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Full text of "ECOfronteras"

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ECOSUR frente al cambio climático 

La yerdad científica: diálogo entre 
un matemático y un biólogo 




fk 









ECOFR0NTERAS 

número 44 / enero-abril 2012 

Esperanza Tuñón Pablas 

Directora General 

Dora Elia Ramos Muñoz 

Directora de Desarrollo Institucional 


Martha Duhne Backhauss 

Jefa del Departamento de Difusión y Comunicación 

Laura López Argoytia 

Coordinadora Editorial 


Riña Pellizzari Raddatz 

Diseño de Portada y Diagramación 

Patricia Carricart Ganivet 

Diseño de Páginas Centrales 



Los hongos, un reino aparte 2 


José E Sánchez y Gerardo Mata 

Un vistazo a la diversidad de hongos en Chiapas G 

René H. Andrade Gallegos 

El mundo de los hongos silvestres comestibles 8 

Felipe Rúan -Soto y Ramón Mariaca Méndez 

Intoxicaciones mortales por consumo de hongos: 

una cadena de errores 12 

Felipe Rúan-Soto, Ramón Mariaca Méndez y Ruth Alvarado 


José Ernesto Sánchez 

Asesoría Temática 


Alternativa ecológica para el cultivo de setas 1G 

José E Sánchez 


Trinidad Alemán, Everardo Barba 
Martha García, Laura Huicochea 
Pablo Liedo, Fernando Limón 
Ramón Mariaca, Eduardo Suárez 
Miguel Ángel Vásquez, Manuel Weber 
Consejo Editorial 

Redacción: Laura López. Revisión: Lourdes Ca- 
macho. Apoyo gráfico: Patricia Carricart. Dis- 
tribución general El Colegio de la Frontera Sur 
(Laura López). Distribución en las unidades: Os- 
car Chow, Nailely Salazar, Carmen Rosas, Fabiola 
Roque y Yolanda Renaud. 

El contenido de los artículos es responsabilidad 
de los autores. La adecuación de materiales, tí- 
tulos y subtítulos corresponde a los editores. La 
reproducción total o parcial de los textos requiere 
autorización: llopez@ecosur.mx 

ECOfronteras, Año 16, Número 44, enero-abril, 
es una publicación cuatrimestral de El Colegio de 
la Frontera Sur (ECOSUR), con domicilio en Ca- 
rretera Panamericana y Periférico Sur s/n, Barrio 
de María Auxiliadora, C.P. 29290, San Cristóbal 
de Las Casas, Chiapas, Teléfono: (967) 674 9000. 
Fax: (967) 674 9021. www.ecosur.mx. 

Reserva de Derechos al Uso Exclusivo núm. 04- 
2010-121518142600-102. ISSN en trámite. Am- 
bos otorgados por el Instituto Nacional del Dere- 
cho de Autor. 

Certificado de Licitud de Título núm. 13743, y Li- 
citud de Contenido núm. 11316. Ambos otorgados 
por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Re- 
visas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. 
Editora responsable: Laura López Argoytia. 
Publicación impresa por Editorial Fray Bartolomé 
de Las Casas A.C., con domicilio en Pedro Moreno 
7, Barrio de Santa Lucía, San Cristóbal de Las Ca- 
sas, Chiapas. Tel./fax: (967) 678 0564. 

Este número se terminó de imprimir el 15 de diciem- 
bre de 201 l P con un tiraje de 3,000 ejemplares. 


Hongos microscópicos en la agricultura: 
plaga o alternativa biológica para el control 

Graciela Huerta Palacios 


MIRAIMDOALSUR 

APUERTASABIERTAS 
La verdad científica. 

Diálogo entre un biólogo y un matemático 

Trinidad Alemán Santillán 

ECOSUR frente al cambio climático 

Bruce G. Ferguson, Trinidad Alemán Santillán, Adrián Benedetti, Ben de Jong, 
Guillermo Montoya, Helda Morales y Juan Jacobo Schmitter-Soto 

México y Centroamérica: origen y destino común 

Efraín Aguirre Cortés 


ENTREVISTA 

Microscopio y vida. 

Conversación con Jesús Carmona de La Torre 

Laura López Argoytia 


DELITERATURAYOTROSASU NTOS 
La milpa de Eleuterio 

Andrea Venegas Sandova! 


CARTAS 


18 

21 


22 

2G 

80 


84 


88 

40 


www.ecosur.mx 


Fe de erratas: En la revista Ecofronteras núm. 43, al final de la página 9, se menciona que Rosa E. Hernández es académica 
de la Universidad Autónoma de Chiapas, pero ella es personal de ECOSUR, 


DE NUESTRO POZC^-'* 



L os hongos son organismos que han 
jugado un papel importante en la vida 
de la humanidad, aun cuando quizá 
ésta no sabía que los hongos existían. 
Sólo así se explican, por ejemplo, los pro- 
gresos en la elaboración, desde hace más 
de 5 mil años, de alimentos como el pan, 
la cerveza o el vino, los cuales requieren de 
la acción indiscutible de ciertas levaduras. 

Existen, además, otros tipos de hon- 
gos y muchos cumplen funciones impor- 
tantes; ya en la primera mitad del siglo 
pasado se dieron a conocer las bondades 
de los antibióticos producidos a partir de 
hongos del género Penicillium. La presen- 
cia de estos organismos es amplia y sus- 
tantiva en otras esferas de la vida. Baste 
recordar que a veces, al planear campa- 
ñas de reforestación, se nos olvida que 
para sembrar un árbol se debe conocer 
cuál es el hongo que se asocia a la plán- 
tula en el suelo sujeto a reforestación; de 
otro modo hay un gran riesgo de que la 
campaña fracase. 

Cabe mencionar también que la de- 
gradación de la materia orgánica y de 
compuestos complejos que conforman 
los troncos de los árboles -como la ce- 
lulosa y la lignina-, o bien, los azúcares 
y almidones que constituyen las sustan- 
cias de reserva de frutas y vegetales, se 
da sobre todo gracias a la capacidad de 
los hongos para prosperar en ambientes 
húmedos. En tal sentido, cumplen una 
importante función ecológica de recicla- 
miento de la materia orgánica, lo que asi- 
mismo explica su capacidad para causar 
enfermedades en plantas, animales, e in- 
clusive, en otros hongos. Así, podemos 
percibir que estos seres invaden todo 
material, a condición que haya humedad 
suficiente: papel, alimentos, desechos de 
frutos y animales, tableros, paredes, te- 
las y un muy largo etcétera. 

Conocer estas capacidades y habilida- 
des en los hongos nos permite aprove- 
charlos mejor. Por ello, se habla ahora de 
hongos como herramientas útiles en agri- 
cultura o medicina, de hongos comesti- 


bles y de muchos otros casos. Dada la 
gran diversidad biológica que existe en la 
frontera sur del país, es lógico suponer 
que debe haber una gran diversidad de 
hongos en la región; de hecho, las tra- 
diciones indígenas documentadas -sobre 
todo en Chiapas- evidencian un cono- 
cimiento ancestral que se refleja en la 
presencia de un sinnúmero de hongos co- 
mestibles en los días de plaza y en mer- 
cados rurales. 

Al ser un grupo de organismos tan poco 
estudiado y con un potencial tan alto, de- 
cidimos elaborar este número de Ecofron- 
teras para invitar a nuestros lectores a 
observarlos, aprovecharlos y contribuir a 
su conservación y estudio. En el primer ar- 
tículo se describe su importancia en el ci- 
clo de la vida en la tierra, y también 
como generadores de bienes- 
tar y riqueza para la humani- 
dad. En el segundo texto se 
menciona la gran varie- 
dad de formas y gru- 
pos de hongos que se 
dan en Chiapas -esta- 
do de gran diversidad 
tropical- y el grado 
de avance logrado 
en su estudio. Los 
dos siguientes apar- 
tados destacan la di- 
versidad de especies 
comestibles y el vín- 
culo del conocimiento 
actual con las culturas ori- 
ginarias; además, se expresa 
la necesidad de generar acciones 
que eviten los riesgos de intoxicación con 
ejemplares silvestres. 


Posteriormente, se incluyen dos tex- 
tos en los que se plantean los resultados 
de investigaciones recientes; uno descri- 
be un método práctico y económico para 
el cultivo de setas en el medio rural, y el 
otro se refiere a los hongos microscópicos 
de importancia capital para el desarrollo 
de una agricultura sustentable. Espera- 
mos que estos materiales sean un apor- 
te para comprender mejor el reino de los 
hongos, un reino del que definitivamente 
queda mucho por descubrir. 

José E Sánchez, Area de Sistemas de Producción Alternativos 



DENUESTROPOZC^ 



2 ECOFRONTERAS 


ENTÉRATE 


DE NUESTRO POZC^-'* 


Los champiñones no son verduras 

| I a clasificación de los seres vivos por 
"| I afinidades permite formar grandes 
«S k grupos denominados reinos. Los más 
S conocidos son el “animal” y el “vegetal”; 
s | las bacterias conforman otro, pero, ¿qué 
^ pasa con los hongos? 

° Seguramente usted ha escuchado ha- 
blar de los hongos de los pies o de al- 
gunos que atacan plantas o animales, o 
bien, de hongos comestibles y de otros 
que son tóxicos. ¿Quién no conoce o tiene 
referencias del champiñón, de la levadura 
de cerveza o del apreciado cuitlacoche? 

Hasta hace algunos años, los especia- 
listas en hongos eran personas dedicadas 
a la botánica que recolectaban los orga- 
nismos en el campo y los secaban cui- 
dadosamente para conservarlos en un 
herbario y revisarlos en el microscopio 
cada vez que fuera necesario. Con el paso 
del tiempo, todo ha cambiado. Ahora los 
herbarios guardan hierbas, es decir, plan- 
tas, y como los hongos no tienen nada 
que ver con las plantas, ya no caben ahí. 
Por lo tanto -y esto no es nuevo, comen- 
zó hace más de 50 años- los hongos son 
estudiados por especialistas llamados mi- 
cólogos, y los ejemplares secos ya no se 
depositan en herbarios; se conservan en 
colecciones micológicas o en micotecas, 
las cuales son como bibliotecas que en 
lugar de tener libros, resguardan especí- 
menes secos e información sobre hongos. 

La separación de reinos puede parecer 
banal, pero ha surgido de una reflexión 


profunda. Los hongos no tienen clorofi- 
la (razón por la que no pueden realizar la 
fotosíntesis), no producen almidón como 
sustancia de reserva, sus paredes no es- 
tán formadas ni de celulosa ni de lignina, 
no tienen raíces ni semillas y su meta- 
bolismo está dotado de poderosas enzi- 
mas que realizan cierto tipo de digestión 
externa (los nutrientes son hidrolizados 1 
por las enzimas secretadas por el hon- 
go, que luego los absorbe). Todo esto los 
hace muy diferentes de las plantas y de 
ahí que se haya decidido separarlos para 
formar lo que actualmente se denomi- 
na el Reino de los Hongos o Reino Fungi 
{fungí: hongos en latín). 

Diversidad inimaginable 

¿Sabía usted que el reino de los hon- 
gos es mucho más numeroso que el de 
las plantas? Se ha estimado que pueden 
existir entre cinco y seis especies de hon- 
gos por cada especie de planta, lo que 
ha llevado a suponer que en nuestro pla- 
neta probablemente existen alrededor de 
un millón y medio de especies en el Rei- 
no Fungi. 

¿Y dónde están? Son organismos que 
viven en el suelo, en la hojarasca, en 
la materia orgánica y en varios lugares 
más. Muchos de ellos cumplen una fun- 
ción ecológica importante pues degradan 
la materia muerta de origen vegetal y ani- 

1 Hidrolizar es un proceso por el que pasan algunas 
sustancias al interactuar con el agua: se descomponen, 
se disuelven o modifican su estructura. 


El cuerpo de los hongos 





El micelio es el conjunto de filamentos que constituye el cuerpo fundamental del hongo; semeja a una raíz y con frecuen- 
cia está oculto, ya sea bajo la tierra, entre las hojas, inmerso en la madera o residuos. Si las condiciones ambientales y 
nutricionales son adecuadas, crece y da pie a la formación de otra parte del mismo hongo: un cuerpo reproductor en el 
que se forman las esporas, mismas que se esparcen y germinan cuando encuentran el medio adecuado. Este cuerpo 
reproductor es lo que llamamos “hongo” en el habla coloquial, pues es lo que las personas vemos a simple vista y 
es lo que se colecta para preparar alimentos. Si comparamos un hongo con un vegetal, el cuerpo reproductor es 
al hongo como el fruto al árbol. 


Fuentes: http://www.bio-nica.info/biblioteca/ReyesHongosFitopatogenos.pdf y 
http://www.smlucus.org/UserFiles/ Files/ 1 conceptos_basicos_sobre_macromicetos_con_citas.pdf 


ECOFRONTERAS 3 


DENUESTROPOZC^ 

EL impacto de los hongos en elámbito de la medicina y la salud 
humana no puede pasar de saperc ibido . Se habla de agentes 
anticancerígenos, antidiabéticos, antioxidantes, a ntihip e rte nsi- 
vo s, a ntiinfla ma to rio s, a ntib a c te ría no s, a ntiviia le s y muc ho s o tío s 
p id d uc id o s p o r ho ng o s. 


mal; es decir, ayudan a “limpiar” el ambien- 
te y ayudan al enriquecimiento del suelo. 

Los hongos que normalmente cono- 
cemos (excepto las levaduras), se cons- 
tituyen de estructuras filamentosas que 
recuerdan al algodón y que técnicamen- 
te se denominan micelio. Este micelio, en 
temporadas de alta humedad o de lluvia, 
produce cuerpos singulares que pueden 
ser perceptibles a simple vista (ma- 
croscópicos) o sólo con el microscopio 
(microscópicos). Unos se denominan su- 
periores o macromicetos (tienen el cuer- 
po reproductor visible y bien definido, 
por ejemplo, los hongos de sombrilla); 
otros se conocen como inferiores (como 
los mohos). Todos tienen características 
similares que permiten agruparlos en un 
reino distinto de los demás existentes en 
el planeta. 

Si fuese cierto que hay alrededor de 
1 .5 millones de especies de hongos en la 
Tierra, entonces el conocimiento que la 
humanidad tiene sobre ellos es definiti- 
vamente insignificante... ¡Solamente se 
ha descrito 5% de esa diversidad! Para 
ejemplificar esto, diremos que se esti- 
ma que existen unas 400 mil especies de 
macromicetos, de las que apenas se ha 
logrado cultivar un centenar. Nuestro dé- 


ficit de información y conocimiento pare- 
ce ser enorme. 

Impacto en la medicina 

Con un reino tan abundante y todavía por 
conocer, el futuro parece estar lleno de 
grandes sorpresas.., siempre y cuando 
los hongos se sigan conservando, estu- 
diando y conociendo mejor. 

Se ha visto que estos organismos son 
capaces de proveer a la humanidad de 
antibióticos, alimentos, medicamentos, 
bebidas, productos para la industria, tra- 
tamiento de desechos líquidos y sólidos. 
Además, el desarrollo de la micología y 
las ramas que la componen ha permitido 
disminuir las enfermedades causadas por 
ciertos hongos, desarrollar estrategias de 
control biológico de organismos conside- 
rados plaga, así como mejorar los rendi- 
mientos en la agricultura. 

Sin lugar a dudas, el impacto de los 
hongos en el ámbito de la medicina y la 
salud humana no puede pasar inadverti- 
do; es de lo más relevante y abrumador. 
Hoy se habla de agentes anticancerígenos, 
antimutagénicos, antidiabéticos, inmuno- 
protectores, antioxidantes, anticolesterolé- 
micos, antihipertensivos, antiinflamatorios, 
antimicrobianos, antibacterianos, anti- 


virales, antitrombóticos y muchos otros 
producidos por hongos. También se men- 
cionan hongos eficaces contra la tos, el 
asma, el enfisema, la bronquitis y como 
restauradores de funciones endocrinas, 
antiescleróticas e inclusive sexuales. 

Como muestra, no olvidemos que la 
penicilina es producida por un hongo... El 
mundo de la medicina y la farmacología, 
apenas en sus inicios en este tercer mile- 
nio, tiene en este reino una fuente abun- 
dante de nuevos productos para mejorar 
la calidad de vida de la humanidad. 

¿Micocultura, míceticultura 
o agricultura? 

Un aspecto interesante es que la ciencia 
y la tecnología en torno a los hongos han 
impulsado una evolución del lenguaje. El 
estudio de la micología y la micotecnolo- 
gía han introducido una cantidad enorme 
de términos nuevos que, sin embargo, son 
poco conocidos en el habla común: carpó- 
foro, basidiocarpo, hifa, micelio, micosis y 
tantos otros que han enriquecido el idioma 
sin ser realmente del dominio público; por 
tanto, hacen falta otras palabras para des- 
cribir nuevas circunstancias. 

Las palabras de seguro irán aparecien- 
do a medida que el uso las vaya exigiendo, 
o bien, las ya existentes ampliarán su sig- 
nificado. Por ejemplo, etimológicamente 
agricultura se refiere al cultivo de la tierra 
y por extensión, al de las plantas. Para el 
cultivo de árboles existe el término silvi- 
cultura. Aunque las denominaciones mi- 


< 



El “alimento” de los hongos 

Por su nutrición, los hongos se pueden clasificar en tres grandes grupos: 

Saprofitos. Se nutren a partir de materia orgánica muerta de origen animal o vegetal, y se les encuentra en pastos, sue- 
lo de bosques, excrementos y otros sitios. 

Parásitos. Viven a expensas de otros seres vivos, que pueden ser animales, vegetales y otros hongos. 

Simbiontes. Establecen relaciones con otros seres vivos, en las que ambos son beneficiados pues obtienen nu- 
trientes que por sí mismos no podrían conseguir. Los liqúenes, por ejemplo, son una asociación de hongos y al- 
gas; en los hongos micorrízicos, el micelio se relaciona con las raíces de plantas. 


Fuentes: http://www.bio-nica.info/biblioteca/ReyesHongosFitopatogenos.pdf y 
http://www.smlucus.org/UserFiles/ Files/ 1 conceptos_basicos_sobre_macromicetos_con_citas.pdf 


4 ECOFRONTERAS 


DE NUESTRO POZC^-'* 


cocultura o fungicultura ya se usan para 
referirse al cultivo de los hongos filamen- 
tosos, no existe nada para nombrar el 
cultivo específico de los hongos superio- 
res, los macromicetos. ¿Se utilizará por 
extensión la palabra agricultura o silvicul- 
tura? Esto parece realmente improbable. 
¿Se adecuará, entonces, la palabra mice- 
ticultura, que pareciera la más viable? 

Por otra parte, el término semilla pa- 
rece haber ampliado su significado: cabe 
recordar que los agricultores lo asocian 
con el elemento primordial para sembrar 
una planta e iniciar un nuevo ciclo de co- 
secha; no obstante, es también usado 
por quienes cultivan hongos comestibles 
para denominar el material que les ser- 
virá de inoculo, 2 al que también algunos 
-los menos- llaman “blanco de hongo”. 

Otra palabra que parece querer am- 
pliar su significado deriva de la agro- 
nomía: hay quienes se refieren a los 
“problemas agronómicos ” de las setas 
para referirse a las dificultades propias 
del cultivo de dichos hongos comestibles. 

2 Inocular se refiere a la transmisión de microorganis- 
mos a un medio de cultivo para que se reproduzcan. 


Ahora bien, quien cultiva plantas re- 
cibe el nombre genérico de agricultor, así 
que, ¿a quien cultiva hongos se le llamará 
fungicultor, micocultor o m iceticultor? ¿O 
acaso “honguero”? Por cierto, esta pala- 
bra se ha usado para referirse a aquellas 
personas que colectan hongos del cam- 
po y después los venden en el mercado. 

No sabemos si esos términos serán uti- 
lizados en un futuro, pero lo cierto es que 
en algunas áreas de México ya se le lla- 
ma seticultor a quien produce setas (hon- 
gos comestibles del género Pleurotus), así 
como “setero" a quien las vende. No hay 
que olvidar que el término champiñonero 
es de añejo, amplio y aceptado uso para 
referirse al gremio que se dedica al cultivo 
del champiñón ( Agaricus bisporus). 

Conocimiento en torno a los hongos 

No cabe duda que la agricultura ha desem- 
peñado un papel fundamental para las so- 
ciedades. Se trata de una actividad que 
tiene más o menos 10 mil años de anti- 
güedad, tiempo en el que la humanidad ha 
podido domesticar unas 35 mil plantas su- 
periores (las que se reproducen mediante 


semillas). Esas plantas cultivadas han pro- 
veído a las personas de alimento, fibras, 
combustibles, productos ornamentales y 
otros materiales que les han permitido vi- 
vir, digamos, en condiciones adecuadas. 

¿Qué podemos esperar entonces de 
un reino mucho más abundante? Por lo 
pronto, deseemos que haya más investi- 
gación para que no tardemos otros 1 0 mil 
años en domesticar 35 mil hongos... Afor- 
tunadamente el panorama es alentador. 
Las nuevas tecnologías permiten avanzar 
más rápido en el conocimiento de las es- 
pecies, y hay más interés y compromiso 
mundial por la investigación. Seguramen- 
te, el avance será más rápido. 

El reino de los hongos es muy diverso, 
muy abundante y muy poco conocido. Se 
requieren muchos estudios, muchos micó- 
logos y muchos micotecnólogos para que la 
humanidad pueda aprovechar el potencial 
invaluable que este reino representa. ¿O 

José E Sánchez es investigador del Area de Sistemas de Produc- 
ción Alternativos, ECOSUR Tapachula (esanchez@ecosur.mx). 
Gerardo Mata es investigador del Instituto de Ecología 
(gerardo.mata@inecol.edu. mx). 



René H. Andrade Gallegos 


DENUESTROPOZC^ 


Un vistazo a la diversidad de 


S in duda alguna, Chiapas es un lugar 
privilegiado por su riqueza cultural y 
natural. En cuanto a la riqueza na- 
tural, la entidad ostenta los primeros lu- 
gares de biodiversidad en el país, y sin 
embargo, no todas las formas biológicas 
existentes han sido suficientemente estu- 
diadas. Por ejemplo, poco se conoce del 
reino de los hongos, que incluye los mo- 
hos, las levaduras y cuerpos de muy va- 
riadas formas, como sombrillas, repisas 
o costras adheridas a ramas de árboles. 
También están las llamadas royas -que 
causan enfermedades en las plantas-, los 
liqúenes -que parecen manchas en árbo- 
les y rocas- y los hongos que provocan 
enfermedades a los animales, incluyendo 
a los humanos. 

El primer estudio sistemático relacio- 
nado con hongos en Chiapas se realizó 
hace 40 años. No obstante, el conoci- 
miento de estos organismos se remonta 
a los antiguos mayas, como se aprecia en 
la zona arqueológica de Izapa, de donde 
proceden esculturas que sugieren que los 
hongos tal vez se usaban con fines ali- 
menticios o ceremoniales. 

También han estado presentes duran- 
te mucho tiempo en prácticas medicina- 
les y, por supuesto, en la alimentación, 
notoriamente en la preparación de bebi- 
das y alimentos fermentados, a los que 
los mohos y levaduras brindan un distin- 
tivo sabor y aumentan su valor nutritivo, 
como es el caso del pozol agrio (bebida 
tradicional a base de maíz). 

¿Por qué es difícil conocer la 
diversidad de hongos? 

Por su ubicación geográfica y el relieve 
de su paisaje, en Chiapas es posible en- 
contrar varios tipos de vegetación asocia- 
dos a condiciones ambientales diversas. 
Gracias a esta variedad, se plantea que 

G ECOFRONTERAS 



DENUESTROPOZC^ 


ELprimerestudio sistemático relacionado c on hongo sen Chiapas 
se realizó hace 40 años. No obstante, el c o no c imiento de estos 
organismos se remonta a los antiguos mayas, c orno se aprecia 
en la zona arqueológica de Izapa, de donde proceden escultu- 
ras que sugieren que los hongos tal vez se usaban c on fines ali- 
me ntic io s o c e re mo nía le s. 


pueden existir unas 20 mil especies de 
hongos, -tanto microscópicos como ma- 
croscópicos-, pero sólo se han registrado 
unas 500, lo que significa que el 97.5% 
de ellas aún son desconocidas. Si en el 
futuro prevalecen la deforestación y el 
deterioro ambiental, un gran número de 
especies desaparecerán sin haber sido 
descritas. 

Se pueden mencionar varios facto- 
res que explican la dificultad de cono- 
cer más sobre los hongos, entre ellos, el 
que la mayoría “aparecen” principalmen- 
te durante la temporada de lluvias, así 
que se debe programar su búsqueda para 
esas fechas y hay que tener cierta fortu- 
na para que los ejemplares se encuen- 
tren en su fase óptima de desarrollo, a 
fin de que puedan ser identificables para 
los registros. 

Otra limitante es que los organismos de 
algunas especies no tienen ciclos anuales, 
es decir, aparecen cada dos o más años, o 
bien, son microscópicos y requieren técni- 
cas de búsqueda más complejas. Además, 
hay pocos especialistas dedicados a su 
estudio, y la literatura sobre hongos inclu- 
ye datos escasos de los trópicos, en donde 
se sitúa el sureste mexicano. Con todo, es 
muy importante “inventariar” las especies 
del entorno, pues el registro es una base 
para los estudios más detallados que pue- 
den orientar sobre los usos o el potencial 
de los diferentes hongos. 

Cabe mencionar que gran parte de la 
abundancia de otros organismos anima- 
les y vegetales depende directa o indirec- 
tamente de la presencia de los hongos. 
Esto sucede por las relaciones que se es- 
tablecen entre ellos y varias especies de 
plantas, algas o insectos, de las cuales 
algunas se benefician con la asociación, 


mientras que otras son afectadas por los 
hongos. Además, hay animales que los 
consumen, así que sus poblaciones de- 
penden hasta cierto punto de ellos; es el 
caso de algunos insectos y roedores, los 
que a su vez ayudan a dispersar las es- 
poras o “semillas” de los hongos a otras 
partes del bosque. Al saber más sobre los 
hongos, se puede obtener información in- 
directa acerca del equilibrio existente en 
algunos ecosistemas. 

Generalidades de los estudios en Chiapas 

Con el fin de sensibilizar a nuestros lec- 
tores respecto a la importancia del co- 
nocimiento de los hongos en Chiapas, 
mencionaremos algunos datos de repor- 
tes en el estado; la intención sólo es brin- 
dar un panorama general. En el caso de 
los hongos microscópicos, algunos cau- 
san problemas a los cultivos vegetales 
(fitopatógenos) y provocan grandes pér- 
didas a los productores; otros crecen so- 
bre algunos insectos y les causan daño 
(entomopatógenos), por lo que pueden 
ser parte de la solución al problema de 
plagas. También hay registros de las le- 
vaduras que crecen en el suelo y las que 
se usan en la fermentación del cacao y la 
elaboración de pozol, aunque por su im- 
portancia en la alimentación convendría 
impulsar más investigación sobre ellas. 

Además, se cuenta con varios estu- 
dios dedicados al conocimiento de los 
hongos que se encuentran en el aire y 
que podrían causar alergias o enferme- 
dades respiratorias. Para esto se han to- 
mado muestras en mercados, parques y 
centros hospitalarios. 

Respecto a los hongos del suelo con 
capacidad micorrízica (simbiosis con raí- 
ces de plantas), los datos provenientes 


de plantaciones de frutales muestran que 
su presencia incrementa la absorción de 
nutrimentos por parte de la flora; por lo 
tanto, se eleva la producción y el margen 
de utilidades para los productores. 

De los hongos macroscópicos existen 
investigaciones en diversas localidades y 
se han descrito especies que se conside- 
ran lignícolas por crecer en madera, hu- 
mícolas por desarrollarse en la hojarasca 
en descomposición, y terrícolas por cre- 
cer directamente en el suelo o por estar 
asociadas con las raíces de los árboles. 

Las regiones económicas de Chiapas 
en las que más se han colectado mues- 
tras de hongos son: Valles Zoque, Altos 
Tsotsil-Tseltal, Soconusco, Selva Lacan- 
dona y Maya. Para el resto de las regio- 
nes se requiere aumentar los muéstreos 
a fin de que el conocimiento de las espe- 
cies sea más representativo del estado. 
El mayor número de registros con que se 
cuenta corresponden a las familias perte- 
necientes a Xylariales (carbonosos), Poly- 
porales s.l. (con poros o tubos en la parte 
inferior), Agaricales (con la parte inferior 
asemejando a un libro y Royas (manchas 
en hojas de las plantas). 

Los hongos no crecen del mismo modo 
en cualquier lugar. Algunas especies de- 
gradadoras de la madera son más abundan- 
tes en las zonas cálido-húmedas, debido a 
que por acción de la temperatura, la ma- 
teria orgánica se degrada con rapidez. 
Los ejemplares de las regiones cálido-hú- 
medas son más pequeños en compara- 
ción con los de climas templados o fríos, 
y en estas últimas zonas se encuentran 
más especies terrícolas y micorrízicas. 
Estos conocimientos nos ayudan a cono- 
cer más de la riqueza natural del entorno, 
lo cual facilita las relaciones más armóni- 
cas entre las personas y el ambiente. g€) 


René Andrade es técnico de la Colección de Macromicetos, 
ECOSUR Tapachula (randrade@ecosur.mx). 


ECOFRONTERAS 7 



DENUESTROPOZC^ 




Felipe Rúan-Soto y Ramón Mariaca Méndez 


DE NUESTRO POZC^-'* 


Los hongos contienen de 19% a 35% de proteínas (el arroz tiene 
7.3%; la soya, 39.1%; la lee he , 25.2%). Se c o loe an sólo por debajo 
de la carne encuanto a contenido de proteínas, y muy porenc i- 
ma de otros productos vegetalesy animales. 


L a idea de que la dieta del campesi- 
no mexicano consiste principalmente 
en maíz no es del todo cierta. En el 
centro y sureste mexicano se tiene acce- 
so al consumo de una importante canti- 
dad de productos, ya que acompañando a 
las tortillas y al refrescante y llenador po- 
zol (masa de maíz fermentada o sin fer- 
mentar, desleída en agua), están el frijol, 
el chile y un buen número de plantas cul- 
tivadas en la milpa, el solar, el traspatio 
o el huerto familiar. La alimentación tam- 
bién incluye arvenses -plantas que sin 
ser sembradas, aparecen en el campo de 
cultivo-, vegetales y animales silvestres, 
insectos y arañas, así como otros produc- 
tos muy particulares: los hongos silves- 
tres comestibles. 

La población rural ha utilizado hongos 
para su alimentación desde hace miles de 
años. En México se consumen regular- 
mente una gran cantidad de especies 
silvestres, por ejemplo, en los pobla- 
dos alrededor del volcán La Malinche, en 
Tlaxcala, se ha registrado el consumo de 
74 hongos diferentes, y 73 en el estado 


de Michoacán. En los mercados locales 
también podemos apreciar el elevado nú- 
mero de especies que se comercializan; 
tenemos noticia de la venta de 52 espe- 
cies en los tianguis de Tlaxcala, 65 prove- 
nientes de la Sierra Nevada y expedidos 
en el Estado de México, Puebla, Distrito 
Federal, y hasta 1 12 en los mercados de 
Hidalgo. En total, en el país se han conta- 
do poco más de 350 especies de hongos 
comestibles silvestres. 

Mucho del desconocimiento sobre es- 
tos organismos en varios sectores de la 
población tiene su origen en la prohibi- 
ción que tuvo su consumo durante el vi- 
rreinato, debido a que los frailes católicos 
rechazaban el uso ritual de hongos aluci- 
nógenos en el centro de la Nueva España. 
Más tarde, la separación cultural entre 
los habitantes de las ciudades y del cam- 
po ha provocado una desconexión con la 


realidad rural a tal grado que práctica- 
mente el único hongo comestible que se 
conoce en las ciudades es el champiñón 
( Agaricus bisporus), y eso porque “vie- 
ne enlatado”. 

Regalo de la naturaleza 

Volviendo a los antiguos mexicanos, se- 
gún el cronista Bernardino de Sahagún, 
los hongos eran conocidos como nanacame 
o nancati Los que eran comestibles se agru- 
paban en iztacnanacame (hongos blancos), 
tlapalnanacame (rojos), c himalnanacame 
(amarillos) y teyhuinti (los que van del rojo 
al negro). 

Desde entonces, su consumo en Méxi- 
co y en el mundo se asocia con diferen- 
tes factores: es un alimento que el bosque 
brinda gratuitamente; con su venta se 
puede obtener una ganancia económica; 
su consistencia carnosa es de fácil diges- 




ECOFRONTERAS 9 


RAMÓN MARIACA 


DENUESTROPOZC^ 


En Chiapas se ha n id e ntific a d o más de 150 especies de hongos 
c ulturn Ime nte imp o rta nte s, re c o no c id o s p o r tse lta le s, tso tsile s, la - 
c andone s, tojo la bales, c huje s, mame s y zo ques, y se han registra- 
do alie dedorde 250 nombres vernáculos. 


e 

a 



tión y exquisito sabor, además de su gran 
valor nutritivo. 

En general, los hongos contienen de 19% 
a 35% de proteínas (el arroz tiene 7.3%; 
la soya, 39.1%; la leche, 25.2%). Es decir, 
se colocan sólo por debajo de la carne en 
cuanto a contenido de proteínas, y muy por 
encima de otros productos vegetales y ani- 
males. También son ricos en aminoácidos, 
como la lisina, y vitaminas, como la tiamina, 
riboflavina, niacina, biotinay ácido ascórbico. 

En diversas comunidades rurales las 
personas (llamadas “hongueros” de for- 
ma cariñosa en el centro de México) sa- 
len al bosque en la temporada de lluvias 
para recolectar en grandes canastas y cu- 
betas un sinfín de especies comestibles, 
mismas que llevan a su casa para prepa- 
rar deliciosos platillos o para comerciali- 
zarlos en los mercados cercanos (existen 
especies, como Morchella spp, conocida 
como mazorquita o morilla, que pueden 
venderse hasta en 500 pesos el kilogra- 
mo en la Ciudad de México). 

Cabe mencionar que hay quienes aso- 
cian ciertos fenómenos naturales o sobre- 
naturales con la presencia de determinados 
hongos, como es el caso de Ustilago ma- 
ydis (el cuitlacoche del centro de México), 
cuyo origen es atribuido lo mismo a ra- 
yos que a la presencia de malos vientos 


o al inadecuado comportamiento del cam- 
pesino. 

Los hongos en Chiapas 

A diferencia del centro de México y el esta- 
do de Oaxaca, donde existe una importan- 
te cantidad de estudios etnomicológicos 
(relación entre las culturas y los hongos), 
en el sur del país no hay muchas inves- 
tigaciones al respecto. Afortunadamente, 
durante los últimos seis años, en Chiapas 
se han realizado varios análisis derivados 
del interés de estudiantes y el impulso de 
El Colegio de la Frontera Sur y la Universi- 
dad de Ciencias y Artes de Chiapas. 

Si bien no hay tantos antecedentes 
del consumo de hongos en la zona maya 
del sur de México, se sabe del conoci- 
miento que tenían los pueblos precorte- 
sianos a partir de esculturas de piedra 
con forma de hongo y de representacio- 
nes pictográficas en el códice Dresde. Es 
probable que en ambos casos se trate de 
consumo ritual de hongos alucinógenos. 

Los estudios realizados han permitido 
identificar en Chiapas más de 1 50 especies 
de hongos culturalmente importantes, re- 
conocidos por tseltales, tsotsiles, lacan- 
dones, tojolabales, mames y zoques, y se 
han detectado alrededor de 250 nombres 
vernáculos. Por lo general, estos nombres 





DE NUESTRO POZC^-'* 


aluden a formas de objetos de la vida coti- 
diana o descripciones de su color o consisten- 
cia. Los hongos son utilizados para muchos 
otros fines además del alimenticio, como son 
las aplicaciones medicinales o forrajeras. 

En cuanto a hongos comestibles, se ha 
registrado el consumo de alrededor de 60 
especies. En tierras altas de clima templa- 
do, unas 25 especies se destinan a la ali- 
mentación, y en regiones de clima cálido, 
unas 10. Entre las especies preferidas por 
la población rural de Los Altos de Chiapas 
están: Amanita hayalyuy (yuyos), Lacta- 
rius índigo (llamado manayok en tsotsil,), 
Ramaria spp ( yisim chij en tsotsil), Armi- 
llaria spp (orejas de San Andrés) y Cantha- 
rellus cíbarius ( kanal manayok en tsotsil). 
En las selvas de Chiapas, las especies pre- 
feridas son Schizophyllum commune (xikin 
che ' en maya lacandón), Píeurotus djamor 
( sakitaj en tseltal), Auricularía spp (oreja 
de marrano) y Favolus tenuiculus ( kayoch 
en maya lacandón). 

Entre estos mismos pueblos existe un 
sinnúmero de platillos y formas de prepa- 
rar los hongos: asados en el comal o a la 
brasa, en caldo de verduras, de carnes o 
de masa y fritos, ya sean como elemen- 
to central o como acompañamiento de un 
guiso más elaborado. Es muy generalizada 
la percepción de los hongos como carne , y 
a veces se usan como sustitutos de ésta. 

En algunas regiones del centro de 
México existen criterios populares para dis- 
tinguir los hongos comestibles de los tóxi- 
cos -los cuales no deben ser seguidos al 


pie de la letra-, como el ennegrecimiento 
de los ajos o de objetos de plata al cocer- 
los con hongos venenosos, o los cambios 
de color de alguna parte del sombrero al 
ser cortado. Los grupos étnicos chiapane- 
cos no aluden a este tipo de criterios, sino 
que destacan el aprendizaje con los padres 
y los abuelos, basado en una cuidadosa 
observación. 

¡A probarlos! 

Por su continuo contacto con el ambien- 
te, la población rural generalmente tiene 
un gran conocimiento acerca de los hábi- 
tats donde crecen los hongos, por ejem- 
plo, cuáles son los árboles sobre los que se 
pueden encontrar diferentes especies, las 
fechas precisas de su aparición, las con- 
diciones ambientales de humedad y de 
temperatura que necesitan; inclusive se 
reconoce su importante función en el reci- 
claje de nutrimentos. 

En algunas zonas, la mayoría de los 
hongos comestibles recolectados se desti- 
nan al consumo familiar y sólo en ocasio- 
nes el producto va a parar a los mercados 
locales o regionales. Las personas los co- 
lectan si durante su trayecto al monte o 
a la milpa encuentran las especies de su 
agrado, y los llevan a su casa en morrales 
o bolsas de plástico. 

En ese sentido, en tierra caliente, la co- 
mercialización de hongos en los mercados 
no es una práctica muy desarrollada; en 
cambio, en sitios como los Altos de Chia- 
pas se trata de una actividad sumamente 


importante. En los mercados de San Cris- 
tóbal de Las Casas se venden al menos seis 
especies de hongos silvestres: Hypomy- 
ces lactiflorum (conocido en tsotsil como 
chakatob), Agaricus spp. (champiñones sil- 
vestres), Ramaria spp (barbas de chivo), 
Ustilago maydis ( tok en tsotsil), Amanita 
jaksoniiy A. hayalyuy (yuyos). Las dos úl- 
timas destacan por el aprecio que la pobla- 
ción les tiene y por su volumen de venta. Su 
costo llega a alcanzar 50 pesos la medida 
(tres o cuatro hongos de tamaño mediano). 

Lamentablemente, muchos de los co- 
nocimientos y tradiciones relacionados con 
la recolecta y el consumo de hongos silves- 
tres están siendo desplazados por nuevas 
formas de pensar y de vivir. Es triste escu- 
char alusiones a los hongos como un “ali- 
mento de pobres”, expresión que parece 
englobar el recuerdo de un pasado al que 
no se quiere pertenecer nuevamente. Sin 
embargo, es muy importante reconocer to- 
dos aquellos conocimientos locales, revalo- 
rarlos y contribuir a su reproducción. 

Así es que cuando llegue la siguiente 
temporada de lluvias, si en el mercado ve- 
mos yuyos, barbas de chivo u orejitas de 
San Andrés, recordemos lo importante que 
son en la economía y en la alimentación de 
mucha gente, y por qué no, ¡animémonos 
a probarlos! ¿O 

Felipe Rúan es profesor de la Universidad de Ciencias y Artes 
de Chiapas y miembro de la Consultorio en Recursos Natura- 
les y Desarrollo Social Yaxal-Na (ruansoto@yahoo.com. mx). 
Ramón Mariaca es investigador del Área de Sistemas de Produc- 
ción Alternativos, ECOSUR San Cristóbal (rmariaca@ecosur.mx). 


< 





El alimento de los dioses 

El consumo de hongos comestibles se remonta a la prehistoria. Los primeros datos escritos corresponden a varios siglos 
antes de Cristo en el sur de Asia y en la antigua Grecia. Hay referencias de que en las culturas orientales han sido em- 
pleados desde hace siglos, sobre todo en China y Japón. 

Los griegos creían que los hongos proveían de “fuerza” a los guerreros en batalla; para los faraones en Egipto eran un 
“bocadillo exquisito” y un “alimento de los dioses”, para los romanos representaban un platillo especial que era ser- 
vido únicamente en ocasiones festivas; los chinos los consideraban un alimento saludable, “elíxir de la vida”, y en 
el México prehispánico los usaban en prácticas religioso-terapéuticas. 

Fuente: Setenta recetas con hongos comestibles, Lilia Moreno Ruiz, ECOSUR, 2008 
(alusiones a “The Nutritional and Medical Valué of Edible Mushroom", texto de S. T. Chang y P. G. Milles). 


ECOFRONTERAS 


DENUESTROPOZC^ 


Intoxicaciones mortales por consumo de hongos: 

una cadena de errores 



Felipe Rúan-Soto, Ramón Mariaca y Ruth Alvarado 


DE NUESTRO POZC^-'* 


U na mañana de junio de 2005, San 
Cristóbal de Las Casas, Chiapas, ama- 
neció con un alarmante encabezado 
en un diario local: “Alerta por hongos ve- 
nenosos que matan”. La noticia derivó de 
que 10 indígenas tseltales de la comuni- 
dad de Kotolte' llegaron al hospital de la 
Secretaría de Salud intoxicados por comer 
hongos. Lamentablemente, nueve personas 
murieron. 

De junio de 2005 a julio de 2007, la 
Secretaría de Salud reportó 60 casos de 
intoxicación por consumo de hongos en 
Chiapas (en los municipios de San Cris- 
tóbal de Las Casas, Chenalhó, Chamu- 
la y Tenejapa), de los cuales 22 resultaron 
en decesos. Estos terribles acontecimien- 
tos fueron materia de discusión y asombro 
entre la sociedad de Los Altos de Chiapas; 
ocuparon primeras planas de diarios, espa- 
cios en la radio y la televisión, y reunieron 
a representantes de gobierno y autoridades 
sanitarias. 

Con el paso del tiempo, en la men- 
te de muchas personas quedaron pregun- 
tas sin responder: ¿Hay varios hongos 
mortales en el bosque? ¿Si los toco pue- 
do morirme? ¿Por qué fallecieron per- 
sonas indígenas si ellos tienen un gran 
conocimiento de la naturaleza? ¿Debería 
prohibirse la venta de hongos en los mer- 
cados? En este texto intentaremos res- 
ponder algunos cuestionamientos. 

Hay más hongos “buenos” que “malos” 

En México existen alrededor de 350 espe- 
cies de hongos comestibles; en contraste, 
existen menos de 75 especies venenosas 
de las que sólo cuatro han causado intoxi- 
caciones mortales: Amanita virosa, Ama- 
nita bisporigera, Amanita ver na y Galerín a 
marginata (de esta última se tienen que 
consumir alrededor de 20 hongos para 
disparar el cuadro clínico). En Chiapas hay 
registros de no más de 20 especies tóxi- 
cas y sólo tres pueden causar la muerte. 
Estas cifras no dejan lugar a dudas de que 
son más los hongos benéficos que los que 
ocasionan daño. 


Aunque son pocas las especies real- 
mente peligrosas, sus efectos son fulmi- 
nantes en el cuerpo. La intoxicación no se 
produce al tocar los hongos, sino al comer- 
los; por ejemplo, con sólo ingerir dos cen- 
tímetros cuadrados de la especie Amanita 
virosa, las toxinas son asimiladas por el 
organismo causando vómito, diarrea, con- 
vulsiones, hemorragias intensas, daño he- 
pático irreversible y finalmente la muerte. 

Cambio cultural: primer error 

A través de muchos años de investigacio- 
nes en los Altos de Chiapas, nos hemos 
dado cuenta del gran conocimiento tradi- 
cional que existe en torno a los hongos en 
las poblaciones rurales. Los conocimien- 
tos son precisos respecto a las caracterís- 
ticas morfológicas de estos organismos, 
sus nombres, los sitios donde se encuen- 
tran y sobre todo, los mecanismos para 
diferenciar los ejemplares tóxicos de los 
comestibles. 

Sin embargo, esos conocimientos y 
prácticas son parte de una memoria que 
está “muriendo de inanición”. En el nuevo 
estilo de vida que muchos habitantes de 
comunidades rurales llevan o aspiran lle- 
var, se ha vuelto irrelevante salir al bos- 
que con los abuelos para aprender aquellos 
saberes, así que hay deficiencias en las 
formas de transmitir la información que 
permite reconocer los hongos de manera 
efectiva. 

Entonces, la combinación de dos facto- 
res mantiene un riesgo latente de intoxi- 
caciones: el conocimiento incompleto y la 
todavía necesaria dependencia de alimen- 
tos que el bosque otorga, como los hongos. 

Deficiente atención médica: 
segundo error 

Son por todos conocidas las dificultades 
que tiene la población rural para acceder 
a servicios de salud, lo cual es más grave 
cuando llegar al hospital no es sinónimo 
de recibir una buena atención y aliviarse. 

Lamentablemente, los médicos en Chia- 
pas y en el resto del país no están prepa- 


rados para atender casos de intoxicaciones 
por hongos. El mismo sector salud recono- 
ce una ausencia total de capacitación en el 
tema entre los miembros de su personal: no 
están familiarizados con las distintas sinto- 
matologías ni con los trastornos fisiológicos 
provocados por cada especie y por lo tan- 
to, no aplican los tratamientos específicos. 

Acciones estatales sin 
fundamento: tercer error 

El desconocimiento y la falta de informa- 
ción ante un evento como el ocurrido pro- 
voca miedo, y esto puede desencadenar 
respuestas y acciones poco fundamenta- 
das. A pocas horas de los primeros de- 
cesos en San Cristóbal de Las Casas, la 
Secretaría de Salud prohibió la venta de 
hongos, tanto silvestres como cultivados, 
en tiendas de autoservicio y en mercados 
populares. Asimismo, activó una campa- 
ña de difusión a través de radio, televi- 
sión, carteles y altavoces, cuyo mensaje 
fue: “no consuma hongos porque podrían 
causarle la muerte”. 

A partir de estas acciones, decenas de 
personas involucradas con la recolecta y 
venta de hongos silvestres en mercados 
locales y regionales dejaron de perci- 
bir ingresos económicos, otros grupos 
de productores vieron interrumpidos sus 
proyectos de cultivo de especies comes- 
tibles, y sobre todo, se detonó una fobia 
hacia un recurso sustantivo en términos 
económicos y nutrimentales. Con el paso 
de los años, todo este fenómeno ha te- 
nido efectos difíciles de calcular, pero sin 
duda se ha puesto en riesgo la continui- 
dad de una práctica tradicional. 

Una luz al final del túnel 

Afortunadamente no sólo hubo errores y 
desatinos; también existieron espacios 
para el diálogo y la reflexión. Por iniciati- 
va de la Jurisdicción Sanitaria número II, 
desde 2005 se formó el Comité de Salud 
Zona Altos, integrado por representantes 
de distintas instituciones gubernamenta- 
les, secretarías de estado, instituciones 


ECOFRONTERAS |3 


DENUESTROPOZC^ 


Mediante ferias, exposicionesy o tro s evento s de difusión se mostró 
que los hongos silvestres son una alternativa ec onómic a y alimen- 
taria con profundas raíc es en la tradición de los pueblos de losAl- 
tosde Chiapas, y es posible aprovecharlos de manera segura. 


académicas, centros de investigación y 
asociaciones civiles. El comité surgió con 
el objetivo de discutir acciones para re- 
ducir los riesgos derivados del consumo 
de hongos, y se ha coincidido en que la 
información y la educación son las prin- 
cipales herramientas que ayudarán a la 
población a evitar accidentes. 

Entre otras actividades, en 2008 se 
organizó la Primera Feria del Hongo en 
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. 
Ahí se difundieron distintos aspectos del 
aprovechamiento de los hongos comes- 
tibles. Grupos de productores de hongos 
mostraron al público el proceso de culti- 
vo, haciendo énfasis en los valores nu- 
trimentales y en la confiabilidad de su 
producto. Organismos gubernamentales, 
como la Secretaría de Salud y el Institu- 
to de Protección Civil para el Manejo Inte- 
gral de Riesgos de Desastres, explicaban 
las acciones que la gente debe de tomar 
en caso de sufrir una intoxicación. Ins- 
tancias académicas, como el Instituto de 
Historia Natural y Ecología, El Colegio de 


la Frontera Sur y la Universidad de Cien- 
cias y Artes de Chiapas, usaron carteles, 
fotografías, trípticos y muestras de hon- 
gos frescos para destacar la importancia 
y el valor cultural de las especies comes- 
tibles silvestres, las precauciones que se 
deben tener en la recolección y las carac- 
terísticas de los ejemplares venenosos. 

En 2009 se realizó una segunda edición 
de la feria, con exposiciones periféricas en 
los municipios de San Juan Chamula, Zi- 
nacantán, San Andrés Larráinzar y La Tri- 
nitaria. Con estas ferias, exposiciones y 
otros eventos de difusión se mostró que 
los hongos silvestres son una alternativa 
económica y alimentaria con profundas 
raíces en la tradición de los pueblos de los 
Altos de Chiapas, y es posible aprovechar- 
los de manera segura. 

Hacia el futuro 

Pese a los accidentes lamentables y las 
subsecuentes decisiones erróneas, tanto 
el sector académico como el gubernamen- 
tal y la sociedad civil dieron un ejemplo de 


cómo mediante el acercamiento, el diálogo, 
la reflexión, la voluntad y las acciones fun- 
damentadas se puede revertir la cadena de 
errores, tomar las precauciones necesarias, 
capacitar a los involucrados y socializar la 
información con la población. 

Por desgracia, en otros sitios del país, 
como algunos municipios de Puebla e Hi- 
dalgo, la misma cadena de errores está 
ocurriendo hoy en día: intoxicaciones, pro- 
hibiciones, atención hospitalaria deficiente 
y aniquilamiento de tradiciones culturales. 

Esperemos que la experiencia de Chia- 
pas sirva de ejemplo para que los gober- 
nantes y los diferentes actores involucrados 
en la recolecta-comercialización-consumo 
de hongos silvestres lleguen a acuerdos 
en beneficio del pueblo, sus tradiciones 
culturales y su soberanía alimentaria. í€) 

Agradecimientos 

Agradecemos a la bióloga Amar anta Ramírez Terrazo 
y a la estudiante Marisa Ordaz Velázquez los comen- 
tarios al escrito. Algunos datos de este texto fueron 
tomados de la tesis “Conocimiento micológico local y 
micetismo: una aproximación a la etnomicología tsel- 
tal de Kotolte’, Tenejapa, Chiapas, México”, de Ruth Ai- 
varado Rodríguez. 

Felipe Rúan es profesor de la Universidad de Ciencias y Artes 
de Chiapas y miembro de la Consultorio en Recursos Naturales 
y Desarrollo Social Yaxal-Na (ruansoto@yahoo.com. mx). Ra- 
món Mariaca es investigador del Área de Sistemas de Produc- 
ción Alternativos, ECOSUR San Cristóbal (rmariaca@ecosur.mx). 
Ruth Alvarado trabaja en la Comisión Nacional de Áreas Natu- 
rales Protegidas (ralvarado22@yahoo.com. mx). 


3 


Amanita virosa 


Amanita muscaria 




14 ECOFRONTERAS 





Publicaciones de ECOSUR 



Los macromicetos del Jardín Botánico de ECOSUR “Dr. Alfredo Barrera Marín 
El cultivo de setas Pleurotus spp en México 
La biología y el cultivo de Pleurotus spp 
Sigatoca negra. Un compendio bibliográfico 

Cultivo, mercadotecnia e inocuidad alimenticia de Agaricus bisporus 
Colecciones biológicas de El Colegio de la Frontera Sur, México 


Información y ventas: Laura López Argoytia, (967) 6749000, ext. 1 784, l¡bros@ecosur.mx/www.ecosur.mx 





jffjjl 


mí 









DENUESTROPOZC^ 


Alternativa 



Setas Pleurotus ostreatus cultivadas en un sustrato 
composteado por autocalentamiento. 



Bolsas con setas en crecimiento en un sustrato com- 
posteado ecológicamente. Ejido Alpujarras, Cacahoatán, 
Chiapas. 



Crecimiento de Pleurotus ostreatus en un pasto pangóla 
pasteurizado por autocalentamiento. 



Cajón de madera para la pasteurización ecológica del 
sustrato. 


Particularidades del cultivo de hongos 

je ^ ara tener éxito en el cultivo de setas 
r (hongos comestibles del género Pleu- 

^ I rotus), un productor debe esmerar- 
se en la preparación de la materia prima 
que utiliza. Esta preparación implica elimi- 
nar o inhibir los microbios y otros hongos 
que puedan causar problemas al creci- 
miento de las setas. El método comercial 
de tratamiento más utilizado en el mundo 
es la pasteurización con vapor; sin embar- 
go, tiene un costo por el uso de energía y 
de equipo, el cual puede resultar alto y li- 
mitante en varias comunidades rurales. 

En Chiapas, para evitar este costo, casi 
todos los cultivadores utilizan un método 
alternativo de tratamiento por desinfección 
mediante “inmersión alcalina”. Es muy ba- 
rato y simple, y ya se emplea también en 
Guatemala y otras partes de México. Fun- 
ciona bien a pequeña escala, aunque presen- 
ta cierta ineficiencia en el control de moscas 
(las larvas y los huevecillos que trae el sus- 
trato del campo no son afectadas); no pro- 
porciona una protección eficaz al sustrato 
porque depende sólo del pH; el control de la 
humedad por drenado al aire libre es difícil, 
sobre todo en lugares con clima lluvioso; la 
desinfección requiere de un suministro im- 
portante de agua limpia para realizar la in- 
mersión, agua que después se desecha. 



Cajón de madera recubierto de aislante térmico utilizado 
en el ejido Alpujarras, Cacahoatán, Chiapas. 


Por todo esto, en El Colegio de la Fron- 
tera Sur se ha desarrollado una técnica de 
pasteurización alternativa que podría de- 
nominarse “ecológica” porque aprovecha 
la característica de los residuos vegeta- 
les de producir calor cuando se les apila 
o amontona en un lugar determinado. El 
método, muy simple, controla la hume- 
dad -lo que reduce el consumo y desper- 
dicio de agua-, regula el pH y proporciona 
un tratamiento térmico real al sustrato; 
se eliminan microorganismos y organis- 
mos dañinos y se facilita el desarrollo del 
hongo deseado. Es un método de “auto- 
calentamiento” que no exige consumo de 
energía externa. 

Para quienes estén interesados en este 
proceso, a continuación explicamos algu- 
nos de sus pasos. El texto puede sonar 
técnico para varios lectores y lectoras de 
Ecofronteras, pero seguramente será de 
utilidad para las personas relacionadas 
con el cultivo de hongos, por lo que nos 
interesa darlo a conocer. 

El sistema de pasteurización ecológica 

La materia prima (o sustrato) se res- 
quebraja cuando se usa olote de maíz, o 
bien, se corta o se muele si se trata de 
un pasto. Se mezcla con cal y con agua 
suficiente para alcanzar 65% de hume- 



Cajón lleno de sustrato, listo para iniciar la pasteurización. 


IB ECOFRONTERAS 




DE NUESTRO POZC^-'* 



dad, y después, el sustrato se deposita 
en un recipiente adecuado. Este recipien- 
te adquiere particular importancia por- 
que debe conservar el calor que produce 
la pila de residuos y permitir la oxigena- 
ción del sustrato, ya que el proceso es ae- 
robio. Puede usarse un cajón de madera, 
un tanque de cemento o un contenedor 
de fibra de vidrio. Lo importante es evitar 
la pérdida del calor que produce el api- 
lamiento y mantener un proceso aerobio 
para evitar la fermentación. 

Es fundamental dar a la pila el volu- 
men o el tamaño suficiente para que haya 
una generación importante de calor. En- 
tre más grande sea la cantidad de sustra- 
to que se procesa, mayor será la cantidad 
de calor producido. Sin embargo, hay que 
tomar en cuenta que a mayor cantidad 
de sustrato, mayor dificultad para remo- 
ver, palear, mezclar y airear la pila; suele 
bastar con un recipiente de un metro por 
lado (1 m 3 ) al que le caben un poco más 
de 200 kg de pasto o rastrojo húmedo. 

Para que inicie el proceso es necesa- 
rio esperar a que todo el sustrato alcan- 
ce una temperatura mínima de 50-55 Q C, 
lo cual por lo general tarda un día. Al tér- 



para el cultivo de setas 


mino de este tiempo, el sustrato debe ser 
volteado para airearlo; después se deja 
reposar nuevamente para que recupere la 
temperatura alcanzada y la mantenga unas 
10 horas, y así concluye el tratamiento de 
pasteurización. Con ciertas condiciones 
climáticas tropicales y a una temperatura 
ambiente promedio de 20-22 Q C, el proce- 
so no tarda más de 48 horas. 

Este método ha sido empleado con 
éxito en terreno de cultivadores organiza- 
dos en cooperativas. Durante 2011, en el 
proyecto “Innovación socioambiental para 
el desarrollo en áreas de alta pobreza y 
biodiversidad en la frontera sur” -coordi- 
nado por la Red de Espacios de Innova- 
ciones Socioambientales (REDISA)-, se 
realizó una investigación participativa en 
el ejido Alpujarras, en Cacahoatán, Chia- 
pas, con resultados muy satisfactorios. Se 
utilizó un cajón de madera y para una me- 
jor retención de calor se forró con aislan- 
te térmico (capa de poliuretano de 2 cm 


de espesor); se alcanzaron las tempera- 
turas de pasteurización en menos de 48 
horas. Después de sembrar, se obtuvieron 
valores de cosecha de hongos de 1 00% de 
eficiencia biológica, lo cual es muy bueno 
desde el punto de vista comercial. 

Como se puede apreciar, no fue nece- 
sario sumergir el sustrato en agua para 
humedecerlo. Basta con agregar la can- 
tidad exacta de agua para obtener la hu- 
medad deseada; sin embargo, el material 
debe ser volteado y bien mezclado para 
distribuir homogéneamente la humedad. 
Así, se reduce el consumo de agua al es- 
trictamente indispensable y se controla la 
humedad, lo que brinda ventajas sobre el 
método de desinfección alcalina. El princi- 
pal beneficio es que al ser un tratamiento 
térmico, la protección al sustrato por eli- 
minación de contaminantes es mucho más 
eficiente. ¿O 

José E Sánchez es investigador del Área de Sistemas de Produc- 
ción Alternativos, ECOSUR Tapachula (esanchez@ecosur.mx). 


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Los mixomicetos 

Los mixomicetos, mixomicetes o mixos son unos organismos muy peculiares. Antes se les consideraba hongos, pero de- 
bido a que tienen movilidad y a que ingieren sus nutrientes en lugar de absorberlos, en la actualidad se les ubica en el 
Reino Protozoa. Tienen tres formas de desarrollo: primero está la mixoameba (parece ameba unicelular); luego el lla- 
mado hongo mucilaginoso -una masa gelatinosa que se desplaza lentamente-; por último, el moho desarrolla un cuerpo 
reproductor que forma esporas, y en esto hay semejanza con los hongos. Sus “esporangios” son muy espectacu- 
lares y suelen atraer a fotógrafos de la naturaleza. Algunas partes del cuerpo de varias especies son comestibles; 
en Veracruz se comen fritos y se les llama “caca de luna”. 

Fuente: http://www.ual.es/GruposInv/myco-ual/mixos.htm (Universidad de Almería), 
y Diversidad biológica en Chiapas , Mario González, Neptalí Ramírez y Lorena Ruiz, ECOSUR, 2005. 


ECOFRONTERAS |7 


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18 ECOFRONTERAS 



Graciela Huerta 


DENUESTROPOZC^ 


C uando se habla de hongos es común 
que a nuestra mente llegue una ima- 
gen de uno en forma de sombrilla, el 
cual hemos visto crecer sobre el manti- 
llo de los bosques. Sin embargo, la gran 
mayoría de ellos no se ven a simple vis- 
ta, por lo que se les llama hongos micros- 
cópicos; habitan en el suelo, en el agua, 
en la superficie o al interior de animales 
y plantas. 

Los hongos microscópicos tienen es- 
tilos de vida muy variados; pueden vivir 
en el suelo, desintegrando la materia or- 
gánica, o bien, pueden establecer relacio- 
nes benéficas (sinérgicas) o antagónicas 
(no favorables) con las plantas, animales, 
insectos, otros hongos y bacterias. Man- 
tener sus interacciones con los organis- 
mos en los que viven y con su ambiente 
es muy importante para la estabilidad de 
los ecosistemas. 

Estos seres imperceptibles al ojo huma- 
no, juegan un destacado papel en los cul- 
tivos: algunas especies pueden convertirse 
en peligrosas plagas, mientras que otras 
pueden ser aliadas de los productores y 
ayudar a controlar insectos u hongos-plaga. 

Benéficos versus patógenos 

Los cambios producidos en el ambiente 
al transformar ecosistemas naturales en 
agroecosistemas (espacios de cultivo de 
plantas) causan un fuerte impacto en la 
dinámica de los organismos. Por ejemplo, 
las poblaciones de especies que obtienen 
alimento de los cultivos, suelen incremen- 


tarse considerablemente; se vuelven plaga 
y causan pérdidas económicas. Éste es el 
caso de diversos hongos microscópicos, a 
los que por su habilidad para enfermar a las 
plantas cultivadas y reducir su capacidad 
para producir alimento, se les llama pató- 
genos. 

Sin embargo, hay hongos que no afec- 
tan a las plantas sino a otros hongos que 
sí lo hacen, así como a insectos que dañan 
los cultivos. Estos hongos se consideran 
microorganismos benéficos que pueden in- 
cluirse en un programa de manejo integral 
de plagas. 

Cabe mencionar que el manejo inte- 
grado de plagas, en términos generales, 
es la combinación de varios métodos so- 
cial, ambiental y económicamente viables 
para el control de plagas. Incluye compo- 
nentes como las trampas para insectos o 
formas de controlarlos con otros organis- 
mos, en lugar de usar sólo plaguicidas. 

En la interrelación de hongos benéfi- 
cos ya sea con hongos patógenos o con 
insectos plaga, o bien, entre hongos pa- 
tógenos con plantas, alguno de los gru- 
pos se ve necesariamente desfavorecido 
por el crecimiento del otro, por lo que se 
les llama grupos antagónicos. En este es- 
crito sólo abordaremos algunos ejemplos 
de relaciones antagónicas que los hongos 
microscópicos establecen con ciertos fru- 
tales tropicales, con hongos patógenos 
de plantas y con insectos que se conside- 
ran plaga para los cultivos. 


Enfermedades de las plantas 

La alta humedad relativa y la tempera- 
tura de las regiones tropicales, favore- 
ce el crecimiento de hongos patógenos 
de plantas, los cuales pueden provocar la 
pérdida de hasta la mitad de la produc- 
ción en algunos cultivos. 

Entre las enfermedades de mayor im- 
portancia en el sureste de México se en- 
cuentran la sigatoca negra del plátano, 
causada por el hongo Mycosphaerella fi- 
jiensis. Por la acción de este patógeno, 
las hojas de la planta se chamuscan, y si 
no se controla puede reducir más de la 
mitad del peso del racimo. 

También hay que mencionar la an- 
tracnosis, considerada como una de las 
principales enfermedades de frutales en pos- 
cosecha. La provocan diferentes especies 
de Colletotrichum. El hongo causa necro- 
sis en hojas jóvenes, flores, frutos verdes y 
maduros, pero el daño más fuerte se pre- 
senta durante la etapa de floración y fructi- 
ficación, y puede causar pérdidas mayores 
al 50% en la producción de papaya, man- 
go, carambola, guanábana, aguacate, ma- 
rañón y café, entre otras frutas. 

Tradicionalmente, el manejo de las en- 
fermedades se basa en la aplicación de 
fungicidas (sustancias químicas para com- 
batir o limitar el crecimiento de hongos) 
en combinación con algunas prácticas cul- 
turales, como quitar el tejido enfermo 
(deshoje, poda sanitaria, eliminación de 
chicotes). Con frecuencia, nada de esto 
logra un nivel satisfactorio de control, por 





lo que es común tener daños significati- 
vos después de la cosecha o detectar la 
aparición de cepas de hongos resistentes 
a los fungicidas de mayor uso, además de 
los problemas ambientales que causan las 
sustancias químicas. Entonces, encontrar 
tratamientos alternativos es fundamental. 

Hemos observado a diversas bacterias 
y hongos interactuando antagónicamente 
con los hongos patógenos, así que podrían 
ser utilizados para generar propuestas sus- 
tentares de manejo. El control biológico 
debería funcionar de forma natural, pero 
algunas prácticas agrícolas, como la apli- 
cación de fungicidas, herbicidas y desin- 
fección de suelos, rompen este equilibrio 
dinámico y, paradójicamente, favorecen el 
desarrollo de los hongos patógenos. 

Colección de hongos en ECOSUR 

Con el interés de optimizar estrategias de 
control biológico, El Colegio de la Fronte- 
ra Sur (ECOSUR) formó una colección de 
microorganismos antagónicos a especies 
patógenas de Colletotrichum, Mycosphae- 
rella fijiensis y Moniliophthora roreri. Se 
seleccionaron las cepas con potencial de 
control y, entre otras acciones, actualmen- 
te se estudian las interacciones patógeno- 
antagonista-planta. 

En esta colección tenemos cepas del 
hongo Trichoderma harzianum, que puede 
usarse como agente de control biológico 
de muchos hongos patógenos de vege- 
tales. Para reducir las poblaciones de los 
hongos dañinos, el Trichoderma harzianum 
se alimenta de partes indispensables del 
patógeno: las esporas (células reproduc- 
toras) y el micelio (cuerpo fundamental 
del organismo); esto se denomina “mico- 
parasitismo”. Hay reportes de que parasita 
a un amplio espectro de especies de hongos 
patógenos de plantas que causan pudri- 
ciones en raíz y tallo ( Rhizoctonia , Scle- 
rotium, Sclerotinia, Fusarium, Pythium, 
Phytophthora, Ar miliaria) o que necrosan 
el follaje y los frutos ( Helminthosporium , 
Colletotrichum , Moniliophthora, Venturia, 
Endothia, Alternaría) . 

Todas las cepas de Trichoderma que se 
tienen en la colección de ECOSUR produ- 
jeron antibióticos y enzimas líticas que in- 


DENUESTROPOZC^ 


hiben la germinación de las esporas de los 
hongos y el crecimiento del micelio, llegan- 
do a causar la muerte de Moniliophthora 
roreri y de Phytophthora sp, hongos que 
pudren las mazorcas de cacao. Varios au- 
tores mencionan su eficiencia para com- 
batir la muerte de plántulas (primeras 
fases de desarrollo de la planta), la pudri- 
ción de raíz y otras afectaciones en toma- 
te, maíz, tabaco y pimentón. 

Un estilo de vida. . . 

Ser patógeno es un estilo de vida que 
también tienen los hongos que se ali- 
mentan de insectos y que se llaman ento- 
mopatógenos. Entre los más estudiados 
están Beau vería bassiana y Metarhizium 
anisopliae ; ambos han sido usados para el 
control de un importante rango de plagas 
de insectos. Por ejemplo, en la región del 
Soconusco, Chiapas, han probado su efi- 
ciencia para matar a la broca del café, el 
“salivazo” de la caña de azúcar y la mosca 
mexicana de la fruta. 

A pesar de los altos porcentajes de 
mortalidad de insectos logrados en labo- 
ratorio mediante hongos, su éxito al hacer 
aplicaciones en campo ha sido esporádico 
debido al poco entendimiento de su eco- 
logía. La mayoría de los estudios se han 
enfocado al uso de estos hongos como un 
reemplazo de insecticidas químicos, sin es- 
tudiar o considerar su nicho ecológico, es 
decir, su posición en un ecosistema y las múl- 
tiples relaciones que en él se establecen. 

Además existen varios productos ela- 
borados a base de hongos microscópicos 
que han sido registrados alrededor del 
mundo; sin embargo, sólo se han utiliza- 
do en pequeños nichos de mercado y no a 
gran escala en cultivos. 

Es apasionante estudiar, comprender y 
buscar alternativas de solución a los pro- 
blemas agrícolas, en un mundo microscó- 
pico donde los hongos cuyo estilo de vida 
es ser patógenos, tienen como función re- 
gular las poblaciones de sus hospederos 
(plantas, otros hongos e insectos). ¿O 

Graciela Huerta es investigadora del Área de Sistemas de Pro- 
ducción Alternativos, ECOSUR Tapachula (ghuerta@ecosur.mx). 


2D ECOFRONTERAS 



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El sureste mexicano es una importante zona productora de 
plátano: una de las frutas tropicales más consumidas y distribui- 
das en el mundo. Este producto se ve afectado por la enfermedad 
sigatoca negra -causada por el hongo Micosphaerella fijiensis-, la 
cual se disemina por corrientes de aire y lluvias, aunque las per- 
sonas también propagan la enfermedad mediante el transporte 
incontrolado de hojas. 

Fuentes: Diversas ediciones o coediciones de ECOSUR: Ecofronteras 32; Sigatoca negra. Un compendio bibliográfico, 
Luz Elizabeth Ruiz Suárez, Violette Geissen; Los macromicetos del Jardín Botánico de ECOSUR “Dr. Alfredo Barrera Ma- 
rín”, Araceli Pompa, et al.-, Colecciones biológicas de El Colegio de la Frontera Sur, Jorge L. León Cortés, Consuelo Lo- 
renzo, Carmen Pozo (editores). 


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MIRANDOALsUR 

En 2007 se encontró un 
hongo gigante en Tapachula, Chia- 
pas, el cuerpo fructífero (la par- 
te visible) tenía 20 kg de peso, 
70 cm de altura y 70 cm de diá- 
metro. La especie, Macrocybe ti- 
tans, ya había sido reportada en 
Chiapas, y hay informes que in- 
dican su presencia en Guatema- 
la, Costa Rica y Brasil. 


Z* Los hongos son muy sen- 
sibles y vulnerables y dependen 
de su ecosistema, por lo que es- 
tán entre los organismos más afec- 
tados por las transformaciones del 
ambiente a causa de actividades 
humanas y desastres naturales. 
Por eso, es vital su conservación 
en áreas protegidas y jardines 
botánicos, como el jardín “Doc- 
tor Alfredo Barrera Marín”, de 
ECOSUR. 

!• Con el fin de contribuir al 
conocimiento de los hongos, en 
ECOSUR existen dos colecciones 
biológicas con servicio de inter- 
cambio, préstamo y donaciones. 
Se trata del Cepario de Hongos Co- 
mestibles y Medicinales, que tiene 
cerca de 500 cepas o especíme- 
nes, y la Colección de Macromice- 
tos, con más de 6,000 ejemplares. 
Además existe un cepario de agen- 
tes de control biológico. 





APUERTAS ABIERTA^. 


anima do “Dime 


o f Día logue” de Jan Sv 


22 ECOFRONTÉ^AS 


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Trinidad Alemán Santillán 


APUERTAS ABIERTA: 


S entados en una banca de un par- 
que, charlan dos amigos, compañe- 
ros añejos de la preparatoria. Uno de 
ellos es biólogo y el otro matemático con 
inclinaciones filosóficas: 

B: (Sorbiendo con un popote en un 
vaso con yogurt.) ¿Qué hay?, hace 
un buen que no nos veíamos. 

M: (Encendiendo un cigarro.) Sí. 
Después de la prepa ya no te volví a 
ver. ¿Siempre sí entraste a biología? 

B: Pues sí, y no me quejo, me 
ha ido bien. ¿Tú, qué onda? 

M: (Dando el primer “golpe” al cigarro.) 
Entré a matemáticas. Tampoco 
me quejo, pero ha sido difícil. Doy 
clases de cálculo en una prepa... ahí 
la llevo... Tú, ¿en que la giras? 

B: Estoy terminando mi doctorado, 
con una tesis sobre café y cambio 
climático en la zona cafetalera del 
estado. Ahorita hay mucho interés en 
el tema... y también bastante paga... 

M: Mmmmsí. ¿Qué esperas encontrar? 

B: (Empinando el vaso para escurrir lo 
último del yogurt.) Quiero documentar 
el efecto que el cambio climático tiene 
sobre la producción de café. Algunos 
productores nos han dicho que ahora 
es posible cultivar café en altitudes 
mayores que antes. Además, los 
cambios de temperatura y humedad 
seguramente tienen efectos en las 
poblaciones de plagas y arvenses, y 
por tanto, en la producción de café. 

M: Pero, entonces, ¿esperas identificar 
las tendencias de cambio para 
anticipar daños y proponer medidas 
preventivas? ¿O simplemente 
vas a registrar los cambios para 
poder decir después qué pasó? 

B: Las dos cosas. Registrar lo que 
pasa nos va a permitir identificar 
las tendencias, anticipar efectos no 


deseados y tomar precauciones... 
¡Inducción-Deducción, mi buen, 
pareces nuevo...! ¡Método Científico... 
el camino más seguro hacia la verdad! 
M: ¿Hay información para 
hacer predicciones? 

B: (Se levanta de la banca para tirar 
en el bote de basura el vaso vacío.) Sí, 
cabrón. Además, con estas tecnologías 
de información geográfica, fotos de 
satélite muy actuales, acceso a revistas 
y bibliotecas digitalizadas, contactos y 
colaboraciones con colegas de cualquier 
parte del mundo, pues yo diría que 
es posible no sólo predecir daños, 
sino anticiparlos para evitarlos. 

M: Pues, neta, te felicito. Veo además 
que tu optimismo sigue muy vigente. 
Efectivamente, ahora existe mucha 
más y mejor información que nunca. 
Pero yo no estoy tan seguro de que 
el uso del método científico sea la 
garantía para predecir con certeza 
el futuro. (Aspirando la última 
fumada de su cigarro, reteniendo el 
humo y expulsándolo lentamente 
por la nariz.) Creo que se le ha 
sobredimensionado en ese sentido. 

B: (De pie.) Chale, güey, ya madura. 
Deja de complicarte la vida. ¿O a 
poco te vas a poner a cuestionar el 
Método Científico? La demostración 
de su poder está, precisamente, 
en el desarrollo de todas esas 
tecnologías que te mencioné antes. 

M: Aclaro: yo no niego el poder que 
tiene el Método Científico para generar 
conocimiento sobre el funcionamiento 
del mundo, y su consecuente desarrollo 
de tecnologías. Pero ponderaría su 
capacidad para encontrar la verdad 
de las cosas, como tú dices. 

B: (Toma asiento.) No te entiendo, 
güey... ¿Estás bolo? (bolo o borracho) 
M: (Levantando la mano derecha 
con la palma abierta hacia el frente.) 
Agradezco al dios Baco los beneficios 


recibidos como uno de sus más fieles 
adoradores... pero no, ahorita estoy en 
juicio... En mi opinión, con frecuencia 
confundimos ciencia con conocimiento, 
y conocimiento científico con verdad. 

La ciencia, mejor dicho, el método 
científico genera conocimiento de las 
cosas, pero no “la verdad” de ellas. 

B: (Buscando algo en su mochila.) 

Chale, ésa es filosofía y, neta, creo 
que no viene al caso. No niego el 
interés y hasta la importancia que la 
filosofía tiene para la ciencia, pero 
creo, utilizando tus palabras, que “se 
ha sobredimensionado su importancia 
en ese sentido”. La bronca es que 
los filósofos de la ciencia son eso, 
filósofos, no han hecho ciencia, es 
decir, hablan de lo que no saben. 

M: No todos, hay ejemplos destacados 
de científicos que se han vuelto 
filósofos, o científicos, como los físicos, 
que llevan la filosofía en el tuétano. 

Pero tienes razón, ésa es otra discusión. 

B: No te enojes, cabrón. Está buena 
la “conversa”, pero te propongo que 
la sigamos desde nuestra posición 
de biólogo y de matemático. En 
otra ocasión le entramos a la 
filosofía. ( Sacando de su mochila 
su computadora.) Te voy a dar un 
ejemplo, intermedio a las ciencias 
naturales y las matemáticas, del 
poder del Método Científico para 
encontrar la verdad, demostrada 
con el cotejo con la realidad: el 
descubrimiento del planeta Neptuno... 
M: (Encendiendo otro cigarro.) Lo 
conozco, sáltate los detalles y dime lo 
fundamental para tus argumentos. 

B: (Recorriendo con la vista un 
texto en su computadora.) Va pues: 
observaciones meticulosas del 
movimiento de Urano, descubrimiento 
de anomalías en el comportamiento 
esperado en su órbita -según las leyes 


ECOFRONTERAS 23 


APUERTAS ABIERTAÍ 


de la gravitación-, suposición de la 
existencia de un objeto causante de 
esas anomalías, cálculo detallado de la 
órbita y la masa que debería tener ese 
cuerpo desconocido; con esos cálculos, 
predicción del día, la hora y el lugar del 
cielo donde habría que observar para 
comprobar la existencia de ese nuevo 
planeta del sistema solar, y... órale 
güey... como dice Cari Sagan “Neptuno 
llegó puntualmente a la cita...” 

M: “Ta güeno” el ejemplo, pero 
pienso, luego, insisto. Para muchos 
científicos, “la verdad” de las 
cosas consiste en entenderlas, 
explicarlas y eventualmente predecir 
su comportamiento. (Tosiendo a 
causa del cigarro que fuma.) ¿Cómo 
demuestran la validez de esa verdad, 
en todo tiempo y en cualquier 
lugar del Universo conocido? 

B: Cuando algún científico (tú no, güey, 
tú eres filósofo) se propone estudiar 
algo, lo primero que hace es apoyarse 
en la información existente para 
plantear una proposición, una respuesta 
anticipada al problema, lo que se llama 
una hipótesis. Inmediatamente después 
emprende una recopilación sistemática 
de nueva información, con la idea de 
encontrar evidencias que apoyen o no 
a su hipótesis. Si las evidencias, que 
pueden ser observaciones empíricas o 
experimentales, apoyan su hipótesis, 
ésta se fortalece. Entre más evidencias 
a su favor, mayor fortaleza de la 
hipótesis. Las hipótesis más fuertes, 
con una gran cantidad de evidencias 
a su favor tienen un enorme poder 
predictivo, y se transforman en las 
llamadas Teorías Científicas, la cúspide 
del conocimiento científico. Con las 


teorías como punto de partida puedes 
dirigir tu atención a fenómenos 
particulares, desapercibidos para la 
experiencia cotidiana. La coincidencia 
entre predicción y realidad es la 
comprobación definitiva de que has 
encontrado la verdad del fenómeno. 

M: De acuerdo. Entonces, la fortaleza 
del conocimiento científico radica en 
la cantidad de evidencias a su favor, lo 
que no descarta la posibilidad de que 
exista algún fenómeno, no registrado 
aún, que no cuadre con su contenido. 
Esto simplemente significa que 
siempre será posible demostrar que 
una teoría es falsa, pero nunca podrá 
demostrarse de manera rotunda que 
es verdadera. A lo mucho, siempre 
podrán ser consideradas más o 
menos probables, dependiendo de la 
cantidad de evidencias a su favor. 

B: Así es; si lo sabes, ¿por qué esa 
actitud de duda? ¿Por qué esos 
cuestionamientos a la posibilidad de 
llegar a la verdad absoluta a través del 
método científico? Las matemáticas 
son una ciencia, también utilizan el 
método científico; en consecuencia 
están en la misma situación. ¿O me 
vas a salir con que las matemáticas 
sí pueden demostrar la validez 
absoluta de una proposición? 

M: Pues sí. Lo que pasa que 
en matemáticas el método de 
comprobación es algo diferente, 
y permite encontrar la validez 
absoluta -en el universo tal como 
lo conocemos- de las respuestas a 
ciertas interrogantes. (Apagando el 
cigarro y lanzando al suelo la colilla.) 
Bueno, mira, tengo que irme... Te 
propongo una cosa: retomemos en 


otra ocasión esta “conversa”, pero 
sobre una misma base para retomar el 
punto que aquí dejamos. Te propongo 
un problema para que trates de 
resolverlo con el Método Científico tal 
como aquí lo hemos identificado. Yo 
intentaré resolverlo con el método 
de las matemáticas. ¿Cómo ves? 

B: ¡Órale! 

M: El problema es éste: un tablero 
de ajedrez normal tiene un total de 
64 cuadros, 32 son negros y 32 son 
blancos. Para este ejercicio tomemos 
un tablero incompleto, al que le falten 
dos esquinas opuestas, por lo que 
sólo tendrá 62 cuadros. Tomemos 
también 31 fichas de dominó, cuyas 
medidas cubren exactamente dos 
cuadros del tablero. Así, 31 piezas 
de dominó, con dos cuadros cada 
uno hacen un total de 62 cuadros de 
dominó. La pregunta a responder es 
la siguiente: ¿es posible colocar las 
31 piezas de dominó de tal manera 
que entre todas cubran los 62 cuadros 
del tablero incompleto de ajedrez? 

B: ¡Papas! ¿Cuándo nos vemos? 

M: ¿Qué te parece en cuatro meses, en 
el próximo número de Ecofronteras? 

B: ¡Sale! 

M: ¡Sale! 

El tablero de ajedrez y las fichas de do- 
minó para realizar el juego se encuentran 
en las hojas centrales, desprendióles, de 
esta revista. <ef 


Trinidad Alemán es director de Vinculación de ECOSUR 
(taleman@ecosur.mx). 


24 ECOFRONTERAS 


Publicaciones de ECOSUR 


E l Colegio de la Frontera Sur ofrece publicaciones sobre género, 
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APUERTAS ABIERTAÍ 



Bruce G. Ferguson, Trinidad Alemán Santillán, Adrián Benedetti, Ben de Jong, Guillermo Montoya, Helda Morales y Juan Jacobo Schmitter-Soto 


APUERTAS ABIERTA: 


c imático 


E l Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) 
tiene una larga historia de investiga- 
ción, capacitación y acción en relación 
con el cambio climático (CC) y sus efec- 
tos. Entre los temas que hemos aborda- 
do figuran el diseño y la evaluación de 
los sistemas forestales y agroforestales 
con usos múltiples (incluyendo la captu- 
ra de carbono); los inventarios de carbo- 
no almacenado en áreas agropecuarias 
y forestales; la respuesta de los ecosis- 
temas al CC; las estrategias campesinas 
de adaptación y resiliencia frente a los 
cambios globales, y el desarrollo de sis- 
temas de uso de la tierra que concilien 
la producción y la conservación. Desde 
1997, colegas de ECOSUR colaboran con 
la cooperativa AMBIO en el diseño y la 
evaluación de estos sistemas en apoyo a 
productores que reciben pagos por captu- 
ra de carbono en un mercado voluntario. 

Académicos de ECOSUR han partici- 
pado en la implementación del progra- 
ma REDD+ (Reducción de Emisiones por 
Deforestación y Degradación Forestal), 
que recientemente ha sido sujeto a fuer- 
tes críticas en la prensa nacional. Esto 
ha propiciado discusiones amplias al in- 
terior de ECOSUR, y se han manifesta- 
do una gran diversidad de perspectivas. 
Tras un rico intercambio por correo elec- 
trónico, organizamos una mesa de dis- 
cusión en el evento llamado Semana de 
Intercambio Académico, el 16 de junio 
de 2011, y un segundo encuentro en la 


Unidad San Cristóbal el 1 de julio, como 
parte del seminario del Área de Sistemas 
de Producción Alternativos. En este tex- 
to, los participantes en las discusiones 
pretendemos comunicar la esencia de 
las diversas perspectivas manifestadas, 
identificando puntos de acuerdo y de di- 
vergencia, y posibles pasos a seguir. 

Un poco de contexto 

Con la firma del Protocolo de Kioto por par- 
te de 140 países, la comunidad interna- 
cional definió una estrategia para frenar 
el calentamiento global a través de cam- 
bios en los patrones de consumo de los 
combustibles fósiles y la reducción de las 
emisiones de gases de efecto invernade- 
ro (GEI), principalmente bióxido de carbo- 
no ( C0 2 ) . Sin embargo, los acuerdos para 
reducciones de emisiones se vencen en 
2012, y en años recientes, las negociacio- 
nes internacionales para mitigar el CC se 
han estancado. 

El único acuerdo de importancia en 
las últimas rondas fue el de impulsar 
REDD+. Se estima que la deforestación 
y la degradación forestal producen el 
20% de las emisiones de GEI asociadas 
a la actividad humana. REDD+ preten- 
de mantener y aumentar los almacenes 
de carbono en los bosques y estimular el 
buen manejo y la conservación de los re- 
cursos naturales. En la cumbre de Can- 
cún, en 2010, los países participantes en 
el Convenio Marco de las Naciones Uni- 


das sobre el Cambio Climático aprobaron 
REDD+. Únicamente Bolivia, basada en 
la declaración de la Conferencia Mundial 
de los Pueblos sobre el Cambio Climático 
y los Derechos de la Madre Tierra, votó 
en contra. Entidades financieras interna- 
cionales, como el Banco Mundial, apoyan 
REDD+ e identifican a México como un 
país viable para la implementación inicial 
del programa. 

Un ejemplo del potencial de REDD+ 
es el convenio con el cual Noruega finan- 
cia acciones de Brasil para frenar la de- 
forestación. El programa incluye medidas 
como la expansión de áreas protegidas y 
reservas indígenas, el fortalecimiento de 
la tenencia colectiva de la tierra y la me- 
jor aplicación de las leyes ambientales. 
Desde su implementación, la deforesta- 
ción en Brasil ha disminuido en casi 50%, 
una década antes de lo estipulado en las 
leyes nacionales. 

Por otro lado, con consignas como 
“cambiemos el sistema, no el clima,” ha 
surgido un movimiento a favor de la jus- 
ticia climática. Un sector importante de 
este movimiento rechaza a REDD+, ar- 
gumentando que no hace nada ni para 
que las empresas y los países con ma- 
yor responsabilidad histórica y actual por 
el CC minimicen sus impactos, ni para 
que resarzan los daños que han causa- 
do al patrimonio planetario. Además, se- 
ñalan que la implementación de REDD+ 
implica riesgos importantes para las po- 


ECOFRONTERAS 27 


APUERTAS ABIERTAÍ 


Muc hasmedidasdeadaptaciónbasadasenp riñe ipiosagroeco- 
lógic o s también c ontribuyen a la mitigac ión dele ambio c Kmáti- 
c o . Ésto s inc luye n la d ive isific a c ió n de c ultivo s y p ro d uc to s, lo s 
sistemas agro fo re sta le s, la adición de materia orgánica alsuelo, 
la sie mb ra de c ultivo s d e c o b e rtura y a b o no s ve rd e s. 


blaciones más vulnerables y marginadas, 
como son los pueblos indígenas y los pe- 
queños productores agropecuarios, quie- 
nes podrían enfrentarse con limitaciones 
en el uso de sus tierras, así como amena- 
zas a sus modos de vida. Particularmen- 
te preocupante es el potencial de REDD+ 
para exacerbar, indirectamente, el acapa- 
ramiento de tierras por empresas y gobier- 
nos de países ricos. 

¿Cómo se está ¡mplementando REDD+ 
en México y qué papel tiene ECOSUR? 

México está elaborando un documento 
base para la implementación de REDD+ , 
y está conformando un grupo intersecto- 
rial para definir su estrategia de trabajo. 
Este documento es público y está accesi- 
ble para su revisión y retroalimentación. 
Académicos de ECOSUR participan en 
ambos procesos, y también en el Comité 
Técnico Consultivo que busca establecer 
la estrategia para la toma de decisiones. 
La estrategia financiera hasta ahora plan- 
teada considera la participación de pro- 
gramas nacionales, como son Proárbol 
y Progan, entre otros, así como la bús- 
queda de fondos internacionales para la 
mitigación del cambio climático. Existe 
también un memorando de entendimien- 
to entre países para el tema del mercado 
de carbono, aunque REDD+ México no se 
concibe como un programa de pago por 
servicios ambientales, sino como un pro- 
grama de compensación con fondos pú- 
blicos. Se discute también la gobernanza 
del bosque, buscando la participación de 
todos los actores, con claridad de normas 
y prácticas de toma de decisiones. 

Paralelas a la construcción de la es- 
tructura y las reglas de operación de la 
iniciativa REDD+ , se están desarrollan- 
do “acciones tempranas” con propuestas 
de atención al problema de la deforesta- 
ción en Chiapas, la península de Yucatán 
y Jalisco. En Campeche, ECOSUR parti- 
cipa en el monitoreo e inventario estatal 
de emisiones de GEI. En Chiapas, perso- 
nal de ECOSUR ha participado en la ela- 


boración de modelos de deforestación, 
la conformación de grupos de trabajo, el 
monitoreo de acciones de reforestación y 
la participación en la elaboración del in- 
ventario de GEI . 

Cabe señalar, sin embargo, que ECO- 
SUR no participa ni avala el programa de 
pagos por captura de carbono que pretende 
implementar el gobierno estatal en la Selva 
Lacandona, y que éste no es parte del plan- 
teamiento a nivel nacional de REDD+ . 

¿Cuáles son las perspectivas 
de académicos de ECOSUR 
frente a REDD+ y el CC? 

Dentro de ECOSUR existen posturas muy 
distintas, pero consideramos importante 
destacar los puntos de acuerdo implíci- 
tos y explícitos que surgieron durante los 
últimos debates. Entre ellos están los si- 
guientes: 

Los cambios globales ambientales en 
general y el CC en específico, son una 
amenaza importante para nuestra región. 

Es urgente desarrollar medidas para 
contrarrestar estos cambios. 

El CC tendrá mayor impacto sobre 
las personas más pobres y marginadas. 
Urgen medidas para amortiguar estos 
impactos, en especial sobre estas pobla- 
ciones más vulnerables. 

Los científicos podemos y debemos de 
apoyar en la identificación de medidas de 
mitigación y adaptación apropiadas al en- 
torno territorial. 

Es necesaria la participación de las co- 
munidades en la definición de sus propias 
estrategias de mitigación y adaptación al 
cambio climático y una concertación más 
decisiva y democrática entre la sociedad 
civil, la academia y el gobierno. 

Si bien hay una coincidencia en cuan- 
to a estos objetivos generales, surge la 


divergencia en el ámbito estratégico en- 
tre quienes proponen aplicar REDD+ , con 
garantías sociales adecuadas y funda- 
mentos en ciencia rigurosa, como parte 
de un arsenal amplio contra el CC, y quie- 
nes manifiestan que únicamente cambios 
sistémicos fundamentales en nuestros mo- 
delos económicos y modos de vida logra- 
rán frenar el CC. 

La primera perspectiva plantea que 
REDD+ ya es una realidad y se va a im- 
plementar en México, con o sin nuestros 
aportes. Reconoce algunos riesgos inhe- 
rentes en REDD+ , pero sostiene que los 
riesgos de no actuar rápidamente contra 
el CC son mayores y reconoce los benefi- 
cios ambientales y sociales comprobados 
en otras latitudes. Si no participamos en 
REDD+ , perderemos la oportunidad de 
influir para que se implemente sobre ba- 
ses científicas sólidas y con justicia social. 
Sin la participación de actores con mayor 
conciencia social y ecológica, dejamos el 
campo libre para que las transnacionales 
definan el rumbo de REDD+ . ECOSUR tie- 
ne mucho que aportar en relación a te- 
mas como los flujos y almacenes de GEI, 
y la implementación de programas de mi- 
tigación y adaptación a nivel comunitario. 
La implementación de REDD+ representa 
una oportunidad única para financiar ini- 
ciativas de captura de carbono y frenar la 
deforestación. En el proceso de planea- 
ción para REDD+ se gestiona por primera 
vez la coordinación entre diversas instan- 
cias gubernamentales involucradas en el 
manejo de los recursos naturales. Dicha 
coordinación podría dar fruto más allá de 
REDD+ en la solución de otros retos am- 
bientales y del desarrollo sustentable. 

Quienes argumentan a favor de cambios 
más fundamentales, perciben el cambio cli- 
mático junto con las crisis (económicas, de 


28 ECOFRONTERAS 


APUERTAS ABIERTA: 


Algunos sostenemos que REDD+ es una oportunidad para prote- 
gerelambiente y contribuirá la justicia social. Otros argumenta- 
mos que la de gra dac ió n ambiental y la injusticia tienen causas 
comunesque se tienen que enfrentar antes de implementarpro- 
gramascomo éste sin gene rarconsecuenciasnocivas. 


la alimentación, del agua, de la energía y de 
la pérdida de la biodiversidad), como mani- 
festaciones interrelacionadas de la decaden- 
cia del modelo capitalista neoliberal. Postulan 
que las acciones contempladas dentro del 
marco de REDD+ no resolverán ni el CC ni la 
deforestación porque no enfrentan las cau- 
sas subyacentes de dichos procesos que son 
inherentes al capitalismo desenfrenado. Sin 
embargo, no participar en la implementación 
de REDD+ no implica quedarse con los bra- 
zos cruzados frente a los cambios globales. 
Quienes trabajamos en el medio rural pode- 
mos acompañar a los campesinos en pro- 
cesos de adaptación y resistencia frente al 
CC. Felizmente, muchas medidas de adap- 
tación basadas en principios agroecológicos 
también contribuyen a la mitigación del CC. 
Éstos incluyen la diversificación de cultivos 
y productos, los sistemas agroforestales, la 
adición de materia orgánica al suelo, la siem- 
bra de cultivos de cobertura y abonos ver- 
des, y la urbanización y relocalización de la 
agricultura. La organización social también 
es un elemento clave de la adaptación, ya 
que juega un papel fundamental en el desa- 
rrollo territorial y el apoyo mutuo. 

¿Qué podemos concluir? 

Algunos sostenemos que REDD+ es una 
oportunidad sin precedentes para prote- 
ger el ambiente y contribuir a la justicia 
social. Otros argumentamos que la de- 
gradación ambiental y la injusticia tienen 
causas comunes que se tienen que en- 
frentar antes de implementar programas 
como REDD+ sin generar consecuencias 
nocivas. Coincidimos en que la sociedad 
civil y el gobierno deberán seguir discu- 
tiendo y concertando las estrategias para 
un desarrollo territorial, planteadas des- 
de los contextos locales y considerando 
las necesidades y posibilidades de los ac- 


tores involucrados. Los académicos, por 
medio del conocimiento derivado de la in- 
vestigación, deben de contribuir al desa- 
rrollo de políticas y programas eficaces y 
equitativos. 

Enfrentarnos desde la academia con 
los retos más apremiantes de nuestra so- 
ciedad implica entrar en temas espinosos 
como es REDD+ . Consideramos que la di- 
versidad de perspectivas manifestadas y 
la discusión franca y respetuosa que se 
ha generado alrededor de este asunto de- 
muestra la madurez de nuestra institución 
y el respeto a la libertad de expresión. Es- 


tamos lejos de agotar el tema, y la discu- 
sión seguirá al interior de ECOSUR y con 
los diversos actores en nuestro entorno. 
La experiencia demuestra lo imprescindi- 
ble que son los espacios para el intercam- 
bio académico para enriquecer e informar 
nuestros planteamientos y estrategias. <of 

Agradecimientos 

Agradecemos a los organizadores de la Semana de In- 
tercambio Académico en Chetumal y del Seminario de 
Sistemas de Producción Alternativos. También agrade- 
cemos a Lorena Soto, Sergio Cortina y Miguel Ángel 
Castillo por su participación en estas discusiones. 

Una versión más completa de este texto, con referen- 
cias y bibliografía, puede consultarse en: 
http://200.23.34. 14/sibe/ bibliografico.html 

Bruce Ferguson (bferguson@ecosur.mx), Ben de Jong 
(bjong@ecosur.mx), Guillermo Montoya (gmontoya@ecosur.mx) 
y Helda Morales (hmorales@ecosur.mx), son investigadores 
del Área de Sistemas de Producción Alternativos, ECOSUR San 
Cristóbal y Campeche. Trinidad Alemán es director de Vincula- 
ción (taleman@ecosur.mx). Juan Jacobo Schmitter es investi- 
gador del Área de Conservación de la Biodiversidad, ECOSUR 
Chetumal (¡schmitt@ecosur.mx). Adrián Benedetti es estudian- 
te de la maestría profesionalizante ECOSUR-Colorado State. 



ECOFRONTERAS 29 


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APUERM^ ABIERTA^ 

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Efraín Aguirre Cortés 


APUERTAS ABIERTA; 


A la memoria de Niña Meche, Doña 
Josefina, Don Ricardo, Angelita y los que 
vinieron de Sonsonate... 

Países en formación 

M éxico y Centroamérica comparten 
más que 1 ,149 kilómetros de fron- 
tera común; se trata de países que 
han nacido, crecido y se han transforma- 
do a veces juntos, a veces separados. 
Aunque formalmente México pertenece a 
Norteamérica, quizá debería considerar- 
se parte de la región centroamericana ya 
que los ocho países tenemos un origen y 
destino común: Belice, Costa Rica, El Sal- 
vador, Guatemala, Honduras, México, Ni- 
caragua y Panamá. 

Un criterio para justificar el área co- 
mún centroamericana es el biogeográfi- 
co, pues existe consenso respecto a que 
Mesoamérica comprende la región sur y 
sureste de México y se extiende hasta Pa- 
namá. Es decir, toda la región compartió 
rasgos culturales, a pesar de su diversi- 
dad étnica y lingüística. 

Durante la época colonial, se confor- 
maron dos regiones administrativas que 
respondían a los intereses de la Corona 
española. Por un lado, la Capitanía Ge- 
neral de Guatemala, que incluía Chiapas, 
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nica- 


ragua, Costa Rica, y por otro, el Virreina- 
to de la Nueva España, extendido desde 
México hasta la mitad del hoy territorio 
estadounidense. Los mapas y documen- 
tos de la época muestran el tamaño y 
trascendencia de aquellos dominios: ri- 
queza en recursos naturales; estrategia 
comercial y militar debido al vasto litoral 
ocupado entre los océanos más grandes 
del planeta. Su influencia llegaba a las is- 
las Filipinas, donde actualmente cerca del 
40% de las palabras usadas en el habla 
tagala incluyen términos de origen espa- 
ñol o náhuatl (como atole, tamal, petate, 
zacate), dado que en los procesos de co- 
lonización y en la ruta del comercio con 
aquel país, llegaron grupos de indígenas, 
criollos y mestizos. 

A inicios del siglo XIX, los exacerba- 
dos ánimos de libertad en el mundo se 
extendieron por las colonias en el con- 
tinente americano. En 1821, la Nueva 
España libraba los últimos años de su lu- 
cha por liberarse del imperio español, al 
tiempo que la Capitanía General de Gua- 
temala se declaró libre de la Corona, adhi- 
riéndose en 1822 al Imperio Mexicano, de 
breve duración. Ese mismo año, Panamá, 
entonces llamada Nación del Istmo, se 
anexó a la Gran Colombia. En 1823 na- 
ció un nuevo país compuesto por Costa 


Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras 
y Nicaragua, bajo la soberanía de Provin- 
cias Unidas del Centro de América; al año 
siguiente se denominó República Fede- 
ral de Centro América y de 1830 a 1840 
se unió a Los Altos, región a la que per- 
tenecían otras porciones de Guatemala y 
México. 

Poco después, se intentó establecer 
la Confederación de Centroamérica y lue- 
go, la Federación de Centroamérica. Am- 
plias regiones como Yucatán, Tabasco o 
el Soconusco fueron de “acá para allá” en 
distintas ocasiones, quizá porque los crio- 
llos de Mérida tenían más comunicación 
con la Ciudad de México, entonces capi- 
tal de la Nueva España, mientras que los 
criollos de Chiapas y el Soconusco esta- 
ban más ligados con la Capitanía Gene- 
ral de Guatemala. Cabe mencionar que el 
origen de Belice -establecido como colo- 
nia con el nombre de Honduras Británi- 
cas hacia 1840- se remonta a las batallas 
marítimas entre ingleses y españoles que 
intentaban controlar sus riquezas y domi- 
nios en Nicaragua y Honduras. 

Esfuerzos por la integración 

En el contexto del convulsionado siglo 
XIX, los intereses nacionales cambiaron 
en el continente: inició la Guerra de Re- 


origen y destino J 

común 


ECOFRONTERAS 3| 



APUERTAS ABIERTAÍ 


El Grupo Contadora, el Diálogo de Esquipulas y el de San José 
son ejemplos de iniciativas multilaterales que resolvieron o me- 
diaron en conflictos de esc ala regional Las sinergias generadas 
durante las últimas décadas con la invasión norteamericana a 
Panamá, la injerencia en Nic aragua y otros episodios, han estre- 
chado lo s vine ulo s e ntre la tino a me ríe a no s. 


forma en México y la Guerra Civil en los 
Estados Unidos. Mientras tanto, persis- 
tían los intentos por crear la Gran Repú- 
blica de Centroamérica o República Mayor 
de Centroamérica. Ya en el siglo XX, los 
países intentaban afianzarse como esta- 
dos independientes. México dejó atrás las 
invasiones francesas y norteamericanas e 
intentaba asimilar los cambios derivados 
de la Revolución, cuando sucedió otro in- 
tento de invasión norteamericana; des- 
pués vino la Guerra Cristera, seguida de 
una discreta participación de México en la 
Segunda Guerra Mundial. 

En cuanto a las otras naciones centro- 
americanas, fue a mediados del siglo XX 
cuando vieron capitalizados los intentos 
de unificación regional: se firmó la Car- 
ta de San Salvador, con la que se fundó 
la Organización de Estados Centroameri- 
canos. Entre sus primeros frutos destaca 
la unificación de criterios de diversa ín- 
dole, sobre todo en el ramo comercial y 
aduanero, hasta que finalmente comen- 
zó a operar el Mercado Común Centro- 
americano. 

Pese a los entusiastas esfuerzos para 
la integración, algunas diferencias en- 
tre los países marcaron la década de los 
setenta y ochenta: movimientos arma- 
dos, golpes de estado, disputas territo- 
riales, invasiones norteamericanas, crisis 
diplomáticas. En 1983 se creó el Grupo 
Contadora, formado por los ministros del 
exterior de Colombia, México, Panamá y 
Venezuela: su intención era crear condi- 
ciones para la democracia y pacificación 
en Centroamérica. 

En 1984, la entonces Comunidad Eu- 
ropea se unió al Grupo Contadora y se es- 
tableció el Diálogo de San José, cuna de 
posteriores acuerdos y colaboración entre 


Centroamérica y la actual Unión Europea. 
Cabe mencionar que a partir del devas- 
tador huracán Mitch en 1998, los aportes 
de la Unión Europea fueron sustantivos y 
constantes durante los siguientes años; 
hoy en día es la mayor instancia donante 
e inversionista en la región. 

Por otro lado, los Acuerdos de Esqui- 
pulas (1986) lograron establecer una paz 
duradera en la región con apoyo del Gru- 
po Contadora y el Diálogo de San José. 
Entre las posteriores instancias de inte- 
gración, destaca el Protocolo de Tegu- 
cigalpa, el cual originó el Sistema de la 
Integración Centroamericana que entró 
en funciones en 1 993. Cabe destacar que 
este protocolo es un año anterior al Trata- 
do de Maastricht, que sustenta jurídica y 
políticamente a la Unión Europea. 

Así, el Grupo Contadora, el Diálogo de 
Esquipulas y el de San José son ejemplos 
de iniciativas multilaterales que resolvie- 
ron o mediaron en conflictos de escala re- 
gional. Las sinergias generadas durante 
las últimas décadas del siglo pasado con 
la invasión norteamericana a Panamá, 
la injerencia en Nicaragua y otros peno- 
sos episodios, han llevado a estrechar los 
vínculos entre latinoamericanos. 

Países, estados, municipios 

Distintos índices de reciente publica- 
ción muestran similitudes nada halagüe- 
ñas entre los países centroamericanos. 
Por ejemplo, el índice de Estados Falli- 
dos (The Foreign Policy), que evaluó en 
2010 a 177 países mediante 12 indicado- 
res de gobernabilidad. La posición 1 per- 
tenece a Somalia y la 177 a Noruega. A 
continuación mostramos las posiciones 
de nuestra región: Nicaragua 64, Guate- 
mala 75, Honduras 90, El Salvador 91, 


México 98, Belice 111, Panamá 1 32, Cos- 
ta Rica 137. Mencionaremos también el 
índice sobre Percepción de la Corrupción 
(Transparency International), que evaluó 
en 2010 a 178 países. Las posiciones son 
las siguientes (en orden de menor a ma- 
yor corrupción): Dinamarca 1, Costa Rica 
41, El Salvador 73, Panamá 73, Guate- 
mala 91 , México 98, Nicaragua 1 27, Hon- 
duras 134, Somalia 178. 

El índice de Desarrollo Humano (IDH) 
del Programa de las Naciones Unidas 
para el Desarrollo permite hacer un diag- 
nóstico relativamente confiable respecto 
a salud, educación e ingreso para paí- 
ses o regiones. Es importante subrayar 
que este índice de ninguna manera pue- 
de considerarse definitivo o inamovible. 
A continuación haremos un breve análisis 
del IDH para la República Mexicana (con 
valores de 2007), para los cuatro estados 
fronterizos del sur (Campeche, Chiapas, 
Quintana Roo y Tabasco) y los 24 muni- 
cipios limítrofes con Guatemala y Belice. 
La intención es evidenciar las similitudes 
y diferencias entre las ocho naciones cen- 
troamericanas (incluyendo México) y com- 
pararlas al interior y exterior de nuestro 
país. 

El IDH de México (0.821) es similar al 
de Bahamas; el valor más alto para una 
entidad federativa corresponde al Distri- 
to Federal (0.884), y es como el de la Re- 
pública Checa. A escala municipal, el IDH 
más alto es Benito Juárez, D.F. (0.9136), 
cercano al de Corea del Sur o Singapur, 
mientras que el más bajo pertenece a 
Metlatónoc, Guerrero (0.3886), semejan- 
te al de Mozambique. En la región cen- 
troamericana, Costa Rica alcanza el IDH 
más alto y Guatemala el más bajo, sien- 
do el promedio 0.750. Al excluir México 
y contemplar los cuatro estados fronteri- 
zos, el promedio desciende a 0.746, idén- 
tico a Irán. Cuando nos restringimos a los 
24 municipios de la frontera sur, el pro- 
medio se sitúa en 0.733, equivalente al 
de los territorios palestinos. 


32 ECOFRONTERAS 



APUERTAS ABIERTA; 



Este ejercicio desprende otras intere- 
santes comparaciones: a escala estatal, 
Belice es cercano en su IDH a Veracruz; 
Costa Rica a Baja California; El Salvador 
a Oaxaca; Panamá a Querétaro; Guate- 
mala, Honduras y Nicaragua a Chiapas 
(0.71 8), es decir, el menor I DH de las en- 
tidades federativas mexicanas. Al prome- 
diar los valores para cuatro estados, el 
IDH es cercano al del Estado de México. 
Cuando nos restringimos a los 24 muni- 
cipios fronterizos, el índice promedio si- 
túa al país como homólogo a Guatemala, 
Honduras, Nicaragua y por lo tanto, a 
Chiapas. 

Al comparar los 24 municipios contra 
naciones individuales, el municipio con 
menor IDH es Maravilla Tenejapa, Chia- 
pas, equivalente a Botswana. El más alto 
es de Othón Blanco, Quintana Roo, simi- 
lar al de la Federación Rusa. Restaría en 
este ejercicio, a una escala más detallada 
de análisis, comparar valor del IDH para 
departamentos, provincias o regiones de 
otros países centroamericanos y proba- 
blemente incluir a Cuba -IDH 0.826- que 
a pesar de no tener frontera física con 
México, comparte aguas internacionales 
y en muchos sentidos es cercano a no- 
sotros. 

Asimetrías y soluciones comunes 

Con estos índices, podemos afirmar que 
las asimetrías se mantienen e incluso se 
agudizan en la región. Por ejemplo, Cos- 
ta Rica está considerada como la tercera 
nación con mejor desempeño ambiental 
en el mundo, junto con Islandia, Suiza y 
Suecia entre 1 63 naciones evaluadas (ín- 
dice EPI , Universidad de Yale, 2010). El 
listado lo completan las siguientes posi- 
ciones: Panamá 24, Belice 26, El Salvador 
34, México 43, Nicaragua 93, Guatemala 
1 04, Honduras 1 1 8. Estos datos ambien- 
tales quizá se relacionan con que cerca 
del 52% del hábitat natural de Centro- 
américa permanece relativamente intac- 
to, aunque para fines del siglo pasado, la 
pérdida de cobertura vegetal en la región 


alcanzó los 100 mil kilómetros cuadrados, 
equivalentes a la suma de los territorios 
de Belice, Costa Rica y El Salvador. 

Si en algo coinciden con otros diag- 
nósticos los datos mostrados en este 
análisis, es en el grado de marginación 
imperante. Se ha reportado que el 21% 
de la población centroamericana sobre- 
vive con menos de dos dólares diarios, 
que están muy lejanos al promedio re- 
gional del Producto Interno Bruto (PIB) 
per cápita de 7,595 dólares, equivalen- 
tes a 20.8 dólares diarios. Es clara la 
tendencia regional a la falta de oportu- 
nidades en ingreso, salud, educación, vi- 
vienda y empleo para amplios sectores de 
la población. Otros estudios reconocen la 
propensión a daños y vulnerabilidad por 
desastres naturales; el uso irracional de 
los recursos naturales, la corrupción, los 
índices elevados de criminalidad, el au- 
mento de flujos migratorios y sus efec- 
tos asociados. 

Otra evidencia de la marginación, por 
lo menos para el caso de México, es la 
alta dependencia a las remesas envia- 
das por los connacionales que viven, en 
su mayoría, en Estados Unidos: alrede- 
dor de 20 mil millones de dólares anua- 
les. Esta trasferencia de recursos no se 
basa en acuerdos de cooperación, trata- 
dos comerciales, subvenciones o firma de 
contratos; es un síntoma del atraso en el 
que ha estado sumida la región a lo lar- 


go de décadas. Sería deseable que futu- 
ros planes regionales vayan de la mano 
con políticas públicas y canales directos 
de incentivos y transferencia asociados 
con una adecuada recaudación fiscal e in- 
versión en rubros trascendentales, como 
educación, salud, ciencia, tecnología e in- 
novación, que dicho sea de paso, apenas 
se acercan al 0.05% del PIB en casi todas 
las naciones centroamericanas. 

Finalmente, no puede dejar de men- 
cionarse que la falta de seguimiento pa- 
rece condenar al fracaso iniciativas como 
el Plan Puebla Panamá, que han quedado 
en papel y en poco o nada se han tradu- 
cido en bienestar para la población de la 
región. Afortunadamente, otras como el 
Corredor Biológico Mesoamericano abri- 
gan oportunidades alentadoras para la 
conservación de los recursos naturales y 
los beneficios que estos representan para 
las naciones centroamericanas. Nuestras 
grandes asimetrías son compartidas; oja- 
lá logremos pronto compartir las solu- 
ciones: éste es el reto más importante a 
vencer. 

Con datos e información de las siguientes instancias: 
Comisión Europea, Sistema de la Integración Centro- 
americana, Programa de las Naciones Unidas para el 
Desarrollo, Population Reference Bureau, Foreign Po- 
licy edición española, Transparency International, Yale 
Center for Environmental Law and Policy, Center for 
International Earth Science Information NetWork, Co- 
lumbia University; Instituto de Investigaciones Histó- 
ricas- UNAM. 

Efraín Aguirre es asistente de investigación en el Área de Sistemas de 
Producción Alternativos, ECOSUR Campeche (eaguirre@ecosur.mx). 


ECOFRONTERAS 33 


JAME GÓMEZ 


ENTREVISTA^ 





Laura López Argoytia 


ENTREVISTA^ 


Conversación con Jesús Carmona de la Torre 


N o puede haber una disociación en- 
tre la ciencia y las poblaciones hu- 
manas; los puentes entre ambas 
son indispensables, y construirlos se lo- 
gra con pasión y entendimiento de diver- 
sas situaciones vitales. Jesús Carmona de 
la Torre, responsable de los Laboratorios 
Institucionales de El Colegio de la Fron- 
tera Sur, nos habla de algunos procesos 
que tienen lugar en un laboratorio, pero 
cuya verdadera importancia radica en la 
aplicación de los resultados en benefi- 
cio social. 

¿Dónde naciste? ¿Qué recuerdos 
tienes de tu infancia? 

Nací en el norte de la ciudad de México en 
1 960, y hay algo que recuerdo de manera 
particular. Cuando era muy chico, juga- 
ba con un personaje que nadie más podía 
ver; me divertía y aprendía mucho con 
él; lo dejé de ver cuando me llevaron a 
vivir, por necesidad, a Ciudad Nezahual- 
cóyotl. Yo estaba muy triste porque pre- 
fería regresar a casa de mi abuela. Mis 
papás me explicaron que donde vivíamos 
antes con mi abuela realmente no era 
nuestra casa, en cambio, ése nuevo lugar 
sí lo era... Entonces volvió a mí la alegría. 

También recuerdo los serios proble- 
mas asociados con el agua en Ciudad 
Neza. No había agua potable, y las muje- 
res armaban grandes pleitos cuando lle- 
gaba la pipa. Fuera de eso, fue un tiempo 
de mucho gozo con mis hermanos y lue- 
go con mis sobrinos que iban arribando al 
mundo. Yo tenía un gran interés por cu- 
riosear; me dediqué a observar todo lo 
que podía a mi alrededor. Quería conocer. 

¿Nunca más hubo amigo imaginario? 

Nunca... Aquel personaje me hacía com- 
pañía, quizá por la diferencia de edad con 
mi hermana mayor (tiene cuatro años 
más) y con mi hermana menor (dos años 
menos que yo). Mis hijas viven una situa- 


ción diferente. Son tres y conviven mu- 
cho. Flan heredado algo de mi vocación 
hacia la ciencia: Diana, la mayor, mani- 
fiesta que quiere ser astrónoma y Car- 
la tiene interés por ser bióloga marina. 
Fernanda es la artista de la familia; tiene 
mucha imaginación y creatividad para el 
dibujo y la pintura. 

¿Cómo elegiste qué estudiar 
en la universidad? 

En la secundaria comencé a interesarme 
por aspectos técnicos, como los experi- 
mentos de biología, física y química. Des- 
pués mi padre me inscribió en un CECYT 
(Centro de Estudios Científicos y Tecnoló- 
gicos), donde fui mal estudiante y dejé la 
escuela. Mis padres no lo sabían, pero en 
lugar de ir a clases, yo andaba vagando 
por todos lados con mi única compañera, 
la bicicleta. Fue una etapa muy agrada- 
ble; no tenía novia ni vicios ni escuela... 
era una pinta permanente. En esos pe- 
riodos de reflexión, también me iba a la 
biblioteca; por cierto, la única biblioteca 
pública del lugar. Ahí leía mucho acerca 
de todo lo que me atraía, y al terminar el 
horario escolar volvía a mi casa, sin que 
mis papás sospecharan nada. 

Después de un tiempo, decidí ingre- 
sar al Colegio de Bachilleres, aunque mi 
familia seguía sin saber que yo había de- 
jado el CECYT. Cuando se enteraron fue 
muy difícil, pero como ya estaba estu- 
diando, lo entendieron. Después, junto 
con la que era mi novia en ese enton- 
ces, me inscribí en la carrera de ingenie- 
ría química en la Universidad Autónoma 
Metropolitana-lztapalapa. Flubo un rom- 
pimiento sentimental y eso influyó para 
que me cambiara a ingeniería bioquími- 
ca industrial. Mi servicio social lo hice en 
el Departamento de Nutrición Animal, en 
el Instituto Nacional de Nutrición Salva- 
dor Zubirán, por consejo de un maestro, 
y ahí empezó mi interés por la biotecno- 


logía y la bioquímica aplicada a biología. 
Me quedé 10 años como responsable de 
laboratorio y logré ser investigador aso- 
ciado; había que hacer pruebas en ratas, 
aves, peces y particularmente en ovinos 
y porcinos. Fue un aprendizaje integral. 

¿Qué significan los términos que 
mencionaste: la biotecnología y la 
bioquímica aplicada a la biología? 

Es más fácil explicarlo con ejemplos. En 
una ocasión aislamos microorganismos 
ruminales para hacer pruebas in vitro 
de laboratorio; los organismos rumina- 
les son bacterias, hongos y levaduras 
que degradan forrajes y los convierten en 
sustancias útiles para que los animales 
produzcan leche, carne, lana. Otro ejem- 
plo: de la flor de cempasúchil se obtie- 
nen residuos después de la extracción de 
pigmentos que “dan color” al pollo, pe- 
ces, huevo; estos residuos representa- 
ban un problema ambiental para algunas 
empresas en Guanajuato, así que la op- 
ción era utilizarlos como alimento para 
ganado, dándoles un tratamiento bio- 
tecnológico con ciertos microorganismos 
para evitar compuestos tóxicos, residuos 
de disolventes, y facilitar la digestión en 
los animales. También podemos mencio- 
nar el uso de pasta de coco, un residuo 
agroindustrial que queda después de la 
extracción de aceite de coco. La pasta 
sirve en la alimentación animal, usándola 
como base o sustrato para producir pro- 
bióticos que aceleran la producción de le- 
che y otros elementos. Un probiótico es 
un aditivo alimenticio con microorganis- 
mos vivos que actúan positivamente en 
el cuerpo de quien los consume, como el 
yogur en las personas. 

¿Cuándo llegaste a trabajar a ECOSUR? 

Llegué a ECOSUR en 1998 gracias a mi 
amigo José Nahed, para colaborar en los 
laboratorios temáticos que habían pro- 


ECOFRONTERAS 35 


ENTREVISTA^ 


puesto algunos investigadores. En el año 
2000 se decidió aglutinar un grupo de la- 
boratorios para satisfacer la demanda de 
varios académicos que requerían estos ser- 
vicios en sus proyectos. La idea era com par- 
tir infraestructura y personal para atender 
necesidades de investigación. Había cua- 
tro laboratorios: Microscopía electrónica 
de barrido, Suelos y plantas, Diagnósti- 
cos fitosanitarios y Química. Después sur- 
gieron otros dos: Bromatología y Análisis 
instrumental. Años más tarde se incorpo- 
ró el de Genética, con lo que actualmen- 
te son siete Laboratorios Institucionales 
(Lis), entre unos 40 laboratorios con los 
que cuenta ECOSUR. En los Lis se reali- 
zan análisis de diversas muestras: agua, 
vegetales, alimentos, suelos, sedimentos 
marinos y muchos otros elementos. 

Habíanos del proceso de acreditación 
de los Laboratorios Institucionales 

Hace unos años logramos la acreditación 
de tres laboratorios ante la Entidad Mexi- 
cana de acreditación (ema): Suelos y plan- 
tas, Análisis instrumental y Bromatología. 
La Acreditación es el reconocimiento de 
la competencia técnica por un tercero, 
que en México es la ema. La competencia 
técnica implicó la implementación de un 
Sistema de Gestión de la Calidad basado 


en la NORMA NMX-EC1 7025-1 MNC “Re- 
quisitos Generales para la competencia 
de los laboratorios de ensayo y calibra- 
ción”. Ha sido un proceso largo y costo- 
so que nos reta como personas, porque 
tener un sistema de gestión de calidad 
cambia muchos aspectos de la vida, no 
sólo profesional sino personal. Te vuelve 
ordenado, te exige siempre trabajar so- 
bre evidencias, te da seguridad, te ayu- 
da a visualizar cómo debes cerrar ciclos, 
y cómo actúas, planificas y verificas; esto 
se traslada a la vida familiar y a otros 
ámbitos. Dicho sea de paso, los hijos de 
varios compañeros han destacado de ma- 
nera especial después de la acreditación, 
ya sea en la “olimpiada del conocimien- 
to”, en concursos de robótica, en depor- 
tes o arte. 

Más allá de apoyar las investigaciones 
de ECOSUR, ¿cuál es la importancia 
de contar con estos servicios en 
una zona como la frontera sur? 

El laboratorio de Suelos y plantas es uno 
de los más importantes por su demanda 
y capacidad. Está ubicado en la Unidad 
San Cristóbal de ECOSUR, y esto es im- 
portante pues Chiapas es un estado toda- 
vía agrícola o rural, y muchos productores 
requieren conocer el grado de fertilidad 


de su suelo. La versatilidad de este la- 
boratorio para atenderlos y adecuar mé- 
todos para diagnósticos ambientales ha 
sido parte del éxito. El laboratorio de Bro- 
matología se ha centrado en el análisis 
de alimentos y el de Análisis Instrumen- 
tal, en agua. El laboratorio de Química en 
la Unidad Chetumal estudia nutrientes, 
lo que es fundamental tanto para cues- 
tiones productivas de pesquerías como 
en temas ambientales para la conser- 
vación del Caribe mexicano y sus recur- 
sos naturales. Podemos evaluar la calidad 
de agua de una cuenca para el diseño de 
una planta de tratamiento o para la po- 
tabilización, o bien, determinar aspectos 
nutricionales o antinutricionales de los 
alimentos. En Tapachula, el laboratorio de 
Microscopía electrónica de barrido ha sido 
factor determinante en estudios de po- 
len y una gran diversidad de aplicaciones 
científicas; el de Diagnósticos fitosanita- 
rios está teniendo éxito en aspectos bio- 
tecnológicos para el control de problemas 
fitosanitarios (relacionados con plaguici- 
das, fungicidas, herbicidas y sustancias 
de ese tipo) Por otra parte, el de Gené- 
tica tiene varias y múltiples aplicaciones 
de herramientas moleculares en sistemá- 
tica terrestre y taxonomía, conservación, 
en animales y recursos forestales, y en el 
ámbito de salud para diagnóstico de en- 
fermedades. 

La población nos busca porque tene- 
mos varios atributos: ofrecemos servicios 
de capacitación para personal de otros la- 
boratorios, contamos con un sistema de 
gestión de calidad que da confianza en 
los resultados de laboratorio; tenemos 
métodos acreditados que dan validez a 
nuestros resultados en cualquier parte 
del mundo, y que podrían constituir un 
potencial de recursos propios para la ins- 
titución. Todo esto puede contribuir al de- 
sarrollo sustentable de la región. 

Estás muy involucrado en cuestiones 
de la calidad del agua, ¿verdad? 

Así es. Estamos participando en el Co- 
mité de Cuenca de San Cristóbal de Las 
Casas, Chiapas, con el fin de impulsar ac- 
ciones para realizar gestiones integrales 



3G ECOFRONTERAS 


ENTREVISTA^ 



de la cuenca en beneficio de la población 
y los procesos productivos; de no tomar 
medidas inmediatas, se continuará con 
el abasto de agua de mala calidad. Esta 
relación con el tema del agua viene de 
mi infancia. Ahora estoy en un lugar con 
abundancia de ese recurso y resulta que 
nos enfrentamos a los mismos problemas 
que teníamos en Ciudad Neza. Ante esto, 
debemos intervenir... 

También de tu infancia viene 
la curiosidad, ¿no? 

Desde luego. De entonces viene el inte- 
rés por observar todo lo natural. Recuer- 
do que me gustaba coleccionar arañas; 
las recogía y las alimentaba con insectos. 
Igualmente, pasaba horas en la azotea i 
de mi casa, observando a las lagartijas. | 
¡Y tuve muchas víboras! Una vez fuimos 
de excursión al volcán Iztaccíhuatl y en 
una botella guardé una serpiente casca- 
bel; unos días después nacieron 11 vibo- 
ritas. Mi mamá me obligó a deshacerme 
de ellas, así que en el campo liberé a las 
pequeñas, y a la grande un amigo la usó 
como remedio para las várices de un fa- 
miliar. Tengo fotos en las que se ve a la 
víbora en mis manos... El contacto tan di- 
recto con los animales nos ayuda a saber 
cuándo nos van a agredir o cuándo esta- 
mos a salvo, en especial si nosotros no 
los provocamos. Los animales tienen cua- 
lidades muy especiales; incluso los micro- 
organismos. En mis estudios de maestría, 
poníamos microorganismos en sustratos 
con los que nunca habían estado en contac- 
to, y entonces modificaban su sistema en- 
zimático y se adaptaban, lo cual me parece 
fascinante y digno de comparación con la 
inteligencia. También sigo siendo observa- 
dor. Me gusta explorar, detectar problemas 
y tratar de predecir hacia dónde van... 

Cuando sabes más o menos cuál 
es el rumbo de una situación 
problemática, ¿cómo intervienes? 

Lo que comúnmente hago es generar una 
idea y una propuesta. Varias veces suce- 
dió que alguien se apropiaba de mis ideas; 
sin embargo, ahora me doy cuenta de que 
tal vez ése es mi papel: generar una idea 


aunque otros la lleven a cabo. Por ejem- 
plo, en 2003 colaboramos en un proyecto 
para construir lavaderos comunitarios a la 
orilla de la carretera, muy cerca de nues- 
tras instalaciones; derivado del seguimien- 
to de muchas personas a esto, el producto 
final fue la defensa de los humedales, del 
pez endémico llamado comúnmente popo- 
yote, mejoras en la organización del con- 
sejo consultivo del agua, conformación del 
comité de cuenca del valle de Jovel, inclu- 
so hasta la muy criticada construcción del 
“parque de los humedales”, que por cier- 
to, nunca avalamos. Varios lanzamos ideas 
y tal vez otros las ejecuten y se encarguen 
de elaborar gestiones para mejorar el ma- 
nejo y la calidad del agua. Son procesos 
que una vez iniciados, ya no pueden parar; 
se involucran organizaciones, instancias de 
gobierno, instituciones académicas, pobla- 
ción civil, comités... No hay vuelta atrás. 

Te has caracterizado por ser 
partícipativo en actividades de 
divulgación de la ciencia 

Tengo un especial interés en que va- 
rias situaciones inadecuadas se superen, 
como la educación. Tenemos que lograr 
que haya más interés en la ciencia, for- 
mar profesionales y participar socialmente. 
Cuando llegué a Chiapas, algunos amigos 


expresaban el deseo de que sus hijos pu- 
dieran ir a estudiar a otras ciudades; en 
cambio, a mí me interesaba mejorar los 
procesos educativos aquí mismo. Es por 
eso que me gusta involucrarme con los 
maestros; los invito solos o con sus gru- 
pos a visitar ECOSUR y conocer lo que 
hacemos. También nos preocupamos por 
la formación de los alumnos de licen- 
ciatura que llegan a realizar prácticas a 
nuestros laboratorios; ellos pueden cola- 
borar a mejorar la situación regional. 

¿Qué tiene de cierta la imagen del 
científico encerrado en su laboratorio, 
a solas con su microscopio? 

Hay mucho de cierto en eso; no obstan- 
te, muchos tenemos una parte muy hu- 
mana que es fundamental para encontrar 
aplicaciones sociales de los resultados del 
laboratorio. Sin duda, encontrar resulta- 
dos es apasionante, por ejemplo, deter- 
minar qué es lo que estamos comiendo 
en un bocado, o verlo en el microscopio. 
Más apasionante es constatar cómo esto 
sirve allá afuera. 


Laura López es técnica académica del Departamento de Difu- 
sión y Comunicación de ECOSUR (llopez@ecosur.mx). 


ECOFRONTERAS 37 




Z' 

E sta es la historia de una pequeña 
hada que vivía en el bosque; disfru- 
taba dando recorridos, visitaba a sus 
amigos y conversaba con ellos durante 
horas. Un día, decidió visitar a su ami- 
ga Blanca, el ave. Al llegar, la encontró 
muy sobresaltada, y no era para menos... 
Blanca le contó que en sus vuelos matuti- 
nos había estado viendo a gente que tira- 
ba árboles en las orillas del bosque y que 
estaban cultivando una planta que ella no 
conocía. En el hada surgió la curiosidad y 
se dispuso a investigar. 

Al día siguiente se dirigió al lugar que 
su amiga le había indicado. Se escondió 
debajo de la hoja de un helécho y desde 
ahí observó que varias personas se en- 
contraban en un trajín interminable: iban 
de un lado a otro acarreando madera, 
quitando pastos, rajando la tierra y colo- 
cando sustancias que olían raro. Escuchó 
que varios insectos se quejaban y trata- 
ban de escapar; luego empezó a sentir 
dolor cabeza y decidió irse. Aquello no 
era similar a nada que hubiera visto. 

Al llegar a su honguito-casa, se dis- 
puso a descansar, pero la interrumpió su 
vecina la Catarina, que había llegado a 
platicar... Le contó al hada que en la ma- 
ñana, durante su paseo por la milpa de 
Eleuterio (un campesino cuya parcela to- 


38 ECOFRONTERAS 





dos acostumbraban visitar), varios in- 
sectos comentaban que al otro lado del 
bosque, unas personas habían compra- 
do un terreno y lo estaban preparando 
para cultivar palma. Las amigas, enton- 
ces, fueron a buscar a don Hugo, el búho, 
pues pensaron que él podría saber más. 

Don Hugo había dedicado buena parte 
de su vida a observar las relaciones entre 
los organismos del bosque y de la milpa 
de Eleuterio. Consideraba que en ambos 
sitios existía un equilibrio dinámico que 
estaba influenciado por las múltiples in- 
teracciones que ocurrían entre los habi- 
tantes. Al hada y a la Catarina les explicó 
que él había estudiado mucho sobre las 
prácticas de los humanos en el cultivo de 
alimentos, y que existían principalmente 
dos tipos de agricultura: la “tradicional” y 
la “convencional”. En esta última se utili- 
zaban sustancias que lastimaban la tie- 
rra, y como el hada no entendía por qué 
se elegían tales prácticas, el búho le co- 
mentó que hay presiones sociales que las 
promueven. 

A las dos amigas aquello les parecía 
muy desalentador y sentían que estaba 
en riesgo todo lo que conocían. Al ver sus 
semblantes tristes, don Hugo les habló 
de una alternativa en la que las personas 
podían aprovechar al bosque sin hacerle 


daño y les habló de una ciencia llamada 
agroecología, la cual estudiaba al bosque, 
la milpa y los cultivos desde una perspec- 
tiva ecológica. 

Don Hugo detuvo su explicación al ver 
los rostros de confusión de sus visitantes, 
y optó por poner de ejemplo a Eleuterio, 
el campesino. Les recordó que él produ- 
cía sus alimentos, pero también respeta- 
ba al bosque y sus habitantes. Con los 
árboles que mantenía en su parcela pro- 
movía que las aves llegaran a visitarlo, y 
la diversidad de cultivos que tenía eran 
atractivos para los insectos que hacían 
sus reuniones entre la vegetación. Les 
comentó que la agroecología estudiaba 
las interacciones de los organismos en la 
milpa y bosque, con acciones similares a 
las de Eleuterio. 

Al regresar a su honguito, el hada 
se puso a pensar de qué forma podía 
convencer a las personas que estaban 
amenazando a su bosque de optar por 
prácticas agroecológicas... 

Esta historia continuará...^ 


Andrea Venegas es estudiante de la Maestría en Ciencias en Recursos Na- 
turales y Desarrollo Rural de ECOSUR (anda_panda_@hotmail.com). 


DE LITERATURA^ 

Y OTROSASUNTOS 




ECOFRONTERAS 39 



ARTAS 



1/11/2011 


Hola: 


Buen día. Estoy revisando el número 43 de Ecofronteras y me llama mucho 
la atención el hecho de dedicarle un espacio a “La milpa en el sur de México”. 

Me sorprende ver cómo nuestros antepasados han trabajado la milpa y han 
sacado gran provecho de ella. Yo soy originario de la colonia José María Pino 
Suárez, del municipio de Jiquipilas, Chiapas. Y aunque es muy satisfactorio el 
hecho de ver trabajar la tierra, es muy deprimente percibir que los campesinos 
no obtienen los pagos correspondientes por sus cosechas. Mi padre es campesi- 
no y año con año veo que su ardua labor no se ve recompensaba; por ello, como 
profesionista tengo la enorme preocupación de buscar alternativas para una me- 
jora en la producción, ya sea para autoconsumo o para venta. 

Es difícil no tener los recursos idóneos, como las porciones de tierras nece- 
sarias para producir el maíz o las semillas adecuadas para sembrar. Al no contar 
con estos factores necesarios, la gente debe buscar opciones para poder sub- 
sistir, ya que el campo no produce como antes. Otro problema que aunque está 
en nuestra propia cara no lo vemos, es que el manejar productos agroquímicos, 
fertilizantes no orgánicos, también ha provocado un enorme desequilibrio am- 
biental. Eso sin tomar en cuenta la enorme tasa de deforestación, que va en cre- 
cimiento, para poder contar con extensiones cada vez mayores de tierras, para 
poder sembrar el sustento de las familias. Además, muchos hijos de los produc- 
tores, al no contar con tierras para sus cultivos, tienen que emigrar, ya sea a la 
capital del estado, a otros estados o en casos extremos, a los Estados Unidos. La 
producción del maíz en la comunidad ya no es un negocio redituable, más bien 
parece una forma de sobrevivencia. 

Me siento orgulloso de mi pueblo y sé que si ponemos manos a la obra todo 
va a mejorar. Una alternativa es convertir la parcela en un huerto familiar, así 
como lo hacen nuestros hermanos lacandones. Sé que ustedes manejan proble- 
mas como éste todos los días; por ello, la inquietud de querer compartir esta 
pequeña reseña y felicitarlos por su labor en un ámbito que preocupa a mucha 
gente de todo el país. 

Edgar Acosta Rodríguez, egresado de de la Escuela de Ingeniería en Cien- 
cias Ambientales de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. 




Invitamos a nuestros lectores a colaborar en este espacio de retroalimentación con opiniones, sugerencias, críticas y reflexiones que fortalezcan la labor 
editorial de ECOfronteras como órgano de divulgación de El Colegio de la Frontera Sur. Envía tu correspondencia a: IÍ0pez@eco$ur.mx 


4D ECOFRONTERAS 


ECOSUR 



Cultivar el territorio maya. Conocimiento y 
organización social en el uso de la selva 


Eduardo Bello Baltazar, Erin I J. Estrada Lugo (compiladores) 


Este libro es resultado de dos tradiciones académicas de fuerte arraigo en 
la agronomía y la antropología social mexicanas: la de Efraim Hernández 
Xolocotzi y de Ángel Palerm; de ellas se parte para analizar a los mayas del 
centro de Quintana Roo y su territorio. Elaborada por profesionales de las 
ciencias naturales y sociales, la obra dimensiona el papel de la población 
maya en el contexto de diversas acciones de intervención contra el deterioro 
ambiental, por lo que resulta un referente sustantivo en el conocimiento y 
diseño de actividades relacionadas con el desarrollo sustentable. 


Cultivar 

el territorio maya 



El acahual mejorado. Un prototipo agroforestal 


Lorena Soto Pinto, Manuel Anzueto Martínez, Sotero Quechulpa 

Esta guía es una síntesis de documentos científicos, que procura hacer 
accesible información útil para la toma de decisiones. Está dedicada a 
políticos, técnicos, campesinas y campesinos interesados en el manejo de 
recursos naturales, la producción forestal, los servicios ecosistémicos, el 
ordenamiento territorial, el cambio climático y el desarrollo sustentable. Se 
parte de la necesidad de proponer y evaluar al acahual mejorado como un 
prototipo agroforestal con el que se puede producir y conservar al mismo 
tiempo, como elemento de un proceso de innovación socioambiental. 



Información y ventas: Laura López y Oscar Chow, libros@ecosur.mx / Tel: (967) 674 90 00, 
ext. 1780 / www.ecosur.mx.