¿ Qué  puede  haber  sucedido? 

DONCÜRLOS. 

Estará  ya  mí  honor  muerto 
Do  enfermedad  de  algún  yerro, 

Y  enterrarle  en  oro  y  cobre. 
Porque  ñ  la  puerta  de  un  pobre 
Nunca  hay  hachas  sin  entierro. 

TRISTAN. 

¿Qué  entierro  ó  qué  frenesí? 
i  No  ves  á  Estela  y  Fernando 
Estar  con  Leonor  hablando? 

DOX  CARLOS. 

Pues  escucha  desde  aquí. 

CLAUDIO. 

Carlos  ha  sido  dichoso 
En  topar  con  tal  mujer. 

TEODORO. 

Como  no  venga  á  caer ; 

Porque,  aunque  adore  á  su  esposo. 

Como  son  los  pareceres 

Varios,  puede  su  belleza 

Cansarse  de  su  pobreza ; 

Que  hay,  Claudio,  muchas  mujeres 

Que  son,  á  mas  no  poder, 

Haciendo  una  liviandad. 

Malas  por  necesidad, 

Y  no  por  quererlo  ser. 

TRISTAN. 

¿Oyes  eso? 

DON  CARLOS. 

Muerto  soy. 

TEODORO. 

Advierte,  Señor,  que  es  tarde. 


DON  FERNANDO. 

Pues  adiós. 

DOfiÍA  LEONOR. 

El  cielo  08  gatrde. 

DON  FERNANDO. 

i  Hola!  El  coche.— Vuestro  soy.  ( Va$e,) 

DON  CARLOS. 

¿Qué  te  parece,  Trisltn? 

TRISTAN. 

Que  ha  sido  tu  flema  mucha. 

DON  CARLOS. 

Di  mi  pasión ;  mas  escucha , 
Que  alli  una  música  dan. 

TRISTAN. 

Pues  ¿qué  importa  que  la  den? 
¿No  será  mejor  llamar. 
Ver  á  Leonor  y  cenar? 

DON  CARLOS. 

No  es  mejor  ni  me  está  bien. 
VOCES.  {Cantan,) 

¡Ay  necesidad  infame! 
¡A  cuántos  honrados  fuerzas 
A  que  y  por  amor  de  ti^ 
Hogan  mil  cosas  mal  hechas! 

DON  CARLOS. 

¡  Ay  honor,  y  cómo  creo 
Que  habéis  de  volverme  loco ! 
Cuanto  miro,  cuanto  toco, 
Cuanto  escucho  y  cuanto  veo, 
Parece  (jue  en  profecía. 
Como  si  me  conociera, 
Me  anuncia  con  voz  severa 
La  dicha  tristeza  mis. 
¿Yo  por  mi  mujer  infame? 
¡Oh  mal  haya  el  inventor 
Deste  género  de  honor. 
Si  honor  es  bien  que  se  llame 
Cosa  que  no  está  en  mi  mano, 

Y  estriba  en  ajena  culpa! 
Pero  dará  por  disculpa 
Algún  político  humano 
Que,  como  por  sacramento  ' 
Son  el  hombre  y  la  mujer 
Una  carne,  un  alma,  un  ser, 
Una  vida  y  un  aliento. 

El  agravio  se  reparte 
Según  es  la  cantidad , 

Y  como  por  vecindad. 

Le  alcanza  al  hombre  su  parte. 
Pues  ¿cómo  mi  honor  manchado, 

Y  pudiéndolo  impedir? 
No,  Leonor,  yo  he  de  morir, 

Y  he  de  morir  por  honrado. 

¡  Vive  Dios,  Leonor  hermosa, 
Que  no  has  de  ofender  tu  honor 
Por  ser  pobre,  y  aue  mi  amor 
Ha  de  hacer  por  tí  una  cosa , 
Que  á  poner  venga  en  olvido 
Cuantos  triunfos  generosos, 
Por  afectos  amorosos. 
Hayan  los  hombres  tenido ! 
Adiós,  Tristan. 

TRISTAN. 

¿  Dónde  vas? 

DON  CARLOS. 

Esto  en  el  honor  es  ley, 
A  verme  con  el  Virey. 

TRISTAN. 

¡Jesús,  qué  perdido  estás! 
¿Al  Vírey?  Escupe  luego. 

DON  gírlos. 
Quédate,  y  dila  á  Leonor 
Que  vov  á  morir  de  amor. 
Como  fénix  en  el  fuego, 

Y  en  mi  nombre  la  darás 
Este  abrazo. 


imuTáii. 
Eacocka,  espera. 
DOic  cíelos. 
No  soy  hombre;  que  soy  fiera. 

TKISTA!!. 

Pues  dime,  ya  qae  le  vas, 
¿A  qué  vas?' Para  qae  entienda 
El  extremo  de  tu  amor. 

DOlf  CARLOS. 

A  d^ar  rica  á  Leonor, 
Porque  después  no  me  ofenda. 
{Vanse.) 

Salen  kiGmos  cauaos,  y  detrit 
REY,  flrmandé  cartas,  t  UN  § 
TARIO. 

SECBETARIO. 

Esta  que  firmaste  ahora 
Es  para  sa  majestad. 

flRET. 

Pues  luego  la  trasladad. 
sBcarrARio. 
Cerrada  está. 

TIRE?. 

i  Quién  ignora 
Oae  vida  con  t  se  escribe? 
No,  Secretario,  con  b. 

SECRETARIO. 

Yerro  de  la  ploma  fué; 
Que  no  mió. 

VIRET. 

Qaien  recibe 
Una  carta  mal  escriu 
No  sabe  si  faé  ignorancia. 

Y  aunque,  en  fin,  no  es  de  inpo 

Y  al  dueño  desacredita, 
Es  una  cosa  tan  justa 
Hablar  siempre  con  verdad 
En  todo  á  su  majesUd, 
Que  aun  el  alma  se  disgnsta 
De  esa  breve  niñería ; 

Y  asi,  volved  á  escribir. 
Porque  no  se  ha  de  mentir 
Al  Rey  ni  en  la  ortografía. 

SEGEETAaiO. 

Para  el  Marqués,  la  aobrino, 
Es  esta. 

viaav. 

¿Hay  mas  que  firmar? 

SECaETAEIO. 

Bien  te  puedes  acostar. 

CRIADO.  (DfJilr».) 

¡Hay  tan  grande  desaliño! 
Sin  dada  que  loco  viene, 
vían. 

¿Qué  es  eso? 

cauto. 

rniíonbreqiek 
En  que.  aunqne  ealésaeoiiad^ 
Te  ba  de  hablar. 


¿QaéiraaM 
cauao. 
Aun  no  le  he  visto  la  can. 

VIIET. 

Pues  decilde  que  entre, 
cauao. 

S«I0  DON  GiUOS. 

BONCiaUi. 

Ello  es  gran  leneridid, 
Pero  el  amor  no  repaia 
En  nada. 


▼IRKT. 

I  que  bable, 
D  mi  presencia. 

03f  CÁBLOS. 

ruecelencia. 

▼IRET. 

io  notable ! 
e  como  yo, 
oció  el  miedo, 
?  Solo  quedo.  — 

doSt  menos  el  Yirey 
don  Carlos.) 

CARLOS.  {Ap.) 

cerró. 

VIRET. 

a  la  puerta 

conmigo; 

ora? 

ON  CARLOS. 

Digo 
i  se  concierta. 
s,  gran  Señor, 
{raviarme, 
e,  de  escucharme? 

VlRET. 

1. 

ON  CARLOS. 

i  Qué  valor !) 
ríos  Osorio. 

VlRET. 
»0N  CARLOS. 

scucba  agora, 
la  acción 
las  prodigiosa 
lies  del  tiempo 
is  historias, 
nde,  es  verdad, 
le  con  mi  esposa 
Doche,  fingiendo, 
I  la  persona, 
ira  gozar, 
negras  sombras, 
,  alguna  parte 
suooca. 
a  mi  dama, 
ella  á  solas, 
en  lo  mismo ; 
inion  no  se  forma 
:|ueste  agravio 
¡er  se  nombra 
orque,  siendo 
que  la  goza, 
lamorarla 
su  persona, 
espelo, 
ijer  propia; 
nsas  del  gusto 
naa  le  tocan, 
las  varas, 

liera  parle  sobran, 
á  Valencia, 
mil  pistolas, 
onte  tan  preñado 
» que  aborta, 
das  raíces, 
rra  se  asoman, 
obre  el  sitio, 
á  otras, 
idos  los  riscos 
y  amapolas, 
litan  del  cielo, 
•s  de  la  aurora 
lácar  beben 
el  mundo  una  hora. 
e  edificio 
en  mis  congojas, 
Das  hallé 
parda  alcoba, 


NO  HAT  Vmi  GOMO  LA  HONRA. 

Que,  á  mi  parecer,  Verkt 
Si  el  desaliño  se  noUt, 
U  de  algan  sátiro  slbéifM, 
U  de  algunos  brutos  ekoiá. 
Entramos  yo  y  nn  criado^ 
Que  en  mis  aflicciones  todas 
Me  ha  acompañado  leal , . 

Y  mirando  á  la  redonda  . 
Aquel  bospedi^  oscaro» 
Mu  aberturas  y  bocas 
Descubrimos  tan  oonAisaSy 
Que  en  su  fábrica  arenosa 
Aun  yo  no  me  hallaba  á  mi 
Muchas  veces  slu  auiordia. 
Con  este  me  aseguré    • 
IDn  la  modestia  enojosa 
Que  mis  temores  me  daban, 

Y  puesto  en  la  celda  sogosta, 
De  uno  (le  aquellos  nichos 
De  árboles,  ¿ellejosy  bojas. 
Hice  cama,  donde  estufe 
Cercado  de  pefias  toscas 
Diez  meses  y  mas  tres  días, 
Con  el  fuego  y  con  la  honda 
Matando  para  comer. 

Ya  la  liebre  corredora 

Y  ya  el  limido  gasapo. 

Que  entre  las  malas  se  emboscan. 

Y  estando  mirando  un  dia 
Recrearse  una  paloma 
Que  á  su  consorte  marido. 
Cuando  el  sol  los  campos  oora. 
Con  mil  géneros  de  arrullos 

El  pico  (»ba  amorosa , 

Vi  que  un  gabilan  hambriento 

Con  agudas  alas  corta 

El  aire  desde  una  endna, 

Y  estando  mas  cerca,  roba 
De  los  dos  al  triste  esposo. 
Llevándole  entre  las  coras 
Uñas  al  árbol  primero. 
Donde  con  furia  rabiosa 

Se  lo  comió  sin  trincharle. 
Llena  de  plumas  la  boca ; 

Y  volviendo  á  la  viuda. 
Vi  que  aflíffida  y  llorosa , 
Dando  vueltas  y  escarbando 
Con  los  pies  la  verde  alfombra, 
Parece  que  á  la  fortuna 

Se  queja  de  afectuosa; 
Que  en  el  mas  torpe  animal 
Tiene  el  dolor  ceremonias. 
Era  entre  todas,  Señor, 
Si  bien  de  una  especie  todas. 
Esta  mas  blanca  de  pluma 

Y  mas  jarifa  de  pompa ; 
Por  lo  cual  otros  amantes. 
Contentos  de  verla  sola. 
En  vez  de  pésame  y  luto. 
La  cercan  y  la  enamoran ; 
Cuál  una  pluma  le  quita. 
Cuál  la  halaga  y  la  retoza. 
Cuál  galán  se  cantonea. 

Cuál  la  arrulla  y  cuál  la  ronda, 

Y  cuál  los  granos  de  trigo 
Le  lleva  para  que  coma: 

Que  hay  también  aves  discretas, 

Y  saben  que  él  dar  importa. 
En  fin,  aunque  se  defiende 

Y  aunque  la  pena  le  ahoga. 
La  necesidad  le  obliga. 
Tanto  este  monstruo  ocasiona, 
A  que  el  tálamo  dé  pajas 
Pise,  de  otro  amante  novia. 
Esto  vi,  Señor,  un  dia, 

Y  revolviendo  en  mis  cosas. 
Confuso  y  turbado  dije 

A  mi  cobarde  memoria : 
«Leonor  es  mujer  y  pobre. 
Muy  querida  y  muy  hermosa. 
El  mundo  fuerte  enendgo. 
Ausente  yo,  y  ella  sola. 


Pues  ¿  qué  sé  JO  si  Leonor 
Hsee  como  la  paloma; 

Y  da  lugar  en  el  nido 

A  quien  el  trigo  la  am|«t» 
Con  aquestos  peneamleaiot 
El  alma  traie  taa  loca,    . 
Que  tirar  piedna  podía 
A  los  sentidos  que  iaisnn. 
Despacho  luego  im  criado 
A  Valencia  por  la  pósla. 
El  cual  me  refiere  ¡at  cielos! 
De  mi  Leonor,  de  HÍespoea, 
Necesidades  tan  graadea 

Y  finezas  tan  boomaa,    . 
Que  al  pa&o  qae  m»  regalan,  - 
El  oorason  raeanasionan. 

Y  después  de  aul  discnunoe. 
Viendo  que  la  tenelMOsa 
Noche  me  ayuda,  en  el  tr^e 

8ue  miras,  entfo  á  deshora« 
esuelto  á  satlstesr. 
Aunque  é  morir  va  düponga, 
De  mis  dudas  y  recete 
La  condénela  escrvimiosa; 

Y  estando  en  nd  ^nlie  aa  rato, 
Por  ver  si  alguno  alborota 

MI  casa,  cuanto  escndié 
Fué  anunciarme  mi  desboara 

Y  encarecer  á  Leonor, 
Añadiendo  que,  snnqne  agora 
Bs  una  pella,  nn  diamante,  ^ 
Un  risco,  nn  monte,  nna  roca. 
La  vencerá,  andando  el  timnpo 
f  SI  bien  de  fbertébla8ona)7^ 
La  necesidad  inliune,  - 

?ue  no  hay  virtud  qne  dk>  rampa. 
asi.  Tiendo  qneari  vida 
Ni  me  sirve  ni  asa  importa» 

Qne  no  es  vida,  Irfan  nirido. 
Vida  con  4antaa  lOiolMia; 

Y  acordándome  que  t6 

A  quien  me  mata  6  me  esila 
Ofríeces  seis  mil  dñoadoB, 
intento  i  notable  eaaal 
Entregarme  yo  á  mi  nüaaao. 
Para  ganar  desta  ftarma, 
A  costa  de  una  gargaqla. 
Lo  qne  Valencia  pr«|pna; 

Y  porque  Leonor,  siqnlara 
Con  esu  ayada  de  coala, 
Se  libre  de  los  peUgros 

aue  en  profeda  la  acosan. 
Ira,  Señor,  si  el  amor 
gue  me  anima  j  me  provaca 
s  bien  oaddo,  f  asereca 
Bronce  y  mármol,  poca  se  arrda, 
Como  gentil,  á  la  muerte, 

?ne  ya  mer  espera  por  horas, 
o  me  prendo,  yo  me  mato, 
Yo  me  sirvo  de  ponioAa, 
Yo  me  traigo  al  sacrificio. 
Yo  doy  la  lefia  y  la  aroma. 
Yo  me  vendo  como  eadavo. 
Yo  pongo  al  cuello  la  soga, 
Yo  soy  mi  verdugo,  yo, 

Secaandod  honor  le  amja, 
nira  d  mismo  se  vaalva. 
Como  arrojada  pelota.   - 
C6brame  los  pMs  de  hierro 
La  cáreel ,  sus  laniw  rompa 
La  Justida ,  qne,  enojada . 
Contra  mi  se  maestra  aoroa.     , 
Brote  fiscdes  el  oro, 

Eue  mi  hiooeneia  pospongan; 
liga  de  madre  d  poder, 
I>é  voces  la  envidta  ronca, 

Y  esoribanse  contra  nd 
Mas  dditos  y  asas  bclas 
Que  tiene  ése  mar  aalado 

l>e  arenas,  peces  y  coaekas;  • 
Que  aimqna  sé  qne  desta  saarla 
Voy  maneado  por  h  poaia» 


4M 

Y  ha  de  matar  i  Leonor 
Tragedia  tan  lastimosa. 
Mas  quiero  morir  que  oir 
Su  pobreza  y  mi  deshonra, 
Su  riesKO  y  mis  amenazas. 
Sos  dichas  y  mis  congojas ; 
Que  para  un  hombre  de  bien, 
Que  nace  estimación  heroica 
De  la  honra  que  profesa. 

No  hay  vida  como  la  honra. 

▼IRET. 

Envidioso  me  has  dejado. 
Porque  en  fábulas  ni  historias 
No  tte  visto  resolución 
Tan  honrada  y  tan  briosa. 

DON  cJIrlos. 

¿Qué  responde  vuecelencia  ? 

VIRET. 

Que  soy  Sandoval  y  Rojas, 

Y  sé  estimar  la  nobleza ; 
Espera  un  poco.  — ¡Hola»  hola! 

Salen  EL  SECRETARIO,  DON  FER- 
NANDO T  DOÑk  LEONOR. 

SECRETARIO. 

¿Señor? 

DON  FElllAllDO. 

¿Qué  es  aquesto? 
vmET. 

Entrad. 

DOSÍA  LEONOR. 

Daré  voces  como  loca. 

DON  CARLOS. 

¿Mi  Leonor? 

DO^A  LEOROB. 

Pues  ¿cómo,  ingrato? 
¿  Es  posible  que  maloms 
Una  vida  que  es  tan  mía. 
Por  una  acción  tan  impropia 
Del  ser  humano?  ¿  Qué  tiffre, 
Manchado  á  trechos,  qoe  onza , 
Pintada  de  moscas  negras 

Y  de  color  parda  y  roja. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAlf. 


Hubiera  sido  conmigo 
Tan  fiera  v  tan  rigurosa? 
¿Qué  me  importa  la  riqueza 
Que  con  tu  muerte  me  comprtt. 
Si  no  puede  aprovecharme? 
Porque  apenas  en  la  losa 
Tu  cabeza  destroncada 
Verá  el  alma  oue  te  adora, 
Cuando  con  el  mismo  acero, 
Aunoue  parezca  lisonja. 
Me  aoríre  el  pecho  yo  misma, 
Y  de  su  esfera  amorosa 
Tan  vivo  te  sacaré 
En  brazos  de  mi  memoria. 
Que  pueda  otra  vez  prenderte 
La  justicia  cavilosa. 
¿  Es  posible  que  me  matas? 

DON  CARLOS. 

;  Ay  Leonor !  Ay  dulce  esposa ! 
Con  eso  muero  contento; 
Llega,  pide,  admite,  cobra 
En  mis  brazos  la  disculpa. 

VIRET. 

Hoy,  aunque  en  palabras  pocaí. 
Verá  el  mundo  que  compite 
Con  la  facción  animosa 
De  Carlos  mi  gran  piedad. 
Escuchad  todos  ahora. 

DON  oírlos. 
Leonor,  oye. 

Wíñk  LEONOR. 

¡Trance  fuerte! 

VUET. 

Carlos,  por  ser  tan  notoria 
La  muerte  del  conde  Astolfo, 
Poraue  le  halló  con  sa  esposa, 
Confiesa  que  le  mató. 

DON  CARLOS.  ' 

Esas!. 

TRISTAN. 

¡  Notable  ODia! 

VIRIT. 

Mal ,  supuesto  que  el  que  mita 


Sin  odio  nf  Ttugloria, 
Solo  por  guardar  la  vida 
O  la  naclenda,  siendo  propfii, 
Aun  para  con  Dios  no  peca, 

Y  la  honra  es  una  joya 
Mas  que  la  vida  esiimable 

Y  que  la  hacienda  preciosa ; 
Que,  como  Carlos  lo  diee , 
No  kap  vida  eotmo  la  koara; 
Digo  qoe  i  Cirios  perdono. 
Porque  en  acción  tan  heroica 
No  ha  de  enojarse  un  virey 
De  lo  que  Dios  oo  se  eocja. 

Y  porque  yo  prometí 
Seis  mil  ducados,  sin  otras 
Mercedes,  al  qoe  trajere 
Mneru  ó  presa  so  persona , 
Pues  él  mismo  se  ha  traído 
Sin  grillos  y  sin  esposas. 
Lo  prometido  le  doblo. 

DON  CARLOS. 

Como  Dios  haces  ahora  : 
Siendo  nada,  el  ser  me  has  éido, 

DOÑA   LBOKOa. 

A  tus  plantas  generosas 
Ofrezco  lo  ooe  me  das. 
Que  es  la  vida. 

TWSTAH. 

AqoJ  hay  tres  boda 
Aquesto  por  abreriar 
Cumplimientos  y  tramoyas. 
Estos  señores  se  casan. 
Estotros  dos  se  desposan. 
Yo  me  arrugo  con  fn^ 

Y  aqui  tiene  fin  la  historia 
Del  marido  mas  honradb. 

DoRa  LBOMOt. 

No  se  llama  de  eat  Ibma. 


Pues  ¿cómoT 

DOllGinUM. 

TotodM: 
NohaifPidacmif9lBk§mt. 


COMEDIA  FAMOSA 


fimuüM 


A  MAS  CONSTANTE  MUJER, 


DEL  POCTOR  JOAN  KM»  BB  WKmtáJLWAM. 


CARLOS,  galán, 

EL  DUQUE  DE  MILÁN. 

EL  CONDE  DE  PUZOL. 


PERSONAS. 


ISABEL, 
ROSAURá, 
FLORA,  fffM^ 


LAURA,  criMéM. 
SBlON.IfMf». 

AOOBrAÜAUllITO. 


INADA  PRIMERA. 


kSEL,  FLORA  t  SERÓN,  i€- 

teniendo  á  CARLOS. 

ISABEL. 

3  salir,  Tive  el  cielo , 

me  la  ocasión 

de  aquesta  ausencia. 

CARLOS. 

Isabel ,  por  Dios. 

ISABEL. 

dejarte?— Tente,  Flora. 

FLOMA. 

dame ,  Serón. 

SEROIf. 

ido. 

CÁBLOS. 

Ilauréte. 

SEBOIf. 

Kyndo. 

ISABEV. 

SeQor, 
lUo  contigo 
i  Dumildad ,  mi  amor, 
!  vas,  como  quien 
de  la  prisión , 
idónde  Tas  asi  ? 

CÁBL08. 
ISABEL. 

¿Por  qué  ocasión? 

CÁBLOS. 

laci  desdichado , 
le  de  perderte  hoy, 
e  casa  tu  padre 
»nde  de  Pnzol , 
i  DO  quiero  ferio; 
mgo  razón 
ir  4  Milán. 


IBABBli. 


Wt. 


GÁBLOt. 

¿Porgué  BO? 


Porque  soy  yo  It  i|iMOMaa  • 

Y  no  be  de  casarme  ¥o 
Con  otro ,  TÍTiesdo  w, 

Y  queriéndonos  loa  éoft. 

Pues  ¿  qué  be  dé  haeer ,  ti  tti  padiOt 
Que  siempre  me  aborredé « 
De  casarte ,  aunque  te  peao » 
Tiene  ya  resolncloo? 

liABEL. 

¿Qué  bas  de  bacer?  Llegarlt  é  Mi» 

Y  con  mucba  turbaebM « 
Destroncadas  las  palabras  • 
El  semblante  sbi  color» 
Coléricaa  las  aedonoB , 
Sin  pulsos  el  cortion , 
Muerto  el  brio ,  vito  ol  dafto» 
Sordo  el  bien ,  torpe  la  ?ot ; 

Y  en  fin ,  todoa  loa  aaatidoa 
Con  el  ansia  y  el  dolor 
Barajados,  como  casa 

De  principe  que  amiió ; 
Decirme,  Carlos,  dodimo 
Con  blandura  ó eo»  rigor: 
« Mi  bien ,  aefiof»,  6  mtijiK 
A  secas  (que  la  paakm 
No  repara  es  ceroncaKiMi)» 
En  aqueste  estallo  eMy. 
Tu  padre  quiere  caaarlo» 

Y  con  mi  eonpeUdor : 

Mira  qué  babemosdo  baeer;» 
Que  entonces  te  diréjo 
Mi  sentimiento ;  y  al  mere 
Muy  ¿  tu  satísfocdoA» 
Te  quedarás  en  MUaa» 
Como  hasta  ahora ;  j  al  oo» 
Para  dejarme  teAdris , 
Si  no  disculpa ,  oeaelon . 
Sin  que  tü  partas  cobaroOt 
Ni  ofendida  qoade  yo; 
Poroue  Irse  na  falaii,  ao  babMdo 
Beclio  li  daña,  «lista» 


SI  eo  albi  es  muehs  Jssdiehs , 
Bnélospoeofilat. 


iQné  Importt ,  st  su  psrs  luAlarUt 
Seigon  desgrsosdo  soy. 
Ocasión  spenss  te«|0, 
Después  qio  si  CMdo  I»  sttóf 


iNobsymipspsIt 

llsb«7pspol» 
Sino  es  el  dal-oorsion» 
Ooe  bsste  á  iss  penss  hIss; 
Porapennpspor,€ttriisr, 
Podrá  llefsr  las  rssonsn, 
PerolulágrisBisio; 
Qae » coflio  eltes  jr  el  ptpsl 

Son  de  una  siIsflM  oobr  t 
Aonqne  le  sirvan  do  Itel» 
Al  slnM  qne  las  f  srtló , 
En  eajngándosa ,  déftt 
De  ser  sqoello  qne  son , 
Ysoloqnedaenpipél 
Lo  qoe  nié  pspefy  amor. 


Pnes  diñe  sqoi  b  qno  L 
Qne  ensndo  ol  dalo  Uifé 

Asertsntooosiodas 

A  entender,  no  os  dlseraeta 

Mslognr  tleaipo  ntegnno; 

Hsblsaaos ,  los  dbs  podréis^ 
Desde  sqneso  csmdsr, 
Afissr  sí  alguien  ssUwsi 


Do  todo  advertido 


Yo  tanriden ;  qjnn  en  «sin 
Pnedo  losr  do  oposMsn. 


Asi  snpletas  el  cndo. 

lOrar  j  eallsr»  taNMu 

(Vinsi  llirg  f  liPift) 


486 

ISABEL. 

Ya  puedes  hablar :  di  ahora 
Lo  que  lu  pecho  siutió. 

CARLOS. 

Pues  digo  que,  como  sabes, 
De  tus  rayos  girasol , 
Mariposa  (le  tu  fuego. 
Águila  de  lu  candor , 

Y  abeja  dulce ,  que  á  cuenta 
De  lus  claveles  vivió. 

11  á  seis  anos  que  te  adoro , 

Y  sabes  (¡  mortal  estoy !) 
También  que  desde  los  bandos 
Oue  Estérano  Cervellon 
Introdujo  en  Lombardia, 
Cuando  Milán  se  asoló , 
Ksforcias  y  Borromeos 

Se  miran  con  tal  rencor, 
Que  si  tu  padre  llegara 
A  entendi^r  nuestra  afición , 
El  quitarte  á  ti  la  vida 
Fuera  el  castigo  menor. 
Aquesto  supuesto,  digo 
Que  el  Duque  ayer  me  rontó , 
Como  á  su  amigo  v  privado. 
Que  lu  padre  le  pidió 
Licencia  para  casarte , 

Y  el  Duque  le  respondió... 

ISABEL. 

¡Muerta  escucho! 

CARLOS. 

Que  íiase 
De  su  cuidado  y  amor 
El  casarte  de  su  mano. 
Tu  padre  le  replicó : 
«Como  no  la  deis  esposo 
(Que  fuera  gran  disfavor 
Para  mí  ]  de  los  Esforcias, 
A  todo  obediente  estoy. • 

ISABEL. 

Y  el  Duque ,  ¿qué  dijo  i  eso? 

CARLOS. 

¿Qué  di  ¡o?  Le  aseguró 
De  que  Esforcia  no  seria , 

Y  á  esa  pena  le  añadió 

La  de  saber  que  Rosaura , 

Que  es  del  Duque,  mi  señor, 

Hermana ,  tiene  ofrecido» 

Porque  de  ella  se  valió 

Tu  padre,  hablar  por  el  Conde. 

Mira,  en  tanta  confusión, 

Si  puede  haber  mas  desdichas 

Que  me  cerquen :  pues  si  doy 

Licencia  á  mi  voluntad. 

Hago  agravio  á  tu  opinión , 

Pues  no  habiendo  de  ser  mia , 

Es  aventurar  tu  honor. 

Si  hablo  al  Duque ,  está  empeñado 

En  responderme  que  no ; 

Si  á  Rosaura,  está  obligada 

Por  estotra  intercesión ; 

Si  á  tu  padre ,  le  ocasiono 

A  mas  ira  y  mas  furor ; 

Si  callo,  pierdo  mi  gusto ; 

Y  si  quiero  hablar,  los  dos 

Nos  iiordemos ,  pues  quedamos, 
Yo,  Isabel ,  sin  galardón , 

Y  tú  con  la  fama  en  duda 
Para  con  el  vul^o  atroz. 
Pensar  vencer  o  tu  padre 
Ks  vana  imaginación ; 
Hablar  al  Duque,  locura ; 
No  darle  cuenta ,  traición ; 
Sufrir  á  otro  amante ,  infamia ; 
Estorbarlo,  indiscreción ; 
Aborrecerle ,  imposible ; 
(basarme  con  otra ,  error; 

Y  en  efecto,  verte  ajena , 
Mortal  desesperación 
Para  el  alma.  Mira  ahora 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MOfCTALVAN. 


Si  hago  bien  en  irme  yo 
A  morirme  de  mi  agravio, 
Que  es  la  enfermedad  mayor 
Para  quien  amaudo  llega 
A  perder  lo  que  adoró. 

ISABEL.  (Ap.) 
De  suerte  he  quedado (¡ay  cielos!)* 
Que  apenas  puede  la  voz 
En  el  pecho  articularse; 
Pero,  aunque  la  pena  (¡  ay  Dios !) 
Me  tiene  fuera  de  mi , 
Aqui  importa  mi  valor 
Para  detener  á  Carlos , 
Porque  es  de  mi  corazón 
La  mitad  ;  ¿la  mitad  dije? 
Erré,  la  lengua  mintió; 
Que  si  fuera  la  mitad. 
Con  la  media  que  quedó 
Pudiera ,  aunque  se  ausentara 
De  mis  ojos  Carlos  bov. 
Tener  como  media  vioa ; 
Pero  si  tan  suva  soy, 
Que  vivir  sin  él  no  puedo, 
Como  el  alba  sin  el  sol , 
No  es  CArlos ,  no ,  la  mitad. 
Sino  todo  el  corazón ; 

8ue  en  el  imperio  del  gusto, 
uando  el  amor  es  amor , 
Ni  en  la  vida  hay  diferencia , 
Ni  en  el  alma  hay  división. 

CARLOS. 

¿Estás  ya  desengañada 
De  que  no  es ,  no,  desamor 
Irme ,  habiendo  de  perderte , 
Sino  muy  cuerda  elección 
Para  no  ver... 

ISABEL. 

Bueno  está; 
Basta ,  Carlos ,  que  el  blasón 
Con  esos  miedos  desdoras 
De  tu  heroico  pnndonor. 
Cuando  yo  contra  los  hados 

Y  su  vil  conjuración , 
Soy  monte ,  soy  edificio, 
Soy  muralla  y  roca  sov , 
Que  á  las  espumas  del  mar 
Tantas  veces  rebatió, 

¿Tü  le  rindes ,  tú  te  cansas, 

Y  como  de  azahar  la  flor. 
Que  es  pastilla  que  se  quema 
En  el  brasero  del  sol. 
Espiras  al  primer  aire , 
Mueres  al  primer  ardor  f 

Yo  te  doy  que  el  Duque  quiera. 
Como  absoluto  señor, 
Darme  esposo  de  su  mano; 
Que  muestre  su  indignación 
Mi  padre,  como  hasta  aqui; 
Que  interponga  su  favor 
Mi  señora  por  el  Conde ; 

Y  en  fin ,  que  contra  los  dos 
Todo  el  mundo  se  conjure ; 
Cuando  llegue  la  ocasión 

De  casarme ,  di ,  ¿no  es  fuerza 
Que  diga  primero  yo 
Que  si?  Pues  no  tengas  pena 
Que  lo  diga ,  aunque  el  rigor 
De  una  daga  me  lo  mande. 
Pues  cuando  en  su  ejecución, 
Forzada  la  voz,  dijera 
De  si  por  decir  de  no , 
Colérica  la  verdad 
Saliera  de  su  prisión, 

Y  dijera  que  mentia 
Con  los  afectos,  (|ue  son 
Los  modos  que  tiene  el  alma 
Para  desmentir  la  voz. 
Cuando  dice  con  la  boca 

Lo  que  niega  el  corazón. 
Carlos,  ya  estás  empeñado, 

Y  también  lo  está  mi  amor; 


Dejarme,  ei  ingratitud, 
AlUgirme,  compaiion; 
Volver  atrás ,  cobardía , 

Y  no  verme « sinraioo; 
Que  no  naeleroo  de  an  parto 
La  voluntad  y  el  temor. 

No  es  coDSlanie  quien  no  espera 
Mas  quiso  quien  mas  sofrió. 
A  un  pesar  sigue  un  placer. 
Tras  la  noche  sale  el  sd , 
La  fortuna  es  merecerla , 
La  verdad  siempre  Tendó, 
Su  edad  tiene  la  desdicha, 
Todo  el  tiempo  lo  madó, 
(U>n  amor  no  hay  imposible 
Ni  ventura  sin  pasioo ; 

Y  en  fin,  para  todo  baila 
Remedio  quien  le  buscó; 
Venando  el  remedio  falle, 

Y  usen  de  todo  rigor 

Las  estrellas,  sabrá  el  mondo 
Que  podo  mi  estimacioo 
Vivir  sin  gozarte  «si, 
Pero  sin  quererle  no ; 
Porque  aquello  es  fortona,  y  esto  I 

Y  no  está  mi  fortona  en  mi  elecci 

Salen  SERÓN  t  FLORA. 
sKaov. 


Mi  señor. 


rtOBA. 

Rosaora. 


EiDoqoi. 
noRA. 
To  padre  y  el  de  PoioL 


Acabad ,  coerpo  de  Cristo. 

FLOIA. 

Presto;  qoe  llegan  los  dos. 

IMOEL. 

Pues  adiós;  hasu  después. 
Mil  años  te  guarde  Uos. 

ISABB». 

Carlos,  siempre  be  de  ser  ts^- 

CÁBLOS. 

Yo  lo  he  de  ser  j  lo  uq. 


Amor,  folved  á  animaros. 

CiSLOS. 

Volved  á  vivir,  amor. 

SalenEL  CONDE  DE  PCZOUROSI 
R  A,  EL  DUQUE  DE  MILAK  f  UÚ 

GORiK. 

Esto  melvo  á  soplicar 
A  vuecelencia. 


Yobaré 
Cuanto  pueda ,  ya  qoe  sé. 
Por  mi  mal ,  lo  qoe  es  amv. 
{Ap .  Pues  después  qoe  i  Callos  qrii 
Aunque  lo  callo  y  reprimo, 
Decoalqoiera  melaklmo 
Que  muere  del  mal  qoe  onorou) 

Non. 
Doena  Isabel  ba  Tenido. 

tOlAOlA. 

Si  algo  vale  ral  bf  or. 
El  Conde  la  tiene  amor: 
Yui,  á  vneslra  alten  pido 
Premie  so  amor  y  asioiendi. 
Yásosmériloe 


Lá  HAS  GOmTANTB  MUIBR. 


DOOÜI. 

co  amor!  Está  bien; 
jelo  Yueceteneia 
lejor  ocasión » 
nces  podrá  mandarme, 
icho  ba  sido  reportarme.) 

ROSAURA. 

ipli  mi  obligación. 

CARLOS.  (Ap.) 
oes  morir  me  veo, 
ro  de  mi  estuviera 
ue,  no  res[>ondiera 
iforme  á  mi  deseo. 

ISABEL.  (Ap.) 
» segan  responde 
le,  qae  ha  consultado 

0  7  mi  cuidado. 

CONDE. 
DUQUE. 

Es  cansaros.  Conde. 

CONDE. 

é,  siel  dármela  á  mi 
muestra  mano  está? 

DUQUE. 

nadie ,  Conde ,  da 
quiere  para  si. 

CONDE. 

tendi  á  vuestra  alteza, 
de  mí!) 

DUQUE. 

Pues  sed  discreto, « 
id ,  Conde ,  secreto , 
id  vuestra  cabeza. 

CONDE.  (Ap.) 

fin  mi  afición. 

DUQUE. 

vale  hablar  que  morir ; 
ae  no  puedo  huir 
epap  mi  pasión , 
s  me  he  de  valer 
á  Isabel  la  cuente 

1  alma  sufre  y  siente.) 
los,  que  es  menester 
nunca  tu  cuidado; 

cielos  os  den. 

ROSAURA. 

ra  alteza  también. 

DUQUE. 

)  mas  acertado. 

C07IDE. 

oyde  tus  pies. 

DUQUE. 

>,  y  el  mas  amigo, 
'ro...  Mas  vén  conmigo, 

después. 

Duque  ^  el  Conde  y  Carlos,) 

ROSAURA. 

bel,  aue  su  alteza, 
iño  soberano, 
rte  de  su  mano 
|ue  tu  belleza 
tu  entendimiento. 

ISABEL. 

í  Duque ,  mi  señor, 
casa  favor; 
inque  callo,  siento 
a  darme  marido, 
>u  gusto  me  ajusto 
xión  y  mi  gusto. 

ROSAURA. 

ue  te  he  entendido, 
il  Conde? Di 
,  que  te  hablo  yo. 

G.  DI  L.-u. 


Al  Conde,  Señoril,  DO.. 

R0S4IMA. 

iYáotroslnelConde? 

ISABBL. 

Si. 

ROSAURA. 

Muy  aprisa  has  respondido. 

I8ARII.; 

Es  que  la  pasión  esuba , , 
Mientras  no  se  declai;aba , ' 
I A  la  puerta  del  sentido. 
Como  quien  quiere  salir 

Y  con  la  puerta  jdo  aciertt; 
Pero  viendo  que  la  puerta 
La  manda  el  amor  ^rir, 
Apenas  vióclarldad , 
Cuando,  sin  mirar  su  meogoi, 
Salió  del  pecho  á  la  lengaa. 

Y  te  dijo  la  tardad. 

ROaAUlA. 

¿  Y  él ,  dime,  sabe  tu  amor? 

ISABEL. 

Claro  está ,  pues  puedo  hablarle. 

ROSAOIA. 

Dichosa  tú,  que  flavle 
Puedes  tu  pena  y  dolor. 
{Ap,  Y  triste  de  quien  suspira 
Tan  sin  premio  en  lo  que  emprende, 
Que  llama  á  quien  no  la  entiende 

Y  busca  á  quien  no  la  mira, 
Porque  sin  remedio  niaen.) 

I8ABIL. 

Si  alguna  melancolía  y 
Como  nube  en  claro  ala 

Y  como  mancha  en  vidriera , 
Eclipsa  tu  lúa ,  advierte 
Que  es  ofender  mi  amistad 
El  encubrir  la  verdad. 

ROSAURA.^ 

:  Ay  Isabel !  que  es  de  muerte 
La  causa  que  asi  me  olvida 
De  mi  ser  y  de  mi  honor. 

ISABEL. 

Mayor  será  mi  valor 
I^ra  ofrecerte  la  vida 
Contra  el  fracaso  ó  ef  dafto 
Que  te  espera  suceder. 

ROSAURA. 

(Ap,  Ahora  bien;  yo  soy  mujer, 

Y  como  tal ,  es  engaño 
Pensar  que  puedo  callar 
Estando  de  esta  manen.) 
Flora ,  Laura ,  idos  afuera. 

( Yafue  Flora  p  Laura,) 

ISABEV. 

Ya  se  han  ido ;  desahogar 
Puedes  el  pecho  conm%o , 

Y  de  mi  lealtad  creer . 

Que  haré  cuanto  pueda  hacer. 

ROSAURA.  (Ap,) 

Pues  ¿qué  dudo, que  uo  digo, 
Si  be  de  aliviar  mi  tormento. 
Lo  qne  sufro  y  lo  que  lloro. 
Lo  que  temo  y  lo  que  adoro. 
Lo  que  callo  y  lo  que  sfentot 
Por  ver  si  con  ese  ingrato 
Hay  modos,  sin  declararme. 
Que  le  obliguen  á  mirarme. 


No  te  aflijas. 


ISABEL. 


ROSAURA. 


2  Viste  un  águila  fiHeate , 
Que  eenldenu  de  pimna 

Y  rilada  como  e4»una    • 
Desde  la  cola  á  la  tente , 
El  cuello  laigo,  el  pié  cUoo, 
Mas  por  ira  que  p!pr  gala , 
Derecho  el  eorta  defala , 

Y  con  el  ramo  del  j^eo 
Mira  al  sol  desde  tu  aileolo 
Con  atención  tan  derotá , 
Que  Mrece  que  le  agota 
Cuando  le  bebe  al  aliento: 

Y  en  medio  de  esta  deidad. 
De  esu  pompa,  de  esto  hMQTt 
De  esu  lúa  y  da  OM  Ardor, 

Y  en  fin,  de  esta  midestad. 
Con  que  el  nido  de  ladrillo 
Hace  que  á  planeu  anhele? 
¿No  has  Yisio  también  que  suala 
VerpasarunMMHo, 

Y  que  sin  dáñala  nada 
Del  planeta  que  la  aalaia. 
Con  el  páiarillo  emUila, 

Y  en  acosarle  erapefiada 
(Aunque  es  de  Itt  avea  rete . 
Ysnaltivealarmorta), 
Con  el  pico  el  aireeoita 
Yconelalalep^na, 
Hasta  que  al  eeotio  abatida 
Por  una  presa  u«  ^, 

I  La  cuchilla  de  marfil 
Esgrime  contra  la  vida ; 

Y  abriendo  la  boca  oacnn , 
Se  le  come  ain  mascar. 

Tan  aprisa ,  que,  á  encontrar 

En  el  estómago  ancfauñ. 

Volar  pudiera  7  Tltlr. 

Pues  tan  vifo  lo  tnA^  \ 

QuealláenelbuehnaeaM' 

El  pájaro  de  morir? 

Pues  asi  yo.  qnenad 

Tan  alentada,  que  puado 

Ponerme,  á  mi  misma  lúedo , 

Si  roe  imagino  sin  mi. 

Cuando  altiva  y  arropnta 

Deade  mi  solio  dMoo 

Miraba  al  duque  de  Oralno. 

8ue  es  el  que  ha  de  aer  au  amante, 
a  hombre  vi  Unperfeeto 
(ikh ,  nunca  le  viera  loñ. 
Que  el  alma  me  arrebaté 
Tan  á  pesar  del  reipeto. 
Que  dejó  contra  mi  ertíao. 
Yainpoderre¿tab, 
Elsolporelpqarillo, 
Como  el,  águth  en  el  prado ; 
Mas  con  una  difetenoa» 
Que  el  águila  le  vendó , 
Mas  f  o  no ;  puA  antes  yo 

guedé  muerta  enaii  presencia. 
I  águila  fliéjni  amor,  v 

El  Duque  el  sol  que  déle , 

Y  el  pajaro  Carlos  ÜBóT 
A  quien  rendí  mi  valor ; 

Mira  si  es  cansa  (i  ay  de  mi !) 

Para  que  muera ,  haau  tamo 

Que  diga  mi  pena  el  llanto, 

0 16  la  dlgu  per  mi 


m 


Pues  un  rato 

Me  escí         con  aleneloq , 
Puesto  ^u«  , 

Y  mi  pena  I»  »• 
Con  una  o 


Vuelve  á  decirme  quién  era 
(Ap.  ¡  Ay  amor  I  ay  pena  tríate!) 
El  pajanllo  i|ue  vfate 
Cuando  volaste  Ugenu    - 

noiAmuL 
CárkM  Bsfoteia. 


Bstoeabeebo. 


iNoftiédüentaetoeelmiT 


k 


ÁQfi 

ISABEL. 

Ap»  Por  enmedio  el  corazón 
_e  me  ha  quebrado  en  el  pecho.) 
Si ,  pero  muy  designa! 
Y  muy  ajena  de  tí. 

ROSAURA. 

Por  eso  digo  que  fui 
Como  el  águila  real. 

ISABEL. 

En  ella  su  arrojamiento 
Fué  ignorancia,  y  no  desden. 

ROSAURA. 

En  llegando  á  querer  bien , 
Nadie  tiene  entendimiento. 

ISABEL. 

Siempre  le  tiene  el  valor 
Cuando  se  atiende  y  se  escacha. 

ROSAURA. 

También  si  la  gala  es  mucha , 
Tiene  disculpa  un  error. 

ISABEL. 

Para  galán ,  basta  gala , 
Pero  no  para  marido. 

ROSAURA. 

C&rlos  es  tan  bien  nacido , 

Que  en  sangre  ¿  mi  sangre  iguala. 

ISABEL. 

Si ,  mas  si  el  Duque  te  quiere, 
Poco  su  sangre  importó. 

ROSAURA. 

Cáseme  á  mi  gusto  yo , 

Y  venga  lo  que  viniere. 

ISABEL. 

¿Cómo,  estando  de  por  medio 
Quien  lo  puede  resistir? 

ROSAURA. 

Yo  no  te  vengo  á  pedir 
Parecer ,  sino  remedio ; 

Y  asi ,  supuesto,  Isabel , 
Que  no  es  capaz  de  razón 
Esta  mi  loca  pasión  , 
Esta  mi  pena  cruel. 
Este  mi  ardiente  deseo, 
Este  mi  amante  delito. 
Este  mí  ciego  apetito 

Y  este  mi  bárbaro  empleo ; 
No  me  repliques  á  napa , 
Porque  para  no  lo  hacer. 
Tengo  amor  y  soy  mujer, 

Y  vengo  determinada  ;• 

Que  es  decirte  por  buen  modo 
Que ,  en  lugar  de  aconsejarme. 
Trates  solo  de  ayudarme. 
Aunque  se  aventure  todo. 

ISABEL. 

(i4p.  ¡Hay  fortuna  mas  cruel !) 
Si  eso  en  mi  mano  estuviera... 

ROSAURA. 

Si  estará. 

ISABEL. 

¿Deque  manera, 
Estando  en  su  gusto  de  él? 

ROSAURA. 

Mira ,  yo  le  tengo  amor, 
Pero  dársele  á  entender 
Yo  misma ,  fuera  perder 
El  respeto  á  mi  valor ; 

Y  asi... 

ISABEL. 

Tente,  que  ya  sé 
Que  quieres  {Ap.  \  Suerte  enemiga !) 
Que  a  Carlos  hable  y  le  diga 
Tu  amor,  tu  pena  y  tu  fe, 

Y  desde  aquí  te  prometo 
Con  mucho  gusto  servir. 
{Ap.  Porque  deseo  morir ; 


EL  DOCTOR  JUAN  PERSZ  DE  MONTALVAN. 


Y  para  que  tenga  efecto . 

Y  muera  sin  hacer  cama. 
Es  atajo  que  yo  llegue , 

Y  al  mismo  que  adoro  ruegue 
Que  quiera  bien  á  otra  dama; 
Porque  es  una  petición , 

Que  quien  pedirla  concierta 

Y  al  punto  no  se  cae  muerta , 
No  cumple  su  obligación.) 

Rt>8AURA. 

Ya  ,  según  eres  discreta , 
Mi  ventura  considero. 

ISABEL.  {Ap.) 
Si  he  de  morirme  primero , 
ÁQué  importa  que  lo  prometa? 
Pero ,  cielos ,  si  el  sentido 
Acaso  no  me  ha  faltado , 
¿Cómo...  (¡ay  de  mí!) 

ROSAURA. 

¿Qttétehn  dado. 
Que  así  el  color  has  perdido? 

ISABEL. 

Nada,  sino  el  ver  que  asi 
Tu  opinión  se  amancilló. 

ROSAURA. 

Pues  que  no  me  aflijo  yo , 
No  te  dé  cuidado  á  tí. 

ISABEL. 

{Ap.  ¿Yo  por  otra  (¡  ay  hado  injusto !) 
A  Carlos  ne  de  rogar?) 
No  es  posible... 

ROSAURA. 

¿Qué? 

ISABEL. 

Dejar 
De  hacer,  Sefiora,  tu  gusto. 

ROSAURA.  {Ap.) 
i  Qué  ventura ! 

ISABEL.  {Ap.) 

¡Qué  impiedad! 
ROSAURA.  {Ap.) 
i  Qué  dicha! 

ISABEL.  {Ap.) 

¡  Qué  desaliento ! 

ROSAURA.  {Ap.) 

\  Qué  esperanza ! 

ISABEL.  {Ap.) 

¡  Qué  tormento ! 

ROSAURA.  {Ap.) 

¡  Qué  íineza ! 

ISABEL.  (i4p.) 

¡  Qué  crueldad  I 

ROSyiRA.  {Ap.) 

Hoy  á  vivir  empecé. 

ISABEL.  {Ap.) 
Hoy  mi  esperanza  perdí. 
ROSAURA.  {Ap.) 

Hoy  el  silencio  rompí. 

ISABEL.  {Ap.) 
Hoy  la  vida  me  quité. 

ROSAURA. 

Vamos ,  porque  mi  dolor 
Sosiegue  con  tu  cordura. 
ISABEL.  {.Ap.) 
Pues  nacimos  sin  ventura, 
Vamos  á  morir ,  amor. 

{Yante.) 
SaUn  CARLOS  t  SERÓN. 

CARLOS. 

Si  no  hallares  á  Isabel , 
Búscame  á  Flora  siquiera , 


Para  que  de  mi  detdkha  ^ 
Lleve  ¿  su  dueAo  lu  oaeíai. 

SIBOII. 

Ni  la  una  ni  la  otra 
Es  posible  qoe  pimeaB; 
Porque  no  be  dejado  en  cait 
Desván ,  tejado,  aioiea , 
Sala ,  cuarto,  corredor, 
Recibimiento,  escalera, 
Camarín ,  retrete ,  estrado , 
Reja ,  aposento ,  galera , 
Patio,  jardin ,  galería. 
Sótano,  alcoba ,  despensa, 
Portal .  cochera,  guardilla , 
Tránsito,  esconce  •  tronera , 
Estera ,  suelo,  rincón , 
Caballeriza  y  bodega. 
Que  no  haya  visto,  y  por  Dioi, 
Que  no  po'edo  dar  con  ellas.  . 
Solo  me  dijo  endenantes. 
Encontrándome  ana  dueña... 
Por  senas ,  qne  en  tan  larga , 
Tan  difusa  y  tan  eztenu 
De  la  cabeza  á  loa  plét. 
Que  si  alguien  se  resolfiera 
A  caminarla ,  seria 
Necesario  que  saliera 
De  los  pies  may  de  mañana, 
Como  quien  anda  diez  leguas . 
Para  llegar  ¿  la  noche 
A  cenar  á  la  cabeza. 

C&RLOS. 

¿Qué  te  dijo?  Dilo  aprisa : 
Que  no  es  ocasión  aquesta 
Para  donaires  •  Serón. 
ssaoBi. 
Que  estaban  con  su  exeeleiicii. 

Y  que  ya  se  despedía. 

cÁnLOs. 
i  Oh  qué  mal  ralo  la  espera, 

Y  aue  de  penas  le  aguúrdan. 
Si  la  tengo  de  dar  cuenta 
De  los  intentos  del  Deqof ! 


En  fin,  ¿la  qnlere  su  alteu? 

CÁALOB. 

No  solamente  la  quiere , 
Sino  quiere  qae  yo  sea 
Quien  sus  intentos  la  diga 

Y  sus  penas  la  encareica. 

SERÓN. 

Y  tú ,  ¿qué  dijiste  á  eso? 

CilLOS. 

Conociendo  la  eztraAeu 
De  su  natural  esquivo 

Y  su  condición  severa, 
¿Qué  le  había  de  decir t 


Tu  amor  decirle  padieras. 
Confiado  en  so  amistad. 

CÁILOS. 

Fuera  conflama  necia; 
Que  un  señor  diera  «Mospadi 
Un  caballo,  una  cadena. 
Una  joya,  una  pintara » 

Y  otras  semejantes  prendas; 
Mas  \a  dama  no  es  posible, 

Y  mas  queriendo  de  veras ; 
Que  si  Alejandro  la  dlA, 

Fué  despu^  de  gozar  de  ella; 

Y  asi ,  no  fue  bitarrla 
Sino  solo  en  la  apariencia; 

?ue  el  dar  ijada  ana  flor 
pisada  ana  azacena . 
Mas  viene  ser  para  on  bonUire 
Comodidad  qoe  finen. 
El  Duque  me  qolero  bien . 
Porque  ve  qiw  ea  pai  j  eogaer 


)«,baM»p«Mrto, 

ontwuamiiKM 
MbcdMu. 


lio,  oeloseu; 
itqiii«r«qMlepid«H, 
a ,  1  boa  Ileni. 
Señw,  de  corlo,- 
,  J  «carmleoia 
< de  lu manos, 
alplitu  llegaa, 
o  el  hombre  come 
se  rerríectn , 
■■do  meBIgne , 
ais  Di  cena , 
¡man  enceldo 
ulinqnen ; 
ID  dedo  ba  neDeater 
ei  li  Tergaenia 

de  la  meta.  ^ 

ClHLM. 

stempre  has  de  estar 
•lo ,  auogae  me  Teas 
mil  desdlcbai. 


CARLOS. 

No  le  eDgafiai ; 

oe  aunqoe  la  busco, 
ra  entretenerle, 
idleba  el  hallarla; 
ongojaian  nueva, 
>  en  verla  mt  vida , 
arme  de  *erla. 

Sale  ISABEL. 

ISAaiL.  {Ap.) 

■n  (tne  »t  eonoee 
adteru  estrella , 
•fo  le  be  encontrado! 

■iste  luego  le  encu 

leclrle  an  pesar 


:arkMÍ 

i3efior' 
ima  mal  loaiaga ; 
lio  que  le  he  dicbo. 
I  es  ol  obediencia. 

Dl'IlCB. 

coD  la  respaesta. 

•de.  (Vaw.) 


U  KAS  COWnNTI  Vttllll- 
Atómau  ROBAOftA  rtjwl*. 

aoufM. 

lIsabelT 

isun.. 

Bct^tBla,   . 
i  Qoé  me  manda  ?aeoeteiiaia  T 

Decine  c6mo  alndada 
El  cielo  mi  dieha  ordena , 
Porque  Carias  eiU  soto. 
Va  me  baa  enteadtdo,  ItMi, 
Llega  j  hÉhlale!  ai-"-"— ■- 
Qae  eairiba  en  n  ' 
Que  tenga  tida  ll< 

Por  mncboi  aBoa  la  traga 
( Anoque  mnera  jtt);  j  asi, 
Retírese  i  esotra  ptéu 
Vuecelencia,  j  beMBTéle. 


Silo  escucha;  aiÜ(MUi]iw4«'  tVH«.) 

ciauít.  (Ap.) 
i  Que  tají  de  ll«Tir  nn  ttanibra. 
Que  deaer  quien  es  a«  precia. 
Recados  de  otro  galu 
A  la  dama  que  fBMeJ•^ 

Consaéieoseloa  laarWoe 
Que  á  suamiijercsloalJevaii. 
isun..  (Ap.) 

$ue  una  mi^Jer  de  dtscorao 
que  profesa  MAIeía 
(¡No  sacóme  me  lo  (Mea!), 
Algalanqueladaaea... 
Pero  no  quiero  dedrio. 
Que  si  en  Sn ,  annqoe  no  qoiora. 
He  de  decirlo  despaes 
Cuando  la  ocasión  aeofreica. 
Basta  que  despaea  lo  diga. 
Sin  que  ahora  lo  reBera , 
Porque  aq  ea  par«  dos  veee* 
El  repetir  ana  afrenta. 

ciiLoa.  (Ap.) 
Pero  ai  ba  de  aer,  ;qDé  dodoT 
itani.. 


ílMbelT 

■uiu. 
;Quí  tienes, 
--'->adeUlIen«  ' 


irlos,  j  00  temas 
¡ne  baja  cosa  qse  ne  afl^a ; 
'orque  ea  tan  gnede  It  peu 
Que  tengo  dentro  dai  alma. 
Que  aunque  otras  ahora  laugaa , 
Para  haberlas  de  teqilr, 
Segon  aqoesiameaprlett, 
O  es  fuerza  que  esperen  ntKl»i 
Como  losi)oe  tarde  llegao. 


Del 

cUu». 
Pues  digo  que  te  he  p^rdl^o; 
Mira  si  ba;  pena  qne  Me4a 
Igualar  É  esta  dMdkST^ 


iMameanaaTiAf : 
¡Oh  qud  «■-— ■^- 
Puesto  que 


La  cauta  de  tu  Umhb, 

"jotedMIaBla, 

tertiladUBfeoria. 

itam. 


YTerte<taT4ia(inl>tl 
Lo  que  falo,  lo  me  ihm» 
Mtt  mi  pena  q«a  U  bvA- ' . 

nam. 
Poei  i  qné  lyer  p«o*e  fclltW> , 
SlelliíeqBMf 

slltM. 

iQtélMMU, 

SI  ni  bennaiM  It  raderta 
Con  el  de  DniM  caMr. 
Para  que  ceat  la  gMrttif 
Y  cuando  aqoeeM  eid^im* 
De  por  media  no  eNMIM , 
Sna  diUgeiKial  ei  •>. 


nv  !■■»■■  Hanr  ■■■■  ■■■  m^im 

PottalfotodM* 

8<ie  Federico,  me  •!«««• 
e  Hilan,  CQjajmdM' 
Compite  con  ol  P«ii»« 
ElpodercoDloiataiMa, 
La  toberUa  «m  «|Wtt  - 
V  el  RntiocM  IftMMnH , 
Te  adora,  laaM^  j  A» 
Qne,  annqoa  el  mtMB  oe  nn 
TebaüQooiar,  iqaddMM 
De  ana  deadiehalHefem* 

Qeeetn 
(Vamit 
Vqneja 
Detnen 

Vdenro 
Elpecbt 
'Porque 


HeesU 
Yatl.ei 

Perdona,  qne  eal 
Ea  mit  Itgrlaaet 
DeettanunMtJ 
Lo  qne  de  otra  a 


500 


Déjame,  Cirios,  qne  llore, 
Déjame,  Cirios,  que  sieota. 

CARLOS. 

¿Cómo,  sí  asi  te  consumes? 

ISABEL. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


ISABEL. 

Si  un  hombre,  Carlos,  enferma 
Por  abundancia  de  bumor, 
iNo  es  cierto  que  apenas  llega 
ti  médico  que  le  cura. 
Cuando  á  toda  prisa  ordena 
Que  de  ambos  brazos  le  sangren , 
Que  es  la  primer  diligencia 
Para  que  el  daño  de  adentro 
Le  estorbe ,  saliendo  fuera? 
Pues  asi ,  Tiendo  mí  amor , 
Que  el  alma  toda  está  llena 
De  pesares  y  disgustos. 
De  imposibles  y  de  ofensas , 
De  congojas  y  de  agravios. 
De  celos  y  de  tristezas, 
Manda  romper  de  los  ojos 
Las  dos  cristalinas  venas, 
Para  que  alivien  del  pecho 
Las  ansias  que  le  atormentan ; 
Que  las  lágrimas  de  un  triste 
Son,  si  se  repara  en  ellas. 
Sangrías  que  hace  el  amor 
Cuando  toda  el  alma  enferma. 

CARLOS. 

Pues  ¿cómo,  dime,  hasta  hoy. 
Con  ser  tanta  tu  dolencia > 
No  te  has  dejado  sangrar, 

Y  ahora  la  fortaleza 
Rindes  de  tu  heroico  brío 
Con  tan  declaradas  muestras? 

ISABEL. 

Escúchame  la  razón. 
De  un  hombre,  Carlos,  se  cuenta 
Que,  habiendo  nacido  mudo. 
Sin  que  en  veinte  años  pudiera 
Formar  el  menor  acento. 
Ni  pasaba  de  una  letra ; 
Viendo  matar  una  noche 
A  su  padre  en  su  presencia , 
De  repente  habló;  aue  fué 
Tanta  del  dolor  la  tuerza, 
Que,  apoderado  del  alma , 
Venció  la  naturaleza, 

Y  vino  4  hacer  el  dolor 

Lo  que  no  pudo  hacer  ella. 
Asi  yo,  que  hasta  este  punto. 
Gallarda,  advertida  y  cuerda, 
He  sido  muda,  callando 
Tantos  suspiros  y  quejas , 
Viendo  que  matan  mi  amor 

Y  que  cae  difunto  en  tierra, 
A  voces  lloro  su  muerte 

Y  atropello  mi  prudencia ; 
Que  cuando  el  dolor  es  tanto. 
La  misma  naturaleza. 

Para  dejarse  vencer , 
Parece  que  da  licencia. 

CARLOS. 

¿  Muerto  tu  amor? 

ISABEL. 

Claro  está , 
Pues  con  trazas  y  cautelas 
Rosaura,  el  Du^ue.  mi  padre, 
Tu  temor  y  mi  impaciencia 
Le  están  haciendo  pedazos 

Y  quebrantando  en  dos  piedras; 

Y  a>l,  resuélvete,  Carlos, 
Antes  que  yo  me  resuelva , 

0  á  no  verme,  ó  á  llevarme 
Donde  libre  el  alma  pueda 
Decir  que  te  quiero  i  vo¿es. 

CARLOS. 

Luego  ¿irás  donde  yo  quiera? 

ISABEL. 

1  Eso  me  preguntas,  Carlos , 


Conociendo  mi  flrmeza? 
Al  cabo  del  mundo  iré. 

CARLOS. 

Pues,  Isabel,  ya  que  llega 
La  desdicha  á  ser  tan  srande, 
Que  el  Duque  gozarte  intenta^ 

Y  á  mi  su  hermana  me  quiere. 
Antes  que  en  entrambos  crezca 
La  llama  que  los  anima 

Y  el  fuego  que  los  alienta , 
El  mejor  camino  es  irnos 
A  Francia  ó  á  Inglaterra, 
O  á  una  villa  de  las  mías, 

Y  entre  tanto  con  inciertas 
Esperanzas  divertirlos; 

gue  aunque  mal  hecho  parezca 
n  mi  lealtad ,  con  amor 
No  hay  cosa,  Isabel,  mal  hecha. 

ISABEL. 

Eso  si,  Carlos,  el  brío 

De  tu  noble  sangre  muestra. 

CARLOS. 

Sin  ti  no  quiero  fortuna. 

ISABEL. 

Sin  ti  no  quiero  grandeza. 

CARLOS. 

Contigo  nada  me  aflige. 

ISABEL. 

Contigo  todo  me  alegra. 

CARLOS. 

Mi  gusto  es  mi  sefiorio. 

ISABEL. 

Y  mi  voluntad  mi  alteza. 

CARLOS. 

Pues  adiós,  hasta  después. 

ISABEL. 

Vivas  edades  eternas. 

CARLOS. 

Como  sea  siendo  tuyo. 

ISABEL. 

Y  aunque  de  Rosaura  seas. 

CARLOS. 

Máteme  Dios,  si  tal  fuere. 

ISABEL. 

Dios  te  guarde. 

CARLOS. 

Adiós  te  queda. 

SERÓN. 

Gracias  á  Dios,  que  acabaron 
De  quebramos  la  cabeza. 
(Varue,) 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  SERÓN  t  FLORA. 

FLORA. 

Si  va  á  decir  la  verdad , 
Yo,  Serón,  vengo  temblando. 

SER05. 

Yo  y  todo,  aunque  disimulo. 

FLORA. 

Si  nos  sienten  en  palacio , 
Aquí  llegó  nuestra  hora. 

SEROX. 

Ya  eso  es  hacer  mucho  agravio , 
Flora,  á  quien  está  contigo; 
Ten  buen  ánimo,  que  cuando 
Suceda  todo  tan  mal 
Como  lo  has  imaginado , 
Por  eso  á  tu  lado  yicoe 


Un  hombre»  qae  et  um  blano. 
Tan  colérico.  Un  loeo. 
Tan  amante  y  tlentedo. 
Qne  no  hablará  ui»  penhra 
Aunque  te  maten  á  palof 

Y  á  ti  te  muelan  á  aiocei: 

Y  asi,  no  hay  qne  dir  cnidbdo. 
Sino  mostrar  lindo  brío. 

WLÚMK* 

Por  cierto,  gentil  ampafo. 

snoR. 
Esto  ha  sido  hablar  de  chanza; 
Que  si  á  lasTeras  llegamos. 
Lo  haré  mejor  qne  lo  diso; 
Perq,  dejando  esto  i  nn  lado, 
Notable  resolución 
Han  tomado  nnestroa  amos. 

FLOaA. 

Según  las  cosas  ealán. 
El  medio  mas  acertado 
Es  huir  el  cuerpo  i  todo. 

anón. 
De  manera  que  casadoa 
Amanecerán  maikana 
En  el  lugar  mas  cercano. 
Saliendo  de  aqni  esta  noche. 

ruNu. 

Y  si  tú  qnlsieraa... 


Paso, 
■Basta,  basta,  qnedo,  tente. 
Abrenuncio,  guarda,  Pablo; 
Que  no  me  quiero  nnpdar. 

rLoaA. 
Eres  necio,  sobre  folao. 

SBIOR. 

Ya  sé  que  dice  el  refiran : 
«Si  quieres  nn  lindo  rato. 
Bebe  lirio ;  si  una  hora , 
Come  en  tn  caaa  temprano; 
Si  un  buen  dia,  baste  la  barbí 
Si  una  semana,  fé  al  bafio: 
Si  un  buen  mea,  mata  nn  lecb* 

Y  si  quieres  iin  bnen  a6o. 
Cásate  con  mujer  liaspia.» 
Ya  lo  sé ;  mas  no  me  hallo 
Con  ánimo  de  sufrir 
Después  de  esto  mil  entMlos : 
El  ordinario  de  ver 

Cada  mes  el  ordinario. 
Con  cartas  para  la  Holanda 

Y  billetes  para  el  rastro. 
Si  no  pare  la  mujer. 

Dicen  que  ella  es  mari-macho 
O  el  marido  es  pan  poco 
Sí  le  sucede  al  contrario. 
;l  Quién  hay  que  sufra  en  el  an 
SI  no  es  Jurando  de  santo. 
De  una  preñada  el  antojo 
O  de  una  parida  el  ascot 
Luego  el  haber  de  tragar. 
Aunque  no  quiera,  mi  mocha 
Que  es  suyo  porque  lo  dicen , 
No  porque  esté  averiguado; 
Si  llora,  es  faUo  de  padre 
En  lo  sonoro  del  canto. 
Aunque  el  niiio  llore  en  tiple 

Y  su  padre  en  contrabijo. 
Luego  las  impertinencias 
De  una  ama,  y  andar  compra 
Los  dijes  para  Juanieo, 

Las  mantillaa  y  aapatoc. 
Luego  el  recordar  de  nodie. 
Diciendo  muy  assalado: 
cLIama  al  ama,  mece  al  nüo, 
Que  se  est4  haciendo  pedaaoi 
Luego  ver  entrar  la  mott 
Con  su  esportillo  en  el  hraio 
Pidiendo  para  carbón  # 


LA  MAS  GOmTAlOS  MÜmU    •     i 


iñ  tener  na  cuarto, 
cosa  para  morirse 
peBsarlo  od  cristiano. 
t>er,  finalmente, 
lo  el  mas  confiado 
mbrero  el  que  se  pone 
sobre  los  cascos, 
aza  de  hueso, 
i  atril  de  sao  Mircos. 
ayendo  de  uno  y  otro , 
r  de  estos  trabajos, 
paseo,  enamoro, 
o,  triunfo,  gasto, 
>mo,  calzo,  Tisto, 
>rinco,  sallo  y  bailo, 
ar  pidiendo  al  cielo, 
roto  T  mojigato, 
ia  del  enyíodar, 
a  gracia  del  casado. 
íM  et  vobis  nos  dé 
os  juntos  estamos ; 
Bé  que  habrá  muy  pocos 
)idan  lo  contrario. 

PLORA. 

mor? 

SERÓN. 

¿Y  mi  cabeza? 
lio;  que  mi  amo 
con  tu  señora. 

íen  CARLOS  t  ISABEL. 

ISABEL. 

>eñor,  á  tu  lado, 
:osa  que  me  acobarde. 

CARLOS. 

ilio  los  caballos? 

SERÓN. 

iguardando  con  ellos 
rta  de  palacio. 

cArlos. 
D,  f  amos  de  aquL 

ISABEL. 

pongo  en  tus  manos ; 
a  Flora  primero, 
» pueda  avisarnos 
redad  que  hubiere. 

SERÓN. 

cplorador  llevamos. 

CARLOS. 

dicho.— Vé  delante. 

FLORA. 

is  quedo  y  de  espacio ; 
oy  á  abrir  la  puerta. 

{Liaman.) 
Dios! 

CARLOS. 

Flora,  ¿llamaron? 

FLORA. 

r. 

CARLOS. 

Pues  ¿á  estas  horas? 

ISABEL. 

,  mi  bien,  cuidado ; 
10  recado  será 
ara ;  y  asi,  en  tanto 
informo,  escóndete. 
{¡Jaman.) 

SERO?l. 

rtancia  es  el  recado, 
laman  muy  aprisa. 

ISABEL. 

iencia  por  oii  rato. 

CARLOS. 

•el ,  ío  que  me  cuestas 
•  y  sobresaltos !  — 
eron. 


.Soloabon 

Quisiera  serlo  de  esparto. 
Para  esconderme  en  mi  mkmO. 

ISABEL. 

¿Entráronse? 

PLORA. 

Ya  se  entraron. 

ISABEL. 

Pues  abre  ahora  esa  puerta. 

PLORA. 

Pues  que  tú  lo  miadis,  abro.— 
¿Quiénes? 

SaU  EL  DUQÜB  DB  HILAN. 
Yo  soy. 

PLOaA. 

¡Sefiormio! 
iMf'  Mal  lanee  babemos  echado.) 

BABBL. 

¿Cómo? 

PLoaa. 
Es  el  Duque. 

ISABEL,  (i^.) 

{Aydemil 
Mueru  soy,  si  ha  visto  á  Garios. 

PLOaA. 

No  ha  visto ;  que  si  eso  fti^ 
No  entrara  tan  reportado. 

ISABEL. 

¿Señor? 

Boora. 
¿Isabel? 

ISABEL. 

Pues  ¿cómo... 
{Ap,  Difunta  estoy!) 

Sosegaos. 
cÁaLos.  (Áp,) 
Vive  el  cielo',  que  es  el  Duque. 

PLOSA. 

Habla  quedo. 

SBaOR. 

Aquesto  es  malo. 

ISABSL. 

Si  vuestra  altéis  imagina 
Que  es  el  extrañarme  tanto , 
Desprecio  ó  poca  atendoo 
A  su  persona,  es  engaño; 
Honor  es  ( Ap,  ¡  Ay  (Sirios  mió  1 ) , 
Honor  es,  no  desagrado; 
Porque  quien  viere  á  estas  horas 
A  vuestra  alteza  en  mi  cuarto 
Podrá  dedr... 

ouauB. 

No  podrá. 
Escucha,  Isabel,  un  rato. 
Yo  te  adoro,  ya  lo  sabes , 
Porque  te  lo  dijo  Carlos, 
Y  te  lo  han  dicho  mis  cjos, 
Aunque  lo  has  disimulado 
Por  tu  honor,  como  tú  dices, 
O  por  tu  desden  bizarro; 
Pero,  viendo  que  contigo 
Ruegos,  finezas,  regalos, 
Rendimientos,  persuasiones. 
Quejas,  lágrimas  y  llantos 
No  bastan ,  ni  yo  conmigo 
Tampoco  á  olvidarte  basto, 
Me  be  resuelto...  Pero  aqui 
Lo  podrás  ver  mas  de  espado ; 
Toma  este  papel  y  adtierte, 


Porque-k)  estimas  taalgUk  ' 
Oue  he  sldoyd  ^leu  la.  ha  taorila» 
Y  tu  honor  quta  le  ba  ■otadA.# 

ttaan. 
Yoloveré. 

BVHim*  

Puesadioa.  (Ite.) 

iSAtBL. 

Guárdete  el  délo  mil  añas.  ^ 
Cierra  la  puerta  eu  salleodo. 

fififfff 
¿Puedo  salir? 

■  fUNU. 

Ya  be  eaifBdu. 


I,  Señor. 


Graelas  A  PHtt. 


11  ■  •  »  f  • 


Muerta  estuve. 


GiaLoa. 
TotoaalfOb 


Dame  el  papel. 


Tómale  y  basto  pedaaaa. 

ciaú». 
Eso  no,  porque  en  tUxiiOf 
Aunque  es  su  dnafto|lraao 
De  tu  gusto,  es  dueña  aiáo , 

Y  este  papel  es  un  rasgo 

Que  substituye  su  noaibre; 

Y  en  los  leales  vasalloa 
Tiene  ul  ftiersa  la  ley, 

Y  obliga  bi  sangre  á  tanlo/ 
Que  basu  soto  to  sombra 
Del  priadpe  soberano 
Para  faft^dlr  revareaeia 

En  medio  d^  (os  agravios. 
Yasi,  slcomogalm» 
Celoso  y  enanorado , 
Divido  su  blanca  nema , 
Como  vasallo,  en  loa  labios 
Pongo  su  firina ,  y  le  leo 
Con  el  sombrero  en  la  «ano ; 
Dos  renglones  tiene  solos. 

Ya  los  esenoho  leaMilandn. 


.  i'i 


(¿M,)  c  Mañana  seré  tu  esposo. 
>Dios  te  guarda  amebos  aioSd- 
sJSIDa^e.» 


iGfandépahbtal 
akneii.  . 
Cogióla  todos  loa  paaoa. 
ciaUM. 
Toma,  Señon»  el  papeL       (Mmís.). 


Pareee  que  la  ba  pesado. 

flitlifilMI, 

Qniérote  bien»  no  la  «naiilea. 

HÁBIL. 

Antes  por  eso  me  espanto» 
Pues  oooodendo  ari  amor 
Y  sabiendo... 

da 


¿1 


íí 


.) 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Solos,  Isabel ,  estamos; 

Llégate  mas  (¡ay  de  mi!). 
Llégate  mas,  por  si  acaso 

Es  esta  la  vez  postrera. 

El  Duque  te  quiere  tanto, 

§ue  su  esposa  quiere  bacerte, 
lo  firma  de  su  mano ; 
Cosa  que  nunca  esperé 
De  su  natural  ingrato. 
Yo  te  quiero  bien,  y  tengo 
Obligación,  como  honrado, 
A  procurar  tu  forlUDa , 
Como  en  efecto  lo  bago. 
(Ap.  Si  es  con  rigor  de  mi  vida, 
Tú  verás  el  desengaño.) 
Yo  soy,  aunque  bien  iiaddo 
( Que  esto  no  puedo  negarlo ), 
Garlos  Esforcia  no  mas; 
El  Duque...  pero  es  en  vano 
Pintarte  la  direrencla 
Que  bay  de  mi  estado  á  su  estado, 
Siendo  yo  nada  con  él. 
Isabel,  hablemos  claro : 
Quiere  al  Duque,  yo  to  digo; 
Quiere  al  Duque,  que  es  gallardo, 

Y  digna  aquesta  fineza 
De  tu  amor  y  tu  agasajo. 
Esto  ha  de  ser,  no  te  «flijas , 
Yo  me  doy  por  bien  pagado 
Solo  con  saber  que  has  hecho 
Tu  deber  en  este  caso. 

No  hay  cosa  en  ti  como  tCt , 

Y  primero  que  mi  dal&o. 
Es  tu  provecho,  Isabel , 
Porque  lo  será  de  entrambos. 
Mude  tu  amor  á  otra  casa. 
Que,  por  verle  mejorado. 
Todos  lo  tendrán  á  bien ; 
Mas  vale  el  Duque  que  Carlos. 
Ocupe  el  Duque  tu  pecho, 

Y  á  mi ,  como  mal  criado. 
Échame  de  él  con  violencia. 
Con  desprecio  y  con  enfado; 
Que  para  haber  de  salir 
Todo  será  necesario. 

Y  en  fin,  cásate  con  él. 
Aunque,  si  en  ello  reparo , 

Ya  has  dicho  que  si,  pues  viendo 
Que  descubierto  te  hablo. 
No  me  has  mandado  cubrir. 
Como  quien  dice  callando 
Que  ya  es  deuda  este  respeto; 

Y  así,  obediente  y  postrado, 

{Arrémikue.) 
Mudando  estilo  y  lenguaje 
(No  me  detengas  los  brazos), 
A  vuestra  alteza  lapido 
Que  me  dé  á  besar  la  mano. 
No  como  á  galán  ni  amante. 
Sino  como  á  su  vasallo; 

Y  con  ella  (¡ay  Dios! ),  licencia 
Para  que,  desesperado, 

Me  taya  á  buscar  la  muerte. 

ISABEL. 

Basta,  Señor;  basta,  Carlos; 
No  me  enternezcas  el  alma, 
Basta  lo  que  yo  me  paso. 
Cúbrete  y  álzate  ¡  ay  triste ! 

Y  no  me  desprecies  tanto, 
Que  juzgues  que  soy  mujer, 
En  el  modo  y  en  el  trato , 
Como  las  demás  mujeres ; 

Y  para  que  asegurado 
Quedes  de  aquesta  verdad , 

Mira  ahora  cómo  rasgo        {Rásgale.) 
La  letra  y  firma  del  Duque. 

CÁhLOS. 

I  ¿Qué  has  hecho? 

ISABEL. 

Hacerle  pedaios, 
Para  que  veas  que  estimo 


Mas  un  rincón  á  tu  lado 

Que  todo  el  poder  del  mundo ; 

(Llaman  dentro.) 
Mas  segunda  ves  llamaron. 

gArlos. 
Este  es  el  Duque,  que  vuelve. 

FLORA. 

Señora... 

ISABEL. 

Ya  lo  be  escuchado. 

CARLOS. 

Pues  mira :  si  estás  resuelta 
A  ser  mia,  no  hay  atajo 
Como  que  el  Duque  me  vea. 

ISABEL. 

¿Qué  Importa,  si  malogramos 
El  intento  de  salir 
Esta  noche  de  palacio? 

CARLOS. 

Pues  ¿qué  he  de  hacer? 

ISABEL. 

Esconderte. 

CARLOS. 

Es  ofender  mi  bizarro 
Corazón. 

ISABEL. 

Esposo  mió. 
Si  aqueste  favor  no  alcanzo 
De  tí,  mira  que  me  pierdes. 

{Lhm&n.) 

FLORA. 

Aprisa;  que  están  llamando. 

SERÓN. 

Señor,  que  te  echas  á  puertas. 

ISABEL. 

¿Qué  dices? 

CARLOS. 

Que  ya  lo  hago, 
Aunque  me  lo  riña  el  brio 
De  mi  espíritu  alentado. 

ISABEL. 

No  hayas  miedo  que  responda 
Cosa,  Señor,  en  tu  daño.— 
Abre,  Flora. 

SEROIf. 

Pues  chiton , 

Y  estemos  como  unos  santos. 

(Escóndeute.) 
Sale  EL  DUQUE. 

ISABEL. 

¿  Duque,  mi  señor? 

DUQUE. 

¿Esposa? 

ISABEL.  {Ap.) 

Eso  no,  viviendo  Carlos. 

DUQUE. 

El  papel  era  tan  breve , 
Que  por  eso  me  he  animado 
A  volver  por  la  respuesta. 

ISABEL. 

Yo  le  he  visto  muy  de  espacio; 

Y  aunque  conozco ,  Señor, 
Lo  mucho  que  en  esto  gano, 
Os  Tuefío  que  lo  miréis 
Menos  desapasionado , 
Porque  después  con  el  tiempo... 

DUQUE. 

Ya  Ib  tengo  bien  mirado. 

ISABEL. 

Pues  dame,  Señor,  licencia , 
Ya  que  honrarme  queréis  tinto , 
Para  dar  cuenta  á  mi  padre. 


Si,  pero  dame  nm  mano 
En  tanto  qae  se  la  dae. 

lUBEL.  (Ap.) 
¡  Hay  lance  mas  apretado ! 

DQQOB. 

¿Qué  dices? 

lUBBL.  (Ap.) 

Sifl  tima  eüoy. 

CÁKLOt.  (Ap.) 

¡  Qué  esto  safra  on  hombre  bourt 

ISABEL. 

Que  basta  ahor»  no  107  mcstn, 

Y  no  es  bien  deuxooairoB 
Con  mi  liviandad  el  gusto. 
Que  os  espera  mas  mraio; 
Porque  muchos  hombres  hay 
Que  después  de  estar  casados. 
Les  pesa  de  haber  tenido 
Favores  adelantados; 
Porque  inuginan  celosos, 

Y  presumen  temerarios. 
Que  quien  antes  de  casarse 
Aventuró  su  recalo. 
Después  de  casada,  pnede 
Hacer  también  otro  tanto. 

Sabiendo  que  es  gasto  mío. 
Regatear  ana  mano , 
Mas  que  valor,  es  melindre. 
Mas  que  decoro,  es  agrafio ; 

Y  asi,  la  ruerxa... 

tSAIBL. 

DeteMe. 

{Ap.  Descolorido  está  CArloi.) 


¿Salir  quieres?  ¿EsUt  ioeot 

CilLOS. 

Cuanto  be  podido  be  callado: 
Pero  ya  no  poedo  nms. 

ISABEL. 

Señor... 

BOQOB. 

Defiéndeste  en  nao: 
Que  esto  ha  de  ser,  vite  Wqí, 
Ya  que  en  esto  me  be  empeiaida 

talen  CARLOS  1 SEROX. 

G&BLOS. 

Si  no  me  matas  primero , 
Por  imposible  lo  bailo. 


¿Quéhasbecbo? 

CÁELOS. 

Lo  qfoe  he  debÜL 

BDQOK. 

Pues  ¿cómo  es  eslo?  fOlaao, 
¿Qué  naces  aqni? 

iSABfeL. 

Carlos,  teale.- 
Y  tú,  señor  soberao», 
Escacha  en  breves 


Aqui  nos  cuelgan  é 

CilLOS. 

Cumpla  yo  mi  obllgadon, 

Y  hágame  después  pedaios. 

BOQDB. 

Por  uber  meior  ta  colpa , 
Te  doy  de  rida  este  ralo. 

lUBBL. 

De  Carlos  ya  conoces  la 
De  mi  sangre  ya  airas  h 
De  ambas  casas  ya  Tes  la 

Y  de  ta  ser  al  naeatro  b 


mes  ciencia  y  experiencia , 
as  mi  amor  y  sn  constancia, 
la  salces  y  mi  olvido ; 
ahora  loque  no  has  sabido. 
Apeoino  hermoso  nn  prado, 

0  de  murta  y  espadaña,  [do 
e  algan  arroyo  ha  murmura- 
iere  casar  con  la  montaña ; 
'  por  él ,  no  sin  cuidado,  [ña, 
no  es  galán  y  está  encampa- 

1  él  aquel  cristal  deshecho, 
plata  que  le  cruza  el  pecho, 
lé  á  caiar,  y  el  primer  tiro 
n  la  visia  concertaba , 
uandoÁ  mi  lado  un  oso  miro, 
no  con  los  brazos  desfajaba, 
ido  mi  pena  en  mi  retiro, 
;ja  que  trinchando  estaba , 
5n  dice,  hambriento  y  deno- 

Tdado : 
lol  es  este  que  el  pasado.» 
onces  acaso  al  mismo  puesto 
Porcia,  y  viéndome  difunta, 
arroja  y  á  morir  dispuesto, 
trazos  y  con  él  se  junta ; 
la  daga  tan  de  presto, 
el  pecho  le  asomó  la  punta, 
igoja  de  morir  postrera 
dio  lugar  que  la  sintiera,  [to 
erde  botón  que  medio  abier- 
con  la  noche  en  su  vestido, 

0  de  nácar  descubierto 
re  macilento  y  encogido, 
aliendo el  sol, ya  menos  muer- 
e  clavel  tiende  atrevido,  [to, 
do  las  perlas  al  cogollo, 
rosa  y  se  acostó  pimpollo? 
ni  hermosura,  asi  mi  vida, 

e  altiva,  valerosa  y  fuerte, 
no  postrada,  suspendida , 
!  no  era  vida  ni  era  muerte  ; 
ido  la  fama  esclarecida 
,  y  trocándose  la  suerte , 
ontréen  el  alma  sus  amores, 
r'iT  con  nuevos  resplandores, 
itonces  Señor,  desde  aquel 

[día, 
que  me  dio  volvi  á  entregalle ; 
su  valor  se  lo  debía, 
»stituirie  que  no  dalle ; 
ndo  que  el  alma  no  era  mia, 
bien  $e  la  ofrecí  á  su  talle* 
>co  importara  el  defendella, 
Jiera  ejecutar  por  ella,  [mió! 
iempo,  ¡oh  Duaue ,  oh  señor 
>r  me  dijeron  el  estado, 
mas  respeto  que  desvio, 
ar  al^no  ú  tu  cuidado ; 
mi  galán  en  mi  albedrio 
ue  tuviese  mejor  lado  , 
aventurarle  á  que  estuvieses 
enos  que  duque  merecieses, 
egaste  tú,  ya  el  alma  estaba 
ue  nuestra  sangre  lo  impedia) 
os  divertida,  ya  le  amaba, 

1  mismo  cielo  le  queria ; 
quieres  que  á  diversa  aljaba 
libertad,  que  ya  no  es  mia, 
si,  del  alma  esta  centella, 
ré  tu  amor  en  lugar  de  ella; 
sé  si  podré,  pues  de  la  suerte 
la  estampa  en  la  pared  fijada, 
quieren  con  violencia  fuerte, 
I  quedará,  no  despegada ;  [le 
ue  quieras  con  su  mismamuer- 
*  esta  estampa  idolatrada, 

i  quedar  á  fuerza  de  tus  brazos 
o\\  asidos  mil  pedazos. 
sculpa,  anima,  galardona, 
allrata,  descompon,  enciende, 
,  concede,  premia,  abona, 
istiga,  atemoriza,  ofende, 


LA  HAS  CONSTANTE  MÜIM. 

Sople,  permite,  Téneeie,  perdón^ 
Busca,  anbela,coDslffiie,iiMU,  prende, 
Porque,  que  ya  lloreórto,? ítí  ó  muera. 
Siempre  bailarás  mi  amor  de  ooa  na** 

GARLOS.  (Ap.)         [Mn* 
¡  Valiente  resolución ! 

noQOC.  (Ap.) 

Solamente  mi  cuidado 
Compite  cQn  su  traición. 

SEROR. 

Si  has  de  morir  arrastrado, 
Ya  traes  contigo  el  serón. 

FLORA. 

No  sé,  Senorar,  si  bes  heeko 
Bien  en  declarar  Mi  pecho 
Con  tan  libre  desedgafio. 

ISABEL. 

Tal  estoy,  que  ni  en  mi  diio^ 
Reparo,  ni  en  mi  proYecbo.    « 

DVQOB. 

¿Quién  duda  que  bas  de  eateoder, 
Siendo  la  ocasión  Un  fberle 
En  que  á  Carlos  llego  á  ver. 
Que  entre  mi  enojo  j  su  muerte 
Diferencia  no  ha  de  beber? 
Pues'  no,  no  ha  de  ser  asi, 
Porque  si  lo  mato  t<nti 
En  venganza  de  su  olvklo«     • 
Logra  el  gusto  que  ba  tenido 
De  verse  morir  por  U. 
Porque  qoien  tan  caateloso, 
Como  amante  se  escondió, 

Y  salió  como  tu  esposo, 
Dicho  se  está  que  salló 
De  su  muerte  deseoeo ; 

Y  quiero  yo  que  se  vea 

Que  le  aborrezco  en  mi  idea 

Con  odio  tan  singular. 

Que  no  le  quiero  matar,  * 

Porque  sé  que  la  desea. 

Pero ,  porque  no  es  razón 

Que  queden  sin  eastigar 

Tu  desden  y  tu  traición , 

De  los  dos  be  de  lomar 

A  un  tiempo  satisfacción. 

De  ti  solo  con  quererte. 

Con  visitarte,  con  verte, 

A  tupe8ar;~'ydeU 

Con  que  vivas,  jporque  asi 

Tú  propio  te  des  la  muerte; 

Porque,  siendo  ella  mujer, 

Y  sabiendo  que  la  veo, 

Ks  fuerza  que  has  de  temer 
Que  la  obligue  mi  deseo 
O  la  venza  mi  poder.  • 

Y  solo  este  pensamiento, 
Aunque  sea  fingimiwto 
De  una  esperanza  perdida, 
Basta  á  quitarte  la  vida. 
Si  tienes  entendimiento. 

Y  así,  vete  libremente,— 

Y  tú  también  te  retira 
Antes  que  otra  cosa  loteóte. 

CARLOS. 

Considera... 

ISABEL. 

Advierte... 

CARLOS. 

Mira... 

BUQUE.' 

¿Note  has  ido? 

SXROR. 

¡QttéhnpBCiente! 

ISABEL. 

Ya  le  dejo. 

CARLOS. 

Ya       voj. 
m        íiiwV 
De  celos  rablahuv  >  -t  •''  t  *  ' 


ItAKL. 

Por  la  otra  pbm»  nldré ;  * 
Aguárdame  allá. 

Si  haré. 


Dios  te  guarde. 

cAifcos. 

Tayotoy. 
(FofiaeMof,  «eiietaf  ciifse  tf  SarMi.) 

'  tBRQlt. . 

Esosi,vameadeaqfii. 


i  Hola,  Sen»? 


ikfébwAí 
Mas  coomijco  nb  iliMarÉ; 
Que  otros  SsfoiM 

¿Hola? 


MÓOB. 


UMML 

iEaámIf 

SeioSy  al< 


Con  esto  ba  eekado  j»  el  eelle 

Mi  desdicha.' 

•tiO«.(4P^ 
DeepteflHido 

Será  mas  fMl  UM^ 


¿Mas  que  vo  lojpaio  M0, 
Sin  comello  oi  bebello? 

aoom. 
iHa  entrado,  di  •  Mvidiravis 
Garlos?  Mira  OM  ao|  Joeii 
Di  la  verdad;  o  el 
O  el  potro... 


iJeiMtfemN 
Hoy  como  eamaivo  da  rea. 

MOeKi 
¿Qoédleea? 


Qve  et  endosado 
Aquí  looDoyloiKro; 
Porque ,  aooqoe  tef  muy  lMiiiiáe« 
i  Para  qíié  ea  tteneiter  polm, 
Sabiendo  qoe  soy  criado  ? 
Mas  to  hemaoo,^* 

BOOOt. 

CaHaaliMa. 


5il«8D6AfíftA. 


¿Se&or? 


i'HermanayoellonT 
RoaadftL 

Laura  ahora  me  oeM6 

?oe  entrar  es  mi  coarlo  oo  fió» 
como  eitraSé  la  hoco. 
Vine  á  saber  al  á  tttoltoia 
En  algo  puedo  aervir. 


Cuando  es  tanta  Mü  tllRaia  * 

Solo  d^anno  morir 

Será  la  mayor  teafiL 

Mas,  porque,  sieadO  M  henMM» 

Es  fonoio  desear' 

Saber  mi  pena  laiOMl*. 

La  diré ,  sin  aguardir 

A  qoe  la  aepas  mT^'^^ 

YoflálsaMylti 


'i 


S04 

Y  de  Carlos  me  fié , 
Porque  mi  amor  la  dijera, 

Y  su  amante  Cárlosera, 
Conlratni  amor  y  mi  fe. 
Hállele  ahora  escondido, 

Y  ella  muerta  y  él  corrido, 
Me  dijeron  la  verdad ; 
Mira  con  qué  brevedad 
Mi  pena  te  be  referido. 

ROSAURA. 

Ap.  Tal  estoy ,  que  apenas  sé 
ii  lo  que  be  escuchado  es  cierto ; 
Mas  no,  que  pues  lo  escuché, 

Y  la  pena  no  me  ha  muerto , 
Engaño  sin  duda  fué ; 
Porque,  á  ser  de  otra  manera , 
Desaire  del  alma  fuera 

Si  a  imaginarlo  llegara , 
Que  á  vivir  se  acomodara 

Y  á  creerlo  se  opusiera.) 
Siendo  tal  la  enemistad 
De  ambos  linajes,  confieso 
Que  me  hace  dificultad. 

DOQOE. 

A  mi  umbien ,  y  por  eso 

Dudé  de  su  voluntad. 

Mas  si,  después  de  engañarme. 

Él  traidor  y  ella  cruel , 

Para  mas  atormentarme, 

Lo  confiesan  ella  y  él, 

¿Qué  duda  puede  quedarme? 

ROSAURA. 

¿  De  suerte  que  cierto  fué? 

DUQUE. 

Como  yo  tu  hermano  soy. 

ROSAURA.  {Ap.) 

Pues  ¿cómo  vivo  y  lo  sé? 
Mas  no  vivo .  muerta  estoy. 
Aunque  hablando  ahora  esté; 
Que ,  como  el  alma  es  su  centro. 
Salió  el  dolor  al  encuentro. 
Hablando  perdió  el  sentido; 
Que  hay  muertes  que  no  hacen  ruido, 
Porqué  matan  hacía  dentro. 
{ Perdida  estoy ! 

DUQUE. 

i  Oh  qué  bien 
Se  ha  conocido  el  amor 
Que  me  tienes,  pues  tan  bien 
Sientes,  como  vo ,  el  dolor 
De  este  mi  perdido  bien ! 

ROSAURA. 

Es, hermano,  de  manera. 
Que,  si  yo  tu  amor  tuviera, 

Y  estuviera  como  estás , 
Ni  pudiera  sentir  mas 

Ni  ofenderme  mas  pudiera; 

Y  asi ,  lo  que  se  ha  de  hacer 
Para  estorbar  tanto  daño 
(Si  el  consejo  de  mujer 
Contra  un  cierto  desengaño 
De  provecho  puede  ser), 
Es,  que  yo  de  aquí  adelante 
Sea  guarda  vigilante 

De  Isabel  (;  ah  ingrata  fiera!). 
Porque  no  pueda ,  aunque  quiera. 
Hablar  con  su  loco  amante. 

Y  tú,  con  otra  ocasión , 
Como  dueño  poderoso , 
Hagas  poner  en  prisión 
A  Carlos,  por  alevoso 

Y  de  ingrato  corazón ; 
Que  si  ella  por  él  te  olvida  , 
Ingrata ,  necia  y  cruel , 
Sobi'rbia  y  desconocida , 
No  se  ha  de  casar  con  él 

O  la  he  de  quitar  la  vida. 

DUQUE. 

Parece  que  te  has  vestido 


EL  DOCTOR  JUAN  PEREZ  DE  MONTALVAN. 


De  mi  afecto  en  mi  fortuna, 
Según  lo  que  lo  has  sentido. 

ROSAURA. 

Cuando  la  sangre  es  tan  una  , 
Siempre  la  pena  lo  ha  sido ; 

Y  es  esto  tanta  verdad 
En  mi  amor  y  mi  lealud , 
Que  pienso,  viven  los  cielos. 
Que  tengo  los  mismos  celos 
Que  tiene  tu  voluntad. 

Y  asi,  vamos  y  confia 
De  la  diligencia  mia 
Cualquiera  feliz  suceso. 
Como  Carlos  esté  preso 
Antes  que  amanezca  el  día. 

DUQUE. 

Si  eso  importa,  antes  de  una  hora 
Su  prisión  has  de  saber. 
Como  su  intención  traidora. 

ROSAURA. 

Pues  haz  cuenta  que  á  nacer 
Vuelve  tu  esperanza  ahora. 

DUQUE. 

La  vida  te  deberé. 

ROSAURA.  (i4p.) 

Mi  propio  negocio  haré. 

DUQUE. 

Yo  vengaré  mi  desprecio. 
ROSAURA,  (/tp.) 

Y  yo  de  un  amante  necio 
El  desden  castigaré. 

DUQUE. 

Ya  no  vale  la  cordura. 

ROSAURA. 

Ya  no  aprovecha  el  valor. 

DUQUE. 

Ya  el  sufrimiento  es  locura. 

ROSAURA. 

Ya  es  descrédito  el  temor. 

DUQUE. 

Ya  oféndela  compostura. 

ROSAURA. 

El  amor  no  sufre  agravio. 

DUQUE. 

Con  celos  no  hay  hombre  sibio. 

ROSAURA. 

Ni  con  ofensa  hay  amigo. 

DUQUE. 

Pues  ¿cómo  con  su  castigo 

El  alma  no  desagravio?  — 

Vén ,  infame ,  y.  me  dirás    {A  Serón.) 

Lo  demás. 

SKRON. 

Terrible  eslás. 

DUQUE. 

No  gozará  Carlos  de  ella. 

ROSAURA. 

Mil  pedazos  he  de  bacella , 
O  no  le  ha  de  ver  jamás. 

( VaiiMf.) 

Salen  ISABEL,  CARLOS T  FLORA, d<; 
camino. 

CARLOS. 

Ya  no  hay,  mi  bien ,  qué  temer. 
Pues  libres  del  Duque  vamos, 

Y  desposados  estamos. 

ISABEL. 

Gran  ventura  fué  poder 
Salir  tan  secretamente, 

Y  ser  tan  corta  esta  aldea. 
Que  apenas  hay  quien  nos  vea, 
Porque  apenas  tiene  gente. 


Solo  falla  que  Serón 
Acabe  ya  de  veuir 
Para  podernos  partir ; 

Y  asi ,  con  toda  atención 
Mira ,  Flora,  si  ba  venido, 

Y  vamos  Inego  de  aqui. 

rLOlA. 

Para  servirte  naci.  {\ 

CARLOS. 

Y  entre  tanto  divertido 
Con  tu  hermosnra  estaré. 
Pintando  mi  grande  amor. 

ISABEL. 

¿Es  muy  grande? 

CARLOS. 

Es  el  mayor 
Que  puede  ser. 

ISAICL. 

No  lo  sé. 

dkRLOS. 

¿Por  qué ,  si,  como  á  porfía. 
Va  creciendo  á  cadainstaoteT 

ISABEL. 

Porque  está  mi  amor  ddioie. 

CÁELOS. 

Pues  oye ,  por  vida  mia, 

Y  verás  que  por  mi  parte 
Mi  amor  se  lleva  la  palma. 

ISABEL. 

Si  me  tienes  toda  el  alma, 
Claro  estaque  be  de  escochirtt. 

CARLOS. 

Es  un  grande,  Isabel,  d amor 
Que  contigo  compile  sobmeoie 
\  aun  él ,  si  se  imagina  direno^ 
Parece  que  es  mayor  qne  sa  al  1 

Pensarqae  ha  de  crecer,  ei  de- 

Porque  ha  llegado  áesur  bu esk 
Que  aun  no  le  bnsta  el  pecho  m 

Y  paga  muchas  penas  de  vacio. 
En  efecto,  es  el  alma  de  mi « 

Porque  mi  vida  de  sa  amor  se  iv 

Cual  vida  de  sa  aliento  proced  J 

Y  asi ,  supuesto  qaesi  olvida 

Y  que  el  alma  de  si  nunca  te  oB 
Nunca  podrá  morir,  pues  siemp ' 

1SABKL. 

Harto  encarecido  qoeda ; 
Mas  oye  mi  pensamiento; 
Podrá  ser ,  si  estás  atento. 
Que  satisfacerte  pueda. 

Si  contigo  nfl  amor  no  hacom; 
Será  porque  contigo  es  un  disc 

Y  se  sabe  guardar  tinto  respeu 
Que  aun  no  se  qaiereverdesive 

Nopuedeser  mayordeloqBet 
Pero  puede  en  su  ser,  ser  tan  peí 
Que  crezca  en  el  valor,  no  en  el  el 
Si  no  mas  dilatado,  mas  seatido.  | 

Alma  es  mi  amor,  mas  no  de  n 
Sino  de  otra  inmortal ;  porque  sil 
La  muerte  de  la  vida  mas  lona 

Cierra ,  muriendo,  i  noeslroi 

Y  \o  estoy  coa  el  mío  tannfasa,  [| 
Que  aun  le  quiero  tener  desp 

d^LOS.  [" 

Yo  me  rindo  desde  aqaí , 
Sí  no,  Isabel ,  á  tu  amor, 
A  tu  ingenio  superior. 
Pero  i  qué  ruido  hay  alli? 

Salen  SERÓN  t  FLORA. 

FLOBA. 

Ya,  Señor,  llegd... 


e  ha  bebdo. 

laque  me  deja  ale, 

del  j.irdiii  bajaste, 
a,  del  SQceso  ajena, 
causa  de  su  pena; 
le,  casi  descompuesto, 
lacion  lao  preslu, 
elir  los  accidenlei 
>s  cosas  diferentes; 
¡r  qoe  se  Supiera 
en  íl  fué  la  primera. 
...Peronahabrápluma, 
:  presuma 

«ion  disimulada 
iafriüsuarectoinlemo. 
luti arrojo  en  el  invier- 

lefuera  armnio  helado, 
f  algodón  cnajddo, 
■o  espejo  derretido 
con  secreto  ruido, 
ilata  fugitiva , 
iljófar  que  está  arriba 
saquen  por  el  rastro) 
uldo  de  alabastro? 

rlfiido  j  constante, 
¡taodo  entre  la  risa, 
'Orria  tan  aprisa 
ndidas  de  la  cara, 

I  velo  de  atuceiias 
escucbar  las  penas. 
ido  su  dolor  Urano, 
ienlimienloporsuher- 

e  al  punto  (e  prendiese. 
nara  que  no  tetiese  , 
da  cuidadosa ; 
fecto  de  celosa: 
tirio  á  la  mañana 
enielapasionhumana), 
scar,  y  JO  con  ellos, 
ir  por  los  cabellos 
lomar  vénganla  fiera 
nenirambosreTerbera. 
do  tver  quenoosballa- 
[ban, 
is  señas  qne  se  d  alian, 
era  cierta,  fueron  tules 
ias  j  ansias  desiguales, 
en  como  el  denuedo, 
lismos  se  tuvieron  niie- 
ijo.quclosoia       [do; 
'■en  la  iraicion  lenia, 
cido  en  la  pelea 
as  lenlura  galantea 
aiquienrindiúla  vida, 
no  bendida, 
is  celos  en  la  arena 
el  para  una  pena), 
I  el  prado. 


u  iu«  comnRum  munt 

Encarrajida  la  earrl»  <M  AWlio, 
Negra  li  tn ,  ■■  htou  ilboroUiB, 

V  iravicM  la  cola  dllauda. 

Que  Ul  Tei  t^arre  de  las  BoKilMlu 
El  humor  que  sodaAw  1a>  eaitdlu; 

V  mienlru  Mllibce  «■■  «ioÍm  , 
Loe  párpados  cerrando  de  loi  <Q0* 

V  emblsiiendot  hMironcoa  InpMlenie, 
La  media  luoa  eurime  de  1i  btnU 
Hasi*  qnerindeeVcaelloitlwrapoaa, 
Itumlando  la  vengania  entre  la  boea; 
Asi  el  Duque  qnedú  (ja  leeoBoeet), 
Diciendo  casi  i  Tocea:  [bas, 
•CirloNiraidoT.qaemlpacieDelapTM- 
Miíalo  lodo,  paca  el  bien  me  lleraa.» 

n ^    ^-.-^. —  J,».il»*utA 


Emeba 
Ht  wrinehm  oob  mi  pMgra  lacba): 
eado  eovtigo  jo,  no  pabdea... 
gíblw. 

Tente; 
hie  il  na  I  dednM  qae  m«  eiMiiie- 
fM<teJe,u>lk«iili 
•ara  mi  amor  herMoo  un  lUuia. 

Se  primero,  atmldo,  loco  j  dego, 
.flaebocaadoftego, 
>or  lai  picu,  e^Hri»;  awaidai. 
> . — ggotnla*,  '' 


Del  alma  mirpladóaM  peuaiiieUo*, 
Que  sallan  á  titulo  de  ■lientos 

V  de  respiraclonet  metnradu. 
Que  pesadumbres  eran  coDBrmadst, 
Tales  cosas  le  dijo,  qne,  irritado, 
Jnrá  desesperado, 

No  sin  duros  asombro*.  [broa, 

QneelcuellobadequitartedeloafaoiD- 
Si  n  mas  intormaeloa  qnesa  sospecha, 
Por  la  Iraicion  en  el  palacio  heefaa, 
Des|>achaiulo  por  |iartea  dllerentea    . 
Hinistros  para  el  cm«  conBdenlea, 

V  prometiendo  á  golea  te  diere  preao, 
Pavores  y  mercedes  con  excesq. 
Estoes,  Sehor,  lo  que  en  la  corle  pasa, 

V  lo  que  me  dijeron  en  tncau 

Que  te  dijese,  babiéndonáe  escapado 
Del  Duque,  qne, en  ansceloB.ocopado, 
He  di6  lagar  para  poder  reñirme, 

V  de  sus  nierles  garrea  deaasirme. 
Ahora  lú  contulu  coa  In  peoho. 
Supuesto  lo  que  has  hecho, 
Loqnehasdebacer.ielijatDalbfldrlo, 
Puesque  conoces  el  afecto  mió, 
Que  en  buen  6  mal  incefo. 

Rico,  pobre,  cauÜTO,  libre  A  preao, 

En  aire ,  en  mar  ó  en  tierra, 

F.n  campo, líllaócone.en 

Hasde  hallarme  i  talado^ 

Porque,  aunque soyplebejo.ao;  boa- 

V  en  I  legando  i  saber  lo  qoe  hacer  qui» 

[res 
Qniérole  bien ,  ¡r  barí  lo  qne  qoisiere» 

Tal  he  quedado.  Cirio*  deml  «Ida, 
Que  el  alma  apenas  de  dolor  renclda 
Animo  tiene  (jo  te  lo  conUeso) 
Para  buscar  remedio  en  ul  *aee*o. 

Ya  el  remedio,  Isabel, esti  bascado. 
Pues  nací  por  mi  mal  (an  desdichado 

¿Vcniles! 

ciatos. 

El  postrero; 

Esperaré  qoe  renga  el  mnndo  ealem 

V  con  honrado  brla, 

Como  causado  del  aliento  mío, 
Morir  matando,  pnes  mi  esposa  ereí 

I  Ab  Señor,  j  qué  pocoqnemeqnlerea 
Pues  asi  malbaratas  nna  rida 

dirldlda! 


)eqDe  amánteme  guanla*,  [da, 

lBntrer«,fiTeelfllelo,eotB  preean- 
}«epemHtriaa  birhara  iademeada 
i  mf  Tállenlo  peebo. 

,Ydeqoétra(o,  dt.deqnéprorecbo 
^r*  que^o  te  rea  erte  mis  bnuM, 


£ieoraiODnwpa*e  i»' 

í>orQne  uunnatte  wMSIrai  ajaus  ca- 
li ne  Ternorir  lo  qM  ae  «Mi  idoraBd*, 
í  no  morir  sa  aliesU  aoosainlaado, 
SI  DO  es  descorisila  te  la  ma, 
SsBnalloie<I«dtoire*aeWa  [m«if« 
De  las  qoe  00  aa  aeaerteB  q«  en* 

Cntndo  la  maerU  mde  lo  qaaqil»- 

Pnesibe  deeaweDÜrqvaelBaadod»- 
l>ae  por  1  ibrarm  e  fo  ( iinette  enoqlsa !) 
apeligra  le  itejít 

PM«;qaékBpana, 
SIlaeipadtdelBsqqaeBBiaoeoitat 
A  U  te  Wea  d  Da^aa  eaa  Meato 


Dnee*  lonii*moFraaena^em>wnB, 
Nasno,Glrio*,«BSl;qMCa  aüauíls 
Yo  no  tengo  pHipode  tnpoitaMlaí 
Yaal,r6teia*Fr*ida,  . 


Ke  10  en  aqáeau  aldea 
qaedarCtata  Moto 
Qne  mía  aosU* ,  Bfa  pena*  yat  Hanto 
Kntemeican  del  dcht  loa  rifare*. 
Vael««renlaiie*BdMo*amota. 

Esto  bas  debMxr(ii|CÍfIo*  oa  ■!• 

Si  qnlereseitwbar  tanto*  enojo*, 

PorTldsdeniirida,  slmercco 

Esümacioa  qnieDitupUalaofreco, 

Porlrsleaipreconüffi. 

Cirio* ,  mi  biMí ,  CMMO  do  mi  rida, 

HsiroeesiebieBj&detM^éaadda, 


cisLos.  [derme 

Pues  i  qué  bede  hacer,  si  llefnni  prN 
¿  Quieres  que  muera,  di ,  tío  defender 

Na,Cir1os ;  pero  puedes  excosarte  [te 

Dequeiprenderte  lleguen  6-' 

UsLoa. 
¡De  qué  manera? 


NooM  bé'deíenitarmeDMqaamaa^ 
iQuAdhesCtitoat  (te. 

clmu*.    .' 
Qaemlfl»ene«ief(>ru. 

Pues  umblen  lo  terideqita  laadon. 
:  No  te  nsT 

D         «- 


soe  EL 

CARLOS. 

Dame  los  brazos. 

ISABRL. 

El  pechóse  me  eslá  haciendo  pedazos. 

CARLOS. 

¡  Ay  glorias  aun  no  vistas  y  pasadas ! 

ISABEL.  [das!» 

<r;  Ay  dulces  prend  as  por  mi  mal  balla- 

cArlos. 
¡Oh,qu¡én  encareciera  en  tal  partida! 

ISABEL. 

No  me  encarezcas  nada ,  por  tu  vida, 
Si  noquieres...  Mas  miraque  ha  venido 
Serón. 

Sale  SERÓN. 

SEROIf. 

Ya  está  el  caballo  prevenido. 

ISABEL. 

A  Dios  (¡av  Carlos  mío!),  que  te  guarde, 

Y  mira...  Pero  vele,  que  es  muy  tarde, 

Y  no  reviento  p  or  hartarme  (¡ay  cielos! ) 
De  sentir  y  llorar  mis  desconsuelos. 

CARLOS. 

A  Dios ,  Isabel  mia , 

Que  me  vuelva  4  tu  dulce  compa&ia. 

ISABEL. 

Esto  es  morir,  viviendo  en  la  apariencia. 

CARLOS.  [sencia. 

No  hay  mas  muerte  en  la  vida  que  la  an- 

ISABEL. 

Sin  mirarle  me  voy,  por  no  volverme. 

CARLOS. 

Sin  hablarla  me  voy,  por  no  perderme. 

FLORA. 

Sin  oírle  me  voy,  por  no  escucharte. 

SERÓN. 

Sin  mirarle  me  voy,  por  no  mirarte. 


DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAH. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  todas  las  criadas  ,  y  detrás  RO- 
SAURA  con  ISABEL,  y  reiírante 

LAS  DEMÁS. 

ROSAURA. 

En  Gn ,  Á  Que  ni  sabes  de  él, 
Ni  aquella  noche  le  viste, 
Ni  la  puerta  falsa  abriste , 
Ni  te  saliste  con  él? 

ISABEL. 

No,  Señora. 

ROSAURA. 

Pues,  cruel , 
¿Cómo  saliste  y  faltó? 

isabeX. 
Como  él  entonces  temió 
Lo  que  yo,  visto  el  suceso ; 
Mas  uo  se  colige  de  eso 
Que  con  él  me  fuese  yo. 

ROSAURA. 

Ahora  bi(?n ,  ya  tú  estas  presa,- 

Y  supuesto  que  lo  estás , 

Y  (luo,  eu  íin ,  es  por  demás 
Salir  bien  de  aquesta  empresa , 
Lo  que  pasa  me  confiesa , 
Pues  puede  ser,  aunque  ahora 
Kl  alma  á  Carlos  adora. 

Que  le  olvide,  conociendo 

Que  á  mi  honor  y  al  tuyo  ofendo. 

ISABEL. 

Pues  si  eso  ha  de  ser,  Señora, 


En  breves  razones  digo 
Que  Cirios  roe  vio  y  le  vi , 
Que  yo  sus  pasos  segui , 
Que  él  se  desposó  conmigo, 
Que,  temiendo  su  castigo, 
A  mis  ruegos  se  ausento, 
Que  mi  padre  le  buscó , 
Que  el  Duque  á  prenderme  fué , 
Que  al  principio  lo  excusé , 
Que  en  efecto  me  prendió , 
Que  vine  sin  alma  aqui , 
Que  tengo  ausente  la  vida , 
Que  es  el  Duque  mi  homicida , 
Que  lloro  lo  que  perdí , 
Que  siempre  soy  lo  que  fui 

Y  lo  que  siempre  be  de  ser; 
Esto  es  lo  mas  que  saber 
De  mi  voluntad  podrás. 

ROSAURA. 

Y  con  eso  sabré  mas 
De  lo  que  era  menester. 

En  fin ,  ¿es  cierto  (¡  ah  traidora !) 
Que  al  momento  que  faltó , 
Contigo  se  desposó  ? 
(Ap.  ¡Mortal  estoy!) 

ISABEL. 

Si,  Selíora. 

ROSAURA. 

i,  Imaginarás  tú  ahora 

gue  con  eso  que  te  oí 
e  mejorado? 

ISADEL. 

Es  asi. 

ROSAURA. 

I  Es  así  ?  Pues  es  error , 

Porque  estoy  mucho  peor 

De  lo  que  he  estado  hasta  aqni. 

ISABEL. 

Pues  ¿cómo  no  te  detiene 
El  ver  que  tu  amor  te  afrenta? 

ROSAURA. 

Si  uno,  di ,  que  se  calienta , 
Mojadas  las  manos  tiene , 
¿No  es  cosa  cierta  que  viene 
A  sentir  mayor  dolor? 

ISABEL. 

Sí ,  porque  frió  y  calor 

Se  oponen ,  y  al  encontrarse, 

El  dolor  ha  de  aumentarse. 

ROSAURA. 

Pues  eso  pasa  en  mi  amor. 
Yo  tengo  penas  y  engaños, 
Lágrimas  y  desconsuelos, 
Desengáñasme  con  celos , 
Cúrasme  con  desengaños , 

Y  así  se  aumentan  los  daños 

Y  el  dolor  lleva  la  palma , 
Porque  en  tan  contusa  calma, 
Claro  está  que  he  de  empeorar 
Si  me  llego  á  calentar 
Teniendo  mojada  el  alma. 

Y  así ,  mira  ,  si  no  quieres 
Honor  y  vida  perder, 

Y  después  de  todo,  ser 
Vil  ejemplo  de  mujeres , 
Olvida ,  pues  cuerda  eres. 
Ese  intento 

ISABEL. 

No  podré. 

ROSAURA. 

Pues  yo  te  atormentaré 
De  suerte,  que  te  retrates. 

ISABEL. 

No  haré  tal ,  aunque  ffie  males. 


¿Porqué? 


ROSAURA. 


ISABEL. 

Yo  te  lo  diré. 
1^  mujer  gae  dan  lomeoto, 
Eji  lleganao  á  estar  desooda. 
Noble,  firme,  hondada  y  nada. 
Siempre  sale  eoo  sa  intento ; 
Decir vo  mi  pensamiento. 
Estando  tu  amor  debnie , 
Fué  el  tormento  mas  gigante ; 

Y  pues  ya  me  desnade , 

Y  la  verdad  te  conté , 

No  hay  tormento  qoe  me  espante 

ROSAOIA. 

Sí ,  mas  el  Daqae  ba  venido; 
Después  te  responderé. 

ttAREL. 

i  Que  viva  qaieo  esto  re  * 

Salen  EL  DUQUE  DE  HÍLAIV,  II O 
DE  DE  PUZOL  y  ACOiTAf  abevtc 

MHm. 
Aunque  A  vista  de  tn olvido 
Mi  amor  se  da  por  vencido, 
A  vista  de  mi  cuidado 
Vuelve  á  nacer  mas  osado. 
Cual  suele  la  loa  del  día 
Después  de  la  noche  fría 
O  de  algún  negro  oablado. 

ISAKL. 

También  es  lai  que  remeda 
A  la  de  tn  amor  mi  amor: 
Llega  el  soplo  de  on  rigor 

Y  hace  que  lucir  no  pueda; 
Pero, como  siempre  qneda 
Humo,  aunque  d^  de  arder, 

Y  Carlos  luz  viene  i  ser 
Que  alienta  lo  qne  consono, 
Con  la  luz  y  con  el  hwño 
Se  vuelve  Inego  k  encender. 

ROSAOBA. 

Mas  vale  dedr(¡a7  triste!). 
Porque  el  tiempo  no  se  gasie. 
Que  con  él  te  desposaste 
Cuando  de  Milán  te  foisle. 

ISABEL.  (Ap.) 

¿Quéhasdicbo? 

ROSADIA.  {Ap.) 

Lo  que  tú  hiciste. 
Yo  me  vengaré. 

ISABCL.  (Ap.) 
¡Ahcraei: 

MQOI. 

¿Y  es  esto  cierto  V  Isabel? 

ISABEL. 

Sí,  Señor ;  todo  es  asi. 

OCQOB. 

¿Que  con  él  te  fuiste T 

ISABEL. 

SI. 

Y  me  desposé  con  él. 

Lo  mas  es  amar  á  on  hombre 

Y  llegarlo  A  confesar, 

Y  k)  menos  arriesgar 

Vida ,  fama,  hacienda  y  Boshre; 

Y  asi ,  aquesto  no  os  asombre. 
Porque  peor  ¡lareclera 

Que  á  un  mal  principe  qoisien, 
O  á  algnn  hombre  roe  IndfBan 
Que  por  otra  me  dejara « 
Aunque  mí  criada  faera. 

BOQOB. 

¿En  efecto,  i  mi  disguto 
Eres  de  Cirios  m^íaf 


El  gasto  fondó  al  poder; 
Que  no  hay  poder  coas  ei  girts. 


U  K48  COraTANfE  VOIKR. 


«7 


gusto,  aoDqae  sea  injoslo, 
I  la  Urania. 

tSAIBLi 

valor  DO  hay  porfía. 

OQQOI. 

li  amor  resisceoefa. 

ISAtKL. 

"edito  la  vfoleneia. 

DUQUE. 

H>recio  es  bizarría. 

ISABEL. 

ro  á  Cirios. 

DUQUE. 

Yo  á  ti. 

ISABEL. 

I  SU  amor  mas  fuerte. 

DUQUE. 

is  de  darle  la  muerte? 

ISABEL. 

y  lejos  de  aquí. 

DUQUE. 

mi  amor  asi. 

ISABEL. 

[>oede8,  sinomuero? 

DUQCB. 

o  cnanto  yo  quiero. 

ISABEL. 

i  cosa  que  me  tuerza. 

DUQUE. 

3  yo  por  fuerza. 

ISABEL. 

i  yo  primero. 

DUQUE. 

ayo  de  otra  esfera. 

ISABEL. 

íl  que  se  le  atreve. 

DUQUE. 

negó. 

ISABEL. 

Yo  soy  nieve. 

DUQUE. 

Inqne. 

ISABEL. 

Yo  soy  fiera. 

DUQUE. 

ble. 

ISABEL. 

Yo  severa. 

DUQUE. 

ido. 

.  ISABEL. 

Yo  triunfante. 

DUQUE. 

rbio. 

ISABEL. 

Yo  arrogante. 

DUQUE. 
ISABEL. 

Yo  sin  euidado. 

DUQUE. 

ubre  mas  porfiado. 

ISABEL. 

4jer  m(u  constante . 
{Suenan  cajas.) 

DUQUV. 

lé  cajas  son  estas , 
impensadas  oigo  ? 

B0SAUBA.(^p.) 

lesdicba  teño. 


iáp.) 

Apenas  efi  peebeT  y  rotifo 
Me  ba  d^o  el  susto  saagve; 

?tae  para  qalen  receloso 
iene  el  inimo,  aft  putei 
Viene  á  ser  cada  atbofoio. 

IHIQUE. 

Vete  tü ,  y  sabe,  la  cansa 
De  este  ruido. ' 

(Yqu  el  Céáiá.) 

ROSAPIá.  {A§.) 

Mel  reporte 
La  inquietud  del  eorasott. « 

MABBL. 

Todo  es  azares  y  asOBrinos 
Cuanto  miro. 

tOSAOfeA. 

TodoesnleilOB 
Y*  disgustos  cnanto  toco. 

cÁBLos.  (ÚmUra,) 
Dejadme ,  6  flven  lee  cielos » 
Que  os  quite  la  vida  i  todos. 

ISAOBt*.  (Ap.) 

Aqui  de  las  anstts  mias , 

?ue  esu  vos  es  de  mi  esposo ; 
por  no  morir  iln  terte , 
No  digo  que  la  coaoieo. 

Sale  EL  COflDB. 

eoooi. 
¿Qué  es  eso? 

GORDB. 

Un  hoMbreque  rompe 
La  guarda»  y  lleno  de  polvo. 
Hasta  tu  cuarto  se  ha  entrado. 

Sale  CARLOS,  Ilemé0pol9ú,ikemi& 
desnuda ,  panela  d  he  pUe  del  te- 
quSy  y  él  ee  arrodUÍM. 

cintos. 

Yo  soy,  Sefior,  qne  me  postro 
A  tus  pies ,  porqne  me  mates. 
Con  que  primero  piadoso 
Me  escuches. 

loumu.  (ilp.) 
iVnlgameeldelo! 

■ABEL.  (Ap.) 

i  Ya  como  mnerto  le  lloro ! 

GO!ÍDB.(^.) 

¡  Extrafia  resolución  t 

rLOBA.  (Ap.) 

¡  Y  suceso  prod^oso! 

DOQUB. 

Ya  te  escucho,  porqne  pueda 
Hacer  lo  uno  y  (o  otro. 

CÁBLOS. 

Porque  antes  de  qne  me  afirentes 

(¡  Oh  principe  generoso !) 

Sepas  el  hommre  A  qnlen  qnilBS 

La  vida  v  honor  beróieo. 

Te  acordaré  lo  qne  be  sido* 

Sin  circuios  ni  episodios , 

Si ,  como  me  ofendM  mocho , 

Quieres  atendeme  un' poco. 

Yo  soy,  invicto  Se&or, 

Carlos  Esforda,  aquel  mónstmo 

De  valor,  como  lo  dicen 

Cimbrios ,  lombardos  y  godos » 

Esguizaros  y  alemanes ; 

Que ,  aunque  parece  qne  rompo 

Las  leyes  de  la  modestia. 

Hay  lances  en  qne  es  fonoso 

Que  cen  este  arrojaülenio 

Hable  un  hosibi»d»(M.pW|Me. 

El  cielo  apenas  me  kaMn*^)?^''^''  *'   ' 


A  los  afios  dloB  f  oebo 
DIboiado  libenl 
Un  bfio  negro  per  bono » 
^lae  son  Inafleres^del  seio 
íue  arroja  la  edad  ti  rostro , 
Jiando  enel  etfeome  Mié 
DeSnvUlan.tenrilorio   , 
YfironiendelÉMeéSf 
YlagranoindaddeGeBio    • 
Defendí  del  pleeéÍDiIno 
Con  c^netio  mu  konbnw  solos. 
AlesudodeVavée 
Metí  una  noche  eeeervo, 
Yconel  r^stonlCasnl 
Me  túi  alargando  Moeo, 
Donde  taé  tanu  la  hombre 
Qne  padeció  el  oiBBM  todo, 
Por  oercamoo^iaÉiee  lail 
Venecianos  en  conÉenaOv 
Qne,  despoes  do  hibor  oomldo 
GabaUoe ,  jegus  f  potree , 
Sin  reservar  aninHdt 
Por  Imnnndo  nt  uaoeroso» 
Comimos  gamón  y  ipnaiB 
En  vez  de  carne  fbneocbo; 

Y  ann  hubo  hoaibro  qne,  sfeado 
Bárbaramente  pMaso 
Consigo,  se  eerié  nn  bmao,* 

Y  dividiéndeieon  imoi. 
Para  conservar  la  fidn, 
Se  le  comió  poeo  á  poeo ; 

Plato  enqnoélnrisnMásertino 
Alhnento  de  si  propio. 
Pasando  desde  el  Casal 
Al  Pirineo ,  aqnel  toldo 
De  los  valles  f  las  sehru , 
Aqnel  pirámide  braneo, 
Aquella  torre  de  mases , 
Aqnel  aobrec^o  henfMMO 
De  la  Franoia«  nqnelenallllo 
De  firenos,  aqÍMl  eeeoHo 
De  Jazmines  y  esaemMNM « 
Aquel  verde  proasoMoriOt 
Primer  eacalen  del  dolo 

Y  último  cuarto  del  fdobo, 
D^o  un  finmeénm^l  de  U ; 

Y  yo,aaeando  nnfáoeo 
Lacnchill* ,  de  «i  revés 
Le  cercené  tan  del  todo 
La  eabeu ,  qne  onysmdo 
Junto  al  ribete  de  nn  olino. 
Como  estábemoe  en  enestn* 
Rodó  hnsia  el  valle ;  de  BMdo 
Qne  la  postrera  pnlnbm 

La  empezó  presnntneao 
En  el  monte ,  y  Inaeabó 
Bien  distante  dé  noeocroe. 
En  fin ,  no  tienes  dndnd 
Ni  tierra  qne  eon  máa  booibros 
En  peso  no  bavn  tenido* 
Con  mas  trabMos  que  ttTOyos 
Cnija  el  Apenino  en  perlas, 
Disimula  cü  Alpe  en  eopos , 
El  Po  desau  en  orlalslee, 

Y  el  mar  Ligóalieo  en  goMse. 
Permileme  ¡oh  Dnqneenoelso! 
Ahora ,  qne  reconooeo 

De  nuevo  tantee  servIelOB 
Como  en  el  tnyo  snpongo , 
Que  les  premnie  A  ns  leyes 
Por  qué,  siendo  tnn  odioeo 
El  delito  del  In^rntO, 
No  se  prende  por  él  eoBM 
Por  homiddn  o  ladrón ; 
Mas  yo  por  ellas  respohés 
Que  bey  dditos  ten  Indl^ esy  . 
Tan  vilea  y  vmoaotoosn. 
Qne  no  loe  hoAi  éldereciho 
Pena  qne'ignale  ó  «  «proMé  • 
YporestonolapñMt 
O  porqne  ee  Sise  iieisiie 
Qne  non  MMs  Mn^lpfnider 


3RA. 

10  lo  ves? 

)RA. 

renido. 

tOJC. 
)RA. 

ícepoco? 

ION. 

e  loco, 
lanto  olvido. 

)RA. 

nereces. 

\os. 

casé? 

ORA. 

3  hallé, 
areces. 

'I  tiempo  hará 

r¡í?or, 

mor. 

3RA. 

asombrada 
]do  pasado. 

RO.N. 

le  si  me  enfado, 
eme  nada ; 
yo  haré 
líeras,  me  quieras. 

3RA. 

veras? 

^0>'. 

fe; 

elo  grande 

evera, 

le  quiera, 

íande, 

hí. 

3RA. 

'de  ser? 

ION. 

aber. 

ORA. 

¡era? 
Sí. 

ORA. 

s  invención? 

curioso, 

ipuloso 

zon ; 

el  amante 

lesama, 

lama, 

delante, 

15  va, 

ruel, 

va  él, 

andará; 
me  quieres, 
r  tras  mí, 

i, 

»  fueres. 

3RA. 

cierto  ; 
iseííor, 
aide  error. 

RON. 

concierto. 


LA  MAS  CONSTANTE  MUJER. 

FLORA. 

Y  tú  ahora  ¿qué  has  de  hacer 
Para  tener  llberlad? 

SERÓN. 

Apelará  tu  piedad. 
Rogándote  que  esconder 
Me  dejes  en  tu  aposento 
Mientras  pasa  esta  tormenta. 

FLORA. 

No,  hermano,  no  me  contenta. 
Porque  hay  mucho  detrimento 
En  palacio,  en  mí  y  en  ti : 
En  palacio,  si  te  ven  ; 
En  mí,  si  te  quiero  bien, 

Y  en  ti,  si  sales  de  aquí; 
Porque  podrás  allá  fuera 
Blasonar  muy  satisfecho 
Quizá  de  lo  que  uo  has  hecho. 

SKRON. 

Eso  fuera  si  yo  fuera, 
Flora,  como  unos  garzones 
Que,  misterios  afectando 

Y  el  rostro  desvencijando. 
Dicen  algunas  razones, 

Y  no  con  malicia  poca, 
Tan  confusas  y  mascadas. 
Que  están,  de  puro  preñadas, 
Con  la  barriga  á  la  boca, 
Para  engañar  á  la  gente 

Con  los  ajenos  favores. 
Porque  en  versos  y  en  amores 
Se  miente  muy  fácilmente ; 
Porque  si  yo...  Mas  Rosaura 
Vuelve  otra  vez. 

FLORA. 

Pues  chiten, 

Y  retírate,  Serón. 

{Retirante.) 

Salen  ROSAURA  É  ISABEL. 

ROSAURA. 

Ya  queda  á  la  puerta  Laura, 
Por  si  n<i  hermano  viniere. 
Que  es  lo  que  temer  podemos. 
ISAREL.  (i4p.) 

Mi  vida,  en  tales  extremos, 
No  sé  si  vive  ó  si  muere. 

ROSAURA.* 

Y  así,  escúchame,  y  verás 
La  mayor  resolución 
Que  pudo  humana  pasión 
Haber  pensado  jamás. 

ISAREL. 

Pasa  adelante,  pues  ves. 
Si  bien  mi  dolor  es  mucho. 
Con  cuántas  almas  te  escucho ; 
¡  Difunta  estoy ! 

ROSAURA. 

Digo,  pues. 
Que  apenas  salí  de  aoui , 

Y  dejándote  encerracía. 

De  mi  hermano  (aunque  turbada) 
Los  pasos  siguiendo  fui. 
Cuando  escuché  que  concierta 
Dar  á  Carlos  (¡  triste  suerte!) 
A(]uesta  noche  la  muerte. 
Entrando  por  esa  puerta 
El  Conde  con  otros  tres ; 
Que  él  mismo  le  señaló 
Sentencia,  que  el  alma  oyó, 
Como  quien  de  Carlos  es. 
;. Quién  duda  que  ya  te  admira 
El  ver  en  mi  voluntad 
Ahora  tanta  piedad, 

Y  antes  de  ahora  tal  ira? 
Mas  no  hará,  que  eres  mujer, 

Y  sabes  lo  que  es  llegar 


809 


A  ver  morir  ó  matar 
Lo  que  se  llega  á  querer; 
Vuelta,  pues,  á  lastimar. 
Aunque  en  un  tiempo  infelice, 
Aqueste  argumento  hice 
Brevemente  á  tni  pesar :  • 

«Excusar  el  casamiento 
Del  de  Ursino,  que  roe  adora, 
Es  dar  que  decnr  ahora 
A  cualquiera  pensamiento; 
Ser  de  Carlos  homicida,) 
Confesándome  incÜDada,' 
Es  dar  yo  misma  la  espada] 
Para  quitarme  la  ?¡da; 
Consentir  que  le  atropello 
Mi  hermano  es  también  rigor; 
Que  no  estorbar  un  error 
Es  poco  menos  que  bacelle; 
Malar  á  Isabel  es  cosa 
Que  profana  mi  poder,        * 

Y  yo  siempre  he  de  valer 
Mas  que  mi  pena  amorosa ; 
Dividirlos  á  los  dos, 

Y  obligarlo  á  aue  sea  mió. 
Es  forzar  un  albedrío. 

Cosa  que  aun  no  la  bace  Dios; 
Pues  quererle,  siendo  esposo 
De  Isabel,  cuando  yo  ftiera 
Mujer  común,  no  lo  hiciera. 
Siquiera  por  mi  reposo ; 
Porque  no  hay  tan  desdichado 
Delito  como  querer 
A  quien  ha  de  amanecer 
Con  otra  mujer  al  lado : 
Pues  si  yo  me  he  de  casar , 
Carlos  tiene  va  mujer, 
Isabel  le  ha  de  querer, 

Y  el  Duque  le  ha  de  matar; 
Carlos  viva,  y  mis  enojos 
Se  templen  con  mi  forCana; 
Viva  Carlos,  porque  alsuna 
Vida  les  queae  á  mis  ojos.» 
Dije;  y  volviéndome  al  cielo. 
Que  es  la  exclamación  primera 
De  una  vida  que  no  espera 
Hallar  consuelo  en  el  suelo, 
Vine,  Isabel,  á  buscarte. 
Triste,  afliffida,  llorosa, 
Resaelta,  firme  y  piadosa, 
Para  que  tú,  como  parte. 
Noble,  valerosa  v  raerte. 

Por  Carlos,  por  ti  y  por  mi 
Vayas,  y  excuses  asi 
Tu  mal,  mi  pena  y  su  muerte. 
Yo  sé  el  cuarto  donde  est¿ ; 
Esta  llave  bace  ¿  la  puerta ; 
Su  muerte  á  la  noche  es  cierta, 

Y  el  dia  se  pasa  ya ; 

Y  así,  pues  en  todo  eres 
Osada,  como  entendida, 

Vé  presto,  y  sin  ser  sentida. 
Líbrale  como  pudieres; 
Pues  haciendo  lo  que  digo, 
Cumpliremos,  Isabel, 
Tü  con  tu  amor  y  con  él , 

Y  yo  con  él  y  conmigo ; 
Pues  tú  la  vida  le  das 
Por  lo  que  sabes  de  mi, 

Y  yo  te  la  dejo  á  U, 

Que  viene  á  ser  mucho  mas. 

ISABEL. 

Placer  á  un  tiempo  y  pesar 
Me  has  dado  con  lo  que  has  hecho : 
Placer,  viendo  que  tu  pecho 
A  Carlos  roe  quiere  dar; 
Pesar,  viendo  que  no  puedo, 
Por  ser  de  Carlos  esposa, 
Dártele  yo,  generosa. 
Con  que  ingrata  á  ta  amor  quedo ; 

Y  para  quien  noble  nace 
Es  Un  terrible  paiir 


Ver  que  no  puede  pagtr    . 

Aquel  bien  qae  se  le  bace. 

Que  entre  perder  á  mi  esposo, 

Siendo  el  Duque  9u  homicida, 

Y  el  ser  desagradecida 

A  un  aféelo  tan  piadoso, 

Afligida  el  alma,  duda 

Cuál  pena  peor  la  trata. 

Si  el  haber  de  ser  ingrata , 

O  el  haber  de  quedar  viuda; 

Mas,  porque  el  tiempo  ( ¡  ay  de  mi ! ), 

Si  ahora  me  detuviera. 

Hacerme  falta  pudiera. 

No  te  digo  mas;  y  asi. 

Dame  esa  llave,  y  veris 

Lo  mas,  si.  que  una  mujer 

Por  un  hombre  puede  hacer, 

Si  el  morir  ella  es  mas; 

Porque  á  vista  de  los  tres. 

Cuando  su  intención  traidora... 

Mas  dame  la  llave  ahora, 

Que  tú  lo  sabrás  después. 

{Dala  Rosaura  una  llave.) 

ROSAURA. 

Pues  toma,  y  á  Laura  d! 
Que  aquellas  armas  te  dé 
Que  hice  buscar. 

ISABEL. 

¿Para  qué? 

ROSAURA. 

Para  que  Carlos  aquf 

Las  lleve,  sin  que  se  emienda , 

Y  con  eso  prevenida. 
No  solo  le  des  la  vida. 
Sino  con  nué  la  delienda; 

Y  ahora  vete,  que  es  tarde. 

ISABEL. 

Con  razón  Milán  te  adora. 

ROSAURA. 

Esto  ha  sido  ser  señora ; 
Adiós. 

ISABEL. 

El  cielo  te  guarde. 
[Yante.) 

Salen  EL  DUQUE,  EL  CONDE  y  otros 

TRES. 
BOQUE. 

Entrad  y  haced  lo  que  oi  digo, 
Sea  justo  ó  no  sea  justo. 

COKDB. 

No  es  traidor  el  que  hace  el  gusto 
De  su  rey.  Venid  conmigo; 
Que  si  es  justicia  ó  rigor, 
No  les  toca  á  los  criados. 

BUQUE. 

Sí  no  ven^o  mis  enfados, 
¿Para  que  soy  yo  señorY 
Muera  Carlos,  porque  muera 
Quien  me  quita  lo  que  quiero. 

COMBE. 

Ya  salgo  yo. 

BUQUE. 

Y  yo  te  espero 
En  esta  sala  primera. 

{Vame.) 
5a/«n  SERÓN  Y  FLORA. 

FLORA. 

Vete,  Serón,  si  te  has  de  ir ; 
Que  anda  muy  revuelto  todo. 

SERÓN. 

Si,  mas  dime  de  qué  modo 

Y  por  dónde  he  de  salir; 
Porque  en  esa  puerta  está, 
Cual  guarda  de  naonamento, 


EL  DOCTOR  JUAN  PBREZ  DE  MONTALVAN. 


Una  duefia,  que  al  momento 
Que  lo  vea  lo  dirá ; 
Porque  á  no  callar  se  ense&a 
La  dueña  desde  que  nace , 
Y  dueña  que  no  lo  hace 
No  sabe  lo  que  es  ser  dueña. 
Fuera  desto,  aunque  callara , 
Es  tan  fiera ,  es  tan  dragón , 
Que  por  no  ver  su  visión, 
Al  verdugo  me  entregara; 
Porque  es  tan  carifruncida. 
Tan  estéril,  tan  enjuta. 
Tan  flaca,  tan  langaruta. 
Tan  buida  y  desbuida. 
Que,  vista  con  atención. 
Parece,  en  lo  penitente. 
Chorizo  convaleciente 
O  lenguado  en  oracioa; 

[Ruido  de  etpadai.) 
Mas  allí  suenan  espadas. 

FLORA. 

Yo  estoy  temblando.  Serón. 

ISABEL.  {Dentro.) 

Primero  que  el  corazón 
Tal  consienta,  á  cuchilladas 
Pedazos  os  he  de  hacer. 

Salen  EL  CONDE  y  otros,  r^/^rdndoM 
de  ¡sabelj  que  los  tale  acuchillando. 

FLORA. 

¡Ay  Serón,  que  es  mi  señora ! 
Ponte  á  su  fado. 

SEROÜ. 

Aun  ahora 
No  lo  ha  habido  menester. 

CONBE. 

Advierte... 

ISABEL. 

No  hay  qué  advertir, 
Sino  huid,  que  es  lo  mejor; 
Que  á  una  mujer  con  amor 
Mal  se  puede  resistir. 

BUQUE.  [Dentro.) 
¿Astolfo? 

ROSAURA.  [Detiíro.) 
¿Isabel? 

COIVBE. 

Espera: 
Que  ya  su  alteza  ha  venido. 

ISABEL. 

Mal  mi  intento  be  conseguido. 
Salen  EL  DUQUE,  ISABEL  v  acohpa- 

ÑAMIBIITO. 
BOQUE. 

¿Quién  mis  palacios  altera? 

ISABEL. 

Yo  soy. 

BUQUE. 

Pues  di,  ¿cómo  estás 
En  este  cuarto  y  asi? 
(Pone  la  etpada  á  lotpiéi  del  Duque^  y 
arrímate  á  una  puerta  cerrada») 

ISABEL. 

No  hay  espada  para  ti. 

Escúchame  y  lo  sabrás : 

Referirte  que  Carlos  es  mi  esposo, 

Que  de  él  estás  celoso. 

Que  su  nombre  idolatro. 

Que  el  mundo  de  sus  gloriases  teatro, 

Que  su  vida  te  enoja, 

Que  él  á  su  muerte  intrépido  se  arroja. 

Que  le  aborreces  tú,  que  yo  le  adoro. 

Que  ofendes  mi  decoro 

Y  que  yo  te  resisto, 

Es  cansarte»  supuesto  que  tobas  viatOt 


Y  pues  lo  sabes  to4o, 

Paso  adelante ,  y  digo  de  eile  i 
En  mi  prisión  apewM  recogida 
Quedé,  cuando,  odiertida 
Del  riesgo  de  mi  esposo. 
El  rostro  entre  amarillo  y  pavor 
El  pecho  quebrantado, 

Y  el  libro  del  valor  descnadera 
Quequien  le  tiene  en  tráncese» 
O  aprende  para  risco  6  es  diam 
Me  vi  morir,  y  laeto  filé  el  cori 
Que  tuvo  el  pensaniento. 
Mirando  tanta  pena  feoecida. 
Que  me  pudo  Tolver  ft  dar  la  \k 
bin  gloria  tan  incierU , 

Solo  el  placer  de  imaginame  b 
Cobrada  puei  del  sáMlo  des» 
Como  animado  rayo. 
La  pueru  por  el  soelo. 
Tomo  estas  arm  as*  á  mi  indostria 
Recojo  las  basqoifiaa. 
De  los  ojos  eejago  las  dos  n\k 
Salgo  del  coarto,  daoiBe  dertí 

Y  osadamente  grave. 
Arrestándola  vida» 
Hollando  el  miedo,  la  rasoa  peí 
Tierno  el  amor  y  el  éaimo  brío 
En  la  puerta  me  plaolo  de  mi  f 
Pero  apenas  probar  la  llave  ínt< 
Cuando  los  pasos  siento 

De  esa  gente  arrogante, 

Que  buscaná  mi  esposo;  yo,  coa 

Sin  algún  embarazo. 

La  espada  tomo  y  el  oseado  en 

Supliquéles  primero  qne  me  hi 

Favor  de  que  se  fbene. 

Ya  que  tarde  vinicroB; 

Pero  viéronse  coauo,  no  qoisie 

Y  viendo  su  mal  modo. 
Cargúeme  de  razón  y  entré  por 
Como  el  cielo  por  marzo,  si  sc « 
Copos  de  nieve  arroja 

O  granizo  cnajado. 

Asi  de  mi  furor  arrebatada, 

Sobre  las  cuatro  espadas 

Granizaba  mi  brazo  cnebilladaí, 

Tanto,  que  no  fué  en  ellos  cobii 

Temer  la  furia  mia. 

Pues  tiraba  de  suerte. 

Que  en  cada  cuchí  Hada  iba  QDam 

Y  ninguno  tan  poco  se  estimara. 
Que  viéndola  venir,  no  se  apari 
Cualquiera  pensará  qne  esta  ííü 
En  mi  fué  valenite 

O  aliento  generoso ; 
Pues  no  fué  tal»  sino  temor  fon^ 
De  una  muerte  impensada 
U  de  una  vida  en  muerte  trasfor 
Porque,  como  sabia  (aqnestoes  < 
Que  en  viendo  á  Carlos  mueru» 
Yo  también  lo  qnedaba. 
De  miedo  de  morirme  peleaba 
Con  tan  fuerte  denoedo. 
Que  pasó  por  valor  lo  qne  era  i 
Esto  pasaba  cuando  tú  venisle; 
Escúchame  ahora  ( ¡  ay  trisle  l^ 
Ya  que  tú  en  acabarle 
Estás  resoelto,  como  yo  caamai 
Solo  un  advertimiento; 
Aqui,  Señor,  te  he  menester  au 
Carlos  está  aqni  dentro,  tñ  pre 
Su  muerte,  poes  le  ofondes; 
El  mundo  sabe  el  caso; 
Para  entrar  allá  dentro  eaiees  e 
Yo  le  ten^o  cogido, 

Y  en  fin,  o  por  amante  ó  por  na 
El  corazón  le  adora; 
Sácame  tú  la  eonaecveada  aboi 
Si  mas  espadas  que  co  el  caw 
En  el  cielo  fulgores,  [ 
En  el  abismo  penas, 

Y  eo  ese  sur  siena  y 


empo  me  cercaran,  [ran, 

sto  donde  estoj  no  me  aparta- 
tan  arraigada,  tan  asida 

ena  be  de  estar  y  tan  unida, 

3  lejos  mirada, 

M»  que  en  ella  estoy  pintada, 

in  espacio  breve 

r  me  ba  tallado  de  relieve. 

le  matar  á  Carlos,  el  camino 

lo  y  mas  vecino. 

rto  y  roas  derecbo, 

entrando  por  aqueste  pecbo, 

el  primer  portillo 

ber  de  batir  este  castillo. 

resolución,  viven  los  cielos; 

íes  yo  de  tus  celos 

casion  primera, 

ue  Carlos  i  tus  manos  muera, 

:orrer  aquestas  piedras  frias 

le  sangre  de  las  venas  mías. 

t  amor  consulta  ó  tu  fiereza, 

o  ó  tu  nobleza, 

id  ó  tu  enfado, 

itos  afanes  lastimado, 

¡er  afligida, 
el  alma,  ó  quítame  la  vida. 

DUQUC. 

lor  tan  generoso, 
icio  tan  cortés, 
neza  tan  grande, 
Diuntad  tan  fiel, 
sgo  tan  conocido, 
mas  viene  á  ser, 
ipeño  tan  bizarro, 
puedo  responder, 
}  viva  y  te  goce 
iempre  te  quiso  bien? 
aré ,  como  todos 
me  escucbais  sabéis, 


LA  MAS  CONSTANTE  MUJER. 

A  Esforcias  V  Borromeos 
Desterrar,  ó  coi^poner 
Sus  bandos  y  enemistades, 

Y  no  pude;  pero,  pues 
El  amor  y  la  bermosnra 
Hacen  lo  que  no  pensé. 
En  lugar  de  estar  quejoso, 
A  Isabel  agradecer 

Debo  aquesta  acción ;  y  así. 
Suyo  es  Carlos,  id  por  él ; 
Mas  soy  yo  que  mi  pasión. 

( Vanu  loi  eriadoi  por  Cárhi,) 

ROSAORA. 

Acción  como  tuya  es. 

I8ABBL. 

Los  pies  te  besor  mil  Teces. 

DUQÜI. 

Esto  es  amor,  Isabel, 
con»!. 
A  Carlos  tienes  presente. 

Saie  CARLOS. 

CÁMLOS. 

Deja,  Señor,  que  los  pies 
Te  bese  por  lo  que  ol. 

DOQOE. 

A  mis  brazos,  Cárloi,  Ten , 

Y  disculpa  mi  pastan. 

Pues  sabes  lo  que  es  querer; 
A  Isabel  debes  la  vida. 

CARLOS. 

Con  los  brazos  pagaré 
Parte  alguna  de  su  amor. 

ISABEL. 

Después,  Carlos,  te  diré 
Quien  te  ha  dado  generosa 
La  vida,  el  honor  y  el  ser. 


8li 


■OSADIU. 

Yo  cumplí  con  mi  nobleía, 
Auoque  eorklloM  quedé. 

El  de  Ursino,  sesim  dicen, 
BsU  cerca  de  Vares, 
Y  en  viniendo,  encnmbis  bodas 
^  A  un  tiempo  celibráré. 

rLOBA. 

Yabora¿qaéfiriU? 


Solo 
Saber  lo  que  te  ha  de  hacer 
De  Serón. 

BQOnu 

Darle  uoftcio, 
Porque  es  criado  de  ley, 
Y  que  le  case  con  Flora. 


'Está  bien,  maa  ba  de  ser 
Con  condición  que  no  pira. 
Por  la  dada  de  después. 

noBA. 

Cáseme  yo  ant  por  itiii ; 
Que,  si  ftiere  meoestar» 
La  procesión  de  lu  amas 
He  de  parir  de  una  vei. 

TOBOS. 

Y  aquí  tiene  fin,  seikirest 
La  ma$  eanttwte  mi(^. 
Escrita  sin  compelenela. 
Sino  solo  por  (jpierer 
Serviros ;  si  os  pereciere 
Algo  de  lo  escrito  bien. 
Decir  Titor  al  deseo 
De  qnien  Toestroesdafo  es. 


itaBli^aBÉtPBM 


«MOi 


m 


I  • 


COMEDIA  FAMOSA 


nruLADA 


.A  TOQUERA  VIZCAÍNA, 

DEL  DOCTOR  JUAN  PBMQÍ  MS  MOüTALVAV. 


[),  caballero. 


PERSONAS. 


FABIO,  criado  4e  don  Diego. 
LUQUETE»  criado  de  dem 

Juan. 
FELICIANO,  viejo. 


P»EO. 

OOftA  ELENA. 
BEATRIZ ,  oriMdB  de  deU 
Elenn. 


ftMki  dmád. 
lüANA,  «Wk. 
ISABEL»  crMf. 
MAQBMJEIIA. 


RNADA  PRIMERA. 


)N  DIEGO,  galán,  FABIO,  cria- 
)OÑA  ELENA  T  BEATRIZ,  con 
is  y  lapadas. 

DON  DIEGO. 

de  pasar  de  aqoí? 
is  decís  qae  no ; 
ímc  solo  yo.  — 
;,Fab¡o,alli.— 
Qos  solos  los  dos , 
campo  me  tenéis ; 
aé  es  lo  qoe  queréis. 

D05ÍA  ELENA.  {Ap.) 

y  de  hielo,  ¡ay  Dios! 

DON  DIEGO. 

^  que  mostráis, 
ir  con  que  venís , 
cío  que  fingís 
ispíros  que  dais , 
tigos  verdaderos 
venís  afligida ; 
que  puede  mi  vida 
favoreceros , 
r  de  la  ciudad , 
3S  servida  en  todo, 
alie  y  por  el  modo. 
4;nbrid ,  tirad 
!  oscuro  nublado , 
sin  paciencia  estoy. 

DO^A  ELENA. 

ledla ,  porque  soy 
ena  de  Alvarado. 

DON  DIEGO. 

f  mi'bien... 

D05ÍA  ELENA. 

Oíd. 

DON  DIEGO. 

Favor? 

,  G.  DE  L.-II« 


SOffAILUU. 

Noetflivor* 
Sino  miedo  i  vuestro  inior. 

DORDIMO. 

Lacaiisa  ignoro ; dedd. 

El  salir  de  la  dadid 

Y  venir  yo  como  vengo. 
Es  respeto  que  me  tengo » 
No,  don  Diego.  Yolnntad. 
Vos  me  queréis,  es  verdad; 
Mas,  supuesto  qoe  el  qnereimo 
Es  solo  para  ofoiderme » 

Que  no  me  quendt  esjosto , 
Pues  quererme  do  mignsto 
Mas  parece  aborrecerme. 
Sin  atender  á  mi  fiimi« 
Me  rondáis  tan  atrevido » 
Que  aun  yo  misma  me  he  tenido 
A  veces  por  vaeitn  dama. 

Y  esto,  Señor,  no  se  lltma 
Galanteo  ni  afición. 
Sino  necia  obstinación , 

Que  el  honor  abrañsa  y  quema ; 

8ue  hay  hombres  que  aman  por  tema» 
orno  otroe  por  elecdoo. 
Si  voy  i  la  iglesia ,  os  bailo 
Junto  á  mi ;  si  hablo  de  noche , 
Lo  mismo ;  v  si  salgo  en  coche« 
Me  vais  sigaleodo  i  caballo ; 

Y  aunque  disimulo  y  callo. 
Es  cosa  ftaerte,  por  Dios , 
Que  sin  queremos  los  dos. 
Ni  vos  importarme  nada, 
Haya  de  estar  encerrada 
Para  haber  de  estar  sin  vos. 
Huélgase  cualquiera  dama 
De  ser  querida ;  mas  esto 
Ha  de  ser  con  presiipi>A<io 

Que  iiA  RA  I       id*  «n  t 
N  .  •'ac 

Nc        i  .. 

ík  4oU, 


9 


Que  tratarla  da  otro  amor 
Caando  est*  qmuimiú  hiei. 
Esto  es  dedr  qotf  estoffMs , 

ne  para  «n  dbcreio  sotra ; 

pesadnmbre  ase  dais. 
Viendo,  pues, qae  porfiáis, 
Tqnenoapromhavada  . 
Lo  que  os  d^o  ett  criada, 
81  por  vveaira  daan  no. 
Haced  lo  que  os  dteo  |o 
Por  mvy  vuestra  aldoaada. 


Vos  me  ■^•■'^•t^  ■■a  cota 

MoyDtail.alpaneer, 

y  en  cnanto  a  ni,  ha  de  ser . 


¿Qné  ha  de  aerf 


IHBnJMlnaa 


Pnes  ipor  qné ,  ai  desdeioaa. 


Con 

Qne  á  otro  qniero  tien  t 


Potqne  dar  gMCa  no  na  Um 
A  qnien  eon  tanto  desden 
Me  qniereqnitar  el  asao. 
Esos  celos ,  beHa  Elenn, 
Solo  sirven  de 


Qoe  es  errar  la  cvnt 
Pan 


«aracnranaoi 


noli 


Pnes  decid,  joné  lif  etdsna 
One  haya  por  nena  do  fwoi  • 
Be  admltlroa  y  qnentosT 


iT qné  ley 

One  vos  me  tañíala  nn  pnoo^ 

Y  haia  yo  de  «MtaMffOit 


To  pido  lo  qae  es  nray  jnsto. 


5U 

DOIf  DIEGO. 

¿  Qué  mas  justo  que  mi  amor  ? 

DOÑA  ELENA. 

Eso  es  quilarmeel  lioiior. 

DON  DIEGO. 

Y  esotro  quitarme  el  gusto. 

DO^A  ELENA. 

Tiene  mi  galán  disgusto. 

DONDIEGO. 

Yo  también  ;  que  estoy  celoso. 

.      DOÑA  ELENA. 

Él  pretende  ser  mi  esposo. 

DON  DIEGO. 

Yo  también  lo  he  pretendido. 

IK)5ÍA  ELENA. 

Por  eso  el  otro  ha  ? encido. 

DON  DIEGO. 

Por  eso  estoy  invidioso. 

DOÑA  ELENA. 

Pues  si  soy  su\a ,  en  efeto, 
4  Qué  es  lo  que  pensáis  hacer? 

DON  DIEGO. 

Solamente  conocer 
Quién  es  galán  tan  secreto  , 
Porque,  ya  que  mi  respeto 
Con  vos  me  tiene  encogido , 
Quiero  vengarme  atrevido 
Kn  quien  mi  dicha  interrompc, 
(^mo  quien  los  naipes  rompe 
Con  que  ha  jugado  y  perdido. 

Salen  DONJUÁN  v  LUQUETE,  por  «na 
puerta. 

DOÑA  ELENA. 

Él  es  hombre  que  sabrá... 
{Ap.  Pero  ya  no  sabrá  nada.) 

DEATRIZ. 

¿Qué  tienes? 

DOÑA  ELENA. 

Estoy  turbada^ 
Porque  alli  don  Juan  está. 

DON  DIEGO. 

fíente  viene ,  y  no  será 
Razón  que  os  hallen  aqui. 

DON  JUAN. 

¿No  es  aquel  don  Diego? 

LUQUETE. 

Si. 

DON  JUAN. 

Bien  nos  dijo  don  Fernando. 

LUQUETE. 

Con  una  dama  está  hablando. 

DOÑA  ELENA. 

Haced  aquesto  por  mi. 

DON  DIEGO. 

Yo  me  iré ;  mas  ad virtiendo 
(Aunque  sea  descortés) 
Que  he  de  conocer  quién  es 
Vuestro  amante. 

DO.ÑA  ELENA. 

Ya  os  entiendo. 

DON  JUAN. 

Finalmente ,  ^vo  pretendo 
Decirle  que  Elena  es  mia , 
Y  castigar  su  osadía. 

LUQUETE. 

Ya  se  despiden  los  dos. 

DON  DIEGO. 

Pues  adiós,  Elena.  (Vase.) 

DOÑA  ELENA. 

Adiós. 
{Ap.  i  Muerta  estoy !) 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


LUQUETE. 

Ya  se  desvia ; 
Mas  espera  que  se  aparte 
Destas  ninfas  algún  trecho. 

DOÑA  ELENA. 

Tápate. 

BEATRIZ. 

Muy  bien  se  ha  hecho. 

DO.ÑA  ELENA. 

Y  vén  por  esotra  parte. 
(Quiéreme  ir  porlapuerta  de  enmedio.) 
Mas  ¡  ay ! 

DEATB1Z. 

No  hay  que  recelarte. 

DOÑA  ELENA. 

Sí  hay ,  Beatriz ,  porque  en  la  acción 
De  don  Juan,  ¡qué  turbación! 
Parece  que  va  tras  él. 

tUQUETE. 

Ya  yo  estoy  como  un  papel. 

DON  JUAN. 

Ahora  es  buena  ocasión ; 
Vén ,  Luquete. 

DONA  ELENA. 

Una  mujer 
Tiene  un  negocio  con  vos. 

LUQUETE. 

Va  á  matar  aquellos  dos , 

Y  que  ahora  no  puede  ser 
Estad  cierta;  que  á  poder. 
Tuviera  á  dicha  el  mandarme. 

Al  irte  don  Juan ,  vuelve  á  salir  D05a 
ELE^k,  y  detiénele. 

DOÑA  ELENA. 

Ahora  habéis  de  escucharme , 
Por  la  vida... 

DON  JUAN. 

No  juréis. 

DOÑA  ELENA. 

De  la  dama  que  queréis. 

DON  JUAN. 

¡  Hay  tal  modo  de  forzarme ! 

DOÑA  ELENA. 

Mirad  que  importa  á  su  houor. 

DON  JUAN. 

Antes  con  esto  la  obligo, 
Pues  matando  á  su  enemigo. 
Será  venganza  y  amor. 

DOÑA  ELENA. 

No  será  sino  rigor. 
Porque  en  iguales  balanzas 
Su  amor,  sus  desconlianzas 

Y  sus  penas  estarán ; 
Que  con  riesgo  del  galán. 
Ninguna  quiere  venganzas. 

DON  JUAN. 

Dejadme. 

DOÑA  ELENA. 

Ya  estáis  cruel. 

LUQUETE. 

Y  basta;  ¿por  qué  no  viene. 
Me  reporta  y  me  detiene? 

BEATRIZ. 

¿Por  qué  se  detiene  él? 

DON  JUAN. 

Luquete ,  vé  tú  tras  él , 

Y  dile... 

DOÑA  ELENA. 

Tenle,  Beatriz. 

DON  JUAN. 

¿Beatriz? 

LUQUETE. 

¡Oh  suerte  infeliz! 


MHf  JOAN. 

Luego  VOS... 

DOÜA  ELENA. 

La  lengua  erró; 
Soy  esclava  vaestra. 

DON  iUAN. 

Vyo 
El  hombre  mas  infeliz. 
¡  Cielos!  ¿qué  es  lo  que  estoj  \'tn\í¡ 

DOÑA  ILZNA. 

Una  mujer,  que  lo  vida 
Asegura  eotemeeida, 

Y  está  tu  riesgo  cemieodo. 

DON  JOAN. 

No  eslá  sino  previniendo , 
Para  mas  presto  acabarme, 
La  muerte  que  intenta  dame; 
Porque  tan  ciertos  desvelos , 
Detenerme  y  darme  celos , 
Es  lo  mismo  qae  matanne. 
¿Tú  hablando  con  mi  enenlso? 
Tú  en  el  campo  ?  Tú  tapada? 
Tente ,  no  me  digas  nada , 
Basta  lo  qae  yo  me  digo; 
Pues  cuando  mi  amor  contigo 
Mas  pbdoso  quiere  ser, 
Es  fnerza  haber  de  creer 
(Según  lo  que  viendo  estoy) 
Que  lo  (jue  es  hablarse  hoy 
Fué  diligencia  de  ayer. 
:  Mal  haya  yo ,  que  crei 
Lágrimas  que  perlas  fueron, 
Pero  falsas  me  salieron . 
Porque  ya  se  usan  asi ! 
Mil  veces  llorar  te  vi  • 
Mas  esto  no  te  acredita. 
Pues  de  suerte  se  ejercita 
El  llorar  entre  ▼ocotims. 
Que  de  ver  llorar  &  otras, 
Lloráis  en  una  visita. 
Viendo  tanto  suspirar. 
Di  crédito  á  tu  desden ; 
Que  siempre  un  hombie  de  biea 
Fué  muy  fácil  de  engaikar; 
Mas  de  aquí  ^engo  a  sacar. 
Pues  con  ofensas  tan  darás 
Dama  de  dos  te  declaras , 
Que  si  el  mudarse  esddoiei 
La  condición ,  no  el  afeite , 
Os  hace  tener  dos  caras. 
¿Qué  lio  vence  la  porfía? 
Claro  está,  tú  te  rendiste; 
Mujer  como  todas  fuiste. 
Pues  le  hablaste  siendo  mia. 
Dirás  que  túé  en  cortesía; 
Mas  yo  ló  entiendo  al  revés, 
Porque  va  en  las  damas  es 
Razón  de  estado  admirable, 
Para  encubrir  lomoibble. 
Valerse  de  lo  cortés. 
Mas  yo  la  culpa  he  tenido, 
Pues  solo  atento  A  in  honor, 
He  consentido  su  amor  • 

Y  mi  agravio  he  coasentido; 
Mil  locuras  he  safHdo 
Solo  por  hacer  alarde 

De  mi  amor;  mas  ya,  auiqoc  urdr 
Conozco,  por  lo  qoa  pena, 
Que  aun  cuando  Importa,  non  b« 
Andar  un  hombre  cobarde. 
Mas  yo  volveré  por  mL 

DolUnjau. 
¿Puedo  hablar  ahora  yo? 

aORJIUR. 

¿Querrás  deteienae? 
ao.^ii.i!U. 
No. 

DORJDAN. 

¿Querrás  discolpane? 


LA,  ToeniM  VncUNk. . 


Kulpa  i  to  qae  tI. 

DOSl  rLCKA. 

amor  me  otnee. 
•.nebí  DO  aborrece. 
qnléD  Dje  ;  no  escuchiT 
j  direrertdir 

DOSA  ELENA. 

Uucbi, 
lote  lo  parece: 


laaoleescucbé, 
ingosioleoL 

DO»  IVAR. 

.e  coDdeautft , 
i  i  verle  ulisle , 
la  acaio  le  oíale, 
lú  le  hnicaate. 

el  <1d  fsnorasle 
buscarte  sal!, 
pedirle  aquí 
ejase;de3iierle 
lo  gae  pado  ofenderte , 
r  Bneía  en  mi. 


em  Tos  labios, 


'  i  ana  mujer, 
n  Diego... 

DOb  ILENA. 

íDóndeTasf 


BOSk  ELUtH. 

Lo  que  le  quiero, 
von  mía. 
ito. 

Necio  estás. 

PO^  IBAH. 


IOHa  ELtJtA. 

Adrierie.,. 


llegando  el  verano, 
calor  qué  diremos? 

LISAIIDO. 

rá  cosa  qne  no  sea , 
al  rigor  se  mira , 
para  ta  idea. 

FLORA. 

para  mí  es  mentira , 
lé  quieres  que  lo  crea? 

USARDO.  (Ap.) 

s  la  ocasión  que  too 
cirla  mi  pena , 
'  culpe  mi  deseo. 

FLORA. 

cuarto. 

LISARDO. 

(Ap.  Bien  se  ordena. 
Sngir  lo  que  leo.) 

Dos  años  há  que  os  obligo, 
imilde  y  tan  contento, 
in  lo  que  siento  no  digo , 
e  todo  lo  que  siento 
(da  siempre  conmigo; 
muerto  me  juzgué, 
mé  luego  que  os  vi , 
tampoco  os  llamé, 
que  nunca  os  mentí, 
re  lo  que  querré.» 

FLORA. 

moria  he  perdido, 
>apel  no  he  leído ; 
la  firma  aguardo. 

LISARDO. 

a  dice :  Ligar  do, 

FLORA. 

do  el  atrevido. 

LISARDO. 

atrevimiento  es, 
lien  muere  callando, 
I  papel  tan  cortés , 
estoy  muriendo  y  cuando 
uchado  otros  tres? 

FLORA. 

)s  no  están  aqui , 
nen  mas  disculpa 
para  hablarme  asi; 
consiste  la  culpa 
leíante  de  mi. 
bir  en  quien  ama , 
)  y  temor  se  llama ; 
iq'ue  un  papel  se  recibe , 
>  lo  que  se  escribe 
Jecirse  á  la  dama, 
raque  note  alteres, 
!S  en  tu  fortuna 
s  varios  pareceres 
smpre  lo  que  hace  una 
3das  las  mujeres), 
do  que  tú  también 
Lisardo,  mintiendo, 
no  es  quererme  bien 
le  en  lo  que  me  ofendo, 
!ndo  mi  desden, 
pasas  del  concierto, 
tenco  por  muy  cierto 
al  sol  me  has  comparado, 
im  dia  me  has  amado, 
is  tenido  por  muerto; 
croque  mas  me  veas, 
tan  libre  no  seas 
á  hablarme  te  dispongas, 
lis  preceptos  te  opongas 
apeles  me  leas.  ( Vase.) 

LISARDO. 

ira,  escucha ,  advierte... — 
Isabel;— tenia,  Juana. 

ISABSL. 

esdeüosa ! 


LA  TOQUERA  VIZCAÍNA. 

JUAIIA. 

¡Qué fuerte!  {Vase.) 

.OCTAVIO. 

¿Qué  dices? 

LISARDO. 

Que  esta  tirana 
Busca  sin  duda  mi  muerte. 

OCTAVIO. 

Y  en  fin,  ¿qué  piensas  hacer? 

LISARDO. 

Sufrir,  callar  y  querer 
Hasta  que  el  amor  la  inspire 
Que  en  el  espejo  se  mire 

Y  conozca ane  e» mujer; 
Porque  la  ñera  mas  fiera 
Al  cabo  de  la  jornada 

Se  rinde,  aunque  nunca  quiera. 
Ya  que  no  de  enamorada , 
De  agradecida  siquiera. 

(Vanse  Lisardo  y  Octavio,) 
Salen  dOfik  ELENA  t  BEATRIZ. 

DO^AELflIA. 

¿Qué  hora  será? 

BBATKIZ. 

Son  las  diez. 

D05ÍA  BLEIf A. 

iLas  diez ,  y  doo  Juan  no  Tiene? 
Las  diez ,  y  falta  don  Juan 
Mas  ahora  que  otras  veces  ? 
No  sé  qué  me  dice  el  alma. 

BEATRIZ. 

No  te  apasiones  ni  alteres; 
Que  hacer  estos  ferriones 
Un  hombre  que  celos  tiene , 
Es  la  cartilla  de  amor 
Hasta  que  el  enojo  cese; 
Entren  buenos  de  por  medio , 
Vayan  y  vengan  papeles , 
Llueva  Dios  satisfacciones , 
Haya  pliegues  y  mas  pliegues , 

Y  al  cabo  de  cuatro  días 
Alguna  amiga  os  concierte; 
Que  es  la  postrera  estación 
De  todos  los  penitentes. 

DOñh  ELENA. 

Este  don  Diego  ha  de  ser 
Mi  destrucion ;  él  pretende 
'  Darme  la  muerte  sin  duda , 
A  titulo  de  quererme ; 
Yo  le  he  escrito ,  yo  le  be  hablado. 
Yo  he  avisado  á  sus  parientes , 
Yo  le  he  llevado  por  mal, 

Y  yo  he  hecho,  finalmente. 
Todas  cuantas  diligencias 
Pueden  en  el  mundo  hacerse « 

Y  no  aprovechan  con  él 
Ruegos,  lágrimas,  desdenes, 
Persuasiones  ni  amenazas , 

Y  lue^o  dirá  la  gente 

Que,  SI  porfian  los  hombres , 
Es  porque  dan  las  mujeres 
Ocasión  á  que  porfieo. 

BEATRIZ. 

Conforme  los  hombres  fueren; 
Que  hay  amantes  espantajos, 
Que  se  estarán  erre ,  erre ,  • 
Mareando  las  esquinas 

Y  gastándolas  paredes 
Todo  el  día  en  una  calle , 
Sin  mas  fruto  que  ncolerse 

Y  moler  á  cuantúi  pasan ; 
Mas  tente,  que       narece 
Que  siento  ruiuu .      i  fi 


j      I 


¡Ay  Dios, 


II 


»!7 
Sale  LUQUETE. 

LUQUETE. 

Sudando  vengo,  por  Dios. 

BBATMZ. 

No  es  don  Joan ,  mas  es  Luquete. 

LUQUETE. 

¿Señora? 

DO^AELEIIA.. 

Pues  ¿cómo  solo? 

LUQUETE. 

Gomo  hay  gvan  mal. 

BO^A  ELENA. 

¿De  qué  suerte? 

LUQUETE. 

Yavisteqvemisefior... 

BOl^A  ELENA. 

Ya  vi  que  estuvo  impaciente 
Aquesta  tarde. 

LUQUETE. 

Pues  luego 
Que  el  sol  empezó  á  envolverse 
En  mantillas  de  oro  v  grana, 

Y  el  mismo -que  fué  i  las  nueve 
Barba  roja  de  las  flores, 

A  las  déla  noche  siete 
Empezó  con  poca  luz 
A  barbar  casttfiameote; 

?ue ,  vuelto  en  nuestra  vulgata 
odo  aquesto,  decir  guiere 
Que  al  anochecer  se  fué. 

BOHa  ELENA. 

Acaba ,  no  me  atormentes 
Con  dilaciones  tan  Arias 
Ni  con  pausas  tan  crueles. 

LUQUETE. 

Luego,  pues ,  que  llegó  á  casa , 
Mirando  al  cielo  unas  veces , 

Y  otras  mimado  á  la  tierra. 
Como  jugador  que  pierde 
Una  trocada  después 

De  perder  cuarenta  suertes 
Derechas,  tomó  recado 
De  escribir  sobre  un  bufete, 

Y  escribió  cuatro  renglones. 
Que  fué  milagro  leerse. 
Pues  caballero,  j  turbado 
Con  este  nuevo  accidente. 
Ya  se  ve  qué  letra  haría ; 

Y  cerrandío  el  tal  billete. 

Me  mandó  darle  i  don  Diego 
Sin  que  nadie  lo  entendiese. 
Dlle ,  y  dióme  la  respuesta. 
Que  fué  compendiosa  v  breve; 
Leyóla,  y  mas  indisnado 
Que  cuarenta  Luciferes , 
Ll  rostro  descolorido 

Y  el  sombrero  basta  te  frente, 
En  una  mano  el  broquel 

Y  en  otra  la  de  me  fecit, 
«Yo  voy  á  reñir,  me  d¡|o. 
Con  don  Diego  de  Meneses; 
No  digas  palabra  desto 

A  nadie,  porque  si  ftaeses 
Tan* necio  que  lo  dyeras. 
Aunque  piedad  te  moviese, 
Las  piernas  te  cortarla.» 

Y  sin  bastar  á  tenerle 
El  ponerle  por  delante 
Que  era  forzoso  perderte. 
Mas  resuelto  que  nn  cochero. 
Que  es  cuanto  decirse  puede. 
Echó  por  la  calle  abajo. 

.    DOXa  ELENA. 

¡Ay  Beatriz ,  cierta  es  mi  moerle! 
Bien  mi  triste  corazón. 
Bien,  aunque  cónfottmentet 
Parece  que  me  decte 


518 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Todo  lo  que  me  sucede.— 
Mas  lú ,  di ,  ¿por  qué  no  fuisle 
Con  él? 

LL'QUETE. 

Ha  de  suponerse 
Que  umbien  don  Diego  irá 
A  reñir  únicamente. 

DOXA  ELRÜA. 

Y  si  en  el  campo  le  esperan 
Con  don  Diego  seis  ó  siete , 
Desgracia  que  ha  sucedido 
En  el  mundo  muchas  veces, 
¿  No  fuera  bueno,  cobarde, 
Que  su  vida  defendieses? 

LOQVETE. 

¿  No  ves  que  hay  descomunión 
Contra  el  hombre  que  saliere 
Al  campo  desaliado? 

BEATRIZ. 

Mi  Luquete,  aunque  es  valiente, 
Es  temeroso  de  Dios. 

DO^A  ele:(a. 
Ahora  bien,  cuando  se  pierde 
La  vida,  el  honor  y  el  gusto. 
No  hay  respetos  que  aprovechen. 
Mi  tío  queda  durmiendo, 

Y  cuando  acaso  despierte. 
No  he  de  ser  tan  desgraciada 
(Aunque  en  todo  lo  soy  siempre), 
Que  me  basque;  vén,  Beatriz. 

BEATRIS. 

¿Adonde? 

DONA  ELKKA. 

A  ver  si  parecen 
Por  el  campo  ó  por  las  calles ; 

Y  si  los  hallo,  á  meterme 
Yo  misma  por  las  espadas, 
Para  que  de  mí  se  venguen ; 
Pues  yo,  que  la  culpa  be  sido, 
Soy  quien  la  pena  merece. 

BEATRIZ. 

Ya  yo  dejo  los  chapines. 

DOÑA  ELEÜA. 

Así  vamos  bien. 

LUQUETE. 

Advierte 
Que  si  sabe  mi  señor 
Que  yo  lo  he  dicho...  ya  entiendes. 

DO.>lA  ELENA. 

Vé  tú  delante. 

LUQUETE. 

Ya  voy. 
Sale  DON  JUAN,  alborotado. 

DON  JUAN. 

Pues  ¿adunde  desta  suerte? 

LUQUETE. 

Ahora  á  ninguna  parte. 

DO^ÍA  ELENA. 

Pues  que  no  me  ves,  á  verle, 

Por  no  acostarme  primero. 

Mas  tú  ¡  ay  Dios !  ¿de  dónde  vienes? 

¿Qué  hasliecho?  ¿Dónde  has  estado? 

DON  JUAN. 

Pues  estando  aquí  Luquete, 
¿No  lo  sabes? 

LUQUETE. 

No  lo  sabe. 
Porque  no  soy  hombre... 

DON  JUAN. 

Tente ; 
Que  no  vengo  para  gracias. 

DOÑA  ELENA. 

Antes  está  tan  rebelde. 
Que  nada  quiere  decirme 
Porque  mas  me  desespere. 
¿Parece  que  estás  turbado? 


DON  JUAN. 

Bien  la  ocasioo  lo  merece. 

DOÑA  ELENA. 

¿Acaso  vienes  herido? ' 

DON  JUAN. 

En  el  alma  solamente. 

DOÑA  ELENA. 

¿Desengañóte  don  Di^o? 
¿Hablástele  claramente? 
¿Salió  solo  al  desafio? 
¿Dio  palabra  de  no  verme? 
¿Qué  dices?  ¿No  me  respondes? 

LUQUETE. 

Conmigo  la  lema  tienes. 

DON  JUAN. 

¿Y  es  esto  no  saber  nada? 

LUQUETE. 

Por  mi  si;  que  las  mujeres, 
En  llegando  á  enamorarse. 
Para  saber  lo  ([ue  quieren 
Menean  muy  bien  las  habas. 

DOÑA  ELENA. 

El  alma.  Señor,  i  veces 
I  Adivina  los  peligros 

Y  las  desdichas  previene. 

DON  JUAN. 

Pues  ¿cómo  no  sabe  el  alma 
Que,  aunque  ahora  vengo  ¿  verle i 
Para  siempre  me  has  perdido? 

DOÑA  ELENA. 

¿  Qué  es  perderte  pan  siempre? 

DON  JUAN. 

No  verme,  Elena,  en  tu  vida ; 
.Escucha  en  palabras  breves. 
Yo  sufri  de  mi  enemigo 
Las  porfías  descorteses; 
Rogásteme  que  callase, 
Callé  por  obedecerte. 
Pensé  que  se  rendiría 
Su  porfía  á  tus  desdenes ; 
Mas  no  debieron  de  ser 
Los  desdenes  muy  crueles; 
Que  esto  de  veros  queridas 
De  manera  os  desvanece. 
Que  aun  á  los  hombres  mas  viles 
Agradecéis  que  os  festejen. 
Finalmente,  aquesta  tarde 
( ¡  Oh,  quién  en  lance  tan  f^ierte , 
Como  el  triste  Belisario, 
De  sangre  pura  dos  fuentes. 
En  lugar  de  ojos,  tuviera, 
Para  cegar  de  repente! ) 
Te  hallé  con  él  en  el  campo; 
La  causa  el  cielo  la  puede 
Solamente  averiguar; 
Lo  que  yo  vi  claramente 
Es  que  don  Diego  te  hablaba ; 
Que  tú  muy  hermosa  eres. 
Que  él  era  mozo  y  galán. 
Que  saliste  á  hablarle  y  verle. 
Que  estabas  con  él  á  solas, 
Que  la  ocasión  era  fuerte ; 
Si  es  agravio  no  lo  sé , 
Solo  sé  que  lo  parece. 
Celoso,  pues,  y  ofendido. 
Le  supliqué  que  se  viese 
Conmigo  ahora  en  el  campo ; 
Salió,  conocile,  babléle, 
Dile  cuenta  de  mi  amor, 
Uespondióme  secamente. 
Desnudamos  las  espadas, 

Y  quiso,  Elena,  mi  suerte 
Que  le  alcanzase  una  punU 

Y  que  la  vida  perdiese; 
Que  una  cosa  es  tener  dicha, 

Y  otra  ser  uno  valiente. 
Esto  es  todo  lo  que  pasa , 

Y  antes  que  llegue  a  saberse 


9, 


ae  yo  he  sido  al  boMicida . 
eogo  á  dedr  que  le  mdei 
Sin  mi  para  mncbos  aaot, 

Y  á  que  conozcas  que  tíeoes 
La  culpa  desla  desgracia. 

Y  con  estOt  adiós ;  que  poede' 
Costarme,  Elena,  la  vida 

Un  instante  detenerme. 

DOffA  ELBIIA. 

Y  á  rol  ¿qaé  me  ha  de  costar. 
Cuando  te  pierdo  y  me  pierde» 
Sin  mas  culpa  que  adorarte? 

LOQOETE. 

Mal  caso,  Beatrii,  es  esie. 

BEATMZ. 

Y  mas  para  quien  te  amaba. 

DOfU  BLBNA. 

Vele,  por  Dios,  vele,  vete ; 
Porque  aun  palabras  no  Icago 
Para  poder  responderle. 

DOS  lOAS. 

Tú,  Luquete... 

LOQOETK. 

Ya  le  escacho. 

DOü  JVAH. 

Vé  á  casa,  y  iln  detenerte 
Me  trae  aquí  dos  cabalh». 

LOQUm. 

Partiré  como  un  cohete. 

DOH  lOAS. 

Hoy  pierdo  i  Valladolid. 

DOflA  BLBIA. 

Hoy  quedó  i  morir  aaiema. 

LOQOSn. 

Hoy  comeré  sin  Beatiis. 

BSATUE. 

Hoy  beberé  sin  Luquete. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  DON  JUAN  t  LUQUETE. 

non  JOAX. 

¡Lindo  lugar! 

LOQUSTB. 

Estremado, 
Aunque  goudo  de  noche. 

Y  eso  á  caballo  A  en  eoche. 

nos  JOAR. 

Eso  la  vida  me  lia  dado. 
En  Valladolid  maté. 
De  amor  y  de  celos  deso. 
: Lance  fonoso!  á  don  Diego; 
Va  lo  sabes. 

ItOQORB. 

Ya  lo  sé. 

WUf  lOAli. 

SalideValladoUd, 
Temiendo  mayores  males, 

Y  en  dos  diaa  no  cabales 
Nos  pusimos  en  Madrid, 
Donae  encontré  con  Uaardo, 
Que  es  el  amigo  mayor. 

De  mas  brio  y  mas  valor. 
Mas  discreto  y  mas  gallaido 
Que  tuve  en  toda  mi  vida, 

Y  contélelo  que  pasa. 

LOQORS. 

Bien  se  ve  «pues  m 
Nos  hizo  ui  acogida. 


Pensé  por  Madrid  i 

Sin  ser  de  nadie  notado; 


DOS  informad» 
D  aqueste  logar 
irieotes  5  amigos 
igodeBfonéses; 
»ara  tres  meses» 
ir  eoemigos, 
te  cuarto  00  salgo 
noche  ó  en  coche. 

LOQCBTE. 

)ia  es  la  noche. 

DON  JDAIf. 

irídad  me  valgo ; 
faltando  el  gusto, 
la  que  bien  parezca 
ae  se  apetezca. 

LDOOSTE. 

es  muT  justo 
lena.  Señor., 

DOlf  JOAN. 

quién  pudiera  ser? 
mundo  mujer 
la? 

¡  Bravo  amor ! 

DON  JUAN. 

¡eras,  en  tanto 
i  caballos  fuiste, 
j^  Dios !  noche  triste 
f o  perdimos  tanto ! 
Mi  bien,  espera ; » 
flUi  mal,  no  quiero ;» 
uesto  y  grosero 
i  la  escalera; 
90  la  congoja, 
mi  desden, 
t  lágrimas  también 
ije  las  arroja, 
)iros  al  aire 
de  razón, 
ni  corazón» 
3to  donaire, 
I  volví,  y  la  dije, 
cía  la  pared : 
ere  vuesamerced, 
mata  y  aflige?» 
niños  suelen, 
enojo  señalan, 
si  los  regalan 
isias  se  duelen; 
¡nos  ojos, 
iban  reventando, 
)me  mas  blando, 
sus  enojos; 
as  de  coral, 
el  amor  vergeles, 
•egar  claveles 
)s  de  cristal, 
in,  de  mi  pena 
Ipa  ninguna. 


LDQDETE. 


?n? 


DON  JUAN. 

Mi  triste  fortuna. 

LUQUETE. 

eguro  que  Elena 
ue  tü  lo  ha  sentido. 

DON  JUAN. 

o?  No  puede  ser. 

LUQUETE. 

)orque  es  mujer, 
[)go  entendido 
is  desmienta  el  nombre; 
.«gando  á  querer, 
Iquiera  mujer 
mas  oue  un  hombre; 
I  fin,e[  mas  amante 
ita,  pasea, 
a,  y  auB  desea» 


í 


LA  TOQiniA  ViaCAINA. 

Divertido  é  iieoMlMito; 
Mas  una  pobre  Mfiort, 
Que  no  sale  por  la  vUlfi, 

Y  asida  de  una  almohadilla , 
Cose  la  mismo  que  llora, 
Claro  está  que  qnerrA  mas 

Y  que  guardará  mas  ley;  « 
¿No  has  visto  comer  á  mn  baey» 

Y  que  después  á  compás 
(Así  la  vida  oonservaí 
Con  un  curso  repetido 
Vuelve  á  rumiar  lo  eamíáo 
Hasta  topar  otra  yerbal 
Así  las  mujeres  seo 

Con  amor,  poroae  en  aaMndo, 
Sien^pre  están  aaodo  y  lomaado 
En  su  amorosa  paaioD, 
Hasta  que  llegan  á  ver 
Lo  que  pndierao  amar* 

Y  cesando  de  nuniar. 
Vuelve  el  amor  |  comer. 
Elena  en  un  monaüerip^ 
De  su  tio  despreciada. 
De  sus  deudos  olvidada. 
Sin  humano  refrigerio 
Desde  aquel  suceso  esti; 
Pues  ¿cómo  qaleres q«e  esté 
Quien  encerrada  no  tt 

Mas  que  tu  retrato  allá, 

Y  las  cartas  qae  la  esenbeat 

POR  JOAII* 

Y  bago  yo  mas  que  leer 

as  suyas? 

ujatnsTB. 
Ella  es  mqjer, 

Y  t6  por  lo  menos  vives 

En  Madrid,  que  basta  el  nombre. 
Donde  solo  el  ver  la  gente 
Es  consuelo  sofidente; 
Juegas  tu  poquito  de  hombre, 

Y  aun  te  entretienes  con  damas. 

POS  JUAV. 

¿Yocondamast 

tUQUETE. 

Tú  con  prora, 
Que  hay  quien  dice  que  te  adora. 

DON  JBAJI. 

Sin  razón  su  nombre  ioíamaa. 
Porque  es  miyer  qne  al  amor 
No  rinde  el  pecho  gallardo; 
Fuera  de  amarla  lisardo. 
Que  es  la  respoeata  mcior. 

LOQinm. 

Por  lo  menos  á  tn  mego. 
Aquesto  e%  cierto,  permite 
Que  Lisardo  la  visite. 

DOllillAH. 

Meter  paz  no  es  catar  ciego; 
Mas  aqui  Lisardo  viene. 

Salen  LISARDO  1 PIMEO,  9Haé9. 

LiSAiaO* 

¿Donjuán?, 

¿Amigoyaelior? 
Pues  bien,  ¿c6mo  ?a  de  amor? 

USABDO. 

Don  Juan,  como  qnieo  íe tiene 
A  quien  no  puede  pagar. 
Porque  no  sabe  querer. 

Y  vos  ¿  qué  pensáis  bacort 

DONJOAN. 

o  leer  algo  ó  Jugar. 

USAIDQ. 

An  ieral         m 


M 


BOU  lOAIf.^ 

Tiéneme  el  riesgo  cobarde. 

LISAiaO. 

No  teneit  qne  reeetardi 
Yendo  en  eicodéf  éoñmigo. 

•OH  i0An. 
Vuestro  soy.— Tá,  eon  Plneo, 
Vé  por  cartas  al  eorreo» 

En  casa  de  Flora  dlg» 

Que  estaremos,  ai  oa  parece. 

aov  JUAN. 
Yonotengovokmtad;  . 
Guiad,  elegid,  mandad. 


Al  paso  qoe  ae  ábefteee , 
Adoro  en  esta  m^tdr.  '  ' 

MNije4ir; 

Poea  venceros  poriendo. 


Porfiando  y  obHgando. 
Vamos. 


■■t .. 


¿Tlavaiáfíert 

MMIJIIAII. 

No  voy  sino  i  aoow^ar 
A  quien  ea  jpUaa  de  FJoml  . 
Porque  á  Elena  ü  abpn  a«Ioia. 


Si  por  mi  te  be  de  Jvgar, 
Elena  será  iniélla,- 

Y  á  Flora  querrá!  maftana ; 
Porque  deapnea  qne  vt  á  Inane, 
No  me  acnerdo  de  Beatrfo* '  • 

9m.mlL 

No  es  una  nnestn  fbrlÉna. 

•      ■  '    • 

ItUnOBR» 

¿Por  qné,^ si  eainvio e)  MM4a?  , 

BOfiaími. 
Porque  tá  eiea  beariMte  h^ 

Y  yo  aoy  don  Inan  de  Lima. 

(taM.) 


Salem  DOfiA  BLBIIA,  MATilS  f  HilG- 
DALBNA,  d#  |SffMrft  fiMa^Wi»  T 
FEUCU!fO,a«Ü!i»       . 

■laÉÉiiiwft, 
No  bay  sino  tener  cvlAdn 
Con  los  preciea  da  laá  loeaa. 

Mujeres  en  fin,  y  leeM. 


No  habrá  casa,  ne  habrá  eauadoi 
Dama,  rincón,  ¿alie  4plba, 
Qne  no  registres  y  fena^ 
Sin  que  de  ningano  aeaa 
Notada. 

>efa.uÉa. 

INaeff«ÉtMi* 
Para  lo  que  y*  dMI^     ' 
Qne  ea  solo  ferl  dpi  Han. 

Buenas  tos  brtanaa  eean ; 
QneannteveojnD'faArao.   . 

Elaaormettenenii.  ■ 

nttMBM;  - 
¿  Tá  en  Madrid,  ai^  OM^  i^ 

Sierramoaaiand»jiwifcrifc    , 

Ya  no  hay  TMiajIn.    .... 


le  toquen 
DM  que  no  fisUa 
I  donde  no  entra , 
armiñado  á  andar 
erte  baila  que  Tenga 
irmidalcedaeik); 
on  advertencia 
f ,  estando  en  casa, 
nia  de  la  Cerda» 
}  Licoalde 
tocas  de  seda; 
si  i  nn  mismo  tiempo 
dama  y  loquera, 
trido  la  jndnslria , 
ríos  intentan, 
la  el  alma, 
e  la  sospeclia, 
nde  la  dada, 
za  la  agudeza, 
^dido  el  amor, 
)  qniere  atrepella ; 
i  amor,  no  ba j  cou 
allaneysoTenza. 

FELICIANO. 

ra  lo  ingenio, 
il  á  in  belleza, 
^les  engaños. 

nO^A  ÉLEIf A. 

lodo  acierta. 

FELIClAlfO. 

ne  has  en  partp, 
el  alma  se  queda 
temor. 

DOXA  ELEKA. 

No  bay  temor 
e  esta  manera, 
aleña  al  lado. 

MAGDALENA. 

rá  Magdalena 
:Iava  tuja. 

D05ÍA  ELENA. 

iedo  que  lo  pierdas 

BEATRIZ. 

ues  ¿qué  aguardamos, 
»ra  no  se  empieza? 

DOÑA  ELENA. 

ena  nos  guie. 

MAGDALENA. 

que  tengáis  cuenta 
lándome  algún  paje, 
ndero  ó  dueña, 
amos  (res  juntas, 
cdar  á  la  puerta 
res. 

BEATBIZ. 

Bien  dice. 

DO.^A  ELENA. 

3  discreta. 

BEATRIZ.     • 

nos  primero. 

MAGDALENA. 

s  y  enhorabuena 
le  del  Prado, 
e  está  la  belleza 
centro. 

D05ÍA  ELENA. 

Camina  ;— 
no,  espera; 
le  se  ponga  el  sol 
ado  la  vuelta. 

FELICIANO. 

iieoa  fortuna. 

LENA.  (En  wz  alta.) 

re  tocas  de  seda? 
K:as?  ¿Quieren  tocas? 


L4  TOQUnU  mCAINA. 
tnurmi. 

Bueno  va,  ai  do  se  enreda; 

«AGDAUaU.  ^ 

Anda,  Loist. 

D05ÍA  ILIIIA. 

Ya  te  algo.  .* 
Dnlce  amor,  baa  que  yo  ▼•!, 
Si  puede  ser,  i  don  Juan* 
Guando  otra  cosa  no  sea, 

iEATBn. 

¿YaileTieraaeonotraf 

DOÑA  BUHA. 

¡  Ay  Dios!  Quédenme  maerta. 
Sale  FLORA. 


PLOIA. 

Corazón,  ¿qué  nofcdid 
Es  la  que  conmiffo  ha^hf 
¿En  qué  pensáis?  iQoé  leaeisT 
Decid,  decid  la  verdad. 
Mas  no  la  digáis,  callad; 

9ue  si  no  soy  la  qne  fW. 
después  que  me  leMlf , 
Tengo  otro  ser  y  otra  eara^ 
Gomo  si  con  otn  hablara « 
Teng[o  Tergñenit  de  nL 
Venció  amor»  soya  es  la  palma; 
Porque  TiTir  sin  amor. 
Aunque  parece  Talor , 
Es  desaliño  del  abna; 
Estaba  mi  necbo  en  calma. 
Sin  bien,  sin  gosCo  y  sfai  nwdrat 

Y  buscó  muro  á  la  bledn 
Para  que  i\o  se  derribe; 

8ue  aun  se  cae,  ai  no  vive, 
n  ediOcio  de  piedra. 
Está  don  Juan  en  Madrid, 

Y  en  Valladolid  Elena, 

Y  parece  que  la  pena 
Le  tiene  en  ValladolM ; 

Y  como  todo  mi  ardid   « 
EnnocreerconsisUa,  . 

?oe  amante  perfe^  babia» 
tanto  don  Juan  18  ftié. 
Casi  á  un  misara  tiempo  amé 
Lo  mismo  que  aborreáa. 
Procedía  mi  Ubieía 
De  temor,  no  de  rigor; 
Mas  quitóme  este^einor 
Ver  de  don  Joan  la  firmeía; 
Que  aunque  adora  mi  bellexa 
Lisardo,  solo  se  llama 
Amante  el  que  aosente  ama, 
En  tiempo  que  es  novedad 
Que  aun  guarde  nn  hombre  lealtad 
En  los  brazos  de  su  dama. 
Mas  ¡  ay  Dios !  ya  me  acobardo 
En  tanU  diflcollad; 
Don  Juan  tiene  volaniad 
A  Elena,  y  á  mi  Lisardo. 
Yo  peno,  suspiro  y  ardo. 
Pues  la  garganta  al  eactaillo 
Pongo  por  no  deacnbrillo; 
Que  una  principal  mi^jer 
Puede  llegar  k  qnerer. 
Mas  no  llegar  á  deetUo. 

SaUn  ISABEL  T  JUANA. 


lOAM. 

Lisardo,  aquel  que  le  adora... 

ISáMEL. 

Lisardo,  aquel  qoe  porfía... 

FLoaa. 
Decid  que  venga  otro  dia, 
Qoe  estoy  indimoesta  ahora. 
i  Viene  solo?  ¿  Qoién  lo  ignora  t 


Tqnenrime 

Con  hablar  y  mas  faablM^ 


Un  don  lUB  viOM  con  A. 

FLoaa. 

Pues  ya  eitor  iNicaa ;  lasbel; 
Dedd  qae  poadM  oaiiir. 

ISAaBt. 

A  ignorar  lo  oondMoo* 
Dijera  que  ese  contaolo— 

Esto  es  solo  e«MllaiÍÍoolo » 
No,  amigas,  iocliaaeioa ; 
Porque  00  ftiera  mo». 
Cuando  por  galaotiria 
He  viene  é  ver  algos  dia* 
No  dejarme  hablñ  id  vor; 
Qoe  anaooaa  ea  00  qoorer/ 
T  otra  tenor  eoneaía. 


Bien  podéis  entrar. 

Sakñ  DON  JUAN  t  USAEDO. 


iSofionf 

ftoaa. 

Bn  sentándooa  hkblarénei. 
(Ap.  Anfor,  toda  soy  ortifsos) 

oomoAii. 
¡Qaédiserata! 

nooA. 

Ahora,  ahora 
A  enmnbos  ptegoBlaré 
Gómoeatáls. 

I       ao. 
Y* 
Moeo  veros, 


¿Y  vos,  don 


dé 


f. 

Hiaé; 


Y< 

Dll»    •  ira  HSi  « 

Am      -I  fu.  ..o 

.iw  m%*  91  V  a«  «■ 

Yasi,p.  ji 

Qoe  no  Uv,  -noa 
Porque  nui      i¿ 
Mientras  db  . 


i< 


Unhi 


Nobajqoifli       i 

Al». 


le 


«Ua. 


1 

I       1       ^^ 

Blullo, 
No;poi\|i.« 
Que  el  ^rt^ 
LoprM      B^.w» 
TtaM  ida. 

Yo 


524 

Y  aun  rayos  puede  Tender, 
A  cobrar  no  sé  qué  pieza , 

Y  aunque  es  poco  el  interés, . 
Para  una  mujer  es  mucho; 

Y  recibiré  merced 

En  que  bagáis  que  se  le  vuelva; 
Porque  si  no,  puede  ser... 

LUQUETE. 

Que  nos  volvamos  i  casa ; 
Que  es  mi  se8ol'  muy  cortés. 

FELICIANO. 

¿Toqnera  aqui  vizcaína? 
Ño  os  han  informado  bien. 

DON  JDAN. 

Yo  mismo  la  he  visto  entrar ; 
Mirad  si  me  engañaré. 

FELICIANO. 

Aqui,  Señor,  hay  dos  puertas» 
Y  si  acaso  entró,  creed 
Que  se  salió  por  la  otra ; 
Que  aquesta  casa  no  es 
Casa  donde  se  pudiera 
Semejante  engaño  hacer. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAri. 


No,  Señor. 


LUQUETE. 
FELICIANO. 


Porque  aqui  vive. 
Habrá  dos  años  ó  tres, 
Doña  Antonia  de  la  Cerda , 
Mujer  muy  noble  y  mujer 
Que  es  de  don  Pedro  de  Vargas, 
i:aballero  de  Jerez. 

LUQUETE. 

Aqui  no  hay  qué  replicar. 

DON  JUAN. 

Cuanto  me  decis  creeré ; 
Mas  la  loquera  está  dentro, 
Y  yo  la  tengo  de  ver. 

FELICUNO. 

Advertid  que  si  don  Pedro 
Viniese... 

LUQUETE. 

¿Que  en  esto  des? 

FELICIANO. 

Mas  ya  sale  mi  señora. 

Sale  DOíSA  ELENA,  de  dama  y  con  VU' 
tido  diferente, 

D05ÍA  ELENA. 

¿Quién  da  voces?  ¿Qué  queréis? 
Qué  descompostura  es  esta? 
{Reparan  los  dos  en  ella.) 

DON  JUAN. 

Yo  buscaba  una  mujer...— 
Mas  ya,  Luquete,  ¿  qué  es  esto? 

LUQUETE. 

¿Qué  ha  de  ser,  sino  querer 
Volvernos  i  entrambos  locos , 
Sin  por  qué  ni  para  qué? 

Do5íA  ELENA.  {Ap.  d  Feliciano.) 

Tenme  aparejado  el  manto; 
Porque  ten((o  de  ir  tras  él. 
Por  si  Beatriz  se  descuida. 

DON  JUAN. 

En  fin ,  ¿que  es  vuesamerced 
Mi  señora  doña  Antonia 
De  la  Cerda? 

D05ÍA  ELENA. 

¿Noto  veis? 

DON  JUAN. 

¿Y  con  don  Pedro  de  Vargas 
Casada  también? 

DOiSJA  ELENA. 

También. 


DON  JUAH. 

¿También?  ¿  Y  eso  b&  mucho? 

D09a  ELENA. 

Habrá 
Como  nueve  años  ó  diez. 

DON  JUAlf.  (Ap.) 

¿  Diez  años?  ¡  Que  esto  se  diga ! 

D05ÍA  ELENA. 

SI,  porque  yo  me  casé 
(¡Válgame  Dios! ), ¿qué año  era? 
I  Ah  si !  ( Dios  me  acuerde  en  bien) 
El  año  de  diez  y  nueve ; 
Mas  decidme,  ¿para  qué 
Es  tan  larga  InTormacion? 

DONJUÁN. 

¿Para  qué?  Pan  perder 
El  juido. 

LUQUETE. 

Y  cuarenta  Juicios, 
Si  los  pudiera  tener ; 
¿Aqueste  es  encanto  ó  escomo?... 

DON  JUAN. 

Alto,  ello  debe  de  ser 
Asi,  pues  lo  dicen  todos; 
Perdonad  si  os  enojé. 
Que  yo  he  venido  engañado. 

D05ÍA  ELENA. 

Mas  valiera  ser  cortés 
Y  usar  de  mejor  estilo; 
Porque,  si  amor  me  tenéis. 
Como  he  pensado,  si  acaso 
Sois  vos ,  no  lo  dudo ,  quien 
Ronda  de  noche  esta  calle. 
Conquistando  mi  desden... 

DON  JUAN. 

¿Yo,  Señora? 

LUQUETE. 

Esto  es  mejor. 

DOÜA  ELENA. 

Aunque  es  hacerme  merced. 
No  es  cordura  aventuraros. 
Habiendo  pluma  y  papel , 
A  quererme  hablar  por  fnenay 
Donde  se  puede  temer 
El  peligro  de  un  marido ; 
Discreto  sois,  ya  entendéis ; 
Mas  voyme,  que  estoy  turbada, 

Y  puede  ser,  puede  ser 
Que  venga  don  Pedro ;  adiós. 

DON  JUAN. 

Y  á  vos  larga  vida  os  dé. 

DO^A  ELENA.  (Ap.) 

Mamáronla  los  señores ; 
Lindamente  lo  tracé.  ( Vase.) 

LUQUETE. 

¡  Jesús  ochenta  mil  veces! 

DON  JUAN. 

Tal  estoy,  que  apenas  sé 
Lo  que  me  está  sucediendo. 
Aunque  lo  acabo  de  ver. 

LUQUETE. 

Alguna  vieja  anda  aqui , 
De  estas  que  al  anochecer 
Vuelan  por  las  chimeneas. 

DON  JUAN. 

No  sé, Luquete,  no  sé; 
Pero  lo  que  yo  he  sacado 
De  aquesas  enigmas  es, 

8 ue  filena  está  en  un  convento, 
ue  las  cartas  vana  él. 
Que  ella  me  responde  á  todas, 

8ue  es  suya  aquesta  que  ves; 
ue  la  toquen  de  hoy 
Es  doña  Elena  también , 

Y  lo  mismo  doña  Antonia. 


De  esa  suerte  ya  ioiiRS. 

MUiiiua. 
Tres  son,  y  seria  mirtsüii, 

uDoein. 
Pues  ¿  qaé  remedio  ha  deUkr? 

B09IJIIAIL 

Pues  perdiflBOi  b  UNpcn, 

Y  lo  misaio  viene  i  ser. 
Pretenderé  á  doia  AbIsbíi, 
Pues  que  de  sm  boca  sé 
Que  hay  an  galao  qae  h sin. 
Yá  mimetfeneporél; 

Y  con  esto,  por  lo  aeDos. 
Mis  penas  enlreieoM 
Hasu  salir  deile 


LDQmTB* 

Dios  nos  ahmibre  eoa  bisa. 

(fiSM.) 


JORNADA  TKRCERL 

Sate»  DOSA  BLKNA  t  BBATU 
damas:  MAGDALENA  T  FEUGU 

DOiUlLIIIA. 

En  fin ,  ¿eon  él  hasesladoT 

HACBALIRi. 

Yun  loco  está  por  ti  «^ 
Que  porque  jo  ne  oned 
Solo  á  darte  eateieeado. 
Después  de  nfl  bcadiclOBei 
Ybesaonanoaaluso 
( i  Brava  fineta !),  me  puo 
En  la  mano  seto  doUoMS, 
Que  en  aqueste  Hempo  es  asi 
De  las  seiCalea  del  judo. 


No  es  muy  diaMo  eLlal  eido; 
Mas  tieoe  boeea  fartna. 


En  fin,  hablar Monell 
En  su  voluntad  eoeUia: 
Porque,  si  verdad  te  digs. 
Aunque  dello  me  rat. 
Fueron  sosextreasostmlss, 
Que  me  lastimó  doo  Jan. 

DOJUlUlU. 

Luego  los  hombres  dirán 
Que  son  todos  moa  naiss. 

■BATWa. 

¿Qué  es  sanlosT  Heniles  sea : 
Del  mejor  dellos  renlefoi 
•oIUbjuuu 
¿Que  estaba  don  laaa  laa  (fti 


JDigoque 


Pues  i  qué  m^ier  ba  de  hskr 
Tan  loca  y  desaUaada, 
Que  les  de  crédito  ea  aadii 
Viendo  lo  qve  Reto  ft  lerT 
Don  Juan  es  eserdey  füMf 
Cortés,  salíanlo,  eeteediás, 
Puntual  y  bien  oacidet 

Y  con  todo  eso « dea  Jan 
A  un  mismo  tiempo  eaoBon 
A  cuatro,  ala  lo  oacaMsils; 
A  mi  eomo  á  mi^  esioescNA 

Y  luego  á  Lolaa  y  á  Fton, 
YádofiaAmoatatamUsa: 
A  Luisa ,  porqm  le  afta .  . 
Que  hables  de  se  parts  á  U«< 


nñe  iqnel  lüa 


ei,  roDdi «  nin, 
egaj  tupín; 
ne  el  qne  se  niada 
rfnu  Balan, 
llene,  «a  ni; 
wjnr  t»*»\. 
iúnK>*ertDf 
'  Buna. 


■unii. 
ibImmBohi 
jar  principil, 
m  i  so  coiU; 

boíUklbm. 
.qaébedebieer? 
Bunu. 

EiUr, 
do  de  poati , 
odiet  j  diit, 
cir  el  Donbre, 
ides  de  un  hombre, 
jAetrálat;' 

pie  i  mi  rae  dan 
[He  i  U  don  Jun, 
!,  es  porqneiEleni 
tnionU  ie ; 
.aqnete  *  mi 
Tengo  }o  tlli 
>B ,  mano  6  pié , 

lo  qoe  ptnió 
laa  Beat  rices  T 
inellas  naricea  T 
Irompeta  ;oT 
da ,  f  JO  crael , 

JO  lucinia, 
i  jünu, 

'  eite  deealmado 
00  Juana  aborat 

DOiUELtIU. 

ne  JO  t  FloraT 
>T«r)giudo. 

MÜA  UEIU. 

le  de  averignar, 
as  pnede  ser. 

■UTBIZ. 

tat  de  hacer  ? 
BofUti-uu. 

jQnéhedebacert 
)M  estorbar 
nUre  en  mi  dallo, 
lene  en  lan  poco, 
CD  traerle  loco 
nre  el  engalloi 
le  estar  con  Flora, 
tt,  *ÍTe  Dios, 
lablen  loado*; 
c  h|n  dlcbo  abora 
lora  TBoIdad 
t  aadle  bien , 
!  que  do  baj  qaiea 
imoierTerdad: 


U  TOQQBUTBUIIUL 
TanAdlbedepIMld*, 
Que  la  ebUgtu idavneWle, 
CnaBdo  le  Mtiete  itior. 
Tú  bu  de  llefarie  so  w«l 
De  oirt  Mra,  ea  qie  M  ifln 
Lilsa  qne  te  «tolere  l«l*e, 

Y  qn»  boj  ae  *ert  ew  él ; 
Hoj  llep  el  correo  Alhdrid, 

V  respoodleiHlo  ft  sm  cuta. 
Le  rogaré  qu  aa  parla 
Alpnnioi  ValltdeUd, 
Porque  InpoiU;  U,  denOM 
" '- loliHiU. 

«rtr- 

. TOü 

De  4oBa  AMonia  n  n 


Y  que  I  Mi  lene  hi  aoúlad» 
Irme  al  Prado  á  «MmUmc 
UnosdlM,  jpodri, 

SI q^Uere, tci«m  aU, 

Se  es  eBpMaite  á<|Mnr. 
o  esio  tro*  cons  bago : 
Examino  aa  verdad, 
Conoieo  SB  *oJ  notad, 

V  también  me  tatWk|B  ' 
De  la  mofalna  ;  la  pan 

8ne  me  da  aq^eate  niwlfln. 
teodléodome  eoaaln> 
Pues  Ttendo  qoe  loj  do  Bleoa, 
Ya  vizcaína ,  ja  dnü , 
Un  original  Un  *ho, 
Admirado  j  peniailTO, 
Slu  conocer  i  quién  tBi, 
Todo  se  le  ti 


a  a  la  boca,  ja  i  ba  aaDoa ; 
(jonlooial  TCBSoifeaKanM 
Délcooti,  teuleodoeaei 
El  agravio  y  d  caiilgo, 
Pnea  él  me  ohodo  cooBdgo, 
y  JO  me  rengo  con  él. 

Vlf  e  Dios,  <[ae  en  enredir 
Ciiedra  poedet  lev 
A  un  mobatrero. 

kXUiuu. 
Unmqfer, 
Beatrli,  eo  llegando  i  amar, 
Tiene  ingenio  peregrino. 

auTUL 
Bien  en  el  lo  jo  ae  tc> 


El  mejor  camino 
Para  saber  de  na 
Tos  agravio*  ba  de  Mr... 
BollAiuau. 
Pues  no  me  ha  de  anocheea 
Sin  saberlo ;  vén ,  BeaMi, 
V  til,  para  qne  te  dé 
El  papel  de  la  tal  Lidn. 

rBucurnt.  (Af.) 
Aquesto  es  perderte  aprisa. 


Yo  sé  qne  por  él  tendré 
Boeaos  guantes  j  bnen  porte. 

rxucuM. 
Y  ann  una  mitra  tendría. 

En  bravas  cautelas  das. 
nohiLUa. 
Esto  se  aprende  en  bieorle. 


StlM  DM  JUAU  r  LDQDBTI. 


No*  dejen  AttonͻLaln, 
N«i  eoB  y  no  HM  Ubm: 
iTbadoír-'--— ' — '" 


PnosinoT 

Tolou^oárln, 
Pofqie  doMoa  d*  atMear 
Loa  sali  doMOHi,  mm  ctalo. 


Pera  aq«l  flMs  UiHdo. 
SateLttUOa 


FotaM  Me  Mdterdo 
riIn.voiadMdo  . 


HnaBosoagnanlnOta; 
Pera  mi  amor  oi  HMands    ' 
Qne  están  las  eosnt  M  nodo. 
Que  Bunqne  JO  d  prlBMo  Iken 
Qm  viniera,  aerpiadlan 
une  OB  agvardaru  }•*  indo ; 
Porque,  aunqie  aor  «•  loe  doB 
Dotan  nai  Mrtn  nena  inrt , 
&eforpodeWTCarinna7^ 
Qne  JO  pondo  ennr-alB  VH. 


seria, 
afldon ); 
;  hombres  dicen 
los  quien  son, 
ijeres, 
cesó; 

ubres  de  bien 
u  honor; 
corlesia, 
s  dolor ; 
en  entonces, 
3  tengan  amor, 
jrrecer 
ación, 
i  av  ingrato ! 
liró 

|ue,  saliendo 
;polon, 
leno  campo 
confusión 
in  debía 
splandor, 
;al)a  en  el  cielo, 
ama  al  sol. 
,  mató  un  hombre, 
prisión, 
3lid, 
n  salió 
lanual, 

alquicr  rincón) 
a  dama 
os  mención. 
)  á  Madrid 
),  por  Dios, 
k  mucho  al  caso), 
encontró, 
jr  preciada, 
uien  es  valor; 
as  lenguas 
se  rindió, 
e  ver, 

ró  el  calor ; 
en  nosotras 
reloj , 

que  anduvo, 
aella  dio, 
uando  anda , 
10  veloz, 
za  la  vista, 
iza  el  dolor, 
ler  conquistado 
•resunción, 
s  un  risco 
e  Faetón, 
casada 
ersacion ; 
ester, 
1  humor, 
liso  bien , 
i  la  habló, 
lue  una  tarde 
la  vio 
izcaiuas , 
moró, 
)  por  ella ; 
ste  amador 
I  mujeres, 
perdonó, 
almente, 
¡cador, 
mbien 
iermon, 
;ho  galán, 
lista  soy, 
i  Lunay  Leiva; 
3  siguió, 
le  Peralta, 
^eonor, 
a  de  Lisardo, 
go  y  el  mayor, 
tal  secreto, 
iba  visto  el  sol. 


hk  TOfiUgRA  VIZGAIMáh 

La  que  amó  después  de  mi 
( Y  por  quien  también  mató 
A  don  Diego'de  HenéMS» 
Que  era  su  cotopetidor). 
Doña  Elena  de  Alvando; 
La  casada  que  eneonlró. 
Doña  Antonia  de  la  Cerda, 
Mujer  de  un  procurador; 
La  toquera  vkcaina 
Que  VIO,  que  siguió  j  habló. 
Es  Lnisilla,  una  nKMEuela 
De  chinela  con  listoo. 
Que  vende...  no  sé  qué  Tende; 
Ella  lo  sabrá  mejor. 
La  desdeñosa,  la  esquifa 

Y  la  brillante  sois  tos. 

De  quien  él  mismo  se  aUbt 
Que  go^  la  estimación. 
Este  es  don  Juan;  fed  abon. 
Siendo,  SeOora*  quien  sois. 
Si  queréis  aventuraros 
A  entrar  en  un  coraion 
Donde  es  forzoso  que  estéis. 
No  desenfadada,  no. 
Sino  todo  lo  posible 
De  encogida,  porque  son 
Cinco  las  que  estaños  dentro» 

Y  apenas  cabemos  dos.       ' 

{UpánUmu.) 

FUNU. 

i  Jesús  mil  veces ,  Jesús! . 

BBATMI. 

¿Qué  tal  es  la  información? 

FLORA. 

(Ap.  i  Don  Juan  es  de  esta  manera? 
Corrida  de  amarle  estoy.) 
Fiad  en  hombres;  ] Jesús! 

DOÜA  ELBNA. 

El  mejor  es  el  peor. 

DON  lUAIf. 

Dejadme,  por  Dios,  Lturdo. 

LISABDO. 

Si  se  ve  que  es  invención, 
¿  Para  qué  queréis  salir? 

DON  JUAN. 

Para  saberlo  m^or, 

Y  averiguar  qué  mójer 
Es  esta  doña  Leonor, 

Que  aun  sabe  lo  que  no  he  hecho. 

D05ÍA  BU»A. 

Señora,  perdida  soYf 
Porque  don  Juan  viene  allf; 

Y  si  acaso  me  escuchó. 
Hará  cualquier  demasía 
Conmigo ;  que  es  un  Nerón 
Si  se  enoja. 

FLOSA. 

Estad  segura. 
{Llegan  dan  Juan  y  Litorio.) 

¿Aqui  estábadeslosdos? 

DON  JOAN. 

Si,  Señora,  porque  quiero... 

FtOBA. 

Quedo,  don  Juan,  eso  no. 
Esta  dama  está  en  sagrado. 
Pues  que  dejni  se  anmaró. 
Fuera  de  decir  ?erdades. 

DONJUÁN. 

¿  Qaé  verdades?  Vite  Dios, 
Que  es  engaño  cuanto  ha  dicho. 

D05ÍA  ELENA.  {Ap,) 

Ya  la  dasatisfacion; 
Entablado  estaba  el  Juego. 

ploua. 

Don  Juan,  aquí  se  acabó 
Vuestro  crédito  conmigo 


mr 


Y  buena  ropoiieioB; 
No  enir^  mis  « 


Si ;  pero  ¿por  qué  ocasKw?* 

noiA. 
Porque  udostiibeis  ñHH 
De  que  Plon  oeHeM  iímt; 
Pues,  dado  caso  eme  flMn 
Eso  verdad ,  émh  besy. 
Por  mestro  amor  Ineoastaule» 
Por  vuestra  falsa  Intención 

Y  mecánico  deseo. 

Si  no  por  mi  pundonor,    ' 
Os  aborreciera  el  alma. 

Do«A  lUMiA,  Mp.) 
Eso  es  lo  que  quiero  JO. 

■imii.  {A^,) 
Con  mosca  está^bseiM 

wñkknMní.{á^.) 
El  cuento  la  ranatA. 

LñAllM. 

Don  Juan,  al  el  ébofraceros. 
Conforme  i  la  condidon 
De  Flora,  solo  oonaiat* 
En  que  tengáis  opinión 
De  falso,  y  aquesui  dama 
No  es  cosa  que  08  Imnortó» 
Confesad  que  es  verdad  todo* 

Y  podré,ser  que  mi  amor 
Alguna  esperamaieuga. 

DOR  muí. 
Alto;  si  lo  querols fot. 
Desde  ahora  soj  tagnio, 
Tádl  9  mudable  ^  tnMor. 

'  USANDO. 

Haréísme  mocbajntitoad. 


¿Qué  merced  ni  qué  ftnror? 
Si  aquesto  ftiera  oeianta 
De  Elena,  á  qitfea  ideié 
£1  alma  aun  estando  ausente» 
Fuera  acción  de  esrimadon ; 
Mas  aqui  no  os  sl^  «i  nada. 

ruMU. 

En  fin ,  ¿qoó  dneii  loa  dpa? 


Ene  cuan|o  esta  dama  Im  dicho 
s  asi  como  pasó. 


Luego  ¿es  verdad  qne^estos  días 
Habéis  requebrado  I  dos? 
¿La  casada  y  la  loqoan? 

•sai  fouu. . . 
Si,  Señora. 

rUUA. 

Firma  aula. 

DOlUSLaiA. 

No  soy  yo  mi^er  de  ^pfM 
Ni  enredos,  aquesto  m. 


íY  Siena? 


Siena  ea  dal  alma» 


Y  esta  dama  que  tna  voa 
Se  vino,  y  con  foa  aslA 
Como  en  una  religioii, 
¿fia  del  alma  6  es  del  doatpó? 

1^  JÓÁN. 

Eso  es  mentira,  por  DIóf ; 
Asi,  digo  que  eaméaillra 
Cnanto  al  BMunm  Loaoor 
La  dama  que  eat&  oi^iariKO , 
Mas  cuanto  aLvfvIr  m  dea 
Juntos,  es  mucüf  VHfdad... 


S28 

D05ÍA  BLERA.  (Ap.) 

Ya  es  mi  desdicha  mayor ; 
¡Válgame  Dios!  ¿Cómo  es  esto? 

•    FLOKA.  (i4p.) 

Volved  en  tos,  corazón , 

Don  Juan  también  es  mudable ; 

Salga,  pues,  por  donde  entró. 

DO  9a  ELE:<fA. 

Ya  estoy  al  cabo  de  todo ; 
Beatriz,  en  lo  cierto  doy. 
Porque  el  estar  este  ingralo, 
Desae  que  á  Madrid  llegó. 
Tan  encerrado  y  secreto. 
No  hay  duda,  no,  procedió 
De  tener  su  dama  en  casa. 

BEATRIZ. 

No  lo  creas. 

D05ÍA  ELENA. 

¿Cómo  no. 
Cuando  lo  confiesa  él  mismo. 
Que  es  la  mas  fuerte  razón? 
Mas  yo  lo  tengo  de  ver.— 
Señora ,  quedaos  con  Dios, 
Y  no  le  dejéis  salir 
Tan  presto,  y  si  os  enojó 
Mi  dilación,  perdonad. 

FLORA. 

Antes  la  vida  me  dio. 

DO^A  ELENA.  , 

El  cielo  os  haga  dichosa. 
{Ap.  Celos  y  dicha  ¡qué  error! 
Ingrato  don  Juan,  si  acaso, 
Cumo  amante  engañador. 
Con  obras  ó  con  palabras, 
Que  pasan  de  la  intención. 
Me  ofendes,  viven  los  cielos. 
Que ,  sin  mirar  á  quien  soy. 
He  de  hacerte  mil  pedazos.) 

BEATRIZ. 

Atiende. 

DOSÍA  ELENA. 

No  hay  atención. 

BEATRIZ. 

Advierte. 

DO^A  ELENA. 

No  hay  que  advertir. 

BEATRIZ. 

Oye. 

BOSa  ELENA. 

Ciega  y  sorda  estoy. 

BEATRIZ. 

Mira. 

D05Ia  ELENA. 

No  me  digas  nada. 

BEATRIZ. 

Escucha. 

D05ÍA  ELENA. 

Deten  la  voz. 

-     BEATRIZ. 

Repara. 

D0Í9AELE.NA. 

Cierra  los  labios. 
¡  Otra  con  él !  Muerta  estoy. 
{Vanse  doña  Elena  y  Bealri 

LISARDO. 

Ya  se  va. 

DON  JOAN. 

Pues  voy  tras  ella. 

FLORA. 

¿  Dónde  con  tanto  rigor? 

DON   JUAN. 

Pues  es  mi  dama,  á  seguirla. 

PLORA. 

Tenéis,  por  cierto,  razón; 
Mas  es  ahora  temprano. 


EL  DOCTOR  JOAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


-.) 


LISARDO. 

¿No  ves  que  no  es  discreción 
Quitarle  el  gusto? 

FLORA. 

¿Estás  loco? 
¡Qué  lindo  procurador! 
Pues  ^por  qué  hade  tener  gusto 
Con  ninguna  un  embaidor. 
Que  dice  que  á  doña  Elena, 
Como  él  mismo  me  contó... 
{Ap.  Elena,  de  ti  me  valgo 
Para  encubrir  mi  pasión.) 


Es  verdad. 


DON  JUAN. 


FLORA. 

Pues  si  es  verdad, 

Y  ahora  en  mi  casa  estoy. 
Entraos  los  dos  allá  dentro. 
{Ap.  Un  áspid,  UD  escorpión 
Llevo  en  el  alma.) 

LISARDO. 

Ya  entramos. 
(Ap.  Esto  es  seguir  el  humor. ) 

DON  JOAN. 

Lleno  voy  de  confusiones. 

FLORA. 

Rabiando  de  celos  voy. 
{Yante.) 

Salen  LUQUETE  t  OCTAVIO,  con 
cartas, 

LUQUETE. 

¿Ha  venido  mi  amo? 

OCTAVIO. 

No  ha  venido. 

LUQUETE. 

Estragado,  molido  y  remolido 
Vengo  de  la  estafeta. 

OCTAVIO. 

¿Mucha  gente? 
LUQUETE.  [cuente; 

Es  hablar  de  la  mar ;  no  hay  quien  lo 
Por(|uc,  según  la  trulla  y  brava  entrada. 
Mañana  se  podrá  poner  con  grada. 
A  besugos  nelanao,  á  pan  lloviendo, 

[diendo, 

Y  á  nieve  cuando  el  mundo  se  está  ar- 
No  hubiera  tanta  prisa,  llanto  y  risa. 

OCTAVIO. 

En  aqueste  lugar  á  todo  hay  prisa. 

LUQUETE. 

Menos  á  cuatro  cosas,  bien  has  dicho. 

OCTAVIO. 

¿Y cuáles  son? 

-  LUQUETE. 

Conforme  mi  capricho, 
A  las  mujeres  en  llegando  á  viejas, 
A  fuelles,  á  bragueros  y  á  lentejas. 

OCTAVIO. 

A  las  lentejas  y  á  las  viejas  vaya. 
Porque  en  verlas  el  alma  se  desmaya ; 
Masa  los  fuelles... 


LUQUETE. 

A  los  fuelles  menos. 
Porque  en  cualquiera  casa  por  lómenos 
Hay  dos  fuelles  eternos  y  continuos.       ¿  Seik>r? 

OCTAVIO. 

¿Y  cuáles  son? 

LUQUETE. 

Octavio,  los  vecinos, 
Que,  siendo  aventadores  de  una  casa. 
Soplan  cuanto  les  pasa  y  no  les  pasa , 
Ycomodeesto  hay  unta  muchedumbre,  ».«-. 

Nadie  busca  mas  fuelles  á  su  lumbre.  I  ¿Porqué»  doQJau? 


oeTAi». 

Y  á  bragiierai¿por  gnéMk 
Siendo,  eoBO  es,  «Bfemeda 

Porque  6D  efecto  es  Ma,Tu 
Dar  á  eniendcr  hs  Mjai,ia< 

OCTAVW. 

Paes  di,  ¿qné  haee  qnieicoii 

LOOOITE. 

fil  misnio  se  los  eortay  se  li 

Y  si  acaso  loieoapra  delai 
Porqae  nadie  lo  fea  r¡  lo  a 

Y  después  lo  monoDK  á  tm 
Llega  embozado,  áoiainsj 


Solfa  DON  ÍCANtUSÍ 

■01  JUAN. 

¿Que  Flora  no  qairieseqae 
Para  que  vo  tiqoiefa  io  ctfi 
Desvanecido  ahora«  iMgini 
En  qué  ocasión,  adMe,eta 

Me  ha  tIsIo  esta  mojer,  qai 
Qne  refiere  snpneslas  y  tt^ 
Dice  machas  verdades,  qiea 
Porone  pueden  tocar  hoons 
A  mis  proprios  deseos  be  £a 

LISARM. 

Con  alguna  m^jer  habrás  ka 

SI  he  hablado,  si;  mas  BocM 
Si  no  es  qne  del  demoaio  se 
Saber  por  tan  eitenso  mis  d 
Obras,  palabras,  vida,  y  ph 
Lo  qne  yo  be  soapechM»  u 
Si  la  vista,  Lisardo,  do  aei 
Es  que  Elena  me  baUa  diií 
Con  nombre  6  aparieacia  é 
Qne  es  la  dama  qneosdiiEO  c 
Porque,  si  con  tos  ojos  ae 
En  voz  y  en  cara,  raes  la  ese 
Dofia  Antonia  ea  Elena,  i  j« 

Y  si  es  ella,  ella  ftaé  la  de  e 
En  estar  tan  tapada  y  tan  a 

Y  en  saber  mis  lortuas  v  ■ 
Ausencia,  travesaras  y  dei^ 

Y  si  acaso  no  ftié,  fhé  u  loq 
Que  también  es. sa  estampa 

Y  si  esta  no,  porqae  esta  vea 
Aaiiqae  en  la  corte  la  aveo 
En  lo  hermoso,  lo  crespo  y  I 
Juro  á  Diosqoe  no  $éqmét 

LISARDO. 

Si  á  esas  mujeres  se  pareo 
Gomo  vos  afirmáis.^ 

DOX  JSAI. 

EIII04 

uiuso. 
Una  de  ellas  aeri. 

aORjOAS. 

Yeslabi 
Porqae  otra  cosa  no  herai 
Una  de  las  dos  es  mi  Elcn 


SmU  LUQUETE. 

LOQQITI. 
M»  IVASL 

4  Hay  cartas? 

a. 

D0>  JUS. 


DON  JUAN. 

Porque  si  ahora  escribe, 
I  o  donde  está  recibe  [to, 
poDdiéndome  al  momen- 
iraqni  y  en  el  convenio. 

USAR  DO.  [puesta, 

onde  á  todas,  no  hay  res- 

LUQUETE. 

)y  mi  señor,  es  esta. 

DON  JUA!f. 

amiento  salió  vano. 

LISARDO.  [no. 

8  escribe  vuestro  herma- 
X  JUAN.  (Lee,) 
jades  me  deberéis  este 
rimera,  oue  el  padre  de 
persuadiao  de  la  verdad 
liere  reducir  la  venganza 
MI ;  y  la  segunda «  que  el 
Elena ,  aunque  no  la  ha- 
a,  trata  de  casarla  con  un 
que  ha  venido  de  Panamá, 
liga  la  hacienda  de  su  ca- 
oaje.  Mirad  ahora  lo  que 
;  que  á  todo  me  hallaréis 
no  vuestro.  —  Don  Anto- 

,9 

LUQUETE. 

irás? 

DON  JUAM. 

:Qué  loco  estaba 
Ȗa  Elena  tal  pensaba! 

LISARDO. 

za  para  estar  Elena 
isus!  y  en  tierra  ajena, 
á  casando  allá  su  tio. 

LUQUETE. 

Qué  error!  Qué  desvarío! 
discreto  y  muy  machucho, 
le  Elena  se  parezca  mucho 
caronas  que  hemos  visto, 
reerlo,  vive  Cristo; 
ido  tal  desenvoltura 
su  recato  y  su  clausura. 
Dios,  muy  mal  pensado, 
ta. 

DON   JUAN. 

Yo  me  habré  engañado. 

LUQUETE. 

i,  muy  falso  tal  intento. 

DON    JUAN. 

a;  escucharéis  atento. 

i  desdichas  han  llegado  á 
%  después  de  tratarme  mi 

no  lo  fuera,  quiere  ca- 
in  hombre  que  no  conoz- 
n  inmenso  para  quien  tan 
;ue  pienso  me  han  de  cos- 
as persuasiones.  Y  asi,  os 
,  vista  esta,  os  partáis  al 
}do  secreto,  para  que  tra- 
esposarnos  antes  que  la 
lo  que  después  no  pueda 

Dios  os  guarde  y  traiga 
ni8  ojos  lo  mas  presto  que 
De  este  convento  de  las 
Valladolid ,  etc.— Vw^írúí 

emató, 

lue  hablar  palabra, 

1  remedio, 

a  mañana 

a  dos  postas , 

e  amanezca  el  alba 

ie  ba  de  verme 

Guadarrama. 

B  L.-n. 


LA  TOQUEBA  VIZCAÍNA. 

¿Ed  efecto  eitáis  resaeltof 

Mlf  JOAN. 

¿Eso  decís  á  quien  ama? 
La  vida  me  va  en  partirme. 
¡  A  y  Dios,  que  se  arrtnca  el  ilma ! 
i  Quién  puuiera  volar,  deloe ! 

USAHDO. 

Pues  ¿Octavio? 

SéU  OCTAVIO. 

OCTAVIO. 

¿Qué  me  mandta? 

usARDO.  {Ap.  con  Oetñvio.) 

Encárgate  de  estas  postas, 
Porque  á  su  tierra  se  vaya, 

Y  se  lleve  de  cipiino 

Los  celos  con  que  me  mata. 

OCTAVIO. 

Voy  á  obedecerte;  adlot. 
(Vame.) 

Salen  ISABEL  T  LUQUETE. 

ISABBL. 

No  he  visto  mayor  enredo; 
Mas  tú,  Luquete,  sabrás 
Estas  cosas  muy  de  hecho ; 
Cuéntamelas  por  tu  vida. 

LOOUETB. 

iQué  no  alcanzara  lo  bello 
De  tu  rostro,  de  tu  talle. 
De  tu  garbo  y  ta  meneo? 
Mucho  me  pides  qne  baga , 
Mas ,  si  es  forzoso  el  hacerlo. 
Escúchame  atentamente. 

ISAtBL. 

Ya  los  oídos  prevengo ; 
Mira  que  te  quiero  mucho. 
No  me  pagues  con  desprecios. 

LUQUETE. 

¿Yo desprecios?  No,  mi  reina; 
Que  estos  estilos  son  buenos, 
No  para  hombres  como  yo. 
Que  soy  yo  mas,  no  soy  menos. 
{Ap.  Por  vida  de  mi  mujer. 
De  mis  hijas  ytnis  nietos. 
Que  no  sé  lo  que  nie  diga; 
Mas,  metido  en  este  empeño, 
No  tengo  de  hablar  verdad; 
Va  de  embuste,  va  de  enredo.) 
Hoy  las  calles  de  la  corte 
Son  cielos,  pero  estrellados 
De  damas ;  que  las  tapadas 
Son  cielos  de  noche,  es  llano; 
Que  una  tapada  de  ojo 
No  es  cielo  de  dia,  en  cuanto 
Se  ve  solamente  un  sol 
Puesto  en  la  gloria  de  un  manto; 

Y  muchas  de  estas  lapadas 
Sin  duda  van  ayunando, 
Pues  me  piden  colación 

Si  á  enamorarlas  me  paro. 
¡Qué  vistosas  colgadoras 
Por  las  calles !  Qué  brocados! 
Qué  do  Gestas !  Qué  de  galas ! 
Qué  de  triunfos !  Qué  de  arcos ! 
Qué  de  caballos  de  rúa !    * 
Qué  de  jaeces  bordados ! 
La  gente  anda  á  borbollones , 
Los  coches  andan  rodando, 
Un  agosto  es  cada  dama. 
Cada  galán  es  un  mayo. 
Porque  ellas  hacen  su  agosto, 

Y  ellos  con  flores  sa  gasto. 
Dueñas  no  faltan  tamnien. 
Que ,  tocadas  de  lo  vano 
De  tanto  placer,  parecen 


V» 


Contemos  amoimidos. 
Las  meninu  han  ctecidOt 
Mondongas  andan  ñor  süo, 
Perpéfnas  teeohidtoita 
De  guardillas  j  tttndof. 
Y  esto  es,  que,  por  ser  dlftiías, 
No  son  de  lejM  alMjo. 


¡lesns,  coAato  dlsiMorüe! 
I  Yo  te  preganlo  eso  acaso? 
Lo  que  yo  pregimto  es 
Si  sabes  en  esto  algo 
De  la  toqoera,  Leonor, 
De  dofia  Anumia,  y  si  acaso 
También  de  onalal  Lakn; 
Qae  mi  ama ,  rafeaiamio 
Por  saber  aqnestu  eosas. 
Anda  con  fisoa  dé  traafo. 

Looom. 
tan  prcfantéodoae  eaO| 
Joro  &  Dios,  dcseompadraoMM. 
Mas  ya  llegan  á  ésl^  sKio. 


Vete  noramala,  galgo.  . 

Súien  DOSa  EIBNA»  ée  Isfirmí, 
MAGDALENA  v  EBATBIZ. 

aOllA  ILBRA. 

Ya  el  papel  no  es  da  Imporlaocia ; 
Qne  hay  moefau  cosas  de  noevo. 

■Aonauíu. 
¿Cómo? 

BOHfBUlU. 

Como  tieiie  en  casa 
Una  dama. 

■AOOALBIA. 

¿Q«6flM  dices? 

OOiABUniA. 

Esto  es  cierto. 

IHiosagearda, 
Porque  llegoa  yo  prlmayo. 

Sñlen  USARDO»  DON  JUAN 
T  LUQUETE. 

usáaao. 
Saliendo  de  aqal  mafiana. 
Estáis  allá  esotro  dia. 

luqoetb. 
Con  dos  docenas  do  Qagu, 
Molidos  brazos  y  plomas, 

Y  las  tripu  eqja^daa. 

¿Sefior  don  Juan?  ^ 

DOM  JOAir. 
¿Magdalena? 

Vengo  á  campllr  mi  palafeta. 

OOR  IVAll. 

Y  dime,  ¿cómo  está  Lvisa? 

HAOMLBIIA. 

Mny  buena. 

aolUiLDU. 
Y  movsa  criada, 
Todos  estamos  an. 

ami  iuax. 
¿Tanto  flifor?  iMonod  taita? 

■OfáBUDU. 

Yo  no  vengo  aqni  por  f  os. 


Tendrélo  4  mneluí  dosfrada. 


SI 


OCTA?IO. 

SDtrado  por  la  puerta. 

LISARDO. 

izoD  se  acobarda. 

DO^A  ELENA.  • 

jer? 

DON   JUAN. 

Es  majer 
.isardo  regala. 

DOÑA  ELE?(A. 

|ue  eres  un  santo. 

DON  JUAN. 

▼eras  si  callas. 

en  FLORA  t  JUANA. 

FLORA. 

a  vizcaína. 

ido  verdad ,  Juana ; 

Iveré  por  iní. 

LISARDO. 

^dad  tan  extraña ! 
aqui? 

FLORA. 

Sí,  Lisardo; 
todos  la  causa, 
leria  de  querer 
le  sido  y  tan  vana, 
íe  quise  jamás, 
de  que  tratan 
dos  los  hombres, 
que  me  engañaba ; 
luán  á  la  corte, 
es  y  palabras 
tanta  firmeza 
ama  que  amaba, 
icliné,  no  á  su  talle, 
mucha  constancia, 
lo  demás,  cualquiera 
que  le  aventaja, 
abiendo  que  tiene 
que  cuatro  damas, 
»n  juntamente 
desecha  nada, 
•recido  de  suerte, 
su  nombre  me  cansa. 


LA  TOQUERA  VIZCAÍNA. 

Y  así,  pues  solo  Liurdo 
Es  en  Madrid  quien  alcanza 
El  nombre  de  firme  amante 
(Que  es  lo  que  yo  deseaba), 
Digo  que  á  Lisardo  adoro. 

LISARDO. 

Cuanto  me  debes  me  pagas. 

LOQUBTE. 

Ya  hay  un  enemigo  menos. 

DOR  JOAN. 

Ha  sido  cnerda  venganza ; 
Mas  advierte  qne  yo  y  todo, 
Aunque  tengo  mala  fama, 
Sé  amar  como  se- ha  de  amar, 
Pues  yo  con  sola  esta  carta 
Dejo  i  Madrid. 

DOffA  BLKRA. 

Paes¿qaéd¡ce 
Esa  carU? 

DON  JOAN. 

Que  me  aguarda... 

OOHa  ELENA. 

¿Quién? 

#  DON  JOAN. 

Elena. 

DOSÍA  ELENA. 

¿Para  qué? 

DON  JOAN. 

Para  verla  y  para  hablarla. 

W^k   ELENA. 

¿Y  después? 

DON  JOAN. 

Para  casarme. 

D05fA  rt«ENA. 

Pues  créeme  y  no  le  vayas, 
Porque  no  está  en  el  cobvento, 
Sino  en  Madrid  y  en  tu  casa. 

DON  JOAN. 

¿Cómo? 

DOfiA  ELENA. 

Como  soy  Elena. 
¿Cómo  que  no? 

DON  JOAN. 

Lalsa,  buu;     • 


Süe  si  para  deteneme 
aíeces  asar  de  esta  trau  ^ 
Ya  DO  aprovecha. 

DOilA  Bunift. 

¿Quedadas? 
Elena  soy ;  ¿qué.  te  apartas? 

DON  JOAN. 

¿  Elena  tú?  No  es  posible, 
Aunque  lo  dice  la  cara. 
Porque  me  escribe  mi  hermano, 

Y  es  públlea.voz  y  fama. 

Que  está  Elena  eo  an  convento. 

BdUlLBIU. 

La  pública  vox  se  engalla. 

non  JOAR. 
¿Y  esta  carta  que  hoy  me  ha  escrito? 

DQÜABLlRa. 

»Rien  dices.  ¿Y  aquesta  carta 
Que  boy  he  redimió  tuya?  * 

Don  Juan,  para  todo  bav  traza ; 
Yo  me  he  venido  tru  ti , 

Y  encubierta  y  disfrazada , 
Casi  á  un  miñno  tiempo  he  sido 
Do&a  Elena  de  Peralta, 

La  Jamura  rltCAtec, 
Dofia  Antonia  la  CMada, 

Y  ahora  s<v  dolía  Elena. 

DON  JOAN. 

Bien  el  alma  imaginaba. 

LOQilTt, 

Luego  lo  dye,  por  Dioi.  « 

DON  JUAN. 

Pues  si  ausente  te  adoraba, 
Presente  ya  lo  verás* 

DOffABLBU. 

Tuya  es  la  mano  y  el  alnút* 

•BATRia. 

Yyoumbien. 

LOQOBTB. 

Tararira. 

DOSkKLIlU. 

Y  aqui,  señorea,  acaba 
La  foquera  vizedm; 
Decid  vítor  ti  os  agrada. 


CARLOS. 

Exlremada. 
(Ap.  Confieso  qae  le  temí.) 

TRISTAN. 

(Ap.  Ah ,  SeuüP,  ¿lías  vuelto  en  tí 
De  la  turbación  pasada?) 
Hoy ,  vive  Dios,  que  lia  salido 
El  gracejo  de  buen  aire. 

CARLOS. 

Tienes  razón ,  y  el  donaire 
Te  ha  de  valer  un  vestido. 

TRISTAR. 

i,  Vestido?  Vestidos  tengas 
Kn  verano  y  en  invierno 
Delante  del  Padre  eterno. 
Donde  de  luz  te  matengas.  — 
Señor,  en  fin... 

CARLOS. 

Pues  ya  ha  habido 
Quien  menguados  dos  llamó. 

TRISTA7I. 

Y  también  lo  hiciera  yo 
A  no  darme  ese  vestido  } 
Pero  algunos  fyo  lo  sé) 
Lo  que  no  tienen  darán ; 
Que  lo  que  tienen  no  dan , 
Porque  ya  no  tienen  qué. 
Pero  cuando  alguno  da , 
Por  lo  menos ,  de  una  vez. 
Viene  á  dar  roas  que  de  diez 
Tu  hombre  de  por  acá. 

CONRADO. 

Humor  tiene  singular. 

TRISTAN. 

Dineros  í\iera  mejor. 

CONRADO. 

ft  Eso  es  pedir? 

TRISTAN. 

Si,  Señor. 

CONRADC». 

K%\i  bien. 

TRISTAN. 

V  oso  es  no  dar. 

CONRADO. 

Carlos,  oye.— Tristan.  vete, 
^  haz  que  te  den  veinte  escudos. 

TRISTAN. 

Hablen  en  tu  loor  los  mudos , 
r.adn  cual  haga  un  motete 
A  tu  liberalidad. 
El  Key,  con  quien  tanto  privas , 
Viva  al  paso  que  tú  vivas , 
Sin  que  haga  vicio  tu  edad, 
.Ni  tus  años  hagan  virio ; 

Y  al  Hii ,  si  vivir  esperas , 
Vivas  tan  mucho,  que  mueras 
I  n  dia  después  del  juicio.         (Vase.) 

CONRADO. 

Solos  quedamos;  atiende , 
(barios,  á  lo  que  te  digo. 
Como  padre  y  como  amigo, 

Y  en  fín  ,  como  quien  pretendo 
Dilatar  en  tí  su  vida. 

CARLOS. 

Perdóneme  vuecelencia , 

Y  primero  dé  licencia 
A  (|ue  una  merced  le  pida. 

CONRADO. 

;l Cuál  es? 

CARLOS. 

Ludovico  Ursino « 
Caballerizo  mayor 
Del  Príncipe ,  mi  señor. 
Pretende  una  plaza ,  es  diño 
De  mas  alia  pn^teiision ; 

Y  p(»rque  con  ella  salga. 
Hoy  Cüu  vuecelencia  \alga 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Mi  favor  de  intercesión ; 
Que  es  mi  amlí^o,  y  le  ofrecí 
Soliciur  su  favor. 

CONRADO. 

Tú  podrás  hacer  mejor 

Lo  que  me  pides  á  mi.  . 

Ya  comienzo  á  obedecer 

Al  Rey;  hijo  {Ap.  A  Dios  pluguiera , 

Carlos ,  que  tu  padre  fuera ), 

Escucha. 

CARLOS.  (Ap.) 

¿Qué  podrá  ser? 
(  OD  mil  sobresaltos  lucho. 
¿Si  mi  amor  ha  presumido  ? 
Si  le  sabe  ó  si  le  ha  oído  ? 

CONRADO. 

Escucha ,  pues. 

CARLOS. 

Ya  le  escucho. 

CONRADO. 

Su  majestad ,  confiado 
De  mi  amor  y  mi  persona , 
Me  ha  fiado  la  corona 

Y  gobierno  de  su  estado : 
Pues,  á  su  servicio  atento. 
En  tan  alto  puesto  estoy, 
Que  yo  solamente  soy 
Su  privanza  y  valimiento. 
Mas,  como  el  tiempo  me  advierte 

Y  el  cabello  me  lo  avisa. 
Ya  la  edad  cansada  pisa 
Los  umbrales  de  la  muerte , 

Y  solo  en  ti  la  esperanza 
De  mi  sucesión  consiste. 
Viéndome  cansado  y  triste, 
Poniue  (|uede  la  privanza 
En  mi  sangre ,  he  suplicado 
(Fineza  del  alma  fué) 
A  su  majestad  te  dé 
El  gobierno  y  el  cuidado 
Que  deste  reino  tenia, 

Y  en  efecto ,  mi  privanza ; 

Y  tanto  con  él  alcanza 
Mi  voluntad ,  por  ser  mia , 
Que  al  punto  se  satisfizo, 
Mi  pensamiento  aprobó. 
Tu  persona  engrandeció 

Y  su  privado  te  hizo; 
De  suerte  que  ya  tü  estás 
En  el  puesto  que  yo  estuve ; 
Mira  si  buen  padre  anduve. 
Mira  sí  puedo  hacer  mas. 

CARLOS.  {Ap.) 
No  en  vano  el  alma  temia , 
No  en  vano  el  alma  dudaba ; 
Dosta  vez  mi  amor  acaba. 
¡  Ay  muerta  esperanza  mia ! 
1  Yo  he  de  faltar  un  instante, 
En  consultas  ocupado. 
A  la  fe  de  mi  cuidado^ 

Y  á  los  ojos  de  Violante? 
No  es  posible. 

CONRADO. 

¿Qué  respondes? 

CARLOS. 

Digo,  Señor,  que  agradezco 
Tu  elección;  mas  no  merezco... 

CONRADO. 

Si  á  quien  eres  correspondes, 
No  habrá  cosa  que  te  impida 
Ser  buen  privado. 

CARLOS. 

Es  verdad ; 
Pero  el  gobierno  en  mi  edad  , 

Y  haber  de  heredarle  en  vida , 
Me  obligan  (¡ue  me  reporte, 
Yaun  a  decirte  me  mueve 
(^ue  no  es  bien  que  yo  me  lleve 
El  aplauso  de  la  corte. 
Qué  dirá  ,  viéndome  á  mí 


En  el  puesto  que  inriste. 
No  qae  en  e¡  me  introdojisie. 
Sino  que  yo  te  eché  á  ti ; 
Pues  cuiDdo  en  el  trono  esté, 
En  que  ta  mano  me  peso , 
No  ven  qae  aqai  lo  reboso. 

Y  ven  que  allí  le  acepté. 

cosnuDO. 

¿  Y  qaé  dirá  el  mas  amigo 
De  que  en  el  gobierno  estave , 

Y  tan  para  mí  le  tave. 

Que  aun  no  le  parti  contigo? 

cÁatos. 
Si  intentas  qne  to  ^sf*  ^Nieno 
Tu  gobierno,  intentas  bien. 
Pues  he  de  ser  contra  qniea 
El  vulgo,  lie  envidia  lleno. 
Su  naala  intención  prevenga; 
Pues  viéndome  en  ta  Inpr, 
Tu  gobierno  ban  de  alabar. 
No  el  mió ;  y  aunque  no  teaga 
Culpa  en  los  malos  sacesos. 
El  caballero,  el  ▼illano. 
El  señor  y  el  cortesano 
Han  de  culpar  mis  eicesos; 
Porque,  aunque  sepan  qne  yo 
Cnerdo  y  :^ustado  vivo. 
Seré  malo  porque  prívo, 

Y  bueno  el  que  ayer  príró. 

Y  si  el  mondo  nunca  na  visto, 
Ni  el  tiempo  nos  lo  ha  ensefiado, 
Haberse  otra  vez  juntado 

Ser  privado  y  ser  bienquisto. 
No  es  mucho  que  el  almatnem 
De  su  gusto  al  parabién, 
.Pues  aun  procediendo  bien 
He  de  ser  malo  por  ftaem. 

C09IBAM. 

De  suerte  me  has  permadido. 
Que  si  en  mi  solo  estuviera 
EsUi  acción,  la  suspendiera. 
De  tus  razones  movido : 
Mas  ya  al  Rey  le  declaré 
Mí  intención  ,t  la  admitió; 
No  pedirlo  pode  yo. 
No  aceptarlo  no  podré ; 

Y  asi ,  es  preciso  qne  goces 
De  la  privanu ,  v  advierte 
Que  no  es  posible  perderle, 
Porque  en  efecto  con^^cef 
De  la  euTidiael  pecho  infel 
Con  verdad  y  desenalo, 

Y  nadie  previno  el  dafto , 
.Que  no  se  librase  del ; 

Con  esto  el  orden  cumplí 
Que  su  majestad  me  dio. 

CARLOS. 

Si  la  dicha  roe  turbó. 
Hable  el  corazón  por  ni. 

CORRAnO. 

Entra ,  y  besaris  la  mano, 
Carlos ,  á  su  majestad. 
CARLaa. 
Si  falto  á  mi  voluntad 
Solo  un  momento,  ¿qué  nao: 
:  Y  qué  no  pierdo  en  peider 
De  asistir  y  de  mirar 
A  quien  me  pudo  ineÜMr 

Y  á  quien  me  supo  vencer? 
Pero  es  fuerza  á  la  obedieu^^ 
Estar  de  un  padre  y  de  ua  r^ 
Que  en  Un  es  ley ,  y  ian.leyr 
Que  no  tiene  realsicnda. 

Salen  EL  REY  v  BLSBCBBT' 

WMtJP^pflff. 
SKKVAR». 

Señor,  vuestra  majestad 
Fínne  estas  cartas. 


EY. 

¿A  quién? 

ETARIO. 

10. 

EY. 

Eslá  bien  ; 

KTARIO. 

santidad. 

¡LV. 

uidado 
lego. 

KTARIO. 

r.v. 

osie^'o 

lo 

sl;i  ver 

seo. 

le  veo 

niernccer  ; 

n  su  madre, 

ijo 

?s  mi  hijo, 

iu  padre. 

lo 

rtir 

tie  adquirido 
añado, 
'I  arero; 
predero 
oslado , 
"  y  sahcr 
dejar , 
Marar 

o  lia  de  ser. 
e  i  lítenlo, 
irado 
criado, 
(alentó 
persona, 
real; 

►  [)erdoiia : 
is  presenh; 
con>¡;,'0, 
mi  anii^ii , 
idonlc; 
>s  excedo 
['aliar, 
e  tratar, 
no  puedo.— 

in.os. 


;.  (^ónio  tardas 
i  la  niano? 

RI.OS. 

era  no 

is  si  aguardas , 
s  bese 
escuché , 

•'• , 

que  me  [>esc. 

ftF:v. 

HI.OS. 

;  la  adverteiioia 
r 

írlar 

x'riencia  ; 
el  valido 
a  acertaron, 
e  intentaron  , 
lian  vixido; 
dado 
i  que  tocoj. 


(Vase.) 


COMO  PADRE  Y  COMO  RRY. 

Ni  peino  canas  tampoco , 
Oue  en  el  alma  me  na  pesado, 
Confieso  á  tu  majestad  , 
De  que  haga  de  mí  elección 
Para  negocios  que  son 
Imposibles  en  mi  edad. 

REY. 

(.\p.  ¡  Válgame  Dios ,  y  qué  bien  I) 
Antes  (oye)  pienso  yo 
Lo  contrario,  v  lo  enseñó 
Roma  ,  pues  nunca  mas  bien 
Se  vio,  Carlos,  gobernada 
Que  cuando  su  autoridad 
A  personas  de  tu  edad 
Fió  la  pluma  y  la  espada; 
Porque  está  mas  pronto  á  errar 
L'n  viejo ,  con  la  privanza, 
Que  un  mozo,  porque  este  alcanza 
Que  es  difícil  acertar. 
Si  todo  á  su  edad  lo  deja , 

Y  el  viejo  en  nada  se  ofusca  ; 
Pues  si  uno  consejo  busca, 

Y  el  otro  no  se  aconseja 
Kn  el  privar,  mas  felice 
Será  el  mozo  que  no  el  viejo, 
Pues  logra  con  el  consejo 

Lo  que  p  su  edad  contradice  ; 
Demás ,  que  no  corre  en  tí , 
Carlos ,  lo  i\ue  en  los  demás . 
Pues  en  tu  padre  tendrás 
Duen  maestro,  y  aun  en  mí. 
Tu  padre  eslá  y-a  c<msado, 
Que  el  tiempo  todo  lo  muda  . 

Y  es  bien  dejarle  que  acuda 
\  dar  á  tu  hermana  estado, 
Puí'S  podrá  mas  fácilmente, 
No  teniendo  en  í|né  ocupar 
Kl  tiempo,  ('arlos,  tratar 
De  casarla  solamente. 

C.\BLOS.  (Áp.) 
^, Kslo  mas? 

REY. 

<,  Hate  pesado? 

CARLOS. 

No  me  puedo  á  mí  pesar 
De  servirle ,  ni  de  estar 
Kn  tu  ser\ icio  ocupado; 
Solo  á  mi  ólcapacidad. 
Que  lal  faNor  no  merece, 
Cnerdanienle  le  parece 
Qne  gobierno  y  mocedad 
No  se  compadecen  bien. 

ri:y. 

Que  han  de  nmrmurarte  es  llano  , 

Y  (pie  el  plebeyo  y  villano, 
N  el  caballero  también, 
.\leiilos  a  lo  (jue  on  tí 
Pneda  la  envidia  notarte, 

No  han  de  buscar  ({ué  alabarte , 
Pero  (pié  culparte  si ; 

Y  aunque  independientes  son 
Kn  I  i  la  acción  y  el  suceso, 
Tu  descuido  será  exceso, 

Y  no  mérito  tu  acción; 
Pues  sin  diferencia  alguna, 
Siempre  la  culpa  se  ba  echado 
Del  mal  suce.so  al  privado, 

Y  de!  bueno  á  la  fortuna. 

CiRLOS. 

Pues  ;,  i>or  qué  quieres  tratarme 
Tan  mal ,  (pie  ((uíeras  ponerme 
Donde  nadie  ha  de  Valerme, 

Y  lodos  han  de  culparme? 

REY. 

(.\jj.  ¡  Notable  os  su  discreción ! 

¡  Quién  lo  pudiera  alirazar! 

Mil  canas  me  ha  de  quitar.) 

Yo  te  diré  la  razón  : 

Fuerza  es ,  Carlos ,  que  baya  reyes. 


SS5 


Y  que  el  Rey  tenga  un  amigo. 
Un  compañero,  uu  testigo. 
Con  quien  las  comuaes  leyes 

Y  las  humanas  acciones  • 
O  extrañas  ó  naturales. 
De  los  bienes  y  los  males 
Comunique  sus  pasiones. 
Dios ,  al  principio  del  muudo  , 
Con  ser  su  capacidad 
Inmensa  ,  y  su  eternidad 

Sin  primero  ni  segundo. 
Parece  que  no  se  bailaba, 

Y  en  efecto  no  se  bailó) 
Hasta  que  comunicó 

Al  bombre  el  ser  que  gozaba ; 
Pues  con  piedad  admirable . 
Dio  á  entender,  aunque  teasembre. 
Que  allí  comenzó  á  ser  hombre, 
Comenzando  á  ser  sociable. 
Dios  de  la  tierra  es  d  Bey , 

Y  en  las  pasiones  aue  tiene 

Con  cualquier  hombre  conviene; 

Pues  ;,qué  razón  hay ,  qué  ley, 

Como  político  error, 

El  gusto  mas  singular 

Que  le  da  á  un  particular 

Le  prohiba  un  superior? 

Yo,  al  fin ,  es  fuerza  que  tenga 

Un  amigo  de  qnien  guste ¿ 

Que  á  mi  condición  se  ajuste 

Y  con  mi  sangre  convenga, 
tüste ,  Carlos ,  has  de  ser , 
Como  tu  i)adre.lo'ba  sido ; 

Y  asi ,  procura ,  advertido , 
Si  no  te  quieres  perder, 
Que  halle  el  noble  qué  seguir 
Kn  tí ,  el  vulgo  qué  admirar , 
La  envidia  qué  murmurar, 

Y  ninguno  (fué  advertir. 
Repara  en  cualquier  acción , 
Que  antes  tu  conciencia  es. 
Luego  mi  gusto,  y  después 
La  vulgar  satisfacción. 

Si  me  ves  ejecutando 
Alguna  intención  muy  fuerte , 
Blandamente  me  la  advierte. 
Proponiendo,  no  enseñando ; 
Que  el  Príncipe  (y  lo  verás 
En  los  demás ,  como  en  mi ) 
Jamás  quiso  junto  á  si 
Hombre  que  supiese  más. 
Bn  las  materias  divinas 
Mira  la  intención  y  el  modo , 
Dios  y  su  ley  sobre  todo , 
Porque  si  un  punto  declinas, 
Perderé  el  remo  por  Ú , 
Por(|ue  siempre  al  suelo  viene 
La  monarquía  que  tiene 
A  Dios ,  Carlos ,  contra  si. 
Al  que  pretende  cobarde , 
Ten  mucho  cuidado  en  esto. 
Si  no  has  de  premiarle  presto. 
No  le  desengañes  tarde; 
No  revoques  las  mercedes 
Que  hizo  tu  antecesor. 
Goce  en  tu  hechura  su  honor. 
Pues  pudo  lo  que  tú  puedes ; 
Que  SI  tú  el  ejemplo  diste , 
No  habrá  nadie  que  en  ti  espere.. 
Pues  el  nue  te  sucediere 
Deshará  lo  que  tú  hiciste. 
Al  que  fuere  gran  soldado 
Ningún  favor  se  le  impida , 
Que  á  quien  no  estima  su  vida , 
Se  ha  de  estimar  su  cuidado  ; 
Porque  á  on  hombre  de  valor 
Darle  un  puesto  honrado,  advierte  , 
No  es  premio ,  es  para  la  muerte 
Darle  cartas  de  favor. 
Premia  las  letras  en  soma , 

Y  da  á  las  armas  aumentos; 
Que  de  un  reino  los  cimientos 


e¿  mi,  Violante,  It  dlscolpa. 
Sais  CARLOS. 

GARLOS. 

Ira  altexa  en  mi  casa  Y 

PRÍIfCIPB. 

ríos;  llega,  pasa 

ite ,  los  brazos  darte  quiero ; 

«tendiente,  y  á  tu  padre  espero. 

CARLOS.  [cosa 

Ira  alteza  pretende?  Pues  ¿hay 
eal  poder  diñcultosa? 

PRlNClPe. 

do  el  Rey,  es  ya  razón  de  estado 
teda  mas  que  el  Principe  el  pri- 

[vado ; 
Principe,  por  mozo  ú  divertido , 
con  los  despachos  se  ha  metido; 
|oe  á  su  Majestad  hablar  pudiera, 
le  al  punto  lo  que  pido  hiciera, 
con  vuestro  padrees  mas  corda- 
I  fin  somos  amigos.  [ra, 

CARLOS. 

Soy  tu  hechura. 

PRflfCIPB. 

de  Ludovico  cierta  plaza. 

CARLOS.  [fraza.) 

B  sabido,  (ilp.  Bien  su  amordis- 

PRÍ7(CIPB. 

ro,  porque  á  gusto  le  suceda, 
orado  haga  en  esto  cuanto  pue- 

CÁRLOS.  [^*» 

■no,  y  por  él  mesmo,  en  este  pun- 
de  pedirle;  mas  pregunto,    [to 
ístá,  ¿no  bastara, 
qae  vuestra  alteza  lo  mandara, 
dir  en  persona  ? 

•príncipe. 

De  camino 
rer  á  Violante ,  que  imagino 
mbien  su  favor  es  de  provecho. 

CARLOS. 

Señor,  con  tal  favor,  por  hecho. 

PRÍNCIPE. 

me  boy  á  palacio  la  respuesta. 

CARLOS. 

conio  pedís ;  porque,  si  cuesta 

á  una  dama ,  á  vos  una  visita, 

I  habrái  (|ue  la  plaza  le  compita? 

PRÍNCIPE.       fgentileza! 
te,  adiós.  {Ap.  ¡Qué  hermosa 

VIOLARTE. 

»s  guarde  Dios  á  vuestra  alteza. 

PRÍNCIPE. 

>ded  conmigo, 
Ludovico  mi  mayor  amigo ; 
Carlos ,  00  pases  adelante. 

CARLOS. 

ara  serviros. 

PRÍNCIPE.  (Ap.) 

¡  Ay  Violante! 
er  ingrata  tu  deidad  te  empeña, 

[enseña. 
nde  i  amar,  ó  á  aborrecer  me 

(Vase,) 

TRISTAN. 

i  el  Príncipe  necio? 

cárl'os. 

Oye ,  Violante. 

FHEA. 

posible  ser  necio  y  ser  amante. 

CARLOS. 

s  con  verdad  lo  que  hay  en  esto. 


•i 


CMO  PADRE  T  COMO  RST. 

VMMAIfTC. 

Descolorido,  sin  nioo ,  ta  hu  poeilo. 

rmnL 
La  gravedad  coil  qae  mintió  me  adminu- 

TMSTAII. 

A  los  dos  nos  quitó  aquella  meotira. 

roiBA.  [do. 

Mas  yo  pienso  que  Carlos  loba  enteodl- 

TanTAR. 
Es  hermano  coo  hornos  de  marido;. 
Pero,  si  quieres,  vimonoe,  Flnea , 
En  tanto,  que,  bañados  en  Jalea 
De  locas  fantasías. 
Que  llaman  por  allá  fliolériat,    ' 
Como  locos  orates , 
Un  hartazgo  se  dan  de  disparatee. 

rmiA» 
Por  eso  naestro  amor  es  mas  oaiero. 

mmrtM. 

Y  es  lo  seguro,  á  fe  de  eaballero. 

(Vame  Ffnea$  Tritiañ.) 

CilLOt, 

Dos  modos  de  desconaaeloft» 
Dos  diferencias  de  amorta» 
Dos  linajes  de  temdrea » 
Dos  maneras  de  dea? eloa 

Y  dos  géneros  de  eeloa » 
Que  son  de  amor  y  de  honor, 
Padece  á  un  tiempo  mi  amor, 
Siendo  los  dos  en  su  esfera 
Tan  mayores,. que  coalqaiera 
Pudiera  ser  el  mayor. 

En  un  punto,  en  un  instante » 

Como  dos  te  considero ; 

Si  como  hermana ,  me  muero , 

Y  umbien  si  como  amante ; 
De  suerte,  hermosa  Viotante, 
Que  como  va  mi  fortuna 

No  »e  habrá  visto  ninguna. 
Pues  quiere  ó  permite  Dios 
Que  me  mates  como  dos 

Y  me  quieras  como  una. 
Todo  me  biela  y  me  enciende, 

Y  todo,  por  tu  hermosura , 
La  voluntad  me  aventura' 

Y  la  sangre  me  defiende. 
El  Príncipe  te  l;>retende. 
Su  gusto  es  lev  en  el  suelo. 

Y  yo  ( ¡  fuerte  desconsuelo  I ) , 
Ya  tu  amante,  ya  tu  hermano. 
Sin  poderme  hr  á  la  mano, 

Te  idolatro  como  al  délo. 
Porque,  aunque  la  sangre  imnida 
Lo  que  unir  supo  una  estrella » 
Luego  que  naciste  bella 
Te  obligaste  á  ser  querida; 

Y  si  es  ley  establecida 

Que  te  quiera ,  pues  te  asisto » 
En  vano  á  mi  amor  resisto , 
Porque  ya  no  puede  ser 
Vivir  sin  volverte  á  ver 
Ni  dejar  de  haberte  visto. 
Yo  he  de  amar  sin  merecer , 
Que,  aunque  procuro  obligar. 
Quiero  para  noalcansar. 
Que  alcanzar  fuera  ofender; 

gnerer  por  solo  querer 
s  mi  venturosa  suerte , 
Pues  cuando  ella  nos  concierte 

Y  la  sangre  nos  aparte , 

Ya  que  no  puedo  alcanzarte  * 
Sé  que  no  puedo  perderte. 

VIOLAim. 

Tan  tierna  de  haber  notado 
Tu  amor,  Carlos  -  me  haa  tenido , 
Tan  loca  d*  hab«      oído 
Entre  nu        bf 

Y  en  fin, 


m 


A  til  afickm  ferdadon  • 
Que  cuando  amor  coumiera 
Lo  bien  sentido  qse  nata » 
81  no  te  quisiera  ya. 
Desde  ahora  te  quinera. 
Cnanto  al  f  rlnelpe,  no  sé 
Mas  •  Carica ,  de  4ve  áqai  entró ; 
81  stt  amor  me  decteró. 
Como  nó  daeirle  faé» 
Pues  no  importa  «|W  él  me  dé 
El  alma ,  ri  el  alma  ^absorta 
En  m  amor,  sa  amor  reporu ; 
Pero  volvamos,  Seftor, 
A  traur  de  nuestro  amor, 

?ne  es  lo  qoe  mas  noo  laiporf i. 
oteadoro,Cárloanrfo, 
Con  amortan  conaüao , 

?ue  á  nn  tiempo  galán  y  hermano 
é  imagina  el  alnedrto; 

Y  ai  hermano  te  déifio 
Por  algnn  aaMir  groaero. 
Galán  y  bermaM  U  qalero 
Con  un  deseo  ta  |Mro, 

gue  en  lo  mucbo  que  aventuro, 
l|^  lo  poco  que  espero. 
Amar  para  inereeer« 
Pnera  qnerer  obligar , 

Y  amar  por  saber  amar, 
industria  padierMwr; 
Pero  querer  por  merer 
Es  virtuoso  fiJeMwlo; 
Ara  soy,  no  saerlldo ; 
Que  es  torpe  soUdtad 
Probnar  una  virtnd 
Por  adelantar  nn  vIcíd. 

MI  amor  todo  ea  pensamiento, 
Pnes  soy  (en  moa  ló  fiando) 
La  primer  mi||er  del  nwndo 
Que  no  prooira  «a  enmanto; 

Y  tal  estoy,  que  ana  no  siento 
Ver  sin  lograr  mi  cuidado , 
Porque  podlera  tostado 
Quedarse  desvaneddo , 

Y  por  no  verle  perdido. 
No  quiero  verle  goiado. 
Cuanto  permitan  los  ojos  • 
Dicha  de  los  dos  será; 
Que  el  perfecto  smor  está 
En  la  fe,noén  los  despojos. 
Sin  celos  y  sin  enotos 
Será  smisud  nneUro  trato , 
Pnes  no  ba  de  dar  el  recato 
Ocasión  considerable  • 
Ami  paraaeramdaMe, 

Ni  á  tí  para  aer  Ipgrate. 

cintes. 
¿  Y  si  el  Principe  •  constante , 
Asiste  firme  en  sa  amort 

Será  mas  firme  mi  bonor. 

ciatos. 
Dlamanu  labr^dlaaMaie. 

vi€i«Ainrn. 
4  Celos,  Carlos  T 

CÁSLOS. 

R»,  finíante; 
Miedos  de  perdennst 

vipiiAnit. 
¿Cómoperdeimef 


(4p:iA7d6;ni!) 
Siendo  el  Principe  tn  esposo. 

fiouum. 
Principe  SMS  podaran» 
Eres,  Garios,  pninaírf. 

ciaidos.  _ 
To  no  te  he  de  mefeenr, 
lepvedoeonqieiir. 


!S3a 

VIOLARTE. 

Yo  me  sabré  resistir. 

CARLOS. 

Ks  muy  grande  su  poder. 

VI0LA?(TE. 

No  hay  poder  como  qneror. 

CARLOS. 

-  Ay  de  mí ,  que  son  quimeras 
Nuestras  quejas  verdaderas ! 

VIOLANTE. 

;  Ay,  que  es  mi  esperanza  vana ! 

CARLOS. 

¡  Ab ,  si  no  fueras  mi  bermana ! 

VIOLANTE. 

i  Ah ,  si  mi  hermano  no  fueras! 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Saien  LVüOWCO  URSINO,  OCTAVIA- 
NO  y  DOS  SOLDADOS ,  dándoU  unos 
memoriaies  á  CARLOS  y  TRISTAN. 

LUDOVICO. 

Ya  sale  Carlos. 

OCTAVIANO. 

¡  Qué  bien 
Oye  á  lodos ! 

TRISTAIV. 

Plaza  aqui. 

SOLDADO  1.^ 

A  su  majestad  servi 
Desde  pequeño. 

cArlos. 

Está  bien ; 
A  mi  cuenta  está  el  honrarle, 
Sonor  soldado. 

SOLDADO  3.° 

Esta  vea 
Vuecelencia. 

CARLOS. 

Déme ,  v  crea 
Que  muy  presto  he  de  premiarle. 

SOLDADO.  2.° 

Vnbricio.  alcaide  que  ha  sido 
(iUurenta  años  enPalermo, 
Ks  mi  padre,  y  eslá  enfermo, 
Viejo  y  pobie.  Hanle  pedido 
A  su  mujesUid  provea 
Esta  pinza  en  Ludovico; 
A  vuecelencia  suplico 
TMadoso  mi  causa  vea , 

Y  pues  con  aprobación 
Ha  servido... 

CARLOS. 

Oéolo  así. 

SOLDADO  2.° 

Suplico  se  me  dé  á  mi 
La  futura  sucesión. 

CARLOS. 

Conozco  su  calidad , 

Y  tLMi^^o  Mlüuna  noticia 
Del  caso:  <Te  bu  justicia 
Hablaré  á  su  majestad. 

SOLDADO  i." 

Cuardi*  el  cielo  á  vuecelencia 
Muchos  años  para  honor 
De  Sif!Íli:i.Mp.  ¡Qué  va'or, 
ijué  cordura  y  qué  prudencia  !) 

IIMSTAN. 

por  si  (Musaíid  le  sientes. 

Que  ca  fiii'iv.a  (;ue  estés  C'insado 

De  haber.  Señor,  escuciiudo 


Quejas  de  mil  pretendientes. 
Cuya  afectada  malicia 
Tanto  en  su  abono  previene. 
Que  nadie  justicia  tiene, 

Y  todos  tienen  justicia ; 
Toma  aqueste  memorial , 

Y  despáchale  al  instante. 

CARLOS. 

Pues  ¿de  quién  es? 

TRISTAN. 

De  Violante , 
Rebujita  de  cristal , 
ídolo  de  plata  v  nieve. 
Brinco  de  marul ,  sudor 
Del  alba ,  almidón  de  Oor. 
Perla  mucha  en  concha  breve 
De  aquel  bello  paraíso , 
Cuya  fruta  singular 
Te  es  preciso  el  desear, 

Y  el  no  comer  te  es  preciso; 
Desta  con  quieo  teda  un  como 
Amor,  pues  te  pone,  en  suma , 
A  tus  deseos  de  pluma 
Impedimentos  de  plomo; 
Deste  duende  que  te  irrita. 
Que  te  huye  y  que  le  toca. 
Pues  que  su  sangre  revoca 
Lo  que  su  belleza  incita; 
Desta  en  quien  es  la  belleza 
Disculpa  de  tantos  yerros , 

Y  es  echar  por  esos  cerros 
De  ri)edayde  Baeza; 

Desta ,  en  fin ,  con  quien  se  allana 
Tu  obstinado  parecer , 

Y  la  quisieras  mujer, 

Pues  no  la  quieres  bermana. 
Desta... 

c.Vrlos. 

Buena  la  has  lomado ; 
¿  Piensas  acabar? 

TRISTAN. 

Yo  no, 
Porque  no  he  de  acabar  yo 
Lo  (]ue  tú  no  has  empezado; 
Mas  loma  el  papel. 

CARLOS. 

Tristan , 

Con  él  me  consolaré. 

TRISTAN. 

Pues  no  le  leas. 

cÁnLos. 
¿Porqué? 

TRISTAN. 

Porque  aguardándote  están , 
Y  que  nos  oigan  es  justo. 

CARLOS. 

Acudo ,  pues  es  razón  , 

Ahora  á  la  obligación ; 

Que  tiempo  habrá  para  el  gusto. 

Sa¡e  EL  REY. 


REY. 

Desde  esta  parle  escondido, 
Y  sin  que  Carlos  me  vea, 
Sal^'o,  por  ver  cómo  emplea 
Kxperiencias  de  valido. 
Dando  está  audiencia;  esta  es 
La  prueba  mas  principal 
De  un  polilieo  caudal , 
Pues  ya  grave ,  ya  cortés , 
Ya  enojado,  ya  prudente. 
Ya  apacible  .'ya  severo , 
Ya  blando,  ya  justiciero. 
Ya  cruel  y  >a  clemente. 
Yendo  por  diversos  modos , 
Uno  solo  al  parecer. 
Muchos  hombres  ha  tle  ser 
Para  contentar  á  lodos; 


En  lo  gne  Cirios  remude. 
Veré  el  Ulentoqae  alcanza , 
Para  ver  si  la  pn? aoza 
Al  mérito  corresponde. 

Sale  LUDOVICO. 

LCPOTKO. 

Yo  soy  Ladovioo  Ursino, 
Por  qaien  habló  Tveodencia 
A  m  padre  en  b  alcaldía 
De  Palermo ;  mi  nobleza , 
Los  servicios  de  mi  padre , 

Y  mi  calidad  es  derta : 
Dos  años  há  que  Fabricio 
Gajes  y  provechos  lleva 
Desta  plaza ,  j  no  la  sirve : 
Yo  la  pretendo ,  y  va  alteza 
Lo  desea  como  yo: 

Hoy  pende  de  vuecelencia 
Este  negocio,  y  espero, 
Pnes  por  mí  á  sn  padre  mega, 
Que  por  si  me  bajia  merced : 
Aqal  mis  servicios  lea. 

{ Dale  tn  memtriMl 

CÁKLOS. 

Señor  Ludovico  Ursino , 
Yo  pedí  (bien  se  me  acuerda  t 
Esta  merced  á  mi  padre, 

Y  entonces,  porque  saliera. 
Pagara  yo  las  albricias 

A  quien  me  diera  las  oneTas. 
Cnandu  le  pedí  á  ni  padre , 
Ño  miré  si  era  ó  no  era 
\A  merced  jostilicada 

Y  la  pretensión  honesta : 
Que  entonces  no  rae  locabas 
A  mi  aqnesus  diligencias. 
Lo  que  entonces  me  locó 
Kué  el  pedirle :  y  el  que  ruega  • 
Propone ,  que  no  resuelve: 
Informa,  que  no  sentencia. 
Mas  hoy ,  que  su  m^esiid 
Asegura  su  conciencia 

En  la  mia ,  y  me  remite 
Sus  causas ,  que  las  vea , 
Debo  mirar  con  cuidado 
Los  servicios  que  se  premisa . 
Las  mercedes  qne  se  nacen 

Y  las  plazas  que  se  niegan. 
Nadie  se  queje  de  mi ; 
Juzgue  ahora .  si  se  viera , 
Después  de  servir  al  Rey 
Cuarenta  años  en  la  guerra , 
Que  por  estar  im|>edido. 
Viejo,  cansado  y  sin  fuerzas , 
Del  oficio  que  sirvió 
Lre  quitaba  el  Rey  la  renta , 
:  Qué  hiciera  de  exclamaciones 

Y  qué  tuviera  de  quejas! 
Pues  i,  por  qué  no  hari  Fabricio 
Lo  que  Ludovico  hiciera? 

Y  asi ,  aunque  pedi  ft  mi  padre 
Esta  merced .  v  i  sn  alteza 
Ofrecí  también  servirle, 
lia  de  advertir  que  alli  era 
Abogado,  aqui  sliyjaei, 

Y  con  razones  dlveraai, 
Alli  abonaba  servidos, 
Aqui  examino  evidencias: 
Alli  informo,  aqui  sentencio. 
Juzgue .  pues,  la  direreucia 
Del  amigo  que  le  abona 
Al  privado  que  gobierna. 

Y  pues  no  nene  Justicia, 
Esta  plaza  no  pretQpda . 
Porque  uo  se  (a  he  de  dar: 
Que  aunque  d Írsela  quisiera , 
No  me  ha  dado  el  Rey  poder 
Para  hacer  cosas  mal  hechas. 

LDDonco.  i.\p.) 
Corrido  voy.  '.^' 


;  Q<rf  TClor! 
untodloe  tctertí; 
mente  mi  eo  todo : 
<  en  terle  se  aleara.— 
libre ,  Dios  1«  guirde . 
hijo.  Jju  le  vea 
tiloso ;  mucho  lugo 
^aliraltl  fuera, 
dos  mil  aliraios ; 
inalar  es  fuena. 

Sale  OClÁWkW. 


jido  llego. 

t»HT*R. 

-,  Jesús! 
pensara,  quién  dijera 
ten  Mío  tenia  voló 
es  ;  librea! , 
las  de  prlTanza... 

CÍM.OS. 

illo.    ■ 


OdaTío  llega 
ís.comoi  sagrado 
adfdecieroenda; 
>  mi  hermano  en  la  dnxí 
maene  bieo  hecha , 
sculpa  de  nn  delito 
snxa  de  ana  afrenta ; 
z  tan  apasionado 
ae  temer  es  faeria 
aojo  ;  SD  pailón 
rible  sentencia; 
ij  estad  tpplico, 
iqoeseremtifa 
a,  nombre  otrojuei 
s  piadoso  proceda; 
tmorial  de  todo      (Dale  oire 
ri  i  Tueceleocla. 

rte,  señor  Octavio, 
ilBT  su  herniMO  intenta 
que  lo  es  desta  cansa  , 
;  i  miento  del  la, 

Miado  se  maestra  t 
k  .<u  majestad, 
lo  lo  que  desea 
lano,  To  se  lo  ofrezco ; 
¡tnero  le  advierta 
nada  lienejaslicia, 
isiblequeelRejiqaiera 
qoe  una  lei  nombra, 
rfe  que  lo  sea ; 
es  que  lo  ha<ra  eteeido 

ijorisdiccion 

O  i  su  arbitrio  deja , 

;  mismo  le  señala. 

mismo  )a  suspenda. 

.  Ocuiio,  ha  de  ser 

in  tener  dependencia 

•  de  Dios;  de  si. 

ev,  que  es  qnlFn  la  aprueba ; 

a  sentencia  aguarde 

(de  la  causa,  y  de  ella, 

lere  Justa,  aprle 

ribunal,  j>  sepa 

igo  por  mas  castigo. 

10  se  si  por  afrenta, 

ninistro.  revocarle , 

pedirle  una  semencia ; 

qae  la  recusa  arftufe 

OD  que  i  lodos  ciega, 

rnite  le  condena. 


CniO  MMB  T  cono  MY. 

Jazgne ,  pnes ,  eail  medart 
Has  vengado  de  Malene, 
Ei  Que  le  excDn  m  «rrer, 
O  el  que  despoea  ael»  eomleBda. 


Condenaren  i  mi  hi 
Apelara  i  vnecelenclt. 

;  Ha;  Ingenia  un  dlTioe! 
iQaé  nal  hiciera  ti  hiMera 
Toda  Mt  vida  eaudlada 
La  política  eipnieneiaT 
Kitoj  por  limarle  klje 
En  pago  ds  la  reeptuua. 

TtlIUll. 

Soloi  babenoi  qoedido. 

CiaLM. 

Pnei  TrtiUn ,  i  qoi  qutoesl 
■nMjtx. 

Qoe  bese  ini  plíi  mfí  *eee*. 
Honra  de  la  patria  HeMn; 
i  Bato  encubierto  tenliií 
vi*e  DIoi,  qnefaéiuViMilia 
El  lIaqaia*eto  eontln. 
Jaita  Liiípo  ana  dnefla, 
Casiodoro bace  talnleaa, 

Y  el  Lncardino  moBecu ; 
El  gobernador  criHMo 
Eres , ;  «■  ta  eonpaleneia. 
Son  coplas  del  Perro  de  Alba 
Los  comeaiarlot  de  Céiar ; 
Has  dejemoi  dltpaiaiei , 

Y  suplicóte  que  le» 

El  papel  de  mi  seBora.. 

En  aqaeila  hltrlqnera 
Le  pase ;  ja  le  be  topado. 

nitrui, 
¡Oh  loqne  babrl  delaleai, 
be  alfeliicidM  ternarai 

Y  amoroaas  panetdaal 

ltT.(^.) 

Amor,  ja  ao  puedo  mu , 


TaiafAH. 
El  Re;. 

cÁHLoa.  (Ap.) 


lAp.  En  notable  ocasión  Itaga.) 
i  Ese  papel  eseandlut 
Buenas  albrlciasBw cuarta.  . 


Consnttibaloi  co 
Porque  mi  toia  L 
Que  en  eno  Á 


El  nej  a  Cartas  T  riBlTia , 
Dm  no  lo  pnedo.satar. 


TfolnamigL 

jCAttM  te  n  de  jmndot 
be  udlendM  teto*  te  n* 


ha  ildo  eapraadUlas , 

Porqae  tt  ne  pemades , 

HaaialasdiaDaludei 

NeenaefianlidlrMtM. 

I 
Mcei,  Cirios,  ei 
Hsi  dejando  erto 
Yo' vengo  i  eeaa 
Como  anlgp  r  coa—ew, 
tía  ca<o ,  en  qM  ím  bw  dejar - 
Tn  parecer,  y  dU  lo 
t\  acierto. 

EleandiJBla 
Ko  es  bsitame  i  ■eaaa^ar ; 
Has,  annqoe  dei^ws  Be  Ugaja 
MI  ignorsDda  lo  qM  so^. 
Pnes  til  gnslás ,  HBl.«lte;; 

Pues oje,  por fMa Mía.   . 
Yo  lengo  no  hijo  bManero. 
Que  ei  el  Prlndpo,  r  UBlwa 
Otro  nstvrol ,  É  qawa , 
Por  eamaaoae  calta*  qataro, ' 
Ba  loereio  (e  be  estado  i 
Volequierodr      "'- 


Coa  ka  qoa  lo  b»  igaondo ; 
Coa  d  PrtodjM .  qM  pwda 
tleTSrlacMi  li»piMaB«U , 
pnes  hng*  t^fs  wlbtWBWl , 
I Y  baila  otro  ñas  qBsaaberMe; 
Coa  ni  amor,  pañw^es.al  btlOt 
YletraierocoiaoiW. 


jCéaqne  jolopoeMh 


540 

El  Principe  esté  obligado , 
El  pueblo  desengafiado, 
Dios  servido  y  él  contento. 

cíIrlos. 
No  sé  si  aciertas.  Señor, 
En  fiar  esto  de  mi. 

RET. 

Pues  yo  te  he  elegido  i  ti , 
Debes  de  ser  el  mejor ; 
Yo  sé.  Garlos ,  lo  que  puedo 
Fiar  de  ti;  este  papel 
Te  dirá  en  relación  fiel 
El  caso. 

{Para  tomar  el  papel ,  deja  los  otros  en 

el  bufete.) 

oírlos. 

Obligado  quedo 
A  lo  que  me  favoreces. 

RET. 

Tu  Rey,  tu  deudo  3^  tu  amigo 
Soy ;  y  si  mucho  te  obligo. 
Mucho  mas,  Carlos ,  mereces. 

CARLOS. 

Yo  leo. 

RET. 

Pues  yo  entre  tanto , 
Para  que  estemos  iguales , 
Pusaré  estos  memoriales. 
cArlos. 

Espera ,  Señor.  {Ap.  \  Oh  cuánto 
Erré  en  juntar  el  papel 
De  Violante  á  los  demás!) 

RET. 

Turbado,  Garlos,  estás. 
¿Qué  tienes  ? 

CARLOS.  {Áp.) 

;  Suerte  cruel ! 

RET. 

Habla. 

CARLOS. 

(Ap.  ¡Notable pesar!) 
Señor,  pues  que  me  has  fiado. 
Como  á  tu  amigo  y  privado, 
El  oír  y  el  consultar, 
No  te  canses  en  leer 
Memoriales  importunos , 
Pues  puede  ser  que  haya  algunos 
( Como  suele  acontecer ) 
Poco  cuerdos ,  y  serán 
Ocasión  de  que  te  enojes , 

Y  enojado ,  los  arrojes , 

Y  de  mi  se  quejarán. 
Pues  me  los  dieron  á  mí. 

RET. 

Parlamos  obligaciones ; 

Que  en  hs  mismas  que  me  pones 

Quiero  yo  ponerle  á  ti. 

Y  pues  libro  en  tu  cuidado 
El  peso  de  mi  corona , 

A  mirar  por  tu  persona 
Estoy  también  obligado ; 
Lee  tú  mientras  yo  leo, 

Y  así  podremos  saber. 

Yo  lo  que  has  de  responder, 

Y  til  lo  que  yo  deseo. 

CARLOS. 

No  te  canses. 

RET. 

No  se  cansa 
El  Rey ,  Carlos.  Mal  dijiste. 
Porque  solo  cuando  asiste 
A  sus  deberes,  descansa. 

(Lee.)  nLudovico  Ursino  pídela  plt- 
v7.a  de  alcaide  de  Palermo,  qi:e  tiene 
vFabricio,  y  há  dos  años  que  no  la 
> sirve  por  siis  achaques.» 

Desle oficio  le  despide. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAIf. 


Y  dile  que  no  conviene 
Quitársele  á  quien  le  tiene , 
Para  darle  á  quien  le  pide. 

CARLOS. 

Lo  mismo  le  respondí 
A  Ludovico. 

RET. 

Está  bien ; 

Y  si  obras ,  Garlos ,  Un  bien , 
No  me  has  menester  á  mi. 

{Lee.)  «Lisarda,  viuda  de  Vicencio 
•Pazo,  principal  y  pobre,  tiene  ana 
«escritura  contra  Alejandro  Ceiarino, 
«y  por  ser  ministro  de  justicia,  no  hay 
>otro  que  le  quiera  ejecutar;  por  ella 
»á  vuecelencia  suplica  dé  orden  para 
»que  no  le  valga  la  inmunidad  de  serlo 
«para  no  hacerla.» 
Sépase  quien  no  ha  querido. 
Por  su  oficio  ó  por  su  nombre. 
Ejecutar  á  ese  nombre ; 

Y  en  habiéndolo  sabido , 
Obligúesele  á  pagar 

La  escritura ;  que  después 
El  mismo ,  por  su  interés , 
La  procurará  cobrar. 

CARLOS. 

Será  muy  discreto  estilo, 

Y  asi  lo  dijera  yo ; 
Mas  no  leas  mas. 

RET. 

¿Por  qué  no? 

CARLOS. 

(Ap.  El  alma  tengo  en  un  hilo.) 
Porque  todos  son  asi. 
{Ap.  Si  le  topa ,  muerto  soy.) 

RET. 

En  leyendo  este  me  voy. 

CARLOS.  {Ap.) 
¡Qué  desdichado  nací ! 

RET. 

{Ue.)  «Carlos  mío.  mas  ha  podido  el 
•amor  para  unir  nuestras  voluntades, 
•que  la  sangre  para  dividir  nuestros 
•ueseos ;  la  fortuna  está  de  buen  sem- 
•blante  con  los  dos ,  pues  dispone  que 
•seas  mío ;  y  lo  demás  sabrás  en  mis 
•brazos,  si  el  placer  de  conocer  mi 
«dicha  no  me  mata  antes  que  te  vea.^ 
•  Tu  Violante.it 

CARLOS. 

¿Violante á  mi  desa  suerte? 
No  sé  cómo  puede  ser. 

RET. 

Pues  vuélvele  tú  á  leer, 
Si  quieres  satisfacerte. 

CARLOS. 

¡  Ay  de  mí !  dame  la  muerte. 
RET.  {Ap.) 

Conrado  le  ha  descubierto 
A  Violante  (aquesto  es  cierto) 
Todo  el  suceso  pasado. 
Mal  el  secreto  ha  guardado. 
Mal  ha  cumplido  el  concierto ; 
Pero  sabrálo  de  mí 
De  manera  que  le  pese. 

CARLOS.  {Ap.) 

¡Que  Violante  me  escribiese 
En  esta  ocasión  asi ! 
No  lo  creo  aunque  lo  vL 

RET. 

{Ap.  Él  lo  ha  dicho  (es  evidencia) 
Para  poder  ( ¡qué  imprudencia! ) 
Casarlos.)  ¿Carlos? 

CARLOS. 

Señor. 


KT. 

{Ap,  Aqai  es  menciterfalor, 
Aqui  es  menesl«r  prodeacia.) 
¿Y  por  esto  me  InpadiM 
Que  DO  viese  h»  demás? 

cÁauM. 

Yo...  Si  tá...  Porqae  Jamás... 


No  te  turbes. 


KET. 
CÁBLOS. 

Si  coofies... 


KKT. 

Ríen  en  negármelo  bacias . 
Pues  de  suerte  me  ba ofendido. 
Que,  avergonzado  y  corrido. 
Te  dieralodo  mi  estado 
Por  no  haberlo  Imannado 
Después  de  haberloleido. 
¿Posible  es  que  tu  antojos, 
Al  pensar  caso  tan  feo. 
No  dieron  muerte  al  deieo 
Entre  la  lengua  j  loa  (¡ios? 
Pues  di ,  Carlos,  ¿qoé  de^NJos 
O  qué  esperanza  te  da 
Tu  amor ,  qae  á  perderte  va. 
Cuando  con  muda  tristeza 
Toda  la  natoraleta 
Murmurando  te  lo  está? 
Tu  locura  y  ta  improdencia 
Con  esto  me  bao  dedarado 
Que  no  rige  bien  mi  estado 
Quien  rige  mal  sa  eondeMia. 
De  despreciar  mi  adverteaela . 
Cuando  á  virtod  te  proroeo. 
Nace  el  ser  con  Dios  tan  kwe. 
Que  es  voi  qoe  del  délo 
Que  no  estima  á  Dios  en  macko 
Quien  tiene  á  so  rey  eopoeo. 
Juez  soy  desta  caosa  aqñf « 

Y  hallo  que  tan  grave  Ifi  sido. 
Que  con  ella  has  ofewlido 

A  tu  padre,  á  Dloa  y  ft  mL 
Mas ,  pues  yo  no  poedo  ea  Ü  • 
Aunque  á  ser  juez  me  ^eomodo. 
Vengar  tres  culpas  de  an  modo. 
Ninguna  quede  vengada ; 
Que  no  be  de  castigar  nada. 
Pues  no  lo  castigo  todo. 
De  tres  culpas ,  tres  perdones 
A  un  tiempo  tengo  de  darle , 
Para  poder  ensenarte 
A  corregir  tus  paaioiiea. 
Huye ,  pues ,  las  ocasiones 
De  empeñar  la  voluntad; 
Que,  SI  en  fe  de  mi  asestad. 
Mas  tu  obstinadon  potito « 
No  sé  si  para  otro  ala 
Me  habrá  quedado  piedad. 

Y  aunque  para  corregirte 
Fuera  raion  apartarte 

De  mi  privanza,  enseitarte 
Imporu  mas  qoe  ceUrie. 

CiBLOa. 

No  es  posible  que  á  senhte 
Acierte ,  Seftor,  Jamif : 

Y  asi ,  en  mi  casa  de  bey  mas... 

Si  teniendo  ocnpadones. 
Son  Un  tuyas  tus  pasiones. 
No  teniéndolas«4qiié  harás? 

Y  asi ,  de  hay  en  adelanle. 
Pues  á  todaa  horas  puedes. 
Me  has  de  asistir,  ain  que 
Desocupado  un  Intlaale. 

cÁaLos. 
Tu  hechura  soy.  (Ap-  ¡Ay 


¿Qué  dices? 


Que  m»  ca  casdie. 


omigo. 

círlm. 

Ya  le  sigo, 
)  en  mi  ta  goslo  es  ley. 

MBT. 

ffo  soy  y.  tu  rey; 
bagas  ta  enemigo. 
(Yante.) 

len  VIOLANTE  t  ELVIRA. 

VIOLAIITR. 

)y  eo  mi,  de  placer. 

ELVIRA. 

¿Garlos no  es  la  hermano? 

VIOLARTE. 

de  darle  la  mano, 
marido  ba  de  ser. 

ELTUA. 

loy  también  moriré  yo.) 
:ómo  lobas  sabido? 

VIOLA  TTE. 

> ,  de  enternecido , 

la  lo  descobrió. 

e  se  dejó  ayer , 

caldo  (amor  lo  sabe), 

scritorio  la  llave ; 

D  fin ,  como  mug'er , 

scritorio  abrí, 

lo  ana  gabeta, 

I  era  la  mas  secreta, 

las  entre  otras  vi , 

lidado  y  aseo 

s  indicios  daba 

lerio  que  encerraba; 

coD  el  deseo 

r,  y  no  ftaé  en  vano 

las  y  el  leellas, 

i  visto,  prima,  en  ellas 

es  Carlos,  no,  mi  hermano. 

¿ríos  mi  hermano,  prima ; 

or  linaje  viene, 

Das  honrado  tiene , 

>le  sangre  le  anima ; 

del  Rey,  yo  lo  fio, 

s  cartas  lo  argayo. 

ELVIBA. 

ices? 

VIOLANTE. 

Como  hijo  suyo 
*¡ado  el  padre  mío, 
f  se  le  encomendó ; 
as  cartas  lo  dice, 
rtnna  mas  felice! 
I  mil  veces  yo. 
veces ,  prima  mia , 
mi  amor  pensaba , 
I  no  me  dejaba 
üeoza  que  tenia ; 
I  que  están  abonados 
oftibies  empleos , 
íma ,  mis  deseos , 
irima ,  mis  cuidados , 
i  tú  mi  alexia 
mil  parabienes , 
e  quieres  bien ,  y  tienes 
D  la  ventara  mia. 
en  se  ve  en  tu  alborozo 
atención  la  alearía , 
I  mia,  prima  mía ! 
i  tan  grande  mi  ^ozo, 
mdo  haberlo  sabido 
lubiera  aprovechado , 
B  de  haberlo  contado, 
I  ventura  ha  sido. 

ELVIRA.  (Ap,) 
lasa  procedía 
os  el  no  atender 
idado,  y  no  hacer 


GOMO  npu  Y  GOMO  Blf. 

Gaao  da  la  pena  pala. 
1  No  me  bMtoJblB  (¡  tv  deloil) 
Para  torbar  nia  aestioot 
Darme  celoe  presnoildos. 
Sino  averiguados  celos? 
¿Unas  penas  y  otm  peiiM? 
Si  matarme ,  amor,  qaerlu , 
¿No  bastaban  penis  m^ 
Sino  ventaras  aleñas? 
¿Podré  encobiir  mis  desvelos? 
Podré  callar  mi  dolor? 
Que  si ,  responde  el  bonor; 

Y  que  no ,  dicen  los  celos ; 
Porcnie  tal  me  vengo  á  ver. 
De  desesperada  y  toca» 
Que  coanido  calle  la  boca* 
Los  ojos  no  bao  de  poder. 

▼lOLAlITE. 

Parece  qae  lo  has  dodado 
O  lo  tienes  por  menlira. 
¿Qué  te  sospeades » Kh  In? 

ILVIlá. 

No  te  dé  y  prima,  cuidado ; 

?niero  bien ,  cono  tú  qoieres, 
como  en  esta  lomada , 
Cuando  mas<iesespeffada» 
Te  dice  el  amor  qae  esperes, 
Hallo,  mirándome  en  tí» 
Que  amor  tiene  por  mil  modos 
Baperauas  para  todos » 

Y  le  falún  para  mi. 

VIOLAHTB. 

i  Y  yo  saber  no  podria 
A  quien  anua? 

ILTIBA. 

Si^Tlolaiite; 
Bien  conocido  es  mi  ámame. 

VIOLANTE. 

Y  ¿quien  es,  por  vida  mia? 

ELTllA. 

Tu  hermano. 

vioulin. 
¿Carlos?     • 

BLViaA. 

Después 
Te  contaré  á  qnlén  diga 
Mi  amor,  aunque  va  lo  dye, 
Pues  dye  que  GArlos  es. 

VIOMIIR. 

¿Carlos? 

5af#  GARLOS. 

CÁELOS. 

¿Violante? 

VIOLANTE. 

¡No  mas 
De  Violante,  y  tan  severo ! 
Bien  pagas  lo  que  te  quiero, 
Buenas  albricias  me  das 
De  las  vivas  esperanns 
Que  tú  perdidas  tuviste; 
Cánsete,  ya  vieaes  irlsie; 
¿Pésate  de  que  hw  alcanees 
Lo  que  deseaste  ayer?* 
¿Al  cielo  turbado  ariras 

Y  entre  ti  mismo  suspiras? 
Pues  ¿  qué  fué?  qué  pudo  ser? 
¿  Casarte  tu  padre  (¡av  cielos !) 
Con  dama  de  masqauales? 
No  me  aflijas ,  no  me  mates. 
¿  Vienes  malo  ?  ¿tieiiés  celos  ? 
¿Hate  parecido  encallo 
Mí  papel?  Habla ,  Sefior, 

Y  no  muera  de  un  lenM>r, 
Pudiendo  de  un  deseagafio. 

ciaLoa. 
Tan  mudo  estoy  (¡ay  de  mi !), 
Tan  suspenso  y  admirado , 


(YMe.) 


Que  pieMO  ove  IoIm  salado. 
¿Yo  puedo  ifeamrarta? 

vMtaiiffi. 

Si* 
8f,  Garios;  iq«é  dadas? 

oáaLos. 

¿Yo? 
{Ap.  ¡Hay  mi^er  taa  labusaBa  I) 

flOUNTI. 

Que  no  soy,  Garlos,  tu  bennaBa. 

¿Que  no  qres  mi  benaaBa? 

viouma; 

No. 
ciaMMtr 
Vuelve,  por  Dios,  Tvelve  en  ü 
Del  ftiror  que  le  pioroea. 


Garios ,  no  Me  «MNas  loca ; 
Escucha,  y  sahfisle. 


MsBLVIKA. 

iLnaá.  (Ap.) 
Mal  sosiega  qota  se  abrasa; 

Í Quién  dada  qneya  Vioiaiite 
su  bersumo  ó  &sa  amante 
Habrá  dicho  lo  <|Ba>isa? 
Mas,  para  ove  sos  deseos 
No  logren  dicbas  mayores. 
Pues  no  p«deais mores. 
Impediré  sos  empleas. 

Celosa  estoy  y  ewndidat 

Peroyomevei0ré, 

Y  Asa  padre  la^ 

Lo  que  importa  qoe  lé  Impida. 

El  caso  diré  A  Csüira^o, 

Para  que,  poes  es  dbcreto, 

Mire  coAl  está  el  secielo 

Qae  le  tieiie  el  Be;  iado. 

¡  Ah ,  traidores !  aIk  eaenlfos ! 

Yiouan. 
Elvira ,  ef  paso  del^. 

Dos  qie  se  qaiéf«B  laa  Mea 
NohÉbito] 


5Wa6OMRA0O. 


Poes,  sobrina,  ¿dAade  vas? 

WLnuL 

Aboscarte. 


¿Yéqaéefelo? 


A  decirte  on  gran  seerelo ; 
Vén  eonailgo  y  la  sabffAa. 

cotrnaao.  {Ap,) 

Por  si  acaso  en  >lgo  toea 

De  lo  qie  el  Bi0^  Ble  ba  reMo , 

Iré  i  saber  lo  qne  ha.aldo. 

ñtiBá. 
Los  celos  me  UetaB  leca. 

(Vmm  Cmttéi09  EMis.) 

cáBLoa. 
¿  Qaé  tSeoe  Bhrlm  *  fioiaBie, 
Qoefairislaf 

Aadá  asios  diss 
Cea  derlas  BM^Mollas. 

Ulaiaa. 
Debadeanar. 

flpUNtB. 


flOLARTE. 

imar  por  amar... 

i  Qué  dalce  gloria! 

VIOLAHTE. 

me  el  amor. 

CARLOS. 

i  Qué  iqjosia  muerte  t 
Sale  TRISTAN. 

TRISTAN. 

los ,  ah  señor  mío, 
teñora  Violante ! 
seguro?  ¿Estáis  solos? 
el  Tiejo?  ¿Óyenos  álguieo? 

flOLAlfTE. 

,  por  Dios ,  Trístan ; 
estoy  para  donaires. 

TRISTAN. 

ampoco ,  Se&or  ? 

CARLOS. 

Oijas,  no  me  mates; 
j^un  estov,  haré 
algún  disparate. 

TRISTAIV. 

os  dejo  enhorabuena ; 
lleguéis  á  rogarme 
s  que  os  diga  un  secreto 
ra  y  de  vuestro  padre , 
3ra  se  va ,  y  os  deja 
os  de  padre  y  madre, 

sé  que  no  lo  sois. 
3ra  me  pongo  grave.) 

VIOLAHTB. 

,  Trístan. 

TRISTAN. 

Déjame ; 
estoy  para  donaires. 

CARLOS. 

ices,  Tristan? 

TRISTAN. 

¿Qué  digo? 
t  dejes ,  no  me  enfades. 

VIOLANTE. 

,  Tristan ,  por  Dios. 

CARLOS. 

ssto,  no  te  tardes. 

TRISTAN. 

es  malo  que  me  lo  rueguen , 
)  estoy  que  no  me  cabe 
del  buche  el  secreto , 
nto  por  contarle. 
t  cuento;  no  sea 
gana  se  les  pase  ; 
lespues  no  lo  quieran.) 
i  un  rato  estadme. 
amarin  adonde 
Piolante  locarse 
nos  yo  y  Finea, 
a ,  yo  su  amante; 
rmosa,  yo  galán ; 

haría  ya  se  sabe, 
lea  que  venían 
Ivirá  con  tu  padre 
os  al  camarín , 
le  no  me  topasen , 
de  los  escritorios , 
un  ovillo  de  carne, 
upo  y  me  acurruco; 
ios  dos  al  instante, 
a  le  cuenta  al  viejo 
[ruido  de  una  llave, 
cartas  que  sacó 
escritorio  Violante ; 
do  después  la  voz , 
:  f  Tío,  ya  saben 


COMO  PADM  T  COMO  MT. 

Los  dos  qoe  no  son  henninos, 

Y  bá  moelio  que  sm  iniáates; 
Bllos  se  quieren ,  y  Carlos 
Sabe  que  el  Rey  es  so  padrd.— 
Lo  mismo  me  ha  dicho  el  Bey 
(Düo  el  Tiejo).  Utos  té  piarde , 
Sobrina,  para  que  nirii 

Por  mi  lealtad  y  ini  sangre ; 
Qoe  yo  enmenoaré  el  aescáido 
De  las  cartas  y  la  Uave.» 
Con  estOt  se  salló  el  vlijo, 
Elvira  tras  él  se  sale « 
Yo  tras  Elvirt,  y  Pbiea 
Tras  mi ;  yo  vengo  á  avisarte ; 
Lo  que  me  ha4oeido  á  mf 
Es  ciar  las  nneras,  y  durme 
Las  albricias  no  me  toca 
A  mi ;  pero  tocarime 
El  tomarlas ,  si  me  das 
Algo  á  mi  estado  tocañtet 
Pues  sabes,  tocante  á  este» 
Lo  que  te  loca  ó  te  talle. 

*     ciaLos. 
Tristan ,  mira  loque  dices. 

f  lOLAinS. 

Tristan ,  mira  lo  qoe  haces. 

CÁaLOB. 

No  nos  borles. 

TIOLAIITI. 

No  nos  mientas. 

CÍlRf.OS. 

No  me  enojes. 

▼louirra. 

No  me  engalles. 

TRltTAIl. 

YoJoroáDios  yiestacros, 

Y  por  vida  de  mi  madre , 
Que  es  verdad ,  asi  lo  Toeran 
Las  albricias  qoe  has  desdarme. 

ciatos. 
Yo  te  las  mando. 

TIOLAHTE. 

Y  yo,  y  todo. 

TaiSTAR. 

Para  coces ,  ya  son  pares. 
GÁatos.  ' 
Aon  no  acabo  deiereerlo. 

flOLAim. 

No  acabo  de  asegonme ; 
¿Será  verdad  lo  qoe  dice 
Trístan,  Carlos? 

CilLOS. 

Si,  Violante, 
Esto  no  poede  iUtar; 

Y  para  qoe  menos  falte, 
Oye  una  traza. 

vioLAirrE. 

Di  presto. 
cÁauw. 
Tú  has  de  decir  i  la  padre 
Lo  que  ha  pasado  basta  aqoi 
De  las  cartas  y  la  llave , 

Y  qoe  viendo  qoe  en  los  dos 
No  lo  estorbaba  la  sangre. 
Dueño  de  tu  hOnor  me  biciste, 
Con  palabra  de  cásame 
Conügo;  y  detta  manera, 

Es  Tuerza  que  coanto  sabe 
Diga,  por  cobrar  so  iHMior. 
Sin  guardar  respeto  k  nadie. 
Sí  dice  que  soy  to  bermaMi» 
Morii'é  triste  y  amante; 
Pero  si  dice  qoe  no» 
Serán  noestraavolotttades 
Eternas. 

.fioLAan. 

OieeamoyblOB. 


to 


m. 


Undatrau. 

cUlos.  * 
Páes»  Vioianle , 
Notedescttidéa. 


Itohuré; 
Y  si  como  espero  Mtay 
Serás  rol  esposo. 

CÁtLOS. 

fímmi 
iltMU 

To  esposo,  esdato  y  amante. 

.  viouarrt* 
iOoléotesaliiiif 

cAbios. 

n  amor  mío. 
nouim. 
iQoiéoteacobardaf    . 


.  LaiMgre; 

Si  eres  mi  hermana  »|OBMro. 

vioijum. 
Si  k)  soy,  yo  be  de  matarme. 

GiJiuM. 
Vive  tú. 

vioumn.  . 
Para  ser  ivyk , 

Dios  lo  qoiera. 

noum, 

DU»  te  guarde. 


JORNADA  TERCERA. 


Sate  CARLOS  T  TEUnrAH,  4e  iNPOl#. 

Digo  qqe  tela  eili  corle  ton  sabido 
Ooe  eres  bQo  del  B^  y  «m  ha  corrido 
Tan  páMieoporlodoi  d  seerelOt. 

§oeelreibMo,élMdO|éldlleNlo, 
enao,elnagatodo 
LodlCeasL 


Poes  dlmot  ide  qnámodo 
TM  presto  se  ba  sabMo  y  p^Mcadot 

jiaifiaii. 
ifh  übes  cttfai  n^Moe  ble  estado 
Del  tnlgo  siempre  i  lascomweslefeB 
Los  mayores  secretos  de  los  r^yeof 

ei'iLbs.  [no 

llenes  rason,  poes  aonqoe  mu  proco- 
Bncobrir  otn  seeMe,y  le ssegoren 
GoD  mocho  estío  y  eo«  sfloMfogrofe, 
Coaodo  oMooft  se  plMMa»  mas  se  sabe; 
Más,  ti  verdad  le  digo,  UMM  pesa* 
Fonioeeoe^eso  BMinnKMdi  cesa. 
Y  mas  si  acaao  eoiHvpadre  be  hftbiido 
Violante,  como  bibeoMs  eheprnude. . 

ToiailrsMk 
De  perlas  va  dispeesle  lodo  eqnesto; 
Maa  solo  bi^  QB  emr* 

cUbOf. 

Míe  de  piesie. 


Venir  de  noche  hebleedo  tenlodla ; 
Porque,  amH—iOfvaBeole,ser  podría 
teMlgímoe,ali4|ii|ier««Qemiteetn- 
T  por  pegw  á  ottee,  ños  pefMea.(iea» 


Booea  miedo. 


54i 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


TRISTAIf. 

Es  verdad. 

CARLOS. 

jGenül  gallina! 

TRISTAÜ. 

¿Decir  mi  seutimiento  le  amohina? 

CARLOS. 

El  miedo  es  cosa  infame. 

TRISTAIf. 

Quedo,  quedo, 
Que  para  el  hombre  se  hizo  el  tener 

[miedo. 
Yo  tengo  miedo,  y  el  valor  me  enfada ; 
Que  el  tener  miedo  á  nadie  costó  nada; 

Y  mas  si  en  la  destreza  noestá  ducho, 

Y  el  no  haberle  tenido  costó  mucho. 

CARLOS. 

¿Cómo  de  día  estás  tan  arrogante? 

TRISTAR.  [te; 

Tengo  azar  con  las  noches,  no  te  espan- 
Masbasten  burlas,  que  si  seofreciera, 
Cada  cristiano  hará  lo  que  pudiera ; 

Y  dime,  ¿que  quería  y  qué  te  dijo 
El  Principe? 

CARLOS. 

Muy  necio  y    uy  prolijo 
Me  habló,  para  que  hici( 
be  modo  que  Violante  i    quisiera. 

TRISTAÜ. 

¿Y  cómo  respondiste? 

CARLOS. 

Quejoso  y  desabrido. 

TRISTAN. 

Mal  hiciste; 
Que  es  ponerle  en  cuidado, 

Y  mas  cuando  la  corte  ha  murmurado 
Que  ('res  hijo  del  Rey. 

CARLOS. 

Y  aun  de  eso  nace 
La  oposición  que  el  Principe  me  hace; 
Tengo  en  Violante  mi  esperanza  toda, 

Y  solo  aguardo  para  hacer  la  boda 
Que  revele  Conrado  este  secreto ; 
Mira  (ú  deque  suerte  ó  áqué  efeto, 
Contra  mi  nonor  y  fama. 
Pudiera  ser  tercero  de  mi  dama. 

Y  esto  cayó,  sobre  queelReyhadado 
(Pura  que,  en  suservido  embarazado, 
A  Violante  no  vea) 

Kii  que  duerma  en  palacio,  porque  sea 
Ocasión  el  no  verla  y  el  no  hablarla. 
Si  no  de  al>orrecerla ,  de  no  amarla. 
Juntóse  osle  pesar  y  aquel  disgusto, 

Y  al  Príncipe  le  hablé  con  poco  gusto; 
Mas  el  disgusto  me  templó  al  instante 

(  n  |)apel  de  Violante, 

\\n  que  me  dice  que  de  noche  venga. 

Para  tratar  loquea  los  dos  convenga. 

TRISTAN. 

Que  lo  supiese  el  Rey  me  da  cuidado. 

CARLOS. 

Ya  queda  en  su  aposento  retirado, 
Yo  le  vi  por  mis  ojos,  estoes  cierto; 
Haz  la  seña.  Mas  oye,  que  han  abierto 
Ln  puerta  de  mi  c'asa  y  sale  gente. 
¿Quién  puede  ser? 

TRISTAN. 

Escucha  atentamente. 

Salen  EL  REY ,  CO.NRADO  t  ASTOL- 
VO.de  noche. 

REY. 

Solo  á  ver  si  es  verdad  lo  sucedido. 
Si,  por  vida  de  entrambos,  he  salido. 
De  Astolfo  acompañado  solamente , 

Y  por  saber  también  si.  inobediente 
A  mi  precepto  Carlos ,  como  amante. 


Viene  de  noche  á  verse  con  Violante ; 
Vos  aguardadme  un  poco  retirado. 

ASTOLFO. 

Solo  el  obedecer  toca  al  criado. 

CONRADO. 

Al  momento,  Señor,  hice  tu  gasto. 

TRISTAN. 

Mi  señor. 

REY. 

BxcusAsteme  un  disgusto. 
Quiero  casar  á  Carlos  de  mi  mano ; 

Y  aunque  el  honor  de  vuestra  bija  es  lia- 

[no 
Que  á  un  principe  merece  por  esposo. 
Es  ya  razón  de  estado,  y  aun  forzoso 
En  la  buena  politica  y  sus  leyes , 
No  casar  en  sus  tierras  á  los  reyes, 
Como  en  todo  se  ve  por  el  efeto. 

CONRADO. 

Eres  en  todo  principe  perfeto. 

TRISTAN. 

¿  Oves  aquello?  El  Principe  y  Conrado 
Hablan  de  casamiento. 

CARLOS. 

Estoy  turbado; 
El  Principe  ,sin  duda ,  viendo  ( ¡  av  cie- 

[los!) 
En  la  respuesta  que  le  di ,  sus  celos, 
Resuelto  se  ha  venido, 

Y  mi  esposa  á  Conrado  le  ha  pedido. 
¿  Qué  haré  Trístan? 

TRISTAN. 

Callar. 

CARLOS. 

¿Cómo  es  posible? 

TRISTAN. 

Callando. 

CARLOS. 

Estoy  perdido. 

TRISTAN. 

Estás  terrible. 

CARLOS. 

Daré  voces. 

TRISTAN. 

Mejor  lo  considera ; 

Y  pues  Violante,  claro  está,  te  espera. 
Demos  lugar  para  que  no  te  encuentre 
Ninguno  de  los  dos,  que  el  viejo  entre 

Y  el  Príncipe  se  vaya. 

CARLOS. 

Solo  en  pensarlo  el  alma  se  desmaya ; 
Mas  bien  has  dicho. 

TRISTAN. 

Toma  mi  consejo. 

CARLOS. 

Mi  vida  en  manos  de  Violante  dejo. 

{Vase.) 

CONRADO. 

Desta  suerte  lo  enmendé. 

RET. 

Anduviste  muy  discreto. 

CONRADO. 

Para  mi  vuestro  secreto 
Carácter  del  alma  fué; 
Que  es  noble  la  sangre  mia. 

RET. 

Os  aseguro,  Conrado, 
Que  me  habia  dado  cuidado; 
Porque,  como  cada  día 
Del  Papa  aguardando  estoy 
La  venia  que  !e  he  pedido 
Para  Carlos ,  no  he  querido 
Decir  que  su  padre  soy 
Hasta  ver  lo  que  hay  en  esto ; 
Que,  aunque  sin  esta  licencia 


Pudiera  •  en  bni 
Haberlo  por  obn  pMilo, 
Debidos  respelM  loo. 
Que  al  Papa  se  han  de  laer. 
Que  un  Rey  Joslo  no  ha  de  hace 
Nada  sin  su  permisión. 

GOflnáno. 
Vuestra  majestad  proeede 

Í Aunque  está  todo  en  sn  mano) 
:omo  principe  cristiano; 
Mas  ya  retirarse  paede« 
Porque  imagino  que  es  urde. 

ncT. 
No  me  qnise  recoger 
Hasta  veniros  á  ver. 

cosraADO. 
Mil  afios  el  cielo  os  gnarde 
Por  tal  favor. 


mi  amigo, 
Quedaos. 

CO^iaADO. 

Nomebedeqnedir. 

BET. 

Será  dar  que  sospechar 
A  los  que  os  vieren  conmigo, 
Pues  por  estar  mas  secreto 
Y  hablar  con  vos  mas  despacio 
He  salido  de  palaeio. 

COÜRASO. 

¡  Qué  prudente  y  qoé  discreto ! 


Mas  tened ;  dos  hombres  vieon. 

COmADO. 

Mozos  serin  del  logar, 

Y  irán  se  ahora  acostar. 

nsT. 

En  la  calle  se  detienen. 

Salen  EL  PBINCIPE  t  LUDOVIÜ 

ndNan. 
A  mi  me  importa  saber, 
Ludovico,  SI  es  verdad 
Lo  que  toda  la  dndad 
Murmura ,  pues  pnede  ser» 
No  siendo  Cirios  hermano 
De  Violante*  qoe  la  adore. 
La  festeje  y  enamore, 

Y  que  yo  me  canse  en  fano ; 
Que  Cirios  tan  denbrido 
Nunca  á  mi  me  respondiera. 
Al  decirie  que  me  hiciera 
De  su  hermana  sa  marido . 

Si  no  hubiera  aqni  enenbierto 
Algún  misterio ;  y  por  Dios, 
Que  hemos  de  saber  los  dos 
Si  lo  que  presamo  es  deilo. 

Lunonco. 
Pues  di ,  ¿o6mo  pnede  ser. 
Siendo  este  amor  tan  secreto, 
Como  sn  dneBo  diseraio, 
Qce  tú  lo  puedes  saber? 

rafaiciPB. 
Él  duerme  en  palacio  ja, 

Y  es  llano,  si  la  qoeria. 
I^es  va  no  pnedTe  de  dia. 
Que  de  noche  In  verá. 

Luootno- 

Y  cuando  de  noche  venga. 
¿De  qué  arguyes  qoe  ia  qnieieT 


Quien  discurrir  bien  qnisioe . 
Tenga  amor  y  enloa  le^ga; 
Violante  le  ha  de 
El  á  verla  ha  de 


ija  ba  de  abrir, 
ellalebadebablar; 
ima  t6  á  esa  reja, 
>7  Gárloa  dirás , 
ren ,  y  lo  demás 
idado  lo  deja. 

LU1K>YIC0. 

i  me  ba  de  conocer. 

rafuarB. 
itas  cosas  esconden; 
odo  que  responden 

>  qae  be  menester. 

LUDOTICO. 

o. 

PRilfCIPB. 

Si  le  esperaban , 
ipenas  ha  de  oir , 
»  la  priesa  de  abrir 
cuidado  en  que  estaban ; 
ríos,  ofendido, 
ae  mi  amor  merece , 
e  el  Rey  le  favorece , 
castigarle  yo. 

BEY. 

lerta  se  ba  arrimado 
abre ,  y  llama ;  ¿  será 

• 

CONaADO. 

No,  Señor;  que  está 
amor  desenáanado, 
liando  le  hablé ,  esto  es  cierto, 
muerto  sé  quedó. 

SaU  FINEA. 

PIUCA. 

n  es? 

LunoTico. 

Carlos. 

RKT. 

No  debió 
edar  Carlos  muy  muerto. 

GOXaADO. 

enor... 

FINEA. 

¿Eres  TrisUn? 
Lunovico.  • 
)soy. 

FIHEA. 

Pues  al  instante 
1  llamar  á  Violante. 

RBT. 

son  dama  y  galán. 

paÍNCIPE. 

dices  de  mi  temor  ? 

LUDOVICO. 

»on  profetas  los  celos. 

PRÍNCIPE. 

esto  se  consienta,  cielos . 
ae  el  Rey  le  tenga  amor ! 
Tive  Dios... 

RET. 

¿Qué  aguardáis? 
le  está  bien  el  hablalle ; 
idle  vos  de  la  calle. 

CONRADO. 

>  haré ,  pues  vos  gustáis. 

LUDOVICO. 

lombre  á  nosotros  viene. 

príncipe. 
DS  será,  ¿quién  lo  duda  ? 
es  fuerza  que  al  centro  acuda. 

CONRADO. 

er  por  mi  honor  convier  d ; 
I  ¿cómo,  Carlos,  aqui 
Is  á  tal  bora ,  cuando 

DD.  C.  DE  L.-n. 


-) 


CMO  I^ADRB  Y  CGAfQ  R«Y. 

So  gobienft)  está  flando 
El  Ref  de  vos  y  da  mf  ? 
1  Asi  habéis  obededdo 
Los  consejos  qaa^s  be  didot 

PRiRCItB.  (Áp.) 

Vive  el  cielo,  qoe  es  Cosrido, 

Y  por  Carlos  roe  ha  tenido. 

conuDO. 
Volveos  á  palacio  luego; 
Mirad  que  ti  el  Rey  sapfert 
Que  á  estas  horas  estáis  fuera. 
Se  enojara :  yo  os  lo  mego. 
Yo  os  lo  mando ;  ved  qoe  doerme 
Descuidado  el  Rey  eon  vea ; 
Haced  esto  por  loados. 

paiNGira.  (4^.) 

Para  mas  utlsfacerme , 
Puesto  qoe  en  mi  ajgravlo  es. 
El  callar  es  acertado; 
Qoe  yo  le  daré  á  Conrado 
Parte  de  mi  amor  despees ; 

Y  poes  no  roe  ba  eoaoeldo, 
Yo  me  voy.  (vi 

Gomuao. 

4 No  respondéis? 
Mas  de  verg&enza  lo  baréis. 

BIT. 

¿Qoé  hay,  Conrado? 

COHBABO. 

Yase  baldo. 

RBT. 

Bien  está;  mas  yo  no  estoy 
Cierto  aue  á  palacio  irá ; 
Seguidle ,  ved  dónde  va , 
Presto.  ^ 

CORBADO. 

A  obedecerte  voy.       (VgM.) 

BBT. 

Carlos ,  qoe  qoteá  se  vale 
De  mi  amor  y  de  los  brios. 
Contra  los  preceptos  míos 
A  ver  á  Violante  sola ; 
El  desacato  hecho  á  mi , 
Como  á  rey,  pide  caattot 
Porque  yo  soy  so  eneBUfo, 

Y  no  su  padre ;  y  asf , 
Castigarle  es  Justa  \éf ; 
Mas  ¿  cómo  podré  severo. 
Si  como  padre  le  qoiero. 
Castigarle  como  rey? 
Pues  consentir  que  le  qoiera  • 
En  duda  de  qoe  es  so  hermana» 
Es  voluntad  tan  liviana , 
Que  enojarse  Dios  pediera 
De  tal  género  de  amor; 
Que  aunque  la  verdad  le  ayuda. 
El  pecar,  en  fin ,  en  doda , 
Para  con  Dios  ya  es  pecar, 

Y  lo  peor  es,  qoe  está 
Casi  todo  descobleno ; 
Mas  una  reja  han  abierto 
De  las  bajas ;  ¿qoién  será? 

Salen  VIOLANTE  t  PINBA  á  te  VM- 

feaa. 


rmttt. 
HarélOBfll. 

fMNkABmL 


«Ib 

(Vaaí.) 


Despoes  qoe  aadt  en  oplnloeea 
SI  es  Garios  Bit  hfjlvnao^sienia  . 
Dentro  del  alna  wm  eoncenlo 
Qoe  anima  aria  preisñBfoaea; 
Mas  espero  y  BMkmi  Horo, 
Maa  amo  y  asjaoa.BospIro , 
Con  otros  Oka  le  mito 
Y  con  Otra  hle  adoro. 
iSisebaidb?Pttoam 
Büá  on  b6flsbre ;  ¿qoién  lerá? 
Garlos  será  •  ^iaro  eitá.— 
¿Ge,GárlaiT 


iL|ipBfea?8i; 


En  la  reja  eatá  Tipiante, 
Qoe  espera  á  Carlea  i  yo  foy 
Akablarla. 


iSelBtoaf 
nn. 

Yo  soy. 

Sata  GARLOS  ir  TR18TAN. 

Llama,  TrialaB,  iiiaÉIaale; 
Qoe  ya  la  gente  paaA. 

Llego  y  llano; 


¿Qné  dodaa?  qoé  fe  aeobaida? 

.TMsraii* 

La  bendición  iioa  borC6 
Otro  qoe  llegó  prhairn. 

¿Ybablóálar^at 

TBiarAB. 

-    Baoeallano. 


YanoqoleiOBHMrde 


nou¡fn 

qoteíoi 
AflM»  de  Principe  qoiero; 
Y  asi,  jpagoqw  aeréis 
MI  doSo,  pMBVoa  goitaia, 
CoBW  principe  eomplala, 
Gomo  amante  psDBialsia. 

TBIBTaB.  . 

Andallo;bendlgnMM 
TanU  pas,  tama  vi«ira; 
Ikqoi  aolo  mltB  el  enn, 
^ndo  teatlgoa  loa  dea. 
¿OyeaaiiBeUoT 

Triatan, 
ün  rayo  d  ahna  me  hiefe; 
Violante  al  Prinelpe  nieve; 
Ella  y  el  Principe  eatl» 
Tratando  ao  MMNT.  i  Áb  cWOBl 
i  VIóse  modansa  BH^orl 


VIOLAMTB. 

¿Con  Trlstan  hablaate? 

PIKBA. 


Habla  qoede. 


OiBUtt. 

Tente  aiMir. 


GaUa,  por  Dloa. 


Si. 


VIOLAimE. 

¡  Qué  mal  sosiega  qolen 

riüBR. 
Adiós. 

VIOUBTB. 

SimipadrellaaM^ 
Avísame. 


Tente  ctloa. 


Dedrle  qoleie  I  VláMe^ 
Qolén  at»,  y  Mía  návofüda, 
SdBáolvSitfá  corrida 
Loqotnobapodid^ái 


1  GóBso  eapuriMa  io|kli 
TbMm 


546 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


TRISTAN. 

Loco  estás. 


RET. 

Ya  DO  quiero  saber  mas ; 
Mas  solo  os  quiero  advertir 
Que  (Je  boy  en  adelante 
No  habléis  sin  aue  conozcáis 
Primero  con  quién  habláis , 
Porque  soy  el  Rey,  Violante. 

VIOLANTE. 

¿El  Rey,  Señor?  {Ap.  \  Ay  de  mí ! 
¡Muerta  soy !  ¿qué puedo  hacer? 
Todo  lo  he  echado  á  perder. 
¡Ay  Carlos,  boy  le  perdí! 
¡  Oh  noche ,  de  sombras  llena , 
Qué  de  errores  has  causado! 
El  coraion  se  me  ha  helado.) 

RET. 

¿Qué  dices? 

VIOLANTE. 

{Ap.  ¡Terriblepena!) 
Que  vuestra  alteza.  Señor, 
En  la  calle  no  está  bien , 
Pues  los  que  pasan  le  ven, 

Y  irse  tengo  por  mejor. 

{Ap.  ¡Oh  ,  si  el  Rey  irse  quisiera ! 
Que  anda  Carlos  por  la  calle , 

Y  ha  de  ser  fuerza  encontralle.) 
Sin  pensar  que  os  ofendiera, 

A  Carlos  quise,  es  asi, 

Y  fui  de  Carlos  querida ; 
Mas  ya  estoy  arrepentida , 
Solo  por  vos  (¡ay  de  mi !); 

Y  asi,  pues  ya  no  le  quiero, 
Os  ruego  me  perdonéis. 

RET. 

Con  eso  en  roí  ganaréis 
Un  amigo  verdadero ; 

Y  porque  pienso  que  el  día 
Se  va  acercando ,  me  voy. 
Dios  os  guarde. 

viola:<ite. 
Vuestra  soy. 
(.4p.  ¡  Av  Carlos  del  alma  mia ! 
Negué  al  Rey  mi  amor,  mentí ; 
Mas  poco  ó  nada  importó 
Que  al  Rey  se  lo  niegue  yo, 
Si  te  lo  confieso  á  tí.)  (Voitf.) 

CARLOS. 

{Ap,  Ya  el  callar  es  agraviar 
Mi  valor  y  mi  nobleza.) 
Deténgase  vuestra  alteza; 
Que  le  he  menester  hablar. 

tristan. 
Nunca  tan  necio  te  vi. 

CARLOS. 

Mejor  dirás  tan  resuelto. 

RET.  {Ap.) 

Otra  vez  Carlos  ha  vuelto, 
Pésame  de  hallarle  aquí ; 
Rien  Conrado  le  siguió , 
Pues  vuelve  á  salirme  al  paso. 
Si  no  es  que  le  d  i  jo  acaso 
Que  estaba  en  la  calle  yo. 
Ksto  sin  duda  será, 

Y  él ,  para  desenojarme , 
Claro  está,  y  acompañarme, 
A  buscarme  volverá. 

CARLOS. 

Vuestra  alte/.a  me  ha  pedido 
Que  yo  le  diga  á  Violante 
Que  es  de  sus  ojos  amante. 

REÍ.  {Ap.) 

Sin  duda  el  juicio  ha  perdido. 

CARLOS. 

Y  cuando  esto  me  mandaba. 
Sabe  el  cielo  y  sabe  ella 


Que,  llevado  de  mi  estrella-. 
En  las  suyas  adoraba ; 

Y  si  entonces  encubrí 
Nuestro  amor,  secreto  fué , 
Porque  siempre  imaginé 
Que  era  mi  hermana;  y  asi. 
Hoy,  que  sé  que  no  lo  es  mia  , 

Y  que  la  puedo  adorar. 
Amante  habré  de  estorbar 
Lo  que  hermano  üq  podia. 
Sí  del  Rey  sois  hijo  tos... 

RET.  {Ap,) 
Esto  es  peor. 

CARLOS. 

Reparad 
Que  en  sangre  v  en  calidad 
Somos  iguales  los  dos. 
Vuestra  alteza  está  tratado 
De  casar  con  Isabela , 

Y  es  género  de  cautela 
Contra  su  padre  y  Conrado, 
Al  uno  inquietar  su  hija , 

Y  al  otro  oarle  disgusto 
En  casarse  sin  su  gusto , 
Cuando  pretende  que  eüja 
A  la  flor  de  lis  de  Francia. 
Violante  me  quiere  á  mí , 
Que,  si  bien  lo  negó  aquí , 
No  viene  á  ser  de  importancia. 
Cuando  de  parte  de  adentro 

Sé  que,  aunque  el  mundo  lo  impida, 
Yo  soy  alma  de  su  vida 

Y  ella  de  mi  gusto  centro. 
En  íin ,  ya  su  amante  soy ; 
Si  tieueel  corazón  lleno 

De  sangre  de  rev,  tan  bueno 
Como  vuestra  alteza  soy ; 
Vuestra  alteza  puede  en  esto 
Resolverse  á  hacerme  gusto. 
Pues  lo  que  pido  es  tan  justo ; 

Y  de  no  hacerlo,  supuesto 
Que  no  tengo  de  olvidar 

A  Violante,  Tíve  Dios, 
Que  á  ser  suyo,  de  los  dos 
Uno  solo  ha  de  quedar; 

Y  así... 

RET. 

Carlos,  bueno  está. 

CARLOS. 

No  eslá  bueno. 

RET.  {DeiCttbrUndoie,) 
Necio,  loco, 
¿  Vos  al  Príncipe  en  tan  poco? 
¿Quién  tanta  licencia  os  da  ? 

TRISTAN.  {Ap,) 
Buenas  noches. 

CARLOS. 

Luego  TOS... 

TRISTAN.  {Ap.) 

Cogiónos  todo  el  nublado. 

RET. 

Yo  soy  quien  os  ha  escuchado. 

TRISTAN.  {Ap,) 

Hoy  nos  pringan  á  los  dos. 

CARLOS.  {Ap,) 

Con  esto  me  rematé ; 
Pensando  que  era  (¡  ay  de  mí !) 
El  Principe,  descubrí 
.Mí  amor,  mis  celos ,  mi  fe , 
Nuestros  tratos  y  contratos, 
Hasta  llamarme  su  hijo. 

TRISTAN.  {Ap.) 

Por  eso  solo  se  dijo 
Aquel  refrán  de  Pilatos. 

RET. 

Pues  i,  cómo  asi  obedecéis 
Los  consejos  que  yo  os  di , 


Y  así  al  Principe  já  ni 
El  respeto  qos  peraeit? 
Sois  UD  necio,  y  five  INot... 
{Ap.  Apenas  le  lé  rafilr.) 
¿\us  en  nada  competir 
Con  mi  hyo?  ¿  Quién  aoii  tm? 
¿Vos  leal?  vos  mi  «aaallo? 
Hentis.  (Ap,  ¡Ajbijo!) 


SeSor... 

Cosas  busco  de  rigor 
Que  decille,  y  no  las  hallo. 

ciaLos. 

Esto  i  á  quién  le  ancedlera  ? 

aET. 

Idos ,  Carlos,  ido*  luego ; 

8oe,  á  no  mirar  que  estáis  dejo, 
s  matara  aqni.  {Áp.  fh  hiden.  • 

CÁBLOS. 

Yo.  Señor,  siempre  i  su  altaia... 


Nadie  al  Príncipe  se  oponga 
Si  00  quiere  que  le  ponga 
A  sus  plantas  la  cabeaa; 
Vos  no  babeis  de  acoropatame. 
Idos;  que  aquesto  cooTiene. 

CÁBLOS.  (Ap.) 

Pues  algún  misterio  tiene 
Reñirme  y  no  castigarme. 
(Vmutf.) 


Salen  ELVIRA  t  HKEA. 

BLTiaa. 
Dime ,  Finea ,  por  Dios , 
Lo  que  hay  en  esto.  ¿Qué  dadas* 
Qué  temes?  qué  te  demudas? 
Solas  estamos  las  dos. 
Haciendo  lal>or  está 
Violante ,  y  su  padre  fuera ; 
Mira,  adfierte ,  eousidcra, 
Finea ,  lo  que  me  va 
En  saber  lo  que  pasó. 
¡Ah,  enemigos!  Ah«  tiranos! 
A  Saben  que  no  son  benunoi 
Carlos  T  Violante? 


No. 
{Ap,  Entreteneriaqueria 
Mientras  esconde  Violauíe 
A  Cirios.) 

CLflBA. 

Pasa  adelante; 
Dimelo ,  por  vida  mia. 


Pues  sabe... 


■Lfiia. 
Di  presio. 
rai;a. 


i  Brara  prisa ! 


Tengo  nmor. 


Pues  desta  va.  Mi  señor... 

KLTna. 
Blas  que  nunca  acA  Tfuien. 


Elvira? 


Sale  CONRADO. 


¿Seftor? 


I 


ifiü* 


548 

¿Mi  honor  en  tan  grande  aprieto? 
Harto  me  debió  eisecreto , 
Pues  le  be  guardado  hasta  aquí. 

▼lOLAIlTE.  {Ap.) 

Mucho  duda.  ¡  Ah  pena  Bera! 
CARLOS.  {Ap.) 

Mucho  calla.  ¡  Ah  temor  .?ano ! 

VIOLANTE.  {Ap.) 

¡Cosa  que  fuera  mi  hermano ! 
CARLOS.  {Ap.) 

ÍCosa  que  mi  hermana  fuera ! 
las  no ;  que  si  fuera  asi, 
Ya  se  hubiera  declarado. 

VIOUIfTE.  {Ap.) 

Mas  no;  que  mas  enojado 
Estuviera  contra  mi. 

CONRADO.  {Ap,) 

No  hay  medio  que  á  mi  honor  cuadre 
Entre  el  hablar  y  el  callar, 
Pues  no  me  nqedo  librar 
De  mal  vasallo  ó  mal  padre. 
Mas  viva  mi  honor. 

VIOLANTE. 

Señor... 

CONRADO.  {Ap.) 

La  verdad  ha  de  saber; 

Mas  no,  el  Rey  le  ha  de  deber 

Otra  lealtad  á  mi  honor, 

Y  no  he  de  romper  jamás 
Este  secreto  hasta  que 
Licencia  él  propio  me  dé. 

VIOLANTE. 

Pues,  Señor,  ¿asi  te  vas? 
¿No respondes?  ¿Deste  modo 
Me  dejas  triste  y  turbada  ? 

CONRADO. 

No  he  de  responderte  nada , 
O  he  de  responderlo  todo ; 

Y  asi ,  vicnao  una  verdad , 
Me  voy,  por  saber  así 
Cuál  ha  de  ser  mas  en  mí, 

O  tu  honor  ó  mi  lealtad.  {Vate.) 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


iFuése  ? 


Sale  CARLOS. 

CARLOS. 
VIOI/NTE. 


Sí. 

CARLOS. 

Fina  has  andado. 

VIOLANTE. 

Parece  que  lo  ha  creído. 

CARLOS. 

De  suerte  lo  has  referido, 
Que  aun  á  mi  me  has  engañado. 

VIOLANTE. 

Es  gran  retórico  amor. 

CARLOS. 

Sí ,  mas  no  tanto.  Violante. 

VIOLANTE. 

Dame  un  necio  que  sea  amante, 
T  darétcle  orador. 
Mas  ¿qué  dices  del  aprieto 
En  que  mi  padre  se  vio? 

CARLOS. 

Que  el  secreto  descubrió 
Sin  descubrir  el  secreto. 

Sale  FINEA. 

FINEA. 

Señora... 

Sale  TRISTAN. 

TRISTAN. 

Carlos... 


^ 


FINEA.    . 

Gran  mal. 

CARLOS. 

¿Como? 

VIOLANTE. 

Diio. 

PIMEA. 

Escucha. 

TRISTAN. 

Advierte. 

CARLOS. 

Dame  de  presto  la  muerte, 

TRISTAN. 

El  Principe... 

VIOLARTE.  (Ap.) 

¡  Estoy  mortal ! 

TRISTAN. 

De  una  carroza  se  apea, 
Y  se  entra  sin  avisar. 

VIOLANTE. 

Ap.  Aquí  temo  algún  pesar.) 
"scóndiete ,  no  te  vea. 

CARLOS. 

¿Yo  esconderme?  Vive  Dios, 
Que  primero  he  de  morir 

gue  llegar  á  consentir 
I  agravio  de  los  dos. 

VIOLANTE. 

Eso  es ,  Carlos,  darme  enojos. 

FINEA. 

Que  llega. 

VIOLANTE. 

Yo  soy  perdida. 
Por  vida  mia. 

CARLOS. 

Esa  vida 
Pondré  yo  sobre  mis  ojos , 
Aunque  aventure  mi  fama. 
Que  es  la  fíneza  mayor 
Que  hace  un  hombre  de  valor 
Por  la  opinión  de  su  dama. 

{Escándete.) 

Entran  EL  PRÍNCIPE,  LUDOVICO 

y  DOS  CRIADOS. 


I  PRÍNCIPE. 

No  tienes  que  persuadirme , 
Ludovico ;  esto  ha  de  ser. 

LUDOVICO. 

Lo  que  hasta  Rquí  me  ha  tocado, 
A  ley  de  vasallo  fiel , 
Es  aconsejarte;  ahora 
Me  toca  el  obedecer. 

PRÍNCIPE. 

Pues  ^  tengo  de  consentir 
Que  Carlos,  porque  se  ve 
bn  la  gracia  de  mi  padre , 
Tan  vano  y  tan  libre  esté , 
Que  diciéndole  en  secreto 
Que  k  Violante  quiero  bien. 
Se  lo  diga  al  Rey? 

LUDOVICO. 

Quizá... 

PRÍNCIPE. 

Pues  ¿de  quién  lo  ha  de  saber, 
Si  no  lo  ha  dicho  Conrado , 
Porque  no  ha  estado  con  él? 
Vive  Dios ,  que  ha  de  pagarme 
Los  rigores  y  el  desden 
Con  que  me  trató  mi  padre ; 
Sírvame  de  algo  el  poder. 

LUDOVICO. 

Aquí  está  Violante. 

PRÍNCIPE. 

Espera. 


I  Viste  k)  iindo  que  enifé 
Y  lo  crael  qoe  venia  T 
Pues  ya  me  pnedo  volver; 

gne  ha  sido  espejo  so  con, 
onde  apenas  me  miré , 
Guando  en  so  cristal  perdi 
El  enojo  y  alüvei. 

viouum. 

Señor,  vaestn  alteía  sea 
Bien  venido»  siéntese ; 
Porque  estar  de  esa  manera 
Es  hacerme  descortés. 

cÁnuM.CAp.) 

Cuerdamente  le  reporta. 

nfüciK. 

Yo  lo  estimo,  mas  no  es 
Mi  venida  tan  despacio; 
Oye ,  sabrás  lo  que  fué. 
Ya  sabes ,  Viobnte  mil , 
La  voluntad  y  la  fe 
Con  que  be  adorado  ¿  tos  ojos. 

VIOLAim. 

Asi  lo  habéis  dicho. 

PRiRGIPB. 

Hoy,  pues, 
Porque  tn  padre  v  tu  hermaoo 
Se  ban  Ido  á  qoejar  al  Rey, 
I  Como  si  fuera  agraviarlos 
Hacerte  yo  mí  mujer» 
Mi  padre  aürado  conmigo. 
Desapacible  y  cruel  • 
Que  te  olvide  me  ha  mandado, 
Cosa  que  no  puede  ser, 
Porque  no  vivo  sin  ti; 

Y  asi ,  me  determiné 

A  casarme  sin  so  gosto. 
Un  coche  te  espera;  veo. 
Donde ,  casada  conmiso , 
Premio  á  mis  finezas  des. 
CARLOS.  (Ap.) 

Primero  que  tal  consienu. 
Dos  mil  vidas  perderé. 
pafravK. 
¿Qué  dadas? 

VlOLAinV. 

{Ap.  ¡Lance  terrible!) 
Pues  ¿no  es  fonoso  temer 
El  rigor  de  vuestro  padre. 
Que  es  en  efecto  mi  rey? 
Si  está  muy  apasionado 
Vuestra  alteza ,  aqaiecesé 

Y  repare... 

.  paimarE. 

lAsImepaips, 
Violante ,  el  quererte  bien  ? 
Pues  lo  que  no  podo  el  mego. 
La  fuerza  no  ha  de  valer. 

Sale  CARLOS. 

GÁaLOS. 

Ya  no  basta  el  sofHmiento 
A  intención  tan  descortés. 
Si  de  la  fuerza  se  vale , 
Mucha  ftierza  ha  menester - 
Vuestra  alteza ;  porque  yo 
Estoy  para  defender 
La  persona  de  Violante; 

Y  primero  advierta  qne 

Ya  no  es  Violante  mi  hermana, 

Y  es  Violante  mi  mi^er. 

Minan. 
Pues  ¿tá  conmigo?— Malidle. 

ciatos. 

El  que  pudiere  haré  bimí; 
Porque  primero  á  tus  qjos... 

TUSTAil. 

Quedilo ;  qae  vIom  el  B^y. 


rtfücvB. 
liceit 

tmiovico. 
Teme  id  enoJ< 

la  eitoj! 

E  «candela. 


'islán ,  DO  puede  ser, 
lie  EL  REY  t  CON) 

CO^IIUDO. 

cuenti  correo  !■ 
orTvidi. 

»(. 

Eiti  bien, 
«í— ¡Principe? 
cíblos  t  el  fiIkci 
Seño 

■ET. 

suerte  obedeceiB 

TioLtim.  (Ap.i 
¡Qué  «tero! 
?iifxcirE.  (Ap.) 
Dojado '. 


GOMEDU  FAMOSA 


TITULADA 


CUMPLIR  CON  SU  OBLIGACIÓN, 

DBL  DOCTOS  JUMI  WWUM  DB  MOHTALTAR. 


PERSONAS. 


CLENARDO,  duque  de  Tlereueu, 
ARNESTO,  marpiée  de  San  Telmo. 
DON  JUAN,  guiau. 


MENDOZA ,  ff cdm. 
CAMILA,  «MNfiM. 
CELIA,  nrpriM*. 
LEONIDA » ertudu. 


LUCnfDO, 

TEODORO, }  ctMm. 
PORTÓN» 


JORNADA  PRIMERA. 


Sdeu  CAMILA,  eondeea,  t  LEONIDA, 
criada, 

LBOmOA. 

liflo,¿  te  casas? 

CAMIU. 

¡  Qaé  espero ! 
iKqae  me  casan,  Leonida ; 
M  one  me  quitan  la  fida , 
I  di  ane  callando  moero. 
lAji  don  Juan! 

LCORIOA. 

¿Lloras? 

.    CAULA. 

No  sé. 

LCOmOA. 

¿Tú  llorar?  Tá  suspirar? 

CAMILA. 

No  me  quisiera  casar. 

LEONIDA. 

Pnes  Á¿  <iué  mujer  no  fué 
Esto  de  casar  gustoso? 

CAHILÁ. 

Soele  serlo  á  una  doncella , 
Ove  no  se  ha  casado  día ; 
Pero  á  quien  lieae  achacoso 
El  corazón ,  y  ¿  quien  tiene 
Hecha  elección  en  su  ^^to, 
iQaé  tormento,  qué  disgusto 
Mayor,  Leonida ,  le  ? ¡ene. 
Que  el  escuchar  que  le  den 
fCoando  en  otro  amor  se  abrasa ) 
Parabién  de  que  se  casa , 
T  no  con  quien  quiere  bien  ? 

LEOniDA. 

¿Y  no  me  diris  á  mf 
Quién  te  ha  podido  obligar? 

.   CAmu. 
Detf  me  quiero  fiar. 


LBONIÜA. 

¿Es  donjuán? 

CAWLA. 

Leonida,  si. 

LIOIIIBA. 

Toda  la  cvlpt  ba  tejido... 

canu. 

i  Quién? 

LEORIBA. 

El  Duque,  mi  sellor. 


De  su  amor  nadó  mi  amor; 
Su  amistad  mi  nmerte  ba  sido. 
Tiénele  Clenardo  en  casa , 
A  todas  horas  le  Vflo ,  . 

Y  el  respeto  A  ser  deseo 
.Algunas  f  eeet  se'pasa ; 

Y  en  la  ocasión ,  la  mu  cuerda 
Suele  resistirla  en  vano ; 
Muchas  me  ha  <tido  mi  nermaoo ; 
Él  quiere  que  yo  me  pierda. 

LIOSiaA. 

Y  en  6n ,  ¿qué  has  de  hacer? 

CAmtá. 

Morir; 
Pues  que  me  obliga  el  honor 
A  saber  sentir  mi  amor. 
Sin  poder  darle  A  sentir. 

LBomnA. 

guisé  seré  tan  gafan 
I  esposo  que  ya  eaperaa. 
Que  te  obligue  i  que  le  quieras, 

Y  que  olf  idea  A  doa  Juao. 


Mal  podré,  ai  ya  le  quiero; 
Mas  considera ,  Lemida . 

Sue,  annquA  dnn         « 
i  gusto  ▼ 

No  ha  J 

Porq  r% 

¡  Me  L»      ^..Amt  •■■ 
:  Me  rin     w 
I  Que  1  |«v 


Por  blanco  su  propio  ser, 
Se  le  permite  querer, 
Pero  no  dedr  que  quiere; 
Por  lo  cual,  aunque  me  aflano 
A  lu  penas  oue  me  dau , 
Estare  amando  A  don  Juan , 

Y  me  entregaré  A  uu  tirano; 

Y  asi,  piadosa  y  cruel. 
Huyendo  de  lo  que  aiso. 
Le  amaré  para  eonu^, 
Pero  no  para  con  él. 

S     CELU. 


c      i. 
Nifto        r.  oue  ha         a 
OnA  in  ta '       - 

1  r       •*         » 

iCnai       ta 

La '  j«       M<        mI 

Y   dv   ■«  WviSlM 

TiénemeCleL. 


■V, 


Mozo,  discreto  *e 
Y  VA-  Iaas  nnr  don 

I»! 

«J  r 

'*-  B  «r-^-iore  h 

I  m        obl         • 

P:        «.' 

I     >iAc«.      ;. 
L«  fida  y  uvi  "*  • 
Cuanto  be  pii 
Peroyano]       i. 


i«  > 


i«l 


lia 


•  ft 


ti 


Perdida 


o. 


i 


EL  DOCTOR  JUAN  PERBZ  DE  HONTilTAN. 


Poraae  snele  en  c*nu  tiena 
Hablar  mejor  no  tercero. 
Vo  llego.— iPrima! 


Y^obablirmeT 

tAjdeiDl! 

Helancóllcale*!: 

íQdí  hiciat!  j^"  lu^  peasabii 

No  pagas  bien  mi  amistad , 

Pues  tú  de  mi  te  retiras 

V  cop  los  oíos  iDipins. 

Hof  perdí  la  libertad. 

i  Qné  iJeneiT 

CKLI*. 

Etiof  lia  mi. 

Pnei  declirate  coomlgo ; 
DI  me  tu  mal. 


Quejo 

Si«nil«  j^        ; 

Wñs  soqiecho 


Que  se 


Si ;  pero  an  arnor  pagado 
Has  alabanus  merece. 

Luego  ¿el  mió  se  agradece* 

Si ,  prima,  pierde  el  cuidado ; 
Vo  sé  que  pagada  estas ; 
Yo  ié,  prima ,  lo  que  esúma 
Hi  hermano  tu  amor, 
ciiu. 

;  kj  prima . 
HuTlíJosdel  blanco  (tas! 
A  r.lenardo  quiero  bien , 
Pero  no  como  i  galán. 


Paes  ¿quién  te  obliga  T 
cibu. 

Don  Joan; 
Don  Joan  Tenció  mi  desden ; 
En  su  amor  Tioe  i  encenderme , 
De  su  lus  soj  mariposa. 

CAML». 


lar;  estar  celosa 
No  es  cosa  para  snrrir ; 
" char  candailo  í  lot  laluos 


Antes  quiero  que  le  enUenda 
Por  tu  parle. 

CAMILA.  (Ap.) 

Esto  es  peor. 

CKLM. 

Tu  divlDo 
Italia 
y  para 

Le  digas  que  snjra  soj. 

CAULA.  (Áp.) 

Si  supieses  cómo  esto  j, 
De  otra  saeite  lo  dijerai. 


Pues  oye  mi  parecer. 


Pues,  si  eso  Tuera,  Camila, 
O  don  Juan  lo  pretendiese, 
¡Quá  le  fallalia  i  mi  amorT 
Verdad  es  que  algunas  veces. 
Cuando  me  encuentra,  me  dice,.. 

¿Qué  te  dice! 


Pardo 


I,  piedad  prometen.! 


Qm,>iii 
Es  coa  Ud  mi 
V  Un  desanridí 
Qoe  parece. 


Pnes  ahori 
Celia.  JO  I 
V  e>  roen 


Pues  ¿tan  cerca  se  llegaba 
Ese  caballero  i  verle. 
Que  conoció  que  eran  pardos T 
íEso  llamas  no  quererte? 

CELIA. 

Si,  prima;  que  ha;  muchos  hombres 


Si  no  es  qne  paeioa  M  c^^ 
En  esa  parle,  perdone, 
"lue  la  Terdid  no  weloDU 

ine  leagnTlc«;porqwliidai 

iicen... 


Pdm  i>  le 
Buena  estli. 

cnu. 


GDHFLIl-COII  m  ÚBL^kfíMm. 


CEUá. 


ce. 


¿  Y  8i  él  nioUeM? 

CELU. 

)j  SU  cortesía 
diceudaramente? 
foiéD  pnede  negarlo? 
ú  no  te  resuelves 
ecer  mi  amor, 
nisnia  ha  de  saberle , 
r  de  mi  TerffEienza ; 
ii  peor  qne  llegue 
nne  mi  silencio  1 

GAnLA.  (Ap.) 
renga  la  muerte, 
f  máteme  i  pesares ; 
lejor  ocasión  quiere  ? 
f  confosa  estoy. 
>ikdo  ásperamente 
ima,  7  la  amenazo 
hermano,  esti  de  suerte, 
Ion  Juan  dirá  su  amor; 
icaso  la  quiere , 
de  hablar,  y  me  destruyo, 
osa  que  me  conviene ; 
I  voy  por  aqui. 
icer  que  se  concierten 
s,  siendo  yo  tercera 
rástos  y  placeres, 
tilos  para  entrambos.  - 
eré  si  pudiese 
sner  sus  deseos. 

CELIA. 

Indas,  prima?  Qué  temes? 

CAMILA.     ' 

legodo  pensaba. 

CELIA. 

i  dices? 

CAVILA. 

Me  parece 
rá  mas  acertado 
>yo,  si  le  viese, 
>rta  dama  le  mira 
lor,  y  no  se  atreve 
irarse  con  él , 
osa  de  que  puede 
empeñado  el  pecho ; 
»nne  respondiere, 
é  parte  del  tuyo. 

CELIA. 

sta  causa  encarece 
cia  tu  entendí  miento. 

CAMILA. 

é  lo  que  te  debe 

las  y  de  suspiros. 

ial  baya  quien  tal  dijere , 

omareeo  la  boca!) 

CELIA. 

ladme  parabienes 
{loria  que  os  aguarda, 
odeis  vivir  alegres; 
ista  estar  de  por  medio 
I ,  para  aue  espere 
suceso  ae  todo. 

CAMILA. 

uego  es  amor;  si  no  crece , 
alquier  parte  se  esconde ; 
k¿  celos  le  encienden , 
das  las  puertas  sale , 
e  el  negar  aproveche ; 
e,  aunque  tapen  la  llama , 
erza  el  humo  ha  de  verse.) 
i ,  prima. 

CELIA. 

Ya  te  sigo. 

CAMILA. 

el  Ingenio  lo  vence. 


i  Hablará»  Inego  i  étm  tainf 

GAMIUr. 

I  Jesús  y  qué  priesa  tteMS ! 

CKUA. . 

Anda  el  amo»  eon  eipaeiit. 

Pues  procara  detenerle ; 
Porque  en  picando  iin  fireno. 
Podrá  ser  que  fe  detpeftat. 

Saíen  DON  JOAN  t  MBNMZA. 

MnrjDAN. 

Pensamientos  «trefidot » 
i  De  qué  roe  sirve  leñeros. 
Si  no  be  de  llegar  A  veros 
Ni  logrados  ni  eatiNididosf 
Pama  ténds  de  encofldoSs 
Si  no  es  que,  de  poro  bosfados. 
Gustáis  de  estar  mal  pagados. 
Huyendo  de  ser  dicbosos. 
Por  no  haceros  sospechosos, 
Paredeodo  interesados. 
Amar  para  merecer 

Y  obligar  para  gOEar, 
Es  cierto  modo  de  um 

Un  hombre  so  mismo  ser ; ' 
El  amor  no  ha  de  tenar. 
Para  ser  hijo  del  pocho, 
Meicla  del  propio  provoobo; 
Porque  en  llráinao  el  amor 
A  valerse  del  fa? or. 
Ya  se  le  prueba  el  cobecho. 
Un  noble  amor,  pensamientos, 
Tiene  valor  diferente ; 
Que  es  amar  moy  tolgarmonte 
Amar  con  atrevimientos» 
Yo  sé  qoe  estila  mu  oontentos 
Que  la  mayor  confiama ; 
Porque,  en  6n,  toda  osporansa 
A  su  mudanu  leanió; 
Pero  quien  nada  esperó 
Mal  temerá  su  moosnaa.  . 
Mas  ¿de  aué  os  qocifals,  si  en  mi 
Tenéis  el  doello  qué  adoro? 
En  mi  vive  so  decoro 
Después  qoe  el  alna  le  di. 
Sombra  de  sos  locos  túí ; 
Pedidme  albricias,  lané  ' 
A  Camila  en  mi  tmeta, 

Y  con  ella  os  regaláis: 
Pues  si  la  veis  y  la  hamals. 
Pensamientos,  ¿qoé  qnoroIsT 
Aunque  poco  os  doran 
Este  consnelo  amoroao ; 
Porque,  en  viniendo  so  esposo. 
Del  alma  os  la  sacará; 

Mas  diréis  que  no  podrá. 
Porque  antes  qoe  haeerlo  pmobe , 
Os  dará  moerte  oías  breve 
£1  ver  mis  celo|  tan  ciertos ; 

Y  estando  vosotros  moertos, 
¿Qué  importa  goo  se  tai  Hora? 
PerosiClenarooyyo 
Somos  un  alma,  no  ba  sido 
Noblesa  haberle  ofendido; 
Mas  diréis  que  él  se  ofendió ; 
Él ,  pues  la  ocasión  oie  dio. 
Dejándola  hablar  j  ver; 

Que  un  amigo  no  ba  de  ser 
De  su  honor  tan  enemigo, 
Que  ha  de  llevar  á  so  amteo 
Donde  hay  hennaoa  ó  aiger. 
Mas  si  de  mi  se  confla. 
En  pié  se  qoedá  la  colpa. 
Que  la  ocasión  no  es  dueolpa 
Si  toca  en  alevosía ; 
Paciencia,  esperanu  mia, 
Voestre  oriaote  es  foastvo  ocaso; 


Vos  moria  y  fo  aM  afamoi 
Sfai  esperar  ni  gnar,  • 
Porqoe  en  qiMNMido  tqpenv» 
Mesaloolbowiralpaso. 

Man KL DOQm.M  fLOaiMCU 
T  CIUA. 

Eso  01  rigor. 

CIUA. 

Nooifiior. 


Esfedlldad. 


Moas; 

8oeosoftMrasi,das|^oos 
e  inelinarme  á  ta  valor. 
Favoreciera  otroaoMir; 

•OOOB. 

¿No  dices  qoo  qolorésT 


Si. 


Loegoioonflosasasf 
Qoo  eres  fltent 


liil  , 

Poes  nleio  lo  qwunponas, 
Qoe  es  haberlo  añado  á  If. 


Segon  eso,  bien  poiio 
En  condonar  10  rltor. 

Oltfiá* 

No,  primo,  jNirqne  el  i 
Procede  défalbedrfo; 
Libre  nne  da  DIotel  iMo 
Para  amar  ó  ahomcar, . 
Yo  no  te  debcrqnereÉr 
Ni  por  taena  tola  do  aanr ; 
Loego  no  es  rlgoi' áagar 
Lo  qoe  no  puado  deber. 

¿Qoe,  en  feí,  qileréa,  y  noá  aiit 


Plenao  qoo  aiMi  haa  aottmdido. 

noaiBt. 
;Qoe  tan  nnl  lo  he  poroaMot 

No  digo  Ul. 


lAydontt 

CIUA. 

Antes  el  no  amano  aqoi , 
Qoe  és  obMIiptf  asapeeha ; 
Porqoe,  si  ya  estaba  al  pacho 
Oco^o  00  otro  aawv» 
Roerá  igncmir  to  valar 
Darie  logar  tan 


Mendosa,  nada  ssangraás. 


i  Y  aqool  iOM  ^  caifta 
Notelncitat 


I 


¡Qüél 

1 


P 
Ta< 


í»to.) 


554 

En  tan  gran  resolución? 
Ciertas  mis  desdichas  son ; 
Venció  el  amor  al  poder. 

DON  JOAN. 

El  Daque  est6  diTertido. 

■EICDOZA. 

¿Quieres  que  llegue? 

DON  JUAN. 

Detente. 

DUQUE. 

¡Ay,  Celia,  tu  nombre  miente ! 
Cielo  no,  que  infierno  ha  sido. 

MENDOZA. 

Hablando  está  con  el  cielo. 
¡Qué  amante  tan  buen  cristiano! 

DON  JOAN. 

4  Pues,  Señolr  ?. . .  (Llega,) 

DOQUE. 

Amigo,  hermano. 
Ya  es  en  vano  mi  consuelo. 
Muerto  me  hallarás,  don  Juan ; 
Celia  y  un  hombre  me  matan. 
Pues  que  mi  muerte  retratan 
En  los  celos  que  me  dan. 

DON  JUAN. 

Pues  ¿en  Florencia  hay  amor 
Que  te  pueda  competir? 

DUQUE. 

Esto  he  acabado  de  oir. 

DON  JUAN. 

Pues  dime  quién  es.  Señor; 
Que  si  desde  el  quinto  cielo 
Bajara  en  su  amparo  Marte , 
Su  poder  no  fuera  parte 
Para  guardar  en  el  suelo 
La  injusta  vida  del  hombre 
Que  pudo  atreverse  á  tí. 

DUQUE. 

¿Eres  español? 

DON  JUAN. 

Y  di 
Cárdenas. 

DUQUE. 

Bastaba  el  nombre. 
Don  Juan ,  yo  no  sé  quién  es 
Ei  que  mi  gusto  ha  ofendido ; 
Pero  se  que  es  preferido 
A  mi  amor;  que  el  interés 
Del  estado  que  poseo 
^o  ha  podido  aficionar 
A  Celia. 

DON  JUAN. 

Quien  liega  á  amar. 
Su  interés  es  su  deseo. 
Mas  puedes  estar  seguro 
De  que  le  he  de  conocer 
Si  le  quisiese  esconder 
La  tierra  en  su  centro  oscuro ; 
Si  Nepiuiio  en  sus  cristales 
Palacio  undoso  le  diera , 

Y  entre  sirenas  viviera 
Ciñendo  verdes  corales; 

Si  Mercurio  en  blanco  toro, 
Por  amor,  le  trasformase, 

Y  cual  Júniter,  bajase 
r<onvertiuu  en  granos  de  oro; 
Porque  ha  de  hallarme  á  la  puerta 
De  Celia  la  blanca  aurora, 
Cuando  de  contento  llora 

Y  con  media  luz  despierta 
Del  sol ,  cuando  los  rigores 
Del  alha  á  enjugar  se  atreve, 

Y  su  dulce  aljófar  bebe 
En  hü..':iros  de  las  flores. 
Hasta  saber  el  galán 

Que  estorba  tus  justos  laxos. 

DUQUE. 

Y  después? 


EL  DOCTOR  JOAN  PERBZ  DB  HOOTALVAN. 


DON  JUAN. 

Le  haré  pedazos 
Entre  mis  brazos. 

DUQUE. 

Donjuán, 
Ya  sé  lo  que  tengo  en  ti ; 
Pero  por  otro  camino 
Mas  fácil  me  determino 
A  saberlo ;  escucha. 

DONJUÁN. 

Di. 

DUQUE. 

Yo  sé  que  mi  hermana  sabe 
Estas  cosas ;  y  así,  quiero 
De  ella  informarme  primero ; 
Mas  es  tan  compuesta  y  grave, 
Que  aun  no  me  he  determinado 
.Por  mí ;  y  asi,  tú  has  de  ser 
Quien  de  ella  lo  ha  de  saber. 
Porque  no  es  razón  de  estado. 
Aunque  las  ansias  celosas 
Me  pudieran  disculpar, 
Llegar  un  hombre  á  tratar 
Con  su  hermana  aquestas  cosas ; 
Que  el  ejemplo  suele  dar 
Licencia  para  otro  tanto. 

DON  JUAN. 

Presto  saldrás  de  este  encanto. 

DUQUE. 

Pues  yo  me  voy  á  esperar 
La  respuesta ;  adiós. 

DON  JUAN. 

Adiós. 

DUQUE. 

Advierte  que  voy  perdido.        [Vi 

DON  JUAN. 

En  sabiendo  quién  ha  sido, 

Mataréle,  vive  Dios. 

Hoy  con  Camila  he  de  estar. 

MENDOZA. 

Y  será,  si  viene  á  mano. 

Mas  compuesto  que  un  hermano 
Que  acaba  de  confesar. 

DON  JUAN. 

¿Qué  he  de  hacer?  Quiérola  bien 

MENDOZA. 

Hablad  claro,  pesia  tal , 
Sin  ser  hablador  mental 

Y  mentecato  también. 

Habla  y  ruega;  que  quien  ama. 
Mas  ha  de  hacer  que  sentir ; 
Porque  no  se  ha  de  venir 
Una  mujer  á  la  cama. 
Ni  el  quereros  bien  los  dos. 
Aunque  mas  amante  estés, 
Cosa  tan  devota  es. 
Que  ha  de  revelarla  Dios. 

Salen  CAMILA  v  LEONIDA. 

CAMILA. 

Leonida,  solo  quisiera 
Saber  si  don  Juan  me  mira. 
O  si  por  Celia  suspira. 

DON  JUAN. 

Dices  bien,  y  si  la  viera 
Ahora... 

MENDOZA. 

Pues  aquí  están 
Ella  y  Leonida. 

DON  JUAN. 

¡  Ay  de  mi ! 
Temí  al  punto  que  la  vi. 

MENDOZA. 

Llega  y  no  temas. 

CAMILA. 

¿Don  Juan? 


DON  IMAM. 


.) 


¿Señora  mía  T 


iQvéhaceU? 

DOHJIUUI. 

Cierto  ñesocio  trata 

En  que  hablar  á  oseftorli. 

GAHII.A. 

Aquí  estoy,  ¿qné  me  queréis? 

DOM  JUAH.  (4p.) 
Mucho  pudiera  decir. 

GAMLA. 

Yo  también  teogo  qae  hablaros. 

MN  JUAM. 

Vuestro  soy. 

CAMILA. 

A  pregantaros 
Vengo,  para  no  mentir, 
Si  tenéis  amor. 

DOHJVAN. 

¿Yo? 

CAULA. 

Voe. 
La  verdad,  ¿qoién  ofinqníets? 

MENDOBA.  (4p.) 

Él  cabe  está  dea  paleta; 
Tírale ,  cuerpo  de  Dios. 

DOM  JUAN. 

No  vivo  tan  descuidado , 
Que  no  tenga  á  quien  querer. 

CAHUJl. 

Venturosa  es  la  mqjer. 

aOM  JOAI. 

Sí ,  mas  yo  muy  desgraciado. 

CAMILA. 

Su  ventura  colegí , 
Porque  á  vos  os  meredó. 

DOM  JOAN. 

Y  mi  poca  suerte  yo. 
Porque  no  la  mered. 

CAHOA. 

¿Conózcolayo? 

DON  lOAN. 

Siáfe. 

CAMILA. 

¿Es  mi  prima? 

DON  JUAN. 

No»  por  Dios. 

CAMILA. 

¿Es  hermosa? 

DON  JOAM. 

Como  vos. 

CAMILA. 

¿Quiéreos  bien? 

OOMIDAH. 

Eso  no  sé. 

CAULA. 

¿Qué  aguardáis? 

•OMICAII. 

AdeclararBM. 

CAMILA. 

¿No  lo  habéis  beolM>? 

DON  lUAH. 

Ro  puede 

CAnLA. 

¿Esraitadeamort 

DON  JOAN. 

Es 

CAULA. 

¿Qué  os  detiene? 

DONJTAN. 


Pieuo  qna  si. 


Os  quiere  bien. 


uiénes. 

Don  JUAN. 

Queirii. 

DON  in*n. 

Su  desden. 

CAIIL*. 

rlT 

Se  orenderi. 

cisque  boj  li  vi? 

M.')  JUAN. 
etpejo- 

iVoT 

DON  JD4M. 


indo  bis  andado ; 
t  le  has  ecbado. 

LBONIM. 


Puedes  mtrar  ei 


cDima  COR  m  oBLH&eim. 

WelegrU 


A  mffirii  DO  me  uñn. 

«KU.C4II.) 

Hooor,  floja  mu  «noioi. 

:Qiií  dirl  r  One  etior  moiul 
y  recelo  «b  desdm. 


Bl  DnqDa  fiM», 
Soten  EL  DDQOE.  PORTDH,  T 
ROyckuBM. 


Aqni  ni  seBon  ertl. 


A  pedirte  albrklai  Taago. 

CUBU. 

j  A  mJ  albricia*?  Pnei  ¿de  4«4 
aoon. 

De  DD  gnu  guato.. 

CAHIU. 

POR  lOM.  {/Ip.) 

Heodou,  temMuHto  WOf. 


1  sama,  i  qaé  dhs  d  pU^ 
Qae  AriwMD... 


Digo,  e)  piarqnés  d« 

MM  reu.  Hp,) 
Decbróse  mi  fortont. 

Y  tQ  esposo... 


SS6 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


S¡  me  ha  de  gozar  Arnesto, 

Y  don  Juan  ha  de  perderme, 
¿Para  qué  puede  ser  bueno 
Darle  á  entender  mis  flaquezas? 
Mejor  es ;  yo  me  resuelvo. 
Aunque  martirice  el  alma, 

A  decirle  que  me  ofendo 
De  sus  locas  pretensiones ; 
Viva  mi  booor,  aunque  muero. — 
Oye,  don  Juan. 

DON  JOAN. 

¿Qué  me  mandas? 

CAVILA. 

Donantes  tu  atrevimiento 
Ya  te  acuerdas  que  fVié  mucho. 

DON  JUAN. 

Solo,  Señora,  me  acuerdo 
Que  tü  tuviste  la  culpa, 
Aunque  la  pena  padáco. 

CAVILA. 

¿Yo  la  culpa?  ¿Estás  en  ti? 

DON  JUAN. 

Pienso  que  no. 

CAMILA. 

Asi  lo  creo. 
Pues  dime,  ¿qué  liberud 
Has  visto  en  mi  casto  pecho? 
Qué  ocasión  te  dan  mis  ojos? 
üué  novedad  ves  en  ellos? 
Qué  apariencias,  qué  favores, 
Qué  esperanzas,  qué  deseos. 
Qué  palabras,  qué  señales. 
Para  que,  atrevido  y  necio, 
A  mi  decoro  te  atrevas 

Y  me  pierdas  el  respeto? 
Bueno  está  mi  honor  contigo. 
De  tus  locos  pensamientos 
¿Soy  ocasión  yo?  Soy  causa? 

DON  JUAN. 

Si,  Camila ;  que  si  el  seso, 
La  libertad,  la  cordura. 
El  alma,  el  entendimiento, 
Las  potencias  y  sentidos. 
El  gusto,  la  vida,  el  sueño 
Me  quitan  tus  bellos  ojos, 
Cuyas  luces  reverencio , 
Tú  y  ellos  tenéis  la  culpa. 
Yo  los  vi ;  ¡  pluguiera  af  cielo 
Que  antes  un  león  de  Albania, 
('Omoá  humilde  conejuelo. 
Me  deshiciera  en  las  uñas, 

Y  un  tigre  manchado  á  trechos. 
Hartándose  de  mi  sangre. 
Bordara  con  grana  el  suelo ! 
Pero  ya  fué  suerte  mia ; 

No  de  ti ,  de  ella  me  quejo ; 
Consiénteme  aqueste  amor. 
Pues  yo  también  te  consiento 
Que  con  Arneslo  te  cases: 

Y  sí  presumes  que  ofendo 
Tu  virtud  con  adorarte, 
Aqui  tienes  este  acero. 
Toma  venganza  á  tu  gusto , 
Pásame  con  él  el  pecno ; 
Humilde  á  tus  pies  estoy. 

CAMILA. 

{Ap.  ¡  Qué  pecho  habrá  tan  de  hielo, 
Qué  diamante  habrá  tan  duro, 

Y  qué  mujer  tan  de  acero. 
Que  le  escuche  y  no  se  ablande 
A  las  ansias  ó  álos  ruegos! 

Ya  no  puedo  resistirme; 
Perdone  mi  encogimiento.) 
¿Don  Juan? 

DON  JUAN. 

¿Qué  quieres? 

CAMILA. 

No  sé. 
Llégate  mas. 


DON  JUAN. 

Ya  me  llego. 

CAMILA. 

(Ap,  Mil  colorea  me  han  salido.) 
Digo,  en  fin,  que  te  agradezco 
El  noble  amor  que  me  tienes. 
{Ap.  Pero  no  prosigo  en  esto. 
Que  diré  mil  disparates.) 

DON  JUAN. 

Con  eso  me  has  satisfecho, 
Aunque  en  tu  Yidame  mires. 

CAMILA. 

Soy  principal. 

DON  JUAN. 

Ya  lo  veo. 

CAMIU. 

Viene  Amesto. 

DON  JUAN. 

Ya  lo  sé. 

CAHU.A. 

He  de  amarle. 

DON  JUAN. 

Ya  lo  tiemblo. 

CAMILA. 

No  puedo  atreverme  á  mas ; 
Pero,  por  lo  que  te  debo. 
Para  templarte  la  pena , 

Suisiera  darte  un  consejo : 
ira,  don  Juan ,  del  amor 
El  mismo  amor  es  remedio. 

DON  JUAN. 

¿Cómo? 

CAMILA. 

Amando  en  otra  parte. 
Pon  los  altos  pensamientos 
En  otra  dama  cualquiera, 

Y  mírala  con  deseo 

De  que  te  agrade,  y  verás 
Cómo  te  va  divirtiendo, 

Y  me  olvidas  poco  á  poco. 

MENDOZA. 

El  consejo,  por  lo  menos, 
Es  de  dama  de  la  villa. 

CAMILA.  (Ap.) 

Mi  propia  desdicha  intento. 

MENDOZA. 

¿  Y  cómo  estamos  de  amor? 

LEONIDA. 

Que  si  me  quiere,  le  quiero. 

MCNDOZA. 

¿Y  si  no? 

LEONIDA. 

Que  vaya  al  rollo. 

MENDOZA. 

Aqui  si  que  no  hay  rodeos , 
Invenciones  ni  tramoyas. 
Sino  amor  cristiano  viejo. 
Que  habla  con  toda  llaneza. 

DON  JUAN. 

Camila,  no  nos  cansemos. 

CAMILA. 

Yo  procure  enamorarte. 

DON  JUAN. 

Yo  agradezco  tu  buen  celo; 
Mas  no  estoy  para  esas  cosas. 

CAMILA. 

Doña  Hipólita  Vicencio 
Puede  aficionar  al  sol; 
Ojos  graves,  cabos  negros, 

Y  canta  muy  bien  á  un  arpa. 

MENDOZA. 

Lo  peor  que  tiene  es  eso. 

CAMILA. 

Luego  ¿  es  defecto  cantar? 


El  InstmoMOto  eoodeoo; 
Porque,  faen  de  wr  famn, 
Me  parece  poco  boMsto. 

CABLA. 

En  parta  cleneft  rtaou. 


La  postara,  por  lo  neoos. 
Por  DkM,  qoe  ei  oeuiooada. 

CAMIU. 

Lisarda  tiene  bnen  cuerpo, 
Lindas  manos,  maditt  gracias, 
Y  se  prendo  por  eitremo. 


¡Qaé  fea  debe  de  aer! 
caaiLá. 
Aunque  de  color  nomo. 
Es  doña  Fraociica  heroMMa, 
Y  el  lunar  del  lado  f»|aierdo 
Le  agrada  mncbo  la  can; 
Estrella,  en  fin,  de  sn  délo. 


Mujer  morena  y  Francisca, 
¡  Mas  que  la  estomada  dpieblí: 

caaiu. 
Dorotea  es  entendida, 
Habla  bien,  y  aan  hace  versos. 

■BNDOtA. 

¡  Qué  poco  dote  tendrá ! 

MOR  JOAM. 

Basta,  que  me  das  loroMato; 
BasU,  que  qnleres  matanhe; 
Ya  le  he  didio  que  si d  ddo 
Formara  mas  bermosnas 
Que  hav  diamantes  en  sa  eesln, 
No  be  de  mirar  á  ningnna. 

CAMILA. 

{Ap.  Eso  es  lo  qae  fo  deseo.) 
¡Ah!  ¡Quién  podien  abrasarle 
Por  d  gasto  qae  ne  has  hedió! 
r^lia  también. ..  pero  no ; 
Que  ya  Celia  liene  dnélk». 

DORJOM. 

Eso  quisiera  saber. 

CABILA. 

Pues  ¿impórtate  el  saberlo? 

DON JOAM. 

Es  curiosidad  de  anor. 

CAULA. 

(Ap.  Harto  mas  dene  de  edos , 
Mas  yo  lo  remediaré.) 
A  mi  hermano,  á  lo  qoe  eatieaéft 
Tiene  Celia  algan  ai 


MmiOAS. 

¿Y  esesoderto? 

GAHLA. 

TiDCicila, 
lue  de  ella  mlama  lo  sé; 
¡ue  aunque  le  habla  oon  de^ci 
.s  solo  para  probarle; 
A  mi  me  he  dieho  a 
Que  esti  perdida  por  éL 


Ya  sabes  lo  qoe  te  delM, 
Nouble  gaalo  ne  has  dada. 
Mp.  Sin  dada  al  Doqoe 
ánfSí 


Mas,  folvieodo 
Ya  he  imaginado  n  rcaetfa. 
Aunque  moy  coatoeo  al :  ~ 
Para  no  vivir 


¿Ycn&les? 


EldenovHle. 


No  me  pareee  qoe  es 


DOM  JOAII. 

íes  DO  be  de  esUr 
i8 ojos  ¡ay  cielos! 
sj  tus  gastos, 
s  días  primeros, 
|ae  seria  grandes. 

CUIILA. 

'és  los  espero. 

DON  JOAN. 

Camila  hermosa; 
onde  muy  presto 
vas  de  mí  muerte; 
*  sirro  sin  premio, 
r  Tántalo  amante 
]ue  no  merezco, 
endrá  eslajioche, 
[ue'le  veo ; 
cortés, 
jos  bellos, 
i  de  amor, 
al  casamiento, 
MI  el  Duque , 
los  conciertos, 
ó  por  desdicha, 
tigo  dé  ellos , 
lo  demás. 

CAVILA. 
DON  JUAN. 

Porque  al  momento 
de  Florencia; 
,  bien,  desde  luego 
despedirme. 

CAIIILA. 

olpe  mas.  iQué  espero?) 

0  de  Teras? 

DON  JUAN. 

1  hacer,  si  te  contemplo 
le  tu  marido? 

CAMILA. 

¿estás  resuello?^ 

DON  JUAN. 
CAMILA. 

Pues  ya  ¿qué  aguardo? 
Qué  me  detengo?} 
ion  Juan  de  mis  ojos, 
B,si  los  ruegos 
ier  que  te  estima 
mee  tan  fiero, 
as  te  suplico 
ite  caballero) 
tes  de  matar. 

DON  JUAN. 

1,  á  qué  mal  tiempo 
ebo  ese  amor ! 

CAMILA. 

i  tuvo  encubierto, 
jarás? 

DON  JUAN. 

Repara 
rambos  nos  perdemos ; 
!res,  yo  te  adoro ; 
. ,  JO  te  pierdo ; 
hemos  de  hacer  los  dos, 
mando  y  sufriendo? 
cjor  no  verte? 

CAMILA. 

fuerte  remedio, 
del  alma  mía, 
penas  me  has  puesto ! 
edaré  sin  ti, 
rdo  por  ti  el  seso! 
mas,  salid ; 
puerta  al  respeto, 
D  os  disculpe. 

MENDOZA. 

<4os. 


GI]]II>L1R  CON  8U  OBUGAGIDIf. 

D0II.JQ4II. 

Vafeo 

8ae  llueve  aUófkr  él  sol, 
omo  anda  el  dalo  remito. 
¿  Haste  hecho  mal  en  loa  q{oo? 

CAVU. 

No  sé  qoé  me  tengo  eo  lallót ; 
Mas  ya  pienso  que  no  es  nadi« 


¿Tú  también  haces  pndierot? 

DON  JUAR.     - 

Pues  ¿soy  de  piedia,  Mondoza? 

CAULA. 

Por  si  acaso  no  nos  vemos 

En  ocasión  seoMiianto,' 

One  pienso  que  será  eierlo. 

Toma,  don  Joan,  este  abraso.  (IMwi^) 

DOn  JOAM. 

Con  saber  qoe  es  el  poatrerOt 
Me  das  templado  el  nvor. 

CAMILA. 

Sabe  Dios  lo  que  lo  siento , 
Mas  es  fuerza.  Adiós. 

noNiiiAir. 


Mi  muerte  en  mi  anaenda  ¿e? o» 
¡Ah,  si,  que  se  me  olvidaba  1  (fmtíH.) 
Dame  primero  eye  liottso. 

CAULA. 

¿Este  llenzot  Poes  ¿qié  tioM T    - 

DONJVAll. 

Mil  tesoros  encabiertos. 

CAntLA. 

Toma  con  él  esta  Joya,         (Déiela.) 
Y  estimala  por  el  precao. 
No  porque  al  cuello  la  tr^o» 

DON  JUAir. 


Sola  por  tnya  la  beso, 
Aunque  el  fi< 


lienzo  me  iutflibo. 
■Dinou. 
A  los  diamantes  me  atengo. 

DON  iOAM. . 

Gomo  á  pobre  me  has  tratado. 

■INDOIA. 

Si  acaso  k>  son;  qne  en  esto 
Suele  haber  bravos  gatazos. 

*       Ltomáa. 
¡Oh  qné  gentil  nadadero! 


legf 
mil 


Cuatro  mil  escndo«  vale. 

■ENDOSA. 

Cuatro  mil  affos  bien  hedios 
Vivas. 

CAMILA. 

Gomo  sea  con  gasto. 

DORJUAM. 

Señora,  no  te  encarezco 
De  la  manera  qne  voy. 


Si  es,  don  Joan,  como  yo  qiedo. 
Milagro  será  qne  vivis. 

nomuAN. 
Y  dicha  será  si  mnero. 


¿Que  te  vas?  Qne  no  Iw  do  verloT 

DOMjnAM. 

¿Que  te  ha  de  gour  Ameatof 

CAMIU. 

i  Qué  desdicha! 

DOM  JOAN. 

¡Qoédotarl 

¡Qué  sinrazón! 


|Qiétorm«M0l— 
f  ÍMiáarÉM  diMira  1 

Mendon»  i^ié  mido  OA  «et 


M  no  Bi  engiM,  sM^oebo 
Qao  ea  «na  salva  qtt  IMO 
Ploioncia  al  roeOMMo 
Detaoapoao. 

aOM  IVAll. 

¡Qoeyt  llaga! 


Ea  porqao  no  le  deéoo. 


Aqol  acabó  mi  totí/éaá. 


Ya  ae  aoereaft. 

caiuuu 

Bato'osfceeto. 
▲diéa,  aofior  do  nrit  q|oa; 

Harto  me  dices  eoB  olloi. 


Madio  tongo  ffm  lionr. 
noNÍmi. 
Locovcqr. 


Sin  itea  ipedo. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  EL  MARfiínCS  OS  SARRUfO 
TliTOIllDO. 


Beüa  dodad  es  rionMrii. 


No  la  tiene  ilsawido  Ipud; 
Poro  Tamo  m  olla.  MuT 


¡Qoéodiaeioal 


^WvMW^    alMvw    ^^^^W^^Í^W ^^^^W^^^^B    V^^^^^H^B  ■ 

Deacontomo  estogr  ooaiÉlKO. 


Bien  lo  bada  el  Dsfio  osMlig».. 

Aai  lo  hiden  ím  i 

u 
Posa  qné,  ¿no  If  adra  Ita  f 

■AiQsds* 
Parece  qoa  no  lo  ogroéo. 

uNtOmo. 
VergftoBsa  será,  no  onMd. 


Yopresanoqpett 
¿Y  coándo  lo  eosvist 


Goaido  Camila  4ifadsff0, 
Qoe  será  emnado  taMiTlara 
Isa  Uitable.     • 


\ 


5S8 

Movido  de  ud  casto  fuego, 
Que  honestamente  me  llama, 
hompiendo  rizas  espumas, 
Al  mar  entregué  seis  naves. 
Lleno  de  empresas  suaves, 
fíalas,  libreas  y  plumas. 
Formé  un  campo  tan  lucido 
De  soldados,  que  cualquiera 
Un  mayo  portátil  era 
Y  nn  abril  recien  nacido. 
Pareció  verde  jardín 
Todo  el  piélago  de  sal , 
Dejando  de  ser  cristal 
Por  una  tarde ;  y  en  íln , 
Fueron  tantos  los  colores , 
Que  pienso  que  el  mar  dudaba 
Si  de  elemento  mudaba. 
Viéndose  cubrir  de  flores. 
Llegué  á  Florencia,  y  Clenardo 
A  recibirme  salió; 
Ya  sabes  lo  que  me  honró. 
Knlrc  en  la  ciudad  gallardo 
Kn  un  valiente  alazán 
De  aquellos  que  alienta  y  cria 
La  yerba  de  Andalucia , 
Tan  airoso,  tan  galán. 
Tan  corpulento  y  bizarro, 
Que,  al  verle  peinar  el  suelo. 
Pudo  codiciarle  el  cíelo 
Para  el  tiro  de  su  carro. 
Vi  á  Camila,  mas  hermosa 
Que  la  Venus  queden  altares 
( Jiipre,  con  rosas  y  azahares, 
Venera  por  madre  y  diosa ; 
Con  el  cabello  esparcido. 
Por  mas  gala  ó  mas  decoro , 
Pareció  diamante  en  oro; 
Allí  el  travieso  Cupido, 

?ae  preso  en  ellos  vivía, 
al  vez  la  frente  besaba, 
Y  con  los  rizos  jugaba 
Hasta  que  los  desnacía. 
De  un  ébano  transparente 
Su  arquitectura  formaban 
Las  cejas,  que  se  apartaban 
Por  dividir  cada  oriente. 
Negras  lus  pestañas  fueron , 
Entre  oscuros  arreboles; 
Mas  ¿qué  mucho,  si  á  sus  soles 
Tantos  años  anduvieron  ? 
En  los  ojos  no  quisiera 
Hablarle,  por  no  ofender 
La  majestad  de  su  ser; 
No  tiene  en  la  octava  esfera 
El  cíelo  ddS  luminarias. 
Dos  antorchas,  dos  estrellas , 
Con  mas  alma  en  sus  centellas, 
Si  bien  á  mi  amor  contrarias. 
Las  manos  suyas,  en  fin, 
Sacó,  entre  varios  dinmantes. 
De  la  cárcel  de  sus  guantes. 
Con  diez  hojas  de  jazmín ; 

Y  tanto  las  admiré 
Cuando  su  luz  advertí. 
Que,  después  que  se  las  vi. 
De  la  cara  me  olvidé; 
Miróme  su  cielo  hermoso, 

Y  con  ser  cielo  estrellado. 
Para  mi  estuvo  nublado, 
Por  no  decir  riguroso. 
Llegué  á  abrazarla ;  aquí  fué 
Adonde  mas  me  perdí, 
Porque  en  sus  estrellas  vi 
¡íSi  no  fué  que  me  enpfié) 
Ciertas  perlas  que  enjugaba ; 

Y  como  las  detenían. 
Ya  que  salir  no  podian , 
Por  lo  menos  se  asomaban, 
lluego  al  darme  tos  abrazos, 
Que  la  ocasión  permitía. 
Fué  con  tan  poca  alegría 

Y  tan  caldos  los  brazos, 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Que  en  sus  desvíos  v  enojos 
Conocí  su  sequedad; 
Que  una  tibia  voluntad 
Ln  el  mirar  de  los  ojos. 
En  la  risa,  en  las  acciones 
Se  conoce  y  se  declara ; 
Que  siempre  ha  sido  la  cara 
Fiscal  de  las  intenciones. 
Camila,  en  fin,  me  desprecia. 
La  ocasión  ella  la  sabe; 

Y  aunque  su  Tirtnd  la  alabe, 
¿Qué  Porcia  habrá,  qué  Lucrecia, 
Qué  Euridice,  qué  Sulpicia 
Que  lo  sea,  y  que  se  vea 
De  un  hombre  que  no  desea, 
O  por  suerte  ó  por  codicia, 
Gozada?  Casta  fué  Dido, 
Pero  no  me  admiro,  no; 
Que  en  efecto  la  obligó 
El  amor  de  su  marido; 
Que  la  mas  flaca  mujer, 
En  llegando  á  enamorarse. 
De  su  ser  suele  olvidarse, 

Y  una'  roca  suele  ser; 

Y  al  revés,  la  mas  honrada 

Y  que  mas  honor  profesa , 
Si  en  la  cama  y  en  la  mesa 
Mira  á  un  homore  que  le  enfada. 
Ya  que  con  la  ejecución , 
Por  su  virtud,  no  le  ofenda. 
No  hay  honor  que  la  defienda 
Del  deseo  ó  la  intención; 

Y  en  llegando  á  desear 
O  á  intentar  una  mujer, 
Mucho  honor  ha  menester 
Para  no  se  despeñar. 

LÜCiriDO. 

Y  si  te  aprieta  Clenardo, 
¿Qué  has  de  hacer? 

■ABQUéS. 

Procuraré 
Entretenerle,  y  diré 
Cómo  por  horas  aguardo 
A  mi  padre,  que  desea 
Hallarse  en  mi  casamiento; 

Y  entre  tanto  el  pensamiento, 
i^  vista,  el  alma  y  la  idea 
Se  informarán  con  recato 
De  su  pena  y  sus  enojos. 


Salen  CAMILA,  muy  (Hite, 
1  LEONIDA. 

LEONIDA. 

Descansa  siquiera  un  rato; 
Mira  que  de  esa  manera 
Te  vas  echando  á  perder. 
Porque  darás  á  entender... 

CAULA. 

;Ay  Leonida ,  á  Dios  pluguiera 
Que  mi  dolor  fuera  tanto , 
Que  la  vida  me  quitara, 

Y  su  fuerza  me  anegara 
En  el  cristal  de  mi  llanto! 
/.Piensas  tú  que  yo  no  advierto 
Que  este  amor  ó  esta  locura 
Ofende  mi  compostura , 

Y  que  ha  sido  desconcierto 
De  mi  valor  natural 

Que  liviana  me  enamore , 
Que  ruegne,  suspire  y  llore, 

Y  en  efecto ,  que  esté  tal 

(¡Ay  Dios!),  que  no  me  ha  faltado 
Sino  echarme  un  lazo  al  cuello? 
Yo  lo  sé,  pues  que  por  ello 
Mi  triste  honor  na  pasado. 
Ya  lo  he  llorado,  i!.eonida ; 
Pero,  en  tormento  tan  claro, 
;.Qué  importa  hacer  el  reparo. 
Después  de  dada  la  herida? 


Ya  no  bay  remedio  qne  importe; 
Ya  miré,ye  qniíe  (M¿"- 

LCmUDA. 

Si ;  pero  advierte  uabieD 
Que  en  muJereí  de  la  porte 
Son  culpables  loa  eziremos, 
Aunqae  sean  naluniei. 

CABILA. 

Las  mmeres  prinei^ei 

¿No  hablamos  lambieo?  Efo  itaa 

¿Somos de  piedra? 

■AMonÉs- 
Alli  está. 

LOCISDO. 

Que  llegues  será  fbnoao. 

■Aaootfs. 

Yo  voy. 

LBOMBA. 

SeQora,  ln  esposo. 

CAMILA. 

Sabe  Dios  si  Ío  será. — 
Pues,  Señor,  ¿tanto callar? 

tNo  os  halláis  bieo  en  PloreBCia* 
^ero  sentiréis  la  anseada 
De  vuestra  patria ,  y  estar 
Con  poco  regalo  aqoí. 

■AaQOÉS. 

Por  ahora  solo  siento 
Veros  con  poco  conleoto. 

CAULA. 

Esto  es  condición  en  mi, 
Y  mi  falta  de  salad 
Me  tiene  poco  gastosa. 

HAaoois. 
Pues  si  estáis  lan  achacosa. 
Aunque  en  unta  Javeolnd, 
No  es  bien  teneros  aa  pié; 
Sentaos,  por  Tida  mía. 

CAULA. 

Vuestra  soy. 

■AaocKS. 
Esoqoerria. 

CAMILA.  (Ap.) 

Antes  mi  muerte  feré. 
;Ab,  Aeras  leyes  de  honor! 

MAaoots. 
¿No  os  sentáis? 

CAMILA.  (StfalBie.) 
Ya  oa  obedezco 
(Ap.  Por  mil  caminos  padeieai 

MABQOáS. 

El  no  baMaros  en  mi  amor 
Nace  de  veros... 

CAMILA. 

Callad: 
Que  me  haréis  salir  colores. 

MAaoctfa. 

Teneiaroe  con  mil 


Rn  cosas  de  Yohulad 

Sé  Un  poco...  {Ap.  Pero  sitaBii 

Harto  sé,  paea  aéaaotlr.) 

MABOUta. 

Mucho  os  tengo  qoe  decir. 

CAHn.A.  (Ap.  é  Limáit) 
¡ Ay  Leonida ,  no  hay  tormtau 
Como  el  haber  de  eaenchar 
Un  hombre  qae  Ammmmrmá^í 


Pienso  qaeeatáis 

GAMIILA. 

¿Yo?  ¿Por  qoéf  (Ap.  No  ha? qae 
El  hombre  me  ealá  maUado.) 
Hanme  dado  aqi 


CnffUR  CM  su  OHJGáOnb 


n  de  cnando  en  coando 
rmeelcoruoD. 

MAIQOtS. 


«  DON  JUAN  T  MENDOZA. 


u  de  mi  deteo. 
MiNnrui. 
esposo  estii,  Neodoia. 

■IKBOU. 

iri  geotil  mou; 

lie!  Qué  olor!  Qué  ueo! 

Bon  JDAn. 
sto  mtre, ;  o»  mis  manos 

■nmou. 
;Qu¿  lupraduncii  1 

bOK  JDAN. 

01,  de  BDiDr  tiranos! 

m  DiO)  j  en  mi  conciencia, 
Un  como  dai  hermanos. 

■AaoTit*. 
o  no  01  entretengo, 


Sois  mnj  galán. 
o  disgusto  prevengo. 


CAULA.  (4p.) 

lAb  triste  aaei 
TCOQ  celoaporDa, 
á  el  faouor  mu  fuerte  I 


seo 

De  mi  amor,  ¿no  hay  en  Florencia 
Hartas  mujeres,  don  Joan? 
¿Mi  casa  ha  de  ser  por  fuerza 
Tercera  de  tus  deseos  ? 
Pues  si  la  vida  me  cuesta. 
Me  he  de  vengar,  enemigo. 

DON  JUAN. 

Luego  ¿de  Celia  sospechas 
Kn  tu  agravio? 

CAMILA. 

No  sospecho ; 
Que  quien  sospecha  recela, 
Y  quien  recela  está  en  duda. 
Pues  puede  ser  que  no  sea; 
Mas  yo  lo  sé  claramente. 
^Ese  es  tu  amor,  lu  firmeza? 
Mírame,  ingrato,  á  la  cara ; 
¿Qué  te  dio  denantes  Celia  ? 

DON  JOAN. 

¿A  mi,  Señora? 

CAMILA. 

A  ti  pues. 

DON  JOAN. 

Pienso  que  esta  banda. 

CAMILA. 


¿Piensas? 
Como  si  no  lo  supieses. 

DON  JOAN. 

No  te  entiendo. 

CAMILA. 

¡Qué  inocencia! 

DON  JOAN. 

Como  no  era  para  m  i . . .         {Dásela,) 

CELIA. 

Eso  excusarlo  pudieras ; 
Que  no  eres  mí  madre  tú. 
Para  (|ue  con  tanta  fuerza 
Te  informes  de  mis  costumbres ; 
Que  es  demasiada  licencia, 
Y  aun  parece... 

CAMILA. 

Celia,  quedo. 

CELIA. 

Porque  en  tu  casa  me  tengas 
No  me  has  de  tratar  asi ; 
Que  en  efecto  soy  tan  buena... 

CAMILA. 

Como  vo,  pero  mas  libre. 

Pues  dime ,  ¿  tan  grande  ofensa 

Ha  sido  ver  esta  banda? 

í.  No  puede  ser  que  yo  quiera 

Hacer  otra,  para  dar 

A  Arnesto,  y  sacar  la  muestra 

Del  dibujo  y  los  colores? 

Por  cierto,  que  está  bien  hecha; 

Dien  sale  el  oro  en  lo  azul. 

MENDOZA. 

Si  dama  de  punto  fuera. 
Noguerado  nabia  de  ser. 

CAMILA. 

Aqui  parece  Que  hay  letras: 
«Don  Juan»,  uice.  Bueno,  ¿  fe. 

DON  JUAN. 

No  puede  ser. 

CAMILA. 

¿No?  Pues  llega. 
Deletrea,  por  tu  vida : 
lina  D  y  un  punto,  es  esta 
Cifra  del  «don»;  ¿no  es  asi? 
Esta  es  /.  no  de  las  griegas. 
Llámase  larga  en  Castilla ; 
U  pienso  que  es  la  tercera; 
La  cuarta  es  A ;  ¿vas  conmigo? 

DON  JOAN. 

¿Hay  tan  eztiaña  quimera? 

CAMILA. 

La  quinta  es  N;  que  todas 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  OK  MONTALVAN. 

(Si  las  juntas  y  conciertas)  i 

Dicen :  «don  Juan.»  ¿Haslo  visto? 
¿Ahora  serán  quimeras 
Las  mias  ó  desengaños? 

DON  JOAN. 

Serán  engaBos  de  Celia, 
O  serán  desdichas  mias; 
Mas  déjame  hablar  con  ella, 
Y  tú  verás... 

CAMILA. 

¿Qué  es  hablar? 
Luego  ^entiendes  que  has  de  verla 
Kn  tu  Vida?  Vete  luego. 
No  estés  en  mi  presencia; 
Salte  luego  de  la  sala. 

DON  JOAN. 

Si  la  cólera  te  ciega... 

CAMILA. 

¿No  te  vas? 

DON  JOAN. 

Ya  lo  procuro ; 
Pero  primero... 

CAMILA. 

Tú  intentas 
Descomponerme  sin  duda. 

DON  JOAN. 

Solo,  Señora,  quisiera 
Que  Celia  dijera  en  esto 
La  verdad. 

CAMILA. 

\'a  no  aprovecha. 

DON  JOAN. 

¿Celia? 

CAMIU. 

¿Mas  Celia  tenemos? 

MENDOZA. 


Si  con  don  Joan  ao  estavieras 
Tao  terrible... 

GAaiUI. 

YaesUhedM; 
Salios  todos  allá  fuera. 


¡Oh  qué  brava  polvareda 
Se  ha  levantado! 

CAMILA. 

Pues,  necio. 
Será  de  aquesta  manera,      (Échale,) 
Ya  que  contigo  no  vale 
Mi  razón;  vete,  ¿qué  esperas? 

CEUA. 

No  le  trates  mal. 

CAMILA. 

Si  quiero. 

DON  JOAN. 

Ya  me  voy,  pero  por  fuerza. 
Sale  EL  DUQUE. 

MENDOZA. 

El  Duque. 

DON  JOAN. 

¿Si  DOS  ha  visto? 

MENDOZA. 

¡Qué  desdicha! 

DON  JOAN. 

Amor,  paciencia.  (Vote.) 

CAMILA.  (Áp.) 

¡  Que  hubo  de  venir  ahora! 

DUQUE. 

¿  Pues  tú,  hermana,  descompuesta, 
Y  con  don  Juan? 

LEONIDA. 

¿Qué  has  de  hacer? 

CAMILA. 

Confusa  estoy  y  suspensa. 

DOQCE. 

¿Qué  dudas?  Habla. 

CAMILA. 

Señor... 


¿Yo  también? 

CAMILA. 

YtáUmlMeD. 

GBLU. 

¿Mas  que  quieres  darle caent 
De  que  á  don  Joao  tengo  anoi 

CAMILA. 

Si  mi  honor  peligra,  GeUa, 
Habrásme  de  perdonar. 

GBLU. 

No  imporu,  que  estoy  resnelii 
Di,  prima,  lo  qne  quisieres. 

ÍAp,  Si  no  estuviera  tan  cierta 
>e  que  Camila  se  casa 
Con  Ameslo,  presumiera... 
Mss  quiero  quedarme  aquí.) 
Guarde  Dios  á  vuecelencia,     i 

CAMILA. 

Confuso  tengo  á  mi  bemano. 

DUQUE. 

Ya  se  han  Ido. 

CAMILA. 

Es  tan  inmensa 
La  pesadumbre  que  tengo. 
Hermano  y  seSor,  que  apenas 
Puedo  hablar. 

DUQUE. 

Pasa  adelante. 

CAHILA. 

Ese  don  Juan,  que  en  su  tierra 
Debe  de  ser  hombre  l^jo... 

BUQUE. 

¿Qué  dices?  (Ap.  Ya  el  alma  tiei 

GAMU. 

Aunque  sabe  qne  tú  adoras 
A  Celia,  qne,  poco  cnerda. 
Le  quiere  bien... 

MIQUB. 

¿Cómo  es  eso* 

CAMILA. 

Es  tanta  su  desverg&ean. 
Que  la  solidu. 

DUQUE. 

¡Ah  ingrato! 

CAMILA. 

Denantes  re  hallé  con  ella, 

Y  dándole  aquesta  bandte. 
Que  con  letras  de  ora  y  seda 
Su  nombre  dice  en  siil  partes; 

Y  ceguéme  de  manen , 
Que  como  viste  mw  hallaste. 

DUQUE. 

(Ap.  Tienen  algnoas  ofensas 
Tal  ciccnustanda,  qqe  el  atau 
Apenas  puede  creerlM; 
Rabiando  de  eoolo  estov; 
¿Esto  en  el  mundo  es  MoUeu? 
Bien  me  has  paaado,  dos  Assa; 
¡Con qué engalos  y  cautelas 
Me  hablaba  en  Celia,  diciendo 
Que  á  quien  «  mi  se  atrevlcn 
Le  hiciera  pedasos!  Y  él 
( ¡  qué  malicia !  qué  tUcu  !) 
Era  el  secreto  galán 
Por  quien  su  amor  Bedespnñ 
Celia  dijo  que  mi  bermau 
Lo  sabia,  pues  si  ella 
Lo  confiesa  claramente, 
¿Qué  informaciones,  qué  priehí 
Puede  haber  mas  iidbubles  r 


^ralilud,  qué  bajezas 
internado  tu  porfía ! 
iris  de  Troya  á  Grecia, 
óleMenelao, 
iu  casa  y  su  mesa, 
tle  el  hospedaje 
bar  después  á  Glena; 
iiiio  me  lia  sucedido ; 
)D  esta  direrencia, 
>  no  puedo  vengarme 
16  lo  pida  la  ofensa  ; 
lan  en  cierta  ocasión 
dado  la  vida,  y  fuera 
de  tiranía 

e ;  con  mas  prudencia 
de  portar.)  Oye,  hermana : 
pensado... 

CkUlLA.  {Ap.) 

El  alma  tiembla. 

DUQUR. 

leerle  matar  no  es  cosa 
ilá  bien  á  mi  grandeza. 

CAMILA. 

,  Señor !  ni  por  pienso. 

DCQUE. 

es  que  de  Florencia 
mañana. 

CAMILA. 

Mejor ; 
Ay  don  Juan!) 

DUQUE. 

Y  sin  que  entienda 
isa. 

CAMILA. 

Bien  me  parece, 
e  es  venganza  mas  cuerda. 

DIQUE. 

yo  voy  á  prevenirlo; 
)  que  los  hombi'í'S  yerran 
•  examinar  primero 
lif^o  á  quien  entregan 
ensanñenlos  y  el  alma ! 
quién  habrá  que  pueda 
ter  las  intenciones, 
olo  Dios  se  reservan? 
un  genero  de  amigos 
1  vil  naturaleza, 
natnn  con  las  entrañas 
guran  con  la  lengua.         ( Vose,) 

CAMILA. 

te  de  mi  I  ¿qué  he  de  hacer? 
uan  se  va  ;  ya  me  pesa, 
i  pesa  de  haber  sido 
miento  de  su  ausencia ; 
ambien  fuera  peor 
,  si  ajenóle  viera; 
es  malo.  ;Ay  don  Juan  mió, 
le  pesares  me  cuestas ! 
na  se  va;  yo  quiero 
He  que  me  vea 
noche ,  porque  ya 
oca  de  amor  me  deja, 
I  ve  á  España  mis  celos, 
Quede  satisfecha, 
lo  rinde  el  amor; 
dése  la  mas  compuesta, 
as  fuerte  y  retirada, 
)rir  una  vez  la  puerta 
e  rapaz,  que  después 
>rovecban  resistencias ; 
ue  ve  por  otros  ojos, 
)or  otras  orejas, 
I  por  otros  sentidos, 
por  otras  potencias, 
efecto,  toda  el  alma 
i  en  voluntad  ajena.  {Vase,) 


CUMPLIR  CON  SU  OBLIGACIÓN. 
Saíe  EL  MARQUÉS. 

MARQUÉS. 

Hermosa  noche,  qoe  al  ligero  dia. 
Fénix  de  breves  hora.s  va  siguiendo ; 
Tú,  sombra  helada ;  tú,  tiniebla  fria; 
Tú,  que  del  mar  Océano  saliendo, 
Túmulo  tienes  en  sus  conchas  bellas, 
La  mitad  de  la  vida  dividiendo; 
Negro  bulto  de  candidas  centellas, 
Que  al  risco  subes  de  los  once  cielos, 
Argos  (le  tantos  ojos  como  estrellas ; 
A  averiguar  la  causa  de  mis  celos 
Sale  mi  noble  honor,  en  conflania 
t)e  tus  hermosos, aunque  pardos? elos; 
Favorece  piadosa  esta  esperanza, 
Así  goces  del  Erebo,  tu  esposo. 
En  cuanta  tierra  Radamanto  alcanza; 
Asi  al  mayor  planeta,  al  sol  hermoso. 
Que  desde  el  polo  opuestoestá  mirando 
Tu  resplandor,  le  tengas  envidioso; 
Asi  en  tranquila  paz,  en  ocio  blando 
Ejércitos  de  antorchas  te  coronen. 
La  dorada  muralla  matizando ; 

Y  pues  los  astros  son  los  que  disponen 
De  los  sucesos  de  la  vida  humana, 

Y  en  tantas  penas  como  ves  mepoaen, 
Consúltalos  por  mi,  bella  Diana, 
Salga  yo  de  las  dudas  en  qae  vive 

Mi  loco  amor  y  mi  esperanza  vana ; 
Quiero  bien  á  Camila,  que  recibe 
Con  pocogustounalmaquelahedado, 

Y  en  su  silencio  su  desden  me  escribe. 
En  la  mesa,  en  la  silla,  en  el  estrado 
Suspira  si  me  ve,  mas  no  suspira 
Porque  mi  amor  obli^e  á  sucuidado; 
Las  quejas  y  las  lágrimas  retira, 

Y  bañando  en  clavel  las  azucenas. 

Se  vuelve  al  cielo  y  á  traición  me  mira; 
En  lin,  la  tienen  tan  secretas  penas. 
Que  muchas  veces  suele  estar  conmigof 
;  Oh  auior,  lo  que  arrebatas  y  enajenas! 

Y  no  responde  á  cosa  que  la  digo, 

Y  cuandoquíere  hablar,  tal  vez  turbada. 
El  nombre  va  á  decir  de  mi  enemigo; 
Otras  veces  está  tan  desgraciada, 
Que  el  almohadilla  j  el  cambray  arroja, 

Y  no  la  alegra  ni  divierte  nada ; 

Si  culpo  su  desden,  luego  se  enoja, 

Y  si  mi  amor  la  digo,  enternecido. 
Le  escucha  desabrida  y  se  acongoja. 
Amar  un  hombre  mal  correspondido, 

Y  porfiar,  estando  despreciado. 
Puede  siendo  galán,  mas  no  marido ; 
Porque  aventura  solo  su  cuidado. 
No  su  re|)uiacioii.  que  amar  dudoso 
Puede  matar  á  un  hombre  si  eshonrado. 
Negándome  al  sosiego  y  al  reposo. 
Salgo  á  buscar  mi  desengaño  ( ¡  Ah  cie- 
gos!), 

Y  no  quisiera  hallarle  temeroso; 
Lince  es  amor,  si  le  acompañan  celos; 
Yo  sabré,  yo  sabré,  Camila  ingrata. 
Aunque  á  mi  costa, quién  te  da  desve- 

[los. 
Cual  suele  cazador  (mientras dilata 
El  pajarillo  su  prisión  futura) 
Fiarse  del  silencio  de  una  mata, 

Y  desde  alli  con  traza  mas  segura, 
Haciendo  de  las  ramas  celosías. 
Acechar  su  graciosa  travesara. 
Asi  mi  amor  en  las  desdichas  mias 
Esperará,  no  gustos,  sino  daños, 

Y  mis  cuidados  servirán  de  espías. 
Yo  sé  que  encontraré  mis  desengaños; 
Que  siempre  el  ciego  amor  anda  á  des- 

[hora 
Para  poder  hablar  en  sus  engaños ; 
Dicen  su  amor  las  aves  á  la  aurora, 
Mas  los  amantes  á  la  noche  oscura. 
Que  no  búscala  luz  quien  ama  y  llora. 
Mientras  Camila  duerme  mal  segura, 


86i 

De  sos  paredes  ioformarme  espero 
Quién  goza  de  su  amor  y  su  hermosura. 
En  puertas,  en  jardín,  casa  y  terrero 
Asistiré  toda  la  oocba  amante. 
Hasta  ver  el  dichoso  caballero : 

Y  en  Uesando  á  saberlo,  vigilante. 
Advertido,  prudente,  cuerdo  y  sabio. 
Aunque  mi  amor  se  ponga  por  delante. 
Huiré  el  peligro  ó  vengaré  mí  agravio. 

Salen  MENDOZA  t  LEONIO A,  con  luí. 

LKOmDA. 

Pisa  con  tiento,  Mendoza. 

HBXDOZA. 

Mas  valiera  no  pisar. 

LEOIflDA. 

Eso,  á  mí  ver,  es  temblar. 

MENDOZA. 

En  casas  de  toda  broza 

Puede  un  hombre  entrar  sin  miedo; 

Mas  aquí... 

LEONIDA. 

Pues  ¿qué  hay  aquí  ? 

MENDOZA. 

Pues  ¿es  barro,  pesia  á  mí... 

LEONIDA. 

El  pesia  quiero  mas  quedo. 

MENDOZA. 

Un  hermano  confirmado 

Y  un  marido  en  profecía? 

LEONIDA. 

Mucha  desgracia  seria 
Si  viniesen. 

MENDOZA. 

Lindo  enfado ; 
Mal  conoces  mi  ventora ; 
Si  ha  de  parar  en  mi  ultr^e. 
Vendrá  todo  su  linaÚ6, 
;Y  qué  cierto ! 

LEONIDA. 

¡  Qué  locura ! 

MENDOZA. 

Mas,  dejando  este  temor. 
Aunque  él  no  me  deja  á  mi, 
¿A  qué  venimos  aqoi? 

LEONIDA. 

A  despedir  noestro  amor, 
Que  os  vais  mañana ;  confieso 
Que  siento  perder  tus  prendas. 

MENDOZA. 

Haremos  Carnestolendas 

EsU  noche,  según  eso ; 

Pero  don  Juan  ¿qué  ha  de  hacer? 

LEONIDA. 

Ver,  sentir  y  desear. 

MENDOZA. 

¿No  dices  conglutinar? 

LEONIDA. 

Eso  imposible  ba  de  ser. 

MENDOZA. 

La  ocasión  es  cosa  grande. 

LEONIDA. 

Tiene  mi  señora  honor. 

MENDOZA. 

¿Qué  importa  donde  hay  amor? 

LEONIDA. 

No  bayas  miedo  que  se  ablande. 

MENDOZA. 

¿Ysimitmoporfia? 

LEONIDA. 

ResisUráse  enojada. 

HEN0OIA. 

\  si  bubiese  Tirqninada , 


k 


íD.  C.  de  L.— II. 


¿Qué  ba  de  hacer  su  seuoría? 
fcisto  DO  tiene  respuesta. 

LEOMDA. 

Si  no  quiere,  es  por  demás. 

Salen  DON  JL'AN  t  CAMILA. 

D0í(  JCAX. 

jQuü!  ¿desengañada  estás? 

CAMILA. 

Hartas  lágrimas  me  cuenta ; 
Yo  misma  me  eché  a  perder. 

DON  JUAIV. 

¡Que  tai  dijeras  de  mí! 

CAMILA. 

En  efecto  te  perdí ; 
Mañana  no  me  has  de  ver. 

DONJUÁN. 

i  Que  tú  me  bayas  desterrado ! 

CAMILA. 

Quien  habla  con  celos,  yerra. 

LEOMDA. 

¿Cerraré  la  puerta? 

CAMILA. 

Cierra, 
Y  estad  los  dos  con  cuidado ; 
Tú,  Señor,  siéntate  aquí. 

LEONIDA. 

La  llave  quito. 

CAMILA. 

Bien  haces. 

MENDOZA. 

Hasta  ahora  todo  es  paces. 

LEONIDA. 

Siéntate  tú  junto  á  mí. 

CAMILA. 

La  causa  que  te  ha  tenido, 
Don  Juan,  de  tu  casa  ausente, 
Quisiera  saber. 

DON  JUAN. 

Detente. 
Que  ya  me  has  enternecido; 
Mus  oye,  porque  el  dolor 
Disculpes,  y  no  te  admire 
Que  la  memoria  suspire. 

CAMILA. 

Ya  escucha  mi  loco  amor. 

DONJUÁN.  [IlídO 

Mi  nombre  no  es  don  Juan,  ni  mi  apc 
De  Cárdenas  tampoco,  si  bien  fuera 
Gran  lustre  de  mi  sanare  haber  tenido 
Alguna  parteen  su  divina  esfera; 
Don  Carlos  soy  Enrique/.,  traza  ha  sido 
De  mis  suceso's  y  fortuna  íiera 
Mudar  de  nombre,  no  sin  causii  alguna. 
Aunque  nunca  he  podido  de  fortuna; 
iNací  segundo,  y  por  razón  de  estado. 
Apenas  vi  la  cara  á  veinte  abriles, 
Cuando,  á  Palas  y  á  Marte  aticionado, 
Los  amores  dejé,  remoras  \iles ; 

Y  de  mi  ardiente  espíritu  animado. 
Mas  nombremereci  (lue  el  griego  Aqui- 

[les, 
Hasta  que  en  pocos  lances  ( ¡  cosa  ex- 

[iraña!) 
Capitán  de  caballos  volví  á  España. 
Llego  á  mi  casa  con  aquel  contento 
Que  ausencia  de  seis  años  merecía, 

Y  cuando  aguardo  ( ¡ ay  loco  pensa- 

[niiento!) 
Que  á  abrazarme  saliesen  á  porfía, 
Con  lágrimas  de  pena  y  sentimiento 
El  suyo  cada  cual  decir  quería, 

Y  la  fuerza  dW  ansia  lo  estorbaba; 
Que  en  el  dolor  la  lengua  tropezaba. 
Busco  á  mi  padre, que,  enpiedadbaña- 

[do. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MOMTALVAN. 


Mi  deshonra  y  su  pena  me  declara, 

Y  viéndome  tan  hombre  y  tan  soldado , 
A  sus  ojos  me  arrima  y  á  su  cara. 
¡  Ay,  dice  enternecido  el  viejo  honrado. 
Si  una  hermana  que  tienes  te  faltara ! 

Y  viendo  en  lio  que  sin  color  le  escacho. 
Vuelve  á  llorar,  con  que  me  dijo  mucho. 
^No  has  visto  de  la  sierra  el  verde  campo 
Cuando  cubre  la  nieve  su  escultura, 

Y  un  arroyuelo,  cuyo  aljófar  blanco 
Por  el  rizo  cristal  pasar  procura? 
Pues  de  esa  suerte  déla  nieve  al  ampo. 
Que  en  sus  candidas  canas  se  figura. 
Un  arroyo  de  lágrimas  cubría, 

Y  por  la  plata  hasta  los  pies  corría. 
Supe  en  efecto  que  mi  loca  hermana, 
Amando  de  secreto  á  un  caballero, 
A  quien  el  brio  con  la  edad  temprana 
Calan  ocasionaba,  aunque  extranjero, 
A  su  honor  se  atrevió,  necia  y  liviana, 
Sirviéndole  su  gusto  de  tercero. 
Que  del  alma  una  vez  franca  la  puerta, 
Al  mayor  imposible  se  concierta. 

Y  viniendo  mi  padre  (¡  triste  suerte !) 
De  palacio  una  larde,  vio  una  escala, 
Que  al  hierro  de  un  balcoD  atada  y  fuer- 

[te, 
Los  de  mi  hermana  Esleía  le  señala ; 

Y  á  poco  rato  cuidadoso  advierte 
Que  baja  un  hombre,  y  con  ardiente  gala 
En  el  último  paso  le  detiene, 
Con  él  seabrazayhasta  el  suelo  viene. 
Estela,  que  miraba  el  triste  caso 
Desde  su  cuarto,  el  pecho  lastimoso, 
A  voces  dice  :  «  Padre  y  señor,  {laso; 
Mira  que  ofendes  mi  querido  esposo.» 
Mi  padre  entonces  deteniendo  el  paso, 

Y  juntamente  el  golpe  riguroso. 
Sí  es  verdad  le  pregunta ;  y  él,  ufano, 
cYo  gano  en  eso, dice;  esta  es  mi  ma- 

'0  fuese  que  la  dabu  arre|>entido,  [no.> 
Pensión  de  la  belleza,  que  gozada , 
Se  suele  carear  con  el  olvido, 

Y  de  querida  pasa  á  despreciada, 
O  que  no  la  gozó  para  marido. 
Porque,  sacando  la  traidora  espada, 

Y  otros  con  él,  que  al  silbo  respondie- 

[ron, 

Villanamente  de  mi  padre  huyeron. 
Corre  tras  ellos  el  honrado  viejo, 
A  pesar  de  sus  años,  tan  brioso 
Como  pudiera  yo,  que  soy  su  espejo 
(Tanto  obliga  un  agravio  cauteloso); 
Mas  entrando  las  fuerzas  en  consejo. 
Se  quejan  de  sn  esitiritu  animoso, 

Y  rendido  á  la  edaa  yerta  y  cansada. 
Se  vuelve  haciendo  báculo  la  espada. 
Esto  supe.  Señora,  el  triste  día     [les 
Que  entré  en  la  corte ;  ¡  mira  qné  laure- 
Para  honrar  la  española  gallardía, 
Que  mereció  buriles  y  pmcelcs ! 
Yo  entonces,  viendo  fa  nobleza  mía 
Destinada  á  rigores  tan  crueles. 
Maldije  á  mi  valor,  malilije  á  Palas, 
Quemé  las  plumas  y  rompí  las  galas. 
Cual  suele  el  iris,  del  terrestre  velo 
Cálida  exhalación,  con  los  colores. 
Llover  á  un  tiemp4)  y  afeitar  el  cielo. 
Siendo  nubeyjardin,  con  agua  y  flores; 
Asi,  Camila ,  jo  ( ¡ qué  desconsuelo! ), 
Las  galasconvirtíendo  enpundonores. 
Iris  de  un  aposento  parecía, 
Pues  mas  lloraba  cuanto  mas  lucia, 
examino  á  mi  hermana,  que,  corrida, 
Viendo  tan  clara  su  mayor  deshonra, 
A  un  monasterio  retiró  su  vida, 
ritínio  asilo  en  la  perdida  honra ; 
Mas  ni  al  rigor  ni  al  ruego  persuadida, 
.Nunca  quiso  decir  quién  la  deshonra; 
Que  aunque  la  acción  colérica  ínfama- 

Al  dueño  siempre  del  agravio  amaba. 


Viendo  eirfin  so  porfía,  jqae  mi  afi 
Ed  corrillos  de  iiiOEOS,piaa  y  cal 
Se  murmara,  pabUea,  trata  v  cae 
Siendo  forzoso  que  lo  eacudie  v . 
Válgomede  mi  honor,  que  altivo  m 
Pelear  con  mi  agravio  hasta  veng 

Y  en  efecto,  gnllardo  me  resoek 
Salgo  de  Espafia  y  i  Florencia  « 
Supe  que  era  eztraDJero  mi  enei 
Bien  dispuesto,  gafan  y  gentilboi 

Y  con  aquesta  laz,  sin  loa  le  sigo 
Mudando  patria,  calidad  y  nomb 
Con  todos  trato  familiar  y  amigo 

[boi 
Por  si  puedo  encontrar  ^ay  Dios 
Cuyo  rostro  no  sé  ni  nacimiento; 
Honrado.aaiique  Imposible  peoíi 
Acuchillaban  a  ta  noble  berman'! 
Una  noche,  encubiertos,  seis  trai<. 
Defendile  la  vida  cortesano. 
Honróme  con  su  casa  y  mil  favori: 
Llegué  á  mirar  la  cielo  soberaiic 
Abrasóme  tu.  luz,  dfjete  amore? . 
Vino  Arneslo,  lloré  mi  roaerte  tri: 
Lo  demás  tü  lo  sabes,  poes  lo  bici 
{Liaman.) 

LE05DA. 

;^ Oyes,  Mendoza? 

MEXDOZA. 

Muerto  estoy,  Ltu 

LEOmOA. 

¡Válgame  Dios! 

CAMILA. 

¿Qaé  es  eso? 

LEOmOA. 

ün  golpe  has 
En  la  puerta. 

HBSDOZA. 

¡Jesús! 

CAMILA. 

Yosoyperdk 

DON  JOAX. 

Sin  duda  qtio  los  dos  babeii  sodk 
Repórtate,  Sefiora,  por  tu  vida. 

{Yuelren  d /IoÍmt.) 

HEHDOIA. 

Mira  si  escampa. 

CAMILA. 

Toda  me  be  tai 
Don  Juan,  ¿qué  hemos  de  hacer 

DON  IQAÜ. 

¡HayUldes 

LEOXUA. 

La  puerta  quiebran. 

CAMILA. 

Yo  nací  sia 

Escóndete. 

DOS  IQAM. 

Quien  llama  ya  ha  se 
Que  hay  hombre  aqni:  mata  esa 
\  abre  esa  puerta  i6.  [ 

CAHIU. 

Ta  crece  el 

DOM  JUAM. 

Y  en  entrando  quien  ftiere... 


¿Quéesaq 
mm  JOAX. 

Camilaytúoaauldréis. 

LIOMUA. 

Yateheeaii 

DOX  JUAM. 

Mendou  j  yo,  eoo  íbIbo  dispB< 
Estaremos  á  ver  It  intencifli  m 


MINDOZA. 

me  metas  á  mi,  por  vida  tuya. 

LBONIDA. 

a  puerta  está  abierta. 

MENDOZA. 

j  Vive  el  cielo, 
I  be  de  asirme  á  Camila ! 

Sale  EL  MARQUÉS. 

MARQUÉS. 

¡Ay  honor  mió, 
laldréis  de  sospecha  y  de  recelo! 

LEO.MDA. 

teme. 

CAVILA. 

Muerta  voy. 

MENDOZA. 

Y  yo  confio 
de  la  procesión. 

(Vanse  lastres.) 

DON  JUAN. 

Ya  no  hay  consuelo 
I  mi  pena,  ya  es  ninguno  el  brio. 

MARQUÉS.  [den. 

17.  han  muerto,  y  hacia  allí  se  escon- 
iéo  va? 

DON  JOAN. 

Confuso  estoy. 

MARQUÉS. 

¿No  me  responden? 

DONJUÁN. 

roz  no  es  de  Clenardo. 

MARQrÉS. 

Hará  el  acero 
oGcio. 

DON  JUAN. 

Ya  es  forzoso  defenderme. 

MARQUÉS. 

ibre,  ó  quien  eres,  habla. 

DON  JUAN. 

i  Ah  rigor  ñero ! 

MARQUÉS. 

e  he  de  conocer... 

DON  JUAN. 

¿Cómo,  sin  verme? 

MARQUÉS. 

e  de  matarte. 

DON  JUAN. 

Pues  morir  primero... 
si  hallara  la  puerta ! 

MARQUÉS. 

Esto  es  molerme. 
DUQUE.  {Dentro.) 
4in,  dame  una  espada. 

DON  JCAN. 

Gste  es  Clenardo. 

DUQUE. 

a  un  hacha,  Teodoro. 

DON  JUAN. 

Ya  ¿qué  aguardo? 

rn  EL  DUQUE,  con  la  espada  des- 
yida;  FORTUN  y  TEODORO,  con  un 
icha;  don  Juan  encubierto  á  un  la- 
9,  y  el  Marqués  al  otro. 

TEODORO. 

or,  por  esta  parte... 

DLQOE. 

¿Qué  es  aquesto? 
>adas  en  mi  casa  y  á  tal  hora? 
el  Marqués? 


CUMPLIR  CON  SU  OBLIGACIÓN. 

MARQOiS. 

¿Señor? 

DUQUE. 

Puesteóme,  Arnesto? 

DON  JOAN. 

¡Hay  tal  desdicha! 

■ARQUES. 

Yo  pasaba  ahora 
Acaso  por  aquí... 

DUQUE. 

Dilo  de  presto. 

MARQlfÉS.  [ra... 

Y  aquel  hombre,  Señor,  que  deshono- 

DUQUE. 

No  pases  adelante. 

MARQUÉS. 

Hallé  cerrado 
En  esia  sala;  dióme,  en  fin,  cuidado; 

[velos 
Que  he  de  casarme,  y  piensan  mis  des- 
Que  no  estaba  tan  solo,  cuando  oigo... 

DUQUE.  {Ap.) 
Este  es  don  Juan. 

MARQUÉS. 

Y  de  mi  honor  los  celos 
Me  obligaron. 

DÜQCE.  {Ap,) 

El  talle  es  buen  testigo. 

[los! 
¡Que  un  hombre  se  confie  tanto  ¡ahcie- 
En  mi  amistad,  y  que  por  ser  amigo 
Me  agravie! 

MARQUÉS. 

¿Qué  respondes? 

DUQUE. 

Que  te  vayas. 

MARQUÉS. 

¿Asi  en  mi  ofensa,  Daque,  te  desmayas? 

DUQUE.  [pa^ 

No  es  tuya,  Arnesto,  y  cuando  tuyaiue- 
Yo  soy  marido  ahora. 

MARQUÉS. 

Bien  infieres , 
Pero  YO  lo  he  de  ser. 

DON  JUAN. 

¡Ah  suerte  fiera  i 

DUQUE.  [res; 

En  esta  casa,  Arnesto,  hay  mas  moje- 
Yo  sé  quién  es  el  hombre  (salte fuera), 

Y  sé  que  no  te  agravia.  Pues  ¿qué  quie- 
Deja  una  luz,  Fortun.  [res?— 

MARQUÉS. 

De  ti  me  fío. 

DUQUE. 

Y  despejad. 

MARQUÉS. 

Confuso  voy. 

FORTUN. 

¡Qué  brio! 
( Yanse.) 

DUQUE. 

Descúbrete ;  ya  se  fueron. 
Si  no  es  que  de  estas  paredes 
(Como,  en  lin,  testigos  fueron) 
Vergüenza  tengas,  y  quedes 
Corrido  de  que  te  vieron. 

DON  JUAN.  {Ap,) 

Ya  echó  el  resto  mi  fortuna. 

DUQUE. 

Ya,  don  Juan,  sin  causa  alguna 
La  cara  encubres,  honrado, 
Porque  no  es  razón  de  estado 
Tener  dos  v  encubrir  una.- 


86S 


Ya  te  he  conocido,  ingrato, 

Y  si  ahora  no  te  mato. 

Es  por  tomar  mas  venganza. 
Con  que  sepas  que  se  alcania 
A  conocer  tu  mal  trato; 
Porque  á  un  hombre  de  nobleza, 
De  valor  y  gentileza. 
Pienso  que  basta  á  matarle 
Solamente  el  acordarle 
De  que  ha  hecho  una  b^eza. 

DON  iüAN. 

Ahora  déjame  hablar. 

DUQUE. 

Pues  tú  ¿qué  puedes  decir? 

DON  JUAN. 

Si  no  quieres  escuchar... 

DUQUE. 

Si  es  disculparte,  es  mentir, 

Y  será  mejor  callar. 

DON  JUAN. 

I  Qué  esto  sufra !  Considera... 

DUQUE. 

De  disculpas  no  me  trates; 
Todo  es  traición  y  quimera. 

DON  JUAN. 

Sufriréte  que  me  mates , 
Pero  no  de  esta  manera. 

DUQUE. 

Yo  sé  que  Celia  te  adora, 
Hallante  en  su  cuarto  ahora ; 
Pues  ¿qué  puedes  responder. 
Que  no  pare  en  ofender 
A  quien  su  Cielo  enamora  ? 

DON  JUAN.  {Ap ) 

¡ilay  tal  modo  de  penar ! 
Que  por  fuerza  he  de  callar, 

Y  he  de  confesar  por  fuerza 
Que  Celia  mi  amor  esfuerza; 

Y  aunque  mejor  es  hablar 

Y  decirle...  Pero  no; 
Que  se  casa  con  Arnesto 
Camila,  y  presumo  yo 

Que  mas'  se  ofendiera  de  esto. 
Mi  esperanza  me  engañó. 

DUQUE. 

Si  el  alma  un  cristal  tuviera 
( Como  cierto  dios  queria), 
Menos  traiciones  hubiera , 
Pues  cada  cual  temería 
Que  su  infamia  se  supiera. 
No  hubiera  en  el  mundo  engaños. 
Cautelas,  juicios  extraños. 
Traiciones,  falsos  testigos. 
Ni  con  máscara  de  amigos 
Hubiera  secretos  daños. 
No  hubiera  malas  ausencias 
Ni  encoptradas  voluntades 
Por  opuestas  diferencias ; 
Ni  hubiera  en  las  amistades 
¡njusus  correspondaicias. 
No  hubiera  amigos  fingidos. 
Que  el  bien  ajeno  les  mata. 
De  su  envidia  persuadidos ; 
Ni  hubiera  mujer  ingrata 
A  servicios  recibidos. 
No  hubiera  en  hombres  discretos 
Malas  palabras  y  afrentas. 
Quizá  por  falsos  concetos;  ' 
Ni  hubiera  muertes  violentas 
Por  intereses  secretos. 
No  ofreciera  un  gran  señor 
Su  casa  á  amigo  traidor; 
Que  aun  suele  el  mas  verdadero 
Ser,  por  ventura,  el  primero 
Que  hace  el  tko  en  el  honor. 
No  hubiera  Hbret  intentos 
En  mqjeres  principales 
De  mas  altos  peustmientos; 


864 

Ni  en  los  hombres  desiguales 
CupieraD  alrevimieotos. 
Y  en  efecto,  cada  cual 
Fuera  cortés  y  leal , 
Fuera  amigo  y  noble  fuera. 
Porque  á  la  lengua  siquiera 
Correspondiera  el  crislal. 
Vuélvete  4  España,  y  advierte 
Que,  si  no  te  doy  la  muerte^ 
Es  porque  te  quise  bien. 

DOIf  iDA!«.  (Ap,) 

¡  Qué  mas  pena,  dulce  bien. 
Que  haber  de  vivir  sin  verte ! 

DUQUE. 

No  estés  mas  en  mi  presencia; 
Que,  por  vida  de  mi  nermana... 

DOR  JUAN. 

Ya  obedezco  ¿  vuecelencia. 

DUQUE. 

Que  te  haga  matar  ma&ana 
Si  no  sales  de  Florencia. 
Vé  tú  delante. 

DOIf  JUAN. 

Señor... 

DUQUE. 

No  es  favor,  sino  temor. 

DON  JUAIf. 

¿De  mí  te  recelas  ya? 

DUQUE. 

Si ;  que  cualquier  cosa  hará 
El  que  una  vez  fué  traidor. 
El  primero  has  de  pasar. 

DON  JUAN. 

Nunca  he  tenido  esa  fama. 

DUQUE. 

Yo  lo  puedo  sospechar. 
Pues  quien  me  quitó  la  dama 
También  me  saurá  matar. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DON  JUAN,  con  capa,  botas  y  et- 
pt<¿/a«,T  MENDOZA. 

MENDOZA. 

Bueno  vas  de  la  cabeza. 

DON  JUA>. 

¿Ataste  ya  los  caballos? 

MENDOZA. 

Ya  quedan  los  dos  mordiendo 
De  ese  alcacer  á  pedazos ; 
Y  según  vienes,  presumo 
Que  pudieras  ayudarlos. 

DON  JUAN. 

¿Tan  necio  soy,  porque  siento 
Perder  lo  que  quise  lanto? 

ÍEs  el  alma  algún  diamante? 
üs  el  corazón  de  mármol  ? 
¿Heme  criado  entre  lleras? 
¿Tenao  parentesco  acaso 
Con  algún  peñasco  de  estos  ? 
¿No  fui  hombre,  y  hombre  amado, 
Que  quiero  bien  a  Camila? 
No  me  destierra  Clenardo? 
No  ha  de  gozarla  el  Marqués? 
No  he  de  verme  sin  sus  brazos? 
No  salgo,  en  fin,  de  Florencia? 
Pues  en  dia  tan  amargo, 
¿Qué  mucho  que,  loca  el  alma 
7Si  puede  ser  que  la  traigo), 
Se  queje,  suspire  y  llore? 
El  nliento  de  soldado 
No  implica,  no,  con  mi  amor; 


Que  ya  sabe  el  muDd«  cuantos 
Que  con  la  espada  y  la  pluma 
Escribieron  y  mataron. 
Lloraron  de  amor  mil  veces. 
¿Ves  un  escuadrón  armado 
De  lanzas  y  de  paveses, 
Pólvora,  flechas  y  dardos? 
Pues  hago  testigo  al  cielo 
Que  no  le  temiera  tanto 
Como  á  Camila  estos  dias. 
Cuando  peleo,  me  valso 
De  la  destreza  ó  el  brío. 
De  las  armas  ó  los  brazos; 
Mas  de  una  mii^er  hermosa, 
¿Qué  defensa,  qué  resguardo 
Tendrá  quien  la  adora  humilde 

Y  la  pierde  desdichado? 
¿  No  la  viste  esta  mañana 
Cuando  me  dijo  temblando : 
t  Adiós,  señor  de  mis  ojos , 
A  España  os  vais ;  acordaos 
De  esta  vida  que  fué  vuestra ; 
Yo  no  me  caso ,  mi  hermano 
Me  fuerza,  mi  hermano  quiere 
Que  yo  muera»  ?  V  de  allí  á  un  rato 
¿  No  viste  arrojar  los  ojos 

Mil  perlas^  que  al  alabastro 
Se  deslizaban,  y  á  veces. 
Mas  comedido  algún  grano. 
Se  paraba  en  el  camino? 

gue,  como  todo  el  espacio 
ra  jardín,  y  las  flores 
Con  el  agua  crecen  tanto, 
Embargaban  el  cristal, 

Y  era  cada  perla  un  mayo. 
Yo  vi  quejosa  la  boca , 
Porque  al  clavel  de  sus  labios 
No  le  alcanzaba  su  parte. 

MENDOZA. 

Lindamente  lo  has  pintado. 

DON  JUAN. 

No  sé,  Mendoza,  qué  tiene 
Cualquiera  mujer  llorando. 
Que  lleva  el  alma  tras  si. 

MENDOZA. 

Yo  he  visto  alguna,  que  el  diablo 
Pudiera  esperarla. 

DON  JUAN. 

¿Cómo? 

MENDOZA. 

Hacia  gestos  revesados , 

Y  de  su  lugar  sacaba 
La  boca ,  y  del  cuarto  alto 
De  la  señora  nariz 
Bajaban  bravos  emplastos; 
Traslado  á  un  lienzo  de  réquiem, 

DON  JUAN. 

Cuando  es  sin  concierto  el  llanto, 
A  cualquiera  descompone; 
Poro  un  llorar  recatado. 
Que  no  se  declara  bien, 

Y  que  el  dueño  está  mostrando 
Risa  en  la  boca,  y  los  ojos 
La  desmienten,  este  alabo. 
La  Condesa,  en  fin,  ¡ay  Dios! 
( Aun  del  nombre  me  acobardo), 
Lloraba  con  mucho  aseo. 
Pues,  Mendoza,  si  yo  amo, 
Con  tal  disculpa,  bien  puedo 
Sentir  y  llorar,  que  el  llanto 
Es  consuelo  de  las  penas. 

MENDOZA. 

Sí ;  mas  sintiendo  y  llorando 
Pudiéramos  caminar. 

DON  JUAN. 

Si  ves  que  con  cada  paso 
Me  voy  dando  á  mi  la  muerte. 
Déjame  morir  despacio ; 
Déjame  contar  mis  ansias 


A  estas  flores,  á  ettacuBpo, 
A  estas  aves,  ft  este  anojOv 
Que  furioso  y  despeBado, 
Quiebra  en  las  penas  el  brío. 
Que  la  noche  toTO  atado. 

■CHDOU. 

Para  salir  en  ajonaa 
En  linda  venta  paramos. 
¿Pediremos  de  comer? 

DOIf  JOAH. 

Desde  aqui  se  re  el  palacio. 

■BRDOEA. 

¡Asi  Hiera  ana  hoiteria! 
Pues  ¿qué  mucho,  ti  ami  no 
Cuatro  millas  de  Floreada? 

DO?r  JOAll. 

¿  Tanto  habernos  caminado  ? 

MBÜDOSA. 

¿Esto  llamas  caminar? 

DOa  JQAII. 

Es  volar. 

MEXDOXA. 

Pues  á  esiel^aflo 
Llegaremos  á  Madrid 
De  aqui  á  muchísimos  afios, 
Y  habrás  menester  tefiine. 

DON  JOAR. 

No  fuera  yo  Un  liviano 
Guando  llegara  ese  tiempo. 


Ya  es  uso. 


DOH  JOAN. 

Llámale  engaSo. 


Hombre  he  conocido  yo 

?ue  se  acostó  bneno  y  cano, 
amaneció  ¡  Dios  nos  libre ! 
Con  bigotes  naranjados 

Y  cabello  verde-mar. 

DON  JOAll. 

Y  4  ese  ul  ¿se  le  quiurori 
Los  achaques? 

■BIIDOaA. 

No,  Sefior; 
Has  era  muy  adendado; 

Y  como  sus  acreedores 
Le  habían  conocido  bayo, 

Y  le  miraban  morcillo. 
Andaban  tan  desinmbrados» 
Que  á  él  mismo  le presontabaa : 
c¿Vive  aqui  el  senorralano?i 

Y  él  respondía  mny  sesgo : 

c  Ya  ese  hombre  se  ha  modada 
Habrá  un  mes,  i  otra  pamqda.* 

Y  asi  anduvo  muchos  a5os 
Conservando  sns  trápalas^ 
Sin  pagar  i  nadie  an  coarto. 

DOR  JOAM. 

Trátame  en  Camila,  y  d^ 
Disparates;  dime  alfo 
De  aquel  mirar  smoraso. 
De  aquel  rostro  soberano. 
De  aquellos  negros  loceros. 
Que  son  negros  y  son  claros. 
Ahora  ¿qué  naráT 


Amlver, 
Se  estará  desayonando 
Con  coaloue  polla  de  leche, 
Y  en  un  nücaro  leonado 
Pedirá  de  sgaa  coclds 
Dos  ó  tres  ornas ,  si-acaio 
No  viene,  en  lugar  del  agu. 
Un  cuartillo  de  lo  caro; 

?iie  ya  es  oso  edtre  las  damas, 
suelen  heberlo  en  faaifo. 
Por  amor  do  los 


u  fln,  hotobre  bajo. 

■  INMU. 

iqní  qnlereiTiQne  Cunila 
nu,  ]  se  ett¿  iforando 
t  ki  tienioT  i  Aposteme» 
Mil  s  loi  dos  eoDMlados 
I  da  cnareoia  boruT 
j  pan  el  amar  n  " 


Es  locura. 
,  Hendou,  qna  traigo 
1  p»Tt  macboi  diu ; 
la  hablen  goiado, 
n  ser  que,  como  homlire , 
ridan;  pero  amaiHlD 
>K  con  Mía  esperama , 
odre,  j  amando  tanto. 


as  que  me  airenese  T 
trate  pierna  ó  braio? 

nO.t  JDAH. 

nse,  qne  a  mas. 


mu  s«  enojan  cuando 
i  na  hombre  alfeñiqoe, 
deseo  sin  manos. 


¿qué  hacia  enire  tan 

SON  iMn. 
ne  el  atrevimiento, 
diendoelal 


>  cristal  eoadeosado. 

,  las  manos  le  dl6; 
ra  como  en  el  rastro, 
ao  con  TJentre  j  todo; 
lejando  aqaeslo  i  un  lado, 
baf  de  Celia? 

MN  JD*N. 

No  lamientes, 
•n  fin,  de  lodos  mis  daBoi 
ocasioD,  pues  el  Duque, 
ndo  que  jo  la  amo , 
slíerra  de  la  corle. 


is  llegú  i  cuidado; 

in  modo  de  eoiretenerse 

'  de  dama  en  pálido. 


na,  cuando  quisieres. 

■INOOZ*. 

poner  los  caballost 


anfnn  con  so  oBUCicmi. 

■ornu. 
Hisu  Espadi  doB  Jun  nc 

Atoi  qne  eofrelí  f otando 

SI  acaso  vala  i ' - 

V  pasáis  por  el 

Dedd.decldt 

De  la  mauen  qne  peno, 

Llevadle  allÉ  mía  inmItoi 

MttM, 

... ,.JS 

wendels  apoi 


y  tú,  traiteso  amiBélo, 
Que  bsjas,  becbo  peditH, 
A  ser  ndadetasfloret) 
Siendo  llseaja  del  prado; 
Annirae  manannndoMi, 
DllelaTldaqaepuo, 
V  dlle  que  to;  nb  mi. 

&IeLDCIRDO,*e 

Veoinn  ha  sido  el  biHan 

SeBor  don  JniB. 

BOHnua. 
iQoliBa 
¿Es  LodadoT 


¿Adonde  buenof 

Lacmo. 
Aboiai 

Este  os  eoTis  el  Marqnéi. 
MUinaR. 

¿Para  mlT  i  Notable  eaaol 


(Ler.)iVQetlnpanMa 
•breve ,  que  do  ha  dedo . 
>me  despidiese  de  Toe.  j ' 
■deis  en  Madrid  bm  flípm 
■me  delreelba.Teobnina 
•  hacedlo  por  Tueain  fida 
■linencla  que  importa  I  a 
>ji  Dios,  qne  oa  gairde. 
,á*.—El  mtrjuét  4*  Sea 

LDCIHDO. 

Este  es  e)  pliego. 

•OH  MU. 

DMlt 

Al  Harqnés  qne  con  enidí 
Haré  lo  qne  tan  ha  nandi 

i.n3mo. 
Todo  ese  amor  le  debeti. 

DOKJua. 
Fuera  de  deberle,  ésjul 
;  Ha  estado  eo  Espeta  An 

Si ,  mai  TolTlóee  mnj  pri 

Boajou. 
iCómoT 


01) 

■ti). 


566 

Es  virtud,  pero  no  brio. 
Como  amante  y  ofendido , 
Mi  honor  y  mi  amor  serán 
Los  que  muerte  le  darán ; 
Mi  amor  celoso  y  corrido. 
Mí  honor  mucho  y  mal  sufrido ; 
De  suerte  que  amor  y  honor 
Han  de  juntar  su  valor 
En  la  venganza  que  espero; 
MI  honor  Dlandiendo  el  acero, 
Y  animándole  mi  amor. 

Sff/¿  MENDOZA. 


MENDOZA. 

Como  tan  despacio  estás. 
He  vuelto  á  atar  los  caballos. 

DON  JUAN. 

Pues  ya  puedes  desatallos; 
Pero  la  vuelta  darás 
A  Florencia. 

MCKDOKA. 

i  Aquesto  mas! 
¿Estás  loco? 

DON  JUAN. 

Antes  que  p^rta 
De  la  corte... 

MENDOZA. 

¡Loque  ensarta! 

DONJUÁN. 

He  de  matar  á  un  traidor; 
Ariiesto  ofendió  mi  honor.  ■ 

MENDOZA. 

¿Quién  lo  ha  dicho? 

DON  JUAN. 

Aquesta  carta , 
Que  él  propio  á  mi  hermana  escribe. 

MENDOZA. 

¡Bravo  caso!  ¿y  qué  has  de  hacer? 

DON  JUAN. 

Entrar  de  noche  y  perder 
La  vida,  si  acaso  vive 
Quien  tales  nuevas  recibe. 

MENDOZA. 

¿Quién  las  trujo? 

DONJUÁN. 

Su  criado. 

MENDOZA. 

¿Y  á  qué  te  has  determinado? 

DON  JUAN. 

¿Querráme  tu  amor  seguir? 

MENDOZA. 

Claro  está. 

DON  JUAN. 

Pues  á  morir, 
O  á  volver  á  España  honrado. 

MENDOZA. 

Lo  primero  puede  ser. 

DON  JUAN. 

Y  vengarme  ¿por  qué  no? 

MENDOZA. 

Por  ser  quien  es,  pienso  yo. 

DON  JUAN. 

Mas  es  mi  honor  que  el  poder. 

MENDOZA. 

Pues  di ,  ¿  cómo  lo  has  de  hacer  ? 

DON  JUAN. 

Mendoza,  como  pudiere; 
Tú  verás  que  Arnesto  muere. 

MENDOZA. 

¿Y  si  hay  cuchillo  y  prisión? 

DON  JUAN. 

Cumpla  yo  mi  obligación, 

Y  venga  lu  que  viniere. 

(Yanse.) 


EL  DOCTOR  JUAN.  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Salen  CAMILA  t  LEONIDA. 

CAMILA. 

Si  bien  me  quieres,  Leonida, 
Haz  por  mi  lo  que  te  digo , 
lisa  esta  piedad  conmigo, 
Quítame  esta  triste  viaa , 
Y  excúsame  de  tener 
Otra  peor  que  me  espera, 
Antes  que  mi  suerte  fiera 
Mi  verdugo  venga  á  ser. 
¿Don  Juan  ausente  ^  vo  viva? 
Limitado  amor  ha  sido ; 
Poco,  Señor,  te  he  querido. 
Pues  que  la  fuerza  excesiva 
De  mi  amorosa  pasión 
No  basta,  en  trance  tan  fuerte , 
A  dar  al  cuerpo  la  muerte. 
Pues  la  ha  dado  al  corazón. 
No  es  solo  mi  mal,  Leonida, 
Haber  perdido  mi  bien ; 
Que  por  mi  mal  quise  bien, 

Y  me  ha  de  costar  la  vida; 
Mas  tengo  que  padecer, 

Y  mas  tengo  que  llorar. 
Pues  por  fuerza  he  de  mirar 
A  quien  no  puedo  querer ; 
A  un  hombre  que  siempre  ha  sido 
Tan  ajeno  de  mi  gusto. 
Pues  quiere  mi  hermano  injusto 
Darme  en  Arnesto  marido ; 
De  manera  que  padezco 
Por  dos  caminos,  pues  lloro, 
Con  el  perder  lo  que  adoro. 
Quedar  con  lo  que  aborrezco. 

I.EONIDA. 

Y  á  Celia  ¿cómo  le  va 
De  amor? 

CAMILA. 

Ya  está  consolada. 

LEONIDA. 

Estaría  algo  asombrada. 
No  perdida. 

CAMILA. 

Claro  está , 
Pues  si  de  veras  amara , 
Sintiera  como  senti ; 
Hoy  con  el  Duque  la  vi. 

LEONIDA. 

Su  facilidad  es  clara ; 

Hay  mujeres  que  en  no  viendo 

Se  consuelan  lindamente. 

CAMILA. 

Ese  amor  es  accidente ; 

¡  Ay  de  mi,  que  estoy  muriendo! 

Tú  veras  lo  que  sucede 

Si  el  Duque  llega  á  apretarme. 

LKONIDA. 

Pues  ¿qué  has  de  hacer? 

CAMILA. 

No  casarme 

LEONIDA. 

¿Quién  lo  ha  de  estorbar? 

CAMILA. 

Quien  puede 

¿No  habrá  espadas  en  Florencia? 
No  habrá  un  vaso  de  veneno. 
Para  mis  desdichas  bueno? 
¿Piensas  tú  que  hay  diferencia 
12n  morir  de  aqueste  modo , 
O  estar  después  con  un  hombre, 
Que  nun  aborrezco  su  nombre? 
Pues  si  en  fin  morir  es  todo, 
;  Para  qué  la  vida  guardo? 
Para  qué  quiero  vivir? 

LEONIDA. 

Mira  que  te  puede  oir. 

CAMILA. 

¿Quién? 


El  Marqués  j  Gleurdo. 
Salen  EL  DUQUE  v  EL  MARQllS 

Yo  vengo  resuello,  Arnesto. 

CAMILA.  {Áp.) 
De  mi  mnerle  tratarán. 
¡  Ay  mi  ausente!  Ay  nai  don  Joan! 

VAHqoés. 

Señor... 

MJQCB. 

No  hay  que  babbr  ei  esto 

¿Túáqné  venfste? 

■ABQUiS. 

A  casarme. 


¿Conquián? 


UAMQViM* 

Con  tu  hermana. 

DDQDB. 


Tbii 
¿Qué  te  ha  parecido? 

«ABQinCS. 

Bien. 

DUQUE. 

¿Es  tu  igual? 

■AioaÉi. 
.Y  paede  bonrarae. 

DUQUE. 

¿Es  discreta? 

Por  extreoM. 

BUQUE. 

¿  Tiene  algún  defecto? 

■ABQUÉS. 

No. 

DOQUB. 

Pues  ¿  qué  sgusrdas? 

HAnQUÉS.- 

Piessoyo... 

DUQUE. 

¿Qué  piensas? 

HABQUiS. 

Tu  enqfo  teao. 

DUQUE. 

¿  Yo  enojarme  ?  Pues  i  acaso 
Camila  no  es  cnerda  y  casta , 

Y  no  es  mi  hermana*  qne  basta? 

■AEQUÉS. 

Dices  muy  bien ,  pero... 

DUQUE. 

Paso: 
Que  me  das  que  sospechar. 

■ABtfbtS. 

Yo  digo  que  puede  ser 
Virtuosa  una  mujer, 

Y  no  quererse  casar. 

DUQUE. 

En  fin,  dices  (habla  daro) 
ne  quieres  á  la  Condesa, 

ella... 

■ADQUiS. 

De  ferme  la  pesa, 

Y  también,  Seaor,  reparo 
En  que  la  otra  noche  ( :ay  cidoi * 
Como  sabes,  hallé  un  Jiumhre. 


^ 


Ya  supe  su  estado  y  aomhiv, 

Y  ya  aseguré  tua  celos. 

■ADQUiS. 

Dijiste,  Sefior,  qoe  babia 
En  aquel  cuarto  otra  daoM . 

Y  según  en  casa  es  fama , 


atreTene  podU, 
I  «III  j  Cellií 


!■  reipoDdidoT 

ü  niega. 

ia  necio  j  atrcTldo ; 
i ,  ;qnémnjerbi  faibldo 
«alumbrada  t  eicgi , 
I  cosas  de  volnniad 
or«oden  so  oplDíoa, 
«  aTerignaeion , 
raudo  TerdadT 
te  Celia  Infamar 
gasto  fnera  error, 
I  deTenu  de  ta  bonor 
lien  sab«  callar ; 
'  liviandad  «I  qoeret, 
eno*  recatada 
I  parecer  hoonda , 
:  DO  lopnedaier. 
noces  fas  mnjeres; 
iTiereanegarin, 
10  toca  en  galán. 

le  viere? 

DDQDI. 

Lo  que  tleres ; 
e  todas  saben  ja 

quese  ve  se  niega; 
iqueáversenoñega, 
negado  se  esli. 
abre  qne  Tiste  allt, 
lan  de  Cárdenas  era , 
lii  Celia...  iPIugniera 

que  DO  fuera  asi, 

e  pusiera  el  deseo 

0  major  empleo! 

í  henoana  se  inclinara, 
los.  qae  se  la  diera ; 
)  fui  lan  venturoso. 
■AdouÉs.  {Ap.) 
las,  amor  quejoso. 

DDQOE. 

1  tal  (le  don  Juan  creyera! 


;Ai|ai  estabas? 

MlktlfUlÉS. 

F 
>1  sol  i  mis  recelos. 
CAHII.1.  {Ap.) 
oj  fuegos  I  hielos. 

0  enojado  estoj. 

ligo.  Señor? 

Después 

liré,  jCDlre  lanío... 

CAMILA.  (Ap.) 

letened  el  llanto. 

1  maoo  al  Harqaés. 


CIMPUB  COK  ao  OeUGAOOR. 


larqné*  do  tiem  gaita, 

Y  fuera  temlno  injiuM, 

Y  Bon  agraviar  ta  iik»,' 
Querer  por  fbem  casarle : 
Ello  ha  sido  mi  desdlebt. 
El  vino  i  verme  j  pw  dua 
Yo  no  debo  de  agradarle; 

Y  00  es  bien  darme  marido 
Qae  aDu  ame*  da  deapoiado 
Ñire  rol  amor  cod  ealido. 

BDon. 
Basta  ya;  que  esto;  corrido 
De  qne  los  dos  me  tnlelí 
Knn&os. 


^     ,  moví. 

xlaro  esti .  paes  de  esta  nena 
Hi  autoridad  oféndete. 


Y  ella  de  libio;  vpor  D 

■AROütl. 

Yo  sé  que  verdad  traté. 

CAHtia. 

Vo  sé  que  no  te  engallé. 

ooora. 
Pues  ¿quién  mieate  de  los  doiT 

ciaiia.  (itp.) 
Yo.  qae  i  mi  amor  be  qnettde 
Esta  iralcioh  levantar. 
¡  Aj  Dios ,  quién  pudiera  bablir! 

ÍYo,  Señora,  cnlndo he ildo 
lescoriés  con  lo  hermonrar 

CUILJk.  (Ap.) 
No  me  esü  bien  responder. 
¡Cielos,  qne  aoja  be  de  aer! 

■iiaoDéa.  lAp.) 
¡Haj  tan  nolabte  ventura  '. 
¡Ella  me  debe  da  amar! 
noooi. 
Yo  DO  sé  quién  miente ,  1 
Has  solo  sé  que  m"-" 
Te  haa  de  casar. 


VIoquemem  _  , 

A  dar  lauta  prlM  en  tuo, 

Sleiiiio  en  eiceio  quien  aoj, 

Es  porque  el  vulgo  no  diga, 

Atrevido  en  e«a  pana. 

Que .  linea  dndaí  ea  euarle, 

Algona  cania  te  obliga.  (F«i.) 


Que  me  liaMi  toImM, 
Yeattaqwtoaadealt 
Sleaiañla«qw«ab«< 


O  porpndwr^Mildada, 
OporeaaáiartiohMa, 
iM  qné  lineD  lea'MMW, 
SliKieaq«a|i(Ua,rinda,  ■ 
De  dar  en  na  penua 
BattgloitainlideNMt 
Gm&t  i  Olof,  4M  «rtaiah. 

(ITaeefMfettCMála.) 
jPuea  tñ ,  la  mura  ea  loa  citt. 
Te  vaiT  1  A;  doleea  e»q|ai ! 
Ya  ea  en  balde  ta  peiflt. 
Ya  eeti  eonocMo  el  Juco; 
O  peataré,  pMt  ■•  MÓm, 
Qw  de  psnguloltaiu, 
O  eorabrir  qiidtaH  a»fbego 
l^>nlaado  m  eilta^  mm: 
Has  umUra  ba  M»  «ñor, 
Qne  1  ni  heroMMO  mptoMer 
No  Impide  reboao  koaaoo; 
Y  el «  aqneea  mmn  at  lal. 
Que  no  eitorfea ,  00,  i  loa  ejoa. 
Antes  le  TBo  ana  daaMot 
Como  florea  por  OTliUi. 
Cuanto  le  pasa  I  In  cMo 
Deade  aquí  mirando  aalor, 

(jtp.  Pnei  tcAno  Mt  vp  qu  doy 
Tanlai  lIsHaBii  al  wlof      ' 
No  lé  qué  bo  de  mponder.) 
BacAobanM ,  AnuMO.  (lAj  Dioot) 
iGitamos  aoloa  hM  4oaT 
(Af.  lo  me  qvleio  roaolfir.)  ; 


Oídme,  poaa; 


Como  Doble  eawlaM.- 
Galan ,  ditcreu  j  cotUS, 
Palabra  me  habd*  4*  dar 
De  DO  decir  i-ial  haraaoo 


AeaMr. 
He  obligaré;»  la  d^, 

Toih^pWohr ' 

De  aer  modo. 


Et  muj  vneiM,  {^.  |Loei  «Mlf  I) 
Pnea  en  doa  pihfcreí  eolio    ■ 

Se  eltifa  todo  >l  Mero». 


Doeillariaooapioiuti. 


Con  menos  peligro  ya. 
La  Condesa ,  cosa  es  clara. 
Tiene  amor,  ó  te  ha  flngido ; 

Y  mujer  que  se  ha  alreTido 
A  decírmelo  en  la  cara« 

No  es  para  propia  mmer; 
Porque  la  falla,  en  efeto. 
Aquel  natural  respeto 
Que  me  debiera  tener. 
Quiera  Camila  en  buen  hora. 
Mas  no  siendo  yo  su  dueño. 
Ya  salí  de  aqueste  empeño; 
Mas  para  salir  ahora 
De  la  palabra  que  he  dado 
A  Camila  de  callar, 

Y  al  Duque  de  efectuar 
El  casamiento  tratado. 
¿Qué  he  de  hacer? 

Sale  LUGINDO. 

LDCITfDO. 

¿Rs mi  señor? 

HARQDéS. 

iQué  hay,Lncindo? 

Lucmoo. 

César  fui. 

HARQD¿S. 

¿Cómo? 

LUCIKDO. 

Vi ,  llegué  y  vencí. 

MARQUES.  . 

¿Llegaste  á  tiempo? 

LÜCINDO. 

El  mejor. 

MARQUÉS. 

¿Distele  el  pliego? 

LDCINDO. 

Pues  ¿no? 

Y  dijo  que  cobrarla 
Respuesta. 

MARQUÉS. 

¿Cuánto  estaría 
De  Florencia? 

Lucmno. 

Pienso  yo 
Que  cuatro  millas. 

MARQUÉS. 

Ya  entiendo; 
Vive  Dios ,  que  he  imaginado 
Que  para  ?er  mi  cuidado 
Logrado  en  lo  que  pretendo, 
No  hay  camino  mas  seguro 
Que  irme  á  España  con  don  Juan, 

Y  asi  mis  cosas  tendrán 
Aquel  Gn  aue  les  procuro. 
Débele  á  Lstela  su  honor, 

Y  aunaue  puedo  no  pagar. 
Le  suele  el  cielo  cobrar. 
Que  es  el  alcalde  mejor. 
Él  sin  duda  ha  permitido 
Que  Camila  no  me  eslime, 
para  que  á  pagar  me  anime 
Deuda  que  lan  justa  ha  sido. 
Estela  está  en  un  convento. 
Llorando  mi  sinrazón, 

Y  en  belle7.a  >  discreción, 
Virtud,  talle  y  nacimiento, 
Camila  no  la  aventaja. 

Y  en  la  voluntad  Estela 

1^  excede;  pues  ¿qué  recela 
Mi  amor,  cuando  así  se  ataja 
El  peligro  que  me  espera 
De  casar  (¡ay  Dios!)  con  quien 
Sé  que  no  me  quiere  bien  ? 
Pues  (oda  mi  infamia  fuera 
Por  esto;  y  porque  he  sabido 
Que  cierto  hermano  de  Estela 
En  mi  muerte  se  desvela 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Y  anda  en  Italia  escondido ; 
A  don  Juan  quiero  alcanzar 
Para  irme  á  España  con  él, 

Y  en  cualquier  fortuna,  de  él 
Puedo  mi  amparo  fiar; 

Que  seque  me  hará  favor.— 
¿Lucindo? 

LUCIRDO. 

¿Señor?. 

MARQUÉS. 

Mañana, 
Antes  que  entre  nieve  y  grana 
Salga  el  primer  resplandor, 
Dos  caballos  me  tendris 
A  la  puerta  de  Florencia 
Con  secreto  y  diligencia. 

LDCINDO. 

Tú  mi  cuidado  verás. 

MARQUÉS. ' 

Esto  mi  remedio  es. 

LUC1IVD0. 

¿Vas  á  caza ,  ó  es  quimera  ? 

MARQUÉS. 

Huyendo  voy  de  una  fiera; 
Lo  demás  sabrás  después.  ^ 

( Vame.)  ' 

Salen  DON  JUAN  v  MENDOZA,  com 
linterna. 

DON  JUAN. 

No  me  repliques,  Mendoza; 
Que  esto  ha  de  ser. 

MENDOZA. 

No  replico. 

DON  JUAN. 

¿Hombre  que  nació  en  España 
Ha  de  temer? 

MENDOZA. 

:0h  qué  lindo! 
¿Qué  es  temer?  Y  aun  retemer, 
Y  taratemer;  el  brío 
No  es  para  gente  de  á  pié; 
Si  yo  fuera  de  los  finos 
Mendozas,  no  me  igualara 
César ,  Alejandro  6  Pirro ; 
Pero  un  Mendoza  chanflón 
No  pasa  en  tales  peligros... 
Mas  gente  viene. 

DON  JUAN. 

A  esta  parte 
Te  retira. 

MENDOZA. 

Henos  perdidos; 
Si  es  el  Duque ,  nos  empala. 
iVanse.) 

Salen  TEODORO  t  FORT[IN. 

FORTÜN. 

Gran  Qesla  se  ha  prevenido. 

TEODORO. 

En  fin ,  mañana  han  de  ser 
Las  bodas. 

FORTUN. 

Así  lo  dijo 
Clenardo  al  de  Cápua  ahora. 

TEODORO. 

Dicha  el  Marqués  ha  tenido. 

FORTUN. 

¡Bella  moza! 

TEODORO. 

Y  mejor  dote. 
(Vanse.) 


Salen  DON  JUAN  t  MENDOZX 

DOü  JOAN. 

Mendoza,  ¿qné  es  lo  qoe  be  oído! 

HB5D0ZÁ. 

Que  la  Condesa  se  easSt 

Y  míe  ba  ile  ser  su  marido 
El  Marqués. 

DOH  JOAN. 

¿Y  si  primero 
La  vida  al  Marques  le  qaitoT 

HBRMSA. 

Eso  es  hablar  de  la  mar. 

DOH  JOAH. 

¿Cómo  hablar?  ¿  Yo  no  soy  bqo 
De  don  Jerónimo  Enrkines, 
A  quien  el  Asia  ba  temido. 
Cuyo  escudo  es  on  león 
Que  á  los  pies  de  dos  eastQlos 
Se  muestra  en  campo  de  phta? 
Pues  si  hubiera  mas  peligrot 
Que  flores  en  aquel  campo, 

Y  en  este  mar  obeliscos 

De  agua  qne  las  nubes  trepan. 
No  ha  de  verme  España  tIvo 
Sin  vengarme  del  Marañes, 
Si  espadas,  bombas  y  oros 
Lo  defendieran  de  mi 
Con  su  fuego  y  con  sns  filos. 
Dame  esa  luz  y  ese  rostro. 
Para  no  ser  conoddo 

Y  poder  baeer  mi  beebo. 
¿Qué  hora  será? 

■EnaoxA. 

De  los  signos 

Entiendo  poco;  á  las  onea 
De  la  posada  salimos. 
Bien  babrá  dos  boras. 

DOH  JDAir. 

SI; 
Al  primer  sneQo  rendidos 
Estarán  ahora  todos. 


Tü  intentas  gran  desatino. 

non  JÜAR. 

Esos  son  los  corredores; 
Al  lado  izquierdo  imaolno 
Que  está  el  cuarto  del  Marqiéi. 


¿No  es  aqueste? 

non  joau. 
Bien  has  dicho. 


¿Y  ahora? 

DOS  JOAU. 

Abrir. 

■UNDOSA. 

¿Con  qué  llave? 

DON  lOAR. 

Con  esta. 


¡Gentil  alifto! 
¿Es  maestra  t 

BON  lOAll. 

¿No  lo  ves? 

Yo  la  pruebo. 

■BHDOZA. 

Pasitlco. 

¿Ha  entrado? 

i>o?i  JOAU. 
SI. 

■BNDOIA. 

¿Da  la  melta? 

Don  rnoL 
flh  pesia  con  quta  la  Uso ! 


¿Cómo? 


DON  JOAN. 

No  quiere  volfer 

■CIDOZA. 

irnos  ha  sido 

B  Yolfamos  nosotros. 

DO!f40AR. 

os ,  que  estoy  sin  Juicio ! 
r  de  abrir,  cerraba. 

MENDOZA. 

o  estás ,  no  me  admiro. 

bO:S  JDAX. 

lera  muy  ciega. 

■Er(D07.A. 

▼er  si  yo  atino. 

DOIl  JUAN. 

enester;  ya  está  abierto. 

■B!«DOZA. 

¡I  Taya  contigo. 
{Vase  don  Juan.) 

MENDOSA. 

taña ,  qué  pechos  crias ! 
isa  por  tas  hijos 
Je  llamar  el  mnndo; 
espadas  y  libros, 
mdo  un  extranjero 
atria ,  anda  encogido 
lirado  gazapo; 
'és ,  el  gorrioncillo 
nilde ,  como  Espafia 
i  dado  el  primer  nido, 
e  á  todos ,  y  mas 
5s  menos  conocido, 
lé  brio,  con  qaé  aliento 
Mas  ya  suena  ruido; 
sacar  mi  rosarlo. 

■ARQui£s.  (flentro.) 
ni! 
DON  JUAN.  (Dentro.) 
Muere,  atrevido. 

lURQUAs. 

criados? 

■ENDOZA. 

Ya  (grazna; 
tocar  á  homicidio, 
ente  se  defiende. 
6  que  estaba  vestido.— 
'qués  madrugador! 

MARQUÉS. 

,  Astolfo,  Lucindo, 
:  matan ,  que  me  abogan. 

MENDOZA. 

■azos  se  han  venido. 

MARQUÉS,  defendiéndose  de 
lUAN ,  con  una  daga ,  y  ¡a  ma- 
tangrentada. 

MARQUás. 

le  eltíelo! 

MENDOZA. 

Ya  salen. 

MARQUÉS. 

,  ilusión  ó  prodigio, 
«Otas? 

DON  JUAN. 

Darte  la  muerte.— 
e  tú  ese  postigo, 
no  salga  ninguno. 

MARQUÉS. 

•res? 

DON  JUAN. 

Cierto  enemigo 
íes,  y  no  conoces. 

(Quítase  la  mascarilla,) 


CüMPUH  COK  80  OBUGAGim. 

¡Cielos!  iqoé  te  esto 4^6  micot 
¿Es  don  luto? 

MW  JOAM. 

No  soy  doo  Imn-. 

Pues  si  estás  de  bf  ofendido 
(Que  lo  dudo) ,  di ,  cobarde, 
¿No  hay  campo ,  no  hav  desafio 
Para  un  bomnre  de  nílort      •    - 

non  JOAll. 

Advierte  que  yo  do  rlftov 
Sino  satisfago  agravios; 
Y  no  ha  de  sotm  castigo 
A  gusto  del  ofensor. 


Üi 


¡Qué  aguardas,  eoerpo  de  Grieto! 
Pégale ,  que  ptordee  tiempo. 

■Aioais. 

Vengarse  cod  este  arbitrio 
Es  oísimular  el  nledo. 

MOHJOOI. 

I  Vive  Dios » qae  taUnj  corrido  t 
Dale  esa  espida ,  Meadon; 
No  piense  que  le  be  temido. 


No  quiero ,  cod  ta  11  oeoeli. 
Mas  ¡  cielos !  an  bombre  he  fisto. 

Solé  EL  DUQUE. 
MHH». 

¿Ruido  en  palield  á  estas  bonst 

Lucmao.  (Deafre.) 

Baja  por  aeé ,  Flamliiio; 
Que  esti  cerrada  la  puerta. 

Miimou. 
En  Cantalapiedrá  dimoe. 

MOHiMáir. 
Si  son  gallinas « soo  poeoe. 

MAaOots. 
Astolfo,  Lododo ,  amigos. 

Saien  LUCINDO  y  gÚasos. 

Locmao. 
Muera  el  traidor. 

•eoiii. 
¿Qaé  es  aquesto? 

■AlQlldS. 

¿Es  el  Doqiiet 

DOQUI. 

¿Estás  beridot 

HAlQüáS. 

Si,  Sefior;peronoesnda. 

■INDOtá. 

Tas  melindres  lo  han  querido. 

■AlQüiS. 

Gracias  á  Dios  y  á  mi  coleto. 

DON  JOAR. 

Ya  estoy  resuelto.  Enemigost 
Matedme.  • 

mhuis. 

¿No  es  don  Joan  estef 

MABQinlS. 

Si ,  Señor ,  y  te  suplico 
Que  le  examines  primero. 
Para  ver  qué  le  ha  aaorido 
A  tan  gran  temeridad. 

aORJIIAll. 

Mi  honor,  mi  booor  me  ha  traido. 

■AaQVÉk 

¿Qué  honor? 


rTMSHvOW. 

Ahora ,  ahora  ea  d  fewiOv 
Mendosa. 


Laa 
Hacen  ? alientea. 


TebedcBíatar. 


Yo 


pvQiQns. 


jOh  pecadorea  del  qniiBlo ! 
la  dhMo  tieoee»  el  coerpe 
BstediM|«e. 

Sflm  GBUA  T  CAMILA. 


|Mbm>! 


¿Qaé  es  esto? 


canu. 


B  maicf jpesaf 
Qae  poede  haher  aoceéMO ; 
Doo  Joan  ha  herido  ita  espc 


ita  esposo. 


¿Qaé  dices? 


Lo  qiie  has  eido. 


Y  ¿por  qáé? 


Pwqóe  es  traidor. 


Poes  ¿no  estaba 
I 

Sin  dada  esta  noche. 

Solo  siente 
8efiofa«acá 


▼loo 


lAytilstet 


Roft  amor,  tn 


A 

i 

L. 


9  ' 
ML  . 


ade 


redebrtM 
I  vonaaai 
Seopooea 
Paca  ¿qaé 
Ka,  noble - 
Ni  seis  i 

Hai 


570 

Resolverme  es  la  respuesta. 
No  hay  parentesco  tan  Gno 
Gomo  aquello  que  se  ama.— 
Dame  esa  espada,  Luclndo; 
Que  á  mi  me  toca  el  matarle. 

CBUA.- 

Advierte  que  no  te  pido 
Su  vida  porque  le  quiera. 
Sino  porque  le  he  querido. 

DOIV  JOAN. 

¿Tú  eres  también  contra  mi? 

CAMILA. 

De  esta  suene,  señor  mió... 

(Póneie  ai  lado  de  don  Juan.) 

DONJUÁN. 

Di  esclavo,  y  acertaras. 

CAMILA. 

A  morir  vengo  contigo. 

MENDOZA. 

Pasóse  acá  este  compadre. 

DDQOE. 

Mas  con  los  celos  me  incito ; 
i  Muera  este  traidor ! 

CAMILA. 

Detente... 

MABQUéS. 

¡Ay  cielos! 

DUQUE. 

¿Qué  es  lo  que  miro? 

CAMILA. 

Porque  primero  esas  puntas 

En  mi  pecho  compasivo 

Han  de  hacer  paso  á  la  muerte , 

Y  este  suelo,  en  sangre  tinto, 
Será  trágico  jardin 

De  corales  fugitivos; 

Y  primero,  con  valiente 
Corazón  y  amor  altivo, 
Hh  de  mataros  á  todos. 
Que  consienta  (yo  lo  digo) 
Que  nadie  se  atreva  á  Carlos. 

DUQCR. 

¿Qué  Carlos?  ¿Estás  sin  juicio? 

CAMILA. 

De  puro  amor,  es  verdad. 
Don  Carlos  es  mi  marido : 
Quien  le  ofendiere,  me  ofende. 

MENDOZA. 

Eso  si,  cuerpo  de  Cristo; 
Que  es  de  lo  de  á  mil  la  onza. 

DUQUE. 

Que  vienes  loca  imagino ; 
Este  es  don  Juan,  y  tú  dices 
Que  es  Carlos  y  tu  marido. 

CAMILA. 

Todo  es  verdad. 

DUQUE. 

¡Vive  Dios! 

MARQUES. 

¿Hay  tal  suceso? 

DON  JUAN. 

Si,  digno 
Soy  que  me  escuches;  aguarda. 

DUQUE. 

Alguna  traición  colijo. 

DON  JUAN. 

Yo  soy  don  Garlos  Enriquez , 


EL  DOCTOR  iUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Que,  mudando  de  apellido, 
Busqué  al  Marqués. 

DUQUE. 

¿Por  qué  causa? 

DON  JUAN. 

Escucha,  señor  invicto: 
Yo  tuve  una  hermana,  á  quien , 
Con  titulo  de  marido, 
Arnesto  gozó;  y  después, 
O  descontento  ó  esquivo, 
La  dejo  burlada  en  todo, 

Y  á  sus  estados  se  vino; 
Acción  que  me  cuesta  estar 
Sin  patria,  deudos  ni  amigos, 

Y  sin  honor,  que  es  lo  mas ; 
Soy  honrado  y  bien  nacido; 
Mira  si  es  bastante  cansa 
Para  matarle.  No  quiso 

Mi  fortuna  que  pudiera ; 
Mas,  si  en  los  hondos  abismos 
Se  escondiese,  ha  de  pagar 
Esta  deuda;  y  cuanto  ne  dicho 
Sustentaré  oue  es  verdad 
Con  la  espada,  que  esto  ha  sido 
Cumplir  con  mi  obligacioo. 

DUQUE. 

¿Hay  caso  mas  peregrino? 

MARQUES. 

¿Tú  eres  hermano  de  Estela? 

MENDOZA. 

¿No  se  ve  en  lo  parecido? 
No  tiene  las  mismas  barbas? 

DUQUE. 

¿Qué  dices,  Arnesto? 

MARQUAS. 

Digo 
'  Que  soy  su  hermano,  y  mil  veces 
■  Que  me  perdones  te  pido. — 
.  Mas  sabe  el  cielo,  don  Carlos , 

Que  estaba  ya  prevenido 

A  cumplir  mi  obligación, 

Yéndome  á  España  contigo 

Antes  que  saliese  el  alba.— 

¿Es  verdad  esto,  Lucindo? 

DUQUE. 

Y  ¿eso  no  fuera  traición? 

MARQUE. 

No;  porque  era  caso  indigno 
Casarme  con  quien  sabia 
j  Que  amaba  á  Carlos. 

DUQUE. 

¿Qué  indicios 
Tuviste? 

CAMILA. 

Decirlo  yo. 

DUQUE. 

Pues  ¿tú  misma  no  habías  dicho 
Que  amaba  á  Celia,  y  que  Celia 
Le  quería? 

CAMILA. 

Eso  fué  arbitrio 
Para  librarme  de  ti. 

CELIA. 

¿Lueco  discreción  ha  sido 
El  haberme  consolado? 

DON  JUAN. 

Y  en  cuanto  á  Celia ,  te  afirmo 


¡  Por  la  vida  de  mi  rey» 

8ue  el  cielo  guarde  mil  siglos, 
ne  en  mi  Tida  la  he  mirado 
!  (Camila  puede  decirlo) 
¡  diño  como  á  prendt  Inya. 

DOOUI. 

i  ¿Y  la  nocbe  qoe  contigo 
EsUba? 

DOR  JUAH. 

Tu  engallo  es  ese; 
Porque  tu  hermana  qniso 
Honrarme... 

DDQCE. 

Basia. 

■ERDOXA. 

Lo  cierto, 
Si  valgo  para  testigo. 
Es  (¡ue  Cielia  en  este  amor 
Fué  solo  dama  de  anillo ; 
Tuvo  el  nombre ,  y  no  la  renta. 

nUQDE. 

Ya  está,  Mendoin«  entendido. 

CELU. 

i  Baste;  que  me  das  vejamen. 

non  JDAM. 

Y  asi.  Señor,  os  snpKoo  • 
Siquiera  porqae  algnn  dia 
Pudú  mi  espada  serviros. 
Perdonéis... 

DUQOS. 

Cirios,  levanta; 
,  Que  de  todo  me  despico 
Con  saber  que  de  la  parte 
Celia  es  mia;  y  pues  ha  sido 
Tu  suerte  tan  venturosa. 
Que  vino  á  ser  to  enemigo 
Arnesto,  dale  la  mano 
A  Camila,  con  el  titulo 
De  conde  de  Favos. 

DOM  ICAH. 

Vivas 

Mas  que  el  pájaro  de  Egipto. 

i  Y  á  Celia,  como  ella  qalera... 

!  CBUA. 

Mil  veces  quiero,  y  me  rindo 
Por  prima  y  esclava  inya. 

¿Y  á  Mendoza? 


No  le  olvido. 
■annosA. 
¿Mas  que  me  dan  A  Leonida? 

DDQOB. 

Y  un  gobierno,  ó  el  ofldo 
Que  quisieres. 

DWI  JUA!C. 

Con  qoe  acaba. 


A  mi  me  toca  el  decirlo: 

Cumplir  can  m 

Y  todos  la  habréis 

Si.  como  tan  corCí 

Nos  dais  de  barato  ■■  iMr, 

Ya  que  no  por  el  peeM^ 

Por  el  gusto  de  serfinv 


XMimmamaamamm 


GOMEDU  FAMOSA 


TITULADA 


R  PRUDENTE  Y  SER  SUFRIDO, 


wsL  Docnt»  jüah 


wm  mamtAhVAM. 


EL  REY. 

DON  FERNANDO. 

RERMfJDO. 

MBNDO. 


PERSONAS. 

BELTBAM.fnMiüM. 

DIEGO  mKsz. 

NüRO. 

RUY  DE  CASTRÓ. 

ELVIRA, 


PLOR, 

fJN  ESCUDERO. 

lUUO,  fiinhr. 

AcovaHaborto. 


INADA  PRIMERA. 


LREY,  BERMUDOyJULIO. 

BERMODO. 

ido  está  el  pintor 
^s,  Señor,  licencia. 

RET. 


BERMOOO. 


legad. 


JULIO. 


Su  presencia  . 
speto  y  amor, 
■ea)  majestad , 
amarme  ha  mandado, 
con  el  cuidado 
>  á  servirle. 

REY. 

Alzad, 
el  corredor 
lo,  en  que  ponéis 
iras,  en  que  hacéis 
ion  del  primor 
ro  pincel ,  conviene, 
intento  importante, 
^ais  de  aqui  adelante, 
e  otra  cosa  ordene, 
.  j  ha  de  ser 
rato ;  advirtiendo 
el  8n  que  pretendo, 
>¿ii>eisde  poner 
I  mirador 

f  ,  que  Dios  tiene,  hizo 
z  al  pasadizo 
al  corredor. 
^  el  retrato  mió 
*«^de  he  dicho,  en  él 

*  «este  papel fOa/e un pa/)¿/.) 
*>    y  ved  que  fio 

lia  de  estar  secreto 
*3aQdo  entre  los  dos ; 
^  en  callarlo  vos 

*  <?if)n  el  efelo. 
S'tia  esté  advertida , 


Y  no  sepa  nadie»  no. 

Que  esto  os  he  mandado  yo, 
Porque  os  costará  la  fida. 

JOUO. 

Vuestra  majestad  real 
En  mi  es  la  bms  ftaerte  ley; 

?iie  yo  sé  que  sois  mi  rey, 
vos,  que  yo  soy  leal.  (VoM.) 

BBT. 

Bermudo. 

BBBVÜftO. 

¿Sefior? 

BIT. 

Bies  sabes, 
O  saber  debes  al  menot,     . 
La  obligadon  de  los  Iraeiios , 

Y  que  son  colpas  mu  grates 
Las  suyas,  cuanto  lo  son 

Los  danos  que  naeen  de  ^las, 

Y  contra^  el  Rey  conaetellas 
Es  especie  de  traición. 

Y  si  no  decir  verdad 

Es  culpa ,  conforme  á  ley. 
Da,  qruien  no  la  dice  al  Rey, 
Indicios  de  deslealtad. 
Tantbien  sabes  de  palaefo 
Las  costumbres,  y  qme  en  él 
La  lisonja,  poco  fiel. 
Ocupa  todo  el  espado 
Que  hay  desde  el  prioMr  laguán 
Al  rincón  mas  escondido. 
De  cuya  cansa  han  naddo 
Las  culpas  que  al  Rey  le  dan 
Sin  razón ,  pues  si  es  tan  cierto 
Que  á  la  real  majestad 
Nunca  llega  la  Terdad 
Con  el  rostro  deseaUerto, 
De  cual(|uieracdon  errada 
Merece  justo  perdón , 
Pues  con  falsa  Informadoo 
No  hay  decisión  aeertada. 
Asi,  Bermudo,  si  estás 
Deseoso  de  obllnraié. 
Tanto  mas  oon  deelararao     ^ 
La  verdad  me  obligaráui. 
Cuanto  mas  della  careaeo; 


Este  tnoSclo  ha  dte  ser, 
Sin  recelar  ni  temen 
Ni  qne  d  premio  qM  le  obeaeo 
Teralte,nimiejasii| 
Haciendo  tú  lo  que  ai  jisto» 
O  podras  dame  fltaiito, 
Odemigraeiaeaeni. 
Guárdate  no  te  penrleftá 

BlodiobilaamMadv 
Para  qne  de  la  terdid 
Hagas  rdadon  loderCa, 
Ni  para  eüe  Sd  pretesdaB 
Elseereioeoiilar; 
Qne  me  be  de*  dsesigilBr  . 
PtMT  donde  nOMS  I»  eniewlais 
Y  te  esperan  de  «n  iMrte 
Al  ddito  ó  la  leallni  > 
Como  d  prettio*  e«  la  Tardad, 
En  el  engafio»  le  BMMTM. 


No  ea  menester  otmlef» 
Otro  prendo  al  eialli9i . 
Qne  lo  qne  paede  ceMdtB 
Ser  yo  noble  y  uh  al  f«y. 


DetBh 
La  i 


aok 


1. 


— lal 


éq«^ 


Comoat 

fjIMMyK — 

/        h        i 


1> 

II 


572 

De  ta  elección,  diTidídos 
Los  pareceres,  supaeslo 
Que  juzgan  todos  eo  esio . 
De  sus  pasiones  moTídos. 

KCT. 

4  Se<!un  eslo,  el  reino  abona 
Cumo  acprlado  el  tener 
Fritado? 

BERICDO. 

Satisfacer 
Quiero  i  ese  punto ,  j  perdona 
Si  en  discurso  dilatado 
Lo  traure,  porque  es  cosa 
En  que  en  la  escuela  curiosa 
Política  ha  trabajado. 
Si  es  conienlente  ó  preciso 
El  tener  privado  ó  no. 

ICT. 

Di  pues. 

BCaiCDO. 

Cuando  el  cetro  dio 
Del  mundo,  en  el  paraíso. 
Dios  a  Adin .  dijo  al  instante 
Que  necesidad  tenia 
De  ayuda  t  de  compaSia . 
Que  fuese  su  semejante : 

Y  así.  le  díó  la  mujer. 
Porque  con  ella  partiese 
El  peso,  si  no  quisiese 
La  gloria  de  su  poder. 
Desde  entonces  no  se  ha  listo 
Kej  alguno  sin  privado ; 

Y  el  prototipo  sagrado, 

Y  Rey  de  los  reyes.  Cristo, 
PreOríendo  en  su  favor 

A  san  Juan ,  justo  lo  ha  hecho : 
Pigalo  el  sueno  en  su  pecho 

Y  su  gloria  en  el  Tabor. 
Aunque  sienta  diferente 
Al^uu  político  osado. 
Cuanto  ignorante,  arrojado 
Contra  verdad  tan  pateóte ; 
Que  la  mayor  diferencia 

Que  en  esto  ha  habido,  es  tener 

0  mns  ó  menos  poder, 
Menos  o  mas  dependencia . 
liK-  que  01  ro  en  la  prívania: 
Mas  queivrir  al  Rev  quitar 
Ooe  ri-ji  a  quien  encargar 
D-l  f  esi-  lj  conújnia , 

F$  p-eirnder  que.  trocado 
>u  pri\:!<»gi»  en  castigo. 
Tecer  ro  í  ne  Ji  un  amigo 
C  o :;  -.  u  e  j  ■ :  T  e  >u  c  ni  dado. 
^   V  su>  Secretos  ^abie 
C  ■  ira  ur.a  r  nop'a  pasión 

y:-:  -rs  ?r:  ir'rjil  <**ciaMe. 
[«rn-.»?.  :3í -:.>•:■  refulgente 
>■ .  :  s:  e .  ^  i  ;.:.>  mwrtiles 
[•e  *:«m::<  ceiesLi  es 

\zr-  .i  ^liri'  ;.;*  r:¿ores 
D^  ?-  !-.•:  V  :ii  ncv! estos. 
>  r  Tz:Tr:::4::::efTuesios 
>'    :-=:  iTi-  ?ri«  ardores. 
^  i<i.  :3rí?  :-rf.jr  e:  Do-ier. 

1  s  ^ ri    leu  y  2:a>*  a: 

L'T   F.r?.  lisúia  ías'üii 
."  f-  ■■;■*.::  .'í:---  í  üt^r 
[■r>í  -."ij'ia:  y  j  *  ii.::a 
T^:  zri"  Ít.  :  :r  1j5  :T:ec::s 
^..•:  *   rjrs::*  r\:r-a::>. 
•"-  J*r  :t      'r  i=»t:--.j=<:a 
VI*  r"  - -' .;z*  :r  ci-rr-,^ 
>-  rev.  1!.-  r  a  ui  cr.iiio. 
Y  rz.rz     ^     :::-e!i,  -.e- r  i'- 

r,ri  . : :  •    -■_  ..■*     ■•  f.;^. 


EL  DOCTOR  JI:A5  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 

Mediase  tairt  d  hombre  y  Dios  BffCD»BM. 

Quien  fbese  Dios  j  hombre  fuese,  Dios  os  ffoarde. 

Para  que  de  esta  manera , 
¡  Como  Dios,  con  Dios  pudiera, 
I  Y  como  hombre  padeciese; 

Entre  el  pueblo  ▼  el  Rey  hallo 

Que  un  privado  debe  ha'ber. 


(Y 


Que  rev  parezca  en  poder, 
Sien«Jo  en  escuchar  vasallo ; 
Pues  ci>n  él  mas  libremente. 
Menos  medroso  y  turbado. 
Se  Querella  el  agraviado. 
Se  declara  el  preiendienle. 
Se  ventila  lo  imporunle. 
Se  busca  á  la  pretensión 
Camino ;  cosas  que  son , 
No  solo  del  negociante 
Alivio  en  el  mar  mayor. 
Mas  premio  en  parte  también ; 
Que  es  favor  escuchar  bien « 
\  sabe  á  premio  el  favor. 

ftCT. 

Bien  probaste  tu  intendoo : 
Soy  d'-l  mismo  parecer. 
[Áp.  Mas  yo  no  tengo  de  hacer 
Como  piensan  la  efecdoo.) 
Entre  cuantos  fueren  buenos. 
Solo  mi  prifania  espere 
El  que  mas  la  meredere, 

Y  la  pretendiere  menos; 

I  Que  el  privar,  si  se  ha  de  usar 
Con  justicia  y  sin  eiceso. 
Es  carga,  es  trabajo,  es  peso. 
Que  DO  se  ha  de  desear; 

Y  asi .  debo  pensar  vo 
De  aquel  que  lo  pretendiere. 
Que  ser  poderoso  quiere, 
Pero  buen  ministro  no. 
Bermudo.  de  tu  lealtad 
Se  ha  de  fiar  mi  elección : 
Escucha  con  atención 

Y  revela  con  verdad : 
Advirtiesdo  que  ya  debo 
Ser  otro  que  fui  ,'Bermodo ; 
El  hombre  ai! ti Eu o  desnudo . 

Y  me  formo  de  hombre  nuevo. 
Ni  a  Elvira  me  rombres  mas. 
>i  cosa  que  de  su  amor 
Me  acuerde;  que  mi  favor 
Al  instante  perderás. 
Las  juveniles  pasiones 
Inducen  hechos  injustos; 
De  hoy  mas  diviérteme  gustos 

Y  adviérteme  ot»  igadones.      ( V«e.) 

■EBUCDO. 

:  Que  pr  pios  son  los  fervores 
\  Jeseos  de  acerar 
En  e!  que  empieía  a  mandar! 
Y  'jae  facii  los  ardores 
Del  bum  00 u^  se  mitigan : 
Que  es  b^  mbre.  y  en  la  grandeza 
Sabe  a  su  raiurafeía  . 

Y  sus  pis;;-jes  ie  obligan ! 

!  Sj.V  IN  ESCIDERO. 

I  FS<T9C10. 

P.:::j  F".»írj.  mt  señora. 
\  s-  tiernjirj.  i.^rj  Flor. 
Se  .jUírr  .j-   .-.e!  rigor 
■  i" ■: : .    .le  ! i s : r  j u: s  j hora. 
í^s:r  ivjs  :>  bar  cesesier. 
í  vs  r  ie".  ^-r  Ti.s  j  «ellas. 

>r:  i  es  rjísas  v;aer^!:as 
!:e  V  i  S4[.  sfacvr 
¿r  yi:  r   .: ; . )  ;ue  coaáo 
VI -e  rjiíjra  a  ase-^urar.as. 
Si^rT  ^-f  es  el  «4S¿u:las 


BEMODO. 

Ya  sospecho 

8oe  estn  mndnnu  de  estado, 
ermoM  Flor,  U  bi  causado 
También  en  la  esquivo  pecho ; 
Y  si  es  asi,  también  yo. 
Como  tá,  be  de  hacer  mudanu. 
Pues  le  das  i  mi  privania 
Lo  que  á  mis  mérlios  no.        'V 

Salen  DON  FERNANDO  t  BELTI 

BBLTUAII. 

Nunca  vi  locara  igual. 

DOX  FiBiuimo. 
Ya  sé  que  amor  ei  locara. 

UELnUM. 

La  medicina  procara , 
Pues  que  conoces  el  bmI. 

Do?r  rEnvamo. 
Si  procuro. 


¿Cono?  Di 

wm  rniiAimo. 

Declarando  lo  que  peno 
A  dofia  Elvira. 

BBLTMAX. 

jOb,  gaé 
4  Y  esa  es  medicina  f 

BOU  rnOMIBO. 

Si. 

BOLTBAH. 

Cna  vn  meti  en  el  lodo. 
Atravesando  una  calle. 
Cu  pié,  j  qaerleado  Bacalie. 
Meü  el  otro ;  j  de  este  modo 
Hasta  la  cinu  me  eotié, 
¡Midiendo,  si  cuerdo  taera, 
Y  al  principio  atril  f olfien, 
No  enlodar  mas  qoe  el  uapié. 
Con  este  ejemplo  le  eaicto 
Qoe  es  mejor  volfer  alrís. 
Pues  no  es  empefiarle  mai. 
Buen  remedio  de  la 


Si  tuviera  yo  cordón 
Pan  seguir  lo  mejor. 
No  fuera  el  que  tengo  __ 
O  amor  no  fuera  locara; 
¿Y  Elvira  pnede.  neganda. 
Condenarme  *  om,  ti  peao» 
Que  a  lo  que  yo  me  condeMb 
Si  quiero  morir  caHando? 
;  El  callar  es  remedlane? 


Si  sobmeoied 

Que  sepa  Elvira  la  liaolo^ 
Tiempo  despcrdlciM  tti 
Cnanto  camino  rodena: 
Mas  si  quieres  obHgvb 
A  remediar  lo 

Tan  descabu» 

Claro  esti  qoe  ba  de 

Niogona  ofenderte  vi 
De  ser  anudo. 


Si  no  la  ofende  el. 
ElairevimiCQlosL 


Al  corredor  le  rcüra; 
Que  sin  testigos  aom 
Hsce  sos  Uros  m^. 


■utrui. 
cof,  tolanU  Elvira; 
;  ajAdete  Dfoi.  (Vaw.) 


■Lnu. 
«lU  aqnlT 

DOR  nuuno. 

¡Porqué  01  TBiaT 

«A  quién  buKits, 
loo  FemaDdot 

DO»  KRIIAIIDO. 

ATM, 

aa  doSa  Elrira; 
I  paedebainr  quien 
>ee,ina5or  bien, 
gloria  quien  oi  mira. 

una*, 
esto  h  abela  enmplldo 

Salan  y  cortés; 
ora.  i  cutí  B» 
lioo  qoe  u  ba  nocido 
Tedaa  que  TCof 

DOR  rEaiuNMi. 
ita  es  la  ocasión. 

■LTIBA. 

non  FtMAinM). 

4N0  os  dice  el  cOTiion 
tojos  so  deaeoT 
llce,  Sefiori.elRer 
lla.qaeecaRratlaros, 

qae  para  bnücaros , 
osa  et  neneiter? 
ice  mi  rendimiento 
oro  Tuesira  berm  otara  t 
Irira.i mi  locura 
ice  mi  aireTlni lento? 

u-na*. 
I  eaio?  ¿Asi  o«  declaralif 
jamis  Un  Ubre  babló 
rencomoio? 

vos  confeuM 
ita  loco,  j  bien  ha  sido 
ir  para  templar 
ios.  disculpar 
foco  la  aireTÍdo. 

DON  FGlKlkNDO. 

el  Terque  mealrefl 
ra  no  probara , 
r  que  os  ii  bastara 
ir  aue  enloquecí, 
■nllagroa  tales 
icer  Toesira  bermoiura , 
!  carecen  de  cura, 
e  decir  mis  males; 
es  callando  rol  amor 
le  acabar  mi  tormento, 
e  el  atrerlm  lento. 
K  mstarme  el  temor ; 
iebeii  perdonarlo, 
endodseeldeciilo 
no  poder  innririo, 
pensar  remediarlo. 
ae  entendáis  qae  es  esta 
tnie  la  ocasión 
■ros  mi  pasión, 
Se  aguardar  la  respuesta. 

{Yate.) 

estos  desvarios 
lito,  pues  son  los  mios 
>a  de  los  ajenos. 

mi,  que  eitoT  muriendo 
oltldo!  «Quien  pensara 


KR  PBCDUtn  T  Sn  SOFBilJO. 

QueelRejhvjfBdoat 
Loqoeooafc""'  -*— 

M0FLOR. 

rtoa. 


Que  bis  tisio ;  lia  arlaar, 
HasU  donde  estoj  Mtr4, 
V  lo  primero  qiw  babU, 
En  ntaáoaM,  alo  war 
De  niTU  ii  pre*eae<OMi, 
Foé,  que  penaba  por  lU. 

1  Quién  era  fll  aniantaT  Di. 

;  Don  Femiado  de  QaUmei ! 

mn, 
Gran  exceso  en  él  ba  Mo ; 

Sie  padle  tiene  en  León 
is  asentada  opIniM 
De  cnerdo*  bien  or"— 
Si  DO  le  dio  eouBania 
Sn  conocida  nobleía. 


Una] 

ILTOU. 

CosaeallaDa; 
Has  mira  i  qué  tiempo,  Uen 
Solldtamlfanr; 
Cuando  el  olvido  6  mKduii 
Del  RoT  en  ni  la  ba  eaaaadt 
V  caando  sa  awerpiaado 
He  pudo  dar  eapetauM 


rLoa. 
Causa  llene*  de  «alar  triatei 
Has  ja  que  enandn  pwUata 


SlTopn ,_.. 

Disimula  tn  ■odania, 
VnodéstsuTeBpaaa 
Hatwia  o»  declararte. 

Va  no  ba;  remedio:  j>>  Flor, 
No  haj  temor  qne  me refrcM; 
One,  segnn  me  abraso,  llene 
Huchoderab' 


SafeBERHODO. 


Volved :  que  si  por  m 

De  parte  nteüra  lian 

Flor  bermosa,  *ewD  i  n 
Para  castiftanM  au, 
/Qué  ddllo  Gomail , 
SI  es  foraoao  obedeewoaT 

riM. 
Hi  bennana  tiene  oía  bablam, 
V  qolso  que  jo  oa  llaman. 
Porque  el  reñir  os  pagan 
Coo  el  hnr  de  llamaraa. 
Ya  me  tela,  al  pretandria 
Verme,  j  si  qnereia  baManMi 
Va  sé  qiw  ea  pan  «MUrat 


Y  así,  Bermudo,  qneria 
Salir  de  esta  obligación , 
Pidiendo  esta  permisión 
Vos  al  Rev  de  parte  mia. 
(Áp.  Causen  celosos  desvelos 
Furia  en  su  olfido  mortal ; 
Que  un  amor  de  pedernal 
Da  fuego  al  golpe  de  celos.) 

BERMDDO. 

Señora,  bien  os  podría 
(A  no  ser,  como  decís , 
La  licencia  que  pedis, 
Tan  debida  cortesía) 
Asegurar  que  sin  ella 
Podéis  de  vos  disponer, 

Y  que  no  se  ha  de  ofender 
El  lley  de  que  sin  tenella 
Admitáis  otros  intentos; 
Porque  él,  no  solo  ha  mudado. 
Con  la  mudanza  de  estado. 
Costumbres  y  pensamientos , 
Mas  precisa  ley  me  ha  puesto 
De  que  nunca  á  la  memoria 
Vuestro  nombre  ó  vuestra  historia 
Le  traiga. 

'  ELVIRA. 

{Áp.  ¡  Ay  de  mi !  i^qué  es  esto 
Que  escucho?  ¿Cómo  podré 
i'ener,  con  esto,  paciencia?) 
Mirad  si  mi  resistencia 
Fué  justa :  mirad  si  fué 
Antojo,  y  no  amor,  Bermudo, 
El  del  Hcy,  pues  fácilmente, 
Por  un  liviano  accidento. 
Tan  presto  mudarse  pudo. 
F.sto  le  diréis  tnmbien , 

Y  que  gran  gusto  me  ha  dado 
Ver  que  haya  ¡ustilicado 

Su  mudanza  mi  desden. 

BERMUDO. 

En  nada  puedo  mostraros 
Cuanto  serviros  deseo 
Como  en  esto,  cuando  veo 
Que  he  de  darle ,  con  nombraros, 
Disgusto,  y  que  contra  mi 
Provoco  su  indignación , 
Quebrantando  la  instrucción 
Que  de  sus  libios  oi; 
Mas  todo  arriesgarlo  quiero 
Por  pagaros  el  favor 
Que  de  mi  adorada  Flor 
Alcanzar  por  vos  espero. 

ELVIRA. 

Bermudo,  escuchad. 

BERMUDO. 

Elvira , 
¿Queme  mandáis? 

ELVIRA. 

{Ap.  ;  Estoy  loca ! 
¿  Cómo  ocultará  la  boca 
Las  llamas  que  el  pecho  espira? 
Yn  ha  confesado  al  ri((or 
La  verdad  el  pensamiento; 
Pensé  que  mi  sentimiento 
No  llegara  h  tanto  amor. 
Ya  por  escuchar  y  ver 
Al  que  alwrreci  primero 
Entre  ardientes  ansias  muero; 
Mas  ¿  para  qné  soy  mujer?) 
Lo  que  dices  me  ha  alegrado 
De  suerte,  que  no  lo  creo, 
Bermudo,  si  no  lo  veo; 

Y  así ,  porque  mi  cuidado 
Cóbrenlas  seguridad. 
Otra  cosa  habéis  de  hacer, 

Y  es,  que  me  hal)eis  deponer, 
Cuando  ron  su  majestad 
Tratéis  de  esto,  donde,  oculta, 
Lo  pueda  ver  y  escuchar. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


BERHODO. 

El  que  pretende  obligar 
Naaa,  Elvira,  diliculta; 
A  disponerlo  me  obligo. 

ELVIRA. 

Pues  avisadme ;  que  Flor, 
Porque  os  pague  este  favor, 
Irá  a  la  ocasión  conmigo. 

BERMUDO. 

Si  ofrecéis  tal  galardón, 

Parto  al  punto  á  mereccllo; 

Que  me  obligasteis  con  ello 

A  apresurarla  ocasión.  (y(ue.) 

ELVIRA. 

Bien  sé  que  mi  propio  daño 
Tengo  de  ver  .<;i  al  Rey  veo; 
Pero  quiere  mi  deseo 
Que  me  mate  el  desengaño 
Mas  que  sufrir  el  tormento ; 
Como,  á  costa  de  la  vida, 
Mata  su  llama  encendida 
El  hidrópico  sediento. 

SaUn  DON  FERNANDO  v  BELTRAN. 

RELTRAIV. 

Gastemos  alegres  dias 
En  las  cosas  de  palacio; 
Divierte  un  pequeño  espacio 
Tus  largas  melancolías, 

Y  mira  de  la  privanza 

De -Alfonso  tanto  ambiciOBo; 
Mira  el  séquito  dudoso    . 
Lisonjear  la  esperanza 
De  este^  aquel ,  cada  cual 
Como  sigue  el  negociante 
Romano,  en  Mde  vacante^ 
Al  que  es  sujeto  papal. 

DOIf  FERNAÜDO. 

¡Qué  lejos  estoy  de  sello! 

beltra:!. 
Glges,  humilde  villano, 
Llegó  á  ver  cetro  en  su  mano 

Y  corona  en  su  cal>ello. 

DO!!  FER?iA!fDO. 

Yo  ni  pretendo  ni  quiero 
Mas  ventura  ó  mas  grandeza 
Que  conservar  la  nobleza 
De  que  al  nacer  ful  heredero; 
Que  lo  demás  es  locura, 

Y  en  el  mundo  yo  he  pensado 
Que  solo  el  desengañado 
Goza  (irme  la  ventura. 

BELTRAN. 

Bien  lo  dices;  pero  mira, 
Aunque  en  filósofo  das, 
Que  en  esta  ocasión,  que  estás 
Tan  ciego  de  amor  de  Elvira, 
Gran  dicha  el  privar  seria. 
Pues  con  eso  la  alcanzaras, 

Y  pienso  que  renunciaras 
Toda  la  lilosofia; 

Y  habiendo  tantos  oficios 
Hoy  en  palacio  que  dar, 
Alguno  puede  tocar 

A  un  hombre  de  tus  servicios. 

Do.i  fer:<a?ido. 
Si  tuvieras  los  deseos 
Que  vo  tengo,  no  soñaras 
M:is  íocnrus  ni  pensaras 
Mas  perdidos  devaneos; 
Retirados  á  esta  parte. 
Hagamos  liesta  de  ver 
1.0  que  desvela  el  poder 

Y  lo  que  negocia  el  arte. 

( Uetirante  Beltran  y  don  Femando,) 

bf.ltra:!. 
Advierte  la  multitud 
Que  á  Diego  Nuuez  de  Lara 


Acompafii ;  ¿no  tratora 
De  pref  eoir  su  ataad 
Con  mas  raion  este  li^o? 

IKHC  FEM?IASIDO. 

No  lo  consideras  bien; 

Si  excluyes  las  canaa,  ¿qaién 

Ha  de  dar  al  Rey  conaejq? 

Salem  DIEGO  ND5EZ,  üdSo 

P  AGOMPAftAIICHTO. 
KDÜKI. 

Si  no  se  quedan  aqni. 
No  he  de  pasar  adelante... 

siltiaü.  {Áp.  á  áom  FernoMü. 
Á  Veslo  resistir  constante  ? 
Pues  que  me  ahorquen  á  al 
Si  de  verse  acompañar 
Le  amarga  la  corlasfa. 

HOÜBL 

Señores,  por  vida  nia... 

o?io. 
A  eso  no  hay  qué  replicar. 

{Vate  el  aeompañaoHeMto.) 

BELTIAII.    (Ap,) 

¡Miren  pues  quién  viene  alli? 
Mendo  el  mudo. 

D02V  ferrando. 

¡Oh,  si  lo  faen' 

BELTRAH. 

Sola  una  co»  qnisiem 

Saber  ahora  de  ti; 

Que.  aunque  el  no  saber  es  nengRí 

Confieso  que  la  he  ignorado; 

¿Por  qné  llaman  deslengnade 

Al  que  tiene  mucha  fengua? 

DOH  mMAHno. 
O  es  retórica  ironía. 
Como  habrás  visto  llamar 
Juan  Blanco  al  negro,  d  mostnr 
Que  un  maldidenle  debia 
Estar  sin  lengua;  y  oonleso 
Que  aborresco  de  manera 
A  Meodo ,  que  no  ezoediera 
De  la  quietud  que  profeso 
CoD  nadie  mejor. 

bkltuaii. 

YtiOMS, 

Si  le  das  un  coseorroo 
No  mas.  de  todo  León 
Seguros  mil  parabienes. 

xuilo. 
Mendo  es  este. 

Sala  NKNDO. 

MUDO. 

Cabanetoa, 
¿Qné  hay  de  naero? 

mñaa. 

▼oipodcis 
Decirlo,  si  algo  ubela. 


Yo  solo  sé  qoe  en  poneros 
Donde  pide  ese  Taior 
Tarda  el  Rey. 

mjftu.  (Ap,) 

El  maldlcienle 
Es  lisoiúero  presente, 
Y  ausente  es  murmnndor. 

ncsBo. 
De  lo  que  tengo  temor. 
Según  i  los  mas  escadbo. 
Es  qoe,  traa  pensarlo  macboi 
Ha  de  escoger  lo  peor. 

bu.tbas.(4pl) 
¡Ya  escampa  I 


abe.  Hu  mlnd 

biM  preaoocioo 

ij  de  Castra  haciendo 

is  de  Tilido, 

hubiera  lentdo 

ra  ó  p»  '•  aanqae  eDlIeodo 

)as  dichoso  ha  de  ser, 

o  merece  meaos. 

icdNr- 
ira  de  los  boenos 
itla  i  merecer. 

,i;LTf.AH.  (4p.) 

t,  Otro  ambicioso. 
ale  RUY  DE  CASTBO. 


.  el  nomhre  generólo 
ais  09  ha  juzgado 
leí  lugar  primero. 

;ioT  Condado 
fflériios.iindnda 
dais  las  diligencias. 

NDÜO.   [Áp.) 

iseucias  j  qné  presencia»  1 

hcil  aspectos  muda 
itso  lisonjero! 

IDT. 

puedo  couQar 
erecer  alcanur 
laoto  caballero, 
lien  tendré  1  grao  ventara 
o  el  lugar  segnndoT 

causa  alaba  el  mundo 
roíalor  y  cordura. 
n  uno  eorilna,  w  aparece  un 
tfattdelRtí) 


MT.(íp.) 

;haT  quiero  de  aquí , 
er  lisio  de  ulngaoo, 
cho  que  cada  ano 
ibre  hablando  de  ni ; 
el  retrato  y  la  inscripción 
ron  les  ba  de  dar 
icurrir  y  mostrar 
ecto  ú  la  pailón 
tecreía;  que  este  modo 
I  por  mas  coD*enlente 
ej  de  Grecia,  prudente, 
informarse  de  lodo. 

•  DoTcdad  es  poner 
sola  en  el  corredor 
labia! 

HOflO. 

Del  pintor 
duda  debe  de  ser 
.nja,  que  ei  on  traslado 
¡hlfúDSO,  para  mostrar 
sedeberespeiar 
ley  tanto,  que  aun  pmtado, 
lioberauo  nade  ser, 
!  00  ocupe  olía  piulan 


SBB  nnoBUTB  T  su  soniBa 

La  pared  que  tA  Teahm 
Ha  llegado  i  méneer. 

Es  buena  interpretacloa ; 
Haa  iCámo  dic«  el  letremT 

{Lee.)  «Cordero  tojJuiUdOTO 
V  paciBco  leODi  ■ 

¡QuéKdleieldedrl' 

M». 

¡Qnédlflcilel^rart 

El  tiempo  lo  ba  de  mostrar. 

Ganamedaderefr. 
iQne  el  plntorolllo  m  BMia 
A  hacer  moiei  o«  ptorfo! 
¡Noramala!  i Ipul4 1 
Al  pintor  con  dpocu 
Para  que,  arrogaater 
Con  su  autoridad,  pr» 

?ue  lo  que  es  placel  Mploma, 
que  es  iDgenlo  la  Btanoi 
Hf.  (AV.) 
Todos  estol  poeoaBor 

V  mucha  pauon  arim«B , 
Pues  mi  alabanxa  ainbajM 
A  lisonja  del  pintot. 

MmriuuiOMi. 
iQué  es  lo  que  suspendo  ]}iuil 
AaquellagenieT 

aiittu. 

LtogHDIM, 

V  con  verlo  excnnrémoa 
Lo  grave  de  la  p«gnnU. 

nRo. 
flcraesyidedaiaiidiMicli  . 
EIRey- 

■HT. 

Vo  tengo  da  bahUlto. 

I  HOttU. 

A  mi  me  Importa  aeordalle, 
I  Con  ponerme  en  an  preienai 
■t.\  Hl  pretensión. 


Ilendo,ino  venial 


iAqaé, 


Un  retrato  <M  B«T  •> 

Bl  que  ■ira^n^tPa*  «a  • 

Mffl  raanisno.  (Q«>n««l  *• 

iAdmiraia  por  excMO 
La  veneraron  que  vetT 
Este  retrato  jnoea*)* 
Hayos  del  original, 
loe  es  act  en  lo  tenporal 
Íice-Dio»!  ,,,    , 

■amo.  (Ap.J 
¡Qu«  Upoeraila 
A  lobomano!  Opoücioa 
Tengo  al  que  ee  eereaooM 

ÍUe.)  «Cerdanw; Junen 
Y  pacifica  leoo.a 
Según  son,  AlfonMi  iMNtt 
Los  indlcUw  qtu  hM  Mi- 


576 

Faera  el  premiarle  Torzoso, 
Yo  no  puedo  estar  quejoso; 
Porque  nunca  he  pretendido 
Mas  premio ,  desengañado 
De  cuan  vana  es  la  ambición, 
Que  cumplir  mi  obligación 

Y  conservarme  en  mi  estado. 

HERDO. 

(Áp.  ¡Qué  afectada  hi|)Ocresía !) 
Si  desengañado  estáis, 
¿Qué  os  detiene,  que  no  os  vais, 
Con  esa  filosofía , 
A  las  montañas  á  ser 
Solitario  anacoreta? 
Si  usara  el  Rey  de  perfeta 
Justicia,  ¿era  menester 
Que  pretendiérades  vos? 
(*.on  un  rey  justo  ¿hay  pedir 
Mas  eficaz  que  servir? 
Mhs  decis  que  es  vice-Dios , 

Y  como  tal,  sospecháis 
Que  asiste  en  todo  lugar, 

Y  que  aqui  os  ha  de  escuchar, 

Y  asi  le  lisonjeáis. 

DON  FERRANDO. 

Ni  esta  es  pn  mi  hipocresía  • 
Ni  lisonja,  ni  es  razón 
Que  con  tan  falsa  intención 

Y  tan  libre  demasía 
Las  fine/as  motejéis 

Tan  propias  de  mi  leallad. 
Ni  que  de  su  majestad 
Sintáis  mal,  y  mal  habléis; 
Que,  vive  Dios... 

HERDO. 

Deteneos; 
Que  sé  muy  poco  sufrir. 

BELTRAR.  {Ap.) 

Pienso  que  hoy  se  han  de  cumplir 
De  un  golpe  muchos  deseos. 

HBNDO. 

Cuando  yo,  mal  satisfecho. 
Hable  de  su  majestad, 
¿Tenéis  vos  autoridad 
De  reprenderme?  Sospecho 
Que  (le  mi  sanare  sabéis 
Que  es  á  li  mejor  igual. 

DOR  FERRARDO. 

Bien  sé  que  sois  principal , 
Pero  no  lo  {inreceis, 

Y  eso  mismo  hace  mayor 
Vuestro  delito;  aue cuanto 
Nacisteis  mas  noble,  tanto 
Debéis  proceder  mejor. 

■ERDO. 

Yo  procedo  como  debo; 

Y  á  quien  se  atreva  á  pensar 
Lo  contrario...' 

DOR  FERRARDO. 

Este  lugar 
Es  sagrado,  y  no  me  atrevo 
A  violar  su  estimación. — 
Deltran,  retírate. 

BELTRAR.   (Ap.) 

Mendo 
Esta  vez ,  según  entiendo. 
Ha  de  dar  gusto  á  León.  {Vaie. 

DOR  FERRARDO. 

Junto  á  la  cruz  que  en  el  valle 
De  lo.^  Mártires  se  ve, 
A  media  noche  os  iré 
.<^lo  á  esperar ,  para  dalle 
El  castigo  entre  los  dos 
A  lenxua  tan  desleal. 
Que  de  su  rey  habla  mal. 

■ERDO. 

Yo  os  aguardo. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


DOR  FERRARDO. 

Adiós. 

MERDO. 

Adiós. 
(Varae,) 

REY. 

Nunca  el  enojo  inhumano 
Mitigara,  si  no  fuera 
Recompensa  tan  entera 
Lo  que  en  don  Fernando  gano 
De  lo  que  en  los  otros  pierdo ; 

Y  asi ,  aunque  he  visto  mi  agravio 
He  de  elegir  como  sabio 

Y  he  de  sufrir  como  cuerdo. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  ELVIRA  t  FLOR,  con  mantoi^ 
T  BERMUDO. 

BERMUDO. 

Hoy  en  las  aras  de  amor 
Sacrificarme  procuro. 
Pues  cuanto  soy  aventuro 
Por  alcanzar  un  favor. 

FLOR. 

Yo  me  confieso  obligada.— 

lAh  liermana!  ¿en  qué  ha  deparar 

Tu  locura? 

ELMRA. 

En  acabar 
Con  vida  tan  desdichada. 

BERMDDO. 

Pues,  Flor,  si,  menos  cruel, 
Merece  llegar  á  verte 
Mi  amor,  no  temo  la  muerte. 
Cubiertas  de  este  cancel, 
Al  Rey  escuchar  podréis. 
Que  ahora  aqui  ha  de  salir; 
Pero  no  os  deis  á  sentir, 
Si  la  vida  no  queréis 
Que  me  cueste. 

ELVIRA. 

No  tan  mal 
Debo  pagar  tus  deseos. 
Que  así  te  arriesgue. 

BERMUDO. 

Escondeos ; 
Que  su  majestad  real 
Sale  ya. 

ELVIRA. 

Ya  temo ,  Flor, 
Mi  muerte  en  mi  desengaño. 

FLOR. 

Tü  buscas  tu  propio  daño. 

{Escóndente  Ehira  y  Flor  detrás 
del  paño.) 

RERHODO. 

¿Qué  DO  hará  quien  tiene  amorf 


¿Bermudo? 


Sale  EL  REY. 

RET. 
BERMUDO. 

¿Señor? 

RET. 

De  ti 

Mi  desengaño  he  fiado, 

Y  en  nada  has  ejecutado 
El  oficio  que  te  di ; 

Y  en  un  reino ,  yo  no  dudo 
Que  por  instantes  sucedan 


Novedades  qae  bm  puedan 
Importar.  Dime,  Benando, 
En  mi  daño  ó  mi  favor. 
Lo  que  has  yIsIoó  lo  qoe  hu  hecho, 
Sin  que  me  ocalle  tu  pecho 
La  circunstaDCia  menor. 
•naODO. 

Luego  que  ayer  me  aparté 
De  tu  presencia « llego 
Un  gentilhombre  á  llamarme 
De  parte  de  Elvira  j  Flor. 


Tente ,  calla ;  ¿no  te  he  dado 
Por  inviolable  tnstraecioo 
Que  no  me  nombres  al  acurdet 
A  ninguna  de  las  dos? 


También  me  bas  mandado  ahora 
Que  te  baga  rdacioo 
De  lo  qne  ne  Tinto  y  be  hecho, 
Sin  ocultar  la  menor 
Circunsuncia ;  j  si  on  rey  paede 
Revocar  lo  que  mandó, 
A  lo  postrero  qae  mandas 
Debo  obediencia  mayor. 

BET. 

Bien  esti,  di  lo  demás; 
Qne  de  lo  demis  estoy 
Seguro  que  no  podrá 
Cansarme  perla  rbadon 
Mayor  que  la  qae  me  cansa 
La  memoria  de  an  amor. 


Obedecílas;siraé 
Delito ,  de  la  aOcion 
Sabes  el  poder,  v  sabes 
La  que  tengo  á  dofta  Flor. 
Entré ,  y  quedando  eonmifo 
Sola  Elvira ,  la  ocasión 
Me  propaso  de  llamarme. 

Y  de  esta  suerte  me  habló : 
cBermado.  el  Rey  me  ba  ipierído, 

Y  aunque  jamás  mi  hTor 
Alcanzó,  como  sabéis. 
Por  lo  menos  me  debió 
El  haber  yo  respetado, 
Si  no  pagado ,  sa  aauír ; 
Tanto,  qne  jamás  mi  pecho 
Otro  cuidado  admitió. 
Pero  ya  qae  á  la  modaou 
De  sn  estado ,  ó  el  rigor 

Que  ba  visto  en  mi  rmstenda 
Le  han  dadojasU  ocasión 
De  no  verme  en  tantea  días. 
Que  de  pensar  qae  mniió 
En  la  suva  mi  memoria 
Me  da  cierta  presaocloa 
Para  usar  de  mi  albedrio. 
Quiero,  Bermudo,  que  tos 
De  mi  parte  le  pidaia 
La  debida  permlsieo; 
Que,  si  bien  con  olfldarme 
Parece  qae  me  la  dio. 
En  tanto  qae  despedido 
No  se  publique ,  es  raioa 
Que  yo  esta  salva  le  baga. 
Pues  lo  qae  debo  eu  rigor 
Cumplo  asi ,  y  podré  eou  etto 
Tomar  la  licencia  yo.t 
Estas  palabru  me  dQo 
Doña  Elvira ;  y  yo,  SeBor, 
Le  prometí  que  lo  fiarla. 
Porque  ella  me  prometió. 
En  cambio  1  bvorcoer 
Mis  pensamientos  coa  Flor. 
Si  algún  disgaato  te  lie  b 
Seguro  tengo  el  perdoa. 
Si  es  mérito  la  obedieaiela 
Y  si  es  discnipa  el  amor. 


RET. 

Ion  qué  mañosos  ardides 
acer  el  ciego  dios 
os!  ¡Porqué  camino 
pecho  despertó 
i  muerta  centella 
pasada  aticion! 
leniiga!  ¿no  le  cansas 
nílcrme?  ¡  Loco  estoy  I 
náscara  de  respeto 
»  celos?  Con  color 
[íoro  me  desprecias, 
rres  que  sepa  yo 
ro  merece  de  II 
e  no  mi  ürnieamor? 
ste  el  intento,  el  tiro 
isle;  pero  no 
r^s  la  gloria  de  él; 
eprimiendo  el  dolor, 
jré  mentido  el  gusto 
e  en  ajen:!  aticion 
"^  tu  pensamiento.) 
Bermudo. 

BCnMODO. 

¿Señor? 

REY. 

Kivira  que  el  p«^rmiso 
le  ha  pedido  le  duy, 

tan  arrepentido 
iii  p:ísado  error, 
n  la  licencia  (|ue  pide 
lenle  me  ofendió 
Miioria  de  su  n(ímbre; 
)ira  *ez  ,  vive  Dios, 
c  te  ha  de  negociar, 
lombras ,  el  perdón, 
iKTito  de  obediencia 
Üsculpa  (le  amor. 
)  también  le  dirás, 
le  sabiendo  que  estoy 
tro,  por  excusado 
liga  en  olra  ocasión; 
aun(|ue  el  intento  sea 
respeto  ,  la  \oi 

nomine  en  mis  oídos 
la  ofrnsa  mayor; 
lega  el  aborrecerla 
i  el  amarla  llegó. 

ELVIRA. 

'  puedo  mas. 

FLOR. 

Detente. 

ELVIRA. 

na  dol  corazón 

nta  al  despecho  mió. —     {Sale.) 

<o  falso,  traidor, 

fioso,  fementido... 

RET. 

es  esto? 

üERMUnO.  (Áp.) 
Perdido  soy. 

ELVIRA. 

s  son  los  sentimientos, 
las  linezas  son 
jue  a  vivir  :ípo>laba 
:l  tiempo  vuestro  amor? 
son  vuesir.is  firomesas? 
buena  (piedara  yo 
rédito  de  palabras 
lí  regara  mi  honor  I 
lacil  con  el  estado 
steis  la  condición? 
o  desvanecido 
eciais,  porque  rey  sois, 
le  principe  estimasteis  ? 
j  mudanza  fué  en  vos 
de  principe  á  rey? 
ücha  esta  sucesión 
o  mas  que  continuarse 

DD.  C.  DE  L.— II. 


SER  PRUDENTE  Y  SER  SUFRIDO. 

r.l  dominio  que  os  toco 
Por  justa  ley,  aun  viviendo 
El  Hey,  vuestro  antecesor? 
Pues  ¿cómo  tan  fácilmenle 
Olvidáis  la  obligación 
De  palabras,  que  son  leyes 
En  los  hombres  de  valor, 
Oue  el  aborrecerme  llega 
Donde  el  amarme  llegó, 
Que  al  pediros  la  licencia 
Solo  os  ofendió  la  vok 
De  mi  nombre  en  los  oídos? 
Pues  ¿qué  delito ,  qué  error 
Fué  no  pagar,  prevenida. 
Vuestra  Ungida  afición, 
Para  casiigarme  asi? 
Antes  el  valor  que  yo 
Mostré  en  resistir  a  un  rey 
Os  causara  estimación 
Si  fuérades quien  debéis; 
Pero  pudo  mas  en  vos 
Vuestra  pasión  y  venganza 
Que  no  vuestra  obligación. 
Pues  la  virtud  castigáis. 
¿Vos  sois  Alfonso?  vos  sois 
Hombre?  vos  noble?  vos  rey? 
¡Hien  gobernará  á  León 
Va  que  tan  mal  se  gobierna! 
Vuestra  majestad ,  Señor, 
Con  su  prudencia  perdone 
Mi  desenfreno ;  que  estoy 
Despreciada  y  soy  mujer,  ' 

Y  me  atormenta, si  no 

Su  desprecio,  por  mi  amante, 
Por  mi  rey  ,  su  indignación. 

Y  asi ,  hasta  ver  que ,  depuesta 
La  enojosa  furia,  el  sol. 
Cuyo  claro  aspecto  en  mí 

Es  la  iníluencia  m;iyor. 
Me  da  rayos  tan  benignos 
Como  otro  tiempo  me  dio, 
Sombra  suya  ,  he  de  seguir 
Sus  oídos  con  la  voz. 
Con  las  rodillas  sus  plantas, 
Con  ruegos  su  obstinación. 
Su  venganza  con  |)aciencia, 

Y  con  quejas  su  rigor. 

RET. 

Levanta,  Elvira,  levanta; 

No  ofendas  tu  estimación; 

Que,  ya  que  amante  no  sea. 

Cortés  á  lo  menos  soy. 

(.tp.  ¿Qué  fuerza,  qué  sufrimieuto. 

Qué  constancia ,  qué  valor 

bastarán  á  reprimir 

El  fuego  del  corazón? 

Que  al  aire  de  ruegos,  quejas 

Y  ternezas  levantó 

Tanta  llama .  que  es  incendio 
Cuanto  siento  y  cuanto  soy. 
Mas  ¿al  combate  primero 
Han  de  rendirse  al  amor. 
De  la  obligación  las  leyes, 
Las  fuerzas  de  la  razón? 
No;  conti-a  mí  misma  vida 
He  de  probar,  vive  Dios, 
A  ser  sufrido ,  á  ser  re^'; 

Y  he  de  mostrar  que ,  pues  yo 
Sé  gobernarme  y  vencerme, 
Que  es  la  victoria  mayor. 
Sabré  vencer  mis  contrarios 

Y  gobernar  á  León.) 
Elvira,  no  la  mudanza 
Del  estado  me  mudó 

La  condición,  mas  indujo 
En  mí  nueva  obligación. 
Príncipe,  tuve  disculpa 
Sí  permití  al  ciego  ardor 
De  mis  deseos  la  rienda; 
Mas  ya  ,  Elvira,  que  rey  soy, 
Soloadministrar  justicia , 


577 

Causar  amor  y  temor. 
Ser  á  los  4)uenos  espejo 

Y  á  los  malos  confusión. 
Es  lo  que  á  mf  estado  toca ; 

Y  el  aborrecerle  yo 

No  te  a  (lija ,  tiue  se  entiende 
En  cuanto  al  lascivo  amor, 
No  como  rey  á  vasallo; 
Que,  como  tal,  antes  doy 
A  tu  valor  alabanza 

Y  á  tu  virtud  galardón. 

Y  así ,  puedes  emplearte 
En  quien  merezca  tu  amor, 
Segura  de  que,  no  solo 

No  me  cause  indignación, 
Pero  celebre  tus  bodas. 
Siendo  tu  padrino  yo. 

ELVIRA. 

No ,  Señor:  no  de  esa  suerte 
Os  venguéis  de  mi  rigor: 
Que  nadie  ha  de  merecer 
Lo  que  no  alcanzasteis  vos. 
Escuchad,  volved  el  rostro; 
Sed  cortés ,  si  amante  no. 

RET.(4p.) 

¡  Ay  de  mí ,  que  un  monte  muevo 
En  cada  paso  que  doy! 

ELVIRA. 

;Ah  Señor! 

REY. 

Ya  es  tarde ,  Elvira. 

ELVIRA. 

Nunca ,  á  ser  firme  tu  ainor. 
Fuera  tarde ,  Alfonso  mió.     * 

RET. 

Déjame ,  que  ya  no  sov 
Quien  fui ;  ui  tuyo ,  di  Alfonso. 

ELVIRA. 

Pues  ¿quién? 

RET. 

El  rey  de  León.     ( Vase,) 

ELVIRA. 

¡Ab  cruel!  ah  fementido, 
Con  qué  villano  rigor 
Te  vengas  y  me  castigas! 
Loca,  de  corrida,  estoy. 

RERHOOO. 

¿De  quién  te  quejas « de  quién, 
Si  ha  sido  tuyo  el  error? 

FLOR. 

Si  me  creyeras,  ni  dieras 
A  tu  desprecio  ocasión, 
Ni  materia  ¿  su  venganza. 

RERHCDO. 

¡Buenos  quedamos  los  dos 
Por  tu  mal  pensado  exceso ! 
Tú  corrida ,  Elvira ,  j  yo 
En  la  desgracia  del  Rey. 

ELVIRA. 

Dejadme ;  cuando  ei  dolor 

Me  enloquece ,  cuanA  al  aire 

Futyo  en  vez  de  aliento  doy, 

¿Añadís  los  dos  mas  penas 

A  mis  penas?  Vive  Dios, 

Que  me  mate ,  porque  acabe 

Con  mi  vida  mi  pasión.  {Vau.) 

FLOR. 

Adiós,  Bermudo;  que  el  cielo 
Sabe  cuan  sentida  voy 
De  vuestra  desdicha. 

RERMUDO. 

Nada 
La  pudiera ,  hermosa  Flor, 
Consolar,  sino  el  hallar 
Piedad  de  mi  pena  en  vos. 
(Vasf  EMra.) 
Mai  no  puede  haber  deicaenio 

S7 


578 

Di?  babor  pordido  el  favor 

Y  {gracia  <hil  Rey.  ¡Mal  baya 
yuieii  (le  iriujer  se  lió!  {VoKe.) 

SaU  DON  ri:«NANÜÜ,  í/£f  noche. 

DON   FKP.rií.VNDO. 

Ks;a  nocbc ,  snnto  cielo, 
l)(»  vrn^slra  juslicia  lio 
Um*  del  noble  pedio  iri¡«> 
Premiaréis  el  justo  celo 
Con  (]\u\  rosuello  á  exponer 
A(|ui  al  peli;{ro  la  vida. 
Por  dar  pena  merecida 
A  un  iiialdirienle,  y  baoer, 
Vendando  á  su  majestad, 
Que  conozca  que  es  la  mía, 
No  :decl:id:i  bípooresia, 
Sino  debida  lealtad. 
Kste  es  e!  sitio  aplazado, 

Y  e>l.i  también  es  la  bora 
Señalada  ,  y  bnsia  abora 
Mi  ( iiemigo  no  lia  llegado. 
Temo  ,  auní|ue  noble  nació, 
Que  el  valor  le  ba  de  faltar; 
Que  sií'ni¡>r»í  falló  en  obrar 
Aquel  que  en  hablar  sobró. 

6'//cwELUEYy  líERMUÜO. 

BERMUDO. 

íAp,  ¿Qué  será  ¡  válíranic  Dios : 
A  lo  que  el  Piey  me  ba  traído? 
Que  á  tal  bora  baber  salido 
Solos  al  Qampo  los  dos 
Me  causa  justo  temor 
De  al^un  mal  caso;  y  asi. 
Inlerpieto  contra  mi « 
Viendo  mi  pasado  error. 
Todo  indicio  y  toda  acción ; 

Y  mas  babíendo  notado 
Que  ni  <le  mi  culpa  ba  bablado 
Ni  dicboine  la  ocasión 
De  esta  novedad.  ;Qué  baré? 
Rpsuélvonii^  h  preguntarla; 
Que  en  decirla  ó  en  negarla 
Su  intención  couíiceré.) 
Señor,  ;.no  po<lré  saber 
Dónde  vamos?  Que  es  razón 
Que  sabiendo  tu  intención  . 
Sepa  yo  lo  que  he  de  hacer ; 
Qu<.'  lio  serán  casos  leves 
liOS  (|ue  causar  ban  podido 
Tal  novedad. 

RF.Y. 

lie  querido 
Moslrarle  lo  que  me  deJ)es, 
Dermudo  .  en  lo  ()ue  te  lio; 
!*orque  conozcas  asi 
Que  es  justo  que  pueda  en  tí, 
Mas  que  lodo  ,  el  {^misIo  mió. 
De  esla  sueile  el  tleservicio 
Que  liov  me  liii'isle  seniirás; 
(.Míe  á  un  lioble  casli^a  mas 
Que  la  pena  el  beneficio. 

Y  en  li  fuTsona  real , 
IMoslrar  que  sabe  el  error 
Ks  el  casii-^o  mayor 
Para  un  vasallo  leal. 

lii'.itMuno. 
Honren  mi  boca  los  pies 
De  un  n»y  tan  sabio  y  clemente. 

Lo  (pi"  me  rih1¡;;a  á  que  iiilenle 
Ksla  novedad  que  ves, 
Escucha  :diora. 

n:»N  KfnN.Wüo,  iAp.) 

O  me  encaño, 
O  los  r|ue  \ieneii  allí 
Son  dos  InMubres ;  dos  son  ,  >i, 

Y  no  será  caso  extraño 


í 


EL  DOCTOR  J1:AN  PÉREZ  DE  MONTALV 

En  un  maldiciente  vil 
Ser  cobarde.  Pocos  son 
Los  dos;  (pie  yo  y  mi  razón 
Valemos  por  mas  de  mil. 

BKRMCDO. 

Dijrna  es ,  gran  señor,  de  ti 
Una  acción  tan  acertada. 

REY. 

Va  está  el  uno  en  la  estacada ; 
Lleguemos. 

DON  FRRXANDO. 

(Áp.  Pues  hacia  mi 
Vienen  resuellos,  sin  duda 
Es  Mendo.)  Lisonja  es  mía 
Confesar  mi  valentia. 
Mendo ,  con  traer  ayuda. 

{Saca  la  espada.) 

REY. 

Don  Fernando  (Je  Quiñones, 
Deteneos;  que  soy  el  Rey. 

bON  FER?IAXD0. 

¿El  Rey? 

REY. 

El  Rey. 

nO^  FF.IIXANDO. 

Justa  ley, 

{Retira  la  espada.) 
Precisas  obligaciones 
De  su  nondiro ,  mi  furor 
Enfrenan;  que  aunque  resista 
La  oscura  noche  á  la  vista 
Para  informarse  mejor, 

Y  á  tal  hora  soledad 
Tan  apartada  pare/ca 
Imposible  i\\u)  mert^zca 
Los  pies  de  su  majestad. 
Mayor  imposible  entiendo 
()ue  será  (pie  ningún  hombrea 
Se  atreva  á  usurpar  un  nombrü 
Tan  sob(M'ano,  nnuliendo. 
Rieu  es  verdad  que  al  momento 
Que  la  voz  y  el  nombre  oi. 
El  (liieño  reconocí 
En  mi  propio  rendimiento ; 

Y  asi .  á  vuestros  pies .  Señor, 
Os  |)ido  que  perdonéis. 

REY. 

Fernando,  no  os  disculpéis; 
Que  yo  de  vuestro  valor 

Y  lealtad  testigo  soy. 

Y  con  ella  os  habéis  hecho 
Tanto  lugar  en  mi  pecho. 
Que  con  los  brazos  os  doy 
De  él  también  la  posesión  , 

Y  en  vuestros  hombros  con  eso 
luip  )ngo  desde  hoy  el  peso 
Del  gobierno  de  León. 

DON  FF.RNA.VUO. 

Señor... 

Rr.Y. 

.No  me  replitpieis; 

I  lien  sé  con  el  desengaño 

Que  la  vanidad  y  el  daño 
I  De  la  ambición  conocéis; 
I  Mas  eso  mismo  está  dando 

Fuer/a  al  intento  que  sigo. 

Yo  os  lo  ruego  como  amigo, 

Y  (^oino  Rev  os  lo  mando. 

• 

DON  FKRXVNDO. 

Aunque  puede  tanto  en  mí 
El  desengaño ,  l:i  lev 
De  la  voluntad  del  Rey 
Es  inviolable;  y  asi. 
Os  obedezco,  aunque  dudo 
Si  soñando  acaso  estoy. 

r.KRVlJDO. 

Con  la  eidiorabuena  os  dov 
L(»s  brazos. 


AN. 

DO:i  FKRÜAXDO. 

¿Quién  ei? 

BERMCDO. 

Benuudo. 

DOX  FEBHAXDO. 

Bermudo  noble ,  un  amigo 
Tendréis  verüacleru  en  ini. 
{Ap.  ¡Ali  ElTira!  solo  por  u 
La  nrivanza  que  cou&igo 
Pudiera  haber  csiiuiadu 
Mi  esperanza,  á  uo  saber 
Que  es  fuerza  dejar  de  ser 
Firme  amante  6  buen  privado.^ 

Fernando » oíd. 

Me  MENDO. 

ME.fD0. 

Vive  Dios, 
Si  don  FernaaJo  ba  conipliJo 
Su  obligación ,  que  ha  traído 
En  su  favor  otros  dos. 
Pero  cobardes  alardes 
No  importan;  quecicTlo  es. 
Pues  contra  uno  vienen  tres 
Que  son  todos  tres  coluirJe^. 
Y  cuando  no ,  son  testigos 
Las  historias  que  una  espada 
Basta  en  mi  sanare  heredada 
A  ejércitos  enemigos. — 

{Saca  la  etpaít 
Sí  de  los  tres  es  alguno 
Don  Fernando  de  Quiñones 
Aunque  á  sus  obligaciones 
Falte  asi ,  pues  contra  uno 
Vienen  tres ,  á  su  enemigo 
Tiene  anuí;  si  nobles  son. 
Cuerpo  á  cuerpo  la  cuestiou 
Le  dejen  reñir  conmigo; 
Pero  si  no ,  á  todos  tres 
Darles  á  entender  espero 
Que  Mendo  mueve  eite  acero. 

RET. 

Deteneos ,  Mendo. 

MENDO. 

¿Qaiéoes? 

■ET. 

El  Rey  soy. 


¡Válgame  Dios! 
¿  A  tal  hora  eo  este  puesto 
El  Rey? 

RET. 

Si ,  Mendo.  y  en  esio 
Veréis  que  soy  vicfr-Dlos , 

Y  como  tal,  puedo  ver 

V  asistir  á  todo  yo. 

Si  con  mi  persona  no, 
Al  menos  con  mi  pode^. 

■£:vM>. 
{Ap.  Don  Fernindo  le  ha  contado 
Todo  el  caso,  vive  Dios.) 
Yo,  Señor... 

REV. 

Basta:  con  voa 
Estaba,  Mendo,  enojado; 
Pero  cuando  acometisteis 
A  tres,  tal  valor  mostrasteis. 
Que  en  el  efecto  ganasteis 
Lo  (jue  en  la  causa  perdisteis. 
Dadle  la  mano  de  amigo 
A  don  Fernando,  y  pensad 
Que  (»s  importa  su  amistad 
Para  tenerla  conmigo; 
(^ue  desde  hoy  ha  de  goaar 
Kn  mi  lado  mi  priTsma , 
Por(|ue  os  muestre  en  lo  que  ainiu 
El  premio  del  bien  liablar. 


"O  ami^o.  Hendo,  soy, 
lacpr  lo  que  me  loca, 
uuble,  os  doj  la  mano. 


mas  qae  ea  el  castigo, 
iCer  lie  nn  enemiKO 
al^oi  hactá  paes,  Ueodo, 
•  JO  toesiru  lo  sea , 
dad  de  condición; 


lentigos  granjea; 

.  vuestro  peciio  emienua 

i  en  i'l  pHigroas  veis, 

á  lodos  or«n(lei9. 

Duréis  quien  os  delienda. 

[ue  A  njarl)o«agraTÍA, 

^na  debe  esperiir, 

lenoesfieiMiallar 

ü  perdone  como  jo. 

a  t'uede  ser  qns,  cansado 

mil  i  en,  lo  pa¿UQÍf  lodo ; 

10  siempre  esU  üe  un  iD(<di 

friinieiito  templado.  (Vaie.) 

uso  quedo  j  corrido. 

lERMUOO. 

slb^o  como  clemeiile 
líej. 

DOnFEIMMDO. 

I>e  serprodenie 
loque  ser  suírído.  ( Vate.) 

I  DüK  FERNANDO  i  BELTAAN. 


i;al«  El  iliablo  por  Heiido, 
libre  }  qui^  makllGienie 
iblado  pública  meóle  I 
losible  que,  ínbiendo 


('■«•í) 


(VíM.) 


los  aplausos  meulidos 
•}e  lleiir  de  suerlc, 
para  sola  una  mnerie 

laníos  orendldos? 

maíiana  que  al  mundo' 
ve  el  mas  claro  luceio , 
spieriD.  es  lo  primero 
guarme;y  loseaundu 
acosliimbio,  es  Infonnarme 

aquella  noche  1  Uendo 
muerlo,  j  eu  respondiendo 
no.  Tuelio  i  s»ntiDiJ3Tme , 
ne  es  milagro  de  Dios ; 
Ion  Femando  j  Bermodo 
I  solos,  jiuoduilo 
algan  negocio  los  dos 
erirán  de  momento, 
rdfmos  retirados ; 
no  atreve  ü  dos  privados 
an  su  entre  te  o  i  miento. 

Jo/íBERUCDO. 

■ER>UD0. 

o  puesto  en  que  os  veis 
ider;  deprínma, 


SEB  nDDKNTB  Y  8E^  BDlUpa 

Y  el  qye  mi  «eoliy  «lc*nu 
rerea  del  Rey,  hi«n  (tbela, 
Fernando  uoblfl ,  que  aotí 
Blanco  de  envidia  imporlaDa, 
Teatro  de  la  forliiDi 

Y  objeto  de  la  iraicloa. 

Y  es  Tueria,  al  dividido! 
Nos  oponemos  joj  Tos, 
Oue  el  uno  6  amboi  i  dti 
VeAgamoR  i  ser  vencidos. 

Y  para  no  dar  venuota 
A  mnlignaalMcndoMi. 
Uniero,  tamoMQolhHiM, 

Íue  ana  anillad  j  aHMia 
an  firme  lo«  üoi  haganoi , 
Que  del  otro  cada  cual 
Ayudado .  coa  tt  <gB*1 
a'Ib  malicia  oponga  moa 
Los  pecbos ;  puea  de  esta  nerle 
Vuestra  dicba  j  mi  ventura 
Correrá  libre  yacgora 
De  mudanii  haaiala  ■■»!«. 

Boiirilii'*nM. ' 
Ni  me  obliga  la  aqibldOD 
M  me  desvela  d  podef: 
Ser  quien  loii.  i  merecer 
DesualieMlaalIc'on, 
Esloqueeomliamoanior. 

Y  eiiimaelon  oi  granlea , 

gue  lo  que  elvnntra  deiea 
s  mi  iisoiüa  major. 

Y  asi ,  no  corret|ionillaDle 
Solo,  mas  agradecido 

Kn  lo  que  me  habell  pedido, 
Ui  voluntad  solo  (teote 
Ver  que  ganado  me  biTaia 
Por  la  mano  eii  declarallo. 
Supuesto  que  en  deieslto 
Por  ella  no  rae  g«i)aia, 

Y  asi ,  Bermodo,  ga  U  doj 
Con  Qrme  palabra  y  tt 

gue  por  vos  arrlngaré 
uanto  (algo  )  cuinto  loy. 


Solo  me  reata  adintiro* 
Que  imporui,  pan  poder 
Conservar  j  itUaóet 
De  ios  maiidoMa  tim 
Re  la  envidia Donlra nudo. 
No  solo  dialnuUr 
Nuestra  amlaiad ,  pera  dar 
Con  cauteloso  mldado 
Señales  de  aer  loi  doa 
Contrapuestos;  porque  aaf 
Sedeaenbrirhianl 
Vuestros  coninrfoi,  JÉ  voi 
Los  mios , ;  do  eüe  modo , 
CtmtranioaDd»  iBMwknei , 
ConsecreUipiet 
Lo  remedlareo» 


Que  á  la  ler  de  tietlra 
Conceda  el  priMer  lasa 
Demás ,  que  coatra  el  ng 
Del  qn«  la  envidia  deiiM 
Es  lidia  la  caalela 
Para  del  ka 


A  qne  con  el  B^jUipidi 
Ona  aievoM  iBlwetoa , 
Pierda  la  rapnuétiM , 
Hu  qne  la  vida  milnadaí 
V  aaf,  eoDvnMrociMiteJo 
Me  cooftinDO. 


V  prora  remoi  toa  doi 
Ser  de  la  amiaiad  CímJi 

Y  dé  la  regla  eiccpetoa 

Siendo .  coafonan  r  un 

Los  primerea  do*  vaHda* 


<s  primerea  do*  raHda* 

M  Iraes  f  aBlgí»  mo.         (  Vh«.) 


Por  no  pensado 


Sinoporn 

Por  eonterfar  ni  offtbioii , 

Be  roreoao  cmuanrllD ; 

Qoe  es  uuj  cfaMo, « lo  pierdo, 

Qoe  hiigae  el  nláo  nallgoo 

Que  le  penll  por  udigoo. 

No  que  le  deje  por  oerdo. 

Huiatde^Ii 

En  medio  deUe  i_ 

Tan  elego  y  tan  4    _ 

De  nn  amerBaoileaco, 

?ne  na  aoy  dnclode  ni, 
en  logar  de  reftenfWM, 
He  inciía  i  pr««Mlame 
El  poder  qnecodi^gnU 
Que  aamenlando  li  eaperaaia 
De  merecer  y  aieaRiar 
AEMra.nevleaaádar 
Mayor  gnerra  la  orimua. 
Que  fuena  iq  aUindao 
reilMlr;yiir, 


Seüor,  ipudo  htbUflaT 


iPor  qné  Mt  t  do  otqr  al  n 


Tan  podenxoie  vM , 
Cono  los  mochoehoeaey. 
Que  admiran  j  UeMO  miedo 
A  nn  eigaatan  t  ffuqve  labaa 
Que  lleva  na  plen«  dentro. 


¡  Qué  bnMi  eonparadM  ¡ 
lEao  et  tenenno  rcapeioT 
To  Intenelaa  «>  k  Sfler 
Disculpa;  dcjennaaio, 
Y  dlme  cAbo  ha  llevado 
E*la  novedad  al  paobhi. 


580 

Superior  al  stifrimiento! 
Ueltmi,  no  puedo  conmigo, 
No  Ciibe  (MI  mi  alma  el  incendio: 
No  Son  tletihas,  rayos  son 
Los  (|tie  lira  el  amor  cieíro; 
Quo  en  la  mayor  resislencla 
Ohr.in  mayores  efectos. 
Parto ,  am'i^^o,  y  pide  á  Flhira . 
Para  verla  con  secreto. 
Licencia,  y  dilc  que  solo 
Merecer  sus  ojos  quiero. 
Para  ofrecer  a  sus  plantas 
Cnanto  val^^o  y  cuanto  puedo; 
Quo  solo  por  olla  estimo 
Kl  lugar  en  que  me  veo. 
bkltra:<(. 
;  Pesia  tal !  Pues  f,  lo  prudente , 
Lo  grave ,  l(»  circunspeclo , 
Lo  ministro? 

DO.N  FERNANDO. 

Loco  estoy ; 
Dame  ayuda,  y  no  consejo. 
Parle,  sí  bienme  deseas, 
Y  haz  lo  (jue  di(;o  primero 
Que  vuelvas  a  verme ;  y  mira 
Lo  (|ue  va  a  los  Wos  en  ello  ; 
A  ti  la  vida  ,  y  a  mi 
La  opinión,  en  el  secreto.  ( Yate.) 

UKLTRAN. 

Bueno,  por  Dios ;  el  castigo 

Me  proponen ,  y  no  el  premio ; 

Pero  nunca  el  alcahuete 

Al  daño  igualó  el  provecho. 

Ni  tuvo  jamás  buen  fín 

La  dicha  por  malos  medios.        ( Vafe,) 


EL  DOCTOR  JLAN  PERKZ  DE  MONTALV 

Sale  BERMLDO. 


BF.RMITbO. 

Flor  hermosa ,  obedeceros 
I  Donde  se  interesa  el  veros, 
I  Es  tanta  gloría ,  que  niega 
I  Los  méritos  al  servicio, 
i  ¿Qué  me  mandáis? 

FLOR. 

I  El  cuidado 

¡  De  aquel  disgusto  pasado, 
I  (<on  que  os  pagó  el  beneficio 
I  Doña  Elvira ,  me  ha  tenido 
i  Ansiosa  por  el  temor 
j  <  on  que  os  dejé,  del  rigor 
I  De  Alfonso ;  y  así ,  he  querido 
'  Que  de  esta  duda  y  tormento 
Me  saquéis. 

BERSUIK). 

Su  majestad 
Iguala  con  la  piedad 
La  prudencia  y  sufrimiento. 
Y  cuando  no,  descontado 
Hubiera  cualquier  rigor 
La  gloria  de  este  favor , 
Pues  decís  que  os  dio  cuidado. 

Sale  UN  ESCUDERO. 

ESCUDERO. 

Don  Fernando  de  Quiñones 
Está  á  la  puerta. 

FLOR. 

¡Ay  de  mí! 

BBRaUDO. 


Salen  ELVIRA  y  FLOR. 

ELVIRA. 

Esta  es  la  ocasión  que  pudo 
Obligarme  á  señalar 
L'na  hora  misma  de  hablar 
Yo  á  Fernando  y  tú  á  Rermudo. 
Tollas  son  trazas  de  amor; 
Pues  burla  el  Rey  mi  esperanza, 
Quiero  tpie  entienda  que  alcanza 
1)011  Fernando  mi  lavor. 
Siendo  Rermudo  testigo; 
Que  es  cierto  que  él  lo  dirá 
Al  Rey,  puesto  que  le  hará 
La  igual  privanza  enemigo 
De  don  Fernando ;  y  asi , 
O  su  amor  despertarán 
lios  celos ,  ó  me  darán 
Venganza  ,  viendo  que  en  mi 
Los  méritos  v  el  amor 
De  un  vasallo  han  conseguido 
Lo  que  un  rey  no  ha  merecido. 

FLOR. 

Luego  ¿has  de  hacerle  favor? 

KLVIRA. 

Fingido. 

FLOR. 

;  Lo  que  trazar 
Sabe  nu  pecho  enamorado  I 

ELVIRA. 

Om  des|)rerios  me  ha  abrasado, 
Con  ellos  le  he  de  abrasar. 

FLOR. 

Rernmdo  viene. 

ELVIRA. 

Ya,  Flor, 

Fhlás  en  lo  (]ue  has  de  nacer.    ( Vaie,) 

FLOR. 

Si,  retírale.  ¡Oh  poder 
Nunca  igualado  de  amor . 
Cuánto  abrasa  .  cuánto  cie^'a ! 


I 


¿IQuién? 

FLOR. 

Don  Fernando,  y  si  aquí 
Te  ve ,  Rermudo,  nos  pones 
A  peligro  de  perder 
La  opinión  á  mi  y  á  Elvira; 
Esconderte  iuiporta ;  mira 
Que  recelo  (|ue  por  ser 
Tu  del  Rey  valido,  crea 
Que  de  su  parte  nos  ves. 

BERMUDO. 

Flor,  por  mi  propio  interés. 
Me  importa  que  no  me  vea, 
Porque  el  igual  valimiento 
Ños  contrapone  á  los  dos. 

FLOB. 

Pues  retírate,  por  Dios: 
Éntrate  en  este  aposento. 

BERHUDO. 

Servirte  pretendo  en  todo. 
{Áp.  Nuestra  faUa  emulación 
V  fingida  oposición 
Acredito  de  este  modo.) 

(Retirante  lo$  dotal  paño.) 
Salen  DON  FERNANDO  Y  ELVIRA. 

DON  FERNANDO. 

Solo,  doña  Elvira  hermosa , 
Vengo  á  ofrecer  mi  ventura 
A  los  pies  de  tu  hermosura , 
Por  (]nien  la  suerte  dichosa 
Estimo,  que  le  conseguido; 
Que  con  ella  me  tendrás. 
Cuanto  poderoso  mas , 
Mas  amante  y  mas  rendido. 

KLVIRA. 

Noble  don  Fernando,  á  mí 
.Me  alegra  vuestra  privanza 
Solamente  pon|ue  alcanza 
Vuei»tro  gran  \alor  asi 
El  |)uesto  que  ha  merecido  , 
No  porque  hayáis  menester 
Mal  méritos  para  ser 


AN. 

De  mi  amor  favorecido , 
Que  ser  quieo  sois;  qae  coa  eso, 
No  solo  digo  que  soy 
Dichosa  ,  pero  que  estoy 
Desvanecida  os  confieso. 

DO.l  rCBMXDO. 

Basta  ya,  si  no  inieoiais 
Que  me  dé  mnerie  el  cuateniu : 
Que  no  puede  el  safrímieoco 
Con  la  gloria  que  roe  dais. 

KLVIBA. 

Nunca  á  Ip  qae  merecéis 
Podrá  igualar  mi  fivor. 

OOIC  rEBüARDO. 

No  merece  el  mismo  amor 
Los  favores  que  me  hacéis. 

CLTIBA. 

Pues ,  don  Fennntlo,  el  secrelo 
Importa  por  el  lugar 
Que  ocupáis ,  y  para  andar 
Tan  cauto  como  disere&o , 
\  isitas  me  babeis  de  hacer 
Breves  v  ocultas ;  uo  sea 
Que  quien  vuestro  mal  deaea, 
Llegándolas  á  entender. 
Dé  cuenta  i  su  majestad 
Y  os  prive  de  su  favor. 
Dando  á  tan  licito  amor 
Titulo  de  liviandad. 

doüfbbuaiim. 
Si  mereico  esa  belleía, 
Nada  temo. 

ELV1BA. 

Por  los  dos 
Temo  70  sola. — Id  con  Dios . 
No  os  eche  menos  sn  alleía. 

DOSrCBIlARBO. 

Haceros  gusto  es  quereros. 

ELVWA. 

Fernando ,  no  me  olvidéis. 

DOÜPCUfAÜDO. 

Vos  sois  mi  alma « j  podéis 
Vos  i  vos  obedeceros/ 

{Yante don  FermaitéfiElrin.) 

Saien  FLOR  t  BEBVCDO. 

FLon. 
Breve  la  visiu  ha  sido. 


Mas  que  jo  quisiera  « Flor ; 

?ue  siglos  cifra  el  amor , 
an  á  gusto  entretenido. 
ÍAp,  Aunque  me  pesó  de  ser 
)e  estos  amores  testigo; 
Que  es  dqn  Fernando  mi  amigo, 
Y  el  lugar  ha  de  perder 
Que  Gou  el  Rey  ha  nlcamado. 
Si  desto  cuenu  le  doy ; 
Yo,  como  leal ,  estoy 
A  dedrselo  obligado.) 
¡  Qué  penoss  confaaioa! 

FLon. 
(Ap.  Todo  lo  ba  Tlsto  y  oído 
Bermudo ;  bien  fe  ha  salido 
A  mi  hennaiia  la  ioTencion.) 
Con  cuidado  estoy,  BemudOt 
Que  aunque  mi  hermana  se  maeii 
En  mi  amor  de  parle  vnfitra» 
En  esta  ocasión  no  dudo 
Que  le  pese  de  saber 
Une  el  snvo  habéis  entendido; 
\  asi ,  pues  no  os  ba  sentido, 
Antes  que  lo  llegue  i  ver, 
lm|K)na  que  os  vais,  que  es  lank 


Vuestro  gusto  es  ley. 


FLOI. 

Adiós. 

BBUaiIDO. 

Flor,  4  cómo  qaedo  con  vos? 

PLOB. 

Ho  (|uedais  mal. 

BBBBUDO. 

Dios  os  gatrde. 


JORNADA  TERCERA. 


Súle  EL  REY. 

RRT. 

Huto  prudente  lo  que  amante  sigo, 
To  mismo  sor  aqael  qae  sigo  y  buyo, 
Y  me  respondo  ¿  mi  cuando  me  arguyo, 
OiMto  mas  mi  contrario,  mas  amigo. 

Coo  lo  que  me  defiendo  me  persigo, 
tCo  me  dejo  vencer  y  me  concluyo ; 
tascando  mi  profeclio.  me  destrujo* 
T  siendo  en  mi  favor,  luclio  conmigo. 

Hatlo  memoria  donde  olvido  quiero, 
H  con  estar  mi  muerte  en  mi  cuidado, 
ilo  dejo  descuidar  de  lo  que  muero. 

No  tengo  culpa  yo,  que  soy  llevado 
De  un  secreto  poder,  tan  lisonjero, 
Qoe  mi  gusto  mayor  es  ser  forzado. 

Sate  BERMUDO. 

BKRMUDO. 

Con  una  duda,  Señor, 
Vengo  i  tu  ingenio  divino. 
Cuya  solución  no  alcanzo. 


SER  PRUDENTE  Y  SER  SUFRIDO. 

Argfiiraie,  ^oundo 

Lo  que  aconsejas  16  mismo.     ( V§$$,) 

m. 

¡Notable caso !  Conftiso 
Quedo.  ¿  Quién  será  el  amigo 
Por  quien  dudoso  Bermndo 
Esta  pregunta  me  blto? 

SúU  RELTRAN. 

BBI.TBAÜ. 

No  puedo  bailar  á  mi  amo; 

Has  tal  es  el  laberinto 

De  palacio...  Aqui  está  el  Rey. 

BET. 

Vuelve,  Retiran. 

BBLTBAll, 

Aunque  indigno, 

¡  A  tu  sacra  majestad 

I  Con  el  respeto  debido 
Beso  los  pies,  con  crae  espero 
Ganar  gradas ;  gradas,  diigo. 
Que  decir;  porqoe  ft  ié 
Que  de  mi  pobre  Juicio, 
Ni  se  han  de  esperar  consejos. 
Ni  se  han  de  estimar  arbitrios. 


Di. 


BET. 


BEBBODO. 


Ya  sabes  cuan  amigos 
Fueron  Pitias  y  Damon; 
Ambos,  pues,  fueron  validos 

Y  confidentes  del  rey 
De  Siracusa.  Dionisio. 
Pitias  cometió  un  error 
Contra  el  Rev,  siendo  testigo 
Damon ;  aquí  entra  la  duda. 
fJÍ  revelaba  el  delito 

De  Pitias  Damon  al  Rev, 
FalUba  á  la  le?  de  amigo ; 

Y  callándolo,  faltaba 
Al  ministerio  debido 
De  confidente  leal 

Del  Rey;  en  este  conflicto. 
Si  Aleras  Damon,  ¿qué  hicieras? 

BKT. 

Ser  leal  y  ser  amigo. 
Cumpliendo  mi  obligación 
Con  Pitias  y  con  Dionisio. 

BERIODO. 

¿Cómo? 

BET. 

Diiérale  &  Pidas 
Que  le  confesara  él  mismo 
Al  Rey  su  error,  ó  me  diera, 
Para  hacerlo  yo,  permiso. 

BEBIUDO. 

Ingenio  tan  delicado 

Viva  al  mondo  largos  siglos. 

Pues  de  confusión  me  sacas. 

BET. 

¿Cómo?  Vuelve. 

BERMODO. 

Lo  que  has  dicho 
Que  tú  hideras  be  de  hacer ; 
Pues  no  podris  de  delito 


Nada  perderán  por  tuyos; 

8ue  don  Fernando  moka  dicho  * 
ne  has  estudiado,  y  que  sabes 
Mezclar  donaires  y  affsos. 
Entretenido  en  las  burlas, 
Y  en  las  venuí  entendido. 

BBLTBAII. 

Confiado,  según  eso. 
Te  diré  ciertos  capriebos 
Curiosamente  observados 
Para  enmienda  de  esto  siglo. 

BIT. 

Di;  por  ventura  mis  penas 
Divertiré  con  oírlos. 

ÚILTBAII. 

Pues  d  primero  de  todos 
Ha  de  ser  á  lo  divino. 
Que  i  ti  mas  que  á  nadie  toea , 
Por  cristiano ,  y  porque  be  fisto 

gue  de  la  elección  qíae  bas  becbo 
nmlamo,raéelmotho 
Primero  ver  el  doeoffo 

Y  respeto  coa  que  Mbo 
Reverenda  &  tu  retrato. 

Y  asi,  en  consecnenda,  digo 

gue  no  es  justo  que  se  pongan 
n  las  calles  Y  cambios 
Cruces  ni  Imágenes  santu; 

8ue,  demás  de  que  el  mas  Uno 
atólico,  sl  acostumbra 
A  pasar  sin  el  debido 
Respeto  por  días,  halfain 
Los  seeurlos  de  Gahrlno, 
Arrio  y  Lulero  ocadon 
De  deentar  aut  deaUnlos, 
Valiéndose  de  Is  nodbe 
Para  injuriar,  alrefldos. 
Con  obscenos  menospredoi 
Lo  que  adoramos  Indifmos. 
Ítem ,  porque  en  todo  ImporU 

?ue  se  eviten  los  peügros, 
delaspeodendases 
El  Jnego  un  Incentivo, 
Y  por  estar  ala  mano 
Los  candeleroe,  so  kan  flfto 
Tantos  sangrientos  efectos 
De  sus  agravios  mUivos, 
Los  cainaeleroft  se  daven 
En  las  mesas  del  garito, 
ítem ,  porque  fülM  hombrts 
Para elrMtoQJktorddft    . 
I  YmllltardWlSi^ 


Y  del  sexo  femenino 
Tanta  copia  vagamunda 

>Vlve  de  boreoalaseifoi. 
Por  no  bailar  Udtos  bkkIos 
Para  poder  adquirirlo: 
Será  bien  que  se  prohiban 
A  los  hombres  los  olidos 

8 ue  pueden  ellas  usar; 
ue  un  barbón  eomo  un  vestiglo. 
Con  la  mano  como  un  boj. 
Con  el  brazo  como  pn  pino. 
Que  puede  esgrimir  la  pica 

Y  puede  regir  el  4rillo , 

tPor  qué  ha  de  estarse  al  brasero, 
^emkruzado,  encogido. 
Como  puede  une  donedla 
Con  dedd,  aguja  é  hilo? 

BBT. 

Rasu  de  arbitrios,  Bdtran; 
Yo  confieso  que  de  ohrlos 
Hegi|stado. 

BSLTBAn. 

Pues  si  efecto 
Tan  dichoso  hn  eonnguldo. 
Yo  los  tengo  por  premiados : 
Mss  d  de  un  rey  Isn  benigno, 
Poderoso  y  liberal. 
Tal  favor  be  merecido, 
Parecerá  Jústamotte, 
Si  á  mas  gatordon  no  aspiro, 
Que  poco  de  su  largneta 
Y  de  mis  méritos  lio. 
Para  mi  amo  lenta 
Un  memorial  prevenido; 

{D&l4tmm$m9rUil.) 
Mss,  pues  en  la  nsar  bm  too. 
No  he  de  pedir  agua  al  rio. 

BKT.-     . 

Muéstrale. 

BILTBAir. 

En  él,  gría  Seftor, 
Todos  mis  méritos  dfro ; 
Pocos  son,  mas  haré  muchos 
Sl  n>e  empleo  ealn  servido. 

BEV.  (Miro  el  ««nsrfel.) 
¿Qué  es  aquesto?  Kl  memorld 
Ha  trocado.  ' 

BELTUASI. 

Ayndaosjpldo, 
Animas  del  pors^orlo  9 
Negociad  vuestro  Mes  mismo ; 
Que  d  salgo  coota  mproM, 
Cincuenta  misas  oi  digo. 

UT. 

Trae  recado  de  escribir* 

Bil.Tnáif. 

Presto  la  promesa  biso 
OpcMradon ;  misas  quieren 
Las  ánimas. 


(V«M.) 


iQué  corrido 

Ha  de  quedar  coñudo  sepa 
^le  d  papd  trocó,  y  he  dato 

iqueeftfsioaocostkae! 
JlalUnbadadoalMo 
Este  ralo  ámitpesaiea. 

S^k  RELTRAN,  Mu  féea0  U  émri^ 

él,  y  dsffT«  «I  MWiriH 9  la  idfo 
cMleaprii^ 


El  recado  que  has  pedido 
Está  aquL(4F-añciMU  misas, 
Animas,  j  Qué  broim  bu  üorito! 
Pms  el  decMoosU  breve. 
,  Quién  duda  qoe  wlo  ha  dkho : 


i 


5ai 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


«Rápense  como  lo  pide»?) 
Pues  ¿lo  cierras? 

RF.T. 

Kl  eslilo 
Es  este  de  mis  decretos, 
Oue  loca  á  Fernando  abrirlos, 
Puesto  que  todos  con  él 
Primero  los  comunico. 
Entrégasele  cerrado. 
Como  te  le  doy. 

DELIRAN. 

Mil  siglos 
Viva  tu  real  persona. 

RET. 

Con  rnzon,  Deltran  amigo, 

Me  das  gricias:  que  conforme 

Al  memori:i1,  certifico; 

Que  no  lo  decretarlas 

Mas  en  tu  favor  tú  mismo.        (Vase.) 

Salen  DON  FERNANDO  r  DERMÜDO. 

DELTRAN. 

¡  Válgame  Dios  lo  que  puede 
ÍJn  rey!  ¡  Que  est(>  papelillo. 
Con  cinco  ó  seis  garaÍ»atos 
Solos,  de  su  mano  escritos, 
Pueda  hacerme  gran  señor 
O  ponerme  en  Peralvillo? 
Pero  mí  amo  y  Bermodo 
Son  estos ;  yo  me  retiro 
A  aguardar  que  quede  solo. 
Si  acaso  puedo  sufrirlo. 

DON  FERNANDO. 

Vu<*stra  obligación,  Bermudo, 
Como  noble  habéis  cumplido ; 
Pero  cumplidla  tan  bien 
Con  el  Rey  como  conmigo; 
Que  delatar  yo  de  mi 
Fuera  acrerenfar  delitos. 
Une  es  especie  de  perder 
El  respeto  no  encubrirlos. 
Entrad,  decídselo  vos; 
Que  yo  soy  tan  vuestro  amigo, 
Que  no  quiero  que  perdáis 
El  mérito  de  decirlo. 

RE R MUDO. 

Puesto  que  saberlo  el  Rey 
De  mi  ó  de  vos  es  lo  mismo. 
Mejor  os  esta  que  quiebre 
La  primer  furia  conmigo. 

DON  FERNANDO. 

Biendecis,  entrad. 

DERMCDO. 

Pe  mí 
Confiad ;  que  soy  tan  lino. 
Que,  ó  vos  quedéis  perdonado, 
O  quede  yo  desvalido.  ( Vasc.) 

DON  FKRNANDO. 

¡Qué  fieras  perturbaciones! 
Qué  combates!  Qué  peligros 
Tienen  los  alios  lugares! 
¿Quién  df>l  estado  tranquilo, 
Quién  de  la  orilla  segura 
Me  ha  engolfado  en  el  abismo 
he  mares  tempestuosos? 
No  de  aceros  enemigos 
Temí  rl  golpo,  como  el  rostro 
Temo  del  Rey  ofendido. 
Mas  ¿qué  importa,  hermosa  Elvira, 
Si  el  luyo  goKo  benigno? 
¿Qné  temo,  si  líi  me  quieres? 
Si  le  gano,  ¿qué  he  perdido? 

DELTRAN. 

¿Señor? 

DON  FERNANDO. 

¿Qué  es  esto? 

DELTRAN. 

Señor. 


DON  FERNANDa 

¿Estás  loco? 

DELTRAN. 

A  toda  fpy 
Migaja  del  Rey,  del  Rey 
Decreiico  en  mi  favor. 
E.ste  memorial  le  di, 

Y  él  mismo  lo  decreló, 

Y  cerrado  me  mandó 
Que  te  le  enl regase  á  tí. 
Ábrelo,  por  Dios,  de  presto; 
Que  estoy  rabiando ,  y  ha  sido 
Cran  prueba  de  ser  sufrido 
No  haberlo  a  bien  o. 

DON  FERNANDO.  {Abre  cl  memorial) 

¿Qué  65  esto? 

DELTRAN. 

Dime  el  decreto;  que  quiero 
Salir  ya  de  confusión. 

DON  FERNANDO. 

Importa  á  la  ejecncion 
Ver  el  memorial  primero. 
{Lee.)  cimasa,  diez;  sola,  onarenta ; 
«Viu,  quince;  doñee,  dos.» 

DELTRAN.  {Ap,) 

La  memoria  es,  voto  á  Dios, 
Üe  mis  pecados. 

*  DON  FERNANDO. 

¿Qué  cuenta 
Es  esta? 

RBITRAN. 

Tente ;  no  leas, 
No  pases  mas  adelante. 

DON  FERNANDO. 

Ahora  será  importante, 
Bellran,  (pie  el  decreto  veas. 

RELTRAN. 

¡Mal  haya  quien  confiare 
De  papeles  su  secreto ! 
¡Hay  tal  yerro! 

DON  FERNANDO. 

Oye,  el  decreto 
Dice :  Ko1\  ampliug  peceari. 

DELTRAN. 

¿Un  consejo  y  en  latín 
Es  el  despacho? 

DON  FERNANDO. 

F'liedió 
Lo  que  el  memorial  pidió : 
Migaja  del  Rey  al  Un.  (Vote.) 

DELTRAN. 

;  Estaba  hnrracho  cuando 

Troqué  el  papel  ?  ¿  Hay  rigor. 

Pena  y  vergúenza  mayor? 

¡Qué  sepa  el  Rey  y  Fernando 

Las  culpas  de  mi  conciencia ! 

Esperar  puedo  el  perdón; 

Que  antes  que  la  confesión 

He  hecho  la  penitencia.  {Vase.) 

Salen  EL  REY  v  BERMUDO. 

RF.RVUDO. 

Señor,  en  ejecución 

D"l  oficio  que  has  fiado 

De  mi  verdad  y  cuidado. 

Vengo  á  hacerte  relación 

De  un  yerro,  en  que  solamente, 

En  pHMnío  de  mi  lealtad , 

Suplico  á  tu  majestad 

Que  perdone  al  delincuente. 

REY. 

Tan  amigo  y  tan  leal 
Te  juzgo,  que  no  pidieras 
Lo  (pie  [lides,  .si  entendieras 
Que  hacerlo  me  estaba  mal; 
Y  así,  desde  aqui,  Bermodo, 
Le  perdono. 


BERIODO. 

Pnes  con  eio. 
Sabrás,  Señor,  el  «ceso. 
Que  |>or  ser  ^ulen  soy  me  podo 
Poner  en  la  confusión. 
Cuyas  tinieblas  Tencisle 
Con  el  parecer  que  diste 
Entre  Piliasy  Damon. 
Don  Fernando,  gran  Señor» 
Está  enamorado. 

■ET. 

Di, 

Di  lo  demás:  qae  hasu  ahí 
No  es  culpa  tener  amor. 
Sí  excedió  sn  obligación 
Por  amar,  merece  pena ; 
Pero  sí  amandase  enfrena. 
Es  digno  de  galardón. 

BcnmiDo. 
A  deshora  y  disfraxado 
Fué  ft  Tifitar  la  que  adora. 

RET. 

¿Disfrazado  y  á  deshora? 

■ERBono. 
Si,  Señor. 

RBT. 

¿  Qaién  le  ha  iarormado 
De  ello? 

RBRIIDOO. 

Yo  mismo  lo  ri. 
hbt. 
¿Tú  lo  Tiste?  Pnes  ¿qaé  hacías, 
Bermndo,  tú,  que  ¡ovias. 
También  i  deshora  alli? 

BBRHDDO. 

Yo  no  lo  pude  acosar: 
Fuera  de  que,  yo  no  soy 
Ministro;  y  asi,  no  estoy 
Tan  obligado  á  guardar 
Clausura;  y  si  la  lavíera« 
Ni  pudiera  en  ta  serrlcio 
Ejecutar  el  oflclo 
Que  me  has  dado,  ni  supiera 
Este  caso. 

RET. 

Está  bien.  Di ; 
De  don  Femando  el  intento 
¿Es  licito?  Es  casamiento? 

BCRROBO. 

Tengo  por  cierto  qne  si. 

RCT. 

¿  Y  qaé  fortuna,  qué  estado 
Alcanza  so  pretentioo? 

•ERaeno. 
No  lopra  mal  su  afidon; 
Premio  goza  sn  cuidado. 

RBT. 

¿Y  quién  es  la  dama? 

BCRMOaO. 

A  eso 
No  te  puedo  responder. 

REf. 

¿  Cómo  no? 

BBRUODO. 

Porque  es  hacer 
rx>ntra  orden  tuya  un  exceso. 

RET. 

Ya  te  entiendo ;  tente,  calla, 
Que  me  matas,  ¡aydenri! 
Que  hallarte,  Berniudo,  alli, 
Y  decir  qne  es  el  nombralla 
Contra  orden  mia,  hicm  claras 
Señas  me  da.  Mas  g  ei  Flor 
Por  fentura? 

BBRUUM. 

No,  Sefior. 


BVT. 

,  Bermudo,  ¿en  qoé  reparas? 

ime  de  malar; 

a  en  mi  no  puede  hacer 

'  estrago  el  saber 

le  ha  hecho  el  sospechar. 

Ivirá  ? 

BERSIODO. 

Sf,  Señor. 

REY. 

nemign!  ¿Qaó  impaciente 
10,  qué  furia  ardiente 
)ia,  si  no  de  amor, 
a  en' que  la  venganza 
rasa?  Mas  di.  Bermudo, 
i  don  Fernando,  ó pado 
,  con  esperanza 
e  á  mi  me  lo  dirias, 
alli  lo  que  habló 
I? 

BERMDOO. 

Yo  pienso  que  no; 
ira  saber  si  hablas 
ládome,  á  llamar 
.¡ó  en  secreto  Flor, 
>  quiso  este  favor 
ra  comunicar, 
r  el  primero,  acaso 
nzosa,  y  cuando  entró 
emando,  me  escondió, 
fui  de  todo  el  caso 
;o  oculto. 

REY. 

¿Qué  espero? 
asco  á  tan  cierto  daño 
s  en  el  engaño, 
el  desengaño  muero? 
ido.  viven  los  cielos 
stoy  loco ;  ya  el  valor 
ilió,y  lo  que  no  amor, 
3n(]uistado  los  celos, 
con  mi  mayor  amigo 
erme  Elvira  pudo! 
sufriré,  Bermudo , 
puedo  mas  conmigo, 
iiinado  me  vi 
ría,  y  de  mis  ojos 
tari  a,  y  mis  enojos 
ra  con  quede  mi 
»e  el  privarme  de  ella; 
icierido  de  su  amor, 
ravio,  y  el  rifror 
celos  Jitropella 
erzas  del  sufrimiento. 
5.  que  siendo  Fernando 
iiien  me  ofende,  y  estai.do 
ojos,  el  tormento 
ara  de  matnrme; 
solo  este  temor, 
¡  celoso  furor, 
á  á  determinarme, 
oche  Ir»  he  de  ver, 
la  quiero  aliviar 
IOS  con  estorbar, 
*  no  pueda  vencer, 
•mando  viene  aquí , 
)s  solos. 

BEBMDDO. 

Señor, 
?l  es  culpa  el  ajnor, 
ifensa  contra  lí , 
luyo  ignora. 

BEY. 

Es  verdad ; 
ibra  que  te  he  dado 
lire. 

BFRIltnDO. 

Siempre  has  mostrado 
inüezaentu  piedad. 


SBR  MÚDENTE  Y  SER  SUFRIDO. 
Sale  IK)fl  FERNANOO. 

iUET. 

¿Don  Femando? 

OOX  PERNAÜ DO.  {Ap,) 

¿Qoé  Yaior 
Bastará  en  trance  tan  fuerle. 
Si  contra  la  misma  moerte 
No  fuera  invencible  amor? 

BST. 

Si  yo  en  lode  he  dado  maestras 
De  mirar  vaestra  optnioii, 
¿Cómo  mi  repataeíoD 
Arriesgan  locaras  faestras? 
¿Cómo,  si  yo  os  escogí 
Por  sabio,  cuerdo  y  prudente. 
Vuestra  vida  me  desmiente, 

Y  de  mi  elección  asi 
El  crédito  aventarais? 
¿Vos,  ministro,  yos, prindo, 
A  deshora  y  diafrizado» 
Amante  iroprodente  andáis 
Por  las  calles  de  León  ? 

¿Vos,  que  en  los  hombros  sufrís 
De  un  reino  el  peso,  oi  reodis 
A  una  liviana  ¡MSloa? 

Salen  NUÑEZ,  HENDO  t  BELTBAN. 

iififtBa. 
Aquí  está  su  mafestad. 

Y  don  FemaiNlo. 

KET. 

Si  os  toca 
Enfrenar  la  furia  loea   • 
De  tantas  gentes,  mirad, 
¿Qué  razón,  qué  atrevimiento 
Tendréis  para  castigar. 
Si  errando,  dais  para  errar 
Licencia  en  ves  de  escarmiento? 

vüñn, 
Ríñéndole  está. 

ME^no. 

Yo  creo 
Verle  presto  derribado.  * 

BIT.  (Ap.) 
Allí  hay  gente  y  me  ha  eteacbado; 
Fingiendo  que  no  la  feo» 
Lo  remediaré. 

*  Por  Dios. ' 
Que  la  máquina  ha  caido. 

BBT. 

La  opinión  que  hemos  perdido, 
Si  esto  se  sabe,  los  dos, 
¿Qué  remedio  tendrá?  Pues 
Quedando  en  mi  gracia,  es  llano 
Que  han  de  llamarme  liviano 
Si  conservo  á  quien  lo  es ; 

Y  si  os  quito  brevemente 

El  puesto  que  os  di,  es  mostrar 
Que  ó  soy  fácil  de  mudar, 
O  en  elegir  fui  imprudente.— 
¿Qué  os  parece?  ¿Sé  reñir? 
¿  Hago  bien  un  enojado  ? 

DON  PBBNANDO. 

¿Qué  es  esto? 

BEY. 

¿Os  habéis  turbado? 
Verdad  me  habéis  de  decir. 

beltban: 
Eso  sí ;  queja  t^nia 
Pendiente  el  a       de  oi      >. 

DOBr 

Señor,  tan  se 

¿Qué  valor  no  ,.  <         . . 

(/4p.  Goofdso  euvj.. 


Era  el  enojo? 


^cubo. 

|Qoé!¿FIUg!do 

BtT. 


Dejemos 
Burlas,  Femaodo,  j  éntreroojí 
A  despachar.  (Ap,  é  PemoBia.  Esto  ba 
Porque  nos  han  esottctiado,       [sido, 
Mirar  yo  mejor  qoe  vos 
Por  la  opinión  de  loa  dos, ' 
A  conservar  obligado 
Mi  hechura;  pero  mirar 
Debéis  que,  conro  refiir 
Y  conservar  y  sofHr, 
Sabré  umbien  caaligar.  ( Vme.) 

BOR  PBBIUIIDO. 

Ap,  ¡Qué  prudenelB,  qué  cordura, 

ir  qué  fuerte  obligación ! 

Pero  nunca  la  rtftOB 

Puso  freoo  á  la  locoiía; 

Yo  estoy  ioo^f  It  eaperaoii 

De  tu  mano,  Elvira  hermosa. 

Es  en  mi  mas  {niderosa 

Qoe  el  fliusio  4e  la  privania.) 

Lara  ilustré,  Mendo  amigo, 

¿Queréis  algo? 


V 


Solo  hacer 
Un  recaerdo. 

BOU  FUOIAirBO. 

beféoder 

Mi  amistad  hacer  conmigo 
Diligencia ;  mi  dóeo 
Lograré  presto  eni  los  dos. 

BUlÜBI. 

Mil  afios  08  guarde  Dios. 

HBRBO.  (Ap.) 

A  mi  no,  si  yo  le  creo. 

BBLTBAll. 

¡  Qué  burladoa  han  Redado ! 

■BIIBO. 

¡Que  ruegne  jó  á  quien  podía 

Ser...  •  _^_    . 

IfOfflI. 

Gallad,  MéHido.  (Vate.) 


No  babia 
De  nacer  un  desdichado. 


¿Aqué6neste|>lcon 
Tedió  el  Rey? 

B 

p  jc  Bflao 

Me  sirva,  la*  t         'u*^* 
Beltran,m  elleott. 

Témelas,  puet      nas  viato. 
I     IJ  »o. 

Y  no  Cvuv  •  • 

InútilmeUkv  ■  «•    w 
Al  deseo  cop       )       ; 
Imposible  ei  •, 

Que  Tóy  loco  %,^    '     ímIIo, 
Con  espuelas  y  ^l 

Por  Elvira  !»•  ii»^  - 
£1  alto  pu'  ; 

Pero  ^1  dn  •     ir. 


^t 


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por  «a  ow^i^- 

^       cib  no  fM 
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I      I       ei 


8M 

Me  has  de  llevar  al  caer; 
V  mieiilr^s  eres  privado. 
Fuera  bien  que  yo  subiese 
A  put^slo  en  que  me  luciese 
Haber  sido  lu  criado. 

noN  FeR:>(A?rDO. 
Yo  lo  haré,  con  tal  que  pidas 
Cosa  á  tu  virtud  i^ual; 
Que  pienso  que  el  memorial 
Que  le  diste  al  Rey  olvidas. 

DELIRAD. 

¡Oh,  pese!... 

DO?l  PRRNAKDO. 

Pero,  dejado 
Eso  aparte,  Beilran,  di, 
ji  A  quión  has  servido? 

BELTRAIf. 

A  ti. 

DO.X  FERNANDO. 

Pues  sí  á  mi  me  has  obligado. 

De  mi  hacienda  has  merecido 

Kl  premio,  conforme  á  ley ; 

Mas  de  la  hacienda  del  Rey, 

Solo  el  que  al  Rey  ha  servido.  {Yate, 

BKL1RAN. 

Rsa  es  doctrina,  aunque  tasa 
Mísiiumenlos,  verdadera; 
Mas  m»  soy  bobo,  quisiera 
Jusliciü,  V  nu  por  mi  casa. 

Salen  en  casa  KLVIRA  y  FLOR. 

ELVIRA. 

Loca  estoy,  Flor,  ya  vencí : 
Los  efectos  han  mo.<trado 
Que  el  arte  lo  puede  lodo, 
Ihies  hoy  con  industria  alcanzo 
Lo  que  no  putlo  el  amor. 

FLOR. 

¿Cómo,  Elvira? 

ELVIRA. 

Al  Rey  apnordo; 
Bermudo  de  parte  suya 
Vino  á  prevenirme ;  tanto 
Pudieron  con  él  los  celos. 
Que  espeio  ya,  con  su  mano. 
La  corona  de  León. 

FLOR. 

Amor  sabe  hacer  mila;;ros. 
5fl/í?üN  ESCUDERO. 

ESCUDERO. 

Don  Fernando  de  Quiñones 
Tu  licencia  está  ai;uürdando. 

ELVIRA. 

¡  Ay  hermana !  ^^qué  he  de  hacer? 
Que  al  Rey  aguardo. 

FLOR. 

Hasle  dado 
Favores,  que  en  t:d  enqjcño 
Te  han  puesto,  que  no  te  hallo 
(consejo. 

ELVIRA. 

¡  Oh  tjustos  de  amor. 
Siem|)rc  á  pesares  comprados  ! 

FLOR. 

De  In  copfnsion  te  ofrece 
Kl  remedio  el  mismo  caso; 
Puí'S  si  con  el  R»ív  le  enrneiiira 
Aquí  (Ion  Fernnndr),  es  llano 
Que  eso  mismo  es  tu  disculpa, 

Y  será  su  drseníraño; 

Y  en  el  Rey  aunn'ntar.'is 
El  amor,  arreccnlanUo 
Los  celos,  pues  ellos  son 
Los  que  su  pecho  abrai:aron. 

ELVIRA. 

Bien  dices. — Entre. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


Salen  DON  FERNANDO  t  BELTRAN. 

FLOR. 

Niel  puede 
Proseguir  contra  tan  alto 
Competidor  sus  h)tent<»s. 
Ni  culpará  tus  agravios; 

Y  asi,  importa  que  no  dejes 
De  favorecerle  en  lauto 

Que  (I  Rey  llega,  [>ues con  eso 
Disimulas  el  engaño. 
Fingiendo  que  sin  tu  guslo 
Trata  el  Rey  de  conquistarlo. 

ELVIRA. 

Tu  consejo  he  de  seguir. 

D0?(  FER.NANIK). 

No  son  dias,  no  son  años. 
Siglos  son  y  eternidades. 
Bella  Elviía,  las  que  he  estado 
Entre  tinieblas  oscuras, 
Hasta  volver  á  miraros 
Tollo  es  tormento  sin  vos; 

Y  asi,  vengo  atrepellando 
Montañas  de  inconvenientes, 

Y  expuesto  á  |>eligro8  tantos, 
(áiantos  deseó  mi  pecho 
Para  mostrar  lo  que  os  amo. 
En  lo  que  arriesgo  por  vos, 
A  descontar,  dueño  amado, 
Kl  iníierno  de  no  veros 

Con  la  gloria  de  miraros. 

ELVIRA. 

Fernando,  no  á  los  tormentos 
Que  yo  en  vuestra  ausencia  paso 
Debéis  menores  finezas. 

I  DON  FERNANDO. 

I  Si  bien  cuanto  puedo  os  pago. 
Nunca  podré  lo  que  os  debo, 
(|on  cuanto  puedo,  |)affaros. 
Vos,  Señora,  perdonadine; 
Que,  deslumhrado  á  los  rayos 
De  Elvira,  disculpa  tengo.' 
Si  dilaté  el  preguntaros 
(^ómo  estáis  y  el  ofrecerme 
A  serviros. 

FLOR. 

Disculpado 
Os  deja  el  amor;  yo  estoy 
(Zon  deseo  de  pagaros 
La  |>arte  de  la  ventura 
Que  en  la  de  mi  hermana  alcanzo. 

DON  FERNANDO. 

Pues  si  de  mi  parte  estáis , 
Seguro  el  efecto  aguardo, 
Si  vos  terciáis  con  Elvira 
Para  que  me  de  la  mano. 

Salen  EL  REY  t  BERMUDO,  al  paño. 

REY. 

Detente, Bermudo,  espera; 
Que  está  aquí,  si  no  me  engaño, 
Don  Fernando. 

BERMUDO. 

Kl  es.  ¡  Ay  triste! 

REY. 

¡Qué  atrevimiento!  Rabiando 
Esi<»y,  vive  Dios,  de  enojo. 

UERMÜDO. 

Sí'ñor,  si  está  enamorado, 
Jii/gar  debes  sus  excesos 
Por  los  tuyos. 

REY. 

Calla ;  oigamos, 
Pues  que  no  nos  han  sentido. 
Sus  culpas  y  mis  agravios. 

ELVIRA. 

Mis  verdades  ofendéis 


Si  os  mostráis  desconfiado; 
Fernando,  si  el  alma  os  di, 
4 Cómo  os  negaré  la  mano? 

Pues  i  qaé  aguardáis,  dundo  soy 
Tan  dichoso? 

FXY1BA. 

Solo  afniardo 
Que  cumpláis,  como  debéis, 
Con  la  obligación  del  alio 
Puesto  que  ocupáis,  pidiendo 
Permiso  al  Rey. 

DO.^  FER^AICDO. 

Si  me  lia  dado 
Tanto  lagar  en  so  pecbo, 
¿  Teméis  que  no  he  de  aleanurlo? 

ELVIRA. 

Antes  porque  no  lo  temo 
Quiero  que  lo  li^gain ;  que  coaoda 
Lo  temiera,  no  pondría 
A  peligro  el  bien  que  gano. 

het. 
(Ap.  Ya  ¿qué  tengo  que  esperar 
Con  tan  claros  deseugsBoi?; 
¿Peruando?  (M 

pLon. 

El  Rey. 

DOX  FEBVIASIM. 

¡Aydemí! 

■ELTRAÜ. 

Cogido  nos  ha  en  el  lazo; 
En  tierra  di6  el  ediflcio. 

RET.  (Ap.  á  doH  Fernanio.) 

¿Esiaes  la  enmienda?  4 Esteran 
Hacéis  del  favor  qne  os  doy, 
Y  el  rigor  que  os  amenazo. 
Pues  aun  no  ha  perdido  el  vieolo 
Las  palabras  que  mis  labios 
Hoy  os  dijeron,  y  ya 
Vos  las  lial>eis  olvidado? 
¿Esta  elección  hice?  «Vos 
Sois  mi  hechura?  ¡Qué  bien  silfo 
Asi,  y  qué  bien  me  sacáis 
Del  empeño  en  qne  me  bailo, 
Con  baberos  hecho !  Solo, 
Vive  el  cielo,  no  os  desbago. 
Por  castigarme  el  error 
De  haceros,  en  conservaros. 

DOX  FCRTIAIIDO. 

Granseuor... 

RET. 

Callad,  cjilad. 
Disimulad,  sosegaos; 
Poned  bien  el  ferreruelo. 
Cobrad  el  color  turbado; 
Oue  ya  que,  por  mi  opinión, 
liesuelvo  no  casligaros. 
No  me  está  bien  qne  esa  gente 
Entienda  que  me  be  enojado. 

pox  rBRjiA^ao. 
Vuestra  prudencia  y  piedad. 
Cran  señor,  obligan  tanto. 
Que  ponfue  mas  resplandeacao 
En  mi  delito,  no  trato 
De  disculparme,  si  bien ; 
Volviendo  á  los  ojos  claros 
De  doíia  Elvira  Iqs  vuestros, 
Hallárades  mi  descargo. 

RET. 

{Ap.  ¡  Ay  de  mi,  que  esa  verdad 
ConoKCü  tan  en  mi  daño! 
Mas,  ya  que  i  Elvira  be  perdido. 

V  he  visto  ^o  mis  agravios. 
Virtud  haré  de  la  fnena, 

Y  valor  del  desengaño.) 
Elvira,  yo  os  prometi 

Ser  vuestro  padrino  cuando 


ii«n  pm 


Uei»,  aguardar 
^neii  3  giisio,  e 
Femando  t>  n 
biquejo,  «-t 

e  V  favorecido, 
miichu  (JIM  le 
siimo.  [guise.  I 
le  mu  a  lili  el  tía  I 
iiduyola  liceDi 

BCLte 

lujer!  i  Va  Ion 

«tabas  deseanc 
pon  reí)  a 

No  me 

e  el  Her  no  e; 
go,  s  le  quiero 


COMEDIA  FAMOSA 


TITULADA 


LA  DONCELLA  DE  LABOR 


DEL  DOCTOR  JUAlt  PÉREZ  DE  MONTALVAN . 


DON  DIKGO  DIÍ  VAHílAS. 

DON  CF'SAU. 

DOSa  ISABEL  DE  AHELLANO. 


PERSONAS. 

DOI^A  ELVIRA  DE  RIBERA. 
MONZÓN,  criado  de  don  Diego. 
LUCtA,  criada  de  daña  Elvira. 
INÉS,  criada  de  doña  Isabel, 


TRISTAN,  criado  de  don  César. 

JULIO,  viejo. 

UN  CRIADO  DE  D05A  ISABEL. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen    DON  DIEGO  t   DON  CÉSAR, 
con  una  espada  desnuda  en  la  mano. 

DO?t  CKSAR. 

Esta  hoja  os  un  diamante. 
Porque  es  del  mejor  mnestro, 
Mas  acertado  y  mas  dieslro, 
Qoe  luYo  el  Tujo. 

DON  DIEGO. 

Adel.-iiite; 
Que  ya  la  señal  lo  muestra. 

noy  c^SAR. 
Mas  pienso  que  es  alíío  corla; 
Y  así,  por  si  acaso  importa, 
Tiocá«linel:i  por  la  vuestra, 
Que  me  haréis  un  ^^rande  gusto. 

DON    DIKGO. 

V;i  s:ibeis  mi  voluntad  ; 

Esta  es  mi  espada ,  tomad.    (Se  la  da.) 

(Ap.  César  tiene  algún  disgusto.) 

DO.N  CiÜSAR. 

A<|uesto  solo  quería. — 
Adiós. 

D0.1  DIEGO. 

Escuchad  primero. 
Por  amigo  y  caballero, 
llu  sido  obligación  inia 
liaros,  (Ion  (^ésar,  la  espada; 
M^iS  por  honrado  no  puedo, 
Auo<iue  la  espada  os  concedo, 
•^ae  estará  en  vos  tan  honrada. 
Dejar  que  de  aquí  salgáis, 
Pí»r  lo  que  importa  á  íos  dos, 
Sin  irme,  César,  con  vos, 
O  saber  adonde  vais ; 
Qne  dejaros  ir  así, 
SuMido  tal  nuestra  amistad, 
Kn  vos  fu»'ra  sequedad, 

Y  bajeza  fuera  en  mí; 

Y  no  tengo  de  querer. 
Cuando  se  que  á  reñir  vals^ 


Que  vos  ingrato  seáis. 
Ni  yo  de  ruin  proceder. 

DoS   CÉSAR. 

Después  sabréis  el  suceso; 
Macedme  aquesta  merced. 

DOK  DIEGO. 

Iréme  con  vos. 

DON  CÉSAR. 

Tened, 
Porque  no  puede  ser  eso. 
Deciros  á  lo  que  voy- 
Es  justo,  siendo  mi  amigo; 
Mas  dejaros  ir  conmigo 
No  puedo,  siendo  quien  soy. 
Un  deudo  mío  ha  tenido 
Con  un  hombre  cierto  enfado, 

Y  en  fin,  se  han  desaliado, 

Y  entre  los  dos  convenido    • 
(Jue  un  amigo  ha  de  llevar 
De  su  parte  cada  uno; 

Si  hubiera  de  ir  otrQ  algano, 
Yo  os  viniera  á  suplicar 
Que  os  viniérades  conmigo; 
Mas  ir  tres  donde  van  dos. 
Ni  á  mí  me  está  bien,  ni  á  vos. 

Y  asi ,  pues  que  sois  mi  amigo. 
Quedad  por  los  dos  aqui ; 
Que  ir  al  campo  con  ventatja, 
En  vos  fuera  cosa  bitja, 

Y  fuera  desaireen  mi: 

Y  no  es  justo  que  queráis, 
Por  querer  ir  á  mi  lado. 
Que  yo  quede  desairado. 

Ni  vos  de  quien  sois  perdáis. 

Y  asi,  que  os  quedéis  os  pido, 
Pues  que  vamos  hombre  á  hombre. 

DOIf  DIEGO. 

César  sois ,  ya  con  el  nombre 
Pncce  que  habéis  vencido, 

Y  pues  que  vencido  habéis, 
Ya  desisto  de  ir  con  vus. 
Dios  os  guarde. 

DOMC¿SAII. 

kú\oi. 


DON  DIEGO. 

Adiós. 

.  D0;«  CÉSAR. 

Presto  el  suceso  sabréis. 

Sale  MONZÓN. 


(Vase.) 


MONZOX. 

Yo  vengo  á  linda  ocasión. 
Que  ya  don  César  se  va. 

DOM  DIEGO. 

Pena,  y  no  poca,  me  da 

El  suceso.  —  ¿Qué  hay.  Monzón? 

MONZO.X. 

Aguardando  que  se  fuera 
I  Don  César  he  estado  una  hora. 

DON  DIEGO. 

Pues  ¿qué  quieres? 

MONZÓN. 

Mi  señora 
Doña  Elvira  de  Ribera. 
Horra  de  duefia  y  de  tía. 
Para  gozar  dé  la  (loche. 
Sola,  hermosa  y  en  un  coche. 
Como  quinóla  con  guia, 
Te  está  esperando  en  el  Prado. 
Pero  parece  que  estás 
Sin^usio. 

DONDIEGO. 

En  lo  cierto  das , 
Porque  va  desaflado 
Don  César. 

«ONZON. 

¡  Grave  desdicha ! 
Don  DIEGO. 
Claro  está ,  porque  es  salir 
Resuelto  un  hombre  á  morir, 
O,  si  tiene  mejor  dicha, 
'  A  matar  a  so  enemigo; 
Qoe  vieae  á  ser  malo  todo. 

■ONZON. 

r  de  ese  modo; 


588 

Mas  también,  la  venlad  digo, 
yue  quien  muere  de  esa  suerle 
Se  excusa  de  muclins  cosas 
Muy  cunsndas  y  enfadosas. 

1)0.>(  UIEC.O. 

¿Qué  dices? 

IIO?i7.0N. 

Que  si  la  muerte 
Presurosa  no  tuviera 
Para  el  alma  del  rímenlo, 
Tn  hombre  (lo  bien  pudiera, 
Por  no  hacer  su  testamento, 
Pedir  en  abreviatura 
Su  muerte;  porque  en  llegando 
A  esciibirse  el  «//¿m  mando 
Kl  cuerpo  á  la  sepultura, 
El  mayoraz{{0  á  mi  hijo. 
La  tercia  parle  á  mi  esposa. 
Que  es  honesta  y  virtuosa 
(Aunque  mienti  quien  lo  dijo): 
Ítem  mas  :  á  mi  criado 
Todo  el  salario  corrido, 
A  mi  amii^o  tal  vestido, 
Al  doctor  que  me  ha  curado 
Una  taza  de  beber, 
A  mi  esclavo  libertad , 
Por  la  buena  voluntad 
Que  me  ha  mostrado  tener;» 
Verás  (|ue  el  amor  se  trueca 
Kn  ambición  descortés. 
Porque ,  en  llegando  á  interés. 
El  mas  ajustado  peca. 

Y  si  el  triste  pide  pisto, 

Dicen  que  no  es  de  importancia. 

Y  en  lu^ar  de  la  sustancia. 
Su  suegra  le  trae  un  (Iristo. 
Cuando  ya  con  fuerzas  pocas 
AI;;o  pregunta  prolijo, 
«Mayorazgo,»  dice  el  hijo; 
La  mujíír  responde,  ttocas;» 
El  fraile,  tya  no  se  queja;» 
Kl  deudo,  cliaiKanla  cruz;» 

El  sastre,  «aquí  está  el  capuz;» 
El  cura,  «¿qué  misas  deja?» 
El  criado,  «hoy  me  despido;» 
El  médico,  «taza  y  coma;» 
El  eschivo,  «horro  Mahoma, » 

Y  el  amigo,  «mi  vestido.» 
Asi,  p(»r  no  ver  aquesto 
Entre  «íI  hijo  y  la  mujer. 
Que,  si  lloran*  es  por  ver 
Que  no  les  despena  presto, 
Digo  que  dicha  será. 

Cual  mártir  ile  Berliería, 
Morir  por  ensalmo  un  dia; 
Pues  siendo  así,  no  verá 
I)e  la  mujer  la  malicia . 
El  fruncimiento  en  el  hijo, 
l>cl  esclavo  el  regocijo, 

Y  de  todos  la  codicia. 
Mas,  si  no  me  engaño,  allí 
¡*arece  que  oigo  rumor. 

Do5íA  ISABEL.  {Deñífo.) 
Llamad  á  vuestro  señor, 

0  decidle  que  está  aquí 

1  na  afligida  mujer. 

bON  biKi:o. 
l-na  mujer  es  que  está 
Buscándome. 

MO^ZOX. 

¿Quién  será? 

DON  CIKGO. 

Yo  no  he  menester  saber 
Sino  que  a  mi  me  buscó, 

Y  í|ne  trae  algún  pesar; 
Di  (|ue  la  dejen  entrar. 

MONZÓN. 

¿Para  que,  si  ella  se  entró? 


EL  DOCTOR  JL'AN  PEUEZ  DE  MONTALVAN. 


!  Salen  DO^A  ISABEL  DE  AUELLANO, 


I 


con  manto  y  9in  chapines ,  muy  albo- 
rotada, É  ÍNÉS ,  con  loi  chapinet  de 
su  ama  cu  1%  mano. 

DO.NA  ISABbL. 

Pues  sois  señor  pr¡nclt>al , 
O  el  tr.ije  al  menos  lo  dice. 
Amparad  una  infelice. 
Que,  huyendo  de  mayor  mal , 
Se  viene" á  valer  de  vos 
Contra  el  rigor  de  un  marido, 
Que,  celofo  y  ofendido, 
Me  v¡en*í  siguiendo,  ;ayD¡os! 
Para  quitarme  la  vida. 
Con  sus  deudos  y  parientes, 
Nobles  lodos  y  valientes. 

DON  DIEGO. 

Ya  tendréis  quien  se  lo  impida. 
Mas  decidme,  ¿es  la  ocasión 
Muy  apretada? 

DONA  ISABEL. 

Es  tan  fuerte, 
Que  solo  puede  mi  muerte 
Kestaururie  la  opinión; 
No  importa  que  parle  os  dé 
De  todo,  estando  lapada. 
Porque,  siendo  yo  casada» 
Ciegamente  me  arrojé 
A  tpierer  á  un  caballero, 
Con  estrella  tan  cruel. 
Que  me  halló  agora  con  él , 
Aunque,  saltando  ligero 
Por  los  hierros  de  un  balcón, 
Mientras  iban  á  buscalle. 
Salir  pude  yo  á  la  calle , 
Si  bien  con  tal  turbación. 
Que,  por  prisa  que  me  i\i. 
Mi  esposo  á  verme  alcanzó, 

Y  á  satisfacer  bajó 
Toda  su  cólera  en  mi ; 

Hasta  que  en  tan  triste  estado, 
Huyendo  de  él ,  al  volver 
Deesa  esquina,  pude  hacer 
De  vuestra  casa  sagrado. 
Yo  no  sé  si  mi  marido 
Me  vio  entrar;  c|ue  si  me  vio, 
Mi  (in  sin  duda  llegó; 
Mas  si  acaso  ha  sucedido 
Que,  con  la  noche,  me  errase, 

Y  pensando  (¡muerta  estoy!) 
Que  la  calle  arriba  voy. 
Adelante  se  pasase 

Con  sus  deudos  y  su  gente , 
Hacedme  tanta  mercé 
Que  en  vuestra  casa  me  esté 
Por  dos  horas  solamente ; 
Que  después  yo  tengo  donde 
Esiar  con  seguridad. 

DON  DIEGO. 

Lo  que  mi  noble  piedad 
(No  os  aflijáis)  os  responde. 
Es  que  podéis  hacer  cuenta 
Que  libre  y  segura  estáis 
De  cuantos  miedos  podáis 
Kecciar  en  vuestra  afrenta , 
Aunque  me  sepa  perder. 

DOÑA  ISADEL. 

Sois  principal. 

DON  DIEGO. 

Soy  un  hombre , 
En  la  corte,  de  buen  nombre, 

Y  sé  lo  (pie  debo  hacer; 

Y  asi,  estad  con  desenfado 
Mientras  la  calle  paseo: 
Que  si  acaso  en  ella  veo 
Cosa  (|ue  nos  dé  cuidado, 
Yolveré  al  punto,  dispuesto 
A  hacer  cuanto  me  mandéis. 


Hasta  qne  segura  esleís. 

Y  si  no  hay  nadie,  sapoesto 
Que  de  estaros  en  mi  casa 
Gustáis,  después  volveré, 

Y  en  todo  obedeceré 
Vuestro  gasto. 

DO^A  ISASEL. 

Ya  esto  pasa 
Aun  mas  allá  de  clemi'Dcia: 
Mas,  si  asi  ba  de  ser.  Señor, 
Pues  me  hacéis  lanto  favor... 

DO?r  DIEGO. 

Decidlo. 

DO^A  lUBSL. 

Con  advertencia 
De  que  nadie  me  ba  de  ver 
Ni  ha  de  entrar  donde  estuviere, 
Fucra  de  vos,  sea  quien  fuere. 

D0?C  DIEGO. 

Asi  lo  prometo  hacer; 

Y  para  que  estéis  mas  cierta, 

Y  vuestra  duda  se  acabe. 

Esu  es  del  cuarto  la  llave.   [Se  /f  4i 
Cerrad  por  dentro  la  pneru, 

Y  estando  solas  las  dos. 
Abriréis  cuando  queráis. 

DO^A  ISABEL. 

En  todo  quien  sois  mostráis. 

DOR  DIECO. 

Dios  os  guarde. 

DOfiA  ISABEL. 

Guárdeos  Dios, 
iioxzox. 
¿La  llave  las  dejas? 

DOa  DIEGO. 

Si. 

Plegué  á  Dioa  no  sean  de  tnlo, 
Que  carguen  con  lodo  el  alo 
Mientras  volvemos  aqui : 
Porque  ya  en  Madrid  ba  habido 
Mujer  que  de  esa  manera 
Ha  entrado,  y  red  verdadera 
De  muchas  cosas  ba  sido. 

DO?l  DIEGO. 

Esto  es  ser,  Moiixon,  eortés. 

i:i¿s.  {Ap.) 
Es  el  valor  como  el  talle. 

DOZI  MEGO. 

Vamos  á  mirar  la  calle, 
Y  ¿  ver  á  Elvira  después. 
(FoJiM.t 

DOJtA  ISABEL. 

¿Fuéronseya? 

«i¿s« 
Si,  Seftoca. 

DOJU  ISABEL. 

Dame  los  cbapines  presto. 

Aqui  están. 

doXa  ibabbl. 

BieniehadlipMils. 


Mas  ¿no  me  dirás  abora. 
Pues  Jamás  de  mi  eccobríste 
Hasta  el  menor  pensaiDlento, 
Con  qué  fin  ó  con  qué  Iniento 
A  un  hombre  qae  apenas  visie 
Le  cuentas  que  eres  casada. 
Que  tu  marido  te  halló 
Con  otro,  que  le  sigvM. 
Desnuda  la  limpia  espada; 
Que,  lifi[ero,  tu  galán 
Se  arrojó  por  el  bateen ; 
Que  tü,  con  la  larbackin. 
Con  el  susto  y  el  afán. 
Dejaste  por  la  escalera. 


Metiéndote  por  el  lodo, 
)ieii<lo,  cuino  sabes,  todo 
Mentirü,  enL^año  y  quimera? 
l*ero  tan  hien  ordenada, 
r.on  tal  arle  y  (al  cumpas, 
Ijoe.  con  saher  que  jamás 
Fuiste,  Señora,  casada, 
Sin  dolor  y  sin  sentido. 
Tus  vivos  afectos  \ieiido, 
Yotvi  á  la  puerta,  temiendo 
Que  viniese  tu  marido; 
Porque  quien  con  UtI  piedad 
S^f  quejaba  lastimosa, 
Parece  imj)Osible  cosa 
Que  no  dijese  verdad. 

DOÑA  ISiBEL. 

Porque  es  fuerza  que  te  baga 
Novedad  mi  pensamiento, 

Y  porque  tu  entendimiento 
En  todo  se  satist'a^^a. 
Escúchame,  y  brevemente 
Veras  tú  el  désenj^año, 

De  este  ardid  el  tin  extraño. 

INÉS. 

Ya  le  escuclio  atentamente. 

DOÑA  ISABEL. 

Yu  nací,  como  sabes,  en  Plasencia ; 
Sola  en  mi  casa,  y  con  seis  mil  ducados 

[cia, 
De  renta  cada  un  ano,  que  es  mi  lieren- 
(^uenoson  pocos,  siendo  bien  pagados. 
De  un  |)leilo  la  forzosa  diligencia 
Me  puso,  con  mi  casa  y  mis  criados, 
kn  la  corte,  mi  padre'ya  difunto; 
Mas  esto  \a  lo  sabes ,  Voy  al  punto. 

[bronco, 
.No  es  tan  duro  el  diamante  cuando 
Pues  rozado  con  oiro  se  enternece ; 
Noeslanasperoelhiassilveslreironco, 
Pues  ya  por  los  abriles  reverdece , 
Ni  el  mar,  (|ue  de  dar  voces  está  ronco, 
A  la  vista  tan  rígido  se  ofrece. 
Como  mi  corazón,  y  en  un  instante. 
Ni  fué  mar  ni  fue  tronco  ni  diamante. 
¿No  bas  visto  descender  unarroyuelo, 
Sudando  de  luchar  con  un  peña.sco, 
Cuyo  alfanje  de  perlas  y  de  hielo 
Cruzó  la  cara  al  globo  de  dama.sco; 

Y  que  bajando  desde  el  monte  al  suelo, 
A  los  pies  detenido  de  un  carrasco, 
La  cólera  reporta,  siendo  á  veces 
Inmóvil  vidriera  de  los  peces? 

Pues  asi  mi  desden,queallá  en  su  esfera 
De  marmol  al  amor,  y  mudo  á  el  ruego. 
Cuanto  encontró  soberbio  en  la  carrera 
Pisó,  desbarató  y  abrasó  ciego, 
De  Madrid  en  tocando  la  ribera 
Abrió  los  ojos,  conoció  á  don  Diego, 
Confesóle  í^alan,  rindióle  el  alma, 

Y  como  alia  el  arroyo,  (¡uedó  en  calma. 
En  un  caballo  que  los  pies  ponía 
Tan  bien  sobre  la  yerba  que  peinaba. 
Que  apenas  su  melindre  lo  sentía. 
Con  que  del  aire  á  veces  se  quejaba. 
Porque  usando  á  su  modo  cortesía 
Con  las  llores  del  prado  donde  estaba. 
Sin  ajarles  el  nácar  del  vestido, 

El  polvo  les  limpiaba  recibido; 
Iba  don  Diego  ¡ay  cielo!  tan  brioso, 
Que  me  obligó  a  pararme  y  áeicuchal  le. 
Por  >er  si  era  discrelo  como  airoso, 
Que  tal  \ez  riñe  el  alma  con  el  talle; 
Mas  anduvo  tan  cuerdo  y  generoso. 
Que  parece  cpieel  cielo,  al  bosquejalle, 
Trocó  las  suertes  y  le  dio  el  agrado 
Que  estaba  para  aígun  desaliñado. 
Como  el  león,  que  en  la  primera  liebre 
Kxtraña  aquel  incendio  que  le  aqueja, 

Y  cual  si  fuera  un  conejuelo  ó  liebre, 
Remolina  en  el  suelo  la  guedeja; 
Asi  mi  corazón,  porque  se  quiebre 


LA  DOiSCELLA  DE  LABOR. 

La  ley  que  A  ser  ingrala  me  aconseja. 
Como  era  nuevo  aquel  calor  que  vía. 
Forcejaba  á  estorbarle  y  no  podía ; 
.Mas  buscando  remedio  al  accidente. 
Porque  del  alma  el  pulso  le  tuviera. 
Di  en  dudar  si  don  Diego  era  valiente, 
(>omo  si  el  ser  quien  es  no  lo  dijera; 
Que  es  mí  espíritu  tal ,  que  solamente 
('On  que  supiera  que  cobarde  era. 
Aunque  con  lo  dcm^s  me  enamorara, 
En  mi  vida  á  la  cara  le  mirara. 

Y  asi,  para  salir  de  aquesta  duda. 
Con  Ungido  ademan,  con  voz  lurbada, 
Afligida,  mortal,  medrosa  y  muda. 
Ciega,  despavorida  y  alterada, 
Pidiendo  entré  favor,  socorro,  ayuda, 
A  su  sangre,  á  su  aliento  y  á  su  espada, 

Y  porque  yo  volviese  mas  perdida. 
Me  dio  el  favor  y  me  quilo  la  vida. 

lyts. 
.Notable  invención  ha  sido; 
Mas,  ya  (|ue  don  Diego  es 
Valiente  como  cortés 

Y  galán  como  entendido, 
¿Qué  falla  ha  de  hacer  aquí? 

do.Sa  isabbl. 
Estando  de  esta  manera. 
Lo  que  falta  es  (|ue  me  quiera, 
Ya  que  por  mi  bien  le  vi. 

l?iÉS. 

Y  de  César  ¿qué  has  de  hacer. 
Que,  como  ves,  te  enamora, 
Te  sirve,.obliga  y  adora? 

DO.ÑA  ISABEL. 

Si  no  le  puedo  querer. 
Loque  he  de  hacer,  ¡pena fuerte! 
Es  procurar  que  su  fuego 
Se  pase  lodo  i  don  Díe^^o. 

INÉS. 

Y  mientras  que  vuelve  á  verte, 
¿Qué  bas  de  hacer? 

DO.^A  ISABEL. 

Abrir  su  cuarto, 

Y  verlo  todo  muy  bien. 

|?IÉS. 

Plegué  al  cielo  que  con  bien 
Salgamos  de  aqueste  parto. 

DO.Ia  ISABEL. 

Pues  ¿qué  temes? 

Que  al  volver, 
De  Tarquino  imite  el  nombre. 

DORA  ISABEL. 

No  hay  fuerza,  Inés,  en  el  hombre, 
Si  no  quiere  It  mujer. 
(Vanse.) 

Salen  en  el  Prado  DON  DIEGO,  D05A 
ELVIRA  T  MONZÓN. 

DOR  DIEGO. 

Di  que  se  aguarde  el  coche. 
Pues  que  goxar  del  fresco  de  la  noche 
!  Quiere  á  pié  doña  Elvira. 

Mo?izo:<i. 

Ya  junto  aquella  fuente  se  retira. 

DO^A  ELVIRA. 

Bueno  estái  el  prado. 

M0RZ0?C. 

Bueno, 
Si  lio  hubiera  catarros  ni  sereno. 

1/0.^ A  ELVIRA. 

Cosas  tienes  de  viejo  eu  el,regalo. 

■ONZOÜ. 

Años  tengo.  Señora,  que  es  lo  malo. 
Mas  dejemot  aquesto, 


589 

Por  triste,  por  cansado  y  por  molesto; 

Y  decidme  entre  tanto  que  nos  vamos. 
Pues  que  solos  estamos. 

Cómo  os  va  del  amor  y  sus  extremos. 

w)y  DIEGO.  [mos 

Hasta  ahora,  muy  bien,  pues  nos  quere- 
Sin  celos,  sin  disgustos  ni  pesares. 
Que  del  fuego  de  amor  son  los  azares. 

MOKZO:!. 

¿Sin  celos  hay  amor?  No  me  conformo. 

DO.N  DIEGO. 

Tú  te  conformaras  si  yo  te  informo. 

DO^A  ELVIRA. 

Solo  para  escucharte 

Lk>  que  vas  á  decir,  mandé  llamarte. 

MO:«ZOM. 

Ya  espero  la  respuesta. 

DO:i  DIEGO. 

Pues  la  respuesta  de  tu  duda  es  esta. 
A  un  caballero  de  esta  corte  amaba 
Doña  Klvira. 

DOÑA  ELVIRA. 

Es  verdad. 

DOÜ  DIEGO. 

Y  cuando  estaba 
Mas  vivo  este  cuidado... 

DOÑA  ELVIRA. 

Dilo  de  presto,  pues  que  ya  es  pasado. 

DO.^I  DIEGO. 

Enamoró  á  otra  dama. 

DaÑA  ELVIRA. 

Y  yo,  alema  á  mi  nombre  y  á  mi  fama. 
Me  resolví,  celosa  y  ofendida, 

A  no  velle  en  mi  vida, 
iN  i  consentille  hablaren  nuestras  bodas; 
Al  fin  salí  coD  ello;  que  si  todas 
Aquesto  mismo  hicieran  [ran. 

Cuando  su  agravio  ó  su  desprecio  vie- 

[rail 
Yo  sé  bien  que  los  hombres  n^  agravia- 
Con  tanto  desabogo  á  quien  amaran. 
Mas  si  luego  á  su  ruego  nos  rendimos, 

Y  aun  perdonamos  mas  de  loque  vimos, 
¿Qué  mucho  que  repitan  los  agravios. 
En  fe  de  nuestro  amor  y  de  sus  labios? 
Esto  es  cuanto  á  mi  amor  y  el  de  mi 
Pasa  agora  adelante,  [amante; 

Y  di  lo  que  pasó  después  contigo. 
Que  importa  mas. 

DON  DIEGO. 

Pues  digo         [do, 
Queetlandovo  también,  por  mal  paga - 
(«asi  en  el  mismo  estado 
Que  Elvira,  pues  amaba 
A  quien  amando  en  otra  parte  estaba. 
Nos  juntamos  los  dos  para  quejamos 
Mientras  que  do  pudiésemos  amarnos; 

Y  en  fin,  nos  convenimos. 

Que  con  el  tiem|K)  mejorar  nos  vimos. 
En  que  adelante  nuestro  amor  pasemos, 

Y  nos  queramos  sin  bacer  extremos. 
Escarmentando  en  el  amor  pasado. 
Para  no  consentir  otro  cuidado. 

Y  así,  huyendo  comunes  necedades 
De  vender  por  mentiras  las  verdades. 
Viene  á  ser  como  esgrima  el  amor  núes  - 
Doode  coa  pulso  diestro,  [tro. 
Con  arte,  ciercia  y  gala. 

La  herida  sobmente  se  señala ; 
Queentrelosdiestrosleyesson  sabidas 
Que  00  han  de  ejecutarse  las  heridas ; 
Con  lo  cual  ella  alegre,  yo  gustoso. 
Ni  perdemos  el  tiempo  ni  el  reposo. 

Y  si  alguno  le  pierde  en  la  batalla 
(Ap,  Gomoyo,qae  la  adoro),  sufre  y  ca- 
Sleodo  Boeelfo  cuidado,  [lia, 
SI  noel  mas  fino,  el  mas  acomodado; 

[que  ama. 
Que  es  la  primera  vea  que  un  bombre 


EL  DOCTOR  JUAN  PKri^Z  DE  UONTALVAN. 


?•]  da  ni  pide  celos  ¡t  sn  dam». 
t:i)N(;e  a¿nra  lú  de  esins  desvelos 
Si  püedt  habur  amur  donde  hayedos. 

■      NilIRON. 

Aqucse  no  es  amor. 

OuSa  ELVIRA. 

A  parla  ahora, 
■onza:).  {Ap.) 
Colérica  rcs|>oiide  esla  sefiora. 

VOÜA  ELVIRA. 

Alpr  coDlralo 

risie! 

«lía  \  riisisie. 

na 
Sielai!  fcconlrasia. 

So  ruL-i'za      'iWMÜ 

:    iSMI  ú muerde, 

^^al  ruego, 

si  ¡t@  V^al  seguro, 

V  a 

Si  le  trabuca 

(juiL  diüraiia  vüiiaila ; 
Pucs^quémuilioque        '  'Sespurada. 


¡•ieSni,Iiierru,  ^^    óiuonie? 

ICstoeí  dt-cir,  d  juílto, 

Y  que  rS 

Y  asi,  la ; 

y  (íroserlü. 

Itiiás  i|Ui'  fui-  i'es¡ioiido. 

Con  el  fuego 


Ahora  sí,  don  Diego,  que  sin  miedo 
Kl  alma  con  tos  braxus  darte  puedo. 

DON  DIEGO. 

Yo  siempre  luyo  lie  sido, 
AunqueelalmaencubicrloIohXeniílu. 

DOÍA  ELTIHA. 

Asi  esiaríis  pagado  y  jo  segura. 
¡Qué  dicba! 

¡Qué  conleniol 

i  Qué  ventara' 

D09a  ELVIRA. 

Esto  sí  <ix¡e  es  querer,  piad  o  ios  cielos. 

BON  DIECO. 

Kilo  si  que  es  vivir,  aunqde  biyi  celos. 

BOÜA  ELVIRA. 

Yo  so;  luya,  bien  mío. 


Y  yn,  con  bendiciones  i  puñados. 
Digo  que  Dios  os  litiga  biea  casados. 

[cbe. 
Ma.^adiertidlambieiiqijeesmcdiano- 

V  no parrcceolodo el Pndoel cocbe. 
¿Qué  responded.  Seitorf 


eonlura 


Que  i  Elvira  espero. 


Si  linhiese  en  qii^.  querría 

Beber,  Honzou,  de  aquella  fuenlefri! 

¡Traes  barro? 


Ira 
a  aquumehalila- 
I;  lanbieumaiidado 

Vían 
En  el  amor  que  tiene, 

.i>LiMi ,  cuando  á  visliarme  viene, 
sn  amor  entabla, 
Qucdon  dedunBlasniehabla. 

bOX  DIEGO. 


Tiene  r: 


Conlies»  [ceso: 

Qiteeii  parle  lia  sido  mi  obedienria  ex- 
pKi'fl  si  mi  <>|H>ilienci:i  dióte  i>iioios, 
Pudieraü  dc-'^iicurleeon  mis  ojos; 
l>ni4  con  ello*  i  voces  le  ilecia 
Qui-  sin  mi  Totuiiind  i«  obedceia ; 
■■oninc.aiinquualparcccrdisiiunlaba. 
lie  pane  allá  del  p«cha  te  adoraba. 


Pues  no  importa; 
De  ai|iii  i  mi  casa  la  }ornada  es  corta, 
V  si  por  ella  guitas  ile  jiasane, 
Aíiua  y  dulces  liabri. 

Quiero  pagarte 
Kl  ftiisrn  que  iiie  lias  dado 
Con  ir  basla  tu  casa. 

(4p.  Ülsehaolvid.ido 

Sin  duiiadela  dama  [in: 

Quede  él  vino  áanipararseMquimella- 
Lo  de  acuml  sn  pao'.]  ¿Seíior! 
DON  Dieno. 

;  Qué  quieres' 

Itieu  se  conoce  que  discreto  ere* 

F.a  io  'le  sin  memoria ,  pues  le  olvidas 

Di-  las  damas  que  d.-jas  escondidas. 

DOS  Meco.        IJiarémos? 
Yivc  Dios,  que  es  verdad.  Has  ya  iqué 

K^cu-iarta  que  vaya,  pues  podemos. 

D0:<  MKGO. 

¿V  si  acaso  se  quejaT 


le  lu  beldad  rendidos. 


„. .,  .  la  prlner  eonfllcrb, 

V  saquearla  lodt. 

Bien  hat  dlcbo. 

Süj  hombraeo  lodode  gniil  Ciiptki 

Kota  dicho  tal;  C|ue  ei  liarbín  lac^it 
Pensar  qua  estimo  vu  li  euiiütun 
Para  beber  ahora:  '  [i 

Dulces  h         %VA  loijit 

V  eso  qoerrá  én  lu  caaaqnieu  ualin. 

Amargarin  los  dnleetqne  bajen  di 

PO.ÍA  ELVIRA. 

Pnes  ¿por  qn¿  * 


iíít 


Tu  gntto,  EIvi 


No,  don  Dieico;  nliio  ha  sido 
Loque  Honaoii  u-murrouruárlji'k 

Rs  verdail,  y  nc^irteio  (luería 
Por  no  asasiaite ;  p«ro  ya  sena 
Uucbo  peor  notarlo. 

l>i>.ÍA  ELVIRA. 
DOX  DIBGO. 

por  eso  To  de  la  vertlad  leadvi-re 
Don  César  mi 

Ha  salid»  «  deuTia: 

Dljomelo  Uouion.y  jo  qnisieta, 
SI  licencia  me  diera 

Para  saber  de  eierln  la  qae  piii. 
Esto  fué,  por  mi  viiIa. 

DoSa   ELTIHA.  {Af) 

E*to  es  rnpif 
Pero  sqnl  menoa  diDa 
Es  callar  ofendidí 
Qne  darme  con  los  dosporcRMRliili 
Que  i  su  gt  cantil 

Para  qm  tap.  ¡i 


nQué  dice*? 


Llevo  de 


M>!t  n 


Vamoi,  Homon. 

■OSIOI. 

Cnjéto. 

BOX  MIGO,   (if.) 

BieaiehRkKli 


&lm  DOflA  ISABBL  t  tUtS. 


sahienüo  que  le  aguarda 
1  casa  utia  mujer, 
leoerse  es  iiidioio 
le  con  olra  eslaiá, 
en  perdido  amará, 
qae  }0  |iierdu  el  juicio. 

I>KS. 

ras  no  sabe  don  Diego 
ñor,  él  tiene  disculpa. 

nO^A  ISABEL.  * 

que  toda  la  culpa 
:  mi  aniur  loco  v  ciego. 

LNÉS. 

declárale,  y  después 
ú  ¡ufeliz  te  llama. 

DOÑA  ISABEL. 

quiere  bien  á  oira  dama, 
lie  aconsejas,  Inés, 
le  es  quedar  desairada. 

iNés. 

¿qué  has  de  hacer? 

DOÑA  ISABEL. 

¿0"é?  Sufrir, 
'rer  hasta  morir, 
a  y  desesperada, 
le  otro  alivio  do  tiene, 
•o  remedio,  mi  amor, 
[^  la  desdicha  mayor, 
pues  don  Diego  no  viene, 
ambinn  uic  maravilla, 
do  mi  pcüi^ro  piensa, 
ohli},'u  á  la  defensa, 
y  vénic  por  la  silla, 
nos  de  aquí. 

L>és. 
Yo  voy, 
fii  me  aflige  el  pensar 
;üla  te  has  de  quedar. 

DOÑA    ISABEL. 

iporta;  segura  estoy. 

i?iés. 
)  si  bien  aconsejas, 
ue  es  don  Diego  cortés. 

DOÑA  ISABEL. 

e  quedo  sola,  Inés, 
le  conmigo  me  dejas. 

INÉS. 

lo  mandas,  á  abrir  voy. 

uua  puerta,  y  asómase  por  ella 
DON  DIEGO. 

;ay  cielo! 

DO?f  DIEGO. 

Esa  señora 
í  hace?    , 

iNés. 

Suspira  y  llora. 

DOn  DIEGO. 

i  decidla  que  a(|ui  estoy. 

INÉS. 

uena  gana;  esperad. — 
»ra,  don  Diego... 

DOÑA  ISABEL. 

Di. 

INÉS. 

fre  verle;  ¿entrará? 

DOÑA  ISABEL. 

Sí. 

I^S. 

á  decírselo.— Entrad. 
Notable  capricho  es 
r  licencia  en  su  casa.) 

DOÑA.  ISABEL. 

,  sabe  lo  que  pasa, 
le  la  silla  despuey.  * 


LA  DONCBLU  DE  LAMH  • 

Vos-seais  muy  bieo  hallada. 
Y  vos,  Seuol^  bien  vendo. 

DOlf  B1E«0. 

¿Cómo  del  so8te  os  ha  ido?  " 

1»0ÍIIA  náÉKL, 

Como  de  vos  amparada. 

DOIf  DIKCO. 

Segura  la  calle  está. 

dqíIaisabbim 
Basta  haberla  fos  mirado. 

DON  DIS60. 

¿Qoéboraes? 

»05fA  ISABBL. 

Las  once  ban  dado. 

IMMIMRO. 

Según  eso ,  es  tarde  |a. 

MliU  ISABBL. 

Si,  Sefior;  que  como  vos 
Estado  habéis  divertido. 
El  tiempo  no  habéis  sentido» 
Que  yo  siento  por  los  dos. . 
Mas  ¿  quién  duda  que  seria 
Dama  la  que  o^  divirtió? 
Este  juráralo  yo 
Sin  verlo,  por  .vida  mía ; 
Sí  no  es  que  eon  gala  y  brio 
Qnereis  decir  qae  «o  amáis» 

Y  que  por  cuerdo  pagáis 
La  voluntad  de  vacio ; 
Porque  ya  es  visto  en  quien  ama 

Y  parla  por  pasatiempo» 
Aunque  tenga  seis  á  np  tiempo , 
Decir  que  no  tiene  dama. 

BOHMBGO. 

A  imporur  á  vuestro  estado 
El  saber  mi  voluntad , 
Os  dijera  la  verdad. 
Mas,  dejando  aquesto  á  no  lado, 
Advertid  que  ya  es  error, 
Si  en  ello  bien  se  repara , 
Que  encubra  de  mi  i»  eara 
Quien  fia  do  mi  sd  honor. 

BOÜA  ISABBk. 

(i4p.  Eso  si,  festéjeme, 

Y  porfíe,  poes  porfió.) 
Antes  la  cara  no  os  Bo, 
Porque  el  honor  os  fié. 

BO!f  BnEQD. 

Pues  si  lmpo#U  el  eneobrirse , 
No  be  de  ser  con  vea  molesto. 

P05ÍA  ISABBL. 

{Ap.  ¡Válgame Dios!  ¡y  qaé  presto 
Sabe  un  cuerdo  reducirse!) 
A  Te  que  sois  reportado. 

BOU  BIECd. 

Siempre  cortesano  foi. 

D05[A  ISABBL. 

¡  Y  me  hablan  diebo  i  mi 
Que  érades  muy  porfiado  I 
Mas  ¡  ay  Dios !  si  no  me  enpRo, 
Aquel  hombre  que  ba  venido 
Es  deudo  de  mi  marido. 

D0:«  MECO. 

No  importa. 

DO^A  ISABBL. 

(Ap.  Suceso  extrafio, 
Don  César  es.)  Pnes,  Señor, 
Considerad  que  mi  viri» 
Está  en  no  ser  «Anm 


SaU  DON  CÉSAR. 

BOU  ciiAl.  (Ap.) 

Con  la  poca  elaridid 
De  la  luz  del  corredor. 
Vi  una  mujer  allá  taeri^ 
Y  á  ser  posible ,  creyera 
Que  era  Inés,  pero  es  error; 
Porque  ¿con  qaé  intento  aqui 
Había  de  entrar  Inés? 

¿QuédadoTDooGdatret.  • 

DOHOÉSAB. 

¿Ks  don  Diego? 

BOff  BIBGO. 

AmliOtSL 

B05Ia  ISABBL.  (Ap.) 

\  Bay  lance  mas  apretarlo  I 


Perded > 
Y  alli  d 


SAff 


.  ei 


Y  en  fin,  ¿cómo  ha  ancedido? 

BOB  cMb. 
Un  contrario  QBedn  ^rido^  • 

mw'mboo. 
i  Y  vuestro  deuda? 

BOQCdtSAB. 

En  «agrado 

Y  con  gran  segoridad; 

Yo  me  vengo  á  vaesira  cas4 
Hasta  saber  lo  que  pasa ; 

Y  asi ,  aqni  dentro... 

BOHBIBOO. 

Baperad 
I)n  poco,  pues  sois  asi  MBÍg<S 
Hasu  que  si^rb  oaa  daast 

De  calidad  V  de  nimBf 

Que  está  alia  dentro  conmigo, 

Y  de  vos  se  ha  recatado 

{Ap.  Aqni  Importi  laa  nentira); ' 
Porque  es,...  '        ' 

¿Qnléíietf 

MÜTBIMO. 

DóSaBhrfra, 
Qae,  por  baHane.eo  el  l^oo. 
Aqueste  fiívor  q¡M  h%  becbd. 

Mas  vale  que  Blvfar»  i«p , 
Porque  mti.fek»«a  «roe  ■ 
Ya  que  oo  ablaadó.sfi,  poebOb 

Sa/tfJi  DOÍi A  ELVIRA  T 

«OSIOH. 

Digo  que  está  rttogido 
Ra  sn  cuarto  mi  aelior. 
Bueno  y  sano. 

BOllABLVlBA. 

Yoloeno; 
Mas  yo  be  de  verio^-MoMa 
Porque  solo  eaiAMkMo 
De  mi  casa  1119  ü^ 


•■     . 


Pues  enti«,  y  nbrás  qM  es  dofto.  . 
(Ap.  Coa  todo  al  «neto  ao  diÓL) 

{Baee  Mmumí  teHáé  mm9  Itdmié^.) 

iOllABLTm. 

Tose  quedo. 


MIÜÉBOI. 

Pues,  do«  Diegii ,  y6  aé  voy 
Allá  d^trotttlMfoqps. 
Dofitthini'tailo.'     ' 


S03 


EL  DOCTOR  JUAiN  P£REZ  DE  MONTALVAN. 


Adiós. 

( M  entrarse  don  César,  se  encuentra 
con  doña  Elvira.) 

PO^A  ELVIRA. 

Esle  es  don  César. 

DON  CÉSAR. 

¿Quién  va? 

DO^A  ELVIRA. 

No  os  alteréis ;  que  yo  soy. 
Que  ven^o  á  ver  á  don  Diego, 
Que  me  La  tenido,  por  vos, 
(*.on  notable  soltresallo. 

DON  CÉSAR. 

(\p.  Yi)  (anil)ien  con  él  estoy. 
De  Ijalieros  visto.)  Sin  duda 

(.4  don  Diego,) 
VÁ  nombre  se  os  olvidó 
De  la  d.-ima  que  está  dentro, 
Si  acaso  no  fué  invención  : 
l'orque  eslá  aquí  doña  l^lvira. 

rO.f  DIEGO. 

\  Otra  es ;  callad,  por  Dios! 
¡  .Muerto  estoy !  — ¡  Señora  mia ! 
¿A  tal  llora?  ¡Gran  favor! 

bo5ÍA  ELVIRA. 

Sí,  don  Dicj^o ;  que  el  disgusto 

De  don  César  senti  yo , 

Por  el  suyo  y  lu  peligro , 

De  suerte  qiíe  el  corazón 

No  ine  cabla  basta  ver 

Ljl  (in  de  aquella  cuestión. 

DONA  ISAUI.L.  {Entreabriendo  la  puerta 

del  cuarto  donde  entró) 
Amistad  es  asentada. 
No  bay  sino  paciencia,  amor. 

DON  DIEGO. 

Todo  ba  sucedido  bien. 

DO:f  CÉSAH. 

f.lp.  Ya  es  mi  sospecha  mayor. 
Don  Die^o  tiene  allá  dentro 
tina  dama,  y  me  ne^ió 
l.a  entrada,  diciendo  que  era 
Doña  Elvira  la  ocasión  , 

Y  entra  ahora  doña  Elvira , 

Y  al  venir  me  pareció 
Que  salia  Inés  de  aquí. 

I*ues  ;^(|ué  aguardo,  que  no  voy 
A  ver  SI  doña  Isabel , 
Aunque  tema  mi  prisión, 
Esta  en  su  casa ,  y  salir 
De  tan  (zrande  confusión ; 
Que  basta  estar  mal  pagado, 
Sin  tener  celos  y  amor?) 
Entre  los  (|ue  bien  se  quieren 
Nunca  ba  sido  discreción 
Estorbar;  abajo  espero. 
Dios  os  guarde.  {Vase.) 

\ío:í  diego. 

Guárdeos  Dios. 

doña  ELVIKA. 

Muy  buena  casa  tenéis. 
D(»?(  diego. 
Casa  de  mozo,  en  rigor. 

DO^A  ELVIRA. 

íAp.  Asustado  está  don  Diego; 
Aquí  sin  duda  hay  traición.) 
¿Dormis  en  aquella  cuadra? 

MONZÓN.  iAp.) 
De  aquesta  vez  nos  pescó. 

DO.X  DIEGO. 

Si,  Señora  ;  mas  no  entréis. 

DOÑA  ELVIRA. 

¡Que  no  <Milre  !  ¿Por  qué  no? 

DON  DIEGO. 

1  orque  hay  cierto  incon viniente. 


DOSÍA  ELVIRA. 

Por  eso  be  de  entrar  mejor. 

DON  DIEGO. 

No  es  cosa .  por  vida  mia 

Ni  por  vida  de  los  dos. 

De  ofensa  ni  de  importancia. 

DOÑA  ELVIRA. 

No  importa ;  resolución 
Traigo  de  ver  cuanto  hubiere; 

Y  asi... 

DON  DIEGO. 

Dejadlo,  por  Dios; 
Porque  no  ha  de  ser  posible. 

Sale  INÉS. 

¡ICES. 

{Ap.  j^Qué  dudo?  Allí  están  los  dos, 

Y  ya  don  César  se  fué  • 
Que  denantes  uo  me  dio. 
Cuando  le  vi,  poco  susto. ) 

{Se  llega  á  dona  Elvira,  pensando  que 
es  su  ama.) 

Señora,  las  doce  son, 

Y  ya  la  silla  te  aguarda. 

MONzo^r.  {Ap.) 
Por  Dios,  que  hemos  dado  con 
Los  huevos  en  la  ceniza. 

DON  DIEGO.  {Ap) 

¡  Hay  tan  gran  tribulación ! 

DO^A  ELVIRA. 

No  viene  á  mi  ese  recado. 

INÉS. 

Pues  ¿cómo? 

DOÑA  ELVIRA. 

Porque  no  soy  yo 
La  dama  que  aquí  buscáis. 

■ONZOX.  {Ap.) 

Este  freno  se  trocó. 

INÉS. 

Pues  ¿adonde  está  mi  ama? 

DOAa  ELVIRA. 

Eso  lo  dirá  el  señor 
Don  Diego,  que  está  delante. 
\Ap.  De  celos  perdida  estoy.) 
Jurad  ahora  mí  vida, 

Y  aseguradme  ¡ah  traidor! 
Que  lio  es  cosa  quo  me  ofende. 

DON  DIEGO. 

Y  es  la  verdad  y  vive  Dios. 

DOÑA  ELVIRA. 

;  Cómo,  si  tenéis  adentro 
una  dama? 

DON  DIEGO.  {Ap.) 
¡Quéailicclon! 

MONZOiX. 

Di  que  es  cosa  de  un  amigo. 

DON  DIEGO. 

Tienes,  Elvira,  razón; 

Mas  lio  es  mia;  que  don  Pedro, 

Aquel  que  me  hablaba  hoy, 

Esin  con  ella,  y  por  eso 

iNo  be  ({uerido... 

DOÑA  isAUEL.  i  A  la  puerta  del  cuarto 
donde  entró,) 

Aquí  entro  yo, 

Y  pues  ya  t.ésar  se  fué , 

Y  no  hay  riesgo  en  mi  opinión, 

Y  eslov  rabiando  de  celos 

Y  de  cólera ,  |)or  Dios , 
Que  todos  han  de  nibiar 

Y  han  de  estar  como  yo  estoy. 


SalehO^k  ISABEL,  lapada  ctxs 
tró^  del  cuarto  donde  estaba  eKQué 

¿De  suerte  que  he  de  creer. 

Y  ^in  olri  ÍDiurniacion « 
Que  esta  dama  está  con  otro, 

Y  que  á  vos  no  os  importó  ? 

DOK  MECO. 

Esto  (fae  te  digo  pasa. 

MOJfZOÜ. 

Si,  por  vida  de  Monzón. 

DO^A  ISABEL. 

Ese  es  muy  grande  embtrtrco. 

■o.^zo.n. 
¡Jesús,  y  qué  perdición! 

DO^A  BABEL. 

Porque  yo  no  estoy  cou  nadie, 
Sino  con  este  seBor , 
De  cuyo  amor  me  he  valido 
Para  cierta  pretensión. 

DON  DIEGO. 

Decid  también  lu  demás, 

Y  del  modo  que  pasó. 

nuXA  ISABEL. 

Lo  demás  es  que  esie  hidalgo 
Es  tan  galán  como  el  sol , 

Y  yo  tan  de  cera  en  todn, 
Qne  me  ablandó  su  calor; 
Lo  demás  es  que  le  tengo 
Mas  que  razonable  amor: 
(^ue  he  estado  con  él  uua  hora 
En  buena  conversación  • 
Que  le  debo  el  arriesgar 
Su  persona  por  mi  booor ; 
Que  vino  en  esto  don  César: 
Que  esconderme  me  maudo; 

§ae  llegasteis  vos  tras  él, 
mi  criada  tras  ros  : 

Y  lo  demás,  tioalmente. 
Es,  que  ya  las  doce  son, 

Y  que  ba  venido  la  silla, 

Y  por  ser  tarde  me  tot 
De  vos  mny  enamorada,  {Aisufüf^ 

Y  muy  celosa  de  tos;  {A  Ms  £/rira 

Y  portiue  no  es  para  mas , 
A  buenas  noches,  adiós.— 
Vé,  Inés. 

H0»02C.  (ilp.) 

Por  Dios,  que  ba  echado 
Valientisimo  sermoo. 

ix¿s.  {Ap.  d  doU  imM.) 
Asi,  Señora,  la  llaTa 
Que  de  su  cuarto  nos  dió 
Se  me  ha  olvidado  de  dar. 

DoAa  lAABU.. 

Pues  no  la  des. 

¿Por  qué  DO? 

DOftAltáBEU 

Por  llevar  algo  de  iqai. 
Ya  que  el  alma  d^o  50. 

( Vaiue  doña  imM  é  lais) 

IfON  HKCO. 

Señora,  oid,  esperad. 

doXa  elviea. 
Si  es  por  mi  satisfaecioB, 
Ya  lo  estoy  de  vuestro  trato, 

Y  para  siempre  me  voy.  (Vori 

■o:vzoM. 
Andad  con  todos  los  diablos. 

MIS  MEGO. 

Oye,  Elvira;  ¡  hay  Ul  rifiNr! 

■oHsoa. 
¿Qué  es  oir?  Por  Jesocrisi*, 
Que  va  |Hir  el  corredor 
I  Como  perro  cou  vcjifa. 


DON  DIE60. 

iré  tras  ella  yo, 

'  escache  las  verdades 

i  amante  corazoD. 

■OlfZON. 

i  como,  lindamente 
Haca  nos  le  dio. 


iVase.) 


{Va$e.) 


ORNADA  SEGUNDA. 


DOf^A  ISABEL,  con  vesHdo  dees- 
eña,  manto  Hn  punías ,  chapines 
firas;  INÉS,  de  fregona,  con  man- 
na,  1  JULIO,  vejete. 

DOñk  ISABEL. 

la  de  ser. 

JULIO. 

Considera... 

DOÍVA  ISABEL. 

ue  ves  determinada , 
repliques  en  nada. 

ixés. 

;  que  liay  criada  fuera. 

Sale  LUCIA. 

LUCÍA. 

icabó  de  tocar 
ora;  aquí  podéis 
ir. 

JULIO. 

Merced  me  hacéis, 
>  sabré  estimar. 

LUCÍA. 

ta  doucella  á  quien 
cibió  mi  señora? 

JULIO. 

f  vuestra  servidora. 

LUCÍA. 

07  suya  también , 
;ara  y  por  despejo 
rece. 

DONA  ISABEL. 

Dios  os  guarde ; 
>orque  mas  no  aguarde 
re,  que  en  fin  es  viejo, 
ne  gusto  que  sepa 
ora  que  está  aquí. 

'  LUCÍA. 

iecírselo  así.  (Vase.) 

INÉS. 

sibleque  en  tí  quepa 
embuste  y  tan  bien  hecho? 

DONA  ISABEL. 

mbustesy  mentiras 
liera  mujer  que  miras 
ensanchas  en  el  pecho. 

JULIO. 

>qui  no  he  replicado, 

idiera  por  mi  edad , 

questa  novedad 

sa  te  he  preguntado ; 

I  que  tan  adelante 

sado,  y  que  las  dos , 

•co  temor  de  Dios, 

o  hay  miedo  que  os  espante, 

do  nombre  y  vestido, 

Trazáis  de  manera, 

és ,  firme  en  la  carrera 

icella,  que  lo  ha  sido, 

lieres,  al  revés, 

la  y  otra  mentira 

DD.  C.  DE  L.-ii. 


LA  OOMGBLU  DE  LABOft. 

Servir  en  casa  de  Elfin 
De  doncella,  que  lo  es : 
Andando  yo  coiicerUqdo 
Ue  aquí  para  alli  k  las  dos, 
Dime  el  intento,  por  Dios ; 
Porque  estaré  reventando 
Hasta  saber  (yt  que  sé 
Que  en  todo  servirle  debo) 
Un  embeleco  tan  naoTQ- 

DÓÍIA  ISABEL. 

Puesoye,  telodiré,    . 
Porque  sepas,  Jallo  amigo« 
La  causa  que  asi  me  tiene. 
Siendo  en  sangre  y  eo  riqnoa 
Lo  que  tü  sabes,  atiende, 
Tan  aprisa  me  mudaron. 
De  aquella  quietad  alegre 
Mis  penas,  que  va  el  tviso 
Llega  después  de  la  maerte  ; 
Qne  hay  para  los  desdicfaados 
Penas  en  matar  tan  breves. 
Que  vienen  como  qne  nitan, 

Y  matan  como  qne  vienen. 

Yo  quiero  bien  f  ya  lo  be  dicho) 
A  un  hombre  que  É  Elvira  qaiere; 
Mira  en  qué  pocas  palabras 
Te  he  dicho  cuanto  preleodes. 
No  te  maravilles,  Julio , 

Sue  tan  luego  te  confiese  . 
i  amor,  que,  aunque  es  liviandad, 
Parezca  que  es  conveniente. 
Si  en  poco  tiempo  le  tuve. 
Que  en  poco  tiempo  le  cuente. 
Sin  que  don  Diego  de  Vargas, 
Qne  este  es  su  nombre,  me  viese, 
Veces  varias  pude  hablarle, 

Y  seguirle  otras  mas  veces. 
Infórmeme  si  era  noble, 

Si  era  cortés  v  valiente, 

Y  en  erecto ,  lo  (bé  todo. 
Porque  quise  qne  lo  fuese; 

Que  en  haclenao  amor  lis  pruebas, 
Como  es  parte  en  lo  que  emprende, 
O  se  cohecha  de  gusto, 
O  de  la  pasión  se  vence; 

Y  así,  dice,  cuando  informa. 
Mucho  mas  de  lo  que  siente. 
Viendo ,  pues ,  que  por  Elvira 
Don  Diego  de  Vacgas  muere, 
Porque ,  aunque  estuvo  enojada, 
A  verle  v  hablarle  vuelve , 

Que  no  hay  enojo  que  dore 
Kntre  dos  que  bien  se  quieren , 
Habiendo  ruegos  que  ablandeo 

Y  terceros  que  aconsejen; 
Viendo  también  que  don  César    * 
Con  mas  fuerza  me  pretende 
Que  nunca,  debe  de  ser 
Porque  casi  alcanió  á  verme 
Con  don  Diego;  que  bay  algunos 
Hombres  tan  impíertinentes. 

Que  en  sabiendo  que  la  dama 
Que  festejan  ó  pretenden 
Tiene  galán ,  en  lugar 
De  apartarse  y  detenerse. 
Se  alientan ,  porque  Imaginan 
Osada  y  bárbaramente 
Que  quien  fué  fácil  con  uno , 
Con  cualquiera  serlo  puede, 

Y  que  á  cuenta  de  aquel  yerro 
Los  demás  pueden  hacerse. 

Y  así ,  para  del  don  César 
Poder  mejor  defenderme, 

Y  de  camino  estorbar. 

Sin  que  mi  opinión  se  arriesgue, 
De  don  Diego  y  dofia  Elvira' 
Los  amores  y  papeles, 
Yéndome  con  una  amisa 
Noble ,  cuerda  7  confidente; 
A  quien  de  mis  penstmlentot 
Di  cuenta  muy  largamente, 


De|é  mi  cisa ,  flogieido- 
Que  por  uno  6  por  doi  aeaes 
Iba  á  eierta  roaerie 
Que  oflreel  esUndo  i  la  muerle; 
Si  bien  bemos  meikester 
Tratarlo  todoi  de  tuerte, 

Íue  mi  gente  no  ■oe  tea, 
ne  es  lo  que  p«ede  tMMfse ; 
Aunque  venlaiea  al  Prado 
Desde  loe  CoaTaledemes, 
Que  es  lo  mlsBK>  «ue  pesarse 
A  otro  reino  un  ddlaoieate; 

Y  asi ,  no  ¡MU  que  tener  pena 

aue  ninguno  noa  encuentre, 
as ,  porque  pueda  mejor 
Saber  todo  cuanto  intente 
En  su  volumad  don  Diego» 
Dispose  que  Inée  sirviese 
Cerca  de  su  casa,  en  easa 
De  cierto  hombre  de  papeles, 
Secretario  entre  dos  luces , 
Ni  bien  letrado  ni  agente; 
La  cual  saliendo  de  casa, 

Y  enconUrando  adrbdeinente 
A  Monson ,  que  es  el  criado 
De  este  mí  amante  valiente. 
Le  ha  dado  octsk»  BUslante 
Para  qne  el  tal  la  requiebre; 

Y  en  Un,  son  yi  tan  amigos. 
Que  la  cuenta  y  la  reiare. 
Para  cumplir  con  el  aombre 
De  criado  y  de  alcahuete. 
Cuanto  Imagina  aa  aoM ; 

Y  ella  volando  me  viene 
A  avisar  de  lo  que  sal>e. 
Para  que  yo  lo  remedie; 
Con  lo  cual,  ella  mudando. 
Por  si  alguien  la  conociese , 
El  nombre  de  Inés  en  Juina, 
Que  no  tiene  hteonvenlente, 

Y  yo  el  de  dofia  Isabel 
En  Dorotea  Gutlerret; 

Ella  estando,  como  be  dicho, 
Mirando  cuanto  sucede 
En  la  casa  de  don  Diego; 
Tú ,  por  lo  que  ae  oflremere, 
Tomando  en  esoui  calle 
Un  aposento  por  m)esee. 

Y  yo  en  cas  de  doAe  Bmia 
Estando  de  aquesta  suerte. 
Pienso  hacer  mies  enredes... 
Mas  ¡aydeloe!  ella  vleae. 
Por  lo  que  pueda  importar 
'^e  no  te  CQMivca,  vte, 

étclnés. 


^ 


¿(idmemeUamot 
aeilA  náML. 
Juana  iba  á  dedf ,  erréme; 
Vete  de  presto,  per  Dhm. 

Él  to  gnarde,  como  puede.  *     (taif.) 

Stím  JUUOi  DOlU  llVIMá  t 
LUCU. 

wqHU  hubl. 

Y  tú ,  puee  vieaes  á  ese. 
Sirve  de  nedre  |  neudieme    • 
De  doncella  de  mbor. 

jmjo. 

Bitrafias  sois  tas  midem 
En  dando  en  algna  ÜSM. 

lolU  m.vmA.  (4p.  é  ImCs.) 

¿Que  tas  huesa  ema  tieaet 


Yo  sé  que  eu  viéndola  haráe 
DeHwoeqMeueiií 


8M 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  HONTALVAN. 


Va  mi  seBon  os  *ta>rd>> 
B^en  podéis  bablarli.  (A  ioñe  liábel.) 
mío. 

Déme 
Vuesaacé ,  si  no  las  roanos. 
Los  piel ,  para  que  los  bese. 

BOSt  ELTIH4. 

Dios  le  guante ;  no  esté  asi, 

Álcese. 

iQué  le  parece 
Del  buen  viejo  j  de  su  LlhaT 

POJA  ELVinn. 
1^  rétenme  bueoa  gente : 
V  (liga :  aqiiesa  doucella. 
Cúbrase,  ¿qué  nombre  tiene* 

Dorotea. 


Uucbacba ,  ¿qué  te  delieties? 
Liega,  que  llama  señora.— 
De  rergonio^a  ettmudece; 
Que  ei  su  cortedad  notable, 
Pero  no  por  eso  pierde. 

OOS*  ELVIRl. 

¿Has  servido  en  otra  pariet 
ILUga  y  hace  unareptreneia  d< 
ttabet.) 
doSa  isabkl, 
A  mi  padre  solanieole 
He  servir  » 

Que  csli  o  (iene 

Por  ser  el  ano  tan  inertu , 
l'oa  casa  prind|)al 
Le  be  pedida  que  me  dicse 
Donde  servir:  liauíe  dicho 
Üe  la  vuestra 


ir  de  esta  suerte. 


Ka  es  porijut!  ella  está  delante 
M  porque  pasión  me  mueve. 
La  rnncijacija  es  para  niucliu. 
Porque  una  casa  rcvuelte 
üe  alto* en  bnjo  eti  un  insta nii! 

DoSA  ISABEL. 

.e  ofrec 


Que  lodo  (ifspuc 


(Sabrás  locarme  TprendiTn 

i\p.  Pilla  que  parezcas  mal 
Hari^  cuaiitii  vo  pudieiv.j 
Es  lu  Iji-rmusura  laii  ^r.tiiilt' 
yiie  rasi  pueile  orpndiTse 
Que  la  busifues  adereius 


Tenemos  en  Pei^araoiía, 
y  en  la  calle  üe  Valverde 
Vive  uij  sa.ítre  de  mi  tierra. 
Que  me  liará  en  cuanto  hubiere. 

1 1.4;).  Para  los  intentos  mios 
i  (^omn  de  molde  me  rieiie 

Esta  mota,  pne  es  discreta 

V  parece  diligente, 

Para  poder  conliarla. 

Cuando  ocasión  se  oft«clere, 

Los  amores  de  don  Diego.) 

iHasme  de  servir  por  meses, 

O  cuncerlida  por  aBosT 

doSa  isabcl. 
I  Como  mi  padre  quisiere; 

Que  en  esto  y  en  la  soldada 
I  Hacer  i  su  gusto  puede. 


laeuci 


j  E^s  salario  suliciente. 

j  DOÍA  ELVI 


MIHIIUO. 
Pue>  TM, 
Que  salís  1  deteaeme, 
;Qo!éo  sois? 

DoflA  ñau.. 
(Ab.  PneiiiiBAiBcfa 
¡Ay  de  m\'.  si  lo  ■apleitfj 
Sov  doncella  de  labor 


usted  ci 


Si,  Señora. 

!  Pues  tráiganla  luego .  f  cree 
>  Que  si  le  hallas  bien  eu  casa, 
I  Hasta  que  vo  te  remedie 
>'o  saldrás  de  ella  jamás. 

DOÍA   tSABEL. 

:  Bien  sube  el  que  está  presente 
!  Que  solo  por  remediar 
I  La  pena  que  el  alma  tiene 

Vengo  it  lu  casa  i  servir. 

Pues  vén.para  que  le  enseñe 
'  Lucíalo  qneliasdetiacei'. 
duSa  isabkl. 
El  cielo  lu  vida  aumente. 


Ten  li'islima  de  mi  vida. 

Mas  \tvs  Dios!  don  üi^o  es  este , 

y  mi  cara  lo  dijera 

Cuando  vo  no  lo  dijese. 

Muerta  esto;. 

.Suff  DON  lilEGO  T  MONZÓN. 


,  No  vi^iiimos  tal ;  bien  puedes 

;  Entrar. 

DOS  OIEUO. 

¡  Pues  aguarda  un  ralo; 

j  Que  yn  saldré  lirevemenle. 

!  Tengase  vuestra  merced 
M;i.  Miiclii  le  i.  hablar  aefertej: 


radedoacelli. 
do.Iá  isabu. 
Tenga  vergüenu ,  ó  daréis. 

■oRax. 
¿Qué  me  dari ,  que  uo  umeT 

ooSa  isAUí.. 
Al  diablo. 

Qae  M  !■  llave. 


En  preguntarlo ;  j  uJ. 
Entrad  j  decid... 

Sttie  DOSA  ELVIRA. 
doSa  elti*a. 
Üetenie; 

Íne  para  veno  mas  prauo 
e  ulido  á  responderte. 

DO^A  IMIIL. 


EuHr^d''onde  ^  ÍMíimS 
Que,  annqne 
Es  mucho 

¡Alisi! 

Ya  sé  que 

WM  aiUD. 

¿Has  recibido  cata  dusa! 
boSa  U.VIU. 
Si ,  don  Diego. 


Uianto  pnede  encarecerfe; 
Mas ,  volviendo  á  mi  embijadi. 
?i  es  que  hai  de  Teñir,  ■dvitnc 
Que  es  larde,  por  vida  mli. 

POS*  KLTIU. 

Agora  dieron  )aa  iiiieve, 

V 

V 


Siempre  ijuieii 
Vé  delante. 

.  nojU  n.nu. 


IPi 


sta  i-aiíi 
IJU  que  se  entre 

Sin  ilccir  quién  es  primero. 
Para  que  el  recado  p.ise 


» el  ampo  de  la  nieve; 
sndo  ocasioo,  la  embisto, 
ga  lo  que  viniere. 

DOfik  ISABEL. 

)nse.  ¡Brava llaneza! 

MONZÓN. 

lor  todo  lo  vence. 

DO.XA  ISAbCL. 

3  ¿se  tienen  amor? 

MONZÓN. 

(ñora,  amor  se  tienen; 
s  amor  muy  honesto. 

DO.^A  ISABEL. 

rán  casarse? 

MONZÓN. 

Si  quieren. 

D05ÍA  ISABEL. 

r¿  cierto? 

MO?(Z0N. 

Tan  cierto, 
a  les  dan  pirabíenes. 

DO^A  ISAIIRL. 

lala  pascua  te  dé  Dios, 
rimer.'i  que  llegue.) 
¿adonde  sale  agora? 

M0N/.0.X. 

^asa. 

DOÑA  ISABEL. 

¡Lance  fuerte! 
casa?  {Ap.  i  Muerta  estoy!) 

MONZÓN. 

rque  pasan  los  reyes, 
innilisimos  años 
lo  guarde  y  prospere, 
iblico  esla  mañana 
Jerónimo ,  y  quiere 
o  hacerla  uíi  festejo ; 
pues  ellos  se  quieren  • 
criados  son  monos 
»  amos ,  ya  me  entiendes, 
,  asi  vivas  un  siglo, 
tro  de  pocos  meses 
|ue  t)ios  de  doncella, 
de  pecado, ¿puede 
tn  parecerte  bien? 

DONA  ISABFL. 

Dh  amor ,  qué  ingenioso  eres! ) 
ede. 

MONZO:i. 

¿No?  ¿Porqué  causa? 

DO.ÑA  ISABEL. 

e  ya  me  lo  parece ; 
guarda  mientras  digo 

viejo  que  nos  deje. 

uien  llega  á  querer  de  veras 

les  cosas  emprende  ) 

él.  ¿Julio?) 

JDLIO. 

Señora. 

DONA  ISAUEL. 

Volando, 
e  importa  el  ir  muy  breve, 
les  y  dale  esia  llave,   {Se  la  da.) 
5  del  cuarto  y  del  retrete 
n  Diego ,  qué  la  nuche 
limos  l:is  dos  á  verle 
ije,  y  diia  que  al  punto 
•ierre  en  él ,  y  se  lleve 
ior  vestido  mió 
que  guardados  tiene, 
espere  alli  tapada. 

JULIO. 

on  eso  ¿  qué  preteodet? 

DO^A  ISABEL. 

nponer  á  dou  Diego 


I 


Li  DONCELU  DE  L4II0Í. 

Con  Elvira  para  siempre, 
Porque  Elvira  va  á  su  cau, 
Y,  cuandb  menos  lo  piense, 
Ha  de  topar  con  Inés. 

JULIO. 

¿Y  si  acaso... 

DOftA  ISAIEL. 

No  me  alegoes 
DiBcQliades  ni  riesgos. 

JOUO. 

Alto;  voy  i  obedecerte.  (  Vom.) 

ItOñk  ISABEL. 

Ya  bien  me  puedes  hablar, 

Y  pues  quererme  prometes. 
Para  que  yo  lo  conozca 
Haz  de  modo  que  le  raegue 
Tu  señor  á  mi  señora... 

■02ttOX. 

¿Qué? 

OOflA  ISABEL. 

Que  á  la  fiesta  me  lleve ; 
Que  en  mi  vida  he  visto  al  Rey, 

Y  deseo  conocerle. 

HONZOII. 

Pues  haz  cuenta  que  alli  eslAs 
Aunque  á  todo  el  mando  pese, 

Y  has  cuenta  que  vu  te  quiere. 

DOXa  ISABEL. 

¿Mocho? 

HONIOH. 

Hernfsimamente. 

D05a  ISABEL. 

¿De  veras? 

MONZÓN. 

Por  esta  cruz. 

DO^  ISABEL. 

¿Juras?  Mira  no  revientes. 

■ORZON. 

¿Por  qué? 

DO.^A  ISABEL. 

Porque  Juras  falso. 

MONZÓN. 

¿En  qué  ? 

ÜOñk  ISABEL. 

En  decir  que  me  quieres. 
Siendo  hombre  como  todos. 

■ORZON. 

Tú  lo  verás. 

BO^A  ISABEL. 

YiDoiieoes 
Hoza  ninguna? 

MONZÓN. 

Ninguna. 

DOffA  ISABEL. 

¿Ni  una  Juana  que  aderece 
Tus  valonas? 

aoNzoN.  (Ap.) 

¿Cómo  es  esté? 

DOÍIa  ISABEL. 

¿Que  tus  camisas  remiende» 
Que  tus  pañuelos  jalione 

Y  te  cosa  el  zaragüelle  ? 

■ONZON. 

Tengo  el  alma  muy  soltera . 

OO^A  ISABEL. 

Y  ¿si  viaiese  i  saberse, 

Y  te  tonase  con  otra. 
Como  a  muchas  acontece? 

■onzomJ 

Degollarme ,  como  hizo.. . 

DORa  ISABEL. 

¿Quién? 

.  aONtON. 

Maili  de  Iliqaelise, 


Porque  so  galán  llqgé 
A  ofenderla  enormament^ 
nodUiiAML» 

Pnes  enidade  con  el  diet. 
Mira  que  f0|  ina  sierpe^ 
Pero  mi  ama  ha  iinmado. 
Voy  á  saber  lnq«e  qtdm^ 


<lta|.) 


May  lindo  debo  de  ser, 
Paes  todas  por  mi  aemaeren. 

Se/M  DON  C£SAB  t  TMfTAN, 

'     BORCiSAa. 

¿fiaenoesdeneasi  doalNesil 

TftMTAll. 

Ahora  dicen  gae  mIIÓ. 
¿Quieres  irter 


THstan,iio; 
Que  es  fuerza  qme  vaelva  loefo, 
Porque  espera  a  doña  Elvira» 

?ne  ayer  me  lo  dyo  á  mi ; 
asi,  en  tanto  dádenqoi 
(Pnes  todo  Un  bien  sa  mlr^ 
Las  horas  enireicndrémoe. 

TIISTAK. 

Y  ¿cómo  de  amor  te  va? 

DoiicásAn. 
Como  quien  sin  alma  catA 
Entre  diversos  enrenios; 
Porque  aquesto  qoe  te  d%t 
Con  don  INego  me  ha  pasada, 

Y  aunque  me  fin  deaengiflade « 

Y  es  en  efecto  mi  amlg», 

Y  unto,  qoe  entre  loa  dea, 
Si  asi  decir  se  eonaleate , 
Vive  an  alma  solaHient% 
No  puedo  dejar,  por  IMos, 
De  estar  eonflado  entre  úii. 
Sin  atreverme  i  ereer. 
Entre  el  dudar  j  el  temer. 
Aun  lo  mismo  qoe  yo  vt ; 
Porque  saber  yo  de  cierto 

§ae  en  Elvira  ealA  adorando, 
por  pontos  eaperande 
De  sus  bodas  el  eoMlcno ; 
Llegar  á  fiívoraeenne. 
Por  el  pasado  dlagnaio. 
De  so  casa,  como  ea  Julo; 
Decir  qoe  la  eattaaea   . 
Porque  estaba  denira  Blfia; 
Verse  laegp  la  menUm«  '  / 
Viniendo  Elvhra  deapoea; 
Parecerme  ft  mi  qde  vi , 
Si  no  fué  enejo  A  error, 
A  Inés  en  el  corredor. 
Como  te  estoy  viendo  i  II; 
Ser  aquesta  Inéa  cribda 
De  dona  Isabel;  á  qnien. 
Como  sabes,  gaiero  Men , 
Aunque  de  nfaomr  ae  oMiida; 
Sallrme  de  allf,  jah  ervell 
Viendo  ane  el  alma  h  ilmii. 
Para  saber  si  en  ai  cáaa 
Estaba  ja  dola  laaM , 

Y  verla  yo  propio  IvcfQ» 
T  con  elbaa  qria^a, 
Ennnaamaeerrada; 
Volverme  al  ponfo  «  den  Oitfo, 

Y  decirle  eómo  amelm ' 
A  ana  dama  ffca  j4lella, 
Para  cásame  eeo  «Ha,  ^ 
PeroqaeaaeraeeMt 

Be  qoe  él  tnnbicila  fKria ; 

Y  qoe  asi,  mereed  me  Miigae 
Qoe  eon  verdad  me  4Urae 
Todo  lo  qaoffiMf iNiMn, 


Como  amigo;  cabillero; 
y  responder,  mero, 

l'ítiH  í^- 


El  jaicio  veuga  á  perder 


Para 
Ue 


■■  píen 


Be  don  '^^SEi 

Sin  aven  ji4 
Que  ella;  ¿I 

Esperar  á  que  lo  diga 
El  tiempo. 

V  ella  «qué  dlceT 

SuT.  Tristan.  lan  infeliec . 

Y  e«  ella  Un  ui  eoei 

UueíG 

Cuando  oslábamos  en  esio. 

Sale  I NÉS ,  lapada  g  blidrra. 


Hallarme  Julio  lan  presto 
fue, 

V  asi ,        -.4^ 

Oue  el  que  liasU  ahora  iit*  iraiOu . 
Pudre  hacer  lo  que  mi  ama 
He  manda;  mas  ja;  de  mi! 
(jue  don  César  esta  aquí. 

V  ;es  Elvira  aquella  dama? 

Auuque  su  talle  ual lardo 
Lo  promete,  uo  lo  sé. 
nís. 
¡Válgame el  cielo!  ¡(Juéhsré? 
Pero  ¿de  qué  me  acol>ardol' 
Esto;  lapada,  ;  don  Diego, 
Cumo  dice  mi  señora , 
Con  Elvira  queda  npora 
Agaardándula.  Yo  llego, 
Pinniuc  la  ucasiou  se  pasa, 

V  ahro,  auuque  miren  los  dos: 
Aiiuesio  es  hecho.     (Miri-  la  piitria.) 

P<ir  Dios, 
Üue  es  la  dama  mnv  de  casa. 
Pues  que  puede  á  cualquier  lion 
Entrar  sin  pedir  licencia. 

INÉS.  (Ap.) 

Esto  loca  á  mi  obediencia ; 

HaKa  la  fortuna  agora.  (Vmí.) 

Salfn  DOSA  ElAlltA  i  ÜOSA  ISABEL, 
tapadas,  que  entran  por  otra  purria. 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  HONTALVAN. 


Es  muy  cortés  caballero. 

DO^  CttA*. 

Otras  damas  han  Tenido, 
V  que  sobramos  sospecha. 

Si  sobran. 

Pues  va  nos  vamos: 
Que  no  estorba  quien  es  cuerdo. 

(Va. 

DO.IA  ELVIR*. 

iQué  dijiste? 


Hu;  temprano  hemos  venido. 

Uulen  ama  anticipa  el  líenipu. 
(,lp.  iCraneosa  luera  i|ue  Inés 
Lleüada  hubiese  pr'      ~~" 


i>o3a  is^rel. 
Únese  fuesen. 
Son  discretos, ;  lu  hicieron. 

Ooii  Cé 


igo. 

Vna  mujer:  r^iiil^cir 

A  sn  galán  :  >Yu  te  quien>,> 

.Si  ve  que  tiene  delante 

l'n  lestlKu  de  sus 

Ecbaá)^ 

V  ronvi  arroyo  de  invierno. 

Entre  la  iHica  y  i-lglnia, 

Entre  el  recalo  v  el  miedo. 

Se  hiela,  de  n'sfriado, 

En  el  camino  el  requiehvu. 

Muv  bien  has  dicho;  mas  dime. 
¿AtVinde  quedó  don  Uieün? 

llablandnen  esotra  C.ille 
Con  dos  ú  (res  calía II erus 

Se  detuvo. 


Ouc  la  misma  ciindicion 
Ten(!0  j'u  con  lo  que  quiero. 


41  a'sa 


l'u  he  coíwado  mucho  anior. 

Todo  este  amor  te  mereico 
Por  lo  mucho  que  le  eslimo, 
(.tp.  Que  si  mu  vieras  el  pecho. 
He  enviaras  noramala.) 
Pero  volvamos  al  cuento 
he  la  noche  que  en  su  cuario 
No  te  deji'i  entrar. 

Da5lÁ  tXVIHA. 

Ko  puedo, 
Dorotea,  proseguir; 
i  Que  cu:mdo  de  esto  me  acuerdo, 
I  Quisieran» haber  nacido. 
I  doKa  isabci.. 

I  Y  en  efecto,  ilcnia  dentro 
I  Encerrjila  otra  mujer? 


n 

U  porque 
O  ¡lorque 

Queleadmlllladi 
Para  vohcr  i  mi  yerra; 
Pero  ;:i  don  Diego  tino. 

DoS*  IMBEL.  (Ap., 
V  con  él  siente  mi  pecho 
El  fuego  de  lodo  nn  maiido. 

Salea  DON  DIEGO  t  NO'ZON 


Al  gutlo  le  ue  tiempí 

>~o  sin  mnrmulto  del  alBaa, 
Oue,  cebando  menoi  el  drto 
Üe  TueslruH  ojos ,  estaba 
Como  fuera  de  lu  cenUO. 

¡Jesús, ; 

Eslodon 


Perdo"" 


liKO 


Y  deslié  m  k 
Qae  i  su  lin  te  le  opniierai 
O  por  delito  de  omm, 
culpa  de  k'<*>mm: 


LO  candido  del  HMiegtk 

doSa  luau» 
¡Lindodiscnrto  j  moral! 

MÜA  ILVIIA. 

4  Qué  dices! 


(Ap.  V  qü 
Estojde 
Qne  leng 


\o  eitl:  pero  por  ki  ncMM 
EiU  mejor  qne  olnia  tcm 
Que  quien  eapentw... 
MriAU.nu. 


I  me  pesa  de  haberte 
i  cuiaado  puesto. 

DON  DIEGO. 

cuidado,  sino  gusto; 
itremos  allá  dentro, 
5  algunos  vidrios, 
)St  cuadros  y  lienzos 
en  arte  y  mejor  gusto. 

DOÑA  ELVIRA. 

|ue  tú  gustas,  entremos, 
le  será  menester 
>  mires  bien  primero, 
)  ponerte  en  peligro 
rme  á  mí  algunos  celos. 

DON  DIEGO. 

ué  donaire  bas  tenido! 

DOÑA  ELVIRA. 

el  cielo  que  lo  temo. 

DON  DIEGO. 

fué  lance  forzoso. 

D05ÍA  ISABEL.  (i4p.) 

este  será  lo  mesmo, 

¡o  tuvo  lugar 

isar  á  Inés  con  tiempo. 

D05í A  ELVIRA. 

I  no  dudo  yo 
siendo  vos  tan  discreto, 
Dorando  mi  venida , 
s  anoche,  por  lo  menos, 
a  casa  segura ; 

0  sé  que,  á  no  saberlo... 

DON  DIEGO. 

1  lo  mismo,  t)or  Dios.— 
Eon! 

MONZÓN. 

j Señor! 

DON  DIEGO. 

Abre  presto 
:uarto. 

MONZÓN. 

¿Con  qué  llave? 

DON  DIEGO. 

a  tuya. 

MONZÓN. 

i  Bueno  es  esto! 
?ció  mas  desde  el  día 
escondidas  estuvieron, 
u  mal,  aquellas  damas?... 

DON  DIEGO. 

s  verdad ;  mas  yo  tengo 
ave  doble,  y  con  ella 
ré;  pero  ¿qué  es  esto? 

Sale  INÉS,  tapada. 

INÉS. 

i  tiempo  de  venir? 

MONZÓN. 

game  san  Nicodémus ! 

INÉS. 

¿qué  hace  aqui  tanta  gente? 

DON  DIEGO. 

)S  ¿qué  hacéis  allá  dentro? 

DOÑA  ELVIRA. 

Diego,  ¿para  eslo  hablas... 

DOÑA  ISABEL. 

y  tan  gran  descaramiento? 

DOÑA  ELVIRA. 

yo  me  tengo  la  culpa. 

DOÑA  ISABEL.  {Ap.) 

ra  comienzan  los  truenos, 
laello  de  ¡plegué,  plegué! 

DON  DIEGO. 

ora,  esperad.  —¿Qué  es  eMo? 


LA  DONCELLA  DE  LABOR. 

I  Mujer,  fantasma  6  demonio, 
¿Por  dónde  has  entrado? 

D05ÍA  ELYIIA. 

Bueno: 
Graciosa  está  la  pregunta.— 
Vén,  Dorotea. 

DOfÍA  ISABEL. 

¿Hay  despejo 
Semejante?  ¡Que  tuviese 
Encerrada  en  su  aposento  • 

Una  dama,  y  ahora  otra ! 

DOÑA  ELvnA.  {A  doña  liabel,) 
¿Qué  te  parece  de  aquesto? 

DOÑA  ISABKL. 

¿Qué  quieres  que  me  parezca? 
Que  si  por  el  pensamiento 
Te  pasa  hablarle  ni  verle, 
En  público  ni  en  secreto. 
No  tendrás  honra. 

DOffA  ILVIRA. 

Es  verdad; 
A  no  velle  me  resuelvo. 

■ONEON. 

.Hay  tramoya  semejante? 

mis.  {Ap,) 
Si  me  hace  seguir  don  Diego, 
O  descubrir,  se  descubre 
Sin  remedio  aqueste  enredo; 

Y  asi ,  es  mejor,  pues  mi  ama 
Por  seibas  lo  está  diciendo^ 
Irme. 

■ORZON. 

¿Dónde  va.  Señora? 

INÉS. 

A  mi  casa. 

HOMZOK. 

No  hay  remedio; 
Que  primero  hemos  de  ver-.. 

inís. 
(Ap,  Si  por6a  aqueste  necio , 
Me  destruye  toUlmente; 

Y  asi,  es  mas  cuerdo  consejo 
Descubrirme  solo  i  él. 
Pues  con  él  no  tengo  riesgo.) 

{Descúbrese  á  Monzón.) 
¿No  echas  de  ver  que  soy  Juana? 
Que  solo  por  verte  vengo 
De  la  suerte. 

■ONZON. 

¡Jesucristo! 
De  esta  vez  el  juicio  pierdo, 

in£s. 

¡Qué!  ¿Te  admiras? 

MONZÓN. 

Pues  di,  ¿cómo 
En  este  traje  te  bas  puesto? 

Es  madrina  aquesu  Urde 
Cierta  aipiga  ae  un  bateo, 

Y  andamos  todas  de  flesU. 

■ONZOlf. 

Y  ¿cómo  entraste  acá  dentro? 

vxts. 

Eso  es  para  mas  despacio; 
Que  fue  un  notable  suceso. 
Déjame  salir  ahora, 

Y  no  digas  nada  de  esto 
A  tu  señor ,  porque  importa 
A  los  dos. 

MONZÓN. 

Vete  de  presto. 
Mujer ;  que,  si  lo  supiera 
Mi  amo  que  aqueste  enredo 
Le  ha  venido  por  mi  parte,        v 
.No  bay  que  hablar ,  ftaera  muy  cierto 
Qi^  me  <liert  de  estocadas. 


m 


mis. 


Poes  adiós,  y  ?ene  luego.       ( Y§i$.\ 

DOÍlAttAMn..(i||».) 

Oradas  á  Dlos,q[iie-se  hé; 
Que  me  estaba  eoommiéBdo 
De  ver  lo  que  se  tardaba. 

wHlnoii. 
Bravo  caUo  se  ba  revuelto. 

BOJiA  tLVUU. 

Yo  no  be  menester  dlKalpas; 
Dejadme  salir. 

SON  oiuo. 

*Né  quiero, 
Rasu  que  diga  quien  ee 
Aquett  dama  primero. 


Y  ¿adonde  está  esa  aellora? 


¿Dónde?  En  aquese  ipoaento. 


¿Cómo,  si  ya  sa  eseipót 
ooRHieo. 
Pues,  infome... 

POiAtSAUL. 

Baeed  eitremoi 

Y  enojaos  eon  el  criado. 
Siendo  de  enurambos  concierto 
Que  se  fuese ;  ¿qnlén  lo  duda? 

IKNI  BIBfiO. 

Anda,  picaro,  corriendo, 

Y  vé  tras  ella. 

BoffA  nviiA. 

Detente; 
Que  es  cansarle  sil  próvedHi, 
Porque  ya  Monion  lo  sabe. 

BOtUlSAUL.  • 

Aqueso  verálo  un  ciego. 

'Doumook 

Pues  Iré  yo,  Juro  áDioi. 

OOilAltABII..  • 

Sois  muy  parle  en  este  pleito; 

Y  asi ,  aunque  mi  seftora 
Desiste  ya  de  queieros. 
Solo  por  curiosidad 

He  de  Ir  yo  sola  averio. 

DON  1B60.    . 

Anda  muy  enhombaona. 

BOÜA  ISABSL. 

Pues  aguarda;  que  inmel^-  (y^se.) 

90ñk  ILVmA. 

¿Para  quó,  al  np  me  importa , 

Y  tengo  de  irme  al  «omento? 


Muebo  os  quiere  eaU  doneelli. 

B0lAn.TUA. 

Es  mi  criada  en  efecto, 

Y  ba  senado,  eo«o  eajuato. 
Lo  que  conmigo  te  bu  iecbo; 
Pero  mas  neda  aof  yo 

Que  TOS,  faigrato  y  gfoaaro» 
Enescuebarot;?  asi. 
Adiós  00  quedaif.  dou  Diego* 

Y  en  vuestra  flda... 

BOX  meo. 

AdfOitld.*, 

BOiASLimA. 

Ya  el  deteoeroM  ea  denredo; 
Porque  ea  qnmer  eugaliwif 
Segundavea. 


Slulqultn^ 
Qnlltineélelelaleviia, 


EL  DOCTOR  JUAN  PEKEZ  LE  MO.VTALVAff. 


DO$A  CLflRA. 

Pdm  ti  «oís  cortéi,  Md  cuerdo, 

Y  dej;«dine:queierá 
Obli;::irine  i  *\ne  e\  respelo 
Oi  pierdj.^  Lucia  fVainoi. 

MU  MEGO. 

Por  no  cansaros  os  dejo. 

¡No  mas  don  Diento  en  mi  vida! 
M0.  t'a  volcan  llevo  cu  el  pecbo.) 

{Vate.) 
non  DIEGO. 

Si  no  pierdo  ahora  el  juicio. 
No  es  posible  que  le  leiigo.  ~ 
NoDZOD ,  ¿qué  es  esto  ? 

NO^IZOX. 

Pues  JO 
¿Cómo  lengo  de  saberlo? 
(Ap.  Para  el  puto  que  dijera 
Que  ¡o  sahc.) 

DON  DIEGO. 

No  lo  entiendo. 
Yo  ssli  de  aqui  denantes 
Por  Elvira,  y  cuando  vuelvo, 
Hallo  deiilro  una  mujer, 

Y  bri  un  año  y  mas  que  no  veo 
En  Madrid  dama  ninuuna 
Que  pueda  con  lal  despecho 
Hacer  papeles  conmigo. 

vo^zo?!. 
Lo  que  yo.  Señor,  sospecho, 
Es.  quc'la  misma  que  vino 
Esotra  noche  pidiendo 
Contra  su  espuso  favor... 

DON  Dir.GO. 

Yo  también  asi  ¡o  entiendo; 
Mas  si  ella  me  quiere  al^o. 
¿Con  qnt^  lln  6  i'on  t\i\^  intento 
Se  v:i  iLin  decirme  n^idn, 

Y  solo  viene  en  viniendo 
DoiVi  Ehira.que  parece 

Que  estAii  las  dos  de  concierto 
P.iraquiiarme  In  vifla 
Después  de  quitarme  el  seso? 

Saíf  DO^A  ISABEL. 

hoSa  isarkl. 
4EsL^  mi  señora  aquí? 

DON  Diiir.o. 
No,  que  fueron  sus  exiremos 
Tules,  que  aun  iioquisu  oirme 
Vwa  ratón. 

doSa  iSAni.L. 

lli/o  en  eso 
Muy  romo  ninjer  de  bien. 

III) N  MI. ¿o. 

Pne*  di,  YO  ¿que  c\\\\u  tengo* 
S\us  SI  Hupisle  quien  t*ra. 
Ya  que  la  fuiste  Mj^niendo. 
I>inielo,  puia  qneva^a, 
\  la  (lina... 

no^i  isAon 
Y  ;^  fu  ría  Inieno 
Que  prlinertí  que  .)  mi  ama. 
Cuando  de  le  d  im*  |trer¡<». 
Os  diJiTu  1(1  t|ue  he  xislo** 

xVíne  impoiia^  Yo  le  promelo 

he  no  dcoirlo  en  mi  \ii{,i. 

Si  en  eso  puede  h.íbfr  rifSjii"», 

Y  loma  para  una  gahi. 

MON/O.N.   [.\ft.\ 

Si  lo  dice,  yo  me  pierdo. 

DoS\  isum..  ^ÁpA 
Ahora  b¡en,e$io  se  v.» 
A  mi  ^usio  disponiendo ; 
Quiero  parecer  criaJa 


Y  lomar  este  dinero 
Para  decir  |i«?rciindida 

i  Lo  mismo  que  >o  deseo. 

[  Dfíy  DIF'iO. 

I  ¿Qué  dices? 

\  DO>A  isa:íí:l. 

*■  Que  en  In  palabra, 

!  Como,  en  fin,  de  caballero, 
I  Cunlíada,  lo  diré. 

I  ,  DON  DIEGO. 

!  Ya  te  escucho. 

DO.^A  ISADr.L. 

Esláme  atento : 
Apenas  sali  de  aqui. 
Cuando  á  cuatro  casas  veo 
Que  est:iba  un  coche  cercado 
De  pajes  y  de  escuderos, 

Y  que  la  dama  encubierta. 
Que  salió  de  este  nfiosento. 
A  toda  prisa  se  enlraba 
En  él:  mas  reconociendu 
Que  yo  siguiéndola  iba. 
Con  rostro  af.d)le  y  sereno 
Me  dice  que  entrc'en  el  co'he, 
Que  quiere  hablarme  en  secreto ; 

Y  apenas,  aunque  turbada, 
Por  no  saber  el  intento. 
El  pié  ponido  en  el  estribo, 

Y  en  una  almohada  me  siento. 
Cuando... 

DON  DIEGO. 

¿Qué? 

DO^A  ISABEL. 

Se  descubrió, 

Y  un  rostro  miré  tan  bello, 
Qne  recelando  el  peligro. 
Volví  á  mirar  al  cochero, 
Temiendo  nos  despeñase 

I  Cuando  partiese  I  ipcero. 
Porque  para  srr  l'aelonle. 
Siendo  el  sol  e!  que  iba  dentro, 

I  Me  pareció,  y  con  razón, 

'.  Que  tenia  lo  m.ns  hecho. 

UO.NZON. 

¿Y  eso  \lsleIo  tú  propia? 

DOXA  ISAKF.L. 

Pues  ¿(|ué  quieres  para  ello? 

MONZÓN.  (Ap,) 

Quiero  dar  gracias  á  Dios 
De  qi:e  callo  y  no  resiento. 

DOK  DIEGO. 

Dime  por  menor  las  senas. 

DONA  ISVUEL. 

Ella  es.  Señor,  de  mi  cuerpo, 
i'.on  un  alma  en  cada  acción 
V  nna  vida  on  cada  acento; 
I  tijos.  aunque  ro  muy  pandes, 
,  \i\os,  herniosos  y  neuTos: 
Pelo  t's.tio  negro  y  castaño, 
'  ^  tai:  bien  rizado  el  pelo. 

Que  pare<  e  que  la  envidia. 
■  Si  no  la  sirvió  de  espejo, 
!  1.a  dio  el  luego  para  el  molde. 
>  soplo  v\  amor  v\  fuego; 
Fra  ni«»re!:a  de  rara. 
Mas  no  lia  en  ella  defecto. 
Sino  fiior;.»;  t;ne  si  el  Si-1 
H.ice  lie  lo  bLinco  negro. 
Sm  (¡uJ.t  a.gii;:  I  li»*  Midjí 
.  K lía  al  de  sns  i'jos  niesmos 
IVsde  el  dia  v.ue  u^cij. 
Se  le  pe::o  lo  nior.'no: 
^  asi.  luo  'lelilof Ti  pi*» 
I.o  que  e;i  oirjs  e>  iMenr». 
VWj  en  e!tv:o  e^  un  n-ige!. 
^  irne  e''».s'V*^lo  bnefo 
T.d  Inei7.».  qt.e  ¡jonqi.e  yo  iba 
A  ¿or  m;  liscal.  en  \i'jiidj 


I 


Su  hermosura  me  teap4e. 

Y  mas.  Señor,  cuando.  abnccA: 
Una  caja  de  rubíes. 

Que  era  en  circulo  peqMio 
Guarda* joyas  de  bs  pertai 
Que  estaban  pared  p&rmtim. 
Me  dijo  :  «  Si  es  que  tmís 
A  verme,  como  sosperhft. 
De  parte  de  aquella  daai. 
Decid  de  que  la  conSeM 
Que  vo  soy  la  que  uoaaoelf 
Kiitré  en  casa  de  doo  Diffn 
Porque  le  adoro,  si  Mea 
Aun  decírselo  no  pued#:t 

Y  al  ir  á  decir  la  cansa 
Se  atravesó  de  por  medie 
En  la  fpripnia  nn  snsfira. 

Y  en  los  dos  nebros  Ineerw 
Un  par  de  aljófares  vif«s. 
Que  se  arrancaron  del  pechi 
A  ser  borrones  de  nieve. 
Saliendo  de  arrcyo<  negni . 
Con  esto  me  despedL 

Por  mas  señas,  que.  salindt 
Del  coche,  conocí  un  paye. 
Por  el  cual  leniio  por  cirro 
Que  es  su  ama  una  señen 
Ilustre  por  lodo  emfou 

Y  por  todo  extn-Bo  rica. 
Porque  tiene,  a  loqnepiw. 
Seis  mil  ducados  de  rectt 
Para  hacer  su  casamitmo: 
Esto  es.  Señor,  lo  qne  vi. 

Y  con  esto,  adiós,  que  el  ties^ 
lie  hace  íalta,  v  mi  seiora. 
Viendo  lo  qne  me  detenta. 

Es  fuerza  estar  con  cuidado. 
ao^Mcca. 

¡Por  DioSp  queesnionenD' 

n05703i.  «iy  ■ 
¡  Jesús,  y  lo  qne  ha  ensadiado 
De  mentira»  v  emSielecos! 
Alguna  leg^ioñ  de  sa<ifes 
Se  le  ha  metido  es  el  cacrpe. 
Según  los  enredos  traza. 

noS&iSáacL. 
Que  me  dejes  ir  temefo. 


I 


Espera ;  y  ¿no  podré 

A  quien  tantas 

Ya  que  pierdo  á  dnia  Qfía? 


De  eso  despacio 
Qne  yo  buscaré 
Para'verte;  ndiof. 

no^MESo. 

El 
Te  deje  lograr  tns 

Famosamente  se  ba  bache 

•os  MtfiO. 

¿Qué  dices  de  esto» 


\m 


i 


Que  eres  un  p^n  majidPfii 
En  halier  creído  tados 
Embastes  sko  fondaí 


¿Qué  dices? 


No  puedo.  Señor,  nc  ¡uneds 
Dejar  de  aInmiTaric  rl  pcoo 
Qür  tieaes  entendimifnn> 
D^'íéndole  lo 
Mas  esto  con  tal 
Que  proi 


I  Si  proneto; 


MONZÓN. 

ligo  que  cuanto  ha  dicho 

cara  es  enredo; 

e  la  mujer  que  estaba 

;e  mucho  allá  dentro. 

I  pobre  fregona, 

ila  á  la  xueita  sirviendo 

genie  de  negocios. 

00:<I  DIEGO. 

loco? 

]io5/.o?r. 

Aquesto  es  cierto, 
í  yo  la  vi  la  cara. 

l>0?f  DIEGO. 

i,  bárbaro,  ¿á  qué  efecto 
ni  cuarto  se  entró 
o  cerrado  ? 

MONZÓN. 

Eso 
dirá  después. 

DON  DIEGO. 

;ónio,  estando  sirviendo, 
n  traje  de  señora? 

MONZÓN. 

í  ha  de  ir  hoya  un  bateo 
ras  amigas  suyas, 
estidos  se  ha  puesto 
ima  :  aquesto  ha  sido. 

don'dieüo. 
'a,  di,  Á con  qué  intento 
jicbo  tantas  locuras? 

MONZÓN. 

;ho  se  está  ello : 
ento  de  probarte, 
r  tu  pensamiento. 

DON  diego. 

je  he  de  perder  el  juicio 
uesto? 

MONZÓN. 

No  hayas  miedo. 

don  diego. 
né? 

MONZÓN. 

Porque  no  le  tienes. 
>sa  de  caballeros. 

don  diego. 

me  hablas  de  burlas? 
e,  vive  el  cielo. 

monzón. 
s  tal,  porque  sabré 
las  de  Villadiego. 


RNADA  TERCER.\ 


<ÉS,  en  traje  de  criada  ; 
DIKGO  Y  MONZÓN. 

MO.NZON. 

ís  delante  á  Juana, 
á  lo  (|ue  hay  en  esto.— 
lermana,  lleí^a  presto. 

INÉS. 

poco  eso  de  hermana. 

DON  diego. 
uaná,  la  verdad, 
s  del  modo  que  estoy ; 
palabra  le  doy. 
fué  lorneridad 
30  mi  casa  asi, 
nojariiie  de  nada. 

.       INÉS. 

I  eso  confiada, 


DON 


LA  DONCBLLA  DE  LABOR. 

Digo,  Señor,  qne  yo  fai 
La  que  salí  esta  mañana 
De  tu  coarto. 

MONZÓN. 

Hoéigome, 
Pues  verás  no  te  engañé. 

DON  DIEGO. 

Es  verdad ;  mas  dime,  Jaana, 
¿Tú  no  abriste  este  aposento 
Para  entrar? 

iNás. 
Tú  lo  dijiste. 
don  diego. 
Pues  ¿con  qué  llave  le  abriste , 
O  cuál  faé  tu  pensaroieoto? 
Habla,  no  estés  lenieroaa. 

INiS. 

Pues  digo... 

OORMIGO. 

Di. 

INÉS. 

Qáe  uoa  dama, 
Que  no  sé  cómo  se  llama, 
Aunque  sé  qae  es  mov  hermosa, 
Dándome  an  dia  ana  llave. 
Me  ofreció  eincaenta  eseodos. 
Que  hicieran  hablar  los  modos. 
Si  con  paso  lento  y  grave 

Y  en  hábito  diferente. 
Muy  airosa  y  muy  galana. 
Entrase  aquí  esta  mañana. 
Sin  queme  viera  tu  gente. 
Hasta  tu  cuarto ;  yo  entonces , 
Sus  lágrimas  enjugando. 

Que  enternecieran  los  bronces, 

Y  tanto  escudo  mirando, 

Y  mas  en  un  tiempo  lal, 

Que  hay  mujer  hermosa  y  tierna 
Que  entrará  en  una  cisterna, 
Si  se  ofrece,  por  un  real ; 
Vestíme,  upéme,  entré. 
Santigüeme,  el  cuarto  abrí, 
Sentéme,  abriste,  sali, 

Y  los  cincuenta  pesqué ; 
Fué  allá  iMonzon  en  volandas, 
Habléle  con  claridad. 

Vine  y  dije  la  verdad; 
Mira  si  otra  cosa  mandas. 

DON  DIEGO. 

Que  lomes,  porque  se  vea 

(LadúUMtoriija,) 
Que  no  e.stoy  muy  ofendido; 
No  hay  aue  hablar,  verdad  ha  sido 
Cuanto  dijo  Dorotea. 

MONZÓN. 

Y  ¿es  cierto  que  ba  de  venir?  » 

DON  diego. 
Asi  me  lo  ha  asegurado. 

'  INÉS.  {Ap.) 

Lindamente  se  ba  tratado. 

DON  DIEGO. 

Monzón,  yo  me  quiero  ir. 

■omoif. 

Vive  Dios,  que  eres  demonio 
Para  cualquiera  suceso. 

INÉS. 

Valgo  yo  lo  que  me  peso 
Para  un  falso  testimonio. 
.Mas  diine,  ¿qué  dama  aguarda 
Tu  señor,  y  ski  mentira  Y 

■ONZON. 

Gs  una  moza  de  £lvh*a. 

Y  ¿es  alentada? ¿Es  gallarda? 
Porque  ttoquislera... 


■0III02I. 

Tanie; 
Cne  contigo  uido  es  poeo, 
Y  fuera  deeso^  ea  vi  eoco. 

Sale  UÚÑK  I6ABBL, 

DOÜA  ISAilL. 

Cualquiera  dirá  qué  miente. 
En  saoiendo  (fue  A  selr  tengo 
Yo  la  mujer  que  ofeodid. 

■omoH. 
Eso  jurábalo  yo 
Por  la  ventora  que  téttgo. 

IK<S. 

Pues  ¿qué  importa,  reina  mía. 
Que  mienU  ó  diga  verdad 
Un  hombre  con  foiuotad? 

DOJUiSAltL. 

Importa  la  oorteita, 
Porque,  á  podw  Importir.,. 
Mas  no  es  menester  dedr; 
Que  no  me  paedo  abatir 
A  una  presa  tan  nrigar. 

INÉi. 

Pues  mire...  Pero  ha  venido 
Tu  ém%  y  ne voy  poroto. 

■oaitoNJ 
Trágico  ba  sido  el  siiéeao. 

Linda  cólera  he  perdido.         ( Fi 
StOé  DON  DIEGO. 

.     DON  DICOO. 

¡Dorotea! 

DOlUtUiSL. 

¡Seliormlof 

M:I  OIBGO. 

¿Es  posible  qoe  acertaste 
A  esta  casa?  N6  lo  erep. 

Ya  sé  el  fli  vor  i|ae  me  haces ; 
Pero  quien  sirve  oo  es  libro. 


i 


Y  ¿cómo  va  de peáaroi 
Por  allá  ?  ¿  Quiere  ett  d^ma 
Cansarse  ya  dt^nnitatiiie? 
¿Hase  ya  desengaftado 
De  que  no  eabieo  qm  me  trato 
Con  tal  rigor?  i  Ko  reapondea?  ■ 

Harto  he  dichoeoo  no  hablarte; 
Ifo  me  pregiiotea«  por  INot, 
Nada,  que  es  aptaiooarmo 
Porque,  aunque  ea  mi  ana,  otftor 
De  tus  liberalidadea 
Tan  obligada,  que  alooto« 
Perdona  si  me  oBOlaro» 
Que  tensa  Ua  «areaoio 
Con  on  hombro  do  lu  portean  .^^ 


Pues  ¿qué  ba'Oidof 

Y  aer  ella  tan  nmdablo» 
Que  se  ha  eaiado  ^B  otro» 
Oeste  ya  para  oaiarae. 

Mstinoo. 
DIAinto  eat<q^  nal  ÜÉ  iorto. 

■otáteüL 
¿Cómo  mált  Con  Mflipdrt«teo, 
Eatoy  yo  <|oo  piardbFáMéid ; 
Porque,  ftiera  do  airlidl. 
Ha  dadoá  aoiandor  qno  minea 
Te  qolso;  qao«kmno  mbo 
Agnardor  orfh  diaenlpii,    *. 


800 

Sufrir  tal  vez  un  desaire 

Y  perder  de  su  derecho, 

O  no  es  verdadero  amante, 
O  es  su  amor  tan  melindroso, 
Que,  por  no  dejar  curarse, 
Enferma  de  los  recelos 

Y  muere  de  los  achaques. 

DOTI  DIEGO. 

Pues  bien,  ahora  ¿qué  dice? 

DO^A  ISARF.L. 

¿Qué  ha  de  decir?  disparates ; 
Llamóme  aquesla  mañana, 
Mujer  en  fin,  no  te  espantes, 

Y  diómc  aquestos  papeles. 
Diciendo  muy  al  desi;aire : 
«Dorotea,  di  á  ese  hombre 

Que  los  queme  ó  que  los  rasgue, 

Y  que  en  su  vida  me  vea ,    {Se  ¡os  da.) 
Visite,  escriba  ni  hable;» 

Con  las  demás  amenazas 

Y  protestas  del  romance : 
«Mira  Zaide  que  te  aviso 
Que  no  pases  por  mi  calle.» 
Ksto  te  vengo  á  traer, 

Y  esto  otro  vengo  á  rogarte ; 
Mira  que  quieres  que  diga. 

(Ap.  Parece  que  le  ha  hecho  sangre 
En  el  alma,  mas  no  importa.) 

DON  DIEGO. 

Di,  si  quisiere  esrucharte , 
Que  se  vengó  muy  aprisa ; 
Que  luego  el  cielo  me  falte 
Si  tuve  culpa  en  su  enojo. 
Ni  la  he  ofendido  con  nadie; 

Y  dila  también  ;ay  triste! 
Que  sepa,  si  no  lo  sabe. 
Que  me  caso  yo  también. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Con  quién,  Señor? 

hOn  DIEGO. 

Con  un  ángel, 

Y  con  una  dama,  en  fin. 

Si  no  mejor,  mas  constante. 

D05Ia  ISABEL. 

Y  ¿es  verdad  eso  que  dices? 

DON  DIEGO. 

Yo  siempre  trato  verdades. 

D05ÍA  ISABEL. 

Y  ¿quién  es  aquesa  dama? 

D0>  DIEGO. 

Aquella  que  me  pintaste 
Tan  rica,  hermosa  y  discreta, 
Noble,  señora  y  afuble. 

DOÑA  ISABEL.  {Ap.) 

Acabara  yo  de  hablar; 
Apenas  me  quedó  sangre 
En  todo  el  cuerpo.  ¡  Jesús , 

Y  qué  susto  me  costaste! 

DON  DIEGO. 

Y  asi,  pues  sabes  quién  es, 
Dime,  dímelo  al  instante, 
Vengaréme  de  esa  ingrata. 

DONA  ISABEL. 

(Ap.  Todo  á  mi  gusto  se  hace.) 
La  casa  yo  no  la  sé 
De  cierto,  mas  por  el  paje, 
Pienso  que  la  acertaré. 

DON  DIEGO. 

Pues  dila,  asi  Dios  te  guarde. 

DOÑA  ISABEL. 

Bien;  ¿ves  la  calle  de  Atocha, 

Y  en  medio  de  ella... 

DON  DIEGO. 

Adelante. 

DOÑA  ISABEL. 

]La  Madalena  ? 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MO:STALVAN. 


DON  DIEGO. 

Va  entiendo. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  en  esa  misma  calle 
Vive,  á  cuatro  ó  cinco  casas; 
Pasa  por  alli  esta  tarde. 
Que  ella  te  quiere  de  modo. 
Que  en  viéndote,  hará  llamarte, 
Y  sabrás  cuanto  deseas. 
Para  aliviar  tus  pesares. 

DON  DIEGO. 

¡  Ay  Dorotea,  si  fuese 
Tan  linda... 

DOÑA  ISABEL. 

No  te  acobardes. 

DON  DIEGO. 

Como  tú. 

DOÑA  ISABEL. 

Donaire  tienes. 

DON  DIEGO. 

Pues  ¿por  qué? 

DOÑA  ISABEL. 

Porque  en  donaire. 
En  belleza ,  gracia  y  orlo. 
Cara,  entendimiento  y  talle. 
Es  como  el  cielo  y  la  tierra. 
Sí  bien,  aunque  desiguales. 
En  algo  nos  parecemos. 

DON  DIEGO. 

Pues  entonces  será  un  ángel. 

MONZÓN. 

Luego  ¿crees  lo  que  te  dice? 

DOÑA  ISABEL. 

Piensa  el  ladrón ,  y  esto  baste. 

Sale  DON  CÉSAR,  al  volverse  doña 
Isabel  hacia  Monzón, 

DON  CÉSAR. 

Si  habéis  de  salir  de  casa... 
Mas  ¿qué  es  lo  que  miro? 

DOÑA  ISABEL.  {Ap.) 

Al  traste 
Habemos  dado  con  todo. 

DON  DIEGO. 

¿Qué  es  lo  que  decís? 

DON  C¿SAR. 

Dejadme 
Que  me  espante  de  mi  mismo. 

DOÑA  ISABEL.  {Ap.) 

Si  agora  me  recatase. 
Fuera  aumentar  la  sospecha; 

Y  asi ,  sin  mudar  semblante, 
Me  tengo  de  despedir 

De  loa  dos. 

DON  CÉSAR. 

¡Caso  notable! 

DOÑA  ISABEL. 

Señor  don  Diego,  \o  pienso. 
Fuera  de  ser  ya  muy  tarde, 

8ue  os  canso ;V  asi ,  me  voy; 
ue  yo  prometo  de  darle 
Vuestro  recado  á  mi  ama 
{Ap.  Aunque  no  como  mandastes); 

Y  advertid  <|ue  si  con  bien 
Aquel  pleitecillosale, 

Que  mis  guantes  no  perdono. 

DON  DIEGO. 

Más  pienso  darle  que  guantes. 

DOÑA  ISABEL'. 

Y  con  esto ,  adiós ,  don  Diego, 

Y  cuidado  con  la  calle. 

Ah ,  si .  que  se  me  olvidaba 
Del  amigo  de  denantes.— 
Guarde  Dios  á  su  merced. 

(A  don  César.) 


MKICASAB. 

Y  UmMeD  k  fos  os  gaarde. 

Moinoii. 

Y  ¿DO  bay  para  mi  siquiera 
Un  besamanos  que  darme? 

DO^A  ISABEL. 

¿Quiere  cuatro  manotadas? 

■oaizo3i. 
No ,  en  mi  conciencia. 

D05Ia  ISABEL. 

Pnes  calle. 
{Ap.  Grande  lia  de  ser « si  se  acierU. 
La  tramoya  de  esta  urde.)       {\'ut.\ 

DOV  CÉSAB. 

¿En  efecto  esta  et  criada 
De  Elvira? 

DOB  BIECO. 
Si. 

DO:!  C¿SAB. 

Perdonadme; 
Qoe,  á  nodecirmelo  tos. 
No  lo  creyera  de  nadie; 
Porque  es  de  una  dama  mia 
Retrato  tan  semejante. 
Que  no  se  parece  Canto* 
Aunque  la  desmienta  el  arle, 
A  si  misma  esta  muchacha. 
En  la  cara  y  en  el  Ulle, 
Como  á  la  dama  qu»digo. 

DON  DIEGO. 

No  fuera  milagro  grande. 
Mas  ¿saltéis  lo  que  he  pensado? 

DOB  CitSAr. 

¿Qué? 

D0B1IIE60. 

Que  sois  tan  fino  amaBie, 
Que  cuantas  veis  se  os  anloiía 
Esa  dama ,  humilde  ó  grarc ; 
Digolo  porque  también 
A  verme  aver  noche  eniiastes, 

Y  dijisteis  que  la  dama 

Por  quien  sucedió  aquel  lañes 
Era  la  vuestra. 

DOBCtfSAB. 

Es  verdad. 

DOB  DIBCO. 

Y  me  ioformastes  deoanles 
Que  se  ha  ido  á  Guadalupe, 

Y  es  cierto  qoe  la  que  hallasta 
No  ba  salido  del  lugar» 

Pues  he  de  verla  esta  tarde. 

DOB  CÉSAB. 

Y  ¿adonde  vive  esa  dataa, 
Porque  mis  dudas  se  acaben? 

DOB  DIECa 

Vive  en  la  calle  de  Atocha. 

DOBC£SAB. 

Basta ,  yo  pude  engañarme: 
Que  esotra  no  esli  en  Madrid» 

Y  cuando  aqueso  faltase. 
Vive  en  los  Convaledenles. 
Cosas  suceden  notables ; 
Pero  vamos  i  palacio 
Antes  que  el  tiempo  se  pase. 

DOB  MECO. 

Donde  quisiéredes  vamos. 
DOB  ciSAB.  (Ap*) 
Amor ,  ja  que  aseguranae 
De  mis  celos  has  querido , 
Tráeme  al  sol  que  me  llevaate. 

DOB  DIEGO.  (4|l.) 

Amor ,  ya  que  dofia  Elvira 
El  pico  y  las  alas  bate 
Mariposa  de  otra  hoguera. 
Haz  de  modo  que  vo  aldi 
A  saber  quién  es  fa  ^ 


;oesto  tantos  pesares, 
le  sepa  á  qaién  los  debo, 
aüecido  los  pague. 
(Vame,) 

en  D05«A  ELVIRA  t  LUCIA. 

DO^A  ELVIRA. 

ba  de  ser ,  ninguna  me  aconseje» 
sa  amor  no  quiere  que  me  queje; 
sé  que  si  admito  el  casamiento, 
!  ser  para  mí  tanto  tormento, 
olo  ban  de  igualar  á  mis  enojos 
^grimas  vertidas  de  mis  ojos, 
«as  no  podrán  hacer  iguales 
lentes  á  mis  males; 
as  lágrimas  salen  Gnalmente, 
lue  se  va  agotando  su  corriente; 
las  penas  no ,  que  á  su  despecho 
án  siempre  en  el  pecho. 
» en  tormento  tanto, 
To  que  el  dolor,  faltará  el  llanto; 
le ,  en  fín ,  aunque  en  algo  las  ex- 

[cedan, 
is  raíces  en  el  pecho  quedan, 
sé  que  me  pierdo  si  me  caso, 
por  don  Diego ,  á  mi  pesar ,  me 
,  ingrato  don  Diego        [abraso; 
la  voluntad  y  á  tanto  ruego, 
lorrece  y  desprecia, 
mporta,  si  él  es  loco,  el  seryo  ne- 
ofende ,  en  efeto,  [cía? 

na  dama  que  ama  de  secreto ; 
ea  la  ha  visto  y  la  ha  seguido, 
je  saber  su  casa  no  ha  podido, 
le  al  irla  siguiendo  diligente 
pudo  perder  entre  la  gente, 
qu  é  puedo  aguarda  r  en  tal  disgus- 
luejarme  de  sil  amor  injusto?  [to, 
i  el  honor  y  cádcme  forzada, 
le  es  el  verse  una  mujer  vengada, 
lo  el  rigor  de  un  hombre  laatro- 
isto  para  ella  [pella, 

ue  llore  después  el  descontento 
'ac  hecho  á  disgusto  un  casaniien- 
evaraei  disgusto decasarse  [to), 
gusto  que  tuvo  de  vengarse, 
pues  que  don  Diego  me  ha  ofen- 
as  veces  me  ha  persuadido  [dido, 
que  á  don  Pedro  dé  la  mano, 
galán ,  airoso  y  cortesano, 
e  de  ser  so  esposa, 
ue  después  no  sea  venturosa. 

D05ÍA  ISABKL,  JULIO  É  INÉS. 

DO:VA   ISABEL. 

os  admira! 

lo  ha  de  ir  don  Diego,  sino  Elvira , 

I  está  trazado. 

Julio,  no  has  estado 

oña  Inés  ahora? 

JCLIO. 

he  dicho.  Señora, 

ibe  lo  que  pasa, 

te  ha  de  prestar  por  hoy  su  casa. 

DO^A  ISABEL. 

evaste  el  vestido? 

INÉS. 

está ,  desde  ayer,  apercibido. 

DONA   ISABEL. 

i  todo  está  hecho, 

ue  falta  por  hacer  sospecho 

o  tiene  ninguna 

tad,  si  ayuda  la  fortuna, 

lo  que  sabéis ,  sin  que  se  sienta, 

*más  dejadlo  por  mi  cuenta. 

DOÑA    ELVIRA. 

ea? 


DONA    ISABEL. 

¿Señora? 


LA  DONCELLA  DE  LABOB. . 

POÜA  ILVI1U. 

¿Vienes  acia  t 

DOfiA  ISABEL. 

Al  salir  encontré  abort 
A  mi  padre  y  hermana, 

Y  viénense  conmigo  basta  maf&ana, 
Poroue  si  se  conciertan  estas  bodas. 
Seremos  menester  todos  y  todas. 

DOfiA  ELVIRA. 

¿Hablaste  á  aquel  hidalgo? 

D05Ia   ISABEL. 

Ya  le  be  hablado. 

D05U  ELVIRA. 

'¿Y  los  papeles? 

DOÍIa  ISABEL. 

Va  se  los  be  dado. 

DOÍIa  ELVIRA. 

Y  ¿qué  te  respondió? 

DOÜA  ISABEL. 

No  lo  creyera. 
Si  con  mis  mismos  ojos  no  lo  viera ; 
Mas  es  hombre ,  ¿qné  macho 
Que  hiciese  como  tal  ? 

DOftA  ELVIRA. 

Difunta  escucho* 

DOÍIA  ISABEL. 

Llegué ,  llamé  al  criado. 

Entré  allá  dentro ,  díle  tu  recado, 

Y  con  él  los  papeles  que  don  Diego 
Recibió  con  muchÍ.<:imo  sosiego. 
Sin  mudar  el  color  ni  la  tonada. 
Señal  que  se  le  daba  poco  ó  nada ; 

Y  torciendo  la  boca. 

Cuando  yo  de  mirarle  estaba  loca. 
Me  respondió :  c Decidla  i  aqnesa  dama 
Que  ya  no  sé,  y  si  sé ,  cómo  se  llama; 
Que  se  enseñe,  si  quiere  ser  dichosa, 
A  no  ser  tan  cansada  y  melindrosa. 
Porque  después,  cuando  mi  esposa  sea. 
Lleve  con  mas  cordnra  lo  que  vea; 
Porque ,  insto  ó  injusto. 
Siempre  be  de  hacer  lo  que  me  diere 

DOÑA  ELVIRA.  [gUSlO.y 

¿Eso  dijo,  con  ese  desenfado? 

D05ÍA  ISADEL. 

Pues  au  n  yo  lo  he  pulidoy  lo  he  dorado, 
Porque  aun  peor  lo  dijo  que  lo  digo. 

DOÍIa  ELTI|U. 

Pues  si  le  vieras  tú  casar  conmigo, 
Di  que  el  mundo  me  llame 
La  mujer  mas  infame, 

Y  mas  con  esto  nuevo  que  te  escucho. 

D05íA  ISAREL.  {Ap.) 

Pues  si  yo  no  me  holgare  mas  que  mu- 

Y  mas  con  loque  oigo  de  tu  boca,  [cho, 
Di  que  soy  una  neda  y  una  loca. 

DOÑA  ELVIRA. 

Y  al  fin  ¿qué  respondiste  i  aqueseinm- 

D05ÍA  ISAREL.  [^0? 

Nada ,  porque  al  reñirle  su  mal  trato 

Con  mucha  gallardía 

La  dama  entró  que  viste  el  otro  dia, 

Y  despedime  viendo  que  ella  entraba. 

DOÍIa  ELVIRA. 

¡Bravo  despejo! 

DOflA  ISABEL. 

¡Y  desrergüenia  bravt! 

DOÍIa  ELVIRA. 

Pues  mira:  aunque  hay  mujeres quecon 
Aumentan  sus  desvelos,  [celos 

Y  rinden  con  mas  fnena  el  albearlo. 
Yo,  en  viendo  mis  agrtfios,  me  resMo; 
De  suerte  que  si  vlen 

Yo  k  esa  mujer ,  y  de  ella  en  fin  supieral 


Su  amoryeidedooÍKego, 

A  don  Diego  olvidan  dom  loego. 

DOffA  ISABEL. 

Pues  ¿hay  nitsqae  Ir  i  vella? 

más^ 

Biei  lo  adoba. 

DC^A  ELVIRA. 

Luego  ¿sabes  quién  es? 

DOÍIa  ISAREL. 

Pues  ¿soy  yo  boba? 
A  mi  padre  Bogué  que  la  esperase 

Y  hasta  saber  su  casa  no  parase, 

Y  contigo  se  iri. 

JOLIO.  ' 

De  buena  gana. 

D05ÍA  ELVIRA. 

Pues  mira,  con  tabermtna 

Te  quedarás  tb  encaaa ,  y  si  viniere 

Mi  do,  le  dirás  que  un  ralo  espere ; 

Ene  á  la  calle  Mayor,  pan  estos  días, 
ili  á  compnr  algunas  nifierias; 
Que  yo  vendré  volando. 

BOffA  liABgL. 

Bien  has  dicbo.— 
Juana. 

Ya  entiendo;  adiós. 

•OiU  ISABEU 

LodicbOrdicho. 

DOÍA  ELVIRA. 

Pues  vén,  porque  me  vayas  por  un  co* 

BOÍIa  ISABEL.  {Ap.)  [Ci^ 

Gnn  tela  se  ha  de  urdir  aqoi  i  la  noehe. 
(Visfite.) 

SáUn  DON  DIEGO  t  MONZOH, 
en  la  calle, 

DOlt  BIE60. 

¿No  dijo  que  á  dnco  casu? 

■ONZOIf. 

SI,  Señor. 

BOTCMBOO. 

Puesesttes. 

■OUIOR. 

Ya  te  he  dicho  4|«e  no  son 
Fiestas  de  guardar  las  que 
Aquesta  doocellt  dice. 


Si;  mas  ¿qné  puedo  vo  perder 
Bn  andarme  paseando 
Hasta  dos  boirfts  6  tres 
Esta  urde  por  aqni, 
Pues  que  no  tengo  qné  haoec? 


Eso,  nada;  y  porqpe  el  tiempo 
Sejpaae  con  mas  plaeer»   • 
Hablemos  de  algua  cosa. 


No  tengo,  Momon,  de  qné. 

nomoR. 

Filiamos  nna  aentln, 
Gnnde,  estnpenda,  croe!, 

?ue  decir  en  San  Felipe, 
en  sn  meniidero  dé 
Convemeion ,  y  vwás 
One  por  todo  nqneile  net 
No  se  hablará  de  om  oo«, 
Gomo  es  dedr  qne  el  Inglei 
Degolló  den  mil  gallegos: 
Que  encubierto  el  dey  de  Arfol, 
Tiene  mesón  en  INeeoM; 
Que  se  murió  on  cinovée 
Se  aseo  de  nnrain  db  i  oeho. 
Porque  no  ios 


•• 


603 

Que  se  ha  üe  acabar  el  mondo, 
A  mas  tardar,  eo  un  mes, 

Y  verás  que  se  conGesan 
Todos ,  á  mas  no  poder ; 
O,  en  efecto,  que  esta  capa, 
V|ue  tu  estrenastts  anteayer 

Y  te  costó  lu  dinero 
Kn  casa  del  mercader, 

No  es  luya,  que  aunque  es  dislate. 
Habrá  mequeirefes  que 
Lo  digan ,  v  majaderos 
Uue  lo  lleguen  á  creer ; 
Porque  el  vulgo  al  ün  es  vulgo, 

Y  ha  de  hacer  como  quien  es. 

Sale  m  CRIADO. 

Mas  de  aquella  casa  un  hombre 
Sale  de  buen  parecer 

Y  hacia  nosotros  se  viene. 

CRIADO.  (Ap.) 

Sin  duda  alguna  que  es  él. 

DOn  DIEGO. 

¿Mandáis  algo,  caballero? 

CRIADO. 

Quisiera,  Señor,  saber 

Si  sois  don  Diego  de  Vargas. 

DON  DIEGO. 

Sf ,  yo  soy. 

CRUDO. 

Pues  doña  Inés 
De  Garibay ,  mi  señora. 
Os  suplica  que  os  lleKueis 
A  aquella  casa  de  enfrente. 

DOK  DIKGO. 

Voy  á  obedecerla.— Vén. 
^o(able  ventura  ha  sido. 

MONZÓN. 

Como  suceda  después. 
( Vanse.) 

Casa. 

Satén  D05iA  ]S\^EL ,  muy  bizarra; 
DOÍíA  ELVIRA,  tapada,  t  LUCÍA. 

DO^A  ISABEL. 

Ya  he  dicho  que  no  he  de  hablaros 
Tina  palabra,  sin  ver. 
Señora,  quién  sois  primero. 

DOÑA   Ef.VIRA. 

Por  eso  no  os  enojéis.    (Se  detcubre.) 
Veisme  aquí. 

DO.XA  ISABEL. 

Muy  mal  estáis 
(iOn  vuestra  hermosura ,  pues 
Querer  encubrirla  ha  sido 
Ofender  su  caiidirlez, 
Y  aun  dar  qué  decir  al  manto. 
Que,  aunque  lo  encubre,  lo  ve. 
¡Qué  hf^rmosura!  qué  cabeza ! 
Qué  aliño!  qué  liúda  tez! 
¿Oué  ospuiKMs  ,  por  vida  nn'a, 
Kii  la  car:i?  qué  os  ponéis? 
Que  es  el  color  por  extremo. 
piTO  ¿de  «lué  os  suspendéis? 
¿Qué  tengo ,  que  me  miráis? 

DONA  ELVIRA. 

Mucha  hermosura  tenéis, 
Pero  sois,  menos  el  iraje, 
Si ,  tan  parecida... 

bO.NA   ISAUEL. 

¿A  quién? 

DOSÍA  ELVIRA. 

A  una  criada  que  tengo; 
Que  apenas  posible  es 
Que  no  piense  que  sois  ella. 


EL  DOCTOR  JOAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


D05ÍA  ISABEL. 

Eso  me  ha  dicho  también 
Cierto  galán;  pero  ahora 
Yo  soy  quien  mas  lo  diré. 
Pues  hasta  en  el  ser  criada 
Vuestra  me  pareceré. 

DO^A  ELVIRA. 

Yo  lo  he  de  ser  y  lo  soy ; 
Mas ,  porque  tengo  que  hacer. 
Decidme... 

DO^A  ISABEL. 

En  aquella  silla 
Os  diré  lo  que  queréis. 

(Sf  sientan.) 

DO>A  ELVIRA. 

[Qué  corles  y  qué  entendida ! 

Pues  digo  ¡ay  Dios!  que  á  saber 

He  venido  solamente 

Si  á  don  Diego  conocéis  ¿ 

De  Vargas ,  un  caballero 

De  Madrid. 

DO.^A  ISABEL. 

Quedo,  tened; 
Que  él  responderá  por  mí. 

Salen  DON  DIEGO,  MONZÓN  t  UN 
CRIADO;  tópase eon  el  manto  doña 
Elvira. 

DON  DIEGO. 

Rendido,  humilde,  cortés. 
Sabiendo  que  vos  gustáis.  . 

DOÑA  ISABEL. 

Aguarde  vuestra  merced 
Mientras  despacho  esta  dama ; 
Que  luego  seré  con  él. 

DON  DIEGO. 

En  lodo  haré  vuestro  gusto.— 
¡Notables  cosas  se  veo, 
Monzón ! 

■ONZON. 

No  me  di-;;ais  nada. 
Porque  el  juicio  perderé. 

Y  ¿  de  dónde  es  esta  dama  ? 

CRIADO. 

De  las  Indias. 

MONZÓN. 

Largo  es. 
( Vanse  don  Diego,  ifonzon  y  el  criado.) 

DOÑA  I.SABEL. 

Con  esto ,  sin  res[>onderos. 
Que  lo  conozco  sabréis. 
Adelante. 

DOÑA  ELVIRA. 

{Ap.  Cuanto  dijo 
Dorotea  verdad  fué.    • 
¡Muerta  estoy! )  Pues  digo,  en  Siuma. 
Que  aqueste  misuio  que  veis 
lia  un  año  qne  me  enamora. 

DOÑA  ISABEL. 

Deteneos;  que  ya  sé 

Que  me  queréis*  |»:-egunlar 

Lo  que  ha  habido  entre  mí  y  él . 

Y  para  atajar  razones  , 
Rrevementeos  lo  diré. 
Yo  soy  criolla ,  y  t*n  la 
Ciudad  de  Santo  Tomé 
Nacida  de  nobles  padres. 
Déles  Dios  descanso,  amén. 
Por  su  muerte  ,  ¡qué  desdicha! 
Mi  primer  cuna  dejé, 

Y  con  mas  de  cien  mil  pesos 
Para  España  me  embarqué. 
Vine  á  Madrid ,  y  don  Diego 
Me  enamoró :  yo  mujer 

Y  el  galán ,  dicho  se  está 
Lo  que  pudo  suceder. 


Parecióme  á  los  priaeipios 
May  fino  en  el  bien  oaerer , 
Que  el  año  del  noviciado 
El  amante  mas  infiel 
Puede  apostar  en  leraara 
Con  cualquiera  poringoéf ; 
Pero  después  me  salió 
¡Ay  de  mi !  tan  al  re?és , 
Que  le  be  visto  ¿  un  mismo  tierapo 
Andar  revuelto  con  diez« 
Que  sinjarar  de  gran  tareo 
No  sé  cómo  pneda  ser  • 
Pero  en  efecto  es  verdad : 
Si  á  su  casa  voy  •  tal  Tes 
Varías  mujeres  encaentro, 
De  bueno  y  mal  parecer. 
Si  bien  de  todas  sbs  damas 
En  su  casa  vengo  i  ser 
Yo, Señora,  la  mayor; 
¿Quién  dada  que  preguntéis 
La  causa  por  qué  lo  safiro? 
Yo  respondo  qne  por  ser 
O  baber  sido  tan  liviana. 
Que  de  mi  honor  le  entregué 
La  mejor  joya;  y  asi, 
Hasta  cobrarla  estare 
Sufriendo  sas  sf  nraionei ; 
Que  sin  dada  es  nioy  crael, 
Paes  no  le  maeren  tres  bijos 
Que  el  cielo  me  dio  despaes. 

Y  todos  como  los  dedos 
De  la  mano.  Aqoesta  es 

Mi  historia;  si  os  galantea. 
Guardaos  del,  y  agradeced 
A  mi  amor  el  aesengafio. 
Para  no  veros  por  él 
Sin  honor  y  con  tres  hijos. 
Como  yo  me  Tengo  á  ver. 

(Se  levnlúñ.) 

doXa  ilviia. 
Agradézcooslo  de  modo. 
Que  eternamente  estaré 
Reconocida  i  tan  grande 

Y  señalada  merced, 

Y  en  pago  de  ella,  os  prometo 
Que  por  mi  parte  tendréis 

A  don  Die^  tan  segm, 
One  en  mi  vida  le  veré. 

DaÍAISA»EL.(ilp.) 

Eso  es  lo  qne  yo  deseo.  ' 

DOXa  BLfVIA. 

Pero,  porque  detener 

No  me  puedo.  Dios  os  gurde : 

Que  otro  dia  volveré 

Mas  despacio  i  visitaros. 

doSa  isabbl. 
Salud  los  cielos  os  den. 

DO.^A  ELVIRA. 

Líbreme  Dios  de  tal  hombre: 
Aun  no  lo  puedo  creer.— 
Vén,  Lucia;  ángel  ha  sido 
Para  mi  esta  mojer. 

( Yante  éeña  Eiwirm  9  Lmie, ) 

Salen  DON  DIEGO ,  MON»^  f  ü 
CRIADO. 


CBIADO. 

Ya  está  aqni  este  caballera. 

DOAAnAIgL. 

Señor  mió,  ya  lo  Teta: 
Aquesta  visita  ha  ikio 
Cansa  para  no  poder 
Hablaros  como  qoisien 
Ni  como  era  meoester ; 
Porque  yo...  Mas  ¡ay  de  mi! 
Ay  de  mi !  Señor,  qw  aquel 
Que  ha  entrado  ' 


DO!f  DIEGO. 

lien,  ¿qué  babeiuos  de  hacer? 

MOHZON. 

i;  que  tenp;oazar 
srmaDOs. 

DONA  ISABEL. 

Que  os  entréis 
I  cuadra  eiUre  tauío 
i  avisan,  y  después 

DON  DIEGO. 

Sí  haré,  que  basta  ahora 
lo  que  he  de  saber ; 
)  os  llamáis? 

Dorotea. 

D05ÍA  ISABEL. 

,  sino  doña  Inés... 

HO.XZON. 

ai  todo  ello  es  uno. 

DOÑA  ISABEL. 

i  hermano... 

M0K7.0N. 

Señor,  vén. 

DOflA  ISABEL. 

idios,  don  Diego. 

00?l  DIEGO. 

Adiós, 
ora  doüa  Inés. 

DOÑA  ISABEL.  (Ap,) 

I Toy  i  desnadar, 
as  ellos  á  esconder. 

;  doña  Isabel ,  don  Diego,  Mon- 
zón y  el  Criado.) 

INÉS,  en  casa  de  doña  Elvira. 

INÉS. 

hor  •  que  mi  señora 
ra  de  venir ; 
3lamenie  el  reír 
ría  nos  falla  ahora, 
y  qué  hablar;  gracioso  lance 
sido  ver  la  dama 
ima  con  su  ama, 
le  lo  entienda  ni  alcance, 
lejorha  de  ser 
su  casa  ha  de  tornar 
rerlo  averiguar; 
infusa  se  ha  de  ver, 
e  cuanto  doña  Klvira 
I  mi  ama  encargado 
» hecho  y  acabado, 
ilguacil  á  la  mira 
>  de  la  casa  y  calle, 
n  viéndola  salir 
tal  coche,  embestir, 

0  y  hf  cho,  embargalle. 
telándola,  porque 
suyo  el  coche  que  lleva. 
Temática  nueva 

1  que  ti  nadie  se  dé, 
e  tanto  lugar  tenga 
verse  á  desnudar, 
jsa  la  pueda  hallar 

0  doña  Elvira  venga.— 
js,  fsio  es  querer; 

1  amando  asi  de  lino, 
'  humano  desatino 

3  intente  la  muier ; 
e  ve  por  la  experiencia, 
íii  ama,  |;cr  amar, 
I  quien  puede  mandar, 
ido  la  impertinencia, 
tirio  V  el  rigor 
J rugar  muy  aprisa 
enir  la  camisa 
tá  en  el  enjugador; 


LA  DONCELLA  DE  LABOR. 

El  tocar  á  la  sefiort, 
Que  no  es  et  menor  trabajo ; 
El  illa  asentando  el  ajo, 
Aanque  sea  por  an  hora ; 
El  llevalla  el  azafate. 
Con  el  de  caza  pañuelo. 
Bañado  en  agua  del  cielo, 

Y  luego,  para  remate 
Del  uno  y  otro  embaraio. 
No  ha  podido  excusarse 
bl  haber  de  ir  ¿  sentarse 
A  labrar  en  cañamazo. 
Que  es  la  desdicha  mayor 
Que  la  sigue  á  una  doncella; 
Pero  mi  ama  es  aquella 
(Con  esto  perdí  el  temor). 
Que  una  vez  acá  y  de  nocne. 
No  hay  aoien  pueda  a?erigaar 
Si  ha  podido  6  no  faltar; 

Mas  allí  ba  parado  el  coche, 
¿Si  es  doña  Elvira?  Ella  es: 
:  Miren  si  un  poco  tardara ! 
Mesuro  el  cuerpo  y  la  cara 
Para  reírme  después. 

Salen  m^K  ELVIRA  y  LUGf A,  qmtá»' 
dose  los  mantos. 

D05ÍA  ELVIBA. 

Toma  el  manto ;  no  mas  coche 
Prestado  en  toda  mi  ?ida. 

lüés.  (Ap.) . 
Bien  lo  hizo  el  alguacil. 

D05a  BLVIBA, 

Por  lo  que  yo  lo  sentía 
No  era  por  la  vejación. 
Sino  porque  me  impedia 
El  verme  con  Dorotea, 
Porque  pienso  que  es  la  misma 
Que  hemos  hablado  esta  tarde, 

Y  mi  hacienda  apostaría 
Que  no  la  hallando  en  casa. 
Lo  cierto,  amiga,  sabría ;    ' 
Mas  allí  su  hermana  esti.— 
¿Es  Juana? 

IKÉS.  , 

¡Señora  mia! 

OOSÍA  ELVIRA. 

¿Adonde  está  Dorotea? 

mis. 
Ahora  am  dentro  iba. 

D05Ia  ELVIRA. 

¿Allá  dentro? 

I5ÉS. 

j  Si,  Señora. 

D05IA  ELVIRA. 

Pues  vé,  y  llámamela  aprisa. 

I5¿S. 

Voy  á  servirte...  Mas  ella 
Viene. 

DO^A  ELVIRA. 

Extraña  maravilla. 

Sale  DOi^A  ISABEL,  «n  traje  de  don- 
cella de  labor t  con  unas  enaguas  en 
la  mano,  como  que  las  está  cosiendo, 

005ÍA   ISABEL. 

Por  cierto  que,  conociendo 
De  tu  tio  las  malicias, 

Y  que  yo  quedaba  en  brasas 
Por  lo  que.decir  podría. 
Que  no  has  tenido  razón 
En  tardarte. 

ooSa  m 
SinotJ 


M8 

DOiA  ISABEL. 

Lo  primero,  en  la  JanUlla 
Puse  el  pelo  qoe  me  diste; 
Acábete  la  camisa 
De  Cambray,  doblé  los  líeaioa, 

Y  estas  naguas  de  beatilla 
De  aderezar  acababa. 

DOfÍA  BLTIBA. 

Note  has  holgado.— Liida,(A(i.  á  aia.) 
iiMas  que  he  de  perder  el  Jotciot 
Mira  aquellos  ojos,  mira 
Aquella  frente,  aquel  cuerpo, 
Aquella  boca. 

LOCU. 

Es  la  misma. 

^a¡en  DON  DIEGO,  DOR  CÉSAR  t 
MONZÓN. 

BOIf  CÉSAB. 

Presto,  doB  Diego,  saldremos 
Yos  y  yo  de  aqnestt  enigma. 

■OIIXO!!. 

Y  yo  y  todo«  que  también 
Ando  loco  á  letra  vista. 

BORCiSAB. 

i  EWira^ 

boAa  tLnBA. 

¿Señor  don  César? 

DONCteAB. 

No  os  admire  esta  vjs|ta; 
One,  sabiendo  que  os  casáis, 
Pnera  acción  mal  parecida 
No  daros  el  parabiao. 

BOf  A  CLVIRA. 

Ya  sé  vuestra  cortesía. 

DON  DIEGO. 

Yo  también. 

doHa  ELVmA. 

No  hablo  con  vúB. 
nonoii. 

Alli  está. 

DOÍIa  BABEL.  (Ap.) 

Todos  se  admiran. 

BOU  CiSAB. 

¿Habéis  estado  esU  tarde 
En  casa? 

doÍIa  elviba. 

Pnes  quien  tenia 
Las  bodas  tan  4  la  puerta, 
¿Cómo  dejalla  podía? 

non  MEGO. 

¿Y  esta  doncella? 

BOffA  ELVIBA. 

También. 
soRioic. 

Es  mn j  gran  bellaquería ; 
Que  la  be  fisto  50... 

BOU  MEGO. 

Detente. 

■OKZON. 

Miren  qué  flema,  por  vida... 

DOftA  ELVItA. 

Señor  don  Diego,  si  ba  sido 
Para  hacerme  esta  visita 
Ocasión  del  parabién. 
Ya  está  la  trara  entendida; 

Y  asi,  vayase  á  su  casa 

Y  cuide  ilesa  ramilla; 
Porque  un  hombre  con  tres  hijos 

Y  obligaciones  antlgnas. 

No  es  cosa  que  le  conviene  . 
Andar  en  garxoneAas ; 

Y  porque  vuestra  merced, 
Aanqne  se  encoge  y  se  admira. 


604 

Sé  qae  me  entiende  muy  bien, 
No  digo  otras  niñerías 
De  señora  la  mayor, 
Oae  es  la  dama  de  las  Indias ; 
Mas  solamente  le  advierto, 
Para  que  todo  se  diga. 
Que  doña  Inés  Garibay 
Es  muy  grande  amiga  mia, 

Y  que  si  por  mi  está  tibio 
En  querella  y  en  servilla, 
Que  no  lo  deje  por  eso, 
Porque  ya  mi  amor  le  olvida. 
Tanto,  que,  si  no  me  engaño. 
Sube  la  escalera  arriba 

Mi  tio,  y  con  él  don  Pedro 

De  Puerto-Carrero  y  Silva, 

Para  hacer  las  escrituras ; 

No  se  vaya,  porque  sirva  ^ 

Con  los  aemás  de  testigo 

De  sus  celos  y  mis  dichas; 

Y  con  esto,  adiós. 

DON  DIEGO. 

Detente, 
Oye,  aguarda,  y  dime,  Elvira, 
Qué  tramoyas  son  aquestas. 
Con  que  el  sentido  me  quitas; 
¡Yo,  doña  Inés!  Yo  tres  hijos! 

DOÑA  ISABEL. 

Sosiégate,  por  mi  vida. 

D02f  DIEGO. 

j^Cómo  puedo,  si  la  escucho 
Tantos  disparates? 

DOÑA  ISABEL. 

Mira 
Que  no  lo  ha  sido  del  todo ; 
Porque  hay  testigo  de  vista. 
Que  la  ha  dicho  cuanto  has  hecho. 

DOX  DIEGO. 

Si  hoy  fué  la  primer  visita 
Que  hice  ala  dama  que  sabes, 
¿Cómo  se  muestra  ofendida. 
Diciendo  ^ue  tengo  ya 
Hijos,  mujer  y  familia? 

DOÑA  ISABEL. 

¿Pésate? 


EL  DOCTOR  JUAN  PÉREZ  DE  MONTALVAN. 


DON  DIEGO. 

No  pesara. 
Si  es  ella  como  la  pintas. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  oye,  César. 

DQN  CIÍSAR. 

Ya  escucho. 

DOÑA  ISABEL. 

Si  hubiese  en  aquesta  villa 
(Que  puede  ser)  una  dama 
Muy  amada  y  muy  querida 
De  ti,  que  amase  á  don  Diego, 
Por  servirle  y  por  servirla, 
¿  Llevarías  bien  su  amor? 

D05  CéSAR. 

Y  aun  se  lo  agradecerla. 

DON  DIEGO. 

¿Por  qué  lo  dices? 

DOÑA  ISABEL. 

Escucha ; 
Doña  Isabel  de  Molina 
¿Es  noble? 

DON  C¿SAB. 

Basta  su  nombre , 
Sin  que  otra  cosa  se  diga. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Es  hermosa? 

DON  CÉSAR. 

Como  tú. 
Que  eres  su  retrato. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Es  rica? 

DON  CÉSAB. 

Seis  mil  ducados  de  renta 
Tiene. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  esta  es  la  misma 
A  quien  hablaste  esta  tarde, 

(A  don  Diego,) 

Y  á  quien  don  César  estima. 

DON  CÉSAR. 

¿Cómo,  si  está  en  Guadalupe? 

DOÑA  ISABEL. 

Vino  de  la  romería. 


wmduk. 
¿Cómo»  ti  feogo  yo  ahora 
De  sa  casa,  donde  afimian... 

D0.^A  ISAaiL. 

¿Qué  bao  de  afirmar,  si  yo  soj 
Doña  Isabel  de  Molina? 

DORCáSAR. 

¿Qué dices?    . 

D09a  ISABEL. 

Que  por  doo  Diego 
He  servido  estos  dos  días 
A  esta  dama,  hasta  Teocer 
Mis  celos  y  mis  porfías. 

HONSON. 

En  el  pico  de  la  lengoa 
Lo  tuve,  por  vida  mia. 

nOÍlA  ISABIL. 

Las  trazas,  las  Invenciona, 
Las  onimeras,  las  mentiras 
Que  he  hecho  sabrás  despies. 
Si  quieres  que  las  repita. 

DONOÉSAB. 

No  habiendo  yo  de  ser  tnyo. 
Consiento  que  aquesta  dicha 
Sea  del  seiior  don  Diego. 

DON  DiEoo.  (A  MímIuM.í 
El  cual  te  ofrece  alma  y  vida. 

DOÑA  ISABEL. 

Mas  entremos  allá  dentro. 
Pues  todo  se  facilita* 

Y  haráse  en  breva  ana  boda. 

INÉS. 

Di  dos,  si  Monioaae 

DOftA 

Y  aqoi  acaba  la  doncella 
De  servir  i  doña  Elvin, 

Y  la  comedia  lanibien« 
Cuyo  poeta  os  snpliea 
Que  os  parexca  un  gustosa. 
Alegre  y  entretenida. 
Que  se  diga  que  no  mmP< 
Aonqae  mienu  qaien  lo  w^l 


FIN  DEL  TOMO  SEGUNDO  DE  DRAMÁTICOS  CONTSHrORÁNEOS  DE  LOPI  DB  VCCA. 


Á 


BiocRirieo*  T  cidncas  di 


Vegt  i  CiDlDr»,  y  tifot 

DO.  —  iNTKaDUCCIDII.    .      .      . 

Parte  primen.  .    .    . 


illíDte  y  discreta.  . 


oache  alambra  el  sol. .    . 


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