imiM
üRUNTO
Digitized by the Internet Archive
in 2009 with funding from
University of Toronto
http://www.archive.org/details/italiadesdelabaOOrodr
CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
TOMO I
ITALIA
DESDE LA BATALLA DE PAVÍA
HASTA EL SACO DE ROMA
RESEÑA HISTÓRICA
POR
ANTONIO RODRÍGUEZ VILLA
Tirada de 500 ejemplares numerados
Precio: TRES pesetas
MADRID
LUIS NAVARRO, EDITOR
CALLE DE LA COLEGIATA, 6
ITALIA
DESDE LA BATALLA DE PAVÍA
HASTA EL SACO DE ROMA.
V*DRTD. — IMPRENTA CENTRAL A CARGO DE VÍCTOR SAi;r
Colegiata , 6, bajo.
R
CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
TOBIO I
'-y'
DESDE LA BATALLA DE PAVÍA
HASTA EL SACO DE ROMA
RESEÑA HISTÓRICA
ESCRITA EX SU MAYOR PARTE COV DOCUMENTOS
ORIGINALES, INÉDITOS Y CIFRADOS
POR
ANTONIO RODRÍGUEZ VILLA
Oficial dsl Cuerpo facultativo de Archiveroi,
Bibliotecarios y Anticuariot
MADRID
LUIS NAVARRO, EDITOR
CALLE DE LA COLEGIATA, 6
I 88 5
V
EJEMPLAR NÚM. 89,
INTRODUCCIÓN.
Con ser tan fecundo en famosos hechos de
armas el siglo xvi, no hay seguramente otros
dos más culminantes ni que causaran en el
mundo mayor interés y ruido que la batalla de
Pavía y el saco de Roma.
Realizados ambos sucesos por un mismo ejér-
cito, en un mismo reinado, en la misma penín-
sula italiana, teatro entonces de las contiendas
europeas, y resultando de cada uno de ellos un
soberano prisionero, uno y otro triunfo contri-
buyeron á asentar de una manera decisiva y
poderosa la supremacía militar de España en
Europa y su dominación en Italia.
La batalla de Pavía y los hechos que la prece-
dieron son ya bastante conocidos. Sobre el Saco
1
de Roma publicamos años hace unas Memo-
rias (1), en las que con abundante copia de da-
tos se refieren las vicisitudes de tan comentado
acontecimiento. Más de tres años trascurren en-
tre uno y otro, y siendo lo de Roma consecuen-
cia y continuación de lo de Pavía, es de todo
punto importante esclarecer é ilustrar la histo-
ria de este breve, pero angustioso periodo, tan
desgraciado para Francia, tan desastroso para
Italia y tan glorioso como infecundo en benefi-
cios para España.
Los documentos que nos han servido de base
para este estudio son los despachos originales,
inéditos y cifrados de los Embajadores, Gene-
rales y otros Ministros del Emperador Carlos V
en Italia, asi como las minutas de cartas de éste
á los mismos, escritas por el Canciller Mercuri-
no de Gattinara, que forman parte de la Colec-
ción Salazar, custodiada en la Biblioteca de la
Real Academia de la Historia.
(1) Memorias para la historia del asalto y saqiteo de
Roma eji 1527 por el ejército imperial, formadas con do-
cumentos originales, cifrados é inéditos en su mayor
paríe.— Madrid, 1875.
CAPITULO I.
Desde la batalla de Pavía hasta la salida de
Francisco I de Italia.
Había Italia alcanzado su libertad en el si-
glo XII y ejercido desde entonces poderosa in-
fluencia en la civilización y en la política de
Europa; pero dividida aquella bella península
en muchos Estados independientes, discordes y
rivales entre sí, sólo pudo conservarse en esta
disposición mientras se hallaron también frac-
cionadas y divididas las naciones á las que la
unían los más estrechos vínculos. Tan pronto
como en el siglo xv España y Francia consi-
guieron ver en gran parte realizada su unidad
territorial, y prepotente y vigorosa la autoridad
real, ofrecióseles Italia como rica presa y es-
pléndido botín. Entonces estas dos naciones
hermanas aspiraron á dominar á su antigua se-
ñora, que habiendo sido elocuente testimonio
4
de la incontrastable fuerza que dan la unión, la
virtud y el valor, lo fué ahora también de las
lamentables y humillantes consecuencias de la
desunión, de la molicie y del afeminamiento-
Estalló la rivalidad entre España y Francia
por ejercer su dominación en Italia; muy tarde
conoció ésta su desgracia y trató de evitarla, ó
cuando menos alejarla excitando el antagonis-
mo de uno y de otro Estado, inclinándose ora
al primero, ora al segundo, según las circuns-
tancias; aliándose á veces unos principados con
España y otros con Francia, negociando no
pocas veces con las dos naciones á la par se-
cretamente para mejor entretenerlas y enga-
ñarlas. Pero una vez desarrollado el espíritu de
rivalidad y de conquista y más engrandecidas
en su interior una y otra, la suerte de Italia es-
taba prevista: la más fuerte, la más militar
ahuyentaría á su contraria y ejercería su domi-
nio en aquella península.
En esta tremenda y obstinada lucha, que en-
sangrentó mil y mil veces los campos de la
hasta entonces próspera y feliz Italia, obtuvo
España los más completos y decisivos triunfos
sobre su rival. En el momento en que comienza
el hilo de esta historia, disputábanse con en-
carnizamiento Carlos Y y Francisco I el duca-
5
•do de Milán. Campaba en él* el ejército imperial ,
y sitiaba el francés con su Rey á la cabeza la
plaza de Pavia, la más importante y fuerte de
todo el Estado, después de la capital.
Dominaba en Milán el partido de la indepen-
dencia italiana sinceramente entregado á un
jefe nacional como Francisco Sforza. La peste
había diezmado su población, y abierta además
su muralla por varios puntos, no tenía medio
de defenderse (1). Por este motivo el mismo se-
<5retario de Estado del Duque, el renombrado
Jerónimo Morón, aconsejó á su Soberano que
abriese las puertas de Milán á Francisco I para
evitar su ruina por medio de anticipada sumi-
sión.
Había entregado ya una diputación las llaves
de la ciudad á este Monarca, que se había apro-
ximado á ella, cuando al día siguiente el señor
Alarcón entró en Milán con algunos caballos;
anunció la inmediata llegada del ejército im-
perial mandado por el Duque de Borbón, el Vi-
rrey de Ñapóles Carlos de Lannoy y el Marqués
de Pescara; reanimó los abatidos espíritus, y
llenos de alegría los milaneses gritaron: «¡Viva
el Duque! jYiva el Imperio!»
(1) Mignet. Rivalití de Francois I el de Charles V.
6
Püsose en marcha Francisco I para entraren
la codiciada capital, y considerando los impe-
riales lo despoblada é indefensa que se hallaba^
resolvieron abandonarla. Tomó, pues, posesión
de ella el Rey de Francia, guarneciéndola po-
derosamente.
La superioridad del ejército francés era tan
grande con relación á la del cesáreo, que podía
considerarse á Francisco I como el futuro do-
minador de Italia, toda vez que obrando con
prontitud y acierto podía dispersar las fuerzas
enemigas por varias partes diseminadas, apo-
derarse de todo el Estado de Milán é invadir
súbitamente el reino de Ñapóles. Teníase en
efecto á los imperiales como reducidos a com
pleta impotencia (1); y el Papa, las repúblicas
de Florencia y de Yenecia y otros principados
de Italia sólo aguardaban ocasión propicia para
romper de una manera ostensible su alianza
con Carlos V.
Tan desesperada era la situación de los im-
periales, que Lannoy llegó á pensar en evacuar
el Milaiiesado y replegarse sobre Ñapóles, no
sólo para no arriesgar todo lo que el Emperador
poseía en Italia, sino también para oponerse al
(1) Mignet
7
cuerpo de ejército que el Rey de Francia había
enviado á aquel reino al mando del Duque de
Albania para distraer por aquella parte la aten-
ción de los Generales de Carlos V. Por fortuna
el Marqués de Pescara logró disuadir al Virrey
de tan desastroso intento, conviniendo todos
en que la dominación de España ó de Francia
sobre Italia había de resolverse en Lombardía.
De repente, merced á la pericia y á la activi-
dad de Pescara y de Borbón, todo cambió de
aspecto. El antiguo Condestable de Francia,
acaudillando los alemanes que el Archiduque
Fernando le había enviado y los reclutados por
su cuenta, en número de más de doce mil, se
incorporó al ejército imperial, con cuyo refuer-
zo casi igualó éste en infantería al francés,
quedándole inferior en caballería y artillería.
Ya no pensaron entonces estos caudillos más
que en acometer á Francisco I si aceptaba la
batalla, ó en librar á Pavía si la rehusaba. Im-
poníase además fuertemente esta solución, de
una parte por la apurada situación de nuestras
tropas, á las que se debían gruesas sumas de
dinero; y de otra por el angustioso estado en
que se hallaba Pavía, después de tres meses de
estrecho bloqueo y de un sangriento asalto, sin
víveres, sin dinero y sin municiones, sostenida
8
solamente por el esfuerzo, bravura y animosi-
dad del nunca bien ponderado Antonio de
Leiva .
Así, pues, el 24 de enero de 1525 salió de Lodi
el ejército cesáreo, mal pagado, hambriento y
desarrapado, en busca del francés, lucido, bien
provisto, superior en fuerzas y favorecido por
el terreno. Con la aproximación de ambos ejér-
citos comenzó á mejorar la situación de Pavía
y á cobrar algún recelo Francisco I, porque
dejando de combatirla, sólo se ocupaba en for-
tificar su campo, vigilarlo de noche y de día y
reconcentrar todos los destacamentos, tenien-
do que sostener continuas escaramuzas con los
imperiales de dentro y fuera de la ciudad, de
las que salieron muy mal librados los france-
ses. Desamparáronles también en tan críticos
momentos diez y seis banderas de grisones y
tres de suizos; y la peste y otras dolencias mer-
maron considerablemente aquel ejército antes
tan poderoso.
«El dicho Rey (de Francia) — escribía desde
Genova Lope de Soria al Emperador con fecha
26 de enero (1)— está todavía sobre Pavía sin ha-
cerle batería ni pensar en combatirla, sino for-
(1) Col. Salazar— A— 34.
9
tincando su exército para esperar al de V. M.; y
poruña espía que partió de su exército á los xxii
del presente, tenemos nueva cómo había hecho
derribar los muros del parco de Pavía para que
su gente darmas pudiese bien pelear encaso que
viniese á combatirlo el exército de V. Oes. M.,
del qual ya tenía mucho recelo y noche y dia
estaban en armas y hacía recoger toda su gen-
te de los alojamientos; y también dice la dicha
espía que morían muchos do su exército de
pestilencia y otras dolencias; y los de Pavía
salían fuera de continuo y se decía que tenían
abundancia de vituallas dentro y están muy
fuertes.»
En estas condiciones dióse la batalla el 24 de
febrero de 1525, combatiendo unos y otros con
extraordinario valor, pero llevándose sobre to-
dos la palma la infantería española, á la que
principalmente correspondieron aquel día los
honores del triunfo. En menos de dos horas,
dice M. Mignet, un lucido ejercito mandado
por el Rey en persona y por los más acredita-
dos generales de su nación, fué no sólo derro-
tado, sino deshecho y exterminado. Más de diez
mil hombres perecieron en el campo de bata-
lla ó se ahogaron en el Tesino. Los mejores
capitanes, los más encumbrados oficiales de la
iO
Corona, los primeros señores del reino, queda-
ron ó muertos ó prisioneros. Prisionero quedó
también el mismo Francisco I.
<f A Dios sean dadas infinitas loores y gracias
(escribía al Emperador su Embajador en Geno-
va) y al glorioso santo Mathía , pues en el
dia de su fiesta nos alumbró del nascimiento
de Y. Ces. Mag., y asimismo en el dia de su
fiesta ha dado esta tan felice victoria, con la
qual agora tiene más absoluto poder V. M. para
asentar las cosas de la christiandad y poner ley
por todo el mundo, de suerte que Dios sea ser-
vido y los christianos estén en buena paz.»
El mismo Lope de Soria añadía en otra carta
de 26 de febrero dirigida á S. M.:
« V. M. puede dar gracias á Dios de la
victoria que ha dado al Yisorrey contra el Rey
de Francia, según ha referido el Secretario del
Duque de Genova que residía cerca del dicho
Visorrey, el cual arribó aquí la noche pasada; y
dice cómo á los 24 del presente, dos horas antes
del dia, el exército de V. M. asaltó al del Rey de
Francia, y fue con tanta orden y esfuerzo que
muy poco pelearon los franceses y luego se
pusieron en rota; pero este Secretario no se
halló en ello, porque el Yisorrey hizo ir á San-
tangelo á Hieronimo Morón con todos los Em-
íi
baxadores que estaban con él, y uno dellos fue
el dicho Secretario. Pero dice que estando en
Santangelo pasaron muchos con la nueva de
la victoria, y entre otros vido pasar algunos
caballos franceses que habia tomado presos el
capitán Qucaro, que los enviaba á Lodi, y sa-
bida la certeza de la victoria dice que se partió
para venir aquí y quando fue acerca de Placen-
cia halló muchos de caballo de los franceses
que venian á salvarse en aquella ciudad, y to-
dos decian cómo el campo del Rey de Francia
era roto y que pensaban que fuese preso el Rey,.
y por otras partes tenemos esta misma nueva
y la tenemos por cierto que sea roto el Rey de
Francia, pero no que sea preso ni libre, y de
cada puncto espero que venga la certeza de
todo y el despacho del Visorrey para despachar
la dicha carabela. Y no es de maravillar que
sean rotos los franceses, porque el exército
de V. M, y los que están dentro de Pavia les
han muerto y deshecho mucha gente en pocos
dias y se les eran idos xvi banderas de grisones
y tres de suyzos, y hablan roto y desbalijado
las cuatro banderas de Juanin de Médicis y él
está herido de un arcabuzazo en una pierna y
es venido á curarse á Placencia, y también la
gente del Duque de Milán, de la cual era capi-
12
tan Alexandro Ventivolla, han roto y preso á
Joan Ludovico Palavicino en Casalmayor
Postdatum. Después descrito lo susodicho so-
mos á los XXVII y es venida una carta al Duque
de Genova por via de Alexandria hecha ayer,
en que le dicen cómo por hombres venidos del
campo francés han entendido como fue preso
el Rey de Francia y herido en la cara, y que
también son presos el que se dice Rey de Nava-
rra y Mr. de LanQon y Federico de Bozol (1) y
Memoranci y otras muchas personas principa-
les, y muertos el Almirallo y La Paliza y
Mr. del Cu (2) y otros muchos, que en conclu-
sión se juzga no haber escapado persona de
importancia de muertos ó presos, y déla infan-
tería juzgan que sea muerta la mayor parte, y
del exército de Y. Mag. Ces. no sabemos hasta
agora el daño que habrá recebido, pero juz-
gan que sea poco. Dios lo haga y á él damos
muchas loores y gracias de la natiuidad de
V. M. que fue en el dia de Sancto Mathia y en
su dia mismo ha sido esta tan noble victoria,
con la qual Y. M. puede agora poner ley y usar
de su preheminencia imperial en toda la chris-
tiandad.»
(l) Federico da Bozzolo, de la casa de Q-onzaga.
<2) Lescu.
i3
Lope de Soria al Emperador.
Genova, 2 marzo 152.5.
«A los 27 del mes pasado screví á "V. Ces. Mag.
por yia de Monego avisando aquella de la glo-
riosa "victoria que Dios ha dado al Visorrey y al
exército de V. M. á los 24 del mes pasado, como
habrá entendido por el Comendador Peñalosa,
al qual despachó el Visorrey por Francia, y
por esto no será necesario que yo diga Jas par-
ticularidades de la batalla, ecepto que ha sido
tal que es presionero de V. M. el Rey de Fran-
cia, y con esta será la nómina que me ha en-
viado el dicho Visorrey de los muertos y presos
de los enemigos, y de la otra gente muy pocos
son escapados Y entre otras cosas acuer-
do á V. Ces. M. que tome Marsella debaxo de
su dominio, porque demás que en ello será Dios
servido, será grandísimo bien para los reinos
de V. M. y bien de todos los cristianos, á causa
que siendo de V. M. no saldrán de allí ni se
recogerán los corsarios y ladrones como han
hecho hasta agora; y desde agora podrá orde-
nar V. M. con la Madre y el Consejo del Rey de
Francia que no consientan que salgan ningu-
nos navios en curso de Prohengia, porque ya
14
pienso que luego será deshecha esta armada
francesa, y estando armados los navios irán en
ellos algunos corsarios que podrían hacer mu-
chos daños.
«Toda Italia tiene por cierto que Y. M. ha de
venir este verano á coronarse, porque á todos
parece que agora tiene aparejo para ello sin
contradicción alguna, y está en su mano venir
por mar ó por tierra.
»E1 Visorrey me ha escrito que platique con
Andrea Doria si quiere acordarse con sus gale-
ras para servir á V. M. y helo hablado con un
pariente suyo para que lo platique con él: de lo
que me responderá daré aviso á V. M., y el ar-
mada francesa acordó ayer de ir hacia la plagia
Romana para embarcar la gente principal del
Duque de Albania para volverla en Francia,
pero yo creo que no harán tal viage sino que
irá á Marsella.
»E1 Rey de Francia ha enviado al Marqués de
Salucio que ponga en libertad á Don Hugo de
Moneada y lo envié adonde estuviere el Viso-
rrey, y el dicho Marqués dice que quiere que
pongan primero en libertad á su hermano que
ha sido preso en la batalla.»
Concluida ésta, y á ruego del Rey cautivo ,
no fué llevado este á Pavía, sino á un monas-
I
15
terio inmediato que allí fuera había, quedando
encargado de su custodia el Sr. Alarcón. A los
pocos días fué trasladado al castillo de Pizzi-
ghetone situado sobre el Adda entre Lodi y
Cremona, yéndose los caudillos cesáreos á reu-
nir con el Duque de Milán para ordenar lo que
debía hacerse hasta que llegase la resolución
del Emperador.
Cuando supo éste el triunfo obtenido por su
ejército «se entró en su oratorio é retraimiento,
solo, á dar gracias á aquel Soberano Señor y
Dios dispensador de todo por la victoria habida,
y estuvo bien media hora retraído alabando á
Dios» (1). Mostróse después el César de veinti-
cinco años con los que le hablaron de aquel su-
ceso tan moderado en sus palabras como mo-
desto en su actitud, adelantando tan solo la
idea de que aquella victoria podía ser el punto
de partida de una paz universal en la cristian-
dad y de fuerte baluarte contra los infieles.
No faltaron cortesanos que le propusieron ce-
lebrar con gran pompa tan glorioso triunfo;
pero él lo rehusó generosamente, y quiso tan
solo que al siguiente día se verificase una
(1) Relación de lo sucedido en la prisión de Francisco I,
por el capitán Gonzalo Fernández de Oviedo.
16
procesión general en acción de gracias á la di-
vina Providencia, procesión de la que formó
parte, á pie, dirigiéndose desde su Alcázar de
Madrid al templo de Nuestra Señora de Atocha^
donde se cantó misa solemne.
Llegábanle entre tanto felicitaciones de todas
partes, y singularmente de sus ministros en Ita-
lia y de los mismos potentados de aquella pe-
nínsula que antes esperaban con impaciencia
su derrota para aliarse contra él. Aconsejábanle
los primeros que se aprovechase de la victoria
ejerciendo su dominación absoluta sobre toda
Italia y apoderándose de alguna parte de Fran-
cia, especialmente de Marsella, é indicábanle
la conveniencia de irse á coronar con tan fausta
motivo.
Los Estados de Italia, vencidos y humilla-
dos tanto como el Rey de Francia en Pavía,,
se apresuraron á formar liga con el Emperador
y á contribuirle con cuantiosas sumas para las
necesidades del ejército. Cuando en Roma se
supo la victoria del César, mostró el Duque de
Sesa, su embajador en la Corte Pontificia, al
Papa Clemente VII (1) «doblado acatamiento é
(1) Carta del Duque de Sesa al Emperador. Roma 9 de
marzo, 1525. Col. Salazar.
i7
respeto, diciendole que este felicissimo venci-
miento es para mayor exaltación suya y acres-
ceutamiento del Estado de la Sede Apostólica y
beneficio universal de la christiandad, y para
que Y. M. pueda libremente con su ayuda con-
vertir las armas contra el enemigo común de
la fee, ofreciéndole (al Pontífice) nueva liga é
confederación con V. M. y haciendo aquel cum-
plimiento que era necesario para llevarle de lo
que otros le atemorizaban con la grandeza
de V. M.; y asi se ha puesto en plática de los
capítulos que converná hacer para que venga
en efecto la dicha liga, y se ha escrito al Yiso-
rrey para que pareciendole que se debe proce-
der adelante y concluir sin esperar respuesta
de V. M. se haga. Venida la orden que dará se
executará conforme á aquello.»
(1) «<La dificultad consiste en que S. S. que-
rría que se incluyesen todos los potentados de
Italia ó á lo menos se les dexáse lugar reserva-
do para que con consentimiento de los confe-
derados pudiesen ser recibidos, y porque está
la materia de Venecianos al punto que se sabe,
conviene resolver lo que con ellos se ha de fa-
cer. Querría S. S. ser primero certificado que
(1) En cifra lo que sigue.
i8
serían seguros del Estado y que veniesen á
composición de dineros, y aunque no se efec-
tuase de presente, desearía asegurarse S. S.
solo de esta partida ó por promesa del prefa -
to Visorrey.»
A este despacho contestó el Emperador:
(1) 'íQue S. M. ha recebido las cartas de 9 de
Marzo con el correo de S. S. y que ha sido muy
bien hecho después de la victoria de usar con
su Beatitud los términos blandos y dulces y
mostrarle l'acatamiento y buena intención de
S. M. como lo ha hecho; y cuanto á la nueva
liga plaze muy bien á S. M. que se tráete entre
los dos para asegurarse l'un y l'otro. Pero antes
de concluir cosa alguna es razón de consultar
los capítulos con S. M. y assi lo deue hacer el
Duque, y entre tanto con muy buenas persua-
siones confirmar S. S. en la buena esperanza
de la dicha conclusión, y que siendo concerta-
dos los dos, más fácilmente se tractará de la
conclusión de los otros y de las condiciones
con las quales se deuerian recibir.
wQuanto al punto de los Venecianos, que
S. S. bien puede estar seguro que por beneficio
(1) Minuta de carta, de letra del canciller Mercurino
Gattiuara.— Col. Salazar.
49
particular de S. M. no se han de mover las ar-
mas contra christianos, y que S. M. ha también
respondido á su Embaxador que acá está, que
meritamente queda contento de la respuesta;
pero si pareciese que á los dichos Venecianos
remordiese la consciencia de su hierro, y que
por mejor asegurar su Estado quisiesen ofrecer
dineros, fuera bien que antes de responder
sobre ello se supiese la suma que ofrecen y lo
que piden por ella; y asi debe el Duque, como
de sí, procurar que se aclaren, por tener mejor
respuesta, persuadiendo á S. S. que si Venecia-
nos toviesen más seguridad de la que tienen,
nunca vernian á tales ofrecimientos como vie-
nen estando en duda, aunque la duda no debe
ser tal que les desespere, pero es claro que con-
cluido el concierto entre S. S. y S. M. y viendo
no haber lugar de poder entraren ello sin común
consentimiento de entrambos, más liberales
serán en sus ofrecimientos y mejores condicio-
nes se sacarán para emplear sus fuerzas contra
Turcos, contra los cuales es puesto todo el es-
tudio é intento de S. M.»
En cuanto á los Venecianos, escribía á Car-
los V su Embajador en aquella república:
«Los desta república después desta victoria
hacen á menudo sus consejos que dicen de pre-
20
gay, y dellos sacan á los papalistas, que diceii
que es señal que tractan negociación de Roma,
y van y vienen correos á menudo y con mu-
cha diligencia. Lo que podemos conjeturar es
que desean que el Duque de Albania no se re-
solviera que el Papa, ellos, Florentines y el Du-
que de Ferrara se ligaran á defensión el uno
del otro; á lo qual según aquí nos dicen, el Papa
no les ha bien acudido» (1).
Deseoso el Virrey de Ñapóles de facilitar á los
Venecianos el ingreso en la liga, que más por
temor que por sinceridad formaron con Car-
los V los principales Estados de Italia, escribió
al embajador Alonso Sánchez con fecha 23 de
marzo, comunicándole las instrucciones nece-
sarias al efecto, dando cuenta de ellas y de su
gestión diplomática este Ministro al Emperador
en los siguientes términos:
(2) Escribíale el Virrey : « Que hiciésemos
saber á los de esta república de parte suya
que aunque en lo pasado había rompido la
capitulación, no querían que fuese rota, sina
(1) Párrafo de carta de Alonso Sánchez, embajador de
S.M. en Venecia, dirig-ida al Emperador con fecha 16 de
marzo de 1525.— En cifra. — Col. Salazar.
(2) Carta de Alonso Sánchez al Emperador. Venecia 2^
marzo 1525. — Col. Salazar.
21
■que pues al felicísimo exército de V. M. se de-
bia mucho y la deuda habia crecido tanto por
causa que ellos no cumplieron lo capitulado,
porque si hubieran enviado su exército, como
eran tenidos, no hobiera discurrido tanto tiem-
po, como discurrió, antes de salir el exér-
cito de V. M. en campo, ni fuera menester
hacer venir la gente que después de la primera
vino de Alemana; seria justo y conveniente que
se redimiese con dinero la dicha falta, que
aunque se dixese que no hablan enviado su
gente, se podría responder que se habia recom-
pensado con dinero, y quedarla saneada la be-
nivolencia entre V. M. y ellos, y para el delan-
te se podría hacer entre V. M. y los de esta
república una perfecta liga en defensión y
ofensión, amigo de amigo y enemigo de ene-
migo, no eceptuando á persona alguna; y que
les hiciésemos saber que ellos tienen hombre
que platica con Suyzos, lo que jamas en tiempo
pasado han hecho; y que no le parecía que lle-
vaban camino derecho para perdurar en unión
y conformidad con V. M.; que después de haber
dado Dios á V. M. esta tan crecida victoria y
siendo ellos obligados á ayudar la empresa y no
lo habiendo hecho, antes habiendo puesto tiem-
po en medio de tal suerte y á tal sazón que la
22
dilación pudiera ser presentanea causa del per-
dimiento del exército de V. M., no les ha tomada
una carga de feno de sus tierras ni alojado en
ellas un caballo en un mes que habia después
que vencieron á Franceses. Antes se les habia
mostrado tan entero amor y benivolencia coma
si en esta empresa hubieran fecho toda la bue
na obra que se pudiera desear, y que convidán-
doles allende de esto á la reformación de amis-
tad y deseando perpetuarla entre V. M. y ellos,
teniendo V. M. causa justa de condolerse por la
que han faltado, se muestren agora tan altane-
ros como si ellos fuesen los vencedores y nos-
otros los culpantes »
«Después de haberles hecho todos estos car-
gos, contestaron que consultarían y responde-
rían.
'í Fuimos esta manyana con ellos por la res-
puesta, y según su costumbre nos la hicieron
leer en escrito. En sustancia es: sus buenas pa-
labras y escusaciones de lo pasado; de la obser-
vancia que han tenido y tienen á V. M. etc. y
que ellos entienden de tener con V. M. la mes-
ma confederación que hasta aqui, y que toda-
vía les placerá platicar la liga. Cuanto al dine-
ro, que ellos pueden jurar con verdad que han
tenido el gasto como si dieran su gente, y que
23
por esta causa no seria su honra dar dinero;
que cuando las cosas serán establecidas entre
V. M. y ellos, son contentos de reconocer á
V. M. en lo que pudieren, teniendo deseo como
tienen de gratificarle, etc. Esta es la respuesta
en sustancia.
»Fueles replicado que V. M. y el Visorrey
quedarían poco satisfechos de esta respuesta^
porque postpouian y dilataban lo que hablan
de poner primero, que es lo del dinero por las
presentes ocurrencias, que el felicísimo exér-
cito de V. M. no puede estar así, y que pues eran
cuerdos que viesen lo que les convenia (1). En
el discurso del razonar señalaron que era con-
veniente que supiesen cómo han de vivir antes
de pagar dinero; y por lo que comprendemos
y entendemos dellos, tenemos por cierto que
no vernán á pagamiento de dinero que prime-
ro no hayan asentado sus cosas con V. M. cómo
han de estar, pareciendoles que pagar dinero
y quedar en los mismos términos á peligro
de guerra, que no deben hacerlo ni les con-
viene.»
Natural era que Carlos V tratase de obtener de
su victoria las mayores ventajas posibles. Hubo
(1) En cifra lo que sigue .
24
sobre este punto en su corte grandes consultas,
resultando de todas ellas tres pareceres princi-
pales. Opinaban unos que conservase perpetua-
mente prisionero al Rey de Francia; opinaban,
por el contrario, otros que le diese inmediata
libertad, bajo promesa de que no volvería á ha-
cer la guerra al Emperador; y por último, acon-
sejábanle algunos que con la brevedad posible
y con las mejores condiciones que se pudie'^en
alcanzar, se le declarase libre. Desechado desde
luego el primer parecer, el Emperador resolvió
adoptar un término medio entre los dos segun-
dos. Conservando sobre las armas el ejército de
Italia, impuso á su regio prisionero como prin-
cipales condiciones para otorgarle la libertad la
cesión del ducado de Borgoña, de los condados
de Auxerre y Macón y del vizcondado de Auxo-
ne; perder sus derechos de soberanía sobre
Flandes y Artois; renunciar á todas sus preten-
siones sobre el reino de Ñapóles, ducado de
Milán, condado de Asti y señoría de Genova;
ceder la Pro venza al Duque de Borbón, que la
reuniría á sus antiguos estados para formar un
reino independiente; restituir al Rey de Ingla-
terra lo que había poseído en Francia; pagar á
este Monarca lo que había prometido satisfacer-
le el Emperador, y en fin, restituir al Príncipe
25
de Orange en el principado que le había con-
fiscado.
Pero oigamos al mismo Emperador su reso-
lución y sus propósitos al contestar á la felici-
tación que le dirigió el Abad de Nájera por la
victoria de Pavía (1):
«Vuestras cartas de 19 de Enero, 3, 17, 23, 25
y 26 de Febrero habernos recibido, y con ellas
tanta alegría cuanto se puede pensar por la fe-
licísima victoria que contra el Rey de Francia
nuestro Señor Dios nos ha dado... Todos esos
capitanes han hecho lo que de tanta caballería y
verdaderos servidores nuestros se podía desear,
los cuales demás de haber cumplido con lo que
sus sangres les obligaban, nos han obligado á
tener especial cuidado de su honra y acrescen-
tamiento, en el número de los cuales no dexa-
mos de poneros á vos, pues no habrá poco ayu-
dado á ello vuestra persona, industria y dili-
gencia. Y assí en la promoción que agora se ha
de hacer destas iglesias, nos acordaremos de
mostraros alguna señal para principio de gran
significación de lo que merecéis...
(2) »A1 Visorrey de Ñapóles escrebimos que
(1) Minuta de carta del Emperador al Abad de Nájera,
-de 2 abril 1525,— Col. Salazar.
(2) En cifra.
26
nuestra voluntad es tener fin á la paz univer-
sal de la christiandad, porque vemos que no
nos ha dado Dios esta victoria de su mano para
otro efecto, y que assí tratase con el Christia-
nísimo Re^'' de Francia de los capítulos y asien-
tos della, porque fasta saber si tendrá por bien
de venir en condiciones honestas, no queremos
sino sobreseher las armas que otramente sería
necesario exercitallas.
>jCon este despacho va provisión de otros cien
mil ducados para el entretenimiento del exér-
cito fasta ver lo que el Rey de Francia acorda-
re de hacer, que en verdad holgaríamos mucho
que se contentase de se conformar con lo que
Dios le muestra que quiere, para en beneficio
de la christiandad, y quando no toviere por
bien, aunque contra nuestra voluntad, queda-
remos satisfecho de haber cumplido con lo que
nos parece que debemos á príncipe christiano
y al cargo en que Dios nos ha puesto» (1).
De la lectura de esta carta resulta clara y
terminante la resolución del Emperador, basa-
da en la aspiración á la paz universal con los
(1) En iguales ó parecidos términos se expresó el Em-
perador con el Papa en carta que le escribió, Datnm
Maioreti 4.° Aprilis 1525, que empieza: <EThtbuit nobisRe-
verendus Baltasar Castiliioneiis. ..* — Col. Salazar.
27
príncipes cristianos, en obtener de Francisco I
honestas condiciones para su rescate y en man-
tener en pie de guerra el ejército de Italia para
utilizarlo, caso de no concertarse aquéllas.
De otros sucesos que por este tiempo ocurrían
en Italia nos dan noticia las siguientes cartas
de Lope de Soria y Alonso Sánchez, embajado-
res cesáreos respectivamecte de Genova y de
Venecia, y del Virrey de Ñapóles.
Lope de Soria al Emperador.
Genova 5 de abril de 1525 (1).
«El armada de mar francesa es yda hacia la
plagia Romana para recoger al Duque de Alba •
nia y su gente, la cual gente, según me escri-
ben de Roma de los xii del presente, ha sido
una parte della desbaratada por alguna gente
de V. M. que estaba juntamente con los Colu-
neses y pelearon acerca Sant Paulo de Roma
y los rompieron y los siguieron hasta Monte
Jordano, que es la casa de los Ursinos dentro
de Roma, y les tomaron siete banderas de in-
fantería y muchos presos y muertos y ahoga-
dos en el Tíbero; y hecho esto mandó el Papa
1) Col. Salazar.
28
que no se procediese más contra ellos, y tam-
bién mandó á los Franceses que vendiesen los
caballos y se fuesen á embarcar, los cuales iban
hacia Civita vieja y Cornetto, y alguna gente
de V. M. y de Coloneses eran idos contra el se-
ñor de Salmonete, porque se habla mostrado en
favor de Franceses é ya tractaban con él de
composición...
»Por otras tengo scrito á V. Ces. Mag. cómo
los desta ciudad tuvieron un Consejo general á
los 3 de Hebrero en el cual determinaron de
hacer una unión en esta ciudad de Adornos y
Fragosos, y gobernarse como hacen los Vene-
cianos por algunas personas de la ciudad y no
tener más cabos de parcialidad y echar al Du-
que con darle cierta renta perpetua y alguna
suma en contado y derribar el castillo y hacer
otras cosas. Y para esto diputaron doce ciuda-
dinos para que ellos entendiesen en las cosas
que para esto convenían, los cuales se comul-
garon junctamente y juraron de no pensar en
otra cosa ecepto en el bien común desta ciudad
y de no descubrir cosa alguna de las cosas que
se platicasen entre ellos, y en esto consintió el
Duque de Genova por ver la tierra en mucho
peligro de perderse, teniendo á las puertas los
enemigos por mar y por tierra y no tener for-
29
ma de haber dineros para sustentar los gastos
que aquí se requerían. Y con este título de
Union prometían los de esta ciudad de pagar al
hora sesenta ó setenta mil ducados, y por su-
plir aquella necesidad y pasar aquella fortuna
y dar tiempo al tiempo le pareció que conyenía
al servicio de V. M. dar lugar á esto por soste-
ner esta ciudad cuanto fuese posible, porque
no se alterase antes de tiempo, como cierto es-
taba y estuvo en mucho peligro de reboltarse;
que yo vi la noche que surgió aquí la armada
francesa muchos destos ciudadinos determina-
dos de enviar á platicar de partido con el Mar-
qués de Salucio, y otros se huyeron y se es-
condieron en monasterios pensando que aque-
lla noche hiciese mudanza esta ciudad; y como
ha sucedido la victoria en favor de V. M., ha
comenzado á resfriarse esta unión por aquellos
que al hora fueron los inventores della, pen-
sando más en su propio ínteres particular que
no en el servicio de V. M. ni bien de la tierra.
Pero como el Datarlo del Papa ha solicitado esta
plática y aconsejado que se debía traer al cabo,
y scrito sobresto y dicho á algunos desta ciu-
dad que eran en Roma y enviado breves del
Papa que contienen que lo deben hacer y les
ofrece SS. todo favor para lo que convenga
30
al bien de la tierra, y porque también la parte
Fragosa lo desea, pareciendoles que toda mu-
danza les podría ser provechosa,... procuran to-
davía la dicha unión, pero toda la parte Adorna
es de contraria opinión y no querrían que se
hiciese, y están determinados de no consentir-
lo aunque el Duque lo quiera, si V. M. expre-
samente no lo manda y lo tiene por bien...
Yo creo que V. Ces. Mag. debe tener entera
información de la importancia y cualidad desta
ciudad y cuanto importa á su servicio tenerla
subjeta, de suerte que pueda servirse della se -
guramente y que no pueda valer á sus enemi-
gos, y para esto no me parece que seria buena
la dicha Union...
jíAquí es arribado el Embaxador que envió el
Rey de Túnez al Rey de Francia, al cual habla
despachado el Rey de Francia para que vol-
viese á Túnez y hele tomado la carta que lleva-
ba del Rey de Francia, y he enviado una copia
della á Roma y otra al Yisorrey, el cual me ha
scrito que lo tenga á buen recaudo hasta que
me escriba otra cosa; y helo puesto en una ga-
lera, y con la presente será una copia de la di-
cha carta del Rey de Francia, por la cual y por
las pláticas que tenia con el de Túnez, verá
V. M. cómo usaba del Christianismo; y lo que
31
deste he podido entender, es que truxo un pre-
sente de parte del Rey de Túnez de caballos y
leones y gamellos y otras cosas moriscas y ofre-
cimiento de dineros y fustas armadas con arti •
Hería en ellas para poner en tierra contra Se-
cilia, y el Rey de Francia le habla de ayudar
con su armada para tomar los Gerbes.
"Don Ugo de Moneada pienso que debe ser
partido para ir á Y. M. por tierra, porque á los
XXV del presente me escribió de Milán que par-
tirla el dia siguiente; y según he entendido el
Rey de Francia le ha rogado que vaya á
V. M. para platicar algunas cosas, y en Milán
están el Duque de Borbon y el Visorrey y todos
los otros capitanes con muchas fiestas y ban-
quetes, y el exército está una parte hacia Rezo
y Módena y Carpió, el cual han tomado para el
Marqués de Pescara, y la otra parte del exérci-
to va hacia Piamonte, y se entiende en pagar-
lo, porque de otra suerte no quieren ir á ningu-
na parte, y aun están dentro de Pavia los ale-
manes que han estado cercados.
»E1 Obispo de Pistoya es venido al Tisorrey
de parte del Papa y dicen que trae pláticas de
mucha importancia, pero hasta agora no tengo
noticia dellas, pero sé mu^^ cierto que todos los
potentados de Italia conocen estar en contu-
32
macia con Y. Ces. Mag. por la mala demostra-
ción que han hecho en lo que tocaba á su
servicio y están con algún temor, y no cesan
entre ellos de platicar una unión para en caso
que V. M. quisiese tomar emienda y casti-
gar algunos dellos por su error. Yo digo qae
V. M. es dotado de tan Real condición y es tan
católico que olvidará todo lo pasado y hará li-
bro nuevo y pensará en poner paz en toda la
christiandad y en asentar las cosas de Italia, de
suerte que cada cual goce de lo que justamen-
te le toca y que no deben temer de nada.
V. M. lo mandará mirar como conviene á su
imperial estado y servicio La infantería es-
pañola se es comenzada de amotinar pidiendo
que les paguen lo que se les debe
»Somos á los 4 de Abril y es vuelto el ber-
gantín que envié á reconocer el armada fran-
cesa, á la qual dexó partida y á la vela delante
de Pisa el postrero dia del mes pasado y va ha-
cia Provenza y en ella se son embarcado los
Alemanes y Riengo de Cheri.
»En este dia he recibido cartas de Milán he-
chas ayer y no dicen otra cosa sino que el Vi-
sorrey y el Marques de Pescara eran idos á
Peciguiton á ver al Rey de Francia y aun no
eran vueltos.»
33
Alonso Sánchez al Emperador.
Venecia 18 abril 1525.
(1) «El Sormano, que á cuatro escribí á V. M.
era venido aqui, me lia seido referido que en
nombre de la madre del Rey (de Francia) re-
quirió á los de esta república que estoviesen
juntos con franceses, que ellos les ayudarían
con gente y dineros, y que para la seguridad
desto pornian aqui en esta ciudad cient mil du-
cados. Tuvieron dos dias consecutivamente
dos consejos que dicen pregays y discutieron la
materia. Finalmente los que tenian la parte
francesa bebieron xxix voces, y los que tuvie-
ron la de V. M. ciento y cuarenta y tantas vo-
ces para que no se aceptase el partido del Sor-
mano.
Lope de Soria al Emperador.
Genova 20 abril 1525 (2).
«... Partió de Roma micer Joan Bartolomco
(Gattinara) á los 5 del presente con la conclu-
(1) En cifra.— Gol. Salazar.
(2) Col. Salazar.
34
sion de la liga hecha nuevamente entre el
Papa y Y. Ces. Mag. y los potentados de Italia
con ciertas condiciones y contribuciones que
han de determinar el Papa y V. M., y es defen-
siva y ofensiva, y dicen que es mucho al pro-
pósito del servicio de V. M. y bien de toda la
christiandad, y no se es publicada por venir
primero el dicho micer Juan Bartholomeo al
Visorrey y darle cuenta della...
»Aqui tenemos nueva cómo se junta alguna
gente francesa acerca de Niza de Proenza, y
dicen que quieren venir á tomar ciertos pasos
fuertes desta ribera con temor que ha de pasar
el exército de V. M. en Proenza; y en este dia
enviamos de aqui alguna infantería con las
galeras de Genova, para que se pongan en
Yintemilla y los otros pasos. Y como por otras
tengo acordado á Y. M., debe pensar en tomar
en todo caso Marsella y tenerla debaxo de su
dominio, porque teniéndola es señor de todo el
mar Mediterráneo y asegura á todos los que
por él navegan y quita todos los celos á Geno-
va y Ñapóles y Sicilia, y esto parece que con-
viene mucho, asi para el servicio de Dios por
evitar tantos ladronicios como de allí se hacen,
'como por pacificar y asegurar todo lo de Ita-
lia, así por mar como por tierra. Y si para esto
35
fuese necesario hacer armada por mar, agora
habrá aqui muy buen aparejo por haberse he-
cho nuevamente algunas carracas, y es venida
la Grimalda de Levante, que es la mayor que
hay aqui.
«El armada francesa con el Duque de Alba-
nia y Rengo de Cheri arribaron y desembarca-
ron en Prohenga, pero tienese sospecha que
sean perdidas las cuatro galeras del Barón de
San Brancate y una de las de Andrea Doria,
porque partieron de Córcega para Prohenga y
en el Golfo les tomó un temporal recio y no se
sabedellas...
»Del exército de V. M. no hay que decir has-
ta saber lo que manda V. M.; él está alojado por
toda Lombardia y Piamonte en diversas partes
y atiéndese agora á pagarlo y para esto se
buscan dineros en todas partes...
»Un soldado es venido de Milán, que partió de
allá á los XIII del presente, y dice que estaba
enfermo el Marqués de Pescara de calenturas.
Dios le dé salud, que daño seria perder V. M.
tan buen servidor.
36
Lope de Soria al Emperador.
Genova 21 abril 1525. (1).
«... Está todo el mundo muy contento en ver
cuan católicamente reconoce V. M. haber habi-
do esta victoria de mano de Dios, y el cuidado
que tiene de apaciguar toda la cristiandad sin
cudicia de otros stados, sino para hacer guerra
á los infieles; y con tan santo pensamiento todos
tenemos por muy cierto que asi como hasta ago-
ra Dios ha tenido la mano y encaminado las
cosas de Y. Ces. M., le guiará mucho mejor de
aqui adelante...
«Las cinco galeras de Francia que sospecha-
ban que fuesen perdidas, ya son vueltas en
Prohenga, y las que están aqui de V. M. y desta
comunidad están en orden, como el Visorrey
me lo ha ordenado; y en este punto recebi una
carta suya hecha en Milán á los xxv del presen-
te y me dice cómo es vuelto del Rey de Fran-
cia y que piensa que habrá (2) de pasar el Du-
que de Borbon en las dichas galeras para ir á
Y, M. y muy presto.
(1) Col. Salazar.
(2) En ciíra lo que sigue.
37
»E1 Marqués de Pescara está bueno.
»E1 Conde Camilo de Gámbaro combatió con
EsforQino en Nobelara sobre ciertas palabras
que había dicho el dicho Conde contra el Du-
que de Milán, y fue muerto en el campo el di-
cho Conde. Combatieron á pié, armadas las pier-
nas y muslos izquierdos y gorjarinesde malla
y celadas y hachas darmas. No hubo alguna he-
rida el dicho Esforgin.»
El Virrey de Ñapóles al Emperador.
Picigueton 1 mayo 1525.
«El Duque de Ferrara envia á micer Ludovi-
co Cato, leñador desta, á besar las manos de
V. M. y suplicarle por sus cosas, ofreciendo á
Y. M. su servitud. De las cosas pasadas sola-
mente dice que el dicho Duque ha bien servido
y guardado la fe á quien la ha prometido, y asi
espero que servirá á Y. M, si lo abragare y reci-
biere en su gracia, lo qual será conveniente al
servicio de Y. M. por muchos respectos que por
otras tengo escripto, especialmente con Figue-
roa. Y ciertamente después de la batalla, yo he
hallado al dicho Duque muy prompto á todo lo
que por servicio de Y. M. le he requerido; que
luego prestó á Y. M. cincuenta mil escudos por
38
tiempo de un año, y agora me presta en mi
nombre propio veinticinco mil escudos para su-
plir lo que es menester. .. Y pues el dicho Duque
tiene voluntad de darse totalmente á V. M. y
hacerle todo el servicio que pudiere con su per-
sona y estado, y puede y sabe y suele servir,
suplico humildemente á V. M. lo reciba en es-
pecial grado y recomendación acordándose que
os antepasados que señorearon el mundo, no hicieron
por fuerza lo que 'pudieron ganar por arnor.y>
Lope de Soria al Emperador.
Genova 12 mayo 1525.
(1) «Anteayer recibi cartas del dicho Yisorrey
(de Ñapóles) y dice que será aquí con el Rey de
Francia para los xvii de este mes para llevarlo
á Ñapóles con las galeras, las cuales están en
orden y las proveo de todas las cosas necesa-
rias, y serán las once y cuatro de Genova con
algunos bergantines.
(2) «Don Hugo de Moneada partió de Milán á
los X del presente para ir á V. M. por tierra, al
cual el Rey de Francia ha librado graciosamen-
te sin que pague rescate alguno á cambio de
Memorengy, y el dicho Rey paga el rescate por
(1) En cifra.
(2) En claro.
3í>
el dicho Memorangy, el cual es ido á Francia, y
desto y de todo lo demás que se ha determina -
do en Piciguiton, adonde se han hallado juntos
el Duque de Borbon y el Visorrey y el Marqués
de Pescara y el dicho Don Hugo y otros capita-
nes, será informado del V. M. particularmente.
)>Yo he enviado un bergantín á reconocer lo
que hace el armada francesa, y tengo letras d e
los que van en él y del Señor de Monego de los
VII del presente, y dicen cómo Andrea Doria
ha armado otra galera y otra el Barón de San
Brancat, de manera que tienen agora doce ga-
leras y ponian en orden tres galeones; pero las
naves hablan casi desarmado del todo; y dicen
que con las dichas doce galeras y galeones
quieren ir á la costa de Cataluña ó venir á esta
ribera; pero yo creo que se ponen en orden para
ver adonde llevarán al Rey de Francia y ver si
pudiesen cobrarlo en lámar.»
El Abad de Nájera al Emperador.
Pecig-uiton 12 mayo 1525.
«Con el Comendador Meneses, que partió de
aquí á los vii del presente, avisé á V. M. de lo
que se pensaba hacer (1) de este señor Rey, y
(1) En cifra lo que sigue.
40
avisé de otras cosas que por mi letra habrá vis-
to. Lo que al presente ocurre avisar es que
dentro de cuatro dias ó cinco al más tardar,
partirá de aquí el Yisorrey de ísápoles y se irá
á embarcar con el Rey en Genova para Ñápe-
les. Llevará quince galeras, que están en orden,
con diez ó doce bergantines y fregadas; llevará
mil y quinientos infantes españoles.
»E1 Reverendísimo Cardenal de Salviati, le-
gado de Lombardia, ha venido hoy aquí á ha-
blar con el Yisorrey... Cosa muy cierta y noto-
ria es que el Papa lo ha criado legado para en
Francia y España... Hoy no ha visitado al Rey
(de Francia), mas creo que le visitará mañana
antes que se vaya.»
El Duque de Milán al Emperador,
Milán 10 junio 1525.
«Sacratissime et invictissime Domine mi co-
lendissime: Nuperrime mihi redditse sunt li-
tterae Mtis. Yestree sub die xxiiii Martii datae,
quibus mecum non solum de tanta victoria
Omnipotentis Dei auxilio consecuta gratulari
diguata est, sed auspicium fore quietis totius
christianae Reipublicíe polliceri videtur, meque
4i
in primis bono animo esse iubet, quando in
animum sibi induxisse asserit, qua in re potue-
rim me in vindicanda ad hostium iniuria Italia?
rebus non defuisse: Quod quidem, ut tenuiter
effecisse propter rerum mearum inopiam, sem-
per profitebor: Ita afflrmare non dubitabo cons-
tantiam, vigilantiam, fidem semper vel in dif-
ficillimis temporibus prostitisse, eam que sem •
per opinionem prse me tulisse ab hoste condi-
tionem accipere, postremum omnium esse ma
lorum. QusecumYestraeMaiestati satis nota esse
arbitrer; ita ut post hac alterius testimonio non
egeant. Reliquum est, ut id de me, sibi in futu-
rum polliceri possit, quo maioribus beneficiis á
Mte. Testra ornatus fuero, eamdem habituram
esse seruum, qui rebus Mtis. Yestrse magis pro-
desse poterit, ñeque me unquam aliud in ani-
mo habiturum, quoque ut omnes intelligant
pro tantis innumerabilibus in me collatis bene-
ficiis, quoquomodo licuerit, me semper erga
Mtem. Yestram fore quoque gratissimum, Cui
me et mea etiam atque etiamq. humiliter com -
mendo et trado. Mediolani die x junii MDXXY.
— (1) Sacratissimse et invictissimse Maiestatis. —
Humilimus servus. — Franciscus.»
(l) De mano del Duque.
4-2
II.
Sep:uía Francisco I en el castillo de Pizzighe-
tone distrayéndose de su desgracia, ya jugan-
do al palón y á otros juegos de ejercicio, ya
entregándose á la poesía, como dulce lenitivo
de su honda pena, componiendo en su melan-
cólica soledad la triste epopeya de su campaña
y derrota (1). Un mes llevaba encerrado en
aquella fortaleza, cuando recibió la visita del
Obispo de Pisto3^a, Nuncio del Papa, y una
carta de Clemente YII en la que se condolía de
su infortunio. En los breves momentos que
pudo hablar con él sin testigos, preguntóle con
ansiedad por el ejército que al mando del Du-
que de Albania había enviado al reino de Ña-
póles. Refirióle el Nuncio la lentitud con que
habían operado estas tropas y que ellas y su
capitán se habían ya embarcado y huido de
Italia. Al ver el Rey cautivo disipada y perdi-
(1) En la Captivitédií roi Francois I, por Champollion-
Figeac, están publicadas las poesías que con este motivo
compuso.
43
da su última esperanza, permaneció algún
tiempo como suspenso , y después exclamó:
«¿Es posible?»
Poco después de la batalla había escrito á su
victorioso rival una sentida carta en la que le
manifestaba la esperanza que abrigaba de que
usaría generosamente de su victoria. «Os supli-
co, le decía, juzguéis por vuestro propio corazón
loque os placerá hacer de mí.» Pedíale fijase
con misericordiosa conveniencia lo que fuese
necesario para la liberación de un rey de Fran-
cia, queriendo antes ganarle como amigo que
no desesperarlo.
Cruzóse esta carta con el despacho en que el
Emperador señalaba las condiciones impuestas
al Soberano prisionero, y cuando éste tuvo co-
nocimiento de ellas «puso la mano sobre un
puñal que ceñido traía y con gran suspiro dijo:
— Desa manera mejor seria morir Rey de Fran-
»cia. — El Sr. Alarcon se llegó presto y le desci-
ñió el puñal con temor de que hiciese algún
desconcierto en su persona, lo cual el Rey no
pudo disimular sin apartarse algún tanto á
limpiarse las lágrimas que todos le vieron» (1).
(1) Bib. Nacional, Mss. 98 G.— Relación publicada tam-
bién en la Col. de documentos inéditos, tomo 38, pági-
na 292.
44
Escribió después al Emperador delegando en
la Reina Regente, su madre, la resolución de
este asunto, si bien manifestándose desde lue-
go decidido á no acceder á ninguna concesión
humillante ó funesta. Poco más adelante, por
indicación del Virrey de Ñapóles, hizo algunas
proposiciones á Carlos Y no muy distantes de
las exigidas por éste, y aun habiéndose quedado
viudo, propuso asimismo casarse con la Prince-
sa D.* Leonor, hermana del César. Ofrecía que
cuando Carlos Y fuese á coronarse á Italia ó á
ejecutar alguna empresa á Alemania, sumi-
nistraría la mitad del ejército y la mitad de los
gastos; y si la empresa se dirigiese contra los
Turcos, tomaría personalmente parte en ella
con el mismo contingente de tropas (1).
Al trasmitir Lannoy estas proposiciones al
Emperador, suplicábale se inclinase á la paz,
que hecha de esta manera le proporcionaría la
ventaja de tener siempre por aliado al Rey de
Francia. Pero las proposiciones hechas por
Francisco I, rechazadas como excesivas en
Francia por la Regente y su Consejo, lo fueron
también como deficientes en España por el
Emperador.
(1) Mignet.
45
Frustrada la vía de las negociaciones, debió
Carlos V tomar una resolución decisiva con el
ejército de Lombardía, que, por debérsele mu-
chas pagas y permanecer estacionado en el ya
exhausto Estado de Milán, fué causa de todos
los desórdenes, violencias y atropellos que des-
pués ocurrieron en Italia.
Afirma Mr. Mignet (1) que intentó entonces
Carlos V proseguir la guerra, pero que faltán-
dole el nervio principal de ella, que es el dine-
ro, comenzó á activar la negociación de su ca-
samiento, bien con la Princesa María de Ingla-
terra, hija de Enrique VIII , matrimonio de
tiempo atrás concertado, bien con D.' Isabel,
Infanta de Portugal, enlace aconsejado por la
nación española, inclinándose á aquella de las
dos cuya dote fuese mayor y más prestamente
cobrada, á fin de destinar su importe á los gas-
tos de la nueva guerra; aserto este que resulta
poco conforme con el carácter del Emperador,
y tan aventurado como poco probado.
Añade este reputado historiador, que una vez
recibido el todo ó una parte de este dote se
proponía el Emperador entrar en Francia por
(1) Rivalité de Francois I et de Charles Qaint, tomo ii,
pág. 100.
46
los Pirineos al frente de escogidas tropas, ve-
rificándolo simultáneamente por los Alpes el
victorioso ejército de Italia y por Calais Enri-
que YIII de Inglaterra auxiliado por las tropas
de los Países Bajos. Es posible que en un prin-
cipio, dejándose llevar el Emperador del ardor
bélico ó del interés personal de algunos de sus
generales y consejeros, en especial del Duque
de Borbón, pensase en acometer esta empresa.
Nosotros apenas hemos encontrado sino muy
ligeros detalles de este proyecto, del que debió
desistir pronto Carlos Y, contentándose con ob-
tener de su regio prisionero, en virtud de nego-
ciación, todas ó la mayor parte de las condicio-
nes que para su liberación le impuso.
Esta actitud pacifica y conciliadora del Em-
perador estaba fundada no sólo en el bien ge-
neral de la cristiandad, que era siempre su pri-
mera razón de Estado, sino en otras muy gra-
ves consideraciones. En primer lugar el estado
interior de nuestra península dejaba mucho
que desear en cuanto á quietud y prosperi-
dad con los levantamientos de las Comunida-
des de Castilla, de ias Germanías de Valencia
y las continuas rebeliones de los moriscos; pero
aparte de esto, el triunfo de Pavía y la prisión
del Rey de Francia unidos al poderío anterior
47
del Emperador, alarmaron de tal suerte á todos
los Estados de Europa, y principalmente á los
de Italia, que trataron de aliarse para contra-
rrestarle, iniciándose así el sistema de equili-
brio europeo. En segundo lugar, las ideas re-
formistas de Alemania, que hasta entonces ha-
bían tenido sólo carácter religioso, lo adquirie-
ron político, en abierta oposición al Emperador,
presentándose desde un principio este movi-
miento religioso-político imponente y amena-
zador. «Lo de Alemania, escribía por este tiem-
po el Duque de Sesa al Emperador, se entiende
que ya cada día empeorando y se teme no sea
otra venida de los Godos en Italia. Plega á Nues-
tro Señor de remediarlo.» Y pocos días después
le volvía á escribir en cifra el siguiente párrafo
sobre el mismo asunto:
«La materia del Luter agrava grandemente
al Papa, y en respuesta de la demanda del Se-
renísimo Sr. Infante, después de muchos con-
sistorios y congregaciones se deliberó S. S. de
ayudar con veinte mil ducados, los cuales se
han enviado con oferta de mayor socorro cuan-
do la cosa se tomase por V. M., de suerte que
del todo se extirpase esta maldita secta, la cual
cada día crece; y aquí se sospecha y teme que
quieren sostenerla y aun aumentalla debaxo de
no desbaratalla, para tener siempre en necesi-
dad al Pontífice, y hablan cubierto llenos desta
suspicción» (1).
Otra poderosa razón, á más de las dos anterio-
res, contribuyó eficazmente á que el Emperador
no se resolviese á invadir la Francia. El Imperio
turco, potencia entonces esencialmente con-
quistadora, llegó por este mismo tiempo á su ma-
yor grado de pujanza bajo el cetro de Solimán II.
Tan temible por sus fuerzas terrestres como
por las marítimas, amenazaba constantemente
los Estados cristianos fronterizos y era un peli-
gro continuo para el resto de Europa. Con fre-
cuencia el Papa y el Emperador se lamentaban
(1) Sobre este mismo punto de la reforma luterana, es-
cribía el Duque de Sesa al Emperador en carta fecbada en
Roma á 10 setiembra i525:
«... A tres del presente recibí un despaclio de V. M. de
XIII de agosto: luego fui con SS. y le hablé cerca de todos
los cabos que contenía; y cuanto á la materia del Luter su
Beatitud estima que el verdadero remedio para la estir-
pacion de aquella malvada secta es el que V. M. con su
sacratísima persona mediante Dios dará, que enteramente
está condado. Dice que porque en la dieta que se espera
podria haber algunos inconvenientes, seria de opinión
que V. M. ordenase que la prorrogassen dando esperanza
de su felicísima venida, y cuando no se pudiese obtener,
enviase V. ívl. alguna persona calificada para que tuviese
la mano que no intentasen de innovar cosa de mala di-
gestión; y que sobre todo V. M. debria mandar que no se
les pasase nada de las exorbitancias que piden contra la
Iglesia y ritos christianos.»
del creciente poderío de los infieles, sostenido
y favorecido por las guerras entre los Príncipes
cristianos, siendo la mayor aspiración de uno y
otro hacer que éstas cesasen para emplear todas
sus fuerzas contra el común enemigo. Por este
motivo decía el Pontífice al Embajador cesá-
reo (1) que anhelaba la paz universal y la gran-
deza del Emperador, «porque sin lo uno é sin lo
otro no se puede oviar al frangente en que está
la república cristiana destas dos tan importan-
tes materias del Turco y del Luteriauo.»
No es creíble, por todas estas razones, que
pensase el Emperador seriamente en invadir el
reino de Francia, como pretende Mr. Mignet. Su
deseo fué siempre concertarse con el Rey de
Francia para consagrar sus fuerzas á contener
el movimiento reformista de Alemania, y sobre
todo para combatir á los turcos y corsarios afri-
canos.
Cerca de tres meses llevaba Francisco I en el
castillo de Pizzighetone, cuando en vista del
poco resultado hasta entonces obtenido en la&
negociaciones, y de la situación de aquella for-
(1) Carta del Duque de Sesa al Emperador refiriéndole
una conferencia tenida con el Papa. — Roma, 19 junio,
1525.— Col. Salazar.
4
50
taleza colocada en medio del teatro de la guerra
y expuesta, á pesar de sus formidables defen-
sas y escogida guarnición, á un golpe de mano,
fué menester í)en8ar en trasladar á sitio máí?
seguro al Monarca cautivo. Ya el Emperador,
previendo este caso, había dispuesto que se le
condujese al reino de Ñapóles (1).
Así, pues, celebrado consejo por Borbón, Lan-
noy. Pescara, Antonio de Leiva y el Abad de
Nájera, tesorero y comisario general del ejérci-
to, acordaron llevar á Francisco I á Castilnuo-
vo de Ñapóles, inexpugnable fortaleza cons
truída á la orilla del mar en una lengua de
tierra.
Llegó con este designio el Virrey á Pizzigbe-
tone el íiO de abril de 1525; «'mas visto lo mucho
que se debe al exército y la desconfianza del
pago que todo él, especialmente la gente de ar-
mas, podria tomar, y los motines y otros desór-
denes que de aquí y>odrán suceder, y por otros
algunos respectos, creo que por todo mañana,
venido como se espera el Duque de Milán, te
(]) Carta del Eiuperadoral Duque de BorbOn y al Vi-
rrey de MápoJes de ¡¿1 marro 1025.— Posteriormeote reite-
ró euta voluntad del Emperador Mr. de Beurre cuaodo
fué ¿Italia.— Carta del Abad de Nájera al Emperador de 1
de mayo de 1025 —i; o 1 Salazar
51
resolverá de no ir á Ñapóles, salvo poner al Rey en el
castillo de Milán, y sin hacer otra alteración en-
tretener este exército y todas las otras cosas
hasta que venga el aviso de lo que V. M. manda
que se haga.
(1) «Primero del presente el Rey de Francia
fué contento de librar á Don Hugo de Moneada
sin que pagase otro rescate, salvo que Mr. de
MemoranQi fuese también libre; y S. A. salió á
pagar diez mil escudos quel dicho MemoranQi
habia hecho de talla á un capitán de infantería
española, que se dice Herrera. El dicho Memo-
rangi se partió para Francia dos días ha. Don
Hugo se partirá para la Corte de V. M. dentro
de cuatro ó cinco días; irá por tierra á la mayor
priesa que pudiere.
«Por el bilango que llevó el Comendador Fi-
gueroa verá V. M. lo que se debe á este exército
y lo poco y mal parado que hay para cobrar y
pagar, y verá cuan necesario es que V. M. en
este breve tiempo que quede, mande poner en
execución lo que se ha de hacer porque este
exército no se deshaga ni se pierda la victoria
y reputación ganadas.
[l) Carta del Abad de Nájera al Emperador, fechada en
Peqiguiton á T de mayo de 1325. Casi todo este párrafo
está en cifra; lo que si^ue en claro.
»E1 Rey de Francia está bueno, y muy cierto
que si se viese con V. M. se concertarian en dos
palabras, como más particularmente Don Hugo
habrá decir á V. M...»
A pesar de las atendibles consideraciones ex-
puestas al Emperador por el Abad de Nájera en
la carta anterior, decidióse llevar á Francis-
co I á Ñapóles; y á este efecto recibió órdenes
Lope de Soria, embajador español en Genova,.
del Virrey Lannoy para aprestar la escuadra en
que había de verificarse el pasaje. Pronto se
halló ésta en disposición de navegar. Compo-
níase de quince galeras y diez ó doce bergan-
tines, con mil quinientos infantes españoles á
bordo.
«El Marqués de Pescara (1) por servir á V. M.
ha sido contento de quedar con el cargo del
exército, si bien lo ha refutado algunos dias^
así por hallarse como se halla algo indispuesto
de la persona, como principalmente por temor
de no recibir alguna afrenta amotinándose al-
guna parte de gente que por dicha no se podrá
pagar tan presto. Antonio de Leyva y yo que-
daremos aquí con el ilustre Duque de Borbon y
(1) Carta del Abad de Nájera al Emperador, de Picigui-
ton, 12 mayo 1525.— Col. Salazar.
53
el dicho Marqués á servirá V. M. — Alarcon creo
que irá con el Visorrey á Ñapóles.»»
Antes de pasar más adelante en la narración
de las vicisitudes que este viaje del Rey prisio-
nero tuvo, exigen el interés histórico y el orden
cronológico de consuno, dar cuenta del buen
camino que llevaban las negociaciones de paz
y alianza entabladas por el Duque de Sesa en
Roma á nombre de Carlos V con el Pontífice
Clemente VII por si y por otros Estados de Ita-
lia, para apreciar mejor el cambio de política
pretextado luego pjr éstos con motivo de la sa-
lida de Italia del Rey de Francia. Y nada nos
informará tan auténtica y detalladamente del
resultado de esta negociación y de otros acci-
dentes á ella anexos, como la misma corres-
pondencia del ilustre descendiente del Gran
Capitán.
«No habrá (escribía el Duque de Sesa al Em-
perador) (1) que responder á las letras de V. M.
de X de Enero, vii é ix de Hebrero é v de
Abril, pues con tan ventajosa mejoría han sub-
cedido los negocios, como se esperaba de la
felicísima fortuna y buena ventura de V. Mag'.
Y habiendo ido micer Juan Bartolomé de Gati-
(1) Roma, IS mayo 1525.— Col. ¿alazar.
54
nara con larga razón de lo que aquí se ha he-
cho, que fasta tener respuesta de aquello no
hay cosa de sustancia de que pueda avisar, solo
diré que cuantos más dias pasan, pienso que se
ha ganado al doble en la capitulación que se hi-
zo {\), por lo que veo en las otras materias. Y
por ser el prefato Juan Bartolomé muy bien
informado, como actor principal, de todas las
particularidades de la negociación, no me dé-
teme en escribirlas.
»La publicación... (de la capitulación) fue el
primer dia de Mayo con toda la solemnidad en
santo Apóstol, y el Cardenal Coluna hizo la
fiesta y dixo la misa. No se esperó la confirma-
ción de V. M. porque el Visorrey la habia ya
publicado en Milán y en las más tierras de la
Iglesia...
»S. S. ha deliberado que vaya por legado á
V. M. el Reverendísimo Cardenal de Salviatis,
que ya es declarado en consistorio, que no ha
sido muy á contentamiento de Coluna, porque
quisiera la jornada para sí persona es á
quien V. M. es en cargo, que sin duda él hizo
oficio de muy buen servidor en tiempo que
otros faltaron. La causa de su ida, á lo que en -
(1) Estas palabras en cifra
55
tiendo, es á congratularse de la victoria y tra-
tar de todo lo pasado, y ver si hay medio de In
paz universal para lo porvenir...
)>De Inglaterra hay letras de xxviii del pasa
do y afirman por muy cierto que el Rey hacia
grandes preparativos de guerra y pasaría en
Francia en persona en habiendo respuesta de
V. M. y que va ateniéndose á los capítulos de
\eiffra)ide empresa que con V. M. (1) tiene acorda-
do. Creo que no acometerá hasta saber la reso •
lucion que V. M. toma con sus embaxadores
que ha enviado.
«Grandísimaraente ha sido laudada la forma
que V. M. tuvo cuando supo la felicísima victo-
ria que Dios le dio. En mayor grado se estima
haberla tomado V. M. con tanta santimonía,
igualdad de ánimo y clemencia que el mismo
vencimiento, é juzgan por pequeño aquél en
comparación de lo que merece un tan glorioso
Príncipe. Plega á Nuestro Señor que triunfando
del Turco y aumentando la fe, V. M. goce de en
tera gloria y felicidad como generalmente se
espera. Su Santidad ha sido el que ha sublimado
aquel valeroso y christiano acto, y la letra que
V. M. le escribió se leyó en consistorio y des-
(1) En cifra.
56
pues se ha estampado, y junto coü esto lo que
su Nuncio acerca dello muy bien escribió.»
«Pláceme (1) que á V. M. satisfaga la persona
del Conde Baltasar de Castellón, la cual acá sin
duda era y es estimada, y sé que hizo muy buen
oficio en el servicio de V. M. cuando estuvo en
Parma y Plasencia, tanto que le indicaban por
sospecto. Justa será toda la merced y favor que
V. M. le mandará hacer y muy á satisfacción
de S. S. que le ama y tiene obligación porque
ha sido m\iy aficionado á su casa...
»E1 secretario Serón es venido á S. S. á darle
razón de la venida del Visorrey con el Rey de
Francia á Ñapóles. Partieron de Pigiguiton álos
XVIII y veníanse á embarcar á Genova.»
Con la anterior noticia enlaza perfectamente
la siguiente carta de Lope de Soria al Empera-
dor (2) dándole parte de la llegada á Genova
del Virrey Lannoy conduciendo á Francisco I,
de los excesos cometidos en esta ciudad por la
gente de guerra que le custodiaba, y de la
marcha de la escuadra.
«Aqui arribaron el Rey de Francia y el Viso-
(1) Carta del Daqae de Sesa al Emperador; Roma, 24
maj-o, 1525.— Col. Salazar.
(2) Oénova. postrero de mayo de 1525.— Col. Salazar.
57
riey á los xxiiii deste Mayo con obra de tres
mil infantes españoles, y no entraron por la
ciudad, sino que vinieron por la montaña y se
entraron en este castillo, adonde quedó apo-
sentado el Rey y Alarcon; y en la ciudad se
aposentó el Visorrey con toda la gente; la qual
gente ha sido algo rigorosa en el alojar, que-
riendo seguir su costumbre de comer á discre-
ción y hacer algunos malos portamentos, pero
no en tanta manera como pienso que otros
scribirán á V. M. Usanza es de gente de guerra
enojar adonde arriban. Al Visorrey ha pesado
mucho dello y ha procurado de remediarlo en
cuanto ha podido, y al cabo ha prometido dn
pagar tres mil y cuatrocientos ducados á esta
ciudad por el daño que han recibido, y con esto
quedan algo satisfechos. Y en verdad que esta
gente de guerra está tan mal avezada que es
harto trabajo haberla de gobernar. Plegué á
Dios sacar á V. M. de todos estos enojos.
»En este dia, á hora de vísperas, son par-
tidos de aquí el dicho Rey y el Visorrey con
buen tiempo y con quince galeras y una cara-
bela y algunos bergantines, y van á Ñapóles, y
muy bien en orden todas las dichas galeras de
todo lo que han necesario. Dios les dé buen
viaje. El Rey va en la galera capitana de las
58
tres de Portuondo, y el Visorrey en la galera
del Comendador Ycart.
»E1 Rey amuestra estar alegre, y tiene mu-
cha esperanza en la misericordia y Real cora-
zón de V. M.; y anoche arribó aquí Memoran qí
y antes era venido Moreta. Y pues escribe el
Visorrey á V. M., por su carta entenderá las plá-
ticas que entre ellos pasan.
»E1 armada francesa está en Tolón, pero no
tiene gente de mar ni de guerra en las naves
ni los galeones, pero han crecido de dos gale-
ras y tienen agora doce, pero las dos no bien
armadas; de suerte que por la dicha armada
yrán bien seguras las galeras de V. Ces. Mag.,
en las cuales van mil y quinientos soldados
españoles de mas de los gentiles hombres y la
gente ordinaria de las galeras, y el resto de la
infantería es vuelto á Lombardia.
«El Duque de Genova é yo habemos acorda-
do al Visorrey que debia tomar apuntamiento
con el Rey de Francia para que su armada de
mar no viniese en estas riberas á hacer daños
en las tierras desta comunidad, porque en ser
partidas las galeras de V. M. tengo por cierto
que vendrán por acá las francesas y harán todo
el daño que podrán. Y hase concertado entre el
Rey y Visorrey que no se moverá la dicha ar-
59
mada para hacer algún daño en tanto que no
se mueve el exército de V. M. para hacer gue-
rra en Francia (1); y con este apuntamiento es
ido Moreta y un hombre del Duque de Genova
en Prohenza.»
En otra carta de 2 de junio, escribía el mismo
al Emperador, que después de haberse dado al
mar las galeras que conducían prisionero al
Rey Francisco, i.q)or haber sobrevenido tiempo can"
trario en la mar, pasaron en Portofino, que es
lexos desta ciudad siete leguas, y hasta agora
no tengo nueva que sean partidas de allí, ni de
la armada de Francia tenemos nueva ningu-
na.» La misma versión encontramos en otra
carta del Abad de Nájera al Emperador (2). «Por
haber hecho tiempo cmitrario , no se han partido el
Virrey y Alarcon con el Rey de Puertofin, xx
(1) Esto con tanto más motivo, cuanto que el Duque
de Genova había enviado sus galeras con las de España
para hacer el pasaje á Ñapóles, seg^ín se deduce de la si-
guiente carta de dicho Duque, Antonioto Adorno, al Em-
perador. (Genova, 8 junio, 1525):
«Habrá tres dias que recibí una carta de V. M. de vii
del pasado; y en cuanto toca al enviar mis galeras con las
suyas para acompañar Mr. de Borbon, luego ofrecí de
cumplir muy enteramente el mandado de V. M.; empero
el Visorrey ha determinado después servirse dellaa para
la llevada del Rey de Francia, lo cual se ha puesto por
obra »
(2) Genova, 2 juuio.
(50
millas de aquí, donde estarán fasta que sea
buen tiempo.»
Hizose al ñu la armada al mar, pero no con
rumbo á Ñapóles, sino á España. ¿En virtud de
qué órdenes ó en atención á qué consideracio-
nes? ¿Qué ocurrió en Portofiuo para tomar tan
grave é inesperada resolución? De varias ma-
neras se ha explicado esta repentina determi-
nación.
Según el autor de la «Historia déla Guerra de
Lombardía, batalla de Pavía y prisión del Rey
Francisco de Francia» (1), el Emperador escribió
al Yirrey que acompañase al Rey á Ñapóles, y
le envió con ésta otra carta ordenándole que
no la abriese «hasta estar bien dentro en la mar
y que hiciese lo que en ella hallase que le man-
daba. >» Cumplido este precepto, el Virrey abrió
la carta en alta mar «y halló qu3 le mandaba
traer á España» á Francisco I. Como en ningu-
na otra parte hemos encontrado esta versión, y
el autor citado acoge en su referida relación otros
errores evidentes, como el afirmar que entre
las galeras que acompañaron desde Genova al
Rey de Francia estaban las de Andrea Doria,
(1) Atribuida á Fr. Juan de Oznai'a, eu el siglo Juau
de Carvajal. Publicada en la Coleccióa de documentos
inéditos, tomo 38.
61
tenemos su testimonio en este como en otros
muchos pasajes por erróneo y de escaso valor
liistórico.
Champollion-Figeac en su obra titulada Cap-
timté du roi Francois /opina que Francisco I se
dejó persuadir por Lannoy de que mediante
una entrevista con el Emperador acabarían to-
das las dificultades que se oponían á su liber-
tad; y deduce de todos modos que la ida á Es-
paña del Rey de Francia y de Lannoy fué cosa
convenida entre los dos sin conocimiento pre -
vio del Emperador.
Pero nosotros nos inclinamos á creer con
Mr. Mignet (1) que el persuadido fué el Virrey y
el persuadidor Francisco I.
Por algunos párrafos de cartas de testigos
oculares y actores de esta negociación he-
mos visto ya el deseo constante que manifesta-
ba el cautivo Monarca de avistarse con su rival,
no sólo porque realmente creyese que de esta
manera se resolvería más pronto su suerte, sino
también porque con ocasión de este largo pa-
saje aun abrigaba esperanzas de poder escapar
de las manos de sus guardianes. No iba en esto
muy descaminado, porque sobre ser la armada
(1) Rivalité, ele.
62
francesa mucho más fuerte que la combinada
española y genovesa, contaba aquélla con un
marino tan experto y atrevido como Andrea
Doria, si bien los jefes de la imperial Portuondo
é Icart no le iban mucho á la zaga en estas cua-
lidades.
Ello es lo cierto que un golpe de mano podía
devolver la libertad al regio prisionero y dar al
traste con el más opimo fruto de la victoria de
Pavía. Avisó secretamente Francisco I á su ma-
dre la Regente de esta posibilidad y no se omi-
tió en Francia medio alguno para hacerla efec-
tiva. Al fin desistió el Rey de esta empresa tan
incierta como peligrosa, y que indudablemente
había de contribuir, caso de salir fallida, á agra-
var su situación.
Rendido Lannoy á las vivas instancias de
Francisco I y halagado también por las merce-
des que de Carlos V esperaba recibir, se resol-
vió á llevarle á España sin consultar á los demás
jefes imperiales, sin prevenir al Emperador y
contra lo acordado por todos ellos. «Señor, es-
cribía á Carlos V (1), os llevo al Rey, lo cual es-
toy seguro que os agradará, porque así podrá
V. M. acabar más pronto sus negocios.»
(1) Carta de Lannoy al Emperador, de 10 de junio de
15-25. -Col. Lanz. tomo 1.'
63
Concluyó en Portoflno con Montmorency,
general de la flota francesa, un convenio en
virtud del cual se unirían á las galeras españo-
las seis francesas guarnecidas por españoles, y
subiendo á la que conducía al Rey de Francia,
se dio á la vela, entrando sin novedad el 17 de
junio en el puerto de Palamós, y el 19 en Bar-
celona.
Dejemos al Rey de Francia prisionero en Es-
paña, donde, como es sabido, su cautiverio fué
más prolongado de lo que él se prometía, y su
entrevista con Carlos V más difícil y tardía de
lo que todos presumieron, y volvamos nuestra
atención á Italia, objeto exclusivo de este es-
tudio.
u^
CAPÍTULO 11.
Desde la salida de Italia de Francisco I hasta la
muerte del Marqués de Pescara, y conclusión del
Tratado de Madrid.
Deplorable fué el efecto que la inesperada
determiDación del Virrey de Ñapóles de llevar
al Rey de Francia á España produjo en toda
Italia, no sólo entre los Generales, Embajado-
res y agentes del Emperador, sino entre todos
los potentados de aquella península. Avivó la
oculta enemistad que entre ei Duque de Borbón
y Lannoy había de antiguo; disgustó grave-
mente á Pescara, Leiva y otros Ministros del
César, y alarmó al Papa, á los Venecianos y aun
al Rey de Inglaterra. Leamos, si no, lo que
aquellos escribían al Emperador:
«Señor (decía el Duque de Borbón) (1): Es-
il) Carta del Duque de Borbón al Emperador en fran-
cés. Milán, 10 junio. 1525.
5
66
tando aquí el Virrey de Ñapóles, el Marqués de
Pescara, Mr de Rup, el Marqués de Algonassa.
Antonio de Leiva y Alarcón, se acordó que el
dicho Virrey debía llevar á Ñapóles al Rey de
Francia por las razones que os ha dicho mon-
sieur de Reux. Después el Virrey ha hecho
todo lo contrario y llevado al Rey de Francia
á V. M-, maraTülándome yo de que nada me
hubiese advertido el Virrey, y conmigo todos
vuestros buenos servidores de aquí. Esto me ha
causado tal afrenta que ya no se habla en este
país sino en mi deshonra... Mucho me temo,
señor, que esta repentina marcha no os haga
perder al Papa y á venecianos y á otros poten-
tados de Italia, y mayor peligro hay aún de per-
der al Rey de Inglaterra... El dicho Virrey me
ha dejado aquí sin dinero ni medio de juntar
alemanes para acometer la empresa de Fran-
cia... Cuando os plazca oirme, os diré cosas de-
lante de el por las que conoceréis cuan necesa-
rio hubiese sido poner vuestros intereses en
otras manos que no en las suyas.»
El protonotario Caracciolo, agente diplomá-
tico de la mayor confianza del Emperador, le
escribía (1):
(1) Milán, 9 junio. 1525.— Col. Salazar.
67
«El Sr. Vicere dixe voler andar a Napoli e
condur el Re de Franza; de poi che e stato a
Genua, pare que sia nata opinione precipue
últimamente per esser venute sei galere fran-
cesa ad unirse con quelle de V. M. che voglia
condur el Re in Hispagna el che existimo che
sua S. faccia con ogni prudentia e ordine
de V. A. lo existimo che qv^sla venuta de Re in
Hispagna po'iiera graiidissima suspicione a tuta Italia,
non exceptuando alchuno e forsi al Senno. Re de
Anglia, dubitando che possa succedere appunc-
tamento tra V. A. e il dicto Re de Franza a
damni saltem de Italia, me e parso toccare
questo motto perche e caso considerabile e é da
credere quan loro se firmassero in questa opi-
nione tentariano ogni cosa per fugir o differire
piu che se po la ruina loro V. M. prudentissima
so che gouernara tutto con la sua sólita sa-
pientia...-
El Abad de Nájera escribía al Emperador so-
bre el mismo punto (1):
«Lo que por ésta se puede avisar es que ya
que á los seis del presente habla hecho lel Vi-
rrey de Ñapóles) vela y estaba xv millas ade-
lante de Puertofin para Ñapóles, llegó Memo -
(1) Genova. 9 junio. 1525.- Col. Salazar.
68
fanci con seis galeras del armada del Rey; y
en la hora considerando quánto importa al ser-
vicio de y. M. concluir presto con el Rey la paz
ó la guerra, acordó de lo llevar en Spaña, y
han hecho vela hoy con la gracia de Nuestra
Señor Dios tres horas antes del día.
»E1 exército de Y. M. queda pobre, como el
Virrey dirá, y por eso es menester socorrerla
luego y veer lo que ha de ser del, porque otra-
mente no se podrá sostener y destruirá el país
por donde estuviere.
»E1 Rey de Francia va mu\'' alegre y con
muy cierta esperanza de concierto. Dios lo
haga como Y. M. lo desea...»
También el Duque de Sesa comunicó en los
siguientes términos al Emperador la impresión
que en Roma causó la salida del Rey de Fran-
cia para España:
(1) «Al principio que se supo la ida del Yiso-
rrey á Espagna con la persona del Rey de
Francia, hizo una umbra muy grande, porque
estos juicios italianos son tan delicados y soti-
les que á una pequeña cosa dan infinitos senti-
dos, cuanto más á esta, siendo del momento
que es. S. S. en aquel primer golpe estaba ad-
(1) Roma, 19 janic, 1525.- Col. Salazar.
69
mirado; después me ha hablado algunas veces,
y lo que me dice es que está en el mismo deseo
que siempre estuvo de la paz universal y gran-
deza de V. M., porque sin lo uno é sin lo otro
no se puede obiar al frangente en que está la
república cristiana destas dos tan importantes
materias del Turco y del Lut iriano, que cree
que es este el mejor camino, y así no faltará á
solicitar lo que cupiere á su mano.»
Todavía en 24 de julio manifestaba el mismo
Embajador al César, por encargo del Pontífice,
estas palabras sobre la ida del Rey de Francia,
que preludian la actitud que poco después tomó
casi toda Italia contra el Emperador:
(1) «Lo que S. S. me ha dicho que escriba
á V. M. es que todo lo de Italia está confuso y
todos en grandísima sospecha, la qual se ha
tomado de la ida del Visorrey sin dexar asen-
tadas las cosas de acá; y que S. S. ha sido y es
siempre muy requerido y molestado de mu-
chos para que se hiciese una liga, y que en
Inglaterra la desean y mueren por nuevas
pláticas.»
Es, pues, indudable que la precipitada deter-
minación del Virrey Lannoy empeoró el es-
(1) Roma, M julio, 1525.— En cifra.— Col. Salazar,
70
tado de las cosas políticas en Italia. En virtud
de la capitulación acordada entre los Generales
y Embajadores del Emperador y los diversos
Estados de aquella península aprontaron éstos
fuertes contribuciones de guerra en castigo de
su abandono ó de su infidelidad, temiendo to-
dos que de no hacerlo fuese el ejército á campar
en su territorio. Esto no obstante, negociaban
secretamente con la Regente de Francia, con
el Rey de Inglaterra y hasta con el Turco, para
oponerse á la dominación cesárea; pero estas
pláticas, por traerse entre muchos y tener que
concordar tantos, tan diversos y tan opuestos
intereses, no dieron un resultado inmediato.
El Emperador por su parte ni quería deshacer
el ejército de Lombardía para hacer frente con
él á todos aquellos tratos secretos y afirmar su
autoridad en Italia, ni podía tampoco, exhausto
como se hallaba de recursos, reforzarlo ni sos-
tenerlo. El Duque de Borbón ansiaba avistarse
con el César, ya para contrarrestar la inñuencia
de Lannoy, ya también para decidir á S. M. á
acometer la invasión de Francia, mediante la
cual esperaba recobrar sus vastos dominios;
pero lap galeras que habían conducido al Rey
de Francia á España y habían de trasportarle á
él también, no volvían, y la armada francesa y
la flota mandada por Andrea Doria acechaban
vigilantes la partida del Duque para aprehen-
derle.
Creciendo de día en día los tratos de los Prin-
cipados de Italia contra Carlos V y habiendo
tomado en ellos parte muy principal el Duque
de Milán, el Marqués de Pescara, obrando con
firmeza y energía, se apoderó de Jerónimo Mo-
rón, secretario del Duque Francisco Sforzia,
alma de la conjuración, y entrando en Milán
con la mayor parte del ejército, cercó en el
castillo al Duque.
En tan apuradas circunstancias, hostil á la
causa imperial casi toda Italia, en camino el
Duque de Borbón, el ejército sin pagas y Car-
los V sin tomar con él determinación alguna,
falleció, abrumado de tanto trabajo, afligido y
desconsolado por el abandono y desdén del
Emperador, el egregio y esforzado Marqués de
Pescara, encargando el mando de las tropas á
su pariente el Marqués del Gasto y al célebre
Antonio de Leiva. Cuando tantas pruebas habla
dado de fidelidad y celo por el servicio impe-
rial, cuando á él en primer término era debido
el glorioso triunfo de Pavía, ni fué recompen-
sado cual sus méritos lo exigían por lo segun-
do, ni pudo sustraerse á la calumnia y viles
n
pasiones por lo primero. Los médicos opinaron
que había muerto envenenado (1). Su esposa,
la justamente renombrada Victoria Colonna,
dechado de virtud, de saber y de hermosura,
hallábase en Marino, ciudad del reino de Ña-
póles, y al tener noticia de la gravedad de su
marido, se puso en camino; mas al llegar á
Roma supo su muerte y se encerró en un con
vento de monjas de la Orden de Santa Clara,
para no salir de él, á lo que dicen (2), siendo
menester que una y otra vez instasen al Empe-
rador sus Ministros de Italia para que la escri-
biese y consolase.
Dejó tan ilustre guerrero por premio de sus
servicios cuantiosas deudas, y sus Estados y
rentas empeñados; pero dejó también tan alta
y justificada fama de insigne capitán, que aun
hoy S3 le tiene por uno de los mayores cono -
cidos.
Examinemos ahora en la correspondencia di-
plomática de aquel tiempo el desenvolvimiento
lento y detallado de todos estos sucesos.
(1) En la historia del iavictísimo y muy animoso caba-
llero y capitán D. Hernando Dávalos, Marqués de Pes-
cara, recopilada por el maestro Valles (Anvers, 1558).
nada se dice de esta sospecha.
(2) Carta del comendador Herrera al Emperador,
Roma, 16 dic. 1525. Col Salazar.
73
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 14 junio 15¿5(l).
A los nueve del presente, después de haber
hecho vela el Yisorrey con el Rey de Francia
para España, llegué aquí con el cumplimiento
de los dos cambios de ochenta y veinte mili du-
cados que V. M. últimamente me mandó en -
viar á pagar en Genova. Dexé xv mil deposita -
dos en manos de Ansaldo de Grimaldo fasta en
tanto que venga aviso si es aceptado en Nápo -
les un cambio de xxxv mil ducados quel Virrey
le Tino á cambio á pagar en Ñapóles. Di al ilus-
tre Duque de Borbon xx mil ducados: todo el
resto se ha pagado al exército y se paga de pre-
sente en las partidas que V. M. verá por un
vilango que envía el Marqués de Pescara, por el
cual verá lo mucho que se debe y el poco reca-
do que hay para pagarlo; y por eso es menes-
ter que V. M., como es su costumbre y notable
exemplo, encomiende sus cosas á Dios y las re -
suelva presto, como más fuere su servicio, ó
disponga deste exército de manera que tenga lo
(1) Todos estos documentos corresponden á la citada
Col. Salazar.
74
que ha menester ó se disminuya en todo ó en
parte la grande espesa que hace.
Venecianos ofrescieron al Virrey lxxx mil
ducados, los cincuenta mil luego pagados, y
los treinta mil dentro de un año; mas quieren
nuoTa confirmación de V. M. de la liga que
consigo tienen; sobre lo qual he rescebido hoy
una letra del embaxador Alonso Sánchez, la
cual envío originalmente para que vea V. M. lo
que en esto pasa. Lo que ahora procuramos es
s acalles estos dineros como prestados con pro
mesa del Duque de Borbon y del Marqués de
Pescara de ge los restituir cuando dentro de
cierto tiempo V. M. no aprobare la dicha liga;
y si para esto quisieren aprobación del Duque
de Borbon , como lugarteniente general de
V . M . en Italia, se les dará á beneplácito
de V. M.
El Papa no quiere dar xxv mil ducados que le
tocan sin los cien mil, antes quiere que se sa-
que la gente que está en sus tierras.
£1 Duque de Milán ha hoy acabado de pagar
xxv mil ducados que á él le tocaban, y ha con-
certado con los mercantes Milaneses que darán
XL mil escudos, que ha de dar en paño y en
seda. De Luca y Sena poco ó nada se puede es-
perar.
I
75
Al exército se debe lo que V. M. ha visto por
el vilango que llevó el Comendador Gómez
Xuarez de Flgueroa y por el que de presente
envía el Marqués de Pescara. Plega Dios que no
suceda por falta de pagas cualque motín; y por
eso es mucho necesario que V. M. con la infor-
mación que terna del Virrey, mande proveer
del remedio necesario.
El Duque de S aboya procura de sacar el exér-
cito de sus tierras, y así lo ha requerido con
las letras de V. M. al Duque de Borbon y al
Marqués de Pescara. Hanle respondido que todo
lo que V. M. manda harán en habiendo pagado
el dicho exército, en lo cual se entiende, por-
que otramente no hay donde está. El marque-
sado de Salucio no es suficiente para la mea-
tad. El Estado de Milán está destruido. En los
Estados del Papa y Venecianos no se puede
alojar. Si la gente fuese pagada, que pudiese
comer por sus dineros, se podría poner en rasa
campaña; mas estando como está, V. M. crea
que no se puede hacer más de lo que se hace,
como el Virrey y Alarcon harán fe. Con el Du-
que se usarán todas las buenas palabras que
fueren posibles , fasta que certificado desto
V. M. mande lo que más fuere su servicio.
76
El Emperador al Protonotario Marino
Caracciolo.
Toledo 21 junio 1525.
Dolémosnos que ese Estado de Milán esté tan
perdido como nos escribís, lo cual se puede
bien creer habiendo tenido sobre si tanto tiem-
po tan gran número de gente. Esperamos en
Nuestro Señor que con voluntad de franceses ó
sin ella reduciremos muy presto toda la chris-
tiandad en paz y sosiego, con lo cual ese Es-
tado y todos los otros de Italia descansarán de
los trabajos pasados.
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma i9 junio 1525.
Han deliberado que el Legado vaya con más
presteza de la que se pensaba... (1). Puedo con
verdad certificar á V. M. que fué muy más que
necesario apresurar en el concluir la capitula-
ción; que ya andaban pláticas y pláticas entre
muchos, y el Duque de Ferrara era uno de los
que más solicitaban y apretaban á S. S. que to-
(1) En cifra.
I
77
mase la mano y el nombre de la defensión de
todos, y salía del ordinario de la mucha beni-
volencia que tiene y ha tenido con sus dineros
ofreciéndolos no con el puño cerrado. Y algu-
nos eran de opinión que porque Francia no
fuese damnificada se permitiese la guerra aun-
que fuese con manifiesto peligro, y los de In-
glaterra, á cuanto he comprendido, si no hol-
garan de venir ala conclusión, no refutaran de
traer la cosa en pendencia y de tener siempre
á V. M. necesitado, porque el juicio continuo
restase en la boca del Cardenal (1). Bien se co-
noce que no se podría hacer cuerpo de tan di-
versos miembros con fuerza que bastara á re-
sistir la grandeza de V. M.; pero cuando las
cosas se pueden resistir con la mano desarmada
y siempre la autoridad y estimación prevalece,
harto mejor es que subjetarlas á la fortuna,
cuanto más siendo V. M. tan christianísimo
como es, y queriendo y deseando la paz uni-
versal y beneficio de su república christiana.
(1) El cardenal y datario de la curia pontificia, persona
de gran influencia en Italia, amig-o de Francia y que
ejercía en el ánimo del Pontífice decisivo predominio.
78
Lope de Soria al Emperador.
Sestri 1 j ulio 1525.
...En este día me han dicho (el Duque de Ge-
nova y su Consejo) que son contentos de servir
á V. M. para su pasaje en Italia, el qual acá es
muy público y se tiene por cierto (1).
Lope de Soria al Emperador.
Sestri 7 julio 1525.
(Dice que se espera la venida de S. M. á Ita-
lia; que con tiempo mande hacer los aprestos
de armada y bastimentos necesarios, y añade):
El Marqués de Pescara dicen que partió de
Milán á los cuatro del presente para ir al Pia-
monte á causa que en las más de las tierras no
quieren alojar la gente del exército de V. M.,
(1) El Duque de Genova, Antonioto Adorno, en su afán
de complacer y agradar al César, le hizo también obse-
quio de cuatro caballos corsos, según se deduce de la si-
guiente carta autógrafa del Duque al Emperador, fechada
en Genova á 22 de junio de 1525:
«Porque he sabido que V. M. tiene gana de cauallos
corsos, envióle con un mi gentilhombre quatro dellos; y
si no fueran las fastas de los moros que andan por estos
mares, serían más de éstos; empero no faltarán, placiendo
á Dios, presto otros.»
79
y todo aquel país está alterado y no quieren
obedecer..., y el Duque de Saboya ha pasado
los montes, y es ido en Francia diciendo que
Madama la Regenta lo ha enviado á llamar
para que le haga compañía, que quiere ir á
V. Ces. Mag.
El Abad de Nájera al Emperador.
8 julio 1525 (I).
Por cosa muy cierta se entiende que Vene-
cianos y otros potentados de Italia platican con
Francia y piden para degollar este exército
de V. M. ó echarlo de Italia diez mil suizos pa-
gados por tres meses, y no otra gente de pie ni
caballo, y cincuenta mil ducados cada mes...
El Duque de Borbón, Marqués de Pescara y
Antonio de Leiva han puesto al que se dice Rey
de Navarra en el castillo de Pavía con buena
guarda, por tener con este Color á su disposi-
ción cuando algo se descubriesen este Estado
y los otros potentados de Italia.
(1) En cifra.
80
Lope de Soria al Emperador.
Sestri 14 julio 1525,
Luego que recibió la carta de V. M. de los XX
del mes pasado el Duque de Borbón, me escri-
bió lo que entenderá V. M. por la copia que será
con ésta; y vista su determinación, luego hablé
con el Duque de Genova y dimos principio en
poner en orden cinco carracas que al presente
se hallan aqui... las cuales se ponen en orden
con toda diligencia para que estén prestas
cuando sean arribadas las galeras y quiera par-
tir el Duque de Borbón...
(1) Tengo avisos de algunas partes que andan
pláticas entre el Papa y Venecianos y Florenti-
nes y otros potentados de Italia, y quieren de-
cir que cabe en ellos el Duque de Milán, para
unirse todos y deshacer este exército de V. M.
y aun estorbar que no venga V. M. en Italia.
Lope de Soria al Duque de Borrón.
14 julio 1525.
...Me envió V. 111. S. la letra que la Ces. Mag.
le escribe, la cual he visto y leído, y por ella veo
(1) En cifra.
81
más verdaderamente la mucha voluntad y de-
terminación que tiene S. M. de venir presto en
Italia, y que V. 111. S. vaya muy presto á verle,
y que el armada de mar se ponga en orden...»
Lope de Soria al Emperador.
Sestri 27 julio 1525.
(Le da cuenta de haberse apoderado Andrea
Doria de una carraca llamada del Arca que él
tenía á sueldo, con cuyo hecho cree que Doria
había roto la tregua, y añade):
«É yo he enviado á decir al dicho Andrea
Doria que estoy maravillado de lo que hace sa-
biendo la tregua que está asentada; y él res-
ponde que no rompe la tregua, sino que tiene
comisión del Regimiento (1) de Francia que es-
torbe el pasaje del Duque de Borbort; y porque sabía
que la carraca del Arca era para su pasaje, la
tomó; pero esta es mala cubierta, pues la ca-
rraca es desta Comunidad y estaba á sueldo
de V. M., y la tomó en esta ribera del dominio
de Genova, y también después ha tomado el
bergantín que era de Barcelona, y todos los
marineros y los que en él venían eran vasallos
de V. C. M. «
(1) Por Kes^ncia.
Lope de Soria al Emperador.
Sestri 6 agosto 1525.
«...Escriben de Roma al Duque de Genova
cómo tenían por hecha la liga entre el Papa y
Francia é Inglaterra con todos los potentados
de Italia, ecepto el Duque de Milán y de Ge-
nova, y que todavía daban esperanza el Data-
rio y Dominico Sauli de hacer entrar en la di-
cha liga al Duque de Milán.
Aquí entendemos cómo en Prohen^a se ha
publicado tregua entre V. M. y Francia hasta
los XV de setiembre próximo, y hemos visto un
traslado de la orden que sobresto ha dado Me-
morensy á todos los capitanes del armada de
mar de Francia, hecha á los XIIII de julio, en
que dice que dexen passar á qualesquiera na-
vios del país y tierras y subiectos de V. Ces.
Mag. sin darles algún impedimento; (1) y ésta
no dice de los confederados. No están muy se-
guros de la dicha tregua estos genoveses, por-
que dicen que no saben si ellos se entenderían
por subiectos de tierra de V. M.»
(1) En cifra.
83
Lope de Soria al Emperador.
Genova 9 agosto 1525.
«El Duque de Borbón espera que arriben las
galeras de V. M. para partir, y en este punto he
recibido una carta suya hecha anteayer, en que
dice que también piensa de llevar algunas de
las galeras de Francia...
...El exército de V. M. se va juntando, y por
agora será alojado en tierras del Marqués de
Monferrara y de Ast y Alexandría.»
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma 14 de agosto 1525.
«Estotro día apareció una letra de un hijo de
don Alonso Téllez de xx del pasado, la cual
afirma el fellicisimo casamiento de V. M. y el
acordio con Francia, y que mandaba ir por la
persona del Rey de Francia al Arzobispo de
Toledo y al Duque de Nájera, lo que ha puesto
aqui tanto espanto que da causa á mirarse los
unos á los otros.»
84
El Abad de Nájera al Emperador.
Vercelli 20 agosto 1525.
(1) tt...Dire solamente cómo Venecianos y los
otros potentados de Italia continúan sus pláti-
cas con Francia y Inglaterra más caídamente
que nunca, y están tan adelante en ellas que
no se curan de la investidura que saben que
Vuestra Majestad envía al Duque de Milán; y en
esto diz que andan más caldos los que menos
debrían, y es por no perder la ocasión en que
agora les parece que se hallan para poder salir
de baxo de la mano de quien ha de castigar los
graves pecados que algunos más solícitos que
los otros han cometido, porque saben que agora
ó en algún tiempo permitirá Dios que sean ma-
nifiestos. Acuerdóme que un día que el Rey de
Francia en Pagiguiton, hablando en lo de suli -
bertad, me dixo que á S. A. y la Regente su
madre convenía platicar con todo el mundo
por dar algún torcedor y disponer mejor sus
cosas, mas que con nadie le convenía concer-
tarse ni con nadie podía tomar ni dar vínculos
ni firmezas seguros del concierto que con V. M.;
(1) En cifra.
85
y decía cada hora públicamente que dexándole
en paz lo que antepasados le dexaron vernía
con V. M. en Italia y á su coronación con su
armada de mar, y le daría infantería y gente
de armas, y no sé si decía ó dineros para la ha-
cer, pudiese tomar lo que le pertenesce á Y. M.
en Italia y que fuese señor de toda ella, y que
fasta que esto fuese fecho estaría con V. M.
donde y como fuese servido. Demás desto ve-
mos que V. M. ha ordenado y mandado que el
dicho Rey de Francia, su hermana Madama de
LanQon, que diz que es ya partida, y el Duque
de Borbón, que no espera otro que las galeras,
que vayan á donde Y. M. estoviere.
El Marqués de Pescara está en harta congoxa
por todo esto (por no tener con qué pagar ni
alimentar al ejército) y porque no se hallan
dineros prestados ni le queda nada por empe-
ñar ni vender. En lo mesmo están el ilustre
Duque de Borbón y Antonio de Leiva.
El Conde de Ginebra dio 15.000 escudos» (que
le correspondían por la capitulación).
86
Lope de Soria al Emperador.
Sestri 21 agosto 1525.
«Bien creo que V. M. habrá holgado de la ida
del Rey de Francia en esas partes, y por ello se
debe tener por muy bien servido del Visorrey,
pues no podía hacer ni pensar otra cosa mejor
para lo que conviene al servicio de V. M. y
bien de todos los negocios. Plegué á Dios
guiarlo de manera que sea su santo servicio y
bien de todos los reinos y señoríos de V. Ces.
Mag.
Las pláticas comenzadas por los potentados
de Italia parece que se hayan resfriado, pero
los Venecianos amuestran tener algún temor,
pues fortifican sus tierras y ponen en orden su
gente de guerra. (1) Estos son los que ponen
de continuo en Italia las diferencias entre V. M.
y Francia con temor de ser castigados y despo-
seídos de sus tierras que tiránicamente tienen;
y si una vez se les quitasen sus fuerzas que tie-
nen, toda Italia estaba en paz y V. M. la podría
mandar como le pertenece, y de otra suerte á
ellos parece que está en su mano mover la gue-
(1) En cifra.
87
rra y echar de Italia á los que fueren sus con-
trarios, y deste pensamiento y su codicia siem-
pre buscarán formas para poner diferencias en-
tre V. M. y el resto del mundo.»
Lope de Soria al Emperador.
Genova 14 setiembre 1525.
«El Marqués de Pescara me ha enviado copia
de los capitules de la tregua asentada entre
V. M. y el Rey de Francia, para que en esta ciu-
dad se publicase y se hiciese aucto dello; y por
esto fui á Genova á los xi del presente para
hacer que se pregonase; y por estar la ciudad
despoblada del todo (por la peste que en ella
había) pareció al Duque que no era necesario
que se publicase con pregón hasta que vuelva
la gente y el Senado dentro della; (1) pero he
comprendido que lo dexau de hacer él y los Ge-
noveses por no ser nombrados en los dichos
capítulos, aun ponen duda si ellos se compre-
henden en la dicha tregua, aunque diga todos
los reinos y señoríos y subditos, pareciéndoles
que sería más conveniente que se entendiesen
por confederados de V. M. que no por subditos.
(1) En cifra.
88
Yo les doy á entender lo mejor que puedo que
siendo Genova tierra del Imperio que se entien-
den por subditos de V. M. y no por otra cosa, y
con esto se comprehenden en la dicha tregua.
Por otra tengo escrito á V. M. cómo un capi-
tán que se dice Antonio de Udena fué enviado
por el Duque de Borbon con obra de quinientos
hombres para servir al señor de Monego, y sien-
do en Onegia, tierra desta ribera de casa Doria,
donde habia algunos ciudadinos ginoveses que
eran idos allí con sus mujeres por la pestilen-
cia, le pareció que debía saquear el dicho lugar,
y asi lo hizo sin causa alguna; y después tomó
el castillo. Y como el dicho Duque de Borbon y
el Marqués de Pescara entendieron esto, envia
ron algunas banderas de italianos para castigar
este capitán con un forriero que se dice Var-
gas, los cuales han hecho mucho mayor daño
en esta ribera que el dicho capitán. De manera
que ya no se puede habitar por donde pasa la
gente de guerra, porque á los amigos y á los
enemigos les parece lícito de robar y hacer
daños
El Duque de Borbon arriba hoy en Saona y
muy presto se embarcará.»
89
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 21 setiembre 1525.
«El Duque de Borbóu está en Saona para se
embarcar y se le ha dado aviso de todo lo que
aquí se entiende, para que vea si le paresce de
detenerse.
El Virrey ha scripto á Antonio de Leiva
que V. M. tiene voluntad de le dar algún titulo,
y el que más querría es Manchal en Italia, así
por servir á V. M. en lo de las muestras, que
cierto hay necesidad dello, como por causa de
la diferencia que tiene con el marichal Memo-
ranci.»
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 26 setiembre 1525.
«Ayer, por orden del Marqués de Pescara, el
Marqués del Gasto, que está en Aste, envió con
Juan de Urbina y el Comendador Corbera dos
mil infantes españoles á degollar dos mil italia-
nos que habían venido de Francia por la vía de
Saludo al llano de Saludo, junto á Ribelo.
Y como llegaron los españoles á las xxiiii ho-
ras y media, comenzaron la escaramuza. Los
90
italianos diz que tenían al pie de 800 escopete-
ros y arcabuceros, y salieron todos fuera de la
tierra á combatir. Los españoles cargaron sobre
ellos de manera que los hicieron huir; y así,
antes que fuese una hora y media de noche,
los habían muerto, preso y destrozado. Juan de
ürbina fué malherido de una scopeta que le
pasó las dos piernas. Plega Dios que no muera,
que cierto V. M. perdería el más valiente sol-
dado del mundo. El Comendador Corbera tam-
bién diz que está herido de una pica en la pier-
na. Fasta ora no se sabe aquí el número de los
muertos de la una parte y de la otra. A Dios
sean infinitas gracias por esta victoria, que yo
espero que es prenóstico y principio de la ma-
yor que le ha de dar contra todas estas pláticas,
paces y ligas que se van tratando contra V. M.
A los XXII del presente pasaron por cerca de
Saona las tres galeras de la Religión, y el illus-
tre Duque de Borbon envió al Comendador
Icarte (1) tras ellas para que si las alcangase las
traxesse para que le acompañasen fasta Spaña.
(1) Don Francisco Icart, lugarteniente de las galeras
del reino de Ñápeles, era muy estimado por sus buenos
servicios del Virrey Lannoy y de D. Hugfo de Moneada,
y por su influencia obtuvo á principios del año 152T el
gobierno del castillo de Gaeta.
91
El Marqués de Pescara ha estado malo de cier-
tas fievres que le vinieron de un gran sol que le
dio en la cabega estando tomando la muestra á
los alemanes.»
Lope de Soria al Emperador.
Saona 21 setiembre 1525.
«...El Duque de Borbon lieua consigo presos á
su secretario y á los otros, y allí les dará el cas-
tigo según constará de sus deméritos.
Pasando por esta ribera las galeras de la reli-
gión de Rodas, pareció al Duque de Borbon en-
viar al Comendador Icarte que las tomase y las
hiciese venir á hablar con él; y asi partió de Ge-
nova el dicho Comendador con siete galeras y
las halló surgidas en Porto Veneris de noche; y
las tomó sin defenderse ni hacer escándalo, y
las hizo venir aqui donde estaba el dicho Bor-
bon, al cual ha parecido que vayan con él este
viage, y asi van: De manera que lleva xvii ga-
leras, y no siendo menester allá las de V. M. y
las de Genova, seria bien que luego las mandase
V. M. volver acá.»
9-2
Lope Hurtado de Mendoza al Emperador.
Novara 15 octubre 1525.
«Suplico á V. M. se acuerde de mandalle (al
Marqués de Pescara) hacer tales obras que él vea
que V. M. se acuerda de sus servicios pasados y
presentes, que palabras ya no bastarán para él,
que á lo que yo entiendo, aunque no me lo ha
dicho, está quexoso. E si V. M. dilatase alguna
demostración estarlohia más, y á mi parecer
sería dañoso, según el tiempo y cargo que de
V. M. tiene. Ha mas de xv días que está malo
del estómago; ya está mejor, aunque bien flaco,
porque le ha apretado muy recio, y tomóle so-
bre haber tenido unas tercianas. Porque destas
cosas suele hacer Dios su voluntad, será bien
que V. M. envíe acá provisión á la persona que
será servido para que si Dios dispusiese del, ten-
ga su cargo y la gente le obedezca. En Antonio
de Ley va toda cosa estarla bien, porque la gen-
te le ama y tiene crédito y lo merece, que es
buen servidor de V. M.»
93
Lope de Soria al Emperador.
tíénova n octubre 1525.
«Consideradas las pláticas de Italia, el Marqués
de Pescara y todos los otros servidores y vasa-
llos de V. M. habernos pensado en lo que con-
viene á su imperial servicio, y el dicho Marqués
me envió á decir el pensamiento que tenia para
remediar contra de las dichas pláticas; y como
V. Ces. M. le habia escrito que él pusiese en
execucion lo que le pareciese que más conviene
á su imperial servicio; y que lo primero habia
pensado de tomar en prisión á Hieronimo Mo-
rón (1), como ministro é inventor de las dichas
pláticas, y después apoderarse de algunas tie-
rras del Estado de Milán por V. M. y asegurarse
dellas, pareciéndole que era mejor prevenir que
ser prevenido; y siendo tan prudente caballero
y tan leal servidor de V. Ces. Mag. yo tengo
(1) Era secretario del Duque de Milán, el cual como es-
taba tiempo hacía muy enfermo, descansaba en el primero
todo el peso de los negcocios.— También figuró mucho en
este célebre proceso el caballero Billia, como embajador
que era del Duque de Milán cerca de S. Mag. Ces.; asi
como D. Pedro Garcia, secretario áe Estado y del Conse-
jo de la Cesárea Magestad, en concepto de encargado de
los negocies del Ducado de Milán; y por el mismo motivo
Camilo Gilino, secretario del excelente Duque de Milán.
94
por cierto que habrá pensado y aconsejádose
con los otros capitanes que le están acerca lo
que más conviene al servicio de V. M. Y así
han prendido al dicho Rieron imo Morón... y
luego como lo prendió nos lo hizo saber al Du-
que de Genova y á mí, y nos ha parecido que
ha hecho muy sabiamente por muchos respec-
tos, máxime porque del se podrán saber todos
los conciertos y las pláticas para dar la provi-
sión que se requiere al servicio de V. M.w
El Virrey de Cataluña al Emperador.
Barcelona miércoles 18 octubre 1525.
«Anteanoche recebí la carta que V. M. me
mandó enviar para detener las carracas que
traxeron los caballos de Mr. de Borbon, las cua-
les son dos, la una maj^or que la otra, y Mr. de
Borbon me dixo que las traia por un mes entra-
mas y que las daba de flete por el dicho mes
mili y quatrocientos ducados, y cuando me
dieron la carta de Y. M. ya un día antes las ha-
bía pagado y las había dado licencia.
Mr. de Borbon llegó aquí el sábado pasado:
fue muy bien recebido y servido como V. M. lo
tenía mandado que se hiciese, y en verdad su
persona lo merece todo. Mañana jueves dice
95
que se partirá, mas yo creo que será el viernes
y la via de Valencia, si otra cosa no le manda
en contrario V. M.»
Lope Hurtado al Emperador.
Milán 5 noviemlDre 4525.
(Escribe que fué á Roma á dar cuenta al Papa
de las razones que justificaban la prisión de Je-
rónimo Morón, y que le preguntó el Papa:)
«¿Qué os parece á vos que hará el Empera-
dor? Digo. No sé: pienso yo que si los amigos
no se conciertan con S. M., que será necesario
que se concierte con los enemigos, y esto po-
dría hacer gran daño á Italia.»
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma 12 noviembre 1525.
(1) «Lo que pienso de S. S. es gran temor de
tener por determinado que V. M. tomará para
si el Ducado de Milán, que es articulo que por
ninguna forma puede comportarlo, ni le basta
disimulación para encubrirlo porque á la
descubierta dice que teniéndolo V. M. es querer
(1) En cifra.
96
dominar á Italia y no dexar parte della á nadie
y que por la investidura de Ñapóles no ha de
tener ninguna cosa en Lombardía que si
V. M. querrá ser señor de todos por fuerza que
no terna su consentimiento, sino que esperará
el martirio que los otros, y que á este fin saldría
tomando el Ducado de Milán para sí ó para dar-
lo al Sermo. Sr. Infante.»
(Dice que luego que supieron en Turquía la
prisión del Rey de Francia, mandó el Sultán un
emisario á los Venecianos á decirles que ofre-
cían 500.000 ducados y su armada de mar para
atacar al Emperador en Sicilia, pues temían
que dominando á los cristianos diese contra
ellos.)
4
Lope de Soria al Emperador.
Genova IT noviembre 1525.
«A los XIII del presente hizo cercar el dicho
Marqués (1) (de Pescara) el castillo de Miláu con
una buena banda de españoles y otra de ale-
manes, visto que después de haber andado en
algunas pláticas con el Duque de Milán para
(1) Como capitán general y gobernador del Estado de
Milán, cuyos títulos le había dado S. M.
97
que él asegurase de tener al servicio de Vues-
tra Majestad los castillos de Milán y Cremona
y el exército estuviese seguro del, había cono-
cido que le daba dilaciones y que todavía per-
severaba en las pláticas comenzadas contra el
stado y exército ele V. Ces. M ; y en el dicho
castillo de Milán algaron banderas de Vuestra
Majestad, pero tiraban mucha artillería contra
los cercadores y mataban algunos, y en la ciu-
dad no ha habido alteración alguna. Y el dicho
Marqués ha dado razón á los de la ciudad de la
causa que lo mueve á hacer tales cosas contra
el Duque, y todos lo tienen por bien hecho en
las palabras, no sé en los corazones; y comen-
zaba el dicho Marqués de hacer recoger las ren-
tas del Estado; y echó mandamiento á todos los
lugares que no respondiesen á ninguno sino á
quien él ordenase. Y también el castillo de Car-
mona (1) tiraba artillería contra la gente de
Vuestra Majestad que está dentro aquella ciu-
dad; y el dicho Marqués todavía está mal dis-
puesto de su dolor de estómago.»
(1) Sic, por Cremona.
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma 23 noviembre 1525.
(1) «Y viendo que cada día las platicas andan
muy más estrechas, he querido hacer esta para
enviarla por todas las vías que hallare. Vuestra
Majestad tenga por determinado que la nego-
ciación no puede tractarse con más calor de lo
que se tracta, y que está en muy poco de aca-
barse todos de desvergonzar; que lo pasado en
Milán y lo que por horas sienten de lo de allí,
les despierta admirablemente, y sino hobiera
embarazado al Papa con la esperanza de que
Vuestra Majestad envía sin ninguna duda... y
ya se va desconfiando y dice que lo quiero en-
tretener con palabras y que entre tanto nos-
otros no perdemos tiempo
El Papa está hoy en el peor canon que nunca
hombre estuvo, y dicen del general y particu-
larmente blasfemias terribles, dándole culpa
que por su pocagine está Italia perdida por no
gastar y estar irresoluto. Sábelo y disimúlalo.
Temo que esta voz con las otras que tiene cerca
(1) En cifra.
99
■del oído (1) no le despierten, y aun téngolo por
determinado si no se hace otra provisión de
allá de la que fasta aquí se ha fecho.»
El Abad de Nágera al Emperador.
Milán 25 noviembre 1525.
«A los XVII del presente avisé á V. M. cómo á
los XIII del mesmo el Marqués de Pescara había
encerrado al Duque en este castillo, y de la
buena devoción y voluntad que en esta cibdad
y en todo el Estado se hallaba en servicio de
Vuestra Majestad.»
(Expone que uno de los objetos de esta carta
es rogarle que envíe dinero para pagar al ejér-
cito y evitar motines, porque como las rentas
del Estado de Milán están todas empeñadas y
no se sabe quién quedará dueño de él, no hay
quien preste un maravedí, y además la vida en
Milán es muy cara.)
«Antonio de Leiva con banquetes y buenas
palabras anda entreteniendo y acariciando los
capitanes porque hayan paciencia y entreten-
gan la gente; algo aprovecha pero no mucho,
á causa del caro vivir que arriba digo.»
(1) Alude al Cardenal datario.
100
(Ruega á S. M. que mande dinero y comuni-
que con prontitud el resultado de los tratos con
Francia), «porque acá los tractantes contra la
grandeza de V. M. no cesan cada hora de publi-
car muchas y diversas nuevas con que mantie-
nen en reputación y buena esperanza sus plá-
ticas; y lo que principalmente agora publican
como cosa que más desean y más temen, sien-
do al contrario, es que no hay concierto entre
Vuestra Majestad y el Rey de Francia; y con
esto las pláticas andan harto caldas entre el
Papa, Inglaterra, Francia y Venecianos. En
Venecia diz que está el Obispo de Bayus con
poderes de Madama la Regenta, como particu-
larmente verá V. M. por las letras del protono-
tario Caracciolo y Alonso Sánchez que lleva
este correo.»
... El Marqués del Guasto y Antonio de Leiva
atienden con toda diligencia á cerrar este cas-
tillo, y lo traen en buenos términos, non obs-
tante la mucha artillería que cada hora les
tira...
... Hieronimo Morón entiende en hacer su
proceso de su mano, y hecho se enviará á V. M,
para que mande declarar la justicia del Duque.»
401
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma 30 de noviembre de 1525.
«...Viendo que las pláticas iban más encendi-
das y poco menos que á la descubierta, porque
no se usaba de la mesma pasada en el secreto
ni en el tractar, sino que á la pública se nego-
ciaba, me pareció hablar al Papa diciéndole lo
que veía y resintiéndome de ello con las mejo-
res razones... Respondióme que él no podía
dexar de oir los que le requerían, y que no juz-
gaba haber hecho poco en esperar lo que ha es-
perado de lo que V. M. determinaba en sus co-
sas... Supliquéle que quisiese avisar á Y. M.
primero que se resolviese con nadie de lo que
S. S. deseaba .. Y esto hice porque se ganase
algún tiempo.»
(Dice que en suma lo que quiere S. S. es que
S. M. mantenga, como prometió, á cada uno
en su ser; que si el Duque de Milán ha faltado
y su culpa es tan grave que merezca la priva-
ción del Estado, que S. M. ponga otro en él,
cual le parezca conveniente, y quite así á todos
el temor y sospecha que tienen de la extraor-
dinaria grandeza y predominio de S. M.; que
402
si bien anda en tratos contra S. M. no es como
requeridor sino como requerido.) (1)
Lope Hurtado de Mendoza al Emperador.
Milán 1.0 de diciembre de 1525.
«Aquí hay gran falta de personas: muerto el
Marqués de Pescara se sentirá más, porque él
era tan trabajador que hacia más oficios que
hará ninguno que V. M. provea en su lugar.
P. S. Cuando ésta he escrito son las dos des-
pués de mediodía. Los físicos me han dicho que
hará Dios gran merced al Marqués si vive de
aquí á mañana á estas horas.»
Lope de Soria al Emperador.
Genova 3 de diciembre de 1525.
«Por la que tengo escrita á V. M. á los xxii
del pasado, decía que parecía á los servidores
de Y. M. que debía hacer provisión de persona
para el gobierno del exército, á causa de la
grave dolencia del Marqués de Pescara, el qual
(1) En esta misma carta recomienda el Duque de Sesa
al Emperador á Clemente AlDaaés. maestro de correos en
la corte de Roma, que á la fecha de la carta llevaba cua-
reata años de servicios á la orden del Emperador y de sus
ilustres predecesores.
i03
plugo á Dios llevarlo desta vida el primero
deste mésenla tarde... Dios lo perdone, que
cierto era buen caballero y buen servidor de
V. M. Escriben al Duque de Genova que no pa-
recía (1) que estasen bien conformes con el
Marqués del Guasto y Antonio de Leiva. Mara-
villóme por ser todos sabios y buenos servido-
res de Y. M., y pienso que estarán conformes
en todo lo que sea servicio de aquélla. Está el
exército con falta de personas de gobierno,
porque todos los capitanes de gentes darmas
están ausentes. 5)
Lope de Soria al Emperador.
Genova 5 de diciembre de 1525.
«El Marqués de Pescara falleció á los tres antes
del día, de suerte que no fué cierto lo que es-
cribieron al Duque de Genova que era muerto
el 1." del mes, ni tampoco es verdad que estén
discordes el Marqués del Guasto y Antonio de
Leiva, sino muy conformes. Es muerto muy
catholicamente y con todo su sentido hasta el
postrero puncto, y ha ordenado muy sabiamen-
te todas sus cosas y dexado el cargo del exér-
(1) En ciíra,
104
cito al Marqués del Guasto y Antonio de Leiva
hasta que lo provea V. M., y rogado al Senado
y pueblo de Milán que los obedezcan y miren
por el servicio de V. M., y hasta agora no había
allí novedad alguna.»
Lope Hurtado de Mendoza al Emperador.
Milán 6 de diciembre de 1525.
«Plugo á Nuestro Señor llevalle (al Marqués
de Pescara) á iii del presente: según la señal
han visto los físicos en el corazón que tenía la
punta podrida: son de opinión que murió de
tósigo. Hasta que dio el alma á Dios tuvo sen-
tido como si estuviera sano, y tanto cuidado
del servicio de V. M., llamando al Marqués del
Guasto y Antonio de Leiva, pidiéndoles y ro-
gándoles tuviesen cargo deste exército y estado
y fuesen grandes amigos porque mijor sirvie-
sen á V. M., llamándolos y á los otros capita-
nes encomendándolos sirviesen como siempre
lo habían hecho, tomando fee á los de Langque-
neques que fielmente servirían á V. M., y otras
cosas mucho de notar estando en el punto que
estaba, donde ha dado testimonio de la fee que
ha tenido á servicio de V. M. Sus servicios en
la vida, su voluntad en la muerte merecen que
105
V. M. cumpla lo que en su testamento suplica;
porque satisficiendo lo que ha merecido y el
Marqués del Guasto ha servido, será exemplo
para obligar á que otros tengan cuidado más
de servir y ser fieles como lo ha seido él; y para
descargo de su alma, y que el Marqués no que-
de perdido para siempre, hay gran necesidad,
porque según lo que sus criados dicen y parece
por su testamento, ha de pagar el Marqués con
el dote de la Marquesa de Pescara y deudas más
de doscientos mil ducados, y el Marqués es tan
buen caballero que es más aparejado para em-
peñarse que para descargar el testamento del
de Pescara. Y pues al uno va el alma, al otro el
cuerpo, cierta esperanza tienen todos que Y. M.,
usando de su real condición y grandeza, man-
dará cumplir lo que en el dicho testamento se
contiene y el del Guasto suplica, lo cual todos
en este exército tendrán por muy señalada
merced de V. M.
El Marqués y Antonio de Leiva están como
hermanos y muy determinados de conservar
esta voluntad...
(1) Por las cartas que escribí á Y. M. á v del
pasado cuando vine de Roma, decía que á to-
(1) En cifra.
dos los servidores que allí y aquí tenía Y. M.
les parecía que pues de lo de Italia no se po-
drá fiar según las cosas pasadas, y lo que
agora habían querido hacer, que V. M. se con-
certase con el Rey de Francia. Agora parece
que es más necesario, porque es muy gran
falta la persona del Marqués, y porque á la
gente se debe mucho... y el gasto ordinario es
grande; é si se quitase es de creer que los que
tienen mala voluntad la mostrarían por obra,
é si se juntasen los que platican, con trabajo se
podría sostener lo de acá sin venir V. M., por-
que por mar y por tierra serían muy poderosos,
é sin Francia todos no son nada ni osarán pro-
bar su fuerza contra la grandeza de Y. M,; an-
tes se cree que las manos atadas vendrían á
hacer lo que Y. M. mandase; y agora yo creo
que de ninguna manera se han de concertar
si no fuere para hacer luego lo que han hecho
otras veces...»
Cuando por efecto de las activas gestiones de
los enemigos del Emperador dentro y fuera de
Italia, comenzaba el Papa á desfallecer en sus
propósitos de alianza con aquel soberano, llegó
muy oportunamente á Roma el comendador
Herrera con nuevos poderes de Carlos Y para
\Q1
negociar con el Pontífice. «Desde la hora que
llegó, escribe el Duque de Sesa á S. M. (1), no
se ha perdido ninguna de negociar fasta esta.
La dificultad principal ha consistido en el artí-
culo del Duque de Milán, porque lo que Vuestra
Majestad promete en caso de muerte natural,
quisieran que se entendiera también á civil
Piden que V. M. ponga un Duque italiano »
Más detalles sobre este asunto nos da el mis-
mo Comendador Herrera en carta al Empera-
dor (2) en la que se expresa de esta suerte:
«Yo llegué aquí miércoles á vísperas á vi
del presente... Otro día siguiente el ilustre Du-
que de Sesa é yo fuimos á dar la carta de Vues-
tra Majestad á S. S., el cual me recibió con mu-
cho amor mostrando haber holgado con mi ve-
nida. (En cifra). El leyó la carta y mostró mu-
cho contento, disculpándose que si había dado
oídos á otros conciertos y pláticas lo había cau-
sado la dilación de la respuesta de V. M. Aquel
día por no tener sacada la cifra no expliqué mi
comisión ni se dio la capitulación. El siguiente
dixe y declaré lo que por instrucción traía. Vis-
ta por S. S. la capitulación (3), halló muchas di-
(1) Carta de 16 de diciembre de 1525.— Col. Salazar.—
El Comendador llegó á Roma el 6 del mismo mes.
(2) Roma, 16 de diciembre 1525. — Col. Salazar.
(3) Suspensión de hostilidadas por dos meses.
i08
ficultades por las cuales no quiso tomar forma
de conclusión. La principal es lo de Milán, y
dice que pues el Duque no murió, que debe
quedar pacifico en su ducado. El Duque é yo
diximos que pues ofendió, que es muerto, y que
la elección de nombrar queda á V. M. conforme
á los capítulos.)»
Pocos días después, el 29 de diciembre, le
escribía el mismo Comendador, holgándose de
haber contenido algo las pláticas de los antim-
perialistas: «Lo de aquí y aun de toda Italia
está en calma y suspenso hasta ver respuesta
de y. M. Las pláticas han parado, lo cual no
hacían cuando yo llegué.»
Lope de Soria al Emperador.
Genova 23 diciembre 1525.
«El Rey que se dice de Navarra se es fuido del
castillo de Pavía con todos sus servidores á los
XIII del presente en la noche, y dicen que fue
hacia tierra de los suizos y que dieron lugar á
su libertad algunos de los que le guardaban.
En Prohenga hacen nuevas galeras con toda
diligencia hasta que tengan el número de xxv,
y no habiendo acá sino ocho de V. M. y cuatro
de Genova, si no sucede algún concierto entre
109
V. Ces. Mag. y el Rey de Francia, estarán los
franceses mucho más fuertes en la mar que nos-
otros, y en tal caso esta ciudad y sus riberas
estarían en mucho peligro y también las gale-
ras de V. M.»
Lope de Soria al Emperador.
Genova 27 diciembre 15SS.
«Yo despaché un bergantín desta ribera á los
cuatro de noviembre con despachos para Vues-
tra Majestad y le di mi patente declarando á
cualesquiera personas cómo yo les despachaba
por cosas tocantes al servicio de V. M. Tengo
aviso cómo forzado del mal tiempo de la mar,
entró en el río de Narbona y allí lo han tomado
y puesto en prisión los que iban en él: (En cifra.)
entre otros iba Silvestrin de parte del Duque de
Milán á V. M. (En claro); y estando asentada la
tregua es fea cosa que la hayan de romper cada
vez que se les antoje; y también Andrea Doria
la rompe cada día y postreramente ha combati-
do y tomado una nave inglesa pensando que
era española, y como vido que era de ingleses
la dexó. Y contra el Sr. de Monego hace todo el
daño que puede , y esto no es servicio de
no
V. Ces. Mag. y lo debe castigar y proveer para
que no usen de tales términos contra los subdi-
tos de V. M.»
Lope Hurtado al Emperador.
Milán 22 de enero 1526.
«Por muchas letras y mensajeros he avisado
á V. M. de (1) las necesidades deste exército, y
agora de la última con este, que es la mayor
que se ha visto, pues solo el remedio se espera
de Dios ó de V. M., que todos los otros faltan.
El crédito aquí y en Venecia y Genova es
perdido, porque en Ñapóles no se han cumplido
los dineros que se habían tomado á cambio; y
por no tener manera para hallar un real ni
cómo pagar los españoles que estaban en la
guarda deste castillo, los han sacado de aquí el
Marqués (del Guasto) y Antonio, y quedan cua-
tro mil alemanes, por tener por menos el peli-
gro que el amotinar de la gente. Hanlos en-
viado á alojar á lo mejor del Estado, pero todo
está tan destruido, que nada hay que no sea
muy malo.
La gente de guerra no halla qué comer. Los
(1) En cifra.
MI
pobres labradores no tienen qué dalles, y no es
maravilla, porque ha muchos dias que lo dan
sin discreción á más de xv mil caballos y xx
mil personas sobre todas las malas venturas
pasadas; ya no pueden ni tienen con qué su-
frir. Esta ni la gente pueden valerse, y cuando
no pudiese ser paz, mejor sería guerra á los
enemigos que destruir los subditos y asolar
este Estado.
V. Mag, con presteza lo debe mandar pro-
veer, porque de otra manera no se podría es-
cusar grandísimo deservicio de Dios y de V. M.,
porque las exclamaciones del pueblo y daño es
más grande de lo que se puede decir ni pensar,
como V. M. más largo entenderá por las que
van con esta. Yo he querido decir esto, porque
V. M. de todos sepa de la manera que está lo
de aquí...»
o
CAPÍTULO III.
Desde ia vuelta de Francisco I á Francia hasta (a
ruptura de hostilidades de los Estados italianos
contra el Emperador.
Después de muchas dilaciones, tratos y arre-
glos, firmó Francisco I en Madrid el tratado de
paz que había de devolverle su libertad el 14 de
enero de 1526; ratificólo Carlos V el 11 de febre-
ro, y el 17 de marzo cruzaba por fin el Bidasoa y
entraba en su reino el prisionero de Pavía con
decidido propósito de no cumplir las más esen-
ciales cláusulas de la capitulación que tan so-
lemnemente había suscrito.
«Plugo á Dios, escribía el Emperador al Abad
de Nájera (1), poner la mano en que se concer-
tase y firmase paz y confederación christiana
(1) Minuta de carta del Emperador al Abad de Nájera
Toledo á 8 de febrero de I52o.— Col. Sa lazar.
8
144
entre el Christianísimo Rey de Francia, nuestro
muy amado hermano, con condiciones y vín-
culos convenientes para el cumplimiento y se-
guridad de lo asentado y con casamiento del
dicho Christianísimo Rey con la Serenísima
Reyna doña Leonor, nuestra muy amada her-
mana, de que esperamos que sucederá una uni-
versal paz en la christiandad.
»Con el dicho Christianísimo Rey irá el Viso-
rrey de Xápoles fasta Baj^ona, de donde tomará
su camino para Ñapóles.
» También entendemos en despachar desde
aquí al Duque de Borbon, que se partirá presto
para tener ahí cargo de nuestro Lugarteniente
y Capitán General, con la ida de los cuales se
proveerá en la del Duque de Milán, en que es
nuestra voluntad que se haga justicia, y en lo
que se debe hacer para la conservación del
exército, y en todo lo demás que convenga. En
este medio procúrese de entretenerle con lo
que se sacare desse Estado y de lo que de Ve-
necia y del Papa y otramente como se pudiere,
»... La confesión de Hiéronimo Morón have-
mos visto, y sobre todo llevará el Duque de Bor-
bon la resolución que conviene.
»...La liberación del de Labret fué muy recia
cosa y débese entender en castigar rígidamen-
lis
te á los que en ello se hallaren culpados» (1).
La libertad dada á Francisco I fué la señal de
una alianza general contra Carlos V. Los po-
tentados italianos, mal avenidos con el dominio
que éste ejercía en Italia; el Rey de Inglaterra
por envidia y despecho, y el Rey de Francia por
su constante rivalidad, provocaron la coalición
que tajo el pretexto ostensible de paz univer-
sal se formó en aquella península contra el
ejército imperial.
El Papa, que tan inclinado se hallaba á nego-
ciar con el Emperador poco antes de la libera-
ción del Rey de Francia, y con tanta demos-
tración de regocijo recibió al Comendador He-
rrera, vio marchar de Roma sin pena ni senti-
miento alguno al Embajador cesáreo Duque de
Sesa, viéndose éste en la triste necesidad de
(1) En una nota puesta en el mismo pliego y de la mis-
ma mano que la anterior minuta se lee entre otras cosas,
hablando de la capitulación con el Rey de Francia:
«Al Duque de Borbon se restituye su Estado con les
muebles y rentas percebidas después de su ida de Francia
y se tiene en suspenso la querella que la Regente preten-
día su Estado durante su vida; y no es obligado de ir á
Francia ni hacer fidelidad al Rey de Francia... y puede
continuar el servicio de S. M. gozando de su Estado por
sus ministros, y se perdona á los que han seguido su
parte, re8tituyéndolos.>
116
proteger militarmente su retirada para ponerse
á salvo de las asechanzas de Su Santidad.
La situación de las tropas cesáreas en el Mi-
lanesado iba siendo cada vez más difícil y com-
prometida: ni había víveres para sustentarles, ni
dinero con que pagarles, ni capitanes con las
condiciones y cualidades necesarias para man-
darlas. Esperóse primeramente la llegada á Ita-
lia de D. Hugo de Moneada con dinero y órde-
nes terminantes y precisas del Emperador; con
igual ó mayor ansiedad se aguardó luego la del
Duque de Borbón, que por no tener Carlos V
armada poderosa con que contrarrestar la de los
enemigos, tuvo que dilatar su viaje; y en finia
del Virrey de Ñapóles, Lannoy, se tuvo duran-
te algún tiempo como el único remedio para
salvar el desesperado estado del ejército y los
intereses imperiales en Italia, Todos tres sin
embargo, aunque animados de los mejores de-
déos, defraudaron las esperanzas del ejército
de Lombardía.
Rara vez se habrá visto otro como él en
tan desesperadas y angustiosas circunstancias;
muy pocas habrá sido mayor la dificultad de
gobernarlo; y acaso nunca la hayan vencido
los más ilustres capitanes con tanta habilidad,
destreza y prudencia como Antonio de Leiva, el
117
Marqués del Gasto y el Duque de BorbÓD, ca-
lumniado en la Corte el primero, desatendido
el segundo y desprovisto de recursos el tercero.
¿Quién había de pensar siquiera, en vista de
todo esto, que aquellas reducidas tropas se ha-
bían de pasear todavía triunfantes por toda Ita-
lia y apoderarse gloriosamente de la antigua
ciudad de los Césares? Mas no adelantemos los
sucesos y atengámonos á los documentos, que
de otra suerte se nos tendría por apasionados,
exagerados y parciales.
El Marqués del Guasto al Emperador.
Milán 26 de febrero de 1526.
«Por letra de V. M. he entendido que manda
al Duque de Borbon acá por su lugarteniente
general en Italia, de lo cual me place mucho^
y de mi parte por ello beso las reales manos de
V. M., porque puede muy bien creer que su
venida hará mucho fruto así en lo deste Estado
como en su Real exército, por el deseo grande
que tienen de una persona fiel y denota al ser-
vicio de V. M., y no creo que en el mundo se
pudiera hallar otro como él.»
H8
Lope Hurtado al Emperador.
Milán 12 de marzo de 1526.
Escribe que el Papa y venecianos ponen mil
dificultades para concertarse con S. M. «hasta
saber cómo el Rey de Francia cumple con
V. M. lo asentado, y tengan lengua del cómo
piensa conservar la amistad de V. M. Estando
el Rey en lo que debe, pienso que lo mejor se-
ría, llegado el Visorrey en Ñapóles para que
esté sobre el Papa, comenzar la guerra, pues
ellos lo han de hacer en viendo tiempo, y para
esperalle ahorran dineros; V. M. los gasta y el
exército, y más destruye este Estado que ya
no tiene remedio sino sacar la gente ó pagán-
doles para que coman por dinero...
»La venida de V. M. no sé cómo puede ser,
aunque V. M. tuviese la armada presta, cuanto
más sin comenzar y en Sevilla, porque ya este
Estado está tan comido, que, según lo que to-
dos dicen, no se podrá sufrir un mes. Otras
partes no hay donde pueda ir. A la gente se
deben seiscientos mili ducados, é ya no se pue-
den valer ni comer á discreción, ni destruir sin
ella, ni hay qué. Cada mes tiene V. M. cerca
de sesenta mili ducados con alemanes y espa-
119
ñoles sin la gente de armas y fortalezas y otras
cosas ordinarias deste Estaao y extraordinarias
del exército. A tal hambre y á tan gran deuda
V. M. debe pensar el remedio y luego provelle,
y no se descuide V. M. con decir que llegará
Mr. de Borbon, porque será mayor la necesi-
dad, y agora la tierra y la gente le espera,
pensando que llegada la gente de guerra será
pagada y la tierra libre. Llegando sin dineros,
pues acá no los hay, podría haber un gentil
motiu, porque los unos y los otros se darían al
diablo...»
El Comendador Herrera al Emperador.
Roma 16 de marzo de 1526.
«El domingo, que fueron xi del presente, el
Papa con todos los Cardenales fué á San Pedro,
donde se celebró la misa muy solemne y la
dixo el Cardenal de Tortosa, y al fin della un
Obispo hizo una oración al propósito de la paz,
y dixo todo lo que convenía en loor de V. M.; y
á la noche se hicieron grandes luminarias por
toda Roma é se tiró mucha artillería, según se
suele hacer en semejante caso, y esto se hizo
otra noche.»
420
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 19 de abril de 1526.
«La fortificación de Parma y Plasenciase con-
tinúa con toda diligencia, y aun dicen que se
comienza la de Módena. En ninguna destas
tierras dexan entrar español ni soldado deste
exército, ni aun el cuerpo del Marqués de Pes-
cara (santa gloria haya) no dexaban entrar una
una noche en Plasencia...»
El Emperador al Abad de Nájera.
Sevilla 21 de abril de 1526.
«Quanto á la necesidad que nos escribís que
hay de dinero en ese exército, Nos entendemos
en despachar con toda presteza á D. Hugo de
Moneada para que vaya en diligencia á Roma
por cosas que mucho importan á nuestro servi-
cio, el cual pasará por ahí y llevará resolución
y recaudo de todo lo que se ha de hacer con
ese exército y en ese Estado, y del dinero que
sería menester para el entretenimiento del di-
cho exército hasta la ida del Duque de Borbon^
421
pues se dilata por la falta de las galeras (1). Ed
el entretanto es menester que tengáis la mano
en que no se hagan novedades ni mudanzas
algunas en las cosas dése Estado.»
El Duque Sesa al Emperador.
Roma 4 de mayo de 1526.
Escribe que refirió al Papa que se decía que
él y venecianos «conmovían al Rey de Fran-
cia para que no cumpliese y viniese en rompi-
miento con V. M. Respondióme conjuramento
que él era el requerido y solicitado, y que si
solamente tuviera respecto á sí y no quisiese
y desease ser uno con V. M., habría concluido
á gran ventaja suya.»
El Emperador al Duque de Sesa (2).
4 mayo 1526.
«Que es verdad que el Rey de Francia no ha
(1) Retardóse la vuelta á Italia del Duque de Borbón
porque las seis galeras mandadas por Francisco Reque-
séns, que habían de ir á buscarle á España y acompañarle,
temían á la armada francesa mandada por Andrea Doria,
que poco después pasó al servicio del Papa, y temíala
también la ciudad de Genova, en cuyo puerto estaban
ancladas aquellas galeras.
(2) Todas estas minutas de cartas son de letra de Mer-
curino Gatinara.— Col. Salazar,
i 2-2
cumplido, alegando imposibilidad en la resti-
tución de Borgoña, pero ofrece por ello grande
somma de dinero hasta á dos millones de duca-
dos, y que cumplirá todo lo otro asentado con-
forme á la capitulación: todavía S. M. fasta
agora no acepta de hacer innovación, persis-
tiendo en lo capitulado ó que cumpla su fe y
palabra de volver preso. La resolución de todo
esto , si se hará nuevo concierto en Francia
ó no, depende de la conclusión que se tomare
con S. S.
))Que S. S. no tiene tanta razón de dolerse de
S. M., que no menos ha deseado y desea de
quedarle bueno y observante hijo y buen pro-
tector de aquella sancta silla, aunque las pláti-
cas que han corrido y corren han dado alguna
sospecha y puesto los negocios en trabajo, don-
de S. M. ternia más justa causa de dolerse. To-
davía con el deseo que S. M. tiene al bien de la
christiandad, ha enviado allá el dicho D. Hugo
con entera resolución de todas las dificultades.»
El Emperador al Comeíídador Herrera.
4 mayo 1526.
Contestando á lo que éste le escribe acerca de
que el Rey de Francia se quejó á algunos del
423
tratamiento que en España sufrió, le dice: «Que
no ternia el Rey de Francia causa de quexarse
del tratamiento de acá; y las palabras que dice
serán de las invenciones que se suelen hacer,
pensando con ellas hacer mejor sus hechos.»
El Emperador á Lope de Soria.
8 mayo de 1526.
«Que S. M. holgará mucho si se puede casti-
gar y aun desarmar (á Andrea Doria), pues hace
exercicio de pirata y no ha restituido los presos
como estaba capitulado con Francia.»
El Emperador á Lope Hurtado.
8 mayo de 1526.
Contestando á los apuros y necesidades del
ejército, escribe estas extrañas palabras:
«Si siguieran la orden que S. M. les había
mandado dar, no fuera el dicho exército en tal
necesidad ni los negocios de S. M. en mucho
mayor.»
En estas y otras minutas de cartas contesta
Mercurino Gattinara las más de las veces á los
avisos del peligro inminente en que se halla el
124
ejército de Lombardía con frases tan genera-
les, frías y desconsoladoras como estas:
«No cahe respuesta, sino de agradecer los
avisos.»
«No caye respuesta, sino que se defiendan lo
mejor que podieren...»
y si las noticias se refieren á algún triunfo de
los enemigos, contesta:
«Estas son de las fortunas de la guerra, y no
hay remedio sino de mirar que se pague á los
enemigos con la misma moneda.»..
Lope de Soria al Emperador.
Genova 24 mayo 1526.
«•Lo de Milán está asosegado, y tienen avisos
que están en el castillo con estrema necesidad
y que mueren de modorrilla y se tenía sospe-
cha que fuese muerto el Duque.
»Del Papa ni Venecianos no hay hasta agora
algún movimiento; pero todo el mundo (cifra)
está soleuado esperando que se mueva alguno
para tomar todos las armas contra el exército
de Y. M., y esto tenga por cierto y no le den á
entender otra cosa.»
125
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma 25 mayo 1526-
«Andrea Doria es venido aquí: ha sido muy
bien rescebido y tratado del Papa. Está acorda
do con la provisión que tengo escrita á V. M.
Yínome á visitar diziendome que en tanto que
sirvió á franceses no pudo faltar á su débito de
nacer la guerra como podía; que agora tenia
mucho contentamiento por estar en servicio de
S. S., porque siendo unido con S. M. podría
mostrar el deseo que tenía de servirle. Respon-
díle segund me pareció que convenía. Estos
días, sabiendo que tiene en sus galeras poco me-
nos de eco españoles de los que ha tomado du-
rante la guerra, he hecho grand instancia con
S. S. que los mandase relaxar. Lo que me ha
respondido es que aquello toca al Rey de Fran •
cia »
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma 26 mayo 1526.
«...He entendido y de muy buena parte que
el Papa es resoluto de armarse y que ha co -
menzado á dar orden de capitanes para hacer
1S6
gente á furia, y algunos han sido requeridos.
Esta determinación se ha tomado después de la
venida aquí de Andrea Doria y de un correo
que es llegado de ayer acá de Yenecia; y á lo
que puedo comprender ellos tienen por deter-
minado que el Rey de Francia es suyo y el de-
sino es tentar lo de Genova por mar... para que
yendo á revoltar aquella ciudad, el exército de
V. M. venga á socorrer, y en este medio el cas-
tillo de Milán pueda ayudarse del trabajo en que
está» (1).
El Comendador Herrera a S. M.
Milán 2 junio 1526.
«Las necesidades y peligros deste exército
son tantos y tales que si V. M. no lo manda re-
mediar, ello no se puede proveher sin dar más
tiempo al tiempo, que á la verdad una de las
cosas que más daño han fecho á lo presente ha
sido la dilación, y tenga Y. M. por averiguado
que si no se da breve remedio, esto no se puede
sostener, á causa que la tierra está destruida y
hambreada por ser la gente mal pagada; las
inteligencias y tramas de los adversarios son
(1) Por este motivo fueron á Genova, solicitadas por la
Comunidad de esta ciudad, tres banderas de españoles.
457
grandes; ganan amigos y V. M. los pierde, y
esto procede de descuido. El Marqués y Anto-
nio de Leiva hacen más que hombres, é ya no
bastan palabras ni otras maneras que fasta aquí
han tenido para sostener esto, porque la carga
es pesada y de la importancia que V. M. sabe.»
Lope Hurtado al Emperador.
Milán 2 junio 1526.
«Antonio de Leiva está malcontento, porque
le han avisado que V. M. no se tiene por bien
servido del. V. M. debe mandalle escribir, que
agora no es tiempo de tener descontento tal ca-
pitán y sobre tales servicios y voluntad; que
por mi fe, de noche y de día anda muriendo por
mejor proveer lo que es menester y el remedio
deste exército, que según la necesidad del daño
que hace en este estado. Dios que fuere capitán
acertara con trabajo en todas las cosas; é así
mirando Y. M. lo uno con lo otro se debe de te-
ner por muy bien servido del y del Marqués, y
así lo deben conocer allá los suyos y verlo ellos
acá por letras de V.M. y en sus negocios. Hanles
dicho que han informado á V. M. que todos los
dineros que se han buscado sobre oficios y to-
mado de tierras por no alojar gente, que ha
128
seido para ellos. No ha seido ansí, que los ha
recebido el tesorero y asentado el escribano de
ración, é yo lo he visto de algunas tierras y
oficios, é si otra cosa supiera, hubiera avisado á
V. M.»
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 2 junio 1526.
«Acá se ha entendido por letras de algunos
particulares que á V. M. han dicho que allende
de los egessos que la gente deste exército haze
en el comer y rescatar, que Antonio de Leyva
lleva cada día quinientos escudos, que serían
XV mil cada mes. V. M. me mande cortar á mí
la cabega, si jamas se hallare que ha llevado
directa ni yndirectamente un maravedí. El es
muy noble caballero, de limpia conciencia y
tan cumplido en las coias de la honra quanto
manifiestan las obras que fasta ahora ha hecho.
Por ser limpio y fiel servidor de V. M. tiene
émulos y enemigos que pensando de ofenderle
dirán á V. M. semejantes cosas, y serán para
mayor clareza y justificación de su bondad.
Grandísima merced rescibirá él y la mesma
rescibiré yo en que V. M. mande hacer la pes-
quisa y castigo que tal caso requiere así contra
129
los que lo hacen como contra los que lo dicen.
Yo ternia gran culpa cuando de tal cosa no hu-
biera dado aviso á V. M.»
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 2" de junio de 1526.
«...Lope Hurtado de Mendoza, portador desta,
como testigo de vista, particularmente referirá
á V. M. de los tumultos questa ciudad ha fe-
cho, y de cómo está el exército alojado en ella,
y del peligro que ha corrido de ser saqueada, y
de la obediencia y penitencia en que está; y
cómo se le han quitado y quitan cada hora las
armas, y cómo se han confinado y confinan
cada día diversas personas sediciosas; y de
cómo el protonotario Caracciolo con dos genti-
les hombres desta ciudad fué á decir al Duque
Francisco Sforcia que diese este castillo; y de
cómo á los XXIII del presente, vigilia de San
Juan, la banda de los italianos entró á la custo-
dia de Lodi, y aquella mesma noche dos horas
antes de día, como cosa concertada de algunos
días antes, lo dieron en manos de cinco mili
hombres que venecianos enviaron para tomar
le y tenerle como le tienen.
También dirá cómo la gente del Papa, questá
9
130
en Plasencia, ha fecho su puente para echar en
el Po, y cómo fasta agora no hay movimiento
de sguigaros; y cómo el Marqués y Antonio de
Leiva, visto que en ninguna otra parte deste
Estado hay victuallas para sostener este exér-
cito, y considerado quel intento principal de
los enemigos es socorrer y avictuallar este cas-
tillo, consultado con otros capitanes de V. M.,
han determinado de esperar aquí con más de
VIII mil infantes españoles y alemanes, sete-
cientas lanzas y más de mili y docientos ca-
ballos ligeros. Toda la gente del exército que
aqui está ha prometido de reparar la ciudad con
sus propias manos.»
En Cremona están dos mil alemanes, seis-
cientos españoles, docientas lanzas y otros do-
cientos caballos ligeros. En Pavía la banda del
Conde Lodron, que estuvo con Antonio de Lei-
va en ella, que son más de dos mili muy bue-
nos hombres y docientos caballos ligeros.
En Alexandría tres banderas de infantería
española, con una banda de mili italianos, que
tiene un capitán spagnolo que se dice Aldana,
docientas lanzas y docientos caballos.
Como (1) y todas las otras tierras fuertes deste
(1) La ciudad italiana de este nombra.
131
Estado tienen su recaudo de gente para defen-
derlas. Al Señor Infante se ha escripto que en-
víe algún socorro, porque para el circuito desta
ciudad es menester más gente; y ausy ha res-
pondido que invia dos mil infantes con Jorge
Frensperch. Hase enviado á Grisones á procu-
rar el paso, y hase tornado á escribir al dicho
Señor Infante que prepare mucha más gente
para que venga si fuere menester, y que teman
venecianos, y con efecto les mande hacer el
daño que pudiere, pues ellos han rompido la
guerra...
De D. Hugo no tenemos aviso alguno des-
pués que llegó en Roma, ni creo que lo teme-
mos tan ayna, porque el Papa y venecianos
han cerrado todas las vías, que no puede pasar
una letra á Roma, Venecia ni Alemania. Su-
plico á Y. M. piense cuánto conviene á su ser-
vicio quedar en paz con el Rey de Francia sólo
por castigar estos potentados, que después de
tantos días como ha que les ruega con la paz
le han roto la guerra.»
i32
El Duque de Sesa al Emperador.
Roma 7 junio 1526.
Avisa que la liga contra S. M. se ha verifica-
do, siendo sus principales capítulos:
«Amistad perpetua con liga defensiva y ofen-
siva contra quoscuñique: que el Rey de Francia da
para libertar á Italia 40.000 ducados al mes
y 600 lanzas por todo lo que la guerra durare;
el Rey de Inglaterra 20.000 ducados; Venecia-
nos 800 lanzas y diez mil peones; el Papa 500
lanzas y 8.000 infantes. Las contribuciones de
dinero han de servir para bajar 10.000 suizos,
por los cuales por orden é inteligencia del fran-
cés ha enviado con gran furia.»
Lope Hurtado al Emperador.
Milán 8 junio 1526.
Pide á S. M. envíe dinero para contrarrestar á
los potentados de Italia, «porque en esto consis-
te el hecho así en los negocios como en las ar-
mas, y porque sin ellos acá no hay virtud ni
memoria de beneficio recibido de V. M.»
133
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 9 junio 1526.
Avisa que á 5 de junio llegó á Milán D. Hugo
con menos dinero del que se esperaba, por lo
que hsiy muy mal contentamiento.
Lope de Soria al Emperador.
Genova 10 junio 1526.
Participa que D. Hugo, el Protonotario Cara-
ciolo y el Comendador Herrera habían entrado
en el castillo de Milán y hablado con el Duque,
«el cual diz que está con su debileza de miem-
bros acostumbrada, y dixo quería morir y vivir
servidor de Y. M., y después fue D. Hugo á
MunQa á hablar con Hieronimo Morón. «
Alonso Sánchez al Emperador.
Venecia 13 junio 1526.
Avisa que fue á verse con los del gobierno
veneciano y les dio una carta de D. Hugo «y les
dixe su llegada, el orden y poderes que traía
de V. M. para asentar todo lo que convenía al
beneficio público de Italia y á toda la religión
134
cristiana; que toviesen por bien de enviar su
poder á Roma (donde estaba D. Hugo tratando
con el Papa) á quien mandasen para que se pu-
diese tratar y asentar lo que se había de hacer
con D. Hugo.» Le contestaron con palabras dul-
ces y generalidades sin quedar en nada. Apre-
tados más, y después de consultarlo en consejo,
replicaron « que ellos tienen intelligencia y
unión con el Papa, con el Christianisimo Rey
de Francia y con el Sermo. Rey de Inglaterra;
que no podían responder cosa ninguna sino
con su sabiduría y voluntad.»
Lope de Soria al Emperador.
Genova 28 junio 1526.
Dícele que todos los caminos están tomados
y no pueden escribir, «y también está Andrea
Doria acerca el canal de Pomblin, el cual reco-
noce todos los navios que pasan para ver si hay
en ellos españoles, y les hace hablar á todos, y
si halla que es español lo pone en galera; de
manera que vemos todos señales y obras de
parte del Papa y Venecianos de enemistad y
guerra contra V. M., y no hay más disimula-
ción sino que han roto la guerra claramente
contra V. M. con pensamiento de deshacer su
435
exército y abaxar la grandeza que tiene en
Italia.»
Refiere los motines y saqueos que ocurrían en
Milán, ya por alemanes principalmente, ya por
españoles; y que el Conde Guido Rangon, Ca-
pitán General del Papa; Vitelio, de los florenti-
nes, Juanin de Médicis de los caballos ligeros, y
el Duque de Urbino de Venecianos, reunían
sus tropas en Placencia contra los imperiales.
«...Arribó aquí el Duque de Borbon (1) esta
mañana con las seis galeras, alegrándose todos
mucho «porque de cada ñora se espera que ha-
brá jornada entre los exércitos,y su persona
dará mucho favor y partirá muy presto de aquí
para ir á Milán. E ya tengo nueva cómo la gente
del Papa ha pasado el Po y marchaba hacia Lodi
á juntarse con los venecianos.»
Dice que el de Borbon le ha dado una carta
de S. M., <>en la cual me manda (V. M.) le obe-
dezca y sirva como hacía al Visorrey de Ñapó-
les, y así lo haré.»
(1) Dice una carta del Secretario Pérez que con 5.C00
hombres.
136
El Secretario Juan Pérez al Emperador.
Roma 3 julio 1526.
Avisa que cansado el Duque de Sesa de pla-
ticar con el Papa, que siempre le respondía no
podía tomar determinación alguna sin sus
coligados, se marchó de Roma el 2 de julio con
dirección á Marino: que en Ginengano se junta-
ban D. Hugo, el Cardenal Coluna, Yespasiano
y Ascanio Coluna.
«Envió primero (el Duque de Sesa al marchar-
se) que partiese alguna gente de pié españoles
y alemanes, y bien pocos italianos, y consigo
sacó más gente y también de caballo, y con
harta dificultad dio licencia para ello S. S.» (1).
Escribe que tuvo que salirse de la casa en que
estaba el Duque de Sesa, porque era del Papa y
dijo que se la dejasen libre; que ahora está en
una casa por su cuenta; y pide por tanto dine-
ro para ella, así como lo que se le debe; que
solo tiene 500 ducados de pensión sobre el prio-
razgo de Osma y 300 que lleva en ausencia «y
(1) ¡Buen cuadro de costum'bres diplomáticas y de res-
peto al derecho de gentes.!
137
lo demás que me queda he menester para pagar
la pensión.»
«Así que con verdad puedo decir que no ten-
go para vivir más de lo que Y. M. será servido
de mandarme dar; y si el Duque aquí estuviera
no me pusiera en suplicar á V. M. lo que digo,
porque estando en su casa podía pasar con lo
que V. M. me manda dar.»
CAPÍTULO IV.
Desde la renovación de la guerra en Italia contra
Carlos V, hasta la salida del ejército imperial de
Milán.
El 22 de mayo de 1526 firmaron el tratado de
Cognac, más conocido con el nombre de Santa
Ziffa, el Papa Clemente VII, Francisco I, las re-
públicas de Venecia y de Florencia y el Duque
de Milán Francisco Sforza, á instigación del
Rey de Inglaterra, que prometió formar parte
de esta alianza, permitiendo también entrar en
ella al Emperador y demás príncipes de Euro-
pa. Habíase convenido en este tratado, bajo el
santo pretexto de dar paz á la república cristia-
na, que el Duque de Milán recobraría la plena
posesión de su Ducado; que volverían los Esta-
dos de Italia á la misma situación en que antes
de la guerra se encontraban; que los hijos de
Francisco I dados en rehenes serían puestos en
140
libertad mediante cierta suma en dinero; que no
fuese el Emperador á coronarse á Italia sino con
el séquito que el Papa y Venecianos juzgasen
conveniente, y en fin, que tres meses después
de la conclusión del tratado pagase Carlos V
todas las cantidades que debiese al Rey de In-
glaterra. Pero estas condiciones impuestas al
César para entrar en la Liga eran á todas luces
inaceptables, y en la previsión casi segura de
su negativa decidieron formar un poderoso
ejército que libertase á Italia del yugo cesáreo.
Proponíanse los confederados en primer lu-
gar sacar al Duque de Milán de la angustiosa si-
tuación en que se hallaba, apoderarse de Geno
va, y dando por derrotado y deshecho el ejército
imperial de Lombardía, conquistar el reino de
Ñapóles, del que dispondría el Papa con el asen-
timiento de los coligados (1). Era el mismo
plan, con ligeras diferencias, que tenían traza-
do antes de la memorable batalla de Pavía, y
que como aquél les salió totalmente frustrado;
porque ni pudieron mejorar la suerte de Fran-
cisco Sforza, ni entrar en Genova, ni señorearse
de Ñapóles, ni menos oponerse al aguerrido y
valeroso ejército del Emperador. Nada más le-
(1) Mignet, Rivalité, etc.
141
jos del ánimo de este soberano que la renova-
ción de la guerra en Italia. Fiando en el jura-
mento de Francisco I, se dirigió á Sevilla, donde
había de reunirse y casarse con la Infanta Doña
Isabel de Portugal, como en efecto lo verificó á
mediados de marzo de 1526, siendo su inmedia-
to propósito pasar á Italia á coronarse empera-
dor y de allí dirigirse á Alemania para contener
á la vez los progresos de los Luteranos y las
agresiones de los Turcos. ¡Vanas esperanzas
que bien pronto se disiparon! No tardó en saber
que su regio prisionero rehusaba la plena eje-
cución del tratado de Madrid; y profundamente
disgustado por haber sido engañado, previendo
los nuevos peligros á que se hallaba expuesto,
comprendió entonces la falta que había come-
tido en dar libertad á Francisco I sin haberse
apoderado antes de la Borgoña. La Santa Liga
se oponía á su coronación de la manera gran-
diosa, digna y sosegada con que aquella cere-
monia debía verificarse. Luteranos y Turcos
podían todavía por algún tiempo campar des-
ahogada y libremente sin miedo al Emperador,
que se veía precisado á permanecer en España
y afirmar su dominación en Italia para realizar
sus ulteriores designios.
Mas ¿con qué recursos y aliados podía contar
442
Carlos V para salir airoso de tan difícil empre-
sa? Sin otros amigos que el señor Infante y el
ejército de Lombardia, apremiado aquél por el
vuelo que la Reforma iba tomando y por las in-
vasiones de los Turcos, desprovisto éste hasta
de lo más necesario é indispensable, y hastia-
dos los pueblos de España de suministrar dine-
ro para lejanas guerras, era muy dudosa é in-
cierta la victoria, que sólo con una resolución
heroica y extremada del ejército de Pavía po-
día obtenerse.
En cambio, los confederados disponían de
abundantes sumas, de buenas tropas, de ex-
celentes capitanes y de las simpatías del país
en que combatían; mas á pesar de tan incom-
parable superioridad no obtuvieron ninguno de
los resultados principales que se habían pro-
puesto, consiguiendo únicamente ventajas par-
ciales.
Todavía quiso el Emperador venir á un arre-
glo con el Papa, cabeza de la Liga; y á este
efecto envió á negociar con él á D. Hugo de
Moneada, prometiéndole reintegrar á Francisco
Sforza en el Ducado de Milán, siempre que se
sometiese á una justificación que la indulgen-
cia imperial facilitaría. Si con esta y otras ofer-
tas no podía separar al Papa de la Liga, debía
143
Moneada tratar con el Duque de Ferrara, en-
tenderse con los Colonas, rivales de Clemen-
te VII, y acudir á un medio violento para con-
seguir aquel propósito (1).
Excusóse el Pontífice con decir que no podía
resolver nada sin el consentimiento de los de-
más aliados, y entonces D. Hugo se retiró al
reino de Ñapóles, y en Marino conferenció con
los Colonas. Hiciéronle viva guerra en el Sur
de los Estados Pontificios, y aun se apoderaron
de Anagni; y como los gastos del Pontífice en
el ejército del Norte de Italia, en la escuadra
que sitiaba á Genova y en la misma guarda y
defensa de Roma eran tan cuantiosos que ya
no podía soportarlos, se concertó con los Colo-
nas; éstos enviaron sus tropas á Ñapóles, y el
Pontífice desarmó las que guarnecían á Roma,
facilitando asi el golpe que D. Hugo preparaba
sobre esta ciudad para escarmentar á Clemen-
te YII, llevándolo sigilosamente á efecto el 20
de setiembre (2).
Obtuvo D. Hugo de Moneada por el pronto el
resultado que se había propuesto, obligando al
(1) Mignet.
(2) En nuestra obra Memorias para el asalto y saqueo
de Roma publicamos ya varios documentos sobre esta en-
trada y saco de Moneada y de los Coluneses en Roma.
444
Papa, refugiado en el castillo de Santangelo, á
firmar una tregua de cuatro meses con el Em -
perador. Empero alejado el peligro, volvió Cle-
mente YII más ó menos abiertamente á fomen-
tar los intereses de la Liga, protestando siem-
pre de conservarse fiel al César.
Son tan interesantes y curiosos los docu-
mentos que sobre el período que abraza este
capítulo insertamos á continuación; tal su ri-
queza de detalles, y tan viva, expresiva y enér-
gica la relación que hacen de todos estos suce-
sos, que aconsejamos al erudito lector ñje bien
en ellos su penetrante atención.
Lope de Soria al Emperador.
Genova 8 julio 1526.
«El castillo de Lodi se perdió porque era tan
flaco que no se podía defender, y el capitán
Quesada que era dentro con obra de cincuenta
hombres, se salió del sin querer rendirlo á los
enemigos , y passó por medio dellos en la
noche.
»La gente del Papa se juntó con la de los Ve-
necianos cerca de Lodi, y juntamente son idos
á alojar á Mariñano, á tres leguas de Milán; y
la mayor parte del exército de V. M. de caballo
145
y pié están dentro de Milán muy fortificados y
con hartas vituallas y determinados de esperar
allí á quien algo querrá dellos y á defender que
no sea socorrido el castillo de Milán.
»E1 dicho Duque de Borbon ha llevado consi-
go la primera paga del cambio de los cien mili
ducados, y asi será pagado todo el resto á los
términos debidos; pero será necesario que V. M.
mande proveer de más cantidad, porque según
las necesidades y lo que se debe, esto es poca
cosa. »
Avisa que hace falta una buena armada de
mar, y bergantines para llevar los despachos;
y que se resolvió que la causa del Duque de
Milán se remita á justicia, dando el Emperador
los jueces para sentenciarla de acuerdo con el
Papa; que en este tiempo entregue el Duque el
castillo al protonotario Caraciolo , para que
ponga en él la gente necesaria, y el Duque viva
en la ciudad. Que el protonotario dé pleito-ho-
menaje de devolver al Duque el castillo si fue-
re absuelto, pero si fuese condenado quede el
Ducado á beneficio del Sacro Imperio, sucedien-
do en dicho Estado la persona que designen
S. S. y S. M. Cesárea.
10
146
El Secretario Pérez al Emperador.
Roma 9 julio 1526,
Participa que llegó un criado del Duque de
Borbón con cartas para el Papa, proponiéndole
se mantuviese en paz con S. M.; que el Papa
contestó con buenas palabras, pero que nada
podia hacer sin consultar con sus aliados. Que
se decía que el Sr. de Labrit iba con ejército á
Navarra, y el Rey de Inglaterra á Flandes, y el
de Francia á Italia, y el Turco reunía poderoso
ejército sobre Hungría.
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 10 julio 1526.
Conaunica que el ejército del Papa y Vene-
cianos constaba de 20.000 infantes; que después
de reunido en Mariñano, f^paso á paso se llega-
ron á poner junto á los burgos de Puerta Ro-
mana y de Puerta Tusa (de Milán) á los vi del
presente que fue el día que llegó aquí el ilustre
Duque de Borbon. Y luego el día siguiente des-
de un hora antes que amaneciese, todo el día
fasta un hora de noche duró la escaramuza y
el combatir con artillería de una parte y de
447
otra. Los enemigos perdieron tanta gente y la
esperanza de no poder hacer nada de lo que
pensaban que aquella noche se retiraron á Ma-
riñano á las seis horas de la noche con harto
temor y en desorden. Allí están esperando, á
lo que se piensa, aviso del Papa y Venecianos
de lo que deben hacer. Han hecho su reseña y
diz que han hallado seis mil hombres menos
entre los muertos y huidos, y cada día les fal-
tarán más.
»Lo que el ilustre Duque de Borbon, Marqués
del Guasto y Antonio de Leiva con el parescer
de los otros capitanes y servidores de V. M. que
aquí están, piensan hacer, es procurar de con>
tentar la gente deste exército con el poco di-
nero que traxo el dicho Duque de Borbon y con
algo más si desta ciudad se pudiere sacar... ha-
cer cinco mili italianos, los tres para la custo-
dia deste castillo y los dos para el de Cremona,
y con esto recojer toda la gente deste exérci-
to... y salir á buscar los enemigos y darles la
batalla antes que les venga el socorro que es-
peran del Rey de Francia y de suizos... y en tal
caso es menester que V. M. piense que todo el
mundo ha de ser contra él, y que no le quedan
otros amigos quel Sr. Infante y este exército, y
que mande proveer de dineros que es lo princi-
148
pal que falta, y que mande enviar alguna gen-
te á Genova, porque los enemigos tienen gran
armada de mar y podríanla tomar, lo cual no
plega á Dios, porque sería la ruyna de toda la
empresa.
)>Asi mismo es menester que el Sr. Infante
envíe gente de Alemania y haga guerra á Ve-
necianos.
»Antonio de Leyva está muy mal contento^
porque ha entendido que Y. M. da crédito á los
que le dicen que él ha inventado esta guerra y
que ha llevado dineros de rescates. Lo que yo
sé por verdad es que después del Marqués de-
Pescara (santa gloria haya) no ha tenido ni tie-
ne Y. M. en Italia quien mejor entienda las co-
sas de la guerra y que con mayor diligencia y
trabajo haga en ella lo que cumple al servicia
de Y. M. y á su propia honra; y sé que no ha
llevado después que yo estoy en este exército
un maravedí de rescate, ni es hombre para lo
pensar quanto más hacer; antes sé que quien
más ha escusado la guerra ha seydo él; y que
por sostener la gente deste exército y que no
llegase á las tierras del Papa y de Yenecianos,
él y el Marqués del Guasto han vendido y empe-
ñado lo suyo y de los amigos fasta las camisas:
y si otra cosa Y. M. hallare, mándeme á mí cor-
149
tar la cabera, pues no le he dado aviso dello. Y
asi suplico á y. M. que piense más en hacer al
Marqués y Antonio de Leyua las mercedes que
sus servicios merescen, que permitir se diga
dellos lo que no hacen. Todo esto digo más por
avisar á V. M. de la verdad que por desculpar
al dicho Antonio de Ley va ni á otra persona.»
Lope Hurtado al Emperador.
Chamarí 18 julio 1526.
(1) «Si V. M. no puede presto y muy bien
proveer á las cosas de la guerra, yo tendría
por bueno y razonable acuerdo de paz, porque
el país está de manera y las necesidades tan
grandes, los enemigos tantos y poderosos, que
no proveyéndolo presto, bien podríase recebir
tan gran revés que después se pudiese mal re-
mediar. »
Lope Hurtado de Mendoza al Emperador.
Chamar i 18 julio 1526.
«En partiendo Don Ugo (2), los de Milán co-
menzaron á estar tan sobervios que hicieron
(1) En cifra.
(2) A Roma.
150
cuatro capitanes de los mayores bellacos de in-
fantería, so color que los querían para guardar
las puertas y castigar los malos, porque ya
había cuadrillas en el lugar y por los caminos
que mataban todos los españoles que topaban
desmandados; y desta manera en tres dias creo
que mataron más de l. Tan adelante iba la
cosa, que ya con trabajo se podía traer de co-
mer de la plaga. El Marqués y Antonio, por no
romper con ellos y por escusar los inconve-
nientes que con Herrera se enviaron á decir á
V, M., lo sufrían, pensando remediallo sin
romper.
A XVI deste, yendo por una calle los dos, co-
nocieron una espía del Obispo de Lodi; man-
dáronle prender; él comengó á dar voces por
alborotar; todos le decíamos que callase y fue-
se; nunca quiso. Los de la guarda le mataron
luego. El lugar se puso en armas, por todas
partes nos comentaron á combatir. Tomaron el
palacio y domo por fuerga; mataron una com-
pañía de italianos questaba en la guarda; sona-
ron su campanon y más recio á pelear, pero na
les aprovechaba, antes en todas las calles reci-
bían gran daño de alemanes y españoles, que
todos hicieron maravillas.
Esto duró desde el sábado á la tarde hasta
i51
el domingo á la misma hora, que nunca se hizo
sino pelear la noche y día. Los gentiles-hom-
bres estuvieron quedos trabajando de lo reme-
diar. Ya que vieron que no podían hacer nada
y supieron que Juan de Urbina llegaba con
diez banderas de españoles, pidieron misiricor-
dia; dexaron las armas; echaron al Pedro de
Fusterla y más de otros trecientos de los que lo
revolvían aquella noche. Otro día alojaron las
diez banderas dentro de la ciudad, y todas las
otras se venían, juntos y á pocos, sin podelles
tener los capitanes. El lugar luego estuvo tan
sosegado como una aldea.
Los alemanes quisieron otro dia saquealle,
pero los nuestros estuvieron quedos.»
Lope de Soria al E^iperador.
Genova 19 julio 1526.
Avisa que Andrea Doria había tomado á
Puerto Hércules y Talamón, puertos de seneses,
y amenazaba á Sena.
«La compañía de Figueroa que estuvo en
guardia del Rey de Francia es arribada hasta
el Piamonte, y allí ha sido desbalijada en un lu-
gar del Duque de Saboya que se dice Samper>
d52
por un subdito suyo que se dice Filiberto y por
Juan de Virago, y los han hecho volver hacia
Francia.»
El Emperador á Lope de Soria.
Granada 21 julio 1526.
Escribe que le envía letra de cien mil duca-
dos para que la cobre el Duque de Borbón; «y
porque no habiendo ya forma de enviar allá
otros dineros, nuestra voluntad es que se mire
muy bien cómo se gastan estos y que se entre-
tengan y duren cuanto fuere posible; conviene
que tengáis esto muy secreto hasta que haya
tal necesidad que no se pueda excusar.»
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 28 julio 1526.
«Lo que por esta ocurre avisar á Y. M. es que
el campo del Papa y Venecianos, visto que este
castillo estaba muy al cabo, volvió á los xxi del
presente desde Mariñano donde estaba, x mi-
llas de aquí, y vino á ponerse cuatro millas
y menos desta ciudad, en derecho de una puer-
ta que se dice Oriental, con desseno de pasar
un poco más adelante á socorrer este castillo
153
por una llanura que tiene delante que se dice
El Jardín, donde nuestra gente los esperaba
con gran deseo de darles la batalla. No les pa-
reció camino seguro, y asi el dicho exército no
pasó más adelante. Y á los xxii se comengó á
tractar acordio con el Duque Francisco y se
concluyó á los xxiv.
Otro día que fueron xxv, día de Sanctiago,
el dicho Duque Francisco entregó al ilustre
Duque de Borbon el castillo como á Lugarte-
niente y Capitán general de V. M., y se partió
con toda su gente en la hora, que eran las xxii
horas, acompañado de Antonio de Leiva, buen
rato fuera de los reparos, y después del Conde
de GayaQO, con cieut caballos ligeros con co-
misión de acompañarlo fasta Como.
El Duque Francisco fue al campo de los
enemigos por visitar al Duque de Urbino, y
luego que llegó licenció al dicho Conde de Ga-
yado...
Los secretarios del Duque Francisco Esforcia
Juan Angelo Rielo y Poligiano quedan en po-
der del protonotario Caraciolo para se exami-
nar según la comisión quel dicho protonotario
tiene de V. M...»
ÍU
El Abad de Kájera al Emperador.
Milán 21 agosto 1326.
«El mesmo dia que se rindió este castillo los
de Sena salieron á la gente del Papa, que eran
al pié de ocho mili hombres, y los rompieron y
mataron más de 700 hombres y les tomaron xiv
piezas de artillería.
El campo de los enemigos se está todavía
dos millas de aqui, y tan fuerte de fosos y re-
paros que en ninguna manera se pueden com-
batir, salvo escaramuzar como cada día se ha-
ce.,. Yisto que en el asalto de los xv no pudieron
hacer nada, el Duque de Urbino envió luego al
proveditor con cuatro piezas gruesas de artille-
ría y dos mil hombres, y hicieron otra batería,
y á los XX dieron otro asalto, donde por la gra-
cia de Dios tampoco hicieron otra cosa que
perder gente, talmente que tienen perdida la
esperanza de haberla por fuerza y se espera que
la gente se volverá á su campo.
(En cifra). Con gran deseo estamos esperan-
do el socorro del Sr. Infante, assí porque tene-
mos aquí poca gente y desta han caído malos
más de mil y quinientos hombres, bien que,
loores á Dios, no muere ninguno, como por po-
155
der salir á parte donde el campo de los enemi-
gos se pueda combatir. Tienen más de 20.000
infantes con suizos y valesanos y más de mil
de los villanos luteranos que se han huido de
Alemania.»
Añade que D. Hugo se concertó con el Duque
de Ferrara, y pareció muy bien á todos menos
al de Borbón, por quedar asi con el solo titula
de Lugarteniente general.
Descifrado de carta del Marqués del Gasto
PARA EL CAPITÁN JOAN BaP. CaSTALDO Y GU-
TIÉRREZ.
Milán 28 agosto 1526.
«De aqui habemos escripto al Sr. Infante
muchas veces, y nos ha respondido con muchos
ofrecimientos siendo necesidad, y no pienso
que la haya en el mundo mayor de la que aqui
tenemos, pero hasta agora no sabemos cosa
ninguna... que os certifico que acá estamos con
tantos trabajos que no se os podrían acabar de
escribir, y el Sr. Antonio de Leyva, aunque
siempre está con su mal, hace y sirve más de
la cama que cuatro de nosotros.
Y porque me escribís que deseáis saber la
verdad de algunas cosas que allá se han dicho
156
y escripto de Genova y otras partes... yo os es-
cribiré en esta lo que ha pasado lo más suma-
riamente que pudiere... Y digo quanto á lo de
Lodi que fue desta manera. Que aquella tierra
no tenía vituallas para tres días ni se le habían
podido meter, porque como empezaron las re-
voluciones de los Venecianos y por estotra par-
te el campo del Papa, todo el villanage se huyó
y dexaron perder los trigos que tenían sem-
brados, y las tres compañías de españoles que
estaban dentro en Lodi, viendo que todas las
otras se reducían á Milán, determinaron de no
querer quedar allí.
El Señor Antonio de Leiva y yo, viendo esto,
no tovimos otro remedio sino enviar allá los
italianos á fin de, con darles alguna cosa, tener-
los allí XV ó XX días, y así los metimos, y aquel
traidor de Ludovico Vistarini, que era capitán
de S. M. de italianos y el que escribimos á
á S. M. que andaba en las pláticas de Lodi, con
hacérnoslo saber nos aseguró y supo hacer su
hecho que ya tenía concertado con el Duque de
ürbino de darle la ciudad; y así una noche
siendo el dicho Ludovico Vistarini de guarda
en una puerta y el campo de Venecianos esta-
ba cerca, enviólos á llamar secretamente; y
así vienen más de dos mil hombres y entran
157
por la dicha puerta y tierra; y Fabricio Marra-
maído veyendose ya perdido, se retiró al casti-
llo lo mejor que pudo con algunos gentiles-
hombres.
Sabido yo esto, en amaneciendo cavalgué, y
la infantería no quería salir de Milán, pensando
que los engañábamos, y no creían la pérdida
de Lodi. Viendo yo esta tardanza, determiné
con docientos hombres, que me halle en Mari-
nan, de socorrer el dicho Fabricio; y así fui y
entré dentro por el castillo, y los enemigos te-
nían hechos grandes bastiones delante el cas-
tillo, y con todo esto salí con la dicha gente
por una calle adelante tras ellos y les ganamos
hasta la plaga, donde fue herido el alcaide He-
rrera (1) de un arcabuz, derrocadas todas las
quixadas baxas con la barba, que aunque Dios
loado está sano, queda muy feo; y fue herido
Fabricio Marramaldo de una cuchillada en el
brago y un escopetado que le pasó el hombro;
y si el Duque de Urbino no entrara en aquel
instante con todo el cuerpo de su exército, to-
davía les ganáramos la ciudad, pero cargaron
tan presto que me fue necesario retirar al cas-
tillo, porque ya les teníamos ganado hasta la
(1) Hermano del Comendador iel mismo apellido.
158
puerta de la puente de Ada, y de mi voluntad
yo me quisiera quedar aquella noche allí, pero
viendo que el campo de Venecianos teníamos
junto y que el del Papa pasaba ya el Po, que
estaba cerca, y que Lodi no se podía tomar sin
traer todo nuestro exército allí y desamparar á
Milán, me pareció retirar aquella noche y dexé
en el castillo un capitán español con xx hom-
bres que se estoviese allí por dos ó tres días, el
cual, cuando salió, hizo mucho mal á los ene-
migos y les tomó dos banderas y se retiró sin
perder hombre, y desta manera se perdió la
dicha ciudad. Solo Dios basta á excusar los
traidores...
Los enemigos se están aquí junto de nosotros
todos dos campos á media milla, y aunque sa-
limos cada día á escaramuzar por ver si salen
para nos poder entremeter con ellos, no hay
hombre que salga de su fuerte, porque lo están
más que en la Roca de Milán. Nosotros nos es-
tamos en esta ciudad comiendo lo que no hay,
que en verdad es una compasión que ya Dios
ni las gentes lo pueden sofrir, y esperando
nuestro socorro para salir en campaña.
Plega á Dios que nos dé victoria como S. M.
y nosotros lo deseamos; y si el socorro tardare
habernos determinado, porque este dinero que
159
agora ha llegado no se gaste mal, y por la ne-
cesidad que esta ciudad tiene de recoger los de
Pavía, una parte de los de Alexandría y todos
los Italianos, que serán obra de tres mil, que
están agora sobre Valencia (1), en la cual está
Juan de Virago con 1500 hombres que espero á
esta hora será tomada, y con éstos salir en cam-
paña á buscar estos enemigos en alguna parte
donde los podamos sacar de su fuerte, que por
la bondad de nuestra gente y con la que ellos
han apocado por haber enviado mucha de su
exército á Cremona, esperamos en Dios y en la
gran ventura de S. M. de haber aquella victo-
ria que otras veces se ha habido contra los que
en su deservicio han osado sacar banderas; y
creed que habríamos dado alguna mano á estos
enemigos, si no nos hobiese caido mala tanta
gente, que en la verdad es tanta que si no lo
hobiese tocado con la mano, no lo creería. Pero
gracias á Nuestro Señor ninguno muere y mu-
chos dellos ya han vuelto á los reparos de don-
de cada día salimos á hacer algo; y en verdad
que ellos se pueden juzgar por los más gerca-
dos, pues tienen mayores reparos y menos se
alexan de ellos...
(l) Valenza.
460
Los Florentines por mandado del Papa ha-
bían ido á tomar á Sena con cuatro mil hom-
bres y artillería el día de Sanctiago. Salieron
los de Sena, que estaban á dos millas, y los des-
barataron y rompieron todos y les tomaron el
artillería. Esto fue muy buena cosa para des-
mayo á los enemigos, de que el Papa está muy
sentido. En verdad S. M. es muy obligado á
esta República de Sena por la buena fé que
siempre ha tenido y sostenido á la Cámara im-
perial.
Genova está en mucho peligro y á dos millas
della está el Conde Pedro Navarro con el arma-
da del Rey de Francia, Papa y Venecianos. El
Dux ha hecho allí cierta infantería. Nosotros le
enviamos dos compañías de Españoles que es-
taban en Alexandría y habemos dado orden,
con voluntad del dicho Dux, de hacer allí una
armada, para la cual el señor Duque de Borbon
ha mandado que se tomen diez mili escudos de
los cambios que vernán de ahí (de Ñapóles.)
Hácese la dicha armada con gran diligencia,
Plega á Dios de guardarnos aquella ciudad por
lo que tanto importa al servicio de S. M. y al
bien de nosotros.
Con Grisones se ha tenido plática, mas coma
es gente bestial, siempre se ha confiado poco
161
en ellos; deseábamos tenellos más por el pasa-
ge (1) que no por ellos. No sé lo que harán.»
El Secretario Pérez al Emperador.
Roma último de agosto 1526.
Comunica que en varias cartas que ha reci-
bido de Granada y Barcelona «se decía cómo el
Yisorrey (Lannoy) de Ñapóles embarcaría en
Cartagena con siete mil hombres para venir
acá y que traia los Alemanes en este número,
de que acá ningund placer han habido, antes
están con temor y creen cierto que verná.
(2) Crea V. M. que si viene el Visorrey con esta
gente que hará en estas partes quanto quisiere,
y que el Papa lo teme mucho, en especial por-
que cree que el Visorrey dexado aparte que
por servir á V. M. le ha de hacer todo el mal y
daño que pudiere, lo hará porque tiene creido
que le quiere mal, y por esto teme más de lo
que nadie pudiere creer.»
(1) Para que permitieran pasar por su territorio tropas,
de Alemania.
(2) En cifra.
U
162
Lope de Soria al Emperador.
Genova 2 setiembre 1526.
«El Duque de Borbon ha enviado aquí por el
primer tercio destos cien mil ducados, que ago-
ra mandó enviar V. M., diciendo que en haber-
lo recibido, saldrá luego de Milán á buscar los
enemigos, y sin estos dineros que sería impo-
sible salir, y visto cuánto importa que salga la
gente de Milán y la necesidad que allí hay de
dineros, entiendo con toda diligencia en cobrar
el dicho tercio...
Los de Milán y los enemigos se están como
se estaban estos días atrás. El Duque de ürbino
está enfermo y querría irse del campo á curar-
se en Bresa. Sobre Carmona (1) están diez mil
hombres y con buena artillería y habiendo he-
cho buenas baterías le dieron dos asaltos á los
26 del presente y los de dentro mataron mu-
chos de los de fuera, máxime de los capitanes
y principales, porque de los otros no quisieron
acercarse á la muralla, ecepto dos banderas de
suizos, de los cuales pocos escaparon que no
fuesen muertos, de manera que por fuerza está
(1) Sic, por Cremona.
163
bien cierto que no la tomarán, y en el campo
de la Liga dicen ser arribados obra de cinco
mil suizos, y creo que sea cierto, y dicen que
se pagan en el dicho campo por la Liga cua-
renta mil hombres, y que el Rey de Inglaterra
ha ya pagado ochenta mil ducados por la con-
tribución de dos meses...
La noche pasada fue tomada una barca que
llevaba cartas del Rey de Francia al Conde Pe-
dro Navarro, de las cuales el Duque de Genova
envía copia á Y. M.; y lo que en sustancia con-
tenían es que se dé toda diligencia por entrar
en esta ciudad y que procure de tener tal ar-
mada que pueda estorbar que no tome tierra
en Italia el Visorrey con la suya...
Somos á primero de Setiembre y en este día
son venidas las galeras de los enemigos delan-
te este puerto y lo han lombardeado y nosotros
á ellos; y en fin ellos se andarán por aquí ha-
ciendo daños y procurando de alterar esta ciu-
dad... El armada que al presente haremos aqui
son cinco carracas y seis galeones con las seis
galeras que tenemos armadas, y no se armarán
más hasta que vengan las treinta piezas de ar-
tillería que han de venir de Pavía...
Somos á los dos de Setiembre y todas las 37
galeras están junto á esta ciudad, y son veni-
i 64
dos aquí avisos del Piamonte cómo pasa gente
de armas é infantería de Francia, y que serán
700 lanzas y 10.000 infantes entre gascones y
franceses y piamonteses, y que será capitán
general en Italia el Marqués de Salucio... El
Conde Pedro Navarro es almirallo de toda esta
armada de la liga.»
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 10 setiembre 1526.
«Acá no se pierde tiempo en lo de la armada
de mar y en la artillería que es menester; y así
suplico á V. M. que mande que el armada que
trae el Visorrey, si no fuere partida se parta con
la mayor diligencia y que vaya á desmontar en
Monego ó en Genova sin pasar primero á Ñapó-
les, pues la necesidad de socorrer está aquí y
en Genova, sobre la cual están 77 galeas del
Papa, Francia y Venecianos...
Los Grisones se han resoluto en que no quie-
ren dar gente contra los suizos sus coligados, que
están en el campo del Papa y Venecianos, ni
paso para los Alemanes, porque los cantones de
suyQOS los amenazan si lo dan. Dexaránse for-
jar y no harán otra cosa, y así Jorge Frans«
165
perch dice que cuando fuere menester pasará
por su tierra dellos ó por otra parte.»
Añade que el Infante disponía en Trento para
enviar 7.000 alemanes.
«Cremona se tiene fuertemente. Loores á Dios,
j los de dentro en diversas veces han tomado á
los Venecianos siete banderas. El Duque de Ur-
bino se tiene sobrella todavía. Ha dado un asal-
to, después que alli fue y no ha hecho nada, ni
hará placiendo á Dios; antes espero que venido
el socorro de V. M. de España y de Alemania,
si esperan ellos y estos del Papa, que están aquí,
se les dará el pago qne se dio al Rey de Francia
sobre Pavía (1). El verdadero socorro y remedio
que deseamos y esperamos para acabar la gue-
rra, es la venida del Visorrey en Italia...
(2) El Marqués del Guasto ha trabajado estos
días al torno destos reparos, y por el sol del
dia y el sereno de la noche le han superveni-
do unas tercianas que le tractan tan mal, que
plega Dios no falte y le dé la salud quel mesmo
desea. Antonio de Leyva tampoco anda muy
sano por la mesma causa.»
(i) En cifra.
(2) En claro.
166
Lope Hurtado al Emperador.
Genova V¡ setiembre 1526.
ATisa que están ya para acabarse de cobrar
las cédulas de los cien mil ducados que envió
S. M. para que el Duque de Borbón pagase el
ejército; «pero según me dicen los oficiales de
la thesorería de S. M. (1) no se gastan estos di-
neros que vienen en poder del dicho Borbon con
la orden que conviene al servicio de V. M., por-
que él se los toma de estos mercantes que los
pagan y después face consignar en la thesore-
ría de V. M. lo que le parece, y no entiende en
ello el Abad de Nájera como solía, antes el di-
cho Borbon le ha quitado del cargo que tenía,
de manera que las cosas de la pecunia no van
con tan buena orden como sería menester, y es-
tos docientos mil ducados que ha recebido el
dicho Borbon parece que han aprovechada
poco.
(2) El Duque de Borbon y los otros capitanes
ygentedeV. M. están dentro de Milan,ylos^
enemigos allí cerca como de primero, y mu-
(i) En cifra.
(2) En claro.
167
chos enfermos en ambas partes; y entre otros
están enfermos el Marqués del Guasto y Antón
de Leyva con calenturas; y en el campo de los
enemigos hay obra de diez mil suizos, pero dí-
cese que son venidos á ellos embaxadores de
los cantones á mandarles que se vuelvan á sus
casas é ya se han vuelto algunos y se vuelven
cada dia.»
El Infante D. Fernando á Alonso Sánchez.
20 de setiembre de 1526.
Dice que no puede enviar gente porque no
recibe para ello dinero del Emperador, y él no
puede suplirlo por la necesidad en que se halla,
pues habiendo dado batalla el Rey de Hungría
á los Turcos, no sólo la perdió, sino que fué
muerto en ella y el enemigo se apoderó de
Buda; que los Turcos están cada vez más pujan-
tes; que para contrarrestarlos es menester á más
de todo su poder, el de toda ía cristiandad, pero
por acudir también al angustioso estado en
que se halla el ejército de S. M. en Italia, envía
á Augusta á Jorge Frausperch «con la valor de
joyas nuestras de más de sesenta mil ducados
y con poderes nuestros para obligar á nuestra
Cámara de Inspruch, y consentimiento de los
168
tres estados de aquel Estado para obligar ge-
neralmente que tracten con los mercaderes de
allí, y por cualquiera destas haya... doce mil
pagas, y le mandamos hacer doce mil infantes
y pagarles por un mes, y que sin tardanza al-
guna los llevase á Italia.»
El Maestro Salamanca al Emperador.
Roma 25 de setiembre de 1526 .
«S. Ce. y C. Mag. Creo que V. M. será infor-
mado cómo luego que la Beatitud de nuestro
señor hovo la triste y dolorosa nueva de Hun-
gría, que fué á xvii del presente, hizo consisto-
rio y llamó á todos los Cardenales, Embaxado-
res y hazedores de los príncipes cristianos, en-
tre los quales fui yo llamado como sieruo de su
Alteza, á quien de más cerca tocaba este mal
por estar la Austria y tierras á ella subiectas
más cerca de la Ungría que otra tierra ningu-
na. Allí en aquel consistorio se trataron mu-
chas cosas y propusieron los medios que se po-
drían tener para el remedio de un mal tan cre-
cido y tan eminente. No se halló otro ninguno
más conviniente sino que se hiciese una tre-
gua y suspensión de armas entre V. M. y todos
ios príncipes cristianos, para que unánimes
469
ayan de socorrer á este miserable reino que
tantos años ha seido muro y defensa de la cris-
tiandad contra este inhumano y cruel tirano
enemigo de nuestra santa fee; y asi lo mandó
escribir su Beatitud de su parte á nuestros
príncipes para que todos lo persuadiesen á
Y. M. Y aun para mejor lo poder alcauQar y
más presto mover á V. S. Mag., deliberaba su
Beatitud ir en persona á Barcelona á do pensa-
ba hallar á V. S. Mag.
Esto después se concluyó más brevemente
que se esperaba, porque tres días después entró
aquí Don Hugo de Moneada con los Colone-
ses,... y hizo una tan gran hazaña como servi-
dor de tan alto y sublimado principe como es
V. S. Mag...»
El Comendador Aguilera al Emperador.
Roma 3 de octubre de 1526.
Participa que el Turco ganó por fuerza á
Buda é hizo morir á todos cuantos dentro halló
de doce años arriba, y que tiene todo el reino de
Hungría por suyo.
«El Papa está con gran determinación y áni-
mo de ir á Barcelona á entender en esta paz
universal, y para esto veo que hace todos los
170
más aparejos que puede, y aunque no han fal-
tado ni faltan estorbadores, así algunos señores
Cardenales del Colegio, como Embaxadores y
otras personas, S. S. está en esta determina-
ción.»
Lope de Soria al Emperador.
Genova 28 de setiembre de 1526.
«... Se rindió Carmona á los xxiiii del pre-
sente, salvas las personas y la ropa, con tal
condición que vayan los españoles á Ñapóles y
los alemanes en Alemania.»
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 3 de octubre de 1526.
«El Duque de Urbino, como sabio, engañó la
gente que estaba en Cremona, que antes que
llegasen los españoles, alemanes é italianos
que de aquí partieron á los xxix del pasado,
hizo de manera que primero del presente su
gente, según que estaba capitulado, sin esperar
los seis días que había prometido, entró dentro,
de manera que está en su poder. Los alemanes
pensamos se acordarán de servir á la liga; los
españoles é italianos se salvarán si pudieren.»
174
Achácalo á haberse vendido el coronel Co-
rradin y otros capitanes de los alemanes, pues
sin tener necesidad que de pólvora, súbita-
mente y sin esperar el socorro se rindieron.
El Abad de Najera al Emperador.
Milán 3 de octubre de 1526.
Después de narrar la derrota y muerte del
Rey de Hungría por los turcos, añade:
«El Papa principalmente y después todos los
otros príncipes de cristianos y coligados en la
presente guerra contra V. M., debrían dexar
aparte las pasiones é injusticia que siguen, y
mediante una paz universal unirse con V. M.
contra el dicho Turco.»
Refiere varias escaramuzas ocurridas en Italia
con los enemigos; en una murió el capitán
Corvera, que era uno de los mejores de los
nuestros. En cambio «un muy valiente hombre
que se dice Sancho de Frías, alférez de Antonio
de Ley va,» acometió con 15 hombres de armas
á 150 escopeteros enemigos, que dispersó, mató
y prendió.
«A los XIX del presente, el Duque de Borbon
hizo venir de Irego á Hierónimo Morón para
que estuviese más guardado en este castillo,
según que muchos días antes en consejo se ha-
472
bía platicado de traerlo quando viniesen los
Alemanes con deseño de tenerle más guardado
y de pedirle ayuda y consejo para las necesi-
dades presentes. El Duque lo ha comenzado á
tentar en lo del ayuda, y responde general-
mente que no faltará de servir á V. M. y de
ayudar con lo que en su poder esto viere. Cuan-
do pensase librarse con lo que diese, sin duda
daría algo; otramente yo por mí tengo poca es-
peranga de sus dineros. El protonotario Ca-
racciolo lo quería examinar, según la comisión
y mandato que de V. M. tiene; y el Duque de
Borbon le ha hecho que suspenda de hacerlo
por ahora. El mejor testigo que V. M. tiene para
justificación de su presión y de la culpa del
Duque Francisco Esforcia y de sus cómplices
es éste, y es enfermo, podría morirse un día.
Suplico á V. M. mande escrebir al dicho proto-
notario lo que en este caso debe hacer.
»E1 armada de las galeras de los enemigos que
están sobre Genova se ha apartado por el mal
tiempo, y diz que han tomado ciertas naos que
venían cargadas de grano para Genova.
»De Genova se avisa que tienen por cierto
quel Visorrey de Ñapóles se ha pasado con el
armada á Ñapóles, cosa que al presente no cum-
ple mucho.»
473
Alonso Sánchez al Emperador.
Venecia 4 octubre 1526.
«...Es venido á mí el preboste de Buda, que
dice ha hoy xvi días que partió de Posonio, que
es un lugar dos millas alemanas de los confi-
nes de Austria, y que en el dicho Posonio quedó
la señora Reyna de Hungría, y que S. A. le
mandó que viniese á hablarme y me dixesse de
su parte que escriba á V. M. y le suplique vuel-
va los ojos á aquel reino tan importante y tan
grande, que de derecho pertenece á V. M., y
que su autoridad y nombre en Hungría es muy
grande, y que queriendo V. M. no terna mucha
dificultad en obtenerle, pues no trate las nego-
ciaciones por medio de alemanes qUe son muy
exosos á los húngaros... Dice (este hombre,
que era del Consejo del Rey) que el Rey de
Hungría cierto es muerto, y que escapado de
la batalla pasando por una agua en unas palu-
des se ahogó, y que también se ahogaron mu-
chas personas principales que iban con el Rey
y quisieron ayudarle. Dice que cuando hicieron
la batalla no tenía el Rey más de treinta mil
hombres, y los Turcos eran docientos mili; que
fue la batalla á dos millas alemanas del rio
174
Sdrava. Dice que de doce Obispos que hay en
aquel reino murieron los siete en ella, pero que
no murió mucha gente; y que el daño que los
Turcos hacen es quemarlo todo, pero que toda
la gente se salva y huye; y que de acá del Da-
nubio es toda Hungría del Turco, y que ha to-
mado Buda, pero que de allá del Danubio es
todo hasta agora salvo...»
Lope de Soria al Emperador.
Genova 14 octubre 1526.
«El Duque de Borbon ha enviado por las ban-
deras de españoles que estaban en Alexandria,
que vayan á Milán, y recoge toda la gente que
puede, y entiendo que quiere salir á combatir
con los enemigos agora que es partida la gente
del Papa (1). En Alexandria es entrado Fabri-
cio Marramao con obra de 1.500 italianos.»
11) Por efecto del concierto 6 tregua pactado entre el
Papa y Moneada, después de la entrada violenta de éste
en Roma.
175
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 28 octubre 1526.
Dice que Francisco Guizai'dino(l), lugarte-
niente general de la gente del Papa, se partió
del campo de los enemigos en virtud de la
capitulación de éste con S. M.
«El Duque de Urbino entró en este su campo
á los 16 del presente, con deseño, á lo que se
decía, de venir luego á dar asalto y probar á en-
trar en esta cibdad; y como por dicha ha enten -
dido lo mucho que aquí se deseaba que lo hicie-
se, no ha fecho hasta ahora nada, antes publica
que quiere fortificar algunas tierras á diez y
doce millas de Milán.
"Andrea Doria es vuelto sobre Genova con
seis galeras que tienen las banderas del Papa,
y dicen que esperaba otras dos que lleva el
Embaxador de Portugal fasta en Proenga.
»En esto S. S. muestra no querer estar por lo
capitulado con Don Hugo. Creo que han veni-
do á hacer compañía á las galeras de Venecia-
nos entre tanto que el Conde Pedro Navarro va
con todas las galeras de Francia á juntarse con
(1) F. Guicciardini, tan excelente militar y político
como afamado historiador.
176
las naves y galeones que diz se arman en Mar-
sella para ir á encontrar el armada que trae el
Visorrey.
»...A los XIX del presente la Condesa de Cha-
lante fue degollada por justicia en este casti-
llo, porque confesó haber hecho que Don Pedro
de Golisano, teniente y primo del Conde Goli-
sano, matase á dos hermanos, Arduyn y Cario
de Masyn , gentileshombres piamonteses y
grandes imperiales, que fueron muertos aquí
una noche. El dicho Don Pedro está en este
castillo preso y se hace el proceso contra él.»
Pide con urgencia socorros de gente para
acometer á los enemigos. (1) «Y para esto el
Duque de Borbon está muy determinado, y el
Marqués está muy flaco y con su recia cuarta-
na determina de pelear fasta que la dexe ó
erralle; Antonio de Leiva tiene tercianas y más
tiempo fiebre continua, y está de contino me-
dio toUido de su mal de ciática y tan flaco que
á gran pena se puede mover en el lecho, y tal
cual está ordena la mayor paite de las cosas
de la guerra y quiere ir ligado á caballo, si
otramente no se pudiere hacer, a ordenar y ver
pelear si otro no pudiese hacer y la causa des-
(1) En cifra.
177
ta deteriü i nación no es otra sino ver que ya no
hay un maravedí de los docientos rail escudos
que V. M. ha enviado al Duque de Borbon, y
que del reino ni deste Estado no hay un ma-
ravedí para pagar siquiera los alemanes que
aquí y en Pavía hay, cuanto más para los que
dicen que vernán y que ya en esta ciudad no
hay que puedan comer los hombres darmas,
caballos lijeros é infantería española, ni los mi-
laneses tienen con qué comprarlo; dexan sus
casas y se huyen en tanto número que no se
puede remediar. Los soldados quieren comer, y
no hay dineros ni otra manera para dárselo en
esta ciudad ni en otra parte deste Estado, que
todo está destruido , y el invierno comienza
muy recio; los soldados pierden la vergüenza
y la obediencia y tienen licencia para hacer
muchas cosas malas que no se pueden castigar,
y que desta manera se va consumiendo y per-
diendo el exército, y todo esto acuerdan de
aventurarlo de la manera arriba dicha, antes
que dexarlo caer todo de golpe. «
^2
178
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 19 noviembre 152'3.
«Ultimo de octubre los enemigos se levanta-
ron deste su fuerte y se fueron á alojar cuatro
millas más atrás por el mismo camino que vi-
nieron, en una tierra que se dice Pioltela al
camino de Cassan , donde tienen puesto su
puente sobre Ada. Estamos esperando que se
muevan para ver si pasan Ada, ó si van á Lodi
y Marinan como entre ellos publican que pien-
san hacer. La causa de su retirada dicen que
fue el mal tiempo de aguas y frios que en ver-
dad padescian. La gente de V. M., que aquí
está, salió toda en sus escuadrones fasta un
hospital que se dice de Sant Gregorio fuera de
los reparos desta cibdad: el Marqués del Guasto
con su cuartana armado; y Antonio de Leiva
muy en extremo malo en una letica. El ilustre
Duque de Borbon, como sano y deseoso de com-
batir, andaba buscando manera cómo los caba-
llos ligeros con mil escopeteros reconosciesen
el fuerte de los enemigos y el camino por don-
de se les pudiese entrar á darles la batalla; y en
esto se pasó todo el día desde en amanescien-
179
do fasta las xxiii horas del día que no se pudo
hacer nada, porque los dichos enemigos estu-
vieron hechos escuadrones en el dicho su fuer-
te; que nunca osaron marchar fasta que á las
XXIII horas, visto que no se podia hacer nada,
se comengó á retirar nuestra gente, y si tuvié-
ramos gastadores, victuallas y carros para lle-
varlas, y certeza que cuando volviéramos á Mi-
lán, no se hubieran huido de sus casas los que
mantienen los soldados, solo por salir de las
necesidades y mala vida que aqui se tiene con
la gente, pudiera ser que la dicha gente mar-
chara la noche fasta amauescer sobre los ene-
migos, si bien el país no lo padesce, y la razón
de guerra quiere que en tal caso se haga el
puente á los enemigos» (1).
(1) Con esta misma fecha avisa al Emperador que para
representarle el estado del ejército van dos individuos de
él á nombre de los demás, siendo uno de ellos «Sancho Ló-
pez, gallego, lug-arteniente de la compañía del Conde de
Altamira. persona discreta y de las qtie mejor han servido
á V. M. en Italia, especialmente con A.ntonio de Leiva en
el cerco de Pavía.»
180
El Abad de Nájera al Emperador.
Milán 5 de diciembre de 1526.
«Jorge Frenespergue, con el rocorro de los
alemanes, pasó el Po á los xxvii del pasado por
una tierra que se dice Ostia. El Duque de Ur-
bino y Juan de Médicls con todo el campo de
Venecianos le dieron tres días algún empacho
al caminar, porque iban escaramuzando siem-
pre, y desta manera el dicho Jorge llegó sába-
do xxiiii del pasado á una tierra que se dice
Burgoforte, y otro día, domingo, comenzó á
pasar el Po con tres barcas y un puerto; y ya
que el capitán Corradin, que viene con el di-
cho Jorge, era pasado con tres mil hombres.-
los dichos enemigos dieron á Jorge una grande
arma y escaramucaron de manera que murie-
ron más de cient hombres de los enemigos, en-
tre los cuales fué un Benedicto de Mondolfo,
lugarteniente del Duque de Urbino, que era el
más sabio y valiente hombre de guerra que tu-
viese. Fué herido de un mosquete Juan de Me-
diéis en la misma pierna que ahora dos años
fué herido sobre Pavía. Hízole pedazos la pierna
de ia rodilla abaxo: fué luego llevado á Mantua.
181
donde le segaron la pierna por dos lugares, y
dándole el fuego, le dio el pasmo, de manera
que confesado y con mucho ánimo murió á
á los XXIX. Dios le perdoné, que harto era pe-
cador; y crea V. M. que era el mejor hombre
que para escaramuzar y combatir habia en todo
el campo de la liga. Y asi al dicho Duque de
Urbino y á todo su campo les parece haber per-
dido todas sus fuergas y esfuergo, especialmen-
te quedándoles en casa tanto número de ale-
manes, á quienes no ha podido resistir.
))E1 dicho Jorge... lunes que fueron xxvi, baxó
á pasar el Po por Ostia. El Duque de Urbino
mandó luego apercibir barcas y hacer un puen-
te en Cremoua para pasar de la otra parte del
Po á encontrarse con el dicho Jorge, mas des-
pués lo pensó mejor, retiró su gente y alojóla
en Casalmayor y cerca de Cremona, y fué á
Mantua, donde diz que está de presente con su
mujer. Créese que espera nueva comisión de la
Señoría de Venecia para lo que ha de hacer. El
puente de Cremoua fasta agora no es fecho ni
se face.
))E1 Marques de Saludo, que habia quedado
con la gente de Francia y con todos los suizos
y cinco piezas de artillería desta parte de Ada,
sobre la mesma ribera de Ada, en una tierra
182
que se dice Babari, por entretener este exército
que no dexase á Milán y fuese á socorrer los di
chos alemanes, pasó ayer de la otra parte de
Ada á una tierra que se dice Trebi, y se tiene
por cierto que va á unirse con el campo de ve-
necianos con deseño de pasar todos juntos el
Po ó tomar otro partido en sus cosas, de manera
que desta parte de Ada no quedan otros enemi-
gos que los de Lodi.
»La gente del Papa ha desamparado á Placen-
cía porque es grande y no fuerte, y se ha reti-
rado á la defensión de Parma y Módena, de
quien temen mucho quel Duque de Ferrara
con los alemanes de Jorge no ge la tome.
»E1 Virrey con el armada es llegado á un
puerto de Seneses que se dice Sant Estefano: ha
diz que combatido y maltratado á Andrea Doria
y sus galeras. A los xxii del pasado llegó el
dicho Virrey á xx millas de Genova; bombar-
deóse todo el dia con las galeras de los enemi-
gos. Hizo día muy oscuro y tan tempestuoso en
el mar que no pudo llegar á tomar puerto, ni lo
quiso Dios porque fuese al puerto que digo, por
donde se espera que dará más presto en lo vivo
y hará mayores efectos que hiciera por acá.
Dios tiene cuidado de las cosas de V. M. y las guía
como le place y mucho mejor que se pueden pedir. »
<c^
CAPÍTULO Y,
Desde la salida del ejército imperial de Milán hasta
el asalto de Roma.
La infidelidad de Francisco I, la guerra pro-
movida por los Estados italianos y el insoste-
nible estado del ejército de Lombardia, movie-
ron por fin á Carlos V á obrar resueltamente-
Armó en las costas de España una flota, en la
que embarcó cerca de diez mil soldados espa-
ol es y alemanes, con destino á Ñapóles, man-
dados por Lannoy y el Sr. Alarcón, al primero
de los cuales, en recompensa de sus servicios,
nombró Príncipe de Sulmona, y al segundo
Marqués déla Valle Siciliana. Al mismo tiem-
po expidió á su hermano el Archiduque Fer-
nando órdenes apremiantes para enviar á Lom-
bardia un cuerpo de ejército de lansqueneques
al mando del esforzado y hábil capitán Jorge
Frundsberg.
184
Atento liu sólo á reforzar su ejercito sino a
lebilitar la santa liga, atrajo á su devoción al
Duque de Ferrara, uno de los más poderosos
Principes de Italia, y cuyos Estados, por estar
situados entre las posesiones continentales de
los venecianos y los Estados del Papa, le ofre-
cían grandes ventajas estratégicas. Para más
lisonjearle, le nombró su Capitán General en
Italia, no sin que se resintiese por la concesión
de esta dignidad el Duque de Borbón, á quien
se apresuró el Cesar á dar las más amplias sa-
tisfacciones.
Los dos cuerpos de ejército asi formados lie -
garon oportunamente á su destino, después d«í
oponerse al primero Andrea Doria con su es -
cuadra, y el Duque de Urbino con sus tropas al
segundo.
Para allegar recursos con que hacer frente á
la nueva guerra, convocó Cortes Carlos V en
Valladolid el 11 de febrero de 1527, refiriendo
en la proposición leída ante aquella asamblea
las graves 3^ urgentes necesidades que le im-
pulsaban á acrecentar sus ejércitos, refiriendo
en primer lugar la audacia y fortuna de los
turcos, que ponían en inminente peligro los
intereses de la cristiandad. Uno de los más ilus-
tres caudillos del ejército cesáreo en Italia, atri-
185
buyendo sin duda al Key de Francia la entrada
de aquellos infieles en Hungría, escribía á un
su amigo: «La causa principal que movió al
Turco á romper, yo la he sabido por buena par-
te, y bien creo que S. M. lo sabe mejor que yo.
Si os pareciera decirlo, yo lo remito á vosotros»
aunque parecerá cosa increíble... Me avisan
cómo el dicho Turco no tiene pensamiento de
contentarse con lo hecho (1).»
En este estado las cosas, escribía Lope de So-
ria al Emperador:
(2) «El Duque de Borbon está en Pavía y es
salida toda la gente que era en Milán, excepto
diez banderas de infantería y cinco de gente
de armas que, en ser pagadas, con las otras
saldrán. Luego el dicho Borbon pasaría el Po
para juntarse con los alemanes, que todavía es-
tán cabe Plazencia, y con ellos el Príncipe de
Orange y el Marqués del Guasto, y dice que
marcharían hacia Boloña y Florencia y se jun
tara con éstos el Duque de Ferrara. Y queda en
guardia del Stado de Milán Antonio de Leyva
con buen número de gente darmas é infantería,
(1) Descifrado de carta del Marqués del Gasto á Juan
Bautista Castaldo y Gutiérrez, 8 de febrero de 1527.—
Col. Sal.
(2) Genova 30 de enero da 1527.
186
que soD, entre otros, los que agora van á la em
presa de Aste con el Conde Baptista de Lodron,
que serán dos mil infantes alemanes y tres mil
italianos y docientos hombres darmas y algu-
nos caballos ligeros y nueve piegas de artille-
ría; y esta empresa se hace principalmente á
causa del estorbo que daban los enemigos que
están en Aste y Monferrara á las vituallas que
venían por tierra á esta ciudad, y piensan que
será fácil cosa echar de allí los enemioros.w
■^D"
Al mismo tiempo se quejaba también de que
los alemanes que había traído Frundsberg lle-
vaban tres meses sin hacer nada después que
pasaron el Po, con cuya tardanza los enemigos
habían tenido tiempo de fortificarse.
Por fin, en 20 de febrero (1) comunicaba el
Duque de Borbcn al Embajador español en Ge-
nova «col nome de Dio luni primo marchiare-
mo cuanti con questo exército che gia sta acossi
concertato e determinato.»
Pero quien, como siempre, nos da más noti-
cias y detalles sobre la salida del ejército impe-
rial de Milán y sus primeras operaciones es el
(1) De 152^. Traslado de carta del Duque de Borbón á
Lope de Soria,— Col. Sal.
187
tJomisario del mismo, D. Fernando Marín, abad
de Nájera, de cuya biografía es bien sensible
que se tengan tan escasos datos. Este oscuro
servidor cesáreo, personificación viva de aquel
glorioso ejército, con el que de igual manera
compartió los triunfos que las penalidades, es-
cribía al Emperador en 18 de febrero desde Tre-
bia, á tres millas de Placencia, la siguiente
notable carta:
(1) «Con grandísima fatiga se ha podido sa-
car este exército de Milán, por falta del dinero
que era menester para dar dos pagas á la in
fautoría spañola y diez escudos de socorro por
hombre darmas, y por eso no ha podido salir
junto ni hacer facción alguna fasta juntarse.
Monta lo que ha sido menester para sacarla
62.404 escudos, de los cuales se han sacado de
la ciudad de Milán al pié de 40.000 escudos, en
que entra una parte de argento que se tomó de
las iglesias: el restante se ha sacado de una
talla que Antonio de Leyva hizo entre todos los
capitanes y otras personas deste exército, en
que tasó el primero al ilustre Duque de Borbon
en tres mil escudos; al Marqués del Gasto en
mil, y á sí mesmo en otros tantos; y al protono-
(1) Col. Salazar.
188
tario Caracciolo, á Juan de Urbinayámí en
cada trescientos, y después sucesivamente á
los dichos capitanes en cada doscientos ó tres-
cientos, más ó menos, según que cada uno po
día pagar; y desta manera nos ha sacado Dios
deste trabajo y ha iraido el exército fasta una
ribera que se dice la Trebia, á tres millas de
Plasencia. Hase disputado muchas y diversas
veces si se debía de hacer la empresa de tomar
Plasencia ó pasar este exército adelante (1); y
la conclusión ha sido que no se debe perder
tiempo sobre ella, porque está fortificada y tie-
ne 7 ú 8 mil hombres dentro con el Conde Gui-
do Rangon y Paulo Ciasco, capitán de caballos
ligeros; mas que se dexe bien guardado el Es-
tado de Milán y que el exército se junte con la
gente de Jorge Franspergh y después se vaya
á juntar con el Duque de Ferrara en Rezo.
»E1 Duque de Borbon y todos los otros capi-
tanes y personas del Consejo de Y. M. han vo-
(1) Sobre este particular escribía el Marqués del Gasto
alEroperador en carta de 4 de febrero Col. Salazar):
«Los del exército de V. M. se juntaron una milla de Pla-
cencia y se pusieron de la una parte y de la otra della.
dentro de la cual había seis mil hambres de guerra y ha-
bían fortificádola pensando defenderla.» por lo cualexpon.^
la dificultad que había en tomarla y la conveniencia de
pasar adelante .
189
tado y hecho toda instancia para que Antonia
de Ley va quedase á la guardia del dicho Esta-
do, porque ninguna otra persona lo podría ni
sabría hacer como él, mayormente que su voto
fue el primero sobre que no se perdiese el Es-
tado de Milán, pues que ninguna cosa se podría
ganar que valiese tanto como él.
»E1 dicho Antonio, considerado lo mucho que
esto importa al servicio de V. M., se ha resol-
vido siempre de quedar, dexándole 8 ó 10 000
infantes alemanes ó españoles y alemanes pa-
gados ó con qué pagarlos. Finalmente, visto
que no hay dineros para esto y que á mala pena
l)astan para dar media paga á los alemanes de
Jorge Fransperch; los que se han podido cobrar
de los cambios que traxo Cesar Ferramosca,
pagado lo que sobrellos primero se había toma-
do en Genova, y considerando que las diez
y seis banderas de españoles que primero salie
ron de Milán, á los 18 de diciembre, han comi-
do dos pagas y que sobre que les den otra se
amotinaron aquí cuatro días ha, bien que se
desamotinaron con que dicho Antonio por or-
den del Duque les prometió que dentro de cua-
tro días el campo marcharía adelante ó se les
daría la paga. Visto ansí mesmo que la opinión
del Duque de Ferrara es q ueste exército pase
490
adelante, quedando Milán bien guardado; y
que Jorge Frenesperch con su banda no espera
otra cosa, ha determinado de quedar á la custo-
dia del dicho Estado de Milán con las dos ban -
das de alemanes que primero teníamos, que son
cuatro mil infantes y más otros mil doscientos
que como aventureros vinieron con M. Jorge y
mil y quinientos españoles sin los que quedan
á la guardia de Genova, Como, Leco, y Trezo y
Piciguiton, y más dos mil quinientos italianos
con el Conde Ludovico de Yeljoyoso, y cuatro-
cientas lanzas y otros tantos caballos lijeros,
con los cuales procurará de entretenerse por
todo este mes y el que viene, viviendo á discre-
ción y con algún dinero si lo pudiere sacar del
dicho Estado, aunque está tal que poca espe-
ranza se puede tener del, así que queda á la
ventura que Dios le querrá dar, con intención
de aventurar á perder primero la vida que se
pierdan este exército ni el Estado de Milán
que tanto importan al servicio de V. M. Y así
el Duque de Borbon y el Marqués del Gasto y
el Príncipe de Oranje, capitán general de ca-
ballos lijeros, se partirán mañana 19 de pre-
sente y con la bendición de Dios pasarán esta
ribera de la Trebia, y dexando Plasencia á la
mano izquierda se irian á juntar con Jorge
491
(Frundsberg), y el día siguiente sin parar un
día caminarán hasta Rezo, donde estará el Du-
que de Ferrara (1), con quien el Duque de Bor-
bon resolverá la empresa de tomar á Bolonia ó
de pasar adelante á Florencia, adonde los sol-
dados tienen ojo, y con que el Papa más presto
verná á la paz, que de razón debría ser venido
muchos días ha. Dios por su misericordia la
ponga de su mano, y si no, se contente de dar
á V. M. la victoria que todos esperamos y como
ha hecho por lo pasado.
))Temo que quedarán pocos ó ningunos espa-
ñoles con las banderas que quedan con Anto-
nio de Leyva, porque todos quieren ir á Flo-
rencia.
«Suplico á V. M. que pues vee las necesida-
des y peligro en que queda Antonio de Leiva y
las con que va el Duque de Borbon con este
exército, que no lieva mi real, mande proveer
luego de alguna buena suma de dineros sin
esperar que del reino los envíe el Visorrey, por-
que teniendo el exército que tiene los querrá
más para aquel exército que para este...
»Juan de Urbina hubo los días pasados en
una escaramuza, en que acaso se halló desar-
(1) En cifra.
192
mado, una cuchillada en la cara y un golpe de
partesana que le rompió una parte de la ba-
rriga, de que milagrosamente Dios le ha sa-
nado...
«Jerónimo Morón ha dexado un hijo suyo
en el castillo de Milán en rehenes fasta que dé
al Duque de Borbon 7.000 escudos que faltan
para Cumplimento de 20 000 en que se ha com-
puesto, y con que el dicho Duque le ha resti-
tuido á lo suyo. Trahele consigo, y como perso-
na que bien lo sabe hacer, entiende en las vi-
tuallas y otras cosas necesarias para el exército
y llénesele buen ojo porque no se vaya, no
obstante el juramento que ha hecho deservir
bien y fielmente á Y. M.
»Los días pasados fueron presos aquí en Pla-
sencia el capitán Qucar y Mos. de Scaienga
con una emboscada que los enemigos les hicie-
ron; y por gran ventura se escapó el Príncipe
de Orange. Están todavía presos y lo estarán
fasta que haya recompensa ó paguen talla...
»E1 Conde de Gayago tenía en servicio de
V. M. 200 caballos ligeros de conduta y era
coronel de otros 300 y de 1.000 infantes ita-
lianos. Estaba con micer Jorge Frenespergh
por hacer la escorta á las vituallas; y porque el
Papa diz le ha dado la conducta que tenía Juan
193
de Médicis, se pasó ayer á su servicio con la di-
cha infantería y tres compañías de caballos
italianos. El es otro Juanin de Médicis, y se-
gún las buenas obras que aqui se le habían he-
cho, no podía dar mejor pago del que ha dado.
Espero en Dios que acá se le dará el que me-
resce. Si V. M. fuere servido de hacer merced
de su Condado de Gayago, que tiene en el rei-
no, á Antonio de Ley va, será tan bien empleado
que en ninguno de los que acá sirven sería
mejor.»
No encontró el ejército imperial el menor
obstáculo á su marcha, limitándose los Gene-
rales enemigos, el Marqués de Salucio que ca-
minaba delante, á preservar y guarnecer Pla-
sencia y Bolonia; y el Duque do Urbino, que
seguía de lejos nuestras tropas, á observarlas
tímidamente.
Iban, pues, de mal en peor los intereses de
la Santa Liga, culpando de ello los italianos al
Reyde Francia, que después de haberlos excita-
do á la guerra y prometídoles pronta y eficaz
ayuda, los entretenía con vanos pretextos sin
cumplirles lo ofrecido. El jefe de los confedera-
dos, Clemente VII, cuando supo la llegada de
Lannoy á Ñapóles con buen golpe de gente, y
43
194
la eutrada del temible Frundsberg (1) con sus
lanzqueneques en Lombardía , alarmóse por
sus Estados Pontificios y por Florencia. Y como
no cesaban de llegarle agentes del Emperador
invitándole á separarse de la Liga y á aliarse
con este soberano, estuvo algún tiempo irreso-
luto. Desde este momento, dice con gran acier-
to Mr. Mignet, comenzó á flotar entre los con-
federados y los imperiales, á pedir socorros á
los unos, á negociar con los otros, á hacerlo
todo á medias y sin constancia, á dar el triste
espectáculo de sus miedos y de sus tergiver-
saciones, á entregarse á sus odios sin energía,
á mostrar sus confusiones sin comedimiento,
á pasar de las hostilidades á las negociaciones,
de las treguas á las rupturas, de los ataques á
los tratados, según sus esperanzas ó sus te-
rrores.
A la vez que hacia la guerra al Emperador y
negociaba con Francisco I, envió á España á
Pablo de Arezzo para proponer al Cesar un arre-
glo en los negocios de Italia y pedirla libertad
de los hijos del Key de Francia. Carlos V había
enviado por su parte á Italia al General de los
(1) Sabido es que este agruerncio capitán luterano ha-
bía prometido estrangular al Papa con la cadena de oro
que llevaba pendiente del cuello.
Franciscanos 3^ á su escudero mayor César Fe-
rraraosca para concluir con el Pontífice una
paz común. Hasta entonces no había sido po-
sible venir con éste á un acuerdo; pero ahora
con la inquietud é intranquilidad de su ánimo
accedió á todo lo propuesto por Carlos V. Que-
daban por tanto en pie los artículos del trata-
do de Madrid; no se exigía el restablecimiento
de Francisco Sforza, y el Papa y los Florenti-
nes quedaban obligados á entregar doscientos
mil ducados para despedir de Italia los lanz-
queneques, debiendo entregar en prenda de
fidelidad Parma, Placencia y Civita-Vecchia.
Opúsose el consistorio de los Cardenales á este
proyecto de arreglo; pero el Papa aceptó y fir-
mó el 31 de enero de 1527 una tregua de ocho
días para presentar este tratado á los Venecia-
nos, que lo desecharon con desprecio.
Para mayor tormento de este voluble sobera-
no, el mismo día que firmó la tregua obtenían
las tropas pontificias un pequeño triunfo sobre
las imperiales en el Sur de Italia. El general
pontificio Vitelli y el Cardenal legado Trivulcio
al frente de diez mil soldados atacaron al ejér-
cito cesáreo que sitiaba la plaza de Frosinone,
obligándole á retroceder á Ñapóles . Saberlo
Clemente VII y romper el tratado ajustado con
196
Carlos V, mandar proseguir la guerra y aun
proponerse la conquista del reino de Ñapóles^
fué todo obra de un momento.
y porque se vea cuanto en tan críticos mo-
mentos influyó este mal paso del Virrey Lan-
noy, en el curso de los sucesos, transcribimos á
continuación la carta que con este motivo escri-
bió Lope de Soria al Emperador (1):
...«Fué verdad que el Visorrey con el exército
se retiró de Frosolon, y según los avisos que
tengo se ha retirado á Gayeta; y se levantó de
sobre Frosolon á los iv del presente á media
noche en ordenanza, paso á paso, y perdió algu-
na gente y algunas municiones, de lo qual han
tomado mucho ánimo los enemigos de V. M.,
y como antes desto tenían mucho miedo, agora
ha determinado el Papa que su exército pase
adelante y dado orden de dineros y gente á
Mr. de Valdemons para que vaya á la empresa
del reino de Ñapóles; y había hecho venir á
Roma á Andrea Doria para ordenar la empresa
contra Ñapóles por mar, adonde también irá
esta armada francesa que está en Saona... Y
sepa V. M. que antes desta retirada partió de
Roma Cesaro Ferramosca á los 28 del pasado
(1) GéQova, 22 de febrero de 1527.— Col Salazar.
197
para hacer saber al Visorrey lo que había tra-
tado, y que el dicho Visorrey en ocho días no
innovase cosa alguna, y en este medio vernía
poder especial de los Venecianos para concluir
lo que el dicho Césaro había concertado con el
Papa: que es que en toda Italia suspendiesen
las armas por tres años y quien poseya que po-
seyesse, y que fuesen restituidos los Coluneses
en sus vasallos y daños, y la intregacion del
Cardenal Coluna fuese en manos de V. M., y
que el Papa y Florentiues diesen docientos
mil ducados, y los Venecianos hobiesen de dar
lo que V. xM. señalare; y para la observancia
desto daba el Papa á Parma y Plazencia y á Ci-
vita vieja en tercería; y á esto diz que los Vene-
cianos no venían bien ni querían enviar man-
dato. Y después que siguió la dicha retirada
del Visorrey, no solamente no quieren venir á
esto, pero han determinado la dicha empresa
del reino y procuran otras cosas contra el ser
vicio de V. JVl.; y en verdad, como quiera que
el daño fué poco en la retirada, hase perdido
mucha reputación y dado mucho ánimo á los
enemigos; pero si V. M. manda proveer á sus
exércitos de dineros, como conviene, todavía
los podrán bien castigar.
j>El Duque de Borbon partió de la Trebia
198
cabe Plazencia, donde estaba alojado á los xix
del presente y marchaba hacia Modena con el
campo. Dios le dé victoria, y Antonio de Leiva
volvía á Pavía para estar á la defensión del Es-
tado de Milán con alguna gente.»
También Francisco I, entusiasmado con este
pequeño contratiempo del ejército imperial de
Ñapóles, escribió al Papa prometiéndole enviar
en breve dinero y tropas á Italia y atacar al
Emperador por Navarra y por Flandes. Por for-
tuna, este Príncipe, pródigo de palabras y de
promesas, no lo era de obras; y con la misma
viveza que concebía un proyecto lo abando-
naba y olvidaba por una partida de caza ó por
una empresa amorosa.
Faltas de toda clase de recursos las tropas
enemigas que operaban en Ñapóles, tuvieron
que desbandarse; y tomando vigorosamente la
ofensiva Lannoy, atravesó la frontera del reino
de Ñapóles y de nuevo acampó en los Estados de
la Iglesia, mientras que el Duque de Borbón,
acampado en San Giovanni, donde conferenció
con el Duque de Ferrara, amenazaba invadir
de un momento á otro con su aguerrido ejér-
cito la Italia central.
Nuevos temores y sobresaltos del Papa y
499
nuevas conferencias con los imperiales produjo
el sübito cambio del ejército del Virrey. En-
vió éste á Roma á César Ferramosca con condi-
ciones más ventajosas esta vez para Clemen-
te VII; y casi al mismo tiempo llegó también á
aquella capital un embajador de Francisco I en-
cargado de sustentar la prosecución de la gue-
rra, trayendo sin embargo poco dinero y mu-
chas esperanzas.
Mantúvose indeciso el Papa durante algunos
días: por un lado deseaba mantenerse fiel á la
Liga, y conseguir mediante ella la independen-
cia de Italia, y por otro sentia la necesidad de
librar el Estado de la Santa Sede y el florentino
del tremendo azote de los imperiales. Venció
el temor á la esperanza, y concluyó con el Em-
perador en 15 de marzo de 1527 una tregua
mediante la cual debía entregar solamente
sesenta mil ducados y las ciudades de Ostia y
Civita-Vecchia como prendas de seguridad, re
tirándose en este caso el ejército imperial sola-
mente de las tierras de la Iglesia.
Al convenir en estas condiciones, no se había
contado para nada ni con el Duque de Borbon,
que seguía enemistado con Lannoy, ni con el
ejército que mandaba, que falto de dinero y de
víveres, ansiaba caer sobre Bolonia, Florencia
200
ú otra importante ciudad, para saciar sus apre-
miantes necesidades con espléndido botín.
Veamos, antes de pasar mas adelante, cómo
nos pinta con su admirable exactitud y clari-
dad el Abad de Nágera el estado de aquel temi-
ble ejército, que á manera de siniestra y pavo-
rosa nube amenazaba caer sobre las más bellas
ciudades de Italia:
(1) «Lo que de presente ocurre avisar á V. M.,
es que ese felicísimo exército camina todo lo
que más puede, y toda la gente siente poco el
trabajo de las jornadas de x y xii y xv millas
que á las veces hace, con pensar que va á Flo-
rencia, y no se curan de esperar que se hagan
puentes en los ríos que se pueden pasar á pié.
Hoy pasa una ribera, que se dice la Panara,
pasada Modena, donde el Duque de Ferrara ha
hecho hacer un puente, y mañana, placiendo
á Dios, irá á una tierra que se dice Castel San
Juan, XII millas de Bolonia, á la mano izquier-
da de la Strada Romana andando hacia Bo-
lonia.
«Último del pasado, por mandado del ilustre
1) El Abad de Nág-era al Emperador.— Ferrara 3 de
marzo de 152").— Col, Sal&zar.
201
Duque de Borbon, venimos aquí un su gentil
hombre, llamado Mr. de Pelus y yo á procurar
con el ilustre Duque de Ferrara que viniese al
exército y cabalgase con él, como Capitán ge
neral, y que prestase seis cañones... (y otras
muchas provisiones de boca y de guerra). Hase
resolvido de hacer todo lo que se le pide, salvo
cabalgar con el exército, porque dice que no
está en orden ni tan sano como seria menester
para ello, y que teme que salido de aquí, Vene-
cianos le vernán á destruir sus tierras, como
otras veces han hecho. Visto esto, le hemos
persuadido á que venga á ver el exército en
Castel San Juan y consultar con el Duque de
Borbon el camino y lo demás que es menester
hacer con el exército en servicio de V. M., y
hase resolvido de ser después de mañana con
el Duque de Borbon en una tierra suya que se
dice el Final, xii millas de Castel San Juan, al
confín del Modenés y Bolones, de manera que
no verá el exército. Y la verdadera causa de
esto es, aunque el Duque no la dice, que teme
de (1) encargarse de un exército no pagado
conjo éste, y pien.sa que un día lo tomaría en
prisión fasta que lo pagase, como persona que
Cl) En cifra.
202
tiene fama de gran dinero (1). Con estas razo-
nes y otras símiles, el Conde Don Ugo de Pó-
puli, por parte del Papa, y un Mr. de Estén, lu-
garteniente del Marqués de Saluzio, lo han
procurado tirar á la liga, dos días antes que
Mr. de Pelus y yo llegásemos aqui, y en llegan-
do, el Duque nos dixo todo lo que con ellos ha-
bía pasado, y cómo les había mostrado los pri-
vilegios de Carpí y de Capitán general que de
V. M. tiene, y que no podía ni quería servir
otro señor, y que con esta resolución se habían
partido de aquí, tres horas antes que nosotros
llegásemos,
»La gente que va en este exército de V. M.
son setecientas lanzas, ochocientos caballos
ligeros, diez mil alemanes, cinco mil españoles
y más de tres mil italianos muy buenos. Lleva-
mos un infinito carruage, el qual se sufre por
poder llevar cada uno vituallas. Lleva cuatro ca-
ñones y las doce piegas pequeñas que el Duque
de Ferrara dio á micer Georgio Frenespergh, y
podrá ser que llevando los seis cañones que he-
mos pedido aquí, dexásemos la mayor parte de
las dichas piegas pequeñas.»
Avisa después que el Duque de Borbón ha
(1) En claro.
203
pedido al Duque de Ferrara 30.000 escudos para
dar algunas pagas al ejército, que cada día las
pide. «Si el Duque falta, el Duque de Borbon se
verá en harto trabajo. No se puede dar Juicio en
las cosas que han de suceder y de donde se tiene
alguna esperanza para la sustentación deste
exército. »
«El Guizardino es ido á Florencia con Fede-
rico de Bozano y el Conde de Gayago con qual-
que tres mil hombres por ver de fortificarla.
Placerá á Dios que antes que la fortifiquen, el
exército de V. M. será sobre ella. La ciudad está
en grandísimo temor y en grande alteración, y
tanta, que se tiene por cierto que antes que este
exército llegue á ella se vernán á concertar...
»E1 señor Fernando de Gonzaga llegó al
exército último del pasado, y anda poniendo en
orden su compañía de gente de armas.
»E1 Conde de Ayamonte, que estaba con el
Virey en Chipriano, se embarcó en Ortonamar
y llegó aquí primero del presente, y con él don
Alonso de Córdoba y otros gentileshombres
españoles. Entiendo que trae la Capitanía ge-
neral de los caballos ligeros, la cual el Duque
de Borbon había dado al Príncipe de Orauge, y
también la vanguardia de gente de armas. Será
menester que se contente con ella.»
204
Y por último, Lope de Soria participaba a
Emperador con fecha 15 de marzo (1): «De Fran-
cia ni suyzos no hay nueva alguna. El Duque
de Urbino está doliente en el Mantuano; Anto-
nio de Leiva está en Milán; el Conde de Lodron
está cerca de Aste y quiere hacer la empresa
de Aste.»
No repetiremos aquí, por haberlos amplia-
mente consignado ya en otra parte (2), los últi-
mos movimientos de este ejército hasta llegar á
Roma, ni las múltiples negociaciones que pre-
cedieron al asalto de esta veneranda ciudad. So-
corrida oportunamente Florencia, vino á des-
cargar sobre el jefe de la Liga y sobre la antigua
corte de los Césares toda la furia de aquel tre-
mendo ejército vencedor en Pavía, reforzado en
Milán, hostigado por el hambre y el frío, sin
pagas y sin municiones, seguido más bien que
no dirigido por su caudillo. Reducido éste á la
miseria por haber vendido y empeñado hasta
su última alhaja^ murió al comenzar el asalto
de Roma al pie de sus muros, inspirando su ge-
(1) Genova, 15ií~.
(2) Véase el capítulo i7 y los documeutos que le prece-
den de nuestrj libro Memorias para la historia del asalto
y saqueo de Roma.
205
nioysuferoz energía á sus soldados un entu-
siasmo que le sobrevivió, y repitiendo largo
tiempo después de este suceso las tropas espio-
nólas, admiradoras de su valor, su favorito es-
tribillo:
«Calla, calla, Julio César, Aníbal, Scipion:
¡Viva la fama de Borbon!» (1)
El 6 de mayo de 1527 entró en la ciudad
santa el ejército imperial, de la que estuvo po-
sesionado cerca de diez meses, después de ha-
berla hecho sufrir el más espantoso saqueo.
Dueño el Emperador de los reinos de Ñapóles
y de Sicilia por herencia de sus mayores; apo-
derado del Estado de Milán en concepto de
feudo del Imperio; vencida y humillada Roma;
rendida Florencia y destruida su constitución
republicana; prisioneros suyos sucesivamente
Francisco I, Francisco Sforza y Clemente VII;
aliados del vencedor de Pavía el Duque de Fe-
rrara y la señoría de Genova; sin ejército los
Venecianos, dejó Italia de ser independiente y
quedó por mucho tiempo sometida á la domina-
ción española.
(1) Le Duc Aumale, Flisl. des Princes de Conde, tom. i.
A
^
APÉNDICES.
t/
s
I.
L'ordine per lo quale se paga la fantería spagnola
con i! auantagi e lo sequente (I).
33 capitanes, á 40 escudos al mes cada uno
por su persona, y tres escudos por infante.
En cada compañía se dan seis pagas de ven-
taja, á saber: dos al alférez, una al sargento,
una al pífano^, dos á dos tambores.
Por cada 25 infantes se da una paga de ven-
taja por un cabo de escuadra.
Se da de ventaja por cada arcabucero un es-
cudo y tercio.
ídem por cada escopetero, 3 reales, que son
27 sueldos.
(1) De una relación enviada al Emperador á fines de-
diciembre de 1525.— Col. Salazar.
14
210
Compañía del capitán Juan de Urbina.
350 infantes: 25 arcabuceros.
40 escopeteros.
Alférez, sargento y 6 cabos.
A 44 particulares de esta compañía, 151 du-
cados.
A Juan de Urbina, como Maestre de Campo,
30 ducados.
Un alcaide, un escribano, cuatro alguaciles,
un carcelero, un verdugo y otros 8 infantes
agregados.
15 hombres á caballo para ayuda de la justi-
cia, con otros 10 infantes.
Un carro de campaña con 12 hombres á ca-
ballo.
Total de los gastos mensuales, 507 escudos.
Compañía de D. Alonso de Córdoba.
220 infantes: 45 escopeteros.
40 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
Homini da bene (1).
14 particulares.
Total gastos mensuales, 145 escudos.
(1) En casi todas las compañías hay consignada una
partida para li homini da bene.
211
Compañía de D. Juan de Mercado.
211 infantes: 33 escopeteros.
29 arcabuceros.
Alférez, sarg., y 5 cabos, homini da bene.
9 particulares.
Juan de Mercado, como maestre de campo de
la infantería.
2 alguaciles, un caucelleri y 4 infantes de
ayuda.
Total mensual, 181 escudos.
Compañía de Pedro de Mercado.
222 infantes: 25 escopeteros.
32 arcabuceros.
4 mozos que llevan los cauailecti.
2 arcabuceros con carro para llevar 6 mos-
quetes de bronce con 6 caballos.
Alférez, sargento y 5 cabos.
13 particulares.
Total mensual, 135 escudos.
Compañía de D. Felipe de CervellÓQ,
328 Infantes: 85 escopeteros.
67 arcabuceros.
2i2
Alférez, sargento y 8 cabos.
35 particulares.
Total mensual, 280 escudos.
Compañía de D. Francisco Villaturel.
190 infantes: 48 escopeteros.
31 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
2 particulares.
Tota], 105 escudos.
Compañía de D. Fernando Corvara.
305 infantes: 35 escopeteros.
37 arcabuceros.
Alférez, sargento y 9 cabos.
18 particulares.
Total, 171 escudos.
Compañía de Gerónimo Tomás.
204 infantes: 41 escopeteros.
11 arcabuceros.
Alférez, sargento y 6 cabos.
4 particulares.
Total, 75 escudos.
213
Compañía de D. Juan de Villanueya.
205 infantes: 40 escopeteros.
25 arcabuceros.
Alférez, sargento y 4 cabos.
3 particulares.
Total, 82 escudos.
Compañía de Juan Santa Cruz.
228 infantes: 54 escopeteros.
28 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
4 particulares.
Total, 96 escudos.
Compañía de Juan Cerbellón .
116 infantes: 9 escopeteros.
4 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
11 particulares.
Total, 64 escudos.
2i4
Compañía del capitán Andrés de HerrerR*
242 infantes: 45 escopeteros.
30 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
10 particulares.
Total, 114 escudos.
Compañía de Alonso Gayoso.
194 infantes: 59 escopeteros.
21 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
6 particulares.
Total, 106 escudos.
Compañía del capitán Alonso Clavero.
141 infantes: 38 escopeteros.
33 arcabuceros.
Alférez, sargento y 4 cabos.
Total, 87 escudos.
215
Compañía de Andrés de Bracamente.
268 infantes: 44 escopeteros.
22 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
2 particulares.
Total, 85 escudos.
Compañía de Bernardino Galludo.
158 infantes: 24 escopeteros.
27 arcabuceros.
Alférez, sargento y 3 cabos.
12 particulares.
Total, 85 escudos.
Compañía del Conde Pedro de Niuolaru.
189 infantes: 54 escopeteros.
39 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
Total, 99 escudos.
216
Compañía de Luis Queaada.
163 infantes: 72 escopeteros.
63 arcabuceros.
Alférez, sargento y 4 cabos.
1 particular.
Total, 133 escudos.
Compañía de Diego López.
140 infantes: 21 escopeteros.
24 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
14 particulares.
Total, 118 escudos.
Compañía de Diego de la Serna.
141 infantes: 57 escopeteros.
24 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
5 particulares.
Total, 81 escudos.
217
Compañía de Juan de Ribera.
167 infantes: 24 escopeteros.
34 arcabuceros.
Alférez, sargento y 4 cabos.
2 particulares.
Total, 100 escudos.
Compañía de Juai. de Vargas.
231 infantes: 59 escopeteros.
19 arcabuceros.
Alférez, sargento y 4 cabos.
2 particulares.
Total, 85 escudos.
Compañía de D. Juan Sarmiento.
266 infantes: 81 escopeteros.
30 arcabuceros.
Alférez, sargento y 6 cabos.
8 particulares.
Total, 130 escudos.
218
Compañía de Juan de Lepe.
158 infantes: 27 escopeteros.
30 arcabuceros.
Alférez, sargento y 4 cabos.
2 particulares.
Total, 84 escudos.
Compañía de Juan Salcedo.
199 infantes: 33 escopeteros.
34 arcabuceros.
Alférez, sargento y 6 cabos.
Total, 110 escudos.
Compañía de Juan Pérez de Barrag^án
186 infantes: 26 escopeteros.
30 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
1 particular.
Total, 89 escudos.
219
Ctompañia de Luis Viacampos>
259 infantes: 54 escopeteros.
32 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
1 particular.
Total, 101 escudos.
Compañía de Nofrío del Monte.
295 infantes: 38 escopeteros.
42 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
9 particulares.
Total, 125 escudos.
C ompañía de Ramón Brancacho.
177 infantes: 33 escopeteros.
41 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
1 particulares.
Total, 122 escudos.
220
Compañía de Rodrigo de Ripalda.
149 infantes: 27 escopeteros.
21 arcabuceros.
Alférez, sargento y 4 cabos.
16 particulares.
Total, 86 escudos.
Compañía de Pedro Davales ,
180 infantes: 41 escopeteros.
14 arcabuceros.
Alférez, sargento.
2 particulares.
Total, 60 escudos.
Compañía de Pedro Arias.
"236 infantes: 55 escopeteros.
68 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
Total, 145 escudos.
221
Compañía de Machín Daya.
185 infantes: 35 escopeteros.
6 arcabuceros.
Alférez, sargento.
Total, 42 escudos.
Compañía de Gerónimo Mendoza,
173 infantes: 43 escopeteros.
24 arcabuceros.
Alférez, sargento.
Total, 68 escudos.
Compañía de Cristóbal de Berrio
166 infantes: 24 escopeteros.
25 arcabuceros.
Alférez, sargento y 5 cabos.
Total, 79 escudos.
Compañía de Fernando de Figueroa>
261 infantes: 46 escopeteros.
28 arcabuceros.
222
Alférez, sargento y 8 cabos.
16 particulares.
Total, 223 escudos.
RESUMEN
Importa la paga de los maestres de campo y
sus oficiales y los hombres que á pie y á caba-
llo están á sus inmediatas órdenes, 320. Impor-
ta la paga de las partidas anteriores, 4.422 es-
cudos mensuales.
Hay además 140 gentileshombres, algunos
de los cuales son capitanes y alféreces: su suel
do mensual importa 1.300 escudos (1).
(1) En la cubierta: «Memorial de la costa que á S. M.
hace la infantería española con g^entilealio oabres y todo.»
II.
Triumpho pugnico lamentable: sobre la profana en-
trada y saco de la alma ciudad de Roma. Hecho
por Vasco Díaz de Frexenal. Dedicado al illustrís-
simo y ornatissimo señor don Goncalo Hernández
de Cordoua, Duque de Sessa | marqués de Biton-
to I Conde de terranoua | y conde de Cabra, ec. (I)-
El tauro mostrando su fuerga y vigor
en nuestro hemisperio por muchas vegadas,
restando del cursso ya doze jornadas,
las fuergas agenas le ponen furor;
quando Luciana, con mucho temor,
del acto venturo mostró su figura,
veyendo los unos en tanta tristura,
los otros alegres con gran estridor.
(1) Este título ocupa la parte inferior de la 1/ págfina.
debajo de un grabado en madera, que representa una ciu-
dad murada ardiendo y asaltándola y combatiendo los sol-
dados. Sobre este grabado hay otros dos representando dos
bustos de hombres barbados, con una especie de turban-
tes en la cabeza.— Folleto de seis hojas en 4.°, impreso en
letra gótica, sin fecha ni lugar de impresión. Por ser ex-
traordinariamente raro lo reproduzco en estos Apéndices.
224
Ya mil y quicientos y mas Teynte y siete»
llegados después del primo tormento
que Cristo sufriera por el compliraiento
de aquella mosayca por mano del prete.
que administrando con vn gauiñete
agudo lapídeo la circuncisión,
fué muy espantado de la perfecion
del niño Jesús vestido un roquete.
Entró la potencia del nuestro león
por el vaticano en el burgo de Roma,
passando los muros como una paloma,
haziendo hazañas por admiración
allí el exelente duque de borbon
murió de Tállente la espada en la mano,
diziendo: yo muero contento y hufaDO,
pues he puesto en roma la hispana nación.
Allí los hispanos dezian: señor,
acra es el tiempo que haueys de alegraros,
pues honra y dineros no pi^eden faltaros,
que en esta jornada ya soys yencedor:
do él replicaua, por darles fauor:
yo voy muy contento en morir el primero,
á pié á la muralla como cauallero,
y no en desseruicio de mi emperador.
Estando en aquestas, el magno clemente
por entre dos muros comienga á huyr,
y los cardinales tras el por guarir,
con furia inuocando al omnipotente
Santangelo luego guarnido de gente
225
allí los recibe cod mucha fatiga,
diziendo: señores, ved como la liga
que aqueste houo hecho, le aprouechó niente.
Do por lo que via, yo tengo el sentido
turbado, perplexo, de mala manera,
la mano está presta, la pluma lo espera,
diziendo: tal cosa no se eche en oluido,
mas él de continuo se está amodorrido,
los labios se cieran, la lengua está muda,
turbado el oydo, la vista ya duda,
diziendo: no creo que tal haya sido.
Y es que en sant Pedro, bien junto al altar,
vi muertos varones de gran merescer,
que allí se acogían por se preualer
de aqueste tumulto feroce sim par,
en la qual yglesia vi otros estar
muertos, cortadas caberas y manos:
o padre del mundo, entre los cristianos
porqué consentistes tal cosa passar?
Siguiendo victoria, los fuertes hispanos
hazian gran daño en aquellos pápeseos,
al tiempo que llegan los fieros tudescos
matando é hiriendo con golpes profanos,
ninguno escapara de quantos romanos
tomaron en medio los imperiales,
por haberles sido enemigos mortales
en la lombardia con los venecianos.
Los imperiales se allí refrescando,
i5
226
los otros refuergan el puente de Sixto
con gente y bestiones que yo bien he visto,
en tanto que phebo se va declinando.
Los cuales al tiempo de estar laborando
vieron los hispanos en fuerte escuadrón
y dexan el puente sin mas dilación,
do los que quedaron murieron gridando.
Assi como lobos entre los corderos,
después que los perros son muertos del todo,
andaban en rhoma con un cruel modo,
tudescos é hispanos sangrientos muy fieros.
Los unos á otros, con sed de dineros,
allí se mataban con mucha crueldad;
allí lamentándose el frayle y abad
de libres y esentos los vi prisioneros.
Allí cardenales y dotos perlados
fueron metidos en graue prisión,
muy reverenciados por gran illusion
con dignos romanos muy ricos y honrados
hizieron sus tallas de largos ducados,
después de tomados dineros y ropa,
las donas passaron sus males en popa
á las discreciones de nobles soldados.
AHÍ vi reliquias de santos y santas
que fueron tomadas por los lutheranos,
y muy mal tratadas con actos profanos,
las cuales yo creo del cielo ser plantas.
Do vírgenes, monjas y donzellas, quantas
de noble prosapia allí fueron corruptas.
227
y las que huyendo passaron las grutas,
con otras suspensas por pies y gargantas.
PUERTAS.
Allí vi la puerta capena y latina,
y la methiona flaminea asinaria,
y la lanicaua^, también la salaria,
y la numentana con la tiburtina,
la gran portuense, la áurea y colina,
la apia y setinia con la viridaria,
y la de sant Ángel con furia nepharia
jugando pelotas contra la picina.
Las puertas ya dichas eran ocupadas
de muertos y biuos con gran confusión;
do via á los unos pedir confession,
los otros dineros y joyas preciadas:
ó gentes crueles, perversas, dañadas,
•que nunca touistes allí compassion,
que aun á los que eran de vuestra nación
heristes, matastes con crudas porradas.
PUENTES.
Allí vi la puente theodosiana,
con la que fue hecha por los senadores,
cubiertas de sangre haziendo tremores,
y la valentina con la graciana,
también vi la otra ques dicha adriana,
questaba cubierta de muertos assaz,
y la fabiana con grande solaz,
pues era repleta de ropas de grana.
228
MONTES.
Allí TÍ muy triste el monte auentlno,
y el otro de jano con el quirial,
el monte tarpeyo, también el vinal
con el lanitario, gridando contino,
y no me fue innoto el monte inquilino,.
al qual los tudescos metieron á saco,
do entonces me vino memoria de caco
veyendo la furia del gran palatino.
PALACIOS.
Yí estar el magno palacio gemente
con el del senado, y el de octauiano;
allí el de Nerón con el de Trajano,
y el de Silvestre y Antonio heminente.
También el de Romulo vi ciertamente,
que el santo natal nos festeja contino,
y el otro de Claudio y el de Constantino^,
haziendo caricias á tan fiera gente.
THEATROS.
Allí vi el theatro que hizo Tarquino
en el septifolio, y el de Pompeo
en damaso, triste, con poco meneo,
do vi lamentarse el que hizo Flamino,
y á las cathecumbas, si bien lo magino,.
do Vespasiano se vido en conflilo;
vi estar mal contento el theatro de Tito,
que de laudable memoria es Indigno.
229
ARCOS TRIUMPHALES.
Yí el arco triunfante de Vespasiano
y Tito, do estañan las siete candelas;
y el de Constantino, onde las nouelas
se manifestaban al pueblo rhomano.
Allí vi destruto el Valentiniano,
que hizo Theodosio y Graciano en memoria;
y el de Octauiano, perdiendo su gloria;
y el otro de antonio con el Jualiano.
ARCOS MEMORIALES.
E ultra de aquestos que son triumphaleSt
por muy admirable trabajo fundados,
notaba otros muchos que son disipados,
que ahora se nombran los memoriales.
De aquestos que digo por muy especiales,
yo vi los que dicen de la piedad
de la buena dueña con gran voluntad
echo por su hijo gemidos mortales.
Por casos guerreros de gran valentía
estos fueron hechos con gran dilación,
los cuales notando la hispana nación
de verlos se rie con gran fantasía.
Diziendo que el arco que el cielo tenia
dará testimonio de hechos de españa,
y que la heminente celeste compaña
le sea en su vando, que en esto confia.
230
THERMAS.
Allí vi las thermas de Domlciano,
las hondas cauernas alexandrinas
y las subterráneas limpiadinas;
también las resfexas de Maximiano,
las grutas que bizo diocleciano,
que siendo el yemal de fuego repletas,
y en tiempo de estío con aguas quietas,
eran ocupadas ecbadas á mano.
Por estas que digo vi entrar los soldados
buscando la ropa con bacbas ardiendo,
do unos á otros se yuan siguiendo
bien mas de dos millas con granes cuydado;
De aquí mucbas sedas, damascos, brocados,
assaz oro y plata les via sacar,
do via que algunos queriendo boltar
perdían la vida y quedaban burlados.
TEMPLOS.
El templo lloraba del gran pantbeon,
el templo de Marte, también el de Vesta;
el templo de Eneas, do bizo gran fiesta
el fuerte Pompeo con gran affeccion;
el do el secretario del crudo Nerón
estaba, y el templo de Venus, no solo
con el oratorio del lucido apolo,
y el de la Minerua y castelo, junon.
231
Las fiestas pasadas que allí se haziaii,
plazeres, solacios sin cabo, sin cuento,
allí fueron bueltas en graue tormento,
pues la libertad y la ropa perdían,
quedando con vida que en poco tenían,
las perdidas otras les via dezir,
aunque no cessaban de siempre gemir
por los desonores que allí padescian.
CAPITOLIO.
Vi el gran capitolio, do Cesar tenia
su templo y do phebo su magno palacio,
y hércules otro, que hizo despacio;
y archiles el suyo con gran fantasía;
el templo de juno allí se incluya;
también el de jano con el de carmento,
de do octaviano muy mas que contento
á dios hijo vido y su madre maria.
COLISEO.
Vi el gran Coliseo con muchas cauernas,
quel papa silvestro mandó derrocar,
onde se solía el gran phebo sentar,
con ñera persona y muy luengas piernas,
estaba cercado de muchas linthernas,
onde su cabega tocaua en el cielo,
mas ora el cuytado no tiene consuelo,
pues tiene fatigas que son sempiternas.
AUi yo no via representaciones,
232
según en el tiempo de phebo solia,
mas vi lanxquineques con gran tiranía
matando las donas con niños varones;
allí los romanos seyendo en prisiones
les vi muy humildes quebrada la hiél,
los buenos menores les vi por nibel
medidos á palos por sus presunciones.
La mucha soberuia de los memorados
la vi tan perdida que no tiene medio,
pensando cuydosos cargados de tedio,
y entrando la furia muy desatinados,
do ya las hazañas y cuentos narrados
aquí fenescieron con esta de aora,
y los edificios de tanta demora
desde hoy mucho menos serán estimados.
AGUJA.
Notaua el aguja en el vaticano
con el sacro tagio de cesar se incluye,
onde la natura mirando se excluye,
diziendo ser puesta por arte inhumano;
vi triste el caballo, con el aldeano
que dio libertad á roma y su gente,
del muy poderoso rey magno de oriente,
que aora ha pagado su coyto profano.
Otros hedificios vi muy inefables,
con mil subscriciones de lindas figuras,
los éreos cauallos y las sepulturas,
con los epitaphios de casos notables;
233
allí las cenizas de los venerables
en éreos pomos altas parescian;
mil vultos marmóreos allí se ofrecían
de tanta grandeza que son admirables.
Allí los infantes mil arcabuzazos
les vi que tirauan por gran puntería,
diciendo: pues estos con gran fantasía
aquí por memoria pusieron sus azos,
aora, pues somos llegados á plazos,
es bien saludarles sus nobles cenizas,
que si son excelsas ya son muy cedizas
con sus epitaphios labrados de lazos.
Do los florentinos muy determinados
llegaron á tiempo muy cerca de rhoma,
empero temiendo la españa, que doma
los reyes excelsos con los principados,
les vi que tornaron, quedando amenguados
la buelta de sena con mucho temor,
do el papa sintiendo con gran disfauor
vi que se rendía con otros perlados.
Notando el triunpho del papa Clemente,
el fausto tan grande de los cardenales,
la gran rutilancia de los principales
rhomanos honrados con la común gente.
Sintiendo la gloria del pueblo valiente
con tantos de hijos triunfantes lasciuos,
me tiemblan las carnes por verlos catiuos
de pobres hispanos por modo furente.
234
Do viendo la peste andar tan horrible
quel orbe mundano no vido su par,
assaz temeroso me vi titubar,
notando ser muerte tan aborrescible,
y pues mi deseo me fue tan falible,
por ser los negocios en tal suspensión,
me fué para el reyno sin la condusion
de lo que esperaba, pues era impossible.
Laiidetur cJiristus (1).
(T) Sigue en la última hoja un Romance en el qnal el
autor narra su nascimiento.
En Frexenal de la Sierra
nascí yo desuenturado
^^
III.
Minuta de bula de Clemente Vil, escrita en el Castillo
de Sant Angelo, excomulgando á los autores y
ejecutores de su prisión.
Ha publicado este importante documento en
la Revista titulada Archimo síórico italiano (1) eí
distinguido erudito Comm. César Guasti, ha-
ciéndolo preceder de atinadas y juiciosas con-
sideraciones.
Comienza éstas asentando la extrañeza de
que ninguno de los escritores que han tratado
del Saco de Roma haga mención más ó menos
directa de esta bula. Y, sin embargo, en nues-
tro citado libro Memorias para la historia del asalta
y saqueo de Roma en 1527, pág.,275, en una carta
del secretario Pérez al Emperador, de 2 de se-
tiembre de 1527, se lee el siguiente párrafo:
«Creo que Alarcon enviará á V. M. la copia
de una bulla que Su Santidad ha hecho nueva-
mente, en que da orden cómo se ha de elegir
(1) Tomo XV.— Dispensa 1.^ del 1885.
236
Pontífice faltando Su Santidad En fin, los
que han visto la dicha bulla hallan que no
es perjudicial á nadie; pero quieren decir que
si no delibran á Su Santidad, que tietie hecha
otra bulla en que descomulga á todos los que le tienen
preso y son en que esté así, en dicho ^ hecho ó consejo,
y que ¡jorná entredicho general en toda la christian-
dad: no se sabe esto por cosa cierta, pero di-
cese.»
Opina el Sr. Guasti que esta bula fué escrita
en los primeros días de la prisión del Pontífice;
pero en nuestra opinión lo fué bastante más
adelante, quizá poco antes de la fecha de la
citada carta del secretario Pérez, cuando el
Papa perdió toda esperanza de ser prontamente
socorrido y librado por sus aliados, y cuando
comenzó su existencia y la de los prelados que
le acompañaban á correr graves riesgos por las
exageradas pretensiones de los alemanes.
Sufrió esta minuta de bula varias correcciones
de diversas manos, según indica el referido
Sr. Guasti, entre ellas la del Cardenal Lorenzo
Pucci (Sanctiquatro), entre cuyos papeles se
ha encontrado recientemente este curioso do-
cumento. Puso también mano en ella otro emi-
nente prelado que, á juzgar por su tendencia á
suavizar y templar ciertas frases fuertes y enér-
gicas, debía pertenecer al partido cesáreo. Otra
tercera mano debió ser la del que primeramen-
te la redactó.
Fácilmente se comprende que no llegó á pu
blicarse esta bula por no empeorar la situación
237
del Pontífice con las gravísimas declaraciones
en ella insertas. Tampoco se ha encontrado
registrada en el Archivo del Vaticano.
Dice así:
Adjuturam rei memoriam.
Considerantes ac saepius non sine lachrimis
incredibilique animi moerore apud nos per-
pendentes, quod olim beato Petro primo Christi
vicario sub Herode rege, ac plerisque alus post
eum Ro. Pontificibus etiam á magni Constan-
tini temporibus, cum prima illa in Christianos
persecutionis rabies deferbuit, ac pió eiusdem
Constantini edicto plena in toto orbe Terrarum
de persecutoribus Christi victoria est parta,
sub diversis regibus et principibus aliquando
evenit, idem quoque nobis, qui ab exercitu
charissimi in Cristo filii nostri Caroli in Impe-
ratorem electi cum venerabilibus fratribus nos-
tris S. R. E. Cardinalibus in ipso Sancti Angelí
Castro post obsidionis deditionisque nostrae
tolerantiam detinemur inviti, nulla sane alia
culpa nostra, quam nimio forsan tuendarum
ecclesiasticarum rerum studio, et comunis ín-
ter christianos principes ineudundae pacis de-
siderio evenisse: meditantcsque insuper non
aliunde quam ex Dei muñere, et orationibus
quae pro iis sine intermissione ñebant ab Ec-
clesia (1), processisse ut tam ipse beatus Petrus
(1) Añadido al margen desde et orationibus, hasta Ec^
ciesiü.— Todas estas notas son del Sr. Guasti.
238
Apostolorum prioceps cathenis solutas, caree -
reque ereptus, de manu Herodis et ab omni
expectatione plebis ludeorum liberan, quam
tot alii Ro. Pontífices successores sui, post odia,
simultates, insidias, persecutiones , carceres.
exilia, quae pro fide, pro religione, pro iustitia,
passi fuerant, ad pristinum salutis suae sola-
tium ac dignitatis fastigium et potestatis im-
perium restituí mererentur: in hac ipsa nostra
venerabiliumque fratrum nostrorum captivita-
te, ad Deum imprimís (Deus enim noster refu-
gium et virtus, adiutor in tribulationibus quae
invenerunt nos nimis) confugiendum, eiusque
opem et gratiam asslduis orationibus implo -
randum esse censuimus. Non quidem quod,
pro libértate Ecclesiae sponsae nostrae tuenda
carcerem pati indignum aut arduum repute-
mus, cum pro ea mortem etiam sustinere et
gloriosum et suavissimum, cum Del adiutorio,
duceremus; sed quia universo Christiano gregi
nihil gratius, nihil opportunius, nihil quod ma-
gis ad animi corporisque eius salutem confe -
rat (1), quam liberam pastoris sui praesentiam
arbitramur; Propheta Ínter coetera conqueren -
te, quod charissimos filies, tanquam oves erran-
tes sine pastore, prophetiae spiritu praevideret.
Ea propter ut nostram, immo totius Ecclesiae,
libertatem ab ipso Deo qui nos in adoptionem
(1) Escrito primeramente: Salutem collaturwn sit: co
rregido después: ¿>alutern sit collaturum; y cambiado por
ñnenconferat.
239
suam coelestem non ut ancillae sed ut liberae
filios vocavit atque suscepit (1), tanto facilius
impetremus, quauto pro ea plures in Ecclesia
supplicabunt; testante Evangelio «De quacun-
que re dúo aut tres ex vobis consenserint super
terram, omnia fient vobis á Patre meo» (2): ha-
bita super his cum venerabilibus fratribus nos-
tris S. R. E. Cardinalibus praefatis matura de-
liberatione, et de eorum consilio unanimique
consensu, universis Patriarchis, Archiepisco-
pis (3), Episcopis, et alus Ecclesiarum Prelatis,
ac dilectis fliiis monasteriorum Abbatibus et
Prioribus et Ordinum quorumcunque Generali-
bus, in virtute sanctae obedientiae, ac per eam
charitatem quae nos omnes invicem membra
Cristi effecit (4), et quae corpus ipsum, ut vi-
tam habeat et abundantius habeat, a capite
nullatenus separari permittit, pie ac paterne
iniungimus, ut tam ipsi quam universae eorum
civitates terrae loca dioceses monasteria con-
ventus cougregationes ac ordines universi
praefati; triduano prius ieiunio, quo purius ad
orandum culusque mens elevetur, indicto (5)
(i) Decía primeramente: Deo, qui in adoptionem suam.
non ut ancillae sed nt liberos filios, nos suscepit.
(2) Habíase escrito antes: testante EvangbliOj super
quacunque re duo aut tres ex vobis consenserint, omnia
fíent vobis a Patre meo.
(3) Añadida al margen esta palabra.
(4) Después de effecit añadióse et facit assidue, quedan-
do al fin tachada esta frase.
(5) Añadido al marg-en desde triduano hasta asta pa-
labra.
240
assiduas pro nobis, quousque a detentione tam
impia liberemur, ad Deum preces orationes
supplicationesque publicas et privatas insti-
tuant, proponant et habeant; sibique ad memo-
riam reducendo, quae piae memoriae Grego-
rius papa X praedecessor noster in Concilio
Lugdunensi universis Christifidelibus, occu-
rrente Pontificis obitu (1), orationum suffragia
iniunxit (2), nihil pro restitutione nostra remis-
sius orent, quam ille (3) pro uovi creatione
Pontificis orandum esse mandavit (4); cum la-
chriinabile quidem sit Ecclesiam Dei sponso
suo orbari, sed (5) longe quidem lachrimabilius
Ecclesiam ipsam legitime desponsatam et per
annos iam (6) quattuor sponso iunctam, grata
postmodum nimiumque, ad regendum domum
alendumque fllios et innúmera tanti matrimo-
nii onera sustinuendum necessaria sponsi sui
praesentia frui non posse; plenamque in Domi»
(1) Y añadía: vivens adhuc; después se tachó.
(2) Decía: suffragia imploravit; una mano corrig-ió:
imploranda statuit; y otra lo tachó, sustituyendo esta
frase por iniunxit.
(3) Está añadida esta palabra.
(4) Decía primeramente praecipitnr.
(5) Estaba primeramente escrito: sponso suo orbari, de
quibus (Una mano añadió al marg-en: pulcre in sacro elo-
quio) Sapienha lusit, cerva charissima et gratissimiis
himnulus. Pero esto fué tachado, complaciendo al que
sostuvo y apostilló en el margen: haec interlineata omit-
terem.
(6) Esta palabra está añadida.
244
no fiduciam nobiscum obtineant, si pie si inces-
santer oratum fiierit, brevi futurum, utDeus et
Salvator noster lesus Christus, cui si non Petri
aliorumque sanctorum Ro. Pontificum aequali-
bus meritis, pari tamen potestate succesimus,
faciat pacem in diebus nostris, et reconcilietur
nobis in tempore malo, propicieturque iniqui-
tatibus nostris, et in misericordia et miseratio-
nibus nos coronet, iugumque captivitatis nos-
trae dissolvat et de interitu vitam nostram re-
dimat, ac tanto denique gaudio nos Ecclesiae,
Ecclesiam nobis restituat , quanto utrunque
prius moerore seiunxerat. Yerum cum per
apostolum Paulum, vas electionis magistrum-
que gentium, scriptum sit «Coadiutores Dei su-
mus,» saepiusque Ínter ipsa inscrutabilia Dei
indicia observare licuerit non uno eodemque
modo, sed aliter atque aliter profundissimam
divinae sapientiae altitudinem, nunc in hyla-
ritate miserendo nunc in severitate corripien-
do, ut magis expediré cognoverit, salutem in
medio terrae mortalium operan, orationesque
propterea et preces Sanctorum eo usque gratas
habere et dono gratiae suae dignas efficere, ut
humana (1) Ínterin remedia quae Sancti eius
divinitus inspirati excogitarunt, et in scriptis
suis posteritati fldelium commendarunt, mini-
rae contemnantur (2) non incongruum et in-
(1) Decía primeramente: ut non tamen humana.
{¿) Añadido: non contemnantur, y sustituido después
desde minime hasta non.
16
242
fructuosum nec a pietate pontificia alienum fore
duximus, si praeter pia universalis Ecclesiae
implorata suffragia, severum aliquid apostólica
auctoritate per nos decerneretur, quod autho-
res ministrosque captivitatis nostrae vehemen-
tius commoveret, eorumque corda acrius extl-
mularet et pungeret; dicente Scriptura «Tange
montes et fumigant:» id quod in eiusdem Dei
ac domini nostri lesu Christi passione et morte
contigisse compertum est, quando, inter tot
divinae pietatis insignia quae crucifixorum
corda mulcere debebant, non prius Centurio
ipse et qui cum eo erant custodientes lesum in
ligno pendentem clamore valido confessi sunt
<^Vere ñlius Dei erat iste,» quam cum sol obscu-
ratus est, et tenebrae factae sunt super univer-
sam terram, et motus terrae factus est magnus,
et petrae scissae sunt, et velum Templi in duas
partes a summo usque deorsum discissum est.
Ea de re, ad memoriam reducentes quae sacri
cañones Romanorumque Pontificumsanctiones
et ortodoxorum Conciliorum decreta adversus
omnes et singulos cuiusvis ordinis dignitatis
et gradus qui, suadente diavolo, violentas ma-
nus in clericos in episcopos in cardinales in
Pontífices Ro. injicerent, cosque nefario auso
captivare aut alias in vitos detinere vel fraudu-
lenter decipere non pavescerent, constitue-
runt, decreverunt et promulgarunt; ne nos
aut dignitatem pontificiam in qua sumus, cu-
ius splendorem ut diligentius intueamur mo-
net Spiritus Sanctus, cum animam nostram
■
tilloquitur. «Si (1) ignoras te, o pulcherrima Ín-
ter mulieres, egredere, et abi post vestigia
gregum tuorum, et ibi pasee haedos tuos iuxta
tabernacula pastorum,» aut tot venerabilium
fratrum nostrorum Cardinalium et Episcopo-
rum, qui in eadem nobiscum capti vítate sunt
positi, de quibus etiam ab apostólo Paulo ad-
monemur «Qui suorum^ inquit, curam non ha-
bet, fidem negavit et est infideli deterior,»
salutem atque honorem vel ignorare vel con-
temnere videamur (2): cum eisdem Cardinali-
bus maturaque deliberatione praehabita, ac de
eorundem consilio unanimique consensu, Pa-
triarchis, Archiepiscopis , Episcopis, sub in-
terdicti ingressus ecclesiae et suspensionis a
divinis, Abbatibus vero et Prioribus ac Ordi-
num quorumvis generalibus praefatis, sub in-
dignationis nostrae et excomunicationis latae
sententiae ac privationis omnium beneficiorum
poenis (3), praedecessorum nostrorum Ro. Pon-
tificum, et praecipue piae ac sanctae memoriae
Sylverii papae et martyris, qui detentionis et
expulsionis suae authores formidabili (4) ana-
cí) Decía: intueamur monet Spiritits Sanctus, in-
quiens si...; se corrigió lueg-o: nostram monet mentem; y
borradas estas palabras, quedó escrito como arriba se lee.
(2j Después de videamur, decía: comminante etiam.
Evangelio Ignorans ignorabitur, palabras que fueron ta-
chadas.
(3) Decía: poenis districte.
(4) En vez de formidabili^ decía perpetuo. Uno aposti-
lló: Istud verbum perpetao omitterem, y otro lo sustitu-
yó con la palabra formidabili.
244
thematis apostolici malleo percussit confregit
attrivit, vestigiis in haerendo, districte praeci-
pimus et mandamus, ut tam per se vicariosque
suos quam per omnes Verbi Dei praedicatores^
ne quis forte Canonum ignorantiam praeten-
dere ullo modo possit, palam et publice íd
eorum ecclesiis monasteriis conventis et locis^
ubi opportunius fore videbitur, omnes et sin-
gulos qui nos et Cardinales atque Episcopos
fratres nostros captivos detinent seu deten-
tionem hanc ipsam nostram ratam gratamque
habent (1), seu ad id consilium auxilium et
favorem palam seu occulte quomodo libet
praestant, iuxta priscorum sacrorum Canonum
determinationem, quos cum poenis in eis con-
tentis approbamus et innovamus, excomuni-
cationis sententia innodatos perpetueque ad
honores dignitates et muñera inhabilitatis in-
capacitatisque nota affectos, civitates autem
térras et loca illis subiecta ecclesiastico inter-
dicto supposita esse, declarent atque denun-
tient, proutnos per praesentes denuntiamus et
declaramus: singulisque Patriarchis Archiepis-
copis et Episcopis per praesentes mandamus,
ut in eorum civitatibus et diocesibus, quas
propter huiusmodi nostram detentionem eccle-
(1) Seg-uía después de gratamque habent uvel habere
videntur,» pero una mano subrrayó estas tres palabras y
escribió al margen: 'Ista verba interlinéala oinilterem,
quia ex siispicione tam gravi poena non sunt affligendi,
Y por esta causa fueron tachadas.
245
^iastico interdicto praesentium vigore subieci-
mus, detentione huiusmodi nostra durante, a
divinorum celebratione et campanarum pulsa-
tione, quam primum praesentium literarum
notitiam habuerint, cessent et ubique cessari,
ac omnia et singula alia in Canonibus contra
talia in Pontiñcum Episcoporum Cardinalium-
que personas nepharie praesumentes hactenus
editis contenta observent eaque ab ómnibus et
singulis Christifidelibus eis subiectis inviolabi-
liter observan faciant sub eisdem poenis et
mandent (1): ea spe eaque freti fiducia, ut de-
tentionis nostrae huiusmodi authores atque
ministri, quorum hactenus aegris oculis odiosa
fuit Ecclesiae lux, cum filios tenebrarum de-
claratos se senserint (2), fllii lucis esse inci-
piant, et qui prius ab Ecclesia quotidie refecti
exprobrare non desinebant «Stomachus noster
(1) En lugar del período que empieza: Singulis Pa-
triarchis, y acaba en esta palabra,, escrito todo en el mar-
gen, se había primeramente redactado: síngulique eorum
qui patriarchatus episcopatus prioratus monasteria vel
generalatus huiusmodi in dictis locis ecclesiastico, sic
ut praefertur, interdicto subiectis habuerint vel exercue-
rintj detentione nostra durante, á divinis quamprimum
cessent, campanas non pulsent, coeteraque alia cuneta
sub eisdem poenis et faciant et observent, quae interdic-
ti anathematisque apostolici, vel simili vel quavis alia
utcunque urgentissima causa appasiti, cum tamen hac
una pro qua hodie apponitur urgentior inveniri non
qiteat, tempore et locis fieri ac observari a cunctis Chris-
li/ldelibus cuiuscunque gradus et conditionis extiterint,
vel consiteverunt vel debuerunt...
(2) Decía: noverint.
246
nauseat super cibo isto levissimo,» quotidiana
eis postea refectione sublata, lamentan non
cessent «Languerunt oculi nostri prae ino-
pia;» atque ita materna correpti disciplina
(corripit enim fllios suos et morti non tradit
mater Ecclesia), ut olim Filistei, a Deo percus-
si, arcam foederis a se abdicarunt, et ad sanc-
tum Dei populum remiserunt; sic Ro. Pontifi-
cem, animatum Dei templum et praecipuum ac
singulare Spiritus Sancti sacrarium (1), cum sa-
cratissimo Cardinalium Episcoporumque coetu,
quorum numero Salvator noster lesus haberi
non est dedignatus, haud quaquam ulterius
penes se captivum sea per vim retinendum
censeant, sed ita disponant, ita decernaiit, ut
nos cum eisdem venerabilibus fratribus nostris
ad almam Urbem nostram, ad ipsam beati
Petri sedem, longe iustius et laudabilius quam
inde eiecti sumus, restituamur: in qua seden-
tes, ac in amoenissimo Ecclesiae sponsae nos-
trae sinu illud ludentes «lam hyems transiit,
imber abiit et recessit, flores apparuerunt in
térra nostra, et tempus putationis advenit,»
quae pium, quae providum, quae zelotem (2)
Ecclesiae Dei pastorem decent, in honorem et
laudem nominis sui, quod est benedictum in
(1) Añadido: animatinn Dei. En vez de praecipuum, se
escribió unicum. Una mano escribió: islud verbum et
unicum delerem; y el Cardenal Pucci sustituyó; pro*-
cipuum,
(2) Añadido: quae zelotem.
247
saecula, ac pusilli nobis commissi gregis, cui
regnum daré placuit coelesti Patri, utilitatem
atque salutem, quantum cum Deo licuerit, li-
beris animis liberisque consiliis exequi valea-
mus. Et quia difficile foret ad singula quaeque
loca praesentes literas deferre, volumus et
dicta aucthoritate decernimus, quod illarum
trasumptis manu publici notarii inde rogati
subscriptis, et sigillo alicuius prelati seu alte-
rius personae in dignitate ecclesiastica consti-
tutae munitis, ea prorsus fides indubia in iudi-
cio et extra et alias ubilibet adhibeatur, quae
praesentibus adhiberetur, si originales ipsae
exhibitae forent aut ostensae (1). Quarum qui-
dem publicationem, non pastoralis officii nos-
tri inmemores aut pressuram Ecclesiae spon-
sae nostrae, qua nimium laboravit, dissimu-
lantes, sed pia quadam futurae liberationis
nostrae, quae variis quotidie rumoribus certis-
que nuntiis magis magisque augebatur, spe
detenti, in praesentem usque diem distulimus.
Qua postmodum spe si non omnino frustrati,
diutius tamen quam quis existimasset unquam
destituti, ne oblivione aut ignavia, quae si
diuturnior foret quandam potius paternae im-
pietatis speciem praeseferret, redargüí mere-
remur, has tándem praesentes literas expediri
(1) Lo que sigue hasta Nulli erg o es de mano del más
frecuente de los correctores, y tiene tachaduras y correc-
ciones como escrito de primera intención.
248
fecimus ac publicar! mandavimus. Nulli er-
go, etc. Dat., etc.
Por otros autores se ha asegurado que Cíe
mente VII no despachó documento alguno
eclesiástico durante su larga cautividad. El
mencionado secretario Pérez se hace también
cargo de este rumor, manifestando que (1): «El
Papa está determinado de no signar ni despa
char cosa ninguna en tanto que está en el cas-
tillo.» Pero aparte de los documentos de esta
clase insertos en mis Memorias^ he visto muchos
otros originales fechados in Arce Sandi Angelí^
durante el tiempo de su prisión.
(1) Memorias para la historia del asalto, etc. Carta de
Pérez al Emperador. Roma, 27 junio, 1521. pág. 227.
IV.
Después de la publicación de mis Memorias
¡para la historia del asalto^ he tenido ocasión de
ver original el siguiente interesante docu-
mento:
«El Emperador al Capitán D. Alonso de
CÓRDOBA.
Madrid, 16 setiembre, 1528.
»E1 Rey.
»Don Alonso de Cordoua: Porque confiamos
tanto de la bondad y santidad de nuestro muy
Sancto Padre que sin premia ni torcedor algu-
no entreterná nuestra amistad y juntamente
con esto cumplirá enteramente todo lo que nos
ha prometido hazer por servicio de Dios nro.
Señor y bien de la chistiandad, pues á esta
causa habia dado esa ciudad y fortaleza de
Ciuita Vieja en rehenes, y nuestra intención
non es que le sea más detenida: Por la presen-
te escrevimos agora al Illustre Príncipe Do-
ranges como nuestro Capitán general, él os
mande de nuestra parte que sin dilación algu-
250
na entreguéis y restituyáis á nuestro muy San-
to Padre, ó á la persona ó personas que para
esto su Santidad nombrare, essa ciudad y for-
taleza, que en nuestro nombre tenéis con todo
lo que dentro della hallastes al tiempo que vos
fue entregada. Por ende os mandamos que lue-
go que el dicho Príncipe doranges os ordenará
lo susodicho, lo pongáis así por obra, sin poner
en ello dificultad, dilación ni contradicción al-
guna, que esta es nuestra determinada volun-
tad é así cumple á nuestro servicio. Fecha en
Madrid á xvi días de Septiembre de DXXVIII. —
Yo el Rey. — (Hay un sello de cera con las ar-
mas imperiales.) — Por mandado de su Magt.—
Juan Alemán. — (Al dorso:) Por el Rey— A Don
Alonso de Córdoua, su capitán, que tiene en
rehenes la fortaleza de Ciudad vieja.»
FIN DE LOS APÉNDICES.
A
índice de materias.
Págs.
Introducción 1
Capítulo I. — Desde la latalla de Pama hasta la
salida de Francisco I de Italia 3
Lope de Soria al Emperador. — Genova
2 marzo 1525 13
Lope de Soria al Emperador.— Genova
5 abril 1525 27
Alonso Sánchez al Emperador. — Vene-
cia 18 abril 1525 33
Lope de Soria al Emperador. — Genova
20 abril 1525 33
Lope de Soria al Emperador. — Genova
27 abril 1525 36
El Virrey de Ñapóles al Emperador. —
Picigueton 7 mayo 1525 37
Lope de Soria al Emperador.— Genova
12 mayo 1525 38
El Abad de Nájera al Emperador.— Pe-
ciguiton 12 mayo 1525 39
252 ^^^^
Págs.
El Duque de Milán al Emperador.—
Milán 10 junio 1525 40
Capítulo II. — Desde la salida de Italia de
Francisco I hasta la muerte del Marqués de
Pescara y conclusión del Tratado de Madrid» 65
El Abad de Nájera al Emperador.— Mi-
lán 14 junio 1525 73
El Emperador al protonotario Marino
Caracciolo.— Toledo 21 junio 1525. . . 76
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 19 junio 1525. 76
Lope de Soria al Emperador. — Sestri 7
julio 1525 78
Lope de Soria al Emperador. — Sestri 7
julio 1525 78
El Abad de Nájera al Emperador. — 8
julio 1525 79
Lope de Soria al Emperador.— Sestri 14
julio 1525 80
Lope de Soria al Duque de Borbón. —
14 julio 1525 80
Lope de Soria al Emperador. — Sestri
27 julio 1525 81
Lope de Soria al Emperador. — Sestri 6
agosto 1525 82
Lope de Soria al Emperador. — Genova
9 agosto 1525 83
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 14 agosto 1525 83
253
Págs.
El Abad de Nájera al Emperador. — .
Yerceli 20 agosto 1525 84
Lope de Soria al Emperador. — Sestri
21 agosto 1525 86
Lope de Soria al Emperador. — Genova
14 setiembre 1525 87
El Abad de Nájera al Emperador. —
Milán 21 setiembre 1525 89
El Abad de Nájera al Emperador. —
Milán 26 setiembre 1525 89
Lope de Soria al Emperador. — Saona
27 setiembre 1525 91
Lope Hurtado de Mendoza al Empera-
dor. — Novara 15 octubre 1525 92
Lope de Soria al Emperador. — Genova
17 octubre 1525 93
El Virrey de Cataluña al Emperador. —
Barcelona 18 octubre 1525 , 94
Lope Hurtado al Emperador. — Milán
5 noviembre 1525 95
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 12 noviembre 1525 95
Lope de Soria al Emperador.— Genova
17 noviembre 1525 96
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 23 noviembre 1525 98
El Abad de Nájera al Emperador. —
Milán 25 noviembre 1525 99
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 30 noviembre 1525 101
254
Págs.
Lope Hurtado de Mendoza al Empera-
dor.— Milán 1.° diciembre 1525 102
Lope de Soria al Emperador. — Genova
3 diciembre 1525 102
Lope de Soria al Emperador. — Genova
5 diciembre 1525 103
Lope Hurtado de Mendoza al Empera-
dor. — Milán 6 diciembre 1525 104
Lope de Soria al Emperador. — Genova
23 diciembre 1525 108
Lope de Soria al Emperador. — Genova
27 diciembre 1525 109
Lope Hurtado al Emperador. — Milán
22 enero 1526 110
Capítulo HL — Desde la vuelta de Francisco I
á Francia hasta la ruptura de hostilidades de
los Estados italianos contra el Emperador, . . 113
El Marqués del Gasto al Emperador. —
Milán 26 febrero 1525 117
Lope Hurtado al Emperador. — Milán 12
marzo 1526 118
El Comendador Herrera al Empera-
dor. — Roma 16 marzo¡1526 119
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 19 abril 1526 120
El Emperador al Abad de Nájera. — Se-
villa 27 abril 1526 120
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 4 mayo 1526 121
%5S
Págs.
El Emperador al Duque de Sesa.— 4
mayo 1526 121
El Emperador al Comendador Herre-
ra.— 4 mayo 1526 122
El Emperador á Lope de Soria.— 8 ma-
yo 1526 123
El Emperador á Lope Hurtado. — 8 ma-
yo 1526 123
Lope de Soria al Emperador.— Genova
24 mayo 1526 124
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 25 mayo 1526 125
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 26 mayo 1526 125
El Comendador Herrera al Empera-
dor.— Milán 2 junio 1526 126
Lope Hurtado al Emperador. — Milán 2
junio 1526 127
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 2 junio 1526 128
El Abad de Nájera al Emperador.— Mi-
lán 27 junio 1526 129
El Duque de Sesa al Emperador. — Ro-
ma 7 junio 1525 132
Lope Hurtado al Emperador. — Milán 8
junio 1526 132
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 9 junio 1526 133
Lope de Soria al Emperador. — Genova
10 junio 1526 133
256
Págs.
Alonso Sánchez al Emperador. — Vene-
cia 13 junio 1526 133
Lope de Soria al Emperador. — Genova
28junio 1526 134
El Secretario Juan Pérez al Empera-
dor.— Roma 3 julio 1526 136
Capítulo IV. — Desde la renovación de la gue-
rra en Italia contra Carlos F, Tiasta la salida
del ejército impeHal de Milán 139
Lope de Soria al Emperador. — Genova
8 julio 1526 144
El Secretario Pérez al Emperador. — Ro-
ma9juliol526 146
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán lOjulio 1526 146
Lope Hurtado al Emperador. — Chama-
ri 18 julio 1526 149
Lope Hurtado de Mendoza al Empera-
dor.— Chamari 18 julio 1526 149
Lope de Soria al Emperador. — Genova
19 de julio 1526 151
El Emperador á Lope de Soria. — Gra-
nada 21 julio 1526 152
El Abad de Nájera al Emperador.— Mi-
lán 28 julio 1526 152
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 27 agosto 1526 154
Descifrado de carta del Marqués del
Gasto para el capitán Joan Bap. Cas-
257
Págs.
taldo y Gutiérrez. — Milán 28 agosto
1526 155
El Secretario Pérez al Emperador. — Ro-
ma último de agosto 1526 161
Lope de Soria al Emperador. — Genova
2 setiembre 1526 162
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 10 setiembre 1526 164
Lope Hurtado al Emperador. — Genova
17 setiembre 1526 166
El Infante D. Fernando á Alonso Sán-
chez.— 20 setiembre 1526 167
El Maestro Salamanca al Emperador. —
Roma 25 setiembre 1526 168
El Comendador Aguilera al Empera-
dor.— Roma 3 octubre 1526 169
Lope de Soria al Emperador. — Genova
28 setiembre 1526 170
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 3 octubre 1526 170
Alonso Sánchez al Emperador. — Vene-
cia 4 octubre 1526 173
Lope de Soria al Emperador. — Genova
14 octubre 1526 174
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 28 octubre 1526 175
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 19 noviembre 1526 178
El Abad de Nájera al Emperador. — Mi-
lán 5 diciembre 1526 180
47
258
Págs.
Capítulo Y. — Desde la salida del ejército iU'
Xterial de Milán hasta el asalto de Roma 183
Apéndices 207
I.— L' ordine per lo quale se paga la fante-
ria spagnuola con li auantagi e lo se-
quente 209
II. — Triumpho pugnico lamentable: sobre
la profana entrada y saco de la alma ciu-
dad de Roma. Hecho por Vasco Díaz de
Frexenal 223
III. — Minuta de Bula de Clemente YII es-
crita en el Castillo de Sant Angelo, exco-
mulgando á los autores y ejecutores de
su prisión 235
lY. — Carta del Emperador al capitán don
Alonso de Córdoba, mandándole entregar
al Papa la ciudad y fortaleza de Civita-
vieja que conservaba en rehenes. Madrid
16 setiembre 1528 ....... 249
índice de nombres propios.
Abad de ü' ajera (El), comisario del ejército im-
perial, págs. 25, 39, 50, 51, 52, 59, 67, 73, 79,
S4, 89, 99, 113, 120, 128, 129, 133, 146, 152, 154,
164, 166, 170, 171, 175, 178, 180, 187, 200.
Adorno ( Antonioto^ Duque de Genova, páginas
10, 12, 28, 30, 58. 59, 78, 80, 82, 87, 103^ 163.
Adornos (Los). Casa ilustre de Genova, páginas
28.30.
Agailera (El Comendador), pág. 169.
Alarcón ^Hernando de), págs. 5, 15, 43, 53, 57,
59, 66, 75, 183.
Albaiiés (Clemente), maestro de correos, pági-
na 102.
Albania (El Duque de), págs. 7, 14, 20, 27,35,42.
.41dana (El capitán), pág. 130.
Alemán (Juan), pág. 250.
.4lgona$$a (El Marqués de), pág. Q)Q.
Almirante de Fraueia El), pág. 12.
Allamira (El Conde de), pag. 179.
.4rezzo (Pablo de), pág. 194.
260
Arias (Pedro), pág. 220.
Arzobispo de Toledo (El), pág. 83.
Ayamonte (El Conde de), pág. 203.
Bayus (El Obispo de), pág. 100.
Berrio (Cristóbal de), pág. 221.
Beurre (Mr. de), pág. 50.
Billia (El caballero), pág. 93.
BorbÓD (El Duque de), págs. 5, 7, 24, 31, 36, 39,
46, 50, 52. 59, 65, 70, 73, 74, 79, 80, 81, 83, 85,
88, 89, 90, 91, 94, 114, 116, 117, 119, 120, 121,
135, 145, 146, 147, 152, 153, 155, 160, 162, 166,
171, 172, 174, 176, 177, 178, 184, 185, 186, 187,
188, 190, 191, 192, 197. 198, 199, 201, 202, 203,
204, 205, 224.
Bozano (Federico de), pág. 203.
Bozzolo (Federico da), pág. 12.
Braneaelio (Ramón), pág. 219.
Braeainoiite (Andrés de), pág. 215.
Caracciolo (El protonotario Marino), págs. 66,
76, 129, 133, 145, 153, 172, 188.
Castaldo y Gutiérrez (Juan B.)> páginas
155, 185.
Castiglione (El Conde Baltasar), embajador de
Clemente VII cerca del Emperador, páginas
26,56.
Caío (Micer Ludovico), pág. 37.
Cerbellón (Juan), pág. 213.
Cerbellón (Felipe), pág. 211.
Chalante (La Condesa de), pág. 176.
Cheri (Renzo da), págs. 32, 35.
Ciaseo (Paulo), pág. 188.
Clavero (Alonso), pág. 214.
261
Clemente ¥11, págs. 6, 16, 17, 18, 26, 27, 29,
34, 42, 49, 53, 55, 66, 74, 76, 80, 82, 95, 98, 101,
^ 114, 115, 119, 121, 125, 131, 132, 134, 136, 139,
142, 160, 161, 164, 168, 169, 171, 175, 182, 191,
192, 193, 195, 199, 235, 248.
Colonna (El Cardenal), págs. 54, 136.
Colonna (Vespasiano), pág. 136.
Colonna (Ascanio), pág. 136.
Colonna (Victoria), mujer del Marqués de Pes-
cara, págs. 72, 105.
Coluneses (Los), noble familia romana, pági-
nas 27, 28, 143.
Corbera (El Comendador), págs. 89, 90.
Corbera (Fernando), págs, 171, 212.
Córdoba (D. Alonso de), págs. 203, 210, 249.
Corradín (El coronel), págs. 171, 180.
Datario (El Cardenal). V. Guiberti (Mateo).
Dávalos (Pedro), pág. 220.
Daya (Machín), pág. 221.
Díaz de Frexenal (Vasco), pág. 223.
Doria (Andrea), págs. 14, 35, 39, 60, 62, 71, 81,
109, 121 , 123, 125, 126, 134, 151, 175, 182, 184, 196-
Enrique VIII de Inglaterra, págs. 45, 46, 55,
65, 66, 67, 69, 82, 84.
Estén (Mr. de), pág. 202.
Fernando de Austria (El Archiduque), Infante
de España, págs. 7, 47, 96, 131, 147, 148, 154,
155, 165, 167, 168, 183.
Ferramosca (César), págs. 189, 195, 196, 199.
Ferrara (El Duque de), págs. 20, 37, 76, 143,
155, 182, 184, 185, 188, 189, 191, 198, 200, 201,
202, 203.
262
Figueroa (El comendador). V. Gómez Suárez
de Figueroa.
Fi^aeroa (El capitán Fernando de), págs. 15U
221.
Florentines, págs. 20, 80, 160.
Francisco I, rey de Francia, págs. 4, 5, 6, 7,
8, 10, 11, 12, 13, 14, 16, 24, 25, 26, 30, 31, 32,
36, 38, 39, 40, 42, 43, 44, 49, 50, 52, 56, 57, 58,
59, 60, 61, 62, 65, 66, 68, 84, 86, 87, 113, 121,
122, 131, 132, 134, 139, 146, 151, 160, 163, 193,
194, 198, 199.
Fragosos (Los), ilustre familia genovesa, pági-
nas 28, 30.
Frías (Sancho de), pág. 171.
Frundsbcri; (Jorge), caudillo de los lanzque-
neques, págs. 131, 164, 167, 180, 181, 183, 186,
188, 189, 190, 191, 192, 193, 202.
Fusterla (Pedro de), pág. 151.
Oalindo (Bernardino de), pág. 215.
Gámbaro (El Conde Camilo de), pág. 37.
García (D. Pedro), pág. 93.
Gasto (El Marqués del), pags. 71, 89, 100, 103,
104, 105, 110, 117, 127, 130, 147, 148, 149, 150,
155, 165, 167, 176, 178, 185, 187, 188, 190.
Gattinara (Mercurino), págs. 121, 123.
Gattinara (Juan Bartolomé) págs. 33, 34, 53, 54.
Gayazo (El Conde de), págs. 153, 192, 193, 203.
Gayoso Alonso), pág. 214.
General de los Franciscanos (El), pág. 195.
Genova (El Duque de). Y. Adorno (Antonioto).
Gilino (Camilo), pág. 93.
Ginebra (El Conde de), pág. 85.
263
Oolisano (El Conde de) pág. 176.
Golisano (D. Pedro de), pág. 176.
Gómez l^uárez de Fi^ueroa (El Comenda-
dor), págs. 37, 51, 75.
Gonza^a (D. Fernando de), pág. 203.
Grimaldo (Ansaldo de), pág. 73.
Grisones, págs. 131, 160, 164.
Gaicciardini (F.), págs. 175, 203.
Guiberti (Mateo), Cardenal datarlo, págs. 29,
77, 82.
Herrera (El Comendador), págs. 106, 107, 115»
119, 122, 126, 133, 150.
Herrera (El Alcaide), hermano del Comenda-
dor del mismo apellido, pág. 157.
Herrera (Andrés de), capitán de infantería es-
pañola, págs. 51, 214.
Hungría (El Rey de), págs. 167, 171, 173.
Hungría (La Reina de), pág. 173,
Hurtado de Hendoza (D. Lope), págs. 92, 95,
102, 104, 110, 118, 123, 129, 132, 149, 166.
Icart (El Comendador D. Francisco), págs. 58,
90, 91.
Inglaterra (El Rey de), págs. 24, 115, 132, 134,
139, 146, 163
Isabel (D.'), infanta de Portugal, y mujer des-
pués de Carlos V, págs, 45, 144.
Labret (Mr. de), soi disaní vQy de Navarra, pá-
ginas 12, 79, 108, 114, 146.
Lanzon (Mr. de), pág. 12.
Lanzon (Mad. de), pág. 85.
Lannoy (Carlos de), A^irre^^ de Ñapóles, págs. 5,
6, 7, 10, 11, 13, 14, 20, 23, 25, 30, 31, 32, 34,
264
36, 37, 38, 39, 40, 44, 50, 52, 54, 56, 57, 58, 59,
60, 61, 62, 65, 66, 67, 08, 70, 73, 75, 86, 89, 114,
116, 118, 135, 161, 163, 164, 165, 172, 176, 182,
183, 193, 196, 197, 198.
1.a Paliza (Mr. de), pág. 12.
Leiva (Antonio de), págs. 8, 50, 52, 65, 66, 71,
79, 85, 89, 92, 99, 100, 103, 104, 105, 110, 116,
127, 128, 130, 147, 148, 149, 150, 153, 155, 165,
167, 171, 176, 178, 179, 185, 187, 188, 191, 193,
197, 204.
liconor (La Princesa D.^), hermana de Carlos
Y, págs. 44, 114.
Lepe (Juan de), pág. 218.
Lescii (Mr. de), pág. 12.
liodi (El Obispo de), pág. 150.
Lodron (El conde Baptista de), págs. 130, 186,
204.
López (Diego), pág. 216.
López (Sancho), gallego, pág. 179.
Luterano»», pág. 141.
Lulero (Martin), págs. 47, 48, 49.
Alaria de Inglaterra (La Princesa), pág. 45.
Marín (D. Fernando), abad de Nájera y comi-
sario del ejército imperial. \. Abad de Ná-
jera.
Ularranialdo (Fabricio), págs. 157, 174.
Masyn (Arduyn y Carlos), pág. 176.
mediéis (Juanin de), págs. 11, 135, 180, 193.
Mendoza (Jerónimo), pág. 221.
Meneses (El comendador), pág. 39.
Mereado (Pedro de), pág. 211.
Mereado (Juan de), pág. 211.
265
Moneada (D. Hugo de), págs. 14, 31, 38, 39, 51,
52, 90, 116, 120, 122, 131, 133, 134, 136, 142,
143, 149, 153, 169, 175.
Mondolfo (Benedicto de), pág. 180.
Monego (El Sr. de), págs. 39, 88, 109.
Monferrara (El Marqués de), pág. 83.
Monte (Nofrio del), pág. 219.
Montmoreney (Mr. de), págs. 12, 38, 39, 51, 58,
67, 82, 89.
lloreta, págs. 58, 59.
llorón (Jerónimo), págs. 5, 10, 71, 93, 95, 100,
114, 133, 171, 192.
n^ájera (El Duque de), pág. 83.
Mavarra (El Rey de). V. Labret (Mr. de).
]¥avarro (El Conde Pedro), págs. 160, 163,
164, 175.
Miuolara (El Conde Pedro de), pág. 215.
Orante (El Príncipe de) Filiberto de Chalons,
págs. 25, 185, 190, 192, 203, 249.
Pallavieini (JoanLudovico), pág. 12.
Pelos (Mr. de), págs. 201, 202.
Peñalosa (El Comendador), pág. 13.
Pérez (El Secretario Juan), agente del Empe-
rador en Roma, págs. 135, 136, 146, 161.
Pérez de Barragán (Juan), pág. 218.
Pescara (El Marqués de), págs. 5, 7, 31, 32, 35,
37, 39, 50, 52, 53, 65, 71, 73, 74, 75, 78, 79, 85,
87, 88, 89, 91, 92. 93, 96, 99, 103, 103, 104, 106,
120, 148.
Pistoya (El Obispo de), págs. 31, 42.
Policiano, secretario del Duque de Milán, pá-
gina 153.
266
Popoli (El Conde Hugo de), pág. 202.
Porta^al (El Embajador de) en Roma, pági-
na 175.
Portuondo, marino español, pág. 58.
Preboste de Buda (El), pág. 173.
Prote<^tantes de Alemania, págs. 47, 4S.
Qucsada (El capitán Luis), 144, 216.
Ranzón (El Conde Guido), págs. 135, 188.
Reina Regente (La) de Francia, págs. 44, 62,
70, 79,81,84, 100, 110.
Requeséns (Francisco), pág. 121.
Reux (Mr. de), pág. 66.
Ribera (Juan de), pág. 217.
Ricio (Juan Angelo), pág. 153.
Ripalda (Rodrigo de), pág. 220.
Rup (Mr. de), pág. 66.
Saboya (El Duque de), págs. 75. 79.
Salamanca (El Maestro), pág. 168.
ISalcedo (Juan), pág. 218.
Salmonete (El Sr. de), pág. 28.
Salueio (El Marqués de), págs. 14, 29, i64, 181,
193, 202.
Salviati (El Cardenal), págs. 40, 54.
San Brancate (El Barón de), págs. 35, 39.
Sánchez (Alonso), Embajador de Carlos V en
Yenecia, págs. 19, 20, 33, 74, 133, 173.
Sanctiquatro (El Cardenal), pág. 236.
Santa Cruz (Juan de), pág. 213.
Sarmiento (Juan), pág. 217.
Sauli (Dominico), pág. 82.
Scalenga (Mr. de), pág. 192.
Serna (Diego de la), pág. 216.
267
ikroii (El secretario), pág. 56.
S»esa (El Duque de), págs. 16, 18, 19, 47, 48, 53,
68, 76, 83, 95, 98, 101, 107, 115, 121, 125, 132,
136, 223.
Sforcino, pág. 37.
Sforza (Frac cisco), Duque de Milán, págs. 5,
11, 37, 40, 71, 74, 82, 84, 93, 96, 99, 101, 107,
108, 114, 124, 129, 133, 139, 142, 145, 153, 172.
S»ilvestrín, servidor del Duque de Milán, pá-
gina 109.
Solimán II, págs. 48, 96.
Soria (Lope de), págs. 8, 10, 13, 27, 33, 36, 38,
52, 56, 78, 80, 81, 82, 83, 86, 87, 91, 93, 96, 102,
103, 108, 109, 123, 124, 133, 144, 151, 152, 162,
170, 174, 185, 196, 204.
Sormano, pág. 33
Suizos, pág. 21.
Suliuona (El Príncipe de), el Virrey Launoy,
pág. 183.
Téllez (Alonso) pág. 83.
Tomás (Jerónimo), pág. 212.
Tortosa (El Cardenal de), pág. 119.
Triviilcio (El Cardenal), pág. 195.
Túnez (El Rey de), págs. 30, 31.
Tm-cos, págs. 44, 48, 49, 70, 141, 142, 146, 167,
169, 171, 173, 185.
Udena (El capitán Antonio de), pág. 88.
Urbina (Juan de), páginas 89, 90, 151, 188,
191,210.
Lrbino (El Duque de), págs. 135, 153, 154, 156,
157, 162, 165, 170, 175, 180, 181, 184, 193, 204.
Taldemons (Mr. de), pág. 196.
268
Wallesiciliana (El Marqués de la), D. Hernando
de Alarcón. pág. 183.
Wargas (Juan de), pág. 217.
"Wapgas (El forriero), pág. 88.
l^eljoyoso (El Conde Ludovico de), pág. 190.
Venecianos, págs. 6, 17, 18, 19, 28, 33, 66, 74,
79, 80, 84, 86, 96, 114, 132, 134, 140, 144, 146,
148, 160, 164, 165, 180.
Wentivoglia (El Capitán Alejandro), pág. 12.
'Wiacanipos (Luis), pág. 219.
Villanueva (Juan de), pág. 213.
Willaturel (Francisco), pág, 212.
Virago (Juan de), págs. 152, 159.
Vistarini (Ludovico), pág. 156.
Virrey de Cataluña (El), pág. 94.
Vitelli, general de soldados florentinos y pon-
tificios, págs. 135, 195.
ÍCuearo (El capitán), págs. 11, 192.
i fc-i. . 2 V.'
LÍ¥ W
■í>.0 UCTSEP15 1930
•Hi
LO:
CO:
Gil
o
o
cv
O
s
H
H
•H
>
O
pe;
b
cd
r-i
0)
d
ca
cd
d
Ti
>■;
P^i
Q)i
(d
Hi
Hi
cd:
-Pi
«5:
rQi
cJi
Hi
Q):
®:
cdi
H
Hi
cdi
+5Í
M:
Cd
o
73
= í:
UnÍTersity of Toronto
library
DO NOT
REMOVE
THE
CARD
FROM
THIS
POCKET
Acmé Library Card Pocket
Under Pat. "Reí. Index File'*
Made by LIBRARY BUREAU