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Full text of "Entomología y parasitología agrícolas"

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SB951 

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1919 


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This  book  is  due  on  the  date  indicated 
below  and  is  subject  to  an  overdue  fine 
as  posted  at  the  Círculation  Desk. 


ENCICLOPEDIA   AGRÍCOLA 

publicada  bajo  la  dirección  de  G.  WERY 

Obra  premiada  por  la  Academia  de  Ciencias  Morales  y  Políticas 
y  por  la  Sociedad  Nacional  de  Agricultura  de  Francia. 


JORGE  GUENAUX 


ENTOMOLOGÍA 

Y 

PARASITOLOGÍA    AGRÍCOLAS 


ENCICLOPEDIA  AGRÍCOLA 

publicada  por  una  Junta  de   Ingenieros  agrónomos 

BAJO    LA     DIRECCIÓN     DE    G.    WERY 


ENTOMOLOGÍA 

Y 

PARASITOLOGÍA  AGRÍCOLAS 


POR 


JORGE   GÜÉNAUX 

INGENIERO    AGRÓNOMO  ;  LICENCIADO  EN  CIENCIAS  NATURALES 
JEFE    DE    LOS    TRABAJOS    DE    ZOOLOGÍA    DEL    INSTITUTO    NACIONAL    AGRONÓMICO 


INTRODUCCIÓN 

POB  EL 

Dr.  p.  regnard 

Director  de'l  Instituto  Nacional  Agronómico 
Miembro  de  la  Sociedad  de  Agricultura  de  Francia. 


TRADUCCIÓN    ESPAÑOLA    DE    LA     TERCERA    EDICIÓN    FRANCESA 

Ilustrada  con  427  grabados  intercalados  en  el  texto 


BARCELONA 

CASA  EDITORIAL  P.  SALVAT 

39 -Calle  de  Mallorca -51 

1919 


ES  PROPIEDAD 


slab.eclmlento  Tipolitoarádo 


ENCICLOPEDIA    AGRÍCOLA 


INTRODUCCIÓN 


En  justicia  no  me  correspoiideria  a  mí  ñrmar  este  pre- 
facio. 

Este  honor  deberia  recaer  en  uno  de  mis  dos  eminentes 
predecesores: 

En  Eugenio  Tisserand,  a  quien  debemos  considerar  como 
el  verdadero  creador  en  Francia  de  la  enseñanza  superior  de 
la  agricultura:  ¿no  es  él  quien,  durante  largos  años,  ha  in- 
fluido con  todo  su  valer  cientiñco  en  nuestros  gobiernos,  y 
ha  conseguido  que  se  creara  en  París  un  Instituto  agronó- 
mico comparable  a  aquellos  de  que  nuestros  vecinos  se  mos- 
traban orgullosos  hacía  tiempo? 

Eugenio  Risler,  también,  más  bien  que  yo,  habría  debido 
presentar  al  público  agrícola  sus  antiguos  alumnos,  que  han 
pasado  a  ser  maestros.  Unos  mil  doscientos  ingenieros  agró- 
nomos, esparcidos  por  el  territorio  francés,  le  deben  su  ins- 
trucción: él  es  hoy  nuestro  venerado  decano,  y  yo  recuerdo 
siempre  con  dulce  agradecimiento  el  día  en  que  debuté  bajo 
sus  órdenes,  y  el  día,  todavía  reciente,  en  que  me  designó 
para  ser  su  sucesor  (1). 

Pero  ya  que  los  editores  de  esta  colección  han  querido 
que  fuera  el  director  actual  del  Instituto  agronómico  quien 

(1)  Después  de  haber  escrito  estas  lineas  liemos  tenido  la  desgracia  de 
perder  a  nuestro  eminente  maestro  Risler,  el  6  de  agosto  de  190.5,  en  Saléves 
(Suiza).  Queremos  que  conste  a(iuí -el  vivo  dolor  que  nos  causa  esta  pérdida. 
Eugenio  Risler  deja  a  la  ciencia  agronómica  una  obra  inmortal-  

G\]ií.^A.\:x.—Eiitoinolofjia.  1 


VI  INTRODUCCIÓN 

presentase  a  los  lectores  la  nueva  Enciclopedia,  voy  a  tratar 
de  decir  brevemente  con  qué  espíritu  ha  sido  concebida. 

Ingenieros  agrónomos,  casi  todos  profesores  de  agricul- 
tura, todos  ellos  antiguos  alumnos  del  Instituto  nacional 
agronómico,  se  han  propuesto  resumir,  en  una  serie  de  volú- 
menes, los  conocimientos  prácticos  absolutamente  necesarios 
hoy  para  el  cultivo  racional  del  suelo.  Han  escogido  para 
distribuir,  regular  y  dirigir  la  tarea  de  cada  uno,  a  Jorge 
Wery,  a  quien  tengo  la  suerte  de  tener  por  colaborador  y 
por  amigo. 

La  idea  directora  de  la  obra  común  ha  sido  la  siguiente: 
extraer  de  nuestra  enseñanza  superior  la  parte  inmediata- 
mente utilizable  para  la  explotación  de  la  propiedad  rural  y 
dar  a  conocer  a  la  vez  a  los  agricultores  los  datos  científicos 
definitivamente  adquiridos  en  que  la  práctica  actual  está 
fundada. 

No  son  simples  Manuales,  ni  Formularios  sin  razonar,  lo 
que  ofrecemos  a  los  agricultores;  son  cortos  Tratados  en  que 
se  han  puesto  de  manifiesto  los  resultados  innegables,  aliado 
de  las  bases  científicas  que  han  permitido  llegar  a  ellos. 

Yo  quisiera  que  se  pudiese  decir  que  representan  el  ver- 
dadero espíritu  de  nuestro  Instituto,  con  la  restricción  de 
que  no  deben  ni  pueden  contener  las  discusiones,  los  errores 
en  las  vías,  las  rectificaciones  que  han  acabado  de  fijar  la 
verdad  tal  cual  es,  cosas  todas  ellas  que  se  desarrollan  lar- 
gamente en  nuestra  enseñanza,  porque  no  debemos  formar 
sólo  prácticos,  sino  también  inteligencias  elevadas,  capaces 
de  hacer  progresar  la  ciencia  en  el  laboratorio  y  en  el  campo 
de  cultivo. 

Aconsejo,  pues,  la  lectura  de  estos  pequeños  volúmenes  a 
nuestros  antiguos  alumnos,  que  encontrarán  en  ellos  la  huella 
de  su  primera  educación  agrícola. 

También  la  aconsejo  a  sus  jóvenes  compañeros  de  hoy, 
que  encontrarán  en  ellos,  condensadas  en  poco  espacio,  mu- 
chas nociones  que  podrán  servirles  en  sus  estudios. 

En  fin,  al  gran  público  agrícola,  a  los  cultivadores,  los 
ofrezco  esperanzado.  Ellos  nos  dirán,  después  de  haberlos 
leído,  si,  como  se  ha  pretendido'  alguna  vez,  la  enseñanza 


INTRODUCCIÓN  ,  VII 

superior  agronómica  excluye  todo  espíritu  práctico.  Espero 
que  esta  censura,  ya  gastada,  desaparecerá  deñnitivamente. 
Por  otra  parte,  uuuca  ha  sido  acogida  por  nuestros  rivales 
de  Inglaterra  y  de  Alemania,  que  han  desarrollado  magnífica- 
mente en  sus  países  la  enseñanza  superior  de  la  agricultura. 

Sucesivamente,  ofrecemos  al  lector  volúmenes  que  tratan 
del  suelo  y  de  la  manera  como  debe  ser  trabajado,  de  su  na- 
turaleza química,  del  modo  de  corregirla  o  de  completarla, 
de  las  plantas  comestibles  o  industriales  que  se  le  pueden 
hacer  producir,  de  los  animales  que  puede  alimentar  y  de  los 
que  le  perjudican. 

Estudiamos  las  manipulaciones  y  las  transformaciones 
que  la  industria  hace  sufrir  a  los  productos  de  la  tierra:  la 
vinificación,  la  destilería,  la  pauificación.  la  fabricación  del 
azúcar,  de  la  manteca,  del  queso. 

Terminamos  ocupándonos  en  las  leyes  sociales  que  rigen 
la  propiedad  y  la  explotación  de  las  fincas  rústicas. 

Tenemos  la  firme  esperanza  de  que  los  agricultores  aco- 
gerán favorablemente  la  obra  que  les  ofrecemos. 

Dr.  Pablo  Regnard, 

Miembro  de  la  Sociedad  Nacional 

de  Agricultura  de  Fraucia. 

Director  del  Instituto  Nacional 

Astronómico. 


PRÓLOGO 


Los  destrozos  de  los  animales  nocivos  parece  que  actual- 
mente han  adquirido  mayor  importancia  que  antes.  A  pesar 
de  los  notables  progresos  que  la  agricultura  ha  realizado 
desde  hace  un  siglo,  y  que  permite  librar  en  gran  modo  las 
cosechas  de  las  influencias  cósmicas,  el  rendimiento  de  la 
tierra  no  es  todavía  el  que  debia  ser.  Las  enfermedades  de 
naturaleza  parasitaria  que  sufren  las  plantas  son  la  causa 
esencial  del  déficit.  Después  de  satisfacer  las  necesidades 
nutritivas  de  las  plantas,  conviene  protegerlas  contra  los 
innumerables  enemigos  a  cuya  merced  se  encuentran.  El 
daño  resulta  más  grave  que  nunca,  puesto  que  la  fertilidad 
de  los  intercambios  comerciales  para  la  extensión  de  los 
transportes  a  gran  distancia  han  acrecentado  los  riesgos  de 
contagio;  la  especialización  e  intensificación  de  los  cultivos 
modernos  han  favorecido  la  multiplicación  de  los  parásitos. 
Para  el  conjunto  de  los  grandes  paises  agrícolas,  se  calcula 
en  4  ó  5  mil  millones  la  pérdida  anual  que  causan  las  gran- 
des invasiones  parasitarias  francamente  declaradas:  puede 
muy  bien  doblarse  esta  cifra  si  se  tienen  en  cuenta  los  per- 
juicios permanentes  que  ocasionan  los  parásitos  habituales; 
en  los  cultivos  franceses  los  daños  causados  por  los  insectos 
se  aprecian  en  varios  centenares  de  millones.  No  tenemos 
derecho  a  resiguarnos  a  dejarnos  arrebatar  una  contribución 
tan  enorme  de  nuestras  cosechas,  y  permitir  que  se  diga  que 
«lo  que  recolectamos,  es  en  realidad  lo  que  los  parásitos  nos 
dejan». 

Muy  frecuentemente,  los  cultivadores  —  y  esto  es  fácil 
comprobarlo  —  no  están  en  condiciones  para  conocer  los  ani- 
males tan  diferentes  que  les  rodean,  de  distinguir  los  que 


X  PREFACIO 

sou  susceptibles  de  serles  i'itil,  de  aquellos  que  sou  perjudi- 
ciales, y  sobre  todo  no  poseeu  los  medios  de  obrar  eficaz- 
mente contra  estos  últimos.  Este  estado  de  cosas  es  lo  que 
nos  proponemos  combatir,  dando  a  los  agricultores,  en  forma 
sencilla  y  precisa,  las  nociones  prácticas  indispensables  para 
defender  los  campos,  las  vifias  y  los  bosques  contra  sus  más 
temibles  invasores.  Inspirada  en  un  espíritu  puramente  agrí- 
cola, esta  Zoología  no  puede  tener  ninguna  pretensión  cien- 
tífica, y  si  bien  hemos  creído  que  debíamos  dar  algunas  no- 
ciones elementales  de  historia  natural— según  el  espíritu  de 
esta  Enciclopedia,  que  delante  délos  resultados  prácticos  pre- 
senta los  principios  teóricos  que  han  permitido  realizarlos,— 
hemos  tenido  cuidado  de  reducir  al  mínimun  las  bases  zooló- 
gicas en  que  nos  hemos  visto  obligados  a  apoyarnos  para 
emprender  semejante  estudio  y  diferenciarlos  claramente  por 
medio  de  sus  caracteres.  En  esta  obra,  destinada  sobre  todo 
a  los  prácticos,  no  hemos  detallado  más  de  lo  preciso  los  ca- 
racteres específicos  de  los  animales  descritos,  habiendo  faci- 
litado nuestra  tarea  gran  número  de  grabados.  Pero  muy 
particularmente  hemos  insistido — y  este  es  el  aspecto  prác- 
tico de  nuestro  tratado— sobre  los  medios  puestos  a  disposi- 
ción del  agricultor  para  triunfar  de  los  animales  que  viven  a 
sus  expensas,  puesto  que,  en  efecto,  nuestro  propósito,  clara- 
mente limitado,  nos  lleva  a  examinar,  no  todos  los  animales 
que  ofrecen  algún  interés  agrícola,  sino  tan  sólo  aquellos 
que  en  estado  natural  son  útiles  o  nocivos.  Este  estudio,  he- 
cho de  una  manera  tan  concisa,  presenta  no  obstante  tal 
amplitud,  que  nos  hemos  visto  obligados  a  dividir  nuestra 
Zoolocjia  en  dos  volúmenes,  uno  reservado  a  los  invertebra- 
dos y  consagrado  sobre  todo  a  los  insectos,  y  es  el  que  ahora 
presentamos,  y  el  otro  que  comprende  los  mamíferos,  pája- 
ros, batracios  y  reptiles,  titulado  Zoología  agrícola. 

En  este  primer  tomo  empezamos  por  el  estudio  de  los 
seres  más  inferiores,  los  Protozoarios,  entre  los  cuales  úni- 
camente un  reducido  número  merece  nuestra  atención.  Tam- 
poco nos  ocuparemos  de  los  Espongiarios,  los  Celentéreos 
y  los  Equinodermos.  Por  el  contrario,  los  Gusanos  necesi- 
tan gran  desarrollo,  pues  abarcan  la  mayor  parte  de  los  pa- 


PREFACIO  XI 

rásitos  internos  que  los  animales  domésticos  sufren  con  tanta 
frecuencia;  su  estudio  es  bastante  arduo,  y  hemos  procurado 
simplificarlo  indicando  tan  sólo  los  períodos  de  evolución, 
realmente  interesantes  para  el  agricultor.  En  este  capítulo 
de  Parasitologia  hemos  procurado  no  invadir  el  vasto  campo 
de  la  veterinaria,  limitándonos  a  indicar  las  principales  me- 
didas profilácticas  y  los  rasgos  principales  de  los  tratamien- 
tos empleados.  Estudiamos  luego  los  animales  articulados 
(Artrópodos),  que  se  dividen  en  cuatro  órdenes:  Insectos, 
Miriápodos ,  Arácnidos  y  Crustáceos.  Todos  los  capítulos  a 
ellos  referentes  pueden  englobarse  bajo  el  título  de  Entomo- 
logía AGRÍCOLA. 

Los  Insectos  son  para  nosotros  los  más  importantes  de 
todos  ellos,  y  a  esta  parte  capital  de  la  obra  le  hemos  dado 
todo  el  desarrollo  que  requiere.  Antes  de  empezar  el  examen 
de  los  insectos  nocivos  a  los  cultivos,  hemos  presentado  en 
tipo  pequeño  generalidades  sobre  la  organización  de  los  in- 
sectos y  hemos  dado  su  clasificación  zoológica :  las  familias 
están  indicadas  con  sus  caracteres  y  sus  principales  subdivi- 
siones, lo  cual  nos  evita  repeticiones  sobre  la  naturaleza  de 
la  clase  o  de  la  familia  a  que  pertenece  cada  insecto.  Luego 
estudiamos  los  insectos  según  el  orden  de  los  cultivos  a  que 
se  hacen  perjudiciales: 

Insectos  nocivos  a  todos  los  cultivos; 

—  —       a  los  cereales: 

—  —a  las  plantas  forrajeras  industriales; 

—  —      a  las  verduras: 

—  —      a  los  árboles  frutales; 

—  —      a  la  viña; 

~  —a  los  bosques; 

—  —      a  los  huertos  y  jardines. 

Luego  pasamos  revista  a  los  insectos  que  atacan  a  los 
animales  domésticos  y  al  hombre,  lo  mismo  que  a  las  habita- 
ciones, las  maderas,  los  vestidos  y  las  substancias  alimenti- 
cias. También  examinamos  los  insectos  auxiliares  de  nues- 
tros cultivos. 

Para  terminar,  tratamos  los  órdenes  siguientes  de  los 
articulados:  Primeramente  los  miriápodos  o  ciempiés;  luego 


XII  PREFACIO 

los  aráciiiilos,  que  contienen  ^van  número  de  animales  noci- 
vos, entre  ellos  los  ácaros,  parásitos  de  los  animales  domés- 
ticos. La  acogida  que  entre  los  agricultores  han  tenido  las 
dos  primeras  ediciones  de  esta  obra,  nos  impone  el  deber  de 
poner  perfectamente  al  día  esta  nueva  edición  de  nuestra 
Entomología.  Se  le  han  hecho  todas  las  adiciones  necesarias 
para  ponerla  al  corriente  de  los  conocimientos  adquiridos,  y 
con  ello  ha  aumentado  muy  notablemente  la  importancia  de 
la  obra.  Entre  los  numerosos  artículos  reformados  y  amplia- 
dos, citaremos  los  que  conciernen  a  la  distomatosis  del  car- 
nero, el  pulgón  de  la  remolacha,  la  f aleña  de  los  árboles 
frutales,  el  pulgón  lanígero,  la  destrucción  de  la  cóchilis  y 
de  la  eudemis,  los  mosquitos,  las  moscas,  el  hipodermo  del 
buey,  y  los  insectos  auxiliares.  En  el  capítulo  consagrado  a 
los  medios  de  defensa  contra  los  insectos,  el  práctico  encon- 
trará una  clasificación  de  todos  los  procedimientos  de  des- 
trucción actualmente  usados  y  una  colección  de  las  mejores 
fórmulas  y  las  más  eficaces  para  los  tratamientos  insectici- 
das, con  indicaciones  precisas  sobre  las  maneras  de  prepa- 
rarlas. En  un  capítulo  nuevo  hemos  expuesto  las  medidas 
legislativas  y  administrativas  adoptadas  desde  algunos  años 
con  objeto  de  asegurar  la  protección  de  los  cultivos.  Final- 
mente, para  facilitar  a  los  prácticos  la  determinación  de  los 
parásitos  de  que  deben  preocuparse,  hemos  dotado  esta  ter- 
cera edición  de  un  índice  alfabético  que  da  los  nombres  de 
las  plantas  cultivadas,  con  la  indicación  de  las  páginas  en 
donde  se  estudian  los  parásitos  que  atacan  cada  una  de  ellas. 
Al  terminar,  debemos  manifestar  nuestro  agradecimiento 
al  sabio  maestro  el  doctor  Marchal,  cuya  benevolencia  nos 
ha  permitido  aprovechar  los  preciosos  documentos  de  la  Es- 
tación de  Entomología  agrícola  de  París  y  cuyo  curso  de 
Zoología,  dado  en  el  Instituto  agronómico,  nos  ha  guiado  e 
inspirado  frecuentemente. 

G.    GUÉNAUX 


entomología 

Y 

PARASITOLOGÍA  AGRÍCOLAS 

INTRODUCCIÓN 

Al  trazar  et  plau  de  la  Zoología  agrícola,  uos  hemos 
esforzado  en  realizar  una  división  simple  y  metódica  del 
asunto,  en  relación  con  el  espíritu,  esencialmente  práctico, 
según  el  cual  hemos  concebido  este  libro. 

El  título  dado  a  la  obra  nos  facilitaba  la  tarea  y  bastaba 
para  indicarnos  el  camino  que  debíamos  emprender.  Hemos 
creído  que  para  guiar  al  lector  y  facilitar  su  conocimiento 
en  una  materia  tan  vasta  y  tan  compleja,  nada  mejor  podía- 
mos hacer  que  apoyarnos  en  las  divisiones  de  la  clasificación 
zoológica,  cuya  necesidad  es  de  toda  evidencia  en  lo  que 
concierne  al  estudio  del  mundo  animal. 

En  este  tomo  estudiamos  los  Animales  invertebrados, 
que  la  zoología  divide  en:  Protosoarios; — Espongiarios; — 
Celentéreos;  —  Equinodermos;  —  Gusanos;  —  Moluscos;  — 
Articulados.  Los  Froto. toarlos  son  seres  unicelulares;  todos 
los  demás  invertebrados,  lo  mismo  que  los  vertebrados,  son 
seres  más  diferenciados,  a  los  cuales  por  oposición  se  les  ha 
dado  el  nombre  general  de  Metazoarios:  están  formados 
todos  por  varias  células,  asociadas  entre  sí,  derivadas  de  un 
huevo  y  agrupadas  en  el  embrión  en  tres  hojas. 

Las  siete  ramas  de  los  invertebrados  no  nos  interesan  en 
la  misma  medida.  Así  es  que  nada  tenemos  que  decir  de  los 
Espongiarios  (esponjas),  de  los  Celentéreos  (coral)  y  de  los 
Equinodermos  (erizos  y  estrellas  de  mar),  cuyo  estudio  per- 


2  INTRODUCCIÓN 

teuece  mejor  a  la  aquicultura  propiamente  dicha.  Tampoco 
podremos  ocuparnos  mucho  de  los  Protosoarios  y  de  los 
Moluscos.  Tan  sólo  las  ramas  de  los  Gusanos  y  de  los  Arti- 
culados nos  ofrecen  materia  para  la  mayor  parte  de  este 
tomo.  Presentamos,  pues,  a  los  agricultores,  más  que  otra 
cosa,  un  Tratado  de  Entomología  y  Parasitología  agrí- 
colas. He  aquí  muy  sucintamente  el  plan  ereneral  que  hemos 
seguido: 

I.  —  Protozoarios 

Caracteres  generales. 
1.*^    Esporozoarios: 

Coccidias.—Cocddiosis,  del  conejo  y  de  la  gallina. 
Mixopofidías.  —Enfermedad  de  los  barbos. 
Sarcosj)o/'idias.—Sa,rcodstes  del  cerdo  y  del  carnero. 
Hemosporidias.  —Fiebres  palúdicas. 

2.*^    Flagelados.— Venéreo  del  caballo. 

8.0    Infusorios. 

II.  —  Gusanos 

Caracteres  generales .  —Clasificación . 

1.0    Platelmintos 

a.  Cestoides:  Organización  general;  ciclo  evolutivo. 
Tetracestoides.     Ladrería  del  buey  y  del  cerdo.  Vértigo  del  car- 
nero. Equinococosis.  Tenias  de  los  pájaros  y  tenias  de  los  herbívoros. 

Dicestoides.—BoiY\o(ié:[2i\o.  Lígula. 

b.  Trematoides:  Organización  general. —  Dístomas  del  hígado; 
distomatosis  del  carnero.  Anfistomas,  monostomas  y  polistomas. 

2.0    Nematelmintos 

a.  AcANTOcÉFALOs:  Equinorincos. 

b.  Nematoides:     Caracteres  generales. 

Nematoides  nociros  a  los  afiinia/es.  —  Asciñáes;  Oxiuros.— Es- 
tróngilos:  estrongilosis  de  los  rumiantes,  bronquitis  verminosas. — 
Singama  de  la  tráquea  de  los  pájaros. — Esclerostoraas,  anquilosto- 
mas. — Triquina.— Filarías.  Espirópteros. 

Nematoides  perjudiciales  a  las  plantas  — Anguílula  del  tallo. 
Anguílula  de  la  neguilla  del  trigo.  Nematoide  de  la  remolacha. 

Nematoides  nocivos  a  las  substancias  alimenticias.  -  Anguílula 
del  vinagre. 


INTRODUCCIÓN 

3.0    Anélidos 

Caracteres  generales. 

Sanguijuela  del  caballo.  Gugano  de  tierra.  Enquitreidos. 


III.  —  Moluscos 

Caracteres  generales. 

Caracol.  Babosa.  Arión.  Testácelo. 


IV.— Articulados 

1.*^    Insectos 

Caracteres  generales.  —Clasificación. 

a.  Insectos  jsocivos:  Ortópteros,  Neurópteros,  Coleópteros,  Le- 
pidópteros, Hemípteros,  Dípteros,  Himenópteros;  nocivos  a  todos  los 
cultivos,  a  los  cereales  y  granos,  a  los  forrajes,  a  las  hortalizas,  a 
los  árboles  frutales,  a  la  viña,  a  los  bosques,  a  las  plantas  de  huerta 
y  de  adorno,  a  las  habitaciones,  a  los  animales  domésticos  y  al 
hombre. 

b.  Insectos  auxiliares:  Neurópteros,  Coleópteros,  Dípteros  e 
Himenópteros,  carnívoros  o  parásitos. 

c.  Procedimientos  de  destrucción:  Tratamientos  insecticidas 
(líquidos,  pulverulentos  y  gaseosos).  Destrucción  de  la  oruga, 

•2."    Miriápodos 

Caracteres  generales. 

a.     luLAis:  lulas,  Blaniula,  Glomeris,  Polidesmo. 

h.    -Escolopendras:  Escolopendra,  Geofila.  Litobia.  Escutígera. 

3."    Arácnidos 

Caracteres  generales. 

a.  Escorpiones. 

b.  Segadores. 

c.  Arañas:  Epeira.  Tegenaria,  Segestria,  etc. 

d.  Aceros:  Acaros  nocivos  a  las  plantas  (erinosis  de  la  viña);  — 
a  los  animales  domésticos  (rougets,  ixodes,  argas  y  dermanises;  de- 
módex  y  sarna  folicular;  sarnas  sarcópticas,  psorópticas  y  coriópti- 
cas);— a  las  substancias  alimenticias  ftiroglifa  del  queso). 

r.       LlNGUÁTULAS. 


PROTOZOARIOS 

Los  protozoarios  son  animales  muy  inferiores,  cuya  estructura  es 
de  una  extremada  sencillez,  y  que  viven  en  muy  variados  medios  lí- 
quidos. Su  tamaño  es  pequeñísimo  y  casi  siempre  están  formados  por 
una  sola  célula,  reducida  a  una  simple  masa  protoplasmática,  que 
puede  estar  provista  de  núcleo,  estar  envuelta  por  una  membrana  y 
emitir  prolongaciones  o  sendópodos;  algunos  se  mueven  por  medio 
áepesfafias  o  ^t  flagelos.  Se  nutren  por  imbibición  o  por  endosmosis 
y  frecuentemente  por  medio  de  sus  sendópodos,  que  capturan  las  par- 
tículas alimenticias  suspendidas  en  el  agua  y  facilitan  su  engloba- 
miento  por  la  masa  protoplasmática;  no  poseen  tubo  digestivo.  Los 
residuos  de  la  digestión  son  excretados  por  vacuolas  cojitráctiles. 
pequeños  sacos  acuosos  con  contracciones  periódicas.  Estas  vacuolas 
contribuyen  también  a  la  circulación  y  a  la  respiración.  La  reproduc- 
ción es  asexual  y  se  efectúa  por  escisiparidad,  por  brote  o  por  esporu- 
lación;  a  veces  íiay  conjugación  por  medio  de  la  fusión  temporal  o 
permanente  de  dos  individuos. 

Los  protozoarios  se  dividen  en  tres  clases:  Rizópodos,  Esporozoa- 
Rios  e  Infusorios. 

I. -RIZÓPODOS 

Estos  protozoarios  no  tienen  membrana  de  cubierta;  la 
capa  externa  de  su  protoplasma  emite  prolongaciones  \\í\\\\¡\- 
áeiíi  sendópodos.  Se  dividen  en:  amiboides,  foraminiferos, 
heliozoarios  y  radiolarios.  Unos  viven  en  libertad  y  otros 
como  parásitos. 

Las  amibas  comprenden  parásitos  del  hombre  y  de  los 
animales  domésticos.  Son  unos  organismos  muy  sencillos 
(figura  1),  constituidos  por  una  célula  incolora  y  transpa- 
rente, cuya  forma  se  modifica  sin  cesar  por  la  emisión  de 
prolongaciones  o  sendópodos  que  le  sirven  para  moverse  y 
alimentarse.  Entre  las  amibas  parásitas,  debemos  indicar  la 


ESPOROZOARIOS  O 

amiba  del  colon  (Amoeha  cali),  que  vive  eu  el  interior  del 
hombre  sano,  y  la  amiba  de  la  disenteria  (Amwba  dijsente- 
rüe),  que  determina  la  disentería  de  los  países  cálidos,  afec- 
ción grave  y  complicada  frecuentemente  con  abscesos  del 
hígado;  el  contagio  de  esta  enfermedad 
se  efectúa  por  aguas  infestadas  o  por 
comer  legumbres  crudas;  en  las  colonias, 
los  europeos  no  han,  pues,  de  beber  más 
que  agua  hervida  y  comer  verduras  y 
legumbres  cocidas. 

Los  foraminiferos,  que  se  distin- 
guen por  una  cubierta  membranosa,  ca- 
liza o  silícea,  cribada  de  agujeros,  que 
dan  paso  a  sendópodos  anastomosados, 
existían  en  número  incalculable  en  la  ^^'  •""- "^^ '^• 

época  terciaria,  y  han  desempeñado  un 
papel  considerable  eu  la  formación  de  ciertos  terrenos  cali- 
zos.—Los  heliozoarios  y  los  radiolarios  no  ofrecen,  desde 
el  punto  de  vista  agrícola,  más  interés  que  los  demás  rizó- 
podos. 

II.— -ESPOROZOARIOS 

Estos  protozoarios  están  formados  por  una  célula,  limi- 
tada por  una  membrana  exterior,  que  da  al  cuerpo  una  forma 
constante;  no  poseen  pestañas  m  flagelos,  y  se  reproducen 
por  medio  de  esporos.  Todos  son  parásitos.  Se  subdividen  en 
(jj-egarinas,  coccidias,  mixosporidias,  sarcosporidias  y  he- 
niosporidias. 

1.^  Qregarinas.— Estos  esporozoarios  son  parásitos  de 
los  invertebrados  (coleópteros,  langostas,  lombrices  de  tierra) 
y  no  ofrecen  gran  interés  para  nosotros. 

2.'^  Coccidias. — Estos  esporozoarios  son  parásitos  de  los 
animales  domésticos  (mamíferos  y  pájaros).  Son  seres  mi- 
croscópicos, que  por  su  aspecto  han  sido  llamados  cuerpos 
oviformes  (fig.  2).  , 

La  coccidia  del  conejo  (Coccidium  cuniciili)  ataca  el  hí- 
gado de  este  animal,  el  cual  se  debilita  y  se  anemia.  Su  vien- 


PROTOZOARIOS 


Fig.  2.— A,  Hígado  de  un  conejo  atacado  de  coccidiosis. 
B,  Coccidias  oviformes  del  hígado  del  conejo,  aumen- 
tadas 300  veces. 


tre  se  hincha,  de  aquí  el  nombre  de  barrigón  dado  a  esta 
enfermedad;  las  mucosas  toman  un  tinte  amarillento  y  apa- 
rece diarrea.  Al  cabo  de  dos  o  tres  meses  los  conejos  quedan 
completamente  agotados  en  un  estado  de  delgadez  extremada 
y  mueren  con  convulsiones. 

Se  reconoce  que  el  hígado  de  los  animales  enfermos  es 
mucho  más  voluminoso  que  el  estado  normal,  y  presenta  en 
diferentes  puntos  aquellos  tubérculos  blanquecinos,  cuyo  ta- 
maño puede  al- 
canzar el  de  una 
avellana,  y  que 
no  son  otra  cosa 
que  masas  de 
coccidias.  Estos 
parásitos  poseen 
dos  modos  de  re- 
producción, uno 
sexuado  y  otro 
asexuado.  Se 
desarrollan  en 
las  células  próximas  a  los  conductos  biliares,  los  alteran  y 
los  transforman,  causando  los  trastornos  que  hemos  descrito. 
Hay  una  forma  crónica  que  se  manifiesta  sobre  todo  en  los 
animales  viejos  y  una  forma  aguda  (diarrea  intensa  con 
adelgazamiento  rápido  y  muerte)  que  ataca  más  bien  a  los 
jóvenes  y  los  destruye  en  gran  número. 

Esta  enfermedad  se  transmite  fácilmente  de  un  animal  a 
otro.  En  efecto,  de  los  tumorcitos  blanquecinos  del  hígado 
se  escapan  numerosas  coccidias,  que  son  arrastradas  hacia 
el  intestino  y  lanzadas  al  exterior  con  los  excrementos.  La 
humedad  del  corral  favorece  su  desarrollo  y  hay  mucho 
riesgo  de  que  los  conejos,  todavía  sanos,  contraigan  la  en- 
fermedad al  comer.  Las  crías,  sobre  todo,  sufren  mucho, 
muriendo  a  veces  los  conejillos  en  grandísimo  número.— Los 
remedios  preservativos  están  bien  indicados;  tan  pronto  apa- 
rezca la  enfermedad  en  un  corral,  es  necesario  separar  los 
animales  sanos  de  los  enfermos;  siempre  es  mejor  sacrificar 
los  animales  atacados,  deteniendo  el  mal  desde  un  principio. 


ESPOROZOARIOS  7 

Si  todavía  no  están  demasiado  anémicos  y  debilitados,  se 
pueden  consumir,  teniendo  cuidado  de  quemar  el  hígado  y 
los  intestinos  en  lugar  de  echarlos  a  la  basura;  en  el  caso  de 
que  los  animales  no  sean  utilizables  para  la  alimentación, 
hay  que  destruir  también  sus  restos.  Una  vez  retirados  los 
enfermos,  hay  que  desinfectar  los  corrales  con  agua  hirviendo 
y  después  con  agua  de  cal,  renovar  con  frecuencia  la  pocilga 
y  cuidar  que  nunca  esté  húmeda.  No  reunir  gran  número  de 
conejos  en  un  espacio  pequeño,  y  darles,  por  el  contrario,  la 
mayor  cantidad  posible  de  espacio,  de  aire  y  de  luz. 

Esta  misma  coccidia  puede  atacar  el  intestino  del  co- 
nejo (1);  esta  afección  se  manifiesta  con  signos  casi  análogos 
a  los  de  la  enfermedad  del  hígado,  y  se  trata  del  mismo  modo. 

El  conejo  no  es  el  único  animal  que  padezca  la  coccidio- 
sis;  el  conejo  de  caza  y  la  liebre  les  son  también  tributarias, 
y  en  ciertos  años  húmedos  causa  verdaderas  epidemias. — En 
Suiza,  los  bóvidos  son  frecuentemente  atacados  por  una  en- 
fermedad llamada  disentería  roja,  que  es  ocasionada  por  la 
misma  coccidia  que  ha  invadido  el  intestino.  Finalmente,  por 
excepción,  el  hombre  mismo  puede  tener  invadido  el  hígado 
y  el  intestino  por  el  parásito  del  conejo;  para  no  contagiarse 
se  ha  de  abstener  de  las  verduras  y  legumbres  crudas. 

La  coccidia  tenue  (Coccidiiwi  tenelliim)  es  de  forma  algo 
distinta  que  la  precedente  y  vive  en  el  interior  de  la  gallina, 
en  donde  produce  alteraciones.  El  ave  atacada  se  debilita 
progresivamente,  pierde  su  vivacidad,  presenta  diarrea  y 
estreñimiento,  lanza  gritos  quejumbrosos  y  muere  al  cabo  de 
algunos  días.  Con  frecuencia  se  ve  perecer  de  esta  enferme- 
dad toda  una  pollada  o  toda  una  serie  sucesiva  de  polladas. 
—Los  patos,  los  gansos  y  las  palomas  pueden  ser  atacados 
por  el  mismo  parásito.— Hay  que  tomar  las  medidas  profi- 
lácticas que  hemos  aconsejado  para  la  coccidiosis  del  conejo. 

o.^  Mixosporidias.  —  Estos  organismos  son  sobre  todo 
parásitos  de  los  peces;  se  localizan  en  el  tejido  conjuntivo  y 
en  el  tejido  muscular.  Uno  de  ellos,  el  mixoboliis  de  Pfeiffer 

(1)  Se  ha  creído  que  se  trataba  de  otra  coccidia,  la  í^oca<//V/ /;gr/(9rfl'«/í?. 
Nada  de  esto,  según  lo  ha  demostrado  Pfeiffer. 


8  PROTOZO A Ríos 

(Mijxohohis  Ffeifferi),  deterniina  la  enfermedad  de  los  bar- 
bos, que  desde  hace  treinta  años  ha  devastado  sucesivamente 
el  Mosela,  el  Mosa,  el  Aisue,  el  Mame,  el  Sena  y  fínalmeute 
el  Ródano  (1 ).  Los  barbillos  atacados  pierden  su  fuerza  y  con 
dificultad  van  contra  la  corriente;  se  les  puede  fácilmente 
coger  con  la  mano;  se  comprueba  entonces  que  están  recu- 
biertos de  un  moco,  que  los  hace  escurridizos,  y  presentan 
en  el  vientre  y  en  los  lados  del  cuerpo  unos  tumores  que  se 
abren  al  exterior  empujando  las  escamas,  y  rezuman  una  es- 
pecie de  pus  amarillento,  en  el  cual  se  encuentran  grandes 
cantidades  de  parásitos.— Esta  enfermedad  coincide  con  la 
reducción  de  la  fuerza  de  la  corriente  (construcción  de  presas) 
y  la  suciedad  de  las  aguas.  Es  preciso  evitar  la  propagación 
del  mal  retirando  del  agua  los  peces  enfermos. 

Otro  mixobulos  (Myxoholns  Ciprini),  causa  la  viruela 
de  la  carpa,  que  se  manifiesta  por  la  aparición  de  placas 
pustulosas  en  la  superficie  del  cuerpo;  este  parásito  está  lo- 
calizado en  los  ríñones  y  determina  trastornos  en  las  funcio- 
nes excretoras. 

Otras  mixosporidias,  las  microsporidias^  viven  en  los  in- 
sectos y  en  los  crustáceos;  una,  la  TJielohania  contejeani, 
es  parásito  del  cangrejo,  en  cuyos  músculos  se  encuentra  en 
abundancia;  se  le  atribuido  \r  peste  de  los  cangrejos.  Tam- 
bién es  una  microsporidia  el  Nosema  bonihijcís,  que  ocasiona 
Vdi pehrina  del  gusano  de  seda. 

4.'^'  Sarcosporidias.— Estos  organismos  se  localizan  en 
los  músculos  de  los  mamíferos. 

El  sarcociste  del  cerdo  (Sarcocj/spis  3Iiescheri) ,  de  for- 
ma que  recuerda  el  huso ,  es  frecuente  en  los  músculos  de  este 
animal:  se  suele  distinguir  a  simple  vista  en  forma  de  peque- 
ñas granulaciones  blanquecinas,  que  tienen  la  apariencia  de 
abscesos  y  que  conviene  saber  determinar.  Raras  veces  es 
peligroso,  y  los  animales  atacados  parece  que  no  sufren  mo- 
lestia alguna.  El  hombre  puede  consumir  sin  peligro  la  carne 
de  estos  cerdos  atacados,  pero  es  preferible  abstenerse  cuando 
la  invasión  es  demasiado  intensa. 

(1)    Vóase  la  Pisimltiira  del  mi.smo  autor,  pág.  462. 


ESPOROZOARIOS  9 

El  sarcociste  del  carnero  (Sarcocijstis  Tenella)  se  en- 
cuentra en  distintas  regiones  del  cuerpo  de  este  animal,  pero 
sobre  todo  en  los  músculos  del  esófago;  presenta  un  aspecto 
análogo  al  del  cerdo,  pero  puede  adquirir  el  tamaño  de  1  cen- 
tímetro, y  esto  hizo  creer  que  se  trataba  de  un  parásito  de  un 
género  distinto  al  sarcociste,  dándose  en  otro  tiempo  el  nom- 
bre de  Balbiaju'a  (jújante  a  los  mayores  ejemplares;  pero  se 
ha  reconocido  que  la  balbiania  no  era  más  que  la  forma  ma- 
dura del  sarcociste  del  carnero.  Estos  esporozoarios  no  pre- 
sentan ningún  peligro  para  los  animales.— La  cabra,  el  buey 
y  el  caballo  presentan  también  sarcocistes  en  sus  músculos. 

;■)."  Hemosporidias.—  Estos  esporozoarios  viven  como 
parásitos  en  los  glóbulos  rojos  de  la  sangre  de  los  animales, 
y  ocasionan  enfermedades  gravísimas. 

Las  hemosporidias  son  las  que  causan  la  fiebre  palúdica 
(malaria)  del  hombre  (1),  afección  muy  extendida  en  los  paí- 
ses cálidos  y  que  se  encuentra  en  la  mayor  parte  de  nuestras 
colonias,  como  también  en  diversas  regiones  de  Francia 
(Vendé,  Charento,  Laudes,  Camarga,  Córcega,  países  panta- 
nosos). Tres  especies  de  estos  parásitos  viven  en  la  sangre 
del  hombre,  los  Plasmodinm  malarice,  vivax  y  falciparum; 
con  el  examen  microscópico  de  la  sangre  de  un  palúdico, 
estos  plasmodios  se  presentan  bajo  diferentes  formas,  la  de 
cuerpos  esféricos,  de  rosáceas,  de  cuerpos  con  ñagelos  y  de 
cuerpos  semilunares;  se  reproducen  por  segmentación  y  re- 
corren en  dos,  tres  o  cuatro  días  el  ciclo  completo  de  su  des- 
arrollo: así  se  explican  las  fiebres  intermitentes  (fiebres  ter- 
cianas y  cuartanas).  Hay  otra  reproducción  sexuada,  que  se 
efectúa  en  el  tubo  digestivo  de  un  mosquito  (véase  Insectos 
nocivos  para  los  animales). 

Otras  hemosporidias  se  desarrollan  y  se  multiplican  en 
la  sangre  de  los  bóvidos  casi  de  la  misma  manera  que  los 
parásitos  de  las  fiebres  palúdicas  del  hombre.  El  Piroplasma 
biifemimim  causa  en  los  Estados  Unidos  la  fiebre  de  Texas, 
que  hace  grandes  destrozos  en  los  rebaños  de  bueyes  de  las 

(1)  El  parásito  del  paludismo  fiiO  descubierto  por  el  doctor  Laverau  (Cous- 
laiitiiia.  1880). 

GuÉNAUX.— ir///o///o/oí/m.  '1 


10  PROTOZOARIOS 

regiones  del  Sur.  Este  esporozoario  se  propaga  por  interme- 
dio de  un  acaro,  que  vive  sobre  el  buey,  le  pica,  se  harta  de 
su  sangre  y  cae  al  suelo;  la  evolución  del  parásito  se  eíec- 
túa  en  el  interior  del  cuerpo  del  ixodo;  los  huevos  de  éste 
son  contaminados,  y  los  nuevos  ixodos  que  salen  de  ellos 
inoculan  el  parásito  a  los  bueyes  que  se  encuentran  en  el 
pasto.  Por  esta  razón,  los  rebaños  del  Norte  vense  atacados 
por  la  fiebre  cuando  en  sus  prados  han  pastado  bueyes  del 
Sur.  Esta  grave  enfermedad  existe  también  en  la  América 
del  Sur  y  en  nuestras  posesiones  del  Norte  de  África,  en  Ma- 
rruecos, en  donde  ha  ocasionado  a  los  colonos  perjuicios  de 
más  de  un  50  por  100. 

El  Piroplasma  hovis  (o  Babesía  hovis)  ocasiona  en  Fran- 
cia (Norte,  Mancha,  Calvados,  Oise,  Indre,  Cantal,  Costa  de 
Oro,  etc.)  una  enfermedad  análoga,  aunque  algo  menos  grave. 
Este  parásito  es  inoculado  a  las  reses  por  ticas  (véase  más 
adelante  Ixodo  rednvio).  Esta  piroplamosis  está  caracteri- 
zada, como  la  anterior,  por  la  emisión  de  una  orina  sangui- 
nolenta (micción  de  sangre);  tiene  una  marcha  rápida  y 
causa  una  mortalidad  del  12  al  15  por  100.  La  mortalidad 
puede  en  la  actualidad  disminuir  hasta  el  1  por  100,  merced 
a  un  remedio  químico,  el  tripanblaii. 

Otros  piroplasmas  viven  en  el  perro  y  en  el  caballo. 

III.  — FLAGELADOS 

Estos  protozoarios  están  caracterizados  por  el  o  \o^  fla- 
gelos (látigos  vibrátiles)  de  que  está  provisto  su  cuerpo  en 
uno  de  sus  extremos.  Muy  estudiados  desde  hace  algunos 
años,  se  ha  reconocido  que  comprenden  importantes  parási- 
tos del  hombre  y  de  los  animales.  Dos  grupos  merecen  nues- 
tra atención:  los  tripanosomas  y  los  espiroquetas. 

Tripanosomas.— Estos  ñagelados  tienen  un  cuerpo  alar- 
gado, en  forma  de  hueso,  provisto  de  un  solo  flagelo  que  li- 
mita una  membrana  ondulante  (fig.  o).  Son  parásitos  de  la 
sangre.  Uno  de  los  más  temibles  para  la  agricultura  es  el 
Trypanosoma  eqniperda  (fig.  4),  que  ocasiona  el  venéreo  o 
enfermedad  del  coito  de  los  caballos.  Esta  enfermedad  es 


FLAGELADOS 


11 


Fig.  3. 
Tripanosoina. 


oriunda  del  África  del  Norte  (Argelia  y  Túnez);  ha  sido  im- 
portada a  Europa  por  sementales  y  ha  atacado  más  particu- 
larmente en  España,  en  el  Mediodía  de  Fran- 
cia y  en  el  Hauuóver.  Esta  grave  enfermedad 
presenta  gran  analogía  con  la  sífilis  del  hom- 
bre; es  contagiosa  y  se  propaga  por  la  cópu- 
la; al  principio,  los  caballos  atacados  presen- 
tan una  fiebre  intensa,  su  piel  se  hincha  en 
distintos  sitios,  se  pone  tumefacta,  aparecen 
derrames  mucosos  y  placas  algo  prominen- 
tes, semejantes  a  las  de  la  sífilis.  El  estado 
general  se  agrava,  los  animales  decaen;  bien 
pronto  son  atacados  los  centros  nerviosos, 
viene  la  parálisis  y  luego  la  muerte  al  cabo 
de  algunos  meses.— Los  poseedores  de  anima- 
les contaminados  caen  bajo  la  acción  de  los 
artículos  459  y  siguientes  del  Código  penal. 
Otros  tripanosomas  ocasionan  en  las  reses 
de  los  países  exóticos  graves  enfermedades 
epidémicas;  el  Tr y  paño  soma  Bfucei  crusr  la  nagana  de  los 

bóvidos  del  África  del  Sur,  del 
Congo,  etcétera,  y  el  Trypano- 
sojna  Evansi  causa  la  snrra  de 
los  caballos,  asnos  y  mulos  de 
la  India  y  del  Tonkíu.  Estos  te- 
mibles parásitos  son  inoculados 
a  los  animales  por  las  moscas 
picadoras.  La  mosca  tsé-tsé  (1) 
es  el  agente  de  la  transmisión 
de  la  riafjana  a  los  bóvidos 
africanos;  no  es  memos  peligro- 
sa para  el  hombre,  al  cual  h* 
inocula  el  Trijpanosoma  gani- 
biense,  que  determina  la  «enfer- 
medad del  sueno»;  esta  afección  hace  estragos  en  el  Uganda 
y  en  el  Congo,  en  donde  ha  despoblado  regiones  enteras. 

(1)    Véase  más  adelaure  el  capítulo  Insectos  noaros  al  hombre  ij  n  los 
nniínales  domésticos. 


Fig.  4.— Tripanosoma  del  venéreo  del 
raballo,  entre  gktbulos  sanguíneos. 


12  PROTOZOARIOS 

Espiroquetas.— Estos  flagelados  se  distinguen  de  los  tri- 
panosomas  por  su  cuerpo  filiforme  y  en  espiral,  desprovisto 

de  flagelos,  pero  que  presentan 
una  membrana  ondulante  (fig.  5). 
Ciertos  espiroquetas  son  pa- 
rásitos temibles  para  el  hombre, 

F,g.  5.-Esp¡roqiu«ta.  ^^^^^^  ^^^.^g.  ^j  Spil'Och(Pfa  Ohcv- 

meieri,  que  causa  la  fiebre  re- 
currente y  el  Trepoiiema  pallidiwu  agente  de  la  sífilis. 

Algunos  flagelados  son  parásitos  externos,  particular- 
mente el  Costia  necafri.x,  que  vive  debajo  de  la  piel  de  los 
pescados  (alevinos  de  trucha). 

IV.— INFUSORIOS 

Estos  protozoarios  se  distinguen  claramente  por  su  cuerpo 
completamente  cubierto  de  pestañas  vibrátiles,  que  les  sir- 
ven para  moverse.  Existen  en  grandes  cantidades  en  todas 
las  aguas  dulces  o  saladas  que  contienen  substancias  orgáni- 
cas en  descomposición;  abundan  en  las  infusiones  de  substan- 
cias vegetales  o  animales,  a  expensas  de  las  cuales  se  nutren, 
lo  cual  les  ha  dado  su  nombre. 

Un  infusorio,  Balantidium  coli,  se  encuentra  en  el  intes- 
tino del  hombre,  en  quien  determina  una  disentería  muy  aná- 
loga a  la  disentería  debida  a  las  amibas.— Muy  frecuente- 
mente se  encuentran  infusorios  en  número  considerable  en  el 
estómago  de  los  animales  domésticos;  en  los  rumiantes  siem- 
pre están  situados  en  dos  de  las  cuatro  grandes  cavidades 
del  estómago,  la  panza  y  el  bonete  (2.'^'  saco);  aparecen  desde 
que  los  animales,  ya  medio  criados,  empiezan  a  alimentarse 
de  hierbas  y  vegetales;  a  veces  son  tan  abundantes,  que 
constituyen  una  masa  de  500  gramos  de  peso.  Se  ha  creído 
que  contribuyen  a  la  digestión  de  los  alimentos,  pero  este 
papel  no  está  demostrado  en  ningún  modo.  Estos  animálculos, 
por  otra  parte,  no  causan  ningún  perjuicio  a  las  reses;  muy 
probablemente  no  son  más  que  comensales. 


II 
GUSANOS 

La  rama  de  los  gusanos  es  muy  compleja  y  heterogénea.  Los 
animales  de  formas  muy  desemejantes  que  la  componen,  viven  en 
medios  húmedos,  y  presentan,  como  caracteres  anatómicos  comunes: 
una  simetría  bilateral,  un  cuerpo  con  frecuencia  dividido  longitudi- 
nalmente en  anillos  idénticos  y  siempre  desprovistos  de  miembros 
articulados.  Los  aparatos  digestivo,  respiratorio  y  circulatorio  faltan 
con  frecuencia  o  son  rudimentarios.  Los  órganos  de  excreción  son 
constantes  y  característicos;  son  pares  y  consisten  en  canales  aquí- 
feros  o  en  nefridias,  que  ponen  el  cuerpo  en  comunicación  con  el 
exterior.  El  sistema  nervioso  consiste  tan  sólo,  en  los  gusanos  más 
elevados,  en  un  collar  esofágico,  seguido  de  un  cordón  ganglionar 
ventral  formado  de  dos  mitades  simétricas.  La  reproducción  se  efectúa 
de  varios  modos,  y  el  desarrollo  va  con  frecuencia  acompañado  de 
metamorfosis  más  o  menos  complicados  y  de  cambios  en  el  género 
de  vida. 

Se  pueden  reducir  los  diferentes  grupos  de  gusanos  a  tres  clases 
principales: 

Platelmintos.  Nematelmintos  y  Anélidos 


I.  — PLATELMINTOS 

(Gusanos  planos) 

Los  platelmintos  son  gusanos  de  cuerpo  plano,  raras  ve- 
ces cilindrico,  formado  de  un  solo  segmento  o  de  varios  seg- 
mentos sucesivos,  desprovistos  de  cadena  nerviosa  ventral. 
Comprenden  cuatro  grupos:  Nemevtes,  tui'belarios,  cestoi- 
des  y  trematoides. 

Desde  el  punto  de  vista  agrícola,  únicamente  debemos 
ocuparnos  de  los  cestoides  (tenias)  y  de  los  trematoides  (dís- 
tomas),  muchos  de  los  cuales  son  nocivos  para  el  hombre  y 
para  los  animales  domésticos. 


14 


GUSANOS 


CESTOIDES 
(Tenias) 

Los  cestoides  son  gusanos  planos,  que  tienen  la  forma  de  una 
cinta  compuesta  de  numerosos  anillos  o  proglótides,  semejantes  todos 
entre  sí  (fig.  8  y  11).  Estos  gusanos  se 
fijan  por  uno  de  sus  extremos,  que  para 
ello  está  provisto  de  rentosas  y  fuerte- 
mente de  ganchos:  el  segmento  fijador 
es  diferente  de  los  otros,  y  lleva  el  nom- 
bre impropio  de  cabera,  o  bien  el  de 
escole  A-  (fig.  6).  No  existe  aparato 
digestivo:  la  nutrición  se  efectúa  por 
endosmosis.  Tampoco  existen  aparatos 
respiratorio  y  circulatorio:  la  respira- 
ción, poco  activa,  es  únicamente  cutá- 
nea. Por  el  contrario,  los  órganos  de 
excreción  están  bien  desarrollados.  El 
sistema  nervioso  se  compone  de  dos  cor- 
dones laterales,  y  se  comunican  entre  sí 
en  el  escolex.  Los  órganos  reproductores 
son  complicados;  existe  uno  masculino  y 
otro  femenino  en  cada  segmento,  hay. 
pues,  hermafroditismo;  y  la  disposición 
de  los  conductos  genitales  sirve  de  ca- 
rácter para  la  clasificación.  La  repro- 
ducción es  muy  activa  y  el  número  de 
los  huevos  considerable. 


Fiír.G. 


Escolex  de  la  Twiüd 
solñnii. 

A,  cabeza;  n.  parte  ante- 
rior poco  adelgazada;  bb, 
ventosas;  c.  doble  corona  de 
sanchos:  «?,  rostro;  e.  cuello; 
/,  primeros  anillos.  B,  gau- 
chos; a.  mango:  b,  guarda: 
r,  uña. 


Todos  los  cestoides  son  eudoparásitos.  Su  desarrollo  es 
complejo,  lo  cual  limita  mucho  las  probabilidades  de  su  mul- 
tiplicación. Se  les  divide  eu  cestoides  cou  cuatro  ventosas  o 
tetracestoides  (tenias  propiamente  dichas)  y  cestoides  con 
dos  ventosas  o  dicestoides  (botriocéfalosj. 

Ciclo  evolutivo. — El  gusano  adulto  vive  en  el  intestino 
de  un  animal  carnívoro  (hombre  o  perro);  cada  uno  de  sus 
anillos  o  proglótides  representa  un  animal  completo :  es  her- 
mafrodita,  se  reproduce  y  emite  huevos;  los  anillos  maduros 
se  desprenden  sucesivamente  del  extremo  posterior  de  la  te- 
nia y  son  expulsados  con  los  excrementos.  Los  huevos  pues- 
tos asi  en  libertad  son  absorbidos  por  un  animal  herbívoro 
(buey  o  conejo),  cuando  éste  come  las  hierbas  sobre  las  cua- 


PLATELMINTOS  15 

les  han  caído;  entonces  los  huevos  pueden  abrirse  y  salen  de 
ellos  larvas,  que  van  a  fijarse  en  los  tejidos  del  huésped  in- 
termediario, constituyendo  una  suerte  de  vesículas  que  se 
llaman  quistes  (cisticercos,  cenuros,  equinococos,  etc.),  hasta 
que  el  animal  que  los  contiene  haya  sido  comido  por  un  car- 
nívoro; tan  sólo  en  este  último,  las?  larvas  podrán  alcanzar  su 
completo  desarrollo. 

I.— Tetracestoides  o  tenias  propiamente 
dichas 

Son  tenias  provistas  de  cuatro  ventosas  y  con  aberturas 
genitales,  situadas  en  los  lados  de  los  anillos.  Comprenden: 
1."  Tenias  con  cisticercos;  2.^  Tenias  con  cenuros;  o.*^  Tenias 
con  equinococos;  4.^  Tenias  con  cisticercoides,  y  5.°  Tenias 
con  formas  varias  desconocidas  o  anoplocef aliñas. 

1.'^  Tenias  con  cisticercos.— La  forma  larvaria  llamada 
cisticerco  se  presenta  bajo  el  aspecto  de  una  vesícula  (vesí- 
cula caudal)  llena  de  líquido  y  en  cuyo 
interior  está  invaginada  una  sola  ca- 
beza (ñg.  7). 

Tenemos  por  de  pronto  los  dos  gu- 
sanos solitarios  del. hombre  (1):  la 
tenia  inerme  y  la  tenia  armada,  am- 
bas interesantes  para  el  agricultor, 
pues  sus  larvas  viven  en  el  buey  y  en 

el  cerdo.  pjg_  7._Corte  esquemático 

La  tenia  inerme  (Tcenia  saginata)  ^e  un  cisticerco. 
(fig.  8)  vive  en  estado  perfecto  en  el 
intestino  del  hombre;  tiene  de  tres  a  ocho  metros  de  longitud 
y  a  veces  más.  Su  cabeza  (fig.  9)  no  tiene  rostro  ni  ganchos 
y  unos  dos  milímetros  de  anchura;  los  orificios  genitales 
están  irregularmente  alternados  y  los  huevos  son  elípticos; 
estos  huevos  (fig.  10)  se  dividen  interiormente  y  expulsan  un 

(1)  Se  creia  antes  que  el  intestino  humano  contenia  siempre  uno  solo  de 
estos  parásitos,  y  de  ahi  el  nombre  de  Solitaria:  pero  puede  muy  bien  liaber 
varios  al  mismo  tiempo. 


16 


GUSANOS 


embrión  llamado  he.xaccnito,  a  causa  de  tres  pares  de  gan- 
chos de  que  está  provisto.  Este  embrión,  protegido  por  una 
gruesa  cascara,  puede  quedar  largo  tiempo  intacto  sobre  la 
hierba;  si  es  tragado  por  un  buey,  emprende  una  vida  activa: 
i.  la  cascara  se  reblandece 

y,  por  intermedio  de  los 
vasos  sanguíneos,  va  a 
alojarse  en  el  tejido  mus- 
cular de  su  huésped;  lle- 
gado allí  pierde  sus  tres 
pares  de  ganchos,  crece  y 
se  enquista,  formando  un 
cisticerco,  que  tiene  el  as- 
pecto de  una  vesícula 
transparente  del  tamaño 
de  un  guisante  (6  milíme- 
tros de  largo  por  unos  3  de 
ancho);  el  buey  que  pre- 
senta cisticercos  se  dice 
que  está  leproso.  En  los 
mataderos  conviene  poder 
distinguir  entre  los  bue- 
yes sacrificados  los  que 
están  leprosos;  para  ello 
hay  que  hacer  una  inci- 
sión en  los  carrillos  a  cada 
lado  de  la  boca,  en  donde 
los  cisticercos  se  alojan 
preferentemente.  En  el  animal  vivo  no  se  advierte  nada  anor- 
mal; nunca  la  lepra  del  buey  presenta  gravedad,  ni  ningún 
carácter  que  permita  reconocerce ;  tan  sólo  algunas  veces  se 
pueden  notar  cisticercos  debajo  de  la  lengua  y  prominentes, 
pero  es  muy  raro  encontrarlos  en  esta  región.  Cuando  ha 
sido  ingerido  por  el  hombre,  el  cisticerco  desen vagina  su 
escolex  y  lo  hace  emerger  de  su  vesícula;  ésta  queda  dige- 
rida, y  el  escolex  aislado  se  fija  por  medio  de  sus  ventosas  a 
la  pared  intestinal  y  luego  produce  por  germinación  una  lar- 
ga cadena  de  anillos,  de  los  cuales  los  más  lejanos  son  los 


Fio-.  ^.—Tcenia  sayinata  (Cestoidp). 
\,  contraída:  B.  extendida. 


PLATELMINTOS 


17 


Fig.  9.— Teuia  inerme:  huevo  y  escolex 


más.  viejos.  Los  anillos  producidos  en  nn  año  forman  una 
cadena  de  2()  metros  de  lono^itiid,  pero  son  expulsados  a  me- 
dida que  llegan  a  madurez. 
Por  todas  partes  en 
donde  se  consume  la  carne 
de  buey,  existe  la  tenia 
inerme,  que  de  un  modo 
general  es  mucho  más  fre- 
cuente que  la  tenia  arma- 
da. Se  le  encuentra  abun- 
dantemente en  Inglaterra , 
en  Alemania,  en  Italia, 
etcétera,  y  es  bastante 
frecuente  en  Francia.  Es 
extraordinariamente  co- 
mún en  la  ludia,  en  el 
Norte  de  África  (Argelia 
y  Túnez)  y  en  Abisinia; 

en  este  último  país,  el  buey  entra  en  la  composición  del  plato 
nacional,  y  como  los  alimentos  o  las  aguas  destinadas  para 

la  vida  de  los  anima - 
'^  ^  les  suelen  estar  con- 

tamina dos  con  los 
excrementos  del  hom- 
bre, se  ha  podido  de- 
cir en  forma  jocosa 
que  todo  abisinio  res- 
petable ha  de  tener 
su  gusano  solitario. 
Nunca    debe    co- 
merse carne  de  buey 
que  no  esté  suficien- 
temente cocida,  y  la 
temperatura    que   es 
preciso  alcanzar  para 
estar  al  abrigo  de  todo  peligro  es  de  46^  Además,  se  ha  de 
cuidar  que  los  excrementos  humanos  no  ensucien  los  alimen- 
tos de  los  bueyes. 


l'iu.  10. -A,  huevo  (le  Tíeiiia  sagiiiata: 
V>.  C.  einhriniips  hoxarantos. 


18 


GUSANOS 


La  tenia  armada  (Tcenia  solinm)  (fíg.  11)  vive  también 

en  el  intestino  del  hombre. 
Tiene  por  término  medio  dos 
o  tres  metros  de  longitud;  su 
cabeza  (fig.  (;)  está  provista 
de  un  rostro  corto,  armado 
de  una  doble  corona  de  gan- 
chos; los  oriñcios  genitales 
son  bastante  regularmente 
alternos;  los  huevos  son  esfé- 
ricos,}-^ los  anillos,  maduros, 
son  más  pequeños  que  los  de 
la  tenia  inerme.  Su  cisticerco 
(fíg.  12)  vive  en  el  cerdo,  al 
cual  causa  la  lepra;  en  éste 
es  extraordinariamente  abun- 
dante: los  músculos  a  veces 
están  literalmente  rellenos, 
sobre  todo  en  las  regiones  de 
la  cara  inferior  de  la  lengua, 
del  cuello  ^  de  los  lomos;  son 
vesículas  ovaladas  de  6  a 
20  milímetros  de  longitud 
por  5  a  10  de  ancho,  llenas  de 
líquido  y  presentando  en  un 
punto  de  su  superñcie  un  pun- 
tito  blanco,  que  es  una  cabe- 
za de  tenia.  Los  tocineros 
los  designan  con  el  nombre 
de  granos  de  lepra.  La  car- 
ne de  cerdo  leproso  es  pálida 
y  como  macerada. 

La  enfermedad  se  encuen- 
tra en  todos  los  países  en 
donde  se  hace  un  gran  con- 
sumo de  carne  de  cerdo,  y 
se  descuida  de  cocerla  suñ- 
cientemente  (Inglaterra,  Alemania  y  América  del  Norte).  En 


Fie.  1 1  .—Ttmifí  solinm. 


PLATELMINTOS  10 

Francia,  la  Tcenia  soliimi  es  rara.  La  lepra  del  cerdo  era 
común  entre  los  antiguos,  que  habían  reconocido  la  frecuen- 
cia del  gusano  solitario  en  los  individuos  que  comían  carne 
de  cerdo,  y  ésta  es  probablemente  la  razón  por  la  cual  el  uso 
de  esta  carne  fué  prohibida  por  Moisés  a  los  hebreos  y  por 
Mahoma  a  los  musulmanes. 

Los  cerdos  que  viven  en  libertad  están  muy  expuestos  a 
contraer  la  lepra.  Se  advierte  en  los  animales  atacados  una 
üran  sensibilidad  en  el  hocico,  una  voz  ronca  v  lueo-o  debili- 


Fiíi-.  12.— Cistirorco  del  cerdo  y  tres  gauchos  del  escolex,  mostrando  el  mango, 
la  o-uarda  y  la  hoja. 


dad;  pero  no  hay  síntomas  bien  determinados,  y  únicamente 
se  puede  determinar  con  seguridad  la  lepra  por  la  presencia 
de  cisticercos  en  la  cara  inferior  de  la  lengua;  el  lanf/iieyage 
es  la  operación  que  consiste  en  el  examen  de  la  lengua  de  los 
cerdos  llevados  a  los  mercados;  era  ya  conocida  en  tiempo 
de  Aristófanes,  y  todavía  hoy  existen  langiieyeiirs  en  mu- 
chos mercados  de  reses;  pero  a  fin  de  burlar  el  languejjage, 
los  tratantes  en  cerdos  pinchan  los  cisticercos  para  vaciarlos; 
esto  es:  el  epinglage.  También  extraen  a  veces  con  un  cu- 
chillo o  por  medio  de  imas  pinzas  (harpomiage)  los  cisticer- 
cos visibles  en  los  cortes  de  la  carne,  a  fin  de  burlar  la  vigi- 
lancia de  los  inspectores;  pero  es  posible  reconocer  fácil- 
mente, al  cabo  de  algunos  días,  las  cicatrices  producidas.  Se 


20  GUSANOS 

han  de  tomar  iguales  precauciones  que  en  el  caso  de  la  tenia 
inerme,  es  decir,  cocer  bien  la  carne  de  cerdo,  elevtíndola  a 
una  temperatura  próxima  a  GO".  No  existe  tratamiento  de  la 
lepra  del  cerdo;  esta  enfermedad  se  considera  como  una  falta 
punible.  (Ley  del  2  de  agosto  de  1884.) 

La  lepra  puede  encontrarse  también  en  el  hombre,  y  se 
debe  a  que  los  anillos  maduros,  en  las  personas  que  llevan 
la  solitaria,  ascienden  a  veces  hasta  el  estómago,  en  lugar 
de  ser  expulsados  por  el  ano;  los  embriones  puestos  en  liber- 
tad atraviesan  las  paredes  del  estómago  y  van  a  alojarse  en 
diferentes  regiones  del  organismo. 

Vienen  luego  las  tenias  de  los  animales  domésticos.  La 
tenia  en  sierra  (Twnia  serrata)  vive  en  el  intestino  del  pe- 
rro, y  su  cisticerco  en  el  peritoneo  del  conejo;  su  talla  varia 
desde  50  centímetros  a  un  metro,  por  término  medio.  Los 
huevos  de  la  tenia  son  expulsados  con  los  excrementos  del 
perro;  la  enfermedad  se  propaga  tan  sólo  si  sus  huevos  se 
mezclan  con  los  alimentos  destinados  a  un  conejo  o  a  una 
liebre;  introducidos  en  el  estómago  de  estos  animales,  se 
fijan  sobre  el  peritoneo,  en  la  proximidad  del  tubo  digestivo, 
formando  pequeñas  vesículas  del  tamaño  de  un  guisante,  en 
el  cual  se  distingue  un  punto  blanco,  y  que  son  los  cisticercos 
(Cijsticercns  pisiformis).  Cuando  el  conejo  muere  y  se  dan 
las  entrañas  a  un  perro,  éste  contrae  la  tenia,  que  llega  en- 
tonces a  su  estado  definitivo.  Ya  vemos,  pues,  las  medidas 
que  hay  que  tomar  para  evitar  la  propagación  de  la  enfer- 
medad. 

La  tenia  ribeteada  ( Twnia  marginata)  vive  también  en 
el  perro;  alcanza  1  ó  2  metros  por  término  medio  y  hasta 
5  de  longitud;  sus  anillos  se  enchufan  unos  en  otros.  El  cis- 
ticerco (Cijsticercns  tennicollis)  se  encuentra  en  el  buey,  en 
el  cerdo  y  sobre  todo  en  el  carnero,  en  el  peritoneo;  es  muy 
voluminoso,  mucho  más  que  los  cisticercos  de  las  tenias  pre- 
cedentes; sus  dimensiones,  por  término  medio,  varían  entre 
las  de  un  huevo  de  palomo  y  de  un  huevo  de  gallina,  es  la 
hola  de  agua  de  los  matarifes  (fig.  13);  la  vesícula  caudal 
encierra  un  líquido  incoloro,  en  el  cual  flota  la  cabeza  inva- 


PLATELMINTOS 


21 


g-iuada;  sumergiéudola  eu  agua  caliente,  se  obtiene  la  desen 

vaginación,  y  se  advierte  que 

la  cabeza  está  sostenida  por 

un  largo   cuello.  Esta  tenia 

no  se  desarrolla  en  el  cuerpo 

del  hombre;  éste  puede  comer 

sin    peligro   carnero  atacado 

de  holas  de  agua.  La  tenia 

libeteada  es  sobre  todo  común, 

como   se   comprende,   en  los 

perros    de    matadero    y    de 

pastor. 

La  tenia  de  cuello  grueso 
(Tcenia  crassicollis)  vive  en 
el  gato  y  tiene  de  15  a  60 
t-eutí metros  de  longitud.  El 
cisticerco,  del  tamaño  de  un 
guisante,  se  encuentra  en  el 
hígado  de  los  pequeños  roe- 
dores, tales  como  ratas,  ratones  y  ratón  campestre.  Esta 
tenia  suele  provocar  la  muerte  de  los  gatos. 


Fig".  13.  —  Ci/sficeirifs  teimicollis  o 
bola  de  agua,  tamaño  natural,  cou 
la  cabeza  desenvaginada  (Railliet). 


2.*^  Tenias  con  cenuros.— La  forma  larvaria  llamada 
cPHuro  es  un  cisticerco  que  contiene  gran  número  de  cabezas 
o  escolex  (fig.  14). 

La  tenia  cenuro  (Tcenia  cmiurns)  vive  en  el  intestino 
del  perro,  y  su  cenuro  en  el  cerebro  de  los  herbívoros,  parti- 
cularmente del  carnero;  su  talla  es  relativamente  pequeña, 
10  centímetros  por  término  medio,  y  es  bastante  delgada. 
Cuando  los  huevos  expulsados  con  los  excrementos  del  perro 
son  tragados  por  un  carnero,  los  embriones  hexacantos  (pro- 
vistos de  seis  gauchos)  quedan  libres  en  el  estómago  de  este 
herbívoro;  unos  atraviesan  las  paredes  del  tubo  digestivo  y 
por  los  vasos  sanguíneos  son  conducidos  a  todo  el  organis- 
mo: los  otros  se  atroñan  y  mueren:  únicamente  los  embriones 
(jue  llegan  al  cerebro  se  encuentran  en  condiciones  favora- 
bles a  su  desarrollo,  transformándose  en  una  vesícula,  que 
puede  alcanzar  al  cabo  de  dos  o  tres  meses  el  tamaño  de  un 


'^'¿  GUSANOS 

huevo.  Ccada  vesícula  produce  eu  su  iuterior  uu  grau  número 
(hasta  500)  de  brotes,  que  uo  sou  otra  cosa  que  cabezas  de 
tenia:  teuemos  eutouces  el  cenuro  cerebral  (figuras  15  y  16). 
Este  ceuuro  determina  una  enfermedad,  que  ha  recibido  el 
nombre  de  vértigo  del  carnero,  aturdimiento,  etc.;  en  el  pri- 
mer período,  o  sea  de  invasión  por  los  embriones,  el  animal 
cae  en  un  estado  de  postración  y  tiene  congestión  de  los  ojos 


Fig.  14.— Corte  esquemático  de  un  cenuro. 
a,  escolex,  con  su  disposición  normal;  h.  c.  d.  r.  disposiciones  cada  vez  más 
esquemáticas  (Railliet). 

y  del  cerebro;  puede  muy  bien  ocurrir  que  el  carnero  triunfe 
de  esta  invasión  y  se  cure,  lo  cual  tiene  lugar  en  los  anima- 
les de  cierta  edad,  cuyos  tejidos  se  dejan  penetrar  difícil- 
mente por  los  embriones;  no  pudiendo  éstos  llegar  hasta  los 
centros  nerviosos,  no  tardan  en  morir  y  en  desaparecer.  Si, 
por  el  contrario,  se  trata  de  corderos,  se  advierte  que  los 
síntomas  que  acabamos  de  indicar  se  mitigan  ordinariamente 
durante  cuatro  o  cinco  meses,  y  luego  la  enfermedad  reapa- 
rece y  se  agrava:  el  animal  atacado  avanza  algunos  pasos  y 
gira  sobre  sí  mismo,  siempre  en  un  sentido  determinado, 
dependiente  de  la  región  del  cerebro  ocupada  por  el  cenuro 


PLATELMINTOS 


23 


(figura  17).  A  veces  la  enfermedad  es  grave  desde  un  prin- 
cipió, y  la  muerte  sobreviene  de  una  manera  fulminante  in- 
mediatamente después  del  periodo  de  invasión;  esta  forma 
aguda  de  vértigo  es  debida  a  la  invasión  del  cerebro  por  un 
gran  número  de  cenuros. 

Los  perros  dan  asilo  a  la  tenia  adulta  y  contribuyen  así 
a  su  propagación ;  es  preciso 
tomarla  precaución  de  desem- 
barazarles dos  veces  al  año, 
por  medio  de  vermífugos,  de 
las  tenias  que  pnedan  alber- 
gar. También  hay  qne  evitar 
el  darles,  como  acostumbran 
con  demasiada  frecuencia  los 
pastores,  las  cabezas  de  los 
carneros  muertos  de  vértigo, 
que,  por  el  contrario,  se  han 
de  destruir  por  el  fuego.  Estas 
precauciones  tan  sencillas  pue- 
den evitar  grandes  desastres 
en  los  rebaños.  Lo  mejor  es 
sacrificar  los  corderos  enfer- 
mos en  lugar  de  ensayar  nin- 
gún tratamiento. 

La  tenia  serial  (Tmnia  serialis)  se  asemeja  mucho  a  la 
anterior  por  su  forma;  vive  también  en  el  intestino  delgado 
del  perro  en  edad  adulta,  y  su  cenuro  en  los  músculos  y  de- 
bajo de  la  piel  del  conejo  silvestre  y  del  conejo  doméstico. 
Los  cenuros  se  notan,  a  veces,  bajo  la  forma  de  abultamien- 
tos  subcutáneos  en  las  regiones  del  dorso,  de  los  hombros  y 
de  los  muslos.  No  ocasionan  trastornos  serios. 


Fig.  15.— Uno  de  los  numerosos  esco- 
lex  aumentado  del  cenuro  cerebral. 


o.-'  Tenias  con  equinococos.— La  forma  larvaria,  lla- 
mada equinococo,  consiste  en  una  vesícula  madre,  de  paredes 
gruesas,  que  da  brotes  interiormente  y  da  nacimiento  a  vesi- 
^culas  proligeras,  especie  de  cisti cercos  o  de  cenuros,  que  en 
su  interior  originan  varias  cabezas  o  escolex.  La  vesícula 
madre  da  también  brotes  al  exterior  y  vesículas  hijas,  las 


24 


GUSANOS 


cuales^  a  su  vez,  pueden  producir  vesículas  nietas.  Esta  in- 
tensa proliferación  da  con  frecuencia  nacimiento  a  grandes 
tumores  (tumores  hidáticos)  (fig.  18). 

La  tenia  equinococo  (Tíviiia  echinococcus)  (ñg.  1*))  es  la 
más  pequeña  d<^  tO(las:  no  inide  nijís  de  dos  a  cinco  niilíme- 


Fig.  16.— Ceuuro  cerebral. 

1.  vesícula  con  grupos  de  cabezas  o  escolex,  tamaño  natural;  2,  dos  grupos 
(le  escolex  aumentados  cuatro  veces;  3.  escolex  con  su  forma  natural  (sin  aplas- 
tar y  fuertemente  ampliado). 


tros  y  como  máximo  no  lleva  más  que  tres  o  cuatro  anillos; 
vive  en  el  intestino  del  perro  y  no  resulta  para  éste  peligrosa. 
Su  larva,  llamada  equinococo ,  se  hace  voluminosísima,  y  se 
desarrolla  en  los  rumiantes  (buey,  carnero,  cabra,  camello), 
en  los  roedores  (conejo,  ratón),  en  el  cerdo,  caballo,  en  los^ 
pájaros,  etc.  Se  le  encuentra  también  en  el  hombre,  aloján- 
dose preferentemente  en  el  hígado;  crece  poco  a  poco,  y  al 


PLATELMINTOS 


cabo,  de  varios  meses  produce  un  quiste  Jiidático,  lleuo  de 
líquido  claro,  eu  el  cual  flotan  numerosas  vesículas,  cada  una 
de  las  cuales  contiene  varios  escolex  de  tenia. 

En  Islandia,  en  donde  reina  la  mayor  promiscuidad  entre 
los  habitantes  y  los  ani- 
males,  es  en  donde  la 
equinococia  es  más  fre- 
cuente. 

Las  personas  que  vi- 
ven en  contacto  con  pe- 
rros están  muy  expues- 
tas a  contraer  esta  grave 
enfermedad  absorbiendo 
los  huevos  microscópi- 
cos de  la  tenia.  Es  bas- 
tante frecuente  en  el 
campo,  particularmente 
entre  los  pastores;  los 
matarifes  y  choriceros 
están  también  muy  ex- 
puestos; esto  es  debido  a 
que  los  perros  de  alque- 
ría y  de  matadero  hallan 
todas  las  facilidades  para 
absorber  hidátides  pro- 
cedentes de  los  animales 
sacrificados.  fig.  i7. 

Cabeza  de  camero  con  ceuuro  en  el  lóbulo 

Profilaxia :    Siendo  '^^^"'^  ^'''''^''  '^'^  '^''^'''' 

el   perro   el  propagador 

de  la  enfermedad,  es  de  él  de  quien  debemos  guardarnos.  No 
dar  nunca  a  los  perros  visceras  de  los  animales  de  los  mata- 
deros, y  darles  carne  siempre  cocida.  Alejar  los  perros  de  las 
huertas  y  de  los  cultivos  de  verduras;  nunca  se  han  de  mez- 
clar sus  excrementos  con  el  abono  destinado  a  las  huertas. 
Combatir  en  el  perro  el  hábito  de  lamer  las  manos  y  la  cara 
de  su  dueño,  el  comer  y  beber  en  los  platos,  escudillas  y 
demás  utensilios  de  cocina;  alejarles  de  la  vida  íntima  fami- 

Gtjé:sXV!x.— Entomología.  3 


GUSANOS 


Fig.  18. 
Equinococo. 

liar.  Limpiar  cuidadosamente 
las  ensaladas  y  verduras  que 
deben  consumirse  sin  una  pre- 
via cocción  y  no  beber  ac:ua 
sin  filtrar. 


Fig.  19.— Tenia  equinococa.  aumen- 
tada doce  veces. 


Cestoides 


Tetracestoides  o  teuia.^ 

Huésped 

propiamente  dichas 

doíinitivo 

Tcvnia      saginata 

(inerme). 

Hombre. 

T.  soUum  (armada). 

Hombre. 

T.  serrata. 

Perro. 

T.  marqinatü . 

Perro. 

T.  crassicolis. 

Gato. 
Perro. 

T.  ccennrns. 

T.  serialis. 

Perro. 

T.  echinococcus. 

Perro. 

Huésped 
iutermediariii 


Buey  (Cjjsticercns  boris). 
Cerdo  (C.  celliilosa'.). 
Conejo  (C .  pisiformh) . 
Carnero,  buey,  etc.  (C.  temiicoUh). 
Ratón  [C.  fasciolaris). 

Cerebro  de  carnero  (Cwjiunis  ce- 

rehralis). 
Conejo  (C.  serialis). 

Hombre,  cerdo,  carnero,  buey,  ca- 
ballo, perro,  gato,  conejo,  etc. 
(Echinococcus  jwlijinoi-phiis  . 


4."  Tenías  con  cistlcercoides.  —  La  forma  larvaria  lla- 
mada cisticercoicle  o  sendoquistica  es  una  especie  de  cisti- 
cerco  de  pequefias  dimensiones,  con  visícula  caudal  poco 
desarrollada  o  ausente  y  de  organización  imperfecta.  Es 
parásito  de  los  invertebrados. 


PLATELMINTOS 


27 


, El  dipilídium  del  perro  (^/>/);^/zV/z>////  caniniim)  (ñg.  20)  es 
un  gusano  de  10  a  40  centímetros  de  longitud,  cuyos  anillos 
más  antiguos  tienen  la  forma  de  pepitas  de  melón;  se  le 
encuentra  muy  frecuentemente  en  el  intestino  del  perro; 
también  en  el  gato  y  con  rareza  en  el  hombre;  su  larva  vive 
en  la  pulga  y  en  el  trichodecte  del  perro.  Tragando  estos 
parásitos  para  privarse  de  sus  moles- 
tias, es  como  el  perro  contrae  el  dipi- 
lídium. 

El  himenólepis  pequeño  (B.  dimi- 
nuta), largo  de  20  hasta  60  centíme- 
tros, habita  en  estado  adulto  en  el  in- 
testino de  los  roedores  (ratones  y  ra- 
tas), y  en  estado  larvario  en  distintos 
insectos.  Puede  vivir  también  en  el 
hombre,  pero  esto  ocurre  con  bastante 
rareza. 

Las  drepanidotenias  son  tenias 
provistas  de  una  simple  corona  de  gan- 
chos uniformes,  generalmente  en  pe- 
queño número,  con  mango  mucho  ma- 
yor que  la  hoja,  que  siempre  es  débil: 
viven  en  los  pájaros  acuáticos,  sobre 
todo  en  los  gansos  (D.  kinceolata)  y 
en  los  patos  (D.  anatina);  sus  cisticer- 
coides  se  encuentran  en  pequeños  crustáceos  de  agua  dulce, 
los  cijdops  y  los  cijpris. 

Las  davaineas  son  gusanos  de  pequeño  tamaño^  cuya 
cabeza  está  provista  de  una  doble  corona  de  gauchos  muy  nu- 
merosos, de  hoja  y  mango  cortos,  pero  de  guarda  muy  des- 
arrollada. Viven  en  los  intestinos  de  los  pájaros,  como  la 
davainea  proglotínea  fB.  proglottina) ,  que  se  encuentra  en 
la  gallina,  y  en  estado  cisticercoide  en  los  caracoles  y  ba- 
bosas. 


Fig.  'l^.—Dípylidiuiii 
del  perro. 


28 


GUSANOS 


Tcuias 
con  cisticorcoidcs 

Dipijlidiiini  caiiiuum 

(T.  cncnmcrina). 
Hifinenolepis  (liiniíiuta . 
Drepaiiidotíenia  anatina. 

Darainea  profiloffina. 


Huésped  doliiiitiví 
(Vertebrado) 


Perro. 
Ratón  y 
Pato. 

Gallina. 


rata. 


Huésped  intermediario 
(Invertebrado) 

Pulga  y  tricliodecte  del 

perro. 
Diferentes  insectos. 
Pequeños  crustáceos  de  agua 

dulce  (ciclops). 
Babosa. 


Son  tenias  que  viven  en  los  ru- 
miantes (herbívoros),  cuya  forma  larvaria  es  desconocida. 
La  moniezia  extensa  fJ/.  expansa),  hallada  con  frecuencia 
en  el  intestino  del  carnero,  del  buey  y 
de  la  cabra,  alcanza  5  metros  de  longi- 
tud; provoca  en  el  carnero  trastornos 
serios,  sobre  todo  en  los  más  jóvenes 
(corderinos),  en  los  años  húmedos  y 
lluviosos:  determina  serosidad  en  el 
peritoneo  (hidropesía)  y  acarrea  la 
anemia  del  animal.  Otras  moniezias 
viven  también  en  el  carnero:  la  M.  tri- 
gonophore,  la  M.  de  Van  Beneden, 
etcétera. 

Las  anoplocéfalas  son  parásitos 
de  los  équidos  (caballos,  asnos;}- mu- 
los). La  anoplocéfalaperfoliada(^^./?í?7'- 
foliata)  (figura  21)  se  encuentra  en 
gran  cantidad  en  el  ciego  y  en  el  íleon 
del  caballo;  es  de  muy  pequefia  talla,  entre  1  y  2' 5  centíme- 
tros. La  anoplocéfala  mamilana  (A.  mamillana)  es  también 
muy  frecuente. 

Las  andrías  son  parásitos  de  los  roedores,  como  la  andría 
del  conejo  (A.  cunicnU),  que  vive  en  el  intestino  del  conejo 
silvestre. 


Fig.  21.— Anoplocéfala 
perfoliada. 


Tenias  de  los  herbívoros 
(Anoplocefalinas) 

Huésped  deflnitivo 
(Vertebrado) 

Huésped 
intermediario 

Anoplocephala  pcrfoliata. 
Moniezia  expansa . 

Carnero,  buey  y  cabra. 
Caballo. 

Desconocido, 
ídem . 

Andrija  cnniculi. 

Conejo. 

ídem. 

PLATELMINTOS 


29 


II.  —  Dicestoídes  o  botriocéfalos 

Estos  gusanos  tieueu  la  cabeza  provista  üiiicameute  de 
dos  ventosas;  sus  ori- 
ficios genitales  se  en- 
cuentran casi  siempre 
en  la  línea  media  ven- 
tral; las  dos  vento- 
sas son  rudimentarias, 
como  dos  hendiduras 
laterales  llamadas  bo- 
tridias  (que  quiere  d^- 
úv  fosüas),  de  aquí  le 
ha  venido  el  nombre  de 
botriocéfalo. 

El  botriocéfalo  an- 
cho (  Botriocephalns 
latus)  (fig.  22),  tiene 
enormes  dimensiones: 
por  término  medio,  en- 
tre 2  y  7  metros,  pero 
puede  llegar  hasta  20 
metros;  su  color  es  gris 
rosado;  los  anillos,  en 
número  de  tres  a  cuatro 
mil,  son  muy  anchos; 
llegados  a  su  completo 
desarrollo,  tienen  2  ó 
4  milímetros  de  longi- 
tud por  10  ó  20  de  an- 
cho. Vive  en  el  intesti- 
no del  hombre  y  pro- 
duce en  él  trastornos 
análogos  a  los  de  la 
tenia,  y  a  veces  en  el 
intestino  del  perro. 
Su  larva,  o  plero- 
cercoide,  vive  en  los  peces,  y  raramente  está   enquistada. 


Fig.  22.— Botriocéfalo. 


30 


GUSANOS 


Los  Iluevos  de  este  botriocéfalo  son  elípticos,  y  en  el 
momento  de  la  puesta,  al  revés  de  lo  que  pasa  con  las  tenias, 
no  contienen  embriones.  El  embrión  no  aparece  hasta  bas- 
tante tiempo  después  de  expulsado  el  huevo  fuera  del  in- 
testino del  hombre,  y  para  desarrollarse  necesita  un  medio 
húmedo.  El  embrión  es  hexacanto,  es  decir,  tiene  seis  ganchos, 
como  el  de  las  tenias;  pero  se  diferencia  del  de  éstos  por  una 
cubierta  ciliada  (fig.  2.S),  que  le  permite  nadar  y  buscar  el 

pez  que  ha  de  ser  su  huésped. 
Los  peces  de  los  lagos, 
como  la  Iota  y  la  fera,  lo 
mismo  que  la  perca,  el  lucio 
y  la  trucha,  son  sobre  todo 
atacados  por  este  parásito. 
En  los  habitantes  que  viven 
cerca  de  los  grandes  lagos 
es  en  donde  se  encuentra  es- 
pecialmente el  botriocéfalo: 
lagos  de  Suiza  (de  Ginebra, 
de  Neufchátel,  etc.),  de  Ita- 
lia, de  Rusia,  de  Suecia  y  de 
Noruega.  Excepto  en  las  cer- 
canías de  la  frontera  suiza,  es  casi  desconocido  en  Francia. — 
Conviene  cocer  cuidadosamente  el  pescado  que  se  consume, 
y  a  fin  de  privar  la  propagación  del  parásito,  evitar  que  las 
deyecciones  humanas  vayan  a  parar  a  los  lagos. 

La  lígula  (Lígula  simplicíssima)  vive  en  el  intestino  de 
las  aves  acuáticas  y  en  estado  larvario  en  los  peces  óseos,  so- 
bre todo  los  ciprinos.  Su  aspecto  es  de  cinta  sin  divisiones 
exteriores;  pero  los  cuerpos  genitales  están  dispuestos  en 
el  interior  del  cuerpo,  como  si  la  segmentación  existiese.— El 
huevo,  expulsado  por  el  pájaro  acuático  que  alberga  la  lí- 
gula, cae  en  el  agua;  se  desarrolla  un  embrión  semejante  al 
del  botriocéfalo  (embrión  hexacanto  ciliado);  éste  es  absorbido 
por  un  pez,  en  cuyo  cuerpo  produce  una  larva,  que  tiene  la 
forma  de  cinta  aplastada,  de  15  a  20  centímetros  de  longi- 
tud, de  color  blanco  amarillento,  bastante  ancho,  redondeada 
en  su  extremo  anterior  y  terminada  generalmente  en  punta  en 


Embrión  del  botriocéfalo. 


PLATELMINTOS  31 

SU  extremo  posterior.  Esto  uo  es  ima  larva  propiamente  di- 
cha, siüo  una  líg-ula  asexuada  que  difiere  de  la  lígula  adulta 
por  la  falta  de  órganos  genitales.  La  región  intestinal  del 
pez  invadido  es  asiento  de  una  inñamación,  y  al  cabo  de  un 
tiempo  más  o  menos  largo,  aparece  un  poco  por  delante  del 
ano  un  pequeño  tumor,  que  los  pescadores  llaman  botón, 
del  cual  salen  las  lígulas  asexuadas.  A  veces  muere  el  pes- 
cado antes  de  salir  las  lígulas.  El  pájaro  acuático  que  traga 
la  lígula  puesta  en  libertad  o  que  come  el  pez,  queda  infec- 
tado, y  en  el  interior  de  su  tubo  digestivo  es  en  donde  el 
parásito  acaba  su  evolución:  los  huevos  son  emitidos  en  gran 
abundancia  y  el  ciclo  se  renueva.  Esta  enfermedad  o  lignlo^is 
puede  provocar  epidemias  muy  graves  en  los  estanques,  como 
ocurrió  en  Bresse,  desde  1870  a  1880.  Para  evitarlo  hay  que 
alejar  en  lo  posible  las  aves  acuáticas  y  para  ello  destruir 
las  matas  y  sitios  en  donde  puedan  anidar;  cuando  la  cosa  es 
factible,  se  secan  los  pantanos  durante  uno  o  dos  años. 


TREMATOIDES 
(Dístomas) 

Flatelmintos  //o  se fjw enfados^  de  cuerpo  geiierahiiente  aplastado 
y  de  aspecto  foliáceo,  provistos  de  un  tubo  digestivo  sin  ano,  termi- 
nado en  fondo  de  saco;  tienen  una  o  varías  ventosas.  Todos  son  pa- 
rásitos. 

Dividiremos  los  trematoides  de  que  vamos  a  ocuparnos  en  dísto- 
luiis  y  poJísfowas.  según  el  número  de  sus  órganos  de  fijación  o 
ventosas. 

I.  —  Dístomas 

Estos  trematoides  tienen  todo  lo  más  dos  ventosas.  Son 
casi  siempre  endoparásitos:  viven  generalmente  en  el  inte- 
i'ior  del  tubo  digestivo  de  los  vertebrados.  Su  desarrollo  es 
complicado;  compuesto  de  migraciones  y  de  metamorfosis. 
Son  hermafroditas,  excepto  uno  solo  ([^Buharda). 

1.^  Dístomas. —  Gran  dome  del  hígado  (Dístonia  o  fas- 
ciola  hepática).  —Puede  tomarse  como  tipo  de  los  dístomas; 
se  encuentra  sobre  todo  en  los  conductos  biliares  del  hígado 


32 


GUSANOS 


Fig.  24.  —  Dístoma 
hepático  visto  por 
su  cara  ventral. 


del  carnero.— Descripción  (íig.  24):  su  talla  es  2  o  o  centí- 
metros, su  anchura  cerca  de  1  centímetro,  el  cuerpo,  de  un 
color  castaño  claro,  es  bastante  ancho  por  delante  y  se  estre- 
cha bruscamente  para  í'ormar  una  especie 
de  cuello  que  termina  en  una  ventosa 
redondeada,  en  Qwyo  fondo  se  abre  la 
boca,  algo  por  debajo  de  esta  primera 
ventosa,  situada  sobre  la  cara  ventral.  El 
tubo  digestivo  se  divide  en  dos  troncos, 
que  por  el  lado  externo  emiten  ramifica- 
ciones visibles  por  transparencia.— Desa- 
rrollo: es  muy  complicado;  los  huevos  (fi- 
gura 25)  emitidos  por  el  douve  son  eva- 
cuados con  los  excrementos  del  carnero: 
si  van  a  parar  a  im  medio  húmedo,  sobre 
todo  el  agua,  se  desarrollan  y  dan  naci- 
miento a  pequeñas  larvas  (fig.  2(3)  reves- 
tidas de  pestañas,  por  medio  de  las  cuales 
nadan  rapidísimamente,  lo  cual  les  da 
cierta  vaga  semejanza  con  los  infusorios:  de  aquí  el  nombre 
de  emhjiones  infn  sor  i  formes.  Estos  embriones  poseen  tam- 
bién una  pequeña  papila  que  puede  servirles  de  instrumento 
perforador.  Muévense  en  el  agua  hasta 
encontrar  el  huésped  que  les  conviene:  que 
es  un  pequeño  molusco  del  género  de  las 
límneas,  la  Limmea  truncatula  (fig.  27), 
atraviesa  los  tejidos  de  ésta  por  medio  de 
su  aparato  perforador  hasta  la  cavidad 
pulmonar,  en  cuyo  interior  o  en  su  proxi- 
midad se  fija,  pierde  las  pestañas  y  el  apa- 
rato perforador  y  se  transforma  en  una 
especie  de  saco  ovoidal  que  se  llama  espo- 
roqniste  (fig.  28).  Este  aumenta  y  alcan- 
za una  longitud  de  medio  milímetro;  en  su  interior  brotan 
unas  células,  cada  una  de  las  cuales  dan  origen  a  un  cuerpo 
cilindrico,  provisto  de  un  aparato  digestivo,  que  es  la  redia 
(fig.. 29):  ordinariamente  hay  de  cinco  a  ocho  redias  en  cada 
esporoquiste.  Estas  redias  se  escapan  del  esporoquiste  y  van 


g.  25.  —  Huevo  de 
dístoma  hepático, 
auraeutado  200  ve- 
ces. 


PLATELMINTOS 


Fig.  26.  —  Dístoma 
hepático.  Embrión 
ciliado  en  el  mo- 
mento de  la  eclo- 
sión. 


a  fijarse  eii  el  hígado  ii  otro  órgano  del  molusco,  y  alcanzan 
l'G  milímetros  de  longitud;  durante  el  verano,  estas  redias 
dan  nacimiento  a  redias  hijas  (liavSta  10).  Luego  las  redias 
retoñan  a  su  vez  y  producen  en  su  inte- 
rior de  diez  a  veinte  cercanas  (fig.  30), 
que  se  escapan  de  las  redias  y  luego  del 
molusco  y  quedan  nadando  en  el  agua; 
tienen  un  cuerpo  ovalado,  aplanado  y  una 
cola  dos  veces  más  larga  que  el  cuerpo 
(fig.  ol).  Bien  pronto  se  detienen  en  la 
ribera  y  se  fijan  sobre  una  planta  acuática 
o  sobre  una  hierba  del  prado:  pierden  su 
cola,  se  encogen  y  no  forman  más  que  una 
pequeña  bola  que  se  recubre  de  una  capa 
protectora,  dura  y  blanca;  estos  quistes 
forman  sobre  la  hierba  unos  püntitos  bri- 
llantes, de  un  cuarto  de  milímetro  de  diá- 
metro (fig.  32).  Quedan  allí  en  estado  de 
vida  latente  hasta  ser  ingeridos  por  un 
animal  apacentado  en  las  proximidades  de  la  corriente  del 
agua;  ordinariamente  es  el  carnero  el  infectado,  puesto  que 
ramonea  las  hierbas  a  fondo,,  y  sobre  todo  es  en  las  hojas 
inferiores  en  donde  están  situados  los  quistes.  Llegado  al 
estómago,  el  quiste  se  disuelve  y  deja 
a  la  cercaría  en  libertad;  la  cual  pene- 
tra en  el  hígado  probablemente  por  el 
conducto  colédoco.  Dos  o  tres  meses 
después  se  transforma  en  douve  adulto, 
habiéndose  desarrollado  los  órganos 
genitales.  Un  solo  huevo  de  doiive  pue- 
de dar  nacimiento  a  1,200  doiives 
adultos. 
Los  donves  son  muy  comunes  en  el  hígado  de  los  carne- 
ros; casi  todos  los  hígados  de  carnero  que  se  encuentran  en 
los  mataderos  están  llenos  de  ellos;  si  no  los  contienen 
en  cantidad  excesiva,  es  decir,  si  su  número  no  pasa  de  un 
centenar,  el  animal  no  sufre  gran  cosa;  se  supone  que  se 
nutren  con  el  moco  pardo  que  recubre  los  conductos  biliares 


truncntiüa.  —  B. 
refina. 


:vi 


GUSANOS 


Fiii-.  28.— Espoi 
quisto. 


y  también  absorbiendo  la  sangre  de  los  capilares;  pero  si  su 
número  se  hace  considerable  (GOO,  800  y  hasta  1,000),  oca- 
sionan al  carnero  la  enfermedad  conocida  con  los  nombres 

de  disfomntosís ,  caque,xia 
acuosa  o  putrefacción;  los 
distomas  provocan  una  irri- 
tación de  los  coudnctos  bilia- 
res, y  el  animal  atacado  pre- 
senta los  sintonías  de  nna 
anemia  perniciosa:  pierde  su 
vivacidad,  se  vuelve  triste  y 
perezoso,  sin  que  el  apetito 
disminuya,  luego  va  adelga- 
zando, come  menos  y  se  de- 
bilita cada  vez  más:  cuando 
se  examina  el  ojo,  se  ve  que 
la  conjuntiva  está  pálida,  hú- 
meda y  como  hinchada;  más  tarde  la  mucosa  del  ojo  presenta 
un  color  blanco  azulado  o  blanco  amarillento,  aporcelanado, 
que  es  anuncio  de  una  muerte  próxima; 
separando  los  párpados  y  apretándolos 
ligeramente  entre  el  pulgar  y  el  índice  se 
ve  aparecer  un  rodete  blanco  amarillento: 
se  dice  que  ej^  carnero  tiene  el  ojo  graso; 
debajo  de  la  mandíbula  inferior  se  suele 
notar  un  abultamiento  marcado;  es  el  sig- 
no de  la  botella. 

La  enfermedad  evoluciona  con  bas- 
tante lentitud;  cuando  sobreviene  la  muer- 
te no  ocurre  generalmente  hasta  después 
de  algunos  meses,  pero  todo  lo  más  tarde 
a  los  seis  meses  del  comienzo.  En  tiempo 
de  epidemia,  ocurre  que  es  tan  grande  el 
número  de  los  doiives^  que  estos  parási- 
tos abandonan  las  vías  biliares,  taladran 
el  hígado  en  todos  sentidos  y  llegan  a 
la  cavidad  abdominal,  y,  en  tal  caso,  viene  la  peritonitis. 
Esta  enfermedad  se  adquiere  en  los  pastos  húmedos  en 


Fifí.  .SO.— Redia  con 
ccroarias. 


PLATELMINTOS 


septiembre  u  octubre,  o  bien  bebiendo  agua  procedente  de 
estos  prados,  y  en  invierno  es  cuando  hace  estragos.  En  los 
países  húmedos  existe  permanentemente,  pero  no  causa  tantos 
daños  como  en  los  años  muy  lluviosos.  En  1011,  una  epide- 
mia— que  no  se  había  visto  otra 
igual  desde  la  de  1853-1854  —diez- 
mó los  rebaños  de  carneros  del  Cen- 
tro de  Francia:  en  ciertos  sitios 
hasta  fueron  atacados  los  bóvidos; 
el  Nivernés,  el  Berry  y  la  Sologna 
fueron  las  regiones  más  perjudica- 
das; en  el  departamento  del  Indra, 
de  un  total  de  unos  500,000  carne- 
ros, murieron  más  de  150,000;  en 
el  conjunto  del  territorio,  las  pér- 
didas se  evaluaron  en  cerca  de  cien 
millones  de  francos.  Esta  epizootia 
desastrosa  fué  consecuencia — como 
todas  las  grandes  epizootias  de  ca- 
quexia hídrica— de  las  lluvias  ex- 
cepcionales y  de  las  grandes  inun- 
daciones de  1910,  que  favorecieron 
la  multiplicación  de  los  doures. 

Es  preciso,  pues,  evitar  el  apa- 
centamiento de  los  carneros  en  pra- 
dos húmedos;  se  ha  de  recomendar 
el  drenaje  y  el  laboreo  de  éstos;  se 
aconseja  también  esparcir  por  la 
superficie  de  los  prados  cal  (1'500  # 

kilogramos  de  cal  viva  por  metro  cúbico  de  aguaj  o  sal  mari- 
na (solución  al  2  ó  3  por  100),  a  fin  de  matar  los  doiives  y  los 
moluscos  que  les  sirven  de  huéspedes.  Se  han  de  robustecer 
los  animales  atacados  mediante  un  buen  régimen  y  una  ali- 
mentación rica  en  granos  y  en  turtos.  Desde  las  investiga- 
ciones de  los  señores  Railliet,  Moussu  y  Henry,  de  la  escuela 
de  Alfort  en  1911,  se  conoce  un  medicamento  eficaz  contra 
los  domes:  el  extracto  etéreo  de  helécho  macho  dado  a  la 
dosis  de  3  a  5  gramos  (según  el  peso  del  animal)  en  15  gra- 


Fia:.  81.— Cercaria  libro. 


36 


GUSANOS 


Fig.  32.— Quistes  del  dístoma 
hepático,  fijados  sobre  un 
tallo  de  hierba. 


mos  de  aceite,  durante  cinco  días  seguidos,  destruye  estos 
parásitos  en  los  conductos  biliares  y  provoca  su  expulsión. 
Este  remedio  se  administra  por  la 
mañana  en  ayunas,  antes  de  distri- 
buir el  primer  pienso;  se  da  por 
medio  de  un  embudo  provisto  de 
un  tubo  de  g-oma.  La  curación  es 
radical  mientras  no  se  trate  al  ani- 
mal demasiado  tardíamente. 

El  pequeño  dístoma  del  hígado 
o  dístoma  lanceolado  (Dicrocoelmn 
lanceatujii)  (fig.  08),  es  mucho  más 
pequeño  que  el  anterior;  tiene  todo 
lo  m  á  s  un 
centímetro 
de  longitud 
y  2  milíme- 
tros de  ancho;  las  ventosas  son  relati- 
vamente mayores,  y  el  tubo  digestivo 
no  es  ramificado.  La  evolución  de  este 
dístoma  es  análogo  a  la  del  gran  dís- 
toma, pero  sus  embriones  viven  en  el 
cuerpo  de  otro  molusco  gasterópodo. 
el  planorbe  (Planorhis  marginatns). — 
Se  le  encuentra,  al  mismo  tiempo  que 
el  dístoma  mayor,  en  los  conductos 
biliares  del  carnero,  del  becerro  y  de 
algunos  otros  herbívoros.  Pero  no  se 
le  encaintra  siempre  en  los  mismos 
parajes;  así  es  que  falta  en  Inglaterra, 
en  donde  está  muy  esparcido  el  dísto- 
ma mayor;  en  nuestro  país  es  mucho 
menos  común  que  este  último.  Rara- 
mente determina  trastornos  graves. 

Existe  un  gran  número  de  otros 
dístomas;  pero,  desde  el  punto  de  vista 
agrícola,  tienen  mediano  interés;  citaremos  únicamente  el 
dístonia  de  los  felinos,  que  se  encuentra  en  el  gato;  el  dis- 


Fig.  3.'3.— Dístoma 
' lanceolado. 


PLATELMINTOS  37 

toma  truncado,  que  vive  también  en  el  gato;  el  distoma 
erizo,  que  vive  en  el  intestino  de  las  aves  acuáticas  y  sobre 
todo  del  pato. 

Varios  dístomas  de  los  países  exóticos  pueden  atacar  al 
hombre.— Un  trematoide  que  pertenece  al  género  Gyiiéco- 
phore,  próximo  al  género  dístoma,  la  bilharzia  (Schistoso- 
niujii  hcematohinm) ,  vive  en  el  hombre,  en  las  venas  del 
abdomen  3^  de  la  vegija,  y  provoca  accidentes  generalmente 
mortales.  Es  un  parásito  esencialmente  africano,  cuyas  trans- 
formaciones y  emigraciones  se  ignoran.  La  bilharzia  presenta 
la  particularidad  de  ser  el  único  trematoide  unisexuado;  pero 
el  macho  y  la  hembra  viven  en  estado  de  perpetuo  apareja- 
miento:  el  macho  tiene  unos  12  milímetros  de  longitud  por 
1  milímetro  de  ancho,  y  en  una  canal  ventral  aloja  la  hem- 
bra, que  es  mucho  más  larga,  pero  mucho  más  delgada. 

1.^  Anfístomas.  —  Los  anfistomas  son  unos  dístomas  con 
dos  ventosas,  cuya  ventosa  ventral  ha  ido  a  parar  al  extremo 
posterior  del  cuerpo;  ambas  ventosas  son,  pues,  terminales. 

El  aufistoma  cónico  {Paramphistomum  cervi),  llamado 
asi  a  causa  de  su  forma,  tiene  cerca  de  1  centímetro  de  lon- 
gitud y  2  ó  o  milímetros  de  anchura  en  su  parte  posterior; 
su  color  es  rojizo.  Se  le  encuentra  muy  comúnmente  en  la 
panza  de  los  rumiantes  (buey,  carnero,  cabra). 

o.^  Monostomas.  —  Los  mouostomas  tan  sólo  tienen  una 
ventosa  en  la  parte  anterior.  Se  les  encuentra  particular- 
mente en  los  pájaros,  ocupando  sobre  todo  las  vías  respira- 
torias: cavidades  nasales,  tráquea,  sacos  aéreos. 

El  monostoma  variable  (Monostoma  niutabüe),  tiene  por 
término  medio  1  ó  2  centímetros  de  longitud  y  de  2  a  8  mi- 
límetros de  ancho,  y  vive  en  las  palmípedas,  sobre  todo  en 
el  ganso.  El  embrión  se  desarrolla  en  un  molusco  de  agua 
dulce,  el  planorbis. 

El  monostoma  amarillo  (M.  flaviun),  tiene  una  existencia 
análoga.  El  notocotile  verrugoso  (Notocotijle  verrncosum) , 
que  tiene  medio  centímetro  de  longitud  y  2  milímetros  de 
ancho,  es  un  monostoma  que  vive  en  el  intestino  de  las  aves 
de  corral. 


38 


CÚSANOS 


II.  — Polístomas 

Son  trematoides  que  tieneu  por  lo  meuos  tres  ventosas; 
hay  dos  ventosas  anteriores  y  un  número  variable  de  vento- 
sas posteriores,  con  frecuencia  acompañadas  de  ganchos, 
(^asi  siempre  son  edopará sitos:  viven  sobre  la  piel  y  sobre 
las  branquias  de  los  peces;  su  desarrollo  es  directo  sin  emi- 
graciones ni  metamorfosis. 

El  Diplo^oon  paradoxiiíii  vive  en  las  branquias  de  los 
ciprinos  (el  sargo  y  el  gubio):  posee  cuatro  pares  de  ven- 
tosas en  la  parte  posterior  del  cuerpo;  en  estado  adulto,  los 
animales  están  reunidos  por  parejas,  soldados  y  cruzados  en 
forma  de  X  para  efectuar  su  recíproca  fecundación. 


Evolución  comparada  de  un  cestoide 
y  de  un  trematoide 


Cestoides  (Tenia) 


Anillo  o  proglófide  (sexuada). 

¥ 

Da  por  vía  sexuada: 

} 

a.    Embrión  hexacanto  (que   se 
transforma  en  lana  resiailosq 

¥ 

Da.  por  vía  asexuada: 
bi'ote  externo  o  interno. 

{_ 

/;     Uno  o  varios  e.sro/e.v.- 
Uno  en  los  cisticercos. 
cenaros. 


Trematoide  (  Dístoma  ) 


Varios  en  los 


equinococ( 


Da  por  vía  asexuada : 
brote  externo. 

i 

c.    Proglófides  (sexuados  y  uni- 
dos en  cinta  o  estróbilos). 


Dístoma  (sexuado). 
Da  por  vía  sexuada: 

4 

a.    Embrión  infusoriforme  (que 
se  transforma  en  esporocisfo). 

¥ 

Da.  por  vía  asexuada: 
brote  interno. 

i_ 

I) .     Redi  ai' 


Da.  por  vía  asexuada  : 
brote  interno. 

\_ 

c.  Cercarías  (asexuadas)  que  se 
transforman  en  distomas  (sexua- 
dos  y  separados  unos  de  otros. 


NEMATELMINTOS 


II.  ^NEMATELMINTOS 

(Gusanos  cilindricos) 

Los  iiematelmiutos  son  gusanos  de  forma  cilindrica  y  alargada 
con  segmentación  nula  o  poco  marcada,  desprovistos  de  cadena  ner- 
viosa ventral.  La  presencia  de  una  capa  de  quitina  sobre  el  cuerpo 
les  ha  hecho  clasificar  a  veces  al  lado  de  los  artrópodos,  aunque  todos 
los  demás  caracteres  los  asimilen  a  los  gusanos.  Son  generalmente 
unisexuados  y  endoparásitos,  ya  de  los  animales,  ya  de  los  vegetales. 

Se  dividen  en  tres  clases:  los  ffcanfocéfa/os.  que  no  tienen  tubo 
digestivo:  los  nemafoides.  que  tienen  un  tubo  digestivo  completo,  y 
\os  ffoj'diáceos.  que  tienen  un  tubo  digestivo  rudimentario.  Tan  sólo 
nos  ocuparemos  de  las  dos  primeras  clases,  por  ser  las  que  nos  inte- 
teresan  desde  el  punto  de  vista  agrícola. 


ACANTOCÉFALOS 

Gusanos  cilindricos,  desprovistos  de  tubo  digestivo  y  provistos  de 
una  trompa  retráctil,  guarnecida  de  ganchos  curvos,  que  sirven  para 
fijarlos  a  su  huésped.  Todos  son  uni- 
sexuados y  parásitos,  y  para  llegar 
al  estado  adulto  han  de  sufrir  emi- 
graciones y  metamorfosis. 

El  equinorrinco  gigante  ( Gí- 
iiantorrhijnchus  gigas)  vive  eu 
el  estado  adulto,  en  el  intestino 
del  cerdo;  tiene  anillos  en  el 
cuerpo  y  es  de  color  blanco  le- 
choso; su  trompa  es  de  forma 
de  maza  y  armada  de  cinco  a 
seis  hileras  de  ganchos  encor- 
vados hacia  atrás  (fig.  :-U);  el 
macho  tiene  de  6  a  10  centíme- 
tros de  longitud  y  la  hembra  de 
'10  a  :>5  centímetros.  Su  huésped 
intermediario  es  generalmente 
una  larva  de  coleóptero  lameli- 
cornio  y  sobre  todo  la  del  abe- 
jorro,  el  gusano  blanco;   éste 

engulle  los  huevos  que  puede  encontrar  por  el  suelo  o  en  el 
estiércol  y  los  conserva  enquistados  eu  el  interior  de  su  cuer- 


Fig.  34.— Parte  anterior  del  equi- 
norrinco del  cerdo. 


40  GUSANOS 

))0,  sin  que  siiira  por  ello  su  desarrollo;  el  pcarásito  pasa  del 
estado  embrionario  al  estado  adulto,  cuando  el  gusano  blanco 
ha  sido  comido  por  un  cerdo.  Las  larvas  de  cetouio  sirven 
también  a  menudo  para  la  transmisión  del  equinorrinco.  En 
los  Estados  Unidos,  en  donde  es  desconocido  el  abejorro, 
sirve  de  huésped  intermediario  al  equinorrinco,  el  Lachnos- 
terna  arcuata,  —El  parásito  es  bastante  común  en  Francia: 
ocasiona  en  los  cerdos  inflamaciones  del  intestino,  que  pue- 
den ser  mortales. 

El  equinorrinco  polimorlo  (G.  polijinorphus)  vive  en  el 
tubo  digestivo  del  pato;  su  cuerpo  es  liso  y  de  color  anaran- 
jado, su  trompa  lleva  ocho  filas  de  ganchos;  tan  sólo  tiene  1  ó 
2  centímetros  de  longitud.  Su  huésped  intermediario  es  el 
langostín  de  agua  dulce  (Gammarns  pulex).  Ocasiona  en 
el  pato  trastornos  intestinales  muy  graves. 

NEMATOIDES 

Los  iiematoides  son  gusanos  de  cuerpo  cih'ndrico  alargado,  fre- 
cuentemente mu}^  delgados,  semejantes  a  nn  liilo,  que  no  presentan 
vestigios  de  segmentación. 

Él  cuerpo  está  cubierto  de  una  cutícula  quitinosa,  sometida  a 
mudas  periódicas  durante  la  juventud.  Tiene  una  cavidad  general  y 
un  tubo  digestivo  muy  sencillo,  con  una  boca  y  un  ano  situados  cerca 
de  ambos  extremos  del  cuerpo.  —  No  hay  aparato  circulatorio  ni 
aparato  respiratorio. — El  aparato  excretor  está  representado  por  dos 
tubos  longitudinales.— Los  sexos  están  generalmente  separados;  se 
distinguen  las  hembras  por  su, talla,  mucho  mayor  que  la  de  los  ma- 
chos. El  orificio  genital  de  la  hembra  se  encuentra  en  la  cara  ventral, 
en  un  sitio  muy  variable;  el  orificio  genital  del  macho  se  confunde 
con  el  ano,  en  una  cloaca;  cerca  de  hi  cual  se  encuentran  casi  siem- 
pre uno  o  dos  órganos  que  sirven  para  el  acoplamiento,  y  a  los  cuales 
se  les  ha  dado  el  nombre  de  espicular  (fig.  36).  Los  espermatozoides 
son  esféricos  o  cónicos  y  dotados  de  movimientos  amiboideos.  —  Los 
nematoides  son  ovíparos  u  ovovivíparos;  su  desarrollo  puede  efectuarse 
con  o  sin  huésped  intermediario,  directamente  o  acompañado  de  me- 
tamorfosis; éstas  son  siempre  sencillas. 

Algunos  nematoides  viven  en  estado  libre;  pero  la  mayor  parte 
son  parásitos  y  viven  a  expensas  de  plantas  o  de  animales. 

I. —Nematoides  nocivos  a  los  animales 

El  orden  de  los  nematoides  comprende  siete  familias;  de 
las  cuales  únicamente  nos  ocuparemos  de  las  siguientes: 


NEMATELMINTOS 


41 


ascárides  (ascaris  y  oxiuros);  estrougilidos  (eustróugilos, 
estróngilos,  esclerostomas^  auquilostomas,  síngamas);  trico- 
traquélidos  (triquina);  ftláridos  (filarias  y  espirópteras). 

1  .^  Ascárides.  —El  ascáride  lumbricoide  (Ascaris  lunihri- 
co'ides)  (fíg.  35),  es  im  gusano 
de  gran  talla  (20  centímetros  de 
longitud),  fusiforme,  puntiagu- 
do por  ambos  extremos,  de  co- 
lor blanco  amarillento,  que  ha- 
bita en  el  intestino  del  hombre; 
se  le  ha  confundido  durante  mu- 
cho tiempo  por  su  aspecto  con 
el  gusano  de  tierra,  por  lo  cual 
se  le  da  vulgarmente  el  nombre 
de  lombriz.  La  boca,  situada  en 
uno  de  los  extremos  del  cuerpo 
(fig.  37,  b),  está  rodeada  de  tres 
pequeños  abultamieutos  o  labios, 
uno  de  los  cuales,  el  labio  dor- 
sal, lleva  en  su  base  dos  papilas 
y  los  otros  labios  una  sola  papila 
(fig.  37,  cJ.—Los,  huevos  (figu- 
ra 38)  no  se  desarrollan  en  el 
intestino  del  hombre;  son  eva- 
cuados con  los  excrementos  y 
no  empiezan  su  evolución  hasta 
encontrarse  en  un  medio  húme- 
do. Pero  el  embrión  formado  no 
sale  del  huevo  y,  merced  a  la 
cascara  extremadamente  resis- 
tente que  lo  envuelve,  puede  per- 
manecer durante  algunos  años 
en  el  agua  en  estado  y  vida  la- 
tente; este  embrión  está  arrolla- 
do en  forma  de  S.  Si  los  huevos 
son  introducidos  en  el  tubo  digestivo  del  hombre,  por  media- 
ción de  una  agua  impura,  de  frutas,  de  ensaladas,  etc.,  los 

GuKíiXL's..—£inonio¡Oí/ia.  4 


Fig.  35.— Ascáride  lunibricoidc, 
hembra  y  iiuielio. 


GUSANOS 


embriones  quedan  en  libertad  y  se  desarrollan  en  el  intestino. 
Los  ascárides  son  bastante  frecuentes  en  el  campo,  sobre  todo 
entre  los  niños,  por  el  hábito  de  beber  el  ag-ua  sin  ñltrar  y 
de  comer  muchas  verduras  crudas 
o  frutos  recogidos  del  suelo.  Son 
muy  comunes  en  los  países  cálidos. 
Los  ascárides  siempre  están  reuni- 
dos en  grupos  en  el  intestino  del- 
gado de  un  mismo  individuo:  por 
lo  general  no  causan  ninguna  mo- 
lestia, pero  segregan  una  substan- 
cia tóxica  que,  cuando  son  numero- 
sos, determina  síntomas  de  natura- 
leza nerviosa,  ataques  convulsivos, 
etcétera;  por  lo  mismo,  si  se  tocan 
estos  animales,  hay  que  guardarse 
de  llevar  las  manos  a  la  cara,  bajo  pena  de  sufrir  un  vivo 
escozor.  Además,  pueden  estos  gusanos  contribuir  a  la  pro- 
pagación de  ciertas  enfermedades  microbianas  (fiebre  tifoidea. 


Viii.  3(3.— Ascáride.  Extremi- 
dad posterior  del  macho 
con  las  dos  espíenlas. 


Fig.  37.— Ascáride.  *,  par- 
te posterior  del  cuerpo: 
r.  hoca. 


Vitx.  ."IS.— Huevos  de  ascáride  luuiliiicdide 


disentería);  también  se  le  ha  atribuido  la  apendicitis.  Los 
pelotones  de  ascárides  pueden  ocasionar  la  oclusión  intestinal. 
Es  preciso  expulsar  estos  gusanos  por  medio  de  un  vermífugo 
apropiado. 

El  ascáride  del  caballo  (A.  mef/alocephala)  se  parece  bas- 


NEMATELMINTOS  43 

taute  al  anterior,  pero  es  de  talla  más  grande;  por  término 
medio  unos  :^0  centímetros.  Se  le  encuentra  muy  comúnmente 
en  eí  intestino  delgado  del  caballo,  del  asno  y  del  mulo, 
siempre  por  grupos  más  o  menos  numerosos  entre  20  y  60. 
Muy  frecuentemente,  la  presencia  de  los  ascárides  pasa  des- 
apercibida; pero  pueden  obstruir  el  intestino  y  ocasionar 
cólicos  intermitentes  y  diarrea  o  bien  vértigos.  Su  número 
es  a  veces  tan  grande  que  se  han  visto  formar  pelotas  que 
alcanzan  un  peso  de  3 '250  kilogramos,  y  pueden  entonces 
producir  desgarros  del  intestino. 

Como  vermífugo,  empléese  el  ácido  arsenioso  a  la  dosis 
de  1  gramo  diario,  administrado  con  la  avena  durante  quince 
días,  y  se  completa  el  tratamiento  con  una  purga  de  áloes. 

Vigilar  los  forrajes,  que  pueden  servir  para  la  disemina- 
ción de  los  huevos  y  asegurarse  de  que  no  proceden  de  un 
terreno  húmedo.  Someter  al  caballo  a  un  régimen  tónico  y 
fortificante,  pues  la  debilidad,  orgánica  o  una  alimentación 
insuficiente  predisponen  a  los  animales  a  la  invasión  por  los 
gusanos. 

Se  encuentran  otras  especies  de  ascárides  en  diferentes 
animales  domésticos,  en  el  intestino  del  cerdo,  del  carnero  y 
sobre  todo  del  becerro. 

Los  heterakis  son  ascárides  que  viven  particularmente  en 
el  intestino  de  los  pájaros.  Citaremos  tan  sólo  el  heterakis 
de  monóculo  (H.  perspicilluní)  y  el  heterakis  manchado 
(H.  maculosa) ,  que  atacan  el  primero  a  las  gallinas,  el  se- 
gundo a  las  palomas,  y  suelen  producir  la  muerte. 

Los  oxiuros  son  también  muy  próximos  a  los  ascárides. 
—El  oxiuro  vermicular  (O.vi/iinis  vermiculans),  que  tiene, 
según  el  sexo,  de  3  a  10  milimetros  (fig.  39),  vive  en  el 
recto  de  los  niños,  en  donde  existe  frecuentemente  y  en  gran 
cantidad;  es  casi  inofensivo,  determinando  únicamente  un 
picor,  a  veces  muy  vivo,  en  la  región  anal,  en  donde  las 
hembras  van  a  fijarse  para  la  puesta. — El  oxiuro  del  caballo 
(O.eqiii)  es  de  talla  mucho  mayor,  el  macho  no  pasa  de 
12  milímetros,  pero  la  hembra  alcanza  15  centímetros;  el 
extremo  posterior  de  su  cuerpo  es  muy  delgado.  Es  un  gu- 
sano inofensivo. 


44 


GUSANOS 


I 


2."  Estrongílidos.  —  Estos  nematoides  sou  mucho  más 
perniciosos  que  los  ascárides,  pues  que  se  adhieren  a  la  mu- 
cosa y  se  nutren  de  sangre;  su  boca  está 
ii,-uarnecida  con  seis  papilas  o  de  una  arma- 
dura quitinosa  que  la  hace  apta  para  la  suc- 
ción. El  macho  tiene  el  extremo  posterior  de 
su  cuerpo  en  forma  de  campana  o  bolsa,  y 
lleva  dos  espíenlas. 

Los  eustróngilos  tienen  por  excepción  la 
bolsa  caudal  provista  de  una  sola  espíenla 
central  (fig.   40).  — El  eustróngilo  gigante 
(Eiistrongijhis  visceralis  o  renalis)  (fig.  41) 
vive  en  el  riñon  del  perro,  y  se  le  encuentra 
también,  pero  con  bastante  rareza,  en  el  del 
hombre,  del  buey,  del  caballo,  etc.;  a  veces 
ataca  el  hígado.  Es  un  gusano  de  gran  talla: 
el  macho  mide  hasta  40  centímetros,  y  la 
hembra    puede    alcanzar  desde 
60  centímetros  hasta  1  metro. 
Se  reconoce  la  presencia  de  este 
parásito  por  la  naturaleza  de  la 
orina,  que  se  hace  sanguinolenta 
y  contiene  los  pequeños  huevos 
del  gusano,  caracterizados  por 
las  fositas  de  su  superficie;  el 
eustróngilo  destruye  poco  a  poco 
la  substancia  del  riñon  y  acarrea 
la  muerte  del  animal.  Es  común 
en  Italia,  encontrándolo  sobre 
todo  en  los  perros  de  caza.  De- 
sarrollándose únicamente  el  em- 
brión en  el  agua  y  en  la  tierra 
húmeda,  hay  que  vigilar  las  pe- 
rreras y  conservarlas  muy  secas. 
Los  estróngilos  propiamen- 
te dichos  se  distinguen  de  los 
eustróngilos  por  su  bolsa  caudal  de  varios  lóbulos  con  bor- 
des quitinosos  y  dos  espíenlas  iguales. 


Fig.  39.— Oxiuro  vermicular. 

A:  n,  liombra,  tamaño  natural; 
h.  auipliada  10  veces;  B:  ^r,  ma- 
cho, tamaño  natural;  ¿>,  ampliado 
veinte  veces. 


NEMATELMINTOS  45 

El  estrÓDgilo  contorueado  (Strongijlus  contortus)  tiene  1  ó 
2  centímetros,  y  vive  en  el  cuajo  del  estómago  de  los  rumian- 
tes y  particularmente  del  carnero;  cuando  es  muy  numeroso, 
determina  una  forma  de  anemia  perniciosa,  conocida  con  el 
nombre  de  esti'ongilosis,  común  en  Alemania  y  existente  en 
otros  varios  países;  lia  hecho  estragos  en  Argelia,  en  donde 
(los  árabes  lo  llaman  Rock).  Causa  epidemias  muy  graves, 
atacando  sobre  todo  a  los 
carneros;  en  1897  diezmó  no- 
tablemente el  rebaño  de  car- 
neros de  la  Escuela  de  Grig- 
non.  Como  tratamiento,  se 
puede  hacer  tomar  a  los  ani- 
males enfermos,  vermífugos 
a  base  de  nuez  de  ai'eca  ( fruto       Fig.  w.-Eustruugiio  gigante  macho. 

de  la  palmera  areca  cafecÚ)  o  «,  extremo  cefálico;  b.,  extremo 

de  helécho  macho.  Para  pre-.       caudal. 

venir  la  enfermedad  se  ha  de 

evitar  que  los  carneros  pasten  en  prados  húmedos,  porque 

los  embriones  se  sostienen  en   el  agua  durante  larguísimo 

tiempo  en  estado  de  vida  latente. 

El  estróngilo  rayado  (Str.  strigosus)  tiene  \  ó  2  centíme- 
tros de  longitud;  vive  en  el  estómago  del  conejo  y  de  la 
liebre,  y  puede  ocasionar  verdaderas  epidemias,  determinando 
en  estos  animales  una  anemia  perniciosa. 

El  estróngilo  filaría  (Str.filaria)  tiene  de  o  a  10  centíme- 
tros; habita  en  gran  número  en  las  vías  respiratorias  del 
carnero  y  de  otros  muchos  rumiantes;  los  embriones  salen 
del  huevo  en  los  mismos  bronquios  del  animal  y  son  expul- 
sados al  exterior  por  la  tos,  el  estornudo  o  el  moquillo,  sin 
haber  sufrido  ninguna  transformación.  Estos  estróngilos  pro- 
vocan una  bronquitis  llamada  verminosa;  puede  ocurrir  que 
los  carneros  atacados  mueran  asfixiados;  los  jóvenes  son  más 
sensibles,  y  a  veces  se  han  observado  graves  epidemias.  Como 
tratamiento  de  la  enfermedad,  someter  los  animales  a  las 
fumigaciones  de  alquitrán. 

El  estróngilo  capilar  (Str.  capillaris) ,  determina  también 
la  neumonía  verminosa  del  carnero. 


k; 


GUSANOS 


El  estróiii:ilo  rojo  {!Sfr.  nifesccns),  largo  de  18  a,  oó  milí- 
metros, vive  también  en  los  bronquios  del  carnero,  en  donde 
ocasiona  inflamaciones  variadas; 
pero  estas  neumonías  verminosas, 
que  frecuentemente  se  presentan, 
sobre  todo  en  los  adultos,  por  lo 
general  no  tienen  gravedad. 

El  estróngilo  micruro  (Str.  mi- 
ct'iinis)  (fig.  42),  largo  de  4  a  8  cen- 
tímetros, existe  en  los  bronquios 
de  los  bóvidos;  igual  que  el  estrón- 
gilo filaría,  provoca  una  bronquitis 
verminosa,  con  frecuencia  grave  en 
los  animales  jóvenes. 

El  estróngilo  paradójico  (8tr. 
paradoxus)^  largo  de  3  a  5  centí- 
metros, vive  en  los  bronquios  del 
cerdo,  en  donde  provoca  raramente 
trastornos  serios. 

Los  esclerostomas  tienen  una 
cápsula  bucal  quítinosa  provista  de 
numerosos  dentellones,  que  les  per- 
mite fijarse  sólidamente  en  las  mu- 
cosas, y  que  hace  difícil  su  expul- 
sión.— El  esclerostoma  del  caballo 
o  estróngilo  armado  (Sclerosto- 
mum  vulgare)  es  muy  común  en  el 
caballo,  el  asno  y  el  mulo;  habita 
en  el  ciego,  y  su  talla  es  bastante 
pequeña,  entre  2  y  4  centímetros. 
Sobre  la  mucosa  atacada  del  ciego, 
se  ve  una  gran  cantidad  de  baston- 
citos  algo  hinchados  en  su  extremo 
fijo  y  de  color  agrisado;  son  los 
esclerostomas.  Sus  huevos  son  ex- 
pulsados con  las  deyecciones  del 
animal;  evolucionan  en  el  agua  o  en  el  estiércol  húmedo  y  dan 
(•mbrioues,  que  persisten  meses  enteros  en  estado  de  vida 


Fig.  41.— Eustrón^il 
gigante. 


NEMATELMINTOS 


latente,  hasta  que  son  absorbidos  por  los  caballos  con  el  agua 
de  la, bebida.  Los  esclerostoraas  no  son  tan  sólo  peligrosos 
cuando  están  fijos  en  la  mucosa  del  ciego,  puesto  que  se  nu- 
tren de  sangre  y  determinan  la  anemia,  sino  que  pueden 
también  desarrollarse  en  el  sistema  circulatorio  y  fijarse  en 
el  interior  de  las  arterias,  preferentemente  en  las  ramifica- 
ciones de  la  aorta  posterior;  determinan  entonces  la  forma- 
ción de  aneurismas  y  de  coágulos  internos,  que  tienen  por 
consecuencia  embolias  que  acarrean 
graves  congestiones  intestinales. 

Los  síngamas  viven  en  las  vias 
respiratorias  de  los  pájaros.  El  sin- 
gama  traqueal  (Sijngannis  trachea- 
lis)  habita  la  tráquea  y  los  grandes 
bronquios  de  los  pájaros;  siempre 
se  le  encuentra  aparejado,  estando 
constantemente  el  macho  (que  tiene 
de  2  a  6  milímetros)  fijado  en  án- 
gulo agudo  sobre  la  hembra  (de  5  a 
22  milímetros)  formando  con  ella 
una  especie  de  Y  de  ramas  desigua- 
les (fig.  43).  De  aquí  el  nombre  de  gusano  bifurcado,  o  tam- 
bién se  conoce  con  el  nombre  de  gusano  rojo,  a  causa  de  su 
color  rojo  vivo  debido  a  un  líquido  interpuesto  entre  las  vis- 
ceras. Estos  parásitos  son  muy  comunes  en  las  gallináceas 
de  los  corrales  (gallinas  y  pavos)  y  en  los  faisanes;  las  pare- 
jas de  síngamas  fijados  en  la  mucosa  de  la  tráquea,  la  hieren 
del  modo  parecido  a  las  sanguijuelas,  absorben  una  notable 
cantidad  de  sangre  y  determinan  la  iuñamación.  Las  hem- 
bras producen  una  cantidad  enorme  de  huevos,  que  son  lan- 
zados al  exterior  y  se  desarrollan  casi  inmediatamente;  los 
embriones  no  tienen  necesidad  de  pasar  por  un  huésped  inter- 
mediario, y  las  aves  se  contaminan  directamente  tragándolos 
o  bien  con  los  alimentos  cargados  de  embriones  o  ingeriendo 
lombrices  de  tierra,  en  cuyo  cuerpo  los  embriones  viven  per- 
fectamente.— Los  animales  atacados  respiran  con  mucha 
dificultad;  se  sofocan,  sufren  una  tos  silbante,  corta  y  a  sacu- 
didas, durante  la  cual  son  expulsados  los  huevos  y  algunos 


Fig.  42.— Estróngilo  micruro. 
1.  maplio;  2.  hembra. 


48 


GUSANOS 


gusauos,  alarg-an  el  cuello  y  abren  ampliamente  el  pico,  ha- 
ciendo esfuerzos  para  respirar:  esta  enfermedad  es  la  singa- 
///o.sis,  más  comúnmente  conocida  con  el  nombre  de  bostezo  o 
de  (/(fjte  (de  la  palabra  inglesa  f/ffjjc,  bostezar);  es  gravísima 
y  con  frecuencia  ocasiona  epidemias 
en  los  corrales  de  faisanes;  las  aves 
jóvenes  son  más  sensibles  que  las  adul- 
tas y  casi  todas  mueren  ahogadas. — 
Es  preciso  ante  todo  aislar  rigurosa- 
mente las  aves  enfermas  a  causa  del 
contagio  rapidísimo  de  la  singamosis; 
se  les  puede  someter  luego  a  las  fumi- 
gaciones del  ácido  sulfuroso,  que  les 
hace  expectorar  los  parásitos.  Mégnin 
recomienda  añadir  a  las  papas,  para 
cada  diez  faisanes,  5  gramos  de  asa 
fétida  o  un  diente  de  ajo  machacado;' 
se  puede  también  ensayar  k  destruc- 
ción de  los  embriones  añadiendo  1  gra- 
mo de  salicilato  de  sosa  por  cada  litro 
de  agua,  o  bien  practicar  latraqueoto- 
mia  para  extirpar  los  síngamas.  Pero 
no  siempre  tienen  estos  medios  una 
real  eficacia,  y  es  preferible  prevenir 
el  mal  desinfectando  cuidadosamente 
el  suelo  con  sulfato  de  hierro,  sal  ma- 
rina o  ácido  sulfúrico  diluido  en  agua. 
Los  anquilostomas  viven  en  el  in- 
testino delgado  de  los  mamíferos.  El 
anquilostoma  duodenal  (Ankylostomes 
o  uncinaria  cluodenalis)  (fig.  44)  tiene 
de  1  a  2  centímetros  y  está  provisto 
de  una  poderosa  armadura  bucal  que  le  hace  ser  uno  de  los 
parásitos  más  peligrosos.  Habita  en  gran  número  sobre  todo 
en  el  duodeno  del  hombre,  sobre  cuya  mucosa  se  ñja,  perfo- 
rando los  vasos  sanguíneos  y  determinando  pequeñas  hemo- 
rragias que  anemian  al  enfermo;  parece  que  también  segregan 
una  substancia  tóxica,  de  modo  que  determinan  trastornos 


-1.-}.— Siii.iriuna 
tráquea. 

1,  a,  inaclio;  h,  lieml>ra 
(tamaño  natural);  2,  A. 
inaclio:  B.  licnihra  (am- 
piados). 


NEMATELMINTOS  49 

gravísimos  que  pueden  terminar  por  la  muerte.  Es  la  afec- 
ción conocida  por  los  nombres  de  anemia  de  los  mineros  y 
anemia  de  los  ladrilleros,  a  causa  de  su  frecuencia  entre 
esta  clase  de  obreros.  Ha  ocasionado  una  epidemia  en  1879, 
cuando  la  perforación  del  túnel  de  San  Gotardo;  se  le  ha 
observado  en  Francia,  Bélgica,  Alemania,  Italia,  y  sobre 
todo  en  los  países  cálidos  (Egipto  y  Anti- 
llas), en  donde  adquiere  caracteres  de 
suma  gravedad.— Los  huevos  se  desarro- 
llan en  el  agua  estancada  o  en  la  tierra 
húmeda ,  y  al  tocarse  la  boca  con  las  ma- 
nos sucias  de  barro,  los  huevos  que  han 
caído  en  el  suelo  son  introducidos  en  el 
tubo  digestivo  del  hombre.  He.  44.-Aii(iuiiosto- 

■ni  -1     i.  11  /  <     7     7  m;i  duodenal,  de  ta- 

El  anquilostoma  del  perro  (AnJiijlos-        maño  üatuiai. 
fomiim  caninum),  largo  de  1  a  2  centíme-        a.  o,  c,  hemi)ras: 
tros,  habita  en  el  intestino  delgado  del     ^'''  ^'  ^'  '"'^ciios. 
perro,  y  causa  la  anemia  perniciosa  de 
los  perros  de  jauría  o  epistaxis,  que  acerca  la  muerte  a  los 
animales.  Este  parásito  es  muy  difícil  de  expulsar  por  medio 
de  los  vermífugos.  Por  esto  se  ha  de  vigilar  que  las  perreras 
estén  siempre  bien  secas  a  fin  de  privar  el  desarrollo  de  los 
huevos.  Destruir  éstos  por  medio  de  lavados  con  agua  mez- 
clada con  ácido  sulfúrico  y  no  dar  a  beber  a  los  perros  más 
que  una  agua  muy  limpia. 

S.*^  Tricocefáüdos.  —  Estos  nematoides  tienen  un  cuerpo 
muy  prolongado  con  un  extremo  anterior  largo  y  delgado; 
su  boca  es  redondeada  y  desnuda:  el  macho  nunca  tiene  más 
de  una  espicula,  desinvagiuable,  y  puede  carecer  de  ella. 
Son  parásitos  de  los  vertebrados. 

Triquina.  — L(i  triquina  espiral  (Trichinella  spiralis) 
(figura  45)  es  un  parásito  muy  pequeño,  de  2  a  4  milímetros 
de  longitud:  su  cuerpo,  de  forma  cilindrica  y  ligeramente 
ttexuoso,  es  extraordinariamente  delgado,  lo  que  la  hace 
difícilníente  visible  a  simple  vista.  El  macho  no  tiene.es- 
pícua,  pero  lleva  en  el  extremo  posterior  dos  apéndices  copu- 
ladores:  la  hembra  tiene  el  orificio  genital  situado  en  la 


50 


GUSANOS 


<|iiint¡i  parte  auterior  del  cuerpo,, v  es  vivípara.— La  triquina 

se  encuentra  en  el  tubo  cli- 
^•estivo  de  cierto  número 
de  mamíferos,  en  particu- 
lar del  hombre,  del  cerdo, 
conejo,  ratón  y  rata;  es 
rara  en  los  herbívoros  y 
más  todavía  en  el  perro  y 
gato.  En  el  intestino  de 
sus  huéspedes  preferidos, 
la  triquina  hembra  da  na- 
cimiento a  una  cantidad 
prodigiosa  de  embriones, 
unos  10  o  15,000;  estas 
larvas  no  tienen  más  que 
un  décimo  de  milímetro; 
perforan  el  tubo  digestivo 
del  animal  infectado,  si- 
guen los  linfáticos  y  llegan 
a  la  sangre,  y  por  ella  a 
los  músculos,  por  los  cua- 
les se  diseminan;  allí  cre- 
cen y  alcanzan  la  talla  de 
1  milímetro,  se  arrollan 
en  espiral  y  se  recubren 
de  una  gruesa  capa  de  cé- 
lulas, que  resulta  de  la 
irritación  producida  en  el 
tejido  conjuntivo  ambien- 
te; este  quiste  queda  en- 
vuelto además  por  una 
capa  de  células  grasosas; 
su  forma  es  generalmente 
ovoidea  y  recuerda  la  del 
limón  (fig.  46);  un  solo 
quiste  suele  contener  va- 
rias triquinas.   La  larva 

de  la  triquina  puede  qu^'dar  así  paralizada  durante  varios  años. 


Fig.  4').— Triquina  ospiral. 
"(anipliatla  75  veces). 


NEMxVTELMINTOS 


51 


Si  esta  carne  triquinada  es  ingerida  por  alguno  de  los 
animales  enumerados  antes,  los  quistes  contenidos  en  los 
músculos  quedan  disueltos,  y  las  larvas,  puestas  en  liber- 
tad en  el  tubo  digestivo,  pasan  a  la  vida  activa;  penetran 
desde  el  estómago  al  intestino,  y  se  desarrollan  alcanzando 
1  o  2  milímetros; 
machos  y  hembras 
se  aparejan;  des- 
pués de  la  fecunda- 
ción, los  machos 
son  expulsados  con 
los  excrementos,  y 
las  hembras  efec- 
túan la  puesta  de 
los  huevos.  El  ciclo 
vuelve  a  empezar; 
resulta,  pues,  que 
la  triquina,  aunque 
requiera  dos  hués- 
pedes diferentes,  no 
necesita  ser  ingeri- 
da más  que  una 
sola  vez  para  reco- 
rrer todos  los  pe- 
ríodos de  su  desa- 
rrollo: vive  en  esta- 
do de  larva  y  des- 
pués de  adulto  en  el 
intestino  y  bajo  la 
forma  de  quiste  en 
los  músculos  de  un 
mismo  animal. 

El  cerdo ,  que 
frecuentemente  está  triquinado,  se  contamina  comiendo  el 
ratón,  al  cual  se  considera  como  huésped  primitivo  de  la  tri- 
quina o  bien  iugeriendo  excrementos  de  individuos  enfermos. 
Hemos  de  hacer  notar  que  las  ratas  son  los  principales  agen- 
tes propagadores  de  la  triquina,  porque  se  comen  entre  sí, 


Fig.  46.—  Fragmento  de  músculo  que  contiene  tri- 
quinas enquistadas  (aumento  de  40  diámetros). 


52  GUSANOS 

sieudo  por  filo  la  triquinosis  bastante  común  entre  estos 
roedores. 

La  triquinosis  no  fué  descubierta  hasta  1835  por  el  doc- 
tor Hiltou,  quien  creyó  que  se  trataba  de  cisticercos.  Oweu 
reconoció  que  los  quistes  descubiertos  por  Hiltou  eran  tri- 
quinas en  estado  larvario.  La  forma  adulta  fué  encontrada 
en  18(;0  por  Zenker,  quien  fué  el  primero  en  describir  la 
evolución  de  la  triquinosis. 

La  enfermedad  únicamente  está  bien  caracterizada  en  el 
hombre  en  los  casos  graves.  Se  distinguen  entonces  tres  fases: 
1.",  un  período  de  invasión,  que  dura  una  o  dos  semanas  y 
acarrea  una  irritación  del  tubo  digestivo,  trastornos  intes- 
tinales (diarrea  o  estreñimiento),  etc.:  2.*^,  un  segundo  pe- 
ríodo, durante  el  cual  las  larvas  se  diseminan  por  el  orga- 
nismo y  van  a  ñ jarse  en  los  músculos;  esto  corresponde  a  los 
dolores  musculares  y  a  la  dificultad  de  ciertos  movimientos, 
sobre  todo  los  de  la  respiración,  de  la  masticación  y  de  la 
deglución:  o.*^,  tercer  período,  subsigue  al  euquistamiento  de 
las  larvas,  y  produce  la  anemia  y  fiebre  más  o  menos  vio- 
lenta y  a  veces  a  la  peritonitis.  Cuando  el  enfermo  resiste, 
nunca  sobreviene  la  curación  antes  de  la  sexta  semana;  pero 
generalmente  ocurre  la  muerte  después  de  cuatro  o  seis 
semanas. 

Esta  enfermedad  es  muy  rara  en  Francia;  el  único  caso 
auténtico  de  triquinosis  es  el  de  una  epidemia  que  hizo  estra- 
gos en  1878,  en  Crépy-en-Valois  (Oise),  y  que  Laboulbéne 
pudo  observar.  Es,  por  el  contrario,  muy  frecuente  en  Ale- 
mania y  en  los  Estados  Unidos,  en  donde  se  hace  un  gran 
consumo  de  cerdo  crudo.  A  causa  de  los  peligros  que  podría 
traer  a  Europa  la  importación  de  carnes  americanas  triqui- 
nadas,  se  tomaron  en  1881  medidas  prohibitivas,  y  para  la 
aplicación  de  estas  medidas  tuvo  que  organizarse  en  los 
Estados  Unidos  (1801)  un  servicio  de  inspeccióa  de  las 
carnes. 

En  Alemania  se  recurre  a  medidas  de  profilaxia  rigu- 
rosísimas; un  servicio  sanitario  examina,  por  medio  de  mi- 
croscopio, la  carne  de  cerdo  puesta  a  la  venta.  Las  carnes 
saladas  o  ahumadas  son  muy  aptas  para  propagar  la  triqui- 


NEMATELMINTOS 


53 


nosis;  es  necesario,  para  destruir  los  parásitos,  llevar  la 
carne  a  una  temperatura  de  70*^;  prácticamente,  es  preciso 
que  la  carne  se  haya  vuelto  blanca  en  todo  su  espesor  y  al 
cortarla  no  dé  ningún  zumo.  Es  preciso  también  vigilar  la 
higiene  de  los  cerdos,  para  evi- 
tar que  se  triquiuen;  para  ello 
hay  que  exterminar  las  ratas  y 
alejar  a  los  cerdos  de  las  subs- 
tancias animales  o  de  los  excre- 
mentos humanos. 

El  cerdo  resiste  muy  bien 
la  enfermedad,  mientras  no  esté 
enteramente  infectado  por  las 
triquinas,  en  cuyo  caso  los 
músculos  pueden  estar  literal- 
mente invadidos:  1  gramo  de 
carne  de  cerdo  puede  contener 
hasta  1,500  quistes,  y  de  la 
absorción  de  una  libra  de  carne 
triquinada  resulta,  según  Cob- 
bold,  la  diseminación  por  el  or- 
ganismo humano  de  cuatrocientos  millones  de  triquinas  jó- 
venes. 

Tricocéfalos.  —  Se  caracterizan  por  la  forma  de  la  parte 
anterior  de  su  cuerpo,  que  es  muy  larga  y  afilada.  El  trico- 

céfalo  del  hombre  (Tricho- 

á^,^^^-r^  ^^yj//^/775  tricJiiurus)  (figu- 

^-  .«eí!==;?^     ra  J^^^).  lai-go  de  3  a  5  centí- 

metros, vive  en  el  intestino 
—  grueso  del  hombre;  es  muy 

común;  sus  huevos  (fig.  48), 
arrastrados  al  exterior  por 
los  excrementos,  empiezan 
a  evolucionar  en  el  agua, 
y  los  embriones  acaban  su  desarrollo  en  el  tubo  digestivo 
del  hombre;  el  desarrollo  es  pues  directo  y  tiene  lugar  en 
el  interior  de  un  mismo  huésped.  El  agua  de  bebida  no  filtra- 
da propaga  este  parásito,  el  cual  casi  nunca  ocasiona  trastor- 


Fig.  47.— Fragmento  de  mucosa 
del  ciego  en  la  cual  están  fijos 
los  tricocéfalos. 


>" 


Fig.  4S.— Huevos  de  tricocefalo  dispar, 


54 


GUSANOS 


nos  serios  y  tau  sólo  se  nutre  a  expensas  de  las  secreciones 
de  la  mucosa  intestinal  (fig.  47).  Se  le  ha  achacado  el  favo- 
recer el  desarrollo  de  la  fiebre  ti- 
foidea y  de  la  apendicitis. 

4/*  Fíláridos.— Estos  uema- 
toides  tienen  un  cuerpo  extrema- 
damente largo  y  delgado  en  for- 
ma de  hilo.  Comprende  varios 
géneros,  entre  ellos  las  filarlas  y 
las  espirópteras. 

Las  filarías  tienen  un  cuerpo 
extraordinariamente  largo  y  de 
una  delgadez  casi  uniforme;  vi- 
ven en  el  aparato  circulatorio  y 
en  el  tejido  conjuntivo  y  causan 
desórdenes  muy  graves  en  el  or- 
ganismo; son  vivíparas.  La  fila- 
rla de  Medina  (Filana  medinen- 
sis),  únicamente  se  encuentra  en 
las  regiones  cálidas,  vive  en  el 
tejido  conjuntivo  subcutáneo  del 
hombre,  buey,  caballo  y  de  otros 
diferentes  animales:  la  hembra 
mide  50  o  80  centímetros  y  hasta 
llega  a  4  metros  de  longitud.  En 
la  parte  inferior  de  la  pierna  es 
sobre  todo  en  donde  se  localiza; 
se  fija  en  estado  adulto,  y  se  de- 
sarrolla debajo  de  la  piel  produ- 
ciendo un  tumor,  que  se  abre  al 
exterior  como  un  absceso,  en 
cuyo  fondo  se  nota  la  filaría  ape- 
lotonada (fig.  50).  Es  preciso  ex- 
pulsar el  gusano  excindiendo  el  tumor  o  empleando  el  método 
sudanés:  los  negros  arrollan  poco  a  poco  el  parásito  sobre  un 
bastoncito  y  devanan  con  extremada  lentitud  la  madeja  de  la 
filaría  para  evitar  su  rotura.  Sí  se  hace  mal  la  extracción,  la 


Fig.  49.— Tricucéíalo  dispai-. 

a,  c,  macho  y  hembra  de  ta- 
malo  natural ;  h,  macho,  miiv 
¡•liado. 


NEMATELMINTOS 


55 


úlcera  supura,  sobreviene  la  gangrena  y  luego  la  muerte;  es 
pues  de  rigor  practicarlo  con  sumo  cuidado.  El  contagio  pa- 
rece efectuarse  por  el  agua  no  filtrada;  los  embriones  expul- 
sados por  la  ñlaria  viven  algún  tiempo  en  el  agua  o  en  la 
tierra  húmeda;  pero,  para  continuar  su  evolución,  deben 
pasar  por  un  huésped  intermediario, 
que  es  un  pequeño  crustáceo,  el  ciclo- 
pe; verosimilmente  mediante  la  ab- 
sorción de  ciclopes  con  el  agua  de  la 
bebida  es  como  se  efectúa  la  conta- 
minación; así,  pues,  en  las  regiones 
infectadas,  sobre  todo  en  el  África 
accidental,  tan  sólo  se  ha  de  beber  el 
agua  nitrada  o  hervida.  Varias  ob- 
servaciones permiten  creer  que  la  fi- 
laría penetra  directamente  en  el  or- 
ganismo perforando  la  epidermis  du- 
rante un  baño  o  un  lavado. 

La  filaría  de  los  botones  hemorrá- 
gícos  (F.  JueniojThagica),  larga  de 
o  a  7  centímetros,  vive  en  el  caballo 
y  en  el  asno,  en  los  países  orienta- 
les; provoca  debajo  de  la  piel  peque- 
ñas hemorragias,  generalmente  en  el 
cuello  y  en  la  espalda. 

La  filaría  cruel  (F.  iiiimitis),  larga 
de  20  a  30  centímetros,  se  localiza  en 
el  ventrículo  derecho  del  corazón  del 

perro  (ventrículo  derecho);  los  embriones  son  transmitidos  al 
perro  por  los  mosquitos,  y  van  al  aparato  circulatorio,  en 
donde  ocasionan  graves  desórdenes.  La  muerte  sobreviene 
Frecuentemente.  Es  casi  imposible  obrar  contra  los  parásitos, 
a  causa  del  lugar  que  ocupan  en  el  organismo.  La  filaría 
cruel  se  nota  en  los  perros  del  campo  y  sobre  todo  en  los 
perros  de  caza.  No  está  muy  extendida  en  Francia,  al  paso 
que  es  común  en  Italia,  y  muy  frecuente  en  China  y  en  el 
Japón. 

La  filaría  de  Bancroft  (^/\  Bancroftí),  larga  de  8  a  Lo  cen- 


Fig.  50.— Filaría  de  Mediua 
dispuesta  en  madeja,  tal 
como  se  la  encuentra  eu 
el  tejido  subcutáneo. 


5r. 


GUSANOS 


tímeti'os,  vive  en  la  sangre  del  hombre,  imicaraente  en  los 
países  cálidos.  Es  a  Bancroi't  a  quien  se  debe  su  descubri- 
miento (ISKJ).  Los  embriones  invaden  los  pequeños  vasos 
durante  la  noche  y  se  acumulan  durante  el  día  en  el  corazón 
y  en  los  grandes  vasos;  en  cuanto  a  los  adultos,  no  abando- 
nan los  vasos  linfáticos.— Los  mosquitos  y  los  cínifes  desem- 
peñan el  principal  pa- 
pel en  la  contamina- 
ción: durante  la  noche 
chupan  la  sangre  de  los 
enfermos  e  ingieren  al 
mismo  tiempo  un  gran 
número  de  embriones; 
éstos  atraviesan  el  es- 
tómago del  mosquito 
para  ir  a  desarrollarse 
en  los  músculos  del  tó- 
rax y,  cuando  el  desa- 
rrollo es  completo,  pa- 
san ala  trompa,  siendo 
las  larvas  inoculadas 
al  hombre  durante  la 
picadura  del  insecto. 
Los  huevos  y  los  cadá- 
veres de  los  mosquitos 
caídos  en  el  agua  con- 
tribuyen, por  otra  par- 
te, a  la  diseminación 
de  las  jóvenes  ñlarias.  La  ñlaria  de  la  sangre  determina  in- 
gurgitaciones, tumefacciones  del  tejido  linfático  (hidrocele  y 
elefantíasis  de  los  árabes),  luego  inflamaciones  de  las  sero- 
sas, y  se  caracteriza  por  la  presencia  de  sangre  en  las  orinas. 
Los  europeos  que  habitan  en  las  colonias  están  muy  expues- 
tos a  contraer  la  filariosis;  han  de  evitar,  pues,  las  picadu- 
ras de  los  mosquitos  y  guardarse  de  beber  agua  sin  filtrar  o 
sin  hervir. 

La  filaría  del  caballo  (F.  equina),  vive  en  el  peritoneo  del 
caballo  y  algunas  veces  en  el  ojo. 


Fig.  f)!.— Espiróptero  del  perro. 

\,  tumor  ancurismático  de  la  aorta  produ 
cido  por  la  Espiróptera  sanguinolenta;  2,  heni 
bra;  3,  macho;  4,  huevo  con  un  embrión:  5.  em 
brión. 


NEMATELMINTOS  O  í 

La  filaría  lacrimal  (F.  laci'jjnialis),  larga  de  1  a  2 'o  centí- 
metros, vive  en  los  conductos  excretores  de  las  glándulas 
lagrimales  del  buey;  determina  una  conjuntivitis,  curable 
mediante  la  expulsión  de  los  gusanos. 

Las  Espirópteras  tienen  los  mismos  caracteres  generales 
de  las  filarías;  pero  su  cuerpo  suele  ser  más  grueso  y  más 
corto;  los  machos  tienen  el  extremo  posterior  arrollado  en 
espiral.  Viven  en  tumores  situados  frecuentemente  en  el 
estómago.  La  espiróptera  sangrienta  (Spiroptera  sanguino- 
lenta), tiene  el  macho  2' 5  milímetros  y  la  hembra  de  6  a 
8  centímetros  (fig.  51),  vive  en  el  perro,  en  cuyo  estómago 
principalmente  forma  tumores,  como  también  en  la  arteria 
aorta,  en  donde  puede  producir  aneurismas.  Es  muy  frecuente 
en  Argelia.  Los  embriones  de  este  gusano  pasan  por  un 
huésped  intermediario:  se  euquístan  en  el  cuerpo  de  las  cuca- 
rachas (Blatte  oriental).  La  espiróptera  microstoma  (Sp.  mi- 
crosfonia),  larga  de  1  a  3  centímetros,  ocasiona  tumores 
análogos  en  el  estómago  del  caballo.  El  huésped  interme- 
diario debe  ser  verisímilmente  un  invertebrado  que  vive  en 
el  heno. 

II.  —  Nematoides  nocivos  a  las  plantas 
cultivadas 

Estos  nematoides  pertenecen  a  una  sola  familia,  la  de  las 
Anguilulas.  Son  gusanos  de  pequeña  talla,  filiformes,  de  tegu- 
mento liso,  que  giran  fácilmente  el  cuerpo  en  todas  direccio- 
nes como  una  anguila,  de  aquí  el  nombre  que  se  le  ha  dado. 
El  tubo  digestivo  es  recto,  con  una  faringe  o  vestíbulo  que 
suele  contener  un  aguijón  quitinoso  o  diente,  un  esófago,  un 
bulbo  musculoso,  generalmente  redondeado  con  dentellones, 
a  veces  un  segundo  bulbo  y  luego  un  intestino,  con  frecuencia 
dilatado  en  forma  de  estómago  en  su  parte  anterior.  Gran 
número  de  anguilulas  no  son  parásitas  en  ninguna  época  de 
su  vida;  la  mayor  parte  viven  en  el  agua  o  en  el  suelo  y 
otras  en  las  materias  fermentescibles  (estiércol,  engrudo, 
vinagre),  algunas  son  patógenas  y  viven  en  los  tejidos  vivos 
de  las  plantas. 

GjjÉiiXvx.—I^n/oiiio/ogía.  5 


58  GUSANOS 

Aiii/uilula  del  tdlh. — Este  uematoide  es  el  Tijlenchuíi 
flvrnstator  o  dcra.sfatrix,  que  forma  parte  del  género  Tylen- 
chus.  t'l  más  impoi'taute  de  la  familia  de  las  anguilillas. 
Ritzema  Bos,  zoólogo  holandés,  ha  demostrado  que  las  dife- 
i'entes  formas  de  anguílulas  del  tallo  pertenecen  al  Tijlenchus 
devnstntrix.  Es  un  nematoide  de  pequeña  talla  (2  milíme- 
tros); el  vestibiilo  que  sigue  a  la  boca  contiene  un  aguijón 
quitiuoso;  posee  dos  bulbos  esofágicos,  y  el  cuerpo  termina 
en  punta.  Los  sexos  están  separados  y  el  extremo  posterior 
del  cuerpo  del  macho  lleva  una  especie  de  apéndice  en  forma 
de  ala. — Estas  anguílulas  pueden  vivir  durante  largo  tiempo 
en  la  tierra  húmeda,  si  encuentran  una  planta  adecuada  la 
invaden,  localizándose  siempre  en  las  partes  aéreas;  las  raíces 
quedan  pues  indemnes,  y  esto  explica  el  nombre  de  anguílulas 
del  tallo  dado  a  estos  parásitos.  Las  generaciones  se  suceden 
en  el  interior  de  la  planta  sin  ninguna  emigración;  los  huevos 
puestos  por  las  hembras  son  ovalados,  transparentes  y  con- 
tienen un  embrión  en  forma  de  8;  las  larvas  sufren  cuatro 
mudas  sucesivas  antes  de  llegar  a  la  edad  adulta.  Las  anguí- 
lulas se  nutren  a  expensas  de  los  tejidos  de  la  planta  atacada, 
la  cual  acaba  por  sucumbir;  pero  los  gusanos  no  mueren  con 
ella,  puesto  que  gozan  de  la  facultad  de  resistir  la  desecación; 
se  arrollan  sobre  sí  mismos  y  quedan  así  durante  larguísimo 
tiempo  en  estado  de  vida"  latente;  sobre  todo  antes  de  su  cuarta 
muda  es  cuando  las  larvas  resisten  mejor  la  sequedad;  las 
adultas,  por  el  contrario,  son  mucho  más  sensibles.  El  viento 
puede  entonces  transportar  a  lo  lejos  los  gusanos  secos;  si 
caen  en  un  sitio  húmedo  recobran  su  aspecto  normal  y  su 
actividad,  e  invaden  las  plantas  que  encuentran. 

El  centeno  es  frecuentemente  atacado  por  la  anguílula 
del  tallo;  se  han  visto  perjuicios  serios  en  Alemania,  Holanda 
y  Francia.  Después  de  las  siembras  en  otoño  es  cuando  las 
larvas  invaden  las  hojas  tiei-nas  del  centeno,  éstas  sufren 
una  hipertrofia  del  parénquima  y  presentan  un  aspecto  ondu- 
lado, arrugado  y  estampado.  Después  los  tallos  quedan  dete- 
nidos en  su  desarrollo;  dejan  de  alargarse,  pero  crecen  en 
grosor;  espigan  mal,  y  el  centeno  de  este  modo  atacado  se 
le  llama  cebollino. 


NEMATELMINTOS  59 

La  avena  sufre  también  con  frecuencia  los  ataques  de  la 
anguilula;  está  hinchada  en  su  base  y  presenta  un  aspecto 
bulboso;  de  aquí  el  nombre  de  arena  pnerrosa^  que  le  dio 
Prillieux,  cuando  tuvo  ocasión  de  estudiar  esta  enfermedad 
en  las  cercanías  de  La  Ferté-sous-Jouarre. 

El  trigo  es  raramente  atacado,  y  la  cebada  no  lo  es  nunca. 

Las  cebollas,  por  el  contrario,  están  sujetas  a  los  ataques 
de  las  anguílulas  del  tallo.  Pueden  ser  invadidas  desde  que 
empiezan  a  nacer  y  a  veces  con  tal  intensidad  que  mueren. 
Si  llegan  a  desarrollarse,  presentan* un  aspecto  achaparrado 
característico;  las  capas  internas  del  bulbo  están  hipertrítfia- 
das  y  hacen  estallar  las  túnicas  extensas,  determinando  una 
especie  de  hernia  que  vuelve  a  la  cebolla  irregular  y  deforme; 
las  hojas  son  también  más  gruesas  y  más  pálidas.  Sobreviene 
entonces  la  podredumbre,  y  la  planta  muere. — El  Tylenchns 
¡mtrefacíens,(\\\Q  ataca  el  bulbo  de  la  cebolla,  es  de  la  misma 
especie  que  el  Tijlenclms  devastator. 

Las  escaloñas  son  atacadas  de  una  manera  análoga;  se 
ha  dado  a  su  enfermedad,  en  el  departamento  del  Alto  Marne, 
el  nombre  de  maladie  dii  pied-chand. 

Las  habas  atacadas  tienen  el  tallo,  las  hojas  y  las  vainas 
cubiertas  de  manchas,  al  principio  verdes,  luego  rojizas  y 
más  tarde  pardas  o  negras;  los  cultivos  de  habas  de  Argelia 
han  sido  devastados  por  esta  enfermedad. 

La  patata  y  el  trigo  morisco  o  alforfón  pueden  también 
ser  atacados. 

Las  plantas  de  adorno  sufren  también  de  las  anguílulas. 
Estos  gusanos  ocasionan  la  enfeniiedad  circular  del  Ja- 
cinto, que  ha  causado  destrozos  particularmente  en  Holanda, 
en  las  cercanías  de  Harlem,  y  que  Prillieux  ha  podido  estu- 
diar en  Francia,  en  Antibes  y  en  las  cercanías  de  Tolón.  Los 
parásitos  empiezan  por  localizarse  durante  la  primavera  en 
las  hojas,  que  presentan  manchas;  luego  descienden  al  bulbo, 
en  donde  ataca  ciertas  túnicas  con  exclusión  de  otras,  de 
suerte  que  un  corte  vertical  permite  distinguir  círculos  ne- 
gruzcos concéntricos  alternando  con  túnicas  normales:  de 
aquí  el  nombre  de  enfermedad  circular. 

Remedios.  —  l.*^    Se  puede  adoptar  el  método  de  las 


60  GUSANOS 

/thiiihis-rrhos.  (juc  ooiisiste  eu  cultivar  ima  planta  susceptible 
(le  ser  tarilnieute  atat  ada,  para  destruirla  lueg-o  cou  todos 
los  parásitos  i^ue  albergue.  El  centeno  es  indicadisimo  para 
servir  de  planta-cebo:  después  de  cosechar  un  campo  de 
centeno  atacado,  se  vuelve  a  sembrar  de  centeno,  que  las 
ano-uílulas  invaden  inmediatamente  y  que  se  destruye  en  la 
primavera  próxima. 

2."  Se  puede  utilizar  el  que  ciertas  plantas  están  libres 
de  todo  ataque  para  intercalarlas  entre  dos  cultivos,  suscep- 
tibles de  ser  invadidos  por  las  anguílulas;  la  cebada  y  las 
leguminosas  son  adecuadas  como  cultivos  intermediarios. 

o.^  Se  puede  también  practicar  simplemente  la  alter- 
nancia de  los  cultivos,  pues  se  ha  reconocido  que  una  varie- 
dad de  Tjjlenclins  habituada  a  vivir  sobre  el  centeno,  por 
ejemplo,  se  especializaba  desde  el  punto  de  vista  ñsiológico 
y  quedaba  incapaz  para  vivir  sobre  el  alforjón  o  cualquier 
otra  planta. 

4.^     Hay  que   aconsejar  el   laboreo  profundo,  a  ñn  de 

enterrar  las  anguílulas  y  determinar  su  desecación  completa. 

5."    Destruir  por  el  fuego  las  cebollas  enfermas  o  bien 

tratarlas  por  el  sulfuro  de  carbono  (30  gramos  por  metro 

^  cúbico),  colocándolas   en   cañizos  en 

una  caja  bien  cerrada. 

Como  medida  preventiva  conviene 
no  utilizar  abonos  constituidos  por  paja 
y  hojas  atacadas. 

Angiiílula  del  fi'iíjo  atizonado.  — 
Esta  anguílula,  o  TijlencJuis  tritici 
(fig.  52),  es  algo  más  larga  que  la 
anterior  (unos  3  milímetros)  y  también 
F¡í?..o2.-Auyuiiuiajuv(Mi.  más  grucsa,  más  rechoncha.  Determi- 
A,  macho;  B.  hembra.  ^^^  ^^  enfermedad  conocida  con  el  nom- 
bre de  tisón  del  trigo;  las  espigas 
atacadas  presentan,  en  lugar  de  los  granos  ordinarios,  peque- 
ños granos  redondeados,  negruzcos,  y  que  son,  como  puede 
suponerse,  granos  de  trigo  invadidos  por  los  gusanos.  Si  se 
secciona  uno  de  estos  granos  (ñg.  53),  se  ve  que  debajo  de 
la  cascara,  gruesa  y  dura,  se  encuentra  una  substancia  blan- 


NEMATELMINTOS  61 

ca  y  harinosa,  y  esta  suerte  de  polvo  está  constituido  por  mi- 
llares de  pequeñas  anguílulas  eu  estado  de  vida  latente  y  en 
completa  inmovilidad.  Echándolas  en  agua  y  observándolas 
con  el  microscopio,  se  las  ve  al  cabo  de  algún  tiempo  agi- 
tarse y  removerse:  es  el  fenómeno  de  reviviscencia  de  las 
anguílulas,  que  se  observa  en  todos  estos  pequeños  nematoi- 
des,  y  que  por  primera  vez  indicó  Needham  en  174:>;  las  an- 
guílulas pueden  conservarse  larguísimo  tiempo  eu  estado  de 
vida  latente,  hasta  diez  y  aun  veinte  años,  con  tal  que  su 
desecación  no  sea  exagerada. 

En  el  tiempo  de  la  siega,  muchos  granos  atizonados  caen 
al  suelo:  se  les  puede  también  llevar  a  un  campo  sembrando 
trigo  atizonado  sin  haber  tenido  ^ 

la   precaución   de  seleccionarlo  ^^ 

previamente.  En  uno  y  en  otro  ipp' 

caso,  los  granos  se  reblandecen       (p      ^ 
con  la  humedad  del  suelo:  las 
larvas  recobran  su  vida  activa  y      i-'ig-  03.— Anguiíuia  del  trigo  ati- 

1        1  .  ,  TI      j^    1  zonado.  A,  granos   atizonados 

quedan  bien  pronto   eu  libertad:  de    tamaño    natural;  B,   corte 

invaden    los    tallos    tiernos    del  transversal  del   grano,  conte- 

lüwiueu    lus    icinos    Liemos    uei  niendo  augiülulas  adultas  (au- 

trigo,  y  pasan  el  invierno  abrí-        mentado  cuatro  veces). 
gadas  en  la  axila  de  las  últimas 

hojas.  En  la  primavera,  se  advierte  que  las  hojas  del  trigo 
están  manchadas,  arrugadas  (ñg.  54),  y  las  plantas  engrue- 
san en  lugar  de  creeer  en  altura.  Eu  el  mes  de  junio,  las 
larvas  abandonan  los  órganos  vegetativos  déla  planta  para 
buscar  las  espigas  que  acaban  de  formarse;  penetran  entre 
las  glumas  de  la  tierna  flor,  perforan  el  tejido  y  determinan 
la  producción  de  un  reborde  circular  que  aumenta  gradual- 
mente y  acaba  por  formar  una  cavidad,  en  la  cual  las  angui- 
lillas quedan  aprisionadas:  queda  constituido  el  grano  atizo- 
nado (fig.  53),  el  cual  no  es  otra  cosa  que  una  especie  de 
pequeña  agalla  que  se  ha  desarrollado  en  lugar  del  grano 
del  trigo.  Hacia  mediados  de  junio  las  larvas  han  llegado  al 
estado  adulto:  las  hembras  (ftg.  55)  son  fecundadas  y  dan 
una  gran  cantidad  de  pequeñas  larvas.  Las  adultas  mueren 
muy  pronto,  se  desorganizan,  y  a  la  siega  no  quedan  más  que 
las  jóvenes  en  la  cavidad  del  grano  atizonado.  En  esta  época 


iVJ  GUSANOS 

se  recoge  un  trigo  mal  desarrollado  con  espigas  irregulares, 
abortadas  y  raquíticas. 

Esta  enfermedad  está  muy  extendida.  Para  librarse  de 
ella  hay  que  alternar  los  cultivos,  pues  las  larvas  no  pueden 


54. — Trigo  atizoiiiuld 


vivir  más  de  seis  meses  en  el  suelo,  y  se  ha  de  tener  cuidado 
de  destruir  las  acribaduras  de  las  cosechas:  los  granos  desti- 
nados a  la  siembra  se  han  de  pasar  por  tamiz  y  sumergir 
durante  veinticuatro  horas  en  agua  acidulada  con  ácido  sul- 
fúrico (1  litro  de  ácido  sulfúrico  por  150  litros  de  agua). 

El  Tijlenchus  semi-penetrans  causa  debilidad  en  los  na- 
ranjos, atacando  las  j-aicillas;  la  hembra  penetra  hasta  la 


NEMATELMINTOS 


63 


mitad  en  el  tejido  de  las  raicillas,  y  la  parte  libre  de  su 
cuerpo  que  queda  fuera  se  va  hinchando  a  medida  que  crecen 
los  huevos.  Este  nematoide  fué  reconocido  primeramente  en 
California,  en  1913;  después  se  ha  manifestado  en  Australia, 
España,  Siria  y,  finalmente,  en  las  cercanias  de  Argelia. 
Conviene,  para  evitarla  dispersión  de  este  parásito,  inspeccio- 
nar la  venta  de  los 
planteles  de  naran- 
jos con  tierra.  Tra- 
tar los  naranjales 
atacados  por  el  sul- 
furo de  carbono  o 
por  los  sulfocarbo- 
iiatos. 

El  género  Heie- 
rodera  se  distingue 
del  género  Tijleii- 
chus  por  su  dimor- 
fismo sexual:  el  ma- 
cho tiene  la  forma 
cilindrica  sexual,  en 
tanto  que  la  hem- 
bra tiene  una  forma 

globulosa;  ambos  sufren  metamorfosis.  Además,  estos  ani- 
males viven  únicamente  en  las  raíces. 

El  nematoide  de  la  remolacha  (Heterodera  SchacJdü) 
fué  descubierto  en  1859  por  el  botánico  Hermann  Schacht, 
•en  las  cercanías  ele  Halle  y  Magdeburgo,  en  las  radículas  de 
la  remolacha.  El  macho  tiene  todo  lo  más  1  milímetro  de 
longitud  y  es  vermiforme;  posee  un  estilete  bucal  con  el  cual 
ataca  los  tejidos  vegetales;  el  extremo  anterior  del  cuerpo 
está  cubierto  por  una  especie  de  capuchón  o  birrete,  y  el 
extremo  posterior  está  incurvado  y  lleva  dos  espículas.  La 
hembra  fecundada  tiene  cerca  de  1  milímetro  de  longitud 
por  0\S  de  ancho;  es  globulosa,  y  su  forma  puede  compa- 
rarse a  la  de  un  limón:  en  el  extremo  anterior  se  encuentra 
un  cuello  con  la  boca,  que  está  implantada  en  los  tejidos  de 
la  planta  atacada;  el  extremo  posterior  termina  en  punta 


Fig.  55.— Auguilula  lierabra  adulta. 

A,  tamaño  natural:  B,  ampliada  cuarenta  veces; 
a.  cabeza;  b.  cola;  c,  d,  e,  /,  órganos  sexuales  vis- 
tos al  través  de  los  tegumentos  en  su  situación 
normal. 


r>4  GUSANOS 

roma  y  preseuta  el  orificio  genital.  Los  huevos  producidos 
por  cada  hembra  son  en  número  de  unos  oOO;  quedan  en  el 
cuerpo  de  la  madre,  distendiéndola  y  dándole  la  forma  ca- 
racterística de  limón  (fíg\  óG);  en  general,  los  huevos  son 
evacuados  por  el  oriñcio  genital;  pero  muy  frecuentemente, 
sobre  todo  a  ftnes  de  verano,  pueden  evolucionar. en  el  inte- 
rior mismo  del  cuerpo  de  la  madre  y  dar  origen  a  larvas 
jóvenes  (viviparidad);  la  hembra  no  tarda  en  morir  ni  en 
desorganizarse;  su  epidermis  se  endurece  y  forma  un  quiste, 
que  por  su  color  ha  recibido  el  nombre  de  quiste  pardo ^  y 
que  protege  los  huevos  contra  la  sequedad  y  el  mal  tiempo; 
pasado  el  invierno  el  quiste  se  reblandece  bajo  la  influencia 
del  calor  y  de  la  humedad,  se  hincha  y  deja  escapar  mecáni- 
camente las  pequeñas  larvas  por  el  oriflcio  que  formaba  antes 
la  vulva  de  la  hembra. 

Las  jóvenes  larvas  puestas  en  libertad  se  esparcen  por  el 
suelo  y  pueden  subsistir  durante  largo  tiempo,  aunque  no 
encuentren  el  alimento  que  les  conviene,  con  tal  de  que  no 
estén  expuestas  a  la  desecación;  si,  por  ejemplo,  encuentran 
remolachas  a  su  disposición,  vana  pinchar  la  cabellera  de  las  , 
raíces,  por  medio  de  un  poderoso  aguijón  de  que  está  armada 
su  cavidad  bucal;  acaban  por  hundirse  debajo  de  la  corteza 
de  las  radículas,  quedan  allí  en  reposo,  creciendo  y  sufriendo 
mudas;  aumentando  de  volumen,  estas  larvas  distienden  poco 
a  poco  la  corteza  de  las  raicillas,  y  su  presencia  se  mani- 
flesta  por  pequefias  hinchazones.  Los  sexos  se  diferencian  en 
tal  momento;  las  hembras  se  hinchan  rápidamente,  levantan 
poco  a  poco  la  corteza  y  acaban  por  hacerla  estallar;  forman 
una  hernia  al  exterior,  quedando  únicamente  la  corteza  fija 
a  la  cabeza,  y  forman  sobre  la  cabellera  de  las  raíces  peque- 
ños glóbulos  blancos  de  menos  de  I  milímetro  de  diámetro 
(figura  ;■)(;,  A  y  B).  Los  machos  sufren  metamorfosis  más 
complicadas  que  las  hembras;  se  arrollan  en  espiral  en  una 
especie  de  quiste  antes  de  llegar  al  estado  adulto,  pasando 
así  por  la  fase  llamada  de  encajmlainiento;  luego  salen  de 
esta  cápsula,  atraviesan  la  corteza  de  la  raicilla  y  se  encuen-  • 
tran  libres  en  el  suelo;  se  dirigen  hacia  las  hembras,  que 
quedan  fijas  en  la  cabellera  de  las  raíces,  las  fecundan  y 


NEMATELMINTOS 


65 


mueren  muy  prouto.  El  desarrollo  total  requiere  cuatro 
o  cinco  semanas.  Así  pueden  tener  lugar  durante  el  verano, 
cinco  o  siete  generaciones,  y  por  lo  menos  hay  dos  o  tres,  y 
si  se  piensa  en  el  nú- 
mero de  larvas  que 
da  cada  hembra  (de 
:>U0  a  400),  es  espan- 
toso el  número  de  he- 
teroderas  proporcio- 
nadas en  un  verano 
por  un  solo  indivi- 
duo. 

Este  nematoide 
ataca  un  grandísimo 
número  de  plantas: 
más  de  doscientas  es- 
pecies de  vegetales 
tienen  que  sufrir  sus 
destrozos;  tiene  una 
predilección  marca- 
da por  las  cruciferas 
(nabo,  nabo  silvestre, 
col,  col-navo,  mosta- 
za, rábano)  y  lasque- 
nopodiáceas  (espina- 
ca): ciertos  cereales, 
sobre  todo  la  avena, 
están  también  ex- 
puestos a  servirles  de 
alimento:  otros^como 
el  maíz,  el  trigo,  la 
lléola,  la  avena  des- 
collada, quedan  in- 
demnes: entre  las  le- 
guminosas, las  habas 

y  los  guisantes  son  muy  poco  infectados.  El  trébol,  la  alfal- 
fa, el  lúpulo,  la  cebolla,  la  zanahoria  y  la  patata  nunca  han 
sido  atacados.  Algunas  malas  hierbas,  sobre  todo  la  mostaza 


Heterodcra  Schaclitii. 


A.  hembra  fecundada  adherida  a  una  radícula 
de  remolacha;  B.  radicula  de  tamaño  natural 
o(»n  cuatro  Hetefodpras.—La.rveL,  huevo  y  hem- 
bra llena  de  Inicvos.  libre  de  la  crosta  que  la 
recubría  v  muy  ampliada. 


(56  GUSANOS 

salvaje,  la  üeguilla,  el  alelí,  el  queuopodio  sou  buscados  por 
el  nematoide  y  pueden  coutribuir  a  su  propagación. 

Los  cultivos  de  remolacha  son  los  más  principalmente 
invadidos  por  los  nematoides.  A  mitades  del  siglo  pasado 
se  empezó  a  notar  en  Alemania  que  el  rendimiento  de  la 
remolacha  azucarera  disminuía  sensiblemente;  Liebig  creyó 
poder  atribuir  este  efecto  a  un  agotamiento  del  suelo  y  acon- 
sejó, para  combatir  esta  «fatiga  de  las  remolachas»,  el  uso 
de  abonos  potásicos;  J.  Kühn  demostró  que  esta  pretendida 
«fatiga»  era  debida  a  los  nematoides  y  que  las  sales  de  potasa 
eran  impotentes  para  obtenerla  curación.— El  nematoide  de  la 
remolacha  fué  luego  comprobado  en  Austria  Hungría,  en  Ru- 
sia, en  donde  ha  causado  verdaderos  desastres,  y  en  Francia. 

Síntomas. — Poco  tiempo  después  de  brotar  las  plantas, 
desde  el  mes  de  julio  o  durante  el  agosto,  se  nota  que  en 
distintos  sitios  las  hojas  amarillean  y  se  mustian  progresi- 
vamente; las  más  exteriores  son  las  primeras  en  morir  y 
caen  al  suelo;  cuando  es  fuerte  el  ataque,  la  planta  entera  se 
ennegrece  y  muere:  a  veces  resiste,  la  vegetación  renace  y 
aparecen  nuevas  hojas,  de  un  verde  obscuro,  pero  que  quedan 
más  pequeñas  que  en  las  condiciones  normales.  Las  raíces  de 
la  remolacha  tienen  un  eje  muy  poco  voluminoso  y  mucho 
menos  rico  en  azúcar  de  lo  ordinario,  y  en  cambio  la  cabe- 
llera está  extraordinariamente  desarrollada  y  llena  de  punti- 
tos  blancos,  que  son  las  hembras  fecundadas.  Estas  remola- 
chas presentan,  además,  el  inconveniente  de  conservarse  con 
diñcultad  en  los  silos. 

Medios  preventivos.  — Se  ha  de  procurar  por  de  pronto 
evitar  la  extensión  de  la  enfermedad  y,  para  esto,  esterilizar 
con  la  cal  viva  los  residuos  tórreos,  con  la  proporción  de  1  a  4, 
llevados  a  la  azucarería  con  las  remolachas.  También  es  ne- 
cesario destruir,  a  causa  de  gran  vitalidad,  las  heteroderas 
que  se  encuentran  en  los  barros  de  lavado  de  las  azucarerías; 
basta  mantener  un  grado  suficiente  de  alcalinidad  en  el  agua 
de  estos  barros  (0'05). — Vigilar  las  semillas  que  pueden 
proceder  de  plantas  infectadas.  Evitar  la  siembra  de  remola- 
cha sobre  remolacha  o  sobre  avena.  Destruir  las  malas  hier- 
bas (alelí,  neguilla  y  queuopodio). 


NEMATELMIXTOS  6  < 

Medios  de  destrucción.  —El  método  más  eftcaz,  si  uo  el 
más  práctico  para  luchar  contra  los  uematoides  de  la  remo- 
lacha, es  el  de  \?i^  plantas-cebos,  preconizado  por  Kühu: 
consiste  en  cultivar  en  los  campos  invadidos  plantas  para  las 
cuales  los  nematoides  tienen  afición  marcada,  sobre  todo  la 
colza,  el  nabo  silvestre  o  la  col;  se  puede  obtener  barata 
la  semilla  de  estas  plantas,  que  poseen  un  sistema  radicular 
bien  desarrollado,  permitiendo  a  los  parásitos  acudir  en  gran 
número;  basta  recoger  las  plantas  y  secar  las  raices  para 
matar  los  gusanos  por  desecación.  Kühn  aconseja  sembrar 
el  nabo  silvestre,  a  razón  de  38  kilogramos  por  hectárea,  en 
un  suelo  bien  preparado  y  a  mediados  de  abril.  Es  preciso 
operar  el  arranque  en  el  momento  preciso  en  que  las  larvas 
han  alcanzado  su  completa  madurez  y  empiezan  a  salir  de 
los  tejidos  de  la  planta  bajo  la  forma  de  pequeños  abulta - 
mientos;  en  efecto,  si  se  tarda  demasiado,  los  jóvenes  gusanos 
habrán  tenido  tiempo  de  esparcirse  por  el  suelo,  y  no  se  habrá 
hecho  más  que  aumentar  su  número  de  un  modo  considera- 
ble; este  aumento  casi  coincide  con  el  desarrollo  de  la  tercera 
hoja  de  la  colza,  que  tiene  lugar  próximamente  a  los  veinte 
o  treinta  días  después  de  la  siembra;  pero  este  desarrollo  es 
más  o  menos  rápido  según  la  estación,  y  es  prudente  hacer 
comprobar  al  microscopio  por  una  persona  perita  el  período 
de  evolución  en  que  se  encuentra  el  nematoide.  Para  tener 
tiempo  de  efectuar  todo  el  arranque  en  época  oportuna,  es 
preciso  tomar  la  precaución  de  fraccionar  las  siembras  en 
parcelas.  Llegado  el  momento  de  obrar,  es  preciso  inmedia- 
tamente tumbar  las  plantas  por  medio  del  arado;  las  mujeres 
separan  luego  por  medio  de  la  azada  las  plantas  y  sus  raíces, 
teniendo  cuidado  de  sacudirlas  ligeramente;  se  las  recoge  y 
se  las  destruye  por  incineración  o  por  medio  de  la  cal  viva; 
podemos  contentarnos,  y  esto  es  lo  menos  costoso,  con  secar 
las  raíces  durante  dos  o  tres  días  y  enterrarlas  luego  a  25  ó 
30  centímetros  de  profundidad. 

Se  procede  entonces  a  una  nueva  siembra,  y  se  repite  por 
lo  menos  tres  veces  semejante  recolección;  un  campo  fuerte- 
mente infectado  exige,  para  ser  bien  expurgado,  cuatro  y 
aun  cinco  siembras.  Es  bueno  proteger  los  campos  desinfec- 


nn  GUSANOS 

tados  (le  una  iiuiiicra  tau  penosa  aislándolos  de  los  cultivos 
próximos  por  medio  de  un  foso  de  '.tO  centímetros  de  pro- 
fundidad y  50  de  ancho,  eu  cuyo  fondo  se  pone  nua  capa  de 
cal  viva  que  se  renueva  despnés  de  cada  fnerte  lluvia;  con- 
viene, ñnalmente,  destruir  las  malas  hierbas  próximas,  como 
la  mostaza  silvestre  y  el  alelí. 

Se  puede  hacer  este  método  menos  oneroso  sembrando 
junto  con  las  plantas-trampas,  en  líneas  intermedias,  otras 
plantas  resistentes  a  los  nematoides,  tales  como  la  patata  (la 
elección  de  la  variedad  no  es  indiferente),  la  alfalfa,  el  cá- 
ñamo, el  lino,  la  escarola,  la  adormidera;  pero  los  resultados 
son  menos  rápidos,  y  se  está  obligado  a  proseguir  este  culti- 
vo, intercalar,  de  las  plantas-trampas,  durante  varios  años. 

La  alternancia  de  los  cultivos,  cuando  es  posible,  debe 
practicarse  en  los  terrenos  infectados,  con  la  patata  sobre 
todo. 

Se  ha  preconizado  la  cal  viva,  cuya  causticidad  destruye 
los  nematoides,  pero  se  necesitan  cantidades  demasiado  con- 
siderables: oO  a  40  quintales  por  hectárea  en  estado  pulve- 
rulento. 

Amado  Girard  ha  aconsejado  las  inyecciones  de  sulfuro 
de  carbono,  pero  so  necesitan  dosis  enormes;  su  empleo  tan 
sólo  puede  tener  lugar  en  los  puntos  en  donde  no  existan 
más  que  manchones;  en  tal  caso,  se  le  aplica  sobre  el  suelo 
desnudo,  a  razón  de  200  a  300  gramos  por  metro  cuadrado. 

Esparcir  amoníaco  o  aguas  amoniacales  procedentes  de 
las  fábricas  de  gas,  ha  dado  resultados  muy  inciertos,  y, 
además,  ofrece  peligros  para  la  vegetación. 

La  heterodera  radicicola  es  muy  parecida  a  la  anterior 
y  apenas  se  distingue  de  ella.  Pero  las  hembras  fecundadas, 
en  lugar  de  formar  hernia  en  la  superfície  de  la  raíz,  deter- 
minan una  especie  de  agallas,  notándose  en  las  raíces  peque- 
ños abultamientos,  en  cuyo  interior  se  encuentran  las  hem- 
bras; estos  tumores  están  constituidos  por  tejidos  de  la  misma 
planta  y  son  probablemente  debidos  a  la  irritación  causada 
por  la  presencia  de  los  gusanos. — Esta  heterodera  ataca 
también  la  zanahoi'ia  y  la  avena,  se  la  encuentra  también  en 
la  alfalfa,  trébol,  pipirigallo,  escarola,  plantas  en  las  cuales 


NEMATELMINTOS  69 

la  Hcterodern  Schachtii  no  hace  presa.  Eu  las  colonias,  eu 
las  Antillas  y  en  la  América  del  Sur,  ocasiona  una  enfermedad 
muy  temible  en  los  cafetales.  Se  le  combate  por  medio  de 
inyecciones  de  sulfuro  de  carbono:  30  ó  40  gramos  en  cuatro 
agujeros  practicados  alrededor  de  cada  pie  de  planta. 

Dorylaimus.—Soü  próximos  parientes  de  las  heteroderas 
de  la  remolacha,  se  distinguen  de  ellas  por  su  talla,  que  es 
mucho  mayor  (pueden  pasar  de  1  centímetro),  por  su  estilete 
bucal,  que  es  más  robusto,  y  porque  las  hembras  fecundadas 
hacen  la  puesta  gradual  sin  conservar  los  huevos  y  aumentar 
de  tamaño.  Estos  gusanos  viven  libremente  en  la  tierra,  van 
con  facilidad  de  una  planta  a  otra  y  perforan  las  raicillas 
para  nutrirse  con  su  jugo.  Las  remolachas  atacadas  presen- 
tan los  mismos  caracteres  exteriores  que  las  invadidas  por 
las  heteroderas;  tan  sólo  se  las  puede  distinguir  por  el  exa- 
men de  las  raices.  Estos  parásitos  son  muy  perjudiciales  y 
han  causado  serios  destrozos  en  Bohemia  y  Moravia;  existen 
también  en  Francia.  No  se  ha  logrado  hasta  ahora  comba- 
tirlos de  una  manera  eficaz,  porque  son  muy  movibles,  no  se 
lijan  eu  las  raíces  y  resisten  admirablemente  todos  los  cam- 
bios de  temperatura. 

El  género  Aphelenchus  comprende  dos  especies  nocivas. 

El  afelencho  del  fresal,  determina  agallas  en  forma  de 
coliflor;  el  afelencho  olesisto,  causa  serios  perjuicios  ata- 
cando las  hojas  de  los  crisantemos.  Las  hojas  invadidas  por 
las  larvas  de  este  nematoide  se  cubren  de  manchas  morenas 
y  luego  caen;  el  tallo  deja  de  crecer  y  las  flores  no  se  abren. 
Para  detener  la  propagación  de  la  enfermedad  es  preciso 
quitar  y  quemar  las  hojas  manchadas. 

III.  —  Nematoides  nocivos  a  las  substancias 
alimenticias 

La  anguilula  del  vinagre  (Anijuillula  o.xopliila) ,  este 
nematoide  es  muy  abundante  en  el  vinagre  fabricado  con 
vino  o  con  cerveza,  en  las  jn adres  del  vinagre  durante  la 
fabricación  y  en  los  toneles  de  cerveza.  También  es  el  que  se 
encuentra  en  el  engrudo  de  almidón. 


70  GUSANOS 

Los  fabricautes  de  vinagre  que  trabajan  por  el  procedi- 
iiiieuto  orleanés  vense  obligados  a  vigilar  constantemente 
los  toneles  en  donde  se  efectúa  la  fermentación  acética,  a  fin 
(le  reconocer  si  la  acidificación  del  vino  se  efectúa  de  nna 
manera  normal.  Se  sirven  para  ello  de  un  procedimiento  muy 
empírico,  pero  regularmente  de  resultados  muy  seguros:  in- 
troducen la  mano  en  el  envase  por  el  agujero  de  aireación  y 
palpan  con  uno  o  dos  dedos  la  pared  vertical  del  recipiente 
al  nivel  del  líquido  en  fermentación:  si  tienen  la  sensación 
de  la  presencia  de  una  capa  gelatinosa  escurridiza  entre  los 
dedos,  deducen  que  el  trabajo  marcha  bien:  si  no,  la  opera- 
ción es  mala,  y  hay  que  empezar  de  nuevo  las  operaciones. 

Esta  capa  húmeda  y  grasosa  está  constituida  por  millares 
de  anguílulas  de  vinagre.  Estas  anguílulas  son  de  pequeña 
talla:  1  ó  2  milímetros;  se  las  puede  observar  con  auxilio  de 
una  fuerte  lente  y  distinguir  los  machos  de  las  hembras:  los 
primeros  llevan  en  un  extremo  del  cuerpo  dos  pequeñas  es- 
píenlas iguales,  al  paso  que  las  hembras  terminan  en  pnnta 
muy  afilada.  Estos  pequeños  animales  se  multiplican  con  una 
rapidez  extraordinaria;  necesitan  el  oxígeno  del  aire  para 
vivir  y  habitar  siempre  cerca  la  superficie  del  vinagre  fer- 
mentado . 

Cuando  los  fermentos  (Mycoderma  aceti),  con  la  activi- 
dad vital  que  les  caracteriza,  se  han  multiplicado  y  han  cons- 
tituido un  velo  micodérmico  completo  en  la  superficie  del 
vino  en  vías  de  acidificación,  los  gusanos  que  nadan  en  las 
capas  superiores  del  líquido  no  pueden  respirar;  procuran 
entonces  apoderarse  de  la  región  superficial,  y  para  ello  se 
entabla  una  verdadera  lucha;  las  anguílulas,  moviéndose  con 
rapidez  sobre  los  micrococos,  procuran  romper  el  velo  for- 
mado por  éstos  y  que  se  les  opone.  Los  micodermos  resisten 
simplemente  por  la  fuerza  de  inercia,  y  a  estos  ataques  fu- 
riosos oponen  la  simple  acción  colectiva  de  su  masa.  Al  cabo 
de  cierto  tiempo,  las  anguílulas  abandonan  la  lucha  y  todas 
se  refugian  en  los  bordes  del  recipiente  cerca  del  orificio  de 
aireación  y  en  la  pequeña  porción  de  líquido  que  por  capila- 
ridad  se  eleva  por  encima  del  velo.  Constituyen  por  sí,  por  su 
masa,  esta  capa  gelatinosa,  cuyo  espesor  pasa  a  veces  de 


NEMATELMINTOS  71 

I  milímetro,  y  que  el  i'abricaute  está  satisfecho  de  notar, 
puesto  que  eu  tal  caso  está  seguro  de  que  la  película  mico- 
dérmica  se  ha  establecido  bien,  es  suñcieutemeute  resistente 
y  por  consecuencia  la  acidificación  marcha  con  normalidad. 

Si,  por  el  contrario,  la  capa  de  los  fermentos  no  es  bas- 
tante fuerte  para  resistir  los  primeros  ataques  de  los  gusanos, 
éstos  penetran  a  través  del  velo,  lo  rasgan  y  lo  hacen  peda- 
zos: los  fragmentos  producidos  son  mojados  por  el  vino,  se 
sumergen  y  caen  por  su  peso  al  fondo  del  tonel.  La  fermen- 
tación queda  detenida,  y  el  fabricante  no  percibe  el  contacto 
de  la  capa  glerosa:  es  preciso  cambiar  de  tonel-madre. 

Con  los  métodos  alemanes,  luxemburgueses  y  con  el  pro- 
cedimiento mucho  más  racional,  recomendado  por  Pasteur, 
la  invasión  de  las  anguílulas  durante  la  acidificación  es 
mucho  menos  de  temer,  pues  el  vino  no  queda  constantemente 
en  una  masa  considerable,  en  la  cual  la  transformación  del 
alcohol  de  vino  en  ácido  acético  se  opera  lenta,  progresiva- 
mente, capa  por  capa. 

Siempre  es  de  temer  la  invasión  por  los  gusanos  de  un 
\ino  completamente  transformado  en  vinagre,  y  así  no  deberá 
descuidarse  nunca  el  empleo  de  los  medios  indicados  para 
evitar  la  invasión.  Lavados  muy  frecuentes  acompañados  de 
braceo,  raspado,  trasiego,  se  efectuará  con  las  cubas,  toneles, 
artesas,  etc.,  destinados  a  contener  el  líquido  acidificable  o 
el  vinagre  acabado.  Los  líquidos  sometidos  a  la  fermentación 
acética  se  filtrarán  cuidadosamente.  En  cuanto  al  local  eu 
donde  se  ha  establecido  la  vinagrería,  se  mantendrá  en  cons- 
tante estado  de  limpieza,  lavando  el  suelo  con  soluciones 
antisépticas,  blanqueando  las  paredes  con  lechada  de  cal  que 
contenga  un  10  por  100  de  sulfato  de  cobre,  etc. 

Finalmente,  si,  a  pesar  de  todos  estos  cuidados  preventi- 
vos, un  tonel  es  invadido  por  las  anguílulas,  el  fabricante  ha 
de  encolar  el  líquido  con  ictiocola  (cola  de  pescado):  los 
animales  quedan  aprisionados  y  arrastrados  al  fondo  del  re- 
cipiente, junto  con  todos  los  restos  del  velo  micodérmico. 
Por  medio  del  trasiego,  se  separa  el  limo  del  líquido  para 
someter  este  último  a  una  nueva  fermentación:  no  obstante, 
si  no  es  suficiente  su  limpidez,  se  ha  de  proceder  a  filtrarlo. 


72  GUSANOS 

El  vinagre  actual  del  comercio  rara  vez  contiene  angui- 
lillas, pues  el  vino  y  la  cerveza  no  entran  únicamente  en  su 
fabricación,  y  la  cantidad  de  azúcar  y  de  albúmina  que  con- 
tienen no  es  bastante  considerable  para  favorecer  la  produc- 
ción de  los  hongos  y  de  las  anguílulas.  Pero  con  frecuencia 
contiene  anguílulas  en  estado  larvario,  procedentes  de  las 
madres  del  vinagre;  y  aun  generalmente  estas  jóvenes  an- 
guílulas están  muertas,  y  sus  despojos  tegumentarios  es  lo 
que  se  ve  notar  en  el  vinagre  cuando  se  agita  el  frasco. 

III.  — ANÉLIDOS 

Gusanos  planos  o  cilindricos,  que  tienen  una  organización  superior 
a  la  de  los  platelmintos  y  de  los  nematelmintos:  están  formados  por 
una  serie  de  anillos  semejantes  entre  sí;  tan  sólo  los  primeros  seg- 
mentos están  diferenciados  para  formar  una  cabeza,  que  lleva  los 
órganos  de  prensión  y  los  órganos  de  los  sentidos.  El  cuerpo  está 
segmentado  interiormente  por  diafragmas,  tabiques  mnsculares  que 
atraviesan  los  diferentes  sistemas. — Se  encuentra  un  sistema  diges- 
tivo, un  sistema  circulatorio  y  nn  sistema  nervioso;  este  último  está 
representado  por  nn  collar  esofágico  y  por  una  cadena  ventral,  que 
lleva  en  general  dos  ganglios  por  segmento.  El  sistema  circulatorio 
es  habitualmente  cerrado;  se  compone  de  vasos  longitudinales,  de  los 
cuales  los  más  importantes  son:  el  vaso  dorsal  y  el  vaso  ventral,  que 
están  reunidos  por  anastomosis  transversales.  Los  sexos  pueden  estar 
reunidos  o  separados.  Cada  segmento  del  cuerpo  posee  órganos  ex- 
cretores; son  tubos  arrollados,  provistos  de  dos  orificios,  uno  que 
desemboca  en  la  cavidad  general  (pabellón  ciliado)  y  el  otro  al  exte- 
rior: estos  canales  están  dispuestos  por  parejas  en  cada  segmento  y 
han  recibido  por  esto  el  nombre  de  órf/anos  scf/ineiifarios:  cada  uno 
puede  estar  enteramente  contenido  en  un  segmento  o  pertenecer  a  dos 
segmentos  próximos. 

Los  anélidos  son  raramente  parásitos,  y  no  nos  ocuparán 
mucho  tiempo.  Distinguiremos  dos  órdenes:  el  de  los  Hirn- 
dinios  o  sanguijuelas,  cuyo  cuerpo  no  presenta  cerdas,  sino 
que  está  provisto  de  ventosas,  y  el  de  los  Quet ápodos^  que 
no  tienen  ventosas,  pero  que  poseen  cerdas  locomotrices. 

1."  Sanguijuelas.  —  Son  gusanos  que  viven  en  las  peque- 
ñas corrientes  de  agua,  en  las  zanjas,  charcos  y  estanques. 
vSu  cuerpo  (fig.  57)  es  alargado,  aplastado  y  presenta  exte- 


ANÉLIDOS 


73 


ya  no  se  utiliza  en 


riormente  noventa  y  cinco  anillos  que  no  corresponden  con 
los ,  segmentos  interiores,  mucho  menos  numerosos;  está 
terminado  por  dos  ventosas,  una  bucal,  provista  de  tres 
mandíbulas  en  forma  de  sierra,  y  la  otra  situada  debajo  del 
ano  e  imperforada.  Son  hermafroditas.  Son  anélidos  inferio- 
res, que  viven  como  parásitos.  Casi 
medicina  su  facultad  de  chupar  la  san- 
gre de  los  animales  vivos,  pues  se 
prefiere  la  sangría  o  el  escarificador,  y 
no  teniendo  ninguna  importancia  en 
agricultura,  no  insistiremos  sobre  su 
organización,  como  tampoco  sobre  los 
métodos  de  cría  o  Hirudiniciútnva. 

Indicaremos  únicamente  la  sangui- 
juela del  caballo  (Lininatis  nilofica) 
o  Voran,  común  sobre  todo  en  Argelia 
y  en  todo  el  Norte  de  África  (fig.  58). 
Es  parecida  a  la  sanguijuela  medicinal, 
pero  presenta  una  consistencia  blauduz- 
ca;  sus  mandíbulas  son  más  débiles, 
llevan  dientes  más  finos  y  no  pueden 
perforar  la  piel  de  los  animales;  por 
esto  estas  sanguijuelas  tienen  tenden- 
cia a  fijarse  sobre  las  mucosas,  entran- 
do en  el  organismo  por  las  vías  natu- 
rales; muy  frecuentemente  se  fijan  en 
el  interior  de  la  boca  de  los  caballos  o 
de  las  reses  que  van  abrevarse  en  las 
charcas,  en  que  aquellas  residen.  Du- 
rante la  campaña  de  Egipto,  en  1799,  y  durante  la  de  Espa- 
ña y  de  Portugal,  según  dice  Rafael  Blanchard,  los  soldados 
franceses  bebían  en  los  arroyos  tendidos  boca  abajo;  la  boca 
y  las  amígdalas  con  frecuencia  eran  picadas  por  el  voran. 
Los  animales  atacados  pierden  su  sangre  y,  cuando  los  pa- 
rásitos son  numerosos,  no  tardan  en  anemiarse,  en  adelgazar 
y  en  sucumbir.  Se  pueden  arrancar  los  gusanos  con  la  mano 
o  con  una  pinza,  cuando  se  les  alcanza:  si  no,  es  preciso  ex- 
traerlos por  medio  de  inyecciones  saladas  o  acidas,  o  de  fu- 

GvÉüAijx.—Enío/Hologia.  6 


Fig.  57.— Sanguijuela 
verde  o  oficinal. 


GUSANOS 


migaciones  con  alquitrán.— Destruir  estas  sanguijuelas  por 
medio  de  sus  enemigos  naturales,  tales  como  los  peces  car- 
nívoros (anguila),  y  evitar  que  las  reses  beban  en  charcas 
infectadas  (filtrar  esta  agua). 


2.^  Quetópodos.  —  Se  subdividen  en 
Olif/oquefos  y  Poliquetos. 

Los  Oligoquetos  son  gusanos  que  po- 
seen como  únicos  apéndices  exteriores 
unas  cerdas  o  pelos  poco  numerosos  (4  pa- 
res por  segmento);  son  hermafroditas,  y 
en  su  desarrollo  tiene  lugar  su  metamor- 
fosis. Habita  en  la  tierra  húmeda  y  gene- 
ralmente en  las  aguas  dulces.  Únicamente 
los  que  viven  en  la  tierra  poseen  interés 
agrícola:  son  las  lombrices  y  los  enqui- 
treidos. 

Los  gusanos  de  tierra  o  lombrices, 
comprenden  dos  especies:  la  lombriz  de 
tierra  (fig.  59)  y  la  lombriz  común;  ésta, 
de  más  pequeñas  dimensiones  que  la  pri- 
mera. La  lombriz  terrestre  (Liimhricns 
terrestris  o  agrícola)  alcanza  hasta  veinte 
centímetros  de  longitud ;  su  cuerpo  es  alar- 
gado, cilindrico,  adelgazado  en  sus  dos 
extremos  y  dividido  en  numerosos  anillos 
(un  centenar) ,  algunos  de  los  cuales  están 
engrosados  dorsal  y  lateralmente  para 
formar  una  hinchazón  llamada  silla  o  cli- 
télluní,  en  donde  se  encuentran  glándulas 
mucosas.  Más  arriba  del  clitéllum  están 
situadas  las  aberturas  genitales.  Pequeños 
pelos  están  dirigidos  oblicuamente  hacia 
la  parte  caudal,  lo  que  permite  distinguir 
los  dos  extremos  por  la  sensación  que  se  nota  al  pasar  un 
dedo  por  la  superficie  del  cuerpo.  La  boca,  situada  en  el  pri- 
mer anillo,  está  cubierta  por  un  pequeño  labio,  el  prostó- 
mnm.  El  color  es  de  uii  amarillo  rojizo.  El  gusano  de  tierra 


Fig.  58.— Sanguijuela 
del  caballo. 


ANÉLIDOS 


75 


tiene  la  facultad  de  regenerar  rápidamente  cualquier  parte 
de  su  cuerpo  que  haya  sido  destruido:  trozos  separados  del 
cuerpo  pueden  llegar  a  reconstituir  el  animal  entero.— Estos 
gusanos  se  nutren  con  toda  clase  de  restos  orgánicos  de  na- 
turaleza animal  o  vegetal  (hojas  muertas,  carne,  etc.).  Labran 
galenas  en  el  suelo,  sobre  todo  durante  la  noche;  al  efectuar 
este  trabajo,    absorben   tierra  en  su  tubo  digestivo,  y  esta 


Fig.  59.— Lombriz  terrestre. 


tierra,  mezclada  con  el  humus,  resultante  de  la  digestión  de 
las  substancias  orgánicas  con  que  se  nutren,  es  lo  que  expe- 
len por  el  ano  en  la  superñcie  de  la  tierra,  bajo  la  forma  de 
pequeños  rodetes.  Los  gusanos  de  tierra  utilizan  también  las 
hojas  secas  para  tapizar  y  obturar  sus  galerías  subterráneas. 
Desempeña  de  esta  suerte  un  trabajo  muy  útil,  contribuyendo 
a  aumentar  el  espesor  de  la  tierra  vegetal  y  su  tasa  en  hu- 
mus. Darwin  ha  insistido  sobre  la  importancia  de  este  trabajo; 
estimó  que  pasa  por  término  medio  y  por  año  por  el  cuerpo 
de  las  lombrices  25,400  kilogramos  de  tierra  por  hectárea, 
que  asi  se  han  convertido  en  humus;  además,  el  suelo  es 
aireado,  removido  sin  cesar  por  las  galerías  que  lo  atraviesan 
y  las  substancias  fertilizantes  depositadas  sobre  la  superficie 


( h  GUSANOS 

se  reparteu  por  todo  ol  espesor  de  la  capa  laborable.  Los  gu- 
sanos de  tierra  tieueu  también  una  importancia  química;  ex- 
perimentos precisos  han  demostrado  que  el  paso  por  sus  cuer- 
pos de  la  materia  orgánica  aceleraba  la  uitriñcación  de  los 
productos  azoados,  aumentaba  la  solubilidad  del  ácido  fosfó- 
rico y  acrecentaba  sobre  todo  la  tasa  en  carbonato  de  cal;  en 
efecto,  estos  gusanos,  independientemente  de  sus  glándulas 
digestivas,  poseen  a  cada  lado  del  esófago  tres  pares  de  fflán- 
dnlas  rnlcifpras  (glándulas  de  Morren),  que  segregan  carbo- 
nato de  cal  en  abundancia. 

Desfrucción  de  la¿>  lonibi'ires.  —  A  veces  las  lombrices 
se  hacen  perjudiciales.  Pasteur  ha  demostrado  que  son  sus- 


Fig.  60.— Aieuicola  de  los  pescadores. 

ceptibles  de  propagar  las  enfermedades  infecciosas,  tales 
como  el  carbunclo,  conduciendo  a  la  superfície  del  suelo 
esporos  de  los  bacilos,  tomados  de  los  animales  muertos  de 
esta  afección  y  enterrados  desde  largo  tiempo. — En  el  mo- 
mento de  la  germinación  de  los  cereales,  las  lombrices  hacen 
grandes  destrozos,  enterrando  las  hojas  tiernas.  En  los  jar- 
dines, los  gusanos  de  tierra,  cuando  son  demasiado  nume- 
rosos, pueden  echar  a  perder  las  siembras;  en  este  caso,  se 
les  destruye  regando  la  tierra  con  decocciones  vegetales 
(de  castaño  de  Indias,  de  corteza  de  nueces,  hojas  de  nogal 
o  zumo  de  tabaco);  el  agua  con  un  poco  de  lechada  de  cal  y 
el  agua  salada,  surten  el  mismo  efecto.  Los  topos  destruyen 
muchas  lombrices. 

Los  enquitreidos  son  lombrices  en  miniatura  que  atacan 
gran  número  de  plantas  cultivadas,  las  patatas,  los  cereales 
y  sobre  todo  las  remolachas,  ya  en  el  momento  de  brotar  de 


ANÉLIDOS  77 

tierra,  ya  una  vez  desaiTolladas  las  plantas.  Estos  gusanos 
tienen  desde  O' 5  a  2  centímetros  de  longitud  y  están  armados 
de  dos  pequeños  aguijones,  con  los  cuales  perforan  los  teji- 
dos. En  la  primavera  y  a  principios  de  verano,  sobre  todo 
durante  la  noche,  es  cuando  ocasionan  los  perjuicios  nutrién- 
dose con  las  substancias  orgánicas  contenidas  en  el  suelo.  Lo 
mismo  que  las  lombrices,  pueden  reconstituir  las  porciones 
destruidas.— Prefieren  los  sitios  húmedos,  por  esto  conviene 
asegurar  la  sequedad  del  suelo  por  medio  de  disposiciones  y 
de  labores  apropiadas:  Vanha  recomienda  abonar  extensa- 
mente con  cal,  desechos  de  azucarería,  y  también  alternando 
los  cultivos. 

Los  Poliquefos  son  anélidos  provistos  de  parápodos  que 
llevan  robustas  cerdas;  generalmente  están  provistos  de 
branquias  y  de  tentáculos  desarrollados.  Son  unisexuados,  y 
su  desarrollo  ofrece  metamorfosis.— El  único  poliqueto  que 
debemos  citar  es  ei  arenícola  de  los  pescadores  (Arenicola 
piscatonini)  (fig.  60),  que  vive  en  la  arena  de  nuestras 
playas,  y  del  cual  se  sirven  los  pescadores  como  cebo. 


III 
MOLUSCOS 

Los  moluscos  son  animales  de  cuerpo  blando,  no  segmentado,  con 
frecuencia  asimétrico,  cubierto  por  un  manto  y  provisto  generalmente 
de  una  concha  caliza  de  forma  variada.  La  cara  ventral  del  cuerpo 
está  engrosada  y  transformada  en  un  órgano  locomotor  muy  muscu- 
lado, que  es  el  pie.— YA  aparato  digestivo  es  completo  y  posee  una 
glándula  voluminosa  o  liígado.  La  respiración  es  branquial,  y  a  veces 
pulmonar.  La  circulación  es  lagunar,  con  un  corazón  arterial.  Los 
órganos  excretores  o  nefridios  están  en  relación  con  la  cavidad  peri- 
cardíaca.  El  sistema  nervioso,  no  dispuesto  en  cadena,  está  formado 
de  cuatro  pares  de  ganglios  (cerebroidales.  pleurales,  pedios  y  visce- 
rales). La  reproducción  es  siempre  sexual;  los  animales  son  hermafro- 
ditas  o  monosexuados. 

Los  moluscos  se  dividen  en  cinco  clases,  siendo  las  tres  princi- 
pales: los  Gasterópodos,  los  Lametihranqmos  y  los  Cefalópodos. 

GASTERÓPODOS 

Estos  moluscos  tienen:  el  cuerpo  asimétrico,  la  cabeza 
separada  con  dos  ojos  y  Tíos  tentáculos,  un  pie  bien  desarro- 
llado que  les  sirve  para  arrastrarse,  y  una  concha  univalva, 
a  veces  ausente.  La  boca  conduce  a  una  faringe  armada  de 
mandihulas  y  de  una  especie  de  lima  llamada  ráclula.  El 
sistema  nervioso  comprende  parejas  de  ganglios  unidos  por 
conexiones  que  forman *d os  triángulos  laterales. 

La  mayor  parte  de  los  gasterópodos  viven  en  el  mar  y 
en  las  aguas  dulces;  respiran  por  medio  de  branquias;  tales 
son  todos  los  que  entran  en  los  prosobranquios  y  de  los  opis- 
tobranquios.  Algunos  son  terrestres  y  pertenecen  al  orden 
de  los  pulmonados,  pues  respiran  por  medio  de  un  pulmón, 
es  decir,  de  una  red  vascular  extendida  por  la  superficie  in- 
terna del  manto. 


GASTERÓPODOS  79 

Gasterópodos  pulmonados 

Los  gasterópodos  pulmonados,  que  comprenden  especies 
terrestres,  son  los  únicos  que  nos  interesan.  Distinguiremos 
los  herbívoros  (perjudiciales  a  la  agricultura)  y  los  carnívo- 
ros (útiles);  entre  los  herbívoros  hay  los  caracoles  y  las 
babosas;  la  testacela  representa  a  los  carnívoros. 

Caracoles.  —  Están  provistos  de  una  concha  arrollada  en 
espiral,  dentro  de  la  cual  el  cuerpo  del  molusco  puede  reple- 
garse completamente;  durante  el  invierno,  la  abertura  de 
esta  concha  está  cerrada  por  un  tabique  de  moco  seco  y 
calcificado,  que  es  el  epifr agina.  El  cuerpo  tiene  un  pie  ancho 
y  alargado  como  un  zapato,  que  le  sirve  para  la  locomoción. 
La  cabeza  es  retráctil  y  lleva  dos  pares  de  tentáculos  retrác- 
tiles, vulgarmente  llamados  cuernos,  dos  de  los  cuales,  los 
más  largos  y  posteriores,  llevan  los  ojos.  Son  hermafroditas, 
pero  la  fecundación  es  recíproca;  los  huevos  son  puestos  en 
la  superficie  del  suelo,  debajo  del  césped;  son  del  tamaño  de 
medio  guisante  y  de  un  blanco  lechoso . 

El  caracol  es  herbívoro;  su  alimento  es  únicamente  ve- 
getal. Es  muy  voraz,  y  con  frecuencia  causa  serios  perjuicios 
en  las  viñas,  jardines  y  huertas,  sobre  todo  en  primavera  y  en 
época  de  fuertes  lluvias.  El  caracol  se  apareja  en  abril  o 
mayo;  la  unión  dura  unas  doce  horas,  y,  quince  días  después, 
cada  caracol  depone  50  ó  60  huevos  aglomerados;  la  eclosión 
tiene  lugar  desde  veinticuatro  a  cuarenta  días  después  de  la 
puesta.  A  veces  tiene  lugar  una  segunda  puesta  en  julio. 
Desde  los  primeros  fríos,  el  caracol  se  oculta  en  algún  agu- 
jero o  se  entierra  a  algunos  centímetros  de  profundidad;  al 
mismo  tiempo  obtura  la  abertura  de  su  concha,  segregando 
el  moco  que  al  endurecerse  forma  el  epifragma;  así  queda 
aletargado  durante  cinco  o  seis  meses.  El  caracol  vive,  por 
lo  menos,  de  tres  a  cinco  años.  Las  especies  más  comunes 
son;  el  caracol  de  viña  o  caracol  de  Borgoña  (Eelix  pomatia) 
(figura  61),  que  es  buscado  como  comestible;  el  caracol  man- 
chado o  rugoso  {Helix  aspersa),  de  talla  más  pequeño,  igual- 
mente comestible  y  apreciado  en  el  Mediodía  de  Francia; 
el  caracol  de  maleza  (H.  nemoralis);  el  caracol  de  jardín 


80  MOLUSCOS 

(H.  hortensis);  el  caracol  vermiciüado  (Hellx  rennicnlata); 
el  caracol  iiaticoide  [H.  aperta). 

Para  destruir  los  caracoles  hay  que  recogerlos  después 
de  las  lluvias  y  darlos  a  la  volatería  o  matarlos  por  inmer- 
sión en  agua  hirviendo,  o  bien  aplastarlos  sobre  el  terreno 
por  medio  de  una  especie  de  podadera  de  hierro  provista  de 
unas  palas. 

Frecuentemente,  en  lugar  de  destruir  estos  moluscos,  se 
recogen  para  entregarlos  al  consumo.  El  comercio  de  los 
caracoles  es  muy  importante;  cada  año  llegan  80  millones  a 
los  mercados  de  París;  el  peso  de  1,000  caracoles  es  de  unos 


'"^^5^' 


Fis.  61.— Caracol  do  viña. 

10  kilogramos  y  su  precio  varía  según  la  especie  y  según  la 
estación,  entre  2  y  18  francos;  se  ha  visto  llegar  a  55  fran- 
cos en  ciertas  circunstancias  de  escasez.  A  consecuencia  de 
la  caza  que  se  le  ha  hecho,  los  caracoles  han  disminuido  de 
una  manera  muy  notable  en  ciertas  regiones,  y  por  esto  se 
ha  pensado  restablecer  la  cría  que  ya  se  practicaba  en  tiempo 
de  los  romanos.  No  vamos  a  entrar  en  el  estudio  de  la  heli- 
cicnltiira^  cuyo  lado  económico  es  por  otra  parte  bien  dis- 
cutible; contentémonos  con  decir  que  los  caracoles  pueden 
conservarse  en  parques  especiales  y  bajo  cobertizos  de  unos 
2  metros  de  longitud  y  1  metro  de  ancho,  y  que  por  un  lado 
está  a  40  centímetros  del  suelo  y  por  el  otro  a  35;  mediante 
enrejados  se  evita  el  escape  de  los  caracoles.  Actualmente, 
la  cría  de  los  caracoles  no  es  ninguna  operación  ventajosa  a 
causa  de  su  bajo  precio. 

Babosas.  —  Las  babosas  presentan  igual  estructura  gene- 
ral que  los  caracoles,  pero  poseen  una  concha  muy  rudimen- 


GASTERÓPODOS 


81 


taria,  uo  visible  exteriormente  y  representada  por  el  depósito 
calizo  en  el  espesor  de  los  tegnmentos;  en  el  género  Limax,  se 
encnentra  todavía  una  delgada  concha  redondeada,  completa- 
mente recubierta  por  el  manto,  pero  en  los  Arions,  la  concha 
tan  sólo  está  representada  por  corpúsculos  calizos  aislados. 
Las  babosas  son  muy  voraces  y  con  frecuencia  destrozan 
los  máá  diversos  cultivos;  salen  durante  la  noche,  pero  tam- 
bién se  las  ve  en  abundancia  durante  el  día  en  tiempo  llu- 


Fig.  G2.— Babosa  roja. 


vioso;  pasan  inmóviles  en  invierno  y  empiezan  sus  correrías 
a  fines  de  marzo.  Su  fecundidad  es  considerable;  las  hembras 
ponen  dos  o  tres  veces  al  año,  desde  cincuenta  hasta  cien 
huevos  cada  vez. 

Las  principales  especies  son:  la  gran  babosa  gris  o  ceni- 
cienta (Limax  maximns  o  antiqíiornm) ,  que  mide  15  cen- 
tímetros de  longitud;  es  de  color  grisáceo  o  amarillento  y 
con  frecuencia  manchado  de  negro;  se  le  encuentra  en  los 
bosques,  en  los  jardines  y  aun  en  las  bodegas;  la  babosa 
roja  (Arion  riifiis)  ffig.  62),  que  tiene  de  12  a  15  centímetros 
de  longitud  y  es  de  un  rojo  de  ladrillo  o  amarillenta  y  a 
veces  negra:  está  muy  esparcida  por  los  bosques;  la  babosa 
de  las  huertas  (A.  hortensis),  que  tan  sólo  tiene  4  centíme- 
tros, es  negra  o  rojiza,  con  la  cabeza  negra,  el  reborde  del 


82  MOLUSCOS 

pie  rojo  y  franjas  de  mi  gris  verdoso  por  el  mauto;  la  babosa 
agreste  o  pequefia  barbosa  gris  {L.  a(ji'esHs),  conocida  vul- 
garmente con  el  nombre  de  Loche,  que  tiene  o  ó  4  centíme- 
tros de  longitud  y  es  de  un  gris  ceniciento  con  pequeñas 
manchas  pardas:  es  muy  común  y  muy  nociva;  los  huertos 
y  los  campos  sufren  con  frecuencia  sus  ataques.  A  veces 
también  causan  serios  perjuicios  en  los  prados  artificiales  y 
en  los  cereales  recién  germinados  (centeno). 

Medios  de  destrucción. — Se  efectúa  la  recogida  de  las 
grandes  babosas  después  de  la  lluvia  y  se  las  destruye  del 
mismo  modo  que  a  los  caracoles.  Se  combaten  también  espar- 
ciendo por  los  jardines  con  el  roció  de  la  mañana  una  can- 
tidad bastante  grande  de  cal  viva  en  polvo;  las  materias 
pulverulentas  prestan  igual  servicio  y  nos  podemos  servir  de 
cenizas,  de  hollin,  de  serrín,  etc.,  que  se  dispone  en  franjas 
de  6  a  8  centímetros  de  ancho  alrededor  de  los  cuadros  de 
plantas:  el  moco  abundante  segregado  por  el  cuerpo  de  las 
babosas  fija  las  partículas  de  la  materia  empleada,  que  acaba 
por  formar  un  verdadero  forro  a  los  moluscos  y  les  ocasiona 
la  muerte  por  asfixia.  Se  puede  también  ponerles  trampas 
atrayéndolos  a  un  albergue  formado  con  hojas  de  col,  cora- 
zón de  lechuga  o  bien  hojas  y  ñores  de  falsa  acacia;  los 
animales  se  refugian  en  gran  número  en  estos  sitios,  en 
donde  encuentra  sombra  y  frescor,  y  al  día  siguiente  es  fácil 
recogerlos  para  darlos  a  los  cerdos  y  a  la  volatería;  las 
babosas  son  también  muy  golosas  para  el  salvado  de  trigo: 
basta  colocar  salvado  húmedo  sobre  una  tabla  en  las  cerca- 
nías de  los  plantíos  atacados  para  atraerlas  con  seguridad; 
las  rodajas  de  zanahoria  constituyen  también  un  excelente 
cebo.  Las  babosas  se  muestran  igualmente  ávidas  de  cerveza 
y  van  a  anegarse  en  tarros  o  en  cazuelas  llenas  de  este  lí- 
quido, que  se  han  enterrado  en  el  suelo.  Cuando  las  babosas 
invaden  los  sembrados  (sobre  todo  de  centeno),  se  puede 
ensayar  contra  ellas,  ya  sea  soltando  por  el  campo  una  ma- 
nada de  pavos^  ya  esparciendo  a  voleo  o  con  una  sembradera 
escorias  fosforadas:  muy  de  mañana,  se  esparce  en  dos  veces 
4  ó  5  kilogramos  de  escorias  por  hectárea,  y  se  repite  la 
operación  algunos  días  después. 


GASTERÓPODOS 


83 


No  sou  nada  despreciables  los  servicios  de  ciertos  ani- 
males comedores  de  babosas.  El  sapo  es,  bajo  este  concepto, 
uno  de  nuestros  auxiliares  más  preciosos;  en  pocos  días 
devora  todas  las  babosas  de  un  jardín;  los  ingleses  han  reco- 
nocido hasta  tal  punto  la  utilidad  de  este  batracio,  que  no 
dudan  en  pagarlo  a  3  francos  la  docena.  El  erizo  y  varios 
insectos,  como  los  cárabos,  estafilinos,  luciérnaga  y  drilo  de 


¥[g.  63.— Testacela  Haliotide. 


élitros  amarillos  merecen  citarse  entre  los  más  activos  des- 
tructores de  babosas  y  caracoles. 

Testacelas.  —  Estos  moluscos  se  parecen  mucho  a  las  ba- 
bosas, pero  tienen  un  régimen  carnívoro  y  resultan  útiles  por 
devorar  animales  nocivos;  se  nutren  sobre  todo  de  lombrices. 
Se  distinguen  de  las  babosas  por  la  presencia  sobre  la  cara 
dorsal  de  la  parte  posterior  de  su  cuerpo,  de  una  pequeña 
cojicha  exterior,  de  forma  auricular  (fig.  63).  Estos  gasteró- 
podos son,  además,  notables  por  el  gran  desarrollo  de  su 
faringe;  alcanza  más  de  la  mitad  de  la  longitud  del  cuerpo 
y  puede  proyectarse  al  exterior  como  una  trompa;  lleva  en 
su  extremo  una  rádula  provista  de  dientes  grandes  y  nu- 
merosos. 


84  MOLUSCOS 


LAMELIBRANQUIOS 

Estos  moluscos  tienen  un  cuerpo  simétrico,  sin  cabeza  separada, 
sin  mandíbulas  y  sin  rádula;  poseen  una  concha  con  dos  valvas,  una 
derecha  y  otra  izquierda,  reunidas  generalmente  con  un  ligamento  y 
una  bisagra.  Viven  en  el  mar  o  en  agua  dulce  y  respiran  por  medio 
de  branquias.  Son  con  frecuencia  unisexuadas.  aveces  hermafroditas. 

Gran  número  de  lamelibi'anquios  son  comestibles,  como  los  Prc- 
fenft  o  conchas  de  Santiago,  el  Soleri  o  cuchillo,  los  PcctúnculoH  o 
almendras  de  mar,  las  Bucardas  o  conchas,  las  Clarisas,  las  Ln- 
trarias  y  las  Foladas.  Las  Ostras  y  las  Almejas  son  objeto  de  una 
industria  especial. 

CEFALÓPODOS 

Estos  moluscos  tienen  un  cuerpo  simétrico,  sin  cabeza  separada, 
con  tentáculos  o  brazos  armados  de  ventosas  alrededor  de  la  boca 
tienen  mandíbulas  robustas  y  una  fuerte  rádula.  La  concha  falta  a 
veces  y  con  frecuencia  es  interna.  Siempre  son  unisexuales.  Son  ani- 
males marinos  y  carnívoros,  de  feroces  instintos. 

Entre  ellos  citaremos:  la  Sepia,  el  Pulpo  y  el  Calamu}-. 


IV 

ARTICULADOS 

(Artrópodos) 

Estos  animales  están  caracterizados  por  sus  patas  articuladas, 
presentan  una  simetría  bilateral  y  su  cuerpo,  formado  de  segmentos 
o  anillos  desemejantes  y  unidos  entre  sí,  está  protegido  exteriormente 
por  una  cubierta  esquelética,  dura  y  i-ígida.  de  naturaleza  quitinosa, 
sometida  al  fenómeno  de  las  mudas. 

Comprenden  cuatro  clases  principales: 

l.*^    Los  Insectos  o  Exápodos; 

2."     Los  MiRiÁPODOs; 

8."     Los  Arácnidos; 

4.^'     Los  Crustáceos. 

Los  insectos  tienen  tres  pares  de  patas,  un  par  de  antenas  y  casi 
siempre  uno  o  dos  pares  de  alas. 

Los  miriápodos  tienen  un  gran  número  de  patas,  un  par  de  ante- 
nas y  nunca  alas. 

Los  arácnidos  tienen  cuatro  pares  de  patas  y  nunca  antenas  ni 
alas. 

Los  crustáceos  tienen  por  lo  menos  cinco  pares  de  patas,  siempre 
dos  pares  de  antenas  y  nunca  alas.  Son  animales  acuáticos,  que  res- 
piran por  medio  de  branquias,  lo  que  ha  hecho  darles  el  nombre  de 
Braxquiatos.  por  oposición  a  las  tres  clases  anteriores,  agrupadas 
con  el  nombre  de  Traqueatos,  pues  comprenden  animales  terrestres 
que  respiran  por  medio  de  tráqueas. 

I.  — INSECTOS 

Generalidades  zoológicas 

Los  insectos  forman  la  clase  más  numerosa  de  todo  el  reino  ani- 
mal; el  número  de  sus  especies  es  en  cierto  modo  incalculable,  pero 


86 


ARTICULADOS 


a  pesar  de  la  extremada  variedad  de  sus  formas  exteriores,  presentan 
una  constante  uniformidad  de  organización  que  permite  clasificarlos 
clarísimamente. 

Exterior.— El  cuerpo  (fig.  64)  comprende  siempre  tres  partes 
bien  distintas:  cabeza,  fóra.x  y  ab- 
domen. La  cabeza  lleva  un  par  de 
antenas,  seis  piezas  bucales  y  un  par 
de  ojos;  está  compuesta  de  varios 
segmentos  (por  lo  menos  cuatro), 
siempre  fuertemente  soldados,  cons- 
tituyendo una  cápsula  globulosa.  El 
tórax  está  formado  de  tres  anillos, 
a  veces  distintos,  pero  con  frecuen- 
cia soldados:  el  protórax,  el  meso- 
tórax  y  el  metatórax;  lleva  todos  los 
apéndices  locomotores:  tres  pares  de 
patas,  a  razón  de  un  par  por  cada 
anillo,  y  normalmente  dos  pares  de 
alas  en  los  dos  últimos  anillos.  El 
abdomen  está  siempre  claramente 
segmentado:  se  compone,  por  tér- 
mino medio,  de  ocho  a  nueve  anillos; 
como  máximo  puede  tener  once,  pero 
nunca  menos  de  cinco;  está  despro- 
visto de  apéndices;  no  obstante,  sobre 
los  últimos  anillos  puede  llevar  apén- 
dices relacionados  con  la  generación 
(circos,  oviscapto,  taladro,  agui- 
jón, etc.). 

Podemos,   pues,   representar  los 
insectos  como  articulados  exápodos, 
de  cabeza,  tórax  ij  abdomen  separados,  con  tórax  provisto  de  tres 
pares  de  patas  if  normalmente  dos  pares  de  alas. 

Sus  orificios  son:  la  boca,  situada 
en  la  parte  ventral  de  la  cabeza;  el 
ano  y  la  abertura  genital  en  la  parte 
ventral  y  posterior  del  abdomen;  es- 
tigmas en  número  de  nueve  pares 
por  lo  general,  uno  de  los  cuales  so- 
bre el  tórax  y  ocho  sobre  el  abdomen, 
a  razón  de  un  par  por  cada  anillo;  no 
tienen  orificio  excretor  especial. 

Miembros.  —  Cada  pata  (fig.  65) 
se  compone  de  varias  partes:  de  una  anca,  a,  de  un  trocánter,  muy 
pequeño,  b,  de  un  muslo  o  fémur,  c,  de  una  pierna  o  tibia,  d,  y  de 
un  tarso,  e,  compuesto  de  tres,  cuatro  o  cinco  pequeños  artículos,  el 
último  de  los  cuales  terminado  en  garras  y  con  frecuencia  con  una 


Fig.  64.— Partes  de  que  se  compo- 
ne el  cuerpo  de  un  insecto. 

C,  cabeza;  th\  primer  anillo 
del  tórax  (protórax);  //?",  segun- 
do anillo  del  tórax  (mesotórax); 
th"\  tercer  anillo  del  tórax  (me- 
tatórax); a,  abdomen. 


^l 

W  %^ 

A 

Fig.  65. 
Pata  de  insecto. 

INSECTOS 


87 


especie  de  ventosas.  Estas  diferentes  piezas  suelen  presentar  modifi- 
caciones, pero  tan  sólo  en  las  patas  anteriores  y  posteriores,  según 


Fig.  66.— Ala  de  díptero. 

Las  letras  indican  el  orden  de  las  nerviacioncs  longitudinales  y  las  cifras  las 
células;  x,y,  nerviacioncs  transversales. 


el  régimen  3^  los  hábitos  de  los  insectos  (patas  saltadoras,  rapaces 
cavadoras,  nadadoras).  Las  alas  son  unos  miembros  especiales 
característicos  de  los  insectos.  Estos  y  los 
pájaros  son  los  únicos  seres  provistos  de 
alas;  pero  el  ala  del  insecto  ha  sido  creada 
expresamente  para  el  vuelo,  al  paso  que  la 
del  pájaro  no  es  más  que  una  pata  modifi- 
cada y  adaptada  al  vuelo  y  por  esto  de  ca- 
tegoría inferior.  El  ala  del  insecto  está 
formada  por  una  suerte  de  saco  aplastado 
constituido  por  la  prolongación  exterior  del 
tegumento,  cuyas  dos  hojillas  delgadísimas 
están  adosadas  interiormente  hasta  el  punto 
de  no  formar  más  que  una  sola  lámina  mem- 
branosa; esta  lámina  está  recorrida  por  cos- 
tillas o  nerviacioncs  (fig.  66)  que  forman  el 
armazón  del  ala;  las  nerviaciones  se  ramifi- 
can y  van  adelgazándose,  disposición  muy 
ventajosa  para  el  vuelo;  son  huecas  y  suelen 
contener  tráqueas,  nervios  y  lagunas  san- 
guíneas, que  aseguran  la  nutrición  y  la 
sensibilidad  del  ala.  Las  alas  están  articula- 
das en  su  base  y  a  veces  en  el  centro,  están 
provistas    de    músculos    poderosos,    baten 

siempre  simultáneamente  y  son  capaces  de  ejecutar  centenares  de 
movimientos  por  segundo. 

Tubo  digestivo.  —  h^s  piezas  bucales  tienen  un  aspecto  muy  dife- 
rente según  que  los  insectos  sean  moledores,  lamedores,  chupadores 
o  perforadores.  Estas  modificaciones  obedecen  únicamente  al  régimen 


Fig.  67.— Boca  de  un  in- 
secto moledor. 

/.?,  labro;  nid,  mandíbu- 
las; nix,  maxilares  y  pal- 
pos maxilares;  h,  labio 
inferior  y  palpos  labiales. 


88 


ARTICULADOS 


ríe  los  animales,  y  se  puede  siembre  establecer  la  correlación  que 
existe  entre  formas  en  apariencia  muv  lejanas  (teoría  de  Savigny); 

en  efecto,  siempre  se 
encuentran  las  siguien- 
tes piezas  fundamen- 
tales (fig.GT):  un /«¿To 
o  labio  superior,  un  par 
de  waudibiilas,  un  par 
de  m axilares  y  un  la- 
bio inferior,  más  o 
menos  modificados  en 
su  forma  y  en  su  ta- 
maño, según  el  papel 
(jue  han  de  desempe- 
ñar en  la  absorción  del 
alimento. 

El  fnbo  digestirn 
(figura  H8)  es  bastante 
complicado.  La  boca 
está  provista,  además 
de  las  piezas  anterio- 
res, de  dos  peipieñas 
piezas  impares  y  me- 
dianas, una  superior, 
el  epiffirin.w  y  otra 
inferior,  el  Mpofárinx 
o  lengua.  Un  largo 
esófago  rectilíneo  se 
dilata  a  veces  forman- 
do un  buche  axial  o 
lateral,  destinado  a  al- 
macenar los  alimentos, 
y  en  su  parte  inferior 
una  molleja  o  filtro  qne 
sirve  para  tamizar  los 
alimentos.  Viene  luego 
un  estómago  glandu- 
lar o  venfriculo  quili- 
fico,  erizado  de  vello- 
sidades hepáticas  en 
los  insectos  moledores, 
y  con  frecuencia  divi- 
dido en  varias  regio- 
nes: un  intestino  más  o  menos  alargado  según  el  régimen,  y  que  en 
su  origen  recibe  un  número  variable  de  tubos  de  Malpighi  (órganos 
urinarios)  el  recto  está  dilatado,  formando  una  ancha  ampolla,  que 
suele  llevar  como  anexos  glándulas  anales  de  variada  secreción. 


P'ig.  08.— Ajiarato  digestivo  de  un  iiiüoctn 
oliupador. 

an,  antenas;  &,  glándulas  salivales;  c,  esófago: 
d.  estómago  cliupadoi"  e,  molleja;  /,  ventrículo 
quilifico;  gg,  tubos  de  Malpigliio;  //,  intestino;  /, 
recto;  j,  último  segmento  del  abdomen. 


INSECTOS 


89 


i 


Existen  también  fjláu dulas  salivales. 

El  APARATO  EXCRETOR  puecle  comprendei'.  además  de  los  tubos  de 
Malpiglii,  glándulas  sericigenas  (glándulas  salivales  modiñcadas). 
glándulas  céreas  y  glándulas  de  ponzoña. 

El  APARATO  RESPIRATORIO  cstá  extraordinariamente  desarrollado; 
está  formado  de  tráqueas,  tubos  sos- 
tenidos interiormente  por  un  tilamen-  |i 
to  espiral  de  quitina;  estos  tubos  están 
ramificados  hasta  el  infinito  y  suelen 
presentar  en  su  recorrido  dilatacio- 
nes, o  sea  grandes  cámaras  que  cons- 
tituyen otros  tantos  reservarlos  de 
aire. 

Estas  tráqueas  ramificadas  y 
anastosomadas  penetran  por  todo  el 
interior  del  cuerpo:  comunican  con 
el  exterior  por  varios  pares  de  es-_ 
tigmas.  colocados  diversamente  so- 
bre todo  el  tórax  y  particularmente 
sobre  el  estómago,  pero  nunca  en  la 
cabeza:  estas  aberturas  respiratorias 
están  rodeadas  de  un  marco  córneo, 
el  peritremo,  provisto  de  aparatos 
protectores.  La  aspiración  del  aire 
se  efectúa  mediante  movimientos  es- 
peciales regulados  por  el  mismo 
insecto. 

El  APARATO  CIRCULATORIO  (fig.  69) 

es  tan  rudimentario  como  desarro- 
llado es  el  sistema  respiratorio:  en 
efecto,  el  aire  inunda  el  cuerpo  por 
entero  y  evita  que  la  sangre  tenga 
(jue  ir  a  su  encuentro.  Está  reducido 
;i  un  corazón  dorsal,  vaso  longitu- 
dinal, dividido  en  cámaras  o  peque- 
ños ventrículos  (por-  término  medio 
ocho),  encerrado  por  un  diafragma 
en  una  especie  de  pericardio  incom- 
pleto, y  en  el  cual  penetra  la  sangre 
por  orificios  laterales,  provistos  de 

válvulas.  Este  vaso  está  cerrado  por  atrás;  es  contráctil  y  lanza  la 
sangre  de  atrás  hacia  adelante  a  una  corta  aorta  superior  que  desem- 
boca en  la  cavidad  del  cuerpo.  La  sangre  vuelve  al  corazón  la  acción 
de  los  músculos,  que  al  contraerse  dilatan  la  cavidad  pericardíaca  y 
l)roducen  una  succión. 

El  SISTEMA  NERviOao  (fig.  70)  es  muy  sencillo.  Se  compone:  de  un 
pRr  de  ganglios  cerebroides  que  inervan  los  ojos"  y  las  antenas;  de 


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Fig.  69.— Aparato  circulatorio 

del  saltamontes. 

aa.,  aorta:  c,  vaso  dorsal;  /«,  li- 
gamentos sujieriores  de  las  alas. 


üU-ÉN  Aux  .—EntoiHoloyia. 


"  Z' 


00 


ARTICULADOS 


lili  1/(1  iit/ lio  siihrsofáf/ico  ([lie  proporciona  los  nervios  de  las  piezas 
bucales^  y  de  una  doble  cadena  ventral  que  en  principio  cuenta  con 
un  número  de  ganglios  igual  al  de  segmentos  del  abdomen,  pero  que 
presenta  una  fusión,  una  concentración  tanto  mayor  cuanto  más  ele- 
vado es  la  organización  del  insecto.  Hay  también  un  sistema  simpá- 
tico muy  desarrollado. 
—El  sentido  de  la  vista 
tiene  por  órgano:  ojos 
simples  (ocelos  stemma- 
tos)  o  compuestos  (ojos 
a  facetas);  los  ojos  com- 
puestos (fig.  71)  están 
formados  por  un  gran- 
dísimo número  de  pe- 
(jueñas  facetas  hexago- 
nales, que  representan  la 
córnea  y  corresponden 
cada  una  a  un  ojo  ele- 
mental: cada  ojo  elemen- 
tal comprende  una  cór- 
nea y  una  masa  pigmen- 
taria refringeute.  en  la 
cual  termina  un  ñlete 
nervioso.  Estos  ojos  ru- 
dimentarios sirven  sim- 
plemente para  dar  impre- 
siones luminosas,  pero 
no  permiten  distinguir 
los  movimientos.  El  tac- 
to está  representado  por 
pelos  táctiles,  bien  des- 
arrollados en  las  ante- 
nas; el  sentido  del  olfa- 
el  gusto  y  el  oído  a  veces  también 


Y\'¿.  70.— yi.s(oiii¿\  uerviosü  de  la  abeJH 


to  reside  también  en  las  antenas; 
tienen  órganos. 

La  parteuof/enesia  (reproducción  sexual)  es  frecuente  en  los  in- 
sectos, sobre  todo  los  hinienópteros  y  los  hemípteros:  los  liuevos  no 
fecundados  pueden  dar  nacimiento  ya  a  machos,  ya  a  hembras  Puede 
existir  en  las  larvas  (dípteros),  y  se  le  da  el  nombre  de  pedor/enesia: 
hay  disociación  del  cuerpo  de  las  larvas,  que  engendran  así  en  el 
interior  de  su  cuerpo  larvas  idénticas  a  ellas  mismas.  Esta  disociación 
puede  hasta  efectuarse  en  el  huevo  y  es  la  policmhrionia  especifica 
o  f/erminof/oiiia,  qwQ  ha  sido  descubierta  por  el  doctor  P.  Marchal. 

Los  ÓRGANOS  GENITALES  estáu  situados  en  la  región  inferior  del 
abdomen;  en  el  macho  hay  un  solo  par  de  testículos  simples  o  multi- 
lobulados,  cada  uno  de  los  cuales  desemboca  por  un  conducto  dife- 
rente en  una  resienta  seminal  voluminosa;  de  las  dos  vesículas  parte 


INSECTOS 


91 


Fi^-.  71.— Corte  de  uu  ojo  de  insecto. 

C.  córnea;  /«c,  conos;  kr,  bastonci- 
llos; go,  ganglio  del  nervio  óptico; 
un.  nervio  óptico. 


im  conducto  eijaculador  ZQmím,  ordinariamente  provisto  de  \\\\  pene 
rodeado  por  un  armazón  copula triz;  suelen  existir  glándulas  anexas. 
En  la  hembra  existen  vainas  oii- 
geras  en  número  muy  variable, 
pero  siempre  agrupadas  en  dos 
ovarios  laterales  y  simétricos. 
Las  dos  trompas  que  parten  de 
ellos  se  confunden  en  un  oviducto 
común,  prolongado  en  vagina, 
provista  casi  siempre  de  un  saco 
copulador,  de  un  receptáculo  se- 
.  mina!  en  donde  se  deposita  el 
esperma  del  macho  y  glándulas 
sebáceas,  que  segregan  una  subs- 
tancia destinada  a  aglomerar  los 
huevos.  Hay  también  una  arma- 
dura genital  externa  (taladro). 
Los  sexos  están  siempre  sepa- 
rados, y  hay  generalmente  un 
dimorfismo  sexual  acentuado.  Los 
machos  tienen  antenas  más  lar- 
gas, más  desarrolladas  y  son  en 

general  más  movibles,  más  activas  que  las  hembras,  algunas  de  las 
cuales  carecen  a  veces  de  alas. 

.La  mayor  parte  de  los  insectos  son  ovíparos.  El  embrión  se  des- 
arrolla bastante  j'ápidamente  en  el  huevo:  pero  después  de  la  eclosión 
de  éste,  todos  los  insectos  sufren  transformaciones  o  metamorfosis 
para  llegar  al  estado  adulto.  Estas  metamorfosis  pueden  ser  comple- 
tas o  incompletas.  En  este  último  caso,  las  larvas  se  parecen  mucho 
a  los  adultos  y  se  desarrollan  gradualmente  hasta  la  forma  perfecta, 
sin  período  de  reposo  prolongado.  Las  metamorfosis  son  por  el  con- 
trario completas,  cuando  la  larva  no  tiene  ninguna  semejanza  con  el 
adulto  y  ha  de  pasar  por  una  fase  intermedia  acompañada  de  un 
período  de  reposo  muy  aparente,  llamado  período  de  ninfosis  o  de 
crisálida,  antes  de  adquirir  los  caracteres  del  insecto  perfecto;  úni- 
camente durante  su  fase  larvaria  es  cuando  el  insecto  crece,  pues  el 
adulto  aparece  con  su  talla  definitiva;  la  larva  tan  sólo  puede  crecer, 
desarrollarse  y  modificarse  mediante  mudas  sucesivas;  cuando  ha 
alcanzado  toda  su  talla,  sufre  la  ninfosis;  se  queda  inmóvil,  deja  de 
alimentarse  y  toma  un  aspecto  apergaminado;  en  el  interior  de  su 
cuerpo  se  produce  la  histoli.^is,  es  decir,  que  los  órganos  se  desagre- 
gan, se  licúan  y  son  reabsorbidos  bajo  la  acción  de  los  glóbulos  de  la 
sangre;  luego  tiene  lugar  la  liistogencsia  o  reconstitución  de  los  teji- 
dos: se  forman  nuevos  órganos  con  auxilio  de  pequeños  elementos 
hasta  entonces  rudimentarios,  únicos  vestigios  de  los  tejidos  larva- 
rios, son  los  histohlastos  o  discos  imagínales.  Concluidas  estas  trans- 
formaciones internas,  se  rasga  la  cubierta  exterior,  dando  paso  al 


/ 


92  ARTICULADOS 


insecto  perfecto  o  imano,  al  cual  está  reservada  la  tarea  de  la  re- 
producción. 

CLASIFICACIÓN 

Los  principales  caracteres  en  los  cuales  se  han  fundado  para  cla- 
sificar los  insectos,  se  deducen  de  la  conformación  de  las  alas,  del 
armazón  bucal  y  de  la  naturaleza  de  las  metamorfosis.  Los  insectos 
que  no  tienen  alas  se  han  incluido  en  el  grupo  de  los  insectos  que 
tienen  igual  organización. 

Así  se  ha  obtenido  la  siguiente  clasificación  en  órdenes: 

Ortópteros.  —  Tipo:  Langosta.  Dos  pares  de  alas:  las  alas  supe- 
i-iores  son  estrechas  y  semicoriáceas  y  semimembranosas  (semiéUfros): 
las  alas  inferiores,  membranosas  y  anchas,  están  plegadas  en  forma 
de  abanico. 

Piezas  bucales  dispuestas  para  triturar. 

Metamorfosis  incompletas. 

Neurópteros. — Tipo:  Libélula.  Dos  pares  de  alas  semejantes, 
membranosas  y  transparentes,  con  una  red  fina  y  abundante  de  ner- 
viaciones. 

Piezas  bucales  dispuestas  para  triturar. 

Metamorfosis  completas  o  incompletas. 

Coleópteros.  —Tipo:  Abejorro.  Dos  pares  de  alas:  las  alas  supe- 
riores son  coriáceas,  córneas  (élitro!^)  forman  un  estuche  que  protege 
las  alas  inferiores,  plegadas  debajo  de  ellas,  longitudinal  y  transver- 
salmente. 

Piezas  bucales  dispuestas  para  triturar. 

Metamorfosis  completas. 

Lepidópteros.  —  Tipo:  las  mariposas.  Dos  pares  de  alas  semejan- 
tes, membranosas,  recubiertas  de  escamas  finas  y  coloreadas. 

Piezas  bucales  con  trompa  para  la  succión. 

Metamorfosis  completas, 

Hemipferos.—Tipo:  Sansanita  o  chinche  de  la  madera.  Dos  pares 
de  alas:  las  superiores  son  por  lo  geueral  la  mitad  membranosa  y  la 
mitad  córnea  (seiniélitroa)  y  están  extendidos  horizontalmente  sobre 
el  dorso. 

Piezas  bucales  alargadas  en  forma  de  pico  y  dispuestas  para  la 
succión. 

iMetamorfosis  incompletas. 

Dípteros.  —  Tipo:  Mosca.  Un  par  de  alas:  las  alas  inferiores  que- 
dan muy  reducidas  y  transformadas  en  i^aiancincs. 

Piezas  bucales  dispuestas  en  trompa  para  la  succión. 

Metamorfosis  completas. 

Himenópteros.  —  Tipo:  Abeja.  Dos  pares  de  alas  semejantes, 
membranosas  y  transparentes,  con  nerviaciones  gruesas  y  escasas. 

Piezas  bucales  dispuestas  para  lamer. 

Metamorfosis  completas. 

Existen,  ademas,  otros  órdenes  de  importancia  secundaria: 


INSECTOS 


93 


Los   Tisanuros,  insectos  primitivos,   sin  metamorfosis,   que  se 
parecen  a  los  ortópteros  (Lepisma); 

Los  Tisanópteros,  que  se  parecen  a  la  vez  a  los  ortópteros  y  a 
los  neurópteros  (Tlirips); 

Los  Estrepsípteros,  insectos  parásitos,  próximos  a  los  coleópteros; 

Los  Afanípteros,  parecidos  a  los  dípteros  (Pulga); 

Los  Anopluros,  insectos  parásitos  y  sin  metamorfosis  (Ladi/las 
y  (rarrapatas). 

Considerando  los  insectos  con  respecto  a  sus  piezas  bucales,  tene- 
mos dos  grandes  categorías: 

Insectos  chupadores, 


Lnsectos  trituradores 

Ortópteros 

Neurópteros. 

Coleópteros. 


lamedores  o  picadores 


Lepidópteros. 
Hemípteros. 
Dípteros. 
Himenópteros. 


La  naturaleza  de  las  metamorfosis  da,  por  el  contrario,  el  si- 
guiente reparto: 

Metamorfosis 
Metamorfosis 


Metamorfosis 
completas 

Coleópteros. 
Lepidópteros. 
Dípteros. 
Himenópteros. 


INCOMPLETAS 

Ortópteros 
Hemípteros. 


COMPLETAS 
O    INCOMPLETAS 

Neurópteros. 


1.^  Insectos  trituradores.— Estos  insectos  se  alimentan  de  subs- 
tancias sólidas  qae  mastican  con  auxilio  de  apéndices  que  se  mueven 
lateralmente:  estos  apéndices  (figs.  67  y  72)  son  en  número  de  seis: 
un  labro  o  labio  superior:  un  labio  inferior  situado  debajo  de  la 
boca,  en  el  cual  se  apoya  otra  pieza  accesoria,  la  lengua;  entre  estas 
dos  piezas  centrales  están  situadas  simétricamente  las  otras  cuatro, 
las  mandíbulas  y  los  maxilares;  los  dos  maxilares  y  el  labio  inferior 
llevan  los  órganos  de  tacto,  llamados  y; r///?o.sr. 

2.'^  Insectos  chupadores. — Estos  insectos  se  nutren  de  alimentos 
líquidos,  que  toman  por  medio  de  un  órgano  alargado,  en  forma  de 
tubo,  llamado  trompa.  Esta  trompa  es  apta  para  chupar,  para  lamer 
o  para  picar,  según  los  insectos;  así  los  chinches,  las  pulgas  y  los 
mosquitos  pican,  las  abeja^s  y  las  avispas  lamen  y  las  mariposas  chu- 
pan. Las  trompas  de  estos  insectos  parecen  a  primera  vista  completa- 
mente diferentes  unas  de  otras;  no  obstante,  se  pueden  identificar  las 
piezas  que  las  componen  y  hasta  demostrar,  según  veremos  más  ade- 
lante, que  todas  estas  trompas  están  constituidas  según  el  tipo  de 
boca  de  los  insectos  trituradores. 


94 


ARTICULADOS 


I.  -  ORTÓPTEROS 


Corredores 

1.  Porficúlidos  i  ('//rrpo  alargado;  4  a/as  desiguales;  cabera  sin 
Kj.  :  (í.  For/iriilii  s      ojillos;  antenas  filiformes;  tarsos  con  8  articu- 
(  Forlicula ).        '      los;  abdomen  que  termina  con  una  tenaza. 

•'   Blátidos  I  ^ '"f'P"  plí^iio-  alargado  y  ovalado;  antenas  lar- 

•,.'.       _    j,,  ,,  '      oras:  /í//-.s7>.v  con  5  artículos:   abdomen  con  dos 

•'  p             V  1      apéndices  alargados,  ((ue  tienen  2.  y  raras  ve- 

(Umoma).  (      ees  4  artículos. 


Saltadores 


1.  Acrídidos     i  Cuerpo  alargado;  antenas  largas  y  finas:  tarsos 
Ej. :  G.  Acridium  ■      con  4  artículos:  órgano  especial  para  la  pro- 
(Grillo).  '       -      -      - 


-2.  Locústídos 

Ej.   :  G.  Locusta 
(Langosta). 

n.  Grillidos 

Ej.:  G.  Grillotalpa  \ 
(Grillo-talpa). 


ducción  de  sonidos. 

Cuerpo  alargado,  comprimido  lateralmente:  ante- 
nas cortas,  implantadas  en  la  frente;  tarsos 
con  3  artículos:  sin  aparato  musical  especial. 

Cuerpo  grueso  y  cilindrico;  antenas  largas  y  cer- 
dosas; élitros  cortos;  tarsos  con  8  artículos,  y 
sin  aparato  especial  para  la  producción  de  so- 
nidos. 


4.  Mentidos 

Ej.  :  a.  Man  ti s 

(iManta). 
T).  Pásmidos 


III 

Andadores 

Cuerpo  alargado  y  de  gran  talla;  antenas  cer- 
dosas: patas  (Ulteriores  raptosa.  Instintos  fe- 
i'oces. 


INSECTOS 


Íí5 


II.  -  NEURÓPTEROS 

I 

Seudoneurópteros 


NourópttT*^'^  c 

1."  Roedores 

Piezas  hiiculr.s 

desarrolladas. 

Adultos,  comen 

maderas  o  materias 

animales  muertos. 


niotainorfosis  iiiconiplct.i 


Termítidos 

Ej.: 
(r.  Tenues . 


2."  Odonatos 

Piezas  bucales 

desarrolladas. 

Z^//777.s  acuáticas. 

Adultos  y  larvas 

carnívoros. 


3.0  Anfíbióticos 

Piezas  bucales 

débiles. 

Larras  carnívoras 

acuáticas, 

con  branquias 

traqueales. 

Adultos,  no  comen. 


Libelúlidos 

Ej.  : 
(r.   Libellula: 

(i.    (EscllIKI. 

Agriónidos    í 

Ej.:  ) 

(í.  Caloptei'ix:  1 

(j.  Af/riou.     I 

Efiméridos    / 

Ej.: 
(j.  Epheuiera.  ' 

Pérlidos       \ 

Ej.  :  (r.  Pella.  ¡ 

II 


\  Cuerpo  deprimido;  cuatro  alas 
I     caducas;   tarsos  con  cuatro 
artículos. 


Cabeza  gruesa;  ojos  salientes; 
abdouieu  muy  largo,  termi- 
nado en  el  macho  por  dos 
apéndices  en  forma  de  pinza. 
Larvas  y  ninfas  provistas  de 
una  máscara. 

Cabeza  relativamente  pequeña 
con  ojos  separados;  abdomen 
en  forma  de  varilla;  alas  le- 
vantadas durante  el  reposo. 

Antenas  cortas,  con  tres  ar- 
tículos; alas  anteriores  más 
largas  que  las  posteriores. 

Antenas  largas;  alas  anterio- 
res un  poco  más  largas  y  más 
estrechas  que  las  posteriores. 


1."  Planipennas 

Alas  planas; 

mandíbulas  fuertes. 

Adultos  y  larvas 

carnívoros. 


Neurópteros  verdaderos 

Xenropteros  con  metamorfosis  completas 

Mirmecoieónidos  .  Antenas  largas;  alas  desnudas 
I  Ej.  :  \     y  blandas,    formando  techo 

[  (1.  M)irmeleon.  \     en  reposo. 

Antenas  muy  largas  (un  cen- 
tenar de  artículos);  alas  ve- 
''  llosas,  más  largas  que  el 
i  cuerpo  formando  tejado,  du- 
'  rante  el  descanso. 
í  Antenas  en  forma  de  cerda; 


Hemeróbidosl 

Ej.: 
(i.  Clirijsopa.  j 


2."  Plicipennas 

Alas  posteriores. 

plegadas  a  la  largo. 

Larras  acuáticas. 


Pandrpidos 

Ej.: 
(i.  Panorpa. 

Frigánidos 

Ej.:  C.  Linimo- 
pliilns. 


abdomen  de  extremo  incur- 
vado. 
Larras  con  tegumentos  blan- 
dos, que  protegen  el  cuerpo 
con  varias  fundas;  suelen  nu- 
trii'se  con  vegetales. 


96 


ARTICULADOS 


III  -  COLEÓPTEROS 


1.  Cicindélídos 

Ej.  :  a.  ciciinhlii . 

1.  earámidos 

F]j.  :  (I .  ('(ii'íibiis. 


?>.  Estafilínidos 

Ej.  :  (i.  Sf((j)]njliiius 

4.  Sílfidos 

Ej.  :  (7.  SilpJia. 

5.  Dertnéstídos 

Ej.  :  G.  Drri)ie¡<tes. 

0.  Lucánidos 
o  Pectinicornes 

Ej.  :  (í.  Liicfunis. 

7.  Escarabeidos 

Ej.  :  (f.  Melolonlliu. 
(Abejorro). 

8.  Bupréstidos 

Ej,  :  (¡.AífrUiix. 


í).  Elatéridos 

Ej.  :  a.  FJutry 
(Zapadores). 

10.  Lampíridos 
o  Malacodermos 

Ej.  :  (J .  Lampijrus 
(Gusano  de  luz). 


I 

Pentámeros 

Tarsos  cou  .'i  artículos 

I  Tjthio  inferior  corto:   dos  palpos  maxilares; 

;     inauílibulas  largas,  arqueadas,  fuertemente 

j     dentadas  en  su  borde  interno:  formas  gene- 

'     rales  esbeltas;  patas  largas. 

í  Dos  palpoK  maxilares;  mandíbulas  robustas. 

I     poco  o  nada  dentadas  en  su  borde  interno; 

'     larvas  ágiles. 

I  Mandíbulas  agudas,  falciformes;  antenas  fili- 

I     formes  con  11  artículos;  cuerpo  alargado  3' 

'     deprimido;  élitros  muy  cortos. 

i  Algunos  representantes  de  esta  familia  no  tie- 

1     nen  más  que  3  o  4  artículos  en  los  tarsos. 

I  Mandíbulas  puntiagudas;  antenas  terminadas 

<     en  maza;  cara  superior  del  cuerpo  ensan- 

'     chado  en  forma  de  escudo. 
Antenas  laterales,    insertadas  en   la  frente, 
cortas  y  terminadas  en  maza;  cuerpo  ovalado 
y  alargado;  larvas  muy  largas,  cubiertas  de 
largos  pelos,  con   frecuencia  dispuestos  en 
mechones . 
Antenas  de  10  artículos,  de  los  cuales  los  tres 
o  siete  últimos  parecen  púas  de  peine  y  pier- 
den toda  movilidad. 
Artículos  terminales  de  las  antenas  dispuestos 
en    laminillas    movibles    (Laniellicornes) : 
cuerpo  generalmente  abombado. 

Antenas  dentadas  en  forma  de  sierra  (Seiri- 
cornes);  cabeza  corta,  hundido  en  el  cose- 
lete; cuerpo  alargado,  terminado  en  punta 
en  su  extremo  posterior,  en  genei-al  tienen 
colores  vivos  (Bichards). 

Cuerpo  más  o  menos  alargado;  el  esternón 
lleva  un  estilete  que  se  coloca  en  una  fosa 
correspondiente,  y  que,  actuando  como  re- 
sorte, permite  al  insecto  ejecutar  saltos. 

Tec/unientos  blandos,  flexibles;  antenas  de 
formas  variables;  hembras  frecuentemente 
ápteras. 


INSECTOS 


97 


I.  Tenebriónidos 

Kj.  :  ''/.  Tciii'hrid. 

;2.  Meloideos 

Ej.  :  a.  Melor. 


COLEÓPTEROS  (Continuación) 
II 

Heterómepos 

Tnrsns  de  los  dos  priinoros  pares  de  patas  con  cinco  artículos,  y  el  último  par 
s(do  tiene  cuatro  artículos  en  los  tarsos 

1  (hierpo  alargado,  semicilíndrico;  n/ifrnas  con 
once  artículos;  htíras  muy  largas,  con  cua- 
'  tro  artículos  en  las  (nifpJia^. 
[  Cabeza  ancha  y  estrechada  por  atrás;  élitros 
5  anchos,  frecuentemente  dehiscentes  y  sin  re- 
j  cubrir  siempre  por  completo  el  abdomeu.  Me- 
'     tamorfosis  especiales  (Hipcniíetainorfusis). 

III 

Tetrámeros 

Cuatro  artículos  en  los  tarsos 
[Piezas  bucales  reducidas;    a Ji tenas  cortas. 
'     acodadas,  engrosadas  en  su  extremo  e  inser- 
]     tas  delante  de  los  ojos;  élitros  muy  convexos 
(     y  estriados;  patas  cortas. 
Cabeza  prolongada  en  forma  de  rostro,  que 
suele  llevar  un  surco  lateral  (Scrobe),  desti- 
nado a  alojar  el  primer  artículo  de  la  antena 
(Scapc);  antenas  de  11  o  12  artículos,  a 
veces  rectas  (Ej    :   G.  Rhijuchites).  pero 
más  comiuimente  acodadas  y  terminadas  en 
maza;  las  antenas  siempre  están  insertas  en 
el  rostro. 
,  Antenas  muy  largas  (Longicornes)  sobre  todo 
\     en  los  machos:  mandíbulas  robustas;  élitros 
■     grandes  y  alargados;  el  tercer  artículo  del 
\     tarso  es  ordinariamente  bilobular  o  cordi- 
'     forme. 

í  Cuerpo  ordinariamente  rechoncho;  cabeza  pe- 
queña; antenas  de  9  a  11  artículos,  con  fre- 
í     cuencia  moniliformes;  mandilmias  robustas. 


1.   Bscolitidos 

Ej.  :  (i.  Scoli/tns. 


2.  eurculidnidos 

Ej.  :  C.  SitopJiilus. 


Kj. 


(Serambícldos 

.  :  (1 .  Cerambi/x. 


Crisomélidos 

:  (!.  Chrijsümela 


1.   eochinélidos 

Ej.  :  (r.  Coccinella. 


IV 

Trímeros 

Tres  artículos  en  los  tarsos 

\  Cuerpo  hemisférico  u  ovalado;  antenas  termi- 

/     nadas  en  maza:  mandíbulas  cortas  y  robustas. 


AKTICUÍ.ADOS 


Coleópteros 

La  cabeza  está  fuertemente  quitinizada:  lleva  las  antenas,  gene- 
i'almente  foi-niadas  poi"  once  artículos,  y  los  ojos:  faltan  casi  siempre 
los  ojos  simples  u  ojillos.  El  protórax  está  muy  desarrollado  y  ha 
i-ecibido  el  nombre  de  cof^rlrtc;  por  detrás  del  coselete  y  entre  los 
élitros,  se  encuentra  un  pequeño  espacio  triangulai*  llamado  psriido: 
la  parte  posterior  del  abdomen,  no  recubierto  por  los  élitros,  consti- 


Fig.  72.— Cabeza  y  pies  bucales  de  nu  insecto  triturador. 

A.  cabeza  vista  de  frente:  O,  ojo;  o.  ocelo;  L.  labro;  M,  mandíbula;  ;>///,  i)al- 
pos  maxilares;/;/,  palpos  labiales.— B. labro  (L).—^'..  mandíbula;  J/j.-D,  maxi- 
lar; Snix,  submaxilar;  m.\\  maxilar;  im,  intermaxilares;  .s//.  suligalea;  g,  galea: 
p(j,  palpiga:  jnii,  palpo  nmxilar.— E,  labio  inferior  (lahiuiii):  sin.  submenton; 
///,  mentón  submaxilar;  /.  lengüeta  (maxilar):  fí  paraglosa  (galea). 


tuye  e\  pi/ffidüim.  —  LeiS  larvas  poseen  piezas  bucales  casi  siempre 
trituradoras,  son  vermiformes;  sus  patas  son  unas  veces  bien  desarro- 
lladas, otras  en  estado  rudimentario  o  bien  faltan,  según  el  género  de 
existencia.  —  Las  ninfas  están  inmóviles  y  como  momificadas;  con  las 
patas  y  las  antenas  aplicadas  al  cuerpo. 

Se^lividen  los  coleópteros,  según  el  número  de  los  artículos  de 
los  tarsos  en  Priitáineros.  Heteróuicros,  Tetrámeros  y  Trímeros 
(véase  el  cuadro). 

1.^    Pentámeros.  —  hd  familia  de  los  Carábidos  comprkide 


INSECTOS 


99 


insectos  cazadores,  con  mandíbulas  poderosas,  con  patas  largas  y  dis- 
puestas para  la  carrera:  las  larvas  son  también  muy  ágiles,  tienen 
patas  bien  desarrolladas  y  tegumentos  coloreados  con  engrosamientos 
quitinosos  sobre  el  dorso.  Estos  insectos  son  preciosos  para  el  agricul- 
tor, pues  destruyen  muchos  insectos  dañinos.  Ej.:  el  escarabajo  dorado. 

Los  Cicindélidos  se  parecen  a  los  anteriores  por  sus  fuertes 
mandíbulas  y  sus  largas  patas,  son  también  insectos  cazadores  muy 
útiles.  Ej.  :  el  cicindela  campestre. 

Los  Estafilínidos  o  BraqnéUdos  tienen  un  cuerpo  de  forma 
alargada  con  élitros  muy  cortos,  que  dejan  al  abdomen  casi  en  des- 
cubierto: viven  sobre  materias  en  descomposición  y  emiten  un  líquido 
de  olor  desagradable:  resultan  útiles  para 
la  agricultura  destruyendo  insectos.  Ej.  :  el 
estafilino  hediondo. 

Los  Ditícidos  (fig.  73),  los  Hidro- 
fílidos  o  Falpicoiiips  y  los  Girínidos 
son  insectos  de  cuerpo  ovalado,  que  tienen 
una  vida  acuática.  Ej.  :  el  dítico  i'ibeteado. 
hidrófilo,  girino  nadador. 

Los  Sílfidos  y  los  Dermástidos  han 
sido  reunidos,  por  Latreille,  en  una  familia, 
en  verdad  como  hemogénea.  con  el  nombre 
de  Clavicornes,  a  causa  de  sus  antenas 
terminadas  en  maza.  Los  sílfidos  tienen  un 
cuerpo  de  forma  aplanada,  con  un  protórax 
ensanchado  en  forma  de  broquel  y  un  abdo- 
men con  seis  segmentos  movibles:  son  fre- 
cuentemente necrófagos,  y  viven,  lo  mismo 
que  sus  larvas,  en  los  cadáveres  de  bestias. 

pero  algunas  pueden  volverse  fitófagas,  y  en  ciertas  circunstancias 
atacan  las  hojas  de  las  plantas  cultivadas:  necróforos.  silfos  déla 
remolacha,  Afo/i/aría  liiiraris,  meligetes  de  la  colza.  Los  dermás- 
tidos son  destritífagos,  se  nutren  de  substancias  orgánicas  y  dete- 
rioran las  colecciones,  los  tapices  y  los  vestidos:  antrenas  y  dermestes 
(figura  354). 

Los  Bupréstídos  y  los  Elatéridos  forman  la  familia  de  los 
Serricornes  o  Strnioxes  de  Latreille.  por  tener  las  antenas  en 
forma  de  sierra:  tienen  además  en  la  cara  ventral  del  protórax  una 
prolongación  central  que  se  aloja  en  la  cavidad  del  mesotórax.  Los 
bupréstidos,  llamados  también  ricachos,  a  causa  de  sus  colores  muy 
vivos,  tienen  larvas  que  viven  entre  el  leño  y  la  corteza  de  los  ár- 
boles y  están  caracterizadas  por  una  hinchazón  de  la  parte  anterior 
del  cuerpo,  que  les  da  la  forma  de  una  mano  de  mortero.  Los  elaté- 
ridos o  zapadores  tienen  la  prolongación  del  tórax  muy  desarrollado, 
lo  que  les  permite  saltar  en  el  aire  cuando  están  puestos  de  espaldas: 
sus  larvas  tienen  fuertes  mandíbulas  y  un  ano  prominente  sobre  un 
pequeño  tubérculo. 


Fijí.  7.-5.— Ditico  ribetea- 
do (lieinbra). 


*/ 


100  ARTICULADOS 


Los  Lucánidos  o  Pectilicornes  tienen  antenas  acodadas 
con  dientes  laterales  en  forma  de  pei^ie.  Ej.  :  el  lucano  o  ciervo 
volador. 

Los  Escarábidos  o  Lamelicornes  tienen  antenas  trans- 
formadas en  su  porción  terminal  en  pequeñas  hojas.  Las  larvas,  de 
las  cuales  podemos  tomar  por  tipo  el  gusano  blanco,  tienen  el  cuerpo 
arqueado,  las  mandíbulas  muy  poderosas,  las  patas  y  las  antenas 
bastante  desarrolladas,  la  parte  posterior  del  cuerpo  está  terminada 
poi'  un  abultamiento  en  forma  de  saco.  Dos  tipos  debemos  señalar: 
uno  fitófago,  representado  por  el  abejorro,  y  otro  coprófago,  por  el 
escarabajo  pelotero. 

Los  Lampíridos  o  Malacodermos  están  representados  por 
el  lampiro  o  luciérnaga,  cuya  hembra  es  áptera,  pero  posee  órganos 
luminosos  en  el  abdomen. 

2,"  Heterómeros.  —  Los  Tenebriónidos  son  insectos  de 
cuerpo  alargado  con  larvas  cilindricas  muy  largas,  lisas  y  brillantes: 
tenebrión  de  la  harina.  Los  Blápsidos  han  sido  reunidos  a  los  tene- 
briones  con  el  nombre  de  Mclasoiiias:  no  obstante,  se  distinguen  de 
ellos  por  la  falta  de  alas  y  por  los  élitros  soldados  terminados  en 
punta.  Los  Mélidos  contienen  insectos  con  metamorfosis  muy  com- 
plicadas: meloe  y  cantárida, 

3.*'  Tetrámeros.  —  Estos  coleópteros  viven  a  expensas  de  los 
vegetales. 

Los  Crisomélidos  tienen  generalmente  colores  brillantes,  un 
cuerpo  de  forma  muy  rechoncha,  con  una  cabeza  pequeña,  oculta 
parcialmente  en  el  protórax  y  provista  de  pequeñas  antenas  filiformes 
de  once  artículos;  las  larvas  suelen  ser  cortas  y  abombadas,  con  ve- 
rrugosidades  y  una  substancia  viscosa  sobre  el  cuerpo;  viven  sobre 
los  vegetales,  al  aire  libre  y  a  plena  luz.  Estos  insectos  son  fitófagos, 
se  nutren  la  mayoría  con  las  partes  tiernas  de  las  plantas,  sobre  todo 
las  hojas,  y  son  perjudiciales,  particularmente  en  estado  larvario. 
Ej.  :  los  galerucos,  crióceros,  altises,  eumolpos  y  cásidos. 

Los  Cerambícidos  o  Longicornes  tienen  antenas  muy  lar- 
gas y  un  cuerpo  de  forma  muy  alargado.  Las  larvas  viven  en  el 
interior  de  las  plantas,  sobre  todo  en  el  leño:  son  blandas,  blancas  y 
tienen  las  patas  atrofiadas;  tienen  la  parte  anterior  del  cuerpo  bas- 
tante desarrollado,  una  cabeza  muy  ancha  y  muy  fuerte  con  mandí- 
bulas robustas,  un  protórax  córneo  y  muy  ensanchado;  las  galerías 
labradas  en  la  madera  por  estas  larvas  tienen  una  forma  ovalada 
rebajada. 

Los  Curculiónidos  o  Gorgojos  están  caracterizados  por 
una  prolongación  de  la  parte  anterior  de  la  cabeza  llamado  pico  o 
rostro;  sobre  este  rostro  se  insertan  las  antenas,  que  son  rectas  (gor- 
gojos ortóceros)  o  acodados  (gorgojos  gonatóceros);  el  primer  artículo 
de  cada  antena  o  escapo  puede  replegarse  en  un  hueco  situado  en  la 
base  del  i'ostro  y  que  se  llama  escobro:  la  otra  parte  de  la  antena  se 
llama //////Vv/ /o.  El  cuerpo  es  abombado,  pues  los  élitros  envuelven 


INSECTOS 


101 


siempre  las  partes  laterales  del  abdomen .  Todas  las  larvas  son  fitófa- 
gas y  minadoras:  viven  en  el  interior  de  los  tejidos  vegetales  (frutos, 
tallos,  raíces,  semillas.  3'emas);  tienen  la  cabeza  parda,  el  cuerpo 
cubierto  de  pelos  y  están  desprovistas  de  patas. 

Los  Escolítidos  no  tienen  rostro  y  ofrecen  un  aspecto  rechon- 
cho; sus  antenas  terminan  en  maza.  Las  larvas  son  casi  idénticas  a 
las  de  los  curculiónidos,  son  también  fitófagas,  pero  viven  en  la  ma- 
dera, en  la  cual  labran  galerías. 

4.^'  Trímeros.  —  Los  Cochinélidos  comprenden  de  un  modo 
general  insectos  útiles,  sobre  todo  en  estado  larvario.  Las  larvas  se 
parecen  mucho  a  las  de  los  crisomélidos,  y  hasta  se  han  unido  a  las 
dos  en  esta  sola  familia:  resultan  útiles  por  nutrirse  de  pulgones; 
no  obstante,  se  han  indicado  algunas  como  nocivas. 


IV. -LEPIDÓPTEROS 

Los  lepidópteros  o  mariposas  son  insectos  caracterizados  por  sus 
cuatro  alas  siempre  extendidas,  colocadas  durante  el  reposo,  ya  de 
plano,  ya  en  forma  de  tejado,  ya  verticalmente  y  recubiertas  de  es- 
ramas  coloreadas.  Estas  escamas  son  unas  laminillas  pigmentadas, 


Fig.  Ti.— Piezas  bucales  do  im  iusecto  chupador  (Lepidáptero). 

A,  labro  y  inaudíbulas  rudimeutarias;  B.  cabeza  mostrando  la  trompa  dos- 
jilegada;  C,  trompa  aislada;  D,  corte  de  uua  trompa  para  mostrar  las  dos  man- 
díbulas abosadas;  E.  labio  con  los  palpos,  uno  de  ellos  desnudo. 


fijas  por  medio  de  un  pedículo  sobre  el  ala  e  imbricadas  mutuamente 
como  las  tejas  de  un  tejado:  su  forma  es  variable  según  las  especies 
y  según  las  diferentes  regiones  de  un  ala;  siempre  son  más  o  menos 
festoneadas  en  su  borde  libre  y  llevan  también  pequeñas  costillas 
transversales;  se  desprenden  fácilmente  formando  una  especie  de 
polvo. 


102 


ARTICULADOS 


Las  piezas  de  la  boca  (fig.  74)  están  dispuestas  para  chupar  y 
modificadas  en  forma  de  trompa  especial.  Las  dos  mandíbulas  están 
muy  alargadas  y  ari'olladas  en  espiral:  cada  una  tiene  la  forma  de 
un  semicanal  y  constituyen,  al  aplicarse  una  al  lado  de  otra,  una 
suerte  de  largo  tubo  flexible  con  auxilio  del  cual  el  animal  puede 
buscar  su  alimento  en  las  flores.  El  labio  superior,  las  dos  mandí- 
bulas, los  palpos  maxilares  y  el  labio  inferior  son,  por  el  contrario, 
muy  rudimentarios  y  apenas  visibles:  tan  sólo  los  palpos  labiales 


Fig.  7.5.— Antenas  de  difercutos  Icitidupteros.  muy  aiiipliadHs 


están  desarrollados,  son  pluriarticulados  y  aparecen  claramente  a 
cada  lado  de  la  cabeza  envolviendo  la  trompa  espiral. 

La  cabeza  es  gruesa,  redonda,  muy  movible,  lleva  dos  grandes 
ojos  compuestos,  algunos  estigmas  y  dos  largas  antenas  (fig.  75). 
El  tórax  apretado,  lleva  dos  pares  de  alas  y  los  tres  pares  de  patas.  El 
abdomen  es  largo  y  blando;  con  frecuencia  hay  diferencias  muy  sen- 
sibles entre  los  dos  sexos. 

Las  metamorfosis  son  completas.  Las  larvas  tienen  nombre  de 
orugas;  su  cuerpo,  de  aspecto  vermiforme,  está  compuesto  de  trece 
anillos  torácicos,  llevando  cada  uno  de  ellos  un  par  de  patas  articu- 
ladas, que  corresponden  a  los  ti'es  pares  de  patas  del  insecto  perfecto; 


INSECTOS 


103 


los  dos  primeros  anillos  abdominales  no  llevan  apéndices;  en  los  si- 
ííuientes.  se  encuentran  falsas  patas,  en  número  máximo  de  cinco 
pares:  un  par  desde  el  tercero  al  sexto  anillo  y  un  par  sobre  el  no- 
veno y  último  anillo.  Estas  orugas  tienen  la  boca  dispuesta  para  la 
masticación  y  son  muy  voraces,  comen  constantemente,  crecen,  sufren 
varias  mudas  y  se  transforman  en  ninfas  o  crisáliflas;  éstas  pueden 
ser:  desnudas,  colgando  verticalmente  y  cabeza  abajo  de  un  soporte 
(crisálida  suspendida)  (fig.  76)  o  envueltas 
en  una  especie  de  ligero  velo  sedoso  por 
hilos  que  forman  a  modo  de  cinturón  (cri- 
sálida sobria)  (fig.  135^.  o,  por  último,  en- 
cerradas en  un  capullo,  que  puede,  además, 
estar  enterrado  en  el  suelo  (figura  116). 

Se  dividen  las  mariposas  según  la  forma 
de  las  antenas  en:  Ropalóccj'os  o  diurnos, 
y  Hcterócrrns .  en  la  que  se  reúnen  los 
crepusculares  y  los  nocturnos  (véase  el 
cuadro). 

1."  Ropalóceros.  — Son  grandes  ma- 
riposas diurnas  con  antenas  terminadas  en 
maza,  con  alas  de  colores  muy  brillantes, 
no  solidarias  unas  de  otras,  y  en  el  reposo, 
colocadas  verticalmente.  Las  orugas  tienen 
también  matices  bastante  vivos  y  están  pro- 
vistas de  cinco  pares  de  falsas  patas:  las 
crisálidas  no  están  nunca  encerradas  en  un 

capullo,  son  siempre  desnudas  y  pueden  estar  simplemente  suspendi- 
das por  medio  de  filamentos  (fig.  76)  o  fijadas  por  medio  de  una 
envoltura  a  un  punto  de  apoyo  (piéridos)  (fig.  135). 

2."  Heteróceros.  —  Ede  grupo  es  llamado  así  a  causa  de  las 
formas  muy  variadas  presentadas  por  las  antenas  de  las  mariposas 
que  lo  componen.  Se  le  ha  subdividido  en  Nocturnos  (mariposas  que 
vuelan  sobre  todo  de  noche)  y  Crepusculares  (que  vuelan  a  la  caída 
fie  la  tarde).  Tedias  estas  mariposas  tienen  por  carácter  común  sus 
alas  solidarias  durante  el  vuelo,  merced  a  un  freno,  aparato  com- 
puesto de  una  especie  de  gancho  y  presilla,  que  reúne  las  alas  supe- 
riores a  las  inferiores;  también  se  les  junta  en  la  denominación  de 
Cali.vópteros  (lepidópteros  con  freno)  por  oposición  a  los  diurnos  o 
AcALiPÓPTEROs  ( lepidópteros  sin  freno). 

Los  Esfíngidos  son  crepusculares  que  tienen  las  alas  plegadas 
horizontalmente  en  reposo:  su  vuelo  es  muy  potente  y  les  permite  en 
cierto  modo  planear,  su  trompa  está  excecivamente  desarrollada  y 
puede  exceder  la  longitud  del  cuerpo;  el  abdomen  es  muy  grueso 
y  fusiforme.  Las  orugas  son  voluminosas  y  tienen  colores  muy  vivos: 
unas  veces  son  lisas,  otras  erizadas  de  tubérculos,  y  llevan  siempre 
un  cuerno  o  espolón  sobre  el  penúltimo  segmento. 


Fig.  T»>. 
Crisálida  sus|)eudi«ia. 


104 


ARTICULADOS 


1.  Hepiálidos 

Ej.  :  G.  Hepiala. 


LEPIDÓPTEROS 

I 

Heteróceros  o  Nocturnos 

Alas  no  levantadas  durante  el  reposo,  sino  liorizontalcs  o  cu  forma  de  techo. 
Con  frecuencia  nu  freno  en  las  alas  posteriores  que  las  sujeta  a  las  anteriores 
(Calinópleros). 

TK.  —  Bombícidos 

Mariposas  de  cuerpo  pesado,  cubierto  de  espesos  pelos;  antenas  cerdosas,  pec- 
tineadas  (machos);  alas  en  toldo  durante  el  reposo,  a  veces  atrofiadas  (hem- 
bras); orugas  vellosas. 

Cuerpo  alargado;  antenas  simples  y  cortas;  y^^^^as 
cortos;  alas  delgadas,  estrechas  y  alargadas; 
abdomen  y  ora r/ as  cilindricos. 

Trompa  niUa  o  rudimentaria;  antenas  pectineadas 
(machos);  alas  en  techo  durante  el  reposo;  ab- 
domen grueso  y  ancho;  orugas  alargadas  con 
fuertes  mandíbulas. 

Alas  ordinariamente  sin  escamas  y  diáfanas;  ante- 
nas lineares  o  filiformes;  orugas  descoloridas, 
vermiformes  y  con  fuertes  mandíbulas. 

Antenas  pectineadas  en  ambos  sexos;  palpos  sa- 
lientes; cubiertos  de  pelo;  trompa  desarrollada  o 
nula;  orugas  alargadas,  cilindricas,  ordinaria- 
mente sin  tubérculos.  Capullo  completo. 

Antenas  cortas,  doblemente  picteneadas  en  los  ma- 
chos; trompa  poco  desarrollada;  alas  posteriores 
anchas,  con  franjas  cortas  (alas  a  veces  rudi- 
mentarias en  las  hembras);  orugas  con  papilas 
vellosas.  Capullo  de  red. 


Ej. 


Ej. 


eósidos 

:  G.  Cossus. 
Zeuzera. 

Sésidos 

:  G.  Sesia. 


4.  Bombícidos 


.5.  Lipáridos 

Ej. :  6^.  Liparis. 

G.  CnetJiocampa . 

G.  Dasclujra. 


1.  Esfíngidos 

Ej.  ; 
G.  Acherontia, 
G.  Smerintlius. 


B.  — Esfíngidos 

Antenas  casi  siempre  rígidas,  adelgazadas  en  su 
extremo;  trompa  frecuentemente  muy  \Mg?L\alas 
en  tejado  durante  el  reposo,  las  superiores  estre- 
chas, elípticas  y  alargadas,  las  inferiores  más 
cortas;  orugas  calvas,  cilindricas,  que  ordina- 
riamente tienen  en  el  peniíltimo  anillo  un  cuerno 
erguido  e  incurvado  hacia  atrás. 


e.  — Noctuélidos 

Cuerpo  ancho,  estrechado  por  atrás;  alas  oltscuras;  antenas  largas,  cerdosas, 
y  a  veces  pectíneas  (machos);  orugas  frecuentemente  desnudas,  que  tienen 
de  12  a  16  patas. 

1.  Acronictidos  J  Tórax  redondeado  por  delante;  y>r7/í/.s  vellosas,  sin 
Ej.:  (r.  Acronycta.l     espinas  en  las  tibias. 


INSECTOS 


105 


LEPIDÓPTEROS  (Continuación) 
v'  •  ('    H  d        <  ^^''^^^^  abombado  con  mechones  de  pelo;  alas  an- 


G.  Mamesfra. 


teriores  triangulares. 


3    Agrótidos    ^  ^'nerpo  desarrollado :   abdomen  cónico ;   trompa 
y   .  P    A    .  f ,   \     robusta;  espinas  en  las  fíhias  áe\  segundo  y  ter- 
j. .   r.  ^  gfo  /.s.  I     ^^^  p^^  ^1^  patas. 

4  Plúsidos  \  ^'^'^^~^'  ^^S^  hundida  en  el  tórax;  abdomen  del- 
T^."  >  p,  .  <  gado,  con  mechones  de  pelos;  «/«s  con  manchas 
£.j. .  fr.  I  msia    I     ^jg  YQ^^^o^  metálicos. 

5.  <Dfiusidos     \  Cuerpo  esbelto;  alas  muy  desarrolladas;  paías 
Ej.  :  G.  Cafocala.\     fuertes,  provistas  de  espolones. 


D. 


Falétiidos  o  Geómetros 


Cuerpo  esbelto;  antenas  do  forma  variable;  Irompa  geueraliuente  delgada; /y^//- 
pos  cortos;  abdomen  delgado,  alargado  en  el  macho,  y  frecuentemente  con  dos 
series  de  manchas  negras;  alas  grandes  y  anchas,  puestas  casi  de  plano  du- 
rante el  reposo;  orugas  que  tan  sólo  tienen  10  ó  12  patas,  y  al  andar  describen 
una  especie  de  anillos. 


1.  Abraxas.  Ej. :  G.  Grossularia 

2.  Hibernia.  Ej. :  H.  Defoliaria. 


eheimatobia 

Ej.  :  G.  Brnmata. 


Microlepidópteros 

Se  incluyen  coa  este  nombre  mariposas  geueralmeuite  muy  pequeñas,  de  largas 
antenas  cerdosas. 

Patas  largas  y  delgadas,  que  quedan  extendidas 
durante  el  reposo:  las  antenas  largas  y  delga- 
das, están  durante  el  reposo  aplicadas  sobre  el 
dorso:  los patpos  fabiales  son  salientes;  cuerpo 
delgado,  nunca  velloso:  abdomen  casi  siempre 
afílado  y  cónico:  a  las  enteras,  lustrosas,  con 
frecuencia  irisadas  y  franjeadas. 

Orngas  con  16  patas,  gruesas,  cortas  y  adelga- 
zadas en  su  extremo. 

Alas  anteriores  arqueadas  en  la  base:  alas  en  te- 
jado durante  el  reposo:  antenas  filiformes:  trom- 
pa muy  corta  o  rudimentaria:  tórax  oval  y  liso: 
abdomen  cilindrocónico  con  un  mechón  de  pelo 
en  el  extremo  en  los  machos. 

Orugas  de  pelo  cortísimo  o  rape,  con  16  patas. 


1.  Pirálidos 

Ej.  :  (i.  Bofgs. 
(i.  Ephestia. 
(t.  Gallería . 


2.  Tortrfcidos 

Ej.   :   G.  Tortri.w 

G .  (Enophtira. 

G.  GocJijflis, 

G.  Carpocapsa . 


Gvt^AUX.— Entomología. 


8 


106 


ARTICULADOS 


LEPIDÓPTEROS  (Continuación) 

Aiife}i(ii<  ordinariamente  sencillas;  trompa  nula  o 
1     rudimentaria:  palpos  labiales  prominentes  de- 
I     lante  de  la  cabeza;  abdomen  cilindroide;  alas 
anteriores  largas,  estrechas,  fuertemente  fran- 
jeadas,  sobre  todo  las  anteriores;  estas  alas, 
durante  el  reposo,  están  dispuestas  en  tejado  o 
arrolladas  al  cuerpo. 
Orugas  calvas  o  con  pelo  escaso.  Estas  orugas 
suelen  vivir  en  abrigos  formados  por  las  subs- 
tancias mismas  de  que  se  nutren,  o  bien  viven 
en  numerosa  sociedad  envueltas  en  un  tejido 
común. 

III 

Ropaióceros  o  diurnos 

.4/^5  grandes  enderezadas  durante  el  reposo:  antenas  en  maza;  «/as  libre» 
{Acalinópteros). 


M.    Tineidos     I 

Ej.  :  1 

.  Hifpoiiomeiita,! 

G.  Tnie, 

(t.  Sitofroga 

(Alucita). 


1.  Ninfálidos    ' 

Ej.  :  G.  Vanessa.]^ 

2.  Piéridos 

Ej.  :  G.  Pieris.   \ 


Patas  anteriores  atrofiadas;  alas  anteriores  con 
doce  nerviaciones:  orugas  espinosas:  crisálidas 
suspendidas  por  su  extremo  posterior. 

Patas  anteriores  bien  desarrolladas:  orugas  de 
pelos  cortos;  crisálida  suspendida  de  un  hilo 
arrollado  alrededor  del  cuerpo. 


Los  Bombicidos  son  mariposas  nocturnas  de  formas  pesadas 
y  achaparradas,  con  el  cuerpo  cubierto  de  abundantes  pelos  que 
forma  un  verdadero  abrigo,  de  cabeza  bastante  pequeña  y  trompa 
generalmente  atrofiada;  las  alas  están  dispuestas  durante  el  reposo 
en  forma  de  tejado.  Los  machos  se  distinguen  de  las  hembras  por  sus 
antenas  muy  pectíneas  y  hasta  a  veces  plumosas  por  su  menor  talla 


Fig.  77.— Ala  de  uoctuele. 

rt.,  ft,  c,  //,  fajas  transversales;  d. 
mancha  orbicular;  e,  mancha  reni- 
forme. 


y  por  su  coloración  más  obscura. 
Las  orugas  siempre  elaboran  ca- 
pullos para  transformarse  en  cri- 
sálidas: con  rareza  son  calvas  y 
casi  siempre  están  erizadas  de 
pelos  numerosos  y  largos. 

Los  Noctueles  son  maripo- 
sas de  noche  que  comprenden  nu- 
merosísimas especies  muy  poco 
desemejantes.  Tienen  un  tamaño 
mediano:  formas  menos  pesadas 
que  los  bombicidos,  palpos  labiales 
muy  bien  desarrollados  y  antenas 
pectineadas  en  los  machos.  Las 


INSECTOS 


107 


aiassoiicaracterísticas:  las  superiores,  más  obscuras  que  las  inferiores, 
llevan  dos  manchas  [ñg  77):  la  mancha  orbicular  y  la  mancha  reni- 
forme o  semilunar,  y  a  veces  una 
tercera,  la  ma,nQ]m  piraf/iidal,  y , 
además,  franjas  en  zigzag.  Las 
orugas  son  generalmente  lisas, 
de  color  agrisado  (gusano  fjris) 
y  no  fabrican  capullos;  se  hunden 
en  el  suelo:  se  construyen  una  es- 
pecie de  cubierta  y  se  transfor- 
man (fig.  116). 

Los  Geométridos  o  Fa- 
lénidos  tienen  las  alas  superio- 
res grandes,  de  forma  triangular 
y  un  cuerpo  esbelto  más  delgado 
que  el  de  los  noctueles  (fig.  163); 
estas  mariposas  tienen 
ojos  pequeños,  pero  no 
tienen  ocelos.  Las  oru- 
gas se  llaman  geóme- 
tras o  agrimensoras 
(figura  78),  a  causa  de 
su  modo  de  andar;  no 
tienen  más  que  dos  o 
tres  pares  de  falsas  pa- 
tas situadas  en  la  par- 
te posterior  del  abdo- 
men y  careciendo  la  re- 
gión media  del  cuerpo 
de  apéndices  locomo- 
tores, estas  orugas  veuse  obligadas,  para  avanzar,  a  lanzar  lo  más 
lejos  posible  su  parte  anterior  que  lleva  las  partes  torácicas  y  aproxi- 
mar luego  la  parte  posterior  incurvando  el  cuerpo  en  forma  de  U  in- 
vertida; así  parece  como  si  midiesen  el  camino  que  van  recorriendo. 
La  mayor  parte  de  estas  orugas  imitan  o  copian,  por  su  color  y  sus 
actitudes,  el  color  y  la  forma  de  los  objetos  sobre  los  cuales  se  posan; 
algunas  imitan  por  ejemplo  los  ramitos  secos  con  los  cuales  forman 
un  ángulo,  merced  a  su  coloración  gris  y  a  la  rapidez  completa  que 
guardan  durante  largo  tiempo. 

Los  Mícrolepidópteros  contienen  mariposas  de  talla  generalmente 
pequeña,  entre  las  cuales  se  distinguen  tres  familias: 

Los  Teneidos,  que  son  las  mariposas  más  pequeñas,  están  ca- 
racterizados por  sus  largas  antenas,  sus  palpos  maxilares  y  labiales 
muy  desarrollados,  las  alas  superiores  largas,  estrechas  y  puntiagu- 
das en  sus  extremos;  sus  alas  inferiores  también  muy  estrechas,  y 
por  las  anchas  franjas  que  adornandan  el  contorno  de  las  alas,  sobre 
todo  las  inferiores  (fig.  101). 


Orugas  agrimensoras. 


108 


ARTICULADOS 


Los  Tortrícidos,  mayores  que  las  polillas,  son  reconocibles  por 
sus  alas  superiores  de  forma  casi  cuadrangular.  abultadas  y  arquea- 
das en  su  base,  lo  que  había  hecho  que  Réaumur  les  diera  el  nombre 
de  mariposas  de  anchos  hombros  y  que  también  se  las  llame  poiia- 
ntantas:  los  palpos  son  muy  desarrollados.  Las  orugas  arrollan  gene- 
ralmente las  hojas  de  los  árboles  en  forma  de  cucurucho  o  de  rodillo, 
y  de  aquí  el  nombre  de  arrolladoras  o  tortrícidos.  con  el  cual  se  les 
designa;  son  muy  ágiles  y.  cuando  se  ven  molestadas,  se  recogen  en 
su  cucurucho  marchando  hacia  atrás  y  envolviéndose  con  vivacidad. 

Los  Pirálidos  son  de  mayor  talla  que  las  mariposas  de  las  dos 
familias  precedentes;  sus  alas  sus  grandes  y  de  forma  triangular;  las 
antenas  son  largas  y  pectineadas;  el  cuerpo  es  afilado;  las  patas  son 
largas,  delgadas  y  provistas  de  espolones;  las  alas  inferiores  suelen 
estar  adornadas  con  líneas  o  manchas  como  las  superiores. 


V.  — HEMIPTEROS  O  RINCOTES 

Los  liemípteros  son  insectos  con  cuatro  alas,  de  las  cuales  las 
superiores  están  a  veces  formadas  de  dos  partes,  una  fuertemente  qui- 
tinizada  y  otra  membranosa;  esta  disposición 
está  muy  lejos  de  ser  general,  y  con  frecuen- 
cia las  cuatro  alas  son  semejantes  Así  el  nom- 
bre de  rincotes  sería  preferible,  pues  todos  estos 
insectos  tienen  las  piezas  bucales  dispuestas 
para  picar,  y  llevan  una  verdadera  trompa  o 
rostro  (fig.  79);  el  labio  inferior  es  muy  alar- 
gado y  está  transformado  en  una  especie  de 
tubo  bi  o  triangular  y  hendido  en  la  línea 
media  dorsal;  este  canal  envuelve  todas  las 
otras  piezas  de  la  boca,  las  cuales  han  tomado 
la  forma  de  largos  y  delgados  punzones;  por 
medio  de  un  corte  transversal,  se  encuentran 
en  el  interior  cuatro  estiletes  que  son  las  dos 
mandíbulas  y  los  dos  maxilares  y  que  ocupan 
unos  con  respecto  a  otros  exactamente  la 
misma  posición  que  las  piezas  de  la  boca  de 
los  insectos  trituradores;  el  labio  superior  for- 
ma el  rostro  en  su  parte  superior.  Las  metamorfosis  son  incompletas. 
Los  hemípteros  están  divididos  en  dos  subórdenes:  los  Iiomópfpros^ 
que  tienen  las  alas  superiores  completamente  membranosas,  y  los  Iic- 
Irróptcros,  que  tienen  las  alas  superiores  semimembranosas  (véase 
cuadro).  A  los  hemípteros  pertenecen  los  pedicúlidos  (véase  pág.  407). 
1."  Homópieros.  —  Los  hemípteros  homópteros  se  subdíviden 
en  varias  familias,  que  se  reúnen  en  dos  grupos:  los  fitóftiros  y  los 
cic  adieos. 

Los  Fitóftiros  comprenden  todos  los  hemípteros  ordinariamente 
conocidos  con  los  nombres  de  pulgones  o  piojos  de  las  plantas;  que 


Fig.  70. 
lío.strü  de  cigariii. 


INSECTOS  109 

HEMÍPTEROS 

I 

Heterópteros 

/.'rt.?/y'0  que  nace  eu  la  freute;  protóiax  muy  grande;  alas  superiores  con  su 
región  anterior  coriácea,  quitiuosa.  y  su  región  posterior  membranosa. 

1.  Pentatómidos  \  Antenas  que  tienen  generalmente  5  artículos; 
Ej.  :   (r.  Penfafonia.]     /rt/'.so.S' con  8  artículos. 

2.  Ligeidos  j  Antenas  riliformes  con  4  artículos;  tarsos  con 

Ej.  :  (1.  Lj/f/a'iis.  ]      3  artículos;  cabeza  tY\íiwgi\\-A.Y. 

3    Tfngidos  \  El  7?a"o/í>/Y(í.v,  las  alas  superiores  y  el  abdomen 

p-      /-    7-       •  \     presentan  prolongaciones  membranosas;  dos 

t.j.  :  (r.  iijnfjis.  I      artículos  en  los  tarsos. 

4.  eápsidos        \  Cuerpo  alargado,  patas  largas,  con  o  artículos 
Ej.  :  (t.  Lopiis.      \     en  los  tarsos;  antenas  largas  ^  cerdosas. 


II 

Homópteros 

Las  cuatro  alas  son  membranosas;  el  rostro  nace  en  la  parte  inferior  de  la 
calieza,  entre  las  patas  anteriores;  antenas  ordinariamente  cortas. 

1    eicádidos       i  Cabeza  corta,   ancha,  transversal;    antenas 
p."  ^   .,    ^.     ,        )     cortas  y  cerdosas;  patas  fuertes  y  largas: 
•'•  ■         ^ic(t(a.     I      órc/anos  musicates  esTpeáídes. 

¡Antenas  largas,  con  10  artículos;  atas  cons- 
tantes en  estado  adulto:  patas  posteriores 
dispuestas  para  el  salto;  2  artículos  en  los 
tarsos. 
I  a.  Afidos.  Ej.  :  G.  ApJiis,  G.  Schizonenra. 
I  Antenas  de  5  a  7  artículos,  rostro  bien  des- 
j  arrollado;  las  4  alas  existen  ordinariamente 
I  en  los  dos  sexos;  2  artículos  en  los  tarsos. 
?>.  Andidos        {     Partenogeilesia. 

/;.  FiLOxÉRiDOs.  Ej.  :  G.  Phyttoxera. 
Antenas  con  3  artículos,  faltan  las  alas  en 
los  sexuados;  patas  cortas;  2  artículos  en 
los  tarsos. 

4.  eóccidos        I  Cuerpo  en  forma  de  escudo  en  las  hembras. 
Ej.  :  G.  LecanUiw.  )     que  nunca  tienen  alas.  Machos  alados,  pero 
(r.  Aspiñiotus.       1     con  las  alas  posteriores  atrofiadas;  patas  con 
G.  Coceas.  '     tarsos  de  un  solo  artículo. 


lio 


ARTICUT.ADOS 


se  nutren  todos  con  zumos  vegetales.  Las  principales  familas  son:  los 
cóccülos,  los  á/idos  y  los  j)sí/í(hs.  Los  cóccidos  o  cochinillas  tienen 
tan  sólo  dos  alas,  las  anteriores,  en  tanto  que  los  pulgones  propia- 
mente dichos  (áfidos  y  psílidos)  tienen  cuatro  alas. 


Fig.  8U.— Ligea  ecuestre 
(Lijgceiis  eqnestris). 


Fie.  81.— Hidrómetra  de  los 
pantanos. 


Las  Cochinillas  están  caracterizadas  por  sus  tarsos  con  un  sólo 
artículo  y  por  su  acentuado  dimorfismo  sexual.  Los  machos  sufren 
metamorfosis  en  su  desarrollo:  aparecen  bajo  la  forma  de  pequeñí- 


Fig.  82.— Nepe  cenicienta. 


Fig.  83.— Rcinatre  lineal. 


simas  larvas  ovaladas  y  claramente  segmentadas,  al  principio  muy 
móviles  y  luego  fijas  en  las  plantas  por  medio  de  su  rostro,  segregan 
entonces  a  su  alrededor  un  abrigo  protector  bajo  el  cual  se  transfor- 
man en  ninfas  y  después  en  insectos  alados.  Con  las  hembras  no 
ocurre  lo  mismo:  después  de  haberse  fijado,  las  larvas,  en  lugar  de 


INSECTOS  111 

progresar,  sufren  una  regresión  de  sus  órganos  locomotores  y  de  sus 
órganos  de  los  sentidos,  se  deforman  completamente  y  toman  el  as- 
pecto de  una  bola,  de  un  tumor  o  de  un  escudo  aplanado. 

Los  Pulgones  o  afidios  tienen  tarsos  con  dos  artículos,  antenas  con 
seis  artículos,  un  rostro  de  tres  artículos,  doblado  horizontalmente 
debajo  del  cuerpo  en  estado  de  reposo;  son  además  notables  por  dos 
coniículos  en  el  extremo  posterior  del  cuerpo,  que  emiten,  lo  mismo 
que  el  ano,  una  secreción  azucarada,  buscada  por  las  hormigas.  Los 
pulgones  alados  tienen  cuatro  alas,  las  superiores  más  grandes  y 
dispuestas  en  tejado  durante  el  i-eposo.  Estos  insectos  son  extraordi- 
nariamente prolíficos;  las  primeras  generaciones  son  ápteras  y  se 
multiplican  por  partenogenesia  y  viviparidad:  dui'ante  la  primavera 
se  ve  salir  por  el  extremo  posterior  de  estos  pulgones,  otros  pequeños 
pulgones  ápteros  y  bien  formados;  pueden  haber  así  diez  o  doce 
generaciones  durante  el  verano.  Hacia  fines  de  julio  aparecen  los 
pulgones  alados,  que  se  reproducen  también  por  partenogenesia  y 
viviparidad,  pero  que  están  destinados  a  propagar  la  especie  y  a 
fundar  a  lo  lejos  nuevas  colonias.  Terminado  el  buen  tiempo,  bajo  la 
influencia  del  frío  y  de  la  falta  de  alimentos,  aparecen  los  sexuados: 
las  hembras  son  ápteras,  y  tan  sólo  los  machos  están  provistos  de 
alas;  se  aparejan,  y  las  hembras  dan  huevos  pequeñísimos  de  un 
negro  brillante. 

Los  PsiLOS  tienen,  como  los  pulgones,  tarsos  con  dos  artículos,  y 
se  distinguen  de  ellos  por  la  disposición  de  sus  patas,  que  les  permite 
saltar;  además,  no  presentan  la  alternancia  de  generaciones  asexuadas 
y  sexuadas;  todos  son  sexuados,  y  todos  los  machos  están  provistos 
de  cuatro  alas. 

Los  Cicádlcos  están  caracterizados  por  su  cabeza  muy  ancha, 
sus  antenas  cortas  y  su  rostro  alargado;  estos  insectos  se  nutren 
también  con  los  jugos  de  las  plantas,  pero  resultan  mucho  menos 
nocivos  que  los  fitóftiros;  abundan  sobre  todo  en  el  Mediodía  de  Fran- 
cia. Las  cigarras  machos  poseen  un  órgano  fonador  en  el  primer 
segmento  del  abdomen;  las  hembras  ponen  sus  huevos  por  medio  de 
un  taladro  en  el  interior  de  las  ramas;  las  larvas  tienen  una  vida 
subterránea  y  producen  perjuicios  en  las  raíces.  Las  cic adelas  son 
pequeñas  cigarras  saltadoras,  que  resultan  a  veces  nocivas  para  los 
cultivos. 

2.*^*  Heterópteros.  —Lo&  hemípteros  heterópteros  comprenden 
las  sansanitas,  chinches  de  árbol  o  f/r.ocoi'isas  y  los  chinches  de  agua 
o  hidrocorisas. 

Las  principales  familias  de  las  Geocorisas  son:  los  penfatómi- 
dos.  con  antenas  de  cinco  artículos,  de  cuerpo  alargado  y  aplanado, 
de  forma  un  poco  pentagonal  y  escudete  muy  ancho;  los  ligeidos 
(figura  80),  con  antenas  de  cuatro  artículos  y  escudete  poco  desarro- 
llado; —  los  carpidos;  —  los  fingidos  (fig.  174):  —  los  cápsidos  (figu- 
ra 226),  etc. 

Entre  los  Hidrocorises,  citaremos:  los  liidroinétridos  (fig.  81) 


112 


ARTICULADOS 


(hidrometría  de  los  pantanos^;  los  népidos  o  escorpiones  de  agua: 
nepes  cenicienta  (fig.  82)  y  ranatre  lineal  (fig.  83). 

VI.-  DÍPTEROS 

Los  díptei-os  son  insectos  provistos  tan  sólo  de  dos  alas  membra- 
nosas; en  lugar  de  las  dos  alas  inferiores,  se  encuentran  ordinaria- 
mente dos  pe(iueños  ñlamentos  terminados  en  forma  de  porra,  que 
son  los  balaiiciiies  (íig.  84).  vestigios  de  las  alas  desaparecidas.  Estos 
órganos  están  animados  de  un  rápido 
movimiento  vibratorio  y  sirven  al  insecto 
para  equilibrarse  durante  el  vuelo. 

La  cabeza  es  redonda,  pequeña  y 
muy  movible,  lleva  dos  grandes  ojos  con 
facetas.  El  tórax  es  fuerte  y  abombado; 
sus  tres  anillos  están  soldados;  el  meso-  /J 

tórax  lleva  las  dos  alas  y  el  metatórax 
los  dos  balancines. 


Fig.  M.—Coiiopsnides,  díptero.  Las  alas  están 
separadas  para  mostrar  los  ])alaucines. 


M     «í 


Fig.  8.5.— Piezas  bucales  del 
insecto  punzador  (Mosqui- 
to (*). 


(*)    I,  labro;  M,  inaiidilnilas;  ///.  maxilares:  yyw.  palpos  maxilares;  L, 
H,  hipofáriüx. 


labio; 


Las  piezas  bucales  están  dispuestas  para  la  succión  y  alargadas, 
formando  trompa  como  en  los  hemípteros.  El  labio  inferior  forma  un 
canal,  que  contiene  estiletes  en  número  de  seis  como  máximo;  estas 
seis  piezas  son:  las  dos  mandíbulas,  los  dos  maxilares  y  dos  piezas 
centrales  impares,  el  epifáriux  y  el  liipofárinx;  todas  ellas  existen  en 
el  aparato  bucal  de  los  mosquitos  (ñg.  85),  que  se  llama  por  esta 
causa  de  los  dípteros  he.xaquetos;  en  los  dípteros  tetraquetos  (volu- 
celas),  el  labio  inferior  no  contiene  más  que  cuatro  estiletes,  a  conse- 
cuencia de  la  desaparición  de  las  mandíbulas;  pueden  también  los 


INSECTOS  113 

DÍPTEROS 


Braquíceros 


Anlenas  cortas,  todo  lo  más  de  3  artículos;  cuerpo  bastante  ancho;  cabera  or- 
dinariamente hemislí^rica:  alas  ancluis;  balancines  de  tallo  corto;  pulas  de 
mediana  longitud. 

1.  Tabánidos 


forma  de  una  bolita. 


(  Cnci-po  ancho;  cabeza  deprimida;  antenas  muy 

'/""'Jt"!'"""    \     próximas  en  su  base;  trompa  con  lancetas  perfo- 

•    '•  ^^'^^^""■'^■•f     rantes  de  la  i)iel  de  los  animales. 

'2.  Múscidos 

Ej.  :  (r.  Lucilia, 

O.  Musca,       \r     .  ,  i-       \ 

.,     ,,,  '       j  La  ti'onina  es  carnosa  en  su  extremo,  que  tiene  la 

G.  Anthonnja. 
6r.  Chlorops. 

G.  Dacus. 

3.  Bstridos      (  (7// ívy^o  ordinariamente  velloso; //'o/;//;^  poco  desa- 

Ej.  :   G.  (EstrusA     rrollada,  y  a  veces  nula;  ^////^//<^a9  cortas  y  cilín- 

(t.  Hijpodcrjiía.  \     dricas,  abdomen  ovalado:  /íz/vy/.s  que  viven  como 

G.  Gastrupliiliis.  f     parásitos  en  el  cuerpo  de  diversos  mamíferos. 

4,  Taquinidos  i  Balancines  cubiertos  por  las  cucharas  muy  desa- 

Ej.:  G. EcJupiomia^^     rrolladas;  antenas  de  ordinario  tendidas;  trompa 

G.  Tachina.      '     gruesa;  a/as  separadas  ánnmte  e\  reposo. 

II 

Nemóceros 

Antenas  largas,  de  6  artículos  por  lo  menos;  ciieipo  ordinariamente  delgado  y 
alargado;  alas  largas,  con  frecuencia  estrechas;  patas  largas  y  delgadísimas. 

í  Trompa  fina,  larga,  con  piezas  bucales  dispuestas 

1.  eulicidos     I     en  lanceta  que  (en  las  hembras)  pueden  perforar 

Ej.  :  G.  Culex    ¡     la  piel  de  los  animales: — palpos  vellosos  en  los 

(  Mosquito  \     machos  formando  penachos;  cabe.sa  pequeña,  glo- 

0  Cínife).]     biliosa,  patas  finas  y  largas. — Las  larvas  y  las 

f     ninfas  viven  en  el  agua. 

1.  Tipúlidos     1  ^'if^'if'-'^  filiformes,  ordinariamente  plumosas  en  el 

Ei    •  G    Tiinila    \     "^^^'^^*^"  ^^^^  largas;  balancines  de  largo  tallo; 

G    hinlo'ii^  '  '     fibdomen  de  las  hembras  conoideo  y  terminado 

(  Cecidomia  \      '\     ^^^^  ^^^  valvas  puntiagudas;  abdomen  del  macho 

G   Simnlia  '     I     P^^^^^^^  ^®  ganchos  copuladores;  patas  muy  lar- 

1     gas,  muy  finas  y  frágiles. 

III 

Ornitómieros  o  Pupíparos 

Alas  nulas  o  rudimentarias;  el  embrión  so  desarrolla  en  una  dilatación 
de  la  vagina. 

Ej.  :  ^  Cuerpo  aplanado,  ancho  y  coriáceo;  antenas  muy 

G.  Hippobosca .  <.     cortas  en  forma  de  verruga ;   tarsos  cortos  y 
(r.  Melophagus.  i     fuertes. 


1  1  -I  ARTICULADOS 

maxilares  atrofiarse,  y  ya  no  se  encuentra  en  los  dípteros  diquetoft 
(moscas)  más  que  los  dos  estiletes  centrales,  el  epifárinx  y  el  hipo- 
fárinx.  A  medida  que  el  número  de  las  piezas  disminuye,  el  instru- 
mento de  succión  se  perfecciona.  —  La  faringe  puede  dilatarse,  me- 
diante músculos  especiales,  y  producir  la  aspiración  de  la  sangre  en 
la  trompa. 

Las  metamorfosis  son  completas.  Las  larvas  son  siempre  ápodas; 
con  frecuencia  tienen  la  cabeza  muy  rudimentaria  y  §^u  boca  no  es 
aparente:  se  les  llama  acéfalas;  algunas  otras  larvas  tienen  una 
cabeza  separada  y  piezas  bucales  masticatorias:  y  é^tas  son  las  larvas 
vé f al  as. 

Se  dividen  los  dípteros,  según  la  forma  de  las  antenas,  en  bru- 
qniceros^  cuyas  antenas  son  cortas  y  formadas  de  tres  artículos,  y 
nemóceros,  cuyas  antenas  son  largas,  filiformes  y  compuestas  de  un 
gran  número  de  artículos.  Se  distingue  también  el  suborden  de  los 
impiparos,  que  comprenden  dípteros,  frecuentemente  desprovistos  de 
alas  y  se  transforman  en  pupas  (crisálida)  inmediatamente  después 
de  su  nacimiento. 

Con  los  dípteros  se  relacionan  los  afanípteros,  que  podemos  con- 
siderar como  dípteros  desprovistos  de  alas,  pero  saltadores  y  siempre 
parásitos;  tales  son  las  pulgas  y  los  sarcópsilos  o  niguas  (véase  pá- 
gina 441). 

1.^  Braquiceros. — Las  antenas  de  estos  dípteros  son  cortas, 
formadas  de  tres  artículos,  cuyo  último  es  hinchado  y  lleva  una  cerda 
o  estilete.  Las  larvas  son  vermiformes  y  parecidas  al  gusano  de  pes- 
cador; llevan  dos  estigmas  anteriores  y  dos  posteriores  muy  desarro- 
llados; después  de  su  última  muda,  se  encogen  y  se  transforman  en 
ninfas  tomando  la  forma  característica  de  barrilito  o  pupa.  Sufren  su 
transformación  en  el  interior  de  una  cascara,  de  la  cual  salen  los 
insectos  perfectos,  desprendiendo  un  opérculo  por  medio  de  su  vesícula 
frontal  llena  de  sangre. 

Los  Múscidos  o  moscas  se  dividen  en:  moscas  calípteras,  es 
decir,  que  tienen  más  palas  o  cucharas  en  los  balancines,  y  moscas 
acalípteras,  que  no  tienen  cucharas  (1).  Las  moscas  comprenden  nu- 
merosísimas familias;  algunas  son  perjudiciales,  atacando  ya  a  los 
animales  domésticos,  ya  a  las  plantas. 

Los  Tabánidos  son  dípteros  hexaquetos  perjudiciales  a  los  ani- 
males; las  larvas  viven  sobre  todo  en  la  madera  podrida;  los  machos 
tienen  atrofiadas  las  mandíbulas,  y  únicamente  las  hembras  pican. 

Los  Estridos  viven  como  parásitos  en  varios  animales  domés- 
ticos. 

Los  Sílfidos  están  representados  por:  los  silfos,  que  ponen  sus 
huevos  en  las  colonias  de  pulgones  y  cuyas  larvas  devoran  estos  pa- 
rásitos; —  los  eristales,  cuyas  larvas  viven  en  las  letrinas  y  son  bien 
conocidas  con  el  nombre  de  gusanos  de  cola  de  rata,  a  causa  del  largo 
tubo  posterior  que  sirve  para  su  respiración;  —  los  volucelos,  que  se 

(1)    Las  cucharas  son  unas  escamitas  que  ocultan  más  o  menos  los  balancines. 


INSECTOS 


115 


parecen  mucho  a  las  avispas  y  a  los  moscardones,  y  por  esto  pueden 
depositar  sus  huevos  en  los  nidos  de  estos  himenópteros;  sus  larvas 
devoran  la  de  estos  insectos. 

Los  Asíridos,  dípteros  de  vuelo  poderoso,  que  se  nutren  de 
insectos  nocivos,  pero  acusados  de  picar  el  ganado. 

2.*^  Nemóceros.  —  Estos  dípteros,  cuyo  tipo  es  el  mosquito, 
tienen  antenas  largas  y  filiformes,  patas  largas,  sin  cucharas  en  los 
balancines;  las  larvas  son  céfalas.  Aliado  de  los  mosquitos,  cuyas 
hirvas  son  acuáticas,  citaremos:  las  típulas,  cuyas  larvas  son  subcu- 
táneas, y  las  cecidomias. 

VII.  -  HIMENÓPTEROS 


Estos  insectos  tienen  cuatro  alas,  divididas  por  nerviaciones  poco 
numerosas,  cuyo  modo  de  ramificación  se  utiliza  para  clasificarlos; 
las  dos  alas  inferiores  son  más  pequeñas  que  las  superiores. 

Las  piezas  bucales  (fig,  86)  están  dispuestas  para  lamer;  las  man- 
díbulas están  bien  desarrolladas  y,  lo  mismo  que  el  labio  superior,  son 
semejantes  a  las  de  los  insectos  triturado- 
res; las  mandíbulas  son  muy  prolongadas  y 
puntiagudas,  lo  mismo  que  el  labio  inferior, 
y  en  el  estuche  constituido  por  estas  piezas 
está  contenida  una  pieza  blanda,  extensible 
y  cubierta  de  pelo,  que  no  es  otra  cosa  que 
la  lengua  de  los  insectos  trituradores  modi- 
ficada: es  la  verdadera  trompa  que  sirve 
para  lamer. 

La  cabeza  es  muy  movible  y  lleva  ante- 
nas con  frecuencia  acodadas;  el  tórax  es  muy 
apretado  y  de  forma  globulosa.  El  abdomen 
está  claramente  separado  del  tórax  y  casi 
siempre  pediculado.  El  sistema  nervioso,  con 
frecuencia  concentrado,  indica  instintos  muy 
desarrollados. 

Las  metamorfosis  son  completas;  las  lar- 
vas presentan  aspectos  muy  diferentes  según 
los  tipos. 

Se  dividen  los  himenópteros  en  tere- 
hraiites  o  portataladros  y  en  acnteatos  o 
portaagijones,  según  que  el  abdomen  de  la 
hembra  termine  con  un  taladro  o  con  un 
pincho  (véase  el  cuadro). 

1.*^     Terebrantes.  —Se  subdividen.  según  su  género  de  vida,  en: 

a.  Fitófagos,  que  comprenden:  los  teudredínidos,  cuyo  tala- 
dro está  formado  de  un  canal  por  donde  corren  dos  punzones;  este 
taladro  no  es  retráctil  y  no  sirve  más  que  para  depositar  los  huevos; 
tiene  la  forma  de  sierra,  de  aquí  el  nombre  de  moscas  de  sierra  dada 


Fig.  86.— Boca  de  un  in- 
secto lamedor  (abeja). 

b,  lengua;  ce,  palpos  la- 
biales; d,  mandíbulas;  e. 
maxilares;  /?,  lóbulo  in- 
terno: o,  labio  superior  o 
labro! 


IIG  ARTICULADOS 

HIMENÓPTEROS 

I 

Terebrantes 

HtMiiliras  con  un  tahiilro  salioiito  al  exterior  u  oonlto  en  el  aMome)!. 

1.'    Fitófagos 

Alxioiiini  sésil;  htiiiis  pai'cculas  a  orugas  (falsas  orugas). 

i  A/iffj/as  no  acodadas,  frecuentemente  pectíneas 

1.  Tentredínidosl     eu  el  macho;   abdomen  sésil  formado  de  8  aui- 

Ej.  :  (1.  Lijila.    \     líos;  taladro  formado  de  un  estuche  de  dos  val- 

f     vas  que  contiene  dos  cerdas  dentadas. 
'\  Urocéridos    (  ^'^''^''^'^  "^  acodadas.  íiliformes;  abdomen  sésil. 
El    •  G    Sirex  túlíndrico  o  aplanado,  con  9  anillos:  taladro 

i-  ■    ^-         •  •     f     ordinariamente  muy  largo  y  saliente. 

2.«    Galícolas 

Lanas  ápodas, 
í  Antenas  no  acodadas,  filiformes,  largas;   tórax 
?>.  einípídos     ,     muy  abultado;  abdomen  ordinariamente  corto. 
I     comprimido  lateralmente. 

3."   Entomófagos 

^¿>r/o«/^;/ pedicular :  /^/í/^/ro  saliente ;  larras  ápodas. 

[  Antenas  largas,  no  acodadas;  ojos  laterales  y  tres 

\     ojillos  en  el  vértex;  mandíbulas  gruesas  y  bi- 

4.  Icneumónidos'^     dentadas;  tórax  más  largo  que  ancho;  alas  con 

nerviaciones  bien  marcadas;  tarsos  con  cinco 

artículos. 

'    ^   .   -j-j         \^//fe/ms  acodadas:  í7/r/.S"  con  nerviaciones:  Mr.so.s- 
:,.    ealcid.dos     j      ^.^^^  r^    ^  ,  3  ^^^^^^^ 

G.  Proctotrípidos  1  Antenas  no  acodadas:  alas  sin  nerviaciones. 

II 

Portaaguijones 

Aguijón  con  ponzoña,  retráctil;  abdoiiieii  pediculado;  larvas  ápodas. 

!  Antenas  acodadas;  mandíbulas  fuertes;  lengua 
en  forma  de  cuchara.  Obreras  ápteras:  machos 
y  hembras  alados;  alas  no  plegadas  en  reposo; 
tarsos  con  5  artículos. 
.,  \  Antenas  acodadas;  mandíbulas  salientes;  alas 

espi   os     j     estrechas,  plegadas  a  lo  largo. 

I  Antenas  acodadas;  alas  no  plegadas  en  reposo: 

.,  J    piernas  y  tarsos  posteriores  modificados  (ca- 

**  ]     nastilla,  pieza  cuadrada);  lengua  muy  prolon- 

(     gada;  ojos  peludos. 

)  Antenas  acodadas;  ojos  sin  pelo;  piernas  poste- 


¡     riores  con  dos  espinas  en  su  extremo. 


INSECTOS  117 

a  los  tenredos;  las  larvas  de  estos  himeiiópteros  parecen  orugas,  pero 
siempre  tienen  más  de  cinco  pares  de  patas;  — los  iirocnidos,  de 
forma  más  alargada,  y  cuyo  taladro  saliente  al  exterior  del  cuerpo, 
es  generalmente  muy  largo;  las  larvas  nunca  tienen  falsas  patas. 

b.  Galleólas  o  cinípidos,  insectos  de  forma  esbelta,  de  dorso 
curvo,  que  ponen  sus  huevos  sobre  las  hojas  o  las  raíces  de  los  vege- 
tales y  determinan  así  la  formación  de  agallas,  que  crecen  en  el  mo- 
mento en  que  las  larvas  salen  de  los  huevos  y  tienen  necesidad  de 
alimentarse. 

('.  Entomófagos,  que  ponen  sus  huevos  en  los  de  otros  insec- 
tos y  de  esta  suerte  resulfan  útiles.  Comprenden:  los  procfotripidos, 
cuyo  taladro  es  terminal  (Fia fi/f/asfer);  — los  calcídidos,  cuyo  tala- 
dro nace  debajo  del  abdomen  (Pteromaliis);  —  los  bracónidos  y  los 
icneumónidos,  grupos  muy  próximos,  cuyas  nerviaciones  de  las  alas 
son  muy  complicadas  y  que  ponen  sus  huevos  en  el  interior  del  cuerpo 
de  las  orugas  ( Apau fríes  (/lomeratns) . 

2.'^  Aculeatos.  —  hd.^  hembras  llevan,  en  lugar  de  un  taladro 
adaptado  para  la  puesta  de  los  huevos,  un  aguijón  destinado  a  la 
defensa  y  relacionado  con  una  glándula  de  ponzoña,  que  puede  desem- 
peñar también  un  papel  en  la  puesta;  este  aguijón  es  retráctil  y  se 
compone  de  un  tubito  en  el  cual  se  mueven  dos  estiletes,  a  veces 
dentados.  Las  antenas  de  estos  himenópteros  son  siempre  acodadas 
(escapo  y  funículo).  Las  larvas  son  ápodas,  de  cabeza  bastante  pe- 
queña, pero  con  mandíbulas  poco  desarrolladas;  se  alimentan  con  las 
provisiones  acumuladas  por  los  adultos.  Los  aculeatos  tienen  instintos 
muy  desarrollados.  Se  subdividen  en: 

a      Formícidos  u  hormigas; 

b.  Cavadores  o  eafégidos.  que  pican  con  su  pincho  los  insec- 
tos vivos,  exactamente  en  sus  centros  nerviosos,  y  así  los  paralizan 
sin  matarlos.  Se  parecen  exteriormente  a  las  avispas,  pero  no  son 
insectos  asociables; 

c.  Véspidos  o  avispas,  de  las  cuales  unas  son  solitarias  y 
otras  viven  en  colonias; 

d.  Apiarias  o  abejas,  (^ue  presentan  un  grandísimo  número 
de  especies,  de  costumbres  muy  diferentes. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 

ORTÓPTEROS 

Eutre  los  ortópteros,  se  encueiitrau  temibles  enemigos  de 
la  agricultura,  los  saltamontes  o  locústidos  y  las  langostas 
o  acrídidos.  Son  ortópteros  cuyas  patas  posteriores  muy 
desarrolladas  les  permiten  avanzar  a  saltos.  Estas  dos  fa- 
milias muy  próximas  presentan  los  siguientes  caracteres 
distintivos: 

Los  Locústidos  (saltamontes)  tienen  largas  antenas,  or- 
dinariamente más  largas  que  el  cuerpo;— los  tarsos  de  las 
patas  están  compuestos  de  cuatro  artículos;— el  cuerpo  es 
subcilíndrico;— el  aparato  auditivo  está  colocado  sobre  las 
patas  anteriores;  — los  machos  poseen  un  aparato  musical 
en  la  base  de  los  élitros; — las  hembras  llevan  un  largo  tala- 
dro ú  oviscapto  en  la  prolongación  del  abdomen,  lo  que  les 
ha  dado  el  nombre  de  saltamontes  con  sable  o  cuchilla;— su 
régimen  es  omnívoro  (carnívoro  y  herbívoro). 

Los  i4c//í//c/os  (langosta)  tienen  siempre  las  antenas  más 
cortas  que  la  mitad  del  cuerpo; — sus  tarsos  están  formados 
de  tres  artículos; — el  cuerpo  está  comprimido  lateralmente; 
— el  aparato  auditivo  está  colocado  sobre  el  primer  anillo  del 
abdomen;  — los  machos  emiten  sonidos  frotando  simplemente 
los  muslos  con  las  nerviaciones  de  los  élitros;— las  hembras 
no  tienen  taladros; — su  régimen  es  herbívoro. 

Saltamontes. — Gran  saltamonte  verde  {Locusta  ví- 
rldissiina)  (ñg.  87). —Designado  a  veces  equivocadamente 
con  el  nombre  de  cigarra,  está  muy  esparcida  en  Francia  por 
los  campos  y  las  praderas.  Es  omnívora  y  puede  prestar  ser- 
vicios comiendo  insectos  nocivos;  nunca  se  ha  demostrado 
que  produzca  perjuicios  a  la  agricultura. 


LANGOSTAS 


110 


El  (léctico  gris  (Decticus  //riseus),  que  tiene  cerca  de 
2  centímetros  de  longitud,  es  también  muy  común;  tiene  un 
color  pardo  rojizo.  En  el  Mediodía  de  Francia  se  encuentra 
el  Decticus  albifj'ons,  que  tiene  3' 5  centímetros  de  longitud, 
y  es  de  color  gris  amarillento. 

El  efippígero  de  las  viñas,  es  un  locústido  que  ha  produ- 
cido perjuicios  en  los  viñedos  del  bajo  Languedoc  (véase  el 
capítulo  Insectos  nocivos  de  la  viña). 

Langostas.  —  Estos  insectos,  conocidos  comúnmente 


Fig.  87.— Saltauíüiue  verde  (heinbia). 


con  el  nombre  de  saltamontes,  se  distinguen  de  ellos  por  los 
caracteres  que  antes  hemos  enumerado.  Son  mucho  más  te- 
mibles; son  los  que  producen  las  terribles  invasiones  de  las 
que  tanto  han  sufrido  Argelia  y  Túnez,  y  que  llegan  a  atacar 
algunas  regiones  de  nuestro  país.  Debemos  estudiarlos  con 
una  especial  atención. — Entre  las  diferentes  especies  de  lan- 
gostas, nos  interesan  principalmente  la  langosta  marroquí  y 
la  langosta  peregrina,  cuyas  costumbres  han  sido  bien  estu- 
diadas en  Argelia  por  Künckel  de  Herculais.  Añadamos  tam- 
bién la  langosta  italiana,  que,  en  1901,  se  presentó  en  gran 
número  en  las  Cha  rentas. 

La  langosta  marroquí  (Sfaiironotiis  marocanns)  es  la 
más  frecuente  en  Argelia.  No  tiene  más  que  2  ó  3  centímetros 
de  longitud;  es  rojiza  con  manchas  pardas,  que  forman  una 
especie  de  cruz  sobre  el  dorso.  Habita  las  altas  mesetas  del 


120  INSECTOS   NOCIVOS   A   TODOS   LOS   CULTIVOS 

Atlas;  desde  esta  re  (/ion  permanente,  las  langostas  se  ex- 
tienden sobre  toda  Argelia;  en  aqnellos  terrenos  altos,  roco- 
sos y  muy  duros  es  donde  efectúan  su  puesta,  que  tiene  lugar 
hacia  el  mes  de  agosto;  las  hembras  no  tienen,  como  los 
verdaderos  saltamontes,  taladro  abdominal,  pero  agujerean 
el  suelo  por  medio  de  su  abdomen,  que  han  vuelto  muy  rígido 
llenando  completamente  de  aire  su  papada,  de  modo  que  em- 
pieza por  dilatarse  la  cavidad  torácica  y  la  sangre  es  empu- 
jada luego  hacia  el  abdomen.  Una  vez  taladrado  el  suelo,  la 
hembra  deposita  sus  huevos  en  número  de  unos  cuarenta; 


Fig.  88.— Langosta  peregrina. 

tienen  la  forma  y  las  dimensiones  de  un  grano  de  centeno  y 
están  cubiertos  con  una  substancia  mucilaginosa,  que  no 
tarda  en  solidificarse  para  convertirse  en  una  cascara  ovigera 
u  ooteca. — Unos  nueve  meses  después  de  la  puesta,  hacia  el 
mes  de  abril,  surgen  los  jóvenes;  salen  primeramente  del 
huevo,  haciendo  saltar  uno  de  sus  polos,  y  luego  de  la  cas- 
cara ovigera,  levantando  la  cubierta  de  la  parte  superior  por 
medio  de  una  pequeña  vesícula  que  llevan  sobre  la  cabeza. 
Estos  recién  nacidos  no  pueden  saltar,  sino  que  se  arrastran 
por  el  suelo:  son  las  larvas  rampantes,  designados  en  Ar- 
gelia con  el  nombre  de  langostas,  reservando  el  de  salta- 
montes para  los  adultos.  Después  tiene  lugar  una  primera 
muda,  y  las  langostas  ya  saltan,  pero  no  vuelan  todavía; 
estos  jóvenes  reunidos  constituyen  columnas  de  invasión,  que 
se  alejan  de  los  lugares  de  origen  y  llegan  a  recorrer  varios 
kilómetros  al  día,  siguiendo  obstinadamente  una  dirección 
fija,  sin  que  ningún  obstáculo  los  pueda  desviar.  Esta  vida 


LANGOSTAS 


121 


larvaria  dura  tres  meses,  durante  los  cuales  se  producen 
cinco  nuevas  mudas  antes  de  que  el  animal  llegue  al  estado 
adulto;  después  de  la  tercera  muda  es  cuando  las  alas  em- 
piezan a  aparecer  bajo  la  forma  de  muñones  alares.  Las 
langostas  aladas  vuelan  durante  el  día,  formando  con  su 
conjunto  verdaderas  nubes,  que  a  veces  obscurecen  el  sol; 
estas  inmensas  ban- 
dadas se  posan  por  la 
tarde  sobre  los  culti- 
vos del  sitio  en  donde 
se  encuentran,  y  em- 
prenden de  nuevo  la 
marcha  al  día  si- 
guiente hacia  las 
once  para  continuar 
más  lejos  su  obra  de 
devastación.  Después 
del  paso  de  estos  te- 
rribles insectos,  todo 
rastro  de  vegetación 
ha  desaparecido.  La 
región  del  Tell  ha  su- 
frido enormemente  de 
esta  calamidad,  tanto 
más  en  cuanto  que  las 
puestas  pueden  tener 

lugar  en  la  región  momentáneamente  invadida,  y  por  lo 
tanto  queda  ésta  amenazada  para  el  porvenir.  La  langosta 
marroquí  se  encuentra  en  la  isla  de  Chipre,  y  viene  a  veces 
al  sur  de  Francia  (Camarga,  1901). 

La  langosta  peregrina  (Acridinm  peregrimim)  (fig.  88), 
es  de  gran  talla  (6  centímetros).  En  Argelia  hace  apariciones 
menos  regulares  que  la  langosta  marroquí.  Su  región  per- 
manente está  en  el  Sudán  central,  en  las  cercanías  del  lago 
Tchad.  Hacia  el  mes  de  abril  se  ven  llegar  ciertos  años  a 
Argel,  bandadas  de  langostas  peregrinas  que  desembocan  del 
Sahara  por  los  desfiladeros  del  Atlas.  Las  hembras  empiezan 
a  poner,  en  varias  puestas,  sobre  todo  en  el  lecho  de  los 

GvÉíiA\]x,—£?itomoloffia.  9 


Fig.  89.— Langosta  italiana  (Ijemhra  adulta). 


122      INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 

torrentes  desecados:  por  medio  de  su  abdomen,  hunden  en  el 
suelo,  hasta  6  centímetros  de  profundidad,  ootecas  con  80  ó 
90  huevos.  Cerca  de  un  mes  después  nacen  los  jóvenes  (ñgu- 
ra  90);  su  evolución  es  rápida;  no  necesitan  más  de  cuarenta 
días  para  desarrollarse  completamente.  Las  langostas  pere- 
grinas pueden  sostenerse  en  el  Tell  durante  dos  o  tres  años, 
pero  luego  vuelven  hacia  el  Sur.  Las  principales  invasiones 
observadas  en  Argelia,  desde  la  conquista,  son  las  de  1845, 

1866,    1874,    1891   y 
1908. 

La  langosta  italia- 
na (Caloptemis  itali- 
cns)  (fig.  89),  que  de- 
vasta la  Italia,  ha  to- 
mado también  cierta 
extensión  en  Francia, 
notablemente    en    la 

Fig.  90.— Langosta  peregrina,  ninfa.  . ,,  ,  i      j     i 

Charenta,  en  donde  ha 
ocasionado  en  1901  y 
1902  perjuicios  importantes  a  los  cultivos.  Tiene  de  2  a  4  cen- 
tímetros de  longitud  y  posee  alas  rojizas.  Su  puesta  tiene 
lugar  a  fines  de  julio;  las  hembras  buscan  los  terrenos  incul- 
tos, las  escarpas  de  los  caminos  y,  por  medio  de  su  abdo- 
men, depositan  a  2  ó  3  centímetros  de  profundidad,  treinta  o 
cuarenta  huevos  reunidos  en  una  cascara  ovígera.  Pueden 
ser  fecundadas  de  nuevo  y  llegar  a  poner  doscientos  huevos 
antes  de  morir.  El  nacimiento  de  los  jóvenes  tiene  lugar  a 
fines  de  mayo  o  principios  de  junio;  las  larvas  roen  los  culti- 
vos que  les  rodean  y  sufren  varias  mudas  antes  de  tener  alas. 
Entre  las  langostas  que  devastan  otros  países,  citaremos 
la  langosta  viajera  (Pachytylns  migratorins) ,  cuya  región 
permanente  está  en  la  desembocadura  del  Danubio  y  que  se 
extiende  por  Hungría  y  por  el  sur  de  Eusia;  —  el  Caloptenus 
spretns,  especie  americana,  cuya  región  permanente  está  en 
las  Montañas  Rocosas  y  la  región  temporal  en  las  llanuras 
del  Mississipí;  —  el  Acridiiim  americamim,  que  se  encuentra 
sobre  todo  en  la  República  Argentina. 


DESTRUCCIÓxN    DE    LAS    LANGOSTAS  12S 


Medios  de  destrucción 

Medios  naturales.  —  Las  influencias  atmosféricas  (hu- 
medad o  frío)  no  pueden  destruir  los  huevos  por  estar  bien 
resguardados  en  las  cascaras  ovígeras.  Pero  existen  parásitos 
vegetales  y  animales  que  constituyen  en  gran  parte  a  la 
destrucción  de  las  langostas. 

Entre  los  vegetales  parásitos,  los  más  importantes  son: 
el  Isaria  ophioglossoídes ,  que  puede  invadir  los  focos  de 
puesta  y  destruir  los  huevos,  como  se  ha  demostrado  en 
Rusia; — el  Lachojiidiuin  acridiornm^  que  ataca  las  langostas 
adultas  y  también  los  huevos;— el  Entomophtora  gnjlli,  que 
en  tiempo  húmedo  se  desarrolla  sobre  las  langostas  y  acarrea 
su  muerte. 

Los  principales  insectos  parásitos  son,  entre  los  coleóp- 
teros: las  Mijlabres,  cuyas  larvas  se  desarrollan  en  el  interior 
de  los  huevos  de  las  langostas;— entre  los  dípteros:  el  An- 
thrax,  cuyas  larvas  viven  en  las  cascaras  ovígeras  y  destro- 
zan los  huevos  (Tell  argelino):  las  Idia  fasciafa,  pequeñas 
moscas  localizadas  en  los  terrenos  fuertes  y  arcillosos,  que 
siguen  las  bandadas  de  langostas  peregrinas  y  que  ponen 
sus  huevos  sobre  los  de  las  langostas;  los  Sarcophaga  cla- 
thrata,  que  son  vivíparos  y  persiguen  las  bandadas  de  lan- 
gostas marroquíes  todavía  en  estado  larvario  para  depositar 
sobre  cada  uno  de  ellos  una  pequeña  larva;  esta  larva  vive  a 
expensas  de  la  langosta  y  retarda  su  desarrollo:  determina 
la  atroña  de  las  alas  y  de  los  órganos  sexuales  (castración 
parasitaria) . 

Los  pájaros:  perdiz,  codorniz,  alondra,  estornino,  golon- 
drina, etc.,  destruyen  en  Argelia  gran  número  de  langostas 
y  de  huevos.  Conviene  por  lo  tanto  protegerlos.  En  Rusia, 
el  Pasfoj-  rosens  o  Martín  rosado,  y  en  las  Indias,  el  Acri- 
dotheres  tristis  o  Martín  triste,  hacen  un  gran  consumo  de 
langostas. 

Aparatos  chipriotas.  —  Estos  aparatos  son  empalizadas 
que  se  pueden  establecer  sobre  grandes  extensiones  de  terreno 
y  que  permiten  detener  columnas  de  invasión  que  se  ex- 


124       INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS" 

tiendan  a  varios  kilómetros.  Se  les  llama  también  aparatos 
Dnrand,  el  nombre  de  un  veterinario  militar  que  los  ideó 
en  1874:  pero  análog-as  estacadas  habíanse  ya  empleado  en 
1871  por  Meliemed  Saíd  Pacha,  gobernador  de  la  isla  de 
Chipre.  También  se  utilizan  en  Argelia.  Son  grandes  tiras 
de  tela  de  50  metros  de  longitud  por  80  centímetros  de  alto, 
que  se  sostienen  por  medio  de  postes,  puestos  de  trecho  en 
trecho,  y  por  encima  de  ella  una  tira  de  tela  encerada  de 
10  centimetros.  Se  disponen  estas  telas  en  forma  de  V,  muy 
abierta  por  el  lado  de  donde  vienen  las  langostas.  Luego  se 


Fig.  91.— Aparato  Durand.  Plauo  de  su  disposición. 

P,  P^  linea  perpendicular  a  la  dirección  de  la  invasión;  F.  F,  lioyos  de  dos 
metros  de  profundidad;  D,  D,  escombros  detrás  de  los  hoyos;  eí  espacio  com- 
i>rendido  entre  las  dos  flechas  es  de  90  metros. 


cavan  unos  hoyos  protegidos  con  planchas  de  cinc,  una  en  el 
vértice  y  por  lo  general  otra  en  mitad  de  cada  rama  de 
la  V  (fig.  91).  Ojeadores  provistos  de  ramas  acosan  las  jó- 
venes langostas  que  saltan,  pero  que  todavía  están  despro- 
vistas de  alas,  hacia  estas  empalizadas;  los  insctos  se  acu- 
mulan en  el  espacio  interior  de  la  V  y  quedan  prisioneros, 
pues  que  la  tira  de  tela  encerada  sobre  la  cual  resbalan  no 
les  permite  escapar;  cuando  los  hoyos  están  llenos  de  lan- 
gostas, se  las  aplasta  y  se  las  cubre  de  cal.  También  nos 
contentamos  con  acosar  los  insectos  hacia  montones  ya  pre- 
parados de  paja,  hierbas  secas  y  ramas;  cuando  estos  mon- 
tones están  cubiertos  de  langostas,  se  les  pega  fuego  por 
varios  puntos  a  la  vez. 

Se  pueden  también  simplemente  dirigir  los  jóvenes  acri- 
dios hacia  unas  zanjas  o  unos  hoyos  recubiertos  con  planchas 


DESTRUCCIÓN   DE   LAS   LANGOSTAS  125 

de  cinc,  y  que  se  recubren  de  tierra  cuando  están  llenas  en 
sus  tres  cuartas  partes.  Las  planchas  de  cinc,  de  unos  30  cen- 
tímetros de  altura,  están  dispuestas  formando  valla  continua 
perpendicularmente  a  la  dirección  que  llevan  las  columnas  de 
langosta;  cada  50  metros,  hay  un  hoyo  de  1'80  metros 
de  largo,  1  metro  de  ancho  y  60  centímetros  de  profundidad, 
siguiendo  la  línea  de  la  valla  y  las  hojas  de  cinc  puestas  ho- 
rizontalmente  forman  en  el  hoyo  un  obstáculo  infranqueable 
para  las  langostas  que  han  caído  en  él. 

Contra  las  bandadas  aisladas,  el  medio  de  destrucción 
más  sencillo  consiste  en  practicar  a  algunos  metros  de  las 
masas  de  langostas,  un  hoyo  con  las  paredes  forradas  de  cinc, 
poniendo  a  cada  lado  del  hoyo  unas  planchas  de  cinc  verti- 
cales formando  una  V,  y  se  empujan  las  langostas  hacia 
esta  V  barriéndolos  ligeramente.  Para  facilitar  el  avance  de 
las  langostas  debe  antes  aplanarse  el  suelo  entre  ellas  y  el 
hoyo.  Cuando  el  primer  grupo  de  langostas  penetra  en  la  V, 
los  demás  grupos  se  ponen  en  movimiento  y  les  siguen  por 
sí  solos.  Cuando  el  hoyo  está  lleno,  se  abre  otro  algunos 
metros  más  lejos,  se  transportan  las  planchas  de  cinc,  se 
llena  de  tierra  el  primer  hoyo,  y  las  langostas  acuden  al 
segundo  hoyo. 

Melhafas.  —  Son  empalizadas  movibles  de  que  se  sirven 
los  árabes  para  capturar  las  pequeñas  bandadas  de  langostas. 
La  melhafa  es  una  pieza  de  tela  blanca  de  10  metros  de 
longitud  por  3  ó  4  metros  de  ancho,  cuyo  precio  resulta 
de  unos  20  francos;  en  la  Camarga,  en  donde  se  conoce  con 
el  nombre  de  tienda^  lleva  a  2^50  metros  de  cada  extremo  un 
saco  de  35  centímetros  de  diámetro  cerrado  por  medio  de  una 
cuerda.  Tres  o  cuatro  personas  sostienen  la  tela  vertical- 
mente  con  el  borde  superior  a  la  altura  de  los  hombros,  y 
dejando  que  la  mitad  inferior  quede  tendida  en  el  suelo; 
varias  personas  más,  provistas  de  ramas,  se  colocan  en  semi- 
círculo a  unos  20  metros  de  la  tela  y  empujan  hacia  ella 
las  jóvenes  langostas;  una  vez  acumuladas  sobre  la  tela,  se 
levanta  velozmente  el  borde  inferior,  se  le  acerca  al  superioj 
y  se  sacude  la  tela  vigorosamente  a  fin  de  aturdir  a  los  in- 
sectos y  poder  destruirlos  más  fácilmente,  ya  sea  recogién- 


126 


INSECTOS   NOCIVOS    A    TODOS    LOS   CULTIVOS 


dolos  en  sacos  para  enterrarlos  en  el  estercolero  o  darlos  a 
los  volátiles,  ya  sumergiéndolos  en  agua  o  enterrándolos  en 
hoyos.  En  un  cuarto  de  hora  se  pueden  capturar  de  esta 
suerte  de  30  a  40  litros  de  langostas. 

Aparatos  colectores  y  chafadores.  —  Durante  la  no- 
che, desde  la  puesta  hasta  la  salida  del  sol,  las  langostas  se 


Flg.  92.— Red-nasa  de  Fiuot  para  i^ecoger  ortópteros 

S,  saco  exterior,  cerrado  eu  F  con  un  bramante. 
I,  mango  de  la  red-nasa. 


encuentran  en  un  estado  de  letargo  que  permite  recogerlas 
y  enterrarlas.  Se  pueden  arrastrar  por  la  superñcie  del  suelo 
redes  de  distintas  formas  que  recojan  las  masas  de  langostas. 
El  aparato  de  Corsi  es  una  especie  de  draga  constituida  por 
un  marco  rectangular  que  sostiene  lateralmente  dos  arcos 
sobre  los  cuales  se  adapta  un  gran  saco;  al  arrastrarlo  por  el 
suelo  por  medio  de  cuerdas,  las  langostas  se  acumulan  eu 
el  saco.  El  aparato  Fiuot  (fig.  92)  consiste  en  un  red  pro- 
vista en  su  parte  interior  de  un  ancho  saco  en  forma  de  em- 
budo; esta, red-nasa,  movida  rápidamente  sobre  el  suelo  como 


DESTRUCCIÓN   DÉ   LAS   LANGOSTAS 


127 


128  INSECTOS   NOCIVOS   A   TODOS   LOS   CULTIVOS 

segando,  permite  recoger  fácilmente  las  langostas;  cuando 
están  llenos  de  insectos,  se  abre  la  ligadura  del  saco  exterior 
y  se  echan  en  un  hoyo.  Claro  está  que  esta  red-nasa  tan  sólo 
es  utilizable  en  los  casos  en  que  son  poco  abundantes  las 
langostas. 

El  aplastamiento  se  efectúa  por  la  mañana,  antes  de  las 
ocho,  por  medio  de  escobas  de  alambre  de  hierro.  En  las  ca- 
rreteras es  muy  práctico  pasar  un  rodillo  arrastrado  por  un 
caballo.  En  Rusia,  se  sirven  para  destrozar  las  langostas,  de 
carretones  que  arrastran  haces  de  leña  cargados  de  piedras. 
En  América,  se  han  utilizado  anchos  platos  llenos  de  agua  y 
de  petróleo,  en  los  cuales  al  saltar  las  langostas  se  anegan; 
también  emplean  la  máquina  J.-S.  Flory  (fig.  93),  una  suerte 
de  inmenso  embudo  empujado  por  un  caballo  y  en  cuyo  fondo 
las  langostas  quedan  aplastadas  entre  una  tela  metálica  sin 
fin  y  un  rodillo  de  madera. 

Insecticidas.  —  Los  insecticidas  son  muy  eficaces  con  la 
condición  de  ser  aplicados  en  los  jóvenes,  a  los  ocho  días 
siguientes  a  la  eclosión  de  los  huevos.  Es  preciso,  pues,  vi- 
gilarla bien  en  los  puntos  donde  se  supone  que  ha  tenido 
lugar  la  puesta.  Künckel  d'Herculais  recomienda  regar  por 
la  mañana  los  grupos  de  langostas  con  el  aceite  pesado  pro- 
cedente de  las  fábricas  de  gas,  empleado  según  la  fórmula 
siguiente  (fórmula  de  Langlois): 

Aceite  pesado  de  gas 5  kilos 

Jabón  negro  (jabón  blando  de  potasa)    .    .         1  kilo 
Agua 94  litros 

Se  prepara  este  insecticida  malaxando  antes  el  jabón 
negro  con  el  aceite  pesado;  a  este  efecto,  se  disuelve  1  kilo- 
gramo de  jabón  negro  en  3  litros  de  agua  hirviendo^  ver- 
tiendo el  jabón  en  pequeñas  cantidades  y  agitando  constan- 
temente con  un  palo;  se  añaden  poco  a  poco  los  5  kilogramos 
de  aceite  pesado,  continuando  la  agitación.  Se  obtiene  un 
liquido  cremoso^  fácil  de  transportar  y  al  cual  no  hay  más 
que  añadir  la  cantidad  de  agua  que  se  quiera.  Esta  emulsión  de 
aceite  pesado  puede  echarse  sobre  las  langostas  por  medio 
de  un  pulverizador  o  de  una  regadera. 


DESTRUCCIÓN   DE   LAS   LANGOSTAS  129 

También  se  pueden  aplicar  las  fórmulas  siguientes,  indi- 
cadas por  el  doctor  Marchal,  profesor  del  Instituto  agro- 
nómico: 

1."        Agua  hirviendo 1 '5  kilogramos 

Jabón  negro 0'4         — 

Petróleo 1'  — 

Sobre  el  terreno,  se  afiaden  a  esta  mezcla  desde  ocho  a 
quince  partes  de  agua;  cuanto  más  jóvenes  son  los  insectos, 
más  diluida  puede  ser  la  solución: 

2.'^        Agua 1'5  kilogramos 

Jabón  negro 0'4         — 

Aceite  pesado  de  alquitrán  ....       0'9         — 

Para  alejar  las  langostas  de  los  cultivos  y  particular- 
mente de  las  viñas,  podemos  servirnos  del  caldo  bórdeles, 
del  azufre  precipitado  Schloesing  o  de  la  cal  hidráulica. 

Cebos  envenenados.  —  Desde  hace  algunos  años,  se 
emplean  con  éxito  cebos  envenenados  con  sales  arsenicales. 
He  aqui  la  fórmula  de  alguno  de  ellos: 

Arsenito  de  sosa 500  gramos 

Melaaa 2  a  5  kilogramos 

Agua 50  litros 

Se  colocan  hierbas  rociadas  con  esta  solución  frente  las 
columnas  de  langostas  o  en  los  matorrales  en  donde  se  posan 
estos  insectos.  La  melaza  los  atrae  de  un  modo  especial. 
Deben  retirarse  durante  cinco  o  seis  dias  por  lo  menos  los 
animales  que  puedan  consumir  estos  cebos. 

En  Argelia  se  han  obtenido  buenos  resultados  con  una 
mezcla  de  salvado  grueso  y  una  disolución  de  arseniato  de 
sosa  al  3  por  100.  Se  disuelven,  por  ejemplo,  6  kilogramos 
de  arseniato  de  sosa  en  200  litros  de  agua;  se  empapa  fuer- 
temente el  salvado;  éste,  una  vez  preparado,  se  dispone  en 
pequeños  montones  ante  las  columnas  o  a  la  proximidad  de 
las  fajas  invadidas. 

Virus.  —El  señor  F.  d'Hérelle  ha  aislado  un  Coccobaci- 
lliis  acridiorum^  que  ocasiona  a  las  langostas  una  enfermedad 


130  INSECTOS    NOCIVOS    A    TODOS   LOS    CULTIVOS 

mortal.  Prepara  cultivos  de  este  microbio  (proporcionados 
por  el  Instituto  Pasteur),  que  basta  pulverizar  sobre  las  hier- 
bas que  las  langostas  comen  para  infectar  estos  insectos. 
Pero  estos  cultivos  no  poseen  bastante  virulencia  para  que 
las  langostas  enfermas  infecten  a  su  vez  las  sanas,  y  esta  es 
una  condición  esencial  del  éxito  en  la  lucha  por  este  proce- 
dimiento. 

Destrucción  de  las  puestas. — Se  ha  interesado  la  des- 
ti'ucción  de  las  puestas  de  langostas  pagando  premios  para 
su  recogida:  se  ha  adoptado  como  precio  medio  1'50  francos 
por  doble  decalitro.  Pero  es  un  procedimiento  muy  costoso, 
cuyos  resultados  no  están  en  relación  con  los  gastos  produ- 
cidos. Es  preferible  arar  y  rastrillar  el  suelo  para  llevar  los 
ootecas  a  la  superficie;  pero  esto  no  es  siempre  posible  en 
todos  los  sitios,  como  por  ejemplo,  cuando  el  suelo  es  pedre- 
goso o  lleno  de  maleza. 

Para  la  destrucción  de  las  langostas  en  el  momento  de  su 
eclosión  se  han  dispuesto  hojas  de  previsión  ^  que  indican 
el  emplazamiento  de  los  focos  de  puesta,  ofrecen  preciosos 
datos  sobre  la  importancia  de  las  invasiones  que  hay  que 
temer  y  permiten  obrar  antes  de  la  dispersión  de  las  colonias 
de  langostas. 

Las  tribus  indígenas  constituyen  excelentes  auxiliares 
para  la  destrucción  de  las  langostas;  hacen  una  caza  encar- 
nizada de  estos  acridios  y  los  recogen  para  hacer  conservas; 
en  Túnez,  la  administración  de  los  monopolios  distribuye 
gratuitamente  sal  a  los  cazadores  a  fin  de  que  puedan  hacer 
estas  conservas;  además,  el  gobernador  tunecino  les  anima 
dándoles  un  pan  de  munición  diario  para  cada  cuatro  traba- 
jadores; esta  recolección  de  langostas  permite  combatir  el 
hambre  que  resultaría  de  sus  estragos. 

Pirotecnia  aérea.— M.  Riviére(de  Argelia)  ha  propuesto 
utilizar  máquinas  explosivas  para  destruir,  o  por  lo  menos 
dispersar  las  nubes  de  langostas  aladas  y  privarlas  de  aba- 
tirse sobre  un  punto  determinado.  Los  indígenas  ya  habían 
buscado  constantemente  este  resultado  organizando  espan- 
tosas bataolas  con  los  medios  de  que  podían  disponer  (gritos, 
tiros,  etc.),  o  produciendo  una  espesa  humareda.  Se  han 


ABEJORRO 


131 


ensaj^ado  también  mezclas  débilmente  asfixiantes  que  no  han 
dado  grandes  resultados.  Parece  más  sencillo  y  más  cientí- 
fico servirse  de  cohetes  o  de  bombas  especiales  para  lanzarlas 
a  unos  50  metros  de  altura,  que  produjesen  al  estallar  deto- 
naciones violentas,  diesen  una  espesa  humareda  o  bien  des- 
prendimiento de  gases  deletéreos. 

COLEÓPTEROS 

El  abejorro  común  ( Melolontha  vulgaris)  (fig.  VI4)  es  un 
coleóptero  lamelicorne  bien  conocido  de  todos;  su  longitud 
es  de  27  milímetros  y  su  color  pardusco;  el  extremo  de  las 
antenas  está  formado  de  anchas  hojas,  en  número  de  siete 


Fitr.  94.— 1,  abejorro;  2.  huevos;  3, 4,  5,  larvas  de  diferentes  edades. 


en  el  macho  y  de  seis  en  la  hembra.  Peso  medio  del  insecto: 
O' 7 50  gramos. 

Los  melolontas  aparecen  generalmente  a  fines  de  abril  y 
principios  de  mayo,  se  les  ve  entonces  volar  por  todos  lados 
después  de  la  puesta  de  sol  y  detenerse  sobre  los  árboles  de 
los  vallados  y  de  los  bosques,  cuyas  hojas  y  ñores  se  ponen 
a  roer.  El  acoplamiento  tiene  lugar  casi  inmediatamente; 
cada  hembra  fecundada  deposita  una  treintena  de  huevos 
en  el  suelo  a  una  profundidad  de  3,  4  o  más  centímetros 
(hasta  7),  según  la  dureza  del  suelo;  con  frecuencia  efectúa 
una  segunda  puesta  algunos  días  después  y  hasta  una  ter- 


13*2      INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 

cera,  pudiendo  así  llegar  a  poner  desde  ciucuenta  hasta 
ochenta  hnevos.  Estos  hnevos,  de  un  blanco  amarillento  y  de 
la  forma  de  un  grano  de  cañamón  (3  ó  4  milímetros  de  largo 
por  2  milímetros  de  ancho),  son  depositados  preferentemente 
en  la  tierra  arable  y  sobre  todo  en  los  barbechos  próximos  a 
los  bosques.  Los  adultos  mueren,  los  machos  después  del 
aparejamiento,  las  hembras  después  de  la  puesta,  no  habiendo 
tenido  más  que  un  mes  escaso  de  vida  aérea. 

Las  larvas  nacen  un  mes  o  cuarenta  días  después  de  la 
puesta;  son  los  terribles  gusanos  blancos  o  turcos,  cuyo 
desarrollo  dura  de  tres  a  cuatro  anos,  durante  cuyo  largo 
período  han  de  cometer  espantosos  destrozos. — Al  principio 
de  su  existencia,  estas  larvas  están  agrupadas  en  sociedad  y 
empiezan  a  roer  los  detritus  vegetales,  el  estiércol  y  también 
las  raicillas  y  la  cabellera  de  los  vegetales  que  se  encuentran 
a  su  alcance,  pero  todavía,  a  causa  de  su  pequeña  talla,  no 
hacen  notables  destrozos.  Al  fin  de  este  primer  año,  alcanzan 
2  centímetros  de  longitud;  en  noviembre  se  hunden  en  el 
suelo  hasta  40  ó  50  centímetros  de  profundidad  y  quedan 
todo  el  invierno  aletargadas  en  una  suerte  de  pequeña  célula. 
— Cinco  meses  después,  en  la  primavera,  los  «gusanos  blan- 
cos» despiertan,  suben  a  la  superficie  y  hacen  galerías  ro- 
yendo las  raíces  de  todas  las  plantas  cultivadas,  causando 
sobre  todo  serios  destrozos  en  las  viñas,  los  prados  y  los 
cultivos  de  remolacha.  Después  de  siete  meses  de  vida  activa, 
en  otoño,  las  larvas  vuelven  de  nuevo  a  la  profundidad  del 
suelo  para  pasar  el  invierno,  pero  se  hunden  todavía  más  que 
la  primera  vez,  y  se  las  encuentra  enterradas  a  70  centíme- 
tros de  profundidad. — Terminados  estos  otros  cinco  meses 
de  reposo,  en  abril,  los  gusanos  blancos  comienzan  sus  es- 
tragos por  tercera  vez  y  son  aún  más  temibles  que  el  año 
anterior,  porque  después  de  haber  sufrido  varias  mudas  han 
alcanzado  una  talla  de  lo '5  centímetros.  En  julio,  ha  termi- 
nado su  crecimiento  (fig.  94);  tienen  4'5  centímetros  de  lon- 
gitud por  1  centímetro  de  grosor;  su  color  es  blanco  amari- 
lleto;  la  cabeza,  las  patas  y  los  estigmas  son  de  un  pardo 
rojizo;  su  cuerpo  está  incurvado,  arrugado  y  con  cerdas;  la 
boca  posee  dos  fuertes  mandíbulas  en  forma  de  tenazas,  y  el 


ABEJORRO  133 

Último  anillo  abdominal  está  ensanchado  formando  bolsa. 

Llegado  asi  a  sn  completo  desarrollo,  la  larva  desciende 
por  tercera  vez  en  la  tierra  hasta  la  profundidad  de  1  metro, 
se  rodea  de  una  cascara  de  tierra  amasada  con  saliva  y  sufre 
la  ninfosis  en  el  mes  de  agosto  (fig.  95).  Un  mes  o  dos  des- 
pués, en  septiembre  u  octubre,  el  insecto  perfecto,  blando  y 
pálido,  se  desprende  de  la  ninfa,  pero  queda  enterrado  en  la 
cascara,  de  la  cual  no  sale  hasta  terminado  el  invierno,  en 
la  siguiente  primavera,  por  lo  tanto,  al  principio  del  cuarto 
año,  después  de  la  puesta;  está  un  mes  o  dos  para  llegar  a 
la  superficie  del  suelo  y  aparece  a 
fines  de  abril. 

El  desarrollo  de  las  larvas  puede 
prolongarse  hasta  cuatro  y  aun  cin- 
co años,  según  la  mayor  o  menor 
humedad  de  los  terrenos;  en  Fran- 
cia, el  periodo  de  su  evolución  es 
trienal:  si,  a  consecuencia  de  favo- 
rables circunstancias,  son  los  abe- 
jorros  notablemente  abundantes  en  "'fisto  7»í"énd™  vpl°d™ 
cierto  año,  no  se  verá  aparecer  su  bajo, 
numerosa  descendencia  hasta  tres 

años  después,  y  luego  ocurrirán  cada  tres  años  generaciones 
notables  por  su  cantidad:  son  los  afws  de  abejorros.  Emilio 
Blanchard  suponía  que  los  abejorros  no  aparecían  en  su  ori- 
gen más  que  cada  tres  años  y  que,  a  consecuencia  de  un  as- 
censo o  de  un  descenso  de  temperatura,  se  produjo  cierto 
trastorno  en  el  desarrollo  del  insecto,  en  el  sentido  de  acele- 
ración o  de  retraso;  de  aquí  la  aparición  de  los  melolontas 
en  número  reducido  durante  los  años  intermedios.  Esta  expli- 
cación no  es  admisible,  porque  no  se  puede  aplicar,  por 
ejemplo,  a  la  Alemania  del  Norte,  en  donde  la  evolución  de 
las  larvas  dura  cuatro  años. 

Por  otra  parte,  se  han  podido  establecer  pronósticos  a 
largo  plazo,  y  se  ha  reconocido  que  los  años  de  abundancia 
de  abejorros  podían  ser  aquellos  cuya  cifra  dividida  por  tres 
da  por  resto  dos  o  cero,  según  los  países.  En  Francia,  los 
años  de  melolontas  son  aquellos  cuya  cifra  dividida  por  tres 


134      INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 

da  por  resto  dos,  como  1898,  1901,  1904,  etc.  En  Suiza,  se 
ha  formulado  una  hoja  de  previsión  muy  instructiva  indi- 
cando las  apariciones  periódicas  propias  de  las  diferentes 
regiones:  en  el  cantón  de  Berna  y  en  la  mayor  parte  de 
Suiza,  únicamente  son  abundantes  los  abejorros  durante  los 
años  cuya  cifra  dividida  por  tres  da  por  resto  uno,  como 
1897,  1900,  1903,  etc.;  en  los  cantones  de  Basilea,  de  So- 
leure  y  de  Vaud,  la  periodicidad  es  diferente,  y  las  aparicio- 
nes de  los  melolontas  corresponde  a  los  años  cuya  cifra  es 
divisible  por  tres,  como  1899,  1902,  1905,  etc.;  otras  partes 
de  Suiza  tienen  el  mismo  régimen  de  Francia;  estos  tres  re- 
gímenes diferentes  se  designan  respectivamente  con  los  nom- 
bres de:  bernés,  bales  y  uranio. 

Los  abejorros  causan  grandísimos  perjuicios  a  las  plantas 
más  diversas.  En  estado  adulto,  únicamente  atacan  a  los 
árboles:  devoran  las  hojas  y  pueden  despojar  enteramente 
los  árboles  de  su  follaje;  si  los  ataques  se  remuevan  varios 
años  consecutivos,  los  árboles  más  frondosos  y  más  vigorosos 
acaban  infaliblemente  por  sucumbir.  — Se  encarnizan  con 
todos  los  árboles  y  arbustos  de  los  bosques,  de  los  matorrales 
y  de  los  setos.  Pero  buscan  preferentemente  los  bosques  en 
que  dominan  las  encinas  y  sobre  todo  los  que  están  próximos 
a  terrenos  ligeros  favorables  a  la  puesta.  Los  árboles  de 
adorno,  los  sicómoros  y  principalmente  los  castaños  de  In- 
dias, están  también  muy  expuestos  a  ser  despojados  por  los 
melolontas  de  sus  yemas  tiernas  primaverales. — Las  larvas 
roen  indistintamente  las  raíces  de  todas  las  plantas  cultiva- 
das. Los  árboles,  que  ya  han  sufrido  tanto  de  los  adultos, 
han  de  sufrir  todavía  más  de  los  ataques  de  los  gusanos 
blancos;  las  tiernas  semillas  y  las  plantaciones  de  especies 
aromáticas  o  resinosas  son  con  frecuencia  destruidas  irreme- 
diablemente y  los  planteles  destrozados  de  esta  suerte  son 
incontables;  las  plantas  atacadas  tienen  un  follaje  sin  brillo, 
sus  yemas  cuelgan  hacia  el  suelo  y  sobreviene  la  muerte. 
Los  mismos  árboles  adultos  pueden  perecer  igual  que  las 
plantas  tiernas. 

Los  viñedos  son  frecuentemente  invadidos,  y  sobre  todo 
hay  que  deplorar  enormes  destrozos  en  los  semilleros  de 


ABEJORRO  135 

injertos  francoamericanos;  estas  tiernas  cepas,  de  pronto 
dejan  de  crecer  y  sns  hojas  amarillean:  es  que  las  raíces 
son  roídas  por  los  gusanos  blancos;  la  proporción  de  los 
injertos  destruidos  puede  llegar  hasta  el  •)4  por  100;  buen 
número  de  nuestras  principales  regiones  vitícolas,  el  Bau- 
jolés  y  Macón  sobre  todo,  han  sido  seriamente  castigadas 
por  estos  perjudiciales  parásitos. 

A  veces  los  prados  quedan  completamente  devastados,  lo 
mismo  que  los  campos  de  colza,  de  patatas  y  de  remolachas: 
en  cuanto  a  las  remolachas,  los  gusanos  blancos  empiezan 
por  atacar  las  raicillas,  destruyen  la  cabellera  de  las  raíces, 
roen  luego  bastante  profundamente  el  eje,  hasta  que  la  pulpa 
llega  a  perder  el  jugo,  lo  abandona  luego  para  atacar  otra 
remolacha,  y  así  sucesivamente.  Las  hojas  de  estas  plantas 
languidecen  y  amarillean.  En  los  prados  naturales,  las  hier- 
bas quedan  cortadas  en  el  cuello  y  forman  en  la  superficie 
del  suelo  una  capa  seca  que  se  desprende  con  facilidad. 

Finalmente,  los  huertos  constituyen  por  su  terreno  bien 
reblandecido  el  sitio  predilecto  de  los  gusanos  blancos;  los 
horticultores,  arboricultores  y  jardineros  consideran  el  abe- 
jorro como  su  más  terrible  enemigo. 

Diferentes  agrónomos  han  evaluado  en  250  ó  800  millo- 
nes por  término  medio  las  pérdidas  anuales  causadas  a  la 
agricultura  francesa  por  los  gusanos  blancos  y  los  melolontas. 
En  1866,  tan  sólo  en  el  departamento  del  Sena  Inferior,  los 
perjuicios  se  estimaron  en  25  millones.  En  1890,  los  propieta- 
rios de  criaderos  de  las  cercanías  de  Orleáns  sufrieron  una 
pérdida  de  más  de  2  millones. 

Enemigos.  — Antes  de  abordar  el  estudio  de  los  medios 
de  destrucción,  conviene  señalar  los  enemigos  naturales  del 
abejorro,  preciosos  aliados  del  hombre  en  su  lucha  contra  el 
temible  insecto.  En  estado  aéreo,  el  melolonta  es  presa  de 
grandísimo  número  de  pájaros,  sobre  todo  de  los  gorriones, 
cuervos,  urracas,  estornino,  chotacabras,  urraca  reborda, 
buho,  cernícalo;  ciertos  batracios  y  reptiles,  como  las  ranas 
y  las  culebras,  hacen  de  ellos  su  alimento,  lo  mismo  que  va- 
rios mamíferos,  entre  los  cuales  debemos  citar  los  erizos,  el 
tejón,  el  veso,  la  marta  y  hasta  la  zorra.  De  todos  estos 


Ia6       INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 

auimales,  iüdudablemente  los  pájaros  son  nuestros  auxiliares 
más  útiles.— En  estado  larvario,  el  abejorro  es  destruido  por 
el  topo,  el  cual  puede  llegar  a  consumir  cantidades  enormes 
de  gusanos  blancos;  por  el  musgaño,  el  ratón  campestre,  los 
cuervos,  las  cornejas,  las  urracas,  los  estorninos,  el  aguza- 
nieve,  la  alondra,  el  gorrión,  el  mochuelo,  etc.,  que  tampoco 
dejan  de  atrapar  las  larvas  cuando  están  próximas  a  la  su- 
perficie del  suelo;  entre  los  insectos,  los  escarabajos  (esca- 
rabajo dorado,  calosoma  sicofante)  son  también  destructores 
de  los  gusanos  blancos. 


Medios  de  desti  acción 

El  número  de  los  abejorros  es  tan  considerable  que  los 
precitados  auxiliares  son  notoriamente  insuficientes  para 
disminuirlo  de  una  manera  notable.  El  agricultor  ha  de 
intervenir  con  toda  energía. 

Recogida. — Evidentemente  el  medio  más  sencillo  y  más 
fácil  es  recoger  los  abejorros  en  estado  adulto,  cuando  es 
perfectamente  visible.  Los  abejorros  quedan  durante  el  día 
inmóviles  sobre  las  ramas  de  los  árboles,  y  basta  para  que 
caigan  al  suelo  con  sacudir  el  árbol  o  golpear  las  ramas  con 
una  vara.  Este  medio  de  destrucción  de  los  melolontas,  para 
ser  eficaz,  debe  practicarse  simultáneamente  por  todos  los 
agricultores  de  una  región,  pues  las  tentativas  aisladas  que- 
dan sin  resultado  y  se  ha  de  aplicar  desde  los  primeros  días 
de  la  aparición  de  los  melolontas,  a  fin  de  no  dejarles 
tiempo  de  efectuar  la  puesta. 

Esta  recogida  de  abejorros  ha  de  hacerse  durante  los  días 
buenos  de  mayo,  con  preferencia  por  la  mañana,  entre  las 
cinco  y  las  nueve,  cuando  todavía  los  insectos  están  entume- 
cidos por  el  frescor  de  la  noche;  se  encuentran  suspendidos 
sobre  las  ramas  de  grandísimo  número  de  árboles,  de  arbus- 
tos, en  vallados,  matorrales,  en  los  avellanos  y  en  los  troncos 
tiernos  de  las  encinas  de  dos  o  tres  años. 

Diferentes  procedimientos  se  han  aconsejado  para  hacer 
la  recogida:  un  paraguas  invertido  puede  servir  de  recipiente; 


DESTRUCCIÓN    DEL    ABEJORRO  137 

un  embudo  de  hojalata  provisto  de  un  saco  y  sujeto  al  ex- 
tremo de  una  percha,  permite  recoger  los  insectos  situados 
en  la  parte  alta  del  follaje.  Pero  la  manera  de  operar  más 
racional  consiste  en  servirse  de  grandes  telas,  según  es  sis- 
tema adoptado  por  el  Sindicato  de  Hannetonnage  de  Gorrón 
(Mayenna).  Brocchi,  encargado  en  1889  de  una  misión  oficial 
para  observar  los  medios  de  destrucción  puestos  en  obra  en 
Gorrón,  ha  dado  en  su  informe  la  descripción  siguiente: 

El  personal  encargado  de  proceder  a  la  recogida  está  dividida  en 
equipos  de  cuatro  individuos  (hombres,  mujeres  o  niños). 

Cada  uno  de  estos  equipos  está  provisto  de  los  instrumentos  si- 
guientes: 

1.°  Un  toldo  de  tela  de  embalaje,  que  tiene  3  metros  de  longitud 
por  2  de  ancho.  En  el  extremo  de  este  toldo  se  fijan  dos  varillas 
flexibles  de  madera,  y  unos  cordeles  están  atados  a  estas  varillas  para 
sostener  el  aparato  (el  precio  de  cada  toldo  es  de  2' 10  francos); 

2.'^  Un  largo  bastón  provisto  de  un  gancho  de  hierro  (precio  del 
gancho  O' 10  francos); 

3.^     Un  saco  de  tela  fuerte. 

Armado  así  el  equipo,  dos  de  los  operadores  cuelgan,  debajo  del 
ramaje,  el  toldo  antes  descrito.  Merced  a  la  flexibilidad  de  las  varillas 
terminales,  el  toldo  toma  fácilmente  la  forma  cóncava  como  la  de  una 
hamaca.  Hecho  esto,  se  sacuden  las  ramas  con  la  mano  o  por  medio 
del  bastón  provisto  del  gancho  de  hierro.  Los  abejorros  caen  sobre  la 
tela  y  se  acumulan  en  el  centro.  Durante  las  primeras  horas  del  día 
(de  cuatro  a  siete),  se  puede  sin  inconveniente  dejar  acumulados  eu 
el  toldo  una  cantidad  bastante  grande  de  insectos,  que  todavía  aton- 
tados, quedan  casi  inmóviles.  Pero  más  tarde,  calentados  por  el  sol. 
recobran  todo  su  vigor  y  no  tardan  en  emprender  el  vuelo.  Hay  que 
apresurarse,  pues,  en  encerrarlos  dentro  del  saco  que  lleva  el  cuarto 
operador. 

Los  abejorros  capturados  han  de  destruirse  con  mucho 
cuidado,  pues  que  resisten  el  anegamiento  (durante  cinco 
días)  y  a  la  asfixia.  Conviene,  por  lo  tanto,  sumergirlos  en 
masa  en  agua  hirviendo  o  quemarlos;  podemos  servirnos  de 
íi^randes  calderas  lejiadoras  llenas  de  agua  hirviendo,  eu  las 
cuales  se  sumergen  durante  algunos  minutos  los  sacos  llenos 
de  insectos,  o  bien  montones  de  sarmientos  rociados  con  pe- 
tróleo. Se  ha  propuesto  también  meter  los  melolontas  en 
toneles  que  contienen  sulfuro  de  carbono  o  naftalina,  tostarlos 
en  un  horno  de  panadero,  aplastarlos,  sumergirlos  en  un 

Gvt^sxsx.— Entomología.  10 


138      INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 

baño  de  ácido  sulfúrico,  etc.;  pero  el  medio  más  recomenda- 
ble es  ciertamente  el  empleado  en  Gorrón: 

1.*^  Se  hacen  en  el  suelo  unos  fosos  que  tienen  por  término  medio 
3  metros  de  longitud,  1'50  metros  de  anchura  y  ToO  metros  de  pro- 
fundidad; 

2.*^  Al  lado  de  los  fosos  están  dispuestos  unos  toneles  coladores 
u  otros  recipientes  que  contienen  lechada  de  cal. 

Los  abejorros  se  echan  directamente  del  saco  a  los  recipientes.  Es 
necesario  invertir  completamente  el  saco,  pues  muchos  insectos  se 
agarran  fuertemente  a  sus  paredes,  que  a  veces  llegan  a  desgarrar. 
También  es  absolutamente  necesario  que  haya  un  obrero  con  una  pala 
al  lado  de  los  toneles,  encargado  de  agitar  constantemente  la  mezcla 
de  melolontas  y  de  lechada  de  cal,  y  oponerse  así  a  la  salida  de  estos 
insectos. 

Cuando  el  recipiente  ha  recibido  una  suñciente  cantidad  de  insec- 
tos, y  en  los  casos  en  que  debe  suspenderse  el  trabajo  durante  algún 
tiempo,  se  echa  en  la  superficie  de  la  mezcla  una  cierta  cantidad  de 
cal,  que  formando  costra,  se  opone  a  la  salida  de  los  abejorros. 

Una  vez  lleno  el  tonel,  se  vierte  su  contenido  en  el  foso,  y  cuando 
éste  está  lleno,  a  su  vez  se  recubren  los  insectos  con  una  capa  de  cal 
y  otra  de  tierra  que  tiene  20  centímetros  de  espesor.  Se  forma  así  un 
compuesto,  que  constituye  un  abono  cuyo  valor  no  es  despreciable 
(Brocchi). 

Los  abejorros  tienen,  en  efecto,  un  gran  valor  como 
abono.  Cien  gramos  de  estos  insectos  en  estado  fresco  con- 
tienen por  término  medio:  3' 20  a  3' 70  gramos  de  nitrógeno, 
0'60  a  0'70  gramos  ácido  fosfórico  y  O' 50  a  0'80  gramos  de 
potasa.  Esta  tasa  es  igual  a  la  del  mejor  estiércol  en  lo  que 
concierne  al  ácido  fosfórico  y  la  potasa,  y  es  ocho  veces  su- 
perior para  el  nitrógeno;  en  cuanto  a  materia  nitrogenada, 
100  kilogramos  de  melolontas  equivalen,  pues,  a  800  kilo- 
gramos de  estiércol  y  representan  un  valor  de  8  francos.  La 
operación  de  la  recogida  presenta  así  la  doble  ventaja  de 
destruir  un  enemigo  temible  y  de  proporcionar  un  excelente 
abono. 

Debiendo  la  caza  de  los  abejorros  practicarse  por  super- 
ñcies  extensas,  tan  sólo  puede  ser  organizada  fructuosamente 
por  los  sindicatos  agrícolas.  El  tipo  de  estos  sindicatos  de 
Jiannetonnage  es  el  fundado  en  1887  en  Gorrón  por  Le 
Moult,  su  organización  es  muy  sencilla:  una  pequeña  subs- 


DESTRUCCIÓN    DEL    ABEJORRO  139 

cripcióii  de  los  asociados  y  uua  subvención  del  municipio 
permiten  señalar  primas  para  los  destructores,  y  en  todas 
partes  en  donde  al  frente  de  estos  sindicatos  ha  habido  un 
hombre  enérgico,  se  ha  logrado  reducir  considerablemente  el 
número  de  los  insectos.  Así,  en  1887,  el  Sindicato  de  Gorrón 
ha  destruido  90  millones  de  melolontas;  en  1880,  el  de  Ber- 
nay  (Eure),  ha  destruido  148,580  kilogramos  de  insectos;  el 
de  Brie-Comte-Robert  (Sena  y  Marne),  100,081  kilogramos. 
Entre  los  demás  sindicatos  que  han  prestado  reales  servicios 
a  su  región,  citaremos:  los  de  Meaux  (Sena  y  Marne);  de 
Céaucé  y  de  Passais-la-Conception  (Orne),  de  Braisne, 
Craonne,  Crécy,  Marle  y  Laon  (Aisne),  de  Saint-Denis  y  La 
Haye-Pesnel  (Mancha),  de  Beville-le-Comte  (Eura  y  Loira)  y 
de  Vitry-sur-Seine  (Sena). 

Las  primas  pagadas  por  los  sindicatos  varían  de  O' 10  a 
O'oO  francos  por  kilogramo  de  melolontas;  a  medida  que 
éstos  van  siendo  más  raros,  las  primas  deben  ser  aumentadas 
para  estimular  el  celo  de  los  cazadores,  y  es  entonces  que 
éstos  pueden  conseguir  O' 50  francos  por  kilogramo.  En  el 
Aisne,  para  destruir,  en  1889,  40  millones  de  insectos  (se 
necesitan  1,200  por  kilogramo),  se  emplearon  10,000  francos, 
lo  que  resulta  insignificante  en  atención  a  los  desastres  que 
habrían  causado,  y  que  se  pueden  evaluar  sin  exagera- 
ción en  100,000  francos,  abstracción  hecha  de  los  perjuicios 
de  gusanos  blancos  de  esta  generación. 

El  Sindicato  de  Meaux  merece  mención  especial.  Después 
de  1889,  ha  hecho  proceder,  cada  tres  años,  en  todos  los 
pueblos  de  la  comarca,  a  la  recogida  de  abejorros  mediante 
mía  prima  de  O' 10  francos  por  kilogramo.  La  recogida,  que 
era  de  143,156  kilogramos  en  1889,  a  consecuencia  de  esta 
caza  rigurosa,  ha  descendido  a  7,774  kilogramos  en  1907; 
en  conjunto,  se  han  destruido  470,685  kilogramos  de  abe- 
jorros, masa  que  representa  la  carga  de  un  tren  de  mercancías 
de  cuarenta  y  siete  vagones  de  10  toneladas;  representando 
1  kilogramo  el  peso  de  1,200  melolontas,  cerca  de  500  millo- 
nes de  melolontas  es  lo  que  han  sido  destruidos  en  diez  y 
ocho  años,  con  un  gasto  total  de  i:o3,580  francos  (0'05  fran- 
cos por  hectárea  y  por  año).  Gracias  a  la  perseverancia  del 


140      INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 

Sindicato  de  Meaux,  los  perjuicios  causados  por  el  gusano 
blanco  —  apreciados  en  1889  en  12  millones  de  francos  para 
todo  el  departamento  del  Sena  y  Mame  — quedan  actual- 
mente casi  suprimidos. 

Las  diputaciones  y  los  municipios  han  de  estimular  una 
obra  tan  útil  y  votar  las  subvenciones  o  las  primas  necesarias 
para  su  éxito.  Los  sindicatos  de  recogida  tienen  un  precioso 
auxiliar  en  los  maestros,  los  cuales  pueden  hacer  mucho 
llevando  sus  alumnos  a  la  caza  de  los  insectos,  y  contribuir 
de  esta  suerte  a  realizar  una  obra  benéfica,  dando  al  propio 
tiempo  una  excelente  lección  de  cosas. 

En  Suiza,  la  recogida  es  obligatoria  en  algunos  cantones. 
En  Francia,  la  ley  de  1888  da  a  los  prefectos  el  derecho  de 
declarar  obligatoria  la  recogida. 

Trampas  luminosas.  —  Existe  otro  medio  de  destruir  los 
abejorros,  que  puede  dar  buenos  resultados,  y  es  el  de  las 
trampas  luminosas.  Volando  los  abejorros  sobre  todo  de 
noche,  está  perfectamente  indicado  probar  de  destruirlos 
desde  el  principio  de  su  aparición,  encendiendo  hogueras  a 
la  caída  de  la  noche  cerca  de  los  árboles  en  donde  se  posan. 
Los  insectos  acuden  en  gran  cantidad  a  quemarse  las  alas. 
Se  puede  perfeccionar  este  procedimiento  utilizando  las  lám- 
paras-trampas de  acetileno  que  sirven  contra  las  mariposas 
nocturnas  (véase  Destrucción  de  los  insectos  nocivos)  y  que 
emiten  una  luz  muy  intensa:  se  protege  la  luz  con  un  fanal 
y  se  le  instala  a  unos  2  metros  sobre  una  carretilla;  debajo 
se  suspende  un  ancho  embudo  para  recibir  los  melolontas, 
que  vendrán  a  chocar  contra  los  cristales  del  fanal  y  caerán 
aturdidos  por  el  choque;  al  embudo  está  sujeto  un  saco  en 
donde  se  juntarán  los  insectos  asi  recogidos.  Se  pasea  el 
carretón  por  los  senderos  y  se  le  detiene  cada  5  ó  6  metros, 
preferentemente  en  los  cruces  de  los  caminos  durante  un 
cuarto  de  hora. 

Destrucción  de  las  puestas. — Se  puede  procurar  alejar 
las  hembras  de  los  cultivos  en  el  momento  de  la  puesta;  con 
este  objeto  se  ha  aconsejado  esparcir  naftalina  por  el  suelo  a 
razón  de  400  ó  500  kilogramos  por  hectárea,  lo  cual  repre- 
senta un  gasto  de  70  ó  80  francos.  Para  pequeños  cultivos, 


DESTRUCCIÓX   DEL    ABEJORRO  Ul 

por  ejemplo,  los  jardines  y  sementeras,  este  procedimiento 
no  resnlta  muy  caro  y  puede  ser  aplicado. 

Se  ha  notado  desde  hace  largo  tiempo  que  los  abejorros 
hembras  buscaban  para  efectuar  las  puestas,  las  tierras  secas, 
ligeras  y  profundas,  los  suelos  recién  removidos,  expuestos 
al  sol,  bien  blandos  y  sobre  todo  perfectamente  abonados. 
Los  terrenos  de  naturaleza  arcillosa  son  preservados  por  su 
misma  dureza.  Esto  se  explica  por  la  facilidad  que  los  melo- 
lontas  tienen  de  depositar  sus  huevos  en  los  terrenos  blandos 
y  también  porque  las  larvas  pueden  nacer  en  ellos,  moverse 
más  fácilmente  y  alimentarse  durante  los  primeros  tiempos 
de  su  existencia  con  los  detritus  vegetales  que  encuentran. 
En  los  años  secos  que  endurecen  fuertemente  las  tierras  plás- 
ticas, según  dice  de  La  Blanchére,  no  es  raro  ver  en  la  época 
de  la  puesta,  a  fínes  de  mayo,  morir  los  melolontas  hembras 
extenuadas  de  fatiga  sobre  el  suelo,  que  en  vano  han  inten- 
tado perforar.  Asi  se  comprende  porque  durante  un  mismo 
.  año  existan  sitios  devastados  al  lado  de  otros  respetados  por 
los  abejorros;  las  cercanías  de  los  bosques  de  Ferriéres  y 
de  Sceaux,  por  ejemplo,  tienen  frecuentemente  que  sufrir  de 
estos  insectos,  en  tanto  que  Meudou  y  Montmorency  casi  no 
sufren  nada.  Cuando  mejor  cultivado  es  un  terreno,  como 
un  huerto  o  una  sementera,  tanto  más  expuesto  está  a  ser 
invadido  por  los  gusanos  blancos,  que  circulan  por  ellos  sin 
dificultad.  No  hay  que  fundarse  en  esta  observación  para 
desaconsejar  el  excesivo  cuidado  de  las  tierras,  pero  se  ha 
utilizado  para  la  destrucción  de  las  puestas;  de  La  Blanchére 
fué  el  primero  en  aconsejar,  a  fin  de  reforzar  los  medios  ordi- 
narios de  destrucción,  poner  una  trampa  al  insecto  perfecto, 
es  decir,  reservar  alrededor  de  los  sitios  preferidos  por  los 
melolontas  una  faja  de  terreno  de  algunos  metros  de  ancho, 
perfectamente  elaborada  y  bien  abonada,  en  donde  las  hem- 
bras irán  preferentemente  a  efectuar  la  puesta;  hacia  fines 
de  junio,  basta  con  extraer  con  una  pala  una  capa  de  tierra  de 
una  decena  de  centímetros  de  espesor  para  destruir  todos  los 
huevos.  Para  un  campo  muy  extenso,  se  reserva  en  uno  de 
los  bordes  una  faja,  en  la  cual  se  aplastan  los  terrones  con 
el  rastrillo;  después  de  la  puesta  de  los  melolontas,  se  da 


142  INSECTOS   NOCIVOS    A    TODOS    LOS   CULTIVOS 

una  vuelta  coii  el  arado,  enterrando  los  huevos  a  una  pro- 
fundidad de  oO  centímetros  y  determinando  asi  su  muerte 
por  falta  de  calor  y  de  luz.  Este  procedimiento  ha  dado  bue- 
nos resultados  en  Aleurte  y  Mosela.  En  todo  caso,  las  labores 
superíiciales,  como  el  rastrillado,  llevan  los  huevos  a  la  su- 
perfície  y  han  de  ser  por  consiguiente  repetidos  cuando  las 
puestas  han  sido  numerosas. 

Destrucción  de  las  larvas.  —El  número  de  los  abejorros 
es  tan  considerable  que,  a  pesar  de  la  recogida,  cuyos  gastos 
son  por  otra  parte  relativamente  elevados,  y  las  causas  múl- 
tiples que  contribuyen  a  su  destrucción,  estos  coleópteros 
subsisten  todavía.  Por  esto  nos  vemos  hasta  obligados  a 
procurar  la  destrucción  de  las  larvas  bajo  tierra,  operación 
mucho  más  difícil  y  costosa  que  la  recogida;  es  preciso  reco- 
nocer que  el  remedio  soberano  solicitado  por  los  agricultores 
para  librarse  del  gusano  blanco  todavía  se  ha  de  encontrar. 

Las  labores,  ablandando  el  suelo,  prepara  la  vía  a  este 
temible  animal,  que  ataca  todas  las  raíces  sin  excepción,  sea 
cual  fuere  la  naturaleza  de  la  planta  a  que  pertenezca,  y 
contra  la  cual  es  por  consiguiente  inútil  aconsejar  la  alter- 
nancia de  los  cultivos.  No  obstante,  ciertos  procedimientos 
no  dejan  de  tener  acción. 

La  bencina  introducida  en  el  suelo  por  medio  de  un  al- 
mocafre inyectador  ha  dado  excelentes  resultados;  no  tiene 
ninguna  intiuencia  nociva  sobre  las  plantas;  a  razón  de  3  gra- 
mos por  metro  cuadrado,  el  tratamiento  sale  todo  lo  más 
a  40  francos  por  hectárea. 

La  sulfuración  da  buenos  resultados  en  las  sementeras: 
se  emplea  el  sulfocarbonato  de  potasio  y  sobre  todo  el  sulfuro 
de  carbono  puro,  que  resulta  mejor  que  el  sulfuro  de  carbono 
vaselinado;  inyectándolo  en  el  suelo  durante  la  vegetación, 
por  medio  de  un  almocafre  a  razón  de  20  ó  40  gramos  por 
metro  cuadrado;  se  distribuyen  pequeñas  dosis  de  líquido 
entre  varios  agujeros  de  inyección  (3  ó  4  por  metro  cuadrado) 
colocados  por  lo  menos  a  30  centímetros  de  los  tallos.  Es 
indispensable  darse  cuenta  de  la  profundidad  a  que  se  en- 
cuentran los  gusanos  blancos  en  el  momento  de  la  operación, 
pues  el  sulfuro  de  carbono  ha  de  introducirse  algo  por  debajo 


DESTRUCCIÓN   DEL    ABEJORRO  143 

(le  la  zona  que  ocupan;  por  término  medio  se  inyecta  a  30  cen- 
tímetros, excepto  en  mitad  del  verano,  en  que  los  gusanos 
blancos  están  más  cerca  de  la  superficie.  Operando  antes  del 
principio  de  la  vegetación  durante  el  mes  de  marzo,  se  puede 
doblar  la  dosis  de  sulfuro  y  aplicar  hasta  400  kilogramos 
por  hectárea,  con  tal  que  se  trate  de  arbustos  algo  crecidos. 
Pero  es  todavía  preferible  tratar  el  suelo  de  las  sementeras 
antes  de  la  plantación;  se  pueden  entonces  emplear  dosis 
más  considerables  de  sulfuro,  de  500  a  600  kilogramos  por 
hectárea,  y  desembarazarse  así  completamente  de  los  gusanos 
blancos.  — El  procedimiento  con  el  sulfuro  de  carbono,  prac- 
ticado con  éxito  en  las  viñas  y  en  las  sementeras,  apenas 
puede  aconsejarse  para  los  prados  y  las  grandes  extensiones 
cultivadas,  en  donde  sería  excesivamente  dispendioso  y  hasta 
tal  vez  nocivo  para  la  vegetación;  sí  la  primera  considera- 
ción no  bastase  para  impedir  su  empleo,  sería  prudente  efec- 
tuar algunos  ensayos  previos  sobre  pequeñas  parcelas  de 
tierra. 

Otro  piocedimiento  menos  científico,  pero  más  práctico, 
que  se  usa  en  las  sementeras  de  los  alrededores  de  París, 
consiste  en  sembrar  a  voleo,  entre  las  filas  de  arbustos,  hor- 
talizas, sobre  todo  lechugas,  cuyas  raíces,  inmediatamente 
de  brotar,  son  atacadas  por  los  gusanos  blancos,  con  prefe- 
rencia a  todas  las  demás.  Se  arrancan  entonces  por  la  tarde 
todas  las  plantas  que  se  mustian  y  se  recogen  los  gusanos 
blancos  adheridos  a  las  raíces. 

Se  ha  recomendado  alejar  los  gusanos  blancos  y  las  hem- 
bras adultas  en  el  momento  de  la  puesta,  esparciendo  por  la 
tierra  o  incorporándole  diferentes  mezclas  y  substancias». 
En  1853,  Marcean  preconizó  la  naftalina  pura;  basta  con 
regar  el  suelo  con  agua  cargada  de  esta  substancia  o  bien 
mezclar  superficialmente  10  ó  15  kilogramos  de  naftalina  por 
área.  El  superfosfato  constituye  no  tan  sólo  un  abono,  sino 
también  un  insecticida  contra  los  gusanos  blancos,  merced  a 
la  acidez  que  le  comunica  el  tratamiento  por  el  ácido  sulfú- 
rico; los  cultivadores  tienen  gran  interés  en  emplear  abun- 
dantemente este  producto  químico  en  los  cultivos  de  trigo, 
dando  también  buenos  resultados  en  los  prados.  La  letrina 


144  INSECTOS   NOCIVOS   A   TODOS   LOS   CULTIVOS 

a  tuerta  dosis  y  las  aguas  amoniacales  de  purificación  del 
gas  del  alumbrado  están  también  indicadas. 

En  el  momento  de  las  labores,  en  otoño  (siempre  antes 
del  15  de  octubre)  y  en  la  primavera,  es  conveniente  que 
detrás  del  arado  vayan  mujeres  y  niños  encargados  de  reco- 
ger las  larvas  puestas  al  descubierto;  Reiset  indica  que,  en 
Mans,  en  1  hectárea  y  40  centiáreas  se  recogieron  344  kilo- 
gramos mediante  quince  jornales  de  mujeres.  Podemos  tam- 
bién servirnos  de  gallinas  y  hasta  de  cerdos  que  devoran  los 
gusanos  blancos  cuando  aparecen  en  la  superficie  del  suelo; 
se  han  recomendado  los  gallineros  ambulantes,  pero  debemos 
hacer  notar  que  las  gallinas  alimentadas  con  gusanos  blancos 
tienen  la  carne  y  los  huevos  de  un  gusto  desagradable. 

No  hay  que  descuidarse  de  rastrojar  y  luego  rastrillar 
varias  veces,  operando  en  tiempo  seco  y  algo  caliente,  sobre 
todo  en  los  años  de  abejorros;  de  este  modo  se  llevan  las 
jóvenes  larvas  a  la  superficie  del  suelo,  en  donde  la  acción 
del  aire  y  de  los  rayos  solares  determina  rápidamente  su 
muerte. 

La  destrucción  del  gusano  blanco  por  medio  de  un  hongo 
parásito,  el  Botr^tis  tenella,  resulta,  desde  el  punto  de  vista 
teórico,  no  haber  dado  desgraciadamente  en  la  práctica  todos 
los  resultados  que  se  esperaban,  a  causa  de  la  dificultad  de 
propagar  este  hongo.  Este  parásito  fué  descubierto  por  Le 
Moult,  presidente  del  Sindicato  de  Hannetonnage  de  Gorrón 
(Mayenaj;  encontró  en  un  prado  de  Céaucé  (Orne),  gusanos 
blancos  momificados  y  enteramente  recubiertos  por  un  enmo- 
hecimiento  blanco,  que  se  esparcía  al  propio  tiempo  por  el 
suelo,  y  que  era  el  micelio  de  un  hongo  análogo  al  de  la 
muscardina  del  gusano  de  seda.  Los  ensayos  de  cultivo  arti- 
ficial de  este  hongo  dieron  a  los  señores  Prilleux  y  Delacroix 
muy  buenos  resultados,  y  se  procuró  esparcir  por  el  suelo 
los  esporos  del  Botrytis  tenella,  a  fin  de  contaminar  todos 
los  gusanos  blancos.  Pero  precisan  condiciones  especialmente 
favorables  para  que  este  moho  se  desarrolle  hasta  el  punto 
de  determinar  la  destrucción  completa  de  las  larvas  de  los 
melolontas,  y  se  ha  debido  renunciar  al  intento  de  hacer  que 
entre  en  la  práctica  agrícola  este  nuevo  modo  de  destrucción. 


DESTRUCCIÓN   DEL    ABEJORRO  145 

No  existe,  pues,  actualmeute  ningún  medio  seguro  e  in- 
falible de  desembarazarnos  de  los  ataques  de  los  gusanos 
•blancos,  y  si  los  procedimientos  que  acabamos  de  enumerar 
permiten  atenuar  hasta  cierto  punto  los  estragos  de  estas 
larvas,  no  debemos  olvidar  que  la  manera  más  segura  de 
evitarlos  es  el  dirigirnos  contra  insectos  perfectos,  los  abe- 
jorros, y  que  su  recogida  racionalmente  practicada  es  lo 
único  que  permite  llegar  a  un  éxito  completo. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  CEREALES 


TISANÓPTEROS 


El  tj'ips  de  los  cereales  ( Tlirips  cerealium)  (üg.  yO)  es 
iiu  pequeño  insecto  de  cuerpo  cilindrico,  de 
1  a  2  milímetros  de  longitud;  sus  piezas 
bacales  están  dispuestas  para  la  succión; 
sus  alas,  muy  estrechas,  llevan  unas  pesta- 
ñas finas  y  largas  que  forman  un  ñeco  a 
cada  lado;  las  patas,  cortas  y  bastante  fuer- 
tes, terminan  en  ventosas.  El  macho  difiere 
(le  la  hembra  por  la  falta  de  alas.  La  larva 
es  amarillenta  y  áptera.  Estos  pequeños  in- 
sectos invaden  las  espigas  del  trigo  y  del 
centeno  en  el  momento  de  la  formación; 
pinchan  los  granos,  los  chupan  y  determi- 
nan su  atrofia.  Hay  que  aconsejar  las  siem- 
bras precoces,  de  manera  que  las  espigas 
ya  estén  formadas  en  el  momento  de  la 
aparición  de  los  trips  y  que  puedan  resistir 
sus  ataques.  Quemar  el  rastrojo  después  de  la  cosecha. 

El  trips  adornado  (Thrips  decora)  causa  los  mismos  per- 
juicios. 

COLEÓPTEROS 

El  gorgojo  del  trigo  (Calandra  g vanaría  o  Sitophyliis 
granarius)  (ftg.  97)  tiene  de  3  a  4  milímetros  de  longitud;  su 
forma  es  alargada,  su  cabeza  se  prolonga  con  un  rostro  muy 
largo  que  lleva  dos  antenas  acodadas;  el  color  es  negruzco. 

En  la  primavera,  durante  el  mes  de  abril,  es  cuando  los 
gorgojos  hacen  su  aparición;  invaden  los  graneros  y  atacan 
los  montones  de  trigo.  Después  de  fecundada,  cada  hembra 


Fig.  96.— Trips  de, 
los  cereales. 


GORGOJO   DEL   TRIGO  147 

hace  con  el  rostro  un  agujero  poco  prolongado  en  el  surco 
de  un  grano  de  trigo,  y  deposita  allí  un  huevo;  pone  de  este 
modo  numerosos  huevos  en  otros  tantos  granos  de  trigo. 
Bien  pronto  sale  una  larva  del  huevo;  es  blanca  con  la  cabeza 
parda,  está  privada  de  patas  y  tiene  unos  3  milímetros  de 
longitud;  devora  toda  el  interior  del  grano,  no  respetando 
más  que  la  cubierta  exterior.  Cuarenta  días  después  de  su 
eclosión,  esta  larva  se  ha  transformado  en  insecto  perfecto: 
sale  entonces  del  grano  y  se  renue- 
va el  ciclo.  Hay,  pues,  aproxima- 
damente cinco  generaciones  de  gor- 
gojos desde  principios  de  mayo  has- 
ta fines  de  otoño,  y  se  ha  calculado 
que  una  sola  hembra  puede  dar  ori- 
gen a  00,000  insectos  en  una  tem-  p¡.,  ¡,7  _noviíoj(t  del  trigo. 
porada.  Podemos  tener  una  idea  de 
los  perjuicios  que  pueden  resultar 

en  los  almacenes  de  esta  multiplicación  de  los  parásitos. — 
Durante  el  invierno,  los  gorgojos  se  refugian  en  las  hendi- 
duras de  las  maderas. 

Germain  ha  indicado  graves  trastornos  por  parte  del 
aparato  respiratorio  en  los  caballos  que  consumían  cebada 
pulverulenta  por  la  destrucción  causada  por  el  gorgojo. 

Medios  de  destrucción.  —  Se  han  indicado  un  número 
bastante  grande  de  remedios,  pero  muchos  son  a  la  vez  poco 
prácticos  y  sin  gran  eficacia.  Indicaremos  los  principales: 

1.^  Por  de  pronto  hay  que  aconsejar  la  más  escrupulosa 
limpieza.  La  remoción  frecuente  con  la  pala  molesta  consi- 
derablemente a  los  insectos,  pero  los  resultados  obtenidos 
son  insuficientes.  Es  útil  dejar  en  un  rincón  un  montón  de 
trigo  sin  remover:  los  gorgojos  se  refugian  allí,  y  se  les  des- 
truye inundando  el  montón  con  agua  hirviendo. 

2.'^  Se  impone  la  limpieza  y  la  desinfección  de  los  gra- 
neros invadidos;  una  vez  al  año,  se  encalan  las  paredes 
(10  kilogramos  de  cal  viva  por  100  litros  de  agua  y  5  de 
petróleo);  se  alquitranan  las  vigas  y  se  quema  azufre,  des- 
pués de  haber  tapado  bien  todas  las  aberturas:  para  100  me- 
tros cúbicos  de  aire,  se  queman  3  kilogramos  de  azufre. 


148  INSECTOS    NOCIVOS    A    LOS   CKREALES 

mezclados  con  200  gramos  de  salitre  a  fiu  de  facilitar  la 
combustión,  y  se  dejan  actuar  los  vapores  de  ácido  sulfuroso 
durante  cuarenta  y  ocho  horas.  Los  vapores  emitidos  por  el 
sulfuro  de  carbono  son  también  muy  activos. 

3.°  Los  insecticidas  pueden  aplicarse  sobre  el  trigo  ata- 
cado. El  mejor  es  el  sulfuro  de  carbono;  está  especialmente 
indicado  para  el  tratamiento  de  cantidades  de  grano  que  no 
excedan  de  10  hectolitros.  Se  puede  poner  el  grano  atacado 
en  un  recipiente,  como  un  tonel  desfondado  por  un  extremo; 
después  de  llenarlo  en  sus  nueve  décimas  partes,  se  echa  el 
sulfuro  de  carbono  en  cantidad  de  20  gramos  por  hectolitro, 
se  tapa  el  tonel  colocando  de  nuevo  el  fondo,  se  le  hace  rodar 
por  el  suelo  varias  veces  y  se  deja  durante  veinticuatro  o 
cuarenta  y  ocho  horas;  al  cabo  de  este  tiempo,  se  abre  y  se 
orea  el  grano  pasándolos  por  un  harnero.  Podemos  poner 
también  el  sulfuro  de  carbono  en  un  plato  para  el  cual  se  ha 
dejado  un  espacio  adecuado  en  el  tonel  y  contentarnos  con 
cerrar  éste  por  medio  de  su  tapa  poniéndole  pesos  encima. 
Esta  pequeña  operación  se  ha  de  hacer  al  aire  libre  o  en  un 
cobertizo  bien  aireado,  y  lejos  de  toda  llama,  pues  el  sulfuro 
de  carbono  emite,  a  la  temperatura  ordinaria,  vapores  tóxi- 
cos y  muy  inflamables.  Cuando  se  han  de  tratar  grandes  can- 
tidades de  granos,  se  le  extiende  por  el  suelo  del  granero 
formando  una  capa  de  50  ó  60  centímetros  de  altura;  se 
hunden  hasta  cerca  del  cuello  y  a  distancias  de  1^5  a  2  me- 
tros unos  de  otros  varios  frascos  de  boca  ancha  y  de  250  cen- 
tímetros cúbicos  de  cabida  llenos  de  sulfuro  de  carbono,  se 
destapan  los  frascos,  e  inmediatamente  se  cubre  el  conjunto 
con  toldos,  cerrando  puertas  y  ventanas;  se  dejan  asi  varios 
días,  pasados  los  cuales  se  ventila  perfectamente.  El  ácido 
cianhídrico  ha  sido  también  aconsejado;  pero  es  un  veneno 
extraordinariamente  peligroso,  de  un  manejo  muy  delicado 
y  que  no  podemos  aconsejar. 

4.*^  El  calor  es  muy  eficaz;  Schribaux  ha  demostrado 
con  experimentos  probatorios  que  se  podía  sostener  el  trigo 
a  la  temperatura  de  60°  durarTte  una  hora,  sin  alterar  la  fa- 
cultad germinativa  de  los  granos,  con  la  condición  de  que 
éstos  estén  completamente  secos;  ahora  bien,  basta  con  ex- 


GORGOJO   DEL   TRIGO  149 

poner  los  gorgojos  a  im  calor  de  50°  durante  diez  minutos 
para  acarrear  su  muerte.  Pueden  utilizarse  unas  estufas 
rotativas  especiales;  pero  este  procedimiento  no  deja  de  ser 
costoso,  y  tiene  además  el  inconveniente  de  desecar  y  dis- 
minuir el  volumen  del  grano  (véase  Destrucción  de  los 
insectos  nocivos^  pág.  482). 

5.°  Las  aventadoras  de  (jran  velocidad,  que  proyectan 
los  granos  de  trigo  contra  una  plancha  metálica  y  aplastan  los 
que  contienen  larvas,  pueden  ser  utilizadas  con  éxito;  pero 
no  se  obtiene  con  ellas  la  destrucción  de  los  huevos  y  de  las 
larvas  jóvenes. 

6.°  La  conservación  de  los  granos  en  silos  es  el  mejor 
preservativo,  que,  sobre  todo  en  los  países  cálidos,  está  com- 
pletamente indicado;  se  meten  los  granos  a  una  profundidad 
de  O' 50  a  1  metro,  de  manera  que  el  calor  no  pase  de  12°; 
como  medida  de  precaución  se  añaden  15  gramos  de  sulfuro 
de  carbono  por  hectolitro.  Las  cubas  de  cemento  armado  o  de 
mamposteria  son  también  muy  útiles. 

El  gorgojo  del  arroz  (Calandra  orijzce),  de  la  misma 
talla  que  el  anterior,  pero  con  cuatro  manchas  rojizas  sobre 
los  élitros,  ataca  el  arroz,  las  pastas  para  sopa  y  los  granos 
de  diferentes  cereales. 

El  aguijón  o  saperda  frágil  (Calamobins  marginellus  o 
Agapanthia  marginella)  es  un  pequeño  coleóptero  longi- 
corne  de  5  milímetros  a  1  centímetro  de  talla;  su  color  es 
gris  ceniciento;  sus  antenas  tiene  una  vez  y  media  la  longi- 
tud del  cuerpo. 

El  insecto  aparece  en  junio,  en  el  momento  de  la  floración 
del  trigo:  la  hembra  pone  un  huevo  a  un  agujerito  que  hace 
en  la  base  de  la  espiga,  y  el  huevo  cae  precisamente  al  nivel 
del  primer  nudo  que  encuentra  del  tallo.  Aparece  una  larva 
de  color  amarillo  pálido,  es  el  gusano  del  trigo;  roe  el  in- 
terior del  tallo  sube  y  hasta  la  base  de  la  espiga,  la  cual,  mal 
sostenida,  no  tarda  en  desprenderse  y  en  caer;  no  queda  más 
que  el  tallo  del  trigo,  derecho  como  un  punzón:  esto  ha 
hecho  que  se  diese  el  apodo  de  aguijón  al  insecto  causante 
del  destrozo.  La  larva  desciende  nuevamente  a  la  parte  iufe- 


150 


INSECTOS   NOCIVOS    A    LOS   CEREALES 


rior  del  tallo  y  va  a  metamorfearse  casi  a  ras  del  suelo  para 
pasar  el  iuvieriio  y  la  primavera. 

Este  insecto  ha  cometido  serios  destrozos  en  el  departa- 
mento de  la  Charenta. 

Es  necesario  segar  el  trigo  muy  corto,  a  fin  de  llevarse 
la  ninfa  del  insecto,  que  se  encuentra  casi  siempre  a  unos 
6  centímetros  de  distancia  del  suelo.  Se  puede  también,  des- 
pués de  la  siega,  arrancar  el  rastrojo  y  quemarlo  para  estar 
seguro  de  destruir  todas  las  ninfas. 

El  escarabaj.0  giboso  o 
zabro  de  los  cereales  (Za- 
hrns  gibhiis)  (fig.  98)  tiene 
1'5  centímetros  de  longitud; 
es  completamente  negro  y 
presenta  un  tórax  bastante 
abombado,  lo  cual  le  ha  me- 
recido el  epíteto  de  giboso; 
los  élitros  presentan  ocho  es- 
trías punteadas.  Es  uno  de 
los  raros  escarabajos  nocivos 
a  la  agricultura. 

Ataca  los  campos  de  ce- 
reales, durante  el  mes  de  junio:  por  la  noche  devora  los  gra- 
nos todavía  en  estado  lechoso.  El  aparejamiento  y  la  puesta 
tiene  lugar  en  seguida;  las  larvas  aparecen  al  fin  de  la  esta- 
ción y  no  son  menos  nocivas  que  los  insectos  perfectos;  son 
alargadas,  tienen  casi  3  centímetros  de  longitud,  de  color 
amarillo,  con  la  cabeza  y  los  tres  primeros  anillos  negros, 
tienen  fuertes  mandíbulas  y  llevan  en  la  espalda  placas  trans- 
versales; quedan  ocultas  durante  el  día  en  profundas  galerías 
que  han  practicado  en  el  suelo  y  que  a  veces  tienen  más  de 
15  centímetros;  salen  por  la  noche  para  roer  el  tallo  y  las 
hojas  del  trigo  tierno;  en  el  Norte  y  en  el  Paso  de  Calais  han 
obligado  con  frecuencia  a  los  cultivadores  a  repetir  la  siem- 
bra. No  limitan  sus  destrozos  al  otoño,  sino  que  se  muestran 
también  en  primavera,  atacando  siempre  el  trigo  verde.  Se 
metamorf osean  hacia  fines  de  mayo. 

Destruir  el  insecto  perfecto.  Matar  de  hambre  las  larvas 


Fig.  98.— Zabro  de  los  cereales, 
adulto  y  larvas. 


ZAPADOR   ÜE   LAS   MIESES 


151 


dejando  eu  barbecho  el  campo  atacado  y  destruyendo  todas 
las  hierbas  por  medio  del  laboreo  o  con  la  cal  viva  en  sep- 
tiembre u  octnbre.  Alternar  el  cultivo  del  trigo  con  el  de  la 
avena.  Proteger  los  campos  no  invadidos  por  medio  de  zanjas 
de  50  centímetros  de  profundidad  por  35  de  ancho,  en  cuyo 
fundo  se  echa  una  capa  de  5  a  7  centímetros  de  grosor  de 
cal  recientemente  apagada. 

Los  zapadores  o  elatéridos  son  coleópteros  de  1  centí- 
metro todo  lo  más,  de  cuerpo  alargado  y  aplastado,  que 
comprende  varias  especies  noci- 
vas a  los  cereales  y  a  diferentes 
cultivos;  citaremos: 

El  zapador  de  la  mies  (Ela- 
ter  o  ayriotes  segetis)  (fig  '.»'.' i, 
de  color  gris  amarillento: 

El  zapador  obscuro  (Elnter 
obscurus),  que  se  encuentra  so- 
bre todo  en  el  Mediodía  y  en  el 
Oeste; 

El  zapador  rayado  (Elater 
lineatus); 

El  zapador  escupidor  (Elater 
sputator); 

El  zapador  velludo  (Elater 
niger); 

El  zapador  sanguíneo  (Elater  sanguineiis) ,  etc. 

Se  les  encuentra  en  mayor  o  menor  abundancia  durante 
todo  el  año  y  por  todas  partes;  en  los  campos,  los  bosques, 
los  parques,  los  prados  y  los  jardines.  Todos  estos  insectos 
presentan  la  particularidad  de  saltar  cuando  se  les  pone  de 
espaldas;  así  logran  ponerse  sobre  las  patas,  siendo  así  que 
la  pequenez  de  éstas  no  les  permitiría  enderezarse.  Estos 
saltos  los  efectúa  por  medio  de  un  punzón,  que  es  prolonga- 
ción de  la  parte  ventral  del  coselete,  que  penetra  en  una  canal 
correspondiente  del  abdomen;  cuando  se  tiende  de  espaldas 
el  insecto,  se  le  ve  ponerse  rígido  haciendo  salir  la  punta  del 
coselete  y  luego  se  distiende  bruscamente:  la  espina  golpea 
entonces  fuertemente  la  cavidad  del  abdomen,  eu  donde  está 


Fig.  99.— Zapador  de  las  mieses. 


152  INSECTOS   NOCIVOS   A    LOS   CEREALES 

alojada,  dejando  oír  un  ruido  seco,  y  el  choque  resultante 
lanza  al  aire  el  insecto  hasta  a  una  altura  unas  diez  veces 
mayor  que  la  de  su  cuerpo;  el  zapador  repite  esta  curiosa 
maniobra  tantas  veces  como  es  necesario  para  lograr  colo- 
carse en  situación  normal.  El  pequeño  ruido  que  produce  le 
ha  hecho  dar  el  nombre  de  albeitar. 

Tan  sólo  las  larvas  son  perjudiciales  para  los  cultivos. 
Después  del  acoplamiento,  la  hembra  del  zapador  pone  unos 
huevos  pequeñísimos  al  pie  del  tallo  de  las  plantas  jóvenes: 
salen  de  ellos  larvas  de  cuerpo  delgado,  alargado  y  cilin- 
drico; su  color  es  amarillento,  brillante;  su  talla  máxima  es 
de  unos  2  centímetros;  su  piel  es  escamosa,  muy  dura,  lo 
que  les  hace  difíciles  de  aplastar  entre  los  dedos;  de  aquí  el 
nombre  de  gusanos  alambres,  con  que  generalmente  se  les 
conoce;  también  se  les  llama  gusanos  amarillos;  su  desarrollo 
es  muy  largo:  se  asegura  que  exige  cinco  años.  Estas  larvas 
son  extraordinariamente  voraces  y  muy  perjudiciales;  atacan 
las  raíces  tiernas  de  casi  todas  las  plantas  cultivadas,  sobre 
todo  las  radículas  de  los  granos  de  cereales  en  germinación; 
las  roen  practicando  agujeritos  al  nivel  del  cuello  y  deter- 
minan el  agotamiento,  y  luego  la  muerte  de  la  plántula.  Los 
sembrados,  sobre  todo  de  primavera  (trigos  y  avenas),  sufren 
los  ataques  de  los  zapadores  y  a  veces  pueden  ser  completa- 
mente destruidos.  Durante  el  invierno,  las  larvas  se  hunden 
bastante  profundamente  en  el  suelo  y  quedan  aletargadas 
esperando  el  despertar  de  la  vegetación. 

Estas  larvas  son  difíciles  de  destruir.  Es  más  fácil  atacar 
los  insectos  adultos,  que  se  pueden  recoger  en  gran  número 
sin  trabajo.  Contra  las  larvas  se  pueden  ensayar  los  procedi- 
mientos indicados  para  los  gusanos  blancos:  se  ha  aconsejado 
esparcir  por  el  suelo  cal  procedente  de  las  fábricas  de  gas: 
el  crud  amoníaco  se  ha  mostrado  muy  eficaz.  Se  pueden 
efectuar  también  labores  profundas  a  finales  de  estío,  a  fin 
de  llevar  las  larvas  a  la  superficie  del  suelo  y  recogerlas; 
las  plantas  de  primavera,  por  ejemplo,  las  remolachas,  es 
prudente  contentarnos  con  pasar  un  pesado  rodillo  por  el 
terreno  antes  y  después  de  la  siembra  con  objeto  de  inmovi- 


DESTRUCCIÓN   DEL   ZAPADOR  153 

lizar  las  larvas  durante  cierto  tiempo  y  permitir  a  las  plantas 
que  crezcan  con  seguridad. 

Se  puede  ensayar  recoger  las  larvas  con  auxilio  de  cebos; 
han  dado  buen  resultado  trozos  de  patata;  se  entierran  a 
unos  5  centímetros  de  profundidad  a  distancias  del '50  a 
3  metros,  marcando  cada  sitio  de  emplazamiento  por  medio 
de  un  tronco;  se  les  visita  al  día  siguiente  o  algunos  dias . 
después. 

Targioni-Tozzetti  recomienda  el  sulfuro  de  carbono  solo 
o  en  emulsión  con  aceite  de  pescado  y  el  4  por  100  de  lejía 
de  potasa;  se  vierte  en  agujeros  distantes  de  1  metro,  a 
razón  de  20  ó  30  gramos  por  metro  cuadrado. 

La  mostaza  blanca  es  una  de  las  pocas  plantas  que  no  se 
ven  atacadas  por  las  larvas  alambre;  se  la  puede  utilizar 
como  cultivo  alternante  en  los  terrenos  invadidos.  Final- 
mente, la  sulfatación  de  los  sembrados  de  primavera  no  debe 
ser  descuidada. 

El  tenebrión  molinero  (Teiiehrio  molitor)  es  un  coleóp- 
tero pardo  obscuro,  de  12  a  15  milímetros  de  longitud,  de 
élitros  rayados  longitudinalmente  y  cuyo  tórax  tiene  igual 
anchura  que  el  abdomen.  Su  larva  se  parece  extraordinaria- 
mente a  la  del  zapador;  es  filiforme,  de  un  amarillo  brillante 
y  tiene  tegumentos  lisos  y  sólidos  como  esta  última;  pero  en 
el  extremo  del  abdomen  lleva  dos  espinillas  erectas,  y  así 
alcanza  una  talla  más  considerable  (hasta  3  centímetros). 
Vive  en  la  harina  y  en  el  salvado,  y  habitualmente  se  la 
conoce  con  el  nombre  de  gusano  de  la  harina;  los  perjuicios 
que  ocasiona  no  resultan  tanto  del  alimento  que  consumen 
como  de  sus  excrementos  y  de  sus  despojos,  que  quitan  a  la 
harina  todo  valor  nutritivo.  Añadiremos  que  se  utilizan  para 
alimentar  cierto  número  de  pájaros  (ruiseñores). 

El  criócero  de  la  cebada  (Crioceris  menalopa)  tiene  B  mi- 
límetros de  longitud;  su  cuerpo  es  cilindrico;  los  élitros  son 
azules;  el  tórax  rojo,  y  la  cabeza  negra.  Las  larvas  se  mues- 
tran en  el  mes  de  junio;  son  rojas  y  forman  pequeñas  masas 
esféricas  sobre  las  hojas  de  la  cebada  y  de  la  avena;  no 
ocasionan  perjuicios  serios. 

El  abejorro  solsticial  o  de  San  Juan  (Rhisotrogns  solsti- 

GutíiAL'x.—Ejitoniologia.  11 


154 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  CEREALES 


Fig.  10(). 
Aiiisoplia  de  los  cereales. 


cialis)  aparece  a  fines  de  junio.  Es  de  más  pequeña  talla  que 
el  abejorro  vulgar;  sus  élitros  son  amarillos  y  llevan  pelos;  el 
coselete  y  la  cabeza  son  también  de  color  pardo  amarillento 
V  cubiertos  de  vellosidades.  Su  género  de  vida  es  semejante 

al  del  abejorro  ordinario.  Las 
larvas  son  idénticas  a  los  gusa- 
nos blancos,  aunque  más  peque- 
ñas, y  su  ciclo  evolutivo  es  úni- 
camente de  un  año;  roen  también 
las  raíces  de  las  plantas,  y  se  les 
destruye  del  mismo  modo. 

El  anisoplia  de  los  cereales 
(Anisoplia  segetiim)  (fig.  100) 
no  pasa  de  1  centímetro  de  lon- 
gitud; los  élitros  son  de  color 
marrón;  el  coselete  y  la  cabeza 
son  de  un  verde  bronceado  y 
recubiertos  de  pelos  amarillos. 
Ataca  sobre  todo  el  centeno, 
del  cual  roe  las  hojas  y  los  granos  tiernos. 

^  El  anisoplia  ortícola  (Anisoplia  o  Phijllopertha  hortí- 
cola) tiene  la  misma  talla  y  la  misma  coloración,  pero  no 
presenta  pubescencia. 

Estos  dos  pequeños  abejorros  de  coselete  verde  aparecen 
en  mayo  y  junio;  atacan  los  cereales  (trigo,  avena  y  centeno) 
y  roen  los  granos.  Sus  larvas,  semejantes  a  pequeños  gusa- 
nos blancos,  roen  las  raices  de  todas  las  plantas  sin  distin- 
ción; pueden  mostrarse  particularmente  perjudiciales  en  los 
campos  de  cereales  y  en  los  prados.  En  este  último  caso,  se 
recomienda  destruirlos  con  agua  muy  salada  o  con  una  diso- 
lución acuosa  al  décimo  de  amoniaco  líquido. 

LEPIDÓPTEROS 

La  alucita  o  sitotroga  de  los  cereales  (Sitotroga  cereale- 
lla)  es  un  tineido  de  pequeña  talla  (5  a  6  milímetros  de  longi- 
tud), de  largas  antenas  filiformes,  de  color  amarillo  agrisado, 
con  algunos  puntitos  obscuros  y  reflejos  plateados  en  las  alas 


ALUCITA  DE  LOS  CEREALES  155 

(ñgura  101).  Ataca  diferentes  cereales,  el  trigo,  el  centeno,  la 
avena,  la  cebada  y  el  maíz,  y  ha  empezado  a  ejercer  sus  des- 
trozos a  partir  del  siglo  XVIII  por  el  SO.  de  Francia;  se  le  ha 
indicado  por  primera  vez  en  Saintonge,  hacia  1750,  y  se  le 
conocía  entonces  con  el  nombre 
de  mariposa  de  Angoumois;  se 
extendió  luego  hasta  el  Centro 
y  el  Mediodía,  ocasionando  de- 
vastaciones considerables ;  los 
departamentos  del  Indre  y  del 
Cher  tuvieron   particularmente  Fig.  loi. 

que  sufrir  en  el  transcurso  del  AiucUa  de  ios  cereales, 

siglo  pasado.  Pero  esta  peligrosa 

mariposa  disminuyó  de  importancia  a  medida  que  en  las 
explotaciones  agrícolas  se  fueron  empleando  las  trilladoras 
mecánicas,  las  cuales,  sometiendo  los  granos  a  golpes  enér- 
gicos, matan  las  orugas  en  ellos  encerradas. 

Esto  es  tanto  más  ventajoso,  cuanto  más  peligrosa  es  la 
alucita,  puesto  que  da  dos  generaciones  por  temporada.  La 
primera  generación  aparece  poco  antes  de  la  siega,  y  enton- 
ces se  ven  volar  las  alucitas  por  los  campos  y  por  los  gra- 
neros; cada  hembra  fecundada  deposita  un  pequeño  huevo  de 
color  rojo  en  el  surco  de  un  grano  de  trigo  o  en  las  glumas 
y  glumillas  de  las  espigas.  Una  semana  después  de  la  puesta, 
todas  las  orugas  han  salido,  y  cada  una  penetra  en  el  interior 
del  grano  sobre  el  cual  se  encuentra  por  un  agujero  labrado 
en  el  surco.  En  este  momento  se  ha  hecho  la  siega,  y  los 
granos  se  han  llevado  al  granero,  en  donde  las  orugas  acaban 
su  desarrollo;  roen  todo  el  albumen,  respetando  únicamente 
la  corteza,  y  así  alcanzan  6  milímetros  de  longitud;  son 
blandas  y  blancas.  Después  de  haber  vaciado  el  interior  del 
grano,  la  oruga  practica  un  corte  circular  en  la  corteza; 
labra  un  capullo  y  se  transforma  en  crisálida;  ésta  empuja 
la  tapadera  practicada  por  la  oruga  y  se  metamorfosea  en 
una  pequeña  mariposa,  que  sale  del  grano  por  esta  abertura 
y  vuela  por  el  granero.  Muy  pronto  tiene  lugar  el  apareja - 
miento,  y  nuevos  huevos,  en  número  de  sesenta  a  ochenta 
como  la  primera  vez,  son  depositados  sobre  los  granos;  las 


156 


INSECTOS   NOCIVOS   A   LOS   CEREALES 


orugas  que  saleu  devoran  la  harina  del  grano  y  pasan  el 
invierno  en  estado  de  crisálida;  la  mariposa  no  sale  hasta 
la  primavera  siguiente.  Vemos,  pues,  que  la  primera  gene- 
ración puede  ocurrir  sobre  la  planta,  pero  luego  puede  re- 
producirse muy  bien  en  los  graneros,  y  perpetuarse  de  esta 
suerte  la  mariposa  sin  aparecer  por  los  campos . 

Pueden  quedar  inutilizadas  las  siete  octavas  partes  de  la 
cosecha.  Los  granos  invadidos  parecen  indemnes;  pero,  apre- 
tándolos con  los  dedos,  se  aplasta  el  cuerpo  de  las  orugas,  y 
sale  de  ellos  una  papilla  blanquecina  que  provoca  una  irri- 
tación de  la  piel,  pues  estos  insectos  poseen  propiedades 
vesicantes:  la  harina  y  aun  el  pan  fabricados  con  trigo  ata- 
cado producen  a  veces  mal  de  garganta,  ulceraciones  y  otros 
diversos  accidentes. 

La  tina  de  los  granos  (Tinea  granella)  (fig.  102)  es  tam- 
bién, como  lo  indica  su 
nombre,  un  tineido;  su  ta- 
lla es  la  mitad  que  la  de 
una  alucita :  6  milímetros 
de  longitud  y  16  milíme- 
tros de  envergadura;  el 
cuerpo  es  de  color  agri- 
sado; las  alas  posteriores 
son  agrisadas;  las  alas 
anteriores  son  amarillen- 
tas, llevan  manchas  ne- 
gras y  están  ensanchadas 
hacia  su  extremo;  las  cua- 
tro son  franjeadas. 

Esta  pequeña  mariposa 
aparece  al  principio  de  ju- 
lio, y  al  revés  de  la  alucita, 
cuya  primera  generación  puede  depositarse  en  los  campos 
sobre  los  trigos,  la  tina  ataca  siempre  los  granos  puestos 
ya  en  el  granero.  La  hembra  deposita  sus  huevos  en  los 
montones  de  trigo.  Pequeñas  orugas  blanquecinas  salen 
durante  el  agosto  y  roen  los  granos;  cada  una  de  ellas 
ataca  sucesivamente  varios  granos,   aunque  de  un  modo 


Fig.  102.  —  Tina  de  los  granos. 


TINA   DEL   TRIGO  157 

incompleto,  y  junta  unos  con  otros  con  una  ligera  teleraña. 
Después  estas  orugas,  llegadas  a  su  completo  desarrollo, 
abandonan  los  montones  de  trigo  y  van  a  ocultarse  en  las 
rendijas  de  las  paredes  y  del  techo  para  transformarse  en 
crisálidas.  Pasan  asi  el  invierno  y  no  se  metamorfean  en  in- 
sectos perfectos  hasta  la  primavera  siguiente.  No  hay,  pues, 
más  que  uncí  sola  geripración. 

Destrucción  de  la  ahicita  ij  de  la  tina.  —Lo  mismo  que 
contra  el  gorgojo  del  trigo  (pág.  147).  Prevenir  el  mal 
tapando  las  rendijas  de  las  paredes  y  conservando  los  grane- 
ros en  una  perfecta  limpieza.  Tratar  el  trigo  atacado  por  el 
sulfuro  de  carbono.  Recurrir  a  procedimientos  mecánicos: 
aventadoras  especiales,  llamadas  mata-polillas,  como  las  de 
Herpin  y  de  Doyére,  rompen  los  granos  atacados;  para  la 
alucita,  las  máquinas  trilladoras  cumplen  este  objeto.  Es  hasta 
conveniente,  para  detener  los  destrozos  de  esta  mariposa, 
hacer  la  trilla  inmediatamente  después  de  la  siega.  La  re- 
moción con  pala,  presta  también  buenos  servicios:  se  lanza 
con  fuerza  el  grano  contra  una  pared  a  fin  de  matar  las 
orugas,  o  bien  se  remueve  el  trigo  para  obligar  a  las  orugas 
a  abandonar  los  granos;  éstas  suben  por  las  paredes  y  allí  se 
las  aplasta.  Cuando  se  nota  la  presencia  de  la  tiila,  lo  mejor 
es  desinfectar  el  grano  y  mandarlo  al  molino. 

La  mariposa  gris  de  la  harina  (EpJiestia  Kuehmella)  es 
una  pirálida,  cuyos  perjuicios  en  los  molinos  son  con  fre- 
cuencia muy  importantes;  no  ha  resultado  peligrosa  hasta 
1884,  en  cuya  época  se  supone  que  habia  venido  del  Asia 
por  Rusia.  Esta  mariposa  tiene  1  centímetro  de  longitud  y 
2' 5  de  ala  a  ala;  sus  alas  superiores  son  de  un  gris  obs- 
curo, con  puntitos  y  manchas  negras;  sus  alas  inferiores  son 
de  un  gris  claro.  Tiene  de  B  a  6  generaciones  sucesivas,  y  se 
le  encuentra  durante  todo  el  año  en  las  harinerías  y  en  los 
molinos;  cada  puesta  se  compone  de  unos  300  huevos.  La 
oruga  tiene  1  centímetro  de  longitud;  es  de  color  rosado, 
excepto  la  cabeza,  que  es  amarilla,  y  el  primero  y  el  último 
anillos  que  son  negros. 

Las  orugas  hacen  galerías  en  la  harina;  juntan  los  mon- 
tones y  aglomeran  las  partículas  de  harina  y  hasta  los  granos 


158  INSECTOS   NOCIVOS   A   LOS   CEREALES 

por  medio  de  filamentos  sedosos  que  tejen  en  abundancia; 
constituyen  de  esta  suerte  una  borra  espesa;  la  harina  aglu- 
tinada y  emporcada  con  los  excrementos  queda  inutilizable  y 
puede  determinar  graves  enfermedades  si  se  emplea  para  la 
alimentación  del  ganado;  con  la  borra,  las  orugas  obstruyen 
además  los  conductos  elevadores,  invaden  los  cernedores  y 
dificultan  su  funcionamiento.  Se  metamorf osean  en  las  ren- 
dijas del  suelo  y  de  las  paredes. 

Es  preciso  desinfectar  completamente  los  lugares  conta- 
minados; para  esto  conviene  retirar  de  ellos  las  harinas  y 
escaldar  en  seguida  las  paredes,  el  suelo  y  las  vigas  con 
agua  hirviendo  que  contenga  un  poco  de  sosa  en  disolución, 
o  con  vapor  a  presión,  el  embadurnamiento  de  las  paredes  con 
una  solución  alcohólica  de  nicotina  adicionada  con  carbonato 
de  sosa  da  también  buenos  resultados.  Se  puede  completar 
esta  limpieza  con  una  desinfección  por  el  ácido  sulfuroso  o 
el  sulfuro  de  carbono,  según  hemos  aconsejado  respecto  el 
gorgojo.  Sin  quitar  la  harina,  se  pueden  destruir  las  mari- 
posas espolvoreando  las  maderas  y  los  aparatos  en  marcha 
con  polvo  de  piretra,  a  razón  de  1  a  3  gramos  por  metro 
cúbico  de  espacio;  la  cantidad  de  piretra  mezclada  con  la 
harina  no  pasa  nunca  de  1  gramo  por  100  kilogramos  de  ha- 
rina; es,  pues,  muy  pequeña  y  sin  peligros  para  el  consumi- 
dor; se  atacan  mejor  las  orugas  por  medio  de  embadurna- 
mientos  de  las  paredes  y  de  las  maderas  con  una  disolución 
alcohólica  de  nicotina  adicionada  con  carbonato  de  sosa  (pá- 
gina 496).  En  los  molinos  se  cepillan  las  telas  de  los  conduc- 
tos atando  cepillos  especiales  entre  los  cangilones  de  las 
correas  elevadoras.  Limpiar  la  harina  por  medio  de  tami- 
zados. 

La  Ephestia  elntella  es  una  mariposa  muy  próxima  a  la 
anterior,  pero  de  talla  más  pequeña.  Ataca  diferentes  subs- 
tancias alimenticas:  pastas,  chocolates,  bizcochos  del  ejército 
y  de  la  marina.  También  puede  causar  graves  daños  en  los 
almacenes  en  donde  se  conservan  las  tortas  de  cacahuete  para 
alimentación  del  ganado.  Se  emplean  los  mismos  medios  de 
destrucción  que  contra  la  Kiiehniella;  también  puede  inten- 
tarse el  capturar  gran  parte  de  las  mariposas  de  la  primera 


NOCTUELLA   DEL   TRIGO  159 

generación,  disponiendo,  desde  la  primavera,  en  los  almacenes 
invadidos,  recipientes  que  contengan  una  mezcla  liquida  en 
fermentación  compuesta  del  10  por  100  de  melaza  y  del 
90  por  100  de  agua;  pero  el  mejor  medio  de  resguardarse  de 
sus  ataques  es  conservar  las  provisiones  en  latas  o  en  reci- 
pientes perfectamente  cerrados. 

La  noctuella  del  trigo  (Agrotis  tritici)  es  una  mariposa 
de  color  cenicienta,  cuyas  alas  inferiores  son  enteramente 
blancas  y  las  superiores  agrisadas  con  manchas  bordeadas 
de  negro.  Su  oruga,  que  se  parece  a  la  de  una  noctuella  muy 
próxima,  la  Agrotis  segetiim,  es  conocida  como  ésta  con  el 
nombre  de  gusano  gris,  a  causa  de  su  color;  aparece  a  prin- 
cipios de  julio,  en  el  momento  de  la  floración  de  los  trigos, 
y  los  devora  durante  todo  el  verano;  roe  el  cuello  de  los 
tallos  y  ataca  los  granos,  tanto  en  estado  lechoso  como 
completamente  maduros.  Pasa  el  invierno  en  el  suelo  y 
reanuda  sus  destrozos  al  principiar  el  año  siguiente  hasta  el 
mes  de  mayo,  en  cuya  época,  habiendo  alcanzado  5  centí- 
metros de  longitud,  se  hunde  en  la  tierra  para  transformarse 
en  insecto  perfecto;  éste  hace  la  puesta  en  junio  o  julio,  y  la 
eclosión  de  las  orugas  tiene  lugar  poco  después. 

La  noctuella  de  la  siega  (Agrotis  segetnm)  ataca  el  trigo 
de  un  modo  semejante,  como  también  a  otras  plantas,  sobre 
todo  la  remolacha.  Por  esto  la  estudiaremos  entre  los  insec- 
tos nocivos  a  las  plantas  forrajeras;  los  medios  de  destrucción 
podrán  también  aplicarse  al  anterior. 

La  noctuella  del  maíz  (Noctiia  o  Leiicania  Zce)  es  una 
mariposa  de  alas  inferiores  casi  blancas  y  alas  superiores  de 
un  gris  rojizo,  manchadas  con  cinco  o  seis  puntos  negros  en 
la  hembra.  La  oruga,  del  tamaño  de  un  gusano  gris,  y  tam- 
bién de  color  agrisado,  vive  en  el  interior  de  las  espádices 
hembras  del  maíz,  en  donde  produce  serios  destrozos. 

La  sesamia  del  maíz  (Sesaniia  monagrio'ides)  es  una 
noctuella  que  ha  producido  graves  perjuicios  en  las  planta- 
ciones de  maíz  de  Argelia  y  de  las  Laudas.  En  julio,  las  oru- 
gas roen  la  medula  de  los  tallos  y  alcanzan  su  completo 
desarrollo  a  últimos  de  septiembre ,  época  en  que  se  vuelven 
crisálidas.  Pueden  haber  dos  o  tres  generaciones  anuales. 


IGO 


INSECTOS   NOCIVOS   A   LOS  CEREALES 


La  pirala  del  maíz  (Botys  o  Pyraiisia  nuMlalis)  fes  una 
mariposa  de  2^50  a  3  centímetros  de  envergadura;  tiene  las 
alas  superiores  de  un  pardo  rojizo,  atravesadas  por  dos  fajas 
más  obscuras;  las  alas  inferiores  son  negruzcas  y  atravesadas 
por  una  ancha  faja  de  un  color  amarillo  pálido;  todas  las 
alas  llevan  un  largo  fleco.  La  hembra  deposita  sus  huevos 
en  el  panículo  de  las  flores  masculinas  del  maíz;  la  tierna 
oruga  labra  una  ancha  galería  en  el  interior  del  tallo,  roe 
toda  la  parte  medular  y  debilita  el  tronco;  el  desarrollo  de 
la  mazorca  queda  por  consiguiente  diñcultado,  y  la  planta  se 
tuerce  hacia  el  suelo.  Esta  peligrosa  oruga  es  de  un  blanco 
amarillento  y  alcanza  2' 50  centímetros;  se  transforma  en  la 
parte  inferior  del  tallo  en  una  crisálida  de  color  pardo  rojizo; 
la  mariposa  sale  en  primavera.  Se  ha  de  procurar,  pues, 
quemar  antes  de  esta  época  todos  los  tallos  atacados.  Esta 
pirala  ataca  también  el  cáñamo  y  el  lúpulo. 

HEMÍPTEROS 


El  pulgón  del  trigo  (Aphis  granaria)^  el  pulgón  áptero 
(figura  103),  tiene  de  2  a  3  milí- 
metros de  longitud;  es  verde, 
con  los  ojos,  la  boca  y  los  cuer- 
nos negros.  El  pulgón  alado 
(figura  104), tiene  el  abdomen 
verde,  y  la  cabeza  y  el  coselete 
leonados. 

En  junio,  se  les  encuentra 
en  abundancia  sobre  las  espigas 
del  trigo;  chupan  la  savia  y 
dificultan  el  crecimiento  de  los 
granos. 

El  pulgón  de  las  raíces  (Rhi- 
sohiiis  radicum),  en  lugar  de 
vivir  como  el  precedente  sobre 
los  órganos  aéreos  de  los  cerea- 
les, se  encuentra  tan  sólo  sobre  las  raíces,  de  las  cuales 
chupa  la  savia;  no  lleva  alas. 


Fig.  103.  -  Aphis  gvamria 
áptero  (ampliado). 


CECIDOMIAS   DEL  TRIGO  161 

El  pulgón  del  maíz  (Aphis  maídis),  el  pulgón  áptero,  es 
negro  azulado;  el  alado  es  grisáceo  con  cuatro  rayas  negras 
transversales  sobre 
el  dorso.  Vive  en  las 
raíces  del  maíz  y  de 
otros  diversos  ce- 
reales. Sobre  todo 
abunda  en  agosto  y 
priva  a  los  granos 
de  madurar  conve- 
nientemente.   Hay  ,  ,      ,.  . 

1  '^  Fig.  104.  — AjjJtis  gvaiiaria  alado  (ampliado). 

que  quemar  los  ras- 
trojos invadidos. 

Cicadella  de  la  avena  (Cicadella  sex  nota t a);  la  cicadella 
de  seis  bandas  vive  sobre  la  avena,  cuyas  hojas  chupa,  pero 
con  rareza  causa  perjuicios.  Es  un  insecto  de  3  milímetros 
de  longitud,  de  color  amarillo  con  manchas  pardas.  Las 
hojas  picadas  se  secan  y  amarillean. 


DÍPTEROS 

La  cecidomia  destructiva  o  mosca  de  Hesse  (Cecidomyia 
o  Maije fióla  destructor)  (fig.  105),  es  una  pequeñísima 
mosca  de  3  milímetros  de  longitud,  de  patas  larguísimas 
y  frágiles,  cuya  forma  recuerda  la  del  mosquito;  tiene  un 
color  gris  negruzco  con  círculos  rojos  sobre  el  abdomen; 
las  alas  llevan  una  ligera  pelusilla  agrisada,  y,  en  reposo, 
están  horizontalmente  extendidas  sobre  el  dorso;  las  piezas 
bucales  no  están  dispuestas  para  picar. 

Las  cecidomias  destructivas  empiezan  a  aparecer  en  abril; 
las  hembras  depositan  sus  huevos  por  medio  de  un  delgado 
taladro  en  los  zureos  longitudinales  de  las  hojas  del  trigo; 
estos  huevos  tienen  un  tinte  anaranjado  y  son  en  número 
de  80  a  100.  Las  larvas  nacidas  descienden  a  lo  largo  de  la 
hoja,  se  detienen  a  veces  en  el  tallo  a  la  altura  del  nudo 
correspondiente  a  la  hoja,  pero  más  frecuentemente  van  hasta 
la  base  misma  del  tallo;  no  penetran  en  el  interior  de  éste, 


IG-J 


INSECTOS   NOCIVOS    A    LOS   CEREALhJS 


Fig.  105.  — Cecidomia  destructiva 
(Cecidouiyia  destrnctot'). 


pues  se  nutren  por  succión  de  la  savia;  pero  merced  a  esta 
succión  persistente,  acaban  por  labrarse  un  pequeño  hoyo  en 
el  tronco,  en  el  cual  queda  alojado  el  insecto.  Resulta  de  ello 
la  atrofia  del  tallo  del  trigo,  que  no  tarda  en  secarse  y  des- 
pués en  romperse.  En  es- 
tas cavidades  es  en  donde 
se  transforman  en  ninfas, 
pequeñas  cascaras  pardus- 
cas que  tienen  el  aspecto 
de  un  grano  de  lino  y  cuya 
presencia  se  reconoce  pía- 
la hinchazón  de  la  parte 
inferior  del  tallo  (figu- 
ra 106).  Generalmente, 
hay  tres  o  cuatro  genera- 
ciones anuales,  pero  puede 
llegar  hasta  seis;  las  úl- 
timas son  las  más  peli- 
grosas, pues  las  larvas  de  las  cecidomias  que  vuelan  en 
septiembre  atacan  las  plantas  del  trigo  recientemente  sem- 
brado y  las  destruyen  en  su  mayor  parte. 

La  cecidomia  destructora  ataca  también  el  centeno  y  la 
cebada.  Con  frecuencia  causa  graves  perjuicios  en  los  campos 
de  cereales;  particularmente  han  sufrido  mucho  el  Bocage 
vendeano,  la  Charenta,  el  Gers,  el  Tarn  y  el  Alto  Garona; 
"en  Argelia  se  han  valorado  los  danos  anuales  en  algunas 
decenas  de  millones.  Es  muy  nociva  en  América,  en  donde 
se  la  designa  con  el  nombre  de  mosca  de  Hesse  (Hessian 
Fly);  en  efecto,  fué  introducida  verisímilmente  cuando 
la  guerra  de  la  Independencia  con  el  forraje  de  los  re- 
gimientos de  dragones  de  Hesse  contratados  por  el  gobierno 
inglés. 

Medios  de  destrucción.  —Para  evitar  las  devastaciones 
de  esta  cecidomia,  es  bueno  efectuar  tardíamente  la  siembra 
del  trigo,  es  decir,  después  del  20  de  octubre,  pues  en  esta 
época  la  última  generación  de  insectos  ya  ha  dejado  de 
volar.  Ha  de  practicarse  la  alternancia  de  los  cultivos  con 
objeto  de  privar  a  las  larvas  del  alimento  que  les  conviene; 


CECIDOMIAS  DEL   TRIIGO 


16P> 


al  trigo  puede  sucederle  la  avena,  que  no  es  atacada,  o  cual- 
quier otra  planta;  mas,  para  ser  eficaz,  evSta  medida  ha  de 
aplicarse  en  toda  la  región.  No  _^ 

es  indiferente  la  elección  de  la 
variedad  de  semilla;  las  clases 
de  paja  dura,  como  el  trigo  de 
Burdeos,  han  de  ser  preferidas. 
El  único  medio  directo  que  se 
puede  aplicar  es  el  arranque  y 
la  incineración  del  rastrojo  ata- 
cado inmediatamente  después  de 
la  siega;  así  se  destruyen  las 
ninfas;  deben  también  quemarse 
los  residuos  de  la  trilla  o  cas- 
cabillo que  contienen  ninfas,  o 
mejor  colocarlas  en  silos  con 
hierbas  frescas  para  alimenta- 
ción del  ganado.  Pero  existen 
en  estas  ninfas  numerosos  pa- 
rásitos que  viven  a  sus  expensas 
y  que  son  suficientes  para  des- 
truirlas; así  las  grandes  inva- 
siones de  cecidomias  han  quedado 
casi  siempre  detenidas  por  estos 
preciosos  auxiliares;  no  es,  pues, 

conveniente  quemar  los  rastrojos  de  una  manera  desconsi- 
derada. 

La  cecidomia  de  la  avena  (Majjetiola  avence)  es  muy  se- 
mejante a  la  del  trigo,  ataca  únicamente  a  la  avena;  ha 
causado  perjuicios  en  el  Poitou  hace  una  veintena  de  años. 

La  cecidomia  del  trigo  (Diplosis  tritici)  (fig.  107)  es 
todavía  más  pequeña  que  la  cecidomia  destructiva,  tiene 
apenas  2  milímetros  de  longitud  y  es  completamente  ama- 
rilla. En  cuanto  a  sus  perjuicios  son  de  índole  muy  diferente, 
pues  ataca  la  espiga  del  trigo  y  no  el  tallo. 

Estas  cecidomias  aparecen  en  verano,  en  el  momento  de 
espigar  los  trigos,  y  vuelan  por  la  tarde  en  gran  número; 
las  hembras  depositan  sus  huevos  entre  las  glumas  de  las 


Fig.  106.— Hinchazón  del  taUo  en 
el  sitio  en  donde  se  han  fijado 

.,  las  ninfas  de  la  cecidomia  des- 
tructiva. 


1G4 


INSECTOS   NOCIVOS   A   LOS  CEREALES 


espiguitas,  por  medio  de  su  taladro.  Algimos  días  después 
salen  pequeñas  larvas,  al  principio  blanquecinas  y  luego  de 
un  amarillo  anaranjado,  y  se  ponen  inmediatamente  a  chupar 
la  savia  de  los  granos  nacientes,  cuya  atrofia  determinan. 
A  ñnes  de  julio  su  desarrollo  ha  terminado;  tienen  entonces 
2  milímetros  de  longitud,  se  incurvan,  se  enderezan  y  asi 
saltan  a  tierra  para  hundirse  en  el  suelo  al  pie  de  los  tallos; 

se  transforman  en  nin- 
fas para  invernar  y  no 
vuelven  a  salir  hasta 
el  mes  de  junio  si- 
guiente, bajo  la  forma 
de  moscas. 

Los  perjuicios  cau- 
sados son  a  veces  con- 
siderables .  Hay  que 
aconsejar  la  siembra 
tardía;  los  trigos  bar- 
bados, que  se  prestan 
menos  fácilmente  a  la 
puesta,  han  de  ser  pre- 
feridos. Deben  hacerse 
labores  profundas,  con  objeto  de  enterrar  las  larvas  lo  más 
hondo  posible.  Se  ha  recomendado  quemar  los  residuos  de 
la  trilla  del  trigo ^  pero  es  preferible  abstenerse  de  esta 
práctica,  por  otra  parte,  poco  eficaz,  pues  se  corre  el  riesgo 
de  destruir  parásitos,  que  son  los  más  poderosos  enemigos 
de  las  cecidomias. 

La  oscinia  devastadora  (Oscinia  rastator  o  pusilla), 
es  un  pequeño  moscardón  de  1'50  milímetros  de  longitud 
y  de  color  negro;  el  tórax  es  tan  ancho  como  la  cabeza  y 
algo  más  largo  que  el  abdomen.  Ataca  la  cebada  y  la 
avena,  y  a  veces  también  el  trigo;  deposita  en  la  primavera 
sus  huevos  sobre  la  semilla  de  la  cebada;  las  pequeñas  larvas, 
que  son  de  un  amarillo  brillante,  roen  en  junio  el  vértice  de 
los  tallos,  después  las  hojas  centrales  y  el  interior  de  los 
tallos  hasta  el  primer  nudo;  se  transforman  en  ninfas  entre 
las  vainas  foliarías,  y  a  principios  de  julio  aparecen  los  in- 


Fig.  107.  —  Cecidomia  del  trigo 
(Dfplos/s  tritici). 


CLOROPS  165 

sectos  perfectos;  esta  segunda  generacióu  ataca  los  granos 
de  avena  maduros.  Puede  haber  una  tercera  generación,  que 
hace  la  puesta  en  octubre  en  los  sembrados  de  trigo. — Esta 
mosca  raramente  es  peligrosa;  tiene,  por  otra  parte,  como 
parásito  un  himeuóptero,  el  Sigalphus  cauda  fus. 

Clorops.  —  Los  clorops  son  pequeños  moscardones  pró- 
ximos a  las  osciuias,  caracterizados  por  sus  ojos  de  color 
verde,  cuyas  larvas  roen  el  interior  de  los  tallos  de  los  ce- 
reales y  a  veces  han  resultado  peligrosísimos. 

El  clorops  de  pies  articulados  (Chlorops  tceniopus)  (ñgu- 
ra  108)  tiene  3  milímetros  de  largo  y  es  de  color  amarillo: 
ataca  el  trigo,  la  cebada  y 
el  centeno.  Aparece  a  prin- 
cipios de  mayo,  y  la  hembra 
deposita  un  huevo  en  la  base 
de  la  espiga;  quince  días  des- 
pués tiene  lugar  la  eclosión; 
la  larva  roe  al  principio  la 
parte  inferior  de  la  espiga,  Fig.  ios.  - ciorops  de  pies 

luego  desciende  y  hace  en  el  .articulados. 

tallo  un  túnel  de  varios  cen- 
tímetros de  longitud;  llegado  al  nivel  del  primer  nudo,  se 
detiene  y  se  transforma  en  crisálida;  los  insectos  perfectos 
salen  veinte  días  después.  Los  vastagos  atacados  se  atrofian, 
las  espigas  quedan  verdes  y  no  se  despojan  completamente 
de  su  vaina.  La  segunda  generación  se  apareja  en  agosto 
o  septiembre,  y  las  hembras  hacen  la  puesta  sobre  el  trigo 
y  el  centeno  recientemente  sembrado;  las  larvas  atacan  los 
tiernos  brotes,  roen  la  parte  central  de  los  vastagos  y  pro- 
ducen la  hinchazón  de  los  tejidos  en  su  base,  en  cuyo  interior 
se  transforman  en  ninfas  para  pasar  el  invierno. 

El  clorops  lineal  (Clil.  lineata),  tiene  3  milímetros  de 
longitud  y  es  de  color  amarillo  con  rayas  negras  sobre  el 
tórax  y  el  abdomen.  Ataca  el  trigo  de  la  misma  manera  que 
el  Chlorops  tceniopus. 

El  clorops  de  Herpin  (Chl.  Herpini),  bastante  semejante 
al  anterior,  ataca  sobre  todo  la  cebada. 

Contra  los  clorops,  se  puede  recurrir  a  la  alternancia  de 


166 


INSECTOS    NOCIVOS    A    LOS   CEREALES 


los  cultivos  y  a  las  siembras  tardías;  hay  que  esforzarse  tam- 
bién en  destruir  todos  los  tallos  atacados.  Ciertos  himenópte- 
ros  parásitos  contribuyen  poderosamente  a  su  destrucción. 

HIMENÓPTEROS 

El  cefo  del  rastrojo  o  cefo  pigmeo  (CepJms  pygmceus) 
(ftgura  109):  este  liimenóptero ,  que  pertenece  a  la  familia  de 
los  urocéridos,  tiene  cerca  de  1  centímetro  de  longitud;  su 
cuerpo,  largo  y  delgado^  es  de  color  negro,  con  dos  fajas 
amarillas  sobre  el  abdomen;  las  alas  son  de  un  azul  rojizo. 


Fig.  109.  —  Cefo  del  rastrojo  (Cephus pygmceus). 
1,  Cefo  muy  aumentado;  2^  Cefo  sobre  una  espiga  de  centeno  aumentado; 
3,  Larva  de  ceio  en  el  interior  de  un  tallo. 

Aparece  a  fines  de  mayo;  la  hembra  deposita  por  medio  de 
su  taladro  un  huevo  en  cada  tallo  de  trigo  o  de  centeno, 
inmediatamente  debajo  de  la  espiga.  Las  larvas  roen  la  base 
de  la  espiga,  se  hunden  en  el  interior  del  tallo,  roen  las  pa- 
redes y  se  dirigen  hacia  el  suelo  perforando  los  nudos;  al 
llegar  a  la  base,  en  julio,  han  alcanzado  su  completo  desarro- 
llo; son  blancas,  con  la  cabeza  parda;  están  desprovistas  de 
patas  y  tienen  9  milímetros  de  longitud;  se  fijan  cerca  de  las 
raíces  y  pasan  el  invierno  protegidas  por  un  capullo;  han 
tenido  cuidado  previamente  ele  practicar  en  el  tallo  una  sec- 
ción circular,  con  objeto  de  preparar  la  salida  del  insecto 


CEFO    DEL    RASTROJO  167 

perfecto.  Los  tallos  atacados  por  las  larvas  de  cefos  se  secan, 
las  espigas  se  decoloran  y  no  engruesan;  se  les  distingue 
fácilmente  de  los  tallos  intactos,  cuyas  espigas  son  verdes  y 
están  inclinadas. 

Después  de  la  siega  es  preciso  arrancar  y  quemar  los 
tallos.  Ciertos  himenópteros  parásitos,  en  particular  el  Pa- 
chijmerns  calcitrator ,  destruyen  los  cefos. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  PLANTAS  FORRAJERAS 
E  INDUSTRIALES 

COLEÓPTEROS 

Sílfidos. —  Los  silfos  atacan  preferentemente  las  substan- 
cias animales  en  descomposición;  pero  algunos  de  ellos  pue- 
den también  nutrirse  a  expensas  de  las  plantas  cultivadas  y 
particularmente  de  la  remolacha. 

El  silfo  opaco  (SUpha  opaca)  tiene  1  centímetro  de  lon- 
gitud por  5  o  6  milímetros  de  ancho;  es  completamente  de 
un  pardo  negruzco.  El  coselete  está  muy  desarrollado  y  es 
de  forma  semicircular;  tiene  el  aspecto  de  un  escudo.  Los 
élitros  tienen  los  bordes  vueltos  y  están  redondeados  por 
atrás.  Las  antenas  terminan  con  una  pequeña  hinchazón  en 
forma  de  maza.— La  larva  es  mucho  más  peligrosa  que  el 
insecto  perfecto,  tiene  1'50  centímetros  de  longitud  y  es  de 
color  negro;  su  cuerpo,  formado  de  doce  segmentos,  se  ensan- 
cha por  el  centro,  lo  que  le  asemeja  a  una  gruesa  cochinilla. 

Las  larvas  salen  en  la  primavera;  su  voracidad  es  extre- 
mada, lo  mismo  que  su  agilidad;  atacan  las  remolachas 
tiernas,  a  punto  de  recoger,  cuyas  hojas  roen.  En  el  mes  de 
junio  se  hunden  profundamente  en  la  tierra  y  allí  se  trans- 
forman; unos  diez  días  después  aparecen  los  insectos  per- 
fectos, que  son  poco  nocivos;  invernan  en  el  suelo.  En  la 
primavera,  cada  hembra  deposita  en  el  suelo  una  treintena 
de  huevos;  en  un  año  pueden  haber  varias  generaciones. 

El  silfo  negro  (8.  atrata)  y  el  silfo  obscuro  (8.  obscura), 
son  muy  semejantes  al  anterior,  pero  de  mayor  talla,  y 
atacan  del  mismo  modo  en  estado  larvario  los  tiernos  brotes 
de  remolacha. 

Remedios.  — Se  ha  aconsejado  Ivdcev  sieinbras  precoces: 


ATOMARIA  DE  LA  REMOLACHA  160 

de  este  modo,  las  plantas  están  suficientemente  desarro- 
lladas y  han  adquirido  bastante  vigoi  para  ofrecer  una 
mayor  resistencia  al  ataque  de  las  larvas,  cuando  éstas 
aparecen. 

No  se  ha  de  descuidar  la  mayor  destrucción  posible  de  los 
insectos  perfectos,  aunque  éstos  casi  no  sean  peligrosos,  pues 
la  muerte  de  uno  de  ellos  equivale  a  la  de  cinco  a  diez  larvas; 
se  pueden  emplear  trompas-cebos,  por  ejemplo,  ollas  barni- 
zadas hundidas  en  el  suelo  con  carne  putrefacta. 

Para  destruir  las  larvas  se  puede  utilizar  la  volatería, 
que  se  lleva  a  los  campos  por  medio  de  gallineros  ambulantes. 
Los  insecticidas  están  sobre  todo  indicados.  Las  emulsiones 
de  aceite  de  colza  o  de  petróleo  han  dado  buenos  resultados. 
Los  experimentos  hechos  en  1896,  en  el  Paso  de  Calais  y  en 
el  Sena  y  Marne,  por  H.  Grosjean,  inspector  general  de 
Agricultura,  han  demostrado  la  notable  eficacia  de  las  papi- 
llas arsenicales;  desde  la  aparición  de  las  primeras  larvas 
de  silfos  se  pulveriza  una  papilla  con  verde  de  París,  según 
la  fórmula  de  Riley,  de  manera  que  se  recubran  uniforme- 
mente todas  las  hojas  de  las  remolachas;  las  larvas  mueren 
rápidamente  después  de  comer  las  hojas  envenenadas,  al 
paso  que  las  remolachas  tiernas  no  sufren  nada  con  el  trata- 
miento. Gaillot  ha  experimentado  con  el  mismo  éxito  una 
papilla  de  sosa  (véase  Destrucción  de  los  insectos  nocivos). 

Las  larvas  son  a  veces  tan  numerosas  que  agotan  rápi- 
damente la  alimentación  que  les  ofrece  una  plantación  de 
remolacha  e  invaden  los  campos  próximos;  estas  grandes 
invasiones  se  repiten  por  largos  períodos,  aproximadamente 
cada  diez  años.  Entonces  es  ocasión  de  preservar  los  campos 
indemnes  por  medio  de  zanjas  de  paredes  verticales  o  por 
medio  de  planchas  de  cinc  de  15  centímetros  de  altura,  incli- 
nadas hacia  el  punto  de  donde  ha  de  venir  el  ataque. 

También  es  bueno  vigilar  los  estercoleros;  pues  estos 
insectos  que  buscan  las  materias  orgánicas  en  descomposi- 
ción, pueden  muy  bien  haber  contaminado  el  estiércol. 

La  alomaría  lineal  (Atomaria  linearis)  ataca  también  la 
remolacha.  Excede  poco  de  1  milímetro  de  longitud;  su  cuerpo 
es  alargado,  lineal,  de  color  rojizo  o  pardusco;  las  antenas, 

GuÉNAux.—Eiilomologia.  12 


170  INSECTOS    NOCIVOS   A    LAS   PLANTAS   FORRAJERAS 

como  ima  maza,  alcanzan  0'5  milímetros  de  longitud.  Los 
élitros  son  finamente  punteados. 

Todavía  se  conoce  poco  el  modo  de  vivir  de  este  pequeño 
coleóptero.  El  insecto  perfecto  aparece  en  el  momento  de  la 
germinación  de  las  semillas  de  remolacha,  ataca  la  parte 
subterránea  de  la  yema  y  la  destruye.  Si  la  planta  ya  ha 
brotado  del  suelo,  el  insecto  practica  unos  agujeritos  casi 
imperceptibles  en  la  proximidad  del  cuello;  con  frecuencia  la 
tierna  remolacha  se  ennegrece  y  muere;  puede  no  obstante 
resistir,  pero  bajo  la  inñuencia  de  las  picaduras  la  raíz  se 
vuelve  angulosa,  su  tasa  en  azúcar  disminuye  y  su  manipu- 
lación en  la  fábrica  se  hace  difícil.  El  insecto  adulto  ataca 
también  las  hojas,  prosigue  sus  destrozos  desde  fines  de 
mayo  hasta  principios  de  julio.  La  larva  que  le  sucede  vive 
probablemente  del  mismo  modo. 

Remedios. — Es  prudente  anticipar  la  siembra  y  apre- 
surar el  crecimiento  de  las  remolachas  empleando  el  nitrato 
de  sosa  a  razón  de  150  a  200  kilogramos  por  hectárea,  con 
objeto  de  pasar  más  rápidamente  el  período  crítico.  Blomeger 
preconiza  un  abono  constituido  por  150  quintales  de  cal  o 
por  400  quintales  de  cal  de  defecación  por  hectárea.  También 
es  bueno  sembrar  espeso  para  atenuar  la  intensidad  de  los 
destrozos,  no  dejando  ni  un  momento  de  aclarar  la  planta- 
ción más  que  las  plantas  menos  atacadas.  Se  ha  aconsejado 
sumergir  las  semillas  antes  de  la  siembra  en  esencia  de  tre- 
mentina, o  mejor  aún  en  aceite  de  cameliua,  a  fin  de  alejar 
los  insectos  y  evitar  que  las  plántulas  sean  atacadas  en  el 
mismo  momento  de  la  germinación.  Kühn  ha  obtenido  buenos 
resultados  sumergiendo  durante  veinte  minutos  las  semillas 
de  remolacha  en  una  disolución  compuesta  de  cinco  partes  de 
sulfato  de  magnesia,  una  parte  de  ácido  fénico  y  1  hectolitro 
de  agua.  La  alternancia  de  los  cultivos  está  perfectamente 
indicada;  se  substituirá  la  remolacha  por  el  lino,  el  cáñamo, 
el  maíz  u  otro  forraje,  no  volviendo  a  la  remolacha  en  el 
mismo  eampo  hasta  tres  o  cuatro  años  después.— Finalmente, 
se  pueden  utilizar  los  mismos  insecticidas  indicados  contra 
los  silfos. 

El  meligetes  de  la  colza  (Meligethes  ceneus)  es  un  pe- 


GORGOJO  DEL  APIO  MONTANO 


171 


queiio  coleóptero,  todo  lo  más  de  2  milímetros  de  longitud, 
de  forma  ovoidal  y  de  color  verde  bronceado.  Ataca  las 
flores  de  las  cruciferas,  sobre  todo  las  de  la  colza  j  del  nabo. 
A  principios  de  junio  las  hembras  depositan  sus  huevos  en 
las  mismas  flores  de  la  colza;  las  pequeñas  larvas,  que  salen 
al  cabo  de  quince  días,  tienen  3  0  4  milímetros,  roen  las  flores 
y  las  tiernas  silicuas  y  así  inutilizan  los  granos.  Descienden 
luego  al  suelo  para  transformarse  en  ninfas  dentro  de  una 
especie  de  capullo. 

El  único  medio  práctico  de  destrucción  consiste  en  prac- 
ticar muy  tempranamente  la  recogida  de  los  insectos  per- 
fectos. 

El  gorgojo  de  la  colza  [Gripidius  brassicce)  ataca  las 
silicuas,  perfora  los  granos  por 
medio  de  su  rostro,  los  destruye 
si  todavía  no  han  llegado  a  la 
madurez,  y  en  caso  contrario  tan 
sólo  los  altera. 

Recoge  el  insecto  perfecto. 
El  apión  del  trébol  (Apion 
apricans)  (fig.  110)  es  un  gor- 
gojo de  3  milímetros  de  longitud,  de  un  negro  brillante  y  un 
rostro  tan  largo  como  la  mitad  del  cuerpo. 
Su  larva  roe  las  tiernas  semillas  apenas 
formadas,  sin  atacar  las  partes  foliáceas; 
tan  sólo  tiene  2  milímetros  de  longitud, 
es  enteramente    blanca   e   incurvada   en 
forma  de  semicírculo.  Se  transforma  en 
la  misma  flor,  y  el  insecto  perfecto  apa- 
rece a  flnes  de  junio  o  en  julio.  —  Este 
pequeño  gorgojo  es,  pues,  tan  sólo  peli- 
groso  para   los  tréboles  cultivados  con 
objeto   de   recoger  el  grano.  Para  des- 
truirlo hay  que  renunciar  a  cosechar  el 
grano  y  segar  el  trébol  como  forraje. 

El  gorgojo  del  apio  montano  (Otiorhijiichns  ligustici) 
(ügura  111)  es  nocivo  a  un  grandísimo  número  de  plantas: 
leguminosas  (trébol  y  alfalfa),  árboles  frutales,  plantas  ortí- 


Fig.  110.  — Apiun  del  trébol. 


Fig.  111.  — Gorgojo 
del  apión  montano 
( Otiorlnjnchus  li- 
giistici). 


172  INSECTOS   NOCIVOS   A    LAS   PLANTAS   FORRAJERAS 

colas,  etc.,  que  ataca  durante  la  noche.  Tiene  1  centímetro 
de  talla,  y  es  de  color  terroso  más  o  menos  obscuro;  su 
forma  es  abombada,  y  los  élitros  están  soldados  por  la  línea 
media:  el  insecto  no  es  pues  apto  para  el  vuelo,  y  además 
carece  de  alas  inferiores. 

La  recogida  de  los  insectos  adultos  es  bastante  difícil, 

pues  únicamente  se  puede  efectuar  por  la  noche;  pero  se 

pueden  efectuar  en  los  campos  atacados,  a  distancia  unos  de 

otros,  pequeños  hoyos  de  20  a  30  centímetros  de  profundidad, 

u  otra  clase  de  refugios,  en  donde  los 

insectos  se   ocultan    durante  el  día. 

Destruir  las  larvas  con  el  sulfuro  de 

carbono. 

El  negril  o  babota  negra  (Colas- 
pidema  ntnim)  es  un  crisomélido  muy 
perjudicial  a  la  alfalfa,  sobre  todo  en 
el  Mediodía  de  Francia,  en  donde  oca- 
siona serios  destrozos.  Tiene  de  3  a 
4  milímetros  de  longitud;  su  cuerpo  es 
Fig.  ii2.-Negrii  de  la  ovalado  y  enteramente  negro  (fig.  112). 
alfalfa,  adulto.  g|  i^secto  perfecto  pasa  el  invierno 

debajo  de  tierra.  Se  muestra  en  prima- 
vera hacia  ñnes  de  abril,  y  roe  las  hojas  de  la  alfalfa.  En 
esta  época,  las  hembras  depositan  sus  huevos,  en  número 
de  unos  200,  en  las  hojas  inferiores  de  la  alfalfa;  al  cabo 
de  unos  diez  días  salen  numerosas  larvas,  al  principio  ama- 
rillentas y  luego  negras,  que  van  a  devastar  las  plantaciones 
próximas  de  alfalfa:  cuando  han  devorado  las  hojas  de  un 
campo,  invaden  los, demás,  atravesando  los  caminos  en  lar- 
gas filas  negras.— Al  cabo  de  un  mes  de  existencia,  en  junio 
o  julio,  se  hunden  en  el  suelo  y  se  transforman  en  ninfas; 
dos  meses  después  ya  están  desarrollados  los  insectos  per- 
fectos, pero  no  salen  hasta  la  primavera. 

Medios  de  destrnccíón.  —  'E^n  el  Alto  Garona  y  en  el 
Hérault,  se  recogen  los  insectos  perfectos  por  medio  de  un 
aparato  llamado  ca^a  hahottes;  es  una  caja  ligera  de  abeto 
o  de  hojalata,  larga  y  estrecha,  en  forma  de  canal  (60  cen- 
tímetros de  longitud,  25  de  ancho  y  10  de  profundidad),  en 


NEGRIL   DE   LA   ALFALFA  173 

cuyo  fondo  se  fija  un  mango  de  madera  de  2  metros  de  lon- 
gitud, y  que  se  pasa  como  una  hoz  por  los  campos  invadidos 
sobre  la  punta  de  los  tallos;  los  insectos  caen  en  la  caja.  Este 
aparato  ha  sido  perfeccionado;  el  caza  babotas  Guilhem,  que 
es  arrastrado  por  un  caballo,  se  ha  de  preferir  el  aparato 
sacudidor  Bardoux,  que  se  empuja  hacia  delante:  las  dos 
ruedas  del  aparato  ponen  en  movimiento  una  placa  que  oscila 
alrededor  de  su  eje  e  inclina  los  tallos  sobre  una  artesa  en  la 
cual  caen  los  insectos. 

Tomándolo  con  tiempo,  se  puede  disminuir  considerable- 
mente la  importancia  de  los  destrozos  con  una  primera  siega 
muy  temprana;  así  se  salva  parte  de  esta  siega  y,  además, 
cuando  salen  las  larvas,  en  lugar  de  comer  una  alfalfa  de 
segundo  corte  recientemente  brotada,  se  encuentran  en  pre- 
sencia de  plantas  ya  viejas  y  coriáceas,  que  sus  tiernas  man- 
díbulas no  pueden  atacar.  Entonces  mueren  de  hambre  o  se 
dirigen  a  los  prados  artificiales  próximos. 

Pueden  emplearse  los  insecticidas  con  eficacia.  La  cal 
viva  recientemente  apagada,  proyectada  sobre  las  hojas,  se 
adhiere  fuertemente  a  la  substancia  viscosa  que  segregan  las 
larvas  y  las  mata.  El  señor  Solanet  ha  ensayado  con  éxito 
el  cianamido  de  calcio;  se  mezclan  íntimamente  por  braceado 
100  kilogramos  de  cianamido  en  polvo  lo  más  fino  posible, 
con  200  kilogramos  de  yeso  agrícola  y  100  kilogramos  de 
ceniza  vegetal;  se  esparcen  estos  400  kilogramos  por  cada 
hectárea  de  alfalfa,  preferentemente  con  un  repartidor  de 
abonos,  pues  el  cianamido  irrita  las  mucosas  de  los  que  lo 
manejan;  la  operación  se  efectúa:  ya  después  de  hecha  la 
primera  siega,  que  es  el  momento  más  propicio,  ya  durante 
la  segunda,  cuando  el  insecto  empieza  a  subir,  ya  también 
después  de  ésta,  una  vez  fuera  del  campo  antes  de  la  dese- 
cación, mientras  el  insecto  vive  todavía  en  el  suelo.  El  precio 
del  cianamido  es  de  unos  23  francos  los  100  kilogramos.— 
En  pequeños  cultivos,  para  protegerse  contra  las  invasiones, 
es  preciso  espolvorear  todo  el  contorno  del  campo  en  una 
anchura  de  1  ó  2  metros,  con  una  mezcla  en  polvo  muy  fino 
de  naftalina  y  de  cal  recientemente  apagada  (una  parte  de 
naftalina  por  tres  de  cal)  o  simplemente  con  ceniza;  pero  es 


174 


INSECTOS    NOCIVOS    A    LAS    PLANTAS    FORRAJERAS 


preciso  dejar  una  tira  del  mismo  ancho  sin  insecticida,  pues 
las  larvas  se  detendrán  en  esta  faja-trampa,  en  donde  deberá 
exterminárselas  inmediatamente.  Estos  son  los  únicos  medios 
algo  prácticos  que  permiten  luchar  contra  el  negril. 

La  casida  nebulosa  (Cassichi  nebulosa)  es  un  crisomélido 
ovalado,  cuya  cabeza  está  oculta  bajo  el  coselete  y  cuyo 


v^ 


Fig.  113. —  Casida  nebulosa,  adulta,  larva^  ninfa  y  una  familia  de  casidas. 

cuerpo,  resguardado  por  las  expansiones  laterales  del  coselete 
y  por  los  élitros,  parece  protegido  por  un  caparazón  seme- 
jante al  de  la  tortuga.  Su  talla  es  de  0'5  a  1  centímetro  y  su 
anchura  de  3  a  5  milímetros.  Es  de  un  tinte  cobrizo  mu}- 
claro  con  manchitas  pardas  (fig.  113). 

Los  insectos  perfectos  inveruau  y  salen  de  su  refugio  en 
la  primavera.  Después  del  aparejamíento,  las  hembras  ponen 


FITONOMA   VARIABLE  175 

SUS  huevos  en  la  cara  superior  de  las  hojas  de  remolacha. 
De  estos  huevos  salen  poco  tiempo  después  pequeñas  larvas 
de  uu  color  verde  claro,  cou  dos  rayas  longitudinales  blancas 
y  que  alcanzan  cerca  de  1  centímetro  de  longitud,  llevan  en 
los  lados  del  cuerpo  pequeños  apéndices  dentados  y  están 
provistas  en  su  parte  posterior  de  dos  cerdas  caudales  en 
ioruia  de  horquilla,  que  embadurnan  con  sus  excrementos  y 
que  aplican  luego  sobre  su  rostro  para  disfrazarse  o  resguar- 
darse de  la  inclemencia. 

Aunque  el  insecto  perfecto  devora  también  el  tejido  tierno 
de  las  hojas,  son  sobre  todo  las  larvas  las  que  resultan  per- 
judiciales para  la  remolacha;  roen  el  parénquima  de  las  hojas, 
no  dejando  subsistir  más  que  los  nervios.  Se  transforman  en 
insectos  perfectos  después  de  haber  sufrido  varias  mudas  y 
haber  pasado  por  el  estado  de  ninfa.  Hay  ordinariamente 
dos  generaciones  al  ano.  Los  perjuicios  causados  hasta  ahora 
en  Francia  por  la  casida  no  son  importantes. 

Como  medios  de  defensa  y  de  destrucción  se  emplearán 
los  que  hemos  indicado  contra  los  silfos.  —Es  preciso  prac- 
ticar la  recogida  de  los  insectos  perfectos  y  de  las  larvas. 
— Doering  se  ha  servido  con  éxito  del  yeso  esparcido  sobre 
las  hojas  húmedas  de  rocío  o  de  lluvia. — Finalmente,  hemos 
de  indicar  que  este  insecto  tiene,  entre  todas  las  plantas,  una 
preferencia  marcada  por  el  quenopodio  blanco  o  armuelle; 
conviene,  pues,  extirpar  completamente  esta  mala  hierba  en 
los  campos  atacados. 

Las  altisas,  que  estudiaremos  en  el  capítulo  reservado  a 
los  insectos  de  las  hortalizas,  pueden  también  atacar  los 
forrajes:  diversas  cruciferas  y  sobre  todo  los  planteles  de 
remolachas.  Nos  remitimos  a  los  numerosos  medios  de  des- 
trucción indicados  más  adelante. 

La  fitonoma  variable  o  babota  gris  {Phytonomus  o  Hy- 
pera  variabüis)  ataca  la  alfalfa  y  ha  cometido  destrozos 
sobre  todo  desde  1894.  Es  de  color  de  avellana  y  tiene 
O' 5  centímetros  de  longitud.  Aparece  en  marzo  y  hace  la 
puesta  sobre  los  tallos  y  las  hojas;  sus  larvas  fabrican  un 
capullo  en  donde  se  convierten  en  insectos  perfectos.  Las 
hojas  de  las  plantaciones  de  alfalfa  invadidas  están  roídas, 


176  INSECTOS   NOCIVOS    A    LAS   PLANTAS   FORRAJERAS 

desmenuzadas  y  reducidas  a  las  uerviaciones.  —  Hay  que 
segar  los  campos  atacados  y  retirar  inmediatamente  la  cose- 
cha para  matar  así  de  hambre  las  larvas;  se  ha  de  aconsejar 
en  seguida  el  apaceutamieuto  por  los  carneros,  pues  estos 
animales,  comiendo  las  hojas  que  han  caido,  acaban  la  des- 
trucción de  los  capullos  que  contienen.  Las  pulverizaciones 
de  cal  recomendadas  contra  la  babota  negra  dan  también 
aquí  excelentes  resultados. 

El  zapador  velloso  (Elatcr  niger)  es  semejante  al  zapador 
de  la  mies;  pero  sus  élitros  no  tienen  surcos  negros.  Su  larva, 
«gusano  alambre»,  presenta  caracteres  idénticos  a  los  de  la 
larva  del  zapador  de  la  mies  (véase  pág.  152);  ataca  los 
tallos  tiernos  de  la  mayoría  de  las  plantas  cultivadas  y  par- 
ticularmente las  semillas  y  las  plantas  de  las  remolachas; 
puede  también  destruir  los  planteles,  y  roe  del  mismo  modo 
los  tubérculos  de  la  patata. 

Emplear  los  mismos  medios  de  destrucción  que  para  el 
zapador  de  la  mies.  La  lucha  es  por  otra  parte  difícil. 

El  cleonus  de  rostro  surcado  (Cleomis  sulcifosfris)  es  un 
gorgojo  de  1'5  a  2  centímetros  de  longitud,  de  cuerpo  largo, 
estrecho,  de  color  negro,  con  apretadas  puntuaciones;  los 
élitros  llevan  dos  o  tres  arcos  oblicuos,  poco  visibles;  el 
rostro  es  grueso,  con  aristas  salientes. 

El  insecto  perfecto  aparece  en  primavera;  se  le  ve  atacar 
en  mitad  del  día  los  planteles,  las  hojas  de  las  tiernas  remo- 
lachas, cuyo  paréuquima  devora.  A  fines  de  mayo  la  hembra 
deposita  en  el  suelo  una  decena  de  huevos;  de  estos  huevos 
salen  larvas  que  atacan  las  raíces  de  remolacha  y  se  trans- 
forman en  otoño  dando  insectos  perfectos,  que  pasan  el  in- 
vierno hundidos  en  el  suelo.  En  ambos  estados  es,  pues,  este 
gorgojo  nocivo  para  la  remolacha:  adulto,  destruye  las  partes 
foliáceas  de  la  planta  y  larva,  roe  las  partes  subterráneas. 
Es  sobre  todo  en  Rusia  y  luego  en  Austria  y  en  Hungría  en 
donde  se  ha  mostrado  peligrosa. 

Para  destruirlo  es  preciso  también  recurrir  a  la  recogida 
del  adulto  a  mano,  desde  las  diez  de  la  mafiaua  a  las  cuatro 
de  la  tarde,  durante  los  días  calientes  y  soleados  que  más 
convienen  al  insecto. — Se  pueden  también  practicar  pulve- 


NOCTUELLA    DE    LA   MIES  177 

rizaciones  cou  una  emiüsióu  acuosa  a  base  de  verde  de 
Schweiüfurth. — Moravek  recomienda  esparcir  en  fina  pul- 
verización cloruro  de  bario  en  disolución  acuosa  a  la  dosis 
de  2  a  4 '5  por  100,  según  la  edad  y  el  desarrollo  de  las 
remolachas. 

El  Cleonus  mendicus  causó  en  1903  y  1904  graves  per- 
juicios en  el  Hérault  a  las  remolachas  cultivadas  en  terreno 
arcilloso.  Los  adultos  devoran  las  hojas,  y  sus  larvas  atacan 
después  las  raices.  Desde  el  mes  de  mayo  es  preciso  pulve- 
rizar las  hojas  con  una  disolución  de  150  gramos  de  arseniato 
de  sosa  en  100  litros  de  agua,  a  la  cual  se  ha  añadido  1  kilo- 
gramo de  harina  para  hacer  más  completa  la  adherencia. 

El  Otiorhijmns  rauciis  es  un  gorgojo  de  8  milímetros  de 
longitud  por  3  de  ancho;  su  cuerpo  es  grueso  y  de  color 
amarillo  pardo:  el  coselete  está  muy  inclinado  hacia  adelante 
y  el  rostro  es  punteado.  Aparece  a  ñnes  de  abril  y  ataca  los 
planteles  de  remolacha. 

La  recogida  a  mano  es  también  el  procedimiento  de  des- 
trucción más  eficaz. 

LEPIDÓPTEROS 

La  noctuella  de  la  mies  (Agrotis  segetum)  (fig.  114)  tiene 
2  centímetros  de  longitud  y  4  centímetros  de  envergadura; 
sus  alas  superiores  son  pardo 
amarillentas  con  las  manchas  1  I 

características  de  las  noctue-  V  / 

lias;  sus  alas  inferiores  son    ^^^^^  N^  ^^       ^crí^ 
blancas  con  nerviaciones  par-     ^^B^Il^jí^lg^^^^Hl 
das  en  el  macho  y  ahumadas      ^^^^^^^g^^^B^^ 
en  la  hembra;  el  cuerpo  de  la         ^^^^v/Mf\\\^^^ 
mariposa   es  completamente  ''"^'^t^/  H  \v\J^^^ 

pardo.  Las  antenas  son  pee-  H 

tíneas  en  el  macho  v  filifor- 

111  "  Fig.  114.— Noctuella  de  la  mies. 

mes  en  la  hembra. 

Estas  mariposas  aparecen 
a  mitad  de  mayo  y  vuelan  hasta  ñnes  de  verano,  siempre 
después  de  la  caída  de  la  tarde.  Hacen  la  puesta  en  junio, 


178 


INSECTOS    NOCIVOS   A    LAS    PLANTAS    FORRAJERAS 


julio  y  agosto,  sobre  tocias  las  plantas  bajas  y  principal- 
mente sobre  las  remolachas,  al  nivel  del  cuello.  Dos  semanas 
después  de  la  puesta  tiene  lugar  la  eclosión:  las  jóvenes 
orugas  o  gusanos  r/risrs  son  típicos:  son  de  un  verde  obs- 
curo terroso,  llevan  lateralmente  dos  líneas  longitudinales 
amarillentas  y  sobre  cada  anillo  cuatro  puntitos  negros: 
alcanzan  5  centímetros  de  longitud  y  6  milímetros  de  grueso. 
Efectúan  sus  destrozos  durante  la  noche  y  quedan  ocultas  de 
día  en  el  suelo,  arrolladas  sobre  sí  mismas.  A  fines  de  la 


Fig.  11; 


Oruiías  de  agrotis  rovendo  iiua  remoladla. 


estación  se  empieza  a  descubrir  su  presencia  en  los  campos 
de  remolacha:  devoran  al  principio  las  hojas  tiernas  del 
cuello,  igualmente  que  las  raíces:  después  roen  la  base  de 
las  hojas  más  desarrolladas  (ñg.  115),  de  suerte  que  éstas 
se  desprenden,  y  al  cabo  de  algunos  días  queda  la  cosecha 
aniquilada.  Las  orugas  pasan  el  invierno  en  el  suelo,  des- 
piertan en  la  primavera  y  renuevan  sus  ataques  hasta  mayo, 
en  cuyo  momento  han  adquirido  toda  su  talla  y  se  transfor- 
man en  crisálidas  y  después  en  mariposas. 

Destrucción  de  los  gusanos  grises.  — Loíí  gusanos- grises 
son  muy  nocivos  para  las  remolachas:  su  primera  invasión 


DESTRUCCIÓN   DEL    GUSANO    GRIS  179 

eu  Francia  tuvo  lugar  en  1865,  en  el  departamento  del  Norte, 
en  donde  la  cosecha  fué  completamente  aniquilada.  Desde 
esta  época  se  han  indicado  numerosos  remedios.  Por  de 
pronto  hay  que  respetar  los  enemigos  naturales  de  estas 
orugas:  topos,  muzarañas  y  diversos  pájaros,  pues  el  número 
de  los  gusanos  grises  es  trecuentemente  tan  considerable  que 
no  se  puede  despreciar  ningún  medio,  por  pequeño  que  sea, 
que  pueda  contribuir  a  su  destrucción.  La  recogida  es  difícil, 
sino  imposible  de  efectuar,  pues  las  orugas  permanecen 
ocultas  durante  todo  el  dia:  la  recogida  de  noche  con  lin- 
terna casi  no  es  práctica,  ni  en  casos  de  fuerte  invasión; 
pero  se  puede  llevar  las  orugas  a  la  superficie  mediante  una 
vinazón  superficial  entre  las  filas  de  remolacha  y  hacerlas 
recoger  por  niños.  Se  ha  de  aconsejar  una  labor  más  pro- 
funda antes  del  invierno,  a  fin  de  recoger  los  gusanos  grises 
del  mismo  que  los  gusanos  blancos:  los  gallineros  portátiles 
prestan  entonces  grandes  servicios.  El  enterramiento  de  los 
trapos  o  cabos  de  limpieza  de  las  máquinas  o  de  las  lámparas 
no  siempre  da  resultados  bien  claros,  como  tampoco  el  regar 
las  hojas  de  remolacha  con  letrina,  con  cenizas  piritosas  o 
con  cal,  pues  los  gusanos  grises  se  ocultan  en  la  cara  infe- 
rior de  las  hojas  y  así  se  escapan  de  la  acción  de  los  insecti- 
cidas. Es  preferible  rociar  el  pie  de  las  plantas  atacadas  con 
mezclas  químicas,  tales  como  la  de  Papaglosi: 

Agua 900  partes 

Acido  sulfúrico 50    — 

Nitrobenzol 50    — 

Las  pulverizaciones  arsenicales  sobre  las  remolachas  ata- 
cadas son  todavía  más  eficaces  (véase  Destrucción  de  los 
insectos  nocivos). 

Se  han  de  recomendar  las  siembras  anticipadas,  pues  las 
plantas  son  más  fuertes,  más  vigorosas  en  el  momento  de  la 
eclosión  de  las  orugas  y  resisten  mejor  sus  ataques.  Evitar 
de  exagerar  el  reblandecimiento  del  terreno,  pues  que  facilita 
la  circulación  y  el  desarrollo  de  las  orugas;  sería  hasta 
útil  el  rodillo  para  endurecer  el  suelo,  si  no  tuviese  inconve- 
nientes para  las  remolachas.  Por  fin,  está  perfectamente 


180  INSECTOS   NOCIVOS   A    LAS   PLANTAS   FORRAJERAS 

iiidicado  proteger  contra  la  iuvasióu  los  campos  iio  atacados 
por  medio  de  zanjas,  de  paredes  verticales  de  15  a  20  centí- 
metros de  profundidad  con  hoyos  más  hondos  de  vez  en 
cuando. 

La  destrucción  de  la  mariposa  es  mucho  más  fácil  que  la 
de  la  oruga,  y  todos  los  cultivadores  deberían  practicarla 
con  cuidado;  desde  el  15  de  julio  al  15  de  agosto,  se  apro- 
vecharán las  noches  obscuras  y  suaves  para  encender  en  los 
campos  con  un  viento  sur  n  oeste,  hogueras  a  que  acudirán 
las  mariposas  a  quemarse;  se  pueden  también  emplear  lám- 
paras-trampas de  acetileno,  cuyo  fuerte  brillo  atrae  un  gran 
número  de  mariposas. — El  enmelado  se  practica  también 
con  éxito:  se  colocan  en  unas  cuerdas  substancias  azucaradas 
y  viscosas  (melaza  o  cogucho),  en  donde  las  mariposas,  har- 
tas de  azúcar,  se  entorpecen  y  se  pegan.  Un  método  mixto 
consiste  en  disponer  por  los  campos  algunos  barriles  desfon- 
dados por  ambos  extremos,  cuyo  interior  se  embadurna  con 
melaza  y  en  donde  se  coloca  una  linterna.  En  los  Estados 
Unidos  se  emplea  un  cebo  compuesto  de  salvado  y  de  melaza, 
envenenado  con  algún  arsenical. 

La  noctuella  gamma  (Plusia  gamma) ^  que  estudiaremos 
entre  las  mariposas  nocivas  a  las  hortalizas,  es  tan  perjudi- 
cial como  la  anterior  para  la  remolacha. 

La  noctuella  del  forraje  (Nenronia  o  Heliaphohus  popu- 
laris)  (fig.  IIG)  tiene  las  alas  superiores  parduscas  con  ner- 
viaciones  muy  visibles  blanco  amarillentas;  las  alas  inferiores 
son  de  color  menos  obscuro  y  franjeadas.  Esta  mariposa 
vuela  durante  la  noche,  desde  fines  de  julio  a  principios  de 
septiembre;  la  hembra  deposita  sus  huevos  en  pequeños  pa- 
quetes al  pie  de  las  hierbas  de  los  prados.  La  eclosión  tiene 
lugar  poco  después  de  la  puesta,  y  las  tiernas  orugas  se  ponen 
a  roer  durante  todo  el  otoño  y  únicamente  de  noche,  las 
hierbas  por  su  base;  durante  el  día  quedan  en  la  superficie 
del  suelo  ocultas  entre  los  guijarros  o  las  hojas,  completa- 
mente inmovibles,  no  arrolladas  sobre  sí  mismas,  como  las 
orugas  de  la  noctuella  de  la  mies,  sino  dispuestas  simple- 
mente en  arco.  Se  hunden  ligeramente  en  el  suelo  para  pasar 
el  invierno  y  reaparecer  en  primavera;  alcanzan  entonces 


NOCTUELLA  DE  LOS  FORRAJES 


181 


5  centímetros  de  longitud,  son  pardas  y  peladas  como  los 
gusanos  grises  de  la  mies,  pero  difieren  de  ellos  por  tres 
líneas  longitudinales  de  un 
amarillo  pálido  visible  y 
por  los  anillos  sin  puntear. 
Renuevan  sus  destrozos  en 
mayo  y  se  hacen  verdade- 
ramente temibles.  A  fines 
de  junio  penetran  muy  su- 
perficialmente en  la  tierra, 
se  recubren  de  una  cascara 
y  se  transforman  en  cri- 
sálida rojiza,  que  en  julio 
dan  nacimiento  a  las  ma- 
riposas. 

Esta  uoctuella  se  ha 
multiplicado  enormemen- 
te y  de  improviso  se  ha 
vuelto  muy  perjudicial  en 
Francia.  En  1894,  después 
de  la  sequedad  del  año 
1893,  que  favoreció  su  de- 
sarrollo, los  prados  y  pas- 
tos del  Aisne  y  del  Norte 
fueron  invadidos  en  mu- 
chos centenares  de  hectá- 
reas por  masas  enormes  de 
gusanos  grises;  en  diver- 
sos sitios  fué  tal  su  núme- 
ro, que,  abandonando  sus 
hábitos  nocturnos,  se  les 
vio  en  pleno  sol  avanzar 
de  frente,  formando  un 
cordón  de  una  longitud  de 
80  a  100  metros  y  un  an- 
cho de  1  a  1'5  metros,  en 

el  cual  el  hormigueo  era  de  una  intensidad  extraordinaria. 
Estas  orugas  voraces  y 


Fig.  lie.  —  Noctuella  del  forraje. 
Mariposa,  oruga  y  crisálida. 


hambrientas  luchaban  entre  sí  para 


182  INSECTOS   NOCIVOS   A    LAS   PLANTAS   FORRAJERAS 

llegar  primero  a  los  prados  todavía  indemnes,  amontonán- 
dose unas  sobre  otras,  hasta  constituir  una  capa  de  3  cm.  de 
espesor.  En  quince  días  devastaron  más  de  cien  hectáreas, 
dejando  tras  la  horda  rastrera  los  prados  pelados  y  agosta- 
dos, como  si  una  larga  sequedad  hubiese  habido  en  ellos. 

Para  detener  estos  gusanos  grises,  el  procedimiento  que 
mejor  resulta  es  el  que  consiste  en  abrir  zanjas  de  paredes 
verticales,  4  ó  5  metros  por  delante  de  la  línea  de  invasión; 
estas  zanjas  han  de  tener  15  ó  20  centímetros  de  profundidad 
por  15  centímetros  de  ancho,  y  presentar,  de  vez  en  cuando, 
unos  hoyos  más  profundos,  en  donde  se  echan  las  orugas 
caídas  en  la  zanja  y  destruidas  por  medio  de  la  cal  viva. 

La  polilla  de  la  colza  ( Ypsolophus  xijlostei)  es  una  pe- 
queña mariposa  de  6  milímetros  de  longitud  y  8  de  enverga- 
dura, de  color  de  café  con  leche,  con  una  línea  blanca  en 
zigzag  sobre  cada  ala;  aparece  a  fines  de  julio.  Su  oruga, 
larga  de  8  nim.  y  de  color  verde  pálido,  desde  su  eclosión  y 
cuando  todavía  es  muy  delgada,  se  introduce  en  los  granos 
de  la  colza  y  los  roe;  llegado  a  su  completo  desarrollo,  teje 
un  pequeño  capullo  entre  las  silicuas  o  las  ramas,  en  él  se 
transforma  en  crisálida  y  luego  en  mariposa.  Las  lámparas- 
trampas  de  acetileno,  empleadas  durante  la  primera  quincena 
de  agosto,  destruyen  la  mayor  parte  de  las  mariposas. 

La  polilla  de  la  remolacha  (Lita  oc ella t ella)  es  una  pe- 
queña mariposa  gris,  que  cometió  serios  destrozos  en  1901 
en  las  cercanías  de  Dijon  y  de  Chalons-sur-Saona,  y  luego  en 
1906  en  diversos  departamentos,  particularmente  en  Puy- 
de-Dóme  y  en  el  Ande.  Las  orugas,  verdosas  y  después 
rojizas,  atacan  las  hojas,  el  cuello  y  el  corazón  de  la  remo- 
lacha. No  se  han  de  conservar  las  raíces  más  atacadas,  sino 
darlas  al  ganado;  después  de  la  cosecha,  quemar  la  hojarasca 
y  los  despojos,  añadir  a  la  tierra,  por  medio  de  labores  pro- 
fundas, cal  procedente  de  las  fábricas  de  gas,  o  cal  viva. 

La  Botijs  margaritalis  (fig.  117)  es  amarilla  con  bandas 
pardas  sobre  las  alas  superiores  y  una  orla  obscura  alrededor 
de  las  alas  inferiores.  Esta  pirala  deposita  sus  huevos  en 
junio  y  julio  sobre  las  silicuas  de  la  colza;  su  oruga  tiene 
17  milímetros  de  longitud  y  es  verdosa  con  tubérculos  par- 


PSIQUIS 


183 


Fig.  111.  —  Bofi/s  iitfu'íjdritalis. 


dos  provistos  de  pelos.  Roe  las  vainas,  después  de  haberlas 
ligado  entre  sí 
con  hilos  sedo- 
sos; pasa  el  in- 
vierno en  el  sue- 
lo y  se  trans- 
forma en  la  pri- 
mavera. 

El  bómbix 
del  trébol  f^o/y/- 
byx  trifolii)  es 
una  mariposa  de 
unos  4  centíme- 
tros de  enverga- 
dura ,  general- 
mente de  un  color  rojo  ocráceo,  con  una  línea  sinuosa  y  un 
punto  blanco  sobre  las  alas  superiores.  Aparece  en  julio, 
agosto  y  septiembre.  La  oruga  es  de  color  de  ocre  y  alcanza 
7  centímetros  de  longitud;  roe  las  plantas  de  los  prados  ar- 
tiñciales  (trébol  y  alfalfa),  en  las  cuales  nace. 

Laspsiqíiis  son  mariposas  (fig.  118),  cuyas  hembras  no 
tienen  alas.  El  macho  de  la  psiqíiis 
atra  tiene  el  cuerpo  de  color  negro, 
las  alas  parduscas  y  las  antenas  muy 
pectíneas.  La  oruga  es  amarilla  con 
manchas  y  puntos  negros;  se  construye 
un   abrigo   con   pajitas;   las    adultas 
hembras  no  abandonan  este  abrigo  que 
las  recubre  completamente.  Esta  ma- 
riposa ataca  a  los  prados;  la  particularidad  que  ofrecen  las 
hembras  facilita  singularmente  su  recogida  por  medio  del 
rastrillo. 

HEMÍPTEROS 
El  pulgón  negro  de  la  remolacha  (ApJiis  Evonymi)  se  ha 
multiplicado  de  una  manera  prodigiosa  desde  hace  algunos 
años  en  los  campos  de  remolacha  azucarera  y  forrajera  del 
Centro  y  del  Norte  de  Francia.  Desde  principios  de  junio, 
aparece  en  las  remolachas  tiernas,  lo  mismo  que  las  porta- 


Fig.  118.  —  Fsijche 
graminella. 


184  INSECTOS   NOCIVOS   A    LAS   PLANTAS   FORRAJERAS 

semillas;  durante  todo  el  verano  se  multiplica  en  la  cara 
inferior  de  las  hojas,  que  se  arrollan  y  amarillean,  y  en  las 
inflorescencias  que  quedan  raquíticas  y  poco  productivas. 
Este  pulgón  pasa  el  invierno  en  estado  de  huevos,  depuestos 
sobre  el  bonetero  de  Europa  y  del  Japón,  sobre  el  sauquillo, 
diversas  plantas  silvestres  y  la  remolacha. 

Se  ha  combatido  eñcazmeute  este  peligroso  pulgón  es- 
parciendo dos  veces  sobre  las  remolachas  atacadas,  escorias 
de  def osfatación  a  razón  de  300  a  400  kilogramos  por  hectá- 
rea; el  polvo  ñno  de  las  escorias  penetra  en  las  hojas  arro- 
lladas y  expulsa  los  pulgones.  —  También  se  puede  recurrir 
auna  emulsión  de  petróleo:  jabón  negro,  1  kilogramo;  cris- 
tales de  sosa,  1  kilogramo;  petróleo,  1'5  a  2  litros;  agua, 
200  litros;  disuélvase  el  jabón  y  la  sosa  en  10  litros  de 
agua  caliente,  añádese  el  petróleo  y  agítese  durante  un 
cuarto  de  hora;  añádanse  los  90  litros  de  agua  agitando 
enérgicamente.  Para  destruir  las  puestas,  pulverizar  en  in- 
vierno, sobre  los  arbustos  que  llevan  los  huevos,  una  emulsión 
de  petróleo  según  la  fórmula  siguiente:  petróleo,  20  litros; 
agua,  10  litros;  jabón,  1'750  kilogramos;  en  el  momento 
de  emplearla,  diluyase  en  seis  u  ocho  veces  su  volumen  de 
agua.  Para  preparar  estas  emulsiones  empléese  un  agua  no 
caliza  (agua  de  lluvia,  de  fuente  o  de  río).  Háganse  las  pul- 
verizaciones por  la  mañana  o  por  la  tarde  después  de  la 
puesta  del  sol,  a  fin  de  evitar  que  las  gotitas  se  sequen. 

El  pulgón  del  lúpulo  (Phorodon  Imimili)  es  de  color  ver-, 
doso;  bajo  la  acción  de  sus  picaduras,  las  hojas  se  ennegre- 
cen, luego  se  secan  y  los  lúpulos  se  marchitan.  Este  pulgón 
causa  serios  perjuicios  en  las  plantaciones  del  Norte  y  de 
Borgoña.  En  los  Estados  Unidos  se  aplica  con  éxito  contra 
este  insecto  una  mezcla  de  agua  y  engrudo  con  nicotina 
que  se  pulveriza  al  aparecer  los  pulgones;  se  repite  dos  o 
cuatro  veces  durante  el  año,  teniendo  cuidado  de  deshojar 
antes  la  parte  inferior  de  las  plantas. 

DÍPTEROS 

La  típula  de  las  huertas. — Este  díptero,  cuyas  costumbres 
describimos  más  adelante,  ocasiona  serios  perjuicios  en  los 
prados^  sobre  todo  cuando  éstos  son  húmedos;  así  el  drenaje 


TEXREDO    DEL    RÁBANO  185 

contribuye  a  dismiuinr  la  intensidad  de  los  daños  causados 
por  las  larvas. 

La  mosca  o  pegomia  de  la  remolacha  (Fegoniya  hijos- 
ciani)  tiene  O' 5  centímetros  de  longitud  y  ]  centímetro  de 
envergadura;  es  gris,  con  una  fila  de  manchas  más  obscuras 
sobre  el  abdomen;  las  alas  son  transparentes  y  las  patas 
rojizas.  Vuela  en  mayo  y  deposita  sus  huevos  en  la  cara 
inferior  de  la  remolacha  o  del  beleño;  las  pequeñas  larvas 
que  salen  son  ápodas,  blancas  y  blandas;  penetran  en  el 
interior  de  las  hojas  y  vicien  haciendo  túneles.  Las  hojas, 
minadas  por  estas  larvas,  presentan  porciones  transparentes, 
que  resaltan  sobre  las  partes  verdes  próximas;  no  tardan  en 
perder  toda  consistencia  y  mueren.  Las  larvas  se  transforman 
en  julio,  ya  en  el  interior  de  las  hojas,  ya  en  el  suelo;  a  fines 
de  este  mes  y  a  principios  de  agosto,  aparece  una  segunda 
generación  de  moscas,  éstas  efectúan  su  puesta  como  las 
primeras,  y  los  daños  prosiguen,  pero  son  bastante  menos 
importantes  que  la  primera  vez,  a  causa  de  la  mayor  resis- 
tencia que  ofrecen  las  hojas  de  la  remolacha;  las  larvas  pasan 
el  invierno  bajo  tierra  en  estado  de  ninfas  y  se  transforman 
en  la  primavera.— En  caso  de  seria  invasión  hay  que  alternar 
los  cultivos.  Es  útil  recoger  las  hojas  atacadas  y  quemarlas. 
Las  siembras  se  han  de  hacer  muy  apretadas,  y  al  aclararlas, 
se  arrancarán  y  se  destruirán  las  plantas  enfermas.  Se  han 
recomendado  también  las  pulverizaciones;  con  una  emulsión 
de  petróleo  (la  misma  fórmula  indicada  contra  el  tenredo, 
página  187)  — con  un  cocimiento  de  cuasia  adicionada  con 
una  disolución  de  jabón  — o  bien  esparciendo  sobre  las  hojas 
después  de  la  lluvia  una  mezcla  en  partes  iguales  de  hollín  y 
de  ceniza.  Es  más  eficaz  llevar  las  ninfas  a  la  superficie  del 
suelo  mediante  una  labor  profunda  y  hacerlas  devorar  por  la 
volatería. 

HIMENÓPTEROS 

El  tenredo  del  rábano  (Athalia  spinavum)  (fig.  ir.»),  o 
mosca  de  sierra  del  rábano,  tiene  8  milímetros  de  longitud  y 
r.o  centímetros  de  envergadura;  es  de  un  color  general  ama- 
rillo rojizo  con  la  cabeza  y  parte  del  tórax  negros. 

Cometió  grandes  destrozos  en  l'JOl  en  las  huertas  de  la 

GvÉifiAux.—Fníoniologia.  13 


186 


INSECTOS    NOCIVOS   A    LAS   PLANTAS   FORRAJERAS 


llanura  de  Croissy-sur-Seua  (Sena  y  Oise);  las  cruciferas  y 
sobre  todo  los  nabos  sufrieron  sus  ataques.  Esta  mosca  de 
cuatro  alas  se  muestra  en  mayo  durante  una  quincena  de  dias; 
la  hembra  deposita  sus  huevos  en  el  borde  de  las  hojas  de 
los  nabos,  coles,  mostaza,  etc.,  introduciéndolos  en  el  espe- 
sor de  los  teiidos  ñor  medio  de  su  taladro:  de  este  modo 


Fig.  119.  —  Tenredo  del  rábano  (Aihalia  spiíiaj-iiiii). 

deposita  aisladamente  de  250  a  300  huevos.  Cinco  o  seis 
días  después  salen  las  larvas,  que  son  las  verdaderamente 
nocivas:  se  ponen  inmediatamente  a  roer  las  hojas,  no  dejando 
bien  pronto  de  ellas  más  que  los  nervios.  Ai  cabo  de  tres 
semanas  alcanzan  su  talla  definitiva;  tienen  entonces  cerca  de 
3  cm.  de  longitud  y  se  confunden  con  las  orugas  de  las  mari- 
posas; pero  se  puede  fácilmente  distinguir  estas /(«/5¿/5  orugas 
de  las  verdaderas  por  el  número  de  sus  patas,  que  en  éstas  es 
de  22  y  en  aquéllas  es  siempre  superior  a  16:  su  color  es  al 
principio  de  un  verde  agrisado  y  después  apizarrado.  Descien- 
den a  tierra  para  transformarse,  se  hunden  en  el  suelo  a  poca 
profundidad  y  se  fabrican  una  cascara  sedosa  ovalada,  recu- 
bierta exteriormente  de  partículas  de  tierra  aglutinadas. 

Una  segunda  generación  de  insectos  perfectos  aparece  en 
el  mes  de  agosto,  y  las  devastaciones  de  las  larvas  se  renue- 
van desde  fines  de  agosto  a  principios  de  octubre;  estas  larvas 


TENREDO   DEL   RÁBANO  187 

pasan  el  invierno  en  los  capullos  que  se  fabrican  bajo  tierra. 

Las  plantas  atacadas  se  secan  y  con  frecuencia  mueren; 
los  planteles  recientemente  germinados  sucumben  con  segu- 
ridad; los  perjuicios  aumentan  con  los  fuertes  calores  del 
verano  que  activan  la  eclosión  y  la  vitalidad  de  las  larvas,  y 
también  con  el  reblandecimiento  del  terreno.  Para  destruir 
fas  larvas  se  pueden  emplear  pulverizaciones  insecticidas,  las 
emulsiones  de  petróleo  son  recomendables,  lo  mismo  que  las 
emulsiones  de  aceite  de  granos;  pero  es  preciso  aplicar  estos 
tratamientos  sólo  a  las  plantas  que  les  falten  todavía  quince 
dias  al  menos  para  llegar  a  la  madurez,  pues  las  emulsiones 
tienen  el  inconveniente  de  comunicarles  un  olor  desagradable 
y  bastante  persistente,  que  sería  un  obstáculo  para  la  venta. 

Marchal  recomienda  las  dos  fórmulas  siguientes : 

1.*^  Agua.    .    .    .  1,500  gramos      2.^^  Jabón  negro.    .    .       2  kilos 
Jabón  negro  .      400      —  Carbonato  de  sosa.       1  kilo 

Petróleo.   ..  1.000      —  Petróleo   ....       3  litros 

Agua 100    — 

La  recolección  de  los  insectos  alados  no  debe  descuidarse; 
para  efectuarla  se  aprovecha  un  tiempo  fresco  o  lluvioso, 
durante  el  cual  las  atalias  quedan  atontadas,  y  por  la  tarde  o 
por  la  mañana  se  sacuden  sobre  una  tela  las  ramas  de  los 
árboles  próximos  y  de  los  setos  que  circundan  los  campos: 
los  insectos  que  se  recogen  en  ellos  caen  en  gran  número. 
Las  moscas  acuden  preferentemente  sobre  sitios  elevados 
para  pasar  la  noche;  así  basta  con  colocar  en  los  campos 
invadidos  unos  palos  con  un  haz  de  paja  en  su  extremo  y 
sumergir  éste  por  la  mañana  en  un  cubo  lleno  de  agua  de 
jabón  para  matar  los  insectos  que  se  han  refugiado  en  la 
paja.  —Para  evitar  que  las  larvas  procedentes  de  un  campo 
ya  cosechado  invadan  los  campos  próximos  todavía  en  cultivo 
y  débilmente  atacados,  es  necesario  rodear  estos  últimos  con 
una  zanja  de  paredes  verticales  de  20  centímetros  de  profun- 
didad. —  Cuando  es  posible  se  ha  de  practicar  la  alternancia 
de  los  cultivos.  Las  siembras  se  harán  bastante  espesas  y  se 
han  de  aclarar  lo  más  tarde  posible,  a  fin  de  no  aumentar  la 
intensidad  de  los  perjuicios.  En  otoño,  una  labor  profunda 
servirá  para  llevar  a  la  superficie  del  suelo  las  ninfas  y  ase- 
o-urar  su  destrucción. 


INSECTOS   PERJUDICIALES  A  LAS   HORTALIZAS 


TISANÓPTEROS 

El  trips  del  puerro  (Thrips  tahaci).  Este  pequeño  tisauóp- 
tero  (1  milímetro  de  longitud)  ataca  muy  distintas  plantas, 
particularmente  el  puerro.  Las  hojas,  acribilladas  de  pincha- 
zos, se  decoloran  y  su  extremo  se  seca;  la  planta  no  crece 
y  queda  mezquina.  La  cosecha  queda  a  veces  reducida  al 
50  por  100. 

Pulverizar  sobre  las  hojas  una  solución  de  jabón  al 
o  por  100.  Destruir  en  invierno  las  hierbas  de  los  arriates,  y 
quemarlas. 

ORTÓPTEROS 

La  zarandija  (Gnjllotalpa  rulgaris)  (tíg.  120),  conocida 
también  con  el  nombre  de  grillotalpa  o  cangrejo  de  tierra, 
es  uno  de  los  insectos  más  temidos  por  los  jardineros.  Su 
aspecto  es  singular  y  poco  seductor;  el  cuerpo  macizo  y 
abultado  en  la  región  torácica,  alargado  en  la  región  abdo- 
minal, tiene  cerca  de  5  centímetros  de  longitud;  es  de  color 
pardo  y  aterciopelado  por  encima,  rojizo  por  debajo  y  termina 
con  dos  aguijones  afilados.  Las  alas  anteriores  o  seudo- 
élitros  son  cortas  y  no  recubren  más  que  la  mitad  del  abdo- 
men; las  posteriores,  por  el  contrario,  son  muy  largas  y,  en 
el  reposo,  se  prolongan  más  allá  del  abdomen  formando  una 
especie  de  cola.  La  cabeza  es  cónica,  inclinada  hacia  ade- 
lante; tiene  ojos  brillantes,  dos  largas  antenas  y  robustas 
piezas  bucales.  Las  patas  anteriores  son  características  y 
contribuyen  a  dar  al  animal  un  aspecto  repulsivo;  enormes 
y  terminadas  por  anchas  paletas,  que  recuerdan  las  del  topo, 
están  admirablemente  conformadas  para  escarbar  la  tierra. 

La  zarandija  habita  la  capa  arable  de  los  terrenos  mu- 
llidos; es  el  huésped  de  las  huertas,  de  los  planteles,  de  los 


ZARANDT.IA 


189 


campos  situados  en  tierras  ligeras  y  en  sitios  ligeramente 
húmedos,  como  es  el  fondo  de  los  valles.  Durante  la  noche 
se  ocupa  en  perforar  túneles  superñciales,  siempre  muy  nu- 
merosos y  frecuentemente  de  extraordinaria  longitud,  así 
produce  grandísimos  destrozos  durante  su  camino,  cortando 
por  medio  de  sus  temibles  mandíbulas  las  raíces  que  encuen- 
tra a  su  paso,  atravesando  los  tubérculos  de  patatas  o  las 
remolachas,  que  dificultan  su  marcha,  y  devorándolas  también 
para  alimentarse;  los  lugares  atacados  se  reconocen  por  la 


Fit:-.  t-2ti.  —  ZaifUidij 


amarillez  y  marchitamiento  de  las  plantas.  Pero  esta  alimen- 
tación vegetal  no  basta  para  satisfacer  la  voracidad  de  las 
zarandijas;  además  de  los  tubérculos  y  de  toda  clase  de  raí- 
ces, atacan  los  gusanos  y  los  insectos,  y  hasta  es  probable 
que  todas  las  galerías  con  que  atraviesa  el  suelo  no  tienen 
otro  objeto  que  realizar  la  caza  de  las  larvas  y  de  los  gusa- 
nillos; diversos  observadores  han  podido,  en  efecto,  conser- 
varlas en  cautiverio,  alimentándolas  con  lombrices  de  tierra, 
gusanos  de  limo,  gusanos  de  la  harina,  gusanos  blancos, 
hormigas,  de  las  cuales  son  muy  ávidos;  es  tal  su  voracidad 
que,  puestas  en  ayunas,  llegan  a  devorarse  entre  sí.  Tienen 
pues  un  régimen  omnívoro,  a  la  vez  carnívoro  y  vegetariano. 
Se  ha  dudado  si  estos  animales  podían  ser  considerados  como 
útiles;  pero  es  indiscutible  que  acarrean  infaliblemente  de  un 


190  INSECTOS   PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 

modo  más  o  menos  directo  la  muerte  de  las  plantas  cultiva- 
das y  se  muestran,  por  consiguiente,  más  perjudiciales  aún 
que  los  animales  a  los  cuales  hacen  guerra.  La  cuestión  está 
del  todo  resuelta:  hay  que  destruir  la  zarandija  como  uno  de 
los  enemigos  más  terribles  de  nuestros  cultivos. 

Durante  el  día,  la  zarandija  queda  oculta  en  su  cubil,  que 
generalmente  está  situado  en  un  terreno  duro,  como  es  el  de 
los  senderos;  este  retiro  empieza  por  ser  horizontal,  a  fin 
de  evitar  la  entrada  de  las  aguas  de  lluvia;  luego  forma  un 
ángulo  y  se  hunde  hasta  cierta  profundidad  en  el  suelo. 

A  mitades  de  jimio,  el  macho  empieza  a  producir  un 
ligero  chirrido,  perceptible  tan  sólo  a  pequeña  distancia  y 
que  produce  por  medio  del  frote  de  las  alas  anteriores  una 
contra  otra.  Es  la  época  de  los  amores.  La  hembra  queda 
fecundada,  y  establece  el  nido  en  donde  depositará  los  hue- 
vos; para  ello  escoge  un  sitio  bien  descubierto,  sin  sombra  y 
con  suelo  rico  en  humus;  labra  a  15  ó  20  centímetros  de 
profundidad  una  cavidad  esférica  del  tamaño  de  un  huevo 
de  paloma  y  cuyas  paredes  están  aglutinadas  con  saliva  a 
ñu  de  volverlas  lisas  y  resistentes;  este  nido  queda  cerrado 
y  reforzado  con  tierra,  adquiere  las  dimensiones  de  un  huevo 
de  gallina.  Conducen  a  él  varias  galerías  subterráneas.  La 
hembra  deposita  en  €ste  nido  de  200  a  400  huevos,  amari- 
llentos, del  tamaño  de  un  cañamón,  de  cascara  muy  resistente 
y  aglutinados  entre  sí.  Tres  semanas  después  de  la  puesta, 
salen  pequeñas  larvas  blancas  del  tamaño  de  grandes  hor- 
migas del  bosque;  se  ha  pretendido  que  la  madre  devora  una 
parte;  varios  autores  sostienen,  por  el  contrario,  que  las 
protege  y  hasta  les  busca  alimento;  se  cree,  además,  que  no 
tarda  mucho  en  morir  después  de  la  eclosión. 

Tres  o  cuatro  semanas  más  tarde,  los  pequeños  que  hasta 
entonces  han  vivido  en  sociedad  a  expensas  de  los  restos 
orgánicos  que  les  rodean,  sufren  una  muda  y  se  dispersan. 
Cambian  tres  veces  más  de  cubierta  hasta  últimos  de  octubre; 
entonces  tienen  cerca  de  1'5  centímetros  de  talla  y  son  de 
color  pardo.  Entonces  se  hace  cada  uno  una  madriguera  o 
bien  se  refugian  debajo  de  la  paja  menuda  o  en  los  esterco- 
leros para  pasar  aletargados  el  invierno.  En  la  primavera 


DESTRUCCIÓN   DE   LA   ZARANDIJA  191 

sufren  dos  mudas  más  y  no  llegan  al  estado  perfecto  hasta 
mayo  o  junio;  entonces  es  cuando  cometen  sus  mayores  des- 
trozos en  los  cultivos;  ciertos  autores  creen  que  necesitan 
tres  años  para  llegar  a  su  completo  desarrollo. 

Medios  de  destrucción.  —  1 .°  Se  ha  aconsejado  inundar 
las  galerías  de  zarandijas  con  líquidos  tóxicos:  aceite,  esencia 
de  trementina,  emulsiones  jabonosas  de  petróleo  o  de  sul- 
furo de  carbono.  Hay  que  aprovechar  las  lluvias  suaves, 
porque  después  de  ellas  se  distinguen  más  fácilmente  las 
aberturas  de  las  galerías  para  seguir  todo  su  recorrido  y 
llegar  a  las  galerías  verticales,  en  las  cuales  se  vierte  uno 
de  los  líquidos  indicados;  pero  el  líquido  nunca  penetra  muy 
lejos  y  tan  sólo  destruye  un  pequeño  número  de  insectos. 

2.^  Se  puede  también  recurrir  a  las  inyecciones  de  sul- 
furo de  carbono  por  medio  de  un  tubo  inyector  o  de  agujeros 
practicados  con  la  estaca;  la  dosis  media  es  de  30  gramos 
por  metro  cuadrado  distribuidos  en  cinco  agujeros  hondos  de 
15  a  20  centímetros.  Se  puede  también  emplear  el  sulfuro 
de  carbono  en  cápsulas  repartidas  a  distancia. 

Los  trapos  con  petróleo  y  la  naftalina  (150  gramos  por 
metro  cuadrado)  pueden  alejar  los  insectos,  pero  no  des- 
truirlos. 

3.^  El  señor  Yénidunia,  inspector  de  Agricultura  del 
vilaieto  de  Aídina  (Turquía  asiática),  nos  ha  indicado  un 
procedimiento  que  le  ha  permitido  luchar  con  éxito  completo 
contra  las  devastaciones  de  las  zarandijas  en  las  plantaciones 
de  tabaco;  consiste  en  esparcir  por  el  suelo  de  las  parcelas 
atacadas,  granos  cocidos  de  maíz  espolvoreados  con  ácido 
arsenioso:  se  entierra  superñcialmente,  con  el  rastrillo,  el 
maíz  emponzoñado  diez  días  antes  de  la  siembra  o  del  re- 
planteo. Se  han  de  retirar  con  cuidado  las  gallinas  de  los 
sitios  tratados  de  este  modo. 

4.-  En  la  época  del  aparejamiento,  se  pueden  enterrar, 
en  el  trayecto  de  las  galerías,  macetas  bastante  hondas  que 
comprendan  un  poco  de  líquido  tóxico  y  cuyo  borde  quede  a 
ras  del  suelo;  pero  el  procedimiento  es  costoso,  pues  exige 
muchos  recipientes  y  raramente  da  buenos  resultados.  El 
agua  atrae  las  zarandijas;  se  pueden  pues  enterrar  depósitos 


192  INSECTOS   PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 

de  cinc  llenos  de  agua,  o  practicar  en  diferentes  puntos  agu- 
jeros circulares  de  15  a  20  ceutimetros  de  profundidad  en 
cuyo  fondo  se  ponen  algunos  centímetros  de  agua  con  una 
pequeña  capa  de  aceite;  las  zarandijas  caen  y  se  ahogan. 

5."  Un  excelente  procedimiento  consiste  en  atraer  los 
grillotalpas  proporcionándoles  refugios  en  la  época  del  frió. 
Se  puede,  por  ejemplo,  a  últimos  de  septiembre  colocar  en 
los  campos  montones  de  estiércol  de  distancia  en  distancia, 
habiendo  tenido  cuidado  antes  de  excavar  el  suelo  unos 
10  centímetros  debajo  de  cada  montón;  los  insectos  se  refu- 
gian allí  para  pasar  el  invierno;  en  enero  y  febrero  están 
entumecidos  y  se  les  puede  destruir  fácilmente.  En  verano, 
se  puede  emplear  la  carne  cruda  en  refugios  parecidos  como 
cebo  para  atraer  las  zarandijas,  y  se  vuelca  luego  a  mitad 
del  día. — El  sistema  siguiente  permite  desembarazarse  com- 
pletamente de  las  zarandijas  en  dos  o  tres  años:  a  fines  de 
septiembre,  por  toda  la  extensión  del  terreno  se  abren  unas 
zanjas  tortuosas  separadas  entre  sí  de  3  ó  4  metros:  se  les 
da  una  profundidad  y  una  anchura  de  O' 25  a  O' 30  metros,  y 
se  llenan  hasta  el  nivel  del  suelo  con  estiércol  pajizo  de  ca- 
ballo o  de  buey,  que  contenga  gran  cantidad  de  excrementos: 
luego  se  recubre  con  tierra.  Casi  todas  las  larvas  se  refugian 
en  este  medio  caliente,  que  les  es  muy  favorable  para  inver- 
nar y  en  donde  sufrirán  las  mudas.  En  el  mes  de  mayo  del 
año  siguiente,  se  abren  las  zanjas  por  un  extremo  y  se  va 
atacando  el  estiércol  por  pequeñas  porciones;  se  encuentra 
en  él  gran  número  de  grillotalpas  en  estado  perfecto  o  de 
larvas  todavía  sin  transformar,  que  es  fácil  destruir  aplas- 
tándolas. La  operación  es  poco  costosa  y  no  complica  mucho 
el  cultivo. 

<i.'^  Sobre  todo  no  hay  que  descuidar  el  ataque  de  los 
nidos  durante  los  meses  de  mayo,  junio  y  julio;  aparecen 
bajo  la  forma  de  pequeños  montículos  de  tierra  removida, 
rodeados  de  plantas  secas;  se  busca  a  25  centímetros  de 
profundidad  la  cascara  de  tierra  endurecida  y  se  quita  sin 
romperla  para  que  no  caigan  los  huevos;  éstos,  que  son  muy 
duros,  han  de  ser  bien  aplastados  o  echados  al  suelo. 

7.'^    Hay  que  proteger  ciertos  insectos,  como  los  cárabos. 


TIJERETA 


193 


los  procrustos  y  los  estaftliuos,  que  devoran  los  huevos  de 
las  zaraudijas. 

Se  pueden  proteger  ciertas  plantas  delicadas,  como  los 
tomates,  las  berengeuas  y  las  diversas  hortalizas,  que  están 
muy  expuestas  a  los  ataques  de  las  zarandijas,  enterrando 
a  su  alrededor  tiestos,  planchas  de  madera  o  de  cinc.  Tam- 
bién se  logra  alejar  las  zarandijas  colocando  en  el  suelo 
cristales  de  naftalina,  que  no  tienen  ninguna  acción  nociva 
sobre  las  plantas;  pero  se  ha  de  tener  cuidado  de  renovarlos 
cada  cinco  días. 

La  tijereta  o  forfícula  (Forfiaila  aiuiciilaria)  (fig.  121) 
es  un  insecto  muy  común.  Su  cuerpo  es  alargado,  liso,  de 
15  centímetros  de  longitud,  de  color 
pardo  rojizo  sobre  la  parte  dorsal  y 
ventral  del  abdomen,  amarillo  en 
los  costados.  Los  élitros  son  mucho 
más  cortos  que  el  abdomen,  coriá- 
ceos y  truncados  en  su  extremo; 
debajo  tienen  alas  membranosas, 
plegadas  como  un  abanico  y  al  tra- 
vés. Las  patas  son  cortas  y  aptas 
tan  sólo  para  correr.  El  abdomen 
se  prolonga  en  su  parte  posterior 
en  unas  pinzas,  cuyas  ramas,  de 
4  a  8  centímetros  de  longitud,  que 
son  incurvadas  circularmente  y  den- 
tadas en  el  macho,  al  paso  que  son  más  cortas  y  casi  rectas 
en  la  hembra.  Estas  pinzas  recuerdan  por  su  forma  las  que  an- 
tes servían  a  los  joyeros  para  agujerear  las  orejas,  semejanza 
que,  por  analogía,  ha  hecho  que  a  este  insecto  se  le  diese  el 
nombre  ({^  perce-oreille.  Otros  autores  pretenden  que  puede 
entrar  casualmente  en  las  orejas  de  las  personas  tendidas  en 
el  suelo  y  que  de  esto  le  vendría  su  apodo. 

Estos  insectos  buscan  los  lugares  obscuros;  se  ocultan 
durante  el  día  debajo  de  las  piedras,  en  las  hendiduras  de 
los  árboles  y  de  los  muros  y  en  las  ruinas;  son  muy  voraces 
y  se  alimentan  de  substancias  vegetales;  atacan  sobre  todo 
las  frutas,  también  las  legumbres  y  aun  los  cereales.  Los 


Fig.  ] 21,  — Tijereta. 


194 


[NSECTOS    PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 


jardineros  y  los  hortelanos  con  frecuencia  reciben  perjuicios. 
Para  destruir  las  forfículas  basta  con  proporcionarles  refu- 
gios: macetas  invertidas,  puñados  de  paja,  de  hojas,  de 
broza,  etc.,  en  donde  se  refugian  en  gran  número  durante 
el  dia,  y  se  les  puede  fácilmente  aplastar  o  quemar. 


COLEÓPTEROS 

B ruchas. — Las  bruchas  son  pequeños  gorgojos  ortóceros, 
de  rostro  muy  corto  y  de  forma  recogida,  que  atacan  dife- 
rentes semillas  legumino- 
sas :  guisantes ,  habas , 
lentejas ,  arbejas ,  habi- 
chuelas, etc.  Cada  uno  de 
estos  granos  es  atacado 
por  una  especie  propia  de 
brucha ,  cuya  talla  esttá  en 
relación  con  el  tamaño 
del  grano  atacado.  Cita- 
remos: 

La  brucha  de  los  gui- 
santes (  Bruch  u  s  p  is  i) 
(figura  122)  tiene  5   mi- 
límetros de  longitud:  es 
negra,  con  pequeñas  man- 
chas blancas,  regularmen- 
te distribuidas  sobre  los 
élitros  y  el  tórax; 
La  brucha  de  las  habas  (B.  rufimanus)  (ñg.  123),  que 
ataca  el  haba  de  las  huertas;  tiene  de  6  a  8  milímetros  de 
longitud;  es  negra  con  cuatro  manchas  triangulares  brillan- 
tes sobre  los  élitros; 

La  brucha  de  las  lentejas  (B.  pallidkornis)  (fig.  124), 
negra  con  una  pelusa  blanquecina  y  dos  manchas  negras  en 
el  extremo  del  abdomen,  ha  resultado  muy  nociva  en  la 
Lorena,  hasta  el  punto  de  acarrear  el  abandono  del  cultivo 
de  la  lenteja; 

La  brucha  de  las  arbejas  (B.  nubilns); 


Fig.  122.  —  Pulgóu  (le  los  guisantes. 


PULGONES 


195 


La  briicha  de  las  habichuelas  (B.  obfpctns)  ha  causado 
perjuicios  eu  el  Mediodía. 

Todas  estas  bruchas  atacau  los  grauos  de  la  misma  ma- 
nera; el  insecto  per- 
fecto deposita  sus 
huevos  en  la  prima- 
vera sobre  las  vai- 
nas eu  vías  de  for- 
mación. Nacen  unas 
pequeñas  larvas 
blancas  y  penetran 
en  los  o-raaos;  o'e- 
neralmente  no  hay 
más  que  una  larva 
por  cada  grano ,  ex- 
cepto cuando  se  tra- 
ta de  las  habas  y  de  las  habichuelas,  cuyo  volumen  les 
permite  contener  dos  o  más  bruchas.  El  grano  se  desarrolla 
como  ordinariamente,  pues  la  evolución  de  la  larva  es  poco 
rápida.  Esta  roe  la  albúmina;  general- 
mente es  respetado  el  germen,  aunque  no 
queda  forzosamente  indemne,  y  está  tam- 
bién sujeta  a  sus  ataques  como  la  reserva 
nutritiva  del  grano.  La  larva  no  llega  a 
alcanzar  su  completo  desarrollo  hasta  ñnes 
de  invierno;  se  transforma  entonces  en 
ninfa  y,  hacia  los  meses  de  abril  o  de 
mayo,  el  insecto  perfecto  sale  del  grano  abriendo  un  pe- 
queño agujero. 

Se  ve,  por  esta  rápida  descripción  de  las  costumbres  del 
insecto,  cuáles  pueden  ser  las  consecuencias  de  sus  destro- 
zos. Los  guisantes,  habas  y  lentejas  atacados  pierden  una 
notable  parte  de  su  peso  y  se  resiente  su  valor  si  están  des- 
tinados a  la  alimentación.  Si  han  de  utilizarse  como  semilla, 
tienen  el  inconveniente  de  brotar  mal,  de  dar  plantas  poco 
vigorosas  y,  por  consiguiente,  una  débil  cosecha,  admitiendo 
aún  que  la  gémula  haya  sido  respetada,  pues  su  destrucción 
imposibilita  la  germinación;  además,  con  mucha  frecuencia, 


Fisí.  124.  —  Pulgón  d( 
las  leutejas. 


19rí  INSECTOS   PERJUDICTALES    A    LAS    HORTALIZAS 

eu  el  momento  de  la  siembra,  el  insecto  está  todavía  ence- 
rrado en  el  grano;  nua  vez  hecha  la  siembra  saldrá  de  él  e 
infectará  el  campo  en  que  se  encuentre. 

Es  preciso  emplear  tan  sólo  la  semilla  perfectamente 
sana;  los  granos  atacados  se  reconocen  fácilmente  por  la 
pequeña  abertura  por  donde  ha  salido  el  insecto  o  por  el 
circulo  transparente  que  representa  el  sitio  en  donde  está 
aprisionada  la  brucha  y  por  donde  se  escapará;  para  esco- 
gerlos, lo  mejor  es  echar  los  granos  en  el  agua:  se  rechaza- 
rán todos  los  que  — roídos  por  las  bruchas  y  vueltos  más 
ligeros  — sobrenaden.  Pero  algunos  granos  invadidos  pueden 
muy  bien  caer  al  fondo  del  agua,  y  es  preferible  recurrir  al 
sulfuro  de  carbono;  para  este  tratamiento,  el  señor  Bruuner 
se  sirve  sencillamente  de  un  tonel  desfondado,  en  el  cual 
echa  los  guisantes  o  las  lentejas,  teniendo  cuidado  de  dejar 
espacio  para  un  ancho  recipiente:  en  este  último  se  pone  el 
sulfuro  de  carbono,  a  razón  de  50  gramos  por  hectolitro:  se 
tapa  herméticamente,  cargando  pesos  para  asegurar  el  cierre. 
Así  se  puede  dejar  durante  todo  un  día  sin  temor  de  alterar 
la  facultad  germinati^i^a  de  los  granos.  El  gasto  es  de  O' 20  a 
O' 30  francos  por  quintal  de  granos  tratados.  Siendo  muy 
inflamable  el  sulfuro  de  carbono,  se  ha  de  evitar  aproximar 
la  luz,  y  es  preciso  también  efectuar  el  tratamiento  en  un 
local  bien  ventilado  a  causa  de  las  emanaciones  del  sulfuro. 

Los  granos  destinados  al  consumo  pueden  llevarse  a  la 
temperatura  de  50*^  durante  cinco  minutos,  lo  cual  basta  para 
matar  las  larvas. 

El  gorgojo  de  la  col  o  zeutorinco  de  cuello  estriado  {Cen- 
thorhjjnchus  snlcicollis)  (figs.  125  y  126)  es  largo  de  3  mi- 
límetros y  ancho  de  2;  es  enteramente  negro,  con  numerosos 
pelos  de  un  gris  amarillento;  la  cabeza  es  punteada,  el  cose- 
lete lleva  un  surco  profundo  y  su  forma  es  convexa;  cada 
élitro  tiene  seis  estrías  longitudinales  marcadas;  el  rostro  es 
cilindrico,  bien  visible  y  arqueado:  el  insecto  puede  ocultarlo 
entre  sus  patas  anteriores. 

Este  pequeño  gorgojo  aparece  en  la  primavera,  sobre 
todo  a  "fines  de  mayo,  y  subsiste  durante  todo  el  verano. 
Ataca  todas  las  cruciferas:  la  col,  el  nabo,  la  colza,  la  mos- 


GORGOJO    DE    LA   COL 


107 


taza,  etc.  La  hembra  pone  sus 
eü  la  raíz  y  en  la  parte  inferior 
el  rostro  una  pequeña  cavidad 
y  en  ella  deposita  un  huevo. 
De  cada  huevo  (de  los  cuales 
hay  cerca  de  treinta)  sale  una 
pequeña  larva  blanca,  que  se 
nutre  a  expensas  de  los  tejidos 
próximos,  hace  que  la  savia 
afluya  abundantemente  en  este 
punto  y  determina  la  l'orma- 
ción  de  una  hinchazón,  de  una 
nudosidad,  que  se  designa  con 
el  nombre  de  agalla  (figu- 
ra 127). 

Cuando  las  larvas  han  lle- 
gado a  su  completo  desarrollo, 
al  cabo  de  unos  dos  meses 
abandonan  su  vivienda  y  van 
a  construirse  en  el  suelo  una 
especie  de  cascara,  en  donde 
se  transformarán  en  ninfas  y 
después  en  adultas.  Pueden 
también  invernar  en  el  interior 
de  las  agallas. 

Estas  protuberancias  del 
tallo  y  de  la  raíz  de  la  col  son 
a  veces  numerosas:  en  tal  ca- 
so, disminuyen  el  vigor  de  la 
vegetación;  los  cogollos  de  las 
coles  se  forman  mal  y  quedan 
pequeños  y  desmedrados.  —  El 
insecto  es  difícil  de  destruir: 
la  recogida  de  los  adultos  no 
ps  práctica;  el  aplastamiento 
de  las  ninfas  con  un  rodillo  no 
cuanto  a  la  alternancia  de  los 
de  ser  practicada  por  todos  los 


huevos  al  principio  de  julio 
del  tallo:  para  esto  hace  con 


Fig.  125.  —  Gorgojos 
de  la  coL 

A.  CcntJinj-hi/nchiis  siildcollis. 


da  resultados  completos:  en 
cultivos,  para  ser  eñcaz,  ha 
cultivadores  a  la  vez,  lo  cual 


108 


INSECTOS    PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 


F.g.  126.  — Zeuto- 
rinco  de  la  col. 


casi  es  imposible. — El  mejor  remedio  consiste  actualmente 
en  arrancar  después  de  la  cosecha  los  tallos 
y  las  raíces  de  las  coles  y  quemarlas  o  darlas 
al  ganado. 

El  gorgojo  de  la  zanahoria  (Molijtes  co- 
ronatns)  (fig.  128)  tiene  de  10  a  14  milí- 
metros de  longitud;  es  de  un  negro  brillante 
con  algunas  pequeñas  manchas  amarillentas. 
Deposita  sus  huevos  en  la  tierra  en  el  mes 
de  mayo;  las  larvas  que  nacen  penetran  en 
la  parte  inferior  de  las  raíces  de  la  zanahoria  y  suben  abrien- 
do galerías.  Es  preciso  destruir  los 
.  adultos  y  cultivar  variedades  de  zana- 
horias muy  cortas,  pues  las  larvas 
siempre  se  quedan  a  10  ó  20  centíme- 
tros debajo  del  nivel  del  suelo. 

El  Rhynchües  minutos  ataca  el 
fresal. 

Altisas.  —  Son  pequeños  crisomé- 
lidos, conocidos  vulgarmente  con  los 
nombres  de  garrapatas,  pulgas  de  tie- 
rra o  de  jardín,  etc.;  tienen  un  cuerpo 
ovalado  de  tegumento  liso,  largas  an- 
tenas y  están  caracterizados  por  sus 
muslos  posteriores  abultados,  que  les 
permite  saltar  muy  fácilmente,  como 
las  pulgas.  —  Hay  de  ellos  numerosas 
especies  (fig.  129). 

La  altisa  de  la  huerta  (Haltica  ole- 
rácea) tiene  de  4  a  5  milímetros  de  lon- 
gitud y  2  de  ancho;  es  de  forma  ovala- 
da, alargada  y  ligeramente  abultada; 
su  color  es  de  un  verde  azulado  brillante. 
La  larva  tiene  6  milímetros  por  2  de  an- 
cho; es  negruzca  y  está  cubierta  de  pelo. 
Esta  altisa  ataca  a  las  cruciferas  (coles 
y  nabos)  y  las  remolachas  tiernas, 
cuyas  hojas  y  flores  devora;  ocasiona  grandes  perjuicios. 


Fig 


_  127.  -Agallas  produci- 
das por  el  zeutorinco  de 
la  col. 


ALTISAS 


100 


La  altisa  de  la  col  (Haltica  hrassicce)  es  mucho  más  pe- 
queña que  la  anterior,  todo  lo  más  es  de  l'o  centímetros:  es 
negruzca  y  lleva  dos  pequeñas 
líneas  longitudinales  amari- 
llas en  cada  élitro.  Ataca  las 
coles  tiernas,  de  las  cuales 
roe  el  parénquima  de  las  ho- 
jas. 

La  altisa  de  la  madera 
{PhijIIofreta  iiemorum)  tiene 
:>  milímetros  de  largo  por 
1  de  anchó;  es  negra  con  re- 
flejos verdosos  y  se  reconoce 
por  la  faja  amarilla  longitu- 
dinal que  se  encuentra  en  el 
centro  de  cada  élitro.  Ataca 
también  las  cruciferas  (coles, 
nabos  y  rábanos)  y  los  plan- 
teles de  remolacha,  y  es  sobre 
todo  perjudicial  en  las  épocas 
secas  y  calientes. 

La  altisa  de  la  colza  o 
de  cabeza  dorada  {Haltica 
o  PsfjUoides  cJu'ijsocephala) 
(ñgura  loOj  tiene  4  milíme- 
tros de  longitud  por  2  de  an- 
cho; es  de  un  color  azul  ne- 
gruzco: la  cabeza  y  las  patas 
son  amarillo  rojizas,  y  los 
élitros  claramente  estriados. 
Ataca  preferentemente  la  col- 
za, pero  también  las  demás 
cruciferas  y  la  remolacha. 

Citaremos  además  la  al- 
tisa del  nabo  ( Psijlliodesnapi)  y  la  altisa  de  la  remolacha 
(Chcetocnema  tibial is). 

La  altisa  de  la  viña  {Haltica  ampelophaga)  es  muy  pa- 
recida a  la  de  las  huertas:  la  estudiaremos  más  adelante. 


Fiír.  l-iJ 


S.  —  Gorgojo  de  la  zaualinii 
(Mohjtes  coronahis). 
larvas;  3,  adulto. 


200 


INSECTOS   PEK.UDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 


Todas  estas  altisas  tienen  el  mismo  género  do  vida;  los 
insectos  perfectos  aparecen  al  principio  de  la  primavera,  al 
empezar  el  buen  tiempo,  y  resultan  perjudiciales,  devorando 


Fig.  129.  —  Altisas. 
1,  altisas  de  cabeza  dorada,  tamaño  natural;  2,  altisa  de  la  col;  o,  altisa 
flexuosa;  4,  altisa  de  la  madera;  o,  altisa  de  la  enciua;  6  y  7,  su  larva,  de  ta- 
mafio  natural  y  ampliada;  2,  3,  4  y  5.  vistos  con  lente. 


las  hojas  de  las  3^emas  de  las  cruciferas  y  de  otras  distintas 
plantas. — A  fines  de  abril,  tiene  lugar  el  apare j amiento,  y 

la  hembra  deposita  unos  huevos 
amarillos  y  ovalados,  formando 
pequeños  paquetes  de  una  vein- 
tena, en  la  cara  inferior  de  las 
^  I^^HHI         í>^-T       hojas  todavía  sin  atacar.  Diez 
^•'^^BftV      1  ykr       o  doce  días  después,  tiene  lugar 
la  eclosión;  nacen  pequeñísimas 
larvas  que  inmediatamente  abren 
en  el  parénquima  de  las  hojas 
largas  galerías,  estrechas  y  casi 
invisibles.  Sufren  varias  mudas, 
y  quince  o  veinte  días  después  de 
su   salida  del  huevo,  alcanzan 
su  talla  máxima,  que  varia  entre  3  y  6  milímetros  según  la 
especie;  entonces  se  dejan  caer  y  penetran  en  la  tierra  a 
5  centímetros  de  profundidad  para  transformarse.  Dossema- 


Fig.  130.— Altisa  de  cabeza  dorada 
V  su  larva. 


DESTRUCCIÓN   DE   LAS   ALTISAS  201 

uas  después,  aparecen  los  insectos  perfectos,  que  dan  naci- 
miento a  una  nueva  generación  y,  si  la  estación  es  favorable, 
pueden  haber  tres  generaciones  sucesivas;  en  efecto,  bastan 
seis  semanas  para  que  el  insecto  llegue  a  su  completo  desa- 
rrollo. La  última  generación  no  se  apareja;  los  adultos  pasan 
el  invierno  resguardados  del  frío  debajo  de  las  cortezas,  en 
las  hendiduras  de  las  paredes,  etc.,  y  no  salen  de  estos  refu- 
gios hasta  la  primavera  siguiente. 

Estos  insectos  son,  pues,  extremadamente  nocivos,  las 
larvas  minando  las  hojas  y  atacando  las  flores  y  a  veces 
las  raices;  los  adultos  devorando  las  hojas. 

Medios  preventivos .  —  Es  preciso,  ante  todo,  una  siembra 
espesa,  reblandecer  bien  el  suelo  y  abonarlo  para  acelerar  el 
desarrollo  de  las  plantas,  los  riegos  frecuentes  en  tiempo 
seco  son  también  muy  útiles.  Las  malas  hierbas  de  la  familia 
de  las  cruciferas  (mostaza  blanca  y  negra)  han  de  ser  arran- 
cadas de  los  campos  para  no  atraer  las  altisas,  que  tienen 
preferencia  por  ellas.  Agitar  los  granos  con  flor  de  azufre 
cuarenta  y  ocho  horas  antes  de  la  siembra,  y  después,  es- 
parcir por  la  superñcie  del  suelo  una  mezcla  en  partes  iguales 
de  flor  de  azufre  y  de  cal  apagada.  Un  procedimiento  sen- 
cillo y  efícaz  consiste  también  en  recubrir  los  planteles  con 
una  ligera  capa  de  cenizas  lixivíales,  de  hollin,  de  cal  o 
de  una  mezcla  de  serrín  ( 100  kilos)  y  de  coaltar  (alquitrán  de 
hulla)  (2  a  o  kilos);  se  puede  también  esparcir  una  mezcla 
de  arena  fina  (100  kilos)  y  de  naftalina  (10  kilos),  a  razón  de 
500  kilogramos  por  hectárea. 

Medios  de  destrucción.  —  1."  La  recogida  de  los  insec- 
tos perfectos  se  efectúa  por  medio  de  una  plancha  embadur- 
nada de  alquitrán  en  su  cara  inferior,  fija  horizontalmente 
delante  de  una  carretilla  para  poderla  pasear  rápidamente 
por  el  campo;  se  coloca  también  a  veces  sobre  la  parte  ante- 
rior de  la  carretilla  una  tela  cuya  misión  es  de  pasar  por 
encima  de  las  plantas  y  espantar  las  altisas;  éstas  saltan  o 
vuelan  y  van  a  quedar  pegadas  en  gran  número  en  el  alqui- 
trán. Estas  máquinas  sacudidoras  pueden  variar  según  el 
género  de  las  plantas  que  se  traten.  Para  ser  eficaz  la  reco- 
gida ha  de  efectuarse  siempre  antes  de  la  salida  del  sol. 

GuÉSA.vx.—E}itoi/¿ologia.  14 


202  INSECTOS   PERJUDICIALES    A    LAS   HORTALIZAS 

2.*^  Es  muy  práctico  disponer  cierto  número  de  refugios 
en  donde  los  adultos  acudan  para  pasar  el  invierno  y  des- 
truirlos fácilmente.  Cascos  de  botellas,  cacharros,  montones 
de  broza,  etc.,  proporcionan  excelentes  abrigos  artifíciales, 
que  no  habrá  más  que  quemar  o  escaldar  a  fines  de  enero; 
es  evidente  que  se  ha  de  procurar  la  desaparición  de  los 
refugios  naturales  en  donde  las  altisas  podrían  acogerse  y 
que  no  se  prestarían  a  un  tratamiento  destructivo. 

3.^  Nunca  debe  descuidarse  la  destrucción  de  los  huevos, 
pues  que  con  ello  se  aniquila  a  las  generaciones  futuras  de 
altisas.  Basta  con  examinar  el  anverso  de  las  hojas  sobre 
las  cuales  están  depositados,  y  aplastarlos. 

4.°  Contra  las  larvas,  y  en  campos  poco  extensos,  se 
puede  recurrir  a  los  insecticidas  en  polvo,  tales  como  el  yeso, 
el  polvo  de  piretra  del  Cáucaso,  mezclado  con  flor  de  azufre, 
a  la  proporción  de  (3  a  7  kilogramos  por  100;  la  flor  de 
azufre  sola  o  mezclada  con  cal  apagada  en  la  proporción 
de  10  de  cal  por  1  de  azufre:  la  mezcla  de  Werner,  com- 
puesta de:  1  hectolitro  de  cal  de  las  fábricas  de  gas,  1  hec- 
tolitro de  cal  apagada,  3  kilogramos  de  azufre  y  3  kilogra- 
mos de  hollín.  Estos  polvos  se  han  de  esparcir  por  la  mañana 
sobre  las  hojas  cubiertas  de  rocío.  También  se  han  de  reco- 
mendar los  insecticidas  líquidos,  por  ejemplo:  infusión  de 
piretra  en  agua  caliente  al  5  por  100  (coste:  2^50  francos 
por  hectolitro):  — agua  mezclada  con  zumo  de  tabaco;  — agua 
de  ajenjos,  preparada  con  un  puñado  de  ajenjos,  puesto  en 
70  litros  de  agua  caliente  y  dejado  en  maceración  durante 
doce  horas;  — Scheidweilr  aconseja  una  infusión  de  ajenjos 
en  agua  avinagrada  a  la  cual  se  añade  c/sa  fétida;  — ^^essler 
propone  una  disolución  de  sulfato  de  cobre  (vitriolo  azul)  a 
la  dosis  de  2  kilogramos  por  hectolitro  de  agua,  a  la  cual  se 
añade  lechada  de  cal  hasta  que  el  líquido  obscurezca  el  papel 
de  cúrcuma.  También  puede  servirse  con  éxito  de  una  disolu- 
ción concentrada  de  sulfato  de  cal  en  agua  amoniacal,  que 
se  extiende  a  razón  de  1  litro  por  100  litros  de  agua;  y  de  la 
mezcla  de  Millardet,  compuesta  de  una  disolución  de  8  kilo- 
gramos de  sulfato  de  cobre  en  100  litros  de  agua,  a  la  cual 
se  añade  una  lechada  de  cal,  hecha  con  13  kilogramos  de 


CRIÓCEROS   DE    LOS   ESPÁRRAGOS  203 

cal  apagada  desleída  en  oO  litros  de  agua.  Las  pulverizacio- 
nes arseuicales  constituyen  un  remedio  radical  contra  las 
altisas  de  la  viña  (véase  más  adelante);  pero  su  aplicación  a 
las  hortalizas  presentaría  peligros  para  la  salud  piíblica. 

La  casida  verde  (Cassida  viridis)  presenta  igual  aspecto 
particular  que  ya  hemos  indicado  en  la  casida  nebulosa;  el 
coselete  y  los  élitros  son  de  un  verde  prado.  La  larva  ofrece 
también  una  forma  oval  y  tiene  dos  espinas  constituyendo 
una  especie  de  horquilla  en  el  extreiño  posterior  del  cuerpo; 
los  excrementos  quedan  recogidos  por  unos  filamentos  con 
que  la  larva  puede  cubrir  su  cuerpo  como  un  disfraz.  El  gé- 
nero de  vida  es  análogo  al  de  la  casida  nebulosa. 

Esta  casida  ataca  el  cardo  y  la  alcachofa,  cuyas  hojas 
roe;  tanto  el  insecto  perfecto  como  la  larva  son  perniciosos. 
Los  destrozos  pueden  ser  considerables.  En  la  Charenta,  el 
cultivo  de  las  alcachofas  ha  sido  interrumpido  a  consecuen- 
cia de  las  devastaciones  de  las  casidas. 

Es  preciso  recoger  los  adultos  a  ñn  de  temporada,  por 
medio  de  trampas-refugios.  Las  larvas  se  han  de  destruir 
directamente. 

Los  Crióceros  de  los  espárragos  son  crisomélidos  de 
forma  esbelta,  de  colores  brillantes,  con  un  coselete  franca- 
mente separado  de  la  cabeza  y  abdomen;  las  antenas  son  fili- 
formes y  de  una  longitud  casi  igual  a  la  mitad  del  cuerpo. 

El  criócero  del  espárrago  (Crioceris  aspar agi)  (fig.  131) 
tiene  6  milímetros  de  longitud;  los  élitros  de  un  azul  pavo- 
nado, con  cuatro  manchas  de  un  amarillo  claro  en  cada  uno; 
el  coselete  rojo  y  la  cabeza  azul. 

El  criócero  de  doce  puntos  (C.  duodecim  piindata)  es 
amarillo  rojizo  con  seis  puntos  en  cada  élitro. 

Estos  crióceros  aparecen  el  mes  de  mayo.  Sus  larvas 
atacan  los  espárragos  crecidos,  cuyas  hojas  roen  (1);  son  de 
color  verdoso  o  amarillento,  de  forma  muy  abultada,  y  se- 
gregan una  substancia  viscosa  que  humedece  constantemente 
la  superficie  de  su  cuerpo.  Detienen  sus  devastaciones  du- 
rante el  mes  de  junio,  en  que  alcanzan  su  talla  máxima;  pene- 

(1)    Lo  que  se  Uaman /íoyí/í  del  espárrago  son,  en  realidad,  ramos  de  apa- 
riencia foliácea  (cladodes). 


'20 1  INSECTOS    PER.irDICIAI.IiS   A    LAS    HORTALIZAS 

tran  entonces  en  el  suelo,  en  donde  invenían  dentro  de  una 
especie  de  capsulita. 

El  color  brillante  de  los  insectos  adultos  permite  fácil- 
mente su  recolección;  también  se  les  puede  recoger  por  medio 
de  un  embudo  escotado  provisto  en  su  base  de  un  saco  de 
tela.  Contra  las  larvas,  se  recurre  a  las 
substancias  pulverulentas  y  cáusticas, 
que  se  fijan  muy  bien  sobre  el  moco 
que  cubre  el  cuerpo  de  estos  insectos: 
basta  con  esparcir  por  el  suelo  cal  pul- 
verizada o  ceniza,  y  sacudir  luego  los 
tallos  de  espárrago  para  que  caigan 
las  larvas.  Hay  que  aconsejar,  ade- 
más, cortar  los  espárragos  que  suben 
presentando  puestas  de  crióceros. 
Fig.  131  —  criúecru  La  crisomela  de  la  acedera  fGas- 

dei  esparrago.  frophijscí  vapliani)  cs  un  insecto  de 

medio  centímetro  próximamente,  de  un 
hermoso  verde  esmeralda  con  reflejos  brillantes.  Aparece  en  la 
primavera.  La  hembra,  que  se  caracteriza  por  un  abdomen  muy 
abultado  cuando  ha  sido  fecundada,  pone  pequeños  huevos 
amarillentos  que  dispone  en  placas  sobre  la  cara  inferior  de. 
las  hojas  de  acedera.  Estos  huevos  dan  nacimiento  durante 
el  mes  de  mayo  a  numerosísimas  pequeñas  larvas  negruzcas, 
que  se  ponen  a  roer  las  hojas  próximas.  En  junio,  penetran 
en  el  suelo,  en  donde  tendrá  lugar  su  transformación. 

La  recolección  directa  de  los  adultos  y  de  las  larvas  puede 
hacerse  muy  fácilmente.  Si  los  destrozos  son  importantes,  lo 
más  sencillo  y  más.  radical  es  cortar  todas  las  hojas  de  ace- 
dera para  destruir  los  huevos  o  las  larvas,  que  se  mueven 
con  mucha  lentitud.  La  acedera  retoña  muy  pronto. 

El  doríforo  de  las  patatas  ( Leptiiiotarsa  deveinlineata) 
(figura  182)  es  un  coleóptero  muy  próximo  a  los  crisomélidos; 
tiene  1  centímetro  de  longitud  y  es  de  un  color  amarillo 
obscuro  con  5  líneas  negras  longitudinales  sobre  cada  élitro; 
la  cabeza  y  el  coselete  están  también  manchados  de  negro. 
Desde  185*.>,  este  insecto  ejerce  gravísimas  devastaciones 
sobre  los  cultivos  de  patata  en  los  Estados  Unidos,  en  donde 


doríforo  de  las  patatas  205 

se  le  designa  cou  el  nombre  de  bestica  del  Colorado;  roe  las 
hojas  tanto  en  estado  adulto  como  en  estado  de  larva,  y  con 
ello  ocasiona  el  aborto  de  los  tubérculos.  El  insecto  perfecto 
aparece  en  abril;  el  aparejamiento  y  la  puesta  tienen  lu<;ar 
casi  inmediatamente,  estando  los  huevos  dispuestos  formando 
placas  amarillas  en  la  cara  inferior  de  las  hojas;  dos  genera- 
ciones más  hay  en  junio  y  en  agosto,  de  suerte  que  estos 
animales  llegan  a  multiplicarse  de  una  manera  prodigiosa. 

Este  peligroso  coleóptero  no  ha  sido  hallado  todavía  en 
Francia.  Pero,  en  IHIG,  se  le  reconoció  en  un  cnríi'amento 


Fig.  I.'i2.  —  Doriforo  de  las  patatas 
(Loptwotarsa  (leceinlinento  . 

de  maíz  desembarcado  en  Brema,  y,  en  1877,  se  le  descubrió 
en  un  campo  de  patatas,  Mulheim,  cerca  de  Colonia;  y  el 
mismo  año  se  le  encontró  en  Liverpool,  en  un  buque  proce- 
dente de  Tejas.  Se  tomaron  medidas  extraordinariamente 
rigurosas;  en  Mulheim,  se  regó  el  campo  atacado  con  pe- 
tróleo y  se  le  pegó  fuego,  luego  se  desfondó  el  suelo  y  se  le 
afiadió  cal  viva.  El  insecto  no  ha  reaparecido.  Pero  en  Fran- 
cia se  sintió  un  gran  recelo  y  se  prohibió  interinamente  la 
introducción  de  patatas  de  procedencia  americana;  las  leyes 
del  15  de  julio  de  1878  y  del  2  agosto  de  1879  permiten 
mediante  un  decreto  prohibir  «la  importación  en  Francia  de 
la  patata,  hojas  y  restos  de  esta  planta,  sacos  y  demás  obje- 
tos de  embalaje  que  sirvan  o  hayan  servido  para  transpor- 
tarlas y  procedan  de  países  en  los  cuales  se  haya  reconocido 
la  existencia  del  insecto  llamado  Donjphora  decenilineata»; 


206  INSECTOS    PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 

después  se  ha  señalado  el  doríforo  en  diversas  épocas  eu 
puntos  aislados  de  Inglaterra,  pero  no  ha  cometido  serios 
perjuicios.  Eu  1914,  se  mostró  eu  Stade,  y  luee:o  en  la  em- 
bocadura del  Elba. 

LEPIDÓPTEROS 

La  gran  mariposa  blanca  de  la  col  (Pieris  brassicoe) 
(figura  133)  es  una  de  las  mariposas  más  comunes  eu  los 
jardines,  en  donde  se  la  ve  volar  durante  todo  el  año.  Tiene 
6  centímetros  de  envergadura  y  las  alas  blancas,  excepto  una 


Fi.ü.  J33.  —  PitM-ida  (le  la  col,  licinlira. 

mancha  negra  en  el  extremo  de  las  alas  superiores  y  otra  en 
la  mitad  del  borde  anterior  de  las  alas  inferiores;  la  hembra 
presenta  además  en  las  alas  superiores  dos  manchas  negras 
redondeadas  colocadas  una  encima  de  la  otra  y  una  mancha 
negra  alargada  siguiendo  el  borde  posterior.  Hay  dos  gene- 
raciones anuales.  La  hembra  deposita  en  junio  sus  huevos 
(unos  200)  en  la  cara  inferior  de  las  hojas  de  la  col:  los  dis- 
pone verticalmente  unos  al  lado  de  otros,  formando  placas, 
cuyo  color  es  de  un  blanco  amarillento;  La  eclosión  tiene 
lugar  poco  tiempo  después;  las  orugas  son  de  un  gris  ver- 
doso con  tres  líneas  amarillas  longitudinales  y  pelos  blan- 
quecinos y  alcanzan  cerca  de  5  centímetros  de  longitud 
(figura  134);  son  muy  voraces,  roen  las  hojas  de  la  col  y  de 
otras  cruciferas,  no  dejando  subsistir  más  que  los  gruesos 


PIERIDAS    DE   LA    COL 


207 


nervios.  Son  tanto  más  peligrosas  eu  cuanto  pueden  aparecer 
en  gran  abundancia.  Al  principio  viven  agrupadas,   pero 


Fi-.  ir.J.-Oni-a  (Ir 


tiiTida  (ic  la  ool  (Icvoi'íukIo  mía  lioja. 


luego  se  dispersan  para  transformase,  ya  en  los  agujeros  de 
las  paredes,  en  las  resquebraduras  de  los  árboles,  etc.  La 
crisálida  (fig.  135)  es  blanca  con  manchas  amarillas  y  negras; 
está  fija  por  uno  de  los  extremos  y  por 
un  cinturón  de  filamentos  sedosos.  La 
mariposa  sale  en  agosto  y  septiembre. 
Tiene  lugar  una  nueva  puesta,  y  las 
crisálidas  de  esta  segunda  generación 
pasan  el  invierno  para  transformarse 
en  insectos  perfectos  en  mayo  o  junio. 
Para  luchar  con  éxito  contra  esta 
piérida,  hay  que  empeñarse  en  des- 
truirla en  sus  diferentes  estados,  parti- 
cularmente bajo  la  forma  de  mariposa,  de  huevo  y  de  oruga. 
La  recogida  de  los  huevos  da  excelentes  resultados;  al  volar 
las  mariposas,  repasar  cada  tres  días  los  campos  para  recoger 
las  puestas.  Utilizar  niños  para  la  caza  de  mariposas  y  re- 
coger las  orugas.  Pero  podemos  obrar  más  eficazmente  contra 


V\!X.  135.  —  Crisálida 
«le   la  jiiérifia  de  la  col. 


•208 


INSECTOS    rER.IlIDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 


las  ominas,  espolvoreando  por  la  tarde  las  plantas  atacadas 
oou  una  substancia  pulverulenta,  tal  como  la  cal  o  el  super- 
fosfato  de  cal  a  la  dosis  de  5  kilogramos  por  área,  o  rociáu- 
dolas  con  agua  calentada  a  45",  lo  cual  no  ofrece  ningún 
inconveniente  para  la  vegetación.  Se  puede  también  con  una 
jeringa  echar  sobre  las  plantas  una  disolución  de  jabón  negro 
a  razón  de  25  gramos  por  litro  de  agua,  o  luia  emulsión  al 
10  por  100  de  sulfuro  de  carbono  en  agua. 

Conviene  indicar  que  ciertos  parásitos  contribuyen  pode- 
rosamente a  reducir  el  número  de  estos  insectos  nocivos; 
entre  ellos,  el  más  frecuente  y  el  más  útil  es  un  pequeño 
himenóptero,  una  especie  de  mosca  de  cuatro  alas,  el  micro- 
gaster  aglomerado  (Microg áster  o  Apanteles  glomeratus), 
cuya  hembra  deposita  sus  huevos  en  el  cuerpo  de  las  orugas: 
cada  una  de  éstas  es  así  presa  de  cierto  número  de  pequeñas 
larvas  que,  después  de  haber  agotado  y  matado  a  su  huésped, 
entretejen  alrededor  de  su  cuerpo  delgados  capullos  de  una 
seda  amarilla,  en  donde  se  transforman  en  crisálidas.  Es 
preciso,  pues,  conservar  cuidadosamente  estas  aglomeracio- 
nes de  capullos,  que  con  frecuencia  se  puede  encontrar. 


La  pequeña  mariposa  blanca  de 
(figura  136)   es  muy  semejante  a  la 


la  col  (Pieris  rapce) 
anterior,  pero  más  pe- 
queña ,  y  la  mancha  del 
extremo  de  las  alas  su- 
periores es  de  un  negro 
menos  obscuro.  Tiene 
1  '5  centímetros  de  lon- 
gitud y  una  envergadu- 
ra de  5  centímetros. 
Aparece  al  mismo 
tiempo  que  la  gran 
mariposa  de  la  col,  y 
tiene  las  mismas  cos- 
tumbres; pero  la  hembra  no  deposita  en  el  reverso  de  las 
hojas  más  que  huevos  aislados  unos  de  otros  y  no  aglomera- 
dos formando  paquetes,  lo  cual  les  hace  menos  visibles  y 
más  difíciles  de  destruir.  La  oruga  es  verde  con  tres  rayas 
longitudinales  de  color  amarillo  y  cubierta  de  pequeños  pelos 


L%.  —  Pequ 


anpos 


pii:rida  del  nabo 


L>OÍ) 


137.—  Piérida  del  nabo. 


espesos;  ataca  todas  las  plantas  de  la  familia  de  las  legumi- 
nosas y  preferentemente  las  coles,  los  nabos  y  los  rábanos. 

La  mariposa  blan- 
ca veteada  de  verde 
Fie?is  Jicipíj  (ügs,.  l.HT 
y  138),  de  la  misma 
familia  que  las  dos  pre- 
cedentes, se  distingue 
claramente  de  ellas  por 
las  nerviaciones  de  sus 
alas,  que  son  de  color 
obscuro  y  bien  mar- 
cadas, sobre   todo   en 

su  cara  inferior.  Su  envergadura  es  de  unos  5  centímetros. 
^,^^  Se  muestra  desde  el  mes  de 

abril:  la  hembra  deposita  so- 
bre las  hojas  de  las  crucife- 
ras huevos  que  dan  nacimien- 
to a  orugas  verdes  muy  dañi- 
nas. Una  segunda  generación 
aparece  durante  el  verano,  en 
julio  y  agosto. 

La  noctuella  de  la  huerta 
{Hadena  o  Mamestra  olerá- 
cea) tiene  cerca  de  2  centí- 
metros de  longitud  y  de  3' 5  a 
4  centímetros  de  envergadu- 
ra: sus  alas  superiores  son  de 
un  gris  rojizo:  presentan  una 
mancha  central  roja  rodeada 
de  blanco,  una  mancha  reni- 
forme amarillo  anaranjada,  y 
cerca  del  borde  externo  una 
línea  blanca  sinuosa  en  forma 
de  M  o  de  W  muy  visible. 

La  noctuella  de  la  huerta 
pi'e.senta    dos  generaciones : 
las  mariposas  de  la  primera  empiezan  a  aparecer  en  mayo: 


Fig.  1.38.  — Piérida  del  nabo  (oruga 
y  crisálida). 


210  INSECTOS    PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 

se  aparejan  por  la  tarde,  y  las  hembras  depositaii  sus  huevos 
en  pequeños  montones  de  una  veintena  sobre  diferentes  hor- 
talizas, coles,  remolachas  y  lechugas.  Las  orugas  son  al 
principio  verdes  con  tres  rayas  blancas  y  dos  amarillas  lon- 
gitudinales, con  puntos  blancos  y  negros  sobre  cada  anillo. 
Luego  el  color  cambia,  se  vuelve  amarillo  rojizo,  y  las  líneas 
blancas  desaparecen.  Estas  orugas  atacan  las  coles,  las  espi- 
nacas, las  acederas,  los  guisantes,  la  remolacha,  los  espárra- 
gos y  todas  las  hortalizas.  Se  crisalidan  en  agosto  y  aparecen 
nuevas  mariposas;  las  orugas,  nacidas  al  final  del  verano. 
invernan  en  el  suelo. 

Es  preciso  recoger  las  orugas  y  emplear  los  medios  de 
destrucción  ya  indicados  para  las  otras  noctuellas  (véase 
página  178);  lámparas-trampas,  rociado  de  las  plantas  con 
insecticidas,  etc. 

La  noctuella  de  la  col  (Mamestra  brassicce)  (figs.  lo*) 
y  140)  es  de  la  misma  talla  que  la  noctuella  de  las  huertas, 

pero  de  color  más  obscu- 
ro, agrisada,  con  nume- 
rosas rayitas  negruzcas  y 
sinuosas  sobre  las  alas  su- 
periores; éstas  presentan, 
además  de  las  dos  man- 
chas corrientes,  una  de  las 
cuales  es  completamente 
Fig.  139.  —  Noctuena  o  mamestra  blanca,  uua  mancha  negra 
''*^  '^  ^''^'  en  forma  de  gancho;  las 

alas  inferiores  son  de  un 
color  gris  menos  obscuro.  Vuela  durante  el  mes  de  mayo 
por  la  noche;  la  hembra  pone  sus  huevos  sobre  las  hojas  de 
la  col;  salen  las  orugas  de  un  color  gris  con  tonos  que 
varían  entre  el  verde  y  el  amarillo  y  jaspeados  negros;  en 
junio  y  julio,  empieza  a  roer  las  hojas  ya  extendidas,  y  luego 
el  cogollo,  que  queda  emporcado  con  sus  excrementos  y  por 
lo  tanto  invendible.  Es  preciso  buscar  estas  orugas  tan  perju- 
diciales, cuyos  destrozos  y  deyecciones  permiten  descubrir, 
a  ñn  de  destruirlas;  lo  mismo  se  hará  con  las  crisálidas,  que 
son  ovaladas  y  rojas  y  se  recogen  en  la  primavera. 


NOCTUELLA    GAMMA 


1>11 


La  uoctuella  gamma  (Plnsia  f/aiuma)  es  muy  común:  de 
una  envergadura  de  4  centímetros  y  de  color  pardo  agrisado, 
presenta  en  cada   una  de  las  alas  superiores  una  mancha 
plateada  y  brillante,  cuya  forma  es  la  de  la  letra  griega 
gamma  {■{).  Esta  mariposa  vuela,  al  revés  de  las  otras  noc- 
tuellas,  durante  el  día,  en  la  primavera  y  en  verano,  sobre  todo 
en  junio:  la  hembra 
deposita  sus  huevos, 
de  un  verde  pálido, 
en  la  cara  inferior  de 
las  hojas  de  las  cru- 
ciferas y  legumino- 
sas. Dos  semanas  des- 
pués de  la  puesta  sa- 
len las  orugas,  ver- 
des, con  seis  líneas 
longitudinales  dorsa- 
les blancas  o  amari- 
llas, cuyas  patas  pos- 
teriores han  abortado 
y   cuyo   aspecto   re- 
cuerda el  de  las  oru- 
g  a  s     agrimensuras : 
alcanzan  :>  centíme- 
tros de  longitud:  des- 
pués de  haber  roído 
el  parénquima  de  las 
hojas    más  diversas 
(col,  remolacha,  pa- 
tata, colza,  cáñamo,  lino,  maíz,  guisantes,  habas,  etc.),  se 
transforman  en  crisálidas,  y  quince  días  más  tarde  en  ma- 
riposas. Así  pueden  tener  lugar  dos  o  tres  generaciones 
durante  la  temporada,  y  no  podría  compararse  la  importancia 
de  los  perjuicios  ocasionados  por  la  oruga  de  esta  noctuella 
más  que  con  la  de  los  «gusanos  grises»  de  la  noctuella  de 
la  mies.  Se  puede  recurrir  contra  ella  a  los  mismos  medios 
de  destrucción. 

La  noctuella  punto  de  admiración  (Agrotis  PxcJamationis) 


Fig.  140.  -  Orugas  lio  la  uocliiellH  de  la  col. 


212 


[NSECTOS    PERJUDICIALES    A    LAS   HORTALIZAS 


Fig.  141,  —  Noctuella  pinito 
lie  admiración. 


(figura  141)  tiene  ima  envergadura  de  4'5  centímetros  y  su 
color  es  pardo,  llevando  en  cada  una  de  sus  alas  superiores 
una  mancha  negra  en  forma  de  punto  de  admiración,  que 
permite  reconocerla  fácilmente.  Su  oruga,  de  un  lila  obscuro, 

con  tres  líneas  longitudinales 
más  claras,  roe  el  cuello  y 
las  raices  de  las  legumbres 
(nabos  y  espárragos).  Se  pue- 
den hacer  salir  las  orugas  de 
la  tierra  descalzando  ligera- 
mente el  pie  de  las  plantas  y 
regando  con  una  disolución 
concentrada  de  hojas  de  no- 
gal y  zumo  de  nuez. 
La  noctuella  novia  (Tnphcena  prónuba)  (fig.  142)  es  de 
mayor  talla  que  las  precedentes;  su  enverga (hira  es  de  5' 5  cen- 
tímetros; las  alas 
superiores  son  par- 
das y  las  inferiores 
son  amarillas  con 
una  ancha  faja  ne- 
gra, próxima  al 
borde  posterior.  La 
oruga  es  de  un  ver- 
de pardusco  con  tres 
líneas  dorsales  lon- 
gitudinales más 
claras  y  tiene  cinco 
centímetros  de  longitud;  come 
acedera  y  de  la  lechuga. 

La  noctuella  de  la  alcachofa  (Gortijna  ochracea)  tiene  de 
o  a  4  centímetros  de  envergadura;  se  ie  llama  vulgarmente 
tejido  de  oro  a  causa  de  sus  alas  superiores  salpicadas  de 
pardo  rojizo  con  dos  anchas  fajas  de  púrpura.  La  oruga, 
de  color  de  carne  con  la  cabeza  de  un  rojo  brillante,  vive 
desde  mayo  hasta  julio  en  los  tallos  de  la  alcachofa;  empieza 
por  atacar  el  vértice  del  involucro,  labra  una  galería  y  poco 
.a  poco  llega  hasta  el  pedúnculo;  en  mayo,  desciende  hasta 


Noctuella  novia. 


sobre  todo  las  hojas  de  la 


XOCTUELLA   DE    LA    LECHUGA 


213 


las  raíces,  y  es  crisálida  en  agosto.  Esta  oruga  cansa  serios 
destrozos  en  Argelia  y  en  el  sur  de  Francia.  Cortar  y  quemar 
las  alcachofas  atacadas;  en  agosto  y  septiembre,  cazar  las 
mariposas  con  miel. 

La  noctuella  de  la  lechuga  (Folia  dysodea)  (fíg.  143) 
tiene  3  centímetros  escasos  de  envergadura:  las  alas  son  de 
un  blanco  agrisado  con  fajas  y  manchas  de  color  más  o  menos 
obscuro.  La  oruga  tie- 
ne 2' 5  centímetros  de 
longitud  y  es  de  un 
verde  suave,  con  tres 
rayas  dorsales  longitu- 
dinales pardas;  hasta 
septiembre  roe  los  gra- 
nos de  las  lechugas 
reservadas  para  semi- 
lla, lo  mismo  que  las 
hojas. 

La  tina  de  la  pa- 
tata (  Phthor  irn  ce  a 
operculella)  tiene  cer- 
ca de  1  centímetro;  es 
de  color  grisáceo,  con 
manchas  negras  en  las 
alas  anteriores.  La 
hembra  depone  sobre 
las  hojas,  los  tallos  y 
los  tubérculos  de  pata- 
ta una  cuarentena  de 
huevos.  La  oruga,  que 
alcanza  12  milímetros 

de  longitud,  es  blanca  con  el  dorso  ligeramente  rojizo;  causa 
reales  perjuicios  labrando  en  los  tubérculos  galerías  sinuosas; 
varias  orugas  pueden  vivir  en  una  misma  patata,  y  las  hojas 
también  son  perforadas. — Hasta  ahora  esta  pequeña  mariposa 
ha  quedado  localizada  al  departamento  del  Var,  y  a  una  faja 
del  litoral  al  este  de  Tolón.  Los  primeros  daños  se  notaron  en 
1902;  en  1911  y  1912,  las  pérdidas  fueron  muy  serias.  Bajo 


Fiíí'.  143.— Oruga  de  la  noctuella  de  la  lechuga 
(Palia  dijsodpa). 


214  lx\8ECT0S    PERJUDICIAL^    A    LAS    HORTALIZAS 

el  clima  del  Mediodía ,  hay  ordinariamente  seis  generaciones 
desde  febrero  hasta  octubre.  Para  extinguir  este  foco,  es  pre- 
ciso: desinfectar  la  cosecha  con  los  vapores  de  sulfuro  de 
carbono  inmediatamente  de  recogida  —  conservar  la  cosecha 
debajo  de  una  capa  de  arena  bien  seca, — desinfectar  previa- 
mente los  locales  por  medio  de  lavados  o  de  pulverizaciones 
de  las  paredes  y  del  suelo  con  petróleo  o  con  petróleo-jabón 
—destruir  inmediatamente  con  la  cal  viva  y  enterrar  profun- 
damente los  tubérculos  dañados. 

La  tina  de  los  guisantes  (Grapholina  pisana)  (fig.  144), 
pequeña  mariposa  que,  a  pesar  de  su  nombre,  es  una  torce- 
dora, es  de  color  pardo  y  tiene 
Vh  centímetros  de  envergadura: 
está  caracterizada  por  una  mancha 
blanca  situada  en  el  centro  de  las 
alas  superiores.  La  oruga  tiene 
8  milímetros  de  longitud  y  es  blan- 
Fi.u-.  U4.  —  Torcedora         queciua;  aparece  en  julio  y  agosto: 

de  los  guisantes.  ,  i  .        ,       '  .    , 

ataca  los  guisantes,  que  roe  inte- 
riormente, pasando  de  una  vaina 
a  otra  hasta  su  completo  desarrollo  y  dejando  un  rastro  de 
ñlamentos  sedosos:  los  guisantes  tardíos  son  de  este  modo 
muy  frecuentemente  atacados.  La  oruga  pasa  el  invierno  en 
el  suelo  y  se  transforma  en  primavera;  es  preciso  recoger 
las  vainas  atacadas  y  destruirlas;  apisonando  el  suelo  al  pie 
de  las  plantas,  podemos  oponernos  a  la  penetración  de  las 
orugas  cuando  van  a  invernar. 

La  tina  del  puerro  (Acrolejna  asectella)  es  mucho  más 
pequeña  que  la  precedente:  tiene  4  milímetros  de  longitud  y 
12  de  envergadura.  Es  de  un  gris  negruzco,  y  cada  una  de 
sus  alas  superiores  presenta  dos  manchas  blancas  triangula- 
res. La  oruga  es  blanquecina;  en  septiembre  y  octubre  mina 
el  interior  de  las  hojas  del  puerro  y  luego  deja  en  la  super- 
ficie un  tejido  sedoso. — Cuando  se  nota  la  mariposa,  échese 
hollín  sobre  los  puerros;  cuando  la  larva  ha  aparecido,  rocíese 
abundantemente  con  una  disolución  acuosa  de  jabón  negro  a 
la  dosis  de  50  gramos  por  litro.  Si  el  mal  es  reciente,  se 
puede  detener  la  evolución  cortando  a  ras  del  suelo  las  plan- 


PULGÓN  NEGRO  DE  LA  ADORMIDERA         215 

tas  atacadas  o  tan  sólo  a  algunos  centímetros  del  suelo;  se 
queman  las  partes  cortadas.  Se  escarda,  se  abona  con  man- 
tillo y  se  riega,  y  la  planta  retoña. 

HEMÍPTEROS 

Pulgones.  —Numerosos  pulgones  atacan  las  hortalizas, 
sobre  todo  el  pulgón  de  la  col  (ApJiis  brossicce),  que  es  de 
color  verde,  y  del  cual  nos  podemos  desembarazar  frotando 
las  hojas  con  agua  salada:  el  pulgón  de  la  acedera  (ApJiis 
ruinicis^;  los  pulgones  del  rábano,  de  la  haba,  del  gui- 
sante, etc. 

El  pulgón  negro  de  la  adormidera  (ApJiis  papaveris  o 
Evomjmi)  ataca  también  a  la  habichuela,  el  haba  y  la  remo- 
lacha. Puede  resultar  muy  nocivo  para  las  remolachas  azuca- 
reras y  forrajeras,  cuyas  hojas  coarruga  y  deja  desmedradas, 
como  también  priva  el  desarrollo  de  la  raíz.  A  veces  se  mul- 
tiplica de  una  manera  prodigiosa  sobre  los  melones;  hay 
que  combatirlo  por  medio  de  embadurnamientos  repetidos 
con  agua  nicotinada:  2'5  a  S  litros  de  zumo  de  tabaco 
para  100  litros  de  agua  (véase  Destrucción  de  los  insectos 
nocivos). 

El  Trama  radicnin  es  un  pulgón  que  vive  sobre  las  raíces 
de  las  lechugas  y  de  las  alcachofas,  en  las  cuales  determina 
nudosidades  que  debilitan  la  planta.  Es  preciso  regar  las  plan- 
tas atacadas  con  sulfocarbonato  de  potasa  o  bien  hacer  en  el 
suelo  inyecciones  de  sulfuro  de  carbono. 

Chinches.  —  Varios  hemípteros  de  la  familia  de  los  penta- 
tómidos,  conocidos  vulgarmente  con  el  nombre  de  chinches, 
viven  a  expensas  de  las  coles  y  de  otras  verduras.  El  Eiirif- 
dema  o  Pentatoma  olerácea  tiene  6  milímetros  de  longitud: 
es  verde  con  manchas  rojas  en  la  hembra  y  blancas  en  el 
macho:  destruye  también  insectos. 

La  chinche  roja  de  la  col  (Eiirijclema  o  Pentatoma  ór- 
nala) (fig.  145)  tiene  1  centímetro  de  longitud;  los  élitros 
son  moteados  de  rojo  y  negro;  el  coselete  es  rojo  con  diez 
puntos  negros;  la  cabeza  es  negra,  ribeteada  de  rojo.  Pica  las 
hojas  de  la  col;  los  huevos  son  depositados  en  la  cara  inferior 


211-;  INSECTOS   PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 

de  las  hojas,  tienen  1  milímetro,  color  agrisado,  cou  manchas 
negras  y  pardas,  y  están  colocados  unos  al  lado  de  otros 
formando  cintas.  Las  larvas,  lo  mismo  que  las  adultas,  chu- 
pan la  savia  de  las  hojas  y  las  resecan.  Estas  chinches  son 
con  frecuencia  en  gran  número,  y,  al  revés  de  la  mayoría  de 


Fig.  145.  —  Chinche  roja  de  la  col  ( Fiirijdemn  ornata). 

las  chinches,  no  esparcen  olor  desagradable;  podemos  librar- 
nos de  ellas  por  medio  de  polvos  insecticidas,  de  serrín  mo- 
jado con  agua  fenicada,  que  se  echa  sobre  las  hojas,  o  más 
'simplemente  con  agua  caliente  a  la  temperatura  de  50^  o  con 
una  disolución  de  jabón  negro  (25  gramos  de  jabón  por  litro). 
Es  preciso  también  destruir  los  huevos  y  los  adultos;  estos 
últimos  pasan  el  invierno  debajo  de  las  cortezas  y  de  las  ho- 
jas secas. 

DÍPTEROS 

La  típula  de  los  prados  (Tipiila  olerácea).  — Las  típulas 
tienen  el  aspecto  de  grandes  mosquitos  provistos  de  grandes 
patas;  pero  su  trompa  es  muy  corta  y  no  pican;  su  color  es 


típula  de  los  prados 


217 


agrisado,  su  cuerpo  alargado,  sus  alas  muy  desarrolladas 
con  balancines  muy  visibles  (fig.  146);  tienen  2' 5  centíme- 
tros de  longitud;  se  las  ve  en  primavera  en  los  jardines  y 
en  los  prados;  las  hembras  ponen  300  huevecitos  brillantes 
y  negros  y  los  depositan  en  el  suelo  cerca  del  cuello  de  las 
plantas.  Las  larvas  son  de  un  gris  terroso  y  están  despro- 
vistas de  patas;  son  difíciles  de  aplastar,  pues  su  piel  es 
durísima  y  tiene  la  consistencia  del  cuero,   lo  que  les  ha 


^^ 


*«■«»** 


Fig.  14G.  —  Típula  de  los  juados. 


hecho  designar  en  Inglaterra,  en  donde  son  comunes,  con  el 
nombre  de  chaquetas  de  cuero;  desde  mayo  hasta  agosto 
viven  en  la  capa  superficial  del  suelo,  en  donde  con  sus  fuer- 
tes mandíbulas  roen  las  raíces  de  diferentes  plantas,  horta- 
lizas, forrajes  y  de  adorno  (patatas,  lechugas,  dalias).  Se 
transforman  en  ninfas  antes  del  invierno  y  en  insectos  per- 
fectos en  la  primavera  siguiente.— Para  destruir  estas  larvas, 
cuyos  perjuicios  se  han  discutido,  se  las  puede  recoger 
prontamente  al  pie  de  las  plantas  atacadas,  antes  de  que  se 
hundan  demasiado  profundamente  en  el  suelo;  las  inyecciones 
de  sulfuro  de  carbono  dan  buenos  resultados. 

La  antomia  de  la  col  (Anthomijia  hrassicce);  esta  mosca, 
conocida  vulgarmente  con  el  nombre  de  mosca  del  nabo  o 


GuÉNAUx . — Entomología . 


15 


218  INSECTOS    PERJUDICIALES   A    LAS    HORTALIZAS 

de  ¡a  coh  de  7  milímetros  de  longitud;  es  de  un  gris  obscuro 
con  los  ojos  rojos.  Vuela  en  el  mes  de  mayo  y  deposita  sus 
huevos  cerca  del  cuello  de  las  cruciferas:  col,  nabo,  rába- 
no, etc.  Las  larvas,  muy  parecidas  a  las  lombrices,  penetran 
en  el  interior  de  las  raíces  y  de  los  tallos,  minándolas  y,  en 
octubre  o  noviembre,  se  transforman  en  su  interior  en  ninfas 
para  pasar  el  invierno;  los  adultos  salen  en  la  primavera 
siguiente.  Se  ha  de  recomendar  la  alternancia  de  los  cultivos; 
es  preciso  quemar  los  tallos  después  de  la  cosecha,  esparcir 
cal  viva  para  impedir  la  puesta  y  emplear  también  insectici- 
das en  el  momento  del  trasplante. 

La  antomia  de,  la  cebolla  {Anthomijia  cepanim);  se  ase- 
meja mucho  a  la  mosca  anterior;  pone  sus  huevos  sobre 
las  hojas  de  la  cebolla  y  del  ajo;  las  larvas  labran  galerías 
en  los  bulbos,  que  acaban  por  pudrirse.  Arrancar  y  quemar 
los  bulbos  atacados. 

La  mosca  de  la  escaloña  (A.  pía  tura),  devora  los  bulbos 
y  causa  la  muerte  de  las  plantas. 

La  mosca  de  la  acedera  (Pegonuja  acetosa)  perfora,  en 
estado  de  larva,  galerías  en  las  hojas  de  la  acedera. 

La  psilomia  de  la  zanahoria  (Psijlomya  rosee);  esta 
mosca  tiene  5  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  verdoso 
con  alas  amarillentas.  Ataca  las  zanahorias;  la  hembra  depo- 
sita sus  huevos  al  nivel  del  cuello;  salen  larvas  cilindricas, 
amarillentas  y  brillantes,  que  labran  galerías  en  la  parte 
superficial  de  las  raíces;  las  zanahorias  roídas  de  esta  suerte 
toman  un  tinte  ocráceo,  de  aquí  el  nombre  de  oiin  que  se 
ha  dado  a  esta  enfermedad;  las  hojas  palidecen  y  las  plantas 
acaban  por  morir.  Se  logra  alejar  las  moscas  en  el  momento 
de  la  puesta,  esparciendo  entre  los  surcos  arena  empapada  de 
petróleo  o  de  ácido  fénico,  o  bien  haciendo,  inmediatamente 
después  de  la  cosecha,  una  pulverización  con  emulsión  de 
petróleo  al  2  por  100.  Deben  arrancarse  los  pies  enfermos  y 
darlos  en  seguida  al  ganado  o  bien  sumergirlos  en  agua 
caliente,  para  destruir  las  larvas.  En  otoño,  una  labor  pro- 
funda sacará  al  exterior  las  crisálidas. — El  apio,  el  pe- 
rejil, etc.,  también  son  atacados. 

Platípara  de  los  espárragos  (Platij parea  poeciloptera); 


FLATIPARA    DE   LOS    ESPÁRRAGOS 


19 


esta  mosca  tiene  7  milímetros  de  longitud:  la  cabeza  y  los 
lados  del  tórax  de  un  rojo  obscuro;  la  parte  dorsal  del  tórax 
está  listada  de  negro,  el  abdomen  es  negro,  y  las  alas  son 
negruzcas  con  manchas  claras  (fig.  147). 

La  platipara  aparece  en  primavera:  la  hembra  pone  sus 
huevos  a  principios  de  mayo  sobre  las  puntas  de  los  espárra- 
gos, entre  las  escamas  del  extremo  de  los  tallos  más  delga- 
dos; salen  pequeñas  larvas  blancas,  que  se  hunden  en  el  tallo, 
y,  descendiendo  hacia  el 
pie,  trazan  túneles  rectilí- 
neos; a  principios  de  julio 
alcanzan  1  centímetro  de 
longitud  y  se  transforman 
en  ninfas  dentro  de  sus 
galerías  o  en  el  suelo,  al 
pie  de  las  raíces  del  espá- 
rrago. Las  plantas  jóve- 
nes, que  tardan  tres  años 
en  dar  cosecha,  tienen  mu- 
cho que  sufrir  de  este  in- 
secto; su  tallo  está  acribi- 
llado de  túneles,  palidece,  se  tuerce  y  con  frecuencia  se 
pierde  la  planta.  —La  platipara,  desde  1901,  comete  grandes 
destrozos  en  las  esparragueras  de  las  cercanías  de  París;  ha 
aparecido  muy  nociva  en  Argenteuil,  sobre  todo  en  la  pri- 
mavera de  1903.  Es  preciso  arrancar  los  retoños  antes  del 
15  de  marzo  y  quemarlos  para  destruir  las  ninfas  que  puedan 
contener;  recoger  igualmente  todos  los  restos  de  espárragos 
durante  el  invierno  y  quemarlos. 

Bibiones.  —  Los  bibiones  son  dípteros  de  la  familia  de 
los  mosquitos,  cuyas  larvas  a  veces  se  hacen  nocivas  en  las 
huertas.  Tienen  bastante  parecido  con  las  mo.;cas  y  presen- 
tan dimorfismo  sexual:  los  machos  son  más  pequeños  que  las 
hembras  y  poseen  ojos  muy  grandes. 

El  bibión  San  Marcos  {Bibio  Marci)  (fig.  1'48),  tiene 
lo  milímetros  de  longitud;  es  completamente  negro  y  ve- 
lloso; las  alas  son  transparentes  en  el  macho  y  negruzcas 
en  la  hembra.  Aparece  a  fines  de  abril,  por  San  Marcos,  a 


147.  —  Platipai'ci  de  los  espárragos, 
macho  y  liembra  ampliados. 


220 


IN8ECT08   PERJUDICIALES    A    LAS    HORTALIZAS 


veces  en  cantidad  considerable.  La  hembra  deposita  de  100  a 
150  huevos  en  la  superficie  del  suelo,  sobre  todo  en  las  tierras 
blandas  3'  ricas  en  humus;  las  larvas  emplean  un  año  en 
adquirir  su  completo  desarrollo:  son  agrisadas  y  alcanzan 

1'5    centímetros    de 
^^  ^^  -^';r        longitud;  están  for- 

^"  ^  ''^'^  madas  de  doce  ani- 

llos ,  provisto  cada 
uno  de  una  corona  de 
cerdas  rígidas  que  les 
sirven  para  moverse; 
se  alimentan  de  es- 
tiércol y  de  mantillo 
y  roen  también  los 
planteles  tiernos  al- 
rededor  del   cuello; 

Fig.  148.— Bibión  San  Marcos  (BiMo  Marci).  larva,    l^S  Icchugas,    los  es- 

ninfa  y  adultos.  párragos  y  otras  di- 

versas hortalizas  son 
atacadas  por  estas  larvas.  Estas  pasan  el  invierno  en  el  suelo 
y  se  transforman  en  insectos  perfectos  al  principio  de  la 
primavera. 

El  bibión  de  los  jardines  (Bihio  hortiilana),  tiene  1  cen- 
tímetro de  longitud;  el  macho  es  de  color  negro  y  la  hembra 
rojiza.  Aparece  en  gran  número  a  principios  de  mayo;  sus 
costumbres  y  sus  perjuicios  son  iguales  a  los  del  bibión  San 
Marcos. 

Conviene  atraer  las  larvas  por  medio  de  trozos  de  patata 
puestos  en  el  suelo  y  aplastarlas.  Se  puede  también  des- 
truirlas rodándolas  con  agua  hirviendo  o  con  una  emulsión 
de  petróleo,  o  bien  por  medio  de  inyecciones  de  sulfuro  de 
carbono. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES   FRUTALES 

COLEÓPTEROS 

El  gorgojo  de  la  Livecha  o  apio  silvestre  (véase  pá- 
gina 171)  ataca  también  los  árboles  frutales,  cuyas  yemas 
roe.  Ya  hemos  visto  que  no  vuela,  sino  que  se  encarama; 
podemos,  pues,  detenerle  por  medio  de  fajas  alquitranadas 
circulares  en  la  base  de  los  troncos;  se  pueden  proteger  las 
sementeras  por  medio  de  zanjas  en  todo  su  alrededor.— Con- 
tra las  larvas,  que  son  subterráneas,  hay  que  emplear  en 
otoño  el  sulfuro  de  carbono  a  la  dosis  de  35  ó  40  gramos  por 
metro  cuadrado. 

El  otiorinco  obscuro  o  diablillo  ( Otiorhynchiis  tenebri- 
cosiis)  es  muy  parecido  al  gorgojo  de  la  Livecha,  y  con  sus 
mismas  costumbres.  A  partir  del  mes  de  abril  ataca  durante 
la  noche  las  yemas  de  los  pies  jóvenes  de  los  árboles  fru- 
tales y  ornamentales;  se  reproduce  a  mitades  de  mayo,  y  en 
junio  y  en  julio,  las  larvas  roen  las  raí- 
ces de  las  plantas  tiernas.  Este  gorgojo 
ha  destrozado,  en  1904  y  1905,  los  vi- 
veros de  los  alrededores  de  París  (Vi- 
try,  etc.);  se  ha  logrado  preservar  en 
parte  los  viveros  por  medio  de  la  pulve- 
rización de  líquidos  arsenicales;  pero  la 
recogida  directa  del  gorgojo  adulto  ha 
resultado  bastante  más  eficaz;  desde  el 
15  de  abril  hasta  15  de  mayo,  se  ha  pro- 
cedido a  la  recolección  de  los  insectos  por  ''^'s- 140.  -  Periteio  gris. 
medio  de  embudos  especiales  (fig.  19o); 
merced  a  un  premio  de  5  a  9  francos  por  kilo  de  insectos, 
en  1905,  se  destruyeron  3.750,000  diablillos,  y  de  este  modo 
se  han  detenido  las  devastaciones. 

El  peritello  gris  (Peritelus  griseus)  (fig.  149)  es  un  gor- 


222  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

gojo  de  5  a  7  milímetros  de  longitud,  de  color  gris  obscuro 
con  manchas  claras;  ataca  las  yemas  durante  la  noche  y 
destruye  un  gran  número. 

Rinquitos.  —  Son  gorgojos  de  colores  vivos. 

El  corta -yemas  (Ehynchites  coniciis)  es  de  pequeña  talla: 
cerca  de  3  milímetros:  de  un  azul  obscuro  muy  brillante,  está 
provisto  de  un  rostro  alargado  de  color  negro;  tiene  el  cuerpo 
recubierto  de  pelos  finos  y  cortos,  poco  espesos.  Este  gorgojo 
es  muy  abundante  en  la  primavera  en  los  jardines,  en  donde  es 
muy  nocivo:  hacia  fines  de  mayo,  las  hembras  efectúan  su 
puesta  en  los  tiernos  brotes  de  diversos  árboles  frutales, 
sobre  todo  los  perales:  practican  en  las  yemas  un  agujerito 
por  medio  de  su  rostro  y  depositan  en  él  un  huevo,  luego 
cortan  la  base  del  tallo  por  debajo  del  sitio  en  donde  se  ha 
introducido  el  huevo:  pero  tienen  cuidado  de  iucindir  circu- 
la miente  tan  sólo  las  tres  cuartas  partes  del  tallo,  de  manera 
que  queda  una  parte  que  impide  caer  la  yema  y  la  sostiene 
inclinada.  Recibiendo  la  yema  una  exigua  cantidad  de  savia, 
no  tarda  en  agotarse,  ennegrecerse  y  a  colgar  al  lado  del 
tallo,  mientras  la  larva  que  ha  nacido  del  huevo  se  nutre  de 
los  tejidos  alterados  sin  encontrarse  molestada  por  el  añujo 
de  la  savia.  La  yema  acaba  por  desprenderse  y  cae  al  suelo, 
la  larva  la  abandona  cuando  ha  adquirido  todo  su  desarrollo; 
es  blanca,  ápoda  y  de  forma  abarquillada:  penetra  en  el  suelo 
para  pasar  el  invierno  dentro  de  una  cascara  redondeada.  Se 
transforma  en  la  primavera,  y  el  insecto  perfecto  se  muestra 
al  principio  del  mes  de  mayo. 

Se  pueden  recoger  y  destruir  los  insectos  perfectos.  Pero 
sobre  todo  conviene  buscar  en  mayo  y  junio  los  brotes 
atacados,  arrancarlos  y  quemarlos  a  fin  de  aniquilar  las 
larvas. 

El  riuquito  baco  [Rhynchites  Bacchus)  es  mayor  que  el 
precedente:  alcanza  8  milímetros;  es  de  un  hermoso  color 
rojo  cobrizo  con  reflejos  metálicos.  Aparece  en  la  primavera 
y  ataca  los  manzanos  y  los  perales  royendo  sus  tiernos 
brotes.  A  fines  de  junio,  y  en  la  época  en  que  empiezan  a 
formarse  los  frutos,  la  hembra  efectúa  su  puesta:  por  medio 
de  su  rostro  taladra  en  la  pequeña  manzana  una  cavidad, 


URBEC 


22r> 


en  donde  deposita  un  huevo  y  cierra  el  agujero  con  una 
substancia  gomosa.  Se  abre  el  huevo,  y  da  nacimiento  a 
una  pequeña  larva  blanca  ápoda,  que  roe  el  interior  del 
tierno  fruto  y  lo  mina  atravesándolo  de  parte  a  parte.  Muy 
pronto  la  manzana  se  desprende  y  cae;  la  larva  la  abandoiia 
poco  tiempo  después,  se  hunde  en  la  tierra  y  allí  se  trans- 
forma en  ninfa:  pasa  el  invierno  y  se  transforma  en  insecto 
perfecto. 

Es  preciso  recoger  los  insectos  perfectos  y  también  todos 
los  primeros  frutos  atacados  o  caldos  al  suelo  durante  el  mes 
de  junio,  para  quemarlos. 

El  urbec  (Rhijnchites  betnleti  o  Byotiscus  betiilce)  (figu- 
ra 150)  tiene  de  6  a  7  milímetros  de  longitud;  es  enteramente 
azul  o  verde  dorado,  con 
reflejos  brillantes;  su  ros- 
tro es  largo  y  arqueado. 
—Aparece  a  mediados  de 
mayo;  se  le  llama  vulgar- 
mente cigarrero,  porque 
la  hembra  tiene  el  hábito 
de  arrollar  las  hojas  en 
en  forma  de  cilindro,  lue- 
go corta  parcialmente  el 
l)eciolo  y  deposita  duran- 
te la  primera  quincena  de 
Junio  cuatro  o  cinco  hue- 
vos en  otras  tantas  cavi- 
dades que  labra  con  su 
rostro  dentro  de  esta  suer- 
te de  cigarro.  La  hoja  así 

arrollada  y  privada  de  una  parte  de  la  savia  se  mustia ,  se 
seca  y  cae.  Las  larvas  roen  el  interior  de  la  envoltura 
foliácea  y  la  abandonan  cuando  han  alcanzado  el  término 
de  su  crecimiento  4I  cabo  de  unos  quince  días;  se  hunden 
en  la  capa  superficial  del  suelo  y  se  transforman  en  insectos 
perfectos;  algunos  de  éstos  aparecen  el  mismo  ano,  a  úl- 
timos de  septiembre:  la  mayor  parte  pasan  el  invierno  en 
el  suelo. 


Fig.  !;")().■ 


-Riuquito  del  abedul  o  cigarrero 
(Rhyíi chites  betnleti) . 


224 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 


Varios  árboles  frutales  sufren  los  ataques  del  urbec, 
sobre  todo  el  peral  y  el  cerezo.  Otros  árboles  hay  que  tam- 
bién están  expuestos:  el  abedul  y  la  haya  particularmente. 
Del  mismo  modo  este  gorgojo  es  nocivo  para  la  viña.  Es 

preciso  durante  el  mes  de 
junio,  recoger  las  hojas  arro- 
lladas y  quemarlas. 

El  Rhynchites  popnli  (fi- 
gura 151)  tiene  análogas  cos- 
tumbres. 

El    rinquito    cobrizo 
(Rhijnchites  cnpreus)  ataca 
el  ciruelo  y  el  cerezo;  tiene 
^  ^  3  0  4  milímetros  de  longitud 

Fig.  151.  -  myncMtes  popuii.         ^  ^^  ^^  ^^^  bronccado  cobri- 

zo;  la  hembra  deposita  sus 
huevos  en  los  frutos  tiernos  y  luego  hace  una  incisión  en  el 
pedúnculo.  Quemar  los  frutos  caídos. 

El  autónomo  o  gorgojo  del  manzano  (Anthonoinus  pomo- 
rnm)  (fig.  152)  tiene  4  milímetros  de  longitud;  su  cuerpo  es 
ovalado,  fuertemente  convexo  y  de  un  color  pardo  negruzco, 
con  pelos  cortos  y  espesos  que  forman  en  su  superficie  un 
bozo  agrisado.  Las  antenas  están  acodadas;  el  escudete  es 
blanco,  y  los  élitros,  más  anchos  que  el  coselete,  llevan  en 
su  parte  posterior  dos  ribetes  blanquecinos. 

Estos  pequeños  gorgojos  aparecen  en  la  primavera,  desde 
últimos  de  marzo  a  últimos  de  abril,  según  la  temperatura 
de  la  estación.  Se  aparejan,  y  las  hembras  fecundadas  depo- 
sitan sus  huevos  sobre  los  botones  de  las  flores  de  manzano  a 
punto  de  abrirse;  agujerean  los  botones  florales  por  medio  de 
su  rostro  y  depositan  un  huevo  en  el  interior  de  cada  uno 
de  ellos.  Al  cabo  de  una  semana,  el  huevo  da  nacimiento  a 
una  pequeña  larva  blanca  y  arqueada,  que  roe  los  órganos 
reproductores  del  capullo:  ataca  la  base. del  cáliz,  los  estam- 
bres y  el  pistilo,  determinando  la  atrofia  de  la  flor:  ésta  toma 
un  color  rojo  ocráceo  característico  y  un  aspecto  completa- 
mente comparable  al  de  un  clavo  de  especies,  lo  que  ha  hecho 
creer  con  frecuencia  a  los  jardineros  que  se  trataba  de  juga- 


ANTONOMO   DEL   MANZANO 


225 


rretavS  de  la  lima  roja  (luna  de  abril)  o  de  los  vientos  rojos. 
En  el  interior  de  este  capullo  rojo  y  deformado  es  en 
donde  se  cumple  toda  la  evolución  del  autónomo;  en  [quince 
días,  la  larva  alcanza  su  talla  máxima,  que  es  de  6  milíme- 
tros: se  transforma  en  ninfa  y,  ocho  días  después,  en  insecto 


Fig.  152.  —  Antononio  del  manzano  (Anthonomiis  pomoram). 
\,  tamaño  natural  sobre  un  botón;  2,  botón  perforado;  3,  3,  adulto  ampliado; 
4.  larva;  5,  ninfa. 


perfecto.  Dos  o  tres  días  después  de  formado,  el  adulto  per- 
fora el  botón  con  su  rostro  y  echa  a  volar;  esto  ocurre  a 
últimos  de  mayo.  Estos  nuevos  insectos  permanecen  algún 
tiempo  sobre  las  hojas  de  los  manzanos;  luego  desaparecen 
poco  a  poco  y  no  se  sabe  bien  cómo  acaban  de  pasar  el  ve- 
rano. En  invierno,  quedan  aletargados  hasta  la  primavera,  en 
diferentes  refugios:  musgo,  montones  de  hojas,  hierbas  secas, 
grietas  de  las  cortezas,  etc. 

El  autónomo  únicamente  es  temible  en  el  momento  de  la 


226  INSECTOS  NOCIVOS  Á  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

floración.  Las  regiones,  como  la  Normandía  o  la  Bretaña, 
que  obtienen  considerables  beneñcios  del  cultivo  de  la  man- 
zana para  sidra,  sufren  de  im  modo  muy  notable  las  devasta- 
ciones de  este  pequeño  gorgojo.  En  1889,  las  pérdidas  cau- 
sadas en  Francia  se  evaluaron  a  más  de  60  millones.  Por 
esto  conviene  adoptar  todas  las  medidas  necesarias  para  su 
destrucción. 

Por  de  pronto,  conviene  aprovechar  el  periodo  invernal, 
desde  fines  de  noviembre  a  principios  de  febrero,  para  limpiar 
el  tronco  y  las  ramas  de  los  manzanos  de  la  corteza  vieja, 
los  musgos  y  los  liqúenes  que  los  recubren  debajo  de  los 
cuales  están  refugiados  los  autónomos.  A  este  efecto,  hay 
que  hacer  un  raspado  por  medio  de  un  rastrillo,  seguido  de 
una  restregadura  con  una  brocha  de  grama.  Conviene  recoger 
cuidadosamente  todos  los  restos  y  quemarlos  a  fin  de  des- 
truir los  insectos  que  contengan.  Se  completa  esta  primera 
operación  efectuando  desde  noviembre  hasta  marzo  un  em- 
badnrnamiento  con  lechada  de  cal,  a  la  cual  es  bueno  añadir 
un  5  ó  10  por  100  de  sulfato  de  hierro  en  disolución  acuosa: 
se  puede  igualmente  emplear  el  sulfato  de  hierro  puro  en  di- 
solución muy  concentrada,  al  20  por  100;  son  también  sus- 
ceptibles de  dar  buenos  resultados:  el  alquitrán  y  la  mezcla 
de  Balbiaui,  compuesta  esta  última  de  2  kilogramos  de  aceite 
pesado,  3  kilogr.  de  naftalina  en  bruto,  10  kilogr.  de  cal  viva 
y  40  litros  de  agua. — Los  montones  de  hierbas  y  de  hojas  pró- 
ximos al  pie  de  los  manzanos,  han  de  ser  quemados  en  sep- 
tiembre, y  substituirlos  luego  por  haces  o  pequeños  manojos  de 
paja,  como  refugios-trampas  para  la  generación  siguiente. 

Llegado  el  buen  tiempo  y  comprobada  la  aparición  de  los 
insectos,  hay  que  proceder  a  la  anthonomage,  operación  aná- 
loga al  hannetonaje,  que  consiste  a  Ja  recolección  de  los  in- 
sectos perfectos.  Podemos  servirnos,  como  lo  ha  hecho  el 
señor  Hérissant,  director  de  la  Escuela  practicado  agricultura 
de  Trois-Croix  (Ille-et-Vilaine),  de  un  gran  toldo  de  tela,  que 
tiene  10  metros  de  lado,  con  un  agujero  circular  de  50  centí- 
metros de  diámetro  en  el  centro;  esta  tela,  además,  está  par- 
tida desde  el  centro  hasta  uno  de  sus  bordes,  a  fin  de  poderla 
colocar  alrededor  del  tronco  de  un  manzano:  basta  con  acer- 


DESTRUCCIÓN   DEL   ANTONOMO  227 

car  los  bordes  del  corte  para  restablecer  la  continuidad  del 
toldo;  en  los  bordes  del  agujero  central,  que  se  ha  reservado 
para  el  paso  del  tronco  del  árbol,  está  cosido  un  saco  sin  fondo 
de  O' 60  metros  de  longitud  y  hendido  también  por  el  mismo 
lado  en  que  lo  está  el  toldo:  el  aparato  se  coloca  sobre  el  suelo 
y  se  ata  el  saco  alrededor  del  tronco  del  árbol.  Sube  un  hom- 
bre al  manzano  y  sacude  las  ramas,  como  también  dos  otros 
obreros  armados  de  varas  con  garfios;  se  barre  la  tela  con  es- 
cobas y  se  echan  los  insectos  caídos  en  un  saco  por  medio  de 
una  pala.  Se  hace  lo  mismo  con  los  demás  árboles,  y  cuando 
el  saco  está  lleno,  se  queman  los  residuos  y  los  insectos  que 
contienen. — Con  este  método,  el  señor  Hérissant  ha  tratado 
diariamente  110  árboles  y  ha  recogido  150  insectos  de  cada 
árbol  por  término  medio,  o  sea  16,500  insectos,  cuya  des- 
trucción ha  costado  cuatro  jornales  de  obreros  a  2  francos  y 
dos  jornales  de  alumno  a  O '50  francos,  o  sea  9  francos.— La 
recogida  ha  de  efectuarse  de  un  modo  metódico;  los  cultiva- 
dores de  una  misma  región  y  en  una  extensión  próximamente 
de  2  kilómetros,  han  de  ponerse  de  acuerdo  para  batir  los 
manzanos  el  mismo  día,  pues  los  autónomos  vuelan  perfecta- 
mente; es  preciso  operar  antes  de  que  los  insectos  hayan  te- 
nido tiempo  de  depositar  sus  huevos:  los  cultivadores  han  de 
vigilar,  pues,  la  aparición  del  autónomo;  la  caza  se  ha  de  efec- 
tuar en  tiempo  tranquilo  y  cubierto,  desde  las  nueve  de  la 
mañana  hasta  las  cinco  de  la  tarde,  preferentemente  por 
la  mañana.  Se  ha  de  recomendar  empezar  por  las  varidades 
de  manzanas  de  floración  precoz;  luego  las  de  segunda  tem- 
porada y  terminar  por  las  variedades  tardías.  El  batido  se  ha 
de  repetir  cuando  los  insectos  son  abundantes,  a  fin  de  evi- 
tar una  nueva  invasión  de  los  árboles. 

Otrn  operación  igualmente  muy  eficaz  y  que  completa  la 
anterior,  consiste  en  recoger  antes  de  terminar  la  floración 
los  botones  rojos  y  secos.  Se  pueden  cortar  por  medio  de  una 
podadera  atada  al  extremo  de  un  palo  de  4  ó  5  metros,  a  la 
cual  s,'  ha  añadido  un  pequeño  bolso  para  recibir  cada  ca- 
pullo: una  persona  sola  puede  de  este  modo  cortar  las  yemas 
de  un  centenar  de  árboles  al  día.  Pero  podemos  también  em- 
plear el  toldo  de  tela  antes  descrito:  se  sacuden  ligeramente 


228  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

los  manzanos  con  unos  mazos  envueltos  en  trapos,  de  modo 
que  caigan  las  flores  agostadas;  se  las  recoge  en  el  toldo  y 
se  destruyen  por  el ! fuego;  así  se  aniquilan  las  ninfas  que 
darían  nacimiento  a  los  insectos  de  la  generación  siguiente. 
Los  «clavos  de  especie»  caídos  al  pie  del  árbol  también  debe- 
rán ser  recogidos  y  quemados.  Entre  fines  de  mayo  a  últimos 
de  junio  es  cuando  se  debe  proceder  a  este  batido. 

Nos  falta  indicar  cierto  número  de  enemigos  naturales  de 
los  autónomos.  Son  pequeñas  moscas  de  cuatro  alas,  perte- 
necientes al  orden  de  los  himenópteros;  las  más  comunes  son 
dos  icneumónidos:  Pimpla  graminellce,  que  es  negra  y  tiene 
5  milímetros  de  longitud,  y  Bracon  variator,  igualmente 
negra  y  de  3  milímetros  de  longitud,  que  depositan  sus  hue- 
vos en  el  cuerpo  de  las  larvas;  nacen  pequeñas  larvas  que 
devoran  inmediatamente  al  huésped  que  les  sirve  de  refugio; 
es  preciso,  pues,  guardarnos  de  destruir  las  nubes  de  peque- 
ños mosquitos  que  a  veces  en  primavera  se  ven  volar  encima 
de  los  manzanos.  Estos  icneumónidos  tienen  una  gran  eficacia 
y  bastan  algunos  años  para  detener  el  desarrollo  de  los  autó- 
nomos. Se  ha  de  aconsejar  cuando  se  efectúa  la  recogida  de 
los  capullos  mustios,  de  no  quemarlos  inmediatamente,  sino 
guardarlos  en  un  recipiente  cubierto  con  una  gasa;  los  pará- 
sitos nacen  al  cabo  de  unos  veinte  días;  se  les  da  libertad  y 
luego  se  queman  las  yemas. 

El  autónomo  del  peral  (Anthonomns  pijri)  es  un  gorgojo 
muy  semejante  al  del  manzano;  tiene  6  milímetros  de  longi- 
tud; es  de  color  pardo  obscuro  con  una  faja  transversal  blan- 
quecina en  los  dos  tercios  de  los  élitros;  pero  deposita  sus 
huevos  en  los  brotes  del  peral  antes  del  invierno  y  no  en  la 
primavera;  su  larva  es  la  que  los  jardineros  llaman  larva  de 
invierno. 

El  autónomo  del  cerezo  (Anthonomns  driipariim)  depo- 
sita sus  huevos  en  los  botones  florales  de  los  cerezos  y  guin- 
dos; tiene  5  milímetros  de  longitud  y  es  pardo,  con  pelos 
rojizos,  excepto  dos  manchas  en  zigzag  desprovistas  de  pelo. 

El  gorgojo  o  balanino  de  las  avellanas  (Balaninns  nneiim) 
(figura  153)  tiene  cerca  de  1  centímetro  de  talla,  está  carac- 
terizado por  un  rostro  muy  largo,  delgado  y  fueitemente 


GORGOJO    DE   LAS   AVELLANAS 


229 


arqueado  (fig.  154);  su  color  es  pardo  y  la  superficie  de  su 
cuerpo  ligeramente  peludo.  Aparece  en  el  mes  de  junio;  poco 


Fig.  Iií3.  —  fiorgojo  de  las  avellanas 


Fig.  154.— Rostro  del  gor- 
gojo de  las  avellanas. 


tieniDO  después,  la  hembra  perfora  con  su  rostro  la  cascara 
todavía  tierna  de  las  avellanas  para  depositar  en  ella  un 
huevo  (ñg.  155);  de 
este  huevo  sale  una 
pequeña  larva  blan- 
ca, arqueada,  con  una 
cabeza  pardusca  y 
robustas  mandíbulas, 
que  alcanza  5  ó  6  mi- 
límetros de  longitud; 
es  el  gusano  de  las 
avellanas;  roe  el  in- 
terior del  fruto,  el 
cual  no  tarda  en  caer; 
la  larva  sale  entonces 
perforando  la  cascara 
y  penetra  en  el  suelo; 
pasa  allí  el  otoño  y  el 
invierno,  y  a  la  pri- 
mavera siguiente  se 

transforma  en  insecto  perfecto.  Las  avellanas  atacadas  pre- 
sentan en  el  interior  de  su  cascara  una  especie  de  polvo  negro , 
constituido  por  las  dej^ecciones  de  la  larva;  es  preciso  recoger 
del  suelo  a  mediados  de  agosto  todos  los  frutos  agusanados 
y  quemarlos. 


Fig. 


loó.  —  Gorgojo  atacando  las  avellanas 
para  efectuar  la  puesta. 


230  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

La  saperda  del  avellano  (Saperdn  linearis)  es  im  coleóp- 
tero longicorne  de  algo  más  de  I  centímetro  de  longitud,  de 
cuerpo  estrecho  y  cilindrico,  de  color  negro,  excepto  la  parte 
superior  de  los  élitros,  que  es  amarillenta.  Aparece  a  fines 
de  junio,  y  la  hembra  pone  un  huevo  en  cada  botón  del  ave- 
llano; la  larva  que  sale  perfora  la  yema,  luego  la  rama  que 
1(1  sostiene,  labrando  una  larga  galería;  cuando  ha  alcanzado 
toda  su  talla,  unos  11  milímetros,  cesa  de  roer,  queda  ale- 
targada durante  el  invierno  y  en  la  primavera  siguiente  se 
transforma  en  ninfa  y  después  en  insecto  perfecto.  Es  pre- 
ciso cortar  y  quemar  las  ramas  marchitadas. 

El  agrilo  del  peral  (Agrüiis  viridis  o  piji'i),  o  tanibién 
bupreste  verde,  es  un  coleóptero  de  un  verde  bronceado,  que 
mide  cerca  de  1  centímetro  de  longitud  por  2  milímetros  de 
anchura.  Es  un  insecto  muy  común,  que  ataca  gran  número 
de  tárboles  frutales  o  forestales,  particularmente  el  peral,  la 
vid,  la  encina  y  el  haya.  Aparecen  generalmente  en  junio  y 
julio;  el  aparejamiento  tiene  lugar  en  esta  época,  y  las  hem- 
bras depositan  sus  huevos  en  las  cortezas.  La  eclosión  tiene 
lugar  muy  pronto;  las  pequeñas  larvas,  que  son  blancas, 
ápodas  y  gruesas  por  delante,  empiezan  inmediatamente  a 
labrar  en  la  corteza  y  después  en  el  líber,  galerías  sinuosas, 
que  van  siendo  cada  vez  más  anchas  y  serpentuosas.  Estas 
larvas  quedan  cerca  de  dos  años  metidas  en  sus  g:alerías  y 
no  se  transforman  hasta  el  verano  del  segundo  año  de  su 
vida,  y  alcanzan  entonces  unos  2  centímetros  de  longitud 
por  2  milímetros  de  ancho. 

Los  árboles  invadidos  por  el  agrilo  presentan  grietas, 
que  suelen  atribuirse  a  cualquier  otra  causa  y  que  siempre 
acarrean  la  muerte  de  las  ramas  atacadas;  los  perales  jóve- 
nes perecen  casi  infaliblemente,  y  los  perjuicios  asi  causados 
son  muy  importantes. 

Medios  de  destrucción.— ^\  se  advierten  los  primeros 
ataques  de  las  larvas,  hay  que  arrancar  la  corteza  de  los 
puntos  atacados,  extraer  el  parásito,  limpiar  la  herida  pro- 
ducida y  cubrirla  con  mástic  de  injertar  o  con  el  ungüento 
de  Saint-Fiacre.  Pero  frecuentemente  el  mal  ya  está  avan- 
zado, y  es  preciso  cortar  las  ramas  perforadas  por  debajo 


ROEDOR    DEL    MANZANO  23 1 

del  Último  pimto  de  ataque,  y  quemarlas  luego.  Cuando  los 
árboles  están  muy  perjudicados,  lo  mejor  es  arrancarlos  y 
quemarlos,  antes  del  mes  de  julio,  a  tin  de  destruir  las  nume- 
losas  larvas  de  los  agrilos  que  contienen  y  privar  la  salida 
(le  los  insectos  perfectos,  que  perpetuarían  el  mal. 

No  se  puede  aconsejar  la  caza  del  adulto ^  cuya  talla  di- 
ñculta  verlos  y  cogerlos;  tampoco  resulta  más  fácil  obrar 
contra  la  larva.  Se  puede  impedir  la  puesta  embadurnando 
los  árboles  de  las  huertas  en  el  tronco  y  en  las  principales 
ramas  con  una  mezcla  de  cal  y  arcilla  y  boñiga,  que  no 
perjudican  la  vegetación. 

El  bupreste  del  frambueso  (Agrilus  chrijsoderes)  se  pa- 
i-ece  mucho  al  agrilo  del  peral;  en  estado  larvario,  labra 
galerías  sinuosas  en  los  tallos  del  frambueso;  estos  tallos 
presentan  hinchazones  fusiformes  de  unos  2  centímetros  de 
longitud,  en  donde  la  corteza  está  resquebrajada  longitudi- 
nalmente. Las  hojas  y  las  flores  se  mustian  y  los  pies  ataca- 
dos languidecen.  Este  agrilo  ha  cometido  notables  destrozos 
en  los  centros  productores  de  frambuesas  de  la  Cote-d'Or. 
En  invierno,  cortar  muy  bajo  y  quemar  todos  los  tallos 
atacados;  destruir  las  zarzas  próximas,  que  pueden  también 
estar  invadidas  por  los  agrilos;  suprimir  todos  los  tallos 
agusanados  de  las  plantas. 

El  bupreste  negro  del  melocotonero  (Cajmodis  tcnebno- 
nis)  ataca  los  melocotoneros  y  los  cerezos  del  Mediodía  de 
Francia,  y  en  el  Var  ha  destruido  plantaciones  enteras;  El 
adulto  tiene  2  centímetros  de  longitud  y  es  de  un  negro  mate 
con  algunas  manchitas  blancas;  deposita  su^  huevos  en  la 
superficie  del  tronco;  las  larvas  hacen  galerías  entre  la  ma- 
dera y  la  corteza;  son  amarillas  y  alcanzan  (i  centímetros  de 
longitud.  La  savia  de  los  árboles  se  escapa  en  gotitas  del 
tronco,  y  después  de  las  ramas,  por  unos  agujeritos  hechos 
como  por  un  punzón.  Cazar  los  adultos;  sacudiendo  los  ár- 
boles o  sus  ramas,  fácilmente  se  hacen  caer  los  insectos,  que 
es  preciso  aplastar  con  cuidado  o  escaldarlos. 

El  gran  roedor  del  manzano  y  del  ciruelo  (Scolytus  pru- 
ni)  es  un  insecto  de  la  familia  de  los  escolítidos;  tiene  4  mi- 
límetros de  longitud  y  es  de  color  pardo;  sus  élitros  castaños 


232  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

llevan  numerosas  estrías.  Aparece  a  principios  de  verano  y 
ataca  sobre  todo  los  árboles  debilitados;  la  hembra  fecundada 
agujerea  la  corteza  del  tronco  o  de  las  ramas  gruesas  y  labra 
entre  la  madera  y  la  corteza  una  galería,  en  la  cual  deposita 
sus  huevos  a  medida  que  avanza  en  su  camino;  nacen  unas 
pequeñas  larvas  y  empiezan  en  seguida  a  roer  la  madera, 
labrando  a  su  vez  galerías  que  al  principio  son  perpendicula- 
res a  la  galería  materna  o  galería  de  puesta;  estas  numerosas 
galerías- larvarias  van  ensanchándose  a  medida  que  las  larvas 
aumentan  de  tamaño;  se  incurvan  en  diferentes  sentidos  y 
acaban  a  veces  por  cruzarse;  cuando  cada  larva  ha  terminado 
su  crecimiento,  concluye  su  galería  en  una  celda  esférica  en 
donde  pasa  el  invierno.  A  últimos  de  la  primavera  siguiente, 
se  metamorfosea  y  da  nacimiento  al  insecto  perfecto. 

Para  luchar  contra  este  insecto,  cuyos  destrozos  no  se 
notan  hasta  el  momento  en  que  j^a  resulta  difícil  desalojarlo 
de  los  puntos  en  donde  se  encuentra  oculto,  se  impone  una 
medida  radical:  suprimir  los  árboles  atacados,  que  por  otra 
parte  generalmente  son  árboles  enfermos  o  desmedrados;  se 
les  corta  y  se  les  quema  a  fin  de  detener  la  evolución  de  los 
parásitos  que  contienen.  Si  los  árboles  invadidos  son  vigoro- 
sos, se  puede  probar  de  librarlos  de  los  escólitos  quitando 
con  cuidado  todas  las  partes  atacadas  de  la  corteza  y  emba- 
durnando las  regiones  puestas  al  descubierto  con  alquitrán 
de  madera  diluido  con  una  quinta  parte  de  alcohol  de  madera. 

El  pequeño  roedor  del  manzano  y  del  melocotonero  (Sco- 
lytus  riignlosns)  es  algo  más  pequeño  que  el  Scolytns  priini: 
no  tiene  más  que  2  milímetros  de  longitud  y  es  de  color 
negro:  comete  daños  análogos,  pero  ataca  preferentemente 
las  ramas  pequeñas,  que  se  secan  y  cuya  muerte  acaba  por 
ocasionar  la  del  árbol.  —Es  preciso  cortar  y  quemar  las  ra- 
mas atacadas. 

Dos  coleópteros  más.  que  también  forman  parte  de  la 
familia  de  los  escolítidos,  atacan  la  madera  del  olivo,  en 
la  cual  labran  galerías.  Estos  son: 

El  escólito  o  roedor  del  olivo  (Fhloeotnhus  olece)  o  Neí- 
roiin,  es  un  pequeño  coleóptero  de  2  milímetros  de  longitud, 
de  cuerpo  negruzco  con  una  ligera  pelusa  agrisada,  que  es 


HILE8INA   DEL   OLIVO  233 

Docivo  sobre  todo  en  estado  adulto:  ataca  las  ramas  del  olivo, 
sobre  todo  los  brotes  tiernos  y  las  yemas  florales,  labrando 
en  la  axila  de  las  ramas  pequeñas  cavidades  en  donde  inver- 
nará; los  brotes  atacados  de  esta  suerte,  particularmente  los 
nuevos  vastagos  que  retoñan  sobre  los  troncos  podados,  no 
tardan  en  secarse  y  en  morir;  los  perjuicios  pueden  ser  con- 
siderables. En  cuanto  a  las  larvas,  resultan  igualmente 
perjudiciales  por  labrar  sus  galerías  entre  la  corteza  y  la 
madera. 

Es  preciso  cortar  y  quemar  las  ramas  enfermas  y  procu- 
rar la  desaparición  del  leño  de  la  poda,  todo  lo  más  un  mes 
después  de  efectuada  ésta,  en  lugar  de  dejar  que  permanezca 
en  los  olivares.  No  obstante,  conviene  no  quemarlos  inme- 
'diatamente,  sino  tan  sólo  algunas  semanas  después,  para 
que  sin'an  de  cebo  o  trampa,  en  la  cual  los  insectos  irán  a 
efectuar  la  puesta;  quemándolo  todo  lo  más  tarde  en  abril, 
se  destruirán  al  mismo  tiempo  los  huevos. 

Un  decreto  del  prefecto  de  los  Alpes  Marítimos  prescribe 
la  extracción  fuera  de  los  olivares  o  la  destrucción  por  el 
fuego  del  ramaje  grueso  de  la  poda  veinticinco  días  después 
de  efectuada  ésta. 

La  hilesina  del  olivo  (Hylesimis  oleiperda),  llamada 
Taragnon  en  Pro  venza,  tiene  2  ó  3  milímetros  de  longitud; 
es  negra  o  parda,  su  cabeza  es  gruesa  y  ancha,  su  cuerpo 
cubierto  de  pelusa;  sus  élitros  llevan  diez  estrías  punteadas 
y  cubiertas  de  pelos  rojos.  Establece  sus  galerías  en  las 
ramas,  particularmente  en  las  del  olivo  en  su  declinación; 
las  ramas  atacadas  se  reconocen  por  unas  grandes  manchas 
rojas  o  de  un  gris  pardo.  Las  larvas  son  blancas;  se  trans- 
forman en  insectos  perfectos  hacia  el  mes  de  mayo  o  de 
abril;  conviene,  pues,  en  esta  época  arrancar  las  ramas  ata- 
cadas y  quemarlas  inmediatamente. —Se  ha  notado  que,  lo 
mismo  que  el  escólido  del  olivo,  la  hilesina  ataca  sobre  todo 
los  árboles  en  decadencia.  Es  preciso,  por  consiguiente, 
ante  todo  atender  los  árboles  invadidos,  regarlos  y  abo- 
narlos para  volverlos  más  vigorosos  y  alejar  los  insectos. 


GuETiAvx.—ÁyttoiHologia.  16 


234  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 


LEPIDÓPTEROS 

Bombix  culopardo  (Liparis  o  Euproctis  chrysorrhcea) 
(ñgnra  156).— El  culopardo  o  ciüodorado  (1)  es  una  mariposa 
de  32  milímetros  aproximadamente  de  envergadura;  tiene  las 
alas  blancas,  lo  mismo  que  el  cuerpo,  excepto  el  extremo 
posterior  del  abdomen,  que  es  pardo  y  en  la  hembra  lleva 
numerosísimos  pelos  rojos.  Es  una  mariposa  muy  extendida 
que  se  ve  volar  en  junio  y  julio  a  la  caída  de  la  tarde;  la 
hembra  deposita  sus  huevos  durante  el  mes  de  julio,  general- 
mente en  el  anverso  de  las  hojas  o  en  las  ramas  de  los  árboles: 
los  huevos,  en  número  de  unos  300,  están  aglomerados,  en 
montones  y  cubiertos  de  pelos  pardos  arrancados  por  la  hem- 
bra de  su  abdomen,  lo  cual  les  da  el  aspecto  de  minúsculas 
esponjas.  Estos  huevos  se  abren  poco  tiempo  después  de  la 
puesta,  a  últimos  de  verano;  las  jóvenes  orugas  roen  ligera- 
mente las  hojas,  luego  las  recogen  entretejiendo  con  su  seda 
una  borra  agrisada,  formando  así  una  especie  de  nidos,  que 
alcanzan  una  longitud  de  20  centímetros,  que  se  ven  fácil- 
mente de  lejos  fijados  a  las  ramas,  y  en  cuyo  interior,  a 
veces  en  número  mayor  de  200,  pasan  el  invierno  aletarga- 
das y  bien  abrigadas.  A  principio  de  la  primavera  salen  de 
sus  nidos  y  empiezan  sus  destrozos  más  serios,  royendo  los 
tiernos  brotes,  las  hojas  de  los  más  distintos  árboles  y  fabri- 
cando nuevas  telarañas.  Cuando  han  terminado  su  creci- 
miento, estas  orugas  tienen  de  3  a  4  centímetros  de  longitud; 
son  de  un  color  general  pardo  con  dos  rayas  dorsales  longitu- 
dinales rojas,  con  manchas  laterales  blancas,  tubérculos  rojos 
muy  prominentes  en  los  anillos  posteriores  y  llevan  largos 
pelos  que  poseen  propiedades  urticantes.  Se  separan  entonces 
unas  de  otras  y  van  a  metamorfosearse  en  unos  pequeños 
capullos  transparentes,  establecidos  entre  las  hojas;  las  ma- 
riposas salen  en  junio. 

Contra  este  insecto  hay  que  recomendar  particularmente 
el  desorugamiento;  hay  que  proceder  a  él  durante  el  invierno, 

(1)  otra  especie,  el  Liparis  aiirifliia,  merece  también  el  nombre  de  bombix 
oulodorado.  Sus  orugas  no  viven  en  sociedad  y  pasan  el  invierno  en  pequeños 
capullos. 


BOMBIX   CRI30RREA 


285 


2S6 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FRUTALES 


por  ejemplo,  a  principios  de  febrero  antes  de  la  salida  de  las 
orugas;  en  tal  momento,  los  nidos  o  bolsas  son  bien  visibles 
en  los  árboles  despojados  de  hojas,  y  su  destrucción  es  fácil. 
Los  vallados  suelen  contenerlos;  no  hay  que  descuidarlos  a 
fin  de  desembarazarnos  del  mayor  número  posible  de  insectos. 
La  ley  del  26  ventoso  del  año  IV,  que  ordena  el  desoruga- 
miento  durante  el  invierno  v  antes  del  20  de  febrero,  se 


W-fl 


Fig.5157.— Huevos,  oruga  y  capullo  del  Bo?nl>//x  nenstria. 


refiere  únicamente  al  Liparis  chrysorrhcea,  única  mariposa 
nociva  cuyas  orugas  construyen  nidos  para  pasar  la  estación 
fría;  esta  ley,  demasiado  exclusiva,  desgraciadamente  rara 
vez  se  cumple. 

Bombix  neustriano  o  de  librea  (Bomhijx  nenstria)  (figu- 
ras 157  y  158). — Esta  mariposa  tiene  3  centímetros  de  enver- 
gadura, es  rojiza;  sus  alas  superiores  están  atravesadas  por 
dos  líneas  blanquecinas  que  limitan  una  faja  central  obscura. 
Aparece  en  julio  y  agosto,  y  vuela  por  la  tarde.  La  hembra 


BOMBIX   DISPAR  237 

deposita  sus  huevos  eu  las  ramas  de  los  árboles  de  una  manera 
muy  curiosa:  los  coloca  regularmente  por  medio  de  una  goma, 
en  número  de  400  a  500,  unos  al  lado  de  otros,  rodeando 
cempletamente  la  rama  y  formando  una  especie  de  collar. 
Estos  huevos,  de  color  pardusco,  pasan  el  invierno;  y  no  se 
abren  hasta  la  primavera  dando  nacimiento  a  pequeñas  orugas 
que  viven  en  sociedad  durante  su  infancia,  fabricando  telas 
con  las  cuales  se  protegen  por 
la  noche  y  devorando  las  hojas 
durante  el  día.  Hacia  el  mes  de 
junio,  están  completamente  de- 
sarrolladas; tienen  4' 5  centíme- 
tros de  longitud;  su  tinte  general 
es  pardusco,  pero  presentan  una 
raya  blanca  en  el  rostro  y  a  cada 
lado  líneas  longitudinales  rojas  ..         ,..,., 

V       1  i-i        1    Fiff.  loS.- Bomlnx  de  librea,  macho 

y  azules,  que  les  ha  valido  el 
nombre  de  librea.  Se  dispersan 

en  esta  época  y  cada  una  teje  entre  las  hojas  o  las  ramas  un 
capullo  de  color  amarillo  de  canario,  en  donde  se  transforman. 
—Es  preciso  aprovechar  el  invierno  para  aplastar  los  huevos 
dispuestos  anularmente  y  que  se  perciben  con  facilidad  sobre 
las  ramas.  El  desorugamiento  ha  de  practicarse  también 
cuando  las  orugas  están  todavía  reunidas. 

Bombix  dispar  o  esponjoso  ( Lijmantria  u  Ocneria 
dispar).— YX  bombix  dispar  tiene  este  nombre  por  la  gran 
desemejanza  que  existe  entre  los  dos  sexos.  El  macho  es  el 
más  pequeño  y  tiene  3  centímetros  de  envergadura;  sus  an- 
tenas son  muy  pectiueadas,  y  su  cuerpo  es  delgado;  las  alas 
superiores  son  de  un  pardo  agrisado  con  cuatro  líneas  trans- 
versales negruzcas  en  zigzag,  sus  alas  inferiores  son  pardas. 
La  hembra  es  mucho  mayor  y  alcanza  5  centímetros  de  en- 
vergadura ;  su  abdomen  es  grueso  y  cubierto  de  largos  pelos 
pardos;  sus  alas  son  de  color  más  claro,  de  un  blanco  amari- 
llento y  adornadas  también  de  líneas  en  zigzag  (fig.  159). 

Los  machos,  de  vuelo  rápido,  se  advierten  al  principio  de 
agosto.  Las  hembras  casi  no  vuelan  y  quedan  inmóviles  sobre 
los  troncos  de  los  árboles,  sobre  los  cuales  depositan  de  400  a 


238  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRCTALES 

500  huevos,  que  aglomeran  en  uu  solo  montón  y  cubren  con 
la  borra  formada  por  los  largos  pelos  pardos  de  su  abdomen; 
estas  puestas,  redondas  u  ovoladas,  son  bastante  voluminosas 
y  alcanzan  2  centímetros  de  diámetro;  su  aspecto  ha  hecho 
compararlos  con  pequeñas  esponjas.  Los  huevos  .pasan  de 
este  modo  el  invierno,  no  se  abren  hasta  la  primavera;  a 
principios  del  mes  de  mayo  dan  nacimiente  a  pequeñas  oru- 
gas negruzcas  con  tubérculos  azules  y  rojos  provistos  de 
plumeros  rojos.  Estas  jóvenes  orugas  viven  asociadas;  fabri- 
can telarañas  y  atacan  las  hojas  de  un  grandísimo  número 
de  árboles,  no  tardan  en  separarse  y  en  dispersarse.  A  últi- 
mos de  junio  se  ocultan  debajo  de  las  hojas  y  de  la  corteza, 
y  se  transforman  en  crisálidas  de  color  negruzco. 

Las  orugas  de  la  esponja  son  extraordinariamente  perju- 
diciales, y  tan  poco  respetan  los  árboles  forestales  como  los 
frutales.  En  los  Estados  Unidos  constituyen  un  verdadero 
azote,  que  los  americanos  nos  deben,  pues  el  liparis  dispar 
fué  llevado  allí  en  18G8  por  el  físico  naturalista  francés 
Trouvelot,  que  dirigía  el  observatorio  de  la  universidad  de 
Harvard;  este  entomólogo,  que  habitaba  en  Medford  (Mas- 
sachusetts),  se  ocupaba  en  la  cría  de  esta  mariposa  en  su 
jardín,  cuando  habiendo  un  violento  temporal  tumbado  las 
cajas  de  cría,  los  insectos  quedaron  en  libertad.  Se  multi- 
plicaron con  tal  rapidez,  que  desde  1889  hasta  1895,  fué 
preciso  gastar  525,000  libras  esterlinas  para  organizar  los 
medios  de  destrucción. 

En  lugar  de  aplastar  los  huevos,  que  son  resistentes  y 
bien  protegidos  por  la  borra  que  los  envuelve,  es  preciso 
arrancarlos  por  el  raspado  y  quemarlos;  se  puede  también, 
como  se  hace  en  América,  destruir  las  puestas,  restregán- 
dolas enérgicamente.  Contra  las  orugas,  se  ha  recurrido  con 
éxito  a  las  pulverizaciones  arsenicales  (a  la  base  de  arseniato 
de  plomo);  se  impide  también  su  invasión  por  medio  de  fajas 
glutinosas;  finalmente,  hay  que  aconsejar  disponer  en  junio 
alrededor  de  los  árboles  atacados  trampas-cebos  (haces  de 
leña),  en  donde  las  orugas  irán  a  crisalidarse. 

Bombix  antiguo  o  estrellado  (Orgya  a ntiqua).  — Esta. 
mariposa,  muy  común,  presenta  un  dimorfismo  sexual  muy 


BOMBIX    DISPAR 


259 


240 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FRUTALES 


acentuado:  tan  sólo  el  macho  tiene  alas;  tiene  3  centímetros 
de  envergadura,  las  alas  inferiores  son  amarillo  rojizas  y 
las  alas  supeiiores  de  un  pardo  rojizo  con  dos  fajas  trans- 
versales sinuosas  más  obscuras  y  una  pequeña  estrella  blanca 
en  el  borde  externo;  se  la  ve  volar  de  día  durante  todo  el 
verano.  La  hembra  no  tiene 
más  que  rudimentos  de  alas 
y  no  puede  volar;  su  color  es 
agrisado  (fig.  1(30). 

Estas  mariposas  aparecen 
en  junio;  las  hembras  quedan 
fijas  en  los  capullos  de  donde 
han  salido  y  allí  depositan 
sus  huevos;  de  éstos  nacen 
unas  orugas  agrisadas  con 
tubérculos  rojos  y  plumeros 
de  pelos  de  distinta  longitud 
V  de  colores  distintos.  Estas 


i^'"  "   \^^s^ 


Fig-.  1<>0.  —  Boinliix  autiguo  o  .estreUado. 
1.  macho:  2.  henil  ira  áptora;  ó:  oruga. 


orugas  prefieren  muy  especialmente  las  hojas  del  peral. 
Llegadas  a  su  completo  desarrollo,  tejen  entre  las  hendidu- 
ras de  la  corteza  o  entre  las  hojas,  unos  capullos  grises  o 
amarillentos,  en  los  cuales  se  transforman  en  crisálidas.— 
Varias  generaciones  se  suceden  así  hasta  el  octubre.  Los 
huevos  de  la  última  generación  pasan  el  invierno  y  no  se 
abren  hasta  el  mes  de  mayo  siguiente.  Hay  que  aprovechar 
esta  circunstancia  y  buscar  los  capullos  y  las  puestas  en  las 
resquebrajaduras  de  la  corteza  para  aplastarlos.  Durante  el 


PEQUEÑO  PAVÓN  DE  NOCHE  241 

verano,  se  han  de  recoger  las  orugas  por  sacudimiento  o  a 
mano,  o  destruirlas  por  medio  de  pulverizaciones. 

El  gran  pavón  de  noche  (Saturnia  pijri  o  Attaciis  pavn- 
nia  major),  es  la  mariposa  más  grande  de  Europa;  su  en- 
vergadura alcanza  12  centímetros.  Su  cuerpo  es  pardusco: 
sus  alas,  agrisadas  y  aspecto  aterciopelado,  están  bordeadas 
de  una  faja  blanca  y  lleva  cada  una  en  su  centro  una  gran 
mancha  redonda.  Aparece  en  abril  o  en  mayo  y  deposita  sus 
huevos  en  las  hojas  de  los  árboles  frutales;  la  oruga  sale  en 
julio  y  roe  las  hojas  hasta  septiembre;  cuando  ha  completado 
su  crecimiento,  es  larga  y  gruesa  como  un  dedo;  de  color 
verde  pálido  con  ocho  tubérculos  azul  turquesa  guarnecidos 
de  pelos  negros  sobre  cada  anillo. 

En  septiembre,  elabora  un  gran  cupullo  pardusco,  ova- 
lado, colocado  fuertemente  debajo  de  los  bordes  salientes  de 
las  paredes  o  debajo  de  las  hojas;  se  transforma  en  crisálida 
y  asi  pasa  el  invierno. —Estas  grandes  orugas,  muy  vora- 
ces, afortunadamente  son  poco  numerosas;  se  las  ve  con 
facilidad  y  hay  que  aplastarlas. 

El  pequeño  pavón  de  noche  (Saturnia  carpini  o  Attacus 
pavonia  minor)  (figs.  161  y  162),  no  tiene  más  que  5  cen- 


Fig.  1(11.  —  Pequeño  pavón  de  noche  (macho). 

timetros  de  envergadura  y  presenta  casi  el  mismo  aspecto 
que  el  precedente.  Tiene  iguales  costumbres:  su  oruga  tiene 
5  centímetros  de  longitud  por  1  centímetro  de  grueso;  es 
verde  con  tubérculos  rojizos  o  amarillo  anaranjados  orlados 
de  negro. 


242  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

Falena  hiemal   (Cheimotobia  hriimataj  (íig.   16o).— 


Fig.  162.  —  Pequeño  pavón  de  noche  (hembra). 

Igual  que  la  orgia  antigua,  el  macho  de  la  faleua  hiemal 


Fig.  163. —  Falena  hiemal  (Cheimatohia  hrnmata). 
1,  hembra;  2,  macho;  3,  oruga. 


se  distingue  de  la  hembra  porque  únicamente  él  tiene  alas; 
su  envergadura  es  de  3  centímetros,  su  cuerpo  tiene  11  mili- 


FALENA   HIEMAL 


243 


metros  de  longitud;  es  de  color  gris  claro  con  finas  líneas 
transversales  más  obscuras  sobre  las  alas  superiores.  Apa- 
rece tan  sólo  en  el  otoño,  a  fines  de  octubre  o  principios  de 


Fig.  164.  —  Cerezo  cuyas  hojas  y  frutos  han  sido  devorados  por  la  cheimatoba 
(mayo  1914).  En  soírundo  término,  manzano  atacado  también  por  las  orugas. 


noviembre;  revolotea  alrededor  de  los  árboles^  sobre  cuyo 
tronco  las  hembras,  que  no  tienen  más  que  rudimentos  de 
alas  y  son  incapaces  de  volar,  suben  por  medio  de  sus  largas 


244  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

patas  para  depositar  sus  huevos;  éstos  son  depositados  aisla- 
damente en  las  hendiduras  de  la  madera  y  de  la  corteza  y 
semejan  perlitas.  Pasan  el  invierno,  y  las  orugas  salen  al 
principiar  la  primavera:  son  pequeñísimas,  tienen  1  milímetro 
de  longitud  y  un  color  verde  negruzco;  buscan  las  yemas 
y  roen  las  hojas  y  las  flores  de  los  perales  y  de  los  man- 
zanos, a  medida  que  brotan;  arrollan  las  hojas  en  forma  de 
cucuruchos  y  las  empaquetan  con  filamentos  sedosos  para 
constituirse  un  refugio.  Hacia  el  15  de  junio,  estas  orugas 
han  alcanzado  su  completo  desarrollo;  miden  2  centímetros 
de  longitud  y  son  de  un  verde  amarillento  con  tres  rayas 
longitudinales  blancas;  pertenecen  al  grupo  de  las  orugas 
agrimensoras  o  geómetras^  que  andan  aproximando  los  dos 
extremos  de  su  cuerpo  haciendo  con  él  una  especie  de  U  in- 
vertida; descienden  al  suelo  suspendidas  de  una  seda  que 
van  segregando;  se  entierran  a  10  ó  15  centímetros  de 
profundidad  y  se  transforman  en  seguida  en  crisálidas  den- 
tro de  pequeños  capullos.  Hacia  el  10  de  octubre  es  cuando 
las  mariposas  salen  de  las  crisálidas. 

El  mejor  medio  de  luchar  contra  las  depredaciones  de 
este  insecto  consiste  en  impedir  a  la  hembra  que  remonte 
a  lo  largo  del  tronco  de  los  árboles  para  efectuar  la  puesta. 
Ya  h^ce  cerca  de  dos  siglos  que  se  tuvo  la  idea  de  colocar 
en  otoño ^  alrededor  de  los  troncos,  tiras  impregnadas  de 
alquitrán  de  madera  (alquitrán  de  Noruega),  para  aprisionar 
las  hembras  en  el  momento  de  su  subida. 

Durante  la  salida  de  las  mariposas,  un  largo  período  que 
se  extiende  desde  el  10  de  octubre  al  10  de  diciembre,  es 
necesario  que  la  substancia  aglutinante  empleada  se  conserve 
viscosa  mucho  tiempo  y  se  seque  con  la  mayor  lentitud 
posible.  El  alquitrán  de  Noruega  no  cumple  esta  condición: 
tiene  el  inconveniente  de  secarse  muy  pronto  y  de  endure- 
cerse con  las  heladas;  se  atenúa  este  defecto  asociándole 
diversos  aceites  y  cuerpos  grasos;  el  alquitrán  de  hulla 
puede  substituir  al  de  Noruega,  y,  además,  se  puede  substi- 
tuir ventajosamente  el  alquitrán  por  otras  mezclas. 

Las  fórmulas  siguientes  son  muy  recomendables: 


DESTRUCCIÓN  DE  LA  FALENA  HIEMAL         245 

I.  Alquitrán  de  madera 700  gramos 

Colofonia 500      — 

Jabón  negro 500      — 

Aceite  de  pescado 300      — 

Se  calientan  con  precaución,  agitando  sin  cesar  en  un 
recipiente  de  hierro,  el  alquitrán  y  la  colofonia;  después  de  la 
fusión,  se  añaden  primero  el  jabón  negro,  y  después  el  aceite 
de  pescado;  se  saca  del  fuego  y  se  continúa  removiendo  hasta 
el  enfriamiento  de  la  mezcla: 

II.  Alquitrán  de  Noruega 1  kilogramo 

Aceite  de  pescado 1       — 

Pez  negro 1        — 

Aceite  mineral  verde 1  litro 

El  aceite  mineral  es  el  que  sirve  de  lubrificante  de  los 
cojinetes. 

III.  Alquitrán  de  Noruega 10     kilogramos 

Aceite  de  pescado 2'5        — 

Aceite  mineral  verde 2'5        — 

Esta  mezcla  conserva  largo  tiempo  su  viscosidad,  y  con- 
tinúa pegagosa  durante  tres  dias  con  temperaturas  de  8^ 
bajo  cero. 

IV.  Alquitrán  de  hulla 10    kilogramos 

Aceite  de  pescado 10  — 

V.  Aceite  de  colza r)00  gramos 

Manteca  de  cerdo  sin  sal  .    .    .    .  500      — 

Trementina 500      — 

Colofonia 500      — 

Se  calientan  juntos  el  aceite  y  la  manteca,  y  luego  se  añade 
la  trementina  y  la  colofonia,  agitando  continuamente  hasta 
fusión  completa;  ha  de  obtenerse  la  consistencia  de  jarabe 
concentrado;  si,  a  consecuencia  de  una  cocción  prolongada  de 
masa,  fuese  demasiado  espesa,  se  añadirá  un  poco  de  aceite 
de  colza. 

VI.  Aceite  de  linaza 5^J  gramos 

Aceite  de  oliva 500      — 

Trementina 500      — 

Pez  blanco 1  kilogramo 


246  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

Esta  composición  se  prepara  como  la  anterior,  a  fuego 
suave,  y  sale  a  menos  de  75  céntimos  el  kilogramo. 

VIL  Aceite  de  linaza 1  kilogramo 

Colofonia 1        — 

Se  empieza  por  fundir  la  colofonia  en  una  olla  de  barro, 
se  retira  del  fuego  y  se  añade  el  aceite  removiendo  hasta 
que  la  mezcla  sea  perfecta. 

VIII.  Grasa  de  pescado  ordinaria    ....     400  gramos 

Aceite  de  pescado 400      — 

Colofonia 1  kilogramo 

Se  calienta  fuertemente  en  una  cacerola  de  5  litros  de 
cabida  (a  causa  de  la  efervescencia  que  se  produce)  400  gra- 
mos de  grasa  de  pescado  que  sirve  para  engrase  de  los  ejes 
de  carruajes;  luego  se  añade  el  aceite  calentando  continua- 
mente, y  después  se  vierte  poco  a  poco  la  colofonia  grose- 
ramente pulverizada.  Cuando  ésta  está  disuelta,  se  retira  del 
fuego  y  se  deja  enfriar.  El  kilogramo  resulta  a  60  céntimos. 

Una  vez  preparada  la  substancia  viscosa,  hay  que  tener 
ciertas  precauciones  para  su  aplicación.  No  es  indiferente  la 
clase  del  papel  empleado  para  las  tiras;  mejor  que  el  papel 
usual  de  embalaje,  es  el  papel  pergamino,  aunque  sea  de 
inferior  calidad.  La  tira  debe  tener  15  ó  20  centímetros 
de  ancho;  se  arrolla  alrededor  del  tronco  a  1'50  metros  del 
suelo  y  se  ata  con  dos  bramantes,  uno  arriba  y  otro  abajo  de 
la  tierra,  cuidando  que  no  quede  ningún  intersticio  entre  el 
papel  y  la  corteza.  Colocadas  las  tiras,  se  embadurnan  con 
una  capa  de  barniz  pegajoso;  si  éste  fuese  muy  corrosivo, 
como  por  ejemplo,  en  el  caso  de  la  mezcla  a  partes  iguales 
de  alquitrán  de  hulla  y  de  aceite  de  pescado,  es  prudente 
proteger  la  corteza  de  debajo  del  anillo  por  medio  de  un  ro- 
dete de  heno;  debemos  hacer  notar  que  la  tira  de  papel  no 
tiene  otro  objeto  que  el  de  proteger  la  corteza.  Lo  mejor  es 
rechazar  las  mezclas  aglutinantes  solubles  en  el  agua,  como 
los  que  tienen  por  base  el  aceite  de  ricino,  que  obligan  a 
resguardar  los  anillos  contra  la  lluvia  por  medio  de  una  cor- 
bata de  papel  formando  tejadillo. 


DESTRUCCIÓN    DE   LA    FALENA    HIEMAL  247 

Sea  cual  fuere  la  duración  de  la  viscosidad  del  barniz 
empleado,  es  indispensable  comprobar  de  vez  en  cuando  el 
estado  de  las  tiras-trampas;  un  periodo  de  frío  o  de  viento 
noroeste  tal  vez  han  desecado  la  liga,  y  esto  exige  una  nueva 
aplicación;  frecuentemente,  cuando  las  hembras  son  muy 
abundantes,  sobre  todo  en  el  momento  de  la  subida  general, 
que  tiene  lugar  del  10  al  25  de  noviembre,  los  anillos  pega- 
josos quedan  cubiertos  en  seguida  de  insectos,  los  cuales 
forman  puente  y  permiten  a  las  demás  hembras  franquear  el 
obstáculo  que  debía  detenerlas;  el  labriego  debe  en  tal  caso 
limpiar  el  anillo  y  embadurnarlo  de  nuevo,  sin  lo  cual  serian 
inútiles  sus  cuidados.  Finalmente,  deben  examinarse  los  bra- 
mantes por  si  se  hubiesen  aflojado.  Con  estas  condiciones,  el 
procedimiento  es  superior  a  los  aparatos  no  pegajosos  que 
rodean  el  tronco  de  los  árboles  oponiéndose  por  medio  de 
una  plancha  de  cinc  al  ascenso  de  las  hembras;  no  quedando 
éstas  destruidas,  tienen  el  recurso  de  ir  a  hacer  la  puesta  en 
los  árboles  no  protegidos  de  los  vallados. 

Si,  a  pesar  de  precauciones  tomadas  en  otoño,  aparecen 
durante  la  primavera  orugas  en  los  árboles,  no  debemos  des- 
cuidar el  desorugamiento,  del  mismo  modo  que  se  practica 
contra  el  abejorro  (véase  pág.  226). 

Estos  procedimientos  exigeí  como  complemento  una  vi- 
gilancia exquisita  en  los  planteles  de  los  árboles  frutales. 
En  efecto,  cuando  los  planteles  se  ven  invadidos  por  la  f aleña 
hiemal,  las  plantas  que  de  ellos  proceden  llevan  huevos  del 
insecto  durante  toda  la  época  en  que  se  efectúan  las  planta- 
ciones, desde  el  otoño  hasta  principios  de  primavera,  y  las 
huertas  indemnes  quedan  contaminadas  por  la  introducción 
de  estas  plantas.  Un  atento  examen  de  los  árboles  permite 
comprobar  la  presencia  cié  los  huevos,  y  el  servicio  fitopato- 
lógico  deberá  ejercer  sobre  esto  una  inspección  rigurosa  en 
los  planteles  no  inscritos  a  la  inspección  del  Estado.  Con- 
tra los  huevos  mismos  existen  también  medios  de  protección, 
tales  como  la  desinfección  del  árbol  por  el  ácido  cianhídrico; 
siendo  visibles  a  simple  vista,  podemos  también  destruir  los 
huevos  embadurnándolos  con  un  barniz  impermeable,  como 
el  obtenido  con  la  fórmula  siguiente: 


248 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FRUTALES 


Cal  viva 8  kilogramos 

Sal  de  cocina 1        — 

Silicato  de  sosa 350  gramos 

Agua 35  litros 

Se  apaga  la  cal  con  la  mitad  del  agua,  se  disuelve  la  sal 
y  el  silicato  en  la  otra  mitad  y  se  mezclan  los  dos  líquidos. 
Esta  mezcla,  aplicada  con  pincel  sobre  los  huevos,  forma 
una  capa  dura  que  priva  la  eclosión  o  que  las  larvas  no  pue- 
den perforar. 

Falena  deshojante  (Hibernia  o  geómetra  de  foliaría) 
(figura  165). — Esta  mariposa  pertenece  a  la  misma  familia  que 


12  3 

Fig.  165.  —  Falena  deshojaute  (Hibernia  defoliaria; 
1,  oruga:  2,  hembra;  3,  macho. 


la  anterior  y  presenta  igual  dimorfismo  sensual.  El  macho 
tiene  4  centímetros  de  envergadura  y  12  milímetros  de  lon- 
gitud; es  de  un  amarillo  leonado  o  rojo  con  estriaciones  de 
color  pardusco  y  un  gran  punto  negro  sobre  las  alas  supe- 
riores; la  hembra  está  completamente  desprovista  de  alas;  es 
también  de  color  amarillento  y  presenta  sobre  el  dorso  tres 
series  de  puntos  negros.  —  Estas  mariposas  aparecen  en  no- 
viembre y  diciembre  y  vuelan  hacia  el  crepúsculo;  las  hem- 
bras trepan  a  los  árboles  y  depositan  300  ó  400  huevos,  ya 
aislados,  ya  agrupados  en  la  base  de  las  yemas.  No  se  abren 
hasta  la  primavera,  hacia  el  20  de  abril;  las  pequeñas  orugas 
penetran  en  las  yemas  y  devoran  las  hojas;  sobre  todo  son 
peligrosas  para  los  árboles  forestales;  son  de  un  color  pardo 


PIRALA  DE  LAS  MANZANAS 


249 


rojizo  sobre  el  dorso,  de  un  amarillo  pálido  en  el  vientre,  y 
llevan  a  los  lados  una  raya  amarilla  con  un  puntito  blanco 
sobre  cada  anillo;  en  junio,  han  alcanzado  cerca  de  3  centí- 
metros de  longitud;  descienden  de  los  árboles  y  van  a  meta- 
morfearse  en  el  suelo.  Se  han  de  aconsejar  los  mismos  medios 
de  destrucción  que  contra  la  f aleña  hiemal. 

Pirala  de  las  manzanas  (Carpocapsa  pomonella)  (figu- 
ra 166).  —Muy  frecuentemente,  los  frutos  de  nuestros  man- 
zanos y  perales  son  roídos  por  una  oruga  que  todo  el  mundo 


Fig.  166.  — Pirala  de  las  mauzauas:  mariposa,  crisálida,  manzana  atacada 
con  oriiEras. 


conoce  con  el  nombre  de  «gusano»  de  las  manzanas  y  de  las 
peras:  estos  frutos  enfermos  no. son  propios  para  el  consumo, 
y  por  ello,  con  frecuencia,  se  sufren  grandes  pérdidas  en  las 
huertas. 

Esta  peligrosa  oruga  es  la  de  una  pequeña  mariposa,  la 
pirala  de  las  manzanas,  que  tiene  de  0'5  a  1  centímetro  de 
longitud  y  2  centímetros  de  envergadura;  el  cuerpo  es  de  color 
gris  obscuro;  las  alas  son  de  un  gris  ceniciento,  cruzadas 
transversalmente  por  pequeñas  líneas  sinuosas  más  obscuras 
con  reflejos  bronceados;  en  su  extremo  una  gran  mancha 
pardusca  rodeada  de  una  línea  amarillo  dorada;  las  alas  infe- 
riores son  uniformemente  parduscas.  Hay  dos  generaciones 
anuales  de  esta  mariposa;  la  primera  aparece  desde  abril 

G-üÉsAvx.—-£>ttO}nologia.  17 


250  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

hasta  junio;  durante  todo  este  período,  las  hembras  efectúan 
su  puesta  por  la  noche  sobre  los  frutos  recientemente  fecun- 
dados de  las  variedades  precoces:  depositan  un  solo  huevo 
en  el  centro  del  cáliz  de  las  flores  marchitas,  es  decir,  sobre 
el  ápice  de  los  frutos  en  formación;  cada  ti^mbra  depone 
unos  50  ó  60  huevos.  Ocho  días  después  se  abre  el  huevo, 
.^ale  una  pequeña  oruga  y  se  introduce  hasta  el  corazón  y  se 
pone  a  roer^  sin  que  ningún  signo  exterior  revele  su  presen- 
cia, desapareciendo  casi  siempre  el  orificio  de  entrada,  a  con- 
secuencia del  desarrollo  del  fruto;  en  efecto,  éste  continúa 
creciendo  como  sí  estuviese  libre  de  todo  parásito.  No  obs- 
tante, la  oruga  destruye  cada  vez  más  el  centro  de  la  man- 
zana y  substituye  la  pulpa  comida  por  sus  excrementos  par- 
duscos y  acaba  siempre  por  prolongar  su  galería  hasta  el 
exterior  por  los  lados  de  la  fruta,  para  proporcionarse  una 
salida  en  el  momento  requerido.  Crece  poco  a  poco  y  alcanza 
de  12  a  17  milímetros;  según  el  color  de  la  variedad  de  fruta 
atacada,  es  rosada,  amarillenta  o  rojiza,  con  la  cabeza  y  al- 
gunos pelos  pardos;  adquiere  su  talla  definitiva  desde  últimos 
de  junio  hasta  últimos  de  agosto,  según  haya  nacido  más  o 
menos  pronto.  Los  frutos  atacados  se  desprenden  general- 
mente antes  de  llegar  a  ser  maduros;  las  orugas  salen  en  este 
momento,  van  a  metamorf osearse  debajo  de  la  corteza  de  los 
árboles  y  unos  veinte  días  después  se  transforman  en  mari- 
posas. 

Esta  segunda  generación,  que  se  muestra  generalmente 
durante  el  mes  de  agosto,  es  mucho  más  perniciosa  que  la 
primera;  las  hembras  hacen  la  puesta  sobre  los  frutos  sanos 
que  han  quedado  en  el  árbol  y  que  ya  tienen  cierto  tamaño; 
las  orugas  obran  del  mismo  modo  que  las  primeras.  Las 
manzanas  roídas  llegan,  no  obstante,  a  la  madurez  y,  cosa 
curiosa,  más  rápidamente  aún  que  los  frutos  sanos;  pero  no 
tardan  en  caer  del  árbol.  Si  la  variedad  de  manzana  es  de 
madurez  tardía,  la  oruga  tiene  tiempo  de  terminar  su  des- 
arrollo y  entonces  abandona  el  fruto  para  ir  a  refugiarse  en 
cualquier  sitio  y  labrarse  un  capullo  de  seda  gris  muy  sólido, 
en  donde  pasa  el  invierno;  en  la  primavera  se  transforma  en 
una  crisálida  de  color  castaño  pardusco,  de  la  cual  se  escapa 


DESTRUCCIÓN  DE  LA  PIRALA  DE  LAS  MANZANAS  251 

el  insecto  perfecto.  Si,  por  el  contrario,  la  variedad  es  de 
madurez  tardía,  se  recoge  el  fruto  con  la  oruga  en  su 
interior. 

Se  deberá  aprovechar  el  mes  de  junio,  época  en  que  las 
mariposas  de  la  primera  generación  son  numerosas,  para 
destruirlas  por  medio  de  trampas  luminosas.  Para  prevenir 
la  invasión  de  los  frutos  se  deberá  recurrir  a  las  pulveriza- 
ciones arsenicales  (véase  Destrucción  de  los  insectos  nocivos), 
efectuadas  inmediatamente  después  de  la  floración,  antes  de 
que  las  hembras  hayan  podido  depositar  sus  huevos  sobre 
las  manzanas  en  formación.  Para  detener  los  destrozos  bas- 
tará efectuar  la  recogida  de  las  manzanas  enfermas  a  medida 
que  van  cayendo;  se  darán  inmediatamente  a  los  cerdos  o  se 
mandarán  a  moler  para  fabricar  la  bebida;  de  este  modo  las 
mariposas  y  orugas  del  año  siguiente  quedan  aniquiladas. 
También  se  ha  de  aconsejar  que  las  reses  vayan  a  pastar  en 
los  prados-huertas  hasta  últimos  de  agosto,  para  que  los  bó- 
vidos  y  los  cerdos  devoren  todas  las  manzanas  caídas,  pro- 
curando no  obstante,  por  medio  de  ataduras,  que  los  animales 
no  alcancen  las  ramas  cargadas  de  frutos.  No  es  inútil  dispo- 
ner al  pie  de  los  árboles  refugios  artificiales  para  las  orugas: 
se  rodea  sencillamente  el  tronco  con  virutas  o  trapos,*  en 
donde  las  orugas  acudirán  para  pasar  el  invierno,  y  que  se 
quemarán  en  febrero.  Durante  el  invierno  no  hay  que  olvi- 
darse de  limpiar  por  medio  de  un  raspado  los  árboles  de  los 
liqúenes  y  de  las  viejas  cortezas;  se  completará  esta  limpieza 
con  lavados  de  agua  hirviendo  y  un  embadurnamiento  de 
lechada  de  cal,  que  destruirán  buen  número  de  orugas  dentro 
de  sus  capullos.  Deberán  también  examinarse  los  depósitos 
de  frutos  y  encalar  las  paredes  en  previsión  de  los  insectos 
que  hayan  podido  introducirse  con  los  frutos  enfermos. 

Las  manzanas  de  postre  están  mucho  más  expuestas  a  los 
ataques  del  gusano  que  las  manzanas  de  sidra.  Por  esto  indi- 
caremos para  los  aficionados  algunos  tratamientos,  que  no 
podrían  aplicarse  de  un  modo  práctico  en  ima  huerta  extensa, 
pero  que  permiten  salvar  hermosos  frutos.  Se  recomienda  em- 
badurnar las  manzanas  atacadas  con  una  solución  de  zumo  de 
tabaco  (1  parte  por  11  de  agua)  y  pincharlas  con  un  cuchillo 


252  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

con  esta  misma  disolución;  el  señor  Mohr,  químico  de  Lieja, 
aconseja  verter  en  el  ápice  de  cada  manzana,  por  medio  de 
una  bureta,  una  gota  de  una  disolución  de  sulfuro  de  calcio 
glicerinado,  diluido  en  diez  veces  su  volumen  de  agua;  final- 
mente, es  posible  extraer  el  gusano  hurgando  el  fruto  con 
una  podadera,  sin  perjuicio  de  cicatrizar  la  herida,  crecer  y 
madurar  la  manzana. 

La  pirala  de  la  manzana  es  susceptible  de  atacar  también 
las  peras,  nueces,  melocotones  y  membrillos. 

La  anarsia  lineatella  es  una  especie  de  pequeña  polilla 
cuya  oruga  de  anillos  pardos  y  blancos  ataca  los  frutos  y  los 
tallos  del  melocotonero. 

Pirala  de  las  ciruelas  ( Carpocapsa  fanehrana);  esta  pe- 
queña mariposa,  que  debería  llamarse  torcedora  de  las  cirue- 
las, tiene  7'5  centímetros  de  longitud;  es  negruzca,  con  al- 
gunas manchas  y  rayas  de  un  gris  azulado  sobre  las  alas 
superiores.  Vuela  por  el  mes  de  julio;  la  hembra  pone  un 
huevo  sobre  cada  ciruela;  la  pequeña  oruga  que  sale  roe  el 
interior  del  fruto  y  se  comporta  de  una  manera  idéntica  a  la 
de  la  pirala  de  las  manzana,  con  la  cual  ofrece  además  una 
gran  semejanza;  también  se  la  designa  con  el  nombre  de 
gusano  de  las  ciruelas. 

Pirala  de  las  castañas  (Carpocapsa  splendens,  fig.  167). 

—La  carpocapsa  o  torcedora  brillante  de  las 

\J  castañas  es  un  microlepidóptero  de  8  milí- 

^S|m£^^      metros  de  longitud  y  de  color  gris;  sus  alas 

^^Wm^^        superiores  son  pardas,  punteadas  de  gris  y 

Fig.  167.  -  Pirala    Presentan  hacia  su  borde  externo  una  mancha 

brillante  de  las    redonda  obscura,  rodeada  de  una  línea  pla- 

castanas.  ,       ,  ,  ,        .    „     .  ^ 

teada  y  otra  negra;  sus  alas  inferiores  son 
grises.  Esta  mariposa  vuela  a  partir  del  mes  de  junio  y  hace 
la  puesta  sobre  las  castañas;  la  oruga  blanquecina  con  una 
cabeza  parda  tiene  una  existencia  análoga  a  la  de  las  dos 
torcedoras  precedentes,  cometiendo  con  frecuencia  grandes 
destrozos.  Los  frutos  atacados  dejan  de  crecer  y  a  veces  caen 
antes  de  llegar  a  su  madurez  completa .  Es  preciso  recoger  y 
quemar  los  frutos  agusanados. 

Falena  del  grosellero  (Ábr ajeas  grossulariata,  fig.  168); 


FALENA  DEL  GROSELLERO  253 

esta  mariposa  ataca  frecuentemente  el  grosellero  y  el  casis, 
lo  mismo  que  el  albaricoquero,  el  ciruelo  y  el  melocotonero. 
Tiene  el  cuerpo  amarillo  y  negro,  alas  blancas,  sembradas  de 
numerosos  puntos  y  manchas  negras;  las  alas  superiores  lle- 
van también  manchas  amarillas;  su  envergadura  es  de  5  cen- 
tímetros. Aparece  en  julio  y  agosto,  y  frecuentemente  se  la 
ve  volar  en  pleno  día  por  los  jardines;  la  hembra  hace  la 
puesta  sobre  las  hojas  de  los  groselleros  y  salen  pequeñas 


Fi.t?.  I(i8.— Fcileua  del  grosellero. 

orugas  agrimensoras,  de  color  blanco  y  amarillo,  con  algu- 
nos puntos  negros;  a  últimos  de  verano  o  principios  de  otoño, 
hacia  el  mes  de  septiembre,  roen  las  hojas  durante  dos  o  tres 
semanas,  luego  pasan  el  invierno  ocultas  debajo  de  las  hojas 
del  suelo  para  renovar  sus  destrozos  en  la  primavera,  á  ex- 
pensas de  las  hojas  tiernas;  en  esta  última  época  es  cuando 
son  más  destructoras;  pueden  dejar  desnudos  gran  parte  de 
groselleros  e  impedir  la  madurez  de  los  frutos.  Estas  orugas 
son  muy  visibles;  hay  que  buscarlas  y  destruirlas,  y  se  com- 
baten también  con  los  insecticidas.  En  otoño  se  han  de  reco- 
ger las  hojas  caídas  y  quemarlas;  las  crisálidas  negras  y 
amarillas  se  suelen  ver  sobre  los  árboles  devastados  a  fines 
de  junio  o  principios  de  julio. 

Otra  f aleña  o  agrimensora,  la  Phalcena  Warvaria,  ataca 


254 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FRUTALES 


igualmente  los  groselleros;  es  menor  que  la  precedente  y  es 
de  color  agrisado  con  manchas  pardas;  sus  orugas  atacan 
las  hojas  y  a  veces  los  frutos. 

La  sesia  tipuliforme  (Trochilinmtipiúiforme^  fig.  169)  es 
una  mariposa  que  tiene  2  centímetros  de  envergadura;  tiene 

el  cuerpo  negro  con 
circuios  amarillos  y 
está  caracterizada 
por  sus  alas  trans- 
parentes con  ner- 
viaciones  de  un  azul 
muy  obscuro.  Su 
oruga  vive  en  el  in- 
terior de  los  tallos 
de  los  groselleros 
rojo  y  negro  y  tam- 
bién del  avellano; 
roe  la  medula,  per- 
fora y  destruye  con 
frecuencia  las  ra- 
mas tiernas  que  que- 
dan colgando  por 
encima  del  punto 
atacado;  en  la  primavera  construye  una  especie  de  capullo 
para  transformarse  en  crisálida.  Téngase  buen  cuidado  de 
cortar  y  quemar  los  tallos  infectados. 

Zapadora  del  olivo  (Prays  Oleoe);  esta  mariposa  es  de 
color  gris  ceniciento;  sus  alas  superiores  son  grises  con  man- 
chas negruzcas  y  provistas  de  largo  ñeco;  las  inferiores  son 
menos  obscuras,  estrechas  y  franjeadas.  Es  la  misma  polilla 
que  roe  a  la  vez  las  hojas  del  olivo  y  los  huesos  de  la  acei- 
tuna. Presenta  dos  o  tres"generaciones  cada  año. 

Las  pequeñas  orugas  que  en  primavera  aparecen  sobre 
los  olivos  proceden  de  huevos  que  han  sido  puestos  sobre  las 
hojas  durante  el  verano  y  el  otoño  anteriores  por  las  mari- 
posas de  la  segunda  y  de  la  tercera  generación.  Tienen  ya, 
por  lo  tanto,  algunos  meses  de  existencia,  habiendo  nacido 
unas  en  julio  y  otras  en  septiembre  u  octubre  del  año  ante- 


Fig.  1(39.    Sesia  tipuliforme. 


ZAPADORA  DEL  OLIVO  255 

rior.  A  la  eclosión,  estas  pequeñas  larvas  perforan  el  parén- 
quima  de  las  hojas  del  olivo,  labrando  entre  las  dos  capas 
unas  delgadas  galerías  sinuosas.  Después  de  transcurrido  el 
mal  tiempo  en  estas  galerías,  las  abandonan  durante  la  pri- 
mavera, y  entonces  tienen  4  ó  5  milímetros  de  longitud  y 
siguen  royendo  las  hojas.  A  fines  de  abril,  las  orugas  más 
viejas  se  han  desarrollado  por  completo  y  transformado  en 
crisálidas,  en  tanto  que  las  orugas  más  jóvenes  abandonan 
las  hojas  y  atacan  las  yemas  nacientes  y  no  se  crisalidan 
hasta  el  mes  de  mayo.  Las  mariposas  procedentes  de  estas 
orugas  aparecen  durante  un  período  comprendido  ordinaria- 
mente entre  el  15  de  abril  y  el  25  de  mayo. 

Estas  mariposas  empiezan  la  puesta  a  últimos  de  mayo 
sobre  los  botones  ñorales.  Las  pequeñas  orugas  desde  que 
nacen  se  ponen  a  roer  los  órganos  reproductores  de  la  ñor; 
pueden  atacar  igualmente  los  frutos  y  hojas  tiernas  y  las 
yemas.  Las  mariposas  que  salen  de  estas  orugas  aparecen  en 
junio  y  julio. 

Estas  mariposas  hacen  la  puesta  en  la  cara  superior  de 
las  hojas  y  en  el  cáliz  todavía  persistente  de  los  tiernos  fru- 
tos. Las  orugas  procedentes  de  estos  huevos  penetran  al  inte- 
rior de  las  hojas  o  en  la  almendra  del  hueso  de  la  aceituna; 
el  hueso  del  fruto  en  formación  es  muy  blando  y  es  fácil  de 
perforar;  la  aceituna  sigue  creciendo  mientras  la  oruga  roe 
la  almendra.  No  obstante,  a  últimos  de  verano  las  aceitunas 
atacadas  se  desprenden  y  caen;  las  orugas,  llegadas  a  su 
completo  desarrollo,  abandonan  el  fruto,  se  crisalidan  y  dan 
nacimiento  a  una  tercera  generación  de  mariposas.  En  cam- 
bio, las  orugas  que  han  penetrado  en  las  hojas  se  desarrollan 
mucho  menos  rápidamente  y  no  se  transformarán  en  insectos 
perfectos  hasta  el  año  siguiente,  en  abril  o  mayo. 

No  hay,  pues,  tres  generaciones  completas  anuales  sino 
en  el  caso  en  que  la  segunda  generación  haga  la  puesta  sobre 
los  frutos.  Esto  se  debe  a  la  influencia  que  el  régimen  ali- 
menticio ejerce  sobre  el  desarrollo  de  las  orugas;  las  que  se 
nutren  exclusivamente  de  hojas  emplean  un  tiempo  cinco 
veces  mayor  en  desarrollarse  que  las  orugas  que  viven  a  ex- 
pensas de  la  almendra. 


2ob  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FRUTALES 

Los  perjuicios  de  La  tiiia  del  olivo  pueden  ser  considera- 
bles; en  junio-julio  y  en  septiembre-octubre  se  produce  la 
caida  anormal  de  la  aceituna,  bajo  la  acción  de  las  orugas 
que  han  penetrado  en  el  núcleo.  Los  medios  de  destrucción 
indicados  son  poco  numerosos  y  poco  prácticos:  lámparas- 
trampas,  destrucción  de  las  hojas  atacadas  y  recogida  de 
los  frutos  caídos.  El  único  medio  verdaderamente  eñcaz  con- 
tra este  insecto  es  pulverizar  los  olivos  en  el  momento  de  la 
eclosión  de  los  huevos,  con  una  solución  arsenical,  a  ñu  de 
envenenar  el  alimento  de  las  tiernas  larvas. 

Hiponomeutas. — Varios  árboles  frutales,  particularmen- 
te el  ciruelo  y  el  manzano,  pueden  tener  a  veces  sus  hojas 
completamente  devoradas  por  orugas  hilanderas,  que  de 
esta  suerte  cometen  perjuicios  extraordinariamente  serios;  el 
Mediodía  fué  sobre  todo  castigado  en  1902  y  1903  y  luego 
en  1909  y  1910,  y  las  devastaciones  se  extendieron  a  los  de- 
partamentos del  Lot-y-Garona,  de  la  Girouda,  del  Lot,  etc., 
hasta  el  punto  de  acarrear  la  pérdida  de  la  cosecha  y  el  debi- 
litamiento de  los  árboles.  Estas 
perniciosas  orugas  son  las  de 
dos  pequeñas  mariposas  pertene- 
cientes a  la  familia  de  los  tinei- 
dos,  distinguiéndose  una  de  otra 
por  caracteres  tan  poco  sensibles 
como  variables  y  que  hay  moti- 

Fig.  170.— Hiponomeuta  del  .i    ^  '^         , 

manzauo  (ampliada).  VOS  para  Considerar  como  dos 

variedades  de  una  sola  espede: 
la  hiponomeuta  del  manzano  (Hijponomeiüa  malinella)  y  la 
hiponomeuta  del  ciruelo  (H.  padella). 

Ambas  hiponomeutas  (fig.  170^  tienen  el  cuerpo  blanco 
y  delgado;  las  alas  estrechas  y  alargadas  son  franjeadas;  las 
alas  superiores  son  de  un  blanco  lechoso  y  sembradas  de  pun- 
titos  blancos.  Tienen  las  mismas  costumbres;  se  las  ve  volar 
en  el  crepúsculo  desde  la  primera  quincena  de  julio  pocos 
días  después  de  su  aparición  hasta  agosto,  y  depositan  sobre 
la  corteza  de  las  pequeñas  ramas  unos  huevos  minúsculos  en 
grupos  de  unos  sesenta  y  aglutinados  con  una  substancia  que 
se  endurece  al  aire  libre  y  forma  una  costra  en  la  superficie 


HIPONOMEUTAS 


257 


de  los  huevos;  cada  puesta  forma  de  este  modo  una  plaquita, 
generalmente  ovalada,  de  medio  centímetro  de  longitud  y  de 
un  color  pardo  agrisado,  que  se  confunde  con  el  de  la  cor- 


\ 


x^ .  I  ñ 
ü  w 


If  i?.J  I 


fig.  171.— Rama  de  manzano,  recientemente  atacado 
por  una  colonia  de  orugas  liilauderas. 


teza.  Estos  huevos  se  abren  en  septiembre,  pero  las  pequeñas 
orugas  no  se  muestran:  pasan  el  invierno  al  abrigo  de  la 
costra  formada  por  el  barniz  exterior  y  no  salen  hasta  la 
primavera,  a  últimos  de  abril  o  principios  de  mayo,  cuando 


258  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

aparecen  las  hojas  de  los  árboles.  lumediatamente  se  ponen 
a  roer  los  brotes,  apenas  abiertos;  luego  penetran  en  el  espe- 
sor mismo  de  las  hojas,  minando  su  parénquima  y  respetando 
las  dos  cutículas.  Se  dirigen  simultáneamente  hacia  la  base 
de  la  hoja  en  fila,  unas  al  lado  de  otras,  dejando  tras  si  la 
porción  roida,  que  presenta  un  aspecto  tostado  fácil  de  dis- 
tinguir. Tan  sólo  este  color  de  las  hojas  atacadas  permite 
reconocer  la  presencia  de  las  orugas,  que  hasta  aquel  mo- 
mento no  se  han  hecho  aparentes  al  exterior.  Pero  crecen 


Fig.  172.— Hojas  de  manzano,  completamente  envueltas 
y  casi  enteramente  roídas. 

rápidamente,  abandonan  el  interior  de  las  hojas  y  empiezan 
a  últimos  de  mayo  a  tejer  pequeñas  telarañas  de  seda  blanca 
entre  las  ramitas  y  las  hojas  (figs.  171  y  172);  en  el  estado 
de  su  completo  desarrollo,  estas  orugas  tienen  cerca  de  un 
centímetro  de  talla  y  son  de  un  pardo  verdoso,  con  pequeñas 
manchas  redondas,  de  un  negro  aterciopelado,  sobre  el  dorso, 
Sobre  todo  en  el  mes  de  junio  es  cuando  amplían  su  nido  y 
forman  estas  extensas  telarañas,  que  rodean  por  completo  el 
follaje  de  los  árboles  frutales,  con  una  especie  de  velo  blanco 
y  sedoso.  Después,  a  últimos  de  este  mes  o  a  principios  de 
julio,  se  reúnen  en  un  punto  del  nido  para  construir  pequeños 
capullos  fusiformes  sujetos  entre  las  ramas  o  las  hojas  y  re- 


ORUGAS  HILANDERAS  259 

unidos  en  paquetes,  los  cuales  se  transforman  en  crisálidas,  y 
diez  o  quince  días  después  en  mariposas. 

Destrucción  de  las  orugas  hilanderas.— Hd^y  que  apre- 
surarse en  detener  los  destrozos  de  estas  orugas  devastado- 
ras, y  para  ello  buscar  a  principio  de  la  primavera  las  pues- 
tas sobre  la  corteza  de  las  ramas,  a  fin  de  destruirlas  antes 
de  salir  las  orugas.  Contra  éstas  se  puede  efectuar  fácil- 
mente un  primer  desorugamiento,  cuando  todavía  están  ocul- 
tas en  el  espesor  de  las  hojas;  basta  con  arrancar  desde  el 
primer  momento  todas  las  hojas  tostadas,  a  fin  de  destruirlas. 

Contra  las  orugas  adultas  se  han  indicado,  en  primer 
lugar,  las  pulverizaciones  con  nicotina;  pero  este  tratamiento 
es  casi  ineficaz  y  todo  lo  más  puede  dar  resultados  en  las 
orugas  jóvenes,  pues  las  adultas  ofrecen  una  grandísima  re- 
sistencia para  los  líquidos  insecticidas.  Es  preferible  emplear 
el  petróleo  en  emulsión,  procediendo  de  la  manera  siguiente: 
se  empieza  por  disolver  400  gramos  de  jabón  negro  en  quince 
litros  de  agua  hirviendo  y  luego  se  añade  1  litro  de  petróleo 
del  comercio;  esta  disolución  exige  antes  de  emplearla  la 
adición  por  lo  menos  de  una  vez  su  volumen  de  agua;  es 
también  indispensable  hacer  un  ensayo  previo  de  la  fuerza 
de  esta  emulsión  y  diluirla  todavía  más  si  es  conveniente. 
Del  mismo  modo  es  recomendable  la  siguiente  fórmula: 

Petróleo 3  kilogramos 

Jabón  negro 3        — 

Agua 100  litros 

Se  efectúan  dos  o  tres  pulverizaciones  con  algunos  días 
de  intervalo  y  después  de  la  puesta  de  sol.  Estos  líquidos 
insecticidas  pueden  quedar  sin  ningún  efecto  si  la  red  tejida 
por  las  orugas  está  muy  desarrollada  y  si  los  nidos  son  muy 
numerosos,  pues  las  hojas  y  las  orugas  quedan  envueltas  por 
todas  partes  y  admirablemente  protegidas  por  las  capas  se- 
dosas, que  son  muy  difíciles  de  atravesar.  Por  esto  es  pru- 
dente emplear  el  tratamiento  al  principio  de  la  invasión, 
cuando  los  nidos  son  todavía  poco  visibles,  mientras  sea 
posible  dentro  de  la  primera  quincena  de  mayo.  De  todos 
modos  y  sea  cual  fuere  el  líquido  empleado,  se  deberán  efec- 


260  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

tuar  las  pulverizacioues  con  poderosas  bombas  y  facilitar  la 
acción  de  los  insecticidas,  teniendo  previamente  la  precau- 
ción de  desgarrar  las  telarañas  por  medio  de  una  escoba  de 
acebo  o  por  medio  de  un  palo. 

El  señor  Laborde,  subdirector  de  la  estación  agronómica 
de  Burdeos,  ha  preconizado  el  siguiente  líquido  insecticida: 

Resina  de  pino 1'5  kilogramos 

Sosa  cáustica  no  carbonatada    .    .  200  gramos 

Amoníaco  a  22^ 1  litro 

Agua 100  litros 

Se  calienta  la  resina  con  el  doble  de  su  peso  de  agua, 
conteniendo  la  sosa  cáustica  en  solución  hasta  disolución 
completa;  se  añade  luego  otra  cantidad  igual  de  agua;  se 
filtra  a  través  de  una  tela  muy  fina  para  eliminar  las  impu- 
rezas de  las  yemas,  se  añade  el  amoníaco  y  se  completa  el 
volumen  hasta  un  hectolitro.  La  preparación  puede  hacerse 
en  frío,  añadiendo  un  litro  de  alcohol  desnaturalizado,  para 
disolver  la  resina  y  sosa  cáustica  y  determinar  su  combina- 
ción; se  le  añade  luego  el  amoníaco  y  después  el  agua. 

Este  líquido  es  eficaz  sobre  todo  a  causa  de  su  facilidad 
de  penetrar  a  través  de  las  redes  de  las  orugas.  En  efecto, 
moja  fácilmente  substancias  que  ordinariamente  se  humede- 
cen con  dificultad.  Las  orugas  quedan  atacadas  por  el  insec- 
ticida y  sufren  inmediatamente  sus  efectos. 

La  dificultad  de  tocar  todas  las  orugas  hace  preferibles 
los  insectidas  internos,  cuya  acción  es  muy  segura:  las  oru- 
gas salen  de  su  tela  durante  el  crepúsculo,  devoran  las  hojas 
rociadas  con  el  líquido  venenoso  y  vuelven  a  su  nido,  en 
donde  no  tardan  en  sucumbir.  Podemos  substituir  los  arseni- 
cales  que  podrían  ser  acusados  de  hacer  tóxicos  los  frutos, 
por  la  nicotina;  se  obtienen  resultados  excelentes  pulverizando 
desde  la  primera  quincena  de  mayo  el  insecticida,  que  se  ob- 
tiene vertiendo  dos  litros  de  nicotina  dosificada  en  cien  litros 
de  un  caldo  bórdeles  neutro  al  1  por  100  de  sulfato  de 
cobre. 

Si  las  pulverizaciones  no  han  podido  efectuarse  a  su  de- 
bido tiempo  o  no  han  dado  resultados  apreciables,  no  se  ha 


PULGÓN  DEL  MELOCOTONERO  261 

de  desaprovechar  el  momento  en  que  las  orugas  tejen  sus 
capullos  para  destruir  éstos,  que  están  agrupados  y  son  muy 
visibles. 

HEMÍPTEROS 
Pulgones 

Pulgón  del  melocotonero  {Aphis  persicce). — El  melocoto- 
nero es  frecuentemente  atacado  por  un  pulgón  de  cuerpo 
pardo,  brillante  por  encima  y  verdoso  por  debajo,  de  una 
longitud  de  2  ó  4  milímetros,  según  sea  áptero  o  alado.  Este 
pequeño  insecto  pica  las  hojas  y  bajo  la  influencia  de  esta 
excitación  se  hinchan,  se  arrollan  y  se  secan.  Durante  los 
años  calientes,  sobre  todo,  los  pulgones  se  multiplican  rápi- 
damente y  no  tardan  en  pulular  a  pesar  de  los  numerosos 
insectos  que  tienen  por  enemigos  (cochinillas,  hemerobos, 
hormigas,  etc.);  todo  el  follaje,  bajo  la  acción  de  sus  ata- 
ques, se  seca;  la  producción  queda  anulada  y  puede  sobreve- 
nir la  muerte  de  los  árboles.  Los  melocotoneros,  se  dice  que 
están  atacados  del  granito  a  causa  de  abolladura  y  ondula- 
ciones de  las  hojas,  pero  éstas  quedan  verdes  y  no  engruesan 
como  en  la  verdadera  enfermedad  del  granizo,  que  es  debida 
a  un  hongo,  el  Exoascns  defoniians,  aunque  ciertamente 
con  frecuencia  las  picaduras  de  los  pulgones  facilitan  la  pene- 
tración de  este  último  parásito. 

Es  preciso  destruir  estos  pulgones,  desde  su  aparición, 
por  medio  de  las  pulverizaciones  de  zumo  de  tabaco,  repeti- 
das con  una  semana  de  intervalo;  las  fumigaciones  de  tabaco 
se  han  de  aconsejar  igualmente  para  los  melocotoneros  en 
espaldera.  Una  emulsión  de  2  kilogramos  de  jabón  negro 
por  hectolitro  de  agua  da  buenos  resultados,  lo  mismo  que 
una  mezcla  de  300  gramos  de  jabón  negro  y  1  kilogramo  de 
polvo  de  piretra,  en  12  litros  de  agua  (véase  Destrucción  de 
los  insectos  nocivos).  Es  preciso  tener  el  cuidado  de  pulveri- 
zar de  abajo  arriba  a  fin  de  alcanzar  la  cara  inferior  de  las 
hojas.  Siempre  es  útil  arrancar  y  quemar  las  hojas  o  los  bro- 
tes atacados. 

Citaremos  únicamente  algunos  otros  pulgones,  que  atacan, 


262  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

sobre  todo  en  mayo  y  jimio,  de  un  modo  análogo,  diversos 
carboles  frutales  y  que  se  destruyen  mediante  iguales  proce- 
dimientos: 

El  pulgón  del  peral  [Aphis  piri),  de  un  verde  amarillento 
o  pardusco;  el  pulgón  del  manzano  {Aphis  malí),  de  un  verde 
más  o  menos  obscuro;  el  pulgón  del  ciruelo  {Hyctloptenis 
prnni),  verde  con  una  raya  dorsal  parda;  el  pulgón  del 
cerezo  (Aphis  cerasi),  enteramente  negro;  el  pulgón  del  al- 
mendro {Aphis  amijgdali)^  enteramente  de  un  verde  claro; 
los  pulgones  del  grosellero  (Mysns  rihis  y  Rhopalosiphnm 
ribis),  de  un  verde  negruzco,  etc. 

Pulgón  lanígero  {Schisonenra  lanigera)  (fig.   173).— 
Este  peligroso  pulgón  tiene  en  su  forma  áptera  2 '5  milíme- 
tros de  longitud  por  1'5  de  ancho;  es  piriforme  con  el  extre- 
mo posterior  más  ancho;  su  color  es  pardo  castaño;  posee  un 
rostro  bastante   corto   y  las  antenas  están 
atrofiadas.  En  la  superficie  del  cuerpo  lleva 
unos  pequeños  tubérculos,  cuatro   en  cada 
anillo,  y  cada  tubérculo  presenta  numerosos 
agujeros,   correspondientes   a  otras   tantas 
glándulas  especiales,  por  donde  salen  largos 
filamentos  algodonosos  de  un  blanco  azulado, 
Fi<^  173  ^^®  ^®  entrecruzan  unos  con  otros  y  acaban 

Pulgón  lanígero  por  recubrir  completamente  el  cuerpo  del 
pulgón  con  una  especie  de  borra.  Todos  estos 
pulgones  sin  alas  son  del  sexo  femenino;  su  potencia  profí- 
lica  es  extraordinaria;  sin  necesidad  de  ser  fecundadas,  dan 
cada  una  nacimiento  a  unos  cincuenta  pulgones,  y  cada  uno 
de  éstos,  a  su  vez,  dos  o  tres  semanas  después  de  su  naci- 
miento son  capaces  de  procrear  también  sin  fecundación  pre- 
via. Así  tienen  lugar  de  ocho  a  catorce  generaciones  conse- 
cutivas de  pulgones  sin  alas,  de  modo  que  al  final  del  estío 
el  número  de  individuos  salidos  de  un  solo  pulgón  se  cuenta 
por  centenares  de  millones. 

El  pulgón  lanígero,  que  es  de  origen  americano,  ataca  en 
su  forma  áptera  casi  únicamente  los  manzanos,  de  los  cuales 
es  el  enemigo  más  temible. 

Durante  el  estío  su  presencia  se  revela  sobre  las  ramas 


PULGÓN  LANÍGERO  263 

por  las  masas  algodonosas  blancas  que  segrega.  Aparece  en 
la  axila  de  las  hojas  de  las  ramas  tiernas,  al  principio  de  la 
primavera,  esta  borra  característica  que  se  llama  blancnra 
del  manzano;  bien  pronto,  a  medida  que  los  pulgones  se 
multiplican,  las  ramas  tiernas  se  cubren  en  toda  su  longitud 
de  esta  cubierta  algodonosa;  se  muestra  sobre  todo  en  la  cara 
inferior  de  las  ramas,  en  donde  el  pulgón  se  encuentra  al 
abrigo  de  la  lluvia,  lo  mismo  que  en  las  partes  del  árbol  pro- 
tegidas del  sol  y  del  viento. 

La  madera  del  año  es  la  únicamente  atacada,  pues  su 
corteza  es  delgada  y  se  deja  atravesar  fácilmente  por  el 
chupador  del  pulgón.  El  pulgón  vive  también  muy  bien  sobre 
los  rodetes  jugosos  de  las  heridas  recientes  del  tronco  y  de 
las  ramas.  Al  principio  de  la  invasión,  los  perjuicios  no  son 
muy  grandes;  el  tejido  subyacente  de  la  corteza,  constante- 
mente irritado  por  la  picadura  de  los  insectos,  se  hipertrofia 
y  levanta  la  corteza,  que  presenta  abolladuras  en  diferentes 
sitios. 

A  últimos  de  otoño,  los  pulgones  sin  alas  pierden  su 
horra  protectora  y  cesan  de  reproducirse  después  de  haber 
dado  pulgones  alados,  todos  también  del  sexo  femenino,  que 
dan  nacimiento,  todavía  sin  previa  fecundación,  a  seis  o  siete 
pulgones,  unos  hembras  y  otros  machos.  Hay  entonces  apa- 
rejamiento  y  cada  hembra  da  un  solo  huevo,  del  cual  saldrá, 
sea  al  principio,  ya  mejor  a  últimos  de  invierno,  un  pulgón 
sin  alas  que  renovará  los  destrozos.  Cierto  número  de  pulgo- 
nes sin  alas  resisten  también  los  fríos  del  invierno  protegidos 
en  la  corteza  o  refugiados  en  las  raíces;  durante  la  prima- 
vera vuelven  a  reproducirse  sin  haber  sido  fecundados. 

Al  empezar  el  segundo  año  de  la  invasión,  los  pulgones 
se  instalan  en  los  primitivos  focos  infectados  y  en  los  nuevos 
brotes,  ricos  en  savia,  en  el  borde  de  las  heridas  recientes 
de  la  poda  y  en  los  rodetes  de  las  heridas  más  antiguas.  Por 
efecto  de  los  nuevos  pinchazos,  las  pequeñas  abolladuras  del 
año  anterior  aumentan  de  volumen  y  acaban  por  hacer  esta- 
llar la  corteza,  y  así  se  producen  resquebrajaduras  que  per- 
miten al  pulgón  hartarse  más  fácilmente  de  savia  y  provocar 
nuevas  hinchazones.  Cada  año  van  siendo  más  abundantes 


264  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

estas  excrecencias,  que  engruesan  formando  nudosidades  y 
verdaderos  tumores  o  «chancros»;  al  cabo  de  cinco  o  seis 
años,  algunos  de  estos  tumores  alcanzan  el  volumen  del  puño; 
con  frecuencia  se  ulceran  bajo  la  acción  de  un  hongo  pará- 
sito, la  Nectria  ditissima,  al  cual  el  pulgón  le  abre  su  ca- 
mino por  la  irritación  que  determina  en  los  tejidos;  las  hela- 
das, el  granizo  y  la  putrefacción  se  ceban  de  este  modo  con 
mayor  intensidad  sobre  estas  ramas  enfermas  y  determinan 
más  fácilmente  su  destrucción. 

A  medida  que  sus  colonias  adquieren  mayor  importancia, 
los  pulgones  lanígeros  invaden  las  ramas  más  viejas,  luego 
el  tronco  de  los  árboles  y  aun  las  raíces,  en  donde  se  los 
pueden  encontrar  durante  el  verano,  produciendo  alteraciones 
semejantes  a  las  de  las  partes  aéreas.  Cuando  los  insectos  se 
encuentran  demasiado  juntos  y  apretados  entre  sí,  empiezan 
a  emigrar;  los  pulgones  jóvenes  pueden  viajar  varios  días  y 
alcanzar  los  manzanos  alejados  de  algunos  centenares  de  me- 
tros; puede  también  el  viento  arrastrarlos  y  transportarlos; 
pero,  sobre  todo,  los  pulgones  alados  nacidos  en  otoño  son 
los  que  propagan  activamente  la  invasión. 

Medidas  preventivas . — El  pulgón  lanígero  suele  introdu- 
cirse en  los  huertos  por  medio  de  plantas  procedentes  de 
viveros  infectados;  al  principio  de  la  primavera  y  a  últimos 
de  otoño,  el  insecto  está  desprovisto  de  su  borra  blanquecina, 
se  confunde  con  la  corteza  y,  fijo  por  su  chupador,  se  adhiere 
sólidamente  a  las  ramas  y  de  este  modo  puede  hacer  largos 
viajes.  Todos  los  viveros  deberían  sujetarse  a  una  inspección 
fitopatológica,  a  fin  de  autorizar  tan  sólo  la  venta  de  vege- 
tales provistos  de  certificados  sanitarios  (véase  pág.  529). 
Las  plantas  tiernas  podrían,  además,  antes  de  expenderlas, 
sufrir  una  desinfección  por  medio  del  ácido  cianhídrico  o  por 
el  sulfuro  de  carbono. 

Deben  vigilarse  cuidadosamente  los  huertos  y  las  planta- 
ciones de  manzanos.  Dos  inspecciones,  una  a  primeros  de 
abril  y  otra  dos  meses  después,  nos  dirán  si  los  árboles  están 
indemnes.  A  últimos  de  otoño,  una  monda  perfecta  desemba- 
razará los  árboles  del  musgo,  de  los  liqúenes,  de  las  viejas 


DESTRUCCIÓN    DEL    PULGÓN    LANÍGERO  265 

cortezas,  de  ramas  muertas  o  rotas;  se  protegerán  las  heri- 
das con  un  mástique  cicatrizante. 

Destrucción  del  pulgón  lanígero.— Q\mn&o  se  advierte 
la  presencia  del  pulgón  es  preciso  lavar  las  ramas  atacadas 
con  un  insecticida  capaz  de  disolver  la  substancia  cérea 
blanca  que  recubre  los  insectos.  El  alcohol  y  el  petróleo  son 
los  disolventes  más  usados;  con  ellos  el  principio  tóxico  (por 
ejemplo,  la  nicotina)  llega  en  contacto  del  pulgón  y  lo  mata. 
He  aqui  dos  fórmulas  muy  eficaces  en  este  principio: 

I.  Zumo  de  tabaco  fuerte  (100  gramos 

de  nicotina  por  litro) 1  litro 

Jabón  negro 1  kilogramo 

Carbonato  de  sosa  (cristales) ....  200  gramos 

Alcohol  (para  quemar) 1  litro 

Agua 100  litros 

Se  disuelve  el  jabón  en  el  agua  y  el  carbonato  de  sosa  en 
el  alcohol,  y  se  mezclan  todos  los  líquidos. 

II.  Agua  de  lluvia 1  litro 

Carbonato  de  potasa 4  gramos 

Sulfurocinato  o  aceite  soluble  de  sosa.  .  30       ~ 

Alcohol  para  quemar 20      — 

Zumo  de  tabaco  al  1  por  100  de  nicotina.  10       — 

Disolver  el  carbonato  en  el  agua  y  añadir  sucesivamente 
los  demás  productos,  agitando  con  fuerza  cada  vez. 

III.  Puede  también  emplearse  aisladamente  el  alcohol  y 
constituir  el  principio  activo  por  su  doble  calidad  de  disol- 
vente y  de  tóxico.  Se  le  añade  una  disolución  de  jabón  para 
dar  al  insecticida  una  adherencia  conveniente: 


Jabón  negro 35  gramos 

Agua 2  litros 

Alcohol  para  quemar  o  alcohol  amílico  .       90  gramos 

Se  disuelve  el  jabón  en  el  agua  caliente,  se  deja  enfriar 
y  se  añade  el  alcohol,  agitando  constantemente.  Agítese 
también  la  mezcla  antes  de  emplearla. 

GuÉíiAXjx.—Fiitoinologia.  18 


266  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FRUTALES 

IV.  Puede  substituirse  el  alcohol  por  igual  peso  de  pe- 
tróleo: 

Petróleo 1  litro 

Jabón  negro 400  gramos 

Agua 1'5  litros 

La  emulsión  obtenida  se  diluye  luego  en  cinco  veces  su 
volumen  de  agua. 

V.  La  adición  de  un  aceite  de  cualquier  clase  de  grano 
refuerza  y  prolonga  la  acción  del  petróleo: 

Petróleo  ordinario 500  gramos 

Aceite  de  semillas 750      — 

Jabón  negro 1,000      — 

Agua H  litros 

Se  funde  el  jabón  con  agua  caliente,  y  en  caliente  se  añade 
el  petróleo  y  el  aceite,  con  lentitud  y  agitando  constante- 
mente. 

Todas  estas  fórmulas  pueden  aplicarse  en  pulverizacio- 
nes durante  la  buena  estación,  sin  que  las  hojas  y  los  brotes 
tiernos  sufran  nada.  Durante  el  invierno  se  pueden  emplear 
soluciones  dos  veces  más  concentradas,  sin  perjudicar  los 
árboles;  entonces  se  aplican  con  pincel.  En  lugar  de  estas 
soluciones  podemos  servirnos  de  una  pintura  al  óleo  formada 
por  la  mezcla  de  700  gramos  de  aceite  de  linaza,  150  cerusa 
y  100  gramos  de  blanco  de  cinc,  que  se  hierve  durante  diez 
minutos,  a  la  cual,  después  de  enfriamiento,  se  afiaden 
100  gramos  de  esencia  de  trementina:  se  aplica  con  pincel 
en  otoño  y  en  la  primavera. 

Contra  las  colonias  de  pulgones  que  se  han  fijado  en  las 
raices,  han  resultado  eficaces  las  inyecciones  de  sulfuro  de 
carbono  a  la  dosis  de  20  gramos  por  metro  cuadrado.  Cuando 
únicamente  están  atacadas  las  raices,  como  es  lo  más  fre- 
cuente tratándose  de  grandes  árboles,  podemos  descalzarlos 
en  otoño  hasta  el  punto  ocupado  por  los  pulgones  y  rociarlos 
copiosamente  con  una  de  las  precedentes  soluciones  insecti- 
cidas. Si  se  trata  de  plantas  de  vivero,  es  preferible  arran- 
carlas, extirpar  cuidadosamente  del  suelo  las  raíces  y  que- 


TIGRE   DEL   PERAL  267 

marlo   todo,  completando   esta   destrucción  por  medio  del 
riego  con  su  insecticida. 

Psüas 

Las  psilas  son  una  suerte  de  pulgones  siempre  alados  y 
dispuestos  para  el  salto  por  medio  de  sus  patas  posteriores. 

La  psila  roja  del  peral  (Psijlla  rubra)  es  un  insecto  que 
tiene  2' 5  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  pardo  con 
manchas  ocráceas.  Aparece  a  últimos  de  mayo,  en  cuya  época 
la  hembra  deposita  huevecitos  amarillentos  sobre  las  hojas 
de  los  perales;  las  larvas  salen  a  principios  de  junio;  son 
amarillentas  y  no  tienen  más  que  un  tercio  de  milímetro; 
pican  las  hojas,  chupan  la  savia  y  las  deforman  algo  sin 
causar  grandes  perjuicios;  se  transforman  en  el  mismo  punto 
en  migas  parduscas,  y  el  adulto  vuela  a  principios  de  julio. 

Psila  anaranjada  (Fsijlla  anrantiaca) .  —  Y,^\^  psila  tiene 
tres  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  amarillo  anaranjado 
con  parte  del  abdomen  verde.  Aparece  algo  más  tarde  que  la 
psila  roja  y  ataca  los  perales  de  la  misma  manera. 

La  psila  del  olivo  { Psilla  olece)  tiene  2  milímetros  de 
longitud  y  es  verde  amarillenta.  La  larva  roe  las  flores  del 
olivo.  El  adulto  segrega  una  borra  blanquecina,  que  envuelve 
las  hojas  tiernas  y  las  flores;  esta  es 
la  enfermedad  del  algodón  del  olivo  ^ 
que  a  veces  causa  serios  perjuicios  en 
los  olivares  de  Argelia  y  Túnez. 

Se  emplean  contra  las  psilas  los 
mismos  procedimientos  de  destruc- 
ción que  contra  los  pulgones. 

Tigre  del  peral  (Tijngis  piri,  fi- 
gura 174).— El  tigre  del  peral  es  un 
hemíptero  heteróptero  de  3  milíme- 
tros de  longitud  todo  lo  más,  de  color  p^g  i74.-Tigre 
pardo;  su  cuerpo  es  aplastado;  sobre       (\e.\\^txz\(Tt)ugispiri). 
los  élitros,  de  color  claro,  ciertas  ner- 

viaciones  forman  un  retículo  o  mosaico,  y  los  lados  del  cuerpo 
presentan  unas  expansiones  membranosas  también  retícula- 


268  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

das.  Este  pequeño  insecto  es  extremadamente  nocivo  para 
los  perales,  sobre  todo  los  en  espaldera,  muy  expuestos  al 
sol;  el  estado  adulto  aparece  en  el  verano,  clava  su  rostro  en 
la  cara  inferior  de  las  hoja,  chupa  la  savia,  forma  pequeñas 
agallas  y  acaba  siempre,  por  su  grandísimo  número,  a  deter- 
minar la  caída  de  las  hojas;  las  larvas  y  las  ninfas  viven 
también  en  el  reverso  de  las  hojas  y  causan  los  mismos  daños. 
Los  árboles  atacados  enferman  y  languidecen  considerable- 
mente. 

Es  bastante  difícil  atacar  los  tigres,  porque  constante- 
mente permanecen  en  el  anverso  de  las  hojas;  por  esto  es 
preferible,  cuando  es  posible  practicarlas,  ías  fumigaciones 
de  tabaco  (véase  pág.  512)  en  lugar  de  las  pulverizaciones 
o  las  insuñaciones:  es  el  caso  de  los  árboles  en  espaldera,  los 
cuales  basta  con  recubrir  por  la  mañana  con  una  gran  tela 
fija  en  el  muro;  bajo  la  acción  del  tabaco,  los  insectos  caen 
y  son  recogidos  en  otra  tela,  extendida  en  el  suelo.  Las  pul- 
verizaciones con  zumo  de  tabaco  o  con  agua  de  jabón  y  las 
insuflaciones  con  polvo  de  piretra,  practicadas  por  la  tarde, 
son  eficaces  con  la  condición  de  dirigirlas  de  abajo  arriba; 
pero  frecuentemente  los  insectos  caídos  al  suelo  no  están  bien 
muertos  y  es  preciso  recogerlos  en  una  tela  o  completar  el 
tratamiento,  regando  el  suelo  con  agua  hirviendo.  Se  ha  de 
aconsejar  el  arranque  y  destrucción  de  las  hojas  atacadas. 
Finalmente,  en  invierno  se  dará  a  los  árboles  una  mano  de 
lechada  de  cal  para  destruir  las  puestas  depositadas  en  la 
corteza. 

Cochinillas 

Entre  los  insectos  nocivos  a  los  árboles  frutales  se  en- 
cuentran ciertas  cochinillas,  pequeños  parásitos,  cuya  pre- 
sencia no  resulta  tan  claramente  manifiesta  como  la  de  los 
coleópteros  y  de  las  mariposas.  Las  cochinillas  o  cóccidos, 
conocidas  vulgarmente  con  el  nombre  de  piojos  de  las  plan- 
tas, son  himenópteros  homópteros  de  pequeña  talla,  cuyo 
cuerpo  está  recubierto,  ya  sea  en  la  hembra,  ya  en  ambos 
sexos,  por  un  caparazón,  lo  cual  las  diferencia  muy  clara- 


COCHINILLAS  269 

mente  de  los  pulgones.  Por  otra  parte,  proceden  del  mismo 
modo  que  éstos,  implantando  su  rostro  en  los  tejidos  y  chu- 
pando la  savia  sin  cesar,  pero  quedan  completamente  inmó- 
viles durante  la  mayor  parte  de  su  existencia,  y  teniendo 
cierta  semejanza  con  las  agallas,  se  les  ha  dado  el  nombre 
de  gallinsectos;  se  multiplican  rápidamente  y  se  hacen  por 
esto  muy  peligrosos,  tanto  más  cuanto  que  su  escudo  les  pro- 
tege contra  los  insecticidas  y  les  hace  muy  difíciles  de  des- 
truir. Pasan  el  invierno  adormecidos  sobre  las  ramas. 

Diaspinas.— Género  Aspidiotus:  Los  aspidiotus  tienen  el  cuer- 
po protegido  por  un  escudo  ovalado,  formado  de  tres  partes  concén- 
tricas, constituidas  por  restos  de  las  mudas  que  han  sufrido:  prime- 
ramente por  los  tegumentos  expulsados  durante  su  muda  larvaria, 
luego  por  los  que  resultan  de  la  muda  ninfal  y,  finalmente,  por  una 
secreción  sedosa  que  constituye  la  periferia.  El  cuerpo  de  estos  insec- 
tos presenta  en  la  parte  posterior  una  prolongación  o  pigídium,  en  la 
cual  se  encuentra  el  ano;  éste  lleva  dentellones  que  permiten  distin- 
guir las  diferentes  especies;  se  nota  finalmente  en  la  parte  anterior 
ventral  un  largo  rostro,  pero  no  hay  apéndices  deambulatorios.  Aun- 
que muy  distintos  de  las  hembras,  los  machos  están  provistos  de 
escudos  casi  iguales. 

Aspidiotus  ostreceformis  es  una  de  las  cochinillas  más 
comimes  en  Francia;  se  la  encuentra  muy  esparcida  sobre  las 
ramas  de  los  árboles  frutales,  principalmente  los  manzanos, 
bajo  la  forma  de  pequeñas  manchas  grisáceas  de  un  color 
semejante  al  de  la  corteza,  con  la  cual  casi  se  confunde;  el 
insecto  está  oculto,  disimulado  debajo  de  estas  placas  minús- 
culas, que  forman  otros  tantos  escudos  protectores;  levan- 
tando uno  de  éstos  con  la  punta  de  im  cuchillo  o  de  un  alfiler, 
se  percibe  de  un  modo  muy  visible  el  insecto  perfecto,  que  es 
de  un  color  amarillo  brillante.  Estos  aspidiotus  se  multiplican 
con  una  rapidez  considerable;  llegan  a  formar  verdaderas 
costras  y  a  recubrir  con  una  capa  continua  el  tronco  y  las 
ramas;  chupan  la  savia  de  la  planta  y  acarrean  su  debilita- 
miento y  su  muerte. 

El  Aspidiotus  per  nido  sus  o  piojo  de  san  José  se  asemeja 
bastante  por  su  escudo  al  anterior,  pero  es  vivíparo  en  lugar 
de  ser  ovíparo.  Importado  de  la  China  a  América  hacia  1873, 
ha  causado  en  los  Estados  Unidos  sobre  los  árboles  frutales 


270  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

y  forestales  devastaciones  comparables  a  las  ocasionadas  en 
nuestros  viñedos  por  la  filoxera.  Lo  indicamos  a  causa  de  los 
perjuicios  que  presentaría  su  introducción  en  Europa;  por 
ello  se  tomaron  disposiciones  en  1898  y  actualmente  no  se 
autoriza  la  importación  de  frutos  de  América  en  Francia  sin 
una  inspección  previa. 

El  Aspidiotus  (Chrysomphalus)  minor,  cochinilla  roja 
de  origen  americano,  causa  serios  daños  al  naranjo  en  el 
Mediodía  de  Francia  (Alpes  marítimos  y  Var);  ataca  las  hojas 
y  los  frutos;  las  hojas  amarillean  y  caen;  los  frutos  no  llegan 
a  madurar  y  la  vegetación  del  árbol  se  detiene;  no  ocasiona 
la  fumagiua. 

El  Aspidiotus  nerii  es  muy  nocivo  para  el  olivo,  y  el  As- 
pidiotus fien  s  al  naranjo. 

Género  Diaspis:  Los  diaspis  se  parecen  bastante  a  los  aspidiotus, 
pero  los  machos  y  las  hembras  tienen  escudos  de  forma  muy  diferente. 

El  Diaspis  piricola  es  muy  común  sobre  las  ramas  de  los 
perales,  en  donde  presenta  un  aspecto  análogo  al  que  hemos 
descrito  para  el  Aspidiotus  ostrewformis;  se  les  distingue 
fácilmente  cuando  se  levanta  el  escudo,  porque  este  insecto 
es  de  color  rojo  obscuro.  Iguales  procedimientos  de  des- 
trucción. 

El  Mijtilaspis pomornm  está  también  bastante  esparcido. 
Es  fácil  de  reconocerlo  por  su  forma  semejante  a  una  pequeña 
concha  de  almeja;  se  le  suele  llamar  Kermes  virgula  o  Ker- 
mes concha,  a  causa  de  este  aspecto.  Estos  insectos  atacan 
particularmente  los  manzanos,  cuyas  ramas  y  tronco  llegan 
a  veces  a  recubrir  completamente;  lo  mismo  que  las  cochini- 
llas anteriores,  las  hembras  quedan  inmóviles,  protegidas 
por  su  escudo,  y  chupan  constantemente  la  savia,  extenúan 
los  árboles  y  acaban  por  matarlos.  Los  huevos  recluidos  en 
el  cuerpo  desecado  de  las  madres  salen  en  el  mes  de  abril  y 
los  recién  nacidos  se  fijan  al  cabo  de  poco  tiempo. 

Como  medios  de  destrucción  se  puede  emplear  el  rascado, 
el  escobillonado  y  el  lavado  con  agua  caliente  jabonosa;  son 
necesarios  dos  tratamientos:  uno  en  la  primavera,  poco  antes 
de  la  floración,  y  otro  en  otoño,  inmediatamente  después  de 


COCHINILLA   NEGRA   DEL   NARANJO  271 

la  caída  de  las  hojas.  Se  pueden  también  practicar  las  pulve- 
rizaciones o  los  embadurnamientos  indicados  al  final  de  este 
capítulo.  Los  árboles  completamente  invadidos  y  cuya  vitali- 
dad está  comprometida  han  de  ser  extirpados  y  quemados. 

El  Mijtüaspis  citricola  vive  sobre  el  naranjo.  Es  preciso 
combatir  esta  cochinilla  haciendo  en  primavera  o  en  verano, 
en  el  momento  de  la  eclosión  de  las  larvas,  pulverizaciones 
con  emulsiones  jabonosas  de  petróleo  o  de  aceite  de  alquitrán. 

El  Diaspis  pentágona  es  una  cochinilla  tan  peligrosa  para 
el  moral  como  la  filoxera  para  la  vid.  Oriunda  del  Japón,  fué 
importada  a  Italia  hacia  1865,  en  cuyas  regiones  serícolas 
produce  graves  perjuicios.  Hasta  ahora  no  existe  este  pará- 
sito en  Francia,  pero  es  de  temer  su  introducción.  El  peligro 
de  esta  cochinilla  resulta:  de  su  inmenso  poder  prolífico;  cada 
hembra  depone  de  100  a  200  huevos,  y  durante  el  año  hay 
dos  o  tres  generaciones;  de  la  dificultad  de  destruirla,  pues 
los  adultos  están  protegidos  por  su  escudo,  y  hay  que  esperar 
el  invierno  para  destruirlos  por  medio  de  insecticidas  enér- 
gicos; del  considerable  número  de  vegetales  sobre  los  cuales 
puede  vivir:  árboles  frutales,  arbustos  de  adorno,  flores,  etc. 

El  comercio  de  las  plantas  hortícolas  es  susceptible  de 
esparcir  hasta  muy  lejos  este  insecto  que  se  adapta  a  los  cli- 
mas más  diversos.  Se  han  tomado  medidas  de  precaución 
contra  los  vegetales  de  origen  o  de  procedencia  italiana.  El 
decreto  de  12  de  octubre  de  1913  ha  prohibido,  en  principio, 
su  importación,  pero  admitiendo  algunas  excepciones  y  suje- 
tando a  un  inspección  fitopatológica  las  plantas  cuya  impor- 
tación o  tránsito  hayan  sido  autorizados. 

La  cochinilla  negra  del  naranjo  (Parlatoria  sizyphi) 
tiene  Vb  milímetros  de  longitud;  se  presenta  bajo  la  forma 
de  puntos  negros,  esparcidos  en  gran  número  sobre  las  hojas, 
las  ramas  y  los  frutos  del  naranjo. 

Las  diversas  cochinillas  nocivas  para  el  naranjo  pueden 
combatirse  por  medio  de  pulverizaciones  insecticidas  (véase 
página  277),  efectuadas  durante  el  estío,  a  fin  de  matar  las 
larvas,  a  medida  que  salen  del  escudo  materno;  pero  la  puesta 
de  las  hembras  tiene  lugar  en  varias  veces  y  el  nacimiento 
de  las  larvas  se  prolonga  durante  todo  el  verano;  esto  obliga 


272  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

a  tratar  im  gran  número  de  veces  los  naranjos  atacados. 
Las  fumigaciones  con  ácido  cianhídrico  son  más  eficaces, 
pues  destruyen  radicalmente  tanto  los  adultos  como  las  larvas. 

Lecaninas. —  Género  Lecanium:  Estas  cochinillas  no  tienen  es- 
cudo protector;  los  machos  tienen  dos  alas  y  las  hembras  un  cuerpo 
globuloso  en  forma  de  casco,  que  suele  ofrecer  el  aspecto  de  un  barco 
invertido;  ponen  huevos,  que  se  amontonan  debajo  de  ellas  y  luego 
mueren:  su  cuerpo  se  seca,  se  adelgaza  y  sirve  de  escudo  protector  a 
la  puesta  hasta  su  eclosión;  tiene  un  tinte  pardusco  que  se  confunde 
con  el  de  la  corteza.  Las  larvas  jóvenes  tienen  tres  pares  de  patas  y 
parecen  pequeños  cloportes;  en  otoño  se  fijan  sobre  las  ramas  y  se 
hacen  adultas  en  la  primavera. 

La  cochinilla  del  melocotonero  (Lecanium  persicce)  es 
muy  frecuente  sobre  los  melocotoneros  en  mayo  y  junio;  se 
notan  fácilmente  sobre  las  ramas  las  hembras,  que  son  par- 
das ovaladas  y  abultadas  con  una  pequeña  muesca  en  la  parte 
posterior  del  cuerpo;  tienen  7  milímetros  de  longitud  por 
4  milímetros  de  ancho.  Cada  hembra  pone  cerca  de  2,000  hue- 
vos, que  se  abren  a  mediados  de  mayo.  Este  lecanio  puede 
también  atacar  la  vid. 

La  cochinilla  del  almendro  (L.  amijgdali)  es  más  peque- 
ña, parda  y  redonda. 

La  cochinilla  negra  del  olivo  (L.  olece,  fig.  175),  llamada 
tdimViéa piojo  del  olivo,  ataca  las  hojas  y  los  tallos,  a  los 
cuales  se  fija  para  chupar  la  savia;  su  longitud  es  de  4  milí- 
metros; es  de  forma  hemisférica,  de  color  pardo  negruzco  y 
produce  sobre  las  ramas  que  recubre  un  verdadero  polvo 
negro;  los  huevos  se  abren  en  el  mes  de  junio. 

Esta  cochinilla  segrega  una  substancia  azucarada,  lla- 
mada ligama.sa,  que  forma  sobre  las  hojas  un  barniz  céreo, 
en  el  cual  se  desarrolla  abundantemente  un  pequeño  hongo 
negro  (Fiimago  vagans):  es  la  grave  enfermedad  de  la  fiima- 
gina  o  negro  del  olivo;  los  árboles  atacados  están  cubiertos 
de  grandes  manchas,  formadas  por  una  suerte  de  polvo  ne- 
gruzco semejante  al  hollín,  que  les  da  un  aspecto  particular, 
fácilmente  reconocible  de  lejos.  Estos  árboles  pierden  la  hoja, 
languidecen,  y  la  fructificación  generalmente  no  puede  tener 
lugar;  la  fumagina  ocasiona  así  grandes  pérdidas  a  los  agri- 
cultores. Esta  enfermedad  es  propia  también  del  naranjo,  de 


COCHINILLA    NEGRA    DEL   OLIVO 


273 


la  vid  y  de  los  vegetales  atacados  por  otras  cochinillas.  To- 
dos los  procedimientos  indicados  para  luchar  contra  la  fnma- 
gina  consisten  en  pulverizaciones  insecticidas;  contra  la  co- 
chinilla, causa  primordial  de  la  afección,  se  han  aconsejado 
tratamientos  con  arseniato  de  cobre  o  de  sosa,  de  zumo  de 


Fig.  175.— Lecániíim  del  olivo. 


tabaco,  de  petróleo  y  de  jabón  negro,  que  se  han  de  aplicar  allá 
por  el  mes  de  mayo,  cuando  acaban  de  aparecer  los  insectos. 
La  siguiente  fórmula  ha  dado  los  mejores  resultados  al 
señor  Zacharewicz: 

Jabón  negro 1  kilo 

Petróleo 4  litros 

Sulfato  de  cobre 1  kilo 

Agua 100  litros 


274  INSECTOS  NOCIVOS  Á  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

Se  prepara  por  de  pronto  la  emulsióu  jabonosa  de  petró- 
leo con  unos  10  litros  de  agua  y  luego  se  añade  el  sulfato  de 
cobre.  En  el  momento  de  la  pulverización  se  extiende  el  agua 
hasta  100  litros.  Los  100  litros  de  emulsión  salen  a  2'70  pe- 
setas. Se  hacen  dos  pulverizaciones:  una  hacia  el  15  de  abril 
y  otra  hacia  el  20  de  mayo.  Para  los  olivos  de  gran  tamaño, 
el  pulverizador  ha  de  estar  provisto  de  un  tubo  de  goma  de 
2  a  3  metros  de  longitud. 

Es  preciso  también  dar  a  los  árboles  labores  de  cultivo 
bien  cuidadosas,  a  fin  de  que  adquieran  mayor  vigor  y  pue- 
dan resistir  los  ataques  de  sus  enemigos:  poda  de  las  partes 
contaminadas,  supresión  de  los  órganos  viejos,  de  los  renue- 
vos y  de  Las  ramas  chuponas,  laboreo 
de  las  tierras,  abonos  azoados  en  la 
primavera  y  riegos. 

La   cochinilla  del  naranjo  [Leca- 
nüiin  hesperidmm)  ataca  los  naranjos, 
los  cidros  y  los  limoneros;  no  tiene  más 
que  2  milímetros  de  largo,  su  forma  es      f^^-  }lJ-i~pl?kfes!"'  '^^ 
ovalada,  su  color  gris  claro  (fig.  176). 

La  cochinilla  de  la  higuera  (Ceroplastes  j-nsci,  ñg.  177) 
tiene  cierto  parecido  con  una  pequeña  tortuga;  es  agrisada  y 
violácea  en  invierno;  suele  recubrir  las  ramas,  las  hojas  y 

•  los  frutos,  pudiéndosele  considerar  como 

el  enemigo  más  serio  de  la  higuera.  Cada 
hembra  contiene  un  millar  de  huevecitos 
rojizos,  que  se  abren  en  junio;  las  larvas 
van  a  fiiarse  sobre  las  hojas  o  sobre  las 

Fig.  177.  —  Ceroplaste  t        x-     i.        j      i       i,-  ^ 

de  la  higuera.  ramas.  Los  irutos  de  las  higueras  ataca- 
das no  pueden  llegar  a  madurar  y  tienen 
además  un  sabor  amargo  desagradable.— Se  han  de  someter 
las  higueras  atacadas  a  una  fuerte  poda  y  a  su  limpieza  du- 
rante el  invierno.  Se  ha  descubierto  en  Argel  que  los  cero- 
plastes  tienen  numerosos  insectos  parásitos,  que  les  privan 
reproducirse  y  hacerse  muy  peligrosos. 

Coccinas. —  Género  Dactylopins:  Los  dactilopios  no  tienen  escudo 
protector  y  están  menos  atrofiados  en  estado  adulto  que  las  cochini- 
llas de  las  familias  precedentes;  el  cuerpo  presenta  una  segmentación 


PIOJO    BLANCO    DE   LOS    INVERNÁCULOS 


275 


Fig.  178.  —  Cochinilla 
blanca  de  los  cidros 
y  naranjos. 


manifiesta  y  la  hembra  conserva  su  movilidad  hasta  el  momento  de 
la  puesta.  Estas  cochinillas  tienen  además  la  propiedad  de  segregar 
una  substancia  cérea,  bajo  la  forma  de  filamentos  por  los  lados  y  la 
parte  superior  del  cuerpo. 

La  cochinilla  blanca  de  los  cidros  y  naranjos  (Dactijlo- 
pius  o  Pseiidococciis  citri^  fig.  178)  es  muy  nociva  para  estos 
árboles;  para  el  naranjo  lo  es  más  que  el 
lecánium;  ataca  también  distintas  plantas 
de  invernáculo.  Tiene  de  3  a  4  milímetros 
de  longitud;  su  cuerpo  es  de  color  pardo 
rojizo  y  está  cubierto  por  una  secreción 
cérea  blanca,  de  manera  que  los  árboles 
atacados  parecen  cubiertos  de  algodón  o 
de  una  pelusa  blanca . 

El  piojo  blanco  de  los  invernáculos  (Dadylopius  o  Pseii- 
dococcus  adonidmn,  fig.  179)  es  de  un  rojo  pálido;  la  hem- 
bra es  áptera  y  segrega  una  substancia 
blanca  farinácea,  que  recubre  su  cuerpo. 
Vive  sobre  todas  las  plantas  de  invernáculo 
caliente  y  templado,  y  en  el  Mediodía  se  le 
encuentra  también  sobre  las  acacias;  en  Ca- 
narias resulta  muy  nocivo  para  los  bananos. 
Para  destruirlos  es  preciso  lavar  y  pegar 
las  ramas  con  agua  de  jabón  o  zumo  de 
tabaco  diluido;  las  fumigaciones  de  tabaco 
dan  también  buenos  resultados. 

El  leer  y  a  purchasi  es  una  temible  co- 
chinilla que  ataca  una  gran  serie  de  ái-boles 
y  arbustos;  cubre  los  árboles  de  unas  manchas  semejantes  a 
nieve  que  van  juntándose,  y  acaban  invadiéndolos  por  com- 
pleto. Oriunda  de  Australia,  fué  introducida  accidentalmente 
en  California  hacia  1868,  y  después  no  ha  cesado  de  extender 
sus  dominios;  en  marzo  de  1912  fué  reconocida  en  el  litoral 
mediterráneo,  en  la  región  del  cabo  Ferrat  (Alpes  marítimos), 
en  donde  atacó  rosales,  mimosas,  mandarinos,  limoneros, 
naranjos,  etc.  Habiendo  fracasado  los  tratamientos  ordina- 
rios de  extinción,  el  Servicio  fitopatológico  aclimató  en  los 
lugares  invadidos  un  enemigo  natural  del  icerya,  el  Novius 


Fig.  Wd.  —  DacUjlo- 
pins  adonidum 
(hembra). 


276  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

cordinalis,  pequeña  cochinilla  que  ha  prestado  preciosos  ser- 
vicios en  los  Estados  Unidos,  en  el  Cabo,  en  Portugal  y  en 
Italia;  actualmente  los  novius  viven  en  estado  natural  en  la 
región  del  cabo  Ferrat,  después  de  haber  detenido  la  exten- 
sión del  icerya  ( véase  el  capítulo  sobre  los  Insectos  auxi- 
liares). 

Destrucción  de  las  cochinillas. — Importa  mucho  librar 
los  árboles  frutales  de  estos  peligrosos  parásitos.  No  es  cosa 
fácil;  lo  mejor  es  emplear  insecticidas  en  pulverizaciones  o 
embadurnamientos  con  la  condición  de  escogerlos  cuidadosa- 
mente; en  efecto,  han  de  ser  bastante  poderosos  para  matar 
el  insecto  a  pesar  del  caparazón  que  le  protege;  pero  lo  pre- 
ciso para  no  perjudicar,  de  cualquier  modo,  la  potencia  vege- 
tativa del  árbol.  Los  tratamientos  pueden  aplicarse  durante 
el  período  vegetativo  o  durante  el  período  invernal.  Verifi- 
cándose los  tratamientos  de  invierno  en  la  época  en  que  la 
vegetación  está  adormecida,  se  corren,  muchos  menos  ries- 
gos de  comprometer  la  cosecha  futura,  tienen  la  ventaja  de 
permitir  el  empleo  de  líquidos  más  concentrados  y,  por  con- 
siguiente, más  eficaces  contra  la  cochinilla.  Se  opera  gene- 
ralmente a  últimos  de  invierno,  poco  antes  de  abrirse  los 
botones;  se  poda,  por  de  pronto,  lo  más  corto  posible,  te- 
niendo cuidado  de  quemar  las  ramas  espurgadas;  después  se 
rasca  o  se  restrega  el  tronco  y  las  ramas  y  se  aplica  el  insec- 
ticida. 

Se  trata  igualmente  con  éxito  durante  el  período  vegeta- 
tivo, pero  con  la  condición  de  intervenir  en  el  preciso  mo- 
mento en  que  las  cochinillas  recién  nacidas  abandonan  el 
escudo  maternal  para  ir  a  fijarse  en  otros  sitios;  entonces 
carecen  de  defensa,  no  tienen  refugio  y  no  resisten  los  insec- 
ticidas adecuados;  el  nacimiento  tiene  lugar  durante  el  vera- 
no, en  épocas  variables,  según  las  especies,  pero  principal- 
mente a  últimos  de  junio. 

Los  líquidos  utilizados  han  de  tener  una  acción  prolon- 
gada, mojar  completamente  la  corteza  y  formar  una  costra 
continua  y  persistente.  Guardarse  de  emplear  la  vaselina  en 
bruto,  el  aceite  de  nafta  puro,  lo  mismo  que  de  los  aceites 
puros  de  granos,  como  el  aceite  de  sésamo,  a  causa  de  su 


MOSCA    DE   LAS   CEREZAS  277 

acción  nociva  sobre  los  árboles.  El  petróleo,  en  bruto,  ame- 
ricano y  el  aceite  de  petróleo  del  comercio  pueden  aplicarse 
puros,  sin  grandes  inconvenientes  para  la  vitalidad  del  árbol, 
pero  perjudican  la  floración  y  disminuyen  sensiblemente  el 
producto  de  la  cosecha;  hay,  pues,  que  tener  gran  cuidado 
en  respetar  los  botones  en  el  momento  de  su  aplicación  o,  de 
lo  contrario,  lo  más  prudente  es  abstenerse;  fuera  de  esto, 
son  unos  insecticidas  excelentes.  Pero  los  insecticidas  que 
han  dado  resultados  más  satisfactorios  son  las  emulsiones  de 
petróleo  y  aceite  de  semillas  (véase  Insecticidas);  la  fórmula 
siguiente  es  recomendable: 

Jabón  negro 1,000  gramos 

Agua 3,000      — 

Aceite  de  granos 750      — 

Aceite  de  petróleo  ordinario  ....  .500      — 

Esta  mezcla  se  emplea  asimismo  durante  el  invierno  en 
embadurnamientos  por  medio  de  un  pincel.  Durante  el  verano 
se  la  diluye  en  una  cantidad  igual  de  agua  y  se  pulveriza. 

Las  emulsiones  de  aceite  pesado  y  las  mezclas  de  éste 
con  la  cal  son  menos  eñcaces  (véase  pág.  498). 

Las  fumigaciones  de  ácido  cianhídrico  constituyen  un 
remedio  enérgico  y  radical;  se  emplean  con  éxito  en  los  Esta- 
dos Unidos  y  se  han  obtenido  excelentes  efectos  en  Argelia 
y  en  los  alrededores  de  Niza  en  la  lucha  contra  las  cochini- 
llas de  los  naranjos  (véase  Insecticidas). 

DÍPTEROS 

Mosca  de  las  cerezas  (Ortalis  o  Tephritis  cerasi,  ñgu- 
ra  180).  — La  mosca  u  ortálida  de  las  cerezas  tiene  4  milíme- 
tros de  longitud;  el  cuerpo  y  el  abdomen  son  de  un  negro 
brillante;  la  cabeza  y  las  patas  de  un  amarillo  leonado  y  las 
alas  atravesadas  por  cuatro  fajas  negras.  Aparece  a  fines  de 
mayo  o  a  principios  de  junio;  la  hembra  pone  un  huevo  y  a 
veces  dos  en  cada  cereza  tierna;  los  frutos  de  pulpa  dulce 
como  la  cereza  gordal  y  la  guinda  son  los  que  prefiere;  las 
cerezas  de  pulpa  acida  son,  por  el  contrario,  raramente  ata- 


278  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

cadas.  La  pequeña  larva  que  sale  penetra  inmediatamente  en 
el  interior  de  la  cereza  y  devora  la  pulpa;  adquiere  5  milíme- 
tros de  longitud;  su  color  es  blanco  y  tiene  los  orificios  res- 
piratorios en  la  parte  posterior:  por  esto  vese  obligada  a 
aplicar  este  extremo  de  su  cuerpo,  tocando  la  piel  del  fruto 
y  cerca  de  la  abertura  de  entrada;  merced  a  esta  particulari- 
dad de  su  organización,  se  libra  de  la  asfixia  en  el  medio 
viscoso  en  que  vive. 


Fig.  180.— Mosca  de  las  cerezas. 

Las  cerezas  atacadas  siguen  creciendo,  pero  se  reconocen 
por  el  agujero  de  entrada  de  la  larva  y  por  su  menor  dureza. 
No  obstante,  poco  antes  de  su  madurez,  a  últimos  de  julio, 
se  desprenden  y  caen  al  suelo;  las  larvas,  vulgarmente  cono- 
cidas con  el  nombre  de  Gusanos  de  las  ceresas,  abandonan 
los  frutos,  se  entierran  a  pequeña  profundidad  y  se  transfor- 
man en  pupas,  una  especie  de  barrilitos  de  piel  parda  y  en- 
durecida de  3  a  4  milímetros  de  longitud;  quedan  bajo  esta 
forma  durante  el  otoño  y  el  invierno,  y  se  vuelven  insectos 
perfectos  los  últimos  días  del  mes  de  mayo  siguiente. 


MOSCA    DE   LAS    NARANJAS  279 

Es  difícil  luchar  contra  las  devastaciones  de  esta  pequeña 
mosca;  casi  no  se  puede  aconsejar  la  recogida  de  las  cerezas 
que  caen,  puesto  que  debería  efectuarse  inmediatamente  des- 
pués de  la  caída,  a  fin  de  no  dejar  escapar  ninguna  larva. 
Tampoco  es  muy  práctico  utilizar,  como  se  ha  aconsejado,  la 
volatería  para  la  destrucción  de  las  pupas  enterradas  en  el 
suelo;  labores  superficiales  y  repetidas  en  otoño  y  a  últimos 
de  invierno  permiten  más  fácilmente  su  aniquilamiento.  Sería 
ventajoso  en  el  cultivo  de  las  frutas  limitar  la  forma  de  los 
cerezos  a  dimensiones  que  permitiesen  hacer  fácilmente  la 
recolección  total  de  las  cerezas;  la  destrucción  de  las  larvas 
sería  de  este  modo  casi  completa  y  la  multiplicación  de  la 
ortálida  poderosamente  detenida. 

Mosca  de  las  naranjas  {Ceratitis  vapitata). — Esta  her- 
mosa mosca  tiene  5  milímetros  de  longitud;  su  cabeza  es 
amarilla;  su  tórax  negro  rayado  de  blanco;  su  abdomen  ama- 
rillo con  dos  tiras  grises;  sus  alas,  muy  separadas  en  el  re- 
poso, son  transparentes  y  están  atravesadas  por  cuatro  fajas 
obscuras.  La  hembra  posee  un  taladro,  por  medio  del  cual 
perfora  la  piel  de  la  naranja  para  depositar  sus  huevos.  Las 
larvas  tienen  de  7  a  8  milímetros  de  longitud  y  son  de  color 
blanco;  roen  la  pulpa  del  fruto,  el  cual  se  ennegrece  parcial- 
mente y  no  tarda  en  caer;  ellas  salen  entonces  j  penetran  en 
el  suelo  para  transformarse  en  ninfas.  De  este  modo  se  suce- 
den varias  generaciones. 

En  Argelia  y  Ti'mez  esta  mosca  causa  daños  muy  graves 
a  los  naranjos;  aparece  también  en  verano  y  hace  la  puesta 
sobre  las  granadas,  los  melocotones,  las  peras,  etc.;  así  pre- 
senta cada  año  varias  generaciones  sucesivas,  que  atacan 
diferentes  frutos.  Propagada  hasta  los  alrededores  de  París 
por  los  frutos  del  Mediodía  (naranjas,  mandarinas  y  limones), 
se  ha  aclimatado  muy  bien,  y  desde  1900  ha  causado  en  di- 
versos sitios  perjuicios  serios  sobre  los  melocotones,  albari- 
coques  y  peras;  cada  fruto  contiene  frecuentemente  6  u  8  lar- 
vas y  llega  casi  siempre  a  madurar  conservando  un  aspecto 
sano. 

Los  frutos  han  de  ser  destruidos  en  el  momento  en  que 
se  nota  que  están  atacados,  echándolos  a  una  lechada  de  cal. 


280  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FRUTALES 

El  doctor  Trabut  ha  demostrado  que  antes  de  efectuar  su 
puesta,  las  moscas  visitan  los  frutos  y  que  sobre  uua  misma 
naranja  se  suceden  rápidamente  un  gran  número  de  insectos; 
así  ha  tenido  la  idea  de  capturarlos,  embadurnando  uno  o 
dos  frutos  por  árbol  con  una  mezcla  aglutinante  de  colofonia 
disuelta  en  alcohol  y  aceite  de  ricino:  pero  este  procedimiento 
no  es  suficientemente  eficaz. 

Mosca  de  las  aceitunas  (Daciis  olece^  fig.  181). — De  todos 
los  insectos  que  atacan  el  olivo,  el  más  nocivo  es  esta  mos- 
quita, a  la  cual  los  italianos  han  dado  el  nombre  de  Musca 
olearia,  que  es  conocida  en  Pro  venza  con  el  nombre  de  Ke'i- 
ron  o  Ke'iroun  y  que  los  indígenas  argelinos  llaman  fertatoii. 
Tiene  uua  longitud  de  4  a  5  milímetros  y  con  las  alas  desple- 
gadas un  ancho  de  1  centímetro:  su  cabeza  es  amarilla;  el 
coselete,  de  color  agrisado,  está  adornado  con  una  crucecita 
amarilla  más  o  menos  visible;  su  abdomen  es  negruzco  con 
una  tira  longitudinal  amarilla,  ensanchada  hacia  atrás:  las 
patas  son  amarillas  y  las  alas  tienen  nerviaciones  amarillentas. 

Tiene  dos  genera- 
ciones anuales.  Desde 
el  mes  de  julio,  las 
hembras  de  la  primera 
generación  empiezan 
por  medio  de  un  tala- 
dro a  depositar  de  uno 
hasta  cuatro  huevos 
sobre  cada  aceituna 
Fig.  181. -Mosca  de  la  aceituna  (Keíroun).  apenas  formada;  ata- 
can preferentemente 
los  olivos  cultivados,  cuyos  frutos  son  más  carnosos  que  los 
de  los  olivos  salvajes.  Los  huevos  se  abren  rápidamente,  sa- 
liendo de  ellos  larvas  de  color  amarillento,  parecidas  a  pe- 
queñas lombrices  de  pescar,  que  se  introducen  en  el  fruto  y 
se  ponen  inmediatamente  a  roerlo;  su  boca  está  provista  de 
piezas  masticatorias,  que  les  permite  desgarrar  fácilmente  la 
pulpa  del  fruto.  Al  cabo  próximamente  de  un  mes,  las  larvas 
se  transforman  en  insectos  alados,  que  hacen  nuevas  puestas 
sobre  las  aceitunas;  los  destrozos  son  entonces  más  impor- 


MOSCA   DE    LAS   ACEITUNAS  281 

tautes,  y  las  aceitunas  caen  al  suelo;  cuando  la  temperatura 
es  elevada,  el  crecimiento  de  las  larvas  es  rapidísimo,  y 
pueden  haber  tres  y  hasta  cuatro  generaciones  de  moscas 
que  ataquen  la  misma  cosecha. 

La  especie  se  perpetúa  por  las  larvas  de  la  última  gene- 
ración, que  se  transforman  en  ninfas  y  pasan  de  esta  suerte 
todo  el  invierno  dentro  las  aceitunas  guardadas  en  los  gra- 
neros. En  la  primavera,  las  pupas  dan  nacimiento  a  nuevas 
moscas,  y  el  ciclo  anterior  prosigue. 

La  mosca  de  las  aceitunas  se  encuentra  en  todos  los  sitios 
que  tienen  olivares:  la  Provenza,  lo  mismo  que  Argelia  y 
Túnez,  sufren  muy  particularmente  de  ella,  Andalucía  iguai- 
mente:  lo  mismo  que  Italia,  en  donde  la  enormidad  de  los 
perjuicios  causados  por  este  insecto  es  tal  que  el  gobierno 
decidió,  en  1901,  conceder  un  premio  de  10,000  francos  a  la 
persona  que  encuentre  un  remedio  eficaz  para  combatirla,  y 
casi  al  mismo  tiempo,  el  consejo  de  la  provincia  de  Bari  (Ita- 
lia), votaba  con  el  mismo  objeto  un  premio  de  50,000  francos. 
Por  otra  parte,  en  Argelia,  la  delegación  financiera  musul- 
mana (sección  kabila)  emitió  en  la  misma  época  una  instancia 
tendiendo  a  obtener  la  vulgarización  de  los  procedimientos 
más  sencillos  y  más  eficaces  contra  las  enfermedades  del 
olivo.  Esto  basta  para  indicar  que  las  dificultades  que  hay 
que  vencer  son  grandes,  y  que  los  remedios  encontrados 
hasta  ahora  son  bastante  inciertos;  pero,  no  obstante,  es  útil 
conocer  los  medios  de  destrucción  actualmente  recomen- 
dados. 

Una  precaución,  fácil  de  tomar  y  que  no  puede  dejar  de 
producir  muy  buenos  efectos,  consiste  en  recoger  las  acei- 
tunas caldas  del  árbol,  es  decir,  todas  las  picadas  por  las 
larvas;  es  evidente  que,  teniendo  cuidado  de  destruir  todos 
los  frutos  caídos  durante  el  mes  de  agosto,  nos  opondremos 
a  la  producción  de  las  generaciones  siguientes,  y  el  mal 
quedará  en  parte  rebajado.  En  Argelia,  dice  el  señor  Lecq, 
inspector  de  agricultura  (1),  los  europeos  encargan  esta  re- 
cogida a  los  cerdos,  que  comen  las  aceitunas  y  destruyen  las 

(1)    RiviÉKE  y  Lecq.— Cultivos  del  Mediodía,  de  Argelia  y  de  Ti'iuez  (Enci- 
clopedia AGRÍCOLA). 

GvÉNxvx.— Entomología.  19 


282  INSECTOS   NOCIVOS    A    LOS   ÁRBOLES   FRUTALES 

larvas  que  éstas  contieuen;  los  indígenas  pueden  substituir 
los  cerdos  por  los  carneros. 

Se  aconseja  también  barrer  con  cuidado  los  graneros  o 
locales  en  donde  se  almacenaron  las  aceitunas  atacadas, 
esperando  el  momento  de  enviarlas  al  molino;  las  basuras  y 
polvos  no  se  han  de  tirar,  sino  quemarlas,  a  fin  de  destruir 
las  ninfas  que  contienen  siempre  en  gran  cantidad  y  que 
darían  nacimiento  a  la  generación  del  ano  siguiente. 

En  1842,  Guérin-Meneville,  que  había  observado  las  de- 
vastaciones de  la  terrible  mosca,  recomendaba  recoger  las 
aceitunas  antes  de  su  completa  madurez  y  extraer  el  aceite 
inmediatamente;  obrando  así,  sobre  todo  los  años  en  que  las 
moscas  son  abundantísimas,  se  está  seguro  de  no  perder  toda 
la  cosecha;  además,  se  destruye  por  la  moltura  prematura 
de  las  aceitunas  todas  las  larvas  encerradas  todavía  en  los 
frutos;  esta  recolección  prematura  es,  pues,  de  aconsejar, 
aunque  no  produzca  más  que  un  aceite  de  calidad  inferior  y 
en  cantidad  menos  abundante. 

Se  ha  notado  que  la  mosca  de  las  aceitunas  chupa  la 
goma-resina  que  fluye  de  los  olivos,  el  zumo  azucarado  de 
las  ñores  y  de  los  frutos  maduros,  lo  mismo  que  la  melaza 
segregada  por  las  cochinillas  del  olivo,  y  se  ha  pensado  en 
utilizar  este  hecho  para  destruirla:  los  señores  Bonafous  y 
Decaux  han  colocado,  en  un  olivo  resguardado  del  viento 
y  soleado,  un  recipiente  plano  con  miel  y  un  1  por  100  de 
ácido  arsenioso,  habiendo  obtenido  resultados  satisfactorios. 

Este  procedimiento  ha  sido  perfeccionado  por  el  doctor 
de  Cillis,  quien  ha  preconizado  una  mezcla  de  melaza,  miel, 
glicerina  y  arseniato  de  sosa,  diluida  en  agua  y  proyectada 
sobre  los  árboles  por  medio  de  una  bomba  pulverizadora.  La 
fórmula  siguiente  es  la  más  práctica: 

Melaza  de  azúcar 15  kilos 

Arseniato  de  sosa 250  gramos 

Agua 100  Htros 

Se  emplea,  para  cada  árbol,  un  tercio  o  medio  litro  de 
solución.  Este  tratamiento  debe  repetirse  cada  quince  días, 
desde  el  mes  de  julio  hasta  últimos  de  septiembre.  Los  expe- 


CECIDOMIA   DE   LA   PERA  283 

rimentos  hechos  recientemente  en  Italia  han  dado  excelentes 
resultados;  los  aceites  fabricados  con  las  aceitunas  tratadas 
no  han  presentado  al  análisis  el  menor  vestigio  de  arsénico: 
las  lluvias  de  otoño  bastan  para  lavar  las  pequeñísimas  can- 
tidades de  mezcla  tóxica  repartidas  sobre  las  hojas  y  los 
frutos. 

Brocchi  ha  hecho  observar^  con  razón,  que  la  caza  impla- 
cable que  se  hace  en  Provenza  a  los  pajaritos  tan  sólo  puede 
favorecer  el  desarrollo  de  todos  los  insectos,  entre  ellos  la 
mosca  del  olivo. 

Cecidomia  de  la  pera  (Diplosis  pirivora).  — Esta  cecido- 
mia  es  de  color  casi  negro,  con  rayas  amarillas  sobre  el 
abdomen;  tiene  3  milímetros  de  longitud.  Vuela  en  abril,  y  la 
hembra  deposita  una  quincena  de  huevos  sobre  los  botones 
llórales  del  peral  antes  de  abrirse.  Las  pequeñas  larvas  des- 
cienden al  ovario;  alcanzan  3  milímetros  de  longitud  y  son 
de  color  rojizo;  bajo  la  influencia  de  la  irritación  producida 
por  su  presencia,  el  ovario  se  hipertrofia,  y  la  pequeña  pera 
atacada  se  hace  al  principio  más  gorda  que  las  peras  indem- 
nes; además,  se  deforma  y  se  hincha  como  uua  calabaza.  En 
mayo  y  junio,  se  advierte  que  las  peras  invadidas  se  enne- 
grecen en  distintos  sitios,  dejan  de  crecer,  se  reblandecen, 
se  pudren  y  caen.  Si  el  fruto  no  ha  caído  todavía  cuando  la 
larva  ha  concluido  su  desarrollo,  ésta  sale  y  se  echa  al  suelo, 
enterrándose  para  elaborar  un  pequeño  capullo  destinado  a 
la  invernada.  En  la  primavera  siguiente,  se  transforma  en 
ninfa  y  poco  tiempo  después  en  insecto  perfecto. 

En  1904  y  1905,  esta  cecidomia  causó  grandes  estragos 
en  las  cercanías  de  París,  particularmente  en  Sceaux.  En  la 
primera  quincena  de  mayo,  hay  que  arrancar  del  árbol  las 
peras  acalabazadas  y  quemarlas  a  fin  de  destruir  las  larvas 
que  están  en  su  interior.  En  los  huertos  muy  extensos,  es 
práctico  esparcir  un  insecticida  por  el  suelo  cuando  las  larvas 
van  a  enterrarse,  que  es  entre  el  1.^  y  15  de  junio;  el  sulfo- 
carbonato  de  potasa  a  la  dosis  de  30  kilogramos  por  área  y 
diluido  mediante  un  riego  abundante,  es  muy  eficaz. 


284 


INSECTOS   NOCIVOS    A    LOS    ARBOLES   FRUTALES 


HIMENOPTEROS 


Cefo  comprimido  y  pica-yemas  (Cephus  compre ssns).— 
Este  himenóptero  pertenece  a  la  familia  de  los  tenredínidos. 
El  macho  tiene  7  milímetros  de  longitud;  es  de  color  negro 
con  una  faja  transversal  amarilla  sobre  el  coselete  y  el  ab- 
domen enteramente  amarillo;  la  hembra  (fig.  182)  tiene 
1  centímetro  de  longitud;  es  negruzca  con  tres  manchas 
amarillas  sobre  el  coselete,  y  el  abdomen  circuido  de  rojo. 

El  pica-yemas  aparece  a 
principios  del  mes  de  ma- 
yo: la  hembra,  por  medio 
de  su  taladro,  coloca  un 
huevo  en  cada  yema  del 
peral,  y  tiene  el  cuidado 
de  practicar  por  todo  el 
alrededor  pequeños  pin- 
chazos a  fin  de  que  la  sa- 
via anuya  a  este  punto. 
Sale  una  pequeña  larva 
blanca  y  larga  de  medio 
centímetro,  que  roe  el  in- 
terior de  la  yema;  ésta  se 
ennegrece  y  se  tuerce  (fi- 
gura 183);  la  larva  queda  en  la  parte  inferior  del  brote,  que 
se  conserva  verde,  y  allí  pasa  el  invierno;  al  mes  de  mayo 
del  año  siguiente,  se  transforma  en  insecto  perfecto. — Es 
preciso  destruir  las  larvas,  quemando  en  el  momento  de  la 
poda  todas  las  ramas  atacadas. 

Mosca  de  sierra  del  peral  (Lyda  piri)  (fig.  184).  —Este 
tenredo  es  muy  parecido  a  la  avispa;  tiene  11  milímetros  de 
longitud  y  es  de  color  negro  con  manchas  amarillas;  el 
abdomen  del  macho  es  de  un  amarillo  fuerte,  y  el  de  la  hem- 
bra de  un  negro  azulado.  Las  lidas  aparecen  en  mayo  y 
junio;  en  julio,  cada  hembra  deposita  en  la  cara  inferior  de 
las  hojas  del  peral  unos  cincuenta  huevos  amarillentos  pues- 
tos en  fila  y  cubiertos  de  un  barniz.  No  tardan  en  salir  las 


-  Cefo  del  peraL 
(Hembra  ampliada). 


MOSCA   DE   SIERRA    DEL   PERAL 


pequeñas  larvas,  que  se  poueu  inmediatameüte  a  elaborar 
una  gasa  transparente,  (?n  forma  de  bolsa,  que  envuelve 
varias  hojas:   hastn  otoño,  estas  larvas,  que  son  muy  vora- 


Fig.  183.  —  Rama  de  peral  atacada  por  el  cefo. 
A,  parte  desecada;  B,  picaduras  del  insecto;  C,  brote  substituto;  L,  larví 
descendida  por  debajo  del  punto  de  nacimiento  del  brote. 


ees,  devoran  las  hojas,  tejiendo  nuevas  telarañas  o  exten- 
diendo la  primitiva  a  medida  que  aumentan  sus  necesidades. 
Las  larvas  de  lida  se  asemejan  mucho  a  las  orugas  de  las 
mariposas  por  sus  costumbres;  su  aspecto  exterior  contribuye 


286  INSECTOS   NOCIVOS    A    LOS    ÁRBOLES   FRUTALES 


a  aumentar  la  analogía;  estas  falsas  orugas  alcanzan  2' 5  cen- 
tímetros de  longitud  hacia  la  segunda  quincena  del  mes  de 
julio  y  son  de  un  color  amarillo  de  ocre  con  la  cabeza  negra. 
En  septiembre,  descienden  al  suelo  descolgándose  por  un 
filamento  de  seda;  se  entierran  y  cons- 
truyen un  capullo  para  pasar  el  in- 
vierno; no  se  crisalidau  hasta  mayo  o 
junio,  pocos  días  antes  de  aparecer 
los  adultos. 

Es  preciso  desorugar  o  bien  pulve- 
rizar las  telas  con  una  emulsión  jabo- 
nosa de  petróleo. 

Mosca  de  sierra  del  grosellero  (Ne- 
mahis  ribis).  —  Este  tenredo  tiene 
8  milímetros  de  longitud;  es  amarillo 
con  tres  manchas  negras  en  el  cuerpo. 
Vuela  a  últimos  de  junio  o  principios 
de  julio;  la  hembra  deposita  en  este 
momento  los  huevos  en  las  hojas  de 
los  groselleros.  Las  larvas  se  ponen  a 
roer  hasta  el  otoño,  luego  se  entierran 
para  pasar  el  invierno  encerradas  en 
capullos;  en  la  primavera  reaparecen 
para  devorar  los  tiernos  brotes  y  las 
hojas;  tienen  entonces  de  16  a  18  mi- 
límetros de  longitud  con  la  cabeza  ne- 
gra y  manchas  anaranjadas  en  los  dos 
extremos;  en  junio  descienden  nueva- 
mente a  tierra  para  sufrir  su  meta- 
morfosis. Es  preciso  proceder  a  la  recolección  de  las  larvas, 
sacudiendo  al  alba  los  arbustos  sobre  una  tela  extendida  en 
el  suelo.  Para  destruir  estas  larvas  de  tenredos,  que  también 
se  suelen  llamar  orugas  a  causa  de  su  grandísima  semejanza 
con  las  orugas  de  las  mariposas,  se  recomienda  también 
espolvorear  los  groselleros  invadidos,  cuando  el  follaje  está 
húmedo  todavía  del  rocío,  con  substancias  pulverulentas, 
tales  como  el  hollín  y  la  cal  mezclados  en  partes  iguales;  el 
polvo  de  eléboro  mata  también  perfectamente  estas  falsas 


Fig^  18-1.  —  Larvas  de  la 
lida  del  peral  devorando 
una  rama. 


TENREDO   BABOSA 


287 


orugas.  Las  pulverizaciones  con  una  disolución  de  500  gra- 
mos de  jabón  negro  y  500  gramos  de  polvo  de  eléboro  en 
10  litros  de  agua  caliente  y  extendida  después  en  60  litros 
de  agua,  son  igualmente  eficaces.  Estos  mismos  insecticidas 
se  emplean  también  con  éxito  contra  las  orugas  agrimenso- 
ras  de  las  f aleñas  (véase  pág.  254). 

El  tenredo  babosa  del  peral  (Selandna  afra  o  Eriocam- 
poícles  Umacina)  (fig.  185).— Este  tenredo  tiene  de  1  a  5  mi- 
límetros de  longitud  por  12  de  en- 
vergadura; es  de  un  negro  brillante 
con  una  faja  transversal  parda  sobre 
las  alas  superiores.  Aparece  en  ju- 
lio; la  hembra  deposita,  por  medio 
de  su  taladro,  los  huevos  en  el  an- 
verso de  las  hojas  del  peral;  no 
tardan  en  salir  unas  pequeñas  lar- 
vas de  aspecto  muy  singular:  son 
de  un  verde  obscuro  y  están  cubier- 
tas de  una  substancia  viscosa;  ade- 
más, el  cuerpo  es  abultado  por  la 
parte  anterior  y  adelgazado  por 
la  posterior,  lo  que  les  da  cierto 
parecido  con  las  babosas  o  los  re- 
nacuajos; poseen  veinte  patas  pe- 
queñísimas; desde  mediados  de  julio 
hasta  octubre  devoran  el  parénqui- 
ma  de  las  hojas,  respetando  los 
nervios.  En  octubre,  estas  larvas 
adquieren  una  talla  de  1  a  1'5  cen- 
tímetros; pierden  su  aspecto  viscoso 
y  adquieren  un  color  amarillo  de 
ámbar;  descienden  entonces  de  los 
árboles  y  se   hunden  en  el   suelo 

encerrándose  en  unas  cascaras  de  tierra,  en  donde  pasan  el 
invierno  y  la  primavera;  no  se  transforman  hasta  principios 
de  julio. 

Los  perales  atacados,  y  a  veces  los  cerezos,  tienen  las 
hojas  convertidas  en  puntillas:  cuando  los   destrozos   son 


Fig.  185.  — Larvas  babosas  de- 
vorando las  hojas  de  peral. 


288  INSECTOS   NOCIVOS   A    LOS   ÁRBOLES   FRUTALES 

grandes,  La  vegetación  se  detiene  y  los  frutos  no  pueden 
llegar  a  madurez;  a  veces  los  planteles  sufren  mucho  de  estos 
«gusanos-babosas». — Es  preciso  aplastar  todas  las  larvas 
visibles  o  destruirlas  espolvoreando  los  árboles  con  cal  re- 
cientemente apagada:  en  contacto  con  la  cal,  las  larvas  se 
coarrugan  y  se  secan.  También  se  puede  aprovechar  el  hábito 
que  tienen  los  insectos  perfectos  de  dejarse  caer  cuando  se 
va  a  cogerlos,  haciendo  su  recolección  en  tiempo  frió  prefe- 
rentemente, por  medio  de  un  embudo,  provisto  inferiormeute 
de  un  saco  que  contiene  una  pequeña  esponja  en^papada  de 
bencina,  a  fin  de  asfixiar  a  los  insectos. 

Otras  moscas  de  sierra  tienen  también  larvas  que  atacan 
diversos  árboles  frutales,  por  ejemplo,  la  larva  de  la  mosca 
del  ciruelo  (Selandria  fulvicornis) ,  que  roe  las  flores  de  los 
ciruelos. 

Avispas.  —  Las  avispas  se  hacen  nocivas  en  las  huertas 
y  en  los  frutales,  por  atacar  las  frutas  al  madurar:  roen  la 
pulpa  de  los  melocotones,  alharicoques,  manzanas,  peras, 
ciruelas  y  uvas,  después  de  perforar  la  piel  para  penetrar  en 
ellos.  Son  además  muy  carnívoras  y  destruyen  un  gran  nú- 
mero de  abejas.  —  Las  avispas  aparecen  al  principio  de  abril 
y  construyen  un  avispero;  este  es  un  nido  construido  en  el 
suelo,  en  el  tronco  podrido  de  un  árbol  o  en  las  ramas,  según 
las  especies,  y  consiste  en  una  serie  de  panales  formados  por 
la  reunión  de  un  gran  número  de  celdas:  la  abertura  está 
dirigida  hacia  abajo  y  el  conjunto  está  recubierto  por  una. 
especie  de  cartón  agrisado  que  sirve  de  envoltura  común.  La 
colonia  está  constituida  por  obreras,  por  hembras  y  por  ma- 
chos; las  obreras  aparecen  primeramente  y  construyen  el 
nido;  los  machos  y  las  hembras  no  nacen  hasta  últimos  de 
verano.  Casi  todos  los  habitantes  de  una  colonia  de  avispas 
mueren  en  invierno,  excepto  las  hembras  fecundadas  que 
invernan  debajo  de  las  cortezas  y  musgos  de  los  viejos  tron- 
cos de  los  árboles  y  fundan  nuevas  colonias  en  la  primavera. 

La  avispa  cojiiún  (Vespa  vnlgaris),  tiene  la  cabeza  negra 
y  amarilla  lo  mismo  que  el  coselete;  el  abdomen  amarillo  con 
un  circulo  negro  en  la  base  de  cada  anillo  y  un  punto 
negro  en   el  segundo ,  tercero ,   cuarto  y  quinto  segmen- 


AVISPAS 


289 


Fig.  180.  — Avispa  coinim. 


tos;  las  patas  son  amarillas  en  su  extremo  (fig.  ISii).  La 
hembra  tiene  18  milímetros;  la  obrera  y  el  macho  cerca 
de  unos  15  centímetros.  Esta 
avispa  construye  su  nido  en  el 
suelo  a  15  centímetros  de  pro- 
fundidad; tiene  la  íorma  de  una 
bola  de  30  centímetros  de  diá- 
metro. 

La  avispa  gernuínica  (  Yespa 
(jermanica)  (fig.  187),  que  es  la 
más  extendida,  se  distingue  de 
la  avispa  común  por  su  abdo- 
men amarillo  con  una  línea  central  negra  interrumpida  en  la 

base  de  cada  anillo  y  en  cada 
uno  de  éstos  dos  puntos  negros 
dispuestos  simétricamente  con 
respecto  a  la  faja  central.  Cons- 
truye también  su  nido  en  el 
suelo. 

El  avispón  ( Vespa  crabo) 
(fig.  188)  es  de  talla  mucho  ma- 
yor que  las  otras  avispas;  tiene 
B'5  centímetros  de  longitud;  su 
cuerpo  es  de  un  color  rojo,  a  veces  pardo,  con  manchas 
amarillas  sobre  la  cabeza  y 
el  coselete;  el  abdomen  es 
negro  y  amarillo;  las  antenas 
son  pardas  y  las  alas  rojas. 
Establece  su  nido  en  los  tron- 
cos de  los  árboles  podridos, 
en  los  huecos  de  los  paredo- 
nes y  en  los  mismos  graneros 
bajo  las  tejas.  Es  una  especie 
peligrosa  por  su  picadura  y 
muy  nociva  por  sus  des- 
trozos. 

La  avispa  francesa  (Pollistes  gallica)  tiene  15  milíme- 
tros de  longitud;  es  negra  con  numerosas  manchitas  ama- 


Fi.  187.— Avispa  gernumica. 


Fig.  188. —  Avispón. 


290  INSECTOS    NOCIVOS    A    LOS    ÁRBOLES    FRUTALES 

rillas.  Coustruye  su  nido  eii  las  ramas  de  los  árboles  y  de 
los  arbustos  o  en  las  paredes  expuestas  al  norte  o  al  este; 
este  nido  es  poco  voluminoso  y  no  presenta  cubierta  exterior; 
tiene  solamente  un  panal  que  está  sostenido  por  un  tallo 
y  tiene  la  forma  de  una  campana. 

Destrucción  de  las  avispas.  —  Aute  todo  proveerse  de 
una  mascarilla  y  de  guantes.  Para  destruir  los  nidos  sub- 
terráneos, a  la  caída  de  la  tarde,  cuando  las  avispas  se  han 
encerrado,  se  vierte  en  la  entrada  del  avispero  un  tercio  de 
litro  de  petróleo  o  de  esencia  de  trementina  y  se  encierra 
con  un  tapón  de  estopa  o  de  trapos  de  lana  impregnados  de 
esencia,  se  cubre  el  avispero  de  tierra  y  al  día  siguiente 
se  aplasta  con  el  azadón.  Los  nidos  colocados  en  los  troncos 
de  los  árboles  o  en  las  cavidades  de  las  paredes,  se  destruyen 
con  la  mecha  azufrada  después  de  tapar  bien  los  agujeros 
que  presenta  el  tronco.  Los  nidos  aéreos  han  de  arrancarse  y 
recogerse  en  un  saco. — Proteger  las  frutas  envolviéndolas 
en  unos  saquitos  especiales. 

Hormigas  (fig.  189).— Viven  en  colonias,  compuestas  de 
machos,  de  hembras  y  de  obreras  neutras.  Las  obreras  nunca 
tienen  alas;  los  machos  y  las  hembras  están  provistas  de 
ellas,  pero  las  hembras  las  pierden  después  de  la  fecunda- 
ción; el  abdomen  está  unido  al  tronco  por  un  pedículo  delga- 
dísimo. 

Las  hormigas  resultan  perjudiciales  en  los  huertos  y  jar- 
dines, en  los  viveros  y  hasta  en  los  prados,  royendo  las 
flores,  las  yemas,  los  frutos,  etc.,  y  maniñestan  también 
su  existencia  de  una  manera  muy  desagradable  dentro  de  las 
casas,  sobre  todo  en  las  cocinas^  en  donde  buscan  preferen- 
temente las  substancias  azucaradas.  En  los  melocotoneros 
particularmente,  a  donde  se  sienten  atraídas  por  los  nectarios 
de  las  hojas  (pequeñas  glándulas  que  segregan  un  líquido 
azucarado),  atacan  las  flores,  los  frutos  y  las  yemas,  pero 
sin  acarrear  por  esto  la  muerte  de  los  árboles.  No  obstante, 
se  les  considera  en  general  como  poco  nocivas,  pues  que 
compensan  los  daños  que  pueden  efectuar  por  la  destrucción 
de  un  grandísimo  número  de  animales  más  nocivos  que  ellas; 
su  boca  está  dispuesta  para  la  succión  y  se  nutren  casi  exclu- 


HORMIGAS 


291 


sivamente  de  líquidos  o  de  siibstancicas  semifluidas,  ya  a 
expensas  de  las  plantas,  ya  a  expensas  de  insectos  o  de  ca- 
dáveres de  diversos  animales  pequeños;  las  hormigas  des- 
truyen sobre  todo  orugas,  y  se  ha  podido  recomendar  como 
medio  de  destrucción  de  las  orugas  de  la  mariposa  de  la  col, 
la  introducción  de  un  hormiguero  cerca  del  punto  atacado; 
el  señor  Forel  ha  visto  las  hormigas  de  un  gran  hormiguero 
introducir  en  su  nido  28  cadáveres  de  insectos  por  minuto, 
lo  que  equivale  a  más  de  100,000  insectos  muertos  al  día; 
muchas  plantas 
se  ven  de  este 
modo  libres  de 
sus  molestos 
huéspedes. 

Destrucción 
de  las  hormi- 
gas.-V^vo  siem- 
pre que  las  hor- 
migas aparecen 
en  número  exce- 
sivo y  se  hacen 
perjudiciales,  no 
hay  que  titubear 
en  destruirlas. 
En  los  jardines 

y  en  los  huertos  se  las  puede  coger  con  distintas  trampas, 
fundadas  en  las  preferencias  de  estos  insectos  para  las  subs- 
tancias azucaradas;  se  pueden  utilizar,  por  ejemplo,  esponjas 
empapadas  en  agua  azucarada  o  melosa,  que  se  colocan  al 
pie  de  los  árbolos  y  que  una  vez  llenas  de  hormigas  se  echan 
en  agua  hirviendo.  Para  impedir  la  subida  de  las  hormigas 
a  los  árboles  no  dispuestos  en  espaldera,  se  envuelve  la  base 
del  tronco  con  algodón  o  con  visco. 

Estos  medios  resultan  insuficientes  si  no  se  logra  destruir 
el  hormiguero,  generalmente  muy  bien  oculto  y  difícil  de 
encontrar.  Los  nidos  tienen  formas  muy  variadas  según  las 
especies  que  los  construyen;  pueden  estar  situados  en  la 
tierra,  en  los  huecos  de  los  árboles,  en  las  hendiduras  de  un 


Fig.  189.  —  Hormiga. 
a,  obrera;  b,  hembra;  c,  macho;  d,  larva  (ampliada); 
e^f,  ninfa;  g.  capullo. 


292  INSECTOS   NOCIVOS   A    LOS   ÁRBOLES   FRUTALES 

paredón,  etc.;  eii  los  bosques,  tabimda  uiia  hormiga  roja  y 
negra,  la  Fórmica  rufa,  que  construye  grandes  oteros  cu- 
biertos de  hojas  de  pino,  y  son  sus  larvas  y  sus  ninfas  las 
que,  con  el  nombre  impropio  de  hueros  de  hormigas,  sirven 
para  alimentar  los  faisanes.  El  estudio  de  estas  sociedades 
de  hormigas,  de  sus  hábitos  y  de  sus  costumbres,  permiten 
comprobar  hechos  bien  curiosos.  Muchas  hormigas  buscan 
las  deyecciones  azucaradas  de  los  pulgones  y  de  las  cochi- 
nillas, y  así,  en  todas  partes  en  donde  hay  pulgones,  apare- 
cen con  seguridad  las  hormigas,  y  a  veces  llegan  hasta  el 
punto  de  criar  y  encerrar  los  pulgones  en  verdaderos  establos 
de  arcilla,  en  donde  van  a  ordeñar  sus  vacas  de  nuevo  género, 
pero  con  ello  excitan  el  apetito  de  los  pulgones,  los  cuales 
chupan  la  savia  de  los  árboles  con  mayor  ardor,  y  con  ello 
resultan  perjudiciales  de  un  modo  indirecto. 

Observando  las  idas  y  venidas  de  las  hormigas,  se  llega 
a  descubrir  la  situación  de  su  nido;  se  espera  el  final  del  día 
para  que  todas  las  hormigas  se  hayan  encerrado  y  se  anega 
toda  la  colonia  con  agua  hirviendo  o  con  una  emulsión  de 
petróleo  y  de  jabón  negro  (agua,  100  litros;  jabón  negro, 
1  kilogramo;  petróleo,  1  litro).  Se  puede  también,  cuando 
el  nido  está  construido  profundamente  en  la  tierra,  introducir 
en  él  una  substancia  venenosa  no  volátil,  como  el  sublimado 
corrosivo  al  2  por  100  ó  sulfato  de  cobre,  o  bien  algunos 
trozos  de  cal  viva  que  se  mojan  con  agua  y  se  cierran  luego 
las  aberturas.  Cuando  el  hormiguero  está  establecido  en  el 
tronco  de  un  árbol,  se  destruye  introduciendo  una  cápsula 
de  sulfuro  de  carbono  (cápsulas  Jamin)  o  pelotas  de  algodón 
impregnadas  de  bencina. 

A  veces  los  prados  están  completamente  invadidos  por  los 
hormigueros;  entonces  hay  que  rehacer  enteramente  los  pas- 
tos: se  cubre  el  suelo  de  brozas  o  combustibles  diversos,  y  se 
hacen  fogatas  de  combustión  lenta,  a  fin  de  quemar  la  tierra 
lo  más  profundamente  posible;  se  labra  después  la  tierra  y  se 
siembra.  Se  puede  también  recurrir  al  riego  prolongado 
cuando  se  dispone  de  agua  suficiente,  y  a  falta  de  esto,  se 
ara  la  tierra  destruyendo  los  hormigueros. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

ORTÓPTEROS 

Efipígero  o  porta-silla  de  Béziers  (Ephippiger  Bitteren- 
sis).  —  Los  efipígeros  se  conocen  vulgarmente  con  el  nombre 
de  porta-silla,  por  la  placa  dorsal  levantada  hacia  atrás  en 
forma  de  silla  de  montar  que  cubre  su  tórax;  esta  particula- 
ridad, unida  a  la  ausencia  casi  completa  de  alas,  permite 
distinguirlos  a  primera  vista  de  los  saltamontes  y  langostas. 
—  El  efipigero  de  Béziers  aparece  al  final  de  junio;  tiene  3  ó 
4  centímetros  de  longitud  y  es  de  un  color  general  verde 
amarillento  con  el  abdomen  negro.  Las  hembras  tienen  el 
abdomen  terminado  por  un  oviscapto  largo  de  2 '5  centíme- 
tros, por  medio  del  cual  depositan  sus  huevos  en  la  tierra 
a  2  ó  3  centímetros  de  profundidad.  Estos  huevos  son  depo- 
sitados por  separado  unos  de  otros  durante  toda  la  temporada 
de  verano,  y  se  abren  a  la  primavera  siguiente. 

El  insecto  perfecto  se  ha  mostrado  muy  nocivo  en  los  vi- 
ñedos del  Languedoc,  principalmente  en  el  valle  delHérault; 
en  agosto  y  septiembre  devora  las  uvas,  las  hojas  y  la  cor- 
teza, atacando  después  las  más  diversas  plantas.  Su  gran 
número  y  su  voracidad  ha  hecho  que  los  eñpígeros  cometiesen 
considerables  devastaciones  (fig.  1V)0). 

Efipigero  o  porta-silla  de  la  vid  (Ephippiger  vitium).— 
Este  porta-silla  es  menor  que  el  precedente  y  nunca  pasa  de 
3  centímetros  de  longitud;  se  le  encuentra  en  el  centro 
de  Francia,  en  la  Borgoña,  en  el  oeste  y  aun  en  las  cerca- 
nías de  París.  Es  mucho  menos  peligroso  que  el  efipígero  de 
Béziers. 

Para  destruir  estos  dos  insectos,  lo  mejor  es  emplear 
niños  y  mujeres  para  recogerlos,  medíante  un  premio  de 


294 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 


O' 26  francos  por  kilogramo,  o  aplastarlos  por  medio  de  un 
palo  terminado  en  una  plaquita. 

El  barbitista  de  Bérenguier  (Barhitistes  Berengiiieri). 
—  Los  barbitistas,  igual  que  los  efipígeros,  tienen  las  alas 


Fig.  190.  —  Racimo  atacado  por  los  efipígeros. 


atrofiadas,  pero  sin  la  placa  dorsal  del  tórax  levantada  en 
forma  de  silla.  El  barbitista  de  Bérenguier  ha  cometido 
enormes  destrozos  en  el  Sur,  sobre  todo  en  1888,  en  el  de- 
partamento del  Var;  desde  mayo  hasta  julio,  los  insectos 
invaden  los  viñedos  y  devoran  todas  las  partes  verdes  del 
vegetal. 


ALTISA  DE  LA  VINA 


295 


COLEÓPTEROS 

Altisas  de  la  vid  (Haltica  o  Graptodera  ampelophaga). 
—Es  un  coleóptero  temible,  que  desgraciadamente  conocen 
demasiado  núes-  ^^^ 

tros  viticultores  'I^T^ 

del  Mediodía;  en 
Argelia,  las  al- 
tisas se  multipli- 
can más  fácil- 
mente aún  que  en 
Francia,  y  cons- 
tituían antes  del 
empleo  de  los  in- 
secticidas arse- 
uicales  un  verda- 
dero azote:  con 
frecuencia  ocu- 
rría que  llegaban 
a  aniquilar  casi 
por  completo  la 
cosecha  de  algu- 
nos viñedos  ro- 
yendo las  hojas 
(figura  191),  los 
brotes  tiernos 
y  las  yemas,   han  de  temerlas   igual   que   las  langostas. 

Ya  hemos  estudiado  las  altisas  al  hablar  de  los  coleóp- 
teros nocivos  a  las  hortalizas.  La  altisa  de  la  vid  es  en 
apariencia  completamente  semejante  a  la  de  las  huertas  (Hal- 
tica olerácea);  aunque  se  ha  hecho  una  especie  distinta  con 
el  nombre  de  Haltica  ampelophaga;  como  la  primera,  es 
ovalada,  convexa  y  de  un  hermoso  azul  verdoso;  tiene  de 
4  a  5  milímetros  de  longitud  (fig.  192);  sus  costumbres  son 
idénticas,  remitiéndonos  a  lo  dicho  anteriormente  (pág.  199). 

Además  de  los  medios  de  destrucción,  que  ya  hemos 
indicado,  hay  otros  especialmente  recomendados  para  los 
viñedos.  Antes  de  empezar  la  vegetación,  durante  el  in- 


Fig.  101.— Hoja  de  la  vid  atacada  por  las  altisas. 


296 


INSECTOS   NOCIVOS  A  LA  VINA 


vierno,  es 
sio^iiientes: 


Fig.  192— Altisas 
de  la  vid. 


preciso  aplicar  rigurosamente  los  tratamientos 
en  octubre  se  tendrá  cuidado  de  blanquear  las 
paredes,  de  quemar  los  vallados  y  toda  clase 
de  broza,  bajo  las  cuales  preferentemente  van 
a  invernar  las  altisas;  se  disponen  falsos  refu- 
gios formados  por  haces,  trozos  de  botellas  o 
sarmientos  en  donde  los  insectos  se  refugiarán 
para  la  invernada;  hacia  fines  de  enero  se 
quemarán  estos  restos  y  así  se  matarán  gran 
número  de  altisas;  los  cascos  de  botellas  pue- 
den sumergirse  en  agua  hirviendo  y  servir  así 
indefinidamente.  Ocultándose  también  buen  nú- 
mero de  altisas  entre  las  arrugas  de  la  corteza 
vieja  de  la  vid,  es  útil  embadurnar  las  cepas  con  una  diso- 
lución de  50  kilogramos  de  sulfato  de  hierro  en  100  kilogra- 
mos de  agua,  a  la  cual  se  añade  con  cuidado  y  poco  a  poco 
1  litro  de  ácido  sulfúrico. — Durante  el  período  de  las  de- 
vastaciones, se  recogen  ios  insectos  por  la  mañana  muy 
temprano  por  medio  del  embudo  para  altisas:  es  un  gran 
embudo  de  hojalata  muy  escavado 
con  una  escotadura  en  un  lado  para 
encajarse  con  la  cepa;  en  el  cuello 
del  embudo  se  ata  un  pequeño  saco 
de  tela  (fig.  Iíi3);  sacudiendo  la" vid 
se  hacen  caer  las  altisas  que  resba- 
lan por  el  embudo  y  se  recogen  en 
el  saco;  un  hombre  puede  sacudir 
por  hora  de  150  a  200  cepas;  este 
procedimiento  es  práctico  en  los  pe- 
queños viñedos. — Un  procedimien- 
to análogo  es  el  de  la  pala  con 

alquitrán,  que  preconiza  el  señor  León  Joué;  esta  pala  es 
ovalada,  ligeramente  cóncova,  con  una  escotadura  en  la 
cual  encaja  el  pie  de  la  vid;  la  cara  superior  de  la  pala  está 
embadurnada  con  alquitrán,  y  basta  sacudir  los  sarmientos 
para  que,  cayendo  los  insectos,  queden  pegados  en  el  alqui- 
trán; merced  al  palo  incurvado  que  le  sirve  de  mango,  esta 
pala  permite  efectuar  la  caza  de  pie  y  sin  fatiga.  Cuando  la 


Fig.  193.  —  Embudo 
altisas. 


para 


ALTISA   DE   LA   VIÑA  297 

capa  de  insectos  pegados  al  alquitrán  es  bastante  gruesa,  se 
rasca  y  se  pone  en  la  pala  una  nueva  capa  de  substancia 
pegadiza.  — Para  hacer  más  fácil  la  recolección  se  pueden 
esparcir  polvos  insecticidas  sobre  las  cepas,  excepto  en  algu- 
nas hiladas:  las  altisas  huyen  de  estos  polvos  y  acuden  todas 
inmediatamente  a  las  cepas  no  tratadas,  en  donde  es  fácil 
recogerlas. 

Contra  los  adultos  y  las  larvas,  se  emplean  muy  eficaz- 
mente insecticidas  en  pulverizaciones  (polvos  o  líquidos).  Han 
de  proyectarse  por  la  mañana  y  con  tiempo  tranquilo  (sobre 
la  cara  inferior  de  las  hojas,  si  se  trata  de  las  larvas),  ya 
por  medio  de  un  fuelle,  ya  por  medio  de  un  pulverizador  de 
presión  independiente.  Dos  o  tres  pulverizaciones  con  cuatro 
días  de  intervalo.  En  Argelia,  y  después  en  Francia,  se  han 
empleado  las  pulverizaciones  arsenicales  con  el  mayor  éxito: 
bastan  100  gramos  de  arsenito  de  cobre  en  100  litros  de 
agua  para  destruir  radicalmente  todas  las  altisas;  esta  dosis 
pequeuisima  no  es  nada  tóxica  para  la  vid, y  las  cantidades 
de  arsénico  que  pueden  pasar  a  la  vendimia  son  tan  débiles 
que  no  exponen  a  ningún  peligro  de  envenenamiento.  Por 
otra  parte,  hay  grandes  ventajas  en  aplicar  los  caldos  arse- 
nicales antes  de  la  floración  de  la  vid,  a  fin  de  destruir  los 
adultos  desde  su  aparición;  este  tratamiento  precoz  quita  todo 
valor  a  la  objeción  fundada  en  la  presencia  del  arsénico  sobre 
las  uvas. 

Se  economiza  el  arsenito  de  cobre  preparándolo  de  la 
siguiente  manera: 

1.^  Se  disuelven  2  kilogramos  de  sulfato  de  cobre  en 
50  litros  de  agua;  2.^,  se  vierte  en  esta  disolución  1  litro  de 
solución  arsenical  que  conténgannos  150  gramos  de  arsenito 
de  sosa,  y  3.°;  una  vez  hecha  la  mezcla,  se  añade  una  le- 
chada de  cal  compuesta  de  50  litros  de  agua  y  1  kilogramo 
de  cal.  Si  se  añadiese  el  arsénico  después  de  la  cal,  la  solución 
seria  mucho  menos  tóxica  y  no  daría  buenos  resultados.  Es 
preciso  emplear  caldos  recientemente  preparados. 

El  arsenito  de  plomo  es  también  excelente.  Se  le  prepara 
en  la  viña  a  razón  de  200  gramos  de  arsenito  de  sosa  anhidro 
y  600  gramos  de  acetato  neutro  de  plomo  cristalizado  por 

GvÉüAux.—Eiitoinologia.  20 


298  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

100  litros  de  agua;  se  disuelve,  por  una  parte,  el  arseuiato  de 
sosa  en  35  litros  de  agua;  por  otra  parte,  el  acetato  de  plomo 
en  65  litros  de  agua,  y  se  vierte  lentamente  esta  última  solu- 
ción en  la  primera,  agitando  la  mezcla: 
El  caldo  bórdeles: 

Agua 100  litros 

Sulfato  de  cobre 1'200  a  2  kilogramos 

Cal  viva 0'800  a  1  kilogramo 

se  asocia  muy  bien  a  los  caldos  arsenicales,  lo  cual  permite 
a  la  vez  un  tratamiento  anticriptogámico  e  insecticida;  basta 
mezclar  el  caldo  boj-delés  y  el  caldo  arsenical  en  partes  igua- 
les en  el  momento  de  su  empleo.  Se  le  puede  adicionar  al 
mismo  tiempo  el  ácido  arsenioso  y  la  nicotina;  en  este  caso, 
se  disuelven  50  gramos  de  ácido  arsenioso  (arsénico  blanco 
del  comercio)  en  10  litros  de  agua  hirviendo;  se  le  añaden 
después  1  ó  2  kilogramos  de  cal  apagada  en  polvo;  aparte  se 
añade  1  litro  de  zumo  de  tabaco  rico  en  nicotina  a  la  solución 
de  sulfato  de  cobre  (100  litros),  y  se  mezclan  los  dos  líquidos. 
Los  poderes  insecticidas  del  arsénico  y  de  la  nicotina  se  alian, 
sin  perjudicar  el  poder  anticriptogámico  de  las  sales  de  cobre. 
La  emulsión  Riley  (véase  Insecticidas)  es  también  muy 
recomendable: 

Agua 100  litros 

Jabón 500  gramos 

Petróleo 1  litro 

Finalmente,  un  hongo,  el  Sporotrichnm  globulifenim, 
puede  convertirse  en  parásito  de  las  altisas  y  destruirlas  en 
gran  número.  Se  ha  logrado  en  varios  puntos  crear  con  los 
esporos  de  este  hongo  focos  de  invasión  contra  las  altisas; 
pero,  en  conjunto,  se  han  tenido  más  fracasos  que  éxitos. 

Eumolpo  grabador  o  pulgón  escribiente  {Ado.xus  vitis) 
(figura  11)4).  — Es  un  crisomélido  de  5  milímetros  de  longi- 
tud; sus  élitros  son  de  color  rojo  castaño;  el  coselete,  la 
cabeza  y  las  patas  son  negras.  No  tiene  más  que  una  gene- 
ración al  año.  —Pero  igual  que  las  altisas,  es  nocivo  a  la  vez 
en  estado  perfecto  y  en  estado  larvario.  El  insecto  perfecto 
aparece  a  mediados  de  mayo  y  sobre  todo  en  junio  y  julio; 


EUMOLPO   DE   LA   VINA 


299 


roe  el  parénquima  de  las  hojas  de  la  vid,  dejando  numerosos 
surcos  rectos  o  angulosos  parecidos  a 
jeroglíficos  y  que  le  ha  dado  el  nom- 
bre de  pulgón  escribiente  (fig.  195); 
ataca  también  los  brotes  tiernos,  los 
granos  todavía  verdes  y  hasta  las  ra- 
mas. En  agosto,  cada  hembra  deposita 
unos  300  huevos  debajo  de  la  corteza, 
hacia  el  cuello  de  la  cepa;  unos  diez 
días  después,  salen  pequeñísimas  larvas 
(fig.  196),  que  penetran  inmediatamen- 
te en  la  tierra  para  roer  las  raíces  de 
la  vid,  pero  sus  perjuicios  son  meno- 
res que  los  del  adulto.   En  la  primavera,  se  transfornian 


Fig.  194.  —  Pulgou  escri- 
biente (aumentado  tres 
veces). 


Fig.  195.— Destrozos  producidos  ou  las  liojas 
y  en  las  uvas  por  el  pulgón. 


Fig.  196.  —  Larva  del  pulgón 
(aumentada  tres  ve'ces). 


en  ninfas  y,  quince  días  después,  en   insectos  perfectos, 


300 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VINA 


Fig.  197 


Eml)udo  de  hojalata 
los  pulgones. 


para  recoger 


Se  recogen  los  insectos  perfectos  (1)  desde  su  aparición, 
con  auxilio  del  embudo  para  altisas  (fig.  197),  antes  de  salir 
.         _  el  sol.  Contra  las  lar- 


vas se  emplean  las  in- 
yecciones de  sulfuro 
de  carbono,  a  razón  de 
200  kilogramos  por 
hectárea;  los  orujos  de 
mostaza  o  de  sésamo 
pulverizadas  y  ente- 
rradas en  la  época  del 
laboreo ,  a  razón  de 
300  kilogramos  por 
hectárea,  expulsan  los 
eumolpos. 

El  urbec  o  ciga- 
rrero (Bijctiscus  betuleti)  (ñg.  198),  del  cual  ya  hemos  ha- 
blado a  propósito  de  los  árboles  frutales  (pág.  223),  ataca 
también  las  ho-  ^ 

jas  de  la  vid  ^  -V^/  ,^ 
(figura  199).  Es 
preciso  recoger 
los  insectos  a 
primera  hora  de 
la  mañana  y  que- 
mar los  cigarros  ^  ^x^^  i98 
durante  el  mes 
de  junio,  antes  de  salir  las  larvas.  El  caldo  cupro-arsenical 
(véase  pág.  297),  pulverizado  desde  la  aparición  de  los  insec- 
tos o  la  constatación  de  los  primeros  cigarros,  produce  efectos 
excelentes. 

Otiorincos.  — Atacan  lo  mismo  a  la  vid  que  a  los  demás 
árboles  frutales;  existen  de  ellos  numerosas  especies,  de  las 
cuales  la  más  común  es  el  Otiorhynclms  Ugnstici  {fig.  111), 
ya  descrito  (véase  pág.  171);  citaremos  también  los  O.  sul- 


Urbec  o  cigarrero. 


(1)    Todos  los  adultos  sou  del  sexo  femenino;  pues  el  macho  es  completa- 
mente desconocido. 


OTIORINCOS 


301 


catns,  singiilaris  y  rancus.  Aparecen  eu  las  viñas  durante 
el  mes  de  mayo  y  únicamente  se  muestran  durante  la  noche; 
suben  entonces  por  las  cepas  y  roen  sobre  todo  los  brotes 
tiernos,  de  aquí  su  nombre  de  corta-yemas.  La  puesta  tiene 
lugar  principalmen- 
te en  junio  y  julio; 
las  larvas  viven  en 
el  suelo  y  atacan  las 
raices,  causando  de 
esta  manera  serios 
estragos. 

Se  recogen  los 
insectos  adultos,  po- 
niendo refugios- 
trampas  a  su  dispo- 
sición. Se  les  puede 
destruir  como  hemos 
indicado  para  las  al- 
tisas,  con  las  pulve- 
rizacioues  con  el 
caldo  bórdeles  ordi- 
nario, al  cual  se  han 
añadido  200  gramos 
de  áloes  por  100  li- 
tros; se  disuelve  los 

áloes  en    5  litros  de    ^'--  1í^'-'-- Hojas  de  la  vid  arrolladas  por  el  urbec. 

agua    caliente ,    se 

deja  enfriar  y  se  vierte  agitándolo  eu  el  caldo,  el  cual  pasa 
del  azul  al  verde;  asi  se  actúa  al  mismo  tiempo  contra  el 
mildiu.  Pero  el  procedimiento  que  da  mejor  resultados  es  la 
recogida  en  grande  de  los  adultos.  En  Saint- Fierre- d'Oléron, 
un  sindicato  análogo  a  los  sindicatos  contra  la  langosta  fué 
organizado  en  mayo  de  1914  para  proteger  las  viñas  contra 
el  Otiorlujnchns  sulcatus;  los  individuos  encargados  de  la 
recogida  iban  en  parejas  y  procedían  a  ella  durante  las 
primeras  horas  de  la  noche:  el  uno  recogía  los  insectos  sacu- 
diendo el  follaje  encima  de  una  bandeja,  el  otro  llevaba  un 
recipiente  y  una  linterna;  la  prima  ofrecida  fué  de  12  fran- 


302  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

eos  por  kilogramo  eu  1914;  fué  elevada  eu  1915,  a  15  francos 
e  incluso  a  18  y  20  francos  al  término  de  la  campaña  (1  ki- 
logramo representa  unos  14,260  insectos);  de  esta  manera 
se  restringió  rápidamente  la  invasión.  —  Contra  las  larvas, 
es  preciso  servirse  del  sulfuro  de  carbono  en  inyecciones,  ya 
al  principio  del  invierno,  ya  al  principio  de  la  primavera. 

Perifehis  grisens  o  griseta.  —  También  es  un  corta- 
yemas;  es  gris  y  tiene  de  4  a  7  milímetros  de  longitud;  muy 
frecuente  en  los  terrenos  frescos,  roe  las  yemas  durante  la 
noche  y  causa  grande  perjuicios. 

El  Peritelns  subdepressus  y  el  Peritelus  senex  ejecutan 
los  mismos  destrozos,  lo  mismo  que  el  Geoneimis  flabellipes 
y  el  Cneorliimis  geminatus.  La  intercalación  de  cultivos 
permite  alejarlos;  las  inyecciones  de  sulfuro  de  carbono  en 
el  suelo,  en  otoño,  destruye  las  larvas;  hay  que  recoger 
los  adultos. 

Gran  roedor  de  la  y\(Í  (Sinoxglon  sexdentaUím) .  —  Es 
un  coleóptero  próximo  a  los  anobiums;  tiene  4  milímetros  de 
longitud  por  2  de  ancho;  tiene  la  cabeza  y  el  coselete  negros, 
los  élitros  de  un  pardo  rojizo  con  el  extremo  posterior  exca- 
vado llevando  seis  dientes.  Aparece  en  primavera,  penetra  en 
los  sarmientos  muertos  o  débiles,  debajo  de  la  corteza  labra 
una  galería  circular  en  donde  tiene  lugar  el  aparejamiento; 
la  hembra  penetra  todavía  más  en  el  sarmiento,  labrando 
una  galería  de  algunos  centímetros  de  longitud,  en  donde 
deposita  sus  huevos.  Las  larvas  que  salen  hacen  galerías 
longitudinales,  de  modo  que  en  tres  o  cuatro  meses  el  sar- 
miento puede  reducirse  a  polvo.  Las  larvas  se  transforman 
en  ninfas  en  sus  galerías,  y  una  segunda  generación  de 
insectos  perfectos  se  maestra  a  últimos  de  agosto. 

Otros  apates  semejantes  al  anterior:  el  Apate  sinuata  y 
el  Apate  muricata,  causan  idénticos  perjuicios;  pero  tan  sólo 
los  viñedos  del  Mediodía  los  padecen. 

Avispa  de  Xatart  (Vespenis  Xatarti)  (figs.  200  y  201). 
—  Es  un  coleóptero  longicorne,  de  2  centímetros  de  longitud 
por  término  medio,  de  antenas  tan  largas  como  el  cuerpo, 
de  color  agrisado;  la  cabeza  es  rectangular;  el  tórax  es 
ensanchado  por  detrás  y  adelgazado  por  delante,  formando 


AVISPA   DE   XATART 


i03 


una  especie  de  cuello;  eu  el  macho,  los  élitros  recubren  com- 
pletamente el  abdomen  y  protegen  las  alas  inferiores  orga- 
nizadas para  el  vuelo;  en  la  hembra,  los  élitros  son  cortos, 
separados  uno  de 
otro,  y  no  hay  se- 
gundo par  de  alas. 
Estos  insectos  apa- 
recen únicamente  a 
últimos  de  diciem- 
bre en  los  departa- 
mentos del  sur  de 
Francia;  los  adul- 
tos no  causan  per- 
juicios :  no  viven 
más  que  algunos 
días,  consagrados  a 
la  reproducción; 

únicamente  los  machos  pueden  volar;  las  hembras  trepan  por 
los  árboles;  después  de  la  fecundación,  en  enero,  depositan 

debajo  de  las  cortezas  desde 
200  iiasta  500  huevos  (figu- 
ra 202);  que  se  abren  hacia 


Fi^.  200.— Avispa  de 
Xatart  maClio,  ta- 
maño natural. 


Fig 


201.  —Avispa  de 
Xatart  hembra,  ta- 
maño natural. 


Fisr.  202.— Huevos  de  la  avispa  de  Xatart 
sobre  una  corteza  de  la  vid. 


Fig.  203.— Larva  de  avispa  de 
Xatart,  tamaño  natural. 


la  segunda  quincena  de  abril.  Las  jóvenes  larvas  se  hunden 
en  el  suelo  y  permanecen  dos  años  a  profundidades  diferentes; 
tienen  mandíbulas  muy  poderosas  y  se  alimentan  de  raíces; 
al  final  del  segundo  año  alcanzan  una  talla  de  2' 5  centíme- 
tros (fig,  208),  y  se  transforman  en  ninfas  en  unas  celdas 
redondeadas;  en  septiembre,  las  ninfas  se  metamorfosean  en 
insectos  perfectos,  que  no  salen  de  su  cascara  hasta  últimos 


304  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

de  diciembre.  La  vida  subterránea  de  la  avispa  dura,  pues, 
tres  años,  de  los  cuales  tan  sólo  los  dos  primeros  son  acti- 
vos. En  los  Pirineos  Orientales,  estas  larvas  son  conocidas 
con  los  nombres  Boutons  y  Mange-Mallols;  atacan  prefe- 
rentemente las  plantaciones  jóvenes  y  han  destruido  gran 
parte  de  los  viñedos  de  Banyuls,  de  Collioure  y  de  Port- 
Vendres. 

Para  aniquilar  las  avispas,  ante  todo  hay  que  cazar  los 
insectos  adultos:  se  pueden  atraer  los  machos,  desde  diciem- 
bre hasta  últimos  de  enero,  por  medio  de  hogueras  o  de 
antorchas  colocadas  en  las  viñas;  deberán  buscarse  las  hem- 
bras sobre  los  árboles  y  se  privará  que  trepen,  rodeando  los 
troncos  con  anillos  alquitranados  y  pegadizos.  —  Durante  el 
mes  de  febrero,  se  han  de  buscar  los  huevos  que  las  hembras 
han  depositado  en  las  hendiduras  de  la  corteza  de  las  cepas; 
se  practica  el  descortezamiento  con  el  guante  de  malla,  y  se 
queman  las  cortezas  desprendidas.  Después  hay  que  atacar 
las  larvas,  que  siendo  muy  visibles,  se  han  de  recoger  a 
mano  tantas  como  se  puedan  en  las  épocas  en  que  están  más 
próximas  a  la  superficie  del  suelo,  es  decir,  desde  el  15  de 
marzo  a  últimos  de  abril  y  desde  el  15  de  septiembre  a  últi- 
mos de  octubre,  o  sea  durante  las  labores  de  primavera  y 
otoño.  Se  pueden  también  atraer  estas  larvas,  sembrando  en 
invierno  alrededor  de  las  viñas  o  entre  las  hiladas  de  cepas, 
habas,  guisantes  u  otras  leguminosas,  que  ellas  apetecen 
mucho,  y  que  se  arrancan  cuando  se  las  ve  languidecer  para 
destruir  las  larvas  amontonadas  en  estas  plantas. — Entre 
los  insecticidas,  el  sulfuro  de  carbano  es  el  único  que  da 
buenos  resultados;  el  señor  Olivier  aconseja  hacer  dos  aguje- 
ros en  el  suelo  de  25  ó  30  centímetros  de  profundidad  y  a 
25  centímetros  a  ambos  lados  de  cada  cepa  e  inyectar  7  gra- 
mos de  sulfuro  de  carbono;  esta  operación  ha  de  hacerse  en 
invierno  y  únicamente  cada  tres  años  a  cada  nuevo  período 
de  existencia  de  las  larvas. 

Una  especie  muy  próxima,  la  Vespems  strepens ,  se 
encuentra  en  los  Alpes-Marítimos  y  en  el  Var;  presenta  los 
mismos  caracteres  generales  que  la  Vespems  Jafaffi,  pero 
la  talla  es  mayor,  llega  a  2' 5  centímetros  en  el  macho  y  a 


OPATRA  DE  LAS  ARENAS 


305 


3  centímetros  en  la  hembra.  La  larva  también  es  muy  voraz 
y  consume  toda  suerte  de  raíces,  tanto  de  los  árboles  frutales 
(particularmente  del  pino),  como  de  la  vid,  del  olivo,  del 
rosal  y  de  las  leguminosas.  Han  de  emplearse  iguales  medios 
de  destrucción. 

Malacosoma  de  Portugal  ( Malarosoiua  lusitanica). — 
Este  coleóptero,  de  la  familia  de  los  crisomélidos,  tiene  cerca 
de  1  centímetro  de  longitud  y  4  milímetros  de  ancho;  es  de 
color  amarillo  rojizo.  Aparece  frecuentemente  en  gran  nú- 
mero en  mayo  y  junio  y  roe  las  yemas  de  la  vid.  Comete 
destrozos  sobre  todo  en  Provenza,  en  el  Languedoc,  en  Ar- 
gelia, y  de  unos  años  a  esta  parte  en  la  Gironda. 

Clitra  taxicorne  (Clijtra  t(txicornis).  —  Este  crisomélido 
tiene  1  centímetro  de  longitud  por  3  de  anchura;  es  de  un 
verde  azulado  con  los  élitros  amarillos.  Aparece  a  veces  en 
grandísimo  número  durante  los  grandes  calores  del  verano 
y  roe  las  yemas  de  la  vid. 

Opatra  de  las  arenas  (Opatrum  sahulosum).-  Ya?X^^q- 
leóptero,  de  la  familia  de  los 
tenebriónidos,  tiene  cerca  de 
1  centímetro  de  longitud;  es 
de  color  gris  y  tiene  los  éli- 
tros soldados.  Aparece  a  prin- 
cipios de  mayo,  después  de 
haber  pasado  el  invierno  bajo 
tierra,  y  ataca  los  injertos 
de  las  cepas  francoamerica- 
nas,  cuyas  yemas  devora, 
pero  únicamente  cuando  to- 
davía están  aporcadas  (figu- 
ra 204).  Basta  con  reforzar 
los  injertos  por  medio  de  un 
palo  para  no  tener  necesidad 
de  enterrarlos. 

Pentodón  punteado  (Pcn- 
fodojí  pinictafus).  —  Este    lamelicorne   ataca  también  los 
injertos.  Tiene  cerca  de  2  centímetros  de  longitud  y  1  centí- 
metro de  ancho;  su  cuerpo  es  robusto  y  redondeado;  es  com- 


Fi.íí.  204.  — Pie  (le  vid  cou  el  iDJerto 
todavía  aporcado,  expuesto  al  ata- 
que dol  o]tatra  de  las  arenas. 


)06 


INSECTOS   NOCIVOS  A  LA  VINA 


pletamente  negro  y  muy  parecido  a  im  escarabajo  pelotero 
(figura  205);  sus  élitros  presentan  estrías  no  paralelas.  Apa- 
rece al  principio  de  la  primavera,  pero  no  causa  ningún  per- 
juicio: únicamente  su  larva  (fig.  206)  es  peligrosa:  pasa  dos 
años  en  el  suelo  y  roe  la  ci- 
catriz del  injerto,  entre  el 
pie  de  cepa  francesa  y  el  tallo 


Fig.  205.  —  Pentodóu  punteado. 


Fig.  206. 


Larva  del  pentodón 
punteado. 


americano;  de  este  modo  ha  causado  grandes  daños  en  el 
sur  de  Francia. — Se  pueden  destruir  fácilmente  gran  número 
de  insectos  adultos,  hacia  el  crepúsculo  en  que  andan  por  las 
vinas.  El  sulfuro  de  carbono  en  inyecciones  en  el  suelo  es 
muy  eficaz  contra  las  larvas. 

Cetonia  velluda  (Cetonia  ////'/^//^y. —  Esta  cetonia  tiene 
1  centímetro  de  longitud  por  6  milímetros  de  ancho;  es  negra 
con  siete  u  ocho  manchas  blancas  en  cada  élitro  y  numerosos 
pelos  rojizos  por  todo  el  cuerpo.  Aparece  en  la  primavera  y 
ataca  a  veces  las  ñores  de  la  vid.  Su  larva  no  es  nociva,  y  se 
parece,  aunque  en  menor  tamaño,  a  la  del  saltón,  y  es  muy 
notable  por  la  particularidad  de  andar  arrastrándose  de  es- 
paldas. 

Abejorro  verde  de  la  vid  (Anómala  ritis).  —  'E,8t3i  especie 
de  abejorro  es  muy  abundante  en  las  tierras  arenosas  del 
Mediodía;  tiene  1'5  centímetros  de  longitud;  su  cuerpo  es 
ovalado  y  de  un  verde  metálico  brillante.  Aparece  a  últimos 
de  junio:  se  les  ve  por  la  tarde  revoletear  en  bandadas  de 


ABEJORRO    BATANERO 


307 


algunos  centenares  y  caer  sobre  las  cepas  para  devorar  in- 
mediatamente las  hojas  y  los  sarmientos  tiernos.  En  julio, 
tiene  lugar  el  aparejamiento;  los  machos  desaparecen  en 
seguida,  en  tanto  que  las  hembras  se  hunden  en  la  arena 
para  efectuar  la  puesta.  Las  larvas  salen  en  agosto,  y  viven 
en  el  suelo  durante  un  año  y  medio^  alimentándose  sobre 
todo  con  las  raíces  de  las  plantas  tiernas.  —  Es  preciso  reco- 
ger los  insectos  perfectos,  porque  el  sulfuro  de  carbono 
pierde  toda  eficacia  en  un  suelo  arenoso:  se  opera  durante  el 
día,  mientras  los  insectos  están  fijos  sobre  las  hojas. 

Abejorro  bronceado  {Anómala  cenea).  — Es  muy  pare- 
cido al  anterior,  pero  es  de  talla  algo  menor,  y  su  tinte  varía 
desde  el  verde  al  negro.  Sus  perjuicios  son  análogos  a  los 
del  saltón  verde. 

Abejorro  batanero  {Melolontha  fallo)  (fig.  207).— Este 
abejorro  está  caracte- 
rizado por  su  gran  ta- 
lla; tiene  3'5  centíme- 
tros de  longitud  y  cer- 
ca de  2  centímetros  de 
ancho;  es  de  un  color 
uegruzo  o  rojizo  con 
numerosas  manchas 
blancas.  Aparece  en 
julio,  vuela  a  la  caída 
de  la  tarde  y  roe  las 
hojas  de  los  árboles. 
Su  larva  es  muy  noci- 
va: ataca  las  raices  de 
las    viñas    jóvenes   y 

efectúa  sus  destrozos  sobre  todo  en  los  terrenos  arenosos;  es 
parecido  al  gusano  blanco,  pero  su  tamaño  pasa  de  G  centí- 
metros de  longitud. 

Rizotrogos(Bhi^otroffns).—Los  rizotrogos  son  pequeños 
abejorros,  que  se  distingen  del  abejorro  ordinario  por  su 
color  completamente  leonado,  y  cuyos  destrozos  sobre  los 
cultivos  de  cereales  ya  hemos  indicado;  son  nocivos  en  estado 
larvario.  El  Rhi^ofrogas  marginipes  tiene  1'5  centímetros 


Fig.  207. —Abejorro  batanero. 


308  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

de  longitud,  es  rubio  y  está  recubierto  de  pelos  bastante 
largos:  en  distintas  épocas  ha  causado  devastaciones  en  las 
plantaciones  del  Mediodía;  se  pueden  destruir  las  larvas  por 
medio  del  sulfuro  de  carbono. 

LEPIDÓPTEROS 

Pirala  de  la  vid  (CEnophtira  pilleriana).  — Esta  mariposa 
es  una  hiladora;  tiene  de  1  a  1'5  centímetros  de  longitud, 
cerca  de  2  centímetros  de  ala  a  ala  y  es  de  un  amarillo  más 

o  menos  dorado;  las  alas 
\j^  M^      superiores  ofrecen  una 

~~  "        grandísima  variación  de 

colores  en  los  diferentes 
individuos,  sobre  todo  en 
Piraia  de  la  vid.  j^g  hembras:  por  lo  gene- 

ral son  de  un  amarillo 
pálido  y  atravesadas  por  tres  líneas  pardas,  que  pueden  re- 
ducirse a  dos  o  una,  y  hasta  desaparecer;  las  alas  inferiores 
son  agrisadas  (fig.  208). 

Las  mariposas  aparecen  a  últimos  de  junio  y  durante 
julio;  revolotean  en  gran  número  en  el  crepúsculo.  Las  hem- 
bras hacen  la  puesta  casi  inmediatamente;  depositan  en  la 
cara  superior  de  las  hojas  sus  huevos  en  número  de  50  a  60, 
reunidos  por  medio  de  un  líquido  viscoso,  formando  pequeñas 
placas  de  un  amarillo  verdoso;  mueren  poco  después.  Los 
huevos  se  abren  a  principios  de  agosto  y  dan  nacimiento  a 
pequeñas  orugas  de  un  blanco  amarillento  y  de  2  milímetros 
de  longitud;  no  cometen  destrozos,  contentándose  con  reco- 
ger las  hojas  y  de  descolgarse  por  un  largo  filamento  de 
seda  que  segregan  dejándose  balancear  por  el  viento.  De  este 
modo  pasan  de  una  cepa  a  otra  o  bien  caen  al  suelo;  en  am- 
bos casos,  van  ocultarse  en  las  cortezas  o  en  las  hendiduras 
de  los  rodrigones  para  pasar  el  invierno  labrándose  cada  una 
una  pequeña  telaraña  blanca  o  agrisada,  de  medio  centímetro 
de  largo,  que  las  recubre  enteramente. 

Al  principio  de  la  primavera  siguiente,  en  marzo,  las 
orugas  salen  de  su  letargo  y  abandonan  sus  capullos;  pero 


PIRALA  DE  LA  VID 


309 


quedan  debajo  de  las  cortezas,  y  hasta  abril  o  mayo  no  suben 
hacia  las  tiernas  yemas  (fig.  209);  enlazan  y  aglomeran  las 
pequeñas  hojas  nacientes  con  filamentos  sedosos  e  impiden 


Fig.  209.—  Hoja  de  vid  y  racimo  atacados  en  la  primavera 
por  las  orugas  de  la  pirala. 

de  esta  suerte  que  la  yema  se  abra.  Después  rodean 
las  hojas  grandes  y  los  racimos  pequeños  con  una 
cubierta  sedosa,  en  cuyo  interior  se  refugian:  devo- 
ran las  hojas  contenidas  en  esta  celda  y  descienden 
luego  algo  más  abajo,  hacia  el  centro  de  las  cepas, 
para  tejer  nuevas  cubiertas  más  extensas,  en  donde  siguen 
comiendo  hasta  que,  a  mediados  de  junio,  han  alcanzado  su 
talla  definitiva:  miden  entonces  3  centímetros  de  longitud, 
son   verdes   con   pequeñísimos  tubérculos   blanquecinos,   y 


310  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

tienen  la  cabeza  negra,  lo  mismo  que  el  primer  anillo  del 
cuerpo  (ftg.  210).  Este  es  el  momento  en  transformarse  en 
crisálida,  lo  cual  se  efectúa  en  la  última  celda,  habitada  por 
la  oruga;  la  crisálida  es  parda,  lisa  y  presenta  en  su  extre- 
midad posterior  ocho  ganchitos  con  los 
cuales  está  suspendida  dentro  de  la  celda. 
Las  orugas  de  la  pirala  son  extraor- 
dinariamente nocivas  y  en  diferentes  oca- 
Fig.  210.- Oruga  de  pi-  sioucs  hau  causado  enormes  perjuicios, 
rala  en  estado  adulto,  gon  muy  abundantes  en  el  Mediodía,  lo 
mismo  que  en  Borgoña  y  en  Champaña. 
Para  destruirlas,  los  viticultores  disponen  de  varios  medios 
eficaces;  citaremos  por  de  pronto  la  recolección  de  las  pues- 
tas sobre  las  hojas,  aconse-  a  i, 
jada  por  Audouiu,  que  tiene 
el  inconveniente  de  ser  cara. 
La  escaldadura,  practicada        ^.^  ,^^{ _  ^^.^^.^^  ^^^  p.^,^^^^^ 

al  final   del  invierno,  en  fe-      a,  vista  de  perfiil;  *,  vista  por  debajo. 

brero  y  marzo,  después  de 

la  poda  es  el  remedio  más  práctico;  fué  encontrado  en  1845 
por  Benoit  Raclet,  viñador  de  Romanéche  (Saone-et-Loire), 
y  consiste  en  verter  agua  hirviendo  sobre  las  cepas  y  los 
rodrigones  a  fin  de  destruir  las  orugas  ocultas  en  la  corteza 
y  en  las  hendiduras 

Un  buen  escaldado  debe  cumplir  las  condiciones  siguien- 
tes: verter  el  agua  sobre  las  cepas  a  una  temperatura  ele- 
vada, muy  próxima  de  los  100^;  emplear  una  cantidad  de 
agua  suficiente  para  mojar  y  penetrar  completamente  la  cor- 
teza (1  ó  2  litros  según  el  grosor  del  tronco);  rociar  la  cepa 
de  abajo  arriba,  operando  con  lentitud  suficiente  y  evitando 
alcanzar  las  yemas.  La  mayor  dificultad  de  la  operación 
consiste  en  impedir  el  enfriamiento  del  agua  que  se  efectúa 
bastante  rápidamente;  por  eso  es  preciso  evitar  el  empleo 
de  este  procedimiento  durante  los  fríos  rigurosos,  los  días  de 
viento  o  después  de  la  lluvia. 

El  material  necesario  para  el  escaldado  ha  sido  muy  per- 
feccionado. El  uso  sostenido  de  este  método  ha  dotado  a  la 
viticultura  de  excelentes  calderas  muy  prácticas  y  fácilmente 


PIRALA  DE  LA  VID 


311 


transportables  (fig.  212);  a  estas  calderas,  las  mujeres  y  los 
niños  van  a  llenar  unas  cafeteras 
de  doble  pared  y  con  ellas  ro- 
cían las  cepas;  es  preciso  em- 
plear cafeteras  perfeccionadas 
provistas  de  un  fogón  de  carbón 
vegetal  o  mejor  unidas  con  la 
caldera  mediante  un  tubo  de 
goma  (fig.  21o);  en  las  grandes 
explotaciones  agrícolas,  es  pre- 
ferible practicar  el  escaldado  por 
medio  de  una  manga  de  riego 
procedente  de  la  caldera.  En 
cuanto  a  los  rodrigones  o  esta- 
cas de  apoyo,  se  les  coloca  en 
un  recipiente  cerrado  en  donde 
se  hace  llegar  vapor  de  agua 
hirviendo.  La  escaldadura  de 
1  hectárea  con  3,350  cepas  sale 
a  unos  50  francos,  sin  contar  la 
amortización  del  material. 

El  procedimiento  de  la  cam- 
pana o  sulfuración  j  aunque 
menos  práctico  que  el  preceden- 
te, es  con  frecuencia  usado  en 
los  viñedos  de  cepas  separadas; 
antes  de  abrirse  las  yemas,  se 
cubre  cada  cepa  con  una  cam- 
pana de  metal  de  unos  100  litros  ^'^'  "^'"* 

rlp   pqmpíriflfl    v  Hphnin   ca   nno         A,  dep(3sito  en  donde  el  aguase 
(le   Capaciaaa,  }   aeOajO   se   que-    calienta  antes  de   negar  al  nivel 

del  tubo  b;  B,  ilopósito  de  la  calde- 
ra; C,.  válvula  (le  seguridad;  D,  tul)o 
de  escape  del  aire  del  depósito  A; 
a,  tubo  que  sirve  para  la  introduc- 
ción del  agua  en  el  depósito  A;  &, 
tubo  rebosadero. 


•Caldera  para  la  pirala. 


man  20  o  25  gramos  de  azufre 
triturado,  puesto  en  una  cace- 
rola, tan  sólo  durante  diez  mi- 
nutos; el  ácido  sull'uroso  produ- 
cido mata  los  insectos;  con  vein- 
te campanas,  un  obrero  puede  tratar  15  hectáreas  en  veinte 
días,  y  el  gasto  por  hectárea  es  de  50  francos.  Se  achaca  a 
la  campana  la  debilitación  de  la  cepa  después  de  varios  años 


;12 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VINA 


consecutivos  de  tratamiento.  —  El  método  llamado  de  estii- 
famiento  puede  dar  buenos  resultados;  trata  las  cepas  por  el 


Fig-.  213. —Cafetera  cou  doldp  pared. 


aire  caliente  a  50° 


^ 


Fig.  214.  —  Coclujlis. 


bajo  campanas  especiales  (campanas 
gaseotérniicas) .  -  Hay- 
tendencia  a  servirse, 
para  destruir  las  oru- 
gas de  la  pirala,  de 
los  insecticidas  em- 
pleados contra  la  co- 
chilis,  ya  en  emba- 
durnamientos,  ya  en 
pulverizaciones. 
-Las  lámparas-tram- 
pas de  acetileno  per- 
miten en  julio  destruir  una  gran  cantidad  de  mariposas;  es 
preciso  colocarlas  a  40  cen- 
timetros  del  suelo  en  las  vi- 
ñas bajas  y  un  poco  por  en- 
cima de  los  pámpanos  en  las 
viñas  altas. 

Cochilis  o  polilla  del  ra- 
cimo (CoclujUs  roserana  o 
Tortrix  amhujuella) . — Esta 
pequeña  hiladora  es  de  una 
talla  mitad  de  la  anterior;  su 
longitud  es  de  8  milímetros 

y  su  anchura  con  las  alas  desplegadas  de  14  milímetros;  es 
amarilla,  las  alas  superiores  son  amarillas  y  atravesadas  por 
una  ancha  faja  de  un  pardo  obscuro;  las  alas  inferiores  son 


Fiu-.  215.  — Racimo  de  vid  en  flor,  ata- 
cado por  la  primera  generación  de 

cochilis. 


COCHILIS 


313 


grises  (fig.  214).  Tiene  dos  generaciones  anuales;  aparece 
por  primera  vez  a  últimos  de  abril  o  principios  de  mayo,  en 
el  momento  de  la  floración  de  los  racimos;  la  hembra  depo- 
sita en  los  racimos,  en  formación,  unos  pequeños  huevos  grises 
y  separados;  quince  días  después  salen  unas  pequeñísimas 
orugas  de  un  blanco  sucio,  que  vacian  sucesivamente  todas 
las  yemas  sin  abrir  (fig.  215)  y  los  granitos  ya  formados  y 
los  juntan  por  medio  de 
filamentos  sedosos,  for- 
mándose una  cubierta 
protectora.  Estas  orugas 
crecen  lentamente,  ad- 
quieren un  color  rosado 
y  alcanzan  1  centímetro 
de  longitud;  son  los  gu- 
sanos rojos,  tan  temidos 
de  los  viticultores.  A  úl- 
timos del  mes  de  junio, 
tejen  una  especie  de 
capullo  pardusco  y  se 
transforman  en  crisáli- 
das; unos  quince  días 
después,  hacia  últimos 
de  julio  o  principios  de 
agosto,  en  el  momento 
de  enverar,  aparecen  las 

mariposas  de  la  segunda  generación,  cuyas  hembras  no  tar- 
dan en  hacer  la  puesta  sobre  los  racimos  de  las  uvas,  ya 
gruesas  o  sobre  la  corteza.  Las  nuevas  orugas  atacan,  a  últi- 
mos de  agosto,  todos  los  granos  de  uva  formados;  se  intro- 
ducen en  ellos,  roen  la  pulpa  y  cada  oruga  destruye  unos 
diez  granos  (fig.  216).  En  el  momento  de  la  vendimia,  en 
septiembre,  se  dirigen  hacia  debajo  de  las  cortezas,  en  las 
hendiduras  de  las  estacas,  y  allí  elaboran  un  capullo  grueso 
para  convertirse  en  crisálidas  hacia  el  mes  de  diciembre. 

Eudemis  o  hiladora  del  racimo  (Eudemis  o  Polichrosis 
bofrcf na).  — Esta  pequeña  mariposa  comete,  desde  1891, 
devastaciones  muy  considerables  en  las  regiones  meridionales 


Fig.  216.  —  Racimo  atacado  por  la  segunda 
generación  de  cochilis. 


GutNAVX.—Fntomologia. 


21 


314 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 


y  en  los  viñedos  girondinos;  tiene  las  mismas  costumbres  y 
causa  los  mismos  perjuicios  que  la  cochilis,  pero  presenta  tres 
generaciones  al  año  y  ataca  sucesivamente  la  inflorescencia, 
el  agraz  y  la  uva  a  punto  de  madurar,  ocasionando  por  con- 
siguiente la  pérdida  de  una  notable  proporción  de  la  cosecha 
(hasta  los  tres  décimos).  La  mariposa  tiene  6  milímetros  de 
longitud  y  12  milímetros  de  ala  a  ala;  es  de  un  gris  rojizo 
con  dos  fajas  oblicuas  de  un  gris  pardusco  sobre  las  alas 
superiores.  La  oruga  alcanza  1  centímetro  de  longitud  y  es 

de  color  verdoso.  Los 
perjuicios  causados 
en  los  viñedos  giron- 
dinos por  este  temi- 
ble insecto  llegan  a 
algunos  millones 
anuales. 

Destrucción  de 
la  cochilis  y  de  la 
EUDEMis.  —Cuando 
comprobamos  la  apa- 
rición de  mariposas 
o  de  orugas  jóvenes,  el  medio  más  eñcaz  para  proteger  la 
vid  consiste  en  proyectar  inmediatamente  sobre  los  racimos 
una  substancia  capaz  de  detener  la  postura  y  de  estancar 
las  orugas.  Este  género  de  destrucción  comprende:  durante 
la  primavera,  dos  tratamientos,  con  quince  dias  de  intervalo, 
utilizando  insecticidas  arsenicales;  en  verano,  un  solo  trata- 
miento con  la  nicotina. 

Tratamientos  de  primavera.  —Las  sales  arsenicales  es- 
tán muy  bien  indicadas  contra  las  orugas  de  la  primera 
generación.  El  arseniato  de  plomo  es  la  sal  más  recomenda- 
ble; combinándosela  ventajosamente  con  el  caldo  bórdeles, 
tal  como  hemos  indicado  con  motivo  de  la  destrucción  de  las 
altisas  (pág.  297). 

Tratamiento  de  verano.  —  Cuando  los  granos  de  uva 
comienzan  a  estar  desarrollados  hay  que  desechar  los  arse- 
nicales a  causa  de  su  gran  toxicidad  y  preferir  el  empleo  de 
la  nicotina;  este  alcaloide  no  presenta  tanto  peligro  para  el 


Fig.  217.  —  Eudemis. 


DESTRUCCIÓN  DE  LA  COCHILIS  Y  DE  LA  EUDEMIS  315 

hombre,  y,  no  obstante,  es  un  poderoso  veneno  contra  las 
orugas.  Para  obtener  buenos  resultados,  hay  que  emplear: 
o  hienjuffos  titulados  que  contengan  uniformemente  40  gra- 
mos de  nicotina  por  litro,  o  bien  extractos  titulados  de 
nicotina  que  contienen  100  gramos  de  nicotina  por  litro.  La 
acción  de  la  nicotina  se  hace  más  intensa  cuando  se  emplea 
mezclada  con  una  papilla  cúprica.  Aconsejamos  la  fórmula 
siguiente: 

Papilla  bordelesa  ordinaria  .    .    .     100       litros 
Extracto  titulado  de  uicotina  .    .         1'33     — 
Jabón  ordinario 2       kilogramos 

La  papilla  bordelesa  se  compone,  por  cada  100  litros  de 
agua,  de  2  kilogramos  del  sulfato  de  cobre  y  1  kilogramo 
de  cal  viva.  Se  la  prepara  primeramente  como  si  se  tratase  de 
obrar  contra  el  mildiu.  Se  añade  luego  el  extracto  titulado 
de  nicotina  y  se  agita  la  mezcla:  se  añade,  por  fin,  el  jabón 
previamente  disuelto  en  caliente  en  un  poco  de  agua  de  llu- 
via, o  de  agua  ordinaria  adicionada  de  unos  20  gramos  de 
cristales  de  sosa,  y  se  mezcla  de  nuevo.  Este  caldo  o  papilla 
debe  emplearse  el  mismo  dia  que  ha  sido  preparado.  Si  no  es 
posible  procurarse  extracto  titulado  de  nicotina,  nos  servi- 
remos del  jugo  titulado  reforzado,  del  que  serán  necesarios 
3  litros  1/3. 

Para  hacer  un  solo  tratamiento  de  verano,  hay  que  con- 
tar por  hectárea  con  un  gasto  medio  de  8  hectolitros  de 
papilla,  es  decir,  de  10  a  11  litros  de  extracto  titulado 
de  nicotina,  o  bien  de  26  a  27  litros  de  jugo  titulado  refor- 
zado de  tabaco  al  4  por  100. 

El  cloruro  de  bario  puede  reemplazar  a  la  nicotina  a 
falta  de  ésta,  y  ser  aplicado  sobre  los  racimos  después  de  la 
flor,  pues  es  unas  cuarenta  veces  menos  tóxico  que  las  sales 
arsenicales.  Se  emplea  a  la  dosis  de  1  a  1'3  por  100,  mez- 
clándolo o  no  con  la  melaza  al  2  por  100.  La  siguiente  fór- 
mula es  muy  recomendable: 

Cloruro  de  bario 1  a  2  kilogramos 

Melaza 2        — 

Agua 100  litros 


316  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

El  cloruro  de  bario  se  disuelve  aparte  eu  10  litros  de 
agua;  la  melaza  se  diluj^e  en  igual  cantidad  de  agua;  se 
vierte  en  seguida  la  melaza  en  la  disolución  de  cloruro 
de  bario  y  se  añaden  80  litros  de  agua  para  obtener 
1  hectolitro  de  insecticida.  El  cloruro  de  hario  no  dehe 
mezclarse  con  las  papillas  cúpricas  que  contienen  sulfatos 
solubles. 

La  eficacia  de  los  tratamientos  de  primavera  y  verano 
depende  en  gran  parte  de  la  época  en  que  son  aplicados.  La 
determinación  de  esta  época  presenta  algunas  dificultades; 
en  general,  unas  tres  semanas  después  de  la  salida  de  las 
primeras  mariposas  (que  el  viticultor  deberá  vigilar  con  cui- 
dado), o  también  durante  los  ocho  o  diez  días  que  siguen  a 
aquellos  en  que  las  mariposas  revolotean  en  más  abundancia, 
es  cuando  el  insecticida  debe  ser  pulverizado  sobre  las  viñas; 
en  estas  condiciones,  el  tóxico  es  depositado  en  ocasión  de 
las  primeras  posturas  y  las  orugas  consumen,  desde  su  naci- 
miento, un  alimento  envenenado.  Es  esencial  también  que 
los  racimos  queden  bien  bañados  por  el  insecticida;  una 
deshojadura  parcial  se  impone  a  veces  cuando  la  vegetación 
está  avanzada,  pero  hecha  con  mucha  discreción.  Para  evitar 
pérdidas  del  líquido,  hay  que  escoger  una  lanza  con  interrup- 
tor y  de  chorro  delgado.  Pero  no  siempre  es  fácil  obtener, 
por  parte  del  personal,  que  observen  las  precuaciones  nece- 
sarias; en  este  caso,  es  preferible,  en  vez  del  pulverizador 
llevado  a  cuestas,  un  pulverizador  de  gran  rendimiento  que 
cubra  toda  la  viña  de  una  fina  neblina. 

Tratamientos  de  otoño  y  de  invierno.— k  los  trata- 
mientos insecticidas  de  primavera  y  de  verano,  deben  suce- 
der los  de  otoño  e  invierno,  que  actúan  sobre  las  crisálidas 
y  completan  de  esta  manera  la  obra  de  destrucción. 

Hacia  la  época  de  la  vendimia,  las  orugas  de  la  segunda 
generación  de  cochilis  y  las  de  la  tercera  generación  del 
eudemis  se  instalan  bajo  las  cortezas  viejas  de  las  cepas  para 
tejer  allí  su  capullo.  El  descortezamiento  de  las  cepas  prac- 
ticado durante  el  reposo  de  la  vegetación,  permite  destruir 
gran  número  de  crisálidas;  se  quita  cuidadosamente  toda  la 
parte  superficial  de  la  corteza  con  auxilio  de  un  rallo,  de  un 


DESTRUCCIÓN  DE  LA  COCHILIS  Y  DE  LA  EUDEMIS 


317 


pequeño  rastrillo  (ñg.  218),  de  una  cadena  (fig.  219),  de  un 

Fig.  218.  —  Rastrillo. 

cepillo  metálico  o  del  guante  Sabaté  de  cota  de  malla  (fi- 


Fig.  219.  —  Cadena  para  decorticar. 

gura  220);  se  recogen  todos  los  residuos  sobre  una  bandeja 
o  sobre  un  lienzo  colocado  en  el  suelo 
alrededor  del  pie  de  la  cepa,  y  se  que- 
man. El  descortezamiento  es  una  ope- 
ración larga  y  por  lo  tanto  costosa; 
con  cepas  medianas,  su  precio  alcanza 
de  80  a  100  francos  por  hectárea;  en 
cambio,  su  eñcacia  se  manifíesta  du- 
rante tres  años  consecutivos  cuando 
ha  sido  practicado  en  grandes  exten- 
siones. 

El  arrancamiento  superficial  de  la 
corteza  constituye  una  excelente  pre- 
paración de  las  cepas  para  un  escal- 
dado o  un  embadurnamiento  ulterior. 
El  escaldado  exige  menos  jornales 
que  el  descortezamiento:  bastan  dos 
mujeres  para  escaldar  20,000  pies  de  vid  en  cuarenta  días, 
mientras  que  necesitan  cuatro  meses  y  medio  para  des- 
cortezarlos. Se  practica  el  escaldado  de  la  misma  manera 
que  para  la  pirala;  pero  las  orugas  de  cochilis  y  de  eudemis 
no  se  transforman  en  crisálidas  hasta  últimos  de  noviembre; 


Fig.  22U.  —  Guante  Sahaté 
de  cota  de  malla. 


318  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

es  conveniente  efectuar  este  tratamiento  lo  más  pronto  posi- 
ble después  de  la  vendimia,  cuando  las  crisálidas  no  se  han 
formado  todavía;  más  tarde,  el  escaldado  es  todavía  efícaz, 
pero  requiere  ser  efectuado  con  cuidados  especiales. 

El  emhadiirnamieiüo  de  las  cepas  con  insecticidas  es  un 
procedimiento  de  aplicación  fácil.  Son  recomendables  las 
siguientes  fórmulas  insecticidas: 

I,     Aceite  pesado  de  hulla   ........       10  kilogramos 

Sulfuro  de  carbono 5        — 

Sosa  cáustica 1        — 

Cal  viva 20        — 

Agua  .    .    .    .    , 100  litros 

Para  preparar  esta  papilla  se  apaga  primero  la  cal,  ha- 
ciendo una  solución  con  50  litros  de  agua.  Se  mezclan  aparte 
el  aceite  pesado  de  hulla  y  el  sulfuro  de  carbono  y  se  vierten 
por  pequeñas  cantidades  y  agitando  vivamente,  en  50  litros 
de  agua  que  contiene  la  sosa  cáustica  en  disolución.  Se  ob- 
tiene de  esta  manera  una  emulsión  grosera  que  se  vierte  en 
la  solución  de  cal,. suavemente  y  agitando  hasta  hacer  la 
mezcla  tan  homogénea  como  sea  posible.  Este  caldo  no  debe 
prepararse  con  más  de  veinticuatro  horas  de  antelación,  pues 
el  sulfuro  de  carbono  forma  rápidamente  combinaciones  que 
le  hacen  perder  sus  propiedades  tóxicas. 

II.     Aceite  pesado  de  hulla 10  kilogramos 

Sulfuro  de  carbono 4        — 

Acido  oleico  (de  las  fábricas  de  estearina).        2        — 

Sosa  cáustica 500  gramos 

Agua , 100  litros 

Se  mezclan  el  aceite  pesado,  el  ácido  oleico  y  el  sulfuro 
de  carbono  y  se  vierte  esta  mezcla  en  el  agua  alcalinizada 
con  la  sosa,  agitando  constantemente.  De  esta  manera  se 
obtiene  una  emulsión  perfectamente  homogénea. 

III.  El  sulfuro  de  carbono  aumenta  notablemente  el 
poder  insecticida  de  estas  mezclas.  En  Italia,  se  ha  hecho 
de  él  el  elemento  destructor  preponderante:  se  mezclan  por 
una  parte  10  litros  de  sulfuro  de  carbono  y  1  litro  y  medio 


DESTRUCCIÓN  DE  LA  COCHILIS  Y  DE  LA  EUDEMIS  ol9 

de  aceite  de  pescado  ordinario;  por  otra  parte,  se  disuelven 
100  gramos  de  potasa  bruto  del  comercio  en  10  litros  de 
agua;  cuando  esta  última  solución  se  ha  hecho  reposar  un 
tiempo  suficiente,  se  la  decanta  y  se  vierte  el  líquido  claro 
en  la  mixtura  de  sulfuro  de  carbono  y  de  aceite  de  pescado; 
cuando  se  ha  efectuado  la  mezcla,  se  añaden  90  litros  de 
agua  y  se  agita. 

La  época  de  la  aplicación  de  un  insecticida  sobre  las 
cepas  dista  de  ser  indiferente.  Lo  que  parece  paradójico  a 
primera  vista,  es  que  un  mismo  insecticida  es  perjudicial 
a  la  vid  cuando  se  embadurna  ésta  durante  el  reposo  com- 
pleto de  la  vegetación,  en  enero  o  febrero,  y  se  muestra 
absolutamente  inofensivo  cuando  se  aplica  a  fines  de  invierno, 
después  de  la  poda,  en  el  momento  en  que  la  savia  comienza 
a  ponerse  en  movimiento  y  en  que  las  secciones  de  la  poda 
rezuman.  Estos  hechos,  en  apariencia  contradictorios,  se 
explican  por  la  ausencia  o  la  presencia  de  savia  en  los  ca- 
nales de  la  planta;  en  pleno  invierno,  la  falta  de  savia  circu- 
lante produce  una  depresión  favorable  a  la  absorción  de  los 
líquidos  tóxicos  depositados  sobre  las  cepas,  mientras  que 
en  los  primeros  días  primaverales  el  añujo  de  savia  y  el 
exceso  de  presión  que  resulta  de  ello,  se  oponen  a  cualquier 
absorción.  Los  embadurnamientos  insecticidas  no  se  efectua- 
rán sino  a  partir  de  mediados  de  marzo.  Su  precio  puede 
evaluarse  en  unos  75  francos  por  hectárea. 

Otros  embadurnamientos  menos  activos  pueden  ser  prac- 
ticados provechosamente  después  del  descortezamiento  de  las 
cepas;  así,  por  ejemplo;  el  sulfatar,  después  del  descorteza- 
miento, tiene  la  ventaja  de  completar  la  destrucción  de  las 
crisálidas,  de  cicatrizar  las  heridas  que  han  podido  ser  hechas 
por  los  instrumentos  y  de  retardar  algo  el  devastamiento  de 
la  vid,  lo  que  hace  menos  temibles  las  heladas  primaverales. 
Este  segundo  tratamiento  representa  evidentemente  un  suple- 
mento de  gastos;  cuando  se  esté  es  condiciones  de  asumirlo, 
se  practicará  mediante  una  solución  preparada  disolviendo  en 
agua  a  50'^  la  mitad  de -su  peso  de  sulfato  de  hierro. 

Befugios-t/'anipas.  —Entre  los  medios  empleados  para 
destruir  las  crisálidas  de  invierno,  desempeñan  un  papel 


o20  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

importante  los  refugios-trampas.  El  procedimiento,  muj'  sen- 
cillo, consiste  en  colocar  sobre  las  cepas,  al  finalizar  el 
verano  o  cuando  más  al  principio  del  otoño,  abrigos  en  los 
que  las  orugas  de  cocliilis  y  de  eudemis  vendrán  a  refugiarse 
para  convertirse  en  crisálidas;  basta  con  destruir  por  el  fuego 
todos  estos  receptáculos  a  la  terminación  del  invierno. 

Los  refugios-trampas  pueden  ser  de  forma  y  naturaleza 
muy  variada.  Puede  utilizarse  cualquier  tejido  basto,  pero 
desprovisto  de  olor,  retazos  viejos,  sacos  viejos  bien  lava- 
dos, papel  de  embalar,  cartón  ondulado,  etc.;  las  trampas  de 
color  obscuro  son  las  mejores.  Se  hacen  tirillas  de  25  a 
30  centímetros  de  longitud  por  10  centímetros  de  anchura; 
para  una  vid  joven,  poco  desarrollada,  basta  con  una  sola 
tira;  se  necesitan  en  cambio  un  gran  número  para  las  viñas 
viejas  y  de  gran  desarrollo;  se  envuelven  suavemente  las 
ramas  de  las  cepas  con  esta  especie  de  vendas  que  se  fijan 
mediante  fibras  de  palmera  rafia,  un  bramante  o  un  alambre; 
un  obrero  puede  aplicar  en  un  día  un  millar  de  tiras. 

A  pesar  de  la  destrucción  considerable  de  crisálidas  que 
se  obtiene  de  esta  manera,  estos  tratamientos  de  invierno  no 
bastan  para  preservar  un  viñedo  sino  cuando  su  empleo  se 
generaliza  y  es  efectuado  por  todos  los  viticultores  de  una 
región,  pues  bastan  las  mariposas  procedentes  de  los  viñedos 
no  tratados  para  contaminar  todas  las  demás  y  perpetuar  los 
estragos. 

Durante  la  primavera,  puede  intentarse  la  destrucción  de 
las  mariposas  antes  de  la  postura;  como  las  cochilis  adultas 
vuelan  a  la  caída  del  día,  se  utilizan  para  atraerlas,  durante 
las  noches  calurosas  y  tranquilas,  lámparas  de  luz  viva  o 
trampas  alimenticias  (véase  el  capítulo  sobre  la  Destrucción 
de  los  insectos  nocivos).  Las  mariposas  de  eudemis  vuelan 
sobre  todo  durante  el  crepúsculo,  y  el  procedimiento  de  las 
lámparas- trampas  es  ineficaz  contra  ellas. 

Esfinge  de  la  vid  (Chcerocampa  o  Deilephila  Elpenor) 
(figura  221). — Esta  hermosa  mariposa  tiene  6  centímetros 
de  anchura  con  alas  desplegadas;  es  roja  con  líneas  de  color 
verde  oliva  sobre  el  abdomen  y  franjas  del  mismo  color  en  las 
alas.  Vuela  en  junio  y  en  septiembre;  su  oruga  verde,  des- 


CHELONIAS  321 

pues  negruzca  y  largci  de  6  a  7  centímetros,  vive  sobre  las 
hojas  de  la  vid  desde  mayo  hasta  septiembre. 

En  mayo  de  1904  los  viñedos  argelinos  sufrieron  una 
invasión  formidable  de  orugas  de  otra  esfinge,  la  Deilephüa 
lineata;  se  contaron  hasta  190  orugas  en  una  cepa  y,  en  la 


Fig.  221.— EsflDge  de  la  vid. 

región  de  Medea,  los  niños  recogieron  10  y  12  litros  de  oru- 
gas en  un  dia.  Se  dominó  la  invasión  mediante  simples  diso- 
luciones arsenicales  a  la  dosis  de  120  a  150  gramos  de  arse- 
nito  de  cobre  por  hectolitro. 

Concha  marta  (Chelonia  o  Arctia  caja)  (fig.  222).  — 
Tiene  4  centímetros  de  longitud  y  de  6  a  9  centímetros  de 
ala  a  ala;  su  abdomen  es  rojo  con  rayas  negras;  las  alas 
superiores  son  castaño  con  líneas  blancas,  y  las  inferiores  son 
rojo  ladrillo  con  seis  manchas  azules.  Es  muy  común  desde 
junio  hasta  agosto.  La  oruga  es  azulada  con  una  espesa 
pelusa  roja  y  tiene  5  centímetros  de  longitud;  roe  las  yemas 
y  las  hojas  de  la  vid;  a  veces  aparece  en  abundancia  en  el 
Mediodía  de  Francia  y  causa  serios  perjuicios.  Los  insectici- 
das son  ineficaces.  Recoger  las  orugas  que  son  muy  visibles. 
Otros  panisitos  y  varias  enfermedades  contribuyen  a  detener 
las  invasiones. 

Concha  graupera  (Chelonia  rillica). —Tiquq  3' 5  centí- 
metros de  longitud  y  de  5  a  6  centímetros  de  ala  a  ala;  el 
cuerpo  es  negro,  amarillo  y  rojo:  las  alas  superiores  son 


322 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VINA 


negras  con  manchas  amarillas,  y  las  alas  inferiores  son  ama- 
rillas con  algunas  manchas  negras.  La  oruga  es  negra  y 
lleva  pelos  rojos. 


Concha  marta. 


La  noctuella  de  la  mies,  la  noctuella  punto  de  admira- 
ción y  la  noctuella  nubil  cometieron,  en  abril  de  1908,  graves 
daños  en  los  viñedos  del  Hérault. 


HEMIPTEROS 

Cochinillas 

Cochinilla  roja  o  pulvinaria  de  la  vid  (Pulvinaria  vitis). 
— Esta  cochinilla  es  muy  parecida  a  un  lecanio:  las  hembras 
tienen  aspecto  de  conchas  de  un  pardo  rojizo,  algo  más 
estrechas  por  delante  que  por  detrás;  pero  en  el  momento  de 
la  puesta  segregan  una  substancia  algodonosa  blanquecina 
que  forma  encima  de  cada  concha  una  especie  de  almohadón 
muy  visible;  estas  conchas  pardas,  que  tienen  de  4  a  5  mili- 
metros  de  longitud,  son  con  frecuencia  muy  abundantes  sobre 
las  ramas  de  la  vid.  Las  hembras  efectúan  su  puesta  durante 


COCHINILLA  BLANCA  DE  LA  VID 


323 


el  mes  de  mayo:  con  su  cuerpo  cubren  los  huevos,  que  quedan 
depositados  sobre  el  almohadón  de  substancia  cérea  y  blanca 
segregada  para  este  efecto.  Los  huevos  se  abren  en  junio,  y 
los  pequeños,  que  tienen  cierto  parecido  con  los  pulgones, 
viven  sobre  los  sarmientos  y  las  hojas  durante  todo  el  ve- 
rano; a  principio  del  otoño,  las  del  sexo  femenino  se  fijan 
sobre  las  ramas  y  toman  la  forma  de  escudos;  los  machos, 
por  el  contrario,  son  alados  y  tienen  2  milímetros  de  longi- 
tud; el  aparejamieuto  tiene  lugar  a  primeros  de  octubre,  y 
los  machos  mueren  inmediatamente  después. 

Durante  el  invierno,  hay  que  desembarazar  las  cepas  de 
sus  cortezas  viejas  por  medio  del  guante  de  malla  de  acero, 
y  luego  embadurnarlos  con  una  disolución  de  sulfato  de 
hierro  al  50  por  100  o  con  agua  acidulada  por  el  ácido  sul- 
fúrico al  4  por  100.  Durante  el  verano,  no  se  puede  obrar 
útilmente  por  medio  de  insecticidas  más  que  en  el  momento 
de  la  salida  de  las  larvas,  cuando  todavía  los  insectos  no  han 
adquirido  su  coraza  protectora;  únicamente,  pues,  durante  el 
mes  de  junio  se  efectuarán  pul- 
verizaciones con  emulsión  de 
petróleo.  En  la  época  de  la 
poda  se  deberá  tener  cuidado 
de  quemar  todas  ramas  ata- 
cadas que  se  hayan  cortado. 

Cochinilla  oblonga  de  la 
vid  (Lecanimn  persicoe).  — 
El  lecanio  del  melocotonero 
ataca  también  la  vid;  sus  cos- 
tumbres y  su  género  de  vida, 
que  ya  hemos  estudiado,  son 
los  mismos  que  los  de  la  co- 
chinilla roja. 

Cochinilla  blanca  de  la  vid 
( Dactijlopins  vitis).  —  Esta 
cochinilla,  al  revés  de  la  co- 
chinilla roja,  no  se  fija  nunca,  y  hace  la  puesta  de  sus  huevos 
en  diferentes  veces.  El  cuerpo  es  alargado  y  presenta  una 
visible  segmentación;  la  hembra  tiene  4  milímetros  de  longi- 


Fig.  223.  —  Cochinillas  sobre  un  pám- 
pano (aumentadas  7  veces). 


324  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

tud  por  2  milímetros  de  ancho  y  es  de  color  amarillo  rojizo; 
segrega  en  abundancia  una  materia  cérea  blanca,  que  la  cubre 
completamente  y  le  forma  un  caparazón  provisto  por  todo  su 
alrededor  de  pequeñas  prolongaciones  (fig.  223);  el  macho 
tiene  1  milímetro  escaso  de  longitud,  es  de  color  amarillento 
y  está  provisto  de  dos  alas.  Estas  cochinillas  aparecen  en  el 
mes  de  mayo;  a  fines  de  junio,  las  hembras  depositan  sus 
huevos  en  la  cara  inferior  de  las  hojas;  adultas  y  larvas  chu- 
pan la  savia  de  las  hojas  y  de  los  sarmientos  tiernos.  En 
agosto  y  septiembre  atacan  las  uvas.  Los  adultos  de  la  se- 
gunda generación  pasan  el  invierno  debajo  de  las  cortezas  de 
las  cepas  o  sobre  las  gruesas  raíces.  — Esta  cochinilla  es  te- 
mible, porque  generalmente  es  la  causa  de  la  fumagina;  el 
hongo  negruzco  que  determina  esta  enfermedad  se  desarrolla 
en  efecto  casi  siempre  sobre  la  substancia  siruposa  segre- 
gada en  abundancia  por  las  cochinillas  blancas. 

Es  preciso  proceder  durante  el  invierno  al  arranque  de  las 
viejas  cortezas,  debajo  de  las  cuales  se  refugian  los  insectos. 
En  las  viñas  invadidas  por  la  fumagina,  hay  que  aplicar  un 
embadurnamiento  con  sulfato  de  hierro  al  10  por  100. 

Pulgones 

Filoxera, —  Este  terrible  insecto  fué  importado  a  Francia 
con  las  plantas  americanas.  En  1862,  se  observa  la  enferme- 
dad por  vez  primera;  se  estudiaron  con  cuidado  sus  carac- 
teres exteriores,  sin  poder  descubrir  su  causa;  se  reconoció 
que  el  mal  empezaba  por  una  cepa  y  se  extendía  sucesiva- 
mente a  las  cepas  próximas,  invadiéndolas  unas  después  de 
otras,  haciendo  como  una  mancha  de  aceite,  lo  que  permitió 
suponer  que  se  trataba  de  algún  parásito  de  las  raíces.  Tan 
sólo  en  15  de  julio  de  1868  una  comisión  nombrada  por  la 
Sociedad  de  agricultura  del  Hérault  y  compuesta  de  los  se- 
ñores Bazille,  Planchón  y  Sahut,  descubrió  en  los  viñedos  del 
castillo  de  Lagoy,  cerca  de  Saint-Rémy  (Bocas  del  Ródano), 
el  terrible  pulgón,  que  se  llamó  Bhisaphis  vastatrix,  cuyo 
nombre  se  cambió  más  tarde  por  el  de  Plujlloxera,  A  partir 
de  1875,  sobre  todo,  se  extendieron  las  devastaciones;  todas 
nuestras  regiones  vitícolas  sin  excepción  fueron  gravemente 


FILOXERA 


325 


atacadas  y  sufrieron  pérdidas  enormes.  Se  tuvo  que  renunciar  a 
la  lucha  contra  el  insecto  y  reconstituir  enteramente  el  viñedo 
francés  por  medio  délos  pies  americanos;  el  gasto  ocasionado 
por  esta  reconstitución  se  ha  valorado  en  11  mil  millones. 

El  género  filoxera  se  caracteriza  por  sus  antenas  de  tres 
artículos  únicamente,  el  último  de  los  cuales  tiene  el  extremo 
cortado  a  bisel,  por  los  tarsos  con  dos  artículos  poco  marcados, 


Fig.  224.  —  Filoxera  bajo  lodas  sus  formas. 
1.  huevo  de  invierno;  2,  larva;  3.  hembra  áptera,  vista  por  debajo;  4.  hembra 
áptera,  vista  por  encima;  5,  ninfa;  6,  hembra  alada:  1,  huevo  macho;  8,  huevo 
hembra;  9.  sexuado  macho:  10.  sexuada  hembra. 


provistos  de  dos  pelos  terminados  por  pequeños  abultamien- 
tos  llamados  digitnlos,  por  las  mandíbulas  soldadas  en  una 
sola  pieza,  por  las  alas  dispuestas  horízontalmente  y  no  en 
techo,  y  por  la  falta  de  cornículos  en  el  abdomen,  hv^  filoxera 
bastafrix  se  presenta  en  estado  adulto  bajo  diferentes  for- 
mas (fig.  224):  1.",  la  forma  gaUicola,  que  vive  sóbrelas 
hojas  (individuos  ágamos  y  ápteros):  2.^,  la  forma  radici- 
rola^  que  vive  sobre  las  raíces  (individuos  ágamos  y  ápteros); 
o.°,  la  forma  alada  (individuos  ágamos);  4.^,  la  forma  se- 
xuada (individuos  ápteros  y  sin  rostro). 


326  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

La  filoxera  pasa  el  invierno  en  estado  de  huevo.  El  huevo 
de  invierno  puesto  en  septiembre  por  la  hembra  sexuada,  es 
extremadamente  pequeño  y  apenas  visible  a  simple  vista 
(0'22  por  0'12  milimetros);  es  de  forma  alargada,  cilindrica, 
de  color  aceitunado  j  está  fijo  a  la  corteza  por  un  pequeño 
pedículo  colocado  en  el  polo  posterior.  Al  final  del  invierno,' 
el  huevo  se  vuelve  de  color  ambarino  y  se  abre  en  abril. — El 
huevo  de  invierno  da  nacimiento  a  insectos  que  suben  siempre 
hacia  las  hojas  (galícolas);  y  no  dan  jamás,  al  revés  de  lo 
que  se  habia  admitido  anteriormente,  insectos  que  se  dirijan 
hacia  las  raíces  (radicícolas).  Las  investigaciones  de  los  sa- 
bios italianos  Grassi,  Foa  y  Grandori,  a  quien  se  deben  estos 
estudios,  han  demostrado  igualmente  que,  cuando  los  insec- 
tos galleólas  han  dado  algunas  generaciones  sobre  las  hojas, 
toman  poco  a  poco  los  caracteres  de  los  radicícolas  y  descien- 
den hacia  las  raíces,  en  donde  van  a  dar  nacimiento  por  par- 
tenogenesia  a  los  radicícolas  propiamente  dichos. 

1."  Gal/colas.— Est?is  jóvenes  filoxeras  pican  con  su 
rostro  la  cara  superior  de  las  hojas,  lo  cual  provoca  la  for- 
mación de  pequeñas  agallas  en  la  cara  inferior;  se  hunden  en 
las  depresiones  así  formadas  y  quedan  pronto  enteramente 
metidas  dentro  de  estas  agallas.  En  cada  agalla  se  encuentra 
una  pequeña  cavidad  en  la  cual  está  contenido  el  insecto  y 
está  en  relación  con  el  exterior  por  un  pequeño  agujero, 
obstruido  por  pelos  rígidos  y  entrecruzados.— La  filoxera  se 
reproduce  por  partenogenesia  en  el  interior  de  la  agalla  y 
deposita  cuatro  o  cinco  huevos;  casi  todos  los  insectos  naci- 
dos salen  de  la  agalla  y  se  esparcen  por  los  pámpanos,  en 
donde  forman  nuevas  agallas.  De  este  modo  pueden  haber 
cuatro  o  cinco  generaciones  durante  la  estación;  pero  estas 
filoxeras  galícolas  no  son  en  cierto  modo  más  que  desten'adas 
sobre  las  hojas,  pues  acaban  siempre,  después  de  haber  su- 
frido modificaciones  morfológicas,  por  descender  a  las  raíces 
y  dar  filoxeras  radicícolas. 

2.°  Radicícolas. — Las  filoxeras  radicícolas  son  de  talla 
algo  menor  que  las  galícolas,  apenas  tienen  1  milímetro  de 
longitud;  su  cuerpo  es  menos  piriforme;  son  de  color  amari- 
llo de  azufre  y  llevan  en  el  dorso  unos  tubérculos  parduscos. 


FILOXERA 


327 


Atacan  al  principio  las  raicillas  de  la  vid,  hundiendo  en  ellas 
su  rostro,  determinando  nudosidades  en  el  lado  opuesto  en 
donde  se  encuentran:  hay  hipertrofia  del  tejido  cortical;  la 
raicilla  se  iucurva  y  en  la  concavidad  se  distingue  la  filoxera 
bajo  la  forma  de  un  puntito  amarillo;  en  las  raices  mayores 


^<  t^ 


Fig.  225.  —  Tratamieuto  por  el  sulfuro  de  carl>ono  de  una  viña 
atacada  por  la  filoxera. 

se  producen  hibfh'culos.  Las  radicicolas  se  reproducen  tam- 
bién por  partenogenesia,  pero  cada  una  únicamente  da  un 
centenar  de  huevos;  de  esta  manera  hay  desde  cinco  hasta 
ocho  generaciones  por  temporada.  Pueden  multiplicarse  así 
durante  varios  años;  pero  su  fecundidad  va  disminuyendo 
poco  a  poco,  y  esto  exige,  para  regenerar  la  especie,  la  in- 
tervención de  insectos  sexuados.  Una  parte  de  las  radicicolas 
suelen  pasar  el  invierno  aletargadas  debajo  de  las  cortezas 


328  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 

de  las  gruesas  raíces,  y  se  despiertan  en  la  primavera:  son 
las  invernantes. 

3."  Aladas. — Hacia  el  mes  de  junio  y  más  frecuente- 
mente en  julio  y  agosto,  cierto  número  de  radicícolas  sufre 
una  transformación:  su  cuerpo  se  alarga  lo  mismo  que  sus 
patas,  sufre  una  niuda  suplementaria  y  se  convierten  en 
ninfas,  provistas  de  muñones  o  rudimentos  de  alas  y  de  un 
rostro  alargado.  Al  cabo  de  algún  tiempo,  las  ninfas  aban- 
donan las  raíces,  suben  a  la  superficie  del  suelo  y  sufren  una 
quinta  muda,  que  da  nacimiento  a  las  alas.  Las  filoxeras 
aladas  tienen  dos  milímetros  de  longitud;  su  cuerpo  es  ama- 
rillo y  está  provisto  de  cuatro  alas  transparentes  muy  alar- 
gadas; tienen  dos  grandes  ojos  compuestos  y  dos  ocelos.  Su 
eclosión  tiene  lugar  durante  la  madrugada,  y  echan  a  volar  a 
mediodía;  el  viento  las  arrastra  a  gran  distancia  y  contri- 
buye así  poderosamente  a  la  diseminación  de  la  especie;  caen 
sobre  otros  viñedos,  y  al  cabo  de  un  día  hacen  la  puesta  por 
partenogenesia  de  3  a  6  huevos  u  8  al  máximo.^ Estos 
huevos  de  verano  no  son  iguales;  hay  aladas  que  únicamente 
ponen  huevos  grandes,  los  cuales  darán  nacimiento  a  hem- 
bras y  otras  aladas,  que  únicamente  ponen  huevos  pequeños^ 
que  darán  nacimiento  a  machos. 

4.°  Sexuadas. — Las  filoxeras  sexuadas,  nacidas  de  los 
huevos  de  verano,  son  de  color  amarillo  claro,  no  poseen 
rostro,  no  se  alimentan  y,  por  lo  tanto,  no  son  nocivas. 
Inmediatamente  después  de  la  eclosión,  se  aparejan;  cada 
hembra  deposita  un  solo  huevo  debajo  de  la  corteza  de  los 
sarmientos  y  muere;  este  huevo  es  el  huevos  del  invierno. 

Tal  es  a  grandes  rasgos  el  ciclo  evolutivo  de  la  filoxera: 

Huevo  de  invierno; — Galleóla;  —  Galícola-Radicícola; — 
Radicícola ;  —  Alada ; —Sexuada . 

Este  ciclo  completo  tiene  lugar  tan  sólo  en  la  vid  ameri- 
cana. Confrontaciones  lucientes,  debidas  a  sabios  italianos, 
han  demostrado  que  las  aladas  ponen  sus  huevos  solamente 
sobre  la  vid  americana,  que  distinguen  por  su  follaje  de  la 
vid  europea  (Vitis  vinifera).  En  los  raros  casos  en  que  el 
huevo  de  invierno  es  depositado  sobre  la  vid  europea  (o  al 
menos  sobre  las  variedades  de  esta  última  que  han  sido  estu- 


LOPUS  DE  LA  VID  329 

diadas),  la  larva  que  sale  es,  en  general,  incapaz  de  repro- 
ducirse: forma  raramente  agallas,  y  si  logra  constituir  gene- 
raciones galleólas,  no  producen  éstas  más  que  agallas  incom- 
pletas y  acaban  extinguiéndose  sin  dar  radicícolas.  Única- 
mente las  raíces  de  las  vides  europeas  pueden  ser  infectadas; 
en  ausencia  de  vides  americanas  portadoras  de  agallas  (cuyas 
galleólas  producen  individuos  que  descienden  sobre  las  raíces), 
la  contaminación  de  las  vides  europeas  se  hace  por  las  radi- 
cícolas; estas  últimas  se  desplazan,  en  efecto,  en  el  viñedo  o 
bien  son  llevadas  por  el  viento,  por  los  mojuelos  e  incluso 
por  el  viticultor.  Las  colonias  de  filoxeras  no  necesitan  de 
ningún  modo  el  auxilio  de  las  sexuadas  para  perpetuarse* 
sobre  estas  vides,  pues  las  radicícolas  ápteras  poseen  la  fa- 
cultad de  reproducirse  indefinidamente  por  partenogenesis  (1). 

Chinches 

«Grisette»  de  la  vid  (Lopus  siilcatiis).  —  Este  hemíptero 
heteróptero,  de  la  familia  de  los  cápsidos,  tiene  7  milímetros 
de  longitud  y  2  milímetros  de  ancho;  su  forma  es  alargada 
y  bastante  elegante;  su  color  es  pardusco  con  rayas  y  puntos 
amarillos  (fig.  226).  Aparece  a  últimos  de  mayo  y  única- 
mente ataca  las  yemas  florales  de  la  vid:  clava  su  rostro  o 
chupador  para  chupar  la  savia;  los  granos  tiernos  atacados 
se  ennegrecen,  se  secan  y  caen.  A  últimos  de  junio  la  hem- 
bra deposita  sus  huevos,  por  medio  de  su  oviscapto  cortante, 
en  las  fisuras  de  las  cortezas,  en  las  resquebrajaduras  de  las 
estacas  y  preferentemente  en  la  medula  de  los  sarmientos 
cortados. 

Estos  huevos  no  se  abren  hasta  la  primavera  siguiente, 
al  principio  de  abril;  las  pequeñas  larvas  se  esparcen  inme- 
diatamente por  las  hierbas  inmediatas  (mostaza,  hierba 
cana,  etc.),  se  alimentan  con  ellas,  sufren  transformaciones 
diversas  y  llegan  al  estado  de  insectos  perfectos  un  mes  y 

(1)  Para  la  descripción  más  detallada  de  los  diferentes  tratamientos  que 
liay  que  emplear  que  forman  actualmente  parte  integrante  de  la  práctica  vití- 
cola, nos  remitimos  al  tratado  de  Viticultura  del  señor  Pacottet  y  al  tomo 
sobre  Material  riticola  de  los  señores  Brunet  y  Víala,  ambos  de  esta  Enci- 
clopedia AGRÍCOLA. 

G\]t^x\:x.— Entomología.  22 


330 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VID 


medio  escasos  después  de  su  ua cimiento;  en  este  momento  la 
vid  empieza  a  brotar  y  los  lopus  la  invaden  para  hacer  presa 

en  los  botones  florales. 
Estos  insectos  pueden 
aparecer  en  gran  número 
y  cometer  serios  destro- 
zos; en  1884  devastaron 
el  cantón  de  Coulange-la- 
Vineuse  (Yonne)  y  varios 
viñedos  del  centro;  feliz- 
mente estas  invasiones 
son  limitadas  y  poco  fre- 
cuentes. 

Hay  que  empeñarse  en 
destruir  los  huevos,  los 
cuales  pasan  el  otoño  y  el 
invierno  en  las  hendiduras 
de  las  cepas  y  de  los  rodrigones.  El  descortezamiento  de  las 
cepas  con  el  guante  Sabater  es  recomendable,  lo  mismo  que 
la  escaldadura  de  los  rodrigones;  se  pueden  también  emba- 
durnar con  la  mezcla  de  Balbiaui: 


Fig.  226.— »Grisette-  de  la  vid 
(tamaño  natural  v  aumentado  4  vécese. 


Aceite  pesado  de  hulla 20  partes 

Naftalina  en  bruto 60     — 

Cal  viva 120     — 

Agua 400      — 


Se  ha  recomendado  contra  las  larvas  el  empleo  de  líqui- 
dos insecticidas,  tales  como  la  bencina  y  el  sulfuro  de  car- 
bono; pero  es  preferible  escardar  tempranamente  las  viñas,  a 
fin  de  desembarazarlas  de  las  mostazas,  hierba  cana  y  otras 
hierbas,  que  sirven  de  pasto  a  las  larvas  después  de  su  naci- 
miento; conservando  bien  limpias  las  viñas  se  matan  de 
hambre  estas  larvas.  En  cuanto  a  los  insectos  perfectos,  se 
les  puede  recoger  fácilmente  con  el  embudo  para  altisas, 
pues  basta  con  sacudir  una  cepa  para  que  caigan  los 
insectos. 


CECIDOMA  DE  LA  VID 


331 


DÍPTEROS 

Cecidomia  de  la  vid  (Cecidomya  wnoj) hila J.— Este  pe- 
queño mosquito  tiene  1'6  milímetro  de  longitud  y  es  de 
color  pardo.  Aparece  a  últimos  de  mayo;  deposita  sus  hue- 
vos sobre  los  pámpanos  y  determina  la  formación  de  agallas 
de  3  milímetros  de  diámetro,  que  hacen  prominencia  en  am- 
bas caras  de  la  hoja;  puede  llegar  a  haber  unas  60  de  estas 


Fig.  227.— Agallas  producidas  en  uu  pámpano  por  la  cecidomia. 

pequeñas  prominencias  en  cada  hoja  (fig.  227).  A  fines  de 
junio,  los  huevos  se  abren  y  las  pequeñas  larvas  salen  de  las 
agallas;  tienen  2  milímetros  de  longitud,  son  de  color  rosado 
y  ligeramente  incurvadas,  descienden  al  suelo,  en  donde  se 
transforman  en  ninfas,  y  en  julio  aparece  una  segunda  ge- 
neración de  insectos  perfectos.  Durante  el  año  hay  varias 
generaciones,  todas  las  cuales  atacan  los  pámpanos,  que 
acaban  por  coarrugarse  y  secarse.  En  Francia,  nunca  han 
sido  graves  los  perjuicios  causados  por  la  cecidomia;  para 
detenerlos,  bastaría  con  destruir  las  primeras  hojas  atacadas. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 


COLEÓPTEROS 


Fig.  228.  —  (7o;-«^- 
bns  bifasciatns. 


Coleópteros  nocivos  a  la  madera 

El  biipreste  de  la  encina  o  corebo  bifasciado  (Corcehus 
bifasciatiis)  es  un  coleóptero  de  2  centímetros  de  longitud  y 
de  un  verde  metálico  brillante,  con  fajas  transversales  más 
claras  en  el  extremo  posterior  de  los  élitros 
(figura  228);  ataca  la  encina  verde. 

La  hembra  deposita  sus  huevos  a  últimos 
de  junio  en  el  extremo  de  las  ramas,  pero 
uno  solo  en  cada  rama.  Cada  larva  hace 
entre  la  corteza  y  la  madera  una  galería 
descendente,  sinuosa,  extraordinariamente 
larga;  su  crecimiento  dura  dos  años,  durante 
los  cuales  no  deja  de  minar.  Poco  tiempo 
antes  de  transformarse  en  ninfa,  traza  una 
galería  circular  destinada  a  disminuir  la  circulación  de  la 
savia  como  si  fuese  una  incisión  anular;  luego  penetra  al  in- 
terior de  la  madera  describiendo  un  círculo  profundo,  ter- 
minado por  una  cavidad,  en  donde  efectuará  su  ninfosis.  Las 
ramas  asi  excavadas,  sobre  todo  las  terminales,  se  secan, 
mueren  y  se  rompen. 

El  bupreste  de  la  encina  causa,  en  el  centro  de  Francia, 
desde  1905,  destrozos  considerables  en  los  encinares.  Toda- 
vía no  se  ha  encontrado  el  medio  práctico  para  destruir  este 
insecto.  Por  fortuna,  ciertos  icneumónidos  parásitos  acaban 
por  detener  su  multiplicación. 

El  bupreste  verde  (Agriins  viriclis,  o  piri^  o  sinuatns) 
es  un  coleóptero  cuya  talla,  más  pequeña  que  la  del  prece- 


LUGANO   CIERVO-VOLADOR 


333 


dente,  apenas  excede  de  1  centímetro  de  longitud  y  2  milí- 
metros de  ancho;  su  color  es  de  un  verde  cobrizo;  su  larva 
labra  galería  entre  la  madera  y  la  corteza.  Este  bupréstido, 
que  ya  hemos  estudiado  antes,  ataca  gran  número  de  árboles 
forestales  (véase  pág.  2:)0). 

El  bupreste  niorio  (Anthaxia  morio)  es  de  color  negruzco; 
aparece  en  el  mes  de  mayo  y  hace  la  puesta  en  los  pinos  en- 
fermos o  cortados  y  hasta  en  las  estacas  de  los  vallados;  las 
larvas  hacen  galerías  sinuosas  entre  la  corteza  y  la  albura. 

El  bupreste  de  cuatro  puntos  (A.  qnadri-pmictata)  es  ne- 
gro con  cuatro  puntos  visibles;  no  tiene  más  que  2  milímetros 
de  talla.  Aparece  en  junio  y  hace  la  puesta  sobre  las  ramas  de 
los  pinos  jóvenes;  sus  larvas  labran  galerías  en  la  corteza. 

El  limexilón  naval  o  lima -madera  (Lymexylon  navale)  es 
un  insecto  pariente  de  los  bupréstidos,  de  cuerpo  frágil,  del- 
gado, de  color  amarillento  con  la  cabeza  negra  y  los  élitros 
pardos.  El  macho  tiene  8  milímetros  de  longitud  y  la  hembra 
15  milímetros.  Los  adultos  aparecen  en  junio  y  julio;  las 
hembras  depositan  sus  huevos  en  las  encinas  y  las  larvas 
hacen  galerías  en  la  madera.  Las  maderas  de  construcción 
suelen  verse  de  este  modo  perforadas. 

El  lucano  ciervo-volador  (Luccnms  cernís)  es  un  coleópte- 
ro lamelicorue  de  gran 
tamaño  (3' 5  centíme- 
tros para  la  hembra  y 
4*5  para  el  macho). 
Este  está  provisto  de 
dos  mandíbulas  ex- 
traordinariamente de- 
sarrolladas, que  a  ve- 
ces llegan  a  tener  una 
longitud  de  cuatro  ve- 
ces la  cabeza;  están 
dentadas  por  su  borde 
interno  y  bifurcada  en 
su  extremo,  recordando 

vagamente  las  astas  del  ciervo.  El  color  de  este  insecto  es  ne- 
gro; únicamente  los  élitros  son  de  un  pardo  castaño  (ñg.  229). 


Fig.  229. 


Lucano  ciervo-volador  (tamaño 
reducido). 


334  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

El  liicauo  aparece  en  el  mes  de  junio;  se  le  nota  a  la 
caída  de  la  tarde,  volando  pesado  y  ruidosamente  en  los 
encinares.  La  hembra  deposita  sus  huevos  al  pie  de  los  ár- 
boles viejos,  abedules,  hayas  y  sobre  todo  encinas.  En  la 
madera  de  estos  árboles  debilitados,  que  se  deja  penetrar 
fácilmente,  las  larvas  perforan  en  todos  sentidos  galerías  de 
grandes  dimensiones,  en  las  cuales  se  amontona  el  serrín 
producido  por  ellas:  estas  larvas  alcanzan  el  grueso  de  un 
dedo;  son  de  color  blanquecino  y  arqueadas;  su  desarrollo  es 
muy  largo:  dura  cuatro  o  cinco  años,  lo  cual  les  permite 
deteriorar  los  árboles  hasta  el  punto  de  quitarles  todo  valor 
comercial;  al  cabo  de  este  tiempo,  las  larvas  se  transforman 
en  ninfas,  y  luego  en  insectos  perfectos,  que  salen  en  verano 
del  pie  del  árbol  por  la  galería  larvaria.  Capturar  los  adul- 
tos, que  es  cosa  fácil. 

El  Dorcns  parallelipipedus  parece  un  ciervo-volador 
más  pequeño;  este  coleóptero  tiene  además 
las  mandíbulas  bastante  cortas  y  es  de  color 
negro  (fig.  230). 

La  hembra  deposita  sus  huevos  en  los 
troncos  de  los  árboles  viejos  (encina,  haya, 
sauce);  las  larvas  cometen  perjuicios  aná- 
logos a  los  del  lucano.  Destruir  los  adultos. 
La  cabrita  azul  (Platycenis  caraboí- 
des)  es  de  menor  talla  qu^  el  dorcus  y  de 
Fig  230  -Dorcus    ^^  hcrmoso   color  azul.   Produce  iguales 

parallelipipediis.        dañOS. 

El  gran  Capricornio  o  gran  cerambix 
(Ceramhijx  Jieros)  es  un  coleóptero  de  gran  talla  longicorne 
y  de  forma  elegante.  Tiene  de  4  a  5  centímetros  de  longi- 
tud,'es  de  color  negro  con  el  extremo  de  los  élitros  castaño; 
tiene  largas  patas  y  dos  largas  antenas  que,  en  el  macho, 
son  mucho  más  largas  que  el  cuerpo:  el  coselete  es  rugoso 
y  los  élitros  achagrinados  (fig.  232). 

Aparece  en  junio  y  julio;  la  hembra  deposita  sus  huevos 
en  la  parte  inferior  de  los  árboles;  atacando  las  larvas  casi 
exclusivamente  las  encinas  que  han  alcanzado  todo  su  creci- 
miento y  perfectamente  sanas;  causan  así  graves  perjuicios. 


GRAN   CAPRICORNIO 


335 


Estas  larvas,  designadas  cou  el  nombre  &q  grandes  gusanos 
(le  la  madera  (fig.  231),  alcanzan  8  centímetros  de  longitud 


Fig.  2;]] .  -  Larva  de  Ceraiiibijx  heros. 

y  1  centímetro  de  grueso;  tienen  color  blanco  amarillento;  su 


Fig. 


cn-aniinix  //( i-ns  u  gran  Capricornio. 


cabeza  es  parda  y  su  cuerpo,  muy  ensanchado  hacia  delante, 
lleva  varias  placas  córneas.  Después  de  su  nacimiento,  que- 
dan las  larvas  cierto  tiempo  sobre  la  corteza,  y  luego  taladran 


336  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

la  madera  con  sus  robustas  mandíbulas  y  practican  largas 
galerías  sinuosas  que  van  aumentando  de  diámetro.  Después 
de  tres  años  de  esta  existencia  minadora,  durante  la  cual 
echan  a  perder  lo  mejor  de  la  encina  y  la  inutilizan  para 
todo  empleo  posterior,  estos  «grandes  gusanos  de  la  ma- 
dera» cuando  han  llegado  a  su  completo  desarrollo  se  trans- 
forman dentro  de  una  cascara  construida  con  tierra,  serrín 
y  una  borra. 

No  existe  medio  para  combatir  los  perjuicios  de  este 
peligroso  coleóptero,  pues  el  mal  es  ya  completo  cuando  se 
nota.  Destruir  los  insectos  adultos. 

El  pequeño  Capricornio  o  pequeño  cerambix  (Cerambijx 
cerdo  o  scopolü)  presenta  una  gran  semejanza  con  el  gran 
cerambix,  y,  como  su  nombre  lo  indica,  es  de  menor  talla: 
unos  2  centímetros;  es  enteramente  negro.  Su  larva  vive 
también  en  la  encina,  pero  es  susceptible  de  atacar  los  ár- 
boles frutales,  como  los  cerezos  y  los  manzanos. 

La  saperda  achigranada  (Saperda  o  Ceramhijx  carcha- 
rías) es  un  longicorne  muy  común,  de  27  milímetros  de 
longitud,  de  color  amarillo  pardusco,  cuyos  élitros  tienen 
unos  granitos  negros,  que  le  dan  el  aspecto  de  piel  de 
zapa,  con  largas  antenas  anilladas,  amarillas  y  negras 
(figura  233). 

Este  coleóptero  aparece  a.  últimos  de  junio  o  principios 
de  julio;  ataca  los  álamos  de  diferentes  especies  y  más  par- 
ticularmente los  pobos  jóvenes.  La  hembra  deposita  sus 
huevos,  en  número  de  30  a  40,  en  las  grietas  de  la  corteza 
del  tronco.  Las  pequeñas  larvas  que  nacen  agujerean  inme- 
diatamente la  corteza,  penetran  hasta  el  centro  del  árbol  y 
practican  galerías  verticales  ascendentes;  a  consecuencia  de 
su  paso,  sale  un  serrín  rojizo  que  se  acumula  al  pie  de  los 
árboles  y  en  el  fondo  de  las  grietas.  Las  larvas  viven  de  este 
modo  cerca  de  dos  años  en  la  madera  antes  de  transformarse; 
alcanzan  una  talla  de  32  a  35  milímetros  y  un  grosor  de 
8  milímetros;  son  de  un  blanco  amarillento,  ápodas,  provis- 
tas de  mandíbulas  robustas  y  de  unas  verrugas  vellosas.  Se 
transforman  en  ninfas  dentro  de  unas  cavidades  formadas 
con  serrín,  y  luego  en  insectos  perfectos. 


SAPERDAS   Y   CAPRICORNIOS 


S37 


I 


338  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

Las  larvas,  freciieutemente  muy  abundantes,  devastan  a 
veces  por  completo  las  plantaciones  de  pobos;  pueden  atra- 
vesar las  ramas  hasta  el  corazón.  Es  preciso  destruir  los 
insectos  adultos:  se  les  hace  caer  sacudiendo  las  ramas  que 
los  contienen  y  se  les  aplasta;  se  pueden  destruir  las  larvas 
en  el  interior  de  su  galería  introduciendo  un  alambre.  En 
cuanto  a  las  ramas  invadidas,  hay  que  cortarlas  o  recogerlas 
si  han  caído  y  quemarlas  para  destruir  las  larvas.  Se  puede 
impedir  la  puesta,  que  generalmente  tiene  lugar  en  julio, 
embadurnando,  como  ya  indicamos  para  el  agrilo  del  peral, 
los  troncos  de  los  álamos  hasta  la  altura  de  1'70  metros,  con 
una  mezcla  de  cal,  de  greda  amasada  y  de  boñiga. 

La  sarpeda  del  álamo  ( Sarpeda  popnlnea)  es  mucho  más 
pequeña  que  la  anterior:  tiene  de  10  a  12  milímetros  de 
longitud  y  es  de  color  pardo  negruzco;  el  coselete  presenta 
tres  rayas  longitudinales  amarillas,  y  los  élitros  un  punteado 
amarillo  (fig.  233). 

Aparece  en  junio;  la  hembra  deposita  sus  huevos  en  las 
ramas  de  los  álamos;  la  larva,  que  presenta  los  mismos 
caracteres  que  la  de  la  sarpeda  achagrinada,  perfora  la  cor- 
teza y  labra  una  galería  ancha  y  circular  en  las  ramas;  se 
reconoce  su  existencia  por  la  presencia  de  un  abultamiento 
circular  en  la  corteza  de  las  ramas  alrededor  del  orificio  de 
entrada;  por  este  agujero  es  por  donde  sale  el  serrín  y  las 
deyecciones  del  insecto.  Las  ramas  atacadas  presentan,  en 
el  punto  de  las  galerías  en  donde  tiene  lugar  la  niufosis, 
una  tumoración  llamada  agalla.  La  vida  larvaria  dura  cerca 
de  dos  años,  y  la  transformación  tiene  lugar  en  abril. 

La  aromia  almizclada  (Aromia  moschata)  es  un  hermoso 
longicorne  de  3  centímetros  de  longitud,  de  un  verde  bri- 
llante como  el  de  la  cantárida,  con  antenas  anilladas  de  un 
azul  negruzco  y  un  coselete  espinoso;  debe  su  nombre  al 
olor  agradable  que  esparce.  El  insecto  aparece  en  mayo  y 
junio  y  pone  sus  huevos  en  los  sauces  y  en  los  pobos  de  las 
márgenes  de  los  ríos;  las  larvas  atacan  la  madera  formando 
galerías. 

La  ragia  buscadora  (Rhagium  indigator)  es  un  longi- 
corne de  1'75  centímetros  de  longitud,  de  élitros  rojizos, 


CALIDIA   SANGUINA 


339 


con  puntuaciones  y  fcajas  transversales  negras  y  blancas; 
el  coselete  es  espinoso  en  los  costados  y  de  color  gris,  lo 
mismo  que  la  cabeza  (fig.  234).  El 
insecto  perfecto  aparece  en  el  mes 
de  mayo  y  deposita  sus  huevos  en 
la  corteza  de  los  pinos  ^  de  los  abe- 
tos y  de  los  alerces,  generalmente 
en  los  árboles  enfermos.  La  larva 
resulta  nociva,  labrando  galerías 
irregulares  entre  la  corteza  y  el 
leño. 

El  clito  arqueado  (Clijtus  arcua- 
tiis)  es  un  longicorne  de  1^5  cen- 
tímetros de  longitud,  pardo  obs- 
curo, con  fajas  transversales  ar- 
queadas de  color  amarillo  sobre  los 
élitros  y  el  coselete  (fig.  235).  Se 
muestra  en  mayo  y  junio  y  hace  la 
puesta  en  la  madera  de  las  encinas, 
sobre  todo  las  que  están  muertas  o 
cortadas;  la  larva  hace  en  el  leño 
galerías  de  forma  parabólica. 

La  calidia  sanguina  (Callidiiuu  sangiiineum)  es  un  lon- 
gicorne de  1  centímetro  de  longitud,  de  un  hermoso  color 
escarlata,  con  el  coselete  teñido  de  negro  y 
las  patas  negras.  Se  la  ve  a  últimos  de  abril 
y  mayo,  muy  frecuentemente  dentro  de  las 
casas,  traída  con  la  lena  para  combustible; 
deposita  sus  huevos  en  la  corteza  de  las 
encinas;  la  larva  labra  sus  galerías  en  el 
interior  del  leño. 

Las  larvas  de  los  ditos  y  de  las  calidias 
empiezan  siempre  por  atacar  la  corteza; 
podríamos,  pues,  suprimir  ésta;  pero  esto 
no  es  muy  factible  para  la  madera  de  cons- 
trucción, a  causa  de  las  grietas  profundas  que  resulta- 
rían. 

El  Capricornio  carpintero  (Astynomiis  cedilis)  es  un  lon- 


f  ig.  2.34.  —  Kagia  buscadora: 
tronco  descortezado  en  el 
cual  se  ven  las  galerías  de 
la  larva  y  las  cascaras  de 
las  ninfas. 


Fig.  235.-Clit 
arqueado. 


340 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


gicorne  de  12  a  19  milímetros  de  longitud,  de  im  color 
agrisado  coii  fajas  más  obscuras;  es  notable  por  la  gran 
dimensión  de  sus  antenas:  en  el  macho,  son  cinco  o  seis 
veces  más  largas  que  el  cuerpo;  presentan  anillos  muy  mar- 
cados; la  hembra  está  provista  de  un  taladro,  cónico  de  4  mi- 
límetros de  longitud  (fig.  233).— Este  insecto  se  muestra 
en  mayo;  la  hembra  deposita  sus  huevos  en  las  resquebra- 
duras de  la  corteza  del  pino,  y  la  larva  labra  sus  galerías 
entre  la  corteza  y  la  madera. 

La  cantárida  oficinal  o  mosca  de  Espafia  o  de  Milán  ( Can- 
tharis  o  Lijtta  vesicatoria)  es 
un  coleóptero  de  la  familia  de 
los  meloides  o  vesicantes.  Mide 
de  1'5  a  2  centímetros  de  lon- 
gitud por  4  ó  5  milímetros  de 
ancho  (fig.  236);  la  hembra  es 
mayor  que  el  macho.  El  insecto 
es  enteramente  de  un  verde 
dorado  muy  brillante,  a  veces 
azulado;  sus  antenas  son  largas 
y  negras.  Aparece  a  mediados 
de  junio  y  es  nocivo  en  estado 
adulto;  ataca  sobre  todo  los 
lo  mismo  que  las  de  las  lilas  y 
fácilmente  la  presencia  de  las 
cantáridas  por  un  olor  fuerte  y  desagradable.  La  hembra 
deposita  sus  huevos  en  el  suelo;  las  larvas  tienen  una  evolu- 
ción muy  compleja  y  sufren  metamorfosis  designadas  con  el 
nombre  de  hipermetamorfosis,  cuyas  fases  naturales  el  señor 
Beauregard  ha  logrado  descubrir  (fig.  236). 

Se  encuentran  las  cantáridas  por  todo  Francia,  pero  par- 
ticularmente son  más  numerosas  en  el  Mediodía.  Estos  in- 
sectos tienen  un  valor  comercial  a  causa  de  un  principio 
vesicante  que  contienen,  conocido  con  el  nombre  de  cantari- 
dina  (C'H'^O^),  que  se  utiliza  para  la  confección  de  los 
vejigatorios  y  más  comúnmente  como  afrodisíaco.  Se  las  re- 
coge sacudiendo  por  la  mañana  los  fresnos  atacados  sobre 
lienzos  extendidos,  como  se  hace  para  recoger  los  saltones; 


Fig.  23G.— Cautárida  adulta  y  larva 
(Cantharis  vesicatoria). 


fresnos;  devora 
de  las  aleñas; 


se 


las  hojas, 
advierte 


GRAN  GORGOJO  DEL  PINO  Y  DEL  ABETO 


341 


se  les  mata  por  medio  del  calor,  se  secaú  a  la  estufa  y  se 
pulverizan. 

El  gran  gorgojo  del  pino  y  del  abeto  (Hijlohiiis  abietis) 
(figura  237),  tiene  cerca  de  1  centímetro  de  longitud,  es 
pardo  con  pelos  rojos  sobre  los  élitros  dispuestos  en  fajas 
transversales;  su  rostro  es  bien  desarrollado  y  arqueado. 
Aparece  en  gran  cantidad  en  los  bosques  de  pinos  o  de  coni- 


f ig.  237.  —  Gorgojo  del  abeto. 

n,  adulto  de  tamaño  natural;  ¿>,  adulto  muy  abultado;  c.  rostro  visto  de  perfil 
muy  aumentado;  d\  e,  larva  y  ninfa  aumentadas. 


feras  hacia  los  meses  de  mayo,  junio  y  julio;  las  hembras 
depositan  sus  huevos  al  pie  de  los  viejos  troncos;  quince  días 
después  salen  unas  pequeñas  larvas  blanco  amarillentas,  que 
labran  galerías  en  la  corteza  y  se  transforman  dentro  peque- 
ñas celdas.  Los  adultos  son  muchísimo  más  nocivos:  invaden 
los  planteles  y  los  bosques  jóvenes,  roen  los  brotes  termi- 
nales de  los  pinos,  las  yemas,  la  corteza  de  los  tallos  y 
cometen  así  daños  muy  importantes. 

Para  destruirlos  se   preparan  haces-trampas  en  puntos 
con  la  tierra  recientemente  removida,  pues  se  ha  notado  que 


342  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

estos  insectos  buscan  estos  refugios  contra  el  frío  de  la 
noche  y  el  sol;  por  la  mañana,  se  encuentran  en  estos  refu- 
gios reunidos  los  insectos  en  gran  número.  Conviene  extir- 
par los  troncos  y  quemarlos  o  por  lo  menos  no  dejar  ninguno 


Fig.  238.  —  Pisodes  punteado  de  los  piuos. 

1  y  2,  adulto,  de  tamaño  natural  y  ampliado;  3  y  4,  larva  de  tamaño  natural 
j  ampliada;  .5,  ninfa  ampliada;  6,  tronco  de  pino  descortezado  en  parte  para 
mostrar  las  galerías  y  los  capullos. 


en  tierra  desde  abril  hasta  julio,  sin  descortezarlo  hasta  las 
gruesas  raíces. 

El  pequeño  gorgojo  del  pino  o  pisodes  punteado  (Pisso- 
des  notatns)  es  notablemente  más  pequeño  que  el  precedente: 
tiene  por  término  medio  8  milímetros  de  longitud;  su  color 
es  de  un  pardo  obscuro  ligeramente  rojizo,  con  dos  fajas 


ORCHESTA   DE   LA    HAYA  343 

transversales  en  los  élitros,  blanquecinas  más  o  menos  mar- 
cadas y  dos  puntitos  blancos  sobre  el  tórax  (fig.  238).  Ataca 
los  bosques  de  pinos  de  cuatro  a  ocho  años,  que  devora  tanto 
en  estado  adulto  como  en  estado  larvario;  sobre  todo  el  pino 
silvestre  y  el  pino  weymouth  son  los  que  más  sufren  sus 
devastaciones.  El  insecto  perfecto  aparece  en  abril  o  mayo; 
roe  las  hojas,  los  tiernos  brotes  terminales  y  las  yemas;  la 
hembra  efectúa  su  puesta  en  las  partes  altas  de  los  árboles  o 
bien  en  los  troncos  muertos;  perfora  la  corteza  con  su  rostro 
y  deposita  un  huevo  en  cada  agujero.  Cada  larva  labra  ga- 
lerías sinuosas  descendentes  entre  la  madera  y  la  Qorteza  y 
se  dirige  hacia  las  raices;  en  el  otoño  ha  llegado  a  su  com- 
pleto desarrollo  (9  milímetros  de  longitud),  y  en  el  extremo 
de  su  galería  hace  una  cavidad  ovalada  y  se  recubre  de 
serrín;  allí  pasa  el  invierno  aletargada  y,  venida  la  prima- 
vera, se  transforma  en  ninfa,  y  quince  días  después  en  in- 
secto perfecto,  el  cual  perforará  la  corteza  y  continuará  los 
destrozos.  Los  pinos  invadidos  por  las  larvas  se  reconocen 
por  sus  hojas  amarillentas  y  después  rojas  y  secas. 

Como  remedio  preventivo  hay  que  quitar  todos  los  tron- 
cos y  árboles  muertos  y  languidecientes,  pues  son  la  princi- 
pal causa  del  desarrollo  de  las  larvas.  Cuando  un  pinar 
empieza  a  ser  invadido,  es  preciso  arrancar  inmediatamente 
los  árboles  jóvenes  atacados  y  quemar  las  partes  de  los  ár- 
boles en  donde  se  encuentren  los  pisodes.  Debe  practicarse 
el  descortezamiento;  también  se  pueden  hacer  zanjas  poco 
profundas  de  paredes  verticales,  en  donde  los  pisodes  suelen 
caer  y  mueren  sin  probar  de  escapar. 

Orchesta  de  la  haya  (Orch estes  fagi).  —Este  pequeño 
gorgojo  (fig.  239)  no  tiene  más  de  2  milímetros  de  longitud; 
es  completamente  negro  con  reflejos  grises;  las  antenas  y 
las  patas  son  rojas  j  salta  fácilmente.  Durante  el  mes  de 
mayo,  la  hembra  deposita  pequeños  huevos  de  un  color 
blanco  amarillento  sobre  la  nerviación  principal  de  las  hojas 
de  la  haya;  ocho  días  después  salen  las  larvas,  que  penetran 
en  el  espesor  de  las  hojas  y  minan  el  parénquima,  indicando 
su  presencia  con  manchas  ocráceas;  al  cabo  de  tres  semanas, 
se  transforman  dentro  de  pequeños  capullos  tejidos  en  el 


344 


INSECTO»  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


borde  de  las  hojas,  y  los  insectos  perfectos  aparecen  a  me- 
diados de  junio,  para  conti- 
nuar sus  destrozos  perfo- 
rando las  hojas  de  parte  a 
parte. 

Orchesta  del  aliso  (Or- 
chestes  alni).  —  Este  gor- 
gojo, saltador,  como  el  pre- 
cedente, tiene  3  milímetros 
de  longitud;  su  cuerpo  es 
amarillo  de  ocre  con  la  ca- 
beza negra  y  algunas  man- 
chas negras  sobre  los  élitros 
(figura  240).  Hace  la  puesta 
a  últimos  de  abril  sobre  las 
hojas  del  olmo  y  del  aliso; 
las  larvas,  largas  de  4  milí- 
metros, minan  las  hojas  de 
la  misma  manera  que  las 
de  la  orchesta  de  la  haya; 
los  adultos  aparecen  a  pri- 
meros de  junio. 

Gorgojo  de  las  bellotas 
( Balanimis  glandiiim).  — 
Este  gorgojo  tiene  7  milímetros  de  longitud;  es  de  un  rojo 
obscuro  con  manchas  negras  sobre 
los  élitros  y  posee,  como  el  bala- 
nino  de  las  avellanas,  un  rostro 
largo  y  delgado.  Aparece  a  últi- 
mos de  junio;  la  hembra  trepa  por 
la  encina  e  introduce  un  huevo  en 
cada  bellota  con  auxilio  de  su  ros- 
tro; la  larva  blanca  y  blanda  que 

sale  del  huevo  roe  el  interior  de  la  bellota,  la  cual  no 
tarda  en  caer;  la  larva  la  abandona  entonces  y  penetra  en 
la  tierra  para  pasar  el  invierno  y  transformarse  en  ninfa 
durante  la  primavera. 


Fig.  238.  —  Gorgojo  de  la  liaya. 


Fig.  240.  —  Orchesta  del  aliso. 


ESCOLÍTIDOS  345 


Escolítidos 


Los  escolítidos  son  coleópteros  de  pequeña  talla  que  por 
su  número  y  la  naturaleza  de  sus  destrozos  resultan  muy 
temibles  para  los  árboles  forestales.  La  mayor  parte  labran 
entre  la  corteza  y  la  madera  galerías  de  forma  muy  diver- 
sas, que  podríamos  llamar  galerías  maternales  o  galerías  de 
puesta,  porque  están  reservadas  a  las  hembras  para  depositar 
en  ellas  sus  huevos;  estas  galerías  son  sencillas  o  bifurcadas 
cuando  corresponden  a  la  presencia  de  un  macho  y  de  una 
hembra,  o  estrelladas  en  el  caso  en  que  un  solo  macho  ha 
de  fecundar  varias  hembras.  De  estas  galerías  principales 
salen  un  gran  número  de  galerías  secundarias,  labradas  por 
las  larvas  procedentes  de  cada  huevo.  Algunos  escolítidos 
penetran  directa  y  profundamente  en  la  madera,  quitándole 
todo  valor  comercial;  entonces  no  existen  galerías  larvarias. 
—  Sobre  todo  los  árboles  languidecientes  o  recién  cortados 
empiezan  siempre  por  ser  atacados,  pues  la  circulación  de  la 
savia  no  es  bastante  intensa  para  impedir  sus  trabajos  de 
excavación;  por  esto  su  propagación  resulta  aumentada  siem- 
pre que  se  encuentran  en  presencia  de  árboles  enfermizos;  su 
número  aumenta  entonces  rápidamente,  y  no  tardan  en  ex- 
tenderse a  los  árboles  sanos.  Es  preciso,  pues,  no  dejar 
nunca  en  los  bosques  los  árboles  cortados  ni  restos  de  nin- 
guna clase  de  madera;  los  árboles  cuyo  follaje  amarillea 
han  de  ser  arrancados  inmediatamente.  Es  muy  útil  emplear 
árboles-cebos:  estos  árboles,  en  número  de  diez  por  heictárea, 
se  han  de  cortar  desde  febrero  hasta  abril,  según  la  época 
en  que  aparezcan  los  enjambres  de  escolítidos,  y  un  mes 
después,  cuando  ha  tenido  lugar  la  puesta,  basta  con  des- 
cortezarlos y  quemar  los  trozos  extraídos. 

En  la  familia  de  los  escolítidos,  tres  grupos  nos  interesan 
más  particularmente: 

1.*^  Los  bóstricos  o  tomicinos,  que  se  reconocen  por  su 
cuerpo  cilindrico  y  abultado;  su  cabeza  gruesa  recogida  en 
el  tórax  y  provista  de  mandíbulas  poderosas  y  salientes;  por 
sus  antenas  curvas  y  abultadas  en  su  extremo,  y,  finalmente, 
por  la  excavación  que  presentan  los  élitros  en  su  extremo 

GvÉNAux.— Entomología .  23 


146 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


posterior,  en  donde  se  distinguen  pequeños  dentellones  en 
número  variable  según  las  especies. 

2.^  Los  hilesinos  que  se  distinguen  de  los  bóstridos  por 
su  cuerpo  más  alargado,  su  coselete  estrechado  por  delante 
y  sus  élitros  fuertemente  estriados,  pero  sin  excavación  ni 
dentellones  en  su  parte  posterior. 

3.°  Los  escólitos  que  se  parecen  mucho  a  los  hilesinos, 
presentan  como  caracteres  particulares  una  cabeza  ovoidal 
cubierta  de  una  mata  de  pelo,  de  antenas  terminadas  en  un 
abultamiento  muy  desarrollado  y  abdomen  truncado  en  su 
parte  póstero -inferior. 

Gran  roedor  del  pinabete  (Bostrichns  o  Tomicns  typo- 
grapluis)  (fig.  241). — El  bóstrico  tipógrafo  ataca  únicamente 

al  pinabete.  Aparece  a  últi- 
mos de  abril;  su  talla  es  de 
6  milímetros,  su  color  pardo 
castaño,  y  en  la  escotadura 
posterior  de  los  élitros  llevan 
cuatro  pequeños  dentellones. 
Los  tipógrafos  buscan  prefe- 
rentemente los  árboles  recién 
cortados  o  enfermizos,  pero 
también  atacan  los  árboles 
sanos  en  la  parte  superior 
del  tronco;  perforan  la  cor- 
teza, y  en  su  espesor  labran 
una  pequeña  cavidad,  que  se 
podría  llamar  cámara  nupcial,  pues  que  sirve  para  aparejarse 
cuatro  o  cinco  parejas  de  machos  y  hembras;  de  esta  sala 
central  y  común  divergen  varias  galerías  verticales,  ascen- 
dentes unas  y  descendentes  otras,  en  número  de  dos  hasta 
cinco,  según  el  número  de  parejas  de  insectos,  y  de  una 
longitud  próximamente  de  15  centímetros.  Luego  la  hembra 
de  cada  pareja  deposita  en  la  galería  que  le  corresponde 
unos  sesenta  huevos  blanquecinos  en  otras  tantas  cavidades 
situadas  alternativamente  a  derecha  e  izquierda;  muriendo 
muy  pronto,  en  el  extremo  de  su  cavidad.  Al  cabo  de  diez 
días,  se  abren  los  huevos;  las  pequeñas  larvas  (fig.  241) 


Fig."  241.  —  Bóstrico  tipógrafo  y  su 
larva^  aumentados  y  de  tamaño  na- 
turaL 


BOSTRICO    TIPÓGRAFO 


347 


practican  cada  ima  por  su  lado,  en  la  parte  interna  de  la 
corteza  galerías  secundarias  perpendiculares  a  la  principal 
más  o  menos  sinuosas  dispuestas  muy  simétricamente;  las 
galerías  van  ensanchándose  a  medida  del  crecimiento  de 
las  larvas:  estas  últimas,  al  cabo  de  dos  meses  alcanzan 
medio  centímetro  de  longitud;  son  blanquecinas  con  la  ca- 
beza parda;  en  este 
momento,  todavía 
dentro  de  la  cor- 
teza ,  pero  más  cer- 
ca de  la  superficie 
exterior,  labran 
una  pequeña  celda 
en  donde  se  me- 
tamorfosean  (figu- 
ra 242);  los  insec- 
tos perfectos  per- 
foran la  corteza  y 
toman  el  vuelo. 
Suelen  dar  naci- 
miento a  una  se- 
gunda generación, 
que  pasa  el  invier- 
no en  la  corteza  de 
los  árboles  y  no 
hace  la  puesta  has- 
ta la  primavera  si- 
guiente.—La  pre- 
sencia de  los  bós- 
tricos,  dice  el  señor 
Grandjeau,  se  des- 
cubre por  el  follaje  claro  y  de  aspecto  mate,  por  la  corteza 
de  un  gris  obscuro,  por  la  caída  de  las  agujas  a  la  menor 
sacudida,  por  la  resina  que  sale  de  las  galerías,  pero  prin- 
cipalmente y  con  mayor  seguridad  por  el  serrín  de  un  color 
pardo  de  tabaco,  que  al  caer  se  detiene  en  las  rugosidades 
de  la  corteza  y  por  el  musgo  más  o  menos  abundante  que 
lleva  adherido. 


Fiíü.  •242.  —  (ialerias  del  ))óstrico  tipógrafo. 


348  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

Estos  insectos  se  hacen  rápidtameute  numerosos  y  cons- 
tituyen un  verdadero  azote.  En  los  Vosgos,  después  de  un 
ciclón  que  devastó,  en  1902,  los  bosques  de  árboles  resinosos, 
los  bóstricos  se  multiplicaron  (se  evaluó  en  150,000  el  nú- 
mero de  bóstricos  por  árbol  atacado),  y  acarrearon,  en  1904, 
en  la  región  de  Gérardmer,  la  pérdida  de  14,600  pinabetes, 
de  un  valor  de  más  de  350,000  francos,  representando  los 
árboles  de  50  hectáreas;  el  azote  no  quedó  definitivamente 
vencido  hasta  1907,  después  de  tres  años  de  lucha  incesante. 
—  Los  remedios  más  enérgicos  surten  difícilmente  efecto, 
cuando  se  tr^ata  de  muchos  millares  de  bóstricos.  El  descor- 
tezamiento,  practicado  con  cuidado,  da  buenos  resultados; 
cuando  las  hojas  amarillean,  es  preciso  cortar  el  árbol,  esca- 
mondarlo, quitar  inmediatamente  la  corteza,  que  se  desprende 
muy  fácilmente  en  grandes  placas  y  quemarla  alli  mismo. 
La  instalación  de  árboles-trampas  es  también  un  remedio 
muy  eficaz;  para  atraer  los  insectos,  se  disponen  en  los  sitios 
atacados  troncos  de  árboles  recién  cortados  y  provistos  de 
su  corteza;  los  bóstricos  abandonan  los  árboles  sanos  para 

invadir  los  troncos  puestos  a 
su  alcance,  que  muy  pronto 
quedan  completamente  acribi- 
llados de  galerías;  es  preciso 
seguir  atentamente  el  desa- 
rrollo de  los  insectos  y  des- 
truirlos a  últimos  de  julio, 
antes  de  que  hayan  podido 
propagarse,    descortezando  y 

bóstrico  calcógrafo,  de  tamaño  na- 
tural. Pequeño  roedor  del  pino  y 

del  abeto  (Bostrichus  chalco- 

graphiis).  —El  bóstrico  calcógrafo  ataca  como  el  tipógrafo 

al  pinabete,  pero  en  las  ramas  y  no  en  el  tronco.  Es  de  talla 

más  pequeña:  2  milímetros  de  longitud;  su  color  es  pardo 

rojizo  por  encima  y  negro  por  debajo;  tiene  tres  dientes  en 

el  extremo  de  cada  élitro.  Es  muy  nocivo  también  y  hace 

galerías  muy  visibles  en  la  corteza,  pero  su  aspecto  no  es 

igual  al  de  las  galerías  del  tipógrafo:  de  la  celda  común 


Fig.  243.  -Galerías  estrelladas  del       quemando  los  rCStOS. 


BÓSTRICO    ESTRIADO  349 

salen  ciuco  o  seis  galerías  divergentes  en  todos  sentidos, 
en  donde  las  hembras  depositan  sns  huevos  (fig.  24o). 

Gran  roedor  del  pino  (Bostrichus  sfenographns). — El 
bóstrico  estenógrafo  vive  en  la  corteza  del  tronco  del  pino; 
tiene  de  6  a  7  milímetros  de  longitud;  es  de  color  negruzco 
y  lleva  seis  dentellones  en  el  extremo  posterior  escotado  de 
cada  élitro.  Aparece  a  principios  de  mayo,  y  sus  costumbres 
son  análogas  a  las  de  los  bóstricos  precedentes. 

Pequeño  roedor  del  pino  (Bostrichus  hidens  o  Pijtioge- 
nes  hidentatiis) .  — El  bóstrico  bidentado  ataca  las  ramas  de 
los  pinos  jóvenes,  alcanza  apenas  2  milímetros  de  longitud 
y  es  de  color  negro;  cada  élitro  lleva  en  la  escotadura  tres 
dientes,  dos  de  los  cuales  son  muy  pequeños  y  el  tercero  es 
grande  e  incurvado  en  el  macho. 

Roedor  del  abeto  blanco  (Bostrichus  curvidens).—YX 
bóstrico  curvidentado  ataca  el  abeto  blanco,  el  abeto  rojo  y 
el  pino,  sobre  todo  los  árboles  enfermizos;  es  de  pequeña 
talla:  2' 5  milímetros  y  de  color  negro;  cada  élitro  lleva  en 
su  extremo  seis  dientes  ganchudos.  Sus  galerías  tienen  una 
forma  particular;  la  galería  principal  está  trazada  al  través 
del  árbol  y  tiene  vagamente  la  forma  de  una  llave  tipográ- 
ñca  ( — ).  Este  bóstrico  cometió  serios  destrozos  en  julio 
de  1904,  en  los  Vosgos. 

Bóstrico  estriado  (Bostrichus  lineatus).  —Este  bóstrico 
es  muy  perjudicial  para  los  pinos,  los  abetos,  los  alisos  y  los 
pinabetes.  Tiene  3  milímetros  de  longitud,  el  cuerpo  ne- 
gruzco y  los  élitros  rojos.  Aparece  en  abril  o  mayo;  la  hem- 
bra perfora  la  corteza  y  se  hunde  bastante  profundamente 
en  la  madera,  con  frecuencia  hasta  el  corazón  de  los  tallos 
jóvenes;  luego  deposita  sus  huevos  a  derecha  e  izquierda  a 
lo  largo  de  la  galería  principal;  las  larvas  nacen,  labran 
pequeñas  galerías  transversales,  en  las  cuales  se  desarrollan 
y  se  transforman  en  insectos  perfectos  que  salen  por  la  gran 
galería  de  entrada  practicada  por  la  madre.  —Las  maderas 
atacadas  por  el  bóstrico  estriado  son  impropias  para  todo 
servicio  y  únicamente  sirven  para  quemar.  Se  aconseja  des- 
cortezar los  árboles  en  el  momento  del  renuevo  de  la  savia, 
lo  cual,  según  parece,  les  preserva  del  ataque  de  los  insectos. 


350 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARROLES  FORESTALES 


Citaremos  también  simplemente:  el  bóstrico  eurígrafo 
(B.  eurijgraplms)^  que  al  final  de  la  primavera  ataca  los 
pinos  recién  cortados  y  penetra  en  el  espesor  de  la  madera, 
y  el  roedor  del  olivo  (B.  laricis),  que  ataca  las  coniferas 
del  mismo  modo  que  el  bóstrico  estenógrafo. 

Hilesina  del  pino  (Hijlurgus  o  Hylesimis  piíiiperda). — 
Este  insecto  tiene  4^5  mili- 
metros  de  longitud;  es  negro 
con  el  tórax  punteado  y  los 


Fig.  244.  — Hilesina  del  pino,  de  tamaño 
natural  y  aumentada. 


Fig.  245. 


-  Brote  terminal  roído 
de  pino. 


élitros  fuertemente  estriados  (ñg.  244).  Ataca  al  pino  sil- 
vestre, al  pino  marítimo  y  al  pino  Laricio,  sobre  todo  los 
árboles  decaídos  o  tumbados  por  el  viento  y  los  troncos 
abandonados  por  el  suelo.  En  julio  es  cuando  aparece  este 
peligroso  coleóptero;  perfora  la  corteza  en  la  base  de  los 
brotes  de  uno,  dos  o  tres  años;  penetra  hasta  la  médula  y 
asciende  por  el  tallo,  vaciándolo  completamente,  hasta  la 
yema  terminal  por  donde  sale  (ñg.  245),  de  esta  manera 
desaparece  la  punta  de  los  árboles,  los  cuales  no  pueden 
crecer  en  altura;  las  yemas  laterales,  por  el  contrario,  se 
desarrollan,  y  los  brotes  terminales  son  substituidos  por 
brotes  laterales;  la  rama  no  muere  pues  completamente,  y 
el  árbol  se  extiende  únicamente  en  anchura  como  sí  hubiese 
sufrido  una  poda  especial;  de  aquí  el  apodo  de  jardinero 
del  bosque  que  se  ha  dado  a  la  hilesina  del  pino.  Los  adultos 
prosiguen  estos  destrozos  tan  característicos  durante  tres 


HILESINA   DEL    PINO  351 

meses;  al  acercarse  el  invierno,  se  refugian  al  pie  de  los 
pinos,  debajo  del  musgo  y  de  la  broza,  y  al  iniciarse  la  pri- 
mavera, se  dedican  a  perforar  galerías  en  la  corteza  de  los 
troncos,  que  a  consecuencia  de  ello  se  desprende  fácilmente. 
Llegada  la  época  de  la  reproducción,  la  hembra,  que  no  lia 
construido  ninguna  cámara  nupcial,  se  hunde  simplemente 
en  la  corteza  hasta  dejar  tan  sólo  su  abdomen  al  exterior,  en 
espera  del  macho;  luego  se  hunde  completamente  en  la  cor- 
teza y,  llegada  al  líber,  asciende  hasta  la  punta  del  árbol, 
trazando  una  galería  maternal  única  y 
sinuosa,  en  cuyas  paredes  va  deposi-  ^  ^ 

tando  sus  huevos  en  número  próxima- 
mente de   120.   Las  larvas  (fig.  246) 
nacen  bien  pronto  y  labran  a  su  vez  en 
el  líber  un  gran  número  de  galerías,  al 
principio  paralelas,  luego  entrecruzán- 
dose y  ensanchándose  poco  a  poco;  a 
últimos  de  junio,  estas  larvas  están  com-     ^\J¿^¿  matura??  au- 
pletamente  desarrolladas;  son  blancas,       mentadas. 
incurvadas  y  tienen  5  milímetros  de  lon- 
gitud; entonces  cada  una  de  ellas  hace  una  cavidad  en  el 
espesor  de  la  corteza,  en  donde  sufre  la  ninfosis;  la  hilesina 
adulta  sale  a  principios  de  julio.  Puede  a  veces  existir  una 
segunda  generación:  las  hembras  hacen  la  puesta  a  últimos 
de  julio  y  las  larvas  se  transforman  en  septiembre. 

Hay  otras  dos  hilesiuas,  el  Hijlnrcjns  minor  y  el  Hylas- 
tes  ater,  que  también  atacan  al  pino. 

La  hilesina  comete  enormes  destrozos  en  algunos  bosques; 
en  Bélgica  y  en  Alemania  (Eiffel)  sobre  todo,  en  donde  se 
ha  debido  imponer  una  reglamentación  especial  para  la  ex- 
tracción de  los  árboles  tumbados;  en  Francia,  ha  dado  traba- 
jos en  los  planteles  de  Sologne  y  del  Isére.  Para  preservarse 
de  sus  daños,  es  preciso  quitar  antes  del  primero  de  junio, 
todo  lo  más  tarde,  todos  los  árboles  resinosos  cortados  o 
bien  descortezarlos  inmediatamente  después  de  la  corta,  no 
dejar  madera  muerta  en  el  bosque  y  aplicar  las  indicaciones 
recomendadas  más  arriba  a  propósito  del  hilobo  del  abeto 
(página  342). 


352 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


Hilesiüa  polígrafa  (Pohjgraphus  polijgraphus).  —  Tiene 
2' 5  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  pardo  negruzco. 
Ataca  los  pinabetes  débiles  y  pulula  prodigiosamente;  en  los 
alrededores  de  Nancy,  ha  hecho  perecer  desde  1901,  y  sobre 
todo  en  1906,  un  gran  número  de  falsos  abetos;  los  árboles 
atacados  pueden  morir  en  el  espacio  de  un  mes.  El  adulto 

aparece  en  abril  o  mayo; 
varias  hembras  se  reúnen 
para  labrar  en  la  corteza 
una  gran  cámara  nup- 
cial; y  una  vez  fecunda- 
das, cada  una  de  ellas 
labra  una  galería  en  don- 
de deposita  sus  huevos. 
Ordinariamente  hay  dos 
generaciones  anuales.— 
Se  previenen  fácilmente 
los  destrozos  de  la  hile- 
sina  polígrafa,  aclaran- 
de  vez  en  cuando  el  bos- 
que de  pinos.  Iguales 
medios  de  destrucción 
que  para  el  bóstrico  ti- 
pógrafo. 

Hilesina  o  gran  roe- 
dor del  fresno  (Hijlesi- 
nus  fraxini).  —  Este 
coleóptero,  de  los  más 
frecuentes,  tiene  3  milí- 
metros de  longitud:  es  negruzco  con  manchas  grises  y  estrías 
sobre  los  élitros.  Ataca  los  fresnos  enfermos,  heridos  o  re- 
cientemente cortados,  y  penetra  también  en  la  corteza  de 
los  fresnos  sanos  por  alguna  raja.  Estas  hilesinas  se  ven  a 
millares  en  la  primavera;  las  hembras  perforan  la  corteza 
y  construyen  cada  una  de  ellas  una  galería  horizontal  en 
forma  de  llave  tipográfica;  encontrándose  situada  la  abertura 
de  entrada  en  el  punto  medio  de  la  llave,  y  el  insecto  proba- 
blemente practica,  de  un  modo  sucesivo,  la  perforación  de  las 


Fig.  247.  —  Galerías  de  la  hilesina  del  pino 


IllLESIXA    DEL   FRESNO 


353 


dos  ramas  (?).  La  hembra  deposita  sus  luievos  en  estas  dos 
galerías,  de  las  cuales,  cou  frecuencia,  la  corteza  de  los 
fresnos  está  acribillada;  pequeñas  larvas  nacen  en  gran 
número  y  labran  galerías  perpendiculares  a  la  de  la  madre; 
en  julio,  se  transforman  en  ninfas  en  el  extremo  de  sus  gale- 
rías, y  los  adultos  aparecen  a  la  primavera  siguiente;  puede 
haber  dos  generaciones,  sa- 
liendo los  adultos  en  agosto 
y  perforando  nuevas  galerías. 
Otras  dos  especies  de  hi- 
lesinas,  el  Hijlesimis  varins 
y  el  Hijlesinus  creiuatus,  este 
último  más  raro,  atacan  tam- 
bién el  fresno. 

Escólito  destructor  o  gran 
roedor  del  olmo  (Scolytus  des- 
tructor).—  Este  coleóptero  es 
el  más  temible  de  todos  los 
que  atacan  al  olmo;  los  plan- 
tíos con  frecuencia  sufren  gra- 
ves danos.  Tiene  4  ó  5  milíme- 
tros de  longitud;  su  coselete 
es  de  un  negro  brillante,  y  sus 
élitros  son  de  color  castaño  con 
siete  estrías  punteadas  (figu- 
ra 249).  En  mayo  y  junio  es 
cuando  aparecen  los  adultos; 
hasta  julio,   roen  los  tiernos 

brotes  del  olmo,  y  luego  descienden  al  tronco  y  a  las  gruesas 
ramas:  cada  hembra  practica  en  la  corteza  un  pequeño  ag*u- 
jero  dirigido  de  abajo  arriba  y  empiezan  a  labrar  una  galería 
longitudinal  sin  cámara  nupcial;  pero  muy  pronto  retroceden 
y  se  quedan  a  la  entrada,  dejando  salir  su  abdomen  al  exte- 
rior; los  machos  proceden  a  la  fecundación,  y  después  de 
ella  las  hembras  prosiguen  la  construcción  de  las  galerías, 
van  depositando  sus  huevos  y  mueren  poco  tiempo  después. 
Un  centenar  de  larvas  nacen  en  cada  galería  maternal  a 
últimos  de  otoño,  y  sufren  su  desarrollo  de  un  modo  más 


Fig. 


248.  —  Galenas  de  la  iiiieslua 
del   fresno. 


354 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


O  menos  regular  durante  el  invierno;  practican  pequeñas  ga- 
lerías perpendiculares  a  la  galería  de  puesta,  todas  perfec- 
tamente paralelas  entre  sí  y  que  van  gradualmente  ensan- 
chándose (fig.  250).  En  el  mes  de  mayo,  se  transforman 
cerca  de  la  superficie  exterior  de  la  corteza,  y  los  adultos 
vuelan  a  últimos  de  este  mes  o  a  principios  de  junio,  después 
de  haber  practicado,  para  escaparse,  orificios  muy  redondos. 
La  corteza  del  olmo  atacado  se  desprende  fácilmente  y 
muestra  las  nnmerosas  galerías  practicadas  por  los  escólitos; 


Kg.  249. —  Escólitos. 

1,  escólito  destructor,  muy  ampliado;  2,  su  larva  de  tamaño  natural  y  muy 
ampliada;  3,  su  ninfa,  muy  ampliada;  4,  escólito  del  abedul,  muy  ampliado. 


esto  detiene  la  circulación  de  la  savia  descendente,  lo  cual 
ocasiona  la  desecación  de  la  corteza;  a  veces  el  follaje  se 
mustia  súbitamente  y,  durante  los  años  cálidos  y  secos,  en 
que  la  evaporación  de  la  savia  es  más  activa  por  los  agujeros 
de  que  está  acribillada  la  corteza,  la  muerte  de  los  árboles 
sobreviene  bastante  frecuentemente.  Los  troncos  atacados  se 
suelen  reconocer  por  unas  manchas  negruzcas  alargadas  en 
sentido  vertical,  y  también  por  los  orificios  de  entrada  y 
de  salida  de  los  insectos,  que  únicamente  se  muestran  a  cierta 
distancia  del  suelo. 

Otras  tres  especies  de  escólitos  viven  también  a  expensas 
del  olmo:  el  Scolytus  mnltistnatns ,  sobre  las  ramas  y  el 
tronco;  el  Scoli/tiis  pijgmmis,  sobre  las  ramas  secundarias, 
y  el  Scolyfus  ulmí. 


ESCÓLITO    DEL   OLMO  355 

Como  tratamiento  de  los  árboles  invadidos,  se  ha  acon- 
sejado ¡quitar  la  parte  dura  de  la  corteza  por  medio  de  un 
instrumento  cortante,  teniendo  cuidado  de  dejar  intacta  la 
parte  tierna  y  embadurnar  con  coaltar  los  troncos  así  des- 


Fig.  250. —  Galería  de  puesta  y  galerías  de  las  larvas  del  escólito  del  olmo, 
de  tamauo  uatural. 

cortezados;  el  embadurnamiento  no  es  necesario,  basta  con 
quitar  la  corteza  infectada  de  larvas  para  que  éstas  desapa- 
rezcan y  que  venga  una  corteza  sana  en  substitución  de  la 
enferma;  pero  el  coaltar  aleja  los  insectos  y  parece  activar 
la  ve2:etación.  En  lucrar  de  un  descortezamiento  completo  del 


356  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

troiico,  podemos  también  couteiitariios,  si  los  árboles  uo  están 
muy  atacados,  con  arrancar  tiras  longitudinales  en  los  pun- 
tos enfermos.  Desde  principios  de  otoño  hasta  últimos  de 
invierno  es  cuando  conviene  hacer  esta  operación. 

Roedor  de  la  encina  (Scolijtiis  intncatus).  —El  escólito 
de  la  encina,  que  es  el  parásito  más  temible  de  este  árbol, 
tiene  8  milímetros  de  longitud;  es  negro  con  los  élitros  par- 
dos y  estriados.  Aparece  en  el  mes  de  mayo;  busca  los  ár- 
boles muy  viejos  y  roe  la  corteza  en  su  parte  superior,  en  la 
base  de  las  ramas  jóvenes,  de  manera  que  éstas  se  desprenden 
fácilmente.  La  hembra  busca  las  encinas  jóvenes,  cuya  cor- 
teza es  más  tierna,  a  fin  de  efectuar  la  puesta;  traza  una 
galería  horizontal,  en  donde  deposita  los  huevos,  y  las  tiernas 
larvas  proceden  como  las  del  escólito  del  olmo;  pasan  el 
invierno  en  la  corteza  y  se  transforman  en  la  primavera; 
pero  estas  larvas  son  mucho  menos  perniciosas  que  los  insec- 
tos perfectos,  los  cuales  hacen  grandes  daños,  sobre  todo  a 
las  encinas  débiles. 

Citaremos,  además,  el  escólito  del  abedul  (Scolijfiis  Raf- 
zehnrgi)  (fig.  249,  4),  que  labra  galerías  en  la  corteza  de 
los  viejos  abedules. 

Coleópteros  nocivos  al  follaje 

Galénica  del  olmo  (Galerucella  luteola)  (fig.  251).  — 
Este  coleóptero,  de  la  familia  de  los  crisomélidos,  tiene  de 
6  a  8  milímetros  de  longitud  por  2  ó  o  milímetros  de  ancho; 
tiene  el  cuerpo  de  un  color  amarillo  claro  con  tres  manchas 
sobre  el  coselete  y  una  ancha  faja  negra  sobre  el  borde 
externo  de  cada  élitro.  Aparece  a  principios  de  mayo  y  co- 
mienza a  roer  los  brotes  tiernos  del  olmo;  a  últimos  de  este 
mes,  la  hembra  deposita  sobre  la  cara  inferior  de  las  hojas 
del  olmo  unos  huevos  de  color  amarillo  pálido,  alargados, 
puntiagudos  por  un  extremo  y  reunidos  en  pequeñas  placas 
de  una  veintena.  Unos  ocho  días  después,  a  principios  de 
junio,  tiene  lugar  la  eclosión;  las  pequeñas  larvas  tienen 
1  milímetro  de  longitud;  son  muy  voraces  y  se  ponen  inme- 
diatamente a  roer  las  hojas,  que  presentan  manchas  rojizas, 
adquieren  aspecto  de  puntilla  y  acaban  por  caer.  Pudiendo 


GALERUCA    DEL    OLMO 


357 


continuar  la  puesta  durante  todo  el  mes  de  junio,  resulta  de 
ello  que  los  olmos  son  devorados  por  las  larvas  durante  dos 
meses  consecutivos,  y  quedan  desde  el  mes  de  agosto  com- 
pletamente despojados  de  su  magnífico  follaje,  y  estos  ár- 
boles presentan  en  pleno  verano  su  aspecto  de  invierno.  Al 
cabo  de  veinte  días  y  después  de  varias  mudas,  las  larvas 
alcanzan  todo  su  crecimiento;  tienen  entonces  una  talla 
de  10  milímetros, 
y  son  amarillentas 
con  tubérculos  ne- 
gros; se  dejan  al 
suelo  o  descienden 
por  el  tronco  a  fin 
de  ir  a  transfor- 
marse en  el  pie, 
dentro  de  la  tierra 
o  entre  las  corte- 
zas; las  ninfas  son 
de  un  amarillo  ana- 
ranjado. Ocho  días 
después,  por  lo  ge- 
neral ,  durante  el 
mes  de  agosto,  sa- 
len insectos  perfec- 
tos y  continúan  sus 
destrozos,  royendo 
las  hojas  que  las 
larvas  han  dejado. 

En  otoño,  estos  adultos,  que  no  se  han  aparejado,  van  a  reco- 
gerse para  pasar  el  invierno  en  los  cuartos  desocupados  de 
las  casas,  en  los  graneros  o  debajo  de  las  hojas  muertas. 
Estos  son  los  que  se  ven  aparecer  en  primavera. 

La  larga  duración  del  período  de  puestas  de  las  hembras 
hace  que  aparezcan  adultos  de  segunda  generación  antes  que 
haya  terminado  la  puesta  de  la  primera;  resulta  de  ello 
que  parte  de  los  adultos  de  la  segunda  generación  se  repro- 
ducen antes  del  invierno  y  dan  origen  a  una  tercera  genera- 
ción, que  inverna . 


Fig.  2.Ó1.  — Galcrnca  del  olmo. 
Larva,  adulto.  Hoja  roída. 


358  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

Como  medios  preventivos  de  destrucción,  es  preciso  apro- 
vechar el  momento  en  que  las  larvas  descienden  al  suelo  a  fin 
de  efectuar  su  niufosis  al  pie  de  los  árboles,  para  destruirlos  de 
una  vez  aplastándolos  o  escaldándolos  con  agua  hirviendo; 
es  útil  preparar  de  antemano  debajo  de  los  olmos  un  lecho 
de  musgo  o  de  heno  en  donde  las  larvas  irán  a  transformarse 
y  que  luego  podremos  quemar,  o  bien  disponer  alrededor  del 
tronco,  a  cierta  distancia  del  suelo,  una  faja  de  algodón  que 
detendrá  las  larvas  en  el  momento  de  su  descenso.  Es  preciso 
también  aniquilar  todos  los  insectos  adultos  que  frecuente- 
mente invernan  en  gran  cantidad  dentro  de  las  casas.— Como 
medios  de  destrucción  directa,  se  han  aconsejado  las  pulve- 
rizaciones liquidas  contra  las  larvas;  pero  es  difícil  tratar 
asi  los  árboles  de  grandes  dimensiones;  este  procedimiento 
necesita  un  material  apropiado  y  un  personal  especial,  pero 
podemos  servirnos  de  bombas  de  incendio,  como  se  han 
hecho  en  Ginebra.  Se' ha  recurrido  a  las  pulverizaciones  ar- 
senicales  (verdes  de  Schweinfurt)  desde  el  principio  de  los 
danos  (véase  Destrucción  de  los  insectos  nocivos).  El  riego 
del  suelo  con  una  disolución  de  sulfocarbonato  de  potasa 
(30  gramos  por  litro),  a  razón  de  10  a  20  litros  por  árbol, 
permite  destruir  las  ninfas  y  los  insectos  ocultos  al  pie  de  los 
árboles;  se  ha  de  efectuar  tres  veces:  en  agosto,  en  noviem- 
bre y  en  febrero.  En  los  criaderos,  se  ha  de  aconsejar  el  re- 
coger los  insectos  adultos  sacudiendo  a  primera  hora  los 
I  2        olmos.   Interesa  tanto  más 

combatir  este  peligroso  in- 
secto en  cuanto  que  él  aleja 
a  los  pájaros  insectívoros 
por  el  hedor  de  un  líquido 
amarillo  que  segrega.— Los 
huevos  de  la  galeruca  son  a 
su  vez  atacados  por  un  pa- 
rásito, un  himenóptero  cál- 

Fig.  252.-1  galénica  del  aliso;  2,  larva,     ^ido,   el    Tetra sticJlUS  XaU- 
ambas  aumentadas.  ' 

thomelence;  y  por  un  hongo, 

el  Sporotrichiun  entomophilwn ,  que  destruye  las  ninfas. 

Galeruca  del  aliso  (Galénica  o  Ag elástica  alni).  —Este 


CRISOMELA    DEL   POBO  359 

insecto  tiene  6  ó  7  milimetros  de  longitud;  es  completamente 
de  un  color  azul  violado  muy  vivo;  su  larva  es  negra  (fig.  252). 
Es  muy  común  en  los  alisos  y  en  los  avellanos  de  los  valles; 
aparece  en  mayo  y  procede  como  la  galeruca  del  olmo;  las 
hojas  son  roídas  por  las  larvas,  que  únicamente  dejan  los  ner- 
vios, y  por  los  adultos  que  las  perforan  completamente.  Se 
pueden  recoger  sobre  una  tela  gran  número  de  adultos  sacu- 
diendo los  árboles  por  la  mañana. 

Crisomela  del  álamo  (Crysomela  o  Lina  populi)^  esta 
crisomela  tiene  cerca  de  1  centímetro  de  longitud;  es  de  forma 
ovalada  y  abultada  como  las  cochinillas;  sus  élitros  son  rojos 
con  una  mancha  negra  en  su  extremo  posterior;  el  coselete  y 
la  cabeza  son  de  un  verde  azulado.  Aparece  en  primavera 
y  roe  los  brotes  del  álamo,  del  pobo  y  de  diferentes  clases  de 
mimbres;  la  hembra  deposita  a  últimos  de  mayo  unos  diez 
huevos  rojizos,  formando  grupos  sobre  la  cara  superior  de  las 
hojas;  se  abren  cinco  o  seis  semanas  después;  las  larvas  son 
blancas  con  la  cabeza  negra;  roen  las  hojas  y  se  transforman 
en  el  mismo  sitio  en  ninfas  que  dan  nacimiento  a  últimos  de 
julio  a  los  insectos  perfectos;  éstos  pasan  el  invierno  en  es- 
tado de  letargía.  Hay  de  dos  a  tres  generaciones  al  año.  Se 
pueden  recoger  las  larvas  e  insectos  sacudiendo  los  árboles. 

Crisomela  del  pobo  (Crysomela  o  Lina  trenmlce}^  esta 
crisomela  o  Lina  del  pobo  (ñg.  253)  tiene 
8  milímetros  de  longitud;  igual  coloración 
que  la  precedente,  menos  las  manchas  ne- 
gras en  el  extremo  de  los  élitros.  Sus  cos- 
tumbres son  por  otra  parte  idénticas  a  las 
de  la  crisomélida  del  álamo.  Devasta  sobre 
todo  los  tallados  jóvenes  de  pobos,  de  ála- 
mos y  de  sauces  (fig,  254). —Destruir  los 
adultos  antes  de  la  puesta,  sacudiendo  los  ar-  Y\g.  253. 

bustos  sobre  un  gran  saco  de  tela  adaptado     crisomcia  del  pobo 
a  un  aro  provisto  de  un  mango;  se  golpean 
las  hojas  con  una  varita.  Contra  las  larvas,  se  emplean  pul- 
verizaciones en  líquido  insecticida  indicado  inmediatamente 
contra  la  crisomela  azul  del  mimbre. 

La  crisomela  azul  del  mimbre  (I^hyllodecta  vulgastis- 


360 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


sima)  devastó  en  1*.»04  y  1095,  las  mimbreras  del  Loira 
Inferior.  Se  ha  mostrado  io-ualmeute  nociva  en  las  cercanías 
de  París,  lo  mismo  que  la  crisomela  verde  del  mimbre 
(Ph.  vitelUnce). 

Los  adultos  pasan  el  invierno  aletargados  en  distintos 


Fig.  254.  —  Hojas  roídas  del  pobo,  larvas  jóvenes  y  ninfa  suspendida 
(cara  dorsal,  ampliada). 

refugios,  hacen  la  puesta  en  primavera.  Desde  abril  hasta 
julio,  los  adultos,  y  después  las  larvas,  roen  los  tiernos  bro- 
tes del  mimbre,  atacan  las  hojas  a  medida  que  aparecen,  las 
convierten  en  puntillas  y  así  acarrean  la  muerte  de  las  plan- 
tas, o  por  lo  menos  la  pérdida  de  las  dos  terceras  partes  de 
la  cosecha.  Se  destruyen  mediante  un  tratamiento  combinado 
de  polvo  de  cal  viva  y  de  nicotina.  Sobre  los  mimbres  ata- 
cados, se  esparce  por  la  mañana  y  por  la  tarde,  a  mano  o 


COSUS   ROE -MADERA 


361 


por  medio  de  ima  azufradora,  cal  viva  finamente  pulverizada, 
e  iumediatameute  después,  se  proyecta  por  medio  de  un  pul- 
verizador la  mezcla  siguiente:  zumo  de  tabaco  titulado,  2  ó 
3  litros;  carbonato  de  sosa  (cristales),  200  gramos;  jabón 
negro,  1  kilogramo:  alcohol  desnaturalizado,  1  litro;  agua, 
100  litros.  Disolver  el  jabón  negro  en  algunos  litros  de 
agua  y  el  carbonato  de  sosa  en  1  litro  de  agua:  mézclase  y 
añádase  el  alcohol  y  el  agua  restante. 


LEPIDÓPTEROS 

Lepidópteros  nocivos  a  la  madera 

Cosus  roe-madera  (Cossus  lujiüperda),  el  cosus  es  una 
gran  mariposa  de  la  familia  de  los  bombícidos;  su  cuerpo, 
robusto  es  de  un  color  gris  pardo,  tiene  3' 5  centímetros  de 


Cosus  roe-madera. 


longitud  y  de  7  a  V)  centímetros  de  ala  a  ala.  Las  alas  supe- 
riores son  de  un  color  ceniciento  con  numerosas  rayas  negras 
transversales  que  le  dan  un  aspecto  particular;  las  alas  in- 
feriores son  pardas,  orladas  de  gris  (fig.  255).  Esta  mariposa 

GuÉxAux.— ir///o///o/oí//r/.  24 


362  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

aparece  eu  verano,  durante  los  meses  de  jimio,  julio  y  agosto; 
es  nocturna  y  no  empieza  su  vuelo  pesado  hasta  el  crepúsculo; 
la  hembra  deposita  sus  huevos,  en  número  de  un  millar,  en 
las  rugosidades  de  la  corteza  del  tronco;  desde  principios  del 
mes  de  agosto,  se  ven  sus  orugas  de  1^5  centímetros  de  lon- 
gitud, ocupadas  en  roer  la  oorteza  y  en  penetrar  dentro  de 
la  madera.  La  vida  de  estas  orugas  dura  tres  años;  trans- 
curren casi  por  completo  en  el  interior  de  los  sauces;  de  los 
álamos,  de  los  olmos,  de  las  encinas  y  de  otros  diversos 
árboles,  tales  como  el  peral,  el  manzano  y  el  melocotonero; 
en  ellos  labran  galerías  muy  anchas  y  generalmente  dirigidas 
de  abajo  arriba;  de  estas  galerías  verticales  parten  otras 


Fig.  256.  —  Oruga  del  cosus  roe-madera. 

transversales  de  comunicación  con  el  exterior;  los  orificios  de 
éstas  están  rodeadas  de  un  rodete  cicatricial  y  dejan  salir  al 
exterior  serrín  mezclado  con  excrementos  de  color  rojizo. 
Llegadas  a  su  talla  definitiva,  estas  orugas  perforadoras 
tienen  de  6  a  10  centímetros  de  longitud,  1'5  centímetros  de 
grueso  y  son  de  un  blanco  rojizo  con  toda  la  región  dorsal 
con  un  color  de  heces  de  vino  (fig.  256);  posee  la  propiedad 
de  vomitar  una  baba  de  olor  fétido  que  sirve  sin  duda  para 
reblandecer  las  fibras  de  la  madera.  A  consecuencia  de  las 
galerías  que  van  labrando  sin  cesar  y  que  llegan  hasta  el 
corazón  de  la  madera,  los  árboles  minados  se  detienen  en  su 
desarrollo  y  pierden  toda  resistencia;  se  nota  a  veces  que 
la  corteza  del  tronco  sufre  hinchazones,  abolladuras,  se  raja 
y  acaba  por  desprenderse. 

A  la  primavera  del  tercer  año  de  su  vida,  estos  gusanos 
rojos  han  terminado  su  crecimiento;  se  transforman  en  cri- 


ZEUZERA  DEL  CASTAÑO  363 

salidas  en  la  entrada  de  sus  galerías  dentro  de  nn  capullo 
formado  de  serrín  y  de  una  seda  brillante  muy  sólida;  las 
crisálidas  son  parduscas  y  tienen  -4  centímetros  de  lon- 
gitud. 

El  mejor  medio  de  tratar  los  árboles  invadidos  consiste 
en  despejar  los  pequeños  orificios  de  las  galerías  por  medio  de 
una  cuchilla  y  sondar  estas  galerías  por  medio  de  un  alambre 
flexible  terminado  en  gancho;  los  álamos  y  los  sauces,  cuya 
madera  es  blanda,  suelen  ser  atacados;  las  galerías  son  pro- 
fundas y  sinuosas,  y  a  veces  hay  que  hacer  varias  tentativas 
l)ara  coger  las  orugas.  Para  completar  este  tratamiento,  es 
útil  recurrir  a  la  acción  de  substancias  volátiles  asfixiantes, 
como  bencina;  se  dilata  cada  agujero  de  galería,  y  se  tapona 
sin  apretar  demasiado  con  algodón  o  estopa  impregnados  de 
medicina;  luego  se  tapa  el  agujero  con  mástique  de  injertar  o 
un  emplasto  de  cemento  algo  fuerte.  Es  indispensable  tener 
limpio  el  pie  de  los  árboles  de  las  hierbas  que  podrían  privar 
las  masas  de  serrín  y  de  excrementos  salidos  de  las  galerías 
y  que  manifiestan  de  una  manera  muy  aparente  el  trabajo  de 
las  orugas;  mientras  se  advierta  la  presencia  de  estos  resi- 
duos reveladores,  hay  que  seguir  buscando  los  orificios  que 
han  servido  para  evacuarlos  y  repetir  la  operación  indicada. 
Al  cabo  de  dos  o  tres  años  de  estos  cuidados,  los  árboles 
quedarán  completamente  limpios. — A  fin  de  prevenir  los 
destrozos  de  los  cosus,  que  tienen  lugar  hasta  en  los  árboles 
sanos  de  los  parques  y  de  los  paseos,  se  tendrá  cuidado  de 
recubrir  las  secciones  de  poda  de  los  árboles  con  coaltar, 
pues  las  mariposas  tienen  el  hábito  de  efectuar  la  puesta 
preferentemente  sobre  las  llagas  vivas  de  los  árboles.  La 
busca  de  los  adultos  casi  no  es  práctica;  a  causa  de  su 
color,  permite  confundirlas  fácilmente  con  la  corteza  de  los 
clrboles. 

Zeuzera  del  castaño  o  coqueta  (Zen^era  cescnli).  —  La 
zeuzera,  llamada  vulgarmente  coqueta,  es  una  mariposa  de 
la  familia  de  los  bombícidos,  pero  de  aspecto  más  esbelto 
y  más  elegante  que  la  anterior  (fig.  257);  es  completamente 
blanca;  únicamente  las  alas  son  moteadas  con  pequeñas 
manchas  de  un  color  azul  negruzco;  la  hembra  tiene  doble 


364 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


tamaño  que  el  macho  y 
costumbres  auálo2^as  a 


posee  un  taladro.  La  zeuzera  tiene 
las  del  cosus;  aparece  en  agosto, 
y  deposita   sus 


Fig.  257.  —  Zeuzera  del  castaño. 


huevos  sobre  los 
árboles  más  di- 
versos, pero  so- 
bre todo  jóve- 
nes ;  castaños , 
olmos,  abedules, 
tilos ,  encinas , 
manzanos,  pera- 
les, viñas,  lilas, 
etcétera;  tienen 
su  tronco  y  sus 
ramas  perforadas  por  las  orugas,  que  nacen  durante  el  mes 
de  septiembre,  pasan  el  invierno  aletargadas  y  a  la  prima- 
vera siguiente  prosiguen  la  perforación  de  sus  galerías;  no 
alcanzan  todo  su  crecimiento  hasta  los  tres  años:  tienen 
entonces  5' 5  centímetros 
de  longitud  y  8  milíme- 
tros de  grosor;  su  color 
es  amarillento,  y,  en  cada 
anillo ,  grandes  puntos 
negruzcos    provistos 


de 


Fig.  258. —Oruga  de  zeuzera. 


pelos;  la  cabeza  y  las  mandíbulas  son  de  un  pardo  negruzco 
(figura  258).  En  el  mes  de  junio  del  tercer  año  de  su  vida, 
se  transforman  en  crisálidas  cerca  de  la  corteza. 

Los  árboles  atacados  se  reconocen  por  los  orificios  de  las 
galerías  por  donde  se  derrama  la  savia  y  por  donde  se  es- 
capa una  especie  de  serrín  rojizo  que  se  acumula  al  pie  del 
árbol.  Es  preciso,  pues,  buscar  con  cuidado  estos  signos 
exteriores,  y,  una  vez  reconocida  la  presencia  de  los  mon- 
toncitos  de  detritus,  buscar  en  la  corteza  el  agujero  por 
donde  se  escapa  esta  carcoma;  ensancharlo  y  extraer  la 
oruga  de  su  galería  por  medio  de  un  alambre  terminado  en 
gancho  o  de  un  anzuelo;  el  señor  P.  Lesue  ha  empleado  con 
éxito  cápsulas  de  sulfuro  de  carbono  de  forma  larga  y  afi- 
lada, provistas  de  una  envoltura  gelatinosa,  adecuadas  para 


SESIA    APIFORME 


165 


ser  introducidas  con  facilidad  en  las  galerías  del  tronco  y 
en  las  ramas  principales.  Se  pueden  incindir  enteramente 
las  ramas  atacadas  para  poner  al  descubierto  las  galerías, 
pero  suele  ser  más  conveniente  cortarlas  por  debajo  del  punto 
atacado  y  quemarlas. 

Sesia  apiforme  (Trochilinm  apiforme).  — Esta  mariposa 
está  caracterizada  por  sus  alas  pardas,  transparentes,  des- 
provistas de  escamas  colo- 
readas, y  su  cuerpo  amarillo 
con  manchas  negras,  que  le 
dan  el  aspecto  de  una  gran 
avispa;  su  longitud  es  de 
2' 5  centímetros  y  su  anchu- 
ra con  las  alas  desplegadas 
de  4  centímetros  (fig.  259). 
Se  muestra  en  junio  y  julio; 
la  hembra  deposita  peque- 
ñísimos huevos  de  forma  re- 
dondeada en  la  base  del 
tronco,  en  las  rajas  de  las 


Fig.  259. —  Sesia  apiforme. 


cortezas  de  los  árboles,  de  ma- 
dera blanca  (álamos,  abedu- 
les y  sauces).  Las  orugas 
penetran  casi  inmediata- 
mente después  de  su  naci- 
miento en  el  interior  de  la 
madera;  sus  galerías  pueden 
atravesar  los  árboles  de 
parte  a  parte  y  llegar  hasta 
las  raíces.  Al  cabo  de  dos 
años,  las  orugas  han  termi- 
nado su  crecimiento:  tienen 
4  centímetros  de  longitud; 
su  color  es  blanquecino  con  pequeños  puntos  y  la  cabeza 
negros  (fig.  200);  se  encierran,  ya  en  el  árbol,  ya  en  tierra, 
dentro  de  un  capullo  formado  de  seda  y  de  serrín  para  trans- 
formarse en  crisálidas  parduscas. 


Fijí.  260. —  Oruga  de  la  sesia  aiiifonne. 


Los  árboles  atacados  por  estas 


presentan  los 


366  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

mismos  caracteres  que  los  iuvadidos  por  el  cosiis  y  la  zeu- 
zera,  y  se  les  trata  del  mismo  modo. 


Lepidópteros  nocivos  al  follaje 

Bombix  dispar  o  esponjosa  (Liparis  o  Ocneria  dispar) 
(véase  fig.  159). — El  liparis  dispar  no  es  tau  sólo  perjudicial 
para  los  árboles  frutales,  sino  también  lo  es  para  los  fores- 
tales. Hace  la  puesta  sobre  la  madera  y  en  la  bifurcación  de 
las  ramas.  La  oruga,  negruzca,  con  seis  pares  de  tubérculos 
azules  y  cinco  pares  rojos  guarnecidos  de  largos  pelos,  causa 
terribles  destrozos  en  los  árboles  de  los  paseos  y  de  las 
ciudades,  lo  mismo  que  en  los  alcornoques.  Es  preciso  quitar 
y  destruir  los  nidos  de  orugas  suspendidos  en  el  extremo  de 
las  ramas  y  destruir  igualmente  las  placas  de  huevos,  muy 
visibles  sobre  la  corteza  de  los  árboles. 

Liparis  crisorrea. — Este  lepidóptero,  ya  estudiado,  ataca 
también  los  árboles  forestales.  En  1909,  conjuntamente  con 
la  esponjosa,  devastó  los  bosques  (fig.  261)  de  una  región 
importante,  extendiéndose  sobre  los  departamentos  de  lUe- 
et-Vilaine,  Loira  Inferior  y  Maine  y  Loira.  Introducido  hacia 
el  año  1890  en  los  Estados  Unidos,  con  plantíos  de  rosal, 
causa  actualmente  en  los  huertos  y  bosques  del  Massachu- 
setts,  estragos  todavía  más  considerables  que  los  cometidos 
en  Europa.  A  pesar  de  los  sacrificios  hechos  por  el  Estado  de 
Massachusetts,  la  invasión  de  las  dos  mariposas  subsiste 
todavía;  desde  1906,  se  procura  dominar  la  plaga  introdu- 
ciendo en  el  país  los  parásitos  europeos  y  japoneses  de  estos 
bombix,  y  la  acción  bienhechora  de  algunos  de  ellos  se  hace 
sentir  en  muchos  bosques. 

Bombix  fraile  o  monja  (Liparis  o  Bonibyx  monacha) 
(figuras  250,  251,  252  y  253). — Este  bombix  tiene  mucha 
semejanza  con  el  Liparis  dispar;  es  de  un  blanco  sucio  con 
el  abdomen  rojo;  las  alas  superiores  están  atravesadas  por 
cuatro  líneas  negras  en  zigzag  y  llevan  varios  puntos  ne- 
gros; las  alas  inferiores  son  de  un  gris  ceniciento;  su  longi- 
tud es  de  1'5  centímetros  y  la  extensión  de  sus  alas  desple- 
gadas de  4  a  5 '5  centímetros;  la  hembra  tiene  una  talla 


568 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


mayor  y  im  tinte  más  claro  que  el  macho  (figs.  262  y  263). 
Esta  mariposa  vuela  a  últimos  de  julio  y  durante  la  noche; 
la  hembra  deposita  sus  huevos,  principalmente  sobre  los 


Fig.  2G2. —Monja  (Lipai'is 
monacha);  macho. 


Fig.  2G3.  —  Monja  (Liparis 
monacha):  hembra. 


pinos,  en  montoncitos  de  veinte  a  cincuenta,  o  bien  en  una 
sola  masa  de  cincuenta  a  ciento  cincuenta;  estas  placas  no 
están  nunca  recubiertas  de  pelo;  tienen  un  color 
pardo  rojizo  y  siempre  están  ocultas  dentro 
las  grietas  de  la  corteza,  a  proximidad  del 
suelo.  Los  huevos  pasan  el  invierno,  y  su  eclo- 
sión tiene  lugar  a  la  primavera  siguiente,  a 
últimos  de  abril  o  a  principios  de  mayo;  las 
jóvenes  orugas  quedan  cinco  o  seis  días  juntas 
e  inmóviles  sobre  la  corteza  del  tronco,  for- 
mando unas  placas  que  los  labradores  alemanes 
llaman  espejos  (fig.  264).  Luego  se  dispersan 
y  se  ponen  a  roer  las  agujas  de  los  pinos,  em- 
pezando por  cortarlas  por  la  mitad  y  devo- 
rando luego  la  porción  que  queda  en  el  árbol; 
pasan  de  un  pino  a  otro  suspendiéndose  de  un 
filamento  de  seda  que  el  viento  balancea.  Al  cabo  próxima- 
mente de  dos  meses  y  medio,  en  julio,  alcanzan  4  centímetros 
de  longitud;  son  agrisadas  con  una  mancha  aterciopelada 
azul  y  roja  sobre  cada  uno  de  los  primeros  anillos;  están 
provistas  de  luminosos  mechones  de  pelo  (fig.  265).  Se 
transforman  entonces  sobre  los  árboles  en  crisálidas  pardas 
con  reñejos  bronceados  y  pelos  blancos. 

Las  orugas  de  la  monja  causan  graves  daños  en  los  bos- 


-  Masa 
de  Jóvenes  oru- 
gas recién  na- 
cidas o  espejo. 


LIPARIS   DEL   SAUCE  369 

ques,  sobre  todo  eu  los  pinares;  el  pino  silvestre,  el  pinabete, 
la  encina,  la  haya,  el  abedul  y  hasta  el  manzano,  son  los 
árboles  que  más  sufren  de  sus  devastaciones.  En  Austria,  en 
Alemania  y  en  Bélgica,  las  pérdidas  son  con  frecuencia 
enormes,  y  las  invasiones  de  la  monja  presentan  los  peligros 
de  calamidad  pública,  y  por  esto  una  reglamentación  especial 
impone  a  los  propietarios  de  bosques  medidas  de  preserva- 
ción.—  La  recogida  de  las  puestas,  desde  septiembre  hasta 
abril,  es  un  medio  excelente  de  atenuar  los  destrozos,  pero  no 
es  fácil  de  practicar:  se  han  de 
desprender  con  un  cuchillo  los 
trozos  de  corteza  atacados,  so- 
bre todo  al  pie  de  los  troncos,  y 
no  descuidar  de  buscar  el  insecto     „.     _.      „         ,    ^ .     . 

.       , ,  ,  Fi^íí.  26o.  —  Oruga  de  Liparis 

entre  los  liqúenes  y  los  musgos; 
se  han  de  emplear  para  este  tra- 
bajo grupos  de  obreros  y  pagarles  según  el  peso  de  los 
huevos  recogidos  durante  el  día.  Hacia  el  mes  de  abril,  es 
preciso  vigilar  la  eclosión  de  los  huevos  que  hayan  escapado 
de  la  recogida  y  aplastar  antes  de  dispersarse  las  pequeñas 
orugas  reunidas  loi^mando  espejos.  Pero  estos  procedimien- 
tos, lo  mismo  que  el  del  embreado  de  los  árboles  para  pro- 
tegerlos de  la  invasión  de  las  orugas,  son  muy  caros  y  de 
una  eficacia  relativa.  Felizmente,  existen  parásitos  animales 
y  vegetales  que  destruyen  un  gran  número  de  monjas,  deter- 
minando considerables  epidemias. 

Liparis  del  sauce  (Liparis  salicis).  —  Este  bonibix  es 
completamente  de  un  blanco  satinado  con  las  patas  y  las 
antenas  agrisadas;  tiene  de  ala  a  ala  de  4 '5  a  5' 5  centí- 
metros. Vuela  eu  julio;  la  hembra  deposita  sus  huevos 
sobre  el  tronco  de  los  sauces  y  de  los  álamos,  reuuiéndo- 
los  en  placas  cubiertas  de  barniz  blanco  y  brillante  muy 
visible.  Estas  puestas  pasan  el  invierno;  a  últimos  de 
abril,  las  orugas  nacen  y  se  dispersan  inmediatamente 
para  roer  las  hojas;  en  menos  de  dos  meses  adquieren 
una  longitud  de  4  centímetros;  sólo  en  el  dorso  tienen  una 
ancha  faja  amarilla  interrumpida  en  diferentes  puntos  y 
acompañada  de  manchas  redondas  y  amarillentas;  llevan 


370 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


numerosos  pelos  (fig.  266).  Se  crisalidan  entre  las  cortezas  o 
entre  las  hojas,  dentro  de  un  capullo  sedoso.  Es  preciso 

aprovechar  la 
temporada  de  in- 
vierno para  ex- 
traer las  puestas, 
cuyo  barniz  bri- 
llante permite 
descubrirlas  d  e 
lejos. 

Bombix  pú- 
dico o  Daschira 
(Daschijra  pudi- 
bunda). —  Este 
bombix  tiene  de 
4  a  5  centímetros 
de  ala  a  ala;  es 
de  un  gris  mate, 
con  tres  fajas 
obscuras  sobre 
las  alas  superio- 
res y  una  sobre 
las  inferiores  (fig.  267).  Vuela  a  últimos  de  mayo;  la  hembra 
deposita  sus  huevos  blancos  y  aplastados  sobre  el  tronco  de 
las  hayas,  de  las  encinas 
y  otros  árboles  tupidos. 
Las  orugas  nacen  en  julio, 
y  se  ponen  a  roer  las  ho- 
jas inmediatamente;  son 
de  un  color  amarillo  claro 
con  placas  aterciopeladas 
de  un  hermoso  color  negro 
sobre  el  dorso  y  numerosos 
pinceles  de  pelos  amarillos 

y  rojos  (fig.  268);  en  octubre,  se  crisalidan  en  el  suelo  entre 
las  hojas  muertas.  Pueden  a  veces  multiplicarse  hasta  el 
punto  de  devastar  bosques  enteros;  en  1848,  asolaron  en 
Alsacia  1,500  hectáreas  de  bosques.  En  tales  circunstancias, 


Fig.  266.  —  Oruga  del  Liparis  del  sauce 


Fig.  207.  —  Daschira  púdica. 


BOMBIX  PROCESIONARIA  DE  LA  ENCINA 


371 


el  número  de  las  orugas  es  tan  considerable  que  la  lucha 
resulta  casi  imposible,  y  hay  que  confiar  sobre  todo  en  los 


Fig.  2G8.  —  Daschira  púdica:  capullo,  crisálida  y  oruga. 


Fig.  209.—  Bombix  procesio- 
naria de  la  eiicina. 


parásitos  y  en  la  influencia  atmosférica.  Ordinariamente,  se 
practica  el  desorugamiento. 

Bombix  procesionaria  de  la  encina  (Cnetlioc cimpa  pro- 
cessionnea ) .  —  Esta  pequeña  mari- 
posa es  de  un  tinte  agrisado  uniforme, 
con  fajas  obscuras,  ligeramente  si- 
nuosas que  atraviesan  las  alas  supe- 
riores; su  cuerpo  está  recubierto  de 
pelos  pardos.  Tiene  1'5  centímetros 
de  longitud  y  3  centímetros  de  ala  a 
ala  (fig.  26*.)).  Se  la  ve  volar  en  agosto 
y  en  septiembre,  a  la  caida  de  la 

tarde;  la  hembra  deposita  sus  huevos  en  paquetes  de  ciento 

cincuenta  a  doscientos  so- 
^'^•N  bre  la  corteza  del  tronco 

y  de  las  gruesas  ramas 
de  la  encina,  cubriéndolas 
con  largos  pelos  pardos 
que  arranca  de  su  abdo- 
men. Protegidos  por  esta 
especie  de  borra,  los  hue- 
vos pasan  el  invierno  y  se 
abren  en  mayo.  Las  oru- 
gas pasan  toda  su  exis- 
tencia en  sociedad,  pueden  alcanzar  de  3  a  5  centímetros  de 
longitud;  son  de  un  gris  azulado,  llevan  sobre  el  dorso  pe- 


Fig.  270.—  Oruga  del  boniliix  procesionaria 
de  la  encina. 


372  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

queños  tubérculos  rojizos  de  donde  salen  mechones  de  pelos 
(figura  270);  poco  tiempo  después  de  su  nacimiento  hilan 
una  extensa  tela  a  lo  largo  del  tronco  y  se  agrupan  en  ella 
en  número  de  algunos  centenares;  este  nido  no  posee  más 
que  una  abertura  de  entrada  y  de  salida  para  toda  la  colonia, 
y  contiene  cierto  número  de  tabiques.  Las  orugas  quedan 
encerradas  en  este  vasto  saco  durante  todo  el  día,  resguar- 
dadas del  calor  y  del  sol;  al  crepúsculo,  van  a  buscar  su  ali- 
mento y  salen  en  fila  formando  una  procesión  bien  ordenada 
y  regular,  de  la  cual  forman  parte  todos  los  miembros  de  la 
colonia  y  que  va  desplegándose  desde  el  nido  hasta  las  hojas 
del  árbol:  a  la  cabeza  marcha  una  oruga  que  desempeña  el 
papel  de  jefe;  segrega  a  su  paso  un  filamento  sedoso  que  las 
demás  orugas  cogen  entre  sus  patas  sucediéndose  una  tras 
otra,  en  fila  india;  luego  las  orugas  salen  de  dos  en  dos,  de 
tres  en  tres,  de  cuatro  en  cuatro  y  cada  tres  o  cuatro  filas, 
el  número  de  unidades  de  cada  fila  aumenta  de  uno  o  de  dos 
individuos.  Llegadas  al  follaje,  las  orugas  lo  devoran,  y 
luego  regresan  en  el  mismo  orden  a  su  habitación.  Pasan  luego 
a  un  árbol  próximo,  extienden  poco  a  poco  sus  devastaciones, 
y  empujadas  por  el  hambre,  pueden  invadir  los  campos  y 
los  jardines. 

Las  orugas  procesionarias  presentan,  además,  el  grave 
inconveniente  de  tener  unos  pelos  urticantes,  los  cuales  se 
desprenden  fácilmente  y  se  acumulan  en  los  nidos  en  gran 
cantidad;  el  viento  arrastra  estos  pelos  finos,  secos  y  que- 
bradizos, que  se  fijan  en  la  piel  del  hombre  y  de  los  animales 
y  determinan  violentas  inflamaciones  acompañadas  de  un 
escozor  insoportable.  Es  preciso,  pues,  evitar  el  tocar  los 
nidos  o  las  orugas  sin  tomar  precauciones. 

Llegadas  a  su  talla  definitiva,  hacia  el  mes  de  junio,  las 
orugas  labran  en  el  interior  del  nido  capullos  colocados  unos 
al  lado  de  otros  y  reunidos  entre  sí,  y  transformándose  en 
crisálidas  de  un  rojo  pardusco. 

Medios  de  destrucción.  —  En  julio,  se  pueden  atacar  los 
nidos,  preferentemente  con  tiempo  lluvioso,  ya  chamuscán- 
dolos con  antorchas,  ya  arrancándolos  con  una  podadera; 
pero  es  preciso  proceder  a  este  desorugamiento  con  guantes 


BOMBIX  O  LASIOCAMPA  DEL  PINO  373 

y  una  careta,  o  después  de  haberse  embadurnado  las  manos  y 
la  cara  con  aceite.  Los  líquidos  insecticidas  en  pulveriza- 
ciones han  dado  buenos  resultados;  basta  con  inundar  los 
nidos  con  fuertes  chorros  de  un  liquido  compuesto  de  10  par- 
tes de  alquitrán  de  hulla  por  100  de  agua.  —  Es  de  aconsejar 
la  destrucción  de  las  puestas;  es  bastante  fácil  apercibir  du- 
rante el  invierno  las  placas  de  huevos  cubiertas  de  pelos 
parduscos  depositadas  sobre  el  tronco  de  las  encinas;  además, 
casi  siempre  los  huevos  están  depositados  en  las  encinas  del 
borde  y  no  del  interior  de  los  bosques,  y  esto  hace  más  fácil 
su  encuentro;  también  se  ha  notado  que  siempre  están  ex- 
puestas al  noreste  o  al  este. 

Bombix  procesionaria  del  pino  [Ciiethocampa pitijocam- 
pa). — Este  bombix  es  una  procesionaria  de  aspecto  casi  idén- 
tico a  la  de  la  encina:  es  una  mariposa  de  un  gris  mate,  con 
rayas  muy  sinuosas,  claramente  diseñadas  sobre  las  alas. 
Causa  grandes  destrozos  en  el  Mediodía  de  Francia,  sobre 
todo  en  el  sudeste,  en  las  plantaciones  de  pinos  marítimos, 
de  pinos  silvestres  y  de  pinos  de  Alepo.  Aparece  en  julio;  la 
hembra  deposita  sus  huevos  sobre  las  agujas  de  los  pinos: 
los  dispone  en  forma  de  anillo  y  los  recubre  con  una  especie 
de  escamas,  lo  que  da  al  conjunto  una  semejanza  con  el 
amento  del  avellano.  Las  orugas  roen  las  hojas  y  construyen, 
alrededor  de  la  parte  terminal  de  las  ramas,  grandes  nidos 
de  seda  blanca,  de  forma  cónica,  en  donde  se  recogen  du- 
rante el  día;  salen  de  allí  después  de  la  puesta  de  sol,  del 
mismo  modo  que  las  orugas  procesionarias  de  la  encina; 
como  éstas,  tienen  pelos  urticantes,  pero  se  diferencian  de 
ellas  porque  pasan  el  invierno  en  sus  nidos  y  no  alcanzan  su 
completo  desarrollo  hasta  la  primavera  siguiente,  en  cuya 
época  abandonan  sus  refugios,  bajan  de  los  árboles  y  se  hun- 
den en  el  suelo  para  tejer  un  capullo  y  transformarse  en 
crisálidas.  Hay  que  cortar  los  nidos  en  invierno  e  incinerarlos, 
o  quemarlos  en  la  misma  rama  mediante  una  antorcha  sujeta 
al  extremo  de  una  pértiga,  o  bien  inyectar  petróleo  en  cada 
nido  (medio  litro  para  cada  cien  nidos). 

Bombix  o  lasiocampa  del  pino  (Gasfropacha  o  Lasio- 
canipa  pini).  —Esta  mariposa  tiene  cerca  de  o  centímetros 


374 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


de  longitud  y  5  ó  G  centímetros  de  ala  a  ala;  es  de  lui  color 
castaño  o  pardo  rojizo;  las  alas  superiores  se  caracterizan 
por  una  ancha  faja  central  de  color  leonado  y  una  mancha 
blanca  en  forma  de  media  luna;  las  alas  inferiores  son  pardas, 
el  cuerpo  es  grueso,  romo  y  velloso  (figs.  271  y  272).  Se 
muestra  ordinariamente  en  julio,  y  vuela  por  la  noche;  la 


Fig..271.  —  Lasiocampa  del  pino,  macho. 


Fig.  272.  —  Lasiocampa  del  pluo,  hembra. 

hembra  deposita  sobre  la  corteza  del  tronco  del  pino  silvestre 
de  ciento  a  doscientos  huevos,  en  pequeños  montones  de  unos 
cincuenta  (fig.  273).  A  mediados  de  agosto,  tiene  lugar  la 
eclosión,  y  las  orugas  se  dispersan  para  devorar  las  hojas; 
en  octubre  y  noviembre,  al  aproximarse  el  mal  tiempo,  des- 
cienden de  los  árboles  y  van  a  pasar  aletargadas  el  invierno 
debajo  del  musgo,  del  liquen,  las  hojas  muertas  o  las  diversas 


BOMBIX  O  LASIOCAMPA  DEL  PINO 


375 


plantas  que  cubren  el  suelo.  A  la  primavera,  eu  marzo  o 
abril,  trepan  de  nuevo  a  los  pinos  para  proseguir  sus  destro- 
zos, atacan  a  la  vez  las  hojas  y  los  tiernos  brotes,  determi- 
nando así  frecuentemente  la  muerte  de  los  árboles.  Llegado 
el  mes  de  junio,  alcanzan 
su  talla  definitiva;  tienen 
de  7  a  8  centímetros  de 
longitud;  son  de  color 
agrisado  o  pardusco  con 
dos  manchas  aterciopela- 
das de  color  pavonado  so- 
bre los  dos  primeros  ani- 
llos y  son  muy  peludas 
(figura  274).  Labran  en- 
tonces a  lo  largo  de  las 
ramas  unos  capullos  alar- 


Fig.  273.- Puesta  del  lasiocampa. 


Fig.  274.  —  Oruga  del  lasiocampa. 


gados,  blanco  amarillentos  (fig.  275),  en  donde  se  transfor- 
man en  crisálidas  parduscas;  veinte  días  después,  en  julio, 
echa  a  volar  la  mariposa. 

Las  orugas  de  este  bombix  se  muestran  a  veces  en  masas 
innumerables,  y  despojan  de  sus  hojas  todos  los  árboles  de 
un  bosque.  En  1892  empezaron  a  -aparecer  de  una  manera 


376 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 


auormal  en  algunos  pinares  de  los  departamentos  del  Mame 
y  del  Aube;  se  hicieron  más  numerosos  en  1893  y  cometieron 
considerables  destrozos  en  los  bosques  de  pinos  silvestres  y 
de  otros  resinosos;  en  1894,  la  invasión  se  convirtió  en  un 
verdadero  desastre:  las  plantaciones  de  pinos  de  la  Cham- 
pagne pouilleuse  fueron  devastados  en  varios  millares  de 

hectáreas,  sobre  todo  en  las 
cercanías  de  Chálons-sur- 
Marne  y  de  La  Fére-Cham- 
penoise.  Felizmente,  la  de- 
vastación se  detuvo  en  1896, 
merced  a  los  numerosos  pará- 
sitos enemigos  de  las  orugas, 
cuya  intervención  resultó  más 
eficaz  que  la  del  hombre. 

Si  los  obreros  forestales 
son  casi  impotentes  para  do- 
minar las  grandes  invasiones, 
pueden,  no  obstante,  tomar 
algunas  medidas  que  les  per- 
mitan prevenirlas.  Los  pina- 
res en  los  cuales  se  reconozca 
la  presencia  de  los  peligrosos 
insectos  han  de  visitarse  cui- 
dadosamente a  últimos  de 
octubre,  en  cuya  época  las 
orugas  van  a  invernar  a  la 
superficie  del  suelo;  se  les 
encuentra  fácilmente  al  pie 
de  los  árboles  atacados;  tie- 
nen entonces  3  centímetros  de  longitud.  Hay  que  empezar 
esta  visita  antes  de  las  primeras  nevadas  que  harían  imposi- 
ble su  hallazgo;  teniendo  las  orugas  pelos  dotados  de  acción 
urticante,  conviene  que  los  obreros  encargados  de  aplastarlas 
lleven  las  manos  protegidas  por  guantes  o  por  trapos.  Du- 
rante el  verano,  se  pueden  recoger  las  orugas  sobre  telas 
sacudiendo  los  árboles  a  la  madrugada.  —  En  los  sitios  en 
que  abundan  las  orugas,  el  único  procedimiento  eficaz  para 


Fig.  275.  —  Capullo  de  lusiocaiupa. 


BOMBIX  O  LASIOCAMPA  DEL  PINO  377 

combatirlas  consiste  en  matarlas  de  hambre,  privándolas  de 
subir  a  los  árboles  al  final  del  invierno;  a  este  efecto,  se 
mondan  con  la  podadera  todas  las  ramas  bajas  de  los  árboles 
hasta  1'70  metros;  se  alisa  la  corteza  a  una  altura  de 
1'40  metros,  dejando  un  anillo  de  20  centímetros  de  altura, 
y  sobre  esta  superficie  se  esparce  una  capa  de  un  barniz 
viscoso  de  2  milímetros  de  grueso;  esta  faja  pegajosa  cons- 
tituye un  obstáculo  infranqueable  para  las  orugas.  Podemos 
servirnos  del  siguiente  barniz,  que  sale  a  1'50  francos  el 
kilogramo: 

Resina  de  pino 1,000  gramos 

Colofonia 1,750     — 

Aceite  de  oliva  o  de  nabo  silvestre  .    ,  1,750      — 

Trementina  común, 120     — 

Alquitrán  de  madera 250      — 

Glicerina , 130     — 

5,000     — 

El  único  inconveniente  que  se  puede  reprochar  a  este 
procedimiento  es  que  resulta  demasiado  caro,  por  lo  menos 
a  50  francos  por  hectárea.  Pueden  emplearse  también  los 
barnices  que  hemos  indicado  contra  la  f aleña  hiemal  (pá- 
gina 245). 

Para  proteger  en  verano  los  pinares  indemnes  contra  la 
invasión  de  las  orugas,  no  hay  que  titubear  en  practicar 
grandes  zanjas,  si  la  naturaleza  del  terreno  lo  permite; 
millares  de  orugas  hambrientas  caen  en  ellas  y  mueren. 

Durante  el  mes  de  julio,  hay  que  vigilar  la  aparición  de 
las  mariposas;  no  vuelan  más  que  de  noche,  pero  de  dia 
se  las  puede  ver  posadas  sobre  los  troncos  de  los  árboles 
a*la  altura  de  un  hombre,  y  del  lado  opuesto  al  viento,  siendo 
fácil  cogerlas. 

Los  pinos  qne  han  sufrido  mucho  del  ataque  de  las  orugas 
han  de  ser  cortados  lo  más  pronto  posible;  los  que  todavía 
pueden  restablecerse  han  de  vigilarse  muy  de  cerca,  puesto 
que  están  expuestos  más  particularmente  a  los  ataques  de 
los  gorgojos  y  de  los  bóstricos;  si  estuviesen  atacados  por  las 
larvas  de  estos  coleópteros  xilófagos,  habría  que  cortarlos 
inmediatamente,  descortezarlos  y  quemar  las  cortezas. 

GuÉNAux.—Fníoniologia.  25 


378  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

Los  enemigos  uaturales  de  las  orugas  de  lasiocampa  coii- 
tribuj^en  poderosamente  a  su  desaparicióu;  entre  ellos,  citare- 


—  Bombix  de  la  encina,  hembra. 


mos  por  de  pronto  los  pájaros,  y  luego  los  insectos  hime- 
nópteros;  en  esta  última  categoría,  los  icneumónidos  prestan 


Fig.  277.  —  Esfinge  del  pino. 


los  más  notables  servicios,  sobre  todo  el  Microfjaster  iicmo- 
riim,  la  Pimpla  mstif/ator  y  el  Anomalon  circwJTjiexnm. 

Bombix  de  la  encina  (Bonihijx  quercns). — Este  bombix 
tiene  cerca  de  2  centímetros  de  longitud  y  5' 5  centímetros 


ESFINGE   DEL   PINO 


379 


(le  ala  a  ala;  es  de  im  pardo  amarillento,  más  obscuro  que  el 
macho;  las  alas  superiores  llevan  uua  mancha  redonda  de 
color  blanco  y  una  ancha  faja  de  un  amarillo  obscuro  que 
continúa  en  las  alas  inferiores  (fig.  276).  La  oruga  es  negruzca 
con  algunas  manchas  blancas  y  está  cubierto  de  pelos  rojos; 
roe  las  hojas  de  la  encina  y  de  los  diversos  árboles  frondosos 
de  los  bosques,  pero  nunca  ha  causado  grandes  estragos. 

Esfinge  del  pino  (Sphinx  pinastri).  —  Esta  esfinge  tiene 
cerca  de  4  centí- 
metros de  longitud 
y  7  de  ala  a  ala;  es 
de  un  color  obscu- 
ro: la  cabeza  es 
gris;  el  cuerpo  es 
anillado  de  negro 
y  de  violeta;  las 
alas  superiores  son 
agrisadas  con  al- 
gunas rayas  longi- 
tudinales de  color 
negro;  las  alas  in- 
feriores son  par- 
das (figura  277).' 
Aparece  en  junio 
y  permanece  du- 
rante el  dia  sobre 
los  árboles,  en 
donde  su  color 
obscuro  no  permi- 
te distinguirla;  la 
hembra  deposita 
sus  huevos  de  un 
color  verde  pálido 
sobre  las  hojas  de 
los  pinos.  Las  oru- 
gas nacen  poco  después;  son  de  color  amarillo  y  roen  las 
hojas  de  las  sumidades  de  los  árboles  (fig.  278);  en  otoño,  en 
septiembre,  descienden  y  penetran  en  el  suelo  para  crisali- 


Yv¿.  278.  —  Oruga  de  la  esliujíC  del  pino. 


380  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 

darse:  en  este  momento  su  color  ha  cambiado;  son  pardas 
con  líneas  violetas,  tres  líneas  amarillas  y  numerosas  rayitas 
negruzcas.  Las  crisálidas  son  pardas  y  puntuadas  de  blanco 
en  los  costados;  pasan  el  invierno.  —  Esta  esñnge  nunca  es 
numerosa  y  raramente  ha  dado  que  sentir. 

Noctuella  del  fresno  (Caforala  fraxiJÜJ.  —'Estn  uoctuella 
tiene  5  centímetros  de  longitud  y  8  centímetros  de  ala  a  ala; 
está  caracterizada  por  sus  alas  inferiores  negruzcas  cruzadas 
por  una  faja  de  un  azul  de  cobalto;  las  alas  superiores  son 
blanquecinas  con  tres  pequeñas  fajas  negras  y  dos  manchas 
amarillentas;  el  cuerpo  es  de  un  gris  pardusco.  En  reposo, 
cuando  las  alas  inferiores  están  plegadas,  la  mariposa  se 
confunde,  por  su  color,  con  los  liqúenes  que  recubren  el  tronco 
de  k  j  árboles,  y  estando  siempre  perfectamente  aplicada 
sobre  la  corteza,  no  se  la  puede  distinguir  más  que  durante 
el  vuelo.  Vuela  en  agosto  y  septiembre,  a  la  caída  de  la 
tarde,  sobre  todo  en  los  grandes  bosques;  la  hembra  pone  sus 
huevos  sobre  los  fresnos,  los  álamos,  los  abedules  y  los  olmos; 
las  orugas  son  amarillas  con  puntos  negros;  roen  el  follaje; 
tejen  un  capullo  entre  las  hojas  y  se  transforman  en  crisáli- 
das; nunca  ha  producido  serios  destrozos. 

La  noctuella  de  pino  (Trachea  piniperda).  —Esta  noc- 
tuella tiene  1'5  centímetros  de  longitud  y  o  centímetros  de 

ala  a  ala;  tiene  la  cabeza,  el  tórax 
y  las  alas  superiores  de  un  rojo 
ocráceo,  con  manchas  y  líneas  de 
un  blanco  amarillento  sobre  estas 
últimas;  el  abdomen  y  las  alas  in- 
feriores son  de  un  pardo  agrisado 
Fig.  279.  —  Noctuella  del  pino,  (figura  279).  Esta  pequeña  mari- 
posa aparece  muy  tempranamente; 
la  hembra  efectúa  su  puesta  desde  el  mes  de  abril  hasta 
principios  de  mayo:  deposita  sus  huevos  en  grupos  de  seis  a 
ocho  sobre  las  agujas  del  pino  silvestre;  las  orugas  nacen 
inmediatamente,  atacan  los  brotes  cuando  empiezan  a  for- 
marse y  causan  así  estragos  considerables.  A  últimos  de 
julio  alcanzan- algo  más  de  3  centímetros  de  longitud,  y  son 
verdes  con  nueve  rayas  longitudinales,  siete  de  ellas  son  blan- 


FALENA   DEL   PINO 


381 


cas  y  dos  anaranjadas  (fig.  280);  en  este  momento  descien- 
den de  los  árboles  y  van  a  transformarse  en  crisálidas  entre 
el  mnsgo  para  pasar  el  invierno.  Las  orugas  no  están  cu- 
biertas de  pelo,  lo  cual  permite  a  los 
pájaros  destruirlas  en  gran  número; 
también  se  pueden  destruir  las  cri- 
sálidas del  musgo  por  manadas  de 
cerdos  que  se  llevan  al  bosque,  du- 
rante el  mes  de  agosto;  estos  ani- 
males comen  también  las  orugas  que 
se  hacen  caer  de  los  árboles  mediante 
golpes  repetidos;  además,  numerosos 
insectos  parásitos  atacan  estas  orugas 
y  reducen  sensiblemente  su  número. 
Falena  del  pino  (Fidonia  pinia- 
ria) .  —  Esta  agrimensora  tiene  el 
cuerpo  de  un  pardo  | obscuro,  lo  mis- 
mo que  las  alas;  las  alas  superiores 
están  cruzadas  por  franjas  amarillas 
en  la  hembra;  la  anchura  de  ésta  con 
las  alas  desplegadas  es  de  4' 5  centímetros,  en  tanto  que  la  del 
macho  no  pasa  de  3 '5  centímetros  (figs.  281  y  282).  La 
mariposa  vuela  en  junio  y  julio, 
en  la  época  de  los  fuertes  calores; 
a  principios  de  julio,  la  hembra 
deposita  sus  huevos  sobre  las  agu- 
jas de  las  puntas  más  altas  de  los 
pinos  y  de  los  abetos;  un  mes  des- 
pués nacen  las  orugas  y  empiezan 
a  roer  las  hojas,  que  generalmente 
cortan  por  el  centro  dejando  caer  la  mitad;  han  alcanzado 
su  talla  definitiva  en  octubre,  teniendo  entonces  3  centíme- 
tros de  longitud,  y  son  de  color  verde  con  rayas  longitudi- 
nales blancas  y  amarillas  (fig.  282).  En  aquel  momento 
descienden  al  suelo  para  transformarse  en  crisálidas  entre 
el  musgo.  — Estas  orugas,  más  tardías  que  las  precedentes, 
son  menos  peligrosas;  siendo  análogas  sus  costumbres,  se 
las  puede  destruir  del  mismo  modo.  Cuando  los  pinos  jó- 


Fig.  280.  —  Oruga   de 
noctuella  del  pino. 


—  Faleua  del  pino, 
macho. 


382 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


veues  tienen  destruidas  todas  sus  hojas,  es  preciso  cortar- 
los, arrancar  los  troncos  y  hacer  una  labor  profunda  para 

enterrar  las  crisálidas. 
Hilanderas  de  los 
árboles  resinosos.— 
Varias  hilanderas  o 
piralas  atacan  los  bro- 
tes de  los  árboles  re- 
sinosos. Vamos  a  pasar 
revista  de  las  más  per- 
judiciales. 

La  hilandera  de  los 
brotes  del  pino  (Reti- 
nia  o  Tortrijx  bonlia- 
na)  es  una  pequefia 
mariposa  de  9  milíme- 
tros de  longitud  por 
2  centímetros  de  ala  a 
ala,  de  una  coloración 
general  rojo  ocrácea 
con  rayas  blancas  en 
zigzag  sobre  las  alas 
superiores;  las  alas  in- 

Fig.  282.  —  Faleua  del  piuo,  hembra  y  oruga.    feriorCS   SOn  agrisadas 

(figura  283).  Aparece 
a  partir  de  últimos  de  junio,  y  deposita  sus  huevos  sobre  las 
yemas  de  los  pinos  jóvenes;  las  pequeñas  orugas  que  salen 
hacen  a  lo  largo  de  la  yema  un  pe- 
queño surco,  en  donde  se  cobijan  cu- 
briéndose de  resina;  van  perforando 
continuamente  sus  galerías  y  envuel- 
ven los  brotes  atacados  con  una  fina 
telaraña  sedosa.  Los  estragos^  son  ya 
visibles  a  principios  de  invierno,  y  se 
acentúan  nías  aún  en  la  primavera;  las  ramas  atacadas  si- 
guen creciendo  normalmente  en  dirección  opuesta  al  punto 
perforado  por  la  oruga,  de  manera  que  se  incurvan  en  este 
mismo  punto;  luego  se  endereza  verticalmente  el  extremo 


Fig. 


283.  —  Pirala  de  los 
brotes  del  pino. 


HILANDERA  DEL  ABETO  Y  DEL  PINO 


383 


que  lia  quedtado  sauo;  ele  aquí  el  nombre  de,  deformación  eu 
bayoneta  a  causa  del  aspecto  que  ofrecen  estas  ramas  (figu- 
ra 284).  A  veces  el  brote  roído  perece  y  se  suele  ver  entonces 
un  brote  lateral  desempeñando  el  papel  del  brote  central 
muerto.  En  el  mes  de  junio,  las  larvas  se  han  desarrollado 
enteramente;  tienen  de  7  a  8  milímetros  de  longitud  y  son 
de  color  pardusco;  en  esta  época  se  trans- 
forman en  crisálidas  dentro  de  sus'galerías. 
Desde  el  momento  en  que  se  notan  sus  des- 
trozos, es  preciso  cortar  las  ramas  atacadas 
y  quemarlas. 

La  hilandera  de  las  yemas  del  pino  (Re- 
tinia  turionana)  es  muy  parecida  a  la  ante- 
rior, tiene  iguales  dimensiones  y  la  misma 
coloración  general,  pero  las  alas  superiores 
son  azules  y  amarillas.  Aparece  en  mayo  y 
junio  y  deposita  sus  huevos  sobre  las  yemas 
del  pino  silvestre;  las  tiernas  orugas  roen  el 
interior  de  las  yemas,  provocando  la  forma- 
ción de  una  especie  de  agalla  resinosa,  en 
cuyo  interior  a  últimos  de  octubre  se  trans- 
forman en  crisálidas  para  pasar  el  invierno. 
El  brote  central  y  terminal  es  por  de  pronto 
destruido  y  el  árbol  se  desarrolla  en  anchu- 
ra en  lugar  de  crecer  en  altura;  las  agujas 
laterales  son  luego  atacadas,  lo  cual  da  al 
pino  una  forma  de  paraguas. 

La  hilandera  del  abeto  y  del  pino  (Reti- 
nia  resinella)  (ñg.  -285)  o  Pirala  de  la  resina  es  de  un 
aspecto  análogo  a  las  otras  dos  hilanderas,  pero  tiene  las 
alas  superiores  azules  y  castaño  obscuro;  deposita  sus  huevos 
sobre  el  extremo  de  los  brotes  tiernos  del  pino  y  del  abeto. 
Las  orugas  determinan  la  formación  de  pequeñas  agallas 
resinosas  al  lado  de  cada  yema,  generalmente  encima  de  un 
verticilo;  el  insecto  pasa  en  ellas  el  invierno;  ala  primavera, 
vuelven  a  roer,  y  las  dimensiones  de  las  agallas  aumentan 
hasta  alcanzar  a  últimos  de  verano  el  tamaño  de  una  nuez. 
Las  orugas  pasan  un  segundo  invierno  dentro  de  las  agallas 


Fig.  284. —  Rama 
de  pino  defor- 
mada por  la  pi-. 
rala. 


384 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ÁRBOLES  FORESTALES 


y  110  se  transformau  hasta  la  primavera  siguieute,  después 
(le  dos  años  de  existencia.  Frecuentemente,  se  debilita  la 

yema  terminal,  lo  mismo  sobre 
la  rama  principal  que  sobre  las 
laterales  de  los  pinos  jóvenes. 
La  hilandera  del  pino  de  los 
Alpes  (Retinia  hercijniana)  se 
distingue  de  las 
otras  hilanderas 
por  sus  alas  blan- 
quecinas con  man- 
chas de  un  castaño 
claro;  vuela  en  ma- 
yo y  deposita  sus 
huevos    sobre    los 
brotes  más  altos  de 
pinabetes     jóvenes 
(planteles);  las  oru- 
gas, que  son  de  un 
pardo  verdoso,  roen 
la  base  de  las  agu- 
jas  envolviéndolas 
con    una    telaraña 
blanquecina,  que 
después  se   vuelve 
pardusca.  Al  acer- 
carse  el    invierno, 
las  orugas  van  a  crisalidarse  al  pie  de  los  árboles,  debajo 
del  musgo.  — Es  preciso,  cuanto  esto  es  factible,  quitar  y 
destruir  los  nidos  construidos  por  las  orugas. 

La  hilandera  de  las  pinas  ( Retiniana  strohilana)  tiene 
únicamente  5  milímetros  de  longitud  y  11  milímetros  de  ala 
a  ala;  es  de  un  color  pardo  agrisado  con  las  alas  superiores 
de  un  gris  azulado  y  manchas  amarillas  y  negras.  Vuela  en 
mayo  y  deposita  sus  huevos  sobre  las  pinas  de  los  abetos  y 
de  los  pinos  de  los  Alpes;  las  orugas  roen  el  interior  de  las 
pinas,  allí  pasan  el  invierno  y  se  tranforman  en  junio  del 
verano  siguiente. 


Fig.  285.  —  Pirala  de  las  agallas  del  pino,  tamaño 
natural  y  muy  aumentada;  agalla  con  crisálida; 
la  Glíjpta  resinana,  su  parásito. 


LECANIO    DEL   OLMO  385 

La  hilandera  escamosa  (Retiñía  dorsana)  deposita  sus 
huevos  en  las  punta  de  los  verticilos  del  pino  de  los  Alpes; 
sus  orugas  provocan  derrámenes  de  resina  que  debilitan  los 
árboles. 

Hilandera  verde  de  la  encina  (Tortriv  vindana)  (figu- 
ra 28G).  — Esta  hilandera  tiene  1  centímetro  de  longitud  y 
•1  centímetros  de  ala  a  ala;  el  cuerpo  es  verdoso;  las  alas  su- 
periores de  un  verde  suave  y  las  alas  inferiores  son  grises 
con  una  franja  blan- 
ca. Estas  pequeñas  rT^-^\>^^y 
mariposas  vuelan 
en  grandísimo  nú- 
mero   durante   los 

meses    de    junio'    y        F¡g-.  28G.  —  Hilandera  verde,  mariposa  y  oruga. 

julio;  las  hembras 

depositan  sus  huevos  sobre  las  yemas  de  la  encina.  Las 
orugas  no  nacen  hasta  el  ano  siguiente,  a  mitad  de  prima- 
vera: son  abundantísimas  y  roen  las  hojas  de  la  encina; 
cada  oruga  se  construye  un  refugio  arrollando  varias  hojas, 
formando  un  barquillo;  en  donde  queda  oculta  hasta  iiltimos 
de  mayo  en  que  ha  terminado  su  crecimiento;  tiene  entonces 
2  centímetros  de  longitud  y  es  de  color  verde  con  pequeños 
tubérculos  negros,  cada  uno  de  los  cuales  lleva  un  pelito;  se 
crisálida,  y  la  mariposa  aparece  muy  pronto.  —No  hay  me- 
dio práctico  para  su  destrucción;  hay  que  quitar  y  quemar 
los  barquillos  formados  por  las  hojas.  Afortunadamente,  estos 
insectos  tienen  numerosos  himenópteros  parásitos. 

HEMÍPTEROS 

Lecanio  del  olmo  (Kermes  iilmi). — Este  lecanio  o  kermes 
presenta  un  aspecto  semejante  al  lecanio  del  melocotonero. 
Ataca  sobre  todo  los  alcornoques  (Uhmis  suberosa)  y  acarrea 
la  muerte  de  los  árboles  jóvenes  chupando  la  savia  del  líber; 
sus  picaduras  determinan  un  derrame  de  savia,  y  los  árboles 
atacados  toman  un  color  negruzco.  En  el  norte  de  Francia, 
estos  kermes  causan  graves  devastaciones;  de  la  Blanchére 
aconseja  aplicar  coaltar  en  las  grietas  y  rugosidades  de  la 


38G 


INSECTOS   NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


Fig.  287.  — Sirex  gigante,  macho. 


corteza,  sobre  el  tronco  y  las  ramas  y  hasta  bastante  altura 

de  los  olmos  jóvenes,  y 
si  este  tratamiento  no  da 
resultado,  se  recurrirá  a 
un  descortezamiento  su- 
perficial. 

HIMENÓPTEROS 

Sirex. — Los  sirex  son 
grandes  himeuópteros  de 
la  familia  de  los  urocé- 
ridos, cuyas  larvas  roen 
la  madera ,  rebajando 
gran  parte  de  su  valor, 
y  pueden  hasta  acarrear 
la  muerte  de  los  árboles. 
El  sirex  gigante  (Si- 
rex  gigas)  tiene  de  3  a  4  centímetros  de  longitud;  su  cuerpo 
es  negro  con  el  pri- 
mero y  los  últimos 
anillos  del  abdomen 
amarillos;  las  alas 
son  transparetes;  las 
antenas  son  en  for- 
ma de  lira,  y  la  hem- 
bra posee  un  largo 
taladro  que  permite 
hundir  muy  profun- 
damente los  huevos 
en  los  árboles  (figu- 
ras 287  y  288)."e1 
sirex  gigante  apa- 
rece en  julio;  la  hem- 
bra hace  la  puesta 
sobre  el  tronco  del 
pino  de  los  alpes,  de 
los  abetos  y  aun  de  las  hayas;  Ins  larvas  que  nacen  son  muy 


Flg.  288.  —  Sirex  gigante,  licinbra. 


LÓFIRO   DEL    PINO  387 

perniciosas  para  los  árboles,  puesto  que  por  medio  de  sus 
poderosas  mandíbulas  labran  extensas  y  anchas  galerías  en 
el  interior  de  la  madera.  Estas  larvas  roen  la  madera  durante 
dos  años,  al  cabo  de  cuyo  tiempo  pasan  de  3  centímetros  de 
longitud,  se  transforman  en  insectos  perfectos,  y  perforan 
la  corteza  para  salir  y  volar. 

El  sirex  común  o  novillo  (Sirex  juvencus)  tiene  2 '5  a 
3  centímetros  de  longitud  y  el  cuerpo  enteramente  de  color 
azul  pavonado  en  la  hembra;  el  macho  tiene  solamente  18  mi- 
límetros de  longitud  y  lleva  un  ancho  cinturón  rojo  sobre  el 
abdomen.  Este  urócero  vuela  en  junio  y  julio;  la  hembra 
deposita,  por  medio  de  su  taladro,  los  huevos  en  la  madera 
del  pino,  del  abeto  y  del  pino  de  los  Alpes.  Las  larvas  tienen 
un  género  de  vida  análogo,  en  cuanto  a  sus  estragos  y  a  su 
duración,  al  de  las  larvas  del  sirex  gigante;  tienen  también 
unas  mandíbulas  extremadamente  potentes,  que  hasta  les 
permite  atacar  el  plomo;  se  cita  el  caso  de  unas  cajas  que 
contenían  balas  que,  durante  la  guerra  de  Crimea,  fueron 
perforadas  por  estas  larvas. 

El  sirex  espectro  (Sirex  spectniín),  de  igual  talla  que  el 
precedente,  es  de  color  negro;  ataca  solamente  al  pino  de 
los  Alpes.  Sus  costumbres  son  iguales  a  los  de  los  demás 
sirex. 

Cuando  las  larvas  de  sirex  son  muy  numerosas  en  el 
tronco  de  un  árbol,  es  preciso  cortarlo  y  quemarlo;  en  el  caso 
en  que  los  ataques  presenten  menos  gravedad,  conviene,  no 
obstante,  apresurar  la  explotación  de  los  árboles  atacados. 
Numerosos  himenópteros  parásitos  atacan  las  larvas  de 
sirex. 

Tenredas  o  moscas  de  sierra.  —  Estos  himenópteros  tienen 
larvas  que  se  parecen  mucho  a  las  orugas  de  las  mariposas, 
que  atacan  también  el  follaje  de  los  árboles  forestales. 

El  lófiro  del  pino  {Lophijrns  pini)  es  una  tenreda  muy 
perjudicial  al  pino.  Ha  cometido  estragos  considerables  en 
los  pinares  de  la  Champaña,  y  luego  en  la  Cóte-d'Or  (1905) 
y  en  el  Cantal  (1906).  La  hembra  es  bastante  diferente  del 
macho;  tiene  1  centímetro  de  longitud,  su  cabeza  es  negra, 
el  coselete  amarillo  con  manchas  negras  y  el  abdomen  ama- 


388 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FOPESTALES 


Fig.  289.  —  Lófiro  del  piuo 
hembra,  aumentada. 


rillento  (fig.  289);  el  maclio  tiene  G  milímetros  de  longitud 
y  es  enteramente  negro.  Los  lófiros  aparecen  en  abril  y 
mayo;  las  hembras  depositan  de 
80  a  120  huevos  entre  las  agujas 
de  los  pinos;  las  larvas  nacen  poco 
después  y  devoran  el  follaje;  se 
desarrollan  muy  de  prisa,  se  vuelven 
de  un  color  verde  amarillento  y  al- 
canzan 1'5  centímetros  de  longitud; 
sus  larvas  cubren  los  pinos  en  filas 
tan  compactas  que  los  troncos  pa- 
recen amarillos;  se  les  ha  visto  también  cubrir  completamente 
las  agujas  del  vér- 
tice y  suspenderse 
allí  formando  mon- 
tones tan  grandes 
como  una  cabeza 
humana;  a  princi- 
pios de  julio,  cons- 
truyen al  lado  de 
las  hojas  pequeños 
capullos  de  seda 
pardusca,  en  forma 
de  barrilito,  y  se 
transforman  en  su 
interior  (fig.  290). 
Una  segunda  gene- 
ración de  insectos 
aparece  a  veces  du- 
rante el  mes  de  ju- 
lio, y  luego  una  ter- 
cera en  septiembre 
u  octubre.  En  oto- 
ño, las  hojas  suelen 
quedar  completa- 
mente devoradas,  y 
la  última  generación  de  las  larvas  va  a  construir  sus  capullos 
debajo  del  musgo,  al  pie  de  los  árboles. — Es  preciso  desoru- 


Fig.  290.  —  Lófiro  del  pino,  macho,  de  tamaño  na- 
tural: rama  de  pino  provista  de  larvas:  capullo 
tejido  por  la  larva. 


MOSCA  DE  SIERRA  SEPTENTRIONAL 


389 


gar  dos  veces,  eu  junio  y  en  septiembre:  se  sacuden  los 
árboles  y  se  recogen  las  larvas  sobre  lienzos  extendidos; 
durante  el  invierno,  hay  que  buscar  los  capullos  ocultos  debajo 
del  musgo  para  quemarlos. 

La  mosca  de  sierra  de  los  prados  {Lyda  stellata  o  jjra- 
tensis)  tiene  de  13  a  14  milímetros  de  longitud;  su  cuerpo  es 
amarillo  y  negro.  Vuela  en  mayo  y  junio  y  hace  la  puesta 
sobre  las  agujas  del  pino.  Las  larvas  roen  el  follaje  y  labran 
telarañas  en  forma  de  bolsas;  a  últimos  de  junio  alcanzan 
2  centímetros  de  longitud  y  son  pardas  con  la  cabeza  amari- 
llenta; descienden  entonces  al  suelo,  se  hunden  en  él  y  pasan 
el  invierno  encerradas  dentro  de  unas 
celdas;  en  la  primavera  se  transfor- 
man. —  Es  preciso  destruir  todos  los 
nidos  que  recubren  los  pinos,  y  durante 
el  otoño  utilizar  los  cerdos  para  la  des- 
trucción de  las  larvas  situadas  en  la 
capa  superficial  del  suelo. 

La  mosca  de  sierra  de  los  campos 
(Lyda  campestris)  tiene  cerca  de  2  cen- 
tímetros de  longitud;  es  negra  con 
manchas  amarillentas;  las  antenas  y 
las  alas  son  amarillas  (fig.  291).  Aparece  en  junio  y  causa 
en  el  pino  los  mismos  estragos  que  la  lida  de  los  pra- 
dos: las  larvas  son  verdes  (ñg.  292). 
La  lida  de  cabeza  roja  (Lyda  ery- 
throcephala)  tiene  de  11  a  13  milí- 
metros; el  cuerpo  es  azul  obscuro, 
excepto  la  cabeza,  que  es  roja;  las 
alas  son  negruzcas.  Vuela  en  abril  y 
deposita  sus  huevos  sobre  las  hojas  viejas  del  pino;  las  larvas 
son  de  un  verde  obscuro  y  ocasionan  perjuicios  idénticos  a 
los  de  las  especies  precedentes. 

La  mosca  de  sierra  septentrional  (Nematiis  septentrio- 
nalis)  tiene  1  centímetro  de  longitud;  es  de  color  negro, 
excepto  tres  anillos  del  abdomen  que  son  leonados.  Aparece 
en  mayo ;  la  hembra  hace  la  puesta  sobre  las  hojas  del 
abedul,  y  las  larvas,  nacidas  poco  después,  devoran  el  follaje 


Fig.  291.  —  Lyda  campes- 
tris,  de  tamaño  natural. 


Fig.  292.— Larva  de  la  Lyda 
cawjjestjis 


;90 


INSECTOS   NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


del  árbol;  sou  al  principio  verdes,  y  pasan  a  negras  cuando 
han  terminado  su  crecimiento;  entonces  descienden,  penetran 
en  el  suelo  y  se  transforman  dentro  de  una  cascara  de  tierra. 
La  segunda  generación  de  insectos  perfectos  sale  a  mediados 
de  agosto,  y  sus  larvas  continúan  los  destrozos;  pasan  el 
invierno  en  el  suelo. 

Galícolas.  —  Son  himenópteros  del  género  de  los  cinips 


3  4 

Fig.  293.  —  Agallas  de  la  euciua. 
1,  agalia  eu  forma  de  cereza  y  agalla  en  forma  de  alcacliofa;  2,  corto  de  una 
agalla  en  forma  de  cereza;  3,  corte  de  una  agalla  en  alcachofa;  4,  agalla  ex- 
traída de  su  celda  mostrando  la  larva  de  tamaño  natural  y  ampliada. 

que  producen  la  mayor  parte  de  las  aballas  o  cecidias  que 
se  observan  sobre  las  plantas.  Sobre  las  hojas  de  la  encina, 
determinan  la  formación  de  pequeñas  agallas  de  forma  esfé- 


CECIDOMIA  DE  LA  HAYA  391 

rica,  de  color  pardo,  del  tamaño  de  una  cereza  gruesa,  lla- 
madas nueces  de  agalla  (íig.  293):  la  hembra  pincha  las 
hojas  por  medio  de  su  taladro  y  deposita  uu  huevo  en  la  ca- 
vidad practicada;  el  tejido  de  la  hoja  sufre  una  suerte  de 
iuñamación  prolífera,  se  hincha  y  produce  una  pequeña  bola 
en  cuyo  centro  está  alojado  el  huevo;  cuando  éste  se  abre,  la 
pequeña  larva  se  alimenta  royendo  el  interior  de  la  agalla, 
que  al  propio  tiempo  le  sirve  de  abrigo  hasta  su  completa 
evolución.  Estas  agallas  generalmente  no  tienen  inconve- 
nientes graves  para  los  árboles.  Las  encinas  llevan  también 
agallas  en  forma  de  alcachofa ^  una  suerte  de  pina  de  hojas 
escamosas. 

Entre  los  cinipidos  que  ocasionan  las  agallas  de  la  encina, 
citaremos  el  Cijnips  lignicola,  el  Cijnips  argéntea  y  el  Án- 
(Iricüs  fecundatrix.  Estos  cinips  presentan  generaciones  de 
tipos  muy  diferentes:  así  el  Andricus  fecundatrix  tiene  dos 
generaciones  alternantes,  la  primera  de  las  cuales  es  áptera 
y  se  reproduce  por  partenogenesia^  y  la  segunda  es  sexuada, 
lo  que  ha  hecho  suponer  que  se  trataba  de  dos  géneros  de 
insectos  y  se  diese  el  nombre  de  Biorhisa  áptera  a  la  forma 
áptera  partenogenésica  del  Andricus  fecundatrix;  ambas 
generaciones  viven  sobre  la  encina:  los  insectos  de  la  pri- 
mera pinchan  las  yemas  y  forman  las  agallas;  las  hembras 
de  la  segunda  producen  también  agallas,  pero  de  otra  forma 
y  sobre  las  raíces. 

DÍPTEROS 

La  cecidomia  de  la  haya  ( Cecidomija  fagi)  deposita  sus 
huevos  sobre  las  hojas  de  las  hayas  y  determina  unas  agallas 
alargadas,  ovaladas,  terminadas  en  punta  y  que  llegan  a  tener 
4  milímetros  de  diámetro.  Esta  cecidomia  tiene  6  milímetros 
de  longitud  y  es  de  color  pardusco;  su  larva,  que  vive  en  el 
interior  de  la  agalla,  es  blanca,  blanda,  ápoda  y  tiene  3  mi- 
límetros de  longitud. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  JARDINERÍA 


TISANOPTEROS 

El  trips  de  los  invernáculos  (Heliothrips  lieiíiorrhoida- 
lis)  tiene  2  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  negro  con 
las  alas  superiores  de  un  blanco  amarillento  en  la  base  y  las 
patas  amarillas.  Es  muy  perjudicial,  tanto  en  estado  adulto 
como  en  estado  larvario;  las  plantas  de  invernáculo:  orquí- 
deas, azaleas,  begonias,  Ficiis  elástica^  etc.;  pincha  la  cara 
inferior  de  las  hojas,  las  cuales  toman  un  color  gris  amari- 
llento .  Embadurnar  con : 

Jabón  negro 125  gramos 

Carbonato  de  sosa  o  flor  de  azufre    .    .       250      — 
Agua ,    .    .    .    .         10  litros 

COLEÓPTEROS 

Criócero  del  lirio  (Crioceris  merdigera).  —  Este  criócero 
tiene  7  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  rojo  vivo  (figu- 
ra 294);  se  le  ve  sobre  los  lirios  desde  mediados  de  abril  hasta 
últimos  de  mayo.  La  hembra  deposita  sus  huevos,  que  pueden 
ser  en  número  de  veinte,  en  la  cara  inferior  de  las  hojas;  las 
larvas  nacen  muy  poco  después;  son  ovaladas  y  de  un  rojo 
pálido;  echan  los  excrementos  sobre  sus  espaldas  hasta  que- 
dar completamente  cubiertos  de  ellos,  lo  cual  les  da  el  aspecto 
de  bolitas  negruzcas;  a  últimos  de  junio,  después  de  haber 
roído  las  hojas,  el  tallo  y  hasta  las  flores  del  lirio,  descienden 
al  suelo  y  se  entierran  para  metamorfearse.  —Se  impone  la 
recogida  de  los  insectos  perfectos;  basta  con  visitar  las  matas 
de  lirio  por  la  mafiana  entre  las  ocho  y  las  nueve,  teniendo 
cuidado  de  recoger  todos  los  crióceros,  pues  éstos  tienen  la 


ANTONOMO    DE   LA   ZARZA 


393 


Fig.  294.  —  Criócero  del  lirio^  adulto  y  larvas. 


habilidad,  cuando  se  les  coge,  de  dejarse  caer  al  suelo  y 

hacerse  el  muerto. 

Es  preciso  también 

destruir  los  huevos, 

cuyo  color  rojo  les 

hace   bien  visibles 

eu  la  cara  inferior 

de  las  hojas,  y  des- 
embarazarse de  las 

larvas  cortando  las 

hojas  invadidas. 
El  autónomo  de 

la  zarza  (Anthono- 

mns  nihi)  es  un  pe- 
queño gorgojo  gris 

que,  en  junio,  hace 

la  puesta  en  las  ye- 
mas florales  de  los  rosales,  seccionando  los  pedúnculos.  Es 

preciso  recoger  los  insectos 
y  quemar  todas  las  yemas 
atacadas. 

Hay  otros  coleópteros , 
cuyos  estragos  sobre  diversas 
plantas  ya  hemos  indicado, 
que  taml3iéu  son  nocivos  para 
los  jardines;  tales  son: 

El  Otiorynclms  tenehri- 
cosns,  que  ataca  los  brotes 
tiernos  y  las  yemas  de  las 
lilas  (pág.  221). 

La  Cantárida  (fig.  236), 
que  roe  las  hojas  de  las  lilas 
y  del  alhena. 

Las  Cetonias  (fig.  295), 
que  destruyen  las  flores  de 

los  rosales.  —  Para  combatir  estos  diferentes  insectos,  ante 

todo  hay  que  cazar  los  adultos. 


FiL^  295.  —  Cetonia  dorada. 


G-üÉ^±\jx.—EfUoinologia. 


26 


394 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  JARDINERÍA 


LEPIDÓPTEROS 

Polilla  de  la  lila  (Gracilaria  sjjringella). — Esta  pequeña 
mariposa  es  el  enemigo  más  temible  de  las  lilas;  mide  5  mi- 
límetros de  longitud  y  9  a  12  milímetros  de  ala  a  ala;  su 
cuerpo  es  de  color  gris;  sus  alas  superiores  son  pardas  con 
seis  fajas  transversales,  unas  de  un  ama- 
rillo dorado  j^  otras  de  un  blanco  pla- 
teado; las  alas  inferiores  son  de  un  gris 
pardusco  (fig.  296).  Vuela  a  principios 
de  abril,  a  la  caida  de  la  tarde;  la  hem- 
bra deposita  sus  huevos  sobre  el  peciolo 
de  las  hojas  de  lila;  unos  diez  dias  des- 
pués salen  unas  pequeñas  orugas  que  se 
introducen  en  las  hojas  y  minan  el  pa- 
rénquima;  las  hojas  atacadas  se  defor- 
man, se  coarrugan,  se  obscurecen  y  se 
secan  completamente.  Las  orugas  salen 
entonces  de  las  hojas,  pero  siguen  ro- 
yéndolas exteriormente,  envolviéndolas 
con  filamentos  sedosos  y  formando  pa- 
quetes, en  cuyo  interior  se  refugian. 
A  últimos  de  mayo,  estas  orugas  han 
hecho  todo  su  desarrollo:  tienen  de  8  a 
12  milímetros  de  longitud  y  son  de  un 
color  verde  claro  con  la  cabeza  parda;  se  suspenden  entonces 
de  una  telaraña  y  descienden  al  suelo  para  tejer  un  capullo 
en  un  refugio  cualquiera,  ya  sea  una  grieta  de  la  corteza, 
ya  en  la  resquebrajadura  de  una  pared;  se  transforman,  y  en 
el  mes  de  junio  aparece  una  segunda  generación  de  mari- 
posas, que  procede  de  la  anterior.  Las  orugas  de  esta  segunda 
generación  son  las  que  producen  mayores  destrozos.  Todavía 
antes  del  invierno  hay  una  tercera  generación,  y  las  orugas 
procedentes  de  ella  pasan  el  invierno  aletargadas.  Como 
remedio,  es  preciso  cortar  y  quemar  las  hojas  inmediata- 
mente de  ser  atacadas. 

Falena  de  la  lila  (Emiomos  sy  ring  aria). — Esta  f  aleña 
tiene  alas  dentadas,   de  color  amarillento  con  jaspeados 


Fig.  296. —  Polilla 
de  la  lila. 


ESFINGE  DE  LA  ALHEÑA  395 

verdes,  rosados  y  grises;  \^iela  en  mayo,  y  la  hembra  efec- 
túa su  puesta  eu  junio.  Las  orugas  roen  las  hojas  de  las 
lilas,  alheñas,  jazmines  y  madreselvas;  tienen  2  a  2'o  cen- 
tímetros de  longitud  y  son  de  color  pardusco;  a  últimos  de 
junio  se  transforman  sobre  los  arbustos.  En  julio  aparece 
una  segunda  generación  de  mariposas,  y  en  agosto  nuevas 
orugas  empiezan  a  roer;  se  crisalidan  en  septiembre  para 
pasar  el  invierno. — Sus  destrozos  son  por  lo  general  poco 
graves;  en  junio  y  en  agosto  se  puede  proceder  fácilmente 
a  la  recolección  de  las  orugas  sacudiendo  los  árboles  sobre 
un  lienzo. 

Falena  de  la  capuchina  (Melanthia  fluctuaría). —  YisX^ 
f aleña  tiene  de  2  a  3  centímetros  de  ala  a  ala;  es  entera- 
mente gris  con  pequeñas  lineas  pardas  y  tres  manchitas  ne- 
gruzcas sobre  las  alas  superiores.  Una  primera  generación 
aparece  en  mayo  y  una  segunda  en  julio;  las  orugas,  de  un 
color  verde  amarillento,  roen  las  hojas  de  las  capuchinas. 

Mariposa  del  clavel  (Dianihcecia  coiiipta).  —  Esta  mari- 
posa tiene  de  3  a  3' 5  centímetros  de  ala  a  ala;  sus  alas  supe- 
riores son  negras  con  manchas  blancas  y  líneas  sinuosas 
azules  y  amarillas;  las  alas  inferiores  son  de  un  gris  pardusco. 
Aparece  en  junio;  la  hembra  pone  sus  huevos  sobre  los  cla- 
veles, cuyas  flores  y  semillas  son  roídas  por  las  orugas,  las 
cuales  son  agrisadas  con  líneas  y  puntos  de  color  pardo;  se 
transforman  en  crisálidas,  que  pasan  el  invierno  en  el  suelo. 

El  Tortrix  pronuhana  ataca  los  cultivos  de  claveles  de 
la  Cote  d'Azur.  Esta  pequeña  mariposa,  de  un  color  pardo 
anaranjado,  tiene  de  dos  a  cuatro  generaciones  anuales;  su 
oruga  es  verdusca;  roe  las  hojas  tiernas,  destruye  o  tuerce 
los  brotes  florales,  y  roe  las  flores.  La  multiplicación  de  esta 
mariposa  es  combatida  parcialmente  por  varias  especies  de 
himenópteros  parásitos.  Hay  que  buscar  los  brotes  torcidos 
y  recoger  todas  las  orugas  mediante  un  examen  metódico  de 
los  claveles.  Arrancar  las  plantas  al  finalizar  la  estación. 

Esfinge  de  la  alheña  (Spliinx  ligusfri). — Esta  esfinge 
tiene  9  a  11  centímetros  de  ala  a  ala;  su  cuerpo  es  pardo  con 
círculos  rosados  y  negros  sobre  el  abdomen;  las  alas  superio- 
res son  de  un  gris  rojizo  con  una  ancha  faja  parda;  sus  alas 


306  INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  JARDINEEÍA 

inferiores  son  rosadas  con  tres  fajas  negras  y  nu  ribete 
rojizo.  Vuela  en  mayo  y  junio;  la  hembra  pone  sus  huevos 
sobre  las  hojas  de  la  lila  y  de  la  alheña;  desde  junio  hasta 
agosto,  las  orugas  devoran  enteramente  el  follaje  de  estos 
dos  arbustos  y  de  otros  diferentes  (fresnos  y  madreselvas); 
al  principio  de  septiembre,  tienen  8  centímetros  de  longitud 
y  1'5  centímetros  de  grosor;  son  de  color  verde  con  líneas 
negras,  violetas  y  blancas;  descienden  entonces  para  hun- 
dirse ligeramente  en  el  suelo  y  transformarse  dentro  de  una 
celda  sedosa;  las  crisálidas  pasan  el  invierno. —  Precisa  des- 
truir las  orugas,  cuya  talla  permite  distinguirlas  fácilmente. 

Estrellada  u  orgia  antigua  ( Orgjja  antiqua)  (véase  pá- 
gina 240  y  fig.  1()0).  — Este  bombix,  cuyos  estragos  en  los 
árboles  frutales  ya  hemos  examinado,  suele  atacar  también 
los  rosales,  cuyas  hojas  roe  la  oruga  en  otoño.  —El  bombix 
culopardo,  el  bombix  dispar,  el  bombix  con  librea  atacan 
igualmente  los  rosales. 

Varias  hilanderas  también  los  atacan: 

La  pirala  con  ocelos  tiene  2  centímetros  de  ala  a  ala;  es 
de  color  gris;  sus  alas  superiores  son  matizadas  de  pardo 
obscuro  y  presentan  una  región  central  blanca  con  tres  man- 
chitas  de  un  gris  azulado.  Vuela  por  la  tarde,  a  últimos  de 
junio  y  julio;  las  orugas  atacan  los  botones  de  rosas,  y  roen 
su  interior  impidiendo  su  floración;  son  muy  rojizas  con  la 
cabeza  negruzca  y  pequeñas  líneas  negruzcas  en  los  anillos. 
Se  transforman  ya  en  el  interior  del  botón,  ya  en  la  superfi- 
cie del  suelo,  en  crisálidas  parduscas. 

La  hilandera  de  Bergmann  (TortrLx  Bergmanniana) 
tiene  1'5  centímetros  de  ala  a  ala;  son  de  un  pardo  amari- 
llento con  tres  líneas  transversales  plateadas  sobre  las  alas 
superiores  (ñg.  297);  vuela  en  junio  y  julio.  Las  orugas  em- 
piezan sus  estragos  en  la  primavera,  desde  el  mes  de  abril; 
arrollan  las  hojas  de  los  rosales,  las  empaquetan  con  filamen- 
tos de  seda  y  las  roen  completamente;  interrumpen  varias 
veces  los  destrozos  hasta  el  momento  de  su  transformación; 
en  el  mes  de  mayo  se  crisalidan  dentro  de  un  último  rollo 
de  hojas. 

Es  preciso  desorugar  los  rosales  invadidos  por  los  tortrix, 


HIPONOMEUTA  DEL  BONETERO 


397 


cortar  botones  con  las  hojas  raídas  y  quemarlos;  es  preciso 
también  destruir  las  mariposas  con  lámparas-trampas  o  por 


Fíg.  297.  —  Tortrix  de  Bergmann. 

medio  de  vasos  de  paredes  barnizadas  conteniendo  ac^ua  y 
miel,  en  donde  se  ahogan. 

Hipoüomeuta  del  bonetero  (Hyponomenta  cognafeUa  o 
evonijmella) .  —Esta  hiponomeuta  se  parece  mucho  a  la  del 
ciruelo  y  del  manzano,  de  que  ya  hemos  hablado  (véase  pá- 
gina 256);  tiene  2  centímetros  de  ala  a  ala.  Vive  sobre  el 
bonetero  y  la  madreselva.  Se  la  ve  a  partir  del  15  de  julio; 
las  orugas  aparecen  al  principio  de  la  primavera;  roen  los 
brotes  tiernos  del  extremo  de  las  ramas,  y  en  mayo  y  junio 
fabrican  extensas  telarañas  entre  las  ramas.  Los  estragos  son 
raramente  importantes.  La  hiponomeuta  plomiza  (Hypono- 
menta pliimh  ella)  ataca  de  un  modo  análogo  el  espino  cerval. 
—  Para  los  procedimientos  de  destrucción,  nos  remitimos 
a  lo  que  dijimos  a  propósito  de  los  hiponomeutas  de  los  ár- 
boles frutales. 

La  Acalla  schalleriana  es  un  microlepidóptero  cuyas 
orugas  atacan  las  yemas  florales  de  las  azaleas. 


398 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  JARDINERÍA 


HEMIPTEROS 

Pulgón  del  rosal  (SipheiW2)hora  rosoe). — Este  piügóu 
tiene  3  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  verde;  se  le 


Fig.  298.  —  Kermes  o  piojo  del  rosal  (Diasins  rosee). 


encuentra  en  numerosas  colonias  sobre  los  tallos  de  los  ro- 
sales. —  Otro  pulgón,  el  Aphis  rosarmn,  que  mide  1  milíme- 
tro y  es  amarillo  verdoso,  ataca  las  hojas. 

Diferentes  pulgones  chupan  también  la  savia  de  las  ma- 
dreselvas,  boneteros  y  clavelinas.  —  Para  los  medios  de 


AFROFORA  ESPUMOSA  399 

destrucción,  dos  remitimos  a  los  pulgones  de  los  árboles 
frutales  (véase  pág.  261). 

El  kermes  del  laurel  rosa  (Aspidiotus  nerii)  es  una  co- 
chinilla amarilla  de  escudo  ovalado,  que  se  encuentra  fre- 
cuentemente sobre  las  hojas  del  luarel  rosa. 

Kermes  o  piojo  del  rosal  (Diaspis  rosee)  (fig.  298.— 
Esta  cochinilla  suele  recubrir  los  tallos  y  los  brotes  de  los 
rosales,  cuya  savia  chupa;  está  protegido  por  un  escudo 
oval  de  color  blanquecino;  levantando  el  escudo  se  ve  la 
hembra  que  es  de  color  amarillo.  Como  insecticida,  emplear 
la  fórmula  de  Riley  (véase  más  adelante). 

Afrofora  espumosa  (Aphrophora  spiímaria  o  Phüoeiiiis 
spumarüís).  —Este  hemíptero,  de  la  familia  de  las  cicadelas, 
tiene  de  0'5  a  1  centímetro  de  longitud  y  es  de  un  color 
general  gris  ceniciento  con  dos  fajas  oblicuas  más  claras 
sobre  las  alas  superiores  (fig.  299); 
salta  con  facilidad.  La  hembra  hace 
la  puesta  a  últimos  de  otoño  en  la 
corteza  de  las  plantas;  los  huevos 
pasan  el  invierno  y  se  abren  en 
primavera.  Las  larvas  chupan  la 
savia  de  los  vegetales ,  expulsan  por  pig.  299.  -  Afrofora  espumosa, 
el  ano  una  materia  viscosa  llena  de 

burbujas  gaseosas,  que  acaba  por  envolverlas  completamente 
formando  una  espuma  blanca,  parecida  a  la  saliva;  estas 
masas  de  espuma  son  muy  comunes;  se  las  puede  encontrar 
en  un  grandísimo  número  de  plantas,  particularmente  la 
alfalfa.  Protegidas  de  este  modo,  las  larvas  se  desarrollan  y 
se  transforman  en  ninfas;  pero  a  partir  de  este  momento,  la 
bola  de  espuma  se  seca  por  fuera  y  se  reabsorbe  por  dentro; 
de  suerte  que  la  ninfa  queda  aislada  en  el  centro  de  una 
celda  de  paredes  delgadas;  se  transforma  entonces  en  insecto 
perfecto  y  sale. 

Con  sus  picaduras,  las  larvas  agotan  los  vegetales  e 
impiden  con  frecuencia  el  desarrollo  de  los  tiernos  brotes. 
En  el  caso  en  que  resulten  demasiado  numerosas,  es  preciso 
recoger  las  larvas  y  destruirlas,  echándolas  en  agua  hir- 
viendo. 


400 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  JARDINERÍA 


HIMENÓPTEROS 

Tenredas  de  los  rosales.  —  Gran  número  de  diver- 
sas tenredas  son  perjudiciales  a  los  rosales;  entre  estas 
moscas  de  sierra,  citaremos; 

La  tenreda  del  rábano  (Athalia  spinaniDi) ,  cuya  larva 
ataca  también  a  veces  el  rosal  y  el  agavanzo,  para  roer  el 
parénquima  y  la  cara  inferior  de  las  hojas;  hay  dos  genera- 
ciones anuales,  y  los  destrozos  tienen  lugar  en  junio  y  en 
septiembre  (véase  pág.  185); 

La  tenreda  deforme  (Tenthredo  diffonnis),  más  pequeña  y 
menos  frecuente,  cuya  larva  roe  las  hojas  a  últimos  de  mayo; 


Fig.  300.  —  Hilatoma  del  rosal. 


La  tenreda  negra  (T.  cetJiiops),  cuyas  larvas  roen  única- 
mente la  cara  superior  de  las  hojas,  que  parecen  entonces 
como  quemadas  del  sol;  la  slaryas,  al  principio  de  un  verde 
amarillento,  acaban  por  obscurecerse; 

La  tenreda  de  zona  (T.  nonata); 

La  tenreda  de  cinturón  rojo  (Emphytus  riifocindiis)^ 
cuya  larva  roe  las  hojas; 

La  tenreda  de  cinturón  (Emphijstus  cindus)^  cuya  larva 
vive  en  el  interior  de  los  tallos  seccionados  por  la  poda  y 
roe  el  canal  medular; 

La  blenocampa  mezquina  (Blennocampa  pusilla),  mya^ 
larvas  arrollan  las  hojas  para  roer  su  cara  inferior; 


HILOTOMA  DEL  ROSAL 


401 


La  blenocampa  bipimteada  (B.  hipnndata),  cuyas  larvas 
labrau  galerías  eu  el 
interior  de  los  bro- 
tes, desde  el  vér- 
tice hacia  la  base; 
La  fenusa  de  pa- 
tas blancas  (Phce- 
jinsa  fflbipes),  que 
únicamente  tiene 
3  milímetros  de  ta- 
lla y  cuyas  peque- 
ñísimas larvas  mi- 
nan el  paréuquima 
de  las  hojas,  dejan- 
do intactas  las  dos 
epidermis; 

El  nemato  de 
alas  blancas  (Nematiis  albipennis),  cuyas  larvas  destruyen 

enteramente   el    parénquima 
--    '     "  de  las  hojas; 

-^!k  /  La    hilotoma    del    rosal 

(Hijlotoma  rosee),  que  tiene 
8  milímetros  de  talla  y  es  de 
color  neerro  con  el  abdomen 


Fig.  301.  —  Megacliila  del  rosaL 


P^'.^ 


rojo  (fig.  300);  las  larvas  tienen  de  15  a  20  milímetros  de 


402  INSECTOS  NOCIVOS  Á  LA  JARDINERÍA 

longitud  y  son  verdosas;  roen  las  hojas  en  junio  y  en  agosto 
(2  generaciones). 

Medios  de  destrucción.  — ^s  preciso  destruir  los  insectos 
adultos  atrayéndolos  por  medio  de  platos  embadurnados  con 
una  mezcla  de  melaza  y  de  cola;  las  pulverizaciones  com- 
puestas de  zumo  de  tabaco  acaban  con  las  larvas.  Las  hojas 
atacadas  han  de  arrancarse  y  quemarse;  lo  mismo  debe  ha- 
cerse con  los  brotes  minados,  procurando  cortarlos  bastante 
hacia  bajo  para  no  dejar  las  larvas  dentro  de  los  tallos  y 
cubrir  la  sección  con  un  mástique.  Se  pueden  también  buscar 
las  ninfas  durante  el  invierno^  cavando  el  suelo  al  pie  de  los 
rosales. 

La  megachila  del  rosal  (Megachile  centiinciilaris)  (figu- 
ra 301)  tiene  1  centímetro  de  longitud;  la  hembra  es  de  un 
negro  ceniciento  y  el  macho  es  rojizo.  Este  himenóptero 
recorta  muy  regularmente  trocitos  de  hojas  de  rosal,  a  fin 
de  servirse  de  ellos  para  la  construcción  de  su  nido. 

El  cinips  de  la  rosa  o  de  moña  (BJiodites  rom)  (fig.  302) 
tiene  5  milímetros  de  longitud  y  es  de  color  negruzco.  En 
mayo,  la  hembra  introduce  por  medio  de  su  taladro,  varios 
huevos  en  diversos  puntos  de  los  rosales  y  agavanzos;  unos 
quince  días  después,  empieza  a  aparecer  en  cada  uno  de  estos 
puntos  una  excrecencia  que  va  creciendo  poco  a  poco,  to- 
mando un  aspecto  más  enmarañado  debido  a  unas  agujas 
finísimas  que  se  entrecruzan,  pudiendo  alcanzar  el  volumen 
de  una  nuez.  Estas  agallas  cabelludas  o  moñas  son  sobre 
todo  frecuentes  en  el  rosal  silvestre;  en  su  interior  se  en- 
cuentran varias  cavidades,  cada  una  de  las  cuales  contiene 
una  pequeña  larva  blanca  de  5  milímetros  de  longitud;  estas 
larvas  se  alimentan  con  el  tejido  de  la  agalla;  pasan  el  in- 
vierno aletargadas  y  sufren  su  ninfosis  en  la  primavera.  — 
Es  preciso  recoger  y  quemar  todas  las  agallas  de  los  rosales 
y  agavanzos. 

Las  hormigas  (véase  pág.  290)  se  muestran  a  veces  no- 
civas en  los  parterres  de  flores  (margaritas,  petunias,  etc). 


INSECTOS  NOCIVOS 
AL  HOMBRE  Y  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 

HEMÍPTEROS 

1.°  Chinches  (Acantiados) 

Chinche  común  (Acanthio  lectnlariaj  {ñg.  oOo). — Este 
insecto  forma  parte  de  los  hemípteros  heterópteros,  pero  sus 
alas  están  atrofiadas;  tiene  de  4  a  5  milímetros  de  longitud 
por  3  milímetros  de  ancho;  su  cuerpo  es  muy  aplastado  y 
ovalado;  su  color  es  de  ocre  pálido;  despide  mal  olor.  La 
hembra  efectúa  su  puesta  en  las  épocas  de  alta  temperatura, 
desde  marzo  hasta  septiembre,  pero  sobre  todo  en  mayo  y 
en  agosto;  deposita  desde  cinco  hasta 
quince  huevos  en  los  sitios  obscuros  de 
las  casas,  de  las  tapicerías,  en  las 
grietas,  etc.  Estos  huevos  tienen  1  mi- 
límetro de  longitud  por  medio  milímetro 
de  ancho;  son  cilindricos  y  de  un  co- 
lor gris  perla;  se  abren  cerca  de  una  Fig.  303.  — Chinche, 
semana  después  de  la  puesta  y  dan  na- 
cimiento a  pequeñas  larvas  cuyo  desarrollo  dura  once  meses. 

Durante  el  día,  las  chinches  se  ocultan  en  todos  los  es- 
condrijos que  pueden  encontrar,  grietas  de  los  muebles,  jun- 
turas de  las  camas,  etc.;  llegada  la  noche,  salen  de  sus 
refugios  y  buscan  a  los  durmientes,  cuyo  olor  les  atrae;  les 
pican,  inyectando  en  la  piel  una  saliva  irritante,  que  deter- 
mina hinchazón  y  escozor;  las  chinches  se  hartan  de  sangre 
y  pueden  quedar  luego  más  de  dos  meses  sin  alimentarse  de 
nuevo.  Las  chinches  transmiten  el  parásito  (1)  dela/e&/'^ 
recnrrejite,  afección  por  otra  parte  poco  grave,  que  se  ob- 
serva en  Argelia  y  en  otros  diferentes  países.  Estos  insectos, 

(1)    Este  parásito  es  un  flagelo,  el  Spirocheta  recurreiitis. 


404  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANBIALES  DOMÉSTICOS 

muy  desagradables,  hau  abundado  siempre  eu  las  ciudades, 
y  actualmente  se  han  extendido  a  las  poblaciones  rurales.— 
Para  destruirlos  hay  que  cazar  los  adultos  en  mayo  y  en  agos- 
to; inspeccionar  minuciosamente  las  camas,  los  sommiers, 
los  colchones,  las  grietas  de  los  entarimados,  de  las  paredes 
y  de  las  maderas,  arrancar  el  papel  de  las  paredes;  hacer 
una  limpieza  con  agua  hirviendo  e  insuflar  polvo  de  piretra 
o  pulverizar  una  solución  de  sublimado  al  milésimo,  la  esen- 
cia de  petróleo,  la  esencia  de  trementina,  la  bencina  o  mejor 
el  zumo  de  tabaco  son  también  muy  eñcaces.  Pegar  nuevo 
papel  a  las  paredes,  teniendo  cuidado  de  añadir  a  la  cola  un 
cuarto  de  litro  de  ácido  fénico  puro  por  litro  de  cola.  Se 
aconseja  también  poner  debajo  de  la  almohada  un  chinchero 
o  tejido  de  mimbres  o  bien  esparcir  por  el  suelo  hojas  frescas 
de  alubia:  las  chinches  acuden  a  ellas,  lo  cual  evita  el  tra- 
bajo de  buscarlas  para  aplastarlas. 

Chinche  de  los  gallineros  y  palomares  (Acanthia  coliim- 
haria).  — Esta  chinche  es  muy  semejante  a  la  anterior,  pero 
algo  más  pequeña.  Se  encuentra  con  frecuencia  abundante- 
mente en  los  palomares  y  gallineros;  molesta  mucho  a  los 
pájaros,  sobre  todo  en  el  momento  de  empollar  hasta  el 
punto  de  que  el  ave  se  ve  obligada  a  abandonar  los  huevos, 
sobre  los  cuales  se  notan  unas  manchitas  obscuras  formadas 
por  las  deyecciones  de  las  chinches. 

2°  Piojos  (Anoplnros) 

Los  anopluros  comprenden:  los  Pedicúlidos,  parecidos  a 
los  hemípteros,  y  los  Ricínidos ,  parecidos  a  los  seudo- 
neurópteros;  pero  estas  dos  familias  presentan  numerosos 
puntos  de  contacto.  Todos  están  completamente  desprovistos 
de  alas  y  viven  como  parásitos  sobre  los  animales.  Son  oví- 
paros; sus  huevos,  llamados  liendres,  están  fijos  en  la  base 
de  los  pelos  de  sus  huéspedes. 

1."   Pedicúlidos  o  piojos  chupadores 

Los  pedicúlidos  tienen  sus  piezas  bucales  dispuestas  para  chupar; 
su  chupador  es  retráctil,  terminado  por  dos  puntas  muy  agudas  que 


PIOJOS 


405 


sirven  para  perforar  la  piel,  y  armado  de  grandes  fijadores;  consti- 
tuye una  especie  de  trompa  que  sirve  pa]-a  aspirar  la  sangre.  El 
abdomen  es  mucho  más  ancho  que 
el  tórax ,  está  formado  de  seis  a 
nueve  segmentos,  el  último  de  los 
cuales  en  el  macho  es  esférico  y  pre- 
senta en  su  cara  superior  una  cloaca 
por  donde  sale  el  pene;  en  la  hembra, 
está  escotado  y  lleva  la  vulva  en  su 
cara  ventral,  de  modo  que  para  el 
aparej amiento  la  hembra  ha  de  po- 
nerse sobre  el  macho.  Las  patas  están 
terminadas  por  una  especie  de  pinza, 
constituida  por  una  punta  situada  en  un  extremo  de  la  tibia  y  por 
otra  punta  incurvada  en  el  extremo  del  tarso  (fig.  304), 

Los  pedicúlidos  chupan  la  sangre  de  los  mamíferos;  los 
parásitos  más  frecuentes  pertenecen  a  los  géneros  Hcemato- 
pinus  (parásitos  de  los  animales  domésticos),  Pediculns  y 
PJithii'iiis  (parásitos  del  hombre). 

El  gran  piojo  del  buey  (Hcematopinns  eiirijstermis)  tiene 
de  2  a  o  milímetros  de  longitud;  es  de  color  amarillento, 


304.  —  Patas  de  piojo. 


Fig  'M).  —  Gran  piojo  del  buey 
( Ilaiitatopiíius  enrijsternns). 


Fig,  306.  —  Piojo  teuDirrostro 
(  Ecematopinus  iennirostris ). 


tiene  el  tórax  mucho  más  ancho  que  la  cabeza,  el  abdomen 
es  de  forma  oval  (fig.  305).  Vive  sobre  el  buey,  princi- 
palmente en  las  espaldas  y  en  los  sitios  cubiertos  de  pelo 
largo  y  espeso,  en  donde  determina  viva  comezón. 


406 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 


El  gran  piojo  del  caballo  (H.  tennirostris)  (fig.  306)  tiene 
unos  3  milímetros  de  longitud  y  es  de  un  color  castaño  uni- 
forme; su  cabeza  es  estrecha  y  alargada,  su  tórax  cilindrico 
y  su  abdomen  ovalado.  Vive  sobre  el  caballo  y  sobre  el  asno, 
en  las  regiones  cubiertas  de  crines;  incomoda  mucho  a  estos 
animales. 

El  piojo  del  cerdo  (H.  snis)  (fig.  307)  tiene  de  4  a  5  mi- 
límetros de  longitud  y  es  de  color  pardo;  vive  sobre  los 
cerdos  y  los  jabalíes,  a  los  cuales  produce  violentos  picores. 


Fig.  307.  —  Piojo  del  cerdo 
(Hcematopimis  snis). 


Fig.  308.  —  Píojito  del  perro 
(Hd'matopinns  iñlifer) . 


El  piojito  del  perro  {H.  pilifer)  (fig.  308)  tiene  de  1'5  a 
2  milímetros  de  longitud  y  es  de  un  amarillo  sucio;  tiene  la 
cabeza  corta,  casi  tan  ancha  como  larga.  Vive  sobre  los 
perros  de  pelo  largo  y  también  sobre  el  hurón. 

El  piojo  de  la  cabeza  (Pedicnlns  capitis)  (fig.  309)  tiene 
unos  2  milímetros  de  longitud  por  1  milímetro  de  ancho  y  es 
de  color  agrisado;  tiene  la  cabeza  fuertemente  adelgazada 
por  la  parte  del  tórax.  Vive  en  la  cabeza  de  los  individuos 
sucios,  y  los  niños  están  muy  expuestos  a  sus  ataques.  Se 
desembaraza  fácilmente  de  los  piojos,  cazándolos  o  por  medio 
de  fricciones  con  aceite  alcanforado  o  con  una  mezcla  de 
petróleo  (100  gramos),  aceite  (50  gramos)  y  bálsamo  del 
Perú  (20  gramos). 


PIOJOS 


407 


El  piojo  del  cuerpo  o  de  los  vestidos  (P.  vestimentio  cor- 
poris)  (fíg.  310)  tiene  o  milímetros  de  longitud  y  es  de  color 


Fík-  309.  —  Piojo  de  la  calieza. 
Macho,  hembra,  íiemlres  o  huevos. 

amarillento;  se  oculta  en  los  vestidos,  en  donde  efectúa  su 
puesta  y  pasa  al  cuerpo  para  chupar 
la  sangre;  los  mendigos  y  los  vaga- 
bundos suelen  estar  cubiertos  de  ellos. 
El  piojo  del  pubis  o  ladilla  (PhtJii- 
riiis  pubis)  (fig.  311)  tiene  2  milíme- 
tros de  longitud  por  término  medio, 
es  algo  amarillento;  su  tórax  es  muy 
ancho  y  no  está 
separado  del  abdo- 
men; las  dos  prime- 
ras patas  son  del- 
gadas, las  cuatro 
siguientes  son  fuer- 

Fin.  310. -Piojo  de  los  ves-   tCS   y  pi'OvistaS    de   Fig,  311. -Ladilhi  del 
tidos,  hembra  (Pef//CT///5    ríinyac   V»iPn    rlpcn         pxiMa  (FJitJiiiiiis  pii- 

vcstimenti).  pinzas  Dien  uesa-     ¿,^.^^ 

rrolladas   que    sir- 
ven al  parásito    para  agarrarse    fuertemente.    Este  piojo 
vive  sobre  el  hombre,  entre  el  vello  de  la  región  genital^ 
desde  donde  puede  extenderse  a  todas  las  partes  cubier- 


408  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 

tas  (le  pelo;  pero  es  muy  raro  en  los  cabellos;  es  bastante 
común  y  se  transmite  fácilmente  de  nna  persona  a  otra; 
provoca  nna  comezón  muy  viva,  sobre  todo  durante  la  noche, 
y  ocasiona  sobre  la  piel  nnas  pequeñas  manchas  azules  u 
obscuras.  Se  desembaraza  de  ellos  por  medio  de  fricciones 
de  ungüento  gris-  o  de  pomada  con  calomelanos  seguidas  de 
baños,  o  bien  de  fricciones  enérgicas  con  una  disolución 
de  sublimado;  luego  se  ha  de  tener  cuidado  de  disolver  por 
medio  de  lociones  con  vinagre  caliente  las  liendres  que 
hayan  podido  quedar. 

Si  no  se  toman  las  precauciones  indispensables  de  limpieza 
desde  que  se  advierte  la  presencia  de  los  piojos  en  un  hombre 
o  en  un  animal,  los  parásitos  no  tardan  en  pulular  de  una 
manera  prodigiosa.  La  hembra  del  piojo  del  cabello  pone 
unos  cincuenta  huevos  que  se  abren  al  cabo  de  una  semana; 
la  del  piojo  de  los  vestidos  pone,  en  cinco  o  seis  días,  de  se- 
tenta a  ochenta  huevos,  cuya  eclosión  tiene  lugar  de  seis  a 
treinta  días  después.  Diez  y  ocho  días  después  de  la  apertura 
del  huevo,  se  hallan  los  piojos  en  estado  de  reproducirse  en 
condiciones  favorables;  dos  hembras  pueden  en  dos  meses  dar 
origen  a  18,000  individuos;  a  la  tercera  generación,  es  decir, 
al  cabo  de  tres  meses,  una  sola  hembra  produce  una  familia 
cuyo  número  de  individuos  varía^  según  las  condiciones,  de 
125,000  a  más  de  300,000. 

Determina  esta  plaga  picazones  insoportables;  que  privan 
por  completo  el  reposo  de  los  animales  y  determinan  su  lan- 
guidez (véase  pág.  412).  Los  piojos  pueden  ser  muy  peligro- 
sos; el  de  los  vestidos  desempeña  un  papel  capital  en  la  pro- 
pagación del  tifus  exantemático,  enfermedad  que  causa  serios 
estragos  en  algunos  países.  Afortunadamente,  la  destrucción 
de  este  piojo  es  muy  fácil.  Basta  con  pasar  las  ropas  por  las 
estufas  o  lavarlas  con  lejía  y  asegurar  la  limpieza  de  los  por- 
tadores de  piojos. 


9  o 


Ricínidos  o  piojos  moledores 


Los  ricínidos  o  mallófagos  tienen  sus  piezas  bucales  dispuestas 
para  mascar;  su  boca  está  provista  de  mandíbulas  y  maxilares,  que 


PIOJOS  409 

no  les  permiten  chupar  la  sangre,  pero  que  les  sirven  para  alimen- 
tarse con  los  pelos  y  plumas  entre  los  cuales  se  fijan.  Su  abdomen 
tiene  ocho  o  nueve  segmentos;  las  patas  son  parecidas  a  las  de  los 
piojos  chupadores. 

Los  ricínidos  viven  sobre  los  mamíferos  o  los  pájaros 
y  se  nutren  con  los  productos  epidérmicos  arrancados  de 
los  pelos  y  de  las  plumas.  Comprenden  tres  subdivisiones:  los 
Trichodectos  (parásitos  de  los  mamíferos  domésticos);  los 
Füócteros  y  los  Lioteidos  (parásitos  de  las  aves  de 
corral). 

Los  Trichodectos  tienen  un  cuerpo  ancho  y  aplastado  y 
antenas  con  tres  artículos;  su  cabeza  es  más  ancha  que  el 
tórax.  Los  principales  son: 

El  piojito  del  buey  (Trichodedes  scalaris),  de  1'2  a 
1'5  milímetros  de  longitud  y  un  color  general  amarillento; 
el  tórax  es  casi  tan  ancho  como  la  cabeza;  el  abdomen  lleva 
en  el  centro  de  cada  anillo  una  mancha  parda.  Vive  en  el 
buey  como  el  Hematopinus  eurysterne,  pero  se  le  encuentra 
en  todas  las  regiones  del  cuerpo  (espalda,  muslos  y  costados). 

El  piojito  del  caballo  (Tr.  vestitiis)  tiene  de  1 '5  a  2  milí- 
metros de  longitud  y  es  de  color  amarillento;  su  cabeza  es 
más  ancha  que  larga;  el  abdomen  lleva  man- 
chas centrales  transversales  pardas  sobre  los 
siete  primeros  segmetos.  Vive  sobre  el  ca- 
ballo, el  asno  y  el  mulo,  en  compañía  de  otro 
trichodecto^  el  TricJiodede  puhescent;  am- 
bos, no  obstante,  son  menos  frecuentes  que 
los  hematopinus,  se  les  encuentra  sobre  todo 
en  la  cruz,  entre  las  crines. 

El  piojo  del  carnero  (Tr.  sphcerocepha- 
Iiis)  (fig.  312)  tiene  1'5  milimeti'os  de  longi-   ^     ...    ^.  .  .  , 

^    c  '  c>       pjij.  •^]^.> Piojo  del 

tud  y  es  blanquecino,  con  la  cabeza  y  algunas  c¿ruéro  (Tríciw- 
manchas  de  color  ocráceo.  Se  le  encuentra  ^^afusf''^^'^^^' 
con  frecuencia  en  los  carneros  mal  cuida- 
dos: echa  a  perder  el  vellón  y  enflaquece  a  los  animales. 
El  piojo  de  la  cabra  (Tr.  dimax)  tiene  cerca  de  1'5  mi- 
límetros y  es  de  color  amarillento  con  fajas  negruzcas.  Vive 
entre  los  pelos  largos  del  dorso  de  la  cabra. 

GuÉSAux.— Entomología.  27 


410 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 


Fig.    313.  —  Lipeuro 
variable. 


El  grau  piojo  del  perro  (Ti\  la  fus)  tiene  1'5  milímetros 
de  longitud  y  es  de  color  tamarillo  claro 
con  mauchas  pardas.  Vive  sobre  los  perros, 
sobre  todo  los  muy  jóvenes  y  los  viejos. 
El  piojo  del  gato  (Tr.  siibrostratus) 
tiene  1'2  milímetros  de  longitud  y  es  ama- 
rillento; su  cabeza  más  larga  que  ancha. 
Vive  sobre  los  gatos  jóvenes. 

Los  Filócieros  tienen  antenas  con  cinco 
artículos.  Comprenden: 

El  lipeuro  variable  (Lipeiirus  variabi- 
lis)  (fig.  313),  de  una  longitud  de  2  a 
2' 5  milímetros  y  de  color  agrisado,  la  ca- 
beza es  redondeada  por  delante,  y  el  abdo- 
men muy  alargado.  Vive  sobre  la  gallina, 
la  pintada,  el  faisán  y  la  mayor  parte  de 
las  gallináceas  domésticas. 

El  lipeuro  heterogrado  (L.  heterogra- 
pJuis)  tiene  cerca  de  2  milímetros  de  longi- 
tud y  es  de  color  amarillo  pálido  con  manchas  leonadas  y  fajas 
negruzcas.  Vive  sobre  la  gallina. 
El  lipeuro  sucio  (L.  squalidus) 
tiene  de  2 '5  a  2' 8  milímetros  de 
longitud  y  es  de  un  color  amarillo 
leonado  con  fajas  negruzcas  estre- 
chas sobre  el  abdomen.   Es  muy 
común  sobre  el  pato  doméstico. 

El  lipeuro  hambriento  (L.  jejii- 
mis)  tiene  2' 5  a  3' 5  milímetros  de 
longitud  y  es  de  un  color  blanco 
sucio  con  manchas  de  un  leonado 
obscuro  y  fajas  negruzcas.  Vive 
sobre  los  gansos. 

El  gonoide  desemejante  (Gonoi- 
des  dissiiiiilis)  (fig.  314))  tiene  de 
2  a  2'5  milímetros  de  longitud  y  es 

de  un  blanco  sucio  con  manchas  amarillentas;  la  cabeza  es 
más  ancha  que  larga;  el  abdomen  piriforme  está  formado  por 


Fig.  314.  —  Gouoide 
desemejaute. 


PIOJOS 


411 


anillos  provistos  de  cerdas  en  sus  extremos.  Se  le  cucnentra 
frecuentemente  sobre  las  gallinas  y  los  faisanes. 

El  gonoide  estilífero  (Gd.  stijlifer)  tiene  de  3  a  3' 9  mi- 
límetros de  longitud  y  es  de  un  pardo  ocreáceo;  es  fácil  de 
reconocer  por  su  cabeza  en  forma  de  sombrero  de  dos  picos. 
Vive  sobre  los  pavos  y  las  pintadas. 

El  gonoide  enano  (Gd.  minor)  y  el  gonoide  damicorne 
(Gd.  damicornis)^  el  primero  de  1'2  milímetros  y  el  se- 
gundo de  2  milímetros  de  longitud,  son  de  color  amarillo 
claro  y  viven  sobre  las  palomas. 

El  gonoide  falsicorne  (Gd.  fal- 
siconiis)  (fig.  315)  y  el  gonoide  de 
cabeza  pequeña  (Gd.  parviceps), 
viven  sobre  el  pavo  real. 

El  docóforo  bilioso  {Docophorus 
icterodes)  tiene  cerca  de  1  milíme- 
tro de  longitud  y  es  de  un  color  rojo 
pardusco;  tiene  una  cabeza  trian- 
gular, más  larga  que  ancha;  el  ab- 
domen es  muy  ancho  y  redondeado. 
Vive  sobre  los  patos. 

El  goniocoto  gigante  (Gonioco- 
fes  gigas)  tiene  de.  o'3  a  4  milíme- 
tros de  longitud  y  es  de  un  tono  general  amarillento,  el 
abdomen  es  muy  ancho,  ovalado  y  redondeado.  Vive  sobre 
las  gallinas. 

El  goniocoto  hologastro  (Ge.  Jiologaster)  tiene  de  O' 8  a 
1'3  milímetros  de  longitud  y  es  de  un  tinte  amarillo  sucio. 
Vive  también  sobre  las  gallinas. 

El  goniocoto  compadre  (Ge.  eompar)  tiene  de  1  a  1^4  mi- 
límetros de  longitud  y  es  de  color  amarillento.  Vive  sobre 
las  palomas. 

Los  Lioteidos  tienen  antenas  con  cuatro  artículos,  y  su 
cabeza  es  trilobada.  Citaremos  entre  ellos: 

El  trinotón  sucio  (Tñnoton  conspiircatnm) ^  de  unos 
G  milímetros  de  longitud  y  de  color  agrisado  con  manchas 
pardas;  la  cabeza  es  triangular  con  bordes  redondeados;  el 
abdomen  es '  ovalado  y  alargado  con  manchas  transversales 


Fig.  315.-Gouoide  falcicorne 
(Gouoides  falcicornis). 


412  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DEMÉSTICOS 

y  cerdas  sobre  los  anillos.  Vive  sobre  los  patos  y  los  cisnes. 
El  triuotón  pálido  (Ta.  laridnin)  tiene  de  4'7  a  5'4  milí- 
metros de  longitud  y  es  de  color  blanco  con  manchas  casta- 
ñas y  fajas  negras.  Vive  sobre  el  pato  doméstico. 

El  colpocéfalo  cónico  (ColpocepJialum  turbina tiun)  tiene 
de  1'8  a  1'6  milimetros  de  longitud  y  es  blanquecino  con 
manchas  leonadas.  Vive  sobre  la  paloma. 

El  menopóu  pálido  (Menopon  pallidum)  (fig.  316)  tiene 
1'8  milímetros  de  longitud  y  es  de 
color  blanquecino;  la  cabeza  semilunar 
y  el  abdomen  lleva  largas  cerdas.  Vive 
sobre  la  gallina,  lo  mismo  que  el  me- 
lopón  biseriado  (M.  hiseriatmn),  que 
es  de  talla  mayor  y  se  encuentra  tam- 
bién sobre  el  faisán  y  el  pavo. 

El  menopón  ancho  (M.  latuiii)  tie- 
ne de  1^4  a  2^2  milímetros  de  longitud 
y  es  amarillento  con  manchas  de  un 
leonado  claro.  Vive  sobre  las  palomas. 
Fig.  3i6.-Meuopóii  páHdo.  Medíos  de  destrucción.  —  Los  in- 

convenientes de  los  ricinos  (garrapa- 
tas) o  piojos  roedores  son  algo  menos  que  los  de  los  piojos 
chupadores,  pues  tales  parásitos  no  pican  y  producen  una 
comezón  relativamente  débil,  pero  su  mayor  abundancia 
puede  acarrear  malas  consecuencias  para  los  animales,  ya 
sea  deteriorando  el  vellón  de  los  carneros,  ya  sea  determi- 
nando la  caída  del  pelo  y  de  las  plumas  o  el  enflaquecimiento 
de  los  demás  animales;  es,  pues,  necesario  destruirlos. 

Para  preservar  de  todos  los  piojos  chupadores  o  roedores, 
basta  con  tener  siempre  los  animales  en  perfecto  estado  de 
limpieza  y  de  salud,  sobre  todo  en  invierno  cuando  la  esta- 
bulación es  permanente.  Es  preciso  almohazar  con  cuidado, 
evitar  excesos  de  trabajo,  dar  una  alimentación  substanciosa, 
ventilar  todo  lo  posible  y  procurar  la  buena  conservación  de 
los  establos  y  corrales.— Cuando  han  aparecido  los  parásitos, 
es  preciso,  si  se  dispone  de  locales  suficientes,  aislar  inme- 
diatamente los  animales  atacados  para  evitar  el  contagio. 
Se  procederá  a  su  tratamiento;  si  tienen  el  pelo  demasiado 


MOSQUITOS  413 

largo  se  esquilarán;  se  les  lava  varias  veces  cou  ima  disolu- 
ción de  zumo  de  tabaco  diluida  en  quince  o  veinte  veces  su 
volumen  de  agua;  se  pueden  también  friccionar  las  regiones 
atacadas  con  una  mezcla  en  partes  iguales  de  petróleo  y 
aceite  de  linaza;  los  polvos  de  estafisagra  y  de  piretra  fresca 
dan  igualmente  buenos  resultados.  Se  puede  emplear  también 
con  éxito  el  ungüento  mercurial,  pero  es  preciso  no  servirse 
de  él  para  los  bueyes  y  las  vacas,  que  tienen  el  hábito  de 
lamerse  mutuamente  y  con  esto  se  intoxicarían:  se  emba- 
durna simplemente  el  cuerpo  de  estos  animales  con  substan- 
cias grasas.  Se  repite  este  tratamiento,  varias  veces,  y  se 
completa  con  lavados  con  agua  tibia  y  jabón  negro.  Se  han 
de  bañar  los  perros  y  cepillar  con  un  liquido  compuesto  de 
50  gramos  de  carbonato  de  sosa  disueltos  en  1  litro  de  agua 
tibia,  en  el  cual  se  han  puesto  en  infusión  10  gramos  de 
polvo  de  estafisagra.  En  cuanto  a  los  volátiles,  hay  que  po- 
ner a  su  disposición  arena  fina  o  ceniza,  en  donde  podrán 
revolcarse^  habiendo  tenido  cuidado  de  añadir  flor  de  azufre 
o  cualquier  otro  insecticida. 


dípteros 

Mosquitos  (Cínifes) 

Cínife  común  (Cnlex  pipiens).  —  Los  cínifes  son  dípteros 
nemóceros  de  la  familia  de  los  culícidos.  El  cínife  común  es 
un  pequeño  mosquito  de  5  milímetros  de  longitud,  de  cuerpo 
delgadísimo  y  largo;  su  tórax  es  de  un  amarillo  pardusco; 
su  abdomen  de  un  gris  pálido  con  anillos  pardos;  sus  patas 
largas  y  parduscas;  posee  una  trompa  muy  desarrollada,  de 
la  cual  únicamente  las  hembras  pueden  servirse  para  picar: 
los  machos  tienen  los  palpos  maxilares  más  largos  que  la 
trompa  y  poseen  antenas  plumosas  (fig.  317). 

Estos  insectos  viven  en  gran  número  cerca  de  las  aguas 
encharcadas  o  de  los  estanques;  cada  hembra  pone  de  250  a 
300  huevos,  que  flotan  reunidos  en  la  superficie  del  agua  y 
que  se  abren  dos  días  después;  dan  nacimiento  a  unas  peque- 


414 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 


ñas  larvas,  que  queclau  suspendidas  eu  la  superficie  del  agua, 
cabeza  abajo  y  dejando  salir  un  tubo  situado  en  el  extremo 
de  su  abdomen  por  medio  del  cual  respiran  (figs.  318  y  31*.)). 
Estas  larvas  sufren  cuatro  mudas  y  se  transforman  en  nin- 
fas, que  tienen  la  parte  anterior  del  cuerpo  apelotonado  en 
una  masa  redonda;  estas  ninfas  se  mueven  en  el  agua  a  sal- 
tos y  respiran  haciendo 
emerger  dos  tubos  tra- 
queales situados  encima 
de  la  cabeza.  Cerca  de 
un  mes  después  de  la 
eclosión ,  aparecen  los 
adultos ;  a  la  cuarta  ge- 
neración, más  de  un  mi- 
llón de  individuos  pue- 
den provenir  de  una  sola 
hembra.  Por  la  tarde  so- 
bre todo  y  por  la  noche 
es  cuando  los  cínifes  ata- 
can al  hombre,  produ- 
ciendo un  zumbido  con- 
tinuo y  característico;  los 
pinchazos  que  las  hem- 
bras producen  al  chupar 
la  sangre  con  su  trompa 
aguda  son  dolorosos  y 
van  acompañados  de  una 
ligera  inñamación. 

El  cinife  anillado  (Cu- 

lex  annulatiis)  es  otra 

especie  muy  abundante  en  otoño.  Gran  número  de  diversas 

clases  de  mosquitos  existen  en  todos  los  paises,  sobre  todo 

de  las  regiones  cálidas. 

Todos  estos  mosquitos,  no  tan  sólo  son  molestos  por  sus 
picaduras,  sino  también  por  ser  agentes  propagadores  muy 
activos  de  diferentes  enfermedades;  las  fiebres  palúdicas, 
por  ejemplo,  son  transmitidas  de  la  siguiente  manera  por 
un  mosquito  del  género  anopheles:  chupando  la  sangre  de  un 


Fig.  317.  — Cínife  coinúü,  macho,  ampliado. 


MOSQUITOS 


415 


individuo  atacado  de  paludismo,  los  mosquitos  hembras  ab- 
sorben los  parásitos  causantes  de  la  enfermedad  (1);  éstos 


Fig.  318.  —  Cinife. 
L,  larva  (tamaño  uatural);  N,  ninfa  (tamaño  natural). 

se  reproducen  en  el  interior  del  tubo  digestivo  de  los  insec- 


i    ii 


Fig.  319.  —  Cinife. 
A,  flotilla  de  huevos  (algo  ampliada);  B^  Imcvos  (muy  ampliados);  C,  cínife 
saliendo  de  su  envoltura  d  (ampliado). 

tos;  sus  esporos  van  a  acumularse  en  las  glándulas  salivares 

(1)  Estos  parásitos  son  Jiemospondios,  animales  muy  simples  del  grupo 
de  los  protozoarios  (véase  pág.  9);  viven  en  el  interior  de  los  glóbulos  de  la 
sangre  del  hombre;  la  intervención  de  un  mosquito  es  necesaria  para  que 
pueda  realizarse  su  reproducción  sexuada.  Fueron  descubiertos  por  La  ve- 
rán (1880). 


416  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 

y  son  excretados  cuando  los  mosquitos  pican  de  nnevo;  de 
3  ^   4 


Fig.  320.  —  Cínife  común  y  cínife  anillado. 
1,  larva  de  cínife,  aumentada;  2,  larva  de  cínife,  de  tamaño  natural;  3,  larva 
de  cínife  anillado,  muy  ampliada;  4,  ninfa  de  cínife  común,  de  tamaño  natural; 
5,  ninfa  de  cínife,  ampliada;  6,  ninfa  de  cínife,  vista  de  frente  y  ampliada; 
1,  ninfa  de  cínife  anillado^  muy  ampliada. 

este  modo  las  personas  sanas  que  han  sido  picadas  sufren  la 

inoculación  y  ad- 
quieren el  germen 
de  la  enfermedad 
(véase  pág.  9).  De 
esto  modo  es  como 
la  nialana ,  que 
desde  hace  tanto 
tiempo  ha  desolado 
la  campiña  romana 
y  ha  causado  tan- 
tos estragos  en 
Córcega,  es  trans- 
mitida por  un  mos- 
quito semejante  a 
los  cínifes,  el  ano- 
pheles  macnlipen- 
sís.  híx  fiebre  ania- 
^  ^ .  ..-,  _^  ^,m^  ^g  igualmente 

Fig.  321.  —  Cíniíe;  larvas,  ninfas  v  adultos.  transmitida  y  disC- 

de  tamaño  natural.  ^^^^^^^^  p^^,  ^.^,g^,. 

sos  mosquitos,  sobre  todo  los  del  género  Stegojnya. 


MOSQUITOS  417 

Lucha  contra  los  mosquitos. — No  existe  paludismo  siu 
mosquitos.  Conviene,  pues,  destruir  estos  peligrosos  insectos 
y  protegernos  contra  sus  picaduras.  La  destrucción  de  los 
adultos  es  casi  imposible.  Las  larvas,  por  el  contrario,  son 
fáciles  de  atacar  a  causa  de  su  vida  acuática. 

Hay  que  empezar  por  desecar  los  charcos  y  pantanos 
situados  cerca  de  las  casas,  cuya  existencia  es  indispensable 
para  la  vida  de  las  larvas  de  los  mosquitos;  luego  drenar 
el  suelo  y  sanearlo  mediante  la  plantación  de  árboles;  no 
hay  que  descuidar  de  extinguir  las  aguas  de  lluvia  acumu- 
ladas en  las  artesas,  en  las  canales  de  los  tejados,  en  las 
macetas  vacías,  en  las  latas  viejas  de  conservas,  etc. 

En  cuanto  a  los  estanques  y  algibes,  se  esparce  periódi- 
camente petróleo  o  aceite  que  sobrenadan  en  el  agua,  im- 
piden la  respiración  de  las  larvas  obstruyéndolos  tubos 
respiratorios  y  determinando  su  asfixia  (bastan  de  15  a 
20  centímetros  cúbicos,  o  sea  una  cucharada  de  sopa 
de  petróleo  por  metro  cuadrado);  cada  quince  días  o  tres 
semanas,  se  extiende  el  petróleo  con  una  regadera  o  con  un 
trapo  imbibido  de  petróleo;  como  es  muy  volátil,  es  preferi- 
ble servirse  de  10  centímetros  cúbicos  de  una  mezcla  de 
petróleo  y  de  aceite  de  brea  por  metro  cuadrado.  Este  medio 
sólo  puede  ser  aplicado  en  extensiones  de  agua  muy  res- 
tringidas. 

También  se  pueden  colocar  en  los  pantanos  peces 
de  colores  o  pequeñas  tencas  que  pronto  devorarán  todas 
las  larvas  de  mosquitos.  Entre  los  auxiliares  con  que 
hay  que  contar  para  la  lucha  contra  los  mosquitos,  con- 
viene citar  los  murciélagos;  un  murciélago  es  capaz  de 
destruir  unos  500  mosquitos  por  día;  conviene  pues  prote- 
gerlos, especialmente  en  las  regiones  en  que  pululan  los 
mosquitos. 

Para  preservarse  de  las  picaduras  de  los  mosquitos,  se 
cierran  todas  las  aberturas  de  las  habitaciones  con  telas  me- 
tálicas de  malla  pequeña  y  se  cubren  las  camas  con  mosqui- 
teros. 

Para  alejar  los  mosquitos  de  la  cabeza  durante  la  no- 
che, es  útil  esparcir  por  la  almohada  un  poco  de  alcanfor 


418  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 

O  algunas  gotas  de  esencia  de  menta;  para  proteger  la  piel 
contra  las  picaduras,  es  conveniente  practicar  unturas  con 
pomada  alcanforada  p  mentolada.  Mediante  fumigaciones  se 
pueden  destruir  los  mosquitos  en  las  habitaciones;  por  ejem- 
plo, calentando  sobre  una  lámpara  de  alcohol  una  mezcla  de 
partes  iguales  de  ácido  fénico  cristalizado  y  de  alcanfor,  en 
la  proporción  de  350  gramos  de  mezcla  por  cada  1 ,000  me- 
tros de  cubicación. 

Se  tratan  las  picaduras  con  tintura  de  yodo,  alcohol 
mentolado  al  10  por  100  o  formol  mezclado  con  un  poco 
de  agua  y  alcohol;  el  sulfato  de  quinina  (25  centigra- 
mos diarios)  mata  los  parásitos  de  la  sangre  y  preserva 
de  la  fiebre.  Es  preciso  también,  además,  evitar  el  salir 
después  de  puesta  de  sol  en  todas  las  regiones  en  donde 
reine  el  paludismo,  a  menos  de  ir  protegido  por  un  velo  y 
guantes. 

Simulas.  —  Las  simulas  (fig.   322)  son  unos  pequeños 
mosquitos,  que  frecuentemente  vuelan  en  número  considera- 
ble, cuyas  hembras  pican  al  hombre  y  a  los 
animales,  chupan  la  sangre' y  pueden  transmitir 
enfermedades  contagiosas.   Estos  dípteros  ne- 
móceros  se  distinguen  de  los  cínifes   por  sus 
alas  cortas  y  anchas;  sus  patas  anchas  y  aplas- 
Fig.  322  —     txadas,  y  su  trompa  corta  y  gruesa. 
Simula.  La  simula  cenicienta  (Sniiuliwii  macnlatnm) 

tiene  3  milímetros  de  longitud  y  es  de  un  gris 
ceniciento  con  el  abdomen  estriado  de  negro;  vuela  en  la 
primavera,  y  por  sus  picaduras  enfurece  los  rebaños  cuando 
pastan;  con  frecuencia  penetra  en  las  orejas  de  los  caballos 
y  los  pone  fuera  de  sí;  algunos  estudios  permiten  creer  que 
puede  transmitir  el  carbunclo. 

En  Hungría,  en  los  prados  del  Danubio,  existe  una  espe- 
cie, la  Sbmüie  de  Columbats,  que  aparece  en  la  primavera 
en  cantidades  enormes,  ataca  las  reses  y  las  mata  en  abun- 
dancia. 


TÁBANOS  419 

Moscas 
(Tabánidos,  Miíscidos) 

Tábano  del  buey  (Tahanus  hovinus)  (fig.  323).— Este 
díptero,  de  la  lamilia  de  los  tabánidos,  es  de  gran  talla, 
cerca  de  3  centímetros;  es  de  un  color  general  pardnsco  con 
pelos  amarillentos  sobre  el  tórax  y  nna  serie  longitudinal 
ceatral,  de  manchas  blancas  sobre  el  abdomen;  las  alas  son 
de  un  pardo  agrisado.  Empieza  a  volar  en  junio  y  desapa- 
rece en  septiembre;  la  hembra  ataca  a  los  bueyes  y  a  los 
caballos,  que  tan  sólo  con  su  zumbido 
se  espantan:  con  las  fuertes  mandíbulas 
de  que  está  armada  su  cabeza  perfora  la 
piel  de  estos  animales,  chupa  su  sangre 
y  los  enloquece  de  dolor. 

Tábano  otoñal  (T.  autuinnalis).  — 
Este  tábano  es  muy  común  y  ataca  el 
ganado  del  mismo  modo  que  el  prece- 
dente. Tiene  2  centímetros  de  longitud 
yes  de  cplor  negruzco;  el  tórax  lleva     Fig.  323.— Tábano  del 
catro  líneas  pardas  lougitudiuales  y  el        SílStS^I'su'cSá 
abdomen  tres  series  de  manchas  blancas.     .    vista  algo  de  lado. 
Estas  larvas  se  desarrollan  en  el  agua. 

Existen,  además,  otras  especies  de  tábanos  nocivos  para 
los  animales  domésticos: 

El  tábano  negro  (T.  mono),  que  es  de  un  negro  bri- 
llante; 

El  tábano  ruidoso  (T.  broiuius); 

El  tábano  rústico  (T.  rnsticns). 

Pequeño  tábano  de  las  lluvias  (Hcematopota  pluvialis). 
—  Este  díptero,  de  una  familia  muy  próxima  a  los  tabánidos, 
tiene  1  centímetro  de  longitud  y  es  de  forma  más  esbelta 
que  los  tábanos;  es  pardusco  con  cuatro  listas  pálidas  sobre 
el  tórax  y  una  lista  central  pálida  sobre  el  abdomen;  las  alas 
son  agrisadas  con  pequeñas  manchas  blanquecinas  (fig.  324). 
Este  pequeño  tábano  es  muy  frecuente  en  agosto,  y  ator- 
menta mucho  a  los  animales  en  tiempos  tempestuosos. 


420 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 


Fig.  3-24.  —  Pequeño 
tábano  de  las  llu- 
vias (Hcematopota 
plmialjs). 


Pequeño  tábano  cegador  (Chrysops  cceciitiens)  (fig.  325). 
—  Este  crisops  tiene  8  milímetros  de  longitud;  sus  ojos  son 
de  un  verde  dorado;  su  tórax  lleva  dos  listas  grises,  y  su 
abdomen  tiene  los  primeros  anillos  de 
color  amarillo;  las  alas  están  muy  sepa- 
radas con  una  ancha  faja  transversal,  y 
el  borde  exterior  negros.  En  verano,  ata- 
ca con  frecuencia  a  los  animales,  ordina- 
riamente en  el  ángulo  de  los  ojos,  y  les 
causa  vivos  sufrimientos. 

Mosca  común  (Musca  domestica  o 
SfabiiIans).—EstQ  díptero,  bien  conocido, 
tipo  de  la  familia  de  los  múscidos,  tiene 
unos  5  milímetros  de  longitud  y  es  de 
color  ceniciento  con  el  abdomen  amari- 
llento por  debajo  y  en  los  costados.  Las  moscas  son  muy 
desagradables,  molestan  al 
hombre  y  a  los  animales  y 
ensucian  los  muebles  y  los 
alimentos  con  sus  excremen- 
tos. Las  moscas  buscan  las 
substancias  en  descomposi- 
ción, nutriéndose  de  ellas  y 
depositando  sus  huevos.  Su 
poder  prolífico  es  muy  con- 
siderable: de  abril  a  septiembre  se  suceden  de  siete  a  nueve 
generaciones  de  moscas,  y  como  cada  hembra  deposita, 
como  término  medio,  ciento  veinte  huevos  en  cada  puesta 
(cuatro  puestas  a  veces  en  el  curso  de  su  existencia),  su  des- 
cendencia al  finalizar  la  buena  estación  se  cifra  en  millares 
de  individuos. 

La  mosca  picadora  de  los  establos  (Stomoxys  calci- 
trans)  (fig.  326)  o  carhnnclosa  es  completamente  parecida 
a  la  mosca  doméstica,  pero  tiene  una  trompa  mucho  más 
fuerte  y  más  aguda,  que  le  permite  perforar  la  piel  y  nu- 
trirse de  sangre  de  los  caballos  y  de  los  bóvídos,  y  se  distin- 
gue también  cuando  está  en  reposo,  en  que  generalmente  se 
coloca  cabeza  arriba  y  no  cabeza  abajo;  habita  casi  exclusi- 


Fig.  325.  —  Pequeño  tábano  cegador 
(Chrysops  ccemtiens). 


MOSCAS 


421 


f ig.  326.  —  Mosca  picadora. 
(Stomoxys  calcitrans) 


vamente  en  las  cuadras  y  eu  los  establos.  Es  abundantísima 
a  últimos  de  verano  y  en  otoño;  pica  al  hombre  y  a  los 
animales,  sobre  todo  a  los  caba- 
llos; frecuenta  también  los  cadá- 
veres y  las  materias  en  putrefación 
y  por  ello  se  hace  muy  peligrosa, 
propagando  frecuentemente  cier- 
tas enfermedades  virulentas,  tales 
como  el  carbunclo  de  los  bueyes 
y  de  los  carneros.  Su  larva  vive 
en  el  estiércol  de  caballo. 

Otra  mosca  picadora,  más  pe- 
queña que  la  anterior,  es  la  Lype- 
rosia  irritans,  frecuente  en  el  ganado,  del  que  chupa  la 
sangre  en  el  dorso  y  en  los  flancos. 

Glosina  moderadora  o  mosca  Tsetse  (Glossina  morsitans) 

(figura  327).  —Esta 
mosca,  muy  parecida 
a  la  anterior ,  tiene 
9  milímetros  de  longi- 
tud y  un  tinte  general 
amarillento;  su  trompa 
es  más  larga  que  su 
cabeza.  Ocasiona,  en 
toda  el  África  central, 
grandísimos  estragos 
en  el  ganado,  inocu- 
lándoles un  tripanoso- 
ma  patógeno,  el  Tnj- 
panosoma  Brucei,  que 
causa  una  temible  en- 
fermedad, la  na  gana 
(véase  pág.  11).  Otra 
mosca  del  mismo  género,  la  Glossina  palpalis,  propaga  la 
enfermedad  del  sueño. 

Asilo  zángano  (Asiliis  craboniformis)  (ñg.  328).  —  Esta 
mosca,  de  cuerpo  largo  y  delgado  y  patas  muy  fuertes,  pica 
el  ganado  con  su  punta  corta  y  puntiaguda. 


Fig.  327.  —  Mosca  Tsetse,  ampliada 
(Glossina  iiiorsitans). 


422 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 


Fig.  328.  —  Asilo  zángauo 
(Asiliis  crahroiiiforniis) 


Sarcófaga  magnífica  (Sarcophaga  magnifica).  —  Esta 
mosca,  llamada  antes  sarcófila  de  Wohlí'art,  tiene  12  milí- 
metros de  longitud;  es  de  una  coloración  general  gris  ceni- 
cienta; el  tórax  lleva  tres  líneas 
longitudinales  de  un  negro  azu- 
lado y  el  abdomen  tres  manchas 
negras  en  cada  segmento.  Aova 
en  las  úlceras  del  hombre  y  de 
los  animales,  y  hasta  en  la  nariz 
y  en  las  orejas;  las  larvas  pro- 
ducen graves  desórdenes  en  las 
úlceras. 

La  Sarcophaga  camaria  tie- 
ne los  mismos  hábitos. 

Mosca  azul  de  la  carne  (Ca- 
Uiphora  vomitoria)  (fig.  329).— Esta  mosca  tiene  de  8  a 
13  milímetros  de  longitud;  su  abdomen  es  de  un  azul  metá- 
lico. Es  muy  común  y  depone  sus  huevos  sobre  la  carne 
fresca;"  los  huevos 
se  abren  en  un  día, 
y  las  larvas  se  de- 
sarrollan con  una 
gran  rapidez. 

Lucila  César  o 
mosca  verde  (Lnci- 
lia  Ccesar).  —  Esta 
mosca  tiene  8  milí- 
metros de  longitud; 
su  abdomen  es  corto 
y  redondeado  de  un 
hermoso  verde  do- 
rado con  reñejos  metálicos.  Deposita  sus  huevos  en  las  carnes 
muertas  y  corrompidas,  particularmente  sobre  los  cadáveres; 
sus  larvas  ( lombrices  para  pescar)  se  desarrollan  muy  de 
prisa;  se  les  utiliza,  lo  mismo  que  las  de  las  calíferas,  como 
cebo  para  la  pesca  y  para  alimento  de  los  peces  y  de  algu- 
nas aves. 

Inconvenientes  y  peligros  de  las  moscas.  —  Durante  la 


329.  —  Mosca  azul  de  la  carne, 
y  ninfa. 


lar  Vi 


DERTRUUCIÓN  DE  LAS  MOSCAS  423 

estación  cálida,  las  moscas  abundan  en  los  parajes  donde 
pasta  el  ganado  y  en  los  establos;  molestan  a  los  animales, 
les  impiden  el  reposo  y  les  obligan  a  barrer  incesantemente 
el  dorso  y  sus  flancos  con  la  cola.  Se  ve  así  adelgazar  a  los 
animales,  a  veces  la  producción  de  leche  de  las  vacas  se 
reduce  en  una  cuarta  parte  o  en  una  mitad;  se  ha  calculado 
que  el  trabajo  muscular  realizado,  sin  ningún  resultado  útil, 
por  el  caballo  para  expulsar  las  moscas  que  le  hostigan, 
equivale  a  un  litro  de  avena  por  dia.  Por  su  picadura  pueden, 
además,  las  moscas  picadoras  transmitir  a  los  animales 
enfermedades  infecciosas,  cuyos  gérmenes  depositan  en  la 
sangre.  Las  moscas  no  picadoras,  como  la  mosca  doméstica, 
son  atraídas  por  las  heridas  superficiales  que  pueden  presen- 
tar los  animales,  las  chupan  y  las  infectan  y  depositan  in- 
cluso sus  huevos. 

Para  el  hombre,  no  son  las  moscas  menos  molestas  y 
nocivas.  Constituyen  un  peligro  real  para  la  salud  pública, 
por  el  papel  que  desempeñan  en  la  difusión  de  los  gérmenes 
infecciosos.  Después  de  haberse  posado  sobre  las  materias 
fecales,  los  esputos  y  las  substancias  en  putrefacción  llenas 
de  microbios,  se  posan  sobre  los  alimentos,  transportando 
con  sus  patas,  sus  alas  o  su  trompa,  los  gérmenes  de  la 
fiebre  tifoidea,  de  la  disentería,  de  la  diarrea  infantil,  etc.; 
la  leche  es  frecuentemente  contaminada  por  las  moscas  que 
han  estado  en  contacto  con  las  materias  fecales  de  los 
tíficos. 

Destrucción  de  /íz^ ///o^c^^. —Para  destruir  las  moscas 
se  ataca  en  general  a  los  adultos.  En  las  cuadras  y  en  los 
establos  se  las  captura  mediante  pequeños  haces  de  helécho 
o  de  artemisa  suspendjdos  en  el  techo;  las  moscas  acuden  a 
reunirse  durante  la  noche;  estos  haces  se  recogen  en  un  saco 
cortando  el  cordel  que  los  sostiene  y  el  saco  se  sumerge  en 
aguapara  ahogarlas  Se  cuida  también,  durante  la  estación 
calurosa,  de  respetar  las  telas  de  araña  donde  acuden  a 
dejarse  prender  en  gran  número. — En  las  habitaciones,  se 
destruyen  las  moscas  mediante  papeles  especiales  o  trampas; 
pueden  utilizarse  eficazmente  hojas  de  papel  secante  espol- 
voreadas primero  con  azúcar,  mojadas  después  con  una  solu- 


424  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 

ción  de  í'ormol  al  décimo.  También  se  recomienda  depositar 
en  recipientes  anchos  y  planos  nna  mezcla  de  15  por  100  de 
formol  comercial,  25  por  100  de  leche  y  65  por  100  de  agua; 
adicionada  o  no  de  azúcar;  esta  mezcla  puede  servir  varios 
días.  Ál  finalizar  la  estación,  no  hay  que  dejar  de  destruir 
las  moscas,  entorpecidas  en  sus  movimientos,  mediante  fu- 
migaciones de  cresol:  se  hace  hervir  cresil  en  una  lám- 
para de  alcohol  hasta  que  la  habitación  esté  llena  de  humo 
azulado. 

En  las  habitaciones  y  en  los  establos  se  preservan  de  las 
moscas  manteniendo  los  locales  en  la  mayor  obscuridad  po- 
sible y  procurando  se  establezcan  corrientes  de  aire,  pues 
estos  insectos  buscan  la  luz  y  el  calor.  También  se  les  aleja 
colocando  una  redecilla  en  cada  ventana,  con  la  condición 
de  que  la  habitación  no  reciba  luz  por  la  extremidad  opuesta. 
Las  tiendas  de  comestibles  deberían  proteger  sus  productos 
proveyendo  de  telas  metálicas  las  ventanas  y  demás  abertu- 
ras; lo  mismo  que  los  hospitales. — Los  animales  pueden 
ser  preservados  contra  los  inconvenientes  y  peligros  de  las 
moscas  recubriéndolos  con  coberturas  de  tela  muy  fina  o 
redecillas  especiales.  Es  preferible  embadurnar  cada  día  su 
cuerpo  con  una  substancia  grasa  o  de  olor  fuerte;  el  aceite 
de  colza  y  el  aceite  de  enebro  mezclados  por  partes  iguales 
deben  ser  señalados  entre  los  cuerpos  grasos  más  eficaces; 
puede  reemplazárseles  ventajosamente  embadurnando  el  cuer- 
po del  animal  con  un  cocimiento  concentrado  de  hojas  de 
nogal,  una  solución  de  áloes  (10  gramos  por  litro  de  agua) 
o  agua  fenicada;  son  igualmente  de  recomendar  las  fricciones 
con  una  mixtura  compuesta  de  60  gramos  de  asa  fétida,  de 
150  gramos  de  vinagre  y  200  de  agua. 

Todos  estos  medios  de  destrucción  o  de  preservación  no 
son  más  que  paliativos,  a  causa  del  considerable  poder  pro- 
lífico  de  las  moscas.  Las  medidas  que  se  oponen  a  su  repro- 
ducción son  las  únicas  eficaces;  sólo  es  posible  poder  com- 
batir estos  insectos  con  éxito  allí  donde  nacen,  es  decir,  en 
las  materias  en  descomposición,  en  los  montones  de  estiércol, 
en  la  pajaza  de  las  cuadras  y  establos,  así  como  en  las  letri- 
nas y  sumideros.  Debería,  pues,  empezarse  por  suprimir  o 


DESTRUCCIÓN  DE  LAS  MOSCAS  425 

alejar  de  las  habitaciones  los  depósitos  de  basura,  de  inmun- 
dicias y  los  estercoleros;  las  cuadras,  establos,  apriscos  y 
pocilgas  deberían  tener  un  suelo  impermeable  y  permitir  la 
fácil  evacuación  de  los  líquidos;  en  la  campiña  sería  necesa- 
rio realizar  trabajos  de  canalización  del  agua  para  hacer 
posible  el  baldeo  diario  de  los  corrales,  cuadras,  etc.  Para 
destruir  las  larvas  en  los  retretes  y  estercoleros,  hay  que 
acudir  a  los  insecticidas.  El  que  ha  dado  mejores  resultados 
en  los  retretes  es  el  aceite  de  esquisto;  es  ésta  una  substan- 
cia muy  consistente,  que  proviene  de  la  destilación  de  los 
esquistos  bituminosos,  calcáreos  o  arcillosos,  y  que,  en  ciertas 
regiones,  reemplaza  el  petróleo  para  el  alumbrado;  basta 
con  dos  litros  de  aceite  de  esquisto  verde  por  metro  superfi- 
cial de  zanja:  se  mezcla  el  aceite  con  el  agua,  se  agita  y  se 
vierte  la  mezcla;  el  aceite  penetra  en  el  orificio  respiratorio 
de  las  larvas  e  impide  la  eclosión  de  los  huevos. 

El  tratamiento  de  los  estercoleros  merece  especial  aten- 
ción. La  elección  del  insecticida  es  difícil:  es  preciso  que  la 
substancia  destructora  de  las  larvas  de  las  moscas  resista  a 
las  fermentaciones  amoniacales,  so  pena  de  hacerse  rápida- 
mente inactivas;  tampoco  debe  suspender  las  fermentaciones 
que  dan  al  estiércol  su  calidad  de  abono,  ni  debe  perjudicar 
a  las  plantas  cuando  el  estiércol  que  la  contiene  se  emplea 
en  abundancia,  y,  por  último,  su  precio  no  debe  ser  excesivo. 
Los  sulfatos  de  hierro  y  de  cobre,  los  aceites  pesados  de 
brea  de  hulla,  el  aceite  de  esquisto,  el  cresil,  el  borato  só- 
dico y  el  de  calcio  no  llenan  todas  estas  condiciones  y  parece 
ser  difícil  encontrar  un  insecticida  que  los  realice. — En  los 
Estados  Unidos  se  ha  buscado  la  solución  en  un  nuevo  mé- 
todo de  preparación  de  los  estercoleros,  basado  en  el  hecho 
de  que  las  larvas  de  las  moscas,  después  de  haber  terminado 
su  crecimiento,  procuran  salir  del  montón  de  estiércol  para 
ir  a  metamorfearse  en  el  suelo;  de  donde  la  idea  de  colocar 
el  estercolero  en  una  plataforma  con  claraboya  sobrena- 
dando en  un  algibe  lleno  de  agua;  al  salir  del  estercolero 
caen  las  larvas  en  el  agua  y  se  ahogan;  es  sobre  todo  du- 
rante la  noche  cuando  se  escapan  así;  durante  el  día,  se  man- 
tienen a  pequeña  distancia  de  la  superficie  del  estercolero 

GuÉnAvx.—Fntonioloffia.  28 


426  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOxMÉSTICOS 

para  escapar  de  la  luz,  pero  evitando  eu  cambio  las  regiones 
centrales  del  estercolero  donde  la  actividad  de  las  fermenta- 
ciones da  lugar  al  desprendimiento  de  gases  irrespirables. 
Las  experiencias  realizadas  con  este  método  han  demostrado 
la  eficacia  absoluta.  — Hay  que  hacer  notar  que  las  moscas 
buscan  especialmente,  para  depositar  sus  huevos,  el  estiércol 
fresco  de  caballo;  no  los  depositan  en  las  deyecciones  de  los 
bóvidos,  y  sólo  se  dirigen  al  excremento  del  caballo  durante 
las  primeras  veinticuatro  horas  que  siguen  a  su  expulsión; 
esto  basta,  por  otra  parte,  para  que  un  solo  caballo  pro- 
duzca en  un  mes  residuos  que  puedan  dar  origen  a  40,000  o 
50,000  moscas.  Así  el  señor  Roubaud  ha  propuesto  enterrar, 
cada  día,  el  excremento  fresco  de  caballo  retirado  del  esta- 
blo practicando  un  agujero  en  el  centro  mismo  del  montón 
de  estiércol;  el  calor  de  fermentación  del  estercolero,  que 
puede  alcanzar  70°  e  incluso  90°,  destruye  rápidamente  los 
huevos  y  las  larvas  contenidos  en  el  excremento. 

Estríaos 

Los  estros  son  unas  grandes  moscas  peludas  que  general- 
mente tienen  la  trompa  y  las  antenas  muy  pequeñas;  las 
hembras  tienen  el  abdomen  termi- 
nado en  una  especie  de  taladro  que 
les  sirve  para  deponer  sencillamen- 
te los  huevos  sin  introducirlos  en 
los  tejidos;  no  pican  al  ganado; 
únicamente  son  perjudiciales  las 
larvas. 

Estro  del  caballo  (GastropJiüiis 
eqni)  (fig.  330).  — Este  estro,  que 
pertenece  al  género  OastrophUus, 
''^^"  '^'''  "¡mpikdo."'  '^"''''''  tiene  de  12  a  14  milímetros  de  largo 
(sin  contar  el  oviscapto  de  la  hem- 
bra) y  es  de  color  amarillento  con  manchas  pardas;  las  alas 
son  transparentes  y  cruzadas  por  una  faja  parda.  Este  in- 
secto aparece  en  los  pastos  de  verano,  sobre  todo  durante  el 
mes  de  agosto;  la  hembra  se  posa  sobre  los  caballos  y  depone 


ESTRO  DEL  CABALLO 


427 


sus  huevos  debajo  de  los  pelos  de  casi  todas  las  regiones  del 
cuerpo;  los  huevos  sou  blanquecinos,  de  1  milímetro  de  lon- 
gitud y  de  forma  cónica  (fig.  331);  cada  hembra  puede  depo- 
ner de  400  a  500  huevos.  Las  larvas  son  blancas,  fusiformes, 
alargadas,  provistas  de  unas  coronas  de  pequeñas  cerdas 
rígidas  (fig.  332)  y  producen  un  ligero  picor  que  obliga  al 
caballo  a  lamerse;  de  este  modo  son  transportadas  por  la 


Fig.  331.  -  Huevo  del  Fig.  332.-Lar- 
estro  del  caliallo .  va  recién  na- 
muy  aumentado.  cida. 


Fig.  3:33.  —  Larva         Fig.  334.  — 
madura  ,    muy  Ninfa  muy 

ampliada.  ampliada. 


lengua  a  la  boca  y  penetran  en  el  tubo  digestivo;  llegan  hasta 
el  estómago,  y,  por  medio  de  su  cabeza,  se  fijan  sobre  la  mu- 
cosa en  número  bastante  «grande;  con  frecuencia  se  ven  hasta 
100  ó  200,  y  a  veces  muchas  más;  determinan  con  su  pre- 
sencia una  irritación  de  los  tejidos,  que  se  traduce  por  una 
ligera  inflamación  y  una  secreción  con  la  cual  se  nutren  (1). 
Las  larvas  de  estros  permanecen  cerca  de  once  meses  en  el 
estómago  del  caballo  (fig.  335);  tiempo  necesario  para  su 
completa  evolución;  después  de  algunas  mudas,  acaban  por 
alcanzar  2  centímetros  de  longitud  y  se  vuelven  de  color 
rosado  (fig.  333).  En  este  momento  se  desprenden  y  son 
evacuadas  por  las  deposiciones;  generalmente  penetran  en 
el  suelo  y  se  transforman  en  ninfas  (fig.  334)  dentro  de  una 
cascara  ovoidal,  de  un  negro  brillante,  de  16  milímetros  de 


(i;    El  estro  del  caballo  se  reconcentra  igualmente  en  el  intestino. 


428  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALiíJS  DOMÉSTICOS 

longitud  por  7  milímetros  de  auclio,   formada  por  la  piel 


Fi^.  a,Vi.  —  Larvas  de  (rastrophilns  eqiii  fijas  sobre  la  mucosa  en  el  estómago 
del  caballo;  al  centro,  ulceraciones  producidas  por  la  fijación. 

endurecida  de  la  larva;  uü  mes  o  cuarenta  días  después,  el 


ESTRO  DEL  CABALLO 


429 


insecto  perfecto  rompe  la  cubierta  de  la  ninfa  por  medio  de 
una  gran  vesícula  frontal  blanca  que  al  cabo  de  cierto  tiempo 
desaparece.  —  A  pesar  del  número  considerable  de  larvas  de 
estros  que  pueden  existir  en  un  estómago,  casi  no  son  peli- 
grosas y  con  bastante  rareza  ocasionan  la  perforación  com- 
pleta del  estómago.  Por  otra  parte,  sería  diñcilísimo  actuar 
contra  ellas,  pues  el  grosor  de  sus  tegumentos  las  pone  al 
abrigo  de  todos  los 
medicamentos  y  hasta 
les  permite  subsistir 
durante  varias  horas 
en  una  solución  de 
sublimado. 

Estro  hemorroidal 
(Gastropliüiis  Jicemo- 
rrhoidalis)  (fig.  3oG). 
—  Este  estro  es  mu- 
cho más  pequeño  que 
el  estro  del  caballo: 
tiene  cerca  de  1  cen- 
tímetro de  longitud  y 
es  de  un  pardo  ne- 
gruzco; el  tórax  es 
gris  con  una  faja 
transversal  negra  ha- 
cia atrás;  el  abdomen 
es  blanco  hacia  de- 
lante, negro  en  el 
centro  y  rojo  hacia 
atrás;  las  alas  no  tie- 
nen manchas.  Vive  en 
las  mismas  condicio- 
nes que  el  anterior;  sus  larvas  se  fijan  en  el  estómago  y 
sobre  todo  en  el  recto,  en  donde  determinan  un  picor  inso- 
portable, de  donde  le  viene  el  nombre  a  la  especie;  tienen 
de  lo  a  1()  milímetros  de  longitud  y  son  de  color  rojo;  su 
evolución  es  más  rápida  que  la  del  estro  del  caballo;  antes 
de  ser  expulsados  se  fijan  frecuentemente  alrededor  del  ano. 


Fig.  336.— Gastrófilo  liemorroidal. 
1,  gastr<)filo  hemorroidal  liembra  (tamaño 
natural);  2,  huevo  de  gastrófílo  hemorroidal 
(ampliado  10  veces);  ?>,  larva  de  gastróíilo  hemo- 
rroidal en  su  último  período  (ampliada  dos 
veces);  4,  ninfa  de  gastróíilo  hemorroidal  con 
su  opérculo  (ampliada  2  veces);  5,  larva  de  gas- 
tróíilo duodenal  en  su  último  período  (ampliada 
2  vccesí  (según  líailliet). 


430  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 

en  donde  es  fácil  recogerlos  y  destruirlos.  Se  les  puede  tam- 
bién expulsar  por  medio  de  inyecciones  adecuadas. 

Estro  duodenal  (Gastrophilus  diiodenalisJ.—Estíi  espe- 
cie, muy  próxima  al  estro  hemorroidal,  tiene  larvas  que  se 
fijan  casi  únicamente  en  el  duodeno  del  caballo,  inmediata- 
mente después  del  estómago. 

Estro  del  carnero  ((Estrus  orz^J.  —  Este  estro,  que  perte- 
nece al  género  de  (Fsfnis,  tiene  de  10  a  12  milimetros  de 
longitud  y  es  de  color  gris  amarillento;  el  tórax  lleva  un 
punteado  negro  y  el  abdomen  manchas  negras;  las  alas  son 

transparentes  con  tres 
%  )^d^  /  ,^>^^>.        puntos  negros  en  la  ba- 

se (fig.  337);  esta  mos- 
ca aparece  desde  mayo 
hasta  septiembre;  vue- 
la por  los  apriscos  y 
sobre  las  manadas  de 
carneros;  según  pare- 
ce, la  hembra  depone 

Fig.  337.  —  Estro  del  car-      Fig.  338.— Larva  en    suS    hueVOS    alrededor 
ñero  ((Estrus  oris).  au-         su  completo  des-     ,      ,  .  ,1 

mentado.  '  arrollo.  de  las  nanccs  de  los 

carneros  y  hasta  se  la 
considera  vivípara.  Las  larvas  penetran  en  las  cavidades 
nasales  y  ascienden  a  los  senos  frontales  (ñg.  339);  quedan 
retenidas  allí  durante  diez  u  once  meses,  tiempo  que  dura  su 
desarrollo;  llegan  a  adquirir  2  ó  3  centímetros  de  longitud 
y  cerca  de  1  centímetro  de  ancho;  son  blanco  amarillentas 
con  estrías  transversales  pardas  (ñg.  338).  En  el  mes  de 
junio,  su  evolución  ha  terminado;  descienden  de  nuevo  a  las 
fosas  nasales,  son  expulsadas  por  el  carnero  y  se  hunden 
en  el  suelo  para  transformarse  en  ninfas  (fig.  340);  un  mes 
o  un  mes  y  medio  después  salen  los  insectos  perfectos  y 
vuelan. 

Las  larvas  de  estros  determinan  en  los  carneros  una  viva 
irritación  de  la  mucosa,  sobre  todo  cuando  son  numerosos 
(puede  haber  de  ellos  una  docena):  particularmente  en  el 
momento  de  recorrer  las  fosas  nasales,  el  prurito  es  vivísimo. 
Durante  su  estancia  en  los  senos  frontales,  las  larvas  pro- 


ESTRO    DEL   CARNERO 


431 


vocau  una  abundante  secreción  de  moco,  con  el  cual  se  nu- 
tren; al  final  de  su  desarrollo,  a  principios  de  verano,  produ- 


Fig.  339.  —  Larvas  de  estros  eu  los  senos  frontales  del  carnero. 
L,  estros  fijos  en  la  mucosa;  S,  limite  de  los  senos. 


cen  desórdenes  más  graves:  los  carneros  enfermos  estornudan 
frecuentemente;  luego  son  atacados  de  fenómenos  de  vértigo, 
que  se  designan  con  el  nombre  de  vértigo  de 
estros  o  de  falsa  modorra;  esta  afección  se 
manifiesta,  en  efecto,  de  un  modo  muy  análogo 
a  la  modorra,  causada  por  la  tenia  cenuro 
(véase  pág.  21);  se  pueden  distinguir  sobre 
todo  por  la  gran  cantidad  de  moco  que  se  es- 
capa por  las  narices;  este  derrame  abundante 
no  existe  en  la  modorra  verdadera  y,  además, 
la  falsa  modorra  ataca  indiferentemente  los 
animales  de  cualquier  edad. 

Las  inyecciones  liquidas  no  pueden  alcanzar  las  larvas, 
que,  por  otra  parte,  son  muy  resistentes  a  la  acción  de  los 
insecticidas.  Se  puede  ensayar  el  impedir  la  puesta  de 
los  huevos,  embadurnando  la  frente  y  el  hocico  de  los  carne- 
ros con  una  ligera  capa  de  aceite  de  pescado. 

Hipodermo  del  buey  (Hijpoderma  ¿>oz75/ —  Este  estro, 
del  género   Hipodermo,  tiene  14  milímetros  de  longitud  y 


Fig.  340.— Ninfa 
ampliada,  vista 
por  de))ajo. 


432 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 


Fig.  341.  —  Hipoder- 
mo  del  buey,  am- 
pliado. 


es  de  im  color  general  negruzco;  el  tórax  está  reciibierto  por 
delante  de  pelos  amarillentos,  en  el  centro  de  pelos  negros, 
y  su  parte  posterior  es  calva;  el  abdomen  es  muy  velloso, 
agrisado  por  delante,  negro  en  el  centro  y  amarillo  por 
detrás  (fig.  341). 

Esta  voluminosa  mosca  velluda  está  extendida  por  toda 
Europa,  aparece  desde  mediados  de  junio 
hasta  primeros  de  septiembre  en  los  pas- 
turajes, sobre  todo  en  los  próximos  a  los 
bosques.  Se  presentan  en  gran  número  en 
un  corto  intervalo  de  tiempo  y  desapare- 
cen bruscamente;  viven  como  término  me- 
dio de  tres  a  once  dias;  sólo  se  la  ve  volar 
los  días  cálidos  y  soleados;  los  años  calu- 
rosos y  secos  favorecen,  por  otra  parte, 
el  desarrollo  de  este  insecto. 

El  hipodermo  no  pica  los  animales. 
Su  puesta  ha  sido  difícilmente  observada.  Sin  embargo,  está 
actualmente  reconocido  que  esta  mosca  deposita  sus  huevos 
en  los  pelos,  sobre  todo  en  los  denlas  patas 
posteriores;  estos  huevos  son  de  forma  oval 
muy  alargada  y  están  fijos  en  los  pelos  por 
un  pequeño  pedículo  de  tinte  pardusco. 

Las  larvas  salidas  de  estos  huevos  están 
engrosadas  en  su  extremidad  anterior,  su 
color  es  blanquecino  y  están  revestidas  de 
pequeñas  espinas  (fig.  242).  No  se  conoce 
bien  su  género  de  vida;  parece  que  tragadas 
por  el  buey  podrían  fijarse  en  el  esófago  o 
en  el  primer  estómago  merced  a  unos  gan- 
chos vocales  y  a  su  revestimiento  espinoso  atravesando  las 
paredes;  según  parece,  realiza  entonces  trayectos  internos 
más  o  menos  largos,  dirigiéndose  hacia  la. piel,  bajo  la  cual 
se  fija  definitivamente.  Según  Stub  (danés)  y  Scott  (inglés), 
las  larvas  del  hipodermo  del  buey  penetrarían  también  por 
la  piel,  y  únicamente  aquellas  que  seguirían  esta  vía  al- 
canzarían su  completa  evolución;  este  hecho  no  ha  podido 
nunca  ser  comprobado  de  visii^  pero  se  ha  visto  que  era 


Fig 


342.  —  Larva 
del  hipodermo 
del  Iniey,  am- 
pliada. 


HIPODERMO    DEL   BUEY  433 

posible  que  las  larvas  del  hipodermo  perforaceu  la  piel 
humana. 

De  enero  a  abril,  las  larvas  nacidas  el  verano  precedente 
aparecen  bajo  la  piel;  se  fijan  en  el  dorso,  los  lomos,  la 
2:rapa,  la  espalda,  el  costillar,  pero  preferentemente  en 
la  región  lumbar.  Miden  entonces  1'5  centímetros  de  longitud, 
pero  su  desarrollo  no  está  terminado  y  no  será  completo 
hasta  mayo  o  junio.  La  permanencia  de  las  larvas  en  el 
cuerpo  del  buey,  se  prolonga,  pues,  al  menos  de  ocho  a 
nueve  meses.  Llegada  bajo  la  piel,  la  larva  la  perfora  in- 
troduciendo su  extremidad  posterior  provista  de  espinas; 
determina  por  su  presencia  la  formación  de  un  tumor  que 
es,  al  principio,  del  tamaño  de  un  guisante.  Cada  tumor 
presenta  un  pequeño  orificio  donde  la  larva  aplica,  a  fin  de 
respirar,  su  parte  posterior,  que  contiene  el  ano  y  los  orifi- 
cios respiratorios.  La  irritación  que  la  larva  produce  da 
lugar  a  la  formación  de  pus  del  que  se  nutre.  El  tumor 
amnenta  de  volumen  y  el  orificio  exterior  se  ensancha  poco 
a  poco. 

La  larva  adquiere  el  aspecto  de  una  pequeña  navecilla, 
con  la  cara  ventral  combada  y  la  dorsal  plana:  adquiere, 
finalmente,  durante  el  mes  de  junio,  una  longitud  de  2  a 
3  centímetros  y  una  anchura  de  1  a  1^5  centímetros,  y  el 
tumor  alcanza  el  volumen  de  una  nuez,  mientras  el  orificio 
presenta  un  diámetro  de  1  a  2  milímetros.  La  larva  escapa 
entonces  del  tumor  y  cae  al  suelo;  es  en  general  por  la  ma- 
ñana, de  seis  a  ocho,  que  tiene  lugar  la  expulsión;^  no  ha 
sido  nunca  observada  después  de  las  cuatro  y  media  de  la 
tarde.  La  larva  se  hunde  en  el  suelo  para  abrigarse,  pene- 
trando algunos  centímetros,  a  condición  de  que  sea  blando 
o  de  que  se  trate  de  estiércol,  de  hojas,  etc.,  y  se  transforma 
inmediatamente  en  ninfa  adquiriendo  un  color  negro  obscuro 
(figura  343).  Un  mes  o  seis  semanas  después  aparece  el  in- 
secto perfecto.  —Después  de  la  salida  de  la  larva,  el  tumor 
disminuye  hasta  desaparecer;  la  cavidad  se  llena  lentamente, 
pero  la  cicatrización  es  lenta,  difícil  e  imperfecta.  En  los 
cueros  procedentes  de  estos  animales,  las  perforaciones  debi- 
das a  las  larvas  del  ano  pueden  compararse  a  las  que  dejarían 


434  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 

clavos  arrancados  o  agujeros  producidos  por  balas  de  revól- 
ver de  pequeño  calibre;  se  han  llegado  a  contar  más  de 
500  en  un  mismo  buey;  las  perforaciones  de  los  años  prece- 
dentes están  ocluidas,  pero  el  curtido  hace 
aparecer  el  tejido  cicatricial  que  no  se  veía 
en  la  piel  fresca,  y  que  compromete  la  soli- 
dez del  cuero. 

En  los  animales  en  pleno  período  de  de- 
sarrollo, de  dos  a  cuatro  años  de  edad,  en 
los  que  el  hipodermo  se  observa  más  fre- 
cuentemente. El  número  de  tumores  varía 
de  unos  pocos,  a  quince,  veinte,  cincuenta, 
Fig.  343.  -  Ninfa,   cícnto  Y  hasta  más;  su  volumen  guarda  rela- 

vista  por  su  cara      .,  ,        ijii        ^  i  r 

dorsal  y  muy  am-  ^lou  cou  la  edad  de  las  larvas,  los  mas  vo- 
piiada.  luminosos  no  son  mayores  que  una  nuez. 

Las  larvas  del  hipodermo  del  buey  se 
encuentran  también  bastante  a  menudeen  el  caballo,  e  incluso 
algunas  veces  en  el  hombre. 

Otro  hipodermo  ataca  también  en  Francia  a  los  bóvidos: 
el  hipodermo  listado  ( Hijpoderma  lineata).  Esta  especie 
existe  en  los  Estados  Unidos,  donde  ataca  los  bóvidos  de  la 
misma  manera  que  el  Hypoderiiia  hovis. 

Perjuicios.  —  Las  pérdidas  causadas  por  las  larvas  del 
hipodermo  son  muy  importantes;  en  Francia  se  las  evalúa 
en  más  de  15  millones  anuales.  En  los  Estados  Unidos,  el 
hipodermo  listado  causa  una  pérdida  anual  de  90  millones. 
Las  pérdidas  son  debidas:  a  la  alteración  de  la  carne,  cuyo 
aspecto  habitual  está  modificado  en  la  proximidad  de  los 
tumores  —  al  adelgazamiento  más  o  menos  manifiesto  de 
los  animales  y  a  una  disminución  de  la  producción  de  leche, 
que  parece  resultar  de  los  desplazamientos  internos  de  las 
larvas, — y  principalmente  a  la  depreciación  de  los  cueros, 
que  se  evalúa  en  general  en  un  tercio  de  su  valor. 

El  único  medio  eficaz  para  luchar  contra  los  hipodermos 
consiste  en  la  destrucción  de  las  larvas  o  «varrons»,  desde 
que  son  perceptibles  los  tumores;  éstos  se  descubren  más 
fácilmente  con  la  mano  que  con  la  vista;  así  que  son  apre- 
ciables,  se  los  incinde  y,  por  una  ligera  presión  de  los  dedos, 


HIPOBOSCO   DEL   CABALLO  435 

se  expulsa  la  larva  y  se  aplasta.  —  Cuaüdo  la  presión  ejer- 
cida con  las  manos  es  insuñciente  para  extraer  la  larva, 
pueden  utilizarse  pinzas  o  bien  un  instrumento  llamado 
«élarveur»  (deslarvador).  La  incisión  se  cicatriza  mejor  que 
la  perforación  hecha  por  la  larva  y  no  deja  huella  alguna. 
La  herida  se  lava  en  seguida  con  esencia  de  trementina. 

Este  «deslarvamiento»,  para  que  dé  resultados  positivos, 
debe  aplicarse  con  perseverancia  y  en  toda  la  región.  En 
Dinamarca,  se  le  aplica  desde  hace  más  de  veinte  años, 
habiéndose  mostrado  muy  eficaz.  Pero  como  la  época  del 
deslarvamiento  coincide  con  los  trabajos  de  la  primavera, 
los  labriegos  no  encuentran  el  tiempo  necesario.  Hay  que 
dirigirse  preferentemente  a  especialistas,  o  estimular  me- 
diante primas  a  los  boyeros  a  la  práctica  del  deslarvamiento. 
—  En  1911  se  fundó  en  París  una  «Asociación  francesa  para 
la  destrucción  del  varrón». 

El  estornino  y  el  aguzanieve  o  pastorcilla  son  auxiliares 
útiles;  conviene,  pues,  favorecer  el  anidamiento  mediante 
la  plantación  de  árboles  y  la  instalación  de  pajareras  en  la 
proximidad  de  los  pasturajes.  Los  gallineros  movibles  pres- 
tan también  grandes  servicios,  las  gallinas  buscan  hábilmente 
las  orugas  en  el  suelo  destruyendo  un  gran  número. 


Hipobüscidos 

Estos  dípteros  pertenecen  al  suborden  de  los  pupírparos. 
Se  distinguen  de  los  estridos  por  su  cuerpo  ancho  y  apla- 
nado, y  de  los  dípteros  por  su  aparato  chupador  y  perfora- 
dor; sus  largas  patas  les  permiten  correr  rápidamente  y  se 
sirven  poco  de  sus  alas,  que  con  mucha  frecuencia,  ni  tan 
sólo  existen.  Son  nocivos  en  estado  adulto,  pues  las  larvas 
nacen  en  un  período  muy  avanzado  y  se  transforman  en 
pupas  inmediatamente  después  de  su  nacimiento. 

Hipobosco  del  caballo  (Hippohosca  eqiii). — Este  hipo- 
bosco  tiene  8  milímetros  de  longitud  y  es  de  un  tinte  ama- 
rillo pardo;  el  tórax  presenta  manchas  blancas  y  amari- 
llentas; las  alas  son  rojizas;  el  cuerpo  es  coriáceo  y  muy 


436 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOMÉSTICOS 


resistente;  las  patas  son  largas  y  separadas;  de  aqní  el 
nombre  de  mosca-araña  con  que  ordinariamente  se  designa 
este  insecto  (íigs.  o44  y  o45).  Suele  correr  por  la  superficie 


t   I 


Flg.  344.  —  Hipoltosco  del 
caballo,  anmeutado. 


Fig.   345. 


Hipohosco  del   caballo, 
aumentado. 


volando, 


del  cuerpo  de  los  caballos  y  de  los  bueyes;  hunde  su  chu- 
pador en  la  piel   de  las   regiones  desprovistas   de  pelo  y, 

con  sus  picaduras,  irrita  a  los 
animales.  Es  preciso  perseguir 
estos  insectos  y  partirlos  por 
la  mitad  para  matarlos,  pues  la 
dureza  de  los  tegumentos  y  su 
forma  aplanada  los  hace  difí- 
ciles de  aplastar. 

Melófago  del  carnero  (Melo- 
phagus  oviniis).  —  Este  insecto, 
conocido  vulgarmente  con  el 
nombre  de  piojo  del  carnero, 
tiene  4  milímetros  de  longitud 
y  es  de  color  ocráceo;  está  com- 
pletamente desprovisto  de  alas 
(figura  436);  vive  sobre  la  piel 
de  los  carneros,  y  sus  picaduras 
son  poco  peligrosas.  El  esquileo 
permite  destruirlos  fácilmente;  el  estornino  muestra  para  el 
melófago  una  gran  predilección. 


Fig.  .34G.  —  Melófago  de  los  car- 
neros, de  tamaño  natural  y 
aumentado. 


PULGA   DEL   HOMBRE  437 


AFANÍPTEROS 


Pulgas 

Pulga  del  hombre  (Pulex  irritans)  (tig.  347 ).— Este 
insecto  tiene  de  2  a  4  milímetros  de  longitud  y  es  de  color 
pardo;  su  cuerpo  es  ovalado, 'aplastado  lateralmente  y  pre- 
senta una  segmentación  muy  visible;  sus  piezas  bucales  están 
dispuestas  para  la  succión; 
las  antenas  son  cortas  y 
se  repliegan  dentro  de 
unas  pequeñas  fosas;  fal- 
tan las  alas,  y  están  subs- 
tituidas en  la  espalda  por 
dos  escamitas.  Las  patas, 
sobre  todo  las  posteriores, 
son  muy  desarrolladas  y 
dispuestas  para  el  salto. 

T     V       1,       p  1    1     i--        Fijí.  347.  —  Piilua  coiiu'm  iPiíIex  irritans), 

La  hembra  fecundada  tie-  ''=  aduiu,  larva  y  niuta. 
ne  el  abdomen  ligeramen- 
te dilatado;  depone  unos  diez  huevos  en  las  hendiduras  de 
los  entarimados,  debajo  de  los  tapices  y  en  los  sitios  que  no 
se  limpian  con  frecuencia.  Los  huevos  son  ovalados,  blan- 
quecinos y  de  O' 7  milímetros  de  longitud;  se  abren  al  cabo 
de  algunos  días,  y  la  evolución  de  las  larvas  dura  de  cuatro 
a  seis  semanas;  las  metamorfosis  son  completas:  las  larvas 
son  vermiculares,  sin  patas,  provistas  de  piezas  bucales  mas- 
ticadoras,  que  les  sirven  para  alimentarse  a  expensas  de  los 
insectos  muertos  o  de  los  excrementos.de  las  pulgas  adultas. 
La  larva  fabrica  un  pequeño  capullo  donde  se  transforma 
en  ninfa. 

Las  pulgas  se  vuelven  muy  incómodas  en  verano  por  sus 
picaduras  irritantes,  y  es  bastante  difícil  el  desembarazarse 
de  ellas.  Constituyen,  además,  junto  con  las  ratas,  los  ve- 
hículos de  la  peste.  La  pulga  de  la  rata  de  los  países  tropi- 
cales pica  lo  mismo  al  hombre  que  a  la  rata  y  transmite  así 
la  enfermedad  de  la  rata  al  bomore. 

Los  vapores  de  ácido  sulfuroso  que  son  empleados  para 


438  INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ANIMALES  DOI^IÉSTICOS 

destruir  las  ratas  eu  los  barcos,  destruyen  al  propio  tiempo 
la  pulga  de  una  manera  perfecta.  Los  insecticidas  gaseosos 
son  en  general  más  eficaces  que  los  líquidos;  en  las  habita- 
ciones, se  puede  hacer  quemar  azufre  o  vaporizar  formol. 
Los  polvos  insecticidas  (polvo  de  pelitre)  son  igualmente 
muy  eficaces;  hay  que  completar  su  acción  lavando  el  suelo 
con  jabón  negro.  Se  consigue  ahuyentar  momentáneamente 
las  pulgas  del  cuerpo  humano  untándolo  con  esencia  de 
clavel  o  con  tintura  de  sabadilla. 

Pulga  del  perro  (Cnetocephalns  canis).  —  Esta  pulga, 
muy  semejante  a  la  del  hombre,  se  distingue  de  ella  por  su 
cabeza  y  su  protórax  provistos  de  una  especie  de  púas  de 
peine.  Vive  sobre  todo  en  el  perro;  presenta  una  variedad 
algo  más  pequeña  (pnlex  cati),  que  vive  sobre  los  gatos. 
Los  conejos  y  los  pájaros  también  están  atacados  por  pulgas 
especiales.  Pero  los  caballos  y  demás  animales  domésticos, 
en  lugar  de  ser  atacados  por  las  pulgas,  las  alejan  con  su 
olor.  Los  perros  y  los  gatos  atacados  han  de  friccionarse 
con  aceite  mezclado  con  polvo  de  tabaco  y  luego  lavarlos  con 
agua  de  jabón;  además,  se  lavarán  las  perreras  con  agua 
hirviendo.  Las  hojas  de  nogal  frescas  pueden  servir  para 
alejar  a  las  pulgas. 

Niguas 

Nigua  o  pulga  penetrante  ( Sarcopsijlla  penetrans).  — 
Este  insecto  apenas  mide  1  milímetro  de  longitud;  es  de  color 
pardo  rojizo,  de  forma  ovalada  y  comprimida  lateralmente. 
La  nigua,  introducida  desde  América  eu  África,  se  ha  hecho 
nociva  en  las  colonias  de  la  costa  occidental;  los  tiradores 
senegaleses  la  han  transportado  a  Madagascar.  En  el  mo- 
mento de  la  fecundación,  las  hembras  (fig.  348)  se  echan 
sobre  el  hombre  y  los  mamíferos  domésticos,  se  fijan  en  los 
miembros  inferiores  y  merced  a  su  pequenez  se  introducen 
entre  el  dermis  y  la  epidermis  para  chupar  la  sangre  con 
avidez;  aumentan  poco  a  poco  de  volumen,  y  su  abdomen  se 
dilata  considerablemente;  la  hembra,  asi  distendida,  se  ha 
comparado  muy  propiamente  a  un  grano  de  muérdago  por 


NIGUA  O  PULGA  PENETRANTE 


439 


su  dimensión  y  su  color  (fig.  349).  La  presencia  del  parásito 
determina  una  inflamación  de  la  piel,  a  veces  muy  violenta, 
seguida  de  complicaciones  nicas  o  menos  graves. 

Una  cuidadosa  limpieza  diaria  y  un  buen  calzado  bastan 


Fig.  348.  —  Pulga  penetrante 
(hembra  fecundada,  am- 
pliada). 


Fig.  349.  —  Nigua  hembra,  rellena 
de  sangre,  ampliada  (Sarcopsi/- 
lla  psnetrans). 


para  evitar  las  niguas.  Además,  es  fácil  desembarazarse  de 
ellas,  extrayéndolas  con  la  punta  de  un  alfiler  o  matándolas 
con  una  pomada  mercurial;  procúrese  no  aplastar  los  parási- 
tos, pues  al  esparcirse  los  huevos  por  la  herida,  todavía 
agravarían  la  situación. 


HIMENÓPTEROS 

Picaduras  de  abejas  y  de  avispas.  — Las  picaduras  de 
las  abejas  y  de  avispas,  sobre  todo  de  estas  últimas,  son 
dolorosas  y  pneden  acarrear  consecuencias  graves,  según  el 
sitio  atacado  y  según  el  número  de  los  pinchazos. 

Es  preciso  extraer  el  aguijón  que  queda  en  la  herida  y 
lavar  ésta  en  agua  fresca,  agua  salada,  avinagrada  o  amo- 
niacal; el  petróleo  y  la  esencia  de  petróleo  se  emplean  tam- 
bién con  éxito. 

Las  picaduras  de  avispa  en  la  garganta,  que  pueden 
ocurrir  comiendo  una  fruta,  determinan  una  hinchazón  con- 
siderable, que  a  veces  mata  por  asfixia;  en  este  caso,  se 
mezcla  sal  de  cocina  con  una  pequefia  cantidad  de  agua  y 
se  traga  esta  pasta  a  cucharadas,  dejando  que  la  sal  se  di- 
suelva lentamente  en  la  boca. 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 

TISANUROS 

El  lepismo  del  cazúcar  (Lepisma  saccharina)  o  pececito 
plateado  (fig.  350)  es  bien  conocido  de  las  amas  de  casa.  Es 
un  insecto  de  1  centímetro  de  longitud,  de  cuerpo  alargado, 
ovalado,  terminado  por  tres  filamentos  largos,  que  debe  su 

color  plateado  a  las  escamas 
brillantes  que  le  cubren.  Es  de 
una  gran  agilidad  y  se  oculta 
en  las  alacenas,  en  los  arma- 

Fig.  350.  —  Lepismo  del  azúcar.       rios,    bibliotecas,   dctrás  dc  los 

cuadros  y  en  todos  los  sitios  en 
donde  encuentra  obscuridad  y  humedad;  ataca  el  azúcar,  los 
dulces,  los  papeles  (libros  viejos  y  grabados),  y  los  tejidos 
(lienzos  y  lanas). — Para  combatir  los  lepismos  es  preciso 
airear  y  limpiar  con  gran  frecuencia  los  cajones  y  los  ar- 
marios, descolgar  y  limpiar  los  cuadros,  destruyendo  todos 
los  insectos  que  se  encuentren. 

ORTÓPTEROS 

Biátidos.  —  Estos  insectos  se  conocen  vulgarmente  con  el 
nombre  de  cucarachas  o  escarabajos.  Hay  dos  especies  prin- 
cipales: la  blata  ordinaria  de  las  cocinas  y  la  blata  ger- 
mánica. 

La  cucaracha  de  las  cocinas  (Periplaneta  orientalis) 
tiene  cerca  de  2  centímetros  de  longitud;  su  cuerpo  es  apla- 
nado y  de  un  color  más  o  menos  pardo;  esparce  un  olor 
nauseabundo,  que  recuerda  el  del  ratón.  Este  insecto  es  pro- 
cedente del  Asia  Menor;  busca  los  sitios  de  temperatura  ele- 
vada, pues  el  calor  le  es  necesario;  se  le  encuentra,  pues,  en 
las  habitaciones  y  particularmente  en  las  cocinas  y  en  los 


CUCARACHAS 


441 


hornos.  Ataca  todos  los  alimentos,  sobre  todo  la  harina,  el 
azúcar,  las  frutas  y  también  las  legumbres,  el  arroz,  la  carne 
y  el  pan.  No  son  grandes  los  destrozos  que  produce,  pero 
ensucia  las  substancias  que  toca  y  les  comunica  un  olor  re- 
pugnante^  que  impide  utilizarlas  para  la  alimentación. 

Las  cucarachas  se  multiplican  extraordinariamente  en  las 
habitaciones.  Durante  el  dia  se  ocultan  en  las  grietas  de  las  pa- 
redes, del  suelo  y  de  las  vigas,  y  salen  por  la  noche  para  come- 
ter sus  destrozos;  si  se  entra  de  noche  con  una  luz  en  una  cocina 
o  en  un  horno  atacado,  causa  espanto  la  multitud  de  cucara- 
chas que  cubren  el  suelo,  las  paredes  y  las  mesas  y  que,  una 
vez  sorprendidas,  no  tardan  en  ocultarse  en  sus  refugios. 

En  los  puertos  de  mar,  se  encuentra  una  cucaracha  algo 
más  grande  que  la  anterior,  la  gran  cucaracha  americana; 
es  originaria  de  la  América  del  Sur,  pero  se  ha  notado  su 
presencia  en  los  almacenes  de  azúcar  y  de  pieles  y  también 
en  los  invernaderos,  en  donde  las  orquídeas  sufren  mucho 
de  sus  ataques. 

La  cucaracha  germánica  (Blatta  germánica),  más  pe- 


Fie.  351. — Ciicurac'luí  üennáiika. 


quena  que  la  anterior,  mide  de  1  centímetro  a  13  milímetros 
(le  longitud;  su  color  es  leonado;  presenta  en  la  parte  ante- 
rior del  cuerpo  dos  rayas  negruzcas,  paralelas,  separadas  por 
un  espacio  amarillo  más  ancho  (íig.  351).  Se  le  encuentra  en 

GuÉnwx.—Etitomología.  29 


442  INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 

libertad  eii  los  bosques,  debajo  de  las  hojas  secas;  pero  existe 
también  en  las  casas,  sobre  todo  en  el  norte  de  Europa.  Su 
voracidad  es  notable;  todas  las  materias  animales  y  vegetales 
pueden  ser  su  presa;  en  Rusia,  a  donde  fué  importada  por  el 
ejército  que  hizo  la  campaña  de  Prusia,  durante  la  guerra  de 
los  siete  años,  ataca  no  tan  sólo  las  provisiones  (pan,  carne, 
gallina,  trigo,  arroz),  sino  también  el  betún  de  las  botas  y 
iiasta  la  tinta.  Abunda  igualmente  en  los  buques. 

Destrucción  de  las  cucarachas.— Vd,m  destruir  estos 
hediondos  y  repugnantes  animales,  a  veces  extraordinaria- 
mente poderosos,  podemos  servirnos  de  trampas  o  cucara- 
cheras: por  la  tarde,  se  disponen  en  el  suelo  unos  vasos 
barnizados  interiormente,  rodeados  de  trapos  o  de  planchitas 
para  facilitar  su  acceso;  los  insectos  atraídos  por  un  cebo 
(harina  o  azúcar)  que  se  ha  puesto  en  el  fondo  del  vaso,  res- 
balan al  interior  de  éste  y  luego  no  pueden  remontar  por  las 
paredes  verticales  perfectamente  lisas  y  quedan  prisioneros; 
también  se  puede  verter  en  el  vaso  cerveza,  ligeramente 
azucarada:  las  cucarachas  son  atraídas  por  el  olor  y  se  ane- 
gan en  el  líquido.  Basta  también  con  preparar  refugios,  cons- 
truidos por  ejemplo  con  estropajos  húmedos;  las  cucarachas 
acuden  para  pasar  el  día,  y  se  les  puede  destruir  fácilmente. 

El  ácido  sulfuroso  destruye  las  cucarachas;  conviene, 
pues,  quemar  azufre  (véase  pág.  505)  en  los  lugares  infecta- 
dos, después  de  haber  tapado  herméticamente  todas  las  ren- 
dijas que  pueden  servirles  de  refugio.  Se  recomienda  también 
hacer  en  los  rincones  en  donde  acuden  las  cucarachas  insu- 
flaciones con  polvos  de  piretra  fresca  o  aspersiones  con  agua 
mezclada  con  petróleo  (unos  50  gramos  por  litro).  Las  as- 
persiones con  agua  hirviendo  que  contengan  un  40  por  100 
de  alumbre  son  también  muy  eficaces.  Podemos,  finalmente, 
servirnos  de  polvos  insecticidas  y  de  cebos  envenenados  con 
arsénicos. 

Como  medio  preventivo,  es  preciso  emplear  materiales  de 
construcción  que  dificulten  la  formación  de  agujeros  y  rendi- 
jas, y  cuando  éstas  se  produzcan  taparlas  cuidadosamente. 

Grílüdos  o  grillos.  —  Dos  especies  de  grillos  nos  interesan: 
el  grillo  doméstico,  que  únicamente  se  encuentra  en  las  ha- 


TERMITA  lucífuga 


443 


bitaciones;  y  el  grillo  campestre  (fig.  352),  que  habita  en 
los  prados  y  en  los  campos. 

El  grillo  doméstico  (Gnjllns  domesticiis)  tiene  de  15  a 
18  milímetros  de  longitud;  es  de  color  amarillento,  su  cuerpo 
es  cilindrico,  con  una  gran  cabeza  que  presenta  cuatro  fajas 
pardas  transversales;  sus  pa- 
tas son  cortas  y  robustas;  las 
posteriores  tienen  muslos  muy 
desarrollados;  la  hembra  tie- 
ne un  oviscapto  de  más  de 
1  centímetro  de  longitud;  los 
dos  sexos  tienen  dos  apéndi- 
ces en  el  abdomen  de  1  cen- 
tímetro. Los  élitros  del  ma- 
cho tienen  unos  órganos  de 
estridulación  por  medio  de 
los  cuales  emite  durante  la 
noche,  por  intervalos,  su  chirlido  o  cri-cri  bien  conocido. 

Busca  el  calor  y  las  hendiduras  de  los  hornos  de  panadero, 
de  las  cocinas  y  de  las  chimeneas.  Por  la  noche  come  los  re- 
siduos de  los  alimentos;  se  ha  supuesto  que  también  devora 
las  cucarachas  de  las  cocinas,  con  lo  cual  desempeñan  un  útil 
papel.  Cuando  los  grillos  son  demasiado  numerosos,  hay  que 
destruirlos  por  los  medios  indicados  contra  las  cucarachas. 

El  grillo  de  los  campos  (Grijlhis  canipestris)  es  de  un 
negro  brillante:  habita  en  una  madriguera  y  se  alimenta  de 
diversas  substancias  vegetales  o  animales. 


Fig.  352.  —  Grillo  campestre. 


NEURÓPTEROS 

Termita  lucífuga  (Termes  Inci/n(/iis).—^siQ  neuróptero, 
ordinariamente  conocido  con  el  nombre  de  horniíga  hlanca, 
es  largo  de  1  centímetro  y  de  color  pardusco.  Las  termitas 
viven  en  sociedad,  en  donde  existe  la  división  del  trabajo  y 
en  donde  se  encuentran  diferentes  tipos  de  individuos:  un 
macho  o  rey,  una  hembra  reina,  cuyo  abdomen  puede  alcan- 
zar más  de  3  centímetros  de  longitud  y  que  depone  una 
cantidad  considerable  de  huevos,  las  obreras  neutras  y  des- 


444 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 


provistas  de  alas,  y  los  soldados  de  mandíbulas  robustas  y 
también  sin  alas  (fig.  353).  Estos  termes  tienen  un  género 
de  vida  diferente  de  los  que  se  encuentran  en  nuestras  colo- 
nias de  Asia  y  de  África,  los  cuales  construyen  inmensos 
hormigueros  de  varios  metros  de  altura  y  de  una  solidez  a 
toda  prueba;  las  termes  lucífugas  están  localizadas  al  sud- 
oeste de  Francia:  viven  en  los  pinares  o  cerca  de  las  habi- 
taciones, labran  galerías  subterráneas  y  no  aparecen  nunca 
a  pleno  día;  los  nidos  están  establecidos  en  los  troncos  y  en 


Fig.  353.  —  Termitas. 
Termita  o))rera;  termita  liembra;  termita  soldado. 


las  maderas  abandonadas  en  el  suelo,  como  en  las  maderas 
de  las  casas.  A  últimos  del  siglo  XVIII,  los  termes  hicieron 
su  aparición  en  las  poblaciones  de  la  Charenta  y  de  la  Cha- 
renta  Inferior^  causando  gravísimos  destrozos;  Rochefort, 
Saintes,  Tonuay-Chcárenta  y  La  Eochela  fueron  invadidos 
por  los  terribles  insectos;  éstos  penetraron  en  las  habita- 
ciones sin  que  se  pudiese  advertir  su  presencia,  pues  van 
siempre  minando  la  madera  dejando  intacta  la  superficie 
exterior;  hacia  1850,  el  palacio  de  la  prefactura  de  La  Ro- 
chela tuvo  todo  su  maderamen  destruido;  como  también  la 
mayor  parte  de  los  archivos,  las  vigas,  armarios,  los  car- 
tones, los  registros,  todo  fué  roído  interiormente  sin  que 


CARCOMAS  445 

apareciese  al  exterior  el  menor  rastro  de  los  destrozos,  lo 
cual  expuso  a  muy  peligrosos  accidentes.  En  1005,  se  han 
indicado  los  termes  en  las  cercanías  de  Nérac,  en  donde 
determinaron  el  hundimiento  de  una  casa.  Por  la  misma  época 
fué  notada  su  presencia  en  el  depósito  de  ropas  de  un  cuerpo 
de  ejército  del  Mediodía,  habiendo  labrado  verdaderas  chi- 
meneas en  los  montones  de  ropa  destinados  a  la  tropa. 

Se  puede  luchar  contra  estos  insectos  inyectando  sulfuro 
de  carbono  en  las  galerías  y  cavidades  labradas  por  ellos  en 
las  maderas;  Quatrefages  obtiene  también  buenos  resultados 
con  los  vapores  de  cloro.  Pero  lo  mejor  contra  toda  inva- 
sión de  termes  en  las  construcciones  nuevas,  es  substituir  las 
armaduras  usuales  jpor  el  hierro  o  la  madera  preparada; 
basta  el  empleo  de  maderas  impregnadas  de  creosota.  Para 
detener  la  destrucción  completa  de  las  maderas  parcial- 
mente roídas,  pero  que  todavía  pueden  servir,  se  recurrirá 
al  embaduruamiento  de  carbolíneum  aplicado  a  la  tempe- 
ratura de  60";  este  embaduruamiento  matará  o  alejará  a  los 
insectos. 

Se  encuentra  también  en  Francia  otra  especie  de  termes, 
el  termes  de  cuerpo  amarillo  (Calotermes  flavicollis),  que 
vive  en  Pro  venza  al  pie  de  los  olivos;  es  raro  que  cause 
destrozos. 

COLEÓPTEROS 

Coleópteros  nocivos  a  la  madera  labrada 

Anobios,  carcomas  o  polillas.  —  Los  coleópteros  xilófagos 
más  frecuentes  en  nuestras  habitaciones  y  que  causan  más 
destrozos,  pertenecen  al  género  Anobiiun,  así  llamado  a 
causa  de  la  particularidad  que  ofrecen  estos  insectos  de  si- 
mular la  muerte  de  un  modo  persistente  al  menor  peligro; 
los  agujeros  redondos  y  rectos  que  en  estado  de  larva  hacen 
en  la  madera,  y  que  parecen  hechas  con  un  barreno,  les  ha 
dado  el  nombre  vulgar  de  barrenas. 

Las  carcomas  tienen  un  color  pardo  obscuro,  un  cuerpo 
casi  cilindrico;  la  cabeza  es  pequeña  y  puede  hundiise  en 


446  INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 

el  coselete;  está  provista  de  mandíbulas  poderosas;  las  an- 
tenas están  insertadas  cerca  de  los  ojos  y  terminadas  en 
maza;  las  patas  son  cortas.  Los  adultos  salen  de  sus  gale- 
rías en  la  primavera;  la  reproducción  tiene  lugar  en  esta 
época:  los  insectos  se  llaman  entre  sí  durante  la  noche, 
produciendo  en  el  interior  de  las  maderas  unos  pequeños 
crujidos  rítmicos,  comparables  al  tictac  de  un  reloj  y  pro- 
ducidos por  el  choque  de  su  cabeza  contra  la  madera;  estos 
sonidos  regulares  y  bien  distintos  que  se  perciben  claramente 
en  el  silencio  de  la  noche,  son  considerados  por  muchas  per- 
sonas como  un  funesto  presagio;  este  «reloj  de  la  muerte», 
como  se  le  llama,  no  es  más  que  un  grito  amoroso.  Después 
del  aparejamiento,  las  hembras  van  a  Reponer  sus  huevos 
sobre  los  muebles,  los  entarimados,  las  vigas  y  los  maderos. 
En  los  bosques  atacan  raramente  los  árboles  vivos  y  única- 
mente suelen  hacer  la  puesta  sobre  los  árboles  muertos  o 
cortados,  y  con  la  madera  trabajada  es  como  las  larvas 
son  introducidas  en  las  habitaciones,  en  donde  continúan 
desarrollándose. 

Estas  larvas  son  blanquecinas,  arqueadas,  provistas  de 
tres  pares  de  patas  y  de  dos  fuertes  mandíbulas;  penetran 
en  el  interior  de  la  madera  por  unos  agujeros  redondos  que 
se  prolongan  en  largas  galerías  rectilíneas,  cilindricas,  de 
un  diámetro  de  2  a  3  milímetros  y  que  contienen  un  polvo 
amarillento,  que  resulta  de  la  mezcla  del  serrín  producido  y 
de  las  deyecciones  de  las  larvas:  este  polvo  fino  recibe  el 
nombre  de  carcoma.  Las  galerías  comunican  entre  sí  y  se 
hacen  numerosas  en  el  espesor  de  la  madera,  hasta  tal  punto, 
que  a  veces  queda  completamente  minada  y  reducida  a  polvo, 
en  tanto  que  la  capa  supercial  queda  intacta.  Las  larvas 
pasan  toda  su  existencia  en  estas  galerías  y  sufren  en  ellas 
sus  metamorfosis:  se  transforman  en  ninias  en  una  cavidad 
embadurnada  con  un  barniz  especial;  antes  tienen  cuidado 
de  hacer  un  agujero  para  procurar  la  salida  del  insecto 
perfecto. 

Las  carcomas  perforan  toda  clase  de  maderas:  maderas 
de  construcción,  andamios,  vigas,  entarimados,  dinteles, 
muebles,  utensilios;  rebajan  considerablemente  la  resistencia 


CARCOMAS 


447 


de  los  metales  empleados  en  la  construcciÓD  de  las  casas 
y  de  los  almacenes.  Atacan,  además,  y  de  un  modo  general, 
todas  las  materias  orgánicas,  secas  y  duras;  las  substancias 
alimenticias,  los  libros,  los  papeles,  los  herbarios,  y  las  co- 
lecciones de  historia  natural  no  son  respetados. 

La  barrena  ataraceada  o  moteada  (Anohiiwi  tessellatmn) 
(figura  354)  es  la  mayor  carcoma  de  nuestro  país:  tiene  de 


Fig.  354.  —  Colcúpteros  caseros. 
I,  carcoma  moteada;  2,  licto  acaualado;  3^  ptiliu  pccticorne;  4,  tonebrio 
moliuero  y  su  larva;  b,  antreua  de  los  museos:    G,  Ptiitns  fnv,  ¡5,  $  y  su 
larva;  1,  larva  do  Dermcstc  del  tocino;  8,  attagcna  y  su  larva. 


O  a  7  milimetros  de  longitud  y  es  de  un  color  pardo  castaño 
con  pelos  dorados  que  forman  numerosas  manchas,  y  que 
dan  a  la  parte  superior  del  cuerpo  el  aspecto  de  un  mosaico 
o  de  un  tablero  de  damas.  Su  larva  vive  sobre  todo  en  las 
armaduras  y  en  las  vigas  de  las  casas;  las  maderas  de 
encina  y  de  castaño  son  particularmente  ataeadas,  y  su  soli- 


448  INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 

dez  con  frecuencia  muy  comprometida.  El  adulto  aparece 
en  mayo  y  junio,  en  cuyo  momento  produce  choques  muy 
sonoros. 

La  carcoma  de  las  mesas  o  carcoma  pertinaz  (Anohíiuii 
pertinax  striatnm)  tiene  4  milímetros  de  longitud  y  es  de 
un  pardo  obscuro  con  una  pelusa  leonada;  sus  élitros  son 
estriados;  es  notable  por  su  obstinación  en  hacerse  el  muerto 
cuando  se  le  toca.  Es  muy  común  en  las  casas,  en  donde 
ataca  frecuentemente  los  muebles,  arrimaderos  y  arteso- 
nados. 

La  carcoma  del  pan  (Anohüwi  paniceiim)  tienen  2' 5  mi- 
límetros de  longitud  y  es  de  color  pardo  rojizo;  su  coselete 
es  liso  y  de  un  castaño  obscuro;  cada  élitro  tiene  cinco  es- 
trías punteadas  que  están  recubiertas  de  una  pubescencia 
leonada.  Esta  carcoma  no  vive  tan  sólo  en  la  harinu  y  en  el 
pan,  según  podría  darlo  a  entender  su  nombre,  sino  que 
ataca  también  gran  número  de  substancias  vegetales,  y  re- 
sulta así  muy  perjudicial;  la  madera,  los  libros,  los  papeles, 
las  frutas  secas,  las  raíces,  las  galletas  de  los  soldados  son 
atacados  indistintamente;  en  varias  ocasiones,  los  almacenes 
de  aprovisionamiento  del  ejército  se  han  visto  invadidos  por 
estos  anobios,  y  ha  quedado  inutilizada  para  la  alimentación 
la  totalidad  de  la  galleta. 

Los  muebles  se  han  de  proteger  contra  estos  insectos 
por  medio  de  una  capa  de  pintura  o  de  barniz;  para  expulsar 
las  carcomas  que  los  han  invadido,  es  preciso  embadurnarlos 
con  esencia  de  trementina  o  con  una  solución  alcohólica  que 
contenga  el  10  por  100  de  sublimado,  y  cerrar  los  agujeros 
con  cera. 

Licto  acanalado  (Lijctns  canalicnlatus)  (fig.  354,  2).— 
El  licto  acanalado  es  un  pequeño  coleóptero  de  unos  4  milí- 
metros de  longitud,  de  cuerpo  alargado,  de  élitros  con  es- 
trías longitudinales  y  de  un  color  achocolatado.  La  hembra 
depone  sus  huevos  a  mediados  de  mayo  en  las  hendiduras 
de  los  troncos  sanos  recientemente  cortados;  la  encina,  el 
castaño  y  el  nogal  parecen  ser  sus  árboles  preferidos  y  siem- 
pre es  en  la  albura  de  estos  troncos  en  donde  queda  deposi- 
tada la  puesta.  En  el  mes  de  junio,  los  huevos  dan  nací- 


APATO   CAPUCHINO  449 

miento  a  unas  pequeñas  larvas  blanquecinas  que  penetran 
en  el  interior  de  la  madera  y  labran  galerías  rectilíneas, 
dejándolas  tras  sí  llenas  de  un  polvo  fino.  Estas  larvas  se 
propagan  así  muy  frecuentemente  en  las  vigas  de  nuestras 
casas  y  edificios,  sobre  todo  en  las  grandes  piezas  de  arma- 
dura de  los  techos;  sus  numerosas  galerías  debilitan  consi- 
derablemente la  madera  y  pueden  determinar  su  rotura. — 
Las  vigas  han  de  cortarse  siempre  en  el  corazón  del  tronco, 
puesto  que  si  contienen  albura,  pueden  ser  atacadas  por  las 
larvas  de  licto  desde  su  nacimiento;  estas  últimas  roen  más 
tarde  la  madera  del  corazón,  cuando  sus  mandíbulas  han 
adquirido  toda  su  robustez.  Se  encuentran  estos  insectos  en 
las  vigas,  maderas,  entarimados  y  muebles  de  las  habita- 
ciones, así  como  en  los  arrimaderos,  viguetas,  en  los  aros 
de  los  toneles  de  los  graneros  y  de  las  bodegas.  Dada  su 
potencia  creadora,  se  explican  los  destrozos  que  efectúan 
en  las  maderas  en  tiempo  relativamente  corto.  Cuando  se 
nota  que  un  tarugo  de  un  entarimado  está  invadido, -hay  que 
quitarlo  inmediatamente  para  evitar  la  propagación  del  mal. 

El  ptilino  (Ptilimis  pedinicormis)  (fig.  354,  o)  causa 
perjuicios  análogos  a  los  del  licto:  tiene 
4  milímetros  de  longitud  y  es  de  un  co- 
lor negruzco. 

Apato  capuchino   (Apate  capiicinc) 
(figura  355). — Este  xilófago  es  negro; 
sus  élitros  están  soldados;  no  posee  alas 
membranosas  y  no  puede  volar.  Es  muy 
temible,  pues  está  provisto  de  potentes 
mandíbulas,  y  se  citan  numerosos  ejem- 
plos de  maderas  muy  duras,  de  piedras         ^^capuchino.^^'^ 
y  hasta  de  pedazos  de  plomo,  perfora- 
dos por  sus  larvas.  Afortunadamente,  su  fecundidad  no  es 
tan  grande  como  la  de  los  insectos  precedentes,  y  raras 
veces  causa  preocupaciones. 

Lo  mismo  ocurre  con  los  Hylotnipes  y  los  Hespero- 
phcines. 

El  Capricornio  doméstico  ( Hijlotrupes  hajuhis)  es  un 
lougicorue  de  bastante  talla:  tiene  de  1  a  2  centímetros  de 


450  INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 

longitud;  es  de  color  pardo  cou  dos  mauchas  blancas  eu  el 
centro  del  dorso;  aparece  a  últimos  de  junio;  la  hembra 
depone^  por  medio  de  su  largo  taladro,  en  las  piezas  de  ma- 
dera resinosa  como  el  pino  y  el  abeto;  las  larvas  labran  sus 
galerías  en  los  arrimaderos,  armaduras  y  entarimados  cons- 
truidos con  estas  maderas,  que  pueden  quedar  destruidas  por 
completo. 

Las  calidias  tienen  costumbres  análogas,  pero  son  mucho 
menos  comunes.  —  La  calidia  sangrienta  (Callidiiim  san- 
gmnemn)  es  un  coleóptero  laugicorne  de  cerca  de  1  centí- 
metro de  longitud,  completamente  rojo,  con  las  patas  y  las 
antenas  negras.  Aparece  en  la  primavera;  se  la  ve  frecuen- 
temente en  este  momento  en  la^  casas  en  donde  se  emplea 
leña  para  la  calefacción.  La  hembra  depone  sus  huevos  en  la 
corteza  de  la  encina;  las  larvas  viven  en  la  madera  durante 
dos  años  y  labran  galerías  en  la  dirección  de  las  fibras. — 
La  calidia  violada  (Calliclhim  viola ceiim)^  que  es  de  un  color 
azul  obscuro;  vive  en  la  madera  de  pino. 

El  fimatodes  variable  (Phymatode  variable)  es  un  co- 
leóptero muy  parecido  a  las  calidias;  tiene  de  1  a  1'50  cen- 
tímetros de  longitud  y  es  de  un  color  azulado  rojizo.  Hace 
la  puesta  sobre  la  encina,  la  haya  y  el  castaño.  Se  nota 
frecuentemente  su  presencia  en  las  bodegas;  las  larvas  roen 
los  aros  de  los  toneles,  que  generalmente  son  de  castaño, 
y  los  hacen  caer  a  trozos. 

El  clito  arqueado  (Clytiis  arcnatus),  que  ya  hemos  indi- 
cado, lo  mismo  que  la  calidia  sangrienta  (f),  depone  sus 
huevos  sobre  las  encinas  o  castaños  cortados,  en  cuya  albura 
las  larvas  labran  sus  galerías,  y  de  este  modo  penetran 
en  las  habitaciones. — Es  preciso  destruir  todos  los  insectos 
perfectos  que  se  encuentren. 

La  gracilia  pigmea  (Gracilia  pycjnuea)  es  un  pequeño 
coleóptero  longicorne,  que  vive  lo  mismo  que  su  larva  en 
los  cestos  de  mimbres,  los  toneles  y  los  cañizos.  No  presenta 
grandes  peligros,  y  es  muy  fácil  librarse  de  ellos  por  medio 
de  embadurnamieutos  con  esencia  de  trementina. 

(1)  Véase  el  capítulo  Insectos  nociros  a  los  fií-boles  forestales,  pá- 
gina 339. 


VALGO  HEMÍPTERO  451 

El  Capricornio  carpintero  (Astynomns  ceditis)  depone, 
según  ya  vimos  (ptág.  o40),  sobre  la  corteza  de  los  pinos  y 
de  los  abetos;  sns  larvas  penetran  en  el  tronco,  hacen  sns 
galerías  y  continúan  desarrollándose  en  las  vigas  emplea- 
das en  la  construcción  de  las  casas.  Este  insecto  es  común 
en  el  Norte. 

El  limexilón  naval  o  lima-madera  y  varios  buprestres 
(véase  pág.  333)  tienen  larvas  que  cometen  análogos  des- 
trozos. 

Valgo  hemíptero  (Valgns  Jiemijjferns).  — Este  coleóptero 
tiene  cerca  de  8  milímetros  de  longitud;  es  negro,  peludo, 
con  algunas  tiras  y  puntos  blancos  en  los 
élitros,  los  cuales  no  recubren  completa- 
mente el  abdomen.  La  hembra  tiene  en  el 
extremo  posterior  de  su  abdomen  un  tala- 
dro de  cerca  3- milímetros  de  longitud,  con 
el  cual  introduce  los  huevos  en  la  madera 
(figura  356).  Las  larvas  son  muy  análogas 
a  los  gusanos  blancos,  pero  mucho  más 
pequeñas. 

Los  valgos  hemípteros  aparecen  en  la 
primavera.  Las  hembras  deponen  sus  hue-     ^ig.  35C.  -  vaigo 

^  i-      1  .  1  1-1  hemíptero,  liem- 

vos,  particularmente  en  las  empalizadas,  |,ra. 
rodrigones,  estacas  y  sostenes  de  distintos 
árboles  resinosos.  Las  larvas  se  desarrollan  rápidamente  y 
roen  de  abajo  arriba  la  porción  enterrada  de  postes  o  estacas, 
y  al  cabo  de  poco  tiempo  ocurren  roturas.  —Se  ha  aconse- 
jado, para  preservar  los  postes,  embadurnar  la  base  con  dos 
capas  de  alquitrán  o  coaltar  aplicadas  en  caliente;  de  este 
modo  se  resguarda  la  madera  contra  la  humedad,  pero  de 
un  modo  insuficiente  contra  los  insectos.  Se  ha  recomendado 
también  la  carbonización  de  las  puntas;  con  esto  se  destruyen 
los  huevos  que  puedan  encontrarse  en  los  postes  que  ya  han 
servido,  pero  no  se  priva  la  contaminación  ulterior.  El  señor 
J.  Fallón  ha  indicado  un  procedimiento  muy  eficaz:  se  em- 
badurna toda  la  porción  que  ha  de  quedar  enterrada  con  una 
gruesa  capa  d-e  cerusa  previamente  diluida  en  aceite;  se  es- 
polvorea después  esta  parte  con  arena  fina  y  se  deja  secar; 


452  INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 

preparados  de  esta  suerte  los  postes,  no  pueden  ser  perfo- 
rados por  el  taladro  de  la  hembra  del  valgo,  y  para  asegurar 
todavía  más  la  duración  de  este  barniz,  se  le  puede  recubrir 
con  una  capa  de  alquitrán. 

Medios  de  destnicciójt.  —Y Sirios  medios  generales  de 
preservación  contra  los  ataques  de  los  coleópteros  nocivos 
a  la  madera  pueden  aplicarse  en  las  explotaciones  agrícolas. 
Haremos  notar,  en  primer  lugar,  que  la  albura  es  la  única 
atacada  particularmente  por  los  parásitos  y  que,  por  lo  tanto, 
hay  que  rechazarla  todo  lo  posible;  recomendamos  especial- 
mente el  empleo  de  tablones,  de  vigas,  frisos  y  tabiques 
extraídos  del  corazón  de  la  encina;  en  las  bodegas  se  impone 
el  empleo  de  envases  construidos  con  excelentes  materiales 
y  con  aros  de  hierro,  suprimiendo  de  los  utensilios  para  la 
vendimia  toda  la  madera  que  contenga  albura.  Esto  es  pedir 
mucho,  pero  es  la  más  segura  garantía. 

Veamos  ahora  los  remedios  preventivos.  Las  maderas 
utilizadas  en  la  construcción  de  las  bodegas  han  de  sufrir 
tratamientos  previos;  cuando  puede  efectuarse  la  inmersión 
,en  el  agua,  constituye  un  excelente  procedimiento  de  conser- 
vación para  las  viguetas,  los  tablones,  etc.,  pues  las  larvas 
e  insectos  que  podrían  encontrarse  en  ellos  son  completa- 
mente destruidos.  Nosotros  preferimos,  no  obstante^  la  in- 
mersión en  una  solución  de  sulfato  de  cobre  o  de  bicloruro 
de  mercurio  (del  1  al  5  por  100),  que  produce  los  mismos 
efectos  mucho  más  rápidamente  y  priva,  al  propio  tiempo, 
hasta  cierto  punto,  la  invasión  ulterior  de  otros  insectos; 
este  sistema  de  conservación  se  funda  en  el  principio  de  la 
transformación  en  la  madera  de  las  substancias  solubles, 
fermentibles  y  atacables  por  los  insectos  en  substancias  inso- 
lubles  al  abrigo  de  la  fermentación  y  de  los  ataques;  se 
pueden  también  emplear  los  alquitranes  líquidos  procedentes 
de  la  destilación  de  la  hulla  y  que  son  ricos  en  creosota, 
tales  como  el  carbolíneum;  el  señor  Henry  ha  reconocido 
que  basta  embadurnar  los  postes  con  carbolíneum  aplicado 
en  caliente  (GO*^). 

Un  excelente  medio,  aunque  algo  más  caro,  consiste  en 
exponer  las  maderas  a  los  vapores  del  sulfuro  de  carbono 


DESTRUCCIÓN  DE  LOS  COLEÓPTEROS  DE  LA  MADERA         45o 

eu  ima  pieza  especial,  eu  la  cual  no  se  puede  penetrar  sin 
ventilarla  antes  muy  enérgicamente. — Todos  estos  trata- 
mientos se  han  de  completar  con  capas  de  alquitrán  o  coal- 
tar, o  bien  de  aceite. 

En  cuanto  a  la  tonelería,  el  medio  más  seguro  de  conser- 
varla en  buen  estado  es  la  estufa  a  alta  temperatura.  Un 
chorro  de  vapor  recalentado,  dirigido  al  interior  de  los  to- 
neles, durante  un  tiempo  suíicientemente  largo,  permite  la 
destrucción  de  todos  los  géneros  patógenos,  de  todas  las 
larvas  y  de  todos  los  insectos. 

Estos  tratamientos  impedirán,  por  lo  menos,  la  evolución 
rápida  y  completa  de  los  parásitos,  aunque  no  toda  contami- 
nación exterior. 

^:E1  mal  ha  aparecido?  ¿Se  ha  comprobado  la  presencia 
de  numerosos  insectos?  Hay  que  proceder  sin  tardanza  a  su 
destrucción  y  evitar  su  multiplicación.  Podemos  sencilla- 
mente encargar  a  una  brigada  de  niños  el  cuidado  de  recoger 
los  insectos  y  destruirlos;  este  es  un  medio  de  aplicación 
fácil,  poco  costoso,  que  siempre  dejará  satisfecho  al  propie- 
tario. Se  puede  sujetar  el  local  a  la  acción  de  los  vapores  de 
ácido  sulfuroso,  de  sulfuro  de  carbono  o  de  formol;  eu  las 
bodegas  se  aprovecharán  los  meses  de  abril,  mayo  y  junio, 
en  que  no  se  efectúan  labores  vinícolas.  El  sulfuro  de  car- 
bono tiene  una  acción  rápida,  pero  puede  perjudicar  la  cali- 
dad del  vino;  además,  es  explosivo  y  exige  para  su  manejo 
grandes  precauciones;  por  esto  preferimos  no  recomendarlo. 
El  uso  del  ácido  sulfuroso  es  muy  práctico:  se  tapan  todas 
las  aberturas  y  se  dejan  los  vapores  sulfurosos  durante  vein- 
ticuatro o  cuarenta  y  ocho  horas,  habiendo  quemado  una 
cantidad  de  azufre  suficiente  para  dar  un  volumen  de  ácido 
sulfuroso,  por  lo  menos  igual  a  la  cubicación  del  local.  Se 
puede  utilizar  con  ventaja  una  mezcla  en  partes  iguales  de 
azufre  y  de  salitre,  cuyo  último  cuerpo  facilita  la  combustión 
del  azufre;  se  considera  que  un  peso  dado  de  esta  mezcla 
produce  aproximadamente  su  peso  de  ácido  sulfuroso.  Des- 
pués se  abre  y  se  airea  convenientemente  antes  de  penetrar 
en  el  local. 

El  formol  es  también  de  un  empleo  práctico;  se  expende 


454  INSECTOS   NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 

en  el  comercio  bajo  la  forma  de  cartuchos  construidos  de 
manera  que  producen,  por  su  combustión,  una  gran  cantidad 
de  aldehido  fórmico.  No  obstante,  hay  que  temer  su  olor 
para  el  vino. 

Es  preciso  completar  estos  tratamientos  por  medio  del 
embaduruamieuto  de  las  vigas  del  techo,  o  de  los  tabi- 
ques, etc.,  con  una  lechada  de  cal  que  contenga  cierta  pro- 
porción de  sulfato  de  cobre  (de  10  a  15  por  100  de  peso  de  cal). 

Coleópteros  nocivos  a  los  vestidos 
y  a  las  pieles  de  abrigo 

Antreno  de  los  museos  (Anthremis  imiseorum) . — Los 
antrenos  son  pequeños  coleópteros  muy  comunes  en  las  casas; 
tienen  tan  sólo  2  ó  3  milímetros  de  longitud;  su  cuerpo  es 
ligeramente  ovalado,  casi  circular;  es  de  color  pardo  con 
escamitas  amarillas,  rojas  y  grises  sobre  los  élitros,  entre- 
mezcladas, formando  hermosos  dibujos  (fig.  354,  5).  Se  les 
ve  en  la  primavera  y  en  verano  sobre  las  flores  de  cierto 
número  dé  plantas  (umbelíferas);  penetran  en  las  habitacio- 
nes, y  las  hembras  hacen  la  puesta  en  todas  partes.  Las 
larvas  tienen  de  4  a  5  milimetros  de  longitud;  son  amari- 
llentas, erizadas  de  pelos  pardos,  muy  cortos  y  de  mechones 
más  largos  en  los  costados  y  en  el  extremo  posterior  del 
cuerpo;  se  los  encuentra  en  los  tapices,  en  los  abrigos  de 
piel,  en  los  muebles,  en  los  cartones  y  en  las  colecciones 
de  historia  natural:  pájaros  disecados,  pieles  preparadas  y 
cajas  de  insectos. 

Dermestes.  —  El  dermestes  de  los  peloteros  o  atageno 
(Attagenus  o  Dermestes  pellio)  tiene  5  milimetros  de  lon- 
gitud por  2'50  de  ancho;  su  cuerpo  es  abultado  por  encima, 
es  negro  o  pardo  obscuro  con  un  puntito  blanco,  y  a  veces 
dos  en  cada  élitro  (tig.  354,  8). -Se  le  ve  en  la  primavera,  en 
marzo  y  abril,  dentro  de  las  habitaciones,  y  también  se  le 
encuentra  con  frecuencia  sobre  las  flores  de  las  umbelíferas. 
La  hembra  depone  sus  huevos  en  las  pieles  de  abrigo,  en  los 
vestidos  y  en  los  tapices;  las  larvas  son  de  un  pardo  rojizo; 
tienen  el  cuerpo  cubierto  de  pelos  rojizos  y  llevan  en  su 


ANTÉENOS   Y   DERMESTES  455 

extremo  posterior  un  haz  de  cerdas  tau  largas  como  el  cuer- 
po; roen  las  pieles,  las  tapicerías  y  hasta  pueden  atacar  los 
objetos  de  cuerno. 

El  dermeste  zorra  (Dermestes  vülpinns)  tiene  las  mismas 
formas  que  el  dermeste  de  los  peloteros,  pero  tiene  de  7  a 
8  milímetros  de  longitud  y  es  enteramente  negro.  Su  larva 
comete  idénticos  destrozos  que  el  anterior^  pero  es  poco 
común  en  las  habitaciones,  y  en  donde  ha  causado  grandes 
perjuicios  es  en  los  almacenes  de  pieles. 

El  dermeste  del  tocino  (Dermestes  lardarius)  tiene  7  mi- 
límetros de  longitud;  es  negro  con  una  ancha  faja  de  un 
gris  ceniciento  en  la  parte  anterior  de  los  élitros  y  tres  pun- 
tos negros  a  cada  lado.  Su  larva  no  tan  sólo  ataca  el  tocino, 
sino  también  las  pieles,  las  colecciones  de  historia  natural  y 
a  veces  la  madera;  tiene  1  a  1'50  centímetros  de  longitud;  es 
parda  por  encima,  blanca  por  debajo  y  está  erizada  de  pelos 
obscuros;  comete  destrozos  desde  el  mes  de  mayo  hasta  sep- 
tiembre, época  en  que  se  transforma  en  ninfa  y  en  insecto 
perfecto. 

Medios  de  destrucción.  —  Para  alejar  los  antrenos  y  los 
dermestes  se  recurre  generalmente  a  los  polvos  insecticidas 
o  a  las  substancias  de  olor  fuerte^  con  que  se  espolvorean 
los  vestidos  y  la  peletería;  la  naftalina,  el  alcanfor,  el  polvo 
fresco  de  piretra,  la  pimienta  en  polvo,  el  fenol,  la  bencina 
y  la  esencia  de  trementina  se  emplean  con  este  objeto.  No 
obstante,  estos  productos  no  siempre  alejan  los  insectos,  y 
es  preciso  recurrir  a  medios  de  preservación  más  eficaces.  Es 
preciso  sobre  todo  empaquetar  muy  bien  los  objetos  que 
se  quieren  guardar;  los  vestidos  y  las  pieles  se  han  de  envol- 
ver cuidadosamente  con  telas,  que  se  cosen,  luego  se  colocan 
en  baúles,  en  cajones  o  en  cajas  de  cartón,  cerrando  las 
hendiduras  con  tiras  de  papel  pegadas  con  engrudo.  Si  no  se 
toman  estas  precauciones,  hay  que  tener  el  cuidado  de  sacu- 
dir frecuentemente  los  vestidos,  abrir  los  muebles,  expo- 
nerlo todo  al  aire  y  al  sol,  a  ñn  de  alejar  las  larvas,  las 
cuales  buscan  ante  todo  la  quietud  y  la  obscuridad. 


456 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 


Coleópteros  nocivos  a  las  substancias 
alimenticias 


Un  gran  número  de  coleópteros  atcacan  las  substancias 
alimenticias  contenidas  en  las  casas.  Ya  hemos  indicado  los 
perjuicios  causados  por  los  Gorgojos  y  las  Bruchas^  y  aca- 
bamos de  ver  dos  insectos  nocivos 
para  los  muebles  y  los  vestidos:  la 
Carcoma  del  pan  y  el  Dermeste  del 
tocino,  causan  frecuentemente  perjui- 
cios en  los  almacenes,  las  cocinas  y  las 
despensas. 

El  Tenehrión  de  la  harina  (véase 
página  153)),  muy  frecuente  en  las  pa- 
naderías, penetra  también  en  los  gra- 
neros, lo  mismo  que  el  Tenehrión  obs- 
curo; sus  larvas  (gusanos  de  la  harina) 
viven  de  la  harina,  de  los  bizcochos  y 
de  los  granos.  El  blaps  presagia-muer- 
te (Blaps  mortisaga)  (fig.  357)  es  un 
coleóptero  próximo  a  los  tenebriones,  de  color  negro,  con 
élitros  soldados,  que  busca  la  obscuridad  y  vive  sobre  todo 
en  las  cavas  y  bodegas;  es  casi  inofensivo. 

Los  almacenes  y  graneros  invadidos  por  estos  diferentes 
insectos  han  de  ser  completamente  vaciados,  limpiados  y 
desinfectados  con  ácido  sulfuroso;  hay  que  examinarlos  cada 
mes  y  conservarlos  en  un  estado  de  perfecta  limpieza.  Las 
galletas  para  el  ejército  se  han  de  entregar  y  conservar  en 
cajas  metálicas  soldadas.  — Es  preciso  en  lo  posible  destruir 
los  adultos  y  las  larvas. 


Fig.  357.— Blaps  presagia 
de  muerte. 


LEPIDÓPTEROS 

Polillas.  —  Varias  pequeñas  mariposas  pertenecientes  a 
la  familia  de  los  tineidos  tienen  orugas,  bien  conocidas  con 
el  nombre  vulgar  e  impropio  de  aradoras  (1),  que  atacan, 


(1)    Este  nombre  debe  reservarse  a  los  acarios. 


POLILLAS  457 

como  las  larvas  de  los  antreuos  y  de  los  dermestes,  diversas 
substancias  animales;  roen  los  tejidos  de  lana,  las  pieles  de 
abrigo,  la  pluma,  la  seda,  el  clin,  la  harina,  la  manteca, 
el  corcho,  etc.,  y  cometen  serios  destrozos;  presentan  la 
particularidad  de  ocultarse  en  una  especie  de  borra  sedosa 
mezclada  con  partículas  de  tejido. 

La  polilla  de  los  vestidos  y  de  las  pieles  (Tinea  pellio- 
nella)  tiene  de  12  a  18  milímetros  de  ala  a  ala;  sus  alas 
superiores  son  amarillentas  con  brillo  sedoso  y  dos  o  tres 
puntos  obscuros;  sus  alas  inferiores  son  grises.  Se  la  ve 
volar  por  las  habitaciones  durante  los  meses  de  junio  y  de 
julio  sobre  todo.  Depone  sus  huevos  sobre  los  tejidos,  los 
vestidos  y  los  abrigos;  las  orugas  no  tardan  en  salir,  e 
inmediatamente  se  ponen  a  roer;  cuando  han  terminado  su 
crecimiento  se  recubren  de  una  borra  formada  por  una  seda 
que  ellas  segregan  y  de  restos  de  lana  o  de  pelo  de  los  abri- 
gos y  la  fijan  al  tejido  para  pasar  el  invierno;  se  crisalidan 
durante  la  primavera. 

La  polilla  ropavejera  (Tinea  sarcüeUa)  vuela  desde  me- 
diados de  la  primavera  hasta  mitad  del  verano.  Depone 
sus  huevos  en  los  vestidos  de  lana,  en  los  sitios  obscuros; 
las  larvas  se  fabrican,  con  los  residuos  de  lana,  una  cubierta 
que  transportan  consigo. 

La  polilla  de  las  pieles  o  de  los  tapices  {Tinea  tapezella) 
tiene  de  15  a  22  milímetros  de  ala  a  ala;  las  alas  superiores 
son  de  un  amarillo  pardo,  excepto  en  su  base,  de  un  pardo 
violado;  las  inferiores  son  grises.  Vuela  por  las  habitacio- 
nes desde  abril  hasta  junio  y  depone  sus  huevos  sobre  los 
gruesos  tejidos  de  lana  y  las  pieles  de  abrigo;  las  orugas 
son  transparentes;  tienen  costumbres  análogas  a  las  ante- 
riores y  causan  los  mismos  perjuicios. 

La  polilla  del  clin  (Tinea  crinella)  es  de  color  amarillo 
pálido;  su  oruga  ataca  el  clin  de  los  sillones  y  de  los  colcho- 
nes, y  también  las  pieles  y  las  plumas. 

La  polilla  de  la  harina  {Asopia  farinalis)  tiene  de  22  a 
25  milímetros  de  ala  a  ala;  sus  alas  superiores  son  amarillas 
en  el  centro  y  pardo  rojizo  en  la  punta  y  en  la  base;  las  alas 
inferiores  son  grises  con  dos  líneas  claras;  vuela  por  las 

GuÉN  Avx.—Fiitomologia.  30 


458 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 


cocinas  desde  jimio  hasta  agosto;  su  oruga  vive  eu  la  harina 


y  en  el  salvado  (fig. 
La  polilla  de  la 


Fig.   358.  —  Polilla  de  la 
harina  (Asopia  fariiialis). 


358). 

grasa  {Aglossa  pingiiinalis)  tiene  de 
25  a  30  milímetros  de  ala  a  ala;  sus 
alas  son  de  amarillo  agrisado  con  va- 
rias líneas  pardas;  las  alas  inferiores 
son  de  un  color  más  claro  (fig.  359). 
Vuela  por  las  cocinas  en  verano;  su 
oruga,  pardusca,  roe  el  tocino,  la  man- 
teca y  la  grasa. 

Las  polillas  del  corcho  viven  en 
las  bodegas  y  atacan  los  tapones  de  las 
botellas.  La  oruga  de  la  CEnophila  fla- 
viim  perfora  los  tapones,  tanto  si  están 
como  no  recubiertos  de  cera,  lo 
que  puede  acarrear  la  alteración 
del  vino.  Las  orugas  de  la  Ti- 
nea  cloacella  viven  debajo  de 
una  tela  recubierta  por  sus  ex- 
crementos y  que  toma  por  esto 
el  aspecto  de  una  placa  de  mus- 
go negruzco;  debajo  de  esta  tela 

se   nutren   del   moho   adherido  a    Fig.  359.  —  Polila  de  la  manteca. 

la  superficie  de  la  madera  de  los 

viejos  teneles;  pero  viven  también  a  expensas  de  los  tapones. 
La  oruga  de  la  Ephesia  passulella  y  la  de  la  CEcopJiora 
pseudospretella  también  atacan  los  tapones. 

Medios  de  destrucción.  — Contra  las  polillas  de  los  ves- 
tidos, deberemos  defendernos  por  los  medios  ya  indicados 
contra  los  dermestes.  Haremos  notar,  además,  que  siendo 
las  orugas  de  estas  pequeñas  mariposas  atraídas  sobre  todo 
por  las  substancias  grasas,  es  preciso  tener  gran  cuidado  en 
conservar  los  vestidos  limpios  de  toda  mancha  de  grasa. 
En  cuanto  a  las  mariposas,  no  hay  que  descuidarse  en  des- 
truirlas cuando,  sobre  todo  por  la  noche,  se  las  ve  revolotear 
entorno  de  la  luz.— Para  precaverse  contra  los  perjuicios 
ocasionados  por  las  polillas  en  las  bodegas,  se  ha  aconsejado 
lacrar  las  botellas  con  cera  o  con  una  cápsula  metálica;  el 


HORMIGAS  459 

lacre  es  insuficiente  para  detener  la  penetración  de  las  oru- 
gas, y  hasta  se  cree  que  los  puede  atraer  por  la  substancia 
grasa  que  contiene;  la  cápsula  metálica  es  preferible,  pero 
con  la  condición  de  que  no  presente  ninguna  raja  y  que  esté 
herméticamente  aplicada  sobre  la  botella.  Para  destruir  las 
mariposas  se  puede  recurrir  al  sulfuro  de  carbono,  que  obra 
de  una  manera  muy  activa,  pero  tomando  las  precauciones 
indispensables  para  el  manejo  de  este  producto;  el  trata- 
miento debe  durar  de  treinta  y  seis  y  cuarenta  y  ocho  horas; 
se  pueden  recubrir  los  envases  y  las  botellas  con  mantas  de 
lana  para  evitar  la  alteración  del  vino.  Igualmente  se  sumer- 
gen los  tapones  durante  algunas  horas  en  una  disolución  de 
gelatina,  15  gramos;  glicerina,  24  gramos,  y  agua,  medio 
litro;  se  les  puede  también  tratar  durante  un  cuarto  de  hora 
con  una  mezcla  de  parafina,  cuatro  partes,  y  vaselina,  una 
parte  calentada  a  40^. 

HIMENÓPTEROS 

Hormigas.  —Las  hormigas,  que  hemos  estudiado  a  pro- 
pósito de  los  árboles  frutales,  se  muestran  con  frecuencia 
molestas  y  a  veces  perjudiciales  en  el  interior  de  las  habita- 
ciones. En  las  cocinas  acuden  en  gran  número  y  se  estable- 
cen permanentemente  en  las  alacenas  o  en  las  hendiduras 
de  las  paredes  y  de  las  maderas,  atacan  las  substancias 
azucaradas  más  diversas  y  las  deterioran.  Pueden  resultar 
muy  peligrosas  taladrando  el  envigado  por  el  estilo  de  los 
termes,  pero  están  provistas  de  mandíbulas  menos  poderosas, 
trabajando  por  lo  tanto  mucho  más  lentamente  y,  además, 
en  pleno  día,  lo  cual  permite  seguir  los  destrozos  y  obrar  en 
tiempo  oportuno  contra  ellas.  — Para  destruir  las  hormigas 
se  recurrirá  a  los  procedimientos  que  ya  hemos  indicado 
(véase  pág.  292);  la  esponja  empapada  de  agua  azucarada 
da  sobre  todo  buenos  resultados;  también  se  pueden  insuñar 
polvos  insecticidas  en  las  rendijas.  Lo  mejor  es  buscar  la 
situación  del  hormiguero  y  anegar  las  hormigas  con  agua 
hirviendo  o  con  una  emulsión  de  petróleo  y  de  jabón  negro, 
diluida  en  varias  veces  su  volumen  de  agua. 


460 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 


Xilocopo  violeta  (Xijlocopa  r/o/í/Y-^fl;;.— El  xilocopo  pa- 
rece un  gran  abejorro,  con  el  cuerpo  y  las  alas  de  un  negro 
violáceo  (fig.  360);  la  hembra  perfora  por  medio  de  sus 

mandíbulas  un  es- 
pacioso nido ,  una 
especie  de  tubo 
vertical  de  "3  cen- 
tímetros de  longi- 
tud, en  los  postes, 
perchas ,  empali- 
zadas y  distintas 
piezas  de  madera; 
luego  deposita  en 
el  nido  un  huevo 
con  una  pasta  de 
miel  y  de  polen, 
destinado  a  nutrir 
la  larva  que  nace- 
rá; construye  en- 
cima una  tapa  for- 
mando una  prime- 
ra celda  y  sigue 
construyendo  cel- 
das superpuestas, 
cada  una  de  las 
cuales  contiene  un  huevo  y  cierta  cantidad  de  alimento.  Los 
huevos  se  abren  sucesivamente  de  abajo  arriba;  la  larva  se 
desarrolla  en  su  celda  merced  al  alimento  que  le  ha  dejado 
su  madre  y  se  transforma  al  cabo  de  tres  semanas  en  insecto 
perfecto,  que  abre  un  agujero  al  nivel  de  su  celda  y  echa  a 
volar.  — Para  proteger  los  armazones,  postes  y  empalizadas 
contra  estas  abejas  perforadoras  de  la  madera,  basta  con 
alquitranarlas  o  embadurnarlas  con  carbonilo. 


Fig.  360.  —  Xilncopa  violácea. 


INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 

La  multiplicación  de  los  insectos  nocivos  a  los  vegetales 
está  limitada  por  los  insectos  entomófagos,  que  son  preciosos 
auxiliares  del  agricultor.  Entre  estos  insectos  auxiliares, 
unos  destruyen  los  insectos  para  nutrirse  con  ellos;  otros 
deponen  sus  huevos  en  el  interior  o  en  la  proximidad  de  los 
insectos  en  vías  de  desarrollo,  a  fin  de  que  las  larvas,  salidas 
de  estos  huevos,  se  nutran  a  expensas  de  su  huésped.  A  tales 
insectos  parásitos  se  debe  casi  siempre  la  brusca  desaparición 
de  las  invasiones  de  ciertos  insectos  nocivos,  como  las  de  los 
bombix  del  pino  o  de  las  orugas  hilanderas  de  los  árboles 
frutales.  También  merced  a  estos  insectos  parásitos,  un  gran 
número  de  insectos  nocivos  comunes  no  se  extienden  de  una 
manera  excesiva.  Estos  insectos  han  sido  empleados  con  éxito 
en  la  lucha  contra  los  devastadores  de  cosechas,  pero  tan 
sólo  en  un  pequeño  número  de  casos;  el  empleo  de  estos  auxi- 
liares no  parece  que  se  pueda  generalizar  ni  puede  dispen- 
sarnos de  emplear  los  procedimientos  de  destrucción  que 
veremos  más  adelante. 

NEURÓPTEROS 

Crisopa  o  hemerobo  vulgar  (Chrijíiopa  vulgan's). — Este 
neuróptero,  conocido  también 
con  el  nombre  de  perla,  tiene 
12  milímetros  de  longitud  y 
30  milímetros  de  ala  a  ala; 
es  de  un  hermoso  color  verde 
y  posee  un  olor  aliáceo;  su 
estructura  es  muy  delicada; 
su  cuerpo  delgado,  largo  y  de 

consistencia  blanda;   su  cabe-    Fig.sei.- Hemeroba  vulgar,  ampliada. 

za  lleva  largas  y  finas  ante- 
nas; sus  ojos  grandes,  prominentes  y  de  color  dorado;  sus 
alas  en  forma  de  almendra  y  diáfanas,  hacen  de  él  un  her- 
mosísimo insecto  (fig.  361). 


462 


INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 


Los  hemerobos  resultan  útiles  viviendo  en  estcado  larvario 
a  expensas  de  los  pulgones;  los  adultos  buscan  los  arbustos 
y  los  árboles  invadidos  por  estos 
insectos  para  efectuar  su  puesta: 
depositan  sobre  las  hojas  unos  hue- 
vos blancos  y  ovalados,  sostenidos 
por  delgadísimos  pedúnculos  (figu- 
ra 362).  Las  pequeñas  larvas  que 
salen  son  de  un  gris  amarillento, 
de  forma  ovalada  y  poseen  mandí- 
bulas muy  desarrolladas  que  sobre- 
sal-en  de  la  cabeza;  se  alimentan  de 
la  sangre  de  los  pulgones  y  prestan 
grandes  servicios,  destruyendo  co- 
lonias enteras  de  estos  parásitos: 
por  esto  Réaumur  ha  dado  a  esta 
larva  el  nombre  de  león  de  los  pul- 
gones. Pasan  el  invierno  encerradas 
en  una  suerte  de  capullo  y  se  trans- 
forman en  la  primavera. — Se  ha 
aconsejado  introducir  este  insecto 
en  los  invernaderos,  en  donde  ge- 
enralmente  los  pulgones  son  muy 
abundantes. 

Hormiga-león  común  (Myrmeleo 

f\         fonnicaniis)  (ñg.  363). — Este  neu- 
I         róptero  tiene  3  centímetros  de  lon- 
^^X      gitud  y  6' 5  centímetros  de  ala  a 
2  4         ala;  su  color  es  pardusco;  el  abdo- 

men largo  y  delgado;  las  alas  son 
largas,  estrechas,  terminadas  en 
punta  y  transparentes;  las  antenas 
en  forma  de  maza.  Su  larva,  por 
el  contrario,  es  rolliza  y  encogida; 
tiene  1'50  centímetros  de  longitud  y  es  completamente  gris; 
su  cabeza  termina  en  dos  mandíbulas  muy  grandes  en  forma 
de  hoz  y  de  extremo  afilado;  su  abdomen  es  ovalado,  ancho 
y  velloso.  Esta  larva  tiene  costumbres  muy  curiosas;  vive  en 


Fig.  3G2.—  Hemeroba  vulgar. 

1,  larva,  muy  ampliada; 
2,  capullo  abierto^  de  tamaño 
natural;  3,  puesta,  de  tama- 
ño natural;  4^  huevo  muy 
ampliado. 


HORMIGA-LEON  COMÚN 


463 


los  terrenos  arenosos,  en  donde  construye  un  hoyo  en  forma 
de  embudo,  eu  cuyo  fondo  se  entierra,  no  dejando  aparecer 
más  que  sus  mandíbulas;  oculta  de  este  modo,  espera  los 
insectos,  sobre  todo  las  hormigas,  que  se  acerquen  al  borde 
de  la  trampa:  el  insecto  no  se  puede  sostener  en  esta  pen- 
diente arenosa  y  cae  hasta  el  fondo  del  embudo;  si  logra, 
no  obstante,  ascender  de  nuevo,  la  larva  le  aturde  lanzándole 


a,  insecto  perfecto;  ¿>,  larv 
en  forma  de  emliudo. 


Fig.  363.  —  Hormiga-león  en  todos  sus  estados. 

c,  la  misma  ampliada;  d,  capullo;  e,  trampa 


con  la  cabeza  una  verdadera  lluvia  de  arena;  la  hormiga- 
león  entierra  el  animal  capturado  y  chupa  sus  jugos  por 
medio  de  sus  mandíbulas  que  están  agujereadas  para  efec- 
tuar la  succión. 

La  larva  se  metamorfosea  en  un  capullo  sedoso,  blanco, 
en  forma  de  bola,  y  tres  semanas  después  aparece  el  insecto 
perfecto. 

Libélulas.  —  Las  libélulas,  señoritas  o  caballifos  del 
diablo  son  unos  grandes  neurópteros,  de  un  aspecto  análogo 
a  la  hormiga-león,  pero  menos  esbeltos;  estos  insectos  son 


464 


INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 


fáciles  de  recouocer  por  su  gran  cabeza  redonda,  de  ojos 
prominentes  y  globulosos,  y  sus  alas  siempre  extendidas 
horizontalmente  (fig.  364).  Las  libélulas  viven  en  la  proxi- 
midad de  las  corrientes  de  agua  y  de  los  pantanos,  y  son 
útiles  por  la  caza  que  hacen  de  los  insectos;  sus  larvas 
son  también  muy  carnívoras;  viven  sobre  todo  en  las  aguas 

estancadas,  y  a  ve- 
ces son  perjudicia- 
les, por  ejemplo, 
en  los  estableci- 
mientos de  pisci- 
cultura porque  de- 
voran los  alevinos; 
son  útiles  porque 
destruyen  los  mos- 
quitos en  estado 
larvario  y  adultos; 
son  diterentes  de 
los  adultos:  poseen 
sobre  todo  lo  que 
se  llama  una  más- 
cara, aparato  for- 
mado por  el  labio 
inferior  plegado 
como  un  escudo, 
que  puede  disten- 
derse rápidamente 
hacia  adelante  y 
coger  la  presa  co- 
mo podría  hacerlo  una  pinza.  No  hay  periodo  de  reposo 
entre  las.  diferentes  fases  de  estos  insectos  (seudoneurópte- 
ros),  y  durante  los  dias  buenos  de  verano  se  puede  asistir 
a  la  salida  del  adulto  del  cuerpo  de  la  ninfa  por  una  hendi- 
dura de  la  región  dorsal. 

Una  de  las  libélulas  más  extendidas  es  la  Libellula 
depressa,  designada  por  los  autores  antiguos  con  el  nom- 
bre de  Leonor;  su  envergadura  alcanza  8  centímetros;  la 
hembra  tiene  el  cuerpo  de  color  amarillento,  y  el  macho 


Fíg.  364.  -  Libélula. 


efímeras 


465 


de  im  azul  mate;  todas  sus  alas  tienen  ima  mancha  parda. 

Los  Caloptéryx,  los  Lestes,  los  A(/rions,  se  parecen 
mucho  a  las  libélulas. 

Efímeras  (fig.  365).  — Estos  neurópteros  son  de  pequefia 
talla  y  en  general  de  un  color  amarillento  o  gris  verdoso; 
son  insectos  de  forma  esbelta,  de  alas  transparentes,  frá- 
giles, triangulares  y  muy  desiguales;  siendo  las  dos  poste- 
riores mucho  más  pequeñas  que  las  anteriores;  del  extremo 
del  abdomen  salen  tres  larguísimos  pelos.  Los  insectos  pcr- 


c  a 

Fig.  365,  —  Efímera  común  (Epheinera  nilgnta). 
a,  insecto  perfecto;  í»,  larva:  c.  Imevo. 


fectos  vuelan  en  gran  número  por  encima  de  los  torrentes. 
Viven  escasísimo  tiempo,  todo  lo  más  algunos  días;  las 
piezas  bucales  están  atrofiadas  y  no  se  alimentan  durante 
su  corta  existencia;  únicamente  están  destinados  a  la  repro- 
ducción: después  de  aparejarse,  las  hembras  deponen  sus 
huevos  por  paquetes  en  la  superficie  del  agua  y  dejan  inme- 
diatamente de  vivir.  Si  la  vida  aérea  de  estos  insectos  no  es 
más  que  pasajera,  en  cambio  la  vida  larvaria  es  larguísima: 
dura  de  uno  a  tres  años,  según  las  especies;  pasa  entera- 
mente en  el  agua  y  presenta  metamorfosis  complicadas;  las 
larvas  son  muy  carnívoras;  poseen  mandíbulas  poderosas  y 
se  alimentan  de  pequeños  insectos  acuáticos;  como  los  adul- 
tos, tienen  tres  largos  filamentos  posteriores  y  además,  para 
respirar,  branquias  traqueales  a  cada  lado  del  abdomen. 


466 


INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 


La  efímera  común  (Ephemera  vulgata)  (fig.  365),  bien 
conocida  de  los  pescadores  con  el  nombre  de  mosca  de  mayo, 
es  larga  de  1^50  a  3  centímetros  y  es  de  color  bastante  va- 
riable, generalmente  pardo  obscuro;  aparece  desde  mediados 
de  mayo  hasta  principios  de  junio.  La  larva  vive  en  unas 
madrigueras  que  se  construyen  en  el  limo  de  los  arroyos. 


ORTÓPTEROS 

Manta  religiosa  ( Mantis  religiosa).  —  Este  ortóptero 
habita  sobre  todo  al  sur  de  Francia  y  no  pasa  más  al  norte 
del  bosque  de  Fontainebleau.  Tiene  de  4  a  5' 50  centímetros 


Fig.  366.  —  Manta  religiosa. 


de  longitud;  es  de  forma  alargada,  de  color  verde  o  ama- 
rillento, confundiéndose  después  con  el  follaje  (fig.  366).  Es 
un  insecto  eminentemente  carnívoro,  provisto  de  piezasbu- 
cales  robustas  y  de  patas  anteriores  llamadas  rapaces,  que 
constituyen  armas  muy  temibles.  La  manta  se  oculta  entre 
las  hierbas  con  sus  largas  patas  rapaces  extendidas  y  com- 
pletamente inmóvil;  cuando  se  acerca  un  insecto  lo  coge  y  lo 
sujeta  sólidamente  entre  las  tibias  y  fémures  de  sus  patas 
y  en  el  mismo  lugar  lo  devora. 


ESCARABAJO   DORADO 


467 


COLEÓPTEROS 


Escarabajo  dorado  (Carabus  auratns). — Este  coleóptero, 
conocido  con  los  üombres  ([q  jardinero  y  de  sastre^  es  largo 
de  2  a  2 '50  centímetros,  de  un  hermoso  verde  dorado  con 
reflejos  metálicos;  sus  élitros  son  acanalados;  nó  tiene  alas 
inferiores  y  no  puede  volar  (fig.  o67j.  Se  muestra  durante 
toda  la  temporada  de  verano,  y  sobre  todo  durante  la  noche, 
efectúa  una  caza  en- 
carnizada a  los  in- 
sectos, a  sus  orugas 
y  a  sus  larvas,  sobre 
todo  los  saltones  y 
los  gusanos  blan- 
cos; devora  parti- 
cularmente los  hue- 
vos de  los  saltones 
y  de  los  grillotalpas 
ozarandijas.Se  ali- 
menta también  de 
babosas.  Su  larva 
tiene  3  centímetros 

de  longitud;  su  cuerpo  es  semicilíndrico  y  la  espalda  está 
recubierta  de  capas  quitinosas;  su  boca  está  armada  de  fuer- 
tes mandíbulas;  es  de  un  negro  brillante  y  puede  moverse 
rápidamente  merced  a  sus  largas  patas  (fig.  368);  se  ali- 
menta también  de  insectos  y  de  orugas. 

Los  demás  carábidos  tienen  análogas  costumbres.  Cita- 
remos entre  ellos  el  escarabajo  púrpura  (C.  jmrpuracens) 
(figura  369),  cuyos  élitros  son  pardos  y  violados,  y  el  esca- 
rabajo de  los  bosques  (C.  nemoralis)  (fig.  370),  de  color 
castaño  dorado  con  puntos  obscuros. 

Calosoma  sicofanta  (Calosoma  si/cojj/ianta).  — Este  co- 
leóptero  tiene  de  2 '50  a  3  centímetros  de  longitud;  su  cose- 
lete y  sus  élitros  son  muy  anchos,  y  posee  alas  inferiores 
bien  desarrolladas.  La  cabeza  y  el  coselete  son  de  un  her- 
moso color  azul:  los  élitros  son  de  un  rojo  dorado  y  rayados 


Fig.  367. 
Escarabajo  dorado. 


Fig.  368.  — Larva 
de  escarabajo  dorado. 


468 


INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 


Fig.  3(39.—  Escarabajo 
violeta. 


Fig.  370.— Escarabajo 
de  los  bosques. 


con  quince  estrías  longitudinales  (fig.  371).  Se  alimenta,  lo 
mismo  que  su  larva,  de  orugas  nocivas;  entre  éstas  hace  un 

gran  consumo  de  las 
perjudiciales  orugas 
del  bombix  procesio- 
naria de  la  encina; 
en  América,  en  don- 
de estas  orugas  co- 
meten grandes  daños, 
se  ha  procurado  últi- 
mamente introducir, 
sin  éxito,  el  calosoma 
sicofanta. 

Procrusto  acha- 
grinado (Procjiístes 
coriaceus).  —  Este 
escarabajo  tiene  cer- 
ca de  o '50  centíme- 
tros de  longitud  y  es 
enteramente  negro;  sus  élitros  son  rugosos  y  como  acha- 
grinados (fig.  372).  Se  alimenta, 
lo  mismo  que  su  larva,  de  in- 
sectos y  sobre  todo  de  moluscos; 
presta  grandes  servicios  destru- 
yendo gran  número  de  babosas  y 
de  caracoles. 

Cicindela  campestre  (Cicin- 
dela campe stris). — Este  coleóp- 
tero, muy  próximo  a  los  escara- 
bajos, está  igaalmente  armado 
para  la  caza  de  insectos;  tiene 
1'50  centímetros  de  longitud,  de 
grandes  patas  y  fuertes  mandí- 
bulas; es  de  color  verde  con  pun- 
tos blancos  en  los  élitros;  sus  alas    ^ig.  371.  -  Calosoma  sicofanta. 

inferiores  están  bien   desarrolla- 
das, y  vuela  fácilmente  (ñg.  373).  La  cicindela  destruye 
gran  número  de  insectos,  muchos  de  ellos  nocivos:  su  larva 


CICINDELA   CAMPESTRE 


469 


Fig.  372.  —  Procnisto 
acliasriuado. 


es  igualmente  carnívora:  es  alargada,  mide  2  centímetros  y 
posee  fuertes  mandíbulas  (fig.  374); 
para  atrapar  su  presa,  se  oculta  en 
una  galería  vertical  que  a  veces  cons- 
truye hasta  en  la  profundidad  de  más 
de  40  centímetros  y  cuya  entrada 
cierra  con  su  propia  cabeza;  se  sos- 
tiene, según  muestra  la  figura  375, 
apuntalándose  y  apoyándose  en  dos 
tubérculos  que  lleva  el  octavo  anillo 
de  su  cuerpo;  colocado  de  este  modo, 
coge  el  insecto  que  pasa  por  encima 
de  ella  y  lo  arrastra  a  su  escondrijo. 
Estafilino  hediondo  (StapJiylinns 
olens).  —  Este  estafilino  tiene  de  2 '50 
a  3  centímetros  de  longitud;  es  ne- 
gro; sus  élitros  son  muy  cortos  y 
cubren  incompletamente  el  abdomen; 

las  alas  inferiores  son,  por  el  con- 
trario, bien  desarrolladas;  su  lar- 
va se  le  asemeja  mucho.  Ambas 
hacen  una  caza  activa  a  los  in- 
sectos. —  Las  larvas  del  esta- 
filino negro  destruyen  el  pulgón 
lanígero  y,  cuando  son  en  número 
suficiente^  llegan  a  detener  sus 
destrozos. 

Necróforos.  —  Estos  coleópte- 
ros, de  los  cuales  existen  diversas 
especies  de  colores  diferentes,  tie- 
nen cerca  de  2  centímetros  de 
longitud  y  se  reconocen  por  sus 
élitros  truncados  (fig.  376).  Se 
vuelven  útiles  enterrando,  por  me- 
dio de  sus  patas  y  de  sus  mandí- 
bulas, los  cadáveres  de  animales 
pequeños  (topos,  ratones  campes- 
tres, pájaros,  ranas);  en  el  cuerpo  del  animal  enterrado 


,\r7-  ,^ 


Fig.  373.— Cicindela  campestre 
adulta. 


Fig.  374.— Cicindela  campestre, 
larva  y  ninfa. 


470 


INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 


es  donde  las  hembras  de  los  necróforos  depositan  sus  huevos. 

Sinfo  alisado  (Silpha  loe- 
vigaffíJ.  —  'EiStQ  silfo  es  liso 
y  de  un  negro  brillante,  lo 
mismo  que  su  larva;  ambos 
se  alimentan  de  caracoles  y 
babosas. 

El  lampiro  o  luciérnaga 
(Lampijris  noctiluca)  (figu- 
ra 378).  —  Este  coleóptero, 
muy  común,  tiene  de  1  a 
1  '50  centímetros  de  longitud; 
el  macho,  provisto  de  alas  y 
de  élitros,  vuela  durante  la 
noche,  en  tanto  que  la  hem- 

^'«•'''•;7eSVe\u't?eJfa'° ''''''"  b™  es  Completamente  áptera 

y  se  arrastra  por  el  suelo; 

ésta  es  negruzca  con  pequeñas  manchas  leonadas  en  el  borde 


Fig.  376.  —  Necróforos. 


de  los  anillos  y  presenta  sobre  el  abdomen  puntos  fosfo- 
recentes.  Estos  insectos  se  alimentan  también  de  moluscos. 


CADELLA 


471 


Fig.  377.  —  Larvi 
de  uecróforo. 


Drilo  rubio  (Driliis  fiavescens)  (fig.  379).  —Este  coleóp- 
tero es  parecido  al  anterior;  el 
macho  es  negro  cou  los  élitros 
amarillos  y  largas  antemis;  la 
hembra  es  áptera  y  tiene  antenas 
muy  cortas.  Se  nutre  también  de 
moluscos. 

La  cadella  o  trogosita  mauri- 
tana (Troijosita  manñtanica)  tie- 
ne cerca  de  1  centímetro  de  lon- 
gitud; es  de  color  pardo  por  encima  y  rojizo  por  debajo;  la 

cabeza  es  ancha  y  angu- 
losa lo  mismo  que  el  co- 
selete; los  élitros  son  es- 
triados (fig.  380). 

Casi  únicamente  se  le 
ha  observado  en  el  sur 
de  Francia.  En  los  gra- 
neros ataca  la  polilla  del 
trigo;  además,  su  larva 
es  carnívora  y  destruye 
las  larvas  de  los  gorgo- 
jos. Pero  se  le  considera 
al  mismo  tiempo  como 
nocivo:  equivocadamente  se  le  acusa  de  agujerear  de  parte 
a  parte  los  granos  de  trigo, 
siendo  así  que  probablemente 
tan  sólo  ataca  los  granos 
agusanados. 

Las  Mariquitas,  conoci- 
das con  el  nombre  de  puercos 
de  San  Antón,  son  casi  to- 
das útiles;  sus  larvas  destru- 
yen gran  número  de  pulgones 
de  diversas  especies. 

La  mariquita  de  siete  pun- 
tos (Coccinella  septempnnctata)  tiene  7  milímetros  de  lon- 
gitud; la  cabeza  y  el  coselete  negros ;  los  élitros  rojos  con 


Fig.  378.  —  Gusano  de  luz  o  luciérnaga, 
hembra  v  macho. 


—  Drilo   rubio, 
Y  heml)ra. 


macho 


472 


INSECTOS  AUXlLIARiíiS  DE  LA  AGRICULTURA 


Fig.  380.  —  Trogosita  mau- 
ñtanica,  adulta  y  larva. 


tres  puntos  negros  en  cada  uno  de  ellos  y  un  séptimo  punto 
central  (ñg.  381). 

La  mariquita  de  dos  puntos  ( Coccinclla  bipiinctata)  tiene 
5  centímetros  de  longitud;  la  cabeza 
y  el  coselete  negros  con  algunas  man- 
chas blancas  en  el  coselete  y  los  éli- 
tros rojos  con  un  punto  negro  en  el 
centro  de  cada  élitro. 

Las  larvas  de  las  mariquitas  tie- 
nen el  cuerpo  más  ancho  por  delante 
que  por  detrás  y  provisto  general- 
mente de  plaquitas  escamosas.  Tanto 
los  adultos  como  las  larvas  tienen  piezas  masticatorias 
desarrolladas  y  hacen  un 
gran  destrozo  de  pulgo- 
nes; es  preciso,  pues,  no 
destruirlos. 

La  Novins  cardinalis. 
—  En  los  Estados  Uni- 
dos, merced  a  una  mari- 
quita es  como  se  ha  po- 
dido triunfar  de  la  Icerija 
jmrchasi,  cochinilla  in- 
troducida de  Australia 
hacia  el  1868,  que  ejercía 
terribles  devastaciones 
en  las  plantaciones  de  naranjos  y  limoneros  de  California. 
En  1888,  el  profesor  Riley  hizo  buscar  en 
Australia  si  existía  algún  enemigo  natural  de 
esta  cochinilla,  y  se  encontró  una  pequeña 
mariquita,  la  Novins  cardinalis  (fig.  382)  que 
en  aquel  país  detenía  el  desarrollo  de  la  Icerya 
jmrchasi.  Dicha  cochinilla  fué  llevada  a  Cali- 
fornia, criada  y  esparcida  por  todas  las  plan- 
taciones, que  no  llegaron  a  verse  libres  de  las 
perjudiciales  cochinillas.  El  Novins  cardinalis  ha  prestado 
iguales  servicios  en  el  Cabo,  en  Egipto,  en  las  islas  HawaiV 
en  Portugal  y  en  Italia,  en  donde  el  cultivo  de  los  naranjos 


Fig.  381.  —  Mariquita  de  siete  puntos, 
adulta,  larva  j^  ninfa. 


MARIQUITAS 


473 


y  limoneros  habría  estado  seriamente  comprometido  sin  esta 
bienhechora  mariquita. 

En  1910,  k  Icerya,  importada  de  Italia,  hizo  su  apari- 
ción en  Francia  en 
los  Alpes  -  Marítimos 
invadiendo  la  penín- 
sula del  Cabo  Ferrat, 
al  este  de  Niza;  en 
1912,  se  hicieron  ten- 
tativas para  destruir 
esta  mariquita  me- 
diante pulverizacio- 
nes insecticidas  de  la 
leña  procedente  de  la 
poda  de  los  árboles  y 
de  la  destrucción  por 
el  fuego  de  las  partes 
enfermas;  pero  no  se 
logró  con  ellas  impe- 
dir la  difusión  del  in- 
secto; al  finalizar  este 
mismo  año,  naranjos, 
limoneros,  mandari- 
neros estaban  gra- 
vemente atacados, 
así  como  numerosas 
plantas  hortícolas. 
La  aclimatación  de 
los  Novius  hecha 
por  la  Estación  ento- 
mológica de  París, 
logró  un  éxito  sor- 
prendente; la  prima- 
vera de  191o,  las  ma- 
riquitas estaban  destruidas.  Han  reaparecido  después  en  otros 
lugares  de  Cote  dAzur,  pero  los  Novius  las  han  destruido 
rápidamente  cada  vez. 

Indicaremos  tan  sólo  dos  especies  de  mariquitas  nocivas: 


Fig.  383.  —  Rama  de  Pittosporinii 
con  Icerija  jmrcMsi  y  larvas  de  Norias. 


Gué^wjx.—Fiitoniologia. 


31 


474  INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 

la  mariquita  argus  (Epüachna  argns),  que  tiene  cerca  de 
1  centímetro  de  talla,  es  rojiza  con  seis  puntos  negros  aureo- 
lados, y  vive  en  las  hojas  de  los  melones,  calabazas  y 
cohombros.  —  La  mariquita  globulosa  (Lasia  globosa),  que 
tiene  3  milímetros  de  longitud,  los  élitros  rojizos  con  nume- 
rosos puntitos  negros  y  ataca  los  forrajes  (trébol,  alfalfa 
y  arbeja). 

DÍPTEROS 

Algunos  dípteros  resultan  útiles  deponiendo  sus  huevos  en 
el  cuerpo  de  las  orugas.  Tales  son  las  taquinarias  (Tachina 
larvarnm  y  Eclujnomia  fera).  Otros,  a  la  edad  larvaria, 
devoran  los  pulgones,  tales  son  los  sirfes  ( Sphcerophoria 
scripta). 

HIMENÓPTEROS 

Numerosos  himenópteros  viven  a  expensas  de  insectos 
nocivos:  generalmente  deponen  sus  huevos  en  el  cuerpo  de 
las  larvas  y  de  las  orugas;  no  obstante,  éstas  subsisten  du- 
rante algún  tiempo,  nutren  las  pequeñas  larvas  parásitas  y 
les  permiten  llegar  a  su  completo  desarrollo.  Los  principales 
de  estos  himenópteros  son: 

Los  icneumónidos  (Ichiieumon  brnnicornis,  Pimpla  ins- 
tigator,  Rhijssa  per  suasoria,  Ophion  latens); 

Los  bracónidos  (Apanteles  glomeratns,  AUjsia  olivieri); 

Los  calcídidos  (Pteromaliis  larvarnm,  Encijrtiis  fuscico- 
llis.  Entendon  divitiacus)  .—Ld^  Prospaltella  Berlesei  es  un 
minúsculo  calcidio  cuya  acción  es  preciosa  en  la  lucha  contra 
la  temible  mariquita  de  la  morera  (Diaspis  pentágona).  De- 
posita sus  huevos,  en  número  de  unos  cien,  sobre  las  mariqui- 
tas en  todas  las  fases  de  su  desarrollo,  cada  larva  se  desarrolla 
en  el  interior  de  una  diaspis  y  la  devora  enteramente.  Cuatro 
o  cinco  generaciones  de  prospaltella  se  suceden  durante  el  año. 
En  Italia,  Berlése  ha  organizado  la  lucha  contra  la  diaspis 
pentágona  con  la  ayuda  de  este  precioso  auxiliar;  es  éste 
muy  fácil  de  propagar:  basta  con  fijar  en  las  moreras  ataca- 
das una  rama  con  diaspis  infectadas  por  el  parásito; 

Los  proctotrípidos  (Platij g áster  pnnctiger); 

Los  esfégidos  (Pemphredon  lugiibris,  Ammophila  hir- 
suta, Enlomo gnathiis  hrevis). 


DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Para  obtener  la  destniccióu  de  los  insectos  nocivos,  el 
agricultor  puede  recurrir  a  cierto  número  de  procedimientos, 
que  distribuiremos  en  varios  grupos: 

1.^    Destrucción  por  medios  mecánicos; 

2.^    Destrucción  por  agentes  físicos: 

o.^    Destrucción  por  agentes  químicos; 

4.*^    Destrucción  mediante  métodos  de  cultivo: 

5.^  Destrucción  por  medio  de  auxiliares  animales  y 
vegetales. 

L— Destrucción  pop  medios  mecánicos 

Aplastamiento. — El  aplastamiento  de  cada  insecto, 
que  es  el  procedimiento  más  elemental  de  destrucción  directa, 
exige  una  mano  de  obra  onerosa,  y  por  esto  raramente  se 
emplea. 

Unas  máquinas  especiales  permiten  destruir  ciertos  insec- 
tos; como  la  aventadora  o  mafa-jmlillas  de  Doyére  (p.  157), 
utilizada  antes  contra  la  alucita  del  trigo:  consiste  en  un 
tambor  de  madera  provisto  de  aristas,  en  cuyo  interior  se 
mueve  un  cilindro  de  hierro  batido  provisto  de  láminas  para- 
lelas al  eje;  el  grano  es  proyectado  entre  las  paredes  del 
tambor  y  del  cilindro;  los  choques  producidos  matan  las  lar- 
vas contenidas  en  los  granos  atacados,  y  el  aparato  lanza  a 
distancias  diferentes  los  granos  sanos  y  los  granos  enfermos. 
Este  mata -polillas  ha  perdido  su  importancia  desde  el  empleo 
de  las  trilladoras  a  gran  velocidad. 

BodilJos  de  formas  diversas  se  han  utilizado  en  Italia  y 
en  Rusia  para  el  aplastamiento  de  las  bandadas  de  salta- 
montes (  pág.  128);  este  medio  de  destrucción  se  ha  empleado 
también  contra  algunas  especies  de  orugas.  Está  muy  lejos 
de  ser  perfecto,  sobre  todo  respecto  a  algunas  orugas,  cuyo 
cuerpo  presenta  cierta  elasticidad. 

Batido  y  recogida.— Se  facilita  mucho  la  caza  directa 


476  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

de  los  insectos,  sacudiendo  ligeramente  los  árboles  frutales 
o  las  cepas  sobre  una  tela:  hamietonnage  y  antlionoinage 
(páginas  136  y  226)  o  bien  de  un  embudo  especial  (embudos 
para  altisas  y  griburis,  págs.  21)6  y  300,  figs.  193  y  197);  para 
las  plantas  bajas,  podemos  servirnos  de  una  caja  ligera  sujeta 
al  extremo  de  una  percha  (cazn-hahoües);  de  una  ancha  pala 
alquitranada  y  pegadiza  (pág.  296),  o  bien  de  una  carretilla 
que  lleva  en  la  parte  delantera  una  plancha  cubierta  de  un 
barniz  viscoso  (pág.  202). 

Aparatos  colectores. — Existen  otros  aparatos  co- 
lectores más  voluminosos  y  más  complicados,  que  constituyen 
verdaderas  máquinas;  citaremos  la  desorug adora  de  Badoua, 
que  se  ha  utilizado  en  los  Pirineos  Orientales  contra  el  negril: 
se  compone  de  una  especie  de  artesa,  montada  sobre  ruedas, 
que  lleva  por  delante  una  larga  tabla  rectangular,  movible 
alrededor  de  un  eje  y  de  altura  regulable;  una  correa  mon- 
tada sobre  una  de  las  ruedas  pone  este  volante  en  movimiento 
cuando  el  aparato  está  en  marcha;  las  hierbas  son  entonces 
golpeadas  por  el  volante  e  inclinadas  sobre  la  artesa,  y  este 
batido  hace  caer  los  insectos  para  recogerlos  y  quemarlos. 
En  lugar  de  este  aparato  algo  caro,  podemos  servirnos  de 
una  carretilla  provista  en  su  parte  delantera  de  una  tabla 
cubierta  en  su  parte  inferior  con  un  barniz  pegajoso  y  de 
una  tela  que  se  arrastra  por  el  suelo,  a  fin  de  espantar  los 
insectos  (página  202). 

El  aparato  colector  Corsi,  descrito  en  la  página  126,  em- 
pleado en  Italia  contra  las  langostas,  ha  prestado  grandes 
servicios:  permite  recoger  un  quintal  de  langostas  al  día,  o 
sea  cerca  de  12  millones  de  insectos.  —Se  han  obtenido  bue- 
nos resultados  con  las  rastras^  una  especie  de  artesas  en 
donde  se  puede  poner  un  insecticida  y  con  las  cuales  se  pueda 
efectuar  una  suerte  de  dragado  del  suelo. 

La  máquina  Flory  (pág.  128,  fig.  93),  utilizada  en  Améri- 
ca, sirve  a  la  vez  para  recoger  y  para  aplastar  las  langostas. 

Los  insectos  (adultos,  larvas  u  orugas)  recogidos  por 
estos  diversos  medios  han  de  ser  quemados  o  echados  en  una 
lechada  de  cal. 

Armadijos  o  refugios-trampas. —Armadijos  o 


DESTRUCCIÓN  POR  MEDIOS  MECÁNICOS  477 

lazos,  de  muy  diversa  naturaleza,  pueden  ponerse  a  disposi- 
ción (le  los  insectos.  Estos  acuden  a  ellos  y  resulta  entonces 
fácil  el  recogerlos  (páginas  1<)2,  194,  202,  290,  320,  442). 

No  hay  que  descuidar  la  recogida  de  los  frutos  agusanados. 

Desorugamiento.  —  La  recogida  es  mucho  más  fá- 
cil cuando  las  orugas  viven  en  comunidad,  como  las  del 
bombix  crisorrea  y  las  de  las  hipouomeutas;  hasta  con 
desprender,  con  ciertas  precauciones,  los  nidos  o  las  bolsas 
que  contienen  los  insectos  para  quemarlos  luego;  pero  tam- 
bién se  les  puede  llamear  sin  tocarlos  del  árbol. 

La  destrucción  de  las  orugas  o  desorugamiento  es  obli- 
gatoria en  virtud  de  dos  leyes:  la  primera,  con  fecha  del 
26  ventoso  del  año  IV,  que  ordena  el  desorugamiento  de  los 
árboles  durante  el  invierno  (véase  pág.  236),  se  refiere  úni- 
camente a  la  oruga  del  Bomhjjx  clirysorrhea  o  Cnlopardo, 
es  pues  insuficiente.  La  ley  del  24  de  diciembre  de  1888, 
autoriza  a  los  prefectos  para  tomar,  en  sus  respectivos  depar- 
tamentos, las  medidas  necesarias  para  detener  y  prevenir  los 
perjuicios  causados  a  la  agricultura  por  los  insectos  nocivos: 
la  orden  la  formula  el  prefecto,  después  de  informe  del  Con- 
sejo general,  excepto  en  el  caso  de  medidas  urgentes  y 
temporales;  la  orden  no  es  ejecutiva  hasta  después  de  la 
aprobación  del  Ministerio  de  Agricultura.  El  desorugamiento 
puede  también  prescribirse  en  primavera  con  objeto  de  des- 
truir las  telas  del  Bomhijx  neustria,  del  Bomhi]x  dispar  y 
de  los  Hyponomentes. 

El  desorugamiento  de  invierno  es  el  más  fácil  de  ejecutar, 
pues  los  árboles  desprovistos  de  hojas  dejan  percibir  fácil- 
mente las  bolsas  en  que  están  encerradas  las  orugas.  La  ley 
señala  hasta  el  20  de  febrero  para  ejecutarlo,  pero  conviene 
muchísimo  hacer  esta  operación  cuanto  antes  posible,  pasado 
el  otoño,  inmediatamente  después  de  la  caída  de  las  hojas; 
en  esta  época,  los  labriegos  tienen  menos  ocupaciones  y  no 
están  atareados  con  los  trabajos  de  la  primavera;  los  días 
fríos  y  brumosos  son  además  preferibles  para  el  desoruga- 
miento: las  orugas  jóvenes  se  encuentran  entonces  con  seguri- 
dad recogidas  en  sus  nidos,  en  tanto  que  suelen  salir  cuando 
la  temperatura  se  suaviza. 


478  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Además  del  desorugamiento  propiamente  dicho,  debe  te- 
nerse cuidado  durante  el  invierno  de  destruir  las  puestas  que  se 
advierten  sobre  las  ramas,  por  ejemplo,  los  anillos  del  Bom- 
hijx  nenstria  (pág.  237).  El  raspado  (pág.  316)  y  el  emha- 
durnamiento  con  sulfato  de  hierro  o  con  cal,  de  la  corteza  de 
los  árboles  deben  ser  también  recomendados.  Se  destruye  de 
esta  suerte  un  gran  número  de  puestas,  de  larvas  y  de  insec- 
tos que  en  invierno  pasan  al  estado  perfecto.  El  frío  y  la 
inclemencia  del  tiempo  no  tienen,  en  efecto,  suficiente  acción 
para  acarrear  la  muerte  de  estos  parásitos.  Este  tratamiento, 
para  que  sea  realmente  eficaz,  debe  realizarse  en  gran  escala. 

Estacadas  y  zanjas  de  aislamiento.  — Para  dete- 
ner las  invasiones  de  las  langostas  nos  servimos  con  gran 
éxito  de  estacadas  fijas  o  movibles;  tales  son  los  aparatos 
Cijpriotes  o  Diirand  (pág.  123,  fig.  91)  y  las  meJhafas  (pá- 
gina 125).  Contra  las  orugas  que  marchan  en  bandas  com- 
pactas como  las  de  la  noctuella  de  los  forrajes,  la  mejor 
protección  consiste  en  hacer  zanjas,  de  paredes  verticales 
(véase  pág.  182);  las  zanjas  se  utilizan  también  contra  ciertos 
insectos  nocivos  para  los  árboles  forestales  (pág.  343). 

Fajas  pegajosas.  —  Se  pueden  proteger  los  árboles 
contra  los  insectos  desprovistos  de  alas,  por  medio  de  fajas 
pegajosas  (véase  páginas  221,  238,  244  y  377).  Los  barnices 
que  se  emplean  son  de  composición  muy  variable;  además  de 
la  liga  o  visco  y  del  alquitrán,  citaremos  las  siguientes 
fórmulas : 

a.       Pez  blanco 1  kilo 

Trementina 500  gramos 

Aceite  de  linaza 500      — 

Aceite  de  oliva 600      — 

h.       Alqnitráu  de  Noruega .    .    .    .  1  kilo 

Aceite  de  pescado 1   — 

Pez  negro 1   — 

Aceite  mineral  verde    ....  1  litro 

c.  Alqnitrán  de  Noruega.    ...         1  kilo 

Aceite  de  pescado 250  gramos 

Aceite  mineral 250      — 

d.  Alquitrán  de  hulla  (coaltar)    .         1  kilo 
Aceite  de  pescado 1   — 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  FÍSICOS  479 

Trampas  alimenticias  o  cebos.— Ciertos  insectos 
son  capturados  en  g-ran  escala  en  recipientes  que  contienen 
nna  snbstancia  azucarada  (páginas  15'.»,  180,  2'.>1,  320).  Este 
procedimiento  ha  dado  buenos  resultados  contra  la  cochilis  y 
el  eudemis  en  Burdeos,  Anjou  y  Alsacia;  la  fórmula  siguiente 
es  muy  recomendable: 

Agua 10  litros 

Melaza 1  kilo 

Solera  o  poso  de  vino 1  litro 

Esta  solución  debe  preparse  la  antevíspera  de  su  empleo, 
exponiéndola  al  sol  y  aireándola  varias  veces  para  hacerla 
entrar  en  fermentación.  Pueden  utilizarse  como  trampas,  por 
ejemplo,  macetas  de  tierra  de  250  a  300  centímetros  cúbicos; 
se  llenan  solamente  las  tres  cuartas  partes;  colocándolas  entre 
el  follaje  de  la  viña,  algo  por  encima  de  los  racimos,  a  razón 
de  200  por  hectárea;  el  gasto  es  de  22  francos  por  hectárea. 
Estas  trampas  deben  ser  visitadas  dos  veces  por  semana;  se 
recogen  con  un  cazo  las  mariposas  capturadas  y  se  destruyen, 
al  mismo  tiempo  que  se  añade  más  cantidad  del  liquido  ci- 
tado. Este  procedimiento  completa  útilmente  los  otros  medios 
de  destrucción  utilizados. 

II.—  Destrucción  por  agentes  físicos 

Fuego.  —  Los  insectos  en  su  mayor  parte  están  bien  or- 
ganizados para  resistir  los  rigores  y  los  fríos  del  invierno  (1), 
pero  el  fuego  da  cuenta  de  ellos  fácilmente,  y  es  fácil  des- 
truirlos en  sus  refugios  de  invierno  por  medio  del  chamus- 
cado; esta  operación  consiste  simplemente  en  quemar  ligera- 
mente los  árboles  y  las  paredes  con  haces  de  paja  o  entorchas 
encendidas.  El  fuego  permite  también  destruir  radicalmente 
los  residuos  de  todas  clases  y  los  refugios  naturales  o  artifí- 
ciales,  en  los  cuales  los  insectos  y  sus  larvas  van  a  pasar  el 
invierno  (pág.  296).  En  ciertos  casos  particulares,  puede 
practicarse  la  roza  con  éxito  (página   292).   También  se 

(1)    El  frío  no  ejerce  una  acción  destructiva  sobre  todos  los  insectos;  muchos 
de  ellos  resisten  notablemente  temperaturas  muy  bajas. 


480  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

puede  recurrir  al  chamuscado  durante  el  verano  (pág.  372). 

Calor.  —  El  calor  se  emplea  a  veces  contra  las  orugas. 
El  agua  caliente  se  usa  particularmente  contra  la  pirala  de 
la  viña:  escaldadura  (pág.  310);  se  puede  aplicar  sin  peligro 
el  agua  hirviendo  sobre  las  plantas  en  invierno;  en  plena 
vegetación,  la  temperatura  no  ha  de  pasar  de  60  a  05^. 

El  agua  hirviendo  puede  substituirse  por  el  vapor  reca- 
lentado, ambos  son  perfectamente  adecuados  para  la  desin- 
fección de  las  plantas  de  los  semilleros. 

El  agua  caliente  constituye  un  excelente  medio  de  des- 
trucción de  los  insectos.  Pero  su  uso  no  se  ha  generalizado, 
sea  que  la  temperatura  eficaz  tenga  inconvenientes  para  la 
planta,  sea  que  haya  dificultad  en  obtener  una  temperatura 
determinada.  Sin  embargo,  el  señor  Sémichon,  director  de 
la  Estación  etmológica  de  Narbona^  opina  que  una  pulveri- 
zación con  agua  caliente  algo  más  copiosa  que  la  que  se 
opera  en  los  sulfatados  ordinarios  puede  efectuarse  sin  peli- 
gro por  debajo  de  65*^,  sobre  la  mayor  parte  de  las  plantas 
cultivadas,  esperando  para  los  árboles  frutales  que  se  haya 
verificado  la  fecundación  de  las  ñores.  El  agua  caliente  em- 
papa e  impregna  fácilmente  el  cuerpo  de  los  insectos.  Contra 
las  orugas  de  cochilis  y  eudemis,  el  señor  Sémichon  ha 
empleado  con  éxito  agua  a  55-65^.  Sólo  debe  operarse,  en- 
tiéndase bien,  en  tiempo  seco.  Este  tratamiento  es  bastante 
delicado  y  resulta,  jornales  y  carbón  comprendido,  a  70  fran- 
cos por  hectárea;  sólo  puede  por  otra  parte  aplicarse  contra 
la  primera  generación  de  orugas. 

El  aire  caliente  se  utiliza  para  la  destrucción  de  las  larvas 
que  viven  en  el  interior  de  los  granos,  sobre  todo  del  gorgojo 
del  trigo  (véase  pág.  148);  los  insectos  perecen  a  la  tempe- 
ratura de  55^;  pero  si  se  pasa  de  65°,  se  corre  el  riesgo  de 
extinguir  también  el  poder  germinativo  de  las  semillas  o 
de  rebajar  la  calidad  de  la  harina.  Las  principales  estufas 
rotativas  son  de  Doyére  y  de  Vergier.  A  falta  de  una  estufa 
especial,  puede  servir  un  horno  de  panadero,  que  se  deja  en- 
friar hasta  55°  antes  de  introducir  el  grano,  que  se  deja 
permanecer  en  él  durante  dos  horas,  cuidando  no  obstante 
evitar  el  contacto  directo  del  grano  con  el  suelo  del  horno. 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  FÍSICOS 


481 


El  aire  caliente  permite  también  substituir  la  escaldadura 
de  las  cepas:  estufado  (pág.  312). 

Agua.  —  La  snhmersión  se  ha  aplicado  sobre  todo  con- 
tra la  filoxera  (véase  Tratado  de   Viticultura);  también  se 
puede  recurrir  a  ella 
contra  las  zaraudijas 
y  las  larvas  que  viven 
en  los  prados. 

Luz.— Se  emplean 
con  éxito  contra  buen 
número  de  insectos , 
sobre  todo  de  maripo- 
sas, unas  trampas  fun- 
dadas en  la  influencia 
atractiva  que  la  luz 
ejerce  sobre  estos  ani- 
males (págs.  140,  180, 
312,  320).  Se  constru- 
yen actualmente  tram- 
pas luminosas  consti- 
tuidas por  una  lámpara 
de  acetileno  (ñg.  384), 
cuya  llama  está  situada 
en  el  centro  de  un  gran 
plato  circular  lleno  de 
agua  con  una  capa  de 
petróleo;  este  aparato 
se  enciende  al  venir 
la  noche:  los  insectos, 

atraídos  por  la  luz  deslumbradora,  caen  en  el  plato  y  mueren 
asfixiados  por  la  penetración  del  petróleo  en  sus  orificios 
traqueales.  Un  gran  número  de  mariposas  de  muy  diversas 
especies  pueden  ser  destruidas  por  este  procedimiento  econó- 
mico. Las  barricas-trampas,  es  decir,  embadurnadas  con  una 
substancia  pegadiza  y  azucarada,  facilitan  también  la  des- 
trucción de  los  insectos  atraídos  por  el  brillo  de  una  luz 
colocada  en  su  interior. 

En  la  Champaña,  el  empleo  de  las  trampas  luminosas 


Fig.  384.  —  Faro  de  acetileno. 


482  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

mediante  lámparas  eléctricas  ha  resultado  de  una  eficacia 
igual  a  la  de  la  mayor  parte  de  tratamientos  insecticidas; 
resulta  bastante  costoso  (70  francos  por  hectárea,  durante 
un  período  de  veinte  días);  se  reprocha  a  este  procedimiento 
el  destruir  buen  número  de  parásitos  auxiliares. 

II.  — Destrucción  pop  agentes  químicos 

Los  agentes  químicos  empleados  en  la  lucha  contra  los 
insectos  pueden  ser  cuerpos  líquidos,  sólidos  o  gaseosos;  pero 
no  obran  todos  de  la  misma  manera:  unos  están  destinados  a 
obrar  por  simple  contacto;  dificultan  la  respiración  del  insecto 
por  obstrucción  de  los  órganos  respiratorios  o  determinan 
sobre  los  tegumentos  una  irritación  mortal;  al  lado  de  estos 
insecticidas  externos,  existen  otros  destinados  a  ser  absorbi- 
dos con  los  alimentos  por  los  insectos  y  a  determinar  su 
muerte  por  envenenamiento. 

Insecticidas  externos 

1.°  Insecticidas  líquidos.  —  Son  los  más  importantes  de 
todos  los  insecticidas.  Se  les  aplica  en  pulverización  sobre 
las  plantas  atacadas,  principalmente  las  árboles  (1)  por  me- 
dio de  instrumentos  especiales  (figs.  385  y  387);  pero  no  se 
prestan  todos  fácilmente  a  su  división  en  finísimas  gotas  o 
no  se  mezclan  con  el  agua:  tales  son  los  líquidos  de  natura- 
leza grasosa  (aceites  minerales  y  vegetales),  que  debemos 
siempre  emulsionar  con  una  substancia  alcalina  y  poner  en 
suspensión  en  otro  líquido,  antes  de  poder  repartirlos  por 
medio  de  un  pulverizador.  Examinemos  en  primer  lugar  estos 
líquidos  emulsionados. 

Emulsiones  de  petróleo.— El  petróleo  puro  (2) 
destruye  la  vegetación;  es  preciso,  pues,  aplicarlo  con  la  ma- 
yor circunspección;  únicamente  durante  el  invierno  y  procu- 
rando sobre  todo  proteger  las  yemas  de  los  árboles.  Es  mucho 
más  preferible  emplearlo  en  emulsión,  según  algunas  fór- 

(1)  Para  evitar  repeticiones^  utilizamos  a  menudo  el  empleo  de  citas  al 
tratar  el  modo  de  aplicaciúu  de  las  fórmulas  indicadas  en  otra  parte  de  la  obra. 

(2)  El  petróleo  pnr o  o  aceite  de  petróleo  es  el  petróleo  purificado  ordinario, 
obtenido  por  el  refinamiento  del  petróleo  bruto. 


DESTRUCCIÓN  POR  AGEXTES  QUÍxMICOS  483 

millas  siguientes,  ya  que  se  utilizan  sobre  todo  contra  las 
cochinillas,  los  pulgones  }'  las  orugas  de  los  árboles  frutales. 
a.     Fórmula  de  Riley: 

Aceite  de  petróleo .         7 '500  litros 

Jabón  duro  ordinario 250   gramos 

Agua  (de  fuente  o  de  lluvia).    ...         4   litros 

Se  corta  el  jabón  a  pedacitos,  se  echa  al  agua  y  se  hace 
hervir  hasta  que  esté  completamente  disuelto;  luego  se  vierte 
esta  disolución  tan  caliente  como  se  pueda  en  el  petróleo, 
agitando  fuertemente,  por  ejemplo,  mediante  una  jeringa. 
Se  obtiene  de  esta  suerte  una  mezcla  cremosa,  que  al  en- 
friarse toma  la  consistencia  de  la  manteca  y  se  conserva  sin 
alterarse.  Para  utilizarla  se  le  añaden  de  diez  a  quince  partes 
de  agua,  según  la  estación  en  que  se  opera  y  la  naturaleza  de 
los  insectos  que  se  han  de  destruir;  se  utilizará  una  mezcla 
conteniendo  de  10  a  15  por  100  de  petróleo  para  los  trata- 
mientos de  invierno,  y  de  5  a  10  por  100  para  los  tratamien- 
tos de  verano.  Contra  los  insectos  protegidos  por  un  capara- 
zón o  por  un  escudo  (coleópteros,  chinches  y  cochinillas),  se 
extiende  la  mezcla  cremosa  en  siete  o  nueve  veces  su  volumen 
de  agua;  se  emplea  una  emulsión  menos  concentrada  cuando 
se  trata,  por  ejemplo,  de  pulgones,  añadiendo  entonces  de 
diez  y  seis  a  veinte  partes  de  agua.  Es  siempre  útil  practicar 
ensayos  previos  con  algunos  árboles  para  encontrar  la  fór- 
mula más  adecuada  a  la  especie  del  árbol  que  se  trata. 

Para  las  emulsiones  debe  evitarse  el  empleo  de  aguas  cal- 
cáreas; cuando  no  se  disponga  de  otra,  hay  que  precipitar 
previamente  la  cal  mediante  la  adición  de  una  pequeña  can- 
tidad de  sosa;  de  no  hacerlo  así,  se  producirían  jabones 
calcáreos  que  obstruirían  los  pulverizadores. 

h.     La  fórmula  Riley  puede  modificarse  así: 

Aceite  de  petróleo 1,000  gramos 

Jabón  negro 400      — 

Agua 1,500      — 

Se  disuelve  el  jabón  negro  en  el  agua  hirviendo,  y  se 
añade  después  el  petróleo  muy  lentamente  y  agitando  cons- 


484  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

tantemente.  La  solución  tiene  el  aspecto  de  una  leche  ama- 
rillenta; ha  de  ser  diluida  en  varias  veces  su  volumen  de  agua 
antes  de  pulverizarla  (véase  páginas  129,  187,  259  y  266). 

c.  A  los  cuerpos  precedentes,  se  puede  añadir  el  carbo- 
nato de  sosa  (cristales  de  sosa): 

Petróleo ,    •    ■    •  3  litros 

Jabón  negro 2  kilos 

Carbonato  de  sosa 1  kilo 

Agua 100  litros 

Se  disuelve  el  jabón  negro  y  el  carbonato  de  sosa  en 
20  litros  de  agua  caliente  y,  después  de  enfriada  la  mezcla, 
se  echa  el  petróleo  en  pequeñas  proporciones,  agitando  cons- 
tantemente. Se  añade  luego  el  resto  del  agua.  El  jabón  negro 
puede  ser  substituido  por  el  aceite  de  pescado. 

En  California,  es  el  tratamiento  mediante  la  fórmula  si- 
guiente el  que  constituye  en  invierno  el  procedimiento  más 
eficaz  contra  ciertas  cochinillas: 

Petróleo  bruto  (16  a  20"  B) 38  litros 

Jabón  de  aceite  de  pescado 4'500  kilos 

Potasa  o  sosa  cáustica 1  kilo 

Agua 340  litros 

Se  disuelve  primero  el  jabón  en  20  ó  30  litros  de  agua 
caliente,  añadiendo  después  hasta  completar  los  340  litros. 
Se  añade  la  potasa;  después  de  completamente  disuelta,  se 
vierte  el  petróleo  lentamente  al  mismo  tiempo  que  se  agita. 

d.  Se  prepara  una  emulsión  de  petróleo  inalterable,  con- 
servándose indefinidamente  en  recipientes  cerrados,  substitu- 
yendo el  jabón  por  la  tintura  de  saponina^  obtenida  mace- 
rando el  palo  de  Panamá  o  palo  jabón  en  alcohol  durante 
algunos  dias.  Barsacq  preconiza  la  fórmula  siguiente: 

Palo  jabón 140  gramos 

Alcohol  a  90» 700      — 

Petróleo 5  litros 

En  el  momento  de  emplearla  se  extiende  esta  emulsión 
en  diez  o  doce  veces  su  volumen  de  agua. 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  485 

e.  Los  americanos  soü  los  primeros  que  lian  construido 
unos  pulverizadores  especiales,  los  hérowaters;  el  petróleo 
se  mezcla  en  ellos  directamente  con  el  agua,  sin  adición  de 
jabón  o  de  saponiua;  esta  mezcla  se  efectúa  en  las  propor- 
ciones que  se  quiera  en  el  mismo  aparato  y  a  una  presión  tal 
que  el  petróleo  es  lanzado  al  exterior  perfectamente  pulveri- 
zado. Las  diftcultades  de  la  preparación  de  las  emulsiones 
quedan  evitadas,  como  también  el  riesgo  de  tratar  las  plan- 
tas con  emulsiones  mal  hechas. 

Emulsiones  de  aceite  pesado  de  alquitrán. — 
Los  aceites  pesados  que  resultan  de  la  fabricación  del  gas, 
después  de  la  destilación  del  alquitrán  de  hulla,  pueden  subs- 
tituir al  petróleo: 

a.     Aceite  pesado  de  alquitrán    .    .    .        900  gramos 

Jabón  negro 400      — 

Agua 1,500      — 

Se  disuelve  el  jabón  en  el  agua  caliente,  y  se  afiade  des- 
pués lentamente  el  aceite  pesado;  se  obtiene  así  una  mezcla 
cremosa,  que  se  disuelve  en  agua  antes  de  servirse  de  ella: 
de  200  a  300  gramos  para  10  ó  12  litros  de  agua. 

h.     La  fórmula  Langlois  es  análoga  (véase  pág.  128): 

Aceite  pesado 5  kilos 

Jabón  negro 1  kilo 

Agua 94  litros 

c.  El  jabón  blanco  es  a  menudo  preferido  al  negro,  como 
la  fórmula  siguiente  aplicada  durante  la  buena  estación  con- 
tra las  cochinillas  (diaspis  de  la  morera): 

Aceite  pesado  claro  de  hulla  .    .    .     150  a  20(J  gramos 

Jabón  blanco 50      — 

Agua 10  litros 

Se  divide  el  jabón  en  pequeñas  porciones  y  se  disuelve  en 
1  litro  de  agua  hirviendo.  Se  añade  el  aceite  pesado,  y  des- 
pués agua  hasta  completar  los  10  litros. 

d.  Fórmula  empleada  contra  las  orugas  procesionarias 
de  la  encina  (véase  pág.  373): 


486  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Brea  de  hulla  (aceite  pesado)  ....       10  kilos 
Agua 100  litros 

e.  Líquido  de  Balbiani;  adición  de  cal  y  de  naftalina 
al  aceite  pesado.  La  fórmula  siguiente  fué  indicada  contra 
la  filoxera : 

Aceite  pesado 20  partes 

Naftalina  en  bruto 30     — 

Cal  viva 100     — 

Agua 400     — 

Se  empieza  por  disolver  la  naftalina  en  el  aceite  pesado, 
luego  se  apaga  la  cal  y  se  añade  la  mezcla,  después  se  vierte 
el  resto  del  agua.  Se  obtiene  un  líquido  cremoso  que  se  em- 
plea en  embadurnamientos  (véase  pág.  226). 

/.  Para  hacer  estables  las  emulsiones  de  aceites  pesa- 
dos de  alquitrán  de  hulla,  y  suprimir  la  agitación  durante 
todo  el  rato  de  su  aplicación,  el  señor  Gastine  ha  propuesto 
añadirles  una  solución  de  saponina;  entre  las  saponinas, 
recomienda  la  que  se  encuentra  en  la  piel  del  fruto  del  ^S'^'- 
pindns  ntilis  de  Argelia: 

Aceite  pesado  de  alquitrán  de  hulla.    .    .       1  kilo 
Disolución  de  saponina  obtenida  por  extracción  de  30  gramos 
de  pericardio  de  Sapiíidus  en  10  litros  de  agua. 

g.  El  sulfuro  de  carbono  puede  añadirse  con  ventaja 
a  las  emulsiones  de  aceite  pesado  o  de  petróleo,  cuyo  poder 
insecticida  parece  aumentar  sensiblemente.  Tal  es  la  fór- 
mula Laborde,  para  la  destrucción  de  la  cochilis: 

Aceite  pesado  de  hulla 10     kilos 

Sulfuro  de  carbono 5       — 

Acido  oleico  de  las  fábricas  de  bujías.  2       — 

Sosa  cáustica 0'5     — 

Agua 100     litros 

Se  mezclan  el  aceite  pesado,  el  ácido  oleico  y  el  sulfuro 
de  carbono,  y  se  vierte  la  mezcla  en  el  agua  alcalinizada 
con  la  sosa,  agitando  constantemente;  se  obtiene  una  emul- 
sión perfectamente  homogénea. 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  487 

Eü  Italia,  Targioni-Tozzetti  y  Berlése  han  adoptado  otra 
fórmula,  en  la  cual  predomina  el  sulfuro  de  carbono;  por 
una  parte,  mezclan  10  litros  de  sulfuro  de  carbono  y  1' 5  li- 
tros de  aceite  de  pescado  ordinario;  por  otra  parte,  disuelven 
100  gramos  de  potasa  en  bruto  del  comercio  en  10  litros 
de  agua,  decantan  esta  solución  y  mezclan  intimamente  en 
liquido  claro  con  la  mixtura  de  sulfuro  de  carbono  y  de 
aceite  de  pescado;  finalmente,  añaden  90  litros  de  agua  (véase 
página  olO). 

Emulsión  de  alquitrán  de  madera.  — Fórmula 
de  Berlése:  el  profesor  Berlése  (de  Ñapóles)  se  ha  servido 
con  éxito  contra  las  cochinillas  de  los  naranjos,  de  una  mez- 
cla llamada  Rubina,  compuesta  en  partes  iguales  de  brea 
vegetal  de  Noruega  y  sosa  cáustica  (solución  de  sosa  satu- 
rada). El  alquitrán  emulsionado  de  este  modo  es  soluble  en 
el  agua  y  le  comunica  un  hermosct color  rojo;  se  diluye  desde 
cinco  hasta  diez  veces  su  volumen  de  agua  antes  de  pulveri- 
zarlo. Pero  los  alquitranes  de  madera  no  tienen  una  composi- 
ción idéntica  y  no  producen  siempre  los  mismos  efectos. 

Emulsiones  con  aceite  de  parafina.  —  Los  ensa- 
yos oficiales  hechos  en  190(5  en  Inglaterra,  con  intento  de 
destruir  los  huevos  de  los  pulgones  y  de  las  cochinillas  noci- 
vas a  los  árboles  frutales,  han  hecho  dar  la  preferencia  a  la 
fórmula  siguiente,  en  la  cual  el  petróleo  está  substituido 
por  la  parafina : 

Sosa  cáustica  (98  por  100).    .       2  libras  (906  gramos) 

Jabón  blando 1/2  libra   (227  gramos) 

Parafina 5  pintas  (2 '84  litros) 

Agua  de  Ihivia 10  galones  (45'43  litros) 

Se  disuelve  el  jabón  blando  en  1  galón  (4' 543  litros)  de 
agua  hirviendo;  mientras  está  todavía  caliente,  se  añade  la 
parafina  y  se  bate  hasta  formar  un  liquido  cremoso.  Se  hace 
pasar  entonces  este  líquido  varias  veces  por  un  pulverizador 
con  un  pistón  de  chorro  muy  fino.  Aparte,  se  disuelve  la  sosa 
cáustica  en  9  galones  de  agua  de  lluvia  (40'887  litros);  se 
vierte  en  ésta  la  emulsión  de  parafina  y  se  mezcla  íntima- 
mente. 


488  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Eli  los.  Estados  Unidos  se  combaten  muy  eficazmente 
ciertas  cochinillas  (aleurodo  del  limonero)  mediante  emulsio- 
nes jabonosas  de  aceite  de  parafina: 

Jabón  de  aceite  de  pescado.    .    .    .     3'650  kilogramos 
Aceite  de  parafina  (de  24  a  SS»  B.).     7'600  liitros 
Agua ,    .    .     4  — 

Para  preparar  esta  mezcla  se  pone  el  jabón  en  un  reci- 
piente de  unos  20  litros  de  capacidad,  se  añade  el  aceite 
lentamente  y  agitando  vigorosamente  para  obtener  una  emul- 
sión homogénea.  Se  añade  después  el  agua  lentamente  y  sin 
dejar  de  agitar.  Se  obtiene  así  una  mezcla  que  debe  ser  per- 
fectamente homogénea,  y  si  vertemos  una  pequeña  cantidad 
en  agua  no  calcárea,  el  aceite  no  debe  separarse  para  flotar 
en  la  superficie;  si  este  hecho  se  produce,  es  que  se  ha  aña- 
dido el  aceite  demasiado  rapidamente  o  que  la  agitación  de 
la  mezcla  no  ha  sido  suficiente;  la  adición  de  un  suplemento 
de  jabón  permite  en  muchos  de  estos  casos  remediar  este 
defecto  de  preparación.  Esta  mezcla  se  emplea  diluyendo  cada 
4  litros  en  200  de  agua,  es  decir,  una  dosis  relativamente 
débil  de  aceite  de  parafina. 

Emulsiones  de  aceites  vegetales.  —Los  aceites 
vegetales  pueden  substituir  al  petróleo;  el  aceite  de  colza  ha 
empleado  con  éxito  contra  el  silfo  opaco. 

Fórmula  Fouquier  d'Hérouél ; 

Aceite  de  colza 15  kilos 

Jabón  negro 1  kilo 

Agua 84  litros 

Esta  mezcla  sale,  incluida  la  mano  de  obra,  a  7'25  francos 
los  100  kilogramos,  cantidad  suficiente  para  1  hectárea. 

El  aceite  de  lino  es  también  muy  eficaz  contra  diversas 
larvas  que  atacan  el  follaje  de  los  arbustos: 

Aceite  de  lino 150  gramos 

Jabón  negro 100       — 

Carbonato  de  potasa 50      — 

Agua 10  litros 

Se  comienza  por  disolver  el  carbonato  y  el  jabón  en  agua 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  489 

hirviendo,  se  deja  enfriar  y  se  añade  después  poco  a  poco  el 
aceite  de  lino,  procurando  agitar  constantemente. 

Emulsiones  de  aceites  de  granos  y  de  petró- 
leo. —  La  asociación  de  un  aceite  vegetal  cualquiera  y  del 
petróleo  da  muy  buenos  resultados  (véase  pág.  277): 

Aceite  de  petróleo  ordinario  .    .    .        500  gramos 

Aceite  de  granos 750      — 

Jabón  negro 1,000      — 

Agua 3,000      — 

Fúndase  el  jabón  en  el  agua  caliente;  añádese  luego  en 
caliente  el  petróleo  y  el  aceite,  vertiendo  lentamente  y  con 
agitación  continua,  de  modo  que  se  obtenga  una  emulsión 
homogénea.  Esta  mezcla  puede  emplearse  tal  como  está  en 
embadurnamientos  o  bien  diluida  en  una  cantidad  igual  de 
agua  para  aplicarla  con  pulverizador. 

Emulsiones  de  resina.  —  La  resina  substituye  al 
petróleo,  y  su  emulsión  se  recomienda  para  los  paises  eñ  que 
la  prolongada  falta  de  lluvia  asegura  la  eficacia  del  trata- 
miento durante  un  largo  período  de  tiempo  (Debray). 

Fórmula  para  los  tratamientos  de  verano: 

Resina  ordinaria  pulverizada    ...  10     kilos 

Sosa  cáustica  en  bruto  al  78  p.  100.  2'5    — 

Aceite  de  pescado 1'5  Htros 

Agua 480       — 

Se  hierve  la  resina,  la  sosa  y  el  aceite  con  un  poco  de 
agua  durante  hora  y  media,  añadiendo  agua  de  vez  en  cuan- 
do: se  obtiene  de  este  modo  una  substancia  negruzca  a  la  cual 
se  añade  un  centenar  de  litros  de  agua  caliente.  El  resto  del 
agua  se  añade  en  el  momento  de  la  aplicación. 

Emulsiones  de  bencina.  —La  bencina  es  cada  vez 
menos  utilizada,  prefiriendo  el  petróleo: 

a.  Bencina  o  petróleo '2  litros 

Alcohol 700  gramos 

Jabón  negro 3  kilos 

Agua 100  litros 

b.  Bencina 8  kilos 

Naftalina 1  kilo 

GvÉ^Aux.—Fntoi/iologia.  32 


400  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Emulsiones  de  ácido  fénico.  —  El  ácido  fénico 
(o  carbólico)  substituye  al  petróleo  eu  las  emulsiones: 

Acido  fénico 1  litro 

Jabón  negro 7  kilos 

Agua 100  litros 

Se  procede  iunial  que  para  la  emulsión  de  petróleo. 

Solución  de  jabón. — El  jabón  es  un  insecticida  de 
primer  orden;  entra,  según  ya  hemos  visto,  en  la  mayor  parte 
de  las  emulsiones,  y  se  emplea  también  en  diversas  substan- 
cias insecticidas  (véase  páginas  208,  216,  261,  265,  287,  483, 
485).  Siendo  muy  variable  la  composición  de  los  diversos  ja- 
bones que  se  emplean  en  el  comercio,  conviene  emplear  un 
jabón  yf/o.. El  jabón  obra  como  insecticida  por  sus  sales  alca- 
linas, que  disuelven  la  cubierta  quitinosa  de  los  insectos.  Se 
le  emplea  en  disolución  concentrada  para  el  tratamiento  de 
invierno  de  los  árboles  frutales: 

Jabón  negro 500  gramos 

Agua 1  litro 

Se- pone  el  jabón  negro  en  agua  hirviendo  y  se  continúa 
calentando  hasta  la  disolución;  se  obtiene  una  mezcla  espesa 
que  se  aplica  en  embadurnamientos.  También  se  puede  pulve- 
rizar después  de  diluirla  eu  20  ó  25  volúmenes  de  agua. 

Solución  de  higado  de  azufre.  — El  sulfuro  de 
potasa  o  hígado  de  azufre  se  utiliza  como  insecticida: 

Hígado  de  azufre 50  gramos 

Jabón  negro 30      — 

Agua 1  litro 

Solución  de  piretra.  — El  polvo  de  piretra  puede 
emplearse  en  solución  a  razón  de  o  ó  4  kilogramos  por  hec- 
tolitro de  agua. 

Fórmula  Dufour : 

Polvo  de  piretra 1^500  kilogramos 

Jabón  negro o  — 

Agua  caliente 10  litros 

Agua  fría 90    — 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  491 

Solución  de  yemas  de  pino.  —Las  yemas  de  pino 
eu  disolucióü  poseen  notables  propiedades  luimedecientes;  por 
esto  se  han  empleado  con  éxito  contra  las  orugas  que  viven 
al  abrigo  de  espesas  telarafias,  difíciles  de  mojar  y  de  ser 
atravesadas  por  otros  líquidos. 

Fórmula  Laborde  (véase  pág.  260). 

Alcohol.  —  El  alcohol  amílico  es  utilizado  para  la  des- 
trucción de  los  pul^'oncs;  se  le  mezcla  en  partes  iguales  con 
jabón  negro  y  se  diluye  al  1/10  y  al  1/15. 

Zumo  de  tabaco. — En  Francia,  la  Administración 
de  reutas  estancadas  expende  la  nicotina  bajo  las  tres  for- 
mas siguientes: 

1.^    Zumo  titulado  ordinario  de  tabaco; 

2.°    Zumo  titulado  concentrado  de  tabaco; 

3.*^    Extractos  titulados  de  nicotina. 

Los  zumos  titulados  ordinarios  de  tabaco  contienen  exac- 
.tameute  ya  10,  ya  20  gramos  de  nicotina  por  litro. 

Para  asegurar  su  conservación  durante  los  fuertes  calores, 
adicionan  las  manufacturas  a  estos  líquidos  un  milésimo  de 
su  peso  de  formol  del  comercio. 

Los  zumos  titulados  concentrados  de  tabaco  contienen 
uniformemente  40  gramos  de  nicotina  por  litro.  Los  extractos 
titulados  de  nicotina  (llamados  antiguamente  zumos  ricos) 
contienen  100  gramos  de  nicotina  por  litro. 

Desde  el  punto  de  vista  de  las  cantidades  que  deben  em- 
plearse, hay  equivalencia  entre: 

Zumo  titulado  onlinario  a  10  gramos  de  nicotina  ....  1       litro 

—  20  —  ....  0-5    — 

-  40              -                ....  0'25  — 
Extracto  titulado  a  100  gramos  de  nicotina 0"1     — 

Los  zumos  de  tabaco  se  expenden  a  los  consumidores  en 
las  administraciones  públicas  o  en  las  manufacturas  de  ta- 
baco; los  expendedores  de  tabaco  pueden  servir  de  interme- 
diarios para  la  entrega  de  los  zumos  concentrados.  Los  ex- 
tractos titulados  se  venden  a  los  consumidores  en  bidones  de 
5  litros,  1  litro  y  medio  litro. 

Los  Sindicatos  agrícolas^  hortícolas,  vitícolas,  etc.,  pue- 


492  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

den  obtener  la  nicotina  con  las  siguientes  tarifas  reducidas: 

Por  kilogramo 
de  nicotina 
Zumo  titulado  de  tabaco  conteniendo  10  ó 

20  gramos  de  nicotina  por  litro    ...       20  francos 
Zumo  titudo  concentrado  de  tabaco  conte- 
niendo 40  gramos  de  nicotina  por  litro.       23       — 
Extractos  titulados  en  bidones  de  ó  litros.       27      — 

Estas  expediciones  sólo  son  servidas  por  cantidades  de  50  li- 
tros de  zumo  titulado  conteniendo  al  menos  10  gr.  de  nicotina 
por  litro,  o  por  cajas  enteras  de  50  litros  de  extractos  titula- 
dos en  bidones  de  5  litros  o  de  un  contenido  superior. 

El  precio  de  venta  de  los  diversos  líquidos  nicotinosos 
librados  por  la  Administración  a  los  consumidores  ordina- 
rios^ es  el  siguiente: 

Por  kilogamo 

de  nicotina  contenido 

en  los  líquidos 

Jugos  titulados  S  Ordinarios 25  francos 

de  tabaco.       ^  Concentrados 28      — 

I  5  litros  (sea  16  francos  el  bidón 

FYtrapfos       \      ^^  ^  ^^^^^^) ^^^       — 

^.xiiacxos       1  ^  jj^j,^  ^g^^  g;^Q  francos  el  bidón 

titulados        \  1^  -,  i-.^^x  Qi 

,  .  1  j      i      de  1  litro) Ó4:      — 

en  Dicloues  de  ^^^  litro  (sea  2  francos  el  bidón 

(       de  1/2  litro) 40      — 

La  nicotina,  principio  activo  de  los  zumos  y  extractos  del 
tabaco,  se  emplea  muy  eficazmente  contra  los  pulgones  y  otros 
insectos.  Zumos  y  extractos  se  aplican  sobre  las  plantas  des- 
pués de  la  adición  de  agua,  de  manera  que  el  líquido  obtenido 
contenga  de  1  a  2  gramos  de  nicotina  por  litro.  El  zumo  titu- 
lado a  10  gramos  se  diluirá,  pues,  en  cinco  a  diez  veces  su 
volumen  de  agua,  el  de  20  gr.  en  diez  a  veinte  veces,  el  de 
40  gr.  en  veinte  a  cuarenta  veces  y  el  extracto  de  100  gramos 
se  diluirá  en  cincuenta  a  cien  veces. 

Los  rociados  y  lavados  de  las  plantas  se  harán  siempre 
después  de  la  puesta  del  sol;  a  la  mañana  siguiente,  se  cui- 
dará de  lavar  escrupulosamente  con  agua  las  plantas  orna- 
mentales de  hojas  delicadas  para  impedir  que  el  zumo  de 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  493 

tabaco  las  queme.  El  tratamiento  deberá  renovarse  varias 
veces  con  algunos  días  de  intervalo. 

La  acción  de  la  nicotina  se  hace  más  eficaz  afiadiendo  al 
líquido  diluido  en  agua  una  pequeña  cantidad  de  cristales  de 
sosa  del  comercio,  o  de  jabón  negro,  lo  que  aumenta  la  adhe- 
rencia de  las  gotas  del  liquido  a  las  hojas.  La  adición  de 
alcohol  favorece  también  la  acción  de  la  nicotina.  La  fórmula 
siguiente  es  muy  eficaz  contra  los  pulgones  más  resistentes, 
contra  las  conchinillas  y  contra  las  orugas: 

Extracto  titulado 1  litro 

Carbonato  de  sosa 200  gramos 

Jabón  negro 1  kilogramo 

Alcohol  metílico  (alcohol  para  quemar)         1  litro 

Agua 100  litros 

El  litro  de  extracto  titulado  puede  reemplazarse  en  esta 
forma  por  2' 5  litros  de  zumo  concentrado  a  40  gramos,  o  por 
5  litros  de  zumo  a  20  gr.,  o  por  10  litros  de  zumo  a  10  gra- 
mos. Hay  que  disolver  primero  el  jabón  negro  con  unos  litros 
de  agua  caliente,  después  el  carbonato  de  sosa  en  el  alcohol, 
mezclar  las  dos  soluciones,  y  añadir  agua  hasta  100  litros  y 
verter  el  extracto  o  zumo  de  tabaco. 

Para  combatir  los  pulgones  o  los  acarios,  es  ventajoso 
añadir  eiiynido  de  almidón  a  la  nicotina;  así  se  aumenta  la 
pegagosidad  del  líquido,  al  mismo  tiempo  que  se  le  hace  capaz 
de  extenderse  arrastrando  todo  lo  que  se  encuentra  sobre  las 
plantas;  además,  la  pasta,  al  desecarse,  aglutina  los  peque- 
ños parásitos  y  completa,  por  su  acción  mecánica,  la  acción 
tóxica  de  la  nicotina.  He  aquí  cómo  se  prepara  esta  pasta 
adhesiva:  se  diluye  harina  de  calidad  inferior  en  agua  fría, 
de  manera  que  se  obtenga  una  papilla  ligera,  que  si  es  nece- 
sario se  pasa  por  un  tamiz  para  hacerla  más  homogénea;  esta 
papilla  contiene  unos  120  gramos  de  harina  por  1  litro  de 
agua;  se  la  hace  cocer  agitando  sin  cesar  para  que  no  se  ad- 
hiera al  recipiente;  añadiendo  un  poco  de  agua  para  reempla- 
zar la  que  se  evapora.  Se  suspende  la  ebullición  cuando  la 
mezcla  adquiere  consistencia  de  pasta;  solamente  la  práctica 
puede  indicar  la  duración  más  favorable  de  la  ebullición:  si 
es  insuficiente,  la  mezcla  insecticida  será  poco  eficaz;  si,  por 


494  DESTRUCCIÓN  DÉ  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

el  contrario,  la  pasta  está  demasiado  cocida,  sc  mezclará  di- 
fícilmente con  el  agua;  este  último  inconveniente  no  es  de 
monta,  siendo  preferible,  pues,  pasta  algo  excesivamente  co- 
cida que  otra  que  no  lo  sea  bastante.  Para  hacer  nn  trata- 
miento, se  diluyen  4  litros  de  esta  pasta  en  100  litros  de 
solución  nicotinizada  (1).  Teniendo  esta  pasta  tendencia  a 
depositarse  en  los  pulverizadores,  deben  estar  éstos  provistos 
de  agitadores. 

Hojas  de  nogal.  —  La  infusión  de  hojas  de  nogal 
cosechadas  en  otoño  destruye  los  pulgones.  Se  le  utiliza  tam- 
bién para  la  destrucción  de  ciertas  orugas  en  las  huertas 
(véase  pág.  212). 

Cuasia  amarga.  —  Contra  los  pulgones  se  emplea  con 
éxito  un  líquido  obtenido  mediante  la  maceración  de  750  gra- 
mos de  madera  de  Qiiassia  cunara  en  100  litros  de  agna. 

Lechada  de  cal.  — Se  preparará  una  lechada  de  cal 
para  embadurnamieuto  de  los  árboles  frutales  poniendo  20  ki- 
logramos de  cal  grasa  en  terrones  dentro  de  nn  recipiente  de 
madera  de  unos  100  litros  de  cabida  y  mojándola  poco  a  poco 
con  agua  caliente  hasta  llegar  a  poner  30  ó  35  litros;  así  se 
tiene  la  cal  apagada,  que  se  deja  enfriar;  cuando  ya  no  se  en- 
cuentran fragmentos  de  cal  viva,  se  le  ailaden  50  ó  60  litros 
de  agua;  se  agita  y  se  pasa  por  un  tamiz  de  mallas  de  1  mi- 
límetro, aplastando  las  partículas  sólidas  y  luego  se  completa 
el  volumen  hasta  120  litros  con  agua  echada  sobre  el  tamiz. 
Puede  añadirse  petróleo  o  sulfato  de  cobre. 

Solución  de  sulfates  de  hierro  y  de  cobre.— 
Para  el  cmbadurnamiento  de  la  corteza  de  los  árboles  fru- 
tales, es  preferible  aplicar,  en  lugar  de  la  lechada  de  cal,  la 
solución  siguiente: 

Sulfato  de  hierro 1  kilogramo 

Sulfato  de  cobre 1       — 

Cal  grasa 500  gramos 

Se  mezclan  los  tres  productos,  previamente  disueltos  por 
separado  en  algunos  litros  de  agua,  vertiendo  la  lechada  de 

(1)    También  puede  esta  pasta  emplearse  sola:  se  utiliza  entonces  a  la  dosis 
de  8  por  100  (8  litros  de  pasta  por  100  litros  de  agua). 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  495 

cal  la  última;  luego  se  añade  agua  hasta  completar  los  20  li- 
tros de  solución  (véase  páginas  203,  226,  29G,  ol'J). 

Papillas  sulfocálcicas. — La  mezcla  de  cal  y  azufre 
da  exceleutes  resultados  contra  las  cochinillas;  es  de  empleo 
corriente  en  los  Estados  Unidos,  también  es  de  uso  frecuente 
en  Italia  y  en  Argelia.  Se  prepara  esta  mezcla  extemporá- 
neamente a  medida  que  se  necesita,  haciendo  hervir  cal  y 
azufre  en  una  cantidad  determinada  de  agua.  He  ahí,  por 
ejemplo,  una  fórmula  para  preparar  esta  papilla  para  los 
tratamientos  de  invierno  contra  las  cochinillas : 

Cal  viva 10  kilogramos 

Flor  de  azufre 7        — 

Agua 200  litros 

En  un  recipiente  de  hierru  su  j.oue  la  cal  y  el  agua  ca- 
liente en  cantidad  suficiente  para  que  se  produzca  una  esteri- 
lización rápidamente.  Cuando  la  cal  empieza  a  cundir,  se 
añade  el  azufre  (finamente  tamizado)  y  se  agita  fuertemente. 
Cuando  la  cal  está  completamente  apagada,  y  la  papilla  es 
de  un  color  amarillo  claro,  casi  uniforme,  se  vierten  unos 
40  litros  de  agua  y  se  hace  hervir  la  mezcla  durante  una 
hora;  la  ebullición  debe  ser  bien  regular  y  debe  añadirse  un 
poco  de  agua  caliente  de  vez  en  cuando  para  compensar  las 
pérdidas  debidas  a  la  evaporación.  Al  cabo  de  una  hora  de 
ebullición,  se  retira  el  recipiente  del  fuego;  la  papilla  asi 
obtenida  presenta  el  aspecto  de  una  pasta  clara  diluida  en 
un  liquido  pardo.  Se  añade  el  complemento  de  agua  necesaria 
para  obtener  200  litros.  La  papilla  se  tamiza  y  se  emplea 
mediante  pulverizadores  adecuados. 

La  papilla  concentrada  puede  conservarse  en  bidones.  En 
los  Estados  Unidos,  se  expenden  hoy  día  en  el  comercio 
soluciones  concentradas  de  30  a  34"  Baumé,  dispuestas  para 
ser  utilizadas  después  de  diluirlas  en  unas  cincuenta  veces  su 
volumen . 

Para  los  tratamientos  de  verano,  no  es  necesario  hacer 
hervir  la  mezcla  al  fuego:  se  utiliza  simplemente  el  calor 
desprendido  de  la  cal  viva  al  ponerse  en  contacto  con  el 
agua.  En  estas  mezclas  {self-boiledj,  las  proporciones  de 


496  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

azufre  y  de  cal  uo  son  las  mismas  que  para  las  mezclas 
calentadas : 

Cal  viva 15  kilogramos 

Azufre 15        — 

Agua 600  litros 

En  un  barril  de  600  litros  se  coloca  la  cal  con  unos 
20  litros  de  agua  hirviendo.  Asi  que  la  cal  comienza  a  hi- 
dratarse y  a  desprender  calor,  se  añade  el  azufre,  previa- 
mente hecho  pasta  con  agua  caliente,  vertiéndolo  mediante 
un  tamiz  para  evitar  los  grumos.  Se  agita  constantemente 
afiadiendo  lentamente  el  agua  hirviendo  que  sea  necesaria 
para  hacer  una  pasta  clara,  bastante  fluida,  de  15  a  20  litros. 
La  cal  desprende  bastante  calor  para  hacer  entrar  la  mezcla 
en  ebullición  durante  algunos  minutos;  para  conservar  el 
calor  desarrollado,  después  de  haber  hecho  cuidadosamente 
la  mezcla,  puede  cubrirse  el  barril  y  prolongar  así  la  reac- 
ción, cuando  la  cal  está  completamente  apagada  y  el  líquido 
ha  cesado  de  hervir,  se  añade  la  cantidad  de  agua  bastante 
para  llenar  por  completo  el  tonel. 

Se  puede  añadir  ventajosamente  engrudo  de  almidón  a 
la  papilla  sulfocálcica,  por  ejemplo,  cuando  se  combaten 
pequeños  acarios;  se  pone  entonces  un  4  por  100  de  engrudo 
de  almidón  (pág.  493). 

Solución  cal-azufre-sal. — Esta  solución  es  muy 
empleada  en  California  para  la  destrucción  de  las  cochinillas 
de  los  árboles  frutales  (tratamiento  de  invierno): 

Cal 5    kilogramos 

Azufre 3'300     — 

Sal 3'500     — 

Agua 100   litros 

Se  hierve  la  cal,  el  azufre  y  la  sal  con  15  litros  de  agua, 
durante  tres  horas;  después  se  completa  con  el  agua.  Se 
pulveriza  en  caliente.  Esta  solución  es  muy  activa  por  sus 
compuestos  calcicos  (sulfures  y  cloruros). 

2.°  Insecticidas  sólidos.  —  Asi  como  los  insecticidas  lí- 
quidos se  han  de  aplicar  generalmente  en  pulverizaciones, 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  497 

también  los  insecticidas  sólidos  se  han  de  reducir  casi  siem- 
pre a  polvo  antes  de  emplearlos. 

Cal.  —  La  cal  se  utiliza  contra  los  insectos  de  tegu- 
mento blando;  se  la  esparce  sobre  las  partes  atacadas  poco 
tiempo  después  de  haberla  apagado  con  la  menor  cantidad 
posible  de  agua.  También  se  puede  incorporar  la  cal  al  suelo 
para  destruir  las  larvas  subterráneas,  como  las  de  los  salto- 
nes y  de  los  zapadores;  en  este  caso,  la  cal  se  coloca  en  el 
campo  en  pequeños  montones  de  20  a  50  litros,  cubiertos 
de  tierra,  y  una  vez  removida,  se  esparce  por  la  superficie  del 
suelo  y  se  ara  (véase  páginas  82,  152,  173,  202,  204,  288)). 

Piretra.  —  El  polvo  de  piretra  se  obtiene  pulverizando 
las  flores  de  dos  plantas  de  la  misma  familia,  la  piretra 
rosada  y  la  piretra  de  hojas  de  cineraria,  una  de  las  cuales 
se  encuentra  en  el  Cáucaso,  y  la  otra  en  Dalmacia;  las  pire- 
tras  que  crecen  en  Francia  tienen  propiedades  insecticidas 
muy  débiles.  El  polvo  de  piretra  contiene  aceites  esen- 
ciales muy  volátiles,  y  es  necesario  conservarlo  en  recipientes 
cerrados;  se  ha  recomendado  frecuentemente  para  combatir 
diferentes  insectos;  pero  se  le  reprocha,  con  razón,  de  no  tener 
una  acción  duradera;  tiene,  además,  un  precio  demasiado 
alto  (5  a  G  francos  por  kilogramo),  y  prácticamente  se  puede 
emplear  tan  sólo  en  superficies  reduci(las,  y  es  muy  frecuente 
mezclarlo  con  un  polvo  inerte  para  disminuir  el  gasto  (véase 
páginas  158,  202,  442). 

Azufre.  —  La  ñor  de  azufre  o  azufre  sublimado  se  em- 
plea a  veces  sola,  pero  su  poder  insecticida  es  poco  notable. 
No  obstante,  es  activa  para  los  acarios  parásitos  (fitoptes  y 
tetránicos).  Se  suele  emplear  mezclado  con  otras  substancias 
pulverulentas,  por  ejemplo,  la  piretra  o  la  cal  (véase  pá- 
gina 202). 

Naftalina.  —El  olor  de  la  naftalina  aleja  los  insectos; 
se  esparce  esta  materia,  reducida  a  polvo,  sola  o  asociada  a 
otras  substancias  activas  (azufre),  o  inertes  (arena),  sobre  los 
campos  que  se  han  de  proteger  (véase  páginas  17o,  llU,  201). 
Se  le  puede  también  incorporar  al  suelo  (páginas  143,  193). 
Entra  en  la  composición  de  la  mezcla  de  Balbiani. 

Substancias  pulverulentas.  —  El  yeso  (véase  pá- 


498  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

giiias  175,  202,  51o),  las  cenizas  de  madera  lixiviadas  y 
tamizadas  (pág.  201),  el  hollín  (páginas  201,  202,  287),  el 
serrín  (pág.  21(5),  el  superfosfato  de  cal  (págs.  143,  208), 
sou  también  substancias  pulverulentas  empleadas  con  éxito. 
La  aplicación  del  hollín  exige  una  rociadura  previa  y  abun- 
dante de  las  plantas;  las  otras  substancias  se  proyectan  sin 
tener  que  mojar  las  hojas. 

Crud  amoniacal. — El  crnd  anioniacal  es  un  pro- 
ducto del  gas  del  alumbrado;  resulta  de  la  acción  del  gas 
sobre  una  mezcla  particular  (óxido  de  hierro,  cal  y  sulfato 
de  cal)  que  sirve  para  depurarlo.  Su  composición  es  excesiva- 
mente variable  y  muy  compleja;  se  encuentran  en  él  cianu- . 
ros,  lo  que  hace  al  crud  amoniacal  muy  nocivo  para  los 
vegetales;  es  preciso,  por  lo  tanto,  mezclarlo  con  las  tierras 
por  lo  menos  dos  meses  antes  de  las  siembras.  En  estas  con- 
diciones, el  crud  amoniacal  resulta  un  excelente  insecticida 
contra  las  diversas  larvas  que  viven  en  el  suelo;  sobre  todo 
se  le  utiliza  contra  los  insectos  nocivos  para  las  remolachas: 
larvas  de  zapadores,  blauiula  moteada.  La  dosis  es  de  unos 
1,000  kilogramos  por  hectárea.  El  crud  amoniacal  sufre  mo- 
dificaciones durante  su  estancia  en  el  suelo,  de  suerte  que  al 
cabo  de  cierto  tiempo  deja  de  ser  peligroso  para  las  plantas 
y  constituye  un  excelente  abono;  puede,  por  lo  tanto,  este 
producto  utilizarse  con  dos  objetos,  pero  con  la  condición  de 
aplicarlo  siempre  durante  el  invierno. 

Aparatos  de  aplicación.  — El  reparto  sobre  las  plantas  de 
las  substancias  pulverulentas,  líquidas  o  sólidas,  ha  de  ha- 
cei^e  por  medio  de  aparatos  especiales.  Para  los  polvos, 
podemos  contentarnos  con  unos  sencillos /«^//í5;  no  obstante, 
existen  espolvoreadoras,  instrumentos  que  favorecen  la  rapi- 
dez y  buena  ejecución  del  trabajo.  Mas  para  los  líquidos,  sobre 
todo  para  los  líquidos  emulsionados,  es  necesario  recurrir  a 
unos  aparatos  designados  con  el  nombre  ^<i  pulverizadores, 
los  cuales  se  componen  de  un  depósito,  de  un  cuerpo  de 
bomba  con  depósito  de  aire  y  de  un  pitón  pulverizador  (figu- 
ra 387);  estos  instrumentos  han  de  conservar  las  emulsiones 
en  un  estado  de  homogeneidad  perfecta  y  dar  un  chorro  for- 
mado de  partículas  lo  más  finas  posibles;  el  chorro  pulveri- 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS 


499 


Fití.  385.  —  Pulverizador  Perras. 


Zcado  ha  de  poseer, 
además,  cierta  fuerza 
y  esparcirse  en  abani- 
co de  modo  que  cubra 
una  gran  superñcie. 
Los  pulverizadores  son 
de  diferentes  modelos 
y  pueden  ir  a  la  espalda 
de  un  hombre  o  mon- 
tados sobre  un  mulo  o 
un  caballo.  Para  efec- 
tuar pequeñas  pulveri- 
zaciones, podemos  ser- 
virnos í[q  jeringas. 

o.^  Insecticidas  ga= 
seosos.  —  Los  iiLsecti- 
cidas  empleados  en  es- 
tado gaseoso ,  obran 
generalmente  sobre  la 
parte  respiratoria  y 
matan  los  insectos  por 
asfixia  (sulfuro  de  car- 
bauo,  bencina),  o  pro- 
vocan la  muerte  por 
intoxicación  general 
(ácido  cianhídrico,  ni- 
cotina). 

Sulfuro  de  car- 
bono.—Este  líquido 
es  un  insecticida  muy 
enérgico;  se  le  emplea, 
merced  a  su  gran  vo- 
latilidad ,  contra  las 
larvas  y  los  insectos 
subterráneos,  lo  mismo 
que  para  la  desinfec- 
ción de  las  semillas  y 
de  los  planteles  (véase  páginas  GO,  08,  142,  148,  153,  191, 


.5SG.— Corte  del  inilverizador  Vcrmcrel. 


500 


DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 


215,  304).  Se  introduce  en  el  terreno  a  40  centímetros  de 
profundidad  por  medio  de  estacas  o  punzones  inyectadores 


T 


Tr 


'^^é.A/4-/- 


''  'Á  i 


fig.  387.  —  Tratamiento  de  un  árbol  frutal  por  el  pulverizador. 

(figuras  225  y  388),  generalmente  a  la  dosis  de  20  ó  30  gra- 
mos y  a  razón  de  dos  o  tres  inyecciones  por  metro  cuadrado; 
extraído  el   punzón,   es  preciso   cerrar   inmediatamente  el 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS 


501 


agujero;  para  el  tratamiento  de  las  viñas  ñloxeradas  se  han 
empleado  carretillas  llamadas  sulfurosas  de  riego  superficial. 
El  sulfuro  de  carbono  únicamente  se  puede  emplear  con  éxito 
en  los  terrenos  de  una  dureza  me- 
diana: en  los  terrenos  demasiado 
ligeros  (terrenos  arenosos),  los  va- 
pores de  sulfuro  se  escapan  sin  tener 
tiempo  de  obrar,  y  en  las  tierras 
compactas  o  demasiado  húmedas, 
no  pueden  difundirse  suficientemen- 
te. —  La  solución  de  sulfuro  de  car- 
bono en  el  agua  (pág.  208)  no  es 
de  un  empleo  práctico;  es  necesario 
añadirle  un  jabón.  En  Italia,  J.  Ca- 
toni  ha  preconizado  como  muy  efi- 
caz en  pulverizaciones  contra  la 
cochilis  la  mezcla  siguiente: 


Sulfuro  de  carbono 
Jabón  graso  amarillo 


0'500  kilogr 

9  


Agua 1/(0  litros 

Se  disuelve  primero  el  jabón  en 
agua  caliente,  se  completa  hasta 
100  litros  con  agua  fria,  y  se  vierte 
el  sulfuro  de  carbono  sin  dejar  de 
agitar  la  emulsión.  En  el  momento 
de  la  aplicación,  el  sulfuro  de  car- 
bono debe  estar  íntimamente  mez- 
clado con  el  jabón,  a  fin  de  evitar 
las  quemaduras. 

Se  añade  ventajosamente  el  sul- 
furo de  carbono  a  las  emulsiones  de 
petróleo  o  de  aceite  pesado  (véase 
páginas  321  y  489).  — Para  el  tra- 
tamiento de  las  plantas  en  los  viveros,  se  cubren  éstos  con 
un  toldo  impermeable,  debajo  del  cual  se  colocan  300  gramos 
de  sulfuro  de  carbono  por  metro  cuadrado  de  superficie.  El 
sulfuro  de  carbono  es  particularmente  eficaz  para  destruir 


P'^ig,  38.S. 
Punzón  iDYCctador, 


502  DESTRrTOIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

los  gorgojos  dentl-o  el  arroz  o  ol  trigo;  es  suficiente  un  tra- 
tamiento (lo  veinticuatro  hoi-as  en  una  habitación  cerrada. 
Las  semillas  que  hay  que  desinfectar  pueden  colocarse  en 
barriles  (véase  páginas  148  y  líKI).  El  sulfuro  de  carbono  es 
í'recuentemeute  mal  soportado  por  las  plantas  vivas;  en  las 
patatas  produce  un  efecto  nefasto;  modifica  la  substancia, 
haciendo  imposible  la  cocción;  quema  también  los  brotes 
tiernos,  y  hace  por  tanto  a  los  tubérculos  tan  impropios  para 
la  germinación  como  para  la  consumación. 

El  sulfuro  (le  carbono  puede  servir  también  para  la  des- 
infíicción  de  ciertos  locales,  graneros  o  bodegas  (véase  pá- 
ginas 148  y  153).  Pero  en  todas  las  manipulaciones  de  este 
líquido,  tanto  al  interior  como  al  exterior  de  las  habitacio- 
nes, es  preciso  tomar  precauciones  minuciosas;  los  vapores  de 
sulfuro  de  carbono  son,  en  efecto  muy  ¿n/laniahles.  El  pre- 
cio d(íl  sulfuro  (le  carbono  es  de  cerca  1  franco  el  kilogramo. 

Sulfocarbonato  de  potasa.  —  Dumas  ha  propuesto 
utilizar  este  líquido  (m  lugar  del  sulfuro  de  carbono,  porque 
tiene  sobre  éste  la  ventaja  de  descomponerse  lentamente,  de 
obrar  a  la  vez  por  el  desprendimiento  de  vapores  de  sulfuro 
de  carbono  y  de  hidrógeno  sulfurado,  y  de  proporcionar, 
además,  carbonato  de  potasio  que  sirve  de  abono.  Se  le  ha 
empleado  en  la  lucha  contra  la  filoxera:  se  excava  un  ancho 
hoyo  al  pie  de  cada  cepa,  se  le  llena  de  agua  y  se  vierten 
70  u  80  gramos  de  sulfocarbonato  por  cepa  y  se  rellena  de 
tierra.  Pero  este  tratamiento  es  caro  (vííase  páginas  215,  284, 
358  y  fig.  225). 

Bencina.  -  La  volatilidad  de  la  bencina  permite  el  em- 
pleo de  este  cuerpo  para  la  destrucción  de  los  insectos  (véase 
páginas  142  y  3(j3). 

Acido  sulfuroso.  — Este  gas  se  obtiene  por  la  com- 
bustión del  azufro;  sirve  para  la  destrucción  de  los  insectos 
que  viven  en  los  almacenes,  graneros,  bodegas  y  en  las  ha- 
bitaciones (véase  páginas  147,  442,  453),  a  la  dosis  de  30  a 
50  gramos  por  metro  cúbico  de  aire.  Para  desinfectar  un 
espacio  cerrado  de  .50  metros  cúbicos,  se  queman  en  un  reci- 
piente 1,,500  gramos  de  azufre  juezclado  con  100  gramos  de 
salitre  para  facilitar  la  combustión;  es  preciso  prolongar  todo 


DESTRUrciÓN  POR  AGENTES  QrÍMir.OS  503 

lo  posible  la  acción  do  los  vapores  sulfurosos.  Unos  aparatos 
especiales  (Clayton,  Mnrnt)  hacen  más  poderosa  y  más  rá- 
pida la  acción  deletérea  del  ácido  sulfuroso.  El  cubrir  con 
campanas  las  cepas  se  ha  empleado  para  la  destrucción  de 
las  piralas;  pero  el  ácido  sulfuroso  no  deja  de  tener  sus  in- 
convenientes para  la  voí^etación. 

Acido  cianhídrico.  —  Los  vapores  de  ácido  cianhí- 
drico, eiiy;is  pi'opicdadcs  tóxicas  son  de  las  más  enérgicas,  se 
aplican  en  los  Estados  Unidos  sobre  todo  para  la  destrucción 
de  las  cochinillas  do  los  árboles  frutales.  Este  procedimiento 
es  muy  eficaz;  merece  ser  recomendado  también  para  la  des- 
infección de  los  graneros:  las  investií^aciones  del  señor 
Townseud  han  demostrado  que  las  semillas  secas  pueden 
permanecer  durante  doce  meses  en  una  atmósfera  que  con- 
tenga cierta  cantidad  de  cianhídrico,  sin  que  su  poder  ger- 
minativo haya  desaparecido;  el  consumo  de  estos  guanos 
puede  hacerse  sin  inconveniente,  y  en  el  caso  en  que  estén 
húmedos,  es  necesario  exponerlos  previamente  al  aire  durante 
algunas  horas.— En  California  se  emplean  los  vapores  de 
ácido  cianhídrico  hasta  para  tratar  los  árboles  de  gran  talla: 
a  tal  efecto,  se  envuelve  completamente  el  árbol  con  una  gran 
tela  impermeable,  en  forma  de  tienda  de  campaña  (fig.  1589); 
se  impermealiza  esta  tela  por  medio  de  una  aplicación  de 
aceite  de  linaza  hervido  o  bien  sumergiéndola  dos  veces  du- 
rante quince  minutos  cada  vez  en  una  disolución  caliente  de 
alumbre  al  10  por  100,  y  luego  en  otra  solución  de  jabón  ne- 
gro al  10  por  100.  Antes  de  cerrar  herméticamente  la  tienda, 
se  ata  a  una  de  las  ramas  inferiores  del  árbol  un  puchero  de 
barro  con  agua  y  ácido  sulfúrico  y,  encima,  suspendido  por 
un  bramante  y  una  pequeña  polea,  un  paquete  conteniendo 
sulfuro  de  potasio;  se  ajusta  entonces  la  tienda  sobre  el  tronco 
del  árbol  y  se  ata;  luego  desde  fuera,  por  medio  del  bramante 
y  de  la  polea,  se  hace  bajar  el  paquete  de  cianuro  dentro  del 
ácido  diluido.  Hay  aparatos  especiales  que  permiten  simpli- 
licar  estas  nmnipidaciones  y  producir  el  ácido  cianhídrico  sin 
peligro  para  los  operarios.  Este  procedimiento  se  aplica  en 
gran  escala  por  medio  de  brigadas  de  hombres  experimen- 
tados y  da  excelentes  resultados  contra  las  cochinillas  de  los 


504 


DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 


árboles  frutales.  En  iiu  cuarto  de  hora  se  ha  logrado  el  efecto 
necesario.  Un  equipo  de  cuatro  hombres,  que  dispongan  de 
cuarenta  tiendas,  pueden  tratar  400  árboles  al  día.  Es  preciso 
operar  a  puesta  de  sol  o  con  tiempo  nublado. 

El  ácido  cianhídrico  ha  sido  empleado  con  éxito  en  Ar- 


Fig.  389.  —  Tratamiento  de  los  naranjos  en  los  Estados  Unidos  por  las  fumiga- 
ciones de  ácido  cianhídrico.  Montura  de  la  tienda. 

gelia  y  en  los  alrededores  de  Niza,  contra  las  cochinillas  de 
los  naranjeros. 

Se  emplea  igualmente  ese  tóxico  en  la  práctica  hortícola 
para  desinfectar,  en  locales  cerrados,  las  plantas  destinadas 
al  comercio.  La  mayor  parte  de  las  grandes  casas  americanas 
dedicadas  al  comercio  de  exportación  hortícola,  disponen 
hoy  día  de  un  fiimigatorium  colocado  en  la  proximidad  in- 


DESTRUCCIÓN  POK  AGENTES  QUÍMICOS  505 

mediata  de  los  almacenes  en  que  estáu  depositadas  las  plan- 
tas antes  de  su  expedición. 

Consiste  un  fumigatorio  en  una  construcción  de  madera 
o  de  ladrillo  cerrado  de  la  manera  mcás  herméticamente  po- 
sible; una  obscuridad  completa  debe  existir  en  el  interior, 
pues  para  que  el  gas  cianhídrico  no  sea  nocivo  a  la  vegeta- 
ción, debe  obrar  al  abrigo  de  la  luz.  En  los  Estados  Unidos, 
el  tipo  más  corriente  es  el  de  una  cabana  de  madera  de 
3  metros  de  largo  por  2 '50  metros  de  ancho  y  2 '40  metros 
de  alto,  cuyo  volumen  es  de  18  metros  cúbicos;  cualesquiera 
que  sean  las  dimensiones,  el  volumen  debe  ser  calculado 
fácilmente  y  corresponder  a  una  cifra  redonda  de  metros 
cúbicos,  a  fin  de  facilitar  el  cálculo  de  las  dosis  de  cianuro 
de  potasio  a  emplear.  A  veces,  el  suelo  y  el  techo  están 
formados  de  dos  espesores  de  planchas  bien  planas,  entre  las 
cuales  se  intercala  papel  grueso  alquitranado;  además,  las 
planchas  que  miran  al  interior  están  perfectamente  encajadas 
como  las  piezas  de  un  entarimado  y  el  techo  recubierto  de 
un  papel  alquitranado.  Para  introducir  las  plantas  y  para 
ventilar,  hay  una  puerta  y  una  ventana,  o  dos  puertas  colo- 
cadas en  dos  paredes  opuestas;  las  puertas  igualmente  de 
doble  espesor  como  las  paredes,  y  se  aplican  herméticamente 
contra  un  marco  provisto  de  fieltro;  lo  mismo  al  interior  que 
al  exterior  se  aplica  un  espesa  capa  de  pintura  a  base  de 
albayalde. 

En  los  Estados  Unidos,  refiere  el  profesor  Marchal,  que 
en  las  explotaciones  de  gran  importancia  disponen  frecuente- 
mente de  fumigatorios  de  albañileria  o  de  cemento  recubier- 
tos de  un  techo  con  doble  pendiente  y  teniendo  el  aspecto  de 
casas  o  de  cobertizos  divididos  en  cuatro  piezas,  dos  grandes 
que  se  utilizan  para  fumigar  las  plantas  de  gran  talla  y  dos 
pequeñas  de  las  que  una  se  utiliza  para  fumigar  los  renuevos, 
esquejes  y  plantas  de  pequeño  tamaño,  mientras  la  otra  está 
dispuesta  para  servir  de  almacén  o  laboratorio.  Todas  estas 
piezas  son  independientes  y  aisladas  las  unas  de  las  otras, 
comunicando  cada  una  al  exterior  por  una  puerta;  son  sus- 
ceptibles de  ser  enérgicamente  ventiladas  por  medio  de  ven- 
tanas o  de  ventiladores  en  forma  de  chimenea  colocados  en 

GrÉ^AXix.—E/ifoiuoloffia.  33 


506  DESTRUCCIÓX  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

el  techo  y  provistos  de  uua  válvula.  Algunas  de  estas  cons- 
trucciones son  lo  bastante  espaciosas  para  fumigar  liasta  un 
millón  de  árboles,  pudiendo  incluso  introducirse  carros  ente- 
ros cargados  de  plantas.  Desde  el  punto  de  vista  económico 
y  de  la  mejor  utilización  del  gas  insecticida,  estos  grandes 
fumigatorios  no  son  mejores  que  las  instalaciones  de  media- 
nas dimensiones. 

Cuando  las  plantas  o  los  productos  vegetales  que  deben 
tratarse  son  de  pequeña  talla  y  en  cantidad  restringida,  no 
hay  que  recurrir  a  instalaciones  de  gran  capacidad;  bastan 
simples  cajas,  con  tal  que  puedan  cerrarse  herméticamente. 
Se  construyen  estas  cajas,  como  las  cabanas  antes  mencio- 
nadas, con  piezas  de  madera  ensambladas  mediante  ranuras 
y  de  doble  espesor;  un  papel  grueso  se  interpone  entre  las 
dos  paredes;  la  tapa  se  aplica  sobre  un  fieltro  que  guarnece 
el  borde  superior  de  la  caja  y  puede  ser  sólidamente  mante- 
nida contra  este  fieltro  mediante  travesanos  mantenidos  a 
presión.  En  una  de  las  paredes  de  la  caja  hay  una  abertura 
que  permite  introducir  los  reactivos  en  el  último  momento; 
el  recipiente  que  los  contiene  está  colocado  en  la  caja  debajo 
de  una  tabla  perforada,  sobre  la  cual  se  han  colocado  los  vege- 
tales que  deben  desinfectarse.  Estas  cajas  miden  ordinaria- 
mente 3  metros  de  longitud  por  1  metro  de  ancho  y  1  metro 
de  profundidad,  lo  que  da  un  volumen  de  3  metros  cúbicos. 

El  ácido  cianhídrico  (ácido  prúsico)  es  un  líquido  extre- 
madamente volátil,  que  hierve  a  los  26*^.  Se  prepara  haciendo 
reaccionar  el  ácido  sulfúrico  sobre  el  cianuro  de  potasio,  se 
utiliza  el  llamado  cianuro  del  comercio,  en  tabletas  blancas, 
trituradas;  debe  ser  de  gran  pureza  (08  a  99  por  100).  El 
ácido  sulfúrico  a  OG^'  B.;  debe  estar  exento  de  ácido  nítrico, 
que  podría  causar  quemaduras  a  las  plantas.  Las  proporcio- 
nes siguientes  han  sido  reconocidas  como  las  mejores  des- 
pués de  una  práctica  ya  larga: 

Cianuro  de  potasio  a  98  por  100   ...     1  parte 

Acido  sulfúrico  a  Gtí"  B 1    — 

Agua 3  partes 

También  puede  utilizarse  el  cianuro  de  sodio. 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  507 

Cuando  se  opera  en  una  caja  de  muy  poco  volumen,  de 
1  metro  cúbico  por  ejemplo,  las  cantidades  de  ácido  sulí'úrico 
y  de  agua  deben  aumentarse  para  que  el  cianuro  esté  com- 
pletamente sumergido  y  la  reacción  se  haga  con  más  energía; 
pero  la  proporción  de  los  reactivos  no  debe  ser  nunca  supe- 
rior a  1-2-4. 

Para  producir  el  gas  cianhídrico,  se  vierte  en  un  gran 
barreno  barnizado  o  en  un  gran  recipiente  de  cristal,  primero 
el  agua,  después  el  ácido  sulfúrico;  procediendo  de  la  manera 
inversa,  se  provocarían  proyecciones  de  ácido  sulfúrico;  se 
añade  después  el  cianuro  de  potasio  envuelto  en  una  bolsa  de 
papel  resistente;  si  se  pusiese  el  cianuro  en  el  agua  antes 
de  verter  el  ácido,  se  determinarían  violentas  proyecciones  al 
echar  este  último.  Hay  que  tomar  precauciones  especiales 
para  que  el  cianuro  sea  introducido  en  el  recipiente  con  ácido 
sulfúrico  sin  la  presencia  del  operador,  de  lo  contrario  arries- 
garía éste  el  respirar  vapores  cianhídricos  excesivamente 
peligrosos  para  el  hombre:  para  evitar  todo  peligro,  basta 
con  atar  el  saco  de  cianuro  a  un  largo  cordel  que  pasa  por 
una  polea  fija  en  el  techo  y  sale  al  exterior  atravesando  un 
pequeño  agujero;  en  último  momento,  se  coloca  el  saco  en- 
cima del  recipiente  lleno  de  ácido  diluido  en  agua  y,  cuando 
el  fumigatorio  está  perfectamente  cerrado,  se  afloja  desde 
fuera  el  cordel.  Casi  inmediatamente  se  produce  un  intenso 
borbollón  con  desprendimiento  abundante  de  vapores  blancos 
de  ácido  cianhídrico. 

La  duración  habitual  de  una  fumigación  es  de  cuarenta  a 
cuarenta  y  cinco  minutos;  al  cabo  de  ese  tiempo,  se  abren 
todos  los  orificios  del  local  mediante  cuerdas,  para  evitar  el 
aproximarse  demasiado;  aólo  después  de  media  hora  de  am- 
plia ventilación  se  puede  penetrar  en  el  fumigatorio. 

Los  árboles  frutales  y  forestales  soportan  fuertes  dosis  de 
ácido  cianhidrico,  sobre  toda  durante  el  período  invernal;  se 
emplean  en  este  caso  10  gramos  de  cianuro  por  metro  cúbico 
y  se  dejan  obrar  los  vapores  durante  tres  cuartos  de  hora  e 
incluso  una  hora;  no  hay  que  pasar  de  la  cantidad  de  G  gra- 
mos de  cianuro  con  los  árboles  que  han  sido  injertados  du- 
rante el  año,  con  los  renuevos  y  con  los  rosales.  Durante  el 


508  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS   NOCIVOS 

período  de  vegetación  no  hay  que  pasar  de  la  dosis  de  4  a 

5  gramos  por  metro  cúbico.  Las  plantas  verdes,  tales  como 
las  palmeras,  soportan  sin  inconveniente  una  dosis  de  5  a 

6  gramos  durante  cuarenta  y  cinco  minutos.  Una  fumigación 
de  media  hora  no  es  en  general  bastante  eficaz  para  destruir 
todos  los  insectos;  las  orugas  del  bombix  culopardo  no  son 
destruidas  en  sus  nidos  de  invierno  mediante  una  fumigación 
de  10  gramos  durante  cuarenta  y  cinco  minutos;  ciertas  cochi- 
nillas, como  la  diaspis  de  la  morera,  resisten,  bien  es  verdad, 
en  una  mínima  proporción  (1  por  100),  una  dosis  de  8  a 
10  gramos  obrando  durante  una  hora;  pues  bien,  es  ésta  una 
acción  demasiado  enérgica  para  numerosos  vegetales. 

Aunque  el  ácido  cianhídrico  sea  en  general  mucho  mejor 
soportado  por  las  plantas  en  vegetación  que  todos  los  demás 
gases  que  pueden  utilizarse  como  desinfectantes,  y  que  con 
ese  títuio  debe  ser  considerado  como  un  agente  muy  precioso 
de  protección,  no  constituye  una  panacea.  Las  dosis  de  ese 
tóxico,  que  pueden  ser  aplicadas  sin  perjudicar  a  los  vegetales, 
dejan  a  veces  sobrevivir  algunos  parásitos,  sobre  todo  cuando 
éstos  son  numerosos,  muy  resistentes  o  se  encuentran  en 
plantas  delicadas.  Su  uso  inmoderado  sería  susceptible  de 
acarrear  desengaños,  sea  que  sólo  ejerza  contra  ciertos  insec- 
tos una  acción  destructora  insuficiente,  sea  que  produzca  el 
deterioro  o  la  pérdida  de  plantas  demasiado  sensibles  a  su 
acción.  Sería  de  gran  utilidad  que  se  hiciesen  experiencias 
desde  este  doble  punto  de  vista;  servirían  para  precisar  las 
condiciones  de  aplicación  del  gas  cianhídrico  y  permitirían 
emplear  con  más  conocimiento  de  causa  el  procedimiento  de 
las  fumigaciones. 

En  los  invernaderos  del  Mus^o  de  historia  natural  de 
París  y  del  Jardín  colonial,  el  ácido  cianhídrico  se  ha  mos- 
trado de  una  eficacia  perfecta  contra  diversos  parásitos 
animales. 

Se  ha  recomendado  también  su  empleo  para  la  desinfec- 
ción de  los  graneros:  las  investigaciones  del  señor  Townsend 
han  demostrado  que  los  granos  secos  pueden  permanecer 
hasta  doce  meses  en  una  atmósfera  que  contenga  cierta  can- 
tidad de  ácido  cianhídrico,  sin  que  sea  afectado  su  poder 


DESTRUCCIÓN  POR  AGENTES  QUÍMICOS  509 

germinativo;  la  consumación  de  estos  granos  puede  ha- 
cerse sin  inconveniente;  en  caso  que  estén  humedecidos,  es 
indispensable  exponerlos  previamente  al  aire  durante  algu- 
nas horas. 

Fumigaciones  de  tabaco.  —  Se  recomiendan  con 
frecuencia  contra  los  pulgones  las  fumigaciones  con  zumo  de 
tabaco  en  lugar  de  las  pulverizaciones;  pero  este  procedi- 
miento casi  tan  sólo  es  práctico  en  los  invernáculos;  en  efecto, 
es  mucho  más  sencillo  recurrir  para  los  árboles  al  aire  libre 
o  en  espaldera  a  las  pulverizaciones  con  zumo  de  tabaco,  cuya 
actividad  es  igual.  En  los  invernáculos  podemos  servirnos 
para  producir  el  humo,  ya  de  residuos  de  tabaco  de  las  fábri- 
cas, ya  del  zumo  de  tabaco;  en  el  primer  caso,  se  ha  de  acon- 
sejar, según  indicación  del  señor  Noel,  sumergir  previamente 
el  tabaco  en  una  solución  de  salitre  concentrado  en  frío  y 
dejarlo  secar,  de  manera  que  se  obtenga  una  fácil  combus- 
tión y  un  humo  abundante.  Si  nos  servimos  de  la  solución  de 
nicotina  de  las  fábricas,  basta  con  diluirla  en  cinco  veces 
su  volumen  de  agua  y  proyectarla  sobre  una  plancha  de 
hierro  o  un  ladrillo  calentados  al  rojo  vivo;  puede  también 
poner  al  rojo  una  masa  metálica  e  introducirla  dentro  de  la 
solución.  Estas  fumigaciones,  lo  mismo  que  las  pulveriza- 
ciones, han  de  repetirse  varias  veces. 

Insecticidas  internos 

Contra  los  insectos  que  roen  los  tejidos  de  las  plantas  y 
que  suelen  penetrar  en  ellos  para  alimentarse  (insectos  de 
los  frutos  agusanados),  es  preciso  recurrir  a  substancias 
tóxicas  destinadas  a  ser  absorbidas  por  los  parásitos  junto 
con  sus  alimentos  y  a  obrar  como  veneno  en  el  interior  de  su 
tubo  digestivo. 

Cloruro  de  bario.  —  El  cloruro  de  bario  es  un  exce- 
lente insecticida  interno  de  un  precio  poco  elevado  y  que 
tiene  la  ventaja  de  ser  inñnitamente  menos  peligroso  para 
el  hombre  y  ios  animales  domésticos  que  los  compuestos 
arsenicales  (página  519).  Se  adhiere  mal  a  los  vegetales  y 
ha  de  ser  adicionado  con  harina  o  melaza,  lo  mismo  que  el 


510  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

verde  de  París.  Se  emplea  ordinariamente  en  disolución 
acuosa  al  2  por  100  (véase  páginas  177  y  315);  dosis  más 
fuertes  quemarían  las  hojas  de  las  plantas.  El  cloruro  de 
bario  con  melaza  se  ha  mostrado  muy  eficaz  contra  las  oru- 
gas del  eudemis:  los  experimentos  del  doctor  Feytaud  han 
demostrado  que  se  había  de  emplear  por  cada  barrica  de 
225  litros  de  agua,  3  kilogramos  de  cloruro  de  bario  para 
el  tratamiento  de  primavera  (fuera  de  la  floración)  y  4  kilo- 
gramos para  el  tratamiento  de  verano. 

El  cloruro  de  bario  no  puede  añadirse  a  las  papillas  cú- 
pricas, pues  se  transformaría  en  sulfato  inactivo. 

El  sulfuro  de  bario  merece  también  ser  ensayado  como 
insecticida  interno. 

Nicotina.  —  La  nicotina  obra  como  veneno  interno  (1) 
y  se  emplea  como  tal  (véase  página  261).  Asociada  a  las 
papillas  cúpricas,  se  muestra  tan  eficaz  como  los  compuestos 
arsenicales  contra  las  orugas  de  la  cochílls  y  de  la  eudemis. 
Es  preciso  emplear  úuieamente  el  zumo  de  tabaco  o  nicotina 
titulada,  que  contiene  exactamente  100  gramos  de  nicotina 
por  litro.  Como  papilla  cúprica  se  toma  el  caldo  bórdeles, 
que  contiene  el  2  por  100  de  sulfato  de  cobre.  El  doctor 
Feytaud  aconseja  poner  3  litros  de  nicotina  titulada  en 
225  litros  de  caldo  bórdeles  para  el  tratamiento  de  prima- 
vera, y  4  litros  para  el  tratamiento  de  verano. 


Compuestos  arsenicales 

Historia.  —Los  compuestos  arsenicales  fueron  emplea- 
dos por  primera  vez,  hace  unos  cuarenta  años,  en  los  Estados 
Unidos,  contra  la  dorífora  de  la  patata.  En  1872,  Riley 
aconsejó  el  empleo  del  verde  de  París  contra  la  oruga  del 
algodonero.  Pero  los  primeros  experimentos  metódicos  efec- 
tuados por  un  entomólogo  no  lo  fueron  hasta  1880,  por  el 
profesor  Cook.  Se  titubeó  mucho  en  aplicar  a  los  árboles 
frutales  estos  insecticidas  muy  tóxicos,  hasta  que  los  expe- 


de 


(1)    Se  debe  evitar  dar  a  los  animales  domésticos  los  vegetales  recubiertos 
agua  uicotinada. 


COMPUESTOS  ARSENICALES  511 

rimeutos  precisos  de  Forbes  (1885)  y  de  Goff  (1887)  inspira- 
ron confianza  a  los  arboricultores.  Los  ensayos  oficiales  em- 
prendidos en  1887  por  Alwood  y  Cushman,  en  nombre  de  la 
sección  de  Entomología  del  ministerio  de  Agricultura,  con- 
firmaron el  valor  de  estos  insecticidas  y,  desde  1888,  los 
compuestos  arsenicales  entraron  en  la  práctica  agrícola  para 
la  destrucción  de  los  insectos,  sobre  todo  de  la  pirala  de  las 
manzanas. 

Hoy  día,  el  consumo  del  verde  de  París,  en  los  Estados 
Unidos,  pasa  de  2,500  toneladas  al  año. 

El  Canadá  y  Australia  no  tardaron  en  imitar  resuelta- 
mente a  los  Estados  Unidos.  En  Europa,  Inglaterra  fué  la 
primera  en  emplear  los  tratamientos  arsenicales.  En  Francia, 
aunque  desde  1881  el  señor  H.  Grosjean,  más  tarde  inspec- 
tor general  de  agricultura,  hubo  llamado  la  atención  de  los 
agricultores  sobre  los  procedimientos  empleados  en  los  Esta- 
dos Unidos,  casi  no  se  recurrió  de  momento  a  los  tratamien- 
tos arsenicales,  fuera  de  algunas  ocasiones,  y  aisladamente 
contra  el  silfo  de  la  remolacha,  en  la  crisomela  del  mimbre 
y  algunos  otros  insectos.  Pero  el  ejemplo  de  Argelia  (1896), 
en  donde  la  altisa  de  la  vid  fué  definitivamente  vencida  mer- 
ced a  los  arsenicales,  decidió,  a  los  agricultores  del  Mediodía 
de  Francia  adoptar  estos  insectiiíidas  tan  eficaces,  y  cada 
vez  se  tiende  más  a  servirse  de  ellos  para  desembarazarse 
de  los  insectos  fitófagos  y  chupadores.  En  Italia,  tan^bién 
acaban  de  aplicarse  con  éxito  las  pulverizaciones  arsenicales 
contra  la  mosca  de  la  oliva. 

Modo  de  emplearlo.  — Los  arsenitos  de  cobre,  de  sosa 
y  de  plomo  se  aplican  en  seco  o  en  suspensión  en  el  agua; 
cuando  se  utilizan  en  polvo,  es  preciso  mezclarlos  con  harina 
averiada,  con  cal,  yeso  o  cenizas  vegetales. 

Verde  de  París  o  verde  de  Scheele.— Este  polvo 
verde  se  compone  sobre  todo  de  arsenifo  de  cobre  (1)  Es 
insoluble,  y  es  preciso  emplearlo  en  suspensíóji  en  el  agua; 
por  lo  tanto,  el  pulverizador  ha  de  agitar  constantemente  la 
mezcla  en  el  momento  de  la  aplicación. 

(1)    Puede  substituirse  el  verde  de  Schweinfürth  (acetoavscuitn  de  cobre) 
al  verde  de  París  en  las  fórmulas  indicadas. 


512  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Fórmula  de  Riley : 

Verde  de  París 1  kilogramo 

Harina  o  melaza 1  a  2  kilogramos 

Agua 440  litros 

La  adición  de  la  liarÍDa  o  de  la  melaza  favorece  la  suspen- 
sióu  del  polvo  en  el  agua,  aumenta  la  adherencia  del  insecti- 
cida sobre  las  hojas,  permite  reconocer  los  sitios  tratados  y 
atrae  los  insectos.  Las  cantidades  indicadas  en  la  fórmula 
bastan  para  una  hectárea.  El  tratamiento  debe  efectuarse  en 
tiempo  seco  y  sin  rocío  (véase  páginas  169,  297  y  321). 

Otra  fórmula  (empleada  contra  las  orugas): 

Verde  de  París 1  kilogramo 

Cal  viva ,.  2ao  kilogramos 

Harina  o  melaza 1  kilogramo 

Agua 800  litros 

Se  principia  haciendo  una  pasta  clara  con  el  verde  de 
París  y  un  poco  de  agua;  se  añade  la  cal,  que  neutralizará 
el  ácido  arsenioso  libre,  impidiendo  así  que  se  queme  el  fo- 
llaje. La  adición  de  harina  o  de  melaza  no  es  indispensable, 
con  tal  de  que  se  agite  constantemente  la  mixtura  durante  la 
pulverización.  Se  pasa  a  través  de  un  tamiz  cuidando  de  lavar 
los  residuos  retenidos  encima,  y  se  añade  agua  a  ía  pasta 
para  transformarla  en  papilla. 

El  arseniato  de  cobre  puede  prepararse  tal  como  indica- 
mos en  la  página  297. 

Se  puede  dar  a  la  mixtura  un  valor  a  la  vez  insecticida  y 
honguicida,  reemplazando  el  agua  por  el  caldo  bórdeles,  con 
el  cual  el  verde  de  París  se  mezcla  muy  bien.  En  los  Estados 
Unidos,  el  departamento  de  agricultura  ha  adoptado,  para 
combatir  al  mismo  tiempo  la  pirala  de  las  manzanas  y  el 
moteado  del  mildiu,  la  fórmula  siguiente  del  caldo  bórdeles 
arsenical: 

Sulfato  de  cobre   .    .  4  libras  (1'812  kilogramos) 

Cal  pura 5     —     (2^265  kilogramos) 

Agua 50  galones  (191  litros) 

Verde  de  París     .    .  5  a  6  onzas  (140  a  168  gramos) 

En  el  Canadá  se  utiliza  también  este  caldo  cuproarseni- 


COMPUESTOS  ARSENICALES  513 

cal,  pero  con  una  proporción  más  fuerte  de  arsenito  de  cobre. 
El  verde  de  París  puede  emplearse  en  seco,  pnamente 
pulverizado,  mezclado  con  substancias  pulverizadas,  según 
las  fórmulas  siguientes  (para  1  hectárea);  pero  su  eficacia  es 
menor  que  en  suspensión  en  el  agua: 

a.     Verde  de  París 1  kilogramo 

Yeso  pulverizado  o  arena  lina    .  100  kilogramos 

h.     Verde  de  París 1  kilogramo 

Yeso 50  kilogramos 

Harina 30        — 

c.     Verde  de  París 1  kilogramo 

Harina 67  kilogramos 

Cenizas  vegetales  tamizadas  .    .  33        — 

Se  esparce  por  término  medio  1  kilogramo  de  verde  de  Pa- 
rís por  hectárea,  y  el  esparcimiento  se  efectúa  por  medio  de 
un  fuelle,  con  el  rocío  de  la  mañana  y  con  tiempo  tranquilo. 

Púrpura  de  Londres  (London  piirple). — Este  pro- 
ducto es  un  residuo  de  la  fabricación  de  la  fucsina;  se  com- 
pone esencialmente  de  arsenito  de  cal  y  está  teñido  de  rojo 
por  la  rosanilina.  Su  composición  no  es  uniforme,  siendo  por 
lo  tanto  preferible  el  verde  de  París,  a  pesar  de  su  más  alto 
precio  (8  francos  el  kilogramo).  El  modo  de  emplearlo  en 
seco  es  análogo  al  precedente;  pero  en  suspensión  en  el  agua, 
la  púrpura  de  Londres  tiene  más  actividad  y  hay  que  modi- 
ficar ligeramente  la  fórmula: 

Púrpura  de  Londres 550  gramos 

Harina 1  a  2  kilogramos 

Agua 440  litros 

Arsenito  de  sosa.  —Se  prepara  el  arsenito  do  sosa 
haciendo  reaccionar  una  sal  de  sosa  con  el  ácido  arsenioso, 
polvo  blanco,  que  tiene  el  inconveniente  de  semejarse  a  la  ha- 
rina. Una  de  las  mejores  fórmulas  es  la  de  Gaillot  (pág.  169): 

Acido  arsenioso 100  gramos 

Carbonato  de  sosa  seco 100      — 

Sulfato  de  cobre 1.000      — 

Cal  viva 1.000      — 

Melaza    .    .  ^ 2^000      — 

Agua 100  litros 


514  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Para  preparar  esta  mezcla  se  añaden  sucesivamente,  en 
una  tina  de  madera  que  contenga  85  litros  de  agua:  1.°,  cien 
gramos  de  ácido  arsenioso  y  100  gramos  de  carbonato  de  sosa 
disuelto  en  1  litro  agua  hirviendo;  —2.°,  1  kilogramo  de  sul- 
fato de  cobre  disuelto  en  3  litros  de  agua  hirviendo;  —  o.'^,  le- 
chada de  cal  obtenida  apagando  1  kilogramo  de  cal  viva  en 
10  litros  de  agua;  — 4.^,  2  kilogramos  de  melaza  diluidos 
en  1  litro  de  agua  fría.  Se  agita  constantemente  a  medida 
que  se  efectúa  la  adición  de  estas  soluciones;  se  obtiene 
1  hectolitro  de  una  papilla  azul  verdosa,  que  se  pulveriza  (su 
precio,  O '80  francos). 

Arseniato  de  plomo.  — Esta  sal  de  arsénico  fué  uti- 
lizada primero  en  los  Estados  Unidos,  donde  no  tardó  en 
adquirir  una  gran  importancia  y  a  superar  la  del  verde  de 
París.  A  la  dosis  de  750  gramos  por  100  litros  de  agua  adicio- 
nados de  500  gramos  de  glucosa,  se  ha  mostrado  muy  eficaz 
contra  las  orugas  de  los  árboles  forestales;  este  liquido  ad- 
hiere a  las  hojas  durante  toda  una  estación,  sin  quemarlas 
nunca.  El  arseniato  de  plomo  se  utiliza  igualmente  para  com- 
batir la  pirala  de  las  manzanas  y  otros  diversos  insectos  de 
los  árboles  frutales.  No  constituye  siempre,  por  otra  parte, 
el  insecticida  de  elección;  otras  sales  arsenicales  son  prefe- 
ribles para  luchar  contra  varios  insectos  fitófagos. 

Podemos  procurarnos  el  arseniato  de  plomo  en  el  comer- 
cio bajo  forma  de  pasta  o  de  polvo,  que  basta  con  diluir  en 
agua.  También  podemos  prepararlo  por  doble  descomposi- 
ción entre  dos  sales  solubles;  disolviendo: 

1.*^,  de  200  a  450  gramos  de  arseniato  sódico  en  10  litros 
de  agua. 

2.°,  de  600  a  1,000  gramos  de  acetato  neutro  de  plomo 
en  10  litros  de  agua.  Se  vierte  el  acetato  en  el  arseniato 
agitando  hasta  que  un  papel  impregnado  con  yoduro  potásico 
amarillee  ligeramente.  Se  añade  agua  a  la  papilla  blanca 
obtenida  hasta  completar  1,000  litros. 

A  menudo,  el  arseniato  de  plomo  se  emplea  mezclado  con 
el  caldo  bórdeles;  se  le  prepara  entonces  en  solución  concen- 
trada (de  unos  10  litros)  que  se  añade  al  caldo  cúprico  en  el 
mismo  momento  de  su  empleo.  Se  puede  igualmente  mezclar 


COMPUESTOS  ARSENICALES  515 

con  im  caldo  siilf o  calcico^  como  se  practica  frecuentemente 
en  los  Estados  Unidos;  en  este  último  caso,  la  mezcla  pro- 
duce- rápidamente  un  cambio  en  la  coloración:  una  pequeña 
cantidad  de  arseniato  de  plomo  se  descompone  produciendo 
sulfuro  de  plomo  y  arseniato  de  cal;  estas  modificaciones 
carecen  de  importancia. 

Arseniato  de  cal.  —  Esta  sal  arsenical  es  de  una 
eficacia  casi  igual  a  la  del  arseniato  de  plomo.  Es  más  eco- 
nómico que  este  último  y  da  buenos  resultados,  sobre  todo 
si  se  emplea  mezclado  con  el  caldo  sulfocálcico.  En  los  Esta- 
dos Unidos,  se  le  encuentra  en  el  comercio  en  forma  de 
pasta.  Puede  prepararse  haciendo  disolver  500  gramos  de  ar- 
seniato sódico  anhidro  y  500  gramos  de  cal  viva  por  hecto- 
litro de  agua  (el  arseniato  sódico  debe  contener  como  mínimo 
de  36  a  38  por  100  de  arsénico),  o  siguiendo  la  fórmula  de 
Stewart : 

Arsénico  blanco 900  gramos 

Carbonato  de  sosa 900      — 

Agua •    •    ■     5'600  litros 

Se  hace  hervir  esta  mezcla  en  un  recipiente  de  hierro 
durante  unos  quince  minutos  hasta  disolución  completa;  se 
utiliza  después  esta  solución  para  apagar  1,500  a  1,800  gra- 
mos de  cal  grasa  y  se  añade  bastante  agua  hasta  formar  un 
total  de  8  a  9  litros.  En  el  momento  de  su  empleo,  se  diluye 
este  líquido,  después  de  agitarlo,  a  razón  de  1  litro  por 
200  litros  de  caldo  bórdeles  o  de  caldo  sulfocálcico. 

Arseniato  y  arsenito  de  cinc.  —  Estos  compuestos 
arsenicales  son  utilizados  con  éxito  en  los  Estados  Unidos, 
dando  excelentes  resultados  contra  las  orugas  de  las  noctue- 
llas.  El  arsenito  de  cinc  mezclado  con  el  caldo  bórdeles  da 
excelentes  resultados  en  las  viñas  y  en  los  huertos. 

Arseniato  ferreso.  —  Los  señores  Vermorel  y  Dan- 
tony  preconizan  el  arseniato  ferroso,  que,  siendo  muy  eficaz, 
tiene  la  preciosa  ventaja  de  ser  poco  nocivo  para  el  hombre. 
Lo  obtienen  en  forma  de  papilla  del  modo  siguiente:  1.°,  en 
un  recipiente,  destinado  exclusivamente  a  este  uso,  se  disuel- 
ven 400  gramos  de  sosa  cristalizado  en  10  litros  de  agua; 


516  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

2.*^,  aparte,  se  disuelven  400  gramos  de  sulfato  de  hierro 
cristalizado  en  10  litros  de  agua;  —  3.^,  se  vierte  la  solución 
de  sulfato  de  hierro  en  la  de  arseniato  de  sosa,  agitando 
vivamente  hasta  que  un  papel  blanco  de  ferrocianuro  potásico 
azulee  francamente  en  contacto  con  la  mezcla.  Se  extiende 
luego  hasta  100  litros.  Este  insecticida  sale  a  menos  de  me- 
dio céntimo  por  litro. 

Peligros  de  los  arsenicales.  —  Los  higienistas  se  han 
conmovido  con  el  empleo  de  los  compuestos  arsenicales  en 
los  viñedos,  en  los  huertos  y  en  los  campos.  Consideran 
acertada  o  equivodamente  que  estas  substancias  tóxicas  pue- 
den ser  introducidas  en  nuestro  tubo  digestivo  con  los  frutos 
o  con  las  hojas  de  las  plantas  tratadas,  y  determinar  afeccio- 
nes, cuya- causa  queda  desconocida.  Objetando  este  modo, 
que  pueden  ocurrir  graves  yerros  a  consecuencia  de  la  fácil 
confusión  entre  el  ácido  arsenioso  y  la  harina,  entre  el  arse- 
nito  de  plomo  y  el  yeso;  que  se  favorecen  las  tentativas 
criminales  por  ponerse  en  circulación  grandes  cantidades  de 
productos  arsenicales;  que  los  obreros  encargados  de  mani- 
pular los  arsenitos  están  expuestos  a  la  intoxicación;  que 
puede  haber  envenenamiento  del  ganado  que  pastoree  junto 
a  los  árboles  tratados  con  los  arsenicales,  y,  finalmente,  que 
puede  haber  impregnación  del  suelo  y  contaminación  de  las 
capas  de  agua  subterráneas. 

Los  partidarios  de  los  insecticidas  arsenicales  oponen  a 
estos  recelos  que  nunca  se  han  comprobado  accidentes  graves 
a  consecuencia  de  la  ingestión  de  frutos  procedentes  de  ár- 
boles arsenicados;  los  casos  conocidos  de  intoxicación  no  son 
numerosos  ni  graves.  El  ejemplo  de  los  Estados  Unidos,  en 
donde  se  emplean  corrientemente  los  arsenicales  desde  hace 
veinticinco  años,  basta  para  tranquilizarnos;  si  el  envene- 
namiento por  los  frutos  o  por  el  vino  arseniado  es  posible, 
en  la  práctica  resulta  difícilmente  realizable.  — Las  investi- 
gaciones realizadas  en  uvas  frescas,  han  establecido  que  en 
los  racimos  tratados  antes  de  la  floración  con  el  arseniato  de 
plomo,  no  existía  huella  alguna  de  esta  sal  en  el  momento 
de  la  recolección,  y  que  los  granos  podían  por  lo  tanto  ser 
consumidos  sin  peligro.  Las  uvas  tratadas  algún  tiempo 


co:\rpuESTOS  arsenicales  517 

después  de  la  ñoración,  pueden  retener  todavía  veueuo  eu  la 
época  de  la  vendimia;  podría  por  tanto  ser  peligroso  consu- 
mir los  granos  tratados  tardíamente.  En  cambio,  aunque 
existan  pequeñas  cantidades  de  arseniato  en  la  uva  recién 
vendimiada,  no  por  eso  se  encuentra  arsénico  en  el  vino  que 
proviene  de  esta  uva;  esta  eliminación  del  arseniato  de  plomo 
en  el  curso  de  la  fabricación  del  vino,  es  debida  a  la  absor- 
ción de  esta  sal  por  los  desechos,  las  heces  y  la  solera  del 
vino;  los  análisis  de  Moreau  y  Vinet  han  demostrado  que  los 
orujos  retienen  el  85' 3  por  100  de  la  cantidad  total  de  arse- 
niato de  plomo.  En  resumen,  cuando  las  viñas  han  sido 
tratadas  antes  de  la  floración,  las  cantidades  de  arseniato 
existentes  en  el  momento  de  la  vendimia  son  tan  débiles  que 
la  elin]inación  de  este  producto  durante  las  operaciones  del 
prensado  y  de  la  viniñcación  es  casi  total;  el  análisis  sólo 
descubre  en  los  vinos  proporciones  mínimas  de  arsénico, 
fracciones  de  miligramos,  cuyo  origen  es  por  otra  parte  dis- 
cutible, puesto  que  se  encuentra  en  cantidades  análogas  en 
los  vinos  procedentes  de  viñas  que  no  han  sido  tratadas  nunca 
por  el  arsénico;  la  absorción,  incluso  diaria,  de  tan  débiles 
dosis  no  es  peligrosa  para  la  salud. 

En  cuanto  a  los  árboles  frutales,  no  subsisten  en  sus  frutos 
más  que  cantidades  infinitesimales  de  arsénico;  la  Estación 
experimental  de  Massachusets  (Estados  Unidos)  efectuó  aná- 
lisis de  manzanas  que  habían  sufrido  tres  pulverizaciones  de 
caldo  bórdeles  y  de  verde  de  París,  descubrió  tan  sólo  en  un 
barril  de  manzanas  0'0005  de  onza  de  óxido  de  cobre,  pero 
ningún  indicio  de  arsénico.  Las  investigaciones  hechas  en 
1910  por  Brioux  y  Griffon,  sobre  el  tratamiento  de  las  man- 
zanas y  peras  por  el  arseniato  de  plomo,  han  establecido  que 
en  el  momento  de  la  cosecha,  el  plomo  no  es  demostrable  y  las 
dosis  de  arsénico  son  infinitesimales,  y  que  en  el  momento  de 
la  fabricación  de  la  sidra ,  la  casi  totalidad  del  plomo  y  del 
arsénico  quedan  en  los  desechos.  La  sidra  de  manzanas  y  la 
de  peras  preparadas  con  frutos  sometidos  a  los  tratamientos 
arsenicales  no  pueden,  por  tanto,  perjudicar  a  la  salud.  Igual- 
mente, los  análisis  hechos  en  Italia  y  Francia  han  demostrado 
que  los  aceites  elaborados  con  aceitunas  anteriormente  arse- 


518  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

Diadas  iio  conteiiíaii  indicios  de  arséuico.  Eu  efecto,  los  pro- 
ductos arseuicales  apeiias  se  sostieiieu  en  las  plantas  más  de 
un  mes:  el  viento  y  las  lluvias  lo  arrastran  completamente 
antes  de  llegar  los  frutos  a  la  madurez;  pero  en  los  paises 
secos,  en  donde  faltan  las  lluvias  del  estío,  como  eu  Argelia, 
es  preferible  efectuar  el  tratamiento  antes  de  la  formación  de 
los  frutos. — De  un  modo  general,  no  deben  efectuarse  las 
pulverizaciones  arseuicales  sobre  las  hortalizas,  todo  lo  unís 
se  las  puede  tratar  como  preventivo  antes  de  que  se  haya 
desarrollado  la  parte  comestible  de  las  plantas.  La  patata  y 
la  remolacha  son  una  excepción  y,  en  caso  conveniente,  pue- 
den utilizar  los  tratamientos  arseuicales;  haremos  notar  de 
paso,  que  no  hay  necesidad  de  tratar  estas  plantas  cada  año. 
puesto  que  las  grandes  invasiones  de  insectos  que  las  devastan 
se  repiten  tan  sólo  en  plazos  bastante  largos;  tal  es  el  caso 
de  los  silfos  de  las  remolachas  que  han  desaparecido  del 
norte  de  Francia  desde  18^J7. 

Los  experimentos  de  1880  del  profesor  Cook,  en  las  huer- 
tas del  Estado  de  Michigan,  demostraron  la  inocuidad  para 
los  animales  de  las  hierbas  que  cubren  el  suelo  debajo  de  los 
árboles  tratados  por  medio  de  los  caldos  arseuicales.  Por 
prudencia,  no  obstante,  no  se  dejará  pastar  al  ganado  en  las 
huertas  y  corrales  hasta  algún  tiempo  después  de  la  asper- 
sión de  los  árboles;  además,  no  deben  pulverizarse  nunca  los 
árboles  frutales,  sean  los  que  fueren,  durante  la  floración,  a 
tiu  de  no  envenenar  las  abejas  y  los  insectos  útiles  para  la 
fecundación  cruzada. 

En  los  Estados  Unidos,  los  cultivos  no  han  sufrido  nada 
por  el  acumulo  de  arsénico  en  el  suelo.  En  Argelia,  en  donde 
se  utilizan  los  arseuicales  desde  189G,  nunca  se  han  notado 
inconvenientes  debidos  a  la  presencia  del  arsénico  eu  el  te- 
rreno. El  arsénico  penetra  en  la  tierra  por  arrastre  mecánico 
de  las  aguas  de  lluvia;  introducido  en  estado  soluble,  este 
arséuico  se  transforma  rápidamente  en  el  suelo  eu  compues- 
tos insolubles;  a  00  centímetros  de  profundidad,  no  se  en- 
cuentran más  que  indicios.  Se  ha  comprobado,  además,  que 
los  vegetales  no  absorben  el  arséuico  del  suelo. 

Las  manipulaciones  de  los  productos  arseuicales  por  los 


COMPUESTOS  ARSENICALES  519 

obreros  agricultores  constituyen  ciertamente  para  ellos  un 
serio  peligro.  Por  esto  los  caldos  arsenicales  deberian  ser 
preparados  por  los  fabricantes  o  por  los  expendedores,  y  no 
en  los  campos;  confiando  estos  insecticidas  a  obreros  experi- 
mentados e  imponiéndoles  las  precauciones  que  indicaremos 
más  adelante,  el  empleo  de  los  arsenicales  resulta  sin  ningún 
inconveniente. 

Reglamentación.  —  Entra  las  diversas  sales  de  arsénico 
empleadas,  el  arseniato  de  plomo  había  parecido  desde  luego 
el  más  peligroso  a  los  higienistas  a  causa  de  la  alianza  del 
plomo  y  del  arsénico,  ambos  tóxicos  muy  temibles.  Experien- 
cias realizadas  en  conejos,  han  demostrado  que  este  com- 
puesto es  poco  tóxico  para  estos  animales;  pero  que  el  arse- 
niato de  sosa  y  sobre  todo  el  arsenito  de  sosa  son  de  una  gran 
nocividad.  Es  éste  un  hecho  en  apariencia  paradoxal,  que  se 
explica  muy  probablemente  por  la  solubilidad  más  o  menos 
grande  de  estos  diversos  productos;  los  más  solubles  son  evi- 
dentemente los  más  nocivos.  — Estaba  admitido  que  el  arse- 
niato de  plomo  era  el  compuesto  más  peligroso  a  manejar; 
H.  Fabre  ha  demostrado  que  preparado  en  forma  de  pasta, 
era  por  el  contrario,  el  más  benigno,  y  que  las  soluciones  a 
base  de  arseniato  de  sosa  son  mucho  más  tóxicos  para  los 
obreros  agrícolas  que  los  a  base  de  arseniato  de  plomo.  Por 
otra  parte,  no  se  ha  observado  nunca  accidente  alguno  de 
intoxieación  en  el  sur  de  Francia  ni  en  Argelia,  en  los  obre- 
ros que  preparan  las  papillas  plúmbicas  o  que  practican  las 
pulverizaciones.  En  los  Estados  Unidos,  donde  el  arseniato 
de  plomo  es,  junto  con  el  verde  de  París,  casi  la  única  sal  de 
arsénico  empleada,  tampoco  ha  causado  accidentes.  La  supe- 
rioridad del  arseniato  de  plomo  parece  ser  debida  a  su  insolu- 
bilidad y  a  sus  propiedades  adhesivas;  las  sales  solubles  (ácido 
arsenioso,  arsenitos  y  arseniatos  alcalinos)  deben  desecharse 
a  causa  de  escasa  adherencia  sobre  las  hojas  de  los  vegetales 
o  de  las  quemaduras  que  ocasionan  a  las  plantas,  incluso  en 
soluciones  muy  diluidas.  La  acción  corrosiva  sobre  las  hojas 
es  mucho  menor  con  los  co;npuestos  insolubles;  no  solamente 
el  arseniato  de  plomo  no  quema  el  follaje,  ni  en  grandes  con- 
centraciones, sino  que  además  es  muy  adhesivo  y  mata  per- 


520        DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

fectameiite  los  insectos;  en  lo  que  concierne  a  la  vid  y  a  los 
árboles  frutales,  se  le  considera  superior  a  todas  las  demás 
preparaciones  arsenicales;  en  fin,  su  insolubilidad  le  hace  poco 
peligroso  para  los  agricultores  en  las  condiciones  en  que  éstos 
los  emplean  (pasta  ya  preparada);  reúne,  pues,  todas  las 
condiciones  de  un  buen  insecticida. 

Puede  decirse  que  hoy  día  las  sales  de  arsénico  son  indis- 
pensables para  combatir  victoriosamente  los  parásitos  de 
nuestros  cultivos;  trátese  de  la  pirala  de  las  manzanas  y  de  las 
peras,  de  la  mosca  de  los  olivos,  del  eudemis  y  de  la  cochilis, 
de  la  altisa  de  la  viña,  del  silfo  de  la  remolacha,  de  los  cri- 
somelos  del  mimbre,  etc.  Los  arsenicales  muestran  una  indis- 
cutible superioridad  sobre  los  demás  insecticidas;  no  sólo  son 
eficaces  contra  los  insectos  por  gran  toxicidad,  sino  que  tam- 
bién poseen  la  ventaja  de  encontrarse  en  el  comercio  en  gran 
cantidad  y  a  un  precio  relativamente  poco  elevado.  Así  su 
uso  se  ha  hecho  corriente  en  la  práctica  agrícola,  vitícola  y 
hortícola;  en  1911,  ¡sólo  en  el  departamento  de  Hérault  se 
han  empleado  300,000  kilogramos! 

Sin  embargo,  la  venta  y  el  empleo  de  los  arsenicales  para 
la  destrucción  de  los  insectos  está  prohibida  por  una  antigua 
disposición  gubernamental.  La  imperiosa  necesidad  de  atajar 
el  temible  peligro  que  pesa  constantemente  sobre  nuestros 
cultivos,  ha  obligado  hacer  caso  omiso  de  ello,  esperando  que 
una  reglamentación  nueva,  adaptada  a  las  necesidades  ac- 
tuales, venga  a  reemplazar  esta  disposición  anticuada.  Los 
adversarios  del  empleo  de  los  arsenicales  en  los  cultivos  soli- 
citaban la  prohibición  absoluta  de  estos  productos.  La  cues- 
tión del  peligro  de  los  arsenicales  habría  podido  ser  fácilmente 
juzgada  con  tener  sólo  en  cuenta  la  experiencia  adquirida  en 
los  Estados  Unidos,  donde  el  empleo  intensivo  de  estos  tóxi- 
cos desde  largos  años  no  ha  reportado  más  que  ventajas. 
Prohibir  su  empleo,  especialmente  el  del  arseniato  de  plomo, 
hubiera  sido  muy  perjudicial  a  nuestra  agricultura,  priván- 
dola de  insecticidas  de  primer  orden.  La  ley  del  12  de  julio 
de  1916,  promulgada  en  Francia,  ha  venido  a  completar  las 
disposiciones  anteriores  concerniente  a  las  substancias  vene- 
nosas, precisando  su  modo  de  aplicación  a  la  agricultura  en 


COMPUESTOS  ARSEXICALES  521 

un  reglamento  publicado  el  15  de  septiembre  del  propio  año. 
Desde  esta  fecha,  la  venta  de  los  compuestos  arsenicales 
insolubles  queda  permitida  en  la  vecina  república,  en  vista 
de  su  empleo  como  agente  destructor  de  los  parásitos  nocivos 
a  la  agricultura.  Estos  compuestos  sólo  pueden  ser  expedidos 
y  empleados  para  ese  uso,  mezclados  con  una  substancia  olo- 
rosa y  coloreada  en  verde.  Se  ha  descartado  el  color  rojo  por 
el  parecido  con  el  vino  que  hablan  presentado  los  caldos  arse- 
nicales; el  azul  hubiera  podido  originar  confusiones  con  los 
caldos  cúpricos;  en  ñn^  el  negro  de  anilina  es  de  precio  ele- 
vado, y  el  negro  de  humo  tiene  el  grave  inconveniente  de  no 
mezclarse  y  de  sobrenadar  en  el  agua.  Las  substancias  em- 
pleadas para  desnaturalizar  los  compuestos  arsenicales  son: 
la  piridina,  el  fenol  en  bruto  y  la  nitrobencina;  se  añade  a  una 
de  éstas,  verde  conjugado  en  la  proporción  de  2  gramos  por 
20  de  desnaturalizante,  y  esta  cantidad  debe  mezclarse  per- 
fectamente con  1  kilogramo  del  producto  arsenical  insoluble. 
Los  tratamientos  por  los  arsenicales  en  pulverizaciones  y 
en  rociados  están  expresamente  prohibidos  en  los  cultivos  de 
los  forrajes  y  de  las  hortalizas;  así  como  en  la  encaladura 
de  los  granos  y  en  la  destrucción  de  las  hierbas  de  los  pa- 
seos, de  los  jardines  y  en  las  pistas  de  deportes.  También  están 
prohibidos  en  las  viñas,  huertas  y  otras  plantaciones  en  que 
tienen  lugar  cultivos  intercalados  dejiortalizas.  En  viticul- 
tura, están  autorizados  estos  tratamientos  desde  después  de  la 
vendimia  hasta  la  aparición  del  grano.  En  arboricultura  fru- 
tal, están  sólo  permitidos  en  el  manzano,  el  peral  y  el  ciruelo; 
debe  suspenderse  su  empleo  durante  la  florecencia,  pudiendo 
renovarse  después  de  ésta,  pero  deben  cesar  quince  días  des- 
pués. En  los  olivares  están  autorizados  desde  el  1.^  de  junio 
hasta  el  1.^  de  octubre;  la  remolacha  puede  sufrir  un  trata- 
miento arsenical,  cesando  un  mes  después  del  trasplante.  Los 
mimbrerales,  los  planteles  de  árboles  o  arbustos  que  no  llevan 
frutos  comestibles,  pueden  tratarse  en  cualquier  época. 

Las  preparaciones  arsenicales  destinadas  a  uso  agrícola 
deben  conservarse  en  armarios  o  en  locales  cerrados,  de  los 
que  sólo  los  empleados  (jefes  de  explotación  o  sus  represen- 
tantes) tengan  la  llave.  — Cualquiera  que  sea  el  estado  bajo 

GvÉNAux.—F/ito/iiologici.  34 


522  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

el  cual  se  los  emplea,  no  deben  estas  substancias  ser  maneja- 
das con  las  manos  desnudas.  En  ningún  caso  deben  exten- 
derse en  seco  sobre  las  plantas.  —  Cuando  no  se  utilizan,  los 
recipientes  (cubetas,  cubos,  etc.)  que  contienen  las  prepara- 
ciones arsenicales  deben  estar  siempre  cerrados  mediante  una 
tapa.  Los  utensilios  u  objetos  que  han  servido  para  la  mani- 
pulación o  pulverización  de  estas  preparaciones  se  limpiarán 
lavándolos  con  agua;  no  se  les  deberá  frotar  en  seco.  — Los 
patronos  están  obligados  a  poner  a  la  disposición  del  personal 
encargado  de  las  pulverizaciones,  máscaras  y  todos  los  me- 
dios de  protección  eficaces  de  las  vias  respiratorias.  Deberán 
proporcionarles  vestidos  o  blusas  exclusivas  para  estos  tra- 
bajos, y  que  puedan  ajustarse  al  cuello  y  a  los  puños,  asi 
como  guantes  impermeables;  vestidos  y  guantes  deberán  ser 
lavados  frecuentemente.  Debe  prohibirse  a  los  obreros  el  que 
coman  sin  haberse  quitado  sus  trajes  de  faena  y  sin  haberse 
previamente  lavado  con  jabón  las  manos  y  la  cara;  los  obje- 
tos necesarios  a  este  lavado,  tales  como  recipientes  con  agua, 
palanganas  y  jabón,  deben  encontrarse  a  la  disposición  de  los 
obreros  en  el  mismo  lugar  donde  trabajan;  los  obreros  no 
deben  fumar  durante  el  trabajo  (1).  Los  residuos  de  las  ma- 
nipulaciones de  los  productos  arsenicales,  tales  como  sedi- 
mentos recogidos  en  los  recipientes,  aguas  de  lavado,  deben 
recogerse  escrupulosamente  y  enterrarse  en  el  terreno,  a  fin 
de  evitar  que  los  productos  arsenicales  sean  arrastrados  por 
las  corrientes  de  agua  a  las  fuentes  o  a  los  abrevaderos. — 
Los  instrumentos  fuera  de  uso  deben  ser  cuidadosamente  la- 
vados antes  de  tirarlos.  —  Las  hojas  que  han  sufrido  un  tra- 
tamiento arsenical  no  pueden  utilizarse  para  envolver  o  expe- 
dir ninguna  substancia  alimenticia,  tampoco  deben  utilizarse, 
en  ningún  caso,  para  la  alimentación  del  ganado. 

Tales  son  las  disposiciones  tomadas  en  Francia  para  el 
empleo  de  los  productos  arsenicales.  Ofrecen  garantías 
esenciales  a  la  higiene  pública  y  suprimen  cualquiera  ob- 
jeción seria  contra  la  aplicación  de  estos  insecticidas  a  la 
agricultura. 

(1)    Añadamos  quc^  durante  el  trabajo,  del)eu  los  obreros  hallarse  alejados 
de  la  neblina  formada  por  el  chorro  del  pulverizador. 


AUXILIARES  ANIMALES  Y  VEGETALES  523 

IV.— Lucha  por  los  métodos  culturales 

Modificando  de  mía  manera  juiciosa  las  labores  culturales, 
puede  el  agricultor  evitar  la  excesiva  multiplicación  de  los 
insectos  nocivos  y  hasta  llegar  a  destruirlos.  Ya  hemos  in- 
dicado en  tiempo  oportuno  los  diferentes  métodos  de  cultivo 
que  se  han  de  emplear  con  este  objeto:  alternancia  de  los 
cultivos;— método  de  las  plantas-trampas;— labores  profun- 
das al  final  de  la  estación,  cuyo  efecto  se  completa  con  el 
empleo  de  los  volátiles  para  la  destrucción  de  los  insectos 
que  han  quedado  en  la  superficie  del  suelo; — elección  de  las 
semillas  (pág.  163);— época  de  las  siembras:  merced  a  una 
siembra  tardía,  una  planta  puede  dar  fruto  después  de  desapa- 
recer el  insecto  causante  de  los  perjuicios,  al  paso  que  una 
siembra  precoz  permite  a  otra  planta  encontrarse  más  desa- 
rrollada y  resistir  los  ataques  de  los  parásitos;  —  la  siega 
prematura  o  tardía  (pág.  173),  que  permite  salvar  parte  de 
la  cosecha  o  matar  de  hambre  a  los  insectos;  —  el  empleo 
de  abonos  minerales  que  dan  más  vigor  a  las  plantas  y  actúan 
al  mismo  tiempo  como  insecticidas:  nitrato  de  sosa  y  super- 
fosfatos  de  cal. 

V.  — Destrucción  por  medio  de  auxiliares 
animales  y  vegetales 

Insectos  auxiliares.  —En  su  lucha  contra  los  insec- 
tos nocivos,  encuentra  el  agricultor  preciosos  auxiliares  en 
otros  insectos  que  atacan  a  los  primeros,  ya  para  devorarlos, 
ya  para  asegurar  el  desarrollo  de  su  descendencia  (insectos 
parásitos)^  ambas  clases  de  entomófagos  desempeñan  un  im- 
portante papel  regulador  en  contraposición  de  los  fitófagos: 
en  cantidad  exigua  cuando  estos  últimos  son  poco  numerosos, 
se  multiplican  abundantemente  en  cuanto  encuentran  presas 
abundantes;  esta  pululacióu  de  parásitos  determina  a  su  vez 
el  aniquilamiento  de  los  insectos  nocivos,  aniquilamiento 
seguido  en  breve  plazo  de  la  desaparición  de  los  parásitos, 
incapaces  de  perpetuarse  faltos  de  su  sustento  habitual.  Co- 
medores de  plantas  y  comedores  de  insectos  están  en  estre- 


524  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

cha  depeudeucia  los  unos  de  los  otros;  si  el  equilibrio  se 
rompe  en  favor  de  los  fitófagos,  iutei  vienen  los  entomófagos 
de  una  manera  casi  automática  y  limitan,  por  el  juego  solo 
de  las  fuerzas  naturales,  la  extensión  nefasta  de  los  insectos 
nocivos,  sin  que,  no  obstante,  los  hagan  desaparecer  com- 
pletamente, puesto  que  una  vez  cumplido  su  cometido,  su- 
cumben casi  en  totalidad. 

El  agricultor  debe  amparar  a  tan  preciosos  auxiliares 
y  protegerlos  contra  todas  las  causas  de  dCvStrucción.  Puede 
hacer  más,  puede  criarlos. y  propagarlos.  La  utilización  me- 
tódica de  los  preciosos  auxiliares  fué  intentada  por  vez  pri- 
mera en  los  Estados  Unidos,  en  1888,  con  un  éxito  muy 
notorio;  una  pequeña  coccinela  australiana,  el  Novius  éardina- 
lis,  fué  diseminada  por  la  California  y  libró  las  plantaciones 
de  naranjos  de  una  peligrosa  cochinilla  (véase  pág.  257). 
Este  ejemplo  no  ha  sido  el  único:  En  las  islas  Hawai  se  han 
conseguido  librarse  de  ciertos  insectos  de  la  caña  de  azúcar 
mediante  la  importación  de  sus  parásitos.  En  Italia,  el  pro- 
fesor Berlese  ha  conseguido  preservar  el  cultivo  de  la  mo- 
rera del  Diasjjis  pentágona  con  la  ayuda  de  un  himenóptero 
parásito  de  esta  cochinilla.  El  método  se  extiende  cada  dia 
más  en  los  Estados  Unidos;  el  estado  de  Massachusetts  no 
ha  vacilado  en  consagrar  cada  año,  desde  1906  a  1909,  una 
suma  de  10,000  libras  esterlinas  a  la  importación  de  los 
parásitos  del  bombyx  zigzag  y  culopardo;  varios  estados 
europeos  y  el  Japón  proveyeron  de  nidos  de  Bomhyx  chrij- 
sorrhé  en  cantidades  enormes,  asi  como  millares  de  hue- 
vos, de  orugas  y  de  crisálidas  del  Lymantria  dispar;  las 
expediciones,  centralizadas  en  Boston,  llegaron  finalmente 
al  laboratorio  de  Saugus,  consagrado  a  la  cría  de  los  pará- 
sitos, a  su  determinación,  a  la  apreciación  de  su  valor  3^  a  la 
aclimatación  de  las  buenas  especies;  la  acción  bienhechora 
de  varios  parásitos  asi  seleccionados  se  ha  dejado  sentir  en 
muchos  bosques. 

Vegetales  parásitos.— Hemos  señalado,  en  el  curso 
de  esta  obra .  cierto  número  de  vegetales  parásitos  suscep- 
tibles-de  acarrear  la  muerte  de  diferentes  insectos.  Los  más 
notables  de  los  hongos  entomófagos,  son:  Botritis  texella, 


AUXILIARES  ANIMALES  Y  VEGETALES  525 

parásito  del  gusano  blanco  (pág.  144);  el  Isaria  destructor, 
parásito  de  im  gorgojo  muy  perjudicial  a  la  remolacha  en 
Rusia;  el  Cleonus  pmictiventris;  úljxvn^immi  acridiorum, 
parásito  de  los  saltamontes;  el  Sporotrichum  globuliferum, 
parásito  del  Blissus  leucopterus  (insecto  nocivo  al  trigo  en 
los  Estados  Unidos)  y  de  los  altises  (en  Argelia  y  en  el 
Mediodía  de  Francia);  el  Isaria  farinosa,  parásito  de  la 
cochilis;  el  Empusa  aulic.e,  parásito  de  la  concha  mártir. 
Estos  hongos  parásitos  han  sido  cultivados,  y  se  ha  procu- 
rado propagarlos,  bajo  formas  diferentes,  ensayando  crear 
epidemias  artificiales  en  los  insectos  nocivos;  las  investiga- 
ciones hechas  en  este  sentido  hasta  la  fecha  han  fraca- 
sado (pág.  144  y  298).  La  acción  de  estos  hongos  resta 
siempre  muy  localizada,  pues  depende  casi  exclusivamente 
de  la  humedad  y  de  la  temperatura. 

Microbios  parásitos.— Los  microbios  son  también 
capaces  de  causar  a  los  insectos  enfermedades  mortales.  El 
doctor  d'Herelle  ha  conseguido  luoliar  eficazmente  contra  los 
saltamontes  con  ayuda  de  un  cocobacilo,  el  Coccohacillus 
Acridiorum  (pág.  129);  un  caldo  de  cultivo  de  este  bacilo, 
pulverizado  en  las  hierbas  que  comen  los  saltamontes,  conta- 
mina estos  insectos  y  los  mata  rápidamente.  Las  experien- 
cias hechas  en  Argentina,  en  Méjico  y  en  Marruecos  son  muy 
alentadoras.  Pero  para  que  este  medio  de  lucha  sea  eficaz, 
hay  que  disponer  de  un  cocobacilo  suficientemente  exaltado, 
de  una  virulencia  bastante  grande  para  realizar  la  contami- 
nación de  los  insectos  sanos  por  los  insectos  enfermos,  creando 
epizotias  muy  contagiosas.  M.  d'Herelle,  habiendo  compro- 
bado que  el  virus  se  conserva  durante  muchos  meses,  sin  per- 
der su  fuerza  en  los  cadáveres  de  los  saltamontes  muertos  de 
esta  enfermedad,  recomienda  servirse,  para  establecer  los  pri- 
meros contagios,  no  de  los  cultivos  de  cocobacilo,  sino  de  cadá- 
veres disecados  de  saltamontes  muertos  de  esta  enfermedad. 
Incluso  en  estas  condiciones,  la  marcha  de  las  epizotias,  aun- 
que a  veces  muy  mortíferas,  está  lejos  de  ser  fulminante. 

Señalemos  también  el  Coccohacillus  cajee,  aislado  por 
Picard  y  Blanc,  que  produce  una  enfermedad  mortal  para  las 
orugas  de  la  concha  mártir,  del  bombyx  culopardo,  etc. 


526  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS   NOCIVOS 

Protección  de  los  cultivos  contra 
los  parásitos 

La  dirección  de  los  servicios  sanitarios  y  científicos  del 
Ministerio  de  Agricultura,  asegura,  en  Francia,  la  organiza- 
ción metódica  de  la  lucha  contra  los  enemigos  de  los  culti- 
vos; desde  hace  algunos  años  ha  creado  una  Sección  de  Epi- 
ñtias,  es  decir,  de  enfermedades  parasitarias  de  las  plantas. 

En  primer  lugar,  fué  instituido,  por  el  decreto  del  U>  de 
febrero  de  1912,  un  comité  consultativo  de  epifitias;  este 
comité,  al  cual  los  sabios  más  competentes  aportaron  su 
concurso  desinteresado,  está  encargado  de  estudiar  las  cues- 
tiones relativas  a  los  insectos,  criptógamas  y  otros  parásitos 
perjudiciales  a  la  agricultura  y,  muy  especialmente,  los  pro- 
cedimientos que  deben  emplearse  y  las  medidas  que  deben 
tomarse  para  prevenir  y  combatir  los  epifitias.  El  comité  da 
su  opinión  acerca  de  la  oportunidad ,  de  las  medidas  propues- 
tas por  los  prefectos,  para  combatir  los  parásitos  que  pueden 
aparecer  en  su  departamento,  y  contra  los  cuales  importa 
tomar  rápidamente  medidas  temporales.  La  ley  de  21  de  junio 
de  1898  permite,  en  efecto,  al  ministro  de  Agricultura  de 
ordenar  a  los  prefectos  que  tomen  disposiciones  permanentes 
o  temporales  para  detener  o  prevenir  los  daños  causados  a  la 
agricultura  por  los  insectos,  las  criptógamas  u  otros  vege^ 
tales  nocivos,  siempre  que  el  peligro  adquiera  un  carácter 
invasor  o  calamitoso  (art.  7(3  a  80).  Esta  misma  ley  permite 
al  ministro  de  Agricultura  decretar  la  prohibición  de  la  en- 
trada en  Francia  de  vegetales,  ñores,  hojas,  tierras,  abonos 
artificiales  y  objetos  cualesquiera  susceptibles  de  servir  para 
la  introducción  de  animales,  de  larvas,  de  plantas  ó  de  crip- 
tógamas reconocidas  como  peligrosas  (art.  81),  y  también 
tomar  medidas  con  objeto  de  reglamentar  las  condiciones 
bajo  las  cuales  pueden  entrar  y  circular  por  Francia  los  vege- 
tales, ñores,  hojas,  tierras,  abonos  artificiales  y  demás  obje- 
tos sospechosos  de  contaminación  procedentes  de  países 
extranjeros  o  de  partes  del  territorio  francés  ya  invadidas 
y  a  las  cuales  no  se  aplican  los  decretos  de  interdicción  (ar- 
tículo 82). 


PROTECCIÓN  DE  LOS  CULTIVOS  CONTRA  LOS  PARÁSITOS         527 

En  virtud  de  estas  disposiciones  legislativas,  el  comité  de 
epifitias  ha  establecido  nn  modelo  de  reglamento  contra  los 
enemigos  permanentes  de  nuestros  cultivos,  aplicable  a  todos 
los  departamentos.  Este  reglamento  establece  las  principales 
medidas  sanitarias  indispensables  para  combatir  y  prevenir 
de  una  manera  constante  la  difusión  de  los  parásitos  más 
dañinos  a  nuestra  agricultura.  Examina  el  conjunto  de  medi- 
das permanentes  referentes  al  desorugamieuto  (bombyx, 
culopardo  y  otras  mariposas  nocivas),  la  destrucción  de  los 
saltones,  el  escardado,  la  destrucción  del  muérdago,  la  cus- 
cuta y  el  agracejo.  Establece  también  los  términos  concer- 
nientes a  la  lucha  contra  diversos  insectos  y  animales  noci- 
vos. Para  proteger  nuestro  país  contra  el  Diaspis  pentágona, 
cochinilla  muy  nociva  a  las  moreras  en  Italia,  el  decreto 
del  12  de  octubre  de  1913  ha  prohibido  la  importación  y  el 
tránsito  de  todos  los  vegetales  en  estado  leñoso,  así  como 
sus  restos  frescos  de  origen  o  procedencia  italianas;  con  todo, 
autoriza  este  decreto  la  importación  de  flores  frescas,  de  flo- 
res destinadas  a  la  perfumería,  y  de  ciertos  vegetales,  en 
épocas  fijas  y  bajo  condiciones  determinadas,  entre  las 
que  se  cuenta  una  inspección  en  la  aduana  de  Vintimille 
por  dos  naturalistas  designados  por  el  ministro  de  Agricultu- 
ra; en  conformidad  con  este  decreto,  se  ha  establecido  un 
servicio  de  inspección  en  la  aduana  de  Vintimille  (frontera 
italiana)  y,  desde  el  1.°  de  mayo  al  l.*^  de  noviembre,  se 
admiten  en  Francia  los  envíos  de  flores  frescas  y  diversas 
plantas  procedentes  de  Italia  que  van  acompañadas  de  un 
certificado  fitopático  especial. 

A  fin  de  permitir  al  comité  de  epifitias  dictaminar  con 
conocimiento  de  causa  sobre  los  múltiples  y  delicados  pro- 
blemas que  le  son  sometidos,  era  necesario  proporcionarle  los 
medios  de  proseguir  los  estudios  y  las  investigaciones  indis- 
pensables. Con  este  objeto,  en  1915  fueron  agrupadas  las 
Estaciones  de  Estudios  de  que  dispone  el  Ministerio  de  Agri- 
cultura, es  decir,  la  estación  entomológica  de  París,  las  esta- 
ciones entomológicas  temporales  de  Chálons,  Beauue,  Mont- 
pellier,  Burdeos  y  Blois,  las  estaciones  de  patología  vegetal 
de  París,  Cadillac  y  Autibes,  la  estación  de  ensayo  de  siem- 


528  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

bras,  la  estación  de  investigaciones  vitícolas,  el  laboratorio 
de  fermentaciones  j  las  dos  estaciones  de  sericultura  de 
Draguignau  y  de  Alais. 

Al  propio  tiempo,  se  organizaba  la  Inspección  fltopato- 
lógica  de  la  producción  agrícola.  Se  había  hecho  ésta  nece- 
saria por  las  exigencias  de  varios  países  extranjeros,  que  dis- 
ponen contra  los  parásitos  de  los  cultivos  de  medidas  legisla- 
tivas análogas  a  las  nuestras.  Los  Estados  Unidos,  España, 
Egipto,  los  Estados  sudafricanos,  Australia  y  la  República 
Argentina  prohiben,  desde  hace  varios  años,  la  entrada  en  su 
territorio  a  las  plantas  vivas  y  a  los  diversos  productos  agrí- 
colas de  origen  vegetal,  a  menos  que  vayan  provistos  los  en- 
víos de  un  certificado  librado  por  las  autoridades  del  país  de 
origen,  declarando  estar  exentos  de  enfermedad  parasitaria 
susceptible  de  propagarse.  Los  productos  procedentes  de  los 
viveros  que  se  exportan  en  notable  cantidad  a  los  Estados 
Unidos  requieren  particularmente  el  refrendado;  por  eso,  para 
permitir  a  nuestros  horticultores  la  exportación  de  sus  pro- 
ductos, el  ministro  de  Agricultura  organizó  un  servicio  de 
inspección  de  la  producción  hortícola  (decretos  del  1.^  de 
mayo  de  1911  y  del  16  de  enero  de  1013)  encargado  de  librar 
a  los  exportadores  franceses  de  las  producciones  hortícolas 
certificados  que  diesen  a  los  países  "importadores  todas  las 
garantías  apetecibles.  La  ley  americana  del  20  de  agosto 
de  1912,  conocida  con  el  nombre  de  «PlantQuarantine  Act», 
obliga,  por  otra  parte,  a  todos  los  expendedores  a  los  Estados 
Unidos  a  hacerse  inscribir  en  el  servicio  fitopatológico.  Este 
servicio,  que  fué  al  principio  solamente  hortícola,  ha  sido 
extendido  a  toda  la  producción  agrícola  por  el  decreto 
del  5  de  febrero  de  1915. 

Los  gastos  necesarios  para  el  control  técnico  de  los  pro- 
ductos agrícolas  y  para  el  libramiento  de  certificados  van 
á  cargo  de  los  horticultores  proporcionalmente  al  valor  de 
sus  exportaciones;  el  Estado  atiende  desde  luego  a  todos  los 
gastos,  después,  al  fin  de  cada  ejercicio  económico,  recobra  las 
sumas  debidas  por  los  exportadores  controlados.— El  servi- 
cio de  inspección  fitopatológica  se  compone:  de  un  inspector 
principal,  jefe  del  servicio, — de  un  inspector  subjefe, — de 


PROTECCIÓN  DE  LOS  CULTIVOS  CONTRA  LOS  PARÁSITOS    529 

inspectores  encargados  de  visitar  los  establecimientos  de 
los  «productos  de  viveros»  o  de  los  productos  agrícolas  de 
origen  vegetal,  de  comprobar  si  los  cultivos  y  los  productos 
que  de  ellos  provienen  están  indemnes  de  parásitos  peligrosos 
y  de  librar,  si  hay  lugar,  los  certificados  de  inspección  fito- 
patológica,— de  inspectores  adjuntos  encargados  de  suplir  los 
inspectores,— de  contrólenrs,  encargados  más  especialmente 
de  la  inspección  de  las  expediciones  de  los  «productos  de  los 
viveros»,  desde  el  punto  de  vista  sanitario  (1). 

Los  certificados  que  acompañan  las  expediciones  deben 
establecer,  de  una  manera  absoluta,  que  los  lugares  (viveros, 
huertos^  etc.)  donde  son  cultivados  los  vegetales  exportados 
no  están  infectados  por  insectos  nocivos  ni  por  enfermedades 
criptogámicas  peligrosas  susceptibles  de  propapagarse  en  las 
plantaciones.  Así,  en  lo  que  concierne  a  los  productos  hortí- 
colas, se  exige  que  los  cultivos  y  las  expediciones  reúnan 
ciertas  condiciones  desde  el  punto  de  vista  del  buen  estado 
sanitario. 

Los  inspectores  de  servicio  fitopatológico  deben  asegurar 
la  exacta  observación,  por  los  exportadores  controlados,  de 
prescripciones  ministeriales.  Además,  deben  aconsejarles 
e  informarles;  indicándoles,  si  es  preciso,  los  medios  de  lucha 
reconocidos  como  eficaces  o  susceptibles  de  ser  aplicados, 
facilitarles  las  informaciones  necesarias  referentes  a  las  legis- 
laciones especiales  de  los  diversos  Estados  a  que  son  dirigi- 
das las  expediciones.  Por  otra  parte,  estos  inspectores  deben 
informarse  de  todo  lo  concerniente  a  las  enfermedades  de  las 
plantas  en  su  radio  de  acción,  para  proceder  a  las  investiga- 
ciones que  su  libre  exceso  a  los  cultivos  les  facilita  para 
seguir  la  evolución  de  las  enfermedades  y  la  eficacia  de  los 
procedimientos  de  tratamiento.  Deben  utilizar,  para  estar 
perfectamente  al  corriente  del  estado  sanitario  de  los  culti- 
vos, el  concurso  de  los  corresponsales  que  el  servicio  de  epi- 

(1)  La  investigación  y  el  examen  de  las  diversas  enfermedades  de  los  vege- 
tales ha  requerido  la  creación,  en  el  servicio,  de  dos  secciones,  encargada  la 
una  de  todo  lo  concerniente  a  la  entomología  y  parasitología  hortícolas,  la  otra 
de  la  criptogamia  y  de  la  microbiología.  El  territorio  francés  ha  sido  dividido 
en  cierto  número  de  circunscripciones  de  inspección,  determinadas  cada  año, 
por  disposición  ministerial. 


530  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

fitias  ha  instituido  (2ó  de  junio  de  1916),  para  ser  advertido 
lo  más  pronto  posible  de  la  presencia  de  parásitos  peligrosos. 

Este  servicio  está  bien  preparado  para  responder  a  las 
exigencias  de  las  diversas  reglamentaciones  extranjeras.  Pero 
por  mucho  que  sea  el  celo  de  los  inspectores  de  un  servicio 
fitopatológico,  sus  certificados  no  pueden  ofrecer  una  garan- 
tía absoluta.  Así  la  inspección  de  los  semilleros  de  origen 
y  de  los  envíos  en  el  punto  de  partida  está  completada  por 
otra  inspección  en  el  punto  de  destino;  los  Estados  Unidos 
someten  a  un  nuevo  examen  las  plantas  importadas  previa- 
mente inspeccionadas  en  Europa. 

Estas  medidas  de  protección  han  sido  llevadas  todavía 
más  lejos,  realizando  la  desinfección  de  los  vegetales  mediante 
gases  dotados  de  un  poder  insecticida  considerable.  Ciertos 
países  exigen  de  los  importadores  un  certificado  ele  fumi- 
gación; casi  siempre  es  la  fumigación  mediante  el  ácido  cian- 
hídrico la  exigida,  y  es  muy  cierto  que  las  plantas  tratadas 
antes  de  su  partida  por  estos  vapores  tóxicos  tienen  pocas 
probabilidades  de  transportar  insectos  vivos.  Sin  embargo, 
aunque  un  certificado  de  fumigación  ofrezca  mayores  garran- 
tías  que  un  certificado  de  inspección,  tampoco  presenta  una 
garantía  absoluta.  Lo  más  a  menudo,  es  a  su  llegada  al  país 
de  destino  que  los  vegetales  son  sometidos  a  la  desinfección; 
aumenta  entonces  las  garantías  de  la  inspección  en  el  punto 
de  partida  y  en  el  de  llegada,  o  bien  reemplaza  a  esta  última. 
Así,  en  Argelia,  la  mayor  parte  de  vegetales  son  sometidos, 
a  su  llegada,  a  la  desinfección  por  el  ácido  cianhídrico;  el 
decreto  del  17  de  abril  de  1914  fijó  que  los  vegetales  en  estado 
leñoso  (excepto  las  cepas  y  los  resinosos),  las  palmeras  con 
o  sin  raíces,  así  como  sus  desechos  frescos  procedentes  del 
extranjero  y  de  determinados  departamentos  franceses,  sólo 
pueden  penetrar  en  Argelia  por  ciertos  puertos  y  ciertos  pun- 
tos de  la  frontera  tunecina;  a  su  llegada  a  estos  puertos 
o  puntos  de  la  frontera,  son  desinfectados  estos  productos  en 
locales  especiales  bajo  la  vigilancia  de  agentes  técnicos  esco- 
gidos por  el  Gobierno  general;  la  operación  se  efectúa  a  expen- 
sas de  los  interesados.  En  Argel,  especialmente,  existe  una 
instalación  destinada  a  la  desinfección  de  vegetales  impor- 


PROTECCIÓN  DE  LOS  CULTIVOS  CONTRA  LOS  PARÁSITOS    531 

tados.  También  eii  Egigto  son  sometidos  los  productos  impor- 
tados a  la  desinfección,  si  no  van  acompañados  de  un  certifi- 
cado de  garantía. 

Esta  desinfección  de  las  plantas  hortícolas ,  en  ocasión  de 
su  exportación  o  de  su  importación,  adquiere  cada  dia  más 
importancia.  Aunque  no  se  puede  tener  en  ella  una  confianza 
absoluta,  en  lo  que  se  refiere  a  la  destrucción  total  de  los 
insectos  parásitos,  completa  al  menos  las  garantías  ofrecidas 
por  la  inspección  a  la  frontera. 

Estas  medidas  están  ampliamente  justificadas,  pues  hay 
pocos  países  que  no  hayan  tenido  que  deplorar  daños  causa- 
dos por  parásitos  importados.  La  filoxera  es  de  procedencia 
americana,  lo  mismo  que  el  pulgón  lanígero  del  manzano;  el 
eudemis  de  la  viña  ha  venido  de  Italia  y  el  Icerya  pnrchasi 
de  Australia,  etc.  En  los  Estados  Unidos  la  cecidomia  des- 
tructiva, introducida  hacia  el  1779,  ha  causado  en  los  cam- 
pos de  trigo  estragos  que  han  tomado  en  ocasiones  las  pro- 
porciones de  un  verdadero  desastre;  el  gorgojo  de  la  alfalfa 
(Phijtonomijs  variahüis),  originario  igualmente  de  Europa, 
causa  en  el  estado  de  Utah  pérdidas  evaluadas  en  varios  mi- 
llones de  dólares  cada  año;  dos  mariposas,  la  esponjosa  y  la 
bombyx  culopardo,  han  cometido  enormes  estragos  en  los 
huertos  y  en  los  bosques  poco  tiempo  después  ^e  su  introduc- 
ción en  los  Estados  Unidos. 

La  lucha  contra  los  enemigos  de  los  cultivos  tiene  de  día 
en  día  mayor  tendencia  a  organizarse  sobre  una  base  inter- 
nacional. Un  Convenio  internacional ,  todavía  no  en  vigor, 
fué  firmado  en  Roma  el  4  de  marzo  de  1914  entre  los  Esta- 
dos siguientes:  Alemania,  Austria  Hungría;  Bélgica,  Chile, 
China,  Costa-Rica,  Dinamarca,  Santo  Domingo,  España, 
Francia,  Argelia,  Marruecos^  Túnez,  Gran  Bretaña,  Irlanda, 
Canadá,  Indias  inglesas,  Grecia,  Guatemala,  Italia,  Japón, 
Luxemburgo,  Monaco,  Holanda,  Rumania,  Rusia,  Servia, 
Suecia,  Suiza,  Turquía.  De  acuerdo  con  las  disposiciones  de 
este  convenio,  los  Estados  contratantes  debían  tomar  las  me- 
didas legislativas  y  administrativas  necesarias  a  fin  de  ejer- 
cer la  vigilancia  eficaz  de  los  viveros,  jardines,  invernaderos 
y  otros  establecimientos  que  libran  al  comercio  plantas  vivas 


532  DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 

(vastagos,  rampollas,  injertos,  cebollas  de  flor  y  ñores  cor- 
tadas), de  inspeccionar  los  envíos  y  librar  los  certiñcados 
ñtopalógicos. 

El  siguiente  cuadro  muestra  el  estado  de  la  reglamenta- 
ción internacional  concerniente  a  la  importación  de  los  pro- 
ductos de  viveros  y  de  los  agrícolas  de  origen  vegetal, 
el  l.Nle  junio  de  1íl)16: 

Productos  que  deben  ir  acompañados 
Países  de  un  certiflcado  fltopatológico 

Argentina Plantas    vivas.  —  Rampollos.  —  Bulbos.  — 

Tubérculos.  —  Raíces.  —  Frutos.  —  Semi- 
llas. (Decretos  del  23  agosto  1902,  29  de 
mayo  1913  y  20  octubre  1913.) 

Australia Plantas  vivas.  —  Semillas.  —  Patatas.  (Pro- 
clamación del  17  marzo  1911.) 

Brasil Plantas  vivas. -—Rampollos.  —  Frutos. —  Tu- 
bérculos.—  Semillas.  (Decreto  del  10  de 
marzo  1915.) 

El  Cabo Plantas  vivas.  (Nurserey  Inspection  and  Qua- 

rantine  Act  n.o  29,  1905.) 

Chile Plantas  vivas  y  productos  agrícolas  de  origen 

vegetal.  (Conferencia  del  10  mayo  1913,  de 
los  Estados  sudamericanos.) 

Egipto.   ......     Plantas   vivas.  —  Rampollos.  —  Bulbos.  — 

Tubérculos.  -  Raíces.  (Ley  del  11  marzo 
1913.)  (El  certificado  puede  dispensar  de 
*  la  fumigación.) 

España Vastagos  de  vid.  (Decreto  22  septiembre  1913.) 

Estados  Unidos  .  .  .  Productos  de  vivero  y  otras  plantas  o  produc- 
tos vegetales,  cuesco  y  semillas  de  árboles 
frutales  o  de  arbustos  de  ornamento.  (Plant 
Quarantine  Act  del  30  agosto  1912.)  La 
importación  de  los  pinos  y  de  los  limoneros 
está  rigurosamente  prohibida. 

Islas  de  San  Mauricio.  Plantas  vivas.  -  Rampollos.  -  Raíces.  -  Tubércu- 
los. (Proclamación  n.°  81  del  9  agosto  1913.) 

Indias  inglesas.   .   .  .     Patatas.  (Notificación  del  19  marzo  1914.) 

Noruega Vastagos  de  groselleros.  (Ordenanza  del  12  fe- 
brero 1914.) 

Nueva  Zelanda.  .  .  .  Plantas  vivas.  (Orden  del  20  febrero  1908.)  La 
importación  de  vastagos  de  viña  está  for- 
malmente prohibida. 

Perú Plantas  vivas  y  productos  agrícolas  de  origen 

vegetal.  (Conferencia  del  10  mayo  1913,  de 
los  Estados  sudamericanos.) 


PROTECCIÓN  DE  LOS  CULTIVOS  CONTRA  LOS  PARÁSITOS        533 

Productos  que  deben  ir  acompañados 
Países  de  un  certificado  fltopatológico 

Estados  sudafricanos.     Patatas.  (Agricultural  Pest  Act,  1911.) 

Uruguay Plantas  vivas  v  partes  de  plantas  vivas.  (  Ley 

del  21  octubre  1911.) 

Argelia Vastagos  de  vid.  (Disposición  del  11  febrero 

y  21  agosto  1914  ) 
Vegetales  en  estado  leñoso,  palmeras  con  raí- 
ces o  sin,  así  como  sus  restos  frescos  pro- 
cedentes de  Alpes  Marítimos,  Var.  Bocas 
del  Ródano,  Gard,  Hérault.  Aude,  Pirineos 
Orientales  y  Córcega.  (Decreto  del  18  abril 
1914. )  El  certificado  dispensa  la  desin- 
fección. 

En  breve  plazo,  existirán  en  todos  los  países  servicios 
fitopatológicos  que  permitirán  asegurar  los  cambios  interna- 
cionales de  los  productos  vegetales.  La  inspección  de  los 
cultivos^  tal  como  es  comprendida  en  Francia,  constituye  al 
propio  tiempo  un  verdadero  servicio  de  informaciones  que 
permite  establecer,  en  un  momento  dado,  la  situación  fitopa- 
tológica  de  la  agricultura  francesa;  las  informaciones  precisas 
que  proporciona  este  servicio,  se  centralizan  en  el  ministerio 
de  Agricultura  y  permiten  tomar,  con  perfecto  conocimiento 
de  causa,  medidas  a  veces  urgentes  concernientes  a  la  pro- 
ducción y  al  comercio  de  materias  agrícolas  de  origen  vege- 
tal; sirven  igualmento  para  estimular  las  investigaciones 
cientí  ticas. 

La  institución  de  un  servicio  de  epifitias  responde,  pues, 
a  una  necesidad  absoluta.  Ofrece  a  nuestra  agricultura  uua 
protección  eñcaz  contra  los  parásitos  de  las  plantas  y  cons- 
tituye una  obra  de  im  grau  interés  práctico  y  científico. 


MIRIÁPODOS 

(Ciempiés) 

Generalidades  zoológicas 

Los  miriápodos  son  artrópodos  terrestres  de  respiración  traqueal. 
Su  cuerpo  está  compuesto  de  un  gran  número  de  segmentos  semejan- 
tes y  no  presenta  región  torácicay  abdominal  separadas:  únicamente 
la  cabera  está  diferenciada  y  está  formada  de  varios  segmentos 
soldados.  Un  solo  par  de  antenas.  Grandísimo  número  de  patas. 
Nunca  alas.  Sexos  siempre  separados.  Metamorfosis  incompletas. 


Fig.  390.  —  Qiiilópodos :  sección  transversal  del  cuerpo ;  anillo  suelto 
visto  de  lado  (esquema). 

El  conjunto  de  la  organización  de  los  miriápodos  les  asemeja  a  los 
insectos,  con  los  cuales  se  les  ha  confundido  largo  tiempo.  —El  tubo 


Fig.  391.  —  Quilognatos:  sección  transversal  del  cuerpo;  anillo  suelto 
visto  de  lado  (esquema). 


digestivo  es  muy  sencillo,  generalmente  rectilíneo  desde  la  boca  hasta 
el  ano.  El  aparato  circulatorio  es  análogo  al  de  los  insectos:  el  cora- 
zón es  un  largo  y  delgado  vaso  dorsal,  dividido  en  un  gran  número 
de  cavidades  y  que  continúa  por  delante  formando  las  arterias.  El 


MIRIAPODOS 


535 


aparato  respiratorio  está  constituido  por  tráqueas  más  o  menos  rudi- 
mentarias. El  aparato  excretor  está  representado  por  tres  pares  de 
tubos  de  Malpighi.  análogos  a  los  de  los 
insectos.  Los  ojos  son  generalmente  sencillos. 

Se  divide  la  clase  de  los  miriápodos  en  dos 
órdenes  principales:  1.'-.  los  Quilópodos,  cuyo 
cuerpo  está  formado  de  segmentos  aplastados, 
cada  uno  de  los  cuales  lleva  lateralmente  un 
solo  par  de  patas  \f[g.  390);  2. o,  los  Quilog- 
71  a f os.  de  cuerpo  cilindrico,  provisto  en  cada 
segmento  de  dos  pares  de  patas  insertadas  a 
lo  largo  de  la  linea  media  ventral  (fig.  391). 

Quilópodos  —Además  de  los  caracteres 
que  acabamos  de  indicar,  los  quilópodos  difie- 
ren de  los  quilognatos  por  su  aparato  masti- 
cador.  Los  quilópodos,  cuyo  tipo  es  la  Bsco- 
hpendra  (fig.  392),  son  ordinariamente  car- 
nivoros;  sus  piezas  bucales,  adaptadas  a  este 
régimen,  comprenden:  un  labro,  un  par  de 
fuertes  mandibulas  y  dos  pares  maxilares;  dos 
patas  maxilares  muy  desarrolladas,  llamadas 
fordjm/as,  que  cubren  el  segundo  par  de 
maxilares;  este  par  de  apéndices  es  caracte- 
ristico  de  los  quilópodos.  Las  glándulas  sa- 
livales tienen  un  gran  desarrollo;  pueden 
transformarse  parcialmente  en  glándulas  de 
ponzoña,  cuyos  canales  desembocan  en  la  pun- 
ta de  los  forcipulos.  que  sirven  entonces  de 
aguijón  ponzoñoso  (escolopendra).  Las  ante- 
nas son  largas  (de  doce  a  veinte  articulos). 
Las  tráqueas  están  anastomosadas.  Los  es- 
tigmas están  situados  a  cada  lado  de  los  ani- 
llos. El  sistema  nervioso  está  formado  por  una 
cadena  ventral  claramente  segmentada  en  gan- 
glios. Los  órganos  genitales  están  situados 
dorsalmente  con  relación  al  tubo  digestivo,  y 
el  orificio  genital,  siempre  único,  se  encuentra 
en  ambos  sexos  en  el  extremo  posterior  del 
cuerpo,  debajo  del  ano. 

Quilognatos.  —  Los  quilognatos  (o  diplo- 
podos).  cuyo  tipo  es  la  /ri/a  (rig.  393).  tienen 
una  alimentación  vegetal  y.  por  consiguiente, 
piezas  masticatorias  simplificadas;  éstas  compi'enden:  un  labro,  un 
par  de  mandibulas  y  un  solo  par  de  maxilares;  el  primer  par  de  patas 
sirve  de  palpos.  Las  antenas  son  cortas  (siete  articulos).  Las  tráqueas 
nunca  están  anastomosadas.  Los  estigmas  están  situados  en  la  cara 
ventral  de  los  anillos.  Unos  orificios  muy  pequeños,  situados  en  cada 


Fig.  'óí)2.  —  Escolopen- 
dra mordedora. 


536 


ESCOLOPENDRAS 


lado  del  dorso  y  llamados  poros  hediondos,  rezuman  un  humor  co- 
rrosivo e  infecto,  segregado  por  las  glándulas  cutáneas.  El  sistema 
nervioso  presenta  una  gran  uniformidad  y  menos  complicación  que 
en  los  quilópodos;  los  ganglios  están  soldados,  confundidos  y  forman 


Fig.  í?93.  —  lula  terrestre. 


un  cordón  continuo.  Los  órganos  genitales  están  situados  ventral- 
mente  respecto  el  tubo  digestivo;  el  orificio  genital  se  encuentra 
en  ambos  sexos  en  la  parte  anterior  del  cuerpo,  entre  el  segundo 
y  el  tercer  segmentos;  hay,  además,  en  el  macho,  un  órgano  de 
copulación. 

ESCOLOPENDRAS 

(Quilópodos) 

Estos  miriápodos  sol  sobre  todo  carnívoros,  y  se  alimen- 
tan principalmeLte  de  pequeños  insectos,  de  arañas,  etc.; 
son,  no  obstante,  susceptibles  de  causar  daño  a  los  cultivos. 

Los  Geófilos  han  sido  indicados  como  perforadores  de 
diversas  raíces  y  tubérculos,  remolachas,  zanahorias  y  pa- 
tatas, por  ejemplo.  El  geófilo  de  largas  antenas  (Oeophihis 
longicoriiis)  alcanza  7  centímetros  de  longitud;  su  cuerpo, 
largo  y  delgado,  está  compuesto  de  anillos  iguales  y  muy 
numerosos,  provistos  cada  uno  de  un  par  de  patas;  su  color 
es  amarillo.  Tiene  la  propiedad  de  ser  fosforescente  y  brillar 
en  la  obscuridad.  Puede  introducirse  accidentalmente  en  las 
fosas  nasales  del  hombre.  — La  picadura  de  la  escolopendra 


lULAS  537 

mordedora  ( Scolopendra  niorsitans)  (fig.  392)  determina 
hinchazón  y  fiebre;  esta  escolopendra  es  mny  comim  en  el 
Mediodía  de  Francia,  y  sobre  todo  en  Pro  venza.  Es  vivípara; 
alcanza  10  centímetros  de  longitud,  está  provista  de  veintiún 
pares  de  patas  y  su  color  es  leonado.  Las  escolopendras  de 
las  colonias  son  mucho  miís  peligrosas.  —  Citaremos  como 
recuerdo  los  Lithobius,  con  anillos  alternativamente  anchos 
y  estrechos,  y  las  Esciitígeras,  con  patas  muy  largas  y 
delgadas. 

lULAS 

(Quilo  guatos) 

Esta  segunda  categoría  de  ciempiés  comprende  animales 
más  nocivos  a  la  agricultura  que  las  escolopendras.  Las  iulas 
y  las  blaniulas  son  muy  comunes,  y  causaa  notables  perjui- 
cios en  los  campos  y  en  los  jardines. 

Las  Mas  tienen  una  cabeza  gruesa  y  separada,  con  nu- 
merosos ojos;  su  cuerpo  es  cilindrico  y  se  arrolla  en  espiral 
cuando  se  toca  o  a  la  menor  apariencia  de  peligro,  quedando 
la  cabeza  en  el  centro.  Viven  lejos  de  la  luz,  en  sitios  obs- 
curos y  húmedos^  debajo  de  las  piedras  y  del  musgo.  Su 
color  varía  desde  el  rojizo  al  negruzco. 

La  iula  terrestre  (Inlns  terrestris)  (fig.  393)  es  de  pe- 
queña talla  (3' 7  centímetros);  tiene  el  cuerpo  finamente 
estriado  al  través  y  un  color  acerado  con  una  doble  raya 
dorsal  leonada;  las  patas,  en  número  de  noventa  pares,  son 
muy  cortas,  lo  mismo  que  las  antenas.  La  iula  devasta  a 
veces  los  campos  de  remolacha:  labra  galerías  en  la  región 
del  cuello,  roe  los  brotes  tiernos  y  acarrea  así  la  muerte  de 
las  raíces.  La  iula  de  las  arenas  (Mas  sabulosas),  algo 
mayor  que  la  precedente  y  de  color  negruzco  con  dos  líneas 
dorsales  ocráceas,  causa  destrozos  de  la  misma  naturaleza. 

La  blaniula  moteada  (Blaiüulus  guttulatus),  conocida 
también  con  el  nombre  de  Ma  de  las  fresas,  es  extiaordi- 
nariamente  delgada  y  tiene  apenas  2  centímetros  de  longitud; 
es  de  un  pardo  pálido,  y  a  cada  lado  del  cuerpo  lleva  unas 
pequeñas  manchas  en  forma  de  coma,  de  un  rojo  vivo.  Este 

GvÉüAVX.—Fiitonioloffia.  35 


538  lULAS 

ciempiés  es  muy  común  y  ataca  distintas  plantas;  muestra 
una  marcada  preferencia  por  los  fresales,  en  donde  se  le 
encuentra  en  gran  número,  se  introduce  en  las  fresas  llega- 
das a  madurez;  ataca  todos  los  frutos  pulposos,  tanto  a  las 
raíces  carnosas  como  a  las  calabazas  y  los  cohombros;  se 
le  suele  encontrar  también  en  los  frutos  caídos  de  los  árboles, 
devasta  los  campos  de  habichuelas,  de  espárragos,  y  puede 
roer  las  cebollas  de  tulipas  y  de  jacintos  en  los  jardines;  a 
veces  ataca  a  las  raices  de  la  vid;  finalmente,  de  un  modo 
general,  destruye  los  planteles  de  toda  clase,  y  particular- 
mente dificulta  la  germinación  de  la  remolacha  y  del  trigo; 
sobre  todo  es  peligrosa  en  las  primaveras  frías  y  húmedas, 
cuando  las  semillas  permanecen  largo  tiempo  en  la  tierra  sin 
poder  germinar. 

Se  buscarán  las  iulas  y  se  destruirán;  la  recolección 
directa  está  perfectamente  indicada;  la  incorporación  de  cal 
al  terreno  es  también  un  remedio  eficaz.  Para  las  blaniulas, 
cuya  pequenez  hace  poco  visibles,  se  facilita  la  recolección 
sirviéndonos  de  cebos -trampas,  por  ejemplo,  frutos  cor- 
tados o  vaciados,  rebanadas  de  remolacha  o  de  patatas, 
debajo  de  las  cuales  se  reúnen;  examinando  estas  trampas 
por  la  madrugada;  las  inyecciones  de  sulfuro  de  carbono 
dan  también  buenos  resultados.  Para  atenuar  la  intensidad 
de  los  daños  en  las  sementeras,  se  recomienda  sumergir 
las  semillas  en  una  disolución  de  ácido  fénico  y  de  sul- 
fato de  magnesia.  Conviene,  además,  hacer  la  siembra  algo 
tardía,  a  fin  de  que  la  germinación  tenga  lugar  lo  más  rápi- 
damente posible. 

Los  Craspedosomas  y  los  Braqnidesmos  atacan  las 
semillas  tiernas  en  el  otoño  y  en  la  primavera;  también 
devoran  los  granos  cuando  están  en  estado  lechoso. 

El  polidesme  aplanado  (Folydesjinis  complanatns)  (figu- 
ra 394)  es  un  ciempiés  perteneciente  al  mismo  orden  de  las 
iulas;  su  cuerpo,*  de  una  longitud  de  2'4  centímetros,  ,se 
compone  de  veinte  anillos  que  presentan  lateralmente  ensan- 
chamientos laminosos,  que  le  dan  la  forma  de  un  sello;  la 
cara  dorsal  es  plana  y  córnea;  su  color  general  es  gris 
apizarrado,  y  tiene  treinta  y  un  pares  de  patas.    El  poli- 


ARÁCNIDOS 
f 


539 


desme  roe  las  raíces  de  las  plantas  jóvenes  (remoladlas, 
zanahorias,  chirivías). 

Los  Estrongilosomas ,  de  color  rojo  obscuro,  atacan  las 
semillas  de  trigo,  de  cebada  y  de  avena. 

El  glomeris  (Glomeris  mavíjinata)  tiene  un  cuerpo  an- 


Fitr.  394.  —  Polidesino  aplanado. 

cho  y  aplanado,   semejante  a  un  cloporte,   y  se   arrolla 
también  en  forma  de  bola  como  este  crustáceo. 

ARÁCNIDOS 

Articulados  de  respiración  aérea,  desprovistos  de  antenas  y  de 
atas,  poseijendo  rn  conjunto  seis  pares  de  apéndices:  dos  pares 
de  apéndices  bucales  ij  cuatro  pares  de  patas  torácicas. 


Generalidades  zoológicas 

En  los  tipos  más  elevados  o  arácnidos  normales,  de  que  única- 
mente nos  ocuparemos  en  este  momento,  el  cuerpo  está  dividido  en 
dos  partes:  céfalotúrax  y  aJ)donien:  la  primera  lleva  todos  los  apén- 
dices: el  abdomen  puede  ser  globuloso  o  bien  dividido  en  anillos  y, 
por  consiguiente,  inarticulado  o  articulado:  lleva  los  estigmas. 

Apéndices.  —  El  primer  par  están  situados  a  cada  lado  de  la 
boca;  son  órganos  de  prensión  (pinzas  didáctiles)  o  bien  órganos 
de  defensa  (garras  o  aguijones):  se  les  da  el  nombre  de  queliceros 
(figura  395).  Generalmente,  se  asimilan  estos  quelíceros  a  las  antenas 
de  los  insectos  o  al  primer  par  de  antenas  de  los  crustáceos,  porque 
todos  estos  órganos  están  inervados  por  los  ganglios  cerebroides; 
pero  la  embriogenia  demuestra  que  los  quelíceros  son,  en  realidad, 
los  primeros  apéndices  del  tórax  y  que  no  pueden  ser  legítimamente 
considerados  como  representantes  de  las  mandíbulas;  además,  tienen 


540 


ARÁCNIDOS 


V 


^v 


^>á 


X 


mucho  más  parecido  con  las  patas  que  con  las  antenas.  El  segundo 
par  de  apéndices  son  patas  inaudilmlas  o  palpos  maxilares:  el 
primer  par  de  patas  dearabnlatorias  con  frecuencia  está  convertido 
en  patas  mandíbulas,  y  entonces  no  quedan  más  que  tres  pares  de 
patas  propiamente  dichas,  como  en  los  insectos. 

El  tubo  di (f estivo  es  recto:   a  un  corto  esófat/o.   al  cual  van 
anexos  las  glándulas  salivales,   sucede  un  aparato  de  succión,  la 
paliza  o  estómago  chupador,  que  emite  lateralmente  los  cier/os  ra- 
diantes en  número  mayor  o  menor,  que  con  frecuencia  penetran  en 
las  patas;    luego  el  tubo  digestivo  se 
estrecha,  y  en   la   base   del   abdomen, 
desemboca  en  el  estómago  propiamente 
dicho  o  ventrículo   quilífico ,   a  donde 
van  a  parar   los   conductos  hepáticos , 
escretores   de   un    hígado    voluminoso. 
Sigue  luego  el  intestino^  que  recibe  los 
tubos  de  Malpighi  (aparato  excretor), 
antes  de  dilatarse  en  un  extenso  recto. 
La  respitación  se  efectúa,  ya  por 
tráqueas,  ya  por  pulmones,  ya  a  la  vez 
por  ambas  clases  de  órganos. 

Las  tráqueas  son  análogas  a  las  de 
los  insectos,  pero  poco  ramificadas.  En 
cuanto  a  los  pulmones,  son  una  especie 
de  bolsas,  cada  una  de  las  cuales  se 
abre  por  un  estigma  en  la  cara  inferior 
del  abdomen,  y  contienen  numerosas  ho- 
jillas  apretadas  unas  sobre  otras  como 
las  hojas  de  un  libro;  la  sangre  penetra 
en  los  sacos  formados  de  esta  suerte,  y  el  aire  circula  entre  las  hojas 
(figura  396)  Aquí  no  existen  vasos  capilares,  de  manera  que  no  son 
comparables  los  pulmones  de  los  arácnidos  con  los  de  los  vertebra- 
dos: más  bien  se  trata  de  tráqueas  aplastadas  y  amontonadas,  de 
tal  suerte  que  el  aire  no  penetra  en  el  interior  del  cuerpo  del  animal 
para  ir  en  busca  de  la  sangre  como  en  la  respiracióu  traqueal  pro- 
piamente dicha,  sino  que,  por  el  contrario,  la  sangre  vese  obligada 
a  ir  en  busca  del  aire  para  efectuar  los  cambios  gaseosos. 

El  aparato  circulatorio  es,  en  efecto,  siempre  más  complexo  en 
los  arácnidos  provistos  solamente  de  pulmones,  a  fin  de  conducir 
la  sangre  a  estos  órganos  respiratorios  tan  limitados.  En  principio, 
se  encuentra  un  corazón  en  forma  de  vaso  dorsal  muy  aiai'gado  con 
orificios  laterales  y  un  sistema  arterial  más  o  menos  desarrollado; 
la  sangre  se  vierte  en  unas  lagunas,  en  donde  se  oxigena  y 
vuelve  al  corazón,  muy  frecuentemente  por  intermedio  de  vasos 
especiales. 

El  sistema  nervioso  está,  en  general,  muy  simplificado;  se  com- 
pone de  dos  ganglios  cerebroides,  seguidos  de  una  cadena  ganglionar 


Fig.  395.  —  Aparato  bucal 
de  ia  Lijcosa  tarentula. 

a.,  quelíceros  con  sus  ga- 
rras eu  b;  c,  mentón;  e,  man- 
díbulas; el.  palpos  maxilares. 


ESCORPIONES  541 

ventral,  casi  siempre  concentrada  en  una  gran  masa  situada  en  el 
cefalotórax. 

Como  órganos  de  los  sentidos,  casi  únicamente  conocemos  los 
ojos,  (jue  son  sencillos  y  «stán  situados  en  la  cara  dorsal  de  la  región 
cefálica,  y  el  tacto,  que  es  muy  delicado. 

Los  sexos  están  separados  y  fácilmente  reconocibles   Los  órfjauoí^ 

laguna 
sanguínea 

sacos 
vaso  palmo-  9  WU/lJMf^  pulmonares 

cardiaco  '     '    "' 


estigma 

Fig.  396.  —  Pii linón  do  arácuitlo  (esquema). 

f/rj/i/a/es  son  sencillos  y  construidos  según  el  mismo  plan  en  los  dos 
sexos;  los  ovarios  y  los  testículos  son  glándulas  dobles,  cuyas  con- 
ductos desembocan  en  la  parte  ventral  del  abdomen.  El  desarrollo 
no  presenta  metamorfosis. 

Los  arácnidos  normales  que  vamos  a  estudiar  desde  el 
punto  de  vista  agrícola  son:  los  Escorjñones  (escorpiónidos), 
los  Segadores  (faláugidos)  y  las  Arañas  (arácnidos).  Los 
otros  dos  órdenes,  los  Acaros  y  los  Lingiiatúlidos^  nos  in- 
teresan desde  el  punto  de  vista  parasitológico. 


ESCORPIONES 

(Escorp  i  ó  n  idos) 

Los  escorpiones  tienen  un  cuerpo  alargado,  en  el-  cual  se  distin- 
guen tres  partes:  un  c('falotóra.\\  formado  de  seis  anillos  y  provisto 
de  otros  tantos  pares  de  apéndices ;  —  un  abdomen  compuesto  de 
siete  anillos  tan  anchos  como  los  anteriores  y  desprovisto  de  apén- 
dices,—  y  \\\\  post abdomen,  vulgarmente  llamado  cola,  formado  por 
seis  anillos  muy  estrechos,  el  último  de  los  cuales  lleva  un  aguijón, 
e  igualmente  desprovistos  de  apéndices.  Los  quilíceros  terminan  qu 
pequeñísimas  pinzas.  Los  palpos  maxilares  terminan  también  en  pin- 
zas, cuyas  grandes  dimensiones  les  asemejan  a  las  de  los  cangrejos; 
son  poderosos  órganos  de  prensión.  El  segundo  anillo  del  abdomen 


542 


ARÁCNIDOS 


lleva  un  par  de  placas  estrechas  provistas  de  dientes  en  su  borde 
posterior  y  qiie  se  llaman  peines:  son  órganos  sensitivos  y  excita- 
dores. Los  cuatro  anillos  siguientes  llevan  cada  uno  un  par  de  es- 
tigmas (orificios  pulmonares).  El  penúltimo  anillo  tiene  el  ano.  El 
último,  terminado  en  un  aguijón  ponzoñoso  incnrvado  y  agudo,  tiene, 
debajo  de  la  punta,  dos  agujeritos  que  corresponden  a  los  conductos 

excretores  de  las  dos  glándulas  pon- 
zoñosas que  contiene.  —  La  respira- 
ción es  exclusivamente  pulmonar,  y 
se  efectúa  en  cuatro  pares  de  pul- 
mones. —  El  aparato  circulatorio  es 
complexo;  el  corazón  dorsal  está 
formado  por  ocho  cavidades  o  ven- 
triculitos  y  da  nacimiento  a  nume- 
rosas arterias  fuertemente  ramifica- 
das. —  El  sistema  nervioso  está  poco 
concentrado;  presenta  una  verdadera 
cadena  ganglionar  abdominal  que 
continúa  por  el  postabdomen.  Exis- 
ten de  seis  a  doce  ojos,  dos  de  ellos 
principales.  —  Los  orificios  genitales 
están  situados  entre  los  peines.  Los 
escorpiones  son  vivíparos. 

Los  escorpiones  son  animales 
nocturnos,  que  se  ocultan  de  día 
debajo  de  las  piedras,  en  los 
agujeros  y  en  los  sitos  obscu- 
ros, penetrando  frecuentemente 
en  las  bodegas  y  en  las  casas. 
Están  esparcidos  por  todos  los 
países  cálidos,  y  únicamente  se 
encuentran  dos  especies  en  el 
Mediodía  de  Francia.  Son  car- 
nívoros y  voraces,  y  ordinariamente  se  alimentan  de  insec- 
tos, de  aranas,  de  mosquitos  y  de  larvas,  que  cogen  con  sus 
grandes  pinzas  y  matan  por  medio  del  pincho,  iucurvando 
la  cola  por  encima  del  dorso.  La  ponzoña  que  emiten  por  su 
aguijón  es  fluida,  transparente  y  acida;  es  un  veneno  del 
sistema  nervioso,  que  determina,  como  el  curare,  una  gran 
irritación  seguida  de  parálisis;  la  picadura  de  los  escorpiones 
es  temible  por  ser  muy  dolorosa:  ocasiona  fiebre,  hinchazón, 
vómitos  y   hasta  accidentes  graves;  pero  los  casos  de  pica- 


Fig.  .397,  —  Escorpióu  europeo. 
c,  céfalotórax;    a,   abdomen; 
pa^  postabdomen ;  pm,  palpo  ma- 
xilar. 


ESCORPIONES 


543 


duras  mortales  uo  se  han  indicado  más  que  en  los  países 
tropicales  y  solamente  en  los  niños;  los  escorpiones  de  Europa 
no  presentan  tanto  peligro.  Se  combaten  los  efectos  de  la 
ponzoña  por  los  medios  usados  en  el  caso  de  las  mordeduras 
de  las  serpientes  (1). 

Escorpión  europeo  (Butliiis  eiu'opceus)  (fig.  o97).  —  El 
escorpión  europeo  o  escorpión  ro- 
jizo es  de  8  a  9  centímetros  de 
longitud;  es  de  color  amarillo  roji- 
zo, con  las  patas  de  un  amarillo 
pálido  y  el  aguijón  negruzco.  Está 
esparcido  a  orillas  del  Mediterrá- 
neo, y  sobre  todo  en  las  cercanías 
de  MoQtpeller;  es  el  más  ponzoñoso 
de  los  escorpiones  indígenas. 

Escorpión  común  (Euscorpiíis 
ft avie  miáis)  (fíg.  398). —El  escor- 
pión común  no  pasa  de  3'5  centí- 
metros; es  de  color  pardo  con  re- 
flejos rojizos;  las  patas  y  el  extremo 
de  la  cola  no  son  tan  obscuros. 
Únicamente  tiene  dos  ojos  laterales.  Este  escorpión  es  en 
Francia  más  frecuente  que  el  escorpión  europeo,  se  le  en- 
cuentra en  todo  el  Mediodía.  Su  picadura,  afortunadamente 
no  ofrece  ningún  peligro. 


Fig.  398.  —  Escorpión  común. 


SEGADORES 

(FaJáiígidos) 

Los  segadores  (faláiígidos  u  opiliónidos)  son  estos  arácnidos  tan 
comunes,  notables  por  sus  largas  patas  delgadísimas,  que  al  mo- 
verse parece  que  siegan,  y  esto  les  da  un  aspecto  raro.  Constituyen 
un  intermediario  entre  los  escorpiones  y  las  arañas.  Como  los  pri- 
meros, tienen  el  abdomen  formado  de  segmentos  bien  visibles  (seis 
anillos);  además,  el  abdomen  es  tan  ancho  como  el  céfalotórax  y 
completamente  soldado  con  él ,  además,  los  quelíceros  terminan  en 


(1)    Vcase  on  la  Encicloi'kdia  a(;tíÍ( 
autor,  página  ."JIS  y  siguiente. 


.A.  la  Znnlogia  nfivicola  del  misino 


544  ARÁCNIDOS 

punta,  igual  que  las  arafias,  sus  patas  maxilares  difieren  de  las  demás 
patas  ambulatorias  y  no  terminan  en  pinzas;  la  forma  general  de  su 
cuerpo,  como  también  la  longitud  de  las  patas,  y  su  género  de  vida, 
les  asemejan  a  las  arañas;  pero  no  hilan  como  éstas  ni  poseen  glán- 
dulas venenosas  en  los  quelíceros.  —  La  respiración  es  únicamente 
traqueal. 

El  segador  (Phalangimn  opilio)  tiene  gran  parecido  con 
una  araña  de  patas  desmesuradamente  largas;  es  de  color 
agrisado,  y  sn  cuerpo  tiene  delgadas  espinas.  Sale  preferen- 
temente de  noche  para  buscar  su  alimento. 

El  Cerastoma  coniatum  es  también  muy  común;  se  le 
suele  encontrar  en  las  grietas  de  los  sauces  en  grupos  de 
diez  o  doce  individuos  entrelazados. 


ARAÑAS 

(Araneidos) 

El  cuerpo  de  las  arañas  presenta  dos  partes  perfectamente  sepa- 
radas: un  céfalotórax  ovalado  o  cordiforme  y  un  abdomen  globuloso, 
unidos  por  un  pedículo  delgado,  y  no  presentando  ningún  rastro 
(le  segwentos.  El  céfalotórax  lleva  todos  los  apéndices.  Los  quelí- 
ceros terminan  en  garras  y  llevan  un  conducto  de  excreción  de  una 
glándula  ponzoñosa  (figuras  395  y  399).  La  boca  está  comprendida 
entre  un  labro  impar  y  un  labio  inferior.  Los  palpos 'maxilares  están 
bien  desarrollados  y  contribuyen  en  su  porción  vasilar  a  la  masti- 
cación; en  la  hembra  parecen  patas  locomotoras  en  pequeño;  en  el 
macho  están  modificados  como  órganos  de  acoplamiento.  Las  patas, 
formadas  de  seis  o  siete  artículos,  generalmente  son  largas  y  ter- 
minan en  garras.  —El  abdomen  presenta  únicamente  estos  orificios: 
en  su  cara  anterior  ventral  el  orificio  genital;  lateralmente,  los 
estigmas ;  en  el  extremo  posterior,  el  ano  y  las  hileras  (orificios  de 
las  glándulas  hiladoras).  —  El  aparato  digestivo  (figura  400)  está 
provisto  de  un  estómago  chupador  bastante  complicado,  que  emite - 
cinco  pares  de  ciegos  laterales  que  penetran  en  las  patas.  —La  res- 
piración se  efectúa  siempre  por  medio  de  pulmones,  comúnmente  en 
número  de  dos;  pero  también  se  suelen  encontrar  tráqueas.— El 
aparato  circulatorio  es  menos  complicado  que  en  los  escorpiones; 
el  corazón  deja  de  estar  dividido  en  cavidades,  y  el  número  de  vasos 
es  menor.  —  El  sistema  nervioso  está  muy  concentrado ;  la  cadena 
ventral  está  representada  por  una  sola  gran  masa  ganglionar.  Los 
ojos,  en  número  de  seis  u  ocho,  están  situados  en  la  cara  superior 
del  céfalotórax.  -  Los   órganos   hiladores   son  unas  glándulas  de 


ARAÑAS 


545 


diversas  formas  situadas  en  el  abdomen,  cuyos  conductos  desem- 
bocan en  la  superficie  de  las  hileras,  pezones  perforados  por  distin- 
tos agujeros  colocados  delante  del  ano;  su  secreción  glutinosa  se 
endurece  rápidamente  al  aire  3^  produce  los  filamentos,  con  los  cuales 
la  araña  teje  su  tela.  —  Comúnmente  hay 
una  gran  diferencia  entre  el  macho  y  la 
hembra;  és.ta  tiene  sobre  todo  su  abdomen 
mucho  más  desarrrollado;  el  macho  se 
sirve  de  .su  palpo  maxilar  para  la  cópula; 
recoge  el  espernia  en  la  vesícula  que  lleva 
este  apéndice  y  lo  introduce  en  el  orificio 
de  la  iiembra  por  medio  de  un  tubo  arro- 
llado en  espiral,  contenido  en  la  vesícula. 
—  Las  hembras  son  ovíparas. 

La.s  arafias  son  carnívoras  y  se 
alimentan  de  peqneños  animales  vi- 
vos: muerden  su  presa  con  los  que- 
líceros  y  la  matan  de  una  manera 
fulminante,  merced  a  su  ponzoña. 
Son  animales  eminentemente  caza- 
dores, que  se  ponen  en  campaña, 
unos  durante  el  día,  otros  al  cre- 
púsculo o  durante  la  noche.  Su  mor- 
dedura es  inofensiva  para  el  hombre, 
por  lo  menos  en  nuestro  clima,  y  hoy  día  es  cierto  que  los  fe- 
nómenos extravagantes  atribuidos  a  la  ponzoña  de  la  tarántula 
(araña  italiana),  son  creaciones  de  la  imaginación  popular. 
Desgraciadamente  subsiste  todavía  una  prevención  contra 
estos  animales,  que  por  el  contrario  deberíamos  considerar 
más  bien  como  útiles;  las  arañas  de  nuestro  país,  teniendo 
reducidas  dimensiones,  tan  sólo  pueden  atacar  los  insectos 
y  animales  de  pequeñísima  talla  y,  por  lo  tanto,  prestan  más 
servicios  que  daños;  por  esto  los  ganaderos  suelen  respetar 
en  los  establos  y  cuadras  las  telarañas,  a  fin  de  que  en  ellas 
se  aprisionen  las  moscas,  que  no  dejarían  en  reposo  los 
caballos. 

Las  arañas  procuran  ocultarse  para  su  seguridad  o  para 
sorprender  a  sus  enemigos;  un  gran  número  de  ellas  fabrican 
telas  y  redes,  por  las  cuales  se  mueven  con  gran  ligereza,  al 
paso  que  la  mayor  parte  de  los  insectos  se  enredan  en  ellas 


Fig.  399.  —Aparato  ponzo- 
ñoso de  la  Lijcosa  ta- 
rentula. 

a,  glándula  venosa;  í, 
conducto  excretor;  rf,  orifi- 
cio del  canal  en  el  extremo 
de  la  garra  c:  e,  canal 
jirotcctor  para  la  garra  on 
reposo. 


546 


ARÁCNIDOS 


y  quedan  aprisionados;  otras  son  vagabundas,  corren  veloz- 
mente, pesiguen  los  insectos  y  los  matan;  otras  se  ocultan  en 
agujeros.  La  arafia,  domesticada  por  Pellisson,  durante  su 
encierro  en  la  Bastilla,  ha  quedado  célebre.  La  industriosa 
habilidad  de  las  araiias  se  manifiesta  sobre  todo  en  la  con- 
fección y  reparación  de  sus  telas,  que 
es  su  principal  trabajo;  proceden  a 
esto,  por  medio  de  los  ganchos  ter- 
minales de  sus  patas,  dispuestos  para 
ello.  Se  ha  procurado  sacar  partido 
de  los  hilos  de  sus  telas,  de  formas 
tan  variadas,  (véase  página  550). 
Estos  hilos  son  noventa  veces  más 
delgados  que  los  del  gusano  de  seda; 
también  se  utilizan  para  retículos  de 
los  instrumentos  de  óptica.  Antes  se 
empleaba  la  telaraña  en  medicina, 
como  febrífugo,  sobre  todo  contra 
las  fiebres  intermitentes.  Es  preciso 
ponerse  en  guardia  contra  la  tela- 
raña, aplicada  sobre  las  heridas  para 
cohibir  las  hemorragias  capilares;  no 
son  asépticas,  pueden  infectar  las  he- 
ridas e  introducir  particularmente  el 
bacilo  del  tétano. 

Los  dos  sexos  no  siempre  viven 
en  buenas  relaciones;  la  hembra,  mu- 
cho más  fuerte  y  generalmente  de 
humor  poco  agradable,  tiende  a  veces 
celadas  al  macho  como  a  cualquier 
otro  animal  y  lo  devora  sin  cumplidos.  El  mismo  apareja- 
miento  no  deja  de  tener  sus  peligros  para  el  macho,  que  por 
otra  parte  no  lo  realiza  sin  una  gran  circunspección.  La  hem- 
bra recoge  sus  huevos  debajo  del  cuerpo,  en  un  capullo  fabri- 
cado con  la  seda;  ella  los  lleva  asi  hasta  que  hayan  nacido 
los  hijos  y  hayan  sufrido  su  primera  muda;  entonces  aban- 
donan esta  especie  de  saco  y  viven  por  su  cuenta. 

Distinguiremos:  las  Arañas  sedentarias,  que  tejen  telas 


Fig.  400.— Aparato  diges- 
tivo de  una  araña. 

(e,  esófago;  ?',  estómago 
provisto  de  ciegos  late- 
rales r'  y  r"  ;  /,  intestino 
medio;  r,  ampolla  rectal; 
M,  terminación  de  los 
conductos  epáticos ;  ee, 
tubos  de  Malpighi;  c,  gan- 
glio esofágico. 


ARANAS 


547 


Fig.  401.  —  Ejieira  diadema  ( hembra). 


y  se  sirven  de  ellas  para  coger  su  presa,— y  las  Ara  fias 
vagabundas,  que  emplean  su  seda  para  tapizar  su  vivieuda 
y  persiguen  los  insectos  a  la  carrera. 

Epeira  diadema  o  cruzada  (Epeira  diadema)  (fig.  401). 

—  La  araña  cruzada  es  lla- 
mada así,  porque  lleva  en 
la  cara  dorsal  de  su  abdo- 
men una  gran  cruz  blanca, 
que  se  destaca  sobre  el  pardo 
rojizo  del  cuerpo.  El  célalo- 
tórax  lleva  ocho  ojos  y  el 
abdomen  seis  hileras.  Es  una 
araña  de  gran  talla,  muy 
común  en  los  jardines  y  en 
los  bosques,  construye  una 
tela  vertical  flotante,  perfec- 
tamente circular  (tela  orbicu- 
lar) en  la  cual  parten  filamen- 
tos radiales  desde  im  punto  central,  que  se  cruzan  con  otros 
filamentos  concéntricos  y  que  pueden  alcanzar  enormes  di- 
mensiones ;  el  insecto  permanece  en  el  centro  de  la  tela  o  en 
un  escondrijo  pró- 
ximo. Estas  gran- 
des telas  son,  sobre 
todo, abundantes  en 
otoño ,  durante  el 
octubre. 

Tegenaria  o  ara- 
ña doméstica  (^TV^^/^- 
naria  doméstica), 
(figuras  402  y  403). 
— La  tegenaria  do- 
méstica es  una  gran 
araña  muy  peluda, 
de  largas  patas,  que  alcanza  cerca  de  2  centímetros  de 
longitud  en  la  hembra  y  11  milímetros  en  el  macho;  su 
color  generalmente  es  amarillo  obscuro;  el  abdomen  lleva 
en  la  cara  dorsal  una  línea  media  de  un  amarillo  pardo  y 


Fig.  4()i.'.  —Al aña  doméstica  (iiembra). 


548 


ARÁCNIDOS 


Fig.  402. —Araña  doméstica 
(macho). 


mauchas  amarillas  a  cada  lado;  tiene  ocho  ojos  iguales, 
dispuestos  en  dos  filas  transversales  iucurvadas.  Esta  es 
la  que  encontramos  tan  frecuentemente  en  las  casas  y  en 
los  establos,  que  teje  en  todas  las  esquinas  de  las  pare- 
des una  tela  irregular,  dispuesta  horizontalmente  y  que  en  el 

rincón  termina  en  una  especie 
de  tubo  dentro  del  cual  la 
araña  se  oculta  al  acecho  de 
su  presa. 

Segestria  o  araña  de  las 
bodegas  ( Segestria  senocu- 
lata)  (figs.  404  y  40G).  — La 
segestria  es  también  una  araña 
muy  común.  Tiene  IG  milíme- 
tros de  longitud,  el  cuerpo  casi 
cilindrico,  las  patas  cortas  y 
fuertes,  no  tiene  más  que  seis 
ojos,  dispuestos  en  exágono; 
su  céfalotórax  es  negro;  su 
abdomen  amarillo  obscuro,  con  una  fila  longitudinal  de  man- 
chas pardas.  Su  tela  está  construida  horizontalmente  como 
la  de  la  tegenaria  y  está  pro- 
vista también  de  una  especie  de 
saco,  largo  y  blanquecino. 

Una  minúscula  araña  del  gé- 
nero Théridion ,  llamada  co- 
múnmente araña  roja,  ataca  las 
plántulas  tiernas  de  zanahoria 
y  destruye  las  sementeras.  Se 
la  aleja  por  medio  de  riegos  frecuentes  y  se  la  destruye  por 
medio  de  aspersiones  de  agua  nicotinada. 

Malmignata  o  latrodecto  (Lñtrodectus  tredecwicjutta- 
tns). — Es  una  araña  de  bastalite  gran  talla,  de  grueso  abdo- 
men globuloso,  de  color  obscuro,  con  manchas  de  color  más 
claro,  que  es  común  en  Córcega  y  en  el  litoral  mediterráneo. 
Se  teme  su  picadura;  pero  se  han  exagerado  mucho  los  peli- 
gros de  su  ponzoña. 

Argironética   acuática  (Argyroneta  aqnatica).  — Esta 


Fig.  404. 


-  Segestria  senoculata 
( hembra). 


ARANAS 


549 


Fig.  404.  —  Segestria  sonociilata  (inaclio). 


araña',  de  talla  mediana,  vive  en  el  agua  de  las  charcas  y  de 
los  pantanos,  en  donde  se  nutre  de  animalitos  acuáticos.  Teje 
dentro  del  agua  una  tela  en  forma  de  campana,  formada  de 
sedas  ttnas  y  apretadas,  completamente  impermeable,  abierta 
por  abajo  y  fijada  a  las  plantas  próximas;  el  insecto  acu- 
mula en  ella  el  aire 
que  va  a  buscar  a  la         ^^^^^;---  v^^'>-^. 
superficie  del    agua, 
que  transporta  en  for- 
ma de  burbujas  rete- 
nidas  por    los   pelos 
de  su  abdomen;  asi, 
puede  vivir  en  segu- 
ridad dentro  de  esta 
suerte  de  campana  de 
los  buzos.  Esta  araña 
puede    también    per- 
manecer durante  largo  tiempo  debajo  del  agua;  su  cuerpo 
presenta  un  aspecto  plateado  debido  a  las  numerosas  burbu- 
jitas  de  aire  sostenidas  por  los  pelos. 

Tomisa  (Thoniisns  diana). — Las  tomisas  son  pequeñas 
arañas,  de  abdomen  ancho  y  aplastado,  que  andan  de  lado 
y  hacia  atrás;  fabrican  una  tela  muy  rudimentaria  o  mejor, 
filamentos  aislados,  que  les  sirven  para  juntar  las  hojas, 
entre  las  cuales  se  cobijan.  Son  estos  largos  filamentos  que 
se  desprenden,  fiotan  por  el  aire,  durante  los  dias  hermosos 
del  verano  y  que  son  conocidos  con  el  nombre  de  cabellos  de 
la  Virgen. 

Cteniza  ó  mígala  peón  (Cteniza  Savagei). — La  cteniza 
es  una  araña  de  talla  media,  de  color  gris,  que  se  encuentra 
en  Córcega  y  en  Pro  venza.  Pertenece  a  la  familia  de  las 
mígalas,  arácnidos  que  poseen  como  órganos  respiratorios 
cuatro  pulmones.  No  fabrica  tela,  sino  que  en  las  escarpas 
y  en  terreno  firme  construye  un  tubo  casi  vertical,  especie 
de  madriguera  profunda,  cuyas  paredes  están  tapizadas  de 
una  seda  fina,  cerrado  por  una  tapa  dura,  compuesta  de 
cemento  y  de  seda,  movible  alrededor  de  una  visagra  sedosa. 
Durante  el  día  permanece  al  abrigo  de  todo  peligro  en  este 


550  ARÁCNIDOS 

tubo  y  sale  de  noche  para  cazar;  a  su  vuelta  hace  girar  la 
tapa  como  una  puerta. 

Sálticos  fSalticiis).— Los  sálticos  son  arañas  vagabundas 
por  excelencia.  No  fabrican  telas,  sino  unos  sacos  fijos  en  las 
piedras  y  en  las  plantas  y  en  donde  depositan  sus  huevos; 
corren  mucho,  persiguen  su  presa  por  las  paredes  y  la  ata- 
can valientemente;  también  pueden  saltar. 

Araña  hiladora  de  Madagascar  (NepJiüa  Madagasca- 
riensis). — Las  tentativas  hechas  para  utilizar  la  seda  de  las 
arañas  no  data  de  hoy:  en  el  siglo  XVII,  los  salvajes  del 
Paraguay  fabricaban  vestidos  con  telas  de  una  araña  de  su 
país,  la  Epeira  socialis.  En  la  India,  en  China  y  en  la  costa 
occidental  de  África,  desde  larga  fecha,  se  han  fabricado 
tejidos  especiales  con  la  seda  de  ciertos  arácnidos.  En  1708, 
un  presidente  del  Tribunal  de  Cuentas  de  Montpeller,  Bon 
Saint-Hilaire,  logró  obtener  con  la  borra  del  nido  de  la  epeira 
diadema  una  seda  agrisada,  en  cantidad  suficiente  para  fabri- 
car algunos  pares  de  medias  y  de  guantes;  pero  las  dificulta- 
des que  se  habían  de  vencer  se  juzgaron  demasiado  grandes, 
y  el  ensayo  del  presidente  Bon  quedó  como  una  curiosidad. 
Largo  tiempo  después,  diversos  experimentadores  renovaron 
la  cuestión;  el  primero  de  ellos,  un  hilador  inglés,  Rolt,  tuvo 
la  idea  hace  algunos  años  de  extraer  el  hilo  directamente  de 
las  glándulas  hiladoras  de  la  araña,  lo  que  tenía  por  efecto 
hacerlo  mucho  más  resistente;  imaginó,  pues,  la  toma  de  la 
bestia,  por  medio  de  una  bobina  puesta  en  rotación  por  una 
máquina  de  vapor:  en  doce  horas  obtuvo  de  veintidós  arañas 
vivas  un  hilo  de  G  kilómetros  de  longitud.  Desgraciadamente 
la  epeira  diadema  de  Europa  no  ofrece  ventajas  desde  el 
punto  de  vista  económico,  y  hubo  de  renunciarse  a  su  explo- 
tación. 

No  ocurre  lo  mismo  con  varias  arañas  exóticas,  sobre 
todo  la  Halahé  de  Madagascar.  La  halabé  hembra  es  la 
única  hiladora,  alcanza  7  centímetros  de  longitud,  es  muy 
carnívora  y  se  alimenta  habitualmente  de  insectos  vivos;  es 
sedentaria,  se  cria  de  un  modo  muy  regular  y  da  un  rendi- 
miento en  seda  a  la  vez  elevado  y  económico.  Un  prisionero 
francés,  el  señor  Camboué,  fué  el  primero  que  procuró  uti- 


ARAÑAS  551 

lizar  las  cualidades  de  la  araña  notable;  como  Rot^  recogió 
la  seda  en  el  momento  que  sale  de  las  hileras  y  obtuvo,  con 
instrumentos  muy  rudimentarios,  algunas  madejas  de  una 
seda  caracterizada  por  una  extrema  finura  y  una  gran  tena- 
cidad, cualidades  muy  sobresalientes.  Estos  ensayos  fueron 
repetidos  en  mejores  condiciones  por  el  señor  Nogué,  sub- 
director de  la  Escuela  profesional  de  Tananarive,  quien,  des- 
pués de  largas  investigaciones,  logró  construir  un  aparato 
perfeccionado,  que  sirve  para  el  vaciamiento  de  doce  arañas 
y  para  la  torsión  de  los  filamentos  obtenidos;  el  manojo  que 
resulta  después  se  dobla,  de  suerte  que  al  final  queda  com- 
puesto de  veinticuatro  filamentos. 

Las  halabés  son  muy  numerosas  en  Madagascar,  sobre 
todo  en  los  bosques;  existen  millones  de  ellas,  únicamente  en 
los  alrededores  de  Tananarive.  Los  indígenas  las  llevan  a  la 
Escuela,  en  donde  se  les  paga  a  razón  de  cuarenta  céntimos 
el  centenar.  Se  colocan  las  arañas  en  un  parque  especial,  en 
donde  los  bambús  de  3  metros  de  altura,  colocados  en  filas 
a  50  centímetros  de  distancia,  sirven  para  la  construcción  de 
las  telas;  las  halabés  se  quedan  en  el  sitio  en  donde  se  las 
deja,  lo  cual  facilita  mucho  su  educación.  Cada  una  de  ellas 
da  de  30  á  40  metros  de  hilo  a  cada  vaciamiento  y  soporta 
cuatro  o  cinco  vaciamientos  cada  diez  días  antes  de  morir. 

La  seda  de  la  halabé,  además  de  las  cualidades  que  aca- 
bamos de  indicar  y  que  le  dan  una  gran  superioridad  res- 
pecto a  la  del  gusano  de  seda,  posee  un  color  dorado  admi- 
rable, de  espléndidos  reflejos;  pero  faltado  de  estabilidad. 
No  tiene  necesidad  de  ser  cardado  ni  de  ser  hilado;  al  salir 
de  las  hileras  ya  está  dispuesto  para  tejerse.  Así,  dada  la 
gran  facilidad  de  la  cría  de  la  halabé,  que  se  alimenta  y  se 
aloja  por  su  cuenta,  puede  confiarse  en  el  éxito  de  su  explo- 
tación en  Madagascar,  cuando  haya  terminado  el  período  de 
indecisión  y  de  investigaciones  actual. 

Esta  araña  no  puede,  por  otra  parte,  introducirse  con 
ventaja  en  Francia;  el  clima  tan  diferente,  la  dificultad  de 
proporcionarle  conveniente  alimento  animal  y  la  carestía  de 
la  mano  de  obra,  son  otros  tantos  obstáculos  para  el  éxito 
de  la  aracnicultura  en  nuestras  regiones. 


552  ARÁCNIDOS 


ACAROS  O  ARADORES 

Los  ácaros  son  unos  arácnidos  anormales,  de  organización  muy 
degradada;  su  talla  es  pequeña;  su  cuerpo,  siempre  gluboloso  u 
ovoide,  no  está  segmentado  y  no  presenta  cabeza,  tórax,  ni  abdomen; 
es  convexo  por  encima  y  aplanado  por  la  cara  ventral.  Tiene  cuatro 
pares  de  patas  raultiarticuladas,  de  forma  variable,  según  el  género 
del  animal,  y  terminadas  por  garras,  por  cerdas  o  por  ventosas.  — 
Las  piezas  bucales  tienen  formas  muy  diferentes  y  pueden  estar  dis- 
puestas para  morder  o  para  chupar.  El  aparato  masticador  de  los 
ácaros  está  en  principio  destinado  a  triturar  las  substancias  vege- 
tales ;  pero  se  transforma  en  una  suerte  de  trompa  o  rostro  en  las 
numerosas  especies  que  chupan  los  jugos  de  las  plantas  o  viven  como 
parásitos  sobre  los  animales ;  se  encuentra  siempre  un  par  de  man- 
díbulas o  qnelíceros^  que  efectúan  movimientos  ánteroposteriores  y 
tienen  la  forma  de  garfios,  de  punzones  o  de  pinzas  didáctiles  y,  ade- 
más, un  par  de  palpos  que  sirven  también  para  la  masticación;  estos 
dos  pares  de  piezas  suelen  ser  movibles  en  una  suerte  de  estuche 
constituido  por  dos  valvas,  una  de  ellas  superior  o  epistoma,  y  la 
otra  inferior  o  hipostoma. — El  tubo  digestivo  es  muy  sencillo;  el 
ano  casi  siempre  está  situado  en  la  cara  ventral,  cerca  del  extremo 
posterior;  las  glándulas  salivales  existen  muy  frecuentemente;  el 
estómago  presenta  unos  ciegos  anexos  que  desempeñan  el  papel  de 
hígado. — El  aparato  excretor  está  mal  definido  y  parece  que  no 
siempre  existe.  —  Casi  nunca  hay  aparato  circulatorio;  la  sangre 
baña  directamente  los  órganos.  —  La  respiración  es  traqueal  o  cutá- 
nea.—  El  sistema  nervioso  está  concentrado  y  reducido  a  una  sola 
masa  ganglionar  esofágica,  que  manda  nervios  a  todas  direcciones. 
Los  órganos  de  los  sentidos,  generalmente  están  ausentes;  a  veces 
existen  ojos.  —  Los  sexos  siempre  están  separados;  se  distinguen  los 
machos  de  las  hembras  por  su  conformación  diferente  o  por  la  exis- 
tencia de  órganos  de  acoplamiento.  La  mayor  parte  de  los  ácaros 
nacen  provistos  solamente  de  tres  pares  de  patas,  y  todas  estas  lar- 
vas, como  se  las  llama,  sufren  metamorfosis  y  varías  mudas  antes 
de  llegar  al  estado  adulto. 

Los  ácaros  viven  en  las  condiciones  más  diversas;  gran 
número  de  ellos  son  parásitos.  Estndiaremos  los  que  intere- 
san a  la  agricultura  en  el  orden  siguiente: 

1."    Ácaros  nocivos  a  las  plantas. 

2.^  Ácaros  nocivos  al  hombre  y  a  los  animales  domés- 
ticos. 

3.*^    Ácaros  nocivos  a  las  substancias  alimenticias. 

4.^    Ácaros  útiles. 


ACAROS  O  ARADORES 


553 


1.°    Ácaros  nocivos  a  las  plantas 


Fitoptes. — Los  ñtoptes  son  ácaros  de  cuerpo  alargado, 
vermicular,  nimca  presentan  más  de  dos  pares  de  patas  inser- 
tas en  la  parte  anterior  y  dirigidas  hacia  adelante;  su  abdo- 
men es  muy  alargado,  con  estrías  transversales. 

Estos  ñloptes  son  muy  numerosos  y  viven  como  parásitos 
sobre  muy  distintas  plantas:  producen  en  ellas,  por  sus  pica- 
duras, unas  proliferaciones  de  tejido  en 
forma  de  agallas^  tales  son  las  pequeñas 
excrecencias  con  aspecto  de  cuerno,  que 
tan  frecuentemente  se  ven  en  la  super- 
ficie de  las  hojas  de  arce  y  de  tilo. 

La  deformación  de  los  pámpanos,  co- 
nocida con  el  nombre  de  erinosis  de  la 
vid,  es  causada  por  un  ñlopte,  el  Fhy- 
toptus  vitis  (fig.  406);  las  hojas  atacadas 
presentan  en  la  parte  superior  abolladu- 
ras, a  las  cuales  corresponden  en  la  cara 
inferior  (fig.  407)  unos  huecos  llenos  de 
peluca  tupida  y  blanquecina,  dentro  de  la 
cual  se  encuentran  los  fitoptes.  Es  fácil 
de  distinguir  esta  enfermedad  del  mildiú, 
que  también  se  manifiesta  por  manchas 
blancas:  pero  sin  abolladuras.  Es  una 
afección  muy  común,  poco  peligrosa^  ex- 
cepto en  los  planteles  de  pies  injertados  y  en  las  viñas 
jóvenes,  cuyo  desarrollo  dificulta ;  por  otra  parte,  es  fácil 
hacerla  desaparecer  con  azufrados  a  la  dosis  de  500  gramos 
a  1  kilogramo  por  área  en  los  planteles  o  de  25  á  30  ki- 
logramos por  hectárea  en  las  viñas  jóvenes.  El  escaldado 
durante  el  invierno  permite  también  desembarazarse  radi- 
calmente. 

El  Fifopte  del  peral  produce  ampollas  prominentes 
sobre  las  dos  caras  de  las  hojas  de  este  árbol.  El  azufrado 
y  la  escaldadura  se  han  de  recomendar  igual  que  en  el  caso 
anterior. 


Fig.  40(J.-Fitopte  de 
la  vid  (  hembra ) 
visto  por  su  cara 
ventral. 


G  uÉN  Aüx . —Entom  ologia . 


36 


1 


554  ARÁCNIDOS 

Tetránicos.— Los  tetránicos^  cuyo  tipo  más  común  es 
el  tetráuico  tejedor  (Tetranijchns  telariiis)  (ñg.  408),  son 
pequeños  ácaros  de  la  familia  de  los  trombídidos;  están 
caracterizados  por  sus  tegumentos  blandos,  sus  patas  termi- 
nadas por  un  doble  gancho,  con  unos  pelos  ensanchados  en 
forma  de  ventosas  en  su  extremo  y  los  palpos  maxilares 

voluminosos  transfor- 
mados en  palpos  ra- 
paces por  la  presencia 
de  una  garra. 

^^5j^  -^^  ^^^  parásitos 

propiamente  dichos ; 
en  todas  las  épocas  de 
su  vida  viven  en  liber- 
tad sobre  los  vegeta- 
les, cuya  savia  absor- 
ben por  medio  de  su 
chupador;  se  les  ve 
pasearse  por  la  cara 
^ea^-^:^*-  •t'*'*v',  tó  -'  y  inferior  de  las  hojas 
*     '  a  lo  largo  de  las  ner- 

viaciones,  en  lugar  de 
estar  fijos  en  agallas 
como  los  fitoptes.  Po- 

Fig.  407. —Pámpano  atacado  de  erinosis.         secn  glándulas  Sericí- 

genas  y  segregan  por 
su  boca  una  seda  con  la  cual  fabrican,  entre  los  nervios  de  la 
cara  inferior  de  la  hoja,  telitas  muy  finas,  análogas  a  las  de 
las  arañas,  que  les  sirven  de  refugio;  agujerea  los  tejidos  y 
chupa  la  savia;  las  hojas  atacadas  se  vuelven  amarillentas  y  se 
cubren  de  manchas  pálidas  sobre  la  cara  superior,  en  tanto 
que  las  telas  dan  un  tinte  gris  a  la  cara  inferior;  por  esto  los 
jardineros  designan  con  el  nombre  de  gj'is  la  enfermedad 
que  estos  ácaros  determinan  sobre  las  hortalizas  y  los  árbo- 
les frutales. 

La  gris  se  manifiesta  por  la  atrofia  de  las  hojas;  es  muy 
frecuente  sobre  todo  en  los  invernáculos,  y  causa  serios  per- 
juicios. Las  plantas  enclenques  o  enfermas  por  la  sequedad 


ÁCAROS  O  ARADORES 


555 


son  las  más  fuertemente  atacadas.  Se  puede  prevenir  la 
aparición  de  esta  enfermedad  practicando  lavados  frecuen- 
tes y  abundantes  con  agua  fresca;  se  lanza  fuertemente 
el  agua  con  una  jeringa,  de  abajo  arriba,  con  objeto  de 
alcanzar  la  cara  inferior  de  las  hojas.  Para  curarla  se  espar- 
cirá sobre  las  hojas  flor  de  azu- 
fre finamente  pulverizado,  por 
medio  de  fuelles  especiales;  tam- 
bién podrán  hacerse  pulveriza- 
ciones con:  500  gramos  de  flor  de 
azufre  y  1  kilogramo  de  cal  viva 
por  20  litros  de  agua  caliente  o 
bien  125  gramos  de  sulfuro  de 
calcio  y  60  gramos  de  jabón  ne- 
gro para  4' 5  litros  de  agua  hir- 
viendo. En  las  estufas  están  com- 
pletamente indicadas  las  fumiga- 
ciones de  tabaco. 

La  enfermedad  roja  de  la 
vid ,  estudiada  por  los  señores 
Viala  y  Valéry  Mayet,  es  cau- 
sada, por  un  tetránico;  las  hojas 
picadas  toman  tinte  rojo  y  se 
secan.  Los  ácaros  se  refugian  de- 
bajo de  la  corteza  desde  últimos 
de  octubre;  es  preciso  descortezar 
y  embadurnar  con  la  mezcla  de 
Balbiani.  Un  acaro,  de  la  familia 

de  los  eupodides,  Notophalliis  hcematopus ,  fácil  de  re- 
conocer por  su  tinte  casi  negruzco,  con  las  patas  casi 
de  un  color  rojo  de  sangre  y  una  mancha  rojiza  en  el 
dorso,  se  ha  mostrado  nocivo  de  una  manera  acciden- 
tal en  los  cultivos  de  guisantes  de  la  península  de  Giens 
(Var),  donde  apareció  en  gran  cantidad  a  principios 
de  1908. 

Chupa  la  savia  y  origina  daños  análogos  a  los  ocasio- 
nados por  los  tetránicos;  los  brotes  y  las  hojas  pierden 
el  [color  y  se  desecan.   Hay  que  emplear  grandes  irriga- 


Fig.  408.  —  Tetráuico  tejedoi^ 
ampliado  60  veces. 


556  ARÁCNIDOS 

ciones  y  pulverizaoioues  con  soluciones  de  sulfuro  de  po- 
tasio o  de  calcio. 

Cepófago  de  la  vid  (Coepophcigiis  echinopns). — Este  cepó- 
fago  se  parece  mucho  a  los  tiroglifos,  de  los  cuales  hablare- 
mos más  adelante.  Es  esencialmente  un  acaro  detrícola, 
que  vive  a  expensas  de  substancias  vegetales  en  descompo- 
sición. 

No  obstante,  el  señor  Viala,  cree  poder  atribuirle  cierto 
papel  en  algunos  casos  de  languidecimiento  de  viñas  notado 
en  Pro  venza;  ha  reconocido  que,  si  las  raices  enferman  o  son 
atacadas  por  parásitos,  el  acaro  puede  intervenir,  aprove- 
chando las  condiciones  desfavorables  o  las  lesiones  ya  pro- 
ducidas para  roer  los  tejidos  y  multiplicarse  a  veces  de  una 
manera  intensísima,  hasta  el  punto  de  atacar  también  las 
raíces  sanas.  Se  observa  también  este  cepófago  en  otras  raí- 
ces, además  de  la  vid. 

La  sumersión  de  las  viñas  atacadas  no  tiene  ningún 
efecto;  el  sulfuro  de  carbono,  aplicado  con  taladro  en  dos 
sesiones,  a  razón  de  200  kilogramos  por  hectárea  cada  vez, 
ha  detenido  el  mal  al  cabo  de  dos  años. 

Tarsonemas.  —  Los  tarsonemas  son  pequeñísimos 
trombídidos  que  viven  sobre  las  plantas  y  en  particular 
sobre  las  gramíneas. 

En  1901,  las  avenas  del  departamento  de  la  Vienna 
fueron  atacadas  durante  el  mes  de  junio  por  uno  de  estos 
ácaros,  el  Tarsonemns  spirifex^  que  se  mostró  luego  en  el 
Aube  en  1003,  1904  y  1905. 

Las  avenas  atacadas  tienen  el  eje  de  su  espiga  retor- 
cido en  espiral  en  una  longitud  de  2  á  3  centímetros,  lo 
mismo  que  los  pedículos  de  las  espiguillas;  las  avenas  se 
desarrollan  mal  y  el  espigamiento  se  efectúa  de  un  modo 
incompleto;  pero  los  daños  producidos  tienen  en  general 
poca  importancia. 


ACAROS  O  ARADORES 


557 


2.°    Ácaros  nocivos  a  los  animales  domésticos 

a.    Parásitos  temporarios 

Trombidio  sedoso  (Tromhidñwi  holosericeum)  (fig.  409). 
—El  trombidio  sedoso  es  un  acaro  de  la  familia  de  los  trom- 
bididos,  con  el  cuerpo  de  un  her- 
moso color  rojo  sedoso,  que  alcanza 
medio  centímetro  de  longitud  y  que 
frecuentemente  se  ve  vagar -por  la 
primavera  en  el  césped  y  en  la 
hierba  de  los  prados;  vive  sobre 
todo  de  jugos  vegetales  y  es  com- 
pletamente inofensivo.  La  hembra 
deposita  sus  huevos  en  la  hierba, 
debajo  de  las  gramíneas. 

Estos  huevos  dan  nacimiento 
en  agosto  y  septiembre  a  unas  mi- 
nísculas  larvas  con  tres  pares  de 
patas  de  color  anaranjado  (fig.  410) 
que  se  fijan  en  las  briznas  de  las 
hierbas;  son  conocidas  con  los  nombres  de  rojales,  aradores 

rojos,  o  de  agosto ;  y  se  les 
consideraba  antes  como  pertene- 
cientes a  una  especie  particular, 
con  el  nombre  de  lepto  otoñal 
(Leptiis  antnmnalis).  Estas  lar- 
vas exápodas,  casi  invisibles, 
suben  en  otoño  por  las  piernas 
de  las  personas  que  recorren  los 
prados  o  de  los  animales  que 
pacen,  se  ñjan  en  la  superficie 
del  cuerpo,  clavando  en  la  piel, 
preferentemente  en  la  raíz  de  los 
pelos,  su  rostro  en  forma  de 
dardo,  chupan  la  sangre  y  pro- 
vocan un  escozor  insoportable  que  priva  el  sueño .  El  abdomen 
del  rojal,  repleto  de  sangre,  aumenta  considerablemente  de 


Fig.  409.  -=  Trombidium 
liolosericemn,  visto  por 
la  eara  ventral  y  amplia- 
do ocho  veces. 


Fig.  410.  — Larva  de  Trombidium 
holosericeum ,  visto  por  la  cara 
ventral  y  ampliado  cerca  de 
cien  veces  (Mégnin). 


558  ARÁCNIDOS 

volumen,  adquiere  cuatro  o  cinco  veces  las  dimensiones 
primitivas.  El  rojal  no  queda  fijo  en  la  piel  más  que  algu- 
nos dias. 

Entre  los  diferentes  animales  atacados  por  este  acaro, 
citaremos  los  perros  (perros  de  caza),  los  caballos^  los  bue- 
yes, los  carneros,  las  liebres,  los  conejos  y  las  gallinas. 
Cuando  son  numerosos,  lo  que  ocurre  frecuentemente,  sobre 
todo  en  los  años  secos,  los  animales  padecen  muchisimo,  y  si 
son  de  pequeña  talla  pueden  enflaquecer  y  morir  de  agota- 
miento. Por  esto,  los  pollos  atacados  de  rojal,  mueren  en  la 
proporción  de  un  tercio. 

Para  desembarazarnos  de  estos  pequeños  parásitos,  se 
pueden  hacer  fricciones  con  agua  fenicada  o  con  bencina, 
incorporada  a  un  cuerpo  graso;  también  se  recomienda  el 
aceite  de  oliva,  mezclado  con  el  bálsamo  del  Perú.  Pero  a  lo 
que  es  más  sensible  el  rojal,  es  a  la  acción  del  azufre;  la  flor 
de  azufre,  o  mejor,  el  baño  de  Baréges  (20  á  30  gramos  de 
sulfuro  de  potasio  por  litro  de  agua  tibia),  son  los  mejores 
agentes  para  combatirlo. 

Ixodes. — Los  ixodes  se  distinguen  de  casi  todos  los 
demás  ácaros  por  su  talla  mucho  mayor.  Su  cuerpo,  aplas- 
tado en  ayunas,  puede  hincharse  por  la  sangre  absorbida 
y  hacerse  ocho  o  diez  veces  más  voluminoso,  pues  la  región 
abdominal  es  muy  extensible,  pudiendo  absorber  de  este 
modo  hasta  4  gramos  de  sangre.  Su  rostro  está  dispuesto 
para  perforar  los  tegumentos;  está  armado  de  un  dardo 
agudo  provisto  en  su  cara  inferior  de  dientes  dirigidos  hacia 
atrás;  las  mandíbulas  terminan  en  dos  puntas,  constituyendo 
un  doble  arpón.  Estos  ácaros  son  ovíparos;  sus  hembras 
deponen  sobre  el  suelo  numerosísimos  huevos;  las  larvas  son 
exápodas;  las  ninfas  tienen  ocho  patas  y  se  fijan  en  casi 
todos  los  vertebrados  terrestres,  sobre  cuyo  cuerpo  se  efec- 
túa la  reproducción. 

El  ixode  reduveo  o  garrapata  (Ixodes  ricinus)  (fig.  411), 
está  muy  extendido  entre  los  vegetales,  en  las  malezas 
y  en  los  bosques.  Su  cuerpo  es  aplanado,  de  forma  oval  y  de 
un  rojo  amarillento;  el  macho  tiene  2' 5  milímetros  de  largo 
y  1'5  de  ancho;  la  hembra,  en  ayunas,  tiene  4  milímetros 


ACAROS  O  ARADORES 


559 


de  largo  y  3  de  ancho  (fig.  412),  y  llega  a  11  milímetros 
por  7,  cuando  está  harta  y  fecundada  (fig.  413).  Este  ixode 
es  conocido  con  los  nombres  vulgares  de  garrapata  y  ojo  de 
los  bosques  o  ricino,  a  causa  de  su  semejanza  con  la  semilla 
de  ricino;  se  ñja  frecuentemente  sobre  los  carneros,  los  bue- 
yeS;  los  perros  y  el  hombre;  hunde  fuertemente  en  la  piel  el 
extremo  anterior  de  su  cuerpo,  dejando  visible,  al  exterior, 
la  parte  posterior  del  cuerpo,  hinchada  desmesuradamente 
por  la  sangre  de  su  huésped;  su  picadura  determina  una  viva 
picazón  y  una  sensación  de  escozor; 
cuando  los  ixodes  son  muy  nume- 
rosos, causan  el  enflaquecimiento  de 


Fig.  411.  —  Garrapata  del 
perro  (Ixodes  ricínnsj, 
liembra. 


Fig.  412.  — 

Hembra 
en  ayunas. 


Fig.  413.  —  Hembra  repleta  de 
sangre.  Vista  por  la  cara 
dorsal  y  por  la  cara  ventral 
(tamaño  natural). 


los  animales;  se  ha  calculado  que  cada  hembra  puede  absorber 
4  gramos  de  sangre.  Los  perros  de  caza  están  sobre  todo  ex- 
puestos a  ser  invadidos;  con  frecuencia  llevan  el  hocico  cubier- 
to de  parásitos.  Se  les  puede  librar  de  ellos  practicando  friccio- 
nes con  bencina,  esencia  de  trementina,  petróleo  o  una  mezcla 
por  partes  iguales  de  petróleo  y  de  aceite  de  linaza;  pero 
aun  es  preferible  examinar  los  animales  y  arrancarles  los- 
parásitos  uno  a  uno  por  medio  de  unas  tijeras.  También  con- 
viene desinfectar  las  perreras  y  demás  lugares  en  donde 
haya  ixodes,  pues  la  hembra  deposita  sus  huevos  a  lo 
largo  de  las  paredes;  hay  que  echar  agua  hirviendo  por 
todas  partes,  hasta  en  los  ángulos  superiores  y  en  el  techo. 
El  argas  reflexo  (Argas  reflexus)  (fig.  414)  es  tam- 
bién un  acaro  de  los  ixódidos,  de  un  aspecto  análogo  a  los 
ixodes,  pero  de  cuerpo  más  aplastado  y  de  gran  tamaño;  el 
macho  tiene  4  milímetros  de  longitud  por  3  de  ancho,  y  la 


560 


ARÁCNIDOS 


hembra  5  milímetros  por  li.  Como  principal  particularidad 
anatómica,  los  argas  tienen  el  rostro  enteramente  situado  en 
la  cara  inferior  del  céfalotórax,  lo  que  le  hace  invisible, 
cuando  se  mira  al  animal  por  la  cara  dorsal;  los  ojos  no 
existen,  su  color  es  pardo. — El  argas  reñexo  es  común  en 
los  palomares,  en  donde  chupa  la  sangre  de  las  palomas 

y  sobre  todo  de  los  picho- 
nes; los  agricultores  lo 
conocen  con  el  nombre 
vulgar  de  piojo  de  las 
palomas;  pero  nada  tienen 
\      P  \^      M  ^®  común  con  los  piojos 

K     fl  ><ífll\  í     \  propiamente  dichos.  Cuan- 

^  ^^"'   1^  /^  ^^  ^^^  argas  son  en  muy 

^^^r.'.c.  ■::^''-rs^       ^     gi^an  número,  acaban  por 

agotar  las  palomas,  ator- 
mentándolas sobre  todo 
durante  la  noche;  pueden 
llegar  a  matarlas  y  con 
frecuencia  estropean  las 
crías.  También  acasiouan 
molestias  al  hombre,  y  sus 
pinchazos  producen  una 
picazón  viva  y  persistente. 
Es  necesario  desembara- 
zar de  ellos,  no  sólo  a  las  palomas,  sino  muy  especial- 
mente a  los  palomares;  es  preciso  desinfectar  con  cuidado, 
encolando  perfectamente  las  paredes  y  rociando  todos  los 
objetos  con  agua  hirviendo. 

Dermanises.—  Los  dermanises  (familia  de  los  gama- 
sidos)  son  ácaros  de  pequeñísima  talla,  desprovistos  de  ojos, 
de  rostro  bien  desarrollado;  casi  todos  ovovivíparos,  de  lar- 
vas exápodas  y  parásitos  de  los  vertebrados. 

El  dermanise  de  los  gallineros  (Dermanijsns  gallince) 
(figura  415)  tiene  un  cuerpo  piriforme,  más  ancho  en  el 
extremo  posterior,  de  color  blanco  en  ayunas  y  más  o  menos 
rojo  según  la  cantidad  de  sangre  absorbida;  su  longitud 
apenas  es  de  un  milímetro;  O' 7  en  la  hembra  y  0^6  en  el 


Fig.  414.  —  Argas  reíiexo,  de  tamaño 
natural  y  visto  por  el  dorso  mediante 
una  lente. 


ACAROS  O  ARADORES 


561 


macho.  Vive  eu  los  gallineros  y  también  en  los  palomares; 

a  los  volátiles,  es  a  quienes  ataca  preferentemente,  sobre 

todo  a  los  polluelos;  durante  el 

día  está  oculto  en  las  rendijas 

de  las  paredes  o  entre  la  paja 

y ,  llegada   la  noche ,   se   ñja 

sobre  las  aves,  chupándoles  la 

sangre;  se  reproduce  con  fre- 
cuencia,   no    dejando    ningún 

momento  de  reposo  a  las  galli- 
nas, haciéndolas   adelgazar  y 

privándolas  el  empollamiento; 

los  polluelos  sucumben  a  veces 

por  sus  ataques.  Este  piojo  de 

los  volátiles  puede  transmitirse 

a  los  mamíferos  próximos,  particularmen- 
te a  los  caballos,  pero  no  permanece  eu 
ellos  sino  durante  el  tiempo  en  que  hay 
volátiles  en  su  proximidad;  basta,  pues, 
con  alejar  éstos  para  que  el  parásito 
desaparezca.  Lo  mismo  pasa  con  el  hom- 
"bre.  Debe  practicarse  la  desinfección 
completa  de  los  gallineros  invadidos, 
según  los  procedimientos  ya  indicados. 


Fig.  415. 


—  Deniiaiiise  de  los 
gallineros. 


Fig.  41G.  —  Demódex 
de  los  foliculos  pi- 
losos del  hombre, 
muy  aumentado. 


h.    Parásitos  permanentes 

Demódex  de  los  folículos  (Demódex 
follicnlonim) .  —  Los  demódex  (familia 
de  los  demodécidos)  son  unos  pequeñísi- 
mos ácaros  de  cuerpo  alargado,  vermi- 
forme, de  abdomen  estriado  al  través  y 
bastante  di.stinto  del  céfalotórax;  de  ros- 
tro ancho  y  prominente,  ovíparos,  de 
larvas  exápodas,  que  viven  como  pará- 
folículos    pilosos  y  sebáceos    de   los   mamí- 


sitos  en  los 
feros. 

El  demódex  de  los  folículos  (fig.  41(])  presenta  distintas 


562 


ARÁCNIDOS 


variedades,  las  principales  de  las  cuales  viven  sobre  el  hom- 
bre, el  perro  y  el  gato,  y  cuya  longitud  está  comprendida 

entre  0-22   y   O' 40  mili- 


^c^J, 


metros.  En  el  hombre  este 
acaro  minúsculo  es  bas- 
tante común ;  habita  la 
raíz  de  los  pelos  y  sobre 
todo  las  glándulas  sebá- 
ceas de  la  cara;  las  alas 
de  la  nariz  y  las  mejillas 
suelen  contenerlos  ( ba- 
rros); su  presencia,  por 
otra  parte,  no  causa  nin- 
gún peligro. 

En  el  perro  (fig.  417), 
por  el  contrario,  el  de- 
módex  determina  una 
afección  que  puede  ser 
muy  grave ;  se  manifiesta 
por  la  pérdida  del  pelo  y 
la  aparición  de  placas  de- 
nudadas, de  color  negro; 
es  la  sarna  folicular  o 
sarna  negra;  se  inicia 
por  la  cabeza  y  se  extien- 
de progresivamente  a  todo 
el  cuerpo;  el  animal  en- 
flaquece y  acaba  general- 
mente por  sucumbir.  El  señor  Mégnin  aconseja,  como 
remedio,  el  tratamiento  por  el  agua  sulfurosa. 


Fig.  417.  —  Folículos  sebáceos  de  la  piel 
de  un  perro  repletos  de  demúdex  (am- 
pliado). 


Sarcóptidos 

La  numerosa  famlHa  de  los  sarcóptidos  comprende  unos  pequeñísi- 
mos ácaros,  de  cuerpo  blando,  blanquecinos  o  rojizos,  desprovistos  de 
aparato  respiratorio  y  de  ojos  y  caracterizados  por  su  rostj'o,  formado 
de  varias  piezas  soldadas  y  sus  palpos  maxilares  adheridos  al  rostro 
por  su  base.  Además,  las  dos  mandíbulas  son  en  forma  de  pinzas 
didáctiles.  Las  patas  tienen  cinco  artículos  y  están  dispuestos  en  dos 


ÁCAROS  O  ARADORES  563 

grupos;  los  tarsos  terminan  con  uno  o  varios  ganchos.  Sexos  separa- 
dos; ovíparos  o  vivíparos;  larvas  exdpadas. 

Se  dividen  los  sarcóptidos  en  varios  grupos,  según  su 
forma  de  parasitismo;  se  distinguen^  por  ejemplo:  los  *^^/'- 
cóptidos  plumicolas,  que  viven  sobre  los  pájaros  a  expensas 
de  la  substancia  grasa  que  embadurna  las  plumas;  pueden 
considerarse  casi  como  indiferentes;  —  los  Sarcóptidos  cis- 
fícolas,  que  viven  en  el  interior  de  los  sacos  aéreos  de  los 
pájaros  y  también  en  el  tejido  conjuntivo  subcutáneo,  en 
donde  forman  unas  granulaciones,  se  alimentan  tan  sólo  de 
moco  y  son  poco  peligrosos; — los  Sarcóptidos psoj'iasicos, 
únicos  que  tienen  un  gran  interés  agrícola. 

Los  Sarcóptidos  psoriásicos  son  unos  ácaros  muy  no- 
civos que  viven  en  el  tegumento  de  los  mamíferos  y  provo- 
can, inoculando  con  sus  mandíbulas  una  saliva  ponzoñosa, 
una  enfermedad  del  dermis  conocida  con  el  nombre  de 
sarna.  Sus  principales  caracteres  morfológicos  consisten 
en  la  presencia  de  numerosos  surcos  sobre  el  cuerpo  y  de 
órganos  de  adherencia  o  ventosas  sobre  las  patas.  Su  fecun- 
didad es  considerable.  Se  distinguen  tres  géneros  de  sarcóp- 
tidos psoriásicos:  el  género  Sarcoptes^  el  género  Psoroptes 
y  el  género  Corioptes,  que  vamos  a  estudiar  sucesivamente. 

Sarnas  secas  o  sarcópticas 

Los  Sar copies  tienen  un  cuerpo  redondeado,  un  rostro  ancho  y 
corto,  patas  cortas,  cuyo  tarso  lleva  una  ventosa  de  pedúnculo  sen- 
cillo y  largo;  las  patas  posteriores  están  ocultas  debajo  del  abdomen. 

El  sarcopte  de  la  sarna  (Sar copies  scabiei)  (fig.  418), 
que  provoca  la  sarna  del  hombre,  es  de  color  gris  perla  la 
hembra  (0'30  milímetros  de  longitud  por  O' 16  milímetros 
de  ancho)  y  rojizo  el  macho  (O' 20  milímetros  de  longitud 
por  O' 16  milímetros  de  ancho.  Vive  en  la  piel,  principal- 
mente de  las  manos  y  de  los  pies,  pero  nunca  se  le  encuentra 
en  la  cabeza;  la  hembra  labra  en  la  epidermis,  por  medio  de 
sus  mandíbulas,  unas  galerías  o  túneles  más  o  menos  sinuo- 
sos, que  no  pasan  de  2  centímetros  de  longitud,  a  los  cuales 


564 


ARÁCNIDOS 


Fig.  418.  — Acaro  de  la  sarna, 
cara  ventral 


se  da  el  nombre  de  surcos.  Siempre  se  distingue  en  el  fondo 
del  surco  un  puntito  blanco  amarillento:  es  la  hembra  que, 
una  vez  entrada  en  la  galería,  no  puede  volver  atrás  a  causa 
de  las  espinas  que  guarnecen  su  rostro;  mientras  avanza  va 
deponiendo  sus  huevos  en  el  surco,  y  una  vez  terminada  la 
puesta,  muere  y  se  seca.  Los  hue- 
vos, en  número  de  quince,  dan 
nacimiento  a  unas  pequeñas  larvas 
provistas  tan-  sólo  de  tres  pares 
de  patas  que  atraviesan  inmedia- 
tamente el  techo   de   la   galería 
para  vivir  libremente  en  la  super- 
ficie del  cuerpo;  estas  larvas  son 
las  que  ordinariamente  transmiten 
la  sarna;  sufren  tres  mudas  y  se 
transforman  en  ninfas  con  cuatro 
pares  de  patas  y  unisexuadas.  Las 
ninfas,   que  tampoco  construyen 
galerías,  no  llegan  al  estado  adul- 
to antes  de  haber  sufrido  otras  dos  mudas;  pero  hecho  cu- 
riosísimo, se  aparejan  después  de  la  primera  muda,  y  las 
hembras  quedan   fecundadas   antes   de  llegar  a  la  forma 
adulta.  El  tratamiento  de  esta  enfermedad  es  del  dominio 
de  la  medicina  y  no  debemos  ocuparnos  de  él.  Pero  existen 
otras  variedades  del  Sarcoptes  scahiei^  que  viven  sobre  los 
animales  domésticos,  de  igual  modo  que  sobre  el  hombre, 
y  que  ocasionan  las  llamadas  sarnas  secas  de  los  caballos, 
carneros,  perros,  etc. 

La  sarna  seca  del  cahállo  se  manifiesta  en  la  piel  bajo 
la  forma  de  costras  gruesas  y  secas,  que  generalmente  em- 
piezan a  aparecer  en  la  cruz  y  provocan  un  picor  violentí- 
simo; es  una  enfermedad  extraordinariamente  contagiosa,  de 
marcha  rapidísima  y  que  ha  causado  verdaderas  epizootias, 
entre  otras,  la  sobrevenida  después  de  la  guerra  de  1870  en 
los  regimientos  de  caballería  franceses.  Esta  sarna  es  trans- 
misible al  asno,  al  mulo  y  también  al  hombre.  Uno  de  los 
mejores  remedios  para  emplear  es  una  pomada  de  nicotina, 
que  se  prepara  mezclando  100  gramos  de  nicotina  de  las 


ACAROS  O  ARADORES 


565 


fábricas  de  tabaco  con  1  kilogramo  de  aceite,  y  friccionando 
con  ella  completamente  el  caballo;  también  se  puede  em- 
plear una  pomada  azufrada  hecha  con  200  gramos  de  flor 
de  azufre  y  1  kilogramo  de  manteca.  Algunos  días  des- 
pués de  la  fricción,  basta  con  enjabonar  al  animal.  No  se 


Fig.  419.  —Sarna  sarcóptica  del  carnero  (aspecto  de  la  cabeza). 

ha  de  descuidar,  por  otra  parte,  la  desinfección  del  establo 
y  de  los  diversos  objetos  contaminables  por  medio  del  agua 
hirviendo. 

La  sarna  seca  del  camero^  causada  por  otra  variedad 
de  Sarcoptes  scahiei,  se  localiza  en  las  regiones  desprovis- 
tas de  lana,  sobre  todo  en  el  hocico:  es  la  enfermedad  cono- 
cida vulgarmente  con  el  nombre  de  hocico  negro  (fig.  419). 
La  sarna,  raramente  se  extiende  por  todo  el  cuerpo  y  casi 
nunca  determina  la  muerte. 

La  sarna  sera  del  perro  empieza  por  la  cabeza,  y  luego 
se  extiende  ni  pida  mente  por  todo  el  cuerpo.  La  piel  pierde 
su  pelo,  se  cubre  de  costras  y  exhala  un  hedor  intolerable. 
Esta  enfermedad  es  muy  contagiosa  y,  además,  puede  trans- 
mitirse al  hombre.  Las  pomadas  azufradas  son  eficaces,  pero 
exigen  una  aplicación  muy  cuidadosa:  con  frecuencia  basta 
con  una  gran  limpieza,  un  régimen  tónico  (aire  libre  y  ejer- 


566 


ARÁCNIDOS 


cicio)  y  dar  a  los  animales  una  alimentación  nutritiva,  sobre 
todo  carne,  para  mejorar  notablemente  su  estado. 

El  sarcopte  variable  (Sa?'cojjtes  niutans)  se  distingue  del 
anterior  por  distintos  caracteres,  por  ejemplo,  la  falta  de 

espinas  dorsales  y 
gran  amplitud  del 
abdomen;  y,  ade- 
más, es  vivíparo. 
Este  sarcopte  ataca 
las  gallinas  y  demás 
aves  de  corral;  se 
aloja  debajo  de  las 
escamas  de  las  pa- 
tas y  determina  la 
formación  de  cos- 
tras abultadas  de 
un  hermoso  blanco 
anacarado  (figu- 
ra 420).  La  enfer- 
medad es  poco  con- 
tagiosa y  poco  pe- 
ligrosa. 

El  sarcopte  liso 
(  Sarcop  tes  Icevis  ) 
parece  ser  una  va- 
riedad del  anterior; 
vive  sobre  los  volá- 
tiles en  la  base  de  las  plumas;  éstas  se  desprenden  y  la  piel 
queda  al  descubierto:  es  la  sarna  desplumadora  de  las 
gallinas,  que  se  transmite  facilísimamente,  pero  no  acarrea 
graves  consecuencias. 


Fig.  420.  —  Costras  y  grietas  determinadas 
por  la  sarua  de  las  patas. 


Sarnas  húmedas  o  psorócticas 


Los  Psor optes  tienen  un  cuerpo  ovalado,  rostro  bastante  puntia- 
gudo y  muy  largo,  las  patas  provistas  de  ventosas  con  pedículo 
triarticulado  y  largo.  Los  machos  tienen  ventosas  copuladoras  y  pro- 
longaciones lobuladas  en  el  extremo  posterior  del  abdomen. 


ACAROS  O  ARADORES 


567 


Fig.  421.  —  Psoropte  común, 
variedad  Eqni  (hembra). 


No  se  conoce  más  que  una  especie  de  psoropte :  el  pso- 
ropte común  (Psor optes  commnnis)  (figuras  421  y  422), 
cuyas  diversas  variedades  viven  en  el  caballo,  el  carnero  y  el 
conejo.  Los  psoroptes  producen 
sobre  la  piel,  por  medio  de  su 
ponzofia  irritante,  unos  costras 
en  medio  de  las  cuales  viven  en 
comunidad;  son  unos  ácaros  ma- 
yores que  los  sarcoptes  y  bien 
visibles  sobre  los  animales  ata- 
cados, pues  no  producen  surcos. 
Se  ha  dado  el  nombre  de  sarnas 
psor  ópticas  o  sarnas  húmedas^ 
las  afecciones  que  ellos  oca- 
sionan. 

La  Sarna  húmeda  del  ca- 
ballo o  rojal  es  una  enfermedad 
bastante  frecuente  en  los  équi- 
dos, empieza  por  las  regiones  cubiertas  de  clin,  por  la  cruz 
y  el  arranque  de  la  cola,  bajo  la 
forma  de  granos,  de  pústulas  que 
rezuman  una  serosidad,  la  cual  al 
secarse  forma  costras  gruesas, 
viscosas  y  húmedas.  Estas  placas 
pegagosas  se  extienden  poco  a 
poco  como  la  mancha  de  aceite, 
haciendo  caer  el  pelo  y  provocan- 
do una  viva  comezón.  Es  preciso 
rasurar  los  animales  atacados, 
darles  una  fuerte  jabonadura  y 
friccionarles  con  una  pomada  de 
azufre  o  cualquiera  otra  substan- 
cia acaricida. 

La  Sarna  húmeda  del  carnero 
es  la  más  común  y  la  más  temible 
este  animal;  se  la  designa  con  el 
las  partes  del  cuerpo  recubiertas 
cuerpo  y  la  espalda;  aparecen  unas 


Fig.  422.  —  Psoropte  comúi 
variedad  ^Ff?/// (macho). 


de  todas  las  que  atacan 
nombre  de  roña.  Invade 
de  lana  empezando  por 


568  ARÁCNIDOS  . 

pústulas  que  exhalau  uu  líquido  seroso,  el  cual  forma  cos- 
tras gruesas  y  duras;  el  auimal  sufre  una  vivísima  comezón, 
se  restrega  con  todos  los  objetos  que  encuentra,  el  vellón  no 
tarda  en  desprenderse  en  mechones  y  el  cuerpo  puede  quedar 
invadido  por  completo  al  cabo  de  dos  o  tres  meses.  El  con- 
tagio tiene  lugar  con  rapidez,  sobre  todo  durante  el  período 
invernal,  cuando  los  carneros  están  recogidos  en  los  corrales. 
Los  animales  enflaquecen  rápidamente,  su  vellón  resulta 
inutilizable  { lana  de  dos  cabos)  y  sufren  una  conside- 
rable mortalidad  (10  a  15  por  100)  si  con  tiempo  no  se  toman 
las  medidas  necesarias.  Debemos,  por  una  parte,  aumentar 
la  cantidad  y  la  riqueza  nutritiva  de  la  ración  de  los  ani- 
males atacados,  a  ñn  de  que  puedan  resistir  mejor  la  enfer- 
medad; y,  por  otra  parte,  aplicarles  el  baño  Tessier^  com- 
puesto, para  100  carneros,  de; 

Acido  arsenioso 1  kilogramo 

Protosulfato  de  hierro 10  kilogramos 

Peróxido  de  hierro 400  gramos 

Polvo  de  genciana 200      — 

Agua  a  la  temperatura  de  40^  .    .    .  100  litros 

Se  toma  la  precaución  de  añadirle  genciana,  substancia 
muy  amarga  para  evitar  lamentables  equivocaciones.  Este 
baño  puede  servir  para  cien  carneros;  tiene  el  inconveniente 
de  volver  amarilla  la  lana,  hacerla  seca  y  dura;  por  lo  tanto, 
es  preciso  esquilar  los  carneros  antes  de  bañarlos,  y  luego  se 
les  restrega  con  un  cepillo  a  fin  de  que  el  líquido  produzca 
todo  su  efecto.  Claro  está  que  es  necesario  también  desin- 
fectar el  corral. 

La  Sarna  húmeda  del  conejo  es  bastante  frecuente;  los 
psoroptes  aparecen  particularmente  sobre  las  orejas  de  este 
animal;  produciendo  costras  espesas,  acompañadas  de  una 
viva  irritación. 

Sarnas  simbióticas  o  coriópticas 

Los  Corioptes  tienen  un  cuerpo  ovalado,  un  rostro  ligeramente 
cónico  y  tan  ancho  como  largo,  patas  grandes  y  fuertes  provistas  de 
anchas  ventosas  con  pedículo  sencillo  y  muy  corto. 


ACAROS  O  ARADORES 


569 


El  coriopte  simbioto  (Chorioptes  sgmbiotes)  (fig.  423) 
produce  la  sarna  de  la  cuartilla  del  caballo^  que  se  mani- 
fiesta bajo  la  forma  de  pe- 
queñas costras  pulverulentas, 
que  empiezan  a  aparecer  en 
las  cuartillas  de  los  miembros 
posteriores  sobre  todo  y  se 
extienden  poco  a  poco  hasta 
las  rodillas.  Esta  sarna  se 
desarrolla  muy  lentamente, 
únicamente  durante  el  invier- 
no, y  es  poco  contagiosa.— 
Dos  variedades  próximas  pro- 
ducen sarnas  análogas  sobre 
el  buey  y  el  carnero. 

El  coriopte  auricular  (Cho- 
riopte  auricularum)  vive  en 
el  conducto  auditivo  del  pe- 
rro; produce  una  irritación 
violenta,  sin  producción  de 
costras,  pero  con  frecuencia 
determina  crisis  epileptifor- 
mes:  es  la  epilepsia  conta- 
giosa de  las  jaurías;  a  veces 
sobrevienen  la  sordera  y  la 
muerte.  Se  obtiene  fácilmente 

la  destrucción  de  los  ácaros  inyectando  en  la  oreja  treinta 
gotas  de  bencina  mezcladas  con  una  yema  de  huevo  y  di- 
sueltas en  30  gramos  de  agua  tibia. 


Fig.  423.  —  Coriopte  simbioto,  varie- 
dad Eqni  (macho). 


3.0    Ácaros   nocivos  a   las   substancias   alimenticias 
y  a  las    materias  elaboradas 


Estos  ácaros  pertenecen  a  la  familia  de  los  sarcóptidos 
y  a  la  subfamilia  de  los  tiroglí finos;  son  unos  Sarcóptidos 
detritícolas,  pues  se  nutren  a  expensas  de  substancias  ani- 
males o  vegetales  en  descomposición  lenta.  No  tienen  arru- 
gas en  el  cuerpo,  su  tegumento  es  completamente  liso;  sus 

Q\]±^Ax¡x.— Entomología.  37 


570 


ARÁCNIDOS 


patas  DO  están  provistas  de  ventosas;  llevan  algunas  cerdas 
en  distintas  partes  del  cuerpo. 

Los  Tiroglifos  presentan  en  el  cuerpo  un  surco  que 
separa  el  céfalotórax  del  abdomen;  sus  piezas  bucales  están 
bien  desarrolladas;  su  cuerpo  es  oval  y  blanquecino,  de  medio 
milímetro  de  longitud  por  un  cuarto  de  milímetro  de  ancho. 
Viven  en  las  substancias  que  sirven  para  rellenar  los  mue- 
bles, las  almohadas  y  los  colchones,  tales  como  el  clin  animal 
o  vegetal  y  el  varech  (alga).  Nos  desembarazamos  fácilmente 
de  ellos  sometiendo  estos  diversos  objetos  a  la  acción  del 
calor  en  las  estufas. 

Viven  también  en  ciertas  substancias  alimenticias  (queso, 
harina,  granos,  vainilla,  etc.). 

El  acaro  del  queso  o  cresa  (Tyroglyphns  siró)  (fig.  424) 
vive  sobre  la  corteza  de  varios  quesos,  pero  no  es  muy 

común.  El  tiroglifo  alar- 
gado ( T.  longior),  que 
tiene  iguales  costumbres, 
se  encuentra  todavía  con 
menos  frecuencia.  El  aleu- 
robio  de  la  harina  (Aleii- 
rohiiis  farince)  es,  por  el 
contrario,  mucho  más  fre- 
cuente; se  multiplica  con 
exceso  sobre  las  substan- 
cias orgánicas  más  diver- 
sas, y  particularmente  so- 
bre los  quesos;  el  queso  de  Auvernia  siempre  está  provisto 
abundantemente,  y  esto  lo  hace  más  apreciable  para  los 
aficionados;  el  aleurobio  se  encuentra  también  en  los  granos 
y  las  harinas  de  todas  clases;  el  heno,  la  paja,  el  tocino  y 
demás  productos  de  choricería,  etc. 

Los  glicifagos  {Glyciphagus)  (fig.  425)  y  los  carpoglifos 
(Carpogljjphns)  son  una  especie  de  tiroglifos,  de  mandíbulas 
menos  fuertes,  que  no  presentan  surco  toraco-abdominal,  que 
viven  en  grandísimo  número  en  las  substancias  azucaradas 
preferentemente,  en  la  harina  y  aun  en  los  muebles  viejos. 
Los  frutos,  sobre  todo  en  conserva,  las  confituras,  los  higos 


Fig.  424.  —  Tiroglifo  del  queso,  visto  por 
las  caras  dorsal  v  ventral. 


ÁCAROS  O  ARADORES 


571 


secos,  las  ciruelas,  los  bizcochos  son  atacados  por  estas 
sarnas,  que  pueden  también  atacar  a  las  personas;  con  fre- 
cuencia se  nota  en  In- 
glaterra una  violenta  irri- 
tación producida  por  la 
invasión  de  estos  peque- 
ños animales  en  los  dro- 
gueros o  personas  que  ma- 
nejan azúcar,  de  donde 
el  nombre  que  se  le  ha 
dado  de  sarna  de  los 
drogueros. 

Para  combatir  los  per- 
juicios, a  veces  bastante 
notables,  producidos  por 
los  tiroglifos,  se  puede 
recurrir  al  calor;  el  tra- 
tamiento de  los  locales 
invadidos  por  los  vapores 
de  azufre  o  de  sulfuro  de 
carbono  da  buenos  resul- 
tados. 

Los  frutos  secos  ata- 
cados han  de  pasarse  por  ^jg  420.  -nucifago 
agua    hirviendo    durante 

algunos    minutos,    enjugarlos    rápidamente   y   encerrarlos 
con  cuidado. 


Ácaros  útiles 


El  pediculoide  ventrudo  o  esferogino  (Pedicnloides  veii- 
tricosus)  pertenece  a  la  familia  de  los  trombídidos  y  a  la 
subfamilia  de  los  tarsonémicos.  Tal  vez  es  el  único  acaro 
que  preste  algunos  servicios  a  la  agricultura;  su  talla  es 
muy  pequeña;  O" 20  milímetros  en  la  hembra  y  042  milíme- 
tros en  el  macho;  su  cuerpo  es  de  forma  alargada;  la  hem- 
bra puede  dilatar  considerablemente  el  extremo  posterior  de 
su  abdomen  hasta  hacerle  adquirir  dimensiones  veinte  veces 


572  ARÁCNIDOS 

mayores  que  el  cuerpo:  eu  esta  especie  de  saco  es  donde 
acumula  sus  huevos,  en  donde  sufren  éstos  su  desarrollo,  y 
de  esta  especie  de  cámara  incubadora  salen  machos  y  hem- 
bras dispuestos  para  aparejarse;  la  hembra  es,  pues,  viví- 
para. Este  acaro  vive  como  parásito  sobre  ciertos  insectos: 
sobre  las  larvas  y  las  ninfas  de  la  polilla  del  trigo  y  del 
bupreste  de  la  encina.  Puede  a  veces  pasar  al  hombre,  por 
ejemplo  durante  las  manipulaciones  del  trigo,  provocando 
entonces  viva  picazón;  pero  no  persiste,  y  esta  molestia  tan 
sólo  se  presenta  de  un  modo  accidental. 


LINGUÁTULAS 

Las  linguátulas,  a  pesar  de  la  forma  alargada  y  cilin- 
drica de  su  cuerpo,  la  falta  de  patas  articuladas  en  el  adulto 
y  su  desarrollo  por  emigraciones,  están  clasificadas  entre 
los  articulados.  El  estudio  de  su  desarrollo  embriogénico 
demuestra,  en  efecto,  sus  relaciones  con  los  arácnidos  y  que 
deben  el  aspecto  vermiforme  á  su  género  de  vida  parasitaria. 

El  cuerpo  de  las  linguátulas  es  alargado  y  estriado  transversal- 
mente  como  el  de  las  tenias;  pero  la  segmenta- 
""^''^^  ción  es  únicamente  exterior.  La  boca  no  pre- 

senta piezas   bucales,    pero   está   rodeada  de 
^  í  _  -      cuatro  ganchos  córneos  movibles.  No  hay  apa- 

^'  ^"■'"'^     rato   respiratorio   ni   circulatorio.    El   sistema 

nervioso  está  reducido  a  una  simple  cinta  eso- 
fágica de  la  cual  parten  varios  nervios.  Los 
sexos  están  separados;  las  hembras  son  ma- 
yores que  los  machos.  Las  linguátulas  son 
ovíparas;  los  embriones  están  provistos  al 
nacer  de  dos  pares  de  patas  biarticuladas  (figu- 
ra 426) ;  son  depuestos  sobre  la  hierba  y  tra- 
gados frecuentemente  por  los  herbívoros,  en 
Fig.  426.  —  Embrióu  cuy  O  hígado  van  a  enquistarse ;  cuando  su 
de  liuguátiila.  huésped   es   devorado   por   un   carnívoro,    in- 

vade las  vías  respiratorias   de  este   último  y 
adquieren  entonces  los  órganos  genitales. 

Linguátula  nasal  (Lingnatnla  rhinaria)  (fig.  427). — 
La  linguátula  nasal  o  tenoide  tiene  el  cuerpo  lanceolado, 


LINGUATULAS 


573 


ancho  por  delante  y  adelgazado  por  detrás;  el  macho  es 
blanco;  tiene  3  centímetros  de  longitud,  3  milímetros  de  an- 
cho por  delante  y  O' 5  milímetros  por  detrás:  la  hembra,  de 
un  gris  blanquecino,  alcanza  de  5  a  10  centímetros  de  longi- 
tud, con  un  ancho,  en  la  parte  posterior  de 
1  centímetro  y  en  la  posterior  de  2  milímetros. 

En  estado  adulto,  las  linguátulas  habitan 
las  cavidades  nasales  de  los  carnívoros,  prin- 
cipalmente del  perro;  se  les  encuentra  casi 
siempre  en  el  fondo  de  los  meatos,  entre  los 
cornetes;  las  hembras  son  sedentarias,  al  paso 
que  los  machos  suelen  moverse  por  las  dife- 
rentes regiones  de  las  fosas  nasales.  Allí  es 
donde  se  efectúa  el  aparejamiento,  y  la  hem- 
bra depone  luego  la  enorme  cantidad  de 
huevos  de  que  está  repleto  su  cuerpo  (hasta 
500,000  por  individuo). 

El  perro  que  contiene  estos  parásitos  tiene 
dificultad  en  la  respiración,  frecuentemente 
sufre  estornudos  bruscos,  acompañados  a  ve- 
ces de  ruidosos  ronquidos;  de  este  modo  ex- 
pulsa un  moco  cargada  de  huevos  y  a  veces 
liguátulas  Los  huevos,  caídos  al  suelo,  no 
pueden  abrirse  si  no  son  tragados  por  un 
huésped  intermediario,  tales  como  un  rumian- 
te, buey  o  carnero;  el  conejo  sirve  también 
con  frecuencia  para  su  desarrollo.  Llegados 
al  tubo  digestivo  de  este  huésped,  se  abren  y 
dan  nacimiento  a  un  embrión  algo  parecido 
a  un  acaro  (fig.  426):  su  cuerpo  es  ovoide, 
aplastado  por  la  cara  ventral,  puntiagudo  por  detrás  y 
provisto  de  cuatro  patas.  Este  embrión  atraviesa  los  tejidos 
del  tubo  digestivo  y  va  a-  fijarse  al  hígado  o  a  los  pulmones 
en  donde  se  enquista,  pierde  sus  patas,  su  rostl'o  perforador 
y  se  transforma  en  una  larva  inmóvil,  la  cual  se  ^convierte 
lentamente  en  una  pequeña  linguátula  desprovisto  de  órganos 
sexuales.  Estas  larvas  están  destinadas  a  perecer  si  no  se 
mata  al  animal  que  las  contiene;  en  el  caso  contrario,  si 


Fig.  427.  — Lin- 
guátula nasal. 


574  ARÁCNIDOS 

se  dan  los  intestinos  a  un  perro,  las  larvas  invaden  las  fosas 
nasales  para  completar  su  desarrollo  y  alimentarse  a  expen- 
sas de  las  secreciones  de  la  mucosa. 

Vemos,  pues,  que  basta  con  evitar  que  se  den  a  los  perros 
los  despojos  de  los  carneros,  de  los  conejos  y  de  otros  her- 
bívoros para  evitar  la  entrada  del  parásito.  Por  otra  parte, 
no  parece  molestarles  mucho,  es  fácil  desembarazarles  de  las 
linguátulas  inyectando  en  las  fosas  nasales  una  emulsión  de 
aceite  erapireumático  en  yema  de  huevo,  disuelto  en  agua. 


ÍNDICE   ALFABÉTICO 


Abejorro,  ÍOO.  —  batanero,  307.  — 
bronceado,  307.  —  común,  131.  —  de 
San  Juan,  153.  —  verde  de  la  vid, 
306. 

Abraxas  grossulariata,  253. 

Acalinópteros,  103. 

Acantina  columbaria .  404.  —  lectula- 
ria,  403. 

Acautiados,  403. 

Acaiitocéfalos,  39. 

Acaros,  552.  —  A.  perjudiciales:  a  las 
plantas,  553.  —  a  los  animares,  557. 
—  a  las  substancias  alimenticias, 
.559.  —  útiies,  571.  —  del  queso,  570. 

Acrídidos,  118. 

Acridium  americanum,  122.  —  pere- 
grinum,  121. 

Acridotheros  tristis,  123. 

Acrolepia  asectella,  214. 

Acnleatos,  117. 

Adoxus  vitis,  298. 

Afanipteros.  94,  114,4.37. 

Afididos,  110. 

Afidos.  108. 

Afrofora  espumosa,  399. 

Agallas,  .390. 

Agapanthia  marginella,  149. 

Agelastica  alui,  358. 

Aglossa  pinguinalis,  4.")8. 

Agrilo  del  peral,  230. 

Agrilus  chrvsoderes,  231.  —  piri,  230. 
— sinnatu.s.  332.  -  vlridis;  230,  .332. 

Agrious,  465. 

Agrotis  exclamatiouis,  212.  —  sege- 
tum,  1.59.  177.  —  tritici,  159. 

Agrotisage,  18(J. 

Aguijón,  149. 

Albeilar,  1.52. 

Aleurobio  de  la  harina.  570. 

Almejas,  84. 

Almendras  de  mar,  84. 
Altisa  de  la  col,  199.  —  de  la  colza  o 
de  cabeza  dorada^  199.—  de  las  hor- 
talizas, 199.  —  de  la  madera,  199.  — 
del  nabo,  199.  —  de  la  remolacha" 
199.  —  de  la  vid,  199,  295. 


Altisas,  100.  175.  198. 
Alucita,  154. 
Alysia  olivieri,  474. 
Amiba  del  colon,  5. 
Amibas,  4. 

Amfistoma  cónico,  37. 
Amflstouias,  37. 
Aramophila  hirsuta,  474. 
Amoeba  coli,  5. 
Anaplocef alineas,  28. 
Anarsia  lineatella.  252. 
Andricus  fecundatrix,  391. 
Andrva  cuniculi,  28.  —  del  conejo,  28. 
Anélidos,  72. 

Anemia  de  los  mineros,  49.  —  perni- 
ciosa, 49. 
Anguílula  del  trigo  atizonado,  60.  — 

del  tallo,  .58.  —  del  vinagre,  70. 
Angiiilnlas,  57. 
Anguillula  axophila,  70, 
Anisoplia  de  los  cereales,  1.54.  —  hor- 
tícolas, 154. 
Anisoplia  hortícola,  154.  —  segetum, 

154. 
Ankylostomum  caninum,  49. 
Auobios,  445. 

Anobium,  445.  —  pertinax,  448.  —  pa- 
niceum,  448.    -  striatum,  448.   — 
tessellatum.  447. 
Anómala  «nca,  307.  —  vitis,  306. 
Anomalon  circumílexuní,  378. 
Anopholes  maculipensis.  417. 
Anoplocéfaio  mamillana,  28.—  perfo- 

liata,  28. 
Auoplocé falos,  28. 
Auoplorus,  93,  404. 
Anquiliistoma  del  perro.  49.  — duode- 
nal, 48. 
Auquilostoinas,  48. 
Anthomya  brassicie,  218.  —  ceporum, 

218.— platura.  218. 
Authonomage,  226. 
Antomía  de  la  col,  218.  —  del  bulbo  de 

la  cebolla,  218. 
Antóuorao  del  cerezo,  228.— del  peral. 
228.  —  del  manzano,  224. 


576 


índice  alfabético 


Anthonomus  drupariini;,  228.  —  poino- 

rum,  224.  —  pyri,  228. 
Antbreuus  museorum,  454. 
Ántrax,  123. 
Autraxia  morio,  .83.3.  —  quadri-puuc- 

tata,  333. 
Antrenos,  99. 

Antrenos  de  los  muscos,  454. 
Apanteles  glomeratus,  2()8,  474. 
Apate  capuchino,  44!).—  muricata,  302. 

—  sinuata,  .302. 

Aplieleuchus  del  íresal,  G9.  —  olesis- 

tus,  69. 
Aphis  amydali,  262.  —  brassic»,  215. 

—  cerasi,  262.  —  evonymi,  215.  — 
granaría,  160.  —  niaidis,  161.  —  pa- 
paveris,  215.  —  mali,  262.  —  persi- 
cae,  261.  —  pyri,  262.  —  rosarum, 
398.  —  nimicis,  215. 

Aphropliora  spumaria,  399. 

Apiarias,  117. 

Apión  apricaus,  171.  —  del  trébol,  171. 

Arácnidos^  539. 

Aradores,  456,  552. 

Arenícola  de  los  pescadores,  77. 

Arenicola  piscatorum,  77. 

Arañas,  541,  544. 

Aretia  caja,  321. 

Argas  reflexus,  .559. 

Argironética  acuática,  548. 

Arions  hortensis,  82.  —  rufus,  81. 

Arouiia  almizclada,  .3.38. 

Aromia  morchata,  338. 

Articulados,  85. 

Artrópodos,  85. 

Ascárides,  41,  —  del  caballo,  42.  —  lom- 

bricoide,  41. 
Ascaris  lumbricoides,  41.  —  megalo- 

cephala,  42. 
Asilo  zángano,  422. 
Asilidos,  114. 

Asilus  crabouiformis,  422. 
Asopia  farinalis,  457. 
Aspldiotus^  269.  —  licus,  270.  —  nerii, 

270.  —  ostreae.formis,  269.  —  perni- 

ciosus,  260.  —  (crysomplialus)  mi- 

nor,  270. 
Astvnomus  aeditis,  340,  451. 
Atelabo,  300. 

Athalia  spinarum,  185,  400. 
Atomaria  lineal,  169. 
Atomaria  linearis,  90,  169. 
Attacus  pavonia  major,  241.  —  pavo- 

nia  minor,  241. 
Attagenus  pellio,  4.54. 
Avena  puerrosa,  59. 
Avispa  común,  289.  —  francesa,  290. 

—  germánica,  289. 
Avispa  de  Xatart,  302. 
Avispas,  288,  439. 

Babata  gris,  195.  —  negra,  172. 
Babesia  bovis,  10. 
Babosa,  81.  —  (larva),  287. 


Babosa  agreste,  82.— gris,  81.- de  los 

jardines,  82.— roja,  81. 
Balauinns  glandium,  344.  —  nucum, 

228. 
Balbiana  gigante,  9. 
Barbitista  de  Berenguier,  294. 
Barbos  (enfermedad  de  los),  81. 
Barrena  ataraceada  o  moteada,  447. 

—  pertinaz,  448. 
Barrenas,  445. 
Barrigón,  6. 

Bibio  hortularia,  220.  —  Macci,  220. 

Bibión  de  los  jardines,  220.  —  de  San 
Marco,  220. 

Bilharcia,  37. 

Biorhiza  áptera,  391. 

Blauiula  moteada,  537. 

Blaniulus  guttutalus,  .537. 

Blapsidos,  100. 

Blaps  mortisaga,  456. 

Blaps  presagia-muerte,  456. 

Blata  germánica,  441. 

Blátidos,  440. 

Blennocampa  bipuuctata,  400.  —  pu- 
silla,  400. 

Blenocampa  bipunteada,  400.  —  pu- 
silánime, 400. 

Bola  de  agua,  21. 

Bolys  margaritalis,  182.  —  nubilalis, 
182.  —  nubilalis,  160. 

Bowbicidos,  104,  106. 

Bombix  antiguo,238.— culo-pardo,  234. 

—  de  la  encina,  378.  —  culo-dorado, 
234.-dispar,  1^37,  366. -monje,  366. 

—  neustriano,  236.  —  procesionario 
de  la  encina,  371.  —  o  Lasiocampo 
del  pino,  373.  —  procesionario  del 
pino,  373.  —  pudibondo,  370. 

Bombyx  neustria,  236.— quercus,  378. 

—  del  trébol,  183.  —  trifolii,  138. 
Bostezo,  48. 

Bostrico  eurigrafo,  3.50.— estriado,  349 

Bóstricos,  345. 

Bostrichus  bideus,  349.  —  chalcogra- 
phns,  348.  —  curvidens,  349.  —  eury- 
graphus,  350.— laricis,  .350.  — linea- 
tus,  349.— steno-graphus,  349. —  ty- 
pographus,  346. 

Botridios,  29. 

Botriocefálidos,  29. 

Botriocéfalo  ancho,  29. 

Bothriocephalus  hitus,  29. 

Botrytis  tenella,  144,  525. 

Boutons,  304. 

Bracouidos,  117,  474. 

Braquélitros,  99. 

Braquiatos,  85. 

Braquicuos,  114. 

Braquidesmos,  .538. 

Brucha  de  las  arbejas,  194.  —  de  las 
habas,  195^— délas  habichuelas,  195. 

—  de  los  guisantes,  194.  —  de  las 
lentejas,  194. 


índice  alfabético 


577 


Brucbus  nubilus,  195.— obtectus,  195. 

—  pallidicornis,  195.  —  pisi,  194.  — 
riifimanus,  195. 

Biicardos,  84. 

Bupreste  de  la  encina,  3.32.  —  del 
framl)iieso.  231.  —  morio,  333.  — del 
melocotonero.  231.—  de  cuatro  pun- 
tos. 3.33.-verde,  230,  3.32. 

Bu  prestidos,  99. 

Buthus  europanis,  544. 

Byctiscus  beluteli,  300. 

Cadela,  471. 

Caládidos,  116,  474. 

Calamobius  marginelliis,  149. 

Calandra  granaría,  146.  —  oryza\ 
149. 

Calidra  sanguínea,  339,  450.— violeta, 
450. 

Calinópteros,  103. 

Calmar,  84. 

Caloptenus  italicus,  122.— spretus,  122. 

Calopteryx,  403. 

Calosoma  sicofanta,  136,  467. 

Calotermes  flavicollis,  445. 

Calsita  azul,  334. 

Calspidema  atra.  172. 

Callidium  sanguineum,  339,  450.— vío- 
laceum,  450. 

Callíphora  vomitoria,  422. 

Campana,  311. 

Cangrejo  de  tierra.  188. 

Cantárida,  100.  393.— officinal,  .340. 

Cantharis  vesicatoria.  .340. 

Capnodís  tenebríodís,  231. 

Capricornio:  carpintero,  .340,  351.— 
doméstico,  450.—  (gran),  334.  —  (pe- 
queño), 336. 

Cápsidos,  111,  329. 

Caquexia  acuora,  34. 

Carábidos,  99. 

Cárabo  giboso,  1.50.— dorado,  99,  136, 
467.— purpúreo,  467.— de  las  made- 
ras, 467. 

Caracoles,  79. -de  Borgoña,  79. 

Carcoma,  446. 

Carcoma  de  las  mesas  o  pertinaz,  448. 

—  del  pan.  448. 

Carpocapsa  funebrana,  252.  — pomo- 
nella,  249.-spleudens,  2.52. 

Carpoglifos,  .571. 

Cassida  nebulosa,  174.  —  viridís,  203. 

Cassidias,  100.— verde,  203. 

Casti'acion  parasitaria,  123. 

Catocala  fraxiui,  .380. 

Caza-babdtas,  172. 

Cecidias.  390. 

Cecidomia  de  la  avena,  1(33.  — del  tri- 
go. 163. —destructiva,  161.  — de  la 
bava.  391.  —  del  peral,  283.  —  de  la 
vid.  3:^1. 

Cecidomias,  115. 

Cecídomva  destructor.  161.— fagí,  391. 
-oenophila,  331.  — triticí,  163. 


Cefalópodos,  84. 

Cefo  comprimido,  284.  —  del  rastrojo, 
166.— pigmeo,  166. 

Cenuro,  15. 

Cephus  compressus,  284.  —  pygmeus, 
166. 

Cepófago  de  la  vid,  556. 

Cerambícidos.  100. 

Cerambyx  mayor,  3.34.  —  cerdo,  336. 
minor,  3.36. — lieros,  334. 

Cerastoma  cornutum,  .544. 

Ceratítis  capitata,  279. 

Cercaría,  33. 

Ceroplastes  rusci,  274. 

Cestodes,  14. 

Cetonias,  40,  .393. 

Cetonia  birtella,  .30«). 

Cetonia  velluda,  .306. 

Ceuthorynclius  sulcicollís,  196. 

Cicadeia  de  la  avena,  161. 

Cicadella  sexnotata,  161. 

Cícadella,  111. 

Cicádicos,  111. 

Cicindela  campestre,  99,  468. 

Cicindélidos,  99. 

Ciclops,  27.  55. 

Ciempiés,  .534. 

Ciervo-volador,  100,  3.33. 

Cigarras,  111. 

Cigarrero,  223.  .300. 

Cinípidos,  117. 

Ciuips  de  la  rosa,  402. 

Cirticerco,  15. 

Cirticercoide,  26. 

Círtico,  15. 

Clavicornios.  99. 

Claviras,  84. 

Cleonus  mendicus,  177.— sulcirostris, 
176. 

cuto  arqueado,  339,  4r)0. 

Clito  toxicóme,  .305. 

Clorops.  165.— d'Herpin.  16.5.— lineal, 
165.— de  pies  articulados,  165. 

Clvtlira  taxicoruis,  305. 

Clytus  arcuatus,  :Ji39,  4.50. 

Cneorhiuus  geminatus.  302. 

Cnethocampa  pilyocampa,  373.  —  pro- 
cessionaria,  .3Í1. 

Coccidía  delicada,  7.  —  del  conejo,  5. 

Coccidias,  5. 

Coccidiosis.  6. 

Coccidium  cuniculi,  5.  —  teuellum,  7. 

Coccinas,  274. 

Cóccidos,  109. 

Coccínelas,  471,  472. 

Coccinélidos,  101. 

Coccobacillus  acridiorum.  129,  .525. 

Cochilis,  312. 

Cochinilla  del  almendro,  272.— blanca 
de  los  cidros  y  naranjos,  275.  — 
blanca  de  la  vid,  323.-  de  la  higue- 
ra, 274.  —  del  melocotonero.  272.  — 
del  naranjo,  271,  274.  —  del  olivo, 


578 


índice  alfabético 


272.— oblonga  de  la  vid,  323.— roja 
de  la  vid,  322. 

Cochinillas,  108,  268,  322. 

Cochylis  roserana,  312. 

Coenuro  cerebral,  22. 

Coenurus  cerebralis,  26.— serialis^  26. 

Coleópteros,  98.  —  C.  perjudiciales :  a 
todos  los  cultivos,  131.— a  los  ce- 
reales. 146.  —  a  las  plantas  forraje- 
ras, 168.  —  a  las  hortalizas,  194.  — 
a  los  árboles  frutales,  221.  —  a  la 
vid,  295.  —  a  los  árboles  forestales, 
322. —  a  las  plantas  hortícolas,  392. 
—  a  la  madera  labrada,  440.  — a  los 
vestidos,  454.— a  los  alimentos,  456. 
auxiliares,  467. 

Colorado  (bestia  del)^  205. 

Colpocephalum  turbinatum,  412. 

Concha,  84. 

Concha  graupera,  321.  —  marta,  .321. 

Copocéfalo  cónico,  412. 

Coqueta,  363. 

Corcho  bifasciadO;,  332. 

Coreidos,  111. 

Corioptes,  568. 

Corcebus  bifasciatus,  3.32. 

Corsi  (aparato  de),  126. 

Corta-yemas,  222,  301. 

Costia  necatríx,  12. 

Cosus  roe-madera^  361.  —  ligniperda, 
361. 

Craspedosomos,  538. 

Crepusculares/103. 

Cresa,  .570. 

Crioceris  asparagi,  203.  —  duodecim 
punctata;,  204.  —  menalopa,  153.  — 
merdigera,  392. 

Criócero  de  la  cebada,  153.  —  de  doce 
puntos,  204.— del  espárrago,  203.— 
del  lirio,  392. 

Crióceros,  100. 

Criquet  italiano,  122.— marroquí,  119. 
— pelegrino,  121.— viajero,  122. 

Criquets,  118, 119. 

Crisomela  de  la  acedera,  204.  —  del 
álamo,  359.—  del  mimbre,  360.— del 
pobo,  3.59. 

Crisomélidos,  100. 

Cteníza  Savagei,  5.50. 

Cucaracha  americana,  441.  —  de  las 
cocinas,  440.— germánica,  441. 

Cuchillo,  84. 

Culex  annulatus,  414.  —  pipiens.  413. 

Culo-pardo,  2.84. 

Curculiónidos,  100. 

Cynips  argéntea,  391.— liguicola,  391^ 

Cypris,  27. 

Cysticercus  bovis,  26.—  cellulosa^,  26. 
fasciolaris,  26.  —  pisiformis,  26.  — 
tennicoUis,  21,  26. 

Chaetocnema  tibialis,  200. 

Chancros  del  manzano,  264. 

Cheimatobia  brumata.  242. 


Chelonia  caja,  321.— villica,  .321. 
Chinche  roja  de  la  col,  216.  —común, 

403.— de  los  palomares,  404. 
Cliinches,  215,  .329,  403. 
Choesacompa  elpenor,  320. 
Chorioptes  symbioles,  369.— auricula- 

rum.  569. 
Chrysomphalus,  270. 
Chrysopa  vulgaris,  461. 
Chrysops  caecuitens,  420. 
Dacus  olese,  280. 
Dactvlopius,  274.  —  adouidum,  275. 

—  citrí,  275.  —  vitis,  323. 
Daschyra  pudibunda,  370. 
Davainea  proglottina,  27. 
Déctico  gris,  119. 

Decticus  albifrons.  119.  —  griseus,  119. 

Deilephila  elpenor,  320.  —  lineata,321. 

Demódex  folicular,  561. 

Dermanise  de  los  gallineros,  ,560. 

Dermestes,  99,  4.54. 

Dermestes  de  los  peleteros,  454.  — 
zorra,  455.  —  del  tocino,  455. 

Dermestes  lardarius,  4.55.  —  pellio, 
454.  —  vulpinus,  455. 

Dermestides,  99. 

Desorugamiento,  477. 

Diablillo,  221. 

Diantha?cia  compta,  395. 

Diaspínas,  269. 

Diaspis  pentágona,  271,  474,  527.  — 
pirícola,  270,  —  rosae,  399. 

Dicestodes,  29. 

Dicrocaílium  lanceatum,  36. 

Dipilidio  del  perro,  27. 

Diplopodos,  535. 

Diplosis  tritici,  163.  —  pirívora,  283. 

Diplozoon  paradoxum,  38. 

Dípteros,  92,  111  y  474.  -  D.  perju- 
diciales a  los  animales  domésticos, 
413.  —  a  los  árboles  forestales,  391. 

—  a  los  árboles  ffutales,  277.  —  a 
los  cereales.  161.  —  a  las  hortali- 
zas, 217.  —  a  las  plantas  forraje- 
ras, 184.  —  a  la  vid.  331. 

Dipylidium  caninum,  27. 

Dístomas,  32. 

Distomatosis,  34. 

Diticidos,  99. 

Docóforo  bilioso,  411. 

Docophorus  icterodes,  411. 

Dorcus  parallelipipedus,  334. 

Doriforo  de  las  patatas,  205. 

Durina,  11. 

Dorylaimus,  69. 

Douve  de  los  félidos,  37.  —  erizado, 

.37.  —  del  hígado  (mayor),  32.  — 

(menor),  36.  —  lanceolada,  36.  — 

truncada,  37. 
Douves,  31. 
Drepauidotenia,  27.  —  auatina,  27.  — 

lanceolata,  27. 
Drilo  flavescente^,  471. 


índice  alfabético 


579 


Durand  (aparatos),  123. 

EchYnomia  fera,  474. 

Eft'ineras,  40.5. 

Elatéridos.  í)í). 

Elater  niger,  151, 176.  —  .sanguincus, 
1.51.  —  lineatus,  151.  —  obscuras, 
151.  —  segetis,  151.  —  sputator,  151. 

Embrión  hexacanto,  IC.  —  mfusori- 
formc.  32. 

Emphvtus  cinctus,  400.  —  rufociuc- 
t  US.' 400. 

Encyrtus  fuscicollis,  474. 

Enfermedad  roja  de  la  vid,  555. 

Enmelado,  180. 

Ennomos  syringaria,  394. 

Enquitreídos.  7<). 

Entedon  divitiacus,  474. 

Eotnmaguatlius  brevis,  474. 

Entomófagos,  117. 

Epeira  diadema,  .547. 

Epeira  socialis,  5.50. 

Epliemera  vulgata,  466. 

Epüestia  elutella.  158.  —  kuelmiella. 
157.  —  passulella,  4.5«. 

Ephippiger  bittcrensis,  2'J3.  —  vi- 
tium,  293. 

Epifragma,  79. 

Epifigero  de  Béziers,  293.  —  de  la 
vid,  119,293. 

Epilachna  argus,  473. 

Epilepsia  contagiosa  ile  las  jaurías. 
.56!». 

Epinglage,  19. 

Equinococcia.  25. 

EquiniK'Ooo,  24. 

Equinorinco  gigante.  .39.  —  polimor- 
fo, 40. 

Erinosis  de  la  vid,  r)53. 

EriocamiioTdes  limacina.  287. 

Kristalos.  114. 

Escaldadd.  310. 

Escaral)ajeras,  442. 

Escarabajos,  440. 

Escarábidos,  100. 

Esclerostoma  del  caballo.  46. 

Esclerostomas.  4(5. 

Escolitidos.  10().  345. 

Escólito  del  altedui.  .3.56.  —  destruc- 
tor. 3ÓS.  -  del  olivo,  2.32. 

Escólitos.  100. 

Escolopendra  mordedora,  5.3<3. 

Escolopendras,  .5.36. 

Escorpión  común,  544.  —  europeo, 
544. 

Escorpiones,  541 . 

Escorpiónidos,  .541. 

Escribiente,  2Í>8. 

Escutigeros,  5.37. 

Esferógino,  571. 

Esfigidos,  117,  474. 

Esfingidos,  104. 

Espirópteros.  57. 

Esiiiroquetas,  12. 


Esponjosa,  237,  366. 

Esporociste,  33. 

Esporozoarios,  5. 

Esta/ilhüdos.  99. 

Estalilino  hediondo,  99,  469. 

Estegomia,  417. 

Estrellado  (Bombix),  240,  396. 

Estrepsipteros,  93. 

Estridos,  114,  426. 

Estro  del  caballo,  426.  —  duodenal, 
430.  —  hemorroidal,  429.  —  del  car- 
nero, 430. 

Estrongilidos,  44. 

Estróngilo  armado,  46.  —  capilar,  45. 

—  contorneado,  45.  —  filarla,  45.  — 
miembro,  46.  —  paradoxal,  46.  — 
rayado,  45.  —  rojo,  46. 

Estrbngilosis,  45. 

Estrongilosomas,  539. 

Estufamiento,  312. 

Eudemis,  314.  -  botrana,  314. 

Eumolpo,  100.  298. 

Euproctis  chrysolrluea,  2.34. 

Eurvdema  olerácea.  215.  —  ornata, 
216. 

Euscorpius  flavicaudis,  .544. 

Eustróngilo  gigante,  44. 

Eustróngilos,  44. 

Eustrongvlus  viscerales.  44.  —  reüa- 
lis,  44. ' 

Exoascus  deformans,  261. 

Faláugidos,  .543, 

Falena  de  los  capuchinos,  395.  —  des- 
hojante. 248.  —  del  grosellero.  253. 

—  hiemal.  242.  —  de  la  lila.  .394.  — 
del  pino.  281. 

Falénidos,  106. 

Fasciola  hepática.  32. 

Fenura  de  patas  lihuicas,  401. 

Fidonia  piniaria.  281. 

Fiebre  de  Texas.  10. 

Filarla  Bancrofti,  5.5.  —  equina,  .57. 

—  hannorrhagica,  55.  —  immitis. 
65.  —  lacrymalis,  57.  —  medinen- 
sis,  54. 

Filarías,  54.  —  de  Bancroft,  56.  —del 
caballo,  .57.  —  cruel,  .55.  —  de  los 
botones  bemorrágicos,  .55.  —  lagri- 
mal, 57.  —  de  Medina,  .54. 

Filáridos,  .54. 

Filariosis,  57. 

Filópteros,  410. 

Filoptos.  .553. 

Finot  (aparato  de).  126. 

Fitófagos.  115. 

Fitóf  tiros.  108. 

Fitónomo  variable,  175. 

Fitopte  del  peral,  .554. 

Flagelados.  10. 

Florv  (máquina).  128. 

Foladas,  84. 

Foraminiferos,  5. 

Forfícula.  19.3. 


580 


índice  alfabético 


Forfícula  auricularia,  193. 

Fórmica  rufa,  291. 

Formícidos,  117. 

Furaagiua,  273,  324. 

Fumago  vagaus.  273. 

Galénica  alni,  358. 

Galénica  de  la  énula.  358.  —  del  ol- 
mo, 356. 

Galerucella  luteola.  356. 

Galerucas,  100. 

Galleólas,  117,  390. 

Gallinsectos,  2G9. 

Gammarus  pulex.  40. 

Gape,  48. 

Gasterópodos,  78.  —  pulmonados,  79. 

Gastropaclia  pityocampa.  373. 

Gastrophilus  duodeualis,  430.  —  equi, 
426.  —  haeinorrhoidaliS;,  429. 

Gastrophysa  raphanl,  204. 

Geocorisas,  111. 

Geófilo  de  largas  antenas,  536. 

Geófllos,  536. 

Geométridos,  107. 

Geonemus  flabellipes,  302, 

Gigautorrhyuchus  gigas,  39.  —  poly- 
morplnis,  40. 

Giuecóforo,  37, 

Girin  nadador,  99. 

Girinidos,  99. 

Gliclfagos,  .570. 

Glomeris  marginata^  .5.39. 

Glossina  morsitans,  421. 

Glycipbagus,  570. 

Goniocotes  compar,  411.  —  gigas,  411. 

—  hologaster,  411. 

Goniocoto  compadre,  411.  —  gigante, 
411.  —  hologastro,  411. 

Conoide  damicorne,  411.  —  deseme- 
jante, 410.  —  enano,  411,  —  de  ca- 
beza pequeña,  411.  —  falcicorue, 
411.  — estilífero,411. 

Gonoides  dissimilis,  410.  —  falcicor- 
nis,  411,  —  minor,  411.  —  parviceps, 
411,  —  stylifer,  411. 

Gorgojos,  100.  —del  apio  silvestre  o 
livecba,  171,  221.  —  del  arroz,  149. 

—  de  las  avellanas,  228.  —  de  la  col^, 
196.  —  de  la  colza,  171.  —  del  pino 
y  del  abeto,  341.  -  del  trigo,  146. 

—  de  la  zanahoria,  198. 
Grabador,  298, 
Gracila  pigmea,  4.50, 
Gracila  pygmsea,  450. 
Gracilaria  syringuela,  394, 
Granizo  del  melocotonero,  261. 
Grapholita  pisana,  214. 
Graptodera  ampelophaga,  295. 
Gregarinas,  5. 

Grílídos,  442. 

Grillo  de  los  campos,  443.  —  domés- 
tico, 443. 
Grillotalpa,  188. 
Gripidius  brassicse,  171. 


Gris,  .554. 

Griseta.  302.  —  de  la  vid,  329. 

Gusano  alambre,  1.52.  —  amarillo.  152. 

—  blanco,  100,  132.  —  bifurcado,  47. 

—  de  la  harina,  153.  —  de  la  made- 
ra, 335.  —  rojo,  47.  313.  —  gris, 
1.59,  178.  —  solitario,  15.  —  de  tie- 
rra, 75. 

Gusanos,  13. 

Gryllotalpa  vulgaris,  188. 

Grvllus  compestris,  443.  —  domesti- 
cus,  443. 

Hadena  olerácea,  210. 

Hípmatopinus,  405.  —  pilifer,  406.  — 
eurysternus,  405,  —  suis,  406,  —  te- 
nuirostris,  406, 

Hcematopota  pluvialis,  419. 

Halabé  de  Madagascar,  550. 

Haltica  chrvsocephala,  200,—  ampelo- 
phaga, 200,  295.  —  brassica3,  199.  — 
olerácea,  199,  295. 

Hannetonage,  137. 

Harponage,  19. 

Heliophobus  vulgaris,  180, 

Heliozoarios,  4, 

Helix  aperta,  80.— aspersa,  80.—  hor- 
tensis,  80.—  nemoralis,  80.  —  ponia- 
tia,  79.  — vermiculata,  80. 

Hemerobo  vulgar.  461. 

Hemípteros,  92,  108.  —  H.  perjudicia- 
les a  los  animales  domésticos  y  al 
hombre,  403. —a  los  árboles  foresta- 
les, 385.— a  los  árboles  frutales,  261. 
a  los  cereales,  160.  —  a  las  hortali- 
zas, 215.  —  a  la  jardinería,  398,— 
a  los  forrajes,  215,— a  la  vid,  324, 

Hemosposidias,  9,  415. 

Hesperophanes,  449. 

Heterakis,  43. 

Heterakis  maculosa,  43.— perpicillum, 
43,— de  monóculo,  43.  —  manchado, 
43. 

Heteróceros,  103. 

Heterodera,  63. 

Heterodera  radicícola,  68.— Schachtii, 
63. 

Heterómeros,  100. 

Heterópteros,  111. 

Hexaquetos,  112. 

Hidrocorises,  111. 

Hidrofílidos,  99. 

Hidrófilo, 99. 

Hidrometría  de  los  pantanos.  111. 

Hidrométridos,  111. 

Hilandera  de  Bergmann,  .396.  —  bri- 
llante de  las  castañas,  252.  —  verde 
de  la  encina,  385.— de  las  pinas,  384, 
escamosa,  385.  —  del  pino  de  los  Al- 
pes, 384.—  del  racimo,  314.  —  de  las 
yemas  de  pino,  383.  —  de  los  brotes 
de  pino,  382.— del  abeto,  383. 

Hilesina  del  fresno,  .352.  —  Del  olivo, 
233.— del  pino,  350. -polígrafo,  352. 


índice  alfabético 


581 


Hilesinos,  346. 

Hilotonio  del  rosal,  401. 

Himenolcpis  pequeño,  27. 

Himenópteros  auxiliares.  474. 

Himcnópteros,  92,  111.  —  H.  perjudi- 
ciales: a  los  animales,  439.  —  a  los 
árboles  forestales,  386.— a  los  árbo- 
les frutales,  284.  —  a  los  cereales, 
166.— a  las  habitaciones,  4.59.  —  a  la 
jardinería,  400.  —  a  las  plantas  fo- 
rrajeras, 18.5. 

Hipol)óscidos,  4.35. 

Hipobosco  del  caballo,  435. 

Hipodermo  del  buey.  432.  —  rayado, 
434, 

Hiponomenta  del  bonetero,  397.— plo- 
miza, 397, —  del  manzano.  25(). —  del 
ciruelo,  256. 

Hirudineos,  73. 

Hocico-negro,  565. 

Homópteros,  108. 

Hormiga  blanca,  443. 

Hormiga  león,  462. 

Hormigas,  290,  402,  459. 

Hyalopterus  pruni,  262. 

Hybernia  defoliaria,  248. 

Hylastes  áster,  351. 

Hylesinus  crenatus,  3.53.— f  raxini,  352. 
"—  olciperda,  233.  —  piniperda,  350. 
—  varius,  3.53. 

Hylobius  abietis,  341. 

Hylotoma  rosae,  401. 

Hylotrupes  bajulus,  449. 

Hylurgus  minor.  351.— piniperda.  350. 

Hymeuolepis  diminuta,  27. 

Hypera  variabilis,  175. 

Hyponomeuta  cognatella,  397.— evony- 
mella.  397.  —  maliuella.  2.56.  —  pa- 
della.  256.— plumbella,  397. 

Icerya  purchasi,  275,  472,  .531. 

Ichneumon  brunicornis,  474. 

Ichneumouides,  117,  474. 

Idia  farciata,  123. 

Infusorios.  12. 

Insecticidas.  482. 

Insectos.  85. 

lula,  .535.  5.37.  —  de  las  arenas,  537.— 
de  las  fieras,  537.— terrestre,  537. 

Ixodes.  .558.  —  reduvio,  558. —  ricino, 
5.58. 

Jacinto  (enfermedad  circular  del),  .59. 

Jardinero.  467. 

Jardinero  del  bosque.  350. 

Kermes  concha,  270.— del  laurel-rosa, 
399.— del  rosal,  399.  -  virgula,  270. 

Kermes  ulnii,  .385. 

Keíron  o  Keiroun,  280. 

Lecaniuas,  272. 

Lachnosterna  arcuata.  40. 

Ladilla,  407. 

Lamelibranqnios,  84. 

Lajneücornios,  100. 

Lampíridos,  100. 


Lampiro,  100. 

Lampyris  noctiluca,  470. 

Langueyage,  19. 

Lasia  gibosa,  474. 

Lasio-campa  piui,373. 

Latrodectus  tredecimguttatus,  549. 

Lecanio  del  olmo,  385. 

Lecanium  amigdali,  272.  —  herperi- 
dium,  274.  —  olese,  272.  —  persicae, 
272,  323. 

Lepidópteros,  92  y  101.  — L.  perjudi- 
ciales a  los  cereales,  154.  —  a  las 
plantas  forrajeras,  177.—  a  las  hor- 
talizas, 206. 

Lepisma  saccharina,  440. 

Lepismo  del  azúcar,  440. 

Lepra  del  buey,  16. 

Leptinotarsa  decemlineata,  205. 

Lepto  otoñal,  557. 

Lestes,  465. 

Leucania  Zeae,  159. 

Libellulas,  464. 

Libellula  depressa,  465. 

Licto  caniculado,  448. 

Liendres,  404. 

Ligamaza,  272. 

Ligeidos,«lll. 

Lígula,  31. 

Lígula  simplieissima,  30. 

Ligulosis,  31. 

Lima-madera,  333,  451. 

Limax.  81.  —  agrestis,  82.  —  autíquo- 
rum,  81.— maximus,  81. 

Limnaea  truncatula,  .32. 

Limneas,  32. 

Limnatis  nilotica,  73. 

Lina  populi,  359.— tremulse,  359. 

Linguátulas,  572.— nasal,  572. 

Lioteidos,  411. 

Liparis  chrysorrhsea,  2.34,  366.  —  mo- 
nacha,  366.— salicis,  369.  —del  sau- 
ce, 369. 

Lipeuro  hambriento,  410.  —  heteró- 
grafo.  410.— sucio,  410.—  variable, 
410. 

Lipeurus  heterographus,  410.  —  jeju- 
nus,  410.—  squalidus.  410.  —  varia- 
bilis, 410. 

Líthobius,  .537. 

Locusta  viridissima,  118. 

Locustides,  118. 

Loche,  82. 

Lófiro  del  pino,  387. 

Lombrices,  75. 

Longicornios,  100.  ^ 

Lophirus  pini,  387. 

Lopus  sulcatus,  329. 

Lucánidos.  100. 

Lucano,  100,  333. 

Lucanus  cervus,  333. 

Luciérnega,  100. 

Lucila  César,  422. 

Lumbricus  terrestris,  75. 


582 


índice  alfabético 


Lyctiis  canalicnlatus^  448. 

Lyda  campestris.  389.— ervthrocepha- 

la,  389.—  piri.  284.  -  prátensis,  389. 

de  cabeza  roja,  389. 
Lymautria  dispar,  366. 
Lymexylon  naval,  333.  4.ól. 
Lyperosia  irritaus.  421. 
Malacodermios,  100. 
Malacosoma  de  Portugal,  .305. 
Malacosoma  lusitacicum,  30.5. 
Malaria.  9.  417. 
Malmignata,  .548. 
Mallófagos.  408. 
Mamestra  brassicae,  210. 
Mange-Mallols,  304. 
Manta  religiosa,  466. 
Mariposa  blanca  de  la  col  (gran),  206. 

—  (pequeña),  208.  —  blanca  veteada 

de  verde,  209.  —  gris  de  la  harina, 

157.-del  clavel.  395. 
Martín  rosado.  123.— triste,  123. 
Mata-polillas,  1.57,  475. 
Mayetiola  destructor,  161.  —  avente , 

163. 
Megachila  del  rosal,  402. 
Megachile  centuncularis,  402. 
Melantbia  fluctuaría,  395. 
Melasomas.  100. 
Melhafas,  125. 
Mélidos,  100. 

Meligetes  de  la  colza,  99, 170. 
Meligethes  oeneus,  170. 
Meloe,  100. 

Melófago  del  carnero,  436. 
Melolontba  fuUo.  307.— vulgaris,  131. 
Menopon  biseriado,  412.— ancho,  412. 

—pálido.  412. 
Menopon  biseriatum ,  412.— latum,  412. 

— pallidum.  412. 
Metamorfosis,  91. 
Microgaster  glomeratus,  208.— nenio- 

rum,  378. 
Microgastro  aglomerado,  208. 
Microlepidópteros,  107. 
Microspóridos.  8. 
Mígala  peón,  .549. 
Miriapoclos,  534. 
Modorra,  22.— falsa,  431. 
Moluscos.  78. 
Molytes  coronatus,  198. 
Moniezia  extensa.  28.  —  trigonófora, 
28.  —  expansa,  28.  -  de  Van  Bene- 

den,  28. 
Monja.  366. 

Monostoma  mutabile,  37.— flavum,  37. 
Monostoma  variable,  37.  —  amarillo, 

37. 
Monostomas,  .37. 
Moñas,  402. 

Morren  (glándulas  de).  76. 
Mosca  de  la  acedera,  218.  —  de  las  ce- 
rezas, 277.  —  de  la  escaloña,  218.— 
de  España,  340.  —  de  Hesse,  161.— 


del  nabo,  218.- de  las  olivas,  280.— 
de  las  naranjas,  279. 
Moscas,  114. 

Moscas  de  sierra,  387.  —  de  los  cam- 
pos, 389.—  del  grosellero.  286.— del 
peral,  284.  —  de  los  prados,  389.  — 
del  ciruelo. 288. -septentrional,  389. 
—  común.  420.  — de  mayo,  466.  —pi- 
cadora, 420.— azul  de  la  carne,  422. 
—verde,  422.— Tse-tsé.  421. 
Mosquito,  112.  114.  —  anillado,  414.— 

común,  413. 
Musca  olearia,  280.  —  doméstica,  420. 
Mnscidos,  114. 
Mycoderma  aceti,  70. 
Mylabres,  123. 
Myrmeleo  formicarlus,  462. 
Mytilaspis  citricola,  271.— pomorum, 

270. 
Myxobolus  Pfeifferi,  8. 
Mijxosporidios,  8. 
Myzus  ribis,  262. 
Nagana,  11. 
Necróforos,  99,  469. 
Nectria  ditissima,  264. 
Negril,  172. 
Ne'íroun,  232. 
Xeiiiatelmintos,  39. 
Nemato  de  alas  blancas,  401. 
Nematocles,  40. 

Nematodes  perjudiciales  a  los  anima- 
les, 40.  —  a  las  substancias  alimen- 
ticias, 70.  —  a  las  plantas  cultiva- 
das, 57.  —  de  la  remolacha,  63. 
Nematus  albipensis,  401.  —  ribis,  286, 

septentrionalis,  389. 
Nemóceros,  114. 
Nepa  cenicienta,  112. 
Neuronia,  180. 

Neurópteros,  92,  95,  461.  —  perjudi- 
ciales a  las  habitaciones,  443. 
Nigua,  438. 

Noctua  Zese,  159.  —  piniperda,  ,380. 
Noctuela  de  la  alcachofa,  213.  —  del 
trigo,  159.  —  de  la  col,  210.  —  no- 
via, 212.  —  del  fresno,  380.  —  de  los 
forrajes,  180.  —  Gamma,  180,  211. 
—  de  la  lechuga,  213.  —  del  maíz^ 
159.  —  de  los  cosechas,  159,  177.  — 
del  pino,  380.  —  punto  de  exclama- 
ción, 212.  —  de  las  hortalizas,  210. 
Noctuelas,  106. 
Nocturnos,  102. 
Norema  bombycis,  8. 
Notocotylo  verrugoso.  37. 
Notophallus  hiBmatopus,  .555. 
Novillo,  387. 

Novius  cardinalis,  276,  472. 
Ocncria  dispar,  .366. 
(Euophila  ñavum,  458. 
(Enophtira  pilleriana,  308. 
Oligoquctos,  74. 
Ooteca,  120,  130. 


ÍNDICE   ALFABÉTICO 


583 


Opatra  de  las  arenas,  305. 

Opatrum  sabulosum,  305. 

Ophion  luteiis.  474. 

Opiliónidos,  543. 

Opistobranquios,  78. 

Orchestes  alni.  344.  —  fagi,  343.  —  del 
olivo.  344.  —  de  la  haya,  343. 

Orgía  antigua.  .396. 

Orgya  aiitiqíia,  240.  .396. 

Orín  de  la  zanahoria/218. 

Ortalis  cerasi.  277. 

Ortópteros,  92.  466.  —  perjudiciales  a 
todos  los  cultivos.  118.  —  a  las  hor- 
talizas, 188.  -  a  la  vid,  293.  —  a  las 
habitaciones,  440. 

Oscinia  devastadora,  164. 

Oscinia  vastator,  164. 

Ostras,  84. 

Othiorrincos,  300. 

OthiorYnchus  lingustici,  171,  300.  — 
raucus,  .301,  177.  —  sulcatus,  301. 
sÍDgularis^.301.  —  tenebricosus,  221. 

Oxiuro  del  caballo,  43.  —  vermicu- 
lar. 43. 

Oxiuros.  43. 

Oxyurus  (miuí^43.  —  vermicularis.  43. 

Pachymorus  calcitrator,  167. 

Pachytylus  migratorius,  122. 

Palpicornes.  99. 

Paramphistomuní  Cervi,  .37. 

Partenogeuesis,  90. 

Pastor  rosous.  123. 

Pavón  de  noche,  (gran),  241.  —  (pe- 
queño), 241. 

Pebrina  del  gusano  de  seda,  8. 

Pececito  plateado.  440. 

Pectens,  84. 

Pectinicorues,  100. 

Pedicúlidos.  404. 

Pediculoide  ventrudo.  571. 

Pediculus.  405.  —  capitis,  406.  —  cor- 
poris,  407.  —  vestimenti,  407. 

Podogenesia.  90. 

Pedúnculos,  84. 

Pegomia  de  la  remolacha,  185. 

Pegomva  acetosa.  218.  —  hvosciani, 
1&5. 

Pemphredon  lugubris,  474. 

Peutámeros,  98. 

Pentodón  punteado,  305.  —  puncta- 
tus,  .305. 

Pentatoma  olerácea,  215.  —  ornata, 
216. 

Pentatómidos,  111. 

Perce-oreille,  193. 

Perla,  461. 

Peripíaneta  orieutaiis.  440. 

Pcritelo  gris,  221. 

Peritelus  griseus.  221.  302.  —  senex, 
302.  —  subdepressus,  302. 

Peste  de  cangrejos,  8. 

Phaenusaalbipes,  401. 

Phalaena  Warvaria,  254. 


Phalangium  opilio,  544. 

Philcenus  spumarius,  399. 

Phlceotribus  olese,  232. 

Phthirius,  405.  —  pubis,  407. 

Phthorimee  operculella,  213. 

Phvllodecta  vulgatissima,  360.  —  vi- 
tellinse.  .360. 

Phyllotreta  ncmorum,  199. 

Phylloxera.  324. 

Phymatode  variable,  450. 

Phvtononius  variabilis,  175. 

Pliytoptus  vitis,  5.53. 

Pica-ycnias,  284. 

Pied-'chaud  (enfermedad  del),  59. 

Piéridos,  103. 

Pieris  brassicae,  206.  —  napi,  209. — 
rapee,  208. 

Pimpla  graminellse,  228.  —  instiga- 
tor,  378,  474. 

Piojo  del  buey  (gran),  405.  —  (peque- 
ño), 409.  —  del  gato,  410.  —  del  ca- 
ballo (gran).  406.  —  (pequeño),  409. 

—  de  la  cabra,  409.  —  del  perro 
(gran),  410.  — •  (pequeño),  406.  —  del 
cuerpo,  407.^-  del  carnero,  409, 436. 

—  del  olivo,  272.  —  del  cerdo,  406. 

—  del  pubis,  407.  —  del  rosal,  3!í9. 

—  de  San  José,  269.  —  blanco  de  los 
invernáculos.  275.  —  de  la  cabe- 
za, 406. 

Piojo  de  los  bosques,  .5.59.  —  de  las 
palomas,  560.  —  de  los  volátiles,  561. 

Piojos,  404.  —  chupadores,  404.  —  mo- 
deres. 408. 

Pirala  de  las  castañas,  252.  —  con 
ocelos.  396.  —  de  las  ciruelas,  2.52. 
—del  maíz,  160.  —  de  las  manza- 
nas. 249.  —  de  la  resina,  .383.  —  de 
la  vid  308 

Pirálidos,  108. 

Piroplasma  bigeniinum,  10. 

Piroplasmosis,  10. 

Pisodes  punteado,  .342. 

Pissodes  notatus,  342. 

Planorbe. 36. 

Planorbis  marginata,  36. 

Platelmintos,  13. 

Platipara  de  los  espárragos,  219. 

Platvcerus  caraboídes,  .3.34. 

Platygaster,  117. 

Platygaster  punctiger,  474. 

Piatyparea  poeciloptera,  219. 

Plerocercoidc,  29. 

Plusia  gamma,  180,  211. 

Podredumbre,  .34. 

Polidesmo  aplanado,  538. 

Polillas,  456.  —  de  los  tapones,  4.58. 

Poliquetos,  77. 

Polistes  galilea,  290. 

Polistomas,  38. 

Polya  dysodea,  213. 

Polygraphus  polygraphus,  .3.52. 

Porta-aguijones,  115. 


584 


índice  alfabético 


Porta-Silla  de  Béziers,  293. 

Portataladros,  115. 

Prays  oleae.  254. 

Procrusto  achagrinado,  468. 

Proctotripidos,  117. 

Proglottis,14. 

Prosobranquios,  78. 

Prospaltella,  Berlesei,  474, 

Prostomum,  75. 

Protozoarios,  4. 

Pseudococcus.  275. 

Psilas.  111,267. 

Psílidos,  108. 

Psilo  del  olivo,  267.  —  anaranjado, 

267.  —  rojo  del  peral,  267. 
Psilomia  de  la  zanahoria,  218. 
Psoroptes,  566.  —  commun,  567. 
Psyché  atra,  183. 
Psylomya  rosai,  218. 
Psylla  aurantiaca,  267.  —  oleae,  267. 

rubra,  267. 
Psylliodes  napi,  200.  —  chrysocepha- 

la.  200. 
Pteromalus,  117,  474. 
Ptilino,  449. 

Pülinus  pectinicornus,  449. 
Pulgas,  93,  437.  —  del  hombre,  437. 

—  del  gato,  438.  —  del  perro,  438. 

—  penetrante,  438. 

Pulgóii  del  almendro,  262.  —  de  la 
adormidera,  215.  —  de  la  acedera, 
215.  —  del  cerezo,  262.  —  del  cirue- 
lo, 262.  —  de  la  col,  215.  —  del  gro- 
sellero, 262.  -  lanígero,  262.  —  del 
lúpulo,  184.  —  del  maiz,  161.  —  del 
melocotonero,  261.  —  del  peral,  262. 

—  de  las  raices,  160.  —  del  rosal, 
398.  —  del  manzano,  262.  —  de  la 
remolacha,  183.  —  del  trigo,  160. 

Pulgones,  110,  215,  324. 

Pulpo,  84. 

Pulverizadores,  498. 

Pulvinaria  vitis,  322. 

Pupiparos,  114,  435. 

Quetópodos,  74. 

Quilognatos,  535.  .537. 

Quilópodos,  .535,  536 

Quiste  hidatidico,  25.  —  pardo,  64. 

Radiolarios,  5. 

Ragia  buscadora,  .339. 

Ranatre  lineal,  110. 

Redia,  33. 

Retinia  bouliana,  .382.  —  dorsana,  .385. 

—  hercyniana,  384.  —  resinella,  .383. 

—  strobilana,  384.  —  turionana,  383. 
Rhagium  indigator,  339. 
Rhizaphis,  vastatrix,  324. 
Rhizotrogus,  307.  —  marginipes,  308. 

—  solstitialis,  153. 
Rhizobius  radicum,  160. 
Rhodiles  rosse,  402. 
Rhopalosiphum  ribis,  262. 
Rhynchites,  222.  —  Bacchus,  222.  — 


betuleti,  223,  300.  —  conicus,  222. 
cupreus,  224.  —  populi,  224. 

Rhyssa  persuasorla,  474. 

Ricachos,  99. 

Ricínidos,  408. 

Bincoles,  108. 

Bisópodos.  4. 

Rizótrogos,  .307. 

Roedor  de  la  encina,  356.  —  del  pina- 
beto  (gran)  .346.  —  del  fresno  (gran^, 
352.  —  del  alerce,  350.  —  del  olmo 
(gran),  353.  —  del  pino  (gran),  349. 

—  del  pino  (pequeño),  .349.  —  del 
manzano  (gran),  231.  —  del  manza- 
no (pequeño).  2.32.  —  del  abeto,  349. 

—  de  la  vid,  302. 
Rojal  del  caballo,  .567. 
Rojales,  .557. 

Roña,  568. 

Bopalóceros,  103. 

Saltamontes,  118. 

Saltamonte  verde  (gran),  118. 

Sálticos,  5.50. 

Salticus,  5.50. 

Sanguijuelas,  73. 

Sanguijuela  del  caballo,  73. 

Saperda  achigranada,  336.  —  delga- 
da, 149.  -  del  álamo,  338.  —del 
avellano,  2.30. 

Saperda  carcharlas,  336.  —  linearis, 
2.30.  —  populnea,  338. 

Sarcocíste  del  carnero,  9.  —  del  cer- 
do, 8. 

SarcocYstis  miescheri ,  8.  —  tene- 
11a,  9. 

Sarcófaga  magnifica,  422. 

Sarcófila  de  Wohlfart,  422. 

Sarcophaga  carnaria,  422.  —  clathra- 
ta,  123.  —  magnifica,  422. 

Sarcosporidios,  8. 

Sarcópsilos,  114. 

Sarcopsilla  penetrans,  438. 

Sarcopte  variable,  566.  —  de  la  sarna, 
563.  -  liso,  566. 

Sarcoptes  scabici,  563.  —  laevis,  566. 

—  mutans,  566. 

Sarcóptidos,  562.  —  cistícolas,  563. 

—  detriticolas.  569.  —  plumicolas, 
563.  —  psoriásicos,  563. 

Sarna,  563.  —  corióptica,  568.  —  foli- 
cular, .562.  —  (desplumante)  de  las 
gallinas,  .566.  —  húmedas,  566.  — 
húmeda  del  conejo,  568.  —  húmeda 
del  carnero,  567.  —  húmeda  del  ca- 
))allo,  .569.  —  negra,  562.— psorópti- 
cas,  566.  —  sarcópticas,  563.  —  se- 
cas, .564.  —  seca  del  caballo,  .564. 

—  seca  del  perro,  564.  —  seca  del 
carnero,  .565.  —  simbióticas,  568.  — 
de  los  tenderos  de  comestibles,  571. 

Saturnia  carpini  241.  —  pyri,  241. 
Sclerostomum  vulgare,  46. 
Scolex,  14. 


ÍNDICE   ALFABÉTICO 


585 


Scolytus  destructor^  3i)3.  —  intrica- 
tus,  356.  —  multistriatiis,  355.  — 
pruni,  231.  —  pyüjraseus,  355.  —  Rat- 
zeburgi,  356.  —  rugulosos,  232.  — 
iilmi,  355. 

Schistosomnm  liíumatobiiim,  37. 

Sclii/.oneura  lanígera^  262. 

Se.irador.  544. 

Seiiudores.  543. 

Sogestria  de  las  bodegas,  548. 

Segestria  senoculata,  .548. 

Selaudriaatra/287.  —  fulvicornis.288. 

Señoritas,  463. 

Sepia.  84. 

Serricorues,  í)9. 

Sesamia  del  mai/,  159. 

Sesamia  nouagrioides,  159. 

Sesia  apiforrae,  365.  —  tipuliforme, 
254. 

Sendópodos,  4. 

Sigalphus  caudatus,  165. 

Sílfidos,  99,  168. 

Silfos,  114. 

Silplia  atrata,  168.  —  laevigata,  470. 

—  obscura, 168.  —  opaca,  168. 
Simula  cenicienta,  418.  —  de  Colum- 

batz,  418. 

Simulas,  418. 

Simulium  maculatum,  418. 

Singama  traqueal. 47. 

Singamas,  47. 

Siugamosis,  48. 

Sinoxylon  sexdeutatum,  302. 

Siphonophora  rosae,  398. 

Sirex  común,  387.  — gigante,  386. — 
espectro.  387.  —  gigas,  386.  —  ju- 
vencus,  387. 

Sitotroga  cerealella,  1.54, 

Sitoplivius  grauarius,  146. 

Sok'n,'84. 

Spiroptera  microstoma,  57.  —  sangui- 
nolenta, 57. 

Sphiux  ligustri,  395.  —  del  pino,  379. 

—  de  la  alheña,  395.  —  de  la  vid, 
320.  —  pinastri,  .379. 

Sporotriclium  glolniliferum,  298. 

Staphyliuus  olens,  469. 

Stauronotus  niarocanus,  119. 

Sternoxss^  99. 

Stomoxys  calcitraus,  420. 

Strougylus  capillaris,  45.  —  contor- 
tus,  45.  --  lilaria,  45.  —  microrus, 
46.  —  paradoxus,  46.  —  rufescens, 
46.  —  strigosus,  45. 

Surra, 11. 

Syngamas,  47. 

Symramus  traclicalis.  47. 

Tabánidos,  114.  419. 

Tábano  cegador  (pequeño),  420.  —  del 
buey,  419.— de  las  lluvias  (pequeño), 
419.  —negro,  419.  —  ruidoso,  419.— 
rústico,  419. 

Tabanus  autumnalis,  419.  —  bobinus, 

Gvt'SAiix.—Fjitojuologfa. 


41!».— bromius,  419.  —  morio,  41!).— 
rusticus,  419. 

Tachiua  larvarum,  474. 

Tsenia  coeuurus,  21.— crassicollis,  21, 
-cucumerina,  28.  —  ecbinococcus, 
24.—  marginata,  20.  —  saginata,  15. 
— serialis,  23.  —  serrata,  20.  —  so- 
lium,  18. 

Taquinarias,  474. 

Tarántula.  545. 

Taisoiicmas,  556. 

Tais<iii('iiius  spirifex,  556. 

Togoiieraiia,  547., 

Teuebrio  molitor,  153. 

Tenebrión  de  la  harina,  100, 456.— mo- 
linero, 153. — obscuro,  456. 

Tenebriónidos,  100. 

Tenia  armada,  18.  —  ribeteada,  20.  — 
cenuro,  21.— de  cuello  grueso,  21.— 
inerme.  15.— en  sierra,  20.— serial, 
23. 

Tenias,  14. 

Tenredas, 400. 

Tenreda  de  cinturúu,  400. —  de  ciutu- 
rúu  rojo.  400.  —  deforme,  400.—  ba- 
bosa del  peral.  287.  — negra,  400.— 
del  rábano,  185.  400.  —  de  los  rosa- 
les. 400.— zona,  400. 

Tourediuidos,  115. 

Tenthredo  difformis,  400.  —  aethiops. 
400.  — zouata,  400. 

Tephritis  cerasi,  277. 

Terebrantes,  115. 

Termes  de  cuello  amarillo,  465,— luci- 
fugo,443. 

Termes  lucifugus,  443. 

Testacelos,  83. 

Tetracertodes.  15. 

Tetrámeros,  100. 

Tetránico,  .554.- tejedor,  5.54, 

Tetraqueles  (dípteros),  112. 

Theloliauiu  eontejeaui,  8. 

Thomisus  diana,  r)49. 

Thrips  ceroalium,  146.  —  decora,  146, 

Ticas,  10. 

Tigre  del  peral,  267. 

Tinea  cloacella.  4r>8.—  crinella,  457.— 
grauella.  156.  —  pellionella,  457.  — 
sarcilella,  457.— tapesella,  457. 

Tineidos,  107. 

Tíngídos,  111. 

Tina  de  la  colza.  182.  —  del  crin,  457. 
—  de  la  harina,  457.  —  de  las  pieles, 
4.57.  —  de  los  granos,  1.56.  —  de  la 
grasa,  458.  —  del  racimo.  312.  —  de 
las  lilas.  394.— del  olivo,  254.— de  la 
patata,  213.  —del  puerro,  214.  —  de 
los  guisantes  verdes,  214.  —  de  la 
tapicería,  4.57.— de  los  vestidos  y  de 
las  pieles,  457. 

Tinas  (véase  Polillas). 

Típula,  lió.  _  de  las  hortalizas,  184, 
217. 


586 


índice  alfabético 


Típula  olerácea,  217. 

Tlroglifos,  570.— alargado,  570. 

Tismwpteros,  93,  146,  392. 

Tisaniirus,  93.  440. 

Tizón  del  trigo,  60. 

Tomicus  typograplins,  346. 

Tomicinos,  345. 

Tomisa,  549. 

Tortrícidos.  107. 

Tortrix  ambiguella,  313.  -  bergman- 
uiaua,  396.— viridana,  385. 

Tracbea  piniperda,  380. 

Trama  radicum,  215. 

Trampas  luminosas,  140,  481. 

Traquéalos,  85. 

Trematodes,  31. 

Treponema  pallidum,  12. 

Tricocéfalo  del  hombre,  53. 

Tricocéfalos,  53. 

Tricodecto  del  perro,  27.  —  pubescen- 
te, 409. 

Tricodectos,  409. 

Trico-traquélidos,  49. 

Trichinella  spiralis,  50. 

Trichocephalus  trichiurus,  53. 

Trichodectes  climax,  409.— latus,  410. 
—  scalaris,  409.  —  scalaris,  409.  — 
spbaerocephalus,  409.  —  subrostra- 
tus,  410.— vestitus,  409. 

Trímeros,  101. 

Trinoton  conspurcatum,  411.  —  luri- 
dum,  412.- pálido,  412.— sali,  411. 

Tripanosomas.  10. 

Triphcena  prónuba,  212. 

Trips  de  los  cereales,  146.— adornado, 
146. 

Triquina,  41,  50.- espiral,  50. 

Triquinosis,  52. 


Trochilium  apiforme,  365.—  tipulifor- 
me,  254. 

Trogosita  mauritánica,  471. 

Trombidio  sedoso.  5.57. 

Trombidium  holosericeum,  557. 

Trypanosoma  Brucci,  11.— equiperda. 
11,— Evansi,  11.— Gambiense,  12. 

Turcos. 132. 

Tylenchus  devastatrix,  58.  —  tritici. 
60.  —  putrefacien.  59.  —  semi-pene- 
trans,  63. 

Tyngis  piri,  267. 

Tyroglypbus  siró,  570.  —  longior,  570. 

Uncinaria  duodenalis,  48. 

Urbec.  223,  300. 

Urocéridos.  115,  386. 

Valgo  bemiptero.  451. 

Valgus  hemipterus,  451. 

Vespa  crabo.  289.— germánica,  289.— 
vulgaris,  289. 

Vesperus  strepens,  304.  —  Xatarti, 
302. 

Véspidos,  117. 

Vértigo.  22. 

Viruela  de  la  caspa,  8. 

Volucelas,112. 

Voran,  73. 

Xylocopa  violácea,  460. 

Ypsolopbus  xylostei,  182. 

Zabrus  gibbus,  1.50. 

Zapadores,  100, 1.51.—  escupidor.  1.51. 
—de  la  mies.  151.  —obscuro.  151.— 
rayado.  151.— sanguíneo,  151.— ve- 
lludo, 151. 

Zarandija,  188. 

Zeuzera  del  castaijo  o  coqueta,  363. 

Zcuzera  oesculi,  363. 

Zumo  de  tabaco,  491. 


índice  alfabético 

DE  LAS  PLANTAS  ATACADAS  POR  LOS  INSECTOS 


Abedul,  224,  334,  356,  364,  :65,  ?89. 
Abeto,  339,  341,  348,  349, 383,  384,  386, 

387,450,  451. 
Acedera,  204,  210,  213,  215,  218. 
Álamo,  336,  3^8,  359,  362,  365. 
Albaricoquero,  253. 
Alcachofa,  203,  213,  2l5. 
Alcornoque,  366. 
Alerce,  339. 

Alfalfa,  69,  171,  172,  175,  399. 
Alforfón.  69. 
Alheño,  340,  393,  395. 
Aliso,  .344,  358. 
Almendro,  262,  272. 
Alubias,195,  215,  538. 
Arroz,  149. 
Arvejas,  195. 
Avellano,  228,  2.30.  254. 
Avena,  59,  69,  152,  153,   154,  155,  161. 

163,  164.  556. 
Azalea,  392,  397. 
P);uiano.  27.5. 
P.CLM.nias,  392. 
Bonetero,  397,  399. 
Cafeto,  69. 
Cambronera,  397. 
Cánamo,  160,  212. 
Capuchinas,  395. 
Cardo,  203. 

Castañero.  252.  448,  450. 
Cebada,  153.  1.55,  164, 165. 
Cebolla.  59,  218. 
Centeno,  58,  82     146,    154,    155,    ib2, 

165,  166. 
Cerezo.  224.  228,  244,  262.  L'77,  336. 
Cerezo  silvestre,  228. 
Cidro.  275.  276. 

Ciruelo,  224,  231,  244,  2.52,  253,  256,  262 
Clavel.  395,  399. 
Cohombro.  474,  533. 
Col.  196,  199,  208,  210,  211,  215,  218. 
Colza,  170,  171    182,  200,  212. 


Chalate,  59,  218. 

Chicoria,  69. 

Crisantemo,  69. 

Dalia,  217. 

Encina,  332,  333,  334,  336,  339,  344, 

356.  362,  364,  370,  371,  378,  385.  390, 

448.  450. 
Espárrago,  203,  210, 212,  219, 220, 538. 
Espinaca,  210. 
Framl)uesero,  2ii. 
Fresal,  69,  538. 
Fresno,  340, 352,  3cS'0. 
Frutos,  194. 

Guisantes,  194,  210.  212,  214,  538,  556. 
Grosellero,  2j3,  254,  262,  286. 
Haba,  59,  195.212,  215. 
Haya,  224,  334,  343,  370,  386,  391,  450. 
Higuera, 274. 

Huertos,  82,  221,  234,  241,  :88.  555. 
Invernáculos  (plantas   de  los),  275, 

392,  555. 
Jacinto,  59,  538. 
Laurel  rosa,  S99. 
Lechuga,  210,  213. 
Legumbres,  194. 
Lentejas,  195. 
Lila,  340,  364,  393,  394. 
Lino,  212. 
Lirio,  392. 
Lúpulo,  160,  181. 
Madreselva,  .398. 
Maíz,  149,  1.55.  159,  160,  16!,  162. 
Mandarino.  275. 
Manzano.  222,  224,  231,  232,  244,  249. 

256,  262.  263,  269,  270,  336,  362,  3M. 
Melocotonero.  231,  232,  252,253,261, 

272,  362. 
Melón,  474. 
Mimbre.  360. 
Mimosa,  -:76. 
Moral,  271,  474. 
Nabo,  186,  199,  209,  212. 


588 


ÍNDICE    ALFABÉTICO 


Naranjo,  270.  271,  274,  275,27 

Nogal,  448. 

Olivo,  232.  233,  254,  267,  270,  : 

Olmo,  358  356,  362,  364,  385. 

Orquídeas,  .^92. 

Palmera  de  Guinea,  198, 218, 

Pastinaca,  539. 

Pastos.  82.  135,  180, 183.  184, : 

Patata,  59,  77,  176,  205,  211, 

536. 
Peral,  222,  224,  228,  230,  240, 

26'i,  267,  270,  283,  284,  287, : 

551. 
Pinabete,  346,  348,  352.  384, 

387. 
Pino,  333,  339.  340.  341,  342, 

366,  368,373.379,380,  381, 

387,  389,  4ó0,  451. 


6,  27Q. 

Pipirigallo,  69. 
Pobo, 338,  359. 

272,  280. 

Puerro,  214. 
Rábano,  199. 

Remolacha,  63,  69.  77.  168, 

169. 

175. 

536,  539. 

176.  177, 180,  182,  183, 185, 
211.215,536,537.538.539. 

199, 

210, 

217,  292. 

Rosal,  276,  393,  396,  398,399. 

400. 

213,  217, 

Sauce.  334.338,  362,  365,  369 
Tabaco,  69.  191. 

241,249. 

Tilo.  364. 

362,  364, 

Tr(^bol.69,  171.  18.3. 

Trigo  60,  146.  149,  150,  152. 

154, 

155, 

385.  386, 

156,  159.  160,  161,  163.  165, 
Tulipa,  538, 

166; 

538. 

349,  350, 

Vid,  79.   134,  224,  293  a  331, 

364, 

533, 

382,  383, 

553,  555,  556. 
Viveros,  134, 189. 

TABLA   DE   MATERIAS 


Introducción  del  Dr.  Pablo  Regnard 

Prólogo   

Introducción 


L_PROTOZOARIOS 


I.— RiZÓPODOS     .     .     . 
II. — ESPOROZO  ARIOS.     . 


III.— Flagelados 
IV.     Infusorios. 


10 
99 


II.— GUSANOS 


L— Platelmintos .    . 

Cestoides 

l.-Tetracestoides  o  tenias 
propiamente  dichas  . 

ll.-Bicestoides  o  botriocé- 
falos 

Trematoides 


13 
14 

15 

29 
31 


II. — Nematelmintos  .      39 

Acantocéfalos    39 

Nematoides 40 

\.-Nematoides  nocivos  a 

los  animales  ....  40 
\\.- Nematoides  nocivos  a 

las  plan  tas  cultivadas  bl 
lU. -Nematoides  nocivos  a 

las  substancias    ali- 


I  -Distomas 

ll.-Folístomas 

31 

38 

mentidas    .    .    . 
III. -Anélidos   .    . 

.    .       69 

.    .       72 

III. 

—MOLUSCOS 

Gasterópodos 

Gasterópodos  pulmonados 

78 
79 

Lamelibran(¿uios    .    . 
Cefalópodos   .... 

.  .  84 
.    .       84 

IV. -ARTICULADOS 
I.— INSECTOS 


Generalidades  zoológicas   .       85 

Clasiñcación 92 

Ortópteros  y  Neurópteros  94-95 
Coleópteros 96 


Lepidói'teros LOl 

Hemípteros  o  Rincotes  .    .  108 

Dípteros 112 

HiMENÓPTEROS 115 


INSECTOS  NOCIVOS  A  TODOS  LOS  CULTIVOS 


Ortópteros 118 

Medios  de  destrucción    .     123 


Coleópteros 131 

Medios  de  destrucción    .     136 


590 


TABLA    DE    MATERIAS 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  CEREALES 


TlSANÓPTEROS 146 

Coleópteros 146 

Lepidópteros 154 


Hemípteros 16U 

Dípteros 161 

HiMENÓPTEROS 166 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  PLANTAS  FORRAJERAS 
E  INDUSTRIALES 


Coleópteros 168 

Lepidópteros 177 

Hemípteros 183 


Dípteros.    ,  ■ 184 

HiMENÓPTEROS 185 


INSECTOS  PERJUDICIALES  A  LAS  HORTALIZAS 


TlSANÓPTEROS 188 

Ortópteros 188 

Coleópteros 194 


Lepidópteros 206 

Hemípteros 215 

Dípteros 216 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FRUTALES 


Coleópteros 221 

Lepidópteros 234 

Hemípteros 261 

Pulgones 261 


Psilas 267 

Cochinillas 268 

Dípteros 277 

HiMENÓPTEROS 284 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  VIÑA 


Ortópteros 293 

Coleópteros 295 

Lepidópteros 308 

Hemípteros 322 


Cochinillas 322 

Pulgones 324 

Chinches 329 

Dípteros 331 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LOS  ARBOLES  FORESTALES 


Coleópteros 332 

Coleópteros  nocivos  a  la 

madera 332 

Coleópteros    nocivos    al 

follaje 356 

Lepidópteros 361 


Lepidópteros   nocivos   a 

la  madera 361 

Lepidópteros  nocivos  al 

follaje 366 

Hemípteros 385 

HiMENÓPTEROS ......  386 

DíPTRROS 391 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LA  JARDINERÍA 


TlSANÓPTEROS 392 

Coleópteros    ......     392 

Lepidópteros 394 


Hemípteros 398 

HiMENÓPTEROS ......       400 


TABLA   DE   MATERIAS 


591 


INSECTOS  NOCIVOS  AL  HOMBRE  Y  A  LOS  ANIMALES 
DOMÉSTICOS 


Hemipteros 403 

Chinches 403 

Piojos 404 

DÍPTEROS 413 

Mosquitos 413 

Moscas 419 


Estridos 426 

'Hipobúscidos 435 

Afan'ípteros    ...."..     437 

Pulgas 437 

Niguas 438 

HiMENÓPTEROS 439 


INSECTOS  NOCIVOS  A  LAS  HABITACIONES 


TlSANUROS 440 

Ortópteros 440 

Neurópteros 443 

Coleópteros 445 

Coleópteros  nocivos  a  la 

madera  labrada  .    .    .  445 

Coleópteros  nocivos  a  los 


vestidos  y  a  las  pieles 

de  abrigo 454 

Coleópteros  nocivos  a  las 
substancias  alimenti- 
cias   456 

Lepidópteros 456 

HiMENÓPTEROS 459 


INSECTOS  AUXILIARES  DE  LA  AGRICULTURA 


Neurópteros 461 

Ortópteros 466 

Coleópteros 467 


Dípteros 474 

HiMENÓPTEROS 474 


DESTRUCCIÓN  DE  LOS  INSECTOS  NOCIVOS 


I. -Destrucción  por  medios 

mecánicos 475 

II. -Destrucción  por  agen- 
tes físicos 479 

III. -Destrucción  por  agen- 
tes químicos  ....     482 


IV  -Lucha  por  los  métodos 

culturales 

V. -Destrucción  por  medio 
de  auxiliares  anima- 
les y  vegetales  .    .    . 
Protección  de  los  cultivos 
contra  los  parásitos    .    . 


523 

523 

526 


Escolopendras. 


II.— MIRIÁPODOS 

.     536  I  lulas    . 


537 


III.-ARACNIDOS 


Escorpiones 541 

Segadores 543 

Arañas 544 


Acaros  o  aradores  . 
Linguátulas    .    .    . 


552 
572 


■Establecimiento  Tliolliogradco  de  P.  Salvat,  :dll 


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