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HISTORIA
DE I.OS
GOBERNANTES
DKL
PARAGUAY
1535-1887
I'Uit
m.'KNOS AIlíES
liM|>i-<>iit.i \ l.ilirvriJt lii* M^T», Callo IVru, IV
1M87
SA %Z7.<^,S"l
NARVARO C0LLE6E LIBRIUIV
6IFT OF
EDWIN VERNON II0R6AN
OBRAS DEL MISMO AUTOR
La Colegiada, pieza en un acto, 1885.
Apuntes par.i la biografía del general Pueyrredon, 1867.
Rasgos biográficos del ciudadano D. F. Sarmiento, 1867.
Apuntes biográficos de don Felipe SeniUosa, 1867.
Heroinas y patriotas americanas, 1868.
Monobiblogi'afia del deán Funes, lvS3S.
Bosquejo biográfico del general I. Alvarez y Thomás, 1868.
Efemeridografía Argireparqui ótica, 1868.
Id. Argirometropolitana, 1869.
Proceso instruido contra Whiteloke (traducción), 1870.
Censo de la población de Buenos Aires en 1869, 1872.
Gaceta de Buenos Aires, 1875.
Bibliografía Histórica, 1780 á 1821, 1875.
Gaceta mercantil, (inconclusa) 1875.
Juan Maria Gutiérrez, su vida y sus escritos, 1878.
Historia do los gobernadores, 1879-82.
Historia de la prensa periódica do la República Oriental del Uru-
guay, 1883.
Cronología de los obispos del Paraguay, 1887.
etc., etc., etc.
PREFACIO
Don Juan Díaz de Solis, gran piloto de Casti-
lla. PTOnoció en ir)<)8, la embocadura del Rio de
la Plata. <|ue tomó primero por un golfo, y el H de
o<*tulire de 1515 hizo una nueva esploracion y dio á
aquel inmenso rurso de agua el nombre de ¿Mar Dul-
ce, {'i (|ue los indígenas llamaban Paraná Ouazú. que
si^nilit^a rio gratule. Pero habiendo cometido la im-
|»ru(bMii*ia de echar \n¿ en tierra cerca del lugar en
donde actualmente se halla situada la ciudad de Mal-
«lonad<». fué sorprenili«lo y asesina«lo por los indios
charrúas.
Al infortunado Solis siguió el famoso Sebastian ^
Gal»oto. quien partió de P2spaña en abril de 1525, y
penetró el rio mas adentro poniéntlole el nombre de
Itio ile la Haia^ deslumt>rado con la vista de algunos
adornos de oro y piata que llevaban los naturales y
que eambiaban con gusto por baratijas de Europai.
iienuintó el Paraná y fué el primer tleseul»ridor
del rio Paraguay, cuyas aguas navegó I52>^ has-
11
PREFACIO
ta mas arriba de la embocadura del rio Bermejo; y
como no tenia por principal objeto la conquista sino
simplemente el encuentro de riquezas, de cuya exis-
tencia se le habia dado falsa noticia, su empresa fra.-
casó con la muerte de algunos españoles por losin-
dios. En consecuencia, quedaron por entonces sus-
pendidos los descubrimientos por aquella parte; á
lo cual contribuyó su retirada (1530) á España y la
destrucción (1532) del fuerte Sancti Spíritu ó de
Gaboto^ que en 1527 habia construido en la embo-
cadura del Carcarañá ó rio Tercero.-
*
* *
Era la época en que isimples particulares, ó ape-
nas autorizados por gobiernos ambiciosos de gloria,
se alejaban de su patria abandonando todo, para
realizar los prodigios de la caballeria andante, des-
cubrir mundos y derrocar imperios con la punta de
su espada. A ese arrojo de la audacia privada, a
esa necesidad imperiosa de espansion que en cier-
tas épocas anima á los pueblos, tiebió la España
su reinado de América, de que no supo sacar pro-
vecho para sí, ni para la humanidad.
No era permitido á nadie embarcarse para la
América española, sin obten-er permiso del rey, el
cual nunca se concedía sino para fines comercia-
les, verificados en debida forma y por un plazo
comunmente limitado á dos años. Era muy difí-
cil obtener permiso para un establecimiento per-
PIIEKACIO III
manente. Los clérigos y frailes estaban sujetos
igualmente á la misma formalidad. Los criollos,
que residian temporariamente en España, no po-
dían regresar ¿ sus propiedades sin espreso permiso
del rey. Esta prohibición se estendia al sexo fe-
menino. Las mujeres debian solicitar real permi-
so, y las casadas no podian obtenerlo si no iban
acompañadas de sus esposos. Este sistema, como
se ve. era euteranieiite opuesto al de otros países,
que dejaban sus colonias abiertas tan sin reserva
para todos los que quisieran ir ¿ ellas, que estos
establecimientos han sida considerados mas bien
como los inmundos receptáculos de todas las im-
punv.as de la madre patria, que objetos de deli-
b«*raita predilección. F]n Francia se conmutaba la
piMia corporal por el de deportación á las colo-
nias: y aun ai principios ilel presente siglo, miem-
bros del cuerpo legislativo y del directorio, vícti-
mas de la fac<*ion ttomiuante á la sazón, eran tros-
portaiios á Cayena, castigo e(|uívalente á la pena de
muerte. •
• *
La España, mas justa ó mas imluigente para con
su^ colonias, aun({ue sin pretender superior felici-
«lad en sus interes«*8 domésticos, dirigió siempre
KhIi su atención á conservar la pureza de su mo-
ral, impidiéndolas de recibir la mácula de la cor-
ru[K*ion europea. Desale el 7 ile agosto de l.V^,
no s«* permitía lí ninguna persona ir á las Indias^
sin haber presi*nta«lo primero informe auténtico con
respecto á su moral y buena conducta.
IV PREFACIO
No se permitía ir á América á ninguna perso-
na que hubiera tenido la desgracia de haber sido
acusada ante el tribunal de la inquisición, cual,
quiera que hubiese sido la decisión pronunciada
en su caso.
Los herejes, los hijos y nietos de las víctimas
del auto de /e, ó los que hubiesen llevado el 5am
benito^ eran igualmente escluidos.
Las dificultades que los estranjerps esperimen-
taban eran mayores. El primer requisito para ob-
tener pasaporte, era probar orígen español. Algu-
nos estranjeros han eludido la ley, empleando la
astucia, ó por la idulgencia de los gobernadores ó
comandantes de los lugares a que recurrían. Si
eran totalmente inactivos, si llevaban una vida de
indigencia, intemperancia, ó ló que mas les reco-
mendaría, de abyecta mendicidad, podian estar se-
guros de no ser molestados, bajo la humillante
protección del desprecio de los españoles. Pero si
ejercían algún oficio ó profesión, estaban espues-
tos á ser denunciados, perseguidas y tratados co-
mo enemigos por todos los españoles del mismo
oficio ó profesión: tenían que prestar su dinero á
cualquiera que se le antojara pedirlo, y tan luego
como cesaba su generosidad, principiaba la perse-
cución. Si tenían relaciones que saliesen de lo
común, se consideraban ^siempre sospechosos-, por-
gue era opinión general de los españoles que todo
estranjero de saber debia ser enemigo de las leyes
del país.
No se averiguaba la religión que profesaba, á
PKKKAí lO
no ser que la impiedad del individuo fuese noto-
ria ó cuando se quería ejercer alguna venganza,
en cuyo caso nada era mas fácil que la irreligión
de un estranjero, que siempre habia sido antes
buen cristiano. Entonces se presentaban testigos
que juraban haber hablado aquél con irreverencia
de los santos misterios; que solo iba ¿ misa para
cometer indecencias; que trataba de las ceremonias
de la religión con mofa, etc.. etc.
Nadie duda que la constitución política y civil
de las posesiones españolas, en el Nuevo Mundo,
no ha podido ser sino obra del tiempo; era supe-
rior al poder humano formar, al instante del des-
cubrimiento, un código completo para regiones
hasta entonces ignoradas, para establecimientos
de una especie tan nueva, que los tiempos anti-
guos y modernos no presentaban ejemplo.
La idea de hacer de estos vastos países, domi*
nios de la corona española, hizo, naturalmente,
nacer la de estableger en ellos las mismas auto-
ridades constituidas que en la metró|>oli. El cui-
dado de mantener en ellos la soberanía española
y el mando de la fuerza armada, fué confiado á
gefes bajo el título de vireyes ó capitanes gene-
rah'S.
1^ policía fué. como en España; c<mfiada á la
vigilancia de los cabildos. Instalóse primero en los
Pueblitos <|ue se fundaron.
Li población primitiva de la nueva ciudad no
VI
Prefacio
Uegítba á veces á treinta personas, comenzando
por construir una iglesia y establecer un cabildo;
pero con la esperanza.de que el lugar llegase a
adquirir cierta consistencia para darles alcaldes y
regidores.
* *
Creáronse audiencias para la administración de
la justicia, y para la religión, obispos, capítulos y
conventos.
Los poderes de esas diferentes autoridades reci-
bieron estensipn ó restricciones, según pareció pres-
cribirlo la esperiencia. Los gobernadores genera-
les, depositarios inmediatos de la autoridad real,
tenian medios, demasiado grandes, para abusar de
esa eminente prerogativa. Fué necesario, pues,
precaver á la España contra su ambición personal,
y a los ciudadanos' contra la posibilidad de las ve-
jaciones.
Los cabildos, necesariamente compuestos de crio-
llos ó de españoles destinados a pasar su vida en Amé-
rica, no debían conservar de la metrópoli sino un
recuerdo confuso, que estaba muy lejos de. hacerles
preferir sus intereses á los del nuevo suelo en que
se, fijaron; los cabildos, para los cuales los dere-
chos de la metrópoli eran mas incómodos que res-
petables, no podian hacer sino un uso peligroso,
para la soberanía española, de la autoridad que
iSs Jeyes generales les daban-, ha debido, pues, res-
tringirse sus poderes y apresurarse menos en es-
tablecerlos en las nuevas poblaciones.
fKBFACIO VU
No sucedía lo mismo con las audiencias; sus
miembros, todos á sueldo del rey. no tenian ¡¡^va-
cias y empleos superiores que esperar sino del
trono, y la ley no dejaba d su disposición ninguna
fuerza efectiva que pudiese hacer nacer algún pro-
yecto funesto á la mt?tn>pol¡. No eraq. jmes, peli-
grosos: por el. contrario, no podia dejar de ser útil
investir á estos tr¡buiiul(*s superiores, de mucha
autoridad y grande consideración; puesto que era
en ellos en quienes residian los medios de dete-
ner los efectos de la ambición del gefe, y de las
injusticias que pudiera cometer, sin ese saludable
contrapeso. Todas estas ventajas sin embargo, es-
taban subordinadas á la impasibilidad, al desinte-
rés, á las luces y á la integridad de los miembros
de las aud¡encia.s; sin eso. no servian sino para au-
mentar la desgracia püidica.
Ia% religión, por la moral que es su base, podia
también contribuir á cimentar la real autoridad en
las Indias Occidentales: es un resorte que ja política
supo hábilmente hacer (»l»nir. Kn una infinidad de
ocasiones, se, sirvieron con ventaija en los neg<»cios
civiles del ministerio de los (diispos y de los sacerdo-
tes Muchas veces, también, se puso en manos de los
prelados las rien«las del gobierno, y e.sos intervalos
nunca fuenm los meniKs [Kiciticos. ni los mas prós-
peros. •
Ks claro (|ue si. ciui la conformidad de institucio-
n<*s metro|>(ditanas en las ln«lias occidentales, la tls-
VIH PREFACIO
paña las4iubiese regido por las mismas leyes que se
regia ella misma, habría perdido su dominación mu-
cho antes, ó se habrían despedazado por facciones que
las habrían hecho inhabitables. Fué la gabiduria, la
prudencia de las leyes particulares que se les diera,
que hicieron.de ellas lo que fueron hasta la declara-
ción de su independencia.. La, materia era demasia-
do nueva para que todas las que les fueron destinadas
hubiesen .encontrado fácil ejecución y producido ven-
, tajosos resultados.
* *
Bajó el nombre de Recopilación de las Leyes de In-
dias se formó un código de todas las relativas á las
posesiones españolas en América. Seguíanse pun-
tualmente en los casos en que no hubiesen sido dero-
gadas por cédulas posteriores, y en los casos de si-
lencio se seguian las del reino, llamadas Leyes de
Partidas.
El respetable tribunal, conocido por Consejo de
Indias^ al que el trono español debió todo su esplen-
dor, data de 1511, establecido por Fernando y perfec-
cionado pov Carlos V en 1524. Para ser miembro
de él se requerid poseer grandes cualidades^ como las
de imparcialidad, sabiduría y esperienda.
Su competencia se estendia, sin escepcion, á todo
lo que se referia á América.
Por medio de la apelación llamada recurso, conocía
4e las causas falladas en las audiencias. Todas sus
deliberaciones eran tomadas á pluralidad de votos,
escepto para hacer ó revocar leyes, exigiéndose en-
tonces dos tercios de votos.
PRFFACIO IX
Era del resorte del Consejo de Indias' la pre-
sentación para todos los grandes empleos civiles y
eclesiásticos, las recompensas de los empleados cu- ^
yo mérito sobresalia, la policia de los tribunales,
lo militar, las finanzas, el comercio. Su poder, de
que jamás abusara, estuvo siempre en aumento,
hasta tener en jaque á toda la América espaftola.
Su integridad repudiaba de tal modo la intriga, que
todo espafiol, acreditado y rico, que, en su causa
ó en sus pretensiones tenia mas que esperar del
favor que de la justicia, empleaba todos sus es-
fuerzos para sustraerle de la jurisdicción del Con-
sejo de Indias. Ninguna esperanza de éxito tenia
sino cuando conseguia solo necesitar de la deci-
sión de los ministros, que era incomparablemente
mas fácil de engañar. Algunos célebres escritores se
han avanzado á declarar que habia abusos en to-
dos ios consejos de España, y en el de las In-
dias mas que en cualquier otro; que en lugar
de castigar las malversaciones, se sostenia en él¿
ios culpables en proporción de los regalos quede
ellos recibian. Sin embargo, esto no debía ser
cierto cuando se sabe que. en general, los espa*
ñoies de América veneraban á ese augusto tri-
bunal.
Los gobernadores estaban obligados á dar cuenta
severa del uso que hicieron del poder. La forma
en que se daba cumplimiento á esta real disposi-
ción es bastante curiosa para referirse y bastante
PREFACIO
buena para ser imitada. Este acto se denominaba
dar residencia.
Un gefe absoluto que no conoce, á dos, tres ó
cuatro mil leguas de distancia, ninguna autoridad
superior á la suya, y a quien la ley concede un
poder ilimitadof, tiene terribles medios de oprimir
y de vejar impunemente á los ciudadanos, si no
tuvieran, contra los actos de su opresión, otro re-
curso que las vias ordinarias de la justicia: el cré-
dito y las riquezas que los mismos abusos de su
poderle hubiesen hecho adquirir, le harían fácilmente
arrostrar esas presecuciones lentas y costosas, que
no se atrevería á emprender ni podría sostener el
pobre, sobre quien hubiera caído la injusticia. Por
otra parte, someter á un gobernador • a quejas par-
ciales, durante su ejercicio, era esponerle, sobre
tddo en un pueblo tan amigo de los pleitos," á ser el
blanco de los inquietos celos de los que le debian
obediencia. Era prepararle ttn manantial de chis-
iñes y sinsabores que hubieran hecho perder á su
autoridad todo el respeto de que la soberanía espa-
ñola tenia interés en investirla. Ha sido, pues, ne-
cesario buscar un medio que dejase al gefe de todos
los poderes la facultad de hacer todo durante el ejer-
cicio de su empleo, conteniéndolo en los límites de
la justicia. Era imposible encontrar uno que desem-
peñase mejor ese gran objeto, que la imponente pers-
pectiva de un tribunal constituido espresamente para
recoger sus desvíos y castigarlos. Esta institución,
la mejor salvaguardia de los ciudadanos contra toda
PREFAriO XI
clase de actos arbitrarios, honra ia sagacidad del que
concibió su idea, el cuidado para con sus sdbilitos
del rey que ia adoptar^ y la sabiduría del monarca
que la conservase.
Cuando debia ser reemplazado un virey ó goberna-
dor, el Consejo de Indias, inmediatamente después
del nombramiento del nuevo titular, presentaba tres
individuos, á uno de los cuales el rey daba comisión
de recibir la residencia del virey ó gobernador sa-
liente. Esta elección «i^eneral mente caia en un hom-
bre de ley residente en América.
El comisario de ^a residencia se trasportaba á la
capital del gobierno; anunciaba, por medio de bandos
y carteles, que el tribunal <le ia residencia de tal
virey ógol>ernmdor reemplazado^ se habia de formar
tal dia. teniendo lugar en ia casa tal, ¿ laque podrían
presentarse á prestar sus declaraciones y estar á de-
recho 4os Ciudadanos de todas las órdenes, clases y
condiciones que tuvieran que quejarse de los abusos
de poder de dicho virey ó gobernador. Esta publica-
ción tlelúa hacerse de modo que ninguna persona lo
ignorase. Una cédubi del í^ de octubre de 155t> orde-
naba que ella fti'ese principalmente conocida de los
indio.s. paní que pudieran pedir la reparación de las
injusticias que pudieran habérseles hecho.
La re>itlencia de los gobernadores duraba sc-
S4*nta tlias. d«'biend(» fallarse his quejas dentro de
otros S4»senta dias, á contar desde aquel en que »e
habian presentado. La de los vireyes era de seis
meses. Veuiúdos estos plazos, no .se admitían mas
quejas. El procedimiento de ia residencia de los
XII PREFACIO
vireyes, gobernadores, etc., se enviaba al Consejo
de Indias, quien daba el fallo definitivo.
Durante mucho tiempo, todos los funcionarios
públicos estaban sujetos a pasar por esa prueba-,
pero la cédula del 4 de agosto de 1.799, dispensó
de ella á los alcaldes, regidores, alguaciles, procura-
dores, etc., y solo quedó subsistente para los vireyes,
presidentes, gobernadores políticos y militares, inten-
dentes de ejército é intendentes corregidores.
Esta obligación era de tal rigor, que ninguno de
ellos podia ocupar un nuevo empleo, sin- presentar á
la autoridad que debia ponerle en posesión, un certifi-
cado por el que se hiciera constar no haber resultado
en su contra ningún cargo en su anterior empleo.
No debe inferirse de lo que antecede que los tales
tribunales fuesen desuna eficacia absoluta, ^ino direc-
ta y únicamente la sabiduría de la ' ley. Abandona-
mos la crítica de sus efectos á los que conocen los mi-
ramientos que incesantemente obtiene el seductor
Pluto sobre la débil Témis.
Por la bula de Alejandro VI, los reyes de Es-
paña adquirieron sobre las Indias occidentales el
donúnio eclesiástico, con cargo de operar la con-
quista, haciendo germinar en ellas las semillas de
la fé. En virtud de esta concesión, Fernando é Isa-
bel establecieron, por cédula del 5 de octubre de
1501, los diezmos en todas sus posesiones de Améri-
ca. Su producto se destinó primeramente en la cons-
PREFACIO XIII
truccion de iglesias, en su conservación y en pagar
los eunis; en una palabra, en todo lo que se re-
fería al culto católico. Carlos V ordenó, el 5 de
febrero de 1541, que los productos de los diez-
mos se dividieran en cuatro partes, de las que una
pertenecía de derecho al obispo; la otra al capitu-
lo, divisible según las dignidades; y que de las dos
restantes se habían de estraer dos novenos parí? el
rv)\ tres para la fundación de iglesias y hospita-
les y ios cuatro novenos restantes para pagar á
Uh curas y otros eclesiásticos que sirviesen los
curatos. * Con el tiempo se ha operado en esta
d¡sposi<*ion un cambio que únicamente consistía en
reunir d los cuatro novenos de la mitad de los diez-
mos, los tres ffovenos reservados para la construcción
tie iglesias y hospitales, porque como los templos
t*ran ya bastante numerosos, .nira vez habría que
construir otros nuevos.
El obis[>o y el capítulo tenían la administración
de los diezmos, cuando bastaban . para su sueldo,
no testando obligado* el rey a proporcionar suple-
mento alguno tle su caja; pero no podían arren-
darse sino en presencia de los oficiales reales y de un
oidor en los puntos donde residía una audiencia real;
y la adjudicación no se hacia sino con cargo de
pagar el adjudicatario, directa y {>ersonalmente, tí los
oficiales reales los das novenos que tocaban al rey.
K\ diezmo se pagaba por toda clase de perso-
nas, sobre to«I<M las producciones del paií?. Solo era
de cinco por ciento siibre los artículos que exigían, al
salir de la tierra, una preparación costosa paro
IV PREFACIO
tomar la forma de artículos comerciales, como el azú-
car, el añil y el café; pero era rigurosamente de diez
por ciento sobre el algoidon, el cacao, los granos, los
guisantes, las legumbres^ las semillas, el casabe, los
corderos, los cabritos, los lechones, los pollos, los an-
sarones, la leche, la manteca, el queso, la lana, las
terneras, los potros^ los mulos, log asnos, toda clase
de frutas, escepto el ananá, las uvas, las aceitunas,
la hortaliza, la miel, la cera, los enjambres, etc.
^^ ♦
Las principales disposiciones de la madre patria,
para asegurar su soberanía en la América, eran
prohibir á los indios cargar ninguna clase de ar-
mas ofensivas ni defensivas-, privaras del uso del
caballo-, impedir á cualquier indio de aprender el
oficio de armero,* ó vivir en. casa de cualquiera
persona donde pudiese adquirir alguna noción de
la fabricación, reparación ó manejo de armas-, obli-
gar á los indios conquistados á vivir juntos en villas,
en vez de estar diseminados' por el país-, prohibir
á todo. indio pasar de un pueblo á otro, mucho
menos trasladar su residencia, so pena de veinte
azotes al delincuente y 4000 pesos de multa al cacique
que lo permitiera; privar á los españoles, mulatos y
los de casta mixta de habitar en pueblos indios, de
temor de difundir ideas perjudiciales á la pública
tranquilidad. La esperiencia ha demostrado la utiU-
dad de esta separación, porque esta medida, dis-
puesta por la ley, redundaba en ventaja de la domina-
ción del misionero, que era tan atento en prevenir
PREKAt'IO XV
mezclas funestas al prestigio de su poder, que los
españoles que tienen ocasión de pasar por esos
pueblos ó reducciones, solo pueden pernoctar una no-
che, si llega por la tanle, ó el tiempo necesario
para comer algo, si es por la maftana. EH misionero
los recibia en su casa impidiendo toda comunicación
durante su permanencia, que jamás se prolongaba ba-
jo ningún motivo ni pretesto. Por este medio, era
imposible enterarse de la vida (|ue llevaban los misio-
neros; pero, 8Í se ha de juzgar por el cuidado que po-
nian en ocultar los defectos de su administración* por
la nulidad de la reducción ó conversión de nuevos sal-
vages. por la lentitud de la civilización de los indios,
que. de padre ti hijo, estaban confiados a su ministe-
rio, tanto curial como apostólico, ningunas ventajas
sacaron de suf? trabajos ni la reliojion, ni la soberanía
nacional. ^
Knilcs prohibido ú los misioneros exigir nada de
lo.s indios pi>r la administración de los sacramentos,
ni por ninguna otra función eclesiá^ica. Esta dispo-
sición no era violatla directamente, es verdad, pero
se-cludia onteramente su espíritu por la venta que les
hacían, rn mil por ciento de bi^neficio. en rosarios,
eS4*apulariiKS y pequeñas inuígeiies de vírgenes y san-
tos. El pobre indio era si»Mn|íre amenazado de la có-
lera d(* hios. hasta que huldese comprado todo lo que
•d misionero tenia que n*ender.
("on td fin tie dar lo mas completa posible la lista
í los girf)ernadores del Paraguay, que ernn los
XVI PREFACIO
mismos del Rio de la Plata, trascribimos de nues-
tra Historia de los Gobernantes de las Provincias
Argentinas lo pertinente á la presente Historia^
ampHándola cuanto fuese necesario.
La ciudad de la Asunción fué fundada en 1536,
por Juan de Salazar y Espinosa y usa del título de
Iliistre^ desde su fundación, por los importantes
servicios que hizo en muchas poblaciones que esta-
bleciera, y por haber sido capital de ocho ciudades,
como se refiere en Real Cédula de 7 de junio de-
1618. Tiene por armas un escudo sobre campo
azul: en el primer cuartel está colocada Nuestra
Señora de la Asunción: en el segundo el Patrón San
Blas: en el tercero un castillo, y en el cuarto una pal-
ma, un árbol froriloso y un león, que le concedió
el rey Carlos V. Así debe inferirse, supuesto que la
mayor parte de los papeles antiguos se perdieron en
el incendio que oadeció esta ciudad el año de 1545,
cuya desgracia es regular alcanzase también ala
Real Cédula en que el rey le concedió el privilegio de
tener 24 regidores.
ADVERJENCIA
Debemos declarar que han servido para nuestra obra de los Goukrnan-
TEs DKi- Paraguay los autores siguientes: Azara., Lozano, Funes, Charle-
voix, Angelis, Trelles (Begistro Estadístico, Bevistas del Archivo y de la
Biblioteca) Archivo Municipal de Córdoba y de Buenos Aires, Robert-
son, Rengger y Longchamp, César Famin, Molas, etc.
HISTORIA
til Li«
GOBERNANTES DEl_ PARAGUAY
i:KY>-irK»J— I^ nON.PKl)fí() de MKNDOZA. caballe-/
n>aii<Ialu/. natural (leCiuadix en en el reino de Granadal
<{uien obtuvo fie la <*orte de l*Npana« para él, sus herederos
ó NUcc^orcN nimcdiatos, de?<ÍKnado<« |K)r6l, el gobierno del
Hiede la IMata, mn 2(N» lejanas de juris<lirrion húcia el
Sur, y el titulo de AdrUmtado (li do estas ooniar.*as,
r4»n el cargo de hacer tinlos his ga^^tos do la os|>edi-
rion.
Sale del puerto do Sin Lu<*ar agosto de 15^{li [lara ol
Rio f|«* la Plata, trayendo t*onsigü ¿rniN) es|iaíioles, do
t*)í|osexo y e<lad. y ITiO alemanes, saj«Hies y flamencos,
1 i ^givtx I* l«*y «le iUrtttia, v\ ^uUtamtado ^* un funciotiAno con Mitoñ*
*íma\ «Ulrr^. <4itu«i «lairn (licA jfuhtmúdur 4t ^vrtmtm: "Adelantado tABio
'|tiif*rr .It^ tr '-'ituo hoiiie ni<*ti«l(> a<leUnt«, m alipiii f«»ch(> •eftaUdo, por
in«ii«U4«> tlrl rvr. y |Mir 4»at« rm«(iD. el «{u* aiiiiiniaaieut* em asi pmty
Mibrr iicrrm irandn. lUma>i«uJci, eo Utin frmsu prwrwn^* (8#g«iiaa
liantOA^tii IX. UyXXn i
¿ DEL PABAGUAY
en cuatro embarcaciones, y funda (2 de febrero de
1535) la ciudad de Buenos Aires.
Hecha esta fundación, mandó construir 8 bergantines y
algunos botes y dejando (1539)una guarnición de 163 hom-
bres para la guardia de los navios grandes al mando del
capitán Juan Romero, con ración suficiente para un año, se
embarcó con 400 hombres navegando el rio Paraná arriba.
A los dos meses llegó á los Timbúes, donde permaneció
cuatro años, siempre contrariado por sus malos consejeros
que le iban precipitando. Por envidia de algunos, man-
dó matar á su maestre de campo Juan de Osorio, y trató
á sus soldados con castigos afrentosos y crueles, debido
tal vez á los padecimientos que le ha íian esperimentar
sus seis heridas; cuatro en la cabeza, una en la pierna
y otra en la mano, privándole de escribir y aun firmar.
Ese mal estado de salud, le determinó á retirarse á Es-
paña y antes de efectuar su viage hizo en Buenos Aires
su testamento cerrado, que dejó en poder del escribano.
En seguida (21 de abril de 1539) escribióá su lugartenien-
te Ayolas, anunciándole aquella circustancia,y autorizán-
dole á enterarse del contenido de su testamento, si llega-
ra á tener noticias de que hubiese fallecido. Dejó á Ayo-
las por escrito, las instrucciones de como habia de ma-
nejarse, aconsejándole tratase de conservarse en el go-
bierno toda su vida y teniéndole siempre presente, su pena
de enviar otro en su lugar si no cumplia sus instruccio-
nes.
Dejando a^í todo dispuesto, se embarcó en el puerto de
Buenos Aires, á mediados del año (1539) y siguió viage
con destino á Castilla, adonde no pudo llegar por haber
fallecido en la mitad del camino, teniendo la mar por
sepultura.
Apenas fundada la ciudad de Buenos Aires, hablan
comisionado con el nombramiento de teniente de goberna-
oor y capitán general de las tierras que descubriera á —
GOBERNANTES 3
II. DONJUÁN DEAYOLAS lugar leiúenle— uno de
Ioh tres— Domingo Martiiiez do Iral;i y Nuflo de Chaves
—que entrara en el Paraguay, romisionalo para fundar
otra rolonia. Sub¡«j el rio Paran:!, cstaliltí*M6 el peí|ueno
fuerte lio Copyus Chri\t¡ ó de Buena Ksperan/.a, en la
ro<ta i>**ridental del Paraná, *inf«» leguas mas nl»ajo i|e
CoPMiíla. y p'^xresóá dar «uenta de su rometiilo. Bajo
Uin f«»lií'fw au^piíMo^, Mondo/a so apresuró á i'«>niisio-
liarle de nuovopara aumentarlos des«*ubrím¡onlos.
Ayolas. siguiendo |i»^ pasos (pie habia trazado Galioto,
cnln» <Mi ol n*» Paraguay por t*l puerto llamado la A/i-
g'*s(*tnt, i?rr;?8* .'{*'laliUid)dondo fué ata«*ado por los indios
aga'O-'i. s! ípiient»s (*iiii«.i:¿ui') v«mi 'or. t*ontiiiuó *»u nav»»-
gai*ío!i «Mn<*o leguas mas ariiUa, d-»:ile fuiíió o! pueblo
i-o!i'M'idti por la Vilfrta. íjir» legs. de lo «|ue hoy es
Asunrioni después d(* una iXM'iiila y sangrienta batalla
r<iii |<i> nidios, ipiedand** \**< i^^pafitile^ duofio^^ absulu-
toÑ d(*| punto.
1*1 pií.'o lu.i^ arrilia. <'on'<»trnN«'» la primera ••a'«»a en
a<|U«'l pira;;*» á <pi«» A\*t \»**v niMn'ir<* nui^-^tra S**n»trtt.tlt*
hi .\^'**iCiOii, <1> fii <*i»!iiii«'iiiiirai*i<i:i ilfl ilia < ir> dt* a^'t^ttt
<li' l.V^'o on <|U«* lu\i iu.zar la batallaile l.ambaro s'JU*-
gua> d** li A*«un«*h>in.
P»'rman"«!«'» **oi*. in«*'*o^ e:i o^la i-iudad, tomamb* al^im
•Io'mmijs » •lo'^pnrs d"' '^U'* ••antjí'ioüta'^ «'.ampafias i'imira
!•»•• a;:a«'o-». :i ipiifiio^ «"asi a:i(»ttad<>, tiMuáudolo^ Tiiülra-
n''»as, ipi<*tn:indo|i*v *»ii^ |iuobl'i^ y hai'irndolo^ mudios
otr«»N daños.
< «tiitanl'i i'fiii t'l auxilio i|o Í«isi'an«i«. prt'paróina f^^-
|ie«li«-i"n i*»it»tva j.is |,ayauMiá«'S, ni«ii !-• «jn-*e-tabaii p«»'»¡a-
f|t»** i-.iin»! a 10<> U»-ruas •!!» la Asu:i't'»fi, v «••»nlra I»»**
1 l«»\tr^«ii «!•' Ia Amii • I-!. {-!•' tf.i:>lA *-ti r*f« ]'Mi t| < «{itAii Juan
?^{AjAr y K«|>ii."«4 y • <•!••• a«1« •*!. !« i^'ld*.» >lii*< af.<<« •|t'«|'*i*'* S4* ]•< Haii.'I
■ oti |'ii>tAil*>til |'>>r ««T • 4»iit«Mii|<>r«i*ra *{*• [••«|iiii.«-ii« • •■t> |iii*iA<l<ir«*« 'U*\
l*Ara^UAjr > liül'ici.'lii i>)<i'raji» itii ii.il«^'i'> « t'iftii t.< (••! ff« I*fli;»>lili«t
4«* If'V'H'i'iii 't«* !•■« hAl'iiAiiic*« «ti* 1ai-iiiIa>I \»*t iitM' )»<•• a/««'*
4 DEL PARAGUAY
caracaráes. Hechos los preparativos necesarios, car-
gando cinco navios de maiz y surtiendo á los ma-
rineros de cuanto habia menester para un viage de dos
meses, como proyectaba, dejó en la Asunción 100 hom-
bres y con 300 de los mas escogidos, navegó siempre
rio arriba hasta llegar al último pueblo de los carios,
llamado Itatin, á 80 leguas de aquella ciudad, cuyos in-
dios le proveyeron de toda clase de víveres. En el mon-
te de San Fernando (hoy Pan de Azúcar) á 12 leguas
de Itatin, encontraron los españoles á los payaguáes,
con quienes estuvieron 9 dias, bien tratados y obsequia-
dos y con los cuales Ayolas concertó una espedicion á
los indios jarayes (1).
Ayolas llevaba 5 buques, de los que deshizo 2, dejan-
do en los restantes 50 españoles al cargo del c^ipitan
Domingo Martínez de Irala en el puerto de la Candelaria,
donde acababan de desembarcar (2 de febrero de 1537),
corf orden de esperarle allt 4 meses, al fin de los cuales
si él no volvia, retirarse á la Asunción. En seguida se
internó en el territorio del Chaco, penetrando por Chiqui-
tos hasta el Perú, y venciendo no pocas dificultades,
volvió al puerto de Candelaria como á los seis meses de
su partida, mas como no encontrarasuflota, que acababa de
salir con Irala para la Asunción, de conformidad á sus ins-
trucciones, fué á establecerse momentáneamente en el
territorio de los payaguáes, acompañado de 300 indios de
esta nación y de sus 300 españoles. Fueron los espa-
ñoles tan obsequiosamente recibidos de los indios, que
Ayolas no desconfió de ellos en lo mas mínimo, cuando
su objeto en tratarlos de ese modo era llevar adelante
(1) En la época del descubrimiento, toda la América se hallaba pobla-
da por tribus de indios; cada una de éstas se denominaba nacúm^ cotko
los negros de Afirica, aunque el número de que se componía una naci/^n
ó tribu apenas llegaba ¿ mil y rara vez pasaba de diez miL
GOBERNANTES 5
una premeditada traición. Ejecutaron su perfidia espian-
do el momento que no tardó en presentarse. En una noi*lie
tenebrosa, cuandcfto^iose'^taban profundamente dormidos
ú una señal dada, los indios se lanzaron sobro los cristia-
nos y consumaron su felonia sacriñcatido á todos meno^
Ajólas, que logK) |>ostergar su muerte yendo á ocultarse
en un matorral. A la mañana siguiente dieron con él y con
un indio chañes que le a<rompañaba, y llevándole á la pla-
za le hicieron blanco de sus tle(*has hasta dejarle cadáver
y al chañes le ponsenaron prisionero, el cual consiguió *
evadirse y fué por quien sesupo el trágico linde Ayolas y
sus comfoiñeros.
Con la certidumbre de la muerte de Avolas, como al
año del suceso (1530) Irala mandó quemar vivos á los
payaguáes egecutores de la traición y en seguida volvió
á la Asunción, donde se encontró con el vee<lor Alonso
de Cabrera, que acababa de llegar y Francisco Ruiz.
Esto había sido despnt*hado de Valladolid, en virtud de
rédula de 12 de setiembre de ir^í?, provisto gobernador
en n%»tt hubiese muerto el que Mendoza habia dejado
ó no hubiesen elegido otro los conquistadores ó pobla-
dores.
< 'niivcicados t<Hlos los capitanes, y otieiales n*ales, se
|»ro4'e<lió ala eleivion de goliernador interino y resultó
electo |K>r unanimidad.
IX«.ir42-III. DON DOMINGO MARTÍNEZ DEIHA-
LA, a{»enas se re<'¡biódel cargo, en agosto de ir^'W, dec*la-
n> asiento del gobiernt) lo que entonces ora ciudad do la
Asun<*ion; iiumbn'i los funcionarios públicos, que habian
de com(Mirtir con él las tareas de la gi»l>ernacion: mandó
panMicar la ele«'^ion lio aleado*^ onhnarios, habiendo ésta
rccaidoeu los caballeros Juan Salazar do Espinosa y
6 DEL PARAGÍJAY
Gonzalo de Mendoza, los regidores y dennas ministros
inferiores, todos los que prestaron juramento al entrar én
ejercicro de sus oficios. ' E^ablecióse 'una policía en la
ciudad y se formó varias poblaciones de guaraníes á
quienes se obligó á prestar juramento de fidelidad y va-
sallageal rey. Los guaicurúes (1) y otros indios del
Chaco no quisieron prestarse á la sumisión.
Como la población de Buenos Aires sufria privaciones
V toda clase de miserias y se hallara continuamente hos-
tilizada por los indios quarandis (2) se re^glvió en consejo
mandarla sacará fin de que se incorporase á los poblado-
res de la Asunción, y reservando para ocasión mas pro-
picia la repoblación de aquel puerto, cuya gloria cupo á
Garay 40 años más tarde. Para el efecto, Irala despachó
con toda prontitud al capitán Diego de Abreu con el sufi-
ciente numero deembarciciouiís capaces de conducir toda
aquella población, que recibió con jubilóla noticia de su
traslación (3). Efectuóse esta en 1540, quedando en con-
secuencia despobla lo Buenos Aires, desde entonces hasta
1580 juntamente con los ¡pobladores cuyo número habia
quedado reducido á 600, se incorporaron tres italianos, á
(1) Una de las más famosas naciones ó tribus, una de las mas nume-
rosas, la m¿s valiente, la más fuerte y la más guerrera que habitaba e^
Chaco, casi en frente de la Asunción. Los tobas eran sus compañe-
ros y aliados.
(2) Nombre del cacique que los mandaba y son los actuales pampas y
ptidcíitSj etc. disputaron el terreno á los fundadores de Buenos Aires con
un valor, una constancia admirable, al estremo de verse obligados,
después de pérdidas considerables, á abandonar el puerto. A la segun-
da vez que se fundara esa ciudad, no pudieron aquellos indios resistir
á la fuerte caballería de que ya disponía y tuvieron que retirarse al Sur
donde permanecieron durante muchos años hostilizando á toda la cam-
* paña.
(3) Sobre la despoblación de Buenos Aires no están contestes los his-
toriadores entre si, pues unos dicen que Irala pasó á Buenos Aires con
el objeto de llevará la Asunción cuanto existia en aquella ciudad, dejan-
do en su lugar á Garcia Venogas para el mando del Paraguay; otros que
despachó á Diego de Abrou con algunas embarcaciones para efectuar
esa operación. Aun en las fechas liay divergencia de opiniones. Asi es
que sentimos no poder garantir la veracidad de las mismas.
(lOBBRNANTES
quienes un imufrajio llov6 á ose puerto, Ilamaflo*i PeHro
Antonio ele Aquino, Tomas Ri^-so y Bautista Tro<-he,
cuyas familias ^ cstenclieron (les|>ues por toda la pro-
vincia <lel Paraguay.
De los IVHH) y más hombres que habian venido de Es-
paña, ruando se pasó revista, solo se enrontrO <lirlio nu-
men» de íXK), á cada uno de ellos se repartió un terreno
para edilicar casa y tierras para cultivar, circuvalando
t'iílíí el rt^-into con una ostacaíla [>ara resfjuardarse de
l<»s bíirbíiros. Km|»e/óse A construir el templo, y como
era humilde su arquitectura (i la par que la de las casas,
so les dio cima con bastante brevedad.
Apenas habia conseguido Irala la reduc<-ion y paciti-
«•acjoii de los pueblos de Ibitiru/ú, Tebicuarí, Monday y
i*\rn^ del rio Paraguay arriba, se conjuraron lo** guara-
níes 1 1 1 para deshacerse de los e*i|»anolcs, i\ quienes odia*
ban. coiirluyendo con todt»s, por'^u «-onduí'ta \i(ílentay
aun tiránií'a. Para eje<utar su i>lan infernal, fijaron la
n«Hh»^ del jueves santo de 154^). á la hora de la pro<-e^i<»n.
Tiia india que vivia con el «apitan .Salazar previno ú este
del peli^rro que corrian los cspañ »les ó inmediatameiUe se
< •>muiiícó la noticia a Irala, quien, con el pretestode cí)m-
binar algún plan para oponerse á la invasión del (*umun
enemigo, llamó A su pre<cn«'ia á los «-aciqu -s y otn)s in-
dios de supo**i«Mon. Todos coiK'urrieron prt».sun>soN,
muy ágenos de lo que les esperaba, y ¡i medida (pie ilmn
•
1 \jí ii*«-i«>n ApiAnuii rütabA por tinla^ |*aií4*« «liviiliil* «>ti imiy |m«4{u^'
Aa4 méu i^Í««Í4*« u honl*». iii(Í4*|M*tiili<»iit<»4 iiiiA« ilt* <>ir*«. y vmáik una ron
dtírrvTii** ii(iiii^r«* t'iiii(»(l<i «ir»l i-.v i>{ti«* «'• «l«*l piM'Aico iloiiil** h*f»itAlm. !>••
<'«>ii>|ui«tA<)orr« «lifl*ron «•! ti«iiii>)r** ti*» );tiarmiti ¿ i«MÍaA U« tnlm« f)U«
vivía» «olirt» I* < <»«tA «1«« iift ri«». «'• rti alj(iiii «li«irii«>. «onio mbaya^*. cm-
rafAráf^n. tim>>ú»«. inr*«|ti«4*«. t a1« ha«|tiin%. •{titlitajait. rAn«»t. nmtixnla*.
t«ttii«>«. tar« 1%. >»«»iiitM)y«:»«.rtiru|i>atti<i«. (-iiniiii*yr«. i^tim* tinif», tji|>r*. <*hiri*
ITiAti"* l<>« uii«ni«*«j(uanitii«»<« y i<tr<»« Ijí Irvgntí j;u»r«ni «4* (««triulti»
»«]tiiirAl)l«>iu#nt4» iHtT un triritcirio ininc>n<io p<i«0tdo ¡mr |Mirttt|pi»tes. frma-
8
DEL PARAGUAY
llegando se les echaban en prisiones quedando incomu-
nicados. Luego que los tuvo presos á todos, los sometió á
un breve interrogatorio, aplicando el tormento á algunos,
hasta conseguir la confesión del plan que meditaban, con
lo cual, los cabezas fueron sentenciados á muerte y ahor-
cados, y sus cadáveres espuestos en seguida á la pública
espectacion, para escarmiento de los demás, á quienes
Irala perdonó mandándolos poner en libertad.
Este acto de severa justicia hizo que Irala fuese temido
de indios y españoles, pero no faltaron algunos que, desa-
probando su conducta y calificándola de despótica, salie-
ron huidos djB la Asunción con la intención de represen-
tar sus quejas ante el rey. No les faltó buque en que
hacer su viage, el que emprendieron hasta llegar á la
isla de Santa Catalina, donde se encontraron (1541) casual-
mente con —
I
j 1542-1544— IV. ALVAR NUÑEZ CABEZA DE VACA,
; adelantado, provisto para el gobierno del Rio de la Plata
en virtud de capitulación hecha con el rey en 18 de marzo
de 1540, y cuyas cláusulas principales eran: no permitir
letrados ni procuradores, porque la esperiencia»habia de-
mostrado que esas profesiones ocasionaban diferencias y
1 pleitos, originándose discordias mortales y odios impla-
cables: repartimiento de tierras á perpetuidad á los que
las hubiesen poseido cinco años cumplidos: facultad á los
españoles para tratar y contratar libremente con los in-
dios: libertad á los vecinos de las provincias del Rio de la
Plata para volverá España, sin necesidad de permiso del
rey: elección de alcaldes ordinarios que pudieran conocer
en los casos de hermandad: apelaciqp de los tenientes al
gobernador de la provincia y remisión de las resoluciones
de este al consejo: apelación en las causas criminales an -
te el consejo,observándose el derecho y las leyes de Cas-
tilla; pero en las civiles de 8000 pesos ó mayor cantidad.
r.onp.RNANTRS 9
olorf^iliidoso lasa(>ela(!Íoiios: recusados los jueces en cual-
quiera 4'au<ia, deberlo acompañar conforme A la ley: seña-
iamioiito de éjidns i\ todos los vecifios siendo comunes los
uso^ fie los rios: no e¡o<*utarse ¡\ nadie, por el espacio
do cuatro años, p(ir deudas reales, no debiendo los veci-
nos pa^ar ¡nir diez años el derecho de alroojarifa/.go, ni
otro derecho eu cinco años, et<'.
• •
Bajo esas condiciones, el adelantado emprendió su
%iaí:e 4'on fK) hombros, M> caballos y 5 embarcacio-
nes, «caliendo de Srm Lúcar d«» Bárramela el 2 de
noviembn» de 15^^ v licitó, al territorio de la Cananea,
cerca de la costa del Bnisil,.A 37 leguas de San Vicente,
del i*uai Vfunó posesión en nombre del rey de Kspaña.
Pa^ó'M) seguida :\ la isla de Santa (*atalina, en la misma
costa, de la que también tomó |)osesion, el 29 de mar/o
del año siguiente; habiendo |)ermane<*ido en ella siete
meses.
Con el tin de llegar ^ su destino (*uanto antes y hallar-
se inA** desembarazado, despíi:'hó destle la referida isla,
|M»r agua, A los inválifios y á las nuigeres á cargo do Fe-
li|N* de('Acen*sr(ui I5<> hombres al líit» de la Plata, dejan-
ilo la** dos naves tímelas í|ue llevaba en San Cirabiel y
|ias;indo ron las otras tivs al Paraguay, y el adelantado
cmpnMi«lió iS de oi-tubre de láll) d vjage ú la Asunción
|Hir tierra con los honibr«»s de armas llevar y 20 calwillos,
ünicov i|uc Si ihrevi vieron de los UJ que se trageron de
K^|»;iña. Pasó |K>r li»s tiTritorios guaranlticos, de cuyas
tnfMis n»ribió toda «'la-^e de obsequios y tomando |h>-
ft«>^i«in f|<*l país lo d**noininó provincia Je Vera. Kn di-
ciembn» llciT '» al ri» Curitiva ó lirua/ii. encaminándose en
seguida al rioTibajiba. Kbay y Piquiri» t|es<Ie donde des-
pidiA á l»sindi'»s qu»» d.» Sania ('alalina traia en clase de
guías. Al fin, el 11 di* mar/i» ile ir42, entnVen la ciudad
de la A'^uncion. a<*ompañado de sus principales vecino^y
del goticrnadur Irala, que había salido A su encuentro.
10 DEL PARAGUAY
Exhibidos su^ títulos y hallados ea regla, Irala le entre-
gó el bastón el misníio dia manifestándose todo el pueblo
dispuesto á obedecerle y acatarle, quedando el mismo
Irala reconocido como segundo del adelantado.
Lo primero que hizo Alvar Nuñez al hallarse en po-
sesión del poder fué despachar al capitán Diego de Abreu
con víveres de toda clase para los que de» Santa Catalina
venian por agua, habiendo sido socorridos con toda
oportunidad cerca de Corrientes, y al siguiente mes (abril)
llegaron con felicidad á la Asunción, no sin haber antes
esperimentado numerosos sinsabores.
El adelantado desde el principio de su gobierno, empe-
zó á tener reyertas con sus subalternos y compañeros de
viage. ' Cáceres, á quien el rey habia acordado empleo de
regidor, tuvo una acalorada disputa que escandalizó á la
población, por haberse negado á darle posesión del car-
go. Esta desinteligencia tuvo sns consecuencias, según se
verá mas adelante.
El ejemplo que daban los conquistadores no era el más
edificante; así fué que los indios pusieron en juego sus
hábitos salvajes, matando los guaicurúes á algunos espa-
ñoles y guaraníes que se hallaban trabajando en las cer-
canias de la Asunción. Este acto bárbaro no quedó impu-
ne, pues fueron sorprendidos y castigados, haciéndose un
gran número de prisioneros y consiguiéndose otras ven-
tajas.
En cumplimiento de la orden que traia Nuñez de bas-
car camino para comunicar con el Perú, confió esta comi-
sión aírala, quien partió en tres bergantines con 90 espa-
ñoles y 800 guaraníes que tomó de los pueblos delpané,
Guarambaré y Atira. Desde el punto denommado Piedras
Partidas á los 22° 34', hizo marchar á los indios hacia el
oeste, bajo las órdenes del cacique Aracaré, con tres espa-
ñoles, y él continuó su navegación rio arriba. Al cabo de
r.ODERNANTKS 11
algunos rtiíis Aracaró se retiró por temor de los indios del
Chaco, rin'Uiistanria f|ue lii/o fracasar la empresa por
a<|uel lado.
Sin embargo, Irala llegó <0 de enero de 15 W) á los 17<*
ri7* de latitud, ainlando en la Laguna Yaib;^, Aque nom-
hn'> Pitf*rto Hr los I{r yrs, íirau<'d <lel dia de su arribo;
flcseml*arcó iiitern;Uidos(» en el país y des()ues de recibir
nift»rme*i, :i lnsruatn> dias volvió A aquel puerto, donde
cnt-oiitPí una »-anoa <|Uf? le llt»vaba orden superior para
alioH'ar al cai'ique Ara<-aré, |)or su falta i\e haberse reti-
ra«l». Kje«'uta<la dich-i orden, Irala regresó felizmente á
la A^unritiii, donde se en oiitró «•on la triarte nueva <le ha*
lH?r, romo á las dos de la mañana «h^l 4 de febrero (1543)
e>|MTÍmen!a lo tan ítM*.)/. inrondio, <jue redujo A ceni-
za*^ la inavor |»arti» d<^ la riiulad. cuva «'ircunstancia
aterp»riz'i tanto al adola'itado í|U'» lo atribuyó á artificios
de l<»*i indioN I» hi/o to.-ar alarma. Pri»<to se »^upo que
ora «a^^ual: y sin embargo los <.»^|mi*iole^ si» hallaban ame-
nazados de gran peligro del que *^e apercibieran por las
llarna^ del incendio, habiéndose conjiu'ado mediante las
oportunas y acertadas inedidas ipie se pusieron en pr:K'-
li«-a.
Otro lie los pinito-i nnp«»rtantes á que el adelantado
riMiHider» deber prc^tai* su ateiH'ion preferente, fué la pa-
cif¡»*a«'ion lie los indios, y lo con<«¡guió i*el<d)rando capitu-
la«io:ii»s sati^^l'a *torias r<»n tre<^ra'*iqu(*s prin«*ipales; pero
Inif»*! iinf* rmpl'-ar l:!*^ armas para '-oíntMrr Ala provin,'¡a
di»lpané. ru\ •» ««aiique Tab^T»» **e hafna amotinado |wua
%en;:ar la mnrrtí* di» *^u li'-rmano el ra«'i«|ue Aracan^.
Kn «*«»iis:»«Mienria, el adi*l:uitad«i pr*|»aró un ejército A
cuya ral*eza pus » á Irala y fiajo sus onltMien (>tn»s fn-
m«»*««»s rapitanes ri»nM Alon^t» de Kii)iielnie. Rui Dia/
Meltrarrj » y Juan t 'amargo. !•;! tf»*niTal Irala propuso la
1^%/. a rabcré. quien, furioso por la muerte de su hermano.
IS DEL PARAGUAY
no quiso oir condiciones y se preparó á la guerra con
encarnizamiento. En una sangrienta batalla que tuvo
lugar el 1°. de mayo, (1543) Irala quedó victorioso, aun-
que á costa de inmenso sacrificio de vidas, consiguiéndose
empero la sumisión de Taberé con todos sus indios.
En vista de los informes de Irala, el adelantado resol-
vió ir en persona á buscar un camino para el Perú, á la
cabeza de una espedicion. Después de algunos 'cambios
\1 en los empleados de la administración de hacienda, anu-
lando los nombramientos hechos por el rey, la espedicion,
compuesta de 400 españoles, arcabuceros y ballesteros,
12 caballos y 200 indios auxiliares de Taberé, con 10 ber-
gantines y 120 canoas, el 8 de setiembre (1543) partió de
la Asunción en dos divisiones, por agua una y por tierra
la otra, hasta el monte de San Femando, á los 21o gg' de
latitud, donde se embarcó toda la gente reunida.
Durante la navegación, algunos indios guasarapas
sorprendieron al último- bergantín matando seis hombres
pero al fin arribaron al puerto de los Reyes. En este
punto se presentaron con disposiciones pacíficas los indios
orejones, cacocis, chanaes y guaraníes, cuyos servitnos
ofrecidos fueron aceptados. Irala, en el acto, despachó
dos españoles con algunos orejones, quienes volvieron al
cabo de ocho dias con la notícia de haber llegado al país
de los jarayes, que era un terreno enteramente inundado.
El comandante, con 300 españoles y víveres para 20 dias
emprendió su marcha (26 de noviembre) tomando la di-
rección del oeste por entre los bosques.
Después de sus campañas con los jarayes, por quienes
los españoles fueron bien tratados y obsequiados, tuvo
que regresar á causa de haberse enfermado la mitad de
la gente por el hambre y por el agua corrompida que be-
bieron durante los 30 dias que duró el viage. Sin embar-
go durante esta espedicion, tomó posesión del alto Para-
guay á nombre del rey de España.
GOBBRNANTBS 13
El adelantado había impuesto pena de la vida á cual-
quier individuo que desembarcase y ordenado la prisión
del general Hernando de Rivera, que ios mandaba, y aun
dispuso su ejet^urion en una horca. La tropa, que
habia sido despojada de todo el botin adquirido.en la guer-
ra con ios indios, en vista de la prisión de sugefeydel
trágico tin á que se le quería destinar, se sublevó y exigió
la inmediata soltura y libertad de Rivera y la restitución de
lo que se les había quitado. La actitud de las tropas era
tan im|>onente y tan decisiva que Alvar Nuñez no pudo
menos que acceder á su exigencia, llegando A contempo*
rizar con los soldados y su comandante, quien le satisfizo
sobre todos los detalles de la campaña.
Mpo enfermo y desazonado por la anarquía é insubor-
dinación que iba tomando ruorpo, Alvar Nunez regresó
á la Asunción (H fie abril de 1541), encernhidose en su
rasa, sin querer oir quejas ni dejarse ver de nadie, por
halícrse agravado su enfermedad. Al fin, estalló una cons-
piración, movida por el mismo Irala y en(*abezada por el
contador Feli|»e dcC.'aii'ercs, el veedor Alonso de Cabrera,
Francisco de Mendíiza y Gania V'enegas. En la noche
del 25 del mismo mes, erttmron los conjurados, en número
de 2<W) hombres, en su casa, y (i la ví)z de Libertad, vira
el rey ^ se aprnleraron pt>r sorpresa de su persona y lo
conservan)n preso durante diez meses con dos jwires de
grillos en un cuarto sin luz. El principal motoi de tan
injusta prisión y vejaciones fué el contador ('Aceres.
Los conquistadores no eran aun dueños absolutos, ni
scgUHis, de la tierra que pis^iban, y ya se habia intrinlu-
cido entn* ellos el K^^rmen de la dis»'onlia, aun(|ue en ver-
dad, nunca se hahia se|»arado de ellos desde el principio
de la«-oiiqnista. Desde entonces el Para^cuay empezó á
nN'Oírerel fruto de ai|uel árbol c«)rrompido, t*omo el lector
tendn'i <H*a*^ion de ver mas atielante.
Alvar Nuñez sufrió un juicio que dur6ocho años y fu6 \
14 DEL PARAGUAY
r desterrado á África: mas tarde se le absolvió é indemni-
' zó con una pensión y un empleo.
Apenas instalaron en su prisión á Alvar Nuñez, se
procedió á la elección de nuevo gobernador y recayó en
la persona de Irala.
V. CAPITÁN JUAN DE SALAZAR ESPINOSA,
interino, durante la campaña del adelantado Cabeza de
Vaca, de setiembre de 1543 á abril de 1544.
Estando en la prisión el adelantado, ideó nombrar por su
teniente á Juan de Salazar, figurándose que si este queria
con sus partidarios podria sacarle de la cárcel; pero Sala-
zarrio quiso darle libertad hasta después que él se hubie-
se embárcalo. Entonces Alvar Nuñez dijo en voz alta
que dejaba por su lugarteniente en nombre del rey al ca-
pitán Salazar.
Embarcado el adelantado y ya en marcha la caravela
que lo conducia, Salazar convocó secretamente á s:us ami-
gos para apoderarse del mando en propiedad, y apesar de
toda su resistencia para conservarse en el poder, Irala
consiguió apoderarse de su pe\¿sona, haciéndole rema-
char un par de grillos, en su propia casa. Formósele
proceso por perturbador del orden público y se le despa-
chó con otro, para ante el Consejo de Indias, á cargo de
Nuflo de Chaves. Entre los presos igualmente remitidos
á España iba Rui Diaz Melgarejo, cuya separación del
Paraguay era un bien, por sen hombre cruel, revoltoso y
amigo de cometer todo linage de herejías sin respetar
condición, edad ni sexo. Con los indios fué inhumano
hasta el esceso, pues se complacía en sacarles los ojos
cortarles la cabeza, manos, brazos y narices, haciéndoles
la guerra á sangre y fuego.
VI. DON FRACISCO DE MENDOZA, interino du-
rante la campaña de Irala contra los guaicurúes en 1543.
r.OBERNANTKS 15
La ausencia de Irala d¡6 bríos á los a/2:aces para ten-
tar nna entrada en la ciudad do la Asunción por fuerza
y ilcstruirla. Lo intentaron, en efecto, pero fueron
sentidos v rechazados, contentándose con cautivar mu-
geres y ahuyentar dios labradores de la comarca.
(.'orno hacia mas de un año que habla salido Irala de la
Asunrion siguiendo las pisatlas de Juan de Ajrolas, sin
saberle nada de ól, comenzaron algu'ios A dudar si lo
habría ^u<'e<lido lo que á dicho Ayolas; esto e-^ qiíc le hu-
bie**en muerto, en cuyo caso era ne<'csario elegir otro gefe.
Estas voces cf)bran)n cuerpo, hasta hubo quien aconseja-
ra (i Mendoza, que ya so estaba en el camode elecrion,
y que rouniese :\ lo< españoles para hacerla no pudiéndose
dudar que saldría (i su fíivor, sin que sus parientes en
Esi^afia consiguieran la real conformación. Mendoza acep-
ta'» la indirnrion sometiéndola al ('abilflo <ecular, el cual
conto**iA no debía pagarse A la ele«'cion que proponía hasta
con**tar debidamente que Iral.i había muerto, reirntuiado,
oque **e h.'dlaba impo^ibilijailo de vnlvcr. No hizo caso
Mendo/a de este a'Uif^rdo, y mandó por un bamlo tpie con-
i'urrit»**en los españoles á lirn'cr la <He<*cion de gobernaílor,
*»eñalan(ro el parage, el flia y la hora. Viendo esto Diego
de Abreu, intrigo con sus ami.:;t)s qu»* eran numeroso>i;
y Ih^gado el ca*i*g. s:iliA electo ron ma^ voti>*ique Mendoza.
No bien entregó el bastón á su **U''»*<i>r, «uiando mal
aconseja lo volvió sobn» '<;i'^ j>asos y declarando» |x»r nula
|j ete<*(*ion soHtenien«L> el di«*támen que le había dado el
Tabildo seiMilar antes de vt»tar, ^e re^^istió A re4*ono<»er á
Abr u |M>r golícrnador. Su re^isteiii-ia tuvo eorta dura-
ción, pues al lin fn«^ \enei !•», proi^e-^ado p*»r |»erlurbador
publieo y >ente:i 'iado á <.»r d«* 'apilado. .\pel '» al rey do
c«ia *»enten*-ia. |>ero fué confirmada.
K-^tando en el eadalso (Kira *^er i^jcí'utado, confesó que
el eastigo que iba íí recibir era bien men^«*ido, no por la
falta que motivaki mi sentiMu la. «^in*» poripie en tai ilia
c«Miioai|uel en quo so aju*-t!«*iabi. quitó ia vida^ en Kspa-
\
16 DEL PARAGUAY
ña á SU legítima esposa y á un capellán compadre suyo
con todos sus criados, por leves indicios y falsas sospe-
chas deque los dos mancillaban su honor con ilícita comu-
nicación.
1544-1557— VIL DON DOMINGO MARTÍNEZ DE
IRAL A. Al dia siguiente (Zi^ de abril de 1544) de la pri-
sTón"(3él adelantado Cabeza de Vaca, los conjurados se
presentaron á la puerta de la casa de Irala repitiendo los
gritos de ¡Libertad! ¡Libertad! y, procediendo en segui-
da á la elección de gobernador, recayó, como era de es-
perarse, puesto que todo estaba preparado para que diera
ese resultado, en el mismo Irala, quien en el acto se reci-
bió del cargo, á pesar de haberse fingido enfermo para no
aparecer complicado en la conjuración que derrocó ú
Alvar Nuñez. El autor de IsiAfyentina, con el fin de jus-
tificar á su abuelo materno de tan fea falta, le hace apa-
recer enfermo.
No pasó mucho tiempo sin que la vida del gobernador
Irala se viera en peligro, á \jausa de una conjuración,
que felizmente fué descubierta en o portunidad.y los ca-
bezas de ella ejecutados á garrote. Con tan justo como
eficaz castigo, consigió restablecer el órdcp y tranquilidad
amenazados y pudo continuar su gobieriTo con aparente
sosiego y á satisfacción de uno de los dos partidos en
que se dividia la Asunción. Pues enviado el adelantado
á España, dividióse la población en irallstas y alvaristas.
Esta anarquia agradó mucho á los indios porque velan
en ella el momento propicio para el aniquilamiento de los
españoles, que era cuanto deseaban, y la esperanza de
recuperar su libertad é independencia.
Apercibidos los conquistadores de la ruina que se esta-
ban labrando, buscaron la fusión de los partidos, aunque
fuese aparente, y la unión y alianza de los mismos indios
que se habian sublevado, imitando el ejemplo que les
daban sus dominadores.
GOBERNANTES 17
A fín de tener la tropa adicta á su persona y poder
continuar en el gobierno, Irala les permitía toda clase de
escesos, liasta que condolido el capitán Juan Camargo del
la |)obre condición de los indios propuso el repartimiento^ ^^
de tierras en encomiendas, con lo que los españoles que-
darían premiados y defendidos los indios. El ambicioso
Irala, tomando este requirimiento por un ultrage á su
aut4>ridad, le mandó dar garrote con otro amigo suyo.
Este acto desj>ótico hizo sublevar contra sí á sus mismos
parciales, d quienes Irala ofreció lo que |)Oco antes con-
««ideraba un ultrage de [Mirte del desgraciado Camargo,
pero que tampoco pensaba cumplir.
Con el objeto de tener á la gente distraída de alguna
tentativa contra su gobierno, Irala desarmo d los sos|>e-
chosixs y emprendió una cam|)aña como (\ .'iO teguas de la
Asunción, dejando en el mando de la ciudad, contra la
opinión de todos, al contador Felipe de Cáceres. en 154G.
• •
En febrero de dicho ano, Irala trató de emprender de
nuevo el des(*ubrímiento, interrumpido en junio del año
anterior en la tierra de los Jarayes, que es lo que hoy
se «'oníH'e |)or Malo Groso, pero rio pudo llevarlo á cabo*
por la grande oposición que le hirieron sus gefes subal-
ternos. De*iistió de harer la campaña |>ers(>nalm(»ntc, des-
parhandi> al rapitin Nutlo de Chaves, (|uion, en octubre
del mi'^mo año, partió con Iii) es|»añoles y 3()IN) indios
amigos, y desale el puerto de San tVniando se internó en
la tierra de los mlKiyáes, d, á los que sometió sin oposi-
ción alguna y sin |K?nlor un solo hoinhrt*. n»gresandí> en
(1) !>)• wkhtiyáii» habiíAltan cntfiíirc*» el <*hArfM*ntrr lo* ü^ y 2¿ |(rm<lo«
d^lAtitu^i. y (*«)n«M*i«ii>« |M)r !<•« ludu^t innrhituyft y lt>« «nimaipHi |M»r la
DAfi'ti tAjAAiiU'b ^ KU*i|;uillvt. Kii litil %ta4^ron. DiaiAiMí» k luutho*
fttArmt«i«>«.«*l puclo j«M»uiti4-o Samia M>»r%a dt U AV. iiitiiA«l«» á Int 22* f»' «1#
Uiitu*!, • «r< A <li*l TU* l'*r»4;uAy, fuuiUJo fti LVJ y altAAtlonado «u dicho
ftA<». l>»«truyr^n rii iK*i;uitU la riuiU<l «1«» J«r«s y m» rtift«ftorMutm m4«
larde d«UMUU |'n»%iUiia do luii, d<>*d« U>» 21* /T d« Uutiid, «obre el
18 • DEL PARAGUAY
diciembre á la Asuncioa. Por este tiempo, llegó una
carabela con disposiciones del rey prohibiendo empren-
der otros descubrimientos hasta nueva orden. A pe-
sar de dar publicidad a este real mandato á voz de pre-
gonero, como entonces se acostumbraba, lejos de darle
cumplimiento, continuó sus entradas á los indios bajo
varios pretestos y aun suprimió toda correspondencia
epistolar, á fin de poder obrar con toda libertad. No habia
ya seguridad para las personas, ni para sus bienes; todo
era escandalosamente tolerado porlrala, siempre que sus
amigos fueran los perpetradores del desorden.
Al año siguiente (julio de 1547), Irala emprendió nueva
campaña, con el objeto de abrir comunicación con el
Perú. Para el efecto^ convocó á todos los que voluntaria-
mente quisieran acompañarle, y entresacando 250 espa-
ñoles, entre ellos 27 ginetes, con los únicos caballos que
ala sazón existían, á los que se agregaron 2000 indios
guaraníes, en estado de servir, se puso a la cabeza de
ellos, llevando consigo á los capitanes Gonzalo de Men-
doza, Miguel de Rutia, Nuflo de Chaves, Agustín de
Campos, Felipe de Cáceres, y partió de la Asunción en
noviembre. Antes de salir, dejó en esa ciudad una
fuerte guarnición y de gobernador interino á Francisco
de Mendoza. En el monte de San Fernando, distante
como 92 leguas de la Asunción, dividió su gente, de-
jando una pequeña parte en dicho monte, para ase-
gurar el puerto, haciendo regresar otra parte á la capital,
y con el resto atravesó el Chaco y el territorio de Chi-
quitos (agosto de 1548), después de haber esperimen-
río Jejoi, prolongándose toda ella por el norte hasta la lagaña de los
Jarayes. Por esta estension de territorio de que quedaron dueños ab so-
lutos, cambiaron todos los nombres, causando y mayor confusión
en la geografía y demarcación de limites, llamando, por ejemplo, Apa y
Aquidaban á los ríos antiguamente conocidos con los nombres de Corrientes
y Piray; Agaguigo^ al distrito antes conocido por Pitun^ Piray é Itatt;
Itapucú'Ottagú^ ¿ lo que antiguamente se llamaba Monte' de San Femando,'
Ouachiéy al río antes QuaaarapOf etc.
GOBERNANTES 10
Uulo inrrcibles fatigas y terribles batallas con ios yaperúes
y mbíiy.^es con abundante derramamiento de sanf^re por
su manifiesta i>ert¡dia, repartiéndose los prisioneros he-
chos, que eran numerosos, entre todos los españoles.
• •
Allí se confirmóla noticia, que ya >e tenia, de la existen-
cia de muchas mina«: de plati en las sierras de h>s Car-
caxas (H<^tosí) que es lo que dospues se conoció por
(,'harcas. En seguida, pas<'> el rio fiuapay 6 Madera, y
A la^ ruatro leguas encontróla ranchería de los machea-
«»¡*5, indios reducidos que |>'Ttenccian al capitán Pedm
An/.ures ó I^eranzures Enriciuez de Campo Redondo, uno
délos conquistadores del Perú y fundador de la Plata 6
Chuquisaca en 15.'W. Por estos iiulios, Irala vino en cj^>no-
cíniiento de que el Perú se hallalm en revolución, cir-
cun^t;uicia que le obligó á detener allí su marcha. No bien
hi/o alto, cuando el licenciado Pedro de la (iasca, que á
la «<azon gobernaba en <*alidadde víroy <icl Perú. í^ quien
jM>r rartas que tenia del mismo obispo y de otnx«* vecinos
res|>estables de la Asuncioü, sabia se dirijia á IJma un
cjén'ito bien armado y sin intención de volver al punto de
sui>artída. y aun formulantlo queja< de ^u mal pro(*eder
en el Paraguay, al tener noti(*ias fie la llegada do un ejór-
cito del mismo punto, ruyas intiMHMí)nes eran desconoi'i-
das, escribió ú Irala prohibiéndole, so |>ena de la vida, dar
un |ias4i adelante sin nueva ónlcn#(uya. Irala por mc^lio de
los euatm enviados Nuflo de (*haves. Miguel do Rutia,
Petlro de Oíiato y Uui (lama de Mosquera— estos últimos
dos so quofJaron en í'huquisa<'a— contestó i\uo. lejos de
ser hostiles sus intenci«»nes. ofrecia el ejéreito de su man-
do á I^ Ífas4'a |Mira el ser\i«'io di'l n?y. Este agratleiió el
ofrc«*nnienti>, |»ero repitió su primera intimarjon. y aun se-
rretamonte eontirió el gobierno del Hit) de la Plata v del
Paraguay al lapitan DieguCentent», famo^^o por «¿us ha/it-
fia** en el Peni, durante la guerra ron (t«)n/alo Pi/arro.
El virey La Gasea informó de todo al rey, qui^n, como
20 DEL PARAQUAY
diez y ocho años mas tarde, aprobó lo practicado por
aquel, autorizándole á obrar como mejor considerase con-
venir, según se verá por la carta del rey en respuesta, que
damos á continuación: —
"Cuanto á lo que decis, que habiendo tenido por nueva
cierta que venian 300 hombres del rio del Paraguay del
Plata, sin saber cosa cierta si venian á proseguir la con-
quista de los moros que tenia á su cargo Nuflo de Cha-
ves, ó á esa tierra que pretendian ser en derecha conquis-
ta bien armados y sin esperanzas de volver donde salían,
procurasteis que cesase su venida, y que así por ahora ha
cesado, y el obispo y otros vecinos del Paraguay os han
escrito pidiéndoos justicia porque la tienen, y que á causa
de se os haber acortado el distrito, que no llega allá con
200 leguas, no habéis proveído nada hasta que por nos se
os mandó lo debéis hacer; y porque habréis visto por la
provisión que se os ha enviado á aquellas provincias las
bajeemos mandado poner debajo del distrito de esa au-
diencia, vosotros de aquí adelante podréis proveer lo que
os pareciere y viereis que mas convenga á nuestro servi-
cio y bien de aquella tierra. Del Bosque de Segovia á
primeros de octubre de 1566. Yo el Rey — Por mandado
de Su Magestad: Francisco de Herasso — Corregido con su
original — Juan Babtista de la Gasea/*
Sin embargo, Gonzalo Pizarro no logró el gobierno de
la provincia del Paraguay por haber muerto envenenado
en q1 mismo año 1548. El propio fin cupo al conductor de
la noticia del nombramiento del sucesor de Irala.
Este, que habia dispuesto esperar el regreso de los
enviados, resolvió levantar su campamento y regresar al
Paraguay; pero oponiéndose los gefes á tal determinación,
le depusieron (10 de noviembre de 1548) sustituyén-
dole por el capitán Gonzalo de Mendoza, quien, á pesar de
su fuerte resistencia, fué compelido á admitir el mando.
Los indios aprovechando la desunión de los españole^, los
atacarop, habiendo conseguido, por lo menos, la ventaja
GOBERNANTES 21
•
de disminuir su número matando muchos de ellos.
A principios de marzo de 1549, dio el ejército su vuelta
al puerto do San Fernando, donde so tuvo noticias de la
anarquía que reinaba en la Asunción entre Abreu y Fran-
cisí*ode Mendoza, á quien Irala habia dejado de goberna-
dor interino, á la muerte de éste. Se supo igualmente
que Abreu se preparaba Á resistir la entrada del ejército,
por lo que, reaccionando éste, volvió á dar el mando á
Irala, depues de haber esi>erimentado numerosas y varia-
das peripecias.
De San Femando partió el ejército á la Asunción, don
de entró sin ninguna oposición, con escepc*ion de Abreu
que .se negó á hacer entrega del bastón de mando á Irala.
Este procedió en seguida contra Abreu y los que le
sostenian, según se verá en su lugar correspondiente.
Nuflo de Chaves, que, como ya se dijo, habia sido comi-
sionado |)or Irala cerca del licenciado l>a Gasea, regresó
al Paraguay, con cuatro (*apitanes y cuarent^i soldados,
conduciendo el primer ganado ovejuno y de cabrio que se
introdujo en el Paraguay, en 1550. En cuanto al vacuno,
los hidalgos portugueses E<<*ipion y Vicente de Gí>es, her-
manos, hijos de don Luis Goes, fueron los puimkros que
lo introílujeron en el Paraguay, trayendo siete varas y un
toro que vinieron á proíTear la multitu<l de ganado que
actualmente puebla las ram|>añasdel Kiode la Plata.
Dueño absoluto del Paraguay y vencidos todos sus
enemigos, Irala descubrió una conjuración contra su vida
encabezada |>or el capitán Miguel de Hutia y el sargento
Juan Delgado, los cuales fueron ptjblicamente ejecutados
y sus cómplices perdonados.
Habiendo llegado A la .\suncion agosto de 1551) Cris-
tóbal de Saave<lra, nm cinoo ildividuos ma*s que venian
de la isla de Santa Catalina, trayendo la noticia del nom-
22 DEL PARAGUAY
bramiento de Diego de Sanabría para gobernador, (1)
Irala envió á N. de Chaves, con alguna gente, para reci-
birle V conducirle, mas no se hallaba allí. Más tarde
(febrero de 1552), volvió á mandar y tampoco se supo
nada de él; pero el 1^ de mayo* llegó á la Asunción Her-
nando de Salazar con treinta compañeros, habiendo pasa-
do por el rio Itabucá hasta el Hubay, dejaquí 'rio abajo,
hasta llegar al Paraná, de donde siguió por tierra
hasta la capital, con la noticia de haberse perdido los na-
vios que entraron en el puerto de Santa Catalina. Cansa-
do d§ esperar pronto socorro, Irala determinó (18 de enero
dé 1553) salir, como en efecto salió de la Asunción con 130
ginetes y 2000 indios, dejando de gobernador interino á
Felipe de Cáceres; y habiendo andado treirita leguas rio
arriba, tuvo aviso de que Abreu, con gente armada, se
lanzó sobre la ciudad.
Inmediatamente volvió con veinte hombres y después de
imponer severos castigos y prisiones, emprendió de nue-
vo su camino hasta llegar al pueblo de los mbayáes,
que encontró despoblado, por el terror que á sus mora-
dores inspiraban los conquistadores. Desde aquel pun-
to, despachó una vanguardia de veinte ginetes, al mando
de Chaves, á cuatro jornadas adelante, hasta el pueblo
de los ayeteneos, que también encontró despoblado,
y destruido por los nanerúes. Consumida la provisión
que llevaba, Irala regresó, separándose con 30 hom-
^1) Apenas había llegado en. calidad de preso, Alvar Ñoñez, se confir-
mó el mando delBio de la Plata ¿ Jaime Besquin, uno de los principales
autores de su prisión y que lo habia llevado á España. En efecto, se em-
barcó, mas se vio obligado ¿ arribar al mismo puerto; lo que proporcio-
nó al doctor Juan de Sanabria tiempo suficiente para intrigar, á fin de
obtener aquel gobierno, habiéndolo conseguido por ofrecer mayores
ventajas. En consecuencia, inició sus preparativos que la muerte le
impidió concluir, continuándolos su hijo don Diego. Este reunió algu-
na gente y municiones, confiando todo ¿ Salazar, quien llególa la Asun-
ción con sus treinta agentes, ¿ principios de 1553, es decir, como ocho
años después de haber Nuñez dejado de ser gobernador.
GOBERNANTES 28
brcs, y llegando á la provincia de Itatin, de la que tomó
{Kise^ion, sin ninguna resistencia.
Des|iues de haber alran/.ado señaladas victorias sobre
los indios, como la que habia obtenido el I"*, do noviom-
are de 1552; ayudarlo al cacique (luairá contra los in-
dios tupies^ Irala volvi«'> prendado de la buena calidad que
observara en las tierras de la provincia de Guaira, en-
tnindo en setiembre de 1553 en la Asunción, donde fué
bien recibido.
La circunstan(ria de haberse enamorado de las tierras
de Guaira, animó & Irala. Tundar en ollas un pueblot
romisionando al efecto al rapitan Gan*ia Kodrigue/ de
Vcrgara con sesenta soldados y todo lo necesario. Partió
éste en 1554 y fundo la villa do Ontiverus, trasladada
m.^is tanle á Ciuflad Heal, la cual quedó, como toda la
proviii«*ia arruinada por los mamelucos del Brasil.
Habiendo proparado una nueva os|>o<iir¡on, dcsparhól?
do O4*tubro do 155i) de vanguardia á (Miavos «*on treinta
ginote^i y (*on la intenrion de man*liar Irala despuc^; mas
al (lartir reribió aviso ¿ de junio <le 1555), por via do San
Vicente, de li'iiiolomó Justiniano, de ha^ior sido nombra*
do gobernador en propie<lad: val año siguiente llegó al
puerto de la Asurcionuna esniadrilla al mando del gene-
ral Martin do Orúo, roiiduricndo al obis|H> La Tomí y los
4k*s|i;irho*^ de gobernarlor para el general Irala.
• •
Los conquistadores hiriemn ron Irala lo que é^e ha-
bia ¡»ractirado ron su ante«-0'«ior. No obstante, ^u go-
bifTiio, A |ic«<ir de haber ti^nido que lu«*har con las fa<*<Mi>«
ne>^ |»ara afirmar su autoridatl, fu«> el má> pn*)S|»eni y la
proviiM'ia lo iIoIm? nm<*lio. Kiitrt» otros biMii*ti<*ios, le d«*l>o
elc'htít-iode la primeni iglesia, que es hoy la cate<iral del
obi>|i;ido, de cuyo primer obis|K» recibióla conlirmacion
de su nombramiento la vlHp«Ta d**! domingo de Hamos del
aÍM «le LVi^i. Espidi'i, |i.'ira <*! gobierno de la |»roviii(*ia,
unos reglamentos estableciendo el sistema de encomien -
24 DEL PARAGUAY
das, (2) que, á pesar de todas la órdenes del rey en sentido
contrario, prevalecieron por muchos años. Irala era na-
tural de Vergara, en Guipúzcoa y murió llorado de todos,
en abril de 1557, á la edad como de 52 años, de resultas
de una enfermedad que contrajo en Itá, — puerto mas
antiguo de los indios carios ó guaraníes, vepcidos por
Ayolas en 1536, durante el corte de la madera destinada á
la terminación de una capilla en la catedral . Irala, como
diez meses antes de su muerte, tenia la intención de hacer-
se clérigo.
Al momento de la muerte de Irala, Nuflo de Chaves,
acompañado de trescientos soldado se hallaba navegando,
por orden del mismo gobernador, hacia el origen del rio
Paraguay. Reconoció la isla Cumprida, ala quedió el nom-
bre de los Orejones y en seguida subió hasta la emboca-
dura del rio Jaurú, que llamó Puerto de Perabaruíanes^
donde dejó sus buques, penetrando por el país conocido
hoy por provincia de Chiquitos y Mato Gposo. En este
punto tuvo noticias de la muerte de Irala, por lo que en
el acto resolvió fundar una nueva provincia independien-
te del Paraguay. Este proyecto fué desaprobado por casi
todos sus soldados que le abandonaron volviéndose á la
Asunción y quedándole á Chaves solo sesenta hombres,
con cuyo número llegó al rio Guapay. Luego penetró por
las llanuras de Guelgorigota, donde encontró á Andrés
(2) Las concesiones hechas ¿ los aventureros españoles bajo la autori-
dad de los adelantados eran todas para la segunda vida, y comprendían
tierras é indios. Llamábanse Encomiendas, distinguiéndose en encomien
das de Yanaconas^ ó de Mitayos^ según eran ocupadas por Yanaconas, indios
convertidos y sometidos ¿ ciertos deberes análogos á los de vasallos en
Europa, ó por Mitayos, indios salvajes obligados solamente al tributo lla-
mado Müa^ que consistía en dos meses de servicio personal por año pa-
ra cada Mitayo. Las encomiendas de Yanaconas eran mas productivas
y por lo tanto mas solicitadas que las de los Mitayos. A juzgar por los
resultados, este sistema de colonización era muy superior al empleado
por los jesuítas, quienes, en ciento cincuenta años, solo fundaron veinte
establecimientos nuevos.
GOBERNANTES
25
Manso, <|iic vonia del Perú cou una rom[)arila, ¡mra el
mi^mo objeto que lo llevaba á < *!iavos. Ksta oniíuMíleiüMa
do |>cnsami«»nto eiijciiiln') entro ambos una disputa sobro
el derecho do f«>n'|nisla, nue UuS resuelto p >r el virey del
Perú, pDnunriAmlose en favor do Cliaves y delarando
di«'ho país iihlojH-Midionte. para el rual nombró í;>l>ornador
á su hijo donGarcia Hurtailo d«? Mendoza. Kstoporma-
ne«*¡6con su pa«lre, enviando A Cliavos bajo el titulo de lu-
garteniente con tropas y recursos. (Miaves volvi6 «lo I-i-
maen ITiOO y fundó una riu«lad á que pu-^o por nombro
Santa rruz de la Sierra, al lado del pueblo do San José, en
la provincia do Chiquitos, á los IS* V do latitud y A los fi2<»
24' deloni^itud, trasferiílo en ir>7óál'isl7" ilV il'ilo lati-
tud y fi7''43' 3<V' <!♦» loni^itud, que es el j)araí^e ilondo actual-
mente se halla situada di<*b'i <*¡u la 1. Tomo no habia uni-
f«>nnidad di* arción y en toílo babia anarquía, loshabitantos
que no estuvieron conforiues i-on csia tra'<la«*it)n so divi-
dieron en dos fracciones, una de ellas fundó el pueblo do
San Fran*'isco do Alfaro, y Lioirauínria bnr -a qu»»cons-
truyenm, andaban navegando por el Mamoró primero,
en *^?íruida por el .Maranon, concluyendo por arriliar á Cá-
diz, ('haves, ron su cunado don l)i«»::o le Mondo/a, pa-
saron á buscar sus fa(nilias á la Asu'i-M >n. para llev;irso-
las detinitivamonte consista Santa Ou/..
Gan-ia Venenas, fué teniente de te^^oren), teniente
í;«»'K?rnadt>ró delegado d«» Irala.ilesd*» mar/.«>de 1511, du-
rante la anuncia de éste al puerto «lo Buenos Aires para
de^|Hiblarlo.
VIH. I)OX FELIPE I)K ('\rEUES interino en ir>4*»J
Qti«*d«"» ca^r^rnTo «»ii el pitihM'iio, pn'»s |'>s partitlarios tío
Abnni aband<»nar<»n la «Mudad v«mmIo á nMinir^e ;i t»sto en
|*i*«)>«i^quc^ d»' Ibitiru/ú.
Kn su gobierno, ^e rofriba. inntaba y «lifamabacon
to«la impunidail, y cuan*lo se llegaba á prend«'r á alguno
|Hir sus deinasias, |M»r una puerta entraba eu la cán-el y |>í»r
/
26 DEL PARAGUAY
otra se le daba libertad, con tal que fuese uno de los pa-
niaguados del contador Cáceres, sin tener que contar
sino lo ageno.
En enero de 1553, quedó nuevamente de interino, du-
rante la ausencia de Irala á los Itatines:
IX^ JDONJDIEGO DE ABREU. gobernador y capitán
general electo popularmente en 1550.
nDuenoHéTcámiSo" y triunfante de su rival en el gobierno,
don Francisco de Mendoza, despachó una carabela con
una comisión, compuesta del capitán Alonso de Riquel-
me, Francisco de Vergara y otros, cerca de la corte, para
negociar la confirmación de su nombramiento, la cual
fracasó por contratiempos que esperimentara durante la
navegación.
A pesar de considerársele intruso, Abreu se hizo fuerte
y se negó á entregar á Irala el bastón de gobernador.
Viéndose éste rechazado, sitiada por Irala la ciudad, la que
en el acto se rindió, dejando abandonado á Abreu con muy
poca gente, y huyendo éste á refugiarse en los bosques.
En seguida proclamaron de nuevo á Irala por goberna-
dor, hostilizado durante dos años por Abreu que se mante-
nia habitualmente en las tierras de Ibitiruzú, donde hoy
se halla Villa Rica del Espíritu Santo, cuyos moradores
no solo le trataban bien sino que le ayudaban contra Irala.
Trató éste de someterle por la fuerza ó atraerle por la amis-
tad, sin poder conseguir, ni lo uno ni lo otro.
Sin embargo, perseguido con tenacidad, Abreu fué al
fin sorprendido mientras dormia y muerto de un saetazo.
Sus secuaces se sometieron y fueron indultados. Su
cadáver fué llevado ala Asunción, cuyo espectáculo de-
sagradó sobre manera.
X. DON GONZALO DE MENDOZA, teniente general, re-
cibido interinamente por el Cabildo, en 1557, á consecuen-
cia de la muerte de Irala, su suegro.
GOBERNANTES 27
C4)iisiffui6 someter ¿los imlios a^^aoes que tanto mo-
lotabart ;k los (!oiiqui>ta«l<)rcs mu sus rontiiiúos as^ihos»
5^*{ueos y niatan/as, teriiiiiiaiKlo sus días el 1? de julio
•le loTW.
Estaba ílis|»uostn por el n»y desde el priiiripio de la ron-
quista, <|ue <*uaiido o<*utTÍ»M*a un raso análo^^o, se prot^c-
diera auna elerrion |»o|»ular. Asi convorados porelobis-
|Milos prinripales liab¡tante> <le la Asunción, obtuvo ma-
yoría de votos, otro yerno de Irala, eh-apitan —
I.W-irilVl-XI. DON FRANCISCO ORTIZ DE VEROARA,'
natural de Sevilla. elcMto v\ 2¿ de julio de 155S. Gobernó
mas de siete aíií»s sin barer >al>er la varante al rev, ni al
virey de Lima, r|uien tan lueg*» r<»nio tuvd noticia de su,
gobierno, lo proveyó en Zarate r<»nsultando ra/ones doJ
ronvcnienria más ({ut* el bien <*omun.
Nuflo de (liavos. que liabia fundado la ciudad fie Santa
Cruz de la Sierra, de que (*ra luírartenicnie nombrado por
el virey de Lima, desconoció la autoridad de N'ergara so-
bre aquella fundación, «leclarada indebi<lamente inde|M»n-
diente d(*l Paraguay y contríbu\> nilo a^^t á dar origen al
dcHi'mlen V confusión mas tanlc.
Sin embargti. N'erpira no s(> amilanó, por el contrario,
S4.»metió á |i»v ínilios que en nmnero d»» IíiMH), se babian
s»uble\ado con (*l objeto de recubr.ir su liUM'iad. A la ca-
Uva de TiiiO españo|i*s, li N NI ornara nli*'« y lO> íi;uai«*urues,
atai'oa l«i> re\oltii>o<^ babiendo aican/ailo sobre ellos una
eumpleta \ictoria el l\ tU* may*» de ir»4»ii.
Simetió laínbien :'i los indio^.. del liuairá qu«* ^t^ babian
-sublevado, llagando ba^ta sitiar li «nidafl; y «on^i^uió
apaciguar un icxatitanncnto gcnrral ib» |i)s>^uarantt*s. pro-
ducido a «'onM^-iiencia d(* la crueldad ciiii que sii^ Meno-
res fiMjilales Itis trataban.
ll«*«»pu«'H dt» estar **eiN ai^pís en pos<»si.iii df*l gí»bierno.
trató de ir |H'r«»onalmf;it«* «I.Vii. por c«tnsi»jo del obispo
La Torre, á dar c uenta a la Audiencia de rban*asdel es-
^
*
/
as DEL PARAGUAY
lado del país y solicitar al mismo tiempo la confírmacion
de su nombramiento.
Con el proyecto de este viage, coincidió la llegada de
Xuflo de Chaves quien de Santa Cruz venia en busca de
su familia, para que el obispo, cuyas ideas seguia cie-
gamente el gobernador, persuadiese á éste á partir jun-
tos.
El pensamiento de ir personalmente Vergara, á Santa
Cruz y de allí á Chuquisaca con el objeto de que aquella
real audiencia confirmase al gobernador en el gobierno,
fué adoptado principalmente por éste y por el obispo,
quienes en poco tiem{»o alistaron mas de 300 españoles,
entre ellos el gobernador y el obispo, siete clérigos y frai-
'es, Felipe de Cáceres, Pedre Dorante, Pedro Segura,
con su muger y su hijo Cristóbal Saavedra, Rui Diaz
Maldonado y^otros, y ademas muchos indios de las en-
comiendas de los referidos españoles y de los de
Chaves y de su gente. Nunca se habia visto hasta en-
tonces una espedicion tan numerosa, que, aunque sin
objeto de guerra, parecía como si se llevase la idea de
abandonar el Paraguay. Se dejó mandando en la Asun-
ción á Juan de Oilega, y en el Guaira á Alonso Riquel-
me y salió la espedicion, parte embarcada y el resto por
tierra dirigida toda por Chaves. Este, que deseaba au-
mentar la gente de su provincia, tuvo la habilidad de ha-
cer que le siguieran al paso muchos indios de Atirá,
Ipanó y Guarambaré y otros de los que aun no estaban
reducidos, por los 22 grados de latitud. Llegaron á jun-
tarse todos en frente de la laguna de los Guatos. Allí pa-
saron el rio Paraguay y entraron en la jurisdicción de
Chaves que incluia las provincias de Chiquitos, Mojos y
Mato Groso. Después de un contratiempo insignificante,
todos llegaron á Santa Cruz. Desde aquí el gobernador,
despachó un pliego á la audiencia de Charcas, manifes-
tando su situación y pidiéndole permiso para presentarse
en ella. Acordado este, partió con solo 60 españples,
(iOBERNANTBS 20
dirigiéndose por los llanos (le Manso, y torciendo por la
Tontera de Tomina, siguió el «'amino do Cii/ro Toro.
Lleg«'> con el obispo y su í^quío á Chuquisaca el ano de
15fi5, de^ípuos de alíganos encuentros con los chiriguanos,
que le mataron rJguna gente y un mercenario.
Antes de llegar d gobern<ador A Chuquisaca, hubo al-
gunas intrigas pam quitarle el gobierno. A^^í fuó que
cuando el gobernador entabló su solicitud para que la
audiencia le confirmase en su mando, se presentó Mal-
donado, como procurador de la proviiiria del líio <le la
Plata, haciendo multitud de cargosa! gobernador, siendo
el mayor haber abandonado su provincia. A lo cual con-
testó éste que habia sido con el fin de solicitar socorros,
pero le replicó Maldona'lo que, siendo su úiiiro objeto so-
solicitar la yonfirma<*ion d«^ su nnndo, podía íiaberlo he-
cho por una re|)resentajion. Viendo (Vicores con los
pretendientes la gobierno que la audiencia nada rcsolvia,
|>asaron¿^ Ijma flonde rcpro'lui^crofi los cargos rontra
Orti/ ele Vergara aiit«' f»l gi»lN>rnaiior general del Perú, el
cual quitó el gobierno á dieho Orti/ de Wrgara mandán-
dole fue<e á justificarse á la corte.
XII. I)O.N JI\\.N DE ORTEdA, dele-alo de Vergara.
dunifite la ausencia de éste en el Períi. en ITiívl
No era hombre bien quisto por los halútantes ilc la
Asunción, asi fué que hi/o un triste gobierno, que entregó
A Cáceres.
i,v>nr>7r>-xiu. don jiwn ortiz de zarate.
opulento eaballeris nombrado adelantad'», en l.Vil. por (*l
virey fiel Perú, con la 4)bliga*it)n de que había d«» emplear
en la <'<in«|ui<^tA y {mblaeion del Kio de la INata SO.inhi ;
ducado**. intn»du<Mr ÍK) familia^^ de E^pafi.i y :tiiO v.i|.|;i
do< para la fnn'l.ifpin «le d«»s nneva<^ i*iud;i'lt*<« en la pn»
viñeta de ^-u nnndo. y llevar do la de ('hana^ WHIO vaca^.
ovejas, yeguas y cubras.
30 DEL PARAGUAY
El gobernador del Perú aceptó esta propuesta de Zarate
I y le dio el título de adelantado con la condición de ir á
' España por la conflrñnacion. En efecto, el año de 1567,
salió de Lima partiendo para España por via de Panamá,
nombrando antes por su teniente general en el gobierno á
Felipe de Cáceres, proveyéndole de los fondos necesarios
para conducir al Paraguay los ganados estipulados.
Cáceres pasó á Cliuquisaca, incorporándose con el obis-
po y los que quisieron acompañarle, y fueron todos á
Santa Cruz de la Sierra, donde Chaves los agasajó con
tanta atención y buen modo que se quedaron allí muchos
de los que hablan ido con Ortiz de Vergara y el obispo
del Paraguay, entre ellos el soldado Muñoz, que entendia
de minas, siendo muy útil á Chaves que se estaba apron-
tando para ir á beneficiar las que . habia en Chiquitos y
Mato Groso. Salieron todos escoltados con una compa-
ñía de doce hombres al mando de Chaves, llegando al
pueblo de Itatí, fundado por éste, y encontrándolo sin
gente, se ,'vió obligado á separarse de la comitiva, para
reunir hombres y tranquilizar á los itatines. Pero desgra-
ciadamente en el camino fué muerto Chaves por un indio,
v los demás de laescolta lo fueron también todos menos el
trompa. Si no hubiese sucedido esta desgracia, es de
creci* que no solo habrían descubierto y poseerian los es-
pañoles los minerales de oro, diamantes y otras piedras
preciosas que disfrutan los portugueses en Mato Groso y
Cuyabá, sino también se habría conservado abierta por el
rio Paraguay la comunicación del Rio de la Plata con Es-
paña de las provincias de Chiquitos, Mojos, Santa Cruz
y otras que por falta de esta proporción han sido y serán
siempre pobres.
El rey confirió (11 de diciembre de 1571) el nombra-
miento de Zarate como se verá por la providencia siguiente:
"El Rey. — Presidente y oidores de la nuestra audien-
cia real que reside en la ciudad de la Plata de la provin-
cia de los Charcas: sabed que nos tenemos proveído por
GOBERNANTES 31
ailclaritado nuestro Robortia'lor y rapitaii í^eneral de las
pmviiirias del Rio do la Plata á Juan Ortiz do Zarate,
ca^Millen> de la órdon do Saiitia;;<), ooiiforine á oiorto asien-
to que con 61 mandamos tomar, por el rual, entreoirás
cosas está obligado á poblar <los [lueblos entre la ciudad
de la Asunción, que osen lasdichasprovinciasy esaciudad,
|»ara que ambas provincias so |)uedan comunicar; y asi
mismo está obligado á motor en ellas cierta cantidad de
ganados como se contieno en los artículos del dicbo
asiento que con ésta os mando enviar, firmado Joan de
Lcilesma» nuestro se<!reiario do ( 'amara y do golxírnacion
en el nuestro (Jonsojo do las Indias, |)ara que las veáis y
dei$ Orden como el dicho adelantado los cumpla; y asi os
lo en«*argo] y mando, y que á él •> á la persona que ó I
enviare jKira ello le <leis tod<i el favor y ayuda despachan-
do en nuestro nombre las pnívisiones que fuesen
menester, y porveyonik) que las |ier>una> que fueixMi
á |H>blar tengan el caudal, suticient*ia y bondad (|ue
conviene; ad virtiendo (|uo lt)s dirhos pueblos so ha-
gan en las partes mas ronvoniontos al rfecio (|uo m?
pretende; y de ttwlo lo que en cll») »í«? hifioro nos irei^
dando aviso en el nuestro (*on*<ejo Uoal do las Indias,
y raso que el <liclio a«lclant.id » no lo lia;;.i y <*um|»la. to-
mareis do su ha*ítMida hasta on .•:i!iii<la I <!•• xtíinto mil
ducados y el tranado qu<» está ofiligado a m«»tor»Mi lasdi-
ihas pri>vincias, conformo á los »ln*h »s «*apUulo^; y en-
cargareis á utia pers.ma, <*ual conviene» para el oferto,
vaya á lia(*cr la pobla(*ion de los di«*hos d'>s pueblos á
costa dolos veinte mil du'^ados tlirhos. Kci^ha en Ma-
drid áonce de diciembre «le \o7\ años.— Yod Rey. -Por
mandado di» Su Magostad. AíiioiH«>i|e 1 1 tM-asH.!.— Corre-
gido ron su original.- Juan Haptistad** la <ia^<*a. '
Con esta contirmarion Zaral»» p.irti'»<|c SanLu^ardc
ílamime^la ••! 17 de octubre de l.'iTÍ. C4»n una espeli-
cion conqiueni;! «le tn*»* naM»s y do^ buques meno-
res. Se emlmrcó también d comusario Frav Juan \'i.
I
32 DEL PARAGUAY
Ualta con otros veinte y un religiosos franciscanos, entro
ellos Fray Alonso de San Buenaventura y el célebre anda-
luz Fray Luis Bolaños, ordenados de evangelio, el cual,
después de haber trabajado mas que nadie en la predi-
* cacion de los indios, compuso el catecismo en lengua
guaraní, y escribió el arte y diccionario de este idioma,
que imprimieron después los padres jesuitas. Uno de
I los que hallaron en esta espedicion fué el licenciado estre-
meño don Martin del Barco Centenera, autor de la Ar-
gentina, en verso.
Después de haber esperimentado muchos contratiem-
pos, primero en el mar con las muchas tempestades, mu-
riendo en la travesía desde el Cabo Verde hasta Santa
Catalina 300 personas de ambos sexos, como consta por
la carta de un soldado de esta espedicion que, según
Azara, se halla inserta en el testamento de Gil y Garcia
archivada en el Paraguay; y vivamente hostilizado en se-
guida por los charrúas hasta que entró en el Rio déla Pla-
ta, fondeando en San Gabriel. De aquí pasó á la isla de
Martin Garcia, donde desembarcó toda su gente, con el
objeto de fundar en ella una población. Lo primero que
mandó el adelantado fué que á toda la estension de su ju-
risdicción se diese el nombre de Nueva Vizcaya, porque
era vizcaíno y que aquella principiada población tuviese
el de ciudad de San Salvador, de la cual nombró alcaldes,
rejidores, etc. Nombró también por su segundo ó tenien-
te general de todas aquellas provincias á Juan de Garay,
despachándolo á la. Asunción con varias órdenes, una de
ellas la mas urgente, que le enviase víveres y auxilios.
Todo cuanto disponia el adelantado era muy criticado,
y aun se meditaba aprisionarle y enviarle á España for-
mándole proceso que justificase sus malos modos con las
gentes, su impericia y sus latrocinios. En estas circuns-
tancias, llegó del Paraguay el socorro de víveres y de
GODERNANTBS 33
indios que le enviara Garay, y enlónt'cs resolvió el ade-\
lantado ir A la Asunción, rlondc llegó feli/nicnte, en octu-
bre de ir>7r>, siendo muv bien recibido.
La primera mciida al recibirse del gobierno fué dosa-
¡•robar fH>r bando t*^ de o<:tubre de ir)7r>) todo lo pracli-
radi» contra Cáceres, el haberse a {lod erad o del mando,
Martin Suaro/ de Toledo v todos los empleos v mercedes i
que c^te había conferido.
DoMituido de las cualidades necesarias para el mandt»,
su fHiIftica le a<*arreaba la antipatía <le todos los colonos,
hasta que viónd(»so aislado, odiado y aun despreciado de
todos, un atai{ue dchi|H)condrla dio tin á sus dias el mis-^'
mo año de 1575.
Nombn') su heredera universal A su úni<*a hija doña ;
Juana, que se bailaba en Chuquisaca y por su sucesor en
el adelanta/^o al que se casase con ella, |)ero, |)ani mandar
entretanto^ nombró á su sobrino Diego ()rti/4le Zarate y
Motidieta, dftiid4ilepor coadjuntor á. Martin Duró.
XIV. r.KNKWAL FKLIPK I)K C.XCERKS, lugar-
teniente de Juan Orti/ de Z.lralc, nombrado pop «^Me en
(*liuqnisaca, el cual llegó á la Asunción en 1571) juntamen-
te con el ííbi^po La Torre.
Al pasar por Santa Cruz de la Sirrra fueron amlK>s
bien obsequia«ios |»or Nuflo «le <'liave<, cuya ruta firepa-
rada en su primera e^pedi^ion y fre< uent'ida po-^teri^r-
roente |>or to<los, hablan «seguido el i»b¡spoy el teniente
de gobernador. Aqnt-lla ruta qu'vlt'» abandonatla tan lue-
go como fueron avasallailo^ lus terriloriosdel Tui^uman.
Antes de entrar en la Asunción, se tnvi> la nothia dt*l
a«^sinato alevo^d f|eOli:i\es porJi»s iiatincs l.'iiW'. Kn el
misino año \2 de no\Í4Mnbr<* «'on^i^'uio C.i«'ere>> una
in*>ignc Mit*»r¡a '^oUre un ijepiio ile Iinnni ni-ho^ que fue-
ron compleU'inMMitt* aniípnlad'»^. De^dt* ent<»nceH no Inibu
que vencer ob'^li.nil » al^^uno. hasta «-u entrada en la .\^un-
4
34 DEL PARAGUAY
cion, donde fueron recibidos el obispo y Gáceres con gran-
des demostraciones de alegría.
Apenas entr<*) en la capital, se hizo entregar el bastón de
gobernador que empuñaba Ortega y en seguida convocó
al ayuntamiento, de quien se hizo reconocer en su empleo,
haciéndose obedecer por ftierza y aun con amenazas, y
luego procedió al nombramiento de los funcionarios con
quienes habia de gobernar. Estos eran hombres senci-
llos y tímidos,^ quienes podia Gáceres manejará su an-
tojo, y muchos de ellos no sabían ni firmar, haciéndolo
por ellos los escribientes y el mismo gobernador. Es-
tos cargos eran desempeñados, desde época remota,
por siete ú ocho que eran los primeros que se acer-
caban á los hombres del poJer, mientras habia vecinos
casados, honrados, respetables y de edad provecta, pero
que no eran los sicofantas de todas las épocas.
Durante los tres años que duró el gobierno de Gá-
ceres, tuvo que luchar continuamente con los partida-
rios de Vergara que no le querian, sino que fuese el obis-
po quien habia de ejercer el maudo político. De aquí
nació una falta de armomía entre la autoridad civil y la
eclesiástica, agriándose los ánimos hasta el escándalo,
sin tener en cuenta para nada la dignidad que represen-
taban.
Gáceres deseaba la llegada del adelantado para que pu-
siera término á este malestar. Así, hizo dos viages
hasta Buenos Aires para verse con el adelantado, cuya
tardanza aumentaba la discordia, y como volviese solo
después de su segundo viage, sus enemigos cobraron
valor y se pronunciaron abiertamente contra él. En vano
empleó medidas de rigor para contener el desborde de
las pasiones, á que el obispo, abusando de su posición
y del oscurantismo de la época, aumentaba cada vez
más.
Al fin, Gáceres se vio obligado á mandar prender al
OOIIERNANTES 35
provisor A lon5u>dc Segovia, áquionhizo remachar una
barra de grillos y meter en un calabo/o. Aquí fué Troya;
el obispo inme<lialamcntc (le<*lara á (Sáceres privado do las
temporalidades como perturbador del orden público, lo
que era muy cucstio::able.
Venlad es que Cácei-es era liombre audaz, cobanlo,
S4»l>erbio y vengativii, cpie tratalm con rrueldades á los
naturales, sin respeto para con nadie, ni para con el mis-
mo ob¡s|>o.
Como el mal iba en progresión ascendente, se exaspera-
ron los {Aarclales del obis|K> y suscitaron una cons|>iracion
ron la maligna intención de prender ó matar al goberna-
dor; ma^ luego que «>sto tuvo roño '¡miento de ella, man-
dó, cual mcfiida preventiva, prender y ejecutar á un
i*aballero en (|uien tuvo alguna sospecha y en seguida
cin'an-elar A todos los i*abe/.as de la ronjuracion. Acto
continuo espidió un bando prohibiendo toda comunica-
ción ron el ob¡s|»o, hablar ron i*l, ni tener reunión 4Íe
gente en su «vimí, bajopena*^ grave>.
Sin einbago, el obispo, apoyado por el sexo débil, muy
ía* il de impresionarNC, cmh^^ij;!!!''» g;niarl«* de mano valicu-
doHi» do un frailo, fray Franoisft) de Ocainpo, hombre
au<la/.. rt*volto<o, iiH{Uicto«'* inmoral, quion, eii(*abo/ando
el |Mipularho, se lan/ó sobiv el golxTnador, en momentos
que i'su? >9 hallaba hincado tMi la iglesia oyendi» misa.
Le desarman con violencia, nnua -haiile do*% barras <le
gnilos, con una fi^erte y |K*sa<la cadena que atrabcsaba
una pared por medio de un grueso ci*po cerrado con un
gran candado, i*uya lla\c entregaron al prelailo.
Ei mi**mo iifú^jM» |i» tuiidiijA ma** larde á l'Npafia, re-
nnti*'ndi»lr al S^iniM (Mi¡<».
Kn < se e^ta«lo fue humillado, e^^'arneciio é indultado
lia&ta por un ii«*gri» e^^ilaxo ^uyo. KmbarKMr<inle sus
bienes dis|Nimendo de ellos.
36 DEL PARAGUAY
Cuando los soldados le sacaban de la iglesia para con-
ducirle á la prisisn, en la que permaneció pornnas de un
año, se presentó en la plaza, seguido de una multitud
de gente, el teniente de gobernador Suarez de Toledo que
habia sido depuesto.
En San Vicente, en la costa del Brasil, Cáceres, que iba
en la misma caravela en que salió Garay de la Asunción
el lA de abril de 1573, según una declaración de éste que
existe en el archivo de Santa Fe, fué desembarcado y
puesto en una estrecha prisión; pero los portugueses le
libraron de ella secretamente y ocultándole, mas des-
pués lo entregaron y lo volvieron á la prisión. Abando-
nado Cáceres, continúo libre hasta España: presentóse al
supremo consejo, logrando que se aprobase su conducta
y que reprobase la de sus contrarios.
XV. MARTIN JUÁREZ DE TOLEDO, lugartenien-
te de Cáceres dos veces, la primera en 1570, durante el
viage de este al Rio de la Plata para recibir al gobernador
propietario Juan Ortiz de Zarate, habiendo sido depuesto;
y la segunda, intruso, desfle el momento de la prisión del
mismo Cáceres (1572), y confirmado, por el Cabildo, en
su puesto de gobernador y justicia mayor, con todas las
facultades anexas al cargo, de que no se pudo prescindir,
hasta el 22 de octubre de 1575 que el adelantado Ortiz de
Zarate protestó ct)ntra la usurpación, declarando ser nulo
cuanto él habia practicado.
Poco tiempo después mandó Suarez de Toledo al viz-
caino Juan de Garay á reclutar gente para fundar un pue-
blo hacia Santispírtus* Salió, según se ha dicho, el 14 de
abril de 1573, en compañia de la caravela un bergantín
con algunas canoas, al mando de Juan de Garay, que iba
á su destino con 80 españoles, según Azara que le da ma-
yor número que los demás historiadores, que lo fijan en
GOBERNANTES 37
00, parte embarcados y los resiauíes ronduciendo vacas,
ycíTua^ y raK'illos por tierra. So introdujo con sus buques
y gentes |)or el brazo del Paraná llamado ele los ^í/i7(/<íjpf)r
los guáranle'^ <|ue lo habitaban, piriNMóndo bien un sitio de
la orilla orridental on los :U** U* 20" de latitud observada;
sentó su real |>or junio o julio de 1573, so^uii se infiere del
tiempo c)ue pudo tardar en su \iape, y el í|ue ne<'esii6 ha-
cer para enronirarse con Cabrera el 19 de setiembre. Ya
había construifio ! ir> «le setiembre de 1573. (*on tapias un
I*e<|uefi6 fuerte de 15() varas en cuadro, que repartió en
sitios para casas, llamándole ciudad de SanUí Fé de la
Vera Cru/, nombrando alcaldcsy re^idore*^ y dándole [íor
|iatrono á San (lerónimo; pero se trasladó eMa (*iudad en
dundí'hoy se halla el 20 de íibril de U>51. Mientras se
hacían esas obras, s<'ilió (taray con el berírantin y cuaren-
ta españoles a;;uas abajo, á tomar conoriniienio de ios
indios de r|U«' poilria disponer para r-'partirlos en enco-
miendas y siguió el brazo di»l Paraná que pasa por la
at'tual Santa l-Y y por foronda, donde s»» d»tuvo alumnos
dla^ ri>:i \ii^ tiinbúe^. i^^lando allí una madrntrada se lo
pri'MMitaron aL'un«»s e**p.M'n»|<»s ijuí* ledijm>n **er *»olilados
d«'l «ilaíloí'ahrt'ra. «'I rual, d(*^pu«*s ih» fundar á (V»pb»ba,
M? Iiabja rid* lantad'i ha^ta r\ Paraná, y tomado p«i>es¡onde
S;int¡**plritii^. poniriid«»h» rl iminbre dr San Luís de Tór-
d*»ha, para «pi«* U* ^irvi<»Hi» d«* pti<*rt i de «*«irnuni<'a<*in coii
F>|»afia, y que le había señalado por distrito las rostas ó
iMa^ á distancia de ¿O le:;ua** arriba y abajo, ^of^un cons-
Ui fiel libro capitular «i«* (Vinloha. KMe asunto fu(> muy
debatido ontcrílaray y Cabrera so-^ienitMido rada uno su
d«*n*<'ho. ha-^ta que ron la pn»son«'ia de aquél «'«Tcade la
real audiencia df ('lian-a-^. ant*» la «'uil ^.istuv«)el suyo,
se n*<M|vió ol a'^U'ito imi ^u favor, dci'larando que la
«'iudad de Santa Fe y su territorio pertenecían leiritíma-
mente á lo'-. p>lNM*nadore<H di*l liio»!»» la Plata.
XVI. IK).\ DIKClOORTIZDKZAliATK Y MKNDIE-
38 DEL PARAGÍJAY
TA, gobernador interino por su tio el intendente Ortiz de
Zarate. Lo primero que hizo, el 8 de febrero de 1576, fué
confirmar á Garay en el empleo de teniente general de
aquellas provincias. Era Mendieta joven como de 20
años de edad, quien, desde el momento que se vi6 con el
poder absoluto, tiranizó á los vecinos de la Asunción sin
ningún género de consideraciones á la edad, sexo, ni dig-
nidad. Fué el primer Fy^ancia del Paraguay, pudiéndo-
sele aplicar todas las crueldades de aquél. Parece que
aquel tirano hubiese, estudiado áeste personage en todos
sus detalles, á quien también imitara hasta poderlo con-
fundir.
Costó mucho trabajo deshacerse de semejante monstruo
que solo se consiguió con su trágica muerte á manos de
los indios albiazá, yendo á parar su cuerpo aun ca-
tiente en los vientres de esos antropófagos. Fué uno de
los pocos tíranos que hubiese recibido su condigno cas-
tigo.
XVII. DON JUAN DE GARAY, teniente gobernador,
nombrado por el adelantado Torres de Vera y Aragón,
quien tomó el mando en 1576, dedicándose con preferen-
cia: á la ocupación permanente del territorio. Hizo prodi-
gios de valor dejando bien asentado el nomber español en-
tre los indios guaraníes y totalmente abatido el orgullo de
estos.
La Asunción fué testigo, en 1579, de las suntuosas
fiestas que se celebraron para conmemorar las insignes
victorias de Garav. A esie se debe la fundación de Villa
Rica del Espíritu Santo, en el Guaira, y la ciudad de San-
. ' tiago de Jerez, en 1580, llevada á cabo por Rui Diaz Mel-
^y \ garejo, en el territorio de los nuaráes, á la que Garay
I mandó se le pusiese por nombre Nueva Vizcaya. Poste-
riormente (1791) los portugueses se apoderaron definitiva-
mente de la comarca que riega el rio Mbotetei, y sobre las
ri
CfOBERNANTRS IÍ0
ruinas de5>antia^o de Jerez levantaron otra riudad con ei
nombre ile Miranda.
Fundó los pueblos fronterizos de Peri<'o-GuazVi y Tala-
\era (dí-sp«)blada en UuiO, :\ rausa fie un ataque de los
Ijayapuáe**): esploró lo< rios If^uroyy Mbotetei.
Dospue** de un rnrin ílesranso, Garay «lirijió su aten-
oíon al aumento de su í^obierno ba»Mendo luievas pobla-
rion«*s. Para el efiM't*), señaló TiO soldados ««srojidos,
Azara diré XíV- entre |i>>i mU''lio*í «|ue ^e ofrecieron y, A la
«•a^>ez^a de ello*i, partió de la Asunción en 15S0.
S!i< nombro^ (1 , en ol orden en t|ue estAn puertos en la
li-ita de reparticiones de lierra^^ y salares y en que ee alis-
taron en la Asunrion, son. los si;ruiente-»:
Luis (lailán, Pedn» Avalí»s, I)iiinin«:«» d«» Irala. Miguel
I.o|>e/ Madera, Miguel rióme/, Jerónimo Pérez, Juan Ha-
>ualdo,I)io;r.Mle Barrieta, \'irtor Cano, Pedm Lui*^, Prdro
Fernandez, Pedro Franco, AIoiim» (lome/. E*^ti'»van Al*»;;re,
Pe^lro de I/arra. Prdn» Fcrnand»*/ d«» Zár.iti», Haita^^ar <le
CarU'ijal, Antonio Hcrmude/, Ju-^epi» «le Zíiya*^. Francisco
liernal, Miguel d<*l (*niTo, Hcrüabr» X'iMiffian-». ('ri*^liib;i
d»» Altamirano, *J) Pi'lrodi» Jenv, Soba*»tian Bello, Juan
D'»miíi^ue/. Pedn» de Isíiiaii. P«'.ln» litM|ri;:ue/. pnlro de
*Juiró/, Al< »!!<.) de K^-fobar. Animii.» de Hi::U''ra'i, el ade-
lantado d*>ii riMii/;i|irM:irti*i. Juan Um/. Juan Fernandez
df Ktieis'». II<'rn:uH'<» de M«*ndo/a, prdni Moran, líodripi
delbarola, Antlrr^^ \'allejo<. Pf|r.>fU» Zay a-. L:i/aro (lui-
rine«i, Juan d«» t'arlwijal, Pantaleon. pi^ln» d" Medina,
Juan Martin, FsieNan Kui/. \:i In^^s M-'nd*'/, .Miiruel Na-
varnt, S*»b t^tian I-'ernandc/. Ju in d»» E-^jíaña. AnibiM^io
de A«'ii^Ui. W'Mlri;:*» Fiounv, Pablo rniibroii. Antonio Un-
U?rt*». Ji»p»nim«» Nufie/, Pedr» «!•» la *I*i>rre. Dinnin^jo de
f 7tan«M<ifi |*«.r m\ V l*c>lr<> l^-xaiii» puMi^ .»«la|<«'r iloii .\iflr«*« l«ftm&«rn l*«7i.
{í No vino lio 1* A«iii;i i"ii, «>n<» «(Ut* m» ^Tv¡a^* (ir«|i;ir« ¿ !<•« |*«'Ma.
.f
4
1 I
\
40 DEL PARAGUAY
' Arramendia, Antón de Porras, Ochoa Márquez, Juan
Rodríguez, Alonso Pareja, Pedro Hernández y Juan db
Garay.
También vino de la Asunción Ana Diaz, viuda, que tenia
una bija casada con uno de los pobladores.
Desde la fundación de Buenos Aires por Garay, la cro-
nología de los gobernadores del Paraguay, hasta su sepa-
ración de la provincia del Rio de la Plata, no presenta
mucho interés, porque habiendo sido esta ciudad su resi-
dencia habitual, su acción en el resto *de la gobernación
era poco ó nada sensible: se vegetaba más bien.
Según consta en su archivo, fundó Garay la ciudad de
Buenos Aires en el dia de la Trinidad de 1580, en el.
propio sitio que tuvo antes la que fundó don Pedro de
Mendoza. Se llamó ciudañde la Trinidadady puerto de
Santa María de Buenos Aires, para conservar la memo-
ria del dia de la fundación y del nombre que le dio Mendo-
za. Le dio por patrono á San Martin, y por armas una
fragata á la vela con dos anclas. Repartió sitios para ca-
sas, y antes dé principiar la suya, registró las cercanias
y el puerto ó riachuelo, donde encontró á diez querandíes,
mató á tres tomando á dos. Díoles luego libertad, supo-
*niendo que así ganaría la amistad de los demás; j lo que
consiguió fué que los querandíes se internasen hacia el
mediodia espantados de los caballos. Continuó Garay su
reconocimiento, y sin dificultad redujo á los querandíes
del Monte Grande, hoy San Isidro, del Valle de Santiago»
hoy las Conchas, y de las islas inferiores del Paraná.
Terminó Garay su fundación siq dificultad. Ninguna po-
blación española tuvo tan pocos indios de encomiendas
como Buenos Aires, como que fué obligado ir en 1618, á
buscar los quilmes y calíanos á Santiago del Estero.
Viéndose Garay bien establecido, loaviso por un espreso
á su adelantado v al rey.
El año 1584 Garay se introJujo por el brazo del Para-
ná mas inmdiato. Siguió su navegación sin tropiezo
. '
GOBERNANTES
41
ha^ta que se amnriV)Ci) laorillriy puso mucha {rente cu tior-
m iȒira pa^ir la uorho. Ksiabau ya toilos domiiflos
i'uancl'i l'til iridios luiuuanes hajaroii do una altura (*ou
lanío Hplo qur ««iorprendieron y mataron á Garay y á
cuarenta mas.
XVIII. DON ALONSO DK VKIíA Y ARAGÓN 1
rí.HHxido, |H»r su mal ^c>to y nilop muy moreno, ron el I
sohrc nombro <le cara dn f>trro, para distinguirlo de su
primo Alonso do Vora. r/ Tu/>t, toniontt» p)l)ernador
iiombnido |M>r >u tio ol adelantado 'Porros «le Vora, en
ITinTi.
Ke<*aríjado por Garay para reoono<er la^ nrillas del rio \
ipit.1 «> líonnojo, >al¡ódo|.'i A^^uih'i'in v\ ¿dde tobroro tle
iriKi«*ou ¿fi^i suldor].)^ r(»ntra los irn.'iinu'úes y «susaliados
lo*« iiiM:agu:i'|U(*^ quo lo lii»-Htiliz.iban. y lo b.ill*» á prñpo-
silo paní fundar un pu»»blo, (*on t»'*ias noti«'ias. liif»;i:o que
Vera y Ara;;oii l'u<!' noiiibrad<» tonionto ^obrriia |or. alisto
uiiA o**|»edi<*ion (*ompuf<Hia do l.'Ci o^pañolo** y al;runos
aiixili.ire^üoii bastantt*^ oaballos, TiO vunta-^ do bnovo-^ v
unas «'HIO vaí'a-* V ^alió do la A>nn«"ioii ol 17» ib» mar/o del
fiiivfiio afii) ir»>Ci . (*na Vtv. \on*'idos v ai¡anado(*| rainino,
os[»lorú las rilM.»ra drl rio M«*rini'j<i y antr> doob»;:irol sitio
para su p«»bla«ioii, ol l.'i Jo abril nombr*» l«»s ah'aldós y
reíridon»^ obii^randoli'N a fundar iiílosia v obst»rvando las
i^ert-moiiia** a''»sinm^rada^ en talos a«tos: repartió los
indii»s en onruiiniMida^ y dio o| iiiMni>ro Á la ciudad que
iba a fundar llam tildóla (*<»n«-<*|)"ÍMfi de Hin'iia K'^poran-
/a. Al dia si;;iii»iii»i* 'salió \'í»ra v Ara;:«»n á P»ciMio<^oreel
fmK, llo\afido armas, muni i kp»**. :: ma I » vacuno y raba-
llar r t«» la cla*«e d«* \hcrrs. fundaiidtila el dia lldolmi<-
mo me- :*i la derorba d»*! n-» H»»rmcj«» y á la altura do :tt>
icsruas autos de juntarse ion el ri»» Para;;nay. que ora jus-
tamente li> mas pub|ad<» de indio^s m<>cidHOs.
42 DEL PARAGUAY
He aquí el—
ACTA DE FUNDACIÓN (D
DE LA CIUDAD DE NUESTRA SeNORA DE LA CONCEPCIÓN DB
Buena Esperanza del Rio Bermejo
(I5S5).
En el nombre de la Santísima Trinidad, padre ehijo y
espíritu santo tres personas y un solo Dios verdadero y de
la Santísima y gloriosísima viagen Santa Maria Madre de
Dios, que vive y reina por todos Jos siglos de los siglos para
siempre jamas amen. Alon^ de Vera y Aragón, Capitán
y justicia mayor déla población del sitio partes y conquis-
ta y población del Rio Bermejo y sus confines por el muy
ilustre señor Juan de Toires Navarrete teniente de goberna-
dor y capitán general y Justicia Mayor en estas provincias
del Rio de la Plata, por el muy ilustre Señor el licenciado
Juan de Torres de Vera y Aragón Adelantado y Goberna-
dor y Capitán General y Justicia Mayor y Alguacil Mayor
de estas dichas Provincia del Rio de la Plata por su Mages-
tad el Rey Don Felipe nuestro señor y del dicho señor ade-
lantado y por virtud de las capitulaciones que el muy ilus-
tre seúor Juan Ortizde Zarate Adelantado ó gobernador
que fué de estas provincias^ y suegro del dicho señor ade-
la.itado referido hijo y capituló con su Magestad y de los
de su muy alto y real Consejo de indias sobre la orden y
manera como se oviera de poblar las ciudades de estas
provincias y conforme á la dicha instrucción y capitulación
dijo que con el dicho nombre de Dios y de Su Magestad
y del dicho Seúor Adelantado Juan de Torres de Vera y
por virtud del poder y comisión á mi dado del dicho Se-
ñor General ari'iba referido: Dijo que para el dicho cum-
plimiento y en el dicho nombre fundó y asentó pueblo en
(1) Copiada por el doctor Ángel J. Carranza de la Biblioteca Pública
de Buenos Aires, con la respectiva legalización, para ia memoria relati-
va & la cuestión de limites con el Paraguay y publicada en la de Bela.
ciones Esteríores de 1877, tomo I.
(iOHRRNANTF.S 43
emitió riel «1 ir ho Rio Itormojo la cual <*iii<la(l se intitula y
llámala roiiri»|MMi>inl«* Nur^tra Si»fiora la «'ual ilirlia «mu-
da«l y asitMito i*(»nt¡iia «*oiit<>|o< \ns •'•xiííik.'^í •|ii«'^<>ii ^u
<*oinar-a esiaii <Ií» ti>«|i» ol l¿io Itorincjo y |»or iMntiiit»^ y
l^rmim"K por la una parlo l<wti'nnino^ los ilf la riu<laí| do
la A*¿uni*ion v Santa Kt» v Santiat:»» «l<*l estciv» v riu<lafles
• • •
i\r Talavora nueono^^tero y cou términos «it» la <*iu<lad «lo
l^nna ilama'la Salta v «imlatl «lo la Plata v íI<M<m1os los
doman ii*rminosf|ue están yosiuvieron en su('oinaf«"a y
rv«lMn»l<v para atíora y sif mpr • jamas 'y en el <»ntretanto
f\\u* Mi Mv:«»Ma«l «»tfa ro<a man lare: la mal parte parcre
sor mrjor y I»u«mi sitio iltiínle la K<^nt«* pn<*<le estar poblada
y liay mu«*ha l*«na y pi^sipiíTia y «a/ay a^ua y patos |)ara
su^l**nta«'ioii i|»» los pol)la<ioi-<*^ y <le lo** ufanados y paivisu
|w*rp**tua«*ion *U: la ilirlia liula»! ««ui mu«'lias tii»iTa^ y e»^-
tan< ia^ a (*llo an«*jo lo «nal i's para n'parlir y dará l«»s
|í«»Wat|on»s y \e«ini»*^ JrlJa roin»» >u Ma;:esiad p<»r sus
Keal«'s (*('>i|ulas lo manda: la cual di<*lia «*nidad so tiom-
lin» fund«iv a^iont'» «MI nomlirrdi» iMos V d«* Su Ma::t»^tad
y doj iii«*|io Srfior .\dt*la;ita lo ciiiivi dtf'lii <'^ t'oii la^ roii-
dh'ioiM»** y 011 la firin i siiTuioiiit». Iü prim-To i|u»' anto i«i-
daf*«*o««as di;: » v prot#*^to ipii* «-a la y ••uan l'»'|U«* pan»í*i»M'o
y s«» lia«*«' á r''^pond«'r m«'j iraraldh'li »pn«'bi*» y «'lU la I on
• •Ira piri»* y "«itio .ni.» \u:\^ ** i:í\ i i i«Ta ^-'a ^»*r\ i*;o -li» IM»'*
V d»' SnM i::-*^! i I V fii'Vi v uíilidid d»» 1»^ |i.iMai'»n's y
s«»ra «MI nombr** d»* l>i'»^ v d«' ^ti \| 4i:»**iad v d«'l d!«*lio ^ofior
Adolanta lo ppitt*^io d»'l » nnidary a^iMit.\ry in''j'»rar por la
|i«*rp«*tnidad •{••I dn'lii pu«*M«» parí *\{v ^r:\ ma^ «'onviMiion*
!#• y prtíV'-t-ii't-*.! lo in;il h if.» .•.»!! a-n.*rd-»y |»ar«'«'t*r tloj Ta-
Klldo d" la dh'lia ''iildid N d«' I I** j:!"-'!'*! l*» '(U»' «'fila dhdia
«•¡11 lad uSi'T»' % 'li mi'* !ii m •:i-»'- ^•* n •in'»r.iraii. Al'aldos
y IN»:;id"r»*s y pi'H'Ura I- ir»'-* •j'i'- !'»i-;i:iv m.iiit**ni:an la
d''h i •'MI lad «MI ;;nai'l i v ••■•ii-« r\a«M«»M d»' la i-i'*!!- ia rri'al
m i't laii I I \ a l'ni'ii'^MMii I» \ •••■i'.** i I » i t-il»^ »mi jii*»-
li* .a ••••iii'» Su M.i:;t— tad a^i !•• in.ifi I i v ^t* li.ii'o imí 1 1^
|»r-t\ni<-ian «i**! pi-ru \ an*^i para «pío la iliidia «andad
44
DEL PARAGUAY
esté en justicia yo, en nombre de Su Magestad y del
dicho Señor Adelantado y gobernador atrás referido se-
ñalo por Alcaldes ordinarios y de la hermandad á Her-
nán Darías Saavedra y á Bernabé de Lujan y por Regi-
dores á Pedro Franco y á Diego de la Torre y á Antonio
González y á Pedro de Quiros Jacome Antonio y á Ga-
briel Fernandez y por procurador general del pro y
común de la dicha ciudad á Juan Cabrera y asy yo
por virtud de la Comisión dada y en nombre' de Dios y
de Su Magestad y del dicho Señor Adelatado y gobernador
en tal caso puedo devo de derecho se requiere para que
en su nombre le doy poder y facultad cumplida aquella
que de derecho en tal caso puedo y debo de derecho se re-
quiere para que en nombre de Dios y de Su Magestad y del
dicho señor Adelantado y gobernador en su nombre le doy
poder y facultad cumplida aquella que de derecho se re-
quierepara que en nombre de Su Magestad y del dicho Se-
ñor governador puedan usar y ejercer los dichos oficios de
alcaldes y regidores y procurador general, como va referi-
do y declarado y en todas las causas civiles ó criminales
anexas, y conexas y pertenecientes a los dichos sus
oficios conforme á las ordenanzas que Su Magestad tiene
hechas á todas las ciudades de las Indias para queusen
y ejerzan en los dichos oficios de alcaldes ordinarios y
de la hermandad y no obtante que su magestad por sns
reales provisiones manda que los tales alcaldes ó Regidores
procurador general sean caballeros y sirvan de los dichos
oficios de año á sño yo en dicho nombre de Su Magestad
y del dicho señor gobernador conformándome, como por
la presente me conformo con las dichas provisiones
reales los nombro en los dichos oficios de alcaldes y
regidores y procurí^lor general y pareciendo me que
la dicha elección es justa y conveniente que se haga en
un dia señalado del año por la presente en nombre de
su magestad y del dicho señor adelantado y gobernador
r.onEKNANTES 45
nomliro y señalo que <ea la dirlia elcí'rion do los d¡«*hos
ofí«Mo«^raila un afii» poreidia de ano nuevo, y asi mando
que la dh'ha ordenan/;! qu«'di^ Ii<m*Ii;i y <*ontirinada para
que >e h«a^a ca'ia un año nnuo dirho es para el día
soñala<io y d(»y po<ier y facultad para <|ue do hoy en
adelante lo lia;;an asf eon)o va referido los alcMMes y
Rppidorcs que salieren á los que han de venir juntamente
rrii) la rabe/a de la rii<*ha eiudad 6 su lugarteniente ó no
lo»» «*iUindo ellos propíos en su «-ablido y regimiento la
rual el«'«'i'ion se roníenzaráá ha/er desde hov «"itone íie
Ahlril d«*l añ'»del *^eñor <ii» mil é quinientos y o<*henta y
riiiro v anni d(*^de en ad(*lante lo mal harán romo l)io^
mejor les difre á entender y*eii sus ronrieneías;iaqurlla<
|»erst>nas que ron mas iv<*titud y relo entendieren i|ue
oMi'.iene al servirio de Dios y d'^su m:i<r(>^tad para el
ff-i\i«Tno <le la di<*ha eindad «'«un » ^^e ha<*i' <»n los revno**
del IVrVí y imi todas las hidi;i^. — Alo,i\>t tlr Vrpui y
Kíu«*;;m el dií'ho s«>ri.»r «vipiían «mi pre<pn«'¡a t» por ante
mi Juan llomano ilr M *u\\*A rs-rihano puhiiriM^drl rahildo
tU" la «Ih'lri ciudad ton)<i t* rei*il>iojuram<Mit<» d«* los «lirhos
s<»ñ«»res al«*all«*s e rei;id'»ri*s #» pro-ura lor ir^iuTal é th»
rada un*i drll»s rn f«irma di*\ii|a d<' drrrrh » p »r l)i<»s
nu«'^tr«» **'*ñor r por S mi i M iri i '^u vr-idita m idn» é p^r
la*» palahra^ d»* I»s Sant<»s ••uatr*» rvaii^t»lio^ r por una
Míñal de la iTU/ tal r.MUo i»Ma t qur ufaran hirn y dili-
p,Miiemrnie lo^ tlirhos «itlrios de alcaldes i» Uemdore^
é procurador ;:*Mi(Tal e^uardaran justit*ia a las partes
^ no llevaran difn>*hos dcma*«iad >< v en l'»|.i harán
aquello que ma< ro!i\nnere a! s,»rM,|o de Dm^ nue*«lr«i
S«'ñ»rr de su Mi^r^lail r hiiMi dr la licpuMica. K a la
t*oii«'lii^ioii del <ht'h>» juramiMit-i dij>'i*>Mi «-a la un*» |Mir *«i
•'• |H>r I»»- qi|c ji*^ l«»a«»i jir.«»c ame i f pr nn'^tiiM*»!! th» jn
i%t\^\ ha.'cr tr'^ii^«»> Ni * »ia^ de \ iila:nic\a y (ia^par
Finíanle/ y A it-» n » de i i M i !n I Shdadose^lan!e> en
u la riu lud.
46 DEL PARAGUAY
Eluego el dicho señor capitán en cumplimiento de todo lo
susodicho fuó con los dichos señores Alcaldes a rriba
referidos y procurador general é los demás Regidores é
todos de un acuerdo y conformidad nombraron é situaron
el sitio de Nuestra Señora del Rosario por iglesia mayor
de la dicha ciudad lo cual yo el dicho escribano doy fée
la aviaron adá é dezir misa lacuaí nombraron epusieron
la advocación de Nuestra Señora del Rosario é le pidie-
ron por testimonio testigos los dichos.
Eluego en el dicho dia mes é año el dicho señor ca-
pitán con los dichos señores alcalde.^ y regidores é pro-
curador general fueron en mitad de la plaza é mandaron
hincar allí un palo para el Rollo donde se ejecutase jus-
ticia de los delicuentes que dehnquesen é mandó el señor
capitán que ninguna persona la quitase de la parte é
ugar donde queda Ajado sopeña de la vida sin licencia
de su Magestad ó de su merced é de otro juez competente
que en nombre de dicho señor Adelantado mandare e lo
pidieron por testimonio, lo cual todo lo susodicho yo el di-
cho escribano doy fe que delante de mi pasó e queda
fijado e puesto todo lo referido, testigos los dichos.
Eluego el dicho dia mes e año susodicho por ante mi el
dicho escribano el dicho señor capitán y estando juntos los
dichos señores Alcaldes 6 rcjidores e procurador geftera
andando por el campo de la dicha ciudad nombraron y
eligieron por exido publico de la dicha ciudad para todos
los vecinos que poblaren en ellaé vinieren á poblar des-
de las cuadras que señaló hasta un cuarto de legua qne
toma todo el contorno de la dicha ciudad con todo lo
cual se acabó y feneció é fundó la dicha población é ciu-
dad é iglesia é horca exido protestando como el dicho se-
ñor capitán protestado tiene de mejorar la dicha ciudad
é iglesia é todo lo demás cada y cuando que hallare mejor
portunidad en nombre de Dios y de su Magostad é del
dicho señor Adelantado é pidió ami el dicho escribano lo
dé por testimonio de lo cual todo lo que dicho es doy fée
íHiIIEUN ANTES -47
el presento esrribniío pas<'> ante mi f' vi que ami se l:i/.o<>
«•um|»lió<^ protí^Mó en la forma <|ue vá ílirhoy esperilira<li)
é floi-laniílo elo firmó el (lii*iio señor rapitau ó alrahlcs ó
reui'lores ó proruraílor general. — Alonso «le \'era y Ara-
íf«>n, IIornan<i Arias dr S^iaNedra, Ht^rnavó de laijan. Pe-
dn» Franro, Uiep) de la ruri*e, Antonio (lon/ale/, Pedro
de (Juiro/, Jaroine Antonio, (iahriel Fernandez.
Kvo Juan Itomano de Montiel esrihano pultlico y de
cahild«ipre**ente fui en uno ron lu^dirlios te>tií;os|Mir en-
de fi/e aquí mi firma (|ue es atal «'^ este testimonio, Juan
Komano de Montiel, esrríhano |»ubli<'o y de 4*abildo.
K \u Pero Martin de hala esrriliano i»ublÍ4*ov de ra-
bdiio y gobernarion deMa «'iudad de la Coni*e|H-ion de
Hucna K^paranza li/e >a(*ar y tra^¡:t<iar esta di. ha fun-
da«*iMii V ie>timunio de lo ori^'inal el «ual Ná«'i<M'lo v \er
dadero « orrrf:nlo y roi.«-<.rtad<> «'<»ii ei dhho «iri^inal pi>r
cndt' ti/e aquí mi firma a« n^Uiíniíraila «pK* e^ atal. Kn tes*
titiioiiio de \eldad l^ie^o Maitine/ — esi-rihaiio publico y
del cabildo \ goljernatiiui.
\o Pedro de *lelU> «:«• >oto Mavor e>eribano de >u Ma-
f;e*«tad doy 1m- \ \eiítai'eio ii**!inH«nio a todo> l«i>seño-
re> «jUr la presiMiie \ieren rorm» e-ta firma que e^la a«pn
arriba «Ifl ire^iad»» \ liebajo d«* nenio do«i* reii::l»»hes todo.-s
e***'nto*. e«Tti» -^fi** que e*^tan a me>ho \ ;i ma> qui* medio
e** bu«-fia l<*;:al \ \eidadeia \ < I dn In» iJtti:** .Marliiie/ e-^-
• nliaiio nijbih-o v di 1 cabiMii desta tiudail v a todo<s |o>
• • •
e^M-rito's que ante el pa>an >e dá rntera f»-e y rredilo
por la eual di esta ft'e en te^^tiniMuid de Nerd:id. le-
«•Ii*» íMi e*»ta ciudad «ir nne«*ira >eíi'»ra ile la ( '«nn-ep» ¡«ni de
buena esperanza di'l Ui«> \eifnt*|ii proMmia «{«I Ki«» df l:i
Plata «ri fre di* !o mal In/f aqiii mi **iip» .pit» t*-H atal,
en testim«»nh» df \enlai!. Juan I ellt.^ile Sot«>iiiay«ir — t^-
• riU-uiMd** **u Ma^«"-i id.
K> «opia— t iHil'iniM* «Mil il iiiifíinal que «i*ira en e-^te
Anhi^i»
48 DEL PARAGUAY
Como la idea que se llevaba era que sirviese este pueblo
de escala para comunincarcon el Perú, y para traer deTa-
rija y Chuquisaca los ganados del adelantado, no tardó
Vera y Aragón en destacar 80 españoles que llegaron á
las faldas de las cerranias del Perú; yendo él mismo con
60 hasta los términos de Salta y Jnjni. Sirvióla nueva
ciudad' algunos años para facilitar el tránsito del Para-
guay á Salta; pero nada se adelantó porque los indios de
su distrito eran indomables, incapaces de reducirse á servi-
dumbre é incomparablemente superiores en fuerza, sober-
bia y valor á los guaraníes. Once años antes del aban-
dono definitivo de la ciudal de la Concepción del Rio
Bermejo tuvo lugar un hecho de los bárbaros indómitos
del Chaco. El cacique don Alonso Pasi, que lo era de
una de aquellas tribus, dio muerte alevosa á mas de cin-
cuenta indios cristianos; por lo que el gobernador don
Diego de Góngora espedicionó, desde Buenos Aires, el
castigo de ese crimen haciendo justicia en dicho cacique
en la ciudad de la Concepción.
En el año de 1592, acaeció un hecho bárbaro en la misma
colonia. Pronciáronse entonces los mogosnas y fretones
dando principio al alzamiento con la muerte de algunos
españoles uno de ellos don Francisco de Vera y Aragón,
hermano de don Alonso de Vera y fundador de la Con-
cepción; y queriendo este castigar á los natijas, calcha-
quícs, y abipones, entraron aquellos en ruda guerra con
ellos, la cual duró muchos años, hasta que un incendio
la devoró en 1632, trasladándose sus moradores fugitivos
á las ciudades de Asunción y Corrientes.
Comisionado por su tio el adelantado á la fundación
de una ciudad en el sitio que le indicara, fué con 80 es-
pañoles y ausilios, y bajando por el rio Paraguay hasta
legua y media mas abajo de donde se junta con el Pa-
raná, sobre la barranca oriental que es elevada, edificó
un pequeño fuerte con las chozas necesarias. A este es-
tablecimiento llamó San Juan de Vera, en honor de su
GOBERNANTES 49
tío, y le dio sus mismas armas y que son una «águila
que apoya sus garras sobre dt>s torres. Pero como el
parage era ya conocido por las Siete Corrientes, prevale-
ci«j su nombre de Corrientes dado á la ciudad. Fundó el
pueblo de los guacaras con los indios que llevaron los
pobladores repartiendo en eni-omiendas los ^uaftinfcs
del distrito y formando con ellos los pueblos de Itatl, Santa
Lucia, etc.
irv<7-ir»yi— XIX. don juantorres de vera y ara-'
CUN. oidor de la audicn4*i¿i do ('li;in'a<, adelantado. 1587-
Kjcn'ió el mando |K>r medio de su^ tenientes y per-
s«inalmcntc desde dicho ano hasta el de l.VJl.
No es exacto que en su tiempo entraran los jesuitas
en el Paraguay, como (*róe Lo/ano, pues la licencia que
.se les dio para entrar lleva la fecha del ;ÍH de octubre de
ÍT/M, y hasta el año de lOni) aun no h'ibian entrado.
Hay una coincidencia mnv notable sobre la cual con-
viene llamar la atención del lector. El mariscal I.oikv.,
aprove«*hafido el morní^nlo en qu« \o^ (¡».»lcs do toda la
cnMiandad acostumbran dedicar su atención á los ejerci-
rio<dc jiicílad y penittMicja y en lo <|u>* ineno^ pivnsan es
en el manejo de las arma^ [tara ^a defensa^ invadió p(»r
soq»rosala pro\incia de Corriente^el día jueves santo del
afio de 1>^M. Lo<s in<lio<s prai'ti<*ar«»n i^nal cosa en la no-
rho del juí^vci santo de 1.%*<1> atacando la ciudad ile la
Asunción por M)rprc^a, |»cn»pudo c«»njnrar*»«» el pelipro
nití efusión de ^angrt*, atribuid» a milagro ile San Francisco
&»lano. N<» astenia guerra provo«*ada por su homónimo
Lo|ie/.
En e! cur*»o ileoMa hi>toria, el lector ni» poilrá miónos
que encontrar mucha anal*i^la en lo^ hechos practicatlos
\9n>r los primeros h«tnibreH ipic ^t»lH*rnaroii el Parai:uay
con losde su*^ tre** ultnno-» tiranos. <ju«* parece hubiesen
he«'ho un e^^iudio e*«pccial i'ii irnitar¡«i>.
Habiendo el \tN*ino dv la A>unciuii. prtn'urador general
50 DEL PARAGUAY
de las provincias del Paraguay y Rio de la Plata, mani-
festado en la audiencia y chancelería de la ciudad de la
Plata en el Perú, que hasta esta fecha (26 de abril de
1589) habia sido teniente de gobernador de estas provin-
cias Juan de Torres Navarrete, primo del adelantado, y
otros^^arientes de éste, los cuales habian ocasionado mu-
chos agravios á los vecinos del país, sin tener á quien
recurrir para elevar su queja, la real audiencia proveyó
cesasen dentro de seis dias, todos aquellos que se en-
contraran en aquel caso, hasta dentro del cuarto grado,
sin escusa, réplica ni dilación alguna, so pena de dos mil
pesos de buen oro, sino se diera cumplimiento á esta pro-
visión.
^Volviendo á nuestro adelantado diremos que con el
deseo de restituirse al nativo suelo, Andalucia, renunció
el adelantazgo el año de 1591, habiéndole sucedido
1591-1618-XX. DON HERNANDO ARIAS DE SAAVEDRA,
natural de la Asunción, hijo del ex-gobernador Martin
Suarez de Toledo, electo popularmente en 1591, en virtud
de cédula del emperador Carlos V.
Hernandarias fué uao de los héroes mas ilustres que
produjera la América y por lo esclarecido que era en la
paz como en la guerra, los ministros de la casa de con-
tratación de Sevilla mandaron colocar su retrato en lugar
distinguido entre otros varones notables del NuevoMundo,
que adornaban una de las salas de dicha casa.
Entre los muchos servicios que su patria le debe, se
cuentan las varias mercedes de tierras en que fundar estan-
cias, que hizo para el mantenimiento del colegio déla Asun-
ción, y las misiones de los guaraníes.
En su gobierno, la compañía de españoles al mando
del capitán Juan Caballero Bazan formó en 1592 los pue-
blos de Tarcy, Bombay, y Caaguazú, en la provincia
del Itati hacia los 22° de latitud al este del rio Paraguay>
encargando su dirección al eclesiástico Hrnando Cueva.
00IIEKNANTE8 r>l
dos pueblos fueron reunidos más tarde {íCh32)
por temor de lo<^ portugueses, en uno ron el nombre de
San Benito, entreg;hidosG su ruidudoá los jusuitas. por no
haber cviesiástiros. Los padres de la Com|»añia cambía-
rufi inmediatamente los nombres de San Bonito en Santa
Maria df* tV y San Ignacio d (*aragua/ii. Vov ñltimo,
después de cs|»orimentar nuoosrambios y ataques de los
portugueses 6 indios mbayAo>, los jesuitas los trastirie-
ron. en 177¿, á las m;^rgcnes del Paraná, donric actual-
mente existen.
MAh adelante, tendrem(»s cH-asion de dar notirius de otros
artos de Sjiavedra.
XXI. DON FERNANDO DE Z.^KATE, caballcn
hábito de Sjuitiago, goberndor del Tu<*uman, Paraguay
Hio de la Plata, en 15113.
Kn el mismo aíio, mandó al (*ap¡tan Huí Día/ do Gu/-
man, ron los ve<*ino<flela rjudad Uoal v \*illa Ui«*a <lel Es-
pirítu Santo, en la «'o<ta dol rio Yaguary, |»;ira poblar la
«-iudati de Santiagi» d(* Jen*/.
Falleció antes do (*umplir los dos anos de sy gobierno
en \ifXK hallándole en la*<i provincias del Pern.
XXII. CAPITÁN IX )N BAR Ti >U)ME SANU >\'AL CK.AM-
|H», lenienle ;:cneral do p>l»er!iat|i»r y ju^tii-ia mayi»r ilel
I*araguay y toda su gobernacii»n, en t jori'ir¡i> dol P. !•!•, en
Infonna'lo de algunas ne«o<idades en '|ue *io encontra-
ban |i»s pueblos de ^11 depcnd«Micia. lirnUnifes con las
provincias de la mrona de Porli:gal, pa*^»». en '^eliembn? «lel
rt'feri»lo añ*». á practicar una visita a la*» pro\niciasde
ifUaini^ Villa Hita y Sanhagü fie Jcre/, «pie acababa de
fundarle. don«le ln/<» ttiilo a«|nt*ll«» «pii* jn/g*» «Ninvcnir
al aument»! y riin*»oivacn»ii do di«|i«iN puoM<»^y de *^us
ve^'ino*», \ «'(»ii i'l tin d»- '»'ul«n*ar la*»' ni\a>M»hr** t|e l'»s ni-
«
dio*« guaieurue^ d«*l fliai-o t|uc' bnMili/aban la*« << «marcas
52
DEL PARAGPAY
inmediatas á laAsuncion. Pasó en seguida á la Concep-
ción de Buena Esperanza del Bermejo, á sacar indios
amigos, allí reducidos, para auxiliar á las espediciones
que proyectaba al Chaco. Esto no tuvo el éxito que de-
seaba, á causa del espíritu exaltado en que encontró á los
indios de esas reducciones.
La ciudad de la Concepción fué completamente asola-
da, en 1632, por los frecuentes asaltos de los salvages
del Chaco, hasta destruirla por completo, juntamente con
las demás reducciones.
XXIII. DON JUAN CABALLERO BÁZAN, interino, du-
rante la ausencia temporal de Ocampo, en 1595, iiasta que
llegó-
•
XXIV. DON JUAN RAMÍREZ DE VELAZCO, en 1595.
Terminado su gobierno, se retiró á la provincia del Tu-
cuman, donde estaba casado y falleció allí en 1606, dejan-
do una numerosa y noble descendencia.
XXV.. DON HERNANDO ARIAS DE SAAVEDRA, inte-
rino, 1598?
XXVI DON DIEGO RODRÍGUEZ VALDÉS Y DE LA
BANDA, caballero de Salamanca, interino. Se recibió el
8 de julio de 1599. Falleció en 1602, en la ciudad de
I Santa Fé, en la misma casa en que habia muerto el obis-
po Vázquez de Liaño. (Véase éste en la Cronología de
los obispos.)
¡ XXVII. DON GARCÍA DE MENDOZA, interino, en
'l602.
Habia sido nombrado gobernador de la provincia del
Paraguay y Rio de la Plata, por el virey del Perú, el ca-
¡ pitan Francisco de Barraza y Cárdenas, pero no ha-
biendo podido concurrir á recibirse del cargo, se nom-
bró en su lugar al —
OOHBKNANTES fkt
XXVIII. GENERAL HFIRNANDO ARIAS O HERNÁN-'^
darías de SAAVEDRA, lCAr¿, iiombniílo por real róílula
do 18d<?di«Meinbre del ano aiit(TÍor.
Kn este mismo ano, el rey permitió |»or sei«? años provi-
sión fli' las otsas qui* Av» poflian xarar por t'l purrio dé*
iUu*nos AlrrSf se^un se vrrá por los dorunientos que
damos A rontinuarioii.traMTilos del tomo W'IIIdela "f'o-
leorion de dorumento^^ ¡n«>dit4>s relativos al des(*ul>rimien-
M. i'onquista y orpini/arioii de lasanti^nas posesiones
esparpila»* de Anií^rira y Orrania, sa<'ailos de lo< archi-
vos del reino v muv esi^erialmentedel de Indias."
• • ■
por ruanto por |»artede la riudad 'le la Trinidad del
puerto íle Dueños Aires di* las provjnrias ({el Rio do la
l*l:íta V nnr Frav Martin Iirnai"i«» de Loy^la. obispo do
ellas, síí me lia represcMila«lo la p<»l»nv.a de aquella tierra,
y«-uanpii<N> si* aum*Mita *>iu |>oMa«*i>Mi por faltarle todo lo
quí» es niene^itr-r para vivir, y por i o teiM»r salida los vo-
rnii»s<le aquella ;:olw*rna<'¡iMi de sus frutos, ni ile donde
ppíViTrse de las ros;is nriv'^aria^ paní el sorvii-io d»* •^us
|M*rsi»tiasy i;isas. pi»r t-^Uiv prohibida la entradla y calida
|>«>r a|u«'l pui.Tto •]♦» loilii ;;<»rn'ro dt» ropa y rAerfaduria,
y que la s«*^ur¡dai| d** la >li<'ha «'iudail \ ln< dtMnas puer-
to d«« aquí'llas n^ias. roiisi-.tia o\\ e»4tar hieii poblada la
tierra: y qu«* para e^to fj priiii«i|ial in«»«li'» »*t'iia darle*^ li-
«'en'ia y |HMin¡*«ioii, fomo ino ^upliiviban se la mandase
fLir. para qu(* pudie***» sa«'ar alíennos frutos d#* la tierra y
llo\arliisal Hra^^il vAífUiip^av á otra** i-»la< v tiorra*^ ro-
man-anas. y tro4*arlos pur nqia, tí»»rn» y otra< rosas do
.|ue tiíMion precisa n»^ «'^i lal. y para librar la tierra y las
miliar i|u«* por falla di» «'lio ihí«» labran; y habien'h»so visto
en mi ('oii-^í'jiidí'JaN ln.lías !•••* pare«*«»n»s f^mformafiones,
r.irta** y pa|M»|rs ipK» ni ra/ondi* l«» •*us#»di«'lio ydola so-
(niriijad y df»f«*[i^a >li* aqn<*llo^ pntTto^ *••• han enviado, y
i'ofi«»ult.nido»i<'in«*; ''•iin«i <|iiiora qu»» p-^r aqiroll»< Í!ii-i»nve-
fiieiitcs que paraollii se roprt^sentaii no eoii\iene que |K)r
54 DEL PARAGUAY
las dichas provincias del Rio de la Plata se abra puer-
to á la contratación de eístos reinos ni con otra ninguna
otra parte, sino que la prohibición que está hecha se
guarde inviolablemente, y queporalli no salgan ni entren
ningunas personas de cualquier calidad que sean, sin es-
presa licencia mia, aunque sean mis vasallos y ministros,
y contra los qae lo hicieren se proceda y sean castigados
conforme á justicia, ni se metan mercadurías algunas,
saque oro, plata ni otra cosa, so las penas que están'
puestas á los que contravinieren á ello; mas por hacer
merced á los vecinos y moradores de la dicha ciudad
de la Trinidad y Puerto de Buenos Aires, teniendo
consideración á lo susodicho, para que se animen y
acudan á su población y conservacio n y ala seguridad
de dicho Puerto, y se hallen proveídos de las cosas fofzo-
sas y necesarias, he tenido y tengo por bien de darles licen-
cia y permisión, com o por la presente se la doy, para que
por tiempo de seis años que corran y se cuenten desde el
dia que ésta mi cédula se pregonase en la dicha ciudad,
de los frutos de su cosecha y en navios suyos y por su
cuenta pueden sacar cada año de las dichas provincias del
(Rio de la 'Plata, hasta dos mil fanegas de harina y qui-
nientos quintales de cecina y otras quinientas arrobas de
; sebo, y llevarlo al Brasil, Guinea y otras islas circunveci-
j ñas de vasallos mios; y para que en retorno de ello puedan
llevar las cosas de que tuvieren necesidad para sus casas,
' como es ropa, lienzo, calzado y otras cosas semejantes,
y fierro y acero, y todo ello se haya de consumir y con-
sume en las dichas Provincias del Rio de la Plata, sin que
: de ellas se saque ni pueda sacar cosa alguna ni parte de
f ello para otra ninguna parte de las Indias por mar ni por
\,tierra, so pena detenerlo perdido; y asimismo lo que se
sacare de los frutos de la tierra de mas de las dichas dos
mil fanegas de harina y quinientos quintales de cecina y
quinientas arrobas de sebo, aplicado por tercias partes
mi Cámara, Juez y denunciador; y mando á mi goberna-
í
OOBEKNANTi» 55
flor que es ó fuen» de las ilií'li.is Provincias del Rio do la
IMala, (|ue4*oii iiiterveiirion del obispo y otiriales de mi Koal
Hacienda d*,* ellos, liaban la ri»|)ar(irion de la cantidad
que rada vecino hado sacar y enviar A las |iar(es susodi-
chas de la^^ dichas do^ mil fanegas de harina y quinientos
quintales de ce<Mna y quinientas arrobas do sebo, con mu-
••|ia justiticacion y sin que i'eciba agravio, y todos partitri-
I»eii de este boneíicio y comodidad, para que de ello resulte
olcfwto que se pretentle: a los cuales encargo y mando
que muy |)articular cuidado procuren que se use bien
de est-i |>ermision y licencia, y que no haya ninguna des-
ónlen ni es^-oso, de que me :ondré porde^^ervido, y en-
tondióndo««e cual(|uiora cu^a, lo hagan remediar con
eff^'tií y iicniostra'Mon: y que \*)< dichos mis t»liriales
viHiien con |^*irticular cuidad*» los navios en quo >e sa-
caren los <hch«>^ fruto*^, ^* inquieran y vean y entiendan
••i lleva mas de lo de la permisión ñ otras rosas
de í)tr<js géneros, vio tomen todo como está dicho por
¡H^nlido; y que de la misma manera vi*^iton y vean lo
que ««e trajere en retorno i|e los dii-h«>s fruto*<, y ile quA
parte**, y cobr»Mi los d«^re«'hos qne de todo me flebieren
de entrada y »ial¡da. y qu<^ no permitaM ni den lugar :\
qup p*ir ninguna co^^ entren ni <:ilg.in ningunos pasa-
;:«'r«»**. de niniruna nai'i'»!i qin» ^i'an, ni e*<clavos en los
na\iMS(Mi pie **e sacaren los fruto*^ nÜí-Iiiís y tragerc
el retí'Hio lie ello**, y que me avi^^en cada año ile lo íjue
de ••sUi [lormi'^ion fucrt» ri*<uUando en iNMietieio de la
tierra y |Hiblai'ioii de «*lla; y mando qne para «pie vrnga
¿I noticia de todos c^ta mi cOdula. *<i* pregone «mi la
dicha iMiidai «le la Irinidad |Hir •'•nl'-n del dicho mi (f«»-
^«niad'ir y ««fieiales, y ipie i|i»i»||i» •*•• tome tesiiiiiunifi y
le envíen al mi ('oncejo di» las Indias. Fecha en N'alla-
dolid á :^* í!e aiTo'^to de !♦•<>? .it'io**. -Yo el Kev, I*or
mandado «le l{t*y nui'^tr» <eñ'»t; Joan «l«* Ibarra. -t\ir-
rcgid«i con su original. Ji»an HaptiMa déla (ias-a.
56 DEL PARAGUAY
El rey dispone que la audiencia tenga cuidado de como
se dé permiso en Buenos Aires.
El Rey.— Presidente y oidores de mi Audiencia Real de
la ciudad de la Plata de la Provincia de los Charcas,
habiéndoseme representado por parte de la ciudad de la
Trinidad y Puerto de Buenos Aires de la Provincia del
Rio de la Plata la pobreza y necesidad de aquella tierra,
por no tener salida de sus frutos ni de donde provéase
de las cosas que son menester para el servicio de sus
personas y casas y deseando que aquella Provincia se
pueble, conserve y aumente para su mayor seguridad y
defensa, he tenido por bien de dar licencia y permisión á
los vecinos de la dicha ciudad para que por tiempo de seis
años en cada uno de ellos pueden sacar de los frutos de
la tierra dos mil fanegas de harina, y quinientos quinta-
les de cecina y quinientas arobas de sebo, y llevarlo al
Brasil y Guinea y otras islas circunvecinas de vasallos
mios, y que en retorno de ello puedan llevar las cosas de
que tuviesen necesidad, como es ropa, lienzo, hierro y
acero y otras cosas semejantes, con que se haya de con-
sumir en la misma tierra, sin sacarlo para otra parte, como
lo veréis por la cédula cuya copia se os envia; y por
que conviene que esto se cumpla así, sin que haya esce-
so ni desorden, ni sedé lugar á que porallí entren pasage-
ros ni otras mercaderías, fuera de las de laperniision, ni se
saque oro iv plata ni reales por ningún caso, como está
prohibido, os encargo y mando que con muy particular
cuidado y vigilancia procuréis informaros y entender de
la manera que use de la dicha permisión, y que de ello
no resulte ningún inconveniente, ni permitáis ni deis lu-
gar á que se meta en esa provincia ninguna cosa qu^
entrase por el dicho Puerto de Buenos Aires, previnien-
do todo lo que es para ello conveniente; y para que la dicha
permsiion resulte en beneficio de la población, aumento y
conservación de aquellas Provincias del Rio de la Platai
1
i
(K)IIKKNANTK8 57
que e^ lo que se preteiiflc. Do Valladolifl á 20 flcagos-
li> de 106 anos. — Yo el Itey. — Por !nainla»lo del Uey
nue*ítro señor.— Joan de Ibarra. — Corrt».í;i»lo <:on su ori-
ginal.—Joan Ha|)t¡s(a de la Gasra.
A indií'arion <le esle p(»l>ernador, el rey Felipe 111 resol- '
vio, |K.>r realrédula de U)Ú^, la ronversion de los intlios
al «Ti<tianisin«s elidiendo para tan im|»ortante misión :i los
jesuila*^. Los prímoros padres ipie Hojearon al Paraguay
en 16ÍK>. fueron los ji^^uitas italiant>s Tomás Fild^ y
Manuel Ortega, quienes, al ano sii^uientc, fundaron en el.
Guaira el pueblo de Lorcto. Por el nii*^nio tiempo los
padres Fran«ÍMHide San Mailin y Loren/ana. enfardado»
de lu roiiver^^ion de los indios íM Paraná, fumlaron el
pueMo de San Joa(|uin Gna/n. y el frani'i'^rt^ano fray Luis
Holaño^i la<^ villa> de Vntl v de <*aa/.an:i al norte del
Tebh'Uarl. F>l;is poblarlone-"* fundadas pnp Ins jesuítas
se denominan»!) reílurfiono'^.
Me aiii el priiH'íp¡<» del rst:il>|(:rimí«vit<i di* la'^ misiones
jcsuilií'a** fiel PaniíTuay. y si Uww rrduji»ron jos iriilio^al
rri'-tiani^imo, ^e '^irvjiT'ín de rlliKcim » «Nwa propia. «*i-
m«.*iitand<» mi dominio cuii (*^*ln^¡*»n d«* lodi otra auto-
ridad.
Lrproviiiria do Mi^^iinc^ *^í* f^rm*» posti-ri.irment*» de
la»* ro-liji-fioiiovi ^l^^ íV.rpu^-. S:m I^iia'i«i Mi*il. Lnn'tn.
el»'., sobróla** rib«»ra'«» dt» !•»< vm^ Paraná v l'ruiruriv,
•^*4;un *;e \»»rá niá** ad(*lant«\
Saavoílra rmprrndi'*» «'1 d(*'<«Mibrinnenl<> de todo el ter-
rit*»rio dei Gran <*liafop«»r la parí.» i|ol Para;rnay: ni»
efn|»*»rió í'ii la ••oiiví-i^^ion d** l»^ líártap»'^ ;;uali*n-
rlk*** en la n-dn** iotí .|i* \n< i ifi-»!»-^ d**l (Inaisi. dí*^ti-
nando para ••lio «^im** padn-^ jr*»ui!-i^. Anouad'"» h»** iiidni*^' ^
del Yarny, disl.'nitc ib»l rin Paraná, dejando franri» vi
iia-^i llanta «'| ri-» Airn:n»(»v. •• -li» !■ jn a-» ma< a-lel uil»».
l>esdí* !in«Mi'»Ñ Air»*** r:iij.i.:i ii«i una Mn»*\a -'ampa
ña internándose on la Pata;:'i:iia v iliri;:iriido««o al EMi-e-
58 DEL PARAGUAY
cho de Magallanes. Como á las doscientas leguas de mar-
cha, tuvo la desgracia de caer, con los que le acompaña-
i ban, en poder de los indios, habiendo logrado evaflirse
por medio de la fuga hasta Buenos Aires, donde, con
nuevas fuerzas, vuelve sobre los indios, á quienes ataca
y derrota, consiguiendo así librar á sus compañeros del
cautiverio y aumentar el dominio de la conquista con dos-
cientas leguas de territorio. Su gobierno, esta vez, duró
hasta el 2 de mayo de 1609, sucediéndole —
1
I
1610— XXIX. DON DIEGO MARÍN NEGRON, el 25 de
marzo del mismo año dio un bando imponiendo pena de
muerte á los que oculten ó favorezcan de cualquiera ma-
nera á pasageros introducidos sin licencia. Este bando
fué pregonado por el indio Hernández en Buenos Aires,
en la esquina de Santo Domingo, y en presencia de muchos
vecinos y soldados: y el 28 de diciembre del año siguien-
te, se dio otro de buen gobierno, sobre que no se aloje &
ninguna persona que viniese á Buenos Aires, sin que
presente licencia del gobernador; y este fué pregonado por
voz de Diego Rivero, pregonero de la ciudad de Buenos
Aires, en la esquina de la plaza pública en presencia de
muchos vecinos v soldados.
Falleció en esta ciudad el 26 de julio de 1613, y según
Lozano en febrero de 1615, lo que es un error.
XXX. DOCTOR FRANCISCO DE ALFARO, oidor de la
audiencia de Chuquisaca, visitador de las provincias del
Rio de la Plata, Paraguay y Tucuman, en 1608, para que,
informado del estado de ellas, arreglarse el tributo (1)
que debia exijirse de los indios en reconocimiento de
vasallage. Por el elevado carácter que investía, el gober-
(1) £1 tributo es una especie de capitación pobre los indios reducidos
desde la edad de diez y ocho años hasta la de cincuenta. Este impuesto
era mal percibido y peor pagado y se aplicaba al salario de !os doctrineros
£1 real tesoro hacia la percepción de él, pagaba ¿ los doctrineros y guar-
daba el sobrante, ó suplia el déficit.
OOBRKNANTI^ TlO
n.vlor \o flofíia rospoto y oboílioiiria. Din pririí'ipio y
término á <u misión fii líUl. I)i«'ii u\i:\< or loiian/as í|iio
?*t* maiifltirnii ob^^orvar iiiviolal»N;moiii<.» en lo>i tiibunales
de Imlia^.
Ifil3— XXXI. fHCNKRAI- FRANCISCO GONZALKZ DE j
SANTA CiHV'Á Kii |m».-o iímii|>» do -ii K«>*>i<^nio rousJL'uió I
iiilnHlu<*ir el «»van::»'lio iMi la^ provlihias «Icl Paraná; pnr
fn<Nlii> <!.' sil hermano fray |{«hjui* (ionzale/ «le Santa-
Cni/. ú quien (ii«'i amplia'^ faí'ulta»lc»s para ronferir em-
pleo**, fundar pohla»*¡«MK»s y pn^papirel íloniinio espa-
fiol, enmí> lo rnimiguirra.
1615-1618— XXXII. C.ENFCKAL HERNANDO ARIAS DE
SAAN'EDRA, «-on rj ren.í'ii'ip* •!<• pa«ln* *\o la pairia. :*i <|U0
se liabia lie«'lio ai-rcr^Ior p«»r su** in*M'itos y Im»I|i»-* ai-to'^.
En vi>ta «Ir la esrrsiva «»*«t«'ii*-ioii «Ir la pri»vi!iria. cl-^
ír«»*)Ornaf|t»r Ne^ron y el abil'li» «l«* Hu»mios Airt»s habian
tvíinisittiía'lo on rla^f «le priM*nra«ii>r. ren'a <b' la r<>rt*» tle ¡
E'-|»afia.<!n U»lí, á *i'»ii Manu»»I c|** Frías, para «-MÜritar
la «livision en 'Ims |irovÍ!)i-ia^« la «leí Ui(»i|4»|'i Plata y la;
del P;ir;j;:uay
Por real ••<^lula «b^ V\ b» n«»viíMnbri^ «b» 1*»1T. la primera
habia «le riiinpren«ifr la** «iuflaib'^ «b* Hnenos Aire**. Santa
FV. r«irrienir< y C«iii'«'p< ¡"ii «b*l lb'rm«'j«». '-«M'ialaníbi |ior
término *'Me iM»*it#», 'ji'^'l-* la l»«M*a y i*«isia** «b*l UimiIo la
Plata liaNtala-^birra-i bli 'b-l Tui'nman y ib» la pre^iilen«'ia
«b* Cbile. y «!«• **ur a n»»!**..». ili*-* I • .|«in'b' ^t» pne«b* oMrrhlrr
en la*^ tinr.i^ ma::allaiii>'a^ \ *«ii-rras ih*! laü-bl. ba^ta «lar
•
en <*l Parifia V tiii'b I .-MI j.i I .b» t ' hihmiI**^ \ *<u iuri*»'b'*-
• • •
riííii in'-Iu»*i\i': y la •!•• (Inara. f«vii«Mi'bi p'»r «Mpital la «'iu-
da*i «!<• la A^uii'i'»!!. \ «••impr'n-li«"i lo ;i (inair.i" Ciu«ia>l
His'il. \"illa l{jM y ^aiiii i^'«» ■!«• .1 v*'/, \ ]i#»**ar «bl ii«»mbre
de Oiiair:i.:iun'*a •*•• li* b''» «itri», b-** I»' V\\^, *\w* r\ prmii-
ti\«i «b* Paratfuav.
m
SjuivcNlra murió en Santa F«* rn UCH.
Gobernantes del Paraguay desde 1620 que se
constituyo en provincia indhpendientb
Dfc LA DEL Rio de la Plata
1618-1630—1. DON MANUEL DE FRÍAS, ex-teniente
de gobernador del Rio de la Plata y primer gobernador
del Paraguay, nombrado por el rey, (22 de abril de 1618)
durante su misión cerca de la corte, para solicitar la se-
paración del Paraguay de la jurisdicion del Rio de la
Plata, á causa de la dificultad de su gobernación á tan
larga distancia una ciudad de la otra y por el estado de
desasosiego en que se hallaba la del Paraguay por sus
continuas desavenencias con los jesuitas y con el poder
episcopal.
Requería, en consecuencia, una autoridad caracterizada
ó inmediata al propio teatro de los sucesos, presentando
para el efecto el siguiente —
m
MEMORIALa;
El capitán Manuel de Frías procurador de las ciudades de las
Provincias del Rio de la Plata solicita la división de estas db
la del Paraguay; y que se nombre para la ¡.el Rio de la Plata
como gobernador y capitán general a Hernandarias de Saavedra
(1) Trascrito de la memoria del ministerio de relaciones esteriore
de la República Argentina, presentada al congreso nacional en el año de
1877.
OOIIERKANTES 01
El rapiUiii Manuel de Frías vc<*mio del Rio de la Plata,
dice que éf viene por Pnx'urador General de ocho ciuda-
des que hay en aquellas Provincias en cuy«) nonihre
tiene qu^ |»etlir muchas cosas de consideración de a({ue-
llalicrra españole^ y naturales fie ella de que da r:^ me-
moriales y pre^^entará papeles. Y porque la cosa mas
imiKjrtanie y (pie pide mas breve rem«ídio es el proveerles
Vuestra Ma^estxid de Gobernador tal cual i*onvienc |iara
el esUidi» (iresente en que la di«'ha gobernación está ú,
ríe>^' («le pcnlersc por los alzamientos de naturales que
en ella hav.
Pide y Miplicaá Vuestra Map*<tad sea servido mandar
que antes tpie se consulte y pr«»ví»a riovernador para las
dichas provincias se vean lo^ papi'l'*s ipio pi*esento que
dcellas^*le han onvi id«)p<tr dorpli* «••»:isiará A W M. el
:;ran riesgo y p»!i:;ro o^i qu * -pii» linMi la^ciula'lcs de la
Asun«-io:i caiic/a de las dicjias Pr>vin<*ia««, v la de la
C-Micf|».'i<>n de ser a«Mmeti la, (|ucn)adas ó tornadas délos
indiM^ ItuaicuniCH y Paya^náes ipu* son dos naciones de
las mas stifjcM'bias v dañosas i|i; las dic|i;ís Pruvnicias
que estiban á una di»s y continados rontra las dicha*<»
ciudailcs y ipie poi*o aiil'.*s habían da<l<> lasili has ilo** na*
cioncN en do-*» pu»*l»los de Indi»»'^ de lo< «loniósiios que
srrvian íi las •liclias d-»** cnida'ie< cada na«ion en el suvo
y lo< iiabian |»a^u lo n cu<'hillo y qU'Mna^lo la Iglesia «iel
uno lie ellos y andaban espiaihlo titras rolu<*ciones de
indio<« de los que sirven y eMán en d »i*tnna y en la dicha-
ciudad de la Asunción v >us cha'*ara^ entraban lo^ ijicho^
Indios Usando «le mu has lifi^rtad»'^ y «le^verí^ñen/as
ct»n Im> O'.panMle'^ d«* do:i«lc c|irainc:ite si» colef;ia qui?-
rúr acometer á •lt.*^truiria v acabarla. L<» i-ual übii::!'»
al deán v cabild» v «leni i'*» ''l**v^* v -^uitenor,»^ de las órde-
ncs jr relijioni»^ «» Ii.ict un r»' pii'¡inie:it» y pr»t«"*la'ion al
Teniente lie tíober.ia l'irv ai <* i^Hido l<* la di lia ciudal
laguardasen y e»tuvie>tMi •* ci jiin li^niia M::i.an'Ma para
que los dichos lnJi<»*« no eje«:ula^on su mal pro|H't>iio y el
i
62 DEL PARAGUAY
dicho Teniente y Cabildo considerando el gran riesgo en
que estaba en perderse la dicha ciudad enviaron un pro-
curador al puerto de Buenos Aires donde estaba el Go-
bernador Diego Marin que es doscientas treinta leguas de
la dicha ciudad á pedirle socorro y que fuese con gente
armas y municiones á amparar la dicha ciudad, el cual no
lo pudo hacer porque de allí á pocos dias de como recibió
el dicho aviso murió, con que la dicha ciudad quedó en
gran riesgo y sin orden de poder ser socorrida porque ei
Teniente general que habiaen dicha governacion que era
el dicho Capitán Manuel de Frias, era ya partido para esta
Corte con poderes de aquellas provincias y así no quedó
en ellas cabeza superior que pudiese acudir en falta de di-
cho Gobernador al dicho socorro y á ordenar y mandar lo
quemas conviniere.
Y así. por lo dicho como porque después, que Don
Francisco de Alfaro visitó aquella governacion y dio á
entender á los dichos indios que eran libres habiendo cor-
rido en toda la tierra la dicha voz de libertad entre los
naturales como el de los dichos indios en tan bárbaro y
ellos de tan poco entendimiento y tan mal inclinado
solo aprecibieron aquel nombre de libertad y quisieron
usar de ella sin entender que habian de guardar obedien-
cia y muchos de ellos se alborotaron y fueron de las re-
ducciones y doctrinas á sus ladroneras.
Y porque demás deesto de ordinario en la dicha Gober-
' nación hay alzamientos y rebeliones de naturales y gran
suma de ellos que no han dado la obediencia por la po-
ca fuerza de gente española, armas y muciones que hay en
la dicha Governacion.
Conviene al servicio de Dios y de V. M. por y quietud
de la tierra que el gobierno de ella se encargue á persona
de muy grande esperiencia de aquellas provincias y de los
naturales y pobreza de ellas para que no se acaben de
perder que están en muy evidente riesgo, y con ninguna
se puede reparar lo presente y lo de adelante como con
(M>ilKKXANTE8 <>íl
Hernando Arias «le Saavedra que otras veces lia lei)i<lf) á
cargo el dirho Gobierno y ha si<loel que lo ha paoitirado
allanado re<lu(*ido y puesto en do<*trina los naturales y
que tiene ganada tan grande opinión entreelltisy lo tie-
nen tan gran temor y amor (|ue vastava hoir los dichos
naturales que el <lirho Ilcrnanilo Arias es Governador
(laní que so repriman y abstengan de executar sus malos
intento^ y |»ara que vengan á oliofliencia el cual de mas
de ser tan apropósito para lo t4M-aiite<^ los naturales loes
mu<*ho para todo lo dema> toranleá Servic-io de V, M. y
cun^er\ac¡oii de aquella tierra ponqué la cs|>eriencia ha
mo>trado en tres vece> que ha sido Governador que no ha
tenido V. M. jamas en a<|ucllas prov¡n(*ias tan grande
ejecutor fie las cédulas reales y do la gran voluntad de
V. M. y siendo 4'omo en la tierra nniy |»obro la procura
conservar sin daño <lo los súlNlitos y \asallnsde V. M.
y ti tin e^ bastante prueba de cuan impiamcnto y man
*«in*'» intere^e^ propio ha G*»\friiad«»liavor qiUMladt» ruando
dej«'» ln> dichos gi>vionh>s •'» >c lo a«*abó el t¡em|M) «io ellos
nia^ pobn* y <*on m«Mio«^ hacienda (|ue cuando cnn)on/«'» ú
governar.
Y n<i embargante' «pi*' la per^nna del dich<» llernando
Aria> de Saavtdra es la nía** apr«>|M*»-»iio que so |»noilo
hallar para aqueHioxicrn^ y tpieyi» en nombre de aque-
llas |in»vnicia^ atenti» á la tKN'e^i'lad qui' al pre^^ento lle-
nen de su |K?r^t»iia: |>ido y ^-uplico a \*. M. <e prexea en el
adviort<» que conviene al >ervnio ilc üio*^ nuestro Son'»r y
de W M. — que acjuel Goviorim se divida en do** popiue no ! {
se pueíle de^^t-argar la real c.»ncioncia en la^^io^ason qne ¡
est¿tmuy eit<*argado (iovernando li iiii«i ni ci>iist*;;uir la/
conversión ilo li»*^ natnralc'^ «pie •'«^ muy irran ^nina do
alma ni hacoren e<o< í»fei*to** la Ueal \''»lnnlad por <»>ta**
cau^a^.
I ^'1 primera p*»rqnec| du*lií (fo\icr:io ii»»:ir de ili^iiit.»'
quinientas y ma** le;;na'- y «n ella** p-tblada^^ <H*h(» cni-
daíle**.
>(
64 DEL PARAGUAY
I La primera la ciudad de la Trinidad puerto de Buenos
Aires.
Cien leguas de esta la de Santa Fé.
Setenta leguas de ella la de San Juan de Vera.
Setenta leguas de ella la de la Asunción.
Cien leguas la ciudad de Jerez y otras ciento la Ciudad
Real y sesenta leguas della la Villa Rica del espíritu San-
to, y treinta leguas de la dicha ciudad de la Concepción
aun lado hacia Tucuman que las demás todas van Rio ar-
riba hasta la provincia de Guaira.
La segunda y con estar tan distante las dichas ciudades
\ unas de otras que en ninguna manera se pueden socor-
rer con brevedad en la necesidad que seles ofrecia son los
caminos que hay los mas por agua y Rios de muy peli-
grosa navegación asi de agua como de naturales, de
Guerra y lo que es por tierra es anegadizos, Bosques y
Montañas.
La tercera que el governador de aquella Governacion
de ordinario asiste en el puerto de Buenos Aires porque
y. M. manda por sus Reales cédulas, guarden aquel puer-
to y asi es forzoso que de las demás ciudades que están
en la provincia de Guaira que son tres vengan los españo-
\ les y naturales á pedir su justicia en lo que se le ofrece
quinientas leguas donde está el dicho Governador, y
vuelvan otras quinientas hasta sus casas gastando sus
haziendas, y un año ó dos de tiempo y las incomodidades
y peligros de tan largo camino y cuando llegan hallan
acabada de perder la poca hacienda que dejaron que toda
es poca por ser aquellas ciudades muy pobres y es nece-
sario tornar á trabajar de nuevo.
La cuarta que en todo el tiempo que aquellas provincias
se poblaron se poblara que haya llegado governador ni
obispo á visitar siquiera un dia á dicha ciudad de la pro-
vincia de Guaira ni el don Hernando Arias ha llegado
jamas á ellas en tiempo que sido Governador ni llegará
00BEENANTE8 G5
ninguno mientras V. M. no les diere Govierno de por si
de que se lia seguido que los naturales que es una pro-
vinria donde liav mas de doscientas mil almas no den
obe<lienoia ni se conviertan A nuoMra santa fée católica ni
se consiga en esto el santo celo de \'. M y que los que ya
están convertidos y luin dado la c»bediencia care/can de
onlinario d(* quien los doctrino y predií|ue el santo evan-
gelio y im solo ellos sino tambicn los españoles í|uc los
ma"* años están sin cnra que Ic^ administre los santi)s sa-
cramentos y ni indios ni e^-ipanoles se les ha administrado
d de la i-onlirmacioii jamas.
Y a**l hay o-^pañoles de á ciuc-ueiita año** por cortirmar,
de nia^ que los españole^ pa<an grandi«<iima pohre/a y
mi'^eria y no se íicrecienta ci>sa cfi lo t«Mnporal por su Go-
bcrnidor por tenientes y sacri*<tanes ípio •^olo van A pelear-
los j ha/erles injusticias ci>mo están tan lejo** de Obispo
y govcrnador.
Y tollos los daños dichos se remedian dividiOndi)se
aquel (ioliiorn>» y Obispado en dosi|ue aunque el Obispado
ni Obispado sean de | telados polares \\ M. tiene en arpie-
llas |ir(»viiicia^ y en las de rucmnan It^'ligiosos tan cantos
y ejemplares ílel orden del StM'mr San Fraiici***!! rpie "^iü
mirar á otro** mten-vi.s nia'«» «pie el ilel *»ervi«io de I)i»»s y
de \*. M. se ocuparan en v\ Ministerio de la conversión de
las almas.
Y m» dividiéndose el dicho ;;ovierno y obispado como lo
tienen advertido y daiio (Mienta A W M. el dicho Hernando
Arias cuando fue gol)oriiador de aquella*^ provincias y
l>ietfo Marin Ne^ron rpie l«! su«*e«IÍ4'i en d dicho i*ar;:ode
quien |>resei to parecer s.ibre elli»^.
No des<*argará la Keal conciencia ni dejará de haber los
dichos agraviiksni se conM»^njira la pa/ yconversjtm délos
naturales (|ue no están i'on\ertí«b»s ni cesará un notable
m«'ilelic¡o y agra\io ipie se hai*e piarlos portugueses fiel
brasil á los naturales de aquellas provincias de (iuairá
adonde entran looi dicho«« |H)rtuguoM2s á rolKir v captivar
o
^
66 DEL PARAGUAY
los dichos yndios y los traen perceptiblemente al Brasil
donde los venden por esclavos asi para los ingenios de
azúcar como para las minas de oro y otros efectos llaman-
dolos por el dicho nombre de esclavos y vendiéndolos pu-
blicamente y todo eso cesará haviendo governador que
mire por aquella tierra y la ocupase y difienda de los na-
turales.
Que ahora se haya de proveer ó no al gobierno de dichas
Provincias el dicho Hernando Arias de Saavedra supuesto
que cuando hubiese de ir de esa Governador que no con-
viene sino de los que tienen esperiencia de aquella tierra y
ya no puede ir de acá por este año se sirva V. M. atento
al contigente peligro en que estaba la dicha ciudad de la
Asunción y la de la Concepción, respecto de estar auna-
da las dichas dos naciones y conjurados contra las dichas
ciudades y por las demás causas dichas se despacha lue-
go cédula ó provisión Real para que el dicho Hernandii
Arias Govierne aquellas provincias y acuda á la defensa
pacificación de ellas en el inter y en tanto que V. M. pro-
vee la persona que los haya de governar y se sirve prover
lo que convenga en cnanto á la dicha división y se man-
de al dicho Hernando Arias lo acepte y se sirva V. M. por
que esta provisión se despache luego porque pueda alcan-
zar allí en los navios que salen de Lisboa para la costa del
Brasil atiempo que alcance, allí, algunos de los navios de
permisión que vuelven á la di^ha costa del Rio de la Plata
que con esto se provee del mayor y mas eficaz remedio
que por ahora se le puede dar á aquellas provincias á
quien será necesario proveer después de alguna gente y
armas municiones y pertrechos de guerra por su pobreza
no lo alcanzan y carecen de ellos en las dichas ciudades
siendo muy necesario para su defensa.
Otrosi suplica á V. M. mande se vea el parecer dado
por los padres de la Compama de Jesús asisten en la
dicha ciudad de la Asunción y por el deán y Cabildo y
demás clero y Prelados de las órdenes acerca de que jus-
GOBERNANTES 07
lamento se debe hacer guerra A fuego y sangro A las di-
rha*í dos naríonos Guaicurúes y Payaguás por los gran-
des ilelitos y daños que han (*omctido de muertes y rohos
do e<^|»arioles 6 indÍ4is doniésti(*os de muchos años A esta
¡Mirto y |>or las traíriones que hai» intentado para alzarse
contra dirha ciudad v visto se sirva W M. manchir decía-
rar |xNlér>eles ha«*iM* ludi<*ha guerra A las dichas dos na-
ciones fie«*larando la forma ile ella y mandando al flover-
iiaiiiir de aquellas provincias la ponga lue^o en efecto
(lara que los (>s|>añole^ y naturales que sirven en ellas
debajo del amparo Real de W M. lo puedan hacer <*on
«iogurídad y quietud y sin otar en evidente peligro y ries-
go de su^ vidas y ha/iendas que de ordinario están con
las dichas dos naciones.
Manuel de Fkias.
Kn cuanto to<*a á la guerra de los Indios informe el pre-
!»idontoy Audiencia de las Charcas Obispo del Paraguay
Got)eniadtir del Rio de la Plata v Don Kranci«<ro de Alfa-
ro oidor de Lima y dése cédula |iara que pueblan entrar
en esto^* Indios de guerra en seguimiento y alcance «le los
que hi/ieron los daños que se representan y mat;irlos si
pudií'son y de los que tomastMi y prendiesen se pueblen
servir manifestaiiilolos ante la justicia y previnicufloles
señas y flamlo seguridad «ie que los tendrán de manifies-
to sin |M)derlos enagenar ni vender, en Madrid A 17 do
Octubre de IGir» años.
Kl doctor Salvador de Virira,
Copia — Conftirmc ci»n el original que se consor\a en
ntc Archivo.
Franri.sro dr Paida Jwirrs.
Aunque el arre;:h> detinitivo de h^^ límites de ambas
|»rovinc¡as^Paraguay y Rio de la Plata— tuvo lugar en
I
68 BEL PARAGUAY
1620, Frias no tomó posesión del mando gubernativo sino
el 21 de octubre del siguiente año.
Noexistiaentónces, como rara vezexistiera, una perfec-
ta armonia entre el prelado y el gobernador; al principio
era por asuntos puramerfle domésticos, más después, tenia
por origen la cuestión del patronato que ambas autorida-
des se disputaban, hasta que al fin el obispo recurrió al
arma favorita y terrible en aquella época de ignorancia
y de estúpido fanatismo — la escomunion. El gobernador
fué escomulgado y la administración de los pueblos de las
'Misiones arrancada á los regulares de la Compañía. Sin
embargo, el Consejo de Indias desaprobó tales medidas,
cuando ya hablan producido el efecto deseado por el obis-
po, cual era la efervescencia popular en el primer momen-
i to. La profunda desinteligencia quedaba subsistente entre
ambas autoridades y ella dio origen á terribles escándalos,
hasta que al fin los llevaron ante los tribunales en va-
rias ocasiones. Una vez recurrió el gobernador perso-
nalmente á interponersu queja ante la audiencia de Chu-
quisaca, y otra fué llevado á ella preso, en agosto de
1626 hasta mediados de 1627, que se le restituyó al ejerci-
cio de su empleo. Gobernó hasta el año de 1630 y falle-
ció en la ciudad de Salta.
II. DON DIEGO DE REGÓ Y MENDOZA, teniente de
gobernador, en ejercicio del P. E. durante la ausencia de
Frias en Chuquisaca— 1626-1627— y mientras llegaba de
España el nuevo gobernadar nombrado.
1631-1636—111 DON LUIS DE CÉSPEDES GARCÍA
XARIA, (distinto del que fué gobernador de Buenos Aires
y Rio déla Plata) quien tomó posesión del gobierno del
Paraguay en 25 de junio de 1631. Al año siguiente fué
acusado de estar en connivencia con los indios del Brasil,
conocidos con el nombre de mamelucos (l)que arrebataban
(1) Lá ciudad de San Pablo empeió, en 1554, por una reducción de
OOBKRlTAirTBS 60
á los guaraníes y los vendían como esclavos en la provin-
cia de Rio Janeiro. El número de aquellos desgraciados
asi escriavizados, según información del gobernador Es*
levan Dáviia, dirigida al rey en 1<>37, pasaba de 60,CM)().
Las colonias de \'illa Kira del Espíritu Santo y Ciudad
Real fueron desolados por las incursiones do los mame-
lucos, hasta quedar completamente abandonadas por sus
moradores, yendo, muchos de estos & establecerse en laj
nueva ciudad de Villa Kira , fundada en 1635, en el centro'
del Paraguay, {>or el sucesor de Cés[)edes.
Durante se ventilaba el juicio do ó<tey se daba senten-
cia á su cau^, ejen-íú el gobierno su teniente general has-
ta que la real audiencia nombró al —
1633-1630- 1 \'. GENERAL MARTIN DE LEDESMA
VALDERRAMA, caballero andalux, natural de Aírala de
Guadaira.
Fué nombrado '1628> gobernador de la pn»viiiria del
Tucuman |)orel vjrcy del Perú, marqués de Guadalra/ar,
con la i-ondicion que se obligase á la conquista del (*haro
y fundase allí dos riudadcs en sitio ronvenicntü, |>ara
refrenar el funir de l(»s muchos bArImnx que fHiblabaii
dirhas provincias. Kra muy relosi» I^NÍt*sina de propa«
gar la sjinta fé, y se persuadió ic destinalm Dios para
adelantar sus progresos en el Chaco.
Sobre el gobierno de LiN|c**ma en el Paraguay, el lec-
tor encr^iitrarú en Líi lierist'i drl Arrhiro ih^neral do
ii#»« «j'i*» lo* jtMi|ita< hi i'^r »:i «•■! ni llr.nil v a r-» i 'i •• i i«i I •r^SU
aMite ron !*»« mAlU<*«-b'>rc4 «le i'ürtuj;*! *\\i^ «o r«I*«i;ft)iait %\ |ir«sidio <1«
Hao Virrtit«, cou lti« |tirfttAa h<>Uiifl«Hio« *^\\^ rt>n<|ui«tAriiii Un tiMTma
&iB»Íiat*ii y con !'»• liati'litlo* \\tt otras na'*iou««i|ua ruii*»|pu*n ftlli oiia
rciai|il«*tft iiupuuid*! ilt* 4u«d«*lit«*4. IM o«t« m'M|«i ■•« f»nuó ana rouiabi.
dad d« farm<*rti»«*« j drliii«-i|piit«>s i|u«* r*>l»*(>Aii iiitii;«*rr« iii«lia« \ukr% pro»
v«crM da r«}ini*ii. y df^truiAii !«»• |iu«blo« fmbtrnxt^*. iH*iioaiiiiálMaM
MM «apTMAa wmltmé^ d« dundo vi«im «I boabr* d« BAOitlacot.
70 DEL PARAGUAY
Buenos Aires, publicado por don Manuel R. Ti-ellcs,
tomo III, un espediente íntegro relativo á una reclamación
de dicho gobernador contra el Cabildo de la Asunción.
Al gobernador Ledesma debe el Paraguay muchos ser-
vicios.
Movió las armas españolas contraías payagúaes, nación
ferocísima, crueles enemigos de los españoles, en quie-
nes ejecutaron atroces muertes, cautivando hasta sacer-
dotes, habiendo sido el terror del país, pero sin conseguir
el objeto de castigar sus frecuentes insultos. Visitó, por
orden de la audiencia, las Misiones jesuíticas en las már-
genes del Paraná, reduciéndolas á encomiendas y sujetán-
dolas alas armas españolas, aunque esta disposición no
legó á merecer la aprobación de la referida audiencia,
por sugestiones de los jesuitas que hacian todo lo posible
para no perder su dominio. El hecho es que Ledesma
patrocinó á los encomenderos con toda su energía, hasta
llegar á sostener un largo pleito ante su sucesor Lugo y
Navarra.
Los jesuitas pretestaron defenderse de los paulistas
(mamelucos) del Brasil, poniendo las armas en manos de
los indios por el año de 1638, con cuya operación vinieron
á conseguir una especie de soberanía.
A pesar de la independencia del gobierno del Paraguay
del de Buenos Aires, como provincia, el virey Gerónimo
Fernandez de Cabrera Bobadilla y Mendoza, conde de
Chichón, mandó se socorriese á la provincia del Paraguay,
en el penúltimo año del gobierno de Ledesma con 200 ar-
cabuces, 100 espadas, 20 quintales de hierro y 10 arro-
bas de acero, pregonándose en esta ciudad (Buenos Aires)
que todas las personas que tuviesen los referidos artículos
ocurran en casa del tesorero don Juan de Vallejo, para que
con intervención del capitán Bartolomé Sánchez de Vera,
procurador de la Provincia del Paraguay, figen los precios
y lo que asi se comprase, se pagarla de la Real Hacien-
da. Habiéndose hecho las diligencias para dar cumplí-
GOBERNANTES 71
miont> A esa (l¡S|)Osicion, no se hall6 ningún arcabuz,
sín6 tan solamente 3() aderezos de espadas, y en lu^ar de
los an'abuoes, se lo mandó dar mosquetes, el hierro y el
aoen> que se pudo hallar.
En su gobierno se puso en práctica la cédula de fuerza-
Fallei*ió en Santiago del Estero^ dejando varios hijos,
ruyos des4'endientes ennoblecen ambas provincias del
Paraguay y Tucuman.
lfi3l'>-ir>41-IV. DON PEDRO DE LUGO Y NAVARR-V
caballero del orden de Santiago. Ilabia tenido A [irinripios
del año 1G36 mandato del rey para visitarlos Pueblos de^
las Misiones de los regulares de la (*om|>aíiia y darles
oportunos auxilios contra los insultos que hacían los
indios mamelucos, j para asegurar las redurriones de
su provincia. Heuni6 puc^, cuatrocientos indios y mar-
chó a la cal>eza de ellos hária el cantón de Caarupu-Gua-
sú y los derrotA completamente, haciéndolos prisioneros
ú casi to<los, <)espues de haber ar|uellos dado muerte al P.
Alfaro. misionero jesuíta, r|ue aronipafiaba al ^ol>eriia
dor. Los mamelucos fueron conducidos ¿) laA^unrion,
que «listaba <^x*henta leguas d(*l campo de batalla y de allí
los mandó á Hueno^ Airt*<, cuyo i;nl>ernador, don Esté-
\an Dávila, :\ s(»líeitnd de :il^'un<»> |iai1í«*ulares. U>s per-
miti»'» regresar á sn^ lio^an*s. (i«ilMTnó liaMa mar/o'*
de l«».ll y falle«yó aj afi-» *^iguiente, en su \iage á Es-
l%aiin^ adonde había >idt» llamado.
Fué su teniente íle gobernador, v I»* suMituvó en ^u«*
ausencias, el alférez general don Juan de Vallejos Villa-
sanll.
El goliernafior Lui:(» había acusad* > :^ los jo^uitas, 1?
Que tenían «n-ultu un gran tesi>ro deque s<>apr«>\rchabaii.
2Í? CJue {Minian mal á los españoles con los indios. 3? Que
no querían que los obix|M»H \i>ítasen **u** doctrinas. 4?
Que no querían que tusgolNTuadiav^^las visitasen, f»? Que
trataban y ('ontratalxin. 6? Que no querían que los indios
72 DEL PARAGUAY
vistiesen á los españoles. 79 Que los indios convertidos
por los jesuítas habia sido por las armas. 89 Que daban
armas de fuego á los indios. 99 Que despoblaban las re-
ducciones de indios sin licencia del rey y los escondian
de los gobernadores y españoles.
El padre Antonio Ruiz de Montoya, de la Compañia de
Jesús, procurador de la provincia del Paraguay, y Rio
de Plata trató de justificar á sus hermanos de esos car-
gos clasificándolos de calumniosos.
1641-1647— V. DON GREGORIO DE HINESTROSA,
natural de Chile, cuyo padre y antepasados prestaron
buenos servicios en España y en Chile, habiendo hereda-
do de ellos el mismo celo por el servicio del rey y su incli-
nación á la guerra, la que hizo desde la infancia con
honor, ascendiendo todos los grados de la milicia hasta
llegar al de maestre de campo. Después de haber sufrido
un rudo cautiverio entre los indios de Chile, se le nombró
corregidor de Atacama, pasando en seguida á España
donde se distinguió en el sitio de Fuenterrabla. En pre-
mio de sus dilatados servicios, el rey le recompensó nom-
brándole gobernador del Paraguay de cuyo cargo se re-
cibió el 27 de junio de 1641.
Hinestrosa era muy querido y poseia ungran fondo
fde honor y probidad, pero carecia de las luces y resolu-
¡cion necesaria, para poder hacer frente á un hombre de las
.' condiciones del obispo Cárdenas. Al principio el gober-
nador le complacia en todo, á lo que era mal correspondi-
¡ do. Habiendo negado al prelado la cesión de un crecido
número de indios que se hallaban al servicio de la cofra-
día del Santo Sacramento tanto se encolerizó que esco-
I mulgó al gobernador, y como algunos dias después de-
bia tener lugar una procesión, y, según constumbre, á
éste correspondia llevar el estandarte real, por aquella cir-
cunstancia quedaba inhibido de presentarse en aquel acto.
Don Gregorio no quiso comprometerse por una cere-
ÍKiBEKNAICTBH 73
monia reli(fio<a 7 observó una perfecta moderación que i
ífi'li«*pus<.» á inu<'liíis persona** cíinlra el obispo. Un dial
el sobrino ile ósio, el jiadro Francisco de ('árdenu ;, lo f
[»an'> en lacalledirit^it^ndoli^ insultos groseros, en momen- <
tos en ques.'ilia el obísp-» de la iglesia acompañado de una*
multitud de trente. E\ ;r')l)ern;idor, t*oii toila moderación
siguió su «*amin<). No iiar'» en eso; á «*ada momento era '
¡'i^ult;iflo por el obisp<> y su sobrino, hasta con escomu-
nioncs i|ue relajaban la autoridad del prini*^r magistrado
do la |>r<ivin(*ia, liai'iéndoia de**pro<Mable á los ojos de todos^
su^i subditos.
I*i»r fin ro«-ib¡ónna«-arti dt»l vir»»v d'*l Perú, dtni Pedro
de T'»h'«lo y I.»'i\;i, marpirs tl«.» Mnifcra, en ipie le re.'t>-
mendaba no |i<*nniti(><tt por inastiiMn|> i laopr«*^ion en que
cataban l**< liabi(:iti((*s de su proviihi.i. ni A ani«|nila-
miento de >u 'Mitoriilad; qnt* ri'>i;iMíM-ii"*.» ioi|.». se;:nn las
h*vt»s V 4)rdenan/a^. v obli^^iM» al hIm^iii ilrl Farai;uav á
rinunsi*ribir<e á \n< lliniti**^ do ^n jnri*^ li«*«ioii, purain«Mi-
tt' O'^piritu.'il; *\H** 1'»^ itil'orní'"^ 'IH" **•* 1»* h.iMan rcinilido
r*iiitenian fosa-» man lita<. dili'-ü»»^ di? inia::inarsc. pero
qu'.' ti*do pare^Ma tan bien probado. >|uenoera posible du-
dar.
A la lectura de eslii- irta, eliíofi.Mvi.i lir -iiilíó n»! a«*er to-
llo **u \iu'«»r. proiiii'iiiMid'í'íí* ln«-tM* vaN'r ridos sn^ «ptítIios
rn I • fnnir •. iMnp*'/'» p »r niaü lar n:i.i n'\:-.ta ;;rneral de
la*» trtp.'i^, lnt*^o ordiMit*. i-«»in'i ^t» U* li.ibi.i pr^^^fri» por
el ^M'i'v, ;i i«mI.»^ |.»< iMiitnirn»'^-** *»^t;í!iIi'«Mdo-. imi la A**nn-
4*i<iii iju»' **•' ni;ir»*li.'n':in ;i Sa-i? i K»*: ru *-«»::nid;i Im/«» ;i\i^ar
á l'»doN Iii^ ]'i Im^ df l:i> ITM' li.i I ri»*^ «h' |:í ••;ipi!al 'pl»* él
•*nt|iK|» .«ii.-i \]<«itar¡o^ y 'pi*' ^ ' t'^tuMi*^'*!! li^io> para cu'e-
rnt;ir l»i «pie ib.i .1 pro-íT!*-*- ¡f** df p iri»* d»*! ht.
Inf«irin:id<i i-l ••bi-'p«i d«* ''«I »^ f^ti^ m »\ imi»'nt'is, i¡,mr-
diatainentf inan ! '» .1 l.i A<«u:i*i<i:i orden, d*''*l.'irando a! ^'o-
horn^dor romo e*««*<»nuil^a«lo y [»roliibiendo ¿1 todo*» Iu8
74 DEL PARAGUAT
habitantes de la campaña, tanto españoles como indios,
presentársele, so pena de incurrir en escomunion mayor.
Sin embargo, se reconciliaron por el momento, el gober-
nador de buena fé, no así el obispo que la emprendió con-
tra los jesuitas, á quienes perseguia á muerte.
El dia (4 de octubre de 1644) designado por el obispo
para trastornar el orden de la Asunción, á la cabeza de
400 indios bien armados, el pi'elado debia proceder contra
aquellos religiosos, qne se negaban á reconocerle porque
su nombramiento carecia de ciertos requisitos legales.
Apenas tuvo noticia de la tentativa que se proyectaba, el
teniente general don Francisco Florez, dio oportuno aviso
de ella al gobernador, quien inmediatamente lo participó á
los jesuitas y se preparó para guardar el orden. Aper-
cibido el obispo de que su plan habia fracasado, lo poster-
gó hasta mejor ocasión.
Entretanco, el capitán don Pedro Diez del Valle llega de
la Plata conduciendo un pliego de la audiencia de Char-
cas, en que se recomendaba á ambos altos funcionarios
viviesen en armonia cada uno en su categoría respectiva.
Esto no se pudo conseguir por parte del prelado, hasta
que al fin el gobernador se vé en la necesidad de intimar
al obispo, dentro de la misma iglesia, donde aquél quería
llevar el escándalo, salga desterrado de la provincia por
haber usurpado la jurisdicción que tenia del rey. El prela-
do contestó que estaba pronto á obedecer, tomando al
pueblo, allí reunido, por testigo de la palabra que acaba-
ba de dar. Con esta promesa, el gobernador sale de la
iglesia, dejando al obispo decir misa, pero éste, antes de
dar principio á ella, y estando ya revestido de sus orna-
mentos, dirige al pueblo una sangrienta invectiva contra
el gobernador, declarándole escomulgado á él, al maestre
de campo general y á todos los que consideraba haber vio-
lado la dignidad episcopal. Salió pues, de la Asunción,
GOHKKNANTKS i O
|fton> al |ii>*«> ticm|»(i volvió con la «^sporaiiza «lo quo seria
bjfii re<*il>i<Ío, (MI vista <li» la a^.l irion inaiiifostatla por
(«víala «-iiiílail al í?ft*«*liiar su saü-la. Ivi t»f<»«-t'), ^u llt^trada
fut> aiiutit*ia la *'*m ri>|>i<|iio <Uí (Mrii|iaii:is, y entró en la
<*a|iiial |»re<*e<lii|o <le varias iN*lesiásti<*os que cardaban
armas «lebajo ilel manlí»o, y al;:nno> religiosos llevando
Mifire el im»í'Iio una lio^iia *<aíjra<la.
KI|»n*la(|o liabia «lado orden que, losi|ue llevábanla
delantera, ^e diriííií^^^en al (-olf^^io, pero ron la notieia,
aunque falsa. t|e que lial>ia allí .i<N) hombres bien arma-
do'*, >e eiit'ammó al «'onvtjnto de San Franfisro, donde se
ai\'intMnAi*um<» en una |»la/a fuerte. Mandó venir luego
unali-aldey al;;unosrc;ridores, á quit*nes leyó una earla
qu** ilij«» acababa d<* recibir, aininriándole que Itw indios
de l<» jesuítas habían maqueado á Valuaron y toda< las
|^iblac¡«MHU cirfunvei'ina'i. los i'ual»*< <e^uian su mancha
|»:ira lara|>ital «'on la intenciun de i»ra«-tí«-ar igual cosa, y
•p«»rque quiero, agpgó d«»f<Mi«|cr vu«'Mros prívilcgi»»s y
\uotra lib<?rta*l, st* m»* quien» c«har ib* la pn»vin«*ia como
un \rtlirin\ii V no era i»lra «'«Ka . Pi»roen i'alidad de con-
*»»jep» del rey, i»\liorto \ i » los los ijuí» csiAn encardarlos
de d«*rMi«lerc«*t.i ciii.la I iiiirimiili. ii'Mnbrjn un goberna-
d-^r qut* ;íu ird'* la |»rovi:i "íi d'*l pcjí^r-» d»» i|uc si» halla
amena/a'la. Kii uncas>i tan ur;:iMitc, la ii(*i*t.***idad pue-
i|»' licuar «'I Iu::ar b» u la real Ti* lula."
SorppNi lid«» el al«*aldc •!•• !•• «pii» a>*ab-i^a «li^-iir, «*orrió
á «'ana d»'l v:'»*H»r ri !••:• ¡ara cmjnrarl»' aqu' no deja**»*
efitrar á lt»^ \\\ \\*\^**\\ la cnili I y ba^ta ^t» iiis.i|i«:itó|M»;*que
i*\ i¿ CMTiía l'ir l«» •cit»^! I .|i|t* f! •. iSia lo .pi-» t»Mna «pit* ha -
••••r. La i'i-ijb »rdi I i'-i'»i «b»! al-al !•• t*u«* «-asiiirada ••••n ^u
|iri«»i'ei, i'uya •mfi ri. «'^p.-iPi la p.»r la iMudad. pUs-i al
|iii«'|i|.i «••! afarfn i. K Tr» «'^t'» e:i ■• ilrní «'U rid» **Up«» que
iii».»ra 'í-'ct I i'l '..ij'i.'i I ■ \* i:;ii i?- i-i, i»'ri ^» pi" '^t'aproxi-
riiaban h*^ ne ifi?!»^ a ! i •ind i I ¡i *\' 'irl."! ib*! ::-»ÍH»rnad'»r,
;;uardaiid'M*;i ^sj ma!-.*b i mu 'bi di^Nplna. **i!i «'au^ar «la-
íi'* alguno en ninguna parte. Kl mIh^im) pu^<» en juego
76 DEL PABaGUAT
toda su influencia para comprometer á los habitantes á
tomar las armas en su defensa, y no habiéndolo podido
conseguir, descargó toda su cólera sobre el maestre de
campo general, sobre sus hermanos y amigos, declarán-
dolos á todos cismáticos, escomulgados y enemigos de la
patria.
Viendo el gobernador que el tumulto aumentaba y que
los principales vecinos abandonaban la ciudad retirándose
al campo, mandó al escribano del rey, don Rui Gómez de
Gayoso, intimase al obispo partiese sin demora, hacién-
dole saber al mismo tiempo que le tenia lista una barca
bien provista de víveres para él y todo su'] séquito. El
escribano se presentó á la^ puerta del convento y pidió
hablar al obispo. Un religioso que estaba de guai*dia
trató de herirle con su azagaya, hasta que con el alboroto
que se armó, acudió el obispo, y, enterado de la comisión
que llevaba Gómez, contestó que nadie tenia derecho á
mandarle salir de su diócesis; que en todo caso al mismo
gobernador correspondía acercársele. Enseguida prorum-
pió en invectivas contra él, declarando escomulgado al es-
cribano del rey, con amenaza, si no se tenia por tal, de una
multa de quinientos escudos, y de ser entregado al santo
oficio como rebelde y contumaz. Aun ha corrido que se
le ha escapado decir que no se cometería un pecado venial
dando muerte al gobernador, habiéndose ofre;:ido cuatro
eclesiásticos para ejecutar este crimen.
Avisado el gobernador Hinestrosa, inmediatamente
hizo entrar en la ciudad cien indios del Paraná, colocan-
do cincuenta en la puerta del Colegio y los demás al re-
dedor de su domicilio, porque decian que, al mismo tiem-
po que fueran á su casa para asesinarle, sehabia resuelto
en el consejo del obispo ir á prender fuego al Colegio.
OOBBR]rANTE8 7^
Actxroiitfimo ^c publicó un curto rlcrlarando á don Bcr.
nardino de Cánlciias intruso en el obisparlo del Para-
guaj jsinjurisdicvion alguna. Lo< padres Truji lio y Ver-
dugo liabian proporcionado al gobernador dos documen-
tos «|uc probaban la suspensión de este prelado desde su
ri»nsagnirion.
En seguida el gobernador mandó tocar generala publi-
cando una Orden, so pena de la vida, ú todo el que no se
presentase con su arma en la plaza mayor, en donde
flameaba el real estandarte, para estar listo á hacer todo
lo que se ordenase de parte del rey. Nadie se atrevió á
faltar.
En vista de todo este af>arato l^iico, el obispo mandó
decir al gobernador que no podía seguir viviendo en una
pn>vin4*¡a |>«>blada toda entera do escomulgados, y el VJ de
noviembre UJ4l . después de hal>er «lirho su*< d<ís misa**,
se despidió de todos y salió llevando sus|)endido al po^ho
el ruor|»ode nuestro Señor dentro de una caja, y seguido
de sus síicerdotes y cit^rigtis, cada uim» «*oii un ciri»» en-
cendido en la mano. Luego que quedó instalado en la
barca, el (irelado rtMii»\ó ^us anatemas eontra los persegui-
dores* de la Iglesia (|ue echaban de su dióc»»sis -/i/ //i^v
tanto ohisjHP í/M** /i"hir\r aparecido rn ti \ttrro Mmulo
ársdi* sH dr\ruhrin»it'n(o,** Uiii/.nuilo de nuevo el enlredi-
chf) sobre la ciudad, al s<iu «le una cani|»aiiilla que «i<*()s-
lumbraba lle\ar cou'^igo en sus viages. Las campanas
de la iglesia fie li>s |i:ii|n*^ francis4 anos y las ije la parro-
quia del ohispaílo so |ui-i»>ron i|esi|i» lut*go A repicar, se-
gún la orden que él habla dado, y solo se pud*» conseguir
a|»jiciguar el tumulto mandando que tocuM^n tt^las la^
Iglesias.
El niidoso gobierno de Hinestn^sa^ tan preñado do .
desórienes y alboroton que tanto aMigi«'i i\ la |iri>vincia '
del Paraguay, dun» desde l(il¿ hasta UV\7 que le su*
C6dii'>-
78 DEL PARAGUAY
1647-1649— VI— DON DIEGO DE ESCOBAR OSORIO,
natural de Chile, maestre de campo, oidor de la real
audiencia de Charcas, cuyo gobierno en las críticas cir-
cunstancias en que lo recibiera, fué de corta duración.
Según sus instrucciones, debia oponerse á cuanto eJ
obispo Cárdenas y sus partidarios trataran de emprender
contra los jesuitas. Sin embargo, ignoraba el goberna-
dor con quien tenia que habérselas, nada menos que con
un prelado que contaba con las simpatías de la mayor
parte de los habitantes de la Asunción; donde el espíritu
de sedición se habia apoderado de la multitud. Allí
guardó para con don Bernardino todos los miramientos
debidos á su carácter, sin darle el menor motivo de sos-
pecha de sus prevenciones para con los jesuitas.
Ni el gobernador dio paso alguno para hacer cumplir
lo ordenado por la real audiencia respecto del obispo, ni
este manifestó la intención de querer presentarse á La
Plata; por el contrario, antes determinar un mes de ha-
llarse en la Asunción, alejado en el convento de San
Francisco, se trasladó al palacio episcopal, en seguida
renovó su toma de posesión del obispado del Paraguay
con toda ceremonia: é inició sus intrigas contra los jesui-
tas que fueron insultados y maltratados, á todo lo cual el
gobernador manifestaba una especie de indiferencia.
Este fallece casi súbitamente después de haber tomado un
remedio que se le habia mandado, asegurándole que era
escelente para la incomodidad que le habia sobrevenido,
el 26 de febrero de 1649.
Fué sutemente de gobernador el capitán don Diego de
Yegros.
Apenas cerró los ojos Osorio, el 26 de febrero de dicho
año, se reunieron tumultuariamente en el cabildo para
darle un sucesor, mientras el rey nombraba un goberna-
dor, alegando una pretendida cédula de Carlos V, que no
0OIIKKNAMTE8 7{}
daba ya tal derecho al <*abil(io de la Asunción, y contra^
el flenrho del virey del Perú, A en su ausencia, de la real
audieix*ía do ('lianzas. Pero ya no se ronofia, en la A-
sun«*ion, ley, ni «lutoridad superii^r. Kl populacho, amo-
tinado por los parciales del obispo, proclamó gobernador
y capitán general á—
Vil. IX)X BKRNAKDINO DE CÁRDENAS, obispo' de
la di6i:esis, i|uieii tomó posesión del ¿gobierno el l?de oc-
tubre de lOlT), sin que nadie se oposusiese, los uno*¿, por-
que [>ensaban i'fimo el populacho reunido en la |)la/a» y
lo*« otnis, [>«>r no quei'er compremct<;rse.
El i>bis|Hi ^o(>ernardor inició su administración, des-
tituyenilo A toiios los que sabia im le eran afectos y aun
obligando á muchos ¿k retirai*se á sus establecimientos de
campo. Kii st*;;uida mandó á sus emisarios recorrer to-1
do^ lo.* barrios de la ciudad, para animar al pueblo y
romprometerle A pedir la espulsion i|c los jesuitasile la
provincia, y para imprimirle mayor entusiasmo, un dia
<|uc |»ontiticaba en la catedral, se dirigió al pueblo «Icspues
de laconsagra«*ion, y, mostrándoles la santa hostia, ilijo:
"(/Vv#*#v, A#*#v/i/ii|/>v mins,t¡fu* JrxU'Ci'i'it*^ f'^tf' nqui hajo
e^ia< t'siu*rirxT* To<lt)s esi*Iainaroii «pi.» estaban prontos
ád«*rramarsu sangre por defender esa venlad. "/*#'#*#*iv
ia§nhii*n /¡rtitt'tti«'n(t\ agregó, r/í/c tmtjn urden del Vty
ptira t'rhar *i lo\ jrsuHa.s d** rsta rii»dtnfí'*
Tal declarai'itin por parte del obispo goÍHTnaitor acabó
de |»er>uai|ir á la multitud, ipie los jt*>uitas iTan venladc-
rament** «-ulpables de ti «los los crímenes de que estt»prela-
df* los acucaba. Para llevar á cabo e^ta ilctcrnunaci(»n
a|ianv*ió un edi<*to fiel pr*'lado que ohligaba. ^i» |>ena
de e^'omunion y de la vida, á toilo^ |.i<« ipie pudiesen
cargar armas. ;i que ^e enrolaren bajo la bandera de
Juan de W'illejM \'il!a*»aiili. teiii«Mite ih» rey. y ejecuta'^iii
CUant*» |e^ ordenara «*^!e ;;» le. T-hI.is «i^fiiei-MTofi; y el
G de mar/o líil'i) \*illas;inti **e presento, Á la i-alíe/a de su
1
80 DEL Paraguay
^ ejército, á la puerta del colegio. Habiéndola encontrado
cerrada y, después de llamar varias veces, mandó echar
la puerta abajo á hachazos y entró en seguida á notificar
al rector la orden de salir de la ciudad inmediatamente,
con todos sus religiosos y evacuar con toda la prontitud
posible las reducciones del Paraná y todos los demás
establecimientos que laCompañia tenia en el Paraguay.
Apesar de las esplicaciones dadas por el rector, Villasanti
no las atendió, sino que hizo seña á su gente que ejecu-
tase lo que les habia prescrito. En el momento se lanza-
ron todos sobre los jesuitas, sanos y enfermos, y los ar-
rastraron hasta la plaza donde los hicieron ambai'car.
La barca en que fueron puestos baró por Corrientes, cuyo
maestre de campo don Manuel Cabral los alojó en su casa
'y los trató con toda consideración.
Luego que los jesuitas abandonaron su colegio de la
Asunción, se apoderaron de éste como de una plaza to-
mada por asalto. Se destruyó y quemó la mayor parte
de las inmensas riquezas que encerraba la casa é iglesia.
Después de algunas representaciones de una y otra
parte, la real audiencia resolvió al ñn comisionar, para
que la provincia no continuase sin un gefe que pudiese
restablecer en ella el orden y la subordinación, nombrando
un visitador del Paraguay, con el título de gobernador y
I capitán general interino, en la persona de don Andrés Ga-
ravito de León, enviando al mismo tiempo al obispo
Cárdenas una intimación en que se le ordenaba compare-
. ciese personalmente sin demora, á fin de dar cuenta de
las razones que tuviera en haberse hecho proclamar go-
bernador de la provincia y en haber espulsado á todos los
jesuitas de su colegio de la Asunción.
DOCt'MKNTOS Jl'STIFICATIVOS
DfclartittoH satis/úctorui dr don Hcrnardido di' Cárdenas^ ifóiS'
fki d*l ParagUے)\ para 1 1 di scar^^^ dt los ifiu: Umuiron las amias
centra ti gohi-rjuuü*r don Sí hastian di ¡uvn y /.árati. iCi»piaJa
y traducida stibrc una copia Ic^ali/aJa.)
Nos fion fray Horiianiiiin do Cárdenas. oI)Ís|mi drl Pa-
raíTuay, lia^i» ^ab«»r al n^y iiiirslro señor, rn *-u |{i»al
í Viii*-<»j«Ml«*l!nlia^, ^t-Tuir v¡rt»y ileesli»** n'iiio-.. \Wx\\ AudiiMi*
í'ia déla PlaUi v demás (rilninales iiifcriore-», i'ii roimi lu-
vimos ni»tiria (|UC \«*nia :i entrar a e^ta ejudad el maestre
de ramiHí Seha^lian «le I.eim y Záralo y oir^v vei*¡n(»< ((ue
i«* ai omiiafiahaii, en |i» mal \enian al;:unos padn^s de
la (*Mm|»;iriia d** J«'^iis, y <|iie traían eantiilad «le ni'liixtlel
Paraná y t*rii;:uay, mandatn*»^ |ir<'\enir, i'4»m«i pdxTna-
dor y f apilan pMier.d. jn^^tifia may<»rdi*^ta i-iíjilad y Pn»-
%in(*ia. el rafúldtt. jn^^tll*ia, ri*::nni*-nti. y t<H|«»^ l^s \ei*jiiii^
y ni*»radi»res, e'^lanii"* y liafutante^ en i*lla. y mn«*li«ks in-
dios del hiielilo fie ^ aguaron. 'i't»l)atl. Itá v Ins AltM<«: y
que asimi<mi>los dirliüs \e<'inos traji^^iMi i*»*^ indios t»riji-
iiaríos que luvit^sen rn sus iliái-aras y ra^a**; y que lo«los,
unos y oipw se a|»reMaMMi «-nn «aliallos y armas Mfen^i.
vas y defensivas, i-nn ntuiiii'ioiit'!^ y dema«« pertt***lios de
írU'Tra; v á mavor fuer/a sai .inn»^ *•! n\il K^iaiidarte,
qu*' lia f^lailo «MI nn«'^ir«i p^díM* «^ím** mi*^**^ p<>«*i» ma«« 'i
men«»^. al «-ual cnarlMiIa'lM ow iin«'^tra maip» mati<lam>)N
á Imx >u^(hÍii*Iio««. qu»* piMia t|e traid»»re^ al n»y nul»*^-
Iro seíior. y |K.Tiluiiieiito de IinIus ^u^ l>ienes. nosa*<*is-
82 DEL PARAGUAY
tiesen y acudiesen con dichas armas, y guardasen nues-
tras órdenes y mandatos, en cuya conformidad lo hicie-
ron así la mayor parte de los dichos vecinos y todo el
dicho Cabildo pleno. Y estando en este estado, man-
damos poner espías por los caminos reales, para saber si
entraban ó que camino tomaban: hasta que el viernes
próximo pasado, que se contaba primero de este corriente,
como á la una de la tarde tuvimos aviso cierto, como los
dichos maestre de campo Sebastian de León y las demás
personas referidas, cosa de dos cuartos de legua, mas 6
menos, de esta ciudad, venian marchando para ella, y asi
sacaron de dentro de esta iglesia sagrada al corredor de
ella el dicho estandarte; y de nuevo, sin embargo de un
bando que mandamos publicar antes, volvimos á mandar,
reforzando mas lo antecedente, en orden á que debajo de
las dichas penas saliesen a revestir la dicha entrada con
las dichas armas; y mandámosquedasen algunas perso-
nas á hacernos asistencia, y al dicho real Estandarte, que
tuvimos en nuestra mano, con que mandamos á nuestro
lugarteniente general á guerra Juan de Vallejo Villasan-
ti, y á los capitanes que nombramos en la ocasión, que
salieron á hacer dicha resistencia, no se pusiesen á oir
papeles, ni ponerse en plática, dares ni tomares, sino que
de hecho acometiesen con sus armas de á pió y de á caba-
llo, y no consintiesen la dicha entrada por ningún caso;
mediante lo cual,obedeciendo,salieron así españoles como
indios, á hacer dicha resistencia, en que sucedió el daño
de que tengo noticia, aunque no estamos ciertos de él.
Y la tuvimos así mismo como el dicho maestre de campo
Sebastian de León, por carta que escribió de dos leguas
de esta ciudad al dichq Cabildo de ella, como venia por
gobernador, capitán general y justicia mayor de estas Pro-
vincias, despachado por el señor presidente de la Real
Audiencia de la Plata y visitador general de ella, y casa
de la moneda de la villa de Potosí: dudamos fuese así;
por lo cual mandamos hacer la dicha resistencia, como
UORERNANTK8 83
va referido y porque teuomos notirias <*ümo dirho
(*al)il<lo y persona^ de ól están presí)s por el het'lio
de la rcsi>leiu'¡a v oirás personas; v habiendo tenido
iiotiria que el dirlio maestre de; rain|»o Sebastian de León
y /árate liahia mandado puMirar en voz de prepniero
en la*^ rü>as reales y de ('al)ildn, el título y auto de re«-i-
bimíentode ;roherna<líir, rapitan general y jusliria niayt»r
de eMa** Provinrias, en que lial»i<'Mid(»l(» oído el dirli*» Ca-
bildo y denias verinos que <e hallaron presentes, fué re-
cibida de lodo**, no** ree»>;:inios lue;:o.
Y as! i*ertitii*ann»'i.y ^^jendo nrre'^ario. juramos i/i rr/'hn
A<i'**'#/A>/iv, poiiieiido la rnan<i en el peeho y eorona, que
proredii» el herho, sr^run diih»» í*s, emanado de nuestras
• ►niencs y mandato^, ^xn» ellnx eiitMiii*t»s Ml>edei*i«»rtMi,
ooniM iie su p»l)erna(ii>r. eapitan pieria!, que u^áhann»^
y op*n*lamos, y de leinnr de ¡M«*urrir i-n la** penas que
tenintnos iinpue>tas: y se^un nue*-tn> par«»«er, Ins **u-
Hinhi Ih »> padeeen ron inoreii«'¡a. purs «^tilauíente arudie-
PMi «onii» liuniildes á iihedo«'ernu^, denia> ije «jue a**i-
mi*^ino ^e lo niandáli.'inn»^ «on pena^ de e\>*i>rnunioii
í/>*o fiu'tn^ al qu«* no ai*udie*«t' á nue**lra** •'•rden<*<: y en
e*-la í'nii^idfM'aí'iiin dt-hen mm* ab'*ueít'»<. rMinn per^oiia>
qu«* n*» eiimelieron delito por ^1. Y para qtn* ••iMi'^le,
por nuf'>lro in«>ti\<>, p<»r la roti<'ia díeha. y por el dt-^rar-
^ii d<* nui"^tra eonrieinia, y n«i pi>r «»tra (*au*«a akuna, lo
«crtilirauío** asi por si-r Neniad ínfalihle, púMii-a y noto-
ria en f^ta eiudail. v ln !irn)ani«>^ di* nuestra mano antt*
do'i le^ti^'i'^, por no haber «'^«'rihan*» publi»**» i:i r«*al, ni no-
tario, ni «^íS'nMario. para qu«' l«» refrende, qu«' <*** fe-
ebo en e-l I *^anla i^le^ia d«* la rjndad de la A*»unt*:t»n en
•'I**!'» día*» ílcl me*» di» oi-nil»ri* »!«» V\\\K «mi eMe pap*»l «'o-
niun p*»r falla de s.lladtí. Y piHipif *h»N d»»** I»* un !#»-
iior. M* entienda **er <*| me» d«»l «Hii» dupli«'ad«>. y una min-
ina ••au>a.«'«»n la^ un'^nia ra/'iíH'-* «•! mi" |U«* «"^laii t^^-'r-ta**
eii el oln», para qu(* el di«*lio Tablid*» ^e vaL'a «h* anil»<f«.
ú de rada uno de ello^eii su detenga Ke*'li'» t»i ^npra.
84 DEL PARAGUAY
Jesús — Fray BernardÍDO, obispo del Paraguay — Testigo,
Manuel Enriquez de Alarcon, Rodrigo de Rojas Aranda,
Antonio de Ortega.
En la ciudad de Córdoba en diez dias del mes de mar-
zo de 1650 años, yo el capitán Juan Albarracin Pereira,
escribano público y de Cabildo, bienes de difuntos y de la
Real Aduana de puerto seco de esta ciudad y su jurisdic-
ción por el rey nuestro señor, hice sacar este traslado de
su original, que está en la causa, cuyo título dice: Causa
y ramo ó parte contra los alcaldes y capitulares de este
año de 1649, de esta ciudad de la Asunción, en la causa
de conservaturia contra el señor muy reverendo obispo
don Fray Bernardino de Cárdenas, por haber cooperado &
los agravios é injurias hechas á la Compañía de Jesús y
sus religiosos; con que se corrigió y concertó, de pedi-
mento del padre Laureano Sobrino, de la Compañía de
Jusus, y rector del Colegio de la Asunción del Paraguay
que para eLefecto exhibió y volvió á llevar á su poder.
Doy fé. Y para que conste, lo signo y firmo en este pa-
pel común, á falta del sellado, y haberse quitado el rubri-
cado, siendo testigos el corregidor Christóbal Rodríguez
y Antonio Sarmiento de Sotomayor. Testimonio de ver-
dad.—Juan Albarracin Pereira, escribano real y de Ca-
bildo.
COMPROBACIÓN
El Cabildo, Justicia y Regimiento de esta ciudad de la
Trinidad, Puerto de Buenos Aires; conviene á saber, don
Eugenio de Castro, teniente general de gobernador, y el
Capitán don Pedro Isarra de Gaete, y el Capitán Luis
Gutiérrez, alcaldes ordinarios, y los demás capitulares
que aquí firmamos, certificamos y damos fé y verdadero
testimonio, por no haber escribano público, ni real en esta
dicha ciudad, como Juan Albarracin Pereira, de quien
parece firmado y autorizado el instrumento de suso es
OOBBENANTES 85
lal esi'ríbano real v de (*abildo ríe In riudnd do CVmloba
do Tu«*uman y A tus autos y dema< iiitruineiitos ijue
ante el lian pasado y pasan, se les da y dado siempre
entera féy rróíiito rom») A tal os«TÍbaiin real. Y paní que
conste damos la presente firmada de nuestros nombres en
esta dirlia ciudad de la Trinidad y puerto de Dueños
Aire««, en este pa|»el oomun por falta del sellado, en 8 de
febrero de I0r>9 anos. Dtm Kn^enio de Castro. Don
Pcdn> Isarra de ílaíMo. Luis fiutierre/ de Molina. Don
Juan Pai:heeo. Antonio bernal de Linares.
1649-1653— \' III. WW SEBASTIAN DE LEÓN Y Z.ÁRA- "^
TE, natuaral del I^arapruay. maestre «le rampo general»
ron at ríbu(*íones de pobernador y rapitan i^eneral del
Parafruay. 16-10, basta la lleírada de don Andn^s Garavito
de León í^ esta pro\inria. ron orden <lr nuinir fuer/as
*iufiriente*4 |»ara restablecer ;i lo^ jesuíta^ en ^•u e»»leírii> y
harcr entrar en «^u «leber á lo> liabiíante** de la Asun-
I
ri»in.
Kl ex-ob¡<po-^olx'niad«»r í'ánltMia^ se nei:»*» á reronoror
en %u rarrtrter al i'omi»¿ioníidi» v arm«'» i\ lo< indii»s en su
•
defensa. Kn vista de esto, don SebaMian ^e retiró al
ram|K>, re<-orriendo la*» pobla<¡ones mas distante^ de la
i'iudad y notitirxmdo sn> *lis|»osi«*iones. Tan luep» como
íiu séquito se aumentara, despacbó unrorreo á (\irrien-
ic^ llamando A lo^ j«*Huitas A su lado; en seguida !i(»titi(*<'>
de ^u romi^ion al e:il>ildo (le la A^unrion y A los emplea-
d<»s «pie babian prrmanrri'lo en la «^apital, aM*^uránd(»les
que no de^in|>eñaria nni;;una función de >u rar;;o sin
romunirarles la> t'irdenese in**tnirriniH»s que babia reri-
bidii «le la real audiencia.
Casi al mi**in<# ti«?mpí>. tuvo aviso de ipie no se de^^nii-
dase, pue«*t«i que <e baria tomar la^ armas á l>is c^pafio-
los 6 indios y se baria circular por todas |karte«^ quo nin-
86 DEL PARAGUAY
m
gun podef tenia derecho á quitar á don Bernardino de
Cárdenas el gobierno del Paraguay.
Don Sebastian dejó á éste el tiempo suficiente para que
reflexionase bien en las consecuencias del paso que iba á
dar; pero cuando supo que la capital se preparaba para
un asedio, hizo adelantar las milicias españolas de la
provincia y 3000 indios del Paraná. La aproximación de
esta fuerza, lejos de intimidar á las tropas del obispo, les
causó mucho alegría. Se les habia hecho comprender que
unos ángeles habian prometido al prelado que combatirían
en su defensa; y con esta seguridad sus soldados se ha-
bian provisto de cuerdas para atar á los indios. León no
perdia la esperanza de que todo terminaría sin efusión de
sangre.
Cuando el obispo tuvo aviso de la aproximación de la
fuerza enemiga, quiso ahorrarle la mitad del camino ha-
ciendo salir sus tropas á las órdenes del teniente de rey,
luego se retiró á su catedral, seguido de una multitud de
mugeres, niños y ancianos. Allí, prosternado al pié del
altar, donde habia hecho esponer el Santo Sacramento,
conjuró al Señor librase á su Iglesia y á la provincia de
los herejes é impíos. Tan luego como ambos ejércitos se
pusieron uno al frente del otro, el gobernador mandó publi-
(íar á son de trompa sus despachos, las órdenes del virey
y las de la real audiencia, protestando que venia animado
de un espíritu de paz para restablecer las justicia y la tran-
quilidad en su patria y agregando que le seria muy sensi-
ble desenvainar contra sus compatriotas una espada que
hasta entonces solo habia servido para su defensa; que
sólo lo haria en el duro lance de una necesidad.
Ningún caso se hizo de estas palabras. El ejército epis-
copal marchaba áesta guerra como á una cruzada, no du-
dando de la victoria, desde que habia hecho comprender
á cada soldado que cometería un gran crimen someterse
GOBERNANTES 87
al gobernador y ademas le habría sido prohibido so penal
de esi'omunion y derastigo ror|)oral. |
Tuvo el gobernado por rontcsiacit)» una desrarga c*erra-
da de mosquetería luego que estuvo A tiro, pero st)lt» le
pasi'i raspando una de las balas, matan<lo á uno de sus
^efes que se hallaba íi su lado. Fji el a(*to mandó to<*ar (i la
rarga que no resistieron los espisroprile*^, ríndi(^ndo*<o mu-
i-hos, busi^ando su salvariofi on la fu^ra otros, sin perse-
guírseles, por prohibido el p)l>ernador, quien entró en la
i'iudad sin ninguna resistenria.
Después de hacer un |>ef|uerio descanso en la pla/.a
prin<*i|ial,el go^>erna<lor mandó llevar todus los heridos
al hospital, y alojando en su ca^a álo<« que alli no <*upie-
sen. Kn seguida pasó A la «*ate'lral para rtMidir gra<'ia^ á
Dios |»or halH*ile lihradi» drl peligro i|uo había t*orri'lo
al principio del ri imítate. Halló allí al obi^pn, cuya manoi
U*só res|>etuovamcntc, y lo **upli«-'» tuviesi» á bien entre-'
carie el l>«*iston »!•• mando. a<e::urán<lo|ei|ni* se baria siem-
pn» undelwr dt» manifc'^tarlí» !•! rc^ptM»» drbidi» .i ^n raráe-
ler y ii '^u ¡MM'SMna y |»re«^tarle cuales |uÍit si»rvii-ii>s quo
de el de|KMidicran.
Kl preladí» estalwi «^entadiien ^iutron»), ri*ve*<ti'lo desús
onianK*ntos|NMitiHt*alcs^eun ^u cruz en la mam» dt*recha y
en la otra el kaston de mando, ipie entrei^ó al p)l>ernador,
sindecirle una sola palabra, r<*tírAndi»M» asneaba s(>guido
de t<MÍo su .séquito.
No tanlóel goln^rnador (MI s¡;;nitiear al obíspn la orden
deque se present;ise |KM*sonalmente a la real audiencia,
Jiai'iendoloen presoneia «le te**ti:¿os. Don Hornadino pr»»-
mctió obcíle^'er, y el golH*rna«Ior pí»r su parte le asogun')
que mirariu ct>mo uno de sus e>enciales deberes prujíor-
88 DEL PARAGUAY
Clonarle cuanto fuera necesario para hacer el viaje con co-
modidad y de un modo conveniente á su dignidad.
Tan pronto como don Sebastian de León consideró ase-
gurada su autoridad en el gobierno, mandó practicar las
obras necesarias en el colegio de la Asunción, alojándose
en él muy pronto los jesuítas, que habia hecho volver de
I Corrientes, y espidió en seguida un edicto, bajo penas se-
i veras, ordenando se restituyese á estos religiosos los ne-
^ grosy cuanto se hubiese sacado de su colegio.
A pesar de haber don Sebastian de León hecho todo el
bien posible á su patria y de haber desempeñado su comi-
sión con estricta sujeción á sus instrucciones, se vio pron-
to obligado á salir de la capital, sin haber podido encon-
! trar en la provincia un retiro donde poder estar con segu-
ridad. Se cometió con él la iniquidad de tenerle durante
veinte años en prisiones, hasta que al cabo murió en la
cárcel el año de 1672. La real audiencia, que residía en
I Buenos Aires, le dio por ubre casi al mismo tiempo, ha-
j hiendo llegado la sentencia al Paraguay poco depues de
: celebrarse sus funerales.
í Fué su teniente de gobernador el capitán Pedro de Ga-
marra.
IX. LICENCIADO DON ANDRÉS GARAVITO DE LEÓN,
natural de la ciudad de Lima, caballero del orden de
Santiago, oidor de la real audiencia de Charcas, visitador
. y gobernador interino del Paraguay.
' Apenas tomara posesión de su cargo, el 10 de octubre de
1650, el visitador, llamó á prestar declaración á todas las
persona que quisieran prestarse á ello; hizo carear y con-
frontar los testigos que se le presentaron, y convencido
de que todas las pruebas se reducian á los discursos del
obispo Cárdenas, sus patidarios y hechuras, instruyó el
proceso criminal de todos los individuos que hablan de-
GOBERNANTES 89
sempeñado algún cargo durante los años de 1648 y
1649. Terminado éste, pronunció (24 de julio de 1651) la
sentencia definitiva contratos que tuvieron parte en la vio-
lenta espulsion de los jesuitas del colegio de la Asunción,
cuyo estrado es como sigue:
"Mando que todos los cabildos, poderes, instrucciones
é informes se quiten de los libros, y en mi presencia y con
intervención de los alcaldes y regidor de primer voto ^^
rompan y echen al fuogo, poniendo un tanto de est"-*^ ^®
tencia y fée de el presente escrivano de avp^ * mismo de
diligencia en su lugar condeno ^ •** ^®' Uruguay.
Yegros, teniente Melchor Cas- comisión, convocó en su
Vallejo, alcaldes que fueror.de del jueves 31 de octubre
Vallejo de Villasanti el apuesta de diez teólogos mas
Fuenleal del de 49, en pndos como perfec>tamente versados
cía y otros públicos, v, á saber: el padre Francisco Vas-
ñada á cada uno. Movincial de los jesuitas, quien, escu-
llejo Villasanti el n>se presente en ella, se contentó con
que en particular /-/a, que fué leida y aprobada unánime-
y daños que rerí/s eran, don Adrián ('ornojo, provisor,
de plata acuñad juez eclesiástico de la diócesis, el cual
Joseph Encina la asamblea, en caso que el visitador no
man, Pedro pse presente; don Gabriel de Peralta, deán
regidores de*al; el li(íon ciado don Pedro de Mendoza, cura
Diego Gimín, que habia siílo ü^obernador eclesiástico y
Tomás de j la diócesis; don Pedro de la Cabex, que habia
lo fueron fomente s^bernador eclesiástico de la diócesis,
todos ofi(,nibrados por el obispo Cárdenas; el padre Pedro
TermiDiiiti, antiguo definidor y guardián actual del con -
al ejercicSan Francisco de la Asunción; don Francisco de
cía y allí) Bazan, (^ura de la Encarnación de la misma
pues un • que habia sido provisor y juez eclesiástico; don
del UrugJe Ibarrola, cura de la catedral y los maestres de
un nueve )n Garcia Moreno y don Francisco de Espíndola
^^^^ ra-Cruz.
1653-lí
88 DEL PARAGUAY
donarle cuanto fuera necesario para hacer el viaje con co-
modidad y de un modo conveniente á su dignidad.
Tan pronto como don Sebastian de León consideró ase-
gurada su autoridad en el gobierno, mandó practicar las
obras necesarias en el colegio de la Asunción, alojándose
en él muy pronto los jesuítas, que liabia hecho volver de
Corrientes, y espidió en seguida un edicto, bajo penas se-
veras, ordenándose restituyese á estos religiosos los ne-
' grosy cuanto se hubiese sacado de su colegio.
A posar de haber don Sebastian de León hecho todo el
bien posible á su patria y de haber desempeñado su comi-
sión con estricta sujeción á sus instrucciones, se vio pron-
to obligado á salir de la capital, sin haber podido encou-
i trar en la provincia un retiro donde poder estar con segu-
ridad. Se cometió con él la iniquidad de tenerle durante
veinte años en prisiones, hasta que al cabo murió en la
cárcel el año de 1672. La real audiencia, que residía en
I Buenos Aires, le dio por libre casi al mismo tiempo, ha-
i hiendo llegado la sentencia al Paraguay poco depues de
; celebrarse sus funerales.
• Fué su teniente de gobernador el capitán Pedro de Ga-
. marra.
IX. LICENCIADO DON ANDRÉS GARAVITO DE LEÓN,
(natural de la ciudad de Lima, caballero del orden de
Santiago, oidor de la real audiencia de Charcas, visitador
y gobernador interino del Paraguay.
Apenas tomara posesión de su cargo, el 10 de octubre de
1650, el visitador, llamó á prestar declaración á todas las
persona que quisieran prestarse á ello; hizo carear y con-
frontar los testigos que se le presentaron, y convencido
de que todas las pruebas se reduelan á los discursos del
obispo Cárdenas, sus patidarios y hechuras, instruyó el
proceso criminal de todos los individuos que hablan de-
GOBERNANTES 91
pero con poderes mucho más estensos, pues traia al mis-
mo tiempo, como visitador, encago de examinar con de-
tención el estado en que se hallaban las rentas del rey en
las tres provincias del Tucuman, Paraguay y Rio de la
Plata, (llamadas con alguna frecuencia provincias del
Paraguay) la real caja de Buenos Aires, las Misiones de
los jesuítas, el número de las reducciones, el de los reli-
giosos empleados en ellas, el de los indios que en ellas
habia y debian pagar tributo, examinar el catecismo de
los jesuítas, y sobre lodo, asegurarse por sí mismo de
si existían minas de oro en la provincia del Uruguay.
El visitador, en virtud de su comisión, convocó en su
domicilio, á las dos de la tarde del jueves 31 de octubre
de 1656, una junta compuesta de diez teólogos mas
univei*salmente reconocidos como perfectamente versados
en la lengua guaraní, á saber: el padre Francisco Vas-
quezde la Mora, provincial de los jesuitas, quien, escu-
sándose de hallarse presente en ella, se contentó con
enviar una memoria, que fué leida y aprobada unánime-
mente. Los otros eran, don Adrián (yornojo, provisor,
gobernador y juez eclesiástii^o de la diócesis, el cual
debia presidir la asamblea, en caso que el visitador no
pudiera hallarse presente; don Gabriel de Peralta, deán
de la catedral; el licenriado don Pedro de Mendoza, cura
de Yaguaron, que habia sido í^obernador eclesiástico y
^isitador de la diócesis; don Pedro de la Cabex, que habia
sido igualmente gobernador eclesiástico de la diócesis,
ambos nombrados por el obispo Cárdenas; el padre Pedro
de Villasanti, antiguo definidor y guardián actual del con -
vento de San Francisco de la Asunción; don Francisco de
Caballero Bazan, cura de la Encarnación de la misma
ciudad y que habia sido provisor y juez eclesiástico; don
Estévan de Ibarrola, cura de la catedral y los maestres de
campo donGarcia Moreno y don Francisco de Espíndola
de la Vera-Cruz.
90 DEL PARAGUAY
VEDRA, natural de Santa Fé de la Vera Cruz, nieto del
general Juan de la Cruz Garay y nieto político de don
Jerónimo Luis de Cabrera, fundador de la ciudad de
Córdoba del Tucuman. Entró de gobernador dei Para-
guay el 26 de julio de 1653.
Desde sus primeros años sirvió al rey en varios cargos
I .políticos' y militares, mandando algunas espediciones con-
' en ^ los indios con feliz éxito. En el tiempo de su gobier-
! Corriélí® administró á satisfacción de sus superiores y de
veras ovd^fí^j se coligaron los bárbaros mbayáes con los
' ffro^? y cuanto se huBiO^^^s indios fronterizos y se lanzaron
A pesar de haber don ¿A^suncion causando algunos per-
bien posible á su patria y de L
sion con estricta sujeción á sus^na terrible epidemia de vi
to obligado á salir de la capital, sftue hizo muchos estragos.
í trar en la provincia un retiro donde país tuvo que sufrir la
I ridad. Se cometió con él la iniquidad ^^l gobernador Garay
! veinte años en prisiones, hasta que aí 6' n^ayor número
i cárcel el año de 1672. La real audiencWO^^alor y espe-
: Buenos Aires, le dio por libre casi al misií P^^'^ formar un
: hiendo llegado la sentencia al Paraguay j?^^';^^ ^®' tenien-
celebrarse sus funerales. ^^**^ enemigo y
Fué su teniente de gobernador el capitán P^ mucho tiem-
marra. ^^^"^^^ deja-
>ntes y el go-
IX. LICENCIADO DON ANDRÉS GARAVITOberse valido
^ natural de la ciudad de Lima, caballero del
Santiago, oidor de la real audiencia de Charcas,5Íendo juez
y gobernador interino del Paraguay.
Apenas tomara posesión de su cargo, el 10 de o
1650, el visitador, llamó á prestar declaración á DE VAL-
personaque quisieran prestarse á ello; hizo carea goberna-
frontar los testigos que se le presentaron, y cote las pro-
de que todas las pruebas se reducian á los discu.setiembre
obispo Cárdenas, sus patidarios y hechuras, in
proceso criminal de todos los individuos que ha Garavito,
rfOllERN ANTES 01
|icro i'iin |Hi lores inu<*ii > m:is i**it»-Mi<os. |>u*s ir;i¡,i al mis-
ni'i tictii|Mi. romo visila'lir, <iii'*a;;'> <!•* t*xatninar ron «lo-
lciH*i«>ii el i^'-ita'i'» Olí qii<» so liallab.i'i la< riMilas do! roy oii
la^ in*s províiK'ias #l<?| Tu Miínaii, Para^íuay y líio do la
PlaLi. llamadas ron aiiriüía iViNMi.j'i.Ma proviiirias del
Pani^ijay la nvil t*aja do Huimio< Aires, las Misiones do
ios jo«%tiitas. t>| Mt'iinop» lio lis n» Iu'N-íoiii's, o\ do |i»s roli-
ffiovis efn|iUvido^ 011 f»llas, old«* los in liix <|iie en ellas
h'iKi.i y «if'Ma!! pairar lri*mto. ««x itninar ol ralerisíni» do
l«is j«»suita*i. y snUn» iMdo. aM»;rurarse \ínv si mismo de
si PXÍMían m.iias do npi 011 la |»rovin'-ia del L!ni;:uay.
Kl visitador, iii viiMu'l do *^ii oomision, roíivoró en su
(lofiiit'ilio, :i la^ d'is dt* la tard<* d(*l ¡uóves IM do ortubro
d«' Ií'kVi. una junla ••orn|»u***»ta •!•» dio/ li» »|o^ns mas
UMi\op«aim**ii(«* rt*'''irpM*i Itis «'>»ino iiorH'i'tainoiiit* v«Tsados
•■n la l4Mi;:na :;itara:il. á salnT: «'I |iadro l*'raíiri^ro \'as.
•|Utv d»» l.'i M'tra. |irt)\¡iii-¡al •!♦• lo^ j«»sui!a<, «juien, esi-u-
*<4nd'»so ilí' li.'illar«««* |in*^i»:il«» imi «•lia, *^o «'onlonló «'on
oriviar una /«f«'f/i"/'/'/, i|n«* fn** l«'ila y aprobada unánime-
iii«Mil«\ I.i»s i)tro«« «M*aii, diiii Adrián roiMi 'i»», |»r'»\i**»r,
A;ti(>«*i'iia l*»r y n*»/ »'«*l«'-i i'^ii ••» b» li ili» ■«•^^i'*. i'l i*nal
d«*bi:i |iri*«*idn* la ;i*«aniMt>a, •• i im^ i t^\\** t>l xi^ttador no
l'UdoM'a liaÜar^i* j»r''-»Mit«»: d-»n < 1 ibri«'l •!•' ÍN'raila, deán
»Io i.i •• il' Ira!; ••! li ■ m •: i | • |m i !•■• Ii-» li.» M mi !•»/!, rnra
di' ^ ;i:;ij:ir »;i. iiM" b ibi i -•! I • ^■»b»»ririlor i*'*l«*'*ia^li«*o y
^i^iti'lir !•' I.i li » I-I*» .|.»i I».* |i- I d»* 1 1 < ' ib A, '|U'* babia
'*id'» i:;iiaini»'"il'» .;-ibiT:j.i I n* i* {••^r;i-tii'i» «b* la di-n-rsi^,
aml»*><H nombra b>*<« |»<>ri'l i»bi*«|i<i (Virdivia^; t>l|iadr<* l*«*dr<»
fl*» \ illa^anii. anliirn»! d«*íiiiid"r y uMiardi.in a«'tual d«di*<»n-
\tvil.» di* S;in l'Va'pM^ •» d«* ia X*»!!:!'*!'! i; d-m l''raii«'i'*ri» ijo
í'.ib.iüi'ii» Ita/ i:i. .-uia ij»» la K i .ir-ia 'i-»!! d»» la mi<ma
• Midid y 4|ii«* ba'i: I ^1 ]•• |i:m\ 1^ •!' \ ju*'/ «•••i»'*'í.i*'lhM: don
K-»l**\ TI d'* lbi::''!i. •iiíi «b* l.i -ai»* liai n I»*» niíio^^ln^s «Í*»
<Miii|f» •l'inri ip.'ia M'irf':i>i y d*»n i'*ran'"is<'*» di» |'S|>Indi»l;i
do lu \ ora-Cni/.
92 DEL PARAGUAY
Diose, pues, la lectura de la memoria del provincial de
los jesuítas, en la que se hacia observar que don Bernar-
dino de Cárdenas jamás habia tenido el mas mínimo
conocimiento de aquella lengua. Decia que la traduc-
ción del catecismo al guaraní no era obra de los jesuítas;
que habia sido compuesto en lengua peruana, por el pa-
dre Gregorio de Osuna y traducido al guaraní por el vene-
rable padre Luis de Bolaños, muerto en olor de santidad,
ambos del orden de San Francisco; que el original habia
sido aprobado por dos Concilios de Lima, y la traducción
por dos obispos del Paraguay á la cabeza de sus sínodos
y por otra asamblea sinodal, durante la sede vacante;
que en consecuencia, se habia mandado, so pena de deso-
bediencia y escomunion, á todos los curas ó misioneros
de los indios que hablasen guaraní de hacer uso de él y de
ningún otro; que en efecto asi se ha practicado en todas
partes y aun en el Brasil, en donde esta lengua es común.
Que los indios quedaron muy desconsolados cuando el
obispo Cárdenas condenó el catecismo, porque contenia
los términos de Tuba y de Tupa, que eran nombres de
demonios, se daban en el catecismo para significar DioSy
Tuba y Dios Padre Tupa.
La asamblea juzgó, pues, unánimemente que el cate-
cismo se hallaba exento de todo error, desapareciéndolos
monstruosos errores de los jesuítas, conque el obispo del
Paraguay aturdió á toda la América, y su procurador &
toda la España.
El visitador hizo en seguida sus informaciones sobre lo
i ocurrido en la Asunción respecto de los jesuitas durante
¡ los años de 1648 y 1649, pronunciando (27 de setiembre de
1657) su primer fallo sóbrelas tales minas de oro que no
existían y condenando al indio denunciador Domingo, que
se decia tupí de nación, aunque era natural de Yaguaron,
á ser ahorcado, pero habiendo representado el rector del
colegio que este desgraciado esclavo habia sido forzado
por su amo, el capitán Cristóbal Ramírez de Fuenleal, el
GOBERNANTES 03
decidido partidario dol ol)is|»o de Cárdenas, le hi/.o ^
granado la vida roíimutAndolo la pona en 2íM) azotes por
l&s«-alles de la riudad, inontaduá rahallo sobre un biisto
y seguido de un prc;;<inero que publicaba su rrfmeii en
alta YO/..
Kl 2 de octubre del mi^in'tafio, diósu secundo fallo c*on-
«lenamloA los reos aun |)erpótuo s¡Iimi(*ío sobre lo que so
imputaba & los jesuítas y á pa^ar toilas las ctostas del
pn>ceso.
Ifir/J.l0lj2-.XII. DON ALONSO SARMIENTO DE SOTO- ^
XUYOR Y FIGUEKOA, traballer.) gallego, natural de Vi-
go, primo secundo del virey del Perú don Garfia Sar-
miento tle Sotoniayor, ctinde de Salvatierra, quien le bizo
venir á e<tos palse*^. d.-^ndole el rorroKiniiento de Canta,
el que descm|M*rió ron murbo íle^intei*<'»s, sin dejar des-
cansar A l*K roiitral»aiidista^ á quirne^ porseguia con
te?**»ii. Kl virey, i*ond«» de An)a de Aliste, lo ascendió
ronf¡ri^:id<»le ol pibicM'no de la pnl^ilu•ia de Cbueuitoy lo
d"Hom|>eriM tan :\ >:itivrarr¡iiii lio af|uol tnan<lataiio que le
ppíinoviú al ;;<»bienii) di' la provincia del I\ira;ruay, del
qu*» <*» n^i-ibió el "Jl íle di'-ienibíT «le UiTil).
Alano ^iíru¡*Mite, bab¡«Ni lo ido 2^ xi^itar el pueblo de \
nuestra Seíi^ra »li» la ('o!i«-í»p.Moii de Are^'ay;^, futnlado
en l*VK. I'i'i iiidio"^ ar«»-avá«»«^ m» li^vantann en armas
rontra el gobernador Sarmietito inat;indo|e ruatro e^^pa-
fiole^ é liiriiMido veintid'»*^ «le |.i*< que le aeoinpat'iaban, en-
rerránd«i|MH á tiM|n*.í»n la i;;lr'^ia iloudt* lus sitiaran rini't»
dia^, |>í*i:And«i|e fu<*tro y t1«*<'baii«l<> una uñaren. ro.in-*
hubieran pt'rei*id>» .-i nn baKi*rl«'*« l!«-^ai|o «ipiirtuiio v(>.-ii|-.
ffj de;:*»!!!!'**. I^>i' «'ux «i rii«>ii\ii. fl ;:i»Neriiad'ir ab«»ri'ó á
los «*a('iqu«*^ y i-a^t/a** d» I ni^tin. «'•»nd*-naiid'ia¡ n-'^^tu. que
eran eietiti» seti'üta fanniías ípi*' i-oinp •lüati setf»ientas
treinta alina^. a ^rr e^p itr'al<>^ \ i*:i>'iu)«vi>l;id«i^ á l«m
e^lkañolos en c.tii'ial •!•* \aiia«*<>iia^. •'•tui'i ^^t» cji'i'uti» cu
efecto.
94 DEL PARAGUAY
Sarmiento dio cuenta de lo obrado, en 30 de diciembre
de 1660, al rey Felipe VI, quien espidió cédula en 25 de
agosto de 1662 no sólo desaprobando altamente su proce-
dimiento, sino que también fué destituido, preso y sometí-
do ajuicio, y mandando que los arecayáes volviesen á su
^pueblo. Su sucesor Diez de Andino mandó publicardicha
cédula en la Asunción, por cuyo motivo, se presentó el
procurador general, don Juan Valle jo Villasanti, pidiendo
se suspendiese la ejecución, fundándose en que dichos
arecayáes no eran originarios de su pueblo, que eran
malvados y coligados con los monteses y del Chaco, con
quienes habian cometido muertes y alzamientos.
A los dos anos (7 de octubre del 1664) se le absolvió,
dándole por libre de la querella y saliendo entonces del
Paraguay con dirección al Perú. Al llegar á Santiago del
Estero, contrajo matrimonio (1667) con doña Maria Gara-
yary Figueroa, señora noble y muy rica, como que era
hija del general Martin de Garayar, uno de los que más
disfrutaron la opulencia maravillosa de las minas del
Perú.
En atención, pues, á su calidad y méritos, el virey del
Perú, marqués de Castelfuerte, le nombró, en 1678, cor-
regidor de Lipes, donde al fin falleció el 14 de mayo de
1687, sin tener apenas con que costear su entierro. Dejó
dos hijos y una hija.
1663-1671— XIII. DON JUAN DIEZ DE ANDINO, an-
daluz, sargento mayor. Tomó posesión del gobierno en
1663 y se ocupó durante mucho tiempo en la defensa de
la provincia, continuamente amenazada por los aracayáes,
indios fronterizos. Concurrió personalmente con una
fuerza considerable de tropas, en auxilio del puerto de
Buenos Aires, que se hallaba amagado de una invasión
de los mamelucos, trasladó las reducciones délos itatines
á otro territorio, donde fué tan considerable su aumento,
que se formó una nueva colonia muy numerosa, conoci-
fíODBRNANTBS •fc'>
da |>ur Santa Rosa. Mere 'ió |)«>r tan scfinla'lo servicio el
affra<le«-imic(it(> (lela auJioiicia <le Buenos Aires en ióv-
minos muy tionorltiros. Terminó ^u ^íobicriio ron uni-
versal aplaudo «le to>los sus sú^xlitos, á quienos dejó
preiidaflos de su amahili'larl, rertitutl y valor, .1 line^ de
fcbren) de lfi71.
lC71.iriHl — XIV iXíN KKLÍPE KKGE COKVALAX,
«Mirgcnto mayor, de>de ol aíio de 1071.
Acusado el K^^bcrnador de omisión y negligencia en el
cumplimiento de su cargo, el cabildo dispuso su depo-
si«-ioii y remisión preso á la ival audien(*ia de Charcas.
Para llevar i\ ralio esta resolución, se lo invita i\ una
cutifcrent'ia en la^i cas;is del ayuntamiento. Kl goberna-
dor cont*urre á ella muy agono f|c lo «pie contra él se ha-
bía preme<iit'idf>. (*na ve/ reunidos en «*l lugar señalado,
levántase de pronto uno de los rcjidi»r«'s y manda se Ici
remachen un par fio grillos, declarando que e>taba priva-'
do del gobirrno.
No eih'oiiirándose np'rito ími la mayor parte de lo«^ i*ar-
go^ ipie M? le hi«'¡(M'oii. diMi F»*lipí* fué rcpU''**ti> en e! go-
bieni'iy tu\o l:i gJMi'i.-i fji* ilc^briratar una gran con^|iira-
rítiiidcl'i^ itidi'i*« i*ontra la poblanon c<|>ari<»!a el ¿<) de
ciieniilc U\7y<, qne-l.-in ln I.i imu li I devotl-^ima di'l ^lorio-
H*í m:irtir San Si»fii^liafi, á «piiiMi •l«?-«th.» 4Mit'»n'-cs vcntTa
|M>r *u <«'guir»lo patrón, cilla ii;l«'^ia pirp»piial *h* la Kn-
cania'*i«iii, diMidc ««c le i|i*i|ii*;ira capill:i.
A mediadi»s del afi'i "*ii:nieiiie líiTí* !(•»:;•' tuvo axi'^o di»
(|ue en el Jancip» m- armabín •*at<ir**e l»n<pi**^. enii»ari*:in-
ri«i«M* lr«i|k'i<. arma^. nMi!ii'*ioiii*^ y IimIhIm fic«*t*^ano para
un gr.itide «*<«tabl*'<*inneiito. No tanl* nni>*h'i en <<aber
el iiiij*'t<i de CM* graii'li* annam«'!it'>. al niaM'l» '\r\ niae<«trt*
de «anipi don Mamiel i|«* I.ilio. :;«ili"r'.i-idor «h*! Janeiro.
iju«' no i^ra f»tr • pii' para la^* i^'a*» d«' s-iri liabnel, •> cj
í.'oin*idia e**e hecho I-. MI el ruinoi-tpie entoni'e^ corria
y
96 DBL PARAGUAY
en la Asunción de que un cuerpo de tropas portuguesas se
dirigía por tierra para atacar las reduciones del Paraná,
lo que hizo que Rege despachara dos correos, uno á los
indios del Paraná, recomendándoles estuviesen en guar-
dia, y el otro á don José de Garro, gobernador del Rio
de la Plata, comunicándole lo que ocurría. El primero
de esos correos volvió con la contestación de que las
reducciones podrían no ser sorprendidas, pero que el
gobernador no debia ignorar que ellas no se hallaban en
estado de resistir á tropas arregladas, con un escelente
gefe á su cabeza, desde que se les habla quitado las ar-
mas, en virtud de real decreto, espedido en 1661, en el
que se ordenaba á los indios del Paraná depositar las ar-
mas de fuego en los almacenes de la Asunción, y no se
las diesen sino para emplearlas en servicio del rey y para
defenderse contra los mamelucos.
Todo lo que pudo hacer Rege entonces fué mandar que
saliesen partidas del lado del Brasil, para observarlos
movimientos de los portugueses. Ejecutado eso con
tanta inteligencia como prontitud, marcharon hacia el Bra-
sil tres destacamentos de unos cuatrocientos hombres cada
uno. Los portugueses fueron derrotados en un en-
cuentro, tomándoseles veinticinco prisioneros, con quie-
nes se guardó la mayor consideración.
El gobierno de Rege duró hasta IQJ^, y durante su
ausencia, usurpando el mando á su teniente el general
José Avalos de Mendoza.
XV. EL CABILDO, con el gobierno político y militar,
I durante se instruía causa á Rege, á quienes trataron dql
modo mas cruel é inhumano. En vez de remediar los
males, en que fundaban la deposición del gobernador Re-
ge, los aumentaron, al punto de ocasionar la total pérdida
de Villa Rica, que la atacaron llevándose cautivos cua-
tromil indios cristianos, y acosada de nuevo por los guai-
curúes, mbayáes, y payaguaés hubo que recurrir, para la
GOBERNANTES 99
Desalojó también á los mamelucos y portugueses del
Brasil que se habían poblado en la antigua Jerez. Gober-
nó con tanta rectitud, que se le aclamó por gobernador
santo. . .
Murió en la Asunción el 2 de agosto del mismo año [
(1601).
1691-96 -XXI. DON SEBASTIAN FÉLIX DE MENDIO- -^
LA, noble vascongado, gobernador, desde el 22 de octu-
bre de 1691. Se le cobró tal aversión, debido á la im-
punidad con que se contaba, no se tuvo embarazo en
cargarle de prisiones y remitirle con grillos al fuerte
de Buenos Aires, donde se mantuvo hasta que, en conoci-
miento la real audienííia de tan enorme esceso, mandó se
le repusieseen el gobierno, en que vivió con moderación
hasta fines del año 1696.
1696-1702— XXn. DON JUAN RODRIGUZ COTA, ha- f
tural de Galicia, desde el 4 de diciembre de 1696. ■ ' /
Administro el gobierno con equidad, y refrenó á los /^
guaicurúes que se habian sublevado. •
1702-1705— XXm. DON ANTONIO DE ESCOBAR Y
GUTIÉRREZ, natural de SnntaFéde la Vera Cruz, nom-
brado el 27 de junio de 1702 (1) hasta 1705, que fué de-
puesto por el virey del Perú, conde* de la Mondova, por
haberse portado mal atribuyéndosele fatuidad y licencia ^
en su gobierno.
1705-6— XXIV. DON SEBASTIAN FÉLIX DE MENDIO- '
LA, segunda vez, en 26 de setiembre de 1705 y por muer- '
te de él—
1706-1707— XXV. DON BALTASAR GARCÍA ROS, na-l
tural de Valtierra, en Navarra, sargento mayor de la pía- 1
(1) En este año (1702) los jesuítas introdugeronen su provincia de Mi- ^
sienes la invención de la imprenta, habiendo sido la primera que se cono- ^
ció en el Bio de la Plata, sin incluir el interior, y que publicara algunos
volúmenes de esmerada tipgrafía.
98 DEL PARAGUAY
rate (1) y el padre Salinas. Tan luego como recibió
esta orden, partió para el Tucuman con cuatrocientos es-
pañoles y quinientos indios y en Santiago del Estero
(Estoco) acabó do organizar su ejército, con el que se pu-
so en marcha, el 5 de julio de 1085. Esta espedicion no
fue tnn feliz, puos, si bien los españoles hicieron cien
|)risionoros, en recompensa los bárbaros consiguieron
llevarse trescientos caballos á la vista de tresciento hom-
bres bien atrincherados, y tuvieron que volver por falta de
víveres con pérdida de muchos hombres atacados del
enemigo mas terrible— el hambre.
El gobernador Vera Mugica murió en la Asunción el
2 de agosto de 1691.
XIX. DON ALONSO FERNANDEZ MARCIAL, teniente
general, durante la ausencia de Vera Mugica.
1691— XX. DON FRANCISCO DE MONFORTE, caba-
llero de la orden de Santiago, en 1691.
Atendía con desinterés tanto en lo político como en lo
militar. Su desvelo era el alivio de los pobres. Hizo dos
entradas alas tierras de losguaicurúes.
(1) El licenciado don Pedro Ortiz de Zárato era de una nobilísima U^
milia de Vizcaya, y cuyo origen hace remontar el doctor Xarque hasta
el infante Bela, hijo de Santiago, rey ds Aragón y sobrino de Alfonso, rey
de Castilla. Er^hijoy viznieto de los que habian conquistado el Valle
de Jujui, habiendo sido su padre fundador de la ciudad de este nombre.
A los 17 años de edad contrajo matrimonio con Petronila de Ibarra, he-
redera de las casas dd Salatiogas de Ibarra y de Murgia, de la proYÍncia
de Guipúzcoa, de la que tuvo dos hijos, pero habiéndola perdido ¿ los
aos años de casado, tomó la resolución de consagrar el resto de sus días al
servicio del altar, y ¿ los 26 años de edad empezó sus estudios en la uní-
versidcul de Córdoba. Tan luego como recibió las órdenes sagradas, volvió
¿ Jujui, de cuya ciudad fué cura. Poco después fué nombrado juei
eclesiástico de diezmos y comisario del Santo Oficio y de la Cruzada-
Por fin, don Francisco de Borgia, sucesor de don Melchor Maldonado al
obispado del Tueuman, le nombró visitador de su diócesis, empleo que
desempeñó con tanto celo como desinterés, que el Consejo de Lidias se
proponía presentarle para un obispado considerable cuando llegó á Es-
paña la noticia de su muerte.
0OBERNANTK8 IK)
Iv^'^ilojó taniliioii A los m;im<»lu<*os y portugueses «lol
Bni*«il «{iifí s«^ liahiaii poblailo cii la anticua Jenv.. (lolter-
lió ri»ii faiiUi rectiluíl, que se le arlainó por píhiTiiador
santo. ,
Murii't en 1 1 A^uiirion el 2 «k» a;:osto del minino ano I
liV.M.Í«;-XXI. DON SHIUSTIAN KKLIX I)K MKNDK)- ^
L\. iii»Mr va'^i'oii^railo, ^ofuTiiaiitM*. «Iisíie el 2J íle o»tu-
bn' «le l»i*.M. Se le «-«iIip» tal avíM'sion, (leí)i«lo á la iin- ¡
puiii'iail «*i»ii (|iie ^e roiitalia. no se tu\o eiiil)ai'a/o en.
sarjarle <|i» pri^iMiies y remiiirli» i*on ;;rillos al finTto |
H«* Mu»*!iii> Aire<, <lMii«le se mantuvo lia>ta «i*í^*i **'* rnni>r¡- !
inieiit«>ia pmI m li»' i vi I* tan cuonii»» i»sri'*;o, nian(l«'» so
le repii'^if^oen «•! tfoMí^rno, en i(ue vivió ri»n inoiIcratMon
h.iAta fini*'^ ilel afni nV.H».
UW. 170? -XXII. IJON .irAN KnDmc.l'Z <^)TA, iia-f
tura! «I** ílaliria, »\r> !•• '^I I «Ir 'lií'ií'nilM'i' »!<• Ui'M».
Alutuii^tp» r! ;:«ilin rnu r«»n *'«|Uiila«l, \ relrtii'"» á los ^
|;uai<'uru«**< (|Ui' >f* lial>ian ^uMe\a<|i».
i:<r>.!7ii:, -XXlil. I)«»N ANTuNlo DK KSCnlUK Y
CjI'IÍKRKKZ, na: ira! «If Snt i l-\'.|i» la \*. ra i'viu, \v*\U'
hrri'l'» ••! I/T •|i*ju:ii«» «ii* ITO'J l hasia Po.'i. iju** fu«* «l«'-
|tu«**»t«i |M»r i»l . ffv i|*'l pi -11. «'Mnílf .|i' la Mi':i.-|M\a. |Hir
lia>MT^*' ii<»rt i<|i»iiial atri'iu\**¡i<l»sele falu¡<lai| v lircntia
■ • •
en s*U^t>bierno.
ITíCMi-XXIV. DnN SKHASIIAN KKLIX DE MKNDIO-
LA, ^etfunda ve/, cu ¿»i «lo **eli«'iiiíire ílt'lTori y por muer-
te «le 6l—
iTinViTMT -XXV l)oN BAI.TASAk CAKriA ROS. na-^
tumi <!*' \ allicrra. Oii Navarr.i, ^ar:;«':it • mav«»r •!«• la pia-
■1 Kn •••?•' aftti 17«»J '..* ;• «-i.* i- ir.': I !,;• : u*'. ^\ \ : vji.i i.i ■!•• Mi*
• *« •!«'-« I* i!i\t-t.> i"ii «li* i>i t'..j : • :.' k )..»':■' ! «l 1- ! i | r.! < i k '| ••* >f . ■;.,».
TolqpirniT» il« e»iurrmtÍA ti|'icr*lU.
i'
100 DEL PABAGüAT
'^za de Buenos Aires, á quien el rey hizo la gracia de nom-
brar gobernador del Paraguay, en recompensa del mérito
que habia contraido en la conquista de la Colonia del Sa-
cramento, establecida por los portugueses. Tomó pose-
sión del gobierno el 9 de febrero de 1706, habiéndosele
encargado particularmente de practicar una visita de ins-
pección á los pueblos de Misiones de los regulares de la
compañía, coipo lo ejecutara, pasando al rey un informe
muy circunstanciado, en erque aseguraba haberlos halla-
do en un estado que no parecía verosímil para quien no
los hubiera visto con sus propios ojos; que no era posi-
ble agregar nada á la policía y al orden que en ellos se
notaba; que no era fácil de es[)resar la inocencia de las
i costumbres, la piedad y la unión que allí reinaba y el
tierno cariño y el respeto que estos nuevos cristianos
. manifestaban para con sus pastores; qiie no habia uno
sok) que dejara de hallarse en disposición de sacrificar
con alegría su vida y cuanto poseia en el mundo por el
' servicio de Dios y por el del rey.
Después de haber gobernado el Paraguay pasó, algunos
años después, al gobierno de Buenos Aires.
1707-1712— XXV. DON MANUEL DE ROBLES LOREN-
ZANA, natural de las montañas de Burgos, gobernador,
desde el 10 de octubre de 1707.
Una de las primeras operaciones de su gobierno fué
tratar de hacer desalojar á los portugueses poblados, en la
antigua Jerez, y para llevarlo á cabo, envió una espedicion
á fin de reconocer sus tierras; pero llamó su atención otra
cosa mas urgente, cual era la guerra del Chaco. Para el
efecto púsose de acuerdo con el gobernador del Tucuman,
don Estévan de Urizar y Arispacochaga, que ya se hallaba
en campaña contra los bárbaros, quienes infestaban los
caminos, cometiendo atroces crueldades con los viageros.
Organizada la espedicion, el gobernador Robles empezó
(1709) por la frontera del Paraguay, internándose por las
GOBERNANTES lOl
tierras de los guaicuriies hasti el centro <Ic ellas, siomlo
\ ii*torí<>sa'« las armas o^itafidla'i; pero la rampana im fué
muy frut'luosa A <*aiisa «lo las ¡nuiHÍar¡ones «lo! paN.
(*oii«x*ieiiclo Uoble>(|ue existia una fiiorto oposición «'on-
Ira su gobierno, y para lil»rarsLMlo las víjarionos í|uo al-
anos prcteuflian hai-erlo en la ivsiilcniia, aliandonó
astutamente la Provinrja. vínioiMlo asf ;\ terminar su en-
^jenm A fines de 171¿.
Muri<'> re|iontinamentr, en Santa bV, el mi«'*rrn|os ilíde
abril del7:íi. ('aliento aun rl rAdaver lo /oliaron una
• adeiia do oro, (pie llevalia ile rolicario pendiente al cuello. .
i7i:m7-xxvi ix)N ji;an C-KKGORIO bazax ük
PEDKAZA, maestre do ranipo, natural fie la riudaddoTo-
•lo*. Santus do la Hioja pn la Prí»virn'ia del TuíUman.
Fuéaloc'ildo <»rdMiari«>, en ruy<» om|»len, llov»» á rab«», á su
t'«»sta. la 4Mrrol pnbüi-a \ fasasilot'abildo, adniini^^traniin
ju<ti**¡a con pund'(n«ii'"sa ro«*titud y ool*». \\u lo militar,
de^lo teniente di* í'aballoria, lia^^ta mao^tri» do i-amp^de
•
infantería «•'•panela, sirvió nnii*lin<« afin*^ en ol rhaon, onel
puerto do nuen«»s Airo*- y on ol ««auto ttiljunal i|i> l.inia.
Se roi'ibio dol u^obiorno d«'l Parairnav «'I T» i|«» ¡uiii** do
m
171.'<. ' Kn ^u &;ot)i«M*M«i. di**|<u^o la t*uii<l h'i'Mi 1 171 i* *l** do^
imo\a^ <'ii|iiii¡a<« do o^pañolo^. o.i el valloi|«* (Íiiatiii|ii!an la
priin«Ta, a o«-|itt lo^^ua** al ^-ud do la A^uAcioii, y la *««-^un-
iia. OM oí ««itKi •|oruru:;uatl, a ma<« «b* 10:1 Io^iih^ d«* la
rut^ma •*iudad. Ii <pi>* ««¡rM't l«* fn»:}t*-ra li lo<« manit*Ui-
10- ib-l Hfa-^il. Mnri'"», aiit*-** ilo i-ori«!n:r *.n ;: •buTii-i. i|
» i|o fi-?ir» I" di' 1717. a I ••* .'►."í a¡i"- d« • dad.
I>« 'N AN r« »NIí ' V'l< h»I\l\. ü'imí'ríld «p»!- ol r"\, i;«ibí»r
iiud'irdt'l l'.irai^nav. p»'i«» t-m- i ••*»■» d«' ipp' !•• t iij^io^* ■ la
nn-ma «^uortí* 'pio nipuTa i •M*»^ ^nhiriKobn-i'*.. • odi" »*u
«lofoi-liii, modiaiito i-it'rta i'anndad. «*n
17i7.17?l -XXVII DnXDIKtin DK L(»S.KKVi:s HAL- '
MACLDA, maL'<«(ro do t'amp«», natural dol puerto • lo S;uita
f
102 DEL PARAGUAY
Maria, siendo alcalde provincial de la Asunción, cuando
fué nombrado gobernador, de cuyo cargo se recibió el 5
de febrero de 1717; pero las repetidas quejas que de él hu-
bo, y las acusaciones de parcialidad de los regulares déla
compañía, obligaron á la audiencia de Charcas á nom-
brar juez visitador, eligiendo el vireydel Perú, marqués
de Castelfuerte, al que á continuación se indica, con el
título de gobernador interino, en 172L
El antecesor de éste habia dado permiso á los paya*
guáes, pasasen á situarse en Tacumbú, dos leguas mas
abajo de la Asunción, donde fué inútil atraerlos á la obe-
diencia por medio de los sermones que se les predicaba,
mas ellos, siempre alevosos, destruían y asolabaa la Pro-
vincia del Paraguay. Coligados con los mbayáes, len-
guas y guaicurúes, cometieron toda clase de violencias,
hasta que quejándose los vecinos de sus demasías, el
gobernador, de acuerdo con el Cabildo, resolvió prevenir
los males trasportando todos los payaguaés á las reduc-
ciones del Uruguay, que estaban á cargo de la Compañia.
Llevábanlos en unas chalupas bien equipadas y apesar
de todos los esfuerzos del gobernador y de su gente no
pudo evitarse en venir á las manos, dando por resultado
muchos indios muertos y prisioneros. Estos confesaron
de plano la conjui^cion, que fué atribuida falsamente al
pobre gobernador.
El juez de pesquisa Antequera arrogándose el gobier-
no, prendió á Reyes y siguió la causa con el mayor ar-
dor. Este, temeroso de alguna violencia del pesquisidor,
se fugó de la prisión dirigiéndose á Buenos Airs, donde
se encontró con nuevos despachos del virey, por los que
quedaba en supuesto de gobernador por mas tiempo.
Volvió, pues, al Paraguay á tomar posesión del gobierno,
pero el intruso gobernador Antequera le hizo resistencia
con un ejército formado. Reyes no tuvo mas recurso que
retirarse á la. ciudad de Corrientes, y aun allí mismo. An-
tequera le hizo sacar con engaño una noche del mes de
OOUEBNANTKM
KO
agiistode 17¿3. IJe^adn al Parapiay, fin'* piK'^^to oii la J
••ári'ol far^íaílíHl" |»ri.si(»no^, y al sniir Anli'qiiora á rcsi^iir
A Gan'ia líos, ílc'jó Mrtl«'ii quo tVu^^r pirn»!»' á líryo^, y «mi
el memento i|o sa<'ario al suplicio l«* iiiipi'lin rl sar;:t'iit«>
ai;ijor <lc |»la/a «Ion Srli.'i^tiaii ArcllaiM». Anl«'«|iH'ra, j
triuiifuiito «It* (rama lin<^ retuvo |»r«»-»«» a Ui*yi»s lia^ta<|ue.
Zavala. íMicarga'lodo paiifícar «*l Para;¿ii:iy. Ii' Iií/m aüvlar
la*^ prisiiMie^, |M»tii('ii(lol«* cu lilK'ria«l |>Mi*al)rii del?;?.*) y
nKiti<l:Ui<li»I«' --alir de ;ft«|ii«'lla Pruvinria. Ma^ tard«' el
virey mar'|U<'^^ de ra*¿!ejfuí'rte It mauló fninparerer
|»orsi)iialmeiiie en I.ítna. dtMi«r«* ^<' !<* iiiantuvo tmh la «¡u*
dad |iMr rari'cl. Iia^^tat^l ano de IT.'I'Jimi <|Uí'* fu^ alisurlio
y lil»re de |ms iar::o^ i\\\** ^e l<» itii|iiital»aii.
ITíMTa^-XXVIII. lX)NJi)SK DK ANHCnrKKA KN-
Rltjl'KZ Y i'ASrUo, i-aKalien» ilr la óidfii d** Al'ántara,
naturil de Lima. Su padii' !•• dio, fii su temprana edad,
la mas tiella educa* i« di «(ue ii i Jóvimi pudit*ra r(*>'il»ir. < *«>u
mu«'li<» talento, una m''m<»i'ia ('«'¡i/ y una ifua;;mai'ÍMn
niiiy \i\a. no podia dejar dt* lia«iT ;:!aiid«'< pn»^rc<is «-n
tu«ias la- i'MMh'ia'* a«jUi» >•• le d«'dii*aUa. Sii^ fH-Jla-^ d«»ii*s
le hi«'it*r<in pr«»ni'i i*> i;i<-eiruir i'l tMnpl**'» d<^ pi ui ador ti-^i-al,
pri»1t*i-ii>r d«* N»'^ indi«»s t'H la ri*al aulnncia df Cliaiias.
lla^i«Mld'(le ei p^v liM!n'ad<» <* iii i*l <'ti||:u* d«' la «irilfiiih*
Allantara.
IV'sdc el m«»in*Mitu «pío vi*» 'pi«* la r<*a¡ aiidnviriaostaíia
n'Sli«*lta A fiivi;u* al I*ar;i:;iia\ un ju«'/ pf^^-iui-^id»»!', -nli-
••il«*» e'^la ••íimi'»i«'n, aun «pi»- 1»-» •!••■ .■• iL'ti'it.n ¡.i •••»*tnin^»re
de fi*ii|«'j;ir a :•»•* «••^h rnad'M»-^ iim** d»* «iim ■• .iti »-» vii ••^i;i*»
pn»\iin'ia«*.
X" •»l»'*taiiti' la '•Mnvi:;ui*'. a |i''- ir d'' 'pi»- l:i l«*y pi'Mhd'la^
i»*pn-"*»iin*'M«' «vix i.u". piia i'l- iiiii.ir ■•'•!i*r i U'i ir- •••••rv.i-
d'T, al ini'^m" •j'.i*' •!••'•. i ^n--' \»'v\»'. \p''!ii- «.i'ii.i ^^u
•■•in»i**jMn. «■•♦n !■ • h i i.i !•• < :ii'! m -li- 1 ."ji . X-N'-pi r.i imt-
li<> de la IMaia «tin;:irM !•>-•' *^iii p'-fdida 'l** li«inp<> a la
A**ilii<'i<tii. I\n >ant!a;j'i \ Santa l''«*. ^•- j-i ■ «p-íii i«»n«i !•>
iRM-e^ano para 4*i.»iiiplel;ir ^u e>|Uipa^'c arreciado a la ulla
104 DEL PARAGUAY
-dignidad que iba á investir, mediantes ciertos arreglos
que algunos comerciantes hicieron con él para espender
sus mercancías en el Paraguay. El 81 de julio (1721) llegó
al Tebicuarí, donde fué recibido por el regidor don José
\ de Avalos, con algunos de sus amigos, quienes le anun-
I ciaron que el gobernador Reyes se hallaba visitando las
' reducciones del Paraná.
A su llegada á la Asunción, (15 de setiembre) tuvo un
^contratiempo que presagiaba algo funesto. Hizo su en-
trada en la ciudad al ruido de varias descargas, de artille-
ría; pero en medió de una calle se encontró con el acom-
pañamiento fúnebre de una distinguida señora, viniendo á
confundirse los aplausos del pueblo con el lúgubre tapi-
do de las campanas. Fué en seguida conducido á la ca-
tedral, en laque entró con el sombrero puesto, cosa que
escandalizó al pueblo, no acostumbrado á esa falta de
respeto en un lugar sagrado.
Pocos dias después^ los guaicurúes asesinaron á nue-
ve españoles de un modo alevoso, en 'una emboscada
pre|)arada para atraerlos. Este trágico suopso, de que fué
testigo toda la ciudad y el mismo Antequera, conmovió á
la población llamando sobre él la atención del juez infor-
mador, quien, arrojando su sombrero al suelo con des-
pecho, dijo con energía que no habia venido para hacer
la guerra á los indios-, que para eso estaban los magis-
trados á quienes correspondía vigilar por la seguridad de
la ciuda I y de la provincia.
Los enemigos de Reyes, queriendo aprovechar déla oca-
sión y de laausencia del gobernador, le ofrecieron recono-
cer por su general, aceptando él •desde luego. La procla-
mación se hizo, pues, la única oposición fué la del alcalde
de primer voto, don Miguel de Torres, quien quiso hacer
r.OBKKNANTRS 105
V lU»:- l;i li'v. <|U'.' proliiMa que» un juí^/ iiifurmu'ltir su«*c-
• lr#»M» al ^ni|jGnia'l<»r «'ihiIim «juÍími «It^láa i'i!''»niiar. Iv
r«iri.'pj'i t'iiió:i i'^i «lijiíc:! v«»/ alta r\\v^ "<mi il«jiiipra ijiio no
n» ••»•! »i*i»'«*o al 'i'^fior fl'iri Jüs-'' i|i' A'it"'|ii«^ra y fa^tro por
;; ib'MMa'ltir l^jliiini) (!•? la |>roviiii*¡a. <(TÍa t'«)iisi<iora<lo
•'•»iiM traidor al ivy y á la patria." Aiitt!«|U(MM iiiinf'dia-
laiiii'fiii* inaii'ló p(*<lir :\ iíi*yi'^ ^^ii l»a^toii do /{ofc. E*<tc
•■•iiil»*-tM ijiu» iM lo nitroiiarla siin» i|í»<piips di? (*\hil)irIo
ii!ia ór.liMi tli'i virov. El i)li'*ial coiiiiiirtMr fl<» la órdoii
p'pijSM ipif ^•»|<»t*Mna t\{w i»jí»'Miíar hí »pi«» i.»l iiUf*v«i;^iil>i»r-
iia lor 1 ' man lalia. y arraii'M:id<»l(* o! ba^^tnri pur fu(T/a,
r'i|<i'* > :;iiar lia<« ;^ la «'a i «mi «pi' l{ryi»s si* hallaba. E^tC
prrparó ^ii fii::a. «pío II«*\m á i-alto d(* iiorho. di^fra/adt»
i|«' ••'•■•l.i^ti, ^iii d«*l«*:M*r«*í* ha^la la priiiifra ri*du«*»*ií»ii «Ifl
|'jra:ia, ilondi* ^::riii*'i \iaL'4* «*iiibari'ad<» para HutMi<*s
Airi'.,
En «'«^la •Milad. líi-yi»'* n''"ili¡ó nn«*\'»'^ d***ipa«'li«»s ipii» lo
l>«*r«>nadi«'n*!i 'pi<' Antf<pi<'!*a n<i >♦• a!r«*vi»ría a (*t»i)trariar
la*» Mnh'if'^ il'*! xin-y, p^imh-imIm'**», sin di*lib**rar. <*n»'aini-
ti*i para la A*«nn<'i«i;i < 17?2». I*ji Tahafi, a xrintifinro
l'l^na^dt* la ■• ij»il il dfl I*ar.i^iiay. '•np » hallar'*».» «'tM'i'a
tr-íit»' .'irniada ípi-- !•» !»n*»'-i*i.ri p.ira pi'i'nd«'rl'. <'mh «»**ta
i.»n 11. **•• pn^"» a "*:i!n » lli»^and» •• i'^i *»•»!■» :\ la ri'dn-'fi'Mi
in t<* {ir •\Mn;^'!<-i l*ara la.
\ t''j'i»ri ^•* d''^'''*p«'r • '■niii'jii iii\ i ¡i >ti<'ia^ ih' la f\a-
*••»!•■ Ii-\ •*. M!?'i in I- ' II i'ítt' ini' pi-»i nin« li • ti'Mn-
1 1» *i . * j'-'i' silla ']'' ••'. i p -^ ir {•'ti-li'* la** •hl':;i"i''ia'^
••npl» M ■ .** -ii -a ••11*1* I. \ I «• . 1 t I;:!»'*: i !•■ ! i M-'i" • I. «'¡i
I i A-^n . "I mii'i.i . 1 I**!' ••••r.:ir 1 i «• i^i !•' í*i»¡dad'»«*. va
•
• n • ' ' j' ' ■!•• ! •' •' !.• i^, ■ii'u ■•!! I I-- f In •.•ii>'it»- ih»!
pit-ndi* "•• 'l-fiiii' «pr* í I 'in»' i"*ln\ :«'*«f . IVir.i ih^ipir sii
ira. 11) nido v«M>|fM'«*!i puhil a >uSa>ta t'tiin*. 1»^ hione** d* I
106 DEL PARAGUAY
t ; gobernador, comprando él mismo bajo nombres falsos lo
y mejor que liabia al precio que quiso.
I En seguida confiscó todos los de las personas que sabía
eran simpáticas á don Diego, sin el menor miramiento
por los privilegios que aseguraban á sus mugeres, las viu-
dedades y dotes de ellas, y convocó á su consejo secreto,
para comunicarle las pretensionefi? de Reyes, protestando
que sólo habia aceptado el gobierno para librarla provin-
cia del estado violento á que le habia reducido su gober-
nador. Luego declaró que no podia dejar de retirarse
obedeciendo las órdenes del virey; pero que no se creía
menos obligado á tener aquella consideración por tantas
personas decentes y fieles servidores del rey, que le ha-
bian honrado con elegirle para su gobernador, en no
abandonarles sin su consentimiento, entregándolas á un
hombre, que resentido, les haria pagar bien caro loque
. hablan hecho en su contra». El alférez real don Dioni-
sio de Otazú y el regidor don Juan Caballero de Añasco
fueron de opinión que no podian disi)ensarse, bajo pro-
testo alguno, de obedecer al virey; pero la mayoría,
después de haber exagerado bastante los- males que la
provincia tendría que sufrir, si se restablecía á Reyes en
su gobierno, resolvió dirigir fuertes representaciones al
virey y obligar (á lo Rosas) al señor don •K)sé de Ante-
quera y Castro á continuaren el gobierno, entretanto lle-
gaba la respuesta de Su Excelencia. Antequera tuvo que
someterse á esta decisión, pero persiguiendo á los dos
que habían votado en colitra.
Entretanto, habiendo la real audiencia de Charcas
comunicando al virev la conveniencia ds mandar salir á
Antequera del Paraguny, desde que ya habia terminado e
asunto que formaba el objeto de su comisión, el virey
dictó las órdenes siiruientes:
1? Que don Diego de los Reyes y los demás individuos
que habían sido destituidos de sus cargos, fuesen res-
OOHERNANTK8 107
t.iMí» ¡«l.íS OH ellos. jicrM ro!i líi |»r'»liil)i«-¡o!i al ;»i>l)tTiiaí|or
i|i» iiiiiihiT cillas rausa^ que liaíiiaii cniílrihuiílo á su <los-
li!ui'}i»ri.
¿*.' (Jue In^ Imoiii^s f'oiitist'ados |n»r Aiit<v|ii(M-a *<c res-
liiuyeMMi a his |ir«»|*ietar¡us.
If^ Hw* r\ ini^iiiM <alií»so ¡iiuie*iiatainento «le la pro-
^iiii-iadel Para;;ua\ y «'Minparorieso oii |M»r<fiiia auto su
trihuiial. ^in l»as;ír |H»i' la Plata; i|ue ll«*\a^e «*i)iisip» las
nniiuias lif tMf|ii> |ii«^ «'liirtos t|Ut* liaKia iiiaii>laili» puíilicar,
'Ir^'iar.iiiflMJMs (|e««ile hif*^M «Munn nulo^ y aliusiv«>s, todo
sn jMMja «|i'.ilÍ(V lllij i"*iII«1m< fitMllUlta.
Aiití''|Uera «*!• pu^íi furi'Kt», pn»t(*«<«taii<lo «pu? estaba rc-
HU#*lt'»;i inaiil«MM*rs«' eii el ^nlHenio á pe^^ar t|e I )«los lt>s
il»»«*l»:i»*lio-» ijuí* lli*;:a^eii ije Lima: l«i i-ual favureria la
•Ti*eiii-ia ;;*'iit*ral fl«* <|ue su iini«\'i a<p¡ra«'i«)ii fuese haeci-
se *•• ibera JIM «Í«'l Par.iLMiav.
Para a*ii'i;urar la oJí'«mi -i mi ije e<^s iipieiies, el viroy
la- •l:!Í;ri'i ai •»\-t:«»t»i'r.ia'lnr ili*! para^ruav. tiMi¡»vit*» «le
n'V «i'iii Ma!ta*»ar <iar ia lí»*-;,*l:ri'li»li* l-iji»*» |.is piMicres
n<i-f*»ario"* para *\\ir l*^tl\t'<r <Miiiipiiiii¡«'iitM.
I.u«*jr'» '|ii«'»*-«l»» Ih'^'ó ;i < '•irriiMiif*^. lia«'ii*!h|o «'"fiMíMT los
i|i**»pa' li ■«* '¡•■i \iii*v 'ju«'l» t'*,i if)|,. ■ ;i :; ili«*f*!ia«l'»r iji' la
pr >\i I I i. A i'.-' pi -ri -I iNi i i|i I i- ii'ii'»:! :x«*!ii'!mI r\\ las
í'a*» 1** • •*i'*íiina t*^ p.ii'.i ii«'li'ii'r.ii' ** »br'' "*i -•• !•' <l«*bia ó
!!•• !«".i!if. iii*«i<«*i«-: •|ii ii ini^ii !*■ .1 <lr| piM\i**iir, iiiit»
a'-i^tla .t I-i :i • :i • :i, li.iil «Ir ut*'/ i*t-N!:i*«!i n. para «ilili*
^arli' a > "'i!'>?'tii:ti •«•■ a ^^ii «•püHiiü «vi iiiiinbn* ilf t'i|<> i>|
• ■!•*'■•». \. :• J.l : !'- !•' ! ! i' j»:*»»*" I'»!'! I. I) | », «M pro^iiMh^ia
«!•' Xiii;!-^ I •!*■•■( 1^ iiüi- 'ti il'|tii*'ra «pp' opinara |ioi* la
• ••ü'.li.ri'i I. I.i pat: ina. I na \e/ n-n^a ie la «MU'la'i. le
ikPi •liiíiii't «>li i*iitr:iil'i lili ákli-i
pp^liitiio >u eiitraiia en ella.
108 DEL PARAGUAY
Vencido este obstáculo con la retirada de García Ros,
la pasión que más dominaba á Antequera entonces era
tener en su poder á Reyes para deshacerse de él y apode-
rarse de todos sus bienes.
Hallábase éste detenido en una de las reducciones de
los guaraníes, y luego que Aiitequera tuvo noticias de su
^ paradero, mandó dos barcas llenas de soldados confíando
: su dirección á don Ramón de las Llanas, con orden de
I llevar á Reye.s, En la noche del 28 de agosto de 1723,
( se presentó don Ramón, seguido de unos treinta hombres
; bien armados, quienes, á favorde las ti nieblas, •penetraron
I hasta el cuarto en donde se hallaba Reyes, lo tomaron s^
■ resistencia, se apoderaron de todos sus papeles,' le
I embarcaron como estaba vestido, y á fuerza de remos
' llegaron en corto tiempo á la Asunción.
Inmediatamente, Antequera le mandó atar con una
gruesa cadena que le oprimia el pecho y meter en un
calabozo cerrado con una reja de hierro, encargando su
custodia al comandq^iíe don Ramor..
Tal atentado llenó de indignación tanto á las autorida-
des de Buenos Aires como al teniente gobernador de Cor-
rientes, quien, sin esperar órdenes del gobernador de la
provincia, envió á la Asunción á uno de sus miembros
para intimar á Antequera pusiese á Reyes en libertad y
para entablar queja sobre el atrevimiento de tomarle en
una ciudad que no dependiadela provincia del Paraguay.
Pero, por desgracia, el diputado era partidario secreto
de los enemigos de Reyeis y desempeñó su comisión como
debia esperarse.
Entretanto, llega Garfia Ros (enero de 1624) al Tebi-
cuarí, y antes de pasarlo so le presenta el alcalde de la.
Hermandad, ca|)itan Gonzalo Ferreira, ála cabeza de cien
hombres bien armados, intimándole, á nombre de Ante-
quera, que saliese inmediatamente de la provincia, lo que
don Baltasar, que llevaba muy poca gente, tuvo la pru-
OORRRN ANTES 100
dairia de cfcrtuar. Kii agosto del mismo ano volvió ro»
ma.* gente y pa»') el Tcbiruarl.
Anleíiurra, que roiisldoralia segura la (*apitai sin los
jesuítas que araba ba do ospuNar, man-lió i7 de agosto)
á la ra>)e/a fie un ojór«*iti) de uno> tres mil hombres, rom-
pueMode españoles, indios, mulat«»s, mesti/os y negros,
después de iiabordado ordena! sargento majordon Se-'
bastían Rui/, de Arellanos, que que<iaba al mando de la*
riudad, durante su ausencia, demandar ahondar públi(*a-'
meuteen un i*ai|:ilso á donOiegtide los Reyes, siól era;
dfrrotado por el ejércilo de Garría Ros, y de no dejar *
con vida á nii:guiio de sus parientes. Kl mismo Garría
Ros estuvo en |>eligro de ser asesinado por un individuo
enviado por Antequera.
Dioso la batalla el 2-i de agosto de 172-i. entre los pa-
raguayos. diri:;idos por Ani<>i|uer:i y^o^^ indios de Misio-
nes «'*^'» iu«'it|i>spor el'pi Iré P»!h-.irj» > Dafrí», y d<N'idida
|>«ir aquí'l, el referid'» p.i Ir»? se •t'uliótMi la isli»ta que ^e
liaüa junt'> á li *li i p:i^ i, la «Miii es .-o:i<)<*¡da d(*S'Ie eiiti>n-
i-e«* p»r/x/íi (b'l ¡i'vlr»' Poli n pnliuirp'}^\ rl Uw hallado
el misMi'» día «MI ell.i lii ÍiM'I * «tra^iiMi.
tirir-ia Ro'* tMii^iguií') '•alxars»» p'»r m«'li(^ dr la fuer/a,
huí tener iiempo de llevar «••»ii'nÍ;;o ni ^n^ papeles, |ns
que eayemn en pudor ilrl <*:i«Mni:;'>. Pnniep» a^WiV^ la
re«lu«*i*i in dt* San IgM.i«-i'», y •l'-.-ifll p i"*-» .i (''irrit*:ilr*i, d«»n-
■
d<» '^••iMiibari o |»ara Hu»mims Airrs.
La j'iniaila d-'l I* a**'»'!'* TrShMiar! ^\\* tal*'»* hri«»-á Anti*-
qii«'r i que ^i» ••'iii^i l'T» •■ .inpie'ain':!»'* «iii *ri» «le la situa-
ción. Volví'» ;i la A^uina-iii y «Mi«'»titn» tolo preparado
lio DEL PARAGUAY
para hacerle un recibimiento digno de un vencedor. En
todas las calles por donde debia pasar se habían levan-
. tado arcos triunfales, adornados de trofeos y sobre los
j cuales se veian las banderas tomadas en aquella jornada.
La capital del Paraguay jamás habia és|)erimentado una
alegría mas universal, unos animados de un sentimiento
y otros en sentido contrario. El siguiente dia, todo el
aparato de triunfo se cambió en una pompa fúnebre. El
vencedor recibió un servicio solemne por el descauso de
los que habian muerto combatiendo por él.
Mientras todo esto pasaba en el Paraguay, se recibie-
ron noticias del nuevo virey del Perú en que se ordenaba
ádon Bruno Mauricio de Zavala se trasladase en persona
á la Asunción con fuerzas suficientes para someter á
los rebeldes, remitir bajo una escolta á Antequera y es-
tablecer provisoriamente un go3ernador, tal como lo exi-
gieran las circunstancias en que se hallase la provincia.
Zavala, con un destacamento de cincuenta soldados,
se puso en marcha, en enero de 17¿5, y al pasar por
Santa Fé comprometió á un oficial llamado don Martin
de Barúa para nombrarle gobernador del Paraguay, de
acuerdo con sus instrucciones. Antequera, después de
haber empleado en vano cuanta intriga y su|)ercheria le
fué posible para pcrpetuai'se en el poder, al fin se embarcó
(5 de marzo de 1725) acompañado del alguacil mayor don
Juan de Mena, habiendo antes dejado el bastón de mando
al alcalde don Ramón de las Llanas.
Don Bruiío hizo su entrada en la Asunción el 29 de
abril, y el 2 de mayo mafidó notificar sus órdenes al cabil-
do secular, que la-^ recibió con respeto, prometiendo to-
dos conformarse á ellas, y en prueba de la sinceridad de
su promesa le enviaban el último edicto de Antequera
que les prohibia recibirle en la ciudad. Zavala declaró
r.ORBRNANTBS 111
entónaosla eloí.rion íjue li«ihi:i lic«*lio ilo Rnnin paní pv
ticnin<l>ir fio la pn>v¡iir¡:i, eiitrt'tanto el roy fl¡sp«)n¡a lo
quo «roii^iilrraie ronveniuiilo, y niandt» safar il dow l)it í?o j
del*»> R4»yes «h» la ••án'fl. rvy.x <alinl 4*<ta))a muy í|Uo- |
br«iiitail:i «l<''^|KH.'s fie vriiilc in''*-i*s «ji» pi-i'^ioii.
IVnniíia'ia ^u futni^i'»!! y ^i*s|»iit>s ih» lialM»rh»M'|i») re-
•-ibirá li.irua tMi rali«la'l (log(ilitM*ii.'i<loi*, /avala se retiró
ú Buenos Aiix*s.
H«*«i'<iumicn(Io la rel.orifin «iel viaffc j aventuras de An-
tequera, que Si} lii/o tan rél<.*bre en el mundo, diremos
qúc sif:ui«'> su via;;e lio abajo, sin detenerse en ninguna
(lartí*. y fur á deseinban'.ir á diiv. i«»;rna< mas arriba «le la
altura lie Santa Fe. balñendo lle;:ado rasi solo por cami-
nos doMisados á Córdoba, doniI<» n^ribió las visitas de los
|irini*i|»;deL> de la ciudad. (*oiii*urr¡a á las i^lo<ia<ya en
tra^e fie pro«;urador t¡>t*al proiefMur fie |i»s íihIíms fie la
real audíiMi<*ia de lo-^ t'liiri*a«<, ó ya imi trai:i» fie guerra
«-«•n un t)a*^to:i •!<» mando fMi la mano ^ii>rnprf« ba<'if'Mido<e
rendir l»»»^ boiiiires d«*bii|»i< :\ «•'•tas ili^ni<iatlf*^: |ien» esto
flur*'» p' »■••>. Proiiio <♦» \ió nbli^adi» á en«"errar«*e en el
i'onví'iito d«* vui Kr iiMM'-'o, |M»ri|i|t* invf» noiiiMas«|i* qnt«
iiabí 1 ••rl»»i l«'l MP'V i'"! ir i:hÍ«»!i* pro^ Tit'i, |»'*Mn*'lh*n-
d>«iiiir>i mil •"*Mi io'. á nalpii'^íM «ihi» {••t»:ilrc:;.ua vivo
o mu»'rt» y do^ mil piri ••! *\H' 'l'^iiSn«MM <!i para-
dep»y la iiit:i«*f mfli'»s.|.* pn':i b'rlv Kl din«M-.» **»» lialla-
Imi \a i|epM<«-.iado iMi pn jfi' ib* ni n>'*» ^oni -P'iantt* llama-
do ibni Fran«'i*'0 de \'iliam«»:ili'.
/'ii'i'idt» u:iM t»m|»i«'/ i .1 «-afT ivi fli^'.irra ia. le per-iíru«»
«**li p »r •'ili'^ ¡iirt.-. i* lia mal ■!•• «^n^ pi' -aili»^. fu^* á
d.ir .1 man »- *h- Ui- auí •: i i i !• •* If t 'tri»'! i la paii>' i|«l
b«>lín, en »»bjelt»siie píala y nuitínle-*, y «uxo valor ast-en-
i.
i
112 DEL PARAGUAY
dia á tres mil escudos, que Autequera habia hecho en la
carpa del general García Ros en la jornada delPasp.de
Tebicuarl.
Viéndose perdido, Antequera operó su fuga porcami-
nos estraviados y llegó sin encontrar tropiezo á la Plata.
En esta ciudad recibfó orden de comparecer ante la audien-
cia, presentándose con tal aire de canfianza que chocó
mucho al tribunal. El presidente le preguntó qué es lo
que tenia que decir en justificación de todas las estrava-
gancias que habia practicado en el Paraguay; á lo que
Antequera contestó que sólo habia obrado de acuerdo con
las instrucciones recibidas de la corte. "¡Qué!, repuso el
presidente, ¿la corte os ordenó espulsar á los padres de
lacompañiade su colegio, marchar con un ejército con-
tra las tropas de su majestad y pasar al (ilo de la espada
á tan gran número de indios y aun de españoles que
servian en esas tropas?" Quií^o replicar pero el presi-
dente le impuso silencio, consignándole al corrigidor con
orden de conducirle con una barra de grillos á Potosí,
donde se hallaba vífei alguacil mayor del Paraguay don
Juan de Mena y algunos otros de sus partidarios que ha-
bian ido á esperarle en la Plata, tan persuadidos como él
que nnda tenían que temer y que solo habian sido arres-
tados allí y conducidos áPotosi. Cuando llególa orden de
hacerle conducir á Lima, Antcquera pidió al corregidor ^
una escolta para la seguridad de su persona, porque, decia,
sin esa precaución los jesuítas podri^n hacerle asesinar
en el camino. "Tendréis escolta, le dijo el corregidor,
no para garantirlos de los asesinos, sino porque yo debo
asegurarme de vos."
Llegó á Lima en abril de 1726 y allí llamo la curiosi-
dad de una multitud de pueblo que deseaba ver al que ba-
bia pretendido hacerse rey del Paraguay. No era cierto
i que hubiese tomado el título de rey del Paraguay bajo el
I nombre de don Joaé /, como se habia hecho creer.
GOBEKN ANTES \VA
El vircy tlolPorú, marqin>síh» rastolfuortc lo lii/oron-^.
<Íu*'iral |»riiH*i|»¡o á la rái*t*i»| fio rort(\ (ItHKlotuwMliirante '
r#»n\iílo riiiiNi afií)^ la nii^tna lihort;ul quo >¡ so lo huhiora !
alojaiio 011 lili hotel, yiMiilu (|MiH|4M|uerla, un snlu doiitro |
«le la «'iu'Ia'l, sinu tainhioii al oam|M».
La lle^rafla <lc clon I;:Ma<'ii> Snrnfta ;'i Lima •^orpriMpliú
ni vin'v, riiainlo so le «Tria on |iosesiiiii ilel ^ohierno fiel
Paraguay. Pro^íuiitaíl*» ¡mip oI víhív solne la raiisa <lo
su vuelUí al Poríi. Snroelíi Iií/m una lirovo rolaoion «le ttxlos
lo< rio*ip»^ íjm» había corrí' lo |n»r |» irto «I*» los reheMos «le
aquella |)ro\in<*ia y a^repiniln i|Uo Anlequera y Mona
l^arerian influir inui'h«»eii manto |>a^aha ru t^l Para^^uay.
Inme<liatauienti* mandó llamar o] \¡r«'y al pro^iilentr «Ir la
autlienria. marqm'*'^ «le i'n^n SantÍH*/, y li? *^U|íli«'ó ^o tras-
la«iase «^ la rAroel ele <*nru* aptult rániiosc» «le t^Mlnslos
|in[toles (le Anlequora. El presíilontr fué y volvió ron
algunos osor¡t«»^<|Uo n«i tenían im|»<irtanoia al^^^una. Pro-
gunl'flo entonóos el virey sí liahia ro^istrafli» l<»s bolsillos
del |»ro*io y mutestaiiflo el |iro-ii<lenle ne;xativanionte;
•volvoil al in*«tante. n'|»usn el viroy, y ref:iMra*l portólas
|»artos.'* Esta \o/, ro^ii^^tram)*. I«»s hnUi||«>s, encitntró
algunas rarlíi** que justifirahan las sospeolia'^ <le So-
nicta.
I>o**tlc esc moment4i se mandó eni-errar á Antoi|U(*ra
en un oalahozo y ^i» |tr«M*ei|ió ñ activar el |ir<H*r*^o do l«»s
dos roo*^, y imm'o*^ dia^^de^ian-s >e prMnmH'ió la '<»enten«*ia
siínjícnlc: —
•yue don JmsO «lo Ante'iuíM'a. «-tinviri*» *W M»»ln'ion y
rtd>eli<»n. y |M»r ron^-i^uiento, drl rrlmcn do Lo^^a Majfs-
ta«l. sea sacado fie la prisión cun nuii'ota y i-apucha.
monUitIn en un cahalhicnjac/atlo dt* Mo:;r<», prtH-(«did<»de
un prop»nero para in>truir en alta \**/ al puehlü de sus
riimones. fpio m«*(ivahan ^^u ca**tii:-».— y i*<mdu«-id<» á la
i»la/a piihlioa |>.'iru ser decapitado snbre un i-adalso; que
114 DEL PARAGUAY
todos SUS bienes sean conñscados con aplicación á la real
Cámara, después de cubiertas las costas del proceso; y
que el alguacil mayor don Juan de Mena, cómplice de sus
crímenes, sea conducido al mismo sitio y reciba muerte
de garrote en un cadalso mas bajo."
El pueblo recibió la noticia de esta sentencia con visi--
bles muestras de reprobación, tanto mas cuanto que no
quedaba lugar á apelación, y el virey estaba decidido &
no conceder gracia ni á hacer demorar su ejecución. Pro-
yectábase un levantamiento en el riiomento en que esta
debia tener lugar y dar libertad á los reos. Avisado del
plan que se intentaba, el virey dispuso sigilosamente pasa-
sen algunas tropas de las que guarnecían regularmente
la plaza del Callao, ordenando al mismo tiempo al piquete
: que debia custodiar á los reos, les diesen muerte al
¡sentirse el mas leve movimiento y procurar apaciguar el
alboroto en seguida.
*
* «
Llegó el dia señalado para la ejecución, (el 5 de julio de
1731), sacaron al reo de la cárcel, en el trage antes des-
crito, y rodeado de religiosos,. pre:íedido del pregonero
pronunciando en voz alta la fórmula siguiente: —
"De orden del rey nuestro soberano señor, que Dios
"guarde, y á su real nombre, en virtud de la sentencia
"pronunciada por el escelentísimo señor virey de estas
"provincias, por consejo de la real audiencia, don José de
"Antequera y Castro es condenado á morir en un cadalso,
"por haber mandado tomac las armas en la provincia
"del Paraguy, haberla comprometido varias veges á la
"revuelta y á negar la debida obediencia á los tribunales
"superiores; por no haber querido recibir al gobernador
• OOB£K>* ANTEA 1 If»
*eiiv¡ailo por el vírcy; |K>r haber reunido unejénMto ron
"artillería rontrael (\ue iba de lUieiios Aires de orden del
•>upreino gobierno; por liaber ataradi> ese ej<^n*¡to y
* haberle muerto mas «le soisciiMito*^ hombres. Por todas
'eMas oausas y otras <|ue quedan espresíidas en el
'proreso, se le condena á ser de«*apitado en un cadalso.
•Que líxlo*i sus semejantes perezcan del mi'-mo modo. '
A|»enas llep'i el reo á la plaza, «pie >e hallalia muy lle-
na de ^ente, cuando un reli;:ioso fi-ancis^ano se trc|M'» 4*on
inirepiílf/ sobre elcadai**o y dio el ^ritode ¡ti-.rimin!, el
que fué repetido por la multitud, entre la cual se haliMban
al gunos franciscanos «pie fueron muertos.
Kntretanto. Ante«|uera se^uia a(*ercúnd«'>se al ca«lalso
sin prestar la menor atent*ion «1 lo «(ue pasaba al rede<lor
de Ol. El tumulto iba creciendo «ada ve/ mas. Los que
eustoilialian al reo, «'umplicndti la ónien 'pie tenían, hi<'ic-
ron fuep) sobre él, mas «pliso la casuali<Ia«l «juedo^ fraii-
ei'i«*anos «pie le auxiliaban «piedasen nmertus juntamente
i\>u Antequera.
Kl virry man«l«finme«liam(»nte que llevasen el «•a<láv«^r
al ca«ialso. para «pie el venlu^role cortase la «alH^/a y la
mostrase al puebl*»: ven Ae^uifla liizo sa«'ar «le la cár-
cel al alpia< il Mena, «mi «piien se eje«Miló la senti^n-ia <in
¡lerturbacion alguna, pero no m^ le dio muerte de irarro-
l4% porque no >e encontraba el \er«lup>. siní» «|ue fu«^ <le-
capita«lo mostrAiido'^e la caUva «le i^ualmoilo al pu<*l)|o.
Asi de^a|»areció aparenieiiwnie la causa de las con-
moi-ionesflel Paraguay, pero «uietiarun sus efivtos. como
se va ft ver.
Kn la «*ol«M>i*it»ii de diMMiiiH*nio^ «b* d« n Kranci^(*«» Ja-
\ier liralH». mvuii lo asexrura «'ste M'i'hir en su obra rela-
tj Vil á la 1¿^7'M /ai ii/i dr ¡ii\ «/cvf#fM«. ti^nra un «"^peiluMite y
sobrec«MH'(*^ion y tr:i*«ltici<*n •!(* I:í*« i^Misione^^ tititr^ad:i«* á •
varios pancnt«'s de ib»n Jtt**eile .\* tc<piera yt*;i'*tro. A
Cijiisulta «Icl rniiM'jo «le hidias, en 14 de «licieinbre «le
116 DEL PARaGUAY,
1776 declaró el rey á dicho sujeto "por bueno y fiel mi-
nistro, y del todo injusta la persecución y maquinación
con que los regulares de la cstinguida compañia consi-
guieron diese su vida en un público suplicio, en la ciu-
dad de Lima; y para acrisolar mas su inocencia, prome-
tió S. M. agraciará los que probasen ser sus parientes."
XXLX. DON. RAMÓN DE LAS LLANAS, alcalde de
primer voto de la Asunción, nombrado por Antequera
gobernador interino ó delegado, para resistir al ejército
del general Zavala, pero desistió de tal designio entregan-
do pacíficamente el bastón al interventor, para que lo
trasmitiese á quien fuera de su agrado.
Sin embargo, á fines de setiembre de 1727, fué comi-
sionado don Matias Anglés, que mandaba en Córdoba y
que más tarde (1735) llegó á ser gobernador de Tucuman,
con autorización para confiscar todos los bienes de los
rebeldes, recomendándole con especialidad instruir el
proceso de don Ramón de las Llanas y de don Sebastian
Fernandez de Montiel: previa su prisión, y sobre los
hechos esenciales, oir por lo menos á treinta testigos. A
los dos dias de llegar Anglés á la Asunción, con el objeto
de impedir la instrucción del pft'oceso, las Llanas y el al-
calde don Joaquin Ortiz de Zarate trataron de sublevar al
pueblo contra él. Sin embargo con la prisión del prime-
ro, la desaparición del segundo y la ocultación de Mon-
tiel, el comisionado, no sólo consiguió contener el desor-
den, sino también llevar á cabo su cometido con toda tran-
quilidad y con la plena aprobación de toda la ciudad,
marchándose en seguida y dejando á las Llanas en una
prisión mal guardada Pocos dias después se hicieron
visibles por la ciudad éste y Montiel y mas tarde, á la
llegada de Soroeta, recorrian las cercanías de ella levan-
tando gente, todo lo que no era ignorado por Barúa,
haciéndose el que nada sabia.
DOCUMKNTns JISTIFICATIVOS
CARTA PB ANTBgi'BRA Al. ORfSpO rOAnirTilH 1»BL PAllAlU-AY, IN>N JOhB
PALOS, Wt'UiKDOSB IB LA roNDL'CTA IB ¿sTR PARA «flN Agl^BL.
Imprrnta *U -Litna.
Ilustrlsimo señor
Es justo y |)Crm¡tidopor todas las leyes, aun á la roas
humilde obedieucía, re|ire>otitar á lo> >u|»eriures loque
se sufre, cuando uno está so;;uro de no haberlo me-
recido, ó de ha(>er tenido buenas ra/ones para ha-
cer loque \e> ha parerido nía** fuera de razoii; y como
vome hallo hov tan adicto A V. S. !., ci»m«» vo lo era en
• • •
la pnivincia del Paraguay, y que puedo tlciir que yo
no cedería mi gloría A otro sobn* ¡«» ipic ainíie á c-itiis
sentimientos, e^í'vidcnt*»qu»' n"-^** pu»*d*» ní»::ar, a|K'sar
de 1*mIo lómalo «jui* di* nn ^e piense, lt»qnt' m» i-onre«lc
fi todos. Y p«»r«|ue.*iMi !•» qu** trai.i^o al re*-ucrd»» «le
V. S. I., nM hu^4'o la suavidad que y» p«Mlna f^^pcrard»?
su fiarte, puerto que uni<'am*Mitc lo oih'p» de la hundad
de Dios. A quien ofrc/i'o (MI c<«pia>-i(»n de nn^ grande»* |»e-
ca<los las injuríti^ é ignomiina^ que he «^iifrid«i en nu pri-
**ioii. y del m<HÍo r(»ni*i he ^íilo iMiiducidi» atravesando
t'Kio el rt'ino y que hasta aliara n^* ha teniílo ejemplo,
y lo queahora sufr.i ni'i |ifidila df mi h<Mi<»r y «-I th* una
fitinlia iHiMc \ hi(»ii .••»!!• ••id.i. 'i'i •*•■!■ •'^•'!i f^-li»- pmiios,
^ni«» también m |ii*« ilfiiias lii* Kui'"|'.i. > p<»ripi>- lo que
iiieno> intMnquieta es nn xida. qu<* ni" e*« tnqMiMlile i-on-
r
I
118 DEL PARAGUAY
servar en medio de tantos golpes redoblados que no
cesan de dirigirme, sino la sostiene el Señor, de que ella
depende, no hablo de la estrema pobreza á queme hallo
reducido, no teniendo ni con que cubrirme decentemente,
y eso por la crueldad de los que indignamente, me des-
pojaron de todo; y lo mas sensible que me es y me será
siempre es ver esta persecución y mis sufrimientos justi-
ficados por la autoridad de V. S. I., la cual, se dice en
alta voz, se refiere á los crímenes que se me imputan co- .
mo ciertos y probados; le haré ver en pocas palabras, pa-
ra que las tenga presentes cuando nos veamos citados
ante el tribunal de Dios, en donde no hay aceptación de
nadie, y en donde el soberano Señor hará rendir una
cuenta rigurosa á los príncipes y á V. S. I., si (lo que
conjuro no permitir) en sus juicios y en sus informa-
ciones, á los que se da tanta fé, se ha separado de lo que
está prescripto por estas palabras del Deuteronomio, cap.
1, vers. 16. Esctuhadlos y juzgad equitativamente; escuchad al
ciudadano^ como al estrangero; escuc fiareis al pequeño y al grande;
fio tcfidreis escepdati alguna de nadie; pues es el juicio de Dios,
Hallándome en la ciudad de la Plata, me cayó en las ma-
nos una carta de V. S. I., por la que informaba ala Real
Audiencia contra mi sobre varios puntos. Como hombre
sentí muy vivamente que se hubiera apresurado tanto al
llegar á la Asunción de levantar una información sobre
hechos cuyo detalle no habia podido saber fácilmente, aun-
que su alojamiento se hallase tan cerca de la Casa Muni-
cipal; pero crei deber guardar silencio esperando muchas
reflexiones que V. S. I. hiciera sobre sus informacio-
nes. Sin embargo, habiendo venido á esta ciudad
de Lima, supe que persistia en lo que habia escrito y
que habia comunicado las mismas cosas al superior go-
bierno: en seguida me vi significar una Real Cédula de
fecha 12 de diciembre de 1724, en la que se hacia mención
de una carta de V. S. I., la cual no habiendo llegado al
Q0BERNA1ITB8 119
Paraguay ftiiio A mediados de octubre de este mismo año
1730i, e.s evidente que no liabia csrríto lo que habla visto,
sino lo que le habian dicho ciertas |»et*sonas, que le son sin
duda mas conocidas que yo.
Entre las diferentes operaciones de n)i mal K^bierno,
como V. S. I. se complace en llamarlas, me ;icusa de
haber levantado el prorcso á eclesi¿)stÍ4*os y de haberlos
fHiesto presos, citando lo que pasara respecto A un religio*
so dominico: sobre esto debo decir que n(» hay na«lade
veniad; que no sé en qu^ corcel fué puesto este religioso,
ni |K)r quién fué arrestado: puedo jurar ante Dios y por es-
ta Cruz t, que en mi vida le he hablado, que solo le he
visto en su celda v en su convento, «uando veniaAlaciu-
dad; y no creo que haya nadie en el Paraguay, si no
quiero mentir, que asegure lo contrario.
He aquí otro hechoque V. S. I. avan/a« y es el de don
Jtf>sé Caballero, antiguo rura de Yaguarcn: sobre lo nal
ignoro qué crimen se me pue<le imputar. Pues si \'. S. I.
hubiera visto los documentos, habría encontrado que he
seguido lo ordenado por las leyes, siendo ese cura uno de
Um princi|>ales autores de los escjindalttsde laPmvincia,
y amigo intimo de iteyc^, cuya fuga habia protegido Jo
que. habiendo sido probado por las declaracinties de lo««
l«*sligos que se en<*deiitranentn*los d«N*umenti>s« de^^pues
de haberlos examinado la Heal Audiencia, dio un tallo
de ruego y encargo, dirigido al jue/ eclesiitstico. ;^ quien
onlenaba darle cuenta de lo que hubiese hci-ho. Habien-
do instruido el jue/ 1 1 procedo ilel cura, lo privó. M*gun
la ley de la C*c»ncordia. de su curato, cuy<> temporal habia
no solo flisipado ci»n el i*sce«»o (|ue era cf^nncitln, >ino.
lo que es aun |>eor, hasta los ornamentos sagrados,
no recuenlo para (|ué uso; y ctimo este iTlmen agregado
á los demás. tale> couio el de lialnT cnseñailo la diM--
Irína cristiana ft su^ parroi|UÍanoH y n^i hab«*rles sumi-
nistrado los sacramentos^, bastaba para quitarle ^u curato
l>«>r res|ieto a la dignidad sacenlotal, no i^enniti que
120 DEL PARAGUAY
se le declarase en las Actas incapaz de poseer tal benefi-
cio, porque no solo le inhabilitaba á poseer un curato,
sino también á celebrar los divinos misterios, no habiendo
hombre ni niño que dejase de conocer su conducta, y
que pudiese evitar encontrarse por las calles con sus hijos.
Ño digo eso por acusarle de sus vicios, estando yo mis-
mo asi acusado; solo tengo en vista hacer conocer &
V.S. I. las razones fuertes y- bien probadas que se ha te-
nido para proceder, como se hizo, contra ese cura. No
debe hacerse un crimen á un seglar haber observado es-
tas cosas, pero lo es en los eclesiásticos haber dado lugar
á los seglares el reprochárselos. Es así como se espli-
caba San Jerónimo hablando de los emperadores Arca-
dio y Honorio: "No me quejo de la ley, pero siento
mucho haberla merecido."
En este mismo artículo, V. S. I. alega en prueba, res-
pecto de laespulsionde los religiosos de la compañia, cier-
tas circunstancias muv distantes de la verdad, añrmán-
dolas como si las hubiera visto; sin embargo, sobre este
hecho, como sobre el de la guerra, puedo decir que V.
S. I. tiene en ello, á lo menos ante Dios, mas parte
que yo; pues me hallaba sin fuerza en medio de una pro-
vincia perturbada y sublevada, amenazado por sus habi-
tantes, que temian volver á ver loquees todavia causa
de sus lágrimas, es decir, lo que sucedió en tiempo del'
señor Cárdenas, uno de los predecesores de V. S. I., á
saber hallarse reducidos á defender su vida, la de sus
mugeres y de sus h'jos, porque se habia publicado un
bando, que autorizaba á los indios tapes llevárselas. Fué
el 24 de julio que, á fuerza de ruegos conseguí contener-
los, y para impedirles que fuesen á estrellarse contra el
Colegio, me cm|)cñé con los superiores de las casas reli-
giosas hicieran que V. S. I. viniese, por el respeto que
su carácter inspira. No pude conseguirlo de vuestra pie-
dad, y habiendo hecho de mi parte cuanto de mi dependia
para desviar la •tempestad, descansé en el testimonio de
121 OOBERKANTK8
mi conciencia, cuya rectitud bien conoce Dios» aun que
en juicio (lelos hombres lia ya faltado, pero yo só que
V. S. f. solicitó, durante mi ausencia^, do los regidores
que me e^'liasen A mi toda la culpa.
i.'uando Dios eligió á V. S. I. para ser nuestro prelado,
era para serla luz del mundo, romo cstA dií^ho en San
MatcHi, diciéndolc, asi como A Nafas: "//r aAi que os hé
dado á las m^mes para ilustrarlas, y para lindar palabras
de saA'aeum hasta los rstremos tü la tierra" Üestinado,
pues, A velar sobre iiiisotros, no es posible que permita
nc»s cubran las tinieblas de la pasión oscureciendo la ver-
dad «le la inorenria, sobre liedlos en que esAa miserable
provincia, cnnio yo tampoco, nada tenemos «jue repro-
cliarii'is, >in lial>er berlio lo que es permitidot'^ lodos para
dcfentfer nue>lra \ida.
Treo ci«Miamcnte, s(»fior, que cuando e-^ta carta llegue A
mano<« *lo V. S. I. babrA be<*bo reflexión al irislc estado,
eit que ^us informaciones banreilueid'» A e-^t^i de-agracia-
da Provinna, y rwmo padre y prote<-tor de ella, W S. I.
tendrá A bien interesarse pi>r ella tomando su defensa.
|»ue«» i^'^jiero cpie i'ntóni*<.»s la niirarA coni«» una pobre
huérfana, á quien «-ada uno tratará ^eirun la< vistas de
su niii-re*^ partí* iilar. }* d** nin:;nn modo eonn» convenia
aKiTVh jo d<* I>io^ y al il»'! rey; d^sib- que ella tenga la
\#M!laja i|i* viM- á \*. S. I . i'^ptM*'» ipit» i|i;:.i: 'St- os ha iücla-
ratii* protAitor mustro, ttfU'tl cuulatlo de nosotros ^
Ks raro, si'fnír, que la pn'<'ipita''io:i no «*f»a !a ma^Iras-
Ira de la jn**ti«-ia, iiiya madp' c^ una prudente lentitud,
ci»ino nM'i lo «Mistfia la «■•^p.-rHMh'ia I'mIo^.Io** «Iiíi**. V. S. I.
rcí'Ufnla lod*» lo .|in» *^n«'ei]i/i ili* Iani4*niab|«« en e**ta Pro-
vifii-ia, \ sohn» tmbí l.i^ «-ifii-tt »'^pnUi«tn«'s de tn**< ob¡*ii|H>s
\ni"^tri»> pri'di'í*"*«»n"-, de la*» «■n.i!»*'» la ultnna bi/<> tler-
raniar inu' ba Nan^n*. \ I-» «ine ••n Mag*"»tat| y el k«»I)o-
r:in«i pii;itifi «• Al» i.iiitlr'i \ II d»'»-i«li»MMn i'ii fi\or ile «•♦*la
ppi\nhia V d«'l *«i'rit»r < '.ird''na**. «n n'i •■a*-» nniv '*fme-
jante al de boy. \ ju/tf'ini que m* «-ondiijiTon en la Pro-
122 DEL PARAGUAY
vincia con mucha prudencia. Pero independientemente
de estas consideraciones, solo quisiera que V. S. I. tu-
viere á bien reflexionar con aquella superioridad de luces
que todos le conocen, que cuando hubiera algo de repren-
sible en mi conducta, yo no habia tenido en vista empero
masque la utilidad pública, que, según las doce tablas,
es la suprema ley. Cuando me he visto obligado á hacer
• aquello de que se me acusa, forzado por los clamores y las
representaciones de esta Provincia, y por las órdenes de
un tribunal de justicia, no veo que se tenga razón de im-
putárseme delitos que no he conocido.
Guando ¿fon Bruno de Zavala escribió que venia á esta
Provincia, agregando á su carta la orden que tenia de
S. E., en vista de que las representaciones de V. S. I. de
que empeñé á la Municipalidad se apoyase, no habian
podido comprometer áeste gobierno á licenciar sus tropas
salió de la provincia, ala que veia yo dispuesta á sublevar-
se de nuevo, temiendo de que se me imputase todo el
mal que en ella se hiciera. V. S. I. quiso detenerme,
pero si yo me hubiese hallado en ella cuando don Bruno
se vio obligado después de mi partida demorarse en el
pueblito de San Ignacio, se me habría echado á mi la cul-
pa, puesto que, ausente como me hallaba, la malicia de
mis enemigos no dejó de atribuírmelo.
Recuerde V. S. I. lo que Felipe Cavañas y vuestro
criado don Roque Parodi declararon en vuestra presencia,
cpmo también todos los testigos que se han oido sftbre
toda mi conducta, que si yo hubiera tenido la felicidad de
haceros ver todos los actos, habría conseguido talvez da-
ros una idea mas favorable de mis acciones; pei'o mi padre
San Gregorio nos enseña que "el espíritu debe servirse
de los conocimientos que tiene, para elevarse al de las
cosas que le están ocultas, y por el ejemplo de lo que está
invisible." Todo eso y muchos otros hechos c[ue callo,
porque es mas apropósito sepultarlos en el silencio que
GOBERNANTEft 123
traeríos ¿ la merooría, me obligaron á hacer estas repre-
seiitarioiies, y no es tanto que yo sufra lo que A ello me
obliga, sino porque, como ya lo he flicho, el nombre de
V. S. I. es su principal causa; este nombre, por el
que siempre he tenido gran veneración, y que jamás de-
jaré de repetir, como debo. Re^^ervo mis iegüímas de-
fen^^as sobre to<lo, para el justo tribunal de Dios, de
quien es|H?n> el des;igravio <le mis penas. Muchos otros
sufren sin salier pí)r qué: compadeced, í^ífior, sus males;
es el mMio que todas las obras de V. S. I. sean para
ella un manantial do prt>s|M}r¡dad, y que su gobierno se
rijiisorve de todo infortunÍ4). Ksto es loque le deseo con
una larga vida y una perfecta salud, y las altas dignida-
des que con tanta justicia le son debidas. De la Cárcel
Real de Lima, á 14 de agosto de 1720.
Ilustrfsimo serii)r:
lieM) las manos de V. S. I. comi> el mas humilde de
^u** síTvidores—
D. J. DK Antkqukra y ('astro
RfcSIM'K'-TA DKI- omsi*o rOAhJrrOR nHL I^ARAGUAY
á la |»rcrc<iente cartel «'onlirmando los asertos de Anteque-
ni y justitic^íniiosc enqu** su delier como pastor de sus •
o\ejas nolt* |>ermitia obrar de otro m<Hlo.
Don R:inion d«* las IJan^ai'aba do entrojarla carta
de V. S., defíN-ha 14 do ag'Mo del año ant<TÍor (17;?<V, tti
•
la«*ual. dospuos <h*.halMTrnc ro«'orda'l») *'on un celo ver- , \
dadoramenlo rrístiatio la i>blii;a<'íi»n que mo ¡m|>one el i
ranlrtor pa^tonil. do ipio aposar do mi indignidad me I
hallo rcveMidti. do arreglar la** infonnariones que diriji
á los tribunales Mi|MTiores «^obn* la regla pres4*riptaal
verslnilo IG ii,.| primor •*apituli» del I)culoronomi<s ou-
yo*i términi»** pr«>pi<i^ me pono á la vista, insirmais on
íuida halMT loido on la riudad do la Plata lo que,
124 DEL PARAGUAY
pocos dias después de mi llegada á esta ciudad de la
Asunción, escribí á la Real Audiencia en una de mis car-
tas, que contenian varios artículos contra las operaciones
de vuestro gobierno; y agregáis que por mas sensible que
hayáis estado, disimulasteis prudentemente, lisongeán-
doos que después que hubiera hecho mis reflexiones so-
bre lo que habia pasado me rectractarla; pero que ha-
biendo llegado á Lima supisteis que yo habia enviado las
mismas informaciones al superior gobierno. Para no
confundir nada y es|)licarme con mas claridad, voy á
reasumir separadamenle cada artículo de mi carta y dis-
cutirlos todos en particular.
He marcado en primer lugar que V. S. habia inmedia-
tamente por sí mismo hecho una información sumaría
contra el doctor don José Caballero Bazan, cura propio de
San Buenaventura de Yaguaron, sobre sus funciones y
la administración de los sacramentos, que una vez ter-
minada la habéis enviado al licenciado don Alfonso Üel-
gadillo y Antienza, electo provisor y vicario general, des-
pués que el doctor don Juan Gorízalez Melgarejo hubo
dimitido sus empleos, porque no podia ya defenderla in-
munidad eclesiástica, y que de acuerdo con el nuevo
provisor, habia sido destituido de su curato. Si, sobre
este primer artículo el obis|)o se hubiera arreglado en su
información sobre el susodicho capítulo del Deuterono-
mio, V. S. no quiere convenir, podrá convencerse por la
respuesta del señor fiscal, que solo lo hizo después de ha-
Ber visto mi 'carta y las actas espedidas por V. S. y por
dicho provisor, que estaban en el archivo de la Real Au-
diencia, y de donde dedujo, como tan buen católico cual
hábil ministro, que no puede hallar á bien, ni su Alteza
aprobar, que vos hubierais por vos mismo hecho la in-
formación sumaria, aunque después que ella hubiere sido
perfecta, la hayáis enviaiio al juez eclesiástico, y que este
juez habiéndole recibido en presencia de un segundo tes-
tigo, hubiera en seguida hecho definitiva la sentencia; tam-
OOHEBKANTRS 13^»
bien (ieclafa <*<»mo nulüs Unlii^ otas artas, |)on|ue el mra
no hubiere siilo oiílo, ni haber prtMlufido sus defensas
romo lo |MV^ 'i'iben el Dítim'Iki, romo |H)rf{iii* lo< te>ligüs
iiu fue«>i*n «'•»nfronta(ln>: agrega <|in> la riMUnnia ret-¡b¡<ia
|ii>r el a«*ta «ie aronn mío nn poílfia tener lugar, <lan(U>las
razone-; v la Keal Aufiienria me ordena á rcí'omeñzar
lo-« |)roee<limientos juzgando según iusticia; lo <|uc hiec
al rabo de un ano, no habiendo podido hacerlo antes, por-
que estaba obligadoá terminar la visita de esta diócesis
|iara ronfonnarme á lo presrripto por el Conrilio de Trefi-
lo. Kl rora/on me está desangrando todavía (*uando
pieii'^o en el triste estado en (Uie lo hallé, y en el despre-
rto que tenia de las armas de la santa iglesia, nuestra ma-
dre, '¡'«rminatlo est<* asuntt», mandó los do4*umrntus al
Keíil y supremo <*oiisejo lie las In lias y á la Iteal Audien-
cia. Pero lo que me ha sorprendido estremamente es
el %eros asegurar que por respeto por la orden ^^aeerdo-
taJ no habian |»ermitido que >e prodigasen otras deposi-
ciones de crímenes contra ilicho «'ura, mientra^ que por la
misma acta de aromo<lo e^ evidente ron que seguia tollos
his procedimientos. Ksto po<lriaser el efertode un gran
celo, |)en> no parece asi: se ju/gará por los documentos
que habéis mandado á la Plata, en donde deseo que so
levanten la^ falta^^ en donde yo |H)dria ha^T caido por
iKiiorani'ia.
Kl segundo artlrulodemi i-aiia corresponde alo** bie-
nes i^itrimoniales, que habian ^cr\ido de titult» á don
A^Min de los Uejc^ para tmleiiarse t|r diAi-ono, segiyi
.-«insta por ^us letras le*»timoiiiaies cspcdula^^lMir el Ilu**-
Ii1*«nn<» señor don Alfi»n**iidel pn/o y Sil\a. obispo do
Tu«*uman y que he íln-ÍM halH»r "^id'! «••ni(i'*i*ad«i **i \* S^
no rei'uenla lo qur d^.-idi • »*ol)rc r*»ir aitliul«> en »*u res-
puesta «•xh'irtatiirM. .1 la adxerteihia d«'l «an^ini^o diM*ti»r
HiHi Juan tioii/ale/ M«*!.í:iri*j«». pr«i\i<«iir y \ii*ani» gene-
fial, vny a iraHi-nfur aipit lo<« pro|.i«is iornnn«>«^, palabra
|K>r pah^^ra "A /ofitr ts mcrsigru* a^tgntr qm dulut uikfra
128 DEL PARAGUAY
preguntas á su tiempo y en su lugar. El obispo no dijo
que V. S. haya arrestado por sí mismo á este religioso,
sino que lo ha sido por don Ramón de las Llana, cuando
marchaba con un destacamento de tropas para apode-
rarse de la persona de Diego de los Reyes (lo que está
probado por las actas) que venia con una orden del
Exmo. señor don Diego Morcillo, virey de estos reinos
para volver á su gobierno. El obispo guardó silencio
sobre esta circunstancia; tampoco habló de las confisca-
ciones de bienes hechas por V. S. sobre los que seguian
á este gobernador, ni de la venta de esos bienes, lo que
redujo á una estrema necesidad á sus mugeres, cuya
dote también fué embargada: no siendo mi objeto levan-
tar todas las acciones de V. S., sino únicamente los dere-
chos de la iglesia.
El tercer artículo es el de la espulsionde los padres de
. la sagrada Compañia de Jesús, en virtud de un edicto es-
, pedido con precipitación, ordenándoles que saliesen de su
i colegio en el término de tres horas, habiendo sido seguido
; de otros dos reiterativos de obedecer sin demora, y cuya
\ acta no se les quiso dar, aunque dos de estos religiosos
^ hubiesen estado de parte de su rector en la casa en que
:^ estabais con la municipalidad reunido, para demandarla.
Constan estos hechos, habiendo yo visto sus pruebas an-
tes de informará la Real Audiencia, y están firmadas y se-
lladas en la mejor forma en cuanto lo permite la circuns-
tancia del tiempo, por testigos que vieron todo declarando
bajo juramento, siendo estos testigos el canónigo doctor
don Juan González Melgarejo y el doctor don Antonio
González de Guzman, cura y provisor de la diócesis, am-
bien conocidos en esta Provincia por su virtud y su eru-
dición. He tenido en las manos otros certificados, de
donde he sacado varias circunstancias espresadas en mi
I información; pero no he creido que rtie conviniese hacer
mención de un hecho muy indigno del primer alcalde y
un regidor gritando en voz alta en la plaza al mostrar la
OOIIRKNANTKS V¿*J
iglesia j el rolegio (lela Coiiiiiafíia, fine era iiercsariosa-
rar el iráiioiiroiitra este palomar, lo quo aun liahriaii eje-
<*ut:i(lo, s»i don Sc*basi¡aii <le Areilaiios no se hubiera |
o|>ue^li», lo que él inisim» publicara. Kl obispo nodijoj
taii]|Ki4*o'que ilespue> «leí secundo eíliclo, se <lió ónien
de sarar el santo sacramento t|f? la i^'le-^ia del cole^^io lle-
vándolo ¿í la «atedral. lo que lii/o el cura pro\ isor acoin-
|»aíiado del canónico don Juan Gon/ale/, seguido ele to-
cios los padrt*s (|ue llevaban todos, llorando un i*ir¡o en la
mano. Lue^o. ademas ile (\\\r cll«> «*4in>ta por las actas,
e^ un hecho tan notorio que hasta hoy no hay nadie que
no se liailc |H.M)(*trado do dolor al solo recuerdo de halH?r
visti» ;'i esos hombres eclc^iá'^licos^ carinados de años y
achaques, que eran elejemj»lo y (*()n*<iuelo de eMa ciudad
y de toda la Provinria, atrave>^ar la ciuda>l en me<lio fie
una multitud. A quien este e^pectáenlo sacaba láp'imas
délo*» ojds, marchar lentauHMite y con trabajo, al entrar
la noi'he, no tenietnhi mas í|ue >us manteos y sus lire- ,
viarii>s, indultados y tratado*^ de perturbadores de la paz, J
de iraidoresal rey y á la Utqiública. Si el ubispo no se
espri*«i«*M-oii rei'tilud, es únicamente cuando dijo que los
|iadre^ habian idoá hacer '^us rt»|iresi»nla«*io:ie^ ;Ha mu-
incqialidad, siendo la \erdad «pie fue en «>l alejamiento de
V. S.. en d«tnde habíais riMinido t. ido el cuerpo munici-
|ial para tratar allí de e«^tt> iieiro*io. Mxanune eon ^an^re
fría, y no «-on el n-MMitinucnio i|c un homliri* i|Ue *»utre,
««i sobre este punto el ohi^^ito n*» "«e «-ondujo liastante
bien sobre el TapUnlo del I)i'uti'ri>nonn<>; piM'o examine
ron t;inta madure/ ^i no otaba obli;:adti en eon«*iencia
dar avis'i á h>^ trihunaU'> ^uptriotv^ de un he^ho <|ue
hi«*re tan •lirectain*iit»* la ininunid.id t»c|fMaslii'a. ile que
nopiídia prescnidir en la iinnin'^ian.'ia deleMado en iiui»
se hallaba l.i Pr"\nnia. ^in airai'r-** la maledicencia y »^in
\er^e acubado de nbrar p«»r pa^^hMi: «'onio I»' **ut*cdi«t ¿il
K\m<>. ^ehor don !irun«». para nnpeilirle que entra «^e en la
l*ro\ni<*ia. Si t*|olM>po, por haber tomado la detenga d«* li»s
130 DEL paraguay'
padres de la Compañía, como lo habría hecho por cual-
quiera otra orden religiosa, y aun en el caso en que se
hubiera desterrado un solo clérigo, es tachado de pasión
y de parcialidad para con esa santa Compañia lo mismo
habría podido decirse de los soberanos pontífices Pablo
Vy Clemente VIII, cuando el primero no quiso levantar
el entredicho que se habia lanzado sobre la República de
Venecia, ni el segundo reconciliar á la iglesia con el cris-
tianísimo rey de Francia, sino á condición que los jesuí-
tas fueran restablecidos en sus colegios con mas honor,
que lo que habían sido espulsados con ignominia.
En el último artículo de mi carta, se trataba del encar-
r celamiento de los padres Policarpo Dufo y Antonio de
Ribera, á quiénes habíais ordenado que se presentasen
á mi provisor, al que, por medio de un billete, hablan man-
dado verificar si eran sacerdotes, y, en la suposición de
que lo fuesen, remitirlos al que habíais dejado en el
mando durante vuestra ausencia, para que los encerrasen
en la cárcel pública.
Ademas de la notoriedad del hecho, consta también por
los actos y por el original de vuestro billete que se guar-
da con cuidado, para hacer conocer, en caso de necesidad,
que la poca reflexión con que lo habéis escrito, os quita
todo medio de eludirlo. Pues finalmente, si el padre Po-
licarpo fué vuestro amigo, si V. S. le encargó confesase
á los de Villa Rica sobre el Tebicuarí, á quienes habíais
condenado á muerte ¿cómo podía ser cierto según decíais
en vuestro billete, que habia sido tomado con el sable en la
mano y en fuga á caballo al pueblito de Santa María? Así,
señor don José, todos estos artículos de mi carta siendo
ciertos ¿en qué he podido contravenir á lo que está prescrito
en el primer capítulo del Deuteronomio? ¿Cómo podéis
persuadiros que he atacado vuestro honor por mi carta, y
después de haber hecho mis refiexiones sobre lo que ella
contiene yo me habia de retractar? Si hubo en estas accio-
nes algún descrédito que no puede entrever el obispo, que
UOIIEUNANTE8 Til
•V. S. se qucj.'i «le liaf>erla^ oomcli<l<,. y no que siendo lan
*"it»r1a«* V notori;i^ romo I«> <n[\, las liava he**lio cnnooerí»!
obi^|Hi |»ara (lenMi'ier la Iglesia, ni que liaya buscado su
renioflio eii la [»i<'«la<l «Irl n»y, nuestro Sonor 'que I)¡o>-
KuanlC' y en la ju^liriaile lo*^ tril»unali»<, que !«> re¡irr>en-
lan.tninefiiatamtnte, para qut' unas medidas tan itTe;:ula-
tv^ V lan inauditas dt* un ministro tan |)ru>l<Mite v tan liábd
• • •
en la^» rienria^^del DiTCflio. no puedan >er\ir de mo<lolo y
•U'»moiivos á iitrosgobiiTiK»^ m<MM>s ilu*¿tra«los, para ha<'er
L'i'* misma^ ro**as. Nin^runa pȒl4*xion rrisliana put*de pi'r-
>uadirm<'lo qui* \*. S. me liare presente, que vuestro-» per-
"^e^uiíl^re^i pueijni serxir'^e «cintra \os ilemis iiirir*na<*¡o-
íiv^, ni que puedan tlar «H'a^¡«Mi .i pr<idu«*¡r nin;^un «»tro mo-
tini. que lo*? ijiio re'-uitan de las a«-ta< jurldieas.
\". S. me diec que>r lo lia <i;;niíii-ado un real ílespaelio,
de fe«dia i:í de iliiiembre de 17:íl. «Miel que m» meii'iona
uní de mis**arta^, y »|U«' r:«» ltalii(Mid«» lle;:ado a esa eiu-
dad ^ino en el mes de oi'tui»r<' dfj mi<mo año, iki he potü-
«l«» itiíorniar á su Map'^tad *-«<i>rt' U* que liabia \isto, ««¡no
«•i»^ie I** t|Ui* me liahian su;:<'rido prrsmia*^ que y<i debía
I t.iMM'i'r. ¡Olí. cuanto ^itMit<* i|ii(Mni Ihiinbre tb» tanto ta-
UMit'i t^-riba eiiii tanta lit^eriva! V |iara ei»ii\enei»r«i'^ ib»
que ••*- «-quiviicai^. «Ii;:'» qUe «mi el m«*< de abril d»' ITíl,
t-M ribl de^^de HueiiO^ Air<'s ;d n-y qu«» Mh»-* ;:uarde |tara |
darh.» i'UiMita de mi ll(*;:ada a «^a «ludid. \ |»ara *»oliriiar
«•er«*a de ^U Ma^e^-tad una parle fie la^ nnla*» de nn dió-
••e*!-». ib'Xí'n^ada** durante la \a«ante. para p'MJrr n-me-
diar la extrema p<ibre/a é nidiieneia, en que me babian
a\wadi> bailarle redu<'ida mí i;:le^ia en «'feíMo, lo be ron-
M^^uid*»: vo^ lialH'i^ ^hI*) testi;;*» y la \>>/ publii*a atrMí^ua
qu«* mi «'aledral •'** b'»\ uita d*' la-i mas di'«*iMit»'*» y una
il#» !.!'• mej.ii ppiM'ota^ d«' «•ruannMitn-. «b* !•«*!♦» reni-». I*«ir
la mi'^ma \¡a. man'b' bn«'M«»^ i"rrliíi»ad«««* de |i» qu** el de-
Ikt d«> un • uaihi.id d<' p i^t'-r ni*- b.i-<ia IpíIp* tentar para
nn|H'i|!|- iji|f »•{ t« ineiit" d** r«'y d'»'i Maita'-ar (lar' :a lb»«*
hitriest.* un ^e;:undi> Maj«' al Paraguay para eje«utar las
ISS DEL PARAGUAY
Órdenes del Exmo. señor virey, y lo que me interesaba era
un temor bien fundado de las tristes consecuencias que
este paso ocasionaria en esta provincia mal dispuesta, y
de la que yo no podia dar mas conocimiento que el que da-
ba la carta que el Exmo. señor virey daba á la Real Au-
diencia por su carta del mes de marzo, de que yo habla
visto una copia, que he mandado bien confrontada, sin
agi'egarle ningún hecho particular, porque nada sabia.
Persuadios bien, señor don José, que el obispo nada re-
fiere al rey, su señor, que deje de ser muy cierto, y que la
haya, por decirlo así, palpado, porque una larga esperíen-
cia ha debido enseñarle que bajo la mas bella apariencia
de verdad se ocultan á menudo muchas mentiras y false-
dades, principalmente en el Paraguay, en donde ni las
mismas actas judiciarias están exentas de.este defecto, y
encaso necesario, el obispo dará de ello pruebas jurídi-
cas. Ojalá, señor, no hubieseis jamás escrito nada sobre
falsas relaciones, no habríais atacado el honor de esos
hombres apostólicos, los cuales con tanto celo, y tan
grandes trabajos, fundaron en sus Reducciones tan nu-
merosa cristiandad, que he visStó con mis propios ojos vi-
sitándolas todas y poblándolas de fieles subditos del rey,
nuestro señor, al que en toda ocasión prestan la mas ^
exacta obediencia, asi como á sus ministros, puesto que
al primer signo de un gobernador de Buenos Aires, se les
ve venir en número de mil doscientos á trabajar á sus
espensasen las fortificaciones y en la edificación de la
nueva ciudad de Montevideo. Y seria muy estraño que
mientras los de las Reducciones del gobierno de Buenos
Aires son vasallos tan fieles y tan útiles, los que depen-
den del Paraguay sean de un carácter muy opuesto. El
obispo bien podria esplicar el enigma, pero ésta no es ia
oportunidad.
V. S, me dice también, con respecto á la espulsion de
los padres y de la guerra del Tebicuarí, que por lo me-
nos ante Dios tengo fnas parte; respeto los impenetra-
OORERNANTE8 133
•
Mcsjuiriosde Dios, que permito so hable ron t.anta >e-
^ri'lad. Aírroífais <|iieM^ liallabai< *<in fu«MV.a para re<?is-
tir ei\ una Pri>vinria iní|uit»t.i y on sublovafion, y aiiiena-
zaíla |»or *ias habitantes, que lemian volverá ver lo fjue
hablan c«^|K?nmenla<losus padn^s, y lo que era atuí ob-
jeto (Jesu*^ Imprimas desde el tiempo fi<» mi glorioso pre-
•lo«'e<or el señor (Virdenas; es «lerir, hallaree reduridosíl
ilefen-ler su viíla,la íh* **us hijos y el honor do sus muf^e-
ren, puesto que se había publicado un bantlt» autori/ando
ú ios indios tapes ú llevárselas: t\\io vos habíais tentado la
via de It>s superiores de los rotulares para acelerar mi
ilef^ad.a, que podria a|)aripuar esa bnrrasra e<rilada con-
tra mis ovejas, pero que habíais tenido la dosfrcarjíf de no
|¥xler eons4»guir esa araría do mi pi»^«lad: que para mayor
abundamient«) de fie'^írrai*ia. habiendo hooho tocio lo que
•le \os de|»endia |>ara prevenir las c*onsoi-u«*ni*iasde esas
líOilurbariones y do ose modi» asegurar vuestra oonoion-
«*ia ante Dios, aunquo ante lo** hoinbn^s hiyai^ parorido
••ul|wible, he solit*ítado en vu^'^ira anstMn-ii que los regido-
res ei*hasen sobre vos ti»da la «ulpa: qu»' **in einbarp» ha-
biéndome elegido el Sonor pira ^or «»bi'^pt» do osla l*n)-
vinoia, ino í-onstituyó, mmo dii*o en el i*apUulo .*> d«* San
Matoo. la lu/ dol mundo, «pío no os pMsiblo permita yo
quo las tinieblas de una pasión ofu^^quon la verdad do la
iiMH'onria^ <i>bro ho«'Íio^ imi Io< rual»»'^. ni vos, ni esta mi-
MTable Pn>vin«'ía i*onn»ti«'ra otra falta que la d»* defender
nuestni \ida, ionio e^ permitido á lod«>s.
Vi) |HMlría !vs|iiinder á o^^to arll'-uli» de vno^tra earta
MiplieántliiO'i oiinte^ta^ei^ \oN mi^nio a e^ta*>« «'tiatm pre-
^unt'is:
";.CJnién o^ «ibli^'i, «*nand» «'I tiMinMit»» i|«* rey don |ial-
ia^arífan*ia l{<»s os«Tibhi ilf'^de riirritMil*»> para n«»titioar
jiis fh'%)pai*h*»> «h*l Kxm«» '^••íe'r \ ir^y *\** t^'-v*^ n»!ii"s,
qii»» |í» oíiii^tiinian ::i»b«Tiiadiir d»» O'^ia Pro\iih-ia. •-••ii\o>
•*ase tuia a*^anib|(*a ::t*iitTal en la del ayniitamienii» para
delil»erar^i ^f le ilobia r»*«-ibn* o n*»: ui'^i^Ut'ihlo \<<^mis*
134 DEL PARAGUAY
mo cerca de mi provisor, que asistía en calidad de juez
eclesiástico, para obligarle á conformarse á vuestra
opinión á nombre de todo el clero, y con su denegación
decir en presencia de varias personas, que cualquiera que
opinase por la obediencia, la pagaría? ¿Quién os forzó á
impedir á ese mismo Baltasar entrase en la ciudad para
presentar los despachos de su escélencia, el cual solo,
como os lo sostuve en una conversación bastante acalo-
rada, tiene el derecho de cambiar los gobernadores,
cuando lo juzgase á propósito? ¿Quién os incitó á no
querer que los nuevos despachos del mismo don Balta-
sar, fuesen recibidos cuado volvió la segunda vez? ¿Quién
desterra) á los que habian opinado que se le recibiese des-
de la primera vez? lo que impidió el conocer si la mayoría
era de opinión que se prestase á S. E. la obediencia que
se le debia. ¿Quién decidió que las órdenes de la Real
Audiencia debian prevalecer sobre las del Exmo. señor vi-
rcy, pues los autos de la primera dan principio can estas
palabras: Don Felipe^ po7^ la gracia ieDioSj etc.^ y los del
vi rey por estas: Francisco Diego del May^qués? ¿Quién
enseñó á esta ignorante Provincia que se podia suspender
la ejecución de las órdenes del mismo rey, nuestro se-
ñor, y que apesar de la distancia se podia hacera su'.Ma-
gestad hasta tres advertencias, antes de someterse á ellas,
sin hacerse reo de desobediencia? ¿Quién declaró que los
despachos de S. E. debian tener la aprobación de la Real
Audiencia? Sobre este punto V. S. puede recordar lo
que le dijo el obispo. Paso en silencio muchas espresio-
nes de V. S., porque no conviene á mi dignidad, y mi mi-
nisterio no es profesar el Derecho, ni esplicar las 'leyes.
Ahora voy á contestar á los reproches que me ha-
céis.
El primero es que con respecto al destierro de los pa-
dres de la Compañía y de la matanza de sus indios, soy
ante Dios mas culpable que vos. Bien^ quisiera^ hallarme
al alcance de abocarme con V. S., para que, por un efecto
CORKIINANTKS iSTl
<lf.' ^u grau rclo, pudiesn instruirme de lo que yo ignoro,
y. que «ii yomo hallara <*ulpal)l»% |»ü<Iio<oyo ron venlaílcro
arre|>onlimiciit<i llorar y rejiasar por una |MMiiteiH*¡a ¡iro-
|H>n*ioiiaíia, «Timones tan enormes romí»li<i<)s rontra el
Mírvirioile Dios y el «le su Maírestail: poro en «*uanto á
liM|ue insinuáis (pie y«) me he ne;;a<lo :l rontril)nir al ali-
\ím lie mis ovejas, r<imo m*» I»» hahiai»* herho ^iilit*ítar por
ni»*ilio Je lo*4 superit)res <!»» I«>s re:^ulare-i. ya hiM*ontí»slaí|o
•leun moilo «<atisfariorio i»n mi Ri»'^pne>ta á la rarta que
!»•• hahin e<«TÍtoel Umo. pa<lre prior fl«* mi jia^re Sanio
hi>minp>, asi*^urán«lonie hah<»ro<la romunií^ado. Dos
• iipia'i jurl<lií*a^*le e^^a re*ipu<'^i;i a'*i»mpariar<>ii á lainlor-
riiariiiii, que dirigió A la |{<.*al uA<lienria, la cual oniotió
que **einserta^e en el aiil«»tph'f»^pii|i*'»y man<ló ;i i^sta Pro-
\mi":a. hiriéndome el >U'^oi|ir||o pa*lre prior «mi **u»*arla,
que V. S. y tuda la Proviii«-ia e*»lahan re^n«'ltos A \\o
iftrat'tar la «h'líherarinii ti»mada «le no nt-ihirá ningún
f;*d>erna(|ur sino pur •'«•iidn«'t<» d«' la Rea! Audi(MH*¡a «le
< 'lian*a^. qui«Mi a^l lo ha^ia ordiMi.'id*) p'»r ^u K«'.'il IM*t»vi-
•*i«in. >o p<*na «ieilic/. mil «»sindíi«^ dr* multa: hahi«Mi«lo te-
tiid'i adtMna*^avi>it^ i'iertos qn«*, a|M*^ar i|«* la^ dili;;t'iii*ia«<
quí' «•! de^KTíh* mi «-arp» \w* h diia uMiija !•» á Imi'iM' «-fn'a
íií'l Kxnií». ^eñ«»r iloii Hrnno «I*» Z avala, y d«»l i«MiitMile «le
r»'yd«»i, Haha^^ar. t»>iaha ."*(♦• r'»-»'i»»li » i ••j»» iitar las órd«*-
o»s d«* S. K. <»l s«»fh»r \in'y, thi*i ii'Im qnt» un ^uhall«'rn«>
n«i era duí'íi'» d«* ili>p*Mi'* ir-**' d»* iih »d**«*"r á ^u sup«»ri«>r
qu'» r»'pn*'*«*nla itMn«*diatatn**Mri' la p«»**< ma d<'l ^oh*Tan<», y
t«HÍi» i«i d*'ma<(p|(' }•> t»'*pi*«*'* il»a »mi mi ••arii. »lt' la «pío
•HfMivp» ri*pia^ auiMpp* \ . S. ha\a pmiido \«m* r\ «•ri;:ínal
•••I •-! pa |U*'t«* ipi'» «•! oIm-^P'» mandaba a »*u pi^M^^Mr. «»l
••nal fn«* aMí^rt-» i-n pr«»^'*!i'i i d»* mi ••iplnilii, df l-i"* ^np«*-
ri'»ro«. P'pijian»'*. i|*» \\u «ili -mI roal y d«l i»^rrihan«% qu«' h»
r'»\ar'»ri á la ju'ita. •niíil»» i»»r ••rd'*'i d»'l l\\m" *»«*ñMr
d'Mi Hrun«», «.!• hi/'i i»| i!i\i'!i!.iini d«' !•»** Iiumi*^'* «!«• \. S,;
pu«*** «•'it*' pa» nt'i«* ^«^ «MI»' «ütr'» «'II xi^'^^tr-i ^«*«'r'*tai ii: m»
i«*yenintiHlas la^« arta^^ qu<.* contenía. (eni«Mi«Io on la mano
136 DEL PARAGUAY
el original del Rmo. padre prior, y el escribano la copia,
que estaba insertada en el auto de la Real audiencia. Fué
un grande efecto de la divina Providencia en mi favor, para
hacer caer los rumores que empezaban á correr, que yo
habia impuesto á la Real Audiencia suponiendo una carta
que este religioso me habia escrito, y para satisfacción de
los superiores regulares que con razón se quejaban no
haberse juzgado dignos de que se les diese una contes-
tación, sin hablar de las fuertes razones, espresadas en la
carta, que justifican al obispo de no haber venido adonde
habian amenazas de guerra.
Yo quisiera saber como habria apaciguado todo la pre-
sencia del obispo, cuando V. S. y todo el cuerpo municipal
estaban determinados á no obedecer las órdenes de S. E.;
odo lo que me figuro que habria sucedido es que estando
aniquilada la dignidad del Trono, despreciada la supreoia
orden á retirarse don Baltasar García Ros, V. S. quedaría
triunfante en su gobierno, y el obispo que con tantos títulos
debe hallarse animado del mayor celo parala mas puntual
deferencia á las órdenes del rey, habria pasado por el
cómplice ó el fautor, diré, de lá traición ó de la desobe-
diencia.?
Señor don José, el obispo ha reflexionado bien en todo
eso, y aunque se halle muy distante de la perfección de su
estado, derramó muchas lágrimas en la amargura de su
corazón en presencia del Señor, suplicándole con humildad
la ilustre sobre el partido que habia de seguir. Dio cuenta
del que habia elegido al supremo Consejo y á los tribu-
nales, mandándoles todas las cartas. Si se lejuzga culpa-
ble de lo que V. S. le imputa en este artículo, el celo de S.
M. C. no lo dejará impune recibiendo el (castigo con la ma-
yor sumisión, suplicando al Señor por la intercesión de
su santísima Madre le ayude con su gracia á hacer una
saludable penitencia.
En el segundo punto de este artículo, V. S. me dice que
la Provincia recuerda aun la deshonra y desgracias que
<#0»KRNANTKS 137
hahia cspori mentado oii tiem|)o <lcl sonor ( Yutloiias de feliz
ni«*rnoría, iiaf>i<^ii(l>)^<o publiratlo un bando para entregar &
l«»«¿ indios ia|M»^ las inu.i:*»res ó hijas d*» lo< habitantes «lees-
la «*iu«Íad y d(» toda la IM*t»vinria. Kn cuanto al primer
punii». ilolio iH?spetaren síI(mii*ío «-on la mayor vener.arioii
Ia*i de«Msiones do un s<Miat|o tan pru<Iente romo el supremo
y Keal Tonsejo de Indias, ruya sentencia pronunciada en
un jiiicio contradictoriamente d.ado y pur^rado,^ y por
iliN'irloa*»! esílarecido i'onjo el oro en crisf)!, el honor<Ie
Im«* i|ue V. S. quiere representarnos í'omo tnilpables. Si en
iiueMni primera entre vi Mil y en la larga i'i)nversaci*)n que
tuvimos juntos con el cni.Tpo nuinicipal, en la quemelii<*is-
U'is tant^is cortesías, y cíi la (\\u* aprovc-li».» la ocasión de
liablan»> fiel modo como s<* habia espresa<lo en la IMata
el '^•ñor fiMMi, doiipedp» \*;i/i|ue/, dit*iéndoos que yo me
haria honor «le la prudtMit<M*oii lucta que hal)iais observado
en vuestra cnmision de jne/ intormadnr y que yo snlo mo
admiraba que \ os hubieseis rt*i*ordado la*^ antigua^ ani-
iiiosidadt^s cmitra una santa Compañía exenta de toda
s«is|M»cha, sehabrian toma*!*» la^ cosa^ con mas modera-
ción y menos ra|,ir pue-^ yo iriM »^uavi/.ar l«>s t«*rm¡nos)
L'il ve/ un celo v la rci'tiiud de ini^ ititiwicíones habrian re-
mc*iliad<» l<»(|u«* Hiera aun inciuable. perocn queyohallé
que liabia habi.|oesrf>i». y !.»«; ncirociiK habrian st»^uido
mejor gir«». I*er«i i-Miii.» ella-» ♦•«^laii en manos i|e| Kxmo.
víi'ir \U'ev. I-uva inle;;niad e*» ciiipM-j.la, t»*»li>v según», v
\ S. no i|el>e ijiiilar ma<« •pi<> y«i, qn** si S. I*'., os hallíi
lan in«M*(Mitf* conio !•» insmuai-» imi vn»*stra carta, saMreis
c«»ii un aci<*<*«Mitami«'ntM de h- •ñor y iri«dit<i, y que vuestros
snfrnnií'Ulo- «!•• qn»* im» ha«"iM-» una |ini!ura !an Mva y qiio
me atraviesan el i-.ira/i»n. «i^ *»i*r\n*an anti» III.!-^!!!» sati**-
íai«'ton y '^upl-'nicnlo para lo .|n«* aun no hiibit>^t*is pur:¿a-
i|o NUi^^tras arit'un.i^ 'b-uda-^.
I'ji • uant<» il 'i in I *. qii'' <«•' fi ibt i |iii^tli<' ido. i|c*'ls^ para
••iiln*;;.n* a l»is indi« i-* t i(m'^ Ja*» nin,-"!'»*^ •• bh- »^ d*' los i* ^pa-
ñoles de esta Pro\ni<'ia. 'piisiera que n*lle\ionaseis en lo
138 DEL PARAGUAT
que preguntáis respecto del notorio y escandaloso encar-
celamiento del religioso de mí padre Santo Domingo,
ejecutado, como ya lo he dicho por don Ramón de las
Llanas en la habitación de Tabapí, por orden, decía
él, del que tenia todo poder, este hecho consta por las actas
jurídicas, y que este religioso fué llevado preso hasta cin-
co leguas de esta ciudad, vos queréis os' diga yo en qué
cárcel se le ha metido; y yo os pregunto, ese bando de que
habláis ¿por orden de quién fué publicado? ¿Quién es su
autor? ¿por quién fué oido? Y si me aseguráis que se tiene
sobre eso declaraciones de testigos, diré con tanta segu-
ridad que esos testigos no son de recibirse, que los que
declaraban haber visto en un cuarto de la Reducción de San-
ta Maria el arreo del caballo del ginete que me habia traido
un envoltorio de cartas de losjesuitas y diciendo que los
indios tapes habian asesinado, agregando que su cuerpo,
aunque desfigurado, habia sido reconocido. Para dar cur-
so á esta fábula, algunos españoles hicieron comparecer
ante mí á mi llegada ala ciudad, su pretendida viuda,
quien llena de llanto y en traje de luto venia á rogarme
obligase á los padres de la Compañía á indemnizarme de
la pérdida de su esposo, puesto que ellos eran los auto-
res de su muerte; pero al cabo de un mes el ginete llegó á
esta ciudad con el religioso que nrie servia de compañero
y con mi equipage, muy bien vestido y en muy buen es-
tado, gracias á la caridad de los padres que lo habian re-
sucitado. Os dii'é que sucede con este bando como de
lo que se habia publicado que el padre Francisco de Ro-
bles, que mandaba una tropa de indios tapes á los que se
habian agregado unos charcas, infieles, estaba en el Te-
bicuarl, frente á Carazapá, pronto á lanzarse sobre la
Provincia: eso se decia con el objeto de causar un levan-
tamiento; y si el obispo no lo hubiera remediado con
prontitud, mandando al parage á personas seguras, que
afirmaron que no habria el menor movimiento sobre la
frontera y que el padre Robles se veia reducido á no po-
r.OIlBIlNANTES
139
dcr moverle de su rolda A la iglesia para derir la misat
íM» habría i'reido romo artl<*ulo dí» fO. lo í|ue acababa de rir-
iMiIaroii la <*iiidad. se liabria a|M»yadofMi do<*umentos jus-
titirativoH y d«»t'lara«-¡oiies de leMí/íos, í|iii» hubiesen dirho
€|iie liahiciido l<»s i^arires herhn ja det-larar la guerra á
cMa Pnivitn-ia, volviati ñ la ral>eza íI«»uii eji'rrito para sub-
yugarla. Lo nii'^mo s;ui-OfIo mil las farta^^que el rura ilc
Itaa|Hirto, íjUí* <o fleria vruir de ('nsi|U4'ta, rerrade Santa
F»^. au!i«ju«' ollas hubit^^en sido fabrieadas ou Ilá mismo,
ofi doiiílí» ?>i» aseguraba que el Kxmo. señor don Hruno
\t»iiia A e«*!a i'iudad bii»n ri*>uello á ha«-er fortar la ralK»/a
al|H»br** Miaí^-^in» di* i-ampo Sfba<tian df Monliol y de los
que d«^«'iatt <|ii(* Matallaiia< liabia partido ih* ( 'órdoba para
SanUl Fe, r. »!i nu'^vos d**^pa<'lios d<'l Kvnio. srfi'ir VM'ry.
fiuiN fa\Mrabl«»'* ii \*. S,. v inií' oi-iji'iiaban al '^tM'ior don
• vi
Hnin«i i|í* \M|\«»r '^Mbir «*ns pa***»-», loque i'l babna*bei*ho.
Kl al«'aM<* \ «'I L:*'n**ral iImh K'ain'Ui «b' la^ Llanas aun
Í!«n-i l.i auda«*i I lia^ta «'I pniil*) d*' recibir la dr<*lara«Mon
jurlili'*a di'l i*«irrri» qn»* «*i >'-íinr ilmi Mnino liafíia man*
liad'» d«' < *'»rrif'i!'"». |iar:i li:i«*tM'l»' df-'n* >i >abia qn«* ♦•! -•e-
fi «r \ n"t*\ bíibi«*^«' rr\.i 'a'l<i ^n^ priin«'r«»^ df'*pa«*li«»'* •''ipi-
«li»* « I-I Mü'-i'* iMi laX'ii' d«* «''^ta Pi''»\in ia; a I*» qn** **! ror-
rr*«i f.i!,i.«<»iii (|ii,. ^ii|.v |i:ibia lud'» liaMar d«' i*^«» fii las
n»ra'il.i'« *l** t*^^:i *'\\\ \i'\: y-» po jria filar inn«*li*»^ otnis
liO''hi«* I'* ••'*t I iia'ni'a!"/.i, .!■• ipi- mii r.itj^i»rvo i»| i*ii|*a-
/on jMMH'ir id'« df'l'ij »r Si \'.^. q!i»»na do<-n\ lo <|ué lia«*e
1*11 -u «■•»iM'i«*!iiia ^f r •'I**:*' ». qn** l-nl-» t»^«t •' «rria «vi *'<la
«Mudad para airnar h»^ «■^•plnín^ '"onira lo^ pali*»'^ *W t^slo
i-fii«*i:i.i, \ para •••»m|»!'.inifííT .1 !'».|.»^ |.i^ liabi!anlt»'* á lo-
mar la< aran- p.ir 1 I i jn*iM {•••'••■i'*.» •!.• la Pioviiina. il«'
!«U pr'tpi'i M la V d'» •'U li »•! •!* qU'» bi-ta bhi-li'i'i \'»s
|»ublh'ar un ban !••. para -iblii: n'lo-i *•• piMii .|.» |,i \i.iay
-|t» '•••r d'" 'iarid-'^ tr II I m*»»- al r«'y. \ ia^^ •'xli'»fta'i'»n«'** pa-
t»'li I'* |h»* \ ^ •••* bi/ ' 'I -"r**'» bi-T II* «jUi» \'i'* **abi'i**
tittMi. ni» bav ii.idit* MI** !io li.i\a - d • (•*<«ti::<i ili* ti»t|o v^n
y |»idotodti> l'»N dia^ al Srñor t*n el ^mto >a'*rili«"io ile la
140 DEL PARAGUAY •
misa no permita que se produzcan las pruebas! que vos
habríais podido evitar todos esos pesares recibiendo á don
Baltasar y entregándole el gobierno como os lo ordenaba
^el Exmo. señor virey, en vez de declarar traidores á la pa-
! tria á los que qucrian obedecer órdenes tan superiores,
I declaración en virtud de la cual don Ramón hizo morir al
maestre de campo de Villa Rica, Teodosio de Villalba,
llevando la crueldad hasta tenerlo una noche entera atado
á un árbol, negándole un confesor, que pedia, y en hacerle
arcabucear diciéndole se confesase á Dios; seria entonces
I que V. S. podría decir que apaciguó todo; y no se habría
í visto á tantos pobres indios muertos al querer pasar el
Tebicuarí á nado para salvar la vida, ni lo que horroriza,
á españoles lavar su ropa sobre los cuerpos muertos de
esos desgraciados. Señor don José, esas no son fábulas
inventadas por la pasión, son hechos reales, que la piedad
no cesa de llorar; asi como haber visto arrastrar desde
Villa Rica, y aun desde Curupaití, que es todavía mas le-
jos, hasta una guarnición, tanto de mugeres pobres,
cuyos maridos tenían algunas consigo, y tanto de niñí-
tos inocentes, por haber querido pasar al cuartel de don
Baltasar en ejecución de las órdenes del superior gobier-
^ no. Todos habrían perecido allí de miseria, si el dia de la
fiesta del rey, nuestro señor, no hubiera ido el obispo con
todo su clero al alojamiento de V. S. para rogarle les per-
mitiese regresar á sus casas, en donde se hallaron redu-
cidos ala mas estrema pobreza, porque hablan hecho eje-
cutar sobre ellos la pena de la multa de diez mil escudos,
en virtud del auto de la Real Audiencia, de que pronto me
veré obligado á hablaros.
Perdonadme este detalle, señor, Dios me es testigo que
solo os lo traigo á la memoria, porque cuento mucho so-
bre vuesta religión, y de ningún modo por haceros mal.
Pero para obedecer el precepto del apóstol, deb^ vengar
el honor de mi dignidad, refiriendo hechos, cuya, verdad
es notoria. Des|)ues de haberme advertido V. S. que
í:«iIikunantks . lll
íleb«> ser la lui^ <iel muihlo, me rrpr<>«lia liaher s(>l¡cita<lo
que \o^ ix*;:i(lore^ os erliascMi á vos la fulpa tie UuU*.
llabríaiH «lobíili) <lt»riniu; >ul)iv <jii<*, poro \o o> I«m1íiv.
HaMaiiilo la Ueal Ati^iioiicia imi ^iiaiito di* ri<M'to^ licrliij>,
quf le |iari.*i*(Mi ii)au<lilo> <* iinreifilo, mirándolos mmo
eH,f'.ii> tMiormt»^, auii«|U«' s«*aii lo^*mi>ini»'* «|ii(? i'reois
fierfeotaiiKMiU; ju>lili*-ulos, (le(*lara no lial>er |»rt»liiliÍ4Ío
S!rf>|iena de «lie/ mil escudos de multa, <Mimo <*l padre prior
me lo lialiia insinuado en su rarta, de m» cambiar na<la en
el pibierno actual de e^ta provincia sin su partii-ipaciun;
s»u Alte/a protesta no haber onienatlo, ni podidd ordenar
semejante C4jr<i, y que se ha «-omprendido mal su pensa-
miento; s«>bre It) cual he«*reido f|Ut* era «leberde mi rar-
(Soobli^ar á liis n»^idores purt;arse de los excesos, que
ola mala interpretación habia hecho conieter, y lo hicie- •
t\m dicíendi) que un ministro de la Keal Audiencia les
habia dhht» «pie ese era el sentido de la Keal Provisión de
f^u Alte/a, ({Ue <>l mismo habia t»l)rado «-onio gubienu»
•Mibre este principio, para «'«^nliscar los bienes «!«' un ^ran
numero «le p«»r<Mna-». espulgar los padres de la Cumpañia
de *^u «*ole^io, que siendo su uoluMnatlor, ministro «le la
Keal Audi*Mi<'ia }' muy h;ibil jnrixoi.^^ultt), les habia per-
MiaihilM queestds reli^íosus habian i*ai<i<i en uno dt* los
ca*»o'* p'ir It»'^ qn«' ^u Ma;x«*'»tad qu«* I>ii>s ;;uardc habia
onlrnadt* «pii* e»*pulsa*»cn á U*^ reli;^i«»'^iis. L*''» exluírlé
Ciitóficc^ ano ob'jtinarsí» «MI hart'i* lan repi*cseiita«*i«>nes á
su All«*/a ori|<'na!i>loqu<? b»^ pailn*** fu«'*¿i'n r«*>lablc«'i«|os n
su «*<»it*;;io y dicifiidolt*^ ipi*' »*'»iiim *»üb lili*'* tieles flebian
of*e«b'«*ir '-iii n-ph^a** MMncjantrs mandatos, y ipic si tenian
algo fpi«.> •ib<»«*r\.ir. no i|«*bian ha (tI*i sin(»di>^piii>v. de lia-
(mt oU*d«*i'idi». L«*^ agn'::n»' '(U«* habían ncurriibi ««n la
e^*«)munion lan/ala )iorl.i Ihila //« <'fij/i Ihtnn/ti, iic«'la-
rrüid*» ''U Alte/a -iii'' 'ii 1»^ nii'^íii"'» •a^"'* xim^ nr^enle**,
#*J a«»biiTni' y lll»» 'tfi« i;il«'^ d*'l < n-Tp • N!iii»i 'ip-ij !p» liMiiaii
<d|*«H|«rd«» í^'HpnNar ri'li;*'i«»-«»> ^i:i "r-lfh • ^pri*«*a ib* la
Kcal An<lien<'ia, que n<» lialMa pues du«la alguna «le i|Uc le^
142 . DEL PARAGUAY
alcanzase las censuras; que para no turbar la paz y la
tranquilidad, que tanto me habia costado restablecer, no
los denunciaría como escomulgados, pero no por eso esta-
ban menos sometidos á las penas que impone dicha bula.
En qué, pues, señor don José, os ha ofendido el obispo en
vuestro honor por h&ber instado á las ovejas declarasen la
verdad y se purgasen de sus faltas, si las tenian? ¿No he
satisfecho la obligación en que estoy de ser la luz del
mundo, queriendo ilustrar á ignorantes, cuando ni quie-
ren abrir los ojosa la luz? Si le parece á V. S. que la
verdadera intención de su Alteza habia sido no se hicie-
se ningún cambio en el gobierno de la provincia sopeña
de diez mil escudos de multa, no obstante lo que decla-
rara en contra; si insistis en ci eer que la gloriosa acción
de vuestra vida, y la mas ventajosa al servicio de Dios y
al del rey nuestro señ.r (que Dios guarde) es haber echa-
do á los padres de su colegio; y en efeclo, se sabe que
habéis declarado ante testigos que la divina Providencia
os habia destinado para ser el destructor de esta Com-
pañia; ¿por qué os quejáis, si es una verdad que el obispo
os haya atribuido la gloria de ello?
V. S. quiere que yo traiga á la memoria todo lo que
aconteció de lamentable á esta Provincia, y sobre todo
las cinco espulsiones de tres obispos mis predecesores,
y que reconoceré que nada habéis hecho que no fuese
apropósito: agrega habiéndose negado por la ley supre-
ma, que es la utilidad pública: Utilllas publica suprema
Lex est; y habiendo sobre este |)rincipio dirigido toda su
conducta, no parece se pueda razonablemente imputarle
delitos, de que no es culpable. Permitidme, señor, don
José de Antequera, gobernador del Paraguay, para justi-
ficar cerca del obispo su conducta y la de la provincia,
respecto del destierro de los padres de laCompañia, y
sobre tantos otros escesos, alegue cinco espulsiones de
tres obispos rpis predecesores, y que el limo, y Rmo. Se-
ñor don Pedro Fajardo, dignísimo obispo de Buenos Ai-
í.OllEUNANTE*^ 1 líl
re«. aiiiin.'i'lo lie uii santo rch, IkiImóikIoos hcrlio advcr-
te!i'*¡a< siibn? eso ron Uvlu l;i mayor pniíl«Nifia. roiix» tani-
Kif^ii al t'tiorjM) Muniripal, á tin <lr ox-itan» á m«Mlcrar
\uO'*lra*í»*m|íP0sa'^ opresivas roütra l*^ cflo^iá^tii'os, ha-
yáis rc«|»o:i>lifl<» i*iiii l.i a«'r¡tU4l i|ue lka<*e¡s aiiarcrcr en la
lar^a ivirta rpu» le e^iMÍI>¡stri»^? Di«'r^ sea alabad*» para
Memprc*, si-ñnr dmi José, á lo»«i jueres supremos, que
dobiaii pr»nun<Mar solin» r<\o ne«j:i»i*io tw á «|UÍtMi«'s (lcl>iais
diritrír vu«*slra\n'|»rMMilariono^:ella^ les liahrian dadi» una
frraii id<'a di* la n*li;:¡on de la Pri»\in<-ia, y de la profunda
\cii^ni«'ion í|U»» ella lienr para snsoh¡s|)os y |>astores. Pe-
ro en fin ;dr «pn» »Tlm<MM»< he a<*usado y^» á\'. S. en mi in-
foniiaiion.'¿lie |»asado liw llniiti^s druna »^im|»lí» espi>sie¡ün
fie lo^ lie<'lii» * ipie anifpiilaKan la inmunidad dt* nn i^lrsia?
|»er» par-a no vi»rm«M*ediiriili», ruando roiu|>are/<*a anl<» el
jti^to iril»unal df> lU**^, á detir v\\ la amar^^ura de mi cora-
zón Ih'stjrnriadn //#• //»/, ¡tnrt¡nr //#• *junrilniln \Urnrin,
¿Crí*ci*< pues. ^^tM'iiir. <\\\v >\ yi»mr hultirraliallado pn*>iente.
tiabria p*.Tmitido ipie se liuliir^t* IumIio u::a información
sumaria i*«>filra ini «'ura; *\\w ^e luil>ii*^(* ti»m ido |ri*so á un
rclitfio-»o < i.'iM'il it»». «l.-rid lie Ir :; íljifs ron vitlonria y ^t*
hubir^f i|t»^!frra«lo a h»*^ |iai|i(*> «le la < 'onipania. auii<|ur
os iKín-/ 'a pi«» ••'•la^ i'UipP'sa^ li.-in -ii|i» arn'^rlaila*^ ^ol»ri*
la lev ^upriMna i-iinirniíla t n la^ ihn-»' Tahla^. v •■•»nrii'm<;
A li'» or l*v I I/a-» di-l ^ii|mmmo|' InKuü.il dr ju^ti«ia' ¿I*«»-
•lei'». di^'». pí-r'-ua-hro^H, ipu» yi Iiuíiir<f* vuiVi<|.i tiMÍ«» «'«^i».
ftiii *»a* ar «'I •■U'*!nllo .|iii» pj.»*» ha puf^in imi mi man>i' Sr-
l?tiram«':ile n*», aun'|Uf di'hi«-ia y.i ^i-r «I *narto iihi^^ii »
«H'ha'i" dt* >u i^Ir^ia. |'!««tari.i:i niM\ ripiixtii-aijn^. Ih*<^
ni e! n*v, nn ^o'mmmiio '.rfp»r, u i nn» filván mi ala ihcniilad
r|»i*«<'opal para |ii^ >(iMi' lo^ ^a::r.id'»N >'.iiiiiii ■« \ la Muía
¡H di'ii'i Ihn/ti/éi : i*oiiio st» h i <■ «M ! I"* •i«a'*io!ji'H ij*» tjii»'
liaSl I. Ia:i iiíioiM i'i' '"ün • •* ♦y, -'i»' • -p» • <•*» • »»'• a*»l. I.*»
r»'pil'\ i »^ '|U'* in* !i i I it* :U/^.ir. 'Aaüi. i ir.n --^l i-« ra/'ini--*
•|U«' ^•»'* ••p' -i*» fa'i fu''rt#»-.. -iri:! hi i- piM hi/i'ai*« anli' >u
trihunal «'o.i la V'"iiaja 'pi«' di \u«*^tra rruijicion. \ aten-
144 DEL PARAGUAY
derán á las advertencias que mi poca capacidad me sugie-
ra. Admiro lo que agregáis al terminar este artículo^ que
habiais querido emplear mi mediación por medio del
Cuerpo Municipal. V. S. debia decir que me hizo exhortar
por estos oficiales, como consejero del rey, á insinuar al
Exmo. señor don Bcuno de Zavala entrase sin armas en
la Provincia, no permitiéndole su comisión que viniese
con un ejército, según lo que el procurador de la ciudad
Miguel de Garay hizo presente al Cuerpo Municipal; que
yo me negué á hacerlo y que fué lo que detei-minó á
V. S. á salir de la Provincia, por mas que yo os instase
para que permanecieseis, por que temíais que se os hiciera
reponsable de las perturba ?iones de que ella estaba
amenazada, como también la detención del Exmo. señor
don Bruno en la Reducción de San Ignacio, puesto que
la malignidad de vuestros enemigos no dej6 de haceros de
eso un crimen á pesar de vuestro retiro.
He contestado, señor, á todos los artículos de vuestra
carta; y el Señor, en cuya presencia estoy, sabe cuanto
siento qué nos hallemos tan alejados uno de otro, y que
yo me vea reducido á insinuaros por escrito una parte
de las cosas, de que podria convenceros, si nos viéramos
frente ú frente. Os pregunto aun, señor don José, des-
pués que se hubo obedecido las ordenes del Exmo. señor
virey, cuando fuisteis A casa de don José de Urranaga, en
donde se hallaba reunido el Cuerpo Municipal, esperando
el resultado de la larga cortferencia que habíamos tenido
juntos, eli la que hubo contestaciones que no podéis ha-
ber olvidado, en que os hice ver claramente el poder ab-
soluto de S. E. y muchas otras cosas, que la modestia
no me permite recordar aquí, V. S. dijo á toda la asam-
. blea que el obispo nada aconsejaba, que no fuese apro-
, pósito para el servicio de Dios, para el del rey y para la
! tranquilidad de la Provincia; que á consecuencia de eso
I se resolvió inmediatamente que se obedecería á S. E., y
\ que escribirla al Exmo. señor don Bruno, que podia vanir
DEL PAHAOUAY 145
y asef^rarsc que í=e Ic prestarla la obediencia que le era
debida: eso se ejecutó supliraiiiio al mismo obispo de dar
leMimotiio de la pa/ que liabia reinado' ou la l'Voviiicia
desfleque él entrara, y que en Iíis re|iri*seiitai'ione^ que
se le habían liei*lio d«* hora, \\n »^c lialiii tenido la intenrion
de desol*<»derer las r»rdr*np'^ <nprem.'is dol Exmo. señor
rirey, ¿iquien sólo perti'uere di*<¿p<»nor ile los pibicrnos,
cuando «<»e recurriera:^ <^l para ello; el obispo no pusoditi-
cuitad alguna porque saliia que deeso de|»endia la tran^
quili<lad de ti>ia la Provin'-ia; pero entóneos ¿quión |)idió
que »c «onvora^o una asatnl^lea [riblii-a |»aravcr si toda
la Provincia ron'^entia, |ini»sii»que «*lla estaba inten'sada
en ello t<KÍa entera? ballándn^i* r<o <oy ¡m|)racticahle
¿quién dijo en pn*sencia del Cuerpo Munii'ipat que «*ra
|Kjr lo menos necesario llamar á los cnrnandante^ de !as
tropas para tenor su cun^^enlimienti»? habiendo sido eso
dese<*hado ¿quión dijo en la mi^ma asamblea, que en los
de<i|kti*hos dados á (i<in Bruno, se ob«*rvaban las mismas
nulidades 4|ue en las de dnn Iialta<ar (i.ircia K'»s, y (pie
el obispo, rolo>o partnlario ile los padres ile la (ompañia
los habia en^rafiaflo á todü^? ¿quién contentó en el pú-
blico que el Exmo. señor diMí Hruno daba á su comisión
una ostensión r|ije no tenia, qu«'riendo entrar en la Pro-
\mcia con tropas? lo qno (»bli;:i al i»bispode hacor pú-
bhra una copia que él tcni.í dt» los de^|iai*hos del K\mo.
señf»r \iroy. fleclarandM en alta >••/ ala puerta de su
catedral, en prfsen«*ia iIi'IíhIm ««n «Mpllui<>, ijue ^i «»e dis-
ponía á no ctmbiar nada de i«> que >c había resuelto, en-
casa» que el *<^eñ'»r d«»n Hmii'* quisiera entraren la Pro-
vincia por la fuer/a interp'i.Mii.» • 1 U'-niíiie «h'l rey ^•u ^•c
Aor, y ordenó al i-atiiini^i* diMí Alti>iisi» I>(*l^'adillo. ipie
»e halló prevente, de lexantar ia bantieni, e^c>>iiinl^aiidi)
el <l^|H|lf I á |p<lo«« 1. 1<« ijue n- • ía ^^i^UM'ran, • •ni' • \ t< »iad<»i i ^
de *>u jnr:inient<i •if fiíh li'ia'i «•pj.fi. :."nilitii < "inandaiite
do la'« fpipa** al |ii :iii«*i' .i!< alie «!••:> lían. "ii de la^ Llanas
ha«'i<Midolo tomar un ira^e nnlitar \ un f>a^ti>n de iiiand'*,
II
146 GOBERNANTES
con orden de visitar los fuertes, pueblitos y guarniciones,
/ y prohibir á todos los que encontrara negociar la yerba
del Paraguay; y eso en el tiempo que se esperaba la úl-
tima resolución del Exmo. señor don Bruno sobre lo que
se le había representado para obligarle á no pasar Cor-
rientes, en donde él se hallaba con sus armas y sus bar-
cas? ¿qué enemigo amenazaba, para hacer tanto prepa-
rativo de guerra? V. S. lo sabe mejor qué el obispo, que
solo lo sabe para sepultarlo en un profundo silencio,
aunque nadie lo ignora.
La respuesta del Exmo. señor don Bruno fué que
vendría con tan poca gente que la malignidad mas suspi-
caz no podria imaginar nada que inspirase la menor des-
confianza que hasta dejarla sus barcas en Corrientes, para
servirse de ellas á su regreso á su gobierno después que
hubiera arreglado los negocios de la Provincia. Est«
proceder tan generoso fué lo que acabó de resolver á
V. S. á retirarse, y aunque, cuando S. E. estuvo para lle-
gar á esta ciudad, hubo algunos movimientos de instiga-
ción de una persona, la que en razón de su profesión, se le
debia menos esperar, y que era lo mas estrechamente
ligada con V. S., el obispo los apaciguó, conteniendo á
todos en el deber, por una gran atención en hacer ver en
él la mayor imparcialidad entre las partes opuestas, no
teniendo en vista mas que el servicio de Dios y el del rey
su señor, la unión y la tranquilidad de la Provincia, é im-
pidiendo á todos á correr á su pérdida como hasta enton-
ces se habia hecho: la piedad del Exmo. señor don Bru-
no, y su gran prudencia cortaron todas las dificultades,
olvidándose todo lo pasado: y no comprendo que se haya
tenido la menor razón de sugerir á V. S. que se le atribu-
yese haber hecho retener tanto tiempo aS. E. en San Ig-
nacio, puesto que él solóse detuvo por la representación
del obispo, el cual se alegraba mucho de ir á cierta reduc-
ción para cumplimentarle y asegurarle la sumisión de la
Provincia, lo que no podia hacer sino después de haber
DEL PARAGUAY 147
desempeñado todas las funciones de su nninislcrio duran-
te la semana santa; mucho me sorprende que no se os
haya informado de la seria exhortación que hice el año
pasado di 1720 al pueblo el jueves santo de^|>ues «le ha-
ber publicado la Kula In Civna I)o)iiini\ pues yo só que
algunos se ofendieron, y atribuyenni A mi indifrnacion y
á mi prevención para con los padres de la Compaíiia, lo
que yo no hacia sino por el deber de mi cargo; [>cro os
ese el gracioso nombre <|ue \\ S. t»stahleció cu toda la
Provincia para dar un giroodi<»so á las acciones nías re-
gulares. Venlad es que mi rora/ofj vierte lágrimas de
sangre, i-uandoveo el va<-io i|uc la partida dt* e^o^ hom-
bres apo*itóli*'o*i dejaron ou e*<ta Provincia, caida en tan
gran rel;ijacion y que mnsidero la ahuiidanto rtxiM-ha
que <u larga au^^eiicia hai*c n»i-ogcr cu «^1 nilicrno, siendo
esos |Midres los únicits que en las pla/as públi«-as y en las
cam|>aria^ despU>gaban el e<!an«larte de la religión harien*
do una y:uerra t*(»ntlinri .i lo< vÍímos. No <i\ «Mian«lo
compare/«-anMs. vo«í y y«», aiil*» el ju^-to tribunal df Dio^, á
cuál deli»s lio**, vo- «*» el obispi), atribuirá las f.dtas r| sof>«?.
rano juez.
V. S. termina re<*ordándome la derlara«'itHi ile ('abañas
y don Hoque PanMÜ; á !«» que agrega que \ale nia^ guar-
dar silencio que hablar. Señor don Soso, v\ obispi» un
olvida la lipere/a «'«'n que i^rrihió Tabanas, «jue fui^ ya
ju/gado (ruegí» á Dio^ íjuiera n'ribjrU» on su gloria , ni la
facilidail rtíii (|iio don Kofjn*' hi/o ^n declara«-íon. ni la (|ue
se ha tenidt> en e^ta Provinna «ii baicr falsos juramenttis
en ju*-tiria; existen nuirhas prui^ha^^ en elan*bi\'». Xa-
da digo de lo que sureili»» v\i ia ;i-»;iniblra que *elrbró
V. S. ron micapUuioen la *-ai-ri*»lla en donde *-e disputó
contJinti» ralor ^óbrela auti»niiad suprema ibl Kxmo.se-
ÍKir \irey, qu«» uno de mi** ♦•;iii.ii!i;:n** flef«'ndh't <on fner/a,
reBriendo la** realeo réiluias • itada*» pi»r«l s» fmr S«»l«*irza-
n<» rontni alguno que no bailaba ««mi •*! n>**p«t«i y \«'nera
clon que debia. Nuda digo tampon» dtd e**4-áiHlal«i sii«'f«.
I
148 GOBERNANTES
didoen la iglesia parroquial de nuestra señora déla En-
carnación, en donde se habia reunido un concurso de
todas las partes de la Provincia, y en donde las mismas
mugeres mas cualificadas venian á besar con micha re-
verencia unos ojos de cristal, que el cura, sentado en un
sillón, y V. S. al lado de él, haciais pasar por serlos ojos
de Santa Lucia: habiendo entrado el obispo prohibió este
culto supersticioso, ordenando al cura que cerrase la igle-
sia á las cinco de la tarde. Este hecho y varios otros, de
que nada digo, no merecen olvidarse. Por lo demás, no
os sorprendáis, ni toméis á mal que yo os hable tan clara-
menté, sois vos mismo quien voluntariamente me habéis
obligado á ello; si lo habéis hecho por cualquier motivo
que yo no me imagino, concluyo con estas palabras de
cierta gran luz de la iglesia, mi padre San Agustin en su
respuesta al muy grande doctor San Gerónimo: "Si es una
falta haber contestado, lo es mayor haber provocado."
Así, echaos la culpa, si en esta larga cart£^ y tan desagra-
dable para vos, se encuentran cosas que no os den placer.
Ruego al señor en mis tibios sacrificios conceda á
V. S. mucha salud, luces, y gracias, para que por su so-
corro podáis purgar y manifestar vuestra inocencia,
asegurándoos que nada tenéis que temer de parte del
obispo.
En la Asunción del Paraguay á 18 de Mareo der¡2j.
Señor doctor don José
Vuestro muy humilde servidor y capellán —
Fray José
Obispo del Parag^y
Que vuestras manos besa.
1725-1730— XXX. DON MARTIN DE BARÚA, maestre
de campo, natural déla Villa de Bilbao, en Vizcaya, ex-
teniente gobernador de Santa Fó, entró en ejercicio de
DEL PARAGUAY 149
SU empleo el 4 do mayo de 1725, nombrado interinamente ^
por el mariscal de campo Zavala, con especial comrsion
del virey, marqués de Castclfuerte, para pacificarla pro-
vincia, que alteró ma» con ol informe que pasó al rey de los
escesos j usurpaciones de ios jesuitas.
Llegado el quinquenio, que era el término prefijado de
los gobernadores nombrados por el rey, y anunciado por
el virej el individuo que liabiado succ<lerle, recibió Ba-
rúa la noticia con toda indiferencia. En enero de 1731 , {
hizo el pa|)el de renunciar públicamente el gobierno, y aun-
que la Comuna, que estaba en el secreto, le rogó reasu-
miese el bastón, se mantuvo firme en su resolución, diri-
giendo empero todas sus operaciones por algún tiempo.
En vista de que se prolongabft la resistencia en restituir \
á los jesuitas á su colepo, clvirey del Perú, habiaiS de
setiembre de 1727) ordenarlo á Karúa dispusiese la ejecu-
ción de su restitución con la pública solemnidad y |>ompa
que |»edia el caso; pues asi como el (lcs|)OJo se habia
practicado de modo que se hí/.o notorio por la crueldad
de los actores, con venia que el re^n»so tuviera, para ple-
na satisfacción de la «'ompafíia, el aprecit) y veneración
que se le debía. Y al cpie se opu**ieraal diferir el cumpli-
miento fie esa orden, susjHíndór^ele de su empleo y remi
tirio preso & Lima, ombarg¿n«lole sus bienes.
Los sucesos del Paraguay eran. |»or su f^ravedad, de
tai naturaleza que el rey Keli|M» V se vio en la nei'csidad ,
de comisionar á don Juan Va/que/ de Agüero. >u alcal-\
dede(*ortey ('asa, |iaraque, trasladándose allt le infor-
man? «le todo. Ksie, desile Huen«»** Aires, escribió al rey,
en febrcn» de 17110, dicidiC*ndole que de^pue** de haber
conferenciado con tion Martin de Harúa y visto los censos
I
150 G0BEBNAJ7TBS
de los cristianos del Uruguay y del Paraná; después de
haber examinado todas las informaciones dadas por los
obispos de la Asunción y de Buenos Aires; después de
haber oi Jo las declaraciones de diez personas eclesiásti-
cas y laicas, mejor instruidas en los asuntos en cuestión,
reconocia:
19 Que las'reducciones eran en número de treinta, en
las que habia como treinta mil indios que debian pagar
tributo.
2? Que no habia encontrado ningún registro mas an-
tiguo que el de 1715, que le habia sido prestado por don
Mariin de Barua, y que no contaba en las trece reduccio-
nes del Paraná, las cuales habian entrado bajo la juris
dicción del gobernador del Paraguay, que sieta mil ocho-
cientos cincuenta v un indios sometidos al tributo, con
la copia de otro levantadq en 1676, por don Diego Iba-
ñez, fiscal déla real Audiencia de Guatemala, pero que
entonces las reducciones sólo eran en número de veinte
y dos, y que no podia averiguar con exactitud la fecha
déla fundación de las otras ocho; que en 1714, don Pe-
dro Fajardo, obispo de Bueno Aires, habiéndolas visitado
eran desde entóní^es en número de treinta; que se contaba
en ellas veinte y ocho mil seiscientas familias, y que este
prelado habia dado allí la confirmación á trece mil seiscien-
tas y siete personas.
3? Que en 1733, los jesuítas habian remitido á don
! José Palos, coadjutor del Paraguay, un censo de sus
i reducciones, el cual ascendía á veinte y siete mil sesenta
; familias; que, según el padrón que le habia sido remitido
por el procurador de las Misiones, el P. AntonioMachoni,
el número de familias solo era de veinte y cuatromil dos-
cientas diez y siete, en fin, que en una conversación que
■tuvo con el Padre Diego de Aguilar, provincial de los
jesuitas, según la orden que el rey le habia dado, este pa-
dre le aseguraba que habia entonces treinta reducciones,
ien las que se contaban veinte y cuatromil indios que de-
DEL PARAGUAY 151
bian f>agar el tributo; poro que habiendo después Iletrado
los padrones do los t*uras, solo se habia encontrado diez-
y nueve mil ciento diez y sois, y que estas variaciones
provenian de las enfermedades epidémicas, que «le tiem-
po en tiempo hacían grandes estragos en los puoblitos y
dei número de los que perecian en las espediciones mili-
tares y en los trabajos en <|ue se empleaba á estos indios
para el servirio del rey. .
Agregaba que los jesuitas le hacían las mayores ins-
tancias paní qu<' se trasladase en per^sna iilasreduc(*iones
que no habian sido visitadas de un modn perfecto hasta
entonces por ningún gobornatlor, comisario ni visitador,
pero que 61 les habia contentado que esa visita no entralm
en sus intrucciones y qtie no la juzgaba nci-csaria.
Damos ácontintiacion el extracto ilo un Bosquejo sobre
ol sistema tilosnfico y rí'»gimcn que observaron los je^^uitas
en sus Misiones riel Para::uav, tMniiiendo muchos detalles
[Kir su larga ostensión. Asi s«* formará una idea tle lo
que eran aquetas célebres líeilucciones If y como se
gobernaban.
(1) S« datiA en M Peni (*<«to nointirrik toiluü 1(m iiuvMot • ri^ttAiii>«ff>r-
BftAd»* «ntrr lo* infírlr« y <lirt||i«Íii4 ]rcr rflii^iii^n^ y *•««•! |rniiior ntunbre
qoedirniti ¿ L<>rf*tf». f apital <li' la |irfiviii4-ii» doifitaír», «ju** fin'* U pritiiorm
rvdurcinn del l'*r»iniayf 'trinad a |M»rl'i4 |ia>lr«>4 Ort«>j;.i y Kit(l«
El obu|Hi d(* Tii«'tiiiiaii haliia r«<ilii-ita*Í<i «•! atiiilii* ilt> )!•<« j«*«uita4 |>ara
ro di<K-e«i« y |>ara la* tiii*ii«ine4. |'«>rijMM «•! t Ifrn M*<'ular y l"^ frailen
fruiriAcano* eran deiiiaAtad** |»or«i«( para il«*var á ••fiM-t«i f»*t> ili*i«*i». y
AiiA<(|ar ya habían ^id» enviadot á Linta ali;itti ti«<m|xi aiitfH l'ir*\ . t'iuTon
r^ciliid'Hi en la riuda4l de Santia^^o i|i>l K«t<<r<* < "ii • ^«i h*>it'>ri"i ro>*i<i* K*
m«ii»f* |^>bema«|(ir Ramireide V«1a«« •>, ■ •»it tixlii* «n^ «Mititlfad-'* y (-nn-
ci|i*l gf^tU* dn la fiiidati, salt''* á mi «•!>• iii>iitrn Kiit*ri>n • ^tiitiii id<>« |Hir
Imm «'«lie* a4|f»maiia« *itumTrt*% triiiiif.kl<'^ \ «••tiiltr.i-l.k* !•• ñ-iff* uii (;*'nti«i
kr*A*n»'«. |*ara a<|ii«*lla ••p'M-a, «o acrr* aba ú "aliitLirü'i^ ^tpa^ar. v n<»r<4ti«lii
4e aiegiria el ribi«|Mi (Trf*]i> y Sanabria lf>« abrafi > (•rtidi|«>. « ••tflii<-tt*ii«
doI<j« en «eKiiiila ¿ la «atedral. doiiilo •««< ci.toi,.. un Tr Itfuik «>n «• • i<>ii de
grmriaa {•^ir «u Hematía
En la Ainn<*i'*n. fii«>r"ii ret ibiilo* }•***. ««-i. tai.fa aN'^iia «'•!!.'> !•>• ha
biAA Mludado fii Saiitiais*! ilrl )'>t4-ri-. y a>Ia ••! } adii* "^mI--! i<> • t.n.riiji*
ftct miftinu. niieiitra* '(ur lut )#a<lr<>« T"ii«á« Kitd« > MaiiUil < *rti*i; •« rin
bwAfoft en el Rio de Ia I'lata |iara el Taraiciia^. K^ttm |>rDetnu*in en
152 GOBERNANTES
En el trascurso de poco mas de un siglo, .los pueblos
de Misiones, bajo los jesuítas contenían, según el infor-
me del gobernador Barúa al rey, en 1730, cuarenta mil
indios tributarios de diez y ocho ¿cincuenta años, y con-
tando las mugeres, niño«i, ancianos y otros esceptuados
en aquella lista á razón de siete personas por cada tribu-
tario, componían una población de doscientas ochenta mil
almas. • •
Los indios del Paraguay miraban á sus predicadores
como á raza superior á los demás españoles, y ast los
escuchaban. No teniendo prevención contra ellos, eran
movidos por inclinación. A fuerza de hacerles gustar la
dulzura de la vida social y sacrificarse á sus intereses,
llegaron los misioneros á conseguir este ascendiente á
que no ahranza el imperio mas absoluto de la fuerza.
El plan de conquista que se propusieron los jesuítas en
sus Misiones no se habia practicado antes: era un sistema
desconocido en el que prácticamente se unian y soporta-
ban con mutuo enlace la obediencia y la libertad, el res-
peto y el amoi*. Para conocei; mejor el estado de esta
como República, aislada entre el género humano, he
aquí los elementos de su gobierno.
sus mas recónditas profundidades, retrocediendo en seguida á la Asaii-
cion á decir á su superior que habian visto á doscientos mil seres, <ltie,
con poco cuidado y molestia, podrian ser reducidos al cristianismo. A
su vuelta, la peste hacia estragos en la capital; pero está circunstancia no
los acobardó, al contrario, sino que los hizo ser mas intrépidos entre los
indios, ya que no estaban contentos con el trabajo que les daban los con-
quistadores.
En vists de ese resultado, tanto el gobernador Hemandarías como el
obispo del Paraguay Lizárraga resolvieron poner toda tentativa en la
conversión de los indios. Délos cuatro padres de la compañia, José Car
&ldino, Simón Mazzatta, Antonio Ruiz de Montoya y Martin Javier
Urtasun, primeros fundadores de las Misiones y únicos que emprendie-
ron esas Beducciones, los dos primeros fueron los nombrados para esa
operación.
DEL PARAGUAY 153
En cada rcdutvion 6 |mol)li)h«ibia do?; jesuítas, el <nira
y el v¡i'ariu;íjue roinuiiinonto i?ra un joven destinado á
aprenderla lengua y a<|uel ;;«>nero de p>liierno. Ambos
psUi^MU su|Ptos al superior de las Misiones y todos a^
Pn)v¡nfial.
Para el pjbiorno interno de la redu<'rií>n habia un cor-
repiílnr. un teniente. d«)«»al«*al'les y varios re:^idores, lodos
indio*, eleffiflos por el puebfo A |»re«ícni*ia <lel eura, y /]
sujelii*. :\ ^1. n^I en lo temporal romo en lo espiritual- Rs- ¡I
la'* ele*'iMi>n<»H eran anuales, y se «'ontirmaban por el KO-j
frf'niador <lo la pri»viiii*ia. A mAs tío o*<tos t'un«*ionarios
rnunii'ip-ili*^, n*^id¡a un i*a<*iipie. «pie venia á ser romo
eríe, fier»> miya^ principali.»< fuipMiHíos sr>diri;;¡an á la de-
fensa del país rontra la*í invasiones de los enemi^^os.
Kl gobierno de esta comí» U(*púl»li<*a tenia mas de una
teorrai'ia que di» otra forma, pue*^ la roncienria baria ve-
re?» de legislador. No babia «mi ««lia b've** penales, sino
uno*4 meri>spre(*eptr»^. ruy<M|uobraiitami(Mito se «^a^ti^aba
rnnayufHjs, p(*nit(M)-¡a.i\ir<*«'l y al:;unas \!»i'i.»s l1a^ela<'ion.
Alffuno** indi'i^di* Im% m.is irn»|ínMi'^ibli»siM*an constitui-
dos |M»r LMiardian(*s dt»l 'HtbMi piibliru. Cuando estos
^*>rpn*ndia¡i al:;u!i indii»"n aitrutja talla ile i'on^ecuenf'ia,
vestían al 'Milii'ril»' •••mi o\ tri::»» «b» píMiiifiit»», l«» i*ondu<*ian
al templo, doinb» .'•»nf<*<aba liumiMtMnonic su nlmcn, y
df'spuí's tTa a/ota !•) «»:i la |»la/a pi.Mica.
Ninifuii » Iridia ju«» pri»i«"i'lii'>i«' nn:i<»rir*oU delito, ni elu-
dir vi «aHiiíj,», t • i t% |.» ri*'Mf»ian •••»n a'«*i«ni«'s de ^írai'ias,
y aun ba^ia al;ru'p>*< (u** -^in ma*» tcstiíju** «pío su ••i>n-
ri«Mi*-ia. •'onf<*s:il»a'i ^u •ñipa y pedían la e^píafion |)ara
raimar f^os r»'m>inbmM'nto^ lu*' *M'a para (»llos rl mas
dupi Ji' |i»^ '.uiili«*io'^.
Tampoi-'i^i ibi.i l''y**< -'ivilt'^. pir-ju»* iMitr»* estos itidíos
•»ra i-asi nnp»T'«'|ií¡M«* ■ .lfr«' b'i.|.' |»t' ipit^lad. Ks\.T»lad
quf á '-a a pi I?.' I" farníl'i ••«* !•* al)rii|i.aba una '^ut'rte
ih' lM»rra. «Miyü pr» !n»t » !•• í'M!-ri'*»|M»rit|ia en propiedad;
ptTo no |HMlia«lisponerde el a su alvi*dri«i, porque vivicu-
154 GOBERNANTES
do siempre camo el pupilo bajo la férula del tutor, todo
lo disponía el doctrinero ó padre espiritual.
Otra parte de las tierras se cultivaba en común; pero
sus productos tenian una destinación limitada, esta era el
sustento de las viudas, huérfanos, enfermos, viejos, ca-
ciques, otros empleados en la administración y los artesa-
nos ocupados en beneficio del común.
Lo restante de las tierras y sus frutos, así como los pro-
ductos de la industria pertenecian á la comunidad. Con
este fondo se socorrían las necesidades imprevistas, el
culto de las iglesias, el sustento de los indios y todas las
demás necesidades públicas y privadas.
Los primeros tres dias de la semana se empleaban en
los trabajos de la comunidad, y los otros tres en el cul-
tivo de sus propias heredades. Para suavizar el peso
de las tareas con el embelesamiento de los sentidos, se
procuraba que ellos tuviesen cierto aire de festividad;
para ello marchaban procesionalmente al campo, llevan-
do una estrella entre las dulces cláusulas de la mú-
sica.
No se permitía que en esta República hubiese mendi-
gos ni ociosos. Estos eran destinados al cultivo de los
campos reservados, que se llamaban la posesión de Dios.
A las indias se les daban tareas de hilado, menos &
aquellas ocupadas en el cultivo de los algodones. De esta
fatiga estaban exentas las embarazadas, las que criaban y
otras legítimamente impedidas de salir al campo, pero no
de la ocupación del hilado.
En cada reducción habia talleres para las artes; princi-
palmente aquellas que eran más útiles y necesarias, como
herrería, platería, dorado, carpintería, tejidos, fundición:
asi también otras artes de agrados como la pintura, es-
cultura y música.
Desde que los niños eran capaces de trabajar, eran lle-
vados á esos talleres, donde el genio decidia de su profe-
sión.
DEL PARAGUAY 155
En esta Kepúblira era desconocido el uso de la mone-
ila y todo signo que la*re|>resentara. Los frutos de la
tierra y los sobrantes de su industria eran permutados
con las pro^lucciones (|ue los indios no tenían, y los arte-
faA'tos que n«M*esitaban. Los efectos coinen'iales, asi en
rama <*um«> fabricados, entraban en el ^iro de la negocia-
non. Los mas considerables de estos artículos eran la
yerba del Paraguay, la cera, la miel y los lienzos de algo-
dón. I^os artl«nilos do coriioivio salían fuera de la Provin-
*'ia V la mavor parte so rtMisnmia en Hu«mios Aires. Con :
su priNluí to^e [lagaban al ivy su*^ tributos, odio pesos ^
por <'ada bonibre rb* dii*/ y orbo á cinrucnta anos de edad;
M» |i:igaban los dití/tno< á la iglesia, y el sobrante so re-
t'*nialMion cfiTtos para el «'on^umodo los pueblos, ador-
na •> de !o> templos y galas ri»stosas, de que usaban los .
nidios empleatlos en los otiei<»s en los dias de fcstivi-
dade«¿.
I^ babitaeii»!!, í»I traje, 4*1 alimento, los trabajos, el de-
rfH'ho :\ \o^ em|íleos, todo era ii^ual euipi» í»stos ciudadanos
EJ «'orregidor, los aleald«*^ y derna-^ magistrados, asi
«*<»nif»su'i muíjere**. eran Ios|>rimeros ipie se pre^icntaban
••fi el lu^ar de la fati;:a. Todus il»an ib»si'al/os, y sin
rna*« fti^iin«'ioii qii»* las vai'as y l>astoiies, sit;iii»s de sus
i»ti**ii»s •MviJes; |f)>. \«*^ti'l'»«« de :;ala que f»l •*i»mnii ti»iiia des-
tinados para ileinrarlo*», ^nUi ^er\ian en las festi vida-
de**.
I«a*i baliilai'ioiies iiiM*Nti»spiii>hto^^ al prin<*i|»ío <*ran ro-
dih'ida**: no ei»ii(>i*ian nniebl»»- i-a*»! ningunos; su*^ «'amas
eran baniai*a-*, se sentalian \ i-innian en i*l su(*l«>, ''ostnm-
bres muy nalurali*s imi «•llo'». Al pasi»f|iii» s»» if»aii rivili-
;viiid<», **n^ babiia«'i«)iieN tenían ina^ r«'^ulariilad y eonve-
nienna.
Eina'la puehl.i había una rasa llamada de n*fugio,
donde ^e manletnan i*n recin^iiMi las nni;;**res que no
teman hijos rpie criar, durantf la ansenria larga itel ma-
r»«lo, las \iudus, los (MiftTUH»*^ habitúale^, h»^ viejos y
156 * GOBERNANTES
estropeados. Allí se les sustentaba y vestía, aplicándo-
los á aquel género de trabajo que sufría su capacidad
para mantenerios en acción.
Un templo magnifico ocupaba el lugar mas prominen-
te de cada pueblo, y estos edificios eran comparables á
los más bellos de Europa.
Los oficios divinos se hacian con grande solemnidad;
los ceremonias se practicaban con un aparato magestuo-
so. Una música sagrada mantenia absortas las almas de
los oyentes, mientras que sus corazones estaban penetra-
dos con los cánticos de alabanzas: las pinturas que ha-
blan á los ojos, les recordaban los virtudes de los perso-
nages que representaban, la nube del incienso que lo
cubría, el ruido de las campanas, todo concurría á man-
tener á los indios con sus sentidos llenos de placer, sus
corazones llenos de piedad.
En estas reducciones habia escuelas públicas de prime-
ra enseñanza, donde los niños aprendían á leer, escribir y
contar solamente en guaraní, á pesar de haberlo prohibido
el rey desde el 3 de julio de 1596. Escuelas de música
donde se les enseñaba toda clase de instrumentos, cons-
truidos por los mismos indios sobre el modelo que se les
daba. El canto por las notas se cultivaba con igual
esmero, por los aires mas dificiles del arte de la música
tan suelto, elegante y natural, que parecía cantabanpor
instinto como los pájaros.
Los jesusitas realizaron en estas reducciones el proyec^
to de los cementerios, que en muchos años la Penín-
sula, después de muchos edictos, consultas y medidas
no lo habia podido lograr. Estos eran cuadros espa-
ciosos de terreno, cercados de pared, adornados con
DIL FABaOUAT 157
varias hilera^ 'Ia iMpi*oso.s laurelc:^, naranjos, limones y
«tiros ikr>K>le^ (|uc rrecian vistosamente bajo el clima exu-
berante de aquel fértil |»als.
Las ralles dt* los |»U(*blos eran tiradas ¿Ironlel; l;i plaza
ocu|)aba el centro, d(»nde liacMan frente la ifrlesia y los ar-
senales. Al lado de aquólla estalla el rolcffio de los mi-
sioneros, y después seguía una linea de eJitirios públi-
cos romo almacenes, graneros y tallep's.
Parael mejor mantenimiento d«*l orden i>úbli«*o, la i*am-
pana anunriaki «^ una hora determinada en la n<x*lic, el
tiemfKjen que tocios debían ir :1 reí*' »:;orso. (*na patrulla
celadi»ni, que se remudaba de tre^ en tres li«>ras, velaba
sobre la observatiria de esta ordenan/a.
De i'uandoen <*uaiido se |)ermít¡an repM*ijos piibii(*os
que venían :'i **or unas ^¡miiástiras donde la salud ¿ilqui-
ria fuer/as y aumonto-í la virlnil; pero imi rsias dan/.a^ los
jesuítas no permitían la pr(»mist*ua«Moii de ^exos, para evi-
tar tíNia ofeu'^a posible rontra el pudor.
Los |K)rtugueses, mas mieles que los ron juistadores
espafiolos, salian lie las rri»nt(*ra*« del Brasil para lia«'er
imipíMones. unas veres rmi %A tin •!•' esti^nder mas su icr-
ríUirío. y otras para liai-er es4*lavt»s suyt>s a jo*.; iiiiliosquo
po«tian abarrar, llogaihl*» al^una^ vis-iw basta los pue-
blos redu«'idos: los jesuítas, para (lef«Mider ^u |iuoblo, e*<ta-
blci'ieron un sistema militar. Kn rada Ui*iui'i'íon había ilos
compañías de míli«*ia«» bien dí^-ripluiadas. pnixi^tas de
armas blan*'as v d** fn»'-;o •••mi «iliii iIi*'* i^^pi-nniriitailos
y puertos ai mando lirl i-aiiiinr. >n ^rf** natural: dt* »)•»-
du que <^ila Kepubliraera amenazada por imlios ^^Ivajes
158 GOBERNANTES
Ó por portugueses, reunidas prontamente ¡las compañías
délas varias Reducciones bajo sus cabos, presentaban
una fuerza tan respetable que nunca llegó caso que los
enemigos le hicieran frente.
*
De todos los acontecimientos que hacen época en los
anales de la América, ninguno hay que la Europa haya
conocido menos ó que haya sido peor apreciado que la
dominación de los jesuitas del Paraguay. La verdad es
que, durante mucho tiempo, los únicos historiadores que
escribieron sobre esta materia, fueron los mismos jesui-
tas, jueces y partes en su propia causa, alumnos de esos
religiosos, ó sus admiradores inconscientes. Otros exa-
geraron hasta el ridículo, el poder, los recursos, la pros-
peridad de las Misiones, que han decorado con el nom-
bre de imperio ó reino.
¿Cómo se puede suponer que naciones salvajes y estú-
pidas se hayan sometido por convicción á algunos misio-
neros, que las mas de las veces no podían conversar
con ellos sino por signos^ ó co i el auxilio de un in-
térprete, y que sólo tenian para entretenerlos una reli-
gión toda ella erizada de dogmas? Afirmar que el salva-
je americano haya renunciado á su existencia indepen-
diente v nómade, á las dulzuras de su característica
ociosidad, á sus selvas, á sus fetiches y á su alimento de
carne humana, para adorar la santidad de los dogmas
del cristianismo, el perdón de las injurias, el amor del
prójimo, el res[)eto de la propiedad agena; que haya po-
dido pasar de pronto, y sin ninguna transición, de las ti-
nieblas mas espesas á la luz mas brillante; que haya reci-
bido con convicción y respetólos misterios de la Trinidad,
de la eucaristía, de la inmaculada Concepción, etc.; es
una impostura histórica.
Hé aquí la verdad de lo que se ha querido llamar im-
perio 6 reino jesuítico.
DEL PARAGUAY IM)
Entre las nariones indlirciias, la de los guaramos (1)
se hacia notar por una |)Osi(*ioii social menos <lc^r<adada.
Por naturale/a d«V¡les y tímidos, los hombros deesja fa-
milia fueron, sinogolKirR«), losque mas resisteiitria opu-
sieron ú, las usurpaciones de los conquistadores; y esta
a|ianMite rtuitraiürrion se os|)lira por la costumbre que
tenían de «*ultiv:ir la tierra; cultivo grosero C* incompleto,
«^111 duda. |)f*ro al lin lo sutic¡(>nte |»ara tenor ape;;o al sue-
lo. HesistiCndoM? (*i»n rnas terqued<id, los guaraníes atra- '
geron Mibre si toda la aniniosiilad de los europeos. (2)
(1 Sobrv UiiiaN aiici^n. y tul vi*x ll&Ilm^ ]iro)>al>lt»triitli('iniit|uerr>rriai*iu
tr» l^m iii'liut Kuarauií'ii «f>kirc nu detti*fii(l«*iu'ia <'> liua^t*. m» reher«, «lUe
allá en l«*t |irimitivott tii*tii|Mis, ruau«!(» la plaitUi humana iii> había hull*-
4i> laA Aiu«'*n('a'«, viMtii» or^ti hahitada» «le ti^rt'^. l«*i>itf!* y utraii fieras,
af*urtaruii ««n una cuihariaciiui á 4'ah«> Km» dch horinatn»» c**u üu» faiui>
lia» •!• la ••trA |iart«- «l^l mar Oi(*aii«i. iiit«*rii¿ri*ii«o ¡mr IihIa la «'niita ilel
Branil. <|Ui* «•iii'«>iiirar<iii ilf i«i«*rtii: y )M*r*«uaiiiilo« de fi«*r clli*!» I<>» úiiiro« y
ptifnrrwa hahitant«*«. trataron «Ir pfihlar y lultivar la tuTra, i*!ttabÍec-u*D-
do«« < •*n la {N»»iblt< I nii.iMli«ia<i
ViVK*n.iii mnrhi* tirntpM on 4>i«tr(*< ha tiniMii y biii'ita «••riisiait. «iibi»Í4-
Urikti'* i'aiia iinn <li«l tral>iiji> il«* i»n« luann* y !«thi<>r «li* <*u rohtrn; haata
«|Ur |rr«*tÍi>;io»am«Mit** niiilti|«hi ad^;* «••ti Ui» trni|;na.% lUtluiMiCia.» did rli-
Oía, y u*» L-abit*iid<i ya rii fl < i'rt** ri*«-iiit«i •!«' a^iitd t"«taMi*i-iiiiii'iitii. tuvo
•n «il'>« •ittra'ia la dit i ordia. y «-«ta abnú iaiiiiu'! á la ili\i<*ion. Ki*»oii*
tul'** }m» h«*riuaiao4 Tupi y friMifuní 'ii' la di)«|iuta t*Uit« ita'la fiilio nxin mu-
g^tvp «ubrí* la |H*rtrtirii( la di- i irrtí* i'4|>aj;ali*> ii«u\ habl.t<l« i y \(K-|ii|;U<r(i,
Ta| I 'lUc* rra v\ may<T. t^ui-dii fii lu«* tii'ii;b<i (|ut* ••• u|i.»'f<a. y (luaraiii
CO& IíhIa bu |iairiii<>U «4* tta.vladó há< la id Ki«> di< la l*Uta. y tui.dandti
ca«la i'oal m rr«idi'b« la rn id |>axa^f di* «u idt-i < kiii, •»«• hjaiuii y rstvn-
dWffiíD }*«ir ttMli» td resto did |iai!*. Mi.i'iido á «it i\v «<i»ti> iiiimÍ(» Iua
^•Inan'aa di* la* d<t« ■ ••ii«>i<irriftld«-« iia« p>iit-» i^uo hanta «d día ('«•iiiivrvají
MI iki*iiibrr. y «|uita \*"* iiriinrri** |>(diladi>rf^ do Amerita H«da<*ioti
ktatifni'a y ic<^>i;'*'i*'* *!«' la l*ri>viii«ia d<> Mikiuixo», 'lid l»ri^adi«*r don
Dicfu lU Alvrar j
i/, *L^i» i'4t||<|ui«ta«i(ir«*M y l'>« un^innrri-^ i.u han |>«-ni*adi< jantá« m
hacer utta •ii'M ri|>^ i<in vi*rda<UTa ilr ia« dilii«<nt4*« i.a< ii<nf« indiana*, nino
•ulameulr ru ri*al<ar ••!« |'r«M>£*i4 y «-XA^riar ^u« tral'aj< « K* i«*n p»ta
Birm «|Ur v11m« lian auiifi'ntad'* inlínitaiuri.t«< idiiun.fri'ilt' !•■« iniiio« y de
laanai'iui;i-«. y «lup han hi*i hi* antro|'i<fü^i« á al|;una« rlíf* !•• ha* lan «in
rmjob. |M»r*|u<* h'*y día niiti;*ina di* «"«t^t na* i'in«** • ••iitt< < arn«< huinana. y
D«« r<*>'urrdaii ha^NT^a • "ii«i !■•. aiiii<¿in* idla* ^^Mí tan lit-r**» • <■».<• á !a t>rim^-
tm ll«*icadadi* !■•« «'«} af><d«*« >«- ha •*«• titiiiaii.t i*'ii 'iMf «-íIa* «i> ««Txian de
en Tvnr liada». I** ju*' i** otra faNi'«ia>i ¡••••itiva I^'« r« le^iáatiroa
160 GOBERNANTES
P Los españoles y portugueses principalmente cometieron
para con ellos atrocidades inauditas; después de haber-
los apgleado y diezmado, seles cercaba en los bosques,
comoá venados, se les picaba á fuerz%de golpes, se les
condenaba á perpetuos trabajos en las minas, y, por la
mas leve falta, se les hacia perecer en los tormentos.
Son estos hombres, ya subyugados, pacientes, desgra-
ciados, á los que los jesuítas llamaron á sí para formar
I IsiS Reducciones, y es evidente que los guaraníes debían
^ responder á este llamamiento sin tardanza. En efecto, ha-
llaban en los padres una proteccioa segura contra la per-
secución de sus verdugos, un trabajo menos penoso, y
al que, ademas, estaban ya acostumbrados hasta cierto
punto, y por último, un tratamiento que para quien sale
de la esclavitud se asemejaba mucho á la libertad. Solos
pues entre los pueblos indios, se entregaron á los cuida-
dos de los misioneros, sometiéndose, sin murmurar, á
todas las inocentes prácticas que sus nuevos amos exi-
gían de ellos. Recibieron el agua del bautismo y la con-
firmación, asistieron á la celebración de la misa, llevaron
en la procesión las imágenes dorados de la Virgen y de
los santos, se dejaron imponer los nombres del martirolo-
gio católico y permitieron sin enojo que se les llamase
neófitos y catecúmenos. Independientemente de esas cir-
cunstancias tan favorables á sus proyectos, los jesuítas,
mas de una vez, emplearon la astucia y la fuerza para re-
ducir los indiosá la obediencia. Cuando una nueva tribu
de guaraníes se dejaba ver en la proximidad de las Re-
ducciones, inmediatamente partía un misionero para con-
quistarla ala comunidad. Hacíase seguir de un ejército de
han agregado otra mas, diciendo que estos pueblos tenian una religión.
Persuadidos de que era imposible á los hombres vivir sin tener una bue-
na ó mala, y viendo algunas figuras diseñadas ó grabadas sobre las pipas,
arcos, garrotes y vasijas de los indios, ellos se fi:guraban al intante que éstos
eran sus Ídolos y los rompian. Estos pueblos emplean hoy dia Jas mis-
mas figuras; pero no lo hacen sino por divertimiento, porque no tienen
religión alguna.** — Azara .
DEL PARAGUAY 161
neút¡t4is y ác rierto niimoro do aiiiinale^^ vamuios. Los
salv.'ijos, al ver ariTrílpsoIo^esli» cstra!íj«»n>, al prinripio
so |M»niaii en alarma, pon > muy !uep> so tranr|uil¡/ahan
viéii'lole solo en medio desús hermanos. Entraban en ro-
munioacion sin des4*ont¡an/a. V oí liáhil josuita les liaoja
distribuir víveres y granado. diiMi'Mídolos (¡uo habia venido
á su cui'uentro en el desierto |»ara harorlos iiartiripar de
los bienes que, ron |mh*o traliajo, pr«»pon*ionaba la n*li-
gion áque se honraba p Tto!i4»ror; y <|Uo, siquerian <oí?uir-
le y adaptarse á las rostumlires de sus hermanos, |)odian
estar seguros de ([ue tendrían olios también, t<Nlos los dias
igual alimento al 4|Uo aiababan de re<*ibir. Senrillos y
crédulos, los indios se dejaban onibauí-ar por ol astuto jo-
suita y se|Kjnian en camino para ol país de las Misiones.
Una ve/ allí, el primer ouidado <lol isidro provini-ial ora
reparar ú los recién Iletrados dístribnyóndolos en las di-
versas I{e«iuoriones, para «piitarl' s to la |>o«iif)¡|¡dad de su-
blevarse. Muohas ver(»< •io ha visto A vario*^ do 0*40 *¿ **al-
%'ajes, desesperado^ do haber porilido su indo|»ondeni*ia.
sui'umbir de lan;:uido/. ó aun quitarse la vida, después
de haber en vano tentado ol rvadirso.
Kl gobierno teo*TAtii-*> »lo ¡as MísÍímios duró ir>H años,
desde la fundarion de la |irim(*ra Kt*durr¡on en lti<K). has-
ta lac^puUion de l«>sjo-*uitas on ITíiT. Va\ «»sto tra^cupio
de tiempo. esperimet<Mi \;irias alt(M*iiativa**di* pnwptTÍdad
y de dcoadcn«Ma. No tu\ ion»n las Midiónos onomi;:(»s mas
temibles que la a^^oriacion do li»^ //'«'a/ijdv, producto del
rumcnio de los eur«q»oo-* nni la^ nui^'rros in«lia^. «ono-
cidos bajo el nouíbrr d«' i/i///íí/7"í'M.s. K*«t<»^ hi»mbrr> ha-
bi«'*ndo«.o P-unidí» |»ara harrr i>l i*iinii'n-i<M|i' l'»^iiithi»s es-
clavo'-» arn balaban á Is i.r«'íitM< 011 la^ iirxnas Mi^^ionos.
I>e**truyori>n a-l ^ui't si\.inh*«itt» i'at»ii*» o pui*l>l"'*, <>bli;:anflo
á lo*» nn**iMiHTos a ti.-i'*! i-lar >u indu'^tria a otra** parles.
No i'untentiís i'on atacar hi> pu«'b|ii*» tri^tianí»^. li«» nía-
162 GOBERNANTES
melucos arruinaron algunas ciudades españolas, tales co-
mo Jerez, Guaira, Villa-Rica y varias otras. Los mamelu-
cos redujeron á la esclavitud dos millones de individuos de
toda edad y sexo. En este número, habia ciento cincuenta
mil bautizados; trescientos mil esclavos habian sido su-
cesivamente sacados del Paraguay. Dobrizhoffer asegu-
ra que en los años de 1628 y 1629 se vendieron en Rio
Janeiro seiscientos mil cautivos.
* *
a
Cuando se descubrió el Brasil en abril de 1550, por el
navegante portugués Pedro Alvarez Cabral, desembar-
cando en Babia, la tribu de indios que allí dominaba era
la guaraní. Muchos de los indios fueron muertos, y los
sobrevivientes internados por los primeros descubri-
dores portugueses y aun por los holandeses, que se en-
señorearon, desde 1624 hasta 1654, de las provincias de
la costa del mar, desde el Marañon hasta San Francisco.
Entonces vinieron los mamelucos brasileros de cuyos
hechos en el Paraguay tenemos la espresiva narración
que va ¿continuación, hecha por Martin Dobrizhoffer: —
"Los mamelucos son una clase de gente que nacieron del
comercio de portugueses, holandeses, franceses, italianos
y alemanes con mujeres brasileras, célebres por su des -
treza en cazar y robar, listos para cualquier empresa atre-
vida, y por eso se distinguen con el nombre estranjero
de mamelucos. (En efecto, eran los beduinos del desierto,
ó los salteadores romanos.) Su costumbre constante, era
llevarse los indios, guiados por los padres á la libertad de
JOS hijos de Dios al mas duro cautiverio. En el espacio de
ciento treinta años, diez millones de indios fueron muertos
ó llevados al cautiverio por los mamelucos del Brasil, y
mas de mil leguas de territorio, hasta el rio Amazonas, que
fueron despojados de sus habitantes. Aparece, por una
carta del rey de España en 1639, que en cinco años, tres-
DEL PARAGUAY ICQ
cientos mil iiuiios paraguayos fueron llevados al Brasil y
vciiflidos como os<*lavos."
IiHlc|»eti(iieiitemciitc de ostacau^ade despoblación, las
Mi*<i<>iies tuvieron que lucliar roiitra los celos y la perse-
cución délos ifobernadorcs del Uio de la Plata v del Pa-
ra^uay, contra los impetuosos ataques délos indios sal-
vajes, la deserción de-Ios neótitos y las |>érdidas o(*asio-
nadas por la nostalgia en estos infelices, á quien tenian
encorralados como ovejas en campos rodeados de /an*
jas. Los padres tenian un interé^^ directo en ocultar &
las autoridades^ que vcnian ríe la metr('>pol¡ el censo exac-
to do sus neófitos, tanjo por alejar todo sentimiento de ce-
los cuanto por ahorrar la reiila que era de un |>eso por
cabeza. A pesar de eso, no liay duda que en 1702,
é|>oca que puede tomarse |M)r término medio, las Reduc-
ciones se componían de veinte y nueve pueblos, quince
sofire el Uruguay y catorce -^obre el ParanA, formando
juntos un efectivo de noventa mil ne«*>|¡tos; |>ero en la
6|N>-a de la es|»ulsiiui, •^e ('«Mitaban cerca de ciento «cin-
cuenta mil. Kxisti.ui, aílemás, varias otras Misiones so-
bre los mArgenes drl l\u*a^^uay y en el Wio de la Plata.
I«2i comimfíia de Jtvsu-^ contaba en sus lilas hombres
flli^tni^uidtts por las luces, el «-ora^ey la haliilidad; este es
un be«'bo aveh^uad«>, y ^iiloel «*s|ilritn de partido |>odria
ob**t¡narM? á iit*^arlo. L'»** padres e^tablerieron el cenlri>
fie su adnunistrai'iiiti en el eoh^^inde la Asuncirui, cuyo
e«iit¡<*ío hirieron eon^tniir y ^ueesivainentei*!ul»elle>'er por
los mismos ncótil*»»* imlio'..
I.os guaraníes apremiian tainl>ien á leer y c^«TÍbir; |h»-
ro «'I nitcp'**^ «le 1m^ nii^ionero%. (pie no era. •'•lUio quinan
ha«"er creer, la •^al\a«i'iii «le la«» ahnas ile e>to*i pobres in-
164 GOBEBNANTES
dios, sino puramente terrestre, se opuso siempre á que
aprendiesen á hablar la lengua española. Por mucho
tiempo no se hizo uso de otro idioma en el Paraguay, si-
no del guaraní, pues la introducción del español solo data
de la espulsion de los jesuítas. En vano Felipe V ordenó
en 1743 que se enseñase á los guaraníes el idioma espa-
ñol, los jesuitas no juzgaron conteniente obedecer este
decreto.
En el principio délas Misiones, los jesuitas hallaron los
dialectos de la América del Sur tan numerosos como sus
tribus (1); pero resolvieron se emplease un solo idioma
como medio de comunicación entre las Reducciones, y
habiendo fijado el guaraní al efecto, se enseñaba en las
escuelas á todos; de esta suerte llegó á ser la lengua del
país, donde se habla casi universalmente hasta el dia.
Una política puramente jesuítica se opuso constante*
mente áque la Europa tuviese conocimiento de lo que pa-
saba en el interior de las Reducciones. No solamente
era prohibida la. salida á los neófitos, sino también á los
estrañosel introducirse en sus dominios sin el beneplácito
de los padres; y éstos velaban con tanto celo á que ningún
profano pusiese el pié en el recinto de este santuario,
que aun á los obispos y gobernadores se les negó la en-
trada. Era, sin duda alguna, estraña insolencia; pero los
jesuitas hacian obrar á sus amigos de Europa para con-
trarestar el mal efecto de las denuncias que partían de
América. El confesor del rey de España, el de la reina,
su capellán, eran el apoyo con que contaban, en caso
de necesidad, los misioneros del Paraguay.
(1) **La8 naciones indianas y sus divisiones cambian de nombre con el
tiempo; y cuando se quiere tomar informaciones ¿ este respecto, se les
encuentra siempre nuevos, sin saberse que los antiguos hayan desapareci-
do; de suerte que en las cartas del Chaco, redactadas por los jesuítas ape-
nas hay bastante lugar para escribir los nombres de un número tan
considerable de naciones. Estos son otros tantos errores que hay qne
reformar, parque yo no dudo^ qtte dd Rio de la Plata hacia al norte^ no hay tftraa
naciones que las qtic yo describiré, — Azara.*'
DEL PARAGUAY 165
En cuanto & la cducac^ion que ellos pretendían dará sus
neófitos, se limitaba á ponerlos en estado de trabajar en.
provecho déla orden. Después de mas de rient») rin-
cuenta años de cultura, la familia <le l«»s guaraníes se
hallo |K>co mas 6 menos en el mismo est^ido de barbarie
que antes.
En el momento de >u espulsion, losjesuitas dejaron
treinta Reducciones^ á saber:
Quince entro el Uruguay y ell*aran¿U siete sóbrela mar-
gen tzquierdadel Uruguay, y ocho en ol Paraguay propia-
metile dicho.
XXXI. DON BARTüLONffi DE ALDUN.ATE, capitán de ^
infantería de la guarnición de Buenos Aires. Tuvo algu-
nas dificultades en su gubiorno, pueMo que habiendo sido
nombrado en 1725, no se lo din ol título de gobernador
del Paraguay ha>ta algún tiempo des|>ues. Luego que >
entrara en egercirio de su cargo, presentó al Consejo de
Indias el proye(*to que sigue:
1? Establecer corregidores y p'gidores españoles en
todas las Hedurrioncs de los josuitas, en doiHh\ >egun
decia, habia ciento cincuenta mil indios que nada paga-
ban al rev.
2? Permitir A tcnlos los españoli»s liarer el comeivio
en todas la*« Rodu«*riones. ron cuyas rentas hibria como
sostenerla guarnición de HuetHw Aires V todas las tro|»as
de Chile.
3? Rstablerer en la Asun«*ion una oficina en donde se ^
diera entrada «1 todt» h» (|uo lo«« indios de las UcliK-iMone^
estuvieran obligados á pairar on g»Micr«>< pi»r ^u tributo,
enviándo>ecn seguida á Santa Im* |)ara í-am^iar^-c eii oro ó
|>lata; y -
4? Dar orden . I Im^ ri>rro;^id«»ros para examinar las
deudas atras;ida>. Ia«> iii.-ile^, ^t*;;iin él. a^tiMülian á gnui-
des sumas.
Hombro dí'grandt'-^proyei-l'is. Aldunatt» se había ínfa-
166 GOBERNANTES
tuado con las grandes riquezas de los jesuítas del Para-
guay y con su imperio soberano sobre los indios de las
Reducciones, y consiguió que el Consejo de Indias, con la
presencia del rey, se ocupase de su proyecto en sesión
que se celebró el 27 de marzo de 1726 y se resolvió espe-
dir, como se efectuara, el 21 de mayo, reales cédulas di-
rigidas á los go'bernadoi'es del Paraguay y Rio de la
Plata, en que se les ordenaba que, sujetándose á las leyes
que regían en todos los dominios del rey en el Perú,
cuidasen de cobrar los impuestos y tributos pagados por
indios, averiguasen la causa porque no se había practica-
do antes é informasen de ello al virey.
Cuando estas cédulas llegaron á Buenos Aires, Alduna-
te ya no era gobernador del Paraguay. Disponíase á ve-
rificar su viage á la Asunción, cuando un asunto grave
ocurrido en aquella ciudad, le obligó primero á suspen-
derlo, revocándosele sus despachos en seguida, y que-
dando por consiguiente en posesesion del gobierno don
Martin de Barúa.
1730— XXXn. DON IGNACIO DE SOROETA, noble
vascongado, ex-corregidor del Cuzco, nombrado gober-
nador, por el virey del Perú, don José de Armendariz,
marqués de Castelfuerte, en 1730, en reemplazo del capi-
tán Aldunate. Sin embargo, al querer presentar los des-
pachos que le acreditaban en su carácter oficial, se le hizo
I toda clase de oposición, teniéndole cinco días en su casa
' con guardias, sin permitirle comunicar con persona al-
guna sino con testigos, ni aun las personas que iban á
visitarle podían entrar sino con guardias.
En vista de tal recibimiento, Soroeta tuvo que abando-
nar el Paraguay regresando á Lima. '
Habiéndose negado Barúa con insistencia á continuar
en el gobierno que el pueblo no quería confiar á nadie
mas que á él, quedó en posesión de la autoridad el gefe
DEL PARAGUAY 167
de la revolución don Matias de Saldivnr, he«*h«) maestre /
de campo general por la misma.
173í>-17:0— XXXllI. KL CüMrN. durante el interregno r
que medi<'> entre Harna y el nuevo giihernador Ku¡lnl)a, /
que fué dcs<ie 17«i(> liasla 173.'^. presentando las m:)s in^
creíbles es4*enasal eslremo de no haber ya sepiridad para
la vida, como se va á ver.
Los dueños de la situnrion se dieron el nombre de
Comunrrat y denominaron á sus ronlrarios Contrabando
6 Contrabandistas,
La revolución de los romuiiero> era obra dé Anterjuera, .
incitada |K>r este desde Lima. V.w tal Fernando Mompo,
abogado, es<*apado de lasr¡\n*eles de aquella ciudad, se
presentó en la Asun(*ion ron canas de re(*on)endacion de
com|»ariero de prisión. Antequera, para sus |>artidarios
•retos, |M>r quienes fue ncí solo muy bifn reribido, sino
que le hicien»n obtener una pla/a en el Ayinitamiento.
Desde ese momento nada m» baria que no fuera aciuiseja- **
do por él, como autor y orácul»» del Común y árbitni so-
berano de todas lasdelil)erarioiies, asentando romo máxi-
ma constante que la autoridad de éste era su|»erior d la ,
del rey mismo, máxima que halagó á cierto número de
personas y le dio mu«*ho crédito.
Fué a nombre del Común que se ne^ó el re«*ono«*i-
mientodeSoroeta 4'iimo goliernadordel Paraguay, rontra
la opinión del mismo Harña, y á nombre del mismo,
Momfio consiguió sublevar las guarnicióneos de toilas las
pla«is \eri ñas rontra el gobernador nombradi» por el vi-
rcy. A iiombn» ile él leiromiui se ilestituyó A lo< n'gido.
reii(>t:i/u. Juan íton/ab*/ Freiré y otros, v s«> immbró d
don Matías de Saldixar rnae^tn* d«* <'am|H> general \ d
Francisn» de Roa '^arcíMito mayor. Hi/ii la cle«*i'it»n de
alcaldes, para el año df ITIÍI. a don Ji»st» Luí'* Hairrini y
¿k diMí Pe«lro Hogarin.
Nailie e««taba M*gur«» en su pr*»pia «•a^^a: i«>d*i era entre-
168 GOBEBÑANTES
gado al saqueo, sin esceptuarse los individuos de la mis-
ma facción.
Llegado Soroeta al Tebicuarí, recibió un salvo-conduc-
rto, y aunque no iba firmado por los gefes del Comunt
siguió camino para la Asunción (17 de enero de 1731).
Apenas hubo pasado el Tebicuarí, se vio repentinamente
rodeado de ochenta soldados que, con el pretesto de ser-
virle de escolta, se aseguraron de su persona de orden del
Común. Era ya demasiado tarde para poder retroce-
. der. Cuando entró en la Asunción, su escolta había
aumentado tanto que llegó á subir á cuatro mil hombres.
Al dia siguiente de su llegada (25 de enero) se presentó en
el Cabildo y exhibió sus títulos, retirándose en seguida á
su alojamiento. A penas saliera de la casa del ayunta-
miento, fué arrestado por el cuerpo de guardia que le
intimó de orden del Común salir de la provincia. En
los cuatro dias y medio que solo permaneció en la Asun-
ción vio lo suficiente para poder instruir, como lo hizo, al
vi rey, del estado del país.
Con la salida de Soroeta de la provincia y la negativa
de Barüa á aceptar el bastón de gobierno quedó definitiva-
mente resuelto el sistema de gobierno comunal. Pero se
consideró necesario dar una forma regular á la adminis-
tración creándose una —
XXXIV. JUNTA GUBERNATIVA, persidída por [don
José Luis Barreiro, con el título de Presidente de la
Py^ovincia del Paraguay (1731).
El primer paso dado por Barreiro, que sorprendió y
desconcertó al Común, fue la prisión de Mompo y su re-
misión á Buenos Aires, cuyo gobernador Zavala le hizo
meter en un calabozo y ordenó que se le instruyese su
proceso, remitiéndolo en seguida á Lima. Pero en Men-
doza consiguió salvarse yendo á dar al Brasil.
Perseguido hasta con peligro de su vida, Barreiro tuvo
que huir auna de las Reducciones del Paraná, circunstan-
DEL PARAGUAY 161)
•
ría que dojó libro aI romun para nombraren sií luí^ará—
XXXV. IX)N MIGUEL I)K GARAY, rapitaii, |)resi<leiito
de la Junta Gu^K^rnativa. {ap)sto <l<» IT.'M . quien dcsílo luc-
en, cro«'> dos mievos roí^idores. roninlelamiMite adirtos á
HU persona, y diripó su at^Mirion á los jesuitas liarióndolos
Of|¡o<u>s, Atin de [H'oiredor á su ospulsion, «•osa que por
eiiuiíii-esno so |»ui|o rnnso^uir, porque no se rontaba con
el a(Miyo sulifiente para llevarlo á eabo.
Entretanto, el (*oinun iba adquiriendo popularidad hasta
entro lo^^ individuos del mismo rlero dentro y fuera del
Paraguay. Ilulx» roli^Moso que en la ratedral de la Asun-
ción pre^iioase lia«*íen(¡o la apohijfa del Común y en Bue-
nos Aires no faltó otro que lii/o oir su vo/ en el pulpito
asegurando que el Coinun del Paraguay en nada se había
desviado de la ol>odien(*ia debida á las lf»ves d(»I reino.
Kn dií-iembn* se pensó on el nombramiento d(» nuevo
ali'aMe paní el afi*» de 1732 v rin-avó la eleerii>n en don
Franí'iseo de líoxas Aranda v on — •
XXXVI. IX )N ANTONIO kriZ l)K AkKLLANO, presi-
<l#»nte de la Junta, qniíMi, á pfna< rotúbido di» ^u puesto, y
r-tíii el »»bj*»todo bai-iM' autorizar |H»r la audi<Mi(*ia *lo (Miar-
ras la le^alidadd(*l Tomun, so ocupó on diri;íir una me-
moria <le ouanto liabia ornrridí» «mi la IV<»vint*ia «lesde la
|iartid;ido Zavala, «-omi^ionando a d<»n llai1«ilomó Galvan,
riofi Atitonio Mao/. iMi untiMi ron rl padro don Josi} (*ana-
I<»s. qu«» sf |iabiad«»«larado por ol t'omun, para informar
al\irey. Sin t»mbar:;o, r-^in^ díputadi»s no pasaron de
4 Vtrdoba |>or lo>nuf\o< ^u*'«*^os de Lnna qu«* produj*;ron
ol trajii-o tin d<* .\ii(«qu(*i'a.
A|»i»-ari|«'la »p'»^i«*ioinli» An'llan«i a l.i i*>puKí'»n délos
jo-uiia**. >f ll«*vó a i'ab i«ti brfr«>d«* IT.*Í?t pMr l»^ t'i»mune-
ro'i, a pr^ir d»' ImIht *'\ obi^im |*a|i»«» •tinminado i*oii la
«•««.•finuniioii, pui»li<*;«da «'Mdtr.i to.|<»^ l<*^ fau^ant<'N. «-ni».
|ií.Tant«»s, ron^t*)i*ro^ y l"aiit«ir«'** por iiit'ur^«»^ ••:: i'lla y
lia '>er puesto entro diflio^^Mioral. [KT^onahí t<N|a la pro-
170 GOBBIMí ANTES
vincia, hecRo leer la Paulina y tocado á entredicho. Lue-
go que el prelado tuvo noticias, aunque cercaron ios solda-
dos la torre de la catedral, para que, so pena de la vida á
quien tocase las campanas, de que con inaudito arrojo
rompieron con hachas las puertas del colegio, previno al
padre rector estuviese cerrado y no saliese á menos que á
empujones los echasen fuera, como lo hicieron; teniendo
la pena de ver ultrajada su dignidad y persona con guar-
da de soldados portodas partes, sin permitirle que saliese
á la puerta.
Antes de entrar el común, estando como una legua de
distancia de la ciudad, le despachó cuatro diputados, dos
de los cuales forzados con pena de la vida y confíscacion,
de bienes, previniéndole que venian á espulsará los pa-
dres sin remedio y que el obispo los mandase salir; á 16
que respondió éste que no tenia facultad para eso sino para
declararlos, como los declaraba á todos los comuneros
por públicos escomulgados y poner entredicho á toda la
Provincia. Lo mismo respondió el Cabildo secular, que le
amenazaba con que peligraba la Provincia y las vidas de
muchos.
.♦
Cuando llegó á la Asunción la falsa noticia de hallarse
el gobernador Ruiloba en camino para la Asunción, Are-
llano que, sólo por interés y temor presidia el Común,
declaró que estaba resuelto á ir hasta Santa Fe para re-
cibir al gobernador. Temiendo el Común que el objeto de
este viage fuese el de hacer la paz, dio orden para impe-
dirle la salida de la ciudad, pero él habia tomado sus me-
didas tan bien, que logró embarcarse sin la menor difi-
cultad, llevando consigo lo mejor de sus efectos. En Santa
Fé supo con sorpresa que ni se hallaba alli ni en Buenos
Aires, pero que se le esperaba de un momento á otro,
con cuya noticia adoptó el partido devenir á esta ciudad.
Después de haber sido uno de los principales autores de
DKL l'ARAUUAY 171
la** ¡i^rturharioiios íM l*ara;ruay y uihmIp Ins nms iIo«míI¡-*
•Jo** |infii'larío*« lio Aiit«^i|Uora. penli«*» 1«m|iiví sus l>icnns y
nini so vio oMí^a*lo, |»ara <*il\:ir la viila, .1 ili-frazarso Ho
iioffpí, fu;:aii'!o i|r la A^iiíh'Í'mi, pur lri!»or<o i»|iuovti> á la
'*»*I»ul<iini *!'• I'is josiuii;isi <li»| rM|«^(i;¡o «Ir esa «*a|>ítal y |»or
Ii.i^MT tratadlo fio «¿aUar la vir|:i ilo «Idii Maiiiiol A;:ustiii ilc
|{uil<»l)a, á (|ijioii a<*niii|>;irirM|o^iio liiifMinv; Airos hasta su
dox^rariada oani|»aria y irá;ri<*«> tiii. Si» rofuírii» oii osla
ciuflail ;Huoni»-i Airo*^,) rmi la linno ro^oliirioii dt» roparar
I«n|o oí mal i|Uo liahia lioilio á oniisonioiiria jrl onmpro-
misi> qiio roiitrají» «mmí A!ilo»|u«»rti, ilerlaráiidnso áfa\or ,
do! rmnuii.
E'«!o |in>ooi|it'» Olí <o;:uiil;i á iionihrar otro oii lugar ilc
An*IIau«»^ liai-iónilul'» ou la |»or>'»ii;i<io
XXXVII. i)()N rkisToBAi. i)()MiN(;n:z dk orklak, ^
mao'^in» iio<*aui|>o pMioral, pn;^i<l»Mito «ii» la Junta y ajcal-
«K- fio |»niMf*r \i)tn para \71M\, puf-» «pío unTori t imla su
routuíí\/Jí.
Kiriimuuo*iirilii«'> on so¿:ui<la al ;:«»U^rnai|í»r tnaniros-
Uii'iole **u fli*i|M>sioii»ri on rorihirjo, y al niisino tionipo to-
maLi ^U^ fiioiiifia^ para ii|MMior-o á --u r«'t*opr¡iiM. ilo^ti-
tuyo:i«l'i ;t !«i'|'»^ losfMiipItvi'l.i^ «^i^poiliM^. is. A la ai|«»p4'iiui
Ho é'^vx III*' lifla «'•Mitrihuyo i¡fi piMn»-! halirr rorilfiíli» «lo
An-üiiif» una oaita on ipi»* ]•• aiiun-iaha al r.ifnun la llou'a-
«la 'lí»! iiurv'i i:iilM'ríia«l*»i\ tiM\iMi<l<i<l*'¡ \in*v In^ uja^^ am-
|iii<i^ {Hififrí'^ y la^ 'irili'iH*^ nri«» t<Mrnniaiit**s para infi»r-
mar ••••ntr.i !«m|«i-* |m< iju.* Iialiii i .-ii itnfiui !•♦ a la»* pfr'.ur-
KioMM»^ i|.- la Pr«i\¡íi«ia l*!M'<>inuii im In/.i ra>i» »!#• i»^to
a^i**'! p»»ripi»- •l«'^i«»iilial»a ilf la ptr^ina <|n*-li< ifinítia. El
lio.|io«H .|u.' .I."*.!.' i'ii.r.. ir.Tt» .üa ^.. -h \,.|:.» .mi •j..'^
r-ÉiTf. ::!•••. una «pif.pifiM lif p. ii i a! i-m \.. pn ^|.!, i,f|. \
..Si-*|.,-. |Vi|..<. \ Aip 1:1,1. ;., .;,|.,ra -. hafina \u« It- un
•-ariipM.I*. A;:ra!nant.\ fit alml fl.| in'-iip. añf.
173 GOBERNANTAS
XXXVm. DON ISIDORO MIRONES Y BENAVENTE,
oidor de la audiencia de Charcas, cuya prudencia y talen-
jto, acreditados en la pacificación de la provincia de Co-
I chabamba, hizo que el virey del Perú, marqués de Castel-
1 fuerte, le eligiese para pasar con el mismo objeto al Para-
Iguay; pero su nombramiento no llegó á tener efecto^ por
^cuanto estando ya en Tucuman, recibió aviso de la llega-
da del gobernador propietario designado por el rey. En
consecuencia, volvió al ejercicio de su empleo.
XXXK. DON MANUEL AGUSTÍN DE RUILOBA Y
CALDERÓN, natural de las montañas de Burgos, que se
hallaba de capitán general del Callao y cabo principal de
armas del Perú, recibido en el Paraguay en julio de 1733,
después de haber, desde Buenos Aires, notificado su nom-
bramiento al cabildo secular y obtenido la correspondiente
aceptación.
Tomó con ahinco la dirección del gobierno, prohibien-
/ do bajo penas severas hacer la menor mención de los co-
muneros; nombró jueces militares; señaló nuevos tenien-
tes para las tres villas de la gobernación y para la capital
haciéndolo en personas que le inspiraban confianza; re-
formó los jefes do la milicia. Esto último fué lo bastante
para que los comuneros se sublevaran dirigiéndose ar-
mados sobre la ciudad.
Con el oportuno aviso de este nuevo trastorno, el go-
gernador mandó poner sobre las armas todas las guarni-
ciones de las plazas vecinas, señalándoles la chacra de
Alonso Pérez como punto de reunión, y, dejando con el
gobierno político de la ciudad al regidor don Juan Caba-
llero, salió (14 de setiembre,) con las pocas milicias que pu-
do reunir para ponerse al frente de aquéllas.
Pero cuál no seria su sorpresa cuando sólo encontró
trescientos hombres, no habiendo podido los gefes juntar
mas por haberse todos enrolado bajo el estandarte del
Común? Quiso esperar para aumentar su ejército y en vez
DEL PARAGUAY 173
de eso á la manana si^^uionti^ so oiicintnS ron quo no lo"
quodal>anmas que (H!lionta lioiiibro^ En vano solo|)ro-
tnetieroii A<K:orros<le «:onte, |M.>ro no a|i:iroi*ian. Aun se ¡
trató de entnir cu arrollo (ton los rornun<M*o<y por modio '
del obispo, quien aronsijaba al ^oberna<lor aronlase á los
descoutontos ruantt) le pidieran. A tan ostravaganto e\i-
geiu'ia no quedó al í?ohornador mas recurso que el defen-
der su autoridad y la del rey con las armas.
El Ifi de setiembre, en Guayaibitf^ ambos ejércitos esta- -
baii uno al frente del otro V ante> de cliorarse, el indivl-
dúo Hot|U6 Pcrcira, dest;icándoso del del Común y ade-
lantándose como |»¿ira poder ser oído, ^ritó con toda su
fuer/a: ^CabalU-roSytodos los qtw reconozcan la autorulad del
IbiStrt CamMHXHHgan ásus hamLras\ Kn este momento se
pasaron todos, con esi*opcion dt^ unos ruantiis «iticiales.
Viéndose tan vilmonte trairionado, el íroÍM»rnadt)r, diri-
pi^ndoM* á I »<^ poí'os ^efc< qu<' tintaban á su lado, flijo:
^ Mis amigas^ el mal fio tune mncJu*^ es fnemsUr ceder a la fuá-r-
MoC' y cuando so ai'»M'i*aron los n'boldi*<, i»^«*lainó; />:•</ el
rry!^ la conloMarion {\\C* ¡Vrratl rey y mm^a el mal gt^hier-
wff! En ^o^rnida lo dieron di' *^afila/os lia^ta que esp¡n'>
priMiuiiciamlo o^ta< palabra*^: ;\ii*'stra Señora del Rosario^
udwu propitial
En este encuontro quodó murrio rl ro^íilor don Juan
Bae/ y heridos nmrlios oIpk. Kn mrm«»ria di»*iu muer-
te, se cí lloraron junto al ramin«»irrs rrurr^ que oxistian
hasta ITSt». se^^un A/ara qur las liabia vímo.
XL. DON jr.VN CAB.M.LKKn I)K aSíASCo. n^idor.
encardado del ^ubierno pníltiro i|i* la «indad durante la
au*^ti<*ia do i{uili»ba rn ^u •lr^i;ra«'ia'la lampafia.
V*ii*tMri«»siis Ion iNtnnnirf'M'^, riitrar«Mi i*n la • luilad y tra-
taron de niataral rr;;idiir. tii';ind'»li* un bala/o, pon» sujo
consiguicrotí dejarle nniy mal lieritio, o<*upandi> en se*
174 GOBERNANTES
guida la casa, apoderándose de los bienes y papeles del
gobernador y obligando á los regidores á renunciar sus
oficios. Después de cometer todos los robos y saqueos
que les fué posible, los amotinados aclamaron por go-
bernador á fray Juan do Arregui, que se hallaba en la
Asunción, adonde habiaidocon el objeto de hacerse con-
sagrar, como obispo de Buenos Aires.
1733-1734— XLI. DOCTOR FRAY JUAN DE ARREGUI,
del orden de San Francisco, obispo de Buenos Aires,
obligado por los comuneros á aceptar, en setiembre de
1733, el bastón de gobernador, para que sirviese de som-
bra á sus escesos, los cuales continuaron con mas furor
que antes, destruyendo la Provincia y cometiendo todo
género de desórdenes, sin poder contarcon seguridad ellos
mismos unos de otros.
Sin embargo, con pretestode visitar la diócesis, el obis-
po-gobernador salió fugitivo, encaminándose á Buenos
Aires, desde donde dio cuenta, de lo acaecido, al virey
del Perú, de quien recibió una citación para comparecer
personalmente á dar cuenta de su conducta ante el virey
y audiencia de Lima, y mas tarde otra del Consejo de
Indias, para que se presentase en persona; pero á uno y
otro respondió que su avanzada edad — 82 años, cuando
i recibió la primera — no le permitía emprender tan lar-
gos viagcs. En efecto, murió pronto después de ha-
ber recibido la segunda citación, de pesar por el triste
papel que habia hecho en la Provincia del Paraguay, mas
¡quede vejez. Lo cierto es que desde su regreso á Buenos
¡Aires, tuvo, hasta su muerte, una conducta en toda regla.
Murió por los anos 1736 ó 1737.
Al salir de la Asunción para su fingida visita, dejó en
su lugar á su padrino de consagración —
XLII. DON CRISTÓBAL DOMÍNGUEZ DE OBELAR,
delegado de Arregui. Continuando el Paraguay en pro-
vocante rebelión no hubo mas remedio que recurrir de
DEL l'AIUürAY 17r»
nuevo al goberrador fie Buenos Airos, /avala, que liabia
conso^uido estin^uir la rel>olio!i ilo Aiilt^quora y quo
a<*a))at>a (le S4*r nombrado, pres¡d(Mit<' de I21 Audieiii*ia de
C*lian*as, i*uaiido iN*urrieron esos violeuttis trastornos.
XLUl. IÁ)S BRL'Xi) MAIKICK) !)K ZAXALA- mariscal-
fie rampo. pibornador y «^apitan ^oiioral de Buenos
Aires, 17.'C>' ri»mis¡ona<lo por el virey del Perú, marquós ^
de Castelfuerte. para que, |)osesionándose del mando de '
la provincia del Paraguay, tarase de la< Misiones de los
jesuitas las milicias necesarias.
Con la S4»la noticia de su próxima llegada al Paraguay.
eiitrO el dosconcicrlo entre los comunen»^, sin atinar
i*omo debía obrar.
El defiíU'^or de la Junta, don Joso Orliz f|c \'er^ara, '
cay»*» enfcnniMdicicml»rt* •!«• I7*M quedando n)uy pronto
re*lu»*ifl«» ala e^lriMnidad. .\sn>ta'Í«» di* vcr<e próximo A
rí»m¡»;in*cer anti» rl ^oNcraii»» Juiv de !•»•< vivo*; v de los
muertM^, cmpc/ó |Mir llenar **n t»»«¿i:iinpnli» •jcla^ tli<culpas
A í|ue *S4? «Tcia iibli;;at|M piir ^u^ injusticia^. *iu^ crimina-
Ic'* rm presa** cintra su n»y, >u ilíi^pM. ]**< reli^ío^^ns v
S4»brí» tinlo ¡«1^ je-.MÍta<: y e:i <oi:tiida pii|í«'> publi«*amente
|M'rl«i;i i'fi'i |a*% la;;rima< en !#»*% i»jos. M¡<«pti^ti (pi,» esta
|»arto lie ^u tr^tameiito ^e linyera en \o/. alta anti»«< que
su cuer|)o fu«*^»' eniiMTa Im. y ipn* ^i< mandaren c.ipia^ de
él ál<Hl>»s aquejl'x .i •pii'Mie^ li lUia oOMidi lo. L*» más
|*anÍ4 u!ar era que *iu [.'««tura la hit'iera el f*siTÍbario
Matla<« Encina, muy partidario de la Junta, quien leyen-
fio ^uprqna cnndena>'i*Miy la pritnunció .-.in aire cmbara-
/ad*» V c*»n \**/ trémula.
\'«Tp*ira lia^ii in 'iumÍ'!'» **\i -iiifo i'-"-*iinuiM«iin»s^ «|p las
ruali"*. i'uatiM qnedal* m re*»«-r\a»!;i^ a la >a:ita S»'de v
a^lnn^m<«. i-l pr<»M^ ^r del «iKi^p«i pi-<>>inn !•• la ali^4»lu-
riuii sobre el ruerpo. ipit' eMaba e^pue^^t-i i-n la ifcle^^ia,
1
176 GOBERNANTES
después deliaber hecho una patética exhortación á los
concurrentes, de los que habla no pocos envueltos en las
mismas censuras.
Entretanto, el maris«:al Zavala, á la cabeza de seis mil
guaraníes, acampó en las cercanías del Tebicuarí. Des-
de este punto dirigió (marzo de 1735) sus despachos álos
capitulares de Villa Rica, por hallarse el cabildo de la
Asunción deshecho por los comuneros, como igualmente
á la capital de la Provincia, donde éstos se manifestaron
' siempre rebeldes y resueltos á oponerle resistencia.
*
En efecto, enviaron contra Zavala un «uerpo como de
: doscientos hombres, pero en vista del er.emigo que era
: muy superior en número retrocedieron. Zavala atacó
; entonces (26 de marzo) la retaguardia de los comuneros,
j la cual fué completamente derrotada, tomándoles muchos
! prisioneros, municiones y artillería, lo que equivalía á la
ruina del ejército entero.
Perseguidos sin descanso, fueron al fin alcanzados y
hechos prisioneros muchos de los rebeldes, unos en el
camino, otros en la Asunción y otros en Corrientes, en-
tre estos la mayorparte de los gefes de la Junta, no que-
dando sino seis que hubiesen aun dejado de caer en po-
der del vencedor. Publicóse un edicto ofreciendo cinco
mil escudos á quien los prendiera y entregase y le pre-
sentaron cuatro de ellos. Los dos restantes, Juan de
Gadea y José de la Peña consiguieron internarse entre
Jos indios enemigos de los españoles y fugar en seguida
al Brasil.
Sometidos á un consejo de guerra los prisioneros Ga-
briel Delgado, que habia dado el primer hachazo á Rui-
lobn, Tomas Lobara, Miguel Ximenez y Mateo de Arce
fueron condenados á ser ahorcados, pero, f'i falta de ver-
* dugo, se les mandó pasar por las armas, habiendo firma-
DEL PARAOUAY 1
4 4
do la ^ntencin de algunos da los nuevos alcaldes y prc
wnríado la ojcí'urion. Kstas ojorurionos tuvieron lugar el
15 de abril IT.'iT»). Otros dos, Kamon deSaa>tf;dray José
Duartc fueron ejecutados de igual modo el V¿ de mayo y
varios otrf>s desterrados A Cliile.
Terminados estos mereiridos castigos, /avala hi/.u su
entrada triunfal en la «-apital de la Pn»vin(*ia, en junio,
recibiéndose de gobernador.
l'onsiderando ya (*onsumada la pariticarion del país y
que f^lla seria duradeni. re^^tituy*'» o\ logftiino (*abildo, pro-
cediendo é'ite luego á la olor4*int) tío las justicias onli-
nanas. Publicó diversos bandos; nombro oficiales de
frucrm; restituyó los josujta-i a su colegio, solicitando de "
éstos emprendieran de nuevo la r<Nluc(*ion de los tobati-
nesquese bahian n'tirado A sus antiguos bosques, |>or
temor de las revueltas. Dio otras providencias con-
\enient<%al estado de la Provincia.
Pacificada ésta asi. nombró nuevo gobernador, para lo
cual est'iba autorizado, y en seguida se embarcó enero
de 17.'it> para Hueno> Aires, ¡lOro antes de litigar :\ San-
ta Fó dejó de cxiMir febrero y ^e lc sepultó en aquelli»s
desiertos.
I«a muerte de esle caballón» fué univer^almentc sen-
tida.
17a>17il-XL!ll IX)N MARTIN JOSK I)K KCHArkl.
natural del reino de Navarra, capitán de dragones, nom-
brado gol>ernador por i*l general /avala: se recibió en
diiicmbre de 173r>.
Su primer cuidadi» fue xísitarla Pro\iiicia para ponerla
en estado i|c d«*fen^a •«•ntfa Ins barban»*» fronteri/»»** v
pniici|i;ilniente i*ontra !<»%« |i<'*rtii|ii^ pa\agu:ies «|ue la in-
festa^ian.
174l-i:i7— XUV. lX)N KAI-AKI. DK I.\ MONKDA. cii
178 OOBEBNANTB8
1741. Gobernó con integridad y tino para realizar la com-
pleta pacificación de la Provincia, y apesar de toda su
prudencia loe perturbadores del orden publico no descan-
saban en sus tentativas.
Luego que tomó posesión del gobierno, practicó una
visita á toda la Provincia y como no estaba acostumbrado
á los ardientes soles del país, quedó ciego, y así mismo
no descuidaba su vigilancia. Por los años de 1741 á 1742,
sacó de las casas españolas, donde estaban amparados*
una porción de negros y mulatos libres, con los que for-
mó el pueblo de la Emboscada, arriba déla Coniillera,
sobre el rio Paraguay, para que sirviese de antemural
contra las invasiones de los mbayáes. Desde entonces
cesaron éstos de invadir esta Provincia. Confiando en su
ceguera, algunos de los antiguos comuneros, incitados
por eclesiásticos afiliados en el mismo partido, creyeron
poder, á mansalva, tramar, como tramaban una conspi-
ración contra la vida del gobernador; mas él Hió con el
'hilo de la conjuración, y, con toda sagacidad* y arte,
hizo prender á los principales cabezas, señalados por sus
notorios y públicos escándalos. Eu breve tiempo fueron
juzgados, sentenciados y ejecutados, habiendo sido éstos
los únicos suplicios que en todo su gobierno se llevaran á .
cabo, porque era querido y obedecido de todos, hasta de
los mismos indios payaguáes y demás que continuamente
hostilizaban la Provincia.
Después de estos severos castigos, siguió su gobierno
con toda tranquilidad, hasta el año de 1747, que por or-
den del rey entregó el bastón al —
1747-1750— XLV. CORONEL MARCOS JOSÉ DE LAR-
RAZÁBAL, natural de Buenos Aires, de cuya ciudad fué
poco tiempo después nombrado por la corte teniente de
rey; asi es -que solo gobernó hasta el año de 1750.
En el gobierno del virey Vertiz formó parte de .una co-
misión compuesta del teniente dé rey, del brigadier don
DEL PASAOCAT 171)
Jaime 5>anjust, riel <!oronci don M.lrcos de Larrazabal, dei
sargento mayor don Fernando Fabro jr del comandante
de milicias de caballería don José Antonio de Ot¿llora, quie-
nes, enterados de que el rey in» ('onscntia á que se remi-
tie^^n ¿ Ks|iana ii los arsenales Ins iiiflios que se tciiiafi
cautivos, |M>r la ditlcultafl de custodiarlos, y por los f;ra-
vlsimos perjuicios <|ue raus;iba el «jue lo^ral)a escaparse,
no halló dicha .romision mas medio que el internarlos A
los pueblos de indios ^^uaranle< los mas sitont/ionalcs.
para que asi les fuese mas dificultosa la fuga.
I.e >uce4lió 011 el gobierno el — »
17:itH7r»l-XIA'. HRK'.ADIKR DON JAIMK SANJUSf,
desde el afiode ITrii* cu qn«» entró en el p»l)ierno A •satisfac-
ción do lodo el p;il<. intrndu'it'ndo <mi íA al;;unas medidas
de pr»»pro<o, roui«» s*» \a á \vv.
Aut«»ri/:iíli» piir rl iniíii^lcrin dr M.'ulnd. Sanjnsl ron-
trait» r lii/o iras|Hiriar á l.i A*^nii«inii. m I7ri2, los hra^i-
Ier'«> «•i^h»»ríid»»rr^ i|t>l la)ia<'<» iif;:ro lop-ido. l*Nlal)lci*i«^-
roiisc la** rahri»;!-- bap» la «liro'-iion Ar Juan Cliavrs de
OliM'iri y il»» Aiii":ii'» MorriiM. Knire aquoll'»< «•lalutra-
JifH*^ 'io liallaiía (i.n'iMa Uoili ij:n('/ Fran\;a, patlrc del
futup» «lirtadMr.i:uiil>i«'ti Kra^iliiM.
Ila-^ta o*»ac¡"»"a. apí-^ar «li-l in<*i'eni« iitM qno liahia to-
ma'1» r| I MiniTiio í|t» la v»»rba in iif* v titra^ iiidn<lna< no
m«'tiii< proi|iii'ti\as. lunn» i*l taparo. Ia^ >alinas, el
a^uanlicnt**, la «*<pl«ila**i.iinh» h»»^ iHisqiH'^i. fti*. la^* PMitas
ptibln-a'* sólií servían para cnriquer«*r á los cpie ejenáan
la autoridad '«upcrior,tal(*s foino |ii< ^^ohornanlt ^ y tt»so-
rero*i.
Keniitida'^ á E^paÍKi la< nuh^'^itras ilol tabaon ton*iili». se
aproUi la empresa |ior cédula de IT.VS. mandáiiiii>s(> mn-
tinuar en los trahaj^^ y rori»in»'iiiiaiil»i se foniiMitaia ol
culti\o de la planta. Kl di^lnt'» «!«• N :i:¿nani!i fu*- do^ti-
na«lo para la^ planl.i'i'inc*^. ih>niliiM:>d>>*«'' nia\frdfni<> de
é^l á ttania kiHlrif:uc/ Kranra. c«>ii>m-ii|ii t-n Li A^umi'»!!
por el Carújen,
í>
/
^4
180 GOBERNANTES
Antes no se conocía en el Paraguay el oro y plata amo-
nedados, pues el comercio se hacia con permutas, y cuan-
do se estableció la renta de tabacos empezó á circular el
PRIMER niunerario,
Sanjus continuó su gobierno hasta el año de 1761 que
el rey le promovió al de Potosí.
1761-64— XLVI. DONJOSÉMARTINEZFONTES, natural
de Buenos Aires y capitán de dragones de su presidio, nom«-
brado en 1761, gobernador y capitán general por el se-
ñor Zevallos, que estaba facultado para elfo por la Corte.
Los indios, á instigación, según se decia, délos padres
jesuitas, considerados déspotas en sus comarcas, se ha-
bían rebelado, negando á someterse á los arreglos hechos
por las cortes de España y Portugal, para fijarlos limi-
tes desús respectivas posesiones. Don José Joaquín de
Viana, caballero de Calatrava, brigadier de los ejércitos
de S. M. C. y gobernador de Montevideo fué encargado
por el rey de España del mando de las tropas enviadas
al Paraguay contra los indios. A pesar de los obstácu-
los de todo género que le opusieron los jesuitas, todas las
operaciones, puestas en juego por Viana tuvieron un
feliz éxito.
El go))ernador favorecía á la sociedad en todo y no te-
nia el menor escrúpulo en hacerse esclavo de ellos, para
servir de instrumento á su venganza. Informado de la
mala inteligencia, que ellos tal vez suscitaran entre ambos
gobernadores, estos padres no dejaron de participar al de
Buenos Aires de los pasos reprensibles del coronel Viana,
si es que fuera capaz de darlos. Hombre estimable en
todo sentido, honibre de talento, lleno de conocimientos
en el arte militar, y de probidad, sin tener nada de la al-
tanería que algunas veces se reprochaba á los españoles,
consiguió conquistarse la estima y consideración de todos
los que le conocían; y los mismo jesuitas se veían c'om-
pelidos á darle su sufragio, al menos en público.
DEL PARAGUAY 181
Como una prueba de lo escrupuloso que era el coronel
Viaiía en el cumplimiento do su deber, sin dejar por eso do
llenar el de urbanidad que le impoiiia su <*ari\<*tor de bom-
breeulto. se nos |>ermit¡rá una romo digresión para ocu-
pamos de esto caballero, que tiene tanta relación ron los
hechos que ent/mces tenían lugar.
Al recalaren el puertt» de Montevideo la es|»edirion de
Bougainville, fuóel ca|iitan de un buque español, de parte
del gobernador Viana, A ofrerer sus servicios dr piloto.
Asi pudo entrar sin [Ibligro, saludando la |>la/aen M*;:uida
con doire cafiona/os, los que fueron it)nte^tadí>s.
I,Os primeros dia< se em|»learon en liai-er nuevos arre-
arlos ron el gobernador d<* Montexideo, para (*oiit*iliarse
ron él durante |)ermanecia la es|»eflirinii en el |iuerto.
Al principio encontraron mneha^ diti<*ultades/ tanto en
{•ermitirles la pesca por la t*osta. ruanto á dejar que alNir-
dasela lancha 7 canoa. Kl gobernador exigiaquese le
diese aviso previo t(NÍas las \er(*s i|ue se quisiera mandar
algunos hombres á tierra, á Hn de poner guardia en el
parage en que aboniasrn. para impedirles hacer co-
mercio.
No imaginando hallar esa^ ditirultades. á lo^^o>dias
de tocar puerto, se despartió de á bordo la pequeña canoa
para |)escar en el bajo (h»l ( *t»iTt). Avilado v\ golnTiiador»
dio orden íí dos dragones déla unarnit*¡oii que se tras-
ladasen alli |iara a|H>derarse de hombres, ranoa y mer-
cadeiias, si llegab;in ji iles4*mbarrar. I'n instante des-
pués de dada esta ónlen. de que se dio parte A Iknigain-
ville. se presentó •?sie ron otros de la fragata £/ .lr/"t7a
en rasa del goliernadur, para manifeMarle su sorpres;i
|K>r tal orden. Kste que no conoria bien el idiiima fran-
cés, hi/o romprendcr a af|uél. |»or nn^dio de un interprete.
que no seballaUídísput^sti» a prestarle todos |i»«« ^ervirio»»
que habia ofrecido y f|ue l'»s de la es|»edicii>n teman lugar
182 GOBERNANTES
de esperar; lo que, con sentimiento, les hada saber en
cumplimiento de su deber. Entonces Bougainville se
espresó como sigue: "Señor, es muy duro para france-
ses encontrar entre los españoles, sus amigos, dificulta-
des que no han hallado entre los portugueses con quienes
estaban en guerra hace dos dias; voy á hacerme á la vela
y doré de ello aviso al rey mi amo/' El gobernador con-
testó que< no era su intención dejar de atenderlos; pero
que la^ leyes y órdenes de la Corte eran no dejar hacer
comercio alguno á buques que no fueran españoles, 6 au-
torizados por la Corte para su efecto, ni aun á los de
sus compatriotas que fuesen ajentes de otras naciones;
que habiendo una fragata de la compañia de las Indias
tocado tres años antes en el mismo puerto, no babia
manifestado ninguna dificultad en someterse alo que él
acababa de proponer. "Hay una gran diferencia,— replicó
el señor de de Bougainville, — entre una fragata mercante y
una de guerra. Nosotros no tenemos ningunas mercade-
rías, y sólo hemos venido para tomar refrescos y esperar
la fragata El Esfinge, de laque nos hemos separado, y á
laque hemos dado cita en el Rio de la Plata." — "Desde que
usted me responde que no se han de desembarcar mer-
caderías, ustc^l es dueño de venir á tierra. Pero siendo
el uso establecido enviar un soldado por donde quiera
que las canoas toquen en tierra, no tome usted á mal, le
ruego, que yo me conforme: es por la tranquilidad de
usted y la mia; porque no quiero que mi Corte tenga nada
que reprocharme. Por otra parte, puede usted contar con
la rectitud de mis intenciones; pues, independientemente
de las órdenes que tengo para tratar á los franceses con
los mismos miramientos que á los españoles, les tengo
mucha inclinación."
En seguida, el gobernador pidió á Bougainville permiso
para sacar copia de las órdenes que el rey de Francia le
habia dado para el mando de las dos fragatas; porque
tenia obligación de enviarla á la Corte de España con el
• •
DBL PARAGUAY 183
informe de su recalamiento. Bougainviile no tuvo incon-
veniente en acceder ú aquella exigencia, separándose en
la mayor amistad.
Lo que se acaba de referir es exatamcntc lo que se ha*
practicado siempre cu todo el Hio de la PLita y principal-
mente en el Paraguay, hasta la raida del mariscal
López.
Él gobernador Viana tenia mu<*hn ra/on al obrar asi,
y di6 sus razone'^ á Hnugaiiiville que «aliamos por pru-
dencia.
Al regreso de la espedicion de osle á i*aris, el mar-
ques de Grimaldi, ^?mbajador de España en Francia
hi/o a aquel muchas preguiita^ s<ihre la <*onducta del
coronel Viana para con t^l y mis i-ompañeros «le viage;
á las cuales contestó habiendo la debida justicia ó la pro-
bidad del gobernador y á su adhesión á su principe. Kl
embajadorentónres ronfex» que h»^ jesuítas y sus amigos
habian enviado íí Matlrid nu^niurias at-n^ando á \'¡ana
para hacerle deponer, peni no jn rotisiguieron en vista
de so rondurta a«TÍsolada.
Kn 17rtí, el p)l>erna'lor MártiiiQ/ FiMití*< <*i'h»bró trata-
dos de pa/ri»n los indii>s ahipoiii*^. ai'ort|aii<l«i ron el «*a-
rique Deguachy el (*stah|«v*imiiMitM de una n*<lu(*-
cion en la rosta del Kio P'ira^uay h.ii-ia la partr del
Charo en el paraje d4MH>nnna(l«i Tinthñ; y á fuer/a de
inmensos sarritirio^ vihinativu^ de los vn^inus los llevó
A cabo, proporrionán'lo|i*« |i>^ rmiitwtihle^ y InTramientas
nei^esaria^ para trabajar, picones para el ruliivu de la
tierra, rasas para vi\ ir y una iglesi:i bajo la advorarion
de nuestra Seíiora dri Knsario v San Tarlcs dt* limtMV^
KhUi redurrion, despu(*si|(* .•il^unovañt»'^. vojvii» a que<lar
sin efct'td. á rau^'i dr babero' retira* l«> le^ indias ile nue-
vo á sus guarí' las.
posteriormente, en I7<V|« niforint» al rev del e^^tado de
las nuevas nyiurciiMie^ de nidios nibayaes y abi|K)neS|
que M hallaban al ruidiido de lt>s jesuítas, pidiende s
184 GOBERNANTES
difiriera á las pretensiones del provincial de la misma
religión en cuanto á las subsistencias de ambas reduccio-
nes, mantención de los doctrineros ocupados en ellas y re-
levación de mita y encomiendas á los indios. El rey, en
vista de tal informe, contestó que para la formación de
pueblos, mantención de doctrineros y demás gastos pre-
cisos para estas reducciones, y otras que se hicieran de
los indios que habitan el Chaco, se observase puntual-
mente lo proveido por la real cédula de 12 de febrero del
mismo año (1764); y en cuanto á la exención de encomien-
das y mitas que se solicitaban, mandó que observándose
con estos indios el contenido de la Ley 3, Tit. 5, Libro
69 4ela Recopilación de Leyes de Indias, fuesen exentos
de ellas y de los reales tributos por el término de diez
años que en las mismas se dispone.
A pesar de todos los «sacrificios hechos, los indios abi-
pones no se avenian á la obediencia y sumisión bajo los
jesuitas y, aunque después de la espulsion de éstos, se
puso en su lugar á don.Lorenzo de la Torre, sujeto de to-
da competencia, resguardado por un destacamento de
tropas de españoles, huyeron los mas de ellos matando,
y cometiendo toda clase de violencias y estorsiones.
Martinez Fontes no llegó á terminar el período de su
gobierno por haber fallecido, de aire perlático, el 29 de
noviembre del mismo año (1764.)
XLVn. DON FULGENCIO YEGROS Y LEDESMA
maestre de campo general, justicia mayor y capitán á
guerra de la Provincia del Paraguay, en egercicio del
gobierno en la Asunción durante la visita del gobernador
Martinez Fontes, en 1762, á los pueblos de su cargo, y
por fallecimiento de éste volvió á ejercer el mando guber*
nativo á fines de 1764. Era hijo del Paraguay, hombre
noble y adornado de bellísimas prendas naturales, suma-
DEL PARAGUAY 185
roentG hcnétiro^de^rati valor y espíritu militar, oomo lo
linjbara cu varias cainiiafia^ que lii/n contra los indios
que hostilizaban la provincia. Sin embarco, no tuvo un
ff'ibienio tranquilo, por la grande oposición r^e se le ha-
(*ia, liabiciido sido la pie<lra de e<rAndal<> el nombramiento
de don It^irtolumé Larios (lalvan para teniente de Curu-
guau.
Su Taita de tino para el manejo de los nepx-ios públicos
le ai'arrcí') tantos disf^uMos y iNintratiempos, que solo
empuñó el iKistonpoeo menos de dos años, habiendo teni-
do que entregarlo, e! ¿tí de setiembre de 17Gli, á—
l7♦k>-l77•J— XLVIII. CARLOS MORPHI. teniente roroiiel,
goberna'ior y «apitan general nombrado |ior el rey, por
recomcndaeioii de /e\allos. de quien era [latroeinado y
|ior influencia de los jesuitas, á quienes favoreciera cuan-
to le fué posible, dificultando las órdenes su|K?rio¿)es al
tratarse de su espulsion.
Kn me<l¡o de ttMlo, hay un he«*lio evidente, iiuiegable y
es que, después de la espuUion délos jouitas del Para-
guay, la propiedad material ha «di^minuitlo; muchas
tierras cultivadas en otr«i líempo, ya no lo estaban;
iiumer«>s¿is localidatles antes pobladas, no |»resentaban
•¿inó ruinas. Es necesario i* )nfesar. pue<, que íi pesar
det04Ít>*i «^us liefecios, dios cupieron grab.ir en el ánimo do
los pu«*b|i)^ fl re^|ieti>á la aut'»ridaii, cdii tal poder que
de IíhIiis |t)s puel)l«» de esta parte de América, el del Pa-
raguay ha ^idi> el mas pai'ftico y el ma^ sometidi» al im-
|ii*riodel 'kdnT. Dcesta circun^^taiicia. Ii»*^ audaces tira-
nos s;icarMii gran partni", c<iiiiaiii|i) con ^u fl<»cilidad. los
lanzaron al sacrí(ii'it> «*guro y aun criminal, cau^'indo su
arrojo ei<|>anti»:i la humanidad y atribuycMülo al valor, de
que n«» i-arfH'ian. lo que no era smonna cu»ga iflK*diencia.
ron viiiloncia f|f* l.-i nn>ma natural»va. .1 ^n^^ insensibles
mandon**H, olN*diciii'i:i á que 1'"^ h-i^ian a 'M^^tumbrado los
jesuíta*^. T'hIos los pueblos han teindo y esfiorimcutado
186 GOBERNANTES
I
los escesos de un tirano, mas ó menos cruel, pero la
existencia de uno que hay£^ tolerado tres seguidos, solo
puede citarse, como ejemplo, el Paraguay.
En este aletargamiento de un pueblo consiste princi-
palmente la conducta vituperable de los padres de la Com-
pañía de Jesús, que, por sentimientos de puro egoísmo
abusaron de su omnipotencia, ba-sada en las diarias
prácticas y ceremonias religiosas en que cimentaron su
imperio. Lo consiguieron, y se holgaban de ello, pero
también hicieron desgraciado á uo pueblo destituyéndole
de su virilidad y condenándole á no poder protestar, en
oportunidad, de la flagrante violación de las leyes divinas
y humanas. Tras una mampara dereligon, abroquelában-
se los jesuitas para cor seguir de los pobres guaraníes lo
que, estaban seguros, no habrian obtenido empleando la
razón y el convencimiento, que les habian hecho compren-
der sys derechos de hombre.
* ■
No hay, quizá, en el mundo, un ser mas inepto en los
principios del cristianismo, que el indio. Sin capacidad
de comprender verdades divinas, sin sensibilidad para
elevar sus pensamientos al Cielo, sin madurez de re-
flexión para creer con sinceridad en la existencia de un
solo Dios, piensa tjan poco en el estado futuro como en el
presente.
Los ejercicios religiosos de ostentación le sirven de di-
versión; el repique de campanas, el canto de los salmos y
el sonido de los instrumentos musicales, que frecuente-
mente los acompañan, la vista de iluminaciones y decora-
ciones, todo parece cautivar al indio, pero, los catecismos,
los sermones, las misas y las abstinencias, son para él
objetos de tanto disgusto como intolerables. Su compor-
taron en la iglesia no prueba de ningún modo su asis-
tencia allí por espíritu de devoción.
Si en vez de fomentar su ociosidad, ó negarse á pagar
DEL PARAGUAY 187
salario á los que quisieran trabajar, los hubieran obligado
n tofJo, sin es4*e|)4*i<>i), A lalabor, A ron<li<'i«)i) <lc procurarles
••omolíílaíle^i í:í)moiN>mpoi)sarioii; si hubieran estu«liaíIo
& crear etitre ellos necosiilailes arlitiriales, mmo |)ara
liaceries aprociar aqu»*llas comof|iíIa»les, se habria conse-
mji'lii iniiutlableniente su civiJi^'KMon. Los trataron
ri>mn animales fcroros á quienes querían amansar; los
uuian>n «*om(» á niños, ríe quienes querían formar hom-
lires Kl sistema di» t»siN»siva inilul;^en<*ia, <|ue conve-
rini A la nHi^inn, un era i;:ua!ni<'nte conforme |)ara el
^obitM'no |i4>llti>*o. S:(Mi«l'> «'«lurailos para una vida labo-
riosa, l«>s hombre** se e lui-an al mismo tiempo para ser
bu»Mios es|)OM)s» buenos p.-i'In's y buenos rristianos;
pu<**^lo qu«* tollas las virlU'l«*s siM-jales son ron)|>arieras
naturales ilflamor ala indu^^n-ia. *
La*« tininias son nna ('oii<i*<iiiMi<Ma natural v liS«;i<M del
ahMar^ami'Mitii dtMiM |»ui*b|ti. rniiipli*tanw*!iti* si)n]i>tii|o á
**u tulf'la::e. riido'--'»:i\i«Mi":i fii qu" KiM'i'*ia, Lí»ptv. |»a-
dn» !• lujo. l{<»sa*«, nrÜM», i»l-.. <'t.-. i'u'T.»!i tiranos, mas ó
iiKMiti^ i*ru«'lt'^ •• inhumanos, y *-!ii 'nibir-:'» n"» fallan
h^ímbre** ilustradi»'* qu»' ]**< impIi^vim y «'<in.'t*ptuan su
i'i»nducta arn*::lad i á d-Ti-i-b-i y ••uand'» m-Mi-ís á |a<»poi'a.
ri»mo ^i una «»p«ii-a Jala pn li«'ra j una'* justiii-ar una tira-
nía. En •*f*''*l*u siifi p iiriiia*^ 'it*:;ras •!€* i 1 In^toria'l»» l')s
|»u<*b|fi«« á qni(Mi« s rupi'M'a 1 1 d«'^:;ra«*ia dt* t»lrrar •¿u im-
|H!»riM: ^i»!i ¡a ••MüNi'iMii*!! la d*' l»-^ tra^^t-irnos pnlliiros o
«l**l talí»nt • d»* .1 I »rm'* •"•:• «'I ''-^jili'itri |miMi ••». Insta »i»nse-
^uir el<*«impl«'t i dHnini » l<^I pu**-i!>». t^^duo ii<» hay i*au-
••a *»m ef«'«"!o, la il»'! Para;;uav i»>ta fii ••! si^l«'ma d»' ;:o-
tiuTu-i jí»«.ulli''o. rtíiilnuiad'» p »r l''ra:h*ia y jii^^do*» Lopoz,
aunqu*.* al:r«»Jmodil¡'*ad«» p'»r <'ni.»^ i| i** iiltüii»»^; y «'orno ose
•*iMiiimiiMiio -¿•'baila nitun ii I* dt.'-* !•* la -'tina, si» requiere
la ilcHa|i:inrion de tres ó «^uatro ^enorai*itMies sui:e^i\ast
188 GOBERNANTES
para que se borren sus huellas y se dé á cada cosa y per-
sona su verdadero nombre.
Cuando el teniente gueneral Bucarelí y Ursua remitió ¿.
España los papeles embargados á todos los indios de la
Compañía de Jesús, no iban incluidos los del Paraguay,
porque el gobernador Morphi arbitró con los espulsos la
confusión de los papeles, á pesar de habérsele recomenda-
do su colección V remisión á Buenos Aires; contrariando
así la instrucción á que debia arreglar sus operaciones.
Su falta de subordinación v haber consentido el estable-
cimiento de una colonia de portugueses en las riberas del
Gatimi, cuando pudo haberlos desalojado en tiempo muy
fácilmente, según l& previno Bucareli, ofreciendo practi-
carlo sin haber dado cumplimiento, hi:iieron se le instru-
yese ixn proceso por su mal proceder. Aun tuvo alterca-
dos con el obispo de Buenes Airus, don Manuel de la Torre
acusándose uno á otro, como que era, éste enemigo y
aquél amigo de los jesuitas. Bucareli tenia orden del rey
de formar causa á Morphi, si encontrase motivos justos,
arrestarle y enviarle en partida de registro, subrogando
quien llenara su puesto.
Apesar de todo, no se puede negar que el gobernado^'
Morphi supo hacer respetar el principio de autoridad
que estaba harto relajada, porque todos querían poseer
mando y nadie obedecerá.
1772-1778— XLIX. CORONEL AGUSTÍN FERNANDO
DE PINEDO, entró á gobernar en 1772, hasta principios
de 1778 que fué promovido á presidente de la audiencia de
Charcas.
Los paraguayos le aborrecian por su fatuidad y satírico
modo de tratar, como también por la violencia en ejecutar
sus determinaciones. Parece que no tenia muchos estu-
dios, pero era de aquellos talentos claros, despejados y
DEL PARAQÜaT 189
felices que penetran en lo futuro y ven mas allá de lo que
alranzan los hombres cdmuncs. Kn efecto, desde Iralaá
él. no ha habido otro gobernador do luces tan claras, ni
que estu%'¡ese tan bien impue^sto en los intereses verda<le-
n>«< de la Provincia, reuniendo á todo esto el valor y atrevi-
miento |)ara poner en prárticra las ideas mas sabías y pru-
dentes cofUra la opinión general <|uc las ju/.gaba temerarias
en estremo. Concibió quo su provincia no podia jamás
florecer, si no tomaba mavor cstension y dominaba las
costas del Hio Paraguay, |>ara conducir por él la yerba
con ptKTos fletes y evitando los rostos enormes de conduc-
riotí que tiene la que se bencüciaba en Cuioiguati y Care-
múó vertientes < le! Paraná.
Para |>oner en práctira sus altas ideas, fundó en las
rostas de abajo de Remolinos, de cuyas i*osultas no solo
ech«i de ellas á los b¿lrbaros que las poseían lia«'iéndoios
pa.Har al Chaco, 'li sino que se estendieron los españo*
les desde la \'illeta á Corrientes y se fund«') entonces la vi-
lla Seembucú. Pero (*orno su> |inn<'i|iales pensamientos
«*e dirígian costa arriba, juntó gentes y familias con violen-
cia, y embarcándose ron ellas, subió rii» arriba ron .-uiimo
de fundar una villa en la rosta del Uio Paraguay, en la
latitud de 22^ 4* que es donde cmbora en Oí porta orilla
oriental el Kio (Corrientes, llamado pt)rlos nibayá(*s Appa^
j no lé>jos fie la redu4*cion que el padre J. Kram-isi'o Mcn-
rij l^arm lenrr á ln4 indit»^ i-iiiitnnto» y «ono^ailnn, el ratiii»!*» «I*» la
AAiiirittn. ena* U4*nlii<Íi* rdi* juiíp* 'li' I77»t. iiriUiM'tiii iiut.* ilol t«»«or<> tlt* 1a .
^rv'ViDria 9^ ruiitritiiiiriA al i a« i>iuf \Titu i|>iil «tnii Atasiinn N'a.<««i , ^««nr.
rmJ dr tmna« nAi-ioneü ili* ititli"» «íM*- ).a)'it«l-»t> i^Uir»!! CliAro, t»n dmiix*
trmrioD drl A|»r^'ifi y ««tiinAiion <|iif* •!•» i-l y Ioh <«tiy<»fi Iuuia la |>n»viiii-ia
MM# y mifown^ii» WftWfi*. fmrHrMí* 'U|/«|iHlr ir, y un h»i\ffn ^'fi /»«lffif I «/r |i/t|/i| ■ nr-
(iii4iviii«* ¿ «II p«*r«oi)a. V « firo * m* ii¿Uf «li* i»m |»Ar> i.üitta«t iVley»
y i loa ili*ni*.4 «jiit» li* Ai-itiii|-jifiAt>*4ii, ••«* r«-|¡alaritt •!«• i^iiaI iu'»Ui'.
Si I(i« i|ii«ftnnAii •*! Mitit^rilK i.n fm-rkii |*fr*<«iiA* •«•n**. • ris>riani««« -in^
99 limlAl'* «iii ri*Kttlttr un !!•«;•' •^'•livtiAX I'AIa ul^iiiia • ■>tii}'ar«a>t«> iiia«c*-
f%0, Mrm lii *\Mv lili ti-iita |>r<<« M' i>I *U\ < ai ii|ur yriu* i|>al iai.Ii- p r «ti
liiUfl r«iiuti |Mir «u uivriicKiii.
190 • GOBERNANTES
dez, franciscano, habia fundado á los mbayáes en 1760, con
el nombre de Nuestra Señora del Refugio de Eguüahig (?)
Así estaba la cosa determinada por el gobernador y dicho
padre "Méndez; pero cuando llegó la espedicion al trópico
deCapriconiOi se amotinó la gente apoyada en un regidor
que iba en calidad de diputado del cabildo, 7 después de
muchas controversias tuvo que ceder el gobernador y con-
venir en que se fundase en la costa oriental del Rio Para-
guay, distante un décimo de milla del rio y seis de la embo-
cadura del rio Ipané con 23** 23' 8" de latitud observada y
O** 28' 20" de longitud. Entonces llamó el gobernador &
todos, y habiéndoles esplicado sus bellas intenciones, les
pronosticó que antes de muchos aiios llorarla sin fruto la
provincia por haberse opuesto á 1») que él queria (1). To-
dos comprendieron ^ue el gobernadoi Pinedo tenia razón
porque conocieron que los mejores que hay de alU á Bue-
nos Aires son los que se hallan entre el rio Ipané y ei
Appa ó Corrientes y que los minerales de yerba mas
cómodos eran los de Concepción é Iguamandiyú. Si se
hubieran llevadoácabo las sanas intenciones de Pinedo, ó
no se hubiese abandona lo la reducción del Refugio, di-
chas tierras quedarian por el Paraguay y muy modificada
la cuestión de límites con los portugueses ó sus suce-
sores.
El gobernador Pinedo en 31 de mayo de 1773 , con gente
forzada, fundó la Villa Real de la Concepción, y ocurrida
la independencia de la Asunción de la dominación españo-
la, se denominó solamente Villa de la Concepción. Dista
ochenta leguas áe la Asunción y está situada sobre el rio
Paraguay aguas arriba á los 23° y 32\ Su territorio se es-
tendia al Norte hasta el rio Appa; al Sur haLSia. Ipané y al
Este hasta las Cordilleras, que dividen las tierras desiertas
del Paraná. Al poco tiempo se aumentó su población de
tal manera, que llegó á ser el emporio del Paragaay.
Fundó también la Villa Franca de Remolinos sobre el
(1) Viag-a inéditos de Axara^ por el general Mitre.
DBL PARAGUAY 191
río Paraguay á distancia de treinta y cuatro leguas de la
Asunriiin, eii la cania ahajo; la rual de resultas de haberse
anegado en una inandacion que en los rampos de costa
abajo hubo en 18¿5y ¿causa de las exorbitantes crecientes
de la** lagunas de IfU^^fU Carñabr^ Suubñ y Tt'biauíri^
se tra««lafi6al puragc denominado Los Vesos, dos y mtMÜa
leguas ma*< abajo de sti primitiva poblat'ion: ticsde enton-
ces se le llamó Villa Franca.
CURIOSA DESCRIPCIÓN DP:L CHACO
iiEniA i*oK rx rKAlI.K misionkro
En el (*iin\(Mito de San Francisco i|í» C.-if imarca hemos
eiM'onlratlo «Mitn* lo^ manu^'rito^ (pie haliia dojath» un
frail'*. la enrióla dc>cri|H'i<»n del (*haco «pío damos ;\
cMiilninariuti.
I.os le«ion*^ dt*l •prop'C'*!»** <i|iari«» de < Virdoha)oncon*
Iraran '*on«*illa- |M'ro int«M*esaiite'* i|isi-n|M-ioin'-* de jn ípio
es «•! e^ttMi*«o f* M!e**plorado trrritiM'io del diací», <.mi í\\\(^.
tiemiH) so do>cnliri<» y las f'/<// 'I///IV M «*^p(*iiifíiitit's ipu» se
hi<'icr«iii allí, en Ujn. i-.»n fucr/a de Santa Fe. fatainar-
i-a, Santiago, Salla y Jnjny.
Hal»ii*nil<ci»l»teniilo una i'o|»iade t»sa •|i'*«<*ripi*ion hecha
iMir unfrail** mi<^i<»!iero. Iapnhli<'ain<»s tal eual i*<t/fc tMi el
un^nial i|Ui* <|ucda en *?1 i'onviMititih? (*a(amari'a.
rHArt) — ppíViiHia del Ui'iMo t|i«l piMMi. llamada el
fn^n rha<<s e^ un dilatado tiMTitorio. .pie p*»r su parte
orivMital ticm* p<»r ¡nnite el rio Paraguay. c«»níinant|<> por
el N.K. Clin la de Santa ("ru/ «le la Sierra, por el O. to-
ra «ítra** mucha** provimia»*, 'pie c**ian «situadas N-S.,
romi» S'»n la> de Mi^^ipie, Fi'innia, l*«»malianiha» I'ilaya,
Fa**paya. Tanja y Tu'iiman: por el S. m» dilata liaMa la
jurisdíecion <lol ;;ohierno de Huono> Airc*«. (|Uo e> por
192 GOBERNANTES
donde mas se estrecha; hacia el N. tiene mas de ciento cío
cuenta leguas de Oriente y Poniente, y doscientas cincuen-"
ta de largo de Norte á Sud, aunque para andar estas dis-
tancias es necesario muchos meses por la fragosidad y
aspereza del terreno.
Llamase Chaco, 6 con mas propiedadad Chacú, que en
lengua Quichua, significa Junta ó compañía^ porque allí
se juntaban los indios* de mochos paises, huyendo de las
conquistas de los Incas, y después, de los españoles.
Tiene unas serranías hacia el Poniente, que son ramas
de la cordillera, en que por su grande altura se esperi-
menta mucho frió, pero en lo bajo, que por lo general la
tierra es llana, el temperamento es calido.
Está lleno de espesos bosques, y en muchas partes es
pantanoso y húmedo, particularmente hacia la parte orien-
tal al dirijirse al Paraguay.
En tiempos de agua que son, muy abundantes desde
noviembre hasta abril, salen los rios de madre, y forman
muchas lagunas, que unas se secan, y otras permanecen;
tiene esta provincia algunos rios de consideración como
el Salado y el Bermejo, y es ufio de los territorios mas
fértiles de la America, que si estuviese cultivado lograra
con abundancia las utilidades, que hoy son desperdicios
de infinitas naciones bárbaras, que lo habitan, y aun asi
abunda de muchas cosas, come multitud de maderas, y
árboles frutales, que son nogales, cuyas nueces, aunque '
diferentes de la de Europa, son muy sabrosas, hermosos
cedros, quebrachos, asi llamados por su dureza, guaya-
canes, algorrobos, marius, palmas que algunas tienen
mas de treinta varas de alto, almendros, cacaos, ceibos,
que son muy grandes, y crian en sü capullo una lana muy
suave, que usan para colchones, porque no puede
hilarse.
También hay algodonales', mistóles, de cuyos corazones
hacen los indios dardos y macanaSy aromas, zarzafra-
DEL PAIUQUAT 193
ees, quina, y Otros árboles, que licncn la corteza interior
tan delicada y blanca, que alguna vez ha servido de papel
para escribir, otros, que & una ó dos varas de alto forman
una barriga como una pipa, es de muy fuerte corteza, y
cortan aquella parte, que hueca, luego sirve de vasijas,
en que guanJan la chicha, y llaman .1 este ilrbol palo Ipor-
racha. También so crían en este país cañas para basto*
lies, tari fnias como las de A^a.
En lo» troncos de los árboles, y huecos de las peñas y
debajo de la tierra, hay miel y cera de mu<*has abejas de
que cuenta dore clases diferentes: la miel, atiemas de ser
trasparente, tiene mucha fragancia y delirada dulzura;
otra hay tan agria como zumo de limón rorith).
l'na de estas especies de abejas fabrican ron grande
art¡fi«'io admirables colmenas de barro en las ramas de
los árboles de la t¡f:ura de un <*ántaro, y tan dtAras, que
aunque raigan al suel«), no se nmipen, y allí ha(*en sus
panales decsquisiia rcra y sabrosa miel: (se llaman lechi-
guanas, valas, caimanes.,
I^os Arboles frutales. qucpr«»ilu<'cn son naranjos, cidras,
limones, man /anas, (*h¡rimoya^.;:raf ladillas, melorntoiies,
higos, nueres. ciruelas y aceitunas, qne se han propa^rado
de la ciudad de Santiago de (luadalca/ar, palmas, quo
dan unoscocos, que tienen dciitn» veinte y cinco almendras
cada uno, cuy«> sabor solo difiere 'ie las ríe Kuropa. en
que saben al^^o ácueo, y vim m.iynrf s.
Hay una planta, «pie ll.iman <*hanr cmi |icncas (*oino la
MahiUty de la «*ual hacen hebras semejantes al cAñami), paiTi
fabricar redes, boNasy al;;unos tejidos tos«*os: su raí/ Mr-
vedealimenti» A los ¡lulios, y lo mismo las yucas, camotes
A batatao ú (ttras.
Hay iiniumerabirs aves, palomas si|v<'stres. patos gnr-
»•«. |»;ivos monte**i'*i, faisanes, iviLiti Irías. cuervi»s, i-.*,ii-
dores, penli'es, h.ilc.ini *., i»i**ne<. |tin;;nan:i^. a\«'»*trnce»*.
pajwgal los. loro-., y una que inuta |>erfectamctite el ór-
gano, y otra la tromi^ta.
U
194 GOBERNANTES
También hay muchos animales cuadrúpedos, muías y
caballos montaraces, algún ganado mayor y menor, antas,
que llaman gran bestia, guanacos, vicuñas, llamas
ó carneros de la tierra, ciervos, osos, javalles, nutrias,
tigres, gatos monteses, zorras, zorrinos, tortugas igua-
nas, y otros muchos, que todos son pasto de la vora-
cidad de aquellos indios.
Se crian también en esta provincia muchos insectos
como son alacranes, víboras, culebras de muchas espe-
cies y de dos cabezas, y de cascabel, ardillas, mocamu-
cas, ampalaguas, que en otras partes llaman boas, son
diformes, y con su aliento atraen á los animales pequeños,
hay quirquinchos de varias especies, cucuyos 6 lucernas,
mucha variedad de mosquitos, arañas pequeñas y gran-
des sumamente venenosas, que tejen hilo muy fuerte, y,
beneficiadas, dieran mucha seda, langostas, que los indios
las comen secas y frescas, hormigas, cuyos hormigueros
son peligrosos á los hombres y caballerías por sus pro-
fundas cuevas, se mantienen de hojas de árboles y de in-
sectos, y acometen muchas juntas á una langosta, víbora
ó sapo, y en algunos pueblos entran á las casas como un
ejército asaco, y la limpian de todo insecto y sabandija,
no dejando rincón que no registren, para consumir
cuanta carne encuentran, y apenas ha concluido una ban-
dada viene otra, y es arriesgado inquietarlas, porque aco-
meten y muerden con grande osadía, dando mucho
dolor.
No tiene minerales algunos, aunque dicen, que antigua-
meite los trabajaron los indios, y solo se descubrió poco
ha uno de hierro, que al principio se creyó fuese de oro.
Este dilatado y ameno país, está habitado de multitud de
naciones de indios infieles y de bárbams costumbres.
Descubriólo casualmente Juan de Baños, natural de Chu"
quisaca el año 1586, encomendero del pueblo de Yala, (Ju-
j uy) que advirtiendo, que á temporadas se huia de él un in-
dio y volvia, preguntando á donde iba, respondia que á
DEL PARAGUAY 195
Chacút y de éste so adquirieron las primeras noticias con
las cuales se intentaron las primeras conquistas ó entradas,
primero Martín de Ledesma, luego Juan Manso, don Pedro
Lazarte y el último don Cristóvalde Sanabria en diferentes
tiempos, pero todo sin efecto.
San Francisco Solano entró á predicar á estos infieles,
y redujo A algunos, que luego volvieron & la idolatría, y
los regulares de la Compafíia se encargaron desde el
año de 1587 de su reducción, siendo el primero, que entró
i predicarles el P. Alonso Barzana, llamado apóstol del
Perú, y lo continuaron dcspucs muchísimos, que funda-
ron siete pueblos.
Los habitantes de toda la provincia se reputan por mas
de cien mil.
Ríos DEL CHACO
RIO SALADO— Nace éste en el valle de Calrhaquf, ju-
ns4líccion de Salta; rodea todo d Charo y se llama tam-
bién de ChoromoDs; porque pa^^a por la sierra de este
nombre: des(»ui^s el del Pas;mt\ p'»n|ue e^tAen el camino
que vade TucumanA Salta, y e< muy temido por su ra-
pidez, |)oco ilc^pues se llama de Halbuena |)on|ue pasa
|>or donde estA veda«lo el pre>idi«> «le este nombro, fies-
puen pasa pt»r Ksle«'t>, aquí <Tri\'i so !o junta el de las
Piedras, y nueve lepruas mas ahajóse lejuntanel Marino-
k'jo y el Yatasto: pa<a ¡lor Santia^<> del PNtert), en donde
otra ve/, se ¡e junta el del Sálalo, y sigue C4>n 6\ ha^a que
entra en el ParaiiA por Santa Fe.
BEHMEJO— Nareen el Perú Alto ó Ht»hvia. pasa por
la jurisdii't'ioii fie Tanja y su vallo de Salinas«pasa por
Guadal<'a/ar: de aquí ahaj«» *^«' le \aii juntando iinirh<>^
ríos, y al entrarel iJuiiitiKni;:ui ya li' lianiaii Uiotira:. h\ y
noventa leguas del riuad.il a/ar entra en el di-l Pa-
raguay/ bañando treii.ta iegua'> antes la<'iudad que fué de
196 GOBERNANTES
la Concepción: entra en frente de la ciudad de las Cor-
rientes.
Desde Guadalcazar, que dista setenta leguas del Potosí
es navegable hasta su entrada en el del Paraguay, y según
esta cuenta no dista Potosí de Corrientes sino ciento se-
senta leguas.
PILCOMA YO— Nace en la provincia de las Charcas,
pasa por los valles de Manso; pasados éstos se divide en
dos brazos como ochenta leguas antes de entrar en el del
Paraguay; el uno entra junto á la Asunción nueve leguas^
y el otro seis leguas mas abajo, frente de la nueva villa
de San Fernando quince leguas de la Asunción.
ANO DE 1710
Siendo capitán general del Tucuman el señor don Es-
teban de Urizar y Arespocachaga, caballero de Santiago
y maestre de campo de infantería española, hizo una
entrada general al Chaco, convocando las fuerzas de su
jurisdicción á nombre del virey de Lima, conde de Le-
musy llamando á todos los gobiernos, que circundan el
Chaco y contribuyó cada ciudad con lo siguiente:
El tercio de Catamarca al mando de su teniente go-
bernador don Esteban de Nieva y Castilla ciento treinta
y siete españolesy sesenta y cinco indios. — El de Santia-
go del Estero al de don José López Velazco de ciento
sesenta y nueve españoles y ciento tres indios. — El de
Tucuman comandado por su maestre de campo y castella-
no del presidio deEsteco don Antonio Alurralde se com-
ponía de ciento sesenta y tres españoles y ochenta y un
indios. — El de Salta al mando del maestre de campo don
Fernando Leisperguer y Aguirre ciento cincuenta y cinco
españoles y ciento cincuenta y tres indios. — El de Jujui
al mando del maestre do campo don Antonio de la Ti-
jera con ciento sesenta y un españoles y ciento ocho
indios.
La Rioja una compañía, que se agrego á Catamarca.
DEL PARAOCAT 197
—Tarifa entró ron su gente: no dice el número. — Santa
Vv con trescitMitos españoles por el Valle de CaldiaquI.
Corrientes con doscientos por el Ilio Bermejo— Asunción
j>or la frontera do su jurisdicción.
Llegaron liasti el Kio Gran<lo por varios puntos: en
lodos derrotaron al enemigo; hií'ieron mu«'lios prisione-
ros, que >c destinaron á Córdoba, Buenos Aires y oíros
puntos, tierra adentro. Se redujeron las tío s naciones de
Isistinó j Lules: se liizo un |»re**idit) en el Rio de Bal-
bueaa, y A la somhra de <'»ste se establecieron las dos
naciones. La Malval.'l también se rindió y estableció en
dicho rio, {>ero A poco tiempo fué pre<'iso por su incons-
tancia retirarlo»* liAcia Buenos Aires. La narion Ojíitao
scrindió al temo <leJujul; y se estableeió cen-a dol pre-
sidio de Ledesma.
Ks copia del original.»
'El Progreso" de Córdoba del 5 «le oeiubre de isTT.)
.«
I77«.17ft.'i-LL. DON PKDRO MKÜ) I)K I^^RTIT.AL
Y MLLENA, teniente de dragones dt>l re;:iini»Mtli> de Sa-
gunto, n*cibido del gobierno el 1? «letebrerodo 177S, piM'o
no obtuvo nombramiento del rey >ino el •J'J de agosto <le
17S3.
A Meló se debe la ftmdaeíon <le algunos imeblus como
Sanl*edrf)de leuamandiyú po/u ile algodón y Kt»*iari<i
de Ciiare|»otl. foii la idea de di'fi'ndiT la «n^Htay f'»fnenlar
J protegerlos yi'rbnlrs, mniM p-^nlt.idi» tlebibiT fiintl.ido
suanleri'^or Pinedt». el :n de may» ile !77.'J, la Villa líe d
de la í*<»n«-ep«*ion.
Eund'» igti límente piM* t»l an*».!.' I7*^o á 17X1. e..:i ;:ento
Víduntaria. á distancí i dt» TiO legua** d«' la A'^uin ii»n, la
Vdladel IMIar de .^'femliueii, ipie r^tá A lo^ :;7? :K" 2"
Sobre el rit) Paraguay y ¡Sfcmbu'-ii, *'I i-u al na«i' «I»» .-^
prand»'< e**t**p»s di» N« t'inbu'n v Ya« ari v de^a-rna t-n il
Paraguay, en «uva lonlluen'ia r^t.i >ituaila 'li-lia v.lia.
198 GOBERNANTES
Confina con Corrientes, y la divide de aquella comarca el
gran rio Paraná que dista del Pilar veinte leguas poco
mas 6 menos. Sus límites son al Norte, el rio Tebictiarij
al Nordeste el rio Aguarai y al Este confina con los ter-
renos del pueblo de San Ignacio Ouazü.
Regularizó los verdaderos límites de los antiguos po-
seedores de tierras mejorando las poblaciones existentes.
El 16 de febrero de 1779 había espedido un bando ha-
ciendo saber á todos los vecinos que los que quisieran
poblar los pasos de Curupaití y Humaitá, que eran los
puntos que mas frecuentaban los indios infieles, para
hacer sus irrupciones contra la provincia, se presentasen
al gobierno pidiendo licencia, y que á su tiempo se daría
la plata de la población y se repartirían los terrenos por
merced.
Mediante sus acertadas providencias, con el estable-
cimiento de Ñeembucú, consiguió sujetar los guaicurües
que tanto molestaban los pueblos mas inmediatos al Para-
guay, no quedando el menor recelo de invasión en dichos
puntos. En 1782, fundó, á pedido de los indios que
querían ser instruidos en la religión cristiana, una nueva
reducción de tobas, en el paríido de San Antonio costa
abajo, ala parte del Chaco, proveyéndolo de lo necesa-
rio, hasta el establecimiento de una estancia para su su.s-
tento, casas, iglesia y un doctrinero catequista que lo
fué el padre fray Antonio Bogarin. Este mismo sacer-
dote sirvió de cura catequista en otra reducción, fundada
más tarde en el lugar denominado * * Naranjales" en el mis-
mo Chaco.
En vista de que habia oficiales superiores en la provin-
cia, propuso al virey y éste elevó la propuesta al rey, la
conveniencia de la supresión de los maestres de campo
reemplazándolos por coroneles, lo que el rey aprobó por
real orden de diciembre de 1779.
DEL PARAGUAY 199
Debido á SUS cscelcntes servicios, Meló fué ascendido
á teniente general, y mas tarde (1795) promovido A virey
<lel Kio de la Plata, habien<lo sido el quinto, ha<ta que
habiendo pasado A la Banda Oriental, en este i'iltimo ca-
rúí-ter, contrajo una grave enfermedad de la que dejó do
existir en el pueblo de Pando el viernes santo (15 de abril)
dcl797.
I785-179G— LI. DON JOAQUÍN DE ALÓS Y BRÚ,
espitan que habia sido del regimiento de infantería <lo
Aragón, caballero del hábito de Santiago y corregi<lor do
la provincia de Chayanta 6 Charcas, corregimiento del
Perú, nombrado gobernador en 1785.
Con motivo de la sublevación acaecida en la provin-
cia de Chayanta se declamó contra la conducta y versa-
ción de su corregidor don Joaquín de Alus, lo que dio
mérito para separarle de ella y formarle un proros^», y
atentos los descargos y satisfacciones que í»ste diera á
to<lo, exhibiendo doeumentos en su corroboración, v de
lo que constaba de l<a pesquisa ó informe practieados en
el a^^unto por el presidente de la Plata, d4)n Ignacio do
Flore/, el virey Vertiz espidió, en Monte viilcí» :\ 1¿ de ma-
yo de 17í<3, una sentencia deelarando ;\ Aiós por ubre do
los enunciados cargos y A las representaciones que coii-
lenian corjtra su honor y buen nombre, y como tales indig-
nos de toda féyrrédiio. Kn consecuencia, se le alzó el
arresto que sufriera y de<'larAndo|o pt»r buen sorviilor al
rey, acreedor á que <o colm^ase en mayores em|ile<»s« |»ara
que, |»or eMe medio, pudie<(Mi rednnlr^ele io'-i rrerjdos
dafio«5, atrasos y |»erjui«*i«»s qn<* se le habían o«M^ionad»>.
N'» solóse le restituyó ala pro\ini*ia dcípieera eorreuMíbir
sino también, informado el revde ^u*^ miiriloNV ser\h*ios
le promovió á gotxTnadi»rdel Paraguay. **n cuyi» puesto
continuó con su habitual exai-titud v «tío.
£n 17í»2, estableció, fuera de i»tros fuerto. una furta-
SOO GOBERNANTES
leza en la frontera del norte, para vigilar y contener cual-
quier avance ó usurpación del territorio paraguayo; y con-
secuente con el fin de demarcar el verdadero llniite de la
provincia, despachó, con gente y todo lo necesario, al
comandante don José Antonio Zavala y Delgadillo, quien
planteó el fuerte denominado Borbon, hoy Olimpo, en la
banda occidental del Paraguay, á la altura de 21 grados,
en el lugar de los Cerros "Tres Hermanos," poco mas
abajo de la embocadura del Rio Blanco, sobre la frontera
de Matto-Grosso; y en el mismo año quedó concluido y
ocupado por una guarnición paraguaya. Apenas vie-
ron los portugueses fundado este fuerte, cuando el gober-
nador de Matto-Grosso reclamó contra este estableci-
miento, como una infracción del tratado, que lo prohibía.
Durante la administración de Alós se dio principio á la
incorporación, á la provincia de su mando, de las reduc-
ciones de San Ignacio Guazú, Santa Maria de Fé, Santa
Rosa, Santiago, San Cosme, Itapuá, Jesús y Santísima
Trinidad, pertenecientes á las estinguidas Misiones, las de
Candelaria, Loreto, San Ignacio Miní y Corpus.
Las parroquias de San Juan Bautista, Guazü-cuá y Ya-
bebiri fueron agregadas á la Villa del Pilar, bajo cuya ju-
risdicción quedó el partido de Laureles, fundado por el
mismo Alós en 1790.
Fundó igualmente el fuerte de Tacuara en la costa
baja oriental del rio, así como otras fortificaciones para
resguardar el territorio de toda clase de peligros de los
indios del Chaco que invadian y cometian depredaciones
en los pueblos de San Ignacio, Santa María, Quiquió y
Quiindí.
Para hacer cesar las incursiones de los indios, se
hizo entonces merced real de tierras á nuevos pobladores,
dotándose las fortalezas de Curupaitl, Humaitá, Tacuara
y Villeta en la parte de abajo de la costa oriental y las de
Peñón, Manduvirá, Cuarepotí y otras en la parte de ar-
riba.
DBL PARAGUAY 201
Entre los scn'icios del gobernador Al6s figura al de
lia^jcr ordenado un reconocimiento por tierra para esta-
blc4*cr definitivamente un camino el mas recto y cómodo
que fuera |>osiblc entre Corrientes y las capitales del Tu-
ruman. Diose este encargo al teniente >Miroiiel don José
Empinóla 1794 f, trasportándose <:»ste de la Asunción 4
Corrientes, y <lesde allí emprendió su viagc hacia Salta,
Acomiafiadodel sargento mayordon Cristóbal Insaurralde,
el comandante don Manuel Piris y un destacamento de
milicianos correntinos. Espinóla cruzó el Chaco, cos-
teando el rio Bermejo y empleando veinte y cinco dias des-
de ci Paraguay hasta el presidio |)rincipal de San Fernan-
do del Rio del Valle. Üe alli pasó A la hacienda de la \'iña
t inmediación es de Salta^, donde conferenció ron el coronel
Coniejo sobre los objetos de su comisión, dirijii>ndoso á
Salta y Jujui. Inme<iiatamente regresó de este último
punto A Corrientes, ron el objeto fie ruml)ear otro camino
mas recto 4|ueelanteri(»r.
I :•*»;- IHiiS-LII. DON LÁZARO I)K KI\KKA Y ESIMNOSA
DE LOS Mi )N TEROS, cx-golMTnadnrdeM«»j.»s, nombrado
cu abril d.' 17*íí», y el primer ai't«» de su gobierno f\u> Mian-
•lar levantar el ren-*o d«' la p<iblat*ion del Paraguay (pie
hizo elevare! núm«Tt» de habitantes á ntíventa v sietemil
ruatrocientos o«*henta, rin«'uentay tres parrofpiiasrle blan-
co» y mestiziw^ í*atori'e reduí'«*it>iies do indias y tres
pueblos de mulatt»s libres.
Min'icon sumo iniíMvs la sUíTt'' di» la provincia de su
mandopersigiiien'lo y i*a^ti;:an<lM á los indios inbayát*s y
A los guairurvies. Estableció escuelas primarias, las
rúales eran dirigidas por pr- ccpt^res legos ipie ensenaban
A lerr, es«TÍbir y ctinlar, bajo la vigilan'-ia ijc l<is niras.
I««>H padn*s d*.* los niños estaí^an obliga'los á enviar sus
hij«>H varones á la es.-u«?la, tles.it» la eda«l lie seis años,
y ruando la diMancia era de i*>in^¡deracíon. lo «pie «"UcetlLi
con frecuencia, iban á caballo. El catecismo era el unicu
803 GOBERNANTES
libro que se usaba. Seguíase en la escuela el método
lancasteriano; los niños mayores enseñaban á los meno-
res, y todos aprendían á escribir en tablillas de un polvo
resinoso, sobre el cual se señalaban las letras con un pun-
zón de madera. Cada niño tenia obligación de llevar á
la escuela un saquito con esos polvos, para cuando fuese
necesario borrar las letras.
*
Invadida la Villa de Concepción por los indios mba-
yáes, Rivera envió una espedicion al mando del coronel
del regimiento de milicias de costa abajo, comandante
político y militar de Villa Real, don José Espinóla y
Peña, quien consiguió escarmentarlos de un modo san-
griento y como para que no repitiesen sus invasiones.
Este triunfo, agregado áotro, que el mismo Espinóla habla
obtenido poco despucs sobre los guaicurúes que se habian
sublevado, dio tal prestigio al gobierno de Rivera que los
charabanaés, hostilizados por los portugueses, quienes,
abandonando sushogares, se adhirieron al Paraguay.
La nación guaicurú es una de las más famosas en las
historias y en las relaciones de esas comarcas. Ella era
también una de las mas numerosas, y, quizá, la mas fie-
ra, la más fuerte, la mas guerrera, y cuyo talle era de
los más grandes. Habitaba el Chaco, casi en frente de
la Asunción: su lenguaje era muy gutural, y diferente de
todos los otros: ella no cultivaba la tierra, y vivía de la
caza. De esta nación, tan arrogante y tan poderosa, no
existía á fines del siglo pasado mas que un solo hombre,
el mejor proporcionado del mundo, alto de seis pies siete
pulgadas: tenia tres mugeres, y por no hallarse en una *
gran soledad, se reunió á los tobas, cuyo vestido y modo
de pintarse ha bia adoptado. El estermiiiio deplorable de
esta valiente y soberbia nación no proviene solamente de
la continua guerra, que ella no cesó de hacer á los espa-
DBL PARAODAT 203
notes y á \o<^ indios de toda especie, sino tin)l>ion de las
r<>siumbroH bárbaras adoptadas por sus mugeres, que so
hacían ab«)rtar, no conservando nins que su último hijo.
Las mugeres do los guairurúes, como las de los mba-
yáes, 5*0 prostituyen fí^rümentí»; pero lo qu»> habia <lo
mas singular es que ellas hubiesen ado|»tado la costumbre
birlara y casi increíble <ie no enarcada una mas que un
hijo ó una hija, y de matar to<los los otros. Ellas con-
servarían onlinariamente el último de que hayan sido em-
barazadas, cuando ya presumian no tener mas en ade*
lante. atendida la edad y el estado de sus fuer/as. Si ellas
se engañaban en su cálculo, y concebian un nuevo fruto
después del que habian conservado, mataban al último.
Algunas se hallaron sin hijos, porque creyeron fuera do
tiem|)0, que habian de tener algún otro.
Se debe asi mismo presumir, que es entre los guaicu-
rúes que este uso inaudito tomara origen antes que alguna
utra nai'ionlo i*on<M-iera, c^to es á lo menos loque inclina
á creer su «lestrucrion total.
Sinembargo, según el dt>ctor don Pedro Somellcra, fuó
Espinóla el principal inMrumento de las violencias del
goliernadorUivora, pi»rqueen «uanto el podia, no esou-
saha practicarlas.
En 17118, Rivera, con las mismas tribus emigradas á
cuyo encuentro saliera, fundó la población de San Juan
Nepomuceno.
No obstante, había en la provincia <Iel Paraguay un
abuso inveterado que sopn*t»ndia hacer *íub**i*itir como
ley inviolable, y ora el siguiente. ('«)n el aparento pro-
testo de ser pro\iiicia frontori/a del Brasil y 4lt*l (*haco so
reputaron pf)r >o|iiados á todos» |.is honibn*< establecidos
en el Paraguay, y cuaniln jo^ g>il»«Tiiadi»res quisieron
{loruna razón ó por «»tra in\adir o! territorio indio, r» fingir
cspedicion contra ellos, cunvocabanel número de hombres
204 GOBERNANTES
que les sugería el fin que se proponían con el irregular
procedínniento de obligar al que no podía, que pusiese per-
sonero ó diese cierta cantidad en dinero. Esto lo hacían
los gobernadores sin estar autorizados para ello, sin espre-
so permiso de la capitanía general, residente en Buenos
Aires; sin contar con otros perjuicios como el de hacerse
por lo menos sospechoso de la mala inversión que se hi-
ciera en percibir contribuciones indebidas.
El gobernador Rivera se empeñaba en aparentar la
necesidad que tenia la provincia de una incesante defen-
sa y la presión de que ningún hombre podía distraerse del
servicio militar, haciendo decir á sus comandantes lo que
él quería para fundar sus informes. Los cultivadores
del tabaco se oponían al servicio militar por considerarse
exonerados, en virtud de la visita practicada por el ins-
pector respectivo. El número de éstos llegaba á unos
quince mil hombres, cuando la provincia del Paraguay
contaba como ochenta mil almas, cuyo guarismo pre-¿
tendía sofísticamente reducir á nada.
Desde mucho tiempo atrás, se estuvo exigiendo, en
esta provincia, un derecho denominado de guerra, deque
no tenían conocimiento los tribunales de hacienda ni el
gobierno general. Han tenido buen cuidado los intenden-
tes de provincia de llevar adelante este abuso con tanto
secreto que no pudieron cortarlo las autoridades supe-
riores.
Para justificar la inversión de tal derecho, se llevaban
incursiones al Chaco, tan inútiles como perjudiciales,
obligando á los indios á ser enemigos; cuando si se pro-
curase atraerlos con agrado, disimulándoles algo y pro-
porcionándoles reducciones que tantas veces pidieron, se
habría conseguido su total sometimiento. Pero esto no
convenía á los intereses de aquellos intendentes, sino en
incomodar á esos habitantes, ó exijirles una contribu-
ción general. '
El Cabildo de la Asunción del Paraguay habia elevado
DEL PARA(;UAY 205
SU queja al rey en 29 de mayo de 1770, durante el gobier-
no de Pinedo, y aunque el rey espidió su real cédula de 18
de setiembrede 177H, pidiendo informe al virey de estas
provincias, éste, por una causa ú otra, jamas <Ii6 cum-
plimiento A esa ónlen. Kl hecho es que la prDvíiicia del
Paraguay se hallaba, por el abuso de estas exacciones, en
un estado de esclavitud.
Los ramos <ie real hacienda en el Paraguay no se ha-
llaban en el ónlen regular de cuenta y ra/on hasta el
punto de que un dependiente de la tesorería general, Fó-
lix Gallardo, falsiticasc libranzas de los ministros de ha-
cienda, muchas y repcli<las veces en vari«)s años, as
ccndiendo á la suma de mas de noventa mil pesos.
El virey del Pino, (|ue prestnba una dc>'¡d¡da pr<>toc4-ion
al |ieriódico Nf»//ifi#ia/*io r/»* Af/rirulirra. In'l"s(ria y Co-
»i«'rrio, dirijió rir4'ularos á lodo-; los intendentes de |»ro-
%¡n<'ía, acompañando ejemplares del prospecto de didio
{icríódico y ret'omendándole^ hiciesen jiropa^rar sus titiles
con<M*iinientos i\ los pobladores de sus [irovineias. Kl
del Paraguay, Rivera, aroptó tan de lleno el noblescnti-
miento que guiaba al virey, que se dirigió á su ve/ al
cabildo de la A^^uncion rei*i emendándole su propaganda
en los términos si;¿n¡entes:
*Como la a;:rii'altura e< el fun-Iamonto de laopuIeniMa
pública, y la qu'.* da movimiento á la indu^^tria y al comer-
cio, ha sido en tiempos protegida y fomentada por los
gobiernos ilustrad* »s.
• I.o< sabios le han ctinsagrado <*u^ tireas; y clamor A
la humani'ial que es l.i divida de la venla<li'ra tii^iMitia lo
tía instituido ^orit-daile^ que no tienen otro |*nn«*ipii», ni
otniVln*'UÍo que«Mnie:il.ir el impi.M'io de ln-^ fojoi-inne itos
mas ntile^ al li »nibre La^* in\e'»ti;:arione^ dt.*l ente:idi«
miento humano .vjbrc el cultivo, han llegado á la mayor
206 GOBERNANTBS
perfección. La práctica se ha unido felizmente con la
teoría para fundar los medios de aumentar la fertilidad de
la tierra, haciendo esperimentos y observaciones sobre sus
diferentes calidades, y señalando cuáles son mas propios
para esta ó las otras producciones, el método mas venta-
joso de sembrar, y el mejor modo de hacer y conservar
las cosechas.
"El espíritu público que se ha difundido por todos los
puertos de nuestro globo esel que ha dado energía á es-
tos últimos establecimientos, y ese mismo espíritu es el
que anima al Exmo. Señor virey, como V. S. lo verá en
la siguiente carta que se sirvió dirigirme el 25 de julio úl-
timo:
*" Deseando ver mejoradas en lo posible la agricultura
é industria de estas provincias y que á la inacción y
ociosidad sucede el laborioso afan^ y creyendo que en
mucha parte podría proporcionar este justo objeto la edi^
don de un papel publico que instruya y estimule al ira--
bajo, he concedido permiso á don Juan Hipólito Vieytes
para que pueda imprimir en esta capital un periódico
con el titulo de Semanario de Agricultura, Industria
Y Comercio, bajo la inmediata revisión y censura del
señor asesor general don Ju^n de Almagro^ y para que
la utilidad que puede acarrear este periódico sea estensi-
va á todas las provincias de este vireinatOy recomiendo al
acreditado celo de V. S. cuide de que se difunda por
iodos los partidos de su mando para que se logre conse--
guir el fin que tiene por objeto de unir en general los
conocimientos de las mejores producciones y contraerse
al fomento^ aplicación y destino de los ramos que pueden
constituir la común prosperidad.
"Estos son los sentimientos patrióticos del primer gefe
del reino, con cuyas benéficas intenciones, y con nuestra
aplicación veremos bien pronto desaparecer los obstácu-
los que han retardado los progresos de nuestra agricul-
tura. La mano industriosa del labrador se pondrá en mo-
DEL PARAGUAY 207
vimicnto para porfcccionarla, mediante la adquisición do
nuevos conocimientos: aprovechará las ventajas que le
ofrece este feliz país: poblará sus llanuras de plantíos; sus
ricas producciones territoriales prepararán ausilio mas
salido á las manufacturas y al comercio: la educación
pública se mejorará: \a^ costumbres tomarán un nuevo
aspecto Y los estudios superficiales se abandonarán para
seguir los útiles y exactos.
*E1 Sema»uirio di* Agriculluraj Industria y Comercio^
de cuyo pros|>ecto acompaño á V, S. cuatro ejemplares,
auxiliará nuestras observaciones rcctilicando las ideas, y
corrigiendo los defectos por medio de una comunicación
de lut'cs que tendrá por objeto la felicidad públira; y el
resultadi) de sus trabajos y espo ulaiMones será para esta
provincia un manantial inagotible de riquc/as. El I^ara-
guaj {Kjsée en abundancia cuanto necesita, y hace agra-
dable la vida; y su suerte no está subordinada á los capri-
chos, á las modas, ni á ninguno de a<|uello^'*ontocimientos
que debilitan ó trastornan la |)rosperidaa de un pueblo,
cuando su existencia política no está fundada en el cultivo
de la tierra.
•'Un establecimiento tan útil y ventajoso debe ser |)ro-
tegido por t«Mlos los amigos de la humanidad, y por los
que desean sinceramente ver este país en un estado flore-
ciente. Voy, pues, á tener la honra de su^^cribir, y de
hacer cuant«> pueda en obse*juio de sus progresos; y si yo
no hablase con V. S. que tiene dadas tantas pruebas do su
celo y amor á estos vasallos, pediría tijase su vista solire
unos objetos que siempre ha llamado su atención; per«)
su patriotismo y sanas intenciones, solo me permiten
rogaráV. S. se sirva destinar dt)s ¡ndivi<luos de e*-e
ilustre ayuntamÍ4'nto,()ara que comuniquen el |irt»s|iccto á
los ve<'inos mas a^omodad»»-^, on tantí> comi^^iono \o para
el mismo fin á lt»s menores •l'>«*tord«'nJo<«'|i|| lían-ia di* Oli-
veros, don Martin J«»epli fie .\ramhnrú. d«»n Hernardo
Jovollanos y don Agustín Trigo, es|>erando me dará V. S«
208 GOBERNANTES
aviso de todos los que suscriban para dar cuenta ¿ su
Escelencia y al autor, asi como lo haré con lo que resulte
de las demás publicaciones, á consecuencia de las circula-
res que voy á despachar. Dios guarde a V. S. muchos
años. — Asunción del Paraguay 87 de setiembre de 1802.
Lázaro de Rivera
Al Ilustre Cabildo Justicia y Regimiento de esta ciudad.
En los últimos años del gobierno de Rivera (1804), cele-
bráronse suntuosas fiestas en la Asunción, con motivo de
la aceptación del oficio de rejidor perpetuo por el principe
de la Paz. En los dias 26, 27, 28 y 29 de junio hubo
corridas de toros; en las noches de estos dias y en las
subsiguientes continuaron las luminarias en la ciudad;
hubo máscaras de gala á caballo. Los gremios de pla-
teros, sastres y»zapateros ejecutaron varias representa-
ciones joco-serias. Diose vestido á todos los presos, y
el gobernador mandó poner en libertad á algunos. En
los dias 30 del referido mes, 19 y 2 de julio corrieron sorti-
ja delante del retrato del generalísimo, treinta caballeros
vestidos de turcos y guaicurúes. La provincia del Para-
guay jamás habia conocido una época mas brillante que
la de este gobernador. Según algunos fué la de un bárba-
ro despotismo, calificándolo así cuando no era mas que
la continuación de los tiránicos abusos'ya existentes en el
Paraguay, desde el principio de la conquista.
Su gobierno duró hasta el 5 de mayo de 1806, que el rey
lo confirió al que era gobernador de las Misiones.
1806-1811-^Ln. GENERAL BERNARDO DE VELAZCO
Y HUIDOBRO, brigadier de los reales ejércitos, con el
titulo de gobernador político y militar é intendente de la
provincia del Paraguay y capitán general del ejército
nuevamente creado para la defensa de los treinta pueblos
DEL HARAdCAY 200
de Misionéis de indios guaraníes y tropas del I^araná j
L'ruí^uay. Tenia un lenienlo letrado, quelt)era ol doí-tor
I*e<]ro Sometiera, el rual mandaba, oonio pd>ernador 6
rorregidnr, los pueblos doMisionos guaraníes y romo sub-
delegado del intendente de HuiMín^ Aires, encarga'io del
despacho de lo C'»níT*rniont<» á Mi>ion<»s.
Ve¡a/«'i»*»o reribii'i ante el cabildo de la A^^nnrion eir»de
majo de 1KIM\ entr4';:á!ii|n!e el ba^ilon y mando su ante-
cesor Rivera, según se verA |)«ir el documento quo
sigue: —
*Knla riuda'ldt' la AMinrion del Paraguay Arinco dias
del me^ de mayo de 1S<m;. IIab¡i'Mid->'<(* «'onirrcgadnen
cMa »*n^a rMn>i*^lorial r| x'fhírdiMí L;'i/aro de Kivera, go-
bernador inlendt'íite d«» rsli provincia, aciua! g»bíMMiai|nr
de la de Mi*«i"nt**í. y l«»< sifi-ip»* 'bm Mcrnardo dt» Ar;;afia,
alférez, real y alcaMe di* primer vntn, Juan Anti»n¡o (?aba-
ller», lie S'vundo voto, l«i< mini'^tro^ princi|)alcs dtin
IVlr» d«* O/ -ari/ V f|i»nJ'»^i'? d-' E!i/ il b», ibm Ji»<é Ks-
t^han de Ar/ i. r^Lriilor al^^ui-il inaV'»r, rcí;idi»rcs don
Franci'i'o \*ii"t»iit»» (lun/aliV, d-m Ji^^i* Ibañc/ Pai*bcco,
d«»n Franci**.*'» ib"» llaeb». ib mi NíCMla^^Cfin/ale/, don Fer-
nando de la Mura, don Juan Antunin Kcrnandc/, y
Siniici) |ir'>curadi'r don Li/aio ib» liixera dijo. i|U«* e|
rev, nuesír-» ^cñ-H-, *••» babi a «lijirnb* cmfiM'ir r^^te g'»-
hit'rno intc:i>|iMic¡a cum ai:rcja«'ii»n del de Mi«*i«»nc^ al
dicbo *ieri'»r do;i Ib^riiaplo ib» \ila/'*o. y «pie |iara 'pie
<les*le luego tuMcse toibi ^w i'fi*«-ti» jii dispuesto jHir
S. M., y qti'* c! lítalo Nc.'ior t.Mír* al us.» y cjcriM^'i-)
del meni'io.iab» «'niplci». 1» ri'»*»'i»'*ia. y daba a nv'iíü'i-
crr |» «r tal ;:'ibcriiadMr lütciiilcnlc a lo**^ n<»minaib»'^ ••rñti-
rí'-, i|UP ciiiip inivi i--ti* iln<«(ri* a\ 11 itann-'iili». y á tuda la
pnAnicia. ciitri'ira:i !i!c ^. S. il lia^' • » y maiid*), cum*) '\
5U b*,:!*:nj » V xcr-jai-':*'» sti.'-^ir. • ■:» i- .• m» *• fi rj ai-t»»
nara <pii' tií'lo-^ n'ic !• / a .«- /i. !•:.■'» y i|i^p«ix|.; i:.,^; v
que sacándole •••»! i i» j i /a»ia de i-la ilii L'^'n-ia. **!» cir,
cuicu CU tudo el di^tnt'j de 1.1 pioMmia, r«:miiie;id<isi.' una
210 GOBERNANTES
á las reales cajas para la debida constancia, y otra al
Exmo. señor virey para su superior inteligencia, con lo
que se concluyó este acto de posesión, firmando los dichos
señores, de que doy fé. Siguen las firmas y autorizacioD
de Manuel Benitez, escribano y notario público de S. M.,
gobierno y cabildo.
** Y habiendo exhibido el señor gobernador intendente
don Bernardo Velazco la ¡real orden con la cual S. M* se
ha dignado conferirle este gobierno intendencia con reu-
nión de los treinta pueblos guaraníes de Misiones, y leida
que fué por mi el presente escribano, el señor regidor que
hace decano, don Francisco Vicente González, á nombre
de este ilustre cuerpo, le dio el obedecimiento, ordenando
se tome razón á continuación, y en su vista el mismo
señorregidor decano le recibió juramento según derecho
bajo de cuyo gravamen prometió usar bien y fielmente el
empleo de gobernador intendente, en que S. M. se ha
servido nombrarle, cumpliendo con las leyes, reales cé-
dulas, pragmáticas sanciones espedidas, y que de nuevo
se librasen, de mirar por el bien y conservación de estas
provincias y sus vasallos, etc. etc. Siguen las firmas y
autorización del escribano y notario público de S. M., go-
bierno y cabildo, — Manuel Benitez."
En vista, pues, del deplorable estado de los treinta
pueblos de Misiones guaraníes y tapes y oido el fiscal
proctector de los naturales, el rey considera muy conve-
niente su reunión bajo un solo gobierno; para el efecto,
se notificó al virey don Joaquin del Pino (8 de enero de
1804), ordenando la incorporación inmediata á la real co-
rona de cuantas encomiendas subsistieran en el Paraguay
sin escluir los antiguos mitayos.
El documento que damos á continuación se refiere al
mismo asunto: —
BEL PAIUOCAT SU
VISTA DEL FISCAL PROTECTOR
DE NATURALES
Exmo. Señor:— El Fiscal de S. M., protector freneral
de naturales vista la Real C<}< lula cíe 17 <Íe mayo fie 1803
en que S. M. se ha servido mandar^ (|ue los treinta pue-
blos de Mirones del Uruguay y Paran¿\ se recluz^an al
nuevo sistema de libertad de sus natuniles, abolióiidose
el de comunidad en que hasta ahora han vivido, dice:
Que el establecimiento de un mismo gobierno, y la muta-
ción del sistema antigui) de comunidad con que se han
dirígrido hasta aquí los pueblos de Mi'^iitnes son los dos
objetos á que se dirige laesprosada real detenninacion.
Por lo tjue hace al primero, habiendo de conce|)tuarse el
nuevo gobierno con totil independent'ia delvireyde Bue-
nos Aires, y el del Paraguay es ¡nde<|)ensable que no
carezcan de los auxilios necesarios para el ejercicio de las
funcione<que lecoiu^eden las leye^^. tanto en la adminis-
tración de ju'^ticia como en las providencias de policia
económica, mando militar y juris«lic«Mon de hacitMida
que pueda com|»ctirlo. según las nuevas fa(*ultades. que
cu orden Aesta rausa se sirva «•ontiarle la Ordenanza de
Intendentes que ai'tuaimenti» se espera Hasta ah<»ra las
de demamlas ordinaria-^, tanto riviles como criminales que
han orurrido á lo*^ |iufl»lns de Mi-^iiUies, instruidas en
aquel goltierno, lian \cnido á la determinación de V. E.
conl¡ándo<e las ««cgundas :'i los ju/^'adtis oniinarios de
esta capital para la <usianciarioii y dcterminarion consi-
guiente; pero en el dia en que unas y otras corresponden
al imevo gobierno de Mi**iones, j»arccc necesario so |e
nombre un ases4>r Ínterin- • hasta la a|)piha«*ioii de S. M.
con •¿ueldo <l«* qui: ii'iítí»*^ posos. >'»bre l«»s bienes de
aquella^ comunidadt H í|u * ^«m l«»s afi'«*los i\ i *i*e |i:igo,
sin p<TJui<'io ílel que pu-da «-«írrespondiTli* en !••** nego-
cios de hacienda, deque ahora no puede tratarse, hasta
2l2 GOBERNANTES
tener segura noticia de las atenciones que por esta causa
le correspondan: actuar con testigos en todas las opera-
ciones judiciales que le ocurriesen, mediante que ios es-
casos ó ningunos derechos que puede ofrecer la actua-
ción entre personas miserables, como son los indios de
aquellos pueblos, no pueden facilitar la subsistencia de
un escribano que se encargue de llevar el curso de las
causas, bastando que cuide de su custodia en el archivo,
y de los demás documentos que puedan interesar á las
comunidades de indios, un secretario dotado también
con quinientos pesos sobre el mismo fondo, encargado
de los asuntos gubernativos y económicos y demás aten-
ciones de aquel gobierno. Los cabildos y justicias debe-
rán continuar como hasta aquí, elijiéndose anualmente
para estos empleos en la forma ordinaria, indios con la
aptitud necesaria para ejercerlos con precedente aproba-
ción del gobierno de la provincia, sin que la jurisdicción
al corregidor y ?ilcaldes se estienda á otra cosa que al
corto castigo que les permiten las leyes, en los delitos y
faltas leves de los indios, dando cuenta de los que me-
rezcan formal proceso para que, sustanciados por el go-
bernador y subdelegados, se pasen todos al gobierno
en estado de sentencia, para que la pronucie con dicta-
men de asesor consultándola á la real audiencia, ú otor-
gando los recursos que se interpusieren: debiendo ademas
el cabildo juntarse en un dia de cada semana para confe-
rir sobre los bienes de comunidad, su adelantamiento y
progreso y necesidades ordinarias en que hayan de inver-
tirse, sin que puedan sus acuerdos ponerse en ejecución
hasta la aprobación del gobernador y subdelegado respec-
tivo, cuidando también aquellos jueces en que los indios
conser^-en los bienes que se le repartieren, trabajen en su
beneficio para la [manutención de sus familias, y se les
estimule por todos medios á que abandonando su natural
pereza, se dediquen con utilidad á los objetos que puedan
serles mas convenientes y provechosos. Los tenientes
DEL PARAGUAY 813
p- •bcniadores de los respectivos depaiiameiitos podrían
«■••fitimiar «•oni') hasta ahora ron el nonihro y repre^^on-
ta'.'iMii de snh'lelcKados y farultade< (\\w romo á (ales
les fouijiclon, y ron la dotarion do siii^ldo^ que ^^ K. len-
pa |Mir rná-i <'onfi»rme i\ su oru|)ai-ion, que podia ser la
misma que actualmente disfruta sohre el ramo de tributos,
rcs|ie*Mo A que el lanto por ciento con que los dota la or-
denan7^ de intendentes en la (*ohran/a de aquellos, sien-
do lo que [lagan los indios <le Misiones dotan corta con-
siilerarioii no pueden ser bástanle |>ara so^^tenor el deco-
ro de su emplcM.
I^ subrogación fiel sistemado libi*rtad do aquellos na-
turales, enlutar delanti^Mio «¡o cnunniidad con que so
lian p^^^ernado, dos<lc el <'>tai»lc(*inñento do su*^ reduc-
«itines, es df la mayor drli«a'lc/a y puls.», si ha de com-
hinar^o la seírnridatl d<» la >ubsi-»tein-ia particular do las
familias ron la aiiministrarinn quo á rada uim» Iri de
«••»n(¡'irse en su< pr«»|»i«»^ bienes, ;'i ipu» n<i a<*nsluml>railos
|íi^ ¡ndio«, quedaron <'-.|iur-itit»- á mn^-hos perjuirins y vo-
ja«*ií'ne*¿. *i¡ la ininodiata xijilantia di^ a»|n<'l ;:oIm. rn.i no
cMuvio'^o ppiiita <*t»ii «^u*^ di'*po^iii.iiic> ;i pn-caviM* I'mIo
enirafiicii «^u^ ■•Miilrali»'^. y pp»iii«»\fr cuín' t-lii»^ la arli-
%idad y emnlai'iiiii i:i li»*^ m«'«lio*^ tlv adquirir prti|»¡i'dade^
íililo**, de cuyo ::'»«-elian carei'id'» to la ••u viifa: pero de-
jand'» al i-clo del ^«'rior ;ri»lH.'rnadt»r c«*ias pr«»vi<leih'ias
o-'«»n''imic;iN i|U'* la o<piTÍeni*i i d'» <u ma:j»»j«» «*1 liiMnp'»y
la^ ••in*U!i'»laii«'iis, ib» lo»* ra**»»** lian de ir su«r^i\anH'nt«i
pro lu«'ii*iM|it. p'ir ab ira <•• r«»:íi!a'* r\ ti^i'al I*r«»l«'' t"r á
la** lu»'"!!:! ::i*!ii>raiida'l p(i>*il«' i *»pr'lirS. I*!, para c.mi i:*ar
elnu(*\«> ^i^^t' nía, ru r\ m*»dii \ t<irinaqnc la*^ i-u.ilidadt^s
IimmK's y ^(iliii*rn«t a- tnal ib* aqucihi |»ro\iui'ia !••< ba;;a
o»ni[»;ilib!. N r<i:i j.i di^pu*'*-t<» p'>r las b»\r'* y ordenanzas
mu:ii<*q>ai«-^ lii'l pi'ru ni t'uaiifi» pnr>laii aib'ptai>''.
I.a pi nnn a di* tifla^^ «N qu** *«<' «'^p.d Lii «i:** n! ut*^ a la*-
« iud:i b.'H de Miiitlcvilfii y su jun^dM'«MiMi. MaM >:ial", la
Con«*ejK*ioii del Iru^uax, t nrncnlrs, Santa Kc. (iualc-
214 GOBERNANTES
guay y otros pueblos de la banda opuesta donde existían
muchos indios de Misiones, restituyéndose á los pueblos
de su naturaleza, serán inclusos en la libertad concedida
por S. M. y con el repartimiento de terrenos, ganados y
demás necesario para su manutención: que lo mismo se
publique en esta capital, ó que se las haga entender según
ocurran circunstancias justificativas de su existencia en
ella: que se prevenga al señor gobernador que luego que
se verifique su llegada á la cabecera del gobierno, haga
formar en todos los pueblos un exacto padrón del número
de indios que hay en ellos capaces de constituir familia,
cuales deberán entenderse todos los que hayan cumplido
diez y ocho años, á los cuales deberá distribuir terreno
suficiente para chácara ó estancia según sean á propósito
para el pastoreo ó agricultura: sin que obste á algunos el
que sean artesanos, que con su oficio puedan atender á
la manutención de su familia, dándoles asi mismo las her-
ramientas necesarias, remitiendo efectos los pueblos, que
no los tengan, ala administración para su compra y re-
mesa, y el ganado suficiente para el cultivo de dichos ter-
renos y sucesivos procreos, verificándose las contratas
correspondientes para su adquisición en los pueblos que
no tengan el suficiente para el reparto, bien sea en
cambio de los frutos, ó bien á pagar posteriormente de
los productos de bienes de comunidad, y que, repartido
por suertes estos terrenos proponiendo la debida igualdad
entre todos, se amojonen las suertes* respectivas, quedan-
do en el archivo de Candelaria un libro donde se asienten
los repartimientos con espresion de su término y linderos
del cual se sacará j dará á cada indio una copia certifi-
cada de la partida que le corresponda para su resguardo
con espresion á todos de que no han de poder enagenar-
los, debiendo conservarse entre sus hijos y descendientes
hasta que por falta de estos se incorporen de nuevo en
la comunidad, para que puedan en adelante repartirse á
los que no los tengan, á diferenciado los ganados y demás
DEL PARAGUAY 215
bienes de que, á falta de heredero forzoso, podrán dis-
¡lí^mer libremente.
También deberán repartirse terrenos para el estable-
cimiento de luibit^iciones ó ranclios á los indios qne (*a-
nv.oande ellos: y en orden ái los colegios y sus niili«*ios,
denpues de «lestuinr habitaciones suñrjentcs para los curas
y empleados, podrá repartirse el resto de habitariones
éntrelos indios más benemóritos, 6 destinarse á los em-
picados en el rabudo por el año que lo estuviesen.
Habiendo de quedar los pueblos reatados á varias rar-
gafi en benefírio común de los indios, romo son ol sueldo
de al;;unos empleados, ol establorímiento de hos|)¡tal y
escuela, el ;»ocorro ríe viojos O inhábiles y el auxilio que
pueden ne«'esitar los iijilios on los primeros anos del
nuevo sistema; es indispensable también que se establezca
bienes de comunidad ca[»a<'os con su pro lu<'to de sufrir
este gravamen, a cuyo objeti> [luodon <lcs(inar^e h\^ jírin-
ripales estancias do los pueblos (pie no admiten rómoda
división, las caleras y hornos de ladrillo, algunos algodo-
nales, los yerbíilcs y montes de madera inmediali>s, y
otras fincas comunes a<*omodadas se;:un la< í-in-un>lan-
cias Ifícalesdo los pu*d)|os, á cuya <-t»nservacioii y trabajo
deberán destinarse todos Ids indios de cada comunidad
en alguna parte fiel año, repartiéndose esta carga con la
|ioHÍble igualilad, según sea más á propósito para laopor-
tuna labor, faena, corto y cose'hie:i los tórminosque lo
ha«vn los <lemas indios d»»lpcni, y los vecinos de |us lu-
garo'^ de l'^pafia^ron respi^rto ;i *.us |»r>»pios bione-* «'omu'
nos, sin perjuicio del tiemp«) que necesitan |»ara em-
plearl'» en sus poculiare-^ lab.irc^, y adaptando el gobierno
los mOflios |irudentr*s para qu«* noquelen alian«ionadas
las lia«'iendas de su propiedad.
Serta inútil el bcnet¡(*io de la hbertad y adqui*-icion de
bienes, *»i |i»** in^liits, p, ir me«lio del i'i»incr«'io Av su** frutus
no Iludieren \t;nder los ({ueles ««tibrc para adqnnir l<»que
les falta: |K>r lo mismo dcl>erá permitirse en Mi^^iones
216 GOBERNilNTES
»
la introducción de todo negociante español, para que faci-
litando la esporlacion de sus efectos puedan comprarlos
que les sean necesarios para su vestuario y demás atencio-
nes de su familia; estando el gobierno á la mira de que no
se introduzcan caldos y licores prohibidos por la ley, de
que los indios no sean defraudados en sus contratos, y de
que los españoles no se establezcan con fija permanencia
en los pueblos, como también los ya establecidos, á no
estar casados con naturales de ellos salgan inmediata-
mente, sin que les sirva de pretesto el tener tierras com-
pradas dentro de su término; pero así mismo deberá
cuidar el gobierno de que no falte en los Pueblos el nece-
sario abasto al menos de carne (puesto que ^ada familia
no podrá matar uñares diaria para su manutención), bien
sea por cuenta de las mismas comunidades, ó bien por la
de otros que lo faciliten. Como los indios en el nuevo
sistema hall de quedar exentos de los trabajos de comu-
nidad, y capaces de adquirir para su privativo dominio,
con sola la carga de cultiv ar los bienes que se destinen á
las atenciones comunes por el tiempo preciso para esta
faena, según parezca mas oportuno al gobernador ó sub-
delegados, son inútiles ya los empleos de administrador
general de esta capital, y administradores particulares de
los pueblos, cesando éstos en su ejercicio, en el dia en
que se publique la libertad general (en esta capital) y aquel
luego que se hayan vendido las fincas de esta capital, y
entregado los documentos respectivos á su administra-
ción, pero atendiendo á que, acostumbrados los indios á
trabajar bajo la dirección de aquéllos no estarán esper-
tos en los primeros años para la conservación de los bie-
nes comunes, recaudación de sus productos y oportunas
ventas é inversiones, convendria que el señor gobernador
elijiese entre dichos administradores los que sean mas
á propósito para desempeñar el cargo de mayordomo de
bienes de comunidad, qudando uno de ellos en cada sub-
delegacioii ó departamento, con el cargo de recorrer las
DEL PARAGUAY 217
estancias y tiernas fincas que se destinen á las atenriones
comunes, nombrar capataces indios asalari.idos que los
cuiden bajo su inspei'cion, dirigir en estarion o|)ortuna los
trabajos, vender su'* produrtus y enterar su importo en la
raja de comunidad, para que puedan invertirse en los
nece*¿arins cstableriniicntos, salario de empicados, socor-
ro de viejos ¿ ii. hábiles y dcmíis gastos útiles que pue-
den ocurrir en lienofirio de dieh«»s pueblos: siendo necc-
vario c|ue dichos mayordomos no disfruten salario fijo,
91 no que se les gratilique con un tanto por ciento sobre el
|»rodurto liquido <le diebos bi(?nes. con el fin <lc que, esti-
mulados por esto medio, propendan con el niayor osmero
al aumento progresivo de aquellos sobre cuyo producto
ha de librarse su subsisteneia.
r«in el linde consirvar en segura en^todia los intereses
comunes V losdcnnimentos de escrituras v recuerdos por
• • •
donde CMii*¿io el caudal y efi^rtos de rada pueblo, se esta-
ble<Tr:i en loilos una caja d«> tres llaves nomlirada do
comunidad, confiándose la primera al corregidor, la se-
gunde al al(*alde de primer voto y la tendera al mayordo-
mo del dej»artamentu respei*tivo, llevándose en cada una
do^ libros: el un») cu d«>nde ^easienten las lincas bienes y
derccbos de la comunidail, y el otro dttnde contengan
por menor la>« entratla^ y salidas con numeración dolos
días en que ^^e \ critican y divisinn de anos á que pertene-
cen, al cabo di? It>scuale*i deberá tomarse por el goberna-
dor «'i snbdeleirailo^ á iücIimn llaveros, y el mayonbimo
darla por **í'paradii d»* l»s i|i ina^ pnnto'* y cfi»i|o** ipie ba-
yaiieritraiÍoe:i "«n p<H|cr para ^n ev|M*ndi<i, rc^rriániitiso
en di'*ba*»i"aja< l«»s sofirann *•. que, iledncjilas i'argas y
j(aMo«» coinuni*s. rc^-^ultasen, basta que ctuí con(»ciniiento
d *l«**^ que hay, pnc'la e^^tablis-erse en el «li^tnto ile esta
audiencia. • aja «b» « «mi *••»'-, en l«í'*termin"< qne la hay es-
tabltS'ida en la «le t barcas. \ para 1*»^ tinc* qtic la*^ h'ves
lien«'n sefialaila*^.
El principal objeto, a que del>c desiinar^e el caudal
218 GOBERNANTES
de los bienes de comunidad, será el establecimiento de
hospital en la cabecera de cada departamento con las
camas proporcionadas al número de enfermos que se
regule pueden concurrir, y las medicinas necesarias á su
curación: á dicho hospital podrán destinarse dos enferme-
ros de los indios encargados hasta ahora en este ejerci-
cio, á quienes se auxilie con salario mensual correspon-
diente á su ocupación, bajo la inmediata dirección de un
médico cirujano, qne tenga ademas obligación de asistir
al pueblo á que sea llamado en los casos urgentes y en
enfermedades que no permitan la traslación de los en-
fermos at hospital, y lo mismo un practicante sangrador
que deberán uñó y otro disfrutar el sueldo que han goza-
do hasta ahora con un corto aumento, en razón de que ya
los pueblos no asistirán con alimentos á ningún empleado
y para que tenga efecto esta disposicien será conveniente
que V. E. pase nuevo oficio al Real Proto-Medicato para
que, tomando conocimiento délos facultativos, á quienes
enterados de sus sueldos, puedan acomodar este destino,
proponga los que considere mas proporcionados para las
cuatro subdelegaciones que se conservan actualmente en
el mando de V. E. y en el dominio de S. M.
El establecimiento de escuelas, ademas de estar preve-
nido en la real Cédula, es muy necesario no menos para
desterrar el idioma guaraní en aquellos naturales, tan per-
judicial ásu edutacion, que para promover su instrucción
y enseñanza en los principios de doctrina y en los rudimen-
tos de leer y escribir, necesarios para su manejo y civili-
zación. Si estas se establecen en todos los pueblss, y los
maestros han de dotarse completamente, en razón de que
no hay comunidad que les subministre, será demasiado
gravosa á los pueblos, cuyos bienes no podrán satisfacer
por entero esta carga, ademas de las que, á prorata, sufran
con los otros del respectivo departamento. ^Por lo mismo
seria conveniente ó que los tenientes de cura se hiciesen
cargo de esta ocupa^non, añadiéndose á su sínodo cien
DEL PARAOUAT SlO
pesoft anuales del fondo de comunidad en razón de ella, ó
que se adoptase el establecimiento do seminarios en las
c*abeceras de las subdcicíjacioiios, en los términos que
propuso el Ms«*al Protector en 2í< de enero de 1801, co-
mo resulta delespodiente que acompaña, entre cuyos me-
dios p^idra clejir V. E. el que considere mas acertado y
con\eniente.
l^s mu(*has deudas con <jue en ol dia se ven gravados
lospueblt»sy el modo de su satisfacciones el mayor 6
único inconveniente que ofrece la libertad de los indios do
Misiones, y que para salvarlo es necesario contarcon los
fondos proí'isos para su estincion. Sin embar;:o, como
los pueblos tienen on esta capital fincas de mucho valor,
y en Misiones no carecen de otros bienes muebles inapli-
cables á los particulares, pfídrAn clestinarse unos y otros
al pago de dichas deudas y cuando su valor no alcanzase
a cubrirlas. llevarAn (*on mas gusto \n< indios una modo-
rada anual c«»ntribui*¡on, suticientc para ir redimiendo esta
cni^a, que el que se demore por n)as tiempo su apetecida
libertad, á cuyo lin podrá mandar V. E. que la adminis-
tra«*ion general, con la brevedad posible, forme un estado
de las |¡ni*as qu<' en esta «-.'ipital ton::an los pueblos de Mi-
Mones, ron espre^ion de sus vajüres, prc^e lida tasación y
existencias que haya en dicha ailmini-^tracion, comlivi-
sion de los pueblos a que perlcno/.fan y asi mi*<mo otro de
lasdeu^ins activas j pasivas ydcmásderei'ho do que pue-
da contarlo, y que stM^piíla «úrcular átoilo^ l<)s pueblos
por rnedi'» tiel »*cfi«»r t:»b#'rnalor, pira qne i*ada uno f. ir-
me el suv'i frlalivo ,á diíli'í'i mIiji»Ii»s, **U'»pcn«lióndoso en-
tre tatito tod«) pa:;i»«|ue no si*a aMin^Mitano ód«* su<*l'li>do-
ven^'.'ido, «nn cuya vi»*ta pnip<>ndr.i el Fis.-al á \\ K. lo
qu** «••Mi*¿i.|i»r«' nia^ oportuno para la pronta satisfatiMon
de dit'ho«».
Como los bienes t\w' scilcslincn á la** ncc^arias aten-
ciones d<í la< «*omuni la Ic^ n«> poirán. \.*i\ |o^ prinuM'os
ticm|ios, contar con un pro^lucto suti^ionte para cubrirlas
220 GOBERNANTES
todas, se hace preciso que ademas del peso del tributo con
que deben contribuir los tributarios, contribuyan todos
desde la edad de diez y ocho años hasta la de sesenta,
con la carga de dos pesos anuales. El primero para la
subsistencia del hospital, medicinas, facultativos y damas
que han de asistir á la curación de los enfermos, y el otro
para pagar los cien pesos de mayor servicio que
satisface anualmente cada pueblo por vía de compensa-
ción del diezmo á consecuencia de la Real Cédula de 26
de agosto de 1748, invirtiéndose el sobrante en las demás
atenciones comunes, quedando sugetos |á esta contribu-
ción aun los que dentro de dicha edad están reservados
al real tributo, cuya carga, si se coteja con la que su-
fren hoy los indios, libertados por el Excmo. señor mar-
qués de Aviles, á prorata de las que les corresponde
entre los indios de comunidad para las atenciones univer-
sales, es demasiado benigna y suave y no pueden los
indios negarse á sufrirla, si se les hace conocer que se
invierten en su beneficio, y que los releva de otros mayo-
res gastos y urgencias.
Por lo que hace al nombramiento de curas de dichos
pueblos con la carga de mantener los tenientes necesarios
para la administraccion espiritual de aquellos fíeles, y
asignación de sínodo competente, la ordenanza de Mi-
siones aprobó el propuesto por el señor obispo de esta
diócesis de trescientos pesos para el cura y doscientos
cincuenta para el compañero, después de contribuir á
uno y otro el alimento necesario; pero habiendo parecido
posteriormente esccsiva se limitó á doscientos pesos á
cada uno atendiendo á que no tenian que destinar parte
alguna del sínodo para su sustento diario. En el dia en
que abolido el sistema de comunidad no puede ésta con-
tribuir con el alimento de sus curas, hay necesidad de la
nueva asignación que prescribe la Real Cédula, á cuyo
efecto podrá V. E. con copia de ella pasar el correspon-
diente oñcio á los ilustrlsimos señores obispos de esta dio-
DEL PAKA<,L*A% 2:.M
ccsis y del Paraguay para que informo:! tanto sobre dic'Iía
asifrnacion como sobro el nuevo sistema que haya dv os.
lablc^-ersccu c<ta |»artc ron oi)not*¡mientt) do las (*iri*un'^-
tanoias lo<*alos <lc aquel gobierno: (*omuni(*ani|o también
dicha real (!ódulaal señor gobernador del Paraguay, para
que, enterado de ^u ronte^^to, pueda es|iedir las di^po^^j-
cioiios necesarias á su cumplimiento, príni*¡palmente sobro
la inme<iiata ni(*orp(»racion de las cni*omiendas quo cxis«
ten en aquella provincia A la real (.*orona dando cuenta i\
ei»tasupcriorida>l de la*> resultas.
K-stas son las providencias que en el actual estado do las
cosas pi>flr.'i librar \\ K. en cumplimiento de la citada real
cé^iuia. ciimunicánilülas al syfior pilierna«lor de Misiones,
¡lara que, ron arreado á rilas, cstal»Ie/ra el nuevo sistema
de iilM.»rta»l de aqurilu-» pnt'!t|u>: ^\i\ |H-rjui'ii» d«* que en *il
|iri>cresi\o otadi*, ^cf;un l<>s fiiiiiM-imirniM^ que pueda
adquirir (Mir ia^ t*ir'un^tan<*ias l'K-alcs di*| di^tritü, i-o>tuin-
bp"^, in«*liijaiMii!i y inaiicjo roii qui* his iiatural«*< de<em-
|jeíiensu** pe<'nliai*c^oli|i;:acÍMiics, prt»pMn;:a á V, K. l«»das
las demás qiii' influyan .''i su utilidad y lMMiot¡i'i<» basta
que culi las nucva^ lu'*cs ijue facilite la tmleiian/a de Iii-
tcn*lent*»s qu«» ^c espera, y lo^ informe^ ritad»s pue.la
formarse una •• >mpleta ni**tru •••ion |»ar.i el ir ilMcrno v
manejí» de aqu"¡l »s pn*'bl<)<^. y dar^e eiiiMita i|e tn'lit á
S. M. |»ara -^u real apnibarinn Huen-K Airc^ 2¿ de febre-
ro de 1N04.
Vll.LoTA
Durante la au<e!n-ia «le \'ela/c.» en Humi •< Ain***. C'»n
moiivode la invasión iiule^iay en otra -i'a'^ii.i. qu** lai'<»n
de inleriiMi^ tloii M.iiiucMiUlierre/. en l>*n7, \ ¡in i;u**li-
qui'i riianiin. rn !S(r*.i.
!)••'• |i* liiie^ '|f jii'ii'. di' Hiii. i'iM i»| .-a»»!! I I .>! .|ih* ina^
|iripiameiite ;:.liiM!ia'M. pu«"*f| pn'^ti:;i'i.|e \'el.t/i-«t baiiia
pcnii lo lie un nio'lo •Musitlerable, pnnei|iaIinento dcM-
222 ' GOBERNANTES
pues de la catástrofe de Liniers y demás compañeros de
infortunio, con quien el gobernador estaba combinado
para unirse en Santa Fé.
La vida colonial, pues, termina con el gobernador Ve-
lazco, dejando tras si el cuadro de la mas grande mono-
tonía en el hogar doméstico, del mas supersticioso fana-
tismo en las creencias. hasta la estupidez y del mayor
desenfreno en las costumbres. Con las fiestas de iglesia
casi diarias, las devociones domésticas, la lectura de libros
místicos y los ejercicios espirituales que robaban todo el
tiempo que se requería para atender á las primeras nece-
sidades de la vida, alternaban las corridas de toros, las
riñas de gallos, el juego de ^envite, las partidas de caza,
las serenatas con guitarra, los bailes al aire libre y la in-
temperancia en los devaneos. En la época de Francia,
nada de esto existia. Los tiranos que se sucedieron á
aquella época no encontraron obstáculo alguno para do-
minar el país, harto esclavizado ya, tanto en lo temporal
como en lo religioso.
Instalada la junta gubernativa de Buenos Aires el 25 de
mayo de 1810, ésta comunicó el hecho á todas las provin-
cias que componian el vireinato, exigiéndoles sumisión
y obediencia. Con tal motivo, envió á la Asunción al
coronel paraguayo José Espinóla y Peña, para que,
prescindiendo del gobernador, se entendiese directamente
con el cabildo. El comisionado llegó á la Villa del Pilar,
cuyo vecindario convocó é hizo reconocer la junta de
Buenos Aires. En la Asunción practicó igual operación,
pero habiendo sabido Velazco la secreta instrucción que
llevaba de suplantarle en el gobierno, le mandó prender y
desterrar á Villa Concepción, de donde se fugó á esta
capital é informó á la junta gubernativa asegurando que
los paraguayos deseaban sacudir el yugo colonial y
DEL PARAGUAY 223
formar causa comuti con Buenos Aires. E^^plnola falleció
pocos días dos|iues.
Para no someterse á la junta de este capital y do acuer-
do ron el cabildo, Vclazco convocó A congreso A los veci-
nos de la capital y A los mas notables de la campaña y
%'illas |iara tratar sobre lo que convenia haror on esas cir-
cunstancias. La asamblea se reunió cl¿4de julio (1810)
presiilida i>or el gobernador y A nombre del cabildo re-
solvió rom|>er los vínculos de farternidad, amistad y co-
mercio que nnia A la provincia del Paraguay con la do
Buenos Aires, y reconoció y juró el supremo consejo do
Regencia^ representante <le Fernando Vil, suspendiendo
todo rcconiH'imiento de superioridad en la junta de Buenos
Aires lia'^ta la resolu<*íoii iW aquella autoridad que se
decia hab<T ron^ultado. |{«*so|vió de igual mo<lo la for
ma<*ion deunajunUide guerra para prepararse á la de-
fensa, con lo cual se disolvió la asamlilea, después do
dar al públi<*o un manifiesto.
l^junta de guerra determinó que el misuio gobernador
pasase A los pueblos de Misiones, para e>traer de ellos
lasannasqueen ellt)s haliia y armar hasta sei> mil hom-
bres que se intentaba levantar y acuartelar para resi<^tir
á los designios de la junta de Buenos Aires y evitar la
unión <i(* ambas pri)\¡ii(*i;is. Kl gobernador mandó en
seguida desocupar el colegio seminario pura cuartel gene-
ral; cerró el puerto ««urtand*» to«la correspomlencia y
relaciones c«»n -Buenos Aires; paraü/ó el tráticodol ro-
mcrcio: equipó y piMirci-hó al;:unos buques f|uc destinó á
guardar la boca dtrlri-» Paraguay, cubrir todt>s los pas.»s
del Paran A, con milicia^ que tenian orden de no permitir
la entrada y salida A nadie. Oi^puesto tt»d<ia^l para la
defensa, man'hó cs>*i)lta'lo i|o (MOn liunbres al Paraná,
habita rl punto de t*'i?i lejari i. dejan lo en su Uuar «mi
la Asunción al conniel ti*' milicia il«)n Pe<lro <iar(*ia,
comandante polnico y militar de la villa de &ui Pedro,
234 DEL PARJiaUAt
para que en su ausencia activase la preparación y acuar-
telamiento.
La junta de Buenos Aires dispuso entonces (agosto) el
envió de su vocal Belgrano con un cuerpo de tropas com-
puesto de setecientos hombres y con el grado de general
en gefe y el paraguayo don José Ildefonso Machain con
el de mayor general deesa diminuto ejército. En el
Cerrito, campamento de los po^Heños á dos leguas del
Paraguary, distante quince leguas de la Asunción, tuvo
lugar (el viernes 18 de enero de 1811) el primer ataque que,
como debia suponerse, fué adverso para Belgrano (1)
y el segundo en el paso del rio Tacuarí (9 de marzo) que
obtuvo igual resultado, viéndose obligados Machain y
su división á rendirse & discreción con las dos piezas de
artilleria y un carro de municiones. Belgrano entonces
consideró prudente pedir capitulación y retirarse con el
resto de su ejército (10 de marzo) á Candelaria, desde
donde se puso en correspondencia con Cabanas.
*
El gobernador Velazco despachó una espedicion militar
al mando del capitán don Jaime Ferrer, compuesta de
catorce buques, diez de ellos armados en guerra y todos
suficientemente tripulados. Este, desde abordo de su
capitana, dirigió, al teniente gobernador de Corrientes^
don Elias Galvan, y al cabildo, una intimación, para
que, en el término de dos horas, contestasen si se aliaban
y unian al Paraguay, -reconociendo al virey Elio y desli-
gándose de Buenos Aires, desconociendo la junta surgida
de la revolución del 25 do mayo de 1810. En la referida
(1) Se acaba do descubrir el original de un '^sermón en acción de gra-
cia por la victoria del ejército paraguayo el dia 11 de enero de 1811 en
los campos de Paraguari/ escrito de puño y letra del renombrado sacer-
dote paraguayo don Amancio González, que tomó parte en las contiendas
déla independencia paraguaya en el año 11.
La Nación de la Asunción promete darlo á conocer de sus lectorea.
1)EL I'AKAr.lAY 525
intimación, Fcrrcrdcria: — "Kiiel nMM'Cpto que, si dan
V. S.S. iu^'nrronsii uí)>i¡narit>n á <|U0 use de mis fuer-
zas para rodu(*irlos ú su dtdicr, y >i no >e apmveclian do
este último re«{UÍriniiento i|uo lia^'o. (*(»ndurido do los
prínci|iios dt* humanidad y descanso de que <e restaMezra
el anticuo urden y sjisir^n». e^^pfrinR'ntarán el mas seve-
ro castij:n y serán tratados conn» rel)eldes ..."
El rnhlldo de la riuilad de Corriente^ manife*^tó que,
ante la fuer/;i, no sc 0|»iinia á i|U(' la espedirion ocupase
la plnz«i.
En efecto, ti 17i!e al»ril ISll) las fucr/a< paragua-
yas dcscnd'ar'arrin por el puerto df La liifMidny oi-upa-
ron la ciudad sin la menor ilen)«i»*iraí inn de resisten-
cia; pue>to i|uenii lial»ia en e<i»^ inoMirnto^ una sola ar-
ma, ni un solo s«i|i|;ii|ii ütil para la d('f<Mi^a ilf la ciudad,
habiéndo^(> rcniiti'lo al ^Ti-ncral ItiI^M'ann tod<>s los ele-
mentii^ d*? ese ^^i-ni-ro.
Ual\an huyó pn-i-i|t¡t:idanH'nt»' •hjaiil-i toiuard^is úni-
cas |>«'qu«ria^ pie/a^ de t-afi^'n qUi- lialua en i*l puerto de
No oh^lant»-, íiíns'Ktn" rin':ir trapas rn ti Kiachut-lt»,
á la»* «'Uale^ ili^iiplinó y i^n la< qm* e;i s<-^'uida pu^o si-
tio :\ la ciu«lad.
por mas quf (.1 ijiM-tir S».nn!í''ra Iriya |irete!n!i lo jus-
tificar á l«'S para^Mjay«s halM-r ri*»*i^t!.|o al rji»r«Mto do
Buenos Airc.-^, nail:»-- i^'uora quf mientras 4»sta fiuilail
0)K:niha *»u rf\«'Iu« h»:i. I "• para::uaVf^ no mo^tral)an inn-
guna *«:mpaMa |><ir !a i-ac^a '!«* la ni ¡•[•«Midi-ni'ia. I.aad-
miiii^tra« :on ihl -j í «-i i :i'!>>i' \ f!;i/.-ii «la ÍMinirna y aun
paternal. Iiafiit mí •«•'■■; i-!»» »■' :ini'»r y la xiMirrarinn
del pu«'M'». A^l. " • \ 1" ni.ii :lt'*-»ai' i'-r í-mLi'* paiif^^nna
Súbita indr;:iia<-i<>ii. rna. «I • ^i' ^npM í^íu* |a junta de Mue-
D09 Airesc'MMaba u:i * i.» :po de t'jvP'it-i, hajo la*» urdenc;*
S26 GOBERNANTES
del general Belgrano, para reducir la provincia del Para-
guay ala obediencia, considerando la empresa de muy
fácil realización. El hecho es que los paraguayos pelea-
ron con denuedo, en defensa del gobierno.
No se da uno cuenta por qué abandonara Velazco pre-
cipitadamente el campo de batalla, él que en otras ocasio-
nes habia dado pruebas de valor. Es de suponerse que
cediera al deseo de prevenir la efusión de sangre, per-
suadido, como estaba, de que los independientes no po-
drían conservarse en el campo por mucho tiempo. De
cualquier modo que sea, este acontecimiento tuvo las mas
graves consecuencias; no previno el deplorable resultado
de la batalla y desacreditó al gobernador en el ánimo
de sus administrados.
El hecho es que los paraguayos obtyvieron una seña-
lada victoria, en cuya consecuencia, á Belgrano se conce-
dió una capitulación y salió de la provincia. Lo único
que se consiguió mas tarde fué el tratado de 12 de octubre
(1811).
Al retirarse, tuvo éste la habilidad de sembrar entre los
paraguayos algunas ideas de independencia y libertad ,
que no tardaron en germinar. La victoria de Paraguarí
habia inflado el orgullo de los criollos que se creyeron
todos héroes dignos de mandar. El recuerdo de algunas
vejaciones atribuidas al gobernador, y sobre todo, el
ejemplo contagioso de las provincias vecinas, produjo un
cambio tan rápido como completo en su espíritu. Asi
como fueron los últimos á operar su revolución, fueron los
primeros á llevar la rebelión, con toda franqueza, hasta
repudiarla autoridad de la dinastía española, cosa que
Buenos Aires no hizo, sino que invocaba el nombre de
Fernando VII y obraba en un sentido difícil de merecer
la aprobación de este mismo rey, en caso de solicitarla.
Los prisioneros tomados en Paraguarí fueron tratados
con arreglo al derecho de gentes, y los que recibieron
mal trato fué contra la voluntad de Velazco, de cuya bon-
227 BEL PARAGUAY
dad SO abusó al cstrcmo de |)crilertMda su iiiílucuria en
el fTcbicrno; sobrc|>oiiióiidosc cii to<h) el caI)¡ldo, cumpuo-í-
lo en su mayor parte de españoles. Al tiii se le li¡z«)
caer cu la red, obli;ráiidole á ciieal)C/ar la re^ulurjon
tendente á su propio derroraniiiMito, del lui^ino lUthlo
que en Buenos Aires se haliia prartii-ado rnw vi \irey
Clsoeros. Auno y <)tr(»se lo lii/o jn.u^'lr u:i pape! bien
ridiculo y ambos labraron >u ruina: era la revulur¡un<|uc
hacia su camino.
Esta, fuéeneabozada porel<*apitan Vi(*onti*Iturbe.l(»s te-
■ietites Montiel y Sarro, don 1«*uI;;imi«-¡o Yi';ri'<>*5, ri^o ha-
cendado y antiffuo militar, «pie habia dt* ronnirrir ron
doscientos lionil)res que t«'nia á sus nrdenes, y dim I*e-
dm Sometiera , teniente f^oliernailorde la provinría d* <do
M^7. Pero fonio Ye;:ro*< >«• Iiallaí>aau^eiiti' ile la Asun-
ción y temiendo que la revuhirion tV.i.-a>a^í\ SMnirll«»ra
contest**», á los «píele lialnan ronsnhaílo sMÍ»r«* linpií» nni-
Tenia liaeer, en vista d»» afpi'^lla «Mn«M';xe¡n'i.i: -.S'/í'ív hfin
de nhovrar ina'mími, //p'/vii/í'/v A.»;/: tlltjult'^ "^/'•//íyM#•#'^7a
noche dt^spurs flr la i¡iirt¡a h»*tii'K dr t'»iit'ir ri cftnrfrl."
En efe(*to. lanoi-ho del 1 i al IT» d** mayo itxil estall«'> la
revoluriuii apoderán«lo«»e los eim^piradnrr^ ijel cuartel y
com[»el¡endo A \*ela/t'o á dep'»;n»r la^^ rifiülasdel go-
bienio.
E! gobernador \'ela/co se había ^ra!:^t\'ido la simpatía
de tOílos los habitantes ijcl l*ara;:uav. iia«-iiinales v r>tran-
geros.Su «idministracion, tpi>' su.-eilicra ániía de la** peo-
res del n^^imen iMloniai. ^e ha^ia li<'«*h'i untar por ^n justi-
cia y lil>erali<iad. Kra un h»nihri*ih' «•^••fliuto pn'st»n«'ia,
de linda apaiit'nt ¡a v «h» m iii'Tas ii»r!i-»i»>. afaMes y
Atractivo. Dra u:ia •pi'-ji ::»"I'Mm¡ d»* «pi" t *{>*< ^w^ antci'c-
sorcsabusando ib'l ptn|'T. s»- j iin»pi« c.it-»:!. p-Ti» iin:n a '•o
dijo igual cosadla Xela/j'*. .\diMna^. era Ufi h<>mí»n* t|o
tiu altoii dote:) clásica.^ cuui j cient¡ti<*aá á los ujos de la
328 GOBERNANTES
gente de mejor educación, lo que le hacían un reproche al
charlatanismo y pretensiones de Francia.
Entre las víctimas que fueron presa de la estúpida tira-
nía de éste, se halló el desgraciado y venerable general
Velazco, quien estuvo al frente del gobierno, desde mayo
de 1806 hasta mayo de 1811.
Suplantada su autoridad por la junta, aun sus mismos
enemigos le respetaron hasta permitirle, sin ser molesta-
do, vivir donde se le antojara. Su modo de vida era sen-
cillo, frugal, retirado y sin ostentación. Todo su* atavío
era escrupulosamente aseado. Cuanto constituía su hu-
milde morada tenia un aire de limpieza y de arreglo que
manifestaba mas bien escasez que no hábito de elegancia
y de gusto. La poca vagilla que poseía, desparramada
sobre su mesa, no permitiendo mas que un huésped, se
mantenía siempre brillante. Su fiel criado Benito, que le
había traído consigo de España, le servia con reverente
atención, quien, mas que sirviente, era su ángel guardián.
Era sostenido con las voluntarías y honorables donacio-
nes de sus compatriotas los españoles, llenando sus nece-
sidades de un modo delicado.
Apesar de todo el respeto que por él tenía el pueblo
paraguayo, sus antiguos servicios, sus venerables canas,
su vida tranquila, ni su carácter amable, pudieron sal-
varle de la venganza de Francia. Tanto ól como su cria-
do fueron presos y metidos en la cárcel, donde se le dejó
abandonado, achacoso y sin alimento. Se le puso en
libertad cuando estaba próximo á separarse del mundo,
llevándole á la tumba sus anteriores padecimientos. Su
fiel criado sólo le sobrevivió un dia.
Lin. DON MANUEL GUTIÉRREZ, interino ó delegado,
enl807, durante la ausencia de Velazco en Buenos Aires,
cuando la invasión inglesa.
LIV. DON EUSTAQUIO GIANINI, interino en 1809.
LV. CORONEL PEDRO GARCÍA, comandante político
DEL PAIUOUAY 229
y militar ele In Villa fio San Pcdn», ¡ntoriiii), en 1810, du-
rante la auseiit-ia de \'cla/rn A ¡os puelíiosde Misiones
sobre el Parama, ¡«ara traer frente, rui) miitivo de la i«-
vasion del ejón'ito del general Hel;:ran<>.
REVOLUCIÓN DEL PARAGUAY <»)
Varios (ifiriales qne liabian >erv¡doen la ncrion de Ta-
cuar! y prestádo-^e gustos. i^ á iN)t»perar en la revolución,
se hallalian ¿i la sa/MH «mi la A-^un^Mon. Kl (*a|i¡tan don
Juan Pedro Cahallrn» \v> lial>ia prcvrnidn 4|uola señal de
alarma, para ri-unirso en el rnarlrl ^(Mieral do la pla/.a,
st'iii un ropontino O intonip>sl¡\<> rr|iiquc de 4*ampnnas
en I-i ratodra!. A la-^ di«v, uv\< ó inomw, do la norhe
delli do niayn do Ixll, hi/n dar la >orial prevenida y
soa\an/óol primero ron aliruiht^ poi-o< ¡nil¡vi«!nits do con-
fían/a A tomar ol ouarlrl y apodrrarso do la> arma^^ como
se \eritic''i sin \i>lonr¡:i y >in iipo^i(*i(»n alguna de la guar-
nición, ni do!ot¡ria¡d<»n Mauriti*» Jos<^ rrorho que la man-
daba. Posr^iiiiiado (J:il>a!l<Todol cuartal, v habiéndoselo
reuni'b» ya nui«'lia parto il**! pueblo quo so había ad-
herido á la roNoIurioM y «•frccldolt» su*^ serviiMos, se lo
s^^imetió toda la guarni<'i«>n. y fuó rocon<H¡dn comandante
del cuartel.
Kn e**te estado requirió r intimó al ^«tborna<lor Velazco
la co>a«'ion mi.*! mand<i do la pr«i\iniMa, ó que entre-
tanto >e «rlrliraM* mi i'nM;:n'vii nacii'nal que dotorminaso
y delibi-ra'^o la forma di' ¿.''iMirii" «pie lo pareciera n)as
Cíin\onii nt«' y ad.iptiliiL* á la-^ • inuii-^taní-ia»* m «pie so
hallaba la M^paÍM. I'.l ;;'ibnnadMr \'rla/*t» ri»nvoi'ó á
sus adicto^, y ^e iio::ó .i aiífdt'r :\ la pr» «puerta tle Caba-
llero; repitió r^[o ««.u n'i|U«rnnioiit'i pi'MpMiiirndo so lo
nombrarían d^»-* ««im^i-'Í'»^, «•••n qni«Mn's a« tua**e ol do^^pa-
d« U ubr« lio MuIm.
830 GOBERNANTES
/
cho de las causas y asuntos de gobierno hasta la celebra-
ción del congreso. Siguió el gobernador con su oposi-
cipn, permaneciendo inflexible toda esa noche á cuanto se
le proponia por el cuartel. Vanos fueron todos sus es-
fuerzos hasta que amaneció el dia 15, sin que el gober-
nador desistiese de su oposición, ni las tropas de su
empresa de usar de la fuerza; y ñrmes éstas en salir con
su intento, se presentaron en la plaza con dos piezas de
artillería, determinadas y resueltas á batir y derribar las
casas de gobierno.
Ed vista, pues, de esta disposición y firmeza de los
revolucionarios, accedió el gobernador á cuanto se le ha-
bia propuesto y exigido la noche anterior. En su conse-
cuencia, se nombraron los dos consocios.
LVI. JUNTA DE GOBIERNO PROVISORIO, compuesta
del general Velazco, presidente, doctor José Gaspar Ro-
dríguez de Francia y don Juan Valerio de Zevallos, vo-
cales, á nombre de Fernando Vil, entrando en función el
16 de mayo de 1811, y debiendo durar hasta la reunión de
una asamblea general ó congreso que determinase el ré-
gimen y la forma de la nueva administración.
Al dia siguiente (17 de mayo) publicó el general Velazco
el notable bando siguiente: "Habiendo convenido en pro-
ceder en el despacho asociado con el doctor José Gaspar
Francia y don Juan Valeriano Zevallos hasta tanto que se
establezca el régimen y forma de gobierno que deba per-
manecer y observarse en lo sucesivo, se da á saber al pú-
blico para su inteligencia en consocio con dichos adjun-
tos. Que sus miras é intenciones benéficas y pacificas
son dirigidas solamente á promover la mayor felicidad
de la provincia, y no ha tenido por causa y por objeto
entregar ó dejar esta provincia al mando, autoridad 6
disposición de la de Buenos Aires ni de otra alguna, y
mucho menos el sujetarla á ninguna potencia estraña; y
DEL PARAGUAY 231
que lodos los nominados muy «listantes do somojanlcs
ideas no han tenido ni tienen otra f|ue !a derontinn.'ir ron
todo esfucr/o haciendo los sarriti ios que sean posiMc^s
ú fin de sostcncry ronscrvar los fueros, hb» rtady digni-
dad de esta provincia. . . Que conformándose con
Buenos Aires no se teníh'ia otra mira sino hi defensa co-
mún bajo un sistema de mutua unión, amlst<id y confor-
midad; cuya base sea la igualdad de dercrhosü."
Lo primero que hi/o este nuev«) gi»liiorno fuó ordenar
se rct'ogic^cn lasarmas de fueg'i y blancas que existían
en poder del partido realista que se (oniponia de los es-
pañoles europeos y de algunos paraguay«)s, á tin de pre-
caber una contra-rcvolu«*iori p.ira reponer á Vela/co.
Apesarde esta providencia, hicieron tanil)ien que <Ie la
campaña Ixijase al;:una tr-jpa para resguardo y seguri-
dad de laciudatl, c-oino se V(»riti«'ara. Mandaron evaruir
la ciudad de Corrientes, que de «inlcn d«'I gobt-niatlir
Vela/co, la había o(*upadocl c<»nianilante del Pilar Jaime
Fcrrer, que era tanil»ien gefc de la fuerza lluvial, y se lo
separo A óste de todo mando en aquella frontera.
A los veinte V rÍM<n filas de la rcvi»UiiM«»n, hah¡«>iiiIose
tomado todas la^ proNÍden«ia^ i-unvi-nicntes :\ la seguri-
dad y tranquilidad interiory «r^terior ile la provinria, se lo
sus|iendió del mando y puertos en un lu::ar de seguridad
(9 de junio (i don Mernardo de Vela/i*o y á los capitu-
lares de aquel año, que eran cspafiMle^ lo«% mas, y fuenni
encerrados en el fuartel, quí'dandn Si iImh los dos conso-
cios.
LVII. IXXToK JOSK í; K I)K FKANCIA V don Juan
Valerian«»de Zi^vaii'W, dos-le i*l l>dt»jnni'» isi i)|i.irla se-
pararioii y prisión t|r \'ela/i'o. r.ni lajnris li<*i'ioii interina
hasta la p"*>olni*ion t|f| ro;ign*«>'> qn** fh-liia rennirM*.
A tin de s:iti*-faiíT alpñbü'it dt» IihI.i lo librado ha^la
ent'iiii'es, si» e-^pi.li » u'i banli» tirni:i<lo p.ir rl 'Comandante
j oficiales del cuartel general de la L'ni'm, diciendo á los
232 OOBERNAirrES
habitantes del Paraguay: que los depositarios de la autori-
dad en el detestable proyecto de someterla provincia á una
dominación estrangera, 6 valerse de sus fuerzas para sor-
prenderla con el simulado aparato de auxilio. Que la
aprximacion de tropas portugueses hacia los hmites de la
provincia, á saber, al norte, en los establecimientos de
Coimbra, y al este en el pueblo de San Boija, al mando
del capitán general de San Pedro. Que la venida del te-
niente de dragones don José de Abreu, enviado por dicho
general áesta ciudad (Asunción); la misteriosa reserva
con que se disfrazaba el verdadero objeto de su comisión.
Que después de la revolución se fueron notando y des-
cubriendo otros hechos tan circunstanciados que no ha-
cia dudable aquel concepto. Queapesar de estar ya cer-
rado el pliego de contestación á dicho general, Velazco
sólo manifestó á sus consocios del gobierno un brevísimo
y frivolo borrón que no condecia con los planes y demás
que contenia el oficio del general de San Pedro. Qne la
fuga del coronel Pedro Garcia, abandonando el mando
de la población que estaba á su cargo, después de haber
noticiado del suceso de la revolución, llevando su ruta á
dichos establecimientos portugueses del norte, era otro ac-
cidente que inducía mas que vehemente presunción. Pero
que lo que removía toda duda en el particular era la car-
ta interceptada por el gefe de las tropas paraguayas don
Blas José Rojas, escrita en la Bajada al propio Velazco^
por don Curios Genovés, enviado por él á Montevideo,
como era notorio. Que en esta carta encargó Genovés á
Velazco, que redoblase sus comunicaciones con los por-
tugueses: qne estos cubriesen inmediatamente la costa
oriental del Paraná; que los del norte cayesen también
sobre el Paraguay; que las fuerzas de mar paraguayas
cubriesen igualmente aquel punto; y que de este modo
teniendo la costa occidental, concluye diciendo Genovés á
Velazco somos los reyes de la America del Sur. etc., etc.
En el cuartel general de la Asunción del Paraguay, á 9 de
DEL PARAGUAY 233
junio iIclHll. — Fiíiíulo Po'Ip» Juan ('almlliM-o, Fulíroiu'io
Yr;rro<. Antiiiiin 'I\»iná< Yív::r«»s. .Maurií-i»» J.íS!» 'rn»rhc,
Juan Hauti^ia liivan»la. Mama^l Itiirbo, Kra<'¡st*o Antonio
Gonzale/, Jt»>c' J«iai|nni Le(»n, Mariaiiodcl Pilar Mullada,
Blas Domingo Franto, A^rustin Yt'^nis, IV«lro Alcántara
Kstiparrihia.
Instruida la |»nívinria tío los ;:ravo^ motivos que prece-
dieron O ininuKarnii á Uy^ <»ílriah»s, tri)pas y vecinos do la
«*a|»íial á la **«*|i:iratMnn y n-niMi-ion total ilcl gobernador
Velazi'o del man. lo absoluto de la pn»vinria, fué convoca-
do un i'oii;:rcsM ;:cniTaI por niedin de osfjuolas, para el 18
del mismo me^dejunin.
LVIII. Jl'NTA rifliKRNATIVA, nombrada el 22 de ju-
nio y compue«-ta «le U.*^ riura si::uicntc<: ;:cncral Ful^cn-
ri»i Yí'^nw. pn'<¡dtMitc, el «'««manlanti» d<»n Juan Pedro
Caballt n», í'l di-iMni* Jn-»'' íl;i-.p;ir K*«Mlri;;uf / de Fr;in<*ia, el
iire>ldl»P» ilMitiir Kia!n-i*-'t» Ja\¡»'r lt*»::arin v el doctor
Fernando de la M»»ra xofalf'^. v su^ fuiH iones dcbian du-
rar **iiiro ;iriii<.
Se iiiimbrn a<r^<T ;d dnri.»r <iri»u'«»nM de la (\*rda, se-
cretario á ilmi Maiiaio Lari'»-; 11 i!\:i.i y e»^ rib.iii'i publico
a don Jai'inlo Rui/.
A|>cnas intal.nla la junta, x» airitó la (*ut>stioii por un
númcrtMie eiijdadani»<. eiin\o<'adii al cferioiMí el |>alacio
dcf:obi»*rno *iobre ^¡ <*^t»^ Inbia di.* <fi::nr ni:ie:ii|.» |.|'í iles-
t¡n<»s d*.'l país á M.irn*»re .!»• l-\*rn:indo \'ll. Kl iliM-tor
Francia, euya Mpiíiiii!! deríili'la nw en ^^entiili» e-intrario,
6|itK* en el '•ai'Hi f|e a-'U-M*! «^ iii |.» m;'i-» a<'al-»ral» del
debate. nii-i;;i<*iiil<i'«.' a la nir^a v tomanilM aliento al la-
do de v.'iri'»** fijrifi"nanti< de i;'»bifrn'i, ^a-»'» un par do
pistolas rar;:a I !■* y la-» i'»¡.i'i delante tli» »•!, di<'icndo:
•Km 's *.on l'iH ar;:nmetit'i<^ .|Hi» Uai:;» e.inira la '*n[»rema-
cla de Fernán !•• \ II.
A tan anda/ < oMi" pr.ii'tii'o ;ir;:uinciitM. «.«n-. •*<*Tnp:!trii>-
ta.*>^c prunuiii'iaion abiertamente p^r la indcpL-ndoncia
234 GOBERNANTES
absoluta de la madre patria, siendo la primera declaración
categórica que se hiciera en la América del Sur, en con-'
tra posición de lo que se habia practicado en Buenos Aires,
en donde, á nombre de nuestro querido Fernando VII, se
derramaba la sangre de los que combatían en defensa del
mismo monarca.
En seguida decretó:
1? Que el Paraguay se gobernaría por si mismo sin la
intervención de Buenos Aires, proclamando por ese he-
cho la independencia paraguaya.
2? Que, sin embargo, conservaría buenas relaciones
con esa provincia, y que enviaría diputados al congreso
general.
39 Que los derechos de aduana se establecerían regular-
mente y que el monopolio del tabaco quedaría suprimido.
4? Que, en ningún caso, las leyes y resoluciones del
congreso argentino obligarían al Paraguay, sino después
de haber sido aprobadas por la asamblea general.
El 20 de julio (1811); la junta gubernativa del Paraguay
pasó un oficio á la de Buenos Aires justificando su re-
sistencia á las tropas de Belgrano, no habienco tenido otro
objeto que su natural defensa; y declarando que mientras
no se formase el congreso general, la provincia del Pa-
raguay se gobernaría por si misma, sin que la junta de
Buenos Aires pudiese disponer y ejercer jurisdicción
.sobre su forma de gobierno, régimen, administración, ni
otra causa afguna correspondiente á ella.
La junta de Buenos Aires envió sus representantes
plenipotenciarios cerca de la del Paraguay, con el objeto
de acordar las providencias convenientes á la unión de
ambas provincias y demás confederadas que formaban
antes el estinguido vireinato delRio de la Plata, como en
efecto envió á don Manuel Belgrane y á don Vicente
DBL PARAGUAY 835
Ana.^tasio Echevarría. Llegarlos é<^tos á la ciudad de
Corriciitcís avisaron de su arribo, pidiendo permiso, para
su entrada en el Paragay, á rumpür y Henar la misión
que llevaban.
La junta gubernativa contestó (O de setiembre) no
haber recibido contestKMon íi un oficio de 2() de julio, ya
citado, y ademas que mientras el gobierno de Buenos
Aires no reconociese espresa y formalmente la indepen-
dencia del Paraguay en los términos profmestos y acor*
<iados por dicha provincia, no era llegado el caso de
entrar oportunamente en tratado alguno relativo á la pro-
TÍncia del Paraguay, siendo su independencia la que de-
bía asentarse por preliminar de toda ulterior determi-
nación.
Francia intrigaba contra el gobierno de queól, si bien
aw^nte. seguía formando parte: recibia visitas secretas
de la may(»r parte de los print'ipalcs labradores y estan-
cieros: fumentaba las aspiraciones^ de ln>mbres que jamAs
habiaii soñado ni pretendían aji-an/ar el poder, mostrán-
doseman^oy conde«'ond¡ente con la cUí^q mas baja de
la sociedad, y altanero con la mas elevada. Su plan era
inspirar Á la gente del (*ampo el sentimiento que los que
irobemahan eran unos ignorantes ^in mérito alguno, 6
¡n»*¡nuAndolesque si él subia, ¡••uán diferente <eria! Les
hacia ver que el nbjcto de la r(*vi»lucíon había sido derrocar
la** pretí»n*íioiies aristocrática^ d»? la España, y entretanto
e^fls preton»*ioiif-s eran mas odiosas y sólo liabia un cam-
bio de porsinias iguales ó infcríuros.
¿Quiép es Yegros?— presiilíMiie'le la junta, decia Fran-
cia—Un gaucho igní>rante.
¿Quién es raUíileri»?— agregaba. — nada, y sin embargo,
los dos son generales ínveMídusde la suprema autoridad
288 OOBEBNANTfiS
Don Plácido Carísimo.
Id. Juan Bautista Carísimo.
Id. Bernardo de Haedo, alcalde de !«•. voto.
Id. Antonio Diaz y su dependiente.
Id. Emeterio Martinez, español.
Don Antonio Martinez Várela se libr6 de la misma pa-
na por no haberse dado con él hasta las tres de la tarde;
y concltafda esta operación fueron embarcados en el ber-
gantin de don Juan José Machain, fondeado en medio rio.
A mas de los anteriores fueron pasados por bajo d» 1^
horca, un sobrino del ajusticiado mayorquino, un catalán
y un gallego, los cuales, conducidos como los demás al
bergantin, al dia siguiente (30 de setiembre) fueron pues-
tos en libertad.
El predicador fray José Martinez, español, que predicó
el sermón del Patrocinio en la catedral, entró igualmente
preso en el bergantin el 18 de noviembre, saliendo de la
prisión al mes cabal.
A ninguno de los cometidos se le formó causa, y con
motivo que el bergantin no pudo salir por tener que ha-
cerlo reparar el dueño, se dispuso saliesen de él los presos
guardando arresto en sus casas (31 de diciembre), los que
después fueron sucesivamente puestos en libertad.
Con escepcion de Saá, todos tuvieron que dar un dona-
tivo para salir libres del destierro á Borbon, conmutándo-
seles con los siguientes destinos:
A Machain 2000 pesos, y desterrado á Villa Rica.
íturburu 2500 pesos, y desterrado á Iguamandiyü.
Capdevilla 3000 pesos, y á Curuguati.
Acosta 4000 pesos, y á Villa Rica.
León 1500 pesos, y al partido de Cumbarití, doce leguas
de la ciudad.
Acbard 1000 pesos, y á su estancia de Ibitiminl.
Fernandez 1000 pesos y á su estancia en Villa Real.
La revolución del 29 no pasó de ser una asonada sin
DEL PABAorAY 237
Los siguientes, presos y esrapados < lo parto do nocho.
Regidor don José Carísimo, español.
Id. Id Jos6 del Barrio id.
Alguacil mayor don Jt>só de Ar/a, id.
Capitán de artilleri;i don Antonio Z:ivala, id.
Alférez de id. don F. Guerrero, id.
Teniente de id. don Pascual de Urdapilleta, con prisio-
nes» español.
Don Manuel Fernandez y Goyri, paraguayo.
Id. Juan Antonio Marín, id.
Alférez urbano don José Lino de León y Zavala, id.
Salió el 13 de mar/.o de 1813.
Don Pedro Pablo de Zavala y Peña, id.
Cabo veterano N. Rodri¿;ue/.
Don Fraii«*is(*o Men(*liaoa.
A los p<M*osdias d«M'^la^ pri^^iono^, el día de San Mi-
guel, 29de scti**inl>re l-sil .•U.i'^ dy**.* a. in. salió dd ruar-
le! la compañía do :¿r:inadcros á la pla/.a, tnraiido rajas y
dando gritos ile ";Vivacl roy! ¡Viva nuo^tro p>lH3niad«»r!
¡Mueran los lra¡don?>!** (\»ri-aii lara<adti .i:ol)irrn«>, ron
bavoneta ralada rn a l«'nian <lr a>*otn''ttM\ «*oti rañones en
la puerta drl ruarlrl. apan*iilaiido ^ulílovarsr iSlr, re<|UÍo-
ren á lo«^ |in*>os tvi.-rpadoÑ para «pn* se rru*i¡i*raná ellos.
Dominada esta iiiMMKit'i n'vohii*íon. vilon partitla^ ti
prenderá los *.i|;nieiii«'s: —
Cal>o vrteran»» dr dra:;'»iifís Marlin Cornea, rriado do
Vela/t'o. el pulprro rala] III Martiti. t*l iiiayt»r>|UÍiio. K>-
tos dos ron ^"lorl ttTnnno di* uii'i hora. fiirp»n di^pnoliS
y aiustiriadi )^ y piMi lnMitr^^ ^u^ nirrpis dr una horra.
El receptor ilr al^-ahala^^ iIdii Jumí Oistóhal de Santi-
bañez, pres<» cmi la rárrt*!.
Fuenjii pa^ado'í p«»r liajodc la horra, l^^ **i^icnlos riu-
dadanos par.i^uavi)^:
Factor otiriai don S«»vi'r«» d«» O-^rari-;.
Le<*tor domtnirií fray N. Tahoada y Piedad.
Regidor don N. Eiit«:erria.
288 OOBEBNAKTeS
Don Plácido Carísimo.
Id. Juan Bautista Carísimo.
Id. Bernardo de Haedo, alcalde de !«•. voto.
Id. Antonio Diaz y su dependiente.
Id. Emeterio Martínez, español.
Don Antonio Martínez Várela se libró de la misma pa-
na por no haberse dado con él hasta las tres de la tarde;
y concfdída esta operación fueron embarcados en el ber-
gantín de don Juan José Machain, fondeado en medio rio.
A mas de los anteriores fueron pasados por bajo á^ kt
horca, un sobrino del ajusticiado mayorquino, un catalán
y un gallego, los cuales, conducidos como los demás al
bergantín, al día siguiente (30 de setiembre) fueron pues-
tos en libertad.
El predicador fray José Martínez, español, que predicó
el sermón del Patrocinio en la catedral, entró igualmente
preso en el bergantín el 18 de noviembre, saliendo de la
prisión al mes cabal.
A ninguno de los cometidos se le formó causa, y con
motivo que el bergantín no pudo salir por tener que ha-
cerlo reparar el dueño, se dispuso saliesen de él los presos
guardando arresto en sus casas (31 de diciembre), los que
después fueron sucesivamente puestos en libertad.
Con escepcion de Saá, todos tuvieron que dar un dona-
tivo para salir libres del destierro á Borbon, conmutándo-
seles con los siguientes destinos:
A Machain 2000 pesos, y desterrado á Villa Rica.
Iturburu 2500 pesos, y desterrado á Iguamandiyú.
Capdevilla 3000 pesos, y á Curuguati.
Acosta 4000 pesos, y á Villa Rica.
León 1500 pesos, y al parüdo de Cumbarití, doce leguas
de la ciudad.
Acbard 1000 pesos, y á su estancia de Ibitíminl.
Fernandez 1000 pesos y á su estancia en Villa Real.
«
« «
La revolución del 29 no pasó de ser una asonada sin
DEL PARAGUAY 239
conMcuencia alguna, y la ejecución de los mencionados
individuos, fué un acto bárbaro. Francia que fíngia ig-
norar todo, corro presuroso, pues, como se dijo, se hallaba
separado de la junta, y consigue se sobresea en la eje-
cución de los demás presos, cuya causa se seguia, con-
mutándoseles la pena, la que, con el tiempo quedó reduci-
da á simple detención limitada.
Damos á continuación una breve y sucinta relación de
los sucesos memorables que tuvieron lugarcn la Asunción
desde el dia 14 de mayo do 1H12.
A las nueve déla mañana del 14 de mayo (1812), se
mnunció al público un bando solemne, con música mi-
litar» que se estrenó en este arto, siendo la función del
dia siguiente en memoria de la revolución del ano 1811;
onlenando asistiese IimIo el ve<Mn(lariü, A la misa, Te-Deum
y besamanos, C4)n iluminarion do las calles, sopeña de
cuatn) |»esos de multa. El mismo dia por la mañana, la
junta intimi'x'inlende i*<)iil¡iiacioii fuera de la provincia,
dentro de iciven» dia, al cura virariode Villa Kcal v su
lenicntc |M)r halxMse manifestado adi<:tos, se;:un se decia,
ala causa del ¡lartido porteño.
Después do orarioncs liubo salvado arlilloria, habién-
dose enarbolado el |)abellon irit*olor. ron musirá en la
plaza, iluminación en las callos, disparo do un ranona/o
cada media hora tola la no*lio hasta salir el sol del
dia 15.
En este Á la hora acostumbrada |)ontiti>*ó el obi^^po con
fodasiolemnidad, prodii-amlo el doctor Viana. siendo el
asunto que ".San Isidro (.1 «luion juraron los militaros pa-
trón do su cuartel ^onoral; por su |»rosonc¡a o:i Kspafia,
las atriK-idados do los francotes, efecto do la divina Provi-
dencia, eligiendo al Paraguay para prestarle su protec-
ción en cambio de Madrid."
m
OOliERNANTES
El presidente de la junta prestó por los oficiales, el ju-
ramentoy voto del patronato, dicho ante el obispo.
La concurrencia del vecindario fué numerosísima en el
templo y besamanos. Se cantó el Te-Deum, y en obse-
quio de esta celebridad la junta mandó poner en libertad
del arresto á Celpa y algunos delincuentes de la cárcel
pública.
En conmemoración del dia, el comandante del cuartel y
los oficiales pidieron al gobierno la restitución del vocal
Francia, suponiéndolo preso, y se les contestó que resol-
vería, en virtud de no haber sido espulso.
Al salir el cabildo para la función, el escribano de go-
bierno notificó al regidor Aresti orden de destierro al fuer-
te Apa, por haberse manifestado contra el proceder de la
junta, y por súplica de los alcaldes se le conmutó su confi-
nación á su estancia .
A prima noche hubo baile en la casa de gobierno con
asistencia de muchos españoles europeos.
Como la situación del rey Fernando afligia mucho & la
junta de gobierno del Parcguay, promulgó ésta á las
nueve de la mañana del dia 21 del mismo mes (mayo de
1811) bando muy solemne con música en que se man -
daba que para los dias 19, 20 y 30 del siguiente mes (junio)
se preparase todo vecino estante y habitante de la capital
con caballos y ijaeces á proporción de sus facultades, so
pena de ser tenido por infidente y sospechoso^ para acom-
pañar al Real Estandarte del señor desdichado Fernando
vn, convocando para lo mismo á los correos de todos los
pueblos de Misiones y provincia, á un justicia ó regidor de
cada villa. Y al salir el sol del dia 30 (mayo), se enarboló
el pabellón tricolor, con salva menor de artillería, que se
repitió á la tarde en su descenso, en obsequio del referido
rey Fernando habiendo obtenido del gobierno el capellán de
cuartel general licencia, para que los presos de estado se
comunicasen en celebración de dicho Fernando vii, hasta
el momento en que el comandante prohibiera su continua-
DEL PARAGUAY 241
don. La concurrencia de visitantes fuó tan numerosa, co-
no era natural» desde que los presos lo eran de igual mo«
do, que el cuartel se volvió un templo donde se gana ju-
bileo de UUU's quotiesj con general regoi-ijo de la (Mudad.
El 19dejunio <1S12) por la mañana, se publiri) nuevo
bando onlenando que los dcs<*ontentos ron el go(;iernode
la junta saliesen de la |>rovin«*ia on el tórmino de quince
días, con la«'onfliriori de qu<' serian anxiliados por el mis-
mo gobierno hasta fuora do su jurisdÍ4TÍi>ii, y si pasado
este término alguno atentare contra (*l hahia de ser (*asti-
gado. Al medio dia se (Miarlxiló el lira! KstnndarU* con
cintas tricolor. Iiariéntlose el pasoo á la tarde con murlia
solemnidad, ron sesenta indios montador y ac^ompafiados
délos corrogidt^rcsdc li»s puoMos y rorpitrariniicsy algu-
nos Tetónos, hasta un punto qu<* si' adornó prevontiva-
mcnto con geri»glttiriís ilo árhol di» la liht*rlad y demostra-
ciones de rogíH'ijo que en <'i>nlorno Iiícílt-mi los vocales
de la junta. Porla n<H*he hul)o bailo en ol i\'iSildo, orga-
nistas de música por los callos, ilumiiia'Mttiies en tenias
las ca.sas de los griMuios de artesanos. K>to no impidió
oue esa misma noi*lie, mandara la junta prender, eouio
se hizo, á don F. Iteealde, p<ir aporteñailo. Al dia si-
guiente (2i)), se repitió el |>a'ieo por Santi» Domingo ««on
igual solemnidad. eoni*urnend«) mu ha gt*nte a la catedral
en la quepontiUró el ohispo, |>redieaiid<» eldortor Riverí>s
sobre los dos puntos siguiente^: lúdelas obligaeiones del
gobierno para nm |)i->s, la reh;:ií»n y la patria. S" de las
del pueblo I lara eon olgohiern*), diriendo al roneluir un
discurso im|>ortante eontra h^s votos de algiuio^ intlivl-
dúos de las eórtes sóbrelos artl>Milos i|o i:;ualdad entre
europeos y americanos. A la no.'h*» si» n»pre<entó por
prvneram, a injf**tro i*ont)i*¡init*iitt>, la romelia "Mas
▼ale tarde que nun«*a."
Apr«>vc*"han h» la **«»lemnii|a'l d« i a«t», »I rori»;n | ,on
algunos otii'ialcH pidier<Mi la lilH.*rtad d«* l>)s pre*^o< j do
Ilurbe, mas la junta mandó en contcstariun que se les
242 GOBERNANTES
pusiese prisiones de nuevo. En los dos dias siguientes
hubo juego de sortija y J3or la noche baile y repetición de
la comedia.
Al salir el sol del dia 15 de agosto (1812) se hizo salva
deartillería enarbolándose el pabellón tricolor, pero al
comenzar la misa mayor la junta mandóarriar éste, sus-
tituyéndolo otro también tricolor aunque con listón ancho
blanco en medio, colorado, angosto arriba y azul abajo,
con las armas de la ciudad por un lado, y las del rey en
el blanco. Al alzar y terminarla misa, se hizo fuego de
artillería.
Por auto que la junta proveyera (26 de setiembre) pro-
nunció ésta sentencia revocatoria por contrario imperio,
para que los presos hiciesen su defensa en treinta dias
con todos cargos y ser condenados por trance del asunto
relevándoles de la pena capital y perdimiento de bienes en
multa de 30,000 pesos para una muralla á prorata, como
sigue; Acosta 8,000 pesos, Capdevilla 6,000, Iturburu
5,000, Machain 4,000, León 3,000, Achard 2,000, Fernan-
dez 2,000, y mientras durase la obra, destierro á Borbon,
y Saá por ocho años, y, después deconclusa, espatriacion
con sus familias todo?. A Centurión tres años de alcaidía
sin sueldo, con cargo de pedir limosna con los presos dia-
riamente: dándoseles seis dias de plazo para que deliberen
sobre su conformidad, y en caso contrario se seguiría la
causa. Los antecedentes que espresa la sentencia son
vehementes conjeturas, unas, cortas sospechas, y otras,
pruebas de menor congruencia, por denuncia del capitán
de artillería don Francisco Laguardia, teniente don Pedro
Alcántara Estigarribia y el soldado Luis Cabrera, quie-
nes presentaron á la junta cuatro mil y tantos pesos, ha«
biéndoles dado los presos, según autos á que se refieren
ia denuncia 11,000 pesos, para que solicitasen de la junta
ja apertura del puerto entonces precluso (desde 26 de se-
tiembre), á que se refiérela confesión llana délos presos:
se les declara proditores por haber querido atentar, según
DEL PARAGUAY 243
la sentencia, contra las inviolables y sacrosantas perso-
nas del gobierno, cuya deposición, diré la misma senten-
cia, pretendian tratando de reponer al f^obcrnador Ve-
lazcocon dos socios, don José Antonio <lc Zavala ydon
Juan Benito Achard. Esta sentencia comprendía ocho
fojas.
Los presos á su vez, no purliendo hacer otra cosa
presentaron un memorial, llevado por el mismo obispo ala
junta ,1^ deoctubre) todos sujetáñ'loso completamente A lo
dispuesto en la sentencia, suplK'andolapcrmutadel destier-
ro á Borbon en otros destinos, A saber, Fernandez, á sues-
tancia, Achard, á la suya en Ibitimi, Iturburu, álguaman-
diyú, Machain, ii Villa Iteal, Acosta A Villa Itira, Ca[)de-
TÍlla, & Curuguati, León, dentro de la capital. Sá:i se ofre-
cía de sobrestante de la olira de la muralla, asignando
todos los poderosos motivos de .su suplica.
En obsequio de la verlad, es ncí'csario confesar que
Francia se halló ausente delcuerpo durante lamayorparto
del tiempo A que se refieren los sucesos memorables que
mt acaban de relat«'ir, hasta el Kidenoviembro 1 1S13 ^^\u: se
¡ncoqM>rani A la junta, A fuer/adiM'uc;;i»s y súplicas de
nus compañeros, habiendo sido feliritado (el IS por todo
el cabildo en cuer|)o.
A los pocos diasde la reincorporai*ion de Francia se pre-
sentó (20 de noviembre de isi¿ lamu;:cr del alférez don
F. Guerrero, que fué preso el 2.1 de sciieml>re ile isil, pa-
ra que se aliviase las prisiones A su o*<^poso. mandan-
do aquél ponerle en h^iertad plena. La señora doña
Clara de Macliain y di>ña potrona lie /avala se presenta-
ron (21 de noviembre) solit*iUindt>cl despa«*ho de un es-
críto suplicatorio de los ¡trenos, las males fuentn de^pcfli-
das con mu^-ho consuel«» de Francia, quien. tn*sdias des-
pués,mand6 poner en libertad A los rompañerosdeCiuor-
rero, don José (Jn^^tobal de Saniihañi*/. y don Jost^ Gome/.
Eu contra|>osic¡on decsti»^ la junta mandó (3 de diricmhre)
embargar cuatro buques |iara armarlos en guerra.
244 GOBEBKAKTBS
•
La noche del 26 de diciembre hubo una farsa digna dé
referirse por ser tan original como graciosa; el «caso
fué como sigue. Se anunció el casamiento del coman-»
dante don Antonio Tomás Yegros, con una hija de Sperati ■
hermana de la muger del presidente de la junta. Propá-
gase esta noticia con motivo de que dicho Yegros hizo
disponer para aquella noche un gran aparato como para
baile, haciendo convidar á las señoras de la ciudad, en c^
lebrficion de un casamiento enigmático. Al anochecer se
iluminó toda la casa de los Yegros, disponiéndose un
grato refresco: habia dos orquestas: concurrió mucho
pueblo. Llegan las señoras, oficialidad y todos en es-
pectacion, al ver todo un hombre ocupado en mil tonteras
y ridiculeces, hacer la irrisión de los concurrentes sin pro-
cederse á ningún acto formal. Todos se preguntaban
¿Quién es la novia? ¿Cuándo se baila? En efecto, la asis-
tencia del presidente de la junta y cura párroco doctor
Quintana hacia creei^aquella voz; pero nada hubo; fueron
retirándose poco á poco los concurrentes burlados y sa-
tisfechos de la locura del comandante. La música ania-
necio y continuó todo el dia siguiente y subsiguiente hasta
el 29 en que se repitió la misma pantomima.
Las violentas é inicuas medidas que carecterizaban la
primera elevación de Francia al poder no deben atribuirse
á él solo; sino á la debilidad, timidez é ignorancia de la
junta, que cometiera el crimen de permitir que un espíritu
tan sombrío y malvado como el de aquél llegara á con-
seguir la autoridad absoluta. Cuando él entró á formar
parte de ella, sus consejos, aunque él lo pretendiera no
eran decisivos, habiendo tenido fuertes reyertas con sus
compañeros porque no le dejaban seguir sus caprichos.
Si no se deshizo de ellos entonces fué por no considerarse
aún bastante fuerte para llevarlo' á cabo. Ellos á su vez
DEL PARAGUAY 245
in impotentes para librarse á sí mismos val pais de s
nejante monstruo.
Disgustado de verse asi contrarindo por sus colegas,
preñríó dejarlos solos, retirándose ól A su(|uinta enlbirai*
En su lupar. cnlrftdon (Ireporio do la Cerda, romose-
cretirio, ú como se titulaba, asesor de la junta, para com-
pletar el número de lu (*<»r[)orarion (|uc liabia organizado
SomcUera. Fijóse la alcncinn en este personaje |W)r. su
¡m(>ortancia en muchos sentidlos. Kra amabloy muy ser-
vicial y, afectando sabiduría, se hacía accesible para to-
dos. Tenia una palabra suave para todo el que pedia y
era cum|)Iímentero para toda cara bonita, y con tan poca
malicia, que á ia ve/, que conservaba buena relación con
todos l*is padres de las familias mas rcspetaliles, las ma-
dres le liacian pa<lrinu de su"^ hij<><. De modo que venia á
ser |»adrino general, y ''midm eran MUincro>as la*^ rnatlri-
ñas, llegó A tener una cla^^e tic parente/co con casi ludas
las mejores familias de la capital.
Adcmas,su intlucn«'ía entre el puoWo era grande, como
grande era la «•''»l«'ra «le Francia al vcrcpif nim había sido
llarqado para orup.ir el lugar •(uc el ilejaha vacante, en la
casi seguridad de que la junta n«» encontraría reem-
plazante.
(Mro de lo^ jirimero^ actos de Francia al reincorporarse á
la junta fuó mandar preiplcr á La ('«Tila. do«Tela:ido su
destierro fuera dfl paí^ cu flpla/«)íle ofhn días, porque,
como i'i mi^^ino dij't.i li.ifjrrtNMn .-i i|uieM entóni'es trataba
con familiandail y coii!¡an/a:"\J|' parc«e con\enientc ale-
jarle. por«iu«Mu\ o i| dí'^ai'», al <alir y«i ilel ::i)bieniii. de
tomarla asesoría sabitMiíb» tpn» vm !•» ah'»rrciia y «Icspre-
cialxi.*' Su> 4*nlega** no se atrevían a hatM'rh' •»p«i>irion,
pon{uo sabían bic:i qu«' los militares cataban i*<»rrompi*
dos j que lo»- gi»feN »*e halla!taii lisli>s para cjci'utar cual-
quiera óplen del asesor.
En efecto Francia era ya absolut«^, aunciuo no se sen-
246 OOBEBltANTES
tia aún seguro en su posición temiendo que algunas me-
didas suyas demasiado arbitrarias produjeran una reao
cion contra él. Ya estaban forjadas las cadenas para el
pueblo, sólo faltaba fijárselas para que no pudieran mo-
verse.
Para efectuar esto, adoptó el medio de convocar un con-
greso, que por medio de la intriga y de las amenazas san-
cionase el suicidio de la libertad individual. Francia di6
sus instrucciones para que los ciudadanos de los diferen-
tes departamentos enviasen diputados al congreso, á fin
de que decidiesen sobre el importante punto del envió de
diputados á la asamblea general constituyente en Buenos
Aires.
Habia llegado (20 de mayo de 1813) á la Asunción don
Nicolás Herrera, enviado de ésta cerca de aquel gobierno,
habiendo sido recibido en la Recoleta por el capitán don
Martin Fleitas y el alférez don M. Molas.^ La junta 6 sea
Francia, acordó el envío délos diputados á dicha asamblea,
según comunicaba Herrera á la junta de Buenos Aires, en
junio del mismo año. Lo cierto es que éste, muy luego
se apercibió que era tenido por huésped de mal agüero,
vigilado y siguiéndosele los pasos. Hasta circulaban
rumores de peligro sobre su persona, no pudiendo conse-
guir una entrevista con ningún miembro de la junta, en
mas de una semana. El acuerdo de la junta, á que se
refiere Herrera debe haber sido una estratagema de Fran-
cia para salir del paso.
El hecho es que los tales diputados jamás salieron del
Paraguay, en cumplimiefito del referido acuerdo, si bien
el gobierno de Buenos Aires abrigaba la esperanza de
que aquella junta obraba de buena fé, cuando en vista de la
simpatía que mostraba por la causa de Buenos Aires, que
era la de las Provincias Unidas del Rio de la Plata,
anunciando (15 de marzo) al pueblo de la Asunción, con
repiques generales y salva de artillería, la noticia de la
victoria de Salta por el general Belgrano, con iluminacio-
DEL PARAGUAY 247
nes en algunas casas do la ciudad y música costeada por
lo» patriotas.
Poco después do la brusca des|)C<Jida d(*l enviado de
Buenos Aires, Herrera, por el gobierno del Paraguay, como
un acto de retribución por su mala acogida y rechazo de
sus propuestas de alianza, el gobierno argentino impuso
fuertes derechos á todos los productos ¡laraguayo^. En
Taño se hizo presente ruftii im|)olfti<*a era esa medida,
Buenos Aires siguió prestando oidos sordos; y liabiendo
escrito don Guillermo Koberson A ese rcperto una carta á
su amigo Herrera, nK*ibió(leóste la (rontcstarion siguiente:
•Los nuevos derechos, (onredo, son fuertes; pero,
créame usted, las rinunstant^ias lo exigen de un modo
imperioso. Si el congreso «leí Paraguay del 1" de octu-
bre hubiera comprendido mejor susintcrese^ liabria evi-
tado la imposición de tan fuertes d«MVi|iis. Pero cada
uno comprende mejor sus|ip»|»i*)s ncg«M-ios.
*Habia una vt^z en Buenos Aires permítame mntar ¿i
usted una breve ann-dota , un rapitan Hanti, célebre por
su chispa y jocusitlad. ( )«*upaba el primer piso de una (*:Lsa
cuyos cuartos bajos al<|uilaba un rico /apateri», rpie tenia
una tienda magnltira. «
Bañil observó que los ol¡i'ialcs,«-oii el linde vejarle y
fierturbarle álahora de la siesta, cantalianá gritos hacien-
do con sus martillos un ruido infernal, ('andado de e^ta
molestia, un flia b;ijóála minina li^ra de la síe^ta^ycon
la mayor politÍ4*a su|tli<*ó al patrón y pO'Mie< It» hiciesen el
servicio de no mostrarle tan eelii^'»s en la pro^^ecucion do
sutrabajoy diversión en un in«Mnentoeii rpitr toí|t>-i de-mea-
ban desr;iii*4;ir. Perolos /,&p itero^ i-o;:t sMrm: íi^tr nvla
uno tcnialihertad dr Airrr rn su m^n In /;/#<• v#» /#*v unto^
Banfi no dijo una palabra; poro al )Íia s!i:ui«^rite. mandó
|»re|>antrun gran lacho dea;:uah¡rvii?n !•», y ivi el momen-
to de la siesi i se puso á re^.ir el piso d»? -^u p:e/ 1. Kl agua
penetro, como era con*«iguiente, por entre la:» junturas
248 GOBERNANTES
de las tablas y cayendo en la cabeza de los bulliciosos zapar
teros, á unos los escaldó, empapando á otros; de modo
que, saliendo á la calle, se pusieron á dar^ fuertes gritos
contra el ultraje, amenazando al capitán con hacerle com-
parecer ante el gobernador.
""Baníi, que desde su balcón, esperaba el resultado, les
contestó con provocante compostura:" Bien, amigos mios,
háganlo; y yo contestaré al gobernador "que cada tino
tenia libertad de hacer en su casa lo que ' se le enUh'
jara.''
Nicolás de Herrerc^
» * ■ •
Las credenciales del gobierno de Buenos Aires son de
fecha 4 de marzo. Herrera llegó á la Asunción el 30 de ma-
yo, y sin embargo hasta el 19 de octubre no pudo tener
contestación de la resolución del congreso sobre el no
envío de lo3 diputados al congreso, según se verá por los
documentos que siguen:
El gobierno de Buenos Aires al del Paraguay.
Con el objeto de estrecharlos vínculos de amistad y de
alianza entre esta provincia ^ y ía del Paraguay, y tam-
bién para manifestar la buena fé y la liberalidad de este
gobierno y colocar sobre bases seguras la felicidad pública
así como el interés mutuo de ambos territorios, este go-
bierno ha acreditado á don Nicolás Herrera cerca del
gobierno del Paraguay, mediante las amplias facultades
que se le dan y esperamos que á su llegada á la Asunción,
será considerado por V. S. como tal y tratado con las dis-
tinciones, la confianza y los miramientos que reclama el ti-
tulo de que va investido.
Dios guarde á V. S. muchos años.
Buenos Aires, á 6 de marzo de 1813. •
Firmado — Nicolás Rodrigues Peña— José Ju-
Han Pérez — Antonio A . de Font— Juan Manuel
de Luca^ secretario interino de gobierno.
DBL PAKAQCAT S40
KOTA DB DON NICOLÁS DE IIRRRKRA Á LOS CÓNSULES DBL
l'AKAGUAY
Esceleiitlsimos señores.
Notenioiido ningún díx-umenlo ofinal r|ue me haga co-
nocer la dcterminarion de esta pr«)vinfia re-^iH'rto del envío
de diputados A In asaniblea general (Constituyente, lo que
era el objeto prin(*i|ial do mi venida al Para;;uay, es|)ero de
la bondad do VV. KE. so dignen rciniunno copia en
forma. 6 instruirme oficialmente de las resoluciones to-
madas |)or el gobierno de \'V. EK. út fín de que pueda
hacer constar do un modo autóntico el resultado do mi
comisión »1 esc respecto.
Espero también que V.V. E.E. me concedan una audien-
cia, á fin do tratar del estado délos territorios i Rueños
Aires y el Paraguay- en sus relaciones p:)llticas y comer-
ciales, y también para hacer la e^ti|)nlac¡on de unaalian-
2a establecida subre bases se;j:uns, y tinalinonte para ha-
cer á VV. EE. las demás comunicaciones de que estoy
encargado, etc., etc.
Niroi.As (iK IIhkkkka.
Asunción del l*ara;:uay. ¿\ ITi de (m tubre do 1><13.
RRSflESTA líK LOS fY)NSll.Es A DON NiiolAs DE HkIIRKKA
Con re*ipo<*to á la 4*oinu:rh*a<*i<»ii quo habéis tenido &
bien hn<er cnntMor á e^te ::tibicrno, »|c>i!o vuestra ll«*;:ada,
la\olunL'id del suprrmo coiif^re^o déla |)rovint*¡a es no
enviar, por el momento, dipntatios :\ la asamble.i que se
ha formado en IUkmioh Aires. Kn cnanto :\ los demás
puntos que indica nuestra nota del i."i del corriente. |mk1cís
esta mañana, ¿i las once, si lo ju/gais conveniente, presen*
Uros A la audiencia de este gobierno, |»ara tratar de todo
250 GOBERNANTBS
lo que juzguéis relativo á la comisión de que estáis en-
¿argado.
Asunción 19 de octubre de 1813.
Doctor José Gaspar de Francia — Fulgencio
Yegros, cónsules de la República— S^ftafíion
Antonio Martínez Saenz^ secretario.
Los CÓNSULES Á Nicolás de Herrera
que se había considerado atentamente todo loque
él había espuesto verbalmente con respecto á la presta-
ción de socorros contra los enemigos de la causa general
de la América; que el gobierno desearía concertar una
cooperación activa y eficaz; pero que en el estado actual
de cosas, no jujgaba conveniente tomar medidas estraor-
dinarias, asi como seria necesario hacer para que el Para-
guay se presentase con la dignidad que le corresponde.
Que seria injusto, sin embargo, creer en una indeferencia
por la grande obra que el Paraguay se ha propuesto tenien-
do la vista fija en su emancipación; puesto que ama lali"
bertad y se hizo idólatra de su independencia. Que en el
congreso de mil diputados elegidos popularmente en todas
las ciudades, departamentos y distritos de su vasta esten-
sion, se habia comprendido cuan animado está el pueblo
del amor de la gloria y del espíritu republicano; pero que
las buenas intenciones no bastaban, y que era necesario
conciliar todas las cosas con las circunstancias. Que llega-
ría el tiempo que, sin la menor perturbación, el Paraguay
podria manifestarsu energía y hacer, en caso de necesidad,
sorprendentes sacrificios. Que el gobierno, á quien estaba
confiado sobre todo la conservación de la República y su
seguridad, haria, no obstante, lo que fuera compatible con
las circunstancias^ á fin de restablecer mas fácilmente la
concordia y desechar toda idea de temor. Que, para es-
DEL PARAGUAY 251
ta fin sería muj conveniente que el gobierno de Buenos
Aires retirarM los derechos nuevamente impuestos á la in-
troducción de los productos del Paraguay. De este mo-
do 86 conservaría mas seguramente la buena armonía
da una y otra provincia, y as! se podría consolidar núes*
tra alianza anteríor.
Asunción, 25 de octubre de 1813.
F9'ancia^ Yt^gros, Cónsules;— So^nj, secretarío.
Entre tanto, mientras llegaba el momento de la reunión
del congreso, iban acercándose los diputados de todas
partes. Francia, caballero el mas cortés y el amigo mas
atento, se hizo ahora el prfn<'ipe de los huéspedes. Les dijo
que los negocio'^ debían administrarse de diferente modo
que hasta entonces; que el comerciante habia de tener mas
desahogo y libertad en obtener sus mercancías del esteríor
y en es|K>rtar el producto del paf s: al estanciero mas rico se
le dijo que era hombre de grande im|>ortanc¡a, y, por con-
siguiente, debía tener voz cu el gobierno; al alcalde indfge*
na se le prometió cuanto pudiera necesitar. De este modo,
Francia conciliaba á los diputados de la campaña como
para que quedasen preparados para hacer lo que de ellos
es|ieraba y que era remai:liar los grillos que él les prepa-
raba para ellos mismos, al propio tiempo que les lison-
geaba con la creencia que eran en realidad el poder gober-
nante.
El modo de convocar los congresos en el Paraguay, des-
de aquella época hasta la de los López, padre é hijo, ha
aido diferente de lo que sucede en otras partes. Los fun*
cionaríos lo4*ales en los diferentes partidos, ejercen su
aulorídad directamente del gobierno de la Asunción, y se
les ordena que cnvicn A la capital los hombres que se les
indican, para asistir al congreso. En la época de Francia,
253 DEL FARAGÜAT
las personas que se quería hacer venir al congreso, eran
llamadas directamente, sin atreverse nadie á desobedecer.
Esta vez el congreso convocado por Francia se componía de
unos mil miembros, siendo del campo los mas de ellos, y
por el modo como se presentaban no parecían hombres
elegidos por su superior habilidad en los debates. Los
mas eran ignorantes hasta del idioma castellano y
sumamente incapaces de resolver por si solos la mas sim-
ple cuestión política.
Antes de salir de su casa, se les habia hecho comprender
que el graa potentado ante quien debian comparecer era
el earai Francia. AI llegar á la capital, cada uno debía
rendirle homenage |»or medio de un saludo tan grotesco
como absurdo, el cual se repetia todos los dias por sema-
nas enteras. Pero como el dia de la apertura del congre-
so se postergase por dos meses después de la llegada de
los diputados, se cansaron éstos de tanta labor y de los
honores de la vida pública, deseando terminar de una vez
sus funciones oficiales y regresar; el indio á s|i pueblo de
ranchos, el labrador á cuidar su cosecha, el pastor á sus
ganados y el almacenero á su boliche.
No gozaban sueldo alguno por sus servicios y la demora
en la apertura del congreso se prolongaba espresamente
por Francia, á fin de que el dinero que hablan traido consi-
go se agotara y los miembros de la campaña se fastidiasen
tanto de la ciudad y con tantos deseos de regresar á sus
casas, que cuando al fin se reuniera, no habian de hacer
preguntas, sino votar cuanto se sometiese á su resolución
sin hesitación alguna.
Durante el tiempo que los miembros esperaban, en la ca-
pital, el beneplácito de Francia, para abrir el congreso, ha-
bian sido bien doctrinados sobre el gran peligro que existia
de unirse á Buenos Aires; y cuando al fin llegó el dia \9 (de
octubre) y fueron citados á asistir á la augusta reunión
muy embarazados del papel que iban á desempeñar; lo
primero que se sometió á su consideración fué la cuestión
DBL PASáOUAT 853
sobra la misión Herrera, la que fué desechada, como se
ha visto mas arriba. El motivo ostensible do la convo-
cación del congreso fué considerar eso asunto, pero Fran-
cia, encontrándolo tan elástico en sus manos, propuso una
medida d6 reforma en el gobierno variando completa-
mente su carácter. Consistía olla en abolir la anticua
junta de cinco, sustituyéndola por dos cónsules con igua-
les poderes, Yerros y él mismo. Inmodiatamonto fué
sancionado el cambio y aceptadas las por sonas. La selec-
ción de Yegros fué heriía por dos razones: la primera ei
ser popular je5^»ecialmente con los soldados; y la segun-
da, el ser ignorante y vano, y Fraii<*ia sabia bien que,
proponiéndole por cologa, ronciliarianl mismo tiempo con
el pueblo, á la vez que su po<ler no seria dividido en nin-
gún sentido.
Resueltos csliís d«>^ punto<, ^so flisulvió ol congreso in-
mediat'unoiite. regresando lo*^ miembros á sus casas,
muy alegres do salir do la ciudad (*uinti> antes.
Impariento do ver^^o solo en el |»oler, Fran«Ma obtuvo
del rongro<5o qno la institución «'onsular ^^e limitase A doc e
meses, en cuva diiracion amb»)s cónsulos debían admi-
nistrar altcrnativamonto matro mese^í. empezando por t^l,
de modo que, ile los «locemese^, Yegros vendría Atener
por su fiarlo sol»» mairo.
l«13.1Hl^-LVin C.KNKU.M. FlM.r.KNCIO YF.r.ROS
Y IXJCTOU JOSKr.ASl'AK UODUIíil'KZ DK FKANriA,
c6nsule< do la Kcpñblira, rini rl tratamit^ntofic A'vcí7#*/i#'ifi,
confiriéndoselos lagra<lnar¡on y los lumores ije brigadieres
de ején*itoy usarirl<i por divisa déla dicnidad el sombre-
ro orlado i*on uim franja a/nl<*on la e^<*arapela trii*<»lorde
la Hcpnblira, dí'sdc el 12 »!*• ortulireile 1>^V\, en qn#» preci-
ta ron juramento.
El trono de^tina*lo para l*)Si*r»iiHules so<*ompoM¡ade dos
sillones ci)n a'-ient'i y respaldo de cuero eurtido de novi*
1S54 60BBRNANTaS
lio, con dibujos alegórico calados, representando la RepA^
blica.
El primer sillón tenia el nombre de César^ escrito coa
letras caladas, y el segundo^ el de Tompeyo. Francia se
apoderó del primero, dejando el otro á Yegros,t5uya auto-
ridad al lado de aquél era casi nula, y concluyendo al fin
pof desembarazarse de él.
Sustituida la junta admin istrativa por el gobierno de
dos cónsules, aquel memorable congreso, entre otras de-
liberaciones, mudó el título de Provincia (aunque usándo-
lo de cuando en cuando) por el de República del Paraguay,
adoptando sus armas y colores nacionales. Y sometió
el siguiente:
Plín db gobierno presentado al segundo Congreso reunido bn la
Merced del Paraguay, por el doctor Francia t aprobado poa
aclamación en la sesión del 12 DE OCTUBRE de 1813.
Señor — Cumpliendo con lo ordenado por V. M. y te-
niendo en consideración las precisas circunstancias con el
justo fín de consolidar la unión y precaver cualquiera des-
avenencia en lo ulterior; hemos formado de común acuer-
do el siguiente:
Reglamento de Gobierno
Art, 1° Continuarán en el gobierno superior de la pro-
vincia solamente ios dos ciudadanos don Fulgencio Yegro^
y don José Gaspar Francia, con denominación de Gónsu^
les dé la República del Paraguay^ y se les confiere la gra-
duación y honores de brigadieres de ejército, de que se les
librará despacho firmado del presidente actual del con-
greso, secretario y sufragantes de actuación con el sello
del gobierno.
«
Art. 2^ Usarán por divisa de la dignidad consular el
sombrero orlado con una franja azul con la escarapela
tricolor de la República, y tendrán jurisdicción y autori-
DBL PÁEAOUAT 255
dad en todo igual, la quo ejercerán unidamente j en con-
formidad. Por consecuencia, to da» las providencias de
gobi^fno se espedirán ñrmadas por los dos.
Art. 3^ Su primer cuidado será la conservación, segu-
ridad j defensa de la República, con toda la vigilancia, es-
mero y actividad que exigen las circunstancias.
Art 4». La presidencia quedará en adelanto reducida
solamente á lo interior del tribunal que han de componer
unidamente los dos cónsules. De consiguiente, será li-
mitada ala economía y rógimen interior del tribunal, cuyo
tratamiento será el de Escelencia; |>ero los cónsules ten*
drán el correspondiente al grado militar que les queda
oonferido.
Art. 5^ La comandancia general de armas de la pro-
vincia se ejercerá por la jurisdicción unida de los dos
cónsules.
Art. Gí No obstante esta disposición, la ruor¡¿a viva, esto
69, la tro|>a veterana de rualcfüicra dase que sea, asi como
el armamento mayor y menor, pólvora y municiones de
toda especie» se distribuirán |)or mitad al mando y cargo
particular de cada uno do los dos cónsules, y éste tendrá
su respectivo parque ó almacén en el lugar ó alojamiento
de sus cuerpos res|>ectivos para su debida autoridad.
Art. 7* Habrá don b:italloncs de artillería de tres ó cua-
tro comiiañias rada uno poraliora, ó de mas ó menos,
según las circunstancias, de suerte quo cada cónsul ten-
drá su batallón, y será su gofo y comandante particular
y esclusivo. Será también gefe y comandante particular do
una de las dos actuales compaíiias de artillería, aplicán-
dose á este respecto la primera de ellas al cónsul Yegros,
y la segunda al cónsul Francia.
Este creará el batallón de que le corresponde ser gefe j
comandante, y |>ara una de sus comimñfas p<xiri tomar,
« quiere, la quinta del actual batallón del que quedará de
gefe y comandante el cónsul Yegros.
Art. 9- Loroticiaics y demás individuos de estos cuer*
356 GOBERNANTES
pos serán á satisfacción de sus respectivos comandantes
los sobredichos cónsules; pero los despachos de oficiales
de cualquiera de ellos se librarán en unión por los Qbnsu-
les á propuesta y elección de aquel á quien corresponda;
y del mismo modo las causas particulares de cualesquier
individuos de los espresados cuerpos de una y otra coman-
dancia deberán ventilarse y juzgarse por la jurisdicción
unida de los cónsules.
Art. 9° La providencia interior del tribunal en los térmi-
nos espresados rolará de aquí en adelante alternando los
dos cónsules por cuatro meses cada uno. El que la ejerza
solo se titulará cónsul en turno, y de ningún modo cónsul
presidente, para evitar las equivocaciones de que ha sido
origen esta última donominacion. En esta conformidad
entrará ahora de turno el cónsul Francia.
La traslación de esta presidencia cumplido el tiempo
respectivamente al turno de (jada cónsul, se estenderá
por diligencia firmada por los dos en el Libro de^lcuerdoj
y de ello se pasará noticia al cabildo de esta ciudad para
su inteligencia.
10. Se destinará en las casas de gobierno una pieza para
. tribunal común y público de ambos cónsules. Estará
abierta á !as horas de audiencia y despacho, y de su régi-
men y formalidad se encargará á su vez el cónsul que es-
té de turno.
11. En los casos de discordia, en cuanto r.o se oponga
á lo determinado en el presente Reglamento, la dirimirá el
secretario, y si hubiera dos lo ejecutará aquel á quien cor-
responda a«;tuar en los negocios de la clase, en que ocur-
ra la discordia
12. Se deja al arbitrio y prudencia de los dos cónsules
el arreglar de común acuerdo y conformidad todo lo con-
cerniente al mejor despacho y espediente de todos los
negocios de gobierno en todos sus ramos; asi como la
conservación de uno ó dos secretarios, y del mismo mo-
do la creación de un tribunal superior de recursos que de-
DXL PáRAGCAT 257
berá conocer y juzgar en última instancia conforme alas
leyes, según la naturaleza de los casos y juicios que so
dejase á su conocimiento.
13. Los cónsules ron audiencia y consulta del m'smo
cabildo de esta ciudad arrcj^larAn tamMcn el sueldo que
deban tener asi ellos como los sctTctario^, v miembros
del nuevo tribunal, ó cíWnarasdo rotMir<o<, si so creasen.
14. Si alguno de los dos cónsules faltase ah^olutamoiitc
del gobierno por muerte ó por retiro, procederá el que
quedase ¿ convocar dentro de un mes á congreso general
de la provincia en la forma, mótodo y in'imoro de mil su-
fragantes elegidos popularmente en todo la comprensión
de la provincia como ni presente, y sin [»orjuicio de esta
deliberación, se eMablecc también como lt*y fundamental,
y disposiciou general. |»er|tétna 6 invariaM^que en lo ve-
nidero se celebrará anu;dmento un «•on;:n.'*^o general ile la
provincia al propio mod^», Cf>n la niisma f'»rnial¡dady mi-
mero v circunstancias, v senalánd«íse á C'^lo efc«*t*) el dia
15de cada mes de o<*tubre. en cuya ctiiiforniidad see^pc-
dir¿kn puntualmente las rnrres{)Miid¡(Mitfs fonvocitoriasá
mediados de setiembre, cnn cIjuMo tin do «pi»» la provin-
cia oportunamente, 6 al monos uiia voz al afn» pueda mu-
grcgarsc á tratar, como puebN» libre y soberano, lo mas
cofidu''ente á la felicidad g<Mieral, á mejorar su gobierno,
si fuese necesario, y á ocurrir á rualt»spii»T abusos ipio
puedan inlr.)du«Mrse. toin inb» las disp.)si<-i.Mh*s, y bacien-
do ItiK establecimientos ma<i bien incditailos ron el ciftio-
cimiento que dá la esperienria.
ir>. .Se observará el presentí» /^•7^l//l■'/^^> Insta la»leter-
minacion del futuro eon^rreso, y se copiará en el libro do
acuenlos de ^obienio.
Ifi. Los «•ónsub*sronip;ire«'erári ¡ütn** liatanv^nte á jurar
ante el presente cuii;»ix*s.»«<.oberan • el ob-»or\ar tiel y i*um*
plidamenteel pnr-^ente U'*>jli,iu*nt't.
Lo mismo ejecutarán p'-r su »')nie!j tol«)s|.iÑ oliriales do
las tropas acuartoludus l.i^ cuales tomarán igual jura*
' 1«
258 GOBERNANTES
mentó en el cuartel á los individuos de sus respectivas
compañías dando cuenta con la diligencia para su agre-
gacioii á las actuaciones del congreso; con prevención
que el que rehusase este reconocimiento y juramento será
despedido del cuerpo, asi como castigado con la misma
pena y otras mas severas el que después de reconocido
y jurado el presente- Regla^nento de cualquiera maiieralo
quebrantase.
Art, 17. Queda adoptado por la provincia el método y
número de sufragantes del presente congreso, y por lo
mismo se prohibe al gobierno, el que sin deliberación de
otro semejante congreso pueda variar ó mudar esta for-
ma y número de sufragantes. — Asunción, octubre 12 de
1813.
Fulgencio . Yegros — José Gaspar R, de Francia.
Esta ley fundamental fué publicada en la forma acos-
tumbrada en la Asunción por los cónsules de la República
en 21 de octubre (1813.)
La corte de Rio Janeiro puso el sentimiento patriótico
del doctor Francia á la prueba, consiguiendo de éste lo
que aquella pretendia, sólo que el éxito no fué feliz. Se
envió una misión al Paraguay (1813) encomendada al
doctor Cloiria, para negociar con el doctor Francia la
anexión á Portugal de la provincia de su mando, como,
cónsul, proponiéndole erigirla en ducado, gobernado por
él. Con el fin de llevar adelante la negociación, Francia
nombró á don José Zamborain, hijo de Buenos Aires,
quien partió para Borbon á entenderse con Cloiria. En cam-
bio de su separación de la causa de América, el futuro [dic-
tadorsolo exigia, á mas de los fueros y exenciones que se
propusieron, se otorgase á su provincia una constitución
particular. La negociación se hallaba muy avanzada, cuan-
do el señor Zamborain, escitado de su patriotismo, retiró
DEL PARAGUAY 259
participación en tan grave asunto, ncgilndose ftautori-
ningun arreglo de esta naturale/n. Fran(*ia, qiic no
hombre con quien se pudiera jupar im|>unemcntc,
lomando el espontáneo retiro de Zamborain pur una jLrrave
falta, le hizo embarcar en una canoa que bajó el Paran;!,
custodiado |»or un oficial, qñien en el Paso do la Patria,
le comunicó la Onlenquc llevaba do fucilarlo en ose punto.
Zambfjraiü consiguió niov(M' el nobIerc»ra/.«in do su piar-
ÓB y ambos fugaron á &'inta-Ko, |iasando en seguida á
BuAos Aires, en donde dion»n inniodiatamcntc aviso de
lo sucedido, al triunvirato que írobcrnaba cntónrc<. Alar-
mado el gobierno de Buenos Aires con las ma(|uiavéli<*as
maquinaciones en que liabia entrado el t-óii>ul Francia,
que ponia en (leligro la indcpcndcneia de otas pruviin-ias,
ofició al general Arti^^as y A otros ;:efrs, dando las ins-
trucciones acensa <le la conducta (|ue liabian de observar
en caso necesario. [íj
El gobierno consular, ó mejor dirli», el doetor Fraiii-ia
que era el todo, siónd(»lc incótnoda la exi^tenrlade loses-
panoles en la A^unríon, se d¡rii:i's <*n .'{ de «Micro d<* 1811,
al teniente gobernailorde rorrienli»--, <••»!•« inri «Ion Jo^^é A.
Lpon Domingue/. proponi(>nd<»le ^i ailinitiria en su territ*»-
rio una partida derien ó doxíoutn^de ell«»s.
El coronel Doniingue/ contotM que no tenia famltail
para resolver el asunto por >f snlo^ pero que sonietena el
msHinto al gobierno de las Pruxincias rnidas, luyo resul-
tado comuniíviría al gobierno eon^ular del Paraguay.
El gobierno argentino en eoiit(*sta«Moii i\ j.i nota de Do-
mingue/, fiM'ba Ti del misino tne^, m* apn*^uró a ei»:it«^*.tar
A^HtC'iri rlc onerio. para qut* sm prnlpia de inflantes,
lo trasmitieni al gobierno paraguay*». pn*vi!ii^''idit|t* (|uc
serían admitiilos en el iorritiM'i«> argonuno ruanti»so>pafit>-
(1) Oiüdo. Mt QtlKi wo y ¿a AUutua ta^úUfút^gnupolüicas, ii0l.
960 OOBEBNANTES
los europeos quisiera estrañar de aquella provincia, cur
yos confinados serian destinados al interior para que no
pudieran causar recelos al gobierno paraguayo.
Este, antes de obtener contestación á su nota de 3 de-
enero al teniente gobernador de Corrientes, acerca de la
admisión de aquellos individuos sobre cuya remodon
disponía el doctor Francia, como si se tratara de una ma-
jada de ovejas, dictó, casi simultáneamente con la gene-
rosa resolución del gobierno argentino, la tiránica resolu*
cion siguiente: * *
Los CÓNSULES Á TODOS LOS CIUDADANOS Y DEMÁS HABrTAH-
. TES DE ESTA CAPITAL
La multitud de españoles europeos residentes y los que
de otras provincias han refluido, y diariamente recalan á
esta ciudad, no ha podido dejar de escitar la vigilancia y
atención del gobierno no solo por su número ya conside-
rable, sino por la señalada conducta con que ahora se
distinguen. Sus descomedimientos y desatenciones, el
aire insultante, con que se manifiestan, sus pronósticos
de restablecer con nuestro esterminio la esclavitud de la
provincia; y finalmente el desafuero de sus amenazas en
sus sediciosos coloquios y atrevidas combinaciones, son
unas notas nada equívocas de la provocación de sus áni-
mos y del odio feroz, que nutren contra todo americano.
Tan rebeldes y obstinados en no reconocer los derechos
de los pueblos libres, emanados déla misma divina ins-
trucción como ingratos é insensibles al favor y buen aco-
gimiento, con que han sido protegidos por un pueblo hu-
mano, benéfico y generoso empiezan á turbar el reposo
público, induciendo á nuevos temores, sin perdonar el
arte de la seducción. Por esto, muchos celosos patrio-
tas han reclamado ya una providencia ejecutiva, que con-
DEL PARAGUAY 261
teniendo á tan turbulentos huóspedcs, afiance la tranqui-
Ikiady y preserve al pueblo y al gobierno del cuidado de
tula conmoción europea, que ya so está presintiendo.
En esta virtud, se ordena irrevocablemcutc que todos los
españoles europeos, que no hayan tenido el aveiMnamicn-
lo legal en esta provincia, y se hallen morando actual-
mente en esta ciudad y sus arrabales, so presenten en
esta plaza pública A la hora después do hal>erse publicado
este bando, á fin de formarse un padrón de todos ellos, y
darles el destino mas conveniente en las circunstancias,
coff el objeto de asegurar la quietud general, l'cna al
que no lo cumpliera, deque sen\ ini^iediatamrnlc pasado
por tojí armax: Y para que llegue á noticia de to<los, y
nadie pueda alegar ignorancia, publtqucso en la forma
acoMumbrada por todas las ralles |)rincipalcs, tijAiidose
en los lugares de estilo los ejemplares correspondientes.
Dado en la Asunción, rapitcildo la Hepúblira del l^ara-
guay, á cinco deetiero de mil o(*hocientos catorce.
Db. JosI^. G. iik FuANru. Fru'iKNcio Yf.ouos.
C^bfloi de U KcpúMua CViuhuI dv U Ko|iública
Por mandato de S. E.
J. Hriz.
Escribano rúbliro y de gobierno*
En la Asunción del Paraguay en el espresado dia, mes
y año, yo, el escribano de gobi'rnn salí drlmartel general
de esta pla/a arompaña^lo de un piquete de solilados, sar-
gento, pífanos y tambores, haciendo ral>c/a el teniente de
la quinta rom|»ariia don Josó Antonio Maréeos, y en las
calles pCibliiMs y demás |»ara;:c*< ai*o*^turnbrados h¡<*e pu-
blicar el bandoantei-edcnte por vo/. del mulato Mit:uel Maiz
que hizo de pregonero: In que pongo por diligencia para
que conste y de ello doy ft\
líriz.
Existia un secretario de eMa»lo <|ue lo era un tal Mar-
tínez, hombre de algún bienestar y muy pretensioso. Era
262 GOBEBNAMTES
éste un funcionario de rutina y metódico hasta la nimiedad
en cuanto hacia, y de un espíritu tan elástico^ que no pe-
dia distinguir entre los negocios mas hnportantes y les
mas triviales.
Prestaba á todos el mismo grado de atención/ dándese
siempre ínfulas de gran talento. Como secretario, se
consideraba ser la segunda persona del doctor Francia;
y mientras ante su amo se mostraba senil y abyecto, era
pomposo, repugnante é inflado en sumo grado cuando se
hallaba lejos de aquel.
Dio, pues, orden á Martinez que hiciera comparecer á
su presencia á los españoles, para prevenirles en cuanto á
su futura conducta y en cuanto á su supuesta inclinación
en mezclarse en los asuntos de estado. El dia prefijado,
(3 de enero de 1814), con un sol ardiente, reunió, en la pía*
za como majada de ovejas, á todos los españoles de dife-
rente grado y profesión, marineros, artesanos, almace-
neros, tenderos y comerciantes. Martinez mismo, afec-
tando el aire y maneras de un hinchado cortesano, senta-
do frente á su casa, en un gran sillón anticuado, d¡6 prin-
cipio á la operación. Estaba vestido con una levita de
seda azul á lo Mazzarin, pantalones y chaleco de raso ne-
gro, medias de seda del mismo color, y chinelas bordadas.
Tenia los cabellos muy empolvados, con un pañuelo de
cambray perfumado, metido en el seno.
De uno y otro lado de su sillón estaba parada una joven
esclava, para cebar su mate de plata y otra con un
bracerito de plata cincelada, conteniendo carbón perfuma-
da con pastilla, colocado en una bandeja y en la que había
algunos muy buenos cigarros. Fumaba alternativamen-
te uno de estos y chupaba su mate.
Los pobres españoles, muchos -de ellos que le eran supe-
riores, se presentaban ante el bajá de á dos y tres á la vez
y les dirigía sucesivamente el discurso siguiente: **Uste-
des son una pandilla de brutos— ¿me entienden ustedes?
de bestias,— ¿me comprenden ustedes? animales, — ani-
DEL PARAGUAY 863
males — ¿eh? Son ustedes bárbaros y godos— ¿saben us»
tedes lo que quiere decir? Si, brutos! Todos ustedes me-
recen ser ahorcados, ó a/.otados como perros, — ¿ven usté*
des? porque son ustedes una raxa pcrver sa y los anti-
guos y naturales enemigos de la América del Sur,— eh?
de los patriotas,— iconciben ustedes? de los hijos naturales
del suelo,— ¿entienden ustedes?
*¿Y cuál, oh bárl)aros, ha sido la conducta do ustedes en
el Paraguay? usteilcs han conspirado,— ¿eh? rebelado, —
¿entienden ustedes? hecho la guerra á S. E.? Los com-
plots, las sediciones, las conspiraciones de ustedes, — ¿eh?
— ¿ven usteíles? las intrigas y traiciones de ustedes, — ¿sa-
ben ustedes loque «{uiero decir?— no h¿fn tenido tórmino;
y pueden ustcílcs agradecer á Dios,— ¿me entienden us-
tedes? pueden ustedes estar gratos á la Providencia, asi
como al supremo gobierno — ^¿sabcii ustode^f— ;\S. K. don
Jos6 Gaspar de Francia; — ¿escuchan usteilos? «Ion gracias
que no se les fia arrancado á ustedes tío rai/— jeh?— cstir-
pado de la tierra,— ¿romprenden usto<les?"
Continuó con la misma fu^Tza ile elocuencia previnién-
doles en cuanto :\ su futura conducta; permanei'iendo pa-
rados al sol aquellos desgraciados hombres; dee*'ubiertos,
lodo el tiempo que durara aquella insulsa |>eroracion del
bajá Martinez, siempre tomando mato y echando humara-
das con su cigarro.
Kn mayo (1S14¡, el gobierno ,-onsiiInr espidió un decre-
to que heria á los españoles de muerte «-ivi!, prohibién-
doles casarse con mugeres blancas, como se verá por la
siguiente;
HkSOLICION CoNSlLAíl
•Como menuda necesaria, exigida |M»r las circmi*»tiniMas
|>ara fa^-ilitar el progreso de la ^airra^ia causa de la liber-
tad déla UcpUblica c<intralas ma-iuinaiiunos deque |ia*
264 GOBEBNAIÜTBS
ra aniquilarla y destruirla se sirve la tenacidad de nues-
tros feroces é irreconciliables enemigos; ' tomó este supre-
mo gobierno en el 19 de marzo del corriente año la reso-
lución comprendida en el acuerdo del tenor siguiente:
"Asunción, 1? de marzo de 1814. En cuanto no se ten-
ga y publica una deliberación mas circunstanciada, para
cortar y (Precaverla perniciosa influencia que tiene contra
la causa común de la libertad, la conexión y relaciones que
han contraído y contraen incesantemente los españoles
europeos con los ciudadanos de la República, por cuyo
medio se enseñorean y someten á las familias & sus per-
versas miras y obstinada oposición, induciéndolas contra
los defensores que esponen su bienestar, sus fortunas, sus
mismas ideas por la libertad déla patria; Acordamos los
infrascritos Cónsules de la República, que se observen y
se comuniquen %por el secretíjrio déla cámara & los vica-
rios eclesiásticos y párrocos de toda la provincia, los ar-
tículos siguientes:
En primer lugar, que no se autorice matrimonio alguno
de varón europeo con muger americana conocida y repu-
tada por española en el público desde la primera hasta la
última clase del estado, por ínfima y baja que sea, so
pena de estrañamiento de su persona y confiscación de
¿lenes á favor del erario público, á los párrocos y cual-
quier eclesiástico que autorice ó mande autorizar tal ma-
trimonio; y al europeo contrayente se aplicará la pena
de confinación de su persona en prisión segura en el
fuerte de Borbon (distante 800 leguas de la Asunción, rio
arriba) por espacio de diez años é igualmente confiscación
de todos sus bienes con igual aplicación á los fondos
públicos; y con la reserva de disponer el gobierno de su
persona cumplido dicho plazo.
"En segundo lugar, que en el caso de intentar los euro-
peos contraer matrimonio con muger americana de la es-
presada calidad y clase española, por ínfima que sea,
eludiendo el párroco ó quien tenga facultad para autorizar
DEL PASAOCAT
265
matrimonios, sean castigados con la misma pena arriba
espresada de destierro y confiscación de bienes, siéndole
aplicada inmediatamente esta pena, sin esperar determi-
nación 6 decisión sobre el valor ó nulidad del matrimonio;
pues siendo por las mismas determinaciones de la iglesia,
tan detestables como perjudií^ales los matrimonios con-
Inidos [>or asalto ó sorpresa del párroco: el gobierno de
la Kepública no los admite ni los admitirá para ninguna de
las consccuenrias civilies, do vida común, herencia ó su-
cesión» y ni aún para trasmisión de apellidos.
• En tercer lugar, que en ningún juicio secular 6 ecle-
siástico se admita peticiones ó esponsales do europeos
aun prometidos por escritura pública, á mugeres ameri-
canas de la referida clase j cualidad, por ínfima que sea,
ni sobre estupro alegado con el tin de obligará contraerse
el matrimonio entre tales personas: so pena á cual-
quiera de diclios juc -os de igual estrariamicnto de sus
personas y contisracion de bienes.
•En cuarto lu^ar. que los párrocos, sus tenientes y otros
sarenlotcs que c^n su lii-encia a«lniinistrcn el ^^acramcnto
del fixuilismo, no permitan que sirvan l«>s europeos de pa-
drinos fio pila: ni aún f»n c»l suplemento d»*la sagrada ce-
remonia, ni en la rci'epcion del sacramento de la confir^
marión á los liiji>s «ic americam) y americana y solamen-
te po<lrán serl(*, siendo también euro|)eo el padre del bau-
ti/ado; y quetimbien no ronsientan que los europeos sean
testigos ó |»;i'lrinos en ninpni matrim )ino: entendióndose
esta dis|»osii'ion bajóla misma pona dcestrariamientode
su [Mírsona y contisrarimí de bienes á l«>s párrocos y sa-
fcnlotes íjne bauti/aien •'• aul«»ri/arancl matrimonio; co-
mo igualmente á lo^ padrinos europeos la |H^na de prisión
y destierro cun c(inlÍM*a<*i<>n de t«)«los sus hienes, previ-
niéndose en ci)n(*ln^ion qn«' iini«*amente se |>ermiteá los
curojieos el «'asa/so au indias ilo los pueblos, mulatas
roní>*idas y reputadas púMicamente cmno tales y
negras.
«
866 OOBERNANTB8
"Todos los antecedentes artículos se observarán y
cumplirán sin límites ni escepcion alguna. No habiendo
aún circulado esta providencia, porque en la ocasión en
que fué espedida se juzgó suñciente hacecla notoria en
esta capital: sedirige ahora á usted para que, inteligencia-
do de todos sus artículos cuide de su inviolable observan-
cia; y para este fin se debe comunicar á los párrocos de
su depedencia, avisando oportunamente su recibo.
Dios guarde á usted muchos años.
Asunción, 19 de julio de 1814.
Doctor José Gaspar de Francia^ Cónsul de la
República— Fw/^rencío Yegros^ Cónsul de la Re-
pública— Sebastian Antonio Martínez SaenZj se-
cretario.
Con la simple lectura del precedente documento, el
lector podrá fácilmente juzgar del sistema de gobierno
que el doctor Francia pensaba implantar en el Paraguay
y cual habia de ser su porvenir durante el tiempo que él
dirigiera sus destinos.
*
Sin embargo, como existe en nuestra naturaleza de-
' sear siempre, sobre todas las cosas, los bienes que
no están á nuestro alcance, sucedió qué los casamien-
tos clandestinos entre los españoles y las mugeres blancas
, jamás fueron mas frecuentes.
Estas últimas sobre todo se mostraron tanto mas vehe-
mentes y con valor cuanto mayor era el peligro. La ri*
queza, la belleza, el rango y la nobleza de nada servian
cuando se trataba de un criollo: pero al presentarse un
español, todas las dificultades se allanaban; todos los pe-
ligros desaparecian: la interdicción imponia el misterio
y este alimentaba el amor.
A pesar de ser el gobierno biconsular, de hecho, el poder
era ejercido esclusivamente por Francia; pero la ambi-
DIL PARAOVAT 867
don de é^te no se limitaba á eso goce estéril. Aspiraba
al mismo tiempo á poseerlo de derecho.
Durante los últimos cuatro moscs del consulado de Fi an-
cia y Yegros, no tenia óste absolutamente parte alguna en
el gobierno; mientras que nquól no sólo monopolizaba todo
el poder ejecutivo, sino que so ocupaba con ahinco aunque
secretamente, en sus maniobras para llevar á cabo, con
tela a|>aríencia de legalidad, loque él había ya determinado
debia tener lugar do cualquier modo— su nombramiento
de dictador de la República.
Durante el tiempo que los dos hermanos Parish Kobert-
son estuvieron ci; el l^araguay, na<lic mas que ellos tuvie-
ron intimidad con Frunt*ia. Uno deellos, don Juan, hacia
mui-lio meditafia ha(*crun viajo A lü^Iatcrra: pero como el
puerto déla A^un«*¡on so habla vuelto A cerrar, tuvo nece-
sidail de recurrir ti una gracia es|KH.'ial del cónsul Fran*
cia. So le presentó csplÍ4*¿\ndolo la intención que tenia, si
fuera posible, y en su entrevisti, no sí>lo le abordóla
licencia quo, soli ítaba, sino también le manifestó su
mas vehemente deseo do que real i /aso el proyectado viaje.
Unoódos días después, so preso*itó un joven oficial dq
parte del <*óiisul diciendo d Robertson que deseaba ha-
blarle muy luego.
Púsose en camino con el edecán y al llegar á palacio.
Robertson fué recibido por Francia con mas amabilidad
que la de costumbre. El semblante de éste espresaba con-
tento y alegría, y romo f»speraba tan importante visita, te-
nia esa ñor he dos de las mejores velasde molde encendi*
das. Kstrechóle la mano ron murha f*ori|ialiilad invitán-
dole en seguida i\ tomar asiento. .-Vren'andi) lue;;o una
silla se sentó al hulo de K'>hertsoii, A quien manifestó su
deseo «lo que preMasc ateiirituí i\ lo que tenia que decirle
Y desplegando una completa ignorancia alas formas y
268 GOBERNANTES
ceremonias diplomáticas, con toda sencillez abri6 Fran-
cia su corazón, poco más ó menos, en los términos si-
guientes:
"Usted.no ignora cuál ha sido mi política con respecto
al Paraguay; habiéndolo mantenido sobre un sistema de
no intervención con las demás provincias de Sud-Améri-
ca y alejado de contaminarse con aquel detestable ¿in-
quieto espíritu de anarquía y de revolución que las ha
desolado y deshonrado á todas ellas má£( ó menos. El
Paraguay se encuentra ahora en un estado más pingQe
que cualquiera de los países que lo rodean; y mientras
todo aquí es orden, subordinacioij y tranquilidad, el mo-
mento que salga de sus hmites, el estruendo del canon y
el ruido de la civil discordia han de herir sus oídos.
"Como es natural, estas perturbaciones internas parali-
zan la industria y ahuyentan de la tierra la prospe-
ridad.
"¿De donde nace todo esto, sino de la circunstancia de
que no hay un hombre en la América del Sur mas que yo,
que comprenda el carácter del pueblo ó que pueda gober-
narlo? Se proclaman libres instituciones, pero lo único
que se busca es el engrandecimiento personal y el público
despojo. Los hijos de Buenos Aires son los mas veleido-
sos, presuntuosos, lijeros y licenciosos de todos los anti-
guos dominios de España en este hemisferio; y estoy por
consiguiente resuelto ano querer nada con los porteños.
Mi deseo es promover una comunicación directa con In-
glaterra, de modo que cualesquiera que sean las disencío-
nes que distraigan á los demás estados y cualesquiera
que sean los impedimentos con que quieran interrumpir
el comercio y la navegación, sean esos estados los úni-
cos que sufran las consecuencias. Los buques de la Gran
Bretaña, haciéndose paso triunfantemente por el Atlántico,
penatrarán en el Paraguay; y, unidos con nuestras flotillas
se opondrán á toda interrupción del comercio, desde la
embocadura del Plata hasta el lago Jarayes. El gobierno
DEL PARAGUAY . SG9
de su pais tendrá su ministro aquí, y yo tendré el mió en
la corte de San James. Los compatriotas de usted tran-
carán en manufacturas y municiones de guerra y recibí- .
rán en cambio los noble*^ productos de esto pats/'
A esta altura de su discurso, Francia se para de repen-
te con grande emoción, y haciendo venir al sargento do
guardia, le dijo ron énfasis: Traiga ustrd rso. El sar-
gento se retire), y en menos de tres minutos volvió con
cuatro granaderos conduciendo un gran fardo de tabaco
de dos quintales, un tercio de yerba do iguales dimensio-
nes y peso, una damajuana de aguardiente del Paraguay»
un gran pilonde azúcar y varios paquetes do cigarros, ata-
dos/ adornados con fajas veteadas; y detrás de ellos,
una negra vieja con algunas lindas muestras de pafio bor-
dado, hecho de algodón del Paraguay, del que la gente
de lujo usa allí como toallas de mano y panos de ai'citnr.
Después de despedirá sus soldados y ú la negra, con-
tinuó:
•Señor don Juan, éstos no son más que unas cuantas
muestras de las ricas pniduccioncs de este suelo, y de la
industria é ingeniosidad de sus habitantes. Mo ha costa-
do algún trabajo propon-ionar á usted algunas de las me-
jores muestras «le li»s fliferentes artículos en sus clases
resiKhtivas, que el |»a¡s ofrece; y|»or esta ra/on, ahora
que usted se va á In;;laterra, ya conoce qué país es ésto
y qué clase de hombre soy yo. Ya saín; u**ted hasta «pió
estension ilimitada |iU(*den estas producriones llegar en
este paraíso, puedo llamarlo a>K del minidt». Ahora
pues, sin entrar en di^cu^ioii ^obre si esto c<)ntinente so
halla en estado de pi)^eer instituciones popularos, no se
negará que, en un pais civili/.ado como la Gran Hretai'ia,
doiific c*«t:is instituciones han borrado gradual y práctica-
mente fonnas de gobierno originariamente fcndales ha««ta
abrirse pa<o á la observación legislativa, en una ra/on
pro|>on*ionada á la creciente educación déla mayoría,
siendo las mejor adoptadas |iara asegurar la grandeza y
1^0 GOBERNANTES
estabilidad de una nación. Es cosa que no se puede ne-
gar que la Inglaterra es una gran nación y que su pue-
blo está enlazado como un solo hombre sobre todas las
cuestiones de trascendental interés nacional.
** Ahora pues, deseo que tan luego como usted llegue
á Londres, se presente á la cámara de los comunes, lle-
vando consigo esta^ muestras de las producciones del
Paraguay: solicite una audiencia en la barra y haga saber
á la asamblea que usted es enviado por don Gaspar Ro-
dríguez de Francia, cónsul de la República del Paraguay,
para presentar estas muestras de las ricas producciones
de aquel pais. Dígales que yo le he autorizado á decir que
invito á la Ingla.terra á una comunicación política y co- '
mercial conmigo; y que yo estoy pronto y con deseo de
recibir en mi capital, y con toda la deferencia debida á la
correspondencia dif»lomática entre estados civilizados, á
un ministro de la corte de San James; yo también nom-
braré un enviado mió en esa corte.
"Entonces se concluirá un tratado de comercio y de
alianza política que convenga á la dignidad é intereses del
grande imperio de la Inglaterra y á los del naciente estado
que ahora gobierno. El Paraguay será la primera Re-
pública de la América del Sur, como la Gran Bretaña es
ya la primera de las naciones de Europa. La alianza
parece, pues, patural; y usted, señor don Juan, puede
ilustrar y esplicar plenamente lo benéfico que es para el
estado europeo."
De manera que el señor Robertson venia asi á ser nom-
brado ministro plenipotenciario, no cerca déla cortede
San James, sino cerca de la cámara de los comunes,
con el especial encargo, no de celebrar una entrevista
privada con el gefe del ejecutivo, "porque decia Francia,
bien sé lo propenso que son los grandes hombres en In-
DEL PARAQUAT 271
glalerra para tratar <*ucstiones aun de la importancia de
feta, con poco interés 6 miramiento, ú no ser por el temor
de res|»onsab¡lidad ante la cámara de los comunes.
"Preséntese usted, continuó, en la barra de la cámara y
una vez alli entregue mi mcnsage, como antiguamente los
embajadores de los estados indc|)endient('s entregaban
los SUJOS al senado de Roma. Según el acogimiento
que hagan de usted, como compatrÍDta suyo y arriba de
toda sos|)erlia, por consiguiente, de abtigar en mi favor,
asi será el acogimiento que yo haré á su emlmjador en
esta República.'*
En la siguiente entrevista, Francia presentó á Rotiert-
son una larga lista de encargos, que (*onsistia en galón
de oro, un sombrero elástico, un espadín, un par de pis-
tolas de cañen doble, bandas, sables, morriones para sol-
dados, instrumentos de musirá y de matemáticas, con
una larga hilera de elnUeras.
Mientras estaban en estaconferen<*ia,el centinela anun-
ció hallarse en la galería el minístrotesorer<> de hacienda,
cuyo deber era presentir>e á cierta hora para dar cuenta
délos asuntos del día y recibir iiistnicríones para el si-
guiente: Qii4* aguardi\ ci^niestó el cónsul. Kl ministro
siguió paleándose por el ci»rre<iorlia^L'i que vio salir «1
Kobertson acoiiipafridi» de Krain-ia. Al verlo el rninistn)
tesorero se le acenó y saciindo^^e el sombrero con
todo reH|>etO| preguntó a KraiK-ia si e'wi noche estaría
para darle cuenti.
'Llévenlo alcuerpude guardia*', flijo el arrogante dés-
pota,—no le dijcal bribón t¡ii»' aguar dr! Hl hecho es que el
ministro [>asó la noche sobre un cucni fie vaca, en com|>a-
fiia de los soldados.
Como el |»erIodo con«>ular de d«K'e nie*¿es espiraba en
octubre (IHli , Francia lomó >us ine<lidas |kara la convo-
cación dcuTi nu«^v.) congrego, compue«^to de mil diputados*
Los partidarios de Yegros y de Caballero esuiban ya
anulados, j la inces ante energía que Francia j sus e^bir-
278 GOBERNANTES
ros habían desplegado para dar el golpe de gracia á la
libertad del Paraguay, no les dejaba casi duda de su
triunfo.
Francia propuso, — y asi se resolvió — que el nuevo con-
greso se habia de componer de mil diputados; esto era
diezmar el país de sus gefes de familia para conseguir la
reunión de un número tan crecido de miembros de la legis-
latura en la capital: pero la voluntad de Francia era esa
y debia llevarse á cabo.
El singular tragede muchos de los congresales citados
por Francia para el augusto propósito de crear una dicta-
dura era como sigue:
Una chaqueta de fustán, muy corta y escesivamenle
ajustada; uu chaleco abigarrado mas .corto aún que la
chaqueta, pantalones, hasta las rodillas, de pana carmesí ,
con calzoncillos ricamente cribados colgando hasta el to-
billo; una faja de seda azul, igual á las que usan los vo-
latines viandantes; botas de potro dejando ver dedos los de
los pies; grandes espuelas de plata en los talones, un som-
brerito medio cubriéndola cabeza; y una inmensa cola de
pelo negro colgando sobre lo s hombros.
En setiembre, las calles de la Asunción empezaron á
llenarse de los diputados de la campaña, la mayor parte
de ellos no sabian leer ni escribir, y descalzos. No habia
uno de ellosque supiera el significado de la voz dictador que
era el título que Francia quería darse. Para ellos, presi-
dentes, cónsul, director, protector y dictador eran sinóni-
mos de gobernador, á que estaban acostumbrados en la
época colonial. No hubo elección popular sino simple-
mente listas hechas por el gobierno, como asi casi siem-
pre se practicara entonce y después allí como aquí, las
cuales fueron, sin discrepancia, adoptadas'por las auto-
ridades rhunicipales como locales.
No habiendo ningún edificio capaz de contener tan nu*»
merosa como augusta reunión, fué necesario convocar
el congreso en la iglesia de San francisco, algunos dícea
DEL PARAGUAY 373
en la Merced, y después do dos sesiones preparatorias, la
asamblea inició sus trabajos parlamentarios A las nueve
de la mañana del 3 do 04*tubrc. El presidente pronunció
un breve discurso ensalzando los servirios y talento de
Francia en términos tan estravagantcs como hiperbólico».
La sesión emiH^zót'l hacerse muy acalorada cuantío se trató
sobre sita dictadura con<luciria tanto A la^loria de Fran-
cia como un |M)der mas limitado con el auxilio de un con-
greso nacional.
Como á las dos de la tarde, siguiendo ol debate en el
mismo acaloramiento, Francia se impacientó y con toda
cortesía hizo ostentación de una numerosa guardia de
honor, que puso ú las órdenes de los miembros del con-
La tro|)a, bien armada, circunvaló completamente la
iglesia, lo queeraunainsinuar¡i»n muy signitii-ativay fá-
cil de comprender. Fn tal (-ir(*nn>ian<Ma, unodo los mas
cnéi^ricos |)artidarios do Francia, so pii^o d*^ pir\yrMn
estentórea vo/ ó imponiendo *^ilon«'indij'»: "Sonoros, ,|»or
qué estamos aquí perdiendo tanto tiempo? Kl larai Franrja
quiere serabsoluto. Debo, pues, sor absoluto; y y.» digo
(dando un golpe con toda su fuor/a subru lanio.s;i \rrá
absoliitol
Pas4'>so en seguida á la votai-ion y nii.iiiirnoniontt* Hit'*
Francia proclamado dictador p(»r tres años. fiisol\i«-iii|ose
ei congreso al instante y manbando la tropa al palai-io
de gobierno con bandcra^^df^plegatL-K. Fl in^cn^.-itn pi»-
pulacho celebró la dcri^ion del congrcsi». «pif ora la ^i-n-
lencia de muerte del pueblo paragnavo, i-üh nianite>tai-io-
nesde alegría v músi<*a v baile á la noi-bt*.
IRIi-lKiO— I.IX. DÍMTOK J(»SK C.ASPAW KíHUU-
OL'E/DK FHANCIA, eicto <|i. ta.|..r *-l H «io o.tul'iv <ic
1B14.
Esta clcooioii liu(x> <lcrniK-ir 011 l.-i tnipn, •|U<> oslahn ha-
jo las 6rdoiics del froncral Vc^ims. una *>ubloVa<-ii»ii iiucel
VJ
274 GOBERNilNTES
comandante Caballero, aunque enemigo personal del dic-
tador, consiguió desbaratar con su sola presencia en el
cuartel.
Los dos días que siguieron ala elección de dictador en
la persona de Francia fueron destinados por éste á dios de
besamanos^ á lo rey ó emperador. Con este motivo se de-
senterraron los antiguos casacones déla época colonial,
que deben haber pasado de padre á hijo, desde los días de
los primeros conquistadores del Paraguay.
Iban asi vestidos los tenderos, comerciantes y algunos
délos mas ricos hacendados déla antigua escuela. La
moda que mas prevalecia era casaca de grandes dimen-
siones, de paño de San Fernando, que es el mejor y mas
costoso de España, con monstruosos botones chatos y
con faldones que llegaban á la pantorrilla.
El resto del trage iba en perfecta consonancia con éste,
heredado y bien conservado. En seguida venían los doc-
tores vestidos de negro á la moda antigua; unos cuantos
(entre estos, los generales Yegros y Caballero) en unifor-
me militar caprichoso; y otros, de los jóvenes que hablan
estado en Buenos Aires y adoptado la moda europea
moderna. Pero el mas grotesco de todos los visitantes
del dictador en su besamanos era el de los hijos de estos
cortesanos vestidos de colores.
Muchachos que no pasaban de ocho á diez años de
edad, llevados de la mano de sus padres, vestidos exac-
tamente á la moda de sus antepasados, con bastoncitos de
puño de oro en la mano conversando con toda la grave-
dad y ensimismamiento de homrbres de sesenta años. Ha-
cían su reverencia con toda propiedad al dictador, quien
los recibia no sólo con cortesía sino también con toda
formalidad. Machos que pertenecían á las clases infe-
riores eran admitidos á este besamanos, el cual tuvo lugar
por primera y última vez, durante la dictadura.
Francia se presentó, en esos dia§, risueño y amable;
pero el terror interior que germinaba en el corazón de la
DEL PARAQCAT S75
mayor parte de sus visitantes, cu vano trató de ocultarlo
en su primera entrevista, apesar de la apariencia de cor-
dial respeto. El estaba decentemente vertido de frac a/.ul
ligeramente adornado con trencilla de oro, pantalón y
chaleco de casimir blanco, con un bonito espadín al cinto,
medias de seda blancas y zapatos delgados ron pequefias
hebillas de oro. Ke4*ibia paradi) en medio de la sala,
conversando un corto rato ron cada visitante, y adaptando
su conversación con mucho tacto á las varias capacidades
de los que le ro<leaban.
Robert.son, único estrangcn», para quien la persona de
Francia era accesible, al entrar á felicitarle^ le trató de
tMcelcncia. -Déjese, amigo, de esrelencia, le i\\'y\ y liáble-
me como hasta aqui hemos a'costumbrado.** Pero asi mis-
mo,Robertson siguió tratándole del propio modo, sin r|UO
pore5H> mostrara desagrado. Pues jamás admitía que se le
dirigiera carta alguna que no llevaM» c-te sobrescrito:
•Al Exmo. señor clon Joséílaspar lÍMilngu*'/ de Francia,
supremo dictador perpetuo de la l{cpnblii-a d**l Para;:uay.'*
Los actos de la vida privada di*l dortor Fram-ia pare-
cerAn ridiculos, los de>u vida publica, abumíitablc^. S'ili»
faltaba á este hombro extraordinario la sup(*r>ti'*ioii rrli*
giosa fiara hacer de él el Luis \i «K» la Ann-rica: ^'miciIIi».
probo, económico en su inl<:rior; astuto. rru«*l, su-pica/
en el esterior: orgulloso c impla«*ablf para c<iii ln^ ríci»> y
los grandes; suave y fannliar para cnn su yríado y su
barbero; hábil administrad' *r. Iii»ni)*rc «!•» catado inllrxi-
ble amigo do su país, tírarioij»* su^ *^ni>diio^. Kraiit-ia ^a-
criticó el presente para aseu'nrar *•] p.»r\iMnr. N.» j'.r.iti.
siguió: fuó necesario, |iara qn«' «*n paK ^i* pn^n^ra i>n
camino de la reali/acion di* *^n pcd^anncuto, treinta y tan-
tos años después de su nmerte. <'oni» llamara la aten-
ción del mundo enten», merécele it» dcdtqne aL'nna^ pá-
ginas.
. Hijo de un mameluc.i |.:tu¡ista. ca|iítan Tiariía luidri-
gucz Frauí^a (a^ Colla *^ C'U'io'a aun^iue Francia sostenía
276 GOBERNANTES
ser descendiente de francés), nació en la Asunción del Pa-
raguay el G de octubre de 1764. Dedicáronle sus padres
á la carrera eclesiástica, habiendo principiado sus estu-
dios en la capital del Paraguay y terminádolos en la
universidad de Córdoba. Viéndose libre de seguir su
voluntad, con la muerte de su padre, abandonó su carrera
religiosa y se puso á estudiar la jurisprudencia, con la
intención de entrar en el foro. El nacimiento del doctor
Francia precedió tres años á la espulsion de los jesuítas.
Habia oido hablar con amargura de su despotismo, su
ambición, sus astucias ocultas y maquiavélicas. Alum-
no de los frailes franciscanos, no habia tenido que jac-
tarse de sus relaciones con ellos. Destinado por fin á una
carrera por la cual no tenia vocación, concibió temprano
un desprecio intolerante por las prácticas esteriores del
culto. Después de su elevación, creyó deber sacrificar á
la política su convicción íntima asistiendo regularmente á
misa todos losdias; pero, cuando juzgó que su autoridad
estaba suficientemente consolidada, arrojó la máscara,
dejando de hacerse presente en la iglesia, y despidiendo
luego á su capellán. Desde entonces se le vio, en todas
las ocasiones, prodigar los sarcasmos, aún el insulto &
los objetos del culto, á los santos, á las imágenes, á las
procesiones y alas ceremonias de la iglesia, jactándose de
adorar á Dios, pero ser indiferente sobre las formas de las
creencias cristianas, musulmanas ó judias. "Si el santo
Padre viniera al Paraguay, — dijoundia al viagero Rengge^
—lo haria mi capellán." (1)
*
A su regreso de Córdoba, ejerció con éxito la profesión
de abogado, sin serlo, y desde entonces, se pudo obser-
(1) Desde el año de 1318 no so le vio al dictador un solo acto de reU-
gion: huiade los templos y privó al 8acrai]|¡dnto de los honores qae lexvn*
dian las tropas ol dia de Corpus.
DEL PARAGITAY 277
var dos pcrsoiiagcft distintos, al hoinliro |>r¡ vailo y a\
hombre púMiro. JamA^ mandiló su miiiistorii) ninguna
rauna injusta; no se le vio titiihear «mi «loírnílfr al drbil
contra el fuerte, al pobre runtra ol riv'o.
Como uu ejemplo á la n^putariou ili* Fraipia. mal
abobado iiirorruptií>le, rer<M'irtMn'»s la anr*i'<lMta >¡;ruinite:
Tenia en la A^^unrion mi aini^t» de iioinhro Hudriírue/.
Esto homlirc eirlió su rodiiMo^a vi^ta sobre una propierlad
de don Estanislao Ma(*liain, enemigo deelaradi» de Fran-
cia. No dudando «jue elj6ven dortor, innn> otros abo-
gados, defendería su injusta rausa, Itoilri^aie/. le retiriósu
caso, t-ontanrlo tenerlo de su parte. FraiK ia i*oniprendiú
que las pret(Mi<iones de su aini.i^o >e fundaban en el fraude
y en la inju^-tiria; y st? ne^í"» n > s»lo á obrar fonio su fon-
scjoro, sino(|ue le <JiJo ttM'nri!ia:)t(Mn>Mitt\ «pie tanto i-iimo
iKÜaba A suanta^'inista Mai*liain, If prevenía tpio sí insistía
en <uinli*uo pleito, p<)n<ir¡a tildo ^u aliim-o en apoyo de e^e
mÍKmo antap»iiista. Ap«'<ardr la preven<'¡on tle Francia,
¡iiHÍstió Hodri;^'n(V en ^u^ pn'ten>ion«»<. ('«ímo óste era
|)0«icro<o en materia d«' fortuna, ti»do iba en eontra de
Mnrliain.
Viendo o^in FrainM.i. mía noíb»» *.«» rnrapotó y fuó
á casa ile su iiivi»t*»ra l«» imhmiií;:m. KI (•^•«■lavo «pn» abrió
la pueiia, (-on.i.ienilo la L'randi' eiit^nistad (pK* lo^ ttMiia
divididos á su amo y al abo^ad<i. lu» 1«* perinil¡<'> la entrada
sin aiiten prf\«Miir á ^u patr»»n ile la «••tirana i-muio ines-
|>crada \i**ita. Marbain, tan snrpn'ndnlo «-omo ^u «»sila\i».
variló. al.::uii tanto, pero al tiii ^t* d* t<M'niin«» á n*cib¡r 2^
Frani-ia,
E'ilo. al entrar, dij»»: "Marbain. n^-it»! ^abe «pit* ^^oy
su cnemi;;'». Pero sabiond'» «pie mi aniij«i K<idri:;ue/. si
yo iii^ Í!iler\tMí.i;«», ino»lita ■••»ntra u«^t«' I una ^n»^«*ra ♦• niju^-
t:iai¿ri'**Mn, veii¿:'> a ufrerrr .1 n'»t»'d ini^ ^••r^i i»^ fii su
defensa.
Ma''liain. apenas dando errtbto á loi|uelo pa<aba, arep-
278 GOBERNANTES
tó en el acto tan generoso ofrecimiento con grandes
muestras de gratitud.
El primer escrito, presentado por Francia al juez de
alzada, confundió al abogado contrario, haciendo titu-
bear al juez, que estaba en favor de ellos. "Mi amigo,
dijo el juez al abogado contrario, yo no puedo seguir ea
este asunto, á menos que usted coheche al doctor Frau-
cia para hacerle callar." "Veremos" repuso el abogado,
y fué á ofrecer cien onzas de oro á la otra parte como
cohecho para permitir que la causa siguiese su inicuo cur-
so, haciendo ver que se contaba con la concurrencia del juez.
"Salga usted, dijo Francia, con sus viles pensamientos
y vilísimo oro, de mi casa*"
En un momento el abogado ofendido se encapotó y se
presentó en el despacho del juez de alejada, á quien refirió
brevemente lo que acababa de pasar entre él y el rufián.
"Señor, continuó Francia, usted es una deshonra á la ley
y un borrón para la justicia. Usted se halla, además
completamente en mis manos; y si no obtengo mañana
mismo una resolución en favor de mi cliente, haré que el
asiento que usted ocupa le queme y que las insignias de
su empleo judicial sean los emblemas de su ver^
güenza."
En la mañana siguiente se produjo una resolución en
favor del cliente de Francia, perdiendo asf el juez su repu-
tación, y estendiéndose muy lejos la fama del joven doctor.*
No bien Francia vindicó la ley y la justicia en el caso
de su enemigo, cuando se reanimó la antigua antipatía; y
mas tarde, una délas muchas vlctimasdel desagrado del
dictador fué el mismo Machain, á quien tan noblemente
habia servido.
*
Algún tiempo después, fué nombrado (1803) alcalde de
Icr voto. La integridad y aun se podría decir la inñexi-
DEL PARAGUAY 279
bilidad, que ínirodujo en el ojoroirio ilc sus nuevas fun-
ciones, leronriiió la estimación p:oncral.
Su gusto por el liberlinaí^e y ol juego, le impidió i^a-
sarse, sin arrastrarle á una disiparinn ruinosa. Su for-
tuna era mddira, |K?ro le pare«'ia sufií'icnte y no trató ile
aumentarla. Vamos A aptiriparnos A la manlia déla
historia, para arabar do liarer conorer al dirtador por
lo.srasp)s mas sobresalientes (jue cararterizan sui^ei^suna
j su administración.
L4jos.de justificar A Francia, parece <|Uo en la larf;a
lista de vh*tjmas sacrificadas pi>r el ha habido exagera-
ción, productode la imaginación aterrorizada del pueblo.
Adcm;ls, es imposible fijarla con pi*ecision, desde <|ue to-
das las órdenes es4TÍtas, emanadas del dictador, delnan
serle devueltas con la constancia al margen de halKTseles
dado cumplimiento, teniendo buen cuidadlo de destruirlas
en seguida <>l mismo, ó poio ante^ dt* morir. Asi m» ha
pcnlído todo vestigio auténtico de casi la totalidad de los
actos do su administrai'ion, >iendi» una rare/a encontrar
un do4:umento, de alguna importaihia, ([ue lleve su firma,
á pesar del celo casi supeisticios<» <pi(^ los paraguay<»s
han manifestado y siguen manífeMaiido en reco;:er cuan-
to le hu |>ertenecidu, ó lleve surei*uenlo.
I^ singularidad, muchas veces afectada, de sus deci-
siones, el esceso de sus viva^ emoeiones contribuyeron
también no poco á luu-erle temer de h»s suyo>. pi>r do
quiera que <!'l se presentara, roticábale la soleilad, y sus
menores Arclenes, sus voluntades mas incsperatlas eran
ejecutadas sin réplica y sin demora.
Jamás tuvo ni minislros, pr«»piamente dii*lp», ni conce-
jeros, ni confidente»^. Su unii-o Mvretario dct^Uilo bajo
el nombre <le fV#'í dr hWhas^ no t»r;i nia^ que una pluma
destinada a registrar su^ \olunl:ides. So|o su barbero,
protegido |ior una intimitlatl cotidiana desempeñaba cer-
280 GOBERNANTES
ca de él el papel de una especie de favorito. En todos
los actos de su administración, él tenia la vigilancia, la
rapidez y aun la originalidad de su carácter. Enemigo
de toda libertad, de todo poder independiente, se atribuyó
el nombramiento, producto hasta entonces de la elección
popular, de los alcaldes, y de ía municipalidad cuyas fun-
ciones eran completamente nulas.
Era Francia vengativo, cruel é inexorable. Jamás ol-
vidaba una injuria, verdadera ó supuesta, — señaló gra-
dualmente á todos los que él creía serles contrarios á su
tirania, como víctimas suyas.
Habia tres puntos notables y sobr esalientes en la carre-
ra despótica de la historia del doctor Francia; el primero,
la vil astucia con que la comenzó con mucha cautela y
paso á paso; el segundo, los pasos graduales y cautelo-
sos como procedió, y el último, la inflexible crueldad .con
con que la consumara.
El hecho siguiente es una prueba de su carácter ven-
gativoé inexorable.
Muchos anos antes de ser hombre público, Francia
riñó con su 'padre, auque parece que éste tenia razón. No
se hablaban ni se veian. Al fin, enfermándose de muerte,
el padre procuró antes de exhalar el último suspiro, ha-
cer la paz con su hijo José Gaspar. Este desechó redon-
damente la ofrecida reconciliación. La enfermedad del
anciano se agravó con la obcecación del hijo, y en verdad
tenia horror separarse del mundo sin que precediese un
perdón mutuo, conceptuando hallarse su alma en peligro
de no iral cielo si continuaba en enemistad con su primo-
génito. Horas antes de espirar, se valió de algunos alle-
gados de Francia para implorarle recibiese la bendición
de sumoi'ibundo padre. La naturaleza humanase estre-
mece al oir la contestación que dio el hijo: *" Digan uste^
DEL PARAODAT 281
deM á mi padre que tío me importa qtie ^u alma baje al
infierno.'' El anciano murió delirando con el nombre do
su hijo José Gaspar.
Algunos años después su mismo hermano, don Pedro
Francia, administrador de una de las retluociones, per-
si)na totalmente diferente del dictador, no se libró tampoco
de ésto, mandándole meter en una de sus prisiones. Allí
terminó sus dias de una efermedad de la que habría |>odido
sanar, pero se agravó de tal modo que llegó á ser incu-
rable.
Kobertson dice (en sus citadas c-a/*/a.v) que cuando tenia
que ver á Francia por algún i)e;;o<:io lo hacia en las príme-
rashoras del dia, y ruando le vcia de noche siempre era &
su llamado. Antes de la dictadura, el recado que Fran-
ciale mandaba por un ofirinl ó uno de su guardia do
corps, era concebido invariablemente asi: "Suplica el señor
cónsul que se vaya V. á casa del gobierno" Y después
queso le nombró flirtador, de este otro modo: **Maidael
supremo que pase\'. A verlo.'
I^e recibia siemi^re con grande urbanidad, en su |>o-
queño cuarto oscuro y do triste aspecto, situado en el es-
trcmo de un corredi>r bajo y sombrío. Generalmente
habia una vela do sebo sobro una mesita redondade un
solo pié, en la que no cabian sentadas nías que tres per-
sonas. Ksta era la mesa dei-oiner del señor absoluto do
aquella parte del mundo. Cu mate y un cigarn), que lo
ñUiamabii una ne;;ra vieja y mal vestida, ó por un negro,
uniros sirviente^ que tenia, eran los refrescos conque é'
le invitaba. Tna vt.v, l{ol>eil*^oii lomando de regalo una
fliM*ena de botellas deest|nisitii nporto, á que ilaki muciía
im|Kirtancia. y al hacer á S. K. una \isita tres dias des-
pués, hi/o traer una b'itella medio llena y sin corch«Mil)se-
quiándolc con una copita enteramente agrio. Dijoleen-
882 GOBERNANTES
»
tónces á Francia que los ingleses acostumbraban beber
cerveza en vaso, y que una vez abierta una botella se
bebía hasta el fin. El dictador se sonrió, diciendo "bien
me pareció algo agrio en la comida; pero vaya, tomare-
mos una botella á la inglesa/'
Su comida consistía por lo general de dos platos comu-
nes; 6 de uno solo, con un poco de caldo, siendo su bebi-
da agua pura. Una tarde antes de despedirse Robertson,
se puso en la mesa su frugal comida; y al tomare! som-
brero, dijo el dictador: "No le ruego que haga peniten-
cia, porque sé que para un inglés es cosa indispensable
una buena y sustancial comida y mucho vino todos los
días."
La conversación de Francia era principalmente sobre
política, insinuándose él mismo como centro de perfección
á que tendían todas sus observaciones. Si se tocaban
puntos científicos ó literarios, se jactaba siempre de algu-
na invención suya. ' Su vanidad sobresaüa á cada pala-
bra que pronunciaba, manifestándose indiferente á la fama
ó al aplauso. Su gobierno, — su sagacidad política, — sus
dotes, — constantemente hacian contraste con los de otros
y siempre en su ventaja. El Paraguay era una utopia
realizada, y Francia era el Solón de la época mo-
derna.
Hablaba, de toda la Europa, con escepcion de la In-
glaterra. El Paraguay y la Inglaterra — la Inglaterra y
el Paraguay eran los ilustrados paises que él deseaba ver
unidos; como los mellizos siameses, firme é irrevocable-
mente en uno.
No podia oir hablar de la celebridad, gloria ó fama de
cualquiera de la América del Sur que no fuese él. Odia-
ba de muerte álos generales San Martin y Alvear. Em
pezaba siempre su conversación sobre estos personages
con afectado y amargo desprecio, terminando invariable-
mente con violenta y apasionada declamación.
Cuando se trataba de la América del Sur, las maneras de
DBIi PARAGUAY 283
Francia eran agrarlablesy muchas vccesjocosas. Sin du-
da sentía algún consuelo en encontrar alguno igual á él —
queno le lucir ra mÍ4'do. To<lo el mundo le temía. Al-
gunas veces estando en conversación con Kobertson, su
guardia anunciaba visitas, á quienes se «idmitian 6 no.
En el primer caso, Francia se |K>iiía tieso, frío y adusto,
y de un modo abrupto y áspero decía al pobre suplican-
te que estaba parado & la puert^i: *'¿Quó quiere usted?"
Hecho el |>edído con temblor ó con profunda reverencia:
*Bien, retírese," contestaba el. tirano, continuando ense-
guida su conversación con Kobertson .
Kara ve/ conser\'aba Francia su asiento mientras con-
versaba; con su cigarro en la boca andaba arriba y abajo
6 se ¡Miraba en frente de su interlocutor |>ermaneciendo
este sentado. Asi presentaba sus pro|H>si<*iones ó soste-
nía sus argumentos.
P(K*o antes de ejercer la <lictadura, Francia contrajola
«•ostumbre, que siempre «Muiservó, de dar su paseo á ca-
ballo desde la casa degubicrno hasta el cuartel que se lia-
llabacerf*a delaciudad. t'omo no (|nerí(Mido serunaes»
i:c|H*ioii en cu.'into al carácter '1) que atribuían sus com-
patrí«>tas de tenor algún defecti> en el pescuezo, andaba
siemprcvoii la cal)e/a agachada, «icompañado de una |>o»
quena es4.*oita, y siempre en un mohíno silencio, rara vez
devolviendo el saludo. Regresaba al ponerse el sol siem-
pre taciturno.
En sus |)aseos, al pasar por delante de la puerta de
un viejo español, llamado don Josó (Jirísimo, el caballo
(I) IVaAriaM» fantiilÍAba mucho <le vor el atiyeclo l«mor qa« atuiroiB
pmZnotMM inauifevtattAn rtiamlr) ostat-an ileUnto ilo vi, 1» i|Uf» ¿I minino liA*
bi* pnMlurMo S41I1A ile<'ir do lm«*na ú «lo mala fr. *f|Uf* 4 los parmKuajofl
im Callaba un liii«*4<i <*n el ot|tinaKii. |iurttiii|iic un Ti«»ub<ifinlo t|uff IIpta-
m iMaa la raboca." K4*iiKKri «'onñnna r*t«i r«*íini*ii«|n «|uo un «tía on <|iio
ibaá har«*r la anatomía «i«*l c ailávvr «le uu |»ara^iayo, le pncarjcó Fran*
ciaobtt^n'aM* bi«ii m •nn funt patriotas toman m ••! |h**4 tirxo un bii<*4«i i|«i
ma«. «|un 1<^ impidic^n levantar la «ab^ia. y hablar ca vvi alta, airaren*
tAodo iini<>rar íucm efecto del Urror.
384 GOBERNANTES
tuvo un ligero resbalón al atravesar un albañal que
estaba en mal estado. El dictador mandó decir á Carísi-
mo que lo hiciese componer, pero quiso la casualidad
que la siguiente tarde, al pasar Francia, lo encontrase en
el mismo estado. En el momento en que llegó al cuartel, "
mandó que llevaseí;! á Carísimo á la cárcel y le remacha-
sen una barra de grillos, á no pagar una multa de diez mil
pesos fuertes. Carísimo, como no era rico, no pudo pa-
gar la multa, y su familia, que aún ño conocía la clase de
hombre que era Francia, abrigó la esperanza que este ce-
dería. Como Carísimo era corpulento, los grillos le lasti-
maban introduciéncjose en la carne. Al informar á Fran-
cia de esta circunstancia, dijo: "Pues entonces, qué se
compre él otros mas grandes." La infeliz esposa tuvo el
cruel deber de mandar hacer prisiones para su propio ma-
rido. Al fln los amigos de Carísimo juntaron los diez mil
fuertes con que rescataron al preso.
Una mañana se encontró, contra el dictador, un pasquin
pegado á la pared de la casa en que viviadon Pascual
Echagüe, santafecino, casado con una señora paraguaya
de buena familia y establecido en la Asunción. Era un
absurdo suponer que este hombre cometiera la torpeza de
haberlo fijado allí. El hecho es que el mismo dia se le man-
dó ponerpreso y con grillos. Su infeliz esposa, después
de algunos meses de prisión, buscó la ocasión de ver a^
dictador. Se arrojó á sus pies deshecha en llanto. "Mu-
ger — dijo el cruel é inconmovible tirano,— ¿qué quiere usted
aquí?"— "¡Oh! mi esposo! ¡mi esposo!" fué todo loque pu-
do articular la cuitada esposa. Entonces Francia, diri-
giéndose á la guardia, replicó: "Mande poner á Echagüe
otvfL barra de grillos y otra mas cada vez que esta loca se
atreva á acercárseme." El infeliz murió en la cárcel, siem-
pre con sus grillos.
DEL PARAGUAY
La palabra de Francia era una ley mas irrevocable que
las leyes de los anti^^uos medos y persas.
Era de estatura mediana; de facciones regulares, sus
ojos negros y hermosos, espresaban la penetración y la
desconfianza* Hasta la edad de setenta años montaba á ca-
ballo como un jo ven de veinte, mandaba el ejercicio, traba-
jaba y estudiaba comr) antes y pare(*ia go/ar de una |>erfec.
ta salud, con escepriun de los ai*<*esosde hipocondría á que
estaba sujeto raila ve/ que se haria sentir el viento húme-
do ycaliente del nordeste. Ksta acción de la tem|)eratura
sóbrelos órganos del dictador influía dolorosamento so-
bre su carácter, y los paraguayos pudieron convencerse
que el tiempo de los accesos era el de las proscripciones y
acto< mas crueles.
Apenas subiera al poder, ocupó el antiguo palacio délos
gobernadores roloiiiale«^, que hi/.o enibelle(*or y aislar,
ordenando la demnljriun de las tasas rn*(*unvecinas.
Retirado en <*! ron cuatn» criados, du^ lioiuhres y dos
mujeres, dio i*oniien/o A una nueva cxisieniia, por la re-
forma de su^ malas ¡ii(*ltnar¡otK^>. Por una poderosa
voluntad, i*omprimió de un ni«»do s-.ihito lap:i<ion del jue-
go y la de las mngeres. Anv;:ló el empleo de sus tareas
eotidianas, destinando invariablemente una li«»ra ¿\ i*ada
una de clla«<. Imprimió á sus man«Ta*^ el sollo de la ori-
ginalidad, '\Mo pued'* e«<iplii*arse por la impo*;ibilidad en
que se encontrara en ad'>ptar los n^*»*- de la buena socie-
dad en unpais tan atra^.ido imiho <*I suyo. Al prin-
cipio afci'taba un airo allanero y duro, trataiulode intimi-
dar iisu iiitorlorutor: )*ero «uiand'» r^U* ^rh* mantenia
firme, aunque sin im|HTtin*Mi«Ma, <e <u:»vi/aba, atni «'onver-
satia ron familiaríd:id v manifeMaba tener tnia iiiMruc-
cion tan variada ronio *./i.id.i. Ant«»< de la n'vulurion,
los únicos libros «pie el fle^p »li^nio reli;:io^«i p(*rmiticra
jienetrar en el Paraguay como en toda «mi la .Xinéhca es-
(lafiola, eran obras místicas, la mayor |iarto do una de-
386 GOBERNANTES
sesperante sencillez. El dictador tenia quizá la única
verdadera biblioteca que á la sazón existiera en el país:
componíase de una rica colección de autores españoles,
un diccionario francés de artes y oficios, ¿quedaba mu-
cha importancia, y consultaba á menudo para ciertos de-
cretos concernientes ala industria agrícola y manufactu-
rera; se veian también algunas obras de medicina escri-
tas en francés, las obras de Voltaire, Rouseau, Montes-
quieu, RoUin, Raynal, Laplace,etc.
Hablaba el francés bastante bien y leia algo el in-
glés. La historia, las matemáticas y la geografía formaban
el objeto de sus estudios favoritos. Sus paisanos, al ver-
le estudiar en los mapas y globos con instrumentos de
matemáticas, después consultar, en el cielo los planetas
y las constelaciones, se figuraban que habia magia en
esas prácticas, y no consta que el dictador hubiese jamás
tratado de desvanecer esa creencia en él ánimo de sus
compatriotas. El sentimiento de su superioridad, tanto
como el de su dignidad, le inspiró un orgullo pueril, muy
dificil de conciliar con lá sencillez patriarcal de su interior.
¡Desgraciado el imprudente que, por escrito ó verbalmen-
te, omitiera el calificarle de Exelentisimo señor y el de
dictador perpetual ¡Desgraciado el que no observara
rigurosamente, en su presencia, la etiqueta de costumbre,
es decir, que avanzase demasiado cerca ó no tuviese las
manos en evidencia para hacer ver que no trataba de ser-
virse de un arma oculta! por la mas leve infracción se in-
curría en la desgracia del dictador, y la cosa era bastante
seria para merecerla mayor atención. Desde el descu-
brimiento de un complot, de que se hablará mas adelante
no veia por todas partes sino traición, puñal y asesinato.
Cuando salia, se hacia acompañar de húsares y de agentes
de policía que estaban siempre listos para descargar el
golpe sobre los curiosos mas inofensivos que se atreu-
vieran á esperarle al pasar.
DEL PARAGUAY 887
Nosedigaquo los amigos del doctor Francia estuirie-
860 exentos de la etiqueta impuesta á los estrangeros;
puesto que esto hombre estraordinario no tuvo jamás
amigos, pero puede aplicarse esta observación á sus pa-
rientes y protegidos. Mas severo aun para con éstos que
para con aquellas personas que manifestaran nuevos de-
rechos á su benevolencia, muchas veces los trató con una
dureza inaudita, Unas leves faltas han valido á sus pro-
pios sobrinos varios años de prisión; aún su misma her-
mana, señora respetable, para quien, hasta entonces, ha-
bía manifestado cariño, fuó inexorablemente* des|>edida
d# su casa por una arción tan fútil que no vale la |)ena
mencionar.
El doctor Francia row una sin^^ular rouiiion de buenas
y malas rualidadcs, llevó al poder el mismo desinterés
que manifestaba en su |>rcreilente rarrera. Largo y ge-
neroso por tinh) lo que Icronveiiia |»ersonalmente, sólo
era avaro ile los dineros |>úbl¡ros. Klron^reso al nom-
brarle dirtador, le había asignado un sueldo de IMXM)
pesos, y él no qui^^o aceptar masque la teivera |>arte por-
que consideraba el estado con mas neccsidade*^ que ól,
desinterés que ttMJo tirano manifestara siempre, con el
fin de captarse la simpatía del pu«*blo para poderlo sub.
yugar mejor. Igual comlucta observó liosas, renuniMan-
dosu sueldo de gobernador en InMieticio del cMado. So
hizo una regla invariable dn no rc«*il>¡r regalo alguno;
pagaba t«>do lo que se W dal>a ó lo dese«*|ial>a, y .se puedo
decirde él, sin impostura, que entró pobre en el podery
saJió|iobre deéi <1 .
(1) Tudo lo iiuf Krmiit'iA dejó al morir. iH*i;un «1 inventario, lerantailo
«B !•• diaa 4 j 5 dr uoviriut>ro d<* lM«*f*n |>r«»M*nciA drl riior|iu tuuAiri|»a|
^ d«l inini*tn>t««orrr<» d«* bai'irnda al> aiutaria áU «tinia U!Vl,*il7p^«os
ftMtt4Mpo«:o má« o niruoa. «in contarrl valnr ile lai« alhaja* df* oro y |i1a*
tA «IVM |M>««i.ay ciiyi* valor &•> |HM|i«m«»« a|*n*<'iar. Nn ti^urmen cim* inv«ii*
Imío Ia bibhuUca u> tiiniíunu de lúa de luas cibjvtot de «ala y ctcr&Uino.
288 GOBERNANTES
La intolerancia recelosa de que diera pruebas tan repe-
tidas y tan deplorables, sólo se estendia empero á las per-
sonas á quienes suponía la intención de mezclarse en los
negocios de gobierno; pero en cuanto alas demás, les de-
jaba entera libertad de culto, de acción y de lenguage.
En sus discursos, el dictador se complacía en nombrar
el país sometido á su despotismo, la Bepüblica del Parar-
guay\ no hablaba de España, de los frailes yde los jesuitas
sino con un profundo desprecio, (1) afectando un vivo en-
tusiasmo por la independencia de la América española.
Sus ideas sobre el modo de gobernar los pueblos recien
emancipados, dan la esplicacion de su conducta política.
"La libertad, decia á veces, es un precioso bien para
hombres prudentes; pero si las naciones mas civilizadas
del antiguo mundo no pudieron ensayarla sino con detri->
(1) Enana de las entrevistas del doctor Bengger con Francia, se divir-
tió éste macho ¿ costa del comandante y del cura de Caragaati, qae le
habian enviado ana pobre muger encadenada y que traía xm rosario muy
grande, acompañando el proceso de que resultaba ser bruja. De aquí pa-
só Francia ¿ hablar do todos *los sortilegios¡de que usa el pueblo, délas
enfermedades y curas que atribuye ¿ semejantes maleficios, y oonclnyd
diciendo ¿ Bengger; ''Vea usted para lo que sirven estas gentes, los sa-
cerdotes y la religión, para hacerles creer en el diablo mas bien que en
Dios."
En los primeros afios de su elevación al poder, Francia se hacia decir
misa todos los domingos en la capilla de uno de los cuarteles, y asistía en.
las grandes festividades á los oficios de la catedral, pero bien pronto no
apareció por aquella iglesia, despidiendo ¿ su capellán en 1820. Desde
entonces se desligó del culto no dejando de pronunciarse contra la religión
del pais. Asi fué que habiéndole pedido un comandante la imagen de un
santo, para colocarlo como patrono de un fuerte que se acabad de cons-
truir, le respondió el dictador; ''¡Ah, paraguayos! ¿Hasta cuándo seréis
idiotas? Cuando yo era católico, todavia pensaba como tú; pero ahora
conozco que las balas son los mejores santos, para guardarlas fronteras.**
En la primera entrevista que diera á los señores Bengger y Longchanp,
después de haberles pregrmtado cuál era su religión, '^profesen ustedes la
que gasten, les dijo Francia, sean cristianos, judíos ó mosolmanes, pero
no sean ateos."
DEL PARAGUAY 289
mentó de su prosperidad, de su reposo y aun de su ho-
nor ¿como quiero usted que los americanos, ignorantes y
pobres, liagan de clia buen u<o? ' K^te ra/onamiento
especioso no justificaba el desjMiiismo vejatorio que el
dictador hi /o pesar sobre sus compatnota*^, con la inten-
ción de hacerlos un dia dignos de la libertad.
A los ojos del dictador, Napoictin era el grande hom-
bre |>or eseclcncia; le tomaba por mi^delo, le citaba A
cada pa.so, le veneraba aun en su^ debilidades, y preten-
día asemejársele por el trage. l)es;^M'a<-ia(lan)ente[|»ara
él« los recursos de su país oran tan limitados, ó la> unno-
nes que se ha|>odido proporcionar solire la^ costumbres
privadas de su héroe eran tan incxacta^^, (|Uo Francia se
dejó tapujarse con un trajt» de lo> mas ;;roie^cn<, í|nc*-e
creiade veras ser el viMh'cd'»r de Au^tnlit/: i*a-*a»-a azul
con galón <lc oro. charretera'* ib» bri^'a^ii' r e^pañ-il. ebali-
co y [taiitaloii blani'MS, nu'dia^ de ^•■•la, /apat<i<« cmh ;¿raM-
des hebillas de oro v un inni'Mis »<«>nibrer«) eLi^ti *••. Jam.-is
salia ademús sin andar bi**ii aiina<Io d*.* u:i ::ran ^a!»l(* v
de un par de pi<t(jlas de dostin'<. Kn "uca^^a. «-nidalia
lenerconstantemente armas á >n al«-aiice; i«iiia la*^ pare-
des de su donnitiiri>Ma|ii/adas mw illa^. Cada iioilii»,
hacia venir ai pt*fi* (|ue estaba do ^^Miaidia, le daba la or-
den del dia, cerraba él minino [a*«» pn«'i!as i|»? -u paia-io
y SG lle\aba la*^ l!a\e^ «pie in^tia bajo >\\ ainptbad.i.
Cuandodaba su^ audiencia^ ••rdinai.a^. ^ntiaje b i^itual
consistia enunantlio baton de zara/a, baj'ici -ual oi-n. ta-
ba una pídola de doble tn-o.
I-os prinicn»s cuida«lo^.|»? Francia '-e diri^iaii á la or;;a-
nizacíoii militar, y. tiel al re«-uerdoi|e ^u b''»r«'e li»' pre.Ii-
leccion, quiso vivir en ni«- lio ilel ejtreito. Si» le veia cada
•Jn
290 GOBERNANTES
•
diaocupado en pasar revista, visitar los cuarteles, pro-
bar los víveres y tratar directamente con los proveedores.
Previendo que tendria necesidad de sostener por la fuerza
la independencia de su país, y que si de un lado, nada
habia que temer de la España, del otro había todo que te-
mer de la proximidad de la Confederación Argentina y del
Brasil. Trató de proporcionarse las armas y las municio-
nes de que aún carecía. Para este efecto, decretó el mo-
nopolio de la esportacion de las maderas, artículo de alta
importancia para el Paraguay, y únicamente la acordó á
los especuladores que le llevasen en cambio los objetos
de guerra que necesitaba. Habiendo conseguido con esta
medida lo que se proponia, la aplicó á los demás ramos
del comercio de su pais, proporcionándose los artículos
que le faltaban. La esperanza de obtener esas licencias
comerciales llevó á la Asunción una multitud de negocian-
tes estrangeros establecidos en Montevideo ó en Buenos
Aires. Mas adelántese verá la suerte que les estaba re-
servada,
El elército quedó organizado sobre nuevas bases; desti-
nando el dictador para su persona una g'uardia de grana-
deros elejidos. Estos hombres, con cuya adhesión contaba,
se hicieron mas tarde, verdaderos gendarmes, encargados
de la ejecución de las órdenes de policía; más aún, formó
de ellos un cuerpo de espías que consideró necesa-
rio para su política. Despidió á los oficiales, que por sus
relaciones do familia ó de sociedad podian gozar de una
influencia peligrosas; á fin de no tener cerca de sí sino, per-
sonas que le fuesen completamente adictas, los reemplazó
por hombres sin capacidad, pero de una fidelidad esperi-
mentada.
Fué entonces que puso en ejecución el gran proyecto
que, desde el origen de su poder, germinaba en su
DEL PARAOCAY 291
mente. Reconocía que el Paraguay, apuradla de un
lado,* |>or los nuevos estados ¡ndepciidiciitcs de la Amó-
rica es[>ariola, y del otro, por el vasto imperio dellírasil,
no podría por mucho tiempo conservar su iudepcndenria
naciiiiial. Los pueblos ve<'¡iios estaban mas adelantados
que sus compatriotas on las artes a;;rl<'olas y manufaL'-
Uireras, como en las rienrias y las iiloas liberales, pero su
frocuentacion no podia llevar á la< masa^ implorantes del
Paraguay sino elementos de diseordiayde perturbacio-
nes. Todos los recursos tiTiTitoriales li*s iban á seresplo-
tados |>or la industria de 1<»> i'>traiim'i>r<»< en dctrinuMit*» de
los naturales, la cual, causada de ^^lerra. acabaria por
abandonar el pais. por otra ¡larte, nodcjaba d«.> ser cierto
que la presencia do otn)-; rsiiMii:;ero<, perlene'Mentes, en
sumayor parte, A nai'ion»*'^ i»nro|»i*as cojo. -aílas en pri-
mera llne:i en la civili/:i.-i«).i, pre-¿'':itaria ^rave^ ob^t;i *ul-»s
A la rcali/acion de b,s proy»*'-!»<«in* Inbii cm -líliiili. Su
censura, las observaciones (|u«' se hablan <lc permitir, to-
do, hasta sus ideas |M'o^re<«íva< d<* bítMit^Ntai* y (!•* libertad
había de inspirar Tilos para;:nayo<H el c^|«íi'it \ de ni^ul»>r-
dinacion, la manía de la criti a y la iii«*li:]a<'i>i:i a la rei><>
üon. Era, pues, necesario aislar >*! pai^, atnn -li'*rarl>>atra-^
desús riosy de sus selva-»: rccha/ai- la*- in\;t^i«»ni'*- |»at It¡-
cas délos especuladores c^iraii^'^Tn^ •-«•niM las ai:ii>iiti¡r-*
hostiles de los mi<.iiios c-pifi •! •-: ini|»" lir laemi;;ia i »n
délos naturales, para i*on--M*\ ir -;i bra/i al ciilii\.i d • \:i<
tierras; multiplicar a-*l la-» ri-juc/.i-i i.»i*ritMri;il.'^ y limitir.
por fin , el comen'ioile canibii»;i ina •» •{••s pla/a^ ni.1:i-
inente, para alKunos artlcnlo^ ^niM-;-abuiMla!tt«'^ i*<>:iira l<»s
objetos de primera nce^ida 1.
• •
Ini*omunicat|<» con el Parin i. ■•■i;i •iiyi'» pueblos
no quería Francia t»'nerci» : i.i.» .u«:ir.«», y • -ei rl .|i-. .mI(>
buscar salida ú |i)sprolu< ^»^ «le¡|Mi^por (itr*i iatln trató
292 GOBERNANTES
de conciliarse la amistad del Brasil, por cuyos subditos
siempre manifestara alguna predilección, recordando tal
vez su origeu¡y con quien conservó perfecta armonia. Por
otra parte, el Brasil fué uno Je los primeros estados que
reconociera la independencia del Paraguay, y del cual
tenia éste mas que temer y espsrar que no de las provin-
cias argentinas; en consecuencia, el dictador permitió á
los brasileros, y sólo á éstos, á traficar libremente coa
los paraguayos.
Desde esa época, el Brasil fué siempre amigo del Para- .
guay, sirviéndole con sus armas, con sus hombres de
saber y hasta con sus consejos en cuanto era conciliable
con la prudencia, sin comprometer en nada su neutrali-
dad, ni su independencia. Sir.vió de igual modo á López,
padre, hasta en la redacción del Semanario, único perió-
dico existente en la época de éste en la Asunción. Igual
cosa hizo con López, hijo, y no obstante, para satisfacer
éste su ambición desmediday absurda, buscó pretestos ri-
diculos» declarando la guerra á la nación que tantos servi-
cios habia prestado al Paraguay, cuya independencia no
se hallaba amenazada en lo mas mínimo.
Habiendo fijado su plan sobre bases definitivas, Fran-
cia echó manos á la obra con ardor, perseverando en ella
con corage. Los estrangeros sospechosos fueron echa-
dos de la frontera, ó retenidos presos; se embargaron las
embarcaciones que estaban fondeadas en la Asunción,
enviándose lanchas cañoneras á la embocadfba del rio,
con orden de detener á cualquiera que tentase franquear
sin autorización, el primer límite de la dominación dicta-
torial, ya sea para entrar, ó ya para salir. Establecióse
una serie de fuertes destacados sobre toda la línea de
I
DEL PARAGUAY 29S
las fronteras del Paraguay. Los soMaíIos regimenta-
dos o(*U|)aron los puntos mas importantes, mientras quo
los demás quedaron confia* ios :\ una gn.'irdia «ivirá, ru-
yos puestos |u»dian comunicarse cmiUv s! nui cfleridad.
Los indios del Gran (*hacu, fueron asi contenidos distan-
tes de los limites del nafs. v arrancó á los mbaváesde sus
anlifCUfls soledades, rIistril>uyéndol(»s en los alrede<iores
de la Asunción y oblig¿'uidnlos al cultivo de la tierra, |>ara
preparar la fusión de las ra/as; y prohibió ¿ todo habi-
tante, natural ó estrangero, salir del Paraguay, sin espe-
cial permiso, bajo pena dd muerte.
La aprirultura rcclamaiía laateiXMondel reformador.
AiTogoseel derecho de |íres<*rilHráIí»s propietarios el siste-
ma de cultivo que ellos (^>b¡an adoptar, afio por año.
Sus precisiones A este resport«» linMon ronuiadas de un
éxito com|)leto. Abundantes roserhas vinieron á (?nse-
ñar A los r<»lon«.s ipio, ha^-^ta cntónfcs haliian toina'lo por
los resultados do una antigua e>p«TÍ<>iM'ia, no ora >ino vi-
cios y |»reo(*upac¡oi)es. 1**1 sucio dio «Mil largutva varias
produ«*<'iones nueva> que los consumidores rompraban
antes en Huímios Aires. Losrultiva<lorcs que. cadaafio,
iba» á ofrecer sus servir¡«»^ á v^i-íhon, fre(*ucntomente
muy distante^, retenid<»s en sus ra<as de^do cnt<'»n<'es, se
pusieron C* desmontar la tierra, desarrollando a<«l Itis recur.
sosde la loi*alidad. La c«*i»iiomla rural tomó en poros
años un a^poi-to nuevo.
Los |>araguayos (pie haliian herhoabun<lante ei>M*rha
de algoion, artli'ul oque ante^ intro lu«*ian «b* C**)rricntes,
traUírun de utilizarlo, fb.vsile que \a no p«>dían comportarlo.
Healil el origen do la> fábricas de t^'la^ d«* a!t:odi>n que
sumiuistra^Kin tinl» |iM|ue e\i;:ianla> nc«-e*«idad«'s d(*lj»aiH.
El arte de eriar In^ animales lii/ > i:;ii.il[neiite r:i)iilM<^ pio-
grcsos y |»roiiii> cubrieron números'»^ ganador uno> cam-
pos antedi desiertos.
894 GOBERNANTES
El dictador por medio de su diccionario de artes y ofi-
cios, montó fábricas, hizo confeccionar oficios, prodigan-
do alternativamente el dinero y la amenaza para conducir
á los obreros á la |)erfeccion que deseaba obtener.
Este grande impulso dado á la industria nacional reveló
á los pai aguayos el secreto del poder humano que habian
desdeñado aprender. Aborrecian la mano pesada que
los guiaba en esta carrera, pero, subyugadospor el aseen*
diente del genio, lo admiraban y obedecian.
El embellecimiento de la capital atrajo igualmento los
cuidados del dictador. Emprendió regularizar las calles
y se puso en consecuencia, á trazar él mismo planos que
hacia ejecutar, á su vista, por un maestro albañil, conde-
corado con el título de ingeniero engefe. Pero de todos sus
proyectos de mejora, éste fué el único tal vez que diera
completo fiasco. Su inesperiepcia sobre esta materia y la
ignorancia de su ingeniero eran tales, que los trabajos
no podían ejecutarse sino á tientas. Asi, cuando recono-
ció que una casa incomodaba el alineamiento de una calle,
el pi'opietario recibía orden de hacerla demoler en un cortí-
simo espacio de tiempo-, pero aparecia luego un nuevo
obstáculo, oculto por el precedente y hacia indispensable
una nueva demolición. Modificaban entonces el primer
plan con nuevos sacrificios por parte délos propietarios.
De este estado de cosas resultó que, al cabo de algu-
nos anos, la ciudad quedaba, no ya regularizada, sino
enteramente descompuesta.
Más feliz fué el dictador en la empresa de los caminos
públicos, que hizo pasar en los bosques y las lagunas
que antes obstruian las comunicaciones con las principales
ciudades, como Ñoemhuca ó Villa Rica. Cgn igual éxito
empleó á los hombres condenados á trabajos forzados en
construirfuertes en los pueblos fronterizos y en la Asun-
DEL PARAGUAY 395
cion. Para rmiioner los indio-! boliro^nsílol nt>rlc. fuii<ló la
nueva villa <Ic Ktcl)eg<\ ahora San Salvador, cu la parto
sctentrioiial, sobre IasrnArgtMh»s thA Paraguay y á ficiito
veinte l('p:uns «le la capital, poMáinlolaal primMpio de mu-
íalos y mujeres de mala vida, y mas tarde destinadla á lu-
^ar de destierro |»or su ^rran distancia de la rapital.
¡Feliz el autor de tan proi|i*íi«)sodi»sarrollo de los re^'ur-
sosloi*ale<, si no hubiera rreido indispensable para la
conservnrion de su autoridad, asi romo para la reali/a-
ciou de sus planes, obtener |)ór el terror, porlas |)r()S(M*i|>-
ciones, por la violencia y la sanare, esa obediencia pasiva
de que tenia ne<*esidad.
Hacia mucho tiempo f|ue los frailesestaban e^^puestosal
odio y á las persemciones del «lictador. Es nocesariiM*on-
ven¡r<|ue sus desbordes, su ign«»rancia y sn prre/a los
hacia a|iarecer como >eros po<-o dif^nos de iniert>s. \'i-
vían |>úbl¡camcnte en con<nibinato y mancillaban diaria-
niente el santuario d<* los templos con mil abominariomvs.
Francia mandó snprimir los ruatro ci»n ventas que exis-
tían en el país sometidt) 2\ su dominación: dio orden ¿il<»s
religiosos que se pro-.ontasen al virari*» general para ser
secularizados, bajo la pena de considerárseles r«»mo va-
gabundos y espulsi»s. Sus bjrncs «piedaron (*i»ntisi>ados
eii beneticiu del estado y los edil¡(Mo> que ocupaban c«mi-
vertidosen cuartele> ó en depósitos de artillería.
l«os rabudos no i|Uedaron exent«»s di? la proscripción
general. Ks verdad que ya no poseian sino la sombra
déla autoridad; pero e^a mi>ma si»mbra incon^odaba al
déspota.
Parareuniren sus manos el poilor espiritual al t(*mpo-
ral y constituirse en ^efe i|c la i;:lesia. el ilicla'lor aprt>*
vechó la cin'unntanria d<* hallars«M*l obi^^po cmno atacado
do enajenación mental, al menos asi ln/o creer, dejando
296 GOBERNANTES
el cuidado de los detalles del culto aun vicario general, he-
chura suya.
Por lo mismo que habia mucho que reprocharle, Fran-
cia no dejaba de tener sus temores. Algunas caricaturas
que se atrevieron á dirigir contra su persona, la revela-
ción de un complot y otras circunstancias despertaron en
ól sentimientos de crueldad que. su elevación habia ador-
mecido por ur. instante. Los españoles fueron sus pri-
meras víctimas; medida tanto mas injusta cuanto que los
hombres de esa nación que habitaban el Paraguay, hacia
mucho tiempo que habian venido pobres y sin influencia,
se habian casado en el mismo pais, habian adquirido un
derecho de nacionalidad consagrado por el tiempo, y, so-
bre todas cosas, habian permanecido ágenos á los actos
por los que la dominación española provocara la rebelión
de sus colonias.
Comprendiendo que para gobernar el pais dictorialmen-
te en toda su estension, sin que hubiese autoridad que
de cualquier modo se le sobrepusiera, y viendo que el,
clero, en general, ejercia una influencia en cierto sentido
sin control, el doctor Francia, para preparar el camino,
dictó (2 de julio de 1815) la siguiente:
RESOLUCIÓN SUPERIOR
"Exigiendo las actuales circunstancias y aún el estado
de la República que las comunidades religiosas existentes
en su territorio, sean exentas de toda intervención ó ejer-
cicio de jurisdicción de los prelados ó autoridades estra-
ñas de otrofe paLses: prohibo, y, en caso necesario, es^
tingo y anulo todo el uso de antoridad ó supremacia
de las mencionadas autoridades, jueces ó prelados,
residentes en otras provincias ó gobiernos, sobre los
conventos de regulares de esta República, sus comu^
nidades, individuos, bienes de cualesquiera hermandades
DEL PARAOCaT 297
6 cofradías anexa» 6 dependientes do ellas. En virtud do *
esto, las espresadas comunidades religiosas quedan li-
bres y desligadas de toda oitcriiencia. y enteramente in-
dependientes de las proviiuria'^, rabil" lo*4 y visitadores ge-
nerales de otros estados, provincias ó ^«jljiernos, prohi-
bióndoseles que de ellos rcriban títulos, nombramientos
de empleos, cartas fa(!ultativas, dimisorias, ó cartas pa-
tentes de graduación, Íiab¡lita<*ion, gobierno» disciplina 6
de cualquier otn» ramo de policía religiosa. Por conse-
cuencia, so gobcrnar.ln de aqui en adelanto con esta indo-
pendencia, observando sus respectivas reglas ó institutos,
bajo la dire<*ci()n ó autoridad del limo, obispo do esta
diú^'esis, tanto en lo espiritual (*omo en todo lo temporal
y e<*on6mico, con las prevenciones siguientes:
"Las cominiidades de rada orden se ('ongregarAn en
sus respcclivi)s conventos de esta ciudad de tres en cuatro
años |)ara la elección do su< prelados locales y proveer
lodos los demAs empleos ú oti«'io-íde cada casaó convento
prccefiien<lo los aco«ituinbrado*^ evAmenes ó pruebas do
suficiencia é idoinndad, y tendrán voto totlos los religio-
sos «le sagrada órilen liabiliíatios para oir confesiones,
cuya a^i**tenc¡a >ea posible y »*ompatiblc con las atencio-
nes de diclia*^ casas, pero io< elect>is ó nombrados para
los referidos cargtis no po-lrán ejercerlos en cuanto no
obtengan apP)ba(*iondc este gobierno.
"SerA prosideiiie de estos (*a|iitulos el religioso domo-
ritt) 6 iflonei'lad que fuere n>inbrado por el limo, señor
obispo: y cuando tiMi;?an que co:iv.> «arse, se obtendrá
previamente permiso de est»? gobierno, para que. ju/gAn-
dolo coiivc!Heiite, -.e ••••lerniine i»| ma;:islra<Io ú otra per-
siana cara«*tcri/ada «pie deb.i asistir en cnlidad de comisa-
rio de la autorí<la>l "^nprema para mantener el buen
ónlen.
•Kn estos i-apltulos p<i«iránfanib¡t*n hacerse las íleflara-
cioiies o concc*«iiMit**« tic gradnat*i>Mi ú jubilación, y de los
privilegios acoMumbradusen cada ún.lcn: y tendrAn efec-
298
OBERNANTBS
tocón la confirmación del limo, obispo. Cuando fuere
preciso proveer oficios en el tiempo intermedio de los ca-
pítulos trienales, que se establecen, podrá, con conoci-
miento del limo, obispo, y con las formalidades correspon-
dientes, determinarse y verificarse por el discretorio 6
padres del consejo del convento mayor que lo haya pre-
cedido del respectivo prelado local; y con condición, en
la misma calidad, de obtener la aprobación del gobierno.
Podrán también, en la misma conformidad, conceder y
declararlas graduaciones y jubilaciones que convengan,
bastando para su complimiento y efecto del limo, obispo.
Será generalmente admitida la asociación ó incorporación
de los religiosos que vengan de otras provincias ó go-
biernos de las conventualidades de las órdenes existen-
tes en el territorio de !a República, igualmente precedida
de la licencia de este gobierno. La toma de hábitos y
profesión siguientes podrán ser provistas, tanto por los
capítulos trienios, como también por los prelados de los
conventos principales, de acuerdo con los mismos padres
discretos ó consejo; pero, para la recepción de órdenes
menores y mayores, se dirigirán los religiosos preten-
dientes al limo, obispo que, juzgándolos idóneos y..en es-
tado, precedidas las informaciones que juzgare conve-
nientes, les conferirá dichas órdenes, sin exigir otro re-
quisito.
*E1 presente decreto tendrá vigor en cuanto toma una
deliberación sobre la creación y subrogación de un comi-
sario ó prepósito general de regulares en la República.
Si en su ejecución ocurriese cualquiera duda ó dificultad,
me reservo esplicarlas ó resolverlas con declaraciones
ulteriores, y para, su inteligencia y observancia comuni-
qúese al limo, obispo y á todos los prelados y comunida-
des de los conventos de la República."
C(tn motivo de la estincion de las instituciones ó comu-
nidades religiosas, se secuestraron todos los bienes de ellas
y se aplicaron al estado secularizándose sus individuos.
DEL PARAGUAY 299
AlíTO bueno hizo al mismo tiempo, 4»omo la aboliron do
la inquisición y los onerosos ilie/.mos, y ma^ tanle ronvir-
l¡6 (le hecho los ociosos monasterios en cuirielos: secula-
rizó la va;;ilia de oro y plata, y las on/.as que tanta falta
hacian al estado y que ningún sorv¡«*io prestaban á las ca-
sas religiosas y en las misitme^.
PocotiemiK) después espidió el siguiente:
Al'TO SITRKMO
*Desíle que la provincia recobró el us«) y ejen'icio do
su libertad imprescriptible, ha si>ii) ^onoralmento mani-
fesüiflala v«ilunt<a'l de que los oti^ios y em|»leos, de cual-
quiera clase, sean ocnpados y ejer>Mdos por lo< patrit*ios,
ha^Ui entonces siempre abatido<. vilipondiados y po<ter-
f^ados. Toda la ra/oiu to'los li< dort?i*lio^ y la misma
iiaturale/a re<'laman la prcfeirnt-ia de los liijos del país
para la oiMipacioii de l«»s carpos onerosos ó lu«Tativos
que los ofi'Cí'c y pr«)|»on>iiMia el >u"lo natal. Penetrada
deesUi verdad, la a**amblea;:e:icral í|»í ISil dejó estable-
cida en |>articnlar una d¡sp<»<^ici<»ii muy ci>iiveniente.
Peni no e»* <6\'t la jn^ii'Ma que «*.MiiÍnf*e y oblif^a á esta
dctenninacioii^ la seguridad ;;tMicraI, el pñbliro l)ienestar,
laci>ns<i|ida<'ion de la lil)crtad ó in<|t*pond(Mii*¡ade la Re-
pública, constituyen uti doblemotívo que liat*e tan urgen-
te como importante esta medida en la |»resente crisis.
Bion sabida es la inílnenfiaipieen todas las ¡lartes tienen
los empicados sobre la opinión pública. Si por oposición
ó iiiílcfcrcní-ia délo-* mismos |le;;a «>Nia ;i «Icbilitarse ó ü
contrariarcl **istoma adt)ptad<> y el ini«'v.i ónlcn estable-
c¡<lí), UV'\l es rali'ularlos m ili's qu(MMitón>*cs resultarán á
lu siM'jcdad. Ks, pues. pri*'*isi» <|uc los fiin(*ion.iri>»s pú-
blicos forasteras (pie sitn admitidos, soaiitam>»ien nott»ria-
mente adictos á la sagrada causa do nuestra regenera-
298 OBERNANTES
tocón la confirmación del limo, obispo. Cuando fuero
preciso proveer oficios en el tiempo intermedio de los ca-
pítulos trienales, que se establecen, podrá, con conoci-
miento del limo, obispo, y con las formalidades correspon-
dientes, determinarse y verificarse por el discretorio ó
padres del consejo del convento mayor que lo haya pre-
cedido del respectivo prelado local; y con condición, en
la misma calidad, de obtener la aprobación del gobierno.
Podrán también, en la misma conformidad, conceder y
declararlas graduaciones y jubilaciones que convengan,
bastando para su complimiento y efecto del limo, obispo.
Será generalmente admitida la asociación ó incorporación
de los religiosos que vengan de otras provincias ó go-
biernos de las conventualidades de las órdenes existen-
tes en el territorio de la República, igualmente precedida
de la licencia de este gobierno. La toma de hábitos y
profesión siguientes podrán ser provistas, tanto por los
capítulos tiienios, como también por los prelados de los
conventos principales, de acuerdo con los mismos padres
discretos ó consejo; pero, para la recepción de órdenes
menores y mayores, se dirigirán los religiosos preten-
dientes al limo, obispo que, juzgándolos idóneos y..en es-
tado, precedidas las informaciones que juzgare conve-
nientes, les conferirá dichas órdenes, sin exigir otro re-
quisito.
*E1 presente decreto tendrá vigoren cuanto toma una
deliberación sobre la creación y subrogación de un comi-
sario ó prepósito general de regulares en la República.
Si en su ejecución ocurriese cualquiera duda ó dificultad,
me reservo esplicarlas ó resolverlas con declaraciones
ulteriores, y para, su inteligencia y observancia comuni-
qúese al limo, obispo y á todos los prelados y comunida-
des de los conventos de la República."
Ccfn motivo de la estincion de las instituciones ó comu-
nidades religiosas, se secuestraron todos los bienes de ellas
y se aplicaron al estado secularizándose sus individuos.
DEL PARAGUAY 299
Algo bueno hizo al mismo tiempo, como la abolícon de
la inquisición y los oneresos diezmos, y mas tarde convir-
tió de hecho los ociosos monasterios en cuarteles: secula-
rizó la vagilla de oro y plata, y las onzas que tanta falta
hacian al estado y que ningún servicio prestaban á las ca-
sas religiosas y en las misiones.
Poco tiempo después espidió el siguiente:
AUTO SUPREMO
"Desde que la provincia recobró el uso y ejercicio de
su libertad imprescriptible, ha sido generalmente mani-
festada la voluntad de que los oficios y empleos, de cual-
quiera clase, sean ocupados y ejercidos por los patricios,
hasta entonces siempre abatidos, vilipendiados y poster-
gados. Toda la razón, todos los derechos y la misma
naturaleza reclaman la preferencia de los hijos del país
para la ocupación de los cargos* onerosos ó lucrativos
que los ofrece y proporciona el suelo natal. Penetrada
de esta verdad, la asamblea general de 18Í1 dejó estable-
cida en particular una disposición muy conveniente.
Pero no es sólo la justicia que conduce y obliga á esta
determinación, la seguridad general, el público bienestar,
la consolidación de la libertad é independencia de la Re-
pública, constituyen un doble motivo que hace tan urgen-
te como importante esta medida en la presente crisis.
Bien sabida es la influencia que en todas las partes tienen
los empleados sobre la opinión pública. Si por oposición
6 indeferencia délos mismos llega ésta á debilitarse ó á
contrariar el sistema adoptado y el nuevo orden estable-
cido, fácil es calcularlos males que entonces resultarán á
la sociedad. Es, pues, preciso que los funcionario^ pú-
blicos forasteros que son admitidos, sean también notoria-
mente adictos á la sagrada causa de nuestra regenera-
300 GOBERNANTES
cion política: y ningún gobierno, por poco ilustrado que
fuese, podría dispensarse de velar en este punto que tanto
influye en el bien y conservación general del estado. De
lo contrarío, se espone á abrigar y alimentar en su propio
seno á los enemigos de su felicidad, tal vez ocultos 6 dis-
frazados, con mengua déla justa consideración debida á
los patricios y con daño y menoscabo de sus derechos.
En virtud de esto, el escribano de gobierno notificará &
don Antonio Miguel de Arcos y á don José Baltasar Ca-
safús, que desde luego, dejen de ejercer los empleos y
oficios eclesiásticos en que sirven, los cuales se decla-
ran vacantes, á menos que obtengan de este supremo
gobierno carta de incorporación y de ciudadano, mos-
trando para este fin de un modo inequívoco y con prue-
bas incontestables que han tenido una adhesión constan-
te y decidida á la actual constitución, libertad é indepen-
dencia absoluta de esta República, reconociendo manifies-
tamente que es justa la defensa que hacen los americanos
de su patria y libertad contra toda dominación esterior.
Dada en la capital de la Asunción á 21 de diciembre de
1815.— Jo^¿ Gaspar de Francia— Antonio Jacinto Buiz^
escribano público y de gobierno.
Hasta aqui la dictadura de Francia, conocida súmala
índole, no presenta acto alguno de estraordinaria singu-
laridad que merezca llamar sobre él la atención del lector;
y como no era caracteristico en él gobernar con restric-
ciones ni con sujeción á ley. alguna, hizo de modo que el
mismo congreso qucle eligiera la primera vez fuese con-
vocado antes de la época señalada (octubre de 1817), co-
mo se hizo el 6 de junio de 1816, y resolvió lo que sigue:
19 En atención á la plena confianza que justamente ha
merecido del pueblo el ciudadano José Gaspar de Francia,
se le declara y e^{B,h\eQ.Q Dictador pey^pétiio de la Repúbli-
ca durante su vida con calidad de ser sin ejemplar:
DEL PARAGUAY 301
2? Tendrá ol sueldo do siete mil pesos anuales en aten-
ción á que en el acto no ha aceptado el dictador el sueldo do
doce mil[»e.sos por año í|ue lia a(*ordado el congreso.
3? Congreso general tendrá la república cada vez y
cuando que el dictador haya por nece<ario.
"4? Se ordenad nuestro gobierno requiera de orden do
ese soberano c3ni;reso al Ilm). obispo de e^ta República
dirija órdenes á los prolados se<*ulares y claustrales de esta
capital, vicarios y curas de la campana, ¡tara que en las
misas capitulares, parroquiales, conventuales y rogativas,
en lugar de Rt*gt*in ct(*, que se mandó proscribir por nues-
tro gobienio, se estalil«?zra y so nombre lo siguiente: '"el
Dictatorem nostvnin^ populo sihi comisort rxrrritu suo: y
que i^rebenda el estado eclesiástico pública y privadamente
á beneticio de li libertad civil y sa;^ra los dere :hos de la
patria, exhortando también á la |iaz, <*i»Mrordai-¡onde jus-
tos sentimientos en cMa Uopúblira, amor y respeto alas
órdenes de luicstro p»fMiM*no supremo, defiiendo ser esta
voluntad de esta soberanía, fuyos inciliosínthilrán á la es-
tabilidad de los derct^hos de la patria. (Mtiniamcnte acor-
daron <lisolvcr el prc-^onte <-on::reso, no habiendo «H'urrido
otro punto que roM)l ver ni otras materias sobro que deli-
berar,disponiendo (|ue por la foli/ i*oiiclusion de la presen-
teasamblea se rclebre el dia do mañana una misa solemne
en acción de gracias al Todo|>. uleroso, en fo de todo lo cual
y para que conste asi lo firman— Si^uoii las lirmas." .1)
Era cuanto quería y no'«*sitaba Frani*ia para iniciar su
vcnladcro reina<lo dfl terror. Con el protN'dente tlocu-
mente que se ai'aba<lc lorr. el pU'*b|(» para;;iiayo ligo su
suerte futura á la v<»!uiita 1 y caprh'ho.Ic un hombre. Es
posible que haya nifri>lo un error al entregarse al dicta-
dor, sin limit^iciof] alguna y tambjtMi lo habr.'i he'*ho en la
creencia de que iba á labi*ar su fciieidad. S-ojuivoco y
(1) Tomado d<»U niot^rAfiA '\o\ .l>i.-*.>r FrAhi-i* ^lili'**!* pvri*! tcAor
don Adolfo 1*. (*Arr»ui ou U i*V; »ifj i'jrj^uiya.
302 GOBERNANTES
sufrió las consecuencias, como sucediera en Buenos Aires
con Rosas. Jacta est alea.
Un señor don Miguel Ibañez, vecino de Concepción, á
quien el dictador en otro tiempo llamó su padre, antes de
la reunión del congreso, le prometió Francia hacerle co-
mandante perpetuo de aquella villa, si ponia en juego su
influencia á fin de colocarle en la suprema dignidad de
dictador perpetuo. Creyendo Ibañez en la promesa, buscó
votos, influyó y sugirió á los demás diputados, que le
proclamasen como él deseaba. Posesionado de la dicta-
dura perpetua, confirió á Ibañez la comandancia de la
Villa de Concepción, como le habia prometido; peroá los
dos ó tres años, lo depuso, le hizo traer preso á la Asun-
ción y murió en la cárcel pública. Ibañez declaró en su
calabozo que no tendría perdón de Dios por haber sido
quien elevara á Francia falsificando registros en complot
con Mignel Noceda (premiado por el dictador con doscien-
tos azotes^, con el objeto de combatir la candidatura, que
aparecia como rival. No solo fué víctima el padre, sino
también un hijo de Ibañez, á quien ala muerte de aquél,
mandó encerrar, ignorándose la causa, en un sótano,
del que después de veinte y cuatro años de prisión, salió
trémulo en 1840.
Para que la clausura del Paraguay hubiera tenido
por fundamento, entre otros, principalmente, an decreto
del gobierno argentino de 8 de enero de 1817 prohibiendo
la introducción del tabaco manufacturado, ó cigarros de la
provincia del Paraguay, hasta la incorporación de ésta
alas restantes de la nación; y como en lo que menos
pensaba Francia era someterse, ni reconocer una autori-
dad, no sólo superior, ni aún iguala la suya, prefirió se-
gregarse del resto del mundo.
Durante el gobierno del dictador, subió la yerba en Bue-
nos Aires, á veinte y cinco pesos por arroba, y en Chile á
UUL PARAGUAY 303
cincuenta, por cuya razón se prohibió la introducción en
aquel relnOf y en el Perú dcj6 enteramente de usarse. Kn
vista, pues, de habercerrado el dictador la navegación
del río y de consiguiente la estraccion do los frutos del
pais|>ara las provincias argentinas, dieron los brasileros
en trabajar la yerba en *los montes del Brasil, en donde
abunda, ó introducirla en Buenos Aires. De este modo,
creyendo el dictador perjudicar á los habitantes de los
pueblos de abajo, causó el nuiyor daño ¿ los del Para-
guay y al erario nacional; pudiondo haber enriquecido á
aquéllos y llenado éste con solo el permiso del comercio
franco con dichos pueblos, sin perjuicio de la indepen-
dencia y neutralidad <le esta provinria. Pero como sus
míraH ii>> se dirigían sino á embrutC4*er y em|)obrei*er pa-
ra gobernar es4*la\os. pretirió mas bien á los brasileros.
Para defecto, ajustó ó de abril ile 1SÍ3; un tratado de
comercio, prometiendo mutuanuMitc ambos ^^obiernos ob-
servar mejor ór.len. I>i?sdtjentón«'es abrió y entabló «-omu-
nicacioii mercantil ron los brasileros, auü'pie stilamente
sobre dos |)untos: al sur por la via de Ila|»u i, fundada en
1614 y situada en lo alto d* ui:í<*)I¡!ii. :i la n) iriCiMnle-
reclia <lclParan:'t, di^tanti» p »*o mas de orhenta leguas do
la Asunción: val norl'\ s >^;'.í «•! Parai^uiy enfrente do
Nueva Connbra. E^^vor lal «ju»* «"sii» <• )n)M*i*¡o no se ha-
cia sino medianl»li<'«M«Mas f^|iivia|,»s d**l <l¡<'tador. inuv
difíciles «le obternM*^*\ p»r«|U'? Ii au'ori/i.'jon i»ra álavez
un gran fav> »r y irim-'liode intlucn'-ia irre*^itible.
Nosólof^no ibati á a'|U'»l m»»n' id» hombn's de alguna
pintuní ó tle cono*imi'Mito^ m •r.M:itilt»-i, snio ipi<» m los
ignorantes y d«'l e^l ido r »rnun, «pit* á fuer/a «h» tn»mjM> y
paciencia alcanzaban li«'i?:it-ia. po lian i*oniIu<'irá Itapuá ver-
ba 6 tabaco, qao hubiesen co:n|ir.i'lo. n oei <*ali la I de ha-
bilitado, sino «pi** h ibia I li» ll»'\ ir y«M!u o !.¡Si*o, que
ellos mismos hubieran pT^i »;ialmc:i!'» trabaja! >. Tam-
poco roinvdia lii'e:i«'ia á to |.í^ 1.»^ .ju» 1 1 |»''lian. sinoá
lus<|uoel «{uerla, no ron la cantidad do frutos que tenían,
304 GOBERNANTES
sino con las que él les asignaba: por ejemplo, el que soli-
citaba licencia para doscientas arrobas de yerba ó tabaco,
no la conseguia mas que de cien arrobas; el que intenta-
ba conducirá dicho mercado sus frutos habia de presentar
6 acompañar su monoria con dos certificados del juez de
paz de su partido, en que constara que era buen sei*vidor
á la patria y adicto á la sagrada causa de la libertad^
(que era Francia) absolutamente parecido, á lo que seprací-
ticaba en Buenos Aires, en donde el solicitante de cual-
quiera gracia tenia que probar, por medio de un certifica-
do igualmente, ser federal y adicto á la sagrada causa de
la federación y á la persona de S. E. (Rpsas), y el de
ser el interesado blanco de linage; y el otro certificado,
que la hacienda manifestada, era de su propia cosecha.
También habia de esplicar la calidad (fe los peones: si
eran adictos á la independencia de la República y afectos
á su persona. Estaban igualmente escluidos ios que no
eran de linage blanco; en suma, no iban á Itapuá los pa-
rientes, ó de un mismo apellido de los que él tenia aherroja-
dos ó encerrados en los calabozos; tampoco aquéllos á
quienes odiaba sin causa, ó sospechaba quepodian no ser
adictos á su despotismo y tiranía.
La forma en que se hacia este comercio, que causó no
pocos pesares, trabajos, pérdidas y prisiones á los que lo
practicaban, era la siguiente:
Llegado el brasilero á Itapuá se le registraba los zapa-
tos, botas, sombrero y todo el vestido que llevaba puesto,
para ver si ocultaba cartas, gacetas ú otros papeles que
contuviesen los sucesos y estado de Buenos Aires, de
donde procedían aquellos mercaderes. Luego se desar-
rollaban y desdoblaban los géneros, pieza por pieza, y se
le entregaban vareados. Después de esta operación se re-
mitía al dictador la nota de ellos, con la licenciay guia, y
de cada género ó efecto un retacito por muestra. Entre
tanto no podia el mercader abrir tienda ni vender una agu-
ja, hasta que regresase el chasque, y escogiera el dictador
DEL PARAr.UAY 3()5
los renglones que quería, que siempre eran <Ie los mejores
los que entregados al receplor, fuera ile los que so le re-
calaban. poíJía el mercader proceder A la venta del resto.
El dictador tomalmlos p:ónerosú Ids precios que ól quería
imponerles, * y se^conducian álaca|)ital con los auxilios
de los vcrinos, que contribuian con bueyes, caballos,
carretas, rescs para el gasto del camino, y con sus per-
sonas escoltando las carretas.
A este res|)ecto dice Don Manuel P. de Peña:
"Esta tienda era servida por el que hacia entonces de
alguacil mayor: miembro municipal, que en las fnn(*iotics
clásicas asistia de calzón ci>rto, sombrero elástiro, esjwi-
diii y vara larga de ballena, llamado don Juan Jñsé 5íc-
dina. Fuera dejos asuntos «Je carcelería, «jue eran ran)s,
su contracción era la venta al menudeo de los efectos
mercantiles que le entregaba pers«)nalmente íA d¡í*tatlor:
las veces que óste l«j llamaba, tenia que rerrar la tienda: y
cuandosc le entregaban lusgiMieros«-on quebabiadesurtir-
la, luego se veiaquc iban s«ildados de ra<a «le gobierno.
con efectos al bomliro que rondu'Man á su ra^a. y entraban
perla puertadel /iguan, no |»oi* la dt* la tii.'u la.
■Sabedor el pueblo di» esta lírovj-ijou, se llenaba dt^
gente tix la la calle, á esperar que st» a>)ri«*ra la esquina,
pero el alguai'il mayor que sabia de la manera atr<»pella-
da en que entraba el eoueurso e:i la titMida. mandaba ve-
nir uno^ moldados ron lari:ov; V --e o-i i)er\¡<>^dt* ti»ns v
eran a|K)Siaí|os á la puerta. .\^i ipie *'"^\:\ ^t* abria, ^e lle-
naba de geiite la tienda: tinln era atri>|»ellainieiito. enuipe-
loneia, demandas, einpnj(»iit*^ y niunnullt»^.(|ue l>s miI-
darlos reprimian eon golpes «pie «i ibau a •h^<'re>'i*>'i.
•l>eesta mantara se pr*»\t ia «IpU'bl" d«» la^ mer.-a'b'rias
prcí'isasy sohre l«n|o«|e ii* neÜId «|ue •*•• «"^¡««'Híha «b* á «iü^'o
vanis llanta •}ue "«e a;:«»l:iba la Ti tura «!«- a>|ii<*l tl.a. *^i\o~
dando nniebv> ^^in «'•tii*«f::uir m.iI.i. y •-•ul •nii.id.t^ .t i'^-
Iterar otra «H-a^-i.Mi. en i|u«- ••! di« tal -r tu\ i'*-»* la ;:.»:. a «le
iiacer nuevo surtido, pura lo t|ue tras<urrian dia>.
Mi
306 G0BEBKAKTE8
"El tendero alguacil mayor no dejaba de hacer sus sisas
reservadas de algunos renglones que por partidas peque-
ñas ó lotes vendia al mismo precio secretamente á sus
favoritos amigos, que los mas eran revendedores boliche-
ros, máxime si eran recomendados de una negra que ha^
bia sido esclava de don Agustín Trigo y era su servidora
antigua.
"El señor Medina no recibía sueldo alguno, la casa en
que vivia era del estado, y sólo cuando el dictador quería
le entregaba alguna pequeña cantidad de dinero para sus
gastos: tenia cara de muy pocos amigos, vestiacon mu-
cha parcidad, pues prefería usar pantalones de pichón
tela de algodón del pais á modo de piel, y mostrar de es-
ta suerto que no compraba ó no echaba mano en lo po-
sible de los efectos que se le daban á vender. Tanto
hizo por conservar su pureza, que jamás se le vio con
fortuna.
"El cuadernillo de papel blanco se vendia en la tienda
del estado á dos reales de plata, que no duraba la venta
un dia, y se revendía el pliego al mismo precio en otras
partes. En las escuelas de primeras letras se hacia uso
de tablillas polvoreadas con brea para aprender á escribir,
según se dijo en otra parte."
Arrojando la máscara Francia entró con paso ñrmeen la
viade las reformas llamando en en su auxilio la violencia,
el tormento, las proscripciones y la muerte. Pero, para con-
seguir su objeto necesitaba contar con la franca cooperación
del ejército; asi fué que el dictador inició su nueva carrera
porla reforma militar. Creó una guardia compuesta de gra-
naderos elegidos, según se dijo ya, aumentó y regularizó
IOS diversos cuerpos del ejercito, confirió grados militares
aunque de capitán para abajo, sin discernir edad ni condi-
ción, á los hombres que le manifestaban adhesión, ale-
jando sin escrúpulo á los que hacían ó podían hacerle,
sombra.
DEL PARAGUAY 307
Llamó igualmente su atención la instUucion do las mili-
cias, creando la fuerza armada del Paraguay, para guar-
<lar los fuertes de que habia rodeado el país, aunque con
detrimento déla moral públi(*a, á causa de la Ucencia que
acocxló á los soldados fuera del servicio. Exactamente
lo mismo hicieron los dos López.
Formó en el Chaco los fuertes (hoy no existen) denomi-
nado Formoso, Oranges, Monte Claro y Santa Elena, con
fuerzas militares y sus respctrtivos comandantes, que por
lo general no (Misaban de sargentos.
Con estos fuertes ó guordias se contuvieron los indios
del Chaco de invadir áe>ta provincia, y esto l>cnclicio se
debe al dicta<lor, que onlenó d los gcfcs do los dichos
fuertes no diesen cuartel á ningún indio que pretendiera
acercarse. En efecto, muchos do los que llegaban, mo-
rían en el acto.
I^ organi/acMon fiada al Paraguay por Franria era
como sigue: vcítit<' departamentos dividían todo el paí<^
subíiivididos en partidos. Cada dt'parlainonto ora admi-
nistrado por un romandauto <fn>'arga«lo dt» la egtMrurion de
las órdenes del gohiernt). hNti? funiMOtiario jii/gaba los
delitos en materia «•orrerfional. y tenia l)ajo sus ordene**
celadores ó afrentes inferiores de poliria, que estaban rí>-
locados en los partidos. Cada departamento tenia un
receptor de 4'ontribu«Mones. En las antiguas Misiones,
solólos blanctis dependían de la adniinistrai'i(»n d«* li»**
comandantes; los inilios en^^artrados déla es|i|ntai*¡i»n de
las tierras del estadt», f»b«»d.»iMaii a regidores que ife|ien-
dian de uusul>«lel«»gadt». Ad'Muá<, l«»^ nnli«»soran igual-
mente administrados |iMr P'^'i 1 »r«»s qut» reiibian sus ór-
denes de los comauilante-* de d'»|»artauientos.
Las leyes eran las mismas, en el fondo. quocnlaí|^o-
308 GOBERNANTES
ca colonial, aunque la voluntad suprema del dictador las
modificaba incesantemente según las necesidades de su
política. Los jueces podían serlo de todas las clases
de la sociedad; pero tengan asesores que, habiendo cur-
sado algunos estudios en jurisprudencia, eran los verda-
deros dispensadores de la justicia. El cabildo de la
Asunción fué reemplazado por dos alcaldes, que también
administraban justicia y desempeñaban las funciones de
jueces de. primera instancia para todo el Paraguay. La
legislación penal quedaba al libre arbitrio del dictador,
que juzgaba en última instancia todos los delitos y todas
las posiciones. Los crímenes de estado, entre los cua-
les se contaban las palabras políticas, ofensivas al dicta-
dor y á sus agentes, sin esceptuar á los simples soldados ,
el atentado contra la propiedad pública, el contrabando,
los robos de caminos reales ó á mano armada, los asesi-
natos y las tentativas de evasión eran castigados de
muerte ó el condenado era fusilado. Los demás crímenes
6 delitos tenian trabajos forzados, de detención perpetua
6 limitada y los azotes públicos, á que estaban sometidos
tanto los blancos como los indígenas.
El "gobierno, propiamente dicho, se componía del dicta-
dor, del ministro de hacienda, del fiel ejecutor, que era un
verdadero prefecto de policía, del fiel de fechos, especie de
secrerario de estado, para los negocios de justicia, y
de defensor de menores, que estaba encargado de la tute-
ja, aun para los esclavos, asimilados á los menores.
Después del dictador, su barbero era el personage mas-
importante del Paraguay, al cual se dirigían primero to-
dos los que solicitaban algo. A él era necesario adular,
colmar de agasajos y regalos, por que este favorito tenia
en sus manos la vida y muerte de millares de hombres.
Era, puede decirse, espía del dictador, pero al mismo
tiempo su primer director de policía, su confidente, su
DEL PARAQUAT 909
oonsejero. Ei miedo no era ngcno á esta intimidad
del amo y del <*riado: el primero, tirano detestado, se veia
oUiftado €^ poner su vida á disposírinn del «¿ogundo, y
el medio mas seguro para ('*l do prevenir la inft'delidatl de
este hombre, era colmarlo de tantos favores para no tener
que fierder sino operar un cambio. Nada tenia Francia
oculto fiara su l>arl>er<), á quien consultaba sobre la^ me-
didas más im|M>rtantes.
Hóahl los rasgos mas «característicos del gobierno del
doctor Francia. Vamos á entrar aliora en cuantos do-
talles nos sea posible.
Es indudable, romo el mismo Fran<*ia lo manifestara
desde que tuvo ingeren<*¡a en la cosa pnblii*a, que abriga-
ba un odio inveterado á los españoles, áquien no tolcral>a
la mas mínima falta, y si lial)ía algnn indixidno de t*sa
nacionalidad, n quien por su elevada irerarqufa, sedis-
fjeiisase íionores y di^tint-it»i]«^s espontánea^ á qut^ól no
|>odia pretender por mas que quí*^iera. i-onstituia un
f^ndo estorl>*) ¡Kira su sistema di^ gobierno que era nece-
sario liaccrtlesaparefcr. Kn e^toi'aso se hallalMi el obis-
po Panes; y cómo lodos los artos despóticos «le Francia
se basaban en algún fundamento. juMo ó injuM*». quiso
encontrar uno en que l)a^ar ^u rcso|ui*ion en i'ontra del
prelado. Ili/o que un predit-ador dirigiese en la cate«lral
unaplegariaá Dios para quecon<*edie?^e al obispo la salud
mental do quo carecía. Fué lo bastante para espedir el
siguiente:
DECIlKTo SI l'KKMO •
"Siendo notorio el estado de tlt»mencia en que se ma-
nifiesta el reverendo ubispodc e>tadió»'c**i*4, de tal ni'Mlo
que un religioso de ^u nitsina ordo;:. predi«Mndo csti» año
el sermón tic los I>»l.»r> m la «Micdral. toNnin^>u di>-
cun><JCou una suplica a la \u*;3'en para i|uc concediese al
310 GOBERNANTES
obispo la salud mental que tanto necesita, según su óspre-
sion, para el desempeño de su ministerio: por consecuen-
cia, se hace ya inevitable subrogar otra persona que ejer-
za las facultades superiores que por mi reglamento de 2
de julio de 1815 se le señalaron para el régimen y direo-
cion de las comunidades de los regulares existentes en el
territorio de la República. Eq virtud de esto, nombró pa-
ra este efecto en su lugar al deán de esta iglesia don Ro-
que Antonio Céspedes (ignorante, codicioso y adulón)
provispr y vicario general, al cual se referirán de aquí en
adelante todos los mencionados regulares para toda la di-
rección y jurisdicción que por el citado reglamento corres-
pondía al reverendo obispo: declarando al mismo tiempo
que para las profesiones religiosas que se intentaren de
aquí en adelante, ha de preceder anuencia y aprobación de
este supremo gobierno, cuyo requisito, sin el cual no se
juzgarán autorizadas ni tendrán efecto, es indispensable, y
necesario, á fin de que por medio de informaciones conve-
nientes y de un serio examen se reconozca si algún ciu-
dadano de la República no procede indiscretamente y sin
suficiente deliberación aligarse con semejante empeño y
con unos votos de tanta gravedad, consecuencia y difi-
cultades tal vez hallándose en una edad en que faltan la
reflexión y esperiencia; para inteligencia y observancia
de esta determinación se' pasarán copias autorizadas de
este decreto al mismo deán, provisor y vicario general y
al prelado y comunidades insinuadas. — Asunción, 16 de
octubre de 1819/'
Francia.
Los doctores Rengger y Longchamp, llegados, (30 de
julio de 1819) á la Asunción, alucinados con las relacio-
nes fabulosas que del Paraguay hacian circular algunos
impostores, y aunque bien recibidos por Francia, tuvieron
que permanecer en aquella capital seis años, al fin de los
DEL PABAOÜAT 311
cuales so les permitió ia salida. La gran dificultad que
habla [Mira salir del Paraguay ronsjstia en que Fraixria no *
quería, con mucha razón, so conorieseen el cstcrior su
sistema original de^obierno.
Asi puos, habiéndose visto el dirtadtir retratado tan á
lo vivo en el £/<AYiyo lí istópúco (\i\c esos soñorcs hirieron
conocer con su publi(*acion. mandó publicar por bando en
la Asunrion, en 183<), una impugnación, bajo el epígrafe
siguiente:
"Apifntamientos hechos :Ha obra délos señores Keng-
gcr y Long(*liamp, titulada: Ensayo lustnrico sobrr la
rerolucion (M ParaytMif, y rl gobierno dictatorial del
Dr. Francia.
•El suizo Jimn Rnujyrr riel Villorrio de Arau vino, ron
su asocriado J|f//r#v7i/i/> Ijnnyrhamp^ so introdujo en el Pa-
raguay en i'lase de miídiro, y f«)mplolámlo>e hilinia y
estrechamente con los ouropoo** opaíioles. y i-oih*1 fran-
cés Sagnirr^ espia rcalisladesrubietto. quien se me-
tió aquí de buticariu: y con el t:ual se sospetOiaba habor
sido destinado desde Kuropa, >e ocupó en envenenar á
los patriot;is que >e le <»frei*i:in. Knlrc otros el tesorero
Decund, luego que tomó su brevajt?, «^ayó en agonías
mortales. retirAiidose desde el mismo instante aquel mal*
hoi-hor. sin querer volver á verlo, ni aun «'on repetidos
llamamientos. Kn ilos meses «pie asistió al «'uaiiel do
panli»s, despachó A mas do veinte <lo ellos por lo que fué
e«diado de allí, v entonces ro^ó la in.»rtanda«l. Kl bribón
no hizo mtiH'ion en su f«>llet(» de aquella matan/a b:\rbara
que hi/o. por no convenirle ipie m» ^^opa. A su iniila«Mon
el euro|M»o i»sp:in.»| ISr*';;** s tMiviMie:i iba ii^inlni** \U\
por 1«» qu«' fut' prixad» d«'l «íIím-» d»» ••uranbTo. a que
también -«e halíia niflid-»: Keiig;;or. a«i*rnmo *'»iilra la
caubu do America, procuraba al mismo tiempo seducirá
312 GOBERNANTES
otros. A Giistavo Leman (1) que tenik relación con los
patriotas, le dijo que se retirase de ellos, que mejor vida
se pasaba con los europeos. Además debió ser un buen
pillo, porque el viejo médico Narva^z que asistía con
bastante acierto á* diferentes cuarteles, burlándose del mé-
dico suizo, contaba haberse interesado con él para que lo
acreditase en el pueblo y le diese á conocer las yerbas y
plantas medicinales usuales del pais.
"El dictador por no verse al fin en la precisión de hacer
justicia con este malvado, como asesino envenctoadory
seductor complotado con enemigos y facciosos, se negó y
no quiso acceder á la solicitud, que el propio Rengger hizo
en gobierno de quedarse aún en el Paraguay en clase de
médico, á fin de casarse como quería, con la hija del euro-
peo español, A^ííonio Rccalde, vecino acaudalado, de la
que el pobre andaba perdidamente enamorado.
"El calla y oculta también esta negativa, y la consi-
guiente frustración de su intentado casamiento, para que
no se sospeche la nueva maldad que ha cometido, con
pretender figurar como una historia un tropel de false-
dades, con que no ha hecho mas que acreditarse de fal-
sario desaforado que es lo que le faltaba.
"Tan odioso se habia hecho en el Paraguay este*bárba-
ro ateísta, y tenia tan bien asentada la reputación de un
perverso, que los paraguayos por mofa y por despre-
cio no le llamaban sino Juan Rengo. (2) Algunas gentes
que hablan ocurrido á la ribera á la salida de un buque,
viéndolo embarcarse, le gritaban también: adiós pildora;
adiós purga; adiós veneno; de suerte que chafado y sonro-
jado por no poder efectuar su deseado casamiento, á causa
de la prohibición y negativa del gobierno; y detestado y
mofado por los patriotas,— el malévolo salió del Para-
guay como perro con cencerro.
(1) Viéndose perseguido por Francia, se ahorcó on la cárcel.
(2) Equivoco do mal gusto con quo Francia nombraba siempre ¿
Bcngger.
DEL PARAGUAY 313
'Este es el que, metido on docena, y encubriendo su
oculta misión, ha dado el prctendi<io Ensayo Histórico;
ouyo objeto está visto -lue ha sidoformar disimuladamen-
te un libelo dirigido ik minar larc|)Utar¡on del dictador, pe-
ro este disparatado y dcs|)rci*iablo folleto debería mas bien
llamarse Ensayo de mcnüras: por que sin exagera-
ción pude asegurarse r|uo tocante al Paraguay y su
£:obienio, Ccosi no contiene (*osa vcnladcra. Aun aque-
llo e» que hay algún fondo do realidad, todo .se dastigu-
ra, se transforma, se disfra/a y se reviste con ficciones; de
modo que conduzca al intento de desconceptuar al dicta-
dor callando y ocultando con <!onocida malicia y mala
fe las cosas y hcühos mas sustanciales ó importantes, y
todo lo que no puede cuadrar ron este plan.
•Desde luego seronoce que ^u ronicnido se reduce á las
especies desfiguradas, hablillas, embustes, y cuentos
forjados al |»:iladar de Europa, y que ellos le han suge-
rido, no habiendo tenido suceso sus re|Kítidas conspira-
ciones, instigaciones y tramas, ni la descomunal, "ó mas
bien ridiculo trama del Mnrqnrsdr (inarani, enviado á
España, ni otras sordas maniobras con que pensaron ha-
cer caer al dicta<lor, con (|uien tienen su es|)ei*¡al encono
como un p<itriota • 1) decidido y firme «|ue condujo la revo-
luciona quien consideran y corno un escollo insuperable pa-
ra sus ideas y finos particulan*s. Keng^ror como abo-
nado (>ara tr»do gónerode iniquidades, lo que ha hecho
e« aumentar el catálogo ifo aqu«*llas especies con sus
nuevas mentiras, fi«TÍones, talsedaties y |)uras (Combina-
ciones de su fantasía, ab:iii«lt)i].iii<lose sin vergücn/a A la
infamia de hacerse un impostor maldiriente y calumnioso
por sus compromisos r.>n lo»; europeos, |M>r surledarada
aversión á los patriotas, y por despirarse de la repulsa do
su pretensión en gohiern«>. y del sonrojo ó alguna burla
(1) I«A |)AU)ir» i'i/ri-i/.i. no p<i4.t ]ir'«ttittii<U rn l'«« ti<*iii{Ht« iiio.tomn*,
«O bocA 4r un h'iiiii.ro rotu*t FrauviiA vé uxia «iu^uIat auJacía j 4o s ver-
fOAMdU Ílll|>«rUlM&CM.
316 GOBEBKANTES
al dictador j y en otras frioleras de esta clase. El mismo
dictador lo afirma asi, y lo creo; estrañando solamente que
por tales hazañas, que en cualquier país merecen castigo,
el supremo arbitro del Paraguay desde el principio no se
haya visto precisado hacerle jicsticia^ lo que por otra parte
como todos saben, allá no presenta mayores dificultades.
Sin embargo, por los apuntamientos llegó á saber, que ¿
pesar de tanta maldad, estos hombres no han sido inco-
modados en manera alguna, sino al contrario, al cabo de
mucho tiempo lograraron el permiso deseado de salir
del país; favor y gracia especial del dictador, que no se
concede sino á quien lo ha merecido por su buena com-
portacion.
"Devuelta en su país natal, según informa el autor de
la impugnación, Renggery Longchamp, en despecho de
no haber podido, casarse en el Paraguay y de pura ven-
ganza, se pusieron á escribir el Ensayo^ obrita que el
dictador clasifica de tropel de falsedades y cuentos for-
jados.
"Nunca he visitado el Parguay; pero sí he leido el En-
sayo, puede ser muy bien, que sus autores, por falta de
datos positivos hayan dejado errores notables en las no-
tas históricas y estadísticas, que hacen parte de la citada
obra; convengo también, que nadie mejor que el mismo
dictador debe saber lo sucedido en los últimos años y el
modo eimo se gobierna en aquel país, pero ya que el
quiso tomarse el trabajo de refutar lo que dice el Ensayo
HistóricOy debia haber procurado contestar con argumen-
tos, en lugar de vomitar denuestos ó insultos contra las
personas de sus autores. Y en verdad este modo de pro-
ceder no inspira mayor confianza; mas bien da á entender
que no son precisamente las pretendidas maldades de los
señores Rengger y Longchamp las que han causado el
encono de S. E.
"Sé positivamente que á su salida del Paraguay, el dic-
tador no tenia queja ninguna contra ellos, y me consta
DEL PARAGUAY 317
igualmente que los dos compañeros suizos, agradecidos de
su procedimiento para con ellos, le mandaron desde Bue-
nos Aires en obsequio un cuadro con el retrato do Ñapo-
leon« acomimfiado de una carta que he Icido, y concebida
€Q los términos mas respetuosos.
*De todos estos hechos infiero, que el ánimo de S. E.
86 haya irritado tanto contra los autores del Ensayo sola-
mente desde el momento, en que tuvo noticiado la publi-
cación do esta obrita; en efecto, se entiende muy bien,
que no debia agradar al dictador, el ver espuesto á los
ojos del mundo el secreto del Paraguay, y corrido de un
golpe el velo que cubría hasta entonces la misteriosa ad-
ministración de aquel país.
'Era pues preciso destruir á toda rosta la impresión que
podía liaber hecho el Efusayo en el ánimo de cuantos se
interesaban en la suerte de aquella parte del continente
amerícajio; y á falta de ra/oncs y argumentos sólidos se
ha empleado la me/.quina tártira de personalidades ó in-
sultos. Asi lo prueba rlaramcnto el lenguaje de los
apuntamientos; porque á la verdad no se descubre la rela-
ción que puede ten«M lo (|ue se dice en el Eti-sayo con el
mencionado casamiento, de que se ocu|>a tanto el di<*ta-
dor; timpoco so sal>e á que viene eso de los chistes de
algunos paraguayos al embarcarse liengger y Ijong^
champ.
*Estoy bien persuadido de esas hablillas, á mas de que
nada prueban c )ntra lo que se refiere en el Ensai/q, son
enteramente fahas; aun mas ridiculo y del todo absurdo
es lo que cuenta el au(t>r de h^s apuntes acerca de una mi-
sión oculta, de que hayan venido encargados los dos ami-
gos en calidad <le espías
Si nadie que (en;;a el juicio sano puede dar f(> áUiles
cucntitos, menos ciertamente <e puede creerá! dictador,
cuando aM?gura ha^er ilesruhierto unas esprcsiones ca-
luninius:is en unacartxi esi-rita desde Dueños Aires por uno
de los cumpaíieros. Los SS. Itenggcr y Longchamp
318 GOBERNANTES
mientras permanecían en Buenos Aires han tratado á
muchos vecinos de esta capital, y han sido acogidos amis-
tosamente en varias casas respetables; esto basta ¿ con-
vencerse de que no han podido concebir ideas tan desfa-
vorables de 6ste país, como las que se vierten en el trozo
de cartas mencionado en los apuntes dictatoriales.
"Finalmente debo decir que. conozco á Bengger y Lang*
champ; el primero es amigo mió desde muchos años y á
ambos he visto y hablado diariamente aquí á su vuelta
del Paraguay; son de buena familia y han recibido una
educación distinguida; no pueden de ningún modo mere-
cer los conceptos con que trata presentarlos ante el públi-
co SE. el dictador.
Ellos se hallan á gran distancia, imposibilitados por
ahora á responder á los cargos que le hace el autor de los
apuntamientos; y como cada uno debe mirar por su ho-
nor y procurar de dejar sin mancha su buen nombre he
creido en mi deber escribir en su defensa esos pocos
renglones, suplicando al señor editor deliiece^-o publicar-
los en su acreditado periódico, y admitir las consideracio-
nes de su muy obediente servidor Q. B. S. M."
Un Suizo.
Francia no tenia consideración con nadie, ni aun con in-
dividuos que en algo se le asemejaban. El célebre general
Artigas, que si bien no estaba con él en buenas relacio-
nes, viéndose aniquilado y perseguido, solicitó (setiembre
de 1820) un asilo de su enemigo, en la esperanza de que
seria por lo menos tratado como lo son generalmente por
los ingleses los que han ejercido algún poder, á la par
de Rosas y otros. Pero no acostumbraba Francia em-
plear esa clase de generosidad con los amigos y mucho
menos con un enemigo de la categoría de Artigas, de
quien, en verdad, era necesario desconfiar. El dictador,
DEL PARAGUAT 319
en su conducta para con el caudillo oriental prestó in-
dudablemente un gran servicio á la humanidad y sobre
todo A los pueblos del Plata. Kl hecho es que Artigas y
sus compañeros recibieron el asilo que solicitaban, y,
sin acordarle una audiencia que pedia, le hizo alojar por
algunosdiasen el convento de la Merced y en seguida le
releg6 ft Curuguati, á ochenta y cinco leguas al nordeste
de la Asunción, asignándole un sueldo de 32 |>esos men-
suales para poder vivir. Los demás asilados fueron en
9u mayor parte esterminados por su mala conducta.
Cuando Francia supo t|ue Artigas rriaba aves y otras
cosas necesarias que le habilitaban para distribuir á los
pobres del <listrito aquella dádiva, le retiró la mensua-
lidad.
A la muerte del dictador, el actuario Policarpo Patino,
que se arrogó el mando por un mes, la primera medida
que tom6, fué mandarle remarhar una barra de grillos.
Artigas fué en(M)iitra<lo arando, y sorprendido esclamó—
*el dictador )ia muerto, " adixinando así un acontecimien-
to que se orultó por algún tiempo partirularmente en
lafrunlera. IJamado por Ij»pe/ en \X4'k fuó ar<»mo<lado
en la cíiarra de Iherai. á una legua <le la .Asunción,
donde tiiiali/ó >us dias el :i'A de setiembre de IHTiOá los
112 años de e«lad y «ii» de residencia en el Paraguay.
Seis años después fueron trasladados sus restos á Mon-
tevideo, decretándose honras fúnebres
l^ inofensiva y útil triliu de los payaguáe*^, sintió en
común **oii las demás rlasos de gente tiel Paraguay, los
efe«*tn^ de la «viprichosa «ruehlad de Francia. Por el año
de IX^K los indios (ir! Chat*i» empezaron á dar al dirta-
dor mui'ho tral>:ijo ron **us repetidas int'ur>;'>ne^ en el
icrntiirio, I»» <|Ut' al lin le oMig*» á ilerlararles nuda guer-
ra. Defendió los puntos ai'ieMl>les del rio y en seguida
introdujo en su propio territorio, tratando á todos in-
320 GOBERNANTES
diferentemente á sangre y fuego. Dábase muerte á todo
indio que se encontrara— hombre, mujer y criaiura; y la
tribu payaguá, que nada tenia que ver con los indios del
Chaco, fué dester.^adaáEtévegó, — establecimiento malsa-
no y miserable que Francia fundó, según queda dicho mas
arriba, á la vez que como lugar de destierro, para sus víc-
timas proscritas, y como jaque contra los indios por
aquella parte.
Al considerar que Francia gobernaba sobre principios
enteramente caprichosos, un país lleno de sus enemigos,
— con hombres cuyo orgullo habia abatido, de cuyas
funciones los habia privado, y cuyo honor habia piso-
teado, para hacer lugar á los instrumentos bajos y des-
preciados, por cuyo medio insultaba y oprimía á todos
los hombres de familias decentes, de educación y bienestar
del Paraguay; y esto por un período de mas de seis años,
— no debe, pues, estrañarse que tal estado de cosas hubie-
se engendrado conspiraciones.
Así, un número de los mas respetables ciudadanos del
Paraguay formaron una solemne liga para derrocar el
gobierno de Francia, 6 tomar venganza en su persona.
La mayor parte do esos ciudadanos eran los empleados
del tiempo de la junta y del consulado, acérrimos ene^-
migos del dictador, unos porque se veian sin destino y
separados de los negocios públicos, y otros porque ge-
mían en las cárceles. En tales circunstancias coincidió
la llegada (1817) de un coronel de Buenos Aires (Balta
Vargas), comisario secreto del director Pueyrredon, para
que se pusiese de acuerdo con los descontentos, con el fin
de hacer una revolución en contra de Francia. Pero la
imprudencia del comisario produjo su arresto, aunque no,
felizmente, el descubrimiento de los conspiradores. No
se acobardaron éstos y siguieron trabajando secretamen-
DEL PARAGUAY 321
te durante dos años, siu quo nada pudiese descubrir el
dictador» sino simplemente sospechar de que algo
existia.
Al fin concertaron hacerel movimiento el viernes san-
to del año 1820, atacando á Francia en su pro[)io
palacio, haciendo replegar las tropas, apelar A los ciuda-
danos y arriesgando todo para emancipar al pueblo de la
horrible tirania. Pero quiso la desgracia que todo se des-
cubriera, en los últimos dias de cuaresma, por medio del
confesonario. El confesor, que ora un franciscano, orde-
nó al penitente que fuese A revelar el secreto, dando los
nombres do todos los conspiradores al mismo dictador.
Así lo hizo el traidor, y esa misma no<*hc los gemidos de
la prisión de estado fueron aumentados con los llantos de
mas de cincuenta de 1<^< m:is distinguidos habitantes
de la Asunción. Fueron arrostaílos toiIo** los miem-
bros do la antigua junta y los amiu'os y relaciones que te-
nia. Su*5 propioíladcs fueron confjs.'adas y arrasada la
casa en que los conspinidnros tenian sus reun¡one*<. El
herrero no daba abanto á forjar tantos grillo^; se aumen-
lóelrigory privaciones de un sistema do prisión, bastan-
tanteduro ya; recurrieron i\ cuanto oí ingenio endemo-
uiado podia imaginar é inventar; so estondió el terror y la
consternación éntrelos que habían salvado do los calabo-
zos por el momento. Kl dictador se sintió fuerte con el
descubrimiento do la c»>nspiracion, i\ Li ve/ quo i>^\c lo pre-
sentaba al mismo tiempo un plausiMc protesto para multi-
plicar cuanta precaución potlía Hij^rorirlo el miedo y truaii-
ta crueldad po<lia imaí;in:ir la vcngan/.a.
Francia vio ahora en ios i|ue so le actTcal>an S''»lo trii-
dores y asc*iinos; y toilos Io< habitantes do la A^^uni'ion,
tanto |f>< acubados c.inio los que no lo eran, fueron puestos
bajo todo el rigor «le lal«'y.
S^>lo un motivo im|»i«lió á Frain*ia el |»r<»ce'ler i\ la eje-
cución inme<liata ele Ims conspiradores; pue< to<lav¡a tenia
miedo. Ligados como estaban con todos las familias dis-
332 GOBERNANTES
tinguidas del Paraguay, temió atraer sobre sí el odio, 6
levantar la rebelión que probablemente tendría consecuen-
cia sobre la matanza de todos sus enemigos de una sola
vez. Los dejó, pues, consumirse en las prisiones de esta-
do, sin afeitarse, cortarse el pelo, sin lavarse, mal ali-
mentados, miserablemente vestidos, sin comunicación con
ningún ser humano, hasta la muerte. Sin asistencia mé-
dica, sin la presencia de amigos, sin el consuelo de la re-
ligión y sin siquiera la decencia del entierro, exhalaban
el último suspiro.
El dictador iba á caballo, conociendo la enemistad y
desconfianza de todo hombre bueno, y con el corazón bu-
llendo de odio para con los pocos hombres respetables
que habia dejado en libertad. El verse un hombre por
las calles á cien varas de distancia de su persona era una
ofensa imperdonable; generalmente era arrestado ó des-
terrado. Un dia se le asustó el caballo de un barril que se
hallaba al frente de una casa; al instante fué arrestado el
dueño.
Al fin, en 1821, ocurrió algo que, apresurando la ejecu-
ción de muchos de los presos de estado de Francia, puso
fin á sus sufrimientos y á algunos de sus temores. El ge-
neral Francisco Ramírez, caudillo de Entre-Rios, inició
una correspondencia con los conspiradores confinados en
los calabozos de la Asunción y con otros descontentos mal
dispuestos contra Francia. Cayó en manos de éste, por
torpeza del portador, una carta de Ramírez queibadirigí-
da á don Fulgencio Yegros, presidente de la primera jun-
ta del Paraguay, en que se hacía proposiciones relativas
ala revolución.
Hasta entonces, el gobierno de Francia era dictatorial,
mas ó menos despótico, con un simulacro de ministerio,
ejercido sucesivamente por los ciudadanos José Galvan,
Sebastian Antonio Saenz y Bernardino Villamayor; pero
desde que tuvo en sus manos el hilo de la conspiración,
se limitó á tener un actuario ó fiel de* fechos^ que era una
DEL PARAGUAY 323
especie de Cfsrribano y do verdugo, cargo con que fué hon-
rado el individuo Policarpo Patino. Por medio de éste,
mandó (7 de julio de 1821) prender A todos los sindicados,
y entre éstos, hizo bajar i\ la ca|)¡tal A su com|)ancro, el
presidente de la primera junta gubernativa del Paraguay,
general Yegros, desús haciendas de campo. Con un
lenguaje fementido, |>ero suave, Francia se le insinuó,
diciéndole: ''Compañero: aquí me abruman la cabe/a con
asuntos contra usted, acusándolo que hace muchas reu-
niones: y para evitar todo esto, permanezca en lacipdad
hasta que yo le avise/' Lo que él <iueria en realidad era
tener á la vista un hacendado rico, que por su ascendiente
en la campaña, se hacia temible.
En seguida mandó redoblar las guardias de la rápita)
haciendo personalmente patrullas muchas no(*hes conse-
cutivas y dando orden Á los coman<lantes de campaña,
que tuvieran la mas activa vigilarn-ia.
Esta fué la señal del derramamiento de sangre á rauda*
les, inocente mucha de ella, ó con protestos frivolos.
Donjuán Pedro Caballero, scgunto miembro de la pri-
niiti%'a junta, compañero de Francia y el mas querido de
la tropa entre todos los gefcs del Paraguay, fué igualmen-
te preso.
El conductor de la malhadada carta á Yegros fué en el
acto fusilado sin mas trámites, y los presos fueron some-
tidos uno tras otro, á la terrible onialiade la ^^ Cámara de
la Verdad\ |)ara averiguar su inocencia, ó probar su
culpabilidad. •
I^prueba produjo tan numerosas confesiones déla
existencia do otros reos y cómplices, cpie cada dia se %cia
los calalxjzos de cstido llenarse de nuevas victimas.
Sí)lo tres demonios tcnian aiM'esoá la** investigaciones
inqui^íituriales de la Cinifirn dr Torttn'nto.-^Kl mismo
Francia, un fun»ionari-) légalo es«*nbafio y un archivero.
Estos únicamente sabían el resultad*» délas averiguacio-
nes. Eso resultado s^Mo se re%*elaba al público por losca*
324 GOBERNANTES
dáveres de los presos que dia tras dia, perecían en el
. banquillo.
El primero á quien tocó la suerte deágraciadade serfusi-
lado fué el general Yegros (17 de julio de 1821); dia acia-
go en los anales de la tiranía de Francia! Como los tira-
dores no eran diestros fué necesario concluir á bayone-
tazos, tanto á Yegros como á algunos otros. Don Fer-
nando de la Mora siguió la propia suerte; luego tuvieron
el propio fin Larios Gal van, cuñado del dictador, Iturbi-
de, Machain y otros hasta el número de catorce. Toca el
turno al general Caballero, quien, temiendo, con mucha
razón, correr la misma suerte que Yegros, mandó pedir á
su esposa una navaja de barba y se degolló con ella. Al
entrar la guardia por la mañana, para arrastrarle al ban-
quillo, lo encontró cadáver, y escrito con carbón en la
puerta de su calabozo el epitafio siguiente: *" Bien sé que
el suicidio es contrario á las leyes de Dios y de los homr-
bres. — "pero la sed de sangre del tirano de mi patria no
se ha de aplacar con la mia!"
El mismo dictadar presenciaba esas ejecuciones desde
la puerta de su casa con un libro en la mano; al terminar
por ese dia el sangriento acto, dijo en voz alta: — ''¡Vi-
va la patria! ¡Mueran los traidores! ¡Hoy acaba mi ele-
mencia.y desde hoy reina la Justiciar
Los cadáveres estuvieran tirados en la plaza todo el dia.
Ala noche mandó el comandante Bejarano, que avisa-
sen á sus casas pasasen á recogerlos. El de Yegros
fué levantado por cuatro soldados, y de tropel fueron á
casa de su esposa (doña Facunda Esperati), se lo arro-
jaron de golpe sin decir una palabra.
El 18 del mismo mes se continuó la misma trágica repre-
sentación. Los primeros que salieron en este dia al su-
plicio fueron el anciano canónigo doctor Baldovinos, pro-
puesto obispo en la época colonial; engrillado en la casa
de la tesoreria, conducido de allí al cuartel del colegio por
la plaza pública y en medio de cuatro soldados y un cabo.
DEL PARAQUAT 325
armados de fusiles, juntamctito con don Francisco Díaz
de Bedoya, ministro tesorero de hacienda, los cuales fue-
ron puestos en capilla, ha^ta exigirles la entrega de la su-
ma de diez y ocho mil patacones, lo cjue hicieron sacrifi-
cando todos sus intereses para conseguir su salvación, •
Fueron fusilados ios dos licrmanos del canónigo, el
doctor Marcos y don Joaquin Baldovinos, como también
don José, hijo del segundo, joven como <lc veinte años y
preso en la cArc:el, su primo don Mariano, hijo de! mismo
don Marcos, y en seguida ronf¡sca**i<)n de todos sus bie-
nes. Consecutivamente fueron saliendo en los dias poste-
riíifCsIOH demás reos, llenando siempre el número de siete,
por día ¿\ esropcion del noveno dia, en que fusiló cuatro,
dos correntinos, un |>araguayo y un porteño.
El 14 de agosto fueron fusilados otros siete, repitiéndo-
se esta operación casi (lia tras din. con la mayor parte de
los preso»*, cuyos cadáveres quedaban espuostos haMa la
noche, que eran conducidos por sus des(*oiisola<lo^ deu-
dos, para darles una oscura y silenciosa sepultura.
Estas sangrientas oncenas fueron ropitiiMífit)so liasta fi-
nes do diciembre de 1X2 i.
El doctfirdon Hucnavcntura Dia/ do licdova murió en
la prisión, después de muchos afi«'<,ciMj dos barras de
grillos.
VMtrc las \fi*t¡mas del doctor Frari-ia cavó envuelto el
célebre naturalista H'Mipland, e^t.ibl-'cid'» en Santa Ana,
jK>relsol«i hecho de haber aseginvido «pie el ramo déla
ycHiíi de Corriente^ llegaria á[ir«»gre>ar tanto y su cali-
dad seria tan buena v cmi tanta abundancia, como la del
Paraguay. Kl comandante «le la 'l*ran<|uera d«.* San Miguel,
{ijinige situad') en e^ta baiid i d»'l Paraná. aM<''> aldic-
tadur que en e<«as nii'<'ii»ncH <.c había |»laiii!ti«'a'lo un gran
bcnclicio de yerba, y (|ue lo dirigia un francés. Inmc*
326 GOBERNANTES
diatamente (diciembre de J821) dio órdenes para que aquel
comandante destruyese el establecimiento, lo incendiase,
y á todos los hombres que trabajaban ^n los yerbales los
mandase presos á la capital. En efecto, á las sombras
de la noche, cayó sobre ellos una partida paraguaya de
cuatrocientos hombres haciendo fuego. Este caso ines-
perado los hizo fugar, y dispararse por los montes; á
escepcion de doce infelices, que con Mr. Bonpland« fue-
ron tomados por la partida. Amarrados y bien asegura-
dos fueron conducidos á la Asunción con todos los ani-
males de que leshabia sido posible apoderarse, dejando
una fuerte guarnición, para impedir la estraccion de la
yerba que estaba hecha y quemaban todos los dias. Deja-
ron á Bonpland bien recomendado en el pueblo de Santa
María.
Al dia siguiente de su llegada^ diez de aquellos ino-
centes jornaleros fueron sacados al suplicio. Los mandó
fusilar apesar del llanto y lamentos; y al segundo dia hizo
ejecutar á los dos restantes, que eran hermanos, y á gran-
des gritos decian que no habían ido á trabajar como si esto
fuera un crimen, sino comprar un poco de yerba que nece-
sitaban. Nada escuchaba ese corazón de hiena, quien con
la mayor serenidad presenció la bárbara ejecución. Luego
que Bonpland estuvo en presencia del dictador, le mandó
sacar los grillos, devolver todo lo que no habia sido roba-
do por sus emisarios y le fijó por resylencia el pueblo de
Santa Maria de Fé, á veinte y cinco leguas de Itapuá, hoy
Encarnación.
En vano trataron ilustres protectores de Bonpland obte-
tener su libertad; los residentes ingleses de Buenos Aires
y de Rio Janeiro, el embajador de Francia en el Brasil,
conde de Cabriac, el ministro de relacionas esteriores de
Francia, barón de Damas, el mismo emperador del Brasil,
nada consiguieron en sus nobles tentativas á ese respecto.
Cuantos mas empeños se ponian en juego tanto peor era
para el célebre naturalista, á quien con eso se le hacia
DEL PARAGUAY 3^
aparecer como una persona de grande imporüinria, aun-
que lo era, N¡ su cs|>osa que so |)rosent6 al dictador <'on
una carta particular de recomendación del ministro Da-
mas, pudo conseguir su soltura, hasta muchos aíios des-
pués.
Al Kn una noche fuó v¡sit<ado por el coman<lante do Santa
Marta, ó uno de sus oficiales, con unos cuantos hombres,
diciéndole que acababa de llegar orden de la Asunción pa-
ra hacerle salir del Paraguay, c.svi Niisma nor/u\ Se le
permitió llevar consigo un poco de ro|>a, tanto dinero
cuanto bastase (>ara sufragar sus gastos hasta (!orrienteS|
y nada mas. To<lo el resto do su propiedafl quedó aban-
donado; y sin haber nun(*a recibido un solo |>eso.
Fué ct)ndu':ido, en la oscuridad y soledad á las márge*
nes del Paf*aná, donde había lista una canoa para recibirle;
se le hizo atravesar al costado de Kntre-Hios, bajo una
escolta de soldados: allí le desemban*aron. dejAridolo salo.
Tal fuó el desenlace délos nueve años de detención de
Mr. Bonptandenel Paraguay.
Lo mas estraño es que lójos de haber abandona«lo el
Paraguay con aquel sentimiento «le odio hacia Francia,
inspirado naturalmente por su conducta para 4*on ól,
Bonpland hablaba del dictador con sei*eniflad tílosótíca, y
sólo sentía que éste no le |»ermitiese volver al pais que
acababa de «dejar.
En 1X22, á cau;>a do que á un infeliz, albafíil español de
nombre Bustin/.a, se le antojara dccir« con toda can<lide7.
yconclíin desaharse del furor de Francia, qu** algunos
[lai^ano^ suyos le hablan dado ron^ejos s(»bre el modo
de fabrí<'ar un acuedu«M«» y con el protesto de que los in-
di\íiluos desu nación tral>aban la marcha tlel g«d)ierno,
espidió nn de<Teto que se mandó publirar en las ruatro
coquinas de la pl'i/a *J de jniii'» d».» 1S?1) or lenanl» que
ti>d()*< |o> e^pan'»l«'^ qu** ^e ci:'«»ntral(;in en la capital, en
un radio demedia legui. se presentasen en ella en el ter-
mino do dos honis.
328 GOBERNANTES
En el plazo preñjado, se hallaban reunidos en la plaza
como á las diez de la mañana mas de 300 españoles, con-
tándose entre ellos el mismo obispo don Pedro García de
Panes, el general Velazco, ex-gobernador del Paraguay,
y don José Demaria, cuñado del doctor Escalada, primer
arzobispo de Buenos Aires.
Todos fueron llevados á la cárcel, menos el obispo Pa-
nes que salió en libertad, á la oración del mismo dia^ y á
los demás se les formó en el patio del cuartel de la Ribera
y se les leyó un decreto del dictador, que les imponia una
multa de ciento cincuenta mil pesos fuertes, quecada uno de
ellos debia integrar según la fortuna que se les calculaba.
Fueron salieiido á medida que iban entregando la multa
impuesta. Los mas pobres salieron con orden de retirar-
se, unos á cuatro y otros á diez leguas de la capital. Al-
gunos obtuvieron su libertad merced á la generosidad de
algunos negociantes paraguayos que, compadecidos de
su desgracia, no trepidaron en sacarlos de apuros espo-
niéndose á incurrir en las iras del tirano.
Para no cansar al lector, diremos que el dictador se
ocupó en azotar y seguir causas criminales desde fines
de sentiembre de 1821 hasta fines de diciembre de 1824.
Marchaba con lentitud tomando estas cosas como por
entrtenimiento, ó como decia Otorguez, á su segundo:
*" degollará teste dj todas las semanas j dos españoles, á falta
de ¿stosdos porteños y á falta de éstos dos aporteñados^
para conservar la nioraL
En enero del año siguiente introdujoun nuevo impuesto,
con el objeto de tener que hacer una campaña militar, pre-
fijando el término de diez dias para su cumplimiento, se-
gún se verá'por el siguiente
DECRETO
El gobierno ha resuelto hacer pasar á la otra banda un
cuerpo de tres mil hombres ó más, si fuese preciso, á fin
de franquearla navegación y librar ^1 tráfico mercantil
DEL PARAGUAY 329
da las trabas, piraterías y bárbaras vejaciones con que
inopíden su curso los pueblos de las costas, pretendiendo
arbitrariamente llamar á sí oí dominio y aprovecharse de
sus atroces depredaciones para conservar esta República
en la mas infamante y servil dependencia, y preparar de
este modo su atraso, menoscabo y ruina; y exigiendo se-
mejante es|)edicion considerables gastos para la que no
pueden bastar las rentas actuales de la tesorería, se hace
por eso necesario recurrir A arbitrios estraordinarios.
Aún sin entrar en otras consideraciones políticas, los lla-
mados europeos establecidos en el país, ademas de no ser
incomodados para la milicia por su ejercicio y aptitudes
pro|>onrionadas por sus facultades, participarán también
de las ventajas y utilidades |>rovcnientcs de la seguridad
deltránsito y navega<:ion, aún sin ser ciu<ladanos de la
Kepública y sin tener r|uc sufrir los penosos trabajos^
molestias, incomodidades y ricsj^os de vida que sufren
los f»atríotas, y á que se espolien abandonando á sus fa-
milias y el reposo de sus rasas. I*or estas fuertes razo-
nes, se impone á lo'^ncnrionados europeos una contribu-
ción de ciento riiwuenta mil [)osos fuertes, cuya suma
espera el gobierno tratarán de enterar libcralmcnte tenien-
do en %'islaque es para el bien y facilidad de ellos misamos,
quedando ademas de eso exentos de ahora en adelante de
toda rontriburioii para obras públicas.
El ministro de hacienda queda en^Mr^adode hacer sa-
ber esta resí)lu«io!i y de recaudar de los <;ontribuyentes
en el pla/.o do diez días, rentados de^dc esta féchala
cuota respectivamtMito dc'^i^nada á rada uno en la nota
que a4*om|>aria ote de<Mvto. firmado por este gobierno;
y ¡ de su ejecución dará |)arte. Asunción, 22 de enero
delK23.
En efecto, en las Misiones orientales estableció el dic-
tador un cam{mmcnto en el que habia una división dojnil
330 GOBERNANTES
quinientos hombres al mando de su general Norberto Or-
tellado; é hizo salir para Candelaria embarcados cien
artilleros con algunas piezas volantes. En la Asunción
habia mil hombres en cada uno de los tres cuarteles, y
cuando salia alguna fuerza se reponía con gente de la
campaña. Los comandantes eran Rolon, de San Francis-
co, Alvarenga del Colegio y Fernandez del Hospital, que
era de caballería. Esta fuerza tenia por objeto invadirá
Corrientes. Para trabajar en la maestranza y alistar los
buques que se preparaban, el dictador hizo venir á la ca-
pital los europeos qué estaban desterrados, todos bajo la
dirección del maestro mayor Soloaga, señalando un plazo
fijo dentro del cual debia estar todo listo.
En el mismo año y en el anterior, suprimió el cole-
gio de teologia, tratando de justificar esta supresión por
estas pomposas palabras: "Minerva debe dormir cuan-
do Marte vela." No. quería, según lo refiriera él mismo
mas tarde, que los alumnos en aquella ciencia, no pudien-
do entrar en las órdenes á causa de la incapacidad del
obispo para ordenarlos, viniesen á llenar el pais de una
multitud de semi-sabios que, orgullosos para trabajar con
sus propias manos, lllegarian á ser malos escritores 6
abogados sin causa.
En contraposición favoreció la instrucción primaria ha-
ciéndola obligatoria, tanto que era al principio casi raro
encontrar en el Paraguay un hombre que no supiese leer
y escribir un poco. Favoreció igualmente, ó por lo menos,
toleró los establecimientos de instrucción privada.
»
* ít
En enero de 1823 el dictador fijó el pago de un real por
cada cabeza de ganado que entrase para el consumo de
la capital, de cuatro leguas en rededor, y también sobre
DEL PARAGUAY 331
cada una do las quo so vetidicran en camino para consu-
mo en ios limites, esceptuándoso las que trajesen los estan-
cieros {>ara gasto de sus casas. Estableció también que to-
carreta 6 carretiJIa con géneros de al)astecimiento que
daviniese para los mercados de la capital, sus arrabales
6 para casas particulares, habia de pagar, siendo carreta,
dos reales, y siendo carretilla un real, estendióndoso el
mismo impuesto d las carretas de carncí leña ó carbón*
En mayo del mismo año se descubrió una conspiración
por un medio estraño. El propio dia en que debió esta-
llar, el ci iado de uno de los motores, estando eu una pul-
pería, tuvo una reyerta con un soldado y al momento fué
preso. Diéronle to rnjento y confesó todo sin omitir cir-
cunstancia alguna, pues era justamente uno de los que
ayudaron á trabíijar la |)ólvora. Kn el trascurso de pocos
dias fueron presos diez y ocho de los principales, los cua*
les luego sufrieron la última pena y sus familias el des-
tierro a la villa de Etebe^ó, erigida |>osteriormente en villa
con la denominación del Salvador, (por decreto consular de
5 de abril de IKiS* situada en la margen oriental del rio
Paraguay, ({ue era entonces una especie declesierto. Los
conspiradores ejecutados fueron seis porteños, cinco es-
pañoles, cuatro rorrentinos, un chileno, uninglósjrun
oriental natural deMaldonado.
Con motivo de halKJr ol gol)crnador do Santa-Fó, don
Estanislao Lo|>e/, dispuesto el embargo de dos4-ientas
ten'crolas destinadas al Paraguay, ol dÍ4*tadordi6 orden
al lid cje«'utor Patino ('^V» i|o setiombro dí> ixi'i, para
prtMiderá toilos |f>^ santafi*cini>s qu»* '^c cni'oiitra*<ien en la
capital, ignorando estos la causal do tal medida hasta iri-
sados once años.
332 GOBERNANTES *
Prohibió igualmente la salida alas embarcaciones, que
en número de doscientas noventay tres existían en el puer-
to á la sazón, de todo tamaño y de todas las naciones, prin-
cipalmente argentinas.
Cuando se trntó,en 1824 en Buenos Aires, de la reunión
del congreso general constituyente, el doctor Juan Gar-
cía de Cosío, camarista, fué comisionado de conducir las
cartas de convocación de los diputados cerca de los go-
biernos de Corrientes y Paraguay, para promover su
congregación, el congreso se dirigió al dictador Francia in-
vitándole para ese objeto; pero el doctor Cossio no se atre-
vió á penetrar hasta la Asunción, limitándoseáhacerpasar,
desde Corrientes, al doctor Francia aquella invitación. Sin
embargo éste lo suprimió, es decir, guardó profundo si-
lencio. No habiendo tenido el doctor Cossio respuesta á
su primera invitación, le hizo una segunda; y habiendo
tenido ésta igual resultado que la primera se dirigió por
tercera vez al dictador detallándole los importantes obje-
tos que se tenían en vista para la reunión de aquel congre-
so: tampoco obtuvo contestación, regresando en seguida
á Buenos Aires. Francia obraba asi tan descortesmente,
no respetando la gerarquía de ninguna clase^ en virtud
del aislamiento á que habia condenado á su país, por cu-
yo medio fundó, á su modo, el orden público, conservó al
Paraguay de ser diezmada su población por la guerra y
salvaguardó su independencia nacional con detrimento del
comercio. No obró así López, hijo, que viendo que nadie
le llevaba la guerra, salió él á buscarla.
El influjo de la civilización, la tendencia y el espíritu
del siglo al fin se hicieron camino en lo que era entonces
\dL región délos muertos. M fin entra el Paraguay en la
DEL PARAGUAY 333
ilustración del siglo, reformando los regulares y para ello
adopta el mismo lenguage y los mismos principios que un
gobierno libre, ilustrado y fundado en la opinión pública.
Aunque pare7xa una anomalia, como lo es en verdad,
DO deja de ser un hecho, según se verá por la lectura del
decreto siguiente:
EL DICTADOR DE LA REPf'BUCA
Considerando que Jas casas de regulares se han redu-
cido á tan escaso número de individuos, que sólo forman,
6 conservan una apariencia de comunidad, al mismo
tiempo, que aún asi las m:Vs de ellas, si no todas, carecen
de lo preciso para proveer constantemente á su^ religiosos
una regular asi<ten<Ma y róngrua sustentar ¡on; reflexio-
nando también que los reculares ya no pueden reputarse
necesarios pn ifit'tlilrs on la< presentes rircunstaiicias, y
en el estadit ahyerto, ími que se hallan y que pudieran
servir imiA' utUmente siendo sci*ularí/.ados; he venido en
resolver y decretar lo que contienen los artículos si-
guientes:
•!•• Se suprimen las ronvontualidades, 6 rasas de
regulares ex'stentes en los territorios de la República.
•2», El vicario general ecIesiAstiro, usando de las facul-
tades, á que ejecutan las presentes estraonlinarías cir-
cunstancias, admitirá y determinará las solicitudes 6 ins-
tancias de secularí/a<'ion, que promuevan los espresados
regulares, entt'ndi<'*ndosc salva^^ en todo ««aso de jurisdic-
ción y autorída'l del >upre:nogob¡<Tiio de la República.
•3'. I. os que se hayan >eí'ulari/ado serán destinados A
curatos, sea en la ca|Mtal, ó en las villas jr distritos do
campana, ó en las doctrina^^do los pueblos de naturales,
6 también en «aiiellania-i castrenses, se^íun su idoneidad y
demás circun^^tancia'*. á tin de ijue stuin útih^i en la Ke-
pública, y con la dotación y emolumento de su oficio ton-
gáh una congrua y cómoda subsistencia: lo quo teudrá
334 GOBERNANTES
presente el mismo vicario para hacer las propuestas con-
venientes, quedando á más de esto habilitados y en apti-
tud para obtener y ejercer otros cualesquier empleos 6 mi-
nisterios del clero secular.
"4o. Mientras no fuesen empleados, se les señalará pa-
ra su mantenimiento una pensión, según permitan los
bienes de las casas suprimidas.
"5°. Por consecuencia de esta determinación, todas
las propiedades ó pertenencias, de cualquiera clase, de
los conventos suprimidos son y se reputan en adelante
propiedades del estado, y en esta inteligencia para las
disposiciones que convenga tomarse, los actuales prela-
dos locales pasarán á este gobierno dentro de veinte días
un inventario exacto y jurado, formado con asistencia de
los demás religiosos existentes en la casa respectiva, en
que se espresarán distinta y circunstanciadamente todos
los bienes raices y muebles, de cualquier especie ó clase
que sean, pertenecientes á sus conventos ó iglesias, conio
también las acciones, créditos, censos, memorias pias,
capellanías, ú otras fundaciones y derechos que tengan,
6 de cualquier modo correspondan á sus conventos ó igle-
sias; entendiéndose lo mismo con los libros, documen-
tos ó papeles, sean los que fuesen.
"69 Para la puntual observancia de esta resolución, el
secretario pasará copias autorizadas, que serán rubrica-
das por este gobierno, al vicario general eclesiástico y á
los prelados de los conventos sobre dichos.
"Asunción del Paraguay y setiembre 80 de 1824.— El 14
de la independencia.
José Gaspar Rodríguez de Francia.
Por mandato de S. E. — Bernardvio Vülamayor, — se-
cretario de gobierno.
Conociendo, por otra parte^ la influencia que en elPam-
guay ejercían los frailes, y principalmente los de la nación
DEL PARAOUAT 335
es^pañola, Francia dio á los fraiiriscaiios y recoletos do
aquella na(*íoii su pro|>io convento por cárrcl, privándo-
les de confesar y proliibi<Mido á sus compatriotas manto-
ncrcon ellos la menor rela<*ion.
Elsle rógirnon de terror, no obstante, produjo algunos
buenos efertos que no debemos dejar <le señalar para dis-
traer la atendon del disgusto que inspiran tantas atroci-
dades. Los camiiKiS públicos se hirieron mas seguros
que en cualquier país de Kuropa; viajábase sin armas y
pcKilaso llevar A la vi^ta oro y pedrerías sin temor de
ningún encuentro siniestro. Kn las ciudades, los robos,
los delitos de cualquiera naturaleza se hacian cada dia
más raros. Los <*antones eran responsables, mediante
indemnizaciones, de Ins n>bos que se cometieran en su
terrítorío; los pailiculares lo eran i:;ualincnte de los que
tenian Jugaren sus casas. La mendicidad estaba aboli-
da, no habiendo nadie que dejase de trabajar; la ociosidad
origen de tanto ^vicios, era severamente castigada. Exis-
tían escuelas piiblÍ4*as en casi todos lt>s pueblos y villas,
y los habitantes del Paraguay, tanto indios como criollos
sabían casi todos leer,escríbir y contar. En la capital existía
tina es|>e<:ie d** escuela militar para los jóvenes que el mis-
roo Francia destinaba á la carrera délas armas, y una
casa de e«Iucacion para las muchacha^ pobres. La tierra
se había cubierto de nui*vas produ<vionos, y los medios
do tras(K)rte se habían hecho con mas prontitud, seguridad
y economía.
Gomólos paraguayos no podían ya salir d*v país sino
médianto una licencia que, tarde ó nunca se acor laba á los
quesc atrevían á >'»licitana, ile libáronse al «rultivodol
lab¿o, cu mayor escala que antes, cai*ia dulce, maiz»
3'iQ QOBEBNAKTES
arroz y mandioca. El cultivo del algodón llegó á tomar
mayor incremento, pues la interrupción del comercio de-
bia producir, como en efecto produjo, la ventaja de acre-
centar la industria fabril, aunque sin máquinas de ningu-
na clase, haciéndose todo género de tegidos para vestir-
se, como ponchos, jergas, etc^ etc.
* »
Por una medida, digna de elogio que el dictador llega-
ba á poner en práctica, ejercia noventa y nueve actos des-
póticos que las neutralizaban haciéndole cada vez mas
odioso; y no sólo los ejercía en la desgraciada provin-
cia de su mando, sino que intentaba estender su bárbara
tiranía aún para con individuos que existian en otras
provincias libres é independientesde su opresivo gobierno.
Algunos comerciantes de Corrientes remitieron intereses
al Paraguay en la creencia de tener sus retornos, pero se
engañaron; pues, después de una dilatada retención de
sus buques y cargamentos, sólo se les permitió entrar tre-
cientas arrobas de yerba (1) por via de renumeracion de
gastos respectivos ó sus cargadores y propietarios, hasta
tanto que el gobierno de Corrientes le remitiese á un indi-
viduo comerciante de la misma plaza, que gozaba de la
(1) La yerba mate del Paraguay se encontró en Salta. En 1770, don
Antonio Benitez, natural del Paraguay y vecino de Salta, la descubrió
en un lugar llamado el Baritu^ ¿ inmediaciones del cerro Bayo; en las
faldas orientales de la cordillera de Zenta, entre los paralelos de Tarija y
Oran. Aunque en años anteriores ya los tarijeños habian hecho esto des-
cubrimiento en el mismo lugar, erraron el beneficio de la yerba por falta
de conocimiento, y se les prohibió en Chuquisaca que vendieran la que
llevaron allí, por haber salido pésima y muy amarga. Pero en el citado
año de 1770, ¿ instancias del marqués de Tojo, pasó Benitez al ¿mismo
lugar con veinte y cinco peones y benefició mas de mil arrobas durante
cinco ó seis meses de residencia. Hecho el examen de ella por personas
inteligentes en la ciudad de la Plata, la hallaron idéntica ¿ la del Para-
guay, conla sola diferencia de algún fortín, por ser tan fresca, pues,
pasar algún tiempo mas enzurronada.
DEL PARAGUAY 3.37
mayor consideración, para ejercer con él todos los actus
de la fílantropfa que acostumbraba.
Sabiendo por esperioncia que los paraguayos traían
ordinaríamente. de sus viages de países cstraní^cros,
ideas liberales que el dictador ju/gaba incompatibles ron
la estabilidad de su gobierno, do pronto tomó la determi-
nación de no dejar ya salir Anadie. Ademas, tenia c|ue
temer que los naturales, y en particular los liabitantos del
campo que cono(*ian perfcc'tamente las lo(*alidades, diesen
á las potencias vecinas infonnes de que podrían ser\irse
^n cas4> de guerra. Aun temia que estos viageros llegasen
á ser\*ir de guia d los enemigos si la invasión se efectua-
ba. Y enmanto á los e*<trangeros, su política consistía
en liacerlos servir de rehenes, en caso neco^juirio, para su
$^^gurídad personal. Tales son los motivos de las pn.hi-
bidones que sumergieron á tantas familias en el luto.
En l><2r>, vi dii'tador mandó reconcentrar las fner/as
que tenia en Misiones en el departantento de la < 'ande-
laria, y estableció en la i/qnierda del Paran:! el ranqia-
mcnto del Salto y de la Tranquera do Lorcto, manteniendo
cuellos fuertes destacamento^ do tropas militaros. Sin
embargo, mas tanle • l>Cfe?), consultando la ronvenienfia,
mandó tra^^ladar aquel «ampamento á la trínrliora df San
Josév construir fuertes atrinchoramiontos, o^tabloiMomlo
guanlias en Santo Tomá^ y en el mismo pueblo de < 'ando-
lana.
Previoiido el libertador lUiJivarquei'I sistema tirániro
queenraniinaba y nvincia al Pira.MiaV a sor rl inmtMi^o
cadáver ual\ani/ado.á i*^p rimontar ol tom-^r p«Tpi*!u«>, la
cscfavitud ince.^anto. la ab licai-íon déla propie<Íad. o>pio-
;;:(
338 GOBERNANTES
nage etc.^ se adelantó á invitar por medio de una nota al
dictador Francia á que pusiese término al sistema de
aislamiento y neutralidad que habia observado hacia mas
de doce anos, confiando en que la esperiencia de ellos de-
bía haberle producido desengaños evidentes; proponién-
dole al mismo tiempo enviar y recibir agentes cercado
uno y otro gobierno, ácuya invitación dio Francia la res-
puesta siguiente:
"Patricio: los portugueses, porteños, ingleses, chilenos,
brasileros y peruanos hao manifestado á este gobierno
iguales deseos á los de Colombia, sin otro resultado que
la confirmación del principio sobre que gira el feliz régi-
men que ha libertado de la rapiña, y de otros males & eá-
ta provincia, y que seguirá constante, hasta que restituya
al nuevo mundo la tranquilidad que disfrutaba antes que
en él apareciesen apóstoles revolucionarios, cubriendo
con el ramo de oliva el pérfido puñal para regar con san-
gre la libertad que los ambiciosos pregonan; pero el Pa-
raguay los conoce, y en cuanto pueda no abandonalrá su
sistema, al menos en cuanto yo me halle al frente de su
gobierno, aunque sea preciso empuñar laespadadela
justicia para hacer respetar tan santos fines; y si Colom-
bia me ayudase, ella me daría un dia de placer, y repar-
tiría con mayor agrado mis esfuerzos ante sus buenos
hijos, cuya vida deseo que Dios nuestro señor guarde
muchos años. — Asunción, 23 de agosto de 1825.
José Gaspar de Francia."
* *
Para que se vea hasta donde puede llegar un hombre
enceguecido, falseando la historia conocida por todos y
pintando á un feroz tirano con los colores mas brillantes,
con que se podría pintar al mas benemérito, damos á
continuación, tomada de la obra titulada "Descripción
Histórica de la antigua provincia del Paraguay, por don
DEL PARAGUAY 330
Mariano Antonio Molas, corregida, aumentada y ano-
tada por el doí*tor Ángel J. Carranza ck*./* publiradaen
Buenos Aires, en IWW, la
ARENGA l'UONI'NriADA POR EL DOCTOR DON JOSÉ ISASA, EL
6 DE FNERO DE 1826, TON MOTIVO DEL CIM PICAÑOS
DEL DICTADOR FaRNCIA
La naturaleza tiene sus épocas tijas en que manifíesta
su fuer/a y su poder; forma srrrs que hermosea con sus
dones: produce sabios nulitariffi que bajo una benéfica com-
binación trae el consuelo á sus pueblos: poli ticos profun-
dos que bajo una sabia adnunislraciofi enriquecen sus co-
marcas^ y ¡a llepian de abundancia y felicidad: [>or fin
ella [«resenta en eitcatrodel universo, lu^roes que elevados
con el tiempo al último grado de sublimidad hacen feliz á
wia nación entera.
En este cintilo delicioso de sus ricas producciones dio
este mismo día X lu/.á V. K. para que elevado con el tiem-
po á la suprema dÍ4*tadura que tan diffnmnente ejerce
diese el ser y abundancia que ha dailoásu paK.
Kn V. E. reunió todas la** cualidadrs f|ue repartió entre
otros hombrcK afiebres y á \'. l\. destinó para rnyran'
decerla Il**piddica drl Parayuaij y elerarla al nird de
Ut'^ dettiús naciones del orbe politizo.
Los hombre*^ <le su tierna edad, Kxmo. señor, no pe-
netran los arcanos de la providencia, pero ella s;ib¡anietite
los c<>nduce A su deMino; les prepara aconterimi^Mitos
felices para hai'ersc la espt'ctarion d»*l unii*rrso\ atrars'»
Me el r#>/o yene ral de .sus conrit/dadanoy.
K\ yobierno sabio tic W M. se lia hecho «*///* i/vir y / w-
ptf*/a>* de la'i demás proviti4*¡a< de Sinl-Amcriea: dichosos
\ f'lii't's lo\ que r ir luios bajo lo>' a*'sjtir!tK\ tie \*. \\.
Kste día grande qucreiun'va r\ natalicin de \*. K. es «-é-
lebre en el >entir ile nii l¡|í»>«'»fo por «[uc el rií*Io pre^i«ie el
liacínnento dt* un h'inihrc «pie no «s nada para ««1. por
&cr todo para los denlas: y por que dio el ser á un mortal
340 GOBERNANTES
I
digno de poner en sus manos el destino de los demos hon^
bres. Marchemos rápidamente á presentarle el ramo de
oliva.
Este es el lenguaje con que se esplica el sabio Charsde
Nimes; y yo inducido en los mismos principios de éste
gran meditador, me tomo la reverente confianza de ofre-
cer á V. E. estos conceptos en demostración del respetuo-
so afecto con que yo y losdemas hijos de Córdoba admi-
ramos y respetamos la sabia administración de V. E,
Quiera el cielo prolongar felices años el gobierno de V.
E. y que cerrado para siempre el templo de Juno sea la
paz de esta República mas duradera que la de Octavio
Augusto en Roma. He dicho.
No hay, en esta arenga, una sola palabra de verdad; es
un hacinamiento de mentiras que subleva el espíritu hasta
de un nuierto, como si con uno ó de uno en este estado
se hablara, borrando de las historias cuanto de Francia se
dijera. La sangre de las numerosas víctimas que se sa-
crificaron á la arbitrariedad y despotismo; los sollozos y
lágrimas que derramaron sus madres, sus hijos, sus espo-
sas y sus hermanos, contestarán sobre la verdad del len-
guage del autor de la arenga. Este llama libertad á la es-
clavitud mas abyecta, la ignorancia confesada por el mis-
mo Francia, confundida con la ilustración.
La República dol Paraguay, desde Francia haísta So-
lano López, no conoció otro gobierno que la tiranía más
sangrienta y degradante y sus hijos otro hogar que la
humedad de un oscuro calabozo ó la humilde choza del
proscripto.
El mayor delito que un ciudadano paraguayo ó español
podía cometer era propender á ser ilustrado. Francia no
podia consentir que en la República existiese un hombre
que rivalizara con su inteligencia, y cuando notaba que
DEL PARAGUAY 341
alguno podía ser su competidor ó apto para suministrar
luces A otros, 6 pura ser eloyriílo prosidetite, buscaba
frivolos protestos para cn<*errarle y para mandarle fusilar
pasados alanos dias Pero, si estaba destemplado 6
furioso ron sus terribles arresos <le hipocondría, no
aguardaba A encontrar protestos, sino que francamente y
sin pre«^m bulos dictaba sus medidas ron arr«j<:ancia man-
dando sacar del encarcelamiento á la victima para que le
fusilasen frente á su morada, cuya ejecución presenciaba
desde una ventana baja de su f^alacio.
Solía decir li cada paso, cuando le daban una noticia
que podría ignorar: Yo lo a(', purs nada hay que yo no lo
sepa. Para manifestar que toflo lo sabia, se le ha visto
liarer toda clase de papel, como el de abogado, legislador,
se^'retirio de estado, labrador, empedrador, filósofo, lin-
güista, algebrista, astrónomo, intrigante, recluso, talabar-
tero, armero, director de aduana, ministro de hat'ienda,
habilitado general de las tropas, inspector de cuarteles,
dire<*tor de caballería, artillería y de ingenieros, sargento
instructor, sastre y hasta carcelero y verdugo. Su petu-
lancia era tal que aun pretendió hacer el papel de agrimen-
sor, y con suteoilulito medir torpemtMite ¿ángulos, agudos
y obtusos, hasia que. para conipli»tar sus líneas, veia
que era necesario de moler tn*s «martas partes de las casas
de la Asun4*íon. Por ultimo, tratando tío reparar sus
errores de agrimensura, se presentaba cual an|ui*
Iccto.
Para Franela, h)s ^efes y oficiales eran cení y h>s des-
pedía y enean-elaba «*on tan potM eeremonia del mismo
m^^xlo como eeharia <1(* su preseni*ia aun esi»lav»> que le
ofendiera. \ 1 »
(I I l'n 1111.01 r«>iii.iti'tAn(«* il<» un <-u**r|><» f:ivoritn dn in^na>lr»tYt4 mi
pTM^Dtt» vu 1a para'l* (-(üi una i;t)rr» n'ii*rtk ol tlirtatlor !«• vin J«<«de tu
TsnUOA y, bo Kuvtáudule 1« oiud*, le tuaudú Uaiuat. *Í¿m ^»nm ei lio»
342 GOBERNANTES
Era muy curioso verle en su atavío de dragón, cambian-
do su habitual frac negro y espadin de diplomático perla
casaca y espada de general español; su sombrero de copa
alta por uno de dos picos. Al costado izquierdo del pe-
cho llevaba de un modo conspicuo lo que algunos llama-
rían estrella y otros, lazo, puesto que participaba de
ambos, por su rico bordado y por la mezcla de éste con
cintas tricolor— colorada, azul y blanca. Agregúese á
eso, un sable de caballería con vaina de acero no muy
bruñido y un par de pistolas de doble cañón, con
pistoleras cubiertas de terciopelo carmesí. Llevaba
también una faja de raso azul, con una borla en cada uno
de sus estremos. Asi ataviado, con todo sus honores mi-
litares, no se desprendía de sus medias de seda, hebillas
de oro y zapatos delgados, y mucho menos de su bastón
amarillo con puño de oro y con borla negra, emblema de
la autoridad civil. Tenia un odio inveterado á las botas y
se jactaba de no haberlas jamás usado desde que se re-
cibió de abogado. Sobre las medias de seda llevaba ata-
das sus espuelas militares, y asi medio soldado y medio
diplomático, Francia salia á ejercicios doctrinales, inspec-
ciones y revistas. Con su bastón cívico embutido dentro
de un recept^iculo hecho espresamente en las pistoleras, y
empuñando con la mano derecha su sable á la cabeza de
dos escuadrones de caballería, marchaba en ademan de
conducirlos á la carga. Pero dejando á un lado las ridi-
culas estravag&ncias del dictador, pasemos al verdadero
reinado del terror de este sanguinario tirano, cuyo nom-
bre se hizo tan célebre en todo el mundo.
disima — le dijo—pero como no es de uniforme, tenga usted la bondad do
quitársela; — saqúese la casaca — el pantalón; ya est¿ usted, señor, en el
estado en que yo le elevé — mándese mudar," y asi. le de'spidió.
Poco después, un centinela del mismo cuerpo habia permitido ¿ una
persona entrar sin ser anunciada, en el acto el dictador despide ^da la
guardia y coloca en la puerta un negrito que hizo las veces de guardia,
portero y maestro de ceremonia por algún tiempo. No pasó mucho tiem.
po en que disolvió este cuerpo que se componia de jévenes decentes, por
no tener confianza on él.
DEL PARAGUAY 343
La relación délos hechos hArbnros de Francia, la encon-
treráel lector rccorricnfln las ohras de Rohoilson, Hcng-
per y Lonchamp y tantos autores, iuyt>s nombres se re-
gistran en nuestra lUblingraf'ut Ilhtnrirtí del P.iraírnay,
aun inédita. Rsa< obras, anih|uo cx.'h*tas en el conjun-
to, hay exafreracion y aun inoxa<'t¡iud en sus detalles, sin
que por eso disminuya lo horrible déla tiranía de Francia.
Nosotros nos limitamos A unos cuantas he<*hos de los
«
practicados con distinguidos personages del I\'ira-
guay.
El doctor Francia quedn completamente desconcertado,
asi que Iey6 su reinado del terror caracterizado con tanta
verdad aunque con bastante parsimonia, |»or los señores
Renggery Loi)gc|iamp. En su defensa «outra eMoses-
rritores, en los Apuntrnnindox que damo*^ mas ar-
riba, Francia ha clasilicado aqricl d(M*nmentode KnsaifO
demmtiras^ sin destmir uno solo do lo< es|)ecif¡«*os car-
gos de /|ue se le acusaba y de cuyos hechos son tes-
tigos todos los que lo presen«'iaron, y <jue no eran |h)-
coí?. I^os caballeros suizos, á quienes ól considera su»
enemigos, no hicieron mas ipie drrirlr la rrrdnd con-
signando el catálogo de horneros compilado por ellos.
No negó la eje4'U<Mon del general Yegro<. del español
con(K*ido con el sobrenombre de A7 /\7íirfo, del pobre al-
bañil, ni de los cuarenta y mas indivitluos re*i|»etables de
la Asunci«>n, iiunolados sólo p«)r sospecha** y «'clos. No
negó la cruel muerte (pie él ocasionara al anciano ó ino-
cente general Velazcoysu liol escutlen», ni la «le los igual-
mente inocentes Andn^s (iome/. despue** de una pritlon-
gada prisión, in«'onnuii<'ado y cm pe^^ados grillos, el l't
do mayo de IS^Ti, y la d«» Zavala. Neg » la c\i**leniia de
cán'el y calabo/os tie Estado. |mto no nc;;ii la d«» Kic-
begó, punto de destierro, en don4le estaban alojados co-
344 GOBERNAN TES
mo 300 de los mas respetables vecinos, sumergidos en la
miseria y la inmundicia. No negó su conducta oDser-
vada con Bompland.
La Asunción y todo el Paraguay parecía, durante el
reinado de Francia, la mansión de los ' muertos. No se
sentia una risa, un festejo en el Paraguay; muda la gui-
tarra, todos los ojos empapados en lágrimas, todos los
corazones sollozando de pesar; la risa do la hiena con-
templando la destrucción y la muerte. Recórrase todo
él mundo y búsquese un hombre que en el presente siglo
sea un borrón parala humanidad, y no se encontrará
sino en el rincón mas. remoto de el (Paraguay): ese
hombre fué el doctor Francia!
Después de haber concedido licencia á los señores
Rengger y Longchamp para salir del Paraguay, Fran-
cia, despechado de haber visto circular por todo el mun-
do su fiel retrato gráfico, dictó una providencia el 13 de
julio de 1830, ensañándose con dichos señores y tratando
á Rengger de albeitar, pérfido, falsario, inicuo, envene-.
nador, seductor, etc., etc.
El joven comerciante vizcaíno, don Juan Francisco
Garmendia habia sido multado en 12000 patacones por el
dictador, y los entregó, mas al poco tiempo se le exigie-
ron otros 12000, y como no los tuviera, fué fusilado el 5
de setiembre de 1830, domingo, dia en que se solem-
niza la función del Corpus Cristi en la parroquia de San
Roque. Su hija, la virtuosa señorita Panchita Gar-
mendia, conocida por la diosa del Paraguay^ por su
hermosura tuvo el mismo desgraciado fin, en la época
del último tirano, López, por quien habia sido persegui-
da para satisfacer sus brutales deseos, á que continua*
* DKL PAEAOUAT 345
manle se había negado, liasta que, á su nombre, fuó
bárbaramente lanceada pof 6rdon do su ómula.
El odio inveterado del dictador por los españoles ó á
lo que con ellos tuviera alf^utia atingencia no tenia limi-
tes, y lo manifestaba A cadn paso, como puede verso por
el do(*umento disparatado que sigue:
EU artiticioso procedimiento que han observado los eu-
ro|)eos es[>arioles Juan Pero/, y Alejandro Garcia, para
que la {uirte de raudal perteneciente al primero de resul-
tas de la com|>ai*ila, y comunidad de bienes en que han
vivido por el dilatado tiempo de treinta 6 cuarenta años, no
recayese en el citado por falta de herederos, y se con-
fundiesen en benelicio de su consocio v su familia, se
convence claramente, en primer lugar, con el hecho de
que luego después déla revolución fragu^'» al citado Pe-
re/ un testamento cerrado, habiendo A un hijo menor do
edad de su 4*ompañoro (iarcia, llamado Jo<ó (ialo, la do-
nación de dos mil |k»sijs, laque aun debe reputarse cap-
rio'ia por no liahorse querilo dar i\ saber esas calidades
de futura sucesión, con que se hizo, y que solo se dan
•por inserta** en la escritura posterior <le la misma do-
nación sin e^perififarla^, y <m\ querer tampoco el citado
consocio manif«*star íiquel tc^^tamento, evadi«^ndi>*«e con
decir, que no habi(^ndi>lo encontrado entre los |)apeles
del tinado, no sabia ^i lo habia roto ó quemado, lo que
no (H>ti¡a ignorar, atendida la Intima familiaridad y co-
munÍ4*a4*ion cotí que vivían junti>s en una misma ca^^a,
presumicndose por t<NÍo esto fundadamente, quec^ta es
una o<*ulta«*ioti mali'-io«¿a. para que no Si^ «Icsi-ubran co-
sas importantes espt'cialineiite no habiendo h»»cho Pere/
otro testainentt» efi tantos años corridos dt'^^pues hasta su
muerte. Lo sc;;undo porque *'oi) el misino nhjt»to fra-
guaron dt^'^pues costear y eMal>lecer en compañía una
ca.Ha de curtiduría en Guavaibitl destinadla únicamente
346 GOBEBNANTES
para que el citado Galo con los dos mil pesos donados
y su tia Francisca Machain.con otros dos mil pesos,
según espone el propio Garcia, curtiesen cueros de su
cuenta, y para su beneficio, sin que el finado Pérez re-
portase utilidad alguna, habiéndosele franqueado la cur-
tiduria con cargo solamente de hacerlas mejoras, que sin
señalarlas se pretestan, ose fingen, las cuales aun cuan-
do fueran ciertas, eran inútiles para Pérez respecto ¿
que no han servido, ni habian de servir sino para pro-
vecho de los agraciados con el usufructo, en cuya confor-
midad es creible hubiesen curtido algunos miles de sue-
las pues que solo en la casa del mismo Garcia se han en-
contrado muy cerca de tres mil, concluyéndose de aquí
que el establecimiento de la curtiduría, no fué sino un be-
llo arbitrio para beneficiar á dicho José- Galo. Lo terce-
ro porque consiguientemente á estos hechos la estancia,
que con multitud de ganados ha tenido el otro hijo lla-
mado Manuel Antonio en la costa abajo y que según la
voz común ha corrido como suya propia, debe pruden-
temente, y con sobrado fundamento juzgarse, que no te-
niendo de donde adquirirlas, igualmente fué por vida
con auxilio y dinero dados por Pérez; porque habiendo
sido preso como reo de estado el referido Manuel An-.
tonio, su padre Alejandro Garcia intentó venderla como
propia haciéndola ofrecer á Pedro Trigo por conducto
de su hijo mayor el mencionado José Galo, en seis mil
doscientos pesos: es mas bien de juzgarse que el pre-
tender apropiarse dicha estancia solo fué otra medida
fraudulenta para precaver, que como pertenencia de su
hijo fuese embargada de resultas de su prisión, y de lo
contrario seria forzoso concluir que ocultó esta finca en
su manifestación de bienes, en cuyo inventario no apa-
rece, sino que valga por lo mismo decir que la compra
de tierras para la estancia se hizo por Antonio Recalde,
lo uno porque siendo este también europeo español y
además concuñado del propio Garcia, no puede ser con-
DEL PARAGUAY 347
siderado sino como instrumento idóneo para cooperar á
eicubrír el oculto manejo; bien fuese figurando la com*
pra de la tierra en nombre propio, ó traspasándola pri*
vadamente al hijo de Gan*ia, de quien siempre ha sido
reputida, y lo otro (torquc el engaño ha queda<lo ya des-
cubierto con el herlio de haber el mismo Ganria intenta-
do vender las tierras y los ganados una vez que se les
abonase el principal gastado, ofreciendo darlo no solo
al fiado, sino al plazo que quisiese Trigo, como este ha
declarado bajo juramento, manifestándose en esto el
empeño que tenia en verificar á su nombre la enagena-
cion de cualquier modo que fuese, lo que no le corres-
pondia linter ron una tinca agena que no fuese suya,
ni de su familia. Lo cuarto por ser una prueba evidente
de fraude y ocultación el que habiendo l^erez girado en
comi^afíia y vivido en romunidad do bienes ron el citado
Gan-ia tantísimos anos ron la rircunstanrju de que como
soltero á f|uien no se le ronocian gastos ostnionlinarios,
no|Mv)ia hal)er herlio mayor dispendio en la sociedad, y
que adornas tenia dinero aún para emplear miles en be-
neti«*iar á los hijos de su compañero, se figure ahora
hat)er muerto sin dejar un me lio re:il para enterrarse, y
que el (:on<o«No ron la larga familia, que por ello debe
haber he<'ho rp^ridos gastos, se alce con todo el caudal
habido flurante la rompafíia, á mas do ser también increi-
ble, que el mismo G.irria no hubieso ma^ dinero que dos-
ciento** treinta y num peso< manifestados como propio,
habiendo sido ambos reputados éntrelos ma< acaudala-
dos foinen'iafitos, no d<*bieii lo tainporo menor cn^flito á
cualquier «Hicnta ó declaración que hubieren maniobra-
do entre los dos y que dcl)en suponer^^e figuradas, ó for-
jadas para otnilLir y suMracrla parte del caudal do I^rez
de su píMlCHMic ia al i'stido; asi por t^ido lique se ha
dicho. 4omo por «¿er ya muy conocida la dcs'ifH-íii la fala-
cia, mala^ artes ydialxMicas mai|UÍnaciones, que usan los
curo|icus y españoles, |>ara engañar, encubrir su** frau-
348 GOBERNANTES
des, y SUS intentos de engañar, asi es que se les ha visto
en América violar atrozmente y con i m prudencia sus tra-
todos y convenios y es también público y bien sabidoen
Europa y en América que un español europeo se fué á
España titulándose marqués de Grua!*anl, (1) y tingiendo
torpemente que iba con comisión de este gobierno (doc-
tor Francia) enviado al rey de España, cuyaficciony bru-
tal mentira habiéndose descubierto, se le hubo de imponer
en el tribuual de alcaldes de corte como á falsario insolen-
te la pena delúltimo suplicio, que al fin se reservó para
el caso de quebrantar el destierro á que fué confinado;
pero aún sin salir de los del círculo ó parentela del propio
Garcia, aqui mismo se ha visto que el europeo español Mi-
guel Guanes, casado con prima de su muger, no solo ne-
gó con juramento la remisión clandestina que hizo &
Corrientesde unapartidade onzas deoro, sino que también
para encubrirla, hizo fingir como fingió, y le remitió por
su especial encargo el otro europeo español Isidoro Mar-
tínez de aquella vecindad, una cuenta falsa é imaginaría;
pero después convencido el mismo Guanes por las cuen-
tas anteriores de dicho Martinez, que demostraban no
quedar en su poder alguno perteneciente á Guanes, asi
como por la contrariedad é implicancia de dicha cuenta
fingida, con lo que éste habia declarado de ser los efectos
remitidos por aquel procedente de un libramiento dirigido
contra Pedro Quesney, no tuvo mas arbitrio, que confe-
sar, que efectivamente habia remitido las onzas recono-
ciendo haber jurado falso, y no solo él juró falso, sino
que además hizo jurar falsamente al conductor europeo
portugués Manuel Rodríguez, que habiendo también ne-
gado primeramente la llevada de las onzas, después lo
confesó igualmente bajo del juramento espresado, que
solo habia jurado falso, por inducción y sugecion de Gua-
(1) véase al final de esta parte sobre Francia lo ocurrido al titulado
mar^u¿s de Guaraní,
DEL PABAOUAY 349
n^, da suerte que es bien manifiesta la propensión y fa-
cilidad de los europeos españoles á tingir, y forjar
papeles y cuentas falsas, fraguar mentiras, y hasta
jurar falso siempre que condu/xa A sus intereses, ó & sus
depravados ti nes y planes de iniquidad: loque tampoco
ha pasado en esto, cuando á mas de las repetidas conju-
raciones que han maquinado y la descomunal 6 mas bien
ridicula |>atraria del fingido marqués de Guaraní enviado
á España ha llegarlo al estreino de envei.enar á los patrio-
tas, lo que se observó en el europeo español Burgue/ á
quien parece se le privó hacer el oticio de curandero á
que se había metido, y se observó igualmente en el mal-
vado europeo sui/o albeitar Juan Henger, nativo del víllo-
ríodeArau, que vino á introducirse en el Paraguay en
clase de módiro, romplot;lndose Intima y estrechamente
con los cun>|>eos españoles y ron el francos Saguier espía
reahsta des4*ubierto, que se metió á boticario, sospechán-
dose que al modo que este habia sido destinado desdo
Europa, envenenaba también álos patriotas, como lo hizo
con muchos individuos de tropa muertos con su asisten-
cia, y con el tesorero de guerra, á mas del espíritu Jo
seducción que bien manifestó el pórfido falsario j desa*
gradecido Uengcr, repnjbando al sajón Guitaro Leman el
tener relaciones, ó correspondencia con los patriotas, di-
ciéndole que se retirase de ellos, y que mejor vida so pasa-
ba con los europeos; por todo lo cual el gobierno, para
no tener que acusar d este inicuo sui/.o y mandarlo
ahori*ar como asesino envenenador y seductor, nun-
ca qui^o acceder á la |>retcnsit>n que hizo «le quedarse aún
aquí sin duda |)ara continuar el malvado, atosigando y
aún ver, si algún dia se le propnionaba la ocasión do ato-
sigar al propio dictador según lo habia he^^ho con tantos
individuos df trt»pa, vt^Miel nitMicjonado tc^«)rcriM|ue so
reflujo :í a;;o:iia^ in«»rtalc*o Uk'^*» de la bcbi í.i o brevago
que le hi/.o tomar, rctirinilo^c aquel malhct'lior de^de el
mismo intante ^in querer vuher jamás á su ca¿>a con re-
350 * GOBERNANTES
petidos llamamientos, y como lo hizo igualmente el re-
ferido Burguez con el clérigo Orué, que del mismo
modo estuve á morir desde el momento en que le admi-
nistró lu droga, aunque nada de lo dicho debe parecer
estraño, hallándose comprobado que el facinerQso Ren-
ger era un maldiciente y calumnioso enemigo aún de los
americanos patriotas de otros Estados; pues que la carta
que dirigió de Buenos Aires á la muger del citado Recaído
en 20 de setiembre de 1824, interceptada, juntamente con
la escrita á su hija Angela, le decia entre otras cosas es-
tas formales palabras: "En Buenos Aires no me hallo,
los porteños han tomado todos los vicios de todas las na-
ciones europeas, sin tener una de sus virtudes. Este pue-
blo parece una casa arruinada, que han pintado por fuera
de nuevo. Con la primera tormenta está todo en el sue-
lo"; y áeste modo el mismo Juan Renger cometió también
la infamia propia do bribones desalmados de ir fingiendo
en otros paises una caterva de embustes y mentiras, des-
figurando hechos, ocultando su conducta, maldades y fe-
chorías en el Paraguay, y procurando desconceptuar al
dictador, á sus oficiales y tropas todo por su depravada
inclinación, y coligación con los europeos, y por despi-
carse enconado de no habérsele consentido quedar para
casarse como queria con la hija de dicho Recalde, estan-
do ya conocida su perversidad, á fin de que no continuase
haciendo á los patriotas la guerra sorda de envenena-
miento, por lo que fué también echado y despedido de la
asistencia al cuartel de pardos, y donde casi todos los que
se enfermaban morían infaliblemente, luego que los admi-
nistraba su brevage, habiendo de este modo despachado &
más de veinte de ellos en solo dos meses de asistencia,
cesando esta mortandad con su espulsion dé dicho cuar-
tel, de todo lo cual bien se deduce, que el intento de los
europeos españoles complotados con el maldito suizo,
acérrimo contra la independencia de América, ya que no
tuvieron buen suceso sus conspiraciones y tramas, ha sido
DEL PARAGUAY 351
ver si podian ir despachando «callada y disimuladamente
á los patriotas y espci^ialmcnlc á ios mis dci^iditlo^, que
cayeron en sus manos, y tuviesen la imprudencia y sim-
plicidad de tomar sus bebistrajos proparados y coiifeccio-
nados secretamente entre olios, y todo esto á mas de sus
otros insidiosos manejos, ¡nstiga<!¡ones, maledicencia,
seducoion y sordas maniobras bien sabidas y conocidas,
lo que no es solamente en el Paraguay, pues que última-
mente han sido espulsarlos y desterrados de toda la Repú-
blica de Méjico todos los europeos es|>añoles por sus ma-
quinaciones 7 malignidad. Kn consideradion de todo y
que durante la osprosada so<Medad se construyeron dos
casas f^randes, (i sabor, la una do la habitación de Garcia
7 la otra al fronte de ella, no obstante su deterioro y la
ruina que la amena/;i de la /.anja que se lo acerca del río;
se adjudica esta última A la tesorería del estado por fnii-
quito y chancelación total do la negociación do la compa-
ñía entre ól y el finado Pérez, «loclarAndose por conse-
cuencia al primero libro de todo otro cargo ó responsabili-
dad por ra/on déla sobredicha negociación, y qued:\ndo-
leasf apli(*ados todos y <'ualo<quier otros bienes y acciones
que hayan reatado, |)erteneciontcs al mismo Pero/, incluso
los^-pocos manifestados on el inventario y la curtiduría,
con la deuda de José Luis I^eroira, y el producto y exis-
tencias déla compañía <|uetuv¡oronct)n ol difunto euro-
peo esiiafiol llamado tainbion Manuel Ro>lriguo/, cuyos
papeles, documentos y cuentas se le devolven\n para que
use de ellos como le coiiv«*nga. Asunción, julio 17 do
1830.
Francia.
Tonninada la guerra déla Ilepublii-a Argentina con el
im|iorio del Hra^^il, una parí»» d»»la pnMisa \.nr\ na pn^difó
lac(iii\enien«*ia y opurtunidad de enviar una c^peilit*iiMi
para hbrar al l*araguay d»» sn tirano; aproV('i*h in-lo i*I
ejercito aguerrido y victorioso <|ue se hallaba disponible.
352 GOBEBNAMTES
Desde luego podría entrar en operaciones acercándose á
las Misiones ocupadas á la sazón por el general Fructuo-
so Rivera, cuyo cuartel general en Itaquí se hallaba situa-
do coi]^ á veinte leguas de Itapuá, pueblo fronterizo del
Paraguay, á cien leguas de la Asunción. Considerábase
empresa fácil, bajo el punto de vista militar, puesto que
los paraguayos, si bien numerosos, no sabiendo pelear,
presentarían poca resistencia al frente de un ejército disci-
plinado. A eso se agregaba la absoluta carencia de gefes
de esperiencia, y mas que todo la falta de confianza
que el dictador tendría en entregar el mando de un cuerpo
de hombres separado, y siendo atacado por diferentes
puntos, ninguna defensa eficaz podría hacer en ninguno de
ellos. El sistema de Francia de centralizar y hacer con-
verger todo hacia su persona, sin tener el menor grado de
confianza en las partes subordinadas era tan absurdo
que al primer choque habia de venir al suelo. Estos
principios eran escelentesen teoría, pero ya se ha visto en
la práctica cuan errado se estaba entonces sobre el resul-
tado. El ejemplo de esto lo tenemos en la campaña del ge-
neral Belgrano primero y en la última guerra que duró
cinco años y que terminó con la muerte de López.
« *
En 1829, la provincia de Santa Cruz de la Sierra preten-
dió br ir y entablar relaciones mercantiles con la del Para-
guay, enviando al efecto, dos emisarios con pliegos hasta
Olimpo, con el fin de pasar á la Asunción, á celebrar y
ajustar tratados que arreglasen el pretendido comercio.
Detenidos estos en dicho fuerte, despachó, el comandante
de él, los pliegos al dictador Francia, pero éste con su
nativa impolítica y grosería les cerró la puerta y los oidos,
y sin leer aún los pliegos^ de aquel gobierno, se los devol-
vió cerrados con* los mismos emisarios, ordenando al co-
mandante del fuerte que los despidiera cuanto antes dealli.
DEL PIRAGUAT 353
.Igual desatención usó con el internuncio de la silta apos-
tólica, residente en el Janeiro.
Para conser\'ar á los paraguayos en la ignorancia so-
bre libertad y consiguiente progreso de que gozaban
las demás secciones de América, Francia determinó cor-
tar toda comunicación con sus vecinos y al mismo tiem-
po privar á estos últimos de los productos del Para-
guay, que por la larga costumbre que de ellos se tenia,
se había hecho para ellos de primera necesidad.
Empezó por prohibir la esportacion de rAaderas á
Buenos Aires, de cuyo gobierno habia tenido sos|)e(*has
de que intrigaba contra él, y aunque conce4Íia por un mo-
mento licenrias parciales para k esportacion de la yerba
y tabaco, al tin la prohibió del toilo, complaciéndose con
la idea del clamor que levantaría en las provincias interio-
res á consecuencia de las privaciones á que él las su-
jetaba.
Nadie ignora que el . comercio del Paraguay, cuando
aún se hacia en una escala limitada, enriquecía á l(».s
pueblos del tránsito hasta Buenos Aires, donde tanibien
producia una considerable renta. Sus maderas, tabaco,
caña dulce, arroz, naranjas, algodón, goma, en suma,
innumerables artículos de comercio, que no se producian
en las demás provincias argentinas, ofrecían un vasto
campo para el empleo del capital.
Pero el golpe dado por el dictador refluia con ruinosos
'efectos sobre el mismo Paraguay. i^aes<*asei que de esos
artículos se seniia en Buenos Aires des|)ertó el genio de la
espc<:ulacion,que trató de suplirlos de punios de donde
menos se {>ensaba, á no mediar tales ocurrencias. Kl ta-
baco de hoja se traiade la India, Ohile, Norte-América,
etc; las maderas^el tabaco y la yerba^, del Brasil; también
disminuyó considerablemente el consumo de la yerluí
tanteen Chile y el Perú como en Buenos Aires. Muchos.
24
394 GOBERNANTES
inducidos por su escasez ó por la inferior calidad de ese
articulo del Brasil, lo sustituyeron por el té ó el café. Los
brasileros se enriquecieron sin oposición alguna con la
venta d'esus artículos de muy inferior calidad. ¡Que bella
oportunidad perdió el Paraguay de enriquecerse durante la
guerra entre la República Argentina y el imperio vecino.
El rom, azúcar, arroz, tabaco, en suma, todos los artículos
con que el Brasil surtia á Buenos Aires habria podido
igualmente suplirlos el Paraguay. Sus maderas se habrían
comprado á cualquier precio, y sus artesanos empleados
en construir buques para el Rio de la Plata.
En vez de tantas ventajas que habrían fluido sobre el
Paraguay, cuan miserable era el cuadro que el pais pre-
sentaba! el comercio de toda clase aniquilado; individuos
de todos rangos reducidos á la mas abyecta pobrera y á
tal estado de esclavitud que era despreciable aun parales
indios (1).
*
Es curioso lo que el hijo del señor don Manuel Luis de
Oliden, don José León, refiere cuando hizo su viageal Rio
Paraguay para reconocer la embocadura del Rio Otuquis
y de las costas occidentales del primero hasta el fuerte de
Borbon, hoy Olimpo, afines de 1836. Esta era una buena
fortificación con doce piezas de hierro de calobre y con
una guarnición de cien hombres entre artilleros y fusile-
ros, pero desnudos y muertos de hambre, porque rara
vez les llegaban víveres de Villa Real, sin poderse alejar
de la fortaleza cien pasos, so pena de ser perseguido por
los indios guaicurúe.^. El capitán comandante, que era
un anciano de cien años de edad, y que rara vez se movía
(1} Habiéndoselo preguntado á nn indio paraguayo, por qué no se hacia
cristiano apuntó con el dedo á la cárcel, en donde habia entonces mas de
800 presos, diciendo. ''Xo me gusta esa muestra de cristianismo; Dios me
hi20 paraguayo y no me he de someter al encarcelamiento y ¿ las prisio*
nos por ser cristiano.
DEL PARAGUAY 355
de SU cama, tenia tanta ronfínn/a en sus soi<la<los
que no había mas fusil fuera del aimnoen queaqu'l ron
que se hacia rentinela en la puerta dol ru«Mio. Algunos
sargentos y gente de la tropa fuiTon A la ra^a de Josi>
León de Oliden, para conversar ron ól, pcn> no so atre-
\*ian A hablar mu<'ho ni de su gobierno, ni del optado de su
país, á pesar de que Olidon les incitaba. lIa(*i<>ndolc ver
que habia allí dos hombres viejos que liabia mandado vi co-
mandante, para observar y espiar lo (pie se de<*ia: not¿)i]-
dose entre otras cosas una muy estrafia, y fnó que cuando
se pronunciaba el nombre del dictador, todos st* dcstni-
brían, dandoasl una idea harto convin«*ont«MÍel estado do
abatimiento y servilidad en que se hallaban. No habia
una sola muger en Borbon: baria (piinrc años que osa
gente estaba de guarnición debiendo el destacamento per-
manecer allí 25 años.
I^ renta con que Francia contaba al principio .le su dic
tadura en 1813, para su ejército, que no ¡tasaba de qui-
nientos hombres, (^\u marina, que no oxiMia y para
llagará sus pocos empleados, estaba presupue**Uida «-nmo
sigue:
Derechos de esportacion sobre in.íKíO
tercios de verba S 40,<nií)
sobre 4í),íX*> arroba-. .
de tabai-o * i<V^K)
" • cigarros, el«* " 2.».**í*>
Derechos de c'^pMrtaii »Tj S Hir».<*»>
Dercí'ho'* de im|*<»iia< i-in. i | -«r •:•;••.»
sobre m*r«-aderias ¡mi^^rtala- !•» . i-
ríos punto-', ha-la la -uíiuidr ;;.<■■>.«■••
Derecho de al-a^ala. pa-Md»r > } «r •.
comprador, -»bre clpr-» 1ü<' •. "*• i' ^-
dería, tierra; ¿/^rcv^i^ e:i -jmi.i/
•^í íípi
3p^ GOBERNANTES
que pasaba de un propietario á otro,
4 por ciento. Estas operaciones se
presupuestaban en 4,000;000 de pesos " 160,000
Sellos, estampillas de correos y bienes
de los que morian intestados " 30,000
Total $ 359,000
Losgrandes gastos de Francia consis-
tían en mantener y vestir á sus instru-
mentos de opresión, las tropas.
De estas tenia, eri todo el pais, como
4,000, y calculando el gasto de cada
soldado por alimento, vestido y sueldo
auna razón moderada de 120 pesos,
su ejército costaba al año $ 480,000
El sueldo de varios funcionarios públi-
cos en toda la República, incluyendo
el mismo Francia " 25,000
Gastos permanentes con conservarlas
fronteras y hacer incursiones sobre
los indios " 50,000
Compras ocasionales de armas, muni-
ción, cañones, etc " 30,000
Total gastos anuales de Francia $ 585,000
Se ve que para proveer á tod.is estas varias salidas,
Francia debe haber levantado sobre el pueblo del Para-
guay (después de haberlo empobrecido con su política
esterior esclavizado con la interior,) 585,000 pesos al año.
Las fuentes, pues, permanentes y contigentes, de donde
Francia sacaba sus rentas son las siguentes:
19 Mientras abolia el comercio del todo, solia conce-
der, de cuando en cuando, licencia para la importación, y
aveces para laesportacion. De toda propiedad que tenía
este privilegio imponia el derecho del 4 hasta el 30 por
ciento.
DEL PARAGUAY oDtf
2^ Confiscaba los diezmos, liarioixlo que so le pagasen
|>ara si, romo gefedcla iglesia.
3^. Cobraba un impuesto anual ^obro todo alin€a<*en y
tienda de la Asunri«>n.
4? Se apoderaba do inAixs las rentas niuhiripaIo<.
bf Del sobrecargo de ruda buque que p<;nnitia entrar
en el Hio Paraguay, el dictador exigía una ropia de la
factura eligiendo, según su neresidad 6 raprirlio, cualquier
articulo que le gustaba el cual ó nun(*a lo pagaba, 6 lo
hacia algunos afios desfiues; ó A precios intimamente ba-
jos y lijados por 61 mismo sobre principios arbitrarios ó
injustos.
GV Imponía un derecho de nueve por ciento sobre lo po-
co que permitía esportar.
7V Establecía leyes para umitas y ctnifi^caciones queú
las personas mas escrupulosas, inocentes y correctas las
liacia muchas veces impla«-ablcs.
K^ Convertía en eMancías para ganadi» la^iiumcri»sas
pn»piedades que contist-ara á supuc>t«»s cnciniíro**, des-
contentos «> sospechosos, nonibrando*cl sus propíos capa-
tacos. El ganado de tales estancias lo vendía en el merca-
do, al moimdeo, sin pt.Tmitir á ningún carnicero que
vendiese mas barato (|ue (*\, regularí/ando a>lél inismij el
precio de la carne.
W Kl derecht) de conliscairiou ¡era levantado con un mi-
nuciusoO inquisitorial ri;:or no conocido hasta entonces.
Todo el que moría en el Paraguay, no siendo natilral del
país, dejaba para el estadotoili^s sus hicnes h.i'^ta la ulti-
ma camisa que llevaba pueMa y último peso i|ue tenia en
el b«»lsillo.
Nada importaba el parentes4-o en ciial<|nícr grado que
pudiera tener el pobre estrangero: aunque tuviera una es-
posa y diez hijos del Paraguay; ainiqui* hubiera \ívido en o\ X
|ialsdes<ie >u infam-ia: aunipn* hnhiera e«^iciidii|M >un ««i. *
nexii»nes ha^^ta lo ínliniíi*. auiioue hnf>icra h«Mit'ti<*ia'i «a'
e^'
lado, |Mipmdo miles de ilesos anualmente toi|o e>«> * v^' \^
358* GOBERNANTES
le valia, si no habia nacido en el suelo del Para-
guay.
10. Acrecentaban las rentas de Francia los empréstitos
forzosos y las contribuciones inicuas.
«
«
Pasamos por alto las agresiones inferidas á la provin-
cia de Corrientes, hasta el punto de llamar el gobernador
Ferré á las armas á todos los ciudadanos de la ciudad y
departamentos de campaña; aún fué necesario mandar
construir dos baterías, una de nueve piezas en la punta
de San Sebastian y otra de seis piezasen la l^osada. Fe-
lizmente, todo quedó en la nada porque el gobierno argen-
tino no consideró llegado el caso de reclamar por las ar-
mas lo que se tenia esperanza de conseguir de un modo
pacífico, pero no mientras viviera el doctor Francia, con
quien no habia posibilidad de entenderse.
«
-El doctor Francia era incansable en el ejercicis de su
tiran ia; infligía siempre castigos hasta por presunciones,
juzgando los hechos como cometidos, principalmente tra-
tándose de españoles y porteños.
El lector podrá formarse una idea de la índole de su
despotismo por el documento siguiente:
Asunción, agosto 16 de 1836.
Agregúese el espediente que Hilario Recalde de la
descendencia de la parda santafecina Clara Aguiar dio
hacen ya meses, pretendiendo casarse con la porteña ad-
venediza Juliana Martínez (1), el que no tuvo á bien pro-
veer, por lo que visto, que no habiendo conseguido por
este medio alterar la prohibición anterior impuesta por
justa causa á esa descendencia, han urdido el cartel de
(1) £ra Uja del señor don Pedro Martines Fernandez, del comercio de
Buenos Aires,
DEL PARAGUAY ^0
los tres posteriores hermanos (1) la consabida Juliana y
el dicho Hilario, censuran<Io el pro:*cdimiento del go-
bienio, avanzándose á darles refalas, y diciendo que los
de esa des4*endencia son tan patriotas corno él, después de
lo que tinge inconsecuentemente ser uno el autor bajóla
máscara de un verdadero y fícl patriota al estilo de Buenos
Aires, en donde todos los que quieren insultar, calum-
niar, zaherir, y ofender reputa •iones, tomín el infame y
ruin arbitrio indi;^no do genio honrada, de fraguar, y hacer
insertar en una gaceta los mas inicuos papeles, encubrióla
dose bajo de nombre^ apelativos generales, siendo este
desenfreno una de las |>erradas, maldades y bribonadas,
que desahogando ridiculamente viles pasiones, acostum-
bran en Buenos Aires los malvados y bárbaros porteños,
y un adheridor tan malvado y bárbaro como ellos,sin aver-
gonzarle unos ni otros de tales infamias como gente |>érti-
da la mas vil. y lamas indigna del mundo.
En virtud de todo, póngase en arresti>á los sobredichos,
res|>eclo á que aquellos á quienes aprovechan y pueden
aprovechar el crimen, y en ^H tienen intcré-, debe presu-
mir, y juzgarse haberlo cometido, y publlquesc el cartel.
FRancu.
Después de la salida de los estrangeros del Paraguay,
no hubo niedios de obtener informe^ detallados de h)s últi-
mos años del gobierno de Francia, \ en caso de que l(»s
hubieran, no tendrianintcr^^s alguno. (>ni **u»4 «*g«'<'u»'ioncs
ycrueldades desde IHáO;^ lX'¿i, alcjól i la nombra de oposi-
ción á su autoridad; y en efecto no (|uct]aron elementos
en que satisfacer su vengan/a. Complct»'», puc*i su siste-
ma, y lesde entonces una monótojia ost*uridad cubría la
tierra del Paraguay.
Francia seguía supli6nd«)se de los artii*ulos que nece-
(1) Lm teftofM don lUrúmo, don l'cdro j dun Maioo.
360,,. GOBERNANTES
sitaba de Buenos Aires ó Montevideo. Se enviaban ea
primer lugar á Corrientes, y de allí se trasbordaban en pe-
queños buques á Neembucú 6 Villa del Pilar, que era el
Cantón de la República. No solo ningún estrangero pasa-
ba de ese punto, pero, como puede fácilmente suponerse, á
nadie §e le ocurriría hacerlo; puesto que el aislamiento y
desolación del Paraguay eran completos.
Es un hecho curioso de que cuando iba antes algún
inglés al Paraguay con pasaporte de su idioma, Francia
n^o permitía descargar el buque, hasta poder él dominar
la lengua como para poder leer y comprender el docu-
mento.
Tal fué el aislamiento del Paraguay que repetidas ve-
ces se dio la noticia de la muerte de Francia, como cosa
cierta.
Finalmente una de sus últimas víctimas fué un antiguo
oficial de artillería llamado Urdapilleta, á quien el dictador
comisionó para que examinara dos cañones que acababa
de comprar en la frontera del Brasil y presentase su infor-
me. El oficial desempeñó su cometido de un modo cientlfi-
coacreditando su idoneidad en la materia. El dictador pu-
do notar, en vista del informe que el artillero español tenia
mas conocimientos de los que él se imaginaba, y, en vez
de recompensar ese servicio prestado de tan buena fé,
dispuso que al momento fuese encerrado en un calabozo.
El infeliz fué, pues, sacado de su domicilio y cqnducido &
la cárcel, donde permaneció dos años y cuatro meses,
dejando abandonados á su virtuosa esposa y dos hijos me-
nores y confiscándole -además los escasos bienes que po-
seía. Su pobre esposa tuvo que dedicarse al oficio de
dulcera par» poder mantener á sus tiernos hijos.
Urdapilleta veia salir cada tres ó cuatro dias ün compa-
DEL PABAGÜAT 961
ñemde prisión para su sacriñcio, hasta que alñn le llegó
á él su tumo. A las seis de la mañana del V.) de setiem-
bre de 1840, se le notificó que A las nueve del mismo dia
sufriría la pena impuesta |>or el dictador. La ejecución,
fiin embargo, tuvo que suspenderse á causa de una fuer-
la tormenta que sobrevino un cuarto de hora antes, hasta
ddia siguiente (1), en que, tanto él como otros, consiguió
m salvación debido á ia muerte del dictador. Este, aún
an sus últimos dias se mostrc) inhumano y ageno á todo
sentimiento de ternura, ya mandando retirar de suapo*
sentó á su propia hermana, que á pesar de sus antiguas
quejas, iba á prestarle los últimos servicios, ya amenazan-
do de muerte á su médico que le anunciaba el trance fatal,
invitándole á hacer su testamento. "JVo tmgo qiu* hacer
disposiciones— \(^ grito el moribundo,— mív herederos son
mis soldados." Murió ala una de la tarde del 2i) setiem-
bre (1840) á la edad de setenta y seis ari«)s y diez y seis
dias. El dia de su muerto se sus|>eii<lierün las
campanas déla catedral en una horca, para que sus
Uñidos y dobles contribuyeran á la plegaria fúnebre y
exet^uias del tinado. < Asi permanecieron lia^ta que se
construyóla nuevaratedral). El (unrp) estuvo ospuesto
en su sala íi don lo a*:u lió el puobji) pira rt^roiorarse de
la notiria. Tres dias duróla ^alvafúíicbro lio-lio A su ho-
nor. Iliciéroiilc un pomp )*^') entierro, dopo^itan lo su ca-
dáver á la «lerccha del alt.ir mavor en la iglesia de la En-
caniacioii, y eleváronle u:i t>iniiilo,i|ueruó después miste-
ríosamente arrasado, efe -( > de la justa cx>! *ra*ioii en que
era tenida su memoria. A su entierro lo siguieron treinta
dias de funerales.
Sin embarg<>, suce^lió en el Paraguay ron ei dictador
f«My. |K»r iloik Kaftiotí <iil X»varr«i y Itfjn-nfrwn lln^iTim .Ul^i «infayi^i /Vi»-
nMTM 4H l'nro^iMy |H»r don SÉAriAiKi Autofii*» M<iIa«, (-(>rrrj{iUA. AumrtitA*
4a j anoUdA |ior •! tloclur \¡^\ J. C«nma«a, «w., >aciu«U.
GOBERNANTES
Francia lo que en todas partes donde han imperado los
tiranos, y si no hubiera tenido quien diera puntual cumpli-
mientoá sus actos bárbaros, ño se habría afirmado en su
poder, que se aumentaba cada vez que veia triunfar sus
ideas. Para conseguir que el pueblo se pusiera de su par-
te, el dictador hizo circular que los conspiradores preten-
dían no solo hacer perecer, con él, á todos los empleados
y cuantos le eran adictos, sino también apoderarse de las
propiedades de sus víctimas y distribuírselas entre si, en-
tregando en seguida el país á su enemigo común, que era
Buenos Aires, como se consideraba entonces. Tan ab-
surda idea produjo el efecto esperado. Los empleados
de todas las gerarqiilasse dedicaron desde luego al ser-
vicio delque los habia libertado del inminente peligro á
que se consideraban espuestos. El espíritu de unión
entre los paraguayos dejó de existir, aunen la familia,
acusándose el hermano al hermano y el padrea sus hijos,
si bien á fuerza de tormentos. Todos los habitantes
vivian aislados, y cuando, para pedir ó preguntar algo, te-
nían que dirigirse la palabra, solo lo hacian empleando lo
mas indispensable, y esto mismo en voz baja. Era el
Paraguay á la sazón la morada de los muertos en
vida.
«
Terminada la existencia de este siniestro personage,
tan tristemente célebre en los anales de la tiranía, se pro-
hibió hablar ni escribir nada acerca de él, porque los dos
que sucesivamente le siguieron, fueron sus imitadores en
el despotismo y degradación del pueblo paraguayo, con
masó menos disimulo, pero se le hizo su funeral sin que
se hubiese levantado una sola voz de protesta.
« «
Al mes justo de la muerte del dictador (domingo 30 de
DEL PARAGUAY 9Í8^,
octubre de 1840) la junta mandó poner en libertad ii ciento
veinte y tres individuos que Francia conservaba sepultados
en los tenebrosos calabozos do la Asunción, después de
veinte y dos años de su horrible prisión; ordenando al mis-
mo tiempo exequias fünebres en señal de dolor por la ¡Pér-
dida de tan etnincntc ciudadano que se habia sacrificado
for la palHa, m cuyo servicio contrajo la enfernu*dad
qtie lo llevo al sepulcro. Sus honras fúnebres se celebra-
ron en la iglesia de la Encarnación habiendo pronunciado
la oración el presbítero Manuel Antonio Pérez. En ella, el
orador se compara d Plinio, elogiando A Trajano, que
equipara á Francia, cuyo carácter describe como "un en-
tendimiento comprehensivo y sublime, meditación reflexi-
va, resolución firme, secreto inviolable, entereza incor-
ruptible y política con*«umada.** Siguiendo en su apolo-
gía del pcrsonage que nos ocupa, el orador encuentra-
rouj acertado el eficaz remedio para curar á los pueblos
de h epi(U*tnia de los maltiechores, mandándolos pa-
sar |K>r las armas, una vez terminado el sumario, to-
do lo que se ejcí*utaba en |>ocas horas. Aprueba la san-
gro derramada de los conspiradores, porque obran*
do asi, Francia se habia portado como los sabios ciru-
janos, aplicando el cauterio á los miembros que a^nena-
waban gangrena, ó cortando la parte infecta; y notemia
aprobar las máximasde sangre en aquel recinto sagrado,
porque el mismo Dios aprobó la condui*ta de Salomón
en las muertes de Adonlas y de Joab. Kn una palabra,
según el presbítero Pérez. Julio César y Octavio Augusto
no fueron mas dignos de la memoria de los romanos que
el dictador |»er|>étut) de los paraguayos: si aquéllos, para
perpetuar la memoria de osos dos |>ersonages, colo-
caron su nombre en el calendario romano, dcbia supri-
mh'se v\ nombre de Setiemhp'e y colorar en su lugar
Francia diciendo, agosto, Francia, octubre, et4\
í.omo sola defensa que existe del doctor Francia da-
\
364 * GOBERNANTES
mos á continuación el único documento á ese res-
pecto.
ORACIÓN FÚNEBRE, TEDICADA AL ESCELENTÍSIMO SEÑOR DICTADOR PIB-
PBTÜO DE LA REPÚBLICA . DEL PARAGUAY EL CIUDADANO DOCTOR DOH
JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
LA DIJO EL PRESBÍTERO CIUDADANO MANUEL ANTONIO PBRBZ BN LA IGLE-
SIA DE LA ENCARNACIÓN EL DÍA 20 DE OCTUBRE DE 1840.
Clamaveront ad domintun qm siucHaTÍt
eis salvatorem, et liberavit eos. Jadicum
cap, 8. V. 9.
Llamaron y el Seftor snscitó en Salymdor^
que los puso en libertad de sus enemigos.
. Tomada del libro de los jueces cap. 8. ▼. 9.
Exmo. señor.
No podia haber acontecido un suceso mas triste, que el
que con el mayor dolor nos reúne en este templo á cele-
lebrarlas exequias del Exmo. señor dictador perpetuo de
esta República el ciudadano José Gaspar de Francia.
Desde los primeros dias de *sz enfermedad entró el pue-
blo en grandes temores, viéndose amenazado de la pérdi-
da de tan gran bien, y este era el asunto de las conversa-
ciones. Su edad adelantada y la malignidad de su enfer-
medad ]iacian temer á unos el golpe que hemos esperi-
mentado, y que tanto nos aflige: la buena complexión de
su temperamento, y sobriedad de vida lisongeaban las
esperanzas de otros, que no tendriaatan fatal resultado.
¡Discursos sujeridos por el deseo de su conservación!
Inútiles, y vanas esperarizas! Triste desengaño! Eldia
veinte de setiembre á la una de la tarde el clamor de la
campana comunica la fatal noticia, que S. E. luchaba con
las agonías de la muerte. Este aviso, aunque confuso en
si, pareció una voz articulada, pues al momento desde los
confines de la ciudad corrrian tumultuariamente las gen-
tes, y todos se dirigían á la casa de gobierno; y un llanto
universal asegura que el supremo dictador ha pagado el
tributo impuesto ala descendencia de Adán.
DEL PARACUAY 965
Señores, ese sepulcro erigido en su memoria es deposi-
tario de su cadáver: allegaos á él, y comunicad, si es po*
síble, movimiento, espíritu, y vida á esas frías cenizas; 6
á lómenos liumedecedlas con las lágrimas, que produce
iruestro dolor: dad desahogo á ese pesar, que os aflige, y
después haced una {)ausa, y escuchadme, para que conoz-
cáis mas á fondo la grandeza del bien que |hemos perdido
con la muerte de nuestro dictador.
¡Trajano! Tú tuviste un Plinio, que compusiera una
oración en tu elogio, y que debia recitarse en tu presencia;
es de temer que aquella pluma seria ciertamente dirigida
en parte de la lisoDJa, y esperanza de la recompensa.
T tú, Plinio, el esceso ventajoso, que hay do ti á-ml, en
íngeni*>, y facundia, se (*ompcnsa con que yo elogio á un
muerto, de quien nada tengo que esperar y en la presen-
cia de un pueblo testigo de los hechos, y de su sucesor
en la magistratura suprema, digno de mi mas alto res*
peto.
En medio de las coijvulsione.s do una revolución, mi-
rando el Señor con benignidad al Paraguay, suscito al
señor José Gaspar de Franria para que como Salvador le
libertara de sus enemigos ** Clama vcrunt ad Dominum,
qui sus<!Ítav¡t eis salvatorcm, ct lil>ertavit eos.*** Esta
será, Exmo. señor, lapro|>os¡on que probaré en elogio del
Exmo. señor dií^tador, «^uya muerte lloramos. No espe-
réis, señor, una ropia perfc(*ta de su original: esta es em-
presa de orador mas hábil. Pero os presentaré un bos-
quejo im[»erfe<'to, para que mano mas diestra le perfeccio-
ne. E^tc sólo debe contentaros, y yo habré dado la prueba
de mi ol>e«lient*ia, arcpt^mdo hablar en una oración pübli*
ca del hombre mas grande, que en el i»nien político ha
dodoá luz nuestro siglo.
•iNTHoDrrCION
La Amérira había llegado á la mayor edad en el orden
civil, j clamaba exigiendo su emancipación |)ara en-
366 GÓBEBKIKTES
trar en el rango de las naciones. ¿Pero cuántos
escollos inutilizaban sus pretensiones? Inmensas distan-
tancias, variedad de intereses entre los pueblos y provin-
cias; y lo que es mas la política del gabinete español la ha-
cia vivir en quietud, y sin acción para quejarse de su
esclavitud injusta. Los ensayos de Oruro á flnes del
siglo pasado nos instruyeron prácticamente que era inútil
todo esfuerzo, y que siendo la América prisionera, los
americanos mismos éramos sus esclavos; por consiguien-
te cuanto mas se aumentaba su población, tanto mass6
imposibilitaba su independencia.
En este estado un conquistador poderoso y terrible
acomete á la Península: ésta por atender á su defensa. Se
desatiende de todo cuidado esíerior. Este acontecimien*
to es el lance favorable y único que le proporciona recla-
mar los derechos de su libertad. Pero la somnolencia en
quehabia estado desde la conquista, la costumbre de ser
mandada y siempre obedecer, le impedían obrar con in-
dependencia. La América, en este estado, era semejante
á un hombre, que, después de haber estado mucho tiempo
con grillos, se le quitan las prisiones, y le obligan ¿ca-
minar con presteza; todo le embaraza, todo son tropiezos,
y todo caldas.
Dejemos al resto de América, y hablemos del Paraguay
desde que se gobierna por si. Levanta la voz, depone al
antiguo gobierno, y erige una junta, que, aunque en par-
te la componían sujetos de mérito los unos menos habían
nacido para gobernar, que para santificarse en un claus-
tro; los otros ineptos en aquellas circunstancias; sólo el
doctor Francia reunia las cualidades necesarias para go-
bernar con independencia. Este hecho prefija la época, que
preparaba la formación de una República indepen-
diente.
Señores, la relación prolija de los hechos intermedios
desde este acontecimiento hasta que el señor doctor Fran-
cia fué nombrado dictador, la juzgo tan inútil, como ím*
DEL PARAOUAt 967
peninente: eiia roe retarda tratar de mi asunto, y cuantos
me escuchan están perfectamente instruidos de todo.
Consideremos á este hombre prodigioso, nombrado dic-
tador per|>étuo, y en estado de obrar sin dependencia
temporal. Un entendimiento comprehensivo y sublimo
me litación reflexiva, resolución firme, secreto inviolable,
integridad in4!orniptible y político consumado formaban
el carácter del hombre que el Paraguay hfibia nombrado,
para que estuviera á su cabeza en calidad de dictador,
depositando en él toda su confianza.
Cuando yo lo considero en su retiro, se me presentan
aquellos astrónomos sabios en el observatorio, que, to-
mando el telescopio político; miraba las revoluciones civiles
para dirigir con acierto sus operaciones: observaba toda
la cirt-unferencia y puntos intermedios del estado que tenia
que gobernar, para oc urrir á sus necesidades. Tenia que
formar un estado ilel todo nuevo; y asi era necesario que
todo fuera original.
¿Qué era el Paraguay, cuando nuestro dictador se hizo
eargu de su gobierno? Kl esqueleto de un gigante, que
necesitaba de una mano n)aeslra. que le vistiera de carne,
piel, color y le comunicara el impulso de vida que le cor-
res|)ondia á su dignidad. ¿Y quién otro mas á pro{M)sito
que nuestro dictador en los tiempos críticos y difíciles en
que tenia que mandar preservando á su pueblo de las ca-
lamidades que siguen á las revoluciones civiles?
Roma, en tiempos antiguos, y Francia, en nuestros días
nos instruye iK^rfe^-Uimcnte en la catástrofe que presentan
loM pueblos, corj.i'los l«>s vínculos sociales, y quitados los
diques que roí tienen l;is pasiones en desi'>nlen: elrlamorde
nuestro^ \e(*inos llega á nuestros oidus y nosotros hubié-
ramos es|»erimentado los mnics que losatiigen, si la Divina
Providencia nohabiera sn^M-itailoen la porsMn.i de nuestro
dictador un ^al\a'l(»r(|tieiios libertara deestos niales.
¿i*uánlas providencias tom«*i S. K. para mantener en |iaz
la Kepública, y |>onerIa en un estado rcs|>etable respecto
368 • GOBERNANTES
de las estrañas? Provisión de armas y formación de sol-
dados ocupaba su primera atención: promete á losintro-
ductores del primer ramo que la introducción será libre
de todo derecho, y en su pago esportacion á elección los
frutos que les presentan mas utilidad. Esta sabia provi-
dencia le proporciónala proporción de un armamento res-
petable, con que consigue los dos fines que se había pro-
puesto. ' «
Dado este paso, necesitaba brazos diestros que mane-
jaran estas armas. ¡Me asombro, cuando contemplo á
este hombre grande, dando espediente á tanta ocupación!
Se dedica al estudio de la milicia, y en breve tiempo man-
da el ejercicio y evoluciones militares como el mas prácti-
co veterano. ¿Cuántas veces he visto á S.E. estrecharse
•
á un recluta enseñándole el modo de ponerla puntería pa-
ra dirigir con acierto el tiro al blanco! ¿Qué paraguayo se
habia de desdeñar de llevar el fusil cuando su dictador le
señalaba eKmodo de gobernarle?
Los ejercicios de caballería exigían un hombre robusto,
y maestro en el manejo del caballo para ejercitar practica-
mente las evoluciones peligrosas que se ofrecen en este
ramo de milicia. Para formar soldados de esta naturale-
za, parece hubiera hecho elección de algún joven' de su
confianza, que lo desempeñara á su satisfacción. No,
señores: se personaba á la cabeza de los escuadrones de
caballería, y los mandaba con tal energía y destreza que
trasmitía su espíritu vivo á los queleseguian: eramas
poderosa su voz que la del clarin, que hacia la seña
paralas marchas.
Señores, ¿tantas y tantas graves atenciones, que nece-
sitaban muchos hombres para su desempeño, le distrae-
rían para atender á las demás necesidades del estado?
Su grandeza y actividad se estendian á todo, y proveían &
todo, como si todas y cada una de ellas le ocuparan
todo.
DEL PARAGUAY 360
La quietud j segundad de la Hepúblira eran su prime-
ra atención y cuidado; y asi era necesario tomar provi-
dencias eficaces para conseguirlo. ¿Cuántos perjuicios
no reciben los pueblos de los salteadores de caminos?
Violencia, estupros, robos y asesinatos son delitos fami-
liares á estas malas gentes: montanas ¡na<-ccsiblcs, y
campanas de que abunda la Itepública, les proporcionaba
su impunidad. Nuestro dio tador descubrió el secreto de
aterrarlos de tal modo que desaparecieron, buscando su
seguridad enla mudan/.a de vida: discurrió S. E. que el
modo de aplicar la |>ena era mas efua/ que la misma pe-
na* y en esto puso su estudio. Luego que llegaba algu-
no de estos malhechores, vista la sumaría, era conducido
al piquete, y con pocas lioras para «'onfe^^arse, era pasado
por las armas. ¡Oh! ¡Y qué remedio tan eficaz para cu-
rará los pueblos de esta epidemia! En breve tiempo que-
dó la República en estado que un mu<*hacho pudiese
transitar con seguridad, desde las costas del Rio Para-
guay hasta las del Paraná, sin mas segundad que el
temor que habia inspirado el supremo dictador: **Suscila-
vii DotninuM á?a/ra/o/'C//'."
Libre la República de estos encmif:(»S| es4*uclia él su
clamor por el temor que le inspira el mayor de los males
que pueden pade<*<^ los pueblos: este es la anarquía. No
res|>etaeste monstruo Tero/ edad ni virtud: to<io lo des-
truye^ to^Jo lo asóla: cada individuo que jn/ga puede ha-
cer |)artido, se tiene por digno de la suprema magistratura,
y con ca|>aci<lad para doempefiar sus funciones: los pre-
tendientes, son ta::tos cuantus hay capaces <le fabrÍ4*arse
un mcrito imaginario: choian los pretendiento, y ved
atil los pueblos <iivididos en liand«>s y partidos dcstru«*t«>-
re». ;Ah: ¡Que no me sea dado el talento suficiente para
delinear el cuadro que representa con exaititud la 4*atás-
trofe fatal de un pueblo en anarquía!
¿Y no estuvo nuestra Ri»pnblica en estad«» de sufrir los
estragos que causa su malignidad? Si, señores: en va*
25
370 . GOBERNANTES
ñas partes se hacían ciertas reuniones peligrosas, que
aunque ignoro el pormenor de lo que en ellas se trataba,
sabemos se preparaba una mina, que, reventando, baria
los fatales estragos de la anarquía.
Avisos repetidos cercioraron á S. E. del estado peligro-
so en que se hallaba la República. ¿Cuántas providen-
cias fué necesario tomar para oprimir á este enemigo en
su cuna? Asegura á los cabezas de partido, y hechos los.
procesos, resultan reos de lesa patria. ¡Qué contraste
esperimentaria su corazón! Estoy en la inteligencia que
si, manteniendo las personas en arresto hubiera bastado
para la seguridad del estado, no habria tomado el partido
de pasarlos por las armas. Se portó en estas circunstan-
cias como los sabios cirujanos, que á los miembros que
amenazan cáncer, Iqs aplican el cauterio, ó cortan la par-
te infecta. La República del Paraguay, en este estado,
me acuerda la de Roma: cuando por una contra-revolución
trataba la nobleza de restablecer el gobierno de los Tarqui-
nos: sesenta y dos nobles fueron en un dia pasados por la
cuchilla; siendo necesario que Bruto, primer cónsul, con-
sultando á la salud de la patria, sacrificara dos hijos,
sentenciando la causa y presenciando la ejecución: **Síis-
cltavit Domimim Saloatorem/'
Pero, señores ¿no temeré el lugar santo que ocupo,
aprobando máximas desangre contraía lenidad del Evan-
gelio? No, señores: el mismo Dios aprobó la conducta de
Salomón en las muertes de Adonias y Joab. Feliz habría
sido el gobierno de nuestro dictador si la salud pública no
le hubiera obligado á la ejecución de los perturbadores del
orden.
Quieta la República con esta ejecución aterrante, se
entregó S. E. á espurgar el estado de otra clase de ene-
migos: ¿Cuántos perjuicios no reciben lospucblos de los
malos administradores de intereses públicos? Imponen
los magistrados algunas contribuciones para sufragar
DEL PAKAQCAY 371
los gastos que son necesarios á beneficio del mÍ5;mo públi-
co: nombran colectores y depositarios de Io<í 4*audales que
$ic recaudan, v deben entrar en o! erario común. Dos-
cu^rc S. E. desfalcos v malversación en estos administra-
dores subalternos, les obliga A cubrir el ca|ntal en que
fueron alcanzados y toma nuevas provi.lenrias paracxi*
tárenlo sucesivo tan grande mal: mandó que todos los
años rindan cuentas del cargo y data, quitando todo re-
curso á la mala versación*
Este origen tuvo la conducta que observó S. E. cuando
entregaban los efectos, con que abastecia al piiblico: aque-
lla prolija y menuda cuenta de cosas al parecer poco dig-
nas de atención. Yo ju/.go que menos lo baria |»or temor
de sujetos nuev/imente destinados para esto, que por ins-
truirlos en la deitcade/a ron que debían conducirse. De
esto provenia aquella ocupación de exan)inar esrrupul<»-
sámente todas v cada una de las obras de los arte-
factos.
El conjunto de las tantas atenciones no le (M*upabade
tal molo que le embara/íira tratar de todas st>gun su im-
poriancia. La hermosura y buen gusto de la^ poblacio-
nes dan idea ventajosa de la dignidad 4lc ^u^^ habitante^.
A*ii lo sentia CaUu'a«-to, rey <lo los anglos. (*uand(» vela
la «^untuosidatl y magni(icen4*ia de los edificios n)man(»<.
Contemplaba S. K. el estado de la eapitnl de la República,
y miraba una |>oblacii>n desordenada y sin policía: <*alles
si es<*uadra; casas edificadas al cairicluMle sus dueños.;
aunque liabia algunos e4lificios «le buen gu^to y 4*oin(M|i-
dad, su conjunto formaba un todo desagradable; rauda-
les |K?rmanentes que 4*ortaban la pol)la<*i«»ii y formaban
prccipií-ios peligrosos: solarías «¡e dep«*'si!n^ ih» ha^nris»*-
¡nmun<li«*ias, abrig«» de >abandija*^ pcrjudi-iaN^^. C'on«i-
bc S. K. el proye4it> <le su m«*j«»ra y la p«»im» «mi 4j«*ru-
cion. Onlena la apertura de í-alles, | nx-nraiplo «\itar
cuanto se pueda pcrjni«-io< *'i; su> babiiautev: pone lin-
deros que fonuen cuadra: levanta algunos edificios que
372 GOBERNANTES
pertenecen al público para que sigan los particulares:
ordena la erección de murallas que unan la población y
deja con esta diligencia una ciudad del todo nueva y pues-
tos los cimientos para que la posteridad edifique con regu-
laridad y belleza. Esas dos plazas formadas al Sud y
Este de la capital son obras dignas de S. E. tanto mas cuan-
to su formación ha sido sobre las ruinas de bosques peli-
grosos, abrigo de gente mal intencionada. Esa escava.
cion al sud ¿cuánto ha minorado los perjuiciosque causa-
ban las lluvias con el esceso del pendiente por aquella par-
te? El nuevo estado y mejora de la población sólo pudo
ser concebido y ejecutado por nuestro dictador.
¡República del Paraguay! ¿Cuánto debes á los cuidados
y desvelos de nuestro dictador difunto! Parece que este
hombre singular se multiplicaba para atender á todas sus
necesidades: estaba en su gabinete j corria tus fronteras
para ponerte en estado de seguridad. ¿Cuántos daños y
perjuicios no recibían de los bábaros deLChaco los pobla-
dores de costa abajo? De cuando en cuando llegaban á
la capital las noticias del terror y espanto que habia causa-
do algunas de sus incursiones: muertes, robos, multitud
de ganados mayor y cautivos, que podian llevar, era el
resultado de sus invasiones. ¿Quién pensó que tan gran-
des males y estragos podian remediarse? Nuestro dicta-
dor discurrió el modo de asegurar aquella parte de la Re-
pública. Cuatro fortalezas respetables y competente
guarnición ha sido la barrera que ha contenido las irrup-
ciones de aquellos feroces salvages. ¡O habitantes de
costa abajo, reposad con tranquilidad en vuestros ho-
gares: vosotros sois parte del pueblo, que el señor confió
al cuidado de nuestro dictador, "él será vuestro salvador
suscitavit Dominum Salvatoremr
Las providencias sabias y prudentes, que tomó para
rebatir la fuerza y contener los bárbaros situados al norte
de la República. Las fortalezas de Olimpo y San Car-
DEL PARAGUAY 373
los del A)»a, puestos en mejor estado de defensa, órdenes
é instrucciones á la \'illade *Conce|>ci<)n han puesto en
seguridad |>or aquella parte.
Esa gran muralla, foso y fortaleza construidos en la
costa opuesta del Rio Paraná: 4Ucrpo de ejército y pique-
tes en lo interior al sudde la República han hecho mirar
con respeto á los enemigeos situados en aquella pai:te
^Suscilacit Dominus Salcatorcs.*'
Baste, señores, para probar que el Exmo. señor dicta<lor
cuya memoria lloramos, fue el salvador que suscitó el
Señor ¡mra libertar al pueblo paraguayo <le sus enemigos.
El Índice solo de cuanto obn') A favor <le nuestra Hepúbli(*a,
no puede reunirse en los estrechos limites de una oración
dedicada «^ su memoria ^'Claniarrrunt ad Dominf'M <¡i4i
suxtitarit Salratorchi ei liberar il ros/*
Tú, historia, que haces justicia al verdadero mérito, re-
coge con exactitud las obras que nuestn) diriador ejecutó
ú favor del pueblo que el Señor confió á su cuidado: man-
da «i la posteridad con sení'illa narrarioii, que es el 4'a-
rúcter de la verdad. Las gencracii)nes futuras admira-
rán sus hechos y lo caracteri/arún con el Utulo de
Grandi'.
Exmo. señor: reconociendo el mérito gigante de nues-
tro dictador difunto, habéis erigido en su memoria un se-
pulcro, para que siendo undepósjto de sus ceni/a'*, perpe-
túe su nombre: mas sabiendo que el tiempo destruye los
mArmoles mas firmes, nombrasteis oradt>r que hariendo
justicia «1 >u mérito, compusiese una orai-ion en su enco-
mio. Yo. señor, sin ejercitar mi humildad. me ju/go poco
digno de nuestro Iléroe;|H)rtai.to o^ propondré un medio
de conseguir vuestros fines. Julio (Vsar y Oftavi»» Au-
gusto no fu<Ton ma^ dignos de la memoria de losnmianos
qu#» nuestro dí**tador de In do los |iara::n:i\ •)-. Si uquell«>s
para |)orj»etuar la m»^moriade e*¿tos do^ per-ii»iiage< i-olo
can>n sus nombres en el calendario romano; mandad que
374 GOBE BKANTE8
en el Paraguay se coloque entre ellos el de nuestro dicta-
dor y suprimiendo el nono mes le llamen del tenor siguien-
te. Julio, Agosto, Francia, Octubre, etc.
Señor, reconociendo la capital las sabias disposiciones
que habéis tomado para mantener la tranquilidad pública,
y que puede llamarse el primer crepúsculo de vuestro
mando, le da la lisongera esperanza que haréis nuestra
felicidad. El Dios de las misericordias os ilustre para
que nuestras esperanzas tengan su perfecto cumpli-
miento.
Sacerdotes del Altísimo, tened presente que sois la por-
ción escogida que ofrece al Señor todos los días el sacrifi-
cio incruento: que sois los medianeros entre Dios y el
pueblo: cuidad que vuestras ofrendas sean aceptas ante
el divino acatamiento como las de Abel, el sacrificio de
Abrahan j lo que ofreció Melqui sedee.
Ciudadanos, los que vestis el uniforme del honor, sois
la columna que sostiene el estado: tened entendido que
ese trage que os distingue de las demás clases del pueblo,
os hace saber que el honor es vuestro mejor distintivo.
La patria tendrá sus necesidades, estas las sabréis por
conducto del supremo gobierno: esta unión está simboliza-
da enunacuerda delgada, que doblada tres veces se corta
con dificultad.
Y vos, pueblo paraguayo, que habéis hecho un duelo
tanespresivo de vuestro dolor por la muerte de nuestro
dictador, sea este el último dia que llevéis esas vestiduras
de luto. El Señor ha suscitado en su lugar un gobierno
que satisfará vuestras esperanzas.
Dios de las misericordias, te rendimos acciones de gra-
cia por habernos concedido por el espacio de veinte y seis
años un defensor que ha mantenido la tranquilidad pública:
este reconocimiento nos estimula á recibir con resignación
la pérdida de tanto bien. Tunos le diste, tú nos le quitas-
DEL PARAGUAY 375
te: sea bendito ty .santo nombre, suplicAmostc, señor,
cl descanso etenio por los méritos de N. S. J. C.
Requiescat in pacr
A mrn
Con tales doctrinas, el d¡rta<lor perpetuo apare4-e vil-
mente calumniado por todos los que le pintaron de otro
modo; que es el mundo entero.
No sabemos que admirar mas, si la deifiracion del
dictador Francia hecha por el padre Pérez, á los |»ocos dias
de muerto aquól, ola calma y sangro fría <lel pueblo para-
guavoen oir la justificación del tirano, reconocido uni-
•\ersalmeiite como tal y cuyos actos bárbaros no fueron
desmentidos por na<lie. No se atrevieron ;\ tanto ni los
mismos sostenedores de liosas, aun después de veinte y
cinco anos desuí-aida, y eso que, en feroci«lad, aquél so-
brepujó á éste por mudio.
EMe sacerdote, Manuet Antonio Pero/, tal vez participa-
ra de los temores del Wijo pueblo queel p4xleroso di«-ta-
dor resucitase reclamando su autoridad. No aludía, ni
jKxlia aludir al carácter piadoso y cristiano de Frauiia, c<v-
mo que se sabia que éste no sólo hacia chafa de la religión
sino quehabia hecho todo lo posible para inspirar despre-
cio por la iglesia y los clérigos. A haberse atrevido atan
audaz elogio habría temid«» que el dictador «^e levantase de
su tumba V lo man<lase fusilar. Pen» él se limitó á hablar
del dictador como un gran gobernante, que habia salvado
al|uiisde la anan^ula en el interior repeliendo la in\a-
sion del esterior, que habia ro<-til¡cado las calles de lá ciu-
dad y librado el paisde innumerables males. Puede ale-
garse en defensa de este |)rofano, si noblasfemí», eli>gÍ4)
del dictador, que era dirigido á un |)Ueblo de que muchas
|>cr^onas habían concurrid*» e^|K*rand<» tiir hablar de un
dios, y que, sí se hubiera *atre\ ido á hablar de él tal cnnio
era, sehubria levantado de la multitud un grito de horror.
376 goberiAantbs
Pero si el clérigo Pérez no alabó la p\pdad y carácter
religioso de Francia, ni le asignó un lugar en la morada
de los bienaventurados, ciertamente esto abona en su
favor.
*
* *
Todas las tradiciones, que se conservaron de las acusa-
ciones contra los hombres principales que vivían en el
Paraguay en la época del advenimiento de Francia al po-
der absoluto, son necesariamente de dudosÉi autenticidad,
por la circunstancia de que todo se hacia en secreto, sin
atreverse nadie á averiguar la verdad; pero como aque-
llos de quienes mas podia temer Francia eran por lo ge-'
neral hombres de bien estar, de respetabilidad y de influ-
yentes familias, muy natural seria que ejecutados ellos y
sus bienes confiscados, sus arruinadas familias habían
de recoger todos los incidentes que pudieran suministrar
los soldados, policia y otros que se vieron obligados á eje-
cutar sus órdenes. Mas apesar de cuanto hiciera el dicta-
dor, se habian de saber muchos incidentes que él habría
preferido que jamas se divulgasen; pero en los primeros
años de su poder era mucho mas difícil conservar oculto
cualquier hecho desagradable que lo que fué mas tarde.
Aun no habia aprendido el pueblo la necesidad de un ab-
soluto silencio sobre cuanto veia, como sucedió después.
La escusa de insania que no dejaba de atribuírsele por
alguien parar esplicar su cruel conducta no puede admitir-
se, puesto que todos los actos de su vida fueron consis-
tentes uno con otro y con el mismo carácter general. En
toda su carrera jamás hubo una manifestación de ternu-
ra, de cariño, de simpatía con la especie humana. Sus
crueldades, su cinismo, la aparente falta de motivo para
muchos hechos crueles é inhumanos, todo indica un espí-
ritu consistente consigo mismo, y solo se diferenciaba de
otros mas ó menos similares en que no tenia simpatía al-
DBL PARAGUAY 377
guna con la naturaleza humana. Sus actos manifíestan
que fué inhumano noin'^ano.
Al rcgrefwir ;\ su patria, después de f^alir de la universi-
dad de Cónloba, jam.'W pudo avenirlo con el que se pu-
siera en (*orita<!to ron ó\ por su genio fantá^^tico é insu-
frible, de modo que desde entonces siempre vivi6 como
un m¡s;intropo y recluso. No sentia amor alguno {)or
nínfoin ser viviente, ni siquiera por ningún animal do-
méstico. Su amor v admiracii)n estaban concretados en
en si mismo, y se hallaba tan com|)letamente perdido en
la concienria <le su propia grandeza que no podia con-
templar un sor superior A ól. Su vanidad y egoísmo lo
hicienin fcmontiflo, y al ordenar A ^us desgra<ria los sub-
ditos que le llamasen El Suprrui'^^ la (>bodien<Ma y desam-
paro de estos le sostuvieron de plano. Lo mismo que con
sus afecciones y simpatías, snredia con los deseos y ape-
titos de otros, ron lo que no tenia nada de común. Su
i*ara imberl»e ora indicio do >n «arActer que nunca fué
conmovido por ol amor ó la |)asion hacia indixfduo alguno
del oir«) sexo, y su indiferencia álos placeres mas grt>se.
ros de comer y bcbop corralKín ol camino por el que todos
los domas tiranos cMii-Mdo-ion la historia, realizaran un
sentimiento en cornun con $n< <u'r»'iitos. (*on sus parien-
tes mas iinn«'<liato^ fu«» tan «tuo! como con el poor crimi-
iial« emiandosu maldición á su padrí* m >ribundo y so-
metiendo A su inofensivo hermano :il tormento y A la eje-
cución. Miraba A ^n^ hijo*i naturales ron |a misma indi-
ferencia que A un porro.
Tal fué su carAetep corno ciniatlano parti**ular; cuando
llegM á golKM'iiar A unpti'*blo ignorant*», amable y sin ambi-
ción se mantuvo en ci>nsonaniMa. Su espíritu me/quino
jamás se embriagó al vor<o (*lova*io al poder, manifestan-
do los miamos sontimitMito< V la mi^^mi indiferen«Na A la
felicidad y A la miseria d»» •>tM^ después «••imo ante.
(*onstitucionalmoitte tímida v dt^s.-ontiad'», al vor^* arri-
ba. dirigió la vista hAcia aquellos A quienes consideraba
378 GOBERNANTES
aprovechasen mas de su caída, á los que miraba como
sus naturales enemigos, y con el pretesto de deshacerse
de ellos inventó el sistema de conspiración de que desde
entonces se sirvieron sus sucesores. La conciencia que
tenia de haber hecho dar muerte á tantos millpnes de ino-
centes iba acompañada de la convicción de que era um-
versalmente temido y aborrecido. De esto infirió que ca-
si todos deseaban su muerte, y veia en cada persona un
enemigo qpe de muy buena gana le quitariala vida, sí en-
contrara unaoportunidad. Era tal el temor de asesinato
que le siguió perpetuamente durante muchos años, y la-
mitad del tiempo lo pasó en forjar planes para deshacer á
los imaginarios conspiradores. Conservó siempre varios
puntos de residencia, como para mudarse de uno á otro
rara vez pasando dos noches sucesivas bajo el mismo te-
cho, sin volver nunca por el mismo camino por el que habia
ido, creyendo poder deshacer así á cualquier bando de
conspiradores que le acechara. Para desviarlos, constan-
temente estudiaba el modo de hallarse en lugares en don-
de no se hubiera previsto su venida, y en donde ningu-
na corporación de asesinos se pudiera hallar acechándole
para hacerle caer en la red.
Pero lo mas notable en el carácter de este hognbre es
haber podido llevar una vida semejante por tanto tiempo.
Que un hombre pudiera existir por tantos años, encerra-
do en una prisión que él mismo eligiera, en la que ningún
rayo de simpatía humano pudiera penetrar en el helado co-
razón que la entrañaba, y al asomarse desde su escondite
sólo ver cuitados á quienes hiciera miserables, mirándolo
todos con odio mezclado de temor, es un fenómeno sico-
lógico que el mundo tal* vez jamás viera antes ni después.
Tampoco es nada estraño que los sencillos, supersticio-
sos y benévolos paraguayos mirasen auna persona cons-
tituida de tan diferente modo que ellos, como un ser de
distinto orden, y que sólo la inuerle los haría ver que
fuese U7i ser humano.
DKL PARAOIJAT 379
El mal 71W» hacen lo- hombres vire en pon de
rilOM. El terrible sistema de Francia continuó ruando él
ya no existia. Una gcnera«*ion entera se mantuvo el
pueblo en tan abyecto terror, que á su muerte se halló
encanUido y desíimparado, tan completamente destitui-
do de toíio sentido ó «sentimiento de propia sef^uridad, que
\ino á ser victima pasiva ó irresistible de uno mas débil y
peorquo Francia. A este cupo el destruir íUodo aquel
que hubiera dado prueba de inteligencia, patriotismo ó
capacidad: el sembrar la semilla de entera sumisión y
obeliencia sin réplica; pero el cosechar el fruto, sacrifi-
car, |K>r tiecir a^í, todo un pueblo sin re^^petar sexo, edad
ni raiifro, reílucir al pais en ur) desierto, oripicnílo una
tumba |iara si sobre los huesos de toda la nación para-
iniaya, quedó para su discípulo é imitador, Francisro So-
lano I Jipe j.
KlfTobierno <|uo sucedió al <liclador <'oi. servó como im
tesoro sagrado todi> hi dejado por éste, ha^tu el 21 de
octubre en que ordiMiára el inventario de ellos, el cual se
llevó A rahn en los «lias 1 y r> de! si^ruiente mes.
Por el detalle original del cuerpo de hiene**, se vé clara-
mente cual puede haber sido su pro:'edencia— origen de
las contisca<'iones de sus victimas.
El lí*<'li»r podrá ju/gar |M>r si misiii')á la vista <lel do-
cumento que sintió:
INVKNTAKIO hK f.OS mFNI> I)KJAI>0< I»oK FKANCIA
Asunción, y octubre 21 de IHlll.
No obstante las uríjentes e iii. •osantes (>i*upa<'iones con
que se halla aun el gobierno, consiguiente á las primeras
merlidas acordadas en beneficio de la sp«;ur¡d'id v i'onser-
vacion del r«*|K>so y tranqnilí lad ilel publico, á tin«leqne
cntfKio tiem|H> apanv *a (le modo lia^^iante la ivintidad y
calidad de h)s lMi»nes que ••! íina lo Kxmo. s.^fior dicta-
dor de la Kepúbli(*a dejó con su muerto intentada, como
380 GOBERNANTES
de su pertenencia, los cuales se hallan en los cuartos in-
teriores de estas casas del supremo gobierno y la llave
recogida incontinenti al fallecimiento por el señor coman-
dante Cañete, y de consiguiente reservada hasta el pre-
sente en la secretaría con acuerdo de los demás individuos
de la junta, practíquese un inventario y descripción for-
mal de todos ellos, con asistencia del cuerpo municipal—
Manuel Antonio Ortiz — AguMn Cañete — Pahlo Pereira
— Miguel Maldonado— Gavina Arroyo — José Gabriel Be-
nitez^ secretario de gobierno.
El cuatro de noviembre del mismo año pasé el corres-
pondiente aviso al cuerpo municipal parala asistencia
acordada en el auto antecedente, de que doy fé — Be-
nitez.
En cuatro dias del mismo mes y año,, habiéndose reu-
nido en estas casas públicas de gobierno los señores del
cuerpo municipal y el ministro tesorero de hacienda, para
los efectos del auto antecedente, la Exma. junta mandó .
abrir con el secretario la puerta del aposento donde exis-
ten los bienes pertenecientes al finado señor dictador José
Gaspar de Francia y en su consecuencia se dio principio
al inventario por el orden y la forma siguiente:
Primeramente se hizo á vista de todos los señores
existentes un prolijo escrutinio de todas las arcas y baúles
que estaban en el anunciado aposento del ñnado S. E. y
se hallaron en distintas bolsas dos mil ciento treinta y
cuatro onzas de oro selladas, que se contaron prolija-
mente y se entregaron al ministro tesorero de hacienda
para su guarda en depósito.
ítem. — Noventa y siete pesos fuertes.
ítem.— Ciento ochenta y dos pesos en plata sencilla en
moneda de dos reales, de á real, y seis pesos, cinco rea-
les inclusive en medios, cuyas cantidades se entregaron al
ministro de hacienda.
DEL PARAGUAY 381
Eo este estado, siendo ya hora competente, se sus-
pendió la presente diligencia j la firmaron los señores de
laExma. junta gubernativa y los de la municipalidad, el
ministro tesorero de hacienda en prueba de darse ¡>or reci-
bido de las cantidades espresadas y el secretario de go-
bierno por ante mi, de que doy fé.
Manuel Antonio Ortiz— Agustín Cañete— Pablo Pereira
— Miguel Maído nado— Ga vino Arroyo^Juan José Medi-
na— Francisco Javier Filardiga— Dionisio Acosta— Juan
Manuel Alvarez— Josó Gabriel Benitez, secretario, José
Domingo Campos, fiel de fechos.
En cinco del mismo me^ y ano volvieron á congregar-
M en estas ca<¿as de gobierno los señores <lel cuerpo mu-
nicipal y el ministro tcfiorcro de hacienda y en su virtud
y de orden de la Kxma. junta abri6 el secretario la puerta
del aposento sobredicho y se continuó el inventario en la
manera siguiente:
Primeramente se encontraron en una caja doce onzas
mms de oro sellado.
ítem.— Nueve reales y medio inclusive dos cuar-
tillos.
ALHAJAS DE ORO Y M.ATA
- Ítem. — Una <*aja de oro |>ara polvos <ie peso de tres
onzas trece y medio adarmes, 4{ue reconoció un pla-
tero.
ítem.— Un par de hebillas de or4> de emi)eine, conhebi*
jones (hebillones. de plata y aoero y sus correspondientes
charreteras también de oro con hebijoiies (hebillones) de
acaro y peso todo ello de siete onzas seis adarmes.
ítem. — Un bastón de rañadc la India con puño y anillo
de oro y cantonera de metal amarillo.
Ilem.— Veinte y luicve piiv.as de cabeza la^ de plata
de mo<lerna he<*hura, con pes«» de seis y mcilia onzas.
ítem. — Cuatro libras de rliafaionia de plata en diferentes
ríales y algunas piecet*iuis sueltas.
383 GOBERNANTES
ítem.— Nueve cucharas nuevas de plata con peso de
una libra, seis onzas, catorce adarnoies.
ítem. — Una cigarrera de plata con muelle de acero y
peso de cuatro onzas, catorce adarmes.
ítem. — Un par de estribos de hechura inglesa con dos
pares de corredores de plata, con peso de una libra, ocho
onzas y diez adarmes.
ítem. — Un par de espuelas de plata con rodajas de hier-
ro, pasadores y hebillas de plata con hebijones (hebillo-
nes) de hierro y peso de ocho onzas, doce adarmes.
ítem.— Un tachito de plata con peso de cinco libras,
nueve onzas, doce adarmes.
ítem. — Una escupidera de plata con peso de tres libras
trece y media onzas.
ítem. — Una tembladera de plata con peso de doce onzas,
catorce adarmes.
ítem. — Una caldera de plata con tapa y peso de tres 1¡-
bras, tres y medias onzas.
ítem. — Otra de id. id mediana, con id. y peso de dos
libras catorce onzas.
ítem. — Un jarro de plata con peso de una libra, doce
onzas y seis adarmes.
ítem. — Una tembladerita de plata con peso de cinco^
onzas, doce adarmes.
ítem. — Un mate con pié de plata con su correspondien-
te bombilla, con peso de una libra, siete onzas.
ítem. — Un pié de mate de plata, con peso de once onzas,
doce adarmes.
ítem.— Una geringa de plata, con mango de madera, que
contiene en la tapa del cilindro y en la estremidad dos pie-
zas de estaño, todo ello con peso de una libra, una y me-
dia onzas.
ítem. — Un cuchillo hechizo con cabo de aspa chapeado
y la vaina con dos canteras de plata.
ítem.— Una fuente pequeña de plata, con peso de una
libra once onzas.
DEL PAiUGUAY 383
Itcm.^)tra id. id. id. con poso de tres libras, seis
onzas.
ítem. — Un |ilatillo de id. id. id una y media libra.
Item.^lJn platillo de plata iron peso de una libra, siete
on/as, caton^c adarmes.
ítem. — Otro id. id. id. de id. id id.
ítem.— Otro id. i*!, de id con poso dedos libras, tres
onxas, doce adarmes.
ítem.— Otro de id. id. de id. con peso de dos libras y
seis oiizHH.
ítem.— Otro id. iti. de id. con peso de una libra, siete
on/as. c;i torce adarmes.
ítem. — Otro id. id. de id. con peso de una libra, ocho
onza<, cuatro adarmes
ítem.— Otro id. id. de id. con |>eso de una libra, tres
on/as y catorce adarmes.
ítem. — Otro iri. id. de id. con peso de id. id.
ítem. — Otro id. id. <io id. cofipe^o de una libra, dos on-
zas, doce adarmes.
ítem. — Otro id. id. de id. c«j:i peso de una libra, tres
on/as, (ince a<Jarmes.
ítem. — Olr«> id. il. de id. co:i pesidouna libra, dos y
me^iia on/as.
ítem. — l'n cn«'li¡llo con «'ab > dt» pl.-ila.
ítem. — Dos tcnedort^s con abra/adcritas do plata, dos
en uno do ellos.
ítem. — I'n o^p-idin cutí iiuño, cintoneras y ar(?ollitas
de plata«rlorado á fuc^o.
ítem. — Trcsrlii,'oi4»^«M«i «• is inlllosil*» plata.
It'in. — I'n fr'iioiviii ^Nípri^ de plat.i y eabe/.;ii|a^ virja»*,
ron d*M-i» pitv.as y u'ii «m ImiíIí i d* plata, i'on ^ns r«ir-
re'*p'»ndi»'nt»*s ri'.Mid i"* •• ci I i^ li^MÜa-i dt* plaii.
Ilcni.— I'n par d'» .-.ibtva I i-i di» ^U'-ia f<»r{ i las ron
tatilt*te co|tirad'»,'''iM v.-iüt»» y fnan*«> |iie/a^dt> piala, v su
corres|Minilicnte rienda t;iTnbien forrada (io tatiletccon dos
hebilla:» y dos pasadores do plata.
384 GOBERNANTES
ítem. — Un pretal de suela con tres piezas de plata.
ítem. — Una silla de montar en buen uso con almohada
de terciopelo carmesí, alas de tafilete colorado y dos pis-
toleras de id. engarzadas en plata, con cuatro hebillas de
plata, y la correspondiente cincha con hebillas de
hierro.
ítem. — Otra id. de id. con id. id. y cuatro piecitas de
plata y de mas uso que la antecedente.
ítem. — Catorce chapitas de oro que se sanaron de siete
casacas, con peso de cinco onzas menos un adarme.
ítem.— Dos palmatorias de plata, cada una con su des-
paviladera de id. con peso de dos libras, trece y media
onzas.-
ítem.— Un par de hebillas de plata de empeine, con
hebillones de id. y acero y peso de cinco onzas, seis
adarmes.
ítem. — Una hebilla de oro con chapa y botones de lo
mismo y peso de dos onzas, dos adarmes.
ítem. — Otro id. con veinte y seis crisólitos montadas en
plata y guarnecidas de granos de trigo de tumbaga.
ítem. — Un reloj nuevo de segundos, horizontal, con lla-
ve de metal.
ítem.— Otro id, inglés, corriente con llave de metal y
acero.
ítem.— Seis navajas de barba cabo blanco, usadas, en
un estuche de cuero de becerrillo.
ítem. — Un par de estribos de plata con correderas y par
de espuelas de id., con rodajas de hierro, pasadores, can-
teras y hebillas de id., hebillones de hierro, ambas alha-
jas pesaron una libra, quince onzas.
HOSPITAL
Veinte y ocho pesos medio real, inclusive ocho pesos
fuertes,
ítem. — Tres cucharas de plata con peso de siete onzas,
ítem. — Una bombilla de id. con peso de una onza.
DEL PARAGUAY «fffó
ítem. — 5ÍCÍS piezas do rahezadas, dos hebillas, una ar-
gollita y un |)asad<>r de plata con peso de ires y media
onzas. '
ítem.— Tn tintero y una ^alvad<»ra, una olilcera, un vaso
de plata para af;ua y una (*anipanilla ron su asiento ror-
respouilicntr, todo de plahí ion peso de seis libras diez
onzas.
Ilem. — Una silla de montar de terciopelo carme.^i
con «*uatro hebillas de plata.
Item.~L'n riel y una piecita de plata ron dos libras y
una on/a.
El periódioí) olirial de Lojiez, suresor de Francia se es-
prcsa a**l: -La administración d(»l di«-tatlor perpetuo se
l^neralmente (*onocida, por lo <|ue no consideramos do
net*esidai| revelarla. Kl mantu\x><"«)nNtant4? v cel'i*^»» con
pulso tirine los derecht»^ de la Kepnblit*a dol Paraguay al
res|K?clo<lel Rio de la IMata durante todo -¿u lar^o gobier-
no. La verdad histórica nos oíilii^a á observar (|ue al-
gunos de sus actos no pndrán ser avalora-loscon exa<*t¡tud
sino después de conocidos los motivos, que les dieron
origen y dircc<*¡on. Celi>so siempro contra las manio-
bras, nosolodel partido europeo^ sino también d<* las ¡n-
trigas argentinas, impusti algunas peiiiis, «picotro habria
eci»n(»mi/ado. (Vmociendo onecí t*on(acto de ith^as faci-
•
litado por la mutua y frecuente (*orresp4Mident*¡a sugiere
pensamientos hasta los mns peligrosos, y t(Mni«*ndt) la
irrupción de las innovacitincs y esperulaciones po|fli(*as
de toda es|ieí*¡e, que alim<Mitab:i rl lüo t|e la I*lala, ni«>
conlrayon*lo, y poriiltimo ;idopi«') >u H¡^teniadeai^lamien.
to. Hasta en c*ií> el lijo de la Pl.ita ejiM-iió un'i innnencia
perjudicial y maligna. Y es tan ex :cití|.i que i'^p.»n«»m«»^,
que ese ^iMema tuvo una es i'pihMi c m^i.-mie \ pintcgida
iHir el lado qu«» n«» tenia c^m** n cijn'». L«»> e*.tiai'i!cp»s,
may«»rmente los ^.-asiiiT i^. r»íi o i si-Mnpre rutera
protección (MI su com''r''io ii<* Itapna.
'LuKcpública sintió su muerte ;le Francia; por cuanto
386 GOBERNANTES
cualesquiera quesean las censuras que le dirijan, él fundó
la independencia del Paraguay, y si su política hubiese
sido desasombrada de los peligros que referimos cierta-
mente hubiera sido masfranca y creadora."
Cuando murió Francia, nadie dijo una palabra, solo
alguno repitió los versos de una sátira postuma dedi-
cada al sacrilego tirano* y fue arrestado y severamente
amonestado.
El pueblo calló y los tiranos se sucedieron.
El pueblo vivió acostumbrado á aceptar sumisamente
todo cuanto emanaba de sus gobernantes hasta el sacri-
ficio.
Así se espresó el órgano oficial de López, padre, á (Juien
interesaba guardar y hacer guardar un sepulcral silencio
sobre los actos sangrientos de Francia, cuyo sistema
pensaba seguir y siguió algo modificado. A no haberse
ordenado ese silencio, es de creer que algunos de sus
compatriotas inteligentes que abundaban á la sazón en el
Paraguay, muchos de ellos testigos oculares de los he-
chosdel tirano nos habrian dado los motivos que les die-
ron origen y dirección.
No solo es falso sino aún ridículo asentar que las ma-
niobras del partido europeo y las intrigas argentinas hu-
biesen dado motivo á imponer algunas penas.
m
Para que se pueda formar la idea que de Francia se te-
nia fuera del Paraguay, véase á continuación la curiosa
noticia dada cinco años antes de su muerte, por los dia-
rios europeos y americanos:
** La joven reina del Paraguay:^^\ muy conocido doc-
tor Francia, el singular anciano que haya despóticamente
reinado en el Paraguay, desde la emancipación de la
América, acaba de casarse, á la edad do 65 (tenia entón--
ces71) con una joven francesa de San Salvador, hija de
DEL PARAGCAT ' 387
monsieur Durand, comorcianic de Bayona. — Por el con-
trato de matrimonio se estipula que la j«')vcn esposa fiahia
de suceder á la autoridad polftira de su marido, en caso
de muerte, sin dejar heredcroT directo 6 legitimo. Ks,
pues, muy probable que una francesa vendnl A sor un
día llam«ida A gobernar una do las provincias mas bollas
y ricas déla América del Sud.'
Si esa noticia se liubicra dado algunos anos después/
so iiabri«i creido que so trataba de madama Lvncli, (pie,
aunque irlandosji de nai'imionlo, ora franoosa por su casa-
miento con un individuo de esa nacionalidad.
Otro bocho no menos original tuvo lugar algunos años
antes. El oaso escomo siguo: un ratalan(|Uobabin resi-
dido algún tiempo en el Paraguay tu\ o la |»orogriiiaidoa
de forjar unas (Tcdoncialos que atribuía espedidas por el
doc*tur Franriíi, y ron olíase presentía la eoiie de Ma-
drid con el titulo de mangues del (luaranl y encargado
de una misic»n importante (*ert*a de S. M. t*. La primera
visita l:i bi/o veMi'Io como un himple ciudadano y fut* re-
cibido con todas las señales del mas ilistinguido aprecio;
fiero la segunda la vorit¡«*ócon uniforme de coronel de la
¡irímera Legiiin vuluntaria do Krani'ia. Luego «pie fue
doscuJÍert«> se le acusó anteo! tribunal de alcaltli^s dota
corte, euyo presidente era de opinión qut* se debia bar«T-
|o pajear por las callos de Madrid montad*» en un a^noy
se le diesen álMI a/otos por mano di»l verdugo y enseguida
condonado á dio/ años de presidio. Otn» miembro o|iiiió
porque se le sot«*nciara íi muerto, y al tin seresM|\ii'i;^
ios diez, años de |)re>idio, do^pu<'s ib» lo^ • iiale*^ ifii-nrri-
ria la» pena.de muerte si x^lvía ;i pisar el territorio
español.
Al mismo tionipo, se espitÜM alcnrrcgidor<le I.o«»iinrilen
de arresto contra un cura y consejero de estado, que se
388 ' GOBERNANTES
habla asociado al mar^qués del Guaraní y que pretendia
también haber recibido del Paraguay varias cartas que
confirmaban el carácter público de aquel impostor.
Los periódicos franceses II Echo duMidi j el Memo-
rHal Bordelais de esa época se ocuparon mucho de este
asunto y parece que fueron víctimas del engaño publi-
cando falsos decretos y proclamas con referencia'al mismo
. asunto
LXI. DON POLIC ARPO PATINO, secretario ó actuario
de gobierno de Francia, el mas práctico en los inicuos
procedimientos, declaraciones y tormentos ejecutados
contra las numerosas víctimas inocentes, sacrificadas
por aquel tirano. Aprovechándose de las últimas pala-
bras de éste. Patino intentó perpetuar en el Paraguay el
régimen dictatorial, que el temor hiciera de tan fácil ejecu-
ción en las manos de un astuto maestro. Sin embargo,
debido á los consejps y buena intención del médico del
dictador, doctor Vicente Estigarribia, convocó á una con-
ferencia al alcalde ordinario, doctor Manuel Antonio Ortiz,
yá los comandantes, que solo tenian el grado de alférez,
de los cuatro cuarteles—del Hospital, San Francisco, de
la Plaza y de la Ribera — don Agustin Cañete, don Pablo
Ferreira, don Miguel Maldonadoy don Gavino Arroyo, á
quienes con todo sigilo, comunicó la desaparición de
Francia v la conveniencia de formar una
1840-1841 -LXII. JUNTA GUBERNATIVA, presidida
por el juez ordinario doctor Manuel Antonio Ortiz.
El mismo dia déla muerte del dictador y antes que el
pueblo tuviera conocimiento de ella se impartieron órde-
nes á nombre de esta junta, disponiendo la prisio» y con-
ducción á la cárcel pública de los pocos fran(?eses que re-
sidían en la capital, so pretesto del bloqueo de Buenos
Aires, y despachóse un chasque á Caraguaty, con encargo
DEL PARAOrAT 38!)
de no cotiunirar A n.iílie la mu<M-to riel «lirta^lor, y ron
Anión de íjuc so le reniai'lia<e una barra fio ;:rill'»s al í?*^-
noral Artigan, quien, al ver I) quo «'Dri <^l se prariicaha,
dijo: -o^tü mo prom^stira qno lia inu«*rtM'l *«;ii|iroinn."
Otn>s cn«\'irrolaniiciitos nm *»nllos so |HM'*tiriron el
mismo (lia íM»n los enoinigo< florlara los il»» Patino.
Pocos (lias después se anunció al puehln, pormediode
un bando, la r<»rmaoion dd gohhM'no naoional.foinpuosto
del referido Patino, ministro primor sooretario, José (¡a-
briel Benitez, segundo secretario y los cuatros comandan-
tes antes cita>i>s, voüales, qiijiMi «s desde lue^o abando-
naron sus casas y se instalaron en pala(*io. Sin embargo,
esta intrusa é impopular a'lininistracion duró po(*os me-
<4es, pronto se inti^nlujo la anarquía entre sus miembros,
disputándosela suprema<'i;i «Mitro Orti/. que st* consideraba
su|>erior, y Patino, (pie pretendía imponer su v?luntad
dictatorialmentc, atrostumbrailo t*4)ino estaba ano oír mas
que una vo/. d(^ mando. (\>nt¡nuó asi 4*^t(« orden de co^as
liaMa (pío, entrando don Manuel Zalduopilo á formar par-
te déla junta, en calidad de as(»sor, consiguió éste doiui-
iian^ todt»s onlonando d(»sde luo;ro qu<* el vocnl Forroira.
acumiuifiado de cuatro granaderos, sorprondie^o á Pati-
no,en su oficina y le condujese al cuart«»l del Colegio, don-
de se le remai'bó una barra de grillas
Pretendíase ju/gar á Paln'io pm* '-us rrlmon«»s y frau-
dulentos manejo^ en la épora de "Kl l>it'unto", como en-
tonce^ <e denominaba á Francia, v ^ó|.i si» trataba d(* sa-
lK?r (pie tiibunal debia entend(*r en su callea. Llovió esto
á (*onoeiniiento del Fi«*t dr Frrhn\\ quien ih» ju/g('» pru-
dentí» dejar (pie lloarase el caso »|e comparecer ante un
tribunal, del (|ue seguramente no habría salido abMielto.
• •
Tna mai*iana«cuan«l<) el «-an f'l(»ro abrió ^^u celda para
darle mate, lecuívnitró ali'>rc.fl • con las iiier«la>«pic le
servian para sujetar su liamaca, >egun unos, y, según
390 G OBERNINTES
otros, con una cincha de caballo que por casualidad ka-
bia en su calabozo.
Muchas desgracias se debían á Patino; mas de un
infeliz pereció por su causa. Tomaba las declaraciones
á los reos, y cuando éstos, en su inocencia, se obstina-
ban en negar lo que se les pretendía hacer declarar, él les
aconsejaba que declarasen algo, aunque no fuese cierto,
asegurándoles que así saldrían bien del paso. Los infe-
lices seguían el perverso consejo de Patino, quien inme-
diatamente presentaba al tirano la declaración de faltas y
crímenes no cometidos, y el castigo seguía á la declara-
ción. Apropiábase siempre todos los objetos y pren-
das de algún interés, que veía en los presos, ineinuándose
por ellas sin embozo alguno. Negociaba las providen-
cias que obtenía del dictador, y pedía un precio, si ella
era favorable, y otro sí desfavorable, pero jamás intro-
ducía ninguna sin establecer antes los términos del ne-
gocio. ^
La noticia de su trágica muerte fue recibida con las
mayores demostraciones de.júbilo, primeramente por los
presos que contemplaban aquel cadáver, recordando sus
desgracias y las de muchos otros, y en seguida por todo
el pueblo, que se apoderó de él arrojándolo á un zanjón
cerca de la catedral. En la misma noche, su esposa lo
recogió y lo sepultó en uno de los aposentos de su casa.
Desde este momento, el pueblo empezó á considerarse
ya libre y lo manifestaba modulando algunas frases con-
tra las arbitrariedades del finado dictador, cosa que no áe
habrían atrevido á hacer antes, y aún no faltó alguien que
tratara de dar al país una constitución, cuya idea era
fuertemente apoyada por los individuos déla junta y otros
ciudadanos de respeto.
Entre tanto, el tiempo corría y no se producía la refor-
ma que el pueblo anhelaba, hasta que impacientándose
DEL PARAOrAY • 391
<>Me, arus/) 4 la junta do u^urpaílora, (lorrorAiulola por
me<lio(lc uijarevolu'ioii militar oiirahezaíla por
1H41.LXIII— RAMOX Dl'UK v JoSK DOMINCiO CAM-
POS, sar;;eiitos (id ruariol <lel rnlc^joy ilo San Fraiifism,
quieiiC'* se sublovartMi i'A ih} eiit»ro «ItíiXil) roniia el
gobierno provi Sí jrjo aprisionand*» á todos los iniíMnbros
de la junta. Kstos fU(M*nn (*(Hidu(*idos al ruartcL dn'ndc
lus colocaron en calabozos separados, con una barra de
grillos cada uno y en completa incomunicación.
Durt^, por indit'aí'ion d«» Alon/.o, or-lenó las elecriones
|>or el libre sufragio, y, como no tenia ambición alguna,
sino simpItMnente rcdnnir al pueblo de la anarquía, colo-
co al
*I.XIV. rOItONKL MAKIANO HOyi'E ALONZO. i^e-
te polliii'o y militar <le la He|>úblira con el anticuo socre-
rrctario Henitoz. el al«*aldc Juan Jos(^ Medina v el
hermano del sarjronto ri* voluiionario ( 'ampí»s. tiol <le fe-
chos, con la iniiea atribu«*ion de ronvocar, comonMivoe*')
<y de febrero de ixli un <*oi^:resM iKíeional estraordina-
riii.elcual se reunió 4*1 lídenrirzo, en núnvro di» «'ua-
tro»-ient4)s miiMnbro^ d»* la t'anip.'iña los ma>. Apen;is
liabia un miembro ipit» tuviera una id«'a d(*(inir|a de lo ipie
se babia de lia«*»*r. |»ut*s sólo po>lian volaren pro ó en
contra de los pi'íiyeiios i|ii«» si» I»»** s.)mernM*a. El plan de
una ley fundamiMital pp^^entadi» poi* c| diputado López fui'*
s-imetido y aprobad*» en la priiiifra ^t»si«in. Mn la S4*;;unda,
scelifri<*r«»n ilo^ ciinsuli^s pi>rol tórmiiio detre< afnís <|u»» ba-
bian dt» ejercer c-nijunlam«»nte ♦•! p )d'»r eje.Mitivo. Fueron
uiiánimfMiionte pr«)(*lama !• »•* —
Ixii-isil-LXV. MARIAXO líO'JIK Al.OXZO y
CAULt)^ AXrCíXlO LOPKZ. ii.b» inar/t. . ...nMiles de
la Itepúbüra. firmand'i amb<*s. al priiH'ipiM. efi la ini^ma
Ifnea. ft»ni«» para í|«'n»l.ir i^n il lad de «'aii»;;. irla: p»*r«i p»'-»
después, I.tipe/ tirinaba primero y bajo su tirina et»|oi-aba
392 . GOBERNANTES
Alonzo la suya, indicando inferioridad de éste sobre
aquél.
Pa.'a cohonestarla tiranía naciente, no se permitía ha-
cer mención alguna de las crueldades de Eldifunto, como
se denominaba á Francia. No se le recordaba sino como
El Difunto ó simplemente el doctor Francia^ aún sepro-
hibió hacer malos recuerdos de él, preparando el camino
para poco después. López tuvo bastante astucia para no
provocar los celos del dictador sino exhibiendo levemente
alguna insignificante capacidad. No por eso .dejó de caer
en su ira, pues dos años antes de morir le desterró al
Rosario por haber manifestado demasiada astucia en un
escrito suyo que llegó á ver Francia. Pero López aceptó
el destierro sin murmurar, manteniéndose muy tranquilo
hasta la muerte del dictador, cuando volvió á su casa
cerca de la ciudad. Desde allí presenció las tentativas
del pueblo de la capital para formar un gobierno, y vio que
á cualquiera mas fuerte le era fácil apoderarse del cetro de
Francia.
•
Uno de los primeros actos del gobierno consular fué
hacer poner en libertad á todos los presos que habían
probado no ser criminales. Hallábanse en la cárcel de
cinco á seis por ciento de toda la población y casi todos
de las mejores familias; y el abrírseles las puer-
tas y arrancárseles los griljos fué un espectáculo nunca
presenciado antes, al ver á las familias y amigos de los
presos, tanto tiempo encerrados, correr á abrazarlos cuan-
do ya habian perdido la esperanza do volverlos á salu-
dar en este mundo. El hombre de regular edad que se
hallaba encerrado en un calabozo, se presentaba decrépito
y viejo, quizá para encontrar muertos á todos sus parien-
tes, y todos sus bienes tomados, habiendo dispuesto de
ellos el dictador.
DEL PARAr.UAY 303
Sin emb?.rKo, los rónsulos obniniii sabia, juMay cau-
tclosamonti»; las tierras v rasas <*oiit¡s<*a(Ias fiioroii «lo-
vueltas i\ l:\< familias <|o los ejí^-iitalos; y á los f|iip habían
sifJo arruinados ron multas v rán-(»| so |í»s <lió al^ro ron
arreglo al «'•^latlo ilol erario. Eia la |i illtira ib» los fónsu-
le»liai*er ;:raflual la transirion, para f|u<* el puí^blo sintiere
su mojora-la (*on«li(*ii>n «antes <le empezar á saborear im
cambio ni«li«'al. Kn la <'»po«*a do Fran<*ia las riuda^lcs
se llcutiban d<^ soMados y de esp(as(|ue le rontab<an todo,
y á (Mialr|uicr iTiminal que se pillaba infraganti¿enol arto
era condénalo á muerto, A prisión ó ¿i nada, según el
capri«*lio del mom^^nto. I. os rónsule^, empero, pronto
arreglaron un sistema ilo polirfa. y auní|uemuy im|>cr-
fc<rlo, era ungran aibdanto. I*NlableíMóse igualmente un
sistema judirial. nombrándose jujures de diferentes gra-
dos y diliniendo su^ re^^pertivas jiuM^iditM-iones. Ct>mo
no existían i^n ol país tribunait»'*, |t»ye*í, ni abogados, estos
primer*)^ tribunales, (*om«Ml<*be suponerse, tenían un mo-
dooritrinal de proredimi'Mito: y romo los jue<'es eran ele-
gidos de entre los riuda'lanos mas respetados <jue sobre-
vivieron á Fran«-ia, ailministraban justicia en los rasos
sencillos en que tonian que entender, aún ímprovisau<lo
una ley para la oea«<iioii.
Durante los último^ anos del reinado de Franeia, debido
alterror. la e'lu'*a«*ioii '«infri*» una gran de -.iileneia, tor-
nAndose r:\<'i nula. Algún i^ inng mn^s ,»:i la rnpital, entn*
ellas, 1.1 liernriiri del in¡^ni«i di<*(:id«>r in^^tiuia jios nifpis
los ramo«* el«*mentali*<: p-M'o ro-n » no Iribia roleiriix ni
«erjiinarin'i para aquella en^^í^frin/a. el idioma «*a<tellano
iba dand*» hr^ar todo rl tiempo al :;uaranl. de modo que
los iiifins, ruyos padrt*^ liaMan ret-ibido una «' lueaeii>n
l¡li«»ral 1*11 F>p:ina ererian, pudi«Mido hablar apenan, mu-
idlo n)eni»s I*»t ni es M'ibir. fi» «-u:iiqtii(*r ílii |f«!n. l\\
|>ueblo. eoniM'ia *biei. *.u i::i ira'hia. y «•! firinier aM«i d<'l
congrL'So, aun antes de r|.':^'M- a !o^ . in^ule^. íu«' ^an.-io-
iiar una ley para la fundación de un lolegio de e>tado.
394 GOBERNANTES
Los cónsules trataron de establecer escuelas primarias,
no solo en la capital, sino también en todo el país.
»
* *
Este duunvirato-convocó un congreso estraordinario,
cuerpo aparentemente deliberativo que desde entóuces,
celebraba generalmente sus sesicTnes cinco dias cada cin-
co años — para considerar el medio de establecer las rela-
ciones de la República con el esterior.
Al convocar el nuevo congreso general estraordinario
de 1842, López se vio en serios apuros sobre la cuestión
independencia del Paraguay, que Rosas no reconocía, á
pesar del tratado de 12 de octubre de 1811, con el gobier-
no de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, cuya
existencia parecia ignorar López. Llamados por éste,
no elegidos popularmente, los congresales de la campaña,
y nombrados los de la capital por el gobierno mediante un
oficio dirigido á ellos por el secretario del consulado, se
reunieron en la capital, en noviembre de 1842. Pero,
antes de inaugurarse, circuló la voz de que los congresa-
les trataban de deponer á López por tiránico y por hallar-
se influenciado por el porteño presbítero José Joaquin Pa-
lacio, que era su confidente y consejero. Temeroso,
pues, López, de que el pueblo, tratando al fin de sacudir el
yugo que le oprimía, recurrió á su pariente y amigo don
Manuel Pedro de Peña, para que le ayudase á' salir del
atolladero en que se hallaba, diciéndole: "Estos bárbaros
no saben lo que se va á hacer, y piensan introducir un ba-
rullo que puede costar caro ala patria: no hay uno que
entiéndalo que deba practicarse, ni como debe espedirse:
todo va á ser un trastorno y es urgente poner remedio á
este mal. Son varios los puntos que se tratarán, y nadie
tiene conocimiento de ellos sino usted y Palacios: muchas
de sus formas son nuevas acá; pero de srfgun modo se ha
de principiar.
"Mañana se inaugurará el congreso, y dicen que nada
DEL PARAGUAY 395
e<;perarán sino reunir5;e los diputados, nombrar su presi-
dente, y aguardar al gobierno para oirlo que ocurre y de-
terminar lo roiivenicntc. Va i\ darse un escándalo: es
preciso que usted se a|>ersoue temprano al templo do la
Encarnación, y est^ «1 la mira con di*<imnlo para contener
tOílüdesOnlen, hasta que el gobierno vaya i\ liacor la aper
tura del congreso. Persuada y convenza á esos (lombres,
que no se «lesea otra cosa que el bien <le la patria, y el ma-
yor acierto en las operaciones. " (1)
Pena cumplió al pié de la letra lo consignado en la
le«N:ion dada, como que no era la única vez que |)restara
igual servicii>. Reunidos los diputados, estaban impacien-
tes por la llegada del gobierno. AI fin apareci«'» éste, y
entonces Peña se paró y en voz alta y<*lara,dijo: "Señores,
debiendo proredcrse á la elección de presidente del con-
greso, propongo para este «rargo al biíncmérilo ciudadano
Carlos Antonio I,o|mv." Todos |.is diputados manifesta-
ron su confonnidad. r*»pitií^ndo<üe la mi>ma operación en
losdemas congresos que tuvo el Paraguay, bástala caida
fiel último Lo|>ez — contentando, losuno^: fi/ioya//'), y otros
ruva traducción es: ^^rs rstraordiunViatarntr ronVf'Hu^nlr
yi##* i^ontinur ni'*'^iro sHprruio grff' \ . al final <le esto ar-
ticulo, sdbre el duunvirato, la constitución sancionada.)
Kn seguida, ratiricó, en la misma forma, la in<lependencia
del Paraguay ¿r> de noviembre, isi2). y determinó la ban-
Heni nai'ioiial, adoptando el a/.ul como color de la patria,
de<*laraiido que el pabellón rie la Kepñblit*a fue^e el mismo
que liO'^ta entonces liabía teñid*» la naeion. con la*« varia-
ciones convenientes. e<to es. una bandera ci>mpuesta <le
tres fa;as liori/Miitales. colurada. blan^-a y a/ul. De un
Aires. 1*01%
396 GOBERNANTES
•
lado el escudo nacional con una |»aloma y una oliva en-
trelazadas en el vértice y abiertas en la superficie, re-
saltando, en el niedio do ellas, una estrella. En laorli
una inscripción distribuida que dice República del Para-
guay. En el lado opuesto, un círculo con la inscripción
Paz y Justicia, y en ol centro un león en la boca del sím-
bolo déla libertad. Que el sello nacional fuese el mismo
usado hasta entonces, esto es, bajo el geroglífico de una
palma y oliva en el centro y la inscripción orlada de
República del Paraguay, y para sellp de la hacienda, el
de que se designa en otro círculo que contiene el síntibolo
de la libertad y los lemas Paz y Justicia.
El pabellón que se enarboló por primera vez (17 de
junio de 1811) era azul, encalmado y amarillOy con el
escudo de las armas del rey. Según el señor don Manuel
Pedro de Peña, la bandera primitiva del Paraguay fué toda
azul y una estrella blanca en el ángulo superior próximo á
la driza, y se componia de lien/.o crudo ó loneta, añil y
albayalde, según algunas que se encontraron de-
positadas en la tesorería de la Asunción á la% muerte del
dictador.
Este y otros congresos dictaron leyes de las que pue-
den tomarse por modelo los fragmentos siguientes:
ESTATUTOS DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
Art. 71. Quedan abolidas la pena de tormentos y la
confiscación de bienes. Noviembre 24 de 1842. Esta
disposición fué infringida de un modo tan horrible como
escandaloso porF. S. López.
DECRETO SOBRE LA LIBERTAD DE VIENTRES
Noviembre 24 de 1842.
El supremo gobierno de la República del Paraguay
acuerda y decreta:
DEL PARAGUAY 397
Art. 1.0 Desde el 1« dociioroilel eiilranlo ano de 18i3,
serüii libres jos vientres de las esclava^, y sus liijos que
na€*ies6n (MI a leíante serán llamados -Libertos do la Ke-
piibliradcl Paraguay.
Art. 2.* Quodan en la obligación los libertos de servir
á siís señores, ruino patrones <le los libertus hasta la edad
de veinte y cin<-o anos los varones, y las mugeres hasta
los veinte v cuatro años.
AI'ROIIAOON DBL MENSAJE AL CONGRESO
Art. 2í). Desdo el 1" <lel mes entrante la dieta del primer
señor Cónsul será de ruatro mil fuertes por año y la del
señor sogumio rónsul la de tros mil pesos fuertes.
ACTA DE LA INI)EI»I:NI>EN( lA l»EL PAKACrAY
Art. 2.** La l\t»puhli<»a del Paraguay /unirá ja//ui,s será
fiatrímonio de una ptTsona «'» de una familia. Esta dis-
|KiSÍ<*ion se rcliere á (*ual<|uier otro que no fuera López.)
INSTIlIXriONES A I A I'OLICIa
Junio ir> de 1*43.
Art. 37. Ks alisolutamento proliibi<lt) hablar de partidos
y déla gu<*rra tíníI ipie d'iloro^unente hace peda/os á
las provincias vorinas, y no si» pormiiir:\ insultos ni ame-
iia/.;is f*<>ii los emigra<los de uno ñ otro partido: siendo do
pre\en<'ioii al que ipii<Ta vivir en est;i Itepiiblira, que ha
de guardar un pr«»fundo sil«Mirio sobre l«)s sucesos y |>ar-
lidos del otro lado de (*(»rrit'iitcs v c>to ha de advertir el
comi^ari'» á i^hltin h»^ enirangt^rn^ y eini^ .idos, t|U(Mit|Ul
nada qu.*reinos ^al)er de >us »'hlio'* y fune^'o^ rencores, y
el que no >e eiinfMrine, que ^o retire del pai^ iniuc liata-
ineiite.
398 GOBERNANTES
•
LEY QUE ESTABLECE LA ADMINISTRACIÓN POLÍTICA DE LA
REPÚBLICA DEL PARAGUAY
TITULO I. ■
DE LA ADMINISTRACIÓN GENERAL
Art. 19 La administración general de la República se
espedirá en adelante por un congreso ó legislatura nacio-
nal de diputados representantes de la República, por un
presidente en quien resida el supremo poder ejecutivo y
por los tribunales y jueces establecidos por la ley del
soberano congreso estraordinario de 25 de noviembre de
1842.
29 La facultad de hacer las leyes, interpretarlas 6 dero-
garlas, reside en el congreso nacional.
39 La facultad de hacer ejecutar las leyes y reglamen-
tarlas para*su ejecución, reside en el supremo poder eje-
cutivo de la República.
49 La facultad de aplicar las leyes reside en los jueces
y tribunales establecidos por la ley.
TITULO IL
DEL CONGRESO Ó LEGISLATURA NACIONAL
Arl. 1.0 El congreso nacional se compondrá por ahora
de doscientos diputados elegidos en la forma hastíi aquí
acostumbrada, debiendo ser ciudadanos propietarios de
las mejores capacidades y patriotismo.*
29 El congreso nacional será convocado de cinco en
cinco años en los casos ordinarios, enmontándose aquellos
desde el 15 de mayo de 1844. La convocación será trein-
ta dias antes cuando menos, y durará en sus sesiones el
tiempo que el mismo congreso acuerde.
39 El congreso se reunirá y abrirá sus sesiones en la
capital de la República, y tendrá el tratamiento de "Muv
honorables señores representantes de la nación", nombra-
brará un presidente, un secretario, y los demás oficiales
que requiera el despacho de los negocios.**
DEL PARAGUAY 300
4? Para cl mejor csperllonte do sus deliberaciones nom-
bran\ las comisiones que crea necesarias, y cada comi-
sión nombrará un presidente y secretario durante la co-
misión.
•V.' Las comisiones darán por escrito sus dictámenes
firmados, sin perjuicio de lo que pueda informar invoco
al^no de sus miembros.
6? El congreso nacional dará oportunamente un regla-
mento para el régimen interno de sus actos.
7? Tendrá un archivo en que se reserven los registros
de sus actas y domas documentos oficiales, y, todo ello
correrá á cargo del secretario.
89 Ks atribut*ion del presi<lentedel congreso el nombra-
miento de las comisiiMies, y tijar el númerode ellas hasta
que se reglamente en e^ta paiie lo ronvenienle. Ksobli-
ga«*ioii de |as comisiones^ dar aviso verbal al presidente clel
ronureso cuand<» liava «-oiicluido su< tareas remitiendo*
las bajo de carpeta cerrada al presidente del congreso.
1«? Kl presidente del congreso pondrá á la deliberación
del cimgroso los a'<unto'< despachados por las comisiones
5»egun el «>den que fuere mas con veniente.
U). I*N tanihieii atril)U<*ion del prcshlente del congreso
velar S4>brc la polji-ia de la casa fie los señores represen-
tantes, y cuidar «pie se ol)servc tofla circ'unspeccion y dig-
nidu«l en :oda> ^us deliberaciones.
TITULO III.
vr. i.%< ArnncdnNKs m:i. r<»\«;iiEM) m^cioxai.
Art. 1? Al congreso nac¡t»iial corresponde fonnar las
leyes y ord»Mian/.as de cualquiera naturale/a |mra regir
la adrnini>tra«'ion interior de la Hepública, bien como el
rntHlilit-arlas, ^u-^i^endcrlas. o abolirías.
áV Klt'gn* al pnsidciiti» dt» la ltcpnblii*a, recibirle el ju-
raniiMito de ley, y niautlarle poner en pi>sesion del
mando.
400 GOBERNANTES
39 Corresponde al congreso nacional declarar la guer-
ra, oidos los niotivos que esponga el presidente de la
República.
49 Recomendar al presidente de la nación cuando lo
halle por conveniente la negociación de la paz.
59 Fijar los gastos generales con presencia de los pre-
supuestos que presentare el presidente de la República.
69 Recibirlas cuentas de inversión délos fondos públi-
cos, exaniinarlas y aprobarlas.
79 Fijar la ley, valor, peso y tipo de la moneda.
89 Establecer tribunales de justicia y reglar la forma
de los juicios.
99 Crear y suprimir empleos de toda clase.
10. Reglare! comercio interior y esterior.
11. Demarcar el territorio de la República y fijar sus
r^ límites.
12. Ratificar los tratados que hiciese el presidente de la
República en los casos que le permite la ley del soberano
congreso de 26 de noviembre do 1842 o:i el artí-
culo 20.
TITULO IV.
DEL PODER EJECUTIVO PERMANENTE
Art. 19 El gobierno nacional permanente ha de ser
desempeñado por un solo ciudadano con la denomina-
ción de Exmo. señor Presidente de la República del Pa-
raguay.
29 Ninguno podrá ser electo Presidente de la Repúbli-
ca que no sea ciudadano del fuero común natural de la
República del Paraguay, y que además tenga cuarenta y
^ cinco años de edad, caf)acidad, honradez y patriotismo
conocidos; buena conducta moral y un capital propio de
ocho mil pesos.
39 Para entrar al ejercicio de presidente hará en pre-
sencia del congreso nacional: el juramento siguiente:
"Yo, fulano de tal, solemnemente juro por Dios nuestro
DEL PARAOrAY ^^)l
Señor y estíos «mnfos evangelios, que ejenteré fielmente el
cargo de presideiilede la Kepúblira: que protegeré la reli-
gión católica, apostóliea, romana, única de estado: cjue
conservaré y (^efemleré la integridad 6 imlopeníleiuMa de la
nación, y cuanto mejor pueda propenderá la felicidad de
laKepública.
4? El presidente de la República durará en el cargo de
lapresidencia tiacional por el tiempo fie dio/, años desde
el dia fie su elef*cion.
Ti? Kn caso de enfermedafl, ausencia fiel presidente, 6
mientras se procede á nueva elección por su muerte,
renuncia ñ por otra causa, el juez superior fie apelaciones
entrará ú ocupar con califlad de vice-presiflentede la Re-
pública, prestando el juramento fie ley, 6 en manos del
mismo presifiente déla Repúblicaí ó por falta de ésteen
manos del prelatlo dio(*esan<», con cisistencia fie toflas lus
corporaciones^ civiles, militares y eclesiástica'^ flelaf*api-
tal, sin cuyo requisito no tomará el mandt» de la República.
Para este af^to se constituirán las autoridades en el pala-
cio de gobierno.
Cfi El presifiente ile la Repñblif-a recil)¡rá por sus servi-
cios la flfitafituí que la ley e-^talile/ra por separatlo. y en
elfa también se acorflará la floiü-ion que fleba recibir el
vice-presidentc en los (*asos fjue espresa et art. 5 de e-«te
titulo.
7? El juez su[>erif)r de apelaciones enfMrga<lo de la pre-
sidencia interina nombrará un ciu<laflano capa/y de cono-
cida probiilafl que le su^^tituya entretanto <»! en(*argo del
Tribunal su|)erior, recibiC'niloles el juram^Mito fie ley, y
pcn^ibiré por su servicio el misui^» sucl*l«> del suMitu-
ycnte.
HV En I«»s casos do enfermedafl «'» ausencia fiel presidente
pn)pietario. é^^tc nf>mbrará el secretario que baya fb?
actuar c(»n el vice-pre*-i'*entf» intrriuo. •
l#? por falle4*imiento ilel presid«iite df» la Rtq»úblii*a. el
vicc-presídente interino con\ocará inmetbatamente el con*
27
408 GOBERNANTES
greso nacional para la elección de presidente propie-
tario.
TITULO V.
DB L\ KLECCION DEL PPKSIDENTB DE LA REPÚBLICA
•
Art. 19 El presidente de la República del Paraguay será
elegido en sesión permanente por el congreso nacional
por votación nominal dada in voce porcada diputado á
pluralidad de sufragios formándose á continuación el acta
conveniente.
29 El acto de las firmas del acta no embarazará la re-
cepción del presidente logalmente electo, ni la toma de po-
sesión del mando.
39 Cuatro votos sobre la mitad harán la mayoría.
49 En el caso de ser empatada la elección del presiden-
te se repetirá por segunda vez, y si en ésta ninguno obtu-
viese la mayoria, los ciudadanos entre quienes estén divi-
didos los votos, serán sorteados á presencia del congreso
nacional, insaculando sus nombres en dos cédulas, y será
presidente el que decida la suerte.
59 Luego de efectuada la elección el presidente será
proclamado en alta voz por el secretario del congreso; *
^ TITTULO VI.
DISTINTIVOS DEL PRESIDENTE DE LA REP&BLICA
Art. 19 El presidente de la República usará uniforme
decapitan general, y de una banda tricolor debajo del
uniforme, de derecha á izquierda, y en aquella traerá pen-
diente al pecho un signo nacional ó presea de honor, am-
bas costeadas por el tesoro de la República.
29 La presea de honor será una estrella de oro orlada
de brillantes, en cuyo centro se lea por un lado: "Poder
Ejecutivo," y del otro "^ República del Paraguay.'*
39 El presidente de la República tendrá las atribuciones
DEL PAHAOUAY 403
y prerogativas de capitán general y podrá formarse una
cs4*oltade honor para «^u^todia de su persona. La escolta
iioesrcdcrAde setenta y rinco plazas.
4? Tendrá además dos ó tres edecanes de órdenes en
el palacio que alternen en el servicio. Un conserge y los
sin'ientes interiores que precisare con sueldos abonables
del tesoro nacional.
TITULO Vil.
bl LAS ATRniri'IONES DEL IMtEslDCNTE I E LA HEpf'HLK'A
1? La autoridad del presidente de la República es estraor-
dinaría en los casos de invasión, de conmoción interior
y cuantas veces fuere precisa para conservar el orden y
la tranquilidad públicji de la República.
2?EI presidente <le la nación cselgefo de la adminis-
tración de la República.
3? Publica y hace ejecutar las ley<vs y ilccretosdel ct)n-
greso, reglando su ejecución por reglamentos espe-
ciales.
4? Convoca al congreso naí'iofial á la (^pora lija«la por
esta ley, óestraordinariamente cuando las cirt'unstancjas
lo4Íemanden.
r»? Hace la apertura del coníjreso, y pasará informes
por |»arte oficial del estado pohlíi*o de la República, y de
las mejoras y reformas que considere diurnas de su aten-
ción: finalmente cierra ^us cesiones.
C? Kspide las órdenes ci)nvcnieiiles, y en tiempo (opor-
tuno para la elei*cion de diputados.
7? Ks el gefe supremo de las fperzas navales y de
tierra, esclusivamente encargado ile su direci*ion en pa/.
y en guerra: puede mandar en |K»rsona el eji^nito n en su
lugar noml>rar un gefe general que|«i iiiand«*.
W Provee á la segunda I uiicn«»r y e^i'nordel;^ jie-
públiea.
W Publi<:a la guerra y la pa/ y toma por si mismo
404 GOBERNANTES
cuantas medidas puedan contribuir á prepararlas.
10. Hace los tratados de paz y alianza con concepto á
10 que ordenad artículo 20 de la ley del soberano con-
greso estraordinario de 26 de noviembre de 1842.
11. Fija la fuerza de línea y las milicias en todos sus ra-
mos.
12. Manda construir vasos de guerra, equiparlos y fijar
su número.
13. Nombra y destituye á los empleados civiles, milita-
res y políticos.
14. Igualmente nombra los enviados, agentes de negó
cios, y demás enviados diplomáticos.
15. Puede recibir, según las fórmulas de etiqueta, los
ministros y agentes de las naciones estrangeras, oyendo
sus propuestas sin estipular cosa alguna en oposición á lo
dispuesto en el precitado artículo vigésimo de la ley in-
dicada.
16. Ejerce el patronato general respecto de las ¡glesia.s,
beneficios y personas eclesiásticas con arreglo alas le-
yes: nombra los obispos y los miembros del senado ecle-
siástico.
17. Puede celebrar concordatos con la santa sede apos-
tólica; conceder ó negar su beneplácito á los decretos de
los concilios y cualesquiera otras constituciones eclesiás-
ticas; dar ó negar el exequátur á las bulas y breves ponti-
ficios, sin cuyo requisito nadie los pondrá en cumpli-
miento.
18. Es el juez privativo de las causas reservadas en el
estatuto de la administración de justicia.
19. Promueve y fomenta los establecimientos de la edu-
cación primaria y los de ciencias mayores.
20. Puede indultar ó conmutar la pena capital en con-
formidad de lo dispuesto en el artículo quincuagésimo
octavo del estatuto de justicia.
21. Puede aumentar ó disminuir los sueldos de los em-
pleados púbncos.
DEL PARAGUAY 405
2?. Aplica cselusivamonto los ramos fiel diezmo en be-
iieH<*iode las iglesias, de los ministros di»l rullo, y demás
de este ramo en conformiílad do la ley especial qne se jia
dado á este respecto.
23. Puede conceller retiro^^ y jubilaciones, premio^ re-
muneratorios, ó cuales<|uiera otra gracia á los <|ue hicie*
sen distinguidos servicios á la Hepública.
2i. Puede vi>itar personalmente en todo ó en parte el
ti^rríturio de la República una 6 mas \eces durante el |k3-
rlo<|o de la presiden<*ia.
25. Puede dispensar de todo impedimento, y babilitar
Á los bijos de la Hepública para obtener donacii>nes, lega-
dos ó berencias, que<iando revociidas todas las leyes en
contrarío.
2iK Abrir puertos de cumercio y elevar las poblaciones
al rango de villas y ciudades, dando cuenta op(»rtunamen-
te al congreso nacional.
27. Fc»rmar planes generales «> particulares; de educa-
ción pública, sometiéndolos «ie>pues á la aprobación <le la
representación nacional.
2s. Acordar, á los autores ó inventores de cMablíH-i-
mientos útiles, privilegios p< ir tiempo determinado, dando
cuenta al congreso nacional.
2y. Puede <*once<ler ímniistla> dando cuenta al ccmgit;-
90 nacional.
iHK Todos los ramos de obras públicas. i'amino>, poe-
tas, correos, estabiccinnentors d«' cdnca(*)oti primaria y
cientilifos, costeados pt>r l«i> toiido> dcla nación, totjos
los olijetos y rameas de bat-ienda y polirla. son de la su-
prema inspeccii»n y resorte del presidente ile la Re-
pública.
TnrLOVIll.
I>K !.€»•• MIM>in«**» H|4 !<• T Olt«»«
Art. IV (luaiido el presidente de la Hepública lo rreye-
406 GOBERNANTES
re conveniente podrá nombrar uno 6 mas ministros secre-
tarios de estado, ó reunir accidentalmente en un solo tíii-
nisterio los departamentos de gobierno y de relaciones
esteriores.
2? El ministro secretario será removido de su empleo
á la voluntad del pi^esidente de la Reptiblica.
39 El ministro ó ministros de estado no tendrán otro
tratamiento que el de usted, y no podrán dar orden alguna
sin acuerdo y aprobación del presidente de la Repú-
blica.
49 Gozarán de una compensación que les asigne el pre-
sidente déla República.
TITULO IX.
PEL CONSEJO DE ESTADO
Art. 19 El consejo de estado en la República del Para-
guay se compondrá eventual ó temporalmente del prela-
do diocesano, de dos jueces de la magistratura elegidos
por el poder ejecutivo, y de tres ciudadanos de capacidad
también nombrados por el supremo go bierno de la Repú-
blica.
29 El consejo de estado nombrará un presidente interi-
no de su seno, y un secretario que podrá ser de afuera del
consejo teniendo la suficiencia necesaria para tal cargo.
39 El presidente de laRepública destinará el local don-
de ha de reunirse el consejo de estado.
49 El consejo de estado será oido y convocado por el
superior gobierno en los negocios graves y medidas ge-
nerales de pública administración, principalmente cuando
ocurra una guerra esterior ó tratados con enviados de los
estados vecinos ó potencias estrangeras; cuando fuere
necesario conceder amnistía, poner veto á las leyes y de-
cretos del congreso nacional, y convocar es traordi nana-
mente al congreso.
DBL PARAGUAY 407
5? El consejo de estado dará sus di(*támeiies por escrito
y firmados.
6? Es obligado ¿ guardar reserva cu los asuntos que el
supremo gobierno le sometiese ron esta calidad.
7? El consejo de estado prestará eljurunientode ley en
manos del presidente de la Hepúblioa para poder entrar en
sus funciones.
8? A invitación del presidente de la Hepública se reunirá
el consejo de estado.
W Las vacantes de los miembros del consejo serán
reemplazadas con los nombramientos que hiciese el pre-
sidente déla Í{epiibli(*a.
10. El presidente de la nación después de impuesto de
los dictámenes del consejo de estado, puede separarse de
ellos, no liaüátuiolos convenientes y adoptar las resolucio-
nes que tuviese á bien.
11. Los presidentes de la Hepública á laconcrlusioii de
sumando son miembros natos del coiis(»rt> di'esta<Iov
deben concurrir á él adeniás de los a^ij^nailos en el arl. 1?.
13. El consejo de estado no tendrá mastratamicntiHpie
el de señores de consejo.
TlirLOX.
OKI KNW/i- r.r.NCIlALE-»
Art. r.* Los ciudadanos de la HepnUica prestarán su
reconoi*iniiento y obediencia al presidente nacional luego
dee^tar en p<»sesion del UKUido, y en la forma qm* K> de-
termine el presidente dt* la H(*púhii< a.
¿** Los hombres son de tal manera iguales ante la ley,
que é*^t;i, bien seapiMial, pre<vptiva o tuitiva, detn* ser inia
misma para todos y favore«*er igiiahnente al p>>'ltM'o^tt que
al miserable.
.')? T<»dos los habitantes déla Kepiiblii-a tieniMi «lereclio
ásiToidos de ^us qneja^ p«»r í»| supnMn»» ^obifnii» de la
nación.
408 GOBERNANTES
49 Se permite libremente la salida del territorio de la
República llevando en frutos el valor 6 precio de sus pro-
piedades adquiridas, observando además las leyes policia-
les y salvo perjuicio de tercero.
5? Para entrar en el territorio de la República se obser-
varán las órdenes anteriormente establecidas, quedando al
arbitrio del supremo gobierno ampliarlas 6 restringirlas
según lo exigiesen las circunstancias.
69 Todos los empleos militares dados hasta aquí, y que
en adelante se dieren, son empleos de pura comisión.
79 Los establecimientos particulares de educación pri-
maria, y los de otras ciencias que en adelante se establezcan
en la República, sacarán primero licencia del supremo go-
bierno, siendo obligados los preceptores ó maestros á pre-
sentar el plan de enseñanza, y las materias que tratan de
enseñar, los autores que se propongan seguir, sujetándose
en todo á los reglamentos que les diere el supremo gobierno
nacional.
89 Para establecer imprenta de particulares en la Re-
pública se tomará primeramente el perfniso del supremo
gobierno, dando el dueño ó el administrador una fíanza
de dos mil pesos bajo la cual se comprometa cumplir con
los reglamentos que les diere el gobierno de la República.
99 Los babitantes de la República, sea cual fuese su
oriundez, no reconocerán otros tribunales para todo géne-
ro de causas que los establecidos por nuestras leyes.
patrias; de consiguiente, queda prohibido el estableci-
miento de tribunales estrangeros bajo de cualquiera
forma.
10. Queda prohibido el tráfico de esclavos 6 de negros
aún con el título ó pretesto de colonos.
11. Se ratifican las leyes y decretos sancionados por el
soberano congreso de 25 de noviembre de 1842.
12. La i)resente ley puede ser reformada ó adicionada
según lo exigiese la esperiencia, y para esto se necesita:"
DBL PARAGUAY iOO
1? El consentimiento y aprobai-iotí de la mayi>r parte del
congreso) narional.
¿? Que los artículos di;;iio< de reforma estén plena-
mcntc demostrados en la ne«*esidad do ser reforma<los.
3? Que el |K><ler ejeoutiv«> e^pon/^a además su opinión
fundada para resolverse sohre la oonvenieiuMa y necesi-
dad de la reforma ó de alf^una adiirion sustancial.
4? Sancionada la necesidad de la reftirma se convocará
un congreso general con poderes especiales para verifi-
car la reforma con las formalidades debidas.
5? Verificada la reforma pasará al poder ejecutivo para
su publicación, ó|>ara <|ue esponga los reparos que encon-
trare. En caso de devolverla con rep<aros, la vot<acion de
la mayor |iarte del <*ongreso hará su ultima sanción.
13. Todo el (|ue atentare ó prestare medios de atentar
contra la inde|>edcn<.-ia <le la K''piil>lii*a n contra la presen-
te ley fundamental será castigado hasta c^mi la |>ena de
muerte, según la gravedad de ^u atentado.
Dada en la sala de sesiones del <*ot)gres<) na(*ional déla
Rcpiibliradel Para;:uay á i:\ de mar/.o dclHll.
E>tá coiiflirme.
Firmailo— J#//i/j Mnnti**l Ali^nrt*:^ vire-presidento
del congreso nacional— fV/Viíi/i/fo Patino, secretario
del congreso nacional.
A^niH-ioii, marzo ItiilelSil.
PublUjuese en la forma d«» i'stilo.
Lopí:/.
¡l*iiiio MitrtiíH'z Vnrrla.
La precedente coii>iiiu«MOii iioe< ntra «''isa «pie la dic-
tiduní del dortor Fran«i:i cn;:ida cu |rv fniidanxMítal*
hace del Paraguay rl patnin»tiio dt* ^u :; ifiifiiM; Imi*c del
presidente fie la |{e|»ñbli«'a el •li<-ta'l«»r <*«»n'^tttut*ionaI: pasa
408 GOBERNANTES
49 Se permite libremente la salida del territorio de la
República llevando en frutos el valor ó precio de sus pro-
piedades adquiridas, observando además las leyes policia-
les y salvo perjuicio de tercero.
59 Para entrar en el territorio de la República se obser-
varán las órdenes anteriormente establecidas, quedando al
arbitrio del supremo gobierno ampliarlas 6 restringirlas
según lo exigiesen las circunstancias.
69 Todos los empleos militares dados hasta aquí, y que
en adelante se dieren, son empleos de pura comisión.
79 Los establecimientos particulares de educación pri-
maria, y los de otras ciencias que en adelante se establezcan
en la República, sacarán primero licencia del supremo go-
bierno, siendo obligados los preceptores ó maestros á pre-
sentar el plan de enseñanza, y las materias que tratan de
enseñar, los autores que se propongan seguir, sujetándose
en todo á los reglamentos que les diere el supremo gobierno
nacional.
89 Para establecer imprenta de particulares en la Re-
pública se tomará primeramente el perfniso del supremo
gobierno, daiido el dueño ó el administrador una fíanza
de dos mil pesos bajo la cual se comprometa cumplir con
los reglamentos que les diere el gobierno de la República.
99 Los babitantes de la República, sea cual fuese su
oriundez, no reconocerán otros tribunales para todo géne-
ro de causas que los establecidos por nuestras leyes,
patrias; de consiguiente, queda prohibido el estableci-
miento de tribunales estrangeros bajo de cualquiera
forma.
10. Queda prohibido el tráfico de esclavos 6 de negros
aún con el título ó pretesto de colonos.
11. Se ratifican las leyes y decretos sancionados por el
soberano congreso de 25 de noviembre de 1842.
12. La presente ley puede ser reformada ó adicionada
según lo exigiese la esperiencia, y para esto se necesita:"
DBL PARAGUAY 409
1? El consentimiento y aprobación de la mayor parto del
congreso na<*ional.
2? Que los artículos di^^nos do reforma estén plena-
mente demostrados en la ncfosiflad do sor reforma<los.
3? Que el porler ejecutivo espon^^a adom:W su opinión
fundada para resolverse s(»l>ro la conveniencia y necesi-
dad de la refonna ó de alguna adición sustancial.
4? Sancioníida la necesidad de la reforma se convocará
un coiifrreso general ron poderes especiales para verifi-
car la reforma con las formalidades deindas.
5? Verificada la reforma pasará al poder ejecutivo para
su publicación, ópara que esponga los reparos (|ue encon-
trare. En raso de devolverla con i*eparos, la votación do
la mayor parto del congreso har.l su última sanción.
13. Toilo el que atontare ó prestare medios de atentar
conira la índepodcncia dola K'q»úbli<*a ó contra la presen-
te ley fundamental será castigado lia^ta c^)n la |>ona de
muerte, según la gravedad do -^n atcntaflo.
Dada en la salado sesiones del congreso nacional déla
República del Paraguay á 13 de mar/.o dclHil.
Está confiarme.
Firmado— «/*/ri/i .V/i/m/c/ .l/'vi/'#'j, vico-prosiilonto
del congreso narional — fV/Viíi/i^/o Ai/iVc), secretario
del congreso nacifMial.
A^nncitiii. marzí) l«ide lX4i.
Pübllquese en la fi>rma «le estilo.
Lopí:/.
Ii*'iiiio Mariitirz Vnrrln.
S4«(-r«*tari<» iiitoriiiu (1«*1 i;«iliinnio
I*a precedente constiiU'MOii noe^ utra Ci isa .pie la dic-
tiduní del di»ct')r Frantia eni^ida cji \v\ futi'lam«Mital*
hace fiel l\'iragnay rl patnin»!iio de «^n irifipM'iii; ha***» del
¡íresiilento de la Hepública el dicta«lor conMitucional: pa^a
412 GOBERNANTES
los estrangeros — á dos sacerdotes estrangeros vivir en una
rrisma casa." Aunque en ncienor escala, López continua-
ba siempre el sistema de espionage establecido por Fran-
cia, asi como el encarcelar á todo individuo sospechoso.
No obstante to< lo el egoismo de López, su gobierno era
comparativamente bueno entonces para el Paraguay.
Restableció los diezmos que Francia habia suprimido y
que producian una pingüe renta al Estado. Aprobó todo
lo obrado por los cónsules y ofreció abrir relaciones co-
merciales con Buenos Aires, dirigiendo al gobernador
Rosas una nota en este .sentido. Sin embargo, éstese
negó á aceptar esas relaciones, mientras la provincia de
Corrientes permaneciese en rebelión con la Confedera-
ción Argentina, mandando, en consecuencia cerrar el Rio
de la Plata.
El gobierno consular debia concluir el 13 de marzo de
1844, y en setiembre del año anterior, López, que quería
ser presidente de la República, determinó enviar á Buenos
Aires al mismo Peña, acompañado de su hijo don Fran-
cisco Solano, y pocos dias antes de embarcarse para esta
ciudad, le llamó y le dijo: "Este cónsul mi compañero
(refiriéndose á Alonso) tiene la prevención contra usted de
ser porteñista, pues asegura que conserva usted amistad
estrecha con unos porteños Martínez y Villarino; por lo
que es preciso que se conduzca con cautela. Tal vez á su
vuelta ya nos veamos libres de esta pesadilla. Acá mu-
chos piensan nombrar un dictador después de este período
consular; pers yo no estoy conforme con este título, no
es de la época, tiene mucho de odioso y repugnante. El
que adopto, es el de presidente con el que se han acomo-
dado las nuevas Repúblicas de América, para lo que
trabajo una ley orgánica, que servirá de constitución
provisoria, arreglada á nuestras circunstancias. Esto
debe reservarse hasta su tiempo; pero usted va encargado
desde luego, de mandarme trabajar una presea de honor,
á todo costo, por el modelo que le*doy, y una casaca de
DEL PARAGUAY 413
capitán general, y un sombrero elástico con plumage á lo
Na|)olcon." (1-
En efecto, esos objetos se trabajaron en Buenos Aires y
los condujo Pena al Para/icuay, donde ileso cuando ya
era lsO\yc'¿ president*' conttitudonaL \í\ tercer congreso
nacional, que se reunió el 13 de inar/o de ISii, puso ün al
duunvirato, sancionando por una constitución la ley fun-
daroenial de la Kepiiblica y confiando el P. 1£. á un pre.
sidente por diez afios, (*on un sueldo de ocho mil |)esos
fuertes anuales, y ron la única obligación de conservar y
defenderla indef>endencia é integridad del estado.
En verdad, el alma de la administración del gobierno
consular, tanto de lo bueno como de lómalo, fuó López.
ACTA bK INhKI'K.NDI NCIA I»K LA KKPflILKA I»KL PAKAíUAY
Kn esta riudad de la Asunci(»n, de la República del
Paraguay,:'! veinte y ejnro de noviembre deniil ochocien-
tos^ cuarenta y dos, n*nnidos en congreso general estraor-
dinario cuatrocientos diputados por (convocatoria especial
de los señores cón>ule<, que forman legalmente el su-
premo gobierno, ciudadanos (.arlos Antonio I^ope/y.
Mariano Uoque .Mon/o, usando de las facult;ides (|ue nos
Cümpeteui cumpliendo con nuestro deber, y con los cons-
tantes y decididos de<eo-< di» nuestr<»s conciu<ladanos, y
con losquen«»*< animan en éste; considerando que nues-
tra cmancipa(*ion t* independencia es un liech«) solemne ó
incontestable en el e^pa^io de mas de treinta afio^; que
durante este largo tiempo, y desde que la Itepública del
Para^ruay se segre;:ó con >U'^ e-fuer/os de la metró|>oli
es|>;inola para >iem|»i«*, también y del mi*^mo modo se
sep«'ir«'> de iiechodeto'lo pod(*restran^ero,que siendodes-
de entonces C4in voto uniforme pertenecer í'i si misma, y
fonnar, como ha formad*», una nacinn lilin* tMiidepen-
diente bajo el sistema rcpuldicano, sin que ap;ire/.«\'i dato
alguno (|ue contradiga e^ta e*^pllcita declaración: que eMe
(1) C*arf«u de Ti-Aa, >a íUMa<».
414 GOBERNANTES
derecho propio de todo estado libre se ha reconocido áotras
provincias de Sud América por la República Argentina, y
no parece justo pensar que aquél se le desconozca á la Re-
pública del Paraguay; y que además de los justos títulos en
que lo funda la naturaleza le ha prodigado sus dones para
quesea una nación fuerte, populosa, fecunda en recursos
y en todos los ramos de industria y comercio; que tantos
sufrimientos y privaciones anteriores consagrados con re-
signación á la independencia de nuestra República por
salvarnos ala vez del abismo de la guerra civil, son tam-
bién fuertes comprobantes de la indudable voluntad gene-
ral de los pueblos de la República por su emancipación é
independencia de todo dominio y poder estraño; que con-
secuente á estos principios y al voto general de la Repú-
blica, para que nada falte á la base fundamental de nues-
tra existencia política confiados en la divina Providencia,
declaranios solemnemente:
Primero — La República del Paraguay en el Rio de la
Plata es para siempre de hecho y de derecho una nación
Ubre é independiente de todo poder estraño.
, Segundo — Nunca jamás será el patrimonio de una per-
sona ó de una familia.
Tercero — En lo sucesivo el gobierno que fuese nom-
brado para presidir los destinos de la nación, será jura-
mentado en presencia del congreso de defender y conser-
var la integridad é independencia del territorio de la Re-
pública, sin cuyo requisito no tomará posesión del mando.
Esceptúase el actual gobierno por haberlo ya prestado en
la acta misma de su inauguración.
Cuarto— Los empleados militares, civiles y eclesiásticos
serán juramentados al tenor de esta acta luego de su
publicación.
Quinto— Ningún ciudadano podrá en adelante obtener
empleo alguno sin prestar primero el juramento preveni-
do en elarlículo anterior.
«
Sesto— El supremo gobierno comunicará oficialmente
DEL PARAGUAY 415
esta solemne dcHaracion álos gobiernos circunvecinos, y
al (le la Confederación Argentina, dando cuenta al sobe.
rano congreso de su resultado.
Sétimo— Comuniqúese al Poder Ejecutivo de la Repú-
blica, para que la mando publicar en el territorio do la
nairionconla solemnidad posible, y lacumplay la haga
cumplir como corresponde.
Dada en la sala del congreso, firmada de nuestra ma-
no^ sellada con el sello de la República, y refrendada por
nuestro se^Tetario.
Siguen cuatro<'ientas firmas y la del presidente.)
Conruenla con el original de su referencia; en fé de lo
mal autorí/o y firmo, en la Asunción, ra pi tal déla Repú-
blirrx del Paraguay, A 27 de noviembre de 1842. ^
CARLOS Antonio Lopk/.
Pn^ftidentc dd Si)hcr«kiio CoiiKr«"o g<^neral.
Domingo Francisco Sánchez,
Serrot^rÍQ del Sob«raiio (rongroit<) geueral.
Estü conformo:
A*iuncion, diciembre 15 de 184i.
Andrés Gilí..
secretario tle |(ohienioy eor aricado provi«oríamcnt«
de R«lacione4 Etteríurctt.
Damos á continuación el
HIMNO NACIONAL PARACIAYO
Vira nurstra in(h*ih*ndU*nrin^ ,
Sucstra patria gloriosa:
Sirínpp'r sra xobrrana^
Slrtiiprr sra utagrsittnsa.
Nut»Mn »s lna/« í»^, nut*stra< vidas.
Ala |Ȓitria ^nu dobida<:
No serán impunemente,
416 GOBERNANTES
Sus derechos ofendidos.
Viva nuestra independencia ^
eic • y eic • y oic •
El león del Paraguay,
Rugirá fiero y sangriento;
• Contra cualquier enemigo,
Sea pérfido ó cruento.
Viva nuestra independencia^
etc., etc., etCx
A nuestros hijos daremos,
Alta patria preciosa.
Esclavos nunca seremos.
De prepotencia orgullosa.
• Viva nuestra independencia^
etc., etc., etc.
Primero se ha de acabar,
La paraguaya nación:
Antes que sufrir aviltada
La'estrangera opresión.
Viva nuestra independencia ^
etc., etc., etc.
Paraguayos valerosos!
¿Queréis insultos sufrir?
Perder el nombre y la gloria?
O antes mil veces morir.
Viva 7iueslra independoxcia^
etc., etc., etc.
Morir, morir, morir!
Ya retumba grandioso:
El eco del pueblo fuerte,
Magnánimo y brioso!
Viva nuestra independencia^
etc., etc., etc.
Los estandartes tremolan
En los pulsos belicosos:
Los cañones ya vomitan
DEL PARAGUAY 417
Marciales golpes rabiosos.
Viva nuestra independencia^
etc., cío., ele.
Y la patria iiidepcndcnria,
Ya no es mas rontestada;
La victoria declaróla
Ju«*ta, ovante, respetada.
Viva nuestra independencia,
ote, etc., etc.
18^14- IWW-LXV. DON CARLOS ANTONIO LOPKZ,
|»rímcr presidente de la RepiiMica, recibido del cargo el 14
de marzo de 1844. Kra ú la vez autín-rala legislativo, ju-
ilirial y cjí'«"Utivo, acumulando en su persona una varie-
daild«* importantes funi-ii)nes: juez supremo y director de
fínan/:is, *7om:uidante en gefe del ején^ito y almirante de
la armada, presidente del congreso. Kl vice-|>residente
. nombrad»» por él, sólo servia para «'onvoi-ar, por su orden,
la^ijinila*^ lilulada< elcftt>ralcs, hiendo un mero instru-
mento <|Ui' ni siquiera podia ocupar el lugar de presidente
de la Ke|>üblii'a, cuando éste se hallara ausente 6 tuviera
cualqnierotro imftedimento.
La pro|i>ngada dominación de los jesuit;!^ en una ¡larte
del I^lr:tguay y la inflexible dictadura de Francia arraiga-
ron ppifuüdamente el principio de autoridad. Asi nofué
difli-il «I Lope/ gol>ernar á un pueblo diVil y acostumbra-
do A la rio'jii ol>e<liencia.
por la 'on<^titucion del 13 de marzo ile 1H44, cones|>on-
dn al congreso de conformida*! al titulo I, intepretary
afilicar l'is leyes; al presidente, hacerlas ejecutar; álos
tribunalc<4, aplicarla^.
S4*:^ri ijis t«'»rminos del titulo II, doM^ientos ciu'ladanos
propietarios de las mejores capacidades y |)atriotismo, for-
man el congreso 6 la legislatura nacional, que es convoi*a-
^8
418 GOBERNANTES
da de cinco en cinco años, contándose desde el 15 de marzo
(1844) y que fija ella misma la duración de sus sesiones.
Según el mismo título y el siguiente, el modo de elección
de los miembros del congreso y sus atribuciones quedan
determinados por las leyes anteriores.
El poder ejecutivo permanente reposaba en la persona
de un presidente, que debia ser (título 49) ciudadano del
fuero común, natural del pais, de 45 años de edad, de una
capacidad, probidad y patriotismo reconocidos; buena
conducta moral y un capital propio de 8000 pesos.
El presidente era elegido por diez años, y en su defecto,
el juez superior de apelaciones le reemplazaba. Era de-
signado por voto nominal del congreso, á pluralidad de
votos. Se requería la mitad mas cuatro votos para formar
niayoría (título 59.)
El título VI determinaba el uniforme del presidente de
la Repiiblica, que era el de capitán general, y los honores
que le eran debidos; el título VII arreglaba susatribucio-
nes, que eran las más estensas que pudieran darse, bajo
un gobierno constitucional, al gefe del poder ejecutivo, y
le daba ademas, de pleno derecho, al presidente del Para-
guay, una autoridad que revindicarian muchos soberanos
pretendidos absolutos. Dicha atribución espresa lo que
sigue:
"La autoridad del presidente de la República es eslraor-
dinaria en los casos de invasión, de conmoción interior y
cuantas veces fuere precisa para conservar el orden y la
tranquilidad pública de la República.'' Lo que equivalía
clara y terminantemente á facultades esiraordiiiarias.
El título VIII trata de los ministros y el IX del consejo
de estado, etc.
En fin, en materia de prensa dispone que «para esta-
blecer imprenta de particulares en la República, se to-
DEL PARAGUAY 419
mará primeramente el permiso ilel supremo pobierno,
dando el dueño «'> ei administrador una Han/a de 2<NM)
|>es4is bajo la cual se rompromtMa cumplir con los regla-
mentos que les diere el pjbierno do la República. "
Este con^íresí) fué |>rcsidido, al principio, por el mismo
Lo|>e/ y despurs por don Juan Manuel Alvare/, teniendo
|Hjr sci'rctai'io á don Fernando Patino, y sancionó aque-
ll:i dictadura ronstitucional, á la que solo uno— don Juan
Bautista iiivarola — le nep» am cner^Ma su voto, manifes-
tandduo iMxler aceptar «-orno constitución una ley funda-
mentad i{ue sancionaba el desp«)tismo. Ksta moción do
Hivarola mereció laespulsion de su auturdel senode aquel
farsáiro congreso.
1 jbre asi ile toda oposirion, Lo|>e/ inició su gobierno
iiombranili) secretario general interino á don Benito Mar-
tine/ \ arifla v ministro á don Andrés Gilí.
Kl re«*oiio<innento (lela independencia del Paraguay se
eftN'tnó, p«ir Itolivia, en virtud de acta del 17 de junio de
IKi.'i: por t*l Hra*^il, por declara(*ion del agente imperial,
doctor JoM* Antonio Pimenta Bueno, lie(*ha en la Asun-
citMiel li i|i» M»iicnibredc ISll; |)or el otaijo oriental del
rru;:n.iv. cnxirtnd de inia lev dd ITide m«'iVod«' lSir>.
• • •
Tambicn la rec iniicieron las K(*publicas d(*( hiley \'ene-
zuei.i. I>c I »** estados europeos, el Au**tria é Inglaterra
rec«MpM-irr<».i r\ gobierno de la .\sunc¡on, como asi iní^iUi»
Ui corte d(* Knma, espidiendo lo^ bre\es á hw obispos pro-
sent:iib)> por v\ gobierno nacional. Portugal y litilanda hi-
ciepin MZW'M r« iiocimiento déla nacionalidad [larairua-
ya. \ aun '^c le cnnliru) al prcHÍdcnte Lo|»iv los títulos de
socio t'ntHl.-i*i«»r de la ¡'««al Sociedad d«* Anticuarios del
Nort»*. •!•• iní*'inbri> lionorario <le la S.i.-icilad «le Geografía
de B« !li:i. \ del ln<«titnto Histórico i|rl Brasil.
l*...i<ii-^|.. |irodtijo una \iolenta reclamación de parle del
gobierno .'irgeiilniOy protestando contra todos |o> estados
480 aOBERNANTES
que siguieron la misma línea de conducta, y principal-
mente contra el Brasil, en cuya corte elevó su protesta el
general Guido, plenipotenciario argentino en ella, el 21 de
febrero de 1845.
A pesar de la disposición constitucional de 1844 que
fijaba la época de la reunión del congreso de cinco en
cinco años, éste fué convocado el año siguiente (1845) y
dio al presidente la suma del poder público, 6 sea las fa-
cultades estraordi napias, en cuyo ejercicio estaba sin que
se las diesen. Redujo los ministros secretarios de estado
á simples jefes de oficina, y, poco después, espidió un
edicto (30 de noviembre) colocando á la iglesia completa-
mente sujeta al supremo gobierno nacional por cuyo teso-
ro debian costearse la fábrica y los gastos del culto.
Como que la esencia de esta nueva constitución era un
puro despotismo.
Sin embargo, no deja de sor un paso audaz el que dio
López en lo que se va á referir. El pueblo paraguayo
estaba acostumbrado, hacia más de dos siglos y medio,
no sólo á venerar, sino también á humillarse, bástala
estupidez y relación de la dignidad humana, ante cualquier
individuo que cargase sotana, y si éste ertí el obispo el
fanatismo iba hasta el delirio. Todo el mundo, como
antes en Buenos Aires, se hincaba de rodillas en medio de
la calle, aunque estuviese llena de barro, y todos corrían
en tropel á besarle, no ya la mano, sino cualquiera parte
del vestido, porque todo en el eclesiástico era bendito.
Después de tanta mortificación, y cuando el obispo consi-
deraba haber satisfecho yalaaparente beatitu<i de todo ese
enjambre de seres humanos, le seguían en procesión
hasta el último ríncon de su palacio ó de la iglesia.
• En este sentido, el presidente López practicó un acto en
cierto modo loable, pero elevando su persona. Prohibió,
DEL PARAGUAY 421
por el referido edicto, que ningún empleado de la ip:loí%i«i
apareciese en ella, ni en las calles sobreponiéndose al *m-
pretno gobierno nacional iqucera 61), y en conseruenda
cualquier repique il) ni entrar el ol)i>po en la i^icsia.
Prohibió enteramente el \\\opo dol («arnaval*^ abolió todos
los dere<*hos |>arroquiales en la capital y en la rnmpaña,
acopiando en el ramo do di'/.mos una asi^narion anual
átOflos los í-uras v lenitMites «'ura**. Kstableció ri(»ñlo
cinro rementerios públicos, ([uedando prohibirla en toda
la República la inhumación do rarlAveres en las ip;lcsias.
Kedujo los dias de tiestas orlcsiAstieas.
A las naturales diticultades que antes de entrar á ejer-
cer el fKKler existían, su agregaba la hostilidad de Rosas
que, á no hallarse empeñado en la guerra que entóneos
sostenia, habria seguramonto in\ad¡do ol Paraguay. Ks>
le justo lomor le jiuso i,mi la noct»sidad de croar y manto*
ner un ej6n*ito. Kmpe/ó por uno de tros mil soldatli^s,
enrolados sólo por tres años, y siguió ron otro de ocho mil
con una fuor/a efectiva tío trointa mil milicianos, sin contar
las levas on masa quo so lovantaron mast^irde.
En vi>t;i do la obstinada ro^iston<'ia do Hosas on no
quen»r roironocor al Paraguay sino como provin(*ia ar-
gentina yní>t*om<i Wopublica, cerrándole do ho«*li<itoda
comunicación con ol rosimiel nmndo, mientras no se rein-
coq>oras4? á la C'onfoderacion, ol presidente I«o|»c/, sin-
tiéndose ofendido, hizo á Kosas \ de diciembre do IH-lTu
<l) Kii Mi-jii'i». ilotili» 1a c'|HM a -If* .luar«<£, i>«tÁ |>r«ihi)>i'l<* t4H|ii ri>|»i<|iie
4e • Aiii|«iiAM. »iii )>i«'%'ii* |>«*riiii»<> «1«* l*i M<iiiit-i|>«h<ltt«l. y nioí vox <-nnce-
dl lo r«t«*. lili |Mio«l«* tiuiar v\ ri']«i«|Ui* iiia« i1<* i iíh-h iniiditrt*. )»aj«i Ia prna
«!• uikA Uiulia. l^ftA |iriM'«*Niiiiir« |tii)ilit-tt« «'iii t|;i|jiliii«'nii' |>ri'hikM«ÍAM |i<>r
I** I aII*")!. Ni li** I l«'*rif;oit. iii «•! •>i>i«}Mi |.tir*liMi lIi'V«r iaii4;tiua t 1am« de
Vrntid'i «itio 1«>« «li«liii^tk <!<• i iial«|Ui*i ••ti<- • lU'lailaiti» .»! «^lir •!«' la t|{l<^
SI*. A»i iiii«Ui«i |'ii\i'« iur<MliiUr<i«t <'ii iat taiti>««> i iial'|ui«*r «iir*» lut;»! |Hir
clnt>«t«* |iAMftM* «*l 4itii«}i(j. yjkU* fin Itubiu ili* ii^Af ilus«*l. iii t »|** liia^li»rn
U i|{le«i* ui íucim «lo olU.
422 GOBERNANTES
una formal declaración de guerra, y aún amenazó con
invadir, encabezando desde entonces todas sus notas con
la aspiración de ""¡Viva la República del Paraguay! ¡In-
dependencia ó muerte!,'' Sin embargo el resultado de la
batalla de Vences, en Corrientes (27 de diciembre de 1847),
hizo comprenderá López la necesidad de fijar su atención
en^l ejército, creando campamentos de instrucción. Para
el efecto, ordenó á los jueces de paz levantasen un censo
de todos los varones de 18 á 30 años de edad y remitir al
cuartel general tantos por distrito ó departamento.
Asi pudo anunciar al congreso nacional de 1849 la
creación de un ejército y de una fuerza naval, el estableci-
miento de guardias y fuertes para la defensa contra los
indios del Gran Chaco; fundación de un arsenal, de una
fábrica de armas y de pólvora y de la fundición del Ibicuí
(definitivamente terminada en 1853); como pudo anunciar
también la organización del clero; construcción de iglesias;
cementerios yescuelas de instrucción primaria en todo el
pats; la publicación de un periódico oficial {El Paraguayo
independiente) la apertura de caminos la construcción de
muelles y otras obras públicas;, y canalización derios; el
fomento déla agricultura é industria de artículos de espor-
tacion, especialmente de la yerba y tabaco; en una palabra,
lagaranlla de patentes, la protección, libre admisiony na-
cionalización do estrangeros. Sin embargo, á éstos les
era prohibido viajar, gozar de derechos internacionales,
poseer propiedad raiz en la República, casarse coa muger
paraguaya sin especial permiso; además, ninguna para-
guaya, ni estrangero naturalizado podia salir de la Repú-
blica sino con orden espnísa, absolutamente igual á la
época del dictador Francia, cuyo imitador era; por eso
prohibió se hiciera mención desu odiosa dictadura.
Con tantas medidas de progreso, como López anuncia-
ba haber iniciado, ó en via de realización, el congreso no
tuvo inconveniente en reelegirle formalmente, y él en acep-
tar, por otros cinco años.
DEL PARAGUAY 423
López, ma5% por imitarion ilo lo que había oifloflerir se
prairticaba en oirás Repúbliras^, tenia, en el nombre, sus se-
cretarios del *Mp/vmo gohirrno, tales romn Benito Martí-
nez Várela, primero, Andrés Gilí, sev^undo. José Falron,
tercero, etr.
Con la oaida de Roshs, quedó libro la navegación del
Paraná (febrero de isr>í , abiertos los riosy puerlo-^ y re-
t*oiio<*ida la indopendLMiria del l*ar:ii¡:uaY por ol general
L'rqui/Ji, en su rarAiier de director provisorio de la Con-
federa(*ion Argentina. Y á (¡nos del mismo ano llegó ú
la Asunoion el primi»r onvia<lo brit:iiii(*o, Sir T'árlos
llotliarn: muy luogí», d ropre^ontante do la Kraii -ii, Mr. do
Saint-Georges. y en m:ir/.o dol siguiente año, los |)leni-
p'Menoiarios do Inglaterra, Estado•^ Unidos, Franoia y
Cerdefia firmaban, on l-ioapiíal, traíalo»* d»» amistad, oo-
men'io y navoga«-¡on, abritndo o| rio :1 las batidoras de
t«idaslas naoioues. Kormali/.ironse, «les loostaé|M>ca, las
nMatMones diploin iti -as ,• » i la^* |> ílíañas u ir i )M% reiro-
u'H'it'fidvse mini^tro-^ y ••ó:i-iul'»s: y ain \n** bubo que
veiii'er •iifioultade'"', ni;i^ ó monos grav(*s, ipu» poMorior-
mente surgieron, toíla^^ quotlaroii aparontomonto allana-
das, en t-uanto ora posjblo. ron un g>»biorno«'iiino ol de
Lope/.
El omigroso ilo 1H.M rooli:;ió a o«*te nuovamonlo |M>r el
tórminodo dio/ ah<i-«. ipit* ol ihuntirado. a nnitaoion de
k*>**;i«*, Hi* iM»g«'i áa«*«»ptar. ai*'gand(i «pie v** saho* harto
qut'hrnnUuin^ in» lf pornntii nr^'uir proNiaii lo ««.orvirio al
|«ils. "•ino por tro-^ :íÜ'\^ apo<ir d*» JiaíxM'si» ««loxado su
sueMo a <lo<'<> uní p<*** >^ anuiit*^, y^^v m'hüui »*\¡t mt'hieil
deldiputado don Manuol P. de Peña. Sni ombargo, romo
324 GOBERNANTES
todo no pasaba de ser farsa, al espirar su perloclo, en
1857, López manifestó su consentimiento á terminarlo.
*
La ley sancionada por el congreso de 1848, fué amol-
dada, en 1854 para don Francisco Solano López, que solo
tenia 16 años de edad, siempre por moción espontánea de
Peña, consultando las circunstancias de su edad v fuero'
y dejándole heredero del gobierno por testamento, ape-
sar del actade la independencia nacional que consignaba
esta cláusula: "Que nunca jamás seria la República el
patrimonio de una persona ó familia." Así juegan los
tiranos con la suerte de los pueblos, una vez que se enca-
raman en el poder, haciendo farsas de congresos, leyes y
todo un ejército de altos dignatarios, que solo son unos
muñecos que, aunque se mueven automáticamente, no hay
más que una voluntad en acción, y esa e§ la del tirano,
llámese Francia ó llámese López.
Son tan cínicos los tiranos que, persiguiendo la* emisión
del pensamiento por la prensa 6 epistolarmente, creen 6
pretenden creer que sus bárbaros actos serán ignorados
por el resto del mundo. Son como el ladrón ó el asesino
que roba ó mata en la persuasión que nadie los ve y que
pueden perpetrar sus crímenes con impunidad, siu com-
prender que, si no son tomados infragranti, cuando me-
nos piensan caen en manos de la [usticia. Los tiranos
hacen farsas de elecciones que les favorecen, congresos
que dictan leyes, pouy^ jete?* de la pondré aux yeux del
estrangero que las cree de buena fé y contribuye á pro-
longar su existencia en el poder encomiando su gobierno
hasta que se aper<;iben del engaño, o llega un dia en que el
déspota, cansado de llevar su careta, la arroja y se pre-
senta al pueblo con {oda desfachatez, ostantando sin em-
DEL PARAGDAT 4S5
bozo «u mancha tirilriica, y nDl^Dcos/romo ol ladrón y
asesino do todo un pueblo, rc*if)C su <*ondií;no castigo.
E«« raroel tirano que haya quedado impune, pues tarde ó
temprano paga sus demasías.
. El presiílcnte Lope/, imitan lo al Jortor Francia, con-
tinuó la formarion de fuertes con tropas en varios puntos
Hel Chaco y mandó al mismo tiomno la do establecimientos
frurales y obrajes de materiales. Uno de éstos se formó
rente i\ la Asunción y lloj:ó ú tenor una numerosa pobla-
rion é iglf?sia bajo la advocación de San Venancio, en
licuor de su hijo.
En 1854, estableció lacolouia "Nueva Burdeos", después
Villa Occidental, en el gran potr»To del Chaco, sobróla
derecha del rio Paraí?uny, :i seis leguas arriba de la capí"
tal. cuya iglesia so origió l>ajo la advocación de San Fran-
cífW'o Solano, en honor de su otm hijo, último tirano del
Pani^uay. I^a primera [loblacion de esta oolonia so com-
|>onia de franceses, y «abandonada ¡lor éstos continuó con
pobladores hijos «lol p'ils. Después fué ocupada porlo^^ar-
fcentinos hasta 1S7*.í qu»? la volvieron A poseer |i>s para-
guayos, en virtud del fallo del presidente Haye^, délos
EMad<»s I 'nidos.
El |M»nsíunicnto secreto ilo Lope/ siompro fué quo , ape-
nar lio Ims tratados firmados |H»r forma con los estados
veíanos, era ncccsarii> quedar señor absoluto fie su pats
y tambicii ducuo do la nav(*^a<'¡o'i dol l*araí?uay, do* H»t-
mojo y do; IM -omayo, Para »»se t»f»»cto, doi-idióla «-ons-
rucciou d«* do*; fu*'rti*s: al noiie. ol de Olimpia, al sur. ol
tle llurnailá. Km una iruorra de a*it*\ion lo que m**'litaba
debiendo mt ^upn'sa, i|o un lad» la pr*>virjr«ia bn^^iiora
de Mato Grosso. vd4*li»tro las Misi«w)i»s ilt» rnrriiMit^'s. |\n
i»Unr, iM'a n«».*o*iano i»sL'il»h*c»'r. ccrcí de la (MnbMiv-ii|ura
dol Kio Paraguay una e'<ipo''*e fie cu idrihiterf» para nnpf>-
426 GOBERNANTES
»
ner á los gobiernos de Europa y de América, con los que
el dictador habia firmado tratados de comercio y de nave-
gación. Por este medio, esperaba poder introducir en su
país sólo lo que conviniera á sus intereses como gobernan-
te y como negociante. En cuanto á la elección del lugar,
era eminentemente propicio como punto de defensa, del
lado de tierra y del rio. En este parage, el Rio Paraguay
forma un codo, y así todo buque que sigue el canal está
espuesto á los fuegos de sumersión y de conversión de las
baterías de tierra. Las márgenes del rio, hasta varias le-
guas en el interior no son mas que una estension no inter-
rumpida de pantanos. Si se consiguiera establecer
un fuerte en este parage se hallaría defendido de tal modo
por la naturaleza que seria hasta cierto punto inespugnable.
La dificultad era preparar un asiento atrincherado y cons-
trucciones. En medio de esos pantanos, la vida de los
hombres quedaría muy espuesta. Esto era lo que impor-
taba menos para López. Fueron mandados pues, varios
batallones de soldados para dar principio á los trabajos;
los hombres morían á centenares. Un médico recibió orden
de trasladarse á éste parage y consignó en un informe que
las verdaderas causas de esa mortalidad eran las exhala-»
ciones pestilenciales de los pantanos y el alimento malsano
que se distribuía á las tropas. No faltaba mas que eso.
El médico, demasiado sincero, fué preso apenas llegado á
la Asunción y se le mete en la cárcel, permaneciendo en
ella hasta el dia de su retractación y obligándosele á firmar
una declaración en la que reconocía que se habia grosera-
mente equivocado en sus observaciones. Así, antes de ha-
berse levantado los muros de este lugar habia sido ya la
tumba demuchos miles de paraguayos. Como estas tumbas
no tienen nada de común con las pirámides, se debe su-
poner que es por cualquier otro moiivo que López diera á
este lugar el nombre de Humaitá, en guaraní, montón de
piedras. Los trabajos emprendidos se llevaron con vigor
y á fines del primer año (1856), el lugar quedó suficiente-
DBL PARAGUAY 427
mente hicionizado para que la mortalida I disminuyóse de
un mcio <^»^«i^)le.
Por el lado e»*ler¡or de liopra, ol rorinto osttTior abraza-
Ka primitivamente ({uinre kilómetros, pero los trabajos
ejoi'Utados Iwjo López, hijo, las baterías y fuertes dostaiía-
d^^. desvie Cura|>a¡tl h<asta el norte de Humaitá, formaban
una llne;i de veinte y'siete kilómetros y ocupaban lt>s ter-
renos antes higienizados.
I^os vapores navegaban de la Asunción A los puertos
déla Gran Bn»tana prost-iirlo simh'ícíos «gratuito-; á la casa
I*opczy O. Los iMr^ameiitos de retorno romprondian
pri!i<'i|Mi!mente «ranoíi 's. fu^il^s, toda especie de muiTh'io-
nes y mái|uinas de guerra.
Antes determinar el gobierno de Lo|>ez, padre, la rantí.
fiarl dearmas iinportii la á Mnm:iit«'i y ala A^u:i<Mon ora
tan «'onsideral)l(\ «|U3 fu«'i ne«"'»sario cíonstruir varios in-
mensos almacenes para servir de de|>ósito.
Cuando el general López estabaen Kuropa(lsr>l-lsr»5),
mandó este í\ ^u padre láo f.-imilia^i fran«'i'sas para formar
una colonia agrícola cu el Paraguay, baj<) un c<>ntrato
solemne. IjO|>ez la cstablcMó, no como lo cri»i;iii los
colonos, en el ini*^m«í Paraguay, sino en el interior do'
Chaco, e-5 decir, en un t»»rriti>ri«> en litigio eiitr«í Ilt»livia y el
Paniguay. ocupado por lo^ indios. Los tratamientos í|ue
Lo|>ez hii'icra esporim*Milar ¿i los franceses fueron tales
que antes de terminar un año muchos de ellos abandonar
ron la «'olutiía por la Hma quedanclo estadÍNuelta. Valia
mas para el|o^f*spoiier su vida en medio de los iii'!ii»^*^aU
vages y lie las In^siia*» fero m's ipit» es|>erimeiitar el n'*gi-
mcn opre^^ivo de Lopí»z.
t^ueriendo i»»ir reromiion^^ar á su hijo Krancis.v> Solano
428 GOBERNANTES
los servicios que decía haber prestado al país en su mi-
sión diplomática á Europa, gracias á su mentor el doctor
Juan Andrés Gelly, un dia, en conversación con el ciu-
dadano Peña, le dijo á éste: «El finado dictador Francia
debia tener el despacho de Brigadier; pero yo no lo en-
cuentro entre sus papeles, y quisiera tenerle para darle ese
grado á Pancho, que le merece'*. — Peña le contestó: ''Exmo
señor, el gobernador Velazco fué también Brigadier^ y
he visto sus papeles en un baúl en la tesorería general:
si V. E. me permite, iré á buscar el despacho.** En efecto,
encontrado el referido despacho, al dia siguiente fué Ló-
pez, hijo, condecorado con el grado de Brigadie^^ general
de los ejércitos de la Bepüblicay de los que ya era gene-
ral en gefe. Los frutos de la misión de éste en Europa
no han sido otros que darse una vida regalada, pasando
por príncipe paraguayo, como hijo del gefe de un estado
soberano é independiente, conquistando toda clase de con-
sideraciones en todas las clases de la sociedad que fre-
cuentaba y dando á su pais una prole anglo-para-
guaya.
Dos años antes de la terminación del gobierno y de I*
vida de don Carlos Antonio, entabló éste negociaciones
con la santa sede para la provisión episcopal del Parguay,
dando por resultado la elección del anciano monseñor J,
Urbieta, obispo de Corycium inpartibus.
López, como Francia y como todos los déspotas, abri-
gaba la idea de que la nación le pertenecía, al eslremo de
creerse con derecho de disponer de ella, hasta después
de su muerte. Asi, sintiéndose gravemente enfermo, juz-
gó conveniente proponer un sucesor de su perfecta elección,
en la seguridad de que no dejaría de ser aceptado por e]
pueblo soberano, acostumbrado como ya estaba á la vo-
luntad de sus mandones.
DEL PARAGUAY 429
Los emif?rados políticos del Paraguay, rosidentes en
Buenos Aires, ron su profliga revoIu<*ionaria incomoda-
ban mucho .*! los López, porque hacían público todo lo que
á éstos convenia se ignorase. E\ útiico medio de obtener
su silencio era ó tenerlos encerrados en los calabo/.os del
Paraguay óhaerlos de** i|>:irc.'or del mundo. El briga-
dier Lo|K.*/, obrando en el sentido de favorecer á la familia
y principal monte en irUerés |>ropio, |»uesto queera el que
había «le suceder en el gobierno á su |)adr*\ se entendió con
un individuo |iara la realización de su diabólico cuanto cri-
minal proyecto. Dicho individuo, fran.'és de nación y de
nombre Antonio Pyat, llegó del Paraguay a Buenos Aires
el 8 de diciembre • IHfií)) con la misión de capturar y llevar
á la Asunción ó asesinar en e>tai':ipit«'il á los ciudadanos
paraguayos Manuel V. de Peña, Serapio Machain y Fer-
nando Iturburu, en primera linea y Luciano Ke^alde, Car-
los I^oy/aga, Segundo Machain y Gregorio Machuin.en
segunda categoría, cuya nómitia tmia en una lista. Fe-
lizmente, el francés fué desíubierto, |)reso y puesto «22 de
febrero de IWil en lacárc*»!, donde le visitó Pena, «"I quien
refirió |i>do lo convenido en la Asurjcion con López y el
gefe de p(»licla Hilario Manó, liab¡énd«>sele entregado mil
|*at¿icones A cuenta. Kl he«*lio es que, el 13 de julio del
mismo año, se enfermó Pyat súbitamente y de la c^^rcel
fué llevado al hospital donde TalletMó á los <los dia<, cuya
muerte hiz«» *»o<pechar hubie^ic siili> enveni»nadt>. Otro
indivlilno e««»p.n'io|, Pablo Vinales, e^^piav delator, tuvo un
fin poro ma<ó incüo*; i^nal ahlo Pyat. Solólos tira-
nos suelen pra*li«*ar a<Mo*i *iemejantesá los que se acaban
de referir, enarulo no pueden tener las victimas A las ma-
nos, con absoluto desprecio de t4>da< las conveuietieias in-
toniacioiíales.
Vamos á referir este he«dio con todos sus detalles:
430 GOBERNANTES
Hacia dias que don Manuel P. dePeñahabia notado
que cierto sugeto atisbaba su habitación cada noche de
las diez á las once. Entró en cuidado, dando también en
observarle y manifestar á algunos amigos la alarma en
que se veia^ Al fin llegó á averiguar que el 8 de diciem-
bre de 1860 habia llegado del Paraguay un francés, que
andaba curioso de saber su domicilio.
Luego después supo que este mismo individuo trataba
de relacionarse con don Carlos Loyzaga, don Fernando
Iturburu y don Luciano Recalde, habiéndoles hecho cier-
tas invitaciones engañosas y al mismo tiempo sospecho-
sas, tendentes á obrar contra el gobierno de Ldpez.
Sabedor de todo esto, Peña inmediatamente puso el caso
en conocimiento del juez del crimen doctor Sisto Villegas,
el 21 de febrero de 1861. Este al instante formó un auto
cabeza de proceso, y llamó á declaraciones á Loyzaga y
á Iturburu. Aldia siguiente, en mérito de estas deposi-
ciones, se apersonó temprano con su actuario, un comisa-
rio de policía y dos vigilantes á casa del francés Anto-
nio Pyat.
Aún se hallaba este en cama, allí fué aprendido y condu-
cido á la cárcel. Se apodei'ó el juez de todos sus papeles
y comunicaciones que se glosaron al proceso, entre ellos
se encontró una lista que contenia los nombres de Manuel
P. de Peña, SerapioMachain, Fernando Iturburu, Lucia-
no Recalde, Carlos Loyzaga, Segundo Machain y Gregorio
Machain.
La lista estaba escrita de letra redonda y clara de uso
general en las oficinas de la Asunción, y en papel bue-
no catalán, del que se destina para el sellado: tenia en el
margen de la misma letra una nota que decm: Los tres
primeros son los mas interesantes. •
En uno y otro margen de la listase leia el domicilio
de cada uno de los nombrados mas arriba.
Por este cuerpo del delito se vino á saber que este reo
DEL PARAGUAY 431
venia del Paraguay enviado por Lope/., para capturarlos
y llevarlos allf, ó asesinarlos cu Buenos Aires.
Se si^ieron en el juzgado las averiguaciones del conato,
sin po<ler traslu<"irso n.-iíla m is. Knt'inces se resolvió
Pena verse ron el mismo Pyat. So acerco áél, 6 infun-
diénd'ile confian/, i, «Mitró en materia.
Refirió íjuedesle clano 1850 se halló en el Paraguay:
que á fines de octubre y principios 'de noviembre de IHtií)
trataba á Lo|yezcoii frecuencia: que de repente un dia le
preguntó éste, si se hallaba dispuesto i\ venir A Huenos
Aires .1 capturarlos por mcdio:^ artitit'iales y engariosí)S
6 de lo contrario asesinarlos. Que él le contestó á Lope/.
afirmativamente, y que ambos quedaron #n convenir
después mejor sobre la empresa. Que «'omo pasaban dias
HUÍ volverse á tratar del asunto, pretestó ir A la |)oliciaA
pe^lir su pasaporte, el cual no se le daría, sin que prime-
ro se diese parte á LofK?/, fí su hijo Francisco Solano,
como en efecto sucediera. Entonces el gefe de pulicia,
Hilari<1 Mar<*ó le re(*ibió (*on mucha afectuosidad, le dio un
encaja-manos, le hi/o sentaren la misma sala de la poli-
cía; y entrando en conversación, le habló de la empresa
pn>yecUiiIa.
Que I*yat le contestó que estaba decididamente deter-
minado á ha *er efertivo el plan propuesto, y que podía
asegurarle que no desistía .Id empeño. Que el gefe ile
p<il¡cía leasegnróque estaba adinítídoel .•i>nvenío, que rl
proy(N*to se debía poner cuanto antes en ejecución, que se
labraría su fortuna, siendo cumphda su obra, (|ue para
mayor s<»^uridad podía verse condón Benigno, hermano
de Lope/, c|ue lo ratificaría, porque el asunto era favora-
ble á to«la la famiha tlel presidente. Que de propósito
bu^cóíkdon Benigno, le habló sobre el [Kirtimilar, y que-
daron conformes, npoyando lo convenido.
Que volviendo á hablar con el gefe depoliiMa. ledijo
éste que tuviese cuidado de avisarle en el momento opor-
tuno, |)ara facitarle los me<iios prei*isos; ya .sea buque en
432 GOBERNANTES
Buenos Aires, ya sea en el Paraguay, que todo se le pro-
porcionaría para el efecto.
Que Pyat le contestó que estaba conforme, y que el di-
nero que precisaba, era como cuatro cientos pesos plata.
Que Marcó no le aprobó, diciéndole que aquella cantidad
era poca, y abriendo un baúl, sacó y contó mil patacones,
que en una talega se los remitió á su casa con un sirviente
y un policiano vestido de particular, exigiéndole un recibo
en que se decia que aquel dinero se le entregaba para her-
ramientas y para gastos personales.
Que seguidamente á la entrega del dinero, le presentó
y entregó la lista, previniéndole encarecidamente, que si
no podia atftipar á todos lo hiciera empeñosamante con
los tres primeros, es decir: Peña, Serapio Machain y
Fernando Iturburu: que precisamente los asesinase, sino
podia capturarlos.
Que sin pérdida de tiempo se embarcó en el vapor Mar-
qués de Olinda, y llegó á Buenos Aires el 8 de diciembre
de 1860: luego se dirigió á la casa de don Félix Eguzqui-
za, allí encontró al i:atalan espía de López, Pablo Vinales,
á quien habló y preguntó por las proyectadas víctimas,
y quien se dio por entendido que estaba al cabo de todo;
que tomó la lista, fué adentro, y volvió con la anotación
hecha de los domicilios de cada uno de ellos.
Que el catalán le hizo ver lo difícil de la empresa; pero
que no obstante le aconsejó que no perdiera tiempo, ni es-
cusara paso alguno para lograrlo.
Que á poco andar tropezó con grandes dificultades, y
en estas andanzas vino á ser descubierto. Pyat se enfer-
mó gravemente en la cárcel, fué llevado al hospital general
de hombres el 13 de julio de 1861, muriendo á los dos dias.
Se susurró entonces que se le habia hecho envenenar, para
que se concluyera la causa con la muerte del reo, y se
encarpertarael proceso.
El mismo Pablo Vinales tuvo un fin trájico.
DBL PARAGUAY 433
HallArirlosc gravemente eufermo y próximo su fin, Ló-
pez íletcrminó ¡ ir> di? aí^osto <le 18<i2i lia<'er su teslameiUo,
desigiiaiido en 61, para reemplazarle en el P. E. de la Ile-
piiblica. á su hijo Benigno, goneral en gefe delejérrito A su
otro hijo Franrisro Solano, gefe de laes<*oUa al roronel
Felipe Toledo, oscribann dt* gobierno et<\ásu favorito Sil-
vestre Aveiio, hasta roncluir<»l [K»rlodo |)or el<|uesehabia
él horhii nombrar: y terminado éste» se proredie^e al nom-
bnimiento de un nuevo pn\sidente en un señor Laseano,
sujeto fie su predileerion y digno bajotodos respe<*tos pyra
<K-U|>ar tan elevado puesto.
Cuando don FranrÍMO Solano tuvo conocimiento del
contenido de aquel testamento se pust) furiosr» hariemlo
|»eda/os aquel dommentt» y mandando decir al moribun-
do ({ue lo rehicieni, si<|ner¡a que su última vnluntad fuese
res|»ota»la. Kn tales circunstancias, don (*arlos Antonio
dvy* de existir (10 de setiembn» y por obra y gra(*ia del
vice-prí'sidente Sanche/, in jfar(ihtt.\\ en unión con el
mi'^m*' Solano 4^<»pr/. apareció é^te nombrado oi\ plirgo
(Ir rt'srrra, Hé ahí «oino |i»s \i\osv lo> moribundos
dispiíiiian d(* lo> dcstnins dilpalscom^ de cnsa propia.
(Jue«lu. pues, «liseíiada a |¿rand( s rasgos la \ida |)i>
blica di'l /ír///íc>' |>re^idehte y segiuido Mtprrttio (\e\ Pa-
raguay, que dnrantt* diez y siete anos dispusiera á su
antojo de aquel bcÜn * nanto desgraciado |mts.
Apena*» exhalara Lope/ el nltiu)o sU'^pim. em|K.varon
la> demovtracjtiní s de tino amor y respeto por <'l #*//i/-
fu'tttr rttnliuittitn, cuva pi'rdida manife>tal)a rl pitrhin no
|HMler ^nfrir sin d«»lor y «uno-* funerales eran mandados
colelirar por ¡••^^ nríitare^ dt- «-a'la dep^irt.init'ttto. Todo
el pu«'bii» a>i<«lia :i v\\**^ para '¡«'in«»ti.ir su «««iilnniento.
llacia*<»e en el Paragua\ ab**ohilam«'ntc l<» mismo que lo
que en Buenos Aires *.e prai'ti«*aba en la épo. a de la
434 00BEENANTE8
dictadura, por aquello de que todos los tiranos tienen
mucha analogía entre sí. El claro que en la perpetra-
ción de iniquidades que uno dejaba, las llenaba el otro
hasta con usura. Es indudable que de I9S tres tiranos del
Paraguay, el primero y último se llevan la palma en
materia de inhumanidades.
Al año de haber bajado al sepulcro don Carlos Anto-
nio, se inició, lo que oquivalia á ordenarse, una suscri-
cion popular, so pena de ser considerado traidor á la
patria, de cinco pesos fuertes por persona, nacional ó
estrangero, con el objeto de erigir una estatua ecuestre
en honor y recuerdo de los relevantes méritos del primer
president^muerto en el poder. Para el efecto, se nombró
en el aniversario de su fallecimiento (10 de setiembre de
1863) una comisión compuesta de veinte y cinco ciudada-
nos distinguidos y presidida por don Nicolás Vázquez.
La relación funeraria de don Carlos Antonio López, pu-
blicada por el entóiires redactor de El Semanario, Ilde-
fonso A. Bermejo, en el número 43i), correspondiente al
13 de setiembre (18G2), es como sigue:
"En la iglesia de la Santísima Trinidad yace un tronco
yesto y deshojado, á la sombra de cuyas ramas se cobi-
jó un dia el pueblo paraguayo. Se consumió la lozanía
de aquel árbol, pero querk') su fruto en el sentimiento y
en el alma de los que le vieron florecer. No creemos que
las aguas del olvido puedan enturbiarla corriente diáfana
y trasparente que de su nombre llévala memoria por el
florido campo de la inmortalidad.
"López creció como la noble palma, y elevada, se espu-
so al huracán de las pasiones, fué ansioso del combatey
desdeñó la tranquilidad á lo cual le pravocaban sus ému-
los y antagonistas: buscólas emociones. Todo lo probó
en la azarosa existencia que soportó durante su adminis-
tración; probó la miel y la hirvicnte ponzoña que destila-
ron el jugo de su esencia sobre aquel corazón noble, gene-
DEL PARAGUAY 435
ro90 y ardiente que pocos supieron comprender y muchos
calumniar.
"Vanamente 5(e esforzó en vestir ante el mutido su altiva
frente con la fingida independencia. La lu<'ha existia en
su alma y jamás pudo dar la vitioria ai egoismo.
* Jamá< cayó en el cieno; nunca llegó al tor|>e vicio.
" Llevó silenriosí) v <'on amor su ofrenda A los altares;
co9isoln al d*'sgraciado Qu su> últimos dolores, y siempre
que tomaba la pluma para dictaminar se esforzaba en
ayudar al <lo*«valido en sus <*onticnda^.
•El ceit) fervoroso de ^u amistad fuélí> mismo durante
el dolor, <|Uc durante la alegría; alguna vez fué enemigo,
lofué/ívi/ y ffé'nrr<iMo, pues jamás pudo eoiicébir su espí-
ritu la /ií/>Oívr.v#íi. (*uan<lo su semblante, ora audaz, ora
desílenos») hacia ostentación ya de de^^precio, ya de ironia,
era sufiriente una utirafla rarUtosn. una duire palabra |m-
ra destruir aquella mala impresión, y |)ara confundir su se-
vera mirada «'on la del ¡nraulo v cnndumso
m
•Tal fue el preclaro magistrado á quien la r/ir/V/i a ha
retrat¿idoen orasiones con los rolopws mas somhrio.s; tal
fuóel hombre á cjuien altjiuios insensatos han querido com-
|>anir eon el doetor Francia.
•pero jain.is ronseguirá el impuro aliento del odio sq-
car \a savia y rn^'riísa que vonios impmjnada rn iodos
¡ojs (U'tos dr Vil rida ¡t»tlduui ij prirada, Jamá> bnrrarün
las paginas hrillantrs t¡ur Ir n'srrra la historia amrrira^
na. Tampoco el fvb^ alíenlo del desalen entibian el
fecundo ralor i\{u* vigorizó <u pensamiento, rayos de luz,
emanación del sol, que enriende el Altísimo; rayos de
lu/que deslumhran al mísnu» que prorura f>fenderla. "
18G2.1M7U— LXVL DON FlíANClS( O >ULAX() LÓ-
PEZ. BRIGADIKk (iKNKRAI-, DESPIKS MAIÍlSCAL
vicc-presidentecii ejerririo del P. K. de la República, des.
436 GOBERNANTES
de el 10 de setiembre de 1862, el mismo dia del faUecimieo-
to de su padre.
Inmediatamente después de este acontecimiento, LrOpez
tomó las precauciones que consideró necesarias, empe-
zando por apoderarse de todos los papeles del finado. Re-
dobló las guardias; llenó de patrullas las calles, y en se-
guida convocó al ministerio ó consejo de estado, á quien
leyó el testamento en que se le nombraba vice-presiden-
te y por consiguiente en ejercicio del P. E. ordenando al
mismo tiempo la convocación de un titulado congreso na-
cional y electoral, y espidiendo el siguiente
BANDO
• ¡Viva la República del Paraguay!
El vice-presidente de la República.
Habiendo fallecido en la mañana de este dia el Exmo.
señor don Carlos Antonio López, presidente de la Repú-
pública, y resultando nombrado vice— presidente de ella
en el pliego de reserva, firmado por el finado Exmo. se-
ñor, cuyo tenor es como sigue: — * 'Nos, Carlos Antonio
López, Presidente de la República del Paraguay — Usan-
do de la jurisdicción suprema que el Hon. Congreso Na-
cional me ha conferido en el artículo 5^ de la Lev de 3
de noviembre de 1856, para los casos prevenidos en eí
artículo 5*" del título IV de la ley de 13 de marzo de 1844,
nombramos para vice presidente de la República al briga-
dier general ciudadano Francisco Solano López, general
en gefe del ejército nacional, ministro de guerra y mari-
na, con el tratamiento de — Exmo. señor Vice-Presidente
de la República; y mandamos, 1? que los ministros de
gobierno y de relaciones esterioros ciu'ladano Francisco
Sánchez, y de hacienda ciudadano Mariano González,
de la Administración (resante, continúen en la del Vice-
presidente de la República.
2V Que el presente decretóse conserve en el despacho
del ministro de gobierno, con el título de — "Pliego de
Reserva de nombramiento de Vice-presidente de la Repú-
DEL PARAGUAY 437
blicaporel Exmo. sefior Presidente «le la República ciu-
dadano Carlos Antotíio Lope/., para el caso prvcnido en
el articulo 5V del titulo I\' (le la ley órpiiiica do la Repú-
blica" (¡miado y sellado como corresponde; — y que para
llevarse á efe<-to el |>resenle nornhrainienln de vicr-|>rcsi-
dentedela República^ el ministro se«retarin de gnbinrno,
convoque á los ministros de liac¡(Mnla, d<»f:ucrra y mari-
na y i\ lascorp(»rat*i(>iios civiles, tnilitan*^ y erU»siAslicas,
y estando j)resente*i «MI la sala de gobierno abra el plie-
go qu<* contiene este derr«»to, lo publi(|uc, y el reverendo
obis|)odio<*esan<» tome el juramento na(*ional al nombra-
do vice-presidente, y le i^onpi en posesión del p>bierno
provisorio, con la solennn<lad y formalidatles que orde-
na el articulo 5? del citado titulo IV de la ley org;Uiica <lel
país.
3V Que el mismo dia se publique en la capital, por ban-
do, el presente deí*reto con la acta ordenada en el an-
terior articulo í*.*, se í'ircnle en todas las villas, departa-
mentos y partidos de la Rcpúbl'«a.
4? Que el vice-prcsid(Mii<.' de la República, con el mi-
nistro secretario i\o pdiicriio, convn(|u«» inmediatamente
el conírrcsii na«*ional, par» la «^lección de pn'sidinti' pro-
pietario, «•onformc está mamlado en el artlrulo W ilel refe-
rido título I\' de administrat'i'ion política de la R(*públit*a.
5? Que reunido el congreso na'if»nal en su sala de se-
siones, se pivsente v\ \i<e-pre>idente de la R«*públii*a á
liacer la apertura del congreso, en la fiirma(|ue ordena
la ley nacional, y le dé <*uenla p^r un mcnsa::i» «leí p«'rlo-
4o de su administración.
ft? Que si por cualquier «vuisa l»'i:Itima. el nombrado
v¡cc-presid«'nte d*» la líepúblit-a t¡o pndiesi* aceptar ri
carKo, lo> dicbos niinislrM«« de ;;í>bi»-riM» y de relai-i-mi'v
csteriores, y de lia<*ienda, i*on <*1 ti'in<Miii» r«»r«»ii»*l «-•man-
dante de la e*-('olta d<* ;:«dMerno, <'nidadano Kt'lipe Toledo
entren en la administración provisoria del ^o^ierno de
438 GOBERNANTES
la República con el título de Exrao. gobierno provisorio
y con calidad de que lo presidirá el ministro de gobierno.
Dado en la Asunción, capital de la República, á los
quince dias del mes de agosto de mil ocho cientos sesen
ta y dos, el cuadragésimo nono de la Independencia na-
cional.
(L. S.) . Carlos Antonio López
Francisco Sánchez.
Y estando llenadas todas las formalidades arriba preve-
nidas, y las que se requiere por la ley: publíquese — Asun-
ción, setiembre 10 de 1862.
" Francisco Solano López.
"Francisco Sánchez.''
A las nueve de la mañana del 16 de octubre se reunió
el congreso nacional y electoral, y dada lectura del men-
sagedeórden, el general López declaró haber llegado el
momento en que el cuerpo colegislador procediese á dar
cumplimiento al objeto parael cual habia sido convocado,
esto es, para dar un presidente á la República.
» •
López habia tomado sus medidas tan bien que no habia
peligro de que otro fuese el nombrado. Pero era necesa-
rio un poco de comedia, y la hubo.
Antes de dar principio al acto de la elección y saberse
sobre qiden habia de recaer la presidencia, el diputado
Várela manifestó ciertos escrúpulos de conciencia respec-
to de la elección de presidente de la República y agregó
ser el primero en reconocer las grandes cualidades que
revestia el general López para presidente de la República
y hasta dijo que no encontraba otro en la nación que pu-
diera ser elevado al poder; pero que el acta de la inde-
pendencia nacional declaraba en su segundo artículo que
\ii República de t Paraguay nunca jamás será elpalritno-
DEL PARAGUAY 439
niode wia persona ó dr <om/a//ii/m, y que habicti>lo 61
jurado esta ley estaba impedirlo de dar su voto para
presidente <lc la Repúblira ;d general Lope/., por ser hijo
del presidente anterior, y pedia :\ la representación na
cional que inlerprrtara rsla h*y para su aclaríirion. El
mismo hermano del general López, don Benigno, (*uan<io
vio que el Paraguay se despedazaba ó ibadesapareriondo
ora |H>r la guerra, ora por la< bArbaras (»jeruriones orde-
iiaias por aquél, dijo al di<'t;idor **que no encontraba pru-
dente llt.'var adelanto una ^^nerra nacida de su propia vo-
luntad y no de la V(»lutitad riel pueblo, aconsejándole di-
mitir el mando, y observándole* que las n'públicas not*ran
Nttu^hli's qti4* st* tvasinitiüii dr padre á hijit \K)r via <lehe-
rcdatL" Esta franqueza costó cara á don Benigno.
Con las declaraciínies dadas por v .ri«>s diputados que-
daron completíunciite desvanecidos |»>s escrúpulos de
Vanda dando en consecuencia su voló pnr I-opez, quien
fue electo pre-^nlente, p'»r unanimidad, por cltérminode
diez años, v recibido el mismo ilia (16 . Al ^iijuiente dia
volvió á reunir-*»' para la l«'<tnra i\o\ men>age íle la corta
administración del gen»Mal Lope/, y rcsnlvió \i\ . a|>robar
todos los acii»s admnii^UMtivov ,b»| tinado presiileiilc; te-
nerst» por d«»cmnento anti^niici» «'I cuaderno i le n*a bajos
preparatorios «pn» el tinado babia df^jiuc^io para su inen-
«^age: apr(»bar la mcd¡aci«M '!«' la li"pubii«*a del Paraguay
rula difidencia ármala -b» la < nnlcdi-racinn Argi-ntuja y
Iapn»vincia de Buen«>s Air«>cii el an*» de 1S,V.»; apr-'bar
los Irritados relebratlos íini I»»-* I'!vta»l«»- l'ni i*»'* y '*«»n «d
rev de Pru-^ia. 4'l4de frbm"'» -ie |s.'>íi v lodi* ag«»^t«» d»'
isiiO re^p(*i*ii\aniente \ la «Mudu'ta d«l virr-|ire*»hleiit'* tle
la Bepública, Lo|e/, duranti» los treinta y sei^ di:i** que
ejerció el P. E. di» la na« i«»n.
El general K(>p«v enmpiió la nítima \< 'Imitad ib* *«u pa-
dre re^pri*t«i dt» ^n^ miiK**n*i>-« >ainb»'/ y ti'iM/ale/. mtt»-
grando i'l ;:.ibuirie <IÍ*.» d«* ••••tubr»» ••••.i d«»n J«»*e I*n'rue'*,
|»ara rt*laci<»iie*« estenore^ \ su lierman<> don X'enanoiu.
440 GOBERNANTES
para guerra y marina; pero también se vengó del pobre
Lascano, que no habla tenido arte ni parte en la última dis-
posición de don Carlos Antonio, haciéndole pagar con
crueldad el recuerdo que hiciera de su buen nombre.
Mandóle poner preso, con una barra de grillos, sin per-
mitirle recibir auxilio alguno de su familia, ni comunicar-
se con su virtuosa esposa doña Isabel Guanes, — descen-
diente de una de las víctimas del tirano Francia — ni con
sus hijos, haciéndole morir en aquella prisión, espresa-
mente inventada para ese infeliz.
*
Créese con bastante generalidad que la señora Elisa
Lynch, en unión con el entonces deán de la catedral y des-
pués obispo don Manuel Antonio Palacios y el coronel
Wisner de Morgenstern, emigrado húngaro, persuadiese
al presidente López haciéndole creer que nada le seria
mas fácil que constituirse en emperador del Rio de la Pla-
ta. Aún antes, en 1854, hubo un diputado obsequioso
que hiciera en el congreso una moción para crear empe-
rador á López padre, habiéndolo sido de hecho y heredi-
taria la corona en su familia.
Es indupable que el hijo la codició, no perdiendo la es-
peranza de que fuera una realidad, lo que hasta entonces
sólo era un sueño. Durante su permanencia en París,
por inspiración de la referida señora concibió la idea que
realizó mas tarde mandando hacer un modelo de corona,
semejante á la de Napoleón I, la cual fué embargada por
el gobierno argentino juntamente con los ricos muebles
destinados para adornar el salón imperial. El mismo Ló-
pez confesó al ministro Washburn que el Brasil le habia
animado á declararse emperador del Paraguay, que era
cosa facilísima, como en efecto lo era, si se hubiera con-
tentado con serlo sólo del Paraguay; pero su estúpida
ambición iba mas lejos; pretendía ser emperador del Rio
DEL PARAOTAY 441
ílela Plata, y allí fraí»a«ió <u insensato plan. Solo le falta-
K'i el titulo, imo-^ es salú'lo qn(* <'l :^<>bierno del IMraguay,
Hesíle IXll hasta L'»|)ez. fn» ma< absoluto y ina^ <Iesp6-
th-uque cualí|uier rey ó emperador.
Lí»l>o/llevAsu¡d<'a adelanto, siempre abrigando la espe-
ranza de V(»r r»'al¡zado <ii encumbrado proyerto: instituyó
Uívx or(l*'fi flrl //hh'ifo, :\ <r»m<*janza de \i\ letjion dt* honot\
ruy«» alto ^rado sólo lia'» i «le ser «•onferido al presidente
d(* la Kepúbl¡«*a y al niaris«*al íle su^ ejt^rritos, quoera él
mismo, y al í^í^fr do la iü:l<"^¡a en oí í\'ira;j:uay y A los^efes
vit'ili«*io> do optados '-oberanos, en el estrangero.
A esto respo«'todi»-e Mr. \Va*»lil>urn loque sij^ue:
"Al roinon/ar la ^u«M'ra, Lope/ pretendia pnM'lamarse
cm|K.Tador del Para.:;uay. si ella resultaba favorable
á MIS planí**4 y <i «-onsopiia incorporará su país bastan-
t« tiTritorio para dar á aqu»l dimensiones respetables.
I'na ve/ Lopí»/ |i* ilijo que el Brasil le lia!>ia animado &
dc«*larar*io *»mpi.Ta lor d«d Paraguay, y ase;:uKile que lo
era ••'»'*a faí'iiKima.
-I. !«»;:•'• Iia«*la iü-^lituir una óím>kn dki. MÉiiir»), á ffuisa
dr I K .ION i»r. n'»Nou. iMiV'i al: > :^rado <olo <erla f*>nferido
;"i las lí»«*la*» «-«M-oiia las ó á ¡«rln 'iiies h'M*e litarios «le lasro-
n»na**.
"Ad«Mnás do i^'^i\, «» sal>'* qu«* *ol mo'b'lo do una corona
imperial fu<^ MliimaiiitMit** bailad i tMitr«' al^^iinos objetos
di' n*al mai:niti'*oii4Ía qn»» Lop»v recomond*» ;l Parias y
• |Uo natU!':iÍ!n<'!ito oran d '^inia lo'* para su u^o «turante y
dcspm»** iji» |;i i'nrMiia<n(in.*'
"f »iiiM S M. don IN»dr«) I'» trató una vo/ do ffrandt* y
httt'ít niitiíjn if lirrinnti*t, nutria la «'^poranza ileque el em*
|»erador podría venir á >orsu suegro, dánd«>le en matri-
442 , GOBERNANTES
monio, para repartirse su trono, á su hija mas joven. Ló-
pez hizo proposiciones en este sentido, y cuando sus es-
peranzas estaban mas exaltadas, premeditaba hacer guer-
ra de conquista á la Confederación Argentina y aumentar
sus dominios á costa de este pats. Pero el emperador,
ya bien enterado de sus instintos feroces, prefirió confiar
su hija á klgun yacaré del rio antes de entregarla á las
tiernas caricias de López. Fué, pues, grande su marti-
rio y sorpresa cuando, en el verano de 1864, le constó
por los diario? que las hijas del emperador iban á casar-
se con los nietos de Luis Felipe. Desde entonces mada-
ma Lynch comenzó á instarle para poner en ejecución sus
designios imperiales/'
Así, desde que López subió al poder amamantó el pen-
samiento de llevar á cabo aquella idea, ó por lo menos do-
minar las regiones del Plata. Pero, como el hombre pro-
pone y Dios dispone, le sucedió á López lo que al perro
con su sombra, que se quedó sin el bocado que poseia
y sin el otro á que aspiraba. Preparóse, pues, á la guer-
ra, y para justificar su pretensión, buscó un pretesto
cualquiera, que no le fué difícil encontrar en la cuestión
oriental, completamente agena á los intereses paragua-
yos. Llevó su audacia hasta declarar la guerra á tres
naciones, lanzándose á ella sobre la marcha sin dar tiem-
po á preparación alguna por parte de sus contrarios,
con bastante arrojo, en la ofensiva, y quedando después
absolutamente reducido á la defensiva, aunque hacia
creer lo contrario.
Para despertar entusiasmo en el pueblo y hacer sim-
pática la gigantesca guerra en que hacia lanzar á los ilu-
sos aunque valientes paraguayos, recurrió á lo que se
practicaba en Buenos Aires en la época de Rosas. A su
imitación, aparecían, casi diariamente, manifestaciones de
fino amor y respeto hacia el mariscal y de frenético en-
tusiasmo por la guerra, hechas por el clero primero y
en seguida por todos los empleados civiles y militares.
DEL PARAGUAY 343
No faltó iiadre que maldijera A su hijo, espo*4a que se
de* -tarara viuda viviendo «»l miriilo, h«M*in:ina que se con-
siderara ^i:iii*rin'iiii)s, t*j:iió:i iolos, et\: de ¡Rual modo
que en Buenos Aires dos hijas renegaban iiúbliramente
de la ¡laternidad del que los dio el ser, de(*larándose
huérfanos y sin mas padre que Kosas.
Desde la ópoca del primer I.opez existia la costumbre,
para Iw'T olvidar al juicblo su esclavitud y degradación de
foment;ir*vi <^lt?| gusto p«>rl:^s iiivftr<ii>nf»< p^^blicas. Du-
rante el reinado deFran i i, e-ataban prohibidas las reunio-
nes* f>«»pul:in»s lie toda clase, y ruando su sucesor fii/ode-
^laníí^er esta rc<tri«**'¡'»n, el pueblo s<» consideraba muy
feliz que <!• le jiormitiera reunirse, aún bajo la mas estre-
cha vipilancia tie la polieja, para bailar, rori-er carreras,
juep'ide la sortija, festejos públicos y las corridas ile to-
ros. T«vlos los anos, pues. <ct daÍKin varios bailes por
6rleii del p>bieriio, á los.Mnl»s i-ra invita li la in^jor cla-
se se la s n*iedad. Se daban -itros di» «aráerer mas demo-
i*rAlieo al aire libre, del que toijd*. |»odiati partieipar. Es-
to sncfKÜa ^«Mieralmente tMi los aniversarios di»l cumple-
año** del presideni»', e| dia del p.itroiiode la «apilal, A^un-
eioN, d«* la ind«»p»M. leiiri.i del i^^tido, y doalijuii otro acon-
te«'tmiento importante di* la historia naeional.
La r| iM» de 1 i-H inu-:*'r*s lliinadas y>#*//í'*/'iv //c o/'o, á
causa tIe l:i<s iiui'ha*» albija^ qU' llevaban pu»»stas. daban
tert|jh'is e. MI frt» Mie-i 'i i, «m s:i^ •• i^a^; pi»r»i en I»»-» l'esiejos
naeionale<. t»'nian In:; iral .lire libr»». En la t»po«a ih» Lo-
|y*z los baile** para tili-^ la** i'is.»^ s»* .|aban frei*nente-
rnente en la |ila/.i iV'Miea la «M"^ i d-' ir-ibierno. En C'-^tas
oc:i"»i«»fM'** *»e prepar iban iii**» di ^'iit'»** sal- m»"* •*' uno otras
ta'ila*> c iiei^oria-^ d* pi •'»! ». E?i •■! p:'ín*'i'», hien air»m-
brad*». -•• e. i|.i -ab i.i a^»M' «-^ ' •! i .il r»*dei|i»r. A «'stc
a-i'*tian ••! \i ■••-iir''^i l'Vit*. i.»- nii.n"*ir'*« df a**ta l«». el ina-
y«»rd*»p!a/a \ el ^ •!".• le pih i i. \ . p »r <^npne<«ti). la idaso
nia*« di*«tinL:nida d»* «in ladan-'** ••«»!i ««ns .'-^pií^a^ i* bija**.
Adornas d*^ c*%to*%^e liali.Jían la> querida^ de Ltqto/ y sus
444 GOBERNANTES
hermanos. Junto á este salón había otro igual, pero sin
alfombrado; el cual estaba destinado para las p^tneío* cte
oro, los militares, con escepcion de soldados rasos, arte-
sanos y otros no siendo de la clase de peones. Hombres
y mugeres iban descalzos. La última división era para
laclase mas pobre, participando del baile los soldados,
peones y esclavos. Las tres categorías empero bailaban
todas con la misma música. La policía ^era la que daba
las invitaciones, las cuales equivalían auna orden. Tantoel
baile que, en 1864, se dio en Corrientes, el cual se dijo ser
costeado por el comercio, al que, entre muchos otros, asis-
tió el autor de esta Historia, como los que se daban en la
Asunción, á nombre délos oficiales del ejército y armada,
eran costeados por el gobierno. Como el supremo Ló-
pez no podia asistir á todos los grandes bailes, se coloca-
ba su retrato frente á un trono, hecho espresamente, al
que debia rendirse el propio homenage, cual si fuera él
mismo en persona.
Estos fueron losprimeros pasos hacia el imperio en que
soñaba López, sugerido por su hábil dama.
El gran baile del 24 de julio (1864), dia de San Francis-
co Solano, cumple-años del presidente, en el que se iba á
inaugurar.el nuevo trono, fué anunciado como dado por
los ciudadanos de la Asunción. Se dijo que iba á ser lo
mas grandioso como que era una cosa nunca vista antes
en el Paraguay; pero dio fiasco el plan del supremo Ló-
pez, poniéndose furioso al verse sentado en el trono de
gran etiqueta y notar á todo el cuerpo diplomático vestido
en trage de soirée.
En el aniversario de su cumple-años que siguió á su
elevación al poder, los bailes, corridas de toros y carre-
ras duraron un mes entero.
Igual cosa se repitió en todos los pueblos de la campa-
ña en celebración del mismo hecho. Lo del retrato y
las demostraciones de alegría era exactamente análogo
DEL PARAGUAY 445
á lo que se practicaba e» Buenos Aii*es on tiempo de Ro-
López liabia |»rot('sta(l<)(.'M)(io agosto de 1SC4) roiitra
la invasión (le la Kepiil)l¡<*a Oriental del (Jriiíruay por el
ejénMlo brasilero, considorandola un rfiMK.s hrlli, y en esa
virtud |ire«*i|iita lo-^ su**esos sin arle ni cordura.
Esia misma proic^ta tiene su <i^nilirado pohtir*» en la
vía de su ridicula pretensi<in de harer>e coronar empe-
rador del Hio de la IMata.
Para e^o quería llamarla aten(*ion del mundo fíguran-
.Ji» ronio un f^vnw diplomíltiro y guerrero. Y iiariendo
hincapié en tan ridicula rreenrja, se dejó arrastar, de
error en error, liasia su final tráí?ira caida.
El Paraguay íMiip'V»'» ;i |»reparars»^ ai-tivamente para la
guerra á priiM-ipi'»*¿«|»' IsiVl, y en niarz-i del misnioafio
I."|»«*/ i'NtablcriiMMi (ycrp» I II nn «'amitamentM militar,
en <(U(* adic-^traba para la ;^u«M'ra un cjcmtodt* treinta mil
hiunbres, de diez y ^<Ms á riii.'u*Mita años de edad.
Kn la l*jit*arna<'i<in se di'^'iplinalian diez y siete mil
recluta^, diez nnl en llumaita. ruatro mil en la Asunción
y tres nnl en la Tonceprinn. MI ti»tal de lit>mbres que se
di^^ciplinanm en los seis meses ipie traM'urriertuid*» mar-
zo a a;¿o^to de l^Vl, m' eleva a sesenta y euatn» mil,
sin «'«miar unnsdiez mil qiK* murii*riip en e*^te perlado.
r<<n niotixM di* la pi^t>it>'^ta «onira la inv.isinii brasilera en
el K««iad<> Orienta!, bubti tn < I Paivi;:ii.i\ grandes ilemns-
traeiiMi»"^ pMr ••rden del i:"í»ierii'o m t"a\'»r de ella.
'I'ímIíi «•! mnnd<^ -in e*«.*e|H-|.i:i ai.:inia. Iia^^ta »<eñtira^
V nifi'.--, ^'» [MMia di* pa^ar |» -r iraid^re-- a la patria, tu.
vierMfi i{U' lirm.ir, á h» fttlernl d** lÍM^a-, !naiiifii»<stiis
ofre«'iend«» al ^obieriH», que im era •»lro que l^npcz,
446 QOBEBNANTES
SUS vidas y sus bienes para defender su causa. Igual
cosa sucedió en todos los pueblos y aldeas del Para-
guay.
La declaración de guerra por López se inició por el
apresamiento del vapor "Marqués de Olinda" (4 de di-
ciembre) con sus pasageros y tripulación, los que fueron
desembarcados y encerrados en un galpón como prisio-
neros de guerra, incomunicados y muy mal tratados. A
algunos se les concedió mas tarde permiso para bajar á
Buenos Aires, el resto de los prisioneros fué interna-
do, sufriendo horribles privaciones y muriendo de ham-
bre la mayor parte. "El Marqués de Olinda'* armado en
guerra, entró luego á formar parte en la escuadra para-
guaya.
A este acto inicuo siguió la espedicion á Matto Grosso,
la toma de Coimbra, la destrucción de ciento cincuenta
hombres entre muertos, heridos, enfermos, etc., fusila-
dos, lanceados, muertos de hambre, de cansancio en sus
largas jornadas por los cerros á pié. Todo su plan dis-
paratado de campaña, si así puede llamarse el mandar
un pequeño número de hombres bisónos que fueran á es-
trellarse contra otro 'mucho mayor; prometiendo á sus
gefes superiores el envió de los elementos necesarios é
indispensables, no solo para triunfar, ni aun para la de-
fensa, y dejándolos colgados, y encontrando en conse-
cuencia una muerte segura. Todo esto, mientras él ha-
cia una vida de rey, comiendo, bebiendo buenos vinos,
fumando ricos cigarros, jugando con sus hijos, etc. y
todo por una ambician desmedida y un egoísmo sin una
pizca de patriotismo. ¡Dios le perdone los numerosos
males que ocasionó ásu patria, digna de mejor suerte!
No deja de ser curioso que del seno del Paraguay, y
en la época de López, saliera una protesta sobre lo que
E asaba fuera de su territorio, justo ó injusto, y que no hu-
iese una sola voz dentro del mismo territorio que se atre-
viera á protestar contra lo que allí pasaba. El Paraguay ha
DEL PARAGUAY 447
estado preparado para la guerra dos'le mucho antes que
la |KjIltira brasilera hubiera da lo pretost«> para que López
foniiulase su dOi*aiitala proto^-ti en favor del equilibrio
delUioiiela Plata. ¿Por qué no liabia protostado antes
550brc el equilibrio de los podoivs |}úbli<:os y <ie los de-
re<.'ho>de los riudadanos «1»»! Parairuay , su propio país?
Cuando hubii>ra roali/a* lo e<to, romo sui:edeen todo país
verdaderamente IíImv, entonces habría sido la oportunidad
de pretender ol equilibrio tie los poderes \e<*inos.
Ksinuy probable que la nianiüest.i filantropía de I^opoz
dequ** uiá^ adelante diera tan sani^rienta prueba, le ha-
bría llevado fatalmente hasta l)usi*ar el equilibrio de los
estadt»^ lol Pa<*lli<*ii, terminando por el <ie las primeras
potencias de Kunqia.
Su í^eneD^a meuia«*inii, en 1S,VJ, en ol Uio de la Plata,
si bien naciera dt?l ^ervirit» prestado por el pMieral Urqui-
za en el ciMirti«to del Para;;uav con lo^ Estados rnid<)S,
«»u pr¡nt*ipal l«Mii|pncia parc-ia *»*ítentar <u ;:raníle inte-
rés |i(»r la pa/ \ arn)<»nia de ^^u*» vecinos: p«»ro con la espe-
ranza de que la oporiuin'ladse le ¡iresentase para formu-
lar su proieMa, por fas.» p.»r nefas, á fin d»» realizar ia
de^Tlaracion de guerra quȒ tanto anhelaba [lara sus tines
per>»M»ales, y dt* ningún ni'Mlo patriótieo, como el lector
tendrá oración diM-onorer ina** afielante.
A*t»» í-nnilini«». I.ope/ so apM*l«iYí V\ «le abril, jueves
sant«i'|e istíT») de «los í)iique'^ «lo ;rurrra ari^entinos, de-
sarmad'»-. «mi el pU'M'to*!»» (' irrientos, y oeii|H*i el dia ^i-
^uiente viérne*- «^anto la ciu la I por sirprosa, «Itvspues
de haber da«lo ^euuridadi»** al ¿;«iberna<lor La^raña délo
contrario, se^un nos l«» ha rfferid^i i^l mismo, p<ii*osdías
antes déla invasión paraguaya á aquella «áudad. In-
vade con un cuerpo de ej«''r«-ii«» la pr«»v¡ncia fie Uii>íiran-
de imay«> , el cual se ve f>bliga«i«» á nMi<Íirse 18 de se-
tiembre) en la Ouguyana.
Pretende igualmente sorprender con su escuadra á la
448 GOBERNANTES
brasilera y es completamente derrotada (11 de junio) en
el Riachuelo, en Corrientes. Con este natural contraste
y el de la Uruguayana, el ejército de ocupación evacúa
la provincia invadida. Los aliados al fin cruzan el Para-
ná y tienen lugar las. batallas del Estero Bellaco (2 de
mayo de 1866) y la de Tuyutí (24 de mayo). Al ataque
deCuruzú(3 de setiembre) sigue la conferencia de Ya-
taití-Corá, en la que habiendo podido López terminarla
cuestión con honor para el Paraguay, su fatuidad le ce-
gó, y viéndose humillado, prefirió llevar la guerra ade-
lante.
El carácter doble del mariscal López puede pintarse por
el rasgo siguiente:
Mr. Gould, secretario de la legación británica en el
Rio de la Plata, deseoso de hacer cesar una guerra tan
desastrosa, redacta unas proposiciones de paz que fue-
ron formalmente aceptadas por López, las cuales han sido
favorablemente recibidas por los aliados. El art. 8? decia:
"S. E. el mariscal presidente, apenas concluido el tra-
tado de paz ó sus preliminares, se retirará á Europa,
dejando el gobierno en manos de S. E. el vice-presidente,
quien, según las prescripciones Je la constitución de la
República, queda con el mando en casos análogos.*' Mr.
Gould, cuya conducta era digna de los mayores elogios
por el arreglo de aquellas condiciones de paz tan alta-
mente favorables al Paraguay, y que hablan sido acep-
tadas por ambas partes, recibió una nota del ministro
don Luis Caminos que se publicó en todos los diarios de
Buenos Aires, desmintiendo el asentimiento de López á
aquel artículo y declarando no ser él sino los aliados los
que hubiesen hecho esas proposiciones, y agrega que **él
habia previamente declarado que el art. 89 no podia ser
ni discutido por él; y siendo este párrafo dictado por el
mismo López.
"Por lo demás, puedo asegurar á usted que la Repúbli-
ca del Paraguay nunca manchará su honor y su gloria
DEL i'AllAGUAY 449
consintiendo que su presidente y defensor que le ha da-
do tanta gloria militar, peleando por su existencia, baje
de su puesto, y menos aun que sea espatriado del teatro
do su lieroismo y sacrificios, porque estas son las mejo-
res garantías para mi patria, de que el mariscal López
correrá la suerte que Dios tiene reservada á la nación
¡paraguaya /•
Podrá juzgarse de la veracidad de López por la carta
de Mr. Gould dirigida al ministro de relaciones esteriores
del Brasil, en consecuencia de las esplicaciones pedidas I
por este miembro del gabinete de Kio Janeiro.
Es como sigue:
Buenos Aires, O de octubre de 1867.
Señor ministro—
En respuesta á una carta que me entregara el señor
Maltiews, y en la que vd. llama *iu atención sobre una
nota del señor C!aminos, secretario del presidente López,
tengo el honor de declarar á vd. que la aserción hecha
por esto señor, con el evidente objeto de echar sobre las
potencias aliadas la iniciativa de las proposiciones de que,
ron el asentimiento del presidente Lopez^^ he sido yo el
intermediario oti<-ioso,es enteramente falsa.
Coma vd. lo sabe, señor ministro, no haten*do lugar
ninguna inteligencia anterior entre nosotros, ni entre mi
y alguno do los generales aliados en cuanto aun asunto
completamente ageno i\ mi misión oficial. Kn las dife-
rentes entrevistas que he tenido con el presidente López
y el señor Caminos, me he limitado simplemente ;\ f»mi-
tir la opinión, bien fundada, de que, con tal que S. I*!« so
retirase del Paniguay, las potencias aliadas se mostra-
rían tíMÍas dispuest;is á hacer d su país las ..•oncosionos
roas gener«»sas.
Aprovecho e>ta 0(*asion para csprc-^ará v<l., señor mi-
nistro, la segundad de mi consideración muy di^lisguida,
G. F. GoCLü.
3U
450 GOBERNANTES
Antes que fuese conocida esta respuesta de Mr. Gauld,
el Standirdde Buenos Aires, decia: "López, cuyo va-
lor indómito se elogia, no ha sabido sacrificar su indivi-
dualidad en bien de su país. No conoce ninguno de los
sentimientos que inspiran el sacrificio personal á las al-
mas nobles y elevadas. Los pigmeos serán siempre
pigmeos, aún colocados en la cima de los Alpes. El ge-
fe paraguayo puede ser gran general y supremo todavía
mas grande; como patriota no es nada. Se bate, no por
su país sino por su persona, y en adelanteno.se le pue-
de defender ante un público que sabe hacerse respetar."
El 22 de setiembre de 1866 tiene lugar el ataque de Cu-
rupaití, en el que los aliados son rechazados con mucha
pérdida, principalmente del ejército argentino, pero re-
tirándose en orden, sin salir el ejército del déspota de sus
atrincheramientos. La escuadra brasilera fuerza (15 de
agosto de 1867) el paso de las baterías de Curupaití.
Con motivo de la muerte del vice-presidente de la Re-
pública Argentina, doctor Marcos Paz, retírgtseel general
Mitre del teatro de la guerra (enero de 1868), sucedién-
dole en el mando en gefe del ejército aliado el mariscal
Caxías. La escuadra brasilera fuerza (18 de febrero) el
paso de las baterías de Humaitá y los acorazados son,
de orden estúpida de López, atacados por canoas para-
guayas, dando por resultado el que debía esperarse.
Frustrado López en la ridicula pretensión de que las
canoas se apoderasen de un acorazado por lo menos,
emprende la retirada de Paso-Pucú á Timbó y de allí á
la línea del Rio Tebicuarí. Un movimiento general de
los aliados (21 de marzo) colocó á los paraguayos en el
necesario caso de abandonar, como lo efectuaron al dia
siguiente, las baterías de Currupaity.
Como los acontecimientos se iban sucediendo con harta
rapidez de un modo declaradamente adverso para la cau-
sa de López y del Paraguay, muchos ciudadanos encabe-
zados por el ministro Berges, que era hombre muy sensato
DEL PARAGUAY 451
habiéndolo probado cuando tuvo lugar el combate del 25
de majo de 1865 en Corrientes, concibieron el sano y
patriótico pensamiento do firmar j dirigir al mariscal
una petic¡(»n, suplicándolo, en la imposibilidad de triunfar
del ejército aliado, á nombre de la patria j del pueblo
|>araguayo, hiciera el sacrillrio de dimitir el mando en
una persona que, \\ov medio de tratados honrosos, salva-
se á la narion de su total esterminio. Lope/ clasificó esa
medida de conspiración con intenciones i*evolucionarias
'junio) é inmediatamente mandó prender ¿ todos los fir-
mantes, y remachAndoseles hasta tres barras de grillos,
lus declaró traidores á la patria, cuya tumba cavaba;
confiscó sus intereses, deportó A sus familias al interior
del pafs ha(*iénd<)las perecer en las torturas ó en las pri-
meras filas del cjén'ito, sin salvarse el obispo Palacios ipio
tanto habia contribuido á esas enormes demasías.
I*are<'0 indudableque en oí mo'^ de julio de IHíW habin en
la Asunción un circulo cpie creia <*onveniente un cambio del
|>ersonal del gobierno del Paraf^uay. c^n el objeto de
tratar ron los aliados. Se «^reia con generali<lad que el
ministro am».*ricaiio \Va<hburn fuese (»l«*cntri> de ese cír-
culo, d cual comprendió :\ muchísimos e-^trangeros re-
s¡«lentcs. Las id<»as <le éste circulo fucrtMi comnnit*adas
á l-ope/ que viiM á la A<un'Mon ;i pro|>ós¡ti> y panrrió
rccilíirlos de-^pues y atoiitlcrló-í. F>la atciirion de parte
do Lope/ iniiujo íi vario< [aragiay'í-í , I entrar en el mis-
mo uxnÍo do |»onsar.
Vuelto L'»pe/ al cjí^rcilodi^órlívie-i «lo priMi iiir ;i toi|i)s
los c'»mpli'*ados y remitirlos pres »s al ejército, (.'asi fo.
this fueron sacriticadus.
La guarni(*ion de llnmaitú, sitiada y bloqueada por to*
das parte**, opera su pa<ago, íide julio) al oiro iM^^tado
del rio al Gran Chaco, aunque de^pue^^ Ode ag»^t'i) se
452 GOBERNANTES
rinde, y á los pocos dias (22) los paraguayos evacúan las
baterías de Timbó, al norte de Humaitá. A los seis dias los
aliados se enseñorean de la línea del Rio Tebicuarí, y Ló-
pez se retira á Villeta. En octubre (8) cuatro acorazados
fuerzan las baterías de Angostura y la vanguardia del
ejército brasilero cruza (5 de diciembre) el Rio Paraguay
y desembarca sin oposición alguna sobre la margen iz-
quierda en San Antonio.
Después de varias acciones (21 á 27 de diciembre), Ló-
pez se ve compelido á abandonar las Lomas Valentinas,
y, acompañado de unos cuantos ginetes, se abre paso
por entre el enemigo y llega á Cerro León.
Las célebres baterías, mandadas por el coronel Carrillo
y el teniente coronelJorge Thompson, se ven (30 de diciem-
bre) en la necesidad de rendirse, y el mariscal Caxias en-
tra (1 de enero de 1869) en la capital del Paraguay, que
la encuentra sin gente y declara terminada la guerra. Sin
embargo, sólo era el segundo acto de ella; faltaba el terce-
ro, que termina con la fuga precipitada de López sin sujetar
su caballo hasta Cerro León, y como aún no estaba saciada
su sed de sangre y de destrucción, no dejó casa, cerco ni
huerta que no fuera arrasada; mandó atormentar y ejecu-
tar á muchas mugeres hasta que al fin terminó su existen-,
cia (1? de marzo de 1870) en Aquidaban.
El vizconde de Pelotas, gefe brasilero, al ver á López
casi exánin^e, pretendió tomarle la espada desenvainada
que conservaba en la mano, mas él hizo aún ademan de
herirle con ella, respondiendo con voz arrogante y firme
"que moriria con su espada en mano y por su patria.''
El vizconde mandó entonces aun soldado que lo desarma-
se y fué en la lucha con éste que dio el último suspiro,
sin recibir ninguna otra herida.
Al terminar debemos declarar que no hemos pretendido
DEL PARAGUAY 453
ni pretendemos escribir una historia doiallaíla de la pro-
longada campaña del Paraguay, bastante bien y oslensa-
mento referida, especificando sus varia<las y múltiplos
peripecias por testigos orulares cuyas obras esti^n al <al*
canee de todos, tales como, las de Masterman, Tlmnipson,
Washburnetc, délas que liemos tomado algunos impor-
tantes datos.
Mr. Washburn (1) se espresa respecto de Lope/ del mo-
do siguiente:
•La historia no presenta el ejemplo de un tirano tan
despre<'iable y cruel que A su caiila no dejase un amigo
entro su propio pueblo; ningún apologista ni defensor,
ningún secuaz ni parti(*ipante de sus infamias, i\ue pro-
nunt^iara una palabra en pal¡a<*ion de sus crímenes; nin-
guno que sintiese su muerte, ó que mantuviese lamas mí-
nima centella de amor por su persona ó su memoria;
ninguno que rezase una oración por el des *anso de su
alma. A este res|>ecto, l^opez sobrepujó á todos los tira-
nos que jam«1s vivieron. No bien muriera, <*uando todos
Auna, el gcfe, el subalterno que aplicaba el tormento, el
solflado que obedecia pasivamente, la madre f|ue lo en-
gendrara y las hermanas que una ve/ le amaran, todos
se unieron para denunciarle como un monstruo sin igual;
y de toila la na<*ion paraguaya, ((ui/á no haya uno do los
sobrevivientes que no maliliga su nombro, atribuyon<io :\
su locura, egoismo, ambi(*¡on y rrueldad t«Mlos los malos
que su desgraciado |»ais hubiese osperimentado. Ni una
familia queda que no le aouse de hal>er destruido la ma-
yor parto de ^^us miembros y reduoido A los sobrevivientes
A la miseria y A la ne«-esidad.
•F-3ra una dof«»rmidad mental tomo moral, un mónMnio;
y por ronsiguiente ^oria ocioso tratar <lo anali/aró osti-
(1) r. TV //•«fory •/'Ftrofudy.
454 GOBERNANTES
mar su carácter como un ser que raciocina, sujeto á las
pasiones, impulsos y motivos que se suponen inspirar á
todos los miembros déla familia humana. Destituido de
los sentimientos de humanidad, no le guiaban los motivos
que rigen la generalidad del género humano. Fué una
escepcion, siii generis. Fué tan diferente de los demás
hombres como lo habia sido Francia; pero de otro modo.
Este envió una maldición como su último mensage á su
padre, sin acordarse de sus hijos naturales, que anda-
ban vagando abandonados por las calles de la Asunción.
El carácter de López queda redimido por el hecho de tener
miramiento porsus hijos naturales; pero ése miramiento
era de una naturaleza tan pervertida que escitaba muchos
de sus mas atroces actos. Fué para enriquecer á sus
hijos que robó á tantos millares de personas, á quienes
después mandara ejecutar para que nunca puedan recla-
mar lo suyo. Pero el tratamiento que dio á sus padres
fué infinitamente peor que el de Francia.
"La maldición de Francia solo era la ebullición del mal
humor; pero toda la carrera de López, desde la época de
su predecesor, quien, aunque no era su padre, siempre
era como un padre para él."
Según sedijo, no bien exhalara Carlos A. López el úl-
timo suspiro, cuando sus mas íntimos amigos, sus conse-
jeros y todos aquellos á quienes habia mostrado algún
apego, ó en quienes hubiese colocado alguna confianza,
fueron inmediatamente arrestados; y los mas de ellos,
después de una larga prisión, durante la cual fueron so-
metidos al mas cruel tratamiento y prolongados tormen-
tos, los cuales ó murieron ó se les dio muerte; en toda
la última parte de su carrera, Solano López despreció los
consejos y rehusó las peticiones y ruegos de su madre. A
su hermano menor y á los maridos de sus dos hermanas,
sometió á la mas refinada é intensa miseria, y finalmente
los mandó matar. A su hermano mayor lo arrió adelante
á las cordilleras como una bestia feroz, mandándole azota-
DBL PARAGUAY
todos losdias, hasta que estuvo para morir, ruándole hizo
matará lanzazos. Sus hermanas y madre fueron someti-
das ai mismo tratamiento, sólo que no fueron ejecutadas
por la muerte del monstruo; pero 61 habla dado orden
antes que ninguna de ellas escapase, -rualquicra que fue-
se la rontingencia do la lucha. Habla Instruido A los
carceleros de sus hermanas, que les diesen auna y otra
cincuenta palos al dia hasta que murieran; y ya había fir-
mado la orden para la ejecución de su madre, cuando los
brasileros inesperadamente cayeron sobro él poniendo
término A su terrible carrera. A principios de su íidmi-
nistracion, la antipatía y animosidad que pareriaabrigur
portodos los viejos amibos de sus padres fueron asunto de
observarion entre aquellos estrangcros que podían ron-
versar entre si sin temor deque so refiriera su conversa-
ción «"lia |>olic¡n; y mas de una vez se citaron estas pala-
bra** romo pronosticando su miserable fin: -El hijo (jue
se burla de su padre, y desprecia obe lo<'er á su madre,
los cuervos del valle lo han de recoger, y las jóvenes áfi-
las lo han de comer." Lopoz, desile el principio do su
carrera como presidente, atraía esta maldición sobro s(.
Cayó en ol barro del Aquidalian, y fue sepultado sobre
sus márgenes tan poco cubierto de tierra que es mas cpie
prolxible que la maldición pronunciada por Salomón,
|K)r la falta de respeto y de <Iesol>ediencia filial, sé llevara
literalmente á cabo.
Lo|>ez, como todos los tiranos, tuvo sus pro|íagandis-
tas, tantocn el interior de la República Argentina como en
el estcrior, oficiales unos y oficiosos otros, entre los cua-
les so en'^ontraban en primera linea el doctor .Mbenli,
monsieur Mannequin, etc. que lo pintaban (*omoun héroe*
ungran patriot'i, un Na|K>leon I, defendiendo :\ >u país
que él mismo hundiera, porque cada día veía mas lejano
456 GOBERNANTES
el de la realización dé su desmedida cuanto insensata am-
bición. Era Alberdi el acérrimo defensor y asesor duran-
te la guerra del Paraguay, contra los enemigos de su país;
prestó un apoyo ruinoso álos comisionados de los pri-
meros empréstitos de aquel país; en una palabra, fué in-
consecuente consigo mismo, defendiendo el país y la
política que antes habia atacado, solo porqué en esta
guerra figuraban hombres para con quienes abrigaba una
inveterada antipatía: El doctor Alberdi no negó el hecho,
solo que lo esplicó á su favor.
Don Manuel Castillo templó su lira publicando en
El Nacional de Lima del 13 de noviembre de 1869, una
bella composición bajo el epígrafe Al Paraguay, Bella,
bajo el punto de vista literario, y su estro es digno del
inspirado cantor deTrafalgar, sobre cuyo molde está va-
ciada la forma y el giro de esta producción. Sin embar-
g(%, bajo el punto de vista histórico, ella es errónea, si se
atiende al mezquino papel de aislamiento anti-americano
y egoista, en que el Paraguay se encerrara, mientras que
los héroes que el poeta rememora vertian su sangre en
holocausto del bello ideal que hoy deplora, coartado siem-
pre por los Velazco, los Francia y los López.
Dicha composición es como sigue:
AL PARAGUAY
¿A dónde están América tus dias
De fraternal unioh v de ventura?
¿Tus proezas á dónde?
Cuando á los campos del honor corrías
Con ínclita bravura
A postrar un león? Habla, responde*
DEL PARAOUaT 457
¿Quó de tus hijos, fuó, los inspirados
Que dejando su iiogar y su fortuna
Tornáronse impertérritos soldados?
¿A dónde está el padrón de tus victorias?
¿Dónde tus Andes, y tendidos llanos
Sellados con tus glorias?
¡En ellos, duermen ya cien mil tiranos!
Los encubre el sudario de tres siglos
Eternos de anatema,
(jue del trono Español fueron diadema!
¡Todo ha pasado ya! la misma no ores,
Tu indómito valor, ya no es el mismo:
Asi, cual mercaderes,
Y frios, como es frió el egoísmo
Tus proceres están. Tu noble espada
Está sobre el escudo
En el silencio mudo
Entro el polvo y orin, arrinconada. •
América, tu crimen.
Es el crimen nefasto de esa Europa
De inmenso |K>derlo,
Helada como el cálculo sombrío.
A su presencia gimen
Los hijos de Polonia estrangulada,
lN>lonia abandonada,
Al furor cruel de su venlugo
Y, ella, siquiera, ni mirarla plugo.
Polonia, en tanto, es|>era
Y, para qué es|>erar? ¡Fuérzaos que muera!
Así debo morir sin valimiento
Kl noble Paraguay de muerte herido;
(\inleno el labio congela» su aliento;
AfM^nas en su pocho hay un latido,
9BC
458 GOBERNANTES
La moribunda luz de su pupila
Entre el ser y el no ser, pálida oscila.
Glacial, indiferente
El mundo de Colon en su camino.
El sacrificio criminal consiente
Y, marcha imperturbable á su destino!
¡Fatal miseria humana!.
Sublévase la sangre Americana:
A la cara resalta la vergüenza
Mirando tu baldón, pueblo argentino!
Tu propia mano te causó la ofensa,
Embotaste el puñal del asesino,
En el seno infeliz d.el tierno hermano
Y, para colmo del ultraje ¡insano!
Al traidor de Uruguay, y al Brasil rudo
Mendigaste alianza
Para que fueran de tu mengua escudo,
Entonce, hiciste alarde
De tu firme poder, que lanza á lanza
No te atrevieras no, turba cobarde;
Cain no fuera como tú. El delito
Consintió el corazón, armó su mano
Y después, ¡el silencio rasgó el grito!
América indignada
Miró la felonía
Y agolpó á su megilla delicada
Toda la sangre que en su seno hervía.
La cuna de los mártires sagrada.
Patria de Pueyrredon y Necochea,
Bajándose á los pies de los monarcas
Para extinguir la Tea
De la alma libertad, cou mano fuerte.
¡Aberración atroz! y sangre y muerte
Sobre ageno dominio,
DEL PARAGUAY 450
f
Esparció desleal en sus comarcas,
Cual siniestro cometa de exterminio.
Sombras do San Martin y de Belgrano,
De Gúemes y Gorriti, esclarecidos,
Que formasteis un pueblo soberano;
Que fuisteis de los déspotas temidos;
Perdonad, perdonad! Mi ardiente Lira
Conserva en sus bordonas.
Para el dolo y doblez eterna ira.
Para la heroica abnegación. Coronas!
;&ilud, K<^ncracion afortunada!
Yo tengo para vos, amor profundo.
Generación viril, con vuestra espada
Triunfó la litiertad, de medio mundo.
\'os, en<*la vastéis en la sien nevada
I)ol altivo Pichincha, vuestra enseña,
Y el Andes se aplanó con vuestra planta,
(jue ora la <*ausa que abrazasteis, santa.
Mas hoy tantos blasones,
Kn í|ue estuvieron vuestros ojos fijos,
¿\ dónde, i\ dónde están? Sucios girones,
VA lAbaro tornaron vuestros hijos
Y no supieron estimar la herencia,
lml)éc¡les, trocaron
Kn vil esclavitud, su inde|>endecia.
I. a horrenda tiranía,
por cuatro lustros desgarraba el seno
l)c osa prole doliente,
Y el d6s|K)ta insolente
A|>agó su calor, con mano fria.
Helos allí. . . .revueltos en el cieno. . . .
Ucpresentando el drama,
Que eternamente su conciencia infama,
Kteniamente si; cuervos son esos
460 GOBERNANTES
•
Embotados en sangre, de su presa
Muerden el corazón, roen los huesos.
¡Maldición! maldición, á los tiranos
Que tienen el instinto de la hiena!
Para lo noble y bello, son enanos;
Y crecen al forjar una cadena.
Los pueblos desolados,
Y sometidos al infame yugo,
Nunca se vieron á la gloria alzados,
Sujetos al cordel de su verdugo.
El indefenso pueblo, no es culpable,
Es culpable el que tuerce su camino;
La razón y el derecho, son el sable;
¡Tal es la condición de su destino!
En vano el Uruguay con ardimiento
Su causa defendía:
Una mano traidora le vendía
A precio bajo y vil ¡Treinta dineros!
El Judas recorriendo los senderos
Recónditos del crimen,
A su carrera le faltó el aliento.
Bajo su planta gimen
Las furias. De su planta
Ascienden sus cabezas lentamente
Pegadas á su cuerpo, y de repente
Le aprietan y sofocan la garganta.
¡Manes de Paisandú! sagrados manes!
Que vagáis silenciosos en la noche
Al tibio rayo de menguante Luna:
¡Fantásticas visiones!
¿Qué fué de los ilustres capitanes
Que os llevaron al templo de la gloria:
Cuando al clamor de muerte, una por una.
Aquellas vuestras ínclitas legiones
DEL PARAGUAY 461
Giraron sobre un punto, •
Con bárbara arrogancia
Y eclipsaron las glorias de Sagunto,
Esparta, Zaragoza y de Numancia?
¡Conjunto nr)istcrioso!
Pon:ion enaltecida!
La tiunianidad deplora vuestra suerte.
¿Quién no v¡6 vuestro pecho generoso
Agitarse al impulso de la vida
Para entonar el cántico de muerte?
He|>osad en la paz, dolientes sombras;
No turbe vuestro sueno el sacriQcio
De la patria de López, ¡quiófi me diera
Ocultar la maldad, la felonía
De un pueblo que traiciona su bandera,
De una grey que se llama monarquía!
Empero, ¿qui«Mi enfrena
Iji lira del dolor, si con su^^ notas
Hónrase la verdad? Ella condena,
Y á lasgeneraí'iones mas remotas
Lleva su vibración, y allí campea
Y allí e-*tála verdad — La verdad, seo.
Quizá mi dulce lira,
Inspirada por noble sentimiento.
Contra los |>ueblos estallando ira,
Sni prevenirlo, <lestempló su acento.
Quizá no pudo mi convulsa mano,
Sugetar el latido
Del corazf)n herido.
Con la muerte de un pueblo americano.
;L'nllvid«j calaxcr! ....
.Sobre un lago de sangre está tendido:
El fuerte acer ) entre la verta mano
Aun conserva el retlojti de la gloria
462 GOBERNANTES
Parece que el Titán está dormido;
Parece que se alzara el Soberano,
Del solio resplendente
A retar al despótico tirano,
Escándalo y baldón de un continente.
¡En América un rey! es la ironía
Llevada ala demencia, y sin embargo
En América un Rey, en claro dia
Impera en el Brasil cuyo letargo
A la superstición abre la puerta
Y el pueblo no despierta . . .
Ni puede despertar. Los que durmieren
Bajo el peso glacial de es£^ librea
En su mente infeliz, jamás sintieron
Cruzar como relámpago una idea.
La delicada flor nunca germina
En profundos y ardientes arenales;
Porque el Sol del Brasil, quema y calcina.
Ese pueblo buscaba en su delirio
A su frente un laurel, teñido en sangre.
Y. . . .señaló un rincón para el martirio.
¡El noble Paraguay! Rincón oscuro,
Pero grande y sublime, en cuyos brazos,
Tres naciones rodaron en pedazos
Cien veces y otras cien, contra su muro.
f ¿Quién no te ha visto, Paraguay, luchando.
Por casi un lustro sugetando ardiente
El bárbaro torrente
Desbordado á tu pié? Tú señoreando,
Palmera solitaria del desierto
En ruda tempestad, ¡ay! no sabias
Que eran contados tus preciosos dias
Del tiempo en el reloj: ¡Estaba abierto
El inmenso sepulcro de tu gloria,
Mas heroica y pujante que la historia!
DEL PARAGUAY 463
En vano retemplabas tus legiones
Al embate marcial del heroísmo;
Tres naciones al tin son tres naciones
Ante ellas ¿qué eras tú? ¡Tragil guarismo!
Y, por eso tus hombres perecieron,
Y su furente sana,
Cuando la muerte la mirada empaña,
Tus diáfanas mugeres recogieron.
Y endureciendo sus esbeltas manos
Combatieron al pérfido enemigo,
Y arrastraron consigo
A la inerme niñez, v á los ancianos.
Oh! pueblo de titanes
De agreste fortaleza,
¿Quién pudo dominar tus huracanes
Ni ver el |»edestal de tu grandeza?
¿Qué espíritu de fuego en ti se anida?
¿Quién te pudo inspirar tanta bravura?
¿Quién era el alma de tu heroica vida
Nación americana, sin ventura?
Era Lo|>ez tu espléndido caudillo
Raudo planeta, corazón de acero,
Cuyo |>otente brillo
Pudiera iluminar el orbe entero;
Cuya fulmínea espada.
En el templo inmortal está colgada.
¡Salud mil veces, capitán famoso!
No me es dado loarte en mis cantares,
Pon|ue pálidos son, tú eres coloso
Exánime v caido,
A quien no |»ueden contener los mares
Ni limites poner, nunca el olvido.
464 GOBERNANTES
Allá en la noche oscura,
Cuando resbalan sus postreras horas,
Se vé cruzar blanquísima figura
Tan bella, como bellas las auroras
Por el campo doliente
En que reposa la nación valiente ....
Y prosternada en la sagrada tumba
Arranca de su alma un alarido
Tan hondo y funeral, que repetido,
En el confín de América retumba.
Manuel Castillo.
Loque decimos de ambos López queda confirmado por
lo sucedido personalmente con el autor de la presente
historia.
Tal era el celo abyecto de los funcionarios de López,
donde quiera que estuviesen, tanto dentro como fuera del
Paraguay, que espontáneamente se prestaban á su ser-
vicio, sin necesidad alguna, como se verá por el hecho
que, aunque insignificante, vamos á referir.
Dirigíamos el Colegio Mayo en esta ciudad, en el que
educábamos entre otros varios jóvenes paraguayos de
familias pudientes, á quienes mostramos la caricatura de
López, padre, que acompaña al folleto titulado "Carta pri-
mera de don Luciano Recalde al Presidente López del Pa-
raguay" 1857. En este folleto López está representado de
gran uniforme con grandes charreteras de brigadier gene-
ral, un gran sombrero paraguayo antiguo, con todas
sus condecoraciones y emblemas de su gobierno mercan-
til de yerba, tabacos, maderas y dulce, y en la mano os-
tenta el decreto parodiado de derechos y garantías á los es-
trangeros. Nuestro objeto al motrárselo era el de saber si
tenia alguna semejanza á Carlos A. López y nos contesta-
ron que, esceptuando la parte ridicula, le era muy parecido.
Uno de ellos, que, mas tarde llegó á ser vice-presidente
DEL PARAGUAY 4C5
de la República del Paraguay, en cuyo puesto dejó de
existir, nos lo pidió, con toda candidez 6 inocencia, |)ara
llevar á mostrárselo ú su apoderado que lo era el cónsul
|)ara^uayo, í|uien, al verlo, en el acto lo destruyó, agre-
gando que los patriotas paraguayos no debian ver esíis
cosas/'
F'ste otro hecho se refiere á la 6|)oca do López hijo.
Es el siguiente. Todos saben que el vapor Esmeralda ha-
cia la carrera del Paraguay llevando entre otros artículos
en su cargamento, |>ricipalmente provisión de aceite pan
sus vapores y gran cantidad de armamento <leque hacia
gran acopio, desde mucho atrás, preparándose |>ara la
guerra, />/;/* ///^^ mahjnK En uno de sus viages fuimos
nosotros hasta llumaitá,cn el cual, entre muchos otros,
ibacl agente paraguayo en Corrientes, don Miguel liojas,
sólo |K>r qne .«rupoá última hora que eramos uno de los
|»asageros, á quien de orden del mariscal, debia espiar
sobre lo que declamos y hateamos. En el va|)oryfuera
de <}l Itojas no nos <lejaba un momento solo, porque como
corresponsal de los principales diarios de Buenos Aires,
queria ver en nuestra actitud la impresión que nos hiciera
cuanto se presentase i\ nuestra vista y comunicarlo en el
acto á López, como sucetliera. Felizmente, la correspon-
deiicia, quefuó reproducida en todos los periódicos de la
República Argentina, no era desfavorable pai*a la causa de
López, puesto que ella, aunque ponia de manifiesto el es-
tado desu ejt^nito en llumaitá, no contenia una |»alabra
que no fuese la verdad narrada con toda imparcialidad.
Asi mismo no fuó de¡ agrado de Lo|>ez, como se vaá de-
mostrar mas adelante.
por la noche de ese mismo dia hubo baile para los sol-
datlos al aire libro y para l«>s otiriales en un salón pro-
|iarado al efecto. El coronel Alejando) Hermosa, <*oman-
dante del jiunto, nos in\it«'> ;i que asistiésemos a este úl-
tim<», al que concurrimos con todos los compañeros do
31
466 GOBERNANTES
viage. Un capitán nos invitó á bailar, y, quiera que no
quiera tuvinnos que ceder.
Después que bailánnosla cadena y la botella, bailes pa-
raguayos, nuestra par ^/ier nos hizo presente que estaba
tan fatigada que de buena gana se retirarla á su casa á
descansar. "Desde que usted está cansada y desea reti-
rarse, le dijimos, no veo la razón porque usted continúe
molestándose contra su gusto."
"Ah! señor, nos contestó ella, bien se conoce que us-
ted ignora lo que pasa entre nosotras. ¿Cree usted que
nosotras venimos por nuestro gusto? Nada de eso: asis-
timos á los bailes porque se nos ordena y bailamos por-
que se nos manda." — Y ¿quién les ordena á ustedes á
asistir y bailar contra su gusto? le replicamos. ** ¿Quién
ha de ser sino el mariscal? Directamente no lo hace,
pero por medio de sus comandantes recibimos orden del
mariscal para asistir al baile j no nos queda mas reme-
dio que obedecer." Por mas estraña que sea esta ingenua
confesión en el mismo centro del poder del mariscal Ló-
pez, es una relación exacta de lo sucedido.
Vamos á referir otro hecho y último acaecido con nues-
tra persona, el cual no hace mas que corroborar la clase
de sistema que era el de López, nada diferente del de
Francia.
Cuando la pérfida traición de López en el ataque brus-
co y captura de los dos vapores argentinos, fondeados en
el puerto de Corrientes y el subsiguiente desembarco de
tropas paraguayas en esta última ciudad, á cuya cabeza
iba el mismo agente Rojas, á que antes hicimos referen-
cia; álos dos ó tres dias, se presentó éste á la imprenta
de El Progreso, é\n\o¿B,ndo \insL orden del gefe de ocu-
pación, general Wenceslao Robles, preguntó al director
de dicha imprenta le dijese que participación teníamos
nosotros en la redacción del periódico; se le contestó que
ninguna, puesto que tenia orden escrita del gobierno, á
quien ella pertenecía, no diese cabida á artículo alguno sin
DEL PARAGUAY 467
que antes pasase vista el redactor, que lo era á la sazón
don Damaceno Fernandez. Pidió diflia orden y se le
exhibió, con lo que se retiró el referido líojas apa-
rentemente satisfecho, |>en>en realidad no lo estaba. En
la esquina de nuestra casa habia apostado un centinela,
que no nos perdia pisada. Vnrios nos reuníamos en casa
del señor don José Maria Balbastro, juez de primera ins-
tancia, que viviaenla misma esquina, á conversar sobre
asuntos indiferentes, y todo el tiempo que nos hallíibamos
asi reunidos, teníamos al centinela parado por fuera ala
vcntxina esruchando nuestra ronversarion. Un dia ñus
hizo llamar el miembro de la junta gubernativa de G>r-
ricntcs, dun Teothjro Gauna, y ñus hizo presente que ha-
clamos muy mal en reunimos en dicha ca^aá conv<;rsar
de |K>lltica. Kn vano le asegur;\mos que en nuestra reu-
nión la polltira no entraba para nada; nos reconvino di-
diéndonos que las cirrunstancias eran muy delicadas y
que era conveniente no volvernos i\ juntar. Con esta a<l-
vcrtcnria cesaron nuestras reuniones.
Hé ahí la parte mas peíjueña ó insigniticante del siste-
ma de e<|>ionage iniciado |>or Francia, contiimadoy por-
fccrionado i)ur López, padreé hijo. Y para que so vea
de qué sirve tanto celo emplead*) por los coadyuvíuloi-es
do una tiranía, cuando debian ilodi*'arlo á su destrucrion,
diremos qu<í todas ac|uellas per.sona< íjue a<Nibamos de
nombrar que, con tantos otros rontribuyeron A afirmar
ron su sal>er y entenderá tan singular tirano fuen>n sus
propias vlrtimas, unas en |)Os i\c otras. Lo»* genéralos
Robles, Barrios, Bruí^uez, etc., lo*i ministros Berges. Bo-
nitcz, López, su hermano, el obispo, oto.. et«-., eti-., <|ue
lauto habian herho en sosten de su tiranía, fueron inhu-
manamente sacrilirados [)or él.
Para que el lertor tonga una idea rabal ilo todo< lo^ *¿u.
ces(»s o(*urndos durante la |»rolorigada guerra iiii'iaila
|M)r Lo|nv. de*«de la \an<lai¡<*a inva^itin a la pro\iiii*ia bra-
htlcru do Mutto-Grussü, hasta la última i*am{»;iña que tcr*
468 GOBERNANTES
minó con su muerte, transcribimos á continuación la de-
claración íntegra prestada por el general Resquin, cono-
cido como general de una división del ejército del Para-
guay, pero en realidad gefe del estado mayor, y mas que
esto, gefe de policía y encargado de ejecutar la mayor
parte de las crueldades de López. Es sin duda uno de los
documentos mas notables que hubiesen visto la luz.
Dice así:
IMPORTANTE DOCUMENTO PARA LA HISTORIA DE LA GUERRA DEL
PARAGUAY
Declaración del general Francisco Isidoro Resquin, ge-
fe de estado mayor del ejército paraguayo, prestada
e7i el cuartel general del ejército brasilero en Hu-
maitá el 20 de marzo de 1870.
A los 20 dias del mes de marzo compareció, ante el
señor coronel don Francisco Pinero Guimaraens, el ge-
neral Francisco Isidoro Resquin, gefe de estado mayor
del ejército paraguayo, y declaró: tener cuarenta y seis
años de edad, ser soltero, aunque vivia en compañía de
una mujer con cinco hijos. Declaró además haber sido
prisionero en Cerro-Corá por las fuerzas brasileras, y que
al principio de esta guerra era coronel y que mandaba
uña columna de doce mil quinientos hombres, casi todos
de caballería que invadió por tierra la provincia de iMattb-
Grosso, yendo el declarante á órdenes del general Bar-
rios que siguió embarcado para aquella provincia, lle-
vando consigo cuatro mil y tantos hombres.
Estas fuerzas efectuaron su reunión en la villa de Mi-
randa, después de apoderarse Barrios del fuerte de Coi m-
bra sufriendo grandes pérdidas.
La caballería paraguaya llegó á pié á Miranda, y no
encontrando camino, se estableció allí. Algún tiempo
después se retiró hacia los lados del Niosac; pero antes
de llegar á este punto, (y habiéndosele enviado de Bella
DEL PARAGUAY 469
Vi.sta los caballos necesarios) recibió orden del presidente
Lo|ie/ para enviar á Coxim una fue/a de trescientos
hombres.
El camino A Coxim era intransitable: liabia que atra-
vesar un tiañado de veinte y dos leguas.
La espedicion no encontró á nadie en Coxim y perdió
cincuenta hombres, y regresó cargando gran número de
enfermos.
El declarante entregó el mando de la columna al mayor
Urbieta en Niosac, y siguió en una canoa para la Asun-
ción, y de allí íi IIumait:len el mismo dia en que llegó á
presentarse al presidente I^opez. Este le hizo algunas li-
geras recoríveríciones; |iero después se serenó, y al dia si-
guiente 2-i de junio de ISGT) le hizo brigadier general di-
cíóndole í|ue lo iba A mandar A Corrientes, como segun-
do de Robles, <le quien no estaba satisfecho, abrigando
sospechas acerca de sus procederes, |ior cuanto se le ma-
nifestaba altivo. I«o|)ez no queria romper de pronto con
Robles; pero quoria averiguar sus prcK'edimientos por in-
termedio del declarante, que debia en el entretanto organi-
zar las caballerías.
El de<rlaraiite se dirigió al Empedrado en ('orrientes, y
ocho dias después el general Robles fué |)reso |w)rel ini-
n¡*itro do la guerra, general li'irrios.
Kl entretanti». nada i«»tó on el |>rocediniient»> <lc Ro-
bles í|uc motivare sos|)C4-ha<, y hoy mismo cree que nun-
ca fut* su intcnrjon traicionar.
El ctironol Alen fué (|uicn denuni^ió á Robles ante Lo-
pe/, di(-Í4^ndole i|uc despreciaba una condet*oracion qu«'
I^opcz le habla enviado, y que tenia corresp()ni|en<*ia con
los gefes correntinos. Alón era gefe d«» i*^tado mayor,
y estando desaveniílo r*ni Robles, formó rontra su gene-
ral una cs|)c*'i«r de pariiilo.
El herhocsquc las furr/a^ cataban desnudas y quedólo
tenian canit* parat*on)er, faltándole los medios de mo\ili-
470 GOBERNANTES
dad, y mientras tanto López apuraba á Robles para que
avanzase.
Preso Robles, se encargó el declarante de las fuerzas en
Pehuajó, quedando siempre como gefe de estado mayor
el coronel Alen. En aquella ocasión ascendía la fuerza á
veinte mil hombres de las tres ai'mas con treinta piezas
de artillería, que era lo que formaba el ejército del Sud.
Además de estas fuerzas habia en Humaitá doce mil
hombres, entre Cerro León, cinco mil, en la capital cuatro
mil y déla Encarnación habia partido Estigarribía con
diez mil hombres dejando algunas fuerzas en aquel punto.
Por todas partes se reunian reclutas, de modo que en un
año López levantó ochenta mil hombres hechos.
La mortandad, sin embargo, era escesiva. La diarrea,
sobre todo, hacia grandes estragos; Cerro León y Humai-
tá eran verdaderos cementerios.
El estado sanitario del ejército del Sur era, sin embar-
go, mucho mejor; y únicamente al retirarse de Corrientes
fué atacado por la escarlatina que en el Paso de la Patria le
causó gran número de víctimas.
Cuando se encargó del mando del ejército del Sur le
fueron dadas las siguientes instrucciones: reunir los jefes
y proponerles marchar sobre el Uruguay, en caso que
el declarante se decidiese á ello, debiendo reunirse con
Estigarribia para batir al general Flores que marchaba
sobre Estigarribia con una pequeña columna.
Reunidos los jefes, todos aprobaron el plan; pero el de-
clarante hizo presente que habia gran escasez de medios
de movilidad, y que los comandantes de división, com-
puestos (éstos) de tres mil á cuatro mil hombres, no sa-
bian hacerles maniobrar, y que, por lo tanto, se esponia
el ejército auna derrota. Esto mismo escribió el declarante
á López, agregando que no se sentia con fuerzas para
llevar á cabo la empresa, y que solo S. E. el mariscal po-
dria realizarle poniéndose á la cabeza del ejército.
López le contestó que en breve iria con veinte y dos mi
DEL PARAGUAY 171
hombres A reunirse al ej^rcMto del Sur para diripir las
• »[K?rar¡oncs. Esta misma promesa le liabiaya hecho Lo-
de/ al declarante y ella le animó escribirlo en aquel sentido,
Lo|K?/. agregaba que le mandaría carretas, bueyes, y caba-
llos, pero nada de esto le envió.
Esperaba laveiiidado Lope/, en Santa Lucia, cuando
el 5 deoítubrede IHfiT), !«» dio la noticia el ministro déla
guerra de que las fuerAi^ de Kstigarribia se habían rendi-
do, recibiendo en conseruení'ia ónlen para retirarse óL*on
el ej>nrito de su mando para el Paraguay, en vista de que
nada tenían quehacer en Corrientes.
López le había dicho anterit)rmente que el general Urqui-
/a se habia comprometido á unirse con 61 para hacer la
guerra al lírasil y ;l la Confederación Argentina; pero
que ruando Lope/ hi/o la (irotestade 30 de agosto de ISftt
el í?eneral Urquí/a se apartó de el, Lope/ |>ersístió en
manteiier solo aquella protesta.
Sea lo que fuera, elejí^rclo del Sur no recibió el me-
nor auxilio del general Unjui/a.
Kl ej<^rcito del Sur llegó iron muchas dificultades A la
m.lrgen del Paraná, y lo atravesó en balsas, remolcada la
una por un va|>or y las Mtras dos A remos. Cada balsa
llevaba un batallón. Kmpleó el ejercito cinco dias en el
pasagc dejando en la m.'irgen i/<|uierda del I^araná una
fuer/a de tresmil hombre^ al mando del entonces tenieri-
to coronel Dia/, con las «-arrelas, buques, <*aballos y seis
pie/a^ de artilería. Ksta fu»T/a tenia por objeto recoger
al;:uno^ animales, j solo pasó el ParanA al cabo de doce
ó qniíirc dia< de<pues.
Al lle;:ar al Paso déla Patria el mariscal Lojm)/ reasu-
mió el mando de todas la^ fue/as queilando el declarante
cí>m«) tjefe íle estado mavor.
La e*¿cuadra brasilera no pa^ó s¡no una sola ve/ la con-
fluencia del Paraná con el Paraguay, cuando ya el eji^rcito
paraguayo habia atra\e^ado el rio, eneuya (H'asitindis|ia-
ró uno ó do> tafioiia/os i|iit; no podían impedir la opera-
ción.
472 GOBERNANTES
Declaró además que el ataque á la isla frente de Itapirú
fué concebido por López, aceptado con entusiasmo por
Diaz y puesto en práctÍL*a, no obstante haberlo impugnado
el declarante, por no alcanzar la ventaja que de ese ata-
que podia reportarse. López le respondió que al menos
los soldados se ejercitarían en atacar trincheras artilladas.
El éxito fué tan desastroso como era de esperarse: los
pocos que escaparon lo consiguieron gracias á ser bue-
nos nadadores, y todos llegaron heridos.
Declaró además que López esperaba que el desembar-
que del ejército aliado en el Paraguay se efectuase mas
abajo y á inmediaciones del puente de Itapirú, y prepara-
ba fuerzas para salir al encuentro de los invasores en el
momento del desembarque; pero habiendo desembarcado
las fuerzas brasileras muy abajo de ese punto, el plan se
frustró, y recien al siguiente dia, 17 de abril de 1866,
mandó López algunos batallones de infantería y regi-
mientos de caballería, poca fuerza, con dos cañones, á es-
perar la columna brasilera en la estrecha lengua de tier-
ra que va á Itapirú. La caballería é infantería paragua-
ya se dispersaron, su artillería fué tomada. En la misma
noche los paraguayos abandonaron á Itapirú y fueron á
campar en el Paso de la Patria, dejando algunas guardias
avanzadas, en observación del lado de Itapirú.
El Paso de la Patria estaba fortificado; pero apesar de
estar guarnecida la trinchera con veinte y cuatro mil hom-
bres, la juzgaron demasiado estensa, y como ademas de
esto podia ser flanqueada, desembarcalido fuerzas en rio
Paraguay mas abajo de la Laguna Piris, operación que
cortaria la retirada del ejécito paraguayo, resolvió López
abandonar esa posición.
Declaró que el ataque del 2 de mayo, asi como el de
Corrales fué motivado por el descoque tenia López de
ejercitar sus fuerzas en pequeños combates, pues le cons-
taba que el general Mitre tenia en vista evitarlos. Queria
también probarlas fuerzas aliadas, y ver si sorprendién-
DEL PARAGUAY 473
do tas guardias avan/^das, obtcnia algunos prisoneros
que le diesen datos res[>ecto al número de estas fuerzas,
pues carecía de ellos.
Para (!orrales mandó <*uatro cientos hombros v des-
pues mil mas de refuer/o, que solo tenían al ñn de la lucha,
al desembarcar. Los paraguayos entre muertos y heridos
tuvieron en el combate trescientas bajas.
El combate del 2 de mayo fué traído por tres mil qui-
nientos hombres; además de esa fuerza habia alguna in-
fantería y ocho piezas de artillería de reserva sobre el
Estero Bellaco para protejer la columna que atacaba. La
infantería que atacó era mandada por el teniente coronel
Diaz, que fué quien aconsejó á López esa operación La
caballería |tor el comandante Renítez, que murió en la
acvion.
La columna paraguaya perdió cuatro pie/^s que traía
y llevó otras cuatro que estaban en la vanguardia brasi-
Icni, mandada por el general Flores, y que fué sorpren-
dida. Ignora la |)érdi(la total, pero atirma, que soh) en el
Estero Bellaco, donde tuvo lugar la última base del com-
bate, dejaron los paraguayos doscientos cincuenta muer-
tos, ronta'los después que los brasileros se retiraron á sus
campamentos.
La cau^^ de ignorar la pérdida total es que el teniente
coronel Diaz. dio parte de ella directamente á Lo[>ez. Que
to<lo el ejí^rcito do Lo|>ez se puso en movimiento, pues so
creyó rom pletamento penlída la situación y juzgó que ni
la reserva se podia retirar. Kn cuanto A las columnas que
atjiraban fueron totalmente desbaratadas, rehaciéndose
en grupos de diez y doce.
Lo*^ aliailos, |>orsu parte, después de haber hecho pa-
sar al^íuno^; batallones al Estero IJ<?Ilaco, lo re|)asaron do
iiuexo, y dueños del campo, volvieron A sus campamentos.
El di.'i *^NIc mayo, el ejército paraguayo (|ue habiendo
salido del Pasode la Patria había acampado en el Kstert>
Bellaco, donde |)ermaneció cuatro días, que se hallaba
474 GOBERNANTES
mas allá del Estero Rojas, el cual muy luego empezó á
cubrir con trincheras, pues hasta entonces no existía nin-
guna.
Declaró, además, que el dia 83 de mayo, López reunió
á sus principales gefes y les dijo, qne habiendo sabido
que en el d,ia 25 el ejército aliado debia atacar sus atrin-
cheramientos, (que apenas se hallaban artilladas con al-
gunas piezas de campaña), y no teniendo bastante con-
fianza en ellos, ni en la firmeza é instrucción de sus sol-
dados y gefes, quería atacar por sorpresa á los aliados,
haciendo al efecto una especie de salida.
López tenia entonces veinte y cuatro mil hombres en el
campamento de Rojas, de los cuales dos mil quinientos
enfermos. Dispuso para el ataque diez y seis á diez y
siete mil hombres divididos en tres columnas del modo
siguiente: una de la izquierda compuesta de ocho regi-
mientos de caballería y* dos batallones de infantería con
dos coheteras á la congréve, ascendiendo el total á cin-
co mil hombres á las órdenes del declarante: esta fué la
fuerza que atacó el ejercitó argentino y parte déla van-
guardia brasilera. Otra columna del centro compuesta de
siete mil hombres, llevando cuatro regimientos de caba-
llería y alguna artillería de campaña, al mando del coro-
nel Diaz. La tercera de la derecha secomponia de cuatro
á cinco mil hombres, entre los cuales figuraba apenas un
escuadon de caballería, mandando esta columna el gene-
ral Barrios.
Estas dos columnas últimas atacaron al ejército brasi-
lero. La columna del centro tenia además por apoyo cua-
tro batallones que formaba la reserva con un total de dos
mil hombres, los cuales únicamente se empeñaron des-
pués que se inició la acción. El resto formó una segun-
da línea que protegia la retirada de las columnas de ata-
que.
Las columnas de ataque sufrieron enormemente* Su
DEL PARAOrAT 475
pérdida as<*6ndi6 entre mucrto's; y lieridos á dot'C mil hom-
bres,.mas bien mas que menos.
Su derrota fué completa. En esa misma noche, Lo|)ez
liizo venir cuatro batallones de infantería y un regimiento
decal>jillerla dedumaitá: donde tenia catorce mil hom-
bres inactivo^. De alh vinieron doce piezas de artillería
del <ahbre de 32 y G8. López pasó el dia 2r>con mucho
recelo de ser atacado; y entonces decia él que si en
aquella noche 6 en el siguiente dia no fuese atacado po-
día rontar con larga vida.
Entre tanto, ¡a izquierda de la línea de Rojas, desde el
|iaso Saty no tenia trincheras, estaba franca y apenas de-
fendida |>«)r algunas guanlias.
Kl entero era vadeabie en cualquier punto. Los alia-
dos lo suponian naturalmente difícil do atravesar |)orquo
iiu lo níí'onocieron.
Durante el perlo<lo inactivo de los aliados, el ejército
¡laraguayo se ocupó en levantar trinchenis por aquella
I>íirtc.
l\\ rúmbate del ir» de julio fué determinado por la
roiiHirurrion de una trinchera en el bosque que quedaba
á la ilerccha ile las |Mjsesioiies |>araguayas, cuya artillería
dobia tomar de flanco al ejército aliado. No se terminó
est;i trinchera por halKír sido tomada por los aliados en
el combato del 10 de julio de IStW, y que fué motivado
|N)r "^U pM^irioii
Kn el «-ombate del flia IH una fuer/ji aliada llegó á apo-
derarsc d«* la trinchera del Sauce, á la flerc«*ha de la pa-
niguaya. Ksta triní'hera ent micos era insignií](*ante y
|Nh-«» elevada, y su foso tenia a|>enas una vara <le pro-
fundidad.
Siii embargo, después do hal>or sido tomada por los
aliados, una fuer/a paraguaya cargó ^obro lo«* asaltantes
y |iis riosiilojó, retomando la po^ision perdida, por care-
cer l:i*i fuerzas aliadas de proteceioii ó reserva.
Kn el dia 10 la [>érdida de los paraguayos fué muy ere-
476 GOBERNANTES
cida, murienda el general Aquino. Los paraguayos per-
dieron la artillería que pretendieron colocar en la nueva
trinchera. Después del 18 de julio los paraguayos se
reforzaron, dando grande desenvolvimiento á las trin-
cheras.
Declaró además que Curuzú estaba guarnecido por tres
batallones de infantería y un escuadrón de caballería. Los
batallones tenian quinientas plazas, y su artillería era de
diversos calibres, teniendo uno ó dos cañones de 68.
En Curupaití habia apenas un batallón y cuatro 6 seis
piezas de artillería del calibre de á doce.
Las trincheras de Curuzú eran las que defendían á Cu-
rupaití por el lado de tierra. Tomadas estas no habia na-
da mas fácil que el que los aliados se apoderasen de Cu-
rupaití, y tomado Curupaití quedaba el ejército paragua-
yo completamente cortado. Fué después de la toma de
Curuzú que se hicieron las trincheras de Curupaití, tra-
bajando á gran prisa dia y noche.
En el dia 22 de setiembre de 1866, dia en que los alia-
dos atacaron á Curupaití, este punto estaba perfectamente
atrincherado, y tenia una guarnición de cinco mil hom-
bres y mas de sesenta piezas de artillería. La línea de
Rojas estaba defendida por tres divisiones: una en el Sau-
ce, otra en Rojas propiamente dicho, y otra en el Paso
de Saty, lo que daba por esta parte una fuerza de diez-
mil hombres, sin contar mil doscientos hombres de caba-
llería de vanguardia que cubrian el espresado Paso de
Saty.
En Paso-Pucú, donde estaba entonces el cuartel gene-
ral paraguayo, habia ocho batallones de infantería y cua-
tro regimientos de caballería. Estas fuerzas fueron for-
madas del resto de la gente que entró en pelea el 24, de
heridos que sanaron y de ocho mil hombres venidos de la
capital, de Cerro Lcon, de Encarnación y del Paso de Te-
bicuarí, y el reclutamiento continuaba siempre.
El ejército paraguayo perdió en el ataque de Curupai-
DEL PARAGUAY -477
ti apenas doscientos cincuenta hombres entre muertos y
lieridos, y nunca salió de detras de las trinclieras.
Declaró que el contento de López por haber rechazado
el ataque de Curupaití era tanto mayor cuanto que poco
antes habia propuesto en una conferencia celebrarla paz
con las potencias aliadas á costa de cualquier sacriticio;
|)ero que habiendo el general Mitre impuesto como con-
dición la retirada de López del poder y del país, diciendo
que po<lia ir A vivir A Ruro])a con toda su familia y bie-
nes, Lo|)ez rehusó; pero reunido un consejo de gefes y
personas importantes del ejército, dióles|>arte de su pro-
posición y de la respuesta del general Mitre, alegando que
esto era un insulto no solo para 61, sino también para
la nación paraguaya, á (|uien se quería de este modo
quitar el gobierno por ella elegido; pero que, entre tanto,
dieren su opinión los miembros del consejo.
Ahora bien, siemlo evidente que López ií> aceptaba la
condición impuesta, pues si quisiese sacrificar su poder
por la salvación de la patria no necesitaba acudir á nin-
gún consejen), y nm4*ho menos, no se espresaria do
aquel modo, ninguno de los miembros osó declarar que
debia ser aco]>t;ida la condición de los aliados.
Dice además el <lec!arante que el ejército paraguayo
percibió claramente la marcha de flanco hecha por el ejér-
cito aliado en julio «le l>«i7, pero que López prefirió ser
sitiado á salir al encuentro de las fuerzas aliadas, pues,
habiendo marchado éstas en dii*eccion «1 Tio liomingo,
se necesitaba para alcanzarlas medios de movilidad que
no ¡Kisela.
De<*lara además que cuandt) el ejército aliado terminó
su mo\imientode flanco y llegó á Tuyú-Cué, las trinche-
ras que unían Humaitá á latinea de Uojas cataban con-
cluidas, á csi'cpi.iii d»? alirunas esplanadas p ira colocar
artillería, y aiit«í-fo^ü qu»^ de-»put»N so icrminó.
I'>a trinchera fué trTminada el yjde setieml>rc, después
que Floróse:* el dia *<¿*J, tlanqueando la linea «lo Rojas,
478 GOBERNANTES
amenazó aquel lado del cuadrilátero, punto entonces des-
cubierto, mandando un regimiento hasta San Solano.
En esa espedicion el grueso de la fuerza de ese general
no atravesó el paso Canoas y permaneció del otro lado
del Estero.
Declaró además que los combates del 3 y 21 de octubre
fueron en estremo hítales á las fuerzas paraguayas, es-
capando de estos apenas unos soldados y oficiales dis-
persos.
En estos dos combates dados por López sin ningún fin
estratégico, perdieron los paraguayos toda su caballería.
López, sin embargo, para reanimar el espíritu abatido de
sus tropas, dijo que habia triunfado y dio condecoracio-
nes.
Declaró además que López ¿ntentó dos ó tres veces
atacar los convoyes que se dirigian de Tuyutí á Tuyú-
Cué, mas habiendo salido mal parado de esas operacio-
nes las abandonó.
Declaró además que ocupado por los brasileros el punto
de Tayí, todas las antiguas comunicaciones de Humaitá
con el interior quedaron cortadas.
En cuanto al ataque llevado por los paraguayos á Tuyu-
tí el 3 de noviembre de 1867, declaró que López tuviera
por fin, atacando la base de operaciones de los aliados,
obligar á las fuerzas que habian ejecutado el movimiento
de flanco, á retroceder hasta Tuyutí en caso de que las tro-
pas paraguayas consiguiesen apoderarse de ese punto, y
aun cuando de él no se apoderasen, obligar á los aliados
guardar con mas gente á Tuyutí, debilitando las fuerzas
que guardaban á San Solano, para poder romper por allí
la línea del sitio, dirigiéndose al Arroyo Hondo.
Para el ataque de Tuyutí preparó López cinco mil hom-
bres de lastres armas , mandados por el general Barrios»
que en la madrugada del referida dia 3, cargaron de sor-
presa sobre las líneas, pordemis estensas, que guarda-
ban á Tuyutí. Al principio como era natural, esas fuer-
DEL PAKAOUAY 179
z&s obtuvieron grandes ventajas; pero después fueron re-
chazadas perdiendo dos mil quinientos hombres.
Solo la caballería volvió con algún orden. La poca gen-
te de infantería que regresó venia completamente desban-
dada y en pequeños grupos.
Este mal resultado obtenido por López le obligó á aban-
donar e! plan de forzar la línea do sitio, decidiéndose á es-
cajmrpor el (*haco. Mandó abrir allí un camino, que
desde un punto frontero á Humaitá iba hasta frente á San
Fernando.
Ese camino, malo en un principio, compúsose después.
Cuando la esiuadra bmsilera forzó á IlumaitA. ( 1 • López
tenia aun en el cuadrilátero veinte y dos mil hombi*es, in-
ciusi» los enfrente y sin contar la guarnicicion de Hu-
maitá.
Kl sitio del <*uadrik'itero, que Imcia tiempo causaba pri-
vaciones á sus defensores, no |>ermitia ya que tanta gente
se mantuviese en aquel punto. La diarrea y el hambre
hacían gran número <le victimas; ademas sólo una pe-
queña cantidad de gan.ido podía venir por el Chaco. Do
las diez y siete mil rahezas que tenían de reserva, del ga-
nado que fuera traillo por diversos puntos, quince mil
murieron de malestar y fueron enterr«idas.
En cuanto al ganado (]ue estaba en el potrero Ovella
una |>arte fué tornado por el ejército brasilero. En vista
de esto, Lope/, ron una escolta y alguna fuerza, siguió
|iara el Chaco, en 11 de marzo, para San Fernando,
mandando retirar poi-o á po.*o para Humaitá la artillería
y las fuer/as que guarnecían las trincheras de Hojas y
l*aso-I*ucú.
Esas fuerzas de Humaitá |>asaron el Chaco, de manera
que cuando los brasíl(*roN rompieron las líneas de fortiíi-
carioii en el Sauee, n«) había en las líneas de l( sas, Paso-
'li \am hatorÍA* lio lltiuiait» fa^mii orii;i«la« ««n 1777. pam |in>tof;t'r la
proviii«*ia «1«*1 I'«r4i;tiay t'<»titr* U» imip louoi «lo lo^ viIvíH^^. UiuuaiUÍ
fuv v\ ÜUrttb üart-i* del i*AragiiA%.
480 GOBERNANTES
Pucú y Curupaill mas de diez mil que se reunieron en Hu-
mailá.
En ese dia, el declarante, que con el general Barrios,
habia permanecido en Paso-Pucú, se retiró á Humaitá y
de allí siguió por el Chaco para San Fernando, dejando
en Humaitá dos regimientos, dss batallones y doce pie-
zas de campaña. Esa fuerza se unió á cinco mil y tan-
tos hombres que pertenecían á la guarnición de esa for-
tificación y que en ella permanecían. Dijo que cuando los
brasileros rompieron la línea en el Sauce, los paragua-
yos se prepararon á abandonarlo deñnitivamete. Habien-
do tenido en un principio la idea de aguardar la segunda
línea que iba de Curupaiti á Paso-Pucú, la desecharon
después por ser aun muy estensa esa segunda línea y
reclamar una guarnición que no podia tener alimento
suficienie.
Juzgaron mejor concentrar los defensores sólo en los
muros de Humaitá, dejando allí apenas cinco mil y tantos
hombres, no sólo por la cuestión de alimentos, como tam-
bién por no tener mucha gente aglomerada bajo los fue-
gos de la artillería que los aliados no dejaron de asestar.
De la gente que quedó en Humaitá sólo ocho cientos
hombres poco masó menos escaparon y se reunieron al
ejército de López con el coronel Hermosa, esto, según par-
te telegráfico del general Caballero que estaba encargado
por López del pasage de aquella gente al través del
Chaco.
Entre esos ochocientos hombres se contaban, los en-
fermos que pasaban con las mugeres, al principio, cuan-
do aun no habia fuego.
En San Fernando reunió López diez y ocho mil hom-
bres sanos con los cuales marchó á Pikisiry.
López nunca pensó resistir en San Fernando, pues la
posición era insostenible, y se detuvo allí solamente para
organizar sus tropas, darles algún descanso y protejer los
cañones y la retirada de las fuerzas del Timbó. Declaró
DEL PAKAOUAT Wl
que nada í^abia respecto de la cons|)¡ra<'ion que se descu-
brió en San Fernhndo, sino loque López le dijera: esto es,
que Ilenigno López quería hacer una revolución, asesi-
nar A López ron un cuchillo que al intento encargara, «'O-
mo fué revelado por un corneta. Que Benigno, su cunado
Bedoya y otros habian robado en la tesorería para com-
prar cómplices. Que Benigno mandara al marqués de
Caxias un mapa de las posiciones por donde éste se po-
día guiar, y dos petacas con oro. Que Barrios, habiéndole •
dicho Lo|>ezqu6 él y su muger (hermana de Lopezi se
liallaban complicados en la conspiración, volvió á su casa
y se cortó el cuello con una navaja, loque no obstó |>ara
que fuese fusilado después de curado. Sin embargo, como
ministro de la guerra y marina y general de división,
Barrio-*, formando el ejército, hubiera acabado con
López.
Que si hubo con^pira.rion, le cau<a mucho espanto, el
que hombres importantes, ílespues de descubierta ésta, so
hubiesen dojaílo tomar y traer como carneros a San Fer-
nando, donde eran sacrificados. Venanci*», sulire todo,
comí» comandante «mi la Asunción, recibia orden de man-
dará ser pr*>«'».'sados á, sus su¡>uestos cómplices, sin ign*i-
rar el molivo y no <e comprende cómo no pnu'uró es,-a-
par^e si era criminal.
Asegura que las declaraciones obtenidas contra los
compp.inelidoN loeran por medio de torturas, <'epo Uru-
guayana }' reben(|u«'. (*al«'ula que en San Fernando fue-
ron eje. uiadtís dos(*i<Mitas pers«>nasy asegur.i que des le
cntóiii'e*^ las ejetU-'iones no cesaron, t^ue los esirangeros
fueron muertos por suponerse cómplices <lo Benigno y
comprad'»'» p«»r él.
De.'laró ai|em;is fun^el ejército paraguay*) marclió de San
Fernando áPiky>iry y al II«*gar allí supuso íi levantir trin-
cheras y á fortili -ar li Angosiur.i, foriilica«'ion «h» que fué
encargado el ttMiicnieror r\'A Ih »inpson. K^te rh<»tnp<on
antes do ser encarg.ido do ese trabajo, no era nia^ que
482 GOBERNANTES
un protegí (1) de madama Lynch, con quien viviay cuyo
piano afinaba. Por su timidez, no se le encargaba otro
servicio que el trazado de diseños. No habiendo entrado
nunca en combale, obtuvo sus ascensos por pedido de
madama Lynch: «¡este pobre Thompson se muestra tan in-
teresado! ¡trabaja tanto en sus diseños! es preciso darle un
ascenso." Y Tompson era promovido ó recibía alguna
condecoración.
Declaró además que la posición de Píkysíry era esce-
lente: que si el ejército aliado atacase de frente la defensa
tendría una gran ventaja; si procuraba flanquearla por la
izquierda tendría que pasar por desfiladeros muy estre-
chos que hacían difícilísima la operación y que la mar-
cha por el Chaco dio un golpe mortal al ejército para-
guayo.
Agregaba que López juzgaba imposible que el ejército
pasase por el Chaco, tanto mas cuanto que, una comisión,
presidida por el mayor Lara, aseguró esto. Quedó, pues,
muy sorprendido López, no obstante saber que se tra-
bajaba en el Chaco, cuando el ejército brasilero atravesó
esta regioíi de pantanos, yendo á desembarcar en San
Antonio. Entre tanto, apesar de sentirse flanqueado, no
quiso retirarse de Pikysiry, ni de Itahiboté (Lomas Valen-
tinas), diciendo que no quería entregar álos aliados la ca-
pital, ni los distritos inmediatos á ella que estaban
muy poblados. Lo que hizo fué mandar cinco mil hom-
bres á las órdenes de Caballero para esperar á los aliados
en el puente de Itororó. Esta fuerza fué rechazada el 6 de
diciembre de 1868 con gran pérdida, y se retiró para el pa-
so de Avahy. Allí fué reforzada por un regimiento y un ba-
tallón que estaba en Villeta, pero atacada de nuevo, el 11
de diciembre por las fuerzas aliadas, fué totalmente des-
truida. Apenas volvieron á reunirse al ejército de López
algunos hombres que escaparon por los bosques, y que
llegaron heridos. El general Caballero regresó con solo
dos hombres.
DEL PARAr.LAY 483
López, en vista de esto decidió no retirarse aun. Man-
dó abrir una trinchera protegiendo ü Angostura por la
parte de Villeta, y colocó en el camino que de Angostura
va á aquel punto una vanguardia de tres regimientos, que
fueron destrozados el 17 de diciembre. Al mismo tiempo
se levantaron algunas trincheras en Itahiboté (Lomas Va-
lentinas.)
Declaró además que el dia 21 de diciembre López tenia
trece mil y tantos hombres distribuidos del modo siguien^.
le: setecientos en Angostura, «los mil quinientos {i tres
mil en la linea de Pikysiry, y el resto en Itahiboté «Lo-
mas Valentinas.)
Declaró además que los puntos atarado^ por el cjVtcí-
!o brasilero el dia 21, eran prei-isamente lo< mas fuertes;
pues sólo por esos puntos habia trincheras y artillería;
pero a|)esar de esto, á las once déla noche de ese dia,
íiabitMidose pasado revista de la fuer/a paraguaya, alli
existente, sólo se hallaron trescientos hombres (mi línea.
Kl dia 2'i por la mañana, un rnerpo de «aballeria que
hubiese entrado por la derecha, donde no existia ningún
obstáculo, habría tomado prisionero á López con todo
su cuartel general.
Kn la no*-lie <lel 21 Lo|iez pensó on retirarse ¡lara las
Cordilleras ron la gente de Angostura, á cnyoofe<'to |»en-
saba mandarlo llamar; perc» mudó de pare<*er. En el tras-
curso <lel dia 22 pudo reunir mas de quinientos hom-
bnrs, entre asistentes, sirvientes de los hospitales, guar-
da-parques, empicados en la comisarla y otn>s soldados
que á prete**to do conducir heriílos ^e habían retirado del
combale.
Kn el dia 2i llegaron <le Cerro León ocho batallones
de convaicscientes y urbanos: y en el día 2ri ires regi-
mientos y dos batallí»nos mas de la capital.
Que el bomlKinleo hecho por el ejercito bra<«ilero el dia
2r> causó muchas perdidas, p<»rque (*n tinlas paiios mató
gente. Que en el dia 27 to<|t> fué cm|>e/ar el ataque y cm-
484 GOBERNANTES
pezar la derrota. Las fuerzas que entraron por la dere-
ofia no encontraron ni podían encontrar resistencia se-
ria. López con su cuartel general se retiró, cuando las
tropas asaltantes se hallaban á ní>edio tiro de fusil, librán-
dose por acaso de ser envuelto. Con sesenta hombres
huyó por una picada del potrero Mármol.
Al salir del potrero una. fuerza de caballería brasilera
que cruzó viniendo de los lados de la Villeta, alcanzó á
cambiar algunos tiros con los soldados paraguayos que
cubrían la retaguardia en la fuga de López.
López pasó el arroyo Yuquerí, y de allí para adelante
ya no avistó mas fuerzas brasileras. A las seis 6 siete
leguas de Itahibotó (Lomas Valentinas) López encontró
una fuerza paraguaya de setecientos que se le iba á in-
corporar, al mando de Caminos. Dejó trescientos hom-
bres en el camino y con él resto se dirigió á Cerro-Leori,
donde existían dos batallones y un regimiento de artille-
ría, y gran cantidad de enfermos y heridos. Los heri-
dos y enfermos de Lomas Valentinas se hablan replega-
do desde el dia 21 á aquel punto por orden de López.
De Cerro-Leon pasó López á Azcurra, donde empezó á
reunir gente que le iba llegando de diversos puntos, y
que además de Cerro-Leon eran las guarniciones de Ca-
rapeguá, Caacupé, Caapocú, San José y otros lugares.
Mandó hacer nuevo reclutamiento de viejos y muchachos
y gran número de heridos que fueron incorporados alas
filas, de manera que cuando el ejército brasilero llegó á
Pirayú ya López tenia trece mil hombres organizados.
Por el ferro-carril siguieron para A5^curra los materia-
les para el establecimiento de una fundiciou, cantidad de
yerba y tabaco, y varios otros objetos que en el primer
momento hablan quedado abandonados en Itaguá, Ipara-
cahy y otros puntos de la via férrea, y que anteriormente
hablan sido traídos de la Asunción.
Al principio todo era un laberinto: nadie se entendía:
el camino estaba lleno de objetos de toda especie, inclu-
DEL PARAGUAY \So
SO el dinero del tesoro, ademas de una población nume-
rosa, que violentada y en desorden [)rO"uraba ganar Ins
Cordilleras llevando su^ haberes, lo que aumentaba la
perturbación. La confusión en los c.'.plritus era tan gran-
de romo en las cosas.
Kl ministro Caminos acusaba al ministro Gon/ale/; el
ministro ílonzale/ acusaba al mini>tro Falcon; lodos acu-
saban al vice-|)residente, y López á su vez confundia á
tod<>s, sobre todo por no apare<'er el dinero. El decla-
rante en tales rircunstancias era el burro de carga, arre-
glando los trasportes de toda espe<!Íe con inmenso es-
fuer/o. Con carretas y |íoderosamente auxiliado por el
ferro-carril, consiguió al fin trasladar tí»do á Azcurra,
Caacupó y Peribebuy. habiéndose hallado el dinero.
Kn Caacupó se estableció la fundición, que fundió dier.
V ocho pie/as de artillería, 2 de fierro v diez v seis de
brouí'e. El resto de la airtillerla que López presentó fué
Iraida de la Asunción. Ccrro-Leon, Caacupó y San Josó.
López mandó recoger de Lomas Valentinas los fusiles
abandonados en el campo de batalla, y de este modo
consiguió quinientos nueve fusiles.
En A/.curra se levantaron trincheras, y Lo|)ez perma-
neció en la falda de la Coniillera, remontando A la cima
de ella en vísperas de llegar Ci Pirayú el ejército brasi-
lero.
El ejí^rcito de López continuó recibiendo gente. En
esta |>osicion I ^opez esperaba ser atacado por Azcurra 6
tal v(»z por Altos, y cuando el declarante le decia que
el ejcnito aliado subiría por la derecha en un punto dis-
tante de .\zcurra, aunque no tuviera mas objeto que cor-
tarles los recursos, Lo|>ez se reia.
IiiMstiael de4-larante en decirle, que si Portinho ocupa-
se Ibitinil. qu(? si el ejénifo alia'lo diese la vuelta por
San Josc, que si fuese á Caraguatay, ó que si manio-
bra-^í» íMitre Peril)ebuy y los caminos ({uc de Caacupó y
Pobató vana aquel pueblo, quedaría el ejército puragua*
486 GOBERNANTES
yo completamente cortado de todos sus recursos y de
algunas pequeñas fuerzas que tenia en el Norte ocupa-
das en recoger ganado para mandar al Sur.
En cualquiera de estos casos López de no querer acep-
tar un combate desigual, se veria forzado á hacer una re-
tirada precipitada por alguno de los caminos que por
ventura los aliados le dejaron abiertos por falta de fuer-
zas con qué interceptarlos, y sujetarla á sus fuerzas á
los terribles azares de uno de estos movimientos, hecho
al frente de un ejé^cito superior en todos respectos.
López le contestaba á esto: Usted está soñando: el ejér-
cito aliado no podrá nunca realizar una marcha de flan-
co semejante, que requiere tantos medios de movilidad.
Entre tanto, cuando vio que la espedicion del general
Juan Maciel llegó hasta Ibitimy, mandó fortificar y guar-
necer áSapucay, y concentró en San José las fuerzas de
Caacupé, haciéndolo fortificar igualmente.
En cuanto *á la emboscada preparada por Caballero al
general Juan Maciel, el declarante supo que las fuerzas
paraguayas sólo hablan conseguido retomar algunas mu-
geres y matar otras, pues se salvó hasta la fuerza brasi-
lera que fué cortada en aquella ocasión.
Agregó: que cuando López sintió el movimiento del
flanco del ejército brasilero, ya no trató de fortificar á Sa-
pucay. En seguida mandó orden á Romero para que se
reuniese á la división existente en San José, dejando
abierta la picada de Valenzuela por no juzgarla de im-
portancia desde que la de Sapacay estuviese ocupada, ó
también por no conocer bien aquella subida; y si no man-
dó mas^gente á defender Sapucay fué por suponer que
una fuerza brasilera podia dar la vuelta por otro camino
de Sapucay y saliendo á retaguardia de la posición cor-
tar toda la fuerza que en ella estuviese.
Agregó además: que López no habia preparado su reti-
rada, y sólo pensó en realizarla después de la toma de
Poribebuy, siendo sus movimientos determinados por los
DEL PARAGUAY 487
aliados» los males, seguí) el declarante, fueron lo^ que
óí había previsto, romo los mas propios para poder él
maniobrar.
A las diez de la mañana del mismo din, en ^ue fué to-
mado Peribcbuy, López supo por medio de las fuerzas
que tenia en los bosques que el ejército brasilero habia
entnidoíMi aquella villa; pero ocult<) la noticia, anuncian-
do que tal ejército habia sido rechazado, y para solemni-
zar tan feliz victoria se^un él) mandó celebrar un Tr
Driftéi, Lope/r el declarante, todos los ministros y mu-
<*ha gento del ejército asistieron á esta festividad.
López so mostró muy satisfecho y recibió los cumpli-
mientos de todos. Kntre tanto, ninguno de los defenso-
res de lN»ribebuy, que ascendían A dos mil y tantos
htimbre-í apareció por Az'*urra.
Al día siguiente por la mañana, López dijo al decla-
rante y á las personas de mayor graduación del ején-ito,
que habia sido engañado, que Peribebuy había sido to-
ma»lo por los brasileros, y que en la larde el ejército de-
bía moverse, recomendándoles sin embargo el secreto.
La fuerza «jue estaba en Az<-urra subía A once mil y
tantos hombiTs, sin contar mil ochocientos enfermos.
Flstaha diviíhdaen dos cuerpos de ejénñto.
Kl segundo cucrpt) mandado por el general Caballero
fué encargado de escoliar el parque y los objet«)s pesa-
fhx, a^I como <|c cubrir la retaguanha.
Kne>tedia(13 de agosto á la tanle, el ejército para-
guayo se puso en movimiento, marchando A la cabeza el
primer cuepo de ején'ilo ron cinco mil y tantos hombres
á la^^ ónlenes inmediata^ de Lo|>ez, con quien iba también
el deí'larante.
A retaguardia seguía el segundo cuerjK) arra^^trAndoso
|>esadamenle.
El |»rimer ruerpo marchó toda la n(H*he del l.'i. y en el
día ti por la mañana al rayar el sol, habia pasado el
camino que de Peribebuy se dirige á CaacujKS punto que
488 GOBERNANTES
se llama la Encrucijada. Marchó todo el día 14 y en la
noche de ese di a y durante el dia 15 apenas tonió algu-
nas horas de descanso. En la noche del dia 15 llegó á
Caraguatahy.
La tropa estaba fatigadísinia: no habia comido ni dor-
mido.
El segundo cuerpo que venia muy pesado, fué ataca-
do por el ejército brasilero el dia 16 y completamente
derrotado. Perdió no solamente su artillería sino tam-
bién el parque general del ejército, víveres, archivo, etc.
De la gente derrotada en este combate, ninguna se
reunió al primer cuerpo, á' escepcion del general Caba-
llero con cuatro ó cinco hombres, todos á pié, que habían
conseguido escapar por el bosque.
Al seguir para Caraguatahy López destacó del primer
cuerpo una fuerza de novecientos hombres con artillería,
bajo el mando del coronel Hermosa, la cual guardó la
boca de la picada que conduce á aquel punto, y que fué
completamente derrotada el Jia 18 de agosto cuando los
brasileros atacaron y tomaron aquella picada.
El dia 16 á la tarde el primer cuerpo pasó el Cagay;
el dia 17 comió y descansó, y el dia 18 se puso en mar-
cha para San Estanislao.
Desde este dia su retaguardia empezó á ser hostilizada
por los aHadbs, hasta llegar al Rio Hondo, perdiendo
carretas y algunas pequeñas fuerzas de retaguardia. De
allí para adelante ya no fué perseguido mas.
El declarante no está cierto, pero cree que el primer
cuerpo llegó á San Estanislao el dia 25 de Agosto.
Durante esta marcha murieron mujeres y niños, estra-
viándose soldados, pues el camino era pésimo y casi no
se hizo alto para dormir, ni*para comer.
El primer cuerpo llegó á San Estanislao con cuatro mi'
hombres, á los cuales se reunieron mil y tantos mas de
diversas guardias y del campamento de Taperaguay.
En el dia 30 López hi^o una gran promoción. El de-
PKL PAKAOrAY W9
riarante y el general Caballero fueron ascendidos A gene-
ralas i|<» ilivision, llora y Delgado á brigadieres, etc.
Kn e-^le tiempo unanuijery un individu*) <|uelo acom-
(lafiaba fueron presos cerra (JeCaiaguaty |)or sospe<'ho-
sos. [iu«»^ <•! hombre era paraguayo y andaba armado.
Este es<\'ipü y la mujer fué conducida al cuartel general
de Loprz en San Kstanislao.
Fut' fusilado un sargento de los urbanos |)0r haber do-
jado e<í\-ipar al hombre, y la mujer fu<^ sujeta A un ínter-
roiratorio, en el cual «leclaró sor e<pia del ojórcito aliado,
estar en inteligencia con el alf<¿re/. Aquino, de la escolta
de López, con quien, según decia, se habia fonvenido
anleriorineiite, desde í|ue el ejón'iio paraguayo estaba en
A/eurra, para que ron una parte fie la esí'olta del mis-
mo I.ope/ se sublevase y lo asesinase.
t^ue de<de que el ejéreito paraguayo se movió, ella rc-
ciliia la-- notieia-; |»or medio de Aquino, las que se tras-
mitían al ejí^reiio bra^^iiero, y que habia sido encontrada
I-erra d*» t'uruguaty, porque venia de \*illa Rica por. \yos
y San Joaquín á reunirse al ejt^nrílo paraguayo, a fin do
dar parle al general brasilero de todo lo que viese. Ca-
reado el alférez .Vquiíío «nmi ella, negó tt>do al prinei|>io;
l»ero de»ipues, habioiiílo siflo eastigado «'on azotes y cepo
ronfo'^ó todo al mismo López, dieíí>n»lolo que no era á el
A ipiien rpieria matar, sino A la |)atria. López, en tal
oeasion, l<» mandó d;u' de eomer y beber aguardiente.
Aquino ilenuneió algunos individuos como cómpliees su-
yo**. l*'>(os dcnutieiaron A otro<, y asi de un golpe fue-
n>n fn^ilatlo-^ o -heiita y <eis individuos «le tropa y diez y
seisofirialeÑ, oiiiri' los euales el coronel Mongiló (ó Mon-
geló>), comandante do la eseolta. y el mayor Kivero, su
se;:undo, un porque hubieren tomado parte en la eonspi-
rai-ioii, siih» por haberM» urdido en t»l cuer[)o de su man-
do una traína tal sin h.'ibi»rla ellos descubierto. Lo< otros
otieiale*» antes «le '^er fu'^ilatlos fueron azolados :\la vista
de Lo|»o/ hüHia el punto de estar casi espirantes.
490 GOBERANTNES
El 12 de setiembre, poco mas ó menos, se movió el
ejército paraguayo de San Estanislao con dirección á
Igatimí. El ganado r4ue tenia se habia traído deAzcur-
ra, habiendo sido traido á Ayos y recogido por allí á las
inmediaciones de San Estanislao. En el camino encon-
traron ganado enviado de Concepción. El ejército conti-
nuó siempre marchando, parando aquí y allí dos 6 tres
dias. Aun á la entrada de Pacora, donde López, desde
San Estanislao, habia ordenado que se le construyese una
casa; poco tiempo se detuvo, pues ya las fuerzas brasile-
ras estaban en San Joaqujn. En Capinarí fué donda el
ejército paraguayo se estacionó seis dias para proceder á
nuevas pesquisas relativas á la conspiración de Aquino.
Allí fueron fusilados sesenta hombres mas, y el alférez
Aquino. Mientras tanto, la mujer denunciante continua-
ba presa. El declarante y otros gefes vivian sobresalta-
dos, con temor de ser ejecutados de un momento á otro,
aun sin haber dado para ello motivo; porque López era ün
monstruo que despreciaba de tal modo la vida del próji-
mo que por una nada mandaba matará sus mas Heles
servidores.
En Pandey, á inmediaciones de Curuguaty, acampa-
ron con intención de detenerse algún tiempo, pero la no-
ticia de la llegada de las fuerzas brasileras á San Estanis-
lao de que se iban á mover, fué lo que hizo que López
levantase su campo en la tarde del 16 de octubre y mar-
chase precipitadamente para Igatimí.
En Curuguaty apareció otra nueva historia de conspi-
ración. López dijo que su madre, sus hermanas y su her-
mano Venancio, de acuerdo con el coronel Marcó habian
tramado envenenarlo el dia 16 de octubre por medio de
unas conservas y chipas pi-eparado para comida en aquel
dia. La madre fué inmediatamente puesta en prisión en
el cuartel general y sus hermanas que estaban en libertad
fueron de nuevo presas. El coronel Marcó fué preso en-
tonces por la primera vez. Así marcharon para Igatimy.
DEL PABAOCAY 401
Allí reunió López al declarante, á los ní)in¡stros y A los
|>r¡n«-í líales gefes y les consultó si debia ó no procesar á
su madre.
Kl declarante y otros gefes, A escepcion del coronel
Avoiro, por haber dicho que era mejor no procesar formal-
mente ú la madre, fueron insultados por López, llamán-
doles adulones y serviles, elogiando mucho al coronel A-
veiro |>or haber dicho que su madre debia ser tratada cro-
mo cualquier criminal. En consecuencia se abrió el pro-
ceso.
Marcó y su muger fueron azotados, hasta que dieron
declaraciones que comprometian á los acusados.
En Igatimy ya comenzó el ejército á sufrir muchas pe-
nurias, porque la ocupación do Concepción por los aliados
no permitia que les llegase el ganado necesario, y teniaii
únicamente ¡lara su consumo las reses que del Sur habia
traído.
k)o*¿<lc Pandey donde acampó el ejército empleó de doco
«i«|uince dias para llegará Igatimy.
Allí se estacionó cerca de un mes, continuando en se-
guida para Panadero, desde donde se movió en los pri-
meros dias de enero lel 2 ó el 3) en dirección á Cerro-
Con'i.
La retirada de Panadero fué motivada, no solamente
|Mirla noticia de la aproximación del general Cámara al
Hio Verde, sino también ponpie López recelaba de quo
una fncr/a brasilera que saliese de (*uruguaty subiese la
Cordillcray le cortare* la retirada |H>r la retaguartha.
Va cu Panadero el hambre era esi-esiva y se em|)eza-
ron á íDincr Ií»s bueyes dt» los carros, hallándole las
palmera^ que pn»pi»rc¡onalwin el coco á mucha distan-
cia.
Ivifr*? tanto, Lop«v. '^aliódcl Panidero con cinco mil hom-
bre^ y \ciiili» caíioiios, algunos de grue*io<'alibre.
Tan!'» en Igatimy como en Panadero hubo fusilamien-
tos NlaiM'camicntos.
492 GOBERNANTES
Al romper la marcha de Panadero tuvo lugar una eje-
cución en grande escala; entonces fué lanceada también la
denunciante del alférez Aquino.
Los enfermos quedaron abandonados en el Panade-
ro.
Cree el declarante que Pancho Garmendia murió de
hambre en Igatimy, Marcó y su muger fueron fusilados en
el Panadero.
Durante la marcha á Cerro-Corá atravesó el ejército
paraguayo los rios de Igatimy, Amarabahy y Corrientes.
La marcha del ejército del Panadero á Cerro-Corá, con-
tando con las vueltas de camino fué de mucho mas de
sesenta leguas, y tal vez de ochenta leguas.
Toda aquella región era completamente desierta, y la
marcha fué muy penosa.
Mucha gente murió de hambre y los soldados y oficia-
les se desbandaron en grupos de ocho y de diez. Los
que eran encontrados eran lanceados inmediatamente ftin
mas forma de proceso.
El camino quedó sembrado de cadáveres; hubo muer-
tos á lanza y otros de hambre.
De los cinco mil y tantos hombres que partieron del
Panadero apenas llegaron tres cientos á Cerro-Corá, in-
cluyendo en este número gefes y oficiales.
De la población que acompañaba al ejército, muy poca
llegó con él.
Dclvalle quedó atrás con alguna poca gente y dos pie-
zas de artillería, cuidando las carretas rezagadas.
El general Roo aun conervaba entonces ocho piezas de
artillería.
El general Caballero fué despachado de Cerro-Corá é
Dorados con veinte y tres oficiales á pié áfin de reunir
ganado.
El desierto, las marchas forzadas, el hambre, las mise-
rias de toda especie, habían devorado cinco mil hombres,
último resto de ciento cincuenta mil, si no mas, que López
DEL PARAGUAY 4U3
armó para c^ta guerra, scguii los cálculos dol clcclarante.
En medio de tantas miserias y de estas escenas de de-
solación, y de las ejecuciones sin término, López conti-
nuaba hacícnd la misma vida que antes: se levantaba d
las nueve, á las diez y (i las once de la mañana, y á veces
al medio dia, fumaba y jugaba con los hijos; comia bien
y bebia mucho, quedando muchas veces en un grande y
terrible estado de escitacion.
Madama Lynch siempre se mostraba vestida de seda
jen gran loiletir.
Hacia ocho dias que estaban en Cerro-Corá cuando fue-
ron sorprenilidos por el general Cámara el dia 19 do
Marzo. En tal o(*as¡on, López ordenó al declarante que
siguiese por la derecha a<*ompañando el carruagc de
madama Lynch, y mientras tantc» López huyo por la
izquierda. Perseguid<i por la caballería fuó alcanzado y
muerto. Kl declarante se rindió.
ApriAccha la ocasión que se le presenta para mani-
festar que, d(»Mle el momento en que se entregó á las
fuerzas brasileras, romo prisionero, tanto él como los
gcfes, -¿i»lila<lns y familias que cayeron en poder de estas
fuer/as fufMon siempre perferlamente tratados. Para
eilo'i fué MI captura una salvad-ion, pues de lo (*ontrario
habrían nmerto de hambre, si hubiesen permanecido
quin(*e dias mas en ('erro-(*orá.
Tenninó «lerlarando que López nunra le dijo, ni le ma-
nifestó pm* arto alguno, inten<*ion lie retirarse del Para-
guay.
Aseguró ademán el ile-larante que Lo|>ez bu»^'»'» el de-
sierto y >¡guíó (*l rumbo i|ue llevi» forza<lo por los movi-
mientos <|el ej**n*itti bra^il«To, (|uo puede decirse In per-
siguió inres:niti*m<»ni«' de^h» qu<» salió de Az«urr:i.
En los departamentos de t'nniijuaty y de \z iiimy po-
dría habiT permant* 'ido un año, m'TctM] á lii^ e^.tensas
plantaeioiies ipn* allí h ibia. llalla tenian gana Ion vai'u-
nos y caballos, ípie, iii\ernados, habrían engordado, y
494: GOBERNANTES
que con las marchas subsiguientes perecieron en gran
cantidad. Perdidos todos estos recursos, se vio obligado
á replegarse al Panadero, huyendo de la columna brasi-
lera que ocupó aquellos departamentos.
Alcanzado por esa columna, que destacó espediciones,
por una parte del potrero de Itaramá, y de otra por Es-
padín encima de la Cordillera, por donde se le podia
cortar la retirada; viendo además de esto, que las fuer-
zas de la Concepción ya llegaban al Rio Verde, y no pu-
diendo ya recibir recursos de punto alguno, se retiró pre-
cipitadamente de Panadero, siguiendo el único camino
que le quedaba abierto. Efectuó esta retirada con tanta
mayor precipitación cuanto que temia encontrarse frente
á frente con la columna de Curuguaty antes de alcanzar
el paso de Igatimy.
Nada mas dijo ni le fué preguntado; y habiéndosele
leido esta declaración, se ratificó en ella por hallarla con-
forme y firmó conmigo el presente documento por mí es-
crito.— Antonio Raymundo Miranda de Caroalho, tenien-
te de órdenes de la repartición del diputado del ayudante
general cerca del comando en gefe. — Francisco Isidoro
Resquin. — Como testigo el capitán Fernando Melquíades
Ferreira Lobo. — Y yo el'teniente Anacleto Ramos de
Abreu Carvalho y Contreras que lo copié del original.
—Conforme. — Fra^icisco Xavier de Godoy, mayor.
*
Para el que quiera conocer la historia sangrienta de
los tres tiranos del Paraguay, en todo su horror y en sus
más mínimos detalles, nada podríamos hacer mejor que
recomendar las obras que á ellos y á su época se refie-
ren en la Bibliografía Hislibnca del Paraguay (inédita
aun).
Basta saber que los tres tiranos del Paraguay, como
DEL l'ARAr.l'AY UCi
lo declararon en su bello manifiesto los Ires <riu(laílaiios
«{ue rom ponían el gobierno provisorio que surotlió ;1 Lo-
)>e7., aislaron al Paraguay; cerraron sus puertas hermé-
ticamente á la inmigración; ahuyentaron el comercio
esterior, haciendo perecer en sus calabo/os iinuunera-
bles cstrangeros, cuyas fortunas robaron impunemente.
Aviilosdel |)oder, celosos de toda libertad, temblando ál a
idea de la menor garantía individual, desconfiando del
ejercicio del mas insignificante <Jerecho, esos tirano-; ele-
varon al rango de legislación inicuos principios y mons-
truosos capricho'-i, estigmatizados por la moral y por la
civilización. Kn su afán de dominarlo todo, todo lo cor-
rompieron y relajaron hasta reducir al pueblo A la mas
abve« ta condii'ion. Destruveron la familia, diticultando
el matrimonio por todo grnero de trabas, diferencia de
razas é interminables trainita<'¡one.s. Favorecieron la po-
ligamia y el concubinato, corrompieiído la moral y rom-
piendo los vhirulos de la familia. Krigieron en sistema
el espionage, la «Iclarion, (Mmplementándola «*oi; el tor-
mento i'u su ma^ horriMida variedad y <-rucldad. Uelaja-
ron los resortes de la justicia y de la i'eligion, prostitu-
yendo sus ininisiro**, «-onvvrtidos en agentes natos <lel po-
der para la eonse«*u«-ion de todos sus depravatlos fines,
parn«'ularc^ y políticos. Militalizaron todo el |)als para
retiucirlo «á la obedicn<ia pasiva, creando soiíles garan-
tidas en la impunidad de todos los delitos, por una vi-
gilante adhesión á la persona y á ios a«-ios del tirano. No
quedó libertad ({U(* no fuese suprimida; dereeh») que no
fuest» atropellado; garantía que no fuese destruida, ni
santuario (jue no fuese violado.
Aunrpie tolos Ids tiranos, 4*omo I)i»mieiano, C«»m(.KÍo,
('all;:ula. Nerón «mi la antigüedad, Francia, Hosa^i y jos
do> L'ipe/ en la • pora m*>4lerna, tien<Mi mueha analogía
4r96 GOBERNANTES
entre sí, creemos que Francisco Solano López sobrepasó
á lodos, no dejando éste de tener algunos puntos de con-
tacto con Calígula y Nerón, cuya historia parece haber
aprendido de mennoria y pu estola en práctica en el Pa-
raguay.
Los primeros actos de los tres — Calígula, Nerón y Ló-
pez— anunciaron relativamente buen gobierno, mas luego
que el uno de ellos se rodeó de cortesanos y de histriones
desenfrenados, repudió á su muger mandándola asesinar
después; otra muger, á cuyas intrigas debió el trono,
fué igualmente asesinada. Fórmase una conjuración
contra Nerón, y delatada, son ejecutados los que apare-
cen encabezarla, sin averiguar la realidad del hecho, ni
por medio del tormento. Entonces redoblan sus cruel-
dades. El uno recorre la Grecia y la Italia, el otro la
Francia, España, etc. y ambos reciben aplausos por re-
compensa. Las crueldades del uno recaen sobre todo
cuanto le rodea y las familias mas nobles son las peor
tratadas: las del otro son exactamente iguales. El uno
deshonra á virtuosos seres y se enriquece con los des-
pojos de los ciudadanos victimados; el otro practica
igual cosa. El uno emprende dos ridiculas espediciones:
el otro no hace menos. El uno huye de Roma y se hace
matar: el otro huye de la Asunción y le cabe el mismcíin.
Era tal estado del Paraguay en el gobierno de don Car-
los A. López, que algunos distinguidos ciudadanos para-
guayos, residentes en Buenos Aires y enemigos declara-
dos de ese gobernante, poco antes del pronunciamiento
del general Urquiza, en mayo de 1851, con ánimo de verse
libre de él, se presentaron á Rosas, haciéndole proposi-
ciones de anexar el Paraguay á la Confederación Argen-
tina. La idea, como era natural, llegó á merecer la ma-
yor aceptación, pero no pudo dársele forma entonces,
porque Rosas se hallaba muy preocupado con la guerra
DEL PARAGUAY 197
que le venia encima , mirándola con toda la seriedad que
el caso requería. Por consecuencia, la cosa que<ló en la*
nada. Mediaba la circunstancia de hallarse á la sazón en
perfecta armonía y muy buena inteligencia los panigua-
vos con los brasileros, con quienes no simpatizaban aqu<S
líos, y aun mantenian al noite, por las sierras, comuni-
cación re<*lproca, aunque tardía y muy trabajosa. Exis-
tia estacionada, á esta banda del Paraná, una fuor/a pa*
raguayacomu de tres mil hombres, atrincherada entre
las trar.queras de San Miguel y Loreto. Ku^^», pues, apni-
ve<-liando esa coyuntura v desros<íS de librar á su nals
de tanta abyección, de la que nt> llevaban miras do salir
ni con la muerte del doctor Francia, fjue se prescntarou
aquellos ciudadanos contando con otros no menos dis-
tinguidos en el mismo Paraguay.
El doctor Saifllas |»osce el documento quo á e^te hecho
se refiere, y es probable que vea la Ju/ púbhca en el ter-
cer tomo de su Historia d** Hosa.s,
Hajo |t>s au^^picios de los aliados y en presencia de sus
ején'itos >eesJablocc en 1:» Asunci»»n un g«ibierno provi-
siirio. cuand«M»l iirau«> arrojado di» su^ nhiniosatrinche-
ramieiitos, aun >c hallaba en el lt.rnlorií» <lel Para;:uay . lu-
chando aun para coii<cr\ar t*l ma'ndo que *«.(• hallaba en
su última a^^onla. p.To a^i minino sacrificando centena-
ie< de per<')na^ qu«\ ob.*«'i'a'la*i, aun le s(*guiaii. No
ob<tant«\ millare- «le paraguayos de anilio- m»xos ^o ,|rs-
prondian <le la^ sierras y montes, afluyendo on inter-
minables í-araNana** á \o^ caminos reale»^ que ci inducen á
la capital. <)ue e«*tabaiicubierto*i de cadá\ere> de las \h«.
timas del nltnno tirano di-l Paraguay.
Kl referido ui^bíiTiio pro\i<^orio -e fonnó «le un
l.Hi;íM,sTtu IHIl N\ llíATO. conipue-io de lo- rinda-
naiios CIKILO AMONIO HIVAHüLA, (AlíI.OS LO|.
498 GOBERNANTES
ZAGA y JOSÉ DÍAZ DE BEDOYA, desde el 15 de agos-
' to de 1869.
Al 19 corpespondia el ministerio del interior, teniendo á
su cargo lo concerniente á la organización política y ad-
ministrativa déla República: al 29 el de justicia, guerra y
relaciones esteriores y al 39 el de hacienda, agricultura,
caminos y obras públicas. *
A la instalación del gobierno provisorio, el mismo dia
que López, abandonando las sierras de Azcurra, se pre-
cipitaba fugitivo en el corazón délos desiertos hasta su
fosa de Cerro-Corá, el triunvirato tiró su primer decreto
nombrando un secretario general de gobierno para la or-
ganización de los diversos ministerios. El dia 16 uno
nombrando los tres secretarios de estado y demás fun-
cionarios del tribunal de justicia, y otro organizando el
departamento general de policía de la capital y capitanía
del puerto. %
Como la República se hallaba en el estado del mayor
desquicio, se nombró una comisión protectora, compues-
ta de ciudadanos paraguayos de honradez y patriotismo,
los cuales se repartieron por las esta.ciones de Tacuaral,
Pirayú y otros puntos, llevando víveres para alimentar y
vestuarios para cubrir la desnudez de tantos desgraciados,
y siguiendo la marcha del ejército aliado, recogiendo y
amparando las familias. Esta comisión partió el 17 para
llenar su cometido.
El triunvirato, por su parte, envió á la campaña á dos
desús miembros, Bedoya y' Rivarola, para recibirse, en
Peribebui y otros puntos, de los archivos públicos que el
tirano habia trasportado consigo, y para cerciorarse del
estado de las familias que regresaban.
A los cuatro dias de la instalación del triunvirato (19
de agosto de 18G9), espidió un decreto declarando al "des-
naturalizado paraguayo Francisco Solano López fuera
de la ley y para siempre arrojado del suelo paraguayo
como asesino do su patria y enemigo del género humano."
DEL PARAOUAY 490
Este decreto fué aprobado mas tardo por ley del cor.-
jrrcso de V) de julio de I87I. Y al mes y dias (i de mayo
de 1870» del fallecimieuto do López, espidió esto otro:
"EIl gobierno provisorio de la República — ^'
'Teniendo en vista la misión trascendental, que ante el
país y el mundo, le imponen altas consideraciones do
moralidad y de orden, asi como la naturaleza y magnitud
de los inlero'^csdo que está encardado, y—
•C'onsidei^ando: que esa misión consiste en parto muy
principal, en asegurar y harer práí'tiras I:is responsabili-
dades que afectan los bienes que aparecian <'omo |>ropie-
dad <lel tirano Francisco Sí>lano López, -emanados de los
actos vandálií'os, de asesinatos y u<urpat*ioiies, que éste
erigió en sistema ron notable infamia, en el último pe- *
r!«Klode su dominación —
•('onsidcranílo: que desde que esos asesinatos y usur-
¡laeionos, no sólo han ^'uln bianco'las personas y los inte-
reses <le numerosos partiiuilares. tanto einíladano^ para-
guayos í^omo cstrangoros, sino que también la misma
nación Un sido d(*spoJada de valiosísimos bienes con pre-
le*itos falsos, -ridiculos ó iiiviTosImiles—
"í'onsideíanílo: íjuo todos esos despojos pasaron, del
|hhI»t del !i>'co, y los ciuiladanos y estrangero*^, por
a<*tos(|r| nías insanable principio de inilida<l, á manos de
KÜsa Lynch, qut* al lado del tindío, desempefiaha los
robos ma^ criminales ó impuros (pitóla constituian en un
padrón de infan)iu*i y de e^c^uidalos públicos, lo mal es
deesieii«*a iMitoriedady e«*tá en la conciencia de (iropios
V c si ranos -
"Considerando: f pie e> de i;:ual fama y iiot>»riedat| ipie
la mencionada Lvn<*h. ejerci«'i en el ánimo del tirano, mía
inthicnria permanente y decisiva, á punto »h» ha^er **ido,
no «Pillamente ^n ctMi^e^cra fntim.i, ««ino la acti>ra prnici-
pal en \ari«»*^ act«»^ pulilicn^, tales cun'io n\i**lary procla-
mar la»^ tr«>|ta'^, di'^tnbuyendole'* cf»nilecoraciones \ t»trus
premios—
500 GOBERNANTES
"Que es igualmente de la mas alta notoriedad, que esa
perniciosa é inmensa influencia fué criminalmente funes-
ta, al servicio de los intereses egoistas de esa muger, que
en su insaciable sed de riquezas, se hacia escriturar, por
mandato desautorizado del tirano, de valiosísimas zonas
del territorio nacional, como son los valiosos yerbales de
Igatimí y de otros puntos, arrancando de esta capital,
pretendiendo privar asi al fisco de sus mas pingües fuentes
de riqueza —
"Que esos salteamientos á la fortuna de la nación eran
precedidos y seguidos de otras usurpaciones de bienes,
de muchos ciudadanos y estrangeros, maniobrando ense-
guida de modo, que los despojados pereciesen en los tor-
mentos de los calabozos, ó empresas bélicas, conocida-
mente temerarias, con el propósito atroz se estinguiesen
totalmente los que en la ulterioridad pudiesen reclamar
de tamaños atentados —
"Que: talles actos constituyen á la precitada Lynch, pro-
tagonista unas veces, y cómplice otras del drama san-
griento, que consumó el tirano, principalmente en el último
periodo, que él llamó, la defensa del país —
"Que todos los actos de ese período, de triste recorda-
ción, fueron dictados por los mas feroces y sanguinarios
instintos, consumando el casi total aniquilamiento del
pueblo paraguayo, á impulso de jos tormentos, ora de
azotes, ora de lanceamientos en masa, ora de hambre,
y despojándolos, en seguida, de su fortuna privada, para
regalársela á la espresada Lynch--
"Que: á la par de la flagrante nulidad é ilegalidad que
entrañan esas adjudicaciones, existe un interés de la mas
alta moralidad, y de conveniencia general, en impedir
que, semejantes actos de vandalismo queden subsistentes
en si mismos y en todas sus abominables consecuencias,
sirviendo de botin á Elisa Lynch la fortuna pública y pri-
vada, á la luz del pueblo, que tan eficazmente contribuyó
DEL PABAGUAY 501
ú sumergir en el (ibismo, délos mas tremendos infortu-
nics —
•Que: á la tutela y conservación de esos intereses va-
liosos, está vinculado un palpitante interés nacional, des-
de que con ellos podrá la ilación indemnizaren parte, de
los danos y perjuicios y usurpaciones que se le han he-
cho, á pretesto de mantener la guerra —
"Consideran<lo finalmente, que hullarfa el gobierno dis-
culpa y jusiilj<*acion posible, ante el mundo civilizado y
ante la historia, si en presencia de la moral ultrajada por
tantos íTímenes y espoliariones, permaneciese mudo é
¡mpasibl«\ sin dar un paso siquiera para revindi<*ar esos
sagrado^ deret-lior;, tan inf¿imemcnte hollados, como tan
deslealmcMite arrcbata<los, por multiplicados abusos de un
mandón irre>poiisablc y do utia muger adúltera —
•Ha acunlado v —
nKCRKTA:
"Art. IV I^os bic!ii»< que aparecian pcrlenetrer al tirano
del Paraguay Francisro Solano López so declaran pro-
piedatl de la nación.
"Art. 2*.* LoH bienes que han sido aíljudirados, bajo
cualquiera ra/.on, á Elisa Lyiirh, por el tirano ó los que és-
ta llama "suyos," de pr«Mro<hMifia anterior á esas doiia-
riones ó a<ljudi<*a<-ioiics, >c declaran provisoriamente em-
bargados, para que S4»bre ellos, |iiie<lan en tiMlo tiempo,
hai'crse el*C4'li\ns ia> responsabilidades «m viles «M-rimina-
les á que den lu^ar las areiones piibli<i,'is ó privadas, que
A su respe<!to se dedu/^an.
•Art. :íV Se proreilerá á nombrar un a<lministrador
general, para (»l ruidailo y ft>meiilo<letodos esos bienes.
-Art. IV Se proceileráal eneausamiento criminal de la
llamaila Kli^a Alicia Lynch, notificándolo el presente de-
creto, para que, por si, ó apotlerado, se presenteá con-
tentar en juiciii. coincnxand«i de-^ile lucfrí», :\ instruir el
snmari«» corre«*p<in*Iiciite. a (in dt* que no **c desvanez-
can algunas fie las huellas de los delitos, r|ue la conciencia
502 GOBERNANTES
pública hace pesar sobre la personalidad de la Lynch.
"Art. 5? Se nombrará un abogado ad hoc, para que
diríjalas cuestiones del proceso, y para hacer la defensa
profesional, contra cualquiej' gestión, acerca de los preci-
tados bienes.
" Art. 69 Publíquese, pasando copia al Fiscal General
y archívese.
"Dado en la Asunción, á los 4 dias del mes de mayo
de 1870.
"CARLOS ANTONIO RIVAROLA.
CARLOS LOIZAGA.
Bernardo Recalde.
Secretario.
Trascribimos á continuación del número 39 de la "Voz
del Pueblo", del jueves 23 de junio de 1870, el inventa-
rio, precedido de algunas palabras del redactor, que lo
fué á la sazón don Miguel Maclas, (hoy finado)
ASUNCIÓN
Elisa A. Lynch.
"Como prometimos en nuestro número anterior, pu-
blicamos á continuación el inventario tomado porla^ fuer-
zas brasileras, de los objetos que se le encontraron á la
concubina del tirano.
"Mientras las paraguayas se mueren de hambre y se
comen las unas á las otras, Elisa A. Lynch, la querida
de López, se va á Europa á gozar de una fortuna y á lu-
cir las prendas que consiguió violentamente, de las infe-
lices mugéres de este país.
— "¡Cuidado pueblo!— No venga otro tirano y tras él
otra inglesa. %
"Protesten también las mugeres, que hoy la patria les
pertenece mas que á los hombres, pues que están en una
inmensa mayoría.
GOBERNANTES TAYS
ACTA DE INVENTARIO
•A los veinte y un dia del mes de mayo de 1870, en el
imeiio de la ciudad de Asunción, capital de la República
del Paraguay, á bonlo del vapor -Princesa" navio gcfe,
la comisión compuesta delgefe de división Victorino Jo-
sé Barbosa da I^omba, comandante de la escuadra brasi-
lera y del coronel Rufino Eneas Gustavo Calváo, gefe de
la comisión de ingenieros, mayor Federico Augusto de
Fontoura Lima, gefe interino de la repartición fiscal del
ejército allf reunido en virtud de la orden de S. A. Real
el señor <-onde do üu, mariscal de ejército y coman-
dante en gofo de todas las fuerzas brasileras en el Para-
guay, tomó invent¿irio en presencia de Elisa A. I.ynch,
aprisionada al ser derrotadas en Cerro-Corü las últimas
fuer/as del ex dictador Lo|)ez, de todos los objetos y valo-
res en especio ú otras asi como de todos los papeles que
se hallaban en (loder de la misma aprisionada y obtuvo
el resultado que abajo se demuestra, ú saber:
4 adere/os, siendo:
1 de oro maci/.o.
1 con amatista.
1 de oro y filigrana
1 de id. con esmeraldas.
U) anillos, siendo:
10 de oro í'on crisolitas.
24 de id. de diversos gustos.
2 Albums, siendo:
1 «le tapas de oro con cajíis de plata y relieves de oro.
1 de madre |>erlas, ofrei-ido al marisi'al Lo{>e/. por el
pueblo de Buenos Aires.
2 mariposas siendo:
1 de criV)litas.
1 de piedras entrefinas:
2Í bolones, sieiulo:
12 de coral.
504 OOBEBNANTES
15 de oro para chaleco.
6 de id. para puños.
5 bombillas, siendo:
3 de plata con virolas de oro.
2 de oro.
6 barras de oro pequeñas.
20 cadenas y cordones, siendo:
15 de oro.
1 de id. con medalla.
1 de id. con cruz.
6 mates, siendo.
3 de plata con bombilla.
3 guarnecidas de oro.
1 crucifijo de oro con tres brillantes.
1 cigarrera de oro.
2 cajas de rapé, ambas de oro.
1 condecoración de la orden de Cristo con pendiente de
la misma orden.
1 lapicera de oro labrada.
1 collar de corales.
1 chicote con las iniciales F. S. L. grabadas de bri-
llantes.
1 diadema de oro.
1 espada con vaina de oro y puño también de oro, gra-
bada con brillantes ofrecida al mariscal López por el pue-
blo paraguayo.
1 estuche con útiles de plata y otro para uso de mesa
y toillete.
3 peines de cabeza, siendo:
3 con guarniciones de oro.
1 con diamantes.
19 pares de pendientes, siendo:
G de crisolitas.
12 de oro de diversos gustos.
1 de mosaico.
16 pulseras, siendo.
DEL PARAOrAT
rior»
1 fie mosaico.
10 lie oro.
1 de martil.
1 i'oii rni/ y fiiedra^ de brillantes.
1 ron |>iedra^ falsas.
•^ lie rabelio.
10 |ireiidedores5, hiendo:
2 de marfiL
1 de oro ron brillantes.
•I de id. t'iMi diferentes gustos. "
1 de amatista.
¿ de oro «'on t«»|)at*io.
1 |Híria-fósforos dí> oro.
11 rt»lMJi»< de op>, siendo:
lo de diversos tamaños v cusios, inclusive dos do se-
ñora.
1 d»^ nni it»n i-aflena.
•i n*li«'arios do diverso*^ lámanos.
í rn'^ario^ de on) v corales.
H man-adíires de ropa, siendo:
•i do ort>.
2 de plata.
1 tubi» roiitoniondo ro'^arios V cordones de oro.
1 «'aja |»ortene«*i«Mito A Rosita i'arreras, hijadol maris-
cal I.ojic/, ronleniendo I > siguiente:
V¿ |ir»^:il"dorc^ <*Mn iiiedra*^ falsas para vertid»».
X pnUcra< d*» ^n».
2 prendedores de i<l.
Ti i*or<l«»lies do i<l.
3 |irondrd'»re*i ron crisiilila'^.
'A marip<**^as.
1 par l»«i!iiiii»s fot) tTÍ*¿ólita«*.
\ p| de id. ^
A liobilla«» do piodra** entro íiiiaN.
4 •• •liar»**» fon tMpa<'io. «Ti^^íMita** y oofalos.
3 pare** briüoDs ron piedra** orisólilas.
506 GOBERNANTES •
1 cruz pequeña con perlas.
4 pares brincos de oro con topacios.
3 pares rosetas de oro.
1 rosario de oro.
1 clavillo de oro con topacios.
VALORES DE ESPECIES .
•
391 onzas de oro.
27 medias onzas.
15 monedas de 20,000 reis de cuño brasilero.
12 id.de 10,000 reis de id.
24 id. de 4 patacones.
31 id. de 2 patacones.
19 libras esterlinas.
50 monedas de 20 francos.
2 id. de 17,000 reis 14,600 pesos papel de la República
del Paraguay.
Además de este dinero.
138 onzas de oro que fueron presentadas en el acto de
este inventario por el señor coronel Eneas Gustavo Gal-
vao mandadas entregar porS. A. R. al mismo señor co-
ronel, por el comandante de las fuerzas al Sur de Man-
duvirá por pertenecer ese dinero á Elisa A. Lynch que
antes lo habia dado á trueque de un álbum de su propie-
dad encontrado por ella entre nuestras fuerzas.
PAPELES — DOCUMENTOS
Una escritura de venta hecha al mariscal F. S. López,
relativa á tierras de Cordilleritas pertenecientes al distri-
to de Ibicuy, en el año de 1869.
Otra escritura de venta de doña Teresa Muñoz de tier-
ras vendidas al mismo mariscal López en 1868.
Otra de la casa y sitio de Barrios de la Encarnación de
esta ciudad de la Asunción, tia de doña Celedonia Castel-
DEL PARAGUAY 507
vi, pasaron á favor del presidente de esta República el
ciudadano Carlos A. López.
Otra de venta tanfibien de una chacra en el campo
grande, distrito de la Santísima Trinidad, en el mes de ju-
lio de 1869.
Otra de venta hecha al mariscal López en 1866 por
Francisco de Sales Doncel.
Documentos relativos á casa y sitio en la capital, dis-
trito de la Encarnación en 1869.
Documentos relativos á tierras del distrito de la Encar-
nación compradas al ciudadano Félix Domingo Barbosa
en 1869, por Elisa A. Lynch.
Otros pasados á Elisa A. Lynch, sobrQ compras hechas
al estado de la República, de terreno, decampo y bosques
desiertos, comprendidos entre los rios Itanará-guazü y
Aguaray-guazú, en 1869.
Otros de Juana Bautista de Freitas, de tierras en el
Lambaré que según declara Elisa A. Lynch son de su
propiedad sin que acompañe para aclarar escritura de
venta.
Otros documentos de Fernando Mora en las condicio-
nes del antecedente.
Otros mas de compras de tierras en el departamento dg
la Villa del Salvador, pasados á favor de Elisa A. Lynch
en 1869.
Otros todavía, id. id. id.
Otros mas pasados á favor de Elisa A. Lynch, de un
depósito hecho por ella en la tesorería del estado en 1870,
de la cantidad de ochenta y xin mil trescientos veinte y
siete pesos papel.
Dos cartas de Elisa A. Lynch, dirigidas: una al gene-
ral Mac Mahon sin fecha, y otra al ministro plenipoten-
ciario de Inglaterra en la República Argentina, fechada
en 3 de enero de 1870, siendo escrita á éste para que re-
cibiese en la legación los documentos que pertenecen á
la misma señora, y escrita á aquel para igualmente reci-
508 GOBERNANTES
bir y guardar para el Banco de Inglaterra á la orden de
ella, y la de sus hijos en su falta, diversas ¡cantidades en
las siguientes especies:
3700 onzas de oro.
100 libras esterlinas,
32 nnonedas de cuatro patacones.
55 id de dos id.
16 napoleones y mas quinientas onzas de oro, á fin
de ser entregadas á Emiliano.
Mas una otra carta del' cónsul italiano Chaperone fe-
chada en Luque el 18 de octubre de 1868, dirigida á
Elisa A. Lynch, en la cual declara tener recibida la suma
de 5000 patacones en plata y que entregará á su reclamo,
con los intereses correspondientes.
"Y por nada mas encontrarse que inventariar según las
órdenes recibidas, se cerró el presente inventario que va
firmado por la respectiva comisión y la aprisionada Eli-
sa A. Lynch — firmado Victorino Barbosa da Lomba,
presidente de la comisión — Rufino Eneas Gustavo Gal-
vao— Federico Augusto de Fontoura Lima — Elisa A.
Lynch.
No se puede negar que el Paraguay, el país menos co-
nocido de este Continente, hiciera algunos progresos en
los últimos años que precedieron á la última guerra, pro-
vocada de un modo tan insensato por su postrimer tira-
no. Introdujéronse entonces ferro-carriles, telégrafos,
un arsenal y otras obras, en que se emplearon muchos
mecánicos, principalmente ingleses, cuyo idioma y aun
algunas costumbres iban generalizándose en el país.
La República cubre como setenta mil millas cuadradas,
pero reclama mayor territorio de las naciones circunve-
cinas. El censo de 1857, le daba una población de
1.337,449 habitantes, según Du Graty, el que sonsidera-
DEL PARAGUAY 509
mos escesivamente exagerado,- mientras el que se con-
feccionó el 19 de nnarzo de 1887, por la oficina general de
Estadística sólo da 863,751, de los cuales corresponden á
la Asunción 24,838, divididos en 10,884 varones y 13,954
mugeres. No saben leer ni escribir 199,431 paraguayos
y 4070 estrangeros, y saben leer y escribir 32,447 para-
guayos y 3826 estrangeros.
El clima, aunque caliente, es muy sano; el país monta-
ñoso y .pintoresco y el suelo fértil. Los habitantes son
los mas industriosos déla América del Sur; sus cereales,
algodón y tabaco cubren medio millón de acres. El
principal producto del país es lai yerba mate, la mayor
parte se esporta á Buenos Aires, llegando hasta un mi-
llón de pesos fuertes. El cultivo del algodón, que habia
dado principio en 186-^, quedó interrumpido á causa de
la guerra, la que fué muy ruinosa para el Paraguay, pe-
ro dando, en recompensa, á sus naturales un% elevada
reputación de valor.
•
La marcha del nuevo gobierno tendia en un todo al pro-
greso, de conformidad á lo distinguido de las personas
que lo componían y al nuevo orden de cosas diame-
tralmente opuesto al que hasta entonces habia existido. •
Estableció la libertad, en sumas lata acepción; el voto
del pueblo como evangelio del mandatario; libertad de
conciencia, del pensamiento y de la prensa; garantía de
la propiedad; abolición de la confiscación y del pasaporte;
apertura de los puertos del Paraguay á todos los hom-
bres del mundo, con libre ejercicio de su comercio, ¡n-
pustria, culto y artes.
Al perióiico Semanario reemplazó La Regeneración, el
1? de octubre de 1869, y fué el primer mensag?ro del libre
pensamiento del pueblo paraguayo, mudo y sin voluntad
propia hasta entonces. Publicaba además los documen-
tos oficiales y decretos del gobierno provisorio, conser-
510 GOBERNANTES
vando siempre el director del periódico su perfecta inde-
pendencia.
Un movimiento reaccionario que tuvo lugar el 31 de
agosto de 1870, dio fin al gobierno del triunvirato.
El pueblo paraguayo tiene tres fechas memorables para
determinar la era de su nueva existencia política como
nación libre, después de mas de cincuenta años de escla-
vitud ignominiosa, bajo el ominoso régimen de los tres
tiranos que lo hundieron — El 15 de agosto de 1869; el 19
de setiembre de 1870, el 25 de noviembre del mismo año.
La primera marca la instalación del primer gobierno li-
beral de la República, él mismo dia que el tirano fuese á
encontrar su fosa de Cerro-Corá.
La segunda es el 19 de setiembre, fecha no menos glo-
riosa que hará época en los anales del Paraguay, en que
el movimiento espontáneo del pueblo en masa, reaccio-
nando cftntra los sjucesos *del 31 de agosto, atiazó la con-
quista de la libertad.
La fercera y la mas importante de estas fechas es la del
25 de noviembre del 70, en que, reunido ese mismo pue-
blo en la plaza juró, juntamente con el primer presidente
de la República, la primera constitución libre que se die-
ra, depositándola por manos de éste en el lugar en
que se colocó la piedra fundamental del monumento, que
ha de legar alas generaciones venideras él recuerdo de la
reconquista de los derechos del pueblo, de su libertad po-
lítica y social.
• LXVII.-DON CIRILO ANTONIO RIVAROLA, des-
de 19 de setiembre de 1870, en que la convención cons-
tituyente creó la presidencia provisoria de la República,
nombrando para ejercerla á dicho ciudadano, hasta el 25
de noviembre del mismo año, que se juró la constitución,
instalándose el gobierno constitucional con el propio Ri-
varola, de primer presidente, y don Cayo Miltos, de vice-
presidente de la República.
BEL PARAGUAY 511
Mas tarde organizó su ministerio con los ciudadanos
Salvador Jovellanos, interior, José Segundo Decoud, jus-
ticia, culto é instrucción pública, Juan B. Gilí, hacienda y
agricultura, general Bernardino Caballero, guerra y ma-
rina, y durante su suspensión fué reemplazado por Car-
los Loisaga.
Desde entonces, el Paraguay sigue aunque á paso len-
to pero seguro, en lavia del progreso.
LXVIIL— DON SALVADOR JOVELLANOS, vice-
presidente en ejercicio del P. E. de la República, hasta el
25 de noviembre de 1874.
Tuvo por ministros sucesivamente á los ciudadanos
Carlos Loisaga, Benigno Feíreira, Eduardo Aramburú,
José Falcon, José del Rosario Miranda, Francisco Sote-
ras, Francisco Lino Cabrizas^ Jaime Sosa, tJánjdido Ba-
reíro, Germán Serrano, Bernardino Caballero, Juan Bau-
tista Gilí, Higinio Uriarte y Patricio Escobar.
La administración Jovellanos no mereció las simpatías
del pueblo paraguayo. Según La Reforma de la Asun-
ción, ella fué una larga y no interrumpida serie de escán-
dalos y robos.
La agricultura no recibió impulso alguno, ni la mas in-
significante protección; el ferro-carril permaneció en el mas
completo estado de abandono; no estableció una sola es-
cuela, á pesar de haber destinado el congreso cincuenta
mil pesos para la instrucción pública. La libertad habia
sido proscrita, el derecho violado, la justicia escarnecí-.
da, la moral ulti ajada, la constitución y las leyes piso-
teadas, el honor y la vida despreciadas sangrientamente
por viles mandones, que mantenian vandidos y asesinos
asalariados para imponer mejor al pueblo el reinado del
puñal. En una palabra, dicho periódico pinta esa admi-
nistración con muy negros colores.
LXIX.— DON JUAN BAUTISTA GILL, presidente
512 GOBERNANTES
de la República, desde el 25 de noviembre de 1874 hasta
el 1? de marzo de 1876, que habiendo salido á campaña
quedó en su lugar el vice-presidente don Higinio Uriarte.
El 19 de abril del mismo año, aquel reasumió el gobierno,
habiéndolo desempeñado hasta el 12 de abril de 1877, que
fué bárbaramente asesinado en las calles de la Asunción
por una turba de hombres armados, con cuya trágica des-
gracia, el vice-presidente Uriarte volvió á ejercer el P. E.
desde el mismo dia hasta el 25 de noviembre de 1878.
Compuso su ministerio sucesivamente de los ciudada-
danos Germán Serrano, Facunddo Machain, Emilio Gil!,
Bernardino Caballero, Patricio Escobar, Cándido Bareirp,
Adolfo Saguier, José Urdapilleta, Benjamín Aceval, Juan
A. Jara, Agustín Cañete y Jo sé F. Decoud.
La administración de Gilí, según don Gregorio Beni-
tez engendró el descrédito social, político y económico
del Parag^uay. En los últimos seis años, el señor GUI
formó (Jarte de todos los gobiernos de la República, ya
como ministro, ó ya como representante, ejerciendo en
la administración la misma preponderancia conque sub-
yugara al pueblo paraguayo.
Hasta el dia en que el señor Gilí tomara directamente
las riendas del gobierno, el país producía lo bastante
para sufragar siquiera sus gastos administrativos. Sus
entradas ascendían hasta setenta mil pesos mensuales.
Pero en 1876 las rentas de la nación descendieron hasta
la triste cifra de nueve mil pesos al mes.
El ex-presidente don Cirilo A. Rivarola, en sus escritos
publicados en Buenos Aires en 1875, decia: "Juan Bautis-
ta Gilí en el poder, seria la gangrena en el corazón del
pueblo paraguayo. Luego, pretendiendo el ministro bra-
silero señor AraujoGondin llevar al poder á Gilí, como lo
ha llevado, su intención era únicamente colocar al Para-
guay en el descenso rápido de su perdición. . . .
"Gondin tenia conciencia de la imposibilidad de su can-
DEL PARAGUAY 513
rlidato, á quien decididamente se proponía hacerle triun-
far, i>orque una vez Gilí en el poder, la hidra do lerena es-
tablecería su reinado en el país
"Estaba en la conciencia de todo el pueblo que su ad-
ministración seria el emporio de cínicos especuladores,
y sobre todo muy capaz de sacrificar la inde[>endencia
nacional en aras de sus intereses pei-sonales."
El agravamiento de la miseria en que se encontraba la
pobla(*¡on del Paraguay, durante la adminístra(*ion Gilí,
era la consecuencia inmediata del estanro <lcl tabaco, la
sal y el ja^mn.
En la memoria presentada por el ministro de haciencla
de la República alcongi*eso, nada se encuentra en ella que
inform.aseá la nación sobre el i*esultado «le la venta hcnrlia
por el gobierno de I^^s artículos estancados, y de la apli-
cación de su pnxiucto.
LXX.— DON HIGINIí) rUIAUTE, vive-presidente
de la Hepúblira, en ejen-irio del P. E., desde el Vi de
abril de 1H77, á consecuencia del asesinato del presidente
Gilí, acaecido en ese dia.
El señor Tririrte adoptó uime<liatamentc las medidas
necesarias, para M)f<H-ar la rel>eli«>n, y, des|»ues tie mi re-
ñidlo comlxite librado á la^^ puertas di» la capital, r<»n»ii-
guió doniínarla completamente, auoderándosi» la^ furr/íi^
gubernativas de alguno <le Ins ase^^inos.
Su gobierno <luró hasta el ír> de noviembre <le I87S.
LXXI.— I)t)N CÁNDIDO DAUEIUO. presidente de Ja
República, desde el á^ide novit»mbre de ISTS, hasta se-
tiembre de 1H8<>, en qne falle<-iera.
Acompañáronle en calidad de ministn»** '*uces¡\ amenté
los c¡udaflano< li^Tnardino Caballen». Pedro Dflaiic, Jos^
Segundo Decoud.jAgu*»tM» ('añt*te y Jo'*<^ Antonio lia/arás.
lAXII.-r.KXKRAK HEKNAUDINO CAHALLERO,
presidente pro\í^<»rio de la Kepnliiica. Por fallecimiento
31
/■'.
514 GOBERNANTES
del señor Bareiro y por renuncia de don Adolfo Saguier
del cargo de vice-presidente, el congreso le nooibró en
aquel carácter y asumió inmediatamente el mando de la
nación el 4 de setiembre de 1880, hasta que fué electo
presidente en propiedad el 25 de noviembre de 1882, y
don Juan A. Jara, vice-presidente.
Fueron sus ministros los ciudadanos José A. Bazarás,
Pedro Duarte, Juan de la C. Giménez, José González, Juan
A.. Meza, José S. Decoud.
Bajo los auspicios de la paz, la administración del ge-
neral Caballero consiguió levantar el país de su postra-
ción, reparar sus desastres pasados imprimiendo nuevo
y vigoroso impulso á la marcha general.
La constitución, desde entonces se cumple al pié de la
letra y lo prueba el acto solemne que tuvo lugar ejerci-
tando el pueblo el derecho de sufragio, para la .elección
de sus representantes, en actitud pacífica, digna é inde-
pendiente, y sin esas odiosas coacciones de la fuerza que
deshonran al mandatario.
La campaña progresaba de un modo satisfactorio, la
población aumentaba, la industria pastoril se desarrollaba,
la agricultura adquiría proporcionalmente su verdadera
importancia. Las cosechas de los cereales y demás pro-
ductos eran mas que regulares.
El buen éxito que el Paraguay obtuvo en la Esposicion
Continental de Buenos Aires, en 1882, es una honrosa
prueba de lo que decimos. El Paraguay fué representado
en ese certamen con una variada colección de productos y
riquezas naturales que fueron agraciados debidamente,
discerniéndole los jurados respectivos cinco medallas de
oro, siete de plata, veinte y cuatro de bronce, tres de co-
bre y veinte y una menciones honoríficas.
La a Iministracion de justicia marchaba con regularidad:
la armonía reinaba entre el poder civil y el eclesiástico:
el estado de la instrucción pública mejoraba. En una pa-
abra, el país progresaba en general.
DEL PARAGUAY 515
Al general Caballero siguió en el gobierno el general
Patricio Escobar, como presidente de la República, y don
José del Rosario Miranda, como vi<*e-(>residente de la
misma, los cuales fueron elevados al poder el 25 de no-
biembre de 1886.
El presidente Escobar compuso su ministerio del mo-
<lo siguiente: el coronel Juan A. Meza, interior: el doctor
Benjamin Aceval, relaciones esicriores: don Agustín Ca-
ñete, nieto del doctor Francia, hacienda; el comandante
J. Maciel, justicia, cuití) ó instru(*cion pública y el coro-
nel Pedm Duarte, guerra y marina.
TíkIos estos funcionarios continúan en ejon^cio: lle-
nando satisfactoriamente las aspiraciones del pueblo pa-
raguayo, bástala fecha (octubre de 1KS7), con esce|M*it)n
del señor Cañete, que, con motivo de haber jaiblirado en
la Asunción el geiHTíil Sarmiento un articulo, el 2o d*» si^-
tiembre, aniversario de la muerto del d»)«-tor Frarnia, no
habiendo sido del agrado del nieto, pivsentó su renuncia
del puerto, la que, según creemos, no le fu»*^ aceptada.
PorlodemAs, el general Sarmiento m» lirrunsrrilN* á
los |>ersonage> histéricos, haeiendo, romo es natural,
completa prescindencia <le las per>ona»^ de sus de^^een-
ili<Mite>, entrtí los cuales roní>cemos algunos caballeros
dignos de toda consid(*raciun.
I I N
ÍNDICE
Pi^efa^ii) I
í.nliKUNANTKS
IVíIro lio Meiiíl»/;i 1
Ju.'iii i|«» Ayolii^ 3
Dnmiiií^o Martiiitv fh* Irala 5,16
Alvar NuFio/ ( aluva ilr \ara 8
Juan i\o Sala/. ir lÍMiino^a 14
Fraii<*i<4*o iIp M(MHlo/a 14
Feli^K? ílo(Mrere< 25,33
Diopí t\o Al)n»u Sfi
rmii/alti lio MiMi'l«'/a ¿t»
KraihÍMNi Orti/ «I»» \*«»rLMr;» ::?7
Juan • If • < >rto;;a 29
Juan t >rti/ .If Zariii- Al
Martin Suanv (|i* ri»lo«li» :tfj
Ih«*^o Orti/ ilí» Zaratí» y Mt'n«liffa 37
Juan t\o (taray ' :i8
Ah»n*.o«le \*<Ta y Araron il
Juan T'inT'"' ílt» X'i'ra v Ara::'»n 4*J
ÍI«Tnan«laria^ «le S;ia\***lra r*ií.r>¿,ri3,.Vj
Kornaníl*» i|** Záralr 7A
Hartoloim* Sant|if\al m<miii|mi 51
Juan ral>all(*P» lia/.in 7i¿
Juan Kaniinv <lo \»'la/'*»» 'Ci
iMogt) Kainiriv X'aMr/ y ili* la HanHa 'i'í
(tanin ile Mcn<lo/a r»2
índice
Pág.
Diego Marín Negron 58
Francisco de Alfaro 58
Francisco González de Santa Cruz 59
Manuel de Frías 60
Diego de Regó y Mendoza 68
Luis de Céspedes Garcia Xaiía ó Xeria 68
Martin de Ledesma Valderrama 69
Pedro de Lugo y Navarra 71
Gregorio de Hiríestrosa 72
Diego de Escobar Osorio 78
Bernardino de Cárdenas.. ..i 79
Sebastian León y Zarate 85
Cristóbal de Garay y Saavedra 89
Juan Blasquez de Valverde 90
Alonso Sarmiento Sotomayor y Figueroa... 93
Juan Diez de Andino 94,97
Felipe Rege Corvalan 95
El Cabildo 96
Diego Ibañez de Faria 97
Antonio de Vera Mugica 97
Alonso Fernandez Marcial 98
Francisco de Monforte 98
Sebastian Félix de Mendiola 99
Juan Rodríguez Cota 99
Antonio de Escobar y Gutiérrez 99
Baltasar Garcia Ros 99
Manuel de Robles Lorenzana 100
Juan Gregorio Bazan de Pedraza 101
Antonio Victoria 101
Diego de los Reyes Balmaceda 101
José de Antequera y Castro 103
Martin de Barúa 148
Bartolomé de Aldunate 165
Ignacio de Soroeta 166
El Común 167
Junta Gubernativa 168
Antonio Ruiz de Arellano Í69
Cristóbal Rodríguez de Obelar 171,174
Isidoro Mirones Benavente 172
Manuel Agustín de Ruiloba y Calderón 172
Juan Caballero de Añasco 173
ÍNDICE
Pág.
Juan de Arregui 174
Bruno Mauricio de Zavala 175
Martin José de Echauri 177
Rafael de la Moneda 177
Marcos José de Larrazabal 178
Jaime Sanjust 179
José Martinez Fontes 180
Fulgencio Yegros y Ledesma 184
Carlos Morphi ó Murphy 185
Agustin Fernando de Pinedo 188
Pedro Meló de Portugal 197
Joaquin de Alós y Brú 199
Lázaro de Rivera..* 201
Bernardo de Velazco 208
Manuel Gutiérrez 228
Eustaquio Gianini 228
Pedro Garcia 228
Junta de Gobierno provisorio 230
José G. R. de Francia y Juan Valeria-
no de Zevallos 231
Junta Gubernativa 233
Cónsules F. Yegros y J. G. R. de Francia.... 253
Dictador José Gaspar R. de Francia 273
Policarpo Patino... 388
Junta Gubernativa. 388
Ramón Duré y José Domingo Campos, sar-
gentos 391
Coronel Mariano Roque Alonzo 391
Cónsules Alonzo y López 391
Carlos Antonio López, presidende 417
Francisco Solano López, presidente 435
Triunvirato 497
Cirilo Antonio Rivarola, presidente proviso-
rio 510
Salvador Jovellanos, vice-presidente 511
Juan Bautista Gilí, presidente 512
Higinio Uriarte 513
Cándido Bareiro, presidente 513
Bernardino Caballero 513
Patricio Escobar 515
ÍNDICE
ÍNDICE DE LOS DOCUMENTOS
Pág.
Acta de fundación de la Ciudad de Buena
Esperanza del Rio Bermejo 42
Provisión de las cosas que se podian sacar
por el Puerto de Buenos Aires 53
Memorial por el que el capitán Manuel de
Frias, procurador de las Provincias del
Río de la Plata, solicita la división de és-
tas de la del Paraguay; y que se nom-
bre para la del Rio de la Piala como go-
bernador y capitán general á Hernan-
darias de Saavedra 60
Documentos justificativos: Declaración sa-
tisfactoria de don Bernardino de Cárdenas,
obispo del Paraguay, para el descargo de
los que tomaron las armas contra el go-
bernador don Sebastian de León y Zarate . . 81
Correspondencia de Antequera y el obispo
Palos 117
Curiosa descripción del Chaco 191
Vista del fiscal protector de naturales 211
Carta de don Nicolás Herrera á Robertson. 247
El gobierno de Buenos Aires al del Para-
guay 248
Notade Herrera á los cónsules del Paraguay.. 249
Respuesta de los cónsules del Paraguay á
Herrera 249
Los cónsules del Paraguay al mismo 250
Plan del gobierno del Paraguay presentado
al segundo congreso por el doctor Fran-
cia 254
Los cónsules Francia y Yegros á todos los
ciudadanos y habitantes de la capital Re-
solución . . . .• 260
Resolución consular sobre los españoles. . . 263
Resolución superior sobre el clero 296
Auto superior sobre los funcionarios públi-
cos 299
Decreto supremo sobre el obispo 309
c»
índice 5
Pág.
Apuntamientos del doctor Francia al "Ensa-
yo Histórico" do los señores Rongger y
Longrhamp 311
Defensa dol señor César Bacle 315
DcíToto sobre impuesto para una campaña
militar 328
Derroto sobre reforma de los regulares 333
Kí^spucsta dada á Uolivar por el doctor
Franria 338
A muga pronunciada por el doctor don José
Isasa, ron motivo nel rumpleano-i del dic-
tador Francia 339
Kspediente de Juan Pérez y Alejandro Gar-
cía, ovpañoles ;i«ir>
Derrcio en el espediente de Hilario Keralde,
cvpanol 358
t)ra'-¡nn fúnebre dodicnda al doctor Fraip-ia. 36i
Inxcntario de lo-^ bienc** dejados porol doc-
tor Francia 379
Articulo 71 de lo< e<tatutí»vi fie la adminis-
Iraíion «le justicia .'K>0
Artlí'ulos del de<Tct'> solirola libertad de vien-
tres 31>7
ln**lru«-iones A la policía 3*.C
AdmiiiistraiMon política del Paraí^nay ítt>S
Himno nat*ional paraguayo 4ir»
Hand<» del general F. S. Loimv. sobn* el plie-
go de reserva de *iii paore 4.*i<»
tarta del secretario de la |t»gac¡iiii británi-
ea en el Kio déla plata, Mr. (lould,al mi-
nistn» ríe relaciiMies csteriores del Bra>il. 419
t'omposÍ4'Í4)n |H'»etica de don Manuel t'a<tilli>,
titulada "Al Paraguay" ITi*»
I>eclaraí-ion del general Resquin W>8
De» reto del triunviralo declarando |K?rtene-
cer a la nación los bienesi dol mariscal
Lo|»e/ilde mayo do I.S70 aprobado pt>r
el congre**oo| ti' de julio de IS71.) V.H»
Inventario de los bicne*^ de la ^^enora líli**a
A. Lvnch TiiKt
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