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Full text of "El tabaco en Cuba : apuntes para su historia"

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THE  LIBRARY  OF  THE 
UNTVERSITY  OF 
NORTH  CAROLINA 
AT  CHAPEL  HILL 


ENDOWED  BY  THE 
DIALECTIC  AND  PHILANTHROPIC 
SOCIETIES 


UNIVERSITY  OF  N.C.  AT  CHAPEL  HILL 


I  'IT 

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This  book  is  due  at  the  WALTER  R.  DAVIS  LIBRARY  on 
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EL;ipñCO  EN  CUBA- 

■    Apuntes  para  su'Bistoria 


THE  UNIVERSITY  Q  f  ÑÓRÍH  CAROLINA 
AT  CHAPEL  HILL 


APUITTES^PAEA^  SU^HISTOEIA 


^Presidente  Facultativo  de  los  dispensarios  para  niños  pobres  de  ,1a  Habana;  Doctor  en  las  Facultades  de  Medicina  y 
Cirujía,  Farmacia,  Ciencias,  Derecho,  Filosofía  y  Letras ;  Catedrático  de  Término  propietario  de  Fisiología  Humana 
y  de  Historia  crítica  de  la  Medicina  en  la  Universidad ;  Miembro  del  Colegio  de  Farmacéuticos,  de  'la  Real  Acade- 
mia de  Ciencias  Médicas,  Físicas  y  Naturales  de  la  Habana,  de  la  Sociedad  Antropológica,  de  la  Odontológica, 
de  la  de  Estudios  Clínicos,  de  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País,  del  Círculo  de  Abogados,  de  la  Sociedad 
de  Higiene  de  la  provincia  de  la  Habana,  del  Centro  Médico-Farmacéutico  de  Matanzas,  del  Cuerpo  Médico- 
Farmacéutico  de  Santa  Clara ,  del  Centro  Médico  Farmacéutico  de  Cienfuegos ,  de  la  Real  Sociedad  Económica  de 
Amigos  del  País  de  Puerto  Rico,  de  la  Seal  Academia  de  Medicina  de  Madrid,  de  la  Sociedad  Española  de  Eistori? 
Natural  de  Madrid,  de  la  Sociedad  Española  de  Higiene,  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid,  del  Colegio  de 
Médicos  de  Madrid,  de  la  Ginecológica  Española,  de  la  Sociedad  Facultativa  de  Ciencias  y  Letras  de  Madrid,  de  la 
Academia  Médico-Quirúrgica  Española  de  Madrid,  de  la  Sociedad  Española  de  Hidrología  Médica,  de  la  de  Fomento 
de  las  Artes  de  Madrid ,  de  la  Sociedad  Económica  Matritense,  del  Colegio  de  Farmacéuticos  de  Madrid,  de  lq 
Asociación  Internacional  de  ciencias,  letras  y  artes  "Unión  Ibero  Americana"  de  Madrid,  de  la  Sociedad  Científica 
"Los  amigos  de  los  árboles"  de  Madrid,  de  la  Real  Academia  de  Medicina  de  Cádiz,  de  la  Academia  de  Higiene  de 
.  Cataluña ;  Representante  General  en  América  de  la  Sociedad  Española  protectora  de  las  Ciencias,  de  la  Socied',•, 
Económica  de  Barcelona,  de  la  Beal  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona,  déla  Academia  Médico-Fan 
ciútica  de  Barcelona,  de  la  Academia  y  Laboratorio  de  Ciencias  Médicas  de  Cataluña,  de  la  Sociedad  Barcelona 
de  Amigos  de  la  Instrucción,  del  Instituto  Médico  Valenciano ,  de  la  Academia  de  Medicina  y  Cirujía  de  Granaaa, 
de  la  Academia  Médico-Quirúrgica  de  Canarias,  de  la  Sociedad  Científica  "El  Museo  Canario"  de  las  Palmas  de  Gran 
Canaria,  de  la-  Beal  Academia  de  Medicina  y  Cirujía  de  Palma  de  Mallorca,  de  la  Beal  Academia  de  Medicina  y 
Cirujía  de  Sevilla,  de  la  Beal  Academia  de  Medicina  y  Cirujía  de  Murcia,  de  la  Beal  Academia  de  Medicina  y 
Cirujía  de  Zaragoza,  de  la  Sociedad  Francesa  de  Higiene  de  París,  de  la  Sociedad  Entomológica  de  Francia,  de  la 
Sociedad  Filotécnica  de  Francia,  de  la  Sociedad  de  Estudios  Coloniales  y  Marítimos  de  Francia,  de  la  Sociedad 
Química  de  París,  de  la  Sociedad  Antropológica  de  París,  déla  Asociación  de  Químicos  Industriales  de  Francia  y  de 
las  Colonias,  de  la  Sociedad  Mineralógica  de  Francia,  de  la  Sociedad  de  Medicina  Pública  y  de  Higiene  Profesional 
de  París,  de  la  Asociación  Francesa  para  el  Adelanto  de  las  Ciencias,  de  la  Sociedad  Anatómica  de  París,  de  la 
Sociedad  de  Anatomía  y  Fisiología  de  Burdeos,  de  la  Sociedad  Anatomo-Clínica  de  Lila,  de  la  Sociedad  Médico- 
Quirúrgica  de  La  Bóchela,  de  la  Sociedad  de  Medicina  de  Rúan,  de  la  Sociedad  Nacional  de  Medicina  de  Lion,  de 
la  Sociedad  de  Amigos  de  las  Ciencias  Naturales  de  Rúan,  de  la  Sociedad  de  Farmacéuticos  de  Burdeos,  del  Comité 
Médico  y  de  la  Sociedad  de  Medicina  de  Marsella,  de  la  Sociedad  Científica  de  Bruselas,  de  la  Beal  Academia  de 
Medicina  Pública  y  de  Topografía  Médica  de  Bélgica,  de  la  Sociedad  de  Medicina  Veterinaria  de  la  Provincia  de 
Lieja  (Bélgica),  de  la  Sociedad. Británica  para  el  progreso  de  las  Ciencias,  de  la  Sociedad  de  Ciencias  Médicas  de 
Lisboa,  de  la  Sociedad  Busa  para  la  protección  de  la  salud  pública,  de  la  Sociedad  Imperial  de  Naturalistas  de 
Moscow,  de  la  Sociedad  de  Ciencias,  Agricultura  y  Artes  de  la  Baja-Alsacia,  de  la  Sociedad-Imperial  de  Medicina  de 
Constantinopla,  de  la  Academia  de  Medicina  de  Atenas,  de  la  Academia  Médico-Quirúrgica  de  Ferrara,  de  la  Acade- 
mia de  Ciencias,  Letras  y  Artes  de  Arcicale  (Sicilia),  de  la  Academia  de  Ciencias  de  Hippone,  Bona,  Argelia,  de  la 
Sociedad  de  Farmacéuticos  de  la  Costa  de  Oro,  de  la  Academia  Nacional  de  Medicina  de  México,  de  la  Sociedad  de 
-de  Medicina  Interna  de  México,  de  la  Sociedad  Farmacéutica  Mexicana,  de  la  Sociedad  Médica  "Pedro  Escobe  do" 
de  México,  de  la  Sociedad  Mexicana  de  Historia  Natural,  de  la  Sociedad  de  Medicina  y  Cirujía  de  Bío  Janeiro,  de  la 
Sociedad  Científico-Literaria,  de  "Amantes  del  Saber"  de  Caracas,  de  la  Academia  Venezolana  de  la  Historia,  de  la 
Sociedad  de  Médicos  Cirujanos  de  Caracas,  de  la  Sociedad  Científico-Literaria  de  Coro,  del  Círculo  Médico  Argentino 
Buenos  Aires,  de  la  Sociedad  Rural  Argentina  de  Buenos  Aires,  de  la  Sociedad  Médica  de  Chile,  de  la  Sociedad 
Unión  Médica  de  Santiago  de  Chile,  de  la  Sociedad  Médica  de  Concepción  (Chile),  de  la  Academia  Nacional  de 
Medicina  de  Lima,  de  la  Academia  de  Medicina  de  Medellín  (Colombia),  de  la  Sociedad  Colombiana  de  Ingenieros, 
de  la  Sociedad  de  Medicina  y  Ciencias  Naturales  de  Bolívar  en  Cartagena  (Colombia),  de  la  Academia  de  Ciencias 
y  Bellas  Letras  del  Salvador,  de  la  Academia  de  Med'oina  y  Ciencias  Accesorias  de  Guayaquil,  de  la  Academia  de 
Ciencias  de  Bochester,  de  la  Academia  de  Ciencias  de  New  York,  de  la  Sociedad  de  Jurisprudencia  Médica  de  New 
York,  de  la  Sociedad  Química  de  New  York,  de  la  Sociedad  Microscópica  de  New  Yotk,  de  la  Sociedad  Médica  de 
New  Orleans,  de  la  Junta  de  Sanidad  Nacional  de  Washington,  del  Instituto  Smithsoaiaao  de  Washington,  &, 


HABANA 


TIPOGRAFIA  -  "LA  PROPAGANDA  LITERARIA"  -  LIBRERIA 

1897 


@%a$ana 


®  >  / 


0<z€ma.  ¿sí.  Qs/óM^ucá  rte  r 


íeá^iefa^/e  amtao;  cerno  eó  un &' 

^teíÁonaá  yue  entle  nc4oñoó  ma¿  ^an  eentii'óuic/o  a/ ^¿'¿rrjfíeáo 
c/e  /a  tnciuáíHa  /a^aca/eia,  me  'j/ietmt'fo  o^iecei/e  eáte  mec/eóto 
S'/aáafo,  yue  /c  áujfi/cco  acemite  en  teáh?nonio  //e/  tni  n/á¿  Mid- 
é/'náucc/a  eonó¿delactón  y  a^iíecio. 

G$)7¿  c/e  ty/c/.  atente  ó.  á. 

(jf.  ó.  m.  ¿. 


APUNTES   DP  -A.  IR/^A.    SU  HISTORIA 


I     as  palabras  del  eminente  genio  sud-americano  An- 
IrSL     ^r^s  Bello,  en  su  inmortal  trabajo  "A  la  agricul- 
tura de  la  zona  tórrida", — poema  del  que 


en  verdad  afirma-  el  erudito  Torres  Caicedo ,  que  es  tan 
noble,  sabio  y  delicado,  que  no  existe  elogio  bastante 
digno  para  él — 

 y  la  hoja  es  tuya, 

que  cuando  de  suave 

humo  en  espiras  vaporosa  huya, 

solazará  el  fastidio  al  ocio  inerte; 

explican  el  por  qué  de  la  importancia  de  ese  producto 
en  la  época  en  que  vivimos,  haciéndose  de  dicho  vegetal 
por  tal  razón  en  el  mundo,  el  gasto  adjunto  : 

En  los  Estados  Unidos  de  Norte  América  consume 
cada  habitante,  por  término  medio,  al  año  3.000  gramos ; 
en  Holanda,  2.800;  en  Bélgica,  2.500;  en  Suiza,  2.300;, 
en  España,  2.100;  en  Portugal,  2.000;  en  Austria  y 
Alemania,  1.900;  en  Suecia,  900;  en  Rusia  y  Servia,  850; 
en  Francia  é  Italia,  800;  en  Rumania,  200,  y,  finalmente, 
en  Dinamarca  y  Finlandia,  100. 

Esto  sentado,  al  bosquejar  las  evoluciones  del  rico 


arbusto  en  el  transcurso  de  los  tiempos,  dirígese  la  ima- 
ginación ,  sin  darse  cuenta  ni  punto  de  reposo ,  á  la 
brillante  época  en  que  bajo  los  auspicios  de  los  magná- 
nimos Reyes  Católicos  fué  descubierto  el  Nuevo  Mundo 
y  con  él  otros  climas,  distintas  producciones,  hombres  de 
diferente  raza  y  costumbres  tan  variadas  como  acreedoras 
de  prolijo  estudio. 

Figura  entre  éstas  una  notable,  el  uso  del  tabaco, 
nombre  con  que  distinguían  nuestros  indios,  según  los 
cronistas,  no  sólo  el  instrumento  con  que  hacían  las  ahu- 
madas, sino  también  á  las  hojas  torcidas  que  dedicaban 
para  fumar,  conociendo  la  planta  con  los  epítetos  de 
Cohiba,  Cojiba,  Cojoba,  Cojioba  ó  Cohob  ,  la  que  era 
de  gran  importancia  en  sus  prácticas  religiosas,  de  igual 
modo  que  en  medicina,  como  asimismo  para  los  placeres; 
en  efecto :  fué  kquélla  el  incienso  que  quemaban  á  sus 
dioses  en  los  ritos  sagrados,  el  predilecto  purgante,  em- 
pleándola igualmente  el  médico  en  sus  sortilegios  y 'puri- 
ficaciones, regalándose  ellos,  los  caciques  y  el  pueblo,  con 
su  uso  en  diferentes  formas,  lo  que  es  confirmado  por 
esta  estrofa  de  la  poesía  de  Juan  C.  Nápoles  Fajardo, 
titulada  "Hatuey  y  Guarina"  : 

Con  un  cocuyo  en  la  mano 
y  un  gran  tabaco  en  la  boca, 
un  indio  desde  una  roca 
miraba  el  cielo  cubano. 

De  lo  dicho  se  deduce  que  el  nombre  de  tabaco  que 
hoy  aplican  los  europeos  ála  planta,  lo  emplearon  los  na- 
turales de  la  más  fermosa  tierra  para  llamar  al  objeto  que 
aquéllos  apellidan  cigarro,  epíteto  que  según  el  Diccio- 
nario Hispano  Americano  de  Montaner  y  Simón,  ha  sido 
asignado  por  comparar  el  preparado  para  fumar,  opinión 
de  Littré,  con  el  aspecto  que  presenta  el  cuerpo  del  in- 
secto cigarra,  género  cicada,  del  orden  de  los  hemípteros, 
sub- orden  de  los  homópteros,  familia  de  los  cicádidos, 
conservándose  en  Cuba  el  término  indígena. 

No  obstante,  el  Sr.  Romey  dice  :  "En  los  primeros 


años  del  siglo  xvi,  el  tabaco,  que  los  españoles  se  habían 
acostumbrado  á  fumar  á  imitación  de  los  naturales  de 
Cuba,  fué  importado  por  ellos  á  Europa.  En  Sevilla  y 
en  toda  Andalucía  se  exparció  el  uso  de  cultivar  esta 
planta  en  los  jardines  de  las  casas  que  los  españoles 
llamaban  cigarrales.  Cada  cual  tenía  sus  tabacos  en  su 
cigarral  y  preparaba,  ó  hacía  preparar,  rollos  de  esta 
planta  para  fumarlos  á  la  usanza  india.  Ahora  bien,  suce- 
día que  cuando  ofrecían  uno  de  estos  rollos,  decían: — "Es 
de  mi  cigarral.''  En  breve  dijeron: — "Este  cigarro  es  de 
mi  cigarral  "  Y  de  aquí  el  nombre  de  cigarro  usado  en 
el  mundo  entero.  En  cuanto  á  cigarral,  viene  de  cigarra 
que  es  como  decir :  sitio  lleno  de  cigarras,  lugar  en 
donde  cantan." 

Asegura  el  eminente  americanista  Sr.  Bachiller  y 
Morales,  en  su  "  Cuba  primitiva",  página  250,  que  la 
primera  vez  que  habló  el  gran  Almirante  del  referido 
vegetal,  fué  el  15  de  Octubre  de  1492,  en  que  dijo  que 
eran  hojas  secas  odoríficas  que  trasporaba  un  indio  en  una 
piragua  en  Exuma,  una  de  las  islas  Bahamas,  pensando 
que  debieran  ser  de  gran  valor,  pues  se  las  ofrecían  en 
Guahananí,  como  señalado  presente. 

La  explicación  que  daba  el  humanitario  é  inolvida- 
ble Fray  Bartolomé  de  las  Casas  de  los  tizones  cí  modo 
de  mosqiictes  que  encendidos  llevaban  los  habitantes  de 
Boechio  (Hayti),  'confirma  que  eran  puros,  semejantes 
á  los  de  hoy. 

Adquirieron  bien  pronto  tal  hábito  los  europeos,  y 
por  ello  el  referido  escritor  se  expresa  en  estos  términos : 
"  Españoles  conocí  yo,  que  lo  acostumbraban  á  tomar, 
que  reprendidos  por  ellos  diciéndoles  que  aquello  era 
vicio,  respondían  que  no  era  de  su  mano  dejarlos  (de 
tomar,"  los  que  á  su  regreso  á  la  Península  se  explica 
que  lo  introdujeran  en  ella,  siendo  D.  Fernando  de  Toledo 
el  primero  que  lo  llevó,  pues  así  lo  dice  el  Sr  Bachiller 
y  Morales  en  su  trabajo  sobre  la  exportación  del  tabaco, 
premiado  por  la  Real  Sociedad  Económica  en  1836,  el 
que  se  encuentra  publicado  en  el  tomo  1?  de  las  Memorias 


10 

de  la  referida  Corporación,  correspondiente  al  señalado 
año  de  1836. y,  lo  que  aseguramos,  en  la  página  324  del 
volumen  enunciado. 

Contribuyeron  también  á  generalizar  el  tabaco  en  la 
nación  descubridora,  los  marinos  que  viajaban  del  uno  al 
otro  Continente ,  introduciéndolo  en  las  poblaciones  de 
más  contacto  con  los  mismos,  tales  como  Cádiz,  San 
Lucas  y  Sevilla,  primeras  de  Europa  que  gustaron  de 
esa  materia ,  desconocida  entonces  en  el  Viejo  Mundo ; 
haciéndose  luego  en  la  Madre  Patria  de  tal  valía,  que 
nuestro  inspirado  Bretón  de  los  Herreros  dijo  : 

Aunque  andrajoso,  abigarrado  y  feo 
el  soldado  español  vaya  á  la  guerra, 
y  tenga  que  vivir  del  merodeo 
y  descansar  sobre  la  dura  tierra, 
porque  las  corvas  uñas  de  un  hebreo 
roban  la  plata  que  el  tesoro  encierra, 
derrotará  al  calmuco  y  al  cosaco, 
si  no  le  faltan  pólvora  y  tabaco. 

Usaban  los  indios  el  producto  en  polvo,  torcido,  mas- 
cado ó  en  pipas,  tubos  de  especiales  formas  que  describe 
Oviedo,  el  que  sostiene,  como  el  Obispo  de  Chiapa,  que 
muchos  cristianos  se  aficionaron  á'  la  yerba  nicociana, 
sobre  todo  los  que  padecían  el  mal  de  bubas  y  los  negros 
esclavos,  estando  muy  lejos  de  pensar  el  referido  histo- 
riador que  algunos  años  después  había  de  generalizarse 
tanto  su  uso  entre  los  blancos,  hijos  de  distintas  naciones: 
algo  más:  que  fueran  también  fumadoras  las  afamadas  so- 
beranas de  algunos  Estados  del  Viejo  Mundo:  según  el 
Daily  Telegraph,*  la  emperatriz  de  Austria- Hungría  Isa- 
bel de  Baviera,  aspira  con  gusto  el  humo  de  30  á  35  ci- 
garrillos al  día;  la  consorte  del  rey  de  Italia,  Margarita  de 
Saboya,  gustosa  los  saborea,  como  la  de  Portugal,  Ama- 
lia de  Borbón,  Orleans  y  la  de  Rumania,  tan  conocida 
entre  los  amantes  de  las  letras  con  el  simpático  seudóni- 
mo de  Carmen  Sylva. 

Por  todo  lo  expuesto  es  sin  duda  por  lo  que  el 
aplaudido  Rubalcaba  escribió  : 


1 1 

Tanto  gusta  en  la  Iberia 
Como  en  la  segregada  Lusitania ; 
Es  de  la  nueva  Hesperia 
Planta  medicinal  que  sin  insania 
Felicita  y  alegra 

Al  chino,  al  blanco  y  á  la  gente  negra. 


El  tabaco  divierte 

En  cualquiera  lugar  al  afligido; 

El  humo  espeso  de  su  boca  vierte, 

Ya  en  círculos,  ya  en  ondas  dividido, 

Y  con  blando  donaire, 

Balsama  el  cuerpo,  purifica  el  aire. 

En  toda  la  América  se  ha  encontrado  con  diferentes, 
nombres  el  arbusto  aludido,  empleándose  de  igual  manera 
como  entretenimiento  de  solaz  y  como  elemento  grato  á 
los  dioses,  cual  lo  indica  Luciano  Rosni  en  los  artículos 
que  ha  publicado  en  la  Revue  Amcricain ,  tomo  II,  n?  6 
y  siguientes. 

Según  el  Sr.  Pezuela  {Historia  de  la  Isla  de  Cuba, 
tomo  II,  página  137),  el  tabaco  fué  descubierto  por 
Colón  en  Cuba,  no  teniendo  casi  valor  en  Europa  en  el 
siglo  XVI,  más  que  por  sus  propiedades  medicinales, 
como  asegura  Olivier  de  Serré. 

Los  turcos  en  1605  fumaban  ya  la  hoja  que  cose- 
chaban en  distintos  lugares  de  su  imperio,  cuyas  simientes 
fueron  importadas  del  Continente  Americano ,  si  bien 
entre  los  partidarios  del  Corán  corre  la  siguiente  versión: 

"  Mahoma  caminaba  cierto  día  absorto  en  sus  pen- 
samientos por  el  camino  de  la  Meca. 

De  repente  tropezó  con  una  serpiente  á  la  que  el 
frío  había  abatido  hasta  el  punto  de  estar  moribunda. 

Mahoma  la  cogió  y  procuró  reanimarla/ 

— Ahora  prepárale  para  morir — dijo  el  ingrato  reptil 
— porque  voy  á  morderte. 

— ¿Por  qué  causa? — dijo  Mahoma  sorprendido. 

— Porque  tu  raza  persigue  á  la  mía,  y  hay  entre 
nosotros  un  duelo  á  muerte. 

— ¿Pero  tan  pronto  olvidas  que  te  he  salvado  la  vida? 


12 


— No  existe  el  reconocimiento  en  este  mundo.  Tan 
cierto  como  que  Alah  existe  es  que  ha  llegado  tu  último 
momento. 

— Alah  es  grande  y  yo  soy  su  Profeta.  No  se  in- 
voca su  nombre  en  vano.  Si  no  muero  en  el  acto,  habrás 
cometido  un  sacrilegio,  y  moriré  antes  que  ser  tu  cóm- 
plice.   Toma,  muerde. 

La  serpiente  mordió  la  mano  que  le  tendía  el  Profeta. 

Mahoma  llevó  sus  labios  al  sitio  de  la  herida,  y  en 
el  momento  escupió. 

En  el  mismo  lugar  que  cayó  su  saliva  brotó  una 
planta  (la  del  tabaco)  que  reunía  en  sus  hojas  el  veneno 
de  la  serpiente,  el  sufrimiento  del  Profeta  y  la  confianza 
de  los  elegidos." 

Amurat  III  prohibió  su  consumo  amenazando  al  que 
lo  hiciera  á  pasearlo  por  las  calles  con  una  pipa  atrave- 
sada por  la  nariz,  ignorando  que  en  la  Moral  de  Güerard, 
entretenida  colección  del  siglo.  XVII,  hay  un  grabado 
originalísimo  que  representa  á  un  joven  fumando  su  pipa 
con  indolencia,  que  lleva  por  título:  "El  retrato  universal", 
seguido  de  estos  versos  : 

Al  ver  este  retrato  ves  el  tuyo, 

Si  no  te  ciega  extremo  pedantismo ; 

Y  si  en  él  no  te  ves  realmente,  arguyo 

Que  no  sabes  la  ciencia  de  tí  mismo. 

¿Qué  eres,  pobre  mortal?    Pipa  encendida 

Que  arde  veloz  y  el  aire  evaporiza. 

Tus  pjaceres,  tu  honor,  tu  bien,  tu  vida, 

¿Qué  son,  al  fin,  qué  son?. . . .  ¡Humo  y  ceniza! 

Su  Santidad  Urbano  VIII  excomulgó  en  1624  á 
los  individuos  que  en  los  templos  tomaban  tabaco  y, 
como  no  expresó  en  el  anatema  que  le  filmasen,  induce 
esto  á  creer  que  en  Italia  principió  á  gastarse  en  forma  de 
rapé  antes  que  de  otra  manera,  habiéndolo  introducido 
en  ese  pueblo  el  Cardenal  Santa  Cruz,  nuncio  del  Papa 
en  Portugal. 

La  iglesia  protestante  en  Suiza,  y,  sobre  todo,  en 
el  Cantón  de  Berna,  insertó  la  prohibición   entre  los 


Mandamientos  de  la  Ley  de  Dios,  dándole  el  séptimo 
lugar. 

La  rica  planta  que  los  botánicos  sitúan  en  la  fami- 
lia de  las  solanáceas, .  tribu  nicocianeas  (pentandria  mo- 
noginea  de  Linneo),  la  llevó  á  Francia  en  1560  Juan 
Nicot,  al  volver  de  su  embajada  en  Lisboa,  y  la  ofreció  á 
la  reina  Catalina  de  Médicis. 

Dio  á  conocer  el  tabaco  en  Inglaterra  en  1586 
Sir  Francisco  Draker  y  lo  vulgarizaron  en  el  Reino  Unido 
de  la  Gran  Bretaña,  Sir  Walter  Raleigh  y  otros  cortesa- 
nos, autorizando  la  soberana  Isabel  á  los  ministros  de 
justicia  para  que  todo  el  que  decomisaran  en  polvo  se  lo 
apropiasen;  y  su  sucesor,  Jacobo  Stuart,  publicó  un  tra- 
tado para  demostrar  la  inutilidad  y  lo  inconveniente  del 
producto. 

En  los  Estados  Unidos,  en  1650,  fué  también  prohi- 
bido su  uso  por  una  ley  que  apareció  en  el  Código  del 
Estado  de  Connecticut. 

A  Holanda  lo  llevaron  del  Brasil  y  de  Virginia  varios 
navegantes,  prefiriéndose  aún  entonces  por  sus  superiores 
cualidades  de  buen  aroma  y  exquisito  gusto,  tanto  el  que 
se  recolectaba  en  esta  Isla,  en  las  márgenes  del  Arimao 
y  del  Agabama  en  la  costa  del  sur,  como  el  que  se  reco- 
gía en  la  de  Guanabo  y  Canasí  en  la  del  Norte. 

En  Persia  el  shah  Abbas  impuso  la  pena  de  muerte 
al  que  usase  tabaco,  de  cualquier  manera  que  fuese,  y  el 
Gran  Duque  de  Moscovia,  como  el  rey  de  Prusia,  con  el 
fin  de  que  no  se  aficionasen  los  suyos  á  la  costumbre  que 
nos  ocupa,  amenazaron  castigar  á  los  infractores  con 
cortarles  las  narices,  y  hasta  la  cabeza  si  reincidían. 

En  las  porciones  más  septentrionales  de  Europa, 
debió  haberse  extendido  bien  pronto  tal  moda,  cuando 
Cristián  IV  de  Dinamarca  ordenó  á  su  médico  que 
escribiese  censurando  con  acritud  á  la  exquisita  hoja 
americana. 

En  contra  de  tales  hechos,  los  jesuitas  de  Polonia 
en  1628  lo  elogiaban  de  modo  extraordinario,  redactando 
en  su  obsequio  un  brillante  poema  latino  denominado 


Jfimnus  tabaci;  y  abundando  en  esas  ideas,  el  señor 
Palacio  dice: 

Si  es  invento  de  bellaco 
ó  de  príncipe,  no  sé , 
pero  buen  invento  fué 
el  invento  del  tabaco. 

Hasta  que  se  publicó  la  ley  4*,  título  XVI,  libro  4? 
-del  Código  de  Indias,  no  se  autorizó  su  siembra  entre 
nosotros,  y  al  principio  del  siglo  XVII  apareció  la  Cédula 
de  20  de  Octubre  de  16 14,  que  declaró  libre  su  cultivo, 
y  se  dispuso  á  los  agricultores  que  mandasen  registrados 
á  la  Contratación  de  Sevilla  el  que  sobrara  cubiertas  las 
necesidades  del  país,  verificándose  en  1629  la  remisión  de 
un  buen  cargamento  á  Canarias,  por  el  vigésimo  tercer 
gobernante  de  estas  posesiones  D.  Lorenzo  de  Cabrera, 
que  la  fué  de  1620  á  1630,  en  que  lo  sustituyó  D.  Juan 
Bitrian  de  Viamonte. 

Parece  ser  que  la  materia  embarcada  era  de  valor, 
cuando  en  cambio  devolvieron  los  destinatarios,  una  im- 
portante remesa  de  escogidos  vinos. 

Sin  haberse  generalizado  la  solanácea  por  aquel  tiem- 
po, consumíase  bastante  en  muchos  pueblos  de  América 
y  de  Europa,  confirmando  las  artes  lo  que  sostenemos, 
sin  que  sea  preciso  recurrir  á  los  archivos  en  demanda 
de  la  verdad.  En  efecto:  en  todos  los  lienzos  del  célebre 
colorista  Théniers,  que  representan  cuadros  de  costum- 
bres, cual  en  el  de  otros  apreciables  pintores  de  la  escuela 
flamenca  de  entonces,  aparece  una  ó  varias  figuras  con 
selectos  puros,  de  aquéllos  de  los  que  dice  el  ejemplar 
poeta  granadino,  autor  del  "Diario  deyun  testigo  de  la 
guerra  de  Africa." 

Fumaba  yo  tendido  en  mi  butaca, 
cuando  al  sopor  de  plácido  mareo 
mis  sueños  de  oro  realizarse  veo 
del  humo  denso  entre  la  niebla  opaca. 
Mas  ni  la  gloria  mi  ambición  aplaca 
ni  nada  calma  mi  febril  deseo, 


i5 


hasta  que  al  fin  por  el  ambiente  creo 
verte  mecida  en  vaporosa  hamaca. 
Corro  hacia  tí,  mi  corazón  te  evoca; 
y  cuando  el  humo  del  vapor  me  hechiza 
y  van  mis  labios  á  sellar  tu  boca, 
de  ellos  ¡ay!  el  cigarro  se  desliza 
y  sólo  queda  de  ilusión  tan  loca 
humo  en  el  aire  y  á  mis  piés  ceniza. 

Ya  por  la  época  á  que  nos  contraemos  era  el  tabaco 
entre  nosotros  un  artículo  del  que  vivían  oran  número  de 
familias,  pues  con  poco  costo  lo  cosechaban  en  las  vegas, 
ó  riberas  de  los  ríos. 

En  la  Habana  expendíase  torcido  en  1557  entre 
otras  partes,  por  las  negras  esclavas  que  poseían  taber- 
nas, pues  así  lo  atestigua  el  acuerdo  tomado  por  el  ilustre 
Cabildo  de  esta  capital  en  14  de  Mayo  de  ese  año,  en 
que  terminantemente  se  dispuso  que  ninguna  de  dichas 
siervas,  pudiera  tener  taberna  ni  tabaco,  so  pena  de  cin- 
cuenta azotes,  incurriendo  el  amo  que  lo  consintiera  en 
la  de  dos  pesos  para  la  Cámara  Fisco  y  Obras  Públicas, 
determinación  que  se  mandó  pregonar  para  conocimien- 
to de  todos  y  hecho  que  realizaría  el  fiel  ejecutor  de 
justicia  negro  Antón  de  la  propiedad  del  Teniente  de 
Gobernador  D.  Juan  de  Rojas,  nombrado  aquél  por  el 
consistorio  en  29  de  Enero  de  1552  en  virtud  de  háberse 
fugado  Bartolomé  Fernández  que  servía  los  oficios  de 
vocero  y  verdugo, 

Débese  á  Salamanca  el  que  se  publicara  en  la  Isla 
la  primera  disposición  relativa  al  interesante  ramo  agrí- 
cola que  nos  ocupa,  que  fué  otorgada  á  ruegos  del  Mu- 
nicipio de  Trinidad  y  la  que  apareció,  en  15  de  Octubre 
de  1659;  por  ella  se  permitía  la  siembra  en  lugares  que 
no  se  destinaran  á  otra  clase  de  labranza  por  los  usufruc- 
tuarios de  las  mercedes  de  tierra  donde  radicaban,  y  or- 
denó que  los  vegueros  pagaran  al  año  una  pequeña  renta 
con  acuerdo  estimativo  de  unos  y  otros  los  que  gozaban 
desde  esos  días  de  ricas  fincas,  cual  lo  expone  en  estas 
décimas  el  ilustrado  publicista  Sr.  D.  José  E.  Triay: 


i6 


Junto  al  rio  Ajiconal 
Tengo  mi  vega,  cubana, 

Y  vale  aquella  sabana 

Por  su  producto  un  caudal, 
Allí  se  escucha  el  turpial 

Y  el  pintado  tocoloro, 
Que  cantan  en  dulce  coro 
Alabanzas  á  esta  tierra, 
Que  todo  lo  bueno  encierra 

Y  es  por  lo  buena  un  tesoro. 
Tuyas  serán,  vida  mía, 

Mis  vegas  con  sus  palmares, 
Mis  vacas,  mis  colmenares, 
Mi  esperanza  y  mi  alegría. 
No  retardes  más  el  día 
De  mitigar  mi  pasión; 
Mira  que  mi  corazón 
Entre  dolores  navega, 

Y  se  halla  como  la  vega 
Cuando  la  azota  el  ciclón. 

En  el  largo  gobierno  del  maestre  de  campo  D.  Fran- 
cisco Rodríguez  de  Ledesma,  que  principió  en  6  de  Mayo 
de  1670,  adquirió  gran  incremento  la  siembra  de  tabaco, 
y  para  costear  la  construcción  y  sostén  de  las  pinazas 
guardacostas,  se  estableció  un  impuesto  á  los  molinos  y 
cultivo  del  arbusto. 

De  igual  manera  que  el  gobernante  anterior,  D.  Die- 
go de'  Córdoba  Lazo  de  la  Vega,  que  dirigió  los  destinos 
del  país  desde  el  2  de  Octubre  de  1695  á  1702,  estimuló 
el  fomento  de  las  vegas  en  las  cercanías  de  esta  capital, 
y  por  ello  lo  que  después  consignó  D.  Francisco  Poveda 
y  Armenteros  : 

Allí  en  el  feraz  venero 
Cabe  del  río  á  la  orilla, 
Vemos  prolijo  al  veguero 
Trasponiendo  la  semilla 
Del  gran  tabaco  habanero. 

En  1701  corría  con  el  encargo  de  mandar  á  la  Pe- 
nínsula la.  hoja  sobrante  de  las  cosechas  de  la  Isla,  el 
Contador  de  Cuentas  D.  Manuel  García  de  Palacios, 


REAL  FABRICA  DE  CIGARRILLOS 
Y  PICADURAS 

LA  LEGITIMIDAD  Y  LA  HIDALGUIA 


Los  cigarrillos  de  estas  acreditadas  marcas ,  umversalmente  conocidos 
por  sus  inmejorables  cualidades,  elaborados  con  hojas  de  tabaco 
exclusivamente  de  Vuelta-Abajo,  se  encuentran  de  venta  en  todas 
las  ciudades ,  pueblos  y  lugares  de  la  Isla  de  Cuba.  En  la  Península 
igualmente  se  encuentran  en  todas  partes ,  desde  la  capital  y  capitales 
de  provincia ,  hasta  las  aldeas  más  reducidas ;  siendo  los  Susini  de 
general  consumo,  y  reconocidos  como  los  mejores  cigarrillos  del  mundo. 


•17 


(  La  Sagra  :  Historia  Física  ,  Política  y  Natural  de  la 
Isla  de  Cuba,  t  i?,  pág.  284).  - 

La  bondad  del  tabaco  que  de  Cuba  se  remitía  á  la 
Metrópoli,  despertó  en  el  Gobierno  de  la  misma,  la  idea 
de  expender  por  cuenta  propia  la  mayor  suma  posible 
del  artículo  que  acopiase  en  la  Habana  el  mencionado 
contador  D.  Manuel  García  Palacios,  al  que,  con  tal  fin 
se  le  dieron  detalladas  y  precisas  instrucciones.  Además, 
autorizó  el  Ministro  á  D.  Laureano  de  Torres,  poco  des- 
pués de  su  llegada,  que  fué  el  18  de  Enero  de  1708,  para 
que  comprara  hasta  tres  millones  de  libras  escogidas. 

Las  órdenes  dictadas  cumpliéronse  sin  obstáculo  por 
parte  de  los  cosecheros,  á  los  que  lo  mismo  les  daba  ena- 
genar  sus  frutos  á  cualquier  comprador,  en  tanto  se  lo 
abonasen  á  los  precios  corrientes,  para  lo  que  se  traían 
fondos  de  Méjico. 

No  fué  así  igualmente  recibido  el  superior  mandato 
por  los  especuladores  que  en  pequeño  número  explota- 
ban aquel  filón  de  riqueza,  introduciendo  la  mercancía  con 
reducidos  derechos  en  la  Madre  Patria,  y  sin  ninguno  en ' 
muchos  puertos  de  América. 

La  anterior  medida  hubiese  sido  aceptada  si  el  fisco, 
por  una  vez,  la  impusiera  para  solventar  extraordinarias 
cargas;  pero,  como  quiera  que  las  miras  .económicas  del 
ministro  Orry  eran  las  de  no  renunciar  á  medio  tan  pro- 
ductivo, se  repitieron  las  extracciones  por  cuenta  de  la 
Real  Hacienda,  de  las  que  fué  una  de  las  mayores  la  que 
en  17 10  condujo  el  general  D.  Andrés  de  Pez  en  las  flo- 
tas de  Veracruz  y  Portobelo,  siendo  éste  el  germen  del 
descontento  y  de  las  trascendentales  alteraciones  del  or- 
den público  que  sobrevinieron  después. 

Fué  tan  grato  para  el  gobierno  de  Madrid  el  servicio 
que  prestara  el  Capitán  General  de  Cuba  con  sus  valio- 
sos cargamentos,  que  se  le  premió  con  un  título  de  Cas- 
tilla en  27  de  Febrero  de  1709,  nombrándosele  Marqués 
de  Casa-Torre. 

Hasta  estos  momentos  corresponde  que  el  inspirado 
poeta  D.  Domingo  Del  Monte  y  Aponte,  dijera  del  veguero: 


i8 


Tranquilo  cultivando 

Mis  vegas  adoradas 

Del  gran  Cuyaguateje  en  la  ribera, 

Mis  horas  van  pasando, 

Cual  pasan  sosegadas 

Las  ondas  de  mi  río  en  su  carrera. 

Y  la  discordia  fiera 

No  turba  mi  reposo; 

Ni  la  cendrada  plata 

El  sueño  me  rebata, 

Ni  lo  ageno  jamás  quise  envidioso  ; 

Que  en  viendo  mi  hoja  amada 

Se  alegra  al  punto  mi  vejez  cansada. 

Tal  decimos,  porque  desde  aquellos  días  cambió  el 
ánimo  de  los  cosecheros,  el  que  siguió  exacerbándose  con 
la  llegada  á  ésta,  en  26  de  Mayo  de  1716,  del  brigadier 
y  luego  mariscal  de  campo,  D.  Vicente  Rajá,  que  susti- 
tuyó á  Casa  Torres,  al  que  acompañaba  una  comisión 
con  el  fin  de  estudiar  y  plantear  en  Cuba  y  otras  pose- 
siones de  Ultramar,  un  impuesto  sobre  el  cultivo  de  la 
planta:  componíase  aquélla  del  Intendente  del  ramo  en 
la  Península,  D.  Salvador  Olivares,  de  D.  Diego  Daza, 
primer  visitador,  y  del  Ledo.  D.  Pedro  Nicolás  Morales, 
Juez  especial  de  la  nueva  renta  en  la  Isla. 

Las  grandes  ventajas  obtenidas  por  el  Gobierno  con 
la  venta  por  su  cuenta  de  la  solicitada  hoja  cubana  á  que 
nos  hemos  referido,  fué  la  causa  de  dicha  disposición, 
organizándose  en  Sevilla  una  fábrica  en  mayor  escala 
para  elaborar  la  materia  prima  que  de  aquí  se  transpor- 
tara, no  siendo  suficiente  los  tres  millones  anuales  de  li- 
bras, ni  siquiera  para  la  mitad  del  abasto  peninsular,  por 
lo  que  resolvió  el  Ministro  estancar  en  la  Metrópoli  la 
venta  del  tabaco,  para  aumentar  los  ingresos  del  erario. 

Desde  entonces  existen  realmente  las  manufacturas 
en  la  Madre  Patria,  las  que  han  ido  aumentando,  siendo 
en  gran  número  las  operarías  que  en  ellas 'trabajan,  y  de 
aquí  el  cantar  popular: 

Llevan  las  cigarreras 
en  el  rodete 
un  cigarro  habano 
para  su  Pepe. 


19 

Entraba  en  los  cálculos  de  la  autoridad,  satisfacer  las 
necesidades  del  gasto,  tan  sólo  con  el  tabaco  de  estas 
provincias,  por  sus  cualidades  superiores  al  de  otros  lu- 
gares, extendiendo  las  siembras,  afianzando  á  los  coseche- 
ros el  valor  de  sus  productos  y  abonándoles  á  igual  pre- 
cio que  lo  hacían  los  especuladores  particulares. 

Dicha  forma  equivalía,  pues,  á  monopolizar  el  cultivo 
en  el  propio  suelo  productor*  cual  se  había  verificado  con 
la  venta  en  la  Península,  si  bien  se  hizo  preceder  á  ello  el 
•estudio  que  sobre  el  terreno  hiciera  la  comisión  referida, 
lo  que  aumentó  el  disgusto  de  los  que  negociaban  con  el 
artículo,  que  era  en  aquellos  días  el  primero  de  exporta- 
ción en  Cuba. 

El  favorable  informe  dado  por  Olivares  y  sus  com- 
pañeros sobre  el  estanco  del  cultivo,  dio  lugar  al  decreto 
de  1 1  de  Abril  de  1 7 1 7,  el  que,  días  después,  se  completó 
con  un  minucioso  reglamento,  ordenándose  que  se  creara 
en  la  Habana  una  factoría  general  para  su  adquisición, 
con  sucursales  en  Bayamo,  Trinidad  y  Santiago. 

Al  comenzar  el  referido  año  se  presentó  en  esta  pla- 
za para  cumplimentar  la  superior  disposición,  D.  Manuel 
de  León  y  Navarro,  con  el  título  de  Visitador-factor  Ge- 
neral de  Tabacos  en  la  Isla,  con  el  encargo  expreso  de 
vencer  las  dificultades  que  encontrase'  y  de  realizar  las 
órdenes  que  se  le  dieran  referentes  al  particular. 

Lastimados  los  intereses  de  los  especuladores,  apro- 
piándose el  Gobierno  de  un  comercio  que  había  enrique- 
cido á  no  pocos,  entre  los  que  se  encontraban  los  mayo- 
res capitalistas  y  hacendados,  los  padres  del  pueblo  y 
algunos  funcionarios  del  Estado,  parece  ser  que  fueron 
todos  éstos,  los  que  influyeron  sobre  los  labradores  para 
que  no  aceptasen  las  tarifas  que  se  les  formuló,  porque  les 
impedían  vender  con  más  estima  su  cosecha,  cuando  au- 
mentase el  precio  en  el  mercado. 

Igualmente  les  inculcaron  la  idea,  de  que  si  no  resistían 
de  una  manera  uniforme  á  la  opresión  que  les  amenazaba, 
vendrían  á  ser  meros  esclavos  para  aumentar  con  su  su- 
dor, á  costa  del  bienestar  de  las  familias,  la  riqueza  del 


20 


Gobierno;  dejando  de  ser  las  fincas  rústicas  para  eí 
cultivo  de  la  yerba  nicociana,  aquellos  amenos  lugares 
que  hicieron  vibrar  las  cuerdas  de  la  lira  de  doña  Fran- 
cisca González  y  Ruz,  publicando  en  Cuba  Poética,  pág. 
175,  su  composición  "La  Vuelta  á  la  Vega",  de  la  que 
tomamos  estas  estrofas: 

Ya  tocamos  la  playa, 
ya  pisamos  la  arena; 
corramos,  dueño  mío, 
corramos  á  la  vega. 

Entremos,  bien  amado, 
entremos  con  presteza, 
en  la  dulce  morada 
de  mi  niñez  serena. 


Te  ofreceré  un  tabaco, 
bendeciré  tu  vuelta, 
y  luego  bajo  el  cedro 
pasaremos  la  siesta. 


Qué  vida  tan  tranquila, 
tan  dulce  y  placentera, 
en  medio  de  estos  sitios 
cubanos,  nos  espera. 

Transformados  los  vegueros  en  ciegos  instrumentos 
de  ágenos  intereses,  rehusaron  los  de  Arimao  el  llevar  á 
Trinidad  sus  frutos,  pronunciándose  en  completa  rebeldía 
los  de  las  inmediaciones  de  esta  capital,  haciendo  uso  de 
sus  armas  los  que  eran  milicianos  y  de  machetes  los  otros, 
no  pudiéndose  presentar  Olivares,  León  y  Daza  en  lu- 
gares públicos  sin  que  fuesen  insultados  con  silbidos  é 
improperios. 

Hacia  el  mes  de  Junio  de  ese  año  de  171 7,  dispuso  el 
Obispo  Sr.  Valdés,  con  el  fin  de  restablecer  el  orden,  que 
los  sacerdotes  con  sus  consejos  tranquilizaran  á  los  alza- 
dos, haciéndoles  regresar  á  sus  moradas,  terminando  así 
por  el  momento  el  movimiento  iniciado. 


21 


Al  arribar  dos  meses  después  á  este  puerto  buques 
para  cargar  tabaco  por  cuenta  del  Estado,  volvieron  los 
especuladores  á  despertar  el  ánimo  para  la  sedición  en 
la  gente  campesina  cultivadora  de  la  planta. 

Los  más  de  los  dichos  productores  que  pertenecían 
á  los  cuerpos  de  milicias,  se  agruparon  armados  en  parti- 
das numerosas  en  Guanabacoa,  Bejucal,  Santiago,  Maboa 
y  orillas  del  Almendares,  olvidándose  de  sus  amores  que 
tan  bien  pinta  Luaces  en  El  Veguero,  por  lo  que  no  po- 
demos dejar  de  copiar  algo  de  aquellos  versos: 

Tengo  una  famosa  vega 

que  á  mis  vecinos  humilla,     (  * 

del  San  Antonio  en  la  orilla 

que  con  sus  ondas  la  riega. 

La  flor  su  cáliz  desplega 

en  su  batey  placentero; 

y  es  mí  amor  tan  verdadero 

que  te  juro,  por  quién  soy, 

que  contento  te  la  doy 

"por  lo  mucho  que  te  quiero." 

Reinarás  como  señora 

en  mi  vega  regalada, 

tojosita  enamorada 

del  veguero  que  te  adora. 

Desde  la  noche  á  la  aurora 

te  regalará  mi  ardor 

cuanto  pretenda  tu  amor, 

que  en  mi  rústico  bohío 

hasta  el  mismo  pecho  mío 

"te  diera  cubana  flor". 

Quinientos  alborotadores  detuvieron  en  la  mañana 
del  21  de  Agosto  de  171 7  en  Jesús  del  Monte  las  reses 
que  se  conducían  para  el  consumo  de  esta  ciudad,  en  tan- 
to que  en  sus  calles  se  gritaban  imprecaciones  en  contra 
de  los  comisionados  del  tabaco  y  del  gobernador  Rajá, 
que  por  haberse  esforzado  én  llevar  á  termino  los  man- 
datos de  Su  Majestad  y  la  persecusión  del  contrabando, 
se  había  granjeado  la  malquerencia  de  los  perjudicados 
por  tales  circunstancias. 

En  esos  críticos  momentos,  no  teniendo  el  gobierno 


22 


tropas  suficientes  para  el  servicio  de  la  plaza,  limitóse  á 
aumentar  las  guardias  en  ambas  puertas  del  recinto,  acuar- 
telando algunos  soldados  en  la  Fuerza. 

Citóse  también  al  Municipio  á  Cabildo  extraordina- 
rio, acordándose  enviar  á  dos  regidores  para  que  confe- 
renciaran con  los  revoltosos,  haciéndoles  comprender  las 
penas  en  que  incurrían  al  pronunciarse  en  contra  de  la 
autoridad,  anunciándoles  que  se  suspenderían-  los  traba- 
jos de  la  factoría,  hasta  que  el  Monarca,  con  conocimiento* 
de  lo  que  pasaba,  determinase  lo  que  fuera  oportuno. 

Los  amotinados,  desatendiendo  las  exhortaciones 
de  los  comisionados,  los  consejos  de  los  priores  y  del 
mismo  Obispo,  reforzándose  el  22  con  otros  de  partidos 
más  ó  menos  distantes,  entraron  aquella  noche  en  el  re- 
cinto á  presencia  del  Teniente  Rey  Marabel  y  sin  oposi- 
ción de  las  guardias;  tan  luego  penetraron  en  el  pueblo 
se  agregaron  á  la  rebelión  algunos  más,  gritando  estas 
frases  en  son  de  coplas:  "¡Viva  Felipe  V,  muera  el  mal 
gobierno,  que  nos  gobierne  el  cabo  subalterno!" 

El  23  reunió  el  gobernador  Rajá  al  Ayuntamiento, 
al  auditor,  á  los  prelados  conventuales  y  al  Obispo,  para 
convenir  en  una  providencia  salvadora,  acordándose  por 
esas  autoridades  entre  las  que  sólo  figuraban  cinco  conce- 
jales, no  emplear  medidas  violentas,  sino  de  nuevo  la  elo- 
cuencia del  Obispo  y  de  los  frailes  desairada  en  la  víspera, 
como  lo  volvió  á  ser  entonces,  pues  ni  siquiera  le  deja- 
ron hablar  haciendo  saber  que  no  querían  otro  gober- 
nador que  "el  cabo  subalterno". 

Rajá  reunió  de  nuevo  el  Ayuntamiento,  del  cual  sólo 
concurrieron  los  alcaldes  y  los  cinco  regidores  menciona- 
dos, al  auditor  Sr.  Morales,  al  Obispo  y  á  los  guardianes 
de  Santo  Domingo  y  San  Francisco,  terminando  la  sesión 
abdicando  el  gobernador  el  mando  en  el  segundo  cabo 
aclamado  por  la  plebe;  y,  después  de  entregar  por  la  tarde 
á  Malaber,  se  embarcó  con  Olivares,  Daza  y  León  en 
uno  de  los  galeones  que  mandaba  D.  Nicolás  de  Zeleya, 
al  que  quisieron  obligar  que  descargara  el  tabaco  que  te- 
nía á  bordo  y  el  que  por  única  respuesta  mandó  encender 


23 


las  mechas,  consiguiendo  más  así  que  la  nueva  primera 
autoridad  con  sus  lisonjas  y  ruegos. 

Tranquilizados  los  vegueros,  volvieron  á  sus  casas, 
dedicándose  á  cosechar  la  sedosa  hoja  de  la  que  dice  Nar- 
ciso de  Foxa: 

Oh!  cuántos  dones  á  mi  patria  hermosa 
Concedió  la  deidad  omnipotente. — 

Y  entre  todos  ¿será  que  el  rudo  verso  , 
Que  hoy  la  consagro,  de  entusiasmo  santo 
Latiendo  el  corazón,  será  que  olvide 

«  Su  tesoro  mayor,  su  mayor  gloria? 
El  tabaco! — Su  aroma  delicioso 
Encanta  al  sabio  y  enloquece  al  necio. — 
Al  que  prueba  el  amargo  desengaño, 
Al  que  de  un  pueblo  los  destinos  rige, 
Al  poderoso  á  quien  abruma  el  tiempo 
Que  no  sabe  emplear,  al  que  lamenta 
La  pérdida  del  ser  que  más  amara, 
Al  infelice  que  doliente  llora 
Ausencia  triste  ó  desamor;  á  todos 
Consuela  y  calma,  y  en  placer  suspende; 

Y  hasta  el  mísero  esclavo  su  amargura 
Con  él  disipa  y  la  esperanza  alienta. 
Don  especial  á  Cuba  concedido, 
Planta  preciosa  que  jamás  lograra 

En  ninguna  región,  en  ningún  clima 
La  tierra  producir;  mas,  envidiada 
Do  quier  y  apetecida,  el  orbe  entero 
En  mil  naves  de  reinos  diferentes 
Cual  tributario  corre  á  estas  arenas 
En  pos  del  fruto  de  mayor  valía. 

Así  las  cosas,  enviados  déla  Habana  fueron  ála  Me- 
trópoli en  los  comienzos  de  Octubre  del  año  indicado 
portando  solicitudes  y  escritos,  atribuyendo  á  la  rigidez 
del  estanco  los  lamentables  hechos  ocurridos,  los  que  sólo 
eran  artificios  del  interés  particular,  y,  aunque  Orry  no 
estaba  en  el  gobierno,  Alveroni,  su  sucesor,  sostuvo  sus 
medidas  quedando  desairados  D.  José  de  Rojas  Sotolon- 
go  y  D.  Diego  Puerto,  que  eran  los  comisionados. 

Al  saberse  en  la  Península  la  expulsión  de  la  prime- 
ra autoridad,  en  22  de  Noviembre  de  aquel  año,  se  nom- 


24 

bró  para  el  puesto  vacante  al  brigadier  D.  Gregorio 
Guazo  Calderón,  que  se  había  hecho  conocer  por  sus 
condiciones  especiales  de  carácter. 

A  las  noticias  del  motín  que  se  había  verificado  en 
esta  capital,  se  le  dió  tal  aspecto  desagradable  en  la  Corte, 
que  Alveroni  dictó  disposiciones  terminantes  para  que 
en  Cádiz  se  reunieran  fuerzas  y  se  pusieran  á  las  órdenes 
del  nuevo  Gobernador,  de  igual  manera  que  mandó  que 
León  volviese  á  Cuba  á  establecer  de  nuevo  la  factoría 
con  condiciones  más  precisas  que  las  que  se  le  habían 
dado  en  época  anterior. 

El  23  del  mes  inmediato  arribó  á  este  puerto  la  nue- 
va autoridad  con  algo  más  de  900  soldados  veteranos,  y 
tomó  posesión  del  mando,  con  manifiesta  alarma  de  los 
complicados  en  la  sublevación  de  referencia,  los  que  se 
ocultaron  en  el  campo,  dedicándose  á  sus  faenas  y  monte- 
rías, diciendo  Cucalambé  del  campesino  que  las  realiza: 

Fumando  viejo  tabaco 
y  oyendo  ladrar  los  perros, 
por  llanos,  breñas  y  cerros 
correré  tras  el  berraco. 

Tan  luego  fué  separado  Malaber  del  puesto  que 
desempeñara  interinamente,  el  día  después  citó  Guazo  á 
las  autoridades,  al  Municipio  y  á  los  vecinos  caracteriza- 
dos, y  les  manifestó  que  la  bondad  del  Monarca  median- 
te sus  súplicas  accedía  á  correr  un  velo  sobre  lo  aconte- 
cido; pero  que  conocía  sus  efectos  lo  mismo  que  sus 
causas,  que  venía  á  cumplir  su  cometido  sin  tener  en 
cuenta  más  que  su  deber,  y  que  para  hacerlo  no  repara- 
ría en  medidas,,  por  duras  que  fuesen;  publicándose  en- 
tonces un  bando  manuscrito,  pues  no  existía  ninguna  im- 
prenta en  esta  capital,  y  el  que  circuló  por  todas  partes. 

En  efecto:  se  sabe  de  cierto  que  fué  en  4  de  Junio 
de  1735  cuando  el  Sr.  Gobernador  Gómez  Horcasitas 
concedió  licencia  á  D.  Francisco  de  Paula  para  estable- 
cer una  tipografía  en  la  Habana  con  el  objeto  de  publi- 
car libros;  Paula  vendió  luego  su  establecimiento  á  don 


25 

Manuel  Azpeitia,  y  éste  á  D.  José  Boloñaque  en  1785  fué 
nombrado  impresor  de  Marina,  sucediendo  á  D.  Matías 
de  Mora.  Tradicionalmente  se  dice,  sin  embargo,  que  se 
conocía  la  imprenta  en  esta  ciudad  desde  1700,  aunque 
hay  otros  que  suponen  que  no  lo  fué  hasta  1747. 

Por  Real  Cédula  de  20  de  Enero  de  1774  sevnegó  á 
don  Blas  de  los  Olivos  su  solicitud  para  fundar  una 
imprenta,  á  pesar  de  ir  recomendada  por  el  Conde  de 
Riela,  y  se  prohibió  que  hubiese  otra  tipografía  más  que 
la  de  la  Capitanía  General,  lo  que  no  se  cumplió  por  los 
gobernantes. 

A  fines  de  la  pasada  centuria,  ya  había  cuatro  esta- 
blecimientos de  los  que  tratamos,  en  la  Habana:  el  de 
Boloña,  el  de  Mora,  el  de  Palmer  y  el  de  Seguí,  ocupán- 
dose en  hacer  algunos  bandos  ó  disposiciones  del  gobier- 
no, novenas  de  santos,  láminas,  etc. 

Las  obras  más  notables  publicadas  en  esta  capital 
en  el  pasado  siglo  fueron,  el  Reglamento  de  Milicias,  en 
1 764;  la  Guía  de  Forasteros,  en  1 78  r,  y,  en  1 787,  la  Histo- 
ria Natural  de  los  Peces  y  Crustáceos  de  la  Isla,  por  don 
Antonio  Parra,  la  que  estaba  acompañada  de  grabados. 

El  primer  periódico  de  la  Isla  fué  la  Gaceta  de  esta 
urbe,  que  comenzó  á  ver  la  luz  en  1782,  siendo  su  di- 
rector D.  Diego  de  la  Barrera. 

Pero  volvamos  al  tabaco:  con  las  intimaciones  ya 
expuestas  y  con  la  pujanza  que  el  Capitán  General  señor 
Guaso  Calderón  se  opuso  al  contrabando,  funcionó  la  fac- 
toría, manteniendo  aquel  la  paz  por  espacio  de  tres  años. 

Durante  ese  tiempo  permanecía  con  iguales  condi- 
ciones que  antes  la  acción  de  los  especuladores,  y,  no 
obstante  la  regularidad  con.  que  se  verificaban  los  viajes 
de  Cádiz  á  Veracruz,  con  escala  en  esta  ciudad,  no  lle- 
gaban de  Méjico  las  cantidades  necesarias  para  la  compra 
del  tabaco,  por  lo  cual  el  factor  general  Sr.  León  tuvo 
que  realizarla  á  plazos,  estando  facultados  D.  Gerónimo 
Valdés  y  D.  José  Bayona,  luego  Conde  de  Casa  Bayona, 
para  adquirir  y  comerciar  con  todo  el  producto  que  so- 
brara, una  vez  satisfechas  las  exigencias  de  la  factoría. 


26 


En  los  comienzos  del  mes  de  Febrero  de  1723  divul- 
garon los  especuladores  la  noticia  de  que  se  había  tirani- 
zado el  estanco  de  la  venta  y  el  cultivo  decretado  en  1716, 
lo  que,  unido  á  ciertas  negociaciones  á  bajo  precio  que 
habían  hecho  determinados  vegueros  necesitados,  fué 
motivo  para  que  los  de  Jesús  del  Monte,  Guanabacoa  y 
San  Miguel,  se  opusieran  á  toda  venta  que  no  fuese  por 
lo  menos  igual  á  las  cantidades  estipuladas  en  tarifas. 

Quinientos  de  aquéllos,  los  más  á  caballo,  y  todos 
armados,  fueron  el  18  á  destruir  los  plantíos  de  Santiago, 
florecientes  hasta  1770,  así  como  los  de  Bejucal,  propie- 
tarios de  una  y  otra  localidad,  que  eran  los  que  habían 
dado  sus  cosechas  á  reducidas  sumas  en  virtud  de  ser  los 
más  pobres. 

El  campesino  Nicolás  Rodríguez  comunicó  al  Go- 
bernador lo  que  pasaba,  y  que  ei  número  de  revoltosds 
era  más  de  mil,  situados  desde  el  Calabazar  á  Santiago, 
dispuestos  á  venir  á  esta  ciudad. 

Conocedora  la  autoridad  superior  de  tales  datos,: 
mandó  que  á  las  9  de  la  noche  del  20  saliera  de  la  Haba- 
na para  Santiago,  el  capitán  de  caballería  don  Ignacio 
Barrutia,  con  su  escuadrón  y  dos  compañías  más  de  ve- 
teranos del  batallón  de  la  Habana,  yendo  por  veredas 
desusadas  y  silenciosamente  para  caer  sobre  los  subleva- 
dos, en  la  madrugada  del  siguiente  día,  lo  que  sucedió- 
estrictamente,  personándose  Barrutia  con  algunos  gine- 
tes  para  que  se  rindiesen,  y  regresaran  los  descontentos  á 
sus  casas,  entregando  sus  respectivas  armas. 

Los  labriegos  contestaron  al  capitán  con  una  des- 
carga á  quema-ropa  que  hirió  á  un  soldado  y  le  mató  un 
caballo;  á  la  voz  del  jefe  de  las  fuerzas  salieron  de  la  em- 
boscada los  demás  ginetes,  atacando  al  paisanaje;  la  pre- 
cipitación con  que  éste  huyó  y  se  dispersó  en  distintas 
direcciones,  dio  por  resultado  que  se  hicieran  un  muerto, 
algunos  heridos  y  catorce  prisioneros,  los  que,  declarados 
incursos  en  las  penas  señaladas  por  Guazo,  para  los  que  se 
opusieran  álos  mandatos  del  Monarca,  los  hizo  arcabucear 
por  la  tropa  que  los  persiguió  en  la  misma  mañana  del. 


27 


21,  colgándolos  de  las  ceibas,  en  la  loma  de  Jesús  del- 
Monte,  las  que,  dice  el  Sr.  D.  Ramón  de  la  Sagra,  en  su 
Historia  Física  y  Política  de  la  Isla  de  Cuba,  recorda- 
rán eternamente,  las  ejecuciones  de  aquellos  infelices 
cosecheros.  v 

Agrega  el  Sr.  Pezuela,  que  á  tan  doloroso  incidente 
dio  motivo  el  atraso  con  que  se  manejaban  entonces  to- 
dos los  ramos  de  la  administración;  y  no  por  que  asi  la  au- 
toridad adquiriese  su  prestigio  y  la  factoría  la  libertad  de 
sus  negociaciones,  las  que  no  debió  guiar  con  gran  acier- 
to cuando  Ustariz,  dos  ó  tres  años  más  tarde,  en  su  Teo- 
ría Práctica  de  Comercio,  indicó  sus  faltas  y  los  medios- 
de  mejorarlas,  en  el  capítulo  53  de  la  mencionada  obra. 

En  1727  relevó  á  León  en  su  cargo  don  Martín  de 
Loynaz,  y  á  éste  don  Vicente  Caballero,  los  que  rara  vez 
pudieron  adquirir  la  cantidad  y  clase  de  tabaco  que  ha- 
bían de  remitir  anualmente  á  Sevilla,  á  consecuencia  de 
haber  vuelto  de  una  manera  notable  el  contrabando  cuan- 
do Guazo  Calderón  dejó  el  gobierno  de  esta  Isla;  pero 
sin  que  perdiera  sus  buenas  cualidades  el  producto  del 
que  expuso  el  Marqués  de  San  Miguel: 

El  tabaco  aromoso 
Ostenta  al  universo  la  hoja  rica, 
Que  hace  al  pueblo  cubano  venturoso, 
Donde  á  par  que  en  otoño  y  en  invierno, 
Por  alto  don  de  la  Suprema  mano 
Este  rico  jardín  del  mundo  envidia, 
Con  primavera  eterna  reflorece. 

A  consecuencia  de  los  incidentes  mencionados,  don 
Antonio  Tallapiedra,  por  indicaciones  de  este  comercio,, 
logró  celebrar  con  el  Ministro,  en  1  7  de  Agosto  de  1 734, 
una  contrata  en  la  que,  bajo  fianza,  adquirió  el  compro- 
miso de  facilitar  á  la  fábrica  de  Sevilla  la  remesa  de  tres 
millones  de  libras  que  anualmente  necesitaba,  trasladán- 
dose á  la  Habana  para,  por  sí  mismo,  ponerse  en  relación 
con  los  cosecheros  y  traficantes  y  llenar  mejor  su  cometi- 
do: con  esta  nueva  negociación  se  ahorró  grandes  cantida- 
des el  Estado,  como  obtuvo  pingües  sumas  el  concesiona- 
rio. Wm® 


28 


En  1738  ofreciendo  al  erario  D.  Francisco  Sánchez, 
"Marqués  de  Casa  Madrid,  hacer  el  servicio  por  un  25% 
menos,  le  fué  otorgado  lo  que  solicitó. 

Apadrinado  por  el  Teniente  General  D.  Juan  Gómez 
Horcasitas,  pasó  á  la  Corte  D.  Martín  de  Aróstegui  su- 
plicando que  ese  ramo  de  comercio  se  hiciera  por  los 
residentes  en  la  Isla,  por  ser  más  prácticos  en  fomentar 
el  producto,  recayendo  la  Real  Cédula  de  4  de  Agos- 
to de  1739,  en  que  cesaron  los  pactos  celebrados  con 
Casa  Madrid. 

El  18  del  inmediato  Mayo  fué  creada  la  Real  Com- 
pañía de  Comercio  de  la  Habana,  abarcando  entre  otros 
el  ramo  del  tabaco,  la  que  cumplió  sus  compromisos  en 
los  primeros  años;  omitiendo  nosotros  hacer  el  juicio  que 
lógicamente  se  concibe  de  la  concesión  de  un  monopolio 
tan  contraproducente  para  el  Estado,  como  provechoso  pa- 
ra cierto  número  de  individuos,  llamados  por  condiciones 
particulares  á  manejar  el  negocio  de  modo  tal,  que  en  el 
menor  tiempo  posible  rindiera  asombrosas  ganancias. 

En  2  de  Agosto  de  1744  nombró  el  Gobierno  un 
interventor  en  las  operaciones  de  la  sociedad  para  que  se 
realizaran  con  el  mayor  escrúpulo  y  cuidado,  las  que 
desde  1747  fueron  creciendo  notoriamente  en  todos  sen- 
tidos, al  extremo  que  una  compañía  que  estaba  formada 
con  un  capital  de  novecientos  mil  pesos,  realizaba  al  año 
operacianes  de  millones  de  duros. 

Era  el  tabaco,  entre  sus  distintas  negociaciones,  la 
más  productiva,  por  lo  que  tres  acaudalados  comerciantes 
de  Cádiz  propusieron  al  Estado  hacer  el  servicio  con 
mayores  ventajas  para  el  fisco,  motivo  por  el  que  re- 
cayó, en  28  de  Junio  de  1760,  una  Real  Cédula  conce- 
diéndoles por  diez  años  la  contrata  solicitada. 

Determinación  tomada  por  el  Gobierno,  á  pesar  de 
los  trabajos  en  contrario  de  la  compañía  á  que  antes  nos 
hemos  referido ,  según  documentos  que  existen  en  la 
Biblioteca  de  la  Academia  de  la  Historia,  siendo  siempre 
•explotados  por  los  concesionistas  los  cosecheros,  lo  que 
,ha  continuado  desde  aquellos  días  hasta  ahora,  aunque  no 


29 


existen  los  primeros,  por  lo  que  en  La  Aurora  del  domin- 
go 17  de  Diciembre  de  1865,  publicó  Joaquín  L.  Luaces» 
su  poesía  "Marquistas  y  vegueros",  de  la  que  tomamos 
estos  versos:  1  . 

Como  enjambre  de  auras  viles 
Agoreras  de  la  muerte, 
En  tu  batey  se  presentan 
Los  marquistas  exigentes : 

Y  con  el  oro  en  la  mano 
Compran  la  cosecha  en  ciernes, 
Por  el  precio  miserable 

Que  á  cosecha  en  flor  conviene. 
No  cubre  tus  compromisos 
Aquel  oro  insuficiente, 

Y  te  ves  pronto,  Genaro, 

En  el  mismo  ser  que  siempre. 


Ahora  bien  :  meses  después  de  lo  narrado  recomen- 
dósele  por  el  Gobierno  Supremo  al  mariscal  de  campo- 
D.  Juan  de  Prado,  que  tomó  posesión  del  mando  de  esta 
Isla  en  7  de  Febrero  de  1 761,  que  adoptase  el  estanco 
del  cultivo  y  venta  en  la  forma  prescripta  en  el  decreto 
de  1716. 

No  habiendo  podido  cumplimentar  el  Capitán  Ge- 
neral lo  que  se  le  mandó  á  ejecutar,  el  Ministro  de  Ha- 
cienda, Marqués  de  Esquiladle ,  decretó  de  nuevo  se 
llevara  á  término,  lo  que  no  se  hizo,  por  las  muchas  aten- 
ciones de  Prado  y  por  haber  ocurrido,  poco  después,  la 
toma  de  la  Habana  por  los  ingleses  en  13  de  Agosto 
de  1762;  y,  según  datos  que  existen  en  la  Academia  de 
la  Historia  de  Madrid,  los  accionistas  que  no  residían  en 
ésta,  fueron  los  únicos  que  sufrieron  con  tal  accidente, 
pues  los  de  aquí,  de  acuerdo  con  los  enemigos,  dieron 
por  disuelta  la  Real  Compañía  y  se  apropiaron  los  fondos, 
los  efectos  y  los  enseres. 

Realizada  la  paz  con  el  Reino  Unido  ,  se  le  dieron 
al  Conde  de  Riela,  cuando  vino  á  la  Isla  en  1763,  las 
mismas  instrucciones  que  á  D.  Juan  de  Prado,  nombrán- 
dosele además  Juez  Protector  de  la  renta  de  tabaco. 


3o 

En  1 7  del  siguiente  Octubre  celebró  junta  el  Capitán 
General  con  los  cosecheros,  los  que  se  comprometieron 
á  cumplir  el  contrato  redactado  por  el  interventor  de  la 
factoría  D.  Nicolás  José  Rapun,  haciéndose  tan  bien  el 
servicio,  que  en  1773  la  fábrica  de  Sevilla  se  quejó  de 
exceso  de  material,  por  lo  que  se  dispuso  que  sólo  se 
cosechara  lo  que  podía  consumirse  y  que  se  extinguiese 
-el  de  los  partidos  más  próximos  á  la  capital,  precisamente 
en  los  momentos  en  que  fundaba  el  Gobernador  á  Nueva 
Filipinas,  localidad  de  las  más  escogidas  vegas,  por  las 
excelentes  condiciones  de  su  producto,  y  de  las  que  sería 
el  sabroso  puro  causa  del  adjunto  romance  del  poeta 
Ignacio  Valdés  Machuca: 

Ay!  diérame  un  tabaco 
'Antonio,  el  de  la  vega, 
Aquél  de  junto  al  río 
Que  nuestra  estancia  riega: 
Tomélo  complacida, 
Pedíle  la  candela  , 

Y  él  con  su  propia  boca, 

Lo  enciende  y  me  lo  entrega: 

Fumélo  y,  desde  entonces, 

No  sé  lo  que  desea 

Mi  corazón  cuitado, 

Pues  late  de  manera 

Que  salirse  del  pecho 

Paréceme  que  intenta. 

Ay!  madre,  aquel  tabaco, 

Sin  duda,  la  sitiera 

Donde  Antonio  visita 

Se  lo  ha  dado.  ¡Qué  pena! 

Oh!  qué  desasosiego 

Me  causa  sólo  verla. — 

— Calla,  que  esos  son  celos, 

Y  amor  aquello  fuera. 

Los  abusos  cometidos  por  los  empleados  en  el  ramo 
del  tabaco  después  de  muerto  Rapun,  fueron  tantos  y 
tan  grandes ,  que  el  íntegro  señor  Pezuela  expone  que 
apenas  hubo  uno  á  quien  no  tuviese  que  seguírsele  causa. 

La  visita  hecha  en  1788  por  el  Intendente  D.  Pablo 
Valiente,  hizo  renacer  el  orden  que  subsistió  por  algún 


3i 


tiempo  con  el  inolvidable  y  prestigioso  Capitán  General 
D.  Luis  de  las  Casas,  á  quien  se  debe  la  Real  Sociedad 
Económica,  la  que  en  1804  ofreció  un  premio  de  1,000 
pesos,  una  medalla  de  honor  y  patente  de  socio  de  mérito 
al  individuo  que  en  el  término  de  6  meses  escribiera  una 
memoria  sobre  el  cultivo,  elaboración  y  tráfico  de  los 
tabacos  de  'esta  Isla,  presentándose  25,  que  fueron  ex- 
tractadas con  las  notas  críticas  que  les  acompaña,  por  el 
socio  D.  Pablo  Boloix. 

Ya  en  1805  el  Intendente  D.  Rafael  Roubaut  impi- 
dió fraudes  en  el  referido  ramo,  sin  embargo  de  incurrir 
en  arbitrariedades  y  errores  que  fueron  causa  de  que  le 
acusaran  ante  las  Cortes  de  Cádiz. 

En  esos  entonces  había  demostrado  D.  Francisco 
Arango,  en  numerosos  escritos,  los  perjuicios  que  en  to- 
dos sentidos  producía  el  estanco  del  tabaco;  no  obstante, 
-fué  menester  que  al  concluir  la  guerra  de  la  Independen- 
cia en  18 14,  él  y  Valiente  tomaran  asiento  en  el  Consejo 
de  Castilla  y  D.  Alejandro  Ramírez  fuese  Intendente  de 
la  Isla,  para  que  se  dictara  el  Real  Decreto  de  23  de  Ju- 
nio de  181 7,  en  que  se  declaró  libre  el  cultivo  de  la  inte- 
resante rama,  habiéndose  producido  ese  año  371,560  ® 
(Rodríguez  Ferrer,  "El  Tabaco  Habano"). 

Por  la  soberana  disposición  mencionada,  se  refor- 
maron las  funciones  de  la  factoría  que  cesó  en  absoluto 
■en  4  de  Julio  de  1821. 

Con  el  fin  de  contribuir  al  desarrollo  del  ramo  agrí- 
cola é  industria  de  la  solanácea,  publicó  en  las  Memorias 
de  la  Sociedad  Económica  correspondientes  al  28  de  Fe- 
brero de  18 18,  Un  labrado »r  de  tabaco  de  Vuelta- Abajo, 
un  interesante  trabajo  titulado:  "Conversación  entre  un 
labrador  y  un  hijo  suyo,  sobre  la  vida,  el  cultivo,  elabo- 
ración y  tráfico  del  tabaco,  ventajas  que  ofrece  á  éste  el 
beneficioso  R.  D.  de  23  de  Junio  de  181 7";  principiándose 
á  constituir  el  gremio  de  fabricantes  en  16  de  Marzo  de 
1818,  aprobando  el  Gobierno  de  Madrid  la  carta  número 
20  de  6  de  Diciembre  de  1 8 1 7  del  Intendente  de  la  Haba  - 
na en  que  propuso  la  regularización  de  30  pesos  anuales 


32 


por  cada  operario.  (Mem.  Soc.  Económica  de  3 1  Agosto, 
1818,  pág.  248). 

Fueron  factores  del  tabaco,  en  1 764,  -D.  José  Antonio 
de  Ochoa  Azipurrua;  en  1800,  D.  José  Antonio  de  Ochoa 
Avila;  en  18 16,  interino,  D.  Manuel  Trinidad  de  Ochoa, 
y,  desde  entonces  hasta  1820,  D.  José  Isidro  de  Ochoa, 
que  fué  el  último  de  esos  empleados. 

A  mediados  de  181 7  se  impuso  también  una  contri- 
bución exhorbitante  á  los  labradores,  siendo  uno  de  los 
mayores  servicios  prestados  por  el  Conde  de  Villanueva, 
la  reducción  de  dichos  derechos,  como  el  de  los  operarios 
que  antes  mencionamos,  los  que  fueron  totalmente  supri- 
midos para  la  elaboración  en  25  de  Enero  de  1827  reco- 
lectándose en  sus  doce  meses  500,000  arrobas  (Rodríguez 
Ferrer,  "El  Tabaco  Habano'1). 

En  el  inmediato,  1828,  costaba  el  millar,  asegura  el 
Sr.  Bachiller  y  Morales  en  su  memoria  sobre  la  exporta- 
ción, premiada  por  la  Real  Sociedad  Económica  en  1836, 
de  4>á  á  12  pesos,  en  1832  de  5  á  20  y  en  1835  de  6 
á  20  pesos,  en  tanto  que  el  manojo  de  rama  valía  en  1831 
de  1  á  7  reales,  y  en  1835  de  4  á  7  reales. 

De  1827  á  4841,  según  los  Sres.  La  Sagra  y  Zamora, 
no  se  computaba  por  arrobas  el  tabaco  en  rama  ó  torci- 
do que  se  producía;  para  el  primero  utilizábase  la  voz  ter- 
cio y  para  el  segundo  el  millar. 

Así  que  la  siembra  de  la  simiente,  la  fabricación  de 
la  hoja,  su  venta  y  exportación  quedaron  libres,  aumentó 
desde  luego  su  importancia  en  el  país,  verdad  reconocida 
por  Mr.  D'  Hespel  D'  Harponville  en  su  notable  obra 
"La  Reina  de  las  Antillas,"  que  publicó  en  1850,  elabo- 
rándose exquisitos  puros,  por  lo  que  escribió  D.  Manuel 
González  del  Valle  la  siguiente  canción: 

Vuelve  al  labio,  sabroso  tabaco, 
De  mi  patria  regalo  querido, 
¡Cuántas  veces!  de  pena  rendido 
Por  tu  influjo  consuelos  probé: 
¡Cuántas  horas  con  dulce  delirio 
Del  amor  en  los  blandos  deseos, 


33 


A  tus  humos,  tus  humos  sábeos 
Mis  suspiros,  mis  ayes  junté! 


¡Qué  sería  del  sabio  afanoso! 
Que  entre  libros  fatiga  su  mente, 
Quien  su  magia  disfrute,  lo  cuente, 
¡Ay,  qué  fuera  del  triste  sin  él! 
Fumadores  del  orbe  cantemos 
Con  acento  más  digno  que  á  Baco, 
La  delicia  del  rico  tabaco, 
Que  produce  el  habano  vergel. 


Dáme,  Lesbia,  un  tabaco  encendido 

Por  tu  boca  que  envidia  la  rosa, 

No  te  niegues  . .  enciéndelo,  hermosa, 

Y  á  mí  torna  tu  aliento,  mi  bien. 

Qué  te  importa  lo  que  hablen  algunos 
Yo  soy  tuyo;  tú  mía    callemos, 

Y  los  dos  alternando  fumemos 
Una  vez,  otra  vez  y  hasta  cien, 

En  virtud  de  los  progresos  adquiridos  se  estimu- 
laron los  particulares  para  establecer  talleres  ó  fábricas, 
las  que,  pequeñas  en  tamaño,  fueron  aumentando  su  núme- 
ro, al  extremo  que  en  la  memoria  de  la  Real  Sociedad 
Económica,  correspondiente  á  1836,  aparece  una  estadís- 
tica industrial  de  la  Habana,  en  que  se  especifica  que  ha- 
bía entonces  en  intramuros  107  tabaquerías  con  285  ope- 
rarios blancos,  172  de  color  libres,  360  esclavos,  hacien- 
do un  total  de  817;  de  igual  manera  que  4  cigarrerías 
con  19  obreros  blancos.  Y  en  extramuros,  199  tabaque- 
rías con  897  blancos,  186  de  color  libres  y  252  esclavos, 
en  conjunto  1335,  y  17  cigarrerías  con  26  obreros  blancos 
y  un  esclavo,  total  27,  siendo  de  una  manufactura  análo- 
ga á  las  citadas  el  cigarro  que  inspiró  al  amable  poeta 
porteño  D.  Florencio  Balcarce  estos  versos: 

En  la  cresta  de  una  loma 
Se  alza  un  ombú  corpulento 
Que  alumbra  el  sol  cuando  asoma, 
Y  bate  si  sopla,  el  viento. 


Bajo  sus  ramas  se  esconde 
Un  rancho  de  paja  y  barro, 


Mansión  pacífica,  donde 
Fuma  un  viejo  su  cigarro. 


En  torno  sus  nietos  mira, 
Y  sus  labios  casi  yertos 
"Feliz,  dicen,  quien  respira, 
El  aire  de  los  desiertos!" 


Puedo  al  fin,  aunque  en  la  mano 
Bebiendo  á  falta  de  jarro, 
Entre  mis  nietos,  anciano, 
Fumar  en  paz  mi  cigarro. 


Tocar  vuestra  mano  tema 
Del  rico  el  dorado  carro; 
A  quien  lo  toca,  hijos,  quema 
Como  el  fuego  del  cigarro 


La  Fama  en  tierras  ajenas 
Me  aclamó  noble  y  bizarro; 
Pero  ya,  ¿qué  soy?  apenas 
La  ceniza  de  un  cigarro. 


35 


No  habita  la  paz  más  casa 
Que  el  rancho  de  paja  y  barro; 
Gozadla,  que  todo  pasa, 
Y  el  hombre  como  un  cigarro. 

En  ese  año  de  1836,  la  Real  Sociedad  Económica, 
-velando  siempre  por  los  intereses  del  país,  propuso  un 
premio  acerca  de  Ja  exportación  del  tabaco,  habiendo  ob- 
tenido la  patente  de  socio  de  mérito  el  bachiller  D.  An- 
tonio Bachiller  y  Morales,  por  su  trabajo  que  se  publicó 
en  el  tomo  1?,  año  1836,  pág.  233  del  aludido  volumen, 
recibiendo  accésit  en  dicho  año  D.  Rafael  Matamoros  y 
Téllez,  por  su  escrito  relativo  á  la  exportación  del  tabaco 
en  rama,  siendo  la  tesis  propuesta  por  la  sabia  Sociedad 
la  siguiente:  "Sancionada  por  las  luces  del  siglo  la  liber- 
tad del  comercio  en  todas  las  naciones,  llamada  la  Isla 
de  Cuba  por  sus  destinos  al  fomento  de  todos  los  ramos 
de  cultivo  ¿será  posible  imponer  restricciones  y  trabas  á 
la  exportación  del  tabaco  en  rama,  sin  perjuicio  de  la  agri- 
cultura y  comercio?"  (Tomo  2?,  año  36  de  las  Memorias  de 
la  Sociedad  Económica). 

En  1839  y  en  la  págr.  277  de  las  referidas  Memorias  de 
la  Real  Sociedad  Económica  de  esa  fecha,  aparece  un  im- 
portante trabajo  titulado  "Cultivo  del  tabaco,"  en  el  que, 
después  de  manifestar  el  autor  grandes  conocimientos  teó- 
ricos y  prácticos,  lo  termina  con  estas  palabras  de  S.  M. 
D.  Fernando  VII,  que  mucho  significan:  "Que  mis  vasa- 
llos, desde  el  más  rico  al  más  pobre,  disfruten  de  un  géne- 
ro tan  precioso  de  nuestro  suelo... ...  y  á  mí  me  resulte 

la  gloria  de  ver  esta  selecta  planta  en  el  mayor  estado 
de  prosperidad;"  como  igualmente  se  dá  á  luz,  en  el 


36 


mismo  tomo  y  en  la  página  371,  otra  labor  con  el  epígra- 
fe de  "Historia  del  cultivo,  comercio  y  uso  del  tabaco,'' 
que  es  acreedora,  á  su  vez,  á  grandes  aplausos. 

Luego  que  la  Sociedad  á  que  nos  referimos  estable- 
ció en  el  mismo  año  de  1839,  la  junta  de  aprendizaje,  se 
admitió  en  ella  para  enseñarles  el  oñcio  de  tabaquero  á 
los  jóvenes  que  lo  deseaban,  siendo  prueba  de  lo  dicho  el 
que  en  1840  había  escriturados  90  blancos  y  88  de  color, 
total  178;  en  184 1,  91  blancos  y  90  de  color;  en  Sep- 
tiembre de  1844,  T8  blancos  y  24  de  color,  total  42,  y  en 
1846,  según  el  resumen  de  los  trabajos  de  la  sección  de 
industria  y  comercio,  dado  á  conocer  en  la  Sociedad  por 
el  Secretario  de  aquélla,  D.  José  de  la  Paz  y  More- 
jón,  hubo  474  aprendices  de  tabaqueros,  dándose  94  títu- 
los de  oficiales  y  61  de  maestros.  (Mem.  de  la  Soc.  Eco- 
nómica, 2?  serie,  fol.  3?). 

Como  resultado  de  la  experiencia  adquirida  en  más 
de  1  o  años  de  cultivar  la  rica  planta,  para  ser  útil  á  su  patria 
y  proporcionar  á  sus  semejantes  un  medio  seguro  de  obte- 
ner resultados  positivos  en  la  siembra  del  arbusto  que 
nos  ocupa,  publicó  en  New- York  en  1 5  de  Septiembre  de 
1845,  su  método  para  mejorar  el  cultivo  del  tabaco  el  se- 
ñor D.  Julián  Silveyra;  según  él,  con  una  suma  de  dos 
mil  duros,  puede  producir  una  caballería  de  tierra,  si- 
guiendo sus  consejos,  13,584  pesos  anuales,  siendo,  pues, 
el  interés  que  gana  aquel  capital,  el  de  679  pesos  por  100. 

Necesitándose  tres  hombres  para  cultivar  16,000  ma- 
tas, pues  cada  5,000  exigen  un  individuo,  quedando  las 
mujeres  para  otras  atenciones,  por  lo  que  el  ilustrado  Sr. 
D.  Francisco  Javier  Balmaseda  dice  de  "La  guagirita  de 
Vuelta-Abajo": 

Conózcanme  ustedes: 
yo  soy  flor  del  Campo, 
yo  soy  la  veguera 
de  la  Vuelta-Abajo. 
Yo  tejo  un  sombrero, 
yo  tuerzo  un  tabaco, 
yo  riego  las  flores, 
yo  cuido  el  canario,, 


yo  leo  de  corrido, 
mejor  que  un  letrado; 
yo  deshilo  y  bordo, 
yo  coso,  yo  lavo; 
yo  armónicos  sones 
al  tiple  le  arranco; 
yo  recito  décimas, 
yo  bailo,  yo  canto. 


Yo  rezo  á  la  Virgen 
con  pecho  cristiano, 
y  humilde  le  pido 
por  el  bien  del  barrio. 
De  mis  hermanitos 
estoy  hecha  cargo, 
y  alivio  á  mi  madre 
de  muchos  cuidados; 
y  si  ella  se  enferma, 
estoy  á  su  lado, 
ó  allá  en  la  cocina 
haciéndole  el  caldo,  # 
porque  no  tendría 
¿quién  podrá  dudarlo? 
la  virtud  que  tiene 
hecho  por  mi  mano. 


Cuando  de  la  aurora 
brilla  el  primer  rayo, 
y  dulces  cantares 
entonan  ios  pájaros, 
yo  ordeño  la  vaca, 
y  al  techo  adorado 
el  licor  suave 
llevo  á  mis  hermanos. 


En  breves  palabras 
os  dejo  el  retrato 
de  la  guagirita 
de  la  Vuelta-Abajo. 

En  virtud  del  creciente  desarrollo  del  giro  y  del  per- 
feccionamiento en  elaborar  el  producto,  fueron  premia- 
dos en  la  Exposición  de  la  Industria  Cubana  celebrada 
por  la  Real  Sociedad  Económica  en  7  de  Noviembre  de 
1847,  D.  Julián  de  Rivas,  con  medalla  de  plata  dorada, 
por  sus  tabacos  torcidos,  y,  por  igual  concepto,  con 
medalla  de  plata,  D.  José  del  Rosario  Jiménez,  como  don 
Juan  Miranda  y  D.  José  Fernández  de  .Castro  por  su 
máquina  de  picar  tabaco,  recibiendo  mención  honorífica 
por  sus  cigarrillos  de  papel,  D.  Esteban  Brígido  Mauri. 
(Memorias  de  la  Sociedad  Económica,  2?  Serie,  tomo  5?, 
página  1-52.) 

En  aquellos  tiempos  sólo  vendían  al  menudeo  los  es- 
tablecimientos llamados  tabaquerías  y  cigarrerías,  siendo 
una  de  las  más  antiguas  la  fábrica  fundada  en  18 jo  por 
el  Sr.  D.  Bernardino  Rencurrel,  otra  la  que  existió  en.  el 
lugar  qae  hoy  ocupa  la  Administracción  Principal  de  Co- 
municaciones, Riela  esquina  á  Oficios,  casa  de  techo  muy 
bajo  y  cuyo  dueño  se  conocía  con  -un  sobrenombre  nada 
edificante,  y  la  Fábrica  de  Tabacos  de  H.  de  Cabañas  y 
Carvajal  que  se  dice  existir  desde  1797,  la  que  pasó  lue- 
go al  Sr.  H.  de  Cabañas  en  1859. 

En  1830  comerciaban  con  tabaco  elaborado,  según 
los  libros  del  Sr.  Rencurrel,  D.  Anselmo  Torres,  D.  Mi- 
guel Díaz,  D.  Manuel  Pérez,  D.  Carlos  García,  D.  Jorge 
Marín,  D.  Lucas  Ledesma,  D.  Francisco  Hugfues,  D. 
Cristóbal  Barranco,  D.  José  López  Alarcón  y  D.  Juan 
Valdés  Tapia, \sí  como  en  1835  D.  Francisco  Pérez,  D. 
Joaquín  Justiniani,  D.  José  Pulgarón,  D.  Francisco  Al- 
varez,  D.  Matías  Valero,  D.  Jacinto  Ayala,  D.  Pablo  Her- 
nández Arias,  D.  José  de  la  Luz  Cabrera,  D.  Marcos  Bra- 
vo y'D.  Joaquín  Moret;  muchos  de  los  que  al  ir  al  campo 
á  comprar,  pues  entonces  no  había  ferro-carril,  dirían  co- 
mo el  Veguero  de  Río  Hondo: 


39 


¡Qué  me  gusta  de  mañana, 
Después  que  el  café  he  bebido, 
Con  un  tabaco  encendido 
Caminar  por  la  sabana! 
Sobre  mi  yegua  alazana 
¿Quién  me  echará  á  míbrabatas, 
Si  entre  bejucos  y  matas 
Corre  al  paso  que  yo  aprecio, 
Pisando  el  suelo  tan  recio 
Que  sueltan  chispas  sus  patas? 

En  la  época  á  que  nos  contraemos,  realmente  no 
existían  cigarrerías,  pues  en  esos  días  llegó  á  la  Habana 
D.  Juan  Durán,  á  quien  debemos  gran  parte  de  estos  da- 
tos, y  encontró  que  en  las  tabaquerías  se  expendían  tam- 
bién cigarrillos  envueltos  en  marquillas  blancas  que  eran 
un  pedazo  de  papel  corriente  en  que  se  estampaba  el  cu- 
ño de  la  casa,  dándose  tres  cajetillas  por  un  real,  teniendo 
cada  una  treinta  y  dos  cigarrillos,  vendiéndose  en  algunas 
tiendas  de  víveres,  los  que  hacían  los  soldados  y  que  tam- 
bién se  daban  como  contra  ó  ñapa. 

El  Pito  Díaz,  mejicano,  estableció  su  fábrica  en  la  ca- 
lle de  la  Cuna  comerciando  con  su  país  y  el  interior  de 
la  Isla,  y  tenía  á  la  vez  cambio  de  moneda,  pues  pagándo- 
sele al  labrador  cosechero  en  plata  el  producto  que  traía  en 
arrias  de  caballos,  acudía  á  él,  para  que  le  diera  oro  en- 
tregándole dich'a  especie  al  día  siguiente  de  haber  recibi- 
do la  primera;  limpiaba  en  la  puerta  de  su  morada  en  una 
paila  con  limón  y  otros  ingredientes  las  monedas  que  po- 
seía, con  lo  cual  llamaba  la  curiosidad  publica,  muriendo 
dicho  señor  en  la  casa  de  dementes. 

Después  D.  José  Mendoza,  persona  de  gran  posición, 
estableció  su  fábrica  en  la  calle  de  Obrapía,  cerca  del 
muelle,  y  fué  el  primero  que  introdujo  el  uso  de  un  carro 
para  llevar  los  cigarros  al  campo,,  lo  que  se  hacía  en  esta 
población  en  canastas  ó  cajas. 

"Mi  fama  por  el  orbe  vuela"  la  fundaron  en  la  Pas- 
tora, ó  pescante  del  Morro,  D.  José  García  y  su  esposa, 
trasladándola  luego  á  Obispo  1 1,  hoy  25;  fué  la  primera 
que  vendió  en  las  tiendas  de  víveres  al  por  menor  dejan- 


4o 


do  en  ellas  una  vidrierita  con  el  producto,  pues  esos  mer- 
caderes no  querían  comprarle,  porque  se  les  ensuciaba  la 
mercancía  y  la  perdían,  haciéndose  entonces  cigarros  lar- 
gos ó  cortos,  gordos  ó  finos. 

D.  José  Morejón  y  Rojas  creó  en  1831  su  manu- 
factura de  tabacos  y  cigarros  "La  Lealtad"  con  gran  lujo, 
introduciendo  las  cajetillas  impresas,  las  que  se  tiraban  en 
la  tipografía  del  Gobierno  por  ocho  pesos  y  cincuenta  cen- 
tavos el  millar. 

Debemos  advertir  que  dicha  manufactura  se  estable- 
ció en  la  calle  llamada  entonces  de  San  Francisco  en  es- 
ta ciudad,  antes  de  Fideos,  esquina  á  Salud,  denominándo- 
se por  ello  luego  toda  la  vía  pública,  con  el  nombre  de 
"La  Lealtad". 

La  décima  que  acompañaba  á  la  marca  de  las  caje- 
tillas de  cigarros,  que  constituía  su  principal  venta,  tal  cual 
lo  expone  D.  José  María  de  la  Torre  en  la  página  80  de 
su  obra  "Lo  que  fuimos  y  lo  que  somos",  es  como  sigue: 

Si  es  de  la  fidelidad 
Signo  la  marca  que  ves, 
No  tienes  que  temer,  pues, 
Un  engaño  ó  falsedad. 
Por  toda  segundad 
De  que  has  de  ser  complacido 
Ocurre,  bien  entendido 
Que  al  hacerte  invitación 
De  quedar  llevo  intención 
Yo  pagado  y  tú  servido. 

El  Fígaro,  tabaquería  y  cigarrería  de  D.  Julián  Ri- 
vas>  se  fundó  en  1840,  en  la  calle  de  los  Sitios  esquina  á 
Angeles.  Hizo  éste  sociedad  con  D.  José  Castillo  y  Suá- 
rez,  el  que  se  quedó  después  con  la  fábrica  de  tabacos,  y 
Rivas  con  la  de  cigarros,  poniendo  aquél  como  anexa  á 
su  casa  la  cigarrería  Baco. 

En  dicho  año  comerciaban  con  la  especie  que  nos  ocu- 
pa D.  José  M*  Morejón,  D.  Manuel  Rivero  y  D.  Pió  Cobos; 
materia  prima  de  una  de  esas  fincas  de  cuyas  moradoras 
dijo  don  J.  Fornaris,  en  sus  cantos  populares:  ("Cub 
Literaria,"  p.  25) 


41 


Hijas  de  la  hermosa  Antiila 
Las  alaba  el  mundo  entero; 
Mas  yo  á  su  gracia  prefiero 
A  mi  veguera  sencilla: 
Puso  en  su  fresca  mejilla 
Dos  rosas  la  primavera; 
Hermosa  tan  hechicera 
En  vano  pintar  procuro, 
Y  mientras  más  miel  apuro 
Más  encuentro  en  mi  veguera. 

Por  el  bando  de  Gobernación  y  Policía  de  la  Isla  de 
Cuba  de  1842,  expedido  por  el  Gobernador  y  Capitán 
General  Excmo.  Sr.  D.  Gerónimo  Valdés,  vigente  desde 
1?  de  Enero  de  1843,  en  SL1  art-  I03>  se  mandó  lo  que 
sigue: 

"Ningún  dueño  de  tabaquería  ó  cigarrería  podrá 
usar  más  de  una  marca  aprobada  por  el  Gobierno,  y  los 
grabadores  no  se  prestarán  á  hacer  los  sellos  para  ella 
sin  que  se  les  presente  la  referida  aprobación,  pena  de  20 
pesos  de  multa  al  contraventor  El" que,  sin  tener  cigarre- 
ría ni  tabaquería  establecida,  vendiere  cigarros  ó  tabacos, 
deberá  hacerlo  sin  marca  ó  con  la  de  la  fábrica  de  donde 
se  surtiere,  pena  de  cuatro  pesos  de  multa,  y  de  respon- 
der en  su  caso,  ante  los  tribunales,  de  la  falsificación  ó 
suplantación  que  hiciere". 

En  1?  de  Mayo  de  1844  abrió  en  esta  plaza  don 
H.  Upmam,  natural  de  Brernen,  su  casa  de  comercio  en 
general  y  fábrica  de  tabacos  con  el  nombre  de  H.  Upmam, 
•el  que  falleció  en  Enero  de  1894,  siendo  hoy  de  D.  En- 
rique Upmam  y  Cf,  encontrándose  situada  en  el  Paseo 
de  Carlos  IIT,  esquina  á  Belascoain;  á  los  50  años  de  exis- 
tencia de  esta  manufactura,  hizo  su  dueño  un  valioso  do- 
nativo en  metálico  á  la  Casa  de  Maternidad  y  Beneficen- 
cia, para  edificar  el  departamento  de  obreros. 

-  También  en  1844  se  instaló  la  fábrica  La  Reforma, 
de  don  José  Ruiz,  y  La  Africana,  hoy  de  Pino,  Villanía1 
y  O?,  siendo  notable  en  ese  año  el  artículo  publicado  en 
la  pág.  384  de  las  Memorias  de  la  Sociedad  Económica, 
•que  lleva  por  título  "Historia  del  Tabaco  contada  por  sí 


42 


mismo"  trabajo  que  se  distingue  tanto  por  sus  interesan- 
tes datos  cuanto  por  la  gracia  especial  con  que  se  expo- 
nen curiosos  hechos,  que  bien  merecen  ser  recordados. 

Acontece  igual,  en  cuanto  á  la  exactitud  de  sus  prin- 
cipios, con  el  que  dió  á  luz  en  las  dichas  memorias  del 
año  inmediato  de  1845,  don  F.  de  P.  S.  que  lleva  por 
nombre  "El  Tabaco",  y  con  el  que  posee  por  epígrafe: 
"Desestanco  del  tabaco  en  la  Península,  ventajas  pai'a  la 
Isla"  que  aparece  en  la  pág.  400  del  tomo  de  Anales  de 
las  Reales  Juntas  de  Fomento  y  Sociedad  Económica 
correspondientes  al  año  1848. 

En  1845  fundóse  La  Corona  para  explotar  la  indus- 
tria en  todas  sus  fases,  la  que  adquirieron  los  Sres.  Aiva- 
rez,  López  y  en  1882,  pasándola  de  la  Calzada  de 
Belascoain  al  palacio  de  Aldama,  Amistad,  entre  Reina 
y  Estrella,  existiendo  ya  en  1845  ^a  fábrica  El  Hura- 
cán en  la  calle  de  Bernaza,  y  en  1850,  La  Meridiana  en 
la  de  Mercaderes. 

En  dicho  año  comenzó  sus  negocios  D.  José  María 
Guerediaga,  con  la  casa  titulada  Para  Usted,  en  la  calle 
de  Obrapía  entre  Mercaderes  y  Oficios;  había  asimismo 
en  esa  fecha  La  Vega  de  Jaime  Rico  y  La  Minerva. 

Por  otro  lado  apareció  en  los  Anales  de  las  Reales 
Juntas  de  Fomento  y  Sociedad  Económica  de  la  Habana, 
tomo  3?,  año  de  1850,  una  bien  pensada,  cuanto  no  me- 
nos útil  Cartilla  Agraria  para  el  cultivo  del  tabaco,  apun- 
tes sobre  su  estado,  y  mejoras  que  pueden  hacerse  en  la 
parte  Occidental  de  la  Isla  de  Cuba,  escrita  en  Pinar  del 
Río,  de  orden  del  Excmo.  Sr.  Superintendente  General 
Delegado  de  Hacienda,  Conde  de  Villanueva,  de  la  que 
fué  autor  el  Teniente  Coronel  retirado  don  Tomás  de  ¿a- 
lazar. 

Con  los  procederes  recomendados  en  la  obra  de  que 
tratamos,  obtuviéronse  ricas  hojas,  las  que,  transformadas 
en  buenos  puros,  pudieron  recomendarse  éstos  antes  co- 
mo ahora,  unidos  á  los  viajes,  para  ayudar  á  distraer 
nuestros  sinsabores,  aconsejándolos  con  ese  fin,  como 
Gregorio  Gutiérrez  González  lo  hizo  ásu  amigo  Manfredo: 


43 


Tendidos  en  hamacas  y  fumando 
La  pena  que  te  agobia  allí  se  olvida, 
En  los  aires  meciéndonos  la  hamaca 
Y  el  vapor  en  las  ondas  cristalinas. 

En  virtud  de  estas  dos  preguntas:  ¿Qué  pueblo  fu- 
ma peor  tabaco  en  Europa?  España.  ¿Qué  nación  lo  posée 
mejor  en  el  mundo?  España;  escribió  su  obra  en  Madrid 
en  1 85 1  el  Sr.  don  Miguel  Rodríguez  Ferrer,  la  que  lle- 
va por  título:  El  Tabaco  Habano,  su  historia,  su  cultivo, 
sus  viscisitudes,  sus  más  afamadas  vegas  en  Cuba,  labor 
que  es  recomendable  por  sus  abundosos  y  trascendentales 
datos  de  capital  importancia,  figurando  entre  ellos,  los 
adjuntos  que  no  podemos  silenciar:  en  1845  se  exporta- 
ron 128,581  millares  de  tabaco  torcido;  en  1846,  153,356, 
y  en  1847,  244,812;  en  donde  se  vé  un  aumento  notable 
en  favor  de  la  producción  y  de  la  industria  que  demues- 
tra su  prosperidad  en  los  tres  años  anunciados. 

En  1853  llamaban  la  atención  como  fábricas,  La  Ca- 
rrosa de  Venus  y  El  Carro  de  Eebo,  en  la  calle  de  Revi- 
llagigedo,  fundándose  en  ese  año  La  Honradez,  por  D. 
Luis  Susini,  en  la  esquina  de  Cuba  y  Sol,  habiéndose  lla- 
mado antes  Mi  Pensamiento;  en  aquélla  el  vapor  fué  uti- 
lizado para  su  servicio,  elaborándose  diariamente  dos  mi- 
llones quinientos  ochenta  y  dos  mil  cigarrillos,  y  de  cuya 
manufactura  dijo,  cuando  la  visitó,  Mr.William  H.  Seward, 
Secretario  de  Estado  de  la  vecina  República  Norte  Ame- 
ricana: — "He  quedado  profundamente  interesado  por  el 
éxito  con  que  el  propietario  Sr.  Susini  ha  combinado  en. 
una  producción  de  las  Antillas,  la  inventiva  americana,  el 
talento  europeo,  y  la  industria  asiática".  (Rosain,  Necró- 
polis de  la  Habana,  pág.  161,  nota  r?). 

La  manufactura  que  antecede,  lo  mismo  que  La  Hi- 
dalguía y  El  Fénix,  fueron  adquiridas  en  propiedad  por 
don  Prudencio  Rabell  en  28  de  Abril  de  1888,  ante  el 
notario  don  J.  M.  Ñuño,  según  escritura  de  venta  núme- 
ro 218,  poseyendo  ya  aquél  señor  desde  1880  la  Real 
fábrica  de  cigarros  y  picadura  La  Legitimidad  con  su 
anexa  El  Negro  Bueno. 


44 

Radican  La  Legitimidad  y  La  Hidalguía  en  el  edi- 
ficio núm.  193  del  Paseo  de  Carlos  III,  uno  de  los  más 
hermosos  y  aristocráticos  de  esta  capital. 

Salen  de  dicha  casa  á  diario,  para  el  consumo  del 
país  y  la  exportación,  millares  de  cajetillas  de  cigarrillos 
de  los  afamados  Elegantes,  y  en  igual  número  los  acre- 
ditados Bouquets. 

A  la  magnificencia  exterior  del  establecimiento,  úne- 
se la  distribución  interior,  contando  con  amplios  salones, 
donde  centenares  de  empleados  trabajan  con  la  mayor 
comodidad. 

En  sus  almacenes  se  registra  todos  los  días  un  in- 
menso número  de  tercios,  para  separar  entre  ellos  los 
sesenta  que  en  cada  jornada  de  9  horas  se  gastan  para 
hacer  hebra,  y  los  que  se  necesitan  para  elaborar  pica- 
dura al  cuadrado,  consumo  que  puede  calcularse  por  tér- 
mino medio  en  100  quintales  diarios. 

En  el  lugar  del  recorte  de  hebra  donde  vá  á  parar 
la  hoja  humedecida  para  ser  picada  á  las  24  horas,  hay 
una  máquina  machete,  del  fabricante  Chase  E.  Pearse  de 
Dayton,  Ohio,  que  corta  12  quintales  por  hora,  la  que  se 
encuentra  movida,  como  las  otras,  por  una  de  vapor  ho- 
rizontal de  Trie  Ivon  Works  de  New  York,  con  una 
fuerza  de  caldera  de  50  caballos. 

La  hebra  cortada,  por  un  elevador  se  sube  al  último 
piso  para  secarse,  y  luego  se  baja  al  departamento  de  las 
máquinas  para  hacer  cigarrillos  pegados,  sistema  francés; 
en  este  local  hay  10  grandes  máquinas,  que  en  9  horas 
elaboran  cerca  de  dos  millones  de  aquéllos^ 

El  departamento  de  picaduras  al  cuadrado,  consta 
de  un  gran  molino  con  el  que  se  trituran  diariamente  se- 
senta quintales  de  tabaco.  Esta  picadura,  después  de 
bien  limpia  y  despolvada,  y  en  tareas  de  catorce  libras, 
es  subida  al  departamento  donde  se  tuercen  los  cigarri- 
llos á  la  española,  ó  sea  de  perilla,  elaborándose  más  de 
medio  millón  diarios. 

En  los  almacenes  de  la  fábrica  hay  existencias  con- 
siderables de  rama  de  las  famosas  vegas  situadas  en  te- 


45 


trenos  de  Remates,  de  la  Grifa,  San  Luis,  Montezuelo, 
La  Palma,  etc. 

En  suma,  puede  decirse  de  La  Legitimidad,  como- 
de  La  Hidalguía,  que,  como  edificio  y  como  fábrica  de 
cigarrillos,  es  una  de  las  mejores  y  más  adelantadas  de 
la  Isla,  y  de  América,  pues  en  ella  existen  todos  los 
progresos  modernos;  sus  productos,  son  conocidos  del 
mundo  entero,  y  en  sus  mercados  predilectos,  como  son 
Colombia,  Venezuela,  Chile,  Antillas  menores  y  España, 
no  tiene  rival. 

Los  gases  que  en  bellos,  fragantes  y  crecientes  círcu- 
los, se  desprenden  cuando  arden  los  justamente  afamados 
cigarrillos  del  Excmo.  Sr.  Marqués  de  Rabell,  nos  hacen 
recordar  lo  que  expresa  el  bien  conocido  autor  de  Flores 
y  lágrimas,  Domingo  Ramón  Hernández: 

Como  el  humo  del  cigarro 
Es  del  hombre  la  existencia, 
Que  se  eleva  con  su  esencia 
A  otro  mundo,  á  otra  región. 
Él  se  muestra  á  nuestros  ojos 
Por  el  aire  cristalino, 
Cual  rápido  peregrino 
Que  se  pierde  en  la  extensión  

Cuando  sale  de  la  boca, 
Convertida  en  chimenea, 
Vaporoso  nos  recrea 
Distrayendo  nuestro  mal; 
Que  ya  traza  mil  coronas, 
Ya  palacios  mil  figura, 
Aunque  viven  lo  que  dura 
Nuestra  gloria  terrenal. 

Además  de  las  manufacturas  expuestas  La  Calorosa  de 
Venus,  El  Carro  de  Febo  y  La  Honradez,  había  en  1853, 
La  Artemisa,  de  D.  Laureano  Jiménez,  Villegas  esquina 
á  Obrapía';  La  Dominica,  fábrica  de  tabacos  y  cigarros, 
instalada  en  la  calle  de  Mercaderes,  entre  O'Reilly  y 
Empedrado,  inmediata  al  café  y  dulcería  de  aquel  nom-, 
bre,  hoy  El  Escorial,  café  y  restaurant;  Las  tres  gra- 
cias, en  la  calle  de  la  Muralla;  Las  tres  coronas,  en  el. 


46 


Mercado  de  Cristina;  La  Rosarito,  Salud  y  Campanario; 
El  tío  Canillitas,  de  D.  Juan  Durán;  La  Pilarcito,  en 
la  calle  de  Estévez,  antes  Horqueta,  primera  cuadra,  y 
algunas  más  de  menos  hombradía. 

En  1854  se  fundó  El  Veguero,  y  el  58,  La  Explo- 
sión, de  Carlos  Molina,  escribiendo  en  1859  el  Dr.  D. 
J.  Joaquín  Muñoz,  en  las  Memorias  de  la  Sociedad  Eco- 
nómica de  ese  año,  un  interesante  trabajo  titulado: — "Al  - 
gunas reflexiones  acerca  de  los  males  del  pecho  en  los 
obreros  que  se  dedican  á  la  elaboración  del  tabaco,  sus 
causas  y  sobre  los  medios  que  pueden  emplearse  para 
combatirlos  y  cortar  su  desarrollo". 

Es  un  hecho  que  generalizándose  el  uso  de  fumar  en 
pipa,  mucho  pudieran  evitarse  los  efectos  á  que  nos  aca- 
bamos  de  referir  en  los  obreros,  siendo  á  la  vez  la  pipa^ 
objeto  de  aprecio  así  al  encalzonarla  como  por  lo  mucho 
que  llega  á  estimarse;  prueba  de  lo  primero  es  el  lindo 
poema  de  Barthélemy  La  pipa  y  el  cigarro,  del  que  to- 
mamos esta  parte: 

Fumando  sin  sacudida, 
Con  lentitud  regular. 
Pronto  la  veréis  vestida 
De-su  dorado  collar; 

Y  en  un  cercano  futuro 
Mostrará,  en  unión  brillante, 
El  calzón  de  ébano  puro, 

Y  de  marfil  el  turbante. 

Y  de  lo  segundo,  el  siguiente  soneto  anónimo  que 
en  francés  es  una  obra  maestra  y  que  traducido  conforme 
aparece  en  la  pág.  78  de  la  obra  del  Sr.  García  Román, 
titulada  El  arte  de  fumar,  impresa  en  París,  en  1881,  es 
como  sigue: 

Amigos,  ¡enlutaos!  Que  la  campana 
Pregone  por  París  mis  desazones; 
Y  tú,  prensa  europea,  di  á  las  naciones, 
Cuán  cruda  es  para  mí  la  suerte  insana. 
¿Por  qué  no  se  llevó  á  mi  esposa  ufana? 
Para  no  me  angustiar  tendría  razones. 


47 


Mas  no,  tras  de  maduras  reflexiones, 
Vino  á  dar  con  mi  flaco,  la  inhumana. 
Hirió  la  prenda  amada,  el  dulce  anhelo, 
Qué  vivida  miré  y  hoy  miro  inerte, 
Mi  solo  bien  y  mi  único  consuelo. 
No  hay  suerte  más  amarga  que  mi  suerte; 
No  hay  duelo  más  profundo  que  mi  duelo; 
¡Rota  mi  pipa  está!          ¡Venga  la  muerte! 

En  1860  estableció  D.  Diego  González  La  Charan- 
ga y  El  Moro  Muza,  y,  desde  ese  año  á  la  fecha,  se  han 
fundado  gran  número  de  manufacturas,  entre  ellas  la  fá- 
brica de  cigarros  El  León  de  Castilla,  en  la  Calzada  del 
Monte  cerca  del  Peñón,  que  fué  la  que  ideó  el  uso  del 
papel  pectoral,  que  por  ser  cosa  nueva,  le  produjo  gran- 
des ganancias. 

No  debemos  pasar  adelante  sin  consignar  algunos 
particulares  de  suma  curiosidad:  la  perilla  de  los  tabacos, 
al  principio,  se  hacía  sólo  torcida,  y  se  llamaba,  por 
su  semejanza  con  la  cola  del  cerdo,  "rabo  de  cochino," 
luego  recibió  el  nombre  de  "ojo  de  perdiz,"  empleándose 
el  año  1845  el  almidón  para  asegurarla,  el  que  fué  sus- 
tituido con  la  miga  de  pan,  que  afanosos  buscaban  los 
obreros  para  ello,  y  posteriormente  con  el  engrudo  de 
harina;  pero,  como  al  cabo  de  algún  tiempo  la  humedad 
la  perdía,  se  utilizó  la  goma. 

Hacía  por  lo  regular  cada  obrero,  como  tarea  diaria, 
un  millar  ó  más  de  tabacos,  los  que  se  envasaban  sola- 
mente en  cajones  de  quinientos  ó  de  mil  puros. 

Llamábanse  éstos  injuriados  de  primera,  segunda,  y 
tercera,  é  injuriaditos,  de  los  cuales  había  deshechos  y 
deshechitos,  conocimientos  que  debemos  al  caballeroso 
amigo  Sr.  Rencurrel,  por  los  que  le  quedamos  reconoci- 
dos. 

En  la  actualidad,  las  vitolas  ó  nombres  con  que  se 
designan  los  tabacos,  son  mucho  más  numerosos;  fábricas 
hay  en  donde  pasan  de  150;  pero,  no  queriendo  cansar 
con  una  lista  casi  interminable,  sólo  expondremos  los  más 
comunes  que  son  éstos:.  Federales, — Novedades, — Im- 
periales,— Excepcionales  finos, — Victoria  fina, — Británi- 


48 


ca  fina, — Bouquets  fino, — Deliciosos  finos, — Rotschildts 
finos, — Excepcionales, — Victoria  especial, — Victorias,  — 
Británica, — Exquisitos.  — Victoria  chica, —  Bouquets, — 
Reina  María,  —  Deliciosos,  —  Emperatrices,  —  Panetela 
fina, — Media  regalía  fina, — Reina  fina, — Media  regalía,  - 
Concha  fina, — Petits  bouquets, — Reinas,  —  Panetelas, — 
Londres, — Conchas, — Londres  chicos, — Medianos, — In- 
fantes,— Princesas, — Liliputanos,  — Princesitas, — Brevas, 
— Patriotas  y  Makeling 

En  cuanto  á  los  cigarrillos  de  papel,  tócanos  recor- 
dar que  la  picadura  se  molía  al  sol,  y  la  preparaban  unos 
negros  lucumíes,  que  daban  á  peso  el  barril;  eran  la  mayor 
parte  de  los  cigarreros  porteros  y  soldados,  que  trabaja- 
ban en  las  casas  ó  cuarteles;  pero  otros  asistían  á  las  fá- 
bricas, siendo  costumbre  el  trabajar  á  prima  noche  y 
llevar  cada  individuo  consigo  su  tablero,  su  banquillo  ó 
tijera  para  sentarse,  así  como  el  cuchillo  y  uña  de  lata 
con  que  doblaban  la  perilla;  la  tarea  de  un  operario  era 
de  cuatro  mil  quinientos  cigarros,  corriendo  por  cuenta 
de  éste  cortar  el  papel  que  se  le  entregaba  por  pliegos 
enteros,  quince  cuadernillos  para  el  fino,  diez  y  nueve 
para  el  gordo,  así  como  cuatro  y  media  libras  de  picadu- 
ra para  el  primero  y  siete  para  el  segundo. 

Se  pagaban  25  centavos  por  la  envoltura,  y  los  que 
hacían  las  marquillas  cobraban  2  pesos  50  centavos  por 
resma,  que  daban  tres  mil,  usando  para  obtenerlas,  pri- 
mero el  cuño  con  un  mazo,  y  luego  la  prensa  de  mano,, 
utensilios  de  su  casa  que,  como  cariñoso  recuerdo,  con- 
serva el  Sr.  Rencurrel. 

Los  progresos  actuales  en  la  manufactura  son  una  de 
las  causas  que  explican  el  por  qué  se  ha  propagado  tan- 
to el  uso  del  tabaco,  al  extremo  que  el  muy  aplaudido 
poeta  Sr.  Rubalcaba,  del  que  en  páginas  anteriores  nos 
hemos  ocupado,  se  permitiera  preguntar: 

¿Y  por  qué  tanto  gusta 

La  planta  nicociana?  ¿En  qué  paraje 

Su  blando  olor  disgusta 

Aun  después  del  opíparo  potaje?  1 


TJ  ti    A  T 

ííiL  AL 

m   |  ;.: 

fábrica  ciírarríílos 

i  * 

jf  picaduras 

i 

1  :  ' 

LA  LEGITIMIDAD 

I  ^ 

1  G 

TA  ITTI1ATRTTTA 
LA  IIIIIaLIjUIA 

®  ®  @ 

■  wt-. 

Cal!.                1_  fXV_ 

ratio  ae  la  láDrica, 

donde  se  tiende  el  ta- 

baco en  rama  y  se 

regisuia.  para  sacar 

diariamente  los  se- 

senta ó  más  tercios 

de  su  consumo. 

>s  mejores  ciga- 
rrillos, los  que 
por  su  aroma,  forta- 
leza y  buen  gusto  ob- 
tienen de   todos  los 

  mercados  del  mundo 

la  preferencia  de  los 

fumadores,  como  así  lo  acredita  la  extraordinaria  exportación  de  esta  fábrica,  son  las 
magníficas  panetelas,  los  sabrosos  elegantes  y  boitquets ,  los  solicitados  especiales, 
gigantes  y  medio  gigantes  y  lás  exqu;sitas  camelias  cigarrillos  de  los  cuales  en  las 
siguientes  clases  de  papel:  pectoral,  arroz,  trigo,  maiz  pulpa,  berro,  brea,  algodón, 
orozús  y  pasta  de  tabaco ,  hay  constantemente  en  esta  fábrica  un  fresco  y  variado 
surtido.  Los  cigarrillos  preferidos  son  sin  disputa  los  Elegantes  Hidalguía,  conoci- 
dos también  por  Snsini,  cuya  extraordinaria  demanda  aumenta  todos  los  días,  debido 
á  los  buenos  y  puros  materiales  que  entran  en  su  elaboración.  Tanto  los  cigarrillos 
de  hebra  como  los  de  picadura  granulada,  son  elaborados  exclusivamente  á  máquina, 
sumamente  limpio  excelente  y  superior.  Los  productos  de  esta  fábrica  son  elaborados 
con  hojas  selectas,  procedentes  de  las  mejores  vegas  de  Vueka  Abajo,  escogidas 
escrupulosamente  por  persona  inteligentísima  en  el  ramo.  Estos  productos  se 
encuentran  de  venta  en  todos  los  depósitos,  vidriera^  y  establecimientos  de  esta  capital 
y  del  interior  de  la  Isla.  Todos  los  pedidos  directos  á  la  fábrica,  son  servidos  inmedia- 
tamente con  prontitud  y  esmero.    Domicilio  de  la  fábrica  : 

PASEO  DE  TACON,  CARLOS  III,  193 
CABLE  Y  TELÉGRAFO,  RABELL  TELÉFONO ,  1016  APARTADO  DE  C8RRE0S ,  117 

H  .A-  23  ^l.  HT 


Aviso  importante. -No  hay  más  cigarrillos  SÜS1NI  que  los  déla  maroa  "La Hidalguía." 


- 


49 


Uno  de  los  acontecimientos  más  trascendentales  pa- 
ra el  perfeccionamiento  del  artesano  tuvo  lugar  en  1865; 
en  esa  fecha  ideó  el  aplaudido  poeta  Sr.  don  Saturnino 
Martínez,  entonces  operario  de  la  fábrica  de  Partagás, 
establecer  un  periódico  en  defensa  de  los  intereses  de  la 
noble  clase  á  que  pertenecía;  reunió  entre  los  compañeros 
veinte  y  cinco  duros  y  fundó  La  Aurora,  cuyo  primer 
número  se  publicó  el  25  de  Octubre  de  aquel  año,  impri- 
miéndose en  la  tipografía  de  Barcina,  Reina  8,  siendo 
asiduos  colaboradores  en  aquélla,  el  Sr.  D.  Francisco  Se- 
Uén  y  D.  José  .de  J-  Márquez. 

Otro  dato  interesante  para-  nuestros  apuntes  fué  la 
instancia  elevada  en  15  de  Octubre  de  1865,  por  la  Real 
Sociedad  Económica,  á  S.  M.  la  Reina  Isabel  II,  soli- 
citando el  desestanco  en  la  Península,  la  que  iba  admira- 
blemente redactada  cuanto  basada  en  sólidos  argumentos, 
y  la  que  firmaban  D.  José  S.  Jorrín,  Director,  el  Conde 
de  Pozos  Dulces,  Presidente  de  la  Sección  de  Agricultura, 
y  D.  José  Ignacio  Rodríguez,  Secretario  General. 

Es  un  hecho,  que,  de  haberse  conseguido  en  la  épo- 
ca á  que  nos  referimos,  lo  solicitado,  hubiérase  podido 
decir  con  el  poeta  que,  sin  ser  hijo  de  Cuba,  fué  el  que 
más  se  identificó  con  su  naturaleza,  con  el  íntimo  del 
eximio  Heredia: 

Al  tabaco  cantemos, 
Riqueza  del  cubano 
.    Y  del  mundo  delicia  apetecida: 
Consuelo  del  humano 
Que  en  amargos  extremos 
Y  de  penas  el  alma  combatida, 
A  la  pipa  querida 
Se  llega,  y  por  encanto 
Al  fumar  deleitoso 
Cesa  su  doloroso 
Incómodo  penar  y  triste  llanto. 
Del  Orbe  fumadores, 
Al  tabaco  entonad  dignos  loores. 

En  el  año  de  1865,  todo  parece  que  contribuía  á 
mejorar  la  posición  de  la  clase  obrera  que  libraba  su 


5° 

existencia  con  el  laboreo  del  tabaco,  creándose  entonces 
la  "Sociedad  de  Socorros  Mutuos  de  Artesanos  de  la 
Habana,"  cuyo  objeto  principal  era  auxiliar  siempre,  en  lo 
posible,  al  trabajador  honrado,  apareciendo  también  en 
ese  periodo  de  tiempo,  con  igual  fin,  la  "Sociedad  de 
Artesanos  de  San  Antonio  de  los  Baños,''  que  nada 
dejaba  que  desear,  como  ocurrió  asimismo  con  las  otras 
de  análoga  índole  creadas  en  la  villa  de  Guanabacoá  y 
en  las  ciudades  de  Bejucal  y  Puerto  Príncipe,  merecien- 
do mención  especial,  por  su  actividad,  y  el  escrúpulo 
con  que  cumplió  sus  compromisos,  la  corporación  que  con 
el  nombre  de  "La  Fraternal"  se  estableció,  en  Santiago 
de  las  Vegas. 

También  en  el  citado  año  de  1865  tuvo  efecto  un 
suceso  que  no  podemos  callar,  y  es  el  haberse  introducido 
la  excelente  costumbre  de  la  lectura  en  los  talleres,  sien- 
do en  los  de  El  Fígaro  en  donde  por  primera  vez  se  oyó 
la  voz  del  lector,  elemento  valioso  para  el  progreso, 
pues  con  libros  escogidos  se  instruye  el  hombre,  y  no 
debemos  olvidar  que  el  ilustre  Voltaire  dijo,  con  verdad, 
que  los  grandes  crímenes  siempre  han  sido  cometidos 
por  los  más  ignorantes. 

El  buen  ejemplo  no  dejó  de  ser  imitado,  pues  el 
martes  9  de  Enero  de  1866  se  leyó  en  la  manufactura  de 
D.  Jaime  Partagás,  siendo  ésta  la  segunda  casa  en  que 
se  hiciera,  y  fué  elegida  para  el  debut  la  importante  obra 
"Las  luchas  del  siglo,"  (La  Aurora,  16  ele  Enero  de 
1866). 

Durante  trece  años,  puede  asegurarse  que  se  encon- 
traba establecida  la  lectura  en  todas  las  fábricas,  probán- 
dose los  lectores  para  obtener  la  plaza,  los  que  ejecutaban 
sus  compromisos  tres  horas  diarias,  descansando  un  cuarto 
en  cada  una,  y  los  que  eran  retribuidos  por  los  operarios. 

La  práctica  á  que  aludimos,  terminó  á  consecuencia 
de  la  circular  de  8  de  Junio  de  189.6,  dictada  por  el 
Excmo.  Sr.  D.  José  Porrúa,  Gobernador  Regional,  la 
que  basó  en  el  artículo  31  de  la  Ley  de  Orden  Público  de 
23  de  Abril  de  1870. 


5i 


La  lectura  en  los  talleres,  á  la  vez  que  el  trabajo, 
hacía  á  los  obreros  más  fructífero  el  tiempo,  como  expli- 
caban mejor  fumando,  los  maestros  á  quienes  se  refiere 
<el  castizo  escritor  Benjamín  Blanco  en  estos  cuartetos: 

Un  habano,  así,  tal  cual, 
Digno  de  regios  señores, 
Ofrezco  á  los  profesores 
Del  Colegio  Nacional. 

Nadie  juzgue,  ni  pretenda 
Menguar  el  valor  de  un  puro, 
Pues  corre  el  riesgo  seguro 
De  no  comprender  la  ofrenda. 

Un  puro  es  el  homenaje 
Que  se  rinde  con  llaneza, 
De  la  vida  á  la  pureza, 
A  lo  puro  del  lenguaje. 

La  doctrina  siempre  pura 
Brilla  del  maestro  en  la  boca, 
Como  el  puro  que  se  apura, 

Y  que  á  fumar  más,  provoca. 

Al  reflejo  de  esas  lumbres 
Luce  con  nuevo  esplendor, 
La  pureza  de  costumbres, 
La  hidalguía  y  el  honor. 

Cuando  fuman,  Dios  me  asista, 
Se  dan  humos  de  estudiantes, 

Y  es  cada  cual  más  purista 
Que  Calderón  y  Cervantes. 

Dadle  un  puro  y  en  verdad, 
Que  si  lo  fuma  tranquilo, 
Será  más  puro  su  estilo 
Que  la  misma  puridad. 

En  el  referido  año  de  1866,  convencido  D.  Gregorio 
G.  Rodríguez,  de  las  magníficas  condiciones  de  honradez 
del  tabaquero,  estableció  en  San  Rafael  106,  la  primera 
escuela  gratuita,  en  la  que  á  todo  trabajador  le  era  dable 
aprender  de  noche  la  instrucción  primaria,  reorganizán- 


52 


dose  en  25  de  Febrero  de  aquel  año  "El  Recreo  de  Arte- 
sanos", que  se  hallaba  ocupando  la  casa  Prado  45. 

Ilustrado  el  tabaquero,  no  pudo  soportar  el  régimen 
de  opresión  que  había  entonces  en  las  manufacturas,  en 
donde  de  antiguo  existía,  dado  el  modo  de  ser  de  las  mis- 
mas; de  aquí  que  en  1866,  el  duro  trato  que  usaba  con 
sus  operarios  la  fábrica  de  Carbajal  les  hizo  levantar  en 
huelga,  reduciendo  á  prisión  por  ello,  el  General  Manza- 
no, á  diez  y  siete  ciudadanos  íntegros,  á  cuya  cabeza  figu- 
raba el  prestigioso  Saturnino  Martínez,  los  cuales  iban  á 
ser  destinados  al  Asia,  á  no  haberlo  impedido  la  brillante 
defensa  que  de  ellos  hizo  el  conceptuado  abogado  D.  Jo- 
sé I.  Rodríguez,  sucediendo  después  de  esta  primera, 
como  principales,  las  de  1886  y  1887,  de  las  que  fué  alma 
D.  José  González  Aguirre,  formando  parte  de  la  comisión 
permanente  que  hubo  de  nombrarse  para  ello,  como 
igualmente  lo  fué  D.  Maximino  Fernández,  así  como  en 
las  de  1888  y  1889,  D.  Enrique  Mesonier. 

Con  motivo  de  la  revolución  de  Yara  ocurrida  en  10 
de  Octubre  de  1868,  emigraron  en  gran  número  en  1869 
los  operarios  de  nuestras  fábricas  á  los  Estados  Unidos, 
apareciendo  desde  entonces  en  la  vecina  República  ma- 
nufacturas de  tabacos  elaborados  con' material  de  Cuba 
y  obreros  cubanos,  las  que  pequeñas  al  principio  alcan- 
zaron luego  grandes  proporciones,  lo  que  aconteció,  so- 
bre todo,  en  Cayo  Hueso,  en  donde  al  poco  tiempo  de 
establecidas  se  montaron  casas  en  que  trabajaban  cente- 
nares de  obreros. 

En  ese  mismo  a,ño  de  1869  se  establecieron  en  el  país 
los  derechos  de  exportación  para  arbitrar  recursos  con 
el  fin  de  hacer  frente  á  los  gastos  de  la  guerra,  por  lo 
que,  en  1?  de  Febrero,  autorizada  por  el  Excmo.  Sr.  Ca- 
pitán General  D.  Domingo  Dulce,  se  reunió  en  casa  del 
Excmo.  Sr.  D.  Julián  Zulueta,  una  comisión  de  prohom- 
bres para  estudiar  el  medio  de  conseguir  dinero  y  garan- 
tir la  emisión  de  los  billetes  del  Banco,  á  la  que  asistie- 
ron una  representación  del  establecimiento  de  crédito  fun- 
dado en  ésta  en  1856,  y  todo  lo  más  rico  y  selecto  de  la 


53 


capital,  apareciendo  en  22  de  Febrero  del  mencionado 
año  de  1869,  el  impuesto  de  dos  escudos  de  plata  como 
derecho  por  cada  millar  de  tabacos  que  se  extrajera,  y  el 
25%  sobre  la  cuota  industrial,  no  habiendo  aumentado 
por  ello  gran  cosa  el  precio  del  producto,  pues  el  atinado 
poeta  Mariano  Ramiro,  dice  en  una  letrilla  con  el  título 
¡Btien  inglés!  lo  que  copiamos: 

Andar  diciendo  es  su  flaco 
Lo  buena  que  es  su  mujer, 
Porque  le  dá  de  comer 
Y  hasta  le  compra  tabaco. 

En  1?  de  Julio  de  1873  se  publicó  el  primer  número 
■del  periódico  La  Unión,  cuyos  directores  eran  los  bien 
apreciados  amigos  D.  Saturnino  Martínez  y  D.  José  de 
J.  Márquez;  dicho  periódico  estaba  dedicado  en  gran  par- 
te á  los  asuntos  relativos  á  la  industria  tabacalera;  en  23 
de  Julio  de  1876,  La  Razón,  dirigido  por  Márquez,  conti- 
nuando luego  al  frente  de  él  Saturnino  Martínez;  en  1? 
de  Julio  de  1880,  El  Tabaco,  por  Hiráldez  de  Acosta, 
así  como  en  3  de  Febrero  de  1883,  Cuba  Industrial,  re- 
dactado por  el  entusiasta  é  ilustrado  jurisconsulto  D.  Mi- 
guel Gener. 

Luego  apareció  El  Industrial,  periódico  semanal 
que  vió  la  luz  al  acabar  el  año  de  1 886  y  dejó  de  publicarse 
á  fines  de  1889.  Dedicóse  este  órgano  de  la  prensa  á  la 
defensa  de  los  intereses  de  la  industria  en  general,  y  par- 
ticularmente de  la  tabacalera. 

El  cuerpo  de  redacción  lo  componían  su  director  el 
joven  D.  José  C.  Beltrons  y  el  actual  Subsecretario  de  la 
Unión  de  Fabricantes,  D.  Francisco  González  Alvarez, 
D.  Segundo  Alvarez  y  D.  Antonio  Clarens  y  el  entonces 
Subsecretario  de  la  Unión  de  Fabricantes  de  Tabacos 
D.  Diego  Serrano,  y  el  Secretario  hoy  de  la  Lonja  de 
Yíveres,  D.  Manuel  Marzán. 

Dicha  publicación  consagró  la  mayor  parte  de  sus 
artículos  á  las  cuestiones  entre  el  capital  y  el  trabajo, 
-sosteniendo  grandes  discusiones  con  el  periódico  obrero 


54 


El  Productor.  Contribuyó  con  sus  luces  á  la  constitución 
y  formación  del  reglamento  de  la  Cámara  de  Comercio, 
Industria  y  Navegación  de  esta  ciudad,  y  en  una  série  de 
artículos,  que  por  entonces  merecieron  la  aceptación  pú- 
blica, abordó  con  gran  entusiasmo  y  pujanza  el  estable- 
cimiento de  talleres  de  aprendizaje  para  mujeres  en  las 
tabaquerías. 

De  cómo  empleó  sus  fuerzas  el  citado  periódico, 
buenas  pruebas  nos  las  dan  las  palabras  que  aparecen  en 
la  hoja  impresa  que  repartió  en  18  de  Febrero  de  1887, 
cuando  se  acababa  de  votar  en  el  Congreso  español  el 
arrendamiento  del  tabaco,  la  que  sentimos  no  poder 
reproducir,  pues  en  aquélla  se  demuestra  gran  virilidad. 

En  1?  de  Junio  de  1893  creóse  otro  periódico,  El 
Tabaco,  por  haber  terminado  el  de  igual  nombre  á  que 
nos  referimos  antes,  cuyo  objeto  primordial  era  ocuparse 
de  todo  cuanto  directa  ó  indirectamente  se  relacionara 
con  el  importantísimo  ramo  de  la  riqueza  que  nos  dis- 
trae, siendo  su  director  el  muy  conocido  y  querido  señor 
D.  José  G.  Aguirre.  A  estos  periódicos  debemos  agre- 
gar otros,  consagrados  en  especial  á  la  defensa  de  los 
operarios,  siendo  los  más  importantes  El  Boletín  del  Gre- 
mio de  Obreros,  El  Productor,  El  Trabajo  y  El  Obrero, 
colaborando  en  ellos  ilustrados  artesanos. 

En  honor  de  la  verdad,  cúmplenos  decir  que  toda  la. 
prensa  de  que  acabamos  de  hablar  llenó  perfectamente 
su  cometido,  cual  lo  merece  el  producto  del  que  expuso* 
el  poeta  nacido  en  Maracaibo  el  4  de  Agosto  de  1804: 

El  humo  suave,  oliente 

Del  puro  peregrino 

Halaga  ya  mi  olfato  delicado, 

Y  mi  rugada  frente 

Al  grato  olor  divino 

Despejada  se  esparce.  Alborozado 

Recuerdo  sin  cuidado 

Mis  años  juveniles: 

Amistad  y  amoríos 

Por  necios  extravíos 

Los  juzgo,  y  por  errores  infantiles: 


55 


Mi  cítara  y  mis  puros 

Amigos  son  y  amantes  más  seguros. 

En  1876  existió  en  España  la  libre  venta  del  taba- 
co, la  que  fué  establecida  á  manera  de  ensayo,  siendo 
suprimido  ese  beneficio  por  persona  tan  competente  co- 
mo el  Sr.  Salaberría,  entonces  Ministro  de  Hacienda,  y 
Subsecretario,  el  Sr.  Fabié,  explicándose  que  la  franqui- 
cia señalada  no  diera  resultado,  porque  se  llevó  á  la  prác- 
tica sin  tomarse  las  precauciones  necesarias,  sin  dictarse 
las  reglas  indispensables  para  el  caso,  toda  vez  que  inte- 
resaba el  descrédito  de  la  medida  que  nos  ocupa,  la  que 
establecida  en  forma,  no  hubiera  sido  "la  llaga  por  la 
cual  se  desangraba  la  herí da ,"  palabras  del  Sr.  Fabié, 
sino  un  filón  de  riqueza  positiva  para  la  nación  y  para 
Cuba.  yi ' 

En  24  de  Noviembre  de  1877  elevaron  respetuosa 
instancia  al  Gobierno  Supremo  los  Sres.  D.  Julián  Alva- 
rez,  D.  Prudencio  Rabell  y  D.  Antonio  Rivero,  pidiendo 
el  desestanco  del  tabaco  en  la  Península,  que  se  declara- 
ra de  cabotaje  su  comercio  con  la  Metrópoli  y  que  se 
persiguiera  mediante  las  leyes  internacionales  la  falsifi- 
cación de  las  marcas  en  los  Estados  Unidos,  dictando  en 
6  de  Julio  de  1878,  D.  José  Cánovas,  Director  General 
de  Hacienda,  una  disposición  para  los  derechos  arancela- 
rios del  tabaco  al  exportarse,  informándose  acerca  de  su 
utilidad  é  inconvenientes  por  tres  comisiones  compuestas 
de  cosecheros,  almacenistas,  fabricantes  y  comerciantes. 

En  8  de  Septiembre  de  1878  se  constituyó  el  ''Gre- 
mio de  Obreros,"  dedicado  á  la  defensa  de  todo  aquello 
que  interesara  á  los  mismos,  dando  cuenta  el  año  des- 
pués en  detallado  informe  D.  Francisco  Menéndez  La- 
vander,  su  Secetario,  de  los  trabajos  realizados  en  ese 
periodo  de  labor,  disponiéndose  en  Madrid  en  17  de  Di- 
ciembre del  mencionado  1878  las  bases  para  llegar  á  un 
acomodamiento  con  los  fabricantes  de  tabacos  de  la  Isla 
de  Cuba  para  el  suministro  de  la  Península,  á  lo  que  se 
negaron  nuestros  manufactureros  por  no  convenirles. 


56 


Es  seguro  qne  en  la  Madre  Patria,  se  sentiría  como 
aquí  tal  contrariedad,  pues  mucho  se  aprecia  en  ella  des- 
de hace  tiempo  el  tabaco,  siendo  prueba  de  lo  dicho  es- 
tos "Pensamientos  de  un  fumador"  de  Miguel  Agustín 
Príncipe: 

Que  falte  el  licor  de  Baco, 

El  buen  pan,  la  rica  torta, 

El  gran  jamón. . . .  ¿qué  me  importa 

Si  en  mi  petaca  hay  tabaco? 

Tal  murria  una  vez  me  entró, 
Que  quise  matarme  ciego: 
Saqué  un  habano,  eché  fuego, 
Fumé ....  la  murria  acabó. 

Es  un  solemne  zamarro, 
A  mi  modo  de  entender, 
El  que  tiene  á  su  mujer 
Más  amor  que  á  su  ¿igarro. 

En  1879  creóse  el  ''Centro  de  Artesanos",  del  que  fué 
primer  presidente  su  iniciador  D.  Saturnino  Martínez, 
terminando  aquél  en  1885,  concediendo  en  tal  año  el  Go- 
bierno Civil  de  esta  Provincia,  con  fecha  12  de  Enero,  la 
autorización  para  constituirse  eP'Círculo  de  Trabajado- 
res," el  que  se  inauguró  en  el  piso  alto  de  la  casa  Amistad 
156  esquina  á  la  Calzada  del  Príncipe  Alfonso,  cuyos 
bajos  están  ocupados  por  el  café  "Marte  y  Belona,"  crean- 
do aquél  en  2  de  Mayo  de  1888  la  primera  escuela  para 
niños  de  ambos  sexos,  hijos  de  los  obreros. 

También  en  1879  constituyóse  en  la  acreditada  fá- 
brica La  Africana,  de  D.  Pablo  González,  situada  en  la 
calle  de  San  Jacinto  núm.  4,  barrio  del  Pilar,  un  taller  ex- 
clusivamente dedicado  para  cigarreras,  bajo  la  vigilancia 
de  una  señora  de  reconocida  moralidad,  encargada  de 
mantener  el  mayor  orden  en  el  mismo;  en  esa  casa  ha- 
bía operada  que  ganaba  dos  pesos  y  hasta  dos  cincuenta 
diarios,  siendo  tan  admirable  la  regularidad  en  el  trabajo, 
que  el  erudito  Sr.  D.  José  E.  Triay  publicó  en  el  perió- 
dico La  Razón,  un  brillante  artículo  en  que  se  felicitaba 


57 


de  la  visita  hecha  á  aquel  local,  levantando  los  ánimos 
para  que,  á  semejanza  de  La  A fricana,  se  establecieran 
otros  talleres,  lo  que  se  consiguió;  habiéndose  recolectado 
en  Vuelta-Abajo,  el  indicado  año  de  1879,  ciento  cin- 
cuenta y  tres  mil  tercios  de  tabaco. 

A  estas  alturas,  nos  corresponde  decir  que  en  la 
sesión  ordinaria  celebrada  por  la  Keal  Academia  de  Cien- 
cias Médicas,  Físicas  y  Naturales  de  esta  capital,  en  12 
de  Enero  de  1879,  dióse  cuenta  de  una  moción  hecha  por 
el  Sr.  Arantave,  respetado  miembro  de  la  sabia  Sociedad 
y  su  vocal  en  la  Comisión  de  Aranceles  creada  por  el 
Gobierno  General,  tocante  al  informe  que  emitió  aquél, 
sobre  suprimir  los  derechos  de  exportación;  iniciando  el 
estudio  del  tabaco  como  producción  y  como  industria, 
tratando  esta  última  bajo  el  punto  de  vista  científico, 
siendo  el  asunto,  por  tanto,  de  la  esfera  de  la  Real  So- 
ciedad que  lo  acogió,  por  lo  que  el  Sr.  Montojo,  á  nombre 
de  la  Sección  de  Ciencias  Físicas  y  Naturales,  emitió 
un  buen  informe  en  23  de  Febrero  de  1879,  de  suma 
importancia  para  el  asunto  que  tratamos;  así  como  en  las 
reuniones  ordinarias  de  29  de  Agosto  y  9  de  Septiembre 
de  1888,  ocupó  la  atención  de  la  Academia  el  notable 
trabajo  del  Sr.  Jiménez,  con  el  epígrafe  "  Una  escogida 
de  tabaco.  " 

Proponíase  tan  distinguido  agrónomo,  que  se  diera 
en  Cuba  la  mejor  hoja,  aquélla  de  que  dijo  que  deleita 
-el  bate  colombiano,  cuyas  composiciones  se  imprimieron 
en  Londres  en  1884  y  en  París  en  1 891: 

Con  la  pipa  en  la  boca 
El  suave  aroma  del  tabaco  absorbe, 

Y  el  buen  café  de  Moka 

A.  grandes  tragos  sorbe 
Mirando  con  desdén  á  todo  el  orbe. 

El  24  de  Agosto  de  1880  organizóse  definitivamente 
•el  "Gremio  de  Fabricantes  de  Tabacos,"  cuya  directiva 
interina  presentó  su  manifiesto  tres  días  antes,  el  21, 
firmado  por  D.  Juan  A.  Bances,  Presidente  interino,  y, 


58 

como  Secretario  con  igual  carácter,  por  el  Sr.  Hiráldez  de 
Acosta. 

En  la  festividad  del  24  de  Agosto  antes  mencionado, 
se  nombró  Presidente  propietario  al  Sr.  D.  Antonio 
Aliones ;  y  una  comisión  compuesta  por  el  Sr.  Aliones, 
D.  Francisco  Cabal  y  D.  Buenaventura  Perrera,  para 
que  fuese  la  que  se  pusiera  al  habla  con  otra  igual  de 
obreros  para  resolver  en  su  oportunidad  las  dificultades 
que  pudieran  ocurrir  entre  unos  y  otros,  debiendo  expo- 
ner igualmente  que  la  nueva  institución  había  de  regirse 
por  el  Reglamento  que  se  aprobó  en  junta  general  cele- 
brada en  28  de  Mayo  de  1880. 

Refiriéndonos  á  otro  particular  diremos  que,  lejos  del 
ser  útil  á  nuestro  tabaco,  le  perjudicó  notoriamente  la  ley 
de  relaciones  mercantiles  de  30  de  Junio  de  1882,  pues, 
si  bien  por  ella  entran  libres  de  derechos  de  importación 
en  la  Madre  Patria  todos  los  productos  de  Cuba,  Puerto 
Rico  y  Filipinas,  quedaron  eximidos  de  esa  ventaja  algu- 
nos artículos,  tales  como  el  tabaco,  el  azúcar,  los  aguar- 
dientes, el  cacao,  el  chocolate  y  el  café,  es  decir,  los  prin- 
cipales elementos  de  las  colonias  más  ricas. 

Otro  golpe  mortal  recibió  asimismo  nuestra  indus- 
tria con  la  ley  de  tarifas  promulgada  en  Washington  en 
1?  de  Febrero  del  año  siguiente  de  1883,  en  la  que  se 
impuso  fuertes  derechos  al  tabaco  torcido  extranjero  que 
se  introdujera  en  la  República,  dictándose  por  nuestro 
Gobierno  en  21  de  Agosto  de  1884  el  Decreto  Ley  de 
Marcas  Industriales,  el  cual  no  jbuede  aplicarse  como  de- 
biera, por  falta  del  Reglamento  á  que  se  refiere  el  art.  50 
del  mismo. 

No  obstante,  parecen  no  ser  falsificados  ciertos  ha- 
banos que  se  fuman  en  Madrid  cuando  el  eximio  literato 
Vital  Aza  expone: 

Asegura  usted,  Doctor, 
Con  mucha  formalidad, 
Que  para  mi  enfermedad 
El  tabaco  es  lo  peor. 


Y  me  pone  usted,  cruel, 
En  el  trance  amargo  y  duro 
De  no  fumarme  ni  un  puro 
¡Ni  un  cigarro  de  papel! 

Un  día — ¡tan  sólo  un  día! — 
Seguí  su  plan  con  firmeza; 
Pero  me  entró  una  tristeza 
Que  creí  que  me  moría. 

Yo,  Doctor,  podré  pasar, 
Si  así  me  lo  manda  hacer, 
Cuatro  días  sin  comer, 
¡Pero  lo  que  es  sin  fumar! 


'¡Imposible!          ¡Empresa  vana! 

Mándeme  otra  medicina: 

El  calombo,  la  quinina, 

El  ruibarbo,  la  genciana  


¡El  demonio! . . . .  Lo  que  sea. . . . 
Qüe  yo  tomaré  al  instante 
1  odo  lo  más  repugnante 
De  nuestra  Farmacopea. 


¿Pero,  mandarme,  señor, 
Que  no  fume  en  veinte  c^jas?. 
¡Eso  es  pedir  gollerías, 
Queridísimo  Doctor! 

En  este  mismo  momento 

Y  sin  el  menor  empacho, 
Encerrado  en  mi  despacho 

Y  saltando  de  contento, 

Con  un  placer  infinito 

Y  de  mi  vicio  orgulloso, 
Me  estoy  fumando  un  jugoso 
Cabanas,  que  es  exquisito! . . . 


¿Dice  usted  que  es  un  veneno 

El  tabaco  para  mí? 

¡El  tabaco  malo,  sí! 

¿Pero,  hombre,  el  tabaco  bueno? 

¡No  me  venga  con  simplezas! 
Yo  con  un  puro  me  curo. 
Por  algo  se  llama  puro, 
¡Porque  no  tiene  impurezas! 


6o 


En  el  mismo  año  de  1884,  pero  algo  después,  el 
25  de  Octubre,  se  formó  la  sociedad  "Unión  de  Fabri- 
cantes de  Tabacos  de  la  Habana,"  en  virtud  de  la  fusión 
que  se  llevó  á  cabo  entre  el  "Gremio  de  Unión  de  los 
Fabricantes  de  Tabacos"  y  la  "Agrupación  de  los  Fabri- 
cantes de  Tabaco  de  Partido,"  acto  que  presidió  el  señor 
D.  Leopoldo  Carvajal,  habiendo  estado  de  conformidad 
los  asistentes,  que,  por  moción  del  Sr.  Celorio,  firmaron 
todos  el  acta  de  constitución  que  se  extendió,  leyéndose 
y  aprobándose  en  esa  misma  labor  el  reglamento  que 
había  de  regir  en  la  nueva  institución,  siendo  también  en 
aquellos  momentos  elegido  Presidente  el  Sr.  D.  Leopol- 
do Carvajal;  Vice,  D.  Lucio  Arena,  y  Secretario,  el  señor 
González  Alvarez. 

Desde  la  creación  de  tan  necesaria  Sociedad,  ha  si- 
do el  baluarte  formidable  en  defensa  de  los  intereses  de 
la  clase  que  representa,  concediéndole  S.  M.,  por  Real 
Orden  de  27  de  Marzo  de  1889,  e^  derecho  de  garantir 
la  procedencia  del  tabaco,  mediante  una  precinta  que  ella 
sólo  puede  autorizar  que  se  aplique  por  los  dueños  de 
fábricas. 

Con  los  cuidados  enunciados  no  sólo  se  evita  el  frau- 
de de  falsificación,  sino  que  también  se  conserva  por  mas 
tiempo  el  producto,  lo  que  permite  repetir  estas  palabras 
del  poeta  boliviano: 

El  tabaco  muy  maduro 
Nunca  su  fragancia  pierde, 

Y  aunque  viejo,  siempre  es  verde, 

Y  puede  pasar  por  puro. 

En  testimonio  de  lo  mucho  que  preocupa  á  la  "Unión 
de  Fabricantes"  los  intereses  de  sus  asociados,  tócanos 
manifestar  que  á  fines  de  1887,  por  medio  del  Diputado 
á  Cortes,  D.  Crecente  García  San  Miguel,  solicitó  del 
Gobierno  Supremo  que,  á  fin  de  evitar  los  grandes  per- 
juicios que  venía  sufriendo  la  industria  por  el  abuso  que 
se  cometía  por  algunos  especuladores,  que  después  de 
solicitar  y  obtener  el  uso  de  marcas  de  fábricas,  las  cedían 


6i 


á  extranjeros;  cuando  se  tratara  de  marcas  para  tabacos,, 
en  vez  de  oir  á  la  Real  Sociedad  Económica  de  Amigos- 
del  País,  como  previene  el  artículo  27  del  Real  Decreto 
de  21  de  Agosto  de  1884,  se  consulte  á  la  Sociedad  su 
representada. 

Con  fecha  3  de  Enero  de  1888,  se  resolvió  por  el  Mi- 
nisterio de  Ultramar,  Dirección  General  de  Administración 
y  Fomento,  Negociado  3?:  que  siendo  la  Real  Sociedad 
Económica  la  llamada  por  el  Real  Decreto  expresado  ,á 
informar  en  todo  caso,  para  la  concesión  de  fábricas  y 
comercio,  y  hallándose  además  constituida  en  depositaría 
de  los  ejemplares  ó  dibujos  de  las  marcas,  no  estaba  bien 
justificado  que  se  prescindiese  de  su  informe,  sólo  en  el 
caso  de  tratarse  de  tabaco. 

Que  siendo  el  objeto  de  los  solicitantes  el  obtener 
una  nueva  garantía  contra  el  mal  uso  que  ciertas  perso- 
nas hacen  de  sus  marcas  de  fábrica,  el  informe  de  la  Real 
Sociedad  Económica,  lejos  de  ser  inconveniente,  asegura 
más  el  logro  del  fin  que  se  persigue,  por  lo  que  S.  M.  el 
Rey  (q.  D.  g.)  y  en  su  nombre  la  Reina  Regente  del  Rei- 
no, tuvo  á  bien  disponer  que  en  lo  sucesivo,  sin  perjuicio 
de  que  para  la  concesión  de  marcas  de  fábricas  de  tabacos 
en  la  Isla  se  cumpla  exactamente  lo  preceptuado  en  el 
artículo  27  del  R.  D.  de  21  de  Agosto  de  1 884,  sea  re- 
quisito indispensable  el  oir  á4a  Sociedad  titulada  "Unión 
de  los  Fabricantes  de  Tabacos,"  cuyo  informe  deberá 
tenerse  muy  en  cuenta  para  la  más  acertada  resolu- 
ción. 

Las  gestiones  de  tan  importante  sociedad  ha  contri- 
buido también  en  las  buenas  condiciones  de  la  yerba  pre- 
dilecta, que  llega  áprivar  de  tal  modo,  que  algunos  indi- 
viduos, á  la  vez  que  fuman,  para  saborearla  mejor,  la 
deshacen  con  los  molares;  en  apoyo  de  lo  dicho,  trans- 
cribimos estos  versos  de  Edmundo  de  Amicis,  que,  como 
sus  otras  poesías,  han  sido  traducidos  del  italiano  por 
Giner  de  los  Ríos: 

Siempre  dejo  los  héroes  á  las  gentes 
Y  alegre  vuelvo  á  tí,  caro  pilluelo, 


62 


Que  por  sombrero  llevas  un  pañuelo .... 
¡Cuál  mascas  la  colilla  entre  los  dientes! 

Al  promulgarse  la  Instrucción  parala  renta  del  Sello 
y  timbre  del  Estado  en  esta  Isla,  aprobada  por  R.  D.  del 
5  de  Febrero  de  1886,  se  ordenó  por  el  inciso  29  de  el 
artículo  25,  "que  se  emplease  un  sello  de^o'05  centavos 
de  peso  en  cada  cajita  de  tabaco  torcido  y  en  cada  libre- 
ta de  picadura  hasta  500  gramos  de  peso,  que  se  venda  ó 
que  se  exporte'1 

En  este  segundo  caso  el  timbre  se  colocará  sobre  el 
precinto  que  para  cada  uno  entregará  la  Administración 
de  Aduana  respectiva  y  en  el  que  constará  el  punto  de 
embarque,  buque  conductor,  día,  mes  y  año,  y  estará  se- 
llado por  el  cuño  de  la  Administración  referida. 

Es  sabido  que  ofrecía  no  pequeñas  dificultades  la 
cuestión  de  los  precintos,  por  el  trabajo  enorme  que  oca- 
sionaba, dada  la  excesiva  cantidad  de  tabaco  que  se  ex- 
portaba, formándose  un  expediente,  como  resultado  del 
cual  dispuso  el  Excmo.  Sr.  Gobernador  General:  (Reso- 
lución publicada  por  la  Intendencia  General  de  Hacienda 
en  10  de  Abril  de  1886) 

"Primero:  que  quedase  en  suspenso  el  precinto  que 
para  los  cajones  de  tabaco  y  para  las  libretas  de  picadura 
establece  el  inciso  29  del  art.  25  de  la  Instrucción  de  5 
de  Febrero  de  1886,  y 

Segundo:  que  el  importe  del  timbre  que  en  el  citado 
inciso  29  se  señalarse  satisfaga,  en  los  casos  de  exporta- 
ción, por  medio  de  uno  ó  más  sellos  de  giro  que  se  pega- 
rán á  la  póliza  que  ha  de  servir  de  comprobante  á  la 
Aduana,  á  razón  de  0*05  de  peso  por  cada  libreta  y  por 
cada  100  tabacos,  ó  sea  de  0*50  por  cada  millar  de  éstos." 
En  cuanto  al  consumo  de  tabaco  en  el  interior  no  tuvo 
alteración  la  ley. 

En  virtud  de  la  franquicia  y  de  la  abundancia  del 
tabaco  entre  nosotros,  es  que  muchos  chicos  desde  tem- 
prana edad  fuman,  lo  que  debe  evitarse,  pues  con  razón 
lo  critica  el  bate  matancero,  hermano  del  autor  del  Con- 
de Alarcos,  en  este  terceto: 


63 


El  chicuelo  educado  á  lo  píllete, 
Que  empieza  por  fumarse  media  vega 
Y  acaba  por  beber  mucho  anisete; 

Con  fecha  22  de  Abril  de  1887,  el  Gobierno  de  la 
Metrópoli  dictó  la  Ley  para  el  arrendamiento  de  tabaco 
en  la  Península,  principiando  entonces  la  Compañía 
Arrendataria  sus  negocios  de  explotar  esa  renta,  quedan- 
do aquélla  obligada  por  la  cláusula  1 i?  á  adquirir  en  esta 
Isla,  3.000,000  de  kilogramos  de  hoja,  lo  que  no  ha  cum- 
plido, conforme  dijo  en  su  oportunidad  el  enviado  de  la 
"Unión  de  Fabricantes,"  Sr.  Celorio,  al  Excmo.  Sr.  Mi- 
nistro de  Ultramar(Memoria  de  los  trabajos  de  la  "Unión 
de  Fabricantes  desde  el  18  de  Septiembre  de  1890,  al  5 
de  Febrero  de  1894,  pág.  20). 

La  señalada  falta  afectó  desde  luego  nuestra  produc- 
ción, motivo  por  el  que  ya  el  cosechero,  no  pudo  decir  á 
su  pretendida,  lo  que  en  mejores  tiempos: 

"Lejos  del  mundo  engañoso 
Vivirás  en  compañía 
De  un  veguero  que  á  porfía 
En  tí  cifra  su  reposo: 
De  tus  favores  ansioso 
Amor  te  brinda  sincero, 
Pues  quiere  morir  primero 
Que  dejarte  de  adorar 

En  el  solitario  hogar  ¿ 
De  un  pobre  vuelta-bajero." 

Por  Real  Orden  de  15  de  Julio  de  1890  se  mandó 
al  contratista  en  la  Metrópoli  que  expendiera,  en  co- 
misión, los  tabacos  elaborados  en  las  provincias  y  pose- 
siones de  Ultramar,  bajo  las  bases  redactadas  y  propues- 
tas por  la  comisión  mixta  de  funcionarios  de  Hacienda  y 
de  la  "Compañía  Arrendataria,"  constituida  dicha  comi- 
sión con  arreglo  á  la  R.  O.  de  4  de  Noviembre  de  1887. 

En  los  años  económicos  de  1893  á  94  hasta  1898  á 
99,  el  contrato  del  tabaco  de  Vuelta- Abajo,  Partido  y  Vuel- 
ta.-Arriba,  le  está  adjudicado  por  la  "Compañía  Arrenda- 
taria," á  D.  Leopoldo  Carvajal,  Marqués  de  Pinar  del  Río. 


64 


Todas  las  remesas  del  producto  se  reciben  y  recono- 
cen en  el  Depósito  General  de  Tabacos  en  rama  que  la 
Compañía  tiene  establecido  en  Santander,  con  una  tara 
de  6  kilogramos  por  tercio  el  de  Vuelta- Abajo  y  Partido, 
y  de  8  el  de  Vuelta- Arriba;  representando  en  la  Corte  al 
contratista  de  este  suministro  el  Sr.  D.  Crecente  García 
San  Miguel,  y  en  Santander,  D.  Nicolás  Alonso. 

Es  de  presumirse  que  al  saludable  puerto  del  Mar 
Cantábrico  de  afamados  baños,  concurrirá  en  el  estío  el 
apoderado  de  Madrid,  para  resolver  con  el  corresponsal 
montañés  los  asuntos  de  la  casa  que  ambos  representan 
y  arreglar  las  dificultades  pendientes, 

í;Allí  al  calor  del  abrasante  día, 
Por  entre  el  humo  espeso  que  sofoca 
De  la  vuelta-bajera  mercancía." 

Con  la  brillante  erudición  que  supo  dar* siempre  á 
todas  sus  producciones,  publicó  en  esta  capital  en  1888 
el  eminente  químico  y  agrónomo,  Sr.  D.  Alvaro  Reyno- 
so,  Doctor  en  Ciencias  de  la  Facultad  de  París,  la  prime- 
ra parte  de  una  magnífica  obra,  cuyo  título  es  "Docu- 
mentos relativos  al  cultivo  del  tabaco.  —  Investigaciones 
acerca  del  tabaco,  por  Mr.  T.  Schloesing,  Director  de  la 
Escuela  de  Aplicaciones  de  las  manufacturas  de  Fran- 
cia, 

Esto  sentado,  cúmplenos  agregar  que  la  porción  del 
tratado  que  conocemos,  es  muy  útil,  pues  las  1 1  j  páginas 
de  que  consta,  encierran  una  provechosa  enseñanza  basa- 
da en  la  ciencia,  y  por  ello  dá  reglas  y  preceptos  ciertos 
al  cosechero,  que  por  desdicha  entre  nosotros,  así  en  ese 
cultivo  como  en  los  demás,  no  hace  otra  cosa  que  seguir 
una  rutina  empírica.  Encuéntrase  la  labor  perfectamente 
tirada  en  la  conocida  tipografía  "La  Propaganda  Lite- 
raria." 

En  síntesis  puede  asegurarse  que  el  ideal  del  sabio 
autor  del  libro,  fué  aplicar  á  Cuba  el  perfeccionamiento 
en  el  laboreo  de  la  planta,  de  la  que  dijo  Federico  Mi- 
lanés:  .  . 


Aquí  en  que  crece  junto  al  claro  río 
La  hoja  aromosa  que  del  hombre,  cura 
Resuelta  en  humo  suave,  el  fosco  hastío; 

En  el  año  de  1889,  pesando  sobre  la  Isla  la  Ley 
de  relaciones  extranjeras,  se  exportaron  226.217,017  ta- 
bacos elaborados  y  177,946  tercios. 

El  bilí  del  Senador  Mac-Kinley,  puesto  en  vigor  el 
6  de  Octubre  de  1890,  fué  asimismo  contundente  para 
nuestras  manufacturas  de  tabacos,  toda  vez  que  hizo  de- 
caer considerablemente  la  exportación  del  torcido,  au- 
mentando la  de  la  materia  prima;  en  efecto,  en  1890  sa- 
lieron de  ésta  193,415  tercios;  en  18*91,  205,141;  en  1892, 
241,291  etc.,  con  lo  que  se  vé  que  no  ha  disminuido  en 
el  extranjero  el  consumo  del  tabaco  de  Cuba,  sino  que 
en  gran  cantidad  es  elaborado  en  otros  países,  con  me- 
noscabo de  nuestra  industria;  de  ahí  el  crecimiento  de  la 
vida  fabril  en  Cayo  Hueso,  Tampa  y  Jacksonville,  puer- 
tos de  los  vecinos  Estados  Unidos,  propicios  por  sus  con- 
diciones climatológicas  á  la  fabricación  del  tabaco,  y  mor 
tivo  por  el  cual  el  inspirado  poeta  D.  José  Bertrán  y 
Ferrari,  viendo  desde  1881  lo  que  acabamos  de  consignar, 
lo  cual  venía  de  atrás,  dijo  en  su  ''Sátira  contra  los  indi- 
ferentes y  egoistasM: 

En  vano  es  exclamar:  ¡la  industria  muere! 
Grito  fatal  que  al  proletario  aterra 
A  la  par  que  al  país  de  muerte  hiere. 

La  hoja  que  tesoro  es  de  esta  tierra, 

Experta  el  extranjero  y  elabora, 

A  nuestra  industria  haciendo  cruda  guerra. 

Guerra  en  la  cual  aquélla  vencedora 
Al  cabo  ha  de  salir,  si  no  recaba 
La  nuestra  una  medida  salvadora. 


Por  Real  Orden  de  13  de  Febrero  de  1890  se  dis- 


66 


puso  que,  en  lo  sucesivo,  se  entendiera  redactado  el  inciso 
29  del  art.  25  de  la  Instrucción  del  Sello  y  Timbre  en  la 
forma  siguiente: 

"Que  se  coloque  el  timbre  mandado  en  cada  cajón  de 
tabaco  torcido  y  en  cada  libreta  de  picadura  hasta  500 
gramos  de  peso  que  se  exporte,  y  que  se  encuentre  puesto 
á  la  venta  en  las  fábricas,  en  armatostes  ó  anaqueles,  á 
vista  del  público,  así  como  en  .  los  puestos,  vidrieras  ó 
kioskos  que  expendan  al  por  mayor  y  al  por  menor,  por 
más  que  tengan  el  carácter  de  sucursales  ó  depósitos  de 
dichas  fábricas,  y  que,  respecto  á  los  que  se  exportan,  el  pa- 
go del  timbre  se  hará,  por  medio  de  uno  ó  más  sellos  de 
giro  que  se  pegarán  en  la  póliza  que  lia  de  servir  de  com- 
probante en  la  Aduana,  á  razón  de  0*05  de  peso  por  cada 
libreta  y  por  cada  100  tabacos,  ó  sea  de  0*50  por  cada 
millar  de  éstos,  según  el  artículo  2?  del  Decreto  de  10  ele 
Abril  de  1886." 

Al  malestar  existente  entre  nosotros,  determinado 
por  la  Ley  de  relaciones  comerciales,  que  hostilizaba 
nuestras  corrientes  mercantiles  con  los  demás  pueblos;  al 
extremo  que  los  gobiernos  extranjeros  se  preparasen  á 
recargar  en  sus  aranceles  nuestros  productos  y  otros  á 
buscar  fórmulas  para  el  estanco  del  tabaco;  respondió  con 
su  iniciativa  la  Cámara  de  Comercio  de  esta  capital,  pro- 
poniendo á  las  corporaciones  económicas  que  reunieran  á 
sus  miembros  para  tratar  de  los  particulares  más  perento- 
rios, congregándose  con  tal  fin  en  18  de  Septiembre  de 
1890  la  "Unión  de  Fabricantes  de  Tabacos,''  bajo  la  presi- 
dencia de  D.  Leopoldo  Carvajal,  en  donde  se  dio  lectura 
á  un  expresivo  oficio  dirigido  al  Sr.  Presidente  de  la  So- 
ciedad, estimulando  al  concurso  solicitado,  cuyo  docu- 
mento mereció  la  unánime  aprobación  y  los  aplausos  de 
los  señores  asociados,  que  en  gran  mayoría  asistieron  á 
la  junta  que  nos  ocupa. 

Es  de  celebrarse  la  actitud  tomada  por  nuestra  Cá- 
mara de  Comercio,  toda  vez  que  la  Ley  de  relaciones 
comerciales  produjo  y  ocasiona  fatales  resultados  en  el- 
país,  pues  tiende  á  concluir  con  su  producción  casi  vin- 


67 


culada  en  tres  artículos,  como  lo  expresa  el  Sr.  D.  Igna- 
cio María  de  Acosta,  en  su  romance  A  Cuba: 

Cuba  es  hoy  floreciente, 
De  la  América  envidiada 
Por  su  cultura  y  fomento, 
Por  su  posición  geográfica. 
Tiene  magníficos  puertos 
En  sus  costas  dilatadas, 
Y  entre  ricas  producciones 
El  café,  tabaco  y  caña. 

En  la  reunión  celebrada  por  la  aludida  "Unión  de 
Fabricantes,"  en  29  de  Octubre  de  1890,  manifestó  el 
Sr.  Presidente  los  deseos  de  la  primera  Autoridad  de  es- 
tas provincias,  acerca  de  que  el  Gobierno  Supremo  que- 
ría conocer  la  manera  de  pensar  de  las  Corporaciones 
que  representan  la  riqueza  de  la  Isla,  en  los  asuntos  eco- 
nómicos que  la  afectan:  nombrándose  entonces  á  D.  Gus- 
tavo Bock,  D.  Francisco  G.  Cortina,  D.  Domingo  García 
y  D.  Benito  Suárez,  para  que  designaran  una  persona 
que  representara  la  colectividad  y  fuese  aquélla  la  en- 
cargada de  satisfacer  las  exigencias  del  Gobierno  y  de- 
fendiera los  intereses  de  la  clase. 

En  junta  de  la  "Unión  de  Fabricantes,"  de.  3  de  No- 
viembre de  1890,  fué  propuesto  por  los  señores  antes 
mencionados,  como  competente,  con  el  fin  indicado,  el 
Sr.  Ledo,  en  Derecho  D.  Benito  Celorio,  el  que  fué  acep- 
tado por  unanimidad,  marchando  aquél  señor  para  Ma- 
drid en  el  trasatlántico  Reina  María  C7'istina,  el  30  de 
Noviembre  de  ese  año  de  1890,  con  D.  Rafael  Montoro, 
representante  de  la  Real  Sociedad  Económica,  D.  Ra- 
fael Fernández  de  Castro,  del  Círculo  de  Hacendados, 
D.  Laureano  Rodríguez,  de  la  Liga  de  Comerciante? 
Importadores,  y  D.  Segundo  Alvarez,  de  la  Cámara  de 
Comercio,  acompañándolos  los  Sres.  Valera  y  Cubero. 

Ya  en  Madrid  los  prestigiosos  comisionados,  se  les 
agregaron  D.  Bernardo  Portuondo,  nombrado  por  la 
Cámara  de  Comercio  de  Santiago  de  Cuba,  y  el  señor 


68 


Marqués  de  Muros,  por  la  Sociedad  de  Estudios  Eco- 
nómicos. 

En  la  segunda,  cuarta  y  quinta  conferencia  celebra- 
das con  el  Excmo.  Sr.  Fabié.  Ministro  de  Ultramar,  expu- 
so con  lucidez  y  valentía  el  Sr.  Ledo.  Celorio,  todo  cuanto 
creyó  oportuno:  en  efecto,  en  la  del  24  de  Diciembre  de 
1890,  trató  de  la  Ley  que  regula  las  relaciones  mercanti- 
les entre  la  Península  y  las  Antillas  españolas,  y  en  las 
del  28  y  29  de  Diciembre  de  1890,  que  fueron  la  cuarta 
y  quinta,  se  ocupó  de  la  reciprocidad  y  tratado  de  comer- 
cio con  los  Estados  Unidos. 

En  viaje  de  regreso  para  ésta,  relata  el  Sr.  Celorio, 
que  visitado  durante  las  noches  por  Diana,  el  barco  en 
que  navegaba  con  rumbo  á  nuestras  playas,  soñando  es- 
tar en  Cuba,  recitó  más  de  una  vez,  la  letrilla  La  Ltina 
de  Enero  que  principia  así: 

Resuene  el  pandero, 
Al  monte,  á  la  loma 
Vegueros,  que  asoma 
La  luna  de  Enero. 

De  vuelta  en  ésta  el  Comisionado  por  la  "Unión  de 
Fabricantes,"  dió  cuenta  á  sus  antiguos  colegas  de  las  ges- 
tiones hechas  por  él  en  la  Corte,  en  la  junta  general  de  2  5 
de  Febrero  de  1891,  á  las  ocho  de  la  noche,  en  el  local 
que  ocupa  la  Cámara  de  Comercio,  quedando  los  asocia- 
dos muv  satisfechos  de  los  esfuerzos  de  nuestro  activo 
amigo  Ledo.  Sr.  Celorio,  á  quien  sólo  le  faltó  decir  al 
Sr.  Fabié  (farmacéutico),  como  un  argumento  más  en 
favor  de  los  propósitos  que  le  llevaron  á  la  coronada  vi- 
lla, estas  dos  cuartetas  del  ocurrente  autor  de  El  señor 
Cura: 

Un  buen  tabaco,  Doctor, 
Tonifica,  fortalece, 
Depura,  nutre,  embellece, 
Limpia,  fija  y  dá  esplendor. 

No  hay  nada  más  excelente, 
Más  higiénico  y  más  grato. 
Tiene  un  mal:  ¡que  no  es  barato! 
¡Ese  es  el  inconveniente! 


69 


Tres  días  después  de  la  festividad  referida  de  la 
"Unión  de  Fabricantes,"  ocurrió  en  nuestra  capital  un 
hecho  que,  como  otros  muchos,  honran  sobremanera  á  la 
clase  obrera. 

Instruíase  en  esta  Audiencia  causa  criminal  á  diez  y 
seis  hijos  del  trabajo,  por  creérseles  complicados  en  el 
homicidio  de  D.  Dionisio  Menéndez,  habiendo  sido  juez 
especial  en  la  causa  el  Sr.  Maya:  conseguida  la  excarce- 
lación de  los  individuos  detenidos  mediante  la  defensa 
que  de  ellos  hizo  el  sabio  jurisconsulto  González  Llórente, 
obsequiaron  á  dicho  señor  los  obreros  con  una  manifesta- 
ción de  gratitud,  la  que  tuvo  efecto  el  sábado  28  de  Fe- 
brero de  1891,  á  las  ocho  de  la  noche. 

A  las  siete  de  esa  tarde,  se  principiaron  á  reunir  los 
operarios  en  el  Parque  de  la  India,  y  una  hora  después 
estaba  organizada  la  manifestación  que  fué  hasta  el 
Círculo  de  Abogados  (Mercaderes  2)  tocando  el  Himno 
de  Riego  y  La  Marsellesa. 

Los  Sres.  Messonier,  González  y  Romaella,  á  nom- 
bre de  los  obreros,  entregaron  al  Sr.  Llórente  un  precio- 
so trabajo  de  caligrafía,  copia  del  acta  de  excarcelación 
dictada  por  la  Sala  2'?  de  lo  Criminal  de  esta  Audiencia; 
,á  las  frases  de  los  dignos  oradores,  contestó  el  Sr.  Lló- 
rente con  una  magnífica  peroración,  hablando  también  los 
Sres.  Montoro,  Desvernine,  Mesa  y  Domínguez,  Lancís, 
González  Lanuza  y  Sedaño  Agramonte. 

A  las  diez  y  media  se  retiraron  los  manifestantes, 
disolviéndose  con  el  mayor  orden  en  el  Parque  Central. 

El  acto  ejecutado  llenó  de  gozo  tanto  á  los  señores 
togados  como  á  los  hijos  del  trabajo  sus  autores;  pues  sa- 
bían aquilatar  lo  que  significaba,  como  sus  méritos  per- 
sonales en  elaborar  el  producto  del  que  dijo  D.  Francisco 
Orgaz  en  este  fragmento  de  EL  Porvenir  de  Cuba: 

Y  el  purísimo  habano 

Llevará  tu  renombre  soberano 

Por  cuanto  abrazan  las  distintas  zonas. 

El  rico  habano  que  la  ardiente  arena 


70 

De  tus  campiñas  sin  cesar  germina, 
Hoja  feliz  de  la  abundosa  vena 
Que  el  abrasante  trópico  calcina. 

Los  domingos  1?  de  Marzo  de  1891  y  28  de  Junio 
del  mismo  año,  recibió  el  Sr.  González  Llórente,  otras 
demostraciones  por  parte  de  los  obreros. 

Fué  también  interesante  para  nosotros  el  citado 
1891,  porque  en  los  primeros  días  del  mes  de  Marzo  vi- 
no á  Cuba  una  comisión  de  propietarios  americanos  ofre- 
ciéndo  ventajas  á  los  operarios  para  que  emigraran  á 
Cayo  Hueso  y  Tampa,  fábricas  en  que  tenían  trabajo,  y, 
como  aquí  carecían  de  él,  muchos  abandonaron  el  país, 
decayendo  tanto  la  industria  que,  en  el  pueblo  de  S.  An- 
tonio de  los  Baños,  donde  había  1,500  individuos  que 
vivían  con  la  elaboración  de  la  yerba  de  la  reina,  cesó  por 
completo  la  elaboración.  ( La  Lucha,  15  de  Marzo  de 

1891). 

Otro  motivo  de  malestar  para  nuestro  tabaco  ocu- 
rrió también  en  el  año  1891,  por  haberse  aumentado' 
los  derechos  de  importación  en  el  mercado  argentino,  que 
por  ser  excesivos,  nos  cerraban  las  puertas  de  esa  Repú- 
blica, de  lo  cual  se  ocupó  la  Unión  de  Fabricantes  en  su 
junta  de  25  de  Abril  de  aquel  año,  si  bien  antes,  según 
oficio  del  Sr.  Presidente  interino,  D.  Genaro  Alvarez  se 
había  fijado  en  tan  interesante  particular;  habiéndose 
nombrado  representante  de  la  Unión  de  Fabricantes  en 
Madrid,  para  gestionar  cuanto  fuera  del  caso,  el  señor 
D.  Antonio  Rivero. 

A  consecuencia  de  las  causales  expuestas,  en  1892 
se  exportaron  sólo  154.931,133  tabacos  torcidos,  mien- 
tras que  en  1S91  fué  de  182.085,968;  en  cambio  en  rama 
se  embarcaron  241,291  tercios,  y  en  1891,  205,141,  loque 
demuestra  el  aumento  déla  industria  extranjera,  y  lo  que 
fué  motivo  en  1893  déla  devolución  de  gran  número  de 
licencias  de  fábricas  que  produjeron  una  baja  de  un  20  % 
en  el  Gremio  de  Fabricantes  de  Tabacos,  según  expuso 
al  Excmo.  Sr.  Ministro  de  Ultramar  en  5  de  Mayo  de 


7* 


1893»  la  Unión  de  Fabricantes,  en  instancia  firmada  por 
D.  Manuel  Valle,  como  Presidente,  y  E>.  Rafael  G.  Mar- 
qués como  Secretario. 

Todo  lo  que  ocurrió,  sin  embargo  de  ser  el  tabaco 
un  elemento  indispensable  de  determinados  personajes, 
que  forma  como  algo  de  su  propia  naturaleza,  por  lo  que 
en  La  partida  del  Pirata,  pinta  al  capitán  de  la  nave  de 
este  modo  Gabriel  de  la  Concepción  Valdés: 

De  un  bergantín  en  la  popa 
Envuelto  en  su  negra  capa, 
Fumando  tabaco  puro 
Con  una  pipa  de  plata, 
Ante  cien  robustos  hombres 
Que  en  él  fijan  sus  miradas, 
Estaba  el  más  bravo  jefe 
Que  han  tenido  los  piratas. 

El  viernes  15  de  Enero  de  1892,  en  virtud  de  acuer- 
do tomado  por  la  Junta  Central  de  Trabajadores,  tuvo 
efecto,  en  el  "Centro  Gallego"  de  esta  capital,  la  primera 
reunión  del  Congreso  Obrero,  asistiendo  á  ella  como  á 
las  otras  que  tenían  lugar  de  noche,  1,500  hijos  del  tra- 
bajo, siendo  Presidente  interino  D.  Maximino  Fernández, 
el  que  luego  lo  fué  propietario  de  la  primera  sesión,  eli- 
giéndose secretarios  del  Congreso  á  los  Sres.  D.  Manuel 
Alvarez,  Creci,  Suárez,  Alvarez  y  Quintana. 

Celebró  reuniones  el  dicho  Congreso,  hasta  el  20  de 
Enero  de  ese  año  1892,  pues  á  las  cuatro  de  la  tarde  de 
tal  día,  fueron  suspendidas  por  el  Gobernador  Civil,  señor 
Cassá,  á  causa  de  los  informes  que  recibió  del  Sr.  Capri- 
les,  su  delegado  que  asistió  á  la  reunión  última,  siendo 
encausados  por  el  Juzgado  del  Este  varios  obreros. 

También  en  1892  publicó  D.  Benjamín  Estrada  y 
Morales  en  la  imprenta  "La  Prensa"  de  R.  M.  Dávila  su 
"Galería  de  Obreros  distinguidos"  (tabaqueros)  con  una 
carta,  prólogo  del  respetado  legista  Ledo.  D  .  Pedro 
González  Llórente,  destinando  el  10%  del  producto  de  la: 
obra  al  sostenimiento  del  "Círculo  de  Trabajadores"  de  la 
Habana  y  escuelas  á  su  cargo. 


72 


No  es  de  extrañar  que  sea  festivo  y  elocuente,  el  au- 
tor de  la  galería  mencionada,  pues  además  de  ocuparse 
en  ella  de  los  obreros  del  tabaco,  es  fumador,  y  el  poeta 
sud-americano  de  quien  Eusebio  Blasco  manifiesta  que 
es  modernista,  sin  ser  inmoral  asegura: 

Pues  es  claro  que  el  que  fuma 
Ha  de  gastar  humorada. 
Y  su  pluma  por  ahumada 
Ha  de  ser  la  mejor  plum  a. 

La  Ley  de  Presupuestos  de  1892  á  93,  dispuso  que 
la  exportación  de  tabaco  en  rama  pagase  $  6*300  los  ca- 
da 100  kilogramos,  y  la  picadura,  $3'/5°  también  los 
100  kilogramos. 

El  28  de  Febrero  de  1893  creóse  en  esta  capital  la 
"Asociación  de  los  Fabricantes  de  .Cigarros  de  la  Isla  de 
Cuba/'  siendo  nombrado  Presidente  de  la  misma  D.  Juan 
A.  Bances  y  Secretario,  D.  Francisco  Sánchez  Chamorro, 
ilustrado  amigo  competentísimo  en  la  materia,  al  que 
debemos  muchas  de  las  noticias  consignadas,  por  lo  que  le 
quedamos  agradecidos,  viviendo  la  Sociedad  de  referen- 
cia ha$ta  Junio  del  año  en  que  nació. 

En  su  labor  de  5  de  Mayo  de  1893  emitió  informe  la 
Unión  de  Fabricantes,  sobre  las  valoraciones  del  tabaco, 
en  el  nuevo  arancel,  siendo  aquél  redactado  por  los  seño- 
res. C.  López,  R.  G.  Marqués  y  F.  G.  Chamorro,  apro  - 
bándose el  dictamen  por  los  concurrentes. 

En  12  de  Agosto  de  1893  dio  cuenta  á  sus  asociados 
la  Directiva  de  la  Unión  de  Fabricantes  de  los  trabajos 
que  había  llevado  á  término  para  salvar  la  industria,  así 
como  en  20  de  Enero  de  1894  expuso  con  datos  estadís- 
ticos sus  propósitos  al  Sr.  Rivero,  su  representante  en 
Madrid,  para  que  éste  luego  lo  hiciera  al  Gobierno  Su- 
premo, tocante  á  lo  que  debía  hacerse  con  relación  á  la 
reforma  de  la  Ley  Arancelaria  que  se  discutía  en  el  Con- 
greso de  los  Estados  Unidos. 

Con  el  objeto  de  que  el  público  conociera  los  trabajos 
más  importantes  realizados  por  la  Corporación  desde  18 


73 


de  Septiembre  de  1890  hasta  5  de  Febrero  de  1894,  en 
defensa  de  los  intereses  generales  de  la  industria  que 
representa,  imprimió  una  bien  redactada  Memoria  de  117 
páginas  que  honra  á  sus  inteligentes  autores:  más  aún; 
en  4  de  Julio  de  1894,  el  Presidente  de  la  Unión  de  Fa- 
bricantes, por  conducto  del  Gobierno  General,  elevó  razo- 
nada instancia  al  Excmo.  Sr:  Ministro  de  Ultramar  solici- 
tando se  introdujeran  algunas  reformas  importantes  en  la 
legislación  vigente  sobre  marcas  de  fábricas  y  se  llevase  á 
efecto  la  formación  del  reglamento  que  el  R.  D.  de  2 1  de 
Agosto  de  1884  prescribe  en  su  artículo  50. 

Lo  que  se  explica,  toda  vez  que  el  poeta  nacido  en 
el  mundo  de  Colón,  que  acabamos  de  citar,  ha  dicho: 

No  hay  quien  á  explicar  alcance, 
Ni  comprenda  cómo  un  puro 
Libra  de  cualquier  percance, 
Salva  de  cualquier  apuro. 

En  junta  general  de  la  Unión  de  Fabricantes  verifi- 
cada en  26  de  Enero  de  1895,  fué  aprobado  un  nuevo 
Reglamento  de  la  sociedad,  el  que  se  presentó  al  Gobier- 
no Regional  en  30  de  Abril  de  1895,  á  los  efectos  de  la 
vigente  Ley  de  Asociación,  siendo  Gobernador  el  señor 
Barraqué,  que  lo  aprobó. 

Según  el  artículo  1?,  tiene  por  objeto  la  institución 
promover  el  bien  de  la  industria  en  todas  sus  manifesta- 
ciones, prestar  protección  á  sus  asociados  é  informar  al 
Gobierno,  como  Corporación  consultiva  que  es,  en  los  ex- 
pedientes de  concesión  de  marcas  para  tabacos  y  sus  si- 
milares y  en  cuantos  asuntos  tenga  á  bien  el  propio 
Gobierno  y  se  roce  con  el  ejercicio  de  la  industria,  para 
cuyo  efecto  los  asociados  convienen  en  aceptar  el  Regla- 
mento. 

Conforme  el  artículo  2?,  la  Sociedad  se  compondrá  ó 
estará  representada  por  dos  secciones:  una  denominada 
Sección  de  Fabricantes  de  Tabacos  y  la  otra  Sección  de 
Fabricantes  de  Cigarros  y  de  Picaduras,  debiendo  los  que 
ejercen  ambas  industrias  pertenecer  á  aquella  Sección  que 
determine  mayor  importancia  en  sus  negocios. 


74 

Dichas  secciones  disfrutarán  de  la  independencia 
necesaria  para  la  resolución  de  los  problemas  ó  conflictos 
interiores,  mientras  no  afecten  al  interés  general  de  la 
Corporación,  debiendo  sujetarse  extrictamente  á  las  pres- 
cripciones deL  Reglamento. 

La  presidencia  de  las  secciones  la  asumirán  los  se- 
gundos Vice  Presidentes,  que  al  efecto  serán  nombrados 
en  junta  general  de  elecciones,  recayendo  dichos  cargosen 
un  fabricante  de  tabacos  y  en  un  fabricante  de  cigarros. 

Ahora  bien:  así  como  por  Real  Orden  de  27  de  Marzo 
de  1889  se  concedió  á  la  Unión  de  Fabricantes  el  dere- 
cho de  garantir  las  marcas  de  tabacos  habanos  por  medio 
de  una  precinta,  en  9  de  Abril  de  1895,  el  Gobierno  Ge- 
neral de  esta  Isla  la  autorizó  para  que  pudiera  emplear 
otra  semejante  con  los  cigarrillos  de  papel  y  la  picadura 
molida,  impidiendo  así  las  falsificaciones  ó  imitaciones 
que  se  hacen  en  el  extranjero  á  nuestros  productos;  no 
correspondiendo  dichas  fajas  á  los  cigarrillos  que  no  son 
de  tabaco,  pues  los  hay  medicinales  y  otros  que  se  con- 
feccionan con  té,  moda  aristocrática  que  se  extiende  en 
Inglaterra;  como  tampoco  á  los  puros  que  no  lo  son,  he- 
cho que  está  justificado  en  estos  pensamientos  del  des- 
dichado Plácido : 

Halléla  en  el  baile 
La  noche  de  pascua, 
Púsose  encendida, 
Descogió  su  manta, 

Y  sacó  del  seno 
Confusa  y  turbada, 
Una  petaquilla 

De  colores  varias. 
Diómela  al  descuido, 

Y  al  examinarla, 

He  visto  que  es  hecha 
Con  flores  de  caña. 

En  ella  hay  un  rizo 
Que  no  lo  trocara 
Por  todos  los  tronos 
Que  en  el  mundo  haya; 
Un  tabaco  puro 


75 


De  Manicaragua, 
Con  una  sortija 
Que  ajusta  la  capa, 
Y  en  lugar  de  tripa, 

Le  encontré  una  carta,  4 
Para  mí  más  bella 

Que  la  flor  de  caña. 

Invadidas  las  provincias  de  Pinar  del  Río  y  de  la 
Habana,  por  los  insurrectos,  levantados  en  armas  desde 
el  24  de  Febrero  de  1895,  para  no  privar  al  industrial 
de  material  preciso  para  el  trabajo  normal  de  las  manufac- 
turas, fué  objeto  predilecto  de  la  Unión  de  Fabricantes 
el  que  el  tabaco  cosechado  se  trasportara  á  los  puntos 
donde  mayor  seguridad  ofreciese,  y,  encontrando  ese  plan 
en  el  Gobierno  General  la  mayor  acogida,  surgió  de  di- 
cho centro,  de  común  acuerdo  con  el  Excmo.  señor  In- 
tendente General  de  Hacienda,  una  medida  de  carácter 
transitorio,  apareciendo  por  ello  el  Bando  de  16  de  Mayo 
de  1,896  prohibiendo  exportar  el  tabaco  en  hoja,  y  las  re- 
glas dictadas  en  18  del  propio  mes,  por  el  Intendente  don 
'  Emilio  Fagoaga,  para  la  debida  ejecución  de  aquél. 

En  3  de  Junio  de  1896,  á  moción  de  un  vocal  de  la 
Junta  Directiva,  acordó  la  Unión  de  Fabricantes  nom- 
brar una  comisión  con  carácter  permanente,  y  que  con  la 
propia  Directiva,  estudiara  y  gestionara  todo  lo  necesa- 
rio en  bien  de  la  industria  y  del  Estado. 

Aceptado  el  encargo  por  los  señores  de  la  comisión, 
se  constituyó  la  junta  para  hacer  efectivo  lo  que  dispone 
el  art,  4  del  Bando.  A  una  sub-comisión  se  le  encargó  el 
informe  que  había  de  elevarse  al  Excmo.  Sr.  Intendente^ 
justipreciándose  en  él  ingresar  en  las  cajas  de  la  Adua- 
na 50,000  pesos,  valor  estimativo  de  los  derechos  de  ex- 
portación que  dejaba  de  percibir  por  falta  de  la  hoja  de 
Vuelta- Abajo  y  Partidos,  si  bien  los  empleados  de  Ha- 
cienda estimaban  esos  derechos  en  $  74,374-93  cts.  oro, 
por  Junio  de  1896,  y  la  que  debían  continuar  pagando 
mensualmente. 

Pasado  á  consulta  del  Excmo.  Consejo  de  Adminis- 
tración el  particular  aludido,  la  Intendencia  dirigió  á  la 


;6 


Unión  un  oficio  con  el  núm?  7,838  y  fecha  21  de  Agosto 
•de  1896  en  que  disponía  se  hiciera  el  ingreso  de  50,000 
pesos,  en  virtud  de  ser  ése  el  parecer  del  Consejo,  con  el 
cual  se  conformó  el  Excmo.  Sr.  Gobernador  General. 

En  28  de  Agosto  de  dicho  año  1896,  acordó  la  Unión 
el  ingreso,  y  que  su  Tesorero  fuese  el  que  lo  hiciera,  lo 
•que  efectuó 

Demuestra  lo  que  acabamos  de  exponer  algo  de  lo 
mucho  que  produce  el  tabaco  al  Estado,  tanto  aquí  como 
-en  la  Península,  lo  que  se  explica  por  estos  versos  del 
chispeante  bate,  hijo  de  Logroño,  y  Secretario  por  mu- 
chos años  de  la  Academia  Española: 

Al  jugador  que  pierde  su  dinero, 
Al  aguador  que  rompe  su  botijo,. 
En  su  hondo  calabozo  al  prisionero, 
Al  reo  pregonado  en  su  escondrijo, 
Al  demente  en  su  jaula,  al  mundo  entero, 
Es  consuelo  el  fumar.  ¡Oh!  qué  bien  dijo. 
Llámese  Pedro  ó  Juan,  Diego  ó  Ciríaco, 
El  que  dijo:  á  mal  dar,  tomar  tabaco. 

En  virtud  de  oficio  del  Sr.  Intendente  de  3  de  Julio 
de  1896,  núm.  6,548,  se  pidió  á  la  Unión  tres  socios  para 
el  reconocimiento  de  un  tabaco  en  rama  que  debía  ex- 
portarse, por  considerarlo  justo  dicha  Autoridad,  lo  que 
no  fué  cumplimentado  por  la  Unión,  entre  otras  razones, 
por  lo  dispuesto  en  la  regla  7?  del  art.  7  del  Bando  de  16 
de  Mayo  de  1896,  lo  cual  dijo  en  comunicación  fecha  8 
de  Julio  de  1896. 

En  Septiembre  del  mismo  año,  algunos  industriales 
adujeron  pruebas  ante  el  Excmo.  Sr.  Gobernador  Gene- 
ral, para  demostrar  que  con  fecha  anterior  al  Bando  te- 
nían hechas  ventas,  autorizándose  á  dos  agentes  de  la 
firma  E.  H.  Gato  y  C?  para  el  embarque  de  los  tercios 
•objeto  de  sus  reclamaciones. 

Mucho  gestionó  la  Unión  de  Fabricantes  en  ese  ca- 
so y  otros  ocurridos  después,  para  el  cumplimiento  de  lo 
mandado  en  el  Bando  salvador  supradicho,  con  el  fin 
de  conservar  bastante  materia  prima  en  la  Isla  para  el 


77 


trabajo,  en  beneficio  de  los  dueños  de  marcas,  y  para  que 
el  operario  no  se  perjudicara  en  su  jornal,  y  fuera  siem- 
pre lo  que  expresa  la  adjunta  décima  tan  conocida  de- 
todos: 

En  muchas  tabaquerías 
De  las  que  están  en  la  Habana, 
Hay  tabaquero  que  gana 
Un  centén  todos  los  días. 
t  Tiene  grandes  simpatías, 
Se  viste  muy  elegante 
Y  hay  tabaquero  galante 
Que  por  su  porte  y  finura, 
Cualesquiera  se  figura 
Que  es  médico  ó  comerciante. 

En  31  de  Diciembre  de  1896,  dirigió  el  Sr  Presi- 
dente de  la  ' 'Unión  de  Fabricantes  de  Tabacos"  á  los 
principales  periódicos  de  Londres  una  expresiva  carta 
llena  de  atinadas  consideraciones,  en  que  desvanecía  la 
idea  de  que  por  falta  de  hoja  de  Vuelta-Abajo  nuestras 
manufacturas  pudieran  elaborar  otro  material  de  clase  in- 
ferior: en  aquel  importante  documento,  que  mucho  honra 
á  la  respetable  Corporación,  expónese  con  verdad  que, 
á  pesar  del  destrozo  producido  por  la  guerra,  habí  a,  bas- 
tante tabaco  para  el  trabajo  de  nuestras  manufacturas, 
hasta  que  pudiera  recogerse  la  nueva  cosecha,  y  que  era 
tanto  lo  que,  con  justificada  razón,  apreciaban  nuestros 
fabricantes  el  crédito  de  sus  marcas,  que  en  conveniencia 
propia  preferirían  cerrar  sus  casas  temporalmente  antes 
que  perder  el  buen  nombre  que  gozan  en  todos  los  mer- 
cados extranjeros,  pues  ellos  saben,  con  Arnault,  que  más 
vale  enflaquecer  en  el  honor,  que  engruesar  en  la  infa- 
mia.» 

En  19  de  Abril  de  1887  reunióse  en  Junta  General 
la  Unión  de  Fabricantes,  y  en  ella  se  dió  cuenta  de  todo 
lo  hecho,  lo  que  fué  aprobado  por  unanimidad,  exhortando 
á  los  miembros  á  continuar  en  su  honrada  y  patriótica 
conducta. 

En  consideración  á  que  los  embarques  de  la  rama 
continuaban,   al  extremo  que  el  Sr.  Diaz  exportó  el  22 


78 


de  Mayo  de  1897  por  autorización  del  día  anterior  1,094 
tercios,  la  Directiva  de  la  Unión  de  Fabricantes  se  reunió 
en  22  de  Mayo  de  1897  en  sesión  extraordinaria,  median- 
te convocatoria  de  la  Presidencia,  y  acordó  suprimir  la 
inspección  que  tenía  constituida  en  el  muelle  para  inter- 
venir y  examinar  los  despachos  de  la  exportación  y  los 
bultos  que  pudieran  contener  tabaco  en  hojas,  lo  que  co- 
municó por  oficio  á  la  Intendencia,  si  bien  antes,  en  instan- 
cia dirigida  al  Excmo.  Sr.  Gobernador  General,  pidió  que 
se  prohibiera  el  embarque  de  yaguas  y  la  introducción 
de  tabaco  extranjero  en  el  país. 

Aunque  el  tabaco  forastero  es  de  menos  calidad  que 
el  cubano,  no  por  eso  deja  de  producir  semejantes  efectos, 
dándonos  la  prueba  César  Canto  en  estos  versos. 

Miradlo:  en  su  butaca 
Se  arrellena  á  placer,  con  mucha  flema, 

Y  luego  la  petaca 
Con  lentitud  suprema 

Abre,  y  enciende  un  puro  de  Ambalema; 

Y  mientras  que  consume 
Del  tabaco,  la  hoja  regalada 

Y  aspira  su  perfume, 
Contempla  la  azulada 

*  Nube  que  arroja  en  gruesa  bocanada. 

En  el  Boletín  de  Tabacos  y  Timbres  de  la  Sociedad 
Arrendataria,  en  7  de  Junio  del  actual  año  de  1897,  dáse 
cuenta  de  la  reunión  celebrada  en  Madrid  por  los  seño- 
res Diputados  de  esta  Tsla  bajo  la  presidencia  del  señor 
Marqués  de  Apeztegufa,  para  tomar  en  cuenta  las  quejas 
de  los  vegueros  de  Vuelta-Abajo  contra  la  importación 
fraudulenta  de  tabaco  extranjero,  y  también  contra  las 
grandes  cantidades  de  rama  que  se  están  introduciendo 
en  la  Isla  procedentes  de  la  de  Puerto  Rico. 

La  reunión  no  produjo  ningún  resultado  práctico, 
pues  los  representantes  de  Cuba  empezaron  por  ignorar 
aquello  mismo  que  estaban  tratando,  hasta  el  extremo  de 
que  un  diputado  por  Vuelta- Abajo,  el  Sr.  Rodríguez  San- 
pedro,  propuso  que  para  saber  lo  que  hubiera  de  hacerse 
"se  estudiase  el  asunto." 


79 


Y  así  se  acordó,  nombrándose  una  comisión  "de  es- 
tudio/' compuesta  de  los  Diputados  por  la  provincia  de  Pi- 
nar del  Río,  y  de  los  señores  Vérgez  y  González  López. 

En  ti  de  Junio  de  1897  publicó  la  Unión  de  Fabri- 
cantes un  folleto  de  28  páginas  firmado  por  el  Presiden- 
te interino  D.  Antonio  López  y  Secretario  el  Se.  G.  Mar- 
qués, en  que  se  reseña  los  trabajos  realizados  por  la  Junta 
Directiva  con  motivo  del  Bando  dictado  en  16  de  Mayo 
de  1896,  por  el  Excmo.  Sr.  Gobernador  General,  Capi- 
tán General  y  General  en  Jefe  del  Ejército  de  operacio- 
nes en  la  Isla  de  Cuba,  sobre  prohibición  de  exportar 
tabaco  en  hoja,  producido  en  las  provincias  de  Pinar  del 
Río  y  Habana,  y  se  justifica  el  acuerdo  tomado  por  la 
Asamblea  general  de  dicha  Corporación  en  22  de  igual 
mes  del  año  1897,  folleto  que  se  encuentra  perfectamente 
redactado. 

Sin  dejar  pasar  del  todo,  lo  que  ocurrió  en  el  mes 
de  Junio  del  corriente,  á  nuestro  tabaco,  cúmplenos  ex- 
poner, que  mucho  choca  que  los  representantes  de  Cuba 
no  supieran  nada  acerca  del  producto  que  nos  ocupa, 
cuando  en  la  misma  urbe,  aunque  en  otro  sentido,  expu- 
so desde  mediado  del  actual  siglo  el  festivo  poeta  amigo 
del  Sr.  Larraín: 

Lo  que  cierto  mediquillo 
No  pudo  hacer  con  mi  mal, 
Lo  hizo  ayer  con  mucha  sal 
¡Oh  qué  pasmo!  un  cigarrillo. 

Según  pienso  y  congeturo, 

El  cigarro  es  como  el  vino: 

¿Queréis  usarlo  con  tino? 

Pues  firme  cigarro  y  puro!  ' 

En  la  noche  del  15  de  Julio  de  1896  se  reunióla 
Unión  de  Fabricantes  en  los  salones  del  Centro  Astu- 
riano para  celebrar  elecciones  generales  para  el  año  de 
1897  á  98  y  resultaron  nombrados  Presidente,  el  Iltmo. 
Sr.  D.  Rafael  García  Marqués;  Vice,  D.  Antonio  López 
González,  y  Secretario,  D.  José  Morales. 


8o 


Desde  la  fundación  de  la  Unión  de  Fabricante 
sido  Presidentes  y  Secretarios  los  señores  siguientes- 

Excmo.  Sr.  D.  Leopoldo  Carvajal,  Presidente; 
cretario,  D.  Francisco  Alvarez. — Presidente,  el  misn 
Sr.  Carvajal;  Secretario,  D.  Segundo  Alvarez. — Presi 
dente,  el  mismo  Sr.  Carvajal;  Secretario,  D.  Benito  Celo- 
rio. — Présidente,  D.  Benito  Celorio;  Secretario,  D.  Ra- 
fael García  Marqués.  —  Presidente,  D.  Manuel  Valle  y 
Fernández;  Secretario,  el  mismo  Sr.  Marqués;  habiendo 
sido  elegidos  en  la  sesión,  celebrada  el  día  15  de  Julic 
de  1897:  Presidente,  D.  Rafael  García  Marqués,  y  Secre- 
tario, D.  José  Morales. 

En  el  correo  Alfonso  XII,  llegado  á  ésta  en  14  de 
Julio  de  1897,  vmo  Ia  R-  O.  núm.  960  de  23  de  Junio  del 
mismo  año,  en  que  se  dispone  que  por  el  Gobierno  Ge- 
neral de  esta  Isla  se  forme  un  proyecto  de  reglamento 
para  cumplimentar  el  artículo  50  del  R.  D.  de  21  de 
Agosto  de  1884,  y,  oídos  los  informes  de  la  Unión  de  Fa- 
bricantes de  Tabacos,  Real  Sociedad  Económica  y  Cá- 
mara de  Comercio,  se  eleve  al  Ministerio  para  resolver, 
desestimando  por  ahora  la  pretensión  de  la  primera  de 
las  Corporaciones,  respecto  á  las  reformas  que  de  la  Ley 
de  marcas  había  solicitado. 

En  la  asamblea  celebrada  por  la  Unión  de  Fabri- 
cantes de  Tabacos,  en  22  de  Agosto  de  1897,  se  acordó 
que,  accediéndose  á  los  deseos  de  las  autoridades  supe- 
riores, se  revocara  el  acuerdo  de  abstención  tomado  ei 
junta  general  de  22  de  Mayo  último,  pudiendo  de  est 
modo  informar  respecto  de  un  expediente  de  solicitud  de 
exportar  tabaco  en  rama  remitido  por  la  Intendencia  G> 
neral  de  Hacienda. 

Después,  en  25  de  Septiembre  del  actual  1897, 
Excmo.  Sr.  Gobernador  General,  en  atención  á  las  coi 
sideraciones  expuestas  por  la  Intendencia  de  Haciend 
decretó  lo  siguiente,  haciendo  para  ello  uso  de  la  auto 
zación  que  el  Gobierno  de  S.  M.  le  concedió  en  telegr 
ma  del  mismo  mes: 

Artículo  1?    Queda  subsistente  la  prohibición  de  e 


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portar  tabaco  en  rama  producido  en  las  provincias  de  la 
I  abana  y  Pinar  del  Río,  conocido  por  los  nombres  de 
ibaco  de  Vuelta- Abajo  y  Partido,  según  lo  dispuesto  por 
el  Bando  de  16  de  Mayo  de  1896. 

Entré  otras,  fué  causa  del  anterior  mandato  que  ela- 
borada aquí  la  hoja,  y  En  la  Hamaca,  pueda  repetirse 
esta  estrofa  de  Diego  V.  Tejera: 

Ya  de  las  pinas  el  zumo 
Libe,  ó  la  caña  jugosa 

Miel  me  dé, 
Del  tabaco  aspire  el  humo, 
O  la  esencia  deleitosa 

Del  café. 

Art.  2?  En  cuanto  al  de  las  provincias  de  Matanzas, 
Santa  Clara  y  Puerto  Príncipe,  queda  autorizada  la  ex- 
portación en  la  forma  que  determinan  las  reglas  dictadas 
para  el  cumplimiento  del  aludido  Bando,  rigiendo  para 
dicho  artículo  los  derechos  que  señalaba  el  Arancel  de 
1892,  sin  distinción  de  capa  ó  tripa,  hasta  que,  constituí- 
do  el  Consejo  de  Administración  que  ha  de  establecerse 
con  arreglo  á  las  Bases  de  4  de  Marzo  último,  resuelva  en 
definitiva  lo  que  estime  conveniente  sobre  el  particular. 

Es  seguro  que,  sea  la  indicada,  ó  cualquiera  otra  de 
las  corporaciones  del  país  la  que  se  consulte,  opine  en  fa- 
vor del  producto  que  se  ha  hecho  de  rigor  en  toda  reunión 
más  ó  menos  íntima,  por  lo  que  no  faltó  en  Las  fiestas  de 
Bogotá  de  que  habla  el  letrillista  de  dicha  capital,  cuyas 
concepciones  no  desmerecen  al  lado  de  las  de  Aliaga: 

Están  en  la  última  mesa 
Un  militar  retirado, 

Y  una  vieja  desdentada 
Con  nariz  pico  de  yátaro. 
Xnegan  tute  con  un  naipe 
Roto  y  mugriento,  y  al  lado 
Tienen  en  un  charolito 
Tres  bizcochos,  seis  tabacos, 
Dos  copitas  desiguales 

Y  remendadas,  y  un  frasc  o 
De  mistela,  cuya  tapa 

Es  un  clavel  colorado. 


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Art.  3?  Al  terminar  el  año  actual  se  abrirá  por  la  In- 
tendencia General  de  Hacienda  una  información  sobre 
las  ventajas  ó  inconvenientes  que  á  la  Agricultura,  á  la 
Industria,  val  Comercio  y  al  Tesoro,  pueda  reportar  la  ex- 
portación del  tabaco  en  rama  que  se  produzca  en  las  dos 
mencionadas  provincias  de  la  Habana  y  Pinar  del  Río. 

A  esta  información  serán  invitadas  la  Cámara  de 
Comercio,  Junta  de  Hacendados,  Liga  de  Contribuyen- 
tes, Unión  de  Fabricantes  de  Tabacos,  gremios  de  alma- 
cenistas y  exportadores,  las  municipalidades  de  las  regio- 
nes productoras,  los  Gobernadores  civiles  y  Administra- 
dores de  Hacienda  de  las  citadas  provincias,  así  como  los 
demás  gremios  que  se  relacionan  con  la  producción  del 
tabaco,  y  particulares  que  con  sus  conocimientos  puedan 
contribuir  á  los  fines  de  la  mencionada  información. 

Como  las  personas  aludidas  se  hallan  realmente  in- 
teresadas en  el  asunto,  lo  que  no  pasaba  con  los  señores 
mencionados  Representantes  de  Cuba  en  la  Corte,  de 
ninguna  de  las  del  párrafo  anterior  á  éste  se  podrá  decir 
lo  que  expone  de  cierto  sujeto  Juan  de  Dios  Peza,  en  su 
monólogo  Escribiendo  un  Drama: 

—  Hombre!,  ¿te  acuerdas  de  mí? 

Y  yo,  que  siempre  soy  ducho 
En  calificar  á  un  necio, 

Le  contesté  con  desprecio: 

— Sí,  señor,  me  acuerdo  mucho. 

Y  era,  en  verdad,  uno  de  esos 
Amigos  ricos  que  existen, 
Que  comen,  fuman,  se  visten 

Y  duermen  sobre  sus  pesos. 

Por  último,  en  28  también  del  pasado  Septiembre, 
los  agricultores,  comerciantes,  industriales  y  obreros  de 
tabaco,  hicieron  una  interesante  exposftión  al  Excmo. 
Sr.  Gobernador  General,  solicitando  se  prohibiera  la  in- 
troducción en  esta  Isla,  del  tabaco  cosechado  fuera  del 
país,  ó  que  se  le  gravase  con  fuertes  derechos. 

Trascendental  es  la  petición  enunciada  para  impedir 
el  descrédito  de  la  mercancía  que  tanto  halaga  cuando 


.  ;'/io  se  expresaba  en  estos  términos  el  fecundo  poeta 
publicó  entonces  en  Madrid  sus  composiciones  lige- 
ras y  festivas: 

—  ¡¡¡Un  real  para  almorzar!!! 
Y  tengo  un  hambre  crüel. 
— Ea!  al  estanco  con  él, 
Qi;e  lo  primero  es  fumar. 

Dos  palabras  para  concluir:  el  uso  del  tabaco,  si  bien 
aparece  como  una  de  tantas  cosas  en  las  evoluciones  del 
género  humano,  ha  sido  el  que  más  sinnúmero  de  contra- 
rios ha  tenido;  es  para  Mr.  Boyer-Peireleau,  en  su  obra 
sobre  "Las  antillas  francesas,"  el  hacha  que  prendió  el 
fuego  de  una  guerra  vivísima  entre  los  sabios;  la  manza- 
na de  la  discordia  entre  ellos,  asegura  Labat. 

Somos  de  los  que  reconocemos  los  motivos  natura- 
les que  han  contribuido  á  desarrollar  tal  hábito  que  en 
manera  alguna  podemos  deificar  como  el  célebre  Burton 
en  su  "Anatomía  de  la  Melancolía;"  costumbre  que  supo- 
ne tan  excelente  y  sublime  que  le  dá  los  dictados  de  san- 
ta y  divina,  agregando  que  para  él  tiene  más  estimación 
que  todas  las  panaceas  conocidas,  el  oro  potable  y  la  pie- 
dra filosofal. 

Con  Bouchardat  hay  que  decir  que  el  imperio  del 
tabaco  se  extiende  de  un  modo  considerable;  pero  en  ge- 
neral se  fuma  mal,  sin  reglas,  sin  arte,  sin  observar  nin- 
guna de  las  saludables  sentencias  de~  la  Tabacología  de 
Néander,  lo  que  es  en  cierto  modo  disculpable,  por  en- 
contrarse la  obra  escrita  en  latín  y  no  estar  el  libro  á  la 
altura  del  siglo  xix. 

Se  gasta  más  de  día  en  día  la  rica  hoja,  por  la  adjun- 
ta causa  que  expone  el  sin  igual  vulgarizador  científico 
Luis  Figuier:  "El  producto  es  un  irritante  del  cerebro  y 
por  esa  circunstancia  ejerce  en  los  hombres  la  seducción, 
el  arrebato  que  inspira  todo  excitante  agradable." 

"El  tabaco  acalla  el  dolor  y  puebla  la  soledad  de  mil 
imágenes  graciosas,"  afirma  la  admirable  Jorge  Sand, 
y  la  dulce  madame  de  Girardín  ha  agregado  esta  frase 


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que  aconseja  á  las  señoras  magnánima  indulgencia  con 
los  fumadores:  '  Si  Prometeo  hubiese  robado  el  fuego  del 
cielo  para  encender  su  cigarro,  los  dioses  le  habrían  deja- 
do obrar  á  su  antojo." 

Por  otro  lado,  saborear  uno  ó  más  puros  es  elemen- 
to de  Un  buen  método  de  vida,  asegura  el  delicado  Ricardo  j 
Carrasquilla,  y  por  ello  aplaude  el  régimen  seguido  por  | 
D.  Blas,  el  que  dá  á  conocer  en  estos  términos: 

Si  en  comer  es  moderado, 
Es  parquísimo  en  la  cena: 
Se  toma  una  taza  llena 
De  café,  y  un  pollo  asado, 

Un  buen  trozo  de  jamón, 
Dos  panes,  dulce  de  fresa, 

Y  fuma  de  sobremesa 
Un  cigarro  de  Girón. 

A  mayor  abundamiento,  y  para  demostrar  Lo  que  es 
la  afición  al  tabaco,  la  que  llega  á  un  grado  máximo,  he 
aquí  algo  de  lo  que  últimamente  ha  publicado  D.  Sinibal- 
do  G.  Gutiérrez  en  el  periódico  Barcelona  Cómica: 

Es  mi  amigo  Pellicer, 
Empleado  de  Ultramar, 
Aficionado  á  fumar 
Como  pocos  pueden  ser. 
Él  sin  tabaco  no  pasa, 
La  picadura  es  su  sino 
Fumando  se  va  al  casino; 

Y  fumando  vuelve  á  casa. 
Al  despertar,  lo  primero 
Que  hace,  es  encender  un  puro, 
Ya  colorado  maduro, 
Sea  habano  ó  coracero. 

Y  no  cesa  de  fumar 
Un  momento  en  todo  el  día, 
Es  el  humo  su  ambrosía, 
Para  él,  la  gloria  es  fumar. 

Asegura  el  Dr.  Demaux,  que  desde  que  se  fuma  en 
el  departamento  francés  del  Lot,  ha  mejorado  la  salud  de 
sus  habitantes,  y  el  Sr.  Morache,  en  su  Higiene  militar, 


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no  sólo  lo  recomienda  sino  que  lo  impone  como  una  ne- 
c  sídad  áel  soldado. 

Para  no  cansar,  el  gran  Moliere  ha  puesto  en  boc 
de  uno  de  sus  personajes  las  siguientes  palabras:  "Diga 
lo  que  quiera  Aristóteles  y  toda  la  filosofía,  no  hay  nada 
igual  al  tabaco;  es  la  pasión  de  los  hombres  honrados,  y 
el  que  sin  tal  materia  vive,  es  indigno  de  vivir,"  condición 
en  que  se  encuentra  el  autor  de  los  desaliñados  apun- 
tes que  anteceden,  pues  jamás  ha  hecho  uso  de  la  yerba 
nicociana,  ni  siquiera  como  medicina. 

Emitidas  las  anteriores  ideas  á  manera  de  epílogo, 
damos  por  terminada  la  labor,  y,  como  con  el  insigne 
Menéndez  Pelayo  creemos  que  conviene  tener  pasión  li- 
teraria por  cualquier  poeta,  con  tal  que  pertenezca  á  los 
ingenios  proceres  eminentes,  sintiéndola  nosotros  mucha 
por  D.  Pedro  A.  de  Alarcón,  con  broche  de  oro  cerramos 
estas  páginas,  transcribiendo  su  soneto  El  Cigarro: 

Lío  tabaco  en  un  papel;  agarro 
Lumbre,  y  lo  enciendo;  arde,  y  á  medida 
Que  arde,  muere;  muere,  y  enseguida 
Tiro  la  punta;  bárrenla,  y . . . .  al  carro! 

Un  alma  envuelve  Dios  en  frágil  barro 
Y  la  enciende  en  la  lumbre  de  la  vida; 
Chupa  el  tiempo,  y  resulta  en  la  partida 
Un  cadáver. — El  hombre  es  un  cigarro. 

La  ceniza  que  cae,  es  su  ventura: 
El  humo  que  se  eleva,  su  esperanza: 
Lo  que  arderá  después ....  su  loco  anhelo.  A 

Cigarro  tras  cigarro  el  tiempo  apura; 
Colilla  tras  colilla  al  hoyo  lanza; 
Pero  el  aroma ....  piérdese  en  el  cielo! 


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