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Full text of "La antigua versión castellana del Calila y Dimna"

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3^8.2 


BOOK    398.2.B475    c   1 

iÍmSIh.^'Í.'Í.,?,^!:  calila  y  dimna 


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CALILA  Y  DIMNA 


REAL  ACADEMIA  ESPAÑOLA 

BIBLIOTECA   SELECTA    DE    CLASICOS   ESPAÑOLES 

'^       LA  ANTIGUA  VERSIÓN  CASTELLANA 

DEL 

CALILA  Y  DIMNA 

COTEJADA  CON  EL  ORIGINAL  ÁRABE  DE  LA  MISMA 


MADRID:  191 5 
LIBRERÍA  DE  LOS  SUC.  DE  HERNANDO 

IMPRESORES    Y    LIBREROS 
DE    LA    REAL    ACADEMIA    ESPAÑOLA 

Arenal,  1 1. 


Madrid.— Imprenta  de  los  Suc.  de  Hernando,  Quintana,  33. 


ÍNDICE 


Prólogo Pág.  xxvii 

Introducción  de  Ben  Almocafa Pág.  i 

Objeto  del  libro,  p.  I.  —  El  hombre  que  halló  un  tesoro 
y  por  no  tomarse  la  molestia  de  cargar  con  él,  fué  bur- 
lado por  los  peones  que  logó  para  que  se  lo  llevaran" 
a  casa,  p.  4. — El  necio  que  por  haber  aprendido  de 
memoria  algunas  reglas  de  bien  decir,  quería  pasar 
por  sabio,  p.  5. — De  nada  sirve  la  ciencia,  si  no  se 
practica.  El  hombre  que  se  quedó  dormido  viendo 
cómo  le  estaban  robando,  p.  6. —  No  debe  procurarse 
el  provecho  propio  con  daño  ajeno.  El  hombre  que 
queriendo  robar  a  su  consocio  se  robó  a  sí  mis- 
mo, p.  g.  —  El  sabio  nunca  debe  desesperar.  El  pobre 
que  se  aprovechó  del  ladrón  que  quería  robarle,  p.  12. 

CAPÍTULO  L— La  misión  de  Berzebüey  a  la  India.  . . .  Pág.  17 
Berzebuey  recibe  de  su  soberano  el  encargo  de  buscar 
en  la  India  unas  hierbas  con  las  cuales  se  podría  resu- 
citar a  los  muertos,  p.  17.  —  No  encontrándolas,  pre- 
gunta a  los  sabios  de  allá,  quienes  le  dicen  que  dichas 
hierbas  no  son  otra  cosa  que  la  ciencia  contenida  en 
los  libros  que  alumbran  el  entendimiento  de  los  igno- 
rantes, p.  19.  — Halla  Berzebuey  dichos  libros,  los  tra- 
duce al  persa  y  se  los  trae  a  su  rey.  Uno  de  aquéllos 
era  el  libro  de  Calila  y  Dimna,  p.  19. 

CAPÍTULO  n. — Del  médico  Berzebuey Pág.  21 

Nacido  de  noble  familia,  aprende  desde  joven  la  Medi- 
cina y  se  dedica  al  ejercicio  de  la  misma,  p.  21. — Exce- 


CALILA   Y   DIMNA 


lencia  de  la  Medicina,  y  qué  debe  proponerse  un  buen 
médico,  p.  23.  —  Cura  Berzebuey  a  todo  el  mundo 
?r^^^,.amente,  p.  25. — Reconvenciones  que  hace  a  su 
alma.  Desconfía  de  la  Medicina,  que  si  cura  el  cuerpo 
no  sana  el  alma,  y  se  dedica  al  estudio  de  la  Reli- 
gión, p.  25.  —  Estudia  las  distintas  religiones  y  sectas, 
y  no  encontrando  razones  para  decidirse  por  una,  no 
sabe  cuál  profesar,  temiendo  le  suceda  lo  que  al  la- 
drón a  quien  hicieron  creer  que  los  rayos  de  la  Luna 
le  servirían  de  escalera,  p.  30.  —  Historia  de  este  la- 
drón, p.  32.  —  Dedicado  Berzebuey  a  la  investigación 
de  la  religión  verdadera,  teme  que  este  estudio  le 
aparte  de  la  práctica  de  las  buenas  obras,  y  que  en 
sus  dudas,  no  sabiendo  por  cuál  decidirse,  le  suceda 
lo  que  al  amante  que  no  encontrando  la  salida  que  le 
diera  su  amada,  fué  cogido  por  el  marido  de  ésta.  El 
cuento  de  este  amante,  p.  35.  —  Dedícase  a  la  prác- 
tica del  bien,  por  temor  de  que  el  dulzor  del  mundo 
le  distraiga  de  su  fin,  y  le  suceda  lo  que  al  mercader 
que  habiendo  logado  a  uno  para  que  le  horadase  unas 
piedras,  por  el  gusto  de  oírle  tocar  el  salterio  tuvo 
que  pagar  el  jornal  sin  que  se  las  horadase.  El  cuento 
de  este  mercader,  p.  38.  —  Piensa  dedicarse  a  la  vida 
religiosa,  pero  duda  si  podrá  perseverar  en  ella,  y  teme 
le  suceda  lo  que  al  can  que  llevaba  en  la  boca  un  pe- 
dazo de  carne.  Cuento  de  este  can,  p.  40. — Después 
de  largas  meditaciones,  decídese  por  la  vida  religiosa. 
Desarrollo  del  embrión  en  el  útero  materno,  y  penas 
que  sufre  el  hombre  desde  que  nace  hasta  que  mue- 
re, p.  42. —  La  justicia  ahuyentada  del  mundo,  y  la  ini- 
quidad triunfante,  p.  49.  —  El  placer  de  los  sentidos 
nos  estorba  de  pensar  en  nuestro  último  fin.  Ejemplo 
del  hombre  que  perece  vencido  del  atractivo  de  un 
placer  pasajero,  p.  51. 

CAPÍTULO  III.— Del  león  e  del  buey Pág.  S: 

Un  rico  mercader  reprende  a  sus  hijos  el  vicio  de  la  pro- 
digalidad, p.  55. — El  hijo  mayor  carga  una  carreta  de 
mercancías,  y  con  ella  y  sus  dos  bueyes  se  dirige  hacia 


índice 


otra  tierra;  se  le  desgracia  en  el  camino  un  buey,  el 
llamado  Senceba,  y  lo  deja  al  cuidado  de  un  criado, 
que  lo  abandona  al  día  siguiente,  p.  57. — El  buey,  cuyo 
destino  no  se  había  cumplido,  se  levanta  y  llega  a  un 
fértil  prado,  p.  58. — El  hombre  que,  salvado  del  lobo 
y  de  la  corriente  de  un  río,  se  arrima  a  una  pared  y 
muere  aplastado  por  ella,  p.  58.  —  El  buey,  gordo  ya, 
aterra  con  sus  mugidos  al  león,  rey  de  aquellos  con- 
tomos, p.  59. — Dimna,  lobo  cerval  y  ambicioso,  ente- 
rado del  miedo  del  león,  se  lo  comunica  a  su  hermano 
Calila,  p.  60. — Éste  le  responde  que  siendo  simple  va- 
sallo no  debe  entremeterse  en  los  asuntos  del  rey,  no 
le  suceda  lo  del  cuento  del  mono  y  la  cuña,  p.  60. — 
Expone  Dimna  las  ventajas  de  su  proyecto,  y  ante 
las  objeciones  de  Calila,  trata  de  convencerle  de  la 
bondad  y  eficacia  de  aquél  para  mejorar  de  condi- 
ción, p.  62. —  Preséntase  Dimna  al  león,  y  se  le  insinúa 
de  manera  que  el  león  queda  prendado  de  él,  p.  70. — 
Dimna  se  atreve  a  preguntarle  el  motivo  del  miedo 
que  tiene, y  enterado,  a  pesar  del  león,  de  que  la  causa 
era  una  fuerte  voz,  le  refiere,  para  desvanecérselo,  el 
cuento  de  la  zorra  y  el  tambor,  p.  75. —  Encarga  el 
león  a  Dimna  que  averigüe  la  causa  de  aquella  voz. 
Vase  éste,  y  el  león  se  arrepiente  de  haberle  confiado 
tal  misión,  p.  TT. — Vuelve  Dimna,  e  informado  el  león 
de  que  la  voz  era  la  de  un  buey,  encárgale  de  nuevo 
que  se  lo  presente,  p.  79.  —  Se  va  Dimna  y  torna  con 
el  buey,  a  quien  el  león  recibe  muy  bien  y  le  hace  su 
privado,  p.  80. — La  privanza  del  buey  apena  a  Dimna, 
que,  lleno  de  envidia,  se  lamenta  a  su  hermano  Ca- 
lila, el  cual  le  refiere  el  cuento  del  religioso  a  quien 
robaron  los  paños  (p.  82),  en  el  cual  se  intercalan :  el 
cuento  de  la  zorra  que  murió  aplastada  entre  dos  ca- 
brones (p.  83),  el  de  la  alcahueta  que  murió  al  que- 
rer matar  al  amigo  de  su  pupila  (p.  83);  y  el  del  car- 
pintero, el  barbero  y  sus  respectivas  mujeres,  p.  84. — 
Dimna  quiere  recobrar  su  dignidad,  y  para  ello  no  en- 
cuentra otro  medio  que  el  de  enemistar  a  Senceba 
con  el  león,  p.  89.  —  Como  dudase  Calila  de  que  pu- 


CALILA   Y   DIMNA 


diera  llevar  a  cabo  tal  propósito  (p.  90),  Dimna  le 
narra  el  cuento  del  cuervo  y  la  culebra  (p.  92),  en  el 
cual  se  intercala  el  de  la  garza,  las  truchas  y  el  can- 
grejo, p.  93.  —  A  una  nueva  observación  de  Calila,  le 
refiere  Dirana  el  cuento  del  león  y  la  liebre,  p.  97. — 
Calila  aprueba  el  propósito  de  Dimna,  siempre  que 
no  sea  en  daño  del  león;  y  Dimna,  después  de  dejar 
pasar  algunos  días  sin  ver  al  león,  se  le  presenta  triste 
y  congojoso,  p.  100.  —  Expónele  las  dudas  que  tiene 
defla  fidelidad  de  Senceba,  que  sabe  que  le  es  traidor, 
y  que  no  debe  dejarlo  sin  escarmiento  (p.  lOi),  y  le 
relata  el  cuento  de  las  tres  truchas,  p.  104. — Como  to- 
davía dudase  el  león,  extiéndese  Dimna  en  conside- 
raciones acerca  de  la  ambición  de  los  hombres  (p.  106), 
y  para  convencerle,  refiérele  el  cuento  del  piojo  y 
la  pulga,  p.  lio.  —  No  convencido  del  todo  el  león, 
quiere  enviar  un  recado  a  Senceba,  ordenándole  que 
se  ausente  de  la  corte,  cosa  que  desaprueba  Dimna, 
quien  previene  al  león  para  que  viva  apercibido  y 
no  se  deje  sorprender  por  el  buey,  p.  iii.  —  Recaba 
Dimna  permiso  del  león  para  ir  a  ver  a  Senceba,  ante 
quien  se  presenta  lamentando  la  triste  suerte  de  los 
que  sirven  a  los  reyes,  y  le  dice  por  fin  que  el  león 
quiere  matarlo  para  dar  un  banquete  a  su  corte,  p.  1 14. 
No  duda  Senceba  de  la  verdad  de  lo  que  le  dice 
Dimna,  y  atribuye  la  súbita  enemistad  del  león  a  ma- 
nejos de  envidiosos  consejero?  que  le  han  engañado, 
como  se  engañó  el  ánade  que  creyó  que  el  reñejo  de 
la  Luna  era  una  trucha,  p.  116. —  Extiéndese  en  refle- 
xiones propias  del  caso,  y  llega  a  sospechar  que  su 
sinceridad  para  con  el  león  sea  la  causa  de  su  propia 
ruina,  como  lo  es  de  la  del  buen  árbol,  el  cargar  de- 
masiado de  fruta;  de  la  del  pavón,  el  brillo  de  su 
plumaje,  y  de  la  del  caballo  leal,  su  misma  fortale- 
za, p.  118.  —  Si  no  es  por  eso,  añade,  debe  ser  por  el 
hado,  a  quien  todo  está  sujeto,  p.  121.  —  Respóndele 
Dimna  que  la  ira  del  león  no  es  por  rada  de  lo  que 
ha  dicho,  sino  por  su  natural  pérfido  y  traidor,  p,  122. — 
Senceba  llega  a  creerse  culpable  por  haber  codiciado 


índice 


los  honores  de  la  privanza  del  león  (p.  122),  y  para  de- 
mostrar lo  que  pueden  la  malicia  y  la  mentira  concer- 
tadas en  contra  del  inocente,  relata  el  cuento  del  león, 
el  lobo,  el  abnue,  el  cuervo  y  el  camello  (p.  124),  aca- 
bando por  decir  que  no  le  queda  otro  recurso  que 
luchar  con  el  león,  p.  132.  —  Dimna  intenta  disuadirle, 
■y  le  refiere  el  cuento  del  tittuy,  su  hembra  y  el  ma- 
yordomo del  mar  (p.  133),  del  cual  forma  parte  el 
de  los  dos  ánades  y  el  galápago  (p.  136);  mas  com'Ó^^ 
Senceba  le  dijese  que  él  no  mostraría  enemistad  nin- 
guna al  león,  teme  Dimna  por  su  engaño  y  le  dice  que 
si  al  ir  a  verle  descubre  en  él  ciertas  señales,  se  aper-  :  . 
ciba  para  la  defensa,  p.  140.  —  Entera  Dimna  a  Calila 
del  resultado  de  sus  gestiones,  y  los  dos  se  dirigen  a 
presenciar  la  lucha,  en  que  Senceba  es  muerto  por  el 
león,  p.  141. —  Queda  el  león  triste  y  pensativo,  y  Ca- 
lila, al  ver  esto,  reprende  a  Dimna  por  su  mala  fe;  le 
dirige  oportunas  reflexiones,  aunque  cree  que  de  nada 
le  han  de  servir  (p.  142),  y  1&  refiere  el  cuento.de  los 
monos,  la  luciérnaga  y  el  ave,  p.  148.  —  Le  dice  que 
el  engaño  y  la  lozanía  son  malos  compañeros,  y  puede 
que  le  acarreen  mala  cima,  como  sucedió  en  el  cuento, 
que  le  refiere,  del  falso  y  del  torpe  (p.  149),  en  el 
cual  se  interpone  el  de  la  garza,  la  culebra  y  el  can- 
grejo, p.  153. — El  engaño,  continúa  diciendo  Calila,  se 
vuelve  muchas  veces  contra  el  engañador;  cree  que 
Dimna  no  saldrá  salvo  (p.  155);  le  relata  el  cuento  de 
los  mercaderes  y  los  mures  que  comían  hierro  (p.  157), 
y  termina  su  coloquio  abominando  la  compañía  de  los 
perversos  y  desconfiando  de  la  enmienda  de  Dim- 
na, p,  159. — El  león  se  arrepiente  y  conduele  de  haber 
matado  al  buey,  y  Dimna  le  consuela,  p.  160. 

CAPÍTULO  IV.  — De  la  pesquisa  de  Dimna Pág.  164 

El  remordimiento  por  la  muerte  de  Senceba  traía  muy 
desazonado  al  león.  Un  leopardo,  maestro  del  león, 
que  fué  una  noche  por  un  tizón  a  la  casa  de  Calila, 
oyó  las  reprensiones  que  éste  dirigía  a  Dimna,  y  en- 
terado del  crimen,  se  lo  comunica  a  la  madre  del 


Xn  CALILA  Y   DIMNA 


león,  previo  juramento  de  que  no  revelaría  su  nora- 
bre,  p.  164.  —  Al  amanecer  se  va  la  madre  del  león  a 
casa  de  su  hijo;  éste  le  manifiesta  las  dudas  que  tiene 
acerca  de  la  culpabilidad  de  Senceba,  y  le  pregunta 
si  ella  ha  oído  algo,  p.  166.  —  Como  le  contestara  que 
sí,  exige  el  león  que  le  diga  el  nombre  de  la  persona; 
y  como  ella  se  negase,  comienzan  a  discutir  para  ave- 
riguar hasta  qué  punto  está  obligado  el  confidente  a 
guardar  el  secreto,  p.  169.  —  En  ima  reunión  de  nota- 
bles, presidida  por  el  león,  a  la  que  asisten  la  madre 
y  Dimna,  procura  éste  convencerles  de  su  inocencia, 
y  se  lamenta  de  la  desgraciada  suerte  de  todos  los 
que  lealmente  sirven  a  ios  reyes,  p.  172. — Ruégales 
que  pesquisen  bien  el  caso,  y  les  refiere  el  cuento  de 
la  mujer  del  mercader  y  el  pintor,  p.  176.  —  Continúa 
Dimna  haciendo  protestas  de  su  inocencia;  le  des- 
miente uno  de  la  mesnada,  y  Dimna  le  contesta  de 
manera  que  aquél,  avergonzado,  tiene  que  salirse  de 
la  reunión,  p.  179. — La  madre  del  león  insiste  en  sus 
acusaciones,  y  al  ver  que  su  hijo  parecía  acoger  favo- 
rablemente los  descargos  de  Dimna,  llega  ella  tam- 
bién a  dudar  y  se  va  indignada,  p.  181.  —  Manda  el 
león  que  procesen  a  Dimna,  y  entonces  le  informa  su 
madre  de  que  el  leopardo  es  quien  le  comunicó  el 
secreto,  p.  185. — Calila  visita  a  Dimna  en  la  cárcel;  le 
recuerda  sus  consejos  y  le  exhorta  a  que  confiese 
para  salvar  su  alma.  Dimna  reconoce  la  lealtad  de 
Calila,  pero  no  pierde  la  esperanza  de  poderse  salvar. 
Vuélvese  Calila  a  casa  y  muere  aquella  misma  no- 
che, p.  187. — Un  lobo,  preso  en  la  cárcel,  oye  la  con- 
versación que  en  ella  tuvieron  Dimna  y  Calila,  p.  191. — 
La  madre  del  león  exhorta  a  su  hijo  para  que  apre- 
sure la  instrucción  del  proceso.  Se  constituye  el  Tri- 
bunal, presidido  por  el  leopardo  y  un  alcalde,  y  com- 
parece Dimna,  p.  191. — Requiere  el  alcalde  a  los  de  la 
mesnada  para  que  depongan  en  el  proceso,  y  como 
todos  se  quedaran  perplejos,  les  refiere  Dimna  el 
cuento  del  médico  que  envenenó  a  la  hija  del  rey, 
queriendo  curarla,  p.  192. — El  cocinero  mayor  depo- 


ÍNDICE 


«e  contra  Dimna,  fundándose  en  los  signos  fisonómi- 
cos,  p.  196.  —  Respóndele  éste  que  el  libre  albedrío 
sería  imposible  si  fuese  cierta  la  ciencia  fisonómi- 
ca  (p.  197),  y  queriendo  convencer  a  la  Sala  de  la  ne- 
cedad y  torpeza  del  cocinero,  les  relata  el  cuento  del 
labrador  y  sus  dos  mujeres,  para  demostrar  que  no  se 
debe  censurar  a  otro,  y  menos  cuando  se  es  tan  sucio 
y  astroso  como  el  cocinero  mayor,  p.  199. — Termi- 
nada la  sesión,  destituye  el  león  al  cocinero  mayor  y 
Dirana  torna  a  la  cárcel,  p.  202. — Jauzava,  bestia  amiga 
de  Calila,  entera  a  Dimna  de  la  muerte  de  aquél.  En- 
cárgale Dimna  que  le  traiga  todo  el  ajuar  de  su  casa; 
le  regala  la  parte  de  Calila  y  le  ruega  que  siga  con 
atención  el  proceso  y  le  informe  de  cuanto  pueda 
interesarle,  p.  202.  —  Asiste  Jauzava  a  la  lectura  que 
de  los  autos  se  hizo  ante  el  león  y  a  una  nueva  visita 
de  la  madre  de  éste,  y  lleva  nuevas  desfavorables  a 
Dimna,  p.  204.  —  Dimna  es  llevado  de  nuevo  al  Juz- 
gado; se  le  manifiesta  que  hay  prueba  plena  para 
fallar  contra  él,  y  como  insistiera  en  su  inocencia,  le 
exhorta  el  alcalde  a  que  confiese  el  crimen  y  salve  su 
alma,  p.  205.  —  Contesta  Dimna  que  el  inocente  que 
se  confiesa  culpable  es  suicida,  p.  207.  —  Amonesta  a 
los  jueces  para  que  no  le  condenen  por  prejuicios, 
refiriéndoles  el  cuento  de  la  mujer  calumniada  por  su 
criado  con  ayuda  de  unos  papagayos,  p.  208. — Tor- 
nan a  Dimna  a  la  cárcel,  y  elevan  el  proceso  ante  el 
león,  quien  no  acierta  a  decidirse;  pero  insiste  la  ma- 
dre, hace  venir  al  leopardo,  y  el  testimonio  de  éste 
decide  al  león  a  condenar  a  Dimna  a  muerte  de  ham- 
bre y  sed  en  la  cárcel,  p.  213. 

CAPITULO  V. — El  cuervo,  la   collarada,  el  ratón,  el 

GALÁPAGO  Y  EL  CIERVO Pág.  2l6 

Un  cuervo  desde  lo  alto  de  un  árbol  ve  cómo  un  paja- 
rero tiende  su  red,  en  la  cual  se  enreda  una  paloma 
con  todo  su  cortejo,  p.  217.  —  Por  consejo  de  la  pa- 
loma, aunan  todas  su  esfuerzo,  arrancan  la  red  y  se 
elevan  volando  en  busca  de  un  ratón  amigo  de  la  pa- 


CALILA   Y   DIMNA 


loma,  que  les  corte  la  red  y  las  salve,  p.  218. —  La  pa- 
loma llama  a  su  amigo  y  le  ruega  que  corte  los  lazos 
de  sus  compañeras  antes  que  el  de  ella;  así  lo  hace 
el  ratón,  y  las  palomas  se  alejan,  p.  219. — El  cuervo, 
que  por  curiosidad  las  había  seguido  y  había  presen- 
ciado su  salvación,  solicita  la  amistad  del  mur,  y  ante 
las  dudas  de  éste,  sostiene  con  él  discusión  acerca  de 
la  posible  amistad  entre  dos  seres  que  por  naturaleza 
son  enemigos  uno  de  otro,  p.  222. — Aceptada  la  amis- 
tad por  el  ratón  y  disipadas  por  el  cuervo  las  sospe- 
chas que  aun  abrigaba  aquél,  sale  de  la  cueva,  se 
abrazan  los  dos,  y  convienen,  al  cabo  de  algunos  días, 
en  mudarse  a  otro  lugar  donde  vivía  un  galápago 
amigo  del  cuenco,  p.  225.  —  Presentado  el  mur  por  el 
cuervo  y  recibido  en  la  amistad  del  galápago,  les 
cuenta  aquél  su  accidentada  vida,  diciéndoles:  Nacido 
en  casa  de  un  religioso  y  dotado  de  una  fuerza  ma- 
ravillosa, saltaba  todos  los  días  al  canastillo  en  que 
aquél  guardaba  la  comida,  y  comía  y  daba  de  comer 
a  los  otros  mures;  un  huésped  que  albergó  cierto  día 
en  casa  del  religioso,  y  a  quien  éste  contó  mis  haza- 
ñas, le  advirtió  que  algo  misterioso  debía  haber  en 
mi  fuerza  (p.  228),  refiriéndole  el  cuento  de  la  mujer 
que  cambió  sésamo  mondado  por  sésamo  sin  mon- 
dar (p.  230),  en  el  cual  se  intercala  el  cuento  del  ba- 
llestero y  el  lobo,  p.  231.  —  Pide  el  huésped  un  aza- 
dón, y  cavando  con  él,  encuentra  mil  maravedís  en 
mi  cueva;  se  los  lleva,  y  quedo  yo  al  momento  sin 
fuerzas  para  hacer  lo  que  antes  hacía,  p.  233. — Mis 
camaradas  me  piden  de  comer;  no  puedo  saltar  al 
canastillo,  y  al  ver  mi  impotencia  me  abandonan  con 
desprecio  y  se  van  al  servicio  de  otro,  p.  234.  —  Hace 
atinadas  y  amargas  reflexiones  acerca  de  la  pobre- 
za, p.  235. —  Cuenta  los  nuevos  esfuerzos  que  hizo 
para  recobrar  los  maravedís  y  los  golpes  y  heridas 
que  por  ello  recibió  (p.  239),  y  cómo,  reflexionando 
acerca  de  su  estado,  llegó  a  convencerse  de  que  la 
codicia  es  causa  de  las  mayores  tribulaciones  y  peli- 
gros (p.  240),  por  lo  cual  se  retiró  al  campo,  donde 


ÍNDICE  X' 

conoció  a  la  paloma  y  luego  al  cuenco,  p.  241.  —  La 
tortuga  le  consuela  y  exhorta  a  la  práctica  del  bien, 
ya  que  la  riqueza  nada  vale,  en  parangón  con  la  sabi- 
duría, p.  242.  —  El  cuervo  felicita  a  la  tortuga  por  los 
buenos  consejos  que  acaba  de  oírle,  p.  245.  —  La  sú- 
bita llegada  de  un  gamo  que  huía  de  un  cazador,  les 
asusta;  pero  repuestos  del  sobresalto,  reciben  al  gaiíio 
como  amigo,  p.  246. — Cierto  día,  como  pasara  la  hora 
y  no  concurriese  el  gamo  al  parral  donde  todos  se 
reunían,  se  inquietan  los  tres  amigos;  vuela  el  cuervo 
en  busca  de  aquél  y  lo  ve  preso  en  un  lazo,  p.  247. — 
Vienen  también  el  mur  y  el  galápago  adonde  estaba 
el  gamo;  éste  reprende  al  galápago,  que  no  podrá 
escapar  si  llega  el  cazador ,  p.  248 .  —  Asoma  éste 
cuando  ya  el  mur  había  cortado  el  lazo  del  gamo; 
huyen  éste,  el  ciei-vo  y  aquél,  pero  queda  presa  la 
tortuga,  p.  249.  —  Laméntase  el  mur  de  la  nueva  des- 
gracia; adviértenle  el  gamo  y  el  cuervo  que  la  oca- 
sión no  pide  lamen-tos,  sino  obras;  indícales  el  mur  el 
medio  de  salvar  a  la  tortuga;  lo  ponen  en  práctica  y 
quedan  todos  salvos,  p.  251. 

CAPÍTULO  VI.— De  los  cuervos  e  de  los  buhos...  .  Pág. 
Una  bandada  de  cuencos  que  posaba  con  su  rey  en  un 
árbol,  es  atacada  de  noche  y  derrotada  por  una  tropa 
de  buhos  que,  gobernada  por  su  rey,  vivía  en  una 
cueva  próxima,  p.  255. — Al  enterarse  por  la  mañana  el 
rey  de  los  cuervos  de  la  magnitud  de  la  derrota,  con- 
voca a  sus  cinco  consejeros:  el  primero  le  aconseja 
huir;  el  segundo  opina  que  en  adelante  deben  vivir 
apercibidos;  el  tercero  cree  que  conviene  enviar  una 
embajada  y  ofrecer  un  tributo;  el  cuarto  tiene  por 
mejor  que  sujetarse,  abandonar  el  país  (p.  256);  el 
quinto  desaprueba  el  parecer  de  sus  compañeros; 
confía  en  la  astucia  y  soHcita  una  sesión  secreta  cor» 
el  rey,  p.  259. — Solos  ya  el  rey  y  el  consejero,  pregún- 
tale aquél  por  el  origen  de  la  enemistad  entre  los 
buhos  y  los  cuervos;  y  el  cuervo  le  dice  que,  reunidas 
las  aves  cierto  día  para  elegir  un  rey,  cuando  ya  habían 


XVI  CALILA   Y   DIMNA 


convenido  en  elegir  por  tal  a  un  buho,  llegó  un  cuervo 
que,  consultado  acerca  del  caso,  desaprobó  la  elec- 
ción, poniendo  de  manifiesto  los  defectos  y  la  torpeza 
del  buho  (p.  264),  y  refiriéndoles  el  cuento  de  las  lie- 
bres que  para  librarse  de  los  elefantes  fingieron  que 
la  Luna  era  su  rey,  p.  266.  —  Díceles  además  que  el 
buho  es  falso  y  vil,  y  les  relata  el  cuento  de  la  jine- 
ta y  la  liebre  que  tomaron  por  arbitro  al  gato  ayu- 
nador, p.  269. — Las  aves  anulan  la  elección,  y  el  buho 
se  ausenta  desesperado,  después  de  jurar  al  cuervo 
odio  y  rencor  mientras  el  mundo  durare.  El  cuer- 
vo se  arrepiente  de  su  indiscreción,  p.  272.  —  El  rey 
pregunta  al  cuervo  lo  que  han  de  hacer  a  la  sazón,  y 
éste  le  dice  que  deben  usar  de  astucia,  relatándole  el 
cuento  de  los  tres  bribones  y  el  religioso,  p.  275, — 
Pídele  al  rey  que  finja  ensañarse  con  él;  que  ordene 
que  lo  hieran,  y  le  deje  así  abandonado,  huyendo  él 
con  la  gente  a  cierto  lugar,  para  que  los  buhos,  al  vol- 
ver a  atacarlos,  le  encuentren  en  tal  estado,  como  en 
efecto  sucede,  p.  276. — Llevado  prisionero  ante  el  rey 
de  los  buhos  e  interrogado  por  éste,  le  dice  que  por 
haber  aconsejado  a  su  rey  la  sumisión  o  la  fuga,  le 
conceptuó  traidor  y  le  dejó  en  el  estado  en  que  lo 
aprisionaron,  p.  277.  —  El  rey  de  los  buhos  consul- 
ta con  sus  privados  lo  que  deben  hacer  del  cuervo : 
el  primero  aconseja  que  lo  maten;  el  segundo  opina 
que  se  le  tenga  piedad,  porque  muchas  veces  la  ne- 
cesidad óbUga  a  buscar  la  protección  del  enemigo, 
y  relata  el  cuento  de  la  mujer  joven  y  hermosa,  el 
mercader  rico  y  viejo  y  el  ladrón  (p.  279);  el  tercero 
aconseja  que  traten  bien  al  cuervo,  que,  aun  siendo 
enemigo,  puede  serles  útil,  y  les  narra  el  cuento  del 
religioso,  el  demonio  y  el  ladrón,  p.  281.  —  Insiste  el 
primer  consejero  advirtiendo  que  no  se  dejen  llevar 
de  la  lisonja,  y  refiere  el  cuento  del  carpintero  que 
fué  engañado  por  su  mujer  en  presencia  del  aman- 
te, p.  283. — El  rey  no  hace  caso  de  las  advertencias  de 
aquél,  y  admite  en  su  intimidad  al  cuervo,  que  logra 
insinuársele  con  su  palabra  blanda  y  sabrosa,  p.  287. — 


Un  día  en  que  estaban  reunidos  los  buhos,  rogóles 
que  dijesen  a  su  rey  que  él  deseaba  vengarse  del  mal 
trato  que  había  recibido  de  los  cuervos,  y  que  para 
ello  quería  transformarse  en  buho  por  medio  del  fue- 
go, p.  288. — El  primer  consejero  le  contesta  que  es  im- 
posible cambiar  la  naturaleza  del  malvado  (p.  288),  y 
relata  el  cuento  del  religioso  y  de  la  rata  que,  aun 
después  de  transformada  en  doncella,  prefirió  por  no- 
vio al  ratón,  p.  289. — El  rey  de  los  buhos  continúa, 
sin  embargo,  honrando  al  cuervo,  quien  un  día  se  sale 
furtivamente  y  entera  a  su  rey  de  lo  que  debía  hacer 
para  triunfar  de  los  buhos,  p.  292. — El  rey  le  obedece 
y  los  buhos  quedan  arruinados,  p.  293.  —  Termina  el 
capítulo  con  una  larga  conversación  entre  el  cuervo 
y  su  rey  (p.  294),  durante  la  cual  aquél  le  refiere  el 
cuento  de  la  culebra  que  de  buen  grado  quiso  ser 
cabalgadura  de  la  reina  de  las  ranas,  p.  296. 

CAPÍTULO  VII.— Del  galápago  e  del  ximio Pág.  305 

Un  rey  de  monos,  destituido  por  sus  subditos,  se  retira 
a  la  ribera  del  mar,  donde  hace  amistad  con  un  ga- 
lápago, p.  305.  —  La  mujer  de  éste  se  inquieta  por  la 
prolongada  ausencia  de  su  marido;  una  vecina  la  en- 
tera de  la  amistad  de  aquél  con  el  mono;  cae  aquélla 
enferma,  y  al  volver  el  marido  le  dice  la  vecina  que 
la  dolencia  de  su  mujer  sólo  se  cura  con  corazón  de 
mono,  p.  307.  —  El  galápago,  que  al  pronto  vacila, 
se  decide  por  curar  a  su  mujer,  traicionando  a  su 
amigo;  vuelve  a  la  playa  e  invita  al  mono  a  que  le  vi- 
site en  su  casa;  excúsase  éste,  alegando  que  la  pura 
amistad  se  paga  con  solo  amor;  pero  decídese  ante  el 
atractivo  de  la  sabrosa  fruta  que  el  galápago  le  ofrece 
en  su  isla,  y  cabalga  en  él,  que  empieza  a  nadar  mar 
adentro,  p.  308. —  Inquieto  y  desazonado  el  galápago, 
se  para  a  reflexionar,  e  interrogado  por  el  mono,  que 
ya  sospecha  la  traición,  le  dice  que  por  la  enferme- 
dad de  su  mujer  no  podrá  obsequiarle  como  desea, 
y  acaba  por  confesarle  que  la  medicina  de  aquélla  no 
es  otra  que  corazón  de  mono,  p.  312. — Éste  se  arre- 
TOMO  I.  b 


CALILA   Y   DIMNA 


píente  de  haberse  dejado  llevar  de  la  gula;  pero  inge- 
nia una  treta  y  reprende  al  galápago  por  no  haberle 
dicho  tal  cosa  en  su  casa,  donde  él  se  ha  dejado  el 
corazón,  p.  313.  —  El  galápago  torna  a  la  playa  con 
el  mono,  que  corriendo  se  sube  al  árbol,  y  ante  el 
requerimiento  de  aquél,  que  le  espera  (p.  314),  le  re- 
fiere el  cuento  del  asno  que,  al  decir  del  lobo  cerval, 
no  tenía  corazón  ni  orejas,  p.  315. 

CAPÍTULO  VIH.  — Del  rreligioso  e  del  can Pág.  319 

Un  religioso  cuya  mujer  quedó  encinta  cuando  ya  la 
creía  estéril,  se  forja  ilusiones  exageradas  acerca  del 
varón  que  le  iba  a  nacer,  p.  319.  —  La  mujer  le  amo- 
nesta por  tan  prematura  alegría,  y  le  relata  el  cuento 
del  religioso  que  vertió  la  miel  y  la  manteca  sobre  su 
cabeza,  p.  320. — Pare  la  mujer  un  varón,  y  teniendo 
(.jue  salir  un  día, lo  deja  al  cuidado  del  marido,  p.  322. — 
Tuvo  él  también  precisión  de  salir  en  aquel  entonces, 
y  deja  el  niño  al  cuidado  de  un  can  que  tenía  en  casa; 
mata  éste  una  serpiente  que  vio  venir  contra  el  niño; 
vuelve  el  religioso,  sale  el  can  a  recibirle,  y  al  verle 
aquél  lleno  de  sangre,  sin  detenerse  a  reflexionar,  lo 
mata,  p.  323.— Enterado  de  lo  sucedido,  se  arrepiente 
y  tiene  que  aguantar  además  las  reprensiones  de  su 
mujer,  p.  323. 

CAPÍTULO  IX.  —  Del  gato  e  del  mur Pág.  },2-. 

Un  gato  que  tenía  su  madriguera  al  pie  de  un  árbol  y 
cerca  de  la  de  un  mur,  cae  preso  en  la  red  de  un  ca- 
zador. Sale  el  ratón  y  se  alegra  de  verlo  allí;  pero  ob- 
serva a  la  vez  que  a  él  lo  están  acechando  de  un  lado 
un  lirón  y  de  otro  un  buho,  p.  326. — Su  perspicacia  le 
hace  ver  que  sólo  puede  salvarse  aliándose  con  el  gato, 
a  quien  él  puede  librar  cortando  el  lazo  que  lo  apri- 
siona, p.  327. —  Saluda  al  gato,  y  se  le  acerca  después 
de  prometerse  mutua  y  recíproca  fidelidad,  p.  328. — 
El  buho  y  el  lirón  desesperan  de  cazar  al  ratón,  y  se 
van;  éste  comienza  a  cortar  la  red,  p.  330. — El  gato  se 
impacienta  por  la  lentitud  con  que  procede  el  ratón. 


ÍNDICE 


quien  le  contesta  que  la  prudencia  le  aconseja  hacerlo 
así,  y  que  no  cortará  el  último  nudo  hasta  que  no  vea 
asomar  al  cazador,  como  lo  hizo,  corriendo  entonces 
el  gato  al  árbol  y  el  mur  a  su  ratonera,  p.  330. —  Poco 
después  le  manifiesta  el  gato  sus  deseos  de  no  inte- 
nnimpir  la  amistad;  mas  el  ratón  le  contesta  que  pa- 
sado el  motivo  por  que  la  hicieron,  la  prudencia  le 
aconseja  que  se  guarde  de  él,  p.  332. 

CAPÍTULO  X.  —  Del  rrey  Beramer  e  del  ave  que  dizeíí 

Catra Pág.  336 

Un  rey  criaba  un  ave  llamada  Catra,  que  sabía  hablar  y 
tenía  vm  hijo  pequeño.  Parió  la  reina,  y  el  infante  se 
criaba  con  el  hijo  de  Catra,  la  cual  iba  todos  los  días 
al  monte  y  les  traía  sendos  frutos,  que  contribuían  mu- 
cho a  la  robustez  de  los  pequeños,  p.  336.  —  Un  día, 
ausente  Catra,  se  enfadó  el  infante  con  el  pollo  y  lo 
mató.  Catra,  al  volver,  quebró  los  ojos  al  infante  y 
huyó,  p.  337. — Enterado  el  rey,  se  va  en  busca  de  Ca- 
tra, con  la  que  sostiene  larga  conversación,  durante  la 
cual  se  esfuerza  por  engañarla  para  vengarse;  pero 
ella  le  contesta  a  todos  sus  razonamientos  y  se  ausenta 
de  él,  ps.  338  a  347. 

CAPÍTULO  XI.  —  Del  rrey  Cederano  e  de  su  aguazil  Beled 

e  de  su  muger  Elbes Pág.  348 

Cederano,  rey  de  la  India,  que  tenía  por  privado  al  se- 
sudo y  leal  Beled,  despierta  un  día  espantado  por 
ocho  (1)  visiones  que  tuvo  en  sueños,  y  llama  a  los 
bracmanes  para  que  se  las  interpreten,  p.  350. — 
Éstos,  que  habían  sido  perseguidos  por  el  rey,  apro- 
vechan la  ocasión  para  vengarse:  le  piden  que  les 
deje  deliberar  a  solas  con  sus  libros,  y  acuerdan  augu- 
rar al  rey  terribles  presagios,  de  los  que  sólo  podrá 
librarse  matando  a  Helbed,  su  más  querida  mujer;  a 
su  hijo  el  heredero;  a  Beled,  su  consejero,  y  al  sabio 


A.  y  B.  siete. 


CALILA  V   DIMNA 


Caimerón,  y  también  a  su  caballo  y  elefantes,  p.  351. — 
El  rey,  al  oír  la  interpretación  de  los  bracmanes,  queda 
sumamente  abatido,  y  ante  la  insistencia  de  ellos,  tran- 
sido de  dolor,  se  retira  a  su  cuarto,  p.  354.  —  Beled 
entera  a  la  reina  de  la  tristeza  de  su  soberano,  y  le 
ruega  que  lo  vea  y  procure  averiguar  la  causa  de 
tanta  aflicción,  p.  356.  —  Después  de  alguna  vacila- 
ción por  ciertas  palabras  que  había  tenido  con  el  rey, 
decídese  la  reina;  entra  en  el  cuarto  del  rey,  y  con 
caricias  y'  amorosas  amonestaciones  logra  que  le  diga 
lo  que  le  aconsejaron  los  bracmanes,  p.  358.  —  Con- 
suélale la  reina,  que  afectuosamente  le  ofrece  su  vida 
por  que  recobre  la  alegría;  mas  le  advierte  su  temor 
de  que  los  bracmanes  quisieran  vengarse,  y  le  acon- 
seja que  consulte  antes  con  el  sabio  y  leal  Caime- 
rón, p.  360. — El  rey  sigue  este  consejo,  y  Caimerón 
le  anuncia  que  las  siete  primeras  visiones  son  otros 
tantos  regalos  que  recibirá  de  sendos  reyes  a  los  siete 
días;  y  le  dice  que  no  le  interpreta  la  octava,  o  sea 
«el  ave  que  vio  que  le  picaba  en  la  cabeza»,  pero 
que  no  debía  temer,  pues  no  sería  más  que  una  de- 
sazón pasajera,  p.  363. —  A  los  siete  días  llegan  los 
regalos,  que  el  rey  distribuye  entre  sus  servidores, 
reservando  para  la  reina  y  para  su  concubina  una  co- 
rona de  oro  y  unos  vestidos  preciosos;  llama  a  la  reina 
para  que  elija;  duda  ésta  y  mira  a  Beled,  que  con  el 
ojo  le  hace  seña  para  que  escoja  los  vestidos;  nota 
ella  que  el  rey  ha  visto  el  guiño  de  Beled,  y  para  que 
no  sospechara,  elige  la  corona,  p.  366. — Una  noche 
de  las  que  el  rey  pasaba  con  Helbed,  guisóle  ésta 
una  escudilla  de  arroz;  y  mientras  se  lo  estaba  toman- 
do, entró  en  la  cámara  la  concubina,  luciendo  el  bri- 
llante vestido.  Maravillado  el  rey  ante  tanta  hermosu- 
ra, trató  de  necia  a  la  reina  porque  eligió  la  corona, 
y  ésta,  fuera  de  sí  aloírse  llamar  necia,  dio  al  rey  con 
la  escudilla  por  encima  de  la  cabeza.  Indignado  el 
rey  manda  a  Beled  que  mate  a  la  reina;  pero  éste  la 
guarda  en  su  casa,  confiado  en  que  aquél  pronto  vol- 
vería sobre  sí,  p.  369. — Pronto  se  arrepiente  el  rey,  a 


índice 


quien  Beled  procura  consolar  con  el  cuento  de  las 
dos  palomas,  en  que  el  macho  mata  a  la  hembra  por 
una  falsa  suposición  (p.  372),  y  le  añade  que  no  se 
debe  procurar  lo  que  es  imposible  haber,  relatándo- 
le el  cuento  del  mono  que  por  una  lenteja  perdió  to- 
das las  que  tenía,  p.  374.  —  Sigue  un  largo  diálogo 
que  el  privado  sostiene  con  el  rey,  durante  el  cual 
éste  se  lamenta  de  la  muerte  de  Helbed  y  aquél  pro- 
cura consolarle  con  ingeniosas  y  atinadas  respues- 
tas, ps,  375  a  389.  —  Convencido  al  fin  Beled  de  que 
el  rey  está  verdaderamente  arrepentido,  le  manifiesta 
que  desobedeció  su  orden  y  que  la  reina  vive,  p.  390. — 
Alégrase  el  rey  y  manda  que  le  traigan  a  la  reina; 
quiere  luego  galardonar  a  Beled,  quien  le  contesta 
que  sólo  desea  del  rey  que  en  adelante  medite  seria- 
mente antes  de  tomar  resolución.  Manda  el  rey  matar 
a  los  bracmanes,  p.  392. 

CAPÍTULO  XII. —  Del  arquero  e  de  la  leona  e  del  axa- 
RA Pág.  396 

Una  leona,  al  volver  a  su  cubil  encuentra  sus  leoncillos 
muertos  y  desollados  por  un  cazador,  p.  397. — Los  te- 
rribles lamentos  que  da  son  oídos  por  un  axara,  que 
la  amonesta  y  advierte  que  lo  mismo  que  ella  lamenta 
del  cazador  han  tenido  que  lamentar  de  ella  otros  pa- 
dres, p.  397. —  La  leona  se  abstiene  de  comer  carne, 
pero  hace  un  gran  estrago  en  los  frutos  del  campo; 
el  axara  le  advierte  de  nuevo  que  por  culpa  de  ella 
los  árboles  no  fructificarán  otro  año,  y  ella  entonces 
se  abstiene  de  los  frutos,  come  hierba  y  hace  vida  de 
religioso,  p.  399. 

CAPÍTULO  XIII.— Del  rrelígioso  e  de  su  huésped,  Pág.  401 
Un  extranjero  hospedado  por  un  religioso,  laméntase  de 
que  los  frutos  de  su  país  no  sean  tan  sabrosos  como 
los  que  el  religioso  le  ofrece,  y  éste  le  contesta  que 
prudente  es  contentarse  con  lo  que  buenamente  se 
pueda  tener,  p.  401.  —  El  extranjero  se  empeña  en 
aprender  la  lengua  del  religioso,  y  éste,  para  disuadir- 


CALILA   Y   DIMXA 


lo,  le  refiere  el  cuento  del  cuervo  que  pagado  del 
andar  de  la  perdiz  quiso  aprenderlo,  y  no  lo  pudo  lo- 
grar y  olvidó  el  suyo  propio,  p.  402. 

CAPÍTULO   XÍV .  —  Del    león    e   del   anxahar   rreligio- 

SO Pág.  404 

Un  lobo  cerval,  viviendo  entre  los  suyos,  hace  vida  de 
abstinencia  y  castidad.  Las  bestias  le  reprenden  por 
su  proceder,  y  él  les  contesta  que  la  bondad  de  las 
obras  no  depende  del  lugar,  sino  del  sujeto,  p.  406. — 
El  león,  rey  de  aquellas  bestias,  enterado  de  la  virtud 
del  lobo,  lo  llama;  y  cerciorado  de  sus  excelencias, 
quiere  ponerlo  al  frente  de  su  casa.  Rehusa  el  lobo 
la  oferta,  por  no  estar  acostumbrado  a  la  vida  pala- 
ciega y  por  temor  a  las  malicias  y  trapacerías  de  los 
cortesanos;  pero  ante  la  insistencia  del  rey  se  resigna 
a  obedecer,  p.  407.  —  La  privanza  del  lobo  concita  a 
los  cortesanos,  que,  para  perderle,  ocultan  un  día  en 
la  propia  casa  de  él  la  carne  destinada  a  la  mesa  del 
rey;  y  luego,  mediante  una  conversación  hábilmente 
dispuesta,  hacen  creer  al  león  que  el  lobo  le  ha  roba- 
do la  carne,  p.  411.  —Manda  el  león  registrar  la  casa 
del  lobo,  y  como  apareciera  en  ella  la  carne,  lo  re- 
duce a  prisión;  luego,  por  ciertas  malicias  e  intencio- 
nadas dudas  que  oye  acerca  déla  decisión  que  tomará, 
se  irrita  y  le  condena  a  muerte,  p.  414.  —  Intercede  la 
madre  del  león;  censura  en  su  bijo  la  precipitación 
con  que  ha  juzgado,  y  le  advierte  la  necesidad  en  que 
está  el  rey  de  madurar  bien  los  asuntos  para  no  ser 
juguete  de  la  malicia  de  los  envidiosos,  p.  416. — Se 
presenta  un  testimonio  de  la  inocencia  del  lobo,  en 
vista  del  cual  la  madre  exhorta  al  león  para  que  casti- 
gue a  los  calumniadores,  p.  420. — El  león  manda  sacar 
al  lobo  de  la  cárcel;  éste  rehusa  volver  a  la  perdida 
dignidad,  por  temor  a  la  desconfianza  del  rey  y  a  las 
nuevas  tentativas  de  sus  enemigos;  pero  al  fin  acepta 
ante  los  requerimientos  y  protestas  del  león,  p.  422. 


índice  xxhi 


CAPÍTULO  X\'.  — DfcL  oktiNZE  e  del  ximío  e  del  tejón  (i) 

E  DE  LA  CULEBRA  E  DEL  RRELIGTOSO Pág.   426 

En  un  hoyo  cavado  en  el  campo  caen  un  mono,  un 
tejón,  una  culebra  y  un  hombre.  Pasa  por  allí  un  re- 
ligioso y  echa  una  soga  para  salvar  al  hombre;  pero 
se  agarran  primero  a  ella  las  bestias  una  en  pos  de 
otra,  y  sale  el  hombre  el  último  de  todos,  p,  429. — 
El  hombre  da  gracias  al  religioso  y  le  ofrece  su  casa; 
también  las  bestias  dicen  donde  vivían,  p.  430.  —  A 
poco  el  religioso  tuvo  que  ir  a  la  ciudad;  el  mono,  que 
lo  ve  en  el  camino,  le  ofrece  fruta  y  le  hospeda;  y 
luego,  de  acuerdo  con  el  tejón,  roba  de  palacio  varios 
aderezos  de  oro  y  se  los  entrega;  el  religioso  entra  en 
la  ciudad  y  visita  al  orífice,  quien  apenas  le  ve  los 
aderezos,  lo  denuncia  al  rey,  p.  431.  —  El  religioso  es 
condenado  a  la  horca;  oye  la  serpiente  los  lamentos 
del  inocente;  lo  reconoce,  entra  en  palacio  y  muerde  a 
un  hijo  del  rey,  quien  declara  que  sólo  puede  curarle 
el  religioso  injustamente  condenado  a  muerte,  p.  433. 
El  religioso  sana  al  príncipe;  entérase  el  rey  de  lo 
acaecido  y  n">anda  ahorcar  al  orífice,  p.  434. 

CAPÍTULO  X\T.  —  Del  fijo  del  rrey  e  del  fidalgo  e  de 

sus  companeros Pág.  437 

El  saber  y  el  esfuerzo  humano  se  hallan  sujetos  al 
hado,  p.  438. — Un  príncipe,  un  hidalgo,  un  comer- 
ciante y  un  labrador,  todos  jóvenes  y  pobres,  se  en- 
cuentran en  un  camino  y  discuten  acerca  del  mejor 
medio  de  obtener  fortuna,  p.  439.  —  Llegados  a  una 
ciudad,  ponen  sucesivamente  en  práctica  la  tesis  por 
cada  uno  de  ellos  defendida:  el  labrador,  con  un 
jornal  gana  para  comer  los  cuatro  un  día,  p.  441. — 
El  hidalgo,  a  quien  tocó  en  suerte  el  segundo  día, 
entra  en  la  ciudad  y  se  queda  arrimado  a  un  árbol, 
donde  le  ve  una  dueña  que,  compadecida  de  él,  le 
obsequia  y  da  cien  maravedís,  con  los  que  torna  a  sus 


(i)      rejón.  — En  B.  c:uttg0,  como  se  ice  en  el  epígrafe  del  texto. 


CALILA  Y  DIMNA 


compañeros,  p.  442.— El  hijo  del  mercader  gana  en  un 
negocio  mil  maravedís,  p.  443.  —  Tócale  su  turno  al 
príncipe,  que,  abandonándose  a  la  voluntad  de  Dios, 
se  sienta  indeciso  a  la  puerta  de  la  ciudad;  y  como  al 
pasar  la  fúnebre  comitiva  del  rey,  que  llevaban  a  en- 
terrar, no  se  moviera  de  su  sitio  ni  obedeciera  lo  que 
se  le  mandó,  lo  prenden  y  lo  encarcelan,  p.  445. — 
Proclamado  nuevo  rey  al  día  siguiente,  le  enteran  del 
caso;  manda  el  rey  que  le  presenten  al  príncipe,  a 
quien  casa  con  una  hija  suya  y  le  da  auxilios  con  que 
recobra  su  reino,  p.  446.  —  Hace  entonces  venir  a  sus 
compañeros  y  les  prueba  con  su  ejemplo  que  la  suerte 
del  hombre  depende  de  la  voluntad  divina,  p.  451. — 
Convoca  luego  en  asamblea  a  los  grandes  del  reino  y 
se  afirma  en  ella  la  creencia  del  rey,  en  apoyo  de  la 
cual  relata  un  religioso  el  cuento  de  las  dos  palomas 
que  le  revelaron  un  tesoro,  p.  452. 

CAPÍTULO  XVIL  — De  las  garzas  y  del  zarapito.  Pág.  457 
Dos  garzas,  macho  y  hembra,  deciden  trasladar  su  nido 
a  un  piélago  solitario  y  desconocido  de  las  otras 
aves,  p.  458. — La  hembra,  que  tenía  amistad  íntima 
con  un  zarapito,  desea  que  éste  las  acompañe,  y  para 
poder  enterarle  del  proyecto  de  su  marido,  finge  que 
por  la  salud  de  sus  poUuelos  necesita  traer  un  pescado 
que  sólo  se  halla  en  cierta  isla  muy  lejana,  p.  459. — 
Opónese  el  marido  al  viaje  de  la  hembra  y  le  relata 
el  cuento  del  mono  que  buscando  medicina  con  que 
sanar  a  su  compañero  perdió  la  vida,  p.  460.  —  Insiste 
la  hembra  y  accede  el  marido,  pero  recomendándole 
guarde  en  secreto  el  proyecto  que  tienen.  Ella  se  va 
y  dice  al  zarapito  que  para  que  no  se  internimpa  la 
amistad  que  los  une,  pida  permiso  a  su  marido  para 
trasladarse  con  ellos.  El  zarapito  rechaza  la  condición 
por  humillante;  pero  accede  a  usar  del  ardid  que  ella 
luego  le  propone,  p.  463.  —  Vuelve  la  hembra  con 
el  pescado  y  encuentra  al  zarapito  con  su  marido,  a 
quien  reprende  por  haber  accedido  a  los  deseos  de 
aquél,  p.  466.  —  Consuélala  el  marido,  y  le  refiere  el 


ÍNDICE  XXV 


cuento  del  lobo  que  por  vivir  apartado  de  los  suyos 
fué  muerto  por  los  gatos,  p.  466. — Las  garzas  y  el  za- 
rapito se  trasladan  al  piélago,  donde  vivieron  placen- 
teramente hasta  que  la  seca  de  un  río  y  consiguiente 
mengua  del  pescado  deciden  al  zarapito  a  deshacerse 
de  aquéllas,  confiando  en  servirse  de  la  hembra  para 
matar  al  marido,  p.  471. — La  visita,  y  para  conven- 
cerla le  relata  el  cuento  del  gato  y  el  ratón,  p.  472. — 
La  hembra  se  deja  engañar,  sobre  todo  ante  el  re- 
cuerdo de  la  promesa  que  le  había  hecho  de  buscarle 
nuevo  marido,  y  mata  al  macho  haciéndole  comer  un 
pescado  espetado,  p.  478. —  A  poco  pide  al  zarapito 
el  nuevo  marido;  y  aquél,  fingiendo  que  la  llevaba 
a  vistas,  la  hace  entrar  en  la  cueva  de  un  lobo  que,  ad- 
vertido ya  y  puesto  en  acecho,  la  mata,  p.  480. 

CAPÍTULO  XVin.— La  paloma,  la  vulpeja  y  el  alcara- 
ván   Pág.  481 

Una  paloma  se  libra  del  apuro  en  que  la  metía  una  zorra, 
por  consejo  de  un  alcaraván,  p.  481. — Enterada  la  zorra, 
busca  al  alcaraván;  traba  conversación  con  él,  y  me- 
diante una  serie  de  preguntas  adulatorias,  logra  que 
ponga  la  cabeza  debajo  del  ala,  momento  que  apro- 
vecha para  saltar  sobre  él  y  matarlo,  p.  482. 

Glosario Pág.  487 


PROLOGO 


El  origen  indio  del  Libro  de  Calila  y  Dimna  se 
halla  explicado  en  el  capítulo  I  de  la  versión  caste- 
llana mejor  que  en  ninguna  de  las  versiones  árabes 
que  hoy  conocemos.  Según  allí  se  lee,  Berzebuey 
— léase  Barzuyeh — ,  médico  de  la  corte  de  Sirechuel 
o  Nixhuen — léase  Anuxirvan  (i) — ,  fué  enviado  por 
su  soberano  a  la  India,  en  busca  de  unas  hierbas  que 
tenían  la  virtud  de  resucitar  a  los  muertos.  Llegado 
allá  Barzuyeh  y  hechas  varias  experiencias  sin  resul- 
tado satisfactorio,  consultó  con  los  sabios  del  país, 
quienes  le  dijeron  que  dichas  hierbas  no  eran  otra 
cosa  que  los  libros  que  ilustran  el  entendimiento  de 
los  ignorantes;  libros  o  escripturas  que  Barzuyeh  tras- 
ladó en  lenguaje  de  Persia  et  concertólas,  y  se  volvió 
con  ellas  hacia  su  soberano  (2).  A  dichos  libros  o  es- 


(i)  Anuxirvan  o  Cosroes  I,  rey  de  Persia,  que  gobernó  desde 
531  hasta  579  de  Jesucristo  y  extendió  su  dominación  hacia  la 
India,  sometiendo  algunos  de  los  rajas  o  príncipes  de  la  misma. 
Fué  muy  amante  de  la  instrucción,  favoreció  a  los  sabios  y  mandó 
traducir  a  la  lengua  de  su  país  las  mejores  obras  de  los  griegos. 

(2)  La  circunstancia  de  haber  ido  Barzuyeh  a  la  India,  no  en 
busca  de  übros,  sino  de  hierbas  maravillosas,  se  lee  también  en 
la  Historia  de  los  persas,  de  Ta 'alibi,  publicada  y  traducida  por 
H.  Zotenberg  (París,  1900,  págs.  629-633).  Pero  según  este  autor, 
el  rey  de  la  India,  a  semejanza  de  lo  que  sabemos  que  hoy  hacen 


CALILA  Y  DIMNA 


cripturas,  traducidas  y  concertadas  por  Barzuyeh,  tma 
de  ¿as  cuales  es  aqueste  libro  de  Calila  e  Dimna,  aña- 
dió aquél  unas  questiones  que  fizo  un  rrey  de  India,,, 
a  su  alguazil  o  visir,  y  lo  juntó  todo  en  un  libro  entero 
que  sirviese  de  guía  y  ejemplo  a  su  rey  y  a  los  que 
le  sucediesen. 

Aquí  tenemos  explicado,  de  conformidad  con  lo 
que  han  venido  a  resolver  los  eruditos,  no  sólo  el 
origen  indio  de  la  colección  (i),  sino  también  resuel- 
ta la  cuestión  suscitada  por  algunos  (2)  acerca  de  si 
Barzuyeh  encontró  en  la  India  una  compilación  que 
fuese  el  original  de  la  versión  persa,  o  si  sólo  halló 
diversos  escritos,  de  los  cuales  formó  él  su  colección. 
Barzuyeh,  como  expresamente  se  lee  en  dicho  capí- 
tulo I  (3),  tradujo  varias  escripiuras,  que  luego  con- 


los  moros,  no  permitió  que  Barzuyeh  sacara  copia  del  libro,  sino 
sólo  que  lo  leyera  en  su  presencia;  y  éste  lo  leyó  con  tal  aten- 
ción, que  lo  aprendió  de  memoria  y  lo  puso  luego  por  escrito. 

(i)  El  Sr.  Gayangos  afirma  que  Barzuyeh  sólo  tomó  de  la  In- 
dia la  historia  de  Calila  y  Dimna,  o  sea  el  capítulo  III  de  nues- 
tra versión.  Todo  lo  demás,  dice,  reconoce  otro  origen  o  fué  aña- 
dido por  él.  (Véase  Biblioteca  de  Autores  Espartóles:  Escritores  en 
prosa  anteriores  al  siglo  XV,  recogidos  e  ilustrados  por  D.  Pas- 
cual Gayangos.  Madrid,  1860,  pág.  i,  nota,  y  pág.  41,  nota  i.) 

(2)  Herbelot,  Sarmiento,  Benfey,  Gayangos,  etc.  (Véase  C.  G. 
Alien,  L'ancienne  versión  espagnole  de  Kalila  et  Digna.  Ma- 
cón..., 1906,  pág.  v.) 

(3)  Extraña  a  primera  vista  que  siendo  la  versión  castellana 
traducida  del  árabe,  sea  ella  la  que  mejor  nos  entere  de  todos 
los  pormenores  referentes  al  origen  de  estas  fábulas.  Y  la  razón 
de  ello  no  es  otra  sino  el  haber  sido  este  capítulo  tan  añadido  y 
desfigurado  por  los  árabes  en  las  sucesivas  copias  que  de  él  han 
hecho,  que  la  verdad  ha  quedado  obscurecida  y  omitida  para 
dejar  su  lugar  a  concepciones  fantásticas,  a  que  tan  aficionados 


PROLOGO 


certó  y  les  añadió  el  capítulo  de  las  cuestiones  o  pre- 
guntas que  hizo  el  rey  de  la  India  a  su  visir,  formando 
así  la  colección  tal  y  como  se  hallaría  ésta  en  la  pri- 
mitiva versión  pehleví  o  dialecto  literario  de  la  Per- 
sia,  hacia  el  año  570  de  Jesucristo. 

El  título  de  Libro  de  Calila  y  Dinina  con  que  se 
conoce  esta  colección  es  impropio;  porque  tal  título 
no  conviene  más  que  al  capítulo  en  que  se  refiere  la 
historia  de  aquellos  dos  chacales  —  el  III  en  nuestra 
versión — ,  y  a  otro — el  IV  de  nuestra  versión — en 
que  se  cuenta  el  proceso  de  Dimna.  Los  demás  capí- 
tulos nada  tienen  que  ver  con  Calila  y  Dimna;  son 
enteramente  independientes.  Los  tomados  del  Pan- 
chatantra  tienen  en  esta  obra  su  título  propio;  título 
que  conservan  en  la  colección  árabe  y  también  en  las 
demás.  Lo  sucedido  fué  que  como  dicho  capítulo  es 
el  I  en  el  Panchatantra  y  lo  fué  también  en  la  com- 
pilación de  Barzuyeh,  y  es  además  el  más  largo  y  el 
más  interesante,  dio  nombre  a  toda  la  colección. 

La  traducción  de  Barzuyeh  y  el  original  sánscrito 
de  que  se  sirviera,  si  es  que  llegó  a  reunirlo  forman- 
do compilación,  se  han  perdido;  pero  poseemos  dos 


son  aquéllos.  Algo  de  ello  hay  también  en  el  manuscrito  A  de 
nuestra  versión,  que  nos  habla  de  Sirechuel,  hijo  de  Cades;  pero 
en  B  se  lee  Nixhuen,  conforme  con  Nuxirvan  o  Anuxirvan,  el 
nombre  del  soberano  persa.  La  versión  hebrea,  y  la  latina  de 
Juan  de  Capua,  hecha  de  la  hebrea,  convienen  con  la  nuestra,  y 
son  las  únicas  que  conservan  este  capítulo  en  la  forma  que  tenía 
en  la  primitiva  redacción  árabe.  En  confirmación  de  lo  que  aca- 
bamos de  decir,  añadiremos  que  dicho  capítulo,  que  en  castellano 
llena  escasamente  unas  3  páginas  en  nuestra  edición,  ocupa  14  en 
la  edición  árabe  de  Sacy,  26  en  la  de  Jalil  y  11  en  la  de  Cheikho. 
Por  esto  es  el  único  capítulo  que  no  cotejamos  con  el  árabe. 


CALILA    y   DIMNA 


versiones  de  aquélla:  una  al  siriaco,  hecha  por  un 
eclesiástico  llamado  Bud  o  Bod,  en  el  mismo  siglo  vi, 
pocos  años  después  del  570,  y  otra  al  árabe,  hecha 
por  los  años  de  750  por  Abdalla  Ben  Almocafa.  En 
esta  versión  árabe  aparecen  capítulos  que  no  tenía 
el  original  pehleví.  Del  árabe  se  tradujo  después  al 
siriaco,  al  griego,  al  persa,  al  hebreo  y  al  castella- 
no (i).  La  versión  hebrea,  a  su  vez  fué  traducida  al 
latín  por  Juan  de  Capua  con  el  título  de  Directorium 
vitae  hmnanae  alias  parábola  antiqtiorum  sapien- 
tium  (2).  Esta  versión  latina  y  la  castellana  son  las 
dos  que  mejor  representan  el  original  árabe  de  Ben 
Almocafa. 

De  la  versión  castellana  tenemos  dos  manuscritos, 
ambos  en  la  Biblioteca  de  El  Escorial,  en  cuyo  catá- 
logo se  hallan  descritos  en  la  forma  siguiente :  Códi- 
ce (A)  en  folio  pasta,  en  papel,  con  24  folios  y  de 
principios  del  siglo  xv :  está  imperfecto;  y  (B)  Calila 
y  Dina,  o  colección  de  fábulas  morales,  tomadas  de 
algunos  filósofos,  escritas  por  el  bachiller  Alonso  de. 
Toledo.  Parece  que  no  está  completo.  Códice  en  folio 
menor  pasta,  en  papel,  con  223  folios  y  de  fines  del 


(i)  Véase  Keith-Falconer,  Kalilah  and  Dimnah...,  being-  an 
account  of  their  literary  history,  witli  an  english  translation  of  the 
later  syriac  versión  of  the  same,  and  notes  (Cambridge,  1885).  En 
la  introducción  trata  todas  las  cuestiones  relativas  a  Calila  y  Dim- 
na,  su  origen,  traducciones,  etc.,  resumiendo  los  trabajos  de  sus 
predecesores. — Véase  también  la  Bibliographie.  des  ouvrages  ara- 
bes,  de  M.  Chauvin  (11,  pág.  79),  donde  cita  traducciones  del  Ca- 
lila hechas  a  cuarenta  lenguas  diferentes. 

(2)  Publicada  por  Derenbourg  en  el  fascículo  72  de  la  Biblio- 
theque  de  tÉcole  des  Hautes  Études.  París,  1887. 


PROLOGO  XXXI 


siglo  XV  (i).  Sarmiento  (2)  describe  otro  cuyo  para- 
dero se  ignora. 

Al  fin  del  manuscrito  A  se  lee :  Aqui  se  acaba  el 
libro  de  Calila  e  Digna,  et  fue  sacado  del  ardvigo  en 
latín  e  rromangado,  por  mandado  del  infant  aon  Al- 
fonso, Jijo  del  Muy  noble  rrey  don  Ferrando,  enla  era 
de  mili  e  dozienios  e  noventa  e  nueve  años;  y  el  título 
del  manuscrito  perdido  era,  según  Sarmiento  (3) :  El 
libro  de  Calila  e  Dimna,  que  fue  sacado  del  arábigo  en 
latín,  Romanizado,  por  mandado  del  Infante  Alfon- 
so, fijo  del  Rey  D.  Fernando,  en  era  de  mil  trescientos 
ochenta  y  nueve.  Corrigiendo  ambas  fechas,  una  por 
otra,  se  obtiene  la  probable  de  1289  de  la  Era  espa- 
ñola, o  sea  el  año  125 1  de  Jesucristo,  en  que  D.  Al- 
fonso era  todavía  infante.  Las  palabras  sacado  del  ard- 
vigo en  latín  e  rromangado,  dieron  motivo  a  sospe- 
char si  la  versión  castellana  no  procedía  de  la  árabe 
directamente,   sino  por  intermedio  de  otra   latina, 


(i)  El  Sr.  GayangoSj  en  la  página  4  del  prólogo  de  su  edición 
del  Calila  y  Dinma,  los  describe  del  modo  siguiente :  «El  prime- 
ro y  más  antiguo  de  ellos,  señalado  con  i  i  i,  h,  9,  es  de  fines  del 
siglo  xrv;  está  forrado  en  tabla...  del  Renacimiento;  consta  de 
94  hojas  útiles  y  tiene  intercalados  en  el  texto  muchos  dibujos  de 
pluma,  ejecutados  con  bastante  primor...  El  segundo,  señalado 
con  i  i  i,  X,  4,  es  más  moderno;  una  nota  final  dice  que  se  acabó 
de  copiar  en  jueves  postrimero  de  abril,  año  de  LXVI,  por  García 
de  Medina,  en  Valladolid.  Es  un  folio  menor  de  223  hojas,  de  las 
cuales  las  119  primeras  pertenecen  al  Libro  de  Calila  e  Dimna, 
ocupando  las  restantes  el  Mappa  Mundi  de  Isidoro,  en  romance, 
y  parte  del  Invencionario  del  bachiller  Alonso  Gutiérrez  de  To- 
ledo.» 

(2)  Memorias  para  la  Historia  de  la  Poesía.  Madrid,  1775. 

(3)  Op.  cit„  pág.  339. 


CALILA  Y  DIMNA 


hecho  que  no  puede  admitirse  ni  admitirá  por  cierto 
quien  se  fije  en  el  cotejo  que  en  la  presente  edición 
hacemos  de  ambas  versiones,  la  castellana  y  la  árabe. 
En  el  pasaje  citado  sobra  la  conjunción  e,  que  no  se 
lee  en  el  título  de  la  copia  perdida,  citada  por  Sar- 
miento, y  suprimida  dicha  conjunción,  el  texto  viene 
a  decir  que  la  obra  se  tradujo  del  árabe  al  latín  ro- 
manzado; es  decir,  al  latín  romance  de  Castilla,  o  sea 
al  romance  castellano. 

Mientras  no  teníamos  de  la  versión  castellana  más 
edición  que  la  publicada  por  D.  Pascual  Gayangos, 
y  de  la  árabe  la  editada  por  Sacy  y  todas  las  que 
basadas  en  ésta  se  han  publicado,  era  difícil  el  cote- 
jo de  ambas  versiones,  no  obstante  lo  cual  se  había 
llegado  ya  a  la  conclusión  de  que  la  castellana  es- 
taba hecha  directamente  de  la  árabe.  Pero  publicada 
en  1906  la  versión  española  por  CUfford  G.  Alien,  en 
la  que  imprime  el  texto  del  manuscrito  A,  anotan- 
do al  pie  de  las  páginas  las  variantes  del  manuscri- 
to B,  y  en  apéndice  los  capítulos  de  éste  que  fal- 
tan en  aquél,  y  publicada  también  en  1905  por  el 
P.  Cheikho  (i)  la  versión  árabe  según  el  manuscrito 
más  antiguo  de  fecha  conocida,  el  cotejo  de  ambas 
traducciones,  la  castellana  y  la  árabe,  sorprende  por 
la  fidelidad  con  que  en  muchísimos  pasajes  la  nues- 
tra reproduce  literalmente  el  texto  de  Ben  Almocafa. 
Ya  Derenbourg  (2)  decía  en  1887,  que  el  texto  árabe 
traducido  por  Alfonso  el  Sabio  fué  el  mismo  que  el 


(i)    La  versión  árabe  de  Kalilah  et  Dimnah,  d'ap?'es  l¿  plus 
anden  Manuscrit  árabe  daté.  Beirut,  1905. 
(2)     Op.  cit.,  pág.  rv  del  prólogo. 


PRÓLOGO 


que  utilizó  el  traductor  hebreo,  y  que  la  identidad  de 
la  versión  española  con  la  hebrea  era  más  de  notar, 
cuando  entre  los  muchos  y  diferentes  manuscritos 
árabes  que  se  hallan  en  las  bibliotecas,  no  hay  uno 
que  no  presente  muchas  diferencias  con  el  texto  de 
aquéllas.  «Esta  versión  española  —  añade  —  será  de 
gran  utilidad  cuando  se  trate  de  restablecer  un  texto 
árabe  correcto  de  la  versión  de  Ben  Almocafa.»  Para 
restablecer  este  texto  puede  servir  en  gran  parte  el 
publicado  por  el  P.  Cheikho,  el  cual,  aunque  no  sea 
completo,  pues  le  faltan  algunos  capítulos  de  los  con- 
tenidos en  nuestra  versión,  es  el  que  más  conviene 
con  ella,  y  las  muchas  incorrecciones  de  que  adolece, 
son  fáciles  de  corregir  teniendo  a  la  vista  la  traduc- 
ción castellana.  En  nuestro  cotejo  hemos  corregido 
algunas,  y  no  nos  hemos  detenido  en  otras  porque  la 
tarea,  además  de  larga,  se  salía  del  objeto  de  la  pre- 
sente publicación,  y  deliberadamente  la  hemos  deja- 
do para  un  segundo  tomo,  en  el  que,  comparando  la 
versión  castellana  y  la  árabe  con  el  original  sánscri- 
to (i),  cuando  sea  posible,  y  con  la  siriaca  y  demás 
hechas  directamente  de  la  árabe,  lleguemos  hasta  don- 
de se  pueda  en  la  reconstrucción  del  texto  de  Ben 
Almocafa. 

El  plan  que  hemos  seguido  en  nuestra  edición  es 
el  siguiente :  hemos  cotejado  frase  por  frase  y  pala- 
bra por  palabra  la  edición  de  Alien  con  la  de  Cheikho 
y  con  otra,  también  árabe  (2),  que  después  de  aquélla 


(i)    Hay  pasajes  que  en  la  versión  castellana  están  más  con- 
formes con  el  original  sánscrito  que  en  las  versiones  árabes. 
(2)    Publicada  por  Jalil  Jazichi,  en  Beirut,  el  año  1888. 
TOMO  I.  c 


XXXIV  CALILA   Y  DIMNA 


nos  ha  parecido  la  mejor.  Ya  hemos  dicho  que  Alien 
publica  el  texto  del  manuscrito  A,  anotando  las  va- 
riantes de  B,  y  en  apéndice  los  capítulos  de  B  que 
faltan  en  A. 

Empleamos  en  la  edición  tres  tipos  distintos.  Todo 
lo  que  va  impreso  en  letra  redonda  es  del  manuscri- 
to A.  Los  capítulos,  frases  o  palabras  de  cursiva  son 
del  manuscrito  B  que  completan  el  texto  de  A  cuan- 
do éste  es  deficiente,  o  lo  enmiendan,  siempre  de 
conformidad  con  la  versión  árabe.  En  este  último 
caso  ponemos  en  nota  el  texto  de  A,  que  de  este 
modo  se  reproduce  íntegro  en  nuestra  edición.  Lo 
impreso  en  versalitas  son  palabras  o  frases  de  A  o 
de  B  que  no  tienen  correspondencia  en  los  textos 
árabes,  y  son  adiciones  del  amanuense  castellano  u 
omisiones  del  copista  árabe.  Las  palabras  o  frases 
que  incluímos  entre  paréntesis  ( )  son  del  texto  cas- 
tellano, pero  superfinas;  y  las  que  van  entre  [  ]  faltan 
en  los  manuscritos,  pero  son  indispensables  para  el 
sentido  de  la  frase.  Las  voces  que  nos  han  parecido 
equivocadas  por  el  copista,  las  corregimos,  pero  indi- 
cando en  nota  la  forma  que  tienen  en  el  manuscrito. 

Cuando  del  cotejo  resulta  que  el  texto  de  la  ver- 
sión española  no  conviene  con  el  de  la  árabe  de 
Cheikho,  pero  sí  con  el  de  la  de  Jalil  (i),  lo  adverti- 
mos en  nota;  y  ello  es  señal  de  que  en  tal  pasaje  la 
lección  de  J.  es  la  legítima  y  la  que  debe  preferirse, 
si  no  salen  pruebas  en  contra,  para  una  edición  co- 
rrecta del  texto  árabe.  Cuando  no  hay  conformidad 


(i)    Indicamos  estas  dos  ediciones  con  las  letras  C.  y  J.,  res- 
pectivamente. 


PROLOGO 


en  los  textos,  o  cuando,  habiéndola  en  el  pensamien- 
to, la  traducción  castellana  no  resulta  literal  del  ára- 
be, ponemos  en  nota  la  traducción  de  G.  y  a  veces 
también  la  de  J.  salvo  en  aquellos  casos  en  que  nos 
ha  parecido  que  el  traductor  castellano  no  podía  se- 
guir a  la  letra  el  texto  de  la  versión  árabe,  y  tenía 
que  buscar  otro  giro.  Así,  en  esta  edición  no  sólo  se 
publica  el  texto  castellano  corregido  y  añadido  de 
conformidad  con  los  mejores  textos  de  la  versión 
árabe,  y  se  da  la  traducción  completa  del  texto  ára- 
be editado  por  Cheikho  (i),  sino  que  en  vista  de  ella 


(i)  Para  seguir  el  hilo  del  texto  de  C.  en  nuestra  edición,  tén- 
gase en  cuenta  que  la  primera  y  la  última  palabra  de  los  pasajes 
traducidos  en  las  notas  son  dicciones  del  texto  castellano,  que  se 
distinguen  a  simple  vista  de  las  demás  de  la  nota,  por  ser  anti- 
cuadas. La  primera  hay  que  buscarla  siempre  en  el  texto,  des- 
pués de  la  llamada  de  la  nota  anterior  (*);  y  la  última  es  la  que 
sigue  inmediatamente,  en  el  mismo  texto,  a  la  llamada  de  la  nota 
de  que  se  trata.  De  modo  que  substituyendo  por  la  nota  el  pa- 
saje del  texto  comprendido  entre  dichas  dos  palabras,  se  tiene  la 
traducción  seguida  del  texto  de  C.  En  la  página  70,  por  ejemplo, 
el  texto  árabe  y  el  castellano  convienen  en  todo  desde  «Desí», 
con  que  empieza  la  página,  hasta  <estado?^  Pero  en  vez  de  *has 
estado?*  que  se  lee  en  B.,  conforme  con  C,  dice  A.  «eres?»,  como 
se  índica  en  la  nota  i.  A  continuación,  donde  el  texto  castellano 
dice  «de  tu  puerta»,  C.  y  J.  dicen  «de  la  puerta  del  rey»,  como 
reza  la  nota  2,  que  empieza  con  «de»  y  termina  con  «a»,  que  es  la 
palabra  que  sigue  a  la  llamada  2.  La  nota  4  de  la  misma  página 
comienza  con  «Ca»,  de  la  línea  8,  y  termina  con  «Quando>,  pala- 
bra que  sigue  a  la  llamada  4  del  texto.  Debemos  advertir  que  en 
estos  pasajes,  traducidos  del  árabe,  hemos  procurado  ajustamos 
todo  lo  posible  al  original,  siguiendo  el  texto  y  repitiendo  a  veces 
palabras  y  giros  que  afean  la  redacción  castellana,  pero  que  re- 
producen lo  más  fielmente  que  nos  ha  sido  posible  el  texto  árabe. 

(*)      Si  ésta  no  se  refiere  a  enmienda  del  texto  de  A. 


XXXVI  CALILA   Y   DIMNA 


se  puede  ya  sentar  la  siguiente  conclusión :  Los  pasa- 
jes en  que  hay  conformidad  en  los  textos,  represen- 
tan fielmente  la  antigua  versión  árabe  y  también  la 
castellana;  cuando  falta  esta  conformidad,  queda  por 
averiguar  cuál  de  las  dos  versiones  representa  mejor 
el  original :  la  castellana  o  la  árabe.  Este  trabajo,  que 
exige  nuevos  estudios  para  su  realización,  como  tam- 
bién el  distinguir  y  precisar  el  elemento  indio  de  la 
colección,  distinguiéndolo  de  todo  lo  que  en  ella 're- 
conoce otro  origen,  árabe  o  persa,  lo  dejamos  para  un 
segundo  tomo. 


* 
*  * 


Esta  edición  no  es  paleográñca.  El  signo/ lo  trans- 
cribimos por  s;  la  v  vocal  por  u,  y  Isl  u  consonante 
por  V;  la  }>,  cuando  es  verdadera  vocal ,  o  sea  cuando 
no  forma  diptongo,  por  z;  el  signo  /  por  z;  y  m  por  7nm 
o  mn,  según  los  casos.  También  ponemos  acentos 
para  facilitar  la  lectura. 


José  Alemany  Bolufer. 


LIBRO  DE  CALILA  Y  DIMNA 


[INTRODUCCiÓiN  DE  BEN  ALMOCAFA] 

[Falta  en  A.  —  B.,  fols.  i  a  5.  —  C,  págs.  45  a  52.— J.,  págs.  65  a  83.] 

Los  filósofos  entendidos  de  qual  qider  ley  e  de  qual 
quier  lengua  sienpre  punaron  e  se  trabajaron  de  buscar 
el  saber  e  de  rrepresentar  e  hordenar  la  filosofía  eteran 
tenudos  de  fazer  esto.  Et  acordaron  e  disputaron  sobre 
ello  tinos  con  otros,  e  amávcmlo  más  que  todas  las  otras 
cosas  de  que  los  ornes  se  trabajan,  et  plazíales  más  de 
aquello  que  de  nin.guna  juglería  nin  de  otro  plazer;  ca 
ienien  que  non  era  ninguna  cosa  de  las  que  ellos  se  tra- 
bajavan,  de  mejor  premia  nin  de  mejor  galardón  que 
aquello  de  que  las  sus  ánimas  trabajavan  e  enseñavan. 
Et posieron  enxenplos  e  semejanzas  enla  arte  que  alean- 
garon  e  llegaron  por  alongamiento  de  nuestras  vidas  e 
por  largos  pensamientos  e  por  largo  estudio;  e  deman- 
daron cosas  para  sacar  de  aquí  lo  que  quisieron  con 
palabras  apuestas  e  con  rrazones  sanas  e  firmes;  et  po- 
sieron e  conpararon  los  más  destos  enxenplos  alas  bes- 
tias salvages  e  alas  (i)  aves. 


(i)  C.  Principio  de  Calila  y  Dimna,  que  es  una  parte  de  las 
fábulas  y  narraciones  que  los  sabios  de  la  India  inventaron,  en 
las  cuales  se  propusieron  introducir  los  dichos  más  eficaces  que 
encontraron  para  el  fin  que  se  proponían.  Los  sabios  de  cual- 

TOMO   I.  I 


CALILA   Y   DIMNA 


E  ay untar onseles  para  esto  tres  cosas  btienas:  lapri- 
h'iera,  que  los  fallaran  usados  en  r  razonar,  e  trobáron- 
los  según  lo  que  usavan  para  dezir  cncobierta  mente  lo 
que  querían,  et  por  afirmar  buenas  rrazones;  e  la  se- 
gunda es,  que  lo  fallaron  por  buena  manera  con  los  en- 
tendidos  por  que  les  crezca  el  sabor  en  aquello  que  les 
mostraron  de  la  filosofía  quando  enella  pensavan  e  co- 
nocían su  entender;  la  tercera  es,  que  los  fallaron  por 
juglaría  alos  dicípulos  e  alos  niños.  Et  por  esto  lo  ama- 
ron e  lo  tovieron  por  estraña  cosa  et  quisieron  estudiar 
enello  e  sabej-lo;  que  (i)  quando  el  mogo  oviere  hedat  e  sií 
entendimiento  conplido,  e  pensare  enlo  que  dello  oviere 
decorado  en  los  días  que  enello  estudió  e  asmare  lo  que 
ende  ha  notado  en  su  corazón,  sabrá  ende  que  avrá  al- 
ean cado  COSO'  que  es  más  provechosa  que  los  tesoros  del 
aver  et  sería  atal  como  el  07ne  que  llega  a  hedat  e  (2) 


quier  religión  y  las  gentes  de  cualquier  lengua  no  cesaron  de 
procurar,  mediante  varias  especies  de  artes,  el  que  fueran  enten- 
didos ellos  y  sus  obras,  (ni  dejaron)  de  buscar  medios  para  ma- 
nifestar al  exterior  sus  razonamientos,  hasta  que  resultó  de  aque- 
llas artes  la  de  poner  el  discurso  elocuente  y  sólido  en  boca  de 
las  bestias  s.  y  de  las  aves. 

(i)  C  buenas.  En  cuanto  a  ellos  (los  sabios),  encontraron  un 
punto  de  partida  para  hablar  y  varios  procedimientos  que  em- 
plear. En  cuanto  al  Ubro,  reúne  distracción  y  sabiduría :  los  sabios 
lo  eligen  para  instruirse  y  los  ignorantes  para  su  diversión.  Y  en 
cuanto  a  los  discípulos,  tanto  jóvenes  como  los  que  no  lo  sean^ 
experimentan  gozo  en  estudiarlo  y  les  es  fácil  el  retenerlo.  Así 
quando 

(2)  C.  hedat  y  reuniere  en  sí  la  acción  y  la  reflexión  del  que 
medita  acerca  de  aquello  que  en  su  corazón  conserva  consignado, 
como  resultado  de  su  educación  y  que  él  no  entendía,  entonces 
sabrá  que  ha  logrado,  mediante  aquello,  tesoros  cuantiosos,  et  s. 
a.  c.  e.  o.  que  al  llegar  a  la  edad  de  la  razón,  cuando  llegue,  falla 


INTRODUCCIÓN   DE   BEN   ALMOCAFA 


Jalla  que  su  padre  leha  dexado  gran  tesoro  de  oro  e  de 
piala  e  de  piedras  prefiosas,  por  donde  le  escusaria  de 
demandar  ayuda  en  vida  (i). 

Pues  el  que  este  lloro  leyere  sepa  la  manera  en  que 
fue  conpuesto,  et  qual  fué  la  entengión  de  los  filósofos  e 
de  los  entendidos  en  sus  enxenplos  délas  cosas  que  son 
ai  dichas.  Ca  aquel  qu:  esto  non  sopiere  non  sabrá  que 
será  su  fin  enes  te  libro,  Et  sepas  que  la  primera  cosa 
que  conviene  al  que  este  libro  leyere,  es  que  se  quiera 
guiar  por  sus  antecesores  que  son  los  filósofos  e  los 
sabios,  e  que  lo  lea  e  que  lo  entienda  bien,  et  que  non 
sea  su  intento  de  leerlo  fasta  el  cabo  sin  saber  lo  que 
e.'ide  leyere  (2).  Ca  aquel  que  la  su  intención  será  de 
leerlo  fasta  en  cabo,  e  non  lo  entendiere  nin  obrare  por 
él,  non  fiará  pro  el  leer,  nin  (3)  avrá  del  cosa  de  que  se 
pusda  ayudar. 

Et  aquel  que  se  trabajare  de  demandar  el  saber  per- 


(i)  C.  oro,  que  le  constituye  una  fortuna  que  lo  hace  rico  y  le 
releva  de  trabajar  y  buscar  ("").  —  Sigue  en  C.  una  cláusula  enre- 
vesada y  de  difícil  comprensión,  que  no  me  atrevo  a  traducir,  y 
que,  como  se  ve,  falta  en  la  versión  castellana  y  también  en  los 
demás  textos  árabes. 

(2)  C.  entenyióii  de  su  autor  en  lo  que  atribuye  a  los  animales 
y  en  lo  que  inserta  sin  ser  evidente,  además  de  las  varias  mane- 
ras de  cuentos  que  introduce.  Pues  el  lector,  si  descuida  esto,  no 
podrá  saber  lo  que  se  quiere  (expresar)  con  estas  alusiones,  ni 
el  fruto  que  ha  de  sacar  de  ellas,  ni  el  resultado  que  ha  de  obte- 
ner de  las  materias  que  en  el  libro  se  exponen.  Ca 

(3)  C.  cabo,  sin  entender  lo  que  leyere,  no  avrá 

(*)  Hasta  aquí  llega  esta  introducción  en  el  manuscrito  editado  por 
el  P.  Cheikho.  Eu  las  dos  últimas  cláusulas,  el  texto  árabe  es  muy  inco- 
rrecto, pero  se  ve  que  viene  a  decir  lo  mismo  que  la  versión  castellana. 
De  aquí  en  adelante  cotejamos  este  capítulo  con  el  texto  de  otro  ma- 
nuscrito que  publica  el  P.  Cheikho,  y  con  el  de  J.  / 


CALILA   Y   DIMXA 


feiamentc,  leyendo  los  libros  estudiosa  mente  si  non  S9 
trabajase  en  fazer  der eolio,  e  seguir  la  verdat,  non  avrá 
del  fruto  que  cogiere  si  non  el  trabajo  e  el  lazerio;  e  será 
atal  como  el  {í)  orne  que  dixieron  los  sabios  que  pasara 
por  un  canpo,  e  le  aparegió  un  tesoro,  et  después  que  lo 
ovo,  vio  un  tal  tesoro  qual  orne  non  viera  (2),  et  dixo  en 
su  cora  fon:  «Si  yo  me  tomare  a  levar  esto  que  he  fa- 
llado, e  lo  levare  poco  a  poco,  fazer  same  ha  perder  (3) 
el  gran  sabor  que  he  dello.  Mas  llegaré  (4)  peones  que 
meló  lyeven  ami  posada,  et  d¿sí  iré  en  pos  dellos.»  E 
fizólo  asi,  e  levó  cada  uno  dellos  lo  que  pudo  levar  a  su 
posada,  efeziéronlo  desta  guisa  fasta  que  ovieron  levado 
todo  el  tesoro.  Et  desí  esto  fecho,  fuese  el  orne  {^)  para 
su  posada  e  non  falló  ncoda,  mas  fallo  que  cada  uno  de 


(i)  C.  Et  aquel  que  desea  acumular  mucho  saber  y  leer  libros 
sin  ningún  esfuerzo  de  atento  examen  en  lo  que  leyere,  merece- 
dor es  de  que  no  le  suceda  sino  lo  que  sucedió  al  orne, 

(2)  C.  pasara  por  una  cueva  y  se  le  aparecieron  vestigios  de 
un  tesoro;  comenzó  a  cavar,  y  buscó  y  dio  con  abundante  can- 
tidad de  dinero  contante  y  plata  amonedada,  et 

(3)  C.  levar  esta  riqueza  (*)  que  lie  hallado,  la  molestia  del 
transporte  me  interrumpirá  el 

(4)  llegaré,  tal  vez  errata  de  copista,  por  l!ogaré  =  logaré,  de 
logar  =  alquilar,  según  C.  y  J. 

(5)  C.  dellos.  Y  no  dejaré  detrás  de  mí  cosa  que  yo  deba  pen- 
sar en  llevar  o  hacer;  y  habré  obtenido  auxilio,  para  no  moles- 
tarme con  la  fatiga,  por  un  pequeño  jornal  que  les  daré.»  En  se- 
guida allegó  portadores  y  comenzó  a  dar  a  cada  uno  de  ellos  lo 
que  podía  cargar,  diciéndole :  «Anda  con  ello  a  mi  casa.»  Pero 
se  lo  llevaba  el  portador  a  su  propia  casa,  pues  lo  engañaba, 
hasta  que  cuando  no  quedó  nada  del  tesoro  fuese  para 

(*)  J.  riqueza  poco  a  poco,  fazer  se  Die  ha  largo  y  me  interrumpirá,  etc. 
La  construcción  incorrecta  de  C.  en  este  pasaje  es  prueba  de  que  debe 
enmendarse  conforme  con  el  texto  castellauo. 


INTRODUCCIÓN    DE    BEN   ALMOCAFA 


aquéllos  (i)  avía  apartado  para  si  lo  que  levara,  et  así 
non  ovo  dende  salvo  el  lazerio  de  sacarlo.  Et  esto  por 
quanto  se  aaiyió,  e  non  sopo  fazer  bien  sil  fazienda  por 
non  ser  enviso  (2). 

Et  por  ende,  si  el  entendido  alguna  cosa  leyere  deste 
libro,  es  menester  que  lo  afirme  bien  e  que  entienda  lo 
que  leyere^  o  que  sepa  que  ha  otro  seso  encobierto.  Ca  si 
non  lo  Supiere,  non  le  terna  pro  lo  que  leyere,  asi  como 
si  orne  levase  nuezes  sanas  con  sus  cascas,  e  non  se  puede 
deltas  aprovechar  fasta  que  las  parta  e  (3)  saque 
deltas  (4)  lo  que  enellcts  yaze.  E  non  sea  atal  como  el 
orne  que  dezíct  qiíe  quería  leer  gramática,  que  se  fue 
para  un  su  amigo  que  era  sabio,  et  escrivióle  una  carta, 
en  que  eran  las  partes  de  fablar  (5),  e  el  escolar  fíese 
concita  a  su  posada,  e  leyóla  mucho;  pero  non  conoció 
nin  entendió  el  entendimiento  que  era  en  aquella  carta, 
e  la  decoró,  e  súpola  bien  leer.  Et  acertóse  con  unos  sa- 
bios cuyda.ndo  qzie  sabia  tanto  como  (6)  ellos,  et  dixo 


(i)     C.  de  !os  portadores,  avía 

(2)  C.  tazerio  y  pena,  porque  no  pensó  en  el  resultado  final 
de  su  facienda. 

(3)  ^-B.o 

(4)  C.  Et  así,  quien  lea  este  libro  y  no  entienda  el  sentido 
manifiesto  y  el  encubierto  de  él,  no  se  aprovechará  de  la  fortuna 
que  se  le  ofrece,  así  como  si  a  un  hombre  se  le  ofrece  una  nuez 
entera,  no  se  aprovechará  de  ella  si  no  la  parte  y  se  aprovecha  (*) 
de  i  o 

(5)  C.  orne  que  deseaba  aprender  el  arte  de  la  elocuencia,  y 
grabóle  uno  de  sus  amigos  en  una  tablilla  de  oro  la  claridad  del 
discurso  y  sus  modos  y  formas,  e 

(6)  C.  conogió  el  sentido  de  ella  ni  entendió  lo  (^*)  que  había 

(*)     J.  si  no  la  parte  y  saca  lo,  como  B. 
(**)     J.  entendió  el  entendimiento  que 


CALILA   Y   DIMKA 


ujix  palabra  en  que  yerro.  E  dixo  uno  de  aquellos  sabios  : 
«  Tú  y  erraste  en  \lo\  que  dezias,  ca  devlas  dezír  asi*  (i). 
E¿  dixo  él:  ^¿  Cómo  yerre?  Cayo  he  decorado  lo  que  era 
en  una  carta.*  Ei  ellos  hurlaron  del  por  que  non  la  sabia 
entender  i  et  los  sabios  toviéronlo  por  muy  gran  nefio  (2). 
Et por  esto  qual  quier  orne  que  este  libro  leyere  e  lo 
entendiere,  llegará  ala  fin  de  su  entenfión,  e  se  puede 
del  aprovechar  bien,  e  lo  tenga  por  enxenplo,  et  que  lo 
guarde  bien.  Ca  dizen  que  el  ojue  entendido  non  tiene  en 
mucho  lo  que  sabe  nin  lo  que  aprendió  dello,  maguer 
que  mucho  sea.  Ca  el  saber  esclarece  7nucho  el  entendi- 
miento, asi  bien  como  el  olio  que  alutnbra  la  tiniebla, 
ca  es  la  escuridat  de  la  noche.  Ca  el  enseñamiento  me- 
jora su  estado  de  aquel  que  quiere  aprender.  Et  aqusí 
que  Supiere  la  cosa  e  non  usare  de  su  saber  (3),  non  le 
aprovechará,  et  es  (4)  atal  como  el  ome  que  dize[n]  que 


en  ella.  Después  tomó  asiento  cierto  día  en  una  reunión  de  gente 
sabia,  culta  e  inteligente  (*),  y  pensando  que  le  bastaba  lo  que 
llevaba  en  aquella  tablita,  comenzó  a  conversar  con  ello^, 

(i)  Cyerraste  en  ello;  pues  el  sentido  es  distinto  de  lo  que 
has  dicho.*  Et 

(2)  C.  Ca  yo  he  leído  la  tablita  dorada  que  tengo  en  mi  casa.» 
•Como  si  esta  respuesta  fuese  concluyente!  Y  aumentóle  esto  el 
orgullo  de  su  ignorancia  y  el  alejamiento  de  la  ciencia. 

(3)  saber,  —  B.  sabor, 

(4)  C.  Et  el  hombre  inteligente  que  comprenda  (''^*)  este  libro 
y  lo  entienda,  y  llegue  a  su  fin  y  se  entere  de  todo  lo  que  hay  en 
él,  conviénele  que  haga  lo  que  aprenda  de  él  para  que  le  apro- 
veche; y  que  lo  tome  como  ejemplo  del  que  no  se  debe  apartar; 
porque  si  no  hace  esto,  será  atat 

(*)      J.  sabia  y  culta,  y 

(**)  Creo  qv.e  debe  eameauarse,  en  C.  y  ea  J.,  el  verbo  f^y^i  '^oísi- 
jtrendar,  por  \  ,.^,  lee*. 


INTRODUCCIÓN   DE   BEN  ALMOCAFA 


entró  el  ladrón  en  su  casa  de  noche  e  sopo  el  lugar  donde 
eslava  el  ladrón  y  et  dixo  (i):  <s- Quero  callar  fasta  ver 
lo  que  fardy  e  de  que  oviere  acabado  de  tomar  lo  que 
quisiere,  lev arttarmehé para  gelo  quitar. t>  Et  el  ladrón 
andudo  por  casa,  e  tomó  lo  que  falló,  et  entre  tanto  el 
dueño  donnióse;  e  el  ladrón  fuese  con  todo  quanto  falló 
en  su  casa,  et  después  despertó  et  falló  que  avía  el  ladrón 
levado  quanto  tenía.  Et  entonce  comen f  ó  el  orne  bueno  a 
culparse  e  mal  traerse,  e  entendió  que  el  su  saber  .non 
le  tenía  pro,  pues  que  non  usara  del  (2). 

Ca  dicen  que  el  saber  no7í  se  acabe  si  non  conla  obra. 
Et  el  saber  es  como  el  árbol,  e  la  obra  es  la  fruta;  e  el 
sabio  non  demanda  el  saber  (3)  si  non  por  aprovecharse 
del.  Ca  si  non  usare  délo  que  sabe^  non  le  tendrá  pro. 
Et  si  un  orne  dixese  que  otro  orne  sabía  otra  carrera  pro- 
vechosa, e  andodiera  por  ella  diziendo  que  tal  era,  e 


(i)  C.  que  un  ladrón  asaltó  su  casa  mientras  él  estaba  en  la 
cama;  y  lo  vio  y  dijo  :  «-¡Par  Dios!  Quero 

(2)  C.fará,  y  no  le  daré  voces  para  no  darle  a  entender  que 
estoy  enterado;  y  cuando  haya  hecho  lo  que  se  propone,  me 
levantaré  y  le  frustraré  su  empresa.»  En  seguida  se  desentendió 
de  él,  y  se  puso  el  ladrón  a  dar  vueltas,  y  se  detenía  desechando 
la  mayor  parte  de  lo  mucho  que  encontraba.  Y  vencióle  el  sueño 
(al  amo)  y  se  durmió.  Y  terminó  el  ladrón  lo  que  se  proponía  y 
le  fué  fácil  la  huida.  Y  despertó  el  hombre  y  halló  que  el  ladrón 
ya  había  escapado  con  todos  los  objetos  que  había  cogido;  y  co- 
menzó a  culparse  a  sí  mismo,  cuando  advirtió  que  él  no  se  había 
aprovechado  del  conocimiento  que  tuvo  de  la  presencia  del  la- 
drón, porque  no  hizo  en  tal  caso  lo  que  debía. 

(3)  C.  y  J.  sabio  non  se  decide  a  obrar  si  (*) 

(*)  Creo  que  en  este  punto  están  equivocados  los  textos  árabes,  en 
los  que  debe  substituirse  ^~^,  obrar,  obra,  por  ^5,  sr.bcr,  para  que 
estén  conformes  coa  la  versión  castellana. 


CALILA   Y   DIMKA 


non  fuese  ansí,  averloian  por  sinple,  et  atal  como  el  orde 
que  sabe  qudl  es  la  vianda  buena  e  mala,  e  desi  vénfele 
la  golosina  e  el  sabor  de  comer,  e  come  la  vianda  tnala, 
e  dexa  de  usar  déla  buena.  Et  el  orne  que  más  culpado 
es  en  fazer  las  malas  obras  e  dexar  las  buenas,  como 
si  dos  ornes  fuesen  que  serviese  el  uno  al  otro,  e  fuese 
el  uno  (iego,  e  cayesen  amos  a  dos  en  un  f oyó;  que 
más  culpa  avría  el  que  tenia  ojos  que  non  el  ciego  en 
caer  (i). 

Et  el  sabio  deve  castigar  primero  asi,  e  después  ense- 
ñar (2)  alos  otros.  Ca  seria  enesto  atal  como  la  fuente  que 
beven  todos  della  e  aprovecha  a  todos,  et  ella  nojt  ha  de 


(1)  C.  sab^,  no  se  le  llamará  sabio.  Et  si  un  orne  tuviese  cono- 
cimiento de  una  carrera  peligrosa,  e  a.  p.  ella,  sabiéndolo,  aver- 
loian por  simple;  y  tal  vez  él  habiendo  pedido  cuentas  a  su  alma 
y  encontrado  que  ella  había  descuidado  (sus)  cosas  y  le  había 
cogido  de  improviso,  a  pesar  de  que  él  conocía  el  peligro  mejor 
que  ella,  vuelva  a  recorrer  el  mismo  camino  peligroso  que  él 
tenía  conocido.  Y  quien  procede  según  su  capricho,  omitiendo 
lo  que  debe  hacer  en  lo  que  ha  experimentado  por  sí  mismo  o 
sabe  por  otro,  es  como  el  enfermo  que  sabe  qué  comida  y  qué 
bebida  le  es  mala,  buena,  ligera  o  pesada;  pero  la  gula  lo  lleva  a 
tomar  la  nociva  y  deja  de  tomar  la  que  más  le  conviene  para  ali- 
viarse y  sanar  de  su  enfermedad.  Y  el  hombre  que  merece  me- 
nos excusa  al  abstenerse  de  las  acciones  que  son  loables  y  prac- 
ticar las  vituperables,  es  el  que  las  ve  y  las  distingue,  y  conoce 
'a  excelencia  de  unas  sobre  las  otras.  Así  como  si  dos  hombres^ 
el  uno  con  vista  y  el  otro  ciego,  fueran  llevados  por  la  fatalidad 
a  un  foso  y  cayesen  en  él,  se  hallarían  los  dos,  cuando  llegasen 
juntos  al  fondo,  en  lá  misma  situación  de  perecer;  sólo  que  el 
dotado  de  vista  tiene  menos  excusa  ante  los  hombres  de  su 
daño;  porque  tenía  ojos  para  ver,  y  esto  que  le  aconteció  fué  por 
su  torpeza  necia. 

(2)  C.  así  con  su  ciencia;  y  no  sea  su  objeto  la  adquisición  de 
la  sabiduría  para  favorecer  atos 


INTRODUCCIÓN   DE   BEN  ALMO  CAFA 


aquel  provecho  cosa  ninguna;  ca  el  sabio,  después  que 
adere  (a  bien  su  fazienda,  mejor  ad¿rega  alas  otros  con 
su  saber.  Ca  dizen  que  tres  maneras  [de  cosas]  debe  el 
seglar  ganar  e  dar:  la  primera  es  ciencia,  la  segunda 
[rriquezas],  e  la  tercera  codiciar  de  facer  bien.  Et  non 
conviene  a  ningún  sabio  profanar  de  ninguna  cosa,  fa- 
ziendo  él  lo  sejuejante,  ca  será  atal  como  el  (iego  que 
profafava  al  tuerto  (i). 

Nin  deve  trabajar  provecho  para  sí  por  dañar  a  oíro^ 
ca  este  atal  que  esto  feziese  seria  derecho  que  le  conte- 
niese lo  que  contenió  aun  orne,  Et  dizen  que  un  especiero 
[tenían]  sisamo  él  e  un  su  conpañero,  e  cada  uno  dellos 
íejtia  una  hixeta  dello,  e  non  le  avia  en  toda  esa  tierra 
más  délo  que  ellos  tenían.  Et  el  uno  dellos  pensó  en  su 
coragón  que  furtase  lo  de  su  conpañero,  et  puso  una 
señal  sobre  una  buxeta^  en  que  estaba  el  sisamo  de  su 
conpañero,  por  que,  de  que  viniese  de  noche  alo  furtar, 
que  la  cono giese  por  la  señal.  Et  puso  una  sávana  blanca 
engima  dello  por  señal.  Et  descobrió  esto  que  quería 
fazer  aun  su  amigo,  por  que  fuese  conél  de  noche  alo 


(i)  C.  cosa  ninguna;  y  como  el  gusano  de  seda  que  verifica 
cumplidamente  su  labor  y  no  se  aprovecha  de  ella.  Y  conviene 
que  el  que  busca  la  ciencia  comience  por  aconsejarse  a  sí  mis- 
mo, y  después  enseñarla;  porque  entre  las  cosas  que  el  seglar 
debe  aprender,  una  es  que  no  reprenda  (*)  en  otro  defecto  que 
tenga  él,  y  sea  como  el  ciego  que  reprendía  al  ciego  por  su  ce- 
guera. 

(*)  J.  enseñarla;  pues  (hay)  cosas  que  debe  el  seglar  adquirir  y  ense- 
ñar: entre  ellas,  la  ciencia  y  la  riqueza;  y  entre  ellas  desear  hacer  bien. 
Y  no  debe  el  sabio  reprender  en,  etc.  —  Como  se  ve,  J.,  a  pesar  de  no  tener 
correcto  el  texto,  corrobora  la  legitimidad  de  nuestra  versión  en  este 
pasaje. 


CALILA   Y   DIMNA 


furtar.  Et  el  otro  non  quiso  ir  conéí  fasta  que  le  pro- 
metió de  darle  la  meatad  dello  (i). 

Et  después  su  conpañero  vino,  e  falló  la  sávana  cu- 
hierta  sobre  su  sisainOy  et  dixo :  «  Veréis  qué  ha  fechj 
mi  conpañero  por  guardar  vii  sisamo  de  polvo;  púsole 
esta  sávana,  et dexó  lo  suyo  descobierto.-»  E dixo:  <¿Mds 
7'razón  es  que  esté  lo  suyo  guardado  que  non  lo  mío. » 
Et  quitó  la  sávana  e  plisóla  sobre  el  sisamo  de  su  con- 
pañero. E  después  que  fue  de  noche  venieron  su  conpa- 
ñero e  el  otro  a  furtar  el  sisamo.  Et  andudo  catando  e 
atentando  fasta  que  topó  enla  señal  que  tenia  puesta;  et 
enlonge  tomó  el  sisamo  que  eslava  de  baxo,  pensando 
que  era  lo  de  su  conpañero  t  e  era  lo  suyo,  e  dio  la 
meatad  dello  a  aquel  amigo  que  entró  conél  alo  furtar. 
Et  luego,  quando  fue  de  dia,  venteron  ét  et  su  conpa- 
ñero amos  a  dos  ala  botica.  Et  quando  vio  que  el  sisamo 
que  levara  era  lo  suyo,  calló  e  non  osó  dezir  nada,  ca 
tova  que  en  saberlo  su  conpañero  era  mayor  pérdida  que 
el  sisamo  (2). 


(i)  C.  contenió  a  un  comerciante  de  parte  de  su  consocio.  Y 
ello  es,  que  cuentan  que  era  un  comerciante  que  tenía  un  conso- 
cio :  compraron  los  dos  una  tienda  y  expusieron  en  ella  sus  efec- 
tos. Y  tenía  el  uno  de  ellos  su  casa  cerca  de  la  tienda,  y  pensó 
robar  uno  de  los  efectos  de  su  compañero  que  fuese  igual  a  uno 
de  los  suyos,  e  imaginó  un  ardid  para  ello,  y  dijo  :  «Si  vengo  de 
noche,  temo  llevarme  uno  de  mis  efectos  iguales  a  los  suyos  o 
un  paquete  de  mis  mercancías,  pues  no  lo  distinguiré,  y  mi  fatiga 
y  trabajo  serán  vanos.»  Y  tomó  su  manto  y  lo  echó  sobre  el 
efecto  que  había  pensado  coger;  en  seguida  se  fué  a  su  casa. 

(2)  C.  v'mo  para  poner  en  orden  sus  mercancías,  y  dijo :  «Este 
es  el  manto  de  mi  consocio,  y  no  dudo  que  se  le  ha  olvidado; 
mas  mi  parecer  no  es  dejarlo  aquí,  sino  ponerlo  sobre  sus  efectos; 
que  puede  que  él,  si  viene  antes  que  yo  a  la  tienda,  lo  encuentre 


INTRODUCCIÓN   DE   BEN   ALMOCAFA 


Et  pues  el  que  alguna  cosa  demaitda,  deve  de  denian- 


donde  piense.»  En  seguida  puso  el  manto  sobre  uno  de  los  efectos 
de"  su  consocio,  cerró  la  tienda  y  se  fué.  Y  cuando  fué  de  noche, 
vino  su  consocio,  y  con  él  un  hombre  con  quien  se  había  concer- 
tado para  su  intento,  y  había  ajustado  el  precio  del  transporte. 
Entró  en  la  tienda,  buscó  su  manto  en  la  obscuridad  y  lo  halló 
sobre  los  efectos.  Y  se  agarró  a  uno  de  ellos  con  gran  fatiga, 
hasta  que  lo  sacó  con  la  ayuda  del  hombre,  y  así  se  fueron  rele- 
vando sin  cesar  uno  y  otro  de  la  carga,  hasta  que  lo  llevaron  a 
su  casa,  donde  se  dejó  caer  fatigado.  Y  cuando  fué  de  día,  miró 
y  vio  que  aquel  efecto  era  uno  de  los  suyos  y  se  arrepintió  con 
gran  dolor.  En  seguida  se  fué  hacia  la  tienda,  y  vio  a  su  consocio 
que  se  le  había  adelantado,  había  abierto  la  puerta  y,  al  ver  que 
faltaba  aquel  eí"ecto,  lleno  de  suma  aflicción  decía:  «¡Ay  qué  des- 
gracia la  de  mi  leal  consocio,  que  había  confiado  en  mí  su  riqueza, 
y  me  la  dejó  para  que  se  la  guardara,  y  ha  desaparecido!  <Cuál 
será  mi  situación  ante  él,  pues  no  dudo  que  sospechará  de  mír» 
Llegó  entonces  el  consocio,  lo  encontró  lleno  de  aflicción,  le  pre- 
guntó por  su  estado,  y  le  dijo  él:  «He  hallado  de  menos  uno  de 
tus  efectos;  no  sé  la  causa,  y  no  dudo  que  sospecharás  de  mí,  y 
ya  he  pensado  en  pagártelo.»  Y  contestóle:  «No  te  aflijas,  her- 
mano mío,  que  la  deslealtad  es  lo  peor  en  que  puede  incurrir 
el  hombre;  y  la  traición  y  el  engaño  nunca  llegan  a  buen  fin, 
sino  que  el  que  los  comete  queda  luego  burlado,  y  el  daño  de 
la  injusticia  retorna  sobre  su  autor.  Y  yo  soy  el  que  he  tiaicio- 
nado  y  engañado  y  obrado  con  ardid.»  Díjole  su  compañero: 
«¿Y  cómo  fué  esto?»  En  seguida  le  contó  el  hecho  y  le  refirió 
todos  sus  pormenores.  Y  díjole  su  amigo:  «No  es  tu  ejemplo, 
sino  el  ejemplo  del  ladrón  y  del  comerciante.»  Dijo:  «<Y  cómo 
fué  eso?»  (*). 

(*)  En  el  manuscrito  de  Cheikho,  en  J.  y  en  la  edición  de  Sacy,  no 
sigue  el  texto  en  el  mismo  orden  que  en  la  versión  castellana.  En  ellos 
se  halla  este  cuento  después  de  todos  los  que  se  leen  en  nuestra  versión, 
o  mejor,  después  del  penúltimo  párrafo  de  este  capítulo,  y  le  siguen  ade- 
más la  parábola  de  los  cuatro  hermanos  que  heredaron  una  gran  fortuna 
de  su  padre,  el  cuento  del  pescador,  la  parábola  del  labrador  y  el  epí- 
logo o  conclusión,  muy  diferente  ésta  de  la  del  testo  castellano. 


CALILA   Y  DDJNA 


dar  cosa  que  a.yafin  et  término  que  fenezca  {jí)\ca  dizen 
que  el  qite  corre  sin  fin,  aína  le  puede  falle ger  su  bestia. 
Et  es  derecho  que  non  se  trabaje  en  demandar  lo  que 
término  non  ha,  nin  lo  que  otro  non  ovo  ante  que  él,  nin 
se  desespere  délo  que  puede  ser  e  puede  aver  (2).  E  que 
aíne  más  el  otro  siglo  que  a  este  mundo;  ca  quien  ama 
aeste  mundo  poca  mancilla  (3)  ha  quando  se  parte  del, 
Et  dizen  que  dos  cosas  están  bien  a  cada  7¿n  orne:  la 
una  es  rreligión  e  la  otra  es  rriqueza.  Et  esto  se^neja 
al  fuego  ardiente  que  toda  leña  que  le  echan  arde  me- 
jor (4). 

Etel  entejidido  non  se  deve  desesperar  nin  desfyuzarse; 
ca  por  aventura  será  acorrido  quando  non  pensare.  Et 
esto  semeja  alo  que  dizen  que  era  un  orne  muy  pobre,  e 
ninguno  desús  parientes  non  le  acorrien  ale  dar  ninguna 
cosa  (5).  Et  seyendo  asi  una  noche  en  su  posada  vio  un 


(i)  C.  término,  por  el  cual  trabaje  y  en  el  cual  descanse,  y 
no  perdure  largo  tiempo  en  su  búsqueda;  ca 

(2)  C.  desespere  por  ello.  E 

(3)  C.  ca  quien  no  suspende  su  corazón  a  los  desvelos  [del 
mundo],  poca  pena  ha 

(4)  C.  rriqueza;  y  que  dos  cosas  no  están  bien  en  ninguno :  el 
rey  [que]  no  (*)  quiere  copartícipe  en  su  reino,  y  el  marido  [que] 
no  (*)  quiere  copartícipe  en  su  mujer.  Pues  las  dos  primeras  cosas 
son  como  el  fuego,  que  quema  toda  la  leña  que  se  le  echa;  y  las 
dos  últimas  como  el  agua  y  el  fuego,  que  no  pueden  es,X.Q.T  juntos. 

(5)  C.  non  debe  envidiar  a  otro,  si  Dios  colma  a  éste  de  bene- 
ñcios  y  él  no  puede  esperar  lo  mismo  (**).  Y  uno  de"  los  ejemplos 

(*)  En  vez  de  la  partícula  >,  no,  se  lee  J.  (^\,  qzie,  más  conforme 
con  el  sentido  que  la  frase  debe  tener. 

(**)  Jv  casi  conforme  con  B.,  dice :  non  s.  d.  d.  n.  áesfyuzarse  de  la 
clemencia  de  Dios  y  de  su  gracia,  [pensando]  que  no  la  obtendrá:  ca  por 
a.  s.  acorrido  fácilmente  quando  no  pensare,  sin  comprenderlo  y  sin  sa- 
berlo. Y  uno,  etc. 


INTRODUCCIÓN   DE   BEN   ALMOCAFA  1 3 

ladrón.  Et  dixo  entre  si :  <i.En  verdai  (i)  non  ay  en  r.ii 
casa  cosa  que  este  ladrón  tome,  nin  pueda  levar.  Pues 
trabájese  quanto  podiere.^  Et  buscando  por  casa  qué  to- 
rnase, vio  (2)  tma  tinaja  en  que  avia  un  poco  de  trigo.  Et 
dixo  ENTRE  SÍ :  <í.¡ParDiosl,  non  quiero  yo  que  mi  trabajo 
vaya  de  valde.-»  Et  tomó  una  sávana  que  traía  cobierta, 
c  tendióla  enel  suelo,  e  vazió  el  trigo  que  estava  en  la 
tinaja  enella  para  lo  levar.  Et  quando  el  orne  vio  que 
el  ladrón  avia  vaziado  el  trigo  enla  sávana  para  se  ir 
con  ello,  (et)  dixo:  «Aesta  cosa  non  ay  sufrimiento.  Ca 
si  seme  va  este  ladrón  conel  trigo,  allegar  seme  ha  mayor 
pobreza  efanbre]  que  nunca  estas  dos  cosas  se  allega- 
ron a  orne  (3)  que  non  lo  llegasen  a  punto  de  muer  te. i> 
Et  desi  dio  hoces  al  ladrón,  et  tomó  una  vara  que  tenia 
ala  cabegera  del  lecho^  e  arremetió  para  el  ladrón.  Et 
el  ladrón,  cuando  lo  vio,  cojnengó  a  fuir,  e  por  fuir 


de  esto  es :  que  un  hombre  se  hallaba  en  gran  miseria  y  desnu- 
dez, y  le  obligó  su  estado  a  pedir  a  sus  parientes  y  amigos,  pero 
no  encontró  en  ninguno  de  ellos  favor  que  le  remediase.  Et 

(i)  C.  ladrón  que  andaba  dando  vueltas  por  la  casa.  Et 
dixo  (*) :  «Par  Dios!,  non 

(2)  C.  cosa  por  la  que  pueda  temer;  y  se  afanaba  el  ladrón 
cuanto  podía;  y  mientras  andaba  dando  vueltas,  tropezaron  sus 
manos  con  una 

(3)  C.  trabajo  de  esta  noche  sea  inútil,  y  tal  vez  no  iré  ya  a 
otro  lugar;  pero  me  llevaré  este  grano,  que  es  mejor  que  volver 
sin  nada.»  En  seguida  tendió  su  manto  para  verter  sobre  él  el  tri- 
go, y  dijo  el  hombre:  «Para  esto  no  tengo  sufrimiento  :  (si)  se  va 
éste  con  este  grano  y  no  tengo  otro,  se  unirán  contra  mí  la  des- 
nudez y  la  pérdida  de  lo  que  era  mi  sustento.  Y  nunca  se  unie- 
ron, par  Dios,  estas  dos  cosas  contra  uno  que 

{*)     J.  dixo  entre  sí,  como  B. 


14  CALILA   Y    DIMNA 


cayósele  la  sávana  en  que  levava  el  irigo,  et  iomóla  el 
orne  e  tornó  el  trigo  a  su  lugar  (i). 

Mas  el  orne  entendido  (2)  7ton  deve  allegarse  a  tal 
enxenplo  como  aqueste  (3),  et  dexar  de  buscar  efazer  lo 
que  deve  para  demandar  su  vida;  nin  se  deve  guiar  por 
aquellos  a  quien  vienen  las  aventuras  sin  alvedrio  desi 
o  trabajo;  ca  pocos  son  los  ornes  que  trabajan  en  deman- 
dar las  cosas  en  que  alleguen  grandes  faziendas.  Ca 
todo  orne  que  entendimiento  aya,  e  pune  qiie  su  ganan gia 
sea  de  las  mejores  e  délas  más  leales,  que  esquive  todas 
las  que  provó  trabajosas  e  le  fezieron  aver  (4)  cuy  dado 
e  tristeza.  Et  non  sea  tal  como  la  paloma  que  le  toman 
sus  palominos  e  gelos  degüellan  e  por  eso  non  de  xa  de 
fazer  otros  lujgo  (5).  Ca  dizen  que  Dios,  cuyo  nombre 
sea  bendicho,  puso  a  toda  cosa  término  (6)  a  que  orne 


(i)  C.  í/í/ lecho,  de  modo  que  el  ladrón  no  pudo  sino  huir  y 
abandonó  el  manto  por  salvarse;  y  lo  tomó  el  hombre  y  se  ganó 
un  vestido.— J.  bozes  al  ladrón,  y  arremetió  contra  él  con  una  vara 
q.  t.  a.  c.  d.  lecho,  de  modo  que,  etc. 

(2)  el  o,m  entándido — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  a  tal...  aqueste... —  Mejor  en  J.  que  en  C. 

(4)  Q.  para  mejorar  su  vida;  ni  mire  a  quien  asiste  el  hado  y 
le  es  propicio,  sin  cooperación  de  parte  de  él;  porque  éstos  en- 
tre los  hombres  son  pocos,  y  la  mayor  parte  de  ellos  se  afanan 
con  fatiga  y  esfuerzo  en  mejorar  su  estado  y  obtener  lo  que  an- 
sian. Pues  conviene  que  su  ansia  sea  para  lo  que  le  produzca 
mejor  ganancia  y  buen  provecho,  y  no  se  exponga  a  lo  que  le 
acarree  cuy  dado 

(5)  C paloma  que  saca  sus  palominos  para  que  se  los  maten; 
y  no  le  disuade  esto  de  volver  a  empollarlos  en  el  mismo  sitio  y 
permanecer  en  el  mismo  lugar  para  que  le  cojan  otra  vez  sus 
palominos  y  se  los  maten.  Ca 

(6)  término,  —  Así  en  J.,  conforme  al  cual  debe  enmendar- 
se C. 


INTRODUCCIÓN   DE   EEN   ALMOCAFA 


llegue.  Et  el  que  pasa  dellas  es  atal  como  el  que  no7t 
llegó  aellas,  ca  dizen  que  quien  se  trabaja  deste  siglo 
es  la  su  vida  contra  sí,  et  al  que  se  trabaja  deste  siglo 
e  del  otro  es  su  vida  apar  de  si  o  contra  (i)  sí. 

E dizen  que  en  tres  cosas  deve  el  seglar  emendar:  enla 
su  vida  et  afiar  la  su  ánima  por  ella;  la  segunda  es 
por  la  fazienda  deste  siglo  e  por  la  fazienda  de  su 
vida,  e  bivir  entre  los  ornes  (2).  Et  dizen  que  algunas 
cosas  ay  en  que  nunca  se  endereza  buena  obra :  la  una 
es  gran  vagar;  la  otra  es  menospreciar  los  mandamien- 
tos de  Dios;  la  otra  es  creer  a  todo  ome  lisonjero;  la 
otra  es  desmentir  a  otro  sabio  (3).  Et  el  ome  entendido 
deve  siempre  sospechar  eit  su  asmamiento  e  non  creer  a 
ninguno,  maguer  verdadero  sea,  e  de  buena  fama,  salvo 
de  cosa  que  le  semeje  verdal;  et  quando  alguna  cosa  du- 
dare, porfíe  e  non  otorgue  fasta  que  (4)  sepa  bien  la 


(i)  C.  trabaja  por  el  otro  mundo  y  por  éste,  su  vida  es  para 
sí  y  contra  si.  — J.  trabaja  por  el  otro  mundo  y  por  éste,  su  vida 
es  para  sí  y  contra  sí;  y  quien  se  trabaja  por  este  mundo  particu- 
larmente, su  vida  es  contra  sí;  y  quien  se  trabaja  por  el  otro  mun- 
do, su  vida  es  para  sí. 

(2)  C.  emendar  y  emplear  su  esfuerzo  en  ellas  :  una  es  (*)  el 
medio  de  ganarse  la  vida;  otra  las  relaciones  entre  él  y  los  hom- 
bres, y  otra  procurar  adquirir  buena  fama  que  perdure  después 
de  él.  Et 

(3)  C.  vagar;  la  otra  es  dejar  perder  las  ocasiones;  la  otra 
creer  al  que  anuncia  nuevas;  porque  casi  siempre  aquel  a  quien 
se  le  anuncia  una  nueva,  la  conoce  sin  saber  su  verdadera  esen- 
cia y  la  tiene  por  verdadera.  Et 

(4)  C.  ninguno  por  verdadero,  ni  persistir  en  el  error  cuando 
le  sea  dudosa  la  cosa,  hasta  que  no  distinga  lo  justo  y  sepa 

(*)  J.  es  el  asunto  de  la  religión;  otra,  el  asunto  de  sus  medios  de 
vida,  etc. —  Como  se  ve,  en  J.  estas  cosas  son  cuatro. 


1 6  CALILA   Y   DIMNA 


verdat.  Et  non  sea  atal  como  el  orne  que  dexa  la  ca^'rera 
e  la  ha  perdido  (i),  ^  quanto  más  se  trabaja  en  andar, 
tanto  más  se  aluenga  del  lugar  donde  quería  llegar;  et 
es  atal  como  el  orne  que  le  cae  alguna  cosa  enel  ojo  y  e 
non  queda  dele  rr  asear  fasta  (2)  que  le  pierde;  ca  deve 
el  orne  entendido  creer  la  aventura  (3),  et  estar  aper^e- 
bido,  e  non  querer  para  los  otros  lo  que  non  querrici 
para  si  (4). 

Pues  el  que  este  libro  leyere  piense  enes  te  enxenplo,  et 
comien(^e  enél.  Ca  quien  sopiere  lo  que  enél  está,  escusard 
conél  otros,  si  Dios  quisiere.  Et  nos,  pues  leemos  eneste 
libro  i  trabajamos  dele  trasladar  del  le^tguaje  de  Persia 
cd  lenguaje  arábigo  e  quesimos  e  tovimos  por  bien  de 
atraer  enél  tm  capitulo  de  arábigo  en  que  se  mostrase 
el  escolar  digipulo  enla  fazienda.  deste  libro,  et  es  esto 
el  capitulo. 


(i)  C.  carrera  y  persiste  en  andar  por  el  camino  errado,  e 

(2)  Q,  fasta  que  este  restregamiento  es  causa  de  que. 

(3)  la  aventura,  —  C.  la  suerte  y  el  destino, 

(4)  C.  si;  y  desear  para  los  hombres  lo  que  desea  para  sí  (*). 

(*)  Véase  la  coutranota  de  la  página  ii. 


FÁBULAS 


CALILA    E    DIMNA 

Este  libro  es  llamado  de  Calila  e  Dimna(i) 
El  qual  departe  por  enxenplos  de  omnes  e  aves 
e  animalias 


[CAPITULO    I] 

[A.,  fol.  r.  —  B.,  fol.  5-] 

[La  misión  de  Berzebuey  a  la  India.] 

Pizen  que  en  tienpo  délos  rreyes  délos  gentiles, 
rreynando  el  rrey  Sirechuel,  que  fue  fijo  de  Cades  (2), 
fue  un  omne  a  que  dezían  Berzebuey,  que  era  físico  e 
príncipe  de  los  físicos  del  rregno;  e  avía  conel  rrey 
grant  dignidad  e  honrra,  e  cáthedra  conosgida.  Et 
commo  quier  que  era  físico  conosgido,  era  sabio  e 
filósofo,  et  dio  al  rrey  de  India  una  petigión,  la  cual 
dezía  que  fallava  en  escripturas  de  los  filósofos  que 
en  tierra  de  India  avía  unos  montes  en  que  avía  tan- 
tas (3)  de  yervas  de  muchas  maneras,  e  que  si  conos- 


(i)    A.  escribe  siempre  Digna.  —  B.  Dina  o  Dimna. 

(2)  B,  rrey  Nixhuen,  Cadet 

(3)  B.  plantas  y  yervas 

TOMO    I. 


CALILA   Y   DIMNA 


^idas  fuesen  e  sacadas  e  confagionadas,  que  se  saca- 
rían dellas  melezinas  con  que  resugitasen  los  muertos; 
e  fizo  (i)  al  rrey  que  le  diese  ligengia  para  ir  buscar- 
las, et  que  le  ayudase  para  la  defpensa,  e  que  le  diese 
sus  cartas  para  todos  los  rreyes  de  India  que  le 
ayudasen  por  que  él  pudiese  rrecabdar  aquello  por 
que  iva. 

Et  el  rrey  otor[gó]gelo  e  agugiólo;  et  enbió  conél 
sus  presentes  para  los  rreyes  donde  iva  (2),  segunt 
que  era  costunbre  délos  rreyes  quando  unos  enbia- 
van  a  otros  sus  mandaderos  con  sus  cartas  por  lo  que 
avían  menester.  Et  fuese  Eerzebuey  por  su  mandado, 
et  andudo  tanto  (3)  fasta  que  llegó  a  tierra  de  India. 
Desí  dio  las  cartas  e  los  presentes  que  traía  a  cada 
uno  de  aquellos  rreyes,  et  demandóles  ligengia  para 
ir  buscar  aquello  por  que  era  venido.  Et  ellos  dié- 
ronle  todos  ligengia  e  ayuda  (4).  Et  duró  en  coger  es- 
tas yervas  e  plantas  grand  tiempo,  más  de  un  año  (5)^ 
et  bolviéndolas  con  las  melezinas  que  dezían  sus  li- 
bros, et  faziendo  esto  con  grand  diligengia.  Desí  pro- 
vólas  en  los  finados,  e  non  resugitaron  ningunos;  e 
entonges  dubdó  en  sus  escripturas  (6),  e  cayó  en 
grand  escándalo,  et  tovo  por  cosa  vergongosa  de  torr- 
nar  asu  señor  el  rrey  con  tan  mal  rrecabdo  (7). 


(i)  fizo  —  B.  rrogó 

(2)  B.  E  al  rrey  le  plogo,  et  guisóle  para  !os  rreyes  a  quien 
iva  Berzehuey  sus  presentes,  según 

(3)  B.  Berzebuey  por  esto,  que  non  tornó  cabega  fasta 

(4)  B.  1.  et  dexáronle  ir  buscar,  et  feziéronle  ayuda  para  ello. 

(5)  B.  yervas  que  eran  en  aquellos  montes  doze  meses 

(6)  B.  e.  et  desfyuzó  dellas 

(7)  B.  rrey,  negio  e  vago  e  herrado. 


LA   MISIÓN   DE   BERZEBüEY  I9 

E  quexóse  desto  alos  filósofos  de  los  (i)  rreyes  de 
India.  Et  ellos  dixéronle  que  eso  mismo  fallaron  ellos 
en  sus  escripturas,  que  él  avía  fallado,  e  propiamente 
el  entendimiento  délos  libros  de  la  su  filosofía  et  el 
saber  que  Dios  puso  en  ellos  son  los  cuerpos  (2),  et 
que  la  melezina  que  en  ellos  dezía  son  los  buenos 
castigos  e  el  saber,  et  los  muertos  que  rresugitasen 
con  aquellas  jervas  son  los  omnes  nesgios  que  non 
saben  quándo  son  melezinados  enel  saber,  e  les  fazen 
entender  las  cosas,  [e]  esplanándolas  aprenden  de 
aquellas  cosas  que  son  tomadas  de  los  sabios,  et  lue- 
go, en  leyendo  aprenden  el  saber  et  alunbran  sus  en- 
tendimientos. 

Et  quando  esto  sopo  Berzebuey  buscó  aquellas 
escripturas  e  fallólas  en  lenguaje  de  India  e  trasla- 
dólas en  lenguaje  de  Persia,  et  concertólas.  Desí 
tornóse  al  rrey  su  señor.  Et  este  rrey  era  muy  acu- 
gioso  en  allegar  el  saber,  e  en  amar  los  filósofos  más 
que  aotri  (3),  e  trabajávase  en  aprender  el  saber,  et 
amávalo  más  que  a  muchos  deleytes  en  que  los  rre- 
yes se  entremeten.  Et  quando  fue  Berzebuey  en  su 
tierra,  mandó  (4)  a  todo  el  pueblo  que  tomase[n]  aque- 
llos escriptos  e  que  los  leyesen,  et  rrogasen  a  Dios 
que  les  diese  gragia  con  que  los  entendiesen,  e  dioles 
aquellos  que  eran  más  privados  enla  casa  del  (5)  rrey. 


(i)  B.  f.  e  alos  físicos  del  rrey 

(2)  B.  puso  Dios  en  algunos  cuerpos  (*),  et 

(3)  B.  saber  et  en  aprobar  los  filósofos  e  amarlos 

(4)  B.  et  esa  ora  mandó  Berzebuey  a 

(5)  B.  privados  et  más  acerca  del  rrey, 

(*)  cuerpos, — Así  en  A.  y  en  B,,  palabra  que  tal  vez  deba  substituirse 

en  A.  poT  j/ervas. 


20  CALILA  Y   DIMNA 


Et  el  uno  de  aquellos  escriptos  es  aqueste  libro  de 
Calila  e  Dimna  (i). 

Desí  puso  eneste  libro  lo  que  trasladó  de  los  libros 
de  India,  unas  questiones  que  fizo  un  rrey  de  India 
que  avía  nombre  Digelem,  et  al  su  aguazil  dezían 
Burduben,  et  era  filósofo  aquien  él  más  amava  (2).  Et 
mandóle  que  rrespondiese  aellas  capítulo  por  capítu- 
lo, et  rrespuesta  verdadera  e  apuesta,  et  que  le  diese 
enxenplos  e  semejanzas  et  por  tal  que  viese  la  gerte- 
dumbre  de  su  rrespuesta,  et  que  lo  ayuntase  en  un 
libro  entero,  por  que  lo  él  tomase  por  castigo  para 
sí,  et  quelo  dexase  después  de  su  vida  alos  que  del 
desgendiesen  (3).  Et  era  el  primero  capítulo  del  león 
et  del  buey,  que  es  después  déla  estoria  de  Berze- 
buey  el  menge. 


(i)  B.  Dimna,  et  era  el  prymero  capítulo  deste  libro  el  capí- 
tulo de  Berzebuey,  et  délo  que  dixo  desí  et  desu  linaje  et  de 
como  era  movíbile  en  las  cosas,  tanto  que  él  ovo  de  meter  esto 
a  rreligión. 

(2)  B.  dezían  Bundobet,  et...  amava,  et  de  quien  más  fiava,  e 
quien  más  bien  fizo,  et  el  que  más  sabía. 

(3)  B.  sí  mesmo,  et  que  lo  lanzaría  en  sus  armarios  et  que  lo 
dexaría  por  heredat  los  rreyes  que  después  del  viniesen. 


[CAPÍTULO  II] 

[A.,  fols.  2  a  6  V.  —  B.,  fols.  6  a  15  V.  —  C,  págs.  30  a  44. 
J.,  págs.  83  a  104.] 

[Del  médico  Berzebuey.] 

[M]ío  padre  fue  de  Mergegilia  (i),  e  mi  madre  fue 
délas  fijas  dalgo  de  Azemosuna  et  délos  legistas. 
Et  una  délas  cosas  en  que  Dios  m.e  comentó  afazer{2) 
merged,  es  (^^yo  fuy  el  más  onrrado  fijo  que  mi  pa- 
dre e  mi  madre  avian  (3).  Et  ellos  criáronme  lo  mejor 
que  pudieron,  governándome  de  las  mejores  vian- 
das QUE  PUDIERON  fasta  que  ove  nueve  años  conpli- 
dos;  et  desí  pusieron  me  conlos  maestros  (4).  Ex  yo 

NON  gsgÉ  DE  CONTINUAR  EN  APRENDER  LA  GRAMÁTICA 
ET  DE  METER  LA  MI  CARA  A  SOTILEZA  E  ABUEN  ENTEN- 
DIMIENTO, ATANTO  QUE  VENQÍ  AMIS  CONPAÑEROS  ET 
AMIS  IGUALES  ET  VALÍ  MÁS  QUE  ELLOS  E  LEÍ  LIBROS  E 
CONOSCÍ  E  SOPE  SUS  ENTENDIMIENTOS  É  AFIRMÓSE  ENEL 
MI  CORAgÓN  (et)  LO  QUE  LEÍ  DÉLAS  ESCRIPTURAS  DÉLOS 
FILÓSOFOS.   Et  DECORÉ  LAS  PALABRAS   DÉLOS  SABIOS  E 


(i)  C.  Dice  Barzuyeh,  el  principal  de  los  médicos  de  Persia, 
el  que  fué  encargado  de  copiar  este  libro  y  de  traducirlo  de  los 
libros  de  la  India:  «Mío  padre  fué  de  los  guerreros,  e 

(2)  A.  fizo 

(3)  A.  fui  yo  el  mejor  de  sus  fijos 

(4)  J.  avían,  y  tuvieron  en  mí  más  cuidado  que  en  los  demás 
de  mis  hermanos,  fasta  que,  cuando  tuve  siete  años  cumplidos, 
pusieron  m.  c.  m.  —  C.  avía.  Y  tuvieron  por  mí  mayores  cuidados 
que  por  mis  demás  hermanos,  y  me  dedicaron  al  aprendizaje  de 
la  escritura  hasta  que  cum.plí  siete  años. 


CALILA   Y   DTMNA 


LAS  QUESTIONES  QUE  FAZÍAN  UNOS  AOTROS  E  LAS  DIS- 
PUTA giONES    QUE    FAZÍAN    ENTRE  SÍ  (l). 

E  MANTUVE  ESTO  CON  MI  ENTENDIMIENTO  E  CONgER- 
TÉLO  CONLA  OPIÑÓN  QUE  YO  TENÍA,  ET  SOPE  QUE  ERAN 
ACORDADOS  EN  LOS  CURSOS  DEL  AÑO  E  DÉLOS  MESES  E 
DÉLOS  DÍAS,  E  ENLAS  NATURAS  DÉLOS  CUERPOS  E  ENLAS 
COSAS  DÉLAS  ENFERMEDADES  E  ENLAS  MANERAS  DE  SUS 
MELEZINAMIENT03  E  DE  SU  SALUD.  Et  PUSIÉRONLO  POR 
ESCRIPTO  E  PLÜGOME  DÉLO  SABER.  Et  COMENgÉ  A  LEER 
SUS  LIBROS  FASTA  QUE  LOS  ENTENDÍ;  ET  VI  LAS  MANE- 
RAS DÉLOS  CUERPOS,  LAS  COSAS   DÉLAS  MALETÍAS  E  LAS 

MANERAS  DEL  MELEZINA MIENTO.  Et  sope  en  ello  atanto 
que  me  metí  a  melezinar  enfermos.  Et  después  que 
lo  comengé,  di  a  mi  alma  (2)  aescoger  enestas  quatro 
cosas  que  los  omnes  demandan  eneste  siglo  e  se  tra- 


(i)  Et  yo  non  qesé...  entre  sí.  —  Falta  en  C.  y  en  J.  Fáltales 
también  gran  parte  del  párrafo  siguiente.  Además  parece  que  C. 
se  copió  de  un  manuscrito  en  el  que  se  había  puesto  un  folio  al 
revés,  pues  tomando  como  norma  el  orden  de  J,,  que  es  el  mis- 
rao  que  el  de  la  versión  castellana,  hay  que  saltar  en  C.  de  la 
mitad  de  la  línea  10  de  la  página  30  a  la  línea  11  de  la  página  31, 
volver  de  la  línea  7  de  la  página  32  a  la  línea  10  de  la  página  30, 
y  saltar  por  fin  de  la  línea  10  de  la  página  31  a  la  línea  8  de  la 
página  32. 

(2)  C.  siete  años.  Y  cuando  estuve  versado  en  la  escritura, 
manifesté  mi  reconocimiento  a  mis  padres  y  pensé  en  la  cien- 
cia. Y  fué  la  primera  ciencia  a  que  me  aficioné,  la  ciencia  del 
curar;  y  me  dediqué  a  ella  hasta  que,  cuando  alcancé  su  conoci- 
miento, comprendí  su  excelencia  y  aumentó  mi  deseo  de  prose- 
guirla. Y  cuando  me  perfeccioné  en  ella  hasta  el  punto  de  que 
pude  dedicarme  a  medecinar  enfermos  (*).  Y  consulté  a  mi  alma 
y  le  di  aescoger 

(•)  Para  seguir  el  orden  de  la  versión  castellana,  hay  que  saltar  en  C. 
déla  línea  lo  de  la  página  30  a  la  11  de  la  página  31. 


DEL   MíDICO    BERZKBUSY 


bajan  de  las  aver  e  las  cobdigian  (i).  Et  dixe  (2): 
«¿Quál  destas  quatro  cosas  devo  demandar  segunt 
la  qiiantidad  del  mi  saber,  e  quál  es  la  que  me  fará 
alcanzar  lo  que  he  menester,  et  si  lo  pudiere  aver, 
deleytes  o  fama  o  rriqueza  o  gualardón  del  (3)  otro 
siglo?» 

Et  vi  que  demandado  ayuntado  todas  quatro  co- 
sas (4).  Et  fallé  que  [la  melezina]  era  cosa  loada 
gerca  de  los  entendidos  e  non  denostada  de  los  sa- 
bios (e)  de  las  (5)  leyes  e  délas  setas.  Yx  fallé  (6)  que 
el  más  santo  de  los  físicos  es  aquel  que  non  quiere 
aver  por  su  física  salvo  el  gualardón  del  otro  siglo. 
Et  comedí  en  mi  coragón  et  fallé  que  todas  las  co- 
sas [en]  que  los  omnes  se  trabajan  son  fallegederas. 
Et  yo  non  vi  a  ninguno  de  mis  antegesores  que  su 
allegar  lo  fiziese  durable  eneste  mundo,  nin  que  lo 
librase  déla  muerte  e  délo  que  aviene  después  de- 
11a.  Et  fallé  (7)  enlos  libros  déla  física  qu'el  más  pia- 
doso físico  es  aquel  que  primeramente  comienga  a 
melezinar  su  alma  e  sus  enfermedades;  et  el  que  es 
en  mejor  estado  es  aquel  que  con  su  física  trabaja  en 


(i)    e  las  cobdician. — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(2)  dixe: — A.  diré: 

(3)  J.  destas  cosas  debo  demandar  según  mi  saber...  menes- 
ter, riqueza,  fama,  deleites  o  (*)  el  otro.  —  En  C  se  halla  altera- 
do este  pasaje. 

(4)  C.  Et  pedí  indicaciones  acerca  de  la  mejor  de  estas  [cua- 
tro cosas].  Et 

(5)  C.  denostada  por  ninguno  de  la  gente  de  las  " 

(6)  A.  fallo  —  C.  y  J.  fallé  en  los  libros  de  la  medicina  que 

(7)  fallé  — A.  y  B.  fallo 

(*)     C,  o  galardón  del  otro,  como  A, 


24  CALH^A   Y   DIMNA 


enmendar  su  estado  para  el  otro  siglo,  et  que  non 
toma  el  arte  déla  física  por  mercaduría  et  por  ganar 
la  rriqueza  deste  mundo. 

Et  el  que  quiere  por  su  física  aver  el  gualardón 
enel  otro  siglo,  non  le  menguava  rriqueza  eneste 
mundo.  Et  es  en  aquesto  atal  como  el  labrador  que 
sienbra  las  legunbres  enla  tierra  por  aver  mieses  et 
ha  de  aquesto  quanto  quiere.  Con  todo  aquesto  non 
le  mengua  y  de  aver  algunas  ^-ervas  de  que  se  ayude 
e  se  aproveche.  Et  tove  por  bien  de  perseverar  enesto 
por  aver  gualardón  enel  otro  siglo  e  meresgimiento 
de  Dios.  Et  non  quise  por  esto  aver  el  apostura  des- 
te  mundo;  que  sería  tal  como  el  mercader  perdido- 
so (i)  que  vendió  sus  piedras  preciosas  por  vedrio 
que  non  valía  nada  e  pudiera  aver  del  precio  dellas 
grand  rriqueza  para  en  toda  su  vida  (2). 


(i)    perdidoso — A.  y  B.  ccbdicjioso 

(2)  C.  otro  siglo.  Y  decidí  perseverar  en  la  medicina  desean- 
do el  premio  de  la  otra  vida  y  no  deseando  por  ella  [otra]  remu- 
neración, para  no  ser  como  el  comerciante  que  pierde,  el  cual 
vende  un  jacinto  con  cuyo  precio  podría  procurarse  la  comodi- 
dad de  su  vida,  por  una  perla  de  ningún  valor.  Además  de  que 
ya  hallé  en  los  libros  de  los  antiguos  que  el  médico  que  quiere 
por  su  física  a.  e.  g.  e.  o.  s.,  n.  1.  m.  rr.  e.  m.  Et  es  en  a.  a.  c.  el 
labrador  que  sólo  cava  su  (*)  tierra  y  la  cultiva  por  tener  mie- 
ses, no  para  tener  hierba;  luego  ella,  no  siendo  estéril,  produce 
diversas  especies  de  hierba  (**).  Et  — J.  siglo.  Y  pensé  que  el 
que  desea  dedicarse  a  la  medicina  por  el  deseo  del  otro  mundo 
y  por  la  esperanza  del  premio  de  la  vida  futura,  sin  desear  retri- 
bución en  este  mundo,  ni  sus  ventajas,  tal  vez  sea  como  el  co- 
merciante, etc. 

(*)      J.  labrador  que  siembra  las  legumbres  en  la  tierra 
(**)     J.  hierba,  además  de  abundante  fruto.  —  Como  se  ve,  en  la  ver- 
sión castellana  se  halla  invertido  el  orden  de  este  pasaje,  poniendo  el 
símil  del  labrador  antes  que  el  del  comerciante. 


DEL  MÉDICO   BERZEBUEY 


Et  comen(;é  amelezinar  los  enfermos  (e)  so  espe- 
ranga  del  gualardón  del  otro  siglo;  así  que  non  dexé 
enfermo  que  yo  oviese  esperanza  délo  guaresger  e 
délo  sanar  de  su  enfermedad  con  mi  melezinamiento, 
que  non  metiese  mi  poder  enlo  guaresger  (i).  Et  al 
que  yo  por  mí  mesmo  (2)  pude  sanar,  fízelo  e  non  le 
METÍ  EN  MANO  DE  OTRi;  et  al  que  non  pude  esto  fazer 
dexéle  su  melezinamiento  e  dexéle  las  melezinas  que 
avía  menester  (3),  et  non  quise  aver  gualardón  nin 
merescimiento  de  aquellos  aquien  esto  fize.  Et  non 
avía  enbidia  de  mis  iguales  nin  délos  que  avían  más 
aver  que  yo  nin  del  bien  que  Dios  les  avía  dado. 
Mas  [era]  el  mío  mayor  cuydado  e  alo  que  más  me 
inclinava  e  délo  que  más  me  trabajava,  que  pugnase 
más  qu'él  en  saber,  e  en  me  trabajar  en  aver  gualar- 
dón de  Dios. 

Et  estude  enesto  un  tienpo  fasta  que  vencí  al 
saber  deste  mundo  et  contendí  comigo  por  el  algo 
que  veía  aver  alos  otros.  Et  yo  non  quise  ál  salvo 
contender  con  mi  alm.a  e  defenderla  de  non  se  [que- 
rer] apartar  de  las  cosas  (4)  que  nunca  ovo  ninguno 


(i)  C.  guaresger,  ni  otro  (en  quien  no  tuviese  esta  esperan- 
za) (*),  que  yo  no  le  desease  alivio  en  su  dolor  y  sufrimiento,  y 
que  no  me  esforzase  en  su  curación  con  todo  mi  celo.  Et 

(2)  por  mí  mesmo — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  pude  asistir,  le  asistí;  y  a  quien  no  pude  asistir,  le  rece- 
té, le  ordené  y  le  di  las  medicinas  que  le  prescribía,  et 

(4)  C.  iguales,  ni  del  que  fuera  igual  a  mí  en  ciencia  y  supe- 
rior en  riquezas  y  honores,  a  ninguno,  por  ninguna  de  las  cosas 
que  no  dan  ventaja  en  bondad  ni  en  mejoramiento  de  la  con- 

(*)  Las  palabras  árabes  correspondientes  a  las  de  este  paréntesis 
están  tachadas  en  el  manuscrito  de  C,  pero  se  hallan  en  J.  y  en  la  edi- 
ción de  Sacy. 


26  CALILA   Y   DIMNA 


que  por  ellas  non  apocase  su  algo  e  que  non  acres- 
^iese  su  lazerio.  Et  rremenbraron  me  las  penas  que 
avía  de  sofrir  después  que  deste  mundo  partiese  por 
le  fazer  olvidar  aquellas  cosas  de  que  avía  sabor.  Et 
díxele:  «¡Ay  alma!,  que  (i)  non  as  vergüenga  de 
fazer  sociedad  (2)  con  los  perezosos  (3),  nesgios  en 
amar  este  mundo  fallesgedero;  ca  aquel  que  alguna 
cosa  ha  del  non  es  suyo  nin  finca  conél,  et  non  lo 
aman  salvo  los  engañados  negligentes.  Conviértete 
desta  nesgedat  e  desta  locura,  et  métete  con  toda 
tu  fuerga  e  con  quanto  as,  a  adelantar  (4)  algún  bien 
para  el  otro  siglo  et  guárdate  délo  llevar  en  traspaso 
e  non  te  asegures  enél  (5). 


ducta  (*).  Y  me  apasioné  por  esto  entre  los  hombres  de  palabra 
y  de  obra;  y  cuando  suspiraba  mi  alma  por  ello  y  luchaba  con- 
migo para  que  envidiara  y  deseara  las  dignidades  de  aquéllos, 
no  quise  sino  contender,  y  dije:  «¡Ay  alma!  ¿No  conoces  lo  que 
te  perjudica?  ¿No  te  abstienes  de  desear  las  cosas  que 

(i)  C.  acresciese  sus  cuitas  y  sus  fatigas  mientras  las  posee, 
y  acreciente  su  pena  cuando  las  pierde  y  sea  grande  el  castigo 
que  por  ella  le  viene  después?  ¡Ay  alma!  ¿No  te  acuerdas  de  lo 
que  hay  después  de  esta  morada?  Pues  que  ello  te  haga  olvidar 
eso  que  con  avidez  deseas  de  esta  morada.  ¿Acaso  non 

(2)  sociedad  —  A.  y  B.  contrariedad 

(3)  perezosos,  —  C.  bj:2rLsü\,  débil,  incapaz. 

(4)  A.  a  fazer 

(5)  En  J.  falta  esta  última  cláusula. — C.  adelantar  el  bien  y  la 
recompensa  (**)  que  puedas,  y  guárdate  de  diferirlo  (***). 

(*)  De  aquí  hay  que  volver  eu  C.  a  la  página  30,  línea  10,  para  seguir 
el  orden  de  la  versión  castellana,  que  es  también  el  de  J.;  pero  el  texto, 
como  se  ve  por  la  traducción,  no  es  correcto. — J.  omite  las  palabras 
correspondientes  a  <Y  me  a.  p.  e.  e.  1.  hombres* 

(••)     recompensa,  r^'^^j  que  bien  pudiera  ser  errata  del  copista,  por 
..rL  >\,  la  vida  futura,  conforme  con  la  versión  castellana. 
^    (**■*)     diferirlo,  o  según  otra  acepción  de  la  voz  árabe  «de  dar  pode- 
res a  otro  [sobre  ello]»,  que  es  como  lo  vertió  el  traductor  castellano. 


DEL   MEDICO   BIRZEBUILY  2/ 

Et  miénbrate  en  commo  eneste  cuerpo  ha  muchas 
ocasiones  (i)  et  cómmo  es  lleno  de  hiiinores podridos  e 
lixosos  (2),  e  son,  por  todas,  quatro  umores  que  sos- 
tienen la  vida  mezquina  (3)  que  ha  de  falles^er,  así 
como  el  ídolo  descoyuntado  que  cuando  sus  mien- 
bros  son  conpuestos  e  (4)  puestos  cada  uno  ensu 
lugar,  ayúntalos  un  priego  que  es  engrut  (5),  que  les 
faze  tener  unos  con  otros,  e  quando  es  quebranta- 
do (6)  el  plegó  cáensele  las  juntaduras  e  desfázese 
todo:  ¡ay  alma!,  non  te  engañes  en  la  conpañia  de 
tus  amigos  e  de  tus  bien  querientes  e  non  ayas  desto 
grand  cobdi^ia;  ca  la  conpañia  de  aquellos  que  tanta 
alegría  muestran  trae  muy  grant  daño  e  muy  grant 
dolor  y  et  al  acabamiento  (7)  se  ha  de  partir.  Et  esto  es 
atal  como  la  cuchara  de  palo  que  es  sienpre  usada  en- 
la  calentura  e  en  cabo  quiébrase  sirviendo  e  engímase 
su  fazienda  a  ser  quemada  en  fuego  (8). 

¡Ay  alma!,  no  tomes  plazer  en  ser  ayuntada  con 


(i)  J.  commo  este  cuerpo  existe  para  las  enfermedades,  et — 
C,  incorrecto  en  este  pasaje,  literalmente  dice  así:  commo  para 
este  cuerpo  hay  afecciones  (*)  y  enfermedades  et 

(2)  A.  malas  cosas  lixosas, 

(3)  C.  lixosos  que  se  unen  a  cuatro  humores  principales  que 
luchan  y  contienden  entre  sí  y  sostienen  la  vida  que 

(4)  A.yB.o 

(5)  A.  ayuntan  los  con  engrudo, 

(6)  C.  es  quitado  el 

(7)  A.  pues  que  ala  fin  la  tu  conpañia 

(8)  Desde  aquí,  para  seguir  el  orden  de  la  versión  castellana, 
y  también  de  las  demás  ediciones  del  texto  árabe,  hay  que  sal- 
tar en  C.  de  la  línea  11  de  la  página  31  a  la  8  de  la  página  32. 

(*)     afecciones,  enmendaado  el  J ^z:^^  del  texto  por  uA^j. 


28  CALILA   Y   DIMNA 


tus  querientes  e  con  tus  amados  en  ayuntar  averes, 
ayuntándolos  por  aver  amor  et  gragia  (i)  de  ellos, 
que  serías  enesto  atal  commo  el  safumerio  que  quema 
así  e  lievan  los  ome\s\  su  buen  olor  (2).  ¡Ay  alma!,  non 
te  fíes  (3)  enlas  rriquezas  e  enlas  dignidades  en  que 
se  alegran  los  mundanos;  ca  éstos  non  saben  en  quán 
pequeñas  cosas  están  fasta  que  las  pierden.  Et  acaes- 
ce(n)  así  como  alos  (4)  cabellos,  que  quando  los  omne 
tiene  enla  cabega  péynalos  e  úntalos  conlas  mejores 
unturas  que  puede  (5),  et  después  que  son  fuera  déla 
cabega,  halos  omne  asco  de  ver  e  fuye  dellos. 

¡Ay  alma!,  persevera  en  melezinar  los  enfermos  e 
non  te  tire  dello  el  afán  de  la  física  porque  los  omnes 
non  lo  saben  (6).  Mas  asma  de  un  omne  que  espaciase 
a  Giro  de  alguna  cuyta  o  lo  librase  de  algún  mal  (7) 
fasta  que  lo  torrnase  ala  paz  e  ala  (8)  folgura  en  que 
era,  si  este  atal  deve  aver  gualardón  e  gran  mereci- 
míento  segund  Dios:  pues  quánto  deve  aver  de  gua- 
lardón el  físico  que  por  gualardón  de  Dios  melezina 


(i)  C.  non  te  arrastren  tu  familia  y  tus  parientes  a  reunir  lo 
que  te  hará  perecer,  si  lo  reúnes  por  desear  el  placer  y  el  con- 
tento de  ellos, 

(2)  C.  que  se  quema  en  el  fuego  y  se  llevan  otros  su  olor.  — 
A.  han  los  omnes  folgura  con  su  olor. 

(3)  te  fíes  —  C.  te  engañes 

(4)  C.  saben  cuan  pequeñas  cosas  tienen  por  grandes,  f.  q.  1. 
pierden;  pues  son  como  los  cabellos, 

(5)  C.  cabega  cuídalos,  et  —  J.  cuídalos  y  aprecíalos,  et 

(6)  C.  dello  el  decir:  *La  medicina  es  un  gran  recurso,  y  los 
hombres  la  ignoran,  lo  mismo  que  (ignoran)  los  beneficios  de 
ella.>  Mas 

(7)  A.  librase  aotro  de  alguní  mal  o  lo  escapase  de  alguna 
cuyta —  C.  librase  de  ella  fasta 

(8)  A.  en 


DEL   MEDICO    BERZEBUEY 


muchos  e  los  saca  de  grant  peligro  con  la  ayuda  de 
Dios?  (i).  ¡Ay  alma!,  non  se  te  aluengue  el  otro  siglo 
por  que  ayas  a  enclinar  aéste;  ca  serías  en  tomar  lo 
poco  e  dar  por  él  lo  mucho,  así  como  el  mercador 
que  avía  una  casa  llena  de  oro  e  de  plata,  et  dixo 
ensí  (2):  «Si  la  vendiere  apeso  alorgársemea»,  e  ven- 
dióla aojo  por  mal  pregio. 

Et  aviendo  esta  contienda  con  mi  alma,  non  falló 
carrera  ninguna  para  me  venger,  e  confesóse  e  conos- 
ció  el  menosprecio  (3)  de  aquellas  cosas  a  que  se 
acostava,  e  perseveró  en  melezinar  los  enfermos  por 
aver  el gualardón  del  (4)  otro  siglo.  Et  non  me  estorvó 
esto  de  aver  buena  parte  de  este  mundo  e  déla  pri- 
vanza (5)  délos  rreyes  ante  que  fuese  a  India;  e  des- 
pués que  torrné  (6)  ove  más  de  lo  que  quería  (7).  Et 

(i)  C.  merecimiento.  Y  si  el  que  hace  esto  con  un  solo  hom- 
bre puede  prometerse  esto,  ^cuánto  más  el  médico  que  cura  a  un 
número  que  no  lo  sabe  sino  Dios,  ensalzado  sea,  por  deseo  de 
recompensa,  de  modo  que  (los  enfermos)  vuelven,  después  de 
los  sufrimientos  y  enfermedades  que  se  interponen  entre  ellos  y 
el  mundo,  y  sus  comodidades  y  sus  placeres  y  sus  comidas  y  sus 
bebidas  y  sus  esposas  y  sus  hijos,  a  mejor  estado  del  en  que  an- 
tes se  encontraban?  ¡Ay 

(2)  C.  mercador  del  cual  cuentan  que  tenía  una  casa  llena  de 
sándalo,  y  dijo:  «Si 

(3)  C.  Et  después  que  tuve  contienda  con  mi  alma  acerca  de 
esto,  y  la  reprendí  por  ello  y  le  hice  comprender  esto,  non  f.  c. 
ninguna  para  evadirse;  y  se  convenció,  se  tranquilizó  y  se  entris- 
teció por  causa  de 

(4)  A.  bien  por  ganar  el 

(5)  C.  aver  del  mundo  gran  felicidad  de  parte  délos 

(6)  C.  torrné,  además  de  lo  que  di  a  mis  semejantes  y  amigos, 
ove 

(7)  C.  quería  y  pudiere  desear  mi  alma,  y  más  de  lo  que  yo 
merecía.  Et 


CALILA   Y  DIMNA 


cstud[i]é  en  la  física,  et  fallé  que  el  físico  non  puede 
raelezinar  aninguno  con  melezina  que  le  segure  de 
enfermedat  toda  su  vida;  e  non  sope  cómmo  el  gua- 
resger  toviese  pro  non  seyendo  el  omne  seguro  de 
non  torrnar  ala  enfermedat  e  de  acres^entar  en  otra 
cosa  más  fuerte  (i). 

Et  POR  ENDE  fallé  que  las  obras  del  otro  siglo  son 
las  COSAS  que  libran  alos  omnes  de  sus  enfermeda- 
des. Et  fallé  que  la  enfermedad  del  ánima  es  la  mayor 
enfermedad.  Et  por  eso  despregié  la  física  e  trabájeme 
déla  ley  et  ove  ende  sabor;  e  dubdé  enla  física  e  non 
fallé  en  sus  escrituras  mejoría  de  ninguna  ley  (2).  Et 
fallé  las  leyes  mucho  alongadas  et  las  setas  muchas, 
e  aquellos  que  las  tenían  avíanlas  heredado  de  sus 
padres,  et  otros  que  las  tenían  ávidas  aniidos  e  con 
miedo  (3),  e  otros  que  querían  aver  por  ellas  este 
mundo  e  que  se  trabajavan  a  ganar  con  ellas  en  sus 
vidas,  et  otros  entendidos  de  simples  voluntades  que 
non  dubdan  que  tienen  la  verdat,  et  non  tienen  buena 
rrazón  a  quien  les  fiziese  questión  sobre  ello  et  todos 
se  enfingien  que  tenien  derecho  et  que  los  que  contra 
ellos  eran  que  yazian  en  yerro  e  en  perdimiento.  Et  vi 


(i)  C.  melezina  que  haga  desaparecer  de  él  la  enfermedad 
de  modo  que  no  vuelva  a  él  nunca  esta"  enfermedad  ni  otra  de 
las  enfermedades.  Y  nadie  está  seguro  de  que  no  vuelva  la 
(misma)  enfermedad  u  otra  más  grave.  Et 

(2)  C.  libran  de  todas  las  enfermedades  perfectamente;  no 
vuelven  a  él  (al  hombre)  después  de  esto.  Y  desprecié  la  física  y 
me  apasioné  por  la  religión.  Y  cuando  ocurrió  esto  en  mi  alma, 
se  me  ofrecieron  dudas  acerca  de  la  religión  y  la  medicina,  y  no 
hallé  en  ésta  cosa  ninguna  que  hiciera  mención  de  la  religión,  ni 
que  me  indicase  cuál  hubiese  de  seguir  o  de  practicar.  Et 

(3)  A.  con  fuerza 


DEL   MEDICO   BERZEBUEY 


entre  ellos  gran  contrariedad  enel  criador  et  enlas  cria- 
turas e  enel  comiengo  e  enlafin  del  inundo  (i). 

Et  tove  por  bien  de  otorgar  (2)  alos  sabios  e  a  los 
mayorales  de  cada  una  ley,  sus  coMENgAMiENTOS  e 
ver  qué  dirían  (3),  por  rrazón  de  saber  departir  la 
verdat  de  la  mentira  e  escoger  e  anparar  la  una 
déla  otra,  et,  conosgida  la  verdat,  obligarme  aella 
verdadera  mente,  e  non  creer  lo  que  non  cunpliese 
e  nin  (4)  seguir  lo  que  non  entendiese.  Et  fize  esto  et 
pregunté  e  pensé  e  non  fallé  ninguno  dellos  que  me 
dixese  (5)  más  que  alabar  así  e  a  su  ley  e  denostar 
al  agena  (6).  Et  vi  manifiesta  mente  que  se  enclina- 
van  a  sus  sabores  (7)  e  que  por  su  sabor  (8)  trabaja- 
van  (9)  et  non  por  derecho;  et  nin  fallé  en  ninguno 


(i)  C.  este  mundo  y  sus  dignidades  y  sus  medios  de  vivir,  y 
todos  creen  que  ellos  son  los  que  tienen  razón  y  van  por  el  buen 
camino,  y  que  quien  les  contradice  está  en  el  error  y  en  el  peca- 
do. Y  es  mucha  la  disparidad  que  hay  entre  ellos  acerca  del 
Creador  y  de  la  Creación,  y  acerca  del  principio  y  fin  de  las 
cosas  y  otros  particulares  semejantes.  Y  cada  cual  se  aferra  en 
su  opinión  contra  el  otro,  y  cree  que  su  enemigo  está  en  el 
error. 

(2)  otorgar — En  C.  c.^.v¿)\^,  errata  de  algún  copista  o  de  im- 
prenta, que  ha  hecho  equivocar  al  traductor  italiano,  por  lJi^Ij.. 
En  J.  falta  este  pasaje. 

(3)  C.  ver  qué  es  lo  que  prescriben  y  demuestran  por 

(4)  C.  escoger  la  verdad  y  obligarme  a  ella  con  fe  y  concien- 
cia, sin  creer  lo  que  non  comprendiere  y  sin  seguir 

(5)  dixese  —  A.  y  B.  diere  —  C.  que  hiciese  más 

(6)  C.  denostar  la  ley  del  contrario.  Et 

(7)  A.  saberes 

(8)  A.  saber 

(g)  C.  mente  que  ellos  según  sus  caprichos  argumentaban  y 
disputaban  et 


32  CALILA   Y   DIMNA 


dellos  (i)  rrazón  que  fuese  verdadera  nin  derecha, 
nin  tal  que  la  creyese  omne  (2)  entendido  e  non  la 
contradixiese  con  rrazón  (3).  Et  después  que  esto 
vi  non  fallé  carrera  por  donde  siguiese  a  ninguno 
dellos;  et  sope  que  si  yo  creyese  aalguno  dellos  lo 
que  non  sóplese,  que  sería  atal  como  el  ladrón  (4) 
engañado  que  fabla  en  un  enxenplo. 

Et  fué  así  (5)  que  andava  una  noche  un  ladrón  so- 
bre una  casa  de  un  omne  rrico,  e  fazía  luna,  e  anda^ 
van  algunos  conpañeros  conél.  Ex  en  aquesta  casa 

AVÍA  UNA  FINIESTRA  POR  DONDE  ENTRAVA  LA  LUZ  DÉLA 

LUNA  AL  OMNE  BUENO.  Et  alas  pisadas  dellos  (6)  des- 
pertó el  dueño  dela(s)  casa(s)  e  sintiólos  e  pensó  que  tal 
ora  non  andarían  por  sus  tejados  salvo  ladrones  (7). 
Et  despertó  asu  muger  et  díxole:  «Fabla  quedo,  que 
yo  he  sentido  ladrones  que  andan  sobre  nuestra  casa, 
et  yo  fazermeJié  adormido,  et  iií  despiértame  a  gran- 
des bozes,  de  guisa  que  lo  oyan  los  que  están  sobre  la 
casa  (8);  et  dime  quando  los  sintieres  cerca  de 
AQUÍ:  ¡Ay  marido!  ^"Non  me  dirás  estas  tamañas  rri- 
quezasi^  que  as,  dónde  las  ayuntaste?  (10).  Et  quan- 
do yo  non  te  quisiere  rresponder,  sigue  me  pregun- 


(i)  ninguno  dellos  —  A.  y  B.  ninguna  dellas 

(2)  omne — A.  y  B.  ante 

(3)  C.  entendido  y  se  satisficiera  con  ella.  Et 

(4)  el  ladrón  —  C.  y  J.  el  crédulo 

(5)  C.  engañado  del  que  cuentan  que 

(6)  alas  p.  dellos  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  salvo  ladrones.  —  B.  sinon  algún  malfeclior,  —  C.  sino 
(gente)  para  infundir  sospechas. 

(8)  A.  en  ^ima  de  nuestro  tejado; 

(9)  C.  rriquezas  y  tesoros  qtí¿ 

(10)  A.  de  qué  llegaste  tantas  rriquezas  commo  avernos? 


DEL  MEDICO   BERZEBÜEY  33 


tando  fasta  que  te  lo  diga»  (i).  Et  fizólo  asi  como  le 
¡nandó  el  marido  (2),  et  oyó  el  ladrón  lo  que  ella  dixo. 
Ei  eiiíoítfcs  recudió  el  orne  asu  muger :  « Tú,  ¿por  qué  lo 
demandas}  Cala  (3)  veniura  te  traxo  grand  algo;  cojiie, 
bebe  et  alégrate  et  non  me  demandes  tal  cosa,  ca  si 
telo  yo  dixere,  non  so  seguro  que  lo  non  oya  alguno,  e 
podría  acaesfer  cosa  por  ello  qt^e pesara  ami  et  ati.'>  Et 
dixo  la  nmger:  <íFor  la  fe  que  me  deves  que  inclo  digas, 
ca  non  oirá  ninguno  lo  que  di xé reinos  a  tal  ora»  (4). 
Dixo  el  marido  (5):  «Yo  te  lo  diré,  pues  que  tanto  lo 
QUIERES  SABER.  Sepas  QUE  yo  Ron  ayunté  todas  estas 
rriquezas  (6),  salvo  de  ladronía.»  Et  dixo  la  muger: 
«^•Cónio  ayuntaste  esto  de  ladronicio,  teniéndote  las  gen- 
tes (7)  por  omne  bueno?»  (8). 

Et  dixo  él:  «Esto  fue  por  una  sabiduría  que  yo 
fallé  al  (9)  furtar,  et  es  cosa  muy  encubierta  (10)  et 
so  til  de  guisa  que  non  sospechava  alguno  demi,  nin  me 
tenían  pormalfechor-»  (i  i).  Et  dixo  la  muger:  «(jCómmo 


(i)     fasta  q.  1. 1.  diga.»  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(2)  C.  asi  la  mujer,  y  le  preguntó  cómo  él  le  había  mand-i- 
<lO,  ¿t 

(3)  C.  y  J.  cl  orne :  «¡Oh  mujer!  Ya  la  vintura 

(4)  C.  y  J.  ninguno  nues!:ra  conversación.  Dixo 

(5)  A.  Et  oyó  ella  el  ladrón  e  comengó  apreguntar  al  marido 
lo  que  le  avía  mandado.  Et  el  ladrón  comengó  a  escuchar  lo  que 
dezían,  et  el  marido  fizo  senblante  que  gelo  non  quería  dezir:  et 
ella  sigui[ó]le  tantas  vezes  fasta  que  le  dixo : 

(6)  C.  rriquezas  y  tesoro  salvo  — J.  como  A. 

(7)  A.  puede  eso  ser,  ca  las  gentes  te  tenían 

(8)  C.  omne  justo  y  bueno,  sin  sospechar  nadie  de  ti  y  sin  ser 
objeto  de  ninguna  sospechar  —  J.  omne  justo  y  perfecto? 

(9)  C.  fallé  en  el  arte  de  furtar,  — J,  como  A. 

(10)  encubierta—  C.  fácil 

(11)  A.  ninguno  non  sospechava  de  mí  tal  cosa. 

TOMO  I.  3 


34  CALILA   Y  DIMNA 


fue  eso?»  Rrespondió  él  e  dixo:  «Yo  andava  la  noche 
que  fazía  luna  e  mis  conpañeros  comigo,  fasta  que 
sobía  en  somo  déla  casa  do  quería  entrar  (i),  e  lle- 
gava  a  alguna  finiestra  por  donde  entrava  la  (2)  luna 
edezía(3)  siete  vezes:  ««saulan,  saulan.»  Desí  abra(;á- 
vame  con  la  luna  e  entrava  por  la  finiestra  (4)  e 
descendía  por  ella  ala  casa  et  non  me  sentía  ninguno 
cuando  caía:  e  iva  de  aquella  casa  atodas  las  otras 
casas.  Et  después  que  tomava  lo  que  faliava,  torrnava 
ala  casa  donde  era  la  luz^  e  dezia  otras  siete  vezes  xtilan, 
xulan,  et  abragávame  conla  luna  e  subía  ala  finiestra 
e  eneste  estado  gané  todo  esto  que  tú  vees»  (5). 

Et  quando  esto  oyeron  los  ladrones  plógoles  mu- 
cho dello  et  dixeron :  «Más  avenios  ganado  desia  casa 
que  nos  non  queríamos,  et  deste  saber  que  nos  dende  ave- 
rnos, nos  devenios  más  pregiar  que  de  iodo  quanto  ende 
ganaremos-»   (6).  Desí  esto  dieron  grande  ora  quedos, 


(i)  C.  quería  robar  a  la  gente,  e  — J.  casa  de  algún  rico  como 
nosotros 

(2)  C.  la  luz  de  la  luna 

(3)  C.  dezía  esta  fórmula  mágica  siete 

(4)  C.  con  los  rayos  (de  la  luna)  e 

(5)  C.  caía.  En  seguida  me  mantenía  firme  en  la  extremidad 
del  rayo  (de  la  luna)  y  repetía  la  fórmula  mágica  siete  veces;  y  no 
quedaba  en  la  casa  ninguna  riqueza  ni  objeto  precioso  que  no 
se  me  apareciese  y  quedase  a  mi  disposición,  para  apoderarme 
de  él.  Y  tomaba  de  ellos  lo  que  quería;  luego  me  abrazaba  al 
rayo  (de  la  luna)  y  repetía  la  fórmula  mágica  siete  veces,  y  subía 
hacia  mis  compañeros,  los  cargaba  de  lo  que  yo  traía  y  en  segui- 
da desaparecíamos.  Et 

(6)  C.  dixeron:  «Ya  hemos  ganado  en  esta  casa  lo  que  nos  es 
mejor  que  la  riqueza  que  en  ella  encontremos,  porque  hemos 
adquirido  un  saber  con  el  cual  Dios  nos  quita  el  miedo  y  estamos 
seguros  de  la  autoridad.»  Desí 


DEL   MEDICO   BERZEBUEY  35 


fasta  que  cuydaron  que  el  dueño  déla  casa  era  adorme- 
gido  et  su  muger  otrosí,  et  después  que  cuydaron  ser 
giERTOS  DESTO,  levantóse  el  cabdiello  dellos  et  fuese 
para  la  finiestra,  que  esta  va  en  somo  de  casa,  por  do 
entrava  la  luz  de  la  luna,  et  (i)  dixo  siete  vezes:  «sau- 
lan,  saulan>,  et  abracóse  conla  luz  por  descender  por 
ella  ala  casa,  et  cayó  (2)  cabega  ayuso.  Et  levantóse  el 
dueño  déla  casa  (3)  et  dióle  tantos  de  golpes  fasta  \qtté\ 
le  quedó  diciendo  el  ladrón :  «  Yo  merezco  cuanto  mal 
me  has  fecho,  porque  creí  lo  que  me  dexiste  et  me  engañé 
con  vanidat-»  (4). 

Et  yo,  después  que  me  guardé  (5)  de  non  creer  las 
cosas  de  que  non  era  seguro  de  non  caer  en  peligro 
de  muerte,  dexéme  de  todas  las  cosas  dubdosas  et 


(i)  a.  que  pensávamos,  et  estovieron  ai  una  ora.  Et  después 
que  los  oyeron  callar,  cuydando  que  dormían  los  señores  déla 
casa,  e  dixo  un  ladrón  de  los  más  ligeros  que  lo  dexasen  aél.  Et 
desí 

(2)  C.  por  ella,  según  creía  (*),  y  cayó  en  la  casa  cabega 

(3)  C.  levantóse  el  hombre  con  un  gran  bastón  et 

(4)  C.  quedó.  En  seguida  le  dijo:  «<Quién  eres?»  Y  contestó: 
«Yo  soy  el  crédulo  engañado  y  éste  es  el  fruto  de  mi  creduli- 
dad.»—J.  «Yo  soy  el  crédulo  engañado  y  seducido  por  lo  que  no 
podrá  suceder  nunca.  Y  esto  es  el  fruto  de  tu  engaño  y  el  resul- 
tado de  quien  cree  todo  lo  que  oye.» — A.  luna  e  dexóse  caer  por 
la  finiestra  e  cayó  en  casa  del  buen  omne.  Et  déla  caída  quebran- 
tóse todo;  e  quando  lo  oyó  el  omne  bueno,  levantóse  de  su  cama 
e  dióle  muchos  palos.  Et  los  otros  sus  compañeros,  en  que  lo 
vieron  así,  fuyeron,  Et  el  omne  bueno  llamó  sus  vezinos  e  guar- 
daron el  ladrón  fasta  que  fué  de  día  e  entregáronlo  ala  justicia. 

(5)  Está  bien  en  C.  el  verbo  Jr^*-?  acerca  de  cuya  lectura 
duda  el  editor. 

(*)     según  creía.  Tt-aducción  de   J¡.\,  que  creo   debe  eliminarse  del 


texto  de  C. 


r->' 


36  CALILA   Y   DIMNA 


nietírae  en  fazer  pesquisas  délas  le3^es  [et]  en  buscar 
la(s)  más  derecba(s).  Et  non  fallé  en  ninguno  de 
aquellos  con  quien  yo  fablé  esto  buena  rrespuesta, 
quel  yo  (non)  deviese  creer  (i).  Et  di?:e  en  mi  cora- 
zón: «Tengo  por  seso,  pues  así  es,  de  me  obligar  ala 
ley  de  míos  padres.»  Pero  fue  buscando  si  avería 
aesto  alguna  escusagión  e  non  la  fallé  (2).  Et  mémbro- 
me  el  dicho  de  un  omne  que  comía  feo  e  era  tragón, 
e  dixéronle  que  comía  mal  e  feo,  et  él  (3)  dixo:  «Así 
comían  mis  padres  e  mis  abuelos.»  E  non  fallé  nin- 
guna escusa^^ión  porque  non  deviese  fincar  en  la  ley 
'íiel  padre,  ct  (4)  Guíseme  dexar  de  todo  e  meterme 
a  fazer  pesquisas  de  las  leyes  et  preguntar  por  ellas  e 


(i)  J.  rrespuesta  a  lo  que  yo  les  preguntaba;  ni  vi  en  lo  que  me 
decían  cosa  que  fuese  cierta  a  mi  entendimiento  para  que  yo  la 
creyese  y  la  debiese  seguir.  Et  —  C.  aquellos  que  interrogue, 
respuesta  a  lo  que  les  preguntaba;  ni  en  lo  que  me  enseñaban, 
cosa  que  debiese  tener  por  cierta  mi  entendimiento,  para,  etc. 

(2)  C.  dixe :  «Ya  que  no  encuentro  nada  cierto,  pues  razón  es 
que  siga  la  religión  de  mis  padres,  en  la  cual  3'a  encontré  a  ellos.» 
Mas  cuando  fui  buscando  s.  a.  ae.  a.  escusagión,  no  hallé  (que) 
la  perseverancia  en  la  religión  de  mis  padres  fuese  para  mí  escu- 
sación,  y  dije:  «Si  esto  fuera  excusa,  el  mago  que  ya  encontró  a 
su  padre  siendo  mago  se  excusaría  ante  sus  semejantes,  y  no  le 
podrían  reprochar  sus  palabras  (*).  Et 

(3)  J.  omne  que  era  atroz  para  comer  y  fué  reprendido  por  ello 
y  dixo  : — C,  que  está  alterado  en  este  pasaje,  con  la  corrección 
que  propone  su  editor,  dice:  miémbrome  que  un  hombre  que 
era  atroz  para  comer,  le  reprendieron  los  hombres  por  esto,  y  se 
excusó  con  que  dixo : 

(4)  C.  E  como  no  hallé,  para  persistir  en  la  religión  de  uÚí. 
padres,  caminü  ni  excusa  ninguna,  quíscme 

(*)  se  excusaría...  palabras.  Así  iníerpL-cto  el  te.xto  de  C,  incorre:  -  > 
en  este  pasaje. 


DEL   MEDICO    BERZE3UEY  37 


estudiar  en  ellas.  Et  estorvóme  la  ña  que  es  gerca  e 
Iri  muerte  que  acaesge  tan  aína  como  cerrar  el  ojo  e 
abrirlo  (i).  Et  avía  fechas  algunas  obras  que  non  sabría 
si  {2)  eran  buenas,  onde  por  aventura  mientra  me  tra- 
bajase de  pesquerir  las  leyes  (3)  detenérmela  de  fazer 
aigunt  bien,  et  morría  ante  que  viese  lo  que  quería. 
Et  por  aventura  en  dubdando  e  en  destorvándomef 
acaesgermeía  lo  que  dizen  que  acaesgió  a  un  omne 
que  amava  una  rnuger  casada.  Et  ella  avía  [cavado 
para  él]  un  caño  de  su  casa  fasta  la  calle,  et  el  caño 
era  cerca  del  pozo  do  tenían  el  agua,  et  aparejó  tina 
llave  al  caño  con  miedo  (4),  que  si  su  marido  viniese 
asoras  que  pusiese  ai  su  amigo  e  lo  cerrase  dentro. 
Et  acaesgió  así  que  (5)  un  día  estando  él  dentro  con 
ella  dixiéronle  que  su  marido  estava  a  la  puerta.  Et 
dixo  LA  isíugf:r  al  amigo:  «Vete  aína  por  el  caño  que 


(i)  J.  en  ellas.  Y  se  me  representó  en  el  corazón  y  manifestó 
en  el  espíritu  la  proximidad  de  la  muerte  con  su  veloz  marcha, 
y  el  fin  del  mundo  y  la  ruina  de  su  gente  y  la  extinción  del  tiem- 
po en  que  dure  la  vida,  y  pensé  en  esto  y  dije :  «Pues  tal  vez  esté 
ya  cerca  de  mi  muerte  y  esté  próximo  mi  fin.»  Et — C.  está  falto 
y  alterado  en  este  pasaje. 

(2)  C.  y  J.  ob7-as  que  confiaba  que  eran 

(3)  C.  aventura  la  duda  que  yo  tenía  en  el  examen  e  investi- 
gación, y  el  distraerme  de  una  cosa  a  otra,  detenerm.eía 

(4)  A.  del  pozo  gerca;  e  fizo  una  puerta  al  caño  por 

(5)  C.  calle,  y  puso  la  llave  de  la  puerta  del  caño  en  un  lugar 
donde  había  una  tinaja  (*)  de  agua;  y  lo  hizo  así  (**)  por  miedo 
de  que  la  sorprendiera  su  marido  u  otro  cualquiera,  hasta 
que  un 


(*)      tinaja,   (_**.2w,  que  la  versión  castellana  traduce  por  pozo,  más 
conforme  con  erteito  árabe. 

(**)     En  C.  está  muy  obscuro  este  pasaje,  como  ya  advierte  el  editor. 


3S  CALILA   Y  DIMNA 


está  cerca  del  pozo.»  Et  él  detóvose  de  ir  a  aquel 
logar.  Et  acaesgió  que  el  pozo  era  derrundiado.  Et 
él  tornóse  a  ella  (i)  e  díxole:  «Ya  llegué  fasta  el  caño 
e  fallé  el  pozo  caído.»  Et  dixo  la  muger  (2):  «Non  te 
dixe  yo  del  pozo  salvo  por  te  guiar  al  caño.  Aguija  e 
vete»  (3).  Et  dixo  él:  «Non  devieras  tú  dezir  gerca  del 
pozo,  pues  yo  avía  de  ir  al  caño.»  Dixo  ella:  «Ve  (4) 
e  dexa  la  locura  de  ir  e  de  venir.»  Dixo  él:  «;Cómmo 
iré,  aviéndome  tú  conturbado?»  Et  non  cesó  de  dezir 
fasta  que  entró  el  marido  e  prendiólo(s)  e  firiólo(s) 
muy  mal  e  llevólo(s)  a  la  justicia. 

Así  yo  temíme  de  ir  acá  e  allá  e  después  ser  preso 
POR  MI  CULPA,  ET  (5)  ovc  por  bien  de  non  me  temer 
de  aquello  de  que  me  temía,  et  tove  me  por  pagado 
de  toda  obra  que  sola  mente  las  almas  testiguan  que 
es  buena  [et]  en  que  se  acuerdan  las  almas  délas 
leyes  (6).  Et  detove  mi  m.ano  de  ferir  (7)  e  de  aviltar 


(i)  C.  Et  fuese  el  hombre  hacia  la  tinaja  y  se  encontró  con 
que  la  tinaja  había  sido  removida  de  aquel  sido,  y  volvióse  hacia 
la  mujer  e 

(2)  C.  caño,  y  vi  que  la  tinaja  que  me  dijiste  no  está  allí.-^ 
Et  d.  1.  muger:  «¡Oh  imbécil!  <Y  qué  has  de  hacer  en  la  tinaja? 
Non 

(3)  Aguija  e  vete.»  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

{4)  C.  «Non  fué  justo,  cuando  no  está  junto  al  caño  la  tinaja, 
que  me  mencionases  la  tinaja;  pues  me  engañaste.»  Dijo  la  mu- 
jer: <'¡Guay  de  ti!  Apresúrate  por  tu  alma  e 

(5)  C.  Y  cuando  temí  de  ir  acá  e  allá  y  andar  rodando  (*), 
ove 

(6)  C.  acuerdan  las  leyes.  Et  —  J.  acuerda  la  gente  de  las  le- 
yes. Et 

(7)  C.  y  J.  ferir  y  matar,  e 

(*)     andar  rodando  falta  en  J. 


DEL   MEDICO    BERZEBUEY  39 

e  de  rrobar  et  de  furtar  e  falsar.  Et  guardé  el  mi 
cuerpo  délas  mugeres,  e  mi  lengua  de  mentir  e  de 
toda  rrazón  que  daño  fuese  a  alguno.  Et  detóveme  de 
fazer  mal  alos  omnes  nin  de  burlar  e  escarnecer  de 
ninguno,  et  de  cuantas  malas  costunbres  pude  (i). 
Et  trabajém.e  con  m.i  rrazón  de  non  querer  m.al  anin- 
guno  e  de  non  desmentir  la  rresurrección  (2)  nin  el 
día  del  juizio,  et  el  gualardón  e  la  pena. 

Et  con  esto  asosegué  e  aseguré  mi  coraron.  E  (3) 
vi  que  non  ay  ningund  amigo  nin  ningñn propinco  tal 
commo  fazer  buena  vida,  et  vi  que  era  ligera  de  ganar 
quando  Dios  quiere  ayudar  (4),  et  vi  que  es  grand 
bien  a  quien  la  faze,  e  que  es  mejor  cosa  que  el  the- 
SORO  que  el  padre  e  la  madre  le  dexan  et  (5)  que 
non  mengua  por  la  despender  a  aquel  que  la  faze] 
ante  se  faze  más  fermosa  e  más  nueva  (6).  E  fallé  que 
el  om.ne  que  desprecia  la  bondad  e  la  fin  delia,  que  le 
non  destorva  della  sinon  (7)  la  dalcor  deste  nmndo  (8). 


(i)  C.  detóveme  de  mentir,  engañar,  hablar  indecentemente, 
faltar  a  la  verdad,  calumniar  y  burlarme.  Et 

(2)  rresurrección — A.  y  B.  verdat 

(3)  C.  Et  deseché  la  maldad  de  mi  corazón  y  me  apliqué  a  lo 
honesto  y  a  lo  bueno  con  asiduidad,  y  vi 

(4)  C.  quiere  favorecer  y  ayudar  en  poco,  et 

(5)  C.  et  hallé  que  ella  conduce  al  bien  y  enseña  con  buenos 
ejemplos  el  proceder  del  amigo  con  el  amigo;  y  hallé  que 

(6)  C.  ante  aum^enta  con  su  ejercicio  y  uso  diario,  en  grandeza 
y  en  belleza;  y  hallé  que  no  hay  que  temer  per  ella  que  el  sultán 
la  robe,  ni  desgracia  ninguna  que  provenga  del  agua  (*),  ni  del 
fuego,  ni  de  los  ladrones,  ni  de  alguna  cosa  exterior.  E 

{7)     C.  sinon  un  poco  de  la 

(8)    A.  salvo  el  flaco  entendimiento. 

(*)     agua.  En  C,  por  errata,  (J'-o,  riqueza,  en  vez  de  fiLo,  agua. 


40  CALILA   Y   Di:¿NA 

Et  es  tal  en  perder  e  desperxder  lo  suyo  como  un 
mercador  que  dizen  que  (i)  avía  piedras  pres^iosas, 
ct  alquiló  un  omnc  que  gelas  foradase  e  adobase /rvr 
fient  tnaravedis  (2),  e  llevólo  para  su  casa.  E  entrando 
por  casa  vido  un  salterio  e  atoleólo,  e  díxole  el  señor 
de  la  posada  si  lo  sabía  tañer.  Dixo  el:  <íMás  que  iú 
non  piensas.-*  Et  era  g7'an  maestro  dele  tañer  (3).  Et 
díxole  el  mercador:  «Toma  e  táñelo.»  Et  tomó  el 
omne  el  salterio  e  comengó  alo  tañer  muy  bien  (4) 
fasta  la  noche.  Et  dexó  el  mercador  la  ca[p]sa  délas 
piedras  abierta  et  comengó  de  folgar  e  de  reír  oyendo 
y\QUEL  TAÑER.  Et  desquc  fué  noche  dixo  el  omne  (5): 
*Págame  mi  jornal.»  Dixo  el  mercador  (6):  «Non 
feziste  cosa  por  que  merezcas  jornal.»  Dixo  el  omne: 
«Yo  fize  lo  que  tú  me  mandaste  fazer.»  E  por  rrazón 
ovo  le  a  dar  los  gient  maravedís  e  quedaron  sus  pie- 
dras por  a  adobar  (7). 

E  quanto  más  pensé  enlas  cosas  deste  mundo  e  en 
sus  sabores,  tanto  más  lo  despregié;  e  tove  por  bien 


(1)  C.  perder  sus  días  y  en  distraerse  de  lo  que  le  es  útil, 
como  cuentan  de  un  mercader  que  avía  (*) 

(2)  C.  maravedís  cada  día,  c 

(3)  A.  Et  él  dixo  que  sí. 

(4)  C.  casa.  Y  cuando  se  sentó  vio  un  salterio  que  había  en  un 
rincón  de  la  casa.  Y  dijo  el  mercader  al  hombre:  «¿Acaso  sabes 
tañerlo?»  Dijo:  «Y  más  que  eso.>  Dijo:  «Pues  cógelo. >  Y  cogió 
el  hombre  el  salterio,  pues  era  muy  hábil  en  tañerlo,  y  no  cesó 
de  hacerle  dar  sonidos  dulces  y  armoniosos  fasta 

(5)  C.  omne  al  mercader  :  «Págame 

(G)    el  mercador :  —  Falta  en  C,  pero  está  en  j. 
(7)    adobar.  —  C.  y  J.  foradar. 

(*)     El  texto  de  C.  está  incorrecto. 


DEL   MEDICO   BERZEBUEY 


de  me  anparar  conla  (i)  rreligión  e  DESPREgiAR  este 
MUNDO.  Et  vi  que  la  rreligión  enderesga  carrera  para 
el  otro  siglo,  así  commo  enderesgan  los  buenos  padres 
asus  fijos  PARA  BEViR.  Et  vi  Que  enla  rreligión  pensar 
es  bien;  por  que  el  que  enella  pensare  omíllase  e  tié- 
nese  por  pagado  conlo  qu.e  ha  e  enriquege  e  plázelc 
conlo  que  Dios  faze  (2)  e  pierde  cuydado  e  despójase 
deste  mundo  e  estuerge  del  daño  (que)  [et]  desecha 
sus  sabores  e  fázese  manso  (3)  e  es  librado  de  sus 
dolores  e  m.enospregia  la  envidia  e  muéstrase  le  el 
amor  e  la  caridat  e  es  su  alma  fuera  de  toda  cosa 
í'allegedera  e  acaba  su  entendimiento  e  vee  la  paz  (4) 
e  es  seguro  de  se  non  arrepentir  et  non  teme  los  oines 
nin  le  temen,  et  non  peca  (5).  Et  quanto  más  pensé  en 
la  rreligión  tanto  más  me  pagué  della,  tanto  que  cuy- 
dé  ser  dellos  (6).  Desí  temí  me  que  non  podría  sofrir 
la  su  vida  (7),  e  que  me  tornaría  ala  costunbre  en 
que  í"uera  criado  (8),  e  non  fue  seguro  que  si  me  dc- 
xase  del  mundo  e  tomase  rreligión  que  lo  non  pu- 


(i)     C.  conla  adoración  a  Dios  y  la  rreligión 

(2)  C.  El  vi  que  ella  (la  rreligión)  es  un  jardín  bien  guardado 
para  rechcizar  el  mal  duradero  y  persistente;  y  vi  que  ella  es  la 
puerta  abierta  al  paraíso,  morada  deliciosa.  Y  hallé  que  el  reli- 
gioso, cuando  medita,  ensálzalo  la  tranquilidad;  y  cuando  se  hu- 
milla queda  satisfecho  y  se  halla  rico  y  está  contento  e 

(3)  C.  manso  y  se  despega  del  mundo  e 

(4)  la  paz,  ¿w>s¿''jJ\,  el  fin,  el  térm.ino,  el  resultado. 

(5)  A.  ser  non  tentado.  —  C.  arrepentir  y  no  peca  y  se  salva. 
Et — J.  arrepentir  y  vive  separado  de  los  hombres  y  queda  libre 
de  ellos  y  no  les  teme.  Et 

(6)  dellos.  — C.  ¿dA\  ^^-c,  de  la  gente  de  ella 

(7)  C.  y  J.  sofrir  la  vida  de  religioso 

(8)  C.  criado  y  educado,  e 


42  CALILA   Y   DIMNA 


diera  conplir,  e  dexaría  algunas  cosas  que  tenía  co- 
mengadas,  de  que  avría  provecho.  Et  sería  enesto 
atal  commo  un  can  que  dizen  que  iva  por  un  rrío  e 
Uevava  una  piega  de  carne  enla  boca,  e  vido  la  son- 
bra  que  fazía.  Et  por  abarcar  la  sonbra  abrió  la  boca 
e  cayósele  la  que  Uevava,  e  llevógela  el  agua  e  non 
falló  cosa  ninguna  (i). 

Onde  ove  muy  grant  pavor  déla  rreligión.  Temí 
me  de  la  non  poder  sofrir  e  non  osé  fincar  (2)  enel 
estado  en  que  estava.  Desí  pensé  en  asmar  quál  era 
más  fuerte  cosa:  en  me  temer  de  non  poder  sofrir  la 
rreligión  e  la  vida  que  le  pertenesge  por  el  desabor 
e  por  el  angostura  que  enella  ha,  e  enlo  que  contes- 
te al  seglar  de  tribulaciones.  E  vi  que  non  es  ningún t 
sabor  nin  deleyte  eneste  mundo  que  se  non  torne 
en  desabor  et  que  non  sea  con  dolor.  Onde  el  mun- 
do tal  es  commo  el  agua  salada,  que  quanto  más  el 
omne  beve  della,  tanto  más  sed  mete.  Et  es  tal  commo 
el  hueso  en  que  el  can  falla  que  sele  quebrantan  las 
enzías  et  revienta  la  sangre  (3),  e  quanto  más  roe 
tanto  más  sangre  le  sale.  Et  es  tal  commo  el  milano 
que  busca  la  carne,  et  después  que  la  tiene  (4),  ayún- 


(i)  C.  sonbra  del  trozo  de  carne  en  el  agua  y  quiso  cogerla;  y 
perdió  la  que  llevaba  en  la  boca  y  no  alcanzó  la  que  deseaba. — 
J.  perdió  la  que  tenía  y  no  encontró  en  el  agua  cosa  ninguna. 

(2)  C.  y  J.  Temí  me  del  fastidio  y  de  mi  poco  sufrimiento,  y 
quise  permanecer  enel 

(3)  C.  hueso  que  encuentra  el  can  y  percibe  en  él  olor  de 
carne;  y  no  cesa  de  roerlo  para  hallar  aquella  carne  y  se  ensan- 
grienta la  boca,  e 

(4)  C.  y  J.  milano  que  se  apodera  de  un  pedazo  de  carne  c 
a^TÍntanse 


DEL  MÉDICO   BERZEBUKY  43 


tanse  las  aves  aél  e  non  cesa  de  fuir  e  de  (i)  trabajar 
fasta  que  gela  fazen  echar  después  que  la  falla  con 
trabajo.  Et  es  atal  como  la  jarra  déla  miel,  que  yaze 
enella  en  su  fondón  (2)  muerie  supitaña.  Et  es  tal 
commo  los  sueños  del  que  duerme,  que  le  fazen  ale- 
gría en  soñando  (3),  e  quando  despierta  pierde  el  sa- 
bor POR  QUE  NON  FALLA  NADA.  Et  es  tal  commo  el 
rrelánpago  que  alunbra  un  poco  e  vase  luego,  e  que- 
da el  que  lo  atiende  en  tiniebla.  Et  es  atal  cotuo  el 
gusano  del  sirgo,  qite  quanto  más  texe  sobre  si,  tanto 
más  se  aluenga  de  la  vida  (4), 

Et  quando  pensé  enestas  cosas  et  torrné  en  mi 
escoger  la  rreligión  e  me  enclinar  aella  (5),  con- 
tradixe  me  et  dixe:  «Esto  non  vale  cosa  (6)  fuir  del 
siglo  ala  rreligión  (7)  e  de  la  rreligión  al  siglo.»  Et  si 
yo  (8)  pensare  enla  estrechura  déla  rreligión,  seré 
cada  día  movedizo.  Et  sería  enesto  tal  commo  un  (9) 
alcalde  de  Marne,  que  oyó  aun  abogado  que  llegó 


(i)     C.  de  trabajar  e  de  fuir 

(2)  C.  fondón  veneno  que  para  el  que  lo  prueba  es  dulzura 
pasajera  y  en  su  fondo  muerte 

(3)  en  soñando,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(4)  C.  y  J.  aluenga  de  la  salida. 

(5)  C.  Et  q.  p.  e.  cosas,  torrné  e.  m.  e.  1.  rreligión;  pero  en 
seguida  contradixe 

(6)  C.  dixe:  «No  me  está  bien  fuir 

(7)  C.  rreligión  cuando  pienso  en  las  iniquidades  de  aquél,  e 

(8)  A.  non 

(9)  C.  siglo  cuando  pienso  en  las  angustias  y  estrecheces  que 
hay  en  ella.  Y  no  cesaré  de  proceder  caprichosamente,  ni  de  an- 
dar indeciso  en  mi  juicio,  ni  tomaré  una  determinación  en  mi 
asunto,  como  el  alcalde 


44  CALILA   Y   DIMNA 


antél,  e  libróle  lo  que  pidió  luego  (i);  et  después  oyó 
al  otro  e  libró  contra  el  primero.  Et  pensé  enla  laze- 
ria  e  enia  angostura  déla  rreligión  e  dixc  así:  «¡O, 
qué  pequeña  es  esta  lazeria  para  aver  por  ella  la  ful- 
gura perdurable!»  Et  pensé  enlos  deleytes  deste 
mundo  de  que  ha  sabor  el  ánima  e  dixe :  «¡O,  cómmo 
esto  es  agora  más  fuerte  de  que  lleva  al  ánima  ala 
pena  perdurable!»  (2).Et  dixe:  «Non  deve  omnc  tener 
por  du[l]ge  una  poca  de  duígor  que  trae  grant  amar- 
gura» (3).  Et  [dixe] :  «Si  algunt  omne  me  (4)  mostrase 
que  beviría  giento  añas  e  que  non  pasase  ningunt  día 
que  m^e  (5)  non  despadagasen  iodo  (6)  e  después  rre- 
gugitase,  et  fuese  así  penado  cada  día,  en  pero  con 
tai  postura  que  conplidos  los  giento  años  que  fuese 
librado  de  toda  pena  e  que  torrnase  alegría  e  folgu- 
ra  PERDURABLE,  Hon  devrla  tener  aquello  en  nada  (7). 
Pues  ^'cómmo  non  puedo  sofrir  unos  pocos  de  días  que 


(i)  C.  oyó  al  primero  de  los  litigantes  y  falló  en  su  favor  con- 
tra el  otro;  et 

(2)  C.  dixe:  «¡Qué  amargo  viene  a  ser  esto  y  qué  enojoso,  si 
conduce  al  mal  y  al  estado  de  vileza!»  Et  —  J.  «¡Qué  amargo  es 
esto  y  cuan  doloroso,  si  lleva  a  la  pena  perdurable  y  a  los  horro- 
res de  ella!»  Et 

(3)  C.  dixe:  «¿Cómo  no  ha  de  tener  el  hombre  por  dulce  un 
poco  de  amargor  que  se  convierte  en  continuo  dulzor,  y  cómo 
no  tiene  por  amargo  una  dulzor  pequeña  que  se  convierte  en 
amargura  grande  y  perpetua?*  Et 

(4)  C.  y  J.  omne  se  le  mostrase 

(5)  me-CyJ.le 

(6)  A.  traspusiese 

(7)  A.  lo  devía  fazer.  —  C.  y  J.  folgura,  razonable  sería  que  no 
estimase  estos  años  en  nada. 


DEL   MEDICO    BERZEBUEY 


biva  en  rreligión  e  sufra  un  poco  de  desabor?»  (i). 
Ca  non  es  este  mundo  lleno  salvo  de  tribulariones 
e  de  pena  (2),  et  non  se  enbuelve  el  omne  con  todo 
esto  salvo  en  mal  desque  es  congebido  enel  vientre 
de  su  madre  (3)  fasta  que  cunple  sus  días.  Ca  nos 
fallamos  enla  escritura  déla  física  que  (4)  la  esperma 
de  que  es  engendrado  el  fijo,  que  es  conplido  de  sus 
mienbros,  quando  cae  enla  madre  déla  muger  (e)  se 
buelve  conla  esperma  della  e  con  su  sangre,  e  espé- 
sase e  mézclase,  e  desí  el  ayre  massa  aquel  esperma 
e  aquella  sangre  fasta  que  lo  torrna  tal  como  el  suero; 
desí  tórrnalo  tal  como  la  quajada  espesa  e  desí  de- 
parte E  DEVISA  sus  mienbros  a  sus  tienpos.  Et  si  es 
macho  tiene  la  cara  conel  espinazo  de  su  madre,  k 

CÚNPLESE  LA  SU  FORMA  E  LA  SU  CRL\ZÓN  EN  QÜARENTA 

días;  et  si  es  muger  tiene  la  cara  con  el  vientre  de  su 
madre,  e  cúnplese  la  su  crl\zón  a  sesenta  días,  e 
tiene  las  manos  sobre  las  mexillas  e  la  barba  sobre 
los  inojos  et  está  encogido  en  su  mantillo  así  commo 
si  fuese  envuelto  en  un  bolsa  e  rrespira  por  un  sospi- 
rón  con  muy  grand  pena,  e  non  ha  enél  mienbro  que 
non  semeja  atado,  e  (5)  está  ligado  de  su  onbligo 
fasta  el  onbligo  de  su  madre,  e  conél  chupa  e  beve 


(i)  Pues...  desabor?»— Falta  en  C.,pero  está  en  J.,  que  además 
añade:  para  alcanzar  un  bien  muy  grande?» 

[2)    Ca...  pena,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(5)  C.  omne  con  esto  desde  que  empieza  a  ser  embrión 
faota — J.  omne  salvo  en  los  dolores  de  aquél,  desde  que  es 
concebido  fasta 

(4)  que — A.  y  B.  ca 

(5)  C.  mienbro  que  non  esté  envuelto  en  una  envoltura,  y 
sobre  él  tiene  el  calor  del  vientre  y  su  peso  y  su  grosor;  y  él  está 


46  CALILA   Y   DIMNA 


déla  vianda  que  toma  su  madre  (i).  Et  enesta  guisa 
está  enla  tiniebla  e  angostura  fasta  el  día  que  nasge. 
Et  quando  viene  la  sazón  del  parto,  apodera  Dios 
ala  criatura  enla  (2)  madriz  de  su  madre;  e  esfuérgase 
a  mover  e  enderesga  su  cabega  contra  (3)  la  salida. 
Et  siente  en  la  angostura  de  la  salida  lo  que  siente  el 
que  tiene  deviesos  quando  gelos  abren  (4).  Et  des- 
pués que  cae  en  tierra  e  le  tañe  el  ayre  e  la  (5)  mano, 
siente  dolor,  lo  que  siente  el  que  es  deshollado  de 
su  cuero.  Desí  bive  en  muchas  maneras  de  pena,  así 
como  si  a  fanbre  e  non  le  dan  a  comer,  e  (6)  si  a  sed 
c  non  le  dan  a  bever,  o  si  ha  dolor  e  non  le  acorren. 
E  non  se  puede  anparar  de  lo  que  (7)  siente  quando 
lo  algan  o  lo  ponen  en  tiej-ra  o  lo  enbuelven  o  lo  des- 
enbuelven  o  lo  untan  o  lo  saluan,  et  quando  ha 

SED  E  LE  DAN  A  COMER  E  HA  FANBRE  ET  LE  DAN  A  BEVER, 
O  QUANDO  QUIERE  YAZER  DE  COSTADO   E  LO   ECHAN  DE 

VIENTRE,  E  (8)  otras  muchas  maneras  de  penas  que 
ha  mientra  mam.a.  Et  después  que  es  hbrado  de  la 
pena  del  mamar  me(n)ten  lo  ala  pena  del  aprender 
[las  violencias  sufrijendo  de  su  maestro,  e  sienpre  ha 
ende  muchas  maneras  de  penas  (9). 


(i)     C.  chupa  y  se  nutre  de  la  comida  de  su  madre  y  de  la 
bebida  de  ella.  Et 

(2)  C.  parto,  apodérase  el  espíritu  de  la  madriz 

(3)  contra  —  A.  y  B.  e  con 

(4)  C.  tiene  un  divieso  cuando  se  lo  aprietan.  Et 

(5)  C.  e  le  da  el  aire  o  lo  toca  la  mano, 

(6)  e  —  C.  o 

(7)  C.  acorren.  Además  de  lo  que  siente 

(8)  C.  untan.  Y  cuando  duerme  de  espaldas  y  no  puede  vol- 
verse, con  otras 

(9)  C.  aprender  y  tiene  que  sufrir  por  ello  de  diferentes  ma- 


DEL   MEDICO    BERZEBUEY  47 


Et  quando  llega  a  edad  de  casar,  casa  (i),  e  entra 
enel  cuydado  déla  muger  e  délos  fijos  e  de  llegar 
aver,  e  enla  maíigia  e  enla  cobdi^ia  et  enlos  peligros 
de  ganar  algo  para  mantener  su  casa  (2);  e  en  todo 
esto  lidian  conél  quatro  enemigos,  es  a  saber:  la  co- 
lora e  la  sangre  e  la  flema  e  la  malenconía  (3),  que 
son  tósigo  mortal  e  bívoras  mordederas;  et  el  miedo 
délos  omnes  e  délas  bestias  fieras  (4),  e  (5)  la  calentu- 
ra e  el  frío  e  el  viento  e  la  lluvia  e  otras  muchas  ma- 
neras de  penas,  e  la  vegez  (6)  a  los  que  aeila  llegan* 
De  más,  [si]  de  todos  aquestos  peligros  non  oviese 
[temor]  e  fuese  seguro  de  estorger  dellos  e  le  asegu- 
rasen dellos  en  guisa  que  dello  non  oviese  miedo,  si 
non  déla  ora  en  que  viene  la  muerte,  et  se  parte  del 
mundo  e  se  mienbra  délo  que  ha  enella  e  en  apartar- 


ñeras  (*).  Luego,  enfermedades,  privaciones,  dolores  y  dolen- 
cias. Et 

(i)  Et  q.  11...  casa  —  C.  y  J.  k^ 0\  131?;  y  cuando  llega  a  la  edad 
de  la  razón, 

(2)  C.  llega  a  la  edad  de  la  razón,  pues  el  cuidado  de  la  fami- 
lia y  de  los  bienes  y  de  los  hijos;  y  es  juguete  de  la  codicia  y  de 
la  avaricia  y  de  los  peligros  de  ganar  algo,  y  de  los  negocios;  e  — 
J.  razón,  se  apodera  de  él  el  cuidado  de  la  familia;  y  es  su  pre- 
ocupación el  allegar  riquezas  y  la  crianza  de  los  hijos;  y  se  expo- 
ne a  los  peligros  para  ganar,  y  a  los  negocios,  fatigas  y  penas;  e 

(3)  malenconía, —  C.  y  J.  ^-j,  viento,  soplo,  gases  encerrados 
en  el  cuerpo, 

(4)  C.  miedo  de  las  bestias  y  la  violencia  de  los  hombres  (**),  e 

(5)  C.  e  el  miedo  de  la 

(6)  C.  lluvia,  y  después  las  distintas  penalidades  de  la  vejez  a 

(*)  J.  maneras  por  la  rudeza  del  maestro,  el  enojo  del  estudio  y  el 
fastidio  de  los  libros.  Luego, 

(**)      Corrigiendo  en  C.  lyO-^  por  ^yiO. 


CALILA   Y   DU.INA 


se  de  sus  amigos  e  desús  parientes  e  desu  muger  e  de 
sus  fijos  (i),  e  de  todas  aquellas  cosas  de  que  era  es- 
caso eneste  mundo,  et  de  commo  es  la  grant  pavor  (2) 
después  déla  muerte,  devía  ser  contado  por  desacor- 
dado e  por  omne  que  ama  dolor  el  (3)  que  alguna  arte 
non  fiziese  cojiíra  esto  (4)  quanto  juds  podiese  (5),  e  se 
non  dexase  délas  cosas  que  lo  estorvaren  que  son  los 
sabores  deste  mundo  e  los  engaños  (6).  Et  quando  (7) 
ha  andado  eneste  mundo,  torna  viejo  et  a  escosa  e 
desabrida  vida  (S).  Ca  el  rrey,  maguer  sea  bien  mesu- 
rado e  enviso  e  aper^bido  e  de  gran  poder  e  de  noble 
corarán  et  pesqueridor  de  derecho  et  de  buena  vida  e 


(i)  C.  mienbra  (*)  de  aquello  en  lo  cual  se  encuentra  él  en 
aquella  hora  ('■'*)  de  la  separación  de  su  familia,  amigos  y  parien- 
tes, e 

(2)  C.  mundo,  et  en  aproximarse  al  terror  grande,  horrible, 
penoso,  después 

(3)  el—k.  y  B.  et 

(4)  C.  desacordado  en  gran  manera,  que  tolera  hacerse  reo 
de  pecado,  si  no  hiciese  por  su  alma  y  emplease  por  ella  su  inge- 
nio quarUü  — J.  desacordado  en  gran  manera,  que  ama  las  cosas 
viles 

(5)  A.  con  que  lo  non  estorciese, 

(6)  A.  por  ello. 

(7)  quando  —  A.  y  B.  quanto 

(8)  Et  quando...  vida. — Falta  esta  frase  en  J.,  que  en  su  lugar 
trae  otra  que  a  mi  parecer  no  tiene  relación  ninguna  con  el  con- 
texto, y  que  traducida  dice  así:  «Y  principalmente  en  esta  época 
que  parece  pura  y  está  corrompida.» — Esta  misma  frase  está  más 
abreviada  en  C,  que  sólo  dice :  «Luego  principalmente  en  esta 
época.» 

(*)      mienbra  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(**)  de  aquello...  iiora.  Esta  es  la  traducción  literal,  cuyo  seutido 
es  «de  la  situación  en  que  se  encuentra  el  en  aquella  hora». 


DEL  MEDICO   BERZEBÜEY  4^ 


verdadero  e  acugioso  e  esforgado  e  de  buen  j-recabdo  e 
rrequeridor  de  las  cosas  que  devs,  et  entendido  e  gierio 
e  agrade^edero  e  agudo  e  piadoso  e  misericordioso  e 
manso  {})  e  conocedor  délos  ornes  e  délas  cosas  e  ama- 
dor del  saber  e  délos  sabios  e  délos  buenos  e  bravo 
contra  los  mal  fecJiores,  non  envidioso  nin  rrefez  de  en- 
^ai^iar,  faredor  dalgo  a  sus  pueblos  (2) ,  aun  dviendo 
todo  esto,  veemos  que  el  tienpo  va  atrás  en  todo  lugar; 
asi  que  semeja  que  las  cosas  verdaderas  son  espendidas 
e  amanecieron  perdidas  (3);  e  semeja  que  el  bien  ama- 
neció perdido  e  el  mcd fresco;  e  semeja  que  [ld\  mala  vida 
amaneció  rreyendo  e  la  buena  llorando;  e  semeja  que  la 
justigia  amanegió  estrope^ando  et  la  injustigia  ensalgán- 
dose;  et  semeja  que  el  saber  (4)  amaneció  soterrado  e  la 
necedad  espargida  (5);  et  semeja  que  el  amor  amaneció 
caído  et  la  mal  querengia  abivada  (6);  et  semeja  que  la 
honra  (7)  es  rrobada  alos  buenos  et  es  dada  asabiendas 


(i)  C.  Ca  ciertamente,  aunque  él  fuese  rey,  maguer  lo  hiciera 
Dios  un  señor  afortunado  en  el  gobierno,  prudente  en  su  conse- 
jo, elevado  en  sus  propósitos,  excelente  en  sus  pesquisas,  justo, 
piadoso,  generoso,  caritativo,  agradecido,  largo  de  brazos,  de- 
seoso de  la  equidad,  constante,  tenaz,  inteligente,  bienhechor, 
tranquilo,  prudente,  clemente,  misericordioso,  benigno  e 

(2)  C.  non  cobarde,  ni  irreflexivo  en  gobernar,  propicio  en 
dar  a  sus  pueblos  lo  que  éstos  desean  y  en  alejar  de  ellos  lo  que 
aborrecen,  ami 

(3)  C.  verdaderas  ya  se  han  alejado  de  los  hombres,  y  ama- 
neció perdido  aquello  cuya  pérdida  era  preciosísima  y  encontra- 
do aquello  cuyo  encuentro  es  perjudicial;  e 

(4)  saber  —  C.  ^S^  nobleza,  generosidad. 

(5)  C.  esparcida;  y  pasece  que  la  avaricia  amaneció  triunfando 
y  amaneció  la  nobleza  hollada;  et 

(6)  C.  querengia  y  el  rencor  asociados;  ¿i 

(7)  honra  —  B.  locura 

TOMO  I.  4 


t^O  CALILA   Y   DIMNA 


alos  malos]  e  semeja  que  la  traigión  amanegió  despierta 
e  la  lealtad  adormida;  e  semeja  que  la  mentira  nagiá 
friituosa  e  la  verdad  seca]  e  seineja  que  la  franqueza 
amanec^ió  estragada  et  la  escaseza  mejorándose]  et  seme- 
ja que  la  verdal  es  ida  tropecando  et  la  falsedat  r reto- 
gando  E  TROBEJANDO;  et  Semeja  que  amaneció  menospre- 
ciar el  juigio  e  seguir  las  voluntades]  et  semeja  que 
amanegió  el  tuerto  e  el  que  fizo  el  mal  detardándose  de 
fazer  la  emienda  (i);  et  semeja  que  la  cobdigia  ama- 
7te(^ió  tragando  de  todas  partes  e  la  gragia  (2)  descono- 
(^ida]  et  semeja  que  los  males  amanegieron  puxando  al 
cielo  e  (3)  los  biejtes  degendiendo  alos  abismos]  et  ama- 
neció la  grandez  derribada  délo  más  alto  al  fondón  délo 
más  baxo;  et  amanegió  la  menudez  honrada  (4)  et  ama- 
nes^ió  el  poder  mtcdado  de  los  virtuosos  a  los  (5)  vi- 
ciosos (6). 


(i)  C.  verdad  árida  y  seca;  y  como  si  la  justicia  hubiera  huido 
para  esconderse  y  hubiese  amanecido  la  falsedad  retozando;  y 
como  si  el  seguimiento  del  capricho  y  el  menosprecio  de  la  sabi- 
duría hubiera  amanecido  para  los  sabios  de  intento;  y  amaneció 
el  que  sufre  el  entuerto  humillándose  cada  vez  más  y  el  que  hizo 
el  entuerto  engrandeciéndose  (*);  et 

(2)  C.  amanegió  abriendo  su  boca  por  todas  partes  para  en- 
gullir lo  de  cerca  de  ella  y  lo  de  lejos,  y  amaneció  la  satisfacción 
perdida  y  desco7togida 

(3)  C.  e  amanecieron  los 

(4)  C.  honrada  y  consolidada,  et 

(5)  B.  mudaao  de  días  virtuosos  e  vigío  sos. 

(6)  C.  vígíosos.  Y  amaneció  el  mundo  alegre,  gozoso,  petu- 

(*)  el  que  sufre...  engrandeciéndose.  Este  pasaje,  según  creo,  se 
halla  alterado  en  todos  los  textos.  En  la  versión  castellana  faltan  algu- 
nas palabras  que,  sin  duda,  se  saltó  algún  copista.  En  los  textos  árabes 
ha  de  notarse  que  la  palabra  que  hemos  traducido  por  «engrandecién- 
dose» tiene  otra  acepción  más  propia,  y  es  la  de  <detardándose>,  con- 
forme con  la  versión  castellana. 


DEL   MEDICO    BERZEBUEY  5 1 

Después  que  ove  pensaao  en  las  cosas  desie  mundo,  et 
que  el  orne  es  la  más  noble  criatura  et  la  mejor  que 
eneste  mundo  sea;  desi  como  está  en  tcd  estado  et  non  se 
conbuelve  sinon  en  mal,  nin  es  conogido  en  di,  et  sope 
que  non  es  ninguno  que  algún  poco  de  entendimiento 
aya  que  esto  non  entienda,  et  que  non  busque  arte  para  se 
guardar  (i),  et  maravílleme  ende  (2),  et  pensé  e  vi  que 
los  7ton  detiene  de  facerlo  sinon  un  poco  de  deleyte  de 
comer  et  de  bever  e  de  ver  e  de  oír;  e  por  aventura  non 
han  desto  asaz;  enpero  (S)  lo  que  los  des  torva  de  pensar 
de  si  e  de  trabajarse  de  estor^er,  poca  cosa  es;  et  bus- 
qué enxenplo  e  comparagión  para  ello,  et  vi  que  semejan 
en  esto  aun  ome  que  con  cuyta  e  miedo  llegó  a  (4)  un 
pozo  e  colgóse  del  e  trabóse  ados  (5)  rramas  que  nagie- 
ran  ala  orilla  del  pozo  epuso  sus  pies  en  dos  cosas  a  que 
se  afirmó  e  (6)  eran  quatro  culebras  que  sacavan  sus  ca- 
beras de  sus  cuevas;  et  en  catando  al  fondón  del  pozo 
vio  una  serpicnta  la  boca  abierta  par  a  le  tragar  quando 


lante  y  soberbio,  diciendo:  «lie  ahuyentado  la  bondad  y  hecho 
aparecer  la  maldad.^ 

(i)     C.  arte  para  su  alma  ni  trabaje  por  salvarla,  ct 

(2)     C.  ende  con  toda  mi  admiración,  ct 

{3)  C.  sinon  un  deleite  pequeño,  insignificante,  sin  impor- 
tancia, del  oler,  comer  y  tocar,  por  si,  por  ventura,  alcanzan  de 
él  un  poco  o  quieren  de  él  una  parte  insuficiente,  cuya  poque- 
dad no  les  basta  por  la  prontitud  con  que  desaparece.  Y  esto 
es  lo 

(4)  C.  busque  para  los  hombres  en  esto  un  ejemplo;  y  he  aquí 
que  el  ejemplo  es  sem.ejante  al  hombre  que  se  refugió  por  miedo 
en  ZÍ71 

(5)  ados  rramas —  C.  a  una  rama.  — J.  como  B. 

(6)  C  pies  en  unos  sostenes,  y  miró  y  vio.  que  eran — J.  co- 
mo B. 


CALILA    Y   DIMNA 


cayese  (i),  eí  aleó  los  ojos  contra  las  dos  (2)  rr aínas ^  e 
vio  estar  enlas  rraizes  dellas  dos  mures,  el  uno  blanco 
c  el  otro  negro,  rroyendo  (3)  sienpre  que  non  quedaban; 
ei  él  pensando  ensu  fazienda  e  buscando  arte  por  do  es- 
capase, miró  asuso  soh'e  sí,  e  vio  tina  colmena  llena  de 
abejas  en  que  avia  una  poca  de  miel  et  comenró  acomer 
della,  e  comiendo  olvídasele  el  pensar  enel  peligro  en  que 
estava^  et  olvidó  de  como  tenia  los  pies  sobre  las  cule- 
bras e  que  no7i  sabia  quándo  sele  ensañarían,  nin  se  le 
menbró  de  los  dos  mures  que  pesavan  de  tajar  las  rra- 
mas  (4),  et  quando  las  oviesen  tajadas  que  caería  enla 
garganta  déla  serpienta.  Et  seyendo  así  descuydado  e 
negligente  acabaron  los  mures  de  tajar  las  rramas,  et 
cayó  enla  garganta  del  dragón  et  peregió  (5).  Etyofize 
semejanca  del  pozo  aeste  mundo  que  es  lleno  de  ocasio- 
nes (6)  e  de  miedos;  e  délas  (7)  quatro  culebras  alos  qua- 


(i)     C.  abierta  hacia  él,  et 

(2)  C.  al'-ó  la  cabeza  contra  la  rama,  — J,  como  B. 

(3)  C.  rroyendo  la  rama  sieiipre — J.  rroyendo  las  dos  ramas 
sienpre 

(4)  C.  vio  cerca  de  él  abejas  que  habían  fabricado  una  poca 
de  (*)  miel  y  quiso  comer  della  un  poco;  se  distrajo  su  corazón 
de  pensar  en  su  asunto  y  de  buscar  medio,  por  donde  se  salvase, 
y  se  olvidó  de  pensar  en  (**)  los  dos  mures  que  se  aplicaban  con 
cuidado  a  tajar  los  sostenes,  et 

(5)  C.  garganta  de  los  dragones.  Y  así  estuvo  descuidado  y 
negligente  hasta  que  (***)  pereció,  Et 

(6)  C.  ocasiones  y  de  tribulaciones  y  m.ales;  e 
(?)     C.  y  J.  ^  asemejé  las  quj.tro 


(*)     J.  vio  cerca  de  él  una  colixiena  que  tenía  miel 

(**)  J.  salvase,  y  se  olvidó  de  que  sus  pies  estaban  sobre  cuatro  cule- 
bras, sin  paber  cuándo  caería  en  ellas,  y  se  olvidó  de  los 

(***)  J.  negüicente,  distraído  en  aquella  dulzor,  has  la  que  cayó  en  la 
garganta  de  los  dragones  y  pereció. 


DEL   MEDICO   BERZE3UEY 


tro  vmorcs  que  son  sostenimiento  del  orne;  et  qitando  sele 
viueve  alguna  adías  este  atal  corno  el  venino  (i)  délas 
biüoras  o  el  (2)  tósigo  mortal.  Et  fize  semejanca  de  los 
dos  rr amos  a  la  vida  flaca  desie  mundo  (3),  et  délos  mu- 
res negro  y  blanco  ala  noche  e  al  día,  que  nunca  (¿esan 
de  gastar  la  vida  del  orne  (4);  efLze  semejanza  de  la  ser- 
pienta  ala  muerte,  que  ninguno  non  puede  escusar;  efize 
semejanf-a  de  la  miel  aesta  poca  de  dulzor  que  orne  ka 
eneste  mundj,  que  es  ver,  e  oír,  e  sentir ,  egostar,  e  oler^ 
e  esto  le  fase  des  cuy  dar  de  sí  e  {s)  ^^^^^  fazienda,  e  fd- 
zele  olvidar  aquello  en  que  está  et  fázele  dexar  la  ca- 
rrera por  que  se  ha  de  salvar.  E  tornóse  7ni  fazienda  a 
querer  ser  rreligioso  (6),  e  (en)  emendar  mis  obras  quctnto 
podiese  por  que  fallase  ante  mi  anchura  siit  fin  enla 
casa  de  Dios  adonde  non  mueren  los  que  ai  son,  nin 
acae^.en  ai  tribulaciones:  et  asi  avria  guardado  mi  parte 


(i)  C.  guando  se  remueven  algo  (*)  son  como  los  dientes 
venenosos  délas 

(2)  oel-Q.y},y 

(3)  J*  rramos,  con  la  muerte  que  viene  a  su  tiempo  sin  que 
se  libre  (nadie)  de  ella  ni  de  perecer,  et.  —  C.  véase  la  nota  si- 
guiente. 

(4)  C.  incoiTecto  en  este  pasaje,  dice  así :  tósigo  mortal.  Et 
f.  s.  d.  dos  mures  (**)  con  el  día  y  la  noche;  y  comparé  su  roe- 
dura de  las  ramas  con  cuidadoso  celo,  al  turno  de  la  noche  y  del 
día  con  el  aniquilamiento  de  la  muerte  que  es  la  fortaleza  de  la 
serpiente;  e — J.  como  B. 

(5)  C.  dulgor  (**=^^)  que  el  hombre  ve  y  huele  y  come  y  oye 
y  toca,  que  le  faze  descuidar  de  su  alma  y  le  distrae  desu 

;6)     C.  y},  fazienda  a  quedar  contento  en  mi  estado,  e 

(*)     J-  algo  o  se  remueve  uno  de  ellos,  son 
(**)     J.  mures  blanco  y  negro,  como  B. 
(.***)     J.  dulgor  que  obtiene  el  hombre;  que  es  ver,  etc. 


54  CALILA   Y   DIMNA 


para  folgar,  et  seria  seguro  de  mi  alma  ante  que  mo- 
riese, et  saber  esto  es  77iuy  noble  cosa  (i).  Et  perseveré 
eneste  estado  atal  et  tornéine  dalas  tierras  de  India  a 
mi  tierra,  después  que  ove  trasladado  este  libro  (2),  et 

TOVE  QUE  TRAÍA.  ALGO  ENEL  PARA  QUIEN  LE  ENTEN- 
DIESE, ET  RROGUÉ  A  DiOS  POR  LOS  OIDORES  DEL  QUE 
FUESEN  ENTENDEDORES  DÉLAS  SUS  SENTENQIAS  ET  DEL 
MEOLLO  QUE  YAZE  ENELLAS. 


(i)  C.  y  ].fallas¿  en  lo  futuro,  un  tiempo  en  el  cual  obtuviese 
un  guía  que  me  dirigiese  y  una  autoridad  para  mi  alma  y  un  auxi- 
liar en  mis  asuntos.  Et 

(2)  C.  tierra,  después  de  haber  encontrado  entre  los  libros  de 
aquélla  unos  libros  de  los  cuales  es  éste. 


[CAPITULO    III] 


[A.,  fols.  7  a  31  V. —  B.,  fo!s.  16  a  4.6  v. — C,  págs.  53  a  loi. 
J.,  págs.  105  a  175.] 


Del  leóji  e  del  buey. 

Dixo  el  rrey  a  su  filósofo:  «Esto  oído  lo  he:  dame 
agora  enxenplo  délos  dos  que  se  aman,  e  los  depar- 
te el  mesturero,  falso,  mentiroso,  que  deve  ser  abo- 
rregido  commo  la  viganbre,  et  los  faze  querer  mal,  e 
los  trae  a  aquello  que  querrían  ser  muertos  antes, 
et  an  de  perder  sus  cuerpos  e  sus  almas.»  Dixo  el 
filósofo:  «Señor,  quando  acaesge  a  dos  omnes  que  se 
aman  que  el  falso  mesturero  anda  entre  ellos,  van 
atrás,  e  depártese  e  corrónpese  el  amiganga  que  es 
entre  ellos.  Et  esto  sem^eja  lo  que  acaesgió  al  león  e 
al  buey.»  Dixo  el  rrey:  «^-Cómmo  fué  eso?»  Dixo  el 
filósofo:  «Señor,  dizen  que  en  tierra  de  Gurguen  avía 
un  rrico  mercader  e  avía  tres  (i)  fijos.  Et  despué:s 
que  fueron  de  hedad,  metiéronse  a  gastar  el  aver  de 


(i)  C.  Dijo  Dibcelim,  rey  de  la  India,  a  Bidpa,  cabeza  de  los 
filósofos:  «Fórjame  un  ejemplo  de  dos  hombres  que  se  aman  y 
mete  la  división  entre  ellos  el  embustero  traidor  y  los  lleva  a  la 
enemistad.»  Dijo  Bidpa:  «Cuando  dos  hombres  que  se  aman 
tienen  la  desgracia  de  que  se  interponga  entre  ellos  el  embustero 
traidor,  se  separan  uno  de  otro  y  se  apartan,  Y  entre  los  ejem- 
plos de  esto  está  el  siguiente :  Había  en  tierra  de  Distaba  un  mer- 
cader rico  que  tenía  fijos. 


'^f)  CALILA   Y   DIMNA 


SU  padre,  e  malbaratallo,  e  non  se  entremetían  de 
ninguna  :>:iercaderia  porque  ganasen  algo  (i).  Et  el 
padre,  con  dolor  del  amor  que  les  avía,  castigólos 
e  maltraxólosy  et  fue  ésta  una  de  las  cosas  que  les 
díxo  (2):  «Fijos,  sabed  que  el  seglar  demanda  tres 
cosas  que  non  puede(n)  alcanzar  si  non  con  otras 
quatro;  e  las  tres  que  demanda  son  éstas:  ahondada 
vida,  e  alguna  dignidad  entre  los  omines,  e  ante  poner 
buenas  obras  para  el  otro  siglo.  Et  las  quatro  que  ha 
de  menester  para  alcanzar  estas  tres,  son  éstas :  ganar 
aver  de  buena  parte,  e  mantenello  bien  e  fazer  le 
fazer  fruto  (3),  e  despendello  enlas  cosas  que  emien. 
dan  la  vida,  e  bevir  a  plazer  délos  parientes  e  délos 
am.igos,  e  que  torne  con  alguna  pro  para  el  otra 
mundo  (4).  E  quien  menospregia  alguna  déstas  (5) 
non  alcanza  lo  que  desea;  ca  si  non  ganare  non  avrá 
aver  en  que  biva;  et  si  oviere  aver  que  lo  sepa  ganar 
et  que  lo  sepa  mesurar  et  bien  ^nantener  (6),  e  non  le 
fiziere  fazer  fruto,  aína  se  deve  acabar  por  poco  que 


(i)    a.  de  ganar. 

(2)  A.  díxoles : 

(3)  C.  fruto  después  de  haberlo  ganado,  — j.  como  A. 

(4)  En  la  distinción  de  estas  cuatro  cosas,  no  convienen  los 
textos,  j.  dice:  ganar  aver  de  buena  parte;  mantener  bien  lo 
(!ue  se  ha  ganado;  fazer  le  fazer  fruto;  despendello...  vida  y  den 
placer  a  los  parientes  y  amigos  y  sirvan  de  utilidad  para  el  otro 
mundo.  —  C.  ganar...  parte;  mantener  bien  lo...  ganado  y  hacerle 
dar  fruto  después  de  haberlo  ganado;  despendello...  mundo; 
j>revalerse  contra  todas  las  desgracias  que  sobrevengan.  E 

(5)  C.  destas  cuatro  cosas,  non — J.  destas  maneras  de  pro- 
ceder, non 

(6)  C.  desea;  porque  [si]  no  lo  ganare,  ni  fuese  rico,  no  podrá 
vivir  ni  vivirá  de  él;  y  aunque  fuese  rico  y  obtuviese  ganancia,  sí 
no  supiese  administrar  su  riqueza  ni  supiese  conservarla,  pronto 


DEL   LEüN   E  DEL  BUEl 


despienda;  así  commo  el  colino  de  que  non  toman  si 
non  un  poco  dello  et  con  todo  eso  acábase  (i).  Et  si 
le  fiziere  fazer  fruto  e  non  lo  diere  enlos  lugares  que 
deve  (2),  será  contado  por  pobre  que  non  ha  aver;  et 
esto  non  lo  quitará  délo  non  perder' e  délo  desgastar 
donde  non  sabía  et  él  non  avrá  ende  nada  (3),  así  com- 
mo la  tina  de  agua  en  que  caen  las  aguas  que  si  non 
fallan  salida  fínchese  e  ase  de  verter  por  muchas 
partes  et  con  todo  esto  podres^e  e  vase  el  agua  que 
está  enella  a  perdigión»  (4), 

Desí  los  fijos  del  mercader  castigáronse  e  fizieron 
mandamiento  de  su  padre.  Et  fuese  el  mayor  dellos 
con  su  mercaduría  a  una  tierra  (5),  e  traía  consigo 
una  carreta  con  dos  bueyes;  et  al  uno  dezían  Senge- 
ba  e  al  otro  Bendeba.  Et  cayó  Sengeba  en  un  silo 
que  avía  en  aquel  lugar.  E  sacáronlo,  e  fue  tan  mal 
trecho  de  la  caída,  que  llegó  a  m.uerte.  Et  el  merca- 


la  consumirá  y  se  quedará  sin  dinero.  Y  si  lo  gastare  e  — J.  desea; 
ca  s.  n.  g.  n.  a.  a.  e.  q.  biva;  et  s.  o.  a.  q.  1.  s.  ganar  y  no  supiese 
mantenerlo,  pronto  se  le  acabará  el  dinero  y  quedará  pobre;  y  si 
lo  emplea  e 

(i)    C  y  J.  eso  desvanécese  en  seguida.  Et 

(2)  C.  Et  si  ganare  y  administrare  bien  y  le  f.  f.  fruto,  pero  se 
abstuviera  de  gastarlo  de  buena  manera  y  en  cosas  útiles,  será  — 
J.  Et  si  lo  gasta  en  lo  que  no  debe  y  lo  coloca  en  lugar  indebido 
y  se  equivoca  en  los  lugares  en  que  debe  colocarlo,  será 

(3)  A.  que  lo  non  pierda  —  C.  donde  non  quería,  en  desgra- 
cias inevitables  y  enfermedades,  así 

(4)  C.  en  que  no  deja  de  entrar  en  ella  el  agua,  que  no 
teniendo  lugar  por  donde  disminuya,  ni  salida  por  donde  salga  en 
ia  medida  que  aumenta  en  ella,  rompe  el  dique  que  no  puede 
contenerla,  y  se  va  el  agua  del  todo  perdida. 

(5)  C.  y  J.  tierra  que  se  llamaba  Manud  (j.  Moyun),  y  pasó  en 
el  camino  por  un  lugar  en  el  que  había  mucho  fango,  e 


58  CALILA   Y   DIMXA 

der  dexólo  con  uno  de  sus  omnes,  e  mandóle  que 
lo  pensase  bien  (i),  e  si  guaresgiese  que  gelo  llevase. 
Et  qiiando  vmo  el  otro  día  de  ^naüana  enojóse  el  omne 
de  estar  ai]  et  dexó  el  buey  (2),  e  fuese  para  do  iva  su 
amo,  e  díxole  que  el  buey  era  muerto. 

Et  desí  salió  Sengeba  de  aquel  lugar,  e  andudo 
tanto  que  llegó  a  un  piado  verde  e  vigioso  (3),  que 
por  su  ventura  le  avía  de  contesger  de  llegar  ai.  Et 
dizen  que  enel  prado  que  él  primeramente  andava 
que  un  omne  cogía  yervas  e  vino  un  lobo,  e  él  non  le 
sentió  fasta  que  fue  cerca  del]  et  qtiando  le  vio  ovo  muy 
gran  miedo  del  e  salió  fuyendo  contra  una  aldea  rribera 
de  un  rrio  (4).  Et  vido  que  en  un  rrío  qute  estava  que 
avía  una  puente  quebrada,  e  acuy lávalo  el  lobo  mucho, 
et  él  dixo:  «Si  aquí  esto,  rrecelo  del  lobo,  e  si  paso 
el  rrío,  lieva  mucha  agua  e  non  sé  nadar.»  Et  acor- 
dó de  se  echar  al  agua  e  fizo  lo  así.  Et  él  yendo  por 
el  rrío  que  se  quería  afogar,  vieron  lo  unos  omnes  de 
una  aldea  que  estava  gerca  e  corrieron  a  sacarlo,  et 
él  iba  ya  por  muerto  (5),  e  leváronlo  al  lugar.  E  arri- 
móse a  una  pared;  et  después  que  fue  sano  del  peli- 


(i)  C.  Bendeba.  Y  se  atascó  Sengeba  en  aquel  barrizal,  y  tra- 
bajaron el  hombre  y  sus  criados,  hasta  que  lo  sacaron  rendido 
ya  de  la  fatiga;  y  dejó  el  comerciante  con  él  (el  toro)  a  un  hom- 
bre y  le  mandó  que  lo  asistiese  unos  días,  e 

(2)  A.  Et  el  otro  enojóse  délo  guardar  e  dexólo, 

(3)  C.  desí  el  toro  se  marchó  de  aquel  lugar  y  no  cesó  [de 
andar]  hasta  que  llegó  a  un  prado  fértil,  de  mucha  agua  y  hierba, 
y  se  paró  en  él.  (Lo  demás  de  este  párrafo  falta  en  C,  pero  es'.á 
en  J.  Véase  la  nota  i  de  la  página  siguiente.) 

(4)  A.  per  de  tras  aél  por  le  morder.  E  él,  quando  lo  sintió, 
comengó  a  fuir. 

(5)  A.  le  e  sacáronlo 


DEL   LEÓN   E    DiiL   BL'EY  59 

gro  del  agua,  cayó  la  pared  sobr'él  et  matólo,  e  non 
pudo  fallesger  ala  ventura,  bien  así  commo  Sen^e- 
ba(i). 

E  apoco  de  tiempo  engordó  Sengeba,  e  enbrave- 
gió.  Et  gerca  de  aquel  piado  avía  un  león  que  era 
rrey  de  todas  las  alimanias;  e  en  aquel  tienpo  estavan 
con  el  león  muchas  dellas  (2).  Et  este  león  era  muy 


(i)  J.  era  muerto.  Y  díjole:  «En  verdad  que  el  hombre  cuan- 
do llega  su  hora  y  se  cumple  el  tiempo  de  su  destino,  por  más 
esfuerzos  que  haga  para  precaverse  da  las  cosas  que  teme  en 
su  corazón  que  le  arruinarán,  no  gana  con  elio  nada,  suio  que 
se  vuelven  contra  él  todos  los  esfuerzos  que  haga  para  precaver 
y  evitar  la  desgracia.  Así  se  dice  que  un  hombre  iba  andando 
por  un  desierto  en  el  que  había  miedo  de  las  bestias  fieras;  y 
sabía  el  hombre  muy  bien  los  pasos  difíciles  de  esta  tierra  y  las 
precauciones  [que  había  que  tomar];  y  no  había  ido  muy  lejos 
cuando  se  le  presentó  delante  un  lobo  de  una  de  las  lobadas.  Y 
cuando  vio  el  hombre  que  el  lobo  se  dirigía  hacia  él,  le  tuvo 
miedo  y  miró  a  derecha  e  izquierda,  para  ver  si  encontraba  algún 
lugar  en  el  que  se  resguardase  del  lobo,  y  no  vio  sino  una  aldea, 
ribera  de  un  río,  y  se  fué  corriendo  hacia  la  aldea.  Y  cuando  llegó 
al  río  no  vio  en  él  puente,  y  vio  que  el  lobo  ya  le  alcanzaba,  y 
se  echó  al  agua  y  no  sabía  nadar;  y  se  habría  ahogado  si  no  lo 
hubiesen  visto  unos  hombres  de  la  aldea,  que  se  echaron  sobre 
él  para  sacarlo,  y  lo  sacaron,  y  ya  había  estado  a  punto  de  pere- 
cer. Y  cuando  ya  se  encontraba  el  hombre  con  ellos  y  no  temía 
del  daño  del  lobo ,  vio  en  la  ribera  del  río  una  casa  aislada  y 
dijo :  «Voy  a  entrar  en  esta  casa  y  descansaré  en  ella.>  Y  cuando 
entró  en  ella  vio  una  reunión  de  ladrones,  que  habían  infestado 
el  camino  en  busca  de  un  comerciante  y  se  estaban  repartiendo 
su  dinero  y  querían  matarlo.  Y  cuando  el  hombre  vio  esto,  temió 
por  sí  y  se  fué  hacia  la  aldea;  y  se  apoyó  de  espaldas  sobre  una 
de  las  paredes  de  ella,  para  aliviarse  del  terror  y  la  fatiga  que 
había  sufrido,  cuando  cayó  sobre  él  la  pared  y  lo  mató. 

(2)  C.  (Véase  la  nota  3  de  la  página  anterior.)  Y  no  tardó  en 
ponerse  rollizo  y  comenzó  a  rugir  y  a  mugir  y  a  dar  grandes  bra- 


CALILA   Y   BIMNA 


logano,  et  apartado  en  su  consejo  et  tenia  que  le  conplia. 
E  quando  oía  ia  boz  de  commo  el  buey  bramava,  en 
que  non  tal  cosa  avía  oído  (i),  espantávase  mucho; 
mas  non  quería  que  gelo  sopiesen  sus  vasallos,  et 
estovo  quedo  ensu  lugar  (2).  Et  entre  los  otros  vasa- 
llos que  él  ALLÍ  tenía,  avía  dos  lobos  gervales,  et  al 
uno  dezían  Dimna  e  al  otro  Calila,  e  eran  muy  ardidos 
e  agudos  e  era  Dimna  de  más  noble  coragón  e  de  ma- 
yor fazienda,  e  el  que  menos  se  tenía  por  pagado 

DEL  ESTADO  EN  QUE  ERA  (3);    Ct   cl  IcÓU   UOn   los    aVÍa 

conosgido  nin  eran  déla  privanqa  fasta  allí. 

Dixo  Diinna  a  Calila:  «Ya  vees  cómmo  está  el  león 
en  su  lugar  pecachado,  que  non  se  mueve  nin  se 
solaza  commo  solía  fazer»  (4).  Dixo  Calila:  «E  tú,  her- 
mano, c'Qué  as  que  preguntas  lo  que  non  as  menester, 
nin  te  tiene  pro  enlo  preguntar?  (5).  Nos  estamos  en 


midos.  Y  había  cerca  un  león  que  era  rey  de  aquella  región;  y  con 
él  muchos  lobos  y  chacales  y  zorras  y  demás  bestias.  Et 

(i)  C.  consejo;  y  su  consejo  no  era  cabal.  Y  cuando  el  león 
oía  los  bramidos  del  toro — pues  no  había  visto  un  toro  nunca  ni 
oído  sus  bramidos — ,  espantávase — J.  consejo,  sin  tomar  con- 
sejo de  ninguno  de  sus  compañeros,  etc. 

(2)  C.  lugar  sin  salir  a  parte  alguna.  Et 

(3)  C.  más  perverso  corazón  y  de  más  penetrante  mirada  en 
las  cosas;  et 

{4)  En  C.  y  en  J.,  como  en  el  original  sánscrito,  la  construc- 
ción de  esta  frase  es  interrogativa.  C.  dice:  «¿No  ves,  ¡oh  herma- 
no!, cómo  el  león  está  quieto  en  un  lugar  solo,  sin  moverse  y  sin 
solazarse  como  lo  hacía?» — J.  dice:  Y  dijo  un  día  Dim.na  a  su  her- 
mano Calila:  «¡Oh  hermano!  <For  qué  causa  el  león  está  quieto 
en  su  lugar,  sin  moverse  y  sin  solazarse,  en  contra  de  su  cos- 
tumbre?» 

(5)  C.  Dixo  Calila:  «<Oué  te  importa  preguntar  lo  que  no  es 
de  tu  deber?  Nos 


DEL   LKÓN   E   DEL   BUEY  6 1 


buen  estado,  e  estamos  ala  puerta  de  nuestro  rrey,  e 
tomamos  lo  que  queremos,  e  non  nos  falleí^e  nada  délo 
que  avernos  menester  (i),  e  non  somos  de  la  medida 
délos  que  se  entremeten  de  fablar  conlos  rrey  es,  et  que 
han  de  ver  sus  cosas  (2).  E  déxate  desto,  e  sabe  que  el 
que  se  entremete  de  dezir  e  de  fazer  lo  que  non  es 
para  él,  que  le  acaesge  lo  que  acaesgió  a  un  ximio  ar- 
tero QUE  SE  ENTREMETIÓ  DÉLO  QUE  NON  ERA  SUYO,  NIN 

LE  PERTENEsgÍA.»  Dixo  Dimua:  «Cómmo  fué  esto?» 

Dixo  Calila:  «Dizen  que  un  ximio  vido  unos  car- 
pinteros aserrar  una  viga,  e  estava  el  uno  engima;  et 
quando  avian  serrado  quanto  dos  palmos  (3)  metían 
una  cuña  e  sacavan  otra  por  aserrar  mejor.  Et  el 
ximio  vídolos,  e  en  tanto  que  ellos  fueron  por  aque- 
llo que  les  era  menester  (4),  subió  el  ximio  en  gima 
déla  viga  e  asentóse  en  gimia  e  sacó  la  cuña.  E  commo 
le  colgavan  los  conpañones  enla  serradura  déla  viga, 
al  sacar  déla  cuña  apretó  la  viga  e  tomóle  dentro  los 
conpañones,  et  machucógelos,  e  ca3^ó  amortegido. 
Desí  vino  el  carpintero  aél,  e  lo  que  le  fizo  fué  peor 
que  lo  que  le  acaesgió»  (5). 


(i)  C.  puerta  del  rrey,  encontrando  cada  uno  lo  que  come- 
mos, e  — J.  rrey,  e  t.  I.  q.  q.  y  dejamos  lo  que  no  queremos,  e 

(2)  A.  somos  délos  que  fablan  conel  rrey  sus  fechos. 

(3)  A.  e  commo  ivan  aserrando 

(4)  A.  comer, 

(5)  C.  «Dizen  q.  u.  x.  v.  un  carpintero  a.  u.  viga,  con  dos  cu- 
ñas, montado  en  ella  como  el  jinete  encima  del  caballo;  y  siem- 
pre que  metía  una  cuña,  sacaba  la  otra,  y  así  procedía.  Luego,  el 
carpintero  se  marchó  a  satisfacer  una  necesidad;  y  se  fué  el  mono 
a  encargarse  de  lo  que  no  era  de  su  oficio  ni  de  su  asunto,  y  su- 
bióse en  la  viga  y  daba  su  espalda  a  la  hendedura  de  la  viga  y  su 
cara  a  la  cuña,  y  le  caían  los  compañones  en  la  hendedura;  y  se 


62  CALILA   Y   DIMNA 


E  dixo  Dimna:  «Entendido  tehe  lo  que  me  dexiste 
e  oí  el  enxenplo  que  me  dexiste  (i);  mas  todos  los 
que  alos  rreyes  se  llegan  non  lo  fazen  tan  sola  mente 
por  FENCHIR  sus  vícntres,  que  los  vientres  en  cada 
lugar  se  pueden  fenchir  (2);  mas  trabaja  el  omne  en 
mejorar  su  fazienda  (3),  por  que  aya  lugar  de  fazer 
plazer  asus  amigos,  e  el  contrario  asus  enemigos.  Et 
los  omnes  viles  (4)  son  aquellos  que  se  tienen  por 
ahondados  con  poca  cosa,  e  alégranse  con  ella  así 
commo  el  can  que  falla  el  hueso  seco  e  se  alegra  conél. 
Et  los  omnes  de  grant  corazón  non  se  tienen  por 
pagados  délo  poco;  antes  trabajan  que  sus  corazo- 
nes pujen  alo  que  rdere(^en  (5),  así  como  el  león  que 
prende  la  liebre,  e  quando  vee  al  cabrón  (6)  déxala  e 


agarró  de  la  cuña  para  sacarla,  y  cuando  la  sacó  se  apretó  la  viga 
contra  sus  compañones  y  los  estrujó  y  quedó  amortecido,  y  así 
estuvo  hasta  que  llegó  el  carpintero,  y  fué  peor  que  esto  los  gol- 
pes y  tormento  que  le  dio  el  carpintero.» — j.  «Dizen...  avía  aserra- 
do como  un  codo,  m^etía  una  cuña.  Y  se  paró  a  mirarlo  (el  mono) 
y  quedó  admirado  de  esto.  En  seguida  el  carpintero  se  fué  a 
cierta  cosa  y  se  puso  el  mono  a  continuar  lo  que  no  era  de  su 
asunto,  y  montó  en  la  viga  y  puso  su  rostro  ante  la  cuña  y  su 
espalda  mirando  a  la  hendedura,  etc. 

(i)  C.  Dimna:  «He  oído  tu  ejem.plo  y  lo  he  comprendido; 
mas  — J.  «Ya  he  oído  lo  que  me  dijiste;  mas 

(2)  fenchir,  l^!us».,  como  J.,  y  no  Li¿s^,  como  C. 

(3)  C.  trabaja  por  su  exaltación  y  dignidad,  por 

(4)  C.  omnes  más  viles  y  los  cobardes  de  poco  corazón,  son 

(5)  A.  llegue  a  lo  'que  quieren,  —  C.  corazón  ^  de  grandes 
alientos,  no  se  satisfacen  con  lo  poco,  ni  se  contentan  con  menos 
que  pujar  a  aquello  de  que  son  dignos,  así  —  J.  corazón  non  s.  t. 
p.  p.  d,  poco,  ni  se  satisfacen  con  eilo,  hasta  que  pujan  sus  cora- 
zones a  lo  que  merecen,  así 

(6)  cabrón — J.  ^..^vjo,  camello  —  C.  O^'m  burra,  según  los 
diccionarios,  y  onagro,  según  Cheikho. 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  63 


va  en  pos  del.  Et  ^*non  vees  que  el  can  non  quie- 
re (i)  mover  su  cola,  fasta  que  le  echan  el  pan?  ¿Et 
el  elefante  joven  des  que  conos(;e  su  fuerga,  e  le  lle- 
van la  vianda,  es  tanto  sañoso,  e  non  la  quiere  nin  (2) 
la  come  fasta  que  lo  falagan  e  lo  alinpian?  Onde 
quien  (3)  bive  en  grand  medida  a  honrra  de  sí  e  de 
sus  amigos,  maguer  poco  biva,  de  luenga  vida  es;  et 
el  que  bive  en  (4)  angostura  faziendo  poco  algo  así  e 
asus  amigos,  aun  que  mucho  biva,  de  poca  vida  es. 
Que  dizen  en  algunos  enxemplos  que  (que)  al  que  es 
mal  andante  dura  toda  su  vida  en  pobredat,  e  que  [el 
que]  non  ha  cuydado  si  non  de  su  vientre  (et)  aquel 
es  contado  con  las  bestias  nescias»  (5). 

Dixo  Calila:  «Entendido  he  lo  que  me  dexiste, 
mas  torrna  en  tu  entendimiento,  e  sabe  que  cada  un 
omne  a  su  medida  e  a  su  prez;  et  quando  se  quiere 
tener  coneila,  dévese  tener  por  pagado  conella  (6).  E 
nos  non  avernos  por  que  nos  quexar  deste  estado  en 
que  estamos,  ca  cúnplenos.»  Dixo  Dimna:  «Las  dig- 
nidades E  LAS  MEDIDAS  dclos  omucs  sou  comunas  e 


(i)    C.  y  J.  can  no  cesa  de  mover 

(2)  En  C.  hay  que  substituir  ^^-í  que  no  da  sentido,  por 
(^  J%.£-<,  para  que  diga :  Et  e.  e.  joven  que  conoce  su  excelencia 
y  su  poder,  cuando  le  acercan  la  alfalfa  con  arrogancia,  no  la 

(3)  A.  quiere 

(4)  C.  en  el  aislamiento  y  angostura 

(5}  C.  vida  es.  Y  ya  se  ha  dicho :  «El  desgraciado  es  el  que 
pasa  toda  su  vida  en  la  estrechez.»  Y  se  dice:  «Es  contado  en- 
tre los  bueyes  y  las  bestias,  quien  no  piensa  más  que  en  su 
vientre.  > 

(6)  C.  prez.  Y  cuando  está  en  la  dignidad  que  corresponde 
al  estado  social  a  que  pertenece,  debe  estar  contento  y  satisfe- 
cho. E 


64  CALILA    Y   DIMNA 


son  contrarias;  así  commo  el  omne  de  grant  corazón 
puja  de  la  vil  medida  a  [la]  noble  (i),  e  el  omne  de 
vil  coragón  abaxa  del  alta  medida  ala  vil.  Et  pujar  (2) 
ala  nobleza  es  muy  noble  cosa  e  grave;  ca  abaxar  se 
della  (3)  es  vil  cosa  e  rrafez.  Et  es  así  comm.o  la  pie- 
dra pesada  que  es  muy  grave  de  aligar  de  tierra  al 
onbro  (4)  et  de  la  tener;  e  es  muy  rrafez  de  la  de- 
rribar E  dexar  caer  (5).  Et  dixo:  Por  esto  nos  ave- 
nios (6)  de  trabajar  mucho  por  aver  délas  mayores 
dignidades  con  nuestros  grandes  coragones,  e  non 
€star  eneste  estado,  podiéndolo  guisar.» 

Dixo  Calila:  «Pues  ^'en  qué  acuerdas?»  Diz  [Dimnal: 
«Quiérome  mostrar  al  león  en  tal  sazón  ca  él  es  de 
flaco  consejo  e  de  flaco  coRAgÓN  e  es  escandalizado 
en  su  fazienda  con  sus  vasallos  (7),  e  por  aventura  en 
llegándome  aél  eneste  punto  (8)  avré  del  alguna  dig- 
nidat  o  alguna  honrra  e  avré  del  lo  que  he  menes- 
ter.» Dixo  Calila:  «¿'Onde  sabes  que  el  león  está  así 
como  tú  dizes?»  Et  (9)  dixo  Dimna:  «Cuydol'e  tengo 


(i)  C.  Las  dignidades  son  comunes;  así  que  al  dotado  de  va- 
lor, lo  eleva  su  valor  de  la  dignidad  huinilde  a  la  dignidad  ex- 
celsa, e. — J.  Las  dignidades  de  los  hombres  son  disputadas  y 
comunes  a  la  medida  del  valor,  etc. 

(2)  C.  pujar  de  la  dignidad  humilde  ala 

(3)  C.  abaxar  de  la  excelencia  a  la  humildad  es  — J.  abaxar 
della  es 

(4)  A.  alcanzar 

(5)  C.  caer  del  hombro  a  tierra.  Por  — J.  caer  a  tierra.  Por 

(6)  En  C.  hay  que  substituir  (¿^\_^iL\  por  o^  cS^*"^'  P^"-^  ^^^ 
esté  conforme  con  J.  y  con  la  versión  castellana. 

(7)  C.  consejo,  y  le  tiene  perplejo  a  él  y  también  a  sus  vasa- 
llos, su  fazienda,  c 

(8)  C.  punto  con  mi  buen  consejo,  avré 

(9)  C.  y  J.  está  perplejo  en  su  asunto?»  Dixo 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  65 


qiíe  es  así  (i),  que  el  omne  agudo  de  buen  entendi- 
miento, a  las  vezes  sabe  el  estado  de  sus  amigos  e 
su  poridat,  por  lo  que  le  semeja  e  por  lo  que  vee 
de  su  estado  e  de  su  fazienda,  e  poniendo  se  enello 
5ÁBEL0  ciERT0>  (2).  Dixo  Calila:  «¿Cómmo  esperas 
tú  aver  dignidat  del  león  non  aviendo  tú  nunca  ávi- 
do conpania  nin  PRivANgA  de  ningunt  rrey  nin  sa- 
biendo lo  servir  nin  sabiendo  lo  que  le  plaze  desí 
nin  de  los  otros?»  (3).  Dixo  Dimna  (4):  «El  omne  va- 
liente so  la  grant  carga,  maguer  que  le  apesgue,  le- 
vántase, e  la  grant  carga  non  alga  al  omne  valiente 
nin  al  pesado;  nin  enel  omne  vil  non  ha  obra  nin  cuy- 
dado.  Et  el  omne  omildoso  e  blando,  non  ha  quien 
lo  rreprenda  (5).  Et  ante  prueve  omne  las  cosas  que 

SE  PONGA  aellas;  ET  YO  QUIERO  PROVAR  ÉSTA  PARA 
MEJORAR  LA  MI  FAZIENDA  E  LA  TUYA.» 


(i)  C.  y  J.  Dimna  :  «Conozco  esto  por  mi  seso  y  mi  presenti- 
miento (*),  que 

(2)  C.  sabe  lo  secreto  del  asunto  de  su  amigo  por  lo  que  se 
le  manifiesta  de  él  [del  amigo],  tanto  que  a  veces  conoce  esto  en 
su  aspecto  y  apariencia.»  Dixo  — J.  poridat  por  lo  que  se  le  ma- 
nifiesta en  sus  maneras  y  apariencia.»  Dixo 

(3)  C.  servir  ni  comportarte  con  ellos,  ni  [conociendo  sus 
etiquetas?»  Dixo 

(4)  A.yB.  Calüa: 

(5)  C.  «Al  omne  valiente  y  de  gran  coraje  no  le  fatiga  la  cargA 
pesada;  al  débil,  no  le  sirve  de  nada  su  astucia,  y  no  perjudica 
al  inteligente  el  estar  en  país  extranjero,  y  nadie  rehusa  se  le 
acerque  el  hombre  humilde  de  maneras  suaves.»  — J.  «Al  omne 
esforzado  y  valiente^no  le  rinde  la  carga  pesada,  aunque  no  esté 
acostumbrado  a  ella;  pero  el  hombre  débil  no  toma  la  carga  aun- 
que ello  sea  propio  de  su  oficio.» 

(*)  presentimiento.  En  C.  ^jp^^,  equivocado  por  w<-^£*.,  que  se  lee 
enj. 

TOMO   I.  í 


66  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo Calila:  «El  rrey  non  honrrará  al  atrevido  por 
su  atrevengia  (i),  mas  honrra  al  verdadero  e  al  ger- 
cano  del.  Ca  dizen  los  sabios  que  el  que  es  déla 
CONPAÑIA  DEL  rrey  e  déla  muger,  que  nonlo  alle- 
gan ASÍ  por  mayor  bondat,  mas  por  que  está  más 
gERCANO  QUE  OTRO;  BIEN  así  commo  la  vid  que  se  non 
trava  al  mayor  árbol,  mas  al  que  más  agerca  le 
está»  (2).  (Dixo  Calila):  «¿Qué  te  semeja?  Si  el  león 
non  te  llegare  así,  nin  pudieres  fablar  quando  qui- 
sieres, conél,  ¿qué  será  de  ti?»  (3).  Dixo  Dimna:  «Así 
es  commo  tú  dizes;  mas  sepas  que  los  que  son  conel 
rrey  non  fueron  conél  siempre,  mas  con  su  femengia 
alcanzaron  las  dignidades  del  rrey;  e  son  conél  e  llé- 
ganse  aél  después  que  son  Iluene  del.  Et  yo  trabajar 
me  he  de  fazer  otro  tal,  e  guisaré  cómmo  llegue 
aello  (4);  ca  dizen  que  non  es  ninguno  que  llegue  ala 


(i)  C.  honrrará  con  sus  favores  al  más  excelso  de  los  que 
tiene  en  su  presencia  (*),  mas 

(2)  Este  pasaje  está  mejor  en  la  versión  castellana  que  en  C. 
y  J.  —  Véase  Panchatantra^  I,  35,  donde  se  comparan  con  la  vid 
y  plantas  trepadoras  el  rey  y  las  mujeres, 

(3)  C.  le  está.  Y  <cómo  esperas  tu  alcanzar  tal  dignidad  cerca 
del  león  si  no  estás  al  lado  de  él?>  Dixo 

(4)  C.  Dimna  :  < Comprendo  lo  que  dices  y  tienes  razón;  mas 
sepas  que  los  que  están  más  cerca  del  rey  que  nosotros  no  (**)  lo 
estaban,  ni  eran  éstas  sus  dignidades;  pues  se  acercaron  a  él 
poco  a  poco  y  alcanzaron  las  dignidades.  Y  yo  he  de  trabajar 
por  alcanzar  las  dignidades  y  puestos  de  ellos,  con  mi  esfuerzo 
para  acercarme  a  él;  ca 

(*)  Aunque  C.  y  J.  convienen  en  este  pasaje,  el  sentido  y  la  cons- 
trucción de  la  frase  en  la  versión  castellana  exigen  que  se  suprima  el 
^^wo  en  las  ediciones  árabes,  con  lo  cual  la  traducción  dice  así:  hon- 
rará c.  s.  f.  a.  m.  excelso  por  su  excelencia,  mas 

(•*)  Substituyo  el  lXS  por  una  negación,  con  lo  que  resulta  C.  con- 
forme con  la  versión  castellana. 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  6/ 


puerta  del  rrey  e  dure  y  mucho  consentido  a  ser  mal 
traído  e  enpuxado,  e  sufra  mucho  pesar,  e  encubra 
su  fazienda,  e  trayga  su  fazienda  mansamente,  que 
non  llegue  alo  que  quiere»  (i). 

Dixo  Calila  (2):  '< Pongamos  que  as  llegado  al  león. 
^•Cómmo  trayrás  tu  fazienda  (3)  conél  (o)  conlo(s)  que 
as  esperanza  de  aver  dignidat?»  Dixo  Dimna:  «Si  me 
yo  oviese  llegado  al  león  (4)  e  (5)  conosgiese  sus 
costunbres  (6)  guisaría  commo  siguiese  su  voluntad, 
e  que  non  fuese  con[tra]  él,  así  que  quando  quisiese 
fazer  alguna  cosa  derecha  mente  afincárgela  ía  (7) 
fasta  que  la  fiziese  e  que  acresgiese  su  plazer  enella 
E  LA  cunpliese;  et  quando  quisiese  fazer  alguna  cosa 
que  yo  entendiese  que  le  podría  traer  daño  (8),  fazer 
loía  entender  el  mal  que  oviese,  lo  más  manso  que 
yo  pudiese  (9).  E  yo  he  esí)eranga  qu'él  verá  mejot 


(1)  C.  mucho  y  aguante  de  él  desdenes  y  sufra  penas  y  encu- 
bra su  cólera  y  sea  afable  con  los  hombres,  que  no  llegue  al  más 
alto  grado  cerca  del  sultán.» 

(2)  C.  Calila  :  «Te  entiendo.  Pongamos 

(3)  Mejor  tX.^sy,  que  ya  indica  Cheikho  que  tiaen  las  otras 
copias,  que  el  ,^5  v  del  texto. 

(4)  al  león  —  C.  y  J.  a  él 

(5)  Falta  en  C.  la  conjunción,  pero  está  en  J. 

(6)  C.  costunbres,  condescendería  con  sus  caprichos  e  gui- 
saría 

(7)  C.  mente  se  la  adornaría  y  le  haría  ver  el  bien  (*)  que  en 
ella  hay,  y  le  animaría  fasta 

(8)  C.  daño  y  deshonor,  fazer 

(9)  C.  mal  y  deshonor,  y  la  utilidad  y  provecho  de  dejarla,  y 
me  insinuaría  con  él  n»ansa  y  suavemente.  E 

(*)  el  bien  falta  en  C,  pero  lo  pide  el  sentido  del  párrafo  y  está 
en  J. 


68  CALILA   Y   DIMNA 


demi  que  non  vio  de  otros  (i);  ca  el  omne  faldrido  e  sa- 
bio e  manso,  si  quisiese  desfazer  la  verdat  et  averi- 
guar (2)  la  mentira  alas  vezes,  fazer  loía,  así  commo 
el  buen  pintor  que  pinta  las  imágenes  enla  pared  que 
semejan  a  omne  que  sale  della  (3),  et  pinta(n)  otras 
que  semejan  eso  mesmo  e  non  es  así»  (4). 

Dixo  Calila:  «Pues  esto  tienes  así  a  coragón,  quiero 
te  fazer  temer  servigio  del  rre}^  por  el  grant  peligro 
que  y  ha  (5).  Ca  dizen  los  sabios  que  tres  cosas  son 
a  que  se  non  atreve  si  non  omne  loco,  nin  estuerge 
dellas  si  non  el  sabio  (6) :  la  una  es  servir  (7)  rrey,  la 
otra  es  meter  las  mugeres  en  su  poridat,  la  tergera 
bever  vidiganbre  a  prueva  (8).  Et  los  sabios  fazían 
semejanga  del  rrey  e  de  su  privanqa  al  monte  muy 
agro  en  que  ha  las  (9)  sabrosas  frutas,  et  es  manida  (10) 


(i)  a.  será  mejor  servido  que  de  otros  algunos;  —  C.  espe- 
ranga  que  aumentará  para  mí  el  león  por  esto  su  bondad,  y  que 
verá  en  ello  de  mí  lo  que  no  vio  de  otros;  — J.  esperanza  que 
acreceré  por  esto  junto  al  león  en  consideración,  y  que  verá,  etc. 

(2)  averiguar,  ^3^•'  hacer  verdadera. 

(3)  C.  y  J.  della  y  no  sale,  et 

(4)  C.  y  J.  semejan  que  entran  en  ella  y  no  entran.  Y  cuando 
vea  el  león  mi  mérito  y  lo  conozca,  y  conozca  lo  que  yo  valgo, 
estará  más  deseoso  de  mi  ennoblecimiento  y  de  mi  privanza.* 

(5)  C.  temer  la  compañía  del  rey,  porque  tu  (*)  compañía  es 
un  gran  peligro.  Ca 

(6)  C.  y  J.  si  non  pocos  :  la 

(7)  C.  y  J.  es  la  compañía  del  rrey, 

(8)  La  segunda  de  estas  tres  cosas  es  la  tercera  en  C,  y  vice- 
versa. —  J.  como  A. 

(9)  C.  monte  fragoso  y  difícil  de  recorrer,  en  que  ha  toda 
clase  de  sabrosas 

(10)     manida  —  A.  y  B.  maña 

(*)     J.  su  compañía 


DEL   LEÓN    E   DEL   BUEY  69 

de  las  bestias  (i)  fieras;  onde  subir  (2)  aél  es  muy 
fuerte  cosa;  et  estar  (sin  el  bien  que)  enél  (ha)  es  más 
AMARGO  E  MÁS  fuerte.» 

Dixo  Dimna :  «Entendido  he  lo  que  dexiste.  Di- 
zes  verdad  en  quanto  dizes;  mas  sepas  que  quien  non 
se  entremete  alos  grandes  peligros  non  ha  las  cosas 
que  cobdigia,  et  quien  non  anda  las  luengas  ca- 
rreras non  ha  las  granadas  cosas.  Et  quien  dexa 
las  cosas  onde  avría  por  aventura  lo  que  quiere,  e 
con  que  allegaría  alo  que  le  fuese  menester,  con 
miedo  e  con  pavor  (3),  non  avrá  granada  cosa,  nin 
pujará  a  nobleza.  Et  dizen  que  tres  cosas  son  que 
non  puede  fazer  ninguno  si  non  con  ayuda  de  noble 
coragón,  e  a  gran  peligro:  la  una  es  oñgio  de  rrey,  la 
otra  mercaduría  sobre  mar,  e  la  otra  lidiar  con  ene- 
migo. Et  dizen  los  sabios  otrosí,  que  el  omne  de  noble 
coragón  non  deve  ser  visto  (4)  si  non  en  dos  lugares, 
quél  non  pertenesge  ser  en  otros :  o  ser  con  los  rreyes 
muy  honrrado,  o  ser  con  los  rreligiosos  muy  apartado; 
así  commo  el  elefante  que  sola  mente  su  beldat  e  su 
fermosura  (5)  es  en  dos  lugares:  o  enel  canpo  seyendo 
salvage,  o  seyendo  cavalgadura  délos  rreyes.»  Dixo 
Calila:  «Hermano,  Dios  telo  engime  en  bien  esto  que 
tú  quieres  fazer  et  ve  ala  gracia  de  Dios  et  sin  mi  con- 
sejo-» (6). 


(i)  C.  manida  del  leopardo,  león,  lobo  y  de  toda  bestia  fiera; 

(2)  subir  —  A.  suben 

(3)  C.  y  J.  pavor  de  lo  que  quizá  teme,  non 

(4)  visto  —  A.  y  B.  justo 

(5)  su  b.  e  s.  fermosura  —  Así  en  J.  —  C.  debe  corregirse  tal 
como  está  en  J. 

(6)  C.  fazer,  que  yo  no  estoy  de  acuerdo  con  tu  consejo.» 


70  CALILA.   Y   DIMKA 


Desí  fuese  ende  Dimna,  e  saluó  al  león.  Dixo  el 
íeón  alos  que  cstavan  gerca  del:  «;Ouién  es  éste?»  Et 
ellos  dixeron  :  «Éste  es  fulán,  fijo  de  fulán.>  Díxoles 
el  león :  «Yo  conosgí  asu  padre.»  E  llególo  así,  e  de- 
mandol'  e  díxol':  «^- Dónde  has  estadot-»  (i).  Dixo 
Dimna:  «Nunca  me  quité  de  tu  puerta  (2),  a  esperanza 
que  acaesgería  (a)  alguna  cosa  en  que  te  scrvicsc  con 
mi  consejo  e  con  }jii  lazcria  (3).  Ca  [a]  las  vezes  acaes- 
gen  algunas  cosas  alos  rreycs  en  que  han  menester 
por  ventura  alos  flacos  e  alos  menospregiados.  Et  el 
tal  omne  non  es  menospregiado,  por  aver  enél  alguna 
pro;  ca  el  fuste  que  yaze  en  tierra,  ayuda  se  omne 
del  alas  vezes  para  rrascar  su  oreja,  e  álgalo  de  tierra, 
e  rráscala  conél,  o  para  ál :  quanto  más  el  animal  que 
es  sabidor  délas  cosas»  (4).  Quando  el  león  oyó  lo 
que  dezía  Dimna,  pagóse  del  e  plogóle  et  ovo  espe- 
ranga  que  avería  enél  buen  consejo  e  buen  castigo. 
Et  dixo  alos  que  estavan  conél  (5) :  «El  omne  sabio, 


(i)    a.  eres? 

(2)  C.  y  J.  de  la  puerta  del  rey,  a 

(3)  A.  te  ayudases  de  mí  por  tuyo  consejo.  —  C.  alguna  cosa 
en  que  yo  pudiese  servir  al  rey.  Ca — J.  alguna  ...  servir  al  rey  con 
mi  persona  y  mi  consejo. 

(4)  C.  Ca  son  muchas  las  cosas  de  él  (el  rey)  en  que  frecuen- 
temente necesita  a  aquellos  de  quienes  nunca  hizo  caso.  Y  no 
debe  ser  menospreciado  nadie,  por  insignificantes  que  sean  su 
poder  y  posición,  si  hay  en  él  alguna  utilidad,  por  pequeña  que 
sea.  Pues  el  fuste  que  yace  en  tierra,  frecuentemente  se  sirve 
uno  de  él  (*),  cuando  siente  comezón  en  la  oreja  y  se  la  rasca 
con  él.  Y  el  animal  que  conoce  el  daño  y  el  pro,  más  digno  es 
de  que  se  sirva  uno  de  él.  Guando 

{5)    C.  y  J.  Et  se  dirigió  a  los  q.  e.  conél  y  les  dijo  :  «El 

(*)     J.  uno  de  él,  y  lo  coge  el  hombre  y  se  rasca  la  oreja  con  él. 


DEL  lEÓN   E   DEL   BUEY  7 1 


e  de  noble  coragón,  e  bueno,  e  agudo,  maguer  sea 
de  menor  guisa  e  de  baxa  dignidat,  la  nobleza  de  su 
corazón  (i)  non  quiere  fueras  paresger  et  mostrarse; 
así  commo  la  gentella  del  fuego  que  omne  asconde,  e 
ella  non  quiere  si  non  agenderse.> 

Pues  que  entendió  Dimna  que  el  león  se  pagara 
del,  e  le  pluguiera  lo  qu'él  dezía  (2),  dixo:  «Los  pue- 
blos de  los  rreyes,  e  los  de  su  corte,  tenudos  son 
dele  fazer  entender,  los  nobles  de  coragones,  su  sa- 
ber, e  dele  dar  leal  consejo,  e  amarlo.  Ca  él  non  los 
porná  enlas  dignidades  que  deve(n)  e  que  meresgcn 
si  non  por  esto,  así  commo  la  simiente  soterrada,  que 
ninguno  non  sabe  su  bondat  (3)  fasta  que  sale  e  pa- 
resge  sobre  la  tierra.  Et  el  rre}^  deve  pujar  a  cada 
uno  asu  dignidat  segunt  su  consejo,  e  segunt  el  pro- 
vecho e  la  nobleza  del  coragón,  e  la  lealtad  que  enél 
oviere. 

»Ca  dizen  que  dos  cosas  non  deve  ninguno  (4)  po- 
ner ninguna  dellas  fuera  de  su  lugar,  nin  tollerla  de 
su  lugar;  e  son  los  Omnes  (5)  e  los  or(de)namientos. 


(i)     C.  coragón  y  su  entendimiento,  non 

(2)  e  le  p.  1.  q.  dczía,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  dixo :  «¡Oh  rey!  Tus  subditos  y  los  que  están  en  tu  pre- 
sencia, deben  cuidar  de  elevar  hacia  ti  lo  que  hay  en  ellos;  y  no 
los  pongas  en  su  dignidad  sino  por  esto;  así  como  la  simiente 
soterrada,  de  trigo  o  de  cebada  o  de  otra  especie,  que  no  sabe 
uno  de  qué  especie  es  fasta — J.  «¡Oh  rey!  Los  subditos  del  rey 
que  asisten  en  la  corte,  esperan  que  se  reconocerá  la  ciencia  j 
actividad  que  ellos  tienen,  así  como  la  simiente  enterrada,  que  no 
se  conoce  su  bondad  fasta 

(4)  C.  ninguno,  aunque  sea  rey,  poner — J.  como  A. 

(5)  C  son  los  ornamentos  de  los  pies  y  los  ornamentos  de  la 
cabeza. —  En  J.  falta  esto. — C.  debe  corregirse  conforme  al  texto 


CALILA   Y   DIMNA 


Ca  es  contado  por  nesgio  quien  pone  en  su  cabega 
€Í  ornamiento  de  sus  pies,  [e  en  los  pies  el]  de  la  ca- 
bega,  et  quien  dagastona  las  girgongas  enel  plomo. 
Ca  esto  non  es  menospregiamiento  de  estas  cosas 
sobre  dichas,  mas  es  nesgedat  del  que  lo  faze  (i).  Et 

OTROSÍ  NON  PONGA  AL  BIEN  FECHOR  ENLA  MEDIDA  DEL 

MAL  (2)  FECHOR..  Et  dizen  Otrosí :  non  fagas  conpañia 
con  omne  que  non  sepa  quál  es  su  diestra  e  su  sinies- 
tra (3);  ca  non  sosaca[n]  lo  que  los  entendidos  saben 
si  non  sus  mayores,  e  [lo  que]  los  cavalleros  si  non 
los  (4)  rreyes,  nin  lo  que  ha  enla  ley  e  en  su  enten- 
dimiento, si  non  los  teólogos  e  los  divinos  (5). 

»Et  dizen  otrosí  de  unas  cosas  que  son  muy  alon- 
gadas, commo  la  mejoría  (6)  que  ha  el  un  hdiador  del 


castellano.  Compárese  la  zloca  72  del  libro  I  del  Panchatantra , 
(jue  dice:  «Los  criados  y  las  joyas  han  de  colocarse  en  su  debido 
lugar;  porque  una  piedra  preciosa  que  deba  engastarse  en  una 
diadema,  no  brilla  si  se  la  pone  en  los  pies.>  La  errata  en  árabe" 
es  fácil  de  explicar,  porque  la  palabra  que  significa  pie  tiene  las 
n>ismas  consonantes  que  la  que  significa  hombre. 

(i)  Ca  es  contado...  faze. — Falta  en  J. —  C.  dice:  et  quien  en- 
gasta el  jacinto  y  la  perla  en  el  plomo,  no  por  esto  pierden  su 
valor  el  jacinto  y  la  perla,  sino  que  ello  es  torpeza  del  que  ha 
hecho  esto.  —  También  en  este  pasaje  está  la  versión  castellana 
más  conforme  con  el  original  sánscrito  que  los  textos  árabes. 

(2)  MAL  —  A.  y  B.  bien — Falta  en  C.  y  en  J.  esta  frase,  que 
debía  tener  el  original,,  como  se  ve  por  las  zlocas  "]']  y  78  del 
libro  I  del  Panchatantra. 

(3)  C.  omne  que  no  sepa  el  lugar  de  su  diestra  y  de  su  sinies- 
tra. Véase  zloca  76,  libro  I  del  Panchatantra,  que  dice  :  «Donde 
no  se  aprecia  la  distinción  entre  la  mano  derecha  y  la  izquierda, 
¿íjué  noble...  permanecerá  allí  ni  un  momento?» 

(4)  los  —  A.  y  B.  ser 

(5)  C.  teólogos  y  los  jurisconsultos. 

(6)  mejoría  —  A.  y  B.  memoria 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  73 


Otro,  et  lo  poco  délo  poco,  e  lo  mucho  délo  mucho, 
e  el  sabio  del  sabio  (i).  Et  los  muchos  vasallos  (2),  si 
provados  (3)  non  fueren,  traen  daño  al  fecho;  ca  non 
se  cunple  la  cosa  con  muchos  vasallos,  mas  con  los 
buenos  dellos,  maguer  sean  pocos,  así  commo  el 
omne  que  lieva  la  grant  carga  e  se  enbarga  della  e 
non  falla  por  ella  presgio.  Et  las  girgongas  non 
afruentan  al  que  las  lleva  et  puede  las  vender  (4)  por 
grant  aver :  en  el  fecho  que  ha  omne  menester  enga- 
ño, non  cunple  la  ira,  maguer  sea  mucha  (5).  Et  el 
rrey  non  deve  menospresgiar  la  noblega  del  coragón 
que  fallare  en  alguno  que  sea  de  menor  guisa;  que  la 
pequeña  cosa  por  ventura  engrandesge  mucho,  así 
commo  el  nervio  que  es  tomado  de  la  cosa  muerta,  e 
fazen  del  cuerda  déla  ballesta  e  dobla  se  conél,  et 
ala  menester  el  rrey  para  tirar  et  para  jugar»  (6). 


(1)  C.  otrosí :  «En  tres  cosas,  la  superioridad  que  hay  entre 
ellas  está  próxima,  aunque  se  la  comprenda  en  un  solo  nombre : 
la  superioridad  de  un  lidiador  sobre  la  de  otro  lidiador;  la  del 
instructor  sobre  la  del  instruido,  y  la  de  un  orador  sobre  la  de 
otro  orador.  Et 

(2)  .  vasallos,  —  C.  y  J.  auxiliares, 

(3)  provados,  es  decir,  experimentados ,  dotados  de  expe- 
riencia. Corríjase  en  C.  ^^y..<sr'^  por  ^^^Xs'*,  que  trae  bien  J. 

(4)  El  copista  de  C.  saltó  aquí  varias  palabras. — J.  dice:  omne 
que  lieva  una  piedra  pesada  e  s.  e.  d.  e  n.  f.  p.  e.  presgio.  Y  el 
que  lleva  jacinto,  aunque  sea  poco,  puede  venderlo  por  grant 
aver. —  C.  dice  :  así  como  el  hombre  que  lleva  jacinto,  que  no  le 
oprime  su  peso  y  encuentra  con  él  lo  que  necesita. 

(5)  C.  Y  el  hecho  que  se  obtiene  con  dulzura  no  se  alcanza 
con  violencia,  aunque  se  haga  uso  de  ella.  Et 

(6)  C.  muerta,  y  sirve  para  el  arco  y  llega  a  ser  muy  honrado 
en  manos  del  rey,  que  lo  necesita  en  [los  ejercicios  dej  fuerza  y 
coraje;  y  se  emplea  en  las  sillas  de  montar  y  llega  a  ser  honrado 


74  CALILA   Y   DIMNA 


Et  Diinna  en  todo  esto  quería  aver  honrra  del 
león  (i),  e  todos  sabían  que  non  gela  faría  por  quél 
oviese  conosgido  [a  su  padre],  mas  porque  era  de 
noble  coragón  e  de  buen  consejo.  Onde  (2)  dixo  al 
león:  «El  rrey  non  apriva  alos  omnes  por  la  privanga 
de  sus  padres,  nin  los  despregia  (3)  por  non  conosger 
asus  padres,  mas  cada  que  sabe(n)  [para  lo  que  sirven], 
e  en  que  los  ha  menester.  Desí  faze  lo  que  tiene  por 
bien  en  ponerlos  enla  medida  que  deve.  Et  alas  vezes 
acaesge  al  rrey  alguna  enfermedat  que  le  faze  grant 
mal,  e  non  gela  tuelle  si  (4)  non  la  meiezina  que  le 
aduzen  de  lueñe.  E  el  mur  mora  conel  omne  en  su 
casa,  et  porque  le  faze  mal,  échalo  fuera  (5);  et  el  agor 
qu-e  es  muy  bravo  críalo  e  quiérelo  aun  tanto  que  ha 
sabor  délo  levar  (6)  enla  mano,» 


por  los  reyes  y  los  nobles.  —  J.  muerta,  y  cuando  se  hace  de  él 
[cuerda  de]  arco,  es  honrado  y  lo  toman  con  la  mano  los  reyes  y 
se  sirven  de  él  en  los  ejercicios  de  fuerza  y  en  las  diversiones. 
(i)    C.  honrra  y  dignidad  del  rey,  e 

(2)  C.  conosgido  el  león  a  él  (*),  mas— J.  Y  quería  Dimna  que 
viese  la  gente  que  no  alcanzaba  él  la  honra  del  rey  sino  por  su 
consejo  y  valor  y  sabiduría;  porque  ellos  (la  gente)  creían  antes 
de  esto,  que  él  la  obtendría  por  el  reconocimiento  que  el  león 
tuviera  a  su  padre.  Por  lo  que  dixo 

(3)  desprecia,  ,Xsíj>,  aleja. 

(4)  C.  non  conosgerlos,  sino  que  los  pone  en  los  cargos  segúa 
la  capacidad  que  en  cada  asunto  tienen  para  ser\ár.  Pues  no  hay 
cosa  más  cerca  del  hombre  que  su  propio  cuerpo;  y  si  se  le  pone 
enferma  alguna  parte  de  él,  no  aparta  esta  enfermedad,  si  non 

(5)  C.  mal  es  considerado  como  enemigo  y  cazado;  et 

(6)  C.  agor  es  salvaje;  mas  porque  reporta  utilidad,  se  adquiere 

(*)  a  él,  Oo  i;  pero  si  se  quita  un  punto  queda  0O\,  a  su  ¿adre,  como 
J.  y  como  piden  el  contexto  y  el  original  sánscrito. 


DEL   LEÓN   E  DEL   BUEY  75 

Et  pues  que  ovo  acabado  Dinina  (i),  pagóse  más  el 
león  del,  e  plógole  más  conél,  e  rrespondióle  sien- 
pre  mejor  (2).  Et  dixo  alos  que  seían  conél:  «Non 
deve  el  rrey  porfiar  en  fazer  perder  su  derecho  al  que 
ha  derecho  en  bien,  et  es  bueno  e  de  noble  coragón; 
mas  devele  rrefazer  lo  que  le  non  fizo.  Et  aquel  a 
quien  lo  fiziere  dével'  fazer  gragias  e  conosgerlo  (3). 
Ca  los  omnes  (4)  son  en  dos  guisas :  el  uno  es  de  mala 
natura,  e  es  así  commo  la  culebra  que,  si  alguno  la 
pisa  e  non  le  muerde,  non  debe  torrnar  aella  de 
cabo  (5),  et  el  otro  es  de  buena  natura  e  de  blandas 
COSTUNBRES,  c  es  tal  commo  el  sándalo  frío,  que  si 
mucho  es  ñ"egado  tórnase  caliente  e  quema»  (6). 

Et  pues  que  se  ovo  solazado  Dimna  conel  león  (7), 
dixo:  «Veo,  señor,  que  ha  tienpo  que  estás  en  un 
lugar,  que  non  te  mudas.  Esto,  (¡por  qué  es?*  Et  el  león 


y  se  cuida  tanto,  que  lo  lleva  el  rey  en  la — Véase  zloca  95,  libro  I 
del  Panchatantra,  donde  en  vez  del  azor  se  habla  del  gato, 
(i)    C.  y  J.  Dimna  este  discurso,  pagóse 

(2)  J.  mejor,  y  le  acreció  en  su  honra.  Et — C.  del,  y  se  le  mos- 
tró más  amable  en  su  contestación  y  elogio.  Et 

(3)  C.  ha  derecho,  ni  deponer  de  su  dignidad  al  que  tiene 
una  dignidad;  mas  debe  el  rey  reparar  la  neghgencia  que  haya 
tenido  en  esto,  y  no  dejarse  engañar  por  la  satisfacción  del  resul- 
tado, sino  reconocerlo  (*).  Ca 

(4)  C.  los  ommes  en  este  particular  son 

(5)  C.  muerde,  no  conviene  que  se  engañe  por  esto  y  vuelva 
a  pisarla  otra  vez,  et 

(6)  C.  cahente  y  dañoso.» 

(7)  C.  ovo  familiarizado  Dimna  con  el  león,  apartóse  con  él  y 
dixo: 

(*)  Así  el,  texto  de  C.  en  este  pasaje,  que  falta  en  J.,  y  que  creo  está 
mejor  en  la  versión  castellana. 


76  CALILA   Y   DIMNA 


non  quería  que  sopiese  Dimna  que  lo  que  fazía  [era] 
con  cobardez,  et  dixo  (i):  «Non  es  por  miedo»  (2). 
Et  estando  amos  así,  bramó  ^en^eba  muy  fuerte,  e 
tamaño  fué  el  bramido  et  el  miedo  que  el  león  ovo, 
que  le  fizo  dezir :  «Esta  boz  me  tovo  aquí  eneste 
LUGAR,  E  (3)  non  sé  qué  es;  enpero  veo  que  la  per- 
sona que  la  faze  deve  ser  tan  grande  commo  la  boz, 
e  su  fuerga  tan  grande  commo  la  persona.  Et  si  esto 
así  es,  non  moremos  eneste  lugar.»  Dixo  Dimna  al 
león:  «Escandalizástete  de  otra  cosa  fuera  desta,  ca 
si  non  te  fizo  ál  pavor  si  non  esto,  non  deves  dexar 
tu  posada.  Ca  la  flaqueza  es  ocasión  de  la  veudez,  et 
la  desvergüenga  es  ocasión  de  la  pelea,  et  la  mezcla 
es  ocasión  del  amor,  et  la  grant  boz  es  ocasión  del 
flaco  coragón  (4).  Et  esto  se  departe  en  un  proverbio 
que  dize:  «Non  se  deve  omne  temer  de  todas  bozes.» 
Dixo  el  león:  «¿Cómmo  fué  eso?»  (5). 

Dixo  Dimna:  «Dizen  que  una  gulpeja  fambrienta 


(i)  C.  es?»  Dijo  el  león,  pues  no  quería  que  supiese  Dimna  que 
esto  era  miedo  de  él :  «Non 

(2)  miedo. >  —  C.  ^_j-ob,  coraje. > 

(3)  C.  bramó  el  toro  un  bramido  fuerte  que  asustó  al  león 
tanto,  que  le  hizo  manifestar  a  Dimna  lo  que  pasaba  en  su  cora- 
zón, y  dijo ;  «Esta  voz  que  oigo  non 

(4)  C.  Dimna:  «¿Acaso  ha  asombrado  al  rey  algo  que  no  sea 
esta  voz?»  Dijo  el  león:  «No  me  ha  impresionado  otra  cosa,  sino 
esta  voz.>  Dijo  Dimna:  «El  rey  no  debe  dejar  este  lugar  por 
haber  llegado  a  él  el  ruido  de  esta  voz;  pues  ya  se  ha  dicho  que 
al  dique  flojo  lo  destruye  el  agua;  al  entendimiento  lo  echa  a  per- 
der la  vanidad;  al  hombre  de  bravo  corazón  lo  echa  a  perder  la 
maledicencia,  y  al  de  corazón  débil  lo  echa  a  perder  una  voz 
grande  y  los  gritos.  Et 

(5)  C.  león:  «<Y  cómo  es  ese  proverbio?» 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  77 


pasó  por  un  árbol  (i),  et  estava  un  atanbor  colgado 
del  (2)  árbol,  e  movióse  el  viento  e  movió  las  rramas 
del  árbol  de  guisa  que  los  hizo  ferir  enel  atanbor  (3)  e 
sonava  muy  fuerte.  Et  la  gulpeja  oyó  aquella  voz,  e 
fuese  contra  ella  fasta  que  llegó  a  ella  (4),  et  en  que 
vio  que  era  finchado,  cuydóse  que  era  de  mucha 
carrne,  que  avía  de  mucha  gordez,  e  fendiólo  e  vio 
que  era  hueco,  e  dixo:  «Non  sé  (5);  por  ventura  las 
>más  flacas  cosas  han  mayores  personas  (6)  e  más 
>  altas  bozes.» 

Et  fuese  dende.  ^Etyo,  señor,  non  te  di  este  enxen- 
plo  si  non  por  que  he  esperanza  que  sea  esta  cosa,  cuya 
boz  te  espantó  y  atal  como  el  atanbor,  e  si  aella  te  llega- 
ses, más  tijera  te  semejaría  que  tú  non  cuy  das.  Et, 
SEÑOR,  si  fuere  la  tu  merged^  envíame  aella,  e  está  tú  en 
tu  lugar  fasta  que  yo  torne  ati  conlo  que  sopiere  de 
su  fazienda. »  Et  desto  que  dixo  Dimna  plugo  al  león,  et 
dixole:  <Pues  vete-»  (7). 


(i)     C.  y  J.  por  un  bosque, 

(2)  J.  de  un  árbol,  — C.  colgado  al  lado  de  un  árbol, 

(3)  A.  et  firiéronlo  los  rramos. 
(4)'   C.  llegó  al  tambor,  et 

(5)  C.  finchado,  dijo  en  su  corazón :  «En  verdad  que  debe  con- 
tener mucha  grasa  y  carne.»  Y  empezó  a  manosearlo  hasta  que  lo 
hendió.  Y  cuando  vio  que  estaba  hueco,  dijo  la  vulpeja:  «Por — 
J.  Y  cuando  vio  que  estaba  hueco  y  que  no  tenía  carne,  dijo : 
«No  sé;  por 

(6)  persona,  ¿-."z:».,  volumen  del  cuerpo,  talla. 

(7)  C.  y  J.  que  esta  voz  que  nos  espantó,  si  a  ella  nos  lle- 
gásemos, la  encontraríamos  más  ligera  de  lo  que  creemos;  y  si 
quiere  el  rey,  envíeme  hacia  esa  voz  y  quede  él  en  su  lugar  hasta 
que  yo  vuelva  con  clara  noticia.»  Y  aprobó  el  león  esto  que  le 
dijo  y  le  dio  permiso. 


78  CALILA  Y  DIMNA 


Et  fuese  Dinina  e  pensó  el  león  en  sufazienda,  e  dixo 
en  su  cor  agón:  «Nonjize  bien  en  fiarme  en  éste ^  para 
enbiarlo  al  lugar  do  lo  enbio;  ca  el  orne,  si  es  de  la  casa 
del  rrey,  et  es  por  luengo  tienpo  desdeñado  non  lo  mere- 
ciendo, e  mezclado  aiuerto  (i),  o  si  es  conogido  por 
cobdigioso  o  por  malicioso^  o  si  es  muy  pobre j  o  si  ha 
fecho  algún  gran  pecado  e  se  teme  déla  pena,  o  si  es 
ENBiDioso  E  malo  que  a  niísiguno  non  quiere  bien,  o  si 
es  testiguado  por  atrevido  o  si  le  han  fecho  perder  lo 
que  tenia  del  rrejy,  o  si  era  ofigial  e  gelo  tollieron,  o  si 
a  alguno  fizo  falsedat  e  sospecharon  del,  o  cayó  en 
alguna  culpa,  o  si  sus  iguales  fueron  probados  por  bue- 
nos et  ovieron  mijoria  del  en  dinidat  e  en  onrra,  o  si  es 
de  mala  fe  en  su  ley,  o  si  ha  esperanza  de  aver  algún 
pro  a  {2)  daño  de  sus  señores,  o  si  se  teme  ende  o  si  es 
contrario  alas  privados  délos  señores  (3),  <í  toaos  éstos 


(1)  C.  Et  fuese  Dimna  hacia  el  lugar  do  estaba  el  toro.  Y  cuan, 
do  Dimna  se  hubo  separado  del  león,  pensó  e.  1.  e.  s.  f.  e  se  arre- 
pintió de  haber  enviado  a  Dimna  adonde  le  enviara,  e  d.  e.  s.  c. : 
«Non  f.  b.  e.  fiarme  de  Dimna  en  lo  que  le  he  confiado;  ca  e.  o.  s. 
e.  d.  1.  c.  d.  rr.  e.  e.  p.  1.  tienpo  vejado  sin  haber  cometido  delito 
alguno,  o  si  le  han  puesto  dificultades  (*),  o 

(2)  ^  — B.  o 

(3)  C.  7naUdoso,  o  si  ha  caído  en  la  pobreza  y  miseria  y  no  pue- 
de levantarse,  o  si  le  han  hecho  perder  el  poder  o  riqueza  que 
tenía  (**),  o  desempeñaba  \m  cargo  y  se  ve  depuesto  de  él,  o  pri- 
vado en  parte  asociándole  un  compañero,  o  si  ha  f.  a.  g.  p.  e  s.  t.  d. 
la  pena,  o  s.  e.  m.  q.  n.  quiere  el  bien,  o  ha  caído  en  la  humilla- 

(*)  J.  delito  alguno,  o  es  acusado  ante  el  sultán,  o 
(*•)  o  si  le...  tenía.  Así  resulta  la  traducción  según  el  texto  de  C; 
pero  suprimiendo  en  él  la  palabra  riqueza  que  se  lee  en  J.,  queda  legiti- 
mada la  versión  castellana, que  dice:  «o  si  le  han  fecho  perder  lo  que  tenía 
del  rrey».  En  árabe  la  voz  sultán  significa  «el  poder>,  y  también  «la  per- 
sona que  lo  ejerce». 


DEL  LEÓN   E  DEL  BUEY  79 


non  deve  el  rrey  meter  sti  fazienda  en  sus  manos,  nin 
ñar  en  ellos  nin  sigurarse.  Et  Dimna  es  discreto  etsabí- 
dor,  e  tanto  fue  despreciado  et  desdeñado  (i)  a  mi 
puerta  e  olvidado,  et  seméjame  que  tenia  mala  volun- 
tad, et  esto  [le]  fizo  engañarme  e  (2)  meterme  en  mal; 
et  si  por  aventura  fallare  aquel  animal  que  brama,  que 
es  más  fuerte  que  yo  o  (3)  de  mayor  poder,  [e  este]  le 
p'ometiere  de  su  algo,  será  cofiél  contra  mi  et  descubrir 
lea  mi  vergüenga  (4)  e  mi  cobardez.» 

Et  non  cesó  el  león  de  fablar  consigo  misr,io  et  de  se 
mal  traer  tanto,  que  se  levantó  del  lugar  donde  estava 
et  arrufávase  de  mala  tnanera.  Et  desque  vino  Dimna 
entró  aél.  Dixo  el  leÓ7t :  *^  Qué  viste  o  qué  feziste?» 
Dixo  Dimjia  (5) .-  «  Vi  un  buey  que  fizo  la  bozque  oíste. i> 


ción,  o  ha  cometido  un  delito  con  sus  iguales,  o  él  y  un  compañe- 
ro han  verificado  una  buena  acción  y  quedado  sin  recompensa,  o 
tiene  un  enemigo  a  quien  detesta  y  éste  le  aventaja  en  dignidad 
y  en  honor,  o  es  de  mala  fe  en  su  religión  y  en  sus  caprichos, 
o  espera  en  cosa  de  la  que  saque  provecho  con  daño  í^de  otro], 
o  tiene  buena  voluntad  a  los  enemigos  del  sultán  (*),  a  todos 
(i)     et  desdeñado — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(2)  C.  puerta,  y  es  posible  que  por  esto  haya  concebido  odio 
que  le  mueva  a  afligirme  (**)  y  a  fíieterme 

(3)  Q.o  —  C,& 

(4)  vergüenza.  Traducción  de  "c\^;  es  decir,  partes  vergonzo- 
sas, lugar  no  defendido. 

(5)  C.  león  de  pensar  en  esto  hasta  que  lo  apartó  esto  de  su 
lugar,  y  se  puso  a  andar  y  a  sentarse  y  a  mirar  hacia  el  camino, 
hasta  que  se  le  apareció  Dimna,  que  regresaba.  Y  cuando  vio 
que  ya  se  aproximaba  y  no  venía  con  él  nadie,  tranquilizó  su 
espíritu  y  volvió  a  su  sitio,  por  el  deseo  de  que  no  pensara  Dimna 
que  algo  le  había  hecho  alejarse  de  su  lugar.  Y  cuando  se  pre- 

(*)     J.  enemigos  del  rey  y  enemistad  a  los  amigos  de  éste, 
(*•)      afligirme  —  J.  engañarme,  como  B. 


8o  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  el  lcó}i:  ^^Oiíé  fucrga  ha?*  Dixo  Dimna:  ^Non 
ha  fuer ga  nin  valentía,  ca  yo  jue  allegué  aél  (i),  et 
estude  e?i  par  del,  así  como  está  ame  con  su  igual,  e  non 
me  pudo  fazer  nada.y^  Dixo  el  leó?i  a  Dimna:  ^N'on  te 
engalle  eso,  nin  lo  tengas  por  flaco  por  eso,  ca  el  fuerte 
viento  no7i  qícebranta  las  chicas  pajas,  mas  desrrayga 
los  grandes  árboles  (2);  otrosí  las  armadijas  unas  a 
otras  7ion  se  prenden*  (3).  Dixo  Dim7ia:  *Non  ayas 
miedo  del,  nin  lo  tengas  en  cor  acón;  et  si  quisieres,  yo 
telo  traeré,  que  sea  tu  siervo  e  obediente.*  Et  quando  el 
leÓ7i  oyó  esto  alegróse  e  dixo :  i-Sabe  que  me  plaze  de  lio, 

E  VETE»   (4). 

Et  fuese  Dimna  a  Sengeba  {s)  el  dtxole  atrevidame7ite 

sentó  Dimna  ante  el  león,  díjole:  «¿Qué  has  hechor»  Dijo:  «  Vl — 
J.  león  d.  f.  c.  mismo  a  este  tenor,  hasta  que  se  puso  a  andar  y  a 
mirar  por  el  camino  por  donde  se  había  ido  Dimna.  Y  no  había 
andado  sino  un  poco,  cuando  vio  venir  a  Dimna  hacia  él,  con  lo 
que  se  sosegó  y  volvió  a  su  sitio.  Y  entró  Dimna  junto  a  él  y 
díjole  el  león:  «¿Qué  hiciste  o  qué  viste?»  Dijo:  «  Vi 
(i)     C.  aél^  hablé  con  él,  et — J.  como  B. 

(2)  C.  árboles  y  los  alcázares; — J.  los- árboles  de  su  lugar. — El 
texto  castellano  está  más  conforme  con  el  original  sánscrito. 
Véase  Panchatantra,  I,  zloca  122. 

(3)  otrosí...  prenden.-» — Falta  en  J. — En  C.  falta  sin  duda  la  pala- 
bra los  grandes,  como  se  lee  en  el  manuscrito  F.  de  Guidi,  según 
nota  de  Cheikho;  y  así  dirá,  conforme  con  la  segunda  parte  de  la 
zloca  122,  citada  en  la  nota  precedente:  «Los  grandes  solamente 
hieren  o  marchan  contra  los  grandes.» 

(4)  C.  ^A-on  tenga  miedo  el  rey  de  él  por  nada,  nin  lo  ten- 
ga (*)  en  corazón;  pues  si  el  rey  quiere  que  se  lo  traiga  para 
que  sea  su  sierv'o  sumiso  y  obediente,  lo  haré.»  Y  se  alegró  el 
león  de  las  palabras  de  él,  y  dijo:  «Está  bien;  sí  que  lo  quiero.» 

(5)  a  Sengeba  —  C.  y  J.  al  toro 


(*)      C.  dice  i^yXSsyc,  en  vez  de  ^^^>J. 


DEL  LEÓN   E  DEL   BUEY  8 1 


£  sin  miedo:  «Mi  señor  el  león  me  enbia  ati  que  ic 
Heve,  et  dixome  que  si  tú  fueses  aél  luego  obediente, 
que  te  atreguaría  del  pecado  que  as  fecho  en  osar  entrar 
sin  su  mandado  en  su  señorío  et  sin  lo  ir  ver,  et  si  tú  te 
tardares  et  non  quisieres  (i),  que  me  torne  aél,  et  que 
gelo  faga  saber,-»  Dixo  Sení^eba  (2):  «Si  tú  me  fezieres 
omenaje  por  él,  que  non  rregiba  mal  nÍ7t  daño  (3),  yo 
iré  contigo.-»  Et  él  fizóle  el  omenaje  que  le  demandó  (4), 
et  desi  fuéronse  amos  en  zmo,  e  entraron  al  león,  et 
preguntó  el  león  a  Sengeba  (5)  buena  me7ite  et  dixo  le: 
«f¡  Oudndo  llegaste  a  esta  tierra  et  qzté  cosa  te  fizo  acá 
venirh->  Et  él  (6)  contóle  toda  su  fazienda.  Et  dixo  el 
león:  <íBive  comigo  (7),  e  fazertehé  onrra»  (8).  Et  el 
buey  gradegiógelo  mucho  et  omillósele  [e  quedóse  conél\. 
Desi  el  león  aprivóle  e  allególe  asi  et  tomó  consejo  del, 
et  metiólo  en  sus  poridades  e  en  sus  cosas.  Et  duró  así 
el  buey  un  iieiipo,  et  ívale  toda  vía  queriendo  más  et 
pagándose  más  del,  atanto  que  fue  el  más  privado  de 
su  conpaña^  et  el  que  más  él  amava  e  pregiava  (9). 


(i)    et  non  quísíerjs,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(2)  C.  y  J.  Sengeba  (^) :  «<:Y  quién  es  ese  león  que  te  envía  y 
dónde  está?»  Dijo  Dimna:  «Es  el  rey  de  las  bestias,  y  su  morada 
está  en  tal  lugar,  con  su  mesnada  de  bestias.»  Y  asustóse  el  toro 
al  oír  mencionar  al  león  y  a  las  bestias,  y  dijo  a  Dimna:  <íSi 

(3)  omenaje...  nin  daño, — Traducción  de  0^^>  antán. 

(4)  Et  dióle  Dimna  el  aman,  lo  que  le  hizo  tener  confianza 
de  él,  et 

(5)  a  Sengeba  —  C.  y  J.  al  toro 

(6)  C.  el  toro  — J.  Sengeba 

(7)  «-Bive  comigo,  e — Falta  en  C.,pero  está  en  J. 

(8)  C.  y  J.  onrra,  y  te  trataré  bien.  Et 

(9)  C.  aprivóle,  honróle  y  tratóle  benévolamente;" y  lo  probó 


(*) 


C.  el  toro:  /  <?  3  ^  ^1  ^ 


TOMO  I. 


82  CALILA   Y   DIMNA 


Et  quaiido  vio  Dinina  que  el  león  se  apartava  con 
Senceba  (i)  sin  él  (2)  e  sin  la  otra  conpaña,  pesóle  et 
ovo  ende  grande  enbidia  (3),  et  querellóse  a  su  her- 
mano Calila  et  dixole:  «■Hermano  (4),  ^non  te  niaravi- 
llas  (5)  de  mi  mal  seso  (6)  et  de  mi  locura,  et  de  cómo 
pensé  en  pro  del  león,  e  trabajé  enle  traer  el  buey  que  (7) 
me  ha  echado  de  mi  dinidat?*  Dixo  Calila:  <íPues 
acaegió  ati  lo  que  acaesgió  al  r religioso.»  Dixo  Dim- 
na:  <!-^Et  cómo  fue  eso?» 

Dixo  Calila:  «.Dizen  que  un  r religioso  ovo  de  un 
rrey  unos  paños  muy  nobles^  et  violos  un  ladrón  et  ovo 
enbidia  dellos  et  guisó  arte  como  gelos  furtase  (8),  et 
entró  al  r religioso  et  dixole:  «.Quiérote  fazer  conpania 


y  halló  que  tenía  seso  y  discernimiento;  y  le  confió  sus  secretos 
y  se  aconsejó  con  él  en  todos  los  asuntos;  y  no  pasaba  día  desde 
que  lo  tenía  con  él  que  no  le  admirase  más  y  se  pagase  más  de 
él  y  le  aumentase  su  privanza,  hasta  que  fué  el  más  íntimo  y  de 
mayor  dignidad  entre  sus  amigos. 
(i)     Sengeba  —  C.  y  J.  el  toro 

(2)  sin  él  e  —  Falta  en  C,  pero  está  en  j. 

(3)  C.  conpaña,  y  que  él  (el  toro)  había  llegado  a  ser  compa- 
ñero de  cámara  y  de  conversación  y  de  diversiones,  lo  envidió 
con  toda  envidia  y  llegó  a  tenerle  el  mayor  odio  (*)  que  tenerse 
puede,  et 

(4)  Hermano,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(5)  maravillas  — B.  maravilles 

(6)  mi  fual  seso — En  C.  ^^-^",  en  vez  de  ^-\j  ^^,  como 
se  lee  en  J.,  conforme  con  *él  texto  castellano." 

(7)  C.  cómo  trabajé  y  pensé  e.  p.  d.  león  y  descuidé  mi  propia 
conveniencia  y  la  perjudiqué  al  traerle  a  quien  (**)  7ne 

(8)  C.  enbidia  de  los  paños  que  vestía  el  religioso,  et  —  J.  en- 
bidia de  los  paños,  y  trabajó  para  quitárselos,  et 

(*)      odio,  (.-«lá>v.s. — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 
(**)     J«  conveniencia  al  traer  junto  al  icón  a  un  toro  que  nte 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  83 

e  aprender  deti-»  (i).  Et  el  rr  eligió  so  otorgógelo  (2)  et 
fizo  vida  conél,  e  servidle  bien  atanto  que  se  aseguró  el 
rreligioso  eizél  e  fió  del,  e  puso  su  fazienda  en  su 
MANO.  E  el  ladrón  cató  ora  que  el  7'religioso  fuese  des- 
viado, et  (3)  tomó  los  paños,  et  fuese  con  ellos.  Et 
quando  el  rreligioso  falló  los  paños  menos,  luego  supo 
que  aquél  gelos  fin-tara,  et  fuese  en  busca  del  (4),  et 
yendo  para  mía  cibdat  a  que  dezian  Mayat  (^),  falló 
cnel  camino  dos  cabj'ones  moflieses  peleando  et  e?ipu- 
xdndose  conlos  cuernos,  et  salióles  mucha  (6)  sangre,  et 
vino  ima  gulpeja  et  contengo  de  lamer  aquella  sangre 
entre  ellos,  et  estando  ellcc  lamiendo  la  sangre,  cogié- 
ronla amos  los  cabrones  en  medio  (7)  e  matáronla^  et 

ESTO  AOJO  DEL  RRELIGIOSO. 

■»Desi  fíese  para  la.  cibdat  a  buscar  al  07ne,  et  posó 


(i)     C.  detí  y  tomar  tus  buenos  modales. 

(2)  Et  e.  rr.  otorgógelo  —  Falta  en  C.|  pero  no  en  J. 

(3)  C.  concl,  procurando  imitar  la  vida  de  religioso.  Y  sirvió 
al  religiosio  y  se  le  mostró  atento  en  su  servicio,  y  le  respetó 
hasta  que  notó  un  descuido  en  él,  y  (*)  to?}ió 

(4)  Et  quando...  del — Así  en  j. — C.  Véase  la  nota  siguiente. 

(5)  C  falló  de  menos  al  hombre  y  los  paños,  pensó  en  que  su 
compañero  [se  los  había  hurtado]  y  fuese  en  su  busca,  según  sus 
sospechas,  dirigiéndose  en  busca  de  él  hacia  una  ciudad  de  las 
ciudades  (**),  y  falló 

(6)  C.  monteses  que  se  herían  con  los  cuernos;  y  tanto  duró  la 
pelea,  que  les  salió  sangre, 

(7)  C.  medio  sin  advertirlo  ella,  e 

(*)  servicio,  tanto  que  el  religioso  se  ñó  de  él  y  se  confió  en  él.  Mas 
el  ladrón  le  observaba  con  atención,  hasta  que  cuando  ya  se  vio  seguro 
y  halló  oportunidad,  tomó 

(**)  ciudad  de  las  ciudades,  en  árabe  madinati  min  almadain.  Tal 
vez  este  plural  almadain  explique  el  uorubre  de  Mayat  que  da  a  la  ciu- 
dad nuestra  versión. 


84  CALILA   y   DIMNA 


con  una  miiger  juala^  alcahueta  (i),  et  la  muger  avia 
ima  ma7igcba  que  (2)  se  avia  enamoi'ado  de  un  orne,  et 
non  queria  a  otro  ninguno,  et  enesto  fazia  daño  a  su 
ama,  p07'qtte  perdía  la  soldada  que  le  dava,  por  aquel 
Cine  (3);  e  trabajóse  de  jnatarlo  aquella  noche  que  ospe- 
dava  al  rreligioso^  et  dio  a  bever  ala  mangeba  e  al 
orne  tanto  de  vino  puro,  fasta  que  se  embeodaron  et  se 
dorniieron  (4).  Entonge  tomó  ella  veganbre  que  avia 
puesto  (5)  e7i  una  caña  por  lo  echar  al  ome por  las  7iari- 
zes  (6),  e  puso  la  boca  enla  caña  por  soplar.  Etporfazer 
ella  esto,  dio  un  estornudo  ante  que  huyase  soplar  y  et 
cayó  aella  la  veganbre  enla  garganta  (7),  e  cayó  muer- 
ta,  et  todo  esto  aojo  del  rrcligioso. 

•»Desi  amaiicgió,  et  fuese  el  rr  eligió  so  a  buscar  el 
ladrón  a  otro  lugar,  et  ospedólo  un  ome  bueno  car- 
pentero  (8),  et  dixo  asu  muger:   ^Onvra  aeste  ome 


(i)  C.  fuese  el  religioso,  hasta  que  llegó  a  la  ciudad  y  entró 
en  ella  al  anochecer;  y  no  encontró  posada  ni  albergue  sino  en 
casa  de  una  mujer  prostituta,  ama  de  prostitutas,  y  se  hospedó 
en  ella,  et 

(2)  C.  y  J.  mangeba  asalariada.  Y  esta  manceba  se 

(3)  C.  daño  a  la  mujer,  en  la  ganancia  que  había  de  obtener 
del  salario  de  la  manceba,  por  lo  que  odiaba  al  hombre  de  quien 
estaba  enamorada  la  manceba;  e 

(4)  C.  bever  al  hombre  de  v.  p,,  f.  que  quedó  vencido  y  se 
durmió,  y  durmió  la  manceba  con  él.  Y  cuando  estuvieron  en 
profundo  sueño,  entonce 

(5)  J*  ^^^'^  preparado  en  —  C.  avía  preparado  y  puesto  en 

(6)  poi-  las  narizes,  —  Así  en  J.  —  C.  por  el  trasero, 

(7)  C  puso  un  extremo  de  la  caña  en  el  trasero  del  hombre  y 
el  otro  extremo  en  la  boca  de  ella;  y  sucedió  que  antes  que  ella 
soplase  en  la  caña  salió  una  ventosidad  del  trasero  del  hombre 
y  voló  el  veneno  a  la  garganta  de  la  mujer,  e 

(8)  C.  y  J.  ospedólo  un  zapatero,  et 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  85 


bueno,  et  piensa  bien  dél{i),  ca  me  llamaron  unos  mis 
amigos  a  bcvcr  (2),  et  non  me  tornaré  si  non  bien 

TARDE.» 

>Et  esta,  muger  avia  un  amigo  y  et  era  alcahueta  entre 
ellos  una  muger  de  un  su  veziíio,  et  ruándole  (3)  que 
fuese  a  su  amigo  et  que  le  feziese  saber  que  su  marido 
era  conbidado  (4),  e  que  non  tornaría  si  non  beudo  e 
[a]  grant  noche.  Et  AÍno  el  amigo  et  asentóse  ala 
puerta  atendiendo  mandado.  Et  enesto  vino  el  car- 
pintero su  marido  della,  de  aquel  lugar  do  fuera,  e 
vio  el  amigo  de  su  muger  ala  puerta,  et  avíalo  ante 
sospechado.  Et  ensañóse  contra  su  muger,  e  entró 
aella  (5)  e  firióla  muy  mal,  e  atóla  aun  pilar  del  pala- 
cio. Pues  qu'él  fué  adormido  e  dormieron  todos, 
tornó  aella  la  muger  del  alhageme,  e  díxole:  «Mucho 
ha  (6)  estado  [el  hombre]  ala  puerta.  ;Qué  me  man- 
das?» Dixo  la  muger  del  carpintero  (7) :  «Tú  vees 
cómmo  esto  (8),  e  si  tú  quisieres,  fazer  meas  bien,  e 


(i)  C.  y  J.  muger:  «Mira  por  este  religioso,  hónrale  y  prepárale 
buen  alojamiento,  ca 

(2)  J.  bever,  y  en  seguida  se  fué.  —  C.  amigos  a  un  convite.  Y 
se  fué  el  zapatero. 

(3)  C.  muger  de  un  alfajeme,  y  mandó  la  mujer  del  zapatero  a 
la  mujer  del  alfajeme  que 

(4)  C.  era  con  sus  amigos,  e 

(5)  C.  Et  vino  el  hombre  al  anochecer,  et  a.  ala  p.,  atendiendo 
a  la  mujer.  Et  vino  el  zapatero  a  su  casa  cuando  ya  era  de  noche, 
y  estaba  borracho.  Y  cuando  vio  al  hombre  que  estaba  a  la  puerta 
de  su  casa,  como  ya  tenía  sospechas  de  el  antes  de  esto,  ensa- 
ñóse y  entró  en  su  casa  y  cogió  a  su  mujer  e  firióla 

(6)  ha  — A.  y  B.  he 

(7)  carpintero :  —  C.  zapatero,  y  así  en  todo  el  cuento. 

(8)  «Tú  V.  c.  esto,  e  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


86  CALILA   Y   DIMNA 


desatar  mehás,  e  atarte  yo  en  mi  lugar  un  poco.  Et 
ir  mehé  para  él,  e  tornarmehé  luego  para  ti»  (i). 

»E  fizólo  así  la  muger  del  alhageme,  e  desatóla  e 
atóse  así  mesma  en  su  lugar  (2).  E  despertó  el  car- 
pentero  ante  que  tornase  su  muger  e  llamóla  [muchas 
vezes  por  su  nonbrej  e  [la  muger  del  alhageme]  non 
le  rrespondió  por  miedo  que  non  conosgiese  su  boz. 
Desí  llamóla  muchas  vezes,  e  non  le  rrespondió.  Et 
ensañóse  (3)  e  levantóse  con  un  cuchillo  enla  mano, 
e  cortóle  las  narizes,  e  díxole  :  «Toma  tus  narizes  e 
preséntalas  (4)  atu  amigo.»  Et  pues  que  fue  tornada 
la  muger  del  carpentero  e  vio  asu  conpañera  de  aque- 
lla guisa  (5),  desatóla  e  atóse  en  su  lugar.  Et  tomó 
la  muger  del  alhageme  sus  narizes  e  fuese,  veyendo 
esto  (6)  el  rreligioso. 

»Et  pensó  la  muger  del  carpentero  de  aquello  en 
que  era  caída,  e  de  que  era  sospechada,  e  algo  su  boz, 
e  dixo  (7):  «¡Ay  Dios,  Señor!;  ya  vees  mñ  flaqueza,  et 


(i)  C.  fazerme  bien,  desátame  y  átate  en  mi  lugar,  para  que 
yo  vaya  con  mi  amigo. — J.  lugar,  hasta  que  yo  vaya  y  me  disculpe 
ante  él  y  vuelva  en  seguida. 

(2)  e  desatóla  e  a.  a.  m.  e.  s.  lugar.  — Falta  en  C. — J.  E  acce- 
dió la  muger  d.  a.,  e  desatóla;  y  envióla  hacia  el  hombre  e  atóse 
a.  m.  e.  s.  1.  E 

(3)  C.  llamóla  por  su  nombre  muchas  veces  :  a  todo  esto  no 
contestaba  la  mujer  del  alfajeme.  Y  aumentó  su  saña  e 

(4)  C.  «Toma  esto  y  preséntalo  a 

(5)  C.  vio  a  la  mujer  del  alfajeme  mutilada  y  que  su  marido 
dormía,  desatóla 

(6)  C.  tomó  la  otra  sus  narices  en  la  mano  y  se  fué  a  su  casa 
desesperada.  Todo  esto  a  vista  y  oídos  del 

(7)  C.  Et  en  seguida  la  mujer  del  zapatero  alzó  su  voz  e  invocó 
a  su  Señor  y  le  suplicó  y  comenzó  a  rogar  y  a  decir:  «¡Ay — J.  En 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  87 


mi  poco  poder,  et  quanto  mal  me  ha  fecho  mi  marido 
a  tuerto,  seyendo  yo  sin  culpa.  A  ti  rruego  e  pido 
por  m.erged  que  si  yo  só  sin  culpa,  e  salva  délo  que 
me  apone  mi  marido,  que  tú  torrnes  mis  narizes  sa- 
nas así  commo  ante  eran,  e  demuestra  y  tu  miraglo.> 
Desí  llamó  a  su  marido  e  dixo:  «Levántate,  traydor, 
falso,  e  verás  el  miraglo  de  Dios  en  torrnar  me  mis 
narizes  sanas  así  commo  ante  eran.»  Et  el  marido 
dubdó,  e  díxole  :  «<;Qué  es  esto  que  dizes,  fechizera 
mala?»  Et  levantóse  e  encendió  lunbre,  e  fuela  a  ver. 
Et  quando  le  vio  sus  narizes  sanas,  pidióle  pardón,  e 
rrepentióse,  e  escusósele  de  su  pecado  (i). 

»Et  pues  que  llegó  la  muger  del  alhageme  asu  casa, 
pensó  en  arte  por  do  saliese  de  aquello  [en]  que  era 
caída.  Et  quando  era  gerca  del  día,  pensando  e  di- 
ziendo  en  su  coragón  (2) :  «^'Cómmo  escusaré  ami 
marido  e  amis  parientes,  de  mis  narizes  cortas?»  Et 


seguida  la  mujer  del  zapatero  comenzó  a  suplicar  y  a  llamar  a  su 
marido  que  la  había  afeado,  y  a  decir  :  «¡Ay 

(i)  C.  «¡Dios!;  si  mi  marido  ha  procedido  injustamente  con- 
tra mí,  tómame  mis  narices  sanas.»  Díjole  el  marido :  «¿Qué  es 
lo  que  dices,  hechicera?»  Y  dijo  ella  :  «Levántate,  malhechor,  y 
mira  tu  hecho  y  cómo  lo  ha  reparado  Dios  en  contra  tuya;  y  por 
su  misericordia  hacia  mí,  por  mi  inocencia  de  lo  que  me  impu- 
tabas, me  ha  devuelto  Dios  mis  narices  sanas.»  Y  se  levantó  él, 
encendió  lumbre,  miró  a  su  mujer,  viole  las  narices  sanas,  se  arre- 
pintió de  su  pecado  ante  su  Señor  y  excusóse  ante  su  mujer  y 
le  pidió  que  le  perdonara. 

(2)  C.  casa  pensó  en  un  ardid,  y  dijo :  «<Cómmo — J.  En  cuanto 
a  la  mujer  del  barbero,  pues  cuando  llegó  a  su  casa  pensó  en 
buscar  excusa  ante  su  marido  y  familia  de  la  cortadiu-a  de  sus 
narices  y  de  su  conducta.  Y  cuando  estuvo  cerca  la  aurora,  des- 
pertó el  barbero,  etc. 


88  CALILA   Y   DIMNA 


enesto  despertó  su  marido,  et  dixo  ala  muger  (i) : 
«Dame  mi  ferramienta  toda,  ca  me  quiero  ir  de  ma- 
ñana aun  noble  omne»  (2).  Et  ella  non  le  dio  si  non 
la  navaja.  E  él  díxole  :  «Dame  mi  ferramienta  toda.* 
E  diole  de  cabo  la  navaja  (3).  E  él  ensañóse,  e  echóla 
en  pos  de  ella  alóbregas.  E  dexóse  ella  caer  en  tie- 
rra, e  dio  grandes  bozes  (4),  e  dixo  :  «¡Ay  mi  nariz, 
mi  nariz!»  Vinieron  sus  parientes  e  prisieron  al  ma- 
rido, e  leváronlo  al  álcali  e  mandó  el  alcalld  justigiar- 
[lo]  (5).  Et  en  levándolo  a  justiciar  encontrólos  el 
rreligioso,  e  llegóse  al  alcalld,  et  dixo:  «-Dios  te  salve, 
non  seas  en  duda,  ca  (6)  el  ladrón  non  furto  amí  los 
PAÑOS,  nin  la  gulpeja  non  la  mataron  los  cabrones, 
nin  el  alcahueta  non  la  mató  la  vedeganbre,  nin  la 
muger  del  alhageme  non  le  tajó  su  m.arido  las  nari- 
zes  (7),  mas  nos  (8)  mismos  le  fezimos.»  Rogóle  el 


(i)  C.  Et  despertó  su  marido  al  amanecer  y  le  dijo :  «Dame  — 
J.' dispertó  el  barbero  y  dijo  a  su  mujer  :  «Dame 

(2)  J.  ir  a]un  noble.  —  C.  ir  a  afeitar  a  un  n.  o.  de  la  ciudad.»  Et 

(3)  E  él  díxole...  navaja.  —  Así  en  j.  —  En  C.  falta  esta  segunda 
petición  del  barbero,  lo  mismo  que  en  el  original  sánscrito. 

(4)  C.  y  J.  bozes  y  grandes  gemidos,  e 

(5)  C.  nariz!»  Y  no  cesó  de  lamentarse  hasta  que  vino  su  fa- 
milia y  parientes  y  se[lo]  llevaron  con  ella  ante  el  cadí,  que  le 
dijo  :  «^Qué  te  movió  a  cortar  la  nariz  a  tu  mujer?»  Y  no  tenía 
excusa  que  pudiese  alegar  por  ello,  y  mandó  el  cadí  que  el  bar- 
bero fuese  castigado.  Et — J.  parientes  y  la  vieron  en  tal  estado 
y  cogieron  al  barbero  y  fueron  con  él  ante  el  cadí. 

(6)  A.  Sofridvos  un  poco  por  amor  de  Dios  e  dezir  vos  he 
todo  lo  que  contesgió:  «Sabed  qu' —  C.  dixo:  «No  tengáis  duda, 
joh  cadí!,  pues  en  verdad  que  el — J.  dixo:  «¡Oh  juez!  No  dudéis 
en  este  asunto;  pues  ciertamente  el 

(7)  las  narizes,  — Falta  en  C,  pero  está  en  j. 

(8)  nos  —  A.  y  B.  no 


DEL  LEÓN  E  DEL   BUEY 


alcalld  que  gelo  departiese  todo  commo  era,  e  díxole 
toda  la  estoria  fasta  en  cabo»  (i). 

Dixo  Dimna  :  «Entendido  he  lo  que  dexiste,  e  se- 
meja ami  fazienda,  e  por  buena  fe  non  me  mata  amí 
si  non  3^0  mesmo;  enpero  ^-qué  faré  agora?»  Dixo  Ca- 
lila: «Dime  tú;  ^-qué  es  el  tu  consejo  a  esto?»  Dixo 
Dimna :  «Dígote  de  mí,  que  yo  non  quiero  demandar 
mayor  honrra  de  la  que  avia,  nin  mayor  lugar  del  que 
tenía;  mas  quiero  buscar  arte  para  torrnar  en  mi  dig- 
nidat  (2).  Ca  tres  (3)  cosas  son  en  que  deve  omne 
parar  mientes  :  enel  daño  e  enel  pro,  enel  tienpo 
que  es  pasado,  por  tal  que  se  guarde  de  aver  daño  e 
pugnar  de  obrar  el  pro;  et  catar  otrosí  las  cosas  enel 
tienpo  en  que  está,  por  atener  alas  que  le  plazen,  e 
fuir  délas  que  se  despaga.  Otrosí  [en]  el  tienpo  que 
es  por  venir  deve  parar  mientes,  por  esperar  la  pro, 
e  fuir  el  daño  e  el  mal  (4).  Et  yo  parando  mientes  en 


(i)  J.  departiese  todo,  y  él  le  contó  la  historia.  —  C.  todo,  y 
él  se  lo  contó.  Dijo  Calila  a  Dimna :  «Y  tú  también  has  hecho 
esto  por  ti  mismo.» 

(2)  C.  Dimna :  «En  cuanto  a  mí,  pues  no  puedo  buscar  ahora 
sino  tornar  a  mi  dignidat.  Ca — J.  Dimna:  «En  cuanto  a  mí,  pues 
no  espero  aumentar  mi  dignidad  con  el  león  más  de  lo  que  la 
tenía,  pero  procuraré  tornar  al  estado  en  que  respecto  de  él  me 
encontraba.  Ca 

(3)  tres  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(4)  C.  deve  el  sabio  parar  mientes  y  emplear  su  astucia  (*)  en 
ellas.  Una  es  mirar  al  daño  y  al  pro  [que  le  haya  ocurridol  en  lo 
pasado,  para  guardarse  de  que  el  daño  que  haya  sufrido  vuelva 
a  él,  y  proceder  hábilmente  como  convenga  al  provecho  que 


enj 


(*)      i^W.X:Sto\   debe   corregirse  en  C,  en   ^]L^r>.i,  como  se  lee 


gO  CALILA   Y  DIMNA 


mi  fazienda,  que  he  esperanza  que  tornaré  en  ini  dini- 
dat  de  que  só  quitado,  non  fallo  (i)  cosa  que  mejor 
me  sea  que  guisar  commo  pierda  la  vida  Sengeba,  et 
que  si  yo  lo  pudiere  guisar,  que  cobre  mi  estado  en 
que  era  conel  rrey.  E  quigá  será  esto  bien  para  el 
león,  ca  están  sobejano  [el]  amor  que  él  ha  con  Sen- 
geba,  [que]  le  f era  ser  despregiado  e  abiltado  de  sus 
vasallos-»  (2). 

Dixo  Calila  :  «Yo  non  veo  que  por  Sengeba  venga 
al  león  pro  (3)  nin  daño.»  Dixo  Dimna  :  «Acaesge  al 


disfrutó,,  y  emplear  su  astucia  para  que  vuelva  a  él  (*).  Otra  es 
mirar  al  beneficio  y  al  daño  en  lo  presente,  y  hacer  por  que  se 
le  consolide  el  beneficio  sin  cesar  de  disfrutarlo,  y  por  salir  del 
daño  con  su  esfuerzo;  y  la  otra  es  mirar  al  beneficio  que  espera 
en  el  porvenir  y  al  daño  que  teme,  y  luego  prepararse  para  lo 
que  espera  y  precaverse  contra  lo  que  teme.  Et 
(i)    a.  fallé 

(2)  A.  es  cosa  que  le  está  mal  e  que  le  travan  enella  mucho 
et  ale  de  ser  despregiado.»  —  C.  non  fallo  sino  emplear  mi  astucia 
con  el  toro  para  que  pierda  la  vida,  y  esto  es  lo  que  ha  de  salvar 
mi  asunto;  y  quizá  sea  esto  para  bien  del  león,  porque  se  ha 
excedido  en  el  asunto  del  toro  tan  excesivamente,  que  despre- 
cia su  propio  consejo  y  se  atrae  el  odio  de  toda  su  corte.» — J.  non 
fallo  ardid  ni  manera,  sino  emplear  la  astucia  con  el  comedor  de 
hierba  ése,  para  que  pierda  la  vida;  y,  ciertamente,  si  aparto  de 
él  al  león,  volverá  a  mí  la  dignidad  que  tenía.  Y  tal  vez  esto  sea 
para  bien  del  león;  pues  el  exceso  de  la  privanza  que  con  él  tiene 
el  toro,  es  cosa  que  le  envilece  y  le  perjudica  en  sus  asuntos.» 

(3)  C.  non  veó^  que  al  león,  ni  por  el  lugar  que  ocupa  el  toro 
respecto  de  él  ni  por  su  elevada  dignidad,  le  venga  desprecio  nin 

(*)  Esta  frase  debe  estar  alterada  en  C.  Está  más  clara  en  J.,  que 
dice:  [Una]  de  ellas,  mirar  al  daño  y  al  pro  [que  ha  sufrido]  en  lo  pasa- 
do, para  guardarse  del  daño  que  sufrió  en  lo  pasado,  para  no  volver  a 
sufrir  este  daño;  y  desear  el  beneficio  que  ha  disfrutado  y  emplear  su 
astucia  para  volver  a  disfrutarlo. 


DEL   LEÓN  E   DEL   BUEY  9I 


rrey  (i)  por  rrazón  de  la  mala  andangia  perder  los 
leales  vasallos  e  los  buenos  defensores  (2);  et  acaes- 
gE  por  rrazón  déla  guerra  (3)  contienda  e  discordia 
entre  los  omnes;  et  acaesqe  por  rrazón  del  vigió 
amar  las  mugeres  e  las  fablas  e  bever  e  cagar  et  tales 
cosas;  e  acaesqel  por  rrazón  déla  crueldad  denostar 
et  ferir  (4)  sin  mesura;  e  acaesqel  por  rrazón  del 
tienpo  sequedat  e  mortandat  e  pestilengia  e  perderse 
los  frutos  (5);  et  acaesqel  por  rrazón  déla  sandez  (6) 
usar  braveza  en  lugar  de  mansedunbre  e  mansedun- 
bre  en  lugar  de  braveza;  e  el  león  es  muy  ayuntado 
a  Sengeba  atanto  que  lo  faze  su  egual>  (7).  Dixo  Ca- 


(i)  C.  Dimna :  «Sucede  que  el  león  ya  siente  por  el  toro  tal 
pasión,  que  desprecia  a  todos  los  demás  consejeros  y  les  ha  pri- 
vado por  él  de  todos  sus  beneficios.  Pues  acaece  al  rey  —  por 
causa  de  seis  cosas,  que  son :  la  malandanza,  la  guerra,  el  capri- 
cho, la  crueldad,  el  tiempo  y  la  sandez  —  por 

(2)  C.  defensores  y  los  fieles  consejeros  y  los  administradores 
inteligentes  y  los  bravos  guerreros  y  los  leales;  y  se  le  apartan 
los  demás  semejantes  a  éstos;  et 

(3)  C.  guerra,  que  prueba  a  los  hombres  en  sus  lances,  con- 
tienda 

(4)  C.  crueldad,  excederse  en  la  cólera  hasta  dejar  que  la 
lengua  proceda  a  su  capricho  injuriando  y  la  mano  violentando 
sin 

(5)  C.  tienpo,  pues  él  es  el  que  aflige  a  los  hombres  con  se- 
quedat (*)  e  m.  e  p.  e  p.  1.  frutos  y  cosas  semejantes;  et 

(6)  A.  grandez 

(7)  e  el  león...  egual.*  — J.  e  el  león  siente  por  el  toro  tal  pa- 
sión como  ya  te  he  dicho,  que  le  ha  de  deshonrar  y  perjudicar 
en  su  facienda.»  Dixo  —  Esta  frase  de  J.,  que  tiene  su  lugar  aquí 

(*)  sequedat,  wuXj\,  palabra  que  en  los  diccionarios  árabes  tiene  la 
significación  general  de  mal,  iniquidad;  pero  una  de  las  significaciones 
del  verbo  «.-¿o  es  exponer  algo  al  sol. 


CALILA   Y   DIMNA 


lila  :  «(jCómmo  puedes  tú  matar  a  Sen(:eba,  e  es  más 
valiente  que  tú  e  más  fuerte  e  [ha]  más  mando  e  ha 
más  vasallos  e  más  amigos?»  (i).  Dixo  Dimna:  «Non 
cates  (2)  a  eso  (3),  ca  todas  las  cosas  non  se  fazen  por 
fuerga,  et  algunt  flaco  llegó  con  su  faldrimiento  e  con 
sus  artes  e  con  su  enseñamiento  alo  que  non  pueden 
fazer  muchos  fuertes  e  muchos  valientes  (4).  ^jNon 
te  dixieron  de  cómmo  mató  un  cuervo  auna  culebra 
con  su  arte  e  con  su  enseñamiento  e  con  su  suavi- 
dat?»  Dixo  Calila:  «^-E  cómmo  fue  eso?» 

Dixo  Dimna:  «Dizen  que  un  cuervo  avía  su  nido 
en  un  árbol  enel  monte,  et  avía  gerca  del  una  cueva 
de  una  culebra.  Et  cada  que  sacava  los  pollos  comía- 
gelos  la  culebra  (5).  Et  después  que  gelo  ovo  fecho 
muchas  de  vezes,  ovo  [el  cuervo]  muy  grant  cuyta,  e 
querellóse  aun  su  amigo  délos  lobos  gervales,  et  dixo: 
[«Quiero  consultarte  un  asunto  que  medito,  por  si  te 


se^-ún  la  versión  castellana,  se  halla  en  C.  antes.  Véase  la  nota  i 
de  la  página  anterior. 

(t)  C.  «¿Cómmo  podrás  con  el  toro,  que  es  más  valiente  que 
tú  (*)  y  tiene  más  vasallos?»  Dixo 

(2)  A.  antes 

(3)  C.  y  J.  cates  a  mi  pequenez  y  debilidad,  ca 

(4)  C.  fuerga  y  violencia;  que  un  débil  afligido  por  la  peque- 
nez y  debilidad,  ya  triunfó  del  león.  ¿Non — J.  fazen  por  la  de- 
bilidad, ni  por  la  fuerza,  ni  por  la  pequenez,  ni  por  la  grandeza, 
ni  por  la  corpulencia;  que  frecuentemente  un  pequeño  débil 
triunfa  con  su  arte,  habilidad  y  seso,  de  lo  que  no  triunfaron  mu- 
chos fuertes.  ¿Non 

(5)  C.  pollos  el  cuervo  todos  los  años,  subía  la  culebra  al  nido 
y  se  comía  los  pollos.  Et 

(*)     J.  tú  y  más  honrado  ante  el  león  que  tú,  y 


DEL   LEÓN   E   DEL  BUEY  93 


parece  bien  y  me  ayudas.»  E  dixo:  «^'Cuál  es?»  Dixo:] 
«Quiero  ir  ala  culebra  e  picarle  he  los  ojos,  e  por 
ventura  quebrantármelos  he;  e  si  tú  meló  consejares, 
avré  esperanza  de  folgar.»  Díxole  su  amigo  (i):  «¡Ay 
qué  mala  arte  es  esa  que  tú  cuydas  fazer!  Trabájate 
de  ál,  porque  ayas  lo  que  quieres,  e  que  non  faga  ella 
mal  (2).  Et  guárdate  que  non  seas  tal  commo  la  garga 
que  quiso  matar  al  cangrejo  e  mató  asise.»  Dixo  el 
cuervo:  «¿Cómmo  fue  eso?» 

»Dixo  el  lobo  gerval:  «Dizen  que  era  una  garga, 
e  (3)  avía  fecho  su  nido  en  una  rribera  muy  vigiosa, 
do  avía  muchas  truchas  (4).  E  envegegió  e  non  po- 
día pescar,  e  ovo  fanbre  (5),  e  trabajóse  de  engañar 

AQUELLAS    TRUCHAS    E    AQUEL    PESCADO,    C    demOStrÓ 

muy  grant  tristeza  e  cuydado  (6).  E  viola  un  cangrejo 
de  alueñe.  Vínose  para  ella,  et  díxole:  «¿Qué  as  que 


(i)  C.  culebra  y  quebrarle  los  ojos.»  Dixo  el  lobo  cerval: 
«¡Ay — J.  culebra  cuando  esté  durmiendo  y  picarle  los  ojos  y  que- 
brárselos, por  ver  si  puedo  descansar  de  ella.»  Dixo  el  lobo 
cerval:  «jAy 

(2)  C.  y  J.  fazer!  Busca  otro  artificio  con  el  cual  triunfes  de  la 
culebra  sin  daño  y  sin  peligro  para  ti.  Et 

(3)  J.  «Dizen  que  una  garza  avía — C.  ger\'al :  «Había  una  garza 
que  quería  matar  a  un  cangrejo  (*),  habiendo  (ella)  fecho 

(4)  J.  truchas,  y  comía  de  ellas.  —  C.  truchas,  y  vivía  allí  desde 
que  había  nacido.  E 

(5)  C.  y  J.  ovo  mucha  fanbre  y  fatiga,  e 

(6)  C.  trabajóse  de  buscar  un  ardid  y  sentóse  contristada.  E — 
J.  e  sentóse  contristada  y  trabajóse  en  buscar  un  ardid  para  su 
facienda,  y  pasó  un  cangrejo  e  viola,  etc. 

(*)  que  q.  m.  a  u.  cangrejo, — Falta,  como  se  ve  en  J.,  en  el  texto  cas- 
tellano y  también  en  el  original  indio. 


94  CALILA   Y   DIMNA 


estás  triste  e  cuydosa?»  (i).  Dixo  la gar^a:  «^Qué  más 
wal puedo  yo  aver  délo  que  he}  Cayo  (2)  solía  bevir  de 
las  truchas,  e  acaesgió  oy  que  vi  (3)  dos  pescadores 
benir  aeste  nuestro  lugar,  et  dixo  el  uno  al  otro: 
«¿Por  qué  non  echamos  alguna  vez  la  rred  aquestas 
»truchas  que  son  en  aqueste  lugar?»  (4).  Dixo  el  otro: 
«Mas  vayamos  aun  lugar  que  yo  sé,  do  ay  muchas 
3> truchas,  e  comengemos  y,  e  desí  vengamos  acá  e 
:^ abarrer  las  emos»  (5).  E  yo  sé  que  si  ellos  oviesen  ya 
acabado  de  pescar  aquellas  aque  fueron,  que  ya  torr- 
nados  serían;  e  non  fincaría  aquí  ninguna  que  las  non 
pesquen,  e  enesto  es  mi  muerte,  e  mi  desfallegi- 
miento»  (6). 

i'Et  fuese  el  cangrejo  a  todas  las  truchas  e  pesca- 
dos, e  fízogelo  saber.  E  viniéronse  todas  para  [conse- 
jarse de]  ella,  e  dixiéronle :  «Venimos  nos  para  ti  que 
nos  consejes  (7),  ca  el  omne  entendido  non  dexa  de 


(i)  C.  díxole :  « ¿Por  qué  te  veo  así  afligida? »  Dixo  —  J.  co- 
mo A. 

(2)  A.  ella :  «Más  mal  que  bien 

(3)  J*  g<^^('^-  '^C^  cómo  no  he  de  estar  triste,  si  yo  solía  vivir 
de  los  peces  que  pescaba  de  aquí,  y  he  visto  hoy  dos  —  C.  «¿Y 
cómo  no  he  de  estar  así,  cuando  ha  sido  mi  sustento  hasta  hoy  lo 
que  he  podido  pescar  de  los  peces  de  aquí,  uno  o  dos  peces  al 
día,  y  me  sustentaba  con  ellos,  sin  que  por  esto  disminuyeran 
mucho  los  peces?  Pero  he  visto  hoy  dos 

(4)  J.  al  otro:  «Aquí  hay  muchos  peces.  ¿Por  qué  no  pesca- 
mos aquí  primero?»  Dixo  —  C.  al  otro:  «Veo  aquí  muchos  peces: 
pesquemos  aquí  ahora.»  Dixo 

(5)  C.  truchas,  y  quiero  que  comencemos  allí,  y  cuando  aca- 
bemos que  nos  volvamos  aquí;  y  permaneceremos  aquí  hasta 
que  no  quede  una.»  E 

(6)  e  mi  desfallecimiento,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  C.  consejes;  pues  aconséjanos,  ca — J.  como  A. 


DEL   LEÓN  E  DEL   BUEY  95 


consejar  con  su  enemigo  seyendo  de  buen  consejo, 
enlas  cosas  que  se  puede  del  ayudar.  Et  (i)  en  bevir 
nos,  as  tú  pro  e  bien;  pue(de)s  conséjanos.»  Díxoles: 
«Nos  non  le[s]  podemos  contrastar  (2);  mas  yo  sé  un 
lugar  de  un  piélago  muy  grande,  do  ha  mucha  agua  e 
mucho  bien.  Et,  si  vos  quisierdes,  Vayamos  nos  allá, 
ca  enesto  vos  yaze  pro  e  salud»  (3).  Dixieron  ellas: 
«¿•Equién  nos  fará  este  bien  si  non  tú?»  (4).  Dixo  ella: 
«Fazer  lohé  a  honrra  de  vos»  (5).  Comengó  a  levar 
dellas  dos  a  dos  cada  día,  e  levávalas  auna  rribera  (6) 
e  comíalas.  E  vínose  aella  el  cangrejo  e  díxole  (7): 
«Yo  miedo  he  eneste  lugar,  e  si  tú  me  levares  farías 
bien.»  Llevólo  fasta  que  llegó  al  lugar  do  las  comía, 
et  vido  el  cangrejo  las  espinas  délas  truchas  ayunta- 
das (8).  Entendió  que  ella  las  comía  e  que  otro  tal 


(i)    C.  ayudar  o  perjudicar.  Y  tú  eres  de  buen  consejo,  et  en 

(2)  C.  dixo  la  garza :  «En  cuanto  a  luchar  con  los  pescadores 
y  vencerlos,  pues  ni  está  en  mí  ni  conozco  arte  para  ello;  mas 

(3)  C.  agua  buena,  y  en  él  un  cañaveral;  y  si  pudiereis  trasla- 
daros a  este  lago,  allí  está  vuestra  salvación  y  abundancia.»  Di- 
xieron 

(4)  «¿E  quién...  tú?» — Así  en  J.  —  C.  «¿Y  cómo  hemos  de  po- 
der trasladarnos  nosotros  si  no  nos  llevas  tú  allí?»  Dixo 

(5)  C.  lohé  por  vos;  pero  poco  a  poco,  que  tal  vez  los  pes- 
cadores no  se  den  cuenta  de  mí  hasta  que  yo  haya  terminado.» 
Comengó  —  En  J.  falta  esta  frase. 

(6)  rribera  —  C.  y  J.  y  en  el  original  sánscrito,  colina 

(7)  C.  E  no  se  enteraban  de  esto  las  que  quedaban,  hasta  que 
un  día  dijo  e  ella  al  cangrejo:  «Yo 

(8)  C.  lugar,  llévame,  pues,  a  ese  estanque.»  Y  tomó  la  garza 
al  cangrejo,  hasta  que  llegó  a  uno  de  los  sitios  do  comía  los  pes- 
cados, y  miró  el  cangrejo  y  vio  muchas  espinas  de  las  de  los  pe- 
ces, y  entendió 


CALILA  Y   DIMNA 


quería  fazer  aél,  et  dixo  en  su  corazón:  «Quando  el 
omne  se  falla  con  su  enemigo  en  los  lugares  do  sabe 
que  lo  matará,  deve  lidiar  conél  por  honrra  o  por 
guarda  desí,  qu'él  pueda  (i)  venger  o  non;  e  non  sele 
omille  nin  sele  meta  en  poder»  (2).  Et  travo  con  sus 
tenazas  al  cuello  déla  garga,  e  apretóla  tanto  que  la 
mató  (3).  Desí  torrnóse  el  cangrejo  (4)  alas  truchas, 
et  díxoles  las  nuevas  de  la  GARgA  e  de  las  truchas 

QUE  LEVAVA  CADA  DÍA  E  LAS  COMÍA,  E  QUE  LA  AVÍA 
muerta;  ET  MORARON  SE  EN  SU  LUGAR.» 

(5)  «Et  yo  non  te  di  este  enxemplo  si  non  por  que 
sepas  que  algunas  artes  son  que  matan  al  que  las 
faze;  mas  [yo  te  enseñaré  un  arte  que  si  tú  puedes 
fazerlo  será  enéi  la  muerte  déla  serpiente  e  tu  salud.» 
Dixo  el  cuervo:  «^Cuáles?» Dixo;]  «Vetebolando  por 
EL  AYRE  e  busca  algunas  sartas,  et  pues  que  las  vie- 
res, rrebátalas  a  ojos  délos  omnes.  Desí  vuela  con 
ellas,  e  non  traspongas  déla  vista,  ca  te  segu[i]rán. 
Et  cuando  llegares  ala  cueva  déla  culebra,  échagelas 
de  su  so  (6),  e  [quando  lleguen]  los  omnes  [a  las  per- 
las] tomarlas  han,  et  matarán  ala  culebra.»  Et  fizo  el 


(i)    qu'él  pueda  —  A.  y  B.  querer 

(2)  C.  matará  tanto  si  lidia  como  si  no  lidia,  razón  es  que  no 
se  entregue,  sino  que  luche  por  su  honra  y  por  su  defensa.  Et 

(3)  C.  garga  y  se  lo  apretó  tanto,  que  le  cayó  al  suelo  y  cayó 
el  cangrejo  con  él,  y  murió  la  garza.  Desí — J.  como  A. 

(4)  C.  cangrejo  arrastrándose  hasta  que  llegó  alas 

(5)  C.  Dixo  el  lobo  cerval  al  cuervo:  «Et  —  J.  como  A. 

(6)  C.  bolando  y  mirando,  que  puede  ser  que  veas  una  sarta  de 
perlas  de  mujer  estimada  de  su  familia,  y  arrebátala.  En  seguida 
vuela  con  ella  por  las  cercanías,  y  no  dejes  de  posarte  y  de  volar 
de  modo  que  non  t.  d.  v.  c.  t.  seguirán  los  hombres,  hasta  que  lle- 
gues con  la  sarta  a  la  cueva  de  la  culebra  y  la  echarás  en  ella,  e 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  97 


cuervo  lo  que  le  consejó  el  lobo  gerval,  e  tomó  las 
sartas  e  echólas  ala  puerta  déla  culebra  que  dormía, 
viéndopo]  los  omnes.  Et  pues  que  ovieron  tomado 
las  sartas  e  vieron  la  culebra,  matáronla,  e  folgo  el 
CUERVO  DELLA»  (i).  [Dixo  Dimua  a  Calila] :  <Et  non  te 
di  este  enxenplo  si  non  por  que  sepas  que  las  artes 
fazen  por  ventura  algunas  cosas  que  la  fuerga  non 
puede  fazer.> 

Dixo  Calila:  «Si  Senceba  (2),  commo  es  fuerte  e 
valiente,  non  fuese  de  buen  seso,  sería  así;  mas  aun 
de  más  déla  valentía  que  te  dixe  que  ha  ensí,  es  muy 
BUENO  E  sabio  e  de  buen  consejo»  (3).  Dixo  Dimna: 
«Verdaderamente  tal  es  Sengeba  commo  tú  dizes  (4); 
enpero  es  engañado  en  mí  e  fía  por  mí,  et  por  esto 
lo  puedo  yo  engañar  e  aterrar  sin  falla,  así  commo 
fizo  (5)  la  liebre  al  león.»  Dixo  Calila:  «^E  cómmo 
fué  esor- 

Dixo  Dimna:  «Dizen  que  un  león  estava  en  una 


(i)  C.  han  y  te  librarán  de  la  culebra.  Y  fuese  el  cuervo  has- 
ta que  se  colocó  por  encima  de  una  mujer  que  estaba  en  una 
barraquita  (*),  despojada  ya  de  sus  vestidos  y  joyas  para  bañarse; 
y  cogió  de  las  joyas  un  collar,  y  no  cesó  de  volar  con  él  de  modo 
que  lo  viesen  los  hombres,  hasta  que  llegó  a  la  cueva  de  la  cule- 
bra y  se  lo  echó  encima.  Y  vieron  los  hombres  a  la  culebra  y  la 
mataron  y  tomaron  el  colIar>  (**).  [Dixo 

(2)  Scngeba, —  C.  y  J.  el  toro, 

(3)  C.  y  J.  consejo.  <Y  qué  podrás  tú  ante  esto?»  Dixo 

(4)  J.  dizes,  por  su  fuerza  y  su  seso;  —  C.  «Verdaderamente, 
el  toro  es  de  gran  fuerza  y  seso;  enpero 

(5)  C.  y  J.  commo  aterró  la 

(*)     J.  mujer  de  una  casa  noble  que  estaba  a  la  orilla  de  uu  río, 
(**)     J.  Y  miraron  los  hombres  hacia  allí,  j  cuando  llegaron  cogieron 
el  collar  y  mataron  a  la  serpiente. 

TOMO  I.  7 


CALILA   Y   DIMNA 


tierra  vigiosA,  do  avía  muchas  bestias  salvages  e 
agua  e  pasto.  Et  las  bestias  que  estavan  en  esa  tierra 
estavan  muy  vigiosas  fueras  (i)  por  el  miedo  que 
avían  del  león.  Et  ayuntáronse  todas  las  bestias,  e 
tomaron  consejo.  Et  viniéronse  para  el  león,  e  dixe- 
ron  le  así:  «Tú  non  prendes  (2)  una  denos  sinon  con 
gran  lazeria  et  con  gran  afrucnta,  e  acorddmonos  en 
lina  cosa  en  que  avermos  nos  e  tú  folgan(^a  et  es  ésta : 
que  si  tú  nos  asegurases  e  non  nos  fizieres  mal  {i),  pro- 
metérnoste por  tributo  cada  día  ala  ora  de  tu  yantar 
una  denos  et  enbiártelahemos-»  (4).  Et  plogo  al  león  des- 
to,  e  asegurólas  e  fizo  les  (5)  pleito. 

>Et  acaesgió  que  cayó  la  suerte  auna  deltas  e  man- 
dar ongela  levar  et  dixo  aquélla  (6)  alas  otras:  «Si  me 
quisiéredes  escuchar,  dezir  vos  he  cosa  que  vos  non 
sería  daño  e  vos  será  pro.  Cuydar  vos  ía  sacar  desta 
premia  deste  león  e  estorgería  yo  de  muerte.»  Et 
dixéronle:  «<iQué  es  lo  que  quieres  que  fagamos?» 


(i)  C.  tierra  [vivían]  en  la  abundancia  de  agua  y  pasto,  sólo 
que  esto  no  les  aprovechaba  por 

(2)  C.  león.  Y  deliberaron  estas  bestias  y  se  reunieron  con  el 
león  y  le  dijeron:  «Tú  n.  p.  al  día  una — J.  Y  se  reunieron  y  fue- 
ron al  león  y  le  dijeron:  «Tú  n.  p.  una 

(3)  C.  y  y  fizieres  miedo,  pj-onietcmoste 

(4)  A.  puedes  comer  de  nos  lo  que  tú  quieres,  a  menos  de 
lazrar;  et  nos  vimos  un  consejo  que  es  bueno  para  ti  e  folganga 
para  nos  de  la  lazeria  en  que  estamos  si  tú  nos  quieres  segurar 
de  tu  miedo. >  Dixo  el  león:  «¿Qué  es  ese  consejo?»  Dixeron  las 
bestias:  «Faremos  con  tigo  pleito,  que  te  demos  cada  día  una 
bestia  de  nos,  que  comas  sin  lazeria  e  sin  trabajo,  et  que  nos 
asegures  que  non  te  ayamos  miedo  de  noche  nin  de  día.» 

(5)  C.  y  J.  e  hiciéronle  pleito. 

(6)  A.  un  día  auna  liebre  que  la  levasen  al  león.  Et  queriendo 
la  levar  dixo 


DEL  LEÓN  E  DEL  BUEY  gg 

Dixo  la  liebre:  «Mandad  a  quien  me  levare  para  él 
que  me  lleve  muy  paso  e  que  non  me  lleve  apriesa,  e 
que  tarde  tanto  fasta  que  pase  la  ora  del  comer  del 
león.»  Ei  {i)  dixéronle:  «P¿dze^os.y>  Et  fuese  la  liebre 
detardando  fasta  que  pasó  la  ora  déla  yantar^  et  (2) 
quando  fueron  gerca  del  león  fué  la  liebre  señera 
muy  paso,  et  el  león  [estava]  sollón  e  muy  sañudo;  e 
levantóse  e  comengó  de  andar  e  de  catar  a  diestro  e 
a  siniestro,  fasta  que  vido  la  liebre  venir.  Et  díxole: 
«¿Dónde  venís  (3)  e  (4)  dó  son  las  bestias,  et  por  qué 

ME  MINTIERON  EL  PLEITO  QUE  AVÍAN  COMIGO  PUESTO.^» 

>Et  dixo  LA  liebre:  «Non  mande  Dios,  señor;  yo 
só  mandadero  délas  bestias  para  vos,  et  traía  vos  una 
liebre  que  vos  enbiavan  que  yantásedes.  Et  yo  que 
venía  gerca  falló  me  un  león  e  tomó  mela,  et  dixo: 
«Mayor  derecho  he  yo  de  comer  esta  liebre  que  el 


(i)  C.  (Et)  luego  una  liebre  a  la  que  tocó  la  suerte,  dijo  a 
ellas:  «Si  vosotras  me  ayudáis  en  lo  que  no  os  perjudicará,  es 
posible  que  os  libre  del  león.>  Y  le  dijeron:  «^Y  qué  es  eso  en 
que  nos  mandas  que  te  ayudemos?»  Dijo  ella:  «Mandad  a  la  que 
venga  conmigo  que  no  me  acose,  para  que  lentamente  llegue  al 
león  (*)  algo  más  tarde,  hasta  que  pase  la  hora  del  comer  de  él.» 
Dixéronle : 

(2)  A.  Et  fiziéronlo  así.  Et 

(3)  C.  fasta  que,  cuando  pasó  la  hora  en  que  comía  el  león, 
se  adelantó  hacia  él  (**)  lentamente.  Y  ya  estaba  hambrien- 
to (***)  el  león  porque  se  le  retardaba  su  yantar,  y  se  puso 
sañoso  y  se  levantó  de  su  madriguera  y  comenzó  a  andar,  hasta 
que  cuando  vio  a  la  liebre  le  dijo :  «<De  dónde  vienes  e 

(4)  A.  o 

(*)     J.  conmigo  hacia  el  león,  que  me  lleve  despacito  para  que  lle- 
gue a  él  algo 

(**)     J.  él  sólita  y  lentamente. 
(***)     J.  hambriento  y  sañudo  el 


100  CALILA   Y   DLMNA 

»otro  a  quien  la  levades.»  Et  díxele  yo :  «Mal  íazedes, 
»que  este  conducho  es  del  león  que  es  rrey  délas  bes- 
>tias  que  gelo  enbían  para  yantar;  pues  consejo  vos 
»que  non  meló  tomedes  ninfagades  ensañar  al  león;  si 
»non  avredes  ende  mal.>  Et  él  non  lo  dexó  de  tomar 
por  eso,  e  denostóvos  quanto  pudo,  e  dixo  que  que- 
ría lidiar  con  vusco,  maguer  sodes  rrey.  Et  quando 
yo  vi  esto,  vine  para  vos  quanto  pude  por  vos  lo 
querellar.»  Et  el  león  quando  lo  oyó  asañóse,  e  dixo 
ala  liebre  (i):  «Ve  comigo  e  muéstrame  ese  león  que 

DIZES.  » 

»Et  la  liebre  fuese  (2)  aun  pozo  en  que  avía  muy 
clara  agua  et  era  muy  fondo  que  podría  bien  cobrir 
AL  LEÓN.  Et  díxole:  «Este  es  el  lugar  que  vos  dixe, 
mas  he  miedo  del;  tomadme  so  vuestro  sobaco,  e  mos- 
trar vos  lo  he.»  E  fizólo  así.  Et  él  cató  al  fondo  del 
pozo,  e  vio  su  sonbra  e  la  déla  liebre  enel  agua.  Et 
puso  la  liebre  en  tierra  e  saltó  enel  pozo  por  lidiar 
conel  león,  non  dubdando  qu'él  era  el  león,  e  afo- 
góse  enel  pozo.  Et  torrnóse  la  liebre  e  estorcieron 
las  bestias  del  miedo  en  que  eran,  e  fincaron  segu- 
ras POR  sienpre»  (3).  Dixo  Calila:  «Si  tú  pudieres 


(i)  En  los  textos  árabes  está  más  resumido  este  párrafo,  y 
más  en  J.  que  en  C.  —  C.  dice:  «Yo  só  mandadero  de  las  bestias, 
que  me  enviaron  hacia  ti;  mandaban  conmigo  una  bestia  para  ti. 
Y  cuando  estaba  aquí  cerca  de  ti,  me  salió  al  encuentro  un  león 
y  me  la  tomó,  y  dijo:  «Yo  só  el  primero  en  esta  tierra  y  entre 
»las  bestias  que  hay  en  ella.»  Yo  le  dije:  «Esto  es  desayuno  del 
»rey:  me  envían  con  él  las  bestias,  y  no  te  enfades.»  Y  se  enfa- 
dó y  te  insultó;  y  me  vine  corriendo  hacia  ti  para  enterarte  del 
asunto.»  Y  se  ensañó  el  león  y  dijo :  «Ve 

(2)  C.  Et  fuese  ella  con  el  león  aun  — J.  como  A. 

(3)  C.  el  lugar  del  león,  pero  yo  me  aparto  de  él  si  no  me 


DEL  LEÓN   E  DEL   BUEY 


matar  a  Sengeba  (i)  sin  daño  del  león,  fazlo;  ca  la  su 
privanza  nos  afecho  mal  anos  e  alos  otros  vasallos.  E 
si  lo  non  pudieres  matar  si  non  quebrantando  la  fe 
del  león,  non  lo  fagas;  ca  sería  traygión  de  nos  e  de 

ti,  E  DESLEALTAD   6  maldad.» 

Desí  dexóse  Dimna  de  entrar  al  león  unos  días;  e 
despules  vínose  para  él,  estando  en  su  cabo,  e  entró 
triste  e  marrido.  Dixo  el  león  :  «¿'Qué  te  tovo  des 
que  te  non  vi;  acaesgióte  ál  si  bien  non?»  Dixo  Dimna : 
«Dios  vos  dé  vida,  señor  (2);  acaesgió  cosa  que  non 
querríades  vos  nin  (3)  nos»  (4).  Dixo  el  león:  «<:E  qué 
fue?»  Dixo  Dimna:  «Rrazón  es  (5)  que  se  ha  de  dezir 
aparte.»  [Dixo  el  león:  «Pues  este  lugar  es  apartado 
y  retirado,  cuéntame  lo  que  sepas.»]  Dixo  [Dimna]  : 
«Z«  r razón  que  aborrege  el  (6)  que  la  oye,  e  (non)  se 


tomas  en  tu  regazo,  para  que  no  le  tema  cuando  te  lo  enseñe.»  Y 
tomóla  en  sus  brazos  el  león  y  avanzó  con  ella  hacia  el  agua 
clara,  y  le  dijo  ella:  «Ése  es  el  león  y  ésa  la  liebre.»  Y  dejó  él  la 
liebre  en  tierra  y  saltó  para  matarlo  en  el  pozo,  y  escapó  la  lie- 
bre.» Dixo  —  J.  fondo,  y  miró  en  él  y  dijo:  «Éste  es  el  lugar.»  Y 
miró  el  león  y  vio  su  imagen  y  la  imagen  de  la  liebre  en  el  agua, 
y  no  dudó  de  lo  que  ella  le  dijera,  y  se  echó  sobre  el  león  para 
matarlo,  y  se  ahogó  en  el  pozo.  Y  se  volvió  la  liebre  hacia  las 
bestias  y  las  enteró  de  lo  que  había  hecho  con  el  león.»  Dixo 
(i)     a  Sengeba  —  C.  y  J.  al  toro 

(2)  C.  para  él,  en  ocasión  en  que  se  hallaba  solo  y  apartado, 
[y  entró]  entristecido.  Dixo  el  león :  «¿Cómo  te  veo  después  de 
algunos  días  con  el  alma  afligida,  pues  no  te  he  visto  hace  unos 
días?»  Dijo  :  «No  se  te  ocultará.»  Dijo  el  león  :  «<Algo  bueno?» 
Dijo  :  «Sí  que  debía  ser  bueno.»  Dijo  el  león  :  «¿Acaso  ha  ocu- 
rrido algo?»  Dijo  Dimna  :  «Acaesgió 

(3)  C.  non  querría  el  león  ni  nos.» 

(4)  nos.»  —  A.  y  B.  vos.» 

(5)  C.  es  dura  y  afrentosa  que 

(6)  el—  B.  al 


CALILA   Y   DIMXA 


atreve  aella  el  que  la  dize,  maguer  que  sea  fiel  (i),  es 
grant  locura  (2),  si  non  es  seguro  de  su  seso  de  aquel 
a  quien  lo  dize;  ca  si  fuere  sesudo  soíiir  lo  ha  e  hon- 
rrar  lo  ha  por  ello,  ca  la  pro  suya  es  (3),  et  el  dezi- 
dor  non  ha  y  pro  ninguna,  e  alas  vezes  viene  dello 
daño  (4).  Et  vos,  rrey,  señor,  sodes  de  grant  seso  e 
de  buen  consejo,  et  yo  vos  diré  cosa  que  vos  pesará. 
Et  fío  por  vuestro  saber  en  vos  yo  consejar  e  vos 
amar  maguer  me  dize  mi  alma  que  non  me  creere- 
des  (5).  Mas  quando  yo  me  remienbre  que  las  nues- 
tras almas  de  todas  las  bestias  son  colgadas  déla 
vuestra,  non  puede  ser  que  non  te  diga  la  verdal  que 
vos  (6)  devo  maguer  non  meló  preguntedes  et  maguer 
que  yo  tema  que  non  meló  creades.  Ca  dizen  que  el 
que  encubre  asu  señor  su  buen  consejo  (7),  e  el  que 
encubre  alos  físicos  su  enfermedat  e  alos  amigos  su 
fazienda,  así  mismo  engaña.» 

Dixo  el  león:  «^'Qué  es  eso?>  Dixo  Dimna:  «Díxo- 
me  el  fiel  verdadero  (8)  que  Sengeba  se  apartó  con 


(i)  a.  «Todo  dicho  que  se  iTegela  del  el  que  lo  oye  e  atré- 
vese aél  el  dezidor, 

(2)  C.  locura  del  que  la  dice,  si 

(3)  C.  ca  si  aquel  a  quien  la  dice  fuere  sesudo,  s.  1.  ha  y  lo 
escuchará,  porque  la  ventaja  que  en  ello  haya  es  del  que  oye,  et 

(4)  C.  ninguna,  sino  cumplir  con  la  verdad  y  la  lealtad.  Et 

(5)  C.  et  yo  animado  por  la  confianza  que  en  ti  tengo,  te  diré 
lo  que  disgustará  al  rey,  porque  tú  conoces  la  lealtad  y  la  fideli- 
dad de  mi  corazón  hacia  ti.  Y  ciertamente  que  me  dice  el  cora- 
zón que  tú  no  creerás  lo  que  yo  te  diga.  Mas 

(6)  A.  faga  lo  que 

(7)  A.  non  desengaña  al  rrey  de  su  daño, 

(8)  J.  el  fiel  y  verdadero  para  mí  que  —  C.  el  que  merece 
toda  mi  confianza  que 


DEL  LEÓN   E   DEL  BUEY  IO3 

los  cabdillos  de  tus  vasallos,  e  que  les  dixo  :  «Yo  he 
>estado  en  conpañia  del  león,  e  prové  su  consejo  e 
>su  valentía,  e  vi  que  era  flaco  (i),  et  ya  ovimos  entre 
>él  e  yo  palabras.»  Et  pues  que  esto  me  dix^eron, 
entendí  que  era  traydor  e  falso  (2);  ca  lo  honrraste  tú, 
E  LO  PRIVASTE  (3),  c  lo  fezistc  tu  cgual.  [E  ya  no  piensa 
sino  en  llegar  a  un  grado  igual  al  tuyo.]  E  si  atí  tollere 
de  tu  lugar,  aél  darán  el  rreynado;  onde  non  deves 
dexar  esto  (4);  ca  dizen  que  quando  el  rrey  sabe  que 
alguno(s)  de  sus  pueblos  (5)  se  quiere(n)  fazer  su  (6) 
egual(es)  en  consejo,  e  en  dignidat,  e  en  aver,  e  en 
conpañas  (7),  develo  matar]  e  si  non  lo  feziere,  non  es 
duda  que  él  mate  al  rrey  (8). 

»Et  yo  tengo  por  bien  que  guises  de  escarmentar 
éste  ante  que  se  apodere,  e  non  lo  detardes,  ca  des- 
pués non  podrás  acorrer  nin  podríes  vedar  lo  que  es 
ende  ya  fecho  (9).  E  dizen  que  los  omnes  son  de  tres 


(i)  C.  valentía  y  terquedad,  y  vi  claramente  que  todo  esto  en 
él  es  flaqueza,  et 

(2)  C.  que  Sengeba  era  traidor,  falso  y  pérfido  contigo;  ca  — 
J.  romo  A. 

(3)  C.  y  J.  tú  con  todos  los  honores,  e 

(4)  C.  y  J.  E  si  tú  fueres  quitado  de  tu  puesto,  él  vendrá  a  ser 
nuestro  rey,  y  no  dejará  de  trabajar  [para  ello];  ca  —  B.  E  si  le  tú 
eneste  estado  dexares,  él  punará  de  aver  tu  rreyno; 

(5)  J.  alguno  de  sus  vasallos  se  —  C.  algún  hombre  se 

(6)  su  —  A.  y  B.  ser 

(7)  co'ripañas — En  C.  debe  corregirse  la  voz  k^^^  que  equi- 
vocadamente trae,  en  ¿^.JLofc,  palabra  esta  última  que  significa 
cuadrilla  de  gente.  Así  dice  :  egual  en  dignidad,  en  consejo,  en 
conpañas,  en  riqueza  y  en  fuerza,  develo 

(8)  A.  aver  conpaña,  mátelos,  o  si  non  ellos  matarán  aél.  — 
C  ^  y  feziere,  será  él  el  muerto. 

(9)  C.  Et  tú,  ¡oh  rey!,  conoces  mejor  los  asuntos  y  estás  ente- 


104  CALILA.   Y   DIMNA 


guisas:  el  uno  es  enviso  (i),  e  el  otro  es  delibre,  e  el 
otro  es  perezoso.  E  el  delibre  (2)  es  aquel  que  si  le 
acaesge  alguna  tribulación,  non  desmaya  nin  pierde 
el  coragón  (3),  mas  entre  métese  en  arte  e  seso  e  buen 
eugeño  con  que  espere  de  sallir  e  de  estorger  de 
aquello  en  que  es  caído;  et  el  enviso  es  mejor,  e  de 
mejor  consejo  (4),  que  se  apergibe  délas  cosas  ante 
que  le  acaescan  (5),  e  escoge  dellas  lo  que  deve  con 
buen  consejo,  e  quebranta  la  maligia  ante  que  le 
venga,  e  taja  el  miedo  ante  que  él  acaesca;  et  el  pe- 
rezoso es  aquel  que  es  tardinero  en  su  fazienda,  que 
sienpre  está  en  segurangas  mintrosas  fasta  que  le 
acaesge  la  tribulagión  e  (6)  peresge.  Et  el  enxenplo 
déste  es  tal  como  délas  tres  truchas.»  Dixo  el  león  : 
^-E  (cómo  fue  eso?-»  Dixo  Dimna  :  «Dizen  que  avia  en 


rado  de  ellos;  mas  yo  tengo  por  bien  que  te  ocupes  en  este  asunto 
antes  de  que  llegue  a  agravarse;  y  no  esperes  que  acaezca,  pues 
yo  no  sé  si  podrás  enmendarlo  luego  o  no.  E 
(i)     enviso  —  A.  y  B.  camiso 

(2)  C.  guisas  :  dos  son  resueltos  (*)  y  uno  perezoso.  Y  uno 
de  los  resueltos  es  — J.  guisas  :  el  resuelto,  el  más  resuelto  que 
éste  y  el  perezoso.  Y  el  resuelto  es 

(3)  nin  p.  e.  coragón, —  Las  palabras  árabes  correspondientes 
a  esta  frase  de  la  versión  castellana  se  hallan  en  C.  al  final  de  la 
oración,  después  de  la  palabra  *caído». — J.  como  A. 

(4)  C.  et  más  resuelto  que  éste  es  el  previsor  dotado  de 
lejana  penetración,  que 

(5)  C.  y  J.  acaescan  y  les  presta  la  debida  consideración,  e 

(6)  C.  tribulagión  y  queda  aislado,  sin  saber  qué  hacer  hasta 
que  peresge. 

(*)  ^jlís»,  firme,  resuelto,  según  los  diccionarios;  pero  en  esta  ver- 
sión, no  sólo  en  este  caso,  sino  en  otros  muchos,  tiene  la  significación 
de  inteligente. — ^J.  emplea  después,  en  el  cuento  que  sigue,  ¿^„c*y>.^-^  inte- 
ligente, en  vez  de  f  3^'^^- 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  10$ 


un  piélago  tres  truchas,  e  la  una  avía  nonbre  Anvisa, 
e  la  otra  Delibre,  e  la  otra  Perezosa,  et  bevían  en  un 
piélago  muy  apartado  que  ninguno  non  lo  sabía  (i). 
»'Et  acaesgió  que  pasaron  por  [allí]  un  día  dos  pes- 
cadores, e  aplazaron  de  tornar  aellas  e  echar  allí  sus 
rredes,  et  ellas  vieron  los.  El  anvisa  (2)  quando  los 
vio,  sospechólos,  et  ovóles  grant  miedo  (3),  e  traba- 
jóse de  usar  de  su  envisidat,  e  sallóse  luego  del  lugar 
por  do  entrava  el  agua  al  piélago  (4).  E  la  delibre 
estúdose  en  su  lugar  fasta  que  se  ellos  torrnaron.  Et 
quando  vio  que  eran  torrnados,  e  que  avían  gercado 
la  entrada  del  piélago,  entendió  lo  que  querían  fazer. 
Et  dixo  en  su  coragón  :  «Non  fiz  lo  que  de  vía.  Esta 
»es  la  gima  del  que  non  faz  lo  que  deve.  ^Cómmo  me 
> delibraré  agora  estando  desta  guisa?  Ca  muy  po- 
icas (5)  vezes  estuerge  por  arte  el  que  está  en  peli- 
»gro  de  muerte;  en  pero  el  entendido  non  se  deses- 
»pere  en  ninguna  guisa,  nin  dexe  de  fazer  su  seso  e 


(i)  C.  tres  peces  grandes,  y  estaba  este  lago  en  un  lugar  muy 
apartado,  al  que  nadie  se  acercaba.  Et — J.  tres  peces  [que  se 
llamaban].  Inteligente,  Más  inteligente  y  Perezoso.  Y  estaba  e.  1. 
e.  u.  1.  m.  a.  a.  q.  n.  s.  acercaba,  y  había  cerca  de  él  un  río.  Et 

(2)  anvisa  —  A.  y  B.  camisa 

(3)  C.  pescadores  y  se  propusieron  volver  con  sus  redes  y 
pescar  a  los  tres  peces  que  vieron  en  él,  Y  uno  de  los  peces  era 
más  inteligente,  y  sospechó  y  tuvo  gran  miedo,  e  — J.  redes  y 
pescar  los  peces  que  allí  había.  Y  oyeron  los  peces  su  conversa- 
ción, y  el  más  inteligente,  apenas  oyó  la  conversación,  tuvo  gran 
miedo  y  terror,  e 

(4)  C.  agua  que  salía  del  lago  al  río,  y  se  fué  a  otro  pai-eje.  E — 
J.  sallóse  por  el  sitio  por  donde  entraba  el  agua  del  río  al  lago  y 
se  salvó.  E 

(5)  A.  Et  muchas 


I06  CALILA   Y   DIMNA 


^trabajar  se  en  estorger»  (i).  Et  fizóse  muerta,  e  co- 
mengó  de  nadar  sobre  el  agua  el  papo  arribay  e  ellos 
tomáronla  en  cuenta  de  muerta,  e  pusiéronla  en  tie- 
rra non  muy  lueñe  del  agua,  e  ella  saltó,  e  metióse 
y,  (2)  e  estorgió  dellos.  Et  la  perezosa  non  quedó  de 
ir  adelante  e  atrás  fasta  que  la  pes[c]aron.  Et  yo,  se- 
ñor, dote  por  consejo  de  ser  anviso»  (3). 

Dixo  el  león  :  «Entendido  he  lo  que  dexiste,  mas 
non  cuydo  que  Sengeba  me  buscase  mal,  conosgien- 


(i)  C.  E  la  otra,  que  era  inferior  en  entendimiento,  se  retrasó 
en  tomar  resolución,  hasta  que,  cuando  volvieron  los  pescado- 
res, dijo  :  «Ya  me  he  descuidado.  Y  éste  es  el  resultado  del  des- 
cuido.» Y  los  miró  y  conoció  lo  que  se  proponían;  y  halló  que 
ellos  ya  habían  cerrado  la  salida,  y  dijo  :  «He  sido  negligente;  y 
ahora,  ¿qué  recurso  me  queda  en  esta  situación  para  salvarme? 
Pues  pocas  veces  salva  el  recurso  tomado  con  precipitación  y  de 
improviso;  pero  no  hay  que  desesperar  de  la  situación  ni  aban- 
donar los  medios  de  buscar.»  Et — J.  E  en  cuanto  a  la  inteligente, 
la  otra,  pues  se  quedó  en  su  lugar  y  no  hizo  caso  de  la  cosa  hasta 
que  volvieron  los  pescadores.  Y  cuando  los  vio  y  comprendió  lo 
que  se  proponían,  se  fué  para  salir  por  donde  entraba  el  agua, 
pero  se  encontró  con  que  ellos  ya  habían  obstruido  este  lugar. 
Entonces  dijo :  «Me  he  descuidado  y  éste  es  el  resultado  del  des- 
cuido. <Y  qué  recurso  me  queda  en  esta  situación?  Pues  pocas 
veces  s.  e.  r.  t.  c.  p.  y  de  pronto.  Pero  el  entendido  no  debe  des- 
confiar de  las  ventajas  de  su  entendimiento,  ni  desesperar  de  la 
situación,  ni  abandonar  su  juicio  y  su  esfuerzo.»  Et 

(2)  C.  pusiéronla  al  borde  del  río  que  desaguaba  en  el  lago  y 
saltó  en  el  río,  e — J.  pusiéronla  en  tierra  entre  el  río  y  el  lago  y 
saltó  en  el  río,  e 

(3)  C.  Et  yo  creo,  ¡oh  rey!,  que  el  tomar  resueltamente  una 
determinación  como  tú  lo  piensas,  es  un  buen  consejo;  pues  se 
debe  procurar  el  remedio  antes  de  que  venga  la  enfermedad,  y 
defenderse  del  peligro  antes  de  que  sobrevenga.»  — En  J.  falta 
esta  cláusula. 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  107 


do  me  por  leal,  e  faziéndole  yo  bien,  et  honrrándo- 
lo»  (i).  Dixo  Dimna:  «Non  gelo  fará  fazer,  si  non  el 
grant  bien  que  le  tú  feziste,  e  por  que  non  dexaste 
bien  que  le  non  fizieses,  nin  onrra  en  que  non  le  po- 
steses, ni  grant  dignidat  [a]  que  le  non  pujases,  así  que 
le  non  fincó  cosa  a  que  ya  puje,  nin  que  espere  aver, 
si  non  tu  (2)  lugar.  Ca  el  omne  vil,  desconosgido  (3), 
sienpre  es  leal  e  provechoso^  fasta  que  le  algen  ala 
medida  que  non  meresge;  et  quando  esto  ha  fecho  (4), 
busca  más  alto  lugar  con  engaño  e  con  falsedat.  Ca 
el  omne  falso,  vil,  non  sirve  al  rrey,  nin  le  es  leal  sier- 
vo [si  non]  por  miedo  que  ha  del  o  por  que  lo  ha 
menester.  Et  pues  que  es  ya  enrriquegido  e  (5)  segu- 
ro, torrna  a  su  rraíz  e  (6)  a  su  sustangia;  así  commo  la 
cola  del  can,  que  mientra  que  está  atada  (7)  tiene  la 
derecha,  e  quando  la  (8)  desatan  tórrnase  commo  era, 


(i)  C.  non  creo  que  el  toro  me  sea  infiel,  ni  que  desee  mi  des- 
gracia, después  que  ha  experimentado  mi  bondad  y  el  bien  que 
le  he  hecho;  pues  en  verdad  que  él  no  podrá  recordar  acción 
mala  que  por  mí  se  le  haya  ocasionado,  ni  buena  que  yo  no  le 
haya  prodigado.»  Dixo 

(2)  C.  Dimna :  «No  trastornó  su  juicio  contra  ti  sino  el  gran 
honor  que  tú  le  has  hecho;  hasta  el  punto  de  que  abriga  en  sí 
mismo  la  ambición  de  ocupar  tu  lugar. — J.  Dim/ia  :  «¡Oh  rey! 
Non  lo  impulsará  a  esto  sino  lo  que  has  dicho  del  honor  que  le 
has  hecho,  y  de  haberlo  puesto  en  todas  las  dignidades,  excep- 
tuando la  tuya,  que  es  a  la  que  él  mira.  Ca 

(3)  desconosgido,  y^^,  débil,  incapaz. 

(4)  C.  esto  ha  logrado,  lo  desprecia  y  busca 

(5)  e-A.yB.o 

(6)  e  —  A.  y  B.  o 

(7)  atada  —  A.  y  B.  atado 

(8)  la  — A.  y  b!  lo 


108  CALILA   Y  DIMNA 


corva  e  tuerta  (i).  Et  sepas,  señor,  que  el  que  non 
cree  a  sus  leales  vasallos,  e  (2)  se  agravia  délo  que 
filos  le  dizen  (3),  non  llegará  a  gima  de  su  consejo,  et 
será  tal  commo  el  enfermo  que  dexa  lo  que  le  dize 
el  físico,  e  toma  lo  que  ha  sabor. 

*Et  el  privado  del  rrey  deve  consejarle  lo  más  leal 
mente  que  pudiere,  lo  que  le  estará  bien,  e  lo  que 
fará  pro,  e  devele  rredrar  su  mal  (4);  ca  el  mejor  de 
los  amigos  es  el  que  más  leal  mente  conseja  a  su 
amigo  (5),  et  el  mejor  délos  fechos  es  aquel  que  ha 
mejor  gima,  et  la  mejor  délas  mugeres  es  la  que  es 
abenida  con  su  marido  (6),  e  la  mejor  fama  es  la  que 
se  dize  por  boca  délos  buenos,  et  el  más  noble  rrey 
es  aquel  que  non  es  rrabinoso  nin  agedado  (7),  et  el 
mejor  délos  rricos  es  el  que  non  es  siervo  déla  cob- 
digia,  et  el  mejor  conpañero  es  aquel  que  non  con- 


(i)  C.  can,  que  siendo  curva  se  ata  para  que  esté  tiesa,  y  no 
tleja  de  estar  tiesa  mientras  está  atada;  y  cuando  se  la  desata 
vuelve  a  encorvarse  y  a  torcerse.  Et — J.  can,  que  se  ata  para  que 
se  ponga  tiesa,  y  n.  d.  d.  e.  recta  m.  e.  a.;  y  c.  s.  1.  d.  se  encorva  y 
tuerce  como  antes  era.  Et 

(2)  e  —  C.  y  J.  deben  substituir  la  partícula  l^  por  j. 

(3)  A.  fiziese  más  délo  que  ellos  tienen  por  bien, 

(4)  J.  Et  es  deber  del  p.  d.  rr.  esforzarse  en  estimularle  en 
aquello  que  aumente  el  poder  de  su  reino  y  lo  embellezca,  y 
apartarle  de  lo  que  le  perjudique  y  le  envilezca;  ca  —  C.  Et  es 
deber  del  p.  d.  rr.  exhortarle  a  lo  que  desea  y  quiere,  y  apartarle 
de  lo  que  le  perjudique  y  envilezca;  ca 

(5)  C.  y  J.  amigos  y  servidores  es  el  que  menos  lisonjea  en 
sus  consejos,  et 

(6)  con  su  marido,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  et  el  más  noble...  agedado, — Falta  en  C— J.  rrey  es  aquel  a 
quien  no  hincha  la  petulancia  ni  se  pone  fiero  al  aceptar  un  con- 
sejo, et 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  lOQ 

tradize  (i),  et  la  mejor  de  las  costiinbres  es  aquella 
que  más  ayuda  a  temer  a  Dios  (2).  Et  dizen  que  si 
algunt  omne  fiziese  cama  (3)  de  las  bívoras,  inás  se- 
guro devia  dormir  sobre  ellas  (4)  que  non  temerse  del 
enemigo  que  amanesge  e  anochesge  conél  (5).  Et  el 
más  perezoso  rrey  es  aquel  que  se  da  a  vagares  cuan- 
do le  viene  la  cuyta  (6);  et  el  que  más  semeja  al  ele- 
fante joven  es  aquel  que  non  torna  cabe<;.a  por  nhiguna 
cosa  que  aya  de  pesar,  nin  la  tiene  en  nada,  e  se  dexa 
de  fazer  sti pro,  e  echa  la  culpa  a  su  privado-»  (7). 

Dixo  el  león:  «Brozna  mente  me  has  fablado,  et 
esto  deve  ser  sofrido  al  leal  consejero  (8).  Et  si  Senge- 
ba  fuese  mi  enemigo  commo  tú  dizes,  non  me  podría 
mal  fazer;  e  <;CÓmmo  lo  podría  fazer?  Ca  él  com(m)e 
yerva  e  yo  com(m)o  carne  et  él  es  mi  comer  e  yo 


(i)  C.  invierte  el  orden  y  dice :  et  el  mejor  compañero  es 
a,  q.  n.  c,  et  el  m.  d.  rricos  es  el  q.  n.  e.  s.  d.  cobdigia, 

(2)  et  la  mejor...  Dios.  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  A.  auna 

(4)  A.  por  mayor  folgura  lo  avería 

(5)  C.  fiziere  almohada  de  las  víboras  y  cama  del  fuego,  esta- 
ría más  dispuesto  a  conciliar  el  sueño,  que  si  supiese  que  su  com- 
pañero le  es  enemigo  y  tuviese  que  permanecer  con  él  mañana 
y  tarde.  Et 

(6)  C.  vagares  y  el  que  menos  atiende  a  los  asuntos  (*);  et 

(7)  A.  e  desprecíala  et  apénela  a  sus  parientes  e  a  sus  amigos, 
e  dize  que  le  viene  por  ellos.»  — J.  cosa;  y  si  le  causa  pena  un 
asunto,  lo  desprecia;  y  si  se  da  cuenta  de  que  se  le  ha  malogrado 
un  asunto,  echa  la  culpa  a  sus  privados.»  —  C.  cosa;  y  si  le  acontece 
alguna  cosa,  la  desprecia.> 

(8)  C.  fablado;  pero  las  palabras  del  leal  consejero  deben 
sufrirse,  aunque  sean  duras.  Et 

(*)     J.  asuntos  que  se  le  ofrecen;  et 


lio  CALILA   Y   DIMNA 


NON  só  SUYO.  Et  non  me  semeja  qué  daño  (i)  nin 
PESAR  me  venga  del,  nin  fallo  carrera  a  fazer  le  tray- 
gión  después  que  lehe  atreguado  e  (2)  honrrado  e  he 
del  dicho  muy  grant  bien  alos  mayoralesde  mi  corte. 
Et  si  esto  yo  mudare  (3),  será  grant  vergüenqa  e 
grand  torpedad  de  mí,  et  faría  grant  traygión.»  Dixo 
Dimna:  «Non  seas  engañado  en  dezir  mi  (4)  comer 
es;  ca  Sengeba  (5),  si  te  non  pudiere  fazer  traygión  e 
MAL  por  sí,  guisaría  de  telo  fazer  por  otri.  Et  dizen : 
«Si  posare  contigo  algunt  huésped  una  ora  del  día  (6), 
»e  tú  non  conosgieres  sus  costunbres,  non  te  segures 
»dél;  et  guárdate,  non  te  venga  por  él  lo  que  (7)  avino 
>al  piojo  por  ospedar  ala  pulga. >  Dixo  el  león: 
«^•Cómmo  fue  eso?»  (8). 

Dixo  Dimna:  «Dizen  que  un  piojo  estava  muy 
vigioso  en  un  lecho  de  un  rrico  omne  (9),  et  avía  de 
su  sangre  cada  día  quanta  quería  (10),  et  andava 
sobre  él  muy  suave  mente,  que  lo  non  sentía  él  (i  i). 
Desí  fue  así  [fasta]  (12)  que  le  demandó  una  pulga 


(i)    daño  —  C.  3^^'  n^i^do 

(2)  C.  atreguado,  y  después  de  la  inviolabilidad  del  oficio  de 
consejero  y  de  lo  que  le  he  honrrado  — J.  como  A. 

(3)  mudare,  —  Así  en  J.  —  C.  hiciere, 

(4)  mi  —  A.  y  B.  nin 

(5)  Sengeba,  —  C.  el  toro,  — J.  como  A. 

(6)  del  día,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  J'  por  él  o  por  causa  de  él  lo  que  avino  —  C.  por  él  o 
por  c.  d.  él  daño,  como  avino 

(8)  C.  león:  «¿Qué  le  sucedió  al  piojo?»  — J.  como  A. 

(9)  C.  un  noble  hombre   algún  tiempo,  et — J.  rrico  omne 
algún  tiempo,  et — B.  un  piojo  siguió  mucho  una  cama  de,  etc. 

(10)  C.  sangre  cuando  dormía,  et 

(11)  que  lo  non  sentía  él.  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(12)  fue  así  [fasta]  que  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


DEL   LEÓN   E  DEL  BUEY 


una  noche  ospedadgo,  e  él  ospedóla  et  díxole:  «Al- 
»bergad  comigo  esta  noche  en  sabrosa  sangre  e  mo- 
»lHdo  lecho.»  Et  la  pulga  fizo  lo  así,  e  alvergóse  conél. 
Et  en  echándose  el  omne  en  su  lecho  mordióle  la 
pulga  muy  mal,  et  él  sentiólo  {\)  e  levantóse  del  lecho 
e  mandó  sacodir  su  sávana,  e  catar  si  avía  alguna 
cosa;  e  saltó  la  pulga,  e  estor^ió  a  una  parte,  et  falla- 
ron al  piojo  mal  andante,  e  tomáronlo  e  matáronlo  (2). 
Et  yo  non  te  di  este  enxenplo  si  non  por  que  sepas 
E  ENTIENDAS  quc  cl  mal  amigo  non  se  guarda  orne  del; 
ca  si  non  puede  fazer  mal  por  sí  guísalo  por  otro  (3).  Et 
si  non  temas  de  (Jengeba  (4),  témete  de  sus  vasallos, 
que  ha  fecho  atrevidos  contra  ti,  e  te  ha  omiziado 
contra  ellos  (5).  En  pero  hi&nyo  sé  qu'él  non  lidiará 
con  tigo,  mas  fazer  lo  ha  por  otros»  (6). 

Et  al  león  cayóle  esta  palabra  enel  coragón,  et  dixo 
a  Dimna:   «^-Pues  qué  tienes  por  bien  que  faga?» 


(i)    J.  et  el  sacudió  el  sueño  e 

(2)  j.  sávana  y  que  fuese  examinada,  y  no  se  vio  más  que  al 
piojo,  que  fué  cogido  y  aplastado,  y  murió  el  piojo.  Et  —  El  co- 
pista de  C.  debió  saltar  en  este  cuento  un  par  de  líneas,  pues  tal 
como  está  hoy  el  texto  dice :  suave  mente.  Mas  una  pulga  a  la 
que  hospedó  una  noche  en  la  cama  de  este  noble  le  dio  [tal] 
mordisco,  [que]  lo  dispertó,  y  mandó  el  hombre  que  se  exami- 
nara el  lecho;  mas  saltó  la  pulga  y  se  escapó,  y  fué  cogido  el  piojo 
y  fué  destrozado.  Et 

(3)  A.  omne  siempre  está  aparejado  para  ferir.  —  C.  que  del 
perverso  non  s.  g.  orne  de  su  maldad;  que  si  él  es  débil  para  esto 
por  sí,  viene  la  calamidad  por  causa  suya.  Et 

(4)  (¡!engeba,  —  C.  toro,  — J.  como  A. 

(5)  C.  de  tus  vasallos,  que  los  ha  enemistado  contra  ti  et  ha 
fecho  atrevidos  contra  ti.  En  — J.  como  A. 

(6)  C.  non  puede  menos  que  lidiar  contigo,  y  que  no  encomen- 
dará el  asunto  que  tiene  contigo  a  otro,  sino  a  sí  mismo. 


CALILA  Y   DIMNA 


Dixo  Dimna:  ^  El  que  ha  el  diente  podrido,  que 
le  faze  doler,  nunca  fuelga  fasta  que  lo  saca;  et  la 
vianda  mala  que  faze  fastidio,  non  fuelga  el  omne 
della  fasta  que  la  eche;  et  el  enemigo  cuyo  daño  es 
temido,  non  ha  otra  melezina  si  non  en  lo  matar.» 
Dixo  el  león:  «Mucho  me  has  fecho  aboreger  (i)  la 
privanza  de  Sengeba,  et  yo  enbiar  lehé  dezir  lo  que 
tengo  enel  corazón  (2),  e  mandarlehé  que  se  vaya  do 
quisiere;  ca  non  lo  quiero  matar  por  guisa  del 

MUNDO,  DESPUÉS  QUE  LE  DI  SEGURANZA  E  JURÉ  QUE  LE 

NON  FARÍA  MAL.»  Et  a  Dimna  pesóle  desto  et  sopo 
que  si  el  león  fablase  con  Sengeba  (3),  e  oyese  su 
rrespuesta  e  su  escusanga,  que  lo  non  culparía  e 
QUE  lo  creería,  e  QUE  entendería  que  Dimna  le  men- 
tiera,  et  que  se  non  podría  encobrir  este  fecho. 

Dixo  Dimna  (4):  «En  enbiar  tú  al  buey  mandado 
a  dezirle  en  qué  pecó,  non  lo  tengo,  señor,  por  con- 
sejo; ca  si  él  entendiere  que  esto  tienes  a  coragón, 
temóme  que  lidiará  contigo,  o  que  te  contrastará,  o 
guisará  commo  estuerga  de  ti  (5).  Et  si  lidiare  con 
ligo,  lidiará  muy  apergebido,  e  si  se  partiere  partir 


(i)     C.  león:  «Ya  me  has  hecho  renunciar,  y  yo  aborrezco  la 

(2)  C.  yo  le  enviaré  a  llamar  y  le  diré  lo  que  t.  e.  coragón  res- 
pecto de  él,  e 

(3)  Sengeba,  —  C.  el  toro,  — J.  como  A. 

(4)  C.  Dimna  al  león:  «En  —  J.  Dixo  al  león : 

(5)  C.  non  lo  tengo  por  (*)  buena  resolución;  pues  considera, 
¡oh  rey!,  esto;  y  es  que  no  dejará  de  ir  bien  tu  asunto  mientras  él 
no  descubra  lo  que  tienes  en  tu  pensamiento;  porque  temóme 
que  si  le  revelas  esto  se  apercibirá  a  lidiar  contigo  para  ven- 
certe. Et 

(*)     J.  por  consejo  y  buena 


DEL  LEÓN  E   DEL   BUEY  II3 


sea  a  su  meyoría  (i),  e  tú  fincarás  escarrnido.  Et  el 
apergebido  délos  rreyes  non  deve  dezir  la  justigia 
que  deve  fazer  del  omne  culpado  (2),  e  cada  culpa  ha 
su  justigia;  ala  culpa  de  poridat  fazer  justigia  de  po- 
ridat,  et  ala  que  es  fecha  congeguera  mente,  deve 
fazer  la  justigia  congejera  mente.»  Dixo  el  león: 
«El  rrey,  quando  justigia  a  alguno  o  lo  desonrra  por 
cosas  que  sospecha  del,  [e]  de  que  non  es  bien  gier- 

tO,  DESÍ   FALLA  QUE   NON   ES   ASÍ  COMMO  LO   DIXIERON, 

así  mesmo  lo  faz.  Et  yo  non  só  bien  qierto  del 

PECADO   DE  SENgEBA,   NIN   SÉ   ENDE  SI   NON  LO  QUE  TÚ 

ME  DEXiSTE»  (3).  Dixo  Dimua:  «Pues  que  así  tienes 
por  bien  (4),  non  entre  Sengeba  si  non  seyendo  tú 
apergebido,  nin  busque  sazón  en  que  te  engañe.  Et 
yo  tengo  que  si  tú  lo  ovieses  visto,  entenderías  e 
sabrías  que  grant  cosa  cuyda  cometer  (5);  e  algunas 
délas  señales  desto  son  éstas :  que  verleds  la  color  de- 
mudada, e  verás  tenblar  sus  mienbros,  e  catando  a 
diestro  e  a  siniestro  e  enderesgando  sus  cuernos  así 
conimo  que  cuyda  pujar»  (6).  Dixo  el  león:  «Yo  to- 


(i)     meyoría, — A.  mayoría, 

(2)  C.  partiere  de  ti,  tendrá  superioridad  sobre  ti  con  su  per- 
fidia; además  de  que  el  a.  d.  rr.  n.  deve  manifestar  la  condena  a 
aquel  cuyo  crimen  no  sea  manifiesto,  e 

(3)  C.  gierto,  se  castiga  a  sí  mismo  y  se  deshonra  a  sí  mismo.» 
Dixo 

(4)  El  copista  de  C.  se  saltó  entre  «pues  y  non»  seis  palabras 
que  se  leen  en  J.,  conforme  con  el  texto  castellano.  Luego  omi- 
tió también  la  palabra  Sengeba;  de  modo  que  dice:  «Pues  non 
entre,  si  non,  etc. 

(5)  C.  Et  yo  creo  que  si  tú  lo  miras  cuando  venga  hacia  ti, 
conocerás  que  él  medita  algo  grande;  e 

(6)  pujar,  es  dech-,  puyar,  herir  con  el  cuerno. 

TOMO  L  S 


114  CALILA   Y  DIMNA 


maré  tu  consejo  (i),  et  si  yo  viere  enél  lo  (2)  que  tú 
dizes,  non  dubdaré  en  ello.» 

Et  pues  que  ovo  Dimna  acabado  de  dezir  al  león 
lo  que  le  dixo,  e  le  metió  enel  coragón  lo  que  quiso  (3), 
pensó  de  irse  para  Sengeba  (4),  por  enrrisarlo  (5)  con- 
tra el  león.  Et  quiso  que  fuese  la  ida  por  mandado 
•  del  león ,  porque  si  por  ventura  el  león  sopiese  coma 
él  avíese  fablada  con  Sen^eba,  que  non  sospechase,  en 

MANERA  QUE  SE  NON  DESCUBRIESE  LA  GRANDE  ENEMIGA 

QUE  ÉL  GUISA  VA.  Et  dixo  asi:  1.  Señor,  ten  por  bien  que 
yo  vaya  a  Sengeba  por  ver  cómo  está  et  oír  lo  que  dize 
et  por  aventura  sabré  algo  desufazienda^  et  délo  que 
HA  EN  coRAgÓN,  et  fazértelo  he  saber,  porque  seas 
APERgEBiDO.»  Dixo  el  leó?i :  <íBien  es;  vete  e  fazlo.»  Et 
el  falso  fuese,  et  quando  llegó  ala  posada  del  buey, 
r recibióle  muy  bien.  Et  dixo  Dimna:  «^Ouándo  fue 
nunca  bien  a  aquel  qtie  su  tálente  non  manda  (6),  et  su 


(i)     C.  y  J.  león:  «Pues  estaré  apercibido,  et 

(2)  C.  enél  las  señales  que — J.  como  A. 

(3)  C.  y  J.  acabado  con  el  león  y  conoció  que  ya  le  había  in- 
filtrado en  el  corazón  lo  que  quería,  y  que  el  león  ya  estaba  aper- 
cibido contra  el  toro  y  preparado  contra  él,  pensó 

(4)  Sengeba,  —  C.  y  J.  el  toro, 

(5)  por  enrrisarlo  —  El  copista  de  C.  escribió  óSÍsl.^  en  vez 
de  aojja^,  que  se  lee  en  J,,  conforme  con  A. 

(6)  C.  del  león,  no  sea  que  lo  supiese  por  otro  y  sospechase 
de  él.  Y  dijo  al  león:  «¿Quieres  que  vaya  al  toro  y  me  entere 
bien  de  él  y  vea  cómo  está  y  oiga  lo  que  dice,  et  p.  a.  s.  a.  d. 
fazienda  et  fazértelo  he  saber?»  Y  dióle  permiso  el  león  para 
ello.  Y  marchó  Dimna  hasta  que  entró  junto  al  toro,  aparentando 
estar  muy  afligido.  Y  cuando  el  toro  lo  vio,  le  dio  la  bienvenida 
y  le  dijo:  «¿Cómo  no  te  he  visto  en  tantos  días?  ¿Qué  es  lo  que 
te  ha  impedido?  ¿Estás  bien?»  Dijo  Dimna:  «¿Y  cuándo  puede 
estar  bien  aquel  que  no  manda  de  sí,  et 


DEL  LEÓN   E  DEL   BUEY  II5 


fazienda  es  en  mano  ajena  et  en  poder  de  otroy  por 
quien  non  deve  confiar^  e  de  que  sienpre  se  teme{\)^  atan- 
to  que  una  ora  sola  nos  es  orne  seguro  del?»  Dixo  Sen- 
(^ba:  <í^ Qué  es  eso,  amigo}-»  (2).  Dixo  Dimna:  <AcaeS' 
gió  lo  que  avia  de  ser]  ^et  quién  es  aquel  que  puede  con- 
trastar alo  que  ha  en  aventura  y  o  quién  es  aquel  que 
sube  en  gran  lugar  o  en  gran  dinidat,  que  fuese  seguro 
que  mala  mente  non  lo  matasen^  o  quién  aseguró  su  sa- 
ber que  non  peregiesey  o  quién  pidió  alos  viles  algo  que 
sin  ello  non  tornase  y  o  quién  (3)  fizo  conpama  conlos 
malos  que  bien  escapasey  o  quién  sirvió  bien  al  rrey 
que  su  bien  fazcr  le  durase}  Et  qué  (4)  grand  verdat 
escribió  el  que  dixo:  «Tales  son  los  rreyes  ensu 
■»poca  (5)  lealtad  a  sus  vasallos  e  en  ser  francos  (6) 
•»del{o)  que  seles  pierde  dellos,  commo  la  mala  muger 
»que  sisele  va  uno  viéncsele  otro  ensií  lugar  (7),  e  nunca 


(i)     C.  teme  y  está  receloso,  atanto 

(2)  C.  seguro  de  su  persona  y  de  su  sangre?»  Dixo  el  toro: 
«<Qué  es  lo  que  ha  sucedido?»  Dixo 

(3)  C.  y  J.  iet  quién  es  aquel  que  puede  triunfar  del  destino? 
¿Quién  que  alcance  grandeza  no  se  vuelve  petulante  y  orgulloso? 
¿Quién  hay  que  se  abandone  al  amor  y  no  perezca?  ¿Quién  es  el 
que  se  fió  de  las  mujeres  que  no  saliese  engañado?  ¿Quién  pidió 
a  los  hombres  (*)  y  no  fué  desdeñado?  Y  i(\\x\óxs.  fizo 

(4)  De  todo  este  pasaje  sólo  se  lee  en  A.  león,  e  que  lo  só- 
plese por  tal  que  gelo  ñziese  saber,  por  que  le  non  fiziese  culpa 
después  que  supiese  de  su  ida.  Et  fuese  Dimna  a  estar  con  Sen- 
geba  e  díxole : 

(5)  A.  en  tener 

(6)  en  ser  francos— Q,  ^IÍ'Ua),  en  vez  de  fil¿'<«co,  que  se  lee 
en  J.,  conforme  con  A. 

(7)  A.  desque  se  parte  omne  della  e  le  viene  otro,  olvida  al 
primero, 

(*)     J.  a  los  hombres,  a  los  viles,  conforme  con  B. 


Il6  CALILA   Y  DIMKA 


» QUIEN  SER  VIESE  AL  RREY  QUE  SU  ESTADO  LE  DURASE.» 

Et  dixo  Sengeba:  «Yo  te  oyó  dezir  tales  palabras, 
que  tengo  que  algunas  cosas  malas  entendiste  (i)  del 
león.»  Dixo  Dimna:  «Así  es,  en  pero  non  es  por 
mí  (2);  e  tú  sabes  que  verdat  te  devo  dezir,  e  qué 
FE  (3)  e  qué  amor  ha  entre  nos,  e  qué  promisión  te 
fiz  quando  me  enbió  el  león  atí.  Et  yo  non  puedo 
estar  que  te  non  guarde  e  que  leal  mente  te  con- 
seje (4)  e  que  te  non  descubra  lo  que  sope  délas 
cosas,  porque  temo  que  morras»  (5).  Dixo  Sengeba: 
«^'E  qué  es  eso?» 

Dixo  Dimna:  «Denuncióme  el  mandadero  (6)  fiel 
e  verdadero  qu'el  león  dixo  a  algunos  de  su  conpa- 
ña (7) :  «Mucho  só  pagado  de  Xtí gordura  de  Sengeba,  ct 
■»segHnt  que  yo  entiendo  non  puedo  escusar  dele  non 
^co¡ncr,  ca  lo  he  menester,  porque  vos  quiero  dar  del  a 
•»co/nery>  (8).  E  pues  que  esto  me  dixieron,  entendí 
que  era  que  es  desconosgido  e  traydor,  e  víneme 
para  ti  por  telo  fazer  saber,  e  conplir  el  derecho  que 
devo,  et  que  guises  tu  fazienda  por  tu  vagar  (9).  Et 


(i)     C.  que  temo  que  algún  temor  concebiste  del 

(2)  C.  Dimna:  «Temor  tengo  de  él,  pero  no  [lo  tengo]  por  mí 
mismo;  e 

(3)  C.  sabes  el  deber  que  tengo  para  contigo  e 

(4)  C.  te  non  cumpla  lo  que  te  debo  e — J.  te  non  guarde  e 

(5)  C.  cosas  que  temo  por  ti»  (*).  Dixo 

(6)  mandadero  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  C.  algunos  de  sus  amigos  y  compañeros:  «Mucho 

(8)  A.  grandez  d.  S.  e  cobdígiolo  mucho  comer  e  partir  con 
vos  otros.»  —  C.  gordura  del  toro,  y  no  tengo  necesidad  ninguna 
de  él,  y  no  pienso  sino  en  comerlo  y  que  comáis  de  su  carne.»  E 

(9)  C.  fazienda  como  te  convenga.  Et 

(*)     J.  por  ti  de  parte  de  éL» 


DEL    LEÓN   E   DEL    BUEY  llj 


pues  que  ovo  Sengeba  esto  oído  [de  Dimna],  e  se 
nenbró  del  omenaje  qu'él  [le]  fiziera  [e  pensó]  en  su 
fazienda  del  león  e  cuydó  que  le  (i)  avía  dicho  verdat 
e  que  le  consejara  leal  mente,  entristegió,  e  dixo  (2) 
a  Dimna:  «Non  me  deve  el  león  fazer  traygión,  non 
le  aviendo  yo  nunca  errado  aél  nin  a  ninguno  de  sus 
vasallos,  mas  bien  cuydo  que  alguno  me  ha  mezclado 
conél  a  tuerto  e  lean  metido  en  mi  fazienda  (3);  ca  se 
aconpañan  conél  muchos  [malos]  de  que  yo  prové 
cosas  que  él  cree  mcás  que  lo  que  le  dixeron  otros. 
Ca  la  conpaña  délos  malos  faze  al  omne  dubdar  enlos 
buenos;  et  él,  escogiendo  por  buenos  alos  malos,  faze 
ser  sospechados  alos  leales  consejeros,  e  fázelo  su 
mal  rrecabdo,  e  errar  (4),  segunt  erró  el  ánade  que 
vio  enel  agua  la  luz  de  una  estrella,  e  cuydó  que  era 
trucha,  e  entremetióse  déla  pescar,  et  quando  vio 
que  non  era  nada,  dexóla;  e  otro  día  (5)  vio  un  pece 
enel  agua,  e  cuydó  que  era  commo  de  ante  viera,  e 
dexóse  (6)  déla  buscar. 


(i)  C.  nenbró  de  que  era  Dimna  el  que  le  había  hecho  la  pro- 
mesa y  pacto,  y  pensó  en  su  fazienua  del  león,  creyó  que  Dimna 
le  avía 

(2)  C.  mente.>  Dixo  Sen^eba  a  —  J.  mente  y  vio  que  la  cosa 
se  parecía  a  lo  que  decía  Dimna,  Y  le  entristeció  esto  y  dijo :  «Non 

(3)  C.  tuerto  y  le  han  hecho  sospechar  [de  mí];  ca — J.  sospe- 
char de  mi  fazienda;  ca 

(4)  C.  malos  ocasiona  tristeza  grande  y  duradera,  y  [hacel 
pensar  mal  de  los  buenos,  hasta  que  la  tentativa  de  esto  le  in- 
duce a  errar,  segunt  —  J.  buenos  }'  le  induce  la  experiencia  que 
hace  en  ellos  a  engañarse  de  la  verdad  en  los  otros,  segunt 

(5)  C.  quando  lo  intentó  en  vano  muchas  veces,  conoció  que 
no  era  nada;  y  cuando  miró  al  lecho  del  estanque  otra  no- 
che vio 

(6)  C.  dexóse  de  perseguirla  y  déla 


Il8  CALILA   y   DIMNA 


»Et  si  al  león  dixeron  de  mí  alguna  mentira  (i)  e  él 
lo  tovo  por  verdat,  e  creó  lo  que  ie  dixeron  de  mí,  es 
con  guisa  (2);  e  si  non  le  acaesgió  por  ende  mal  (3),  e 
me  quiere  matar  sin  culpa,  desto  me  maravillo.  E  ma- 
ravillóme más  en  yo  querer  aver  su  gragia  e  ser  a  su 
plazer  e  él  non  lo  querer.  Et  maravillóme  otrosí  de 
[le  yo]  querer  (des)obedeger  e  estorvarme  sienpre 
délo  non  contrallar,  e  ensana[r]se  [él]  e  ayrarse  con- 
tra mí.  Et  quando  la  mezcla  es  por  algunt  achaque  o 
por  alguna  rrazón,  á  el  omne  esperanza  de  perdón  (4). 
E  yo  esto  pensa[n]do  e  non  sé  qué  culpa  fuese  de 
mí  al  león,  nin  pequeña  nin  grande  (5).  Et  por  buena 
fe  non  sabe  el  omne  qué  vida  faga  con  otro  de  quien 
se  aya  de  guardar  en  todas  cosas  (6)  así  que  non 
fallesca  en  alguna  cosa  (7)  que  pese  asii  amigo.  Mas  el 
omne  de  buen  seso  e  leal,  piensa  e  cata  quamaño  es 


(i)     C.  alguna  cosa  e  — J.  como  A. 

(2)  e  creó...  guisa;  —  C.  alterado  en  este  pasaje,  parece,  según 
la  nota  del  editor,  convenir  con  el  texto  castellano. 

(3)  C.  acaesgió  nada  por  mí,  e 

(4)  C.  maravillo.  Pues  se  ha  dicho  que  es  gran  maravilla  que 
tú  procures  satisfacer  a  tu  señor  y  desees  su  contento,  y  que  él 
no  se  contente.  Y  es  más  de  maravillar  que  primeramente  esté 
contento  del  todo  y  luego  se  irrite.  Y  cuando  la  ira  es  sin  razón, 
se  rompe  la  esperanza;  porque  cuando  la  ira  tiene  un  motivo, 
puede  éste  desaparecer  con  excusas  y  puede  volver  uno  a  la 
gracia.  Pero  cuando  no  hay  motivo  es  imposible  recuperar  el 
favor.  E 

(5)  nin  pequeña  nin  grande.  —  Así  en  J.  —  C.  ni  siquiera  pe- 
queña. 

(6)  C.  Et  por  mi  vida,  no  puede  uno,  durante  todo  el  tiempo 
que  dure  su  compañía  con  un  compañero,  estar  alerta  en  toda 
cosa  y  precaverse  así 

(7)  C.  y  J.  cosa  pequeña  ni  grande  que 


DEL   LEÓN  E  DEL   BUEY  IIQ 


el  yerro,  querer  sea  a  sabiendas  querer  non,  et  si  le 
estará  mal  o  si  le  fará  daño  perdonándolo,  e  non  le 
conprender  luego  por  el  pecado  (i)  que  falla  carrera 
délo  perdonar  e  de  lo  PREsgiAR.  Onde  si  el  león  me 
ha  metido  en  culpa  (2),  non  sé  por  ventura  si  es  por 
que  fue  contra  él  en  algunas  cosas  de  su  consejo  por 
guarda  del  e  por  le  ser  leal,  ca  por  ventura  dirá  orne 
non,  guando  querría  el  señor  dixese  orne  (de)sl;  et  dirá 
ome  sí,  guando  guerría  gue  dixese  non;  e  non  me 
siento  enesto  vengido,  ca  non  lo  fazía  yo  esto  si  non 
por  su  pro  e  a  buena  estangia  del,  e  non  gelo  dezía  yo 
consejera  mente  delante  sus  cavalleros  nin  delante 
sus  privados,  m.as  apartávame  conél  así  commo  quien 
lo  mete  en  culpa  et  lo  sosiega  e  lo  amansa. 

»E  si  gualguier  délos  vasallos  al  señor  o  délos  físicos 
al  enfermo  o  délos  teólogos  de  (a)la  ley,  al  gue  se  con- 
seja con  ellos,  si  co7tsienten  asus  sabores  et  non  les  dizen 
la  verdal  délo  gue  les  podría  ve7iir,  non  lo  agiertan 
bien  et  métense  agran  carga.  Et  si  esto  non  es  por 
nlgtma  délas  beodezes  délos  rreyes,  non  sé  por  qué 
sea  (3),   ca  una  délas  sandezes  délos  rreyes  es  ésta: 


(i)  J.  leal,  cuando  delinque  con  él  su  amigo,  piensa  en  el  ye- 
rro y  conoce  la  medida  del  mismo,  ya  sea  hecho  deliberada- 
mente, ya  por  error;  luego  considera  si  el  perdonarlo  es  cosa  de 
la  que  pueda  tem.er  algún  daño  o  deshonor,  y  no  es  castigado  su 
amigo  por  cosa  que  —  C.  leal,  cuando  delinque  su  amigo  o  peca, 
piensa  en  el  delito  y  en  el  pecado,  según  la  medida  y  el  alcance 
que  tengan,  y  considera  si  ha  sido  deliberado  o  por  error,  y  si 
en  perdonarlo  hay  algo  de  lo  que  deba  temer  daño  y  deshonor 
o  no;  luego  no  castiga  a  su  amigo  por  cosa  que 

(2)  A.  yo  yago  en  alguna  culpa  al  león  a  sabiendas 

(3)  C.  le  ser  leal;  y  es  posible  que  me  haya  ocurrido  esto  por 
mi  osadía  en  haberme  atrevido  a  contradecirle  cuando  él  decía 


CAXTLA   Y   DIMNA 


rrc^ebir  ensu  gracia  al  que  non  lo  mere  ge  {i)->et  ayrarse 
contra  el  que  meresge  gragia  {es)  sin  rrazón  jnanifiesta. 
E  por  ende  dizen  (2)  que  a  peligro  se  mete  el  que  mu- 
cho entra  enla  mar,  et  mayor,  el  que  ha  afazimiento 
conel  (3)  rrey;  ca  maguer  que  lo  sirva  bien  e  leal  e 
derecha  mente  e  con  amor,  en  logar  le  da  salto  que 
nunca  más  alr^a  cabega,  e(r)  con  todo  esto  está  a  peligro 
de  muerte  maguer  que  lo  onrre.  E  por  ayjentura  por  la 
verdat  que  yo  devo  al  león  e  porque  le  sirvo  leal  úñente 
mé  han  algunos  buelto  consl,  e  esto  (4)  lo  trae  a  quererme 
matar;  ca  muchas  vezes  acaes{.e  que  el  buen  árbol  tanto 


«No»  y  yo  decía  «Sí»,  y  cviando  él  decía  «Sí»  y  yo  decía  «No». 
Mas  no  creo  que  me  haya  sucedido  por  estas  contestaciones, 
porque  yo  no  le  contradije  nunca  en  cosa  ninguna  delante  de  los 
principales  de  su  corte,  sino  cuando  procuraba  con  ello  su  pro- 
vecho y  decoro.  Y  nunca  le  dije  públicamente  nada  de  esto  ante 
los  principales  de  su  corte,  ni  entre  los  principales  ciudadanos, 
ni  entre  sus  amigos,  sino  que  me  apartaba  con  él  y  le  suplicaba 
[en  todo]  lo  que  le  decía  acerca  de  esto  con  palabras  de  hombre 
devoto  a  su  señor  y  que  tiene  fe  en  él.  Que  bien  sé  que  quien 
busca  dulzura  y  condescendencia  en  los  consejeros  cuando  le 
aconsejan ,  en  los  médicos  cuando  [le  curan]  la  enfermedad ,  y 
en  los  faquíes  cuando  les  consulta  sus  dudas,  equivoca  la  utili- 
dad del  consejo,  agrava  su  enfermedad  (*)  y  comete  un  pecado 
contra  la  rehgión.  Y  si  no  es  por  esto,  es  posible  que  sea  por 
alguna  de  las  borracheras  de  los  reyes,  ca 
(i)     Q.  gragia  al  que  merece  odio,  et 

(2)  C.  dizen  los  sabios  que 

(3)  C.  mayor  peligro  que  éste  el  compañero  del  r?-ey; 

(4)  C.  amor,  está  en  peligro  de  dar  un  mal  paso  y  no  levan- 
tarse más;  o  si  vuelve  [a  levantarse],  está  cerca  de  perecer  si  se 
levanta.  Y  si  no  es  por  esto,  tal  vez  la  nobleza  con  que  me  he 
portado  con  él  lo 


(*)     Sobra  en  C.  la  palabra  ¡5*  í' 


\X 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY 


carga  desu  buen  fruto  que  se  pierde  conello  (i);  et  el 
pavón  que  es  la  cola  lo  tuejor  que  ha  ene  I,  pesgale 
alguna  cosa  tanto  que  quando  lo  buscan  témanlo  más 
aína  (2);  et  el  buen  cavallo  por  ventura  tanto  lo 
cavalgan  e  lo  afruentan,  porque  es  fuerte,  fasta  que 
se  quebranta  e  rrevienta  (3).  Et  el  omne  de  noble 
(de)  coragón,  por  ventura  tanto  pasan  contra  él  los 
malos  con  su  enbidia,  fasta  que  lo  matan,  et  su  bon- 
dat  es  causa  por  que  perezca  (4);  ca  los  malos  son 
más  que  los  buenos  en  cada  lugar.  Et  pues  que  lo 
quiere[n]  mal  e  se  fazen  (5)  contra  él,  con  guisa  es 
que  lo  maten;  et  si  por  esto  non  es,  puede  ser  por  la 
ventura  de  que  se  ninguno  non  puede  anparar.  Ca 
ella  tuelle  al  león  (6)  su  fuerga  fasta  que  lo  toman  e 


(i)  C.  árbol  encuentra  su  ruina  en  la  bondad  de  sus  frutos 
cuando  carga  tanto  sus  ramas  que  lo  esquilman  y  se  rompen  y  lo 
arruinan;  et 

(2)  C.  enél  y  lo  más  hermoso,  viene  a  ser  su  desgracia;  pues 
cuando  emplea  su  ligereza  para  escapar  de  quien  lo  persigue,  se 
lo  impide  la  cola;  et — De  todo  este  pasaje  sólo  se  lee  en  A.:  puede 
ser  que  esto  le  pesó  e  dixo :  «^Quién  fizo  a  este  atrevido  que  diga 
de  sí  enlo  que  yo  digo  de  non,  et  en  dezir  de  non  enlo  que  yo 
digo  de  sí?  Et  si  así  es,  commo  yo  cuedo,  grant  tuerto  me  faze 
et  grant  desmesura,  ca  yo  nunca  le  dixe  cosa  que  non  sele  tor- 
nase en  pro  e  en  salvamiento  e  sí  al  que  quiere  de  sus  amigos  e 
de  sus  leales  consejeros.  Et 

(3)  C.  et  al  caballo  generoso  y  valiente  frecuentemente  lo 
mata  esto;  pues  se  le  espolea  y  se  le  fatiga  y  se  abusa  de  su  no- 
bleza hasta  que  perece.  Et 

(4)  C.  omne  dotado  de  nobleza,  muchas  veces  es  su  nobleza  la 
causa  de  su  ruina,  por  lo  mucho  que  le  envidia  y  le  odia  la  gente 
mala;  ca 

(5)  C.  mal  y  son  muchos  contra 

(6)  C.  león  su  violencia  y  su 


122  CALILA   Y  DEMNA 


LO  meten  enel  arca,et  ella  faze  al  omne  (i)  flaco  caval- 
gar  sobre  el  elefante,  e  apodera  al  encantador  sobre 
las  bívoras  así  que  les  saca  los  dientes  e  juega  con 
ellas,  et  trae  a  omne  entendido  fasta  la  muerte,  et 
ella  faze  al  sabio  mal  andante  e  alegra  al  cobdigioso 
e  festina  al  tardinero  (2),  et  faze  al  muy  escaso  rrico 
E  abondado  et  enpobrege  al  rico  (3),  et  esfuerza  al 
cobarde  e  encobarda  al  esforzado  et  faze  otras  tales 
cosas  que  corren  conlas  aventuras  toda  vía  por  su 
sazón  en  que  fué  aventurado»  (4). 

Dixo  Dimna:  «Lo  que  te  el  león  tiene  en  corazón 
de  fazer  non  es  por  ninguna  cosa  de  quantas  dexis- 
te  (5),  mas  es  por  su  traygión  e  por  su  falsedat;  ca  es 
falso  e  engañoso,  e  es  dulge  al  comiengo  e  enla  fin 
amargo  e  tósigo  mortal»  (6).  Dixo  Sengeba:  «Bien 
dizes  verdad,  e  por  buena  fe  yo  ove  gostado  la  dul- 
gor  (7),  e  ove  sabor  della,  e  veo  que  soy  llegado  ala 
amargor  en  que  yaze  la  muerte,  et  por  la  tribulagión 


(i)     omne  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(2)  C.  con  ellas  como  quiere  (*);  y  ella  es  la  que  hace  incapaz 
al  industrioso  y  da  firmeza  al  incapaz,  y  da  fortaleza  al  tímido  y 
asusta  al  fuerte,  et 

(3)  rico,  —  A.  y  B.  flaco, 

(4)  C.  et  faze...  aventurado.»  —  En  J.  y  C,  y  lo  mismo  en  la 
edición  de  París,  está  muy  revesado  el  texto  de  este  pasaje. 

(5)  C.  non  es  por  nada  de  lo  que  has  dicho  de  que  lo  impul- 
saran los  malos,  ni  nada  de  eso,  mas 

(6)  J.  fin  tósigo  mortal.»  —  C.  amargo;  quizá  más  aún,  veneno 
mortal  que  mata.>  Dixo 

(7)  la  dulzor,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

{*)     como  quiere; — Falta  en  J.,  lo  mismo  que  en  A. 


DEL   LEÓN   E   DEL  BUEY  1 23 


que  avía  en  parte  de  aven  Ca  ^-quién  (i)  me  me- 
tió en  conpañia  con  el  león,  él  comedor  de  carne  e 
yo  comedor  de  yerva,  si  non  entre  metiéndome  yo 
con  cobdigia  e  con  gula?  Ca  éstas  me  echaron  en  esta 
tribulagión.  Et  só  en  esto  commo  la  (2)  abeja  que  se 
asienta  enla  flor  del  nenúfar  (3)  e  págase  della,  e 
olvida  la  ora  en  que  se  deve  bolar,  e  gierra  sobre  ella 
la  flor  (4)  e  mu[e]re.  Ca  se  abre  quando  nasge  el  sol, 
e  se  gierra  quando  se  pone  (5).  Et  el  que  non  se  paga 
en  este  mundo  con  lo  que  le  abonda,  e  tiene  toda  vía 
ojo  alas  cosas  sobejanas,  e  non  se  teme  que  gima 
fará  (6),  es  (7)  tal  commo  la  mosca  que  non  se  tiene 
por  pagada  délos  árboles  e  délas  flores  fasta  que  va 
buscar  el  agua  que  corre  del  oreja  del  elefante,  e  él 
fiérela  (8)  e  mátala. 


(i)     C.  muerte;  y  no  fué  sino  el  destino  (*)  el  que  me  metió 

(2)  C.  yerva;  pues  la  fea  codicia  y  el  deseo  de  mando  me 
metieron  en  esta  tribulación,  y  me  han  impedido  la  salida,  como 
queda  impedida  la  abeja— J.  yerva.  Y  yo  en  esta  tribulación  soy 
como  la  abeja 

(3)  C.  nenúfar  cuando  se  deleita  con  su  esencia  e 

(4)  C.  bolar  antes  de  que  se  cierre  la  flor,  y  ciérrase  sobre 
ella  e 

(5)  Ca  se  abre...  pone.  —  Falta  en  C,  pero  J.  dice:  bolar,  y 
cuando  llega  la  noche  se  cierra  sobre  ella  y  queda  presa  y 
muere. 

(6)  C.  abonda  y  desea  su  alma  las  excelencias  y  cosas  gran- 
des, y  no  mira  a  lo  que  ha  de  temer  en  adelante,  es— J.  como  A. 

(7)  '  es  —  A.  el 

(8)  C.  elefante  en  la  época  del  celo,  y  hiérela  el  elefante  con 
su  oreja  e  — J.  elefante,  y  hiérela,  etc. 

(*)      Conforme  con  la  corrección  que  propone  Clieikhó. 


124  CALILA   Y   DIMNA 


» Et  quien  ofrege  SU  lealtad  et(i)sufemengia  a  quien 
gelo  non  gradesge,  es  tal  commo  el  que  sienbra  su 
simiente  enlos  gamonales  e  enlos  tremedales,  et 
commo  el  que  da  consejo  al  que  se  tiene  por  de  aca- 
bado consejo,  o  commo  el  que  predica  al  sordo,  que 
ge  non  oirá»  (2).  Dixo  Dimna:  «Déxate  desto  e  guisa 
cómmo  estuergas.»  Dixo  Sengeba  :  «^-Qué  cosa  faré  si 
el  león  me  quisiere  matar?  Ca  yo  bien  conosco  las 
sus  costunh7'es  del  león  e  su  seso  (3),  e  entiendo  muy 
bien  que  maguer  que  él  me  quisiese  bien,  si  sus  priva- 
dos fne  quisiesen  fazer  mal  consti  engaño  e  con  sus  fal- 
sedades fazer  loian  e  guisarían  déme  matar  et  aunque 
él  sea  (4)  fuerte  et  ellos  flacos,  así  commo  fizieron 
el  león  e  el  cuervo  e  el  lobo  gerval  al  camello,  quan- 
dolo  engañaron  e  se  ayuntaron  contra  él»  (5).  Dixo 
Dimna:  «^- Cómmo  fue  eso?» 

Dixo  Sengeba  (6):  «Dizen  que  un  león  estava  en 
un  valle  (7),  gerca  del  camino,  et  avía  tres  vasallos: 


(i)     et  — a.  a 

(2)  C.  simiente  en  terrenos  salinos  o  el  que  da  consejos  al 
muerto.»  Dixo^.  sienbra  en  terrenos  salinos,  y  como  el  que  da 
consejo  a.  q.  s.  t.  p.  d.  a.  consejo;  como  el  que  consulta  a  un 
muerto  o  comunica  secretos  a  un  sordo.»  Dixo 

(3)  A.  al  león  e  asus  costunbres, 

(4)  A.  non  se  camiaría  contra  mí  si  non  por  malos  consejeros 
que  me  buscaron  mal  conél.  Et  sé  que  si  me  quisiese  matar  que 
lo  puede  fazer  maguer  él  fuese 

(5)  C.  y  J.  ¡oían;  porque  cuando  se  juntan  la  astucia  y  la  per- 
fidia en  contra  del  inocente'' y  puro,  son  suficientes  para  matarle, 
aunque  [los  astutos  y  pérfidos]  sean  débiles,  y  [el  inocente]  sea 
fuerte,  como  mataron  el  lobo,  el  cuervo  y  el  lobo  cerv^al  al  came- 
llo cuando  se  unieron  contra  él  con  astucia  y  engaños.»  Dixo 

(6)  C.  Dixo  el  toro :  —  j.  como  A. 

(7)  valle,  —  C.  y  J.  bosque,  y  lo  mismo  más  abajo. 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  1 2$ 

el  lobo  e  el  abnue  (i)  e  el  cuervo.  Et  pasaron  por 
y  unos  mercadores ,  e  dexaron  y  (2)  un  camello,  e 
el  camello  entró  al  valle  fasta  que  llegó  al  león.  Dixo 
el  león:  «(¡Quién  te  metió  aquí?»  Dixo  el  camello  (3) 
su  fazienda.  Dixo  el  león:  «^-PuES  qué  quieres?»  Dixo 
EL  camello:  «Lo  que  tú  mandares.»  Dixo  el  león: 
«Si  me  quisieres  servir  e  bevir  comigo  mucho  me  pla- 
ze,  et  dote  seguranga  por  mí  e  por  mi  conpaña,  que 
bivas  muy  vigioso  e  muy  seguro»  (4).  Et  bivio  el  ca- 
mello conél  un  tienpo  (5),  fasta  que  acaesgió  que  fue 
el  león  un  día  a  caga[r]  que  comiese  (6),  e  fallóse  con 
un  elefante,  e  ovo  conél  grand  lid,  et  llagólo  el  ele- 
fante con  sus  colmillos  muy  mal.  Et  torrnóse  el  león 
su  sangre  corriendo  e  rrastrando,  fasta  que  llegó  a  su 
lugar,  e  cayó  commo  muerto,  que  se  non  podía  mo- 
ver para  cagar  para  él  et  para  sus  vasallos.  Et  ellos 


(i)  abnue  es  transcripción  de  ^^y^^^},  qne  hasta  aquí  vertió 
el  traductor  por  lobo  cerval. 

(2)  C.  mercadores,  y  se  les  quedó  retrasado  un— J.  mercado- 
res  que  llevaban  camellos,  y  se  les  quedó  retrasado  un  camello, 
y  entró  en  el  bosque,  fasta,  etc. 

(3)  C.  y  J.  al  león.  Y  le  dijo  el  león:  «¿De  dónde  vienes:*  Y 
contóle  su 

(4)  C.  fazienda.  Díjole:  «^iQué  quieres?»  Dijo;  «Quiero  per- 
manecer en  compañía  del  rey.»  Dijo:  «^Pues  si  quieres  mi  com- 
pañía, quédate  como  compañero,  tranquilo  y  con  buen  pasto  y 
abundancia.  Et — J.  Dixo  el  león:  «¿De  dónde  vienes? >  Dijo: 
«De  tal  lugar.>  Dijo :  «¿Y  qué  quieres?»  Dijo :  «Lo  que  me  mande 
el  rey.»  Dijo:  «Quédate  conmigo  en  la  abundancia  y  seguridad 
y  buen  pasto.  Et  —  B.  seguranza,  e  averás  aquí  vigió  e  abun- 
dancia. 

(5)  un  tienpo,  —  Falta  en  C.  — J.  largo  tiempo, 

(6)  C.  y  J.  un  día  en  busca  de  caza,  e 


126  CALILA  Y  DIMNÁ 


ovieron  fanbre;  et  entendiólos  el  león  (i)  et  díxo- 
les:  «Mucho  sodes  lazdrados,  e  menester  avedes  de 
comer.»  Dixeron  ellos:  «Non  avemos  cuydado  de 
nos,  veyéndote  desta  guisa  estar,  e  querríamos  nos 
buscar  alguna  cosa  que  te  toviese  pro,  aun  que  nos 

OVIÉSEMOS  UN  POCO  DE  LAZERIO»  (2).  DíxolCS  cl  IcÓu: 

«Non  he  dubda  en  vuestra  lealtad,  e  en  vuestro 
amor,  e  en  vuestro  buen  consejo  e  buen  gualardón 
AYADES  ENDE  (3).  Derramad  vos  aquí  en  derredor, 
e  por  ventura  fallaredes  alguna  cosa,  e  venir  meló 
edes  dezir,  e  quigá  averé  algo  para  mí  e  para  vos.» 

»E  salieron  ende  (4)  e  apartaron  se  y  gerca,  e  acon- 
sejáronse entre  sí,  e  dixeron:  «¿Qué  pro  avemos 
deste  camello  que  come  yerva,  e  que  non  es  de  nues- 
tro TALLE,  NiN  de  uucstra  natura,  nin  de  nuestro 
seso?  <;Por  qué  non  afeytam.os  (5)  al  rrey  que  lo  coma, 


(i)  C.  lid;  en  seguida  tornóse  el  león,  derramando  sangre  de 
la  herida  que  le  infirió  el  elefante  con  su  colmillo;  y  cayó  ma- 
gullado por  los  golpes,  sin  poder  cazar  (*).  Y  estuvieron  el  lobo, 
el  abnue  y  el  cuervo  algunos  días  sin  encontrar  cosa  de  que  ali- 
mentarse, pues  vivían  de  las  sobras  del  león,  y  tuvieron  hambre  y 
enflaquecieron  mucho.  Y  se  enteró  el  león  de  esto  et 

(2)  C.  nos;  pues  vemos  al  rey  [en  el  estado  en]  que  lo  vemos; 
y  no  podemos  hallar  para  el  rey  nada  que  le  haga  pro.»  Díxoles 

(3)  C.  dubda  en  vuestro  amor  y  servicio;  pero  si  podéis,  de- 
rramad—  J.  dubda  en  vuestra  lealtad;  pero  derramad 

(4)  C.  salieron  el  lobo,  el  cuervo  y  el  chacal  de  la  presencia 
del  león,  e 

(5)  afeytamos,  traducción  de  ¿^J)  adornar,  decorar,  pre- 
parar. 


(*)     J.  colmillo.  Y  cuando  llegó  a  su  lugar  cayó,  y  nó  podía  moverse 
ni  podía  andar  de  caza.  Y 


DEL  LEÓN  E  DEL   BUEY  127 


ET  PONGAMOS  GELO  EN   RRAHEZ?»  DixO  Cl  lobo :   «NOH 

ay  guisa  por  que  se  esto  diga  (i),  por  la  seguridat  e 
pleito  omenaje  que  le  fizo  el  león»  (2).  Dixo  el  cuer- 
vo: «Sed  vos  aquí,  e  dexad  me  con  el  león.»  Et  fuese 
e  entró  al  león.  Quando  lo  vio  el  león  díxole:  «(¿Qué 
as?  ^-Sentistes  algo?»  (3).  Dixo  el  cuervo:  «Non  falla  si 
non  quien  busca,  nin  vee  si  non  quien  ha  ojos,  nin 

PIENSA  SI  non  quien  HA  ENTENDIMIENTO;  C  UOS  per- 
dido avernos  (con)esto  [con]  (4)  la  fanbre  que  avia- 
mos, e  LA  cuYTA  EN  QUE  ÉRAMOS.  Mas  avcmos  peusado 
una  cosa  (5),  que  si  tú  atorgares  con  ñusco,  avremos 
algunt  vito  tú  henos.»  Dixo  el  león:  «^-E  qué  es?» 
Dixo:  «Comamos  este  camello  que  anda  entre  nos 
delicioso  sin  pro,  que  nin  es  de  nuestra  natura 

NIN  DE  NUESTRO  TALLE»  (6). 

E  ensañóse  el  león  et  dixo:  «Co[n]fóndate  Dios, 
cómmo  eres  de  mal  seso,  e  qué  poca  piadad  as,  e  qué 
alongado  eres  de  lealtad  (7).  Et  tú  non  deves  parar 
ante  mí  con  tal  dicho.  ¿'Non  sabes  tú  que  yo  he  atre- 


(i)  C.  y  J.  coma  y  nos  dé  de  su  carne. >  Dixo  el  lobo  cerval: 
«No  podemos  hacer  mención  de  esto  al  león,  por 

(2)  C.  y  J.  fizo.»  Dixo 

(3)  C.  fuese  el  cuei-vo  hacia  el  león;  y  cuando  lo  vio  díjole  el 
león:  «¿Habéis  hallado  algo?»  Dixo 

(4)  C.  avernos  la  perspicacia  y  la  vista  con  la 

(5)  C.  cosa  en  la  que  estamos  de  acuerdo,  que 

(6)  C.  avremos  abundancia.>  Dijo  el  león:  «<Y  cuál  es  esa 
cosa?»  Dijo  el  cuervo:  «Este  camello,  comedor  de  hierba,  que 
anda  e.  n.  d.  s.  pro  ninguna.» 

(7)  J.  dixo :  «¡Qué  malo  eres  de  seso  y  qué  ligero  en  el  hablar 
y  cuan  lejos  de  ti  están  la  lealtad  y  la  piedad!  Et — C.  «¡Guay  de 
ti!  ¡Qué  malo  eres  en  tu  hablar  y  qué  ligero  de  seso  y  cuan  lejos 
de  ti  están  la  lealtad  y  la  piedad!>  Et 


128  CALILA   Y   DIMNA 


guado  al  camello,  e  que  le  he  afiado,  e  (i)  que  non 
ha  ninguno  que  faga  algún  limosna  de  alguna  cosa, 
maguer  muy  grande  sea,  que  mayor  gualardón  aya 
que  dexar  a  vida  algunt  alma  medrosa,  et  rreposar  la 
sangre  que  era  de  verter?  (2).  Et  yo  atregüé  (3)  al 
camello,  e  non  faré  traygión  nin  aleve»  (4).  Dixo  el 
cuervo:  «Verdat  es,  señor  (5);  mas  con  un  alma  se 
rredime  una  casa{dd)  (6)  et  con  una  casa{da),  se  rre- 
dime  un  linaje,  et  con  un  linaje  se  rredime  una  gib- 
dat,  et  con  una  gibdat  se  rredime  un  rrey.  Et  veemos 
que  estás  en  grant  cuyta,  que  eres  rrey,  e  yo  te  daré 
carrera  commo  salgas  del  pleito  e  omenaje  que  fe- 
riste  al  camello  [sin]  rrebto  alguno;  que  yo  faré  al 
camello  que  te  rruegue  que  lo  comas  por  sí,  e  tú  sal- 
drás por  muy  leal,  e  averás  lo  que  quisieres  tú  et 
nos»  (7). 

»Et  el  león  calló,  e  el  cuervo  torrnó  para  sus  con- 
pañeros, e  dixéronle:  «¿Qué  feziste?»  E  él  díxoles  lo 
que  al  león  dixiera,  e  qué  rrespuesta  le  diera,  e  pre- 
guntóles cómmo  e  en  quál  guisa  lo  faría,  que  el  león 
non  entraría  enla  trayrión,  nin  lo  mandaría  fazer.  Di- 


(i)     C.  afiado?  ¿Es  que  no  llegó  a  tu  noticia  que 

(2)  que  era  de  verter?  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  atregüé  — J.  ^-o^,  mejor  que  C.  f^\- 

(4)  C.  traygión.»  Dixo— j.  traygión  ni  le  violaré  el  pacto.»  Dixo 

(5)  C.  y  J.  cuervo:  «Ya  comprendo  lo  que  dice  el  rey;  mas 

(6)  A.  cosa,  —  C.  y  J.  la  gente  de  una  casa,  conformes  con  el 
original  sánscrito. 

(7)  C.  un  rrey  cuando  le  aflige  la  necesidad.  Y  yo  daré  al  rey 
medio  para  salir  de  su  pacto,  y  no  tiene  necesidad  el  león  de 
mancharse  con  la  traición  ni  mandar  que  se  cometa;  que  nosotros 
guisaremos  arte  con  que  el  rey  quede  libre  de  su  promesa  y  ob- 
tengamos lo  que  necesitamos. 


DEL   LEÓN  E  DEL  BUEY  IZQ 


xéronle:  «Por  tu  artería  cuydamos  bevir.»  Dixo: 
«Tengo  por  bien  (i)  que  nos  ayuntemos  nos  (2)  et  el 
camello,e  fablemos  de  su  estado  del  león,e  de  cómmo 
está  lazrado  e  cuydado,  por  mostrar  que  nos  dole- 
mos dél,et  que  avernos  cobdigia  dele  fazer  alguna  pro, 
por  tal  que  non  nos  tenga  por  mal  et  por  desconoci- 
miento, et  lleguemos  nos  aél,  et  gradescamos  le  su 
bien  fazer,  et  aun  que  lo  avemos  por  muy  bueno  (3), 
e  commo  bevimos  en  su  sonbra,  e  de  commo  ha  de 
menester  que  gelo  agradescamos  e  que  le  seamos 
leales;  e  que  si  le  pudiésemos  traer  alguna  pro  que 
non  fincaría  por  nos,  nin  gelo  callaríamos  (4);  e  que 
si  gelo  non  pudiéremos  fazer,  que  le  ofrezcamos  nues- 
tras almas,  et  que  nos  le  mostremos  delante,  e  digan 
cada  uno  de  nos:  co(m)ma  amí  el  rrey,  e  non  muera 
de  fanbre.  E  cada  que  lo  dixiere  alguno  de  nos,  rre- 
cúdale  el  otro  (5)  [con]  alguna  rrazón  tal,  que  sea 


(i)  C.  compañeros  y  les  dijo:  «Ya  he  hablado  con  el  león, 
que  convino  conmigo  en  esto  y  esto.  Pero  <qué  ardid  empleare- 
mos con  el  camello,  ya  que  el  león  rehusa  tener  participación  en 
su  m.uerte  y  en  ordenarla?»  Dijeron  sus  amigos:  «De  tu  ayuda  y 
consejo  esperamos  en  este  asunto.»  Dijo  el  cuervo:  «Mi  consejo 
es  que 

(2)  C.  nos  y  el  león,  et 

(3)  C.  lazrado  y  cuitado  y  digamos:  «Ya  nos  ha  dispensado 
muchos  beneficios  y  mucha  honra;  y  si  no  viera  de  nuestra  parte 
ahora  algún  agradecimiento  y  que  nos  preocupamos  de  la  situa- 
ción en  que  se  halla  y  que  deseamos  ávidamente  su  salud,  me- 
recería reproche  nuestra  conducta  por  el  desconocimiento  de 
los  beneficios;  pues  vayamos  y  presentémonos  al  león  y  recordé- 
mosle el  bien  que  nos  ha  hecho,  e 

(4)  C.  pro,  se  la  prestaríamos  sin  escatimársela;  e 

(5)  C.  otro  y  rechace  sus  palabras  con 

TOMO   I.  9 


130  CALILA   Y   DIMNA 


escusagión  por  que  estuerga,  et  enesto  faremos  nues- 
tro derecho  e  estoiyeremos  todos-»  (i). 

»Et  fizieron  lo  así,  e  el  camello  otorgó  con  ellos.  Et 
vinieron  se  para  el  león,  e  ayuntáronse  ant'él;  e 
comengó  el  cuervo  a  pablar,  e  dixo:   «Señor,  tú 

ERES  LAZRADO  E  ENFLAQUEgiDO,  E  aS  menester  ALGUNT 

COBRO  POR  que  te  mantengamos.  Et  nos  devemos 
TE  MANTENER  CON  nos  mismos,  E  ofregcrnos  te  por 

EL   BIEN   E   POR  LA  MERQED  QUE  NOS  FEZISTE,  Ca  pOr  ti 

bevimos  nos,  e  por  ti  esperamos  que  bivan  los  que 
fincaren  de  nos,  et  los  que  vinieren  de  nos  (2).  Et  si 
tú  murieres  a  ninguno  de  nos  non  lehá  pro  después 
de  ti  en  bevir.  Et  yo  oí[r]ézcote  mi  cuerpo,  e  cómeme 
e  non  mueras  de  fanbre.)^  Rrecudieron  el  lobo  e  el 
abnue  e  dixeron:  «Calla,  non  tehá  pro  ente  desanpa- 
rar  (3)  a  muerte,  e  non  aviendo  (4)  el  rrey  en  ti  far- 
tura.»  Dixo  el  lobo:  «Mas  coma  amí,  e  fartar  sea,  e 
abondar  lea  mi  carne.»  Dixeron  el  lobo  e  el  abnue: 
«Calla,  astroso;  ^jnon  oíste  dezir  que  el  que  se  quiere 
matar  que  coma  carne  de  lobo,  e  le  tomará  postema 
ala  garganta,  e  morra  luego?»  Dixo  el  abnue:  «Mas 
coma  amí,  e  será  mejor  que  atí.»  Et  dixeron  el  lobo 
e  el  cuervo:  ««¡E  cómmo  conbrá  atí?  Ca  tú  sabes 
que  hueles  m.uy  mal,  e  has  el  vientre  lixoso»  (5).  Et 


(i)    C.  estuerga,  y  le  salvaremos  y  nos  salvaremos  todos  nos- 
otros y  habremos  cumplido  nuestra  obligación  con  el  león.>  Et 

(2)  C.  bivan  los  que  después  de  nos  (queden)  de  nuestros 
descendientes.  Et 

(3)  ente  desanparar — A.  ante  desanparan -j- B.  «Mal  sea  de 
ti  que  non  te  aprendes  ampararte  a  muerte 

(4)  A.  aver 

(5)  C.  Et  si  tú  murieres,  pues  no  quedará  ninguno  de  nosotros 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  I3I 


ENESTO  cuydó  el  camello  mezquino  que  quando  él 
dixiese  commo  dixieron  los  otros,  que  lo  escusa- 
ría[n]  por  que  estorgiese  commo  ellos,  e  que  sería 
pagado  el  león  commo  se  pagó  dellos  otros,  et  dixo: 
«En  mí  as  fartura  quanto  quieras,  ca  mi  carrne  es 
muy  buena  e  alva  e  sana,  e  el  mi  vientre  es  muy  lin- 
pio,  e  non  ha  en  mí  tacha  ninguna.»  Et  ellos  todos 
dixieron:  «Verdat  dexiste  (i),  e  feziste  lealtad  contra 
el  león,  e  Dios  te  dé  buen  gualardón  por  ello,  ca 
fecho  as  lo  que  devías.»  E  saltaron  enél  todos,  e  ma- 
táronlo e  comiéronlo  (2). 


después  de  ti,  ni  tendremos  gusto  de  vivir;  y  yo  deseo  que  me 
comas,  que  gozará  mi  alma  en  complacerte.»  Y  le  contestaron 
el  lobo,  el  camello  y  el  abnue :  «  Calla;  <;pues  qué  (vales)  tú  y 
qué  hartura  tendrá  el  rey  en  comerte?»  Dijo  el  abnue:  «En  mí 
tiene  hartura  el  rey.»  Dijeron  el  lobo,  el  camello  y  el  cuervo: 
«Tú  apestas  por  tu  vientre  y  olor;  es  nociva  tu  carne,  y  tememos 
que  te  coma  el  rey,  no  sea  que  lo  mate  lo  nocivo  de  tu  carne.> 
Dijo  el  lobo:  «Pues  yo  no  soy  así,  cómame  el  rey.»  Dijeron  el 
cuer\''o,  el  abnue  y  el  camello:  «Quien  quiera  matarse,  que  coma 
carne  de  lobo,  pues  le  atacarán  las  anginas»  (*).  Et 

(i)    dexiste,  —  A.  dixeron, 

(2}  C.  estorgiese  así  como  habían  hecho  ellos  entre  sí,  y  que 
él  se  salvaría  y  se  alegraría  el  león.  Dijo  el  camello:  «Pues,  ¡oh 
rey!,  mi  carne  es  buena  y  sabrosa,  y  hay  en  ella  hartura  para  el 
rey.»  Dijo  el  1.,  el  c.  y  el  abnue:  «Tienes  razón  y  eres  liberal  y 
has  dicho  lo  que  sabíamos.»  Y  saltaron  sobre  él  y  lo  destroza- 


(.*)  J.  vivir;  pues  cómame  el  rey,  que  con  ello  doy  placer  a  mi  alma.» 
Y  le  contestaron  el  lobo  y  el  chacal:  «Calla,  pues  no  üene  gusto  el  rey 
en  comerte,  ni  tiene  hartura  en  ti.»  Dijo  el  abnue:  «Yo  saciaré  al  rey; 
pues  cómame,  que  me  alegro  de  ello  y  doy  placer  a  mi  alma.»  Y  le  con- 
tradijeron el  lobo  y  el  cuervo  con  su  contestación:  «Tú  apestas;  eres 
sucio.»  Dijo  el  lobo:  «Yo  en  verdad  no  soy  así;  pues  cómame  el  rey, 
que  tengo  gusto  en  ello  y  se  complace  mi  alma.»  Y  le  contestaron  el 
cuervo  y  el  abnue,  y  dijeron:  «Ya  dijeron  los  médicos  que  quien  quiera 
morir  que  coma  carne  de  lobo.»  Et 


132  CALILA   Y   DTMNA 


»Et  yo  non  te  di  este  enxenplo  si  non  porque  [sé] 
que  si  el  león  e  sus  conpañeros  (i)  acordaron  en  mi 
muerte,  maguer  contra  su  voluntad  e  contra  su  vo- 
luntad del  sea,  que  lo  podrán  fazer  e  acabar  lo  que 
quisieren  en  mí  (2).  Et  dizen  que  el  que  mejor  rrey  es 
semeja  al  bueytre,  que  tiene  en  derredor  de  sí  las  bes- 
tias bivas  e  non  cura  dellas,  e  búscalas  muertas,  por 
que  se  paga  dellas  más  que  de  otra  cosa;  ca  los  buey- 
tres  SIENPRE  SE  AYUNTAN  ALAS  BESTIAS  MUERTAS  (3). 

Et  puesto  qu'el  león  non  me  pensase  mal,  usando 
conél  los  malos  consejeros,  avíalos  de  escuchar  e  fa- 
zer por  ellos.  Tú  vees  (4)  que  el  agua  es  más  blanda 


ron. — ^J.  y  dijo  (el  camello):  «Yo  tengo  en  mí  hartura  y  abundan- 
cia para  el  rey;  mi  carne  es  buena  y  sana  y  mi  vientre  es  limpio. 
Pues  cómam-e  el  rey  y  dé  de  comer  a  sus  compañeros  y  servidum- 
bre, que  yo  me  alegro  con  ello  y  estoy  contento.»  Y  dijeron 
el  ].,  el  a.  y  el  cuervo :  «Verdaderamente  que  tiene  razón  el  came- 
llo y  es  noble,  y  dijo  lo  que  era  sabido.»  En  seguida  saltaron 
sobre  él  y  lo  destrozaron. 

(i)     B.  sus  conpañas,  porque  sé  que  ellos  se  acordaron 

(2)  C.  non  di  este  ejemplo  del  león  y  de  sus  compañeros 
sino  porque  sé  que  si  ellos  están  de  acuerdo  para  matarme,  no  lo 
podré  impedir;  y  aunque  el  juicio  del  león  respecto  de  mí  fuera 
diferente  de  lo  que  es,  no  habrá  en  su  alma  más  que  buena  dis- 
posición. Et — J.  por  que  sepas  que  si  los  compañeros  del  león 
están  de  acuerdo  para  matarme,  pues  no  podré  yo  impedirlo  ni 
defenderme,  aunque  el  juicio  del  león  respecto  de  mí  sea  dife- 
rente del  juicio  de  ellos;  porque  esto  no  me  aprovechará  ni  me 
servirá  para  nada.  Et 

(3)  C.  y  J.  bueytre  que  tiene  a  su  alrededor  cadáveres;  no  el 
que  se  asemeja  a  los  cadáveres,  que  tienen  a  su  alrededor  bui- 
tres. Et 

(4)  El  texto  de  C,  como  confiesa  el  editor,  es  obscuro  en 
este  pasaje. — J.  león  no  tuviera  para  mí  en  su  alma  sino  bondad 
y  clemencia,  no  hay  duda  que  lo  harían  cambiar  las  muchas 


DH7.   LEÓN    E   l^EL   ETJET  1 33 

que  la  piedra,  e  si  mucho  atura  correr  por  ella,  a  poco 
tienpo  faze  (i)  enclía  rrastro.» 

Dixo  Dimna:  «(¡Qué  es  lo  que  quieres  fazer?»  Dixo 
Sengeba:  «Non  me  semeja  qué  he  de  fazer,  si  non 
conbidar  al  león  a  lit  (2);  ca  nin  el  rreligioso  por  sus 
oraciones,  nin  el  limosnero  por  sus  limosnas,  nin  el 
que  teme  a  Dios  por  su  sinpleza  (3),  non  ha  tanto 
gualardón  commo  aquel  que  se  aupara  (4)  si  quiera 
una  ora  del  día,  manteniendo  la  verdat,  e  su  ene- 
migo MENTIRA.  Ca  que  manifiesta  mente  tiene  la  ver- 
dat, si  lo  matan  vase  a  paraíso,  e  si  él  mata  venge 
e  sale  por  bueno.»  E  (5)  dixo  Dimna:  «Non  se  deve 
ninguno  meter  a  peligro,  podiendo  estoryer;  ca  si 
muere  pierde  su  alma  e  peca,  e  si  venge  es  ventura. 
Mas  el  omne  de  buen  entendimiento  pone  la  lid  en 
fin  de  todas  sus  artes  (6).  Et  dizen:  «Non  despregies 


habliilas;  pues  éstas,  cuando  abundan,  no  pueden  menos  que 
hacer  desaparecer  la  compasión  y  la  clemencia.  ¿No  ves  tú  que 

(i)  C.  <No  ves  tú  que  el  agua  es  más  blanda  que  la  voz,  y  que 
la  piedra  es  más  dura  que  el  corazón,  y  que  no  deja  el  agua, 
cuando  persiste  en  correr  sobre  la  piedra  dura,  de  marcar  enella 

(2)  C.  si  non  lidiar  con  él;  ca 

(3)  sinpleza,  ^  nc,  piedad. 

(4)  que  se  anpara,  es  decir,  que  lucha  en  defensa  propia. 

(5)  C.  manteniendo  su  derecho;  pues  en  verdad,  quien  lucha 
en  defensa  de  su  vida  y  la  protege,  tiene  por  esto  gran  premio  y 
excelsa  gloria,  lo  mismo  si  vence  que  si  es  vencido.»  Dixo 

(6)  j.  peligro  si  puede  pasar  sin  él,  porque  el  sabio  acepta  la 
lid  como  el  último  de  los  recursos,  y  emplea  antes  que  ella  toda 
la  suavidad  y  astucia  que  puede.  Et  —  C.  está  muy  obscuro  en 
este  pasaje  y  probablemente  alterado.  Tal  como  está»dice  así: 
Dimna:  «No  juzgo  esto  así;  pues  no  conviene  lidiar  con  el  ene- 
migo sino  después  de  haber  empleado  y  agotado  [todos]  los 


134  CALILA  Y   DIMNA 


»al  enemigo  flaco  e  desonrrado,  e  más  si  fuere  ar- 
»tero  (i),  quanto  más  el  león,  que  es  tan  atrevido  e 
>tan  fuerte  commo  tú  sabes.»  Ca  qui  menosprecia 
fazienda  de  su  enemigo  e  lo  tiene  en  nada  (2),  acaés- 
9ele  lo  que  acaesgió  al  mayordomo  déla  mar  conla 
ave  que  dezían  tittuy»  (3).  Dixo  Sengeba:  «^^Cómmo 
fue  eso?» 

Dixo  Dimna:  «Dizen  que  una  ave  délas  aves  déla 
mar  que  le  dezían  tittuy  estava,  él  e  su  fenbra,  en 
una  rribera  déla  mar  (4);  e  quando  vino  el  tienpo  del 
poner  de  sus  huevos,  fizólo  saber  la  fenbra  al  maslo, 
e  díxole:  «Busca  un  lugar  apartado  en  que  pongamos 
nuestros  (5)  huevos.»  Díxole  el  maslo:  «Pon  los  aquí 
eneste  nuestro  lugar,  ca  el  agua  e  la  yerva  son  gerca 


recursos;  porque  el  apresurarse  a  luchar  antes  de  estar  preparado 
es  veleidad  y  ligereza,  y  el  premio  [del  que  esto  hace  es]  el  que 
pase  de  él  a  su  contrincante  [la  victoria];  además  de  que  si  mata 
al  enemigo  (*),  de  todas  maneras  es  tenido  por  insensato,  y  si 
mata  comete  un  crimen  y  sé  atrae  la  pena  de  él  en  cambio.  Et 

(i)  C.  enemigo,  aunque  sea  despreciable,  débil  y  vil,  y  espe- 
cialmente si  es  artero  y  cuenta  con  auxiliares,  quanto 

(2)  C.  menospregia  al  débil  por  su  debilidad,  acaésgele  — 
J.  menospregia  al  enemigo  por  su  debilidad,  acaésgele 

(3)  C.  y  J.  mar  por  causa  del  tittuy.»  Dixo 

(4)  C.  y  J.  tittuy,  tenía  su  morada  en  una  ribera  de  la  mar,  con 
su  mujer;  e 

(5)  C.  sus  huevos,  dijo  la  hembra  al  macho:  «Ya  me  ha  lle- 
gado el  tiempo  de  poner;  pues  búscame  un  lugar  fuerte  para 
que  ponga  en  él  mis  huevos.» 

(*)  Q^J'.s.  ^_3-^^*  vL>* »  ^n  vez  de  O  sS.'  ^3■'^^'  ^  '  *^"®  '""^^  ^^  texto 
o  mejor,  para  que  venga  conforme  con  lo  que  sigue:  «si  es  muerto  por 
su  enemigo»,  supliendo  la  partícula  que  falta  autes  de  la  palabra  enemi- 
go en  el  texto  árabe. 


DEL  LEÓN   E  DEL    BUEY 


de  nos,  e  (i)  es  nos  mejor  que  otro.»  Díxole  ella  (2): 
«Piensa  bien  enesto  que  dizes,  ca  a  peligro  estamos 
eneste  lugar  (3).  Si  se  la  mar  tendiere  eneste  lugar, 
levar  nos  a  nuestros  pollos.»  Dixo  el  maslo:  «Non 
ciiydo  que  se  tienda  la  mar  sobre  nos,  ca  sé  que  se 
teme  el  mayordomo  déla  mar  que  gelo  vedaría- 
mos »  (4).  Díxole  la  fenbra :  « Cómmo  eres  loco 
enesto  (5).  Non  as  verguenga  nin  coNOsgES  el  bien 
en  amenazar  aquel  con  quien  non  puedes;  ca  dizen 
que  non  es  ninguna  cosa  que  mayor  daño  faga  a  nin- 
guno nin  así  (6)  m.ismo  que  el  omne.  Oye  lo  que  te 
digo  e  fazlo.»  Et  él  non  se  quiso  otorgar  en  aquello  a 
que  lo  ella  conbidava.  Quando  ella  vido  que  la  non 
quiso  creer  (7),  dixo:  «El  que  non  quiere  creer  asu 
amigo  cuando  lo  desengaña  (8),  ácaesc^er  le  ha  lo  que 


(i)  C.  maslo:  «Sea  esto  en  nuestro  lugar,  c.  e.  a.  e  1.  y.  s.  c.  d. 
nos,  y  este  nuestro  lugar  está  cerca  de  todo  lo  que  deseamos, 
y  es 

(2)     ella :  —  C.  la  liembra : 

{3)     C.  lugar;  porque  si 

(4)  C.  cuydo  que  el  mar  cometa  tal  insensatez  con  nosotros, 
pues  ha  de  temer  del  mayordomo  del  mar  el  propasarse.»  Dí- 
xole— J.  cuydo  que  él  venga  sobre  nosotros,  pues  ciertamente  el 
mayordomo  del  mar  temerá  que  yo  se  lo  vede.> 

(5)  C.  enesto  que  has  dicho.  Non 

(6)  C.  amenazar  al  mayordomo  del  mar  y  en  resistirlo.  Pues 
tú  te  conoces  a  ti  mismo,  y  es  verdad  lo  que  se  dice  que  no  hay 
cosa  que  tenga  menos  conocimiento  de  sí  mismo 

(7)  C.  digo  y  trasládate  conmigo  de  este  lugar  antes  de  que 
acaezca  lo  que  no  queremos  que  nos  acaezca. >  Y  no  quiso  el  ma- 
cho obedecerla.  Y  como  ella  insistiera  con  él  y  él  no  la  oyera, 
dixo: 

(8)  C.  creer  a  sus  compañeros  y  amigos,  acaesger  —  J.  creer 
el  consejo  de  su  amigo  leal,  acaesger 


136  CALILA   Y   DIMNA 

acaesgió  al  galápEigo»  (i).  Dixo  el  maslo:  «<jCómmo 
fue  eso?»  (2). 

»Dixo  ella:  «Dizen  que  en  una  fuente  avía  dos  ána- 
des e  un  galápago,  et  eran  amigos  por  la  vezindat  que 
era  entre  ellos.  Desí  vino  el  tienpo  que  les  menguó 
el  agua  e  secóse  la  fuente.  Guando  esto  vieron  las 
ánades  dixeron:  <t.Coiiviem  nos  de  dexar  este  lugar  e 
mudarnos  des  fe  lugar.-»  E  espediéronse  del  galápago  e 
dixo  él:  x-A  7ni  se  faze  fuerte  cosa  la,  mengua  del  agua^ 
ca  7ion  bivo  sin  ella  (3);  pues  guisad  consejo  cómo  me 
levedes  conmisco-»  (4).  Dixeron  ellas:  «Nos  non  le  po- 
demos fazer  (5)  si  nos  non  fizieses  tal  convenengia 
que  cuando  te  leváremos  (6)  e  te  viere  alguno  e 


(i)  C.  galápago  que  no  aceptó  el  consejo  de  sus  amigos.» 
Dixo 

(2)  C  fué  ese  suceso?»  — J.  como  A. 

(3)  C.  agua  de  la  fuente  de  una  manera  extraordinaria,  Y 
cuando  ios  ánades  vieron  la  disminución  del  agua,  dixeron :  «C.  n. 
d.  d.  esta  fuente  y  mudarnos  de  ella.»  Y  se  despidieron  del  galá- 
pago y  le  dijeron:  «Salud  tengas,  que  nosotros  nos  vamos.»  Dijo 
el  galápago:  «Sólo  es  cosa  grave  la  disminución  del  agua  para 
quien  sea  como  este  desdichado,  que  no  puede  vivir  sino  en  el 
agua;  que  lo  que  es  vosotros,  pues  vosotros  vivís  adondequiera 
que  vayáis;  pttes 

(4)  A.  acordaron  de  mudar  se  de  aquella  fuente  a  otra  do 
avía  mucha  agua  e  a  do  serían  vigiosas.  E  vinieron  para  el  galá- 
pago e  despidiéronse  del  e  dixiéronle:  «Queremos  nos  ir  deste 
lugar,  por  que  nos  falleció  el  agua.»  Dixo  el  galápago:  «A  vos 
non  fallegó  el  agua,  que  podedes  ir  donde  quisierdes,  mas  a  mí 
mezquino  falleció,  que  non  puedo  ir  con  busco  nin  puedo  guare- 
cer sin  agua. 'Ende  vos  rruego  que  catedes  algunt  consejo  cómo 
me  podades  levar  con  busco.» 

(5)  C.  non  podemos  llevarte  con  nosotras  si 

(6)  C.  leváremos  por  el  aire  e 


DEL  ICÓN   E  DEL  BUEY  1 37 


fablare,  que  non  le  rrespondas.»  Dixo  él:  «Así  la 
faré.  Pues  (i)  ¿en  quál  guisa  podría  ser  que  me  levá- 
sedes?»  Dixieron  ellas:  «Morderás  tú  en  medio  de  un 
fuste,  e  travaremos  nos  délos  cabos  del,  et  levartehe- 
mos.>  Así  plogo  desto  al  galápago,  et  leváronlo  he- 
lando por  el  ayre;  et  viéronlo  los  omnes  e  maravillá- 
ronse (2)  e  dixieron:  «Ved  qué  maravilla:  un  galá- 
pago entre  dos  ánades  que  lo  lievan  enel  ayre»  (3). 
Quando  el  galápago  esto  oyó  dixo :  « Que  vos 
pese»  (4).  Et  en  abriendo  la  boca  para  fablar,  cayó  en 
tierra  et  murió. 

>Dixo  el  tittuy  ala  fenbra:  «Entendido  he  lo  que 
dexiste;  mas  non  temas  de  la  mar  nin  le  ayas  pavor.  > 
Et  ella  puso  sus  huevos  e  sacó  sus  pollos.  Quando  lo 
vio  el  mayordomo  déla  mar,  quiso  saber  quánto  se 
podría  guardar  del  el  tittuy,  o  qué  arte  faría,  e  diole 
lugar  fasta  que  se  finchó  la  mar  e  levó  los  pollos  e  su 
nido.  Quando  vino  la  fenbra  a  rrequerir  los  e  non  los 
falló,  dixo  (5)  al  marido:   «Bien  sabía  yo  al  comien- 


(i)  C.  rrespondas.  ¿Harás,  pues,  esto  y  prometes  que  no  res- 
ponderás a  nadie?»  Dijo:  «Sí;  pero  ¿en 

(2)  C.  levartehemos  por  el  aire.»  Y  plúrrole  esto,  y  cogiéronlo 
y  se  elevaron  con  él  (""j,  y  cuando  lo  vieron  los  hombres  dieron 
gritos  e 

(3)  que  lo  lievan  — Falta  en  Ci,  pero  está  en  J. 

(4)  C.  galápago  oyó  las  voces  y  gritos  de  admiración  de 
ellos  (**),  dijo:  «Arranque  Dios  vuestra  ojos.»  Et 

(5)  C.  mar.  Y  puso  sus  huevos  la  hembra  en  aquel  lugar,  y 
cuando  oyó  el  mayordomo  de  la  mar  las  palabras  del  tittuy  ma- 
cho, hinchó  el  mar,  que  arrebató  los  pollos  y  el  nido  y  los  hizo 
desaparecer.  Y  dijo  la  hembra,  cuando  perdió  sus  pollos,  al 

(*)     J.  cogiéronlo  y  lleváronlo  volando  por  el  aire,  y 
(**)     J.  oyó  esto,  dijo: 


138  CALILA  Y   DIMNA 


go  deste  nuestro  fecho  que  esto  acaesgería,  e  que  se 
nos  tornaría  en  nada  a  mí  e  a  ti,  que  non  sabíamos 
quánto  valíamos  (i);  cata  quanto  daño  nos  vino  por 
esto.»  Dixo  el  maslo:  «Tú  verás  lo  que  faré  e  en  qué 
encimaré  mi  fagienda.»  Et  (2)  fuese  para  sus  amigos 
e  querellóse  desto  e  díxoles  (3):  «Vos  sodes  mis  her- 
manos e  mis  amigos  para  demandar  el  tuerto  que 
yo  rrescebí;  pues  ayudad  me  e  guisad  commo  aya 
derecho,  ca  bien  podría  acaesger  a  vos  lo  que  a  mí 
acaesíjió»  (4).  Dixeron  ellos:  «Si  así  es  commo  tú 
dizes,  derecho  es  que  rrescibamos  tu  rruego;  mas 
^•qué  esto  que  podríamos  fazer  de  daño  ala  mar  e  a 
su  mayordomo?»  Dixo  (5):  «Ayuntemos  nos  e  vaya- 
mos nos  alas  otras  aves,  e  digamos  gelo.»  E  tovié- 
ronlo  por  bien,  et  fuéronse  a  las  otras  aves  e  dixéron- 
les  lo  que  acaesgiera,  e  apercibieron  las,  por  que  les 
acaesgería  otro  tal  commo  (6)  aél  acaesgiera. 


(i)  C.  se  tornaría  contra  nosotros  la  poquedad  de  tu  propio 
conocimiento;  cata 

(2)  C.  Dixo  el  tituy  maslo:  «Lo  que  dije  al  principio  de  nues- 
tro pleito,  lo  digo  también  al  término  del  mismo:  puesto  que  ha 
procedido  desconsideradamente  contra  nosotros  el  mar,  él  verá 
lo  que  hago  en  esto.»  Y  se  llenó  de  coraje  et  fuese 

(3)  C.  querellóse  ante  ellos  de  lo  que  había  ocuirido  con  el 
mayordomo  del  mar  y  de  lo  que  le  sucedía,  y  dijo :  «Vos 

(4)  C.  vos  mañana  lo^que  a  mí  acaeció  hoy».  Dixeron 

{5)  C.  ellos:  «Nosotros  te  concedemos  el  auxilio  que  nos 
pides;  pero  ¿qué  es  lo  que  puedes  esperar  de  nosotros  contra  la 
mar?»  Dixo  el  tituy:  «Ayuntemos 

(6)  C.  aves  y  querellémonos  ante  ellas  de  lo  que  nos  ha  acae- 
cido por  causa  del  mar,  y  del  daño  que  nos  ha  hecho,  y  digamos : 
«Vosotras  sois  aves  como  nosotras;  pues  ayudadnos,  que  lo  que 
aconteció  a  nosotras  hoy  es  fácil  que  os  acontezca  a  vosotras 


DEL  LEÓN   E   DEL   BUEY  1 39 

j>Dixéronles:  «Así  es  commo  vos  dezides  más,  ^qué 
mal  podemos  nos  fazer  ala  mar  e  al  su  mayordomo?» 
Dixéronles:  «El  rrey  de  todas  nos  las  aves  es  el  fal- 
cón  oriol;  llamemos  lo  fasta  que  se  nos  muestre.»  E 
fiziéronlo  así  (i)  e  mostróse  les  e  díxoLES:  «<Qué 
cosa  vos  ayuntó,  e  (2)  por  qué  me  Uamastes?»  Dixé- 
ronle  ellas  lo  que  les  acaesgiera  por  la  mar  e  por  su 
mayordomo,  Dixéronle :  «Tú  eres  nuestro  señor  e 
nuestro  rrey,  e  el  poder  que  tú  has,  creemos  que  (3) 
es  m.ás  fuerte  que  el  mayordomo  déla  mar;  pues  vete 
PARA  ÉL  E  rruégale  que  nos  emiende  el  tuerto  que 

NOS  Fizo;  E  SI  LO  FIZIERE,  E  SI  NON,  APAREJAR  NOS  HExMOS 

A  LIDIAR  CONÉL.»  £  el  falcóii  07'ioly  quc  era  rrey  dalas 
alimañas  i  fizo  saber  esto  al  riiayordonio  delcí  mar,  et 
quando  lo  sopo  el  mayordomo  déla  mar,  entendió  su 
flaqueza  apos  la  fortaleza  del  falcón  oriol,  e  torrnó  los 
pollos  del  tittuy  (4). 

:»Et  yo  non  te  di  este  enxenplo  si  non  [por  que 


mañana.»  Y  reunió  el  tituy  macho  la  reunión  de  las  aves  en  un 
lugar,  y  se  quejó  ante  ellas  de  lo  que  aél 

(i)  C.  y  dijeron  las  aves :  «Nosotras  te  ayudaremos;  <pero  qué 
es  lo  que  puedes  esperar  de  nosotras  contra  el  mar?»  Dijo  el 
tituy:  «jOh  reunión  de  aves!  Nuestro  señor  es  el  águila  fénix,  y 
no  cesemos  de  rogarle  y  de  invocarle  en  alta  voz,  hasta  que  se 
nos  aparezca  y  reclame  en  favor  nuestro  del  mayordomo  del 
mar.»  Y  complaciólas  el  fénix  e 

(2)  e  —  A.  y  B.  o 

(3)  C.  llamastes?>  Quejáronsele  ellas  de  lo  que  les  acaeciera 
por  causa  del  mayordomo  del  mar,  y  dijeron :  «Tú  eres  nuestro 
señor,  y  el  rey  que  cabalga  en  ti  es 

(4)  C.  E  hizo  el  ave  fénix  esto;  y  fuese  el  que  en  ella  montaba 
contra  el  mayordomo  del  mar  para  luchar  con  él.  Y  cuando  cono- 
ció el  m.  del  m.  su  flaqueza  ante  la  fuerza  de  este  rey  a  quien 
sirve  de  cabalgadura  el  fénix,  se  apresuró  a  devolver  los  pollos. 


140  CALILA  Y   DIMNA 


sepas]  que  non  tengo  que  es  consejo  que  lidies  conel 

león    NIN   QUE    CONTIENDAS   CONEL    pOF   ti   mismO»   (l). 

Dixo  Sengeba:  «Dígote  que  yo  non  mostraré  al  león 
enemistad,  nin  me  camiaré  de  commo  estava  conél 
nin  en  gelado,  nin  en  paladinas  (2),  fasta  que /¿>r  su 
parte  vea  de  lo  que  me  yo  temo.»  Et  esto  pesó  a 
Dimna,  ca  sopo  (3)  que  si  el  león  non  viese  las  seña- 
les en  Sengeba  (4)  que  él  [le]  dixiera,  que  lo  sospe- 
charía. Et  dixo  a  Sengeba  (5):  «Vete,  ca  manifiesta 
mente  verás  quando  entrares  al  león  la  fortedunbre 
délo  que  te  yo  dixe  del»  (6).  [Dixo  Sengeba:  «¿-Et 
cómmo  conosgeré  eso?»]  Dixo  Dimna:  «Si  tú  vieres 
al  león,  quando  aél  entrares  E  lo  vieres,  agachado 


(i)  J.  »Et  solamente  te  conté  esta  historia  para  que  sepas  que 
luchar  con  el  león  no  lo  tengo  por  consejo.»  Dixo  —  C.  »Et  sola- 
mente te  conté  esta  histeria  para  que  sepas  que  no  conviene  a 
nadie  exponerse  a  peligro»  si  es  que  puede;  porque  si  lo  matan, 
se  dice  que  pierde  su  alma;  y  si  triunfa,  se  dice  que  es  por  el 
destino;  pero  el  sabio  se  apresura  a  lidiar  y  deja  a  un  lado  la 
astucia,  después  de  haber  empleado  toda  la  suavidad  y  dulzura 
que  puede.»  Dixo 

(2)  C.  Dixo  el  toro  (*):  «Yo  no  lucharé  con  el  león  ni  le  mos- 
traré enemistad  ni  oculta  ni  abiertamente,  ni  me  cambiaré  de 
como  estaba  con  él  fasta 

(3)  temo.»  El  c.  p.  a  D.,  c.  s.  que  si  —  Así  en  J.—  C.  temo.» 
Dijo  Dimna,  pues  no  le  gustaron  (estas)  palabras  de  él:  «Yo  no 
me  cambiaré  de  la  situación  en  que  estaba  con  el  león»,  y 
pensó  que 

(4)  Sengeba  —  C.  y  J.  en  el  toro 

{5)     Sengeba:  —  C.  toro: — J.  como  A. 

(6)  J.  quando  mirares  al  león  lo  que  quiere  él  de  ti.»  [Dixo  — 
C.  Et  dixo  al  toro:  «Ciertamente  que  si  tú  miras  bien  al  león, 
verás  manifiestamente  lo  que  quieres  de  él.»  [Dixo 

(*)     el  toro:  — J.  Sengeba,  como  A. 


DEL  LEÓN  E  DEL  BUEY  14! 


contra  ti  (i),  moviendo  los  pechos  e  catándote  muy 
firme,  e  firiendo  conla  cola  en  tierra,  et  abriendo  la 
boca  E  BOSTEZANDO  E  RRELAMiENDO,  6  aguzando  las 
orejas,  sepas  que  te  quiere  matar,  e  apercíbete,  e 
NON  TE  ENGAÑE.»  Dixo  Scugcba:  «Si  yo  viere  conel 
león  lo  que  tú  dizes,  non  averé  y  dubda»  (2). 

Et  pues  que  Dimna  acabó  de  enlizar  al  león  contra 
Sengeba  e  Sengeba  contra  el  león,  fuese  para  su 
HERMANO  Calila.  Et  [quando  entró  aél]  díxo[le]  Ca- 
lila; «¿En  qué  as  puesto  tu  obra  en  que  trabaja- 
vas?»  (3).  Dixo  [Dimna]:  «Ya  cerca  es  de  se  engimar 
segunt  que  yo  quería  (4).  Non  dubdes  nin  cuydes  que 
dure  la  amistad  entre  dos  amigos,  si  el  sabio  artero  e 
tergero  se  entremetiere  enel  departir.»  Et  fueron  se 
amos  fasta  que  llegaron  al  león.  Et  vieron  a  Sengeba 
que  avía  entrado  al  león,  e  violo  déla  guisa  que  le 
dixo  Dimna,  acachado  contra  él,  e  las  orejas  agudas, 
e  la  boca  abierta  e  firiendo  conla  cola  en  tierra,  e 
non  dubdó  Sengeba  que  quería  saltar  en  él  e  fué 
giERTO  DE  MORIR  (5).  Et  dixo  CU  SU  coragóu :  «Non  es 


(i)  C.  quando  mire  hacia  ti,  erguido  y  sentado  sobre  su  tra- 
sero, moviendo — J.  Dimna:  «Sin  duda  ninguna  que  verás  al  león 
quando  aél  entrares  sentado  sobre  su  trasero,  moviendo 

{2)  C.  viere  de  parte  de  él  estas  señales,  non  averé  y  dub- 
da.» — J.  viere  estas  señales  en  el  león,  conoceré  que  eres  veraz 
en  lo  que  me  dices.» 

(3)  en  que  trabajavas?»  — ^^ Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(4)  C.  y  J.  quería  y  tú  querías.  Non 

(5)  C.  amigos,  si  emplea  su  arte  para  romperla  el  (hombre) 
dotado  de  astucia  y  suavidad.»  En  seguida  Calila  y  Dimna  se  fue- 
ron juntos  para  presentarse  al  león,  y  encontraron  a  Sengeba 
que  entraba  hacia  él.  Y  cuando  lo  vio  el  león  se  irguió  sentán- 
dose sobre  su  trasero,  atiesó  las  orejas,  abrió  la  boca  e  hirió 


142  CALILA   Y  DIMNA 


el  que  sirve  al  rrey  (i)  en  quanto  se  teme  que  lo  ma- 
tará raviosa  mente,  e  que  se  le  mudará  el  coragón 
por  las  mezclas  délos  malos  (2),  si  non  commo  quien 
mora  conla  culebra  en  su  cueva  [e  en  su  cama  et  non 
sabe  porqué  se  le  irritará]  o  conel  león  en  su  lugar, 
o  commo  quien  nada  enel  agua  do  son  los  cocodri- 
llos,  que  non  sabe  quándo  se  ensañará  alguno  dellos 
E  LO  MATARÁ.»  Et  pcusó  [cl  toro]  encsto  e  aparejó  se 
a  lidiar  conel  león.  Et  católo  el  león  e  vio  lo  (3)  que 
le  dixiera  Dimna  et  non  dubdó  que  se  viniera  si  non 
por  lidiar  conél.  Et  saltó  el  león  aél,  e  lidiaron  muy 
fuerte  mente  atanto  que  corrían  amos  (4)  sangre.  E 

MATÓ  EL  LEÓN  A  SENgEBA,  E  PARÓ  SE  APARTE  MUY 
TRISTE  E  CON  GRANT  PESAR  PENSANDO. 

Quando  esto  vio  Calila  (5)  dixo  a  Dimna:  «jAy 
FALSO,  vil,  tu  arte  quán  mala  es,  et  qué  vil  gima  fizo! 
Ca  as  metido  al  león  en  afruenta  e  en  vergüenza,  e 


c.  c.  e.  t.  e  n.  dubdó  el  toro  que  quería  saltar  sobre  él.  Et — J.  En 
seguida  se  fueron  juntos  Calila  y  Dimna,  para  presenciar  la  lucha 
del  león  y  el  toro,  y  ver  lo  que  pasaba  entre  ellos  y  en  qué  que- 
daba el  asunto  de  los  dos.  Y  fué  Sengeba  y  entró  en  donde  es- 
taba el  león,  y  lo  vio  en  la  situación  en  que  le  había  descrito  Dim- 
na. Et 

(i)     C.  rrey  por  la  poca  seguridad  que  tiene  y  en 

(2)  C.  corazón  por  las  felonías,  injurias  y  mentiras  que  le 
traigan,  si 

(3)  C.  con  el  león,  si  éste  lo  provocaba.  Y  cuando  miró  hacia 
él  el  león,  en  la  manera  como  se  le  acercaba  y  «n  la  mala  inten- 
ción con  que  entraba,  vio  algunas  de  las  señales  que 

(4)  C.  aél,  y  empezó  entre  ambos  la  lucha,  y  fué  recia  la  por- 
fía del  toro,  de  modo  que  se  prolongó  tanto  que  de  ambos  a  la 
vez  manaba  sangre. 

(5)  C.  Quando  vio  Calila  que  había  sucedido  al  león  lo  que  le 
sucedió,  y  que  le  salía  sangre,  dixo 


DEL  LEÓN  E  DEL  BUEY  I4J 


has  muerto  a  Sengeba  e  as  derramado  los  coragones 
délos  cavalleros.  Desí  veo  con  tu  grand  locura  en 
que  te  alabaste  que  lo  farías  con  terrería.  Et  ^'non 
sabes  qu'el  peor  consejo  es  aquel  (i)  que  faze  al  omne 
lidiar  pudiéndolo  escusar,  nin  sabes  que  el  omne  por 
ventura  apoderar  sea  de  su  enemigo  do  lo  pudiere 
matar,  e  déxalo  por  miedo  de  non  ser  enello  mal  an- 
dante, o  entrar  a  peligro,  aviendo  esperanza  que  se 
vengará  del  de  otra  guisa?  Et  quando  el  privado  del 
rrey  lo  conseja  a  lidiar  enlas  cosas  de  que  se  puede 
vengar  en  paz,  mayor  enemistad  le  ha  e  mayor  daño 
le  faze  que  su  enemigo  (2).  Ca  así  commo  alcanga  ala 
lengua  flaqueza  en  non  dezir  giertamente  el  pensa- 
miento (3)  del  coragón,  otrosí  alcanga  al  esfuergo  la 
cobardez,  por  el  mal  consejo.  Ca  quando  el  omne  se 
echa  ala  una  de  estas  dos  cosas,  non  le  ha  la  otra  que 


(i)  J.  Dimna:  «¡Ah  vil,  cuan  fea  es  tu  bellaquería  y  qué  malo 
el  resultado  de  tu  consejo!»  Dijo  Dimna;  «;Y  qué  es  eso?»  Dijo 
Calila:  «Que  se  ha  desangrado  el  león  y  ha  muerto  el  toro;  pues, 
ciertamente,  la  peor  sandez  es  la  que  —  C.  Dimna:  «Mira  tu  arte 
q.  m.  e.,  e.  q.  v.  9.  fizo.»  En  seguida  dijo  Calila — pues  había  dado 
un  grito  el  león  cuando  vio  la  muerte  del  toro  y  había  interrumpi- 
do la  conversación  (*)  del  chund  y  la  injuria  de  ellos — :  además  de 
que  se  ha  puesto  de  manifiesto  tu  sandez,  con  la  que  te  alabaste 
[de  tu]  dulzura.  <Acaso  no  sabes  que  la  peor  sandez  es  la  que 

(2)  C.  cosas  que  puede  lograr  mediante  la  conciliación,  y  ob- 
tener lo  que  desea,  pues  es  para  él  peor  enemigo  que  su  len- 
gua. Ca 

(3)  C.  flaqueza  por  debilidad  del 


(*)  El  texto  de  C,  como  se  ve  por  la  traducción,  está  incorrecto;  pero 
suprimiendo  en  él  algunas  palabras  y  substituyendo  la  dicción  <Jw.^-0  , 
conversación,  por  v._-?&i.3,  corazones,  vendría  conforme  con  el  texto  cas- 
tellano, traduciendo  entonces  la  palabra  chund  o  ejército  por  caballeros. 


144  CALILA   Y   DIMNA 


fazer  (i)  ala  ora  déla  lid,  nin  [ha]  el  consejo  ninguna 
mejoría  del  esfuergo  (2);  ca  en  muchas  cosas  cumple 
el  consejo  sin  la  fuerga,  et  non  cunple  la  fuerga  (3) 
sin  el  consejo.  Et  quien  quiere  fazer  engaño,  e  non 
sabe  la  manera  délo  que  acaesgerá  por  loar  su 
<jiMA,  será  su  fecho  tal  commo  el  tuyo.  Et  yo  sabía 
bien  tu  malvestad  e  tu  loganía  e  nunca  fue  rrazón  que 
esto  non  atendiese  de  ti,  et  vi  que  tu  golosía  e  tu 
cobdigia  alguna  traygión  (4)  traería  atí  e  amí. 

»Ca  el  OMNE  BUENO  E  entendido  piensa  enlas  co- 
sas (5)  ante  que  las  faga  e  se  meta  aellas,  e  las  que  ha 
esperanga  que  se  acabarán  segunt  él  quiere,  atrévese 
aellas,  et  las  que  sabe  que  sele  agraviarán,  déxala[s]. 
Et  yo  non  te  dexé  de  fazer  entender  tu  yerro  e  tus 
aleves  al  comiengo  desta  cosa  si  non  por  que  (6)  era 
cosa  que  non  podía  mostrar  (7),  nin  quería  fazer  tes- 


(i)  C.  Ca  el  esfuerzo  y  el  seso,  cuando  se  pierde  uno  de  los 
dos,  el  uno  no  puede  pasar  sin  el  otro  ala 

(2)  Así  creo  que  debe  enmendarse  esta  frase,  a  pesar  de  que 
en  C.  está  el  texto  incorrecto.  El  sentido  que  se  desprende  de  C. 
y  el  contexto  es  que  el  consejo  es  superior  al  esfuerzo. 

(3)  C.  fuerga  en  ninguna  cosa  sin 

(4)  C.  malvestad  y  lo  pagado  que  estás  de  tu  juicio;  y  no  cesé, 
desde  que  lo  supe  y  oí  tus  palabras,  de  temer  la  traición  que 
traería 

(5)  J.  entendido  prepara  las  cosas  y  piensa  en  ellas  ante  — 
C.  entendido  comienza  por  pensar  en  los  asuntos  y  en  las  cosas 
ante 

(6)  C.  sabe  que  no  se  acabarán,  apártase  de  ellas  y  no  se 
mezcla  en  ellas.  Y  no  me  impidió  de  reprocharte  el  comienzo  de 
esta  cosa  y  de  hacerte  desistir  de  tu  villanía,  sino  (la  considera- 
ción de)  que  era 

(7)  mostrar,  es  decir,  divulgar,  hacer  manifiesta. 


DEL   LEÓN   E  DEL   BUEY  1 45 


tigos  sobre  ti,  e  sope  que  lo  que  yo  te  dezía  non  te 
defendería  nin  te  torrnaría  déla  cosa  que  tú  querías 
más  (i).  Et  pues  que  agora  he  visto  manifiesta  mente 
tu  mal  consejo  e  (2)  mala  gima  de  tu  fazienda,  et 
quiero  te  departir  en  qué  estás  e  quál  eres,  e  por 
esto  se  engañó  el  león  en  ti  (3);  et  non  ha  pro  el  de- 
zir  si  non  conel  fazer  (4),  nin  la  castidat  si  non  conel 
temor  de  Dios,  nin  en  ser  omne  verdadero  si  non  con 
lealtad,  nin  en  ser  artero  si  non  sale  ende  sano  c 
salvo  e  seguro  (5).  Et  tú  as  fecho  (6)  tal  cosa  que  la 
non  melezinará  si  non  el  entendido,  enderesgado, 
SABIO,  así  commo  el  enfermo  en  que  se  corronpe  la 


(i)     C.  non  te  añadiría  ningún  bien  ni  te  apartaría  del  mal.  Et 

(2)  C.  consejo  y  el  estrago  de  tu  hecho,  y  he  visto  la  mala 

(3)  C.  fazienda,  pues  quiero  hablarte  de  ti  mismo  y  hacerte 
saber  tus  defectos.  (Uno)  de  ellos  es  que  eres  de  buenas  pala- 
bras y  de  malas  obras;  y  ya  se  ha  dicho :  «No  quieras  compañía 
con  el  que  sabe  bien  hablar  y  no  sabe  obrar  bien.»  Y  solamente 
se  engañó  el  león  en  ti,  porque  tú  sabes  hablar  bien  y  lo  has 
echado  a  perder,  porque  tú  no  sabes  obrar  bien;  et 

(4)  C.  fazer,  ni  el  pensar  sino  con  la  experiencia,  ni  la  riqueza 
sino  con  la  liberalidad,  ni  la  amistad  sino  con  la  debida  corres- 
pondencia, nin 

(5)  C.  lealtad,  nin  la  vida  sino  con  la  salud  y  la  seguridad  y  la 
alegría. — J.  lealtad,  ni  la  vida  sino  con  la  salud,  ni  la  seguridad 
sino  con  la  alegría  (*).  Et 

(6)  as  fecho,  C^^j^:,  como  trae  J.,  mejor  que  (»iul3^-¿ó, 
que  trae  C,  y  mejor  que  vJ-^Ja^jj,  que,  como  corrección  a  C, 
propone  su  editor. 


(*)  Creo  que  el  texto  castellano  está  mejor  que  todos  los  árabes, 
siendo  fácil  de  explicar  el  error  de  éstos,  que  ha  consistido  en  haber 
escrito  o  leído  los  copistas  olx<>^»,  vida,  en  vez  de  ¿sj-/».^.,  artificio, 
astucia. 

TOMO   I.  10 


146  CALILA   Y   DIMNA 


colora  e  la  sangre  e  la  fiema  (i),  que  gelo  non  puede 
toUer  si  non  el  buen  físico. 

»Et  sepas  qu'el  saber  tuelle  al  omne  agudo  e  aca- 
bado su  beudez,  et  anda  (2)  en  la  beudez  del  loco, 
así  commo  el  día  que  es  claro  a  todas  las  cosas  que 
veen  (3)  et  giega  el  murgiélago.  Et  el  (4)  omne  de 
buen  seso  non  cata  ala  dignidat  que  ha  ganado  nin 
ala  nobleza  a  que  es  pujado,  así  commo  el  monte  que 
se  non  mueve  maguer  el  viento  se  esfuerge.  Et  el 
omne  de  liviano  seso  muévese  por  la  más  ligera  dig- 
nidat que  aya,  así  commo  las  pajas  que  se  mueven 
conel  más  flaco  viento.  Et  rremienbro  me  agora  por 
tu  fazienda  auna  cosa  que  oí  dezir,  que  quando  el 
rrey  (5)  es  derechero  e  sus  pri[va]dos  fueren  malos, 
apoca  su  bien  fazer  enlos  omnes,  e  non  se  atreve  nin- 


(i)  C.  enfermo  en  el  cual  se  juntan  diferentes  visajes  por 
causa  de  las  enfermedades  y  de  las  medicinas,  que 

(2)  anda  —  C.  y  J.  v>J>P,  aumenta,  acrece. 

(3)  C.  el  día  aumenta  la  vista  a  todas  las  cosas  dotadas  de 
vista,  et 

(4)  el-A.yB.alH 

(5)  Et  rremienbro...  oí  dezir, — Así  en  J.— C.  agora  de  una  cosa 
que  oí  decir  [y  que]  recuerdo  referente  al  sultán,  que  cuando 
él  es 


(*)  Este  al  puede  ser  simple  errata  del  copista  o  corresponder  al 
primitivo  manuscrito,  del  cual  proceden  A.  y  B.J  porque  la  frase,  tradu- 
cida literalmente,  dice  así:  Y  el  orne  de  buen  seso  no  infatúa  (o  con- 
mueve) a  él,  la  dignidad,  etc.  Al  construir  en  castellano  esta  frase  ára- 
be, hay  que  trasladar  la  partícula  que  indica  el  régimen  al  nombi'e  con 
que  empieza  la  frase,  que,  aunque  en  árabe  aparece  en  nominativo,  es  en 
realidad  el  complemento  directo.  No  puede  dudarse  de  que  la  frase  ha 
sido  rehecha  por  algún  copista,  porque  el  verbo  wa.>  no  significa  catar, 
sino  ser  petulante^  y  en  cuarta  forma  hacer  a  u7ío  petulante,  infatuar  o 
conmover,  kax:er  mover,  moverse,  como  lo  vertió  el  traductor  en  la 
cláusula  siguiente,  en  que  habla  del  orne  de  liviano  seso. 


DEL  LEÓN   E  DEL   BUEY  1 47 


guno  aél  nin  se  llega  aél  (i);  así  commo  el  agua 
clara  (2)  en  que  yaze[n]  los  cocodrilos,  en  que  nin- 
guno non  osa  entrar  maguer  nadar  sepa  e  lo  ha  de 
menester.  Et  el  engaño  délos  rreyes  sola  mente  es 
en  su  consejo  (3),  et  tal  es  el  rrey  conlos  buenos  va- 
sallos así  commo  el  mar  con  sus  ondas.  Et  una  délas 
LOCURAS  E  délas  sandezes  deste  mundo  es  querer 
aver  (4)  amigos  sin  lealtad,  e  aver  el  otro  mundo  (5) 
con  adulterio,  e  aver  el  amor  délas  mugeres  con 
broznedat,  et  querer  pro  desí  a  daño  de  otri  (6),  et 
querer  ser  sabio  e  estar  folgando  et  non  estudian- 
do (7).  Mas  ^jqué  pro  ha  esto  que  te  yo  digo  tan 


(i)  J.  non  puede  ninguno  acercarse  aél;  —  C.  non  puede  nadie 
aprovecharse  de  sus  beneficios  ni  de  su  bondad;  así 

(2)  J.  agua  buena  en  —  C.  agua  clara  y  buena  en 

(3)  C.  Et  solamente  el  fausto  (*)  de  los  reyes  y  su  pompa 
son  sus  allegados,  si  son  muchos  y  si  son  buenos;  y  tú  quieres 
que  no  se  trate  de  ningún  asunto  del  león  sin  ti,  et 

(4)  C.  Et  sandez  es  buscar  el  hombre  amigos  —  J.  Et  de  las 
sandeces  [una]  es  desear  encontrar  amigos  ^ 

(5)  otro  mundo — C.  j^\,  en  vez  de  o-¿>\,  como  trae 
bien  J, 

(6)  El  copista  de  C.  alteró  el  orden  de  las  palabras,  de  modo 
que  dice :  pro  de  los  hombres  con  daño  de  sí  mismo, — J.  como  A. 

(7)  Falta  en  C.  una  negación  delante  de  ki.=L\,  para  que  el 
sentido  esté  conforme  con  A.  y  con  lo  que  pide  el  contexto, 
pues  tal  como  está  dice :  et  la  sabiduría  y  la  nobleza  con  la  ocio- 
sidad y  el  estudio. 

(*)  El  manuscrito  de  C.  dice  ¿^l^v^.,  astucia,  fraude,  engaño,  como 
se  lee  en  la  versión  castellana;  pero  que  el  editor  ha  substituido  en  el 
texto  por  <^<*vli>.,  para  que  venga  bien  al  contexto.  En  J.  falta  esta  pa- 
labra; pero  en  lo  demás  está  conforme  con  C,  pues  dice  así:  Y  cier- 
tamente al  rey  y  a  su  pompa  los  forman  sus  ejércitos  y  visires  dotados 
de  probidad,  que  dirijan  bien  a  los  hombres  y  presten  atención  a  los  vir- 
tuosos. Y  tú,  ¡oh  Dimna!,  quieres  que  nadie  despache  con  el  rey  sino  tú, 


1 48  CALILA  Y   DIMNA 


BROZNA  MENTE?  (i).  Ca  yo  sé  quc  tan  poco  pro  fará, 
así  commo  lo  que  dixo  el  omne  ala  ave:  «Non  te  en- 
tremetas de  enderegar  lo  que  se  non  enderesga,  nin 
DE  ABivAR  LO  QUE  SE  NON  ABivA,  nin  de  Castigar  nin 
DE  ENSEÑAR  al  que  se  non  castiga.»  Dixo  Dimna: 
«¿Cómmo  fue  eso?» 

Dixo  Calila:  «Dizen  que  una  compaña  de  ximios 
estavan  en  un  monte,  e  vieron  en  una  noche /;7¿í  [e 
de  viento  e  de  lluvia]  (2)  una  luziérnega  (3),  et  cuy- 
daron  que  era  fuego,  e  ayuntaron  mucha  leña  [e  pu- 
sieron la  sobre  ella].  Desí  comentaron  a  soUar  con 
sus  bocas,  e  a  ventar  con  sus  manos  (4),  estando 
gerca  de  un  árbol  en  que  estava  una  ave.  Et  aquella 
ave  díxoles:  «Non  lazredes,  ca  lo  que  vos  vistes  non 
es  tal  commo  cuydades.»  Et  non  la  quisieron  creer 
nin  torrnaron  cabega  alo  que  les  dixo.  Et  pues  que 
gelo  ovo  dicho  muchas  vezes  (5),  desgendió  aellos 
por  los  castigar.  Et  pasó  por  y  un  omne  et  dixo  al 
ave  (6):  «cNon  te  entremetas  de  enderesgar  [lo  que 
non  se  enderesga]  nin  de  avivar  lo  que  se  non 
ABIVA,  nin  de  castigar  nin  de  enseñar  al  que  se  non 


(i)     C.  digo,  y  qué  fin  ha  de  tener  esta  exhortación?  Ca 

(2)  fría  e  d.  V.  e  d.  lluvia  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J.  y  en 
el  original  sánscrito. 

(3)  C.  y  J.  luziérnaga  que  volaba  et 

(4)  e  a  V,  c.  s.  manos,  — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(5)  C.  una  ave  que  se  puso  a  gritarles  que  lo  que  veían  no  era 
fuego.  Y  no  quisieron  escucharla  y  desgendió  —  J.  ave...  que 
se  puso  a  gritarles  y  a  decirles:  «No  os  fatiguéis,  pues  lo  que 
veis  no  es  fuego. >  Y  como  repitiera  esto,  pensó  en  acercarse  a 
ellos 

(6)  C.  dixo:  «¡Oh  ave!,  non 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  1 49 

castiga;  ca  (i)  la  piedra  que  se  non  puede  tajar,  non 
la  pruevan  con  las  espadas,  et  el  fuste  que  se  non 
puede  dolar,  non  se  entremete  ninguno  délo  en  cor- 
var, ca  quien  esto  faz  que  yo  dixe  rrepiéntese.»  Et  los 
ximios  non  torrnaron  cabega  en  lo  que  les  [el]  ave 
dixo.  Et  ella  llegó  aellos  por  los  castigar,  e  tomóla 
uno  dellos,  e  dio  con  ella  en  tierra  e  matóla  (2).  Et 
tú  tal  eres  e  más  que  (3)  te  ha  vengido  el  engaño  e 
la  loganía  (4),  e  son  muy  malos  dos  conpaños,  et  es 
derecho  que  te  acaesca  por  esto  que  feziste  lo  que 
acaesgió  al  falso  que  era  conpañero  del  torpe»  (5). 
Dixo  Dimna:  «^'E  cómmo  fue  eso?» 

Dixo  Calila:  «Dizen  que  un  omne  artero  ovo  con- 
pañia  con  un  nesgio.  Et  yendo  amos  por  un  camino 
fallaron  una  bolsa  en  que  avía  mili  maravedís,  e  tomá- 


(i)  C.  ca  quien  trata  lo  que  es  intratable,  pues  su  remedio  es 
el  arrepentimiento;  pues  la 

(2)  C.  rrepiéntese.»  Y  no  quiso  el  ave  dar  oídos  a  lo  que  le 
decía  el  hombre,  ni  sacar  provecho  del  consejo  que  le  diera; 
tanto,  que  se  acercó  a  los  monos  para  hacerles  comprender  que 
aquello  no  era  fuego,  y  agarróla  uno  de  ellos  y  le  rompió  la 
cabeza.  Et  — J.  dellos,  e  d.  c.  e.  e.  t,  e  matóla. 

(3)  C.  tal  eres,  por  el  poco  provecho  que  has  sacado  de  la 
educación  y  de  los  buenos  consejos;  y  en  verdad,  ¡oh  Dimna!, 
que  te 

(4)  Joganía,  —  B.  golosina,  —  C.js.^,  debilidad,  impotencia.  — 
J.  ^^s®,  ruindad,  villanía,  pero  que  el  editor  expUca  poro^^-'''^^» 
rebeldía,  desobediencia. 

(5)  j.  conpaños,  y  el  engaño  el  peor  de  los  dos,  por  sus  con- 
secuencias. Y  para  esto  hay  un  cuento.»  Dixo  —  C.  e  el  engaño  y 
la  impotencia  son  dos  malos  amigos,  y  el  engaño  el  peor  de  los 
dos,  por  sus  consecuencias;  y  semeja  a  ellos  dos  el  asunto  del 
malo  que  hizo  compañía  con  el  torpe.»  Dixo 


CALILA   Y  DEMNA 


ronla  e  tovieron  por  bien  de  tornarse  ala  gibdat  (i). 
Et  quando  fueron  gerca  déla  gibdat  (2)  dixo  el  torpe 
al  falso:  «Toma  la  raeytad  délos  maravedís,  e  dame 
la  otra  meytad.»  Dixo  el  falso,  pensando  enlos  levar 
todos:  «Non  lo  fagas  así,  ca  los  amigos  que  meten 
sus  faziendas  uno  en  mano  de  otro,  faze  más  du- 
rar (3)  el  puro  amor;  mas  tome  cada  uno  de  nos  otros 
quanto  despienda  (4),  e  soterremos  los  que  y  finca- 
ren en  algunt  lugar  apartado,  et  quando  oviéremos 
menester  algunos  dellos  tomar  los  hemos.»  Et  acor- 
dóse conél  el  torpe,  e  soterraron  los  so  (5)  un  árbol 
muy  grande,  desí  fuéronse  (6);  et  vino  el  falso  para 


(i)  C.  artero  y  un  torpe  encontraron  en  un  camino  una  bolsa 
en  la  que  había  mil  dinares;  y  estaban  asociados  para  comerciar, 
e  tovieron  p.  b.  d.  tornarse  a  sus  casas.  Et — J.  artero  y  un  torpe 
se  asociaron  para  comerciar  y  se  fueron  de  viaje.  Et  y.  a.  p.  u. 
camino  se  apartó  el  torpe  para  hacer  una  necesidad  y  se  encon- 
tró una  bolsa  e.  q.  a.  mil  dinares  y  la  tomó.  Y  se  enteró  de  ello 
el  falso  y  se  volvieron  a  su  país.  Et  —  B.  Dos  omes  eran  en  una 
conpañia,  e  el  uno  dellos  era  torpe  e  el  otro  falso,  e  fezieron 
aparcería  en  una  mercadería.  Et  yendo,  etc. 

(2)  C.  cibdat,  se  sentaron  para  repartirse  los  dinares,  y  dixo 

(3)  C.  meytad.»  Y  el  falso  había  pensado  ya  en  su  corazón  en 
llevárselos  todos,  y  dijo:  «No  los  partamos;  porque  el  tenerlo 
todo  en  común  y  el  estar  asociados  es  más  propio  de  la  amistad 
y  el 

(4)  C.  mas  toma  tú  para  gastar,  y  yo  tomaré  lo  mismo  que 
tú,  e 

(5)  C.  menester  para  gastar,  volveremos  juntos  y  tomaremos 
lo  que  necesitemos.»  Y  dijo  el  torpe :  «Está  bien.»  Y  tomaron  de 
los  dinares  una  pequeña  parte,  y  soterraron  el  resto  al  pie 
de  un 

(6)  desí  fuéronse; — J.  desí  entraron  en  la  ciudad; — En  C.  falta 
esta  frase. 


DEL  LEÜN   E   DEL   BUEY  I5I 


el  lugar,  e  tomó  los  maravedís,  [e  dexó  la  tierra  egual 
como  estaba].  Et  quando  fue  a  días  dixo  el  falso  al 
torpe:  «Vayamos  al  nuestro  condesijo,  et  tomaremos 
los  maravedís,  ca  yo  he  menester  que  despienda.» 
Et  fuéronse  al  lugar  do  los  pusieran,  e  cavaron  e  non 
los  fallaron  (i).  E  comengóse  el  falso  a  mesar  e  a  ferir 
asus  pechos  e  dezir:  «Non  se  fíe  omne  en  ninguno 
desde  aquí  iiín  se  crea  por  éh  (2). 

Desí  dixo  al  torpe:  «Tú  torrnaste  acá  (3)  e  los 
tomaste.»  E  comengó  el  torpe  a  jurar  e  confonderse 
que  lo  non  feziera,  e  el  falso  deziendo:  «-Non  supo  nin- 
gimo  délos  viaravadis  salvo  yo  e  iú,  e  iü  los  tomaste.-» 
E  sobre  esto  fuéronse  para  la  gibdat  e  para  el  alcalde, 
e  el  falso  qíierellóse  al  alcalde  cósmno  (4)  el  torpe  le 
había  to?nado  los  maravedís,  e  dixo  el  alcalde:  <^^Aquí 
tú  as  testigos?-»  Dixo  el  falso  (5) ;  <Sí,  que  fío  por  Dios 
QUE  el  árbol  me  será  testigo,  e  me  afirmará  enlo  que  yo 
digo.-»  Et  sobre  esto  mandó  el  alcalde  que  se  diesen  fia- 
dores, et  díxoles:  «  Venid  vos  para  mí  e  iremos  al  árvol 


(i)  C.  al  torpe:  «Ya  tenemos  necesidad  de  gastar;  vayamos  a 
los  dinares  y  tomaremos  para  gastar.»  Y  fuéronse  juntos  hasta 
que  llegaron  al  árbol  y  cavaron  en  el  sitio  donde  (habían  puesto) 
el  dinero  y  no  hallaron  en  él  nada.  E 

(2)  C.  y  J.  ninguno,  ni  se  deje  engañar  por  hermano  ni  por 
amigo.» 

(3)  acá  —  C.  a  los  dinares 

(4)  C.  jurar  y  a  maldecirse,  y  no  menos  arreciaba  contra  él  el 
falso,  diciéndole:  «¿Quién  los  tomó  sino  tú?  ¿Acaso  tenía  noticia 
de  ello  (*)  alguien  fuera  de  nosotros?»  En  seguida  el  falso  cogió 
al  torpe  y  lo  condujo  a  presencia  del  cadí,  a  quien  contó  toda  la 
historia,  y  afirmó  que  el  torpe 

(5)  falso :  —  B.  torpe : 

(*)      de  ello,  L^.>,  y  no  Lo,  como  dice  el  texto. 


152  CALILA  Y   DEMNA 


que  dezides.T>  E  fuese  el  falso  a  su  padre  e  fízogelo 
saber,  e  contóle  toda  su  fazienda,  et  dixole:  «  Yo  non 
dixe  al  alcalld  esto  que  te  he  contado,  salvo  por  una 
cosa  que  pensé;  si  tú  acordares  contigo,  averemos  ga- 
nado el  aver.y>  Dixo  el  padre:  <t-^Quées}->  Dixo  el  falso'. 
«  Yo  busqué  el  más  .hueco  árvol  que  pude  fallar  (i),  e 
quiero  que  te  vayas  esta  noche  allá  e  que  te  metas  den- 
tro, QUE  LUGAR  AY  DONDE  PUEDAS  CABER,  ct  CUando  cl 

alcalld  fuere  e7ide,  e  preguntare  quién  tomó  los  mara- 
vedís, rresponde  tú  de?itro  e  di  que  el  torpe  los  tomó.* 
Dixo  el  padre:  «Fijo,  algunas  cosas  ay  que  echan  al 
onbre  con  su  arteria  e  con  su  engaño  en  muy  gra7i 
peligro  E  EN  TRiBULAgiÓN,  asi  como  acaegió  a  la  gar- 
ra.-» Dijo  el  fijo:  «^Cóinofue  eso?»  (2). 


(i)  C.  £>Lvo  el  falso:  «Sí;  testigo  me  será  el  árbol  al  pie  del 
cual  estaban  los  dinares.»  Y  se  admiró  el  cadí  de  que  invocara 
por  testigo  al  árbol,  y  dudaba  de  lo  que  decía  y  le  mandó  que 
diese  fiador.  Y  dijo  al  fiador:  «Llégate  con  éste  mañana,  y  se 
verá  el  testimonio  del  árbol  que  invoca.»  Y  fuese  el  falso  a  su 
casa  y  contó  a  su  padre  la  historia,  y  le  dijo :  «¡Oh  padre!  Yo  no 
he  pedido  el  testimonio  del  árbol  sino  por  una  cosa  que  pensé,  y 
confío  en  ti  para  ello.  Y  si  tú  quieres,  pues  ya  tenemos  guarda- 
dos los  dinares,  y  ganaremos  otros  tantos  de  parte  del  torpe.» 
Dijo  el  padre  del  falso:  «.jY  qué  es  lo  que  me  mandas?»  Dijo  el 
falso :  «Yo  busqué,  por  los  dinares,  un  árbol  de  los  más  grandes 
y  corpulentos,  el  cual  tiene  un  hueco  en  el  que  se  mete  unoy  no 
es  visto;  soterré  los  dinares  al  pie  del  mismo,  volví  luego  y  los 
cogí,  y  he  presentado  la  reclamación  contra  el  torpe,  e 

(2)  C.  fuere  y  pidiese  al  árbol  su  testimonio,  responde  desde 
el  hueco  y  di:  «El  torpe  tomó  los  dinares.»  Dijo  el  padre  del 
falso :  «Hijo,  a  veces,  al  astuto  lo  precipita  su  astucia  en  el  peli- 
gro, y  guárdate  de  que  sea  esta  intriga  tuya  semejante  a  la  intriga 
de  la  garza.»  Dijo  el  falso:  «¿Cómo  fué  (*)  eso,  ¡oh  padre!?» 

(*)     J.  fué  eso?»,  como  B. 


DEL   LEÓN   E  DEL   BUEY  I53 


Dixo  el  padre  (i):  's.Dizen  que  una  garga  criava 
cerca  de  tina  cueva  de  una  culebra,  e  esta  culebra 
coniíale  quantos pollos  sacava.  Et  la  garga,  pagá7idose 
mucho  de  aquella  morada,  entristegió  e  ovo  muy  gran 
pesa.r,  e  entendiógelo  un  cangrejo  e  preguntóle  que  qué 
avia,  et  ella  dixogelo,  e  dixo  (2)  el  cangrejo:  «^Qicieres 
que  te  conseje  una  cosa  que  te  librará  déla  culebra?» 
Dixo  ella:  «Plazermeia  inucho.»  Et  fue  e  mostróle  una 
cueva  de  un  lirón,  e  contóle  que  tama?ía  enemistad  avia 
e?itre  la  culebra  e  el  lirón,  et  [dixo]  (3) :  «Ayunta  mu- 
chos pezes,  e  ponlos  desde  la  puerta  déla  cueva  déla 
culebra  fasta  la  cueva  del  lirón,  e  el  lirón  comerlos  ha, 
e  fallará  ala  (4)  cidebra  e  matarlahá.-»  Ét  ella  fizólo 

asi  COMO  LE  CONSEJÓ   EL  CANGREJO,  ct  cl  UrÓn  SIGUIÓ 

EL  RRASTRO  FASTA  Q\}Y.  falló  (5)  ala  aücbra  e  la  mató. 
Et  andando  asi  el  lirón  buscando  los  pezes,  falló  el 
nido  déla  garga,  e  comió  aella  (6)  e  a  sus  pollos. 


(i)    padre:  —  C.  padre  del  falso :  — J.  como  B. 

(2)  C.  garga  tenía  por  vecina  a  una  culebra;  y  siempre  que 
sacaba  la  garza  sus  pollos,  iba  la  culebra  al  nido  y  se  comía  los 
pollos.  Y  estaba  la  garza  muy  pagada  de  su  morada  y  no  podía 
abandonarla;  así  que  entristeció  por  lo  que  le  ocurría  con  la  cule- 
bra; y  supo  esto  un  cangrejo  y  se  le  acercó  y  le  preguntó: 
«¿Por  qué  estás  triste?»  Y  ella  le  contó  lo  que  le  sucedía;  y 
díjole  el 

(3)  C.  ella:  «¿Y  cuál  es?»  Y  llevóla  el  cangrejo  a  una  cueva 
que  había  enfrente  y  le  dijo :  «<Ves  esa  cueva?  Pues  en  ella  hay 
im  lirón  que  es  enemigo  de  la  serpiente;  por  lo  tanto,  ayunta  ■ 

(4)  C.  comerlos  ha  uno  después  de  otro  hasta  que  llegue  a  la 
cueva  de  la  culebra 

(5)  C.  así,  y  el  lirón  llegó  ala 

(6)  C.  mató.  En  seguida  se  volvió  por  aquel  lugar,  siguiendo 
su  costumbre  de  ir  buscando,  hasta  que  halló  el  nido  de  la  garza, 
por  lo  cercano  que  estaba,  y  se  comió  a  la  garza  e 


154  CALILA   Y  DIMNA 


»Et  yo  non  te  di  este  enxenplo  si  non  por  que 
sepas  que  el  que  non  cata  primero  la  cosa  que  la  faz, 
échalo  la  suerte  por  ventura  en  lugar  onde  nunca 
estorgerá,  e  tú  sabrás  qué  fazer»  (i).  üixo  el  falso  a 
su  padre:  «Bien  entiendo  lo  que  dizes  (2),  mas  non 
ayas  miedo,  ca  más  cosa  ligera  es  e  más  presta  que 
tú  non  cuy  das»  (3).  Et  non  quedó  de  lo  falagar  fasta 
que  gelo  otorgó  e  seguró  por  su  consejo  e  yogo  enel 
árbol.  Et  quando  fue  otro  día  de  mañana,  llegó  el 
alcalld  al  árbol,  él  e  los  que  eran  conél,  e  preguntóle 
por  los  maravedís,  e  rrespondióle  el  padre  del  falso 
de  dentro  del  árbol,  et  dixo:  «El  (4)  torpe  tomó  los 
maravedís.»  Et  maravillóse  ende  el  alcalld  et  quan- 
Tos  CONÉL  eran,  ct  andudo  enderredor  del  árbol,  e 
non  vio  nada  en  que  dubdase.  Et  mandó  ayuntar 
leña  e  poner  gerca  del  árbol  enderredor  e  engendióse 
fuego;  e  quando  llegó  el  fumo  al  viejo  e  le  dio  el 
calor  e  la  flama,  sufrióse  una  ora,  desí  dio  bozes  e 
demandó  acorro,  e  sacáronlo  gerca  de   muerto.  Et 


(i)  C.  el  que  non  se  asegura  en  su  ardid  (*),  le  hace  caer  su 
mismo  ardid  en  desgracia  mayor  que  la  que  él  preparaba  a  otro.» 
Dixo 

(2)  «rBien...  dizes,  —  Así  en  J.  —  C.  ^Ya  oí  ese  ejemplo,  mas 

(3)  C.  ligera  es  que  tú  non  cuy  das.  >  Et  —  J.  ca  la  cosa  es  lige- 
ra y  de  poca  importancia.»  Et 

(4)  Et  non...  otorgó  —  Así  en  J. —  C.  Et  obedeció  el  viejo  a  su 
hijo  y  se  fué  hacia  el  árbol  y  entró  en  él.  Y  llegó  por  la  mañana 
el  cadí  (**)  y  el  falso  y  el  torpe  al  pie  del  árbol  y  preguntóle  el 
cadí :  «f,jTienes  testigos?>  Y  contestóle  el  viejo  desde  el  interior 
del  árbol,  diciendo  :  «-Sí,  el  torpe 


(*)     J.  ardid  y  piensa  en  sus  consecuencias  y  mira  en  ellas,  le  hace 
(**)     J«  cadí  y  los  que  iban  con  él,  y  el 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  I55 


mandó  el  alcalld  justigiar  aél  e  asu  fijo,  et  tomó  el 
torpe  los  maravedís,  et  torrnóse  el  falso  consu  padre 
a  cuestas  (i).  El  padre  perdió  e  los  maravedís. 

»Et  yo  non  te  di  este  enxenplo  si  non  por  (2)  qu'el 
engaño  e  la  falsedat  quien  la  faze  (3)  cae  enel  mal  e 
PIERDE  su  derecho.  Et  tú,  Dimna,  as  ayuntado  todas 
estas  malas  mañas  que  yo  dixe.  Et  esto  que  tú  vees 
es  fruto  que  tú  vendimiaste  de  tu  mal  fecho,  et  con 
todo  esto  non  creo  que  tú  estorgerás  (4)  del  león  (5); 
ca  tú  eres  de  dos  fazes  e  de  dos  lenguas,  [et  la  dulzor 


(i)  C.  alcalld  y  pidió  explicación  de  aquello,  y  se  puso  a  mi- 
rar y  pensó  en  que  diese  alguien  una  vuelta  alrededor  del  árbol 
y  mirase  en  su  hueco;  y  miró  uno  allí  y  no  vio  nada,  porque  el 
hombre  ya  se  había  elevado  desde  el  lugar  en  que  podía  verlo 
el  ojo.  Y  mandó  el  cadí  a^'untar  leña  y  prendió  fuego;  y  se  llenó 
de  humo  el  hueco,  y  sufrióse  el  padre  del  falso  una  hora,  hasta 
que  le  dominó  el  dolor  y  dio  voces  y  llamó  y  pidió  socorro.  Y 
dio  orden  el  cadí  y  lo  sacaron  cuando  ya  estaba  a  punto  de  mo- 
rir. Y  fué  castigado  el  falso  y  obligado  a  pagar;  y  tornóse  con  su 
padre  muerto  a  cuestas  y  se  fué  el  torpe  con  los  dinares. 

(2)  C.  y  J.  por  que  sepas  qu' 

(3)  C.  qu'el  que  faze  el  engaño  y  la  falsedad  frecuentemente 
cae  — J.  como  A. 

(4)  estorgerás  —  A.  crecas 

(5)  J*  ayuntado  el  engaño,  la  falsedad  }'■  la  villanía.  Y  en  ver- 
dad que  yo  temo  por  ti  el  fruto  de  tu  acción,  además  de  que  tú 
no  escaparás  del  castigo;  ca  —  C.  ayuntado  al  engaño  la  falsedad 
y  la  villanía  (*).  V  es  que  has  cosechado  el  fruto  del  árbol  de  tu 
perfidia  (**),  y  así  será  el  resultado  de  la  acción  de  quien  pro- 
ceda como  tú;  ca 


(*)  villanía,  corrigiendo  en  C.  «IrS"  por  .^S^,  criminalidad,  iniqui- 
dad, villanía. 

(**)  Lo  de  letra  bastardilla  es  del  manuscrito  B.  de  Cheikho,  pues 
C.  está  alterado  en  este  pasaje.  Es  de  notar  que  dicho  manuscrito  con- 
venga con  B.,  que  dice :  fruto  que  tú  sacaste  del  mal  árbol  que  plantaste. 


156  CALILA   Y   DIMNA 


del  agua  de  los  rríos  dura  fasta  que  llegan  al  mar],  et 
la  casa  (i)  está  sienpre  en  paz  mientra  que  non  entra 
dañoso,  et  la  amistad  dura  entre  los  amigos  mientra 
que  non  entra  entr'ellos  tal  commo  tú  (2);  ca  non  es 
cosa  que  más  semeja  que  tú  (3)  ala  culebra  que  le 
corre  déla  lengua  tósigo.  Et  quamaño  miedo  avía  yo 
del  tósigo  de  tu  lengua,  el  qual  me  faze  aborrecer  tu 
conpaña;  ca  los  entendidos  dizen:  «Esquiva  (es)  la 
conpañia  délos  falsos  maguer  sean  tus  parientes,  et 
quien  tal  es,  non  es  si  non  (4)  commo  la  culebra  que 
cría  el  omne  e  la  falaga,  desí  non  ha  della  si  non  mor- 
derlo E  FAZERLE  MAL. 

>Et  dizen  los  filósofos  :  «Acuéstate  al  omne  enten- 
dido et  honrrado,  et  guíate  por  su  consejo  e  guárdate 
que  te  non  quites  del,  et  non  quieras  aver  amistad 
del  que  non  ha  amor  maguer  sea  de  buen  consejo  e 
de  honestas  maneras,  et  guárdate  quanto  pudieres  de 


(i)  casa— a.  y  B.  cosa—  C.  y  j.  CX^J\  J-ásl,  la  gente  de 
la  casa,  la  familia. 

(2)  C.  entr'ellos  dos  lenguas;  ca 

(3)  C.  que  el  de  dos  lenguas  ala  — j.  como  A. 

(4)  C.  culebra,  porque  la  culebra  tiene  dos  lenguas,  y  sale  de 
tu  lengua,  lo  mismo  que  de  entre  aquellas  dos,  veneno.  Y  no 
cesé,  por  este  veneno  de  tu  lengua,  de  temer  y  de  guardarme 
que  me  deshonrases  en  algo,  haciéndoseme  repulsiva  tu  compa- 
ñía al  acordarme  de  las  exhortaciones  de  los  sabios  para  que  se 
evite  la  compañía  de  la  gente  malvada,  aunque  sean  parientes 
y  amigos  y  allegados;  pues  el  malvado  entre  los  amigos  es 
commo  — J.  culebra  que  tiene  dos  lenguas  venenosas;  y  en  ver- 
dad que  sale  de  tu  lengua  veneno  como  el  de  ellas.  Y  yo  no  cesé 
de  temer  por  este  veneno  de  tu  lengua,  ni  cesé  por  ello  de  pre- 
caverme; porque  el  malvado  entre  los  amigos  y  compañeros  es 
commo 


DEL  LEÓN  E  DEL  BUEY  1 57 


SUS  (i)  costunbres,  et  aprovéchate  délo  que  sopiere; 
et  non  dexes  de  aver  amor  délos  largos,  maguer  que 
non  te  den  nada,  mas  allégate  asií  (2)  largueza  e  tenlo 
pro  (3)  contu  seso;  et  fuye  quanto  pudieres  del  vil 
loco.»  Et  yo,  ^"dó  fuyré  de  ti,  o  dó  me  apartaré?  Et  de- 
víate  esquivar.  Et  yo,  ^cómo  averé  esperanga  e  tus 
amigos  en  tu  lealtad  (4),  aviendo  tú  fecho  esto  atu 
rrey,  que  te  onrrara  quanto  yo  vi?  (5).  Et  eres  enesto 
tal  commo  el  m.ercador  que  dixo  que  [en]  la  tierra 
donde  comían  los  mures  ciento  quintales  de  fierro 
non  es  esquiva  cosa  que  los  agores  rroben  los  infan- 
tes» (6).  Dixo  Dimna:  «¿E  cómmo  fue  esto?» 

Dixo  Calila:  «Dizen  que  en  una  tierra  avía  un  mer- 
cador  pobre,  e  quísose  ir  en  su  camino  (7),  et  avía 


(i)  C.  quites  del,  y  no  temas  trabar  amistad  con  él,  aunque  no 
sean  dignas  de  alabanza  sus  costumbres;  pero  guárdate  de  sus 
villanas  costunbres, — J.  quites  del,  y  traba  amistad  con  el  com- 
pañero cuando  sea  sabio  y  honesto,  o  sabio  sin  ser  honesto  u 
honesto  sin  ser  sabio,  pues  el  sabio  y  honesto  es  perfecto;  y  el 
sabio  que  no  sea  honesto,  pues  hazte  amigo  de  él  aunque  no 
sean  dignas  de  alabanza  sus  costumbres,  y  guárdate  de  sus  ma- 
las costunbres, 

(2)  A.  alegrarteas  en  su 

(3)  C.  aver  la  amistad  del  generoso,  aunque  no  sea  digno  de 
alabanza  su  consejo,  y  aprovéchate  de  su  largueza  y  ayúdale 
contu 

(4)  J.  Et  yo  debía  huir  de  ti;  pues  <cómo  podrán  esperar  tus 
amigos  en  ti  nobleza  y  amor,  aviendo  —  C.  Et  yo  debía  huir  y 
apartarme  de  ti;  pues  ¿cómo  podrá  esperar  otro  que  no  seas  tú 
lealtad  y  nobleza,  aviendo — A.  E  cómo  avrás  tú  esperanza  en 
tu  lealtad 

{5)     C.  y  J.  onrrara  y  había  ensalzado,  lo  que  has  hecho?  Et 

(6)  infantes. >  — C.  y  J.  elefantes»;  pero  está  mejor  el  texto 
castellano,  conforme  con  el  original  sánscrito. 

(7)  C.  y  J.  ir  a  cualquier  otra  región  para  buscar  fortuna,  et 


IS8'  CALILA   Y   DIMNA 


^iento  quintales  de  fierro,  et  dexólos  en  encomienda 
aun  omne  que  él  conosgía  et  fuese  para  lo  que  avía 
menester  {i).  E  dende  atienpo  toriió  e  demandó  al  orne 
los  gient  q^idntales  de  fierro  que  le  avia  dexado  en 
guarda  (2).  Et  aquel  omne  (3)  avíalo  vendido  e  des- 
pendido el  presgio  dello,  et  díxole:  «Yo  le  tenía 
al  (4)  rrencón  de  mi  casa,  e  comieron  lo  los  mures.» 
Dixo  el  mercador:  «Ya  oí  dezir  muchas  vezes  que 
non  es  ninguna  cosa  que  más  rroya  el  fierro  que  (5) 
ellos,  et  non  me  curo  dello,  pues  Dios  fizo  merged  ati 
que  {6)  estorgiste  bien  dellos.»  Et  el  otro  pagóse  des- 
to  que  le  oyó  dezir  (7)  et  díxole:  «Com(m)e  Ebeve  oy 
comigo.»  Et  prometióle  que  torrnaría  aél,  e  salióse 
ende,  e  guisó  cómmo  le  tomó  un  su  fijo  pequeño  que 
avía  (8)  e  levólo  para  su  casa  e  escondiólo.  Desí  torr- 
nóse  para  él,  et  el  otro  preguntóle  (9) :  «^" Viste  mío 
fijo?»  Díxole:  «Vi  quando  fue  gerca  de  allí  un  agor 


(i)    para  1.  q.  a.  menester.  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(2)  A.  e  pues  que  fué  venido  demando  gelo. 

(3)  C.  E  cuando  volvió  después  de  algún  tiempo,  pidió  su 
hierro  que  había  dejado  en  depósito  a  su  conocido,  y  se  encon- 
tró con  que  avíalo 

(4)  C.  «Yo  había  puesto  tu  hierro  en  un  rrencón 

(5)  C.  que  los  dientes  de  ellos, 

(6)  A.  daría  nada  por  esto,  pues  tú 

(7)  C.  non  (hay  cosa)  más  fácil  que  esta  pérdida;  pero  alabo 
a  Dios  por  tu  honradez.»  Y  se  alegró  el  hombre  de  lo  que  oyó 
al  comerciante  et 

(8)  C.  salióse  el  mercader  de  allí  y  encontró  a  un  su  fijo  p.  q. 
a.  y  lo  cogió  e 

(9)  C.  torrnóse  para  el  hombre,  que  ya  estaba  impaciente  por 
la  ausencia  del  muchacho  y  le  esperaba  y  llamaba.  Y  preguntó 
al  comerciante :  «¿Viste 


DEL   LEÓN   E   DEL    BUEY  1 59 


que  arrebató  un  niño;  quigá  tu  fijo  era»  (i).  Et  el  otro 
dio  grandes  bozes  e  quexóse  e  dixo:  «¿'Vistes  nunca 
tal,  un  agor  (2)  arrebatar  un  niño?»  Dixo  el  merca- 
dor:  «En  la  tierra  do  los  mures  comen  giento  quin- 
tales de  fierro,  non  es  maravilla  (3)  que  sus  agores 
arrebaten  los  infantes»  (4).  Et  entonces  dixo  el  omne 
BUENO  :  «Yo  comí  tu  fierro  e  tósico  comí  e  metí  en 
MI  vientre.»  Dixo  el  mercador  :  «Pues  yo  tomé 
TU  FIJO.»  Et  díxole  el  omne:  «Pues  dame  mi  fijo  e 
yo  dartehé  tu  fierro^  (5).  E  fué  fecho  así. 

»Et  yo  non  te  di  este  enxenplo  si  non  por  que  se- 
pas, que  feziste  atu  señor  traygión  (6)  al  que  tú  pro- 
varas por  muy  bueno,  et  (7)  non  ay  dubda  que  otro 
tal  fagas  a  otri;  ca  (8)  el  amor  non  ha  entí  do  more 
nin  lugar  do  esté;  ca  non  es  cosa  que  peor  empleada 
sea  que  el  amor  en  quien  non  ha  lealtad,  e  el  bien 
ea  quien  non  lo  agradesge,  e  el  saber  en  quien  non 
lo  entiende,  et  la  poridat  en  quien  non  la  gela.  Et  yo 
desfuziado  só  que  tu  natura  se  mude  nin  tus  cos- 
tunbres  se  canbien  et  sé  qu'el  árbol  amargo,  maguer 


(i)     C.  niño,  y  quizá  fuera  él.»  Et 

(2)  C.  dixo  :  «¡Oh  maravilla!  ¿Quién  vio  u  oyó  que  un  azor 
pueda  arrebatar 

(3)  non  es  maravilla  —  Así  en  J.  —  C.  no  se  puede  negar 

(4)  J.  arrebaten  los  elefantes.*  —  C.  arrebaten  un  muchacho 
o  un  elefante;  y  ¿cuánto  mejor  un  muchacho?*  Et 

(5)  A.  lo  que  me  diste  en  encomienda,*  — C.  dame  mi  fijo  y 
toma  tu  hierro.* 

(6)  traygión  —  A.  y  B.  traidor 

(7)  C.  sepas  que  cuando  has  hecho  traición  a  tu  rey  al  q.  t,  p. 
p.  m.  bueno,  non 

(8)  C.  otri;  pues  nadie  que  tenga  juicio  deseará  tu  amistad, 
porque  ya  sé  que  el 


1 6o  CALILA   Y   DIMNA 


lo  unten  con  miel,  non  se  muda  de  su  sustangia  (i). 
Et  yo  temíame  de  tu  conpaña  (2);  ca  fazer  conpaña 
con  los  buenos  nasge  ende  bien  e  buena  andanqa,  e 
en  fazer  conpania  conlos  malos  faze  al  omne  venir  a 
rrepentengia.  Et  tal  es  el  mal  (3)  commo  el  viento, 
que  si  pasa  por  fedor  lleva  ende  fedor,  e  si  pasa  por 
buen  olor  lleva  ende  otrosí.  Et  yo  sé  quánto  te  (4) 
agravia  lo  que  te  digo,  ca  los  omnes  nesgios  sienpre 
se  agravian  (5)  délos  entendidos,  e  los  viles  délos  (6) 
onestos,  e  los  desmesurados  délos  mesurados,  e  los 
tortigeros  délos  derecheros»  (7).  Et  eneste  lugar  se 
acabó  la  rrazón  de  Calila  e  Dimna. 

Et  acabó  el  león  de  matar  (8)  al  buey.  Et  pues  que 
lo  ovo  muerto,  rrepintióse  (9)  e  pensó  de  su  fazienda 
E  lo  que  fiziera.  Et  después  que  se  amansó  la  saña  que 
avía,  dixo:  «¡O!,  quánto  me  ha  manzillado  Sengeba 
ensí  mismo,  ca  era  de  buen  consejo  e  agudo,  e  non 
sé  por  ventura  si  fue  acusado  a  tuerto.»  E  estovo 
muy  triste  et  muy  rrepentido  e  quexoso  mucho  por 


(i)     C.  miel  y  manteca,  no  dará  sino  frutos  amargos.  Et 

(2)  C.  conpaña,  por  mi  seso  y  mis  costumbres;  ca 

(3)  C.  e  la  compañía  de  los  malos  engendra  todo  mal,  commo 

(4)  te  —  A.  y  B.  se 

(5)  C.  nesgios  siempre  hacen  desprecio  délos 

(6)  C.  viles  denigran  a  los  onestos, 

(7)  C.  tortigeros  perjudican  con  su  iniquidad  la  rectitud  de  los 
que  se  mezclan  con  ellos.* 

(8)  En  C.  y  en  J.  empieza  este  párrafo  con  la  última  cláusula 
del  anterior,  de  modo  que  dice  :  Y  llegaba  el  razonamiento  de 
Calila  a  este  lugar  (*),  y  ya  había  rematado  el  león  al 

(9)  rrepintióse  —  C.  volvió  en  su  acuerdo 

(•)     lugar,  —  Falta  en  C. 


DEL   LEÓN   E   DEL   BUEY  l6l 


lo  que  fiziera  (i).  Et  violo  Dimna  (2),  e  levantóse  de 
gerca  de  Calila  e  llegóse  (3)  aél  e  dixole :  «Señor,  Dios 
te  metió  en  poder,  atí  e  alos  tuyos,  tu  enemigo;  pues 
^•por  qué  estás  triste?»  Dixo  el  león :  «Prisióme  pia- 
dat  por  que  maté  a  Sengeba,  por  que  era  entendido 
e  onesto  e  de  buen  amor  e  leal,^  et  he  duelo  (4)  dél.> 
Dixo  Dimna  :  «Non  digas  así,  señor,  nin  ayas  piadat 
del  que  temieres  (5);  ca  el  rrey  anviso  alas  vezes 
aborege  a  algunt  omne  e  aluéngalo  desí.  Desí  fuer- 
galo  su  talante  e  aprívalo  e  metel'  sus  cosas  en  mano 
por  que  sabe  que  es  bueno  e  agugioso,  así  commo  el 
que  fuerga  su  talante  a  tomar  la  melezina  desabori- 


(i)  C.  pensó  lo  que  fiziera,  después  q.  s.  a.  1.  saña,  y  se  arre- 
pintió (*)  y  dijo  en  su  corazón  :  «fEn  verdad  que  era  el  toro  pru- 
dente y  noble,  e  n.  s.  p.  v.  si  era  inocente  y  fué  acusado  a  tuerto. 
Y  ya  me  he  acarreado  por  mí  mismo  una  gran  desgracia  que  no 
podré  reparar.*  Y  se  entristeció  y  se  arrepintió.  Et — J.  buey.  En 
seguida  pensó  en  su  muerte  después  que  lo  hubo  muerto  y  se  le 
hubo  aplacado  la  ira,  y  dijo  :  «Ya  lanzó  sobre  mí  la  desgracia 
Senceba  por  sí  mismo,  ca  e.  d.  b.  c.  e  agudo  y  noble,  e  n.  s.  p.  v, 
si  fué  inocente  o  acusado  a  tuerto.*  E  e.  m.  t.  e.  m.  rr.  p.  1.  q. 
fiziera.  Et 

(2)  Et  violo  Dimna,  —  C.  Y  notó  Dimna  esto  en  el  león, 

(3)  llegóse  —  A.  y  B.  levantó 

(4)  C.  dixole  :  <f<Qué  es  lo  que  te  aflige,  joh  rey!,  si  Dios  ha 
puesto  la  victoria  en  tu  mano  y  ha  hecho  morir  a  tu  enemigo?* 
Dijo  el  león :  «rEstoy  afligido  por  la  prudencia  del  toro  y  la  no- 
bleza de  su  carácter;  y  recuerdo  su  compañía  y  el  haberme  pri- 
vado de  ella,  y  me  entra  compasión  del.* 

(5)  C.  Dimna  :  «-No  tengas  piedad,  ¡oh  rey!;  pues  el  sabio  no 
se  apiada  de  aquel  de  quien  temía  alguna  desgracia;  ca 

{*)  y  se  arrepintió.  Así  traducimos  la  frase  de  C.  IfixJ  <^^l>óa, 
que,  según  los  diccionarios  árabes,  significa  «él  no  pudo  hacerlo*. 


1 62  CALILA   Y   DIMNA 


da  (i)  con  esperanga  que  fará  pro;  et  alas  vezes  ama 
a  alguno  omne  e  aprívalo  (2),  desí  mátalo  e  derráyga- 
lo  (3)  por  miedo  que  le  non  faga  dapño,  así  commo 
aquel  que  le  muerde  la  culebra  enel  dedo  e  lo  taja  (4) 
por  miedo  que  se  non  espanda  el  tésico  en  (5)  su 
cuerpo  e  muera.»  Et  quando  esto  oyó  el  león,  creólo, 
e  aprivólo,  e  púsolo  en  mayor  dignidat  (6). 

Dixo  (7)  el  rrey  al  filósofo :  «Ya  oí  lo  que  fizo 
Dimna,  por  ser  tan  pequeño  e  el  más  vil  de  todas 
las  bestias  salvages,  al  león  e  al  buey,  e  de  cómmo 
enrrizó  a  cada  uno  dellos  contra  el  otro  fasta  que 
desató  su  amor  e  su  conpania,  et  enesto  he  oído  atan 
maravillosas  e  tantas  fazañas  que  es  asaz  conplimien- 
to  para  se  guardar  omne  e  de  se  apergebir  délos 
mezcladores  e  délos  terreros  e  délos  falsos  enlas  sus 
falsedades  et  sus  engaños  que  fazen.  Et  los  omnes 


(i)     C.  desaborida  y  repugnante  con 

(2)  e  aprívalo,  —  C.  <^^.,Jl£  ¿s.^,  y  le  es  penoso, 

(3)  C.  desí  relégalo  y  aléjalo  por 

(4)  C.  taja  y  echa  de  sí  por 

(5)  C.  en  todo  su  — J.  como  A. 

(6)  C.  muera. ^  Y  se  tranquilizó  el  león  por  las  palabras  de  él. 
Luego  el  león  hizo  indagaciones  acerca  del  asunto  del  toro  y  de 
lo  que  había  dicho  Dimna,  y  de  su  calumnia  contra  aquél.  Y  fué 
manifiesta  al  león  la  falsedad  de  Dimna  y  la  maldad  de  su  obra 
y  cómo  le  había  engañado,  y  lo  mató  de  mala  muerte.  Y  ésta  es 
la  historia  de  dos  amigos  que  se  aman  y  se  interpone  entre  ellos 
el  pérfido  mentiroso. — J.  en  su  cuerpo.*  Y  se  consoló  el  león  por 
las  palabras  de  Dimna.  Luego  supo  después  de  esto  sus  menti- 
ras y  perversidad  y  le  mató  de  mala  muerte. 

(7)  Este  párrafo  que  se  lee  en  A.  y  B.  falta  en  C.  y  en  J.,  y- 
también  en  la  edición  de  Sacy;  y  no  es  más  que  el  principio  del 
capítulo  siguiente  amplificado  por  algún  copista  o  arreglador  del 
texto  castellano. 


DEL   LEÓN  E  DEL  BUEY  I63 

entendidos  deven  perseguir  las  mentiras  e  falseda- 
des, e  perseguir  los  mezcladores  e  escodriñar  tales 
cosas;  de  si  non  fazer,  por  ningunt  dicho  que  les  ellos 
digan,  nada  si  non  con  asosegamiento  e  con  rrecab- 
do,  e  desechar  a  todos  aquellos  que  conosgiese[n] 
por  tales.» 


[CAPÍTULO  IV] 


[A.i  fols.  31  V.  a  43.  —  B.,  fols.  46  V.  a  57  v.  —  C,  págs.  10: 
J.,  págs.  176  a  206.] 


Déla  pesqitisa  de  Dimna,  e  es  el  capitulo  del  que  quiere 
pro  desi  e  da?? o  de  otro,  a  quétorjia  sufaziejida  (i). 

E  dixo  el  rrey  al  filósofo:  «  Ya  he  entendido  lo  que 
7ne  dexiste  del  mesturero  e  mezclador,  e  cómo  metió 
enemistad  e  aborrengia  consu  lengua  entre  aquellos 
que  mucho  se  amavan.  Pues  dime  agora  quál  fue  su 
escusagión  de  Dimna  e  qué  gima  ovo  por  este  fecho.» 
Dixo  (2)  el  filósofo  :  «Fallamos  enlos  libros  délas  es- 
torias  [de  Dimna]  qu'el  león,  pues  que  ovo  muerto 
al  buey  (3),  a  pocos  de  días  pasados  rrepentióse  por 
que  lo  matara  rraviosa  mente,  et  menbróse  commo 
era  enviso  et  leal  contra  él,  e  velava  mucho  con  sus 
conpañeros  por  tal  de  olvidar  el  cuydado  que  avía. 
Et  un  león  pardo  que  era  de  su  mesnada  e  de  sus 


(i)    En  A.  falta  este  título,  que  se  lee  en  B.,  conforme  con  C. 

(2)  C.  «  Kz  he  oído  tu  relación  acerca  de  la  malicia  del  enemi- 
go astuto;  cómo  corrompió  la  buena  fe,  cambiándola  en  duda, 
hasta  que  hizo  cesar  la  amistad  e  introdujo  la  enemistad.  Pues 
dime  ahora,  si  sabes,  cómo  averiguó  el  león  el  pecado  de  Dimna, 
hasta  que  lo  mató;  y  cómo  fué  la  excusa  de  éste  y  su  defensa  de 
sí  mismo.»  Dijo  Bidpa  (*)  el 

(3)  al  buey,  —  C.  y  J.  a  Sengeba, 

(*)     J.  Dijo  el,  como  A. 


DE  LA  PESQurSA   DE  DIMNA  I65 


privados  e  délos  más  honrrados  de  su  corte  et  conel 
que  más  se  apartava,  salió  una  noche  por  demandar 
un  tizón  de  ]a  casa  de  Calila,  e  era  maestro  del  león; 
e  quando  llegó  ala  puerta,  oyólo  rrebtando  e  mal 
trayendo  a  Dimna  por  su  traygión  e  por  su  mezcla,  e 
demostrándol'  su  mal  consejo  por  lo  que  avía  fecho 
a  Sengeba  sin  pecado  qu'él  fiziese,  e  faziéndol'  enten- 
der que  non  estorgería  del  león,  e  que  non  podía  ser 
que  su  mezcla  non  fuese  descubierta,  e  que  non  avría 
quien  gelo  escusase  nin  quien  lo  anparase  e  que  lo 
justiciaría  e  lo  mataría  (i). 


(i)  C.  menbróse  del  juramento  que  no  debía  haber  violado. 
Y  había  en  las  mesnadas  del  león,  y  entre  sus  privados  (*),  un 
leopardo,  que  era  el  más  noble  de  sus  compañeros  y  el  más  alle- 
gado a  él  por  su  dignidad  y  el  que  más  le  acompañaba  en  su 
retiro  noche  y  día.  Pues  el  león,  después  que  mató  a  Senceba, 
prolongaba  sus  veladas  con  sus  compañeros,  para  que  se  le  qui- 
tara con  la  conversación  parte  de  la  tristeza  y  pena  que  le  había 
invadido  por  la  muerte  del  toro.  Y  el  leopardo  permaneció  en  la 
velada  de  él  cierta  noche  hasta  que  llegó  la  hora  de  dormir;  en- 
tonces se  marchó  hacia  su  casa.  Y  estaba  la  casa  de  Calila  y 
Dimna  cerca  de  la  casa  del  león;  y  se  llegó  el  leopardo  a  ella 
para  obtener  un  tizón  con  objeto  de  alumbrarse  con  él.  Y  esta- 
ban ellos  dos  en  conversación. 

Y  oyó  el  leopardo  que  estaban  en  conversación  y  se  aproximó 
a  ellos  para  poder  oír  todo  lo  que  se  decían,  y  notó  que  Calila 
se  dirigía  a  Dimna  y  le  reprendía  y  afeaba  su  resolución  y  su 
acto,  y  le  ponía  de  reheve  su  crimen  y  le  reprendía  por  su  trai- 
ción, y  en  lo  que  más  insistía  era  en  decirle  :  «En  verdad  que 
suscitaste  entre  el  león  y  el  toro  la  enemistad  después  de  la  amis- 
tad, la  aversión  después  del  afecto  y  el  odio  después  del  amor, 

(*)  J.  menbróse  de  su  antigua  amistad  y  de  que  había  sido  el  más 
noble  de  sus  amigos,  el  más  apropiado  por  su  dignidad,  el  más  allegado 
y  el  más  íntimo  de  todos;  y  que  había  aceptado  sus  consejos  sin  sus  vir- 
tudes. Y  era  uno  de  sus  más  fieles  amigos,  después  del  toro,  un 


1 66  CALILA  Y   DIMNA 


E  dezíaL'  Diurna :  « Ya  acaesí^ió  lo  que  se  non 
puede  emendar,  pues  non  acuytes  amí  e  atí,  et  gui- 
sa (i)  commo  esta  cosa  non  le  ca^^a  al  león  en  cora- 
zón, ca  amí  pesa  mucho  délo  que  ñze,  mas  la  cobdi- 
§ia  e  la  enbidia  me  forgaron  a  ello.»  Guando  esto  oyó 
el  león  pardo  que  ellos  amos  dezían,  torrnóse  (2)  e 
entró  ala  madre  del  león  en  su  casa  [et]  contól'  todo 
quanto  oyera,  después  quel'  fizo  pleito  e  convenengia 
que  non  lo  dixiese  a  ninguno.  Et  fuese  la  madre  del 
león  quando  amanesgió  (3)  e  entró  a  su  fijo  e  violo 
estar  triste  e  cuydoso,  e  entendió  que  non  era  si  non 
por  la  muerte  de  Sengeba..  [Et]  díxole :  «El  cuydar  e 


por  la  ruindad  de  tu  entendimiento  y  por  tu  poca  lealtad.  Ya  está 
manifiesto  tu  hecho  y  puesta  en  evidencia  su  enormidad  y  la 
consecuencia  necesaria  de  tu  envidia,  que  tan  mal  resultado  ha 
producido  y  de  tan  amargo  sabor.  Porque  la  perfidia,  aunque  la 
suavice  el  que  la  emplea  y  quiera  endulzar  sus  consecuencias,  su 
resultado  es  amargo,  profundo  su  precipicio  y  fatal  su  resbala- 
dero. Yo  debía  alejarme  de  ti  y  dejar  de  acompañarte  y  de  estar 
contigo,  porque  no  estoy  seguro  de  tu  perfidia,  ni  de  tu  avaricia, 
ni  de  tus  engaños;  pues  ya  han  dicho  los  sabios  :  «Aléjate  de  la 
*gente  sospechosa  para  no  ser  sospechoso.*  Por  esto  he  de  dejar 
tu  compañía  y  me  he  de  apartar  de  ti  y  alejarme  de  ti,  por  tu 
perversa  índole,  con  la  cual  pusiste  enemistad  entre  el  rey  y  su 
visir  honrado  y  fiel;  y  no  cesaste  con  tus  ejemplos  y  tus  tramxpas 
y  mentiras  hasta  que  lo  hiciste  inaccesible  a  la  piedad  }■  lo  lan- 
zaste en  el  precipicio  y  le  hiciste  matar  con  gran  injusticia  a  un 
inocente.» 

(i)     guisa  —  A.  quigá 

(2)  C.  torrnóse  ocultamente  y  de  prisa,  e 

(3)  C.  león  y  le  exigió  juramento  de  que  no  manifestaría  su 
secreto  al  león  ni  a  nadie.  Y  ella  le  prestó  el  juramento,  y  él  le 
contó  la  historia  tal  como  era  según  las  palabras  de  Calila  y  la 
confesión  de  Dimna.  Y  cuando  amaneció,  fuese  la  madre  del 
león  e 


DE   LA   PESQUISA  DE   DIMNA  I67 

el  pensar  e  la  tristeza  non  fazen  cobrar  nada,  mas 
desgastan  el  cuerpo,  e  derraman  el  seso  c  la  fuerga 
e  enflaquece [n]lo;  pues  dime  lo  que  has,  et  si  fuere 
por  cosa  que  devamos  aver  tristeza,  yo  nin  ninguno 
de  tus  vasallos  non  estaremos  sin  cuydado,  e  si  non 
es  si  non  por  que  mataste  a  Sengeba,  manifiesta  cosa 
es  que  lo  feziste  a  tuerto  e  sin  pecado  que  te  él  fizie- 
se,  nin  culpa  nin  falsedat,  nin  te  fue  contrario  en  cosa; 
et  si  tú  te  ovieses  7'ref remido  quando  te  dixeron  del,  e 
ovieses  pensado  en  su  fazienda,  o  vieras  enesto  alguna 
presimrión,  entonces  era  rrazón  délo  fazer;  que  dizen 
que  71011  es  ninguno  que  mal  quiera  aotro  o  lo  abo- 
rrezca,  que  otro  tal  non  sye?ita  en  su  cor  agón  (i).  E 
dizen  los  sabios  :  «Quando  quisieres  saber  el  cora- 
»gón  de  tu  amigo,  de  amar  o  desamar,  que  cates  al 
»tuyo  et  así  lo  judga.»  Pues  cata  tú,  rrey,  por  tu  seso 
e  por  tu  voluntad  verás  lo  que  feziste  al  buey,  si  fue 
por  enemistad  o  por  achaque  alguno  que  le  tenías 
enel  coragón,  si  meregía  él  esto;  et  tu  voluntad  te 
mostrará  la  verdat.  Pues  si  tú  lo  feziste  por  derecho, 
por  meresgimiiento  qu'él  fizo,  non  deves  ser  triste  nin 
pesante  por  ello,  ca  derecho  es  justigiar  a  todo  aquel 
que  quiere  ser  atrevido  contra  ti  por  escarmentar  los 
otros.  Et  tú,  rrey,  sabes  las  cosas  e  entiendes  las  por 
tu  seso  e  por  tu  sapiengia,  e  así  lo  vees  commo  el 
omne  vee  su  figura  enel  espejo  claro.  Pues  dime : 
^quál  coragón  lo  tenías  antes  que  lo  matases?»  (2). 


(i)    a.  en  que  yaziese  contra  ti. 

(2)     C.  cuydoso  (*)  y  le  dijo  :  «Tu  tristeza  no  te  ha  de  devol- 

(*)     J.  cuydoso  y  pensativo   de  lo  que  le  sucedía  por  la  muerte  de 
Sengeba,  y 


1 63  CALILA   Y    DIMN/ 


Dixo  el  león  :  «Madre,  mucho  he  pensado  en  fa- 
zienda  de  Sengeba,  e  con  cobdigia  délo  fallar  en 
aigunt  pecado  por  esforgar  la  sospecha  que  le  avía,  e 
non  lo  fallo;  ca  yo  sienpre  tove  a  Sengeba  [por  de] 
sano  coragón  e  fiava  por  él  e  pagávame  de  su  consejo 


ver  lo  perdido,  ni  te  ha  de  producir  provecho;  y  tú  no  debes  ren- 
dirte a  la  aflicción,  que  no  te  servirá  más  que  para  debilitar  tu 
corazón  y  enflaquecer  tu  cuerpo,  con  lo  cual  te  acarrearás  tu 
propio  daño.  Pues  tú,  por  gracia  de  Dios,  eres  hábil  para  ente- 
rarte bien  de  las  cosas  y  tienes  inteligencia  para  comprender  sus 
alternativas.  Y  si  sabes  que  en  tu  tristeza  puedes  encontrar  ali- 
vio, pues  descarga  sobre  nosotros  parte  de  ella,  para  que  parti- 
cipemos de  ella  lo  mismo  que  tú;  pero  si  sabes  que  con  ella  no 
has  de  recobrar  lo  perdido  ni  obtener  ningún  provecho,  déjate 
de  todo  eso  y  piensa  sólo  en  lo  que  te  pueda  ser  provechoso. 
Porque  el  pensar  en  lo  que  se  te  ha  referido  de  Senceba,  hasta 
que  puedas  distinguir  la  verdad  de  la  mentira,  eso  es  fácil.»  Dijo 
el  león  :  «:<Y  cómo  podré  lograr  eso?*  Dijo  la  madre  del  león  r 
«Los  sabios  han  dicho  :  «Quien  quiera  saber  distinguir  al  que  le 
»ama  del  que  le  odia,  y  al  amigo  del  enemigo,  reflexione  acerca 
*de  esto  en  sí  mismo;  pues  los  hombres  son  para  él  en  esto  lo 
«mismo  que  sea  él  respecto  de  ellos;  y  en  verdad  que  el  mejor 
•» testimonio  para  un  hom.br e  es  su  alma.»  Y  esas  palabras  tuyas 
son  indicio  de  que  tu  corazón  atestigua  contra  ti  que  hiciste  lo 
que  hiciste  sin  discernimiento  y  sin  saber  lo  que  hacías.  Y  sepas 
que  ese  es  el  mayor  error;  pues  si  tú  —  cuando  te  contaron  del 
toro  lo  que  te  contaron  —  te  hubieras  refrenado  y  hubieras  do- 
minado tu  cólera,  y  ademiás  hubieras  reflexionado,  acerca  de  lo 
que  te  refirieron  de  él,  desapasionadamente,  sin  duda  que  tu  co- 
razón habría  sido  bastante  para  reconocer  que  era  falso  lo  que 
de  él  te  contaban;  porque  los  corazones  se  asemejan  en  que  se 
acuerdan  (*)  unos  con  otros  en  secreto  y  púbHcamente.  Com- 
para, pues,  la  situación  tuya  y  la  del  toro  con  relación  a  lo  que 
tú  pensabas  de  él  y  de  su  crimen,  al  día  siguiente  de  su  muerte.*- 

(*)     se  acuerdan,  ^^^y^^,  en  el  texto,  por  ^^dyj-,i^ 


DE   LA   PESQUISA   DE  DIMNA 


e  aprendía  del  e  feuziávame  por  él  e  non  desconosgí 
ninguna  cosa  de  quantas  le  tenía  enel  corazón  ante 
que  lo  matase  nin  después.  Et  soy  mucho  rrepentido 
por  lo  que  fiz,  e  soy  muy  pesante  e  he  grand  dolor, 
et  non  dubdo  que  salvo  era  délo  que  le  apusieron  e 
sin  sospecha;  mas  fízomelo  fazer  el  falso  traydor  de 
Dimna  con  su  mestura,  diziéndome  lo  que  Sengeba 
non  faría  nin  osaría.  Mas  dime  si  oíste  alguna  cosa 
o  te  fabló  alguno  deste  fecho»  (i). 

Dixo  la  madre  del  león:  «Dixieron  me  que  era  sos- 
pechado que  lo  que  fizo  Dimna  en  te  enrrizar  contra 
Sengeba,  non  fue  si  non  por  enbidia  que  le  avía  en 
su  dignidad  e  en  su  privanga.»  Díxole  el  león :  «^jQuién 
telo  dixo,  madre?»  Dixo  ella:  «El  que  meló  dixo  rrogó 
me  que  fuese  poridat,  e  yo  así  gelo  prometí,  et  el  que 
es  rrogado  por  poridat  deve  ser  fiel,  e  quien  descubre 
la  poridat  falsa  su  fieldat,  et  quien  esto  fiziere  avrá 
mal  paso  cnel  otro  siglo,  et  ninguno  non  le  querrá  (2) 


(i)  C.  Dixo  e.  1. :  «Mucho  he  pensado  y  deseado  hallar  algu- 
na culpa  de  la  que  pudiera  acusar  al  toro  después  que  lo  maté, 
[la  cual]  hubiese  concitado  mi  cólera  por  un  solo  pecado  que 
hubiese  cometido  contra  mí;  pero  cuanto  más  pienso,  no  veo  en 
su  conducta  sino  bondad  y  amor;  y  no  recuerdo  de  él  cosa  nin- 
guna mala  de  la  que  pueda  yo  decir  que  lo  impulsara  a  envidiar- 
m.e,  ni  que  confirme  mi  sospecha  de  que  él  quisiera  superarme. 
Tampoco  recuerdo  haberle  ocasionado  yo  molestia  alguna  que 
me  haga  pensar  que  lo  impulsara  a  tenerme  enemistad.  Por  lo 
cual  deseo  investigar  este  asunto  y  examinarlo  yo  mismo,  aun- 
que sé  que  esto  no  ha  de  enmendar  la  injusticia  que  cometí.  Pero, 
quiero  que  se  sepa  la  situación  en  que  yo  me  encontraba,  por  la 
cual  hice  contra  él  lo  que  hice,  ya  sea  con  error  ya  con  justicia. 
Pero  dime  si  has  oído  del  asunto  algo  de  que  puedas  enterarme.> 

(2)    Á,  vera 


I  yo  CALILA  Y   DIMN'A 


descubrir  más  poridat.»  Dixo  el  león  :  «Por  Dios, 
así  es,  e  verdat  dizes,  mas  esto  non  deve  ser  poridat, 
ca  non  se  deve  gelar  nin  dubdar  ninguna  cosa  déla 
verdat;  mas  el  que  la  sabe  deve  la  descobrir,  e  tes- 
tigüela e  averá  perfecto  gualardón  por  ello.  Nin  deve 
desfazer  la  verdat  quien  la  sabe,  quanto  más  enla 
sangre  del  que  murió  a  tuerto;  ca  quien  encubre  la 
culpa  del  mal  fechor  es  su  apargero  enel  pecado.  Et 
el  rrey  non  deve  justiciar  por  sospecha  nin  en  dubda 
fasta  que  clara  mente  vea  la  cosa,  ca  la  sangre  de 
gran  prez  es.  Et  yo  maguera  que  a  giegas  andude  en 
Sengeba,  non  quiero  fazer  otro  mal  en  Dimna  sin 
prueva  e  sin  gertedunbre;  et  aquel  que  telo  fizo  sa- 
ber echado  loa  sobre  tu  alma»  (i). 


(i)  C.  Dixo  1.  m.  d.  1. :  «Ha  llegado  a  mi  noticia  un  hecho  que 
me  ha  confiado  uno  de  tu  corte.  Y  si  no  fuera  por  lo  que  han 
dicho  los  sabios  acerca  de  la  divulgación  de  un  secreto  y  la  pu- 
blicación de  lo  que  auno  se  le  ha  confiado,  pero  deja  tú  eso  que 
de  nada  te  aprovecha,  y  no  haya  salvación  para  aquel  cuyo  daño 
nos  tememos.>  Dijo  el  león:  «Ciertamente,  los  sabios  tienen  sen- 
tencias de  muchas  clases  y  de  distintas  interpretaciones,  que 
aplican  según  sus  deseos;  y  no  hay  en  todas  esas  clases  ima  que 
mande  callar,  pues  cada  cosa  requiere  oportunidad  y  discreción; 
y  cuando  está  en  su  oportunidad,  se  salva  por  ella  el  asunto  y 
proporciona  utilidad;  mas  cuando  no  tiene  oportunidad,  daña  y 
ocasiona  perjuicio.  Y  de  aquellas  cosas  que  acarrean  gran  daño, 
no  puede  agradar  el  que  se  le  pida  a  uno  la  revelación  del  secreto 
que  no  le  conviene  que  sea  di\Tilgado,  ni  la  divulgación  de  lo 
que  conviene  que  se  tenga  en  secreto.  Y  en  este  asunto  no  veo 
que  tú  tengas  motivo  para  guardarlo  en  secretó,  ni  tampoco  que 
debas  callártelo;  porque  veo  que  el  que  te  lo  manifestó  echó 
sobre  tu  alma  el  pecado  de  él  y  descargó  en  ti  el  bien  y  el  mal 
de  ello;  y  tú  estás  en  el  deber  de  decirlo,  y  debes  tener  miedo 
de  callarlo;  desatiende,  pues,  la  recomendación  que  se  te  ha  he- 
cho para  que  no  me  enteres  de  ello,  y  dímelo.> 


DE  LA   PESQUISA   DE   DIMNA  I7I 

Dixo  la  madre  del  león  :  «Verdal  dizes,  mas  yo 
tenía  que  conplería  asaz  lo  que  teyo  contaría,  e  me 
creerías.»  Dixo  el  león  :  «Non  digo  yo  que  non  es 
commo  tú  dizes,  mas  quiero  que  me  digas  qué  es  e 
fulgará  más  mío  coragón.»  Dixo  ella  :  «Si  por  tal  me 
tienes,  justigia  aqueste  falso  commo  meresge  tal 
commo  él.»  Dixo  eíleón:  «Deves  me  dezir  quién  telo 
dixo,  ca  non  es  esto  ningunt  daño.»  Dixo  la  madre  : 
«^iSabes  qué  es  el  daño  que  yo  ende  averé.^;  que  [me] 
menospreciará  aquel  que  m.e  lo  encomendó  e  se  fió 
por  mí,  quel  falliré  enello,  et,  quando  yo  fiziere  esto, 
que  fiará  ninguno  por  mí.»  Ouándo  esto  oyó  el  león 
entendió  que  non  le  diría  el  nonbre  de  quien  gelo 
dixiera.  Díxol'  :  «Vete.»  Et  ella  fuese  (i). 


(i)  C.  Dixo  1.  m.  d.  1.:  «Ya  comprendo  lo  que  dices,  y  es  así 
como  tú  dices;  y  aunque  [no  lo]  fuera,  me  obligaría  mucho  a 
decirte  lo  que  me  pides,  porque  sé  la  importancia  que  das  a  este 
asunto.  Y  no  creo  que  cuando  piensas  de  ese  modo  deba  contra- 
riarte el  firme  propósito  y  resolución  que  tienes  de  castigar  a  la 
gente  criminal  y  traidora,  y  de  ser  firme  sostén  de  los  hombres 
buenos,  fieles  y  leales;  pues  dime  si  en  tu  corazón  tienes  enojo 
para  conmigo.»  Dijo  el  león :  «No  hay  enojo  en  mi  corazón,  ni 
malquerencia  para  contigo;  ni  dudo  tampoco  de  ia  sinceridad  de 
tu  consejo,  ni  creo  que  te  acarree  ningún  daño  el  manifestarme 
ese  asunto.»  Dijo  la  madre  del  león:  «Al  contrario;  sí  que  me  aca- 
rreará daño,  de  tres  maneras :  una,  porque  se  romperá  la  amistad 
que  hay  entfe  mí  y  entre  el  que  me  ha  comunicado  el  secreto, 
por  divulgar  su  secreto;  otra,  porque  hago  traición  a  quien  le 
prometí  ocultar  lo  que  me  confiaba;  y  la  otra,  por  el  temor  de 
que  todos  aquellos  que  han  tenido  confianza  conmigo  hasta  hoy, 
no  me  comuniquen  ya  ningún  secreto.»  Dijo  el  león :  «Así  es 
como  tú  dices;  mas  yo  no  voy  a  ser  un  investigador  minucioso  de 
eso  que  rehusas  [contarme],  ni  tampoco  ha  de  sospechar  mi  co- 
razón de  tu  leal  consejo.,  Cuéntame,  pues,  en  toda  su  integridad 


172  CALILA   Y   DIMNA 


Et  pues  que  amanesgió  envió  el  león  por  los  mejo- 


el  asunto,  ya  que  rehusas  decirme  el  nombre  del  que  te  lo  ha 
confiado,  y  entérame  de  lo  que  te  dijo  en  secreto.»  Entonces  le 
contó  ella  lo  sucedido  en  toda  su  integridad,  sin  nombrar  al  que 
se  lo  había  contado,  y  entre  lo  que  habló  dijo  esto  :  «No  deben 
los  valíes  ni  capitanes  dejar  que  prevalezca  la  mala  conducta  de 
la  gente  pérfida  y  calumniadora,  ni  los  astutos  ni  los  depravados 
que  hay  entre  los  hombres,  para  pervertir  a  los  hombres  en  vez 
de  mejorarlos.  Y  el  primero  que  debe  impedir  que  haya  entre 
ios  hombres  persona  que  pueda  malearlos,  y  hacer  que  haya 
quien  los  discipline,  es  el  jefe  que  gobierna  sus  asuntos.  Tú, 
pues,  debes  matar  a  Dimna,  porque  ya  se"  ha  dicho  :  «Los  asun- 
»tos  más  importantes  se  echan  a  perder  por  dos  razones  :  por 
> divulgar  un  secreto  y  por  prestar  fe  a  los  traidores.»  Pues  en 
verdad,  quien  puso  enemistad  entre  ti  y  entre  Senceba,  el  más 
ñel  de  tus  visires  y  el  mejor  de  tus  amigos,  hasta  que  lo  mataste, 
es  el  traidor  Dimna,  por  su  imprudencia,  su  astucia  y  su  traición. 
Pues  ya  estás  informado  de  sus  trapacerías,  te  es  manifiesto  todo 
lo  que  te  ocultaba,  y  lo  sabes  por  lo  que  se  te  contó  de  la  histo- 
ria de  él  antes  de  ahora.  Y  tu  tranquilidad  y  la  de  tu  ejército  está 
en  que  se  haga  público  todo  lo  que  de  él  se  callaba,  y  en  que  se 
divulgue  lo  que  él  guardaba  oculto  en  su  corazón;  condénalo, 
pues,  a  muerte  por  su  crimen  y  para  que  reciba  tu  ejército  la 
compensación  del  daño  que  de  él  recibió.  Pues  en  verdad,  no 
hay  cosa  como  ésa  para  levantar  el  ánimo  de  los  leales.  Y  tal  vez, 
¡oh  rey!,  si  te  detienes  por  el  perdón  de  la  gente  criminal,  que 
has  decretado,  y  estás  pensativo  por  esto,  has  de  saber  que  no 
hay  entre  los  que  han  cometido  crímenes  uno  que  sea  tan  crimi- 
nal como  Dimna;  porque  el  pecado  de  ésos  no  puede  ser  mayor 
que  el  que  cometió  Dim.na  púbUca  y  secretamente  con  su  tra- 
pacería y  su  perfidia;  pues  concitó  al  rey  contra  el  más  inocente 
de  sus  visires,  el  de  alma  pura  y  corazón  íntegro,  hasta  que  lo 
hizo  partícipe  de  su  envidia  y  lo  mató  por  una  sospecha. >  En 
seguida  dijo  ella  :  «^Yo,  en  verdad,  no  ignoro  lo  que  han  dicho 
los  sabios  acerca  de  la  suprema  gracia  de  perdonar  a  la  gente 
criminal;  pero  de  tal  gracia  solamente  ha  de  hacerse  uso  cuando 
no  se  trate  de  causa  capital  o  delito  público,  en  que  el  perdonar 


DE   LA   PESQUISA   DE   DIMNA  I73 

res  de  su  mesnada,  e  fueron  y  presentes  (i),  e  enbió 
por  su  madre,  e  vino  y.  Desí  mandó  llamar  a  Bimna 
e  duxieron  (2)  gelo.  Desí  [quando  lo  tuvo  en  su  pre- 
sencia] abaxó  el  león  la  cabega  con  vergüenga  déla 
muerte  de  Senseba  (3).  Quando  esto  vio  Dimna  fue 
gierto  de  morir,  et  dixo  a  uno  délos  que  estavan  gerca 
del:  «¿Por  qué  está  el  león  triste  e  cuydando?  ¿Acaes- 
gió  alguna  cosa  que  le  fizo  tristeger  por  que  vos  ovo 
de  ayuntar?»  Dixo  la  madre  del  león:  «Esto  que  tú 
vees  estar  al  león  triste  e  cuydoso,  non  es  si  non  por 
que  teha  dexado  sano  e  salvo  fasta  oy,  faziéndole  tú 
engaño  e  enrridándole  con  tu  mestura  e  con  tu  fal- 
sedad para  matar  a  Senseba»  (4). 

Dixo  Dimna:  «Tengo  que  es  verdad  lo  que  di- 
zen  (5);  que  el  que  se  trabaja  en  buscar  bien,  más  aína 
le  viene  el  mal  que  a  otri  (6),  et  non  pertenesge  al  rrey 


sería  deshonor  y  serviría  de  pretexto  a  los  perversos  para  veri- 
ficar obras  malas,  y  al  rey  para  perder  su  prestigio  ante  el  pue- 
blo.» Y  mandó  el  león  a  su  madre  que  se  fuera. 

(i)  C.  Et  envió  cuando  amaneció  por  los  de  su  mesnada  e  f .  y 
presentes  los  mejores  de  entre  ellos,  e 

(2)  duxieron  —  A.  y  B.  dixieron 

(3)  C.  presencia]  torció  el  león  su  mano  en  señal  de  que 
se  le  procesara.  Quando — J.  Desí  cuando  se  presentó  Dimna 
inclinó  el  león  la  cabeza  hacia  tierra  largo  tiempo. 

(4)  C.  morir,  y  volvióse  a  uno  de  los  que  tenía  cerca  y  le  dijo 
furtivamente:  ^(Ha.  sucedido  algo  que  ha  puesto  triste  al  rey?» 
Dijo  la  madre  del  león :  «Lo  más  grave  que  ha  ocurrido  es  lo  que 
tú  has  hecho;  y  la  mayor  de  las  traiciones  es  tu  traición  y  el  des- 
precio que  has  hecho  del  rey,  y  la  muerte  del  más  inocente  de 
sus  visires.» 

(5)  dizen;  —  A.  y  B.  dizes; 

(6)  C.  Dimna :  «No  creo  que  el  superior  impida  hablar  al  infe- 
rior en  pleito  en  que  hay  insinuaciones  graves.  Pues  ya  ha  suce- 


[74  CALILA   Y  DIMNA 


nin  a  sus  mesnadas  si  non  (i)  los  malos.  Ca  dizen  (2) 
que  quien  faze  vida  conlos  malos  e  non  faz  sus  (3) 
obras,  non  estuerge  de  su  maldat  por  se  aguardar;  ca 
non  gualardona  bien  por  el  bien  si  non  Dios  sólo; 
que  alos  otros  alas  vezes  véngelos  la  voluntad,  e  non  es 
ninguno  que  más  derecho  deva  ser  que  el  (4)  rrey;  et  por 
ende  se  apartan  los  rreligiosos  enlos  montes  e  se 
dexan  de  bevir  conlos  omnes  e  de  fablar  conellos^  et 
aman  más  de  fazer  las  obras  de  Dios  que  las  délos 
omnes.  Mas  la  lealtanga  e  el  amor  que  yo  avía  al  rrey 
melé  fizieron  descobrir  la  falsedat  del  que  le  quería 
fazer  traygión  et  quería  saltar  enél,  e  fízele  entender 
aquello  que  sospechava  e  las  señales  que  viera,  e  él 
violas  manifiesta  mente,  e  non  acayó  nada  de  qu'él 
non  fue  bien  gierto;  et  si  él  pesquiriere  esta  cosa  e 
preguntare  por  ella  e  pensare  en  ella,  sabrá  la  verdat 
quel'  ñze  entender;  ca  el  fuego  que  yaze  enla  piedra 
e  enel  fierro,  non  se  saca  si  non  con  artes;  et  esto 


dido  lo  que  se  dice :  que  el  hombre  que  más  se  esfuerza  en  pre- 
caverse del  mal  es  el  que  más  fácilmente  cae  en  él,  et 

(i)  si  non  —  Falta  en  C,  quedando  el  texto  incorrecto,  como 
ya  advierte  el  editor,  y  creo  que  debe  corregirse  conforme  con 
nuestra  versión. 

(2)  C.  malos;  y  yo  ya  sé  que  esto  solamente  se  dice  de  la 
compañía  de  los  malos,  que 

(3)  e  n.  f.  s.  obras, — El  editor  de  C.  no  ha  acertado  a  corregir 
el  texto  en  este  pasaje,  por  no  conocer  la  versión  castellana.  De 
ías  dos  correcciones  que  propone,  le  falta  a  la  primera  la  partí- 
cula negativa  para  que  el  sentido  esté  conforme  con  el  contexto 
y  con  nuestra  versión. 

(4)  ca  non  gualardona...  que  el  rrev;  —  Esta  frase  está  dislo- 
cada en  nuestra  versión;  pues  es,  según  C,  el  último  miembro  de 
esta  cláusula.  Véase  la  nota  siguiente. 


DE   LA   PESQUISA  DE  DIMNA  1 75 

non  es  cosa  pelada,  ca  el  cuerpo  del  omne,  después 
que  es  pesquerido  e  buscado,  paresge  más  qu'él  es 
así  commo  toda  cosa  fedrosa  (quien  loda)  quier  lodo 
quier  ál,  que  quanto  más  movida  es  tanto  más 
fiede  (i). 


(i)  C.  de  Dios  que  las  de  las  criaturas,  ca  non  g.  b.  p.  e.  b.  s.  n. 
D.  sólo,  q.  a.  otros,  pues  ya  tienen  lugar  sus  cosas  por  las  excita- 
ciones de  sus  caprichos  (*),  por  lo  cual  en  la  mayor  parte  de  ellos 
hay  pecado;  y  nadie  tiene  más  obhgación  de  ser  justo  que  el 
rey,  asistido  por  Dios,  el  cual  no  adula  a  nadie  porque  no  tiene 
necesidad  de  él,  ni  por  las  malas  consecuencias  que  puede  temer 
de  él.  Y  aun  es  mayor  obligación  en  los  reyes  que  ruegan  que  se 
les  haga  un  favor,  el  recompensar  a  los  que  les  conceden  ese 
favor;  y  no  hay  favor  mayor  que  un  buen  consejo.  Pues  ya  sabe 
el  rey  y  sé  yo  y  saben  todos  los  que  están  presentes,  que  no  ha 
habido  entre  mí  y  el  toro  nada  que  me  haya  hecho  concebir  odio 
rencoroso  contra  él,  ni  que  yo  le  haya  deseado  ningún  mal,  ni  ha 
sucedido  por  esto  cosa  que  ocasionara  daño  ni  provecho;  sino 
que  yo  di  al  rey  un  buen  consejo  y  le  hice  (**)  saber  lo  que  había 
averiguado  de  lo  que  le  interesaba,  tanto  que  reconoció  la  ver- 
dad de  lo  que  le  dije,  y  procedió  en  ello  con  buen  acuerdo  y  con 
la  mayor  prudencia  y  energía.  Mas  ya  sabía^'yo  que  habían  de 
temer  semejante  cosa  de  mí  más  de  uno  de  los  envidiosos  y 
enemigos,  que  por  esto  buscan  mi  mal  y  se  han  puesto  de 
acuerdo  para  matarme.  Pero  yo  no  podía  temer  que  la  recom- 
pensa de  los  buenos  consejos  y  servicios  que  yo  había  prestado 
al  rey  fuese  el  enojarle  hasta  el  extremo  de  quererme  matar.» 
Cuando  oyó  el  león  las  palabras  de  Dimna,  dijo:  «Sacadlo  de 
mi  presencia  y  entregadlo  al  juez  para  que  investigue  su  causa; 
porque  yo  no  quiero  dar  sentencia  acerca  de  la  inocencia  o  cul- 

(*)      Este  pasaje  creo  que  también  está  alterado  en  C.  La  voz  ^^-.X-Có 

debe   ser    errata  del   copista    y  corregirse   con    -jA.-lc   u  otra  de   esta 
misma  raíz. 

(**)  J.  que  mi  amor  y  lealtad  al  rey  me  hicieron  temer  por  él  y 
hacerle  saber  lo  que  le  manifesté  acerca  del  secreto  de  su  enemigo  trai- 
dor. Y  el  rey  vio  por  sí  mismo  en  él  lo  que  le  pusieron  de  manifiesto  las 
señales  que  yo  le  había  dado. 


176  CALILA  Y   DIMNA 


»Et  yo  si  culpado  fuese  fuiría  por  la  tierra  e  avería 
anchura  e  non  aturaría  ala  puerta  del  rrey;  mas  fián- 
dome  que  era  salvo  non  me  quité  ende  nin  me  partí 
ende.  Et  non  le  rruego  ál  si  non,  maguer  que  esté 
en  dubda  de  mi  fazienda,  que  la  mande  pesquerir  e 
catar,  et  aquel  a  quien  este  poder  diere  que  sea  fiel, 
et  non  aya  ninguno  en  que  le  travar  nin  faga  engaño 
a  ninguno,  e  que  le  muestre  yo  mi  escusagión  e  lo 
que  oyere  dezir  alos  otros,  e  cátelo  e  non  quiera 
fazer  por  los  dichos  délos  que  me  acusaron  e  me 
ovieron  enbidia.  Ca  lo  qu'el  rrey  sopo,  de  commo 
le  ñzieron  dubdar  enlo  qu'él  vio  déla  enemistad  de 
Senseba,  que  MEREsgió  por  ende  morir,  le  deve 
teñir  de  se  non  atrever  así  a  matarme;  ca  ya  ove  yo 
del  rrey  tal  dignidat  que  me  avían  enbidia  por  ella,  e 
tal  privanga.  Et  si  él  non  me  catare  esta  merged  e 
fuere  mal  consejado  en  mi  fazienda,  non  he  otro  aco- 
rro nin  otro  rrefugio  si  non  Dios,  que  sabe  las  pori- 
dades  délos  omnes  e  lo  que  tienen  en  corazones  e 
en  sus  veluntades.  E  dizen  qu'el  que   aze  por  dubda. 


pabilidad  de  un  reo  sino  cuando  sea  manifiesta  la  verdad  y  la 
justicia.»  Y  se  prosternó  Dimna  ante  el  león,  y  dijo:  «¡Oh  rey! 
No  hay  cosa  más  visible  a  la  ceguera,  ni  más  manifiesta  ante  la 
duda,  ni  más  eficaz  para  el  que  desee  salir  de  la  obscuridad,  que 
estudiar  con  asiduidad  y  aplicarse  a  aquello  con  lo  que  se  alcanza 
esto.  Y  tú  sabes,  ¡oh  rey!,  que  el  fuego  está  latente  en  la  leña  y 
en  la  piedra,  y  no  se  extrae  ni  se  obtiene  su  beneficio  sino  con 
el  trabajo  y  la  búsqueda.  Y  si  yo  fuese  culpable,  temería  que  se 
hiciesen  investigaciones  acerca  de  mi  delito,  así  como  espero 
que  por  el  conocimiento  de  mi  inocencia  el  proceso  y  la  pes- 
quisa pongan  de  manifiesto  la  bondad  de  mi  obra,  así  como  de 
toda  cosa  cuyas  emanaciones  huelan  bien  o  mal,  el  día  aumenta 
su  olor  y  lo  hace  más  perceptible. 


DE  LA   PESQUISA   DE  DIMNA  177 

que  non  es  gierto,  es  tal  commo  la  muger  que  se  dio 
a  su  siervo  dubdando  e  la  aforgó»  (i).  Dixo  el  león  e 
LAS  mesnadas:  «¿-Cómmo  fue  eso?» 

Dixo  Dimna:  «Dizen  que  enuna  gibdat  que  dezían 
Quertir,  que  es  en  tierra  de  Yabret,  avía  un  rrico 


(i)  C.  >Et  si  yo  tuviera  conciencia  de  haber  pecado  o  de  haber 
cometido  un  crimen,  me  hallaría  huyendo  por  la  tierra;  mas 
cuando  asisto  a  la  corte  del  rey  confío  en  la  recompensa  de  mi 
obra.  Mas  yo  deseo  que  ordene  el  rey,  a  quien  encargue  el  pro- 
ceso de  mi  asunto,  que  eleve  hacia  él  cada  día  lo  que  investigue 
de  mi  traición  y  de  mi  inocencia,  para  que  me  juzgue  por  su 
propio  juicio  y  examine  con  atención  todos  los  pormenores  de 
mi  asunto,  y  que  no  se  deje  llevar  en  él  por  sospechas  de  gente 
envidiosa  y  enemiga.  Ca  lo  qu'el  rrey  s.,  d.  c.  1.  f.  d.  e.  qu'él  v.  d. 
enemistad  del  toro,  le  deve  t.  d.  s.  n.  a.  a.  a  matarme,  cuando  ya 
le  consta  mi  lealtad  y  mis  desvelos  por  él.  Y  <quién  podrá  dudar 
de  que  el  rey  ya  conoce  mi  propia  condición,  la  humildad  de  mi 
estado  y  la  modestia  de  mi  posición?  Yo,  en  verdad,  no  puedo 
apartarme  de  m.i  condición  de  siervo,  ni  puedo  aspirar  a  lo  que 
aspira  quien  esté  por  encima  de  mí;  pero  aunque  soy  siervo  del 
rey,  se  me  debe  justicia  y  sé  que  el  rey  me  la  otorgará,  por  con- 
sideración a  mí  mismo,  en  vida  y  después  de  muerto.  Mas  si  el 
rey  ha  resuelto  entregarm^e  a  alguien  para  que  investigue  mi 
causa  y  vea  mi  inocencia,  yo  ruego  al  rey  que  no  descuide  mi 
proceso  y  que  ordene  que  se  le  eleven  mis  excusas  día  por  día. 
Mas  si  el  rey,  por  una  calamidad  que  el  hado  me  envía  y  por  la 
insuficiencia  de  mi  poder  para  contrarrestar  el  destino,  no  hace 
la  debida  investigación  y  examen  de  mi  causa  y  me  libra  del 
castigo  que  se  me  quiere  imponer  por  la  acusación  de  gente  per- 
versa y  astuta,  sin  haber  cometido  yo  ningún  delito,  en  ese  caso 
no  tengo  quien  me  ayude  y  me  proteja  sino  Dios,  que  descubre 
las  aflicciones.  Y  ya  han  dicho  los  sabios:  «Quien  afirma  como 
werdad  aquello  que  le  es  incierto  y  de  lo  que  le  conviene  dudar, 
»y  tiene  por  mentira  lo  que  es  verdad,  sucédele  lo  que  le  sucedió 
»a  la  mujer  que  se  entregó  por  sí  misma  a  su  siervo,  que  la  des- 
>honrü  porque  le  manifestó  lo  que  no  era.»  Dixo 

TOMO  r.  12 


178  CALILA  Y   DIMNA 


mercador  (i)  e  avía  su  muger  muy  fermosa  e  avía  un 
vezino  pintor  e  era  diudo  della  (2).  Et  díxoF  ella  un 
día  (3):  «Si  podrías  fazer  alguna  cosa  por  que  te  yo 
»conosgiese  quando  vinieses  amí  de  noche,  (e)  saldría 
»atí  sin  que  me  llamases  tú,  por  tal  que  nos  non  sos- 
»pechasen  nin  te  oyesen.»  Díxol'  su  amigo:  «Yo  te 
3>faré  una  sáva7ia  (4)  tan  blanca  commo  la  luz  déla 
»luna,  et  faré  enella  unas  pinturas;  e  quando  las  tú(s) 
» vieres  saldrás  amí,  et  ésta  será  señal  entre  mí  e  ti.» 
Et  plóguela  a  el[la]  desto  qu'él  dixo.  Et  oyólo  un  su 
siervo  della  e  aprísolo  e  encubriólo  en  su  coragón.  Et 
venía  aella  su  amigo  con  aquella  señal  e  veíalo  ella  et 
salía  aél  (5). 

«E  duró  así  un  tienpo.  Et  después  fuese  su  amigo 
para  el  rrey  a  pintarle  unas  casas  que  avía  de  menes- 
ter; et  fuese  luego  el  siervo  della  a  una  mangeba  que 


(i)  C.  «Dizen  que  en  la  ciudad  de  Tatsorun,  (que  está)  en  una 
tierra  llamada  Cachemir,  había  un  mercader  llamado  Jaba!  e 

(2)  C.  pintor  experto  en  la  pintura;  y  tenía  el  pintor  amistad 
con  la  mujer  del  mercader.  Et 

(3)  C.  día  que  estaba  él  con  ella:  «Si 

(4)  A.  seña 

(5)  C.  noche,  sin  llamarme  ni  tirar  [piedrecitas]  ni  cosa  ninguna 
que  pueda  infundir  sospechas,  sería  esto  más  fácil  para  mí  y  para 
ti.»  Díjole  el  pintor:  «Tengo  para  esto  un  ardid  que  te  alegrará, 
el  cual  es  un  manto  pintado  de  varios  colores;  la  pintura  de  una 
cara  es  de  una  blancura  resplandeciente,  semejante  al  brillo  de 
la  luna,  y  la  de  la  otra  cara  es  negra,  semejante  a  la  obscuridad 
de  la  más  obscura  noche.  Lo  blanco  de  ella  te  llamará  en  las  no- 
ches obscuras  con  su  resplandor,  y  lo  negro  de  ella  se  te  apare- 
cerá en  las  noches  de  luna.»  Y  siempre  que  visitaba  a  la  mujer, 
se  cubría  con  este  manto,  y  dijo:  «Cuando  lo  veas,  sabe  que  soy 
tu  amigo,  y  ven  sin  que  yo  te  llame.»  Y  entró  un  criado  delpin- 
tor  mientras  ellos  se  entretenían  en  esto,  y  oyó  la  conversación. 


DE  LA   PESQUISA  DE   DIMNA  1 79 

tenía  el  pintor,  en  cuyo  poder  estava  la  sávana,  et 
era  su  conosgiente,  e  demandól'  aquella  sávana,  e  ella 
diógela.  Et  él  fuese  para  su  señora  de  noche,  e  luego 
que  ella  vio  la  sávana  de  suso  del,  cuydó  que  era  su 
amigo  e  salió  luego  aél,  e  yugóse  conella.  E  torrnóse 
el  siervo  e  dio  la  sávana  ala  manceba  del  pintor.  E 
vino  el  amigo  esa  noche  del  palagio  del  rrey  para  su 
posada,  et  cubrióse  la  sávana;  desí  vínose  para  ella. 
Et  díxole  ella:  ««¿Qué  as  esta  noche  que  torrnaste 
» luego  una  vez  en  pos  otra,  aviendo  fecho  atu  guisa?» 
Et  él  entendió  que  era  engañado  e  torrnóse  para  su 
posada  e  priso  su  mangeba  e  firióla  muy  mal  fasta  que 
le  dixo  la  verdat  commo  le  contenió;  e  tomó  la  sávana 
e  quemóla  enel  fuego  (i). 

»Et  yo  non  te  dó  este  enxenplo  si  non  por  qu'el 


(i)  El  copista  de  C.  alteró  este  párrafo  al  principio,  pues  tal 
como  está  dice  así:  E  cuando  fué  después  de  esto,  y  era  el 
siervo  amigo  de  la  sierva  del  pintor,  pidió  el  siervo  a  la  sierva 
del  pintor  que  le  dejara  el  manto  para  enseñarlo  a  un  am.igo 
suyo  y  devolvérselo  en  seguida.  Y  ella  le  dio  el  manto,  y  él  se  lo 
vistió  y  se  fué  hacia  la  mujer  a  la  hora  en  que  solía  ir  hacia  ella 
el  pintor.  Y  cuando  ella  lo  vio,  no  sospechó  nada  y  creyó  que 
era  su  amigo,  y  se  le  entregó  generosamente,  y  él  satisfizo  en 
ella  su  necesidad.  En  seguida  tornóse  el.  siervo  con  el  manto;  [lo 
dio]  a  la  sierva,  y  ésta  lo  colocó  en  su  lugar.  Entretanto  estaba 
el  pintor  ausente  de  su  casa;  mas  cuando  había  pasado  ya  parte 
de  la  noche,  volvió  el  pintor  a  su  casa  y  se  vistió  el  manto  y 
fuese  hacia  la  mujer.  Y  cuando  ella  vio  el  manto  se  acercó  a  él 
y  le  dijo:  «¿Qué  cosa  es  la  que  te  aprieta  para  volver  cuando  ya 
has  satisfecho  tu  necesidad  al  comienzo  de  la  noche?»  Y  cuando 
oyó  esto  el  pintor,  apacigüésele  el  alma  y  volvióse  hacia  su  casa. 
En  seguida  llamó  a  su  esclava  y  la  amenazó  con  atormentarla;  y 
ella  le  contó  la  cosa  tal  como  había  sucedido,  y  quemó  el  pintor 
el  manto  y  se  arrepintió  de  haberlo  hecho. 


l80  CALILA   Y  DIMNA 


rrey  non  se  acuyte  en  mi  pleito  quel'  fue  mostrado  en 
dubda,  e  porrná  sobre  sí  grant  cargo  de  pecado  (i). 
Et  non  digo  esto  que  vos  oídes  (2)  con  miedo  déla 
muerte;  ca  maguer  aborrida  cosa  sea,  ninguno  non 
la  puede  fuir,  nin  ha  otro  rrefugio,  e  todas  las  cosas 
del  mundo  han  de  finar.  Et  si  yo  giento  almas  toviese, 
e  sopiese  que  el  rrey  tenía  por  bien  que  se  perdiesen, 
yo  le  sería  franco  dellas.»  Dixo  uno  délos  déla  mesna- 
da: (3)  «[Tú  non  dizes]  esta  escusa^ión  al  rrey  por  lo 
honrrar;  mas  atí  es  de  menester  de  buscar  con  que  sal- 
gas desto  en  que  eres  caído»  (4).  Dixo  Dimna:  «¡Mal 


(i)  C.  »Et  y.  n.  t.  d.  e.  enxenplo,  ¡oh  rey!,  sino  por  que  sepas 
que  las  apariencias  engañan,  y  el  engaño  denigra  a  quien  lo  pa- 
trocina. Y  no  es  justo,  joli  rey!,  que  mates  a  un  inocente  y  leal, 
enfermo  y  humilde,  para  el  cual  no  se  ve  defensa,  ni  tampoco  hay 
en  él  defecto  alguno  sino  en  el  tejido  de  mentiras  y  en  la  impu- 
tación de  un  traidor.  Et  — J.  enxenplo,  sino  porque  deseo  que 
no  se  apresure  el  rey  en  mi  asunto  por  una  sospecha.  Et 

(2)  C.  esto,  ¡oh  rey!,  con 

(3)  A.  el  uno  dellos: 

(4)  C.  dellas.  Y  si  crees,  ¡oh  rey!,  que  con  mi  muerte  tendrás 
descanso  y  solaz,  pues  los  sabios  ya  han  dicho:  «Quien  comete 
>un  3'erro  o  un  pecado  y  se  ofrece  para  que  lo  maten  en  lugar  de 
»los  inocentes,  obtiene  en  recompensa  de  esto  el  perdón  y  la  li- 
»beración  del  mal  en  la  otra  vida.»  Y  aunque  yo  sé  que  Dios  tiene 
al  rey  alejado  de  la  injusticia  y  Xle  la  maldad,  y  de  que  mate  a  un 
inocente  por  las  imposturas  de  los  malvados  y  excitaciones  de  los 
perversos,  quiero  que\io  se  apresure  el  rey  en  mi  asunto  sin 
previa  investigación  y  examen,  pues  ya  han  dicho  los  sabios :  «No 
»cesa  el  hombre  de  sacar  provecho  del  bien  y  de  observar  la 
>  grandeza  de  sus  asuntos  y  la  pequenez  de  su  juicio  mientras  le 
»hace  conocer  el  bien  y  le  aparta  del  pecado,  para  que  no  llegue 
:^  a  cometer  vileza  en  (*)  su  vida.»  Y  mientras  Dimna  exponía  su 

(*)      El  texto  está  muy  alterado,  como  ya  indica  su  editor. 


DE  LA   PESQUISA   DE   DIMNA  l8l 


sea  de  ti!  5:Es  aleve  a  ningunt  omne  de  se  escusar, 
CUANTO  MÁS  por  escapar  de  muerte?  (i).  Et  ^-quién  es 
más  cerca  del  omne  que  (a)sí  mismo? Pues  si  así  mismo 
non  buscare  escusagión,  ^'para  quién  la  buscará?  E  los 
sabios  dizen  que  quien  así  non  guarda,  a  otri  non 
fará  pro.  Et  paresgebien  (2)  en  ti  la  envidia  e  la  ma- 
LigiA  e  la  enemistad  e  la  NEgEDAT  que  non  podiste 
rrctener,  e  bien  entienden  los  que  te  oyen  que  non 
qi!Íere[s]  a  ninguno  bien  e  que  eres  enemigo  de  tu 
alma  e  de  todos;  e  tal  commo  tú,  non  es  bien  que 
esté  [sinon]  conlas  bestias  mudas,  quanto  más  conel 
rrey  o  ser  asu  puerta»  (3). 

Et  pues  que  le  ovo  riespondido  Dimna  así,  salióse 
el  otro  muy  triste  e  muy  avergonzado  délo  que  le 
dixiera  Dimna  (4).  Dixo  la  madre  del  león:  «Grant 


excusación,  se  le  puso  delante  uno  de  los  de  la.asamblea  del  rey, 
que  dijo:  «¡Oh  rey!  Esto  que  dice  Dimna  no  es  por  honrar  al  rey 
ni  por  ensalzar  a  su  majestad,  sino  porque  quiere  hacerle  olvidar 
lo  que  sabe  él  de  su  mala  acción.»  Dixo 
(i)     C.  escusar  por  su  propia  vida?  Et 

(2)  C.  buscará?  ¿Y  quién  más  obligado  que  el  propio  hombre 
a  darse  buenos  consejos,  y  quién  más  obhgado  que  él  a  recibir- 
los? E  1.  s.  d.  q.  quien  se  descuida  de  sí  mismo  y  se  desdeña  por 
otra  cosa,  es  el  mayor  criminal  y  el  más  odioso;  y  para  todo  lo 
que  no  sea  él,  es  el  más  traidor  y  el  más  egoísta.  Y  estas  tus  pa- 
labras manifiestan  a  todos  los  que  están  presentes  la  poquedad 
de  tu  entendimiento  por  lo  que  dices,  y  tu  ignorancia  porque  en 
ello  te  metes.  Y  ya  se  ha  manifestado  en  ti 

(3)  C.  bestias :  deja,  pues,  de  presentarte  al  rey  o  de  estar  en 
su  puerta,  que  no  sirves  más  que  para  acusar  y  manifestar  que 
eres  un  ignorante.» 

(4)  J.  triste,  afligido  y  avergonzado.  Dixo  —  C.  Et  pues  que 
oyó  el  interpelado  esta  contestación  de  Dimna,  calló  y  no  dio  res- 
puesta, y  salióse  avergonzado.  Y  dixo 


CALILA   Y   DIMNA 


maravilla  es  de  cómmo  fablas,  e  das  enxenplos  a  len- 
gua suelta,  e  rrespondes  alos  que  te  fablan,  aviendo 
fecho  traygión  e  maldat  e  engaño»  (i).  Dixo  Dimna: 
«^;Por  qué  catas  con  un  ojo  e  oyes  con  una  oreja  e 
non  piensas  enla  cosa  commo  es,  nin  la  sabes  de 
gierto,  mas  fazes  atu  sabor  non  sabiendo  la  verdat? 
Mas  parésgeme  que  la  mi  mal  andangia  ha  mudado 
atí  por  rrazón  de  mí  todas  las  cosas,  et  aun  todos  los 
otros,  que  ninguno  non  fabla  nin  rrazona  si  (2)  non  a 
su  sabor.  Et  éstos  que  son  enla  corte  del  rrey  tanto 
se  fían  en  su  poridat  e  en  su  mansedunbre  e  son 
seguros  de  su  bondat,  que  se  non  temen  de  fablar  a 
sus  sabores  a  tuerto  o  a  derecho,  ca  él  non  gelo  con- 
tradirá (3).  Et  éste  es  el  lugar  del  sermón  si  fuese 
creído  e  délos  enxenplos  si  oviesen  pro»  (4). 

Dixo  la  madre  del  león:  «Catad  este  (5)  falso, 
quánta  grant  cosa  ha  fecho,  e  quiere  gegar  los  omnes 
POR  desmentirlos  e  por  se  salvar  dellos.»  Dixo  Dini- 


(i)  J.  león  a  Dimna:  «Maravillada  estoy,  ¡oh  traidor!,  de  tu 
poca  vergüenza  y  de  tu  mucha  insolencia,  y  de  la  prontitud  de 
tus  respuestas  a  quien  te  acuse.»  Dixo  —  C.  maravilla  es  la  sol-^ 
tura  de  tu  lengua  en  las  respuestas  que  das  a  quien  te  habla,  ha- 
biendo de  ti  lo  que  "ha}'.»  Dixo 

(2)  oreja...  ninguno  —  Tanto  C.  como  J.  están  alterados  en 
este. pasaje,  pues  uno  y  otro  se  pasan  de  la  palabra  que  signi- 
fica «oreja»  a  la  que  significa  «mal  andancia».  Sigue  a  esta  pala- 
bra en  C.  otra  que  no  concuerda  bien  con  el  texto,  y  a  continuíi- 
ción  dice :  Así  toda  cosa  ha  sido  embrollada  y  mudada.  Y  no  hay 
nadie  que  hable  con  verdad  ni  que  se  apoye  en  ella,  y  no  hab'an 
si  non 

(3)  C.  contradirá  ni  se  lo  prohibirá. 

(4)  Et  éste...  pro.> — Esta  cláusula  está  aquí  fuera  de  lugar.  Véa- 
se la  nota  3  de  la  página  siguiente. 

(5)  C.  este  criminal  falso. 


DE  LA   PESQUISA   DE   DIMNA  '  I83 

na:  «Los  omnes  que  son  tales  son  cinco:  el  uno  es  el 
que  descubre  ala  muger  la  poridat;  et  el  otro  es  el  que 
viste  los  paños  délas  mugeres;  e  el  tergero  es  la  mu- 
ger que  viste  los  vestidos  délos  varones;  et  el  quarto 
es  el  huésped  que  se  enfinió  et  cuyda  que  es  señor 
déla  casa;  et  el  quinto  es  el  que  denu[n]gia  a  los  om- 
nes (i)  lo  que  le  non  preguntan  nin  le  demandan. > 
Dixo  la  madre  del  león:  «^-Non  conosges  tú,  malfe- 
CHOR,  POR  QUÉ  TEMAS,  NIN  CATAS  quán  layda  obra 
feziste,  por  que  sepas  que  non  estorgerás  sin  que  sea 
tomada  de  ti  venganga?»  (2). 

Dixo  Dimna:  «El  omne  que  mal  fecho  faze  non 
quiere  a  ninguno  bien,  nin  lo  anparará  del  mal 
MAGUER  QUE  LO  PUEDE  FAZER.»  Dixo  la  madre  del 
león:  «¡Falso  traydor,  en  atreverte  tú  a  dezir  tal  fecho 
ant'el  rrey!  es  m.aravilla  cómmo  te  dexa  vivo.» 
Dixo  Dimna:  «El  [falso]  traydor  es  aquel  aquícn  con- 
seja [uno]  leal  mente,  et  le  mete  su  enemigo  ensu  poder, 
e  no7t  le  agradece  nin  lo  cono  ge;  ante  lo  quiere  matar 
sÍ7i  pecado  que  haya  fecho»  (3).  Dixo  la  madre  del 


(i)  C.  Dimna:  «Conviene  lo  que  dices,  al  que  descubre  la  pu- 
ridad y  no  la  guarda  secreta;  y  al  que  viste  1.  p.  d.  mugeres;  y  a 
la  muger  q.  v.  1.  v.  d.  varones;  y  al  huésped  q.  c.  q.  e.  s.  d.  casa; 
y  al  que  denuncia  a  los  omnes  reunidos  ante  el  rey  lo 

(2)  C.  conosges  tú  la  maldad  de  tu  obra?  Deja  ya  de  excu- 
sarte y  muestra  temor.»  — J.  león:  ¿Piensas,  ¡oh  traidor  astuto!, 
que  con  esas  palabras  engañarás  al  rey  y  que  no  te  encar- 
celará?» 

(3)  A.  que  asegura  a  su  enemigo  y  después  lo  mata.» — C.  agra- 
dege  esto  nin  se  lo  reconoce  a  [ése]  que  le  ha  ido  con  ello,  ante 
1.  q.  m.  s.  p.  q.  \\.fecho.y>  Dijo  la  madre  del  león:  «Ciertamente 
que  oír  tus  sermones  y  los  cuentos  que  cuentas  a  quien  te  hable, 
es  cosa  más  admirable  para  mí  que  lo  que  ha  sucedido  por  tu 


CALILA   Y   DIMNA 


león:  «¿'As  esperanza  de  estOKjer  de  tu  grant  pecado 
con  tales  palabras  mintrosas?»  Dixo  Dimna:  «El  que 
dize  lo  que  non  fue  meresge  lo  que  tú  dizes,  et  yo 
dixe  verdat  e  mostrarélo  por  prueba,  e  díxelo  al  rrey 
e  conplí  el  omenaje  que  le  (i)  devía.»  Dixo  la  madre 
del  león:  «<;£  qué  fue  lo  que  tú  dexiste  (2)  e  qué  fue 
la  verdat  (3)  que  tú  le  mostraste?»  Dixo  Dimna: 
«Bien  sabe  el  rrey  que  si  yo  mintroso  fuese,  non  le 
DIRÍA  AÉL  TAL  DICHO  NiN  me  atrevería  a  dezir  lo  que 
non  era  (4)  nin  a  sacar  mentira;  et  yo  he  ESPERANgA 

QU'ÉL  VERÁ  QUE  YO  SÓ  VERDADERO  E  SALVO  E  DE  SANO 
CORAgÓN.> 

Quando  vio  la  madre  del  león  que  el  león  non 
fablava  nada  enel  pleito  de  Dim.na,  callóse  ella,  e 
dixo:  «Por  ventura  mienten  contra  él,  e  es  salvo  de 
lo  que  le  aponen;  e  el  que  se  escusa  delante  délos 
cavalleros  e  non  rrefiertan  ninguna  cosa  délo  que 


bellaquería,  tu  astucia  y  tu  envidia.»  Dijo  Dimna:  «Éste  sería  el 
lugar  de  los  sermones  si  fuesen  creídos  y  el  de  los  ejemplos  si 
oviesen  pro.»  Dijo  la  madre  del  león:  «¡Ah  falso,  traidor!  Ante  la 
enormidad  de  tu  crimen,  ¿te  preocuparías,  si  tuvieses  sentido,  en 
forjar  cuentos?»  Dijo  Dimna:  «Solamente  traidor  es  quien  in- 
funde miedo  a  quien  se  puso  bajo  su  protección,  y  quien  se  hace 
enemigo  de  quien  le  descubre  la  enemistad  de  sus  enemigos.» 
Dixo 

(i)  C.  Dimna:  «El  mentiroso  es  el  que  devuelve  ofensa  por 
beneficio,  mal  por  bien  y  zozobra  por  seguridad.  Y  en  cuanto  a 
mí,  pues  yo  hice  lo  que  había  prometido  y  cumplí  la  fidelidad 
que  devía.» 

(2)  dexiste  —  C.  prometiste 

(3)  verdat —  C.  fidelidad 

(4)  C.  fuese  non  me  atrevería  a  hablar  delante  de  él  falsa- 
mente nin 


DE  LA   PESQUISA  DE   DIMNA  185 

dize,  semeja  que  es  verdadero  enlo  que  dize;  et 
callar  (i)  alas  rrazones  del  contendor  semeja  conos- 
ger  la  verdat  que  dize.  Et  dizen  los  sabios  que  quien 
calla  otorga.»  Desí  levantóse  por  sallir  ende  sañosa. 
Et  mandó  estonges  el  león  que  prendiesen  a  Dimna 
e  que  le  pusiesen  fierros;  desí  leváronlo  (2)  ala  cár- 
cel, e  mandó  catar  su  pleito,  et  fazer  sobre  él  pes- 
quisa, E  QUE  gel'  mostrasen;  et  yogo  Dimna  en  la 

CÁRgEL,  E  MANDÓ  LO  GUARDAR  AUN  CAVALLERO.  DcSÍ 

dixo  la  madre  del  león  asu  fijo :  « Non  se  puede 
encobrir  mestura  de  Dimna  e  su  mal  fecho  en  todas 
las  cosas,  ma^'or  mente  en  fecho  de  Sengeba  el  leal 
sin  culpa.  Et  ya  me  fue  amí  dicho  deste  falso  min- 
troso  lo(s)  que  dizen  del  todos  por  una  boca,  ca  non 
es  cosa  que  se  calle  a  ninguno;  desí  fázemelo  más 
verdat  sus  mentiras  e  sus  escusagiones  e  sus  salvas 
que  son  contra  fechas  sin  verdat;  et  si  tú  lo  oyes, 
anparar  se  tehá  con  rrazones  falsas,  et  lo  que  amí 
dixo  el  fiel  verdadero  es  la  verdat.  Pues  si  quieres 
folgar  del,  non  contiendas  conél  e  mátalo»  (3). 


(i)  callar  —  A.  y  B.  callas  —  C.  (*)  del  león  que  las  palabras 
de  Dimna  no  hacían  más  que  aumentar  la  benevolencia  en  aquél, 
llegó  a  dudar;  y  le  entró  miedo,  por  temor  de  que  el  león  creye- 
ra, por  algo  de  lo  que  decía  Dimna,  en  la  inocencia  de  éste  y  en 
su  excusación,  y  dijo  al  león:  «Callar  ante  las 

(2)  C.  levantóse  sañosa  y  se  marchó.  Y  proveyó  el  león  res- 
pecto de  Dimna,  y  se  le  puso  una  argolla  al  cuello  y  fué  lle- 
vado ala 

(3)  C.  madre  del  león  a  él:  «Yo,  en  verdad,  no  ceso  de  oír 
[hablar]  de  la  astucia  de  Dimna  desde  hace  algún  tiempo.  Ade- 

(•)     Debe  estar  alterado  este  pasaje  en  C. 


1 86  CALILA   Y  DIMXA 


Dixo  el  león:  «Cállate,  que  yo  cataré  su  pleito  e 
lo  pesquisaré,  ca  es  muy  sotil  e  muy  artero  e  sabio  e 
entendido;  et  yo  quiero  ser  bien  gierto  de  su  pleito 
e  non  quiero  pasar  aél  rraviosa  mente,  nin  quiero  mi 
daño  en  seguir  voluntad  de  otro  de  que  non  sé  su 
verdat  nin  su  mentira.  Et  mucho  aína  puede  ser  que 
esto  sea  por  envidia  que  le  an,  et  temióme  délo  matar 
por  dicho  dellos,  ca  avría  ende  grant  pecado  et  daño. 
Pues  di  me:  ^^Quién  es  aquel  que  telo  dixo?  Ca  los 
omnes  se  an  envidia  unos  a  otros  e  se  mezclan  et 
quieren  pujar  el  uno  más  qu'el  otro  enlas  dignida- 
des.» Dixo  la  madre  del  león:  «El  fiel  verdadero  que 
me  contó  la  estoria  es  tu  amigo  el  león  pardo,  tu  leal 
e  puro  vasallo  que  sabe  tu  poridad.»  Dixo  el  león: 


más,  estoy  convencida  de  lo  que  he  oído  de  sus  mentiras,  d^e  sus 
trapacerías  y  de  sus  falacias,  y  de  sus  muchas  escapatorias  sin 
ninguna  verdad  ni  sinceridad.  Que  si  tú  le  dejas  hablar,  te  enga- 
ñará con  razones  falsas;  mas  con  su  muerte  tendrás  tú  y  los  de  tu 
mesnada  gran  descanso.  Mátalo,  pues,  pronto,  sin  que  se  adueñe 
de  ti  la  clemencia  ni  te  detenga  la  duda;  porque  los  pequeños  y 
los  grandes  de  tu  mesnada  conocen  la  calumnia  de  Dimna  y 
están  enterados  de  sus  pérfidas  acciones;  y  no  se  me  ha  ofrecido 
nunca  al  espíritu,  por  lo  que  él  dice,  duda  alguna  en  ningún  mo- 
mento de  la  noche  ni  del  día;  y  las  excusas  y  escapatorias  que  te 
presenta  [son]  de  su  índole  perversa,  y  especialmente  tratándose 
de  aquel  inocente  y  leal,  el  mejor  de  los  visires,  Senceba.  Y  no 
pasa  día  que  no  reciba  yo  nuevas  noticias  de  la  malvada  natura- 
leza de  Dimna,  de  m.odo  circunstanciado,  cierto  y  verdadero;  y 
no  te  quepa  duda  en  esto  de  su  crimen;  píies  si  tú  le  dejas  urdir 
sentencias  y  tramar  mentiras,  no  juzgarás  tal  como  son  sus  tra- 
pacerías y  su  perfidia,  ni  faltará  su  astucia  y  su  habilidad  en  su 
charla,  pues  recurrirá  de  nuevo  a  la  mentira,  que  es  en  lo  que 
consiste  la  firmeza  de  su  carácter  y  su  temperamento.  Y  la  tran- 
quihdad  tuya  y  la  de  tu  ejército  está  en  que  te  dejes  de  contem- 
placiones y  lo  mandes  matar  por  su  pecado.» 


DE  LA   PESQUISA   DE   DtMNA  1 8/ 

«Asaz  ay,  et  tú  verás  lo  que  yo  faré  e  io  que  del  man- 
daré fazer,  pues  vete»  (i). 

Et  pues  que  se  fue  la  madre  del  león  para  su  casa 
e  pasó  la  media  noche,  dixieron  a  Calila  commo 
Dimna  era  preso,  e  pesóle  mucho  por  la  grant  amis- 
tad que  avía  conél  e  por  la  conpañia  e  por  el  mal  que 
le  acaesgiera,  et  fuese  para  la  cárcel  encubierta  men- 
te. Et  quando  entró  e  lo  vio  preso,  lloró  et  dixo  : 
«Ya  llegado  ha  tu  fazienda  a  tal  lugar  que  non  he 
cura  ya  de  te  fablar  brozna  mente  nin  dexarte  de 
dezir  que  te  pese,  et  en  secreto  fablando  díxete. 
Miénbrate  lo  que  te  yo  dezía  e  te  castigava  e  te  con- 
sejava  e  non  torrnavas  y  cabega  a  quanto  te  dezía 
nin  feziste  por  ello  por  el  grant  desdén  que  entí  avía, 
ca  te  tenías  por  muy  acabado  en  tu  consejo  e  por  ar- 


(i)  C.  Dixo  el  león:  «Propio  es  de  la  intimidad  de  los  reyes  y 
de  sus  allegados  el  recelo  que  se  tienen  los  altos  dignatarios  entre 
sí  y  el  odio  de  unos  contra  otros,  y  especialmente  contra  el  que 
es  sesudo  y  noble  por  su  virtud.  Y  ya  sé  que  la  posición  de 
Dimna  se  ha  hecho  gravosa  a  más  de  uno  de  mis  cortesanos  y 
del  pueblo;  mas  no  sé  si  lo  que  veo  y  oigo  de  esta  asamblea  que 
está  unánime  contra  él,  es  por  algo  de  esto.  Y  no  quiero  apresu- 
rarme en  su  pleito;  pues  de  un  objetó  precioso  no  se  desprende 
uno  sino  con  razón  y  cuando  la  necesidad  lo  impone  a  quien  de 
él  se  desprende;  y  no  quiero  tener  que  arrepentirrae  por  seguir 
mi  voluntad  y  proceder  apresuradam.ente  sin  la  debida  investi- 
gación y  sosiego.  Pero  dime  el  nombre  de  ese  que  te  lo  ha 
dicho,  tan  fiel  y  tan  veraz  según  tú  piensas.»  Dijo  la  madre  del 
león:  «La  persona,  digna  de  fe  para  mí,  que  me  ha  enterado  de 
esto,  es  el  confidente  tuyo,  a  quien  le  confías  tus  secretos,  tu 
amigo  puro  y  tu  leal  consejero,  el  leopardo.»  Dijo  el  león:  «Seas 
dichosa  y  feliz,  que  ya  me  es  manifiesto  el  modo  como  en  este 
asunto  he  de  proceder.» 


l88  CALILA   Y   DIMNA 


tero.  Et  (i)  dizen  los  sabios:  «Conviene  al  omne  que 

»ES  BUEN  CAVALLERO  QUE  NON  SE  META  POR  SU  ESFUER- 
»gO  EN   LUGAR  QUE  NON  PUEDA  SALIR  NIN  ESTORgER.> 

Et  dizen  que  la  falsedat  (2)  ante  muere  de  su  plazo, 
e  non  (3)  por  que  fenesca  la  vida,  mas  por  (4)  esto  en 
que  estás,  que  la  muerte  es  más  folgan^a  que  ello. 

¡Ay  de  tu  mesura  E  de  tu  seso  E  de  tu  SABER,  CÓMMO 
TEHAN  PRIVADO  DELLOS,  E  ERES  LLEGADO  ALA  MUER- 
TE!» Dixo  Dimna  :  «Nunca  pesaste  de  dezir  verdat  e 
mandarla  fazer,  mas  yo  non  escuchava  nin  creía  tu 
consejo,  por  la  grant  enbidia  e  la  cobdigia  que  avía 


(i)  C.  Et  se  fué  la  madre  del  león  con  el  corazón  satisfecho 
y  el  alma  contenta,  y  se  metió  el  león  en  su  cama.  Y  cuando  fué 
llevado  Dimna  a  la  cárcel  y  le  pusieron  el  lazo  (*),  dixieron  a  C. 
c.  D.  e.  preso,  y  le  entró  compasión  y  le  tuvo  lástima  (**),  por  la 
gran  amistad  y  por  haberse  criado  juntos  y  por  la  fraternidad  que 
había  entre  los  dos.  Y  fuese  encubiertamente  hacia  él,  hasta  que 
lo  encontró  en  la  cárcel.  Y  lloró  Calila  cuando  lo  vio,  y  [vio]  la 
pena,  la  estrechez  y  la  aflicción  en  que  estaba;  y  en  seguida  le 
dijo  :  «En  verdad  que  la  situación  en  que  estás  es  bastante  para 
que  no  venga  yo  con  mis  reprensiones;  pero  no  impide  esto  el 
que  te  recuerde  tu  deber,  por  los  buenos  consejos  que  te  di  y 
advertencias  que  te  hice,  pues  para  toda  advertencia  hay  lugar  a 
propósito.  Porque  si  yo  hubiese  dejado  de  reprenderte  cuando 
tenías  necesidad  de  que  te  reprendiera  en  tu  próspero  estado, 
sería  hoy  copartícipe  de  tu  culpa;  pero  lo  pagado  que  tú  estabas 
de  ti  mismo,  te  dominó  y  subyugó  tu  juicio  y  tu  entendimiento. 
Y  ya  te  conté  lo  que  dizen 

(2)  falsedat  —  C.  y  J.  el  falso 

(3)  C.  e  non  dicen  «muere  antes  de  su  plazo»  por 

(4)  C.  mas  por  la  sucesión  de  las  cosas  que  consumen  la  vida, 
como  esto 

(*)     J*  V  fué  llevado  a  la  cárcel.  Y^cuando  fué  media  noche,  dixieron 
(,**)     Trae  aquí  el  texto  la  palabra  á-^V^J  ,  que  no   da  sentido,  ni  lo 
da  tampoco  la  que  en  substitución  de  ella  propone  con  duda  el  editor. 


DE  LA  PESQUISA   DE  DIMNA  1 89 

en  aver  dignidat,  et  por  la  xRiBULAgiÓN  e  la  laze- 

RIA  EN  QUE  ERA,  ET  SI  NON  POR  ESO  ENLO  QUE  ME  TÚ 
CASTIGA  VAS  ASAZ  CONPLIMIENTO  [aVÍa],  QUE  SI  LO  FI- 
ZIERA  LEVARA  LA  giMA  DELLO.  Et  QUIEN  ES  TENTADO 
DE  GOLOSÍA  NON  ESCUCHA  DE  SUS  AMIGOS,  QUEL'  HAN 
PIADAT  E  LO  AMAN,  ASÍ  COMMO  TU.  Et  DIZEN  LOS  SA- 
BIOS QUE  EL  QUE  NON  CREE  A  SUS  AMIGOS  E  A  SUS 
LEALES  CONSEJEROS  E  A  SUS  BIEN  QUERIENTES  TORRNA 
SU  FAZIENDA  A  RREPENTENQIA,  ET  YA  VEES  EN  QUAN- 
TO  (l)  MAL  SÓ  OY;  mas  ^;QUÉ  PODÍAS  FAZER  CONLA 
GOLOSÍA  E  LA  COBDIQIA  QUE  VENQE  AL  SESO  DEL  MESU- 
RADO E  EL  SABER  DEL  SABIO?  Así  commo  el  cnfef 
mo  que  entiende  que  su  daño  es  en  su  gula,  que 
ha  de  comer,  e  sabe  que  le  acresgerá  en  su  dolor,  e 
non  lo  dexa  de  comer,  e  acresge  su  enfermedad  e 
por  ventura  muere  ende.  Et  yo  non  me  duelo  oy  de 
mí,  mas  duélome  de  ti,  ca  he  miedo  que  serás  tú  con- 
preso por  rrazón  de  mí  et  por  el  amor  e  por  el  paren- 
tesco e  la  amistad  que  aviamos  en  uno,  et  serás  ator- 
mentado e  la.zrado  e  non  podrás  estar  que  les  non 
descubras  nú  fazienda  et  matarán  amí  por  que  te 
creerán  e  tú  non  estorgerás  después  de  mí»  (2). 


(i)     quanto  —  A.  y  B.  quanl 

(2)  C.  verdat  con  tu  celo,  y  de  reprenderme  y  darme  buenos 
consejos;  pero  la  vehemencia  de  mi  corazón  y  mi  inmoderado, 
deseo  de  haber  dignidad,  alteraron  mi  seso  y  tenían  por  imper- 
tinentes los  buenos  consejos  que  m.e  dabas,  así  como  el  enfermo 
apasionado  por  la  comida  que  sabe  que  le  acrecienta  la  enferme- 
dad y  le  perjudica  el  cuerpo,  y  no  hace  caso  de  lo  que  sabe  y 
sigue  su  capricho.  Yo  bien  sé  que  he  sembrado  para  mí  mismo 
esta  desgracia;  pero  la  semilla  solamente  nace  en  su  sazón  y  en 
su  tiempo,  aunque  se  adelante  su  siembra.  Y  esta  es  la  sazón  de 
lo  que  yo  sembré  para  mí  mismo.  Mas  sólo  aumenta  mi  pena  el 


igO  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  Calila:  «Ya  pensado  he  en  tu  fazienda,  et 
bien  dizes  verdad  enlo  que  dizes  et  yo  te  consejé 
leal  mente.  Et  el  omne  con  cuyta  quando  le  acaesge 
la  tribulagión  acúsase  délo  que  fizo,  con  esperanga  de 
bevir  e  de  ser  aliviado  déla  pena.  Et  yo  quiero  me 
ir  ante  que  entre  alguno  déla  mesnada  e  me  vea  estar 
con  tigo,  et  mandóte  e  aconsejóte  que  te  confieses 
de  tu  pecado  e  conoscas  tu  mal  fecho;  ca  morir  deves 
sin  falla,  et  mejor  es  de  ser  justiciado  eneste  mundo 
que  ir  ala  pena  durable  enel  otro.»  Dixo  Dimna:  «Bien 
me  as  aconsejado  e  dizes  verdat;  enpero  veré  a  qué 
torrnará  la  mi  gima  de  mi  fazienda  e  qué  mandarán 
de  mí  fazer.»  Torrnóse  Calila  a  su  posada  muy  triste 
e  muy  cuydoso  con  miedo  de  ser  preso  por  el  pecado 
de  Dimna,  e  prísol'  menazon  e  murió  esta  noche  (i). 


temor  de  que  sospechen  de  ti  en  mi  asunto  por  la  amistad  que 
había  entre  nosotros  dos;  y  temo,  además,  si  llega  también  a  ti  el 
tormento,  que  confieses  lo  que  sabes  de  mi  asunto;  que  por  lo 
demás  tú  eres  persona  cuya  veracidad  no  puede  ponerse  en  duda 
contra  un  extraño;  pero  <cómo  [te  creerían]  si  fuera  tu  situación 
como  la  mía?» 

(i)  C.  Dixo  Calila  :  «Ya  lo  sé,  y  también  han  dicho  los  sabios 
que  la  carne  no  sufre  al  pronto  el  tormento,  ni  deja  en  medio  de 
él  de  decir  todo  lo  que  sea  preciso  para  evitarlo,  sea  verdad  o 
mentira;  pues  yo  no  veo  en  la  sitaación  en  que  te  hallas  [sino] 
que  reconozcas  tu  delito,  confieses  tu  maldad  y  libres  a  tu  alma 
del  castigo  del  otro  mundo,  arrepintiéndote  de  lo  que  has  hecho; 
porque  en  verdad  tú  no  puedes  escapar  de  la  muerte,  y  no  de- 
bes acum.ular  sobre  ti  mismo  las  penas  de  este  mundo  y  las  del 
otro.»  Dijo  Dimna:  «Dices  verdad  y  me  aconsejas  bien,  y  yo  ten- 
dré presente  lo  que  me  dices;  pero  la  cosa  es  grave,  terrible  y 
afrentosa.  Por  tanto,  yo  no  diré  palabra  hasta  que  ellos  se  pon- 
gan de  acuerdo  acerca  de  mi  conducta.»  Y  t.  C.  a.  s.  p.  m.  triste, 
temiendo  todas  las  desgracias  y  males,  y  no  cesó  de  temerlas, 
hasta  que  se  le  desarregló  el  vientre  y  murió  antes  de  amanecer. 


DE  LA   PESQUISA   DE  DIMNA  IQI 

Et  yazía  enla  cárgel  un  lobo  preso  e  estava  [dur- 
miendo] gerca  de  Dimna  (i),  et  oyó  todo  lo  que  se 
dezían  e  aprísolo  (2).  Desí  la  madre  del  león  entró  a 
su  fijo  otro  día  de  mañana  et  díxole  :  «Miénbrate  la 
que  me  dexiste  anoche  e  prometiste  en  pleito  deste 
falso  traydor,  et  de  cómmo  dexiste  a  tus  mesnadas 
que  deve  el  omne  fazer  las  cosas  con  temor  de  Dios, 
en  manera  que  el  malo  sea  pimido;  qne  dizen  que  el 
que  ayuda  alos  mal fechores  apargero  es  desús  obras; 
e  non  sele  deve  meter  en  vagar  et  yo  non  sé  mayor 
bien  que  librarlo  e  folgar  del.»  Et  estonge  mandó  el 
rrey  al  león  pardo  e  el  alcalde  que  se  asentase  a  jid- 
zio,  e  que  llamase7i  a  Dimna  ante  ellos  e  que  fezie- 
sen  su  pesqidsa  e,  fecha,  gela  llevasen  ae'l.  E  el  león 
[pardo]  fizo  llamar  ala  mesnada  e  a  Dimna;  et  asi 
todos  juntos  ante  él,  díxole s  el  león  pardo  (3)  :  <<- Des- 
pués que  el  rrey  mató  (4)  a  Sejigeba  sienpre  estovo 
triste  e  cuydoso  por  que  lo  mató  sin  culpa,  salvo  por 
que  Dimna  lo  etirridó  e  lo  mezcló  con  envidia  que  le 
avia;  píies  si  alguno  de  vos  sabe  alguna  cosa  digalo, 
e  710S  7nostraremos  al  rrey,  que  el  rrey  non  matará  a 
7iinguno  salvo  después  qíie  feziere  pesqidsa  e  sea  gierto 
dello,  nin  querrá  fazer  a  su  sabor  nin  por  alve- 
drioy>  (5). 


(i)  C.  Dimna  y  de  Calila,  cuando  estuvieron  juntos  ambos  en 
la  cárcel,  y  despertó  por  la  conversación  de  los  dos,  et 

(2)  C.  aprísolo  y  se  lo  calló  y  no  dijo  nada  de  ello.  Desí 

(3)  leónpa^-do :  —  B.  rrey : 

(4)  mató — B.  maté 

(5)  C.  del  león  madrugó  y  recordó  al  león  el  asunto  de  Dimna 
y  sus  excusas,  y  le  dijo :  «Dejar  vivir  al  perverso  es  igual  que 
matar  al  justo;  pues  quien  deja  vivir  a  un  perverso  se  asocia  a  su 


192  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  el  alcalde :  «  Ya.  oíste  lo  que  dixo  el  león  par- 
do; FACELDO  ASÍ  (l)  ^  7lÍ7lgimO  dc  VOS  (2)  710)1  ejiciibí'a 
7iÍ7igima  cosa  délo  que  sopiere,  por  77iuchas  (3)  7'razo- 
716 s;  la  p}'ii7ie}'a  por  qíic  vos  7i07i  devedes  aver  pesar 
que  eljuizio  cay  a  contra  quie7i  deve,  nÍ7i  maguer  sea 
co7itra  nuestras  volufitades  e  7i07i  77iefiospregia7ido  cosa 
dello;  ca  la  77iuy  peque7ia  verdal  gran  cosa  es,  e  la- 
cosa  que  más  pesa  a  Dios  es  i7iatar  al  sabio  sÍ7i  culpa 
por  íuestura  del  falso  Dioitiroso  (4);  et  la  segvjida  es, 


perversidad;  a  un  justo,  se  asocia  a  su  justicia.»  Y  mando  el  león 
al  alcalde  y  al  leopardo  que  apresuraran  la  vista  del  pleito  de 
Dimna  y  el  interrogatorio  que  le  habían  de  hacer  en  junta  de 
hombres,  y  que  elevasen  a  él  lo  que  se  relacionase  con  Dimna, 
ya  de  su  crimen,  ya  del  proceso,  y  lo  que  alegase  él  como  excu- 
sas o  disculpas.  Y  salió  el  leopardo  y  el  juez  para  entender  en  el 
pleito  de  aquél  (Dimna);  y  enviaron  por  Dimna  a  uno  que  viniese 
con  él.  Y  cuando  vinieron  con  él,  se  colocó  en  medio  de  la  asam- 
blea y  se  plantó  de  pie.  Y  levantó  el  leopardo  su  voz  y  dijo:  «Vos- 
otros ya  sabéis,  gente  de  la  mesnada,  cuánta  tristeza  invadió  al  rey 
por  la  muerte  de  Senceba,  por  recelo  de  haber  procedido  errónea- 
mente en  tal  empresa,  y  de  que  le  hubiese  engañado  Dimna  con 
sus  mentiras  y  calumnias.  Pues  el  que  quiera  proporcionar  alguna 
luz  al  proceso  y  aprovecharse  del  tribunal  constituido  para  ello 
por  nosotros  (*),  pues  vosotros  estáis  en  la  obligación  de  no  ca- 
llaros el  secreto  ni  ocultarlo,  por  vuestro  buen  consejo,  ni  de 
encubrir  al  criminal,  por  lo  mismo.  Diga,  pues,  cada  uno  de  vos- 
otros lo  que  sepa;  que  no  conviene  que  nadie  se  apresure  a  cas- 
tigar a  otro  por  capricho  suyo  o  capricho  de  otro;  sin  que  esto 
quiera  decir  que  se  pide  el  perdón  del  culpable  que  ha  delin- 
quido.» 

(i)    C.  ¿o  que  se  os  ha  dicho;  e 

(2)  vos  —  B.  nos 

(3)  muchas —  C.  tres 

(4)  C.  primera :  La  verdad,  por  la  que  se  os  ha  convocado 

(*)      El  texto  es  incorrecto,  como  advierte  el  editor. 


DE  LA  PESQUISA   DE  DIMNA  I93 

guando  el  mal  fechor  es  penado  por  lo  que  faze  (i), 
non  se  atreven  a  faze r  otro  tal  los  otros  con  miedo 
DÉLA  jusTigiA,  et  esto  es  pro  déla  mesnada  et  délos  (2) 
pueblos;  et  la  tercera  es,  que  quando  el  falso  mentiroso 
traydor  es  justigiado,  fuelga  el  rrey  e  los  suyos,  ca  el 
tal  bevir  entre  ellos  estes  gran  daño  e  gran  peligro  (3). 
Pues  diga  cada  uno  devós  (4)  lo  que  sabe  e  7ion  encu- 
bra la  verdal  nin  afirme  la  mentira.^  Et  desque  las 
mes7tadas  oycro7i  esto,  catáro7ise  unos  a  otros,  e  dixo 
Dim7ia  :  «.^Por  qué  estades  todos  tartalea^ido?  Diga 
cada  tmo  de  vos  lo  que  sabe,  e  si  yo  mal  fechor  foiesc 
plazermeia  que  callásedes,  pues  que  sé  que  soy  salvo  c 
sin  cidpa.  Pues  dezid  lo  que  sabedes,  que  sabed  que 
cada  rrazón  ha  su  rrespuesta,  et  el  que  dize  lo  que  non 
vio  7iin  sabe,  rrazon{ar)  es  que  le  contezca  lo  que  le 
contesgió  al  físico  7tegio»  (5).  Dixo  el  alcalde  et  el  león 
PARDO  :  <!-(CÓ77io  fue  eso?* 


para  que  deis  testimonio  de  ella;  y  si  no  tenéis  por  liviana  cosa 
la  majestad  del  derecho,  pues  ¿qué  cosa  más  grave  que  encubrir 
el  pecado  de  quien  enredó  a  los  buenos  y  los  engañó,  y  logró 
que  el  uno  matase  al  otro,  con  sus  calumnias,  mentiras  y  false- 
dades? Quien  calle  acerca  de  esto  [no]  está  exento  de  la  maldad 
del  crimen,  ni  muy  lejos  de  haber  tenido  parte  en  su  ejecu- 
ción; et 

(i)    por  1.  q.faze,  —  Falta  en  C.  — J.  por  su  crimen, 

(2)  C.  pro  del  rey  y  de  los  pueblos; — J.  del  rey  y  de  su  mes- 
nada; 

(3)  C.  tercera  es,  que  cuando  los  malvados  son  expulsados 
del  país,  aumenta  entonces  la  concordia  entre  los  subditos  y 
viven  los  buenos  más  alegres,  contentos  y  satisfechos.  Pues 

(4)  devós  —  B.  denos 

(5)  C.  de  vos  1.  q.  sabe,  para  que  se  dé  la  sentencia  según  ver- 
dad, y  no  según  capricho  y  conjeturas.»  Y  cuando  acabó  su  discur- 
so el  que  les  hablaba,  callaron  los  presentes,  y  no  dijo  ninguno  de 

TOMO  I.  13 


194  CALILA  Y  DIMNA 


Dixo  Dimna :  <i.Dizen  que  en  una  gibdat  avía  un 
físico  que  era  bien  andante  e  de  buen  donario  en  su 
nielezina7nic7tto  e  movióse,  e  estitdiaron  en  sus  libros 
algunos  por  aprender,  et  vhio  eiide  un  orne  que  se  enfin- 
gió  que  era  un  buen  físico  e  non  era  tal  {i).  Et  el  rrey 
desa  tierra  avía  una  fija  que  amava  mucho,  e  ovo  de 
adolecer,  et  el  rrey  envió  a  llamar  muchos  físicos  para 
que  curasen  de  su  fija,  Et  vino  un  físico  muy  sabio  que 
era  giego,  et  dixéro7ile  la  dolengia  déla  7iiña  e  man- 
dóles que  le  diesen  a  bever  cierto  xarope  \aque\  dizen 


(.'líos  una  palabra,  porque  no  sabían  nada  por  sí  mismos  ni  de  un 
modo  evidente  para  declararlo;  y  rehusaban  hablar,  preocupados 
de  que  sus  palabras  se  tomasen  como  sentencia,©  decretasen  una 
muerte.  Y  cuando  vio  Dimna  su  silencio,  les  habló  y  dijo:  «En  ver- 
dad que  si  yo  m.  f.  f.  p.  q.  callásedes  en  mi  proceso;  pero  ¿cómo 
se  ha  de  juzgar  de  mí  por  lo  que  sepáis  (*),  cuando  no  sabéis  que 
soy  malhechor?;  pues  todo  aquel  a  quien  no  se  le  pruebe  que  es 
un  criminal,  no  hay  medio  de  proceder  contra  él  y  resulta  ino- 
cente y  libre.  Y  no  hay  otro  remedio  sino  que  digáis  de  mí  lo 
que  sepáis;  y  sepa,  por  lo  tanto,  quien  se  atreva  a  decir  una  pa- 
labra en  mi  proceso,  que  todo  dicho  tiene  su  consecuencia  más 
tarde  o  más  pronto;  y  que  su  declaración  en  mi  proceso  ha  de 
ser  un  elemento  de  juicio  que  me  salve  o  me  mate.  Y  quien  de- 
ponga contra  mí  para  que  me  maten,  sin  saber  nada,  o  declare 
en  mi  proceso  por  dudas  o  sospechas,  le  sucederá,  por  lo  que 
diga,  lo  que  sucedió  al  médico  que  se  atribuyó  la  ciencia  que  no 
tenía.»  Dixo 

(i)  C.  í'ibdat  de  la  India  había  un  físico  que  tenía  habilidad  y 
ciencia;  y  era,  por  esto,  muy  reputado  en  las  operaciones  que  ha- 
cía para  devolver  la  salud  a  los  enfermos  que  trataba  con  sus 
curas  y  sus  medicamentos;  y  murió  este  médico,  y  se  aprovecha- 
ron los  hombres  de  lo  que  hallaron  en  sus  libros.  Y  sucedió  que 
cierto  ignorante  se  atribuyó  la  ciencia  de  la  medicina,  y  se  dixTil- 
=,ó  esta  noticia  entre  los  hombres.  Et 

(•)      Según  la  interpretación  del  editor  de  C. 


DE   LA   PESQUISA    DE  DIMNA  I95 

rremasera.  Et  torrnáronse  para  el  rrey  e  dixiéronge- 
lo,  et  él  buscó  un  físico  que  le  diese  a  bever  aquella 
melezina,  et  vino  ai  aquel  omne  que  se  alabava  de 
físico  e  sabio  de  melezinas  e  de  confasiones  et  mandó 
traer  las  arcas  en  que  estavan  las  melezinas  del  físico 
muerto,  et  troxiérongelas  e  pusieron  las  delante  e 
abriólas  e  tomó  dende  una  dellas  que  falló  en  un  sa- 
queto  en  que  avía  pongoña  mortal,  et  compuso  del  e 
délas  otras  una  melezina  e  dixo:  «Ésta  es  rremasera.» 
Quando  el  rrey  vido  que  lo  fiziera  tan  aína,  cuydó 
que  era  sabio  e  agudo  e  mandól'  dar  algo  e  buenos 
paños.  Etél  dio  abever  la  melezina  ala  dueña,  e  lue- 
go, commo  la  bevió,  tueron  los  sus  entestinos  des- 
PEDAgADOS  E  niurló.  Et  quando  el  rrey  la  vido  muer- 
ta mandó  que  le  diesen  a  bever  al  físico  de  aquella 
melezina,  e  be  viola  e  luego  fué  muerto»  (i). 


(i)  C.  una  Jija  que  casó  con  un  hijo  de  un  hermano  que  tenía, 
y  quedó  embarazada,  y  tuvo  las  molestias  que  se  tienen  en  los 
embarazos,  y  estuvo  por  esto  sufriendo.  Y  envió  el  rey  en  busca 
de  médicos;  y  se  le  dijo  que  había  un  médico  a  eso  de  unas  pa- 
rasangas,  distinguido  por  su  ciencia  en  el  curar,  y  envió  por  él.  Y 
cuando  llegó  el  enviado  a  su  casa,  vio  que  había  perdido  la  vista 
por  causa  de  la  vejez.  Y  se  le  hizo  saber  la  enfermedad  de  la 
muchacha  y  cómiO  se  encontraba;  y  prescribióle  un  m-cdicamento 
de  nombre  conocido,  [que]  se  llamaba  remahera.  Dijéronle  : 
«Confecciónanos  ese  medicamento.»  Dijo:  «Yo  no  veo;  pero 
el  conjunto  de  los  ingredientes  *que  entran  en  él  sí  que  lo  sé.» 
Mas  aquel  insensato  que  pretendía  poseer  la  ciencia  de  la  medi- 
cina, se  les  presentó  y  les  dijo  que  él  conocía  este  medicamento 
y  sabía  sus  ingredientes  y  su  confección.  Y  mandó  el  rey  que  le 
sacasen  los  libros  del  médico  muerto  y  que  le  introdujesen  en 
la  botica  para  que  tomara,  de  lo  que  hubiese  en  ella,  los  Ingre- 
dientes para  el  medicamento.  Y  cuando  entró  y  le  presentaron 
los  ingredientes  del  medicamento,  procedió  en  el  asunto  a  su 


CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  Dimna:  «Divos  este  enxenplo  por  que  non 
diga  ninguno  de  vos  lo  que  non  sabe  por  fazer  plazer 
a  otros  nin  por  otra  cosa.  Et  todo  omne  averá  gualar- 
dón  por  lo  que  fiziere,  et  yo  só  salvo  délo  que  me 
apusieron.  Et  heme  entre  vuestras  manos,  pues  temed 
a  Dios,  parad  bien  unientes  en  mi  fecho»  (i).  Fabló  el 
cozinero  mayor  fiándose  en  su  dignidad,  et  dixo: 
«Oíd,  sabios  e  rricos  omnes,  et  parad  mientes  enlo 
que  vos  diré:  ca  los  sabios  non  dexaron  ninguna 
señal  délos  buenos  e  délos  malos  que  la  non  depar- 
tiesen, et  las  señales  déla  falsedat  son  manifiestas 
eneste  mal  andante,  e  de  más  que  ha  mucho  mala 
fama.>  Et  dixo  el  alcalld  al  cozinero:  «Ya  lo  oímos 
eso,  et  pocos  son  los  que  las  non  conogen.  Pues  dinos 
las  señales  que  vees  en  este  lazrado.»  Dixo  el  cozi- 
nero: «Fulán  dixo  enlos  libros  de  los  sabios  (2)  que 


entender  y  a  su  manera,  y  tomó  de  la  caja  una  cosa  sin  discre- 
ción y  sin  conocimiento,  según  su  opinión  y  parecer;  y  dio  con 
un  veneno  mortífero  y  lo  cogió  y  lo  mezcló  con  sus  ingredien- 
tes. En  seguida  dio  a  beber  a  la  muchacha,  que  al  cabo  de  un 
rato  murió;  y  lo  agarró  el  rey  y  le  hizo  beber  del  medicamento 
que  había  mezclado,  y  murió  (*). 

(i)    a.  quanto  pudieres.» 

(2)  C.  enxenplo  para  que  sepáis  el  pecado  que  comete  el  que 
habla  con  ignorancia  o  procede  con  incertidumbre.>  Y  habló  el 
encargado  de  la  mesa  del  rey,  condescendiendo  con  los  deseos 
de  la  madre  del  león,  y  dijo:  «En  verdad  que  el  más  merecedor 
de  que  no  se  interese  por  él  el  vulgo,  ni  duden  de  su  hecho  los 
nobles,  es  este  miserable,  en  el  cual  están  manifiestas  las  señales 
del  criminal  y  los  signos  del  facineroso;  y  ya  saben  los  sabios  lo 
que  hay  que  juzgar  de  ellos.»  Dijo  el  jefe  de  los  jueces:  <¿Y  cuá- 

(*)  J.  murió.  Y  cuando  supo  el  rey  esto,  llamó  al  ignorante  y  le  hizo 
beber  este  medicamento,  y  murió  al  momento. 


DE   LA   PESQUISA   DE   DIMNA  ig'J 

el  que  ha  el  ojo  siniestro  pequeño  e  guiña  del  mucho, 
e  tiene  la  nariz  encunada  faza  la  diestra  parte  e  tiene 
las  gejas  alongadas  e  entre  las  gejas  tres  pelos  (i),  e 
quando  anda  abaxa  la  cabega  e  cata  sienpre  en  pos  de 
sí,  E  LE  SALTA  TODO  EL  CUERPO,  ct  el  quc  cstas  scñalcs 
ha  en  sí  es  mesturero  e  falso  e  traydor  (2),  et  todas 
estas  señales  son  eneste  lazrado  apergebidas»  (3). 

Dixo  Dimna  (4):  «Por  unas  cosas  judga  el  omne 
otras,  et  el  juizio  de  Dios  derecho  es  e  sin  tuerto.  Et 
vos  sodes  sabios  e  mesurados  en  rrazonar,  et  ya  oíste 
lo  que  éste  dixo;  pues  oíd  amí,  ca  él  cuyda  que  non 
es  ninguno  más  sabio  que  él,  et  cree  que  non  ha  otro 
más  saber  que  el  suyo;  pues  si  todos  los  bienes  e 
los  males  que  el  omne  faze  non  son  si  non  por  las 
señales  que  son  en  el  omne,  manifiesta  cosa  es  que 
non  avrá  el  rreligioso  su  buen  gualardón  por  el  servi- 
gio  que  faze  a  Dios,  nin  el  que  mal  faze  non  avrá  pena 
por  sus  malas  obras,  et  que  non  son  los  omnes  bien 


les  son  esas  señales  y  signos?  Porque  los  que  ignoran  lo  que  son, 
hablan  mucho  de  ellos.»  Y  levantando  su  voz  el  encargado  de  la 
mesa,  dijo :  «Los  sabios  han  dicho  que  — J.  enxenplo  para  que 
sepáis  la  villanía  que  comete  el  que  habla  u  obra  con  ignorancia, 
extralimitándose.  Pues  a  aquel  de  vosotros  que  se  extralimite,  le 
sucederá  lo  que  sucedió  a  ese  ignorante  y  mancillará  su  alma.  Y 
ya  han  dicho  los  sabios:  «Muchas  veces  quien  habla  obtiene  el 
^galardón  debido  a  lo  que  dice.»  Y  lo  que  hayáis  de  decir  en 
vuestras  manos  está;  pues  parad  mientes  por  vosotros  mismos 

(i)     C.  alongadas,  y  los  pelos  de  su  cuerpo  le  salen  de  tres  en 
tres,  e 

(2)  C.  en   sí   es  traidor,  criminal   y  envidioso  de   los  bue~ 
nos,  et 

(3)  C.  son  en  Dimna.» 

(4)  C.  Y  cuando  terminó  su  discurso  fué  mucha  la  admiración 
de  Dimna  por  lo  que  aquél  había  dicho,  y  dijo:  «Por 


1Q8  calila   y   DIxMNA 


andantes  si  non  porlas  señales  que  son  vistas  enellos, 
et  el  que  mal  faze  non  se  puede  dello  dexar  nin  puede 
estar  que  lo  non  faga,  et  que  non  es  ninguno  virtuoso, 
maguer  pune  en  bien  fazer,  que  le  tenga  pro,  [nin]  nin- 
gunt  mal  fechor,  maguer  que  peque,  quel'  faga  daño. 
Et  non  mande  Dios  que  así  sea,  et  si  alos  omnes  fuese 
dado  porrnían  en  sus  cuerpos  las  m.ayores  señales  que 
ellos  pudiesen.  Et  yo  só  salvo  délo  que  me  apusie- 
ron, et  de  mí  non  salió  ál  si  non  verdat;  et  bien  veen 
los  que  aquí  son  presentes  quán  nesgio  e  quán  torpe 
eres  délas  cosas,  ca  tú  non  sabes  mejor  las  cosas  nin 
eres  más  enviso  que  los  que  aquí  son  presentes,  mas 
fablaste  e  erraste  et  eres  tal  commo  el  omne  que  dixo 
asu  muger  (i):  «Cubre  tú  lo  [que]  non  deve  paresger 
»detí  e  dexa  las  cosas  agenas  e  enmienda  las  tuyas, 
»que  conosges  mejor.»  Dixo  el  cozinero(2):  «^'Cóm- 
mo  fue  eso?» 


(i)  B.  yerraste  con  sabor  de  fablar;  et  eres  tal  como  la  juujef 
que  le  dixo  su  marido: — Esta  debe  ser  la  verdadera  lección  del 
original,  aunque  C,  como  se  ve  por  la  nota  siguiente,  esté  con- 
forme con  A.  — J.  dice:  Y  no  hay  ejemplo  de  ti  en  esto,  sino  el 
ejemplo  del  hombre  que  dijo  a  su  mujer:  «Cubre 

(2)  C.  tuerto,  y  no  hay  en  él  injusticia  ni  iniquidad.  Y  si  fuera 
por  esas  señales  que  decís  y  otras  semejantes  por  lo  que  se  alcan- 
zara la  justicia  y  el  conocimiento  de  la  verdad,  no  se  tomarían 
molestias  los  hombres  en  averiguar  las  pruebas...  (*),  ni  sería  na- 
die digno  de  elogio  por  obrar  bien,  ni  habría  medio  de  proceder 
contra  él  por  obrar  mal,  porque  nadie  podría  desvirtuar  las  seña- 
les por  las  que  le  fuera  necesario  hacer  lo  que  laiciera.  Mas 
cuando  hay  galardón  para  el  que  obra  bien  y  castigo  para  el  que 
obra  mal,  es  que  no  es  por  esas  señales.  Y  si  yo  hubiera  ejecu- 
tado esa  acción  que  me  habría  deshonrado,  y  buscara  refugio  en 

(*)     El  texto  está  alterado  en  este  pasaje. 


DE   LA   PESQUISA   DE  DIMNA  I99 

Dixo  Dimna:  «Dizen  que  en  una  gibdat  que  dezían 
Maruca  corriéronla  los  enemigos,  e  cativaron  e  ma- 
taron mucha  gente  della  (i).  E  cayó  (2)  en  suerte  aun 
omne  délos  que  la  conquistaron,  un  omne  labrador 
que  tenía  dos  mugeres,  e  fazíales  mal,  e  non  las  far- 
tava  de  comer,  e  traíalas  desnudas  (3).  Et  enbiólas 

X)ios;  si  hubiera  hecho  eso,  en  verdad  que  sería  por  ello  nueva- 
mente desdichado,  porque  me  habrían  obligado  a  ello  esas  seña- 
les que  yo  no  me  podía  quitar  ni  tampoco  substraerme  a  su 
influjo.  Además  de  que  lo  que  manifiesta  tu  necedad  en  materia 
penal  y  en  tribunales  de  justicia,  es  eso  que  dices;  pues  si  fuera 
como  tú  dices,  no  habría  necesidad  de  nada  de  eso  para  proce- 
der contra  mí;  porque  esas  señales  se  engendran  con  quien  las 
ostenta  cuando  él  es  engendrado,  y  nacen  con  él  cuando  él  nace; 
y  el  Hacedor  no  las  pone  en  el  individuo  en  el  día  en  que  se 
hace  criminal,  ni  cuando  convenga  al  juez  que  ha  de  juzgar  de 
sus  actos,  ni  cuando  sea  menester  conocer  la  inocencia  de  él. 
Pero  de  lo  que  no  duda  nadie  es  de  tu  necedad  y  de  tu  ignoran- 
cia; y,  sin  embargo,  tú  has  oído  algo  de  que  no  te  has  enterado 
bien,  y  hablas  de  ello  sin  ningún  discernimiento;  pues  no  eres  más 
jurisperito  que  los  que  están  presentes,  ni  más  capaz  que  ellos 
para  juzgar  las  cosas;  pero  hablas  y  te  equivocas;  y  a  quien  sea 
como  tú  le  sucede  lo  mismo  que  al  que  se  decía  médico;  pues  si 
tienes  la  creencia  de  que  el  bien  y  el  mal  no  existen  sino  por  las 
señales,  si  es  así,  entonces  no  hay  mérito  en  los  buenos  ni  demé- 
rito en  los  malos;  y  yo  no  hallo  en  esto  sino  excusas  para  mí,  y  veo 
que  tú  no  hablas  sino  por  excusarme  y  te  expresas  como  si  te 
aconsejara  yo,  porque  ni  sabes  ni  piensas  lo  que  dices;  y  en  esto 
eres  t.  c.  e.  o.  q.  d.  a.  muger:  «Mira  tus  defectos,  ¡oh  deshonesta!, 
»y  reprende  luego  a  la  otra.»  Y  se  le  preguntó  a  Dimna:  «^jCómmo 
(i)  C.  dezían  Barujaxat  c.  1.  enemigos  una  vez,  y  mataron  al- 
gunos hombres  de  los  que  había  en  ella,  cautivaron  a  sus  muje- 
res y  se  repartieron  el  botín.  E 

(2)  A.  cayeron 

(3)  C.  mugeres;  y  este  hombre  las  tenía  desnudas  de  vestidos 
y  no  les  daba  ni  de  comer  ni  de  beber.  Et — J.  mugeres;  y  este 
enemigo  las  maltrataba  en  el  comer  y  el  vestir.  Et 


CALILA  Y   DIMNA 


un  día  [conel  omne]  a  coger  leña  así  desnudas  (i),  et 
falló  la  una  dellas  un  trapo  viejo,  e  cubrió  conél  su 
vergüenza.  Et  dixo  la  otra  al  marido:  «Catad  cómmo 
» cubre  ésta  su  natura;  e  non  lo  faze  si  non  por  que 
?ayas  sabor  della  e  yoguieses  conella.»  Dixo  el  mari- 
do: «Astrosa,  non  paras  mientes  entí  que  estás  des- 
»cubierta,  e  rriebtas  ala  otra  que  cubrió  su  vergüen- 
»ga  conlo  que  pudo  aver»  (2). 

Dixo  Dimna:  «E  tú  deves  parar  mientes  en  cobrir 
atí  e  callar;  ca  es  grant  maravilla  de  tu  fazienda  por 
que  te  llegas  al  comer  de  nuestro  señor,  aviendo  entí 
tales  tachas  malas,  et  seyendo  tan  lixoso.  Et  non  vi 
yo  sólo  las  tus  tachas,  mas  quantos  aquí  son  de  la 
MESNADA  DEL  RREY  LO  SABEN.  Et  yo  cncobrílo  fasta 
oy,  e  non  lo  dexé  de  mostrar  si  non  por  que  dezía  en 
mi  corazón:  amí  non  nuze  la  honrra  qu'el  rrey  faze  a 
otri,  nin  me  faze  pro  afrontarlo,  mas  dévolo  encobrir; 
mas  pues  que  mehá  paresgido  detí  enemistad  e  de- 
xiste  abusión  e  fablaste  en  falso  e  a  tuerto  e  sin  sabi- 
duría, quiero  yo  dezir  las  tachas  que  ha  en  ti,  por  que 
non  deves  llegar  al  comer  del  señor  e  deven  los  om- 
nes  fuir  de  ti»  (3). 


(i)  C.  Et  fuese  un  día  el  labrador  con  el  hombre  y  las  dos  mu- 
jeres desnudas  a  coger  leña,  et — J.  Et  fuese  el  labrador  cierto 
día  y  con  él  sus  mujeres  a  coger  leña  para  el  enemigo;  y  andaban 
desnudas, 

(2)  C.  al  marido:  «¿No  miras  a  ésta  cómo  va  desnuda?»  Y  dijo 
el  marido  de  ella:  «jGuay  de  ti!  ¿No  te  miras  a  ti  misma  y  cubres 
»tu  vergüenza  como  ésta  cubrió  la  suya,  antes  de  hablar?> — J.dixo 
al  marido :  «¿No  ves  a  esta  fea  que  no  se  avergüenza  ni  se  cubre?» 
Díjole  el  marido:  «Si  empezaras  por  mirarte  a  ti  misma,  pues 
>[veríasl  que  tu  cuerpo  todo  es  vergüenza. > 

(3)  C.  «E  por  lo  que  a  ti  se  refiere,  pues  es  más  de  admirar^ 


DE  LA   PESQUISA   DE  DIMNA 


Dixo  el  cozinero:  «^jAmí  lo  dizes  lo  que  oyó?»  Dixo 
Dimna:  «Atí  lo  digo,  ca  ayúntanse  en  ti  todas  malas 
tachas;  ca  eres  potroso  e  has  el  mal  del  figo  e  eres 
tinoso  e  as  albarraz  enlas  pierrnas;  onde  non  deves 
llegar  ala  puerta  del  rrey.»  Guando  el  cozinero  mayor 
oyó  lo  quel'  dezía,  afogóse  con  sus  lágrimas  e  comen- 
tó de  llorar  por  que  se  atrevía  Dimna  aél  e  le  fablava 
tan  villana  mente.  Guando  esto  vio  Dimna  díxol': 
«Por  grand  derecho  lloras,  que  sabes  que  si  el  rrey 
esto  sabe  alongartehá  de  sí  e  nunca  te  pararás 
ant'éU  (i). 


porque  ya  sé  la  porquería  de  tu  cuerpo  y  tu  suciedad,  y  tu  atre- 
vimiento, además,  en  acercarte  al  comer  del  rey  y  asistirle,  coma 
si  estuvieras  exento  de  tacha  y  libre  de  suciedad.  Et  n.  v.  y,  s.  1. 
t.  t.,  m.  quantos  inteligentes  aquí  son,  Y  no  me  impidió  el  mani- 
festar tus  tachas  antes  de  hoy  sino  la  amistad  que  había  entre  los 
dos;  pues  no  quería  ser  yo  el  único  que  las  manifestase  sin  (*). 
Y  puesto  que  ya  me  has  difamado  y  has  comenzado  a  calum- 
niarme por  la  enemiga  que  me  tienes,  y  me  acusas  sin  conoci- 
miento y  falsamente  en  presencia  de  la  corte,  quiero  y.  d.  1. 1.  que 
sé  que  tienes,  empezando  por  lo  que  callé  de  tu  suciedad,  porque 
ninguno  que  las  tenga  podía  pretender  estar  al  servicio  del  rey 
ni  al  de  quien  sea  inferior  a  él.> 

(i)  C.  Dixo  el  servidor  de  la  mesa :  «<Es  posible  que  me  insul- 
tes (**)  así,  ¡oh  miserable!?»  Dixo  Dimna:  «Yo  no  te  acuso  sino 
de  los  defectos  que  tienes,  que  son:  la  lepra  de  tu  cuerpo,  la 
suciedad  de  tus  piernas  y  la  dolencia  de  tus  testículos.»  Cuando 
el  servidor  de  la  mesa  oyó  esto  de  Dimna  se  abstuvo,  y  se  abs- 
tuvieron todos  los  que  estaban  en  la  reunión  de  decir  nada  del 
asunto  de  él,  hasta  que  mandaron  los  jueces  que  fuese  llevado  a 
a  la  cárcel  (***), 

(*)     Sigue  en  el  texto  la  palabra  <^w4a*.¿.\,  que  no  da  sentido. 
(**)     J.  Dixo  el  señor  de  los  cerdos:  «¿A  mí  dices  esas  palabras?...» 
(***)     J«  Cuando  dijo  Dimna  esto  se  alteró  el  semblante  del  señor  de 
los  cerdos,  que  lloró,  se  mesó  y  se  le  trabó  la  lengua,  quedó  abatido  j 


CALILA  y   DIMNA 


(i)  Quando  esto  oyó  el  fiel  del  león,  que  trasladava 
lo  que  dezía  Dimna  e  lo  que  dezían  del,  et  éste  avía 
nombre  Xaar,  escrivió  todo  aquello  e  levólo  al  león. 
Guando  aquello  vio  el  león,  mandó  desponer  al  cozi- 
nero  mayor  de  su  ofigio,  et  que  non  paresgiese  ant'él 
nin  entrase  en  su  casa.  Et  escrivió  el  álcali  e  el  ñel 
otrosí  lo  que  dixo  Dimna.  Et  mxandó  a  Dimna  torrnar 
ala  cárgel  e  fuéronse  ese  día.  Et  avía  y  una  bestia 
quel'  dezían  Jauzava  e  era  amigo  de  Calila,  e  fuese 
para  Dimna  e  fizóle  saber  la  muerte  de  Calila.  E  lloró 
Dimna  muy  mucho  et  dixo:  «^'Qué  quiero  yo  oy 
bevir  más  seyendo  muerto  (2)  mío  hermano  e  mío 


(i)    Falta  en  C.  todo  este  párrafo  y  gran  parte  del  siguiente. 

(2)  J.  [a  continuación  de  lo  que  se  lee  en  la  última  contranota.] 
Entonces  un  xaahr  a  quien  el  león,  después  de  haber  probado  y 
haberse  convencido  de  su  lealtad  y  sinceridad,  había  empleado  en 
su  servicio  y  le  había  mandado  que  observara  lo  que  pasaba  entre 
ellos  y  se  lo  manifestara,  se  levantó  este  xaahr  y  entró  en  la  es- 
tancia del  león,  a  quien  contó  todo  lo  sucedido,  con  todos  los 
pormenores.  Y  mandó  el  león  deponer  al  señor  de  los  cerdos  de 
su  empleo,  y  ordenó  que  no  se  presentara  ante  él  ni  le  viera  la 
cara.  Y  mandó  que  Dimna  volviese  a  la  cárcel;  y  había  pasado  ya 
la  mayor  parte  del  día  y  terminado  la  sesión  que  habían  celebra- 
do, y  dijo:  «Escríbase  y  séllese  con  el  sello  del  leopardo.»  Y  se 
marchó  cada  uno  de  ellos  a  su  casa.  Este  xaahr,  al  que  le  llama- 
ban Rauzaba,  era  amigo  y  compañero  de  Calila,  y  también  dis- 
tinguido y  honrado  por  el  león.  Y  sucedió  que  se  apoderó  de 
Calila  una  gran  preocupación,  por  temor  de  que  se  le  compli- 
cara en  el  proceso  de  su  hermano  Dimna,  y  tomaran  precaucio- 
nes contra  él.  Y  estuvo  enfermo  por  esto,  y  se  le  agravó  la  en- 


perdió  la  alegría.  Y  dijo  Dimna  cuando  vio  su  abatimiento  y  sus  lloros: 
«Más  te  conviene  dejar  esos  lamentos  para  cuando  se  entere  el  rey  de 
tu  suciedad  y  de  tus  tachas,  y  te  quite  de  su  mesa,  te  aparte  de  su  servi- 
cio y  te  aleje  de  su  presencia.» 


DE   LA   PESQUISA   DE   DIMNA  203 


puro  amigo?  Et  cómmo  dixo  verdat  el  que  dixo: 
«Quando  al  omne  viene  la  tribulagión,  de  todas  partes 
»le  viene  el  mal  e  gÚBRELO  e  gércalo  la  cuyta  et  el  mal 
»coMMO  AMÍ  ACAESCió.»  Euipero  con  todo  eso,  ame 
Dios  dado  quien  me  apiade  e  quien  vie  vesitc  e  iíie 
quiera  bien  por  stt  bondaf,  que  me  fizo  Dios  merged 
entu  amor  et  he  esperanga  que  serás  tií  en  amarme  e  en 
me  vesitar  e  ayudar  según  que  me  era  Calila  mi  her- 
mano, e  aim  más;  et  aun  espero  en  Dios  que  tú  traba- 
jarás por  mi  así  como  faze  el  buen  amigo  (i).  Pues  si 
ovieres  por  bien  de  llegar  ala  casa  de  Calila  e  traer- 
me quanto  y  fallares  suyo  e  mío»  (2). 

E  él  fizólo  así.  Et  diolc  Dimna  la  parte  de  Calila, 
et  dixo  le  :  «Más  la  meresges  tú  que  otri.»  E  rrogól' 
e  pidió!'  en  amor  que  fuese  ant'  el  león  e  que  dixiese 
bien  del  e  quel'  fizie[se]  saber  lo  que  diría  la  madre 


fermedad  y  se  murió.  Y  fuese  este  xaahr  para  D,  e.  f.  s.  1.  m.  d. 
C.  Y  lloró  [Dimna]  y  se  entristeció  y  dijo ;  «¿Qué  he  de  hacer 
yo  en  el  mundo  después  de  haber  perdido  a  mío 

(i)  a.  en  yo  perder  a  Calila,  ca  ése  era  mi  bien  o  todo  mi 
conorte,  e  sabía  toda  mi  poridat  de  bien  e  de  mal.  Et  si  Dios  esto 
fizo,  loado  sea  él,  que  me  dexó  a  vos  en  su  lugar,  que  me  que- 
redes  bien,  e  me  querredes,  et  seredes  en  apiadarme  segunt  que 
era  Calila. 

(2)  J.  cuyta  y  la  tristeza  por  todos  costados.  Empero  doy  gra- 
cias a  Dios,  ensalzado  sea,  que  no  murió  Calila  hasta  que  me  pro- 
porcionó un  amigo,  un  hermano,  tal  como  tú.  Pues  yo  confío  en 
el  auxilio  de  Dios,  ensalzado  sea,  y  en  su  bondad  para  conmigo, 
por  la  soUcitud  que  veo  me  tienes  y  las  atenciones  que  me  guar- 
das. Ya  sé  que  tú  eres  mi  esperanza  y  mi  amparo  en  la  situación 
en  que  me  encuentro.  Mas  yo  quisiera  de  tu  bondad  que  fueras 
a  cierto  sitio  y  buscaras  todo  lo  que  ganamos  yo  y  mi  hermano 
con  nuestro  arte  y  nuestro  trabajo  y  con  la  voluntad  de  Dios,  en- 
salzado sea,  y  que  me  lo  traigas  aquí.> 


204  CALILA   Y   DIMNA 


del  león  del.  Et  prometió  gelo  e  rresgibió  lo  que  le 
diera  e  fuese  Jausaba  de  mañana  al  león  et  falló  al 
león  pardo  e  al  álcali  que  vinieran  conlos  escriptos  e 
gelos  pusieron  delante.  E  el  que  los  catava  mandó  a 
su  escrivano  que  los  trasladase  e  dar  los  al  león  par- 
do; e  dixo  aél  e  al  álcali :  «Id  vos  así  commo  ayer  e 
fazed  llamar  a  Dimna  e  ponedlp  ante  la  mesnada  e 
venid  me  dezir  lo  que  se  faze  e  cómmo  se  salva.»  Et 
pues  que  sallieron  ende  vino  la  madre  del  león,  e 
leyóle  él  aquellos  escriptos.  Dixo  ella  (i):  «Non  meló 


(i)  J.  E  hizo  el  xaahr  lo  que  le  mandó  Dimna.  Y  cuando  le 
puso  delante  la  riqueza,  le  dio  la  mitad  de  ella  y  le  dijo  :  «En 
verdad  que  tú,  respecto  de  los  que  entran  y  salen  en  casa  del 
león,  eres  más  merecedor  que  otro.  Dedícate,  pues,  enteramente 
a  mi  proceso  y  pon  en  él  todo  tu  cuidado,  y  entérate  de  lo  que 
se  diga  de  él  ante  el  león  cuando  se  le  haga  presente  todo  lo 
que  ha  pasado  entre  mí  y  mis  adversarios,  y  lo  que  se  sepa  de 
la  madre  del  león  en  mi  proceso,  y  lo  que  se  vea  acerca  de  la 
obediencia  que  él  le  tiene  o  si  la  contradice  en  lo  de  mi  proce- 
so. Y  conserva  bien  en  la  memoria  todo  esto.»  Y  tomó  el  xaahr 
lo  que  le  diera  Dimna  y  se  separó  de  él  con  este  pacto.  Y  se  fué 
a  su  casa  y  dejó  el  dinero  en  ella.  Luego  el  león  se  levantó  muy 
de  mañana  y  se  sentó  [en  su  trono];  y  cuando  habían  pasado  ya 
dos  horas  del  día,  le  pidieron  permiso  sus  compañeros  para  en- 
trar y  se  lo  concedió;  y  entraron  ante  él  y  le  pusieron  los  escri- 
tos en  la  mano.  Y  cuando  se  enteró  de  lo  que  decían  ellos  y  de 
lo  que  decía  Dimna,  llamó  a  su  madre  y  se  los  leyó.  —  C.  (*)  Y 
cuando  se  levantó  el  león  por  la  mañana,  entró  a  su  presencia 
el  cadí  y  parte  de  los  notables  de  su  compañía,  con  el  escrito  de 
lo  que  había  dicho  Dimna  en  su  disciilpa.  Tomó  el  león  este 
escrito  y  les  mandó  que  se  retiraran.  En  seguida  envió  por  su 
madre  y  le  leyó  aquellos  escritos,  y  se  apesadumbró  ella  mucho 
y  dijo :  «Non 

(*)  Continúa  aquí  el  testo  de  C,  desde  el  final  de  la  nota  i  de  la 
página  20 1. 


DE  LA  PESQUISA   DE   DIMNA  205 

tengas  a  mal,  fijo  (i),  si  te  yo  estultare  de  mi  pala- 
bra, ca  (2)  veo  que  non  sabes  qué  te  tiene  pro  nin 
daño  por  el  engaño  deste  falso.  Pues  líbralo  e  folga- 
rás;  ca  si  lo  a  vida  dexas  confonderá  tu  mesnada.»  E 
torrnóse  muy  sañuda  contra  él  (3). 

Desí  fuese  Jauzaba  e  llegó  a  Dimna  ala  cárgel  e 
fízol'  saber  quanto  dixiera  la  madre  del  león  quan- 
dol'  leyeran  los  escriptos.  Et  en  seyendo  así  fablando 
vino  el  mandadero  del  álcali  e  del  fiel  e  leváronlo  ala 
casa  del  juizlo  e  pará[ro]nlo  ante  la  mesnada  e  el  pue- 
blo, e  ayuntáronse  estando  Dimna  ant'ellos.  Dixo  el 
mayor  de  la  mesnada:  «Ya  sope  yo  tu  pleito,  Dinma, 
et  díxomelo  quien  es  bien  fiel  e  es  entendida  la  ver- 
dat,  et  non  avernos  más  que  pesquerir  de  (4)  ti;  ca  tú 
con  traygión  e  con  falsedad  e  con  tu  mestura  feziste 
al  rrey,  nuestro  señor,  que  matase  a  Sengeba,  su  ami- 
go, et  era  leal  e  verdadero,  sin  culpa  que  fiziese.  Et 
si  non  fuese  por  la  su  grant  merged  e  por  la  su  grant 
piadat  que  nos  mandó  que  sopiésemos  más  de  tu 
fazienda,  ya  el  juizio  manifiesto  fuera  dado  de  nos 
contra  ti.»  Dixo  Dimna:  «Non  fablas  commo  quien  ha 
piadat  nin  merged,  nin  commo  quien  cata  al  pleito 
del  que  rresgibió  tuerto,  nin  commo  quien  sigue  la 
verdat  nin  el  derecho;  mas  usas  de  voluntad  e  quie- 


(i)    fijo,  —  C.  ¡oh  rey!, 

(2)  C.  palabra.»  Dixo  el  león:  «No  lo  tomaré  a  mal.  Di  lo  que 
quieras.»  Dijo  :  «Veo 

(3)  C.  daño;  y  creo  firmemente  que  Dimma,  mientras  tú  pasas 
el  tiempo  contemplando  su  proceso,  sublevará  contra  ti  a  todos 
aquellos  en  quienes  tú  no  puedes  tener  seguridad.»  En  seguida 
se  levantó  y  se  fué  muy  enfadada. 

(4)  A.  di 


206  CALILA   Y   DIMNA 


res  me  matar.  Non  eres  gierto  délo  que  me  apusie- 
ron, nin  son  pasados  los  tres  días  que  devedes  pes- 
querir  por  mí.  Et  non  eres  de  culpar,  ca  el  malo  non 
ama  los  buenos  nin  alos  que  fazen  las  obras  de  Dios.» 
Dixo  el  álcali:  «Deve  el  señor  gualardonar  al  omne 
por  su  bondat  e  honrrarlo  e  conosgerlo;  ca  todo  bien 
quel'  faze,  merécelo,  e  deve  justigiar  al  mal  fechor 
por  su  mal  fecho  e  penarlo  por  ello,  por  tal  que  los 
buenos  [tomen]  mayor  cobdigia  de  fazer  bien,  [e]  que 
los  malos  fuyan  del  mal  fazer.  Et  por  buena  fe  más 
te  vale  ser  justiciado  eneste  mundo  que  ser  justigiado 
enel  otro.  Pues  otorga  tu  pecado  e  confiesa  el  mal 
que  feziste,  ca  farás  mejor  gima  por  ende.  Si  Dios 
aesto  te  guiare  librarás  tu  alma  déla  persecugión  del 
otro  siglo,  et  fablarán  sienpre  de  ti,  de  cómmo  te 
rrazonavas  buena  mente  por  estorger,  et  de  cómmo 
ante  fazías  escusagiones  con  que  te  anparases.  Desí 
por  confesar  de  tu  pecado  e  ganar  la  salud  del  otro 
siglo;  ca  morir  por  lo  que  Dios  manda  más  vale  que 
bevir  enlo  que  defiende»  (i). 


(i)  C.  Desí  cuando  vino  la  mañana,  envió  el  cadí  por  Dimna, 
y  lo  sacaron;  y  consultaron  acerca  de  él  los  sabios  y  no  le  dije- 
ron nada  de  lo  tratado.  Y  le  dijo  el  cadí :  «Aunque  callen  todos 
estos  que  tienes  aquí  delante  y  no  digan  nada,  la  opinión  que  tie- 
nen ya  los  hizo  convenir  en  que  tú  eres  un  criminal  y  que  nada 
bueno  hay  en  tu  vida,  desde  que  cayó  en  sus  corazones  la  sos- 
pecha que  de  ti  tienen;  y  no  veo  cosa  mejor  para  ti  sino  que 
confieses  tu  pecado  para  librarte  del  castigo  del  otro  mundo  y 
volver  a  tener  buena  fama,  por  dos  razones :  la  una,  por  tu  inven- 
tiva para  disculparte  y  fingir  excusas  con  las  que  puedas  quedar 
libre;  y  la  otra,  porque  el  confesar  tu  pecado  es  mejor  para  tu 
felicidad  en  la  otra  vida,  [la  cual  vale  más]  que  la  felicidad  de 
este  mundo;  pues  los  sabios  ya  han  dicho:  «Morir  honradamente 


DE  LA   PESQUISA   DE  DIMNA  207 

Dixo  Dimna  [al]  álcali :  «Bueno  e  derecho  [e]  ver- 
dal dizes  e  fablaste  commo  sabio;  e  por  buena  fe  una 


>es  mejor  que  vivir  en  el  pecado.»  — J.  se  fué  muy  enfadada. 
Y  pasó  esto  en  presencia  del  xaahr,cuya  amistad  se  había  ganado 
Dimna,  el  cual  lo  oyó  y  se  salió  de  la  presencia  de  ellos  y  se 
fué  corriendo  hasta  que  llegó  junto  a  Dimna  y  le  contó  lo  suce- 
dido. Y  mientras  estaba  con  él,  llegó  un  enviado  del  león  y  se 
volvió  con  Dimna  al  lugar  donde  estaba  el  juez.  Y  cuando  com- 
pareció ante  el  juez,  abrió  el  juicio  el  presidente  de  la  asamblea 
y  dijo  :  «jOh  Dimna!,  ya  me  enteró  de  tu  historia  el  fiel  y  verda- 
dero et  non  a.  m.  q.  p.  de  tu  pleito,  porque  los  sabios  dijeron: 
*Dios,  ensalzado  sea,  ha  creado  este  mundo  como  razón  para 
"el  otro  y  como  medio  para  alcanzarlo;  porque  él  (el  otro)  es  mo- 
»rada  del  Enviado  y  de  los  profetas  que  nos  anuncian  el  bien  y 
>nos  dirigen  al  Paraíso  y  nos  convidan  al  conocimiento  de  Dios, 
» ensalzado  sea.»  Ya  tenemos  conocimiento  cierto  de  lo  que  tú 
has  hecho,  pues  nos  lo  comunicó  uno  a  quien  creemos  veraz  en 
lo  que  dice.  Sino  que  nuestro  señor  nos  mandó  que  volviésemos 
sobre  tu  asunto  y  sopiés emos  m.  d.  t.  fazienda,  aunque  para  él  era 
cosa  manifiesta  y  evidente.»  Dijo  Dimna:  «Veo  que  tú,  ¡oh  juez!, 
no  tienes  costumbre  de  hacer  justicia  en  tus  sentencias.  Y  no  es 
propio  de  la  justicia  de  los  reyes  el  entregar  las  víctimas  de  la  in- 
justicia y  los  que  no  tienen  pecado  a  un  juez  injusto,  sino  defen- 
derlos en  juicio  y  protegerlos  en  sus  derechos.  Y  ¿cómo  quieres 
que  me  maten  si  no  he  sido  contradicho  y  te  das  prisa  en  ello 
condescendiendo  con  tu  capricho,  si  no  han  pasado  los  tres  días'' 
Bien  estuvo  en  lo  cierto  el  que  dijo  que  al  que  tiene  costumbre 
de  hacer  obras  piadosas,  le  es  fácil  soportar  su  obra,  aunque  se 
perjudique  con  ella.»  Dijo  el  cadí :  «En  verdad  que  hallamos  en 
los  escritos  de  los  antiguos  que  el  juez,  para  ser  justo,  debe  co- 
nocer las  acciones  de  los  buenos  y  las  de  los  malos,  para  premiar 
a  los  buenos  por  sus  bondades  y  castigar  a  los  malos  por  sus 
maldades;  porque  si  procede  así,  tienen  los  buenos  mayor  deseo 
de  hacer  el  bien  y  los  malos  de  evitar  el  mal.  Y  mi  juicio  respecto 
de  ti,  ¡oh  Dimna!,  es  :  que  pienses  en  la  situación  en  que  te  hallas 
y  reconozcas  tu  pecado  y  lo  confieses  y  te  arrepientas;  porque 
mejor  le  es  al  hombre  ser  justigiado  e.  m.  q,  s.  j.  e.  otro.» 


208  CALILA   Y   DIMNA 


<iela[s]  bien  andangias  del  omne  (sí)  es  non  vender 
^1  otro  siglo  por  aqueste  que  ha  de  finar,  e  de  con- 
plir  un  poco  después  con  luenga  pena.  Mas  fállase 
enlos  libros  déla  ley  que  non  deve  el  omne  ayudar  a 
su  muerte,  e  que  es  grant  pecado  al  que  lo  faze,  a 
más  que  yo  só  salvo  délo  que  me  apusieron.  Pues 
<cómmo  me  mandaré  matar,  e  ser  en  ayuda  contra  mí, 
seyendo  acusado  a  tuerto,  e  non  deziendo  mentira, 
nin  la  sacando  por  la  boca,  nin  seyendo  conosgido 
por  tal.í*  Tengo  por  muy  fuerte  de  conosger  lo  que 
non  ñz,  e  otorgar  que  fiz  mal,  e  ser  en  ayuda  contra 
m.í  e  apargero  del  que  me  quiere  matar. 

»Et  tú  sabes  quamaña  pena  ha  el  que  esto  faze, 
enel  otro  siglo,  et  yo  só  salvo  en  mi  fama,  e  mi  escu- 
sagión  es  gierta  e  manifiesta.  Pues  si  matar  me  qui- 
sieres acusado  a  tuerto.  Dios  me  aya  merged.  Et  por 
ventura  si  esto  me  fizieren,  non  averé  otro  mal  eneste 
mundo  nin  enel  otro.  Et  yo  digo  lo  que  ayer  dixe;  et 
temed  a  Dios,  e  menbrad  vos  del  juizio  del  otro  siglo 
et  déla  pena,  et  non  vos  metades  a  cosa  de  que  vos 
arrepentades  do  vos  non  terrná  pro  la  rrepentengia; 
ca  los  álcalis  non  judgan  por  lo  que  cuydan,  nin  el 
cuydar  non  tiene  pro  en  la  verdat;  et  yo  más  sé  de 
mí  que  vos.  Mas  guardad  vos  que  vos  non  acaesca 
lo  que  acaesgió  al  que  dixo  lo  que  non  sabía  nin  vie- 
ra.» Dixo  el  mayor  déla  mesnada  e  el  alcalld  (i):  «Et 
^xómmo  fue  eso?» 


(i)  C.  (*)  y  contestó  Dimna  y  dijo :  «Verdaderamente  que  los 
jueces  no  deben  sentenciar  por  su  presunción  ni  por  las  presun- 
ciones del  vulgo  ni  de  los  notables;  pues  ya  sabes  que  la  presun- 

(♦)      Esta  nota  se  refiere  a  este  párrafo  y  al  anterior. 


DE  LA   PESQUISA   DE  DIMNA  209 

Dixo  Dimna:  «Dizen  (i)  que  avía  en  [una]  villa  un 
RRico  omne  quel'  dezían  Morzubem,  et  era  noble  e 
de  gran  fecho  (2),  et  avía  una  muger  muy  fermosa  e 


ción  no  sirve  en  ningún  pleito  para  fijar  la  verdad;  y  aunque  todos 
presumís  que  yo  soy  autor  de  este  crimen,  pues  más  sé  yo  de  mí 
que  vosotros;  y  mi  conocimiento  es  evidente  porque  no  hay  duda 
en  él.  Y  solamente  es  abominable  mi  asunto  para  vosotros  porque 
sois  así;  porque  presumís  que  yo  he  calumniado  a  otro;  y  ¿cuál 
sejría  mi  excusa  ante  vosotros,  si  me  calumniara  a  mí  mismo,  min- 
tiendo contra  mi  alma,  y  os  la*  entregara  para  que  la  mataseis,  sa- 
biendo yo  que  es  inocente?  Pues  ella  es  para  mí  la  más  importante 
de  las  almas  en  materia  de  honor,  y  la  más  digna  de  honor  en  ma- 
teria de  derecho.  Pues  si  yo  hiciese  esto  con  el  más  allegado  de 
vosotros  o  con  el  más  extraño,  no  me  sería  posible  en  mi  reli- 
gión, ni  obraría  conforme  a  mi  carácter;  por  consiguiente,  aleja  de 
ti  ese  veredicto,  que  si  es  propio  de  ti  el  buen  consejo,  te  has 
equivocado  en  su  aplicación;  y  si  estáis  equivocados,  pues  el  más 
abominable  error  es  aquel  del  cual  se  tiene  conciencia;  y  el  en- 
gaño y  el  fraude  no  son  cualidades  de  un  perfecto  juez;  pues  has 
de  saber  que  tu  veredicto  es  jurisprudencia  y  norma  de  dere- 
cho; porque  toda  decisión  que  en  un  asunto  da  el  juez,  es  juris- 
prudencia y  norma  de  derecho  que  aceptan  en  sus  juicios  los 
hombres  de  bien,  y  su  error  viene  a  ser  regla  de  derecho  para 
Ja  gente  maleante.  Y  mi  mayor  desgracia  será  también  el  que  tú 
no  dejarás  de  ser  en  la  opinión  de  la  gente  una  persona  excelsa 
por  tu  consejo  y  tu  juicio,  hasta  el  punto  de  que  creerán  que  tú 
no  podías  errar  en  mi  proceso,  aunque  menosprecies  la  jurispru- 
dencia y  te  sirvas  únicamente  de  presunciones  con  las  cuales  se 
cambia  la  naturaleza  de  las  cosas  (*). 

(i)  Falta  este  cuento  en  C,  pero  está  en  J.,  con  cuyo  texto 
cotejaremos  el  de  la  versión  castellana, 

(2)    J.  omne  de  los  maraziba  (**),  famoso,  et 

(*)  J"  proceso,  a  no  ser  que  te  suceda,  según  dicen  los  sabios,  que 
■dijeron  :  <Quien  se  atribuye  una  ciencia  que  no  sabe  y  atestigua  lo  que 
no  vio,  sucédele  lo  que  sucedió  al  halconero. >  Dijo  el  cadí :    <¿Et 

(**)     maraziba,  plural  de  O^jj"^'  ^^^^^^^^)  sátrapa. 

TOMO  I.  14 


210  CALILA   Y   DIMNA 


BUENA  e  leal.  Este  rrico  omne  avía  un  sirviente 
agorero  e  amava  a  su  señora  e  avía  le  demandado  su 
amor  muchas  vezes,  et  ella  non  tornava  cabega  por 
él,  e  amenazóla  muy  mal  (i).  Et  quando  fue  desfu- 
ziado  della,  pensó  de  buscarle  mal  conel  marido.  Et 
salió  un  día  a  cagar  (2)  e  priso  dos  pollos  de  papaga- 
yos. Et  (3)  apartólos  el  uno  del  otro  (4)  et  enseñó  al 
uno  dezir:  «Yo  vi  al  portero  yazer  con  mi  señora  enel 
lecho»  (5),  et  enseñó  al  otro  dezir:  «Pues  yo  non  digo 
cosa.-»  Et  amostró gelo  dezir  en  lengtcaje  de  Belaque, 
que  era  lengiiage  que  non  e?itendian  en  aquella  tierra. 
Et  acaegió  un  día  que  seyendo  su  señor  consu  jnuger^ 
que  gelos  traxo  dela?zte,  e  él  pagóse  dellos  e  de  cómo 
cantavan;  pero  no?i  sabía  qué  se  dezían  et  majtdó  asii 
rnuger  que  gelos  guardase  bien  e  ella,  fizólo  así  et 
PENSAVA  BIEN  DELLOS,  et  tóvolos  así  tui  tienpo.  Et 
acaesgió  que  unos  ornes  de  Belaque  ovieron  de  llegar 
aquella  casa  de  aquel  rrico  orne,  e  él  convidólos  aco- 
mer  (6).  Et  después  que  ovieron  comido  mandó  traer 


(i)  J.  agorero,  hábil  y  diestro  en  el  manejo  y  crianza  de  los 
halcones.  Y  era  este  halconero  para  aquel  hombre  lo  mismo  que 
un  amigo  íntimo,  hasta  tal  punto  que  lo  introdujo  en  su  casa  y 
lo  consideró  en  ella  como  si  fuera  uno  de  la  familia.  Y  sucedió 
(|ue  por  unas  palabras  del  halconero  se  irritó  y  se  asustó  y  enfadó 
la  mujer  de  su  amo;  y  trabajó  él  para  buscar  un  ardid  en  que 
envolverla.  Et 

(2)  J.  cagar  según  su  costumbre,  e 

(3)  J.  Et  los  cogió  y  se  fué  con  ellos  hacia  su  casa  3'  los  crió. 
Y  cuando  se  hicieron  grandes  apartólos 

(4)  J.  otro,  y  puso  a  cada  uno  en  una  jaula  et 

(5)  J.  vi  una  cosa  sospechosa  en  casa  de  mi  amo»,  et 

(6)  A.  quiero  dezir  nada.»  Et  aprendieron  esto  los  pollos  en 
lenguaje  de  Balaf,  que  non  sabían  los  de  aquella  tierra.  E  tomó- 


DE  LA   PESQUISA   DE   DIMNA 


las  aves  ant'ellos  por  les  fazer  plazer  e  cantaron. 
Guando  ellos  oyeron  lo  que  los  pollos  cantavan  (i), 
catáronse  unos  a  otros  e  abaxaron  las  cabegas  de 
vergüenga  que  ovieron,  et  dixeron  al  señor  déla  casa 
si  él  entendía  lo  que  dezian  los  páxaros.  Dixo  él: 
«■Non;  mas  pagóme  desús  cantos.-»  D¿vlér]o[n]le:  <¡.Pues 
non  te  ensañes  si  te  lo  dezimos,  que  dize  el  uno  en  nues- 
tro lenguaje  (2):  «El  portero  yaze  con  mi  señora  enel 
>lecho  de  mi  señor»;  et  el  otro  dize  :  «Pues  yo  non 
*  quiero  dezir  nada»  (3).  Et  nos  avernos  por  ley  de 


los  e  diolos  a  su  señor,  e  cantavan  ant'él,  e  plazíale  con  ellos,  e 
non  sabían  qué  clezían.  Et  un  día  vinieron  le  huéspedes  de  tierra 
de  Bafal 

(i)  J.  cosa.»  Luego  les  enseñó  esto  hasta  que  lo  aprendieron 
bien,  y  lo  decían  perfectamente  a  los  seis  meses.  Y  cuando  ha- 
bía conseguido  ya  lo  que  quería  de  ellos,  se  los  llevó  a  su  amo, 
el  cual,  al  verlos,  se  llenó  de  admiración  porque  hablaban  en 
sus  manos  y  le  henchían  de  alegría.  Sólo  que  él  no  entendía  lo 
que  decían,  porque  el  halconero  les  había  instruido  en  lenguaje 
de  Balaj;  pero  aun  así,  el  sátrapa  estaba  grandemente  admirado 
de  ellos,  por  lo  cual  obtuvo  el  halconero  de  él  gran  estimación  y 
honor.  Et  m.  a.  m.  q.  g.  g.  bien  y  que  los  cuidase,  y  la  mujer  hízolo 
así.  Y  acaeció  que  pasado  algún  tiempo  unos  grandes  d.  B.  o. 
d.  11.  a.  casa,  y  se  esmeró  con  ellos  en  la  comida  y  en  la  bebida;  y 
reunió  muchas  especies  de  frutos  y  cosas  preciosas  y  se  los  ofre- 
ció. Y  cuando  acabaron  de  comer  y  de  beber  y  comenzaron  a 
charlar,  mandó  el  sátrapa  al  halconero  que  ü^ajese  los  papagayos 
y  se  los  presentase.  Y  cuando  se  los  puso  delante,  recitaron  lo 
que  se  les  había  enseñado.  Y  comprendieron  estos  nobles  lo  que 
decían,  y  catáronse 

(2)  A.  Díxol'  el  uno  dellos  :  «Sabed  que  dize  el  uno  destos 
papagayos.  Non  te  ensañes  contra  nos  si  telo  dixiéremos,  ca 
fablan  en  lenguaje  de  Balaf.»  Dixo  él :  «Non  me  ensañaré,  ca 
ante  me  plazerá.»  «Sabed  que  dize  : 

(3)  J-  vergüenga  y  de  rubor,  y  comenzaron  a  hacerse  guiños 


CALILA   Y   DIMNA 


non  comer  en  casa  de  omne  que  su  muger  sea 
mala»  (i).  Quando  esto   ovieron  dicho,  dixo  el 

SIERVO  QUE  ESTA  VA  Y  QERCA  I  «VeRDAD  ES,  ET  YO  SÓ 
ENDE  TESTIGO,  QUE  LO  VI  MUCHAS  VEZES  E  NON  LO  OSÉ 
DEZIR.»  Et  EL  SEÑOR  DE  CASA,  QUANDO  ESTO  VIDO, 
MANDÓ  MATAR  A  SU  MUGER. 

Et  elle  enbiól'  rrogar  que  pesquisase  bien  lo  que 
le  dixeran,  et  dixo:  «Demanden  et  pregunten  alos 
papagayos  si  saben  más  deste  lenguage  de  Balaf,  et 
fallarán  que  esto  ha  fecho  tu  agorero;  ca  él  me  pidió 
mío  amor  e  yo  non  quise»  (2).  Et  ellos  fizieron  lo  así 
et  vieron  que  non  sabían  más  fablar  et  entendieron 
fodos  qu'el  agorero  los  enseñara.  Et  quando  esto  vie- 
ron [entendieron]  que  la  muger  era  sin  culpa  e  el 
agorero  era  mintroso  et  el  señor  mand(ar)ó(n)lo  lla- 
mar. E  él  entró  muy  atrevido  e  traía  enla  mano  un 
agor.  Et  díxole  la  muger:  «Di  tú,  ^-me  viste  fazer  esto 
que  dizes?»  Dixo  él:  «Sí.»  Quando  esto  ovo  dicho  (3) 


uno  a  otro.  Y  dijo  el  hombre  :  «Yo  no  entiendo  lo  que  dicen, 
pero  me  admiro  mucho  de  ello»;  y  les  preguntó  qué  era  lo  que 
decían.  Pero  no  querían  ellos  declararle  lo  que  decían;  mas  él 
insistió  tanto  y  les  preguntó  tantas  veces  qué  era  lo  que  decían, 
que  le  dijeron  :  «No  dicen  sino  esto  y  ésto.»  Et 
(i)    J.  casa  en  la  cual  se  comete  tal  lascivia.> 

(2)  J.  Et  después  que  hubieron  dicho  esto,  rogóles  el  hombre 
que  les  hiciesen  decir  en  lengua  de  Balaj  otra  cosa  distinta  de  la 
que  decían.  Et 

(3)  J.  entendieron  ellos  y  todos  los  reunidos  que  aquella  casa 
estaba  libre  de  lo  que  se  la  acusaba,  y  quedó  manifiesta  la  men- 
tira del  halconero.  Y  mandó  que  se  presentara  el  halconero,  y 
[vino]  e  t.  e.  m.  u.  agor  de  color  gris.  Et  d.  1.  m.  del  sátrapa  desde 
dentro  de  su  habitación:  «¡Oh  enemigo  de  tu  alma!,  (¡has  visto  tú 
en  casa  lo  que  dices  y  has  enseñado  a  estos  papagayos?»  Dijo : 
«Sí;  yo  he  visto  en  ella  lo  que  ellos  dicen.»  Y  saltóle 


DE   LA   PESQUISA   DE  DIMNA  2I3 

saltóle  el  agor  al  rrostro  e  sacóle  los  ojos  con  las 
uñas.  Dixo  la  muger:  «Vees,  traydor,  la  justicia  de 
Dios,  que  aína  te  avino  e  te  conpreendió,  por  que  tes- 
tinioniaste  falso  contra. mí  délo  que  non  sabías  (i)  nin 

ACAESgiÓ.» 

Dixo  Dimna:  «Divos  este  enxenplo  por  que  vos 
guardedes  de  fazer  commo  fizo  el  agorero;  ca  el  que 
tal  faze,  justígialo  Dios  (2)  eneste  mundo  e  enel  otro.» 
Et  el  álcali  fizo  escrevir  todo  lo  que  dixiera  Dimna  e 
todo  lo  otro  que  y  pasó;  e  enbiáronlo  ala  cárgel  et 
fuéronse  los  mayores  déla  mesnada  ala  casa  del  rrey 
e  leyeron  anfél  todo  lo  que  se  rrazonó.  E  tovieron  a 
Dimna  enla  cárgel  siete  días;  e  cada  día  le  demanda- 
van  e  non  le  rresgebían  ninguna  escusagión  de  su 
pecado  et  nunca  lo  pudieron  venger  nin  fazer  que 
manifestase.  Desí  la  madre  del  león,  quando  le  mos- 
traron el  escripto  entró  al  león  e  díxole:  «Si  dexas  a 
Dimna  bivo,  faziendo  tal  traygión,  atrever  sean  atí 
tus  mesnadas  e  ninguno  non  se  temerá  de  tu  justi- 
gia  por  grant  pecado  que  faga.»  Et  fizo  ella  venir  al 
león  pardo,  e  testimonió  de  Dimna  lo  que  le  oyó 
dezir  e  lo  que  le  rrespondió  Calila.  E  pues  que  gelo 
ovo  dicho  muchas  vezes  al  león,  entendió  él  que 
Dimna  lo  avía  metido  aello  e  quel'  fiziera  andar  a  gie- 
gas,  e  mandó  que  lo  matasen  con  fanbre  e  con  sed,  e 
murió  mala  muerte  enla  cárgel  (3). 


(i)  j.  muger:  «Con  razón  te  ha  sucedido  esto,  que  no  es  más 
que  castigo  de  Dios,  ensalzado  sea,  porque  testimoniaste  lo  que 
no  vieron  tus  ojos.» 

(2)  J.  Dimna:  «Y  5ÓI0  te  di  este  ejemplo,  ¡oh  cadí!,  para  que 
procures  cerciorarte  más,  por  el  mal  resultado  que  acarrea  el 
testimonio  falso  eneste 

(3)  J.  álcali,  cuando  oj'ó  lo  que  había  dicho  Dimna,  se  levantó 


214  CALILA  Y   DIMNA 


Desí  dixo  el  sabio:  «Paren  mientes  los  entendidos 
enesto  et  en  otro  tal,  et  sepan  qu'el  que  quiere 


y  se  lo  presentó  al  león  para  que  juzgara;  y  lo  vio  el  león  y  llamó 
a  su  madre  y  se  lo  enseñó,  y  dijo  ella,  etc.  —  C.  (*)  Y  escribieron 
todo  esto  y  lo  presentaron  al  león,  quien  lo  examinó  y  llamó  a 
su  madre  y  se  lo  presentó;  y  lo  que  ella  le  dijo  fué  esto :  «Ya  llego 
a  sospechar  que  te  embaucará  Dimna  con  sus  engaños  y  trapa- 
cerías, hasta  que  te  matará  o  sublevará  contra  ti  tu  reino,  cosa 
más  grave  de  lo  que  yo  podía  pensar,  después  de  lo  que  ha  suce- 
dido por  su  culpa,  que  ha  hecho  recaer  sobre  ti,  mediante  sus 
embustes  y  calumnias,  el  odio  contra  tu  visir  y  amigo  sincero, 
hasta  que  lo  mataste  sin  que  hubiera  cometido  ningún  delito.>  Y 
cayó  la  advertencia  de  ella  en  el  corazón  del  león,  que  le  dijo: 
«Dime  quién  te  ha  contado  eso  que  oyó  decir  a  Calila  y  a  Dim- 
na; pues  si  lo  mato,  eso  será  una  prueba  que  tendré  contra 
Dimna.»  Dijo  ella:  «Me  repugna  divulgar  el  secreto  que  se  me  ha 
confiado,  por  no  cometer  la  falta  que  prohiben  los  sabios,  es 
decir,  la  de  divulgar  un  secreto;  pero  procuraré  que  ése  que  me 
lo  dijo  me  autorice  para  que  te  lo  manifieste,  o  que  él  mismo 
declare  lo  que  sabe  y  lo  que  oyó.»  En  seguida  se  fué  y  mandó 
llamar  al  leopardo.  Vino  éste  y  ella  le  recordó  la  gran  estimación 
en  que  lo  tenía  el  león  y  la  obligación  que  tenía  de  favorecer  y 
ayudar  a  la  justicia;  y  que  manifestase  púbhcamente  lo  que  no 
debía  tener  oculto  un  hombre  como  él,  que  además  tenía  la  obli- 
gación de  favorecer  y  de  ayudar  al  oprimido,  para  poder  hacer 
valer  sus  argumentos  en  el  día  de  la  resurrección.  Y  no  cesó  de 
hablarle  hasta  que  le  hizo  venir  y  atestiguar  contra  Dimna  lo  que 
oyera  decir  a  él  y  a  Calila.  Y  cuando  el  leopardo  atestiguó  esto 
contra  Dimna,  envió  recado  la  bestia  encarcelada  que  había  oído 
la  conversación  de  Calila  y  Dimna  la  noche  que  aquél  entró  a 
verle  en  la  cárcel,  [diciendo]:  «Yo  tengo  una  prueba;  sacadme 
para  que  la  dé.»  Y  envió  el  león  por  ella,  y  atestiguó  contra  Dimna 
lo  que  había  oído  durante  la  conversación  de  éste  con  Calila,  y  las 
reprensiones  de  éste  a  aquél,  por  haberse  interpuesto  entre  el 
león  y  el  toro  con  mentiras  y  calumnias,  hasta  que  lo  mató  el 

(•)      Continuación  de  lo  traducido  en  la  nota  de  la  página  208. 


DE  L.\   PESQUISA   DE   DTMNA  21$ 

pro  de  sí  a  daño  de  otri,  a  tuerto  por  engaño  o  por 
falsedat,  non  ESTORgERÁ  de  mala  andanqa  et  fará 
MALA  giMA,  et  rrcs^ebirá  gualardón  délo  que  fiziere, 

ENESTE  MUNDO  ET  ENEL  OTRO.» 

Aquí  se  acaba  (i)  el  capítulo  de  la  pesquisa  (2) 
de  Dimna. 


león,  y  la  confesión  de  Dimna.  Díjole  el  león:  «<Y  qué  es  lo  que 
te  impidió  el  que  nos  manifestaras  tu  testimonio  contra  Dimna 
cuando  le  oíste  esto?»  Dijo  la  bestia:  «Me  lo  impidió  el  que  mi 
testimonio,  siendo  único,  no  sería  bastante  para  dar  sentencia,.ni 
tampoco  prueba  plena  en  juicio  contra  el  adversario,  y  no  quise 
hablar  inútilmente.»  Y  se  juntaron  dos  testimonios  contra  Dim- 
na; y  los  envió  el  león  ante  Dimna,  y  le  echaron  en  cara  los  dos, 
reprendiéndole,  lo  que  había  dicho.  Y  mandó  el  león  que  se  le 
impusieran  cadenas;  luego  fué  dejado  en  la  cárcel,  hasta  que 
murió  de  hambre  y  de  sed. 

(i)  C.  y  esto  es  lo  que  resultó  del  asunto  de  Dimna;  y  tal  es 
el  castigo  del  malvado,  y  lo  que  les  sucede  a  los  envidiosos  y 
calumniadores.  Se  acabó  el — J.  Y  quien  piense  en  esto,  verá 
evidentemente  que  quien  desea  su  provecho  con  daño  de  otro, 
con  fingidas  adulaciones  y  engaños,  recibe  la  recompensa  de 
sus  fingidas  adulaciones  y  engaños. 

(2)  B.  pesquisa  qtie  fezieron  sobre  Dimna,  e  co??iienga  el  capítu- 
lo finco,  de  la  paloma  colorada,  e  del  galápago,  e  del  gamo,  e  del 
cuervo,  e  es  capítulo  de  los  puros  amigos. 


[CAPÍTULO  V] 


[A.,  fols.  43  a  52.  —  B.,  fols.  58  a  68.  —  C,  págs.  125  a  14.2. 
J.,  págs.  207  a  231.] 


[El  cuervo,  la  collarada,  el  ratón,  el  galápago  y  el  ciervo.J 

Dixo  el  rrey  al  filósofo :  «Ya  oí  el  enxenplo  délos 
amigos;  cómmo  los  departe  el  mesturero,  falso,  mez- 
clador, e  a  qué  torrnó  su  fazienda;  pues  dime  (i) 
délos  puros  amigos,  cómmo  comienga  su  amistad 
entr'ellos,  e  cómmo  se  ayudan  et  se  aprovechan 
unos  de  otros.»  Dixo  el  sabio  (2):  «El  omne  enten- 
dido non  eguala  conel  buen  amigo  ningund  tehesoro 
nin  ninguna  ganangia  (3);  ca  los  amigos  son  ayuda- 
dores [en  todo  bien  e  consoladores]  ala  ora  que 
acaesge  al  omne  algund  mal  (4).  Et  uno  délos  enxen- 
plos  que  me  semejan  aesto  (sí)  es  el  enxenplo  déla 


(i)  C.  délos  dos  amigos  [que]  departe  el  falso  astuto;  fórjame, 
pues,  el  ejemplo  délos — J.  délos  dos  amigos;  cómo  los  departe 
el  mesturero  e  a  q.  t.  s.  fazienda  después  de  esto;  pues  dime, 
si  sabes,  délos 

(2)  J.  Dixo  el  filósofo:  «El  —  C.  Dijo  el  sabio  entendido  (*): 
«Non,  etc. 

(3)  C.  y  J.  amigo  ninguna  cosa;  ca 

(4)  C.  consoladores  en  las  desgracias.  Et — J.  como  A. 

(*)  Así  según  la  puntuación  de  C,  que  debe  enmendarse  conforme 
con  J.  y  con  nuestra  versión,  poniendo  Jos  dos  puntos  después  de 
«sabio»,  y  pasando  el  «entendido  a  la  oración  siguiente,  cuyo  sujeto  es.^ 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.     21 7 

paloma  collarada  e  del  mur  e  del  galápago  e  del 
gamo  e  del  cuervo»  (i).  Dixo  el  rrey:  «^jEt  cómmo 
fue  eso?» 

Dixo  el  filósofo:  «Dizen  que  en  tierra  de  Duzat  (2)^ 
^erca  de  una  gibdat  que  dezían  Muzne  (3),  avía  un 
lugar  de  caga  (4),  do  cagavan  los  paxareros,  e  avía  y 
un  árbol  grande  de  muchas  ramas  e  muy  espesas 
[fojas],  e  avía  y  un  nido  de  un  cuervo  que  dezían 
Geba  (5).  Et  estando  el  cuervo  un  día  en  aquel  ár- 
bol, vio  venir  un  omne  muy  (6)  feo  e  de  mala  cata- 
dura E  MUY  DESPOJADO  (/);  c  traía  al  cuello  una  rred,. 
e  enla  mano  lazos  e  varas  e  asomava  (8)  faza  el  ár- 
bol. Et  el  cuervo  ovo  pavor  (9),  et  dixo:  «Alguna 
cosa  aduxo  aeste  paxarero  (10)  aeste  lugar,  et  yo 
NON  SÉ  SI  ES  por  mi  muerte  o  por  muerte  de  otri; 
mas  estaré  quedo  en  mi  lugar  (i  i),  e  veré  qué  fará.»  E 


(i)  C.  el  enxenplo  del  cuervo,  la  collarada,  el  ratón,  la  tor- 
tuga y  el  gamo.»  Dixo  — J.  enxenplo  d.  p.  c.  e  d.  m.  e  d.  g.  e  d, 
cuervo.»  Dixo 

(2)  C.  en  una  tierra  — J.  en  tierra  de  (^acauanda, 

(3)  gerca...  Muzne,  —  falta  en  C. — J.  cerca  de  la  ciudad  de 
Daher,  avía 

(4)  J.  y  C.  de  mucha  caga^  do 

(5)  Geba.  —  Sin  duda  que  el  traductor  de  esta  versión  dicta- 
ría al  amanuense,  y  al  dictarle  «un  nido  de  un  cuervo»  le  expli- 
caría esta  palabra  diciendo  que  los  árabes  decían  (o  dicen)  ger- 
ba  (^«_->v&),  y  el  amanuense  lo  manuscribió  así  en  el  texto. 

(6)  C.  un  omne  cazador,  feo 

(7)  C.  y  J.  catadura,  y  la  fealdad  de  su  aspecto  anunciaba  el 
mal  que  de  él  podía  esperarse;  e 

(8)  e  asomava  —  C.  y  J.  avanzaba 

(9)  C.  y  J.  pavor  de  él,  et 

(10)  paxarero  —  C.  y  J.  hombre 

(11)  por  mi  muerte...  mi  lugar, — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


2l8  CALILA   Y   DIMNA 


armó  el  cagador  (i)  su  rred,  e  esparzió  y  trigo,  e 
echóse  en  geiada  y  gerca.  Et  a  poca  de  ora  pasaron 
y  unas  palomas  que  avían  por  cabdillo  e  por  señora 
una  paloma  que  dezían  la  collarada  (2).  E  vio  la  colla- 
rada el  trigo,  e  non  vio  la  rred,  e  posó  ella  e  todas 
las  palomas,  e  traváronse  enla  rred  (3). 

Et  vino  el  paxarero  a  grandes  pasos  muy  gozoso 
por  las  tomar  (4),  e  comengaron  las  palomas  a  deba- 
tir se  cada  una  a  su  parte,  e  punavan  por  estorger. 
Díxoles  la  collarada:  «Non  vos  desanparedes  en  vos 
querer  librar,  nin  aya  ninguna  de  vos  más  cuydado 
de  sí  que  de  su  amiga;  mas  ayuntemos  nos  todas  en 
una  e  quigá  arrancaremos  la  rred,  et  librar  nos  emos 
las  unas  a  las  otras.»  Et  fizieron  lo  así:  ayuntáron- 
se e  arrancaron  la  rred,  e  leváronla  en  alto  por  el 
ayre.  Et  vio  el  calador  lo  que  fizieron,  e  siguiólas  por 
las  aver,  e  non  se  desfuzió  dellas  e  cuydó  que  luego 
a  poca  de  ora  les  apesgara  la  rred  e  (5)  cayeran.  Dixo 
el  cuervo  entresí:  «Seguir  las  he  fasta  que  vea  en 
qué  torrna  su  fazienda  et  (6)  del  cagador.»  Et  la  colla- 


(i)     C.  fará.>  Y  llegó  el  cazador  y  armó  su — J.  como  A. 

(2)  C.  de  ora  pasó  por  allí  una  paloma  llamada  la  collarada, 
que  era  señora  de  muchas  palomas  que  iban  con  ella  (*).  E 

(3)  C.  \ño  la  red  y  se  echaron  en  ella  todas. — J.  Y  no  se  aper- 
cibió ella  ni  sus  compañeras  de  la  red,  y  se  echaron  sobre  los 
granos  para  cogerlos  y  quedaron  trabadas  en  la  red  todas. 

(4)  C.  gozoso  por  ellas,  e 

(5)  C.  ayre,  y  siguiólas  el  cazador,  y  pensó  que  no  pasarían 
de  allí  cerca  sin  que  les  pesara  la  red  y  cayeran.— J.  ayre.  Y  no 
perdió  el  cazador  la  esperanza  que  tenía  de  ellas,  y  pensó  que 
ellas  no  pasarían  de  allí  cerca  antes  de  caer. 

(6)  C.  et  la  fazienda  del 

(*)     J.  señora  de  palomas  y  con  ella  [iban]  muchas  palomas. 


EL   CUERVO,   LA   COLLARADA,   EL  RATÓN,   ETC.  219 

rada  paró  mientes  [etj  vio  al  cagador  que  las  seguía. 
Dixo  ella  alas  otras:  «[Veo]  que  nos  viene  a  buscar (i); 
e  si  fuéremos  por  lo  escanpado  non  perderá  rrastro 
de  nos  nin  dexará  de  nos  seguir  (2);  e  si  fuéremos 
por  el  lugar  délos  muchos  árboles  e  por  lo  poblado, 
perderá  rrastro  (3)  de  nos,  e  despera[rá]  de  nos  e 
tornar  sea.  Et  si  se  fuere,  aquí  gerca  ay  (4)  una  cueva 
de  un  mur  que  es  mi  amigo;  e  si  allá  vamos  tajará 
esta  rred  et  librarnos  ía  della.»  Et  fizieron  las  palo- 
mas lo  que  les  ella  mandó  (5). 

Et  perdiólas  el  paxarero  de  vista  e  desfuzió  se 
dellas,  e  torrnóse.  Et  siguiólas  (6)  el  cuervo  commo 
ANTE  FAZÍA  por  vcr  SÍ  farían  alguna  arte  para  sallir 
de  aquello  en  que  eran  caídas,  e  la  aprendiese  e  se 
ayudase  della  si  él  cayese  en  otro  tal.  Et  llegaron  las 
palomas  ala  cueva  del  mur,  et  mandólas  la  collarada 
que  se  posasen.  Et  fallaron  que  el  mur  tenía  giento 


(i)  C.  seguía  sin  perder  la  esperanza  de  alcanzarlas,  y  dijo  a 
sus  compañeras :  «Veo  que  el  cazador  se  empeña  en  perseguir- 
nos; e 

(2)  C.  escanpado  no  nos  ocultaremos  a  su  vista  (*);  e 

(3)  A.  rrostro 

(4)  C.  poblado,  no  tardará  en  ocultársele  el  rastro  de  (**)  vos, 
y  se  volverá  y  desesperará  de  vosotras.  Y  yo  en  la  desgracia  en 
que  estamos,  aquí  cerca  de  lo  poblado  y  cultivado,  en  un  lugar 
sé  una 

(5)  C.  rred.»  Y  se  dirigieron  adonde  dijo  la  collarada. 

(6)  C.  Et  ocultáronse  [a  la  vista]  del  cazador  y  se  volvió  [éste] 
desesperanzado.  Y  no  se  volvió  el — J.  fizieron  esto  e  desfuzióse 
el  cazador  e  tornóse.  Et  siguiólas  el 

(*)  J.  escanpado  no  se  le  ocultará  lo  que  hagamos  nin  d.  d.  n.  se- 
guir; e 

(**)     J.  rastro  de  nos 


220  CALILA   Y   DIMNA 


cuevas  para  los  miedos  (i).  Et  llamólo  la  collarada 
por  su  nonbre,  e  dezíanle  Zira,  e  él  rrespondió  (2)  e 
díxole:  «^-Quién  eres?»  (3).  Díxole  la  collarada  :  «Tu 
amiga  la  collaf'ada^  (4).  Salió  luego  aella,  et  quando 
vido  (5)  la  rred  díxole:  «Hermana,  ^-quién  te  echó 
enesta  tribulagión?»  (6).  Díxole  la  collarada:  «^-Non 
sabes  que  non  ay  cosa  eneste  mundo  (7)  que  en  ven- 
tura non  ay[a]  aquello  que  le  contesge?  (8).  E  así  la 
ventura  me  echó  enesta  tribulación,  ca  ella  me  mos- 
tró los  granos  e  me  encubrió  la  rred  de  guisa  que 
me  travé  enella,  yo  e  mis  conpañeras.  E  non  es  ma- 
ravilla en  me  non  anparar  yo  déla  ventura,  ca  non  se 
aupara  della  quien  es  más  fuerte  que  yo  et  de  mayor 
guisa;  ca  alas  vezes  se  escuresge  el  sol  e  la  luna,  e 
PIERDEN  su  COLOR  (q),  c  saca[n]  los  peges  de  fondón 
déla -mar  do  ningunos  non  nadan,  e  fazen  desgen- 
der  las  aves  que  vuelan  por  el  ayre,  si  lo  han  en 
PARTE.  Onde  la  cosa  (10)  que  faze  cobrar  al  perezoso 
lo  que  le  es  menester,  esa  mesma  la  faze  perder  al 


(i)  C.  tal.  Et  cuando  llegó  la  collarada  con  ellas  al  mur,  man- 
dó a  las  palomas  que  se  posasen,  y  se  posaron.  Et  fallaron  alre- 
dedor de  la  cueva  del  mur  cien  agujeros  con  los  que  contaba 
para  los  miedos  y  los  tenía  bien  probados.  Et 

(2)  _  C.  e  respondióle  el  ratón  desde  su  cueva  e 

(3)  «¿Quién  eres?>  —  A.  y  B.  «¿Qué  quieres?» 

(4)  A.  só 

(5)  C.  aella  corriendo  y  cuando  la  vio  en  la 

(6)  C.  tribulagión?  Pues  tú  eres  astuta.»  Díxole  — J.  como  A. 

(7)  C.  y  J.  cosa  buena  o  mala  que 

(8)  C.  contesge  en  el  tiempo  y  en  el  espacio?  —  J.  como  A. 

(9)  C.  y  J.  luna  cuando  se  decreta  esto  contra  ellos,  e 
(lo)    cosa,  v_^^N-co,  causa,  razón,  motivo. 


EL   CUERVO,   LA   COLLARADA,  EL   RATÓN,   ETC.  221 

anviso  (i),  et  así  las  aventuras  me  metieron  enesto 

QUE  VEES.» 

Desí  comengó  el  mur  de  rroer  los  lazos  en  que 
yazía  la  collarada.  Et  ella  (2)  díxol':  «Amigo,  comien- 
ga  enlas  otras  palomas,  e  taja  sus  lazos;  desí  tajarás 
los  míos»  (3).  Et  dixo  gelo  muchas  vezes,  e  él  non 
tornava  cabega  por  lo  quel'  dezía,  nin  le  rrespon- 
DÍA.  Et  tanto  gelo  dixo,  fasta  que  le  rrespondió  el 
mur  e  le  dixo  (4):  «Semeja  que  non  as  duelo  nin 
piadat  de  ti  nin  debdo  con  tu  alma.»  Díxol'  la  colla- 
rada: «Non  me  culpes  délo  que  te  digo,  ca  yo  só  cab- 
dillo  destas  palomas,  et  asegúrelas  que  estorqe- 
RÍAN  desta  cuyta  POR  MÍ;  ct  cs  gFQut  dcrecho  que  lo 
faga,  así  commo  ellas  fizieron  su  derecho  (5)  en  obe- 
desger  amí  lealmente,  ca  con  su  ayuda  e  obedesgi- 
miento  nos  libró  Dios  del  paxarero.  Et  yo  temo  me, 
si  comengares  a  rroer  mis  lazos,  que  cansares  e  te 
enojares  délos  que  fincaren  (6);  et  sé  que  si  ante 
rroyeres  los  lazos  dellas  (7)  et  fuere  yo  la  postrimera, 


(i)     C.  mesma  se  entremete  entre  el  enviso  y  su  deseo.> 

(2)  C.  y  J.  Et  la  collarada  díxol' : 

(3)  C.  comienza  por  los  lazos  de  mis  amigas;  luego  ven  a  mi 
lazo.»  Et — J.  comienga  por  tajar  el  lazo  de  las  demás  palomas,  y 
después  de  esto  ven  al  mío.»  Et 

(4)  C.  quel'  dezía;  luego  le  dijo:  «Tanto  me  repites  esas  pala- 
bras, que  semeja — J.  dezía.  Et  t.  g.  d.,  f.  q.  1.  dixo:  «Tanto  me 
repites  esas  palabras,  que  semej  a 

(5)  C.  digo,  pues  no  me  obliga  a  ello  sino  el  tener  a  mi  cargo 
la  jefatura  de  todas  estas  palomas,  por  lo  que  ellas  tienen  sus 
deberes  para  conmigo,  y  ya  me  los  han  cumplido  en 

(6)  C.  que  te  enojares  y  cansares  al  terminar  esto,  de  las 
demás  que  fincaren  en  sus  lazos;  et — J.  te  enojares  y  cansares  de 
cortar  los  que  fincaren; 

(7)  C.  y  J.  sé  que  si  empiezas  por  ellas  et 


CALILA  Y   DIMNA 


maguera  que  canses  e  te  enojes,  non  querrás  estar 
que  non  me  libres  desto  en  que  só»  (i).  Dixo  el  mur: 
«Por  esto  otrosí  te  deven  amar  tus  amigos,  e  aver 
mayor  cobdigia  de  ti.»  Et  comentó  a  rroer  e  a  catar 
la  rred  fasta  que  la  acabó.  Torrnóse  la  collarada  e  las 
otras  palomas  a  su  lugar,  salvas  e  seguras. 

Quando  el  cuervo  vido  lo  qu'el  mur  fiziera,  e 
commo  librara  alas  palomas,  ovo  cobdigia  de  poner 
Sil.  amor  conel  íPMr  (2),  et  (3)  dixo  en  su  coRAgÓN: 
«Non  só  yo  seguro  de  non  acaesger  amí  lo  que  acon- 
tesgió  alas  palomas,  e  non  puedo  escusar  el  amor  del 
mur.»  Et  llegóse  ala  puerta  déla  cueva  (4)  e  llamólo 
por  su  nonbre;  e  rrespondió  (5)  el  mur:  «(<Qué  quieres 
o)  quién  eres?».  Dixo  el  cuervo:  «Yo  só  el  cuervo, 
et  SEPAS  QUE  me  acaesgió  desta  guisa  e  desta.  Et 
QUANDO  vi  la  lealtad  que  oviste  ala  collarada  e  a  sus 
conpañeras,  e  délo  que  fueron  libradas  por  ti  (6),  ove 
GRANT  cobdigia  de  tu  amistad  e  de  tu  conpañia,  e 
vine  tela  a  demandar»  (7).  Dixo  el  mur:  «Non  ha 
entre  mí  e  ti  carrera  (8)  por  amor,  et  el  omne  enten- 
dido non  de  ve  trabajarse  si  non  délo  que  á  fiuzia  que 


(i)  C.  postrimera,  non  querrás,  aunque  te  domine  la  debilidad 
y  el  enojo,  deponer  tu  trabajo  de  cortar  mi  lazo.»  Dixo 

(2)  A.  de  aver  su  amor 

(3)  et  — A.  yB.  que 

(4)  C.  llegóse  a  la  cueva  del  mur  e 

(5)  A.  dixo 

(6)  C.  Et  vi  lo  que  tú  has  hecho  y  tu  fidelidad  en  las  promesas 
con  tus  amigas,  y  lo  que  por  ti  ha  beneficiado  Dios  a  las  palo- 
mas, y  [por  esto]  que  he  visto  ove 

(7)  C.  vine  a  ti  por  esto.»  Dixo 

(8)  carrera  —  C.  1 *.^.^,  causa,  por  J-^v^^-^c,  camino,  ca- 
rrera. 


EL   CUERVO,   LA    COLLARADA,   EL   RATÓN,   ETC.  223 

fará  (i),  et  dexarse  de  buscar  lo  que  non  podrá  aver^ 
ca  será  por  nesgio  contado,  así  commo  el  omne  que 
quiso  fazer  correr  las  naves  (2)  por  la  tierra,  e  las 
carretas  por  el  agua,  e  non  es  en  guisa.  Et  ^-cómmo 
será  entre  nos  carrera  de  amor,  yo  seyendo  tu  vian- 
da e  tú  seyendo  mi  comedor?»  (3). 

Dixo  el  cuervo:  «Piensa  con  tu  entendimiento  que 
en  comerte  yo,  maguer  que  tú  seas  mi  vianda,  non 
me  abastarás  nada,  et  que  en  biviendo  tú  e  aviendo 
yo  tu  amor,  averé  solaz  e  coNSOLAgiÓN  e  seguranga 
mientra  que  biva.  Et  pues  que  yo  vine  pedirte  tuyo 
amor  e  GRAgiA,  non  me  deves  enviar  vago,  ca  mehá 
paresgido  de  ti  grant  bondat  e  buenas  costunbres  (4); 
et  maguer  que  tú  non  quesiste  mostrar  esto  de  ti,  el 
omne  bueno  non  se  encubre  su  bondat,  maguer  la 
encubra  e  esconda  quanto  pueda,  así  como  el  mus- 
go (5),  que  maguer  es  gerrado  e  sellado,  por  eso  non 
dexa  su  olor  de  rregender;  pues  tú  non  mudes  con- 
tra mí  tus  costunbres,  nin  me  viedes  tu  amor»  (6). 
Dixo  el  mur:  «La  mayor  enemistad  (sí)  es  de  la  natura 
que  es  en  dos  maneras :  la  una  es  egual  así  commo  la 
enemistad  del  elefante  conel  león,  ca  alas  vezes  (7) 
mata  el  león  al  elefante,  e  alas  vezes  mata  el  elefante 
al  león;  et  la  otra  es  del  daño  déla  una  [parte]  contra 


(i)  C.  y  J.  entendido  debe  procurar  aquello  para  lo  cual  en- 
cuentra camino,  et 

(2)  naves  —  A.  y  B.  nuves 

(3)  comedor  —  A.  y  B.  ocasión 

(4)  C.  de  ti  la  bondad  de  tu  carácter;  et 

(5)  ijX.**Jo\,  elmusco,  almizcle. 

(6)  C.  tu  amor  ni  tu  cariño.»  Dixo 

(7)  vezes  —  A.  y  B.  aves 


2  24  CALILA   Y   DIMNA 


la  otra,  así  commo  la  enemistad  que  es  entre  mí  (i)  e 
ti.  Et  esta  nuestra  (2)  enemistad  non  es  por  daño  de 
mí  contra  ti;  mas  por  la  mala  andangia  que  nos  fue 
prometida  en  parte  que  oviésemos  de  nos  enemistar 
déla  natura;  e  la  paz  e  la  tregua  del  que  ha  algo  me- 
nester, las  m.ás  vezes  [en]  enemistad  se  torrna,  e  non 
deve  el  omne  fiar  por  tal  tregua,  nin  ser  engañado 
por  ella  (3);  ca  el  agua,  maguer  sea  bien  escalentada 
CONEL  FUEGO,  uou  dexa  por  eso  del  amatar  el  fuego 
si  de  suso  sele  echan.  Et  sola  mente  tal  es  el  que  faze 
amistad  con  su  enemigo  commo  el  que  lleva  la  cule- 
bra en  su  seno  (4),  que  non  sabe  quando  sele  en- 
sañará E  LO  MATARÁ.  Et  uou  sc  consuela  el  omne 
entendido  con  la  amistad  del  que  lo  ha  menester  (5), 

MAS  antes  se  APARTA  DEL  E  LO  ESQUIVA.» 

Dixo  el  cuervo:  «Entendido  he  lo  que  dexiste,  e 
tú  deves  fazer  (6)  segund  la  bondat  de  tus  costun- 
bres,  e  conosgerás  que  verdad  te  digo,  e  non  me  enca- 
rezcas la  cosa  nin  la  aluengues  (7)  entre  mí  e  ti  en 
dezir  que  non  ay  carrera  para  aver  yo  e  tú  nuestro 


(i)     C.  y  J.  mí  y  el  gato  y  la  enemistad  que  hay  entre  mí  e 

(2)  C.  esta  mi  enemistad  — J.  como  A. 

(3)  C.  contra  ti,  sino  por  daño  de  vos  contra  mí.  Y  para  la 
enemistad  natural  no  hay  reconciliación,  sino  el  pecado  que 
vuelve  a  la  enemistad.  No  hay  paz...  (*),  ca 

(4)  seno,  — C.3^,  palma  de  la  mano.— J.  J^,  manga  del  ves- 
tido, —  Sacy  como  J. 

(5)  C.  y  J.  entendido  con  el  enemigo  astuto. > 

(6)  fazer  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  C.  y  J.  non  pongas  dificultades  entre 

(*)  No  se  entiende  lo  que  quiere  decir  C,  y  falta  este  pasaje  ea  J., 
y  también  en  la  edición  de  Sacy. 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.     225 

-amor  de  so  uno;  ca  (i)  el  amor  que  es  entre  los  bue- 
nos depártese  muy  tarde  e  ayúntase  aína,  et  es  enesto 
tal  como  el  vaso  de  oro  que  se  quiebra  muy  tarde  e 
se  emienda  muy  aína,  maguer  que  se  quiebra  e  se 
abolle  (2);  e  el  amor  que  es  entre  los  malos  depár- 
tese mucho  aína  e  ayúntase  muy  tarde,  así  como  el 
vaso  de  tierra  que  se  quiebra  por  qual  quier  guisa 
MUCHO  AÍNA,  desí  uunca  se  emienda.  Et  el  omne  de 
buena  parte  ama  al  omne  de  buena  parte  de  una  vez 
que  se  vean,  e  (3)  por  conosgengia  de  un  día  e  non 
MÁS,  et  el  omne  vil  non  pone  su  amor  con  ninguno  si 
non  por  cobdigia  o  por  miedo,  e  tú  eres  noble  e  de 
BUENA  PARTE,  ct  yo  he  menester  tu  amor,  et  aquí 
estaré  a  tu  puerta,  que  non  comeré  nin  beveré  (4) 
fasta  que  me  otorgues  tu  amor.» 

Dixo  el  mur:  «Ya  rresgibo  el  tu  amor,  que  yo  nunca 
enbié  al  que  algo  ovo  menester  de  mí  sin  ello,  et  non 
te  comengé  a  dezir  esto  que  oíste  (5)  si  non  (si  non) 
por  me  escusar,  e  si  me  quisieres  fazer  traygión  non 
dirás :  fallé  el  mur  de  flaco  consejo  e  rrafez  de  engañar.» 
Desí  salió  de  su  cueva  e  paróse  a  su  puerta.  Dixo  el 
cuer\^o:  «(¡Qué  te  tiene  a  la  puerta  déla  cueva  que  te 
vieda  de  salir  amí  e  solazarte  comigo?  ^'Has  sospecha 


(1)  J.  ca  los  sabios  honorables  no  desean  agradecimiento  en 
recompensa;  y  el  amor  —  C.  ca  ciertamente  los  sabios  y  honora- 
bles desean  para  todo  bien,  allegamiento  y  carrera.  Y  el  amor 

(2)  se  abolle; — Falta  en  C. — J.  maguer  se  agujeree  o  se 
quiebre;  e 

(3)  e-Co 

(4)  C.  y  J.  puerta  sin  gustar  comida  fasta 

(5)  C.  comengé  con  lo  que  te  comengé  si  — J.  non  te  he  pro- 
bado con  lo  que  te  he  probado  si 

TOMO  I.  15 


226  CALILA  Y   DIMNA 


O  MIEDO  de  mí  aún?»  Dixo  el  mur:  «Los  omnes  deste 
siglo  danse  entre  sí  unos  a  otros  dos  cosas,  e  ponen 
su  amor  entre  ellos  (i):  la  una  es  el  amor  e  la  otra  es 
el  algo.  Et  los  que  se  dan  el  amor  son  los  que  pura  e 
leal  mente  se  aman,  e  los  que  se  dan  el  algo  son  los 
que  se  ayudan  e  se  aprovechan  unos  de  otros.  Et  el 
que  non  faze  bien  si  non  por  aver  bien  (2),  et  por 
ganar  alguna  alegría  deste  siglo  e  algund  pro,  es 
tal  enesto  (3)  como  el  paxarero  que  echa  los  granos 
alas  aves  non^por  les  fazer  ayuda,  si  non  por  que 
quiere  ganar.  Onde  dar  omne  su  amor  mejor  es  que 
dar  su  algo.  E  fío  en  tu  amor,  e  dote  otra  tal  de  mí;  e 
non  me  tiene  de  salir  atí  mala  sospecha  que  aya  en 
ti  (4);  mas  yo  creo  que  tú  as  conpañeros  que  son  de 
tu  natura,  e  non  son  contra  mí  commo  tú  (5),  e  he 
miedo  que  [me]  vea  [contigo]  alguno  dellos  e  me 
mate.»  Dixo  el  cuervo:  «Esta  es  la  señal  del  amigo: 
ser  amigo  del  amigo  [del  amigo]  e  enemigo  del  ene- 
migo [del  amigo],  et  non  me  es  amí  amigo  nin  conpa- 
ñero quien  atí  non  amare  e  non  oviere  sabor  de  ti. 
Muy  rrafez  me  partiría  yo  de  su  amor  del  que  tal 
fuese;  et  (6)  el  que  sienbra  las  yervas  odoríferas,  si 
con  ellas  nasge  alguna  cosa  que  las  dañe  e  las  afogue, 
arráncala»  (7). 


(i)  C.  y  J.  cosas  y  traban  amistad  por  ellas:  la 

(2)  C.  aver  recompensa,  et 

(3)  C.  y  J.  tal  en  el  dar  y  en  el  tomar  como 

(4)  que  aya  en  ti;  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(5)  C.  y  J.  non  es  su  mirada  hacia  mí  como  la  tuya,  e 

(6)  et  —  C.  y  J.  porque 

(7)  C.  arráncala  y  arranca  con  ella  hierbas  odoríferas. 
J.  arráncala  y  échala.» 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.     22 7 

Desí  salió  el  mur  al  cuervo,  e  abragáronse  e  salu- 
dáronse el  uno  al  otro  e  solazáronse  e  seguráronse  e 
fablaron  e  contáronse  nuevas  fasta  que  pasó  una 
ora  del  día.  E  después  que  pasaron  algunos  días  (i) 
dixo  el  cuervo  al  mur:  «Esta  tu  cueva  es  gerca  de  la 
carrera  por  do  pasan  los  omnes,  e  temóme  que  te 
fará[n]  mal  (2).  Et  yo  sé  un  lugar  apartado  e  muy 
vigióse  do  ha  peges  e  agua  et  ay  un  galápago  mi 
amigo;  si  quisieres  vamos  aél,  e  beviremos  conél 
SALVOS  E  seguros»  (3).  Dixo  el  mur:  «Plázeme  e  yo 
tehé  de  dezir  muchas  (4)  estorias  e  fazañas  que  te 
departiría  si  fuésemos  ya  llegados  do  tu  quieres.»  Et 
priso  el  cuervo  al  mur  por  la  cola,  e  bolo  conél  fasta 
que  llegó  gerca  déla  fuente  en  que  yazía  el  galápago. 
Quando  (5)  vido  el  galápago  un  cuervo  e  un  mur 

(i)  J.  abragáronse  y  solazáronse  y  se  familiarizaron  uno  con 
otro  en  su  amistad,  hasta  que  cuando  pasaron  a.  d.  dixo  — 
C.  abragáronse  y  solazáronse  y  se  familiarizaron  uno  con  otro  en 
su  amistad  y  estuvieron  así  algunos  días  o  lo  que  quiso  Dios. 
Dixo  — B.  solazáronse  e  ovieron  plazer  en  uno.  Et  estovieron  así 
fablando  una  ora,  et  dixo 

(2)  J.  temóme  que  algún  muchacho  te  hiera  con  alguna  pie- 
dra.—  C.  temo  que  te  lancen  alguna  piedra.  Et 

(3)  C.  apartado,  donde  tengo  un  amigo,  que  es  un  galápago; 
abundan  en  él  los  peces  y  yo  encontraré  en  él  comida,  y  quiero 
que  vengas  allí  y  viviré  contigo  en  seguridad.>  Dixo — J.  Y  yo 
tengo  un  lugar  solitario  y  en  él  un  galápago  amigo,  y  abundan  en 
él  los  peces;  nosotros  encontraremos  allí  comida  y  quiero  ir  con- 
tigo allí  para  que  vivamos  en  seguridad.» 

(4)  J.  mur :  «Pues  yo  aborrezco  ya  este  lugar,  y  tengo  muchas 
estorias  —  C.  mur:  <Pues  ¿cómo  no  he  de  ir  contigo  si  aborrezco 
este  lugar?»  Dijo  el  cuervo:  «¿Y  por  qué  aborreces  este  lugar?» 
Dijo  el  mur:  «Tengo  estorias 

(5)  C.  llegó  adonde  quería.  Y  cuando  se  aproximó  al  lugar  en 
que  estaba  el  galápago  y  vido 


¡28  CALILA   y  DIMNA 


conél  espantóse,  e  non  sopo  que  su  amigo  era,  [e] 
metióse  enel  agua.  Et  puso  el  cuervo  el  mur  en  tie- 
rra, e  posóse  en  un  árbol  e  llamó  al  galápago  por  su 
nonbre,  e  dezíanle  Afza,  e  él  conosgió  su  voz,  e 
salió  aél  (i)  et  preguntóle  dónde  venía,  e  díxole  él 
lo  que  le  acaesgiera  desque  siguiera  a  las  palomas,  e 
lo  que  le  acaesgiera  después,  del  fecho  del  mur.  E 
maravillóse  el  galápago  del  seso  del  mur  (2)  e  de  su 
lealtad,  et  llegóse  aél  e  saludólo,  e  díxole:  «(¡Qué 
te  aduxo  aesta  tierra?»  Dixo  el  mur:  «Ove  coBDigiA 
de  tu  conpañia  e  de  bevir  contigo.»  Desí  dixo  el 
cuervo  al  mur:  «Las  estorias  e  las  fazañas  que  me 
dixiste  que  me  dirías,  dímelas  agora  e  cuenta  melas, 
e  non  te  rregeles  del  galápago,  que  asi  es  commo  si 
fuese  nuestro  hermano»  (3). 

Dixo  el  mur  en  comentando  a  contar  la  primera 
estoria:  <.En  la  posada  donde  yo  ñas f  i  era  (4)  en  casa 
de  un  rreligioso  que  non  avía  muger  nin  fijos  (5).  Et 
traíanle  cada  día  un  canastillo  de  comeres,  e  comía 
dello  una  vez,  e  dexava  lo  que  fincava,  e  colgávalo 
de  una  soga  en  un  canastillo  qtie  te^iia  en  casa  (6).  Et 


(i)    C.  aél  y  le  dio  la  bienvenida  et — J.  como  A. 

(2)  C.  y  J.  después,  y  el  hecho  del  mur  hasta  que  llegaron 
allí.  Y  cuando  oyó  el  galápago  la  hazaña  del  mur,  maravillóse  de 
su  seso  e 

(3)  C.  agora,  pues  te  lo  pide  el  galápago;  y  en  verdad  que 
el  galápago  es  para  ti  lo  mismo  que  yo.» 

(4)  A.  «Do  yo  nascí  fué  —  C.  Y  comenzó  el  mur  su  historia  y 
dijo:  «Fué  la  primera  mansión  que  yo  habité  en  una  ciudad,  en 

(5)  C.  avía  familia.  Et — J.  como  A. 

(6)  C.  comía  dello  lo  que  necesitaba;  luego  dejaba  el  resto  de 
la  comida  en  él,  y  lo  colgaba  en  su  casa.  Et 


EL   CUERVO,   LA   COLLARADA,   EL  RATÓN,   ETC.  229 

yo  agechávalo  fasta  que  salía:  desí  veníame  para  (i) 
el  canastillo,  e  non  dexava  y  cosa  de  que  non  co- 
miese e  que  non  echase  alos  otros  mures.  E  puno  el 
rreligioso  muchas  vezes  délo  colgar  en  lugar  que  (2) 
lo  yo  non  pudiese  alcangar,  e  non  podía.  Desí  posó 
conél  un  huésped  una  noche,  e  genaron  amos,  e  es- 
tando fablando  dixo  el  rreligioso  al  huésped:  «^jDe 
qué  tierra  eres  e  adó  quieres  ir  agora.?*»  E  éste  su 
huésped  avía  andado  a  muchas  partes  (3),  e  avía  vis- 
to maravillas,  e  comengol'  a  contar  (4);  e  el  rrehgioso 
eneste  comedio  sonava  sus  palmas  alas  vezes  por  me 
fazer  fuir  del  canastillo  (5).  Ensañóse  el  huésped  por 
ENDE,  e  díxoLE '.  «  Yo  departo  contigo  e  tú  menospregias 
mis  fablas,  e  suenas  tus  pahuas;  pues  ^por  qué  me  (6) 
Tragaste  que  departiese  contigo?» 

>Et  escusósele  el  rreligioso  e  díxole:  <i.Qiertamente 
gran  plazer  ove  con  tus  fablas  (7);  mas  fágolo  (8)  por 


(i)  C.  agechava  al  religioso  hasta  que  salía,  y  después  que 
salía  saltaba  en  el 

(2)  C.  vezes  de  colgar  el  canastillo,  suspendiéndolo  [de  modo 
que]  lo  (*) 

(3)  C.  avía  recorrido  la  tierra,  e — J.  como  A. 

(4)  C.  a  contar  al  religioso  de  los  países  que  había  recorrido, 
y  cosas  (**)  que  había  visto;  e 

(5)  C.  por  espantar  a  los  ratones;  y  ensañóse — J.  como  A. 

(6)  A.  «Escarrnio  fazedes  de  mí,  que  me  demandades  que 
vos  cuente  nuevas,  e  vos  faziéndose  esto.»  —  C.  contigo  y  tú  sue- 
nas tus  palmas  como  si  te  burlaras  de  mi  cuento  (***);  pues  ¿por 
qué  me  ifit¿rrogaste?* 

(7)  A.  gran  sabor  he  de  oír  tus  nuevas; 

(8)  C.  mas  bato  palmas  por 

(*)     J.  canastillo  en  lugar  que  lo 
(**)     J«  recorrido  y  maravillas  que 
(***)     J.  contigo  y  tú  menosprecias  mi  cuento;  pues 


230  CALILA  Y  DIMNA 


espantar  unos  mures  que  ha  enesta  casa,  que  me 
fazen  grand  enojo,  e  nunca  dexan  cosa  enel  canas- 
tillo que  meló  non  (i)  coman  e  meló  rroyan.»  Dixo 
el  huésped:  <¿Un  mur  es,  o  muchos?»  Dixo  el  rre- 
ligioso:  «Los  mures  de  casa  (2)  muchos  son,  mas  ay 
uno  que  mehá  fecho  grand  daño  e  nonio  puedo  fazer 
ningund  arte»  (3).  Dijo  el  huésped:  «Por  alguna  cosa 
faze  este  mur  lo  que  faze  (4),  et  mié  abrome  agora  alo 
que  dixo  un  orne  (5):  «Por  alguna  cosa  canbió  esta 
»muger  el  sinsamo  descortezado  por  el  por  descqr- 
»tezar.»  Dixo  el  rreligioso:  «¿Cómmo  fue  eso?» 

>Dixo  el  huésped:  <íPosé  una  vez  con  un  onbre  en  una 
cihdat,  e  cenivamos  amos^  e  feziéronme  una  cama,  e 
fuese  el  onbre  ayazer  C07t  su  miiger.  Et  avia  entre  nos 
un  seto  de  cañase  et  oí  dezir  al  orne  que  dixo  a  su  inu- 
ger  (6):  <íYo  quiero  eras  conbidar  una  conpaña  que 
yante  comigo.»  Et  dixo  la  inuger:  <¿.^Cónio  lo  fards, 
que  non  ha  enesta  casa  cosa  que  les  cmtpla  (7),  et  tú 
eres  un  onbre  tal  que  non  guardas  nin  condes as>y>  Dixo 


(i)     C.  enojo  y  no  dejo  en  casa  comida  que  no  se  la  coman.» 

(2)  de  casa  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  ay  uno  que  viene  contra  mí  y  no  puedo  [encontrar] 
recurso  contra  él.» — J.  ay  uno  que  me  vence,  etc. 

(4)  C.  huésped:  «No  [hace]  esto  sino  por  alguna  cosa,  et 

(5)  C.  miénbrome  de  las  palabras  del  hombre  que  dijo  a  su 
mujer:  «Por — J.  miénbrome  de  las  palabras  del  que  dijo:  «Por 

(6)  C.  oí  que  el  hombre  y  la  mujer  hablaban  una  noche,  y  oí 
la  conversación  que  sostenían  y  que  el  hombre  decía :  «  Yo — J.  oí 
que  le  decía  una  noche  a  su  mugen 

(7)  J*  y  C.  <iCómo  convidas  a  comer  a  los  hombres,  si  no  hay 
en  tu  casa  (*)  nada  que  sobre  a  la  familia,  et 

(*)      tu  casa  —  C.  S^i^i^  errata,  por  t.X>v^i. 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.    23I 

el  marido:  <íNon  te  rrepientas  por  cosa  que  demos  a 
comer  nin  despendamos^  que  el  apañar  e  el  condesar 
por  aventura  fazen  tal  gima  como  la  gima  del  lobo. » 
Dixo  la  mugcr:  «.^Cómo  fue  eso?»  (i). 

Dixo  el  marido:  <íDize?z  que  (2)  salió  un  val  les  tero 
con  su  arco  e  con  sus  saetas  a  buscar  venados,  et  luego 
agerca  falló  un  venado  et  tiróle  et  matóle;  et  en  él  le- 
váitdolo  para  su  casa  atravesó  im  puerco  Ice  carrera^  et 
el  vallestero  tiróle  e  frióle.  Et  tornóse  el  puerco  al  ome, 
e  matóle  con  sus  dientes,  e  asi  ficeron  allí  todos  tres  (3) 
muertos.  Et  en  esto  pasó  por  allí  un  lobo  fanhrien- 
to,  e  desque  les  vio  ansí  todos  muertos,  dixo:  «.Espe- 
ranga  tengo  (4)  de  ser  vigioso.»  E  dixo:  «Así  conviene 
condesar  desto  quanto  podiere;  que  el  que  non  cuy  da 


(i)     C.  <iCómo  fué  la  cosa  del  lobo?»  — J.  como  A. 

(2)  <Dizen  que — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  '¡-Salió  un  cazador  por  la  mañana  con  s.  a.  e  c.  s.  s.  a  b.  v. 
y  caza.  Y  no  había  ido  lejos,  cuando  disparó  contra  un  venado  y 
lo  mató.  Y  se  lo  cargó  y  se  dirigió  hacia  su  casa.  Y  se  le  presentó 
en  el  camino  un  puerco,  y  se  dirigió  el  puerco  hacia  el  hombre 
cuando  lo  vio,  y  dejó  el  hombre  el  venado,  y  tomó  el  arco  y 
disparó  contra  el  puerco  un  tiro,  que  le  atravesó  por  el  medio; 
pero  alcanzó  el  puerco  al  hombre  y  le  infirió  con  sus  caninos 
una  herida  que  le  hizo  caer  el  arco  y  las  flechas  de  la  mano  y 
quedaron  todos  muertos. — J.,  más  conforme  con  A.,  dice:  '^Dizen 
que  cierto  día  salió  un  cazador  con  s.  a.  e  c.s.s.  y  no  había  ido  lejos, 
cuando  disparó  contra  un  venado  y  se  lo  cargó  y  se  dirigió  hacia 
su  casa.  Y  se  le  presentó  un  puerco  salvaje  (*)  y  le  disparó  una 
flecha  que  lo  mató;  pero  le  alcanzó  el  puerco  y  le  hirió  con  sus 
dientes  una  herida  que  le  hizo  soltar  de  la  mano  el  arco  y  caye- 
ron los  dos  7nuertos. 

(4)  C.  desque  vio  al  hombre,  al  venado  y  al  puerco,  tuvo 
esperanza  de 

{*)      salvaje,  como  ea  el  original  sánscrito. 


232  CALILA   Y   DIMNA 


nin  condesa,  non  es  envisoy  e  yo  quiero  fazer  provisyón 
desto  que  fallé,  que  (i)  me  complirá  asaz  comer  la 
cuerda  del  arco  para  oy.t>  Estonge  llegó  al  arco  por 
comer  la  cuerda,  e  desque  la  ovo  tajada,  desempolgóse 
el  arco,  e  diole  el  otro  cabo  enla  cabega  (2)  e  matóle.  Ei 
yo  non  te  di  este  enxenplo  si  non  por  que  sepas  que  la 
gran  cobdigia  del  apañar  e  del  condesar  (3)  faze  mala 
gima.-» 

^Dixo  la  mugen  «Pues  asi  tú  lo  quieres,  téngolo  por 
bien  (4).  Eíí  casa  teitemos  arroz  e  sinsamo  de  que  dar 
de  yantar  a  seis  o  siete  ornes,  et  yo  mañana  madrugaré 
e  faré  de  qiie  coman  tus  convidados  los  que  quieras.-» 
Et  la  muger,  luego  que  amanegió  cogió  sinsamo,  [lo  des- 
cortezó] e  lo  extendió  al  sol  para  que  se  secase,  e  dixole 
a  un  su  esclavo  pequeño  que  tenia :  «  Cuida  de  ese  sin- 
samo, et  que  non  se  lo  coman  los  páxaros,  nin  se  ager- 
quen  aél  los  perros»  (5).  Et  fuese  la  muger  a  otras 
faziendas  déla  casa.  Et  mientras,  el  mochacho  que  es- 
tava  en  guarda  del  sinsamo  descuidóse  et  vino  un  perro 
et  meóse  en  ello.  Desi  vino  la  muger  et  probó  el  sinsamo, 
et  fallólo  amargo  et  no^t  quiso  guisarlo  para  comer  (6). 


(i)  C.  pudiere,  pues  no  es  prudente  quien  se  descuida  de 
reunir  y  ahorrar;  y  yo  quiero  hacer  de  lo  que  hallé  ahorro  y 
alcancía,  que  7ne 

(2)  cabega  —  J.  y  C.  garganta 

(3)  e  del  condesar — Falta  en  C,  perp  está  en  J. 

(4)  C.  mugen  «Es  justo  lo  que  has  dicho,  pues  en 

(5)  C.  dixole  a  su  marido :  «Ahuyenta  de  este  sésamo  a  los 
pájaros  y  a  los  perros.>  Et — J.  dixole  a  un  muchacho  que  tenía: 
«Ahuyenta,  etc. 

(6)  C.  faziendas  y  quehaceres  suyos.  Y  se  descuidó  el  hom- 
bre y  llegó  un  perro  al  sésamo  y  se  puso  a  comer  de  él,  y  lo  vi6 
la  mujer  y  lo  encontró  de  mal  sabor,  y  no  quiso  que  comiera  de 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.     233 

Et  fuese  al  foco  et  camió  aquel  sinsamo  por  otro  sin 
mondar,  cantidad  por  cantidad.  Et  fallávame  j/o  enel 
Qoco  enla  sazón  et  oi  aun  orne  que  dixo  (i):  «.^Por  qué 
rrazón  avrd  esta  muger  (2)  cajniado  el  sinsamo  ya 
mondado  por  el  sin  monda?'?»  Et  otrosí  te  digo  yo  des  te 
mur  (3)  que  salta  enel  canastillo  i  do  quier  que  le  pongas  y 
E  QUE  SUBE  EN  ÉL,  c  los  otros  non,  que  por  alguna  cosa 
lo  puede  fazer.  Pues  búscame  un  agadón,  e  cavaré 
enes t a  su  cueva  e  quifd  sabré  algo  desu  fazienda-»  (4). 
T>Et  estonge  demandó  el  rreligioso  (5)  un  agadón,  e  trá- 
xole  al  huésped  (6),  et  yo  estando  en  otra  cueva  ajena, 
oyéndolo  que  dezian.  E  avía  enla  (7)  ;;//  cueva  mili 
maravedís  (8),  et  yo  non  sabiendo  quién  los  posiera  ai; 
enpero  yo  meneávalos  e  ^anegía  con  ellos  (9)  quando 
quier  que  me  venía  emientes.  Así  qu'el  huésped  cavó 
la  cueva  fasta  que  llegó  aellos  e  sacólos  e  dixo  (10): 
«Este  mur  non  podría  saltar  do  saltava  si  non  por 


él  ninguno  de  los  convidados.  Et  —  j.  fuese  la  mujer  a  sus  que- 
haceres, y  descuidóse  el  muchacho  del  sésamo  et  v.  u.  p,  e.  m.  e. 
ello.  Y  lo  encontró  de  mal  sabor  la  mujer  et  non  q.  g.  p.  co?ner. 
(i)  C.  cantidad.  E  hizo  esto,  y  yo  en  el  zoco  vi  lo  que  hizo 
ella  y  oí  a  un  hombre  que  dijo :  <^Por — J.  £oco,  y  dijo  un  hom- 
bre: *^F07' 

(2)  muger — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  y  J.  mur  que  me  dices  que 

(4)  e  cavaré...  faziejtda.»  — Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(5)  J*  i'i'&ligi-oso  a  un  vecino  suyo  un 

(6)  C.  bi'iscame  un  azadón.»  Y  vino  con  él  el  huésped,  et — 
J.  como  A. 

(7)  C.  avía  en  un  sitio  de  mi  —  J.  como  A. 

(8)  C.  y  J. ;////  dinares,  et 

(9)  C.  enpero  yo  los  extendía  por  el  suelo  y  me  alegraba  con 
ellos  y  me  creía  poderoso  con  su  posesión  quando 

(10)    C.  y  J.  dixo  al  reHgioso  :  «Este 


234  CALILA   Y  DIMNA 


QUE  YAZÍAN  AQUÍ  cstos  maravedís  (i).  Ca  el  aver  es 
criado  para  acrecer  enla  fuerga  e  enel  seso;  et  tú 
verás  que  de  oy  en  adelante  non  podrá  saltar  commo 
solía  nin  avrá  fuerg:a  nin  memoria  más  que  los  otros 
MURES»  (2).  Et  yo  oí  lo  que  dezía  el  huésped,  et  sope 

QUE  DEZÍA  VERDAT,  E  DESESPERÉ  DE  MÍ  MISMO,  e  SCUtí- 

me  muy  quebrantado  e  muy  menguado  en  mi  fuerga. 

Et     QUANDO    LOS    MARAVEDÍS    FUERON    SACADOS    DÉLA 

CUEVA,  múdeme  aotra  cueva,  e  quando  amanesgió 
llegaron  se  los  mures  que  me  solían  servir,  e  dixe- 
ron  me:  «Fanbre  avemos,  e  avernos  perdido  lo  que 
nos  solías  dar,  e  tú  eres  nuestra  esperanga,  pues  para 
mientes  en  nuestra  fazieiida.» 

»E  fueme  al  lugar  donde  solía  saltar  al  canastillo,  e 
trabájeme  de  saltar  muchas  vezes,  e  non  lo  podía 
fazer.  Et  vi  manifiesta  mente  que  mi  estado  era  ya 
mudado,  e  despregiaron  me  los  mures,  e  oíles  dezir 
unos  a  otros:  «Aterrado  es  éste  por  sienpre,  pues 
quitemos  nos  del  e  non  esperemos  del  nada;  ca  non 
cuydamos  que  pueda  fazer  lo  que  solía,  mas  que 
averá  (3)  menester  quien  lo  govierne.»  E  dexaron  me, 


(i)  «Este  miir  rxon...  maravedís. — Así  en  J.  —  C.  «Esto  daba 
fuerza  a  este  mur  para  saltar  adonde  saltaba. 

(2)  C.  verás  que  este  ratón  no  volverá  desde  hoy  a  tener  la 
fuerza  y  ardimiento  de  que  era  capaz  en  el  tiempo  pasado.»  Et 

(3)  C.  (*)  múdeme  de  mi  cueva  a  otra  cueva,  y  cuando  amane- 
ció conocí  el  menoscabo  de  mi  dignidad  entre  los  ratones  y  la 
falta  de  respeto  de  ellos  hacia  mí;  y  me  obligaron  a  lo  que  les 
tenía  acostumbrados,  a  saltar  al  canastillo,  y  fui  impotente  para 
ello,  y  me  despreciaron  los  mures  y  se  pusieron  a  hablar  entre 

(*)     Esta  nota  comienza  en  el  párrafo  anterior. 


EL   CUERVO,   LA    COLLARADA,   EL  RATÓN,   ETC.  235 

e  fueron  se  amis  enemigos  e  comentaron  a  dezir  mal 
de  mí  e  de  mi  abiltar  alos  que  me  avían  enbidia,  e 
alongáronse  de  mí,  e  non  torrnaron  por  mií  cabega  (i). 
Et  dixe  en  mi  coragón:  «Veo  que  la  conpaña  (2)  e 
los  amigos  e  los  vasallos  non  son  si  non  conel  aver,  e 
non  paresge  la  nobleza  del  corazón  (3)  nin  el  seso  nin 
la  fuerga  si  non  conel  aver;  ca  yo  veo  qu'el  que  non 
ha  aver,  si  se  entremete  de  alguna  cosa,  torrna  ala 
pobredat  atrás,  así  commo  el  agua  que  finca  enlos 
rríos  déla  lluvia  del  verano  (4),  que  non  va  (5)  al  mar 
nin  al  rrío,  que  non  a  ayuda  (6).  Et  vi  qu'el  que  non 


sí,  [diciendo]:  «Aterrado  e.  é.  p.  sienpre  (*),  que  a  punto  está 
de  menester — J.  non  podrá  saltar  adonde  saltaba.»  Y  cuando 
vino  la  mañana  se  reunieron  los  mures  que  estaban  conmigo  y 
me  dijeron:  «Hambre  tenemos  y  tú  eres  nuestra  esperanza. >  Y 
me  fui;  y  [vinieron]  conmigo  los  ratones  al  lugar  en  que  acostum- 
braba a  saltar  desde  él  al  canastillo,  y  lo  intenté  muchas  veces  y 
no  pude.  Y  se  hizo  manifiesto  a  los  mures  el  menoscabo  de  mi 
estado,  y  les  oí  decir:  «Alejémonos  de  éste  y  no  queramos  estar 
con  él,  pues  en  verdad  que  lo  vemos  en  situación  que  no  pode- 
mos contar  con  él,  sino  que  averá  menester 

(i)  C.  dezir  mis  defectos  y  mis  faltas  a  todo  aquel  con  quien 
hacían  mención  de  mí.  Et — J.  enbidia  y  amanecieron  como  si  no 
me  conocieran  y  como  si  yo  no  hubiera  sido  su  caudillo  jamás.  Et 

(2)  C.  conpaña  y  los  parientes  e  — J.  como  A. 

(3)  C.  corazón  sino  con  el  haber,  nin 

(4)  C.  ha  aver,  cuando  quiere  alcanzar  alguna  cosa,  le  hace 
desistir  de  lo  que  desea  la  pobreza  y  le  priva  de  alcanzar  su 
objeto,  así  como  se  extingue  el  agua  de  la  lluvia  de  verano  en  los 
ríos,  que  — J.  commo  el  a.  q.  f.  e.  rr.  d.  11.  d.  verano,  que 

(5)  va  —  A.  y  B.  vea 

(6)  C.  rrío,  sino  que  la  absorbe  la  tierra,  porque  [le  falta]  un 
acrecentamiento  continuo  para  llegar  a  su  término.  Et 

(*)  aterrado  es  éste  por  sienpre,  traducción  de  vAl>J\  _5-^*'  o^Jjfc, 
que  a  la  letra  dice:  «perdido  está  el  hermano  de  la  fortuna». 


236  CALILA   Y   DIMNA 


ha  amigos  non  ha  parientes,  e  el  que  non  ha  fijos  non 
es  memoria  del,  et  el  que^non  ha  aver  non  ha  seso, 
nin  ha  este  siglo  nin  el  otro  (i).  Ca  el  omne,  quando 
le  acaesge  alguna  pobredat  e  mengua,  desénchanlo 
sus  amigos,  e  parten  del  sus  parientes  e  sus  bien 
QUERIENTES,  E  desprégianlo,  e  con  cuyta  ha  de  buscar 
vida,  trabajándose  para  averia  (2)  para  sí  e  para  su 
conpaña,  e  de  buscar  su  vito  a  peligro  de  su  cuerpo 
e  de  su  alma  (3),  pues  qu'él  ha  de  perder  este  siglo 
e  el  otro. 

»Non  es  ninguna  cosa  más  fuerte  que  la  pobredat; 
que  el  árbol  que  nasge  enel  aguagal,  que  es  comido 
de  todas  partes,  [en]  mejor  estado  está  que  el  po- 
bre que  ha  menester  lo  ageno  (4).  Et  la  pobredat  es 


(i)  Et  vi  qu'el...  nin  el  otro.  —  Así  en  J. —  En  C.  está  truncada 
esta  cláusula,  pero  aun  así  se  ve  que  es  el  único  texto  árabe  con- 
forme con  la  zloca  del  original  indio  (*),  que,  traducida  literal- 
mente del  texto  sánscrito,  dice  así:  «Quien  tiene  dinero  tiene 
amigos;  quien  tiene  dinero  tiene  parientes;  quien  tiene  dinero  es 
hombre  en  el  mundo;  quien  tiene  dinero  es  sabio.»  La  traducción 
literal  de  C,  incluyendo  entre  corchetes  lo  que  supongo  yo  que 
falta,  dice  así:  «Y  vi  [que]  quien  [tiene  dinero  tiene]  amigos;  quien 
no  tiene  dinero,  pues  no  tiene  parientes  ni  hijos;  [quien  no  tiene 
dinero]  no  tiene  fama;  y  quien  no  tiene  dinero,  pues  no  tiene  seso 
entre  los  hombres,  ni  este  mundo  ni  el  otro.» 

(2)  C.  vida  y  lo  que  necesita  para 

(3)  C.  cuerpo  y  perece,  pues 

(4)  >Non..,  ageno. —  Este  pasaje,  que  falta  en  C,  se  halla  tras- 
puesto en  J.  (**),  y  se  encuentra  también  en  el  pasaje  del  Calila 
y  Dimna  que  cita  Abd  Rabbihí  y  reproduce  Cheikho  en  sus 
notas  a  las  páginas  134  y  135  de  su  edición.  El  pasaje  de  Rabbihí 
dice  exactamente  lo  mismo  que  la  versión  castellana,  corrigiendo 

(•)     Véase  Hitofadera,  traducción  de  Alemany,  pág.  56. 
(**)     Página  320,  líneas  7,  8  y  9. 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.     237 

comiengo  e  rraíz  de  toda  tribulación,  e  faze  al  omne 
ser  muy  menudo  e  muy  escaso,  e  fázele  perder  el 
seso  e  el  buen  enseñamiento,  e  han  enél  los  omnes 
sospecha(n),  e  tuelle  (i)  la  vergüenga,  e  es  suma,  de 
TODAS  TRiBULAgiONES.  Et  aquel  a  que  acaesge  pobre- 
dat  non  puede  estar  que  non  pierda  la  vergüenga  (2); 
et  quien  ha  perdido  la  vergüenga  (et)  pierde  la 
nobleza  de  coragón;  et  quien  pierde  la  nobleza  es 
fecho  muy  vil;  et  quien  es  fecho  vil  rresgibe  tuerto; 
e  quien  rresgibe  tuerto  e  daño  (3)  ha  grand  pesar;  e 
quien  ha  pesar  enloquege  e  pierde  la  memoria  e  el 
entendimiento;  et  al  que  esto  acaesge,  todo  quanto 
dize  es  contra  sí,  e  non  ha  (4)  pro  de  sí. 

»Et  veo  qu'el  omne,  quando  enpobrege,  sospé- 
cha(n)lo  el  que  fiava  por  él,  et  cuyda  mal  del  commo 
cuydava  bien,  et  si  otro  alguno  ha  culpa,  apénenla 
aél  (5).  Et  asi  que  non  es  ninguna  manera  que  sea  por 


el  ,3^ j-i^j  camino,  por  '  1>-mí,  terreno  salino,  que  se  lee  en  J.,  con- 
forme con  el  original  sánscrito.  (Véase  Panchatantra,  traducido 
por  Alemany,  libro  11,  zloca  89.) 

(i)  C.  tribulagión  y  atrae  hacia  el  que  la  sufre  el  odio  de  los 
hombres;  y  por  esto  se  ve  privado  del  seso  y  del  valor,  y  huye  de 
él  la  sabiduría  y  la  educación,  y  es  sujeto  de  la  sospecha  y  sujeto 
en  quien  no  cabe  la 

(2)  C.  Et  aquel  a  que...  vergüenga;  —  Falta  en  C,  pero  está 
enj. 

(3)  C.  vergüenga  pierde  la  alegría  y  es  odiado,  y  quien  es 
odiado  perece,  y  quien  perece  (*)  ha 

(4)  C.  entendimiento;  y  quien  pierde  su  seso,  su  memoria  y 
su  entendimiento,  habla  más  contra  sí  que  en  pro 

(5)  C.  culpa,  piensan  que  es  de  él  y  es  objeto  de  toda  sos- 
pecha y  mal  pensamiento.  Et  — J.  como  A. 

(*)     J.  alegría  y  se  odia  a  sí  mismo,  y  quien  se  odia  a  sí  mismo  ha 


CALILA  Y   DIMNA 


alabamiento  del  rrico  que  non  sea  por  denuesto  del  (i) 
pobre;  ca  si  fuere  esforgado  dirán  que  es  loco,  e  si 
fuere  franco  dirán  que  es  gastador,  e  si  fuere  mesu- 
rado dirán  que  es  de  flaco  corazón,  et  si  fuere  sose- 
gado dirán  que  es  torpe,  et  si  fuere  fablador  dirán 
que  es  parlero  (2).  Pues  la  muerte  es  mejor  al  omne 
que  la  pobreza  que  faze  al  omne  pedir  con  cuyta, 
cuanto  más  (3)  alos  viles  escasos;  ca  el  omne  de  grand 
guisa,  si  le  fiziesen  meter  la  mano  enla  boca  déla  ser- 
piente e  sacar  ende  el  tósigo  e  tragarlo,  por  más  ligera 
cosa  lo  ternía  que  pedir  al  escaso  (4).  Et  dizen  qu'el 
que  padesge  grant  enfermedat  en  su  cuerpo,  tal  que 
nunca  la  perdiese,  o  que  perdiese  sus  amigos  e  sus 
bien  querientes,  o  que  fuese  en  agena  tierra  do  non 
supiese  casa  nin  alverge,  nin  oviese  esperanga  de  se 
torrnar^  mejor  le  sería  todo  esto  que  pedir  alos  viles; 
que  (5)  la  vida  le(s)  es  muerte  e  la  muerte  le(s)  es 
folgura.  Et  alas  vezes  non  quiere  el  omne  pedir 
seyéndole  mucho  menester,  e  fázel'  esto  furtar  e 
rrobar,  que  es  peor  que  la  pobredat  en  que  está  (6); 
ca  dizen  que  más  vale  callar  que  dezir  mentira,  et 
mejor  es  la  torpedad  de  la  lazeria  que  la  infamia,  et 


(i)    a.  E  non  ha  cosa  que  bien  esté  el  rrico  que  mal  non 
esté  al 

(2)  C.  y  J.  parlero,  y  si  fuere  callado  dirán  que  es  ignorante. 
Pues 

(3)  C.  pobreza  que  obliga  al  pobre  a  pedir,  y  sobre  todo  a  que 
pida  alos 

■     (4)     C.  y  J.  escaso  vil.  Et 

(5)  C.  torrnar  o  [se  viera  afligido]  por  tal  pobreza  que  lo  for- 
zase a  pedir,  pues  la 

(6)  A.  pedir;  —  C.  rrobar;  y  el  hurto  y  el  robo  es  peor  que 
aquello  de  que  le  apartan;  ca 


EL   CUERVO,   LA    COLLARADA,   EL  RATÓN,   ETC.  239 

mejor  es  la  pobredat  que  pedir  averes  ágenos  (i). 
»Et  yo  vi  (2)  qu'el  huésped,  quando  sacó  los  mara- 
vedís DE  MI  CUEVA,  que  los  partió  conel  rreligioso.  E 
VI  que  puso  (3)  su  parte  dellos  en  una  bosa  (4)  a  su 
cabegera,  e  ove  cobdigia  de  aver  algunos  dellos  (5) 
por  que  cobrase  mi  fuerga,  e  por  que  se  torreasen 
amí  aquellos  que  solían  ser  (6)  mis  amigos.  E  fueme, 
seyendo  él  adormido,  fasta  que  llegué  agerca  del,  e 
despertó  ami  rroido  (7).  Et  tenía  gerca  de  sí  una  vara, 
e  firióme  conella  enla  cabega  muy  mal;  e  rrastréme 
fasta  que  entré  enla  (8)  cueva.  Et  después  que  se 
me  fué  amansando  el  dolor  que  avía,  contendieron 
comigo  la  golosía  e  la  cobdigia,  e  vengieron  me  de 
mi  seso.  Et  llegúeme  con  otra  tal  cobdigia  commo  la 
primera,  fasta  que  fue  gerca,  e  en  veyéndome  (9) 
diome  otro  tal  golpe  de  cabo  en  la  cabega,  que  me 


(i)  C.  mentira,  y  el  fraude  es  mejor  que  la  violencia  y  el  daño, 
y  la  miseria  es  mejor  que  la  holgura  y  las  comodidades  de  las 
riquezas  de  los  hombres  (*). 

(2)  C.  y  J.  yo  ya  había  visto  qu' 

(3)  C.  y  J.  puso  el  religioso  su 

(4)  C.  y  J.  bosa  que  por  la  noche  ponía  a 

(5)  C.  y  J.  aver  los  dineros  y  tornarlos  a  mi  cueva  por 

(6)  C.  y  J.  mí  algunos  de  mis 

(7)  C.  seyendo  el  religioso  adormido  hasta  que  le  toqué  la 
cabeza  (**)  y  hallé  al  huésped  despierto.  Et 

(8)  C.  e  volvíme  a  mi  cueva.  — J.  como  A. 

(9)  C.  gerca,  y  el  huésped  me  acechaba  e  diome 


(*)  véase  Hitopadera,  pág.  $8,  de  la  traducción  de  Alemany,  donde 
este  pensamiento  se  expone  así:  «Más  vale  callar  que  mentir;  más  vale 
ser  impotente  que  adúltero;  más  vale  morir  que  deleitarse  calumniando; 
más  vale  vivir  de  limosna  que  ser  feliz  viviendo  a  costa  ajena.  > 

(**)     J.  hasta  que  llegué  cerca  de  él  y 


240  CALILA  Y  DIMNA 


cubrió  de  sangre.  Et  fueme  a  tunbos,  e  rrastréme  (i) 
fasta  que  fue  enla  cueva,  e  caíme  amortegido  sin  seso 

E  SIN  RRECABDO. 

»E  ove  tamaño  miedo  (2)  que  me  fizo  aborresger  el 
aver,  así  que  quando  oía  nonbrar  aver,  avía  grant 
pavor  e  grand  espanto  (3).  Desí  pensé  e  fallé  que  las 
tribulagiones  deste  mundo  non  las  han  los  omnes  si 
non  por  golosía  e  por  cobdigia,  e  sienpre  están  por 
ellas  en  tribulagión  e  en  lazeria  (4).  Et  vi  que  avía 
entre  la  escasega  e  la  franqueza  grand  diversidad,  et 
vi  que  más  ligera  cosa  es  meterse  omne  alas  gran- 
des AVENTURAS  E  (5)  al  grand  peligro,  e  a  grand 
ocasión,  e  a  luengas  carreras,  en  buscar  el  algo 
deste  mundo,  que  parar  su  mano  a  pedir  (6).  Et  vi 
que  non  ha  mejor  cosa  eneste  mundo  que  tenerse 
omne  por  abastado  conlo  que  ha  (7).  Et  oí  alos  sabios 
dezir  que  non  es  ninguna  obra  (8)  tan  buena  commo 
asmar,  nin  ningún d  temor  de  Dios  tal  commo  rrete- 
nerse  de  mal  fazer,  nin  ningund  linaje  como  buenas 
costunbres  (9),  nin  ninguna  rriqueza  commo  tenerse 


(i)    C.  Et  fui  dando  tumbos  sobre  mi  espalda  y  vientre  fasta 

(2)  C.  y  J.  tamaño  dolor  que 

(3)  aborresger...  espanto.  —  C.  debe  corregirse  tal  como  se 
lee  en  J.,  conforme  con  A. 

(4)  C.  sienpre  está  el  hombre  mundano  sumido  en  tribulación 
y  en  laceria,  porque  no  cesan  de  invadirle  la  codicia  y  golosía.  Et 

(5)  E  —  A.  y  B.  que 

(6)  C.  et  vi  que  exponerse  a  grandes  peligros  y  emprender 
largos  viajes  en  busca  de  riqueza  es  cosa  más  ligera  al  codicioso 
que  al  generoso  parar  la  mano  para  recibir  dinero.  Et 

(7)  C.  y  J.  Et  no  vi  cosa  como  el  contentamiento.  Et 

(8)  obra  —  C.  y  J.  ,3^'  sabiduría,  por  ^^y^,  obra. 

(9)  El  copista  de  C.  se  saltó  las  palabras  correspondientes  a 


EL   CUERVO,   LA   COLLARADA,    EL  RATÓN,   ETC.  24I 

por  abastado  conlo  que  Dios  le  da  (i).  E  dizen  que  la 
cosa  que  el  omne  (2)  con  mayor  derecho  deve  sofrir 
es  aquella  que  por  ninguna  guisa  non  puede  mudar. 
>E  dizen  que  la  obra  más  santa  es  piedad,  et  rraíz 
del  amor  es  la  ñanga,  et  el  más  provechoso  entendi- 
miento es  saber  lo  que  fue  e  lo  que  (3)  ha  de  ser, 
e  (4)  dexarse  omne  de  grado  délas  cosas  que  non 
averá  por  ninguna  guisa.  Así  que  torrné  mi  fazienda 
a  tener[me]  por  pagado  e  por  abastado  délo  que 
AVÍA,  e  múdeme  déla  casa  del  rreligioso  al  canpo;  e 
avía  una  paloma  por  amiga,  e  por  el  amor  suyo  me 
fue  echado  este  cuervo  (5),  e  fizo  me  saber  el  gran 
amor  que  te  tenia  e  como  se  quería  venir  para  ti  (6),  e 
ove  sabor  déte  venir  ver  conél.  Et  non  quise  venir 
solo,  ca  non  es  ningunt  alegría  eneste  mu[n]do  que 
enpareje  conla  conpañia  délos  amigos,  nin  es  ninguna 
tristeza  deste  mundo  (7)  que  enpareje  con  perder 
los.  Et  prové  e  sope  que  ninguno  (8)  non  deve  que- 


«tal  commo  rr.  d.  m.  f.,  n.  n.  linaje»  que  se  leen  en  J.,  conforme 
con  A. 

(i)     C.  y  J.  rriqueza  como  el  contentamiento.  E 

(2)  el  omne  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  saber  lo  que  ha  de  ser  y  lo  que  no  ha  — J.  saber  (dis- 
tinguir) lo  que  ha  de  ser  de  lo  que  no  ha 

(4)  C.  e  el  contento  del  alma  y  su  bondad,  es  dexarse 

(5)  C.  canpo.  Y  dijo  el  mur,  amigo  del  cuervo,  al  galápago  (*) : 
«Yo  tenía  una  paloma  por  amiga,  cuya  amistad  conmigo  era  ante- 
rior a  mi  amistad  con  el  cuervo;  en  seguida  el  cuervo  me  contó 
lo  que  había  entre  ti  y  él,  e 

(6)  A.  de  commo  estava  de  venida  para  aquí,  e 

(7)  C.  y  J.  tristeza  en  él  que 

(8)  C.  que  el  sabio  non 

(*)     al  galápago :  —  Falta  exi  J.,  lo  mismo  que  en  A. 

TOMO  I.  16 


242  CALILA  Y  DIMNA 


rer  deste  siglo  nin  buscar  más  de  quanto  le  cunpla, 
con  que  perda  pobredat  et  que  non  sea  mal  traído  (i). 
Et  si  aun  omne  diesen  todo  este  siglo  con  quanto 
enél  ha,  non  le  faría  pro  sinon  lo  poco,  tanto  que  non 
oviese  menester  lo  ageno  (2),  que  todo  lo  ál  en  sus 
lugares  se  queda,  e  non  ha  dello  si  non  la  vista  del 
ojo,  así  commo  otro  omne  qual  quier  (3).  Et  vine 
conel  cuervo  coneste  acuerdo,  et  yo  ser  tehé  amigo  e 
CONPAÑERO,  e  tú  otrosí  quiero  que  en  tal  lugar  me 
tengas.» 

Et  pues  que  ovo  acabado  el  mur  lo  que  dezía,  rres- 
pondió  el  galápago  muy  blanda  mente  e  a  sabor,  e 
díxole :  «Ya  oí  lo  que  dexiste  muy  bien  (4),  enpero 
véote  ESTAR  ASÍ  COMMO  TRISTE,  E  rrcmiénbraste  (5) 
de  cosas  que  tienes  enel  coragón;  e  por  que  aquí  eres 
con  ñusco  en  ageno  lugar  non  seas  de  tal  acuerdo,  e 
DÉXATE  ende  c  scpas  que  el  buen  dezir  non  se  acaba 
si  non  conlas  buenas  (6)  obras.  Ca  el  enfermo  que 
sabe  su  melezina  quál  es,  si  non  se  melezina  conella 
"non  le  tiene  pro  su  saber  (7)  nin  siente  folgura  nin 


(i)  C.  traído;  y  lo  que  de  él  le  basta,  es  solamente  un  poco 
de  alimento  y  habitación,  cuando  le  ayudan  la  abundancia  del 
país  y  la  nobleza  de  ánimo.  Et 

(2)  C.  y  J.  poco  con  que  satisficiera  su  necesidad,  que 

(3)  C.  lo  ál,  pues  en  su  lugar  no  le  pertenece. — J.  lo  ál,  pues 
no  le  pertenece  de  ello  sino  lo  que  a  otro  cualquiera:  el  mirarla 
solamente.  Et 

^(4)    dexiste  muy  bien,  —  Así  en  J.,  mejor  que  en  C. 

(5)  C.  y  J.  enpero  veo  (*)  que  te  rremienbras  de 

(6)  buenas  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  A.  se  aprovecha  de  otra  ninguna 

(*)     Sobra  en  C.  la  negación,  como  ya  sospecha  el  editor. 


EL   CUERVO,   LA   COLLARADA,   EL  RATÓN,   ETC.  243 

aliviamiento;  onde  ha  menester  que  uses  de  tu  enten- 
dimiento e  de  tu  saber.  Et  non  ayas  pesar  por  que 
ayas  poco  aver;  ca  el  omne  de  noble  corazón  (i)  alas 
VEZES  honrran  lo  los  omnes  sin  aver,  así  commo  el 
león  que  es  temido  maguer  domado  sea;  e  el  rrico 
que  non  es  de  noble  coragón,  non  le  tiene  pro  su  (2) 
aver,  así  commo  el  can  que  es  menospreciado  de  los 
omnes,  maguer  que  traya  collar  e  sonajas. 

»Et  pues  non  (3)  tengas  por  grand  cosa  en  tu  cora- 
gón (4)  ser  en  agena  tierra,  ca  el  omne  entendido  non 
es  estraño  en  ningund  logar,  seyendo  bivo  de  grand 
coragón  (5),  así  commo  el  león,  que  non  va  a  ningund 
logar  que  su  fuerga  non  lleve  consigo,  con  la  qual 
bive  do  quier  que  vaya.  E  amonesta  iu  (6)  alma  a 
bien,  por  que  sea  digna  e  meresqiente  de  bien.  Et 
sepas  que  quando  esto  fizieres  venir  tehá  el  bien  bus- 
car de  todas  partes  (7),  así  commo  busca  el  agua  el 


(i)     C.  y  J.  el  omne  de  coraje 

{2)  C.  y  j.  rrico  que  no  tiene  coraje,  es  menospreciado  aun- 
que tenga  mucho  aver, 

(3)  non — A.  que 

(4)  C.  non  te  preocupe  tu  corazón  ser  — J.  como  A. 

(5)  C.  entendido  non  hay  para  él  lugar  extraño,  ni  va  a  parte 
alguna  sin  llevar  consigo  lo  que  le  basta,  que  es  su  entendimien- 
to, así — En  J.  falta  esta  frase.  —  B.  en  vez  de  «bivo  de  grand  co- 
ragón», dice  «bueno  e  de  grand  coragón».  El  pensamiento  es  el 
mismo  que  se  expresa  en  la  zloca  120  del  libro  II  del  PancJia- 
tantra,  que  dice  así:  «Para  el  hombre  bravo  e  inteligente  no  hay 
patria  ni  país  extranjero.  Cuando  entra  en  una  región,  se  la  apro- 
pia conquistándola  con  la  fuerza  de  su  brazo.  Cuando  el  león, 
armado  con  sus  dientes,  garras  y  cola,  entra  en  un  bosque,  sacia 
en  él  la  sed  de  su  rabia  con  la  sangre  del  tigre  y  del  elefante.» 

(6)  A.  a  su 

(7)  de  todas  partes,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


244  CALILA   Y  DIMNA 


lugar  más  baxo  de  la  tierra  (i).  Et  sola  mente  la  bon- 
dad es  dada  al  agudo  e  al  enviso  [e  non  se  aconpaña 
con]  (2)  el  omne  malo  perezoso,  commo  la  muger 
mala  que  non  se  paga  conel  viejo  por  marido  (3).  E 
non  ayas  pesar  por  dezir :  «Era  señor  de  grand  algo 
e  non  he  (4)  nada;  ca  el  aver  et  todo  el  algo  deste  si- 
glo TODO  HA  DE  FENESQER.  Et  EL  AVER   aína  vieue  (5) 

e  aína  se  va  (6),  así  commo  la  pella  que  se  alga  muy 
aína,  e  desciende  más  aína. 

>Et  dizen  los  sabios  que  algunas  cosas  son  que  non 
han  fermedat  nin  turan;  la  una  es  sonbra  délas  nu- 
ves,  e  otra  es  amistad  délos  malos  (7),  e  otra  es 
la  fama  mintrosa,  e  la  otra  es  grand  aver;  et  non 
deve  el  omne  entendido  alegrar  se  por  grand  aver, 
nin  aver  pesar  por  lo  poco;  mas  el  su  aver  con  que 
SE  DEVE  ALEGRAR  cs  SU  entendimiento  (8).  Et  non 
deve  descuidarse  del  otro  siglo,  e  de  fazer  por  que 


(i)     C.  tierra,  y  las  aves  acuáticas  el  agua.  Et  — J.  como  A. 

(2)  A.  el  omne  bien  enviso  nunca  puede  mal  caer  en  ningunt 
logar  que  sea,  e  non  cae  mal  si  non 

(3)  J-  mente  es  dada  la  excelencia  al  resuelto  y  perspicaz;  que 
en  cuanto  al  perezoso  e  irresoluto,  la  excelencia  no  le  acompa- 
ña. —  C.  jnente  es  dada  la  excelencia  al  perspicaz,  constante  y 
emprendedor;  que  en  cuanto  al  perezoso  e  irresoluto,  que,  con- 
fiado, todo  lo  deja  para  mañana,  pues  ciertamente  la  excelencia 
es  raro  que  le  acompañe,  como  no  busca  una  mujer  joven  para  su 
provecho  la  compañía  de  un  viejo.  E 

(4)  C.  algo  y  amanecí  sin  nada; 

(5)  C.  viene  cuando  viene  e 

(6)  C.  va  cuando  se  va,  así 

(7)  C.  y  J.  malos,  e  amor  de  mujer,  e 

(8)  C.  entendimiento  y  lo  que  haya  hecho  de  bueno  anterior- 
mente; pues  él  puede  confiar  en  que  no  le  será  negado  lo  que 
hizo,  ni  será  castigado  por  cosa  que  no  haya  hecho.  Et 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  ATÓRN,  ETC.     245 

aya  bien  de  Dios  (i);  ca  la  muerte  non  viene  si  non 
A  so  ORA  E  sin  sospecha,  e  (2)  non  ha  entre  ella  e  el 
orne  plazo  sabido.  Et  tú  puedes  bien  escusar  mi  cas- 
tigo, et  sabes  bien  que  es  tu  pro;  enpero  tengo  por 
bien  de  te  dezir  lo  que  te  devo,  e  de  te  ayudar 
ALAS  BUENAS  OBRAS,  e  tú  cres  BUEN  AMIGO  E  herma- 
no, e  todo  quanto  tenemos  tan  bien  commo  para  nos 
[es  para  ti].» 

Quando  el  cuervo  oyó  esto  que  dezía  el  galápago, 
e  cómmo  rrespondió  (3)  al  mur  tan  bien  e  tan  sabrosa 
mente,  plógole  et  alegróse  por  ende,  et  díxole:  «-Ale- 
grado meas  (4),  que  fecho  me  has  grand  bien,  et 
siENPRE  LO  FEZiSTE  ASÍ.  Et  otrosí  te  debcs  alegrar /í7r 
lo  que  te  conté  (5),  ca  los  omnes  deste  mundo  que  más 
sabrosa  vida  e  más  alegría  e  buena  fama  han,  son  los 
que  nunca  se  quitan  de  sus  buenos  amigos  (6).  Ca  el 
omne  de  buena  parte,  si  tronpiega,  non  se  levanta  si 
non  con  los  omnes  de  buena  parte,  así  commo  [el] 
elefante,  que  si  cae  enel  lodo  non  lo  sacan  si  non  los 
elefantes.  Et  el  omne  entendido  sienpre  es  conos- 
gido  (7)  su  buen  fazer;  e  maguer  que  mucho  sea,  e  (8) 


(i)     C.  siglo  y  de  proveerse  bien  para  el  viaje  hacia  él;  ca 

(2)  A.  que 

(3)  C.  oyó  la  respuesta  del  galápago  al — J.  como  A. 

(4)  A.  alégrate, 

(5)  A.  con  amor  de  tal  mur  tan  sesudo  e  tan  franco  e  tan 
bueno,  —  C.  meas,  e  fecho  m.  h,  g.  bien,  y  debes  tú  también  ale- 
grar tu  corazón  por  lo  que  me  he  alegrado  con  ello,  ca 

(6)  C.  amigos  y  compañeros,  y  no  cesan  de  estrechar  su  amis- 
tad para  alegrarles  y  alegrarse,  y  para  socorrerles  en  sus  necesi- 
dades y  asuntos.  Ca 

(7)  En  C.  debe  corregirse  el  futuro  de  (^\  \  por  el  de  JU. 

(8)  e-A.o 


246  CALILA  Y  DIMNA 


maguer  que  se  meta  a  grand  peligro,  e  (i)  non  ie  es 
tenido  esto  por  aleve;  mas  sepa  que  ame  más  lo  que 
ha  de  durar  que  lo  que  ha  de  fenesger  '(2),  e  que 
ha  conprado  lo  más  por  lo  menos  e  se  alegra  con 
ELLOS  (3);  e  non  es  contado  por  rrico  quien  de  su 
aver  non  faze  parte;  onde  non  es  contada  pérdida 

LA  QUE  GANANgiA  TRAE,  NIN  ES  CONTADA  POR  GANAN- 
CIA LA  QUE  PÉRDIDA  TRAE.»  E  DÍXOLE  MUCHAS  COSAS 
E  MUCHAS  BUENAS  RRAZONES  E  FAZAÑAS  POR  AFIRMAR 
SU  AMOR  CONEL  MUR. 

E  estando  así  fablando  el  cuervo,  asomó  contra 
ellos  un  gamo  andando,  e  espantáronse  del  (4);  e 
saltó  el  galápago  enel  agua,  e  metióse  el  mur  enla 
cueva,  e  bolo  el  cuervo  e  posó  enel  árbol.  E  llegó  el 
gamo  al  agua  e  bevió  della  (5).  Desí  algo  la  cabega 
muy  espantado  [para  mirar];  e  bolo  el  cuervo  por  el 
ayre  por  catar  si  vería  a  alguno  que  buscase  al 
gamo  (6)  e  non  lo  vido.  E  llamó  al  galápago  e  al  mur 
que  saliesen  e  díxoles:  «Non  ay  cosa  que  pesar  nos 
FAGA,  E  non  temades.»  E  salieron  e  ayuntáronse  (7). 


(i)     C.  peligro  y  exponga  su  vida  por  obtener-algún  bien,  non 

(2)  C.  sepa  que  arriesga  lo  que  ha  de  perecer  por  lo  que  ha 
de  durar,  e 

(3)  C.  menos;  y  el  hombre  más  dichoso  es  aquel  cuya  protec- 
ción se  busca  e  implora  con  preferencia  a  la  de  otros,  saliendo 
complacido;  e 

(4)  C.  e  se  espantó  de  él  el  cuervo  y  el  mur  y  el  galápago;  e 

(5)  C.  y  J.  della  un  poco.  Desí 

(6)  C.  gamo,  y  miró  por  todos  lados  e  —  J.  como  A. 

(7)  C.  galápago  para  que  saliese  del  agua,  y  dijo  al  mur:  «rSal, 
que  no  hay  aquí  cosa  de  que  puedas  temer.>  Y  juntáronse  el 
cuei-vo,  el  mur  y  el  galápago  en  su  morada.  Y  dixo  — J.  E  llamó 
al  mur  y  al  galápago  y  salieron;  y  dixo 


EL   CUERVO,   LA   COLLARADA,   EL   RATÓN,   ETC.  247 

Dixo  el  galápago  al  gamo  quando  lo  vido  catar  al 
agua  e  non  se  allegava  aella  (i):  «Beve  si  as  sed,  e 
non  temas,  que  non  ay  por  qué.»  E  llegóse  el  gamo 
aél  e  saluáronse,  e  díxole  el  galápago  (2) :  «^-Dónde 
vienes?»  Dixo  el  gamo:  «Estava  pagiendo  (3)  eneste 
canpo,  e  siguieron  me  (4)  los  ballesteros  de  un  lugar 
en  otro,  e  vi  oy  un  viejo,  e  ove  miedo  cuydando  que 
fuese  venador,  e  vine  fuyendo  mucho  espantado.»  E 
dixo  el  galápago:  «Non  temas,  que  non  vimos  nunca 
enesta  parte  venador;  pues  sey  conusco  e  dar  tene- 
mos nuestro  amor,  e  avrás  aquí  buena  (5)  inorada^  et 
aquí  es  el  pasto  cerca  de  nos.»  Et  el  gamo  ovo  sabor 
de  su  conpañia,  e  estovo  conellos. 

E  avía  un  parral  do  se  acogían  (6)  e  se  ayuntavan, 
e  se  solazavan  e  denungiavan  sus  cosas.  De  si  ayun- 
táronse un  día  el  cuervo  e  el  galápago  e  el  mur  so  el 
parral,  como  solían,  e  tardó  el  gamo.  E  ellos  atendie- 
ron lo  una  ora  e  non  vino.  Et  ovieron  grant  cuydado 
de  su  tardanga  e  (7)  ovieron  temor  que  le  acaesgiera 
alguna  cosa.  E  dixieron  el  galápago  e  el  mur  (8)  al 


(i)     C.  non  bebía:  «Beve  — J.  como  A. 

(2)  C.  llegóse  el  gamo  a  ellos  (*)  y  le  dio  la  bienvenida  el 
galápago  y  le  saludó  y  le  dijo:  «,¿Dónde 

(3)  paciendo  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(4)  C.  y  J.  canpo,  y  no  me  dejaron  de  perseguir  los 

(5)  C.  amor  y  nuestra  jnorada, 
.   (6)     C.  acogían  todos  los  días  e 

(7)  C.  ora,  y  como  no  llegase  ovieron — J.  ora,  y  no  vino.  Y 
como  se  tardase  ovieron 

(8)  el  galápago  e  el  mur  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(*)     a  ellos  —  Falta  en  J. 


248  CALILA   Y  DIMNA 


cuervo:  «Buela  e  verás  si  vieres  al  gamo t>  (i).  Et  el 
cuervo  bolo  a  todas  partes  (2)  et  vio  al  gamo  yacer  en 
unos  lazos  e  desgendió  luego  e  llegó  se  aél  e  díxole: 
«Amigo,  ^-quién  te  echó  enestas  sogas  e  enesta  (3) 
tribulagión  seyendo  tú  tan  sabidor  e  tan  delibre?-»  (4). 
E  dixo:  «¿Qué  pro  ha  omne  en  ser  delibre  (5)  conlas 
aventuras  encubiertas  que  non  son  vistas?»  (6). 

Et  en  departiendo  asomaron  el  galápago  e  el  mur. 
Dixo  el  gamo:  «Non  feziste  bien  en  venir  amos  (7) 
acá,  que  el  venador,  si  allegare,  et  oviere  el  mur  aca- 
bado de  tajar  los  (8)  lazos,  escaparía  yo  e  fuiría  el 
mur  a  muchas  cuevas  que  están  por  aquí,  e  el  cuervo 
bolaría,  e  tú  que  eres  cosa  pesada,  (e)  non  te  ayuda- 


(i)  A.  «Buela  e  cata  aquí  arrededor  de  nos.» — C.  gamo  en  el 
peligro  que  tememos.»  Et 

(2)  C.  bolo  et  — J.  bolo  por  el  cielo  et 

(3)  C.  y  J.  lazos  de  un  cazador,  y  asustado  se  vino  corriendo  a 
contarlo  al  mur  y  al  galápago.  Y  dijeron  el  galápago  y  el  cuervo 
al  mur:  «En  esta  desgracia,  nuestra  esperanza  sólo  está  en  ti. 
Socorre,  pues,  a  nuestro  amigo.*  Y  se  fué  el  mur  corriendo  hasta 
que  llegó  al  gamo  y  le  dijo:  «¿Cómo  has  caído  en  esta  tribu- 
lagión 

(4)  A.  ligero?» 

(5)  A.  ligero 

(6)  C.  vistas,  ni  hay  previsión  contra  ellas?» 

(7)  C.  y  J.  departiendo,  asomó  el  galápago  y  díjole  al  gamo : 
♦Non  f.  b.  e.  venir  acá,  —  Lo  mismo  la  versión  castellana  que  C. 
y  J.,  están  truncadas  en  este  pasaje.  Entre  las  tres  completan  el 
texto  sánscrito,  según  el  cual  el  cuervo,  cuando  vio  preso  al 
gamo,  se  llegó  a  él,  y  después  que  le  consoló  se  fué  a  dar  la 
noticia  al  mur  y  al  galápago.  Volvióse  en  seguida  el  cuervo  con 
el  mur,  y  mientras  éste  cortaba  los  lazos  que  aprisionaban  al 
gamo,  llegó  el  galápago. 

(8)  C.  tajar  mis  lazos, —J.  como  A. 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.     249 

rías  (i)  de  nada,  e  nos  avríamos  duelo  de  (2)  ti.»  Dixo 
el  galápago:  <Non  es  contado  por.  entendido  nin  por 
bivo  quien  ala  ora  que  se  parten  del  sus  amigos 
non  se  puede  ayudar  de  coNSOLAgiÓN.  E  una  de  las 
cosas  que  ayudan  al  omne  a  consolarse  de  sus  cuyda- 
dos  e  asosegar  su  coragón  ala  ora  que  le  acaesgen  las 
tribulagiones  (si)  es  verse  con  (3)  su  amigo,  e  apurar 
cada  uno  dellos  al  otro  su  voluntad,  e  acorrerse 
ENLAS  cuytas.  E  quando  el  amigo  se  parte  del  otro  (4) 
pierde  su  alegría,  e  pierde  la  lunbre  de  sus  ojos.»  E 
ante  que  acabase  el  galápago  de  dezir  su  rrazón, 
asomó  el  venador;  e  enesto  el  mur  avía  acabado  de 
rroer  los  lazos  y  et  el  gamo  fuyó  luego  (5),  e  bolo  el 
cuervo,  e  metióse  el  mur  enla  cueva.  E  desque  llegó 
el  venador  e  (los)  vido  cortados  los  lazos  (6),  maravi- 
llóse e  comengó  a  mirar  enderredor,  e  non  vido  si  non 
el  galápago,  et  tomólo,  et  atólo  e  levólo. 

E  ayuntáronse  el  cuervo  e  el  mur  e  el  gamo,  e 
como  vieron  que  el  venador  levava  al  galápago  (7), 


(i)  ayudarías  —  Según  el  texto  castellano,  el  verbo  t-->U  de  C. 
no  debe  corregirse  por  ^^Sla^^  como  propone  Cheikho,  de 
acuerdo  con  las  demás  ediciones  árabes,  sino  por  ole.  El  error 
del  copista  consistió  sólo  en  poner  el  punto  bajo  de  la  letra,  en 
vez  de  ponerlo  encima. 

(2)  C.  y  J.  e  yo  temería  al  cazador  por  ti.> 

(3)  C.  *Non  es  contada  por  vida  la  que  se  pasa  separado 
del  amigo;  puesEla  ayuda  en  el  consuelo  de  la  pena,  y  el  sosiego 
del  corazón  en  la  desgracia  que  aflige  al  amigo,  es  su 

(4)  C.  otro  se  priva  de  su  alma  y  pierde 

(5)  A.  avía  el  mur  tajado  la  rred  al  gamo,  et  estorgió  el  gamo 
de  los  lazos 

(6)  C.  venador  a  los  lazos  y  los  vio  cortados,  m.aravillóse 

(7)  A.  vieron  levar  al  galápago  e  —  C.  E  no  habían  hecho 


CALILA   Y  DIMNA 


ovieron  por  ende  grand  pesar.  E  dixo  el  mur:  «Des- 
que avernos  pasado  una  tribulagión,  luego  caemos  en 
otra  (i);  e  cómo  dixo  verdad  el  que  dixo  que  mientra 
está  el  omne  aventurado  viéne[n]le  las  cosas  a  su 
guisa;  e  desque  una  vez  estropieca,  que  nunca  fará 
salvo  estropegar,  atmque  vaya  por  camino  llano  (2).  E  la 
mi  ventura  que  departió  entre  mí  e  entre  mi  conpañia 
E  MIS  FIJOS  e  mi  aver  e  mi  lugar  (3),  non  se  terrnía 
por  pagada  (4)  fasta  que  partiese  entre  mí  e  entre 
la  conpaña  del  galápago  en  que  yo  bevía,  [el  mejor 
de  mis  amigos],  cuyo  amor  non  era  por  gualardón, 
nin  por  meresgimiento  (5),  mas  por  su  nobleza  de 
coragón  e  lealtad  e  buen  entendimiento,  cuyo  amor 
era  mayor  que  non  avia  el  padre  conelfijo,  Et  tal  amor 
nonle  puede  departir  salvo  la  muerte.  Et  (6)  este  cuerpo 


más  que  juntarse  el  cuervo,  el  mur  y  el  gamo,  y  miraron  hacia  el 
cazador,  que  ya  había  cogido  al  galápago  y  lo  había  atado  con 
una  cuerda,  y  ovieron 
(i)     C.  y  J.  otra  más  pesada  que  la  primera;  e 

(2)  A.  comienza  a  caer,  todavía  va  de  mal  en  peor.  —  C.  que 
dixo:  «No  deja  el  hombre  de  perdurar  en  la  felicidad  (*)  mien- 
tras no  tropiece;  mas  cuando  tropieza  una  vez  en  suelo  blando, 
no  deja  de  tropezar  aunque  vaya  por  suelo  seco.  E. 

(3)  C.  lugar  y  mi  país,  non 

(4)  pagada  —  A.  y  B.  pagado  —  Hago  esta  enmienda  con  al- 
guna duda,  porque  el  texto  de  C,  único  en  que  se  lee  este  pa- 
saje, parece  que  quiere  decir:  «la  mi  ventura...  lugar,  no  era  para 
dejarme  pagado  fasta...»  De  aceptar  este  texto  había  que  en- 
mendar el  «se  terrnía>  de  la  versión  castellana  en  «me  terrnía»; 
sentido  que  rechaza  el  contexto.  Creo  que  la  mejor  traducción 
de  C.  es:  «no  se  tenía  por  pagada  o  satisfecha  de  mí  fasta...» 

(5)  C.  nin  por  buscar  recompensa,  mas 

(6)  C.  muerte.  ¡Guay  de  este 

(*)      en  la  felicidad  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.    25 1 

que  es  siempre  alas  tribulagioneSy  que  sienpre  está  en 
movimientos  e  en  angostura  (i),  asi  que  ningiín  plazer 
non  le  dura  nin  le  finca  conél  (2),  así  commo  non  dura 
al  ascendente  délas  estrellas  su  asengión  nin  al  des- 
cendente su  desgengión,  mas  sienpre  se  mudan  [sin 
cesar]  el  asgendente  en  desgendente  e  el  desgenden- 
te  en  asgendente  e  el  oriente  en  ocasu  e  el  que  es 
en  ocasu  en  oriente.  Et  este  dolor  me  faze  menbrar 
todos  mis  dolores,  así  commo  la  llaga  que  sobre  sana 
e  le  acaesge  ferida,  que  sele  ayuntan  dos  dolores,  un 
dolor  déla  ferida  e  otro  déla  llaga  que  se  rre- 
fresca»  (3). 

Dixieron  el  cuervo  e  el  gamo  al  mur:  «Nuestro 
dolor  e  el  tuyo  uno  es,  e  maguer  que  sea  verdal 
quanto  as  dicho  (4),  non  le  tiene  pro  al  galápago;  dexa 
esto  e  busca  algund  arte  con  que  salgamos  desto  en 
que  somos  (5);  ca  dizen  que  el  orne  valiente  non  se 
prueva  salvo  en  la  lit  (6),  nin  los  fieles  si  non  en  dar 
e  en  tomar,  nin  los  fijos  e  la  familia  si  non  quando  la 
pobredat,  nin  los  amigos  si  non  quando  las  cuytas.» 
Dixo  el  mur  al  gamo:  «Veo  por  bien  que  vayas  e 


(i)     C.  está  en  cambios  y  vicisitudes,  así 

(2)  A.  Et  peor  me  es  agora  la  pérdida  del  galápago  que  quan- 
tas  pérdidas  me  vinieron,  ca  lo  tenía  en  lugar  de  padre;  que  era 
muy  sesudo  e  muy  leal  e  muy  verdadero,  e  nunca  lo  cuydé  per- 
der fasta  la  muerte.  Et  agora  veo  que  este  cuerpo  lazrado  en- 
aste mundo  non  puede  durar  en  bien  ninguno, 

(3)  C.  refresca;  del  mismo  modo,  <quién  mitiga  sus  dolores,  si 
apenas  halla  un  amigo  en  seguida  lo  pierde?> 

(4)  A.  mucho  se  diga, — C.  dolor  es  como  el  tuyo,  y  tus  pala- 
bras, por  elocuentes  que  sean,  non 

(5)  C.  arte  que  ponga  en  libertad  al  galápago;  ca 

(6)  A.  los  esforzados  non  se  pruevan  si  non  quando  lidian, 


252  CALILA  Y  DIMNA 


estés  enel  (i)  camino  por  do  ha  de  pasar  el  vena- 
dor, e  que  te  eches  así  commo  que  estás  llagado  e 
muerto  (2),  et  verrná  el  cuervo  e  posará  sobre  ti  e 
fará  commo  que  come  de  ti;  et  yo  iré  siguiendo  al 
cagador  tanto  que  sea  gerca  del,  ca  fío  por  Dios  (3) 
que  si  te  él  viere,  que  dexará  la  ballesta  e  la  rred  e 
el  galápago,  e  irá  atí  por  te  tomar.  Et  quando  fuere 
gerca  de  ti,  comentarás  a  fuir  poco  a  poco  de  guisa 
que  non  se  desfuzie  de  ti,  e  velo  atendiendo.  Et  yo 
PUNARÉ  DE  cortar  LA  RRED,  c  fío  por  Dios  (4)  que 
ante  que  él  torrne  avré  yo  cortado  las  cuerdas  al 
galápago,  e  irmehé  conél  (5)  e  que  tornaremos  a 
nuestro  lugar.» 

E  el  gamo  e  el  cuervo  fezieron  (6)  así  commo  dixo  el 
mur  e  siguiólo [s]  el  venador  grant  piega,  e  el  mur  ta- 
java  en  tanto  los  lazos  del  galápago.  E  desque  el  vena- 
dor non  pudo  aver  al  gamo,  desfuzióse  del  e  tornóse, 
aviendo  ya  el  mur  las  cuerdas  tajadas  e  el  galápago 
ido.  Quando  esto  vio  el  venador,  e  vido  sus  (7)  cuer- 


(i)  C.  vayas  tú,  joh  gamo!,  hasta  que  llegues  cerca  del 
camino 

(2)  B.  estás  ferido,  et  —  C.  llagado  (*)  verdaderamente,  et 

(3)  C.  ca, ciertamente  espero  que 

{4)  C.  desfuzie  de  ti,  y  lo  esperas  otra  vez  hasta  que  se  apro- 
xime a  ti;  en  seguida  avanzas  más  adelante  de  allí,  de  modo  que 
no  te  pueda  coger;  que  yo  ciertamente  espero  que 

(5)  C.  cuerdas  en  que  el  galápago  está  atado,  y  me  iré  con  el 
galápago,  e — J.  como  A. 

(6)  A.  fizo  el  gamo 

(7)  C.  E  hizo  el  gamo  esto,  y  también  el  cuervo;  y  se  ayuda- 


(*)     Debe  corregirse  el    Cl-^-^'^'x»  de  C.  en  Cl^.^^,  para  que  esté 
conforme  con  A. 


EL  CUERVO,  LA  COLLARADA,  EL  RATÓN,  ETC.     253 

das  tajadas,  e  pensó  enel  fecho  del  gamo  que  sele 
mostrara,  e  del  cuervo  que  se  posó  sobre  él,  e  commo 
que  comía  del  (i),  e  commo  le  tajaran  en  antes  sus 
cuerdas  en  que  yazía  el  gamo  (2),  espavoresgióse  e 
dixo:  «Esta  tierra  es  de  fechizeros  e  de  dimonios.> 
E  echó  todo  lo  que  traía  e  tornóse  espantado,  que 
non  bolvió  cabega  a  (3)  ninguna  cosa  (4).  E  ayuntá- 
ronse el  cuervo  e  el  gamo  e  el  galápago  e  el  mur  en 
su  parral,  salvos  e  seguros  (5). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «El  arte  délas  más  flacas 
bestias  llegó  a  tanto  ense  ayudar  unos  a  otros,  en 
ser  leales  e  pacientes.  E  commo  estorgieron  los  unos 
por  los  otros  de  grand  tribulagión,  quanto  más  lo 
deven  fazer  los  omnes  en  ayudarse  los  unos  alos  otros, 


ron  mutuamente  los  dos  y  fatigaron  (*)  al  cazador  largo  tiempo. 
Luego  se  volvió.  Y  ya  había  cortado  el  mur  los  lazos  del  gamo 
y  estaban  salvos  los  dos.  Y  cuando  llegó  el  cazador  halló  las 
cuerdas 
(i)    C.  comía  del  gamo  y  no  comía,  e  —  J.  como  A. 

(2)  C.  está  alterado  en  este  pasaje  y  no  puede  aceptarse  la 
corrección  que  propone  su  editor,  sino  que  debe  suprimirse  la 
frase  ^J>^^.  o^"CV^3>  y  ^°  comía,  que  no  viene  a  cuento;  y  en 
vez  de  ¿^^\  ^Ja^^ü^,  poner  como  se  lee  en  J.,  conforme  con 
el  texto     castellano,  <íJ.5l.^  Jcl^JslS^. 

(3)  a  — A.  e 

(4)  C.  dimonios.»  Y  se  volvió  alejándose  [sin]  buscar  cosa  [nin- 
guna] y  sin  mirar  hacia  ella.  E — J.  dimonios.»  Y  se  volvió  aleján- 
dose sin  buscar  cosa  [ninguna]  ni  volver  la  cabeza  hacia  ella.  E 

(5)  C.  seguros.  Y  éste  es  el  cuento  de  los  amigos  que  mutua- 
mente se  ayudan.  Fin  del  libro  de  la  paloma  collarada. 

(*)  J.  E  hizo  el  gamo  y  el  cuervo  lo  que  les  mandó  el  mur,  y  persi- 
guiólos el  cazador.  —  El  copista  de  C.  escribió  Loío\,  fatigaron,  en  vez 
de  \,Jí-*o\,  hicieron  que  les  siguiera. 


CALILA  Y  DIMNA 


e  estorgerán  délas  ocasiones  e  tribulagiones  que  enel 
mundo  son  e  acaesgen»  (i). 


(i)  Este  último  párrafo,  que  falta  en  C.  y  en  el  original  sáns- 
crito, se  halla  en  la  edición  de  Sacy,  en  J.,  en  las  dos  versiones 
siriacas  y  en  los  manuscritos  B.  y  C.  de  Cheikho.  La  traducción 
del  mismo,  tal  como  se  halla  en  J.,  dice :  «Y  cuando  son  así  las 
criaturas,  con  su  pequenez  y  debilidad,  que  tuvieron  poder  para 
salvarse  de  los  lazos  de  la  muerte,  una  vez  después  de  otra,  por 
su  amor  y  lealtad  y  firmeza  de  corazón  y  a^nida  recíproca,  pues 
los  hombres  a  quienes  se  les  dio  el  seso  y  entendimiento  y  el 
conocimiento  del  bien  y  del  mal  y  el  don  de  discernir  el  conoci- 
miento, deben  con  mejor  razón  unirse  y  ayudarso 


[CAPÍTULO  VI] 


[A.,  fols.  52  a  64.  —  B.,  fols.  68  a  80.  —  C,  págs.  145  a  166. 
J.,  págs.  232  a  266.] 


Délos  cuervos  e  délos  buhos. 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «Ya  entendí  este  enxenplo 
que  es  délos  puros  amigos  et  cómo  se  ayudan  unos  a 
otros  qtcando  se  aman  bien  e  verdadera  mente.  Dame 
agora  enxenplo  del  omne  que  se  engaña  enel  ene- 
migo que  le  muestra  umildat  (i)  e  amor.»  Dixo  el 
filósofo  AL  rrey:  «El  omne  que  es  engañado  por  su 
enemigo,  maguer  que  le  muestre  grand  omildat  o 
grand  amor  e  grand  lealtad,  si  se  segura  enél,  con- 
tesger  lea  lo  que  contesgió  alos  buhos  e  alos  cuer- 
vos» (2).  Dixo  el  rrey:  «;E  cómmo  fue  eso?» 

E  dixo  el  filósofo:  «Dizen  que  en  un  monte  avía  (3) 


(i)    a.  lealtad 

(2)  C.  Dijo  el  rey  Dibcelim  a  Bidpa  el  filósofo:  «Ya  me  has 
forjado  el  ejemplo  de  los  amigos  puros  que  se  ayudan  y  se  aman; 
pues  fórjame,  si  te  parece,  el  ejemplo  del  enemigo  en  quien  no- 
conviene  que  uno  se  engañe,  aunque  le  haga  buena  cara  y  le 
muestre  humildad  públicamente.»  Dijo  el  filósofo:  «Quien  se 
deja  engañar  por  enemigo  astuto,  conocido  por  su  enemistad,  le 
sucederá  por  esto  lo  que  sucedió  a  los  (*)  cuervos».  Dixo 

(3)  C.  filósofo :  «Había  en  una  tierra,  en  uno  de  sus  montes, 
un  —  J.  como  A. 

(*)     J.  sucedió  a  los  buhos  por  causa  de  los  cuervos.» 


256  CALILA  Y   DIMNA 


un  árbol  muy  alto  e  muy  grueso,  e  era  muy  espeso, 
lo  más  que  pudiese,  de  rramos  e  de  fojas.  Et  avía 
enél  nidos  de  mil  cuervos,  et  avían  un  rrey  desí  mis- 
mos. Et  avia  (i)  en  aquel  monte  wta  ctíeva  de  (2)  bu- 
hos, et  avían  otrosí  un  rrey  desí.  E  salió  el  rrey  délos 
buhos  una  noche  por  la  enemistad  que  entre  los 
cuervos  e  los  buhos  [sienpre  uvo],  e  corriólos  atanto 
que  mató  (3)  dellos  e  llagó  muchos  dellos.  E  después 
que  amanesgió  ayuntáronse  los  cuervos  e  díxoles  el 
rrey  (4):  «Ya  vedes  que  avemos  pasado  e  sofrido 
délos  buhos,  e  quántos  amanesgieron  de  nos  muer- 
tos, e  otros  alas  quebrantadas,  e  otros  mesados  (5). 
E  lo  peor  que  nos  acaesgió  dellos  es  que  son  atrevi- 
dos ya  anos,  e  saben  nuestro  lugar;  onde  es  menes- 
ter que  vos  acordedes  e  que  paredes  bien  mientes 
en  nuestra  (6)  fazienda.» 

Et  avía  enestos  cuervos  ginco  dellos  aque  todos 


(i)    a.  avían 

(2)  A.  muchos  nidos  de  —  C.  monte  un  lugar  (*)  en  el  que 
había  mil  buhos, 

(3)  C.  corriólos,  con  los  buhos  que  le  acompañaban,  de  tal 
modo  que  mató  muchos  dellos 

(4)  C.  amanesgió,  el  rey  de  los  cuer\'os  reunió  a  los  cuervos  y 
les  dijo:  <Ya 

(5)  C.  vedes  lo  que  habéis  sufrido  de  los  buhos  y  lo  que  yo 
he  sufrido;  y  cuántos  amanecieron  de  vos  muertos  y  heridos  y 
pelados  de  cabeza,  alas  y  cola.  E 

(6)  C.  peor  de  todo  esto  en  mi  alma,  es  el  (**)  furor  de  ellos, 
además  del  conocimiento  que  tienen  de  vuestro  lugar  y  su  auda- 
cia contra  vosotros,  como  la  habéis  probado  ya,  y  están  siempre 
alerta  contra  vosotros.  Pensad,  pues,  con  calma  en  vuestra  fa- 
zienda.> 

(•)     un  lugar  —  J.  una  cueva,  como  B. 
(**)     J*  peor  que  nos  acaeció  de  ellos,  es  su  furor 


DE  LOS   CUERVOS   E   DE  LOS   BUHOS  257 

los  Otros  cuervos  conosgían  mejoría  en  consejo,  e  por 
quien  se  guiavan  e  con  quien  se  acorrían  en  sus  cu}^- 
tas,  e  con  quien  el  rrey  se  consejava,  e  por  cuyo  con- 
sejo fazían  lo  que  avían  de  fazer  (i).  Dixo  el  rrey  al 
primero  délos  ginco  (2):  «^"Qué  tienes  por  bien  en 
esto?»  Dixo  el  cuervo:  «El  consejo  que  amí  paresge, 
muchas  vezes  se  adelantaron  aél  los  sesudos  que 
FUERON  ANTE  QUE  NOS,  quc  cs  que  al  enemigo  con 
que  omne  non  puede,  non  ay  otro  consejo  (3)  si  non 
fuir  del.»  Desí  dixo  el  rrey  al  segundo:  «^"Qué  vees 
tú?»  Dixo:  «Lo  que  éste  conseja  (4)  non  lo  tengo  yo 
por  seso,  que  hermemos  nuestros  lugares  e  (5)  que 
nos  sometamos  a  nuestros  enemigos  por  la  primera 
mal  andancia  (6);  mas  acordemos  nos  e  aparejemos 
nos  contra  nuestros  enemigos,  e  pongamos  nuestras 
ATALAYAS  E  nuestras  guardas  entre  nos  e  ellos,  e 
guardemos  nos  de  sobrevienta  (7)  otra  vez.  E  si  vinie- 
ren contra  nos,  que  estemos  apergebidos  en  tal  manera 
que  lidiemos  con  ellos,  así  que  mataremos  dellos  algu- 
nos* (8). 


(i)  C.  consejava  en  sus  asuntos  y  aceptaba  sus  consejos. 
Dixo 

(2)  C.  rrey  a  uno  de  ellos:  «¿Qué  —  J.  como  A. 

(3)  C.  cuervo:  «Este  consejo  ya  se  nos  han  adelantado  a 
él  (*) :  «No  hay  ante  el  enemigo  irritado  contra  el  cual  no  se  pue- 
»da  emplear  la  astucia,  si 

(4)  C.  conseja  de  huir  non 

(5)  C.  lugares  ni  que  nos  humillemos  ni  que 

(6)  C.  y  J.  andan9¡a  que  nos  ha  acaecido;  mas 

(7)  A.  sobervia 

(8)  C.  contra  nos  nuestros  enemigos,  saldremos  a  su  encuen- 

(*)     J.  consejo  ya  se  adelantaron  a  él  los  sabios,  que  dijeron:  cNo 
TOMO  I.  17 


2^8  CALILA   Y   DIMNA 


Desí  (i)  dirxo  el  rrey  al  tergero:  «E  tú  (2),  ^-qué  es 
tu  consejo?»  Dixo:  «Non  tengo  por  seso  lo  que  estos 
amos  dixieron,  mas  tengo  por  bien  de  agugiar  nues- 
tras atalayas  e  nuestras  escuchas  (3)  entre  nos  e  nues- 
tros enemigos  (4),  e  veamos  si  rresgebirán  de  nos 
paz  o  parias,  que  les  demos  alguna  cosa,  e  será  bien, 
e  así  perderemos  miedo  (5)  dellos  e  seremos  seguros 
en  nuestros  lugares.  Et  uno  de  los  buenos  consejos 
QUE  ES  para  los  rreyes  es  que  si  su  enemigo  es  más 
fuerte,  e  se  temiere  de  rresgebir  daño  e  perder  sus 
pueblos  [e  sus  tierras],  que  faga  del(l)os  averes  escu- 
dos para  [el  rrey  e  para]  los  pueblos  e  para  las 
tierras. » 

Et  después  que  acabó  el  TERgERO  su  RRAZÓN  dixo 
el  rrey  al  quarto:  «E  tú,  ^-qué  tienes  por  bien  desta 
paz  QUE  ÉSTE  DiZE?»  Dixo  (6):  «Más  tengo  por  bien 


tro  dispuestos  a  combatir;  y  los  batiremos,  haciendo  frente  a  los 
caballeros  de  ellos  nuestros  caballeros;  y,  fortificándonos  contra 
ellos  en  un  buen  fuerte,  los  resistiremos  algunos  días  hasta  que 
logremos  una  oportunidad,  o  [si]  nos  es  imposible  esto,  huire- 
mos; y  ya...>  (*). 

(i)    Desí  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

{2)     «E  tú,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  escuchas,  Cjy^,  plural  de  (^^-^j  ojo,  vigilante,  que  antes 
lo  ha  traducido  mejor,  por  « guardas :». 

(4)  C.  enemigos,  y  averigüemos  e  — J.  como  A. 

{5)  C.  parias;  y  si  nos. parece  el  asunto  grave,  no  me  parece 
mal  que  los  apacigüemos  con  un  tributo  que  les  paguemos,  y 
quedarán  tranquilas  nuestras  almas  del  rencor  dellos 

(6)     C.  y  J.  Dixo :  «No  soy  de  ese  parecer,  mas 

(*)  No  tienen  sentido  las  dos  palabras  últimas  de  este  párrafo.  — 
J.  dice:  logremos  nuestra  oportunidad  y  nuestros  deseos  y  rechacemos 
de  nosotros  al  enemigo. > 


DE  LOS   CUERVOS   E  DE   LOS   BUHOS  259 

de  dexar  nuestros  logares  e  sofrir  extremidad  (i)  e 
vida  lazrada,  ca  nos  es  mejor  que  non  abiltar  nuestro 
linaje  e  someternos  al  enemigo  de  quien  somos  más 
nobles  (2).  E  aun  sé  yo  bien  que  maguer  que  gelo 
demostrásemos,  non  nos  lo  rresgebirán  si  non  con 
grandes  posturas.  Et  dizen:  «Date  atu  enemigo  al- 
»gund  poco,  e  averás  del  lo  que  quisieres;  e  non  tele 
»des  todo,  ca  se  atreverá  contra  ti,  e  someter  seleán 
>tus  mesnadas >  (3).  Et  esto  es  así  commo  la  viga  que 
está  parada  enel  sol,  e  si  la  levantares  (4)  un  poco, 
acresgerá  su  sonbra,  e  si  más  de  su  derecho  la  encli- 
nares,  menguará  su  sonbra.  E  nuestro  enemigo  non 
se  terrná  por  contento  de  nos  con  menor  enclina- 
miento;  onde  el  consejo  es  esquivar  esto  e  (5)  sofrir.* 
Dixo  el  rrey  al  quinto :  «E  tú,  ^qué  tienes  por  bien: 
la  paz  o  la  lid,  o  fuir  o  ál?»  Dixo:  «Digo  vos  que  non 
es  en  guisa  de  lidiar  con  aquel  que  non  se  semeja 
en  fuerga  e  en  valentía;  ca  el  que  se  atreve  contra  su 
enemigo  teniéndolo  por  flaco,  engáñase  (ó),  e  quien 
se  engaña  apodera  aotri  ensí  (7).  Et  yo  temo  mucho 


(i)     extremidad —  C.  y  J.  ¿o^-áJ \ ,  extrañamiento,  expatriación. 

(2)  C.  nobles  y  más  dignos.  E  —  J.  como  A. 

(3)  C.  y  J.  mesnadas  y  perderás  la  vida.»  Et 

(4)  A.  irguieren  —  C.  inclinares 

(5)  C.  menor  aproximación,  onde  mi  consejo  es  hacer  la  gue- 
rra y  sofrir. > 

(6)  engáñase,  —  A.  engañoso, 

(7)  C.  bien :  la  guerra,  la  paz  o  el  destierro?»  Y  dijo :  «En  cuan- 
to a  la  guerra,  pues  non  es  e.  g.  d.  1.  c.  a.  q.  n.  s,  s.  e.  fuerga  (*); 
pues  ya  se  ha  dicho:  «Quien  no  tiene  conocimiento  de  sí  mismo 
»y  de  su  enemigo  y  combate  a  quien  no  domina  con  su  fuerza, 

(*)     fuerza,  corrigiendo  en  C.  Oj-S  por  2$^. 


26o  CALILA   Y   DIMNA 


los  buhos  maguer  qtíe  ellos  no  quieran  lidiar  con  7zos, 
e  temíalos  sienpre  aun  ante  que  nos  asaltasen  (i);  ca  el 
omne  entendido  non  se  segura  en  su  enemigo,  ma- 
guer que  poco  poder  aya,  e  maguer  que  sea  solo,  non 
se  segure  en  su  arte  (2).  E  los  más  delibres  omnes 
son  aquellos  que  non  quieren  fazer  su  fazienda.por 
lid,  mientra  que  otra  carrera  fallan;  ca  la  despensa 
que  se  faze  enla  lid  es  délas  almas,  e  enlas  otras  cosas 
es  la  despensa  délos  averes.  Onde  lidiar  con  los 
buhos  non  querades  fazerlo,  que  quien  lidia  conel 
elefante  e  non  ha  fuerga,  él  trae  la  muerte  asi 
mesmo»  (3). 

Dixo   el  rrey:    «Pues  (4)  ^'qué  tienes  por  bien?» 


»se  lanza  a  la  ruina»  (*);  además  de  que  el  sabio  no  tiene  por 
débil  a  su  enemigo;  pues  quien  hace  esto  se  engaña,  y  quien  se 
engaña  no  triunfa.  Et 
(i)    a.  e  ante  que  ellos  viniesen  anos,  toda  vía  los  temía; 

(2)  C.  enemigo  de  ninguna  manera;  pues  si  lo  tiene  lejos,  no 
está  seguro  de  que  se  le  acerque;  y  si  lo  tiene  cerca,  no  está 
seguro  de  que  le  ataque;  y  si  huye,  no  está  seguro  de  que  simule 
una  retirada  y  le  aflija;  y  si  es  uno  solo,  no  está  seguro  de  su 
astucia.  E 

(3)  C.  délos  averes  y  de  palabras.  Y  no  sea  el  lidiar  con  los 
buhos  [resolución]  de  tu  consejo;  pues  quien  ve  todo  guerra  ve 
el  bien*  (**). 

(4)  C.  «Pues  si  desapruebas  la  guerra,  <iqué 

(*)  se  lanza  a  la  ruina»; —  Así  en  J.,  mejor  que  en  C,  en  el  que  ade- 
más hay  que  aceptar  la  corrección  de  (^ »JLj>,  como  propone  su  editor, 
de  acuerdo  con  J. 

(**)  Así  dice  el  texto  de  C,  que  como  se  ve  está  alterado  en  este 
pasaje,  como  ya  advierte  su  editor.  El  manuscrito  C.  de  Cheikho  dice : 
pues  quien  desea  la  guerra  desea  su  propia  muerte»;  y  el  manuscrito  A 
del  mismo  dice:  pues  quien  lucha  con  quien  no  es  semejante  a  él  en 
fuerza,  pues  se  hace  traición  a  sí  mismo.  >  Nuestro  manuscrito  B.  parece 
estar  conforme  con  este  último,  pues  dice:  que  el  que  lucha  conel  ele- 
fante et  non  es  semejante  aél  en  fuerza,  trae  la  muerte  consigo.» 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS 


Dixo  (i):  «Que  (2)  te  consejes,  que  el  rrey  que  (3)  se 
aconseja  venge  (que)  en  consejándose  conlos  enten- 
didos  E   CON   LOS  LEALES   DE   SU    CASA,    más   qUC    OtrO 

rrey  con  sus  mesnadas  (4)  e  con  su  grand  poder.  Et 
el  rrey  enviso  acresge  su  consejo  en  consejándose 
con  su  conpaña  (5),  así  commo  acresge  el  agua  déla 
mar  conlos  rríos  que  caen  enella.  Et  ios  entendidos 
rreyes  non  deven  gesar  de  fazer  su  fazienda  e  fazienda 
de  sus  enemigos,  e  parar  e  mostrar  las  cosas  a  su  co- 
razón, e  pasar  e  atreverse  alas  cosas  o  foírlas  segund 
su  coragón  mostrare,  [e]  consejarse  con  sus  vasallos 
leales  o  con  aquellos  en  que  fía[n]  (6).  E  tú,  señor, 

PORLA  BONDAD  E  LA   NOBLEZA  QUE   TE   DiOS   DIO,  CrCS 

el  rrey  que  de  mejor  consejo  sea  e  el  que  mejor  man- 
tiene SUS  pueblos  (7);  e  tú  mandástenos  consejo  en 


(i)    Dixo:  — a.  y  B.  Digo: 

(2)  C.  «Que  consultes  y  te 

(3)  C.  que  consulta  y  se 

(4)  C.  mesnadas,  sus  ejércitos  e 

(5)  C.  acresge,  por  la  consulta  y  consejo  y  seso  de  sus  visires, 
su  sagacidad,  así 

(6)  C.  enella.  Y  no  debe  ocultarse  al  [rey]  entendido  el  poder 
de  su  imperio  y  el  del  imperio  de  su  enemigo,  ni  la  oportunidad 
de  atacarle,  ni  los  asuntos  de  su  consejo,  ni  sus  ardides;  ni  debe 
dejar  de  mostrar  las  cosas  a  su  corazón  una  por  una,  pensando 
en  las  ventajas  según  lo  que  le  exijan  los  aliados  cuyo  auxilio 
pida  y  los  aprestos  bélicos  con  que  cuente.  Y  quien  no  tenga 
este  discernimiento,  ni  sabios  visires  que  le  den  el  buen  consejo 
que  de  ellos  debe  aceptar,  no  tardará  en  perder  su  reino,  aunque 
su  poder  le  empuje  hacia  la  felicidad;  porque  la  excelencia  está 
distribuida;  no  está  destinada  al  ignorante  ni  tampoco  a  la  noble- 
za de  la  persona,  sino  que  se  confía  al  sabio  que  atiende  a  los 
dotados  de  sabiduría.  E 

(7)  C,  y  J.  señor,  eres  así;  e 


202  CALILA   Y   DIMNA 


cosa  atal  que  non  podemos  estar  que  te  non  rrespon- 
damos.  Et  yo  rrespondertehé  alguna  cosa  dello  en  po- 
ridat,  e  lo  que  me  non  aborrege  diré  consejera  men- 
te (i);  que  así  commo  non  tengo  por  bien  la  lid,  otro- 
sí non  tengo  por  bien  someter  nos  e  dañarse  et  [ser] 
soseído  del  siglo  (2);  ca  el  entendido  por  mejor  tiene 
la  muerte  muriendo  honrrado  e  guardando  su  dere- 
cho, que  la  vida  (e)  biviendo  sometido  e  soseído  (3). 
E  tengo  por  bien  que  non  lo  pongas  en  traspaso,  [que 
el  traspaso]  (4)  es  rraíz  déla  pereza.  E  lo  que  quiero 
que  se[a]  poridat  tén(go)lo  en  poridat;  ca  dizen  que 
los  rreyes  non  vencen  si  non  seyendo  envisos,  e  ser 
enviso  es  gelar  las  poridades.  E  la  poridad  non  es 
descubierta  si  non  por  ginco  personas:  por  el  señor,  o 
por  los  que  le  consejan,  o  por  los  mandaderos,  o  por 
los  que  la  oyen,  o  por  ios  que  veen  qué  se  fará  por 
ende  (5).  E  quien  encubre  su  poridat  (e)  [logrará]  por 
la  gelar  una  de  dos  cosas,  o  venger  lo  que  quiere  o 


(i)  C.  consejo  en  cosas  a  que  yo  quiero  responderte,  parte  en 
secreto  y  parte  públicamente.  Y  lo  que  no  siento  repugnancia  en 
divulgar,  es  que 

(2)  C.  someter  nos  con  un  tributo  y  quedar  satisfechos  a  cam- 
bio de  la  violencia;  ca 

(3)  C.  entendido,  el  noble  por  mejor  tiene  la  muerte  perse- 
verando en  defenderse,  que  la  vida  [viviendo]  sometido  y  sub- 
yugado. E 

(4)  C.  bien  que  no  dejes  para  más  adelante  la  consideración 
de  nuestro  asunto,  y  que  no  lo  difieras  ni  desdeñes;  pues  el  dife- 
rir y  el  desdeñar  es 

(5)  Este  pasaje,  desde  «seyendo  envisos»  hasta  «ende»,  falta 
en  J.  y  está  alterado  en  C;  el  copista  omitió  algunas  palabras  y 
equivocó  la  grafía  en  otras.  No  obstante  lo  cual,  se  comprende 
que  el  original  debía  decir  lo  que  la  versión  castellana. 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         263 

estor^er  del  daño  della  (i),  si  non  rrecabdare  lo  que 
le  es  menester.  Et  el  omne  a  quien  acaesge  alguna 
tribula<^ión  (2)  non  se  puede  esquivar  de  se  aconsejar 
conel  leal  omne;  que  el  omne  entendido,  maguer  que 
sea  de  buen  seso  e  de  buen  consejo  e  de  buen  acuer- 
do (3),  acresge  su  entendimiento  e  su  consejo  con- 
sejándose, así  commo  acresge  el  fuego  enLA  luz  e 
conla  grosura  e  conel  olio.  Et  el  omne  que  se  quiere 
consejar  deve  concordar  con  aquel  que  se  conseja, 
enel  buen  acuerdo;  e  develo  contrastar  por  el  malo 
con  mansedunbre  e  con  falago,  e  deve  usar  su  acuer- 
do enlas  cosas  dubdosas  fasta  que  sele  enderegen  las 
cosas. 

*Et  deve  el  omne  a  aquel  que  le  demanda  con- 
sejo, que  gelo  dé,  el  mejor  que  pudiere  e  sopiere, 
e  que  lo  desengañe  de  su  fazienda;  et  si  viere  que 
la  trae  mala,  que  geía  desvíe;  et  si  viere  que  yerra 
en  alguna  cosa,  que  lo  desvíe  e  que  le  muestre  su 
yerro  e  que  non  le  conseje  fasta  que  lo  cate  bien  e 
que  lo  asme  bien  (4).  Et  quando  non  fuere  tal  el  con- 
sejador, es  enemigo  de  aquel  que  le  demanda  consejo 

E  DESÍ  MISMO.  Et  si  AQUEL  CONSEJERO  TAL  NON  FUERE 
CONTRA  EL  QUE  SE  ACONSEJA  CONÉL,  ES  TAL  COmmO  el 

omne  que  conjura  al  diablo  por  meterlo  en  alguno, 


(i)     C.  della  y  de  su  defecto,  si 

(2)  C.  omne  que  tiene  un  secreto  non 

(3)  C.  leal  omne  y  comunicarle  sus  secretos  para  que  le  ayu- 
de con  su  consejo;  pues  el  que  pide  consejo,  aunque  sea  supe- 
rior su  seso  a  aquel  a  quien  se  lo  pide,  acresge 

(4)  C.  buen  acuerdo,  y  usar  de  dulzura  para  hacerle  compren- 
der su  yerro,  si  anda  en  él;  y  hacerle  desviar  de  su  consejo  en  lo 
que  sea  dudoso,  hasta  que  se  pongan  de  acuerdo  los  dos.  Et 


264  CALILA  Y   DIMNA 


et  si  bien  non  le  sabe  conjurar,  entra  el  diablo  enél 
mismo.  Et  quando  el  rrey  toviere  bien  sus  poridades 
e  se  consejare  (i)  con  sus  privados  leales  e  fuere 
temido  en  las  almas  de  sus  pueblos  e  muy  caro  en 
non  saber  ninguno  lo  que  él  tiene  en  su  coragón,  e  que 
gualardone  bien  al  que  le  fiziere  servigio,  e  que  escar- 
miente al  que  fiziere  mal,  e  que  sea  mesurado  en  su 
despensa,  con  estas  cosas  le  puede  durar  la  merged 
que  Dios  le  fizo  (2). 

»Et  las  poridades  (3),  señor  rrey,  son  e  ay  de 
DOS  (4)  grados:  ay  poridat  que  la  deven  saber  mu- 
chos (5),  e  ay  poridat  que  la  non  deven  saber  si  non 
dos  omnes  (6).  Et  tengo  por  bien  que  non  sepan  esta 
poridat  tan  alta  si  non  quatro  orejas  e  dos  lenguas.» 
E  el  rrey  (7)  apartóse  conél  e  demandó  le  consejo  e 
preguntóle  primera  mente  por  qué  ñie  la  enemistad 
entre  los  cuervos  e  los  buhos.  Dixo  el  cuervo: 
«Señor,  sabed  que  la  enemistad  entre  los  cuervos 
e  los  buhos  ftie  por  (8)  una  palabra  que  dixo  un 


(i)     consejare  —  C.  L..;ci-.X^,  equivocado  por  \j-^"^-^. 

(2)  C.  mal,  e  que  no  sea  avaro  en  su  despensa  ni  tampoco 
pródigo,  digno  es  de  que  no  se  le  arrebate  la  'merced  que  le  ha 
sido  dada. 

(3)  poridades — Equivocado  en  C,  que  debe  corregir  x\j.ic\ 
en  s\  wio\,  yj-'^  en  y»^. 

{4)     C.  y  J.  >Et  en  las  poridades  hay  grados : 

(5)  C.  y  J.  saber  los  de  la  familia,  e 

(6)  C.  y  J.  omnes,  y  hay  puridad  que  la  deben  saber  mu- 
chos. Et 

(7)  C.  y  J.  rrey  levantóse  y  apartóse 

(8)  C.  y  J.  consejo,  y  fué  lo  primero  (*)  que  le  preguntó,  que 
le  dijo:  «¿Acaso  sabes  cuál  fué  el  comienzo  de  la  enemistad  que 
hay  entre  nosotros  y  los  buhos?»  Dijo :  *Sí;  una 

(*)      lo  primero  —  Falta  en  C. 


DE  LOS    CUERVOS  E  DE  LOS   BUHOS  265 

cuervo.»  Dixo  el  rrey:  «<E  cómmo  fue  eso?»  Dixo  el 
cuervo:  «Dizen  que  todas  las  aves  quisieron  aver 
rrey  a  que  di(xi)esen  su  poder,  e  acordaron  de  fazer 
rrey  a  uno  délos  buhos;  et  estando  enesto  (i)  asomó 
un  cuervo  de  alueñe,  e  dixo  una  dellas:  «Esperemos 
fasta  que  venga  este  cuervo,  e  demandar  lehemos 
consejo.»  E  llegó  el  cuervo  aellos,  e  demandaron  le 
consejo,  e  dixieron  le  de  commo  acordavan  de 

FAZER  AL  BUHO  RREY. 

»Dixo  el  cuervo:  «Si  todas  las  aves  fuesen  muertas 
E  perdidas  e  ATERRADAS,  e  muriescu  los  pavones  e 
las  grúas  e  las  ánades  e  las  palomas  e  todas  las 
OTRAS  AVES,  non  estaríades  en  tan  grand  cuyta  en 
fazer  rreynar  al  buho,  que  es  la  más  layda  ave  e  la 
más  fea  e  de  peor  donayre  e  de  menos  seso  e  la  más 
sañuda  e  de  menos  piedat  e  de  mayor  saña;  e  ha 
grand  enfermedat  durable  que  non  vee  nada  de  día, 
e  lo  peor  della  que  es  de  mala  mantenengia  (2).  Et 
non  tengo  por  bien  que  él  sea  rrey  si  non  lo  fiziére- 
des  de  una  guisa  que  lo  fagades  rrey  e  que  non  faga- 
des  nada  por  su  mandado  nin  por  su  consejo  (3),  así 
commo  fizo  la  liebre  que  se  alabó  que  la  luna  (4)  era 


(i)  C.  aves  no  tenían  rey,  y  que  se  reunieron  con  un  buho 
para  hacerle  rey;  y  que  mientras  estaban  en  su  reunión  asomó 

(2)  C.  y  J.  della  es  su  insolencia  y  sus  malas  costumbres. 

(3)  Et  non...  consejo,  —  C.  está  deficiente  en  este  pasaje,  y 
también  lo  están  la  edición  de  París  y  el  manuscrito  A.  de  Chei- 
kho,  que  este  editor  nos  ofrece  en  la  nota  de  su  edición.  El  que 
más  se  acerca  a  la  versión  castellana  es  J.,  que  dice  así:  A  no  ser 
que  decidáis  que  él  (el  buho)  sea  vuestro  rey,  y  seáis  vosotros  los 
que  dirijáis  los  asuntos  sin  hacer  caso  de  él,  con  vuestro  consejo 
y  vuestia  prudencia, 

(4)  luna— C.  dice  equivocadamente  J-^1,  elefante,  por 
^^-^Jül,  luna. 


266  CALILA   Y   DIMNA 


SU  rrey.*  Dixieron  las  aves:  ^¿E  cómmo  fue  eso?* 
»Dixo  el  cuervo:  «Dizen  que  en  una  tierra  de  ele- 
fantes aportaron  años  de  seca,  e  menguó  el  agua  en 
AQUELLA  TIERRA,  e  sccáronsc  las  fuentes;  e  ovieron 
los  elefantes  muy  grant  sed,  e  querelláronlo  a  su 
rrey.  E  enbió  el  rrey  de  los  elefantes  sus  mandaderos 
e  sus  atajadores  a  rrecabdar  agua  por  todas  partes,  e 
torrnóse  para  él  un  su  mandadero  e  díxole  que  en 
lugar  señalado  fallara  una  fuente  que  es  llamada  la 
fuente  déla  luna,  e  avía  y  mucha  agua.  E  fuese  el  rrey 
délos  elefantes  con  toda  su  conpaña  aquella  fuente 
para  bever  della.  E  avía  en  aquella  tierra  muchas 
liebres  (i),  e  estragáronlas  los  elefantes  dentro  en  sus 
cuevas  (2),  e  murieron  las  más  dellas  (3).  Et  ayuntá- 
ronse las  que  fincaron  (4)  con  su  rrey,  e  dixiéronle: 
«Bien  sabedes  lo  que  nos  avino  del  rrey  de  los  ele- 
fantes; etfaz  alguna  arte  (5)  ante  que  torne  aesta  tie- 
rra otra  vegada  e  nos  mate  a  todas»  (6).  Dixo  el  rrey: 
«  Vengan  ante  mi  las  de  buen  acuerdo  de  vosotras,  [e] 
diga  (cada  una  de  nos)  su  consejo  e  su  seso>  (7). 

»Et  vino  una  liebre  dellas,  que  avía  nonbre  Fey- 
rus  (8),  e  conos^íala  el  rrey  por  de  buen  acuerdo  e 


(i)     C.  della.  Y  aquella  tierra  era  tierra  de  liebres,  e 

(2)  C.  cuevas  y  madrigueras,  e  — J.  como  A. 

(3)  e  murieron   las   más   dellas.  —  Falta  en  C,  pero  está 
enj. 

(4)  las  que  fincaron  —  C.  y  J.  las  liebres 

(5)  A.  pues  dadnos  consejo  e  remedio 

(6)  C.  elefantes;  pues  usa  de  tu  arte  en  nuestro  favor  antes 
que  tomen,  pues  ellos  volverán  a  beber  y  nos  matarán.»  Dixo 

(7)  C.  «Presénteme  cada  una  de  vosotras  el  parecer  que 
tenga.» 

(8)  que  avía  nombre  Feyrus,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  j. 


DE  LOS   CUERVOS   E   DE  LOS   BUHOS  26/ 

de  buen  consejo,  e  dixo:  «Si  lo  por  bien  toviéredes, 
señor,  enbiadme  alos  elefantes,  e  enbiad  comigo  un 
fiel,  e  vea  lo  que  faré  e  (i)  que  diré,  e  dezir  lo  ha 
avós.»  Dixo  el  rrey  (2) :  «Tú  eres  mío  fiel,  e  yo  pagado 
só  de  (3)  tu  consejo,  e  creer  tehé  délo  que  me  dixie- 
res.  Pues  vete  para  los  elefantes,  e  diles  de  mi  parte 
lo  que  quisieres,  e  faz  tu  seso.  E  sey  blando  e  manso, 
qu'el  buen  mandadero  ablanda  el  corazón  si  mansa 
mente  fabla»  (4).  Et  fuese  la  liebre  una  noche  en  que 
fazía  lunar,  fasta  que  llegó  a  do  eran  los  elefantes.  E 
non  quiso  llegar  aellos  por  que  la  non  pisasen  con 
los  pies  (5),  e  subióse  encima  de  un  monte  (6)  muy 
ALTO.  E  llamó  al  rrey  délos  elefantes  por  su  nonbre, 
et  díxole:  «La  luna  me  enbió  (7)  para  vos,  e  el  man- 
dadero non  deve  ser  culpado  maguer  que  departa 
palabras  bravas.» 

»Dixo  el  rrey  délos  elefantes:  «<;Qué  es  la  manda- 
dería  que  me  traes?»  Dixo  (8):  «Dize  vos  la  luna  que 
quien  conosge  quánta  mejoría  [ha]  en  su  fuerza  sobre 


(i)     C.  y  J.  e  oiga  lo  que 

(2)  C.  rrey  de  las  liebres:  «Tú — J.  DLxole  el  rey:  «Tú 

(3)  C.  de  tí  y  de  tu 

(4)  C.  seso.  Pero  endeude  que  por  el  enviado  y  por  su  pru- 
dencia se  conoce  la  discreción  de  quien  lo  envía  y  muchas  de 
sus  cosas.  Y  tú  eres  blando  y  acomodadizo;  y  en  verdad  que  el 
mandadero  a.  e.  c.  s.  m.  m.  fabla,  y  endurece  el  pecho  si  habla 
con  dureza.»  Et 

(5)  J*  pies  y  la  matasen,  aunque  ellos  no  lo  quisieran,  e  — 
C.  pisasen,  aunque  ellos  no  lo  quisieran,  e 

(6)  monte  —  Así  en  J.  —  C.  montículo 

(7)  C.  llamó:  «¡Oh  rey  de  los  elefantes!  Me  envió  la  luna 
para — J.  como  A. 

(8)  C.  Dixo  Feyrus:  «Dize  — J.  como  A. 


268  CALILA  Y  DIMNA 


los  flacos,  e  se  engañan  (i)  por  esto  los  fuertes,  su 
fuerga  es  cobardez  e  mala  andangia  contra  sí.  [Et] 
porque  sabedes  quánta  mejoría  ha  la  fuerga  que  ave- 
des  sobre  las  otras  bestias,  fuestes  atrevidos  (2)  con- 
tra mí,  e  benistes  ala  fuente  que  le  dizen  el  mi  non- 
bre,  e  tomastes  mi  aguae  bevistes  la  e  asía  entitr- 
biado  vos  e  vuestras  conpañas.  Yo  vos  defiendo  (3) 
que  non  vengades  y  más,  e  si  non,  yo  vos  gegaré  e 
vos  mataré.  E  si  avedes  dubda  desto  que  vos  enbío 
dezir,  id  ala  fuente  (4),  e  ai  fallaredes  que  yo  seré 

COnbuSCO  LUEGO.» 

»E  maravillóse  el  rrey  délos  elefantes  délo  que  le 
dezía  la  liebre  (5),  et  fuese  conella  para  la  fuente,  e 
en  catando  (6)  vido  la  luz  déla  luna  enel  agua.  Dixo 
la  liebre  (7):  «Tomad  del  agua  con  vuestra  manga  e 
lavad  vuestro  rrostro,  e  adorad  la  luna  e  pedid  le  mer- 
gED  QUE  vos  PERDONE.»  E  quaudo  tomó  del  agua  con 
su  manga,  movióse  el  agua  e  (8)  semejóle  que  tremía 
la  luna,  e  dixo  el  elefante  ala  liebre  (9):  *<Qué  ha 
la  luna?  (10).  ¡Si  se  ensañó  contra  mí  porque  metí  la 


(i)  engañan —  Así  en  J.,  -XaV,  pero  C.  jiX£\,  se  pone  fiero, 
se  ensaña,  más  conforme  con  el  contexto. 

(2)  C.  fuestes  atrevidos  —  C.  y  J.  ^t,  equivocado  -^ox  js.. 

(3)  C.  nonbre  y  bebiste  su  agua  y  la  ensuciaste  y  la  entur- 
biaste con  tus  elefantes.  Y  yo  te  ordeno  y  te  apercibo  para  que 

(4)  C.  y  J.  fuente  en  seguida,  e 

(5)  liebre,  —  Así  en  J.  —  C.  Feyrus, 

(6)  C.  fuente  y  miró  en  ella  e  vido 

(7)  liebre :  —  C.  y  J.  Feyrus : 

(8)  C.  quando  metió  su  manga  en  el  agua  y  la  removió,  seme- 
jóle 

(9)  ala  liebre :  —  C.  a  Feyrus : 

(lO)  la  luna?  —  C.  el  rey?  — J.  como  A. 


DE   LOS   CUERVOS   E   DE   LOS   BUHOS  269 

manga  enel  agua!»  Dixo  la  liebre:  «Así  es  commo 
vos  DEZiDES.»  E  rrepentióse  el  elefante  délo  que  fizie- 
ra  e  encunóse  aella,  e  echó  se  en  preses  (i),  e  fizóle 
pleito  e  omenaje  que  nunca  torrnaría  más  en  aquel 
lugar  (2)  él  nin  los  otros  elefantes.  Dixo  el  cuervo: 
«E  de  más  de  quanto  vos  he  dicho  delafazienda  del 
buho,  es  por  natura  falso  e  engañoso  e  terrero,  e  el 
peor  rrey  (sí)  es  el  engañoso;  e  quien  apodera  al  en- 
gañoso (3),  acaesge[r]  le  a  lo  que  acaesgió  ala  gine- 
ta  e  ala  liebre  que  fizieron  su  alcalld  al  gato  rreli- 
Gioso  ayunador.»  Dixieron  las  aves  (4):  «^"E  cómmo 
fue  eso?» 

»Dixo  el  cuervo :  «Yo  avía  una  gineta  por  vezina  (5) 
en  una  (6)  cueva  gerca  de  un  árbol  do  avía  mi 
nido  (7),  e  veíamonos  muchas  vezes,  e  fuemos  vezi- 
nos  grand  tienpo.  Desí  perdíla,  e  non  sope  dónde  se 
fuera,  e  (8)  cuydé  que  era  muerta.  E  vino  una  lie- 
bre ala  cueva  déla  gineta,  non  sabiendo  [yo]  qué  se 
fiziera,  et  moró  ai  la  liebre  un  tienpo.  Et  después  tor- 
nóse la  gineta  a  su  lugar  e  falló  y  la  liebre,  e  (9)  dixo : 
«Este  lugar  mío  es,  pues  múdate  ende.»  Dixo  la 


(i)     C.  Dixo:  «Sí;  adórala,  pues.»  Y  adoró  el  elefante  a  la  luna 
y  se  arrepintió  de  lo  que  había  hecho,  e 

(2)  C.  más  a  aquella  fuente  él 

(3)  C.  e  quien  por  desgracia  tiene  un  señor  engañoso  y  le 
cree  veraz,  acaesger 

(4)  Dixieron  las  aves :  —  C.  Dijo  el  rrey :  — J.  como  A. 

(5)  vezina  —  C.  -:\,  amiga,  en  vez  de  \U».,  como  se  lee  en  J., 
conforme  con  A. 

(6)  C.  por  amiga  al  pie  de  un  monte,  y  su  cueva 

(7)  A.  vida, 

(8)  C.  fuera,  e  duró  tanto  su  ausencia  que  cuydé 

(9)  C.  e  cuando  falló  y  1.  1.  dixo :  — J.  como  A. 


270  CALILA   Y  DIMNA 


liebre:  «Yo  so  tenedor  del  lugar  e  tú  lo  demandas; 
prueva  lo  que  dizes  e  demándame  por  derecho»  (i). 
Dixo  la  gineta:  «El  logar  es  mío,  e  desto  he  pruevas.» 
Dixo  la  Hebre:  «Menester  avernos  alcalld.»  Dixo  la 
gineta:  «(¡^erca  está  el  alcalld  de  nos.>  Dixo  la  liebre: 
«^•Dó  es?»  (2).  Dixo  la  gineta:  «Aquí  gerca  denos  rri- 
bera  del  (3)  rrío  (4)  ay  un  gato  rreligioso.  Vayamos 
nos  para  él,  que  es  omne  que  faze  oragión  ioao  el  día 
e  non  faze  mal  a  ninguna  bestia  nin  come  ál  fueras 
yerv^a»  (5).  Dixo  la  liebre:  <í. Pláceme.-» 

»E  fuese  la  liebre  con  la  gineta,  e  seguílos  yo  por 
ver  qué  les  judgaría.  Quando  el  gato  vido  la  liebre 
e  la  gineta  asomar  de  alueñe,  paróse  en  pie  a  orar;  e 
maravillóse  la  liebre  délo  que  vido  de  su  bondad  e 
de  su  omildad,  e  llegáronse  gerca  del  con  gran  homil- 
dat,  et  non  mucho  de  guisa  que  les  pudiere  fazer 
mal,  et  contáronle  su  pleito.  Díxoles  el  gato:  «Yo  soy 
muy  viejo  e  non  oyó  bien.  Llegad  vos  amí  e  oiré  lo 
que  dezides,  que  non  oyó  nin  veo  bien.»  Llegáron- 
se aél  e  dixeron  otra  vez  su  razón.  Dixo  el  gato  (6) : 


(i)     C.  demandas;  pues  si  tienes  derecho,  demándamelo.»  Dixo 

(2)  Dixo  la  gineta:  «(^erca...  «<Dó  es?»  —  Falta  en  C. — J.  de 
nos;  pues  ven  conmigo  hacia  él.»  Dijo  la  liebre:  «<Y  quién  es  el 
alcalde?»  Dixo 

(3)  A.  deste 

(4)  rrío  —  C.  y  J.  mar 

(5)  C.  rreligioso  que  hace  oración  todo  el  día  e  n.  f.  m,  a.  n. 
bestia,  ni  derrama  sangre,  y  ayuna  en  todo  tiempo  sin  quebrantar 
el  ayuno;  sólo  se  alimenta  de  agua  y  hierbas.  Ven  conmigo  esta 
noche  hacia  él,  para  que  juzgue  tu  derecho.»  Dixo 

(6)  C.  E  fuéronse  las  dos  juntas,  e  s.  y.  p.  ver  al  ayunador  y 
lo  que  les  juzgaría.  Y  cuando  estuvieron  cerca  del  gato,  contá- 
ronle su  pleito.  Y  dijo  el  gato:  «Yo  soy  muy  viejo  y  tengo  debi- 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         27 1 

«Entendido  he  lo  que  dexistes,  e  quiero  vos  conse- 
jar leal  mente  ante  (i);  et  mando  vos  que  non  de- 
mandes si  non  verdat,  ca  el  que  demanda  verdat 
barata  bien  e  va  adelante  (2),  maguer  que  sea  juizio 
contra  él;  [mas  el  que  demanda  falsedad  es  vengido 
maguer  que  sea  juizio  en  su  pro]  (3).  Et  el  omne  deste 
mundo  (4)  non  ha  deste  mundo  ninguna  cosa  nin  nin- 
GUND  PODER  nin  ningund  amigo,  si  non  las  buenas 
obras  e  non  más  (5).  Et  el  omne  "entendido  deve  se 
de  trabajar  de  buscar  lo  que  fincará  conél  et  sele  tor- 
nará (6)  en  pro  del  otro  mundo  (7).  E  que  despregie 
todo  lo  ál,  ca  el  omne  de  buen  seso  por  tal  ha  el  aver 


litados  los  oídos  e  n.  o.  b.  Ll.  v.  amí  para  que  os  oiga  de  cerca.» 
Y  le  volvieron  a  contar  el  pleito,  y  él  les  dijo:  «Entendido  — 
J.  E  filáronse  las  dos  hacia  él  e  s.  y.  p.  ver  el  juicio  del  ayunador 
constante.  Luego  las  dos  se  dirigieron  hacia  él,  y  cuando  vio  el 
gato  a  la  liebre  y  a  la  jineta  que  se  acercaban  hacia  él,  púsose 
en  pie  a  orar  y  a  hacer  alarde  de  su  humildad  y  religiosidad.  Y  se 
maravillaron  las  dos  al  verlo  en  tal  estado,  y  llegáronse  cerca  de 
él  con  humildad  y  le  saludaron,  y  le  rogaron  que  les  juzgase  el 
pleito.  Y  mandóles  él  que  le  contaran  su  pleito,  y  lo  hicieron  ellas 
así.  Y  díjoles :  «Yo  soy  viejo  y  tengo  debilitados  los  oídos;  acer- 
caos a  mí  y  hacedme  entender  lo  que  decís.»  Y  se  acercaron  y  le 
contaron  de  nuevo  su  pleito,  y  le  rogaron  que  diera  sentencia.  Y 
dijo:  «Entendido 

(i)     C.  y  J.  ante  de  dar  el  fallo;  et 

(2)  barata  b.  e  v.  adelante,  traducción  de  f^^-,  tiene  buen 
éxito. 

(3)  [mas...  pro]. —  Así  en  J.— C.  mas  el  que  demanda  falsedad, 
es  vencido. 

(4)  A.  bueno 

(5)  C.  y  J.  obras  que  haya  verificado.  Et 

(6)  A.  demandar  la  cosa  que  ha  de  turar  e  que  le  torme 

(7)  del  otro  mundo.  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


272  CALILA  Y   DIMNA 


commo  el  caedizo  que  cae  enel  ojo  (i),  et  las  muge- 
res  [ajenas]  como  las  bívoras,  e  por  tales  tiene  los  ornes 
enlos  qtierer  bien  e  non  mal,  como  asi  mismo  i^  (2).  E 
non  gesó  deles  pedricar  e  de  se  llegar  aellos  e  asola- 
zarse  conellos,  fasta  que  saltó  enellos  (3)  ambos  e  los 
mató. 

»Et  los  buhos  han  ensí  todas  tachas  malas,  e  lo  más 
que  rreyna  enellos  es  tray(jión  e  falsedad;  pues  non 
querades  fazer  lo  rreynar.»  Las  aves  dexáronse  de 
aquel  consejo  que  avían  acordado,  e  oyeron  e  rres- 
giBiERON  lo  que  les  dixo  el  (4)  cuervo,  e  non  fizieron 
rrey  al  buho  que  era  elegido  para  lo  ser.  Et  dixo 
el  buho  al  cuervo:  «¡Cómmo  tehas  omiziado  comigo 
muy  mal,  e  non  sé  por  qué  rrazón!  E  (5)  sepas  qu'el 
agadón  corta  el  árbol,  e  [rejnasge;  e  el  espada  taja  la 
carne  e  quebranta  el  hueso,  e  sobre  sana  e  suéldase; 
et  la  llaga  déla  lengua  nunca  sana.  E  (6)  todo  mal  se 


(i)    el  caedizo...  ojo,  —  C.  el  lodo  seco  y  tenaz, 

(2)  A.  lo  que  quieren  para  sí  quieren  para  los  otros  omnes.» 
Este  pensamiento  es  el  mismo  de  la  zloca  402  del  libro  I  del  Pan- 
chatantra,  que  dice  así:  «Aquel  que  mira  a  la  mujer  de  otro  como 
a  su  madre,  las  riquezas  ajenas  como  terrones  del  suelo  y  a  to- 
das las  criaturas  como  a  sí  mismo,  es  verdadero  sabio. > 

(3)  C.  pedricar,  y  se  familiarizaron  con  él  y  se  le  aproxima- 
ron, hasta  que  saltó  sobre  ellos,  los  agarró  a  ambos 

(4)  C.  mató.  Dijo  el  cuervo :  « Y  el  buho  reúne  en  sí,  además 
de  lo  que  os  he  dicho,  la  traición  y  la  falsedad;  pues  no  sea  rey 
por  vuestro  consejo.»  Y  desistieron  las  aves  por  el  discurso  del 
cuervo, 

(5)  C.  non  sé  que  haya  precedido  de  mí  contra  ti  alguna  sin- 
razón por  la  que  merezca  yo  esto  de  ti;  y  si  no,  sepas 

(6)  C.  E  el  hierro  de  la  flecha  se  clava  en  el  vientre  y  se  saca; 
pero  el  hierro  de  la  maledicencia,  cuando  se  clava  en  el  corazón, 
no  se  puede  arrancar  ni  sacar.  Y  todo  —  Esta  frase  debió  omi- 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         273 

puede  amatar,  ca  el  agua  amata  el  fuego,  et  al  tósigo 
válele  el  atriaca,  e  al  dolorido  válele  el  conorte,  e  al 
enamorado  válele  el  departimiento  (i),  e  el  fuego  [de] 
la  enemistad  sienpre  arde  enel  coragón.  Et  tal  ene- 
mistad has  (2)  puesta  (3)  entre  vos  los  cuervos  e  nos, 
que  nunca  averá  fin  mientra  el  mundo  durare»  (4). 

>Et  fuese  el  buho  muy  sañudo  ^  (5)  omiziado.  Desí 
rrepintióse  el  cuervo  porlo  que  le  dixiera  (a)demás, 
e  dixo  [en  su  coragón]:  «Loco  fuy  en  dezir  lo  que 
dixe  (6),  et  non  era  yo  el  ave  que  más  devía  (7)  tra- 
bajarse en  pleito  del  rrey  délas  aves.  Et  por  aventura 
otras  aves  vieron  lo  que  yo  vi,  e  sopieron  lo  que  yo 
sope,  e  dexáronse  de  lo  mostrar  con  miedo  délo  que 
yo  non  temí,  e  parando  mientes  en  lo  que  yo  non 
paré  (8);  ca  el  omne  entendido,  maguer  que  se  fíe  por 


tirla  el  copista  de  la  versión  castellana,  porque  se  halla  en  el 
original  sánscrito.  (Véase  la  zloca  iii  del  libro  III  del  Pancha- 
tantra.) 

(i)  departimiento  —  Así  en  J.  —  En  C.  ¿k^  Jü\,  aproximación, 
por  ¿o^-¿3\. 

(2)  A.  es 

(3)  puesta  —  B.  cabsado 

(4)  J.  Et  ya  habéis  plantado  vosotros  los  cuervos,  entre  nos- 
otros y  vosotros,  el  árbol  del  odio,  de  la  enemistad  y  del  rencor.» 
C.  Et  ciertamente  vosotros  los  cuervos,  ya  habéis  plantado  entre 
nosotros  un  árbol  de  odio  para  siempre.» 

(5)  C.  »Et  dijo  el  buho  estas  palabras  muy  sañudo,  y  se  fué 
omiziado. 

(6)  C.  y  J.  dixe,  que  con  ello  he  ganado  enemistad  contra  mí 
y  contra  mi  gente,  et 

(7)  C.  devía  hablar  y  trabajarse 

(8)  C.  paré,  y  especialmente  cuando  fueron  las  palabras  cara 
a  cara;  pues  en  verdad,  las  palabras  en  que  está  presente  el  que 
las  dice  al  que  las  oye,  por  el  disgusto  que  éste  recibe  y  por  el 

TOMO    L  18 


274  CALILA   Y  DIMNA 


SU  fuerga  (i)  e  por  su  valentía  e  por  su  seso,  non 
deve  ganar  enemistad  (2)  afeuziándose  en  su  seso  e 
en  su  fuerga,  así  commo  el  omne  (3),  maguer  tenga  la 
triaca  e  las  melezinas,  non  deve  bever  la  vedegan- 
bre  a  fuzia  dellas,  ca  la  bondad  es  dicha  délos  que 
bien  fazen,  e  non  délos  que  bien  dizen;  ca  el  que  faze 
el  fecho,  si  le  (4)  menguare  el  dicho,  mostrar  sea  su 
bondad  ala  prueva,  e  el  que  dize  maguer  que  bien 
diga,  non  gelo  alaban  si  non  le  cunple  conel  fecho. 
Et  yo  (5)  fuy  loco  en  atreverme  a  fablar  en  tan  alta 
cosa  non  me  consejando  con  ninguno,  et  yo  sé  que 
el  que  demanda  consejo  alos  sesudos  e  alos  omnes 
que  sabe  que  lo  desengañarán,  fállase  ende  bien,  e 
non  puede  errar,  e  loa  su  gima  de  su  fazienda.  ¡Ay! 
^•Cómmo  pudiera  yo  escusar  esto  que  oy  gané,  e  esta 
tristeza  en  que  só  entrado?»  Et  mal  {qué)  traxóse  (6) 
el  cuervo  una  gran  piega  et  fuese. 

»Et  aquesta,  señor,  es  la  rrazón  por  que  se  levantó 


odio  y  rencor  que  engendran,  no  deben  llamarse  palabras,  sino 
que  deben  llamarse  veneno;  ca 

(i)  por  su  fuerga  —  C.  «íJ^'á,  por  su  elocuencia,  en  vez  de 
óS^^  que  se  lee  en  J,,  conforme  con  A. 

(2)  C.  enemistad  y  odio,  afeuziándose 

(3)  omne,  —  C.  sabio, 

(4)  El  copista  de  C.  se  saltó  una  línea  en  este  pasaje,  pues 
dice  así :  es  dicha  del  que  bien  faze ;  pues  aunque  le  men- 
guare (*)  ^  _ 

(5)  Et  yo — En  C.  debe  corregirse  el  UoU  en  l>\^,  como  se 
lee  en  J.,  conforme  con  A.,  y  arreglar  el  resto  del  párrafo  en  vista 
del  texto  de  J.  y  de  la  versión  castellana. 

(6)  traxóse  —  B.  traxese 

(*)  menguare  —  En  vez  de  t>wvaS,  debe  leerse  ea  C.  y^^od^  como  ya 
sospecha  el  editor. 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS 


enemistad  entre  nos  e  los  buhos»  (i).  Dixo  el  rrey: 
«Ya  entendí  esto,  mas  piensa  enlo  que  nos  es  menes- 
ter agora  del  acuerdo  en  que  somos»  (2).  Dixo  el 
cuervo:  «Ya  sabes  mi  acuerdo  en  la  lid  quá.l  es  e 
cómmo  la  aborrezco  (3);  mas  cuydo  que  por  arte 
podremos  aver  folgura  desta  lazeria  en  que  somos,  ca 
mucho  aína  puede  omne  aver  por  arte  lo  que  non 
puede  aver  por  fuerga,  así  commo  fizieron  los  tres 
omnes  que  engañaron  al  rreligioso  quando  le  llevaron 
el  giervo  (4)  que  traía.»  Dixo  el  rrey:  *^E  cómmo 
fue  eso?» 

Dixo  el  cuervo:  «Dizen  que  un  rreligioso  conpró 
un  giervo  (5)  para  fazer  sacrificio,  e  llevólo  consigo 
por  una  cuerda  (6).  E  viéronlo  tres  (7)  omnes  enga- 
ñosos, e  consejáronse  entre  sí  (8)  cómmo  lo  engaña- 
rían. Et  fuéronse  al  camino  por  do  él  avía  de 
IR  (9),  et  paró  se  el  uno  delante  e  díxole:  ^¡Ok  tú, 


(i)  C.  rrazón  que  me  preguntaste  por  q.  s.  1.  e.  entre  los  buhos 
y  los  cuervos.>  Dixo  — J.  entre  nos  y  los  buhos»,  como  A. 

(2)  C.  menester,  y  aconséjame  con  tu  prudencia  lo  que  creas 
que  debamos  hacer  en  el  asunto  pendiente  entre  nos  y  los  buhos.» 
Dixo 

(3)  C.  Dixo:  <En  cuanto  a  la  guerra,  pues  ya  te  he  expuesto 
mi  juicio  acerca  de  ella  y  te  he  hecho  saber  mi  aversión  a  ella; 
mas — J.  Dixo:  «En  cuanto  a  la  guerra,  ya  sabes  mi  juicio  acerca 
de  ella  y  mi  aversión  a  ella;  mas 

(4)  giervo  —  C.  y  J.  chivo,  como  en  el  original  sánscrito. 

(5)  C.  un  chivo  grueso  y  rollizo  para— J.  un  chivo  grueso  para 

(6)  e  llevólo...  cuerda.  —  C.  y  J.  Ov^y--^.  <^  ,3lk>U,  y  se  fué 
con  él  conduciéndolo.  —  En  el  Panchatantra,  lo  lleva  al  hombro. 

(7)  tres  —  En  C.  y  J.j-ó,  grupo  de  hombres,  de  tres  a  diez.— 
En  el  original  sánscrito,  tres. 

(8)  entre  sí  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(9)  Et  fuéronse...  de  ir,—  Falta  en  C.  y  en  J.;  pero  la  frase 


2/6  CALILA   Y   DIMNA 


rreligiosol  iQxit  can  es  éste  que  traes  contigo?  ¿QuiÉ- 

RESLO  VENDER?»  Et  EL  OMNE   BUENO  NON  RRESPONDIÓ, 
E    FUESE    su    CAMINO    AL    ENC0[n]tR0    CONEL    OTRO.    [E 

parósele  delante  el  otro  e  díxole:  «¡O  rreligioso!] 
^•Queredes  ir  a  cagar  con  este  can?»  (i).  Et  después 
encontróse  conel  otro.  Et  díxole:  «Bien  creo  que  éste, 
aimqtie  trae  hábito  de  rreligioso,  que  non  es  asi  (2).  Ca 
los  rreligiosos  non  traen  canes.»  Et  pues  que  esto  le 
ovieron  dicho,  non  dubdó  si  non  que  era  (3)  can,  et 
dixo  EN  su  coRAgÓN:  «Por  aventura  aquel  que  meló 
vendió  me  encantó  e  me  engañó.»  E  soltólo  e  tomá- 
ronlo ellos  e  degolláronlo  (4)  e  partiéronlo  entre  sí. 
>Et  yo  dite  este  enxemplo  por  que  he  esperanza 
que  avremos  lo  que  querremos  por  arte  e  (5)  por  en- 
gaño. Et  tengo,  señor,  por  bien  que  te  fagas  sañudo 
contra  mi  (6)  ante  toda  tu  mesnada,  e  que  me  man- 
des picar  e  ferir  (7)  atanto  que  me  bañen  todo  en  san- 


está  en  el  original  sánscrito.^ (Véase  el  Panchatantra,  libro  III, 
cuento  3.°.  Véase  también  la  página  238  de  la  versión  del  Hitopa- 
dera,  de  Alemany.) 

(i)  Aquí,  después  de  «este  can»  sigue  el  texto  de  A:  «ca  los 
rreligiosos  non  traen  canes»,  palabras  que  deben  venir  después 
de  non  es  asi,  donde  las  pongo. 

(2)  A.  «¿Quieres  vender  este  can?»  et  «Nunca  tan  fermoso 
can  vi.» 

(3)  Et  pues...  can, — Falta  en  C. — J.  Et  no  dejaron  al  religioso 
con  estas  expresiones  y  otras  semejantes,  hasta  que  no  dudó  de 
que  lo  que  llevaba  tras  de  sí  era  un  can, 

(4)  C.  E  soltó  el  chivo  y  lo  dejó,  y  lo  tomaron  los  tres  hom- 
bres e 

(5)  por  arte  e  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(6)  A.  fagas  saña  entre  mí  e  ti 

(7)  C.  tengo  por  bien  que  se  ensañe  el  rey  contra  mí  y  man- 
de ante  su  mesnada  picarme  y  herirme  atanto 


DE   LOS   CUERVOS   E   DE   LOS   BVHOS  277 

gre,  e  que  me  mesen  todo  (i),  e  que  me  echen  a  pie 
de  un  árbol,  e  que  vayas  tú  e  tu  (2)  mesnada  a  tal 
logar,  fasta  que  yo  me  venga  para  ti  e  te  faga  saber 
todo  lo  que  o  viere  fecho.»  Et  el  rrey  fizólo  así  fazer, 
e  fuese  (3)  con  sus  cuervos  al  logar  que  les  dixo  el 
CUERVO.  Desí  vinieron  luego  esa  noche  los  buhos,  e 
non  fallaron  alos  cuervos,  e  non  sintieron  al  cuervo 
a  pie  del  árbol.  E  temióse  que  se  irían  ante  que  lo 
viesen,  e  que  se  avría(n)  atormentado  de  balde,  et 
comengó  a  dar  bozes  e  gemir  atanto  que  lo  oyeron 
los  (4)  buhos. 

E  después  que  lo  vieron  fiziéronlo  saber  al  rrey,  e 
fuese  EL  RREY  con  alguna  conpaña  délos  buhos,  por 
le  preguntar  por  los  cuervos.  [E]  quando  fue  ^erca 
mandó  aun  buho  que  le  preguntase  quién  era  e  dón- 
de eran  los  cuervos.  Dixo  el  cuervo  :  «Yo  so  Fulán, 
fijo  de  Fulán,  et  vedes  qué  me  han  fecho  los  cuer- 
vos» (5).  Dixo  el  rrey  de  los  buhos:   ^Tú  eres  (6) 


(i)    mesen  todo,  —  C.  y  J.  arranquen  las  plumas  y  la  cola, 

(2)  C.  y  J.  que  vaya  el  rey  y  su  mesnada 

(3)  C.  fasta  que  yo  ponga  en  práctica  mi  astucia  y  suceda 
luego  lo  que  yo  pienso. >  Et  así  se  hizo  y  se  fué  el  rey  con 

(4)  C.  oyeron  algunos  buhos.  —  J.  como  A. 

(5)  «Yo...  cuervos. >  — A.  parece  más  conforme  con  el  origi- 
nal sánscrito  que  C.  y  J. — Véase  Pajichatantra,  libro  III,  pág.  260, 
de  la  traducción  de  Alemany,  donde  el  cuervo  responde:  «Yo 
soy  Sthirajivin,  ministro  de  Meghavarna  [el  rey  de  los  cuervos],  y 
Meghavarna  me  ha  puesto  en  el  estado  en  que  me  veis.» — J.  «Yo 
s.  F.,  f,  d.  Fulán,  y  respecto  a  lo  que  me  preguntas,  pues  yo 
ciertamente  creo  que  tú  lo  ves  en  mi  estado;  que  es  estado  [de] 
quien  no  conoce  secretos.»  —  C.  Fulán,  y  respecto  a  lo  que  me 
preguntas  del  asunto  de  los  cuervos,  pues  no  creo  que  tú  me  veas 
en  estado  que  pueda  saber  secretos.» 

(^)    C.  y  J.  buhos  :  «Éste  es  privado 


278  CALILA   Y   DIMNA 


privado  del  rrey  de  los  cuervos,  e  de  su  consejo;  pues 
^•qué  fue  el  pecado  que  feziste  por  que  te  fezieron 
eso? y  (i).  Dixo  el  cuervo:  ^Mi  mal  seso  meló  fizo»  (2). 
Dixo  el  rrey:  «¿E  qué  fue?»  (3).  Dixo  el  cuervo: 
«Después  que  nos  vengistes,  así  commo  sabedes,  de- 
mandó nos  consejo  nuestro  rrey,  e  dixo  nos  :  «[¡O 
cuervos!]  ^'Qué  vedes  por  consejo?»  Et  yo  era  pri- 
vado del  rrey,  et  dixe  :  «Yo  veo  que  non  podre- 
mos (4)  lidiar  con  los  buhos,  ca  -son  más  valientes 
que  nos  (5)  e  más  esforzados.  Dó  vos  por  consejo 
que  punedes  por  salir  desta  premia  (6)  e  que  les 
dedes  parias  si  vos  las  rresgiben;  si  non,  fuid  por  las 
tierras.»  E  dixieron  los  cuervos  que  mejor  es  de 
lidiar  con  busco,  e  que  era  peor  para  vos  (7).  E  yo 
conséjeles  que  se  vos  sometiesen,  e  (8)  díxeles  así : 
«Al  enemigo  fuerte  e  valiente  non  es  cosa  deste 
MUNDO  con  que  se  contraste  su  fuerga  [e  enojo], 
mejor  que  someter  sele.  (Et  non  vedes  que  la  paja 
non  estuerce  del  fuerte  viento  si  non  con  su  blan- 
dez,  e  por  se  torrnar  conél  doquier  que  se  él 
torrna?» 


(i)  a.  mereciste  esto  que  teán  fecho?»  —  C.  pues  preguntadle 
qué  pecado  cometió  para  que  le  hicieran  eso.»  Dixo 

(2)  C.  cuervo  :  «Despreciaron  mi  consejo  e  hicieron  en  mí 
esto.»  Dixo 

(3)  C.  «¿E  por  qué  fué  ese  desprecio?»  Dixo 

(4)  C.  non  podréis  lidiar — J.  como  A. 

(5)  C.  que  vos  e — J.  como  A. 

(6)  C.  consejo  dos  cosas  :  que  solicitéis  la  paz  e 

(7)  C.  tierras.  E  dije  a  los  cuervos  que  la  guerra  de  ellos  con- 
tra vos  era  mejor  para  vos  y  peor  para  ellos,  y  que  la  paz  era  lo 
mejor  que  ellos  podían  alcanzar  de  vos.  E 

(8)  C.  sometiesen,  e  diles  un  ejemplo  que  venía  a  propósito, 
y  díxeles 


DE  LOS    CUERVOS   E   DE   LOS   BUHOS  279 

>E  desobedegieron  mi  consejo  (i)  e  alabáronse  que 
querían  lidiar,  e  sospecháronme  e  dixieron :  «Tú  ere^^^ 
contra  nos,  e  nos  as  engañado.»  E  menospreciaron 
mi  lealtad,  e  fizieron  me  esto  que  veys»  (2).  Et  des 
pues  que  oyó  el  rrey  délos  buhos  al  cuervo  lo  que 
dixo  (3),  dixo  aun  su  privado  :  «<Qué  te  paresge  que 
fagamos  aeste  cuervo?»  Dixo  :  «Non  tengo  por  bien 
que  rrazones  conél,  ca  éste,  por  que  es  de  muy  grand 
acuerdo,  se  fizo  atormentar,  et  mi  consejo  es  que  luego 
muera  (4).  Et  enlo  matar  avremos  (5)  espagio  e  fol 
gura,  E  SEREMOS  SEGUROS  dc  su  (6)  falsedat,  e  avrán 
grant  pérdida  los  cuervos  enél,  ca  dizen  que  el  que 
tiene  su  enemigo  en  su  poder  e  non  se  espagia  déi 
non  loará  la  glm.a  de  su  fecho»  (7).  Dixo  el  rrey  a  otro 
su  privado  :  <Atí,  ^qué  te  semeja  des  te  cuervo}-»  Dixo  : 
«•Mi  consejo  es  délo  non  matar,  que  el  omne  desonrra- 
do,  maguer  que  enemigo  sea,  rrazón  es  de  aver  omne 


(i)    C.  »E  se  irritaron  ante  mis  palabras  e 

(2)  C.  dixieron :  «No.»  Y  menospreciaron  mi  consejo  y  mi 
lealtad  y  me  atormentaron  con  este  tormento.»  Et — J.  dixieron: 
*Tú,  ciertamente,  ayudas  a  los  buhos  contra  nosotros»,  etc. 

(3)  A.  esto  dezir,  —  C.  b-uhos  lo  que  dijo  el  cuervo,  dixo 

(4)  A.  así.  —  C.  «Non  tienes  que  pensar  en  cosa  de  él,  sino 
apresurar  su  muerte;  porque  éste  es  el  de  mejor  acuerdo  entre 
los  cuervos.  Et 

(5)  C.  avremos  gran  espacio 

(6)  C.  su  consejo  y  de  su  falsedat, 

(7)  C.  dizen :  «Quien  tiene  en  su  poder  un  negocio  importante 
y  lo  abandona,  no  podrá  tenerlo  segunda  vez;  y  quien  busca  la 
ocasión  de  un  hecho  y  [cuandol  la  logra  se  descuida  de  hacer  lo 
vque  debe,  se  le  escapa  la  oportunidad,  que  ya  no  vuelve;  y  quien 
tiene  un  enemigo  débil  y  necesitado  y  no  se  deshace  de  él,  se 
arrepiente  cuando  se  crezca  su  enemigo  y  se  prepare,  y  no  pue- 
da contra  él.>  Dixo 


28o  CALILA   Y   DIMNA 


piadat  del  e  que  le  dexe  a  vida  (i);  que  el  omne  que  ha 
miedo  e  demanda  acorro,  merege  ser  segurado  e  acorri- 
do; que  las  aventuras  alas  vezes  traen  al  omne  a  tal 
estado  que  demande  acorro  a  su  enemigo  e  metérsele  en 
poder,  asi  como  la  mug{ii)er  del  viejo  que  fuyó  e  se  fue 
para  él,  maguer  que  lo  quería  mah  (2).  Dixo  el  rrey  : 
« ^7  Cómmo  fue  eso}  » 

Dixo :  <(.Dizen  que  era  un  mercader  o  rrico,  e  era  muy 
viejo,  e  avia  una  muger  muy  fermosa  que  él  mucho 
cmtava  (3).  Asi  que  una  noche  entró  un  ladrón  en  casa 
del  mercadero,  et  él  estando  (4)  dormiendo.  Et  su  muger 
eslava  despierta,  et  ella  ovo  gran  miedo  del  ladrón,  e 
ella  saltó  conel  marido  enla  cama  (5)  et  abragóse  conél 

TAN  RREZIA  MENTE  qUC  k  deSpCrtÓ.  Et  él  dixo  ENTRE  SU 

coRAgÓN:  <í^  Cómmo  me  dio  Dios  esta  buena  andanfa?> 
Et  entonge  vio  al  ladrón,  et  sopo  por  qué  le  viniera,  et 


(i)  C.  co7isejo  es  que  no  lo  mates;  pues  el  enemigo  humillado 
que  no  tiene  fuerza,  digno  es  de  que  se  le  deje  vivir  y  se  le  per- 
done; que 

(2)  C.  acorrido;  además  de  que  al  hombre  a  veces  lo  inclina 
hacia  su  enemigo  una  cosa  insignificante,  como  el  ladrón  que 
hizo  inclinar  hacia  el  comerciante  a  la  mujer  de  éste,  sin  pensar 
él  en  tal  cosa.»  Dixo 

(3)  C.  Dixo  el  privado :  «Cuentan  que  un  mercader  rico  y  vie- 
jo no  era  detestable,  y  tenía  una  mujer  joven  y  hermosa,  a  la  que 
amaba  mucho.  Pero  ella  le  odiaba  y  no  permitía  que  la  abrazara 
ni  que  satisficiera  en  ella  su  amor.  Y  había  conocido  el  mercader 
lo  que  pasaba  en  el  corazón  de  ella,  lo  cual  no  hacía  más  que 
acrecentar  el  amor  que  sentía  por  ella.  Así — J.  mercadero  que 
tenía  mucho  dinero  y  efectos,  y  no  había  consorcio  entre  él  y  su 
mujer. 

(4)  C.  et  cuando  entró  en  la  casa,  estaba  el  mercader  dor- 
miendo 

(5)  C.  saltó  sobre  el  mercader  et 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         28 1 

dixo  al  ladrón :  « Torna  quanto  podieres  levar ,  e  vete  en 
buena  ora,  e  por  que  me  has  fecho  que  7ni  muger  {i)  me 
abraze. » 

Et  desi preguntó  el  rrey  al  tergero  privado  qué  era 
su  ACUERDO  gerca  de  aqtiel  cuervo.  Dixo :  « Tengo  por 
bien  que  lo  dexes  bivir,  e  (2)  que  le  fagas  algo,  que  él 
nos  será  gran  cuydador  contra  los  cuervos;  que  una  de- 
las  cosas  con  que  se  orne  apodera  de  sus  enemigos,  es 
aver  orne  algunos  dellos  por  vasallos,  por  que  sean  con- 
tra los  qtce  fincan;  e  rregebir  orne  algunos  de  sus  encíni- 
gos  es  majamiento  délos  que  fincan,  e  nage  por  ello  dis- 
cordia entre  sí,  et  asi  como  la  discordia  que  nació  entre 
el  diablo  e  el  ladrón,  maguer  amigos  e  apargeros  eran; 
e por  aquella  discordia  estorgió  el  rreligioso-»  (3).  Dixo 
el  rrey  :  <^^Cómo  fue  eso}-» 

Dixo  el  privado  :  ^Dizen  que  un  rreligioso  oviera  de 
un  RRico  ome  una  vaca  con  leche  que  le  diera;  e  en 
levándola  (4)  a  su  posada,  siguióle  un  ladrón  por  gela 


(i)  C.  conél.  Y  despertó  el  mercader  por  el  abrazo  de  ella  y 
dijo  :  «jDe  dónde  tan  gran  bien?>  Y  cuando  vio  al  ladrón  y  supo 
que  lo  que  le  impulsaba  a  su  mujer  era  el  miedo  del  ladrón,  lo 
llamó  y  le  dijo  :  «Ce,  ladrón,  tienes  permiso  para  todo  lo  que 
quieras;  toma  de  mi  dinero  y  de  mis  joyas,  pues  has  tenido  el 
mérito  de  inclinar  hacia  mí  a  esta  mujer  y  que  tne 

(2)  ^  —  B.  o 

(3)  Lo  mismo  en  J.  que  en  C.  está  más  resumido  este  consejo 
del  tercer  privado. —  C.  dice  :  i-Tengo  por  bien  que  le  dejes  vivir 
y  que  lo  trates  bien,  pues  es  a  propósito  para  darte  buenos  con- 
sejos. Porque  el  sabio  tiene  por  buen  éxito  la  discordia  entre 
sus  enemigos;  pues  la  inquietud  en  que  parte  de  sus  enemigos 
están  respecto  de  la  otra  parte,  y  la  oposición  que  se  hacen,  es 
el  medio  de  librarse  de  ellos,  como  se  libró  el  religioso  cuando 
disputaron  el  ladrón  y  el  diablo.»  Dixo 

(4)  e  en  levándola  —  C.  y  J.  emplean  aquí  las  mismas  pala- 


¡82  CALILA   Y   DIMNA. 


furtar,  e  fizo  conpañia  en  un  camino  conél  \iiii\  diablo 
QUE  ANDAVA  en  fomia  de  07ne.  Dixo  el  ladrón  al  dia- 
blo: «^  Quién  eres?>  Dixo:  «[Yo  só\  el  diablo :  vo  en  pos 
deste  rreligioso  por  le  afogar  guando  dormiere-»  (i). 
Dixo  el  ladrón  :  «  Yo  seguile  (2)  por  le  furtar  aquella 
vaca  que  lieva.-»  Et  fuéronse  amos  en  uno,  fasta  que 
llegaron  a  casa  del  rreligioso  (3),  et  el  rreligioso  entró 
en  su  casa,  e  metió  la  vaca  dentro,  e  geno  e  echóse  a  dor- 
mir. E  el  ladrón  temióse  que  si  esperase  que  el  diablo 
que  iría  a  afogar  al  rreligioso,  e  que  despertaría,  et 
que  non  podría  furtar  la  vaca;  así  que  avría  perdido 
su  afán  et  que  non  levaría  cosa.  Dixo  al  diablo  :  '^Sú- 
frete un  poco  fasta  que  yo  furte  la  vaca,  et  después  de 
yo  salido  ve  e  afógalo>  (4). 

^Et  el  diablo  ovo  miedo  que  si  el  ladrón  fuese  a  furtar 
la  vaca,  que  despertaría  el  rreligioso,  e  que  non  podría 
acabar  cosa  délo  que  quería.  Dixo  entonces  al  (5)  la- 
drón :  «Espera  tú  un  poco,  fasta  que  yo  afogue  al  rre- 
ligioso, et  entonces  podrás  mejor  acabar  lo  que  quie- 
res.* Et  non  quiso  el  ladrón;  et  sobre  quál  comentase 


bras  que  en  el  cuento  del  religioso  y  el  can  (véase  pág.  275, 
nota  6),  que  allí  traduce  A.  e  llevólo  consigo  por  una  cuerda. 

(i)  C.  el  diablo:  <Quiero  seguir  a  este  religioso  y  cuando 
duerma  la  gente  lo  cogeré  y  lo  ahogaré. >  Dixo 

(2)  C.  «  Yo  quiero  seguirle  hasta  su  posada  por 

(3)  C.  llegaron  en  compañía  del  religioso  a  la  posada  de  éste 
cuando  ya  anochecía,  e¿ 

(4)  C.  dormir.  Y  temió  el  ladrón  que  si  se  adelantaba  el  dia- 
blo a  coger  al  religioso  antes  de  que  él  cogiera  la  vaca,  gritaría 
el  religioso  y  acudiría  la  gente  a  sus  gritos,  y  no  podría  hurtar  la 
vaca,  y  le  dijo  :  «Espera  que  yo  saque  la  vaca,  y  en  seguida  te 
echas  sobre  el  hombre.» 

(5)  a/— B.el 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         283 

primero,  ovieron  gran  discordia',  e  estudieron  así  en- 
esta  discordia  atanto  que  llamó  el  ladrón  al  rreligioso 
e  le  dixo  :  «Espierta,  ca  está  aquí  el  diablo  que  te 
quiere  afogar.*  Et  llamólo  el  diablo  e  díxole:  *Este 
ladrón  te  quiere  furtar  la  vaca.»  E  a  las  vozes  des- 
pertóse el  rreligioso  ^  fuéronse  el  ladrón  e  el  diablo, 
et  asi  estorgió  sin  daño  por  discordia  dellos»  (i). 

Et  desque  acabó  el  tergero  consejero  su  rrazón, 
dixo  el  primero  que  diera  consejo  que  matasen  al 
cuervo  :  «Engañados  vos  (2)  ha  (3)  este  cuervo  e 
enartados  con  su  palabra  blanda  e  sabrosa  (4),  et  vos 
querés  menospreciar  el  buen  consejo.  Parad  mientes 
así  como  fazen  los  agudos,  e  non  vos  engañen  las  pa- 
labras de  nuestro  enemigo,  nin  vos  destorve  vuestro 
fecho;  ca  los  omnes  de  cansada  natura  ablándanse 
sus  coragones  conlo  que  oyen  dezir  a  sus  enemigos 
de  lisonja  o  de  omildat.  Et  engañan  se  enesto  atanto 
que  los  llevan  a  mal,  e  creen  más  lo  que  oyen  que  lo 
que  saben,  así  commo  el  carpintero  que  se  desmintió 
délo  que  viera  e  sopiera,  e  creó  la  lisonja  que  oyó  e 


(i)  a.  ellos  fuyeron.» — C.  ^Et  temió  el  diablo  que  si  se  ade- 
lantaba el  ladrón  lo  sentiría  algún  hombre  y  advertiría  al  religio- 
so y  no  podría  él  cogerlo.  Y  dijo  :  «Espera  que  yo  coja  al  religio- 
so y  tú  cogerás  la  vaca.»  Y  disputaron  uno  y  otro,  y  no  cesaron 
de  contender  hasta  que  gritó  el  ladrón  al  religioso  :  «Despierta, 
¡oh  religioso!,  que  este  diablo  quiere  cogerte.»  Y  gritó  el  diablo  : 
«Despierta,  ¡oh  religioso!,  que  este  ladrón  quiere  coger  tu  vaca.> 
Y  despertó  el  religioso  y  sus  vecinos  a  los  gritos  de  aquéllos,  y 
se  libró  de  ellos,  que  no  pudieron  lograr  lo  que  querían;  y  fué- 
ronse  los  malvados  sin  lograr  su  intento.» 
-   (2)    vos  —  A.  nos 

(3)  C.  al  cuervo  :  «Veo  que  ya  os  ha  engañado  este 

(4)  C.  palabra  y  con  su  humildad,  et 


284  CALILA   Y   DIMNA 


fue  (i)  engañado.»  Dixo  el  rrey :  «^'E  cómmo  fue  eso?» 
Dixo  el  buho  (2):  «Dizen  que  un  carpintero  avía 
una  muger  que  amava  mucho,  et  enamoróse  della 
un  omne,  et  atanto  llegó  la  cosa  que  se  ovo  de  saber, 
e  fuele  fecho  saber  al  marido  (3)  e  él  quísolo  provar. 
Dixo  a  su  muger:  «Yo  quiero  ir  a  tal  aldea  alexos 
de  aquí,  a  labrar  con  un  rrico  omne,  e  estaré  allá 
algunos  días,  et  guísame  conducho  que  lleve.»  E 
ella  plúgole  e  aderesgógelo  (4).  E  quando  anochegió 
díxole:  «Cierra  bien  tu  puerta  (5)  e  guarda  bien  tu 
casa  fasta  que  yo  venga»  (6).  E  sallió  ante  ella;  e 
ella  parando  mientes  fasta  que  lo  vio  ir  bien  lexos. 


(i)  C.  consejo  y  engañaros  en  asunto  de  importancia;  pues 
poco  a  poco  [en  apartaros]  de  este  consejo, y  pensad  en  los  dota- 
dos de  seso  que  se  enteran  de  sus  asuntos  y  de  los  asuntos  de  los 
demás;  y  no  os  aparte  de  vuestro  consejo  y  seáis  como  los  ne- 
cios que  se  engañan  con  lo  que  oyen  [teniéndolo  por]  más  digno 
de  crédito  que  lo  que  ven;  así  como  el  carpintero  que  no  creyó 
lo  que  viera  y  creyó  lo  que  oía,  y  fué  burlado  y  engañado.» 

( 2)  buho :  —  C.  y  J.  visir : 

(3)  B.  et  ella  enamoróse  de  un  mangebo  (*)  fasta  tanto  que 
conplió  su  amor  coneila;  et  atanto  llegó  la  cosa  que  se  ovo  de 
saber,  e  los  parientes  del  carpentero  dixérongelo  e  — C.  omne  y 
llegaron  a  enterarse  de  esto  algunos  parientes  del  carpintero  y 
se  lo  hicieron  saber  e 

(4)  C.  aldea  a  algunas  parasangas  de  aquí,  a  ciertas  obras  del 
Gobierno,  e  e.  a,  a.  d.,  e.  g.  conducho;  y  alegróse  la  mujer  de  esto 
y  le  preparó  conducho.  E 

(5)  C.  bien  la  puerta  de  tu  habitación  e 

(6)  C.  venga  pasados  algunos  días.»  E 

(*)  Conforme  con  la  edición  de  Sacy,  en  la  que  también  se  lee  que 
es  la  mujer  la  que  se  enamora,  al  contrario  de  lo  que  dicen  A.  y  C, 
según  los  cuales  es  el  hombre  el  que  se  enamora  de  la  mujer.  En  el 
Hitopadera  sólo  se  dice  qiie  la  mujer  tenía  un  amante.  (Véase  la  pág.  i66 
de  la  traducción  de  Alemany.) 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         285 

Desí  torrnó  él  por  otra  parte  e  entró  en  casa,  e 
metióse  so  el  lecho  en  que  yazían  él  e  ella  (i). 

Et  LUEGO  ella  enbió  por  su  amigo  e  díxole:  «[Ven- 
te, que]  el  carpintero  es  ido  a  tal  lugar,  e  tardará  allá 
muchos  (2)  días.»  Et  vino  el  amigo,  e  diole  ella  a 
comer  e  a  bever,  desí  yogóse  conella.  E  avíase  es- 
tonces adormido  -el  marido  so  el  lecho,  e  non  sopo 
quándo  entró  el  amigo.  Et  él,  como  estava  asi  dor- 
iniendoy  sacó  el  pie  (3)  de  so  el  lecho  (4),  e  vídolo  la  mu- 
ger  e  temióse,  e  dixo  a  su  amigo  en  poridat:  «Pre- 
gúntame a  bozes  e  dime  :  {K  quál  quieres  más,  amí  o 
a  tu  marido?  E  yo  non  te  querré  rresponder,  e  tú 

DIRÁSMELO   MUCHAS   VEZES   FASTA  QUE   TELO  DIGA.»   Et 

el  amigo  pregimtógelo  muchas  vezes,  et  ella  rrespon- 
dio  (5):  «Amigo,  <:quién  te  metió  en  demandar  tal 
demanda?  Ca  QUigÁ  diré  cosa  con  que  te  pesará.» 
E  ÉL  díxole:  «Por  el  amor  que  ha  entre  mí  e  ti 
QUE  me  lo  digas.»  Et  enesto  despertó  (6)  EL  car- 
pintero e  callava  por  oír  lo  que  dezían.  E  dixo 
ella:  «Nos  (7)  todas  las  mugeres  non  amamos  alos 


(i)  C.  ella  [lo]  estuvo  mirando  hasta  que  salió  por  la  puerta. 
Luego  se  volvió  él  y  entró  en  el  cuarto  (*)  de  su  mujer,  en  que 
estaba  el  lecho  del  amante,  y  se  metió  bajo  del  lecho. 

(2)  C.  ido  a  su  labor,  y  tardará  en  ella  algunos  días.» 

(3)  C.  conella.  E  tardaron  en  su  cosa  tanto  tiempo,  que  venció 
al  carpintero  el  sueño  y  se  durmió,  y  le  salían  los  pies  de 

(4)  A.  et  enesto  rrecordóse  el  carpintero  del  sueño, 

(5)  A.  fizo  así,  e  ella  díxole : 

(6)  Et  enesto  despertó  es  de  B.— A.  e  todo  esto  oyendo 

(7)  C.  <Amigo,  no  me  importunes  con  tal  pregunta.  (¡Acaso  no 
sabes  que  nos  todas 

(*)     Deben  faltar  aquí  unas  palabras  en  C. 


286  CALILA   Y    DIMNA 


amigos  si  non  por  conplir  nuestras  voluntades,  nin 
catamos  a  sus  linages  nin  a  ningunas  de  sus  costun- 
bres,  nin  por  otra  cosa  ninguna.  Et  desque  conpli- 
mos  (i)  nuestra  voluntad  non  los  prestíamos  más  que 
a  otros  omnes;  mas  al  marido  teñámoslo  en  luga[r  de] 
PADRE  E  DE  fijos  e  de  hermano,  e  mejor  aún;  et  con- 
fonda Dios  (2)  la  muger  que  non  ama  más  la  vida  de 
su  marido  que  su  vida  [mismja»  (3). 

E  desque  esto  oyó  dezir  el  marido  a  su  muger, 
ovo  p[ie]dat,  e  creó(lo)  que  [lo]  amava  de  todo  en 
todo  (4),  e  non  se  quitó  de  aquel  lugar  fasta  que  ama- 
nesgió  e  se  fue  el  amigo  (5).  E  sallió  él  de  so  el  le- 
cho e  falló  a  su  muger  adormida;  e  asentóse  gerca 
della  (6)  e  comengóla  de  aventar  (7).  E  rremovióse 
ella  por  despertar,  e  él  díxole:  «Por  Dios,  amiga  (8). 
Dormid,  ca  mucho  velaste  esta  noche,  e  mucho  la- 
ZRASTE.  Et  por  buena  fe,  si  non  que  me  temí  de  te 
fazer  pesar  (9),  yo  matara  aquel  omne  por  lo  que  te 


(i)     C.  conplimos  con  uno  de  ellos  nuestra 

(2)  A.  mala  ventura  la  muger 

(3)  C.  ama  la  vida  de  su  marido  como  su  vida  misma;  y  que 
no  te  oiga  hacer  mención  de  esto  otra  vez.> 

(4)  C.  desque  oyó  el  carpintero  estas  palabras  a  su  mujer, 
tuvo  piedad  de  ella  y  empezó  a  llorar  y  a  compadecerse  de  ella, 
y  creyó  firmemente  en  su  amor,  y  se  arrepintió  de  haberla  ape- 
nado, e 

(5)  C.  amanesgió  y  supo  que  el  amante  3"a  se  había  ido.  E 

(6)  C.  asentóse  a  su  cabecera  e 

(7)  aventar.  —  Así  según  el  texto' de  C.  —  A.  amonestar. — 
B.  e  estávala  faziendo  aire. 

(8)  C.  díxole:  «¡Oh  amor  de  mi  vida!  Dormid, 

(9)  fazer  pesar,  —  Conforme  con  la  corrección  de  Cheikho 
al  texto  de  C. 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         287 

fizo»  (i).  Et  vos  guardad  vos  de  creer  lo  que  el  cuer- 
vo dize,  e  sabed  que  muchos  enemigos  ay  que  non 
pueden  nozir  a  sus  enemigos  de  alueñe,  et  agércan- 
se  aellos  e  vénganse  dellos.  Et  digo  vos  yo  de  mí 
QUE  nunca  tamaño  miedo  ove  délos  cuervos  commo 
desque  vi  este  cuervo  e  vos  oí  dezir  del  lo  que  de- 
zides.» 

E  con  todo  esto  non  torrnava  cabega  el  rrey  de  los 
buhos,  nin  los  otros  sus  privados,  por  lo  que  le  dezía. 
Et  mandólo  el  rrey  levar  a  su  posada  e  honrrarlo  e 
pensarle  bien  (2).  Dixo  el  privado  que  consejava  su 
muerte:  «Pues  non  lo  queredes  matar  (3),  tenedlo  en 
cuenta  de  enemigo  temido,  e  guardat  vos  del;  ca  (4) 
es  sesudo  e  artero  e  engañoso,  e  creo  que  él  non 
quiere  morar  con  ñusco  si  non  por  buscar  su  pro  e 
nuestro  daño.» 

Et  el  rrey  enesto  non  torrnó  cabega  por  lo  que  éste 
dezía,  e  mandó  fazer  al  cuervo  mayor  honrra  e  mayor 
bien  que  ante.  E  comengó  el  cuervo  a  fablar  cada  día 
conlos  buhos,  e  dezir  les  cosas  con  que  lo  amavan  e 
fiavan  más  por  él  (5).  Desí  dixo  un  día  aunaconpaña 


(i)  C.  pesar,  hubiera  habido  entre  mí  y  aquel  hombre  tre- 
menda pelea.*  Y  sólo  te  di  este  ejemplo  porque  quiero  que  no 
seas  como  el  carpintero,  que  no  creía  lo  que  veía  y  creía  lo  que 
oía  de  su  mujer.  Et 

(2)  A.  fasta  que  guaresgiese  de  sus  llagas. 

(3)  C.  non  queréis  matar  a  este  cuervo,  tenedlo 

(4)  C.  ca  el  cuervo  es 

(5)  C.  fablar  con  él  (el  rey)  cuando  se  presentaba  ante  él,  con 
todo  el  cariño  que  podía,  y  decía  a  los  cuervos,  cuando  se  halla- 
ba solo  con  ellos,  palabras  con  que  les  aumentaba  cada  día  la 
confianza  que  en  él  tenían,  y  de  él  se  fiaban  y  con  él  se  familia- 
rizaban y  le  creían.  Desí 


288  CALILA   Y  DIMNA 


délos  buhos,  estando  y  el  que  consejava  su  muerte : 
«Diga  alguno  de  vos  de  mi  parte  al  rrey  que  los  cuer- 
vos sean  omiziado  comigo  de  mala  manera  (i),  e  yo 
non  folgaré  fasta  que  alcange  mi  derecho  dellos.  Et 
yo  pensé  enesto,  e  veo  que  lo  non  podré  fazer  nin 
PODRÉ  CONELLOS,  scycudo  yo  UN  cuervo  solo.  Mas 
dizen  algunos  que  el  (2)  que  de  buena  voluntad  (3) 
se  quema  enel  fuego,  faze  a  Dios  grand  sacrefigio,  e 
nunca  rrogará  a  Dios  por  cosa  que  lo  non  oya.  Et  si 
lo  el  rrey  por  bien  toviere,  mande  me  quemar;  desí 
rrogaré  a  Dios  que  me  mude  en  buho,  por  tal  que  me 
vengue  de  mis  enemigos,  e  faré  mi  voluntad  e  con- 
pliré  mi  saña  quando  me  mudare  en  forma  de  buho.» 
Dixo  el  buho  que  consejava  su  muerte :  «Non  me 
semejas  enel  bien  que  muestras  e  enel  mal  que  en- 
cubres, si  non  al  vino  de  buen  olor  e  de  buen  color, 
e  yaze  enél  el  tósigo  mortal,  e  quando  lo  beve  el 
OMNE  MÁTALO.  ^"E  tú  dizcs  quc  SÍ  tc  quemáse[mo]s 
que  se  cambiaría  tu  natura?  (4).  Non  puede  ser;  ca  tú 
torrnarías  atu  sustangia  e  atu  rraíz,  así  commo  fizo  la 
rrata  quando  le  dixieron  que  se  casase  con  quien 
quisiese,  conel  sol  o  conlas  nuves  o  conel  viento  o 
conel  (5)  monte,  [e]  dexólo  todo  e  casó  se  con  un 
rratón.»  Dixo  el  cuervo:  «¿Cómmo  fue  eso?» 


(i)     C.  manera,  porque  me  han  deshonrado  e  injuriado,  e 

(2)  C.  el  subdito  que 

(3)  C.  voluntad  se  arrepiente  y  se 

(4)  J.  quemásemos  al  fuego  que  se  cambiaría  tu  substancia  e 
tu  natura?  Non — C.  fuego  que  tu  substancia  y  naturaleza  se  que- 
marían contigo?  Non 

(5)  C.  rrata  que  tuvo  por  novios  suyos  al  sol,  a  la  nube,  al 
viento  y  al  monte,  — J.  rrata  a  quien  se  le  dio  a  elegir  marido  en- 
tre el  sol,  etc. 


DE   LOS   CUERVOS   E   DE   LOS   BUHOS  289 

Dixo  el  buho :  «Dizen  que  un  buen  omne  rreli- 
gioso  cuya  boz  oía  Dios,  estava  un  día  rribera  de  un 
rrío,  e  pasó  por  y  un  milano,  et  levava  enlas  uñas  una 
rrata,  et  soltóla  (i)  délas  uñas  e  cayósele  (2)  delante 
de  aquel  rreligioso.  E  ovo  piadat  della,  et  tomóla  e 
enbolvióla  en  una  foja  (3),  e  quiso  la  levar  para  su 
casa.  Et  temióse  quel'  sería  fuerte  de  criar  (4),  e  rro- 
gó  a  (5)  Dios  que  la  torrnase  niña.  E  fizo  la  Dios  niña 
fermosa  e  muy  apuesta;  e  levóla  para  su  casa,  e  crióla 
muy  bien,  e  non  le  dixo  nada  de  su  fazienda  commo 
fuera.  E  ella  non  dubdava  que  era  su  fija.  Et  des- 
que (6)  llegó  a  doze  años  díxol'  el  rreligioso:  «Fi- 
juela,  tú  eres  ya  de  hedad,  et  non  puedes  estar  sin 
marido  que  te  mantenga  e  te  govierne,  e  que  me 

DESENBARGUE  DE  TI,  POR  QUE  ME  TORRNE  A  ORAR 
COMMO     ANTE     FAZÍA     SIN     NINGUNO    ENBARGO.     PuCS 

escoge  agora  quál  marido  quisieres  (7),  e  casar  tehé 
conél.»  Dixo  ella:  «Quiero  un  tal  marido  que  por 
VENTURA  non  aya  par  en  valentía  e  en  esfuergo  e  en 


(1)  soltqla  —  B.,  que  en  vez  de  rata  dice  raur,  soltóle. 

(2)  C.  fDizen  que  era  un  b.  o.  rr.  c.  b.  o.  Dios,  y  mientras  es- 
tava u.  d.  rr.  d.  u.  rrío,  pasó  p.  y  u.  m.,  e.  1.  enlas  u.  u.  rr.,  et  ca- 
yósele de  las  uñas  delante 

(3)  C.  en  el  extremo  de  su  manga,  e — J.  como  A.,  y  también 
C,  si  en  él  se  corrige  <í^>u>  x ,  extremo  de  su  manga,  por  ^\^% 
hoja. 

(4)  C.  y  J.  fuerte  a  su  familia  el  criarla,  e 

(5)  C.  y  J.  a  su  Dios 

(6)  C.  levóla  el  religioso  para  su  casa,  y  dijo  a  su  mujer:  «Ésta 
es  mi  hija,  y  pórtate  con  ella  lo  mismo  que  si  fuera  hija  tuya.»  Y  lo 
hizo  así,  hasta  que  cuando  llegó 

(7)  C.  quisieres  de  los  hombres  o  de  los  genios,  e  —  J.  co- 
mo A. 

TOMO  I.  19 


290  CALILA   Y   DIMNA 


poder>  (i).  Díxole  el  rreligioso:  «Non  sé  enel 
mundo  otro  tal  commo  el  sol,  que  es  muy  noble  e 
muy  poderoso,  alto  más  que  todas  las  cosas  del  mun- 
do; e  quiérole  rrogar  e  pedir  le  por  merged  que  se 
case  contigo.  > 

>E  fizólo  así,  e  bañóse  et  fizo  su  oragión.  Desí  oró 
e  dixo:  «Tú,  sol,  que  fueste  criado  por  provecho  e 
por  merged  de  todas  las  gentes,  rruégote  que  te 
cases  con  mi  fija,  que  me  rrogó  que  la  casase  conel 
más  ñierte  e  conel  más  noble  del  mundo.»  Díxole  el 
sol:  «Ya  oí  lo  que  dexiste,  omne  bueno,  et  yo  só 
tenudo  de  te  non  enbiar  sin  rrespuesta  de  tu  rruego, 
por  la  honrra  e  por  el  amor  que  as  con  Dios  et  por 
la  mejoría  que  as  entre  los  omnes;  mas  enseñar  tehé 
el  ángel  que  es  más  fuerte  que  yo.»  Díxole  el  rreli- 
gioso: «¿'E  quál  es?»  Díxol':  «Es  el  ángel  que  trae  las 
nuves,  el  qual  con  su  fuerga  cubre  mi  fuerga  e  non 
mela  dexa  estender  porla  tierra.»  Torrnóse  el  rreli- 
gioso al  lugar  do  son  las  nuves  déla  mar,  e  llamó  alas 
nuves,  bien  así  commo  llamó  al  sol,  e  díxoles  bien 
así  commo  dixo  al  sol.  E  dixieron  las  nuves:  «Ya  en- 
tendimos lo  que  dexiste,  e  tenemos  que  es  así,  que 
nos  dio  Dios  fuerga  más  que  a  otras  cosas  muchas; 
mas  guiar  tehemos  a  otra  cosa  que  es  más  fuerte  que 
nos.»  Dixo  el  rreligioso:  «^-Quién  es?>  Dixeron  le: 
«Es  el  viento  que  nos  lieva  ado  quiere,  e  nos  non 
podemos  defender  del.» 

»Et  fuese  para  el  viento,  e  llamó  lo  así  commo  alos 
otros,  e  díxole(s)  la  mesma  rrazón.  Díxole  el  viento: 


(i)    C.  «Quiero  un  marido  poderoso  y  fuerte.»  Díxole — J.  un 
marido  poderoso  en  sus  cosas.» 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         29 1 


«Así  es  commo  tú  dizes,  mas  guiar  tehé  a  otro  que 
es  más  fuerte  que  yo,  e  que  pune  en  ser  su  egual  e 
non  lo  pude  ser.»  Díxole  el  rreligioso:  «¿'E  quién  es?» 
Díxole:  «Es  el  monte  que  está  gerca  de  ti.»  Et  fuese 
el  rreligioso  para  el  monte,  e  díxole  commo  dixo  alos 
otros.  Díxole  el  monte:  «Atal  só  yo  commo  tú  dizes, 
mas  guiar  tehé  a  otro  que  es  más  fuerte  que  yo,  que 
con  su  grand  fuerga  non  puedo  aver  derecho  conél,  e 
non  me  puedo  defender  del,  que  me  faze  quanto  daño 
puede.»  Díxole  el  rreligioso:  «<:£  quién  es  ése.^» 
Díxole:  «Es  un  mur,  ca  éste  me  faze  quanto  daño 
quiere,  que  me  forada  de  todas  partes.» 

>Et  fuese  el  rreligioso  al  mur,  e  llamólo  así  commo 
alos  otros,  e  díxole  el  mur:  «Atal  só  yo  commo  tú 
dizes  en  poder  e  en  fuerga;  mas  ^"cómmo  se  podrá 
guisar  que  yo  casase  con  muger  seyendo  mur  e  mo- 
rando yo  en  covezuela  e  en  forado?»  Dixo  el  rreli- 
gioso ala  moga:  «^jQuieres  ser  muger  del  mur,  que  ya 
sabes  commo  fablé  con  todas  las  otras  cosas,  e  non 
fallé  más  fuerte  qu'él,  e  todas  me  guiaron  aél?  <Quie- 
res  que  rruegue  a  Dios  que  te  torrne  en  rrata  e  que 
te  case  conél?  E  mor[ar]ás  conél  en  su  cueva,  et  yo 
rrequerir  tehé  e  visitar  tehé,  e  non  te  dexaré  del 
todo.»  Díxol'  ella:  «Padre,  yo  non  dubdo  en  vuestro 
consejo.  Pues  vos  lo  tenedes  por  bien,  fazer  lohé.»  Et 
rrogó  a  Dios  que  la  torrnase  en  rrata,  e  fue  así,  et  ca- 
sóse (i)  conel  mur,  e  entró  se  conél  en  su  cueva,  e 


(i)    C.  Díxole (*):  «< Acaso  quieres  al  sol?»  Y  dijo  al  sol:  «¡Oh 
criatura  excelsa!  (**).  Aquí  tienes  a  esta  muchacha  hermosa,  que 

(•)     Véase  la  primera  línea  de  la  página  anterior. 
(••)     Esta  invocación  es  Se  J.  —  Falta  en  C. 


>92  CALILA   Y   DIMNA 


torrnóse  a  su  rraíz  e  a  su  natura,  Et  tú,  traidor, 
falso,  mintroso,  atal  serás  (i),  ca  torrnarás  a  tu 

RRAÍZ  E  ATU  NATURA.» 

Et  POR  TODO  ESTO  non  tornava  cabega  (2)  el  rrey 
délos  buhos  nin  los  otros  aeste  enxenplo.  Et  díxol' 

EL  RREY  DÉLOS  BUHOS  AL  CUERVO:  «AmIGO  LEAL,  NON 
AS  MENESTER  QUE  TE  QUEMES  EN  FUEGO,  CA  NOS  TE 
DAREMOS  VENGANZA  DÉLOS  CUERVOS,  E  MÁS  QUE  VEN- 

GANgA.»  Et  el  cuervo  fue  sienpre  entre  ellos  muy 
blando  e  muy  manso,  et  cresgió  la  honrra  entre  ellos 
al  cuervo  fasta  que  sanó  e  engordó  e  le  cregieron  sus 
plumas  (3)  e  guaresgió,  e  sopo  sus  poridades  e  su 
ardimento  délos  buhos,  e  todo  lo  que  quiso  saber  de 
su  fecho  (4)  dellos.  Desí  salióse  a  furto,  e  fuese  para 

tengo  como  si  fuera  mi  hija;  te  voy  a  casar  con  ella,  porque  ella 
desea  un  marido  poderoso  y  fuerte.»  Dijo  el  sol:  «Yo  te  indi- 
caré, como  más  poderoso  que  yo,  a  la  nube  que  tapa  mi  luz  y 
puede  más  que  ella.>  Y  volvióse  el  religioso  a  la  nube  y  le  dijo 
lo  mismo  que  dijera  al  sol.  Y  contestóle  la  nube :  «Yo  te  diré  que 
más  valiente  y  más  fuerte  que  yo  es  el  viento,  que  me  arrastra  y 
me  lleva  adonde  quiere.»  Y  volvióse  el  religioso  hacia  el  viento 
y  le  dijo  lo  mismo  que  a  los  otros.  Y  contestóle  el  viento :  «Yo 
te  enseñaré  quién  es  más  fuerte  que  yo:  es  el  monte,  que  no 
puedo  moverlo.»  Y  volvióse  el  religioso  al  monte  y  le  habló  con 
las  mismas  palabras.  Y  contestóle  el  monte:  «Y'o  te  indicaré  otro 
que  es  más  fuerte  que  j'O :  es  el  ratón,  que  me  horada  y  no  puedo 
defenderme  de  él.»  Dijo  el  religioso  al  ratón:  «¿Quieres  casarte 
con  esta  moza?»  Contestóle :  «¿Cómo  podré  casarme  con  ella,  si 
soy  pequeño  y  mi  cueva  es  estrecha?»  Y  supUcó  la  muchacha  al 
religioso  que  rogase  por  ella  a  su  Dios  que  la  tornase  en  rata;  y 
otorgóselo,  y  rogó  a  su  Dios  y  tornóla  en  rata,  y  la  casó  conel 

(1)  C.  Et  tal  como  esto  te  sucederá  a  ti,  ¡oh  mentiroso! 

(2)  A.  cató 

(3)  A.  cresgió  las  alas 

(4)  C.  blando,  y  no  hicieron  sino  honrarle  hasta  que  se  fami- 


DE  LOS   CUERVOS   E  DE  LOS  BUHOS  293 

los  cuervos,  et  dixo  al  rrey  délos  cuervos:  «Dígote 
buenas  nuevas,  que  he  acabado  todo  lo  que  quise 
PARA  MATAR  ALOS  BUHOS.  Mas  finca  lo  quc  tú  e  tus 
conpañas  devedes  fazer;  e  si  fuéredes  bien  agudos 
e  sabidores  en  vuestro  fecho,  muertos  son  los  bu- 
hos» (i).  Dixo  el  rrey  délos  cuervos:  «Nos  faremos 
quanto  tú  mandares»  (2). 

Dixo  el  cuervo:  «Los  buhos  son  en  tal  lugar,  e 
ayúntanse  de  día  en  una  cueva  (3)  del  monte,  e  yo  se 
[do]  gerca  de  aquel  lugar  (4)  ay  mucha  leña  seca. 
Lleve  cada  un  cuervo  quanto  pudiere  llevar  della 
ala  boca  déla  cueva  do  ellos  son  de  día,  et  ai  gerca  (5) 
ay  grey  de  ganado,  et  yo  arrebataré  dende  (6)  fuego  (7) 
e  echar  lo  he  ai  enla  leña  [amontonada],  e  vos  otros 
todos  (8)  non  gesedes  de  aventar  con  vuestras  alas 
e  de  soplar  el  fuego  fasta  que  se  engienda  bien,  et 
quantos  dende  salieren  (9)  quemar  sean,  e  los  que 
dentro  estudieren  afogar  sean  con  el  fumo.»  Et  fizié- 


liarizó  con  ellos,  y  le  crecieron  las  plumas  y  engordó  y  sanó;  y 
supo  lo  que  quería  saber,  y  se  enteró  de  lo  que  quería  enterarse 
dellos. 

(i)     C.  fecho,  muerto  es  el  rey  de  los  buhos  y  su  ejército.» 
Dixo 

(2)  C.  cuervos:  «Estamos  a  tus  órdenes,  y  mándanos  lo  que 
te  parezca.» 

(3)  una  cueva  —  C.  tal  lugar 

(4)  C.  sé  un  lugar  en  el  cual  ay 

(5)  C.  gerca  del  monte  ay 

(6)  A.^e  yo  averé 

(7)  C.  fuego,  y  lo  llevaré  a  la  puerta  de  la  cueva  e 

(8)  C.  todos  armad  tumulto  y  non 

(9)  dende  salieren  —  Así  según  el  texto  de  C.  —  A.  y  estudie- 
ren —  B.  et  con  el  fumo  morirán  todos  cuantos  buhos  ai  están.  > 


294  CALILA   Y   DIMNA 


ronlo  así,  e  mataron  a  todos  los  que  y  estavan  (i); 
desí  torrnáronse  los  cuervos  a  sus  lugares  salvos  e 
seguros. 

Dixo  el  rre}^  délos  cuervos  al  (2)  cuervo;  «^'Comino 
podiste  sofrir  de  aver  vida  conlos  buhos?  Ca  los  bue- 
nos non  sufren  ser  en  conpaña  délos  malos,»  Dixo 
el  cuervo:  «Así  es  commo  tú,  señor,  lo  dizes  (3); 
mas  el  omne  cuerdo,  quando  le  acaesge  alguna  gran 
cuyta  por  (4)  que  se  teme  de  perder  el  cuerpo  e  los 
parientes,  non  ha  cosa  que  non  deve  sofrir  por  sallir 
de  aquella  cuyta  e  estorger  así  e  a  sus  parientes  e 
amigos  de  muerte»  (5).  Dixo  le  el  rrey:  «Di  me  de  sus 
entendimientos  de  los  buhos.»  Dixo  el  cuervo:  «Non 
fallé  ninguno  dellos  sesudo,  si  non  uno  (6)  que  con- 
sejava  mi  muerte,  e  eran  de  muy  flaco  (7)  consejo 
E  DE  MAL  ACUERDO  quc  uunca  pcusarou  en  ninguna 
cosa  de  mi  fazienda,  aviéndoles  el  de  buen  seso  con- 


(i)  C.  mataron  a  los  buhos;  desí — J.  mataron  a  los  buhos  en- 
teramente; desí 

(2)    C.  y  J.  Entonces  el  rey  délos  cuervos  dixo  a  este  cuervo : 
{3)     C.  fAsí  es  esto;  mas — J.  cuervo:  «Ciertamente,  lo  que 
dices,  joh  rey!,  es  así;  mas 

(4)  A.  se  vee  en  cuyta 

(5)  C.  acaesge  un  suceso  grave  y  afrentoso,  por  el  que  teme 
la  ruina  de  sí  mismo  y  de  su  gente,  no  rehusa  el  más  penoso 
sufrimiento  con  la  esperanza  del  éxito,  ni  encuentra  en  ello  su- 
frimiento, ni  rehusa  (*)  su  alma  someterse  a  quien  es  inferior  a 
él,  hasta  que  obtiene  lo  que  necesita,  y  se  envanece  del  fin  de  la 
empresa,  satisfecho  de  haberla  llevado  a  cabo  con  su  seso  y 
paciencia.»  Dixo 

(6)  C.  si  non  el  cuervo  que 

(7)  C.  eran  más  flacos  que  yo  en  consejo 

(*)     rehusa,  corrigiendo  en  C.  ¿S  en  0-^,  como  se  lee  en  J. 


DE  LOS    CUERVOS   E   DE  LOS   BUHOS  295 

sejado,  e  desobedesgiéronle  e  non  entendieron  sul 
mal  nin  creyeron  al  entendido.  Et  dizen  que  conviene 
al  rrey  de  guardarse  del  omne  en  que  ha,  alguna  sos- 
pecha(n),  de  lo  non  meter  en  su  poridad,  nin  le  deve 
mostrar  sus  cartas,  nin  le  debe  dexar  llegar  al  agua 
con  (i)  que  se  lava,  nin  a  su  lecho,  nin  a  sus  paños  (2), 
nin  a  su  bestia,  nin  a  sus  armas,  nin  alo  que  ha  de 
comer,  nin  a  ninguna  de  sus  cosas»  (3). 

Dixo  el  rrey  délos  cuervos  (4):  «Non  murieron  los 
buhos  si  non  por  necedat  (5)  e  flaqueza  de  con- 
sejo» (6).  Dixo  el  cuervo:  «Verdat  es  que  [se  ha 
dicho] :  «Pocos  son  los  que  vengen  que  non  se  engre- 
»yan  (7),  et  pocos  son  los  que  han  sabor  délas  mugeres 
>que  afrontados  (8)  non  sean,  et  pocos  son  los  que  mu- 


(i)  C.  fazienda,  ni  recordaron  que  yo  era  de  dignidad  entre 
los  cuervos,  y  que  era  tenido  por  sesudo;  ni  temieron  de  mí  en- 
gaño ni  ardid.  Y  les  advertía  aquel  inteligente  y  leal  consejero, 
que  es  el  que  había  vislumbrado  lo  que  yo  pensaba,  con  su  seso, 
y  les  aconsejaba  sinceramente;  mas  despreciaban  su  consejo, 
pues  no  tenían  discernimiento  ni  creyeron  al  que  lo  tenía,  ni  se 
guardaron  de  mí,  ni  me  ocultaron  sus  secretos.  Y  dijo:  «Convie- 
ne al  rey  guardar  del  sospechoso  sus  secretos  y  sus  asuntos,  y  no 
meterlo  en  sus  secretos  ni  en  sus  asuntos,  ni  en  sus  escritos,  ni 
•en  el  agua,  ni  en  la  pila  en  que 

(2)  C.  paños,  ni  a  sus  trajes,  nin 

(3)  C.  comer  y  beber,  ni  a  sus  medicinas,  ni  a  su  oro,  ni  a  sus 
])erfumes,  ni  a  sus  plantas  odoríferas.> 

(4)  A.  cuervo : 
{5)    A.  desdén 

(6)  C.  <Non  murió  el  rey  de  los  buhos  por  culpa  suya,  si  non 
p.  n.  e.  f.  d.  consejo  de  sus  privados.»  Dixo 

(7)  «Pocos...  engreyan,  —  En  C.  no  se  entiende  este  pasaje, 
que  en  J.  viene  a  decir  lo  mismo  que  en  A. 

(8)  A.  aforcados 


296  CALILA   Y   DIMNA 


,  >cho  comen  que  non  costriben,  et  pocos  son  los  que 
»han  malos  privados  que  en  peligro  de  muerte  non 
»cayan.»  Et  dizen:  «Non  aya  esperanza  el  engreído  e 
»EL  DESVERGONgADO  dc  avcr  buena  fama,  nin  el  falso 
>de  aver  [buen]  amigo  (i),  nin  el  mal  enseñado  de 
»aver  nobleza,  nin  el  escaso  avarón  en  ser  honrrado, 
»nin  el  cobdigioso  de  non  aver  pecados,  nin  el  rrey  de 
•>fiaco  seso  et  que  aya  privados  negios  (2),  en  durar  su 
»rregno.»  Dixo  el  rrey:  «Grand  lazerio  as  sofrido  en 
fazer  vida  conlos  buhos >  (3).  Dixo  el  cuervo:  «El  que 
sufre  alguna  lazeria  esperando  algund  pro,  devela  en- 
durar, así  commo  fizo  la  culebra  que  sufrió  la  rrana 
cavalgar  sobr'e]la>  (4).  Dixo  el  rrey:  «¿Et  cómmo  fue 
eso?» 

Dixo  el  cuervo:  «Dizen  que  una  culebra  envegedlo 
et  enflaqueció,  e  non  podía  cagar  ^'i  fuese  como  mejor 
pudo  a  (5)  una  fuente  (6)  do  avía  muchas  rranas  de 


(i)     C.  aver  muchos  amigos,  nin  —  J.  aver  buen  amigo,  nin 

(2)  A.  que  ha  privado  nesgio, — C.  rrey  soberbio  y  negligente 
que  tenga  ministros  de  flaco  seso,  en 

(3)  C.  y  J.  buhos  y  en  humillarte  a  ellos.»  Dixo 

(4)  C.  cuervo:  «Así  es  como  tú  dices;  pero  lo  sufrí  por  el 
beneficio  que  esperaba  que  te  reportaría  mi  ayuda;  porque  se  ha 
dicho :  »No  pesa  sobre  los  hombros  del  hombre  la  carga  de  su 
> enemigo  cuando  confía  en  la  dicha  de  vencerlo.»  Y  también  se 
ha  dicho:  «Quien  sufre  fatigas  esperando  de  ellas  utilidad,  las 
»soporta  como  soportó  la  culebra  el  peso  de  la  rana  sobre  sus 
a  espaldas.»  Dixo 

(5)  A.  vínose  para 

(6)  J.  ca^ar  ni  buscarse  la  comida,  y  sólo  se  arrastraba  para 
buscar  algo  que  comiese,  hasta  que  llegó  a  una  fuente  do  — 
C.  ca^ar  ni  buscar  la  comida,  y  se  arrastraba  para  pedir  algo 
penosamente  y  suplicando,  hasta  que  llegó  a  un  estanque  de 
agua  do 


DE  LOS  CUERVOS  E  DE  LOS  BUHOS         297 

que  ella  solía  cagar,  e  se  mantenía  dellas  (i).  E  echó 
se  gerca  déla  fuente  (2),  a  semejanga  de  triste  e  de 
pesante.  Díxole  una  rrana:  «<;Qué  as  que  estás  tris- 
te ?>  Dixo  ella:  «^-E  cómmo  non  seré  triste  que  la 
mi  vida  non  era  de  ál,  si  non  de  las  rranas  (3),  et 
agora  soy  atribulada  de  ial  iribulagión  que  me  son 
defendidas,  asi  que  aunque  las  tomase  non  las  osaría 
comer?*  (4).  E  fuese  la  rrana,  e  fizólo  saber  al  rrey 
délas  rranas,  e  él  vino  le  preguntar  aquesto,  e  llegóse 
a  ella  (5)  e  preguntóle:  «^Cómmo  te  acaesgió  esto 
QUE  DiZES?»  Dixo  la  culebra:  «  Yo  non  oso  comer  nin- 
guna de  vosotras  si  non  mela  dan  en  limosna^  (6). 
Dixo:  «-Eso,  ^por  qué  es? ^ 

»Dixo  le:  «Fuy  este  otro  día  (7)  en  rrastro  de  una 
rrana  por  la  tomar,  e  quexéla  tanto  que  se  ovo  de  me- 
ter i^)  en  casa  de  un  rreligioso,  et  yo  entré  en  pos  ella, 
e  la  casa  estava  oscura  (9).  E  estava  en  la  casa  un  niño 
[del  rreligioso].  E  cuidando  que  mordía  ala  rran[a], 
mordí  al  niño  enla  mano  (10)  et  murió.  E  salí  dende 


(i)    J.  rranas,  adonde  ella  iba  ya  antes  y  solía  cazar  las  ranas 
para  mantenerse.  E — En  C.  falta  «para  mantenerse». 

(2)  fuente,  —  C.  estanque, 

(3)  C.  rranas  que  cazaba,  et 

(4)  A.  vino  me  grand  ocasión  de  guisa  que  non  puedo  comer 
nin  tomar  si  non  las  que  me  dan  en  limosna.» 

(5)  C.  rrana,  y  anunció  a  su  rey  como  buena  nueva  lo  que 
oyera  de  la  serpiente,  y  se  acercó  el  rey  a  la  serpiente  e 

(6)  C.  <  Pí7  no  puedo  coger  ninguna  rana  sino  la  que  de  limos- 
na me  dé  el  rey.»  Dixo 

(7)  día  —  C.  noche  — J.  como  B. 

(8)  A.  ella  metióse 

(9)  C.  e  la  perseguí  hasta  una  casa  obscura  de  un  religioso,  y 
entró  en  ella,  y  entré  yo  siguiendo  sus  huellas.  E 

(10)    la  mano  —  C.  y  J.  el  dedo 


298  CALILA   Y  DIMNA 


fuyendo,  et  salió  el  rreligioso  enpos  demí,  e  maldixo 
me,  et  dixo  me:  «Así  commo  mataste  este  niño  sin 
culpa  ninguna  con  tu  trayqión,  mal  dígote  que  seas 
triste  e  confondida,  e  que  seas  cavalgadura  del  rrey 
délas  rranas  (i),  e  que  non  ayas  poder  de  tomar  nin- 
guna rrana  (2),  si  non  las  que  te  diere  su  rrey  por 
limosna.» 

»Et  yo  por  ende  vine  atí  que  cavalgues  en  mí,  e  de 
(non)  lo  rresgebir,  só  plagentera  dello>  (3).  Et  ovo  el 
rrey  délas  rranas  gran  cobdigia  de  cavalgar  enla 
culebra,  e  tovo  que  era  grant  honrra  e  grant  nobleza, 
e  cavalgó  la  unos  días.  Desí  díxole  la  culebra:  «Ya 
vees  que  só  mal  aventurada,  que  non  puedo  comer  (4) 
délas  rranas  si  non  la  que  tú  me  dieres  e7i  limosna. 
Pues  mándame  poner  alguna  rragión  de  que  biva.» 
Dixo  el  rrey:  «Sí,  me  vala  Dios,  seyendo  tú  mi  caval- 
gadura, non  puede  ser  que  te  non  ponga  yo  algunt 
vito  de  que  te  goviernes  e  te  mantengas.»  Et  man- 
dóle dar  cada  día  dos  rranas  (5).  Et  pasó  conesto  e 
non  le  nuzió  someterse  a  su  enemigo  por  (6)  bevir. 

»Et  yo  otrosí  sofrí  lo  que  sofrí  trabajándome  desta 
pro  tan  grande  por  la  qiial  (7)  ovimos  venganga  de 


(i)     C.  rranas,  y  que  te  sean  prohibidas  las  ranas,  e 

(2)  C.  poder  de  comerlas,  si — J.  poder  de  coger  ni  comer  nin- 
guna, si 

(3)  C.  y  J.  mí,  reconociendo  esto  gustosamente.»  Et  —  B.  mí 
et  aconoger  lo  que  te  devo  conoger.» 

(4)  comer  —  C.  cazar 

(5)  C.  y  J.  rranas  y  se  las  dieron.  Et 

(6)  C.  y  J.  enemigo  despreciable,  ya  que  con  ello  sacaba  pro- 
vecho y  hallaba  medio  de  mantenerse  y  de  bevir. 

(7)  A.  por  la  grant  pro  que  nos  veno  dello  que 


DE  LOS   CUERVOS   E   DE   LOS   BUHOS  299 

nuestros  enemigos>  (i).  Et  dixo  el  rrey:  «Agora  veo 
que  la  manera  (2)  del  engaño  derrayga  al  enemigo 
más  que  la  fortaleza  del  fuego  (3);  que  el  fuego  non 
puede  más  quemar  con  toda  su  fuerga  e  con  toda  su 
calentura,  quando  da  enel  árbol,  si  non  quanto  está 
más  sobre  tierra,  et  el  agua  con  su  humidat  e  con  su 
friura  derrayga  quanto  está  so  tierra.  Et  dizen  que 
quatro  cosas  son  que  non  se  deven  tener  en  poco  (4), 
por  lo  poco  dellas;  [ca]  se  puede  pujar  alo  mucho; 
ET  SON  el  fuego  e  la  enfermedad  e  el  enemigo  e  el 
debdo.»  [Dixo  el  cuervo]:  «Et  yo  lo  que  fize  fue  por 
tu  buen  seso  e  por  tu  buena  ventura  (5).  Et  dizen  que 
quando  dos  omnes  demandan  una  cosa  et  el  uno  dellos 
la  rrecabda,  es  él  de  más  noble  cor  agón;  [e  si  los  dos 
son  eguales  de  coragón]  e  la  acaba  el  uno  dellos,  tie- 
ne[n]  que  aquél  es  de  mayor  seso;  et  si  amos  son 
eguales  enel  seso,  [la  recabda  el  que  tiene  más  ayu- 
dadores; et  si  amos  los  tienen  eguales,  el]  (6)  de 
mejor  (7)  ventura. 


(i)  C.  oviraos  la  ruina  de  nuestros  enemigos  y  quedamos 
libres  de  ellos.»  Et 

(2)  A.  fortaleza 

(3)  C.  manera  de  luchar  con  la  suavidad  y  el  engaño,  es  más 
fuerte  para  desarraigar  al  enemigo  que  la  manera  de  los  grandes 
ejércitos;  que 

(4)  A.  deve  omne  desdeñar, 

(5)  C.  cuervo :  «Lo  que  ha  sucedido  ha  sido  por  la  buena  ven- 
tura del  rey  y  por  su  seso.  Et 

(6)  [la...  el]  —  A.  tienen  por  mejor  aquel  que  las  rrecabda 
primero  e 

(7)  C.  omnes  persiguen  una  cosa,  triunfa  el  más  valiente;  y  si 
son  iguales  en  valentía,  el  de  más  seso;  y  si  son  iguales  en  esto, 
el  que  tiene  más  ayudadores;  y  si  están  iguales  en  esto,  el  de  ma- 
yor ventura. 


300  CALILA  Y  DIMNA 


»Et  dizen  que  el  que  quiere  contender  (i)  conel 
rrey  enviso  e  agudo  e  sabio,  que  non  se  engree  por 
bien  que  Dios  le  dé  (2),  nin  se  desmaya  su  coragón 
por  grant  miedo,  su  muerte  lo  trae  por  él  (3),  quanto 
más  si  es  tal  commo  tú,  sabidor  de  las  cosas  (4).  Et 
sabes  do  deves  ser  bravo,  e  do  deves  ser  manso,  e 
DO  deves  ser  ayrado,  e  do  deves  ser  pagado,  e  do 
deves  ser  apresuroso,  e  do  deves  ser  vagaroso,  e  que 
cates  lo  que  es  presente  e  lo  que  es  por  venir  (5)  e 
las  gimas  de  tus  fechos.»  Dixo  el  rrey  al  cuervo  (6): 
«Mas  con  tu  buen  seso  e  contu  consejo  fue  fecho,  e 
siempre  por  tal  te  coNOsgiMOS  E  por  tal  te  rrazo- 

NAMOS.  Et  DEXTSTE  como  DIZE  OMNE  GRAgiOSO  E  LEAL, 
et  ACABASTE  GRANT  FECHO  CON  MANSEDUNBRE  E  CON 
INGENIO    E   CON    BUEN    PENSAMIENTO,    TANTO    QUE    NOS 

LIBRÓ  Dios  de  nuestros  enemigos,  e  feziste  tal 

FECHO  que  pocos  SON  LOS  QUE  PODRÍAN  FAZER.  Et  LOS 
ESFORgADOS  E  LOS  VALIENTES,  QUANDO  LLEGAN  ALA 
LID,  ENTRAN  CON  DIEZ  O  CON  VEYNTE,  E  FAZEN  SU  BUEN 
FECHO,   E   CON  TANTO   SALEN   POR   BUENOS.  Et  cl  Omne 

blando  agudo,  tal  commo  tú,  mata  con  sabiduría  al 
rrey  de  grant  prez  e  de  grant  mesnada.  Et  este  atal 
faze  mayor  dapno  alos  enemigos  que  los  mucho  esfor- 
zados e  valientes;  ca  el  conseio  que  de  ti  NAsgió, 

SEYENDO   UNO   DELLOS,   FIZO  MAYOR  DAPÑO   EN   MATAR 


(i)  contender — J.  ^w-J^ls^,  mejor  que  C,  que  dice  i JU. 

(2)  C.  engree  por  la  alegría,  nin 

{3)  J.  miedo,  él  mismo  es  quien  se  atrae  la  muerte,  quanto 
En  C.  no  se  entiende  esta  frase. 

(4)  C.  cosas  y  de  la  oportunidad  de  los  hechos.  Et 

(5)  e  lo  que  es  por  venir  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(6)  al  cuerv^o :  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


DE  LOS   CUERVOS   E   DE  LOS   BUHOS  3OI 

NUESTROS  ENEMIGOS,  QUE  ERAN  TANTOS  E  TAN  DAPÑO- 
SOS,  QUE  LA   NUESTRA   FUERgA  DE  TODOS.  E  de   lo  más 

que  me  maravillo  detí,  cómmo  moraste  con  ellos  e 
sofriste  tanto  pesar  quanto  veías  e  oías,  e  non  te 
moviste  (i)  a  ninguna  palabra.» 

Et  dixo  el  cuervo:  < Señor,  sienpre  me  atove  al 
tu  buen  enseñamiento  en  aconpañar  al  pariente  e  al 
estraño  con  mansedunbre  [e  suavidad],  e  siguiendo 
su  sabor  e  consentiendo  al  su  tálente»  (2).  Dixo  el 
rrey:  «Atí  he  por  obrero,  e  alos  otros  privados  por 
dezidores   (3),  et  fizónos  Dios  por  ti  grant  bien  e 


(i)  Lo  mismo  en  C.  que  en  J.,  está  muy  resumido  este  dis- 
curso del  rey. — C.  fue  fecho  esto;  pues  en  verdad  que  un  hom- 
bre solo  ocasiona  la  ruina  del  enemigo  que  además  de  soldados 
tenga  grandes  medios  de  defensa.  Pero  lo  que  más  me  maravilla 
de  tu  obra  es  tu  larga  permanencia  entre  los  buhos;  pues  tú  viste 
y  oíste  cosas  duras  y  no  te  moviste  entre  ellos  a — J.  consejo  y 
por  tu  afortunado  sino'sucedió  esto;  pues  en  verdad  que  un  hom- 
bre sólo,  sabio  y  prudente  ocasiona  la  ruina  del  enemigo  que 
tenga  gran  ejército,  dotado  de  bravura  y  de  fuerza  y  de  muche- 
dumbre y  de  municiones.  Pero,  etc. 

(2)  Siguen  aquí  en  C,  entre  «tálente»  y  *Dixo»,  siete  lí- 
neas (*)  que  no  se  hallan  en  el  texto  castellano  ni  en  J.  Cuatro 
de  ellas  faltan  también,  según  Cheikho,  en  todas  las  demás  edi- 
ciones árabes. 

(3)  C.  dezidores  que  a  ningún  fin  llegan.  Y  así  son  los  amigos 
del  rey,  et 

(•)  He  aquí  su  traducción:  «Y  ya  se  ha  dicho:  «Conviene  que  el  que 
> trata  con  enemigo  cuyo  daño  y  desgracia  desea,  ponga  antes  de  su  de- 
>3eo  la  suavidad  y  sumisión. >  Dijo  el  rey:  «Encuentro  tu  palabra  como 
palabra  que  nada  tiene  que  reprochar,  sino  que  no  tuviste  tuquien  te  ayu- 
dara contra  ellos.»  Dijo  el  cuervo:  <Ya  se  ha  dicho  que  el  hombre  per- 
fecto que  consulta  al  que  es  digno  de  mérito  por  su  seso  y  prudencia, 
ve  al  principio  de  su  consulta  y  oye  expresiones  ásperas  y  contrarias  a 
su  capricho  que  le  disgustan,  pero  que  le  producen  en  último  término 
utilidad  y  descanso  y  alegría;  y  que  el  consejo  del  que  sigue  el  capricho 
de  aquel  que  se  lo  pide  y  no  mira  al  resiiltado  último  del  asunto,  aunque 
le  produzca  al  pronto  alegría  y  descanso,  en  último  termino  lo  lleva 
al  daño  y  a  la  ruina.  > 


302  CALILA   Y   DIMNA 


grant  merced.  Et  bien  sepas  que  fasta  que  tú  tor- 
naste non  nos  sopo  bien  comer  nin  bever  (i)  nin  dor- 
mir (2);  ca  dizen  que  el  enfermo  non  ha  sabor  [de 
comer  nin]  de  dormir  fasta  que  guaresge;  nin  el  que 
anda  camino  a  que  el  rrey  faz  fuzia  de  dar  algo  o  délo 
poner  en  algunt  ofigio  (3),  fasta  que  gelo  cunple,  nin 
el  omne  que  se  teme  de  su  enemigo  e  que  está  a 
suerte  de  aver  la  fazienda  conél,  fasta  que  lo  mata  (4). 
Et  dizen  que  el  que  pierde  la  fiebre  fuelga  su  cora- 
zón, et  quien  se  descargó  déla  pesada  carga  fuelga 
su  onbro,  et  quien  es  seguro  de  su  enemigo  fuelga  su 
coragón.> 

Dixo  el  cuervo:  «Rruego  a  Dios,  el  (5)  que  mató  a 
tus  enemigos,  que  te  apodere  entu  rregno,  e  esto  que 
sea  a  provecho  de  tu  pueblo,  et  ellos  que  ayan  parte 
enla  alegría  que  tú  ovieres  entu  rreyno»  (6).  Dixo  el 
rrey:  «^De  qué  vida  era  el  rrey  délos  buhos?>  (7). 


(i)    nin  bever  —  Falta  en  C,  pero  esta  en  J. 

(2)  C.  dormir.»  Dijo  el  cuervo:  «Ca — J.  como  A. 

(3)  C*  y  J*  r^ii^  G^  hombre  avariento  en  quien  el  rey  ha  fomen- 
tado el  deseo  de  riquezas  o  de  empleos,  fasta 

(4)  C.  y  J.  el  omne  a  quien  oprime  su  enemigo  y  le  teme  a 
todas  horas,  hasta  que  se  ve  libre  de  él.  Et 

(5)  C.  coragón.  Y  ruego  al  que  — J.  como  A. 

(6)  C.  rreyno;  porque  el  rey  en  cuyo  reinado  no  gozan  la  ale- 
gría sus  subditos,  es  semejante  a  las  tetillas  del  cuello  de  la 
cabra,  que  caza  el  milano  y  no  encuentra  en  ellas  provecho.» 
Dixo  —  J.  de  la  cabra,  que  las  chupa  el  cabrito  por  creer  que 
son  pezón  de  teta,  y  no  encuentra  en  ellas  provecho»  (*).  Dixo 

(7)  C.  qué  proceder  era  el  rey  de  los  buhos  con  su  ejérci- 
to?» Dixo: 

(*)  No  está  alterado  el  texto  de  C,  como  cree  su  editor,  aunque 
falte  este  pasaje  en  las  versiones  siriaca  y  hebraica.  (Véase  Hito^adera, 
página  7  de  la  versión  de  Alemany,  donde  se  expresa  este  mismo  pen- 
samiento.) 


DE  LOS   CUERVOS  E  DE  LOS   BUHOS  303 

Dixo:  «Él  era  muy  desdeñoso  e  engreído  e  perezoso, 
e  presgiávase  mucho  (i),  e  era  de  mal  acuerdo,  e  sus 
privados  eran  tales  commo  él,  si  non  aquel  que  con- 
sejava  mi  muerte.  >  Dixo  el  rrey:  «¿E  qué  viste  dése 
por  que  entendiste  que  era  de  buen  seso?> 

Dixo:  «Por  dos  cosas:  la  una  por  que  consejava 
mi  muerte,  e  la  otra  por  que  consejava  leal  mente 
a  su  señor  e  le  non  celava  nadi  maguer  que  le  pe- 
sava,  nin  fablava  a  guisa  de  loco  nin  de  soberano, 
mas  fablava  mansa  mente  e  cuerda  mente  (2),  así  que 
alas  vezes  le  demostrava  sus  tachas  (3)  mansa  men- 
te de  guisa  que  le  non  ensañava,  e  davale  enxen- 
plos  et  rretraieles  de  lo  que  le{s)  estava  mal  alos  (4) 
otros,  así  que  conosgiese  el  rrey  lo  que  le  estava  mal, 
e  non  fallava  carrera  para  ensañar  sele.  Et  esta  fue 
una  délas  cosas  que  le  oí  consejar  al  rrey:  «Non  te 
»deves  descuydar  (5)  del  fecho  deste  cuervo,  que 
»muy  grant  fecho  es,  e  tal  que  lo  non  acaban  (6)  si  non 
»muy  pocos,  nin  se  contrasta  si  non  con  muy  grant 
» sabiduría;  et  es  mucho  aliviado,  así  commo  el  ximio 
>que  non  asosiega  una  ora  en  ir  e  en  venir,  et  es  tal 
» commo  el  viento  en  mudarse,  et  es  tal  commo  el 


(i)  C.  engreído  y  tramposo  e  perezoso,  e — J.  engreído  y 
arrogante,  e 

(2)  C.  muerte,  y  no  ocultaba  a  su  señor  su  buen  consejo,  aun- 
que se  lo  despreciaba;  y  no  eran  sus  palabras  palabras  de  locura 
ni  de  arrogancia,  sino  palabras  de  dulzura  y  suavidad,  así  — 
J.  muerte,  y  la  otra  porque  no,  etc. 

(3)  sus  tachas  —  Así  en  J. —  C.  óJ^y^^  que  debe  corregirse 
por  <Jo^^,  como  se  lee  en  J. 

(4)  C.  enxenplos,  y  se  los  contaba  de  los  defectos  de  otros, 

(5)  C.  y  J.  *Non  se  debe  el  rey  descuydar 

(6)  C.  y  J.  non  triunfan  de  él  si 


304  CALILA  Y   DIMMA 


»ainor  del  omne  dioso,  et  enel  mal  gualardón  e  enel 
»inal  salto  que  el  omne  atiende  de  su  ira,  et  es  aisí 
>commo  la  mordedura  déla  culebra,  e  en  se  ir  más 
>aína  es  así  commo  el  destello  déla  lluvia»  (i). 


(i)  C.  contrasta  si  non  con  la  firmeza,  y  si  se  deja  pasar  ya  no 
se  logra.  Y  conviene  que  el  rey  esté  atento  a  sus  asuntos  y  tenga 
firmeza  en  ellos,  pues  él  es  victorioso,  respetado;  si  no  desempeña 
bien  su  gobierno  y  trata  bien  a  su  pueblo,  es  poca  su  quietud  y 
reposo,  así  como  el  ximio  que  siempre  se  mueve  y  agita.  Y  un 
reino  es  [cosa]  preciosa  e  insigne;  y  quien  lo  obtenga,  sepa  go- 
bernarlo y  defenderlo,  pues  se  ha  dicho:  «Él  es  en  su  poca  es- 
>tabilidad  semejante  a  la  poca  estabilidad  de  la  sombra  bajo  la 
>hoja  del  nenúfar;  y  en  la  poquedad  de  su  fe,  como  el  juicioso 
»con  el  villano;  y  en  su  vigilancia,  como  la  serpiente;  y  él  es  en 
>el  levantarse  y  posarse  como  el  viento;  y  en  su  pesadez,  como 
>la  compañía  de  persona  odiada;  y  en  la  ruina  repentina  que  se 
> teme,  como  la  serpiente;  y  en  la  rapidez  de  su  desaparición,  como 
» serpiente  de  agua  del  caer  de  la  lluvia;  y  en  su  poco  agradeci- 
smiento,  como  la  envidia;  y  en  lo  que  se  obtiene  de  él,  como  el 
»que  sueña  un  mal  mientras  duerme,  y  cuando  despierta  no  le  ha 
>sucedido  nada»  (*).  — J,  contrasta  si  non  con  la  firmeza.  Y  a  la 
▼erdad  que  el  reino  es  precioso;  y  quien  lo  obtenga  sepa  gober- 
narlo bien  y  defenderlo;  pues  ya  se  ha  dicho :  <É1  es  en  la  poca 
>  estabilidad  de  su  asiento  como  la  poca  estabilidad  de  la  sombra 
>de  una  hoja  de  nenúfar;  y  es  en  la  prontitud  de  su  decadencia 
>y  en  la  rapidez  de  su  prosperidad  y  su  ruina  como  el  viento;  y 
»en  la  poquedad  de  su  solidez,  como  el  juicioso  con  el  villano;  y 
»en  la  prontitud  de  su  desaparición,  como  gota  de  agua  que  cae 
»de  la  lluvia.» 

(•)  Así  dice  C,  traducido  literalmeate  y  tal  como  reza  su  texto,  que, 
como  se  ve,  es  muy  incorrecto. 


[CAPÍTULO  Vil] 


[A.,  fols.  64  a  66  V.  — B.,  fols.  80  a  84.  —  C,  págs.  167   a   174. 
J.,  págs.  266  a  275.] 


Del  galápago  e  del  ximio. 

Dixo  el  rrey  al  filósofo  :  «Ya  oí  este  enxenplo. 
Dame  agora  enxenplo  del  que  alcanga  la  cosa  en 

GRANT   TRABAJO    E    GRANT    LAZERIA    (l),    e    dcsque    la 

ha  desanpárala  e  déxala  perder.»  Dixo  el  filósofo: 
«Más  ligera  cosa  es  rrecabdar  la  cosa  que  guardar  la. 
Et  quien  esto  faze  acontesger  le  ha  lo  que  acaesgió 
al  galápago  que  quiso  matar  al  (2)  ximio,  e  desque 
lo  tovo  ensu  poder  desanparólo.»  Dixo  el  rrey  :  «<E 
cómmo  fue  eso?» 

Dixo  el  filósofo  :  «Dizen  que  una  conpaña  de  xi- 
mios  avía  un  rrey  que  dezían  (que  dezían  que  avía 
nonbre)  Tadis,   e  envegegió   e   enflaquegió  (3).    Et 


(i)  C.  oí  el  ejemplo  del  hombre  que  se  deja  engañar  por  su 
enemigo  y  del  astuto  que  manifiesta  humildad  y  adulación  por- 
que quiere  con  ellas  el  engaño  y  el  fraude,  y  lo  que  le  sucedió. 
Pues  fórjame,  si  quieres,  un  ejemplo  del  hombre  que  busca  la 
cosa  que  necesita,  e  — J.  como  A. 

(2)  C.  Et  quien  se  apodera  de  la  cosa  y  no  sabe  guardarla, 
pierde  aquello  de  lo  que  se  había  apoderado,  como  el  galápago 
que  buscaba  corazón  de  ximio, — J.  Et  quien  s.  a.  d.  1.  c.  y  n.  s. 
guardarla,  le  acontecerá  lo  que  al  galápago 

(3)  C.  e  se  prolongó  su  vida  hasta  que  la  decrepitud  lo  redujo 
a  la  impotencia.  Et — J.  como  A. 

TOMO  r.  20 


306  CALILA   Y   DIMNA 


algóse  enel  rreyno  otro  ximio  que  era  mangebo,  et 
dixo  ALOS  xiMios :  «Éste  es  ya  muy  viejo,  e  non  ay 
ENÉL  PRO  NINGUNA,  e  nou  puede  mantener  el  rregno, 
nin  es  para  ello.  Echad  lo  del  rreyno,  et  fazed 

AMÍ  RREYNAR,  CA  YO  MANTERNÉ  BIEN  A  VOS  E  A  VUES- 
TROS PUEBLOS.»  Et  los  ximios  acordáronse  (i)  conél 
enesto,  e  echaron  al  viejo,  e  fizieron  rreynar  al  man- 
gebo. Et  fuese  el  viejo  (2)  ala  rribera  déla  mar,  e  llegó 
a  una  figuera  que  y  estava,  e  comengó  a  coger  (3) 
délos  figos,  e  cayéronsele  délas  manos  uno  enpós 
de  otro,  así  que  un  día  ACAEsgió  QUE  selc  cayó  un 
ñgo  de  la  mano,  e  tomólo  un  galápago  que  ende  es- 
tava, e  comió  selo.  Et  el  ximio,  commo  es  desver- 
gongado,  ovo  sabor  de  echar  le  los  figos  enel  agua,  e 
comengó  el  galápago  de  (4)  comer  los,  e  non  dubdava 
que  el  ximio  gelos  echava  a  sabiendas. 

Et  salió  aél  et  abragáronse  uno  con  otro,  e  sola- 
záronse e  fablaron  en  uno  e  posieron  su  amor,  e  esto- 
vieron  amos  desta  guisa  un  tienpo,  que  el  galápago 
non  tornó  (5)  a  su  conpaña  nin  otrosí  el  ximio  se 


(i)     C.  Et  acordóse  su  ejército  conél 

(2)  C.  viejo  hasta  que  llegó  ala 

(3)  C.  figuera  que  había  plantada  en  la  orilla  del  mar  y  co- 
menzó a  comer  délos 

(4)  C.  mano  en  el  agua;  y  en  el  agua  había  un  gailamo,  o  sea 
un  galápago  macho,  en  el  lugar  en  que  cayó  el  higo,  y  lo  tomó  y 
se  lo  comió.  Y  cuando  oyó  el  simio  la  caída  de  los  higos  en  el 
agua,  se  admiró  de  ello;  y  tenía  gusto  el  simio,  en  su  vanidad,  de 
que  cayeran  los  higos  en  el  agua;  y  empezó  el  gailamo  a  coger- 
los y  a  comer 

(5}  C.  salió  el  galápago  al  simio  y  se  dieron  la  mano  y  vivie- 
ron como  buenos  amigos,  y  se  trataron  como  compañeros  y  se 
familiarizaron  uno  con  otro.  Y  pasó  tiempo  sin  que  el  gailamo 
lomara  a 


DEL    GALÁPAGO    E   DEL   XIMIO  30/ 

PARTÍA  DEL.  Desí  la  muger  del  galápago  fue  muy 
triste  por  la  tardanga  de  su  marido,  e  quexóse  a  una 
su  vezina  (i)  e  díxole:  [«Temo  que  le  haya  acaesgido 
algo  malo.»  Díxole]  la  comadre  (2) :  «Non  te  acuytes, 
que  me  dixeron  que  tu  marido  está  enla  rribera  déla 
MAR,  e  que  ha  por  amigo  un  ximio  e  están  ambos 
comiendo  [e  beviendo]  e  solazando  se,  et  por  esto 
tardó  tanto  que  non  veno,  e  non  te  pese  dello,  et 
olvídalo  tú  así  commo  él  te  olvida  atí  (3).  Pero  sí 
pudieres  guisar  commo  mates  al  ximio  faz  lo,  ca  si 
el  ximio  muere,  luego  se  verná  tu  marido  para  ti 
E  fincará  contigo.»  Et  la  muger  del  galápago  estava 
triste,  e  ilorava,  e  non  comía,  et  dexó  se  mal  caer, 
atanto  que  enflaquesgió  de  mala  manera  (4). 

Desí  dixo  el  galápago  al  ximio:  «Yo  me  quiero 
ir  AMi  CASA  ami  conpaña,  que  he  mucho  tardado,  e 
HE  MORADO  AQUÍ  MUCHO.»  Et  fucsc  para  su  posada, 
et  faUó  a  su  muger  en  mal  estado,  et  díxole  :  «Her- 
mana (5),  ^'cómmo  te  va,  e  por  qué  eres  tan  dessecha?» 
E  ella  non  le  rrecudió.  E  desí  preguntóle  de  cabo,  e 
rrespondióle  su  comadre  (6)  por  ella,  [et  dixo] :  «Tu 
muger  está  muy  mal,  e  la  meiezina  que  la  podría 
prestar  non  la  puede  aver,  e  su  enfermedad  es  muy 
grave,  e  non  ha  cosa  más  fuerte  que  la  enfermedat 
e  non  aver  meiezina»  (7). 


(i)  a.  comadre 

(2)  comadre ;  —  C.  vecina : 

(3)  C.  atí  y  no  llora  por  ti  cuando  tú  lloras  por  él.  Pero 

(4)  C.  galápago  perdía  el  color  y  enflaqueció  tanto  que  quedó 
muy  desfallecida  y  consumida. 

(5)  «Hermana,  —  C.  «Querida, 

(6)  comadre  —  C.  vecina 

(7)  C.  dixo] :  «Muy  grave  es  el  estado  de  tu  mujer.  Su  enfer- 


^OS  CALILA   Y   DIMNA 


Et  dixo  el  galápago  (i):  «Pues  dime  tú  que  mele- 
zina  es,  e  por  aventura  buscarlahé  do  quier  que  pueda 
fasta  que  la  falle-»  (2).  Et  dixo  la  comadre:  *Nos 
[los  galápagos]  conosgemos  esta  enfermedat,  e  non 
ha  otra  melezina  si  non  corazón  de  ximio»  (3).  Et 
dixo  el  galápago  [en  su  coragón]:  «Esta  es  muy  cara 
cosa  DE  aver;  ¿et  dónde  podría  yo  aver  coragón  de 
ximio,  si  non  fuese  el  coragón  demi  amigo?  Et  en 
fazer  traygión  ami  amigo  por  amor  de  mi  muger  (4) 
non  he  ninguna  escusagión.»  [Desí  dixo:  «Cuando 
no  pueda  alcanzar  el  hombre  lo  grande  si  no  con  el 
menoscabo  de  lo  pequeño,  justo  es  que  no  preste 
atención  a  lo  pequeño],  ca  el  debdo  qu'el  omne  ha 
conla  muger  es  muy  grande,  e  aprovéchase  el  omne 
della  en  muchas  guisas.  Et  yo  dévola  más  amar  e 
non  dexarla  perder  í>  (5). 

Desí  madrugó  et  fuese  ¿^su  amigo  el  ximio  (6)  con 
grant  pesar,  e  comengó  de  pensar  e  de  dezir  en  su 
coragón :  «Querer  matar  los  amigos  por  amor  de  una 
muger  non  es  délas  obras  que  a  Dios  plaze.»  Et  fue- 
se coneste  ardid  (7)  fasta  que  llegó  al  ximio  e  salu- 

medad  es  grave,  y  medicinas  para  ella  no  se  encuentran.  <Y  qué 
sucede  en  una  grave  dolencia  y  sin  medicinas,  sino  la  muerte?» 
(i)     galápago  :  —  C.  marido  : 

(2)  A.  fallar  la  he.»  —  C.  aventura  la  buscaré  donde  se 
halle.»  Et 

(3)  C.  non  coger  corazón  de  simio  y  administrárselo.»  Et 

(4)  C.  amigo?  <Et  haré  traición  a  mi  amigo,  o  dejaré  morir  a 
mi  mujer?  En  todo  esto  non 

(5)  C.  grande  y  la  utilidad  y  el  auxilio  de  ella  en  los  asuntos 
de  este  mundo  y  del  otro,  es  grande;  y  justo  es  que  yo  me  apia- 
de de  ella  y  no  menosprecie  el  deber  que  tengo  para  con  ella.» 

(6)  A.  allá 

(7)  C.  coragón  :  «El  que  yo  mate  a  un  amigo  ñel  e  íntimo  por 


íel  galap.ago  k  del  ximio  309 


dóle.  Et  dixo  el  xitnio  :  «^Qué  te  tovo  déme  non  ver 
toda  esta  sazón?»  (i),  Dixo  el  galápago:  «Non  seme 
tovo  de  te  venir  ver  con  quanto  deseo  he  de  ti,  si 
non  por  vergüenza  detí  (2),  que  tan  poco  te  gualar- 
doné  (3)  el  bien  que  me  feziste,  ca  maguer  que  yo 
sé  que  tú  non  quieres  gualardón  del  bien  que  me 
feziste,  tengo  me  por  adebdado  de  telo  guakirdo- 
nar;  ca  la  tu  costunbre  es  délos  buenos,  que  fazen 
bien  a  sus  amigos,  e  que  m^uestran  enello  su  bien 
fazer»  (4).  Dixo  el  ximio:  <:Non  digas  así  (5),  que  tú 
as  fecho  amas  estas  cosas  amí,  que  tú  comengaste  a 
fazer  por  que  só  adebdado  de  telo  gualardonar,  por- 
que me  consolaste  quando  llegué  aquí  de  mió  lugar, 
echado  con  uLuy  grant  dcsonrra,  et  me  consolaste  contus 
buenas  palabras  e  alegre  rr  ostro  e  franco  cor  agón  (6), 
e  fuisteme  amigo  e  buen  conpaüero,  e  contigo  me  tollió 
Dios  cuyta  e  pesar  >  (7). 

Dixo  el  galápago  :  «Tres  cosas  son  por  que  acres- 


causa  leve,  en  verdad  que  es  cosa  de  la  que  hay  que  temer  el 
resultado.»  Y  fuese  así  fasta 

(i)  C.  al  ximio,  y  [éste]  saludóle  y  díjole :  *<Qué  impedimento, 
joh  amigo!,  te  ha  tenido  apartado  de  mí?»  Dixo 

(2)  C.  detí  y  por  el  temor  de  que 

(3)  C.  gualardoné  el  buen  tratamiento  y  el 

(4)  C.  fazcn  bien  a  aquel  que  no  se  lo  ha  hecho  a  ellos  en  lo 
pasado,  ni  esperan  que  se  lo  haga  en  el  porvenir;  que  no  echan 
en  cara  el  beneficio  a  aquel  a  quien  se  lo  han  hecho,  ni  creen 
que  se  les  debe  gran  recompensa;  que  espontáneamente  ayudan 
al  necesitado.»  Dixo 

(5)  C.  así,  ni  tengas  respetos  por  mí,  que 

(6)  C.  echado,  fugitivo,  solo,  e 

(7)  A.  lo  uno  por  que  tú  veniste  primera  mente  a  demandarme 
amor,  la  otra  por  que  yo  era  estraño  en  esta  tierra  e  aseguraste  e 
feziste  grant  gasajado  comigo,  por  que  perdí  cuyta  e  cuydado.» 


CALILA    Y   DIMNA 


ge  (i)  el  amor  entre  los  amigos  :  la  una  es  fiar  se 
unos  de  otros,  la  otra  es  comer  en  uno,  la  otra  es 
conosger  sus  parientes  e  su  lugar,  e  desto  non  ovo 
entre  nos  nada,  e  querría  que  fuese»  (2).  Dixo  el 
ximio  AL  GALÁPAGO  :  «El  omne  (3)  deve  sola  mente 
trabajar  se  por  aver  algo  [de  su  amigo]  por  sí  mes- 
mo;  que  en  conosger  la  conpaña  e parientes  del  otro 
non  le  ha  pro;  ca  el  que  juega  en  somo  del  mástel 
cata  e  vee  muchas  cosas  más  que  los  oios  non  verían 
enlos  parientes.  Otrosí  del  comer  que  dizes,  las  bes- 
tias se  ayuntan  a  comer  enlos  establos  e  a  bever, 
E  NON  PIAN  AMOR  EN  UNO.  Otrosí  ir  vcr  las  posadas; 
los  ladrones  se  entran  enlas  posadas,  e  non  han  amor 
por  ende»  (4). 

Dixo  el  galápago:  «Por  buena  fe  dizes  verdad,  que 


(i)     acresge  —  A.  y  B,  acaesge 

(2)  C,  con  la  corrección  que  propone  su  editor,  dice :  ami- 
gos y  la  familiaridad  de  unos  con  otros;  y  no  ha  habido  nada  de 
esto  entre  nosotros,  y  yo  quisiera  que  lo  hubiese :  la  una  es  visi- 
tar la  casa  del  amigo;  la  otra  conocer  su  lugar  y  sus  parientes,  y 
la  otra  comer  juntos.>  Dixo 

(3)  omne  —  C.  amigo 

(4)  Falta  en  J.  este  pasaje  y  se  halla  alterado  en  C,  que  tal 
como  está  dice  así :  parientes,  el  jugador  que  juega  sobre  una 
pieza  de  madera,  ve  la  compañía  de  muchos  hombres  y  su  fami- 
ia.  Otrosí  del  comer,  pues  muchos  caballos  y  machos  y  asnos  se 

juntan  a  comer.  Y  en  cuanto  al  entrar  [en  casa]  del  hombre,  pues 
ya  entran  los  ladrones  [en  casa]  de  los  hombres  que  conocen. 
Y  no  traban  amistad  (*)  los  jugadores  con  los  hombres  porque 
vean  a  ellos  y  a  sus  parientes;  ni  las  bestias  unas  con  otras  por 
juntarse  a  comer;  ni  los  ladrones  con  los  conocidos  de  ellos  por- 
que entren  en  casa  de  los  hombres  de  ellos  (sic). 

(*)      El  verbo  ^J-'-^  debe  corregirse  por  ij'-'^^^' 


DEL    GALÁPAGO   E   DEL  XIMIO  3II 

el  amigo  non  quiere  ál  de  su  amigo  si  non  su  salud 
E  su  amor.  Ca  el  que  quiere  amor  de  los  omnes  por 
su  pro,  con  derecha  nesgesidat  se  avrá  de  enojar 
dellos  (i).  [Pues  se  ha  dicho:  «Non  debe  el  hombre 
»hacer  que  sea  gravoso  a  sus  amigos  el  peso  de  la 
»amistad,  hasta  el  punto  que  les  perjudique  y  les 
» moleste],  así  commo  el  becerro  que  si  acuyta  la  vaca 
>  mamando  la,  fázele  ella  mal  e  a  lo  de  ferir  consu 
» cuerno,  e  sangriéntalo»  (2).  Et  lo  que  yo  dixe  non  lo 
dixe  si  non  por  ser  sabidor  de  tu  bondad  e  de  tus 
buenas  costunbres.  Et  más  quiero  que  me  vayas  ver 
en  má  posada,  que  es  en  una  isla  donde  ay  muchos 
FRUTALES  E  MUCHOS  BUENOS  árbolcs  c  Saben  muy 
bien  (3),  et  rresgibe  mi  rruego  et  ccivalgarás  sobre  miy 
et  yo  pasarieké  así»  (4).  Et  el  ximio,  en  que  o^'ó  dezir 
déla  fruta,  ovo  sabor  della  e  priso  le  grant  cobdi- 

gia,  ET  DIXO:  «¿CÓMMO  PODRÉ  YO  PASAR  ESTA  MAR  TAN 
GRANDE?»  Et  DIXO  EL  GALÁPAGO*.  «CaVALGA  SOBRE 
MI    ESPINAZO    E    LEVAR    TE    HE    ALLÁ.»    Et    SaltÓ    ÉL    en 

somo  del  galápago,  et  nadó  el  galápago  conél  (5) 
fasta  que  fue  bien  dentro. 


(i)  C.  quiere  las  ventajas  del  mundo,  razón  es  que  interrum- 
pa [la  amistad]  que  haya  entre  é!  y  sus  amigos.  [Pues 

(2)  C.  mamando  la,  su  mismo  exceso  es  causa  de  que  ella  se 
le  aparte  y  lo  rechace.*  Et — J.  Pues  el  becerro,  cuando  chupa 
demasiado  la  teta  de  la  vaca,  ésta  le  hiere  con  el  cuerno.»  Et 

(3)  C.  ay  muchos  árboles  de  sabroso  fruto,  et 

(4)  C.  pasar  te  hé  a  mi  casa.»  Et 

(5)  Y^.  Et  el  ximio  ovo  muy  gran  codigia  de  las  frutas  et  saltó 
.enel  costado  del  galápago,  et  el  galápago  andudo  conél  por  la  mar 
fasta  — C.  Et  tuvo  deseos  el  simio  al  mencionarle  la  fruta,  y  ac- 
cedió a  lo  que  el  galápago  le  pedía,  y  subió  a  sus  espaldas;  y 
nadó  con  él  el  galápago  fasta 


312  CALILA   Y   DIMNA 


Et  comengó  de  pensar  ensu  corazón  la  traygión  e 
la  desconogengia  que  quería  fazer  e  paróse  (i)  et  dixo 
entre  su  cor  agón  :  <^Esta  cosa  que  quiero  fazer  es  muy 
gran  descono gimiento  e  gran  traygión  (2),  e  non  meres- 
gen  las  mugeres  que  por  ellas  sea  fecha  traygión  (3), 
ca  deve  omne  fiar  muy  poco  por  ellas  (4).  Et  dizen 
que  el  oro  non  se  prueva  si  non  enel  fuego,  e  la  fiel- 
dad del  omne  en  dar  e  en  tomar,  e  la  fuerga  déla 
bestia  conla  carga,  e  las  mugeres  non  ay  cosa  por 
que  se  conoscan.»  Et  quando  vio  el  ximio  que  el  ga- 
lápago se  detenía,  sospechó  et  dixo  (5) :  «Non  só  se- 
guro que  EL  GALÁPAGO  non  se  ha  mudado  del  amor 
et  déla  amistad  que  me  avía,  e  quiere  me  mal  fa- 
zer (6);  ca  non  es  ninguna  cosa  que  más  liviana  nin 
más  mudable  sea  que  el  coragón  del  omne.  Ex  dizen 
QUE  el  omne  entendido  non  sele  encubre  (7)  lo  que 
tienen  en  su  coragón  su  conpañia  e  sus  fijos  (8)  e  sus 
amigos,  en  toda  cosa  e  en  toda  catadura  e  [en]  cada 


(i)  C.  desconogengia  y  perfidia  que  quería  hacer  y  paróse  a 
reflexionar  et 

(2)  A.  et  dixo  :  «Muy  fea  cosa  es  ésta,  e 

(3)  C.  traygión  y  vileza,  ca 

(4)  C.  ellas  y  no  mostrarse  afectuoso  con  ellas.  Et 

(5)  C.  detenía  y  que  no  nadaba,  sospechó  y  dijo  en  su  cora- 
zón :  «No  detiene  al  galápago  y  le  hace  reflexionar  sino  alguna 
cosa;  y  non 

(6)  quiere  me  mal  fazer  —  C.  aumente  en  él  su  maldad. — Pero 
corrigiendo  el  u>\jj\,  aumentar,  por  j\  n\,  querer,  queda  legiti- 
mado el  texto  de  la  versión  castellana. 

(7)  C.  cosa  más  irascible  que  el  corazón,  ni  que  más  pronto 
se  cambie  y  mude  que  él.  No  debe  descuidarse  el  sabio  de  in- 
vestigar lo 

(8)  C.  fijos  y  sus  familiares  e 


DEL   GALÁPAGO   E   DEL   XIMIO  313 

palabra,  e  al  levantar  e  al  asentar  e  en  cada  estado; 
ca  todas  estas  cosas  testiguan  lo  que  yaze  enlos  co~ 
ragones.» 

Et  comengó  a  dezir  al  galápago :  «Amigo,  ¿qué  as 
que  estás  triste,  e  qué  te  tiene  de  andar?»  (i).  Dixo 
el  galápago  (2):  «Esto  triste  por  que  irás  a  mi  posada 
e  no  la  fallarás  así  commo  yo  querría;  ca  mi  muger 
está  [muy]  doliente.»  Dixo  el  ximio :  «Non  estés  tris- 
te, que  la  tristega  nmcho  enflaque  ge  el  cuerpo  eí  acorta 
los  días,  et  eso  non  faze  atu  inuger  pro;  mas  busca  físi- 
cos para  ella,  ca  GUAREsgERÁ  e  sanará»  (3).  Dixo  el 
galápago  :  «Dizen  me  los  físicos  que  non  ha  otra  me- 
lezina  por  que  se  pueda  melezinar  (4)  si  non  corazón 
de  ximio.»  Estonqe  dixo  el  ximio  entre  su  cjoragón  (5) : 
«jCómmo  me  ha  metido  la  cobdigia  en  mal  lugar,  se- 
yendo  yo  tan  viejo!  ¡O,  qué  tamaña  verdad  dixo  el 
que  dixo  :  «El  que  se  tiene  por  pagado  e  por  abon- 
>dado  CONLO  que  le  viene,  bive  salvo  e  seguro  (6),  e 
»el  goloso  cobdigioso  (7)  siempre  vive  en  cuyta  e  en 
>  tristeza  e  en  lazerio!»;  mas  agora  me  es  amí  me- 


(i)  C.  Et  dijo  al  galápago:  «jQué  te  detiene  y  por  qué  te  veo 
como  si  estuvieras  triste?»  Dixo 

(2)  el  galápago  :  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  triste,  que  la  tristeza  no  sirve  para  nada;  mas  busca  para 
tu  mujer  medicinas  y  médicos,  pues  se  ha  dicho  :  «Gaste  el  rico 
>su  dinero  en  tres  cosas  :  en  obras  de  caridad,  si  desea  el  otro- 
> mundo;  en  provecho  del  sultán,  si  desea  dignidad  en  este  mun- 
>do,  y  en  las  mujeres,  si  desea  el  placer  de  la  vida.»  Dixo 

(4)  C.  melezina  para  ella  si 

($)    A.  Et  pesó  mucho  al  ximio  desto,  e  pensó  ensí  diziendo  : 

(6)  C.  seguro  y  tranquilo  y  gozoso,  e 

(7)  cobdigioso  —  A.  camino 


314  CALILA   Y   DIMNA 


nester  mío  (i)  seso,  et  buscar  carrera  cómmo  salga 
deste  lazo  en  que  caí.» 

Et  dixo  al  galápago  :  «Amigo,  deves  saber  que  el 
leal  amigo  non  deve  encubrir  a  su  amigo  su  buen 
castigo  nin  su  pro,  maguer  que  le  agravie;  ca  non  de- 
xiste  desto  cosa  anii  (2).  Et  si  yo  esto  oviera  sabido, 
traxiera  comigo  mi  coragón,  ca  lo  dexé  allá  do 

ESTAVA,  E  DIERA  TELO  POR  QUE  MELEZINARAS  TU  MUGER 
CONÉL.»    Et    dixo    EL    GALÁPAGO  t    «^'E  NON    LO    TRAES 

CONTIGO?;  ^jE  cómmo  lo  dexaste  allá?»  Dixo  el  ximio: 
«Avernos  por  ley  todos  los  ximios,  que  quando  algu- 
no sale  de  su  posada,  que  dexe  y  su  coragón;  enpero 
si  tú  quisieres,  traer  telo  he  yo  del  lugar  do  es,  si  me 
tornares  allá»  (3).  Et  fue  alegre  el  galápago,  por  que 
tan  de  grado  le  dava  su  coragón,  et  tornóse  conél  (4) 
ala  rribera,  e  saltó  el  ximio  en  tierra  e  subióse  luego 
enel  árbol  (5),  e  esperólo  el  galápago.  Quando  vido 
QUE  se  tardava  llamólo  e  díxole  (6)  :  «Toma  tu  co- 


(i)    A.  un 

(2)  A.  faga  dapño. 

(3)  C.  galápago  :  «<;Qué  te  impidió,  ¡oh  amigo!,  si  sabías  esto, 
el  hacérmelo  saber  y  habría  llevado  mi  corazón  conmigo?»  Dijo: 
«¿Y  dónde  tienes  tu  corazón?»  Dijo  :  «Déjelo  en  mi  morada.* 
Dijo  :  «íY  qué  te  movió  a  ello?»  Dijo  :  «Es  costumbre  entre  nos- 
otros los  simios,  cuando  salimos  a  visitar  a  los  amigos,  dejar  nues- 
tro corazón  para  desechar  las  sospechas  de  él;  pero  si  quieres 
-que  te  lo  lleve,  lo  haré*  (*).  Et 

(4)  C.  conél  apresuradamente  ala 

(5)  C.  tierra  y  corrió  hacia  el  árbol  y  subióse  en  él,  e 

(6)  C.  galápago  una  hora,  y  como  se  tardaba  le  gritó  :  «Date 
prisa,  amigo;  toma 

(*)     J.  si  quieres,  tórname  al  árbol  para  que  te  traiga  mi  corazón.» 


DEL    GALÁPAGO    E   DEL   XIMIO 


ragón  e  vente  para  mí,  ca  mucho  nos  detardamos»  (i). 
Dixo  el  ximio :  «Veo  que  cuydas  que  só  tal  comnio  el 
asno  que  dezía  el  lobo  gerval  que  non  tenía  coragón 
nin  orejas.»  Et  dixo  el  galápago:  ^jE  cómmo  fue  eso?» 
Dixo  el  ximio:  «Dizen  que  un  león  niorava  en  una 
cueva  (2),  e  estava  enél  un  lobo  gerval  que  comía 
su  rrelieve.  Et  ensarnegió  el  león  (3)  tanto  que  fue 
muy  flaco  e  muy  atribulado,  e  non  podía  venar.  Et 
dixo  el  lobo  gerval :  «Señor,  tu  estado  es  ya  mudado, 

ET   NON    PUEDES    YA    VENAR.    EstO,    ^'pOr    qué    CS?»    (4). 

Dixo  EL  león:  «Por  esta  sarrna  que  vees,  e  non  ha 
otra  melezina  si  non  orejas  e  coragón  de  asno.»  Dixo 
el  lobo  gerval:  «Yo  sé  un  lugar  do  ay  un  asno  de  un 
curador  que  trae  sobre  él  los  liengos  (5)  aun  piado 
aquí  gerca  denos,  et  desque  lo  descarga  déxale  enel 
piado,  et  fío  por  Dios  que  telo  traeré,  e  tomarás  sus 
orejas  e  su  coragón.»  Dixo  el  león:  «Faz  lo  si  pudie- 
res, ca  mi  melezina  e  mi  salud  es  (6)  eso.»  Et  fuese 
el  lobo  gerval,  e  llegó  al  asno  e  díxole:  «¿'De  qué  es- 
tás tan  magro,  e  de  qué  tienes  estas  mataduras  enlas 
cuestas.?*»  Dixo  el  asno  :  «Este  curador  falso  meló 
faze,  que  se  sirve  de  mí  continua  mente,  e  me  men- 
gua la  cevada.» 

»Dixo  el  lobo  gerval:  «[<Et  cómo  consientes  eso?» 
Dixo  :  «¡jEt  qué  puedo  fazer,  e  cómo  escapar  de  las 


(i)  C.  y  J.  mucho  me  haces  esperar.»  Dixo 

(2)  A.  criava  en  un  lugar, 

(3)  león  —  A.  lobo 

(4)  C.  gerval  al  león  :  «¿Por  qué  causa,  ¡oh  señor  de  las  bes- 
tias!, tu  estado  es  ya  mudado?»  Dixo 

(5)  C.  liengos  que  ha  de  lavar  aun 

(6)  C.  león  :  «Pues  no  retardes  eso.» 


3l6  CALILA    y    DIMNA 


manos  délos  omnes?»  Dixo  el  lobo  gerval:]  «Yo  te 
enseñaré  un  lugar  muy  vicioso  e  muy  apartado  do 
nunca  andovo  omne,  et  ay  unas  asnas  las  más  fermo- 
sas  (i)  que  nunca  omne  vido,  e  han  menester  maslos.> 
Dixo  el  asno  (2)  :  «Pues  vayamos  allá,  que  si  por  ál 
yo  non  lo  fiziere  si  non  por  la  cobdi^ia  del  tu  amor, 
esto  me  faría  allá  ir  contigo.»  Et  fueron  se  amos  al 
león  et  adelantóse  el  gerval  e  fizogelo  saber  y  et  saltó  el 
león  enel  asno  (detrás  por  lo  tener),  mas  nonio  pudo 
tener  conla  flaqueza  que  avia.  E  salióse  le  el  asno  de 
entre  las  manos  e  fuese  e  tornóse  a  su  lugar  (3).  Dixo 
el  lobo  gerval  al  león  (4) :  «Si  a  sabiendas  dexaste  el 
asno,  ¿-por  qué  me  feziste  trabajar  enlo  buscar?  Et  si 
la  flaqueza  te  lo  fizo  dexar,  que  lo  non  pudiste  tener, 
esto  es  aún  peor»  (5).  Et  sopo  el  león  que  si  dixiese 
que  a  sabiendas  lo  dexara  que  sería  tenido  por  nes- 
gio,  et  si  dixese  que  lo  non  pudiera  tener  que  lo  ter- 
nían  por  flaco  e  por  cansado,  [et]  dixo  al  lobo:  «Si 
me  tú  tornares  acá  al  asno,  dezir  te  he  esto  que  me 
preguntas.»  Dixo  el  lobo  :  «Tengo  que  el  asno  está 
escarmentado  e  non  querrá  venir  otra  vez,  en  pero 
iré  aél  de  cabo  (6),  si  lo  pudiere  engañar  para  lo 

TRAER  ACÁ.» 


(i)     C.  fermosas  y  bravias  que 

(2)  C.  maslos.»  Y  regocijóse  el  asno  y  dijo  :  «Pues 

(3)  C.  enel  asno  y  no  lo  pudo  agarrar  y  se  le  escapó  el  asno. 
Dixo  — J.  et  salió  [el  león]  hacia  él  y  quería  saltar  sobre  él  y  no 
pudo  por  su  debilidad;  y  se  desembarazó  de  él  el  asno  y  escapó 
muy  temeroso  hacia  su  lugar.  Dixo 

(4)  C.  león  :  «¿Qué  has  hecho?  Si 

(5)  C.  buscar?  Y  si  es  que  ya  no  puedes  agarrarlo,  estamos 
perdidos  si  es  que  mi  señor  no  puede  agarrar  a  un  asno.»  Et 

(6)  C.  lobo  cerval :  «Ciertamente  qiie  ya  ha  experimentado 


DEL   GALÁPAGO   E   DEL   XIMIO  317 

»Et  fuese  (i)  para  el  asno.  Et  el  asno  quando  lo 
vido  (et)  díxole  :  ^iQué  fue  la  TRAvgiÓN  que  me  que- 
siste  fazer?»  Dixo  el  lobo  qerval  :  «Quísete  bien 
fazer,  e  non  fueste  para  ello  (2).  Et  lo  que  saltó  entí 
non  era  si  non  una  délas  asnas  que  te  dixe.  [E  te 
fago  saber]  giíe  nunca  tan  fermosa  la  vieras  (3);  [et 
que  saltó  sobre  ti  por  exceso  de  celo];  et  si  tú  quedo 
estovieras  un  poco,  diuso  sete  metiera*  (4).  Quando 
el  asno  oyó  dezir  de  las  asnas  (5)  movióse  le  su  sa- 
bor, e  fuese  conel  lobo  qerval  al  león,  et  saltó  el 
león  enél  e  prísolo  e  matólo.  Desí  dixo  el  león  al 
lobo  gerval :  «Yo  quiero  me  bañar,  desí  comeré  las 
orejas  e  el  coragón,  e  délo  ál  faré  sacrefigio,  que  así 
me  dixeron  los  físicos  (6);  pues  guarda  tú  el  asno 
mientras  que  yo  vó  e  luego  me  vuelvo»  (7). 

»Et  después  que  se  fue  el  león,  tomó  el  lobo  ger- 
val  (8)  las  orejas  e  el  corazón  del  asno  e  comió  lo  a 
fuzia  que  quando  el  león  esto  viese,  que  non  come- 
ría nada  délo   que  fincava,  por  que  lo  ternía  por 


el  asno  de  mí  lo  que  ha  experimentado;  mas  yo  por  esto  volveré 
a  él  por  si 
(i)     fuese  —  C.  volvióse  — J.  como  A. 

(2)  C.  fazer,  pero  la  culpa  ha  estado  en  el  exceso  de  celo.  Et 

(3)  A.  Et  commo  vido  asno  non  sopo  en  qué  manera  jugar 
contigo; 

(4)  C.  metiera;  y  no  es  la  culpa  sino  por  el  exceso  de  celo.»  Y 
quando 

(5)  C.  asnas  segunda  vez,  movióse 

(6)  C.  matólo.  Y  después  que  acabó  el  león  de  matar  al  asno, 
dijo  al  lobo  cerval:  «Esta  es  la  medicina  que  se  me  ha  prescrito; 
pues  me  bañaré  y  desí  c.  1.  o.  e  e.  c,  e  d.  á.  f.  sacrefigio;  pues 

(7)  A.  desí  venir  me  he  para  ti.» — C.  mientras  yo  me  baño  y 
vuelvo.^ 

(8)  C.  león,  se  dirigió  el  lobo  cerval  a  las 


31 8  CALILA   Y   DIMNA 


agüero  (i).  Et  desque  fue  tornado  el  león  díxoLE  : 
^^•Dó  es  el  coragón  e  las  orejas  del  asno?»  Dixo  el 
gerval  (2):  «^-Non  entendiste  tú  [que]  el  asno  non  tenia 
corazón  nin  orejas?»  Dixo  él:  «Nunca  mayor  mara- 
villa VI  QUE  ESTA  QUE  TÚ  DIZES.»  DlXO  EL  LOBO  QER- 

VAL :  «Señor,  non  te  maravilles,  mas  piensa  que  si 
lo  (3)  oviera,  non  tornara  atí  la  segunda  vez,  aviendo 
le  fecho  lo  que  le  feziste»  (4). 

»Et  yo  dixe  este  enxenplo  por  que  sepas  que  non 
só  yo  tal  coíuo  el  asno  (5);  mas  engañaste  me  con  tu 
traygión  por  me  matar  e  yo  fizete  otro  tal,  et  estorgí 
por  mi  seso  déla  locura  en  que  era  caído.»  Dixo  el 
galápago:  «Verdad  dizes,  ca  (6)  el  sesudo  es  de  poca 
palabra  e  de  grant  fecho  (7),  e  conosge  las  obras  an- 
tes que  se  meta  a  ellas,  e  estuerge  délas  cuytas  por 
su  seso  e  por  su  arte  (8),  así  commo  el  omne  que  cae 
en  tierra  con  su  fuerga,  e  con  ella  mesma  se  levan- 
ta» (9).  Este  es  el  enxenplo  del  omne  que  busca  la 
cosa,  e  desque  la  ha  rrecabdado,  dale  de  mano  e 
déxala  perder.» 


(i)     C.  fincava  del  asno,  ni  ofrecería  el  sacriñcio.  Et 

(2)  A.  Díxole  él : 

(3)  A.  el  coragón  e  las  orejas 

(4)  C.  vez  después  que  escapó  de  ti.»  Y  lo  tuvo  por  verdad  el 
león. 

(5)  C.  »Et  yo  sólo  te  di  este  e.  p.  q.  s,  q.  n.  s.  y.  t.  c.  el  asno, 
de  quien  decía  el  lobo  cerval  que  no  tenía  corazón  ni  orejas;  mas 

(6)  C.  dizes  y  eres  justo,  pues  yo  ya  sé  que  el 

(7)  C.  fecho  y  advierte  su  error,  e 

(8)  C.  cuytas  por  sus  actos,  así  —  J.  como  A. 

(9)  C.  tierra,  y  de  tierra  se  levanta  y  en  ella  se  apoya.»  Este  — 
j.  tierra,  y  en  ella  se  mantiene  firme  por  su  propia  acción  de 
levantarse.»  Este 


[CAPITULO  VIII] 

[A.,  fol.  67.  —  B.,  fol.  84.  —  C,  pág?.  175  a  177.  —  J.,  págs.  276  a  280.J 

Del  rr eligí  oso  e  del  can  (i). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «Ya  oí  este  enxenplo  e 
ENTENDÍ  lo;  pues  dame  agora  (2)  enxenplo  del  omne 
que  faze  las  cosas  sin  alvedrío  e  sin  pensamiento  e  a 
qué  torna  stifazienda  e  gima-»  (3).  Dixo  el  philósopho: 
«El  que  vagaroso  non  fuere  enstis  cosas  (4),  siempre 
se  arrepiente,  et  esto  semeja  al  enxenplo  del  rreli- 
gioso  e  del  can  e  del  culebro.»  Dixo  el  rrey:  «^-E 
cómmo  fue  eso?» 

Dixo  el  filósofo:  «Dizen  que  en  tierra  de  Jorgen 
avía  un  rreligioso  que  avía  su  muger,  e  estovo  ella 
que  se  non  enpreñó  un  tienpo,  desí  enpreñóse,  por 
lo  qual  el  rreligioso  fue  (5)  muy  gozoso,  et  díxole: 
«Alégrate,  ca  fío  por  Dios  que  parirás  fijo  varón, 


(i)     can. —  B.  gato. 

(2)  C.  dame,  si  sabes,  enxenplo 

(3)  C.  omne  precipitado  en  sus  cosas,  que  las  hace  sin  preme- 
ditación y  sin  reflexión»  (*).  Dixo 

(4)  A.  non  faze  sus  cosas  devagar, —  C.  Dixo  Bidpa  el  filó- 
sofo :  «El  que  no  sea  en  sus  cosas  y  en  sus  empresas  pausado,, 
siempre 

(5)  A.  e  fue  su  marido 

(•)     J.  reflexión  y  sin  mirar  a  sus  resultados.»  Dixo 


320  CALILA   Y   DIMNA 


CONPLIDO  DE  SUS  MiENBROS,  conquc  nos  alegremos  e 
de  que  nos  aprovechemos;  et  quiero  (i)  le  buscar 
ama  que  lo  críe  e  buen  nonbre  que  le  ponga.»  Et  dixo 
la  muger  (2):  «¿Quién  te  pone  en  fablar  enlo  que  non 
sabes  si  será  o  non?  (3).  Calla  e  sey  pagado  conlo 
que  Dios  te  diere;  que  el  omne  entendido  non  asma 
las  cosas  non  giertas,  nin  judga  las  aventuras,  ca  el 
querer  e  el  asmar  en  solo  Dios  es,  et  sepas  que  quien 
quiere(s)  contrastar  las  aventuras  e  judgar  las  cosas 
ante  que  sean  (4),  acaesger  le  ha  lo  que  acaesgió  al 
rreligioso  que  vertió  la  miel  e  la  manteca  sobre  su 
cabega.»  Dixo  el  marido  (5):  «¿Cómo  fue  eso?> 

Dixo  la  muger:  «Dizen  que  un  rreligioso  avía  cada 
día  (6)  limosna  de  casa  de  un  mercader  rrico,  pan  e 
miel  e  manteca  e  otras  cosas  de  comer  (7).  Et  comía 
el  pan  e  los  otros  comeres,  e  guardava  la  miel  e  ia 
manteca  en  una  jarra,  e  colgólo  ala  cabegera  de  su 


(i)     C.  quiero  adelantarme  a  le 

(2)  C.  muger:  «¡Oh,  hombre!  ¿Quién 

(3)  C.  sabes  si  pariré  ni  qué  nacerá  del  parto?  Calla  — 
J.  como  A. 

(4)  C,  que  en  este  pasaje  está  muy  alterado,  dice  así:  enten- 
dido no  habla  de  lo  que  no  sabe  cómo  sucederá,  ni  tiene  poder 
sobre  ello  en  sí  mismo,  sino  que  pone  el  cumplimiento  (*)  de  ello 
en  la  oración  (**),  y  no  pierde  su  propia  esperanza,  ni  se  cree  con 
poder  sobre  lo  que  desea.  Y  quien  (***)  habla  de  lo  que  no  sabe 
cómo  ello  ha  de  suceder,  y  se  cree  con  poder  sobre  la  cosa, 
acaesger 

(5)  marido :  —  C.  religioso : 

(6)  cada  día  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  C.  mercador,  ración  de  manteca,  miel  y  harina.  Et 

(•)     cumplimiento,  cLíaS,  sentencia,  suerte,  fatalidad,  desti»». 
(**)      oración,  ySj  ,  memoria,  mención,  invocación,  súplica. 
(•••)     quien,  corrigiendo  '-«o  en  ^-y^' 


DEL   RELIGIOSO   E   DEL   CAN  321 

zd.vü'd.^  fasta  (i)  que  se  finchó  la  jarra.  Et  acaesgió  que 
encaresgió  la  miel  e  la  manteca,  et  estando  una 
vegada  asentado  ensu  cama,  comengó  a  fablar  entre 
sí  (2)  et  dixo  ASÍ:  «Venderé  lo  que  está  enesta  jarra 
por  tantos  maravedís  (3),  e  conpraré  por  ellos  diez 
cabras,  e  enpreñar  sean,  e  parirán  a  cabo  de  ginco 
meses.»  Et  fizo  cuenta  desta  guisa,  e  falló  que  fasta 
ginco  años  montavan  bien  (4)  quatro  gientas  ca- 
bras (5).  Desí  dixo:  «Vender  las  (6)  he  e  conpraré 
por  lo  que  valieren  (7)  gient  vacas  (8),  por  cada  qua- 
tro cabras  una  vaca  [o  un  toro],  et  avré  simiente,  e 
senbraré  conlos  bueyes,  et  aprovechar  me  he  délos 
bezerros  e  délas  fenbras  e  déla  leche,  et  antes  délos 
ginco  años  pasados  avré  dellas  e  déla  leche  e  délas 
mieses  (9)  algo  grande,  et  labraré  muy  noble(s)  casa(s) 


(i)     a.  tanto 

(2)  J.,  que  está  más  completo  que  C,  dice  :  Et  comía  de  ello 
lo  que  necesitaba  para  alimentarse,  y  alzaba  el  resto  y  lo  ponía 
en  una  jarra,  y  la  colgaba  en  un  clavo  de  la  pared  de  su  casa, 
hasta  que  la  llenó.  Y  mientras  el  religioso  estaba  cierto  día  ten- 
dido sobre  sus  espaldas  y  tenía  la  jarra  en  las  manos,  y  la  jarra 
estaba  llena  hasta  el  borde,  pensó  en  el  encarecimiento  de  la 
manteca  y  la  miel,  et — C.  Et  iba  guardando  de  esto  la  manteca 
y  la  miel,  y  lo  ponía  en  una  alcuza  que  se  había  hecho,  hasta  que 
llenó  la  alcuza  de  esto.  Y  sucedió  que  encareció  la  miel  y  la  man- 
teca, et 

(3)  C.  jarra  por  un  diñar,  lo  menos  por  lo  que  puedo  vender- 
lo, e — J.  jarra  por  un  diñar,  e 

(4)  bien,  traducción  de  j.^C^\,  más  de. 

(5)  C.  cabras,  según  su  cuenta.  Desí 

(6)  LAS  —  Así  B.  —  A.  lo 

(7)  por  lo  que  valieren  —  Falta  en  C.  — J.  compraré  con  ellas 

(8)  vacas,  j-ñ^,  que  en  árabe  significa  vaca  o  toro. 

(9)  A.  de  la  crianza 

TOMO  L  21 


322  CALILA   Y   DIMNA 


e  conpraré  esclavos  e  esclavas  (i);  et  esto  fecho, 
casar  mehé  con  una  muger  muy  fermosa  e  de  grant 
linaje  e  noble,  e  enpreñar  sea  de  (2)  un  fijo  varón 
conplido  de  sus  miembros  (3),  e  poner  lo  he  muy 
buen  nonbre,  e  enseñar  le  he  buenas  costunbres,  e 
castigar  lo  he  délos  castigos  délos  rreyes  e  délos  sa- 
bios, et  si  el  castigo  e  el  enseñamiento  non  rresgi- 
biere,  ferir  lo  he  conesta  vara  que  tengo  enla  mano 
muy  mal.»  Et  algo  la  mano  e  la  vara  en  diziendo 
esto  (4)  e  dio  conella  enla  jarra  que  tenía  ala  cabe- 
qera  déla  cama,  e  quebróse,  e  derramóse  la  miel 
e  la  manteca  sobre  su  cabega.  Et  tú,  omne  bueno, 
non  quieras  fablar  nin  asmar  lo  que  non  sabes  que 
será»  (5). 

Desí  parió  la  muger  un  ñjo  conplido  de  sus  mienbros 
e  fueron  muy  gozosos  conél.  Et  acaesgió  un  día  que 
se  fue  la  madre  a  rrecabdar  lo  que  avía  menester,  e 
dixo  al  marido:  «Guarda  tu  fijo  fasta  que  yo  torne», 
e  fuese  ella.  Et  estovo  él  y  un  poco,  e  antojó  sele  de 
ir  a  alguna  cosa  que  ovo  menester,  que  non  podía 
escusar,  e  fuese  dende,  e  non  dexó  quien  guardase 


(i)     C.  esclavas,  ricos  vestidos  y  muebles;  et 

(2)  C.  linaje,  y  cuando  la  conozca  la  empreñaré,  y  luego  me 
parirá  un 

(3)  C.  miembros,  hermoso,  afortunado,  virtuoso,  e 

(4)  C.  costunbres  y  me  esmeraré  en  su  educación,  y  si  veo 
que  hace  el  tonto  y  no  hace  caso  de  los  castigos,  le  pegaré  con 
esta  vara  en  la  cabeza,  así.>  Y  alzó  la  vara  para  ensayar  con 
ella  e 

(5)  C.  cabega.  Y  resultaron  vanos  sus  cálculos  y  deseos.  Y 
sólo  te  he  contado  este  cuento  para  que  te  abstengas  de  hablar 
de  lo  que  no  sabes  si  acontecerá. >  Y  aceptó  el  religioso  el  con- 
sejo de  ella. 


DEL  RELIGIOSO   E  DEL   CAN  323 

el  niño,  si  non  un  can  que  avía  criado  en  su  casa.  Et 

EL  CAN  GUARDÓ  LO  QUANTO  PUDO,  CA  ERA  BIEN  NODRI- 

DO  (i).  Et  avía  enla  casa  una  cueva  de  un  culebro 

MUY  GRANDE  UCgrO.   Et   SaliÓ  C  VCUO   PARA  MATAR   al 

niño.  Et  el  can  quando  lo  vido  saltó  enél  e  matólo 
e  ensangrentó  se  todo  del  (2). 

Et  tornó  se  el  rreligioso  de  su  mandado.  Et  en  lle- 
gando ala  puerta,  salió  lo  a  rregibir  el  can  con  grant 
gozo,  mostrando  le  lo  que  fiziera.  Et  quando  el  rreli- 
gioso lo  vio  (3)  todo  ensangrentado, /éTíi/J  el  seso  pen- 
sando qjíe  avia  nmerto  a  su  Jijo  (4),  et  non  se  sufrió 
fasta  que  lo  viese,  et  dio  tal  golpe  al  can  fasta  (5)  que 

lo   mató    E    LO   AQUEDÓ   E   NON   LO   DEVIERA   FAZER.    Et 

DESPUÉS  entró  e  falló  al  niño  bivo  e  sano  (6),  e  al 
culebro  muerto  e  despedagado,  e  entendió  cómo 
acaegiera  (7),  [et]  comengóse  a  mesar  e  a  llorar  e 
a  carpir  se  e  a  dezir:  «Mandase  Dios  que  este  niño 
non  fuese  nasgido,  e  yo  non  oviese  fecho  este  pecado 
e  esta  tra3^ción.>  Et  estando  enesto  entró  su  muger 


(i)  C.  mieubros,  y  se  alegró  su  padre  de  él,  hasta  que  pasa- 
dos algunos  días  dijo  la  mujer  a  su  marido :  «Quédate  con  el  niño 
hasta  que  yo  me  lave  y  vuelva.-»  Y  se  fué  la  mujer;  y  no  había 
hecho  él  más  que  sentarse  cuando  llegó  un  enviado  del  sultán,  y 
se  fué  con  él,  y  no  dejó  con  su  hijo  a  nadie,  sino  a  una  comadreja 
que  tenía  domesticada  en  casa,  y  la  dejó  con  el  niño,  y  se  fué  a 
casa  del  sultán.  Et 

(2)  e  ensangrentó  se  todo  del.  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  A.  él  quando  vido  al  can 

(4)  A.  non  dubdó  que  avía  muerto  al  niño,  —  pensando  q.  a. 
m.  a.  s.fijo  falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(5)  C.  can  en  la  cabeza  con  el  palo,  que 

(6)  bivo  e  sano, —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  A.  que  lo  avía  muerto  el  can, 


3^4 


CALILA   Y  DIMNA 


et  falló  lo  (i)  llorando.  Et  díxole  :  «^jPor  qué  lloras  et 
qué  es  este  culebro  que  veo  despedazado  e  este  can 
muerto?»  Et  él  fizo  gelo  saber  todo  commo  acaes- 
giera,  et  dixo  la  muger  (2):  «Éste  es  el  fruto  del  apre- 
suramiento (3),  e  del  que  non  comide  la  cosa  antes 
que  la  faga,  e  que  sea  bien  gierto  della :  arrepentir 

SE  QUANDO  NON  LE  TIENE  PR0.> 


(i)     C.  Et  entró  la  mujer  y  él  estaba  llorando. — J.  Et  entró  la 
mujer  y  lo  encontró  en  tal  estado. 

(2)  C.  culebro  y  este  can  muertos?  >  Y  él  le  contó  lo  sucedido 
a  ambos  y  dijo  (*) :  «Este 

(3)  C.  apresuramiento;  y  éste  es  el  ejemplo  del 

(*)     J.  dijo  ella:  «Éste 


[CAPÍTULO  IX] 

[A.,  fols.  68  a  70.  —  B.,  fols.  85  a  87  v.  —  C,  págs.  205  a  210. 
J.,  págs.  380  a  2S8.] 


Del  gaio  e  del  mur. 

Dixo  el  [rrey  al]  filósofo  :  «Ya  oí  este  enxenplo 
del  omne  rrabinoso,  qué  es  su  (^ima.  Pues  dame  agora 
enxemplo  délos  dos  enemigos,  cómmo  se  ayudan  e^ 
uno  del  otro  ala  ora  déla  cuyta,  e  cómmo  se  guardan.» 
Dixo  el  filósofo:  «Conviene  al  omne,  quando  cayere 
en  manos  de  sus  enemigos,  que  pugne  de  aver  amor 
con  alguno  dellos,  e  tomar  lo  por  amigo,  para  venger 
conél  los  otros  enemigos;  ca  non  puede  ser  que  el 
amigo  sea  toda  vía  amigo,  nin  el  enemigo,  enemigo. 
El  amigo,  quando  le  fazen  pesar,  tórnase  enemigo,  et 
el  enemigo,  quando  vee  que  le  yaze  pro  en  su  amigo, 
non  finca  en  su  enemistad  e  tórnase  amigo  leal.  Et  el 
omne  sabio,  ala  ora  de  la  cuyta,  faze  amistad  con  sus 
enemigos,  e  al  nesgio  gierran  sele  todas  las  carreras, 
así  que  non  sabe  rrazón  nin  manera  por  do  estuerga, 
fasta  que  peresge  en  nesgedat.  Et  este  es  el  enxem- 
plo del  mur  e  del  gato,  los  quales  se  libraron  uno  a 
otro»  (i).  Dixo  el  rrey  :  «¿Cómmo  fue  eso?» 


(i)     C.  Dixo  el  rey:  «Ya  he  comprendido  el  ejemplo  del  que 


CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  (i)  el  filósofo  :  «Dizen  que  en  una  tierra  avía 
un  árbol  muy  grande^  que  llamavan  Vairod,  et  avía 

AL  PIE  DEL  MUCHOS  VESTIBLOS,  E  ENSUS  RRAMAS  MU- 
CHOS NIDOS  DE  AVES.  Et  avía  a  rraíz  deste  árbol  una 
cueva  de  un  mur,  que  avia  nonbre  Vendo,  et  allí  ger- 
ca  del  árbol  avía  [una  cueva  de]  un  gato,  que  avia 
nonbre  Rabiii).  Et  solían  allí  venir  a  menudo  los  ve- 


se  apresura  en  sus  asuntos  y  no  procede  con  aplomo  (*).  Pues 
forja,  si  sabes,  un  ejemplo  del  hombre  que  tiene  muchos  enemi- 
gos que  le  acechan  por  todas  partes  y  está  a  punto  de  perecer,  y 
procura  librarse  con  la  ayuda  de  un  enemigo  y  con  su  reconcilia- 
ción, y  se  salva  de  lo  que  temía  y  cumple  su  promesa  al  que  lo 
ha  salvado.  Pues  cuéntame  la  ocasión  de  hacer  la  paz  y  cómo  se 
procura  esto.»  Dijo  el  filósofo  :  «La  enemistad  y  la  amistad  y  el 
amor  y  el  odio,  no  siempre  persisten  y  perduran;  que  muchas 
veces  de  la  amistad  se  pasa  a  la  enemistad,  y  muchas  veces  de 
la  enemistad  se  pasa  a  la  amistad,  según  los  motivos  y  las  cir- 
cunstancias. Y  el  hombre  sabio  saca  de  todo  lo  que  le  sucede 
fiuevos  recursos  de  su  inteligencia^  ya  ante  el  enemigo  poderoso,  con 
su  energía,  ya  ante  el  amigo,  con  su  afabilidad  (**).  Y  no  impide 
al  hombre  de  talento  la  enemistad  que  tenga  con  su  enemigo,  el 
que  se  acerque  a  él  y  procure  aprovecharse  de  él  cuando  desea 
alejar  un  temor  u  obtener  (***)  lo  que  desea,  y  emplea  su  seso 
en  procurar  el  allegamiento  y  la  reconciliación.  Y  quien  reflexio- 
na acerca  de  esto  y  procede  con  firmeza,  sale  de  su  apuro.  Y 
son  ejemplo  de  esto  el  gato  y  el  ratón,  que  se  reconciliaron  y 
tuvieron  ambos  seso;  y  en  esto  consistió  su  salvación  juntamente 
y  el  librarse  del  terrible  peligro. >  Dixo 

(i)    C.  Dixo  Bidpa  el 

(2)     C.  «Dizen  que  en  un  lugar  así  que  asá  había  un  árbol  muy 

(*)  Este  capítulo,  como  se  ve  por  esta  frase,  está  en  C.  fuera  de  su 
debido  lugar,  pues  se  halla  después  del  capítulo  que,  según  el  orden  en 
que  los  colocamos  aquí,  es  el  XI. 

(•*)  Lo  subraj'-ado  es  de  J.,  que  está  conforme  con  la  edición  de 
Sacy,  pues  en  C.  no  se  entiende  esta  frase. ^ 

{***)      obtener,  ^í:*.  en  J.,  mejor  que  y^^^  en  C. 


DEL    GATO    E   DEL    MUR  327 


nadores  e  venar  aquellos  venados  et  caqar  las  aves 
de  gerca  de  aquel  árbol.  Así  que  un  cagador  armó 
sus  lazos,  e  cayó  y  el  gato  (i).  Et  enesto  el  mur  salió 
DE  su  CUEVA,  e  andovo  buscando  qué  comiese;  e  en 
rreguardando  se  con  todo  esto,  et  catando  a  todas 
partes  muy  apergebido,  vido  al  gato  estar  enlos  lazos, 
et  fue  MUY  alegre.  Desí  paró  mientes  (2)  enpós  desí, 
e  vido  un  lirón  que  le  yazía  en  gelada,  et  cató  a  suso 
e  vido  un  buho  en  un  rramo  del  árbol  oteándoh 
para  le  levar  (3).  Et  temióse  que  si  se  tornase  [co- 
rriendo] atrás  que  saltaría  enél  el  lirón,  et  si  se  fuese 
a  diestro  o  a  siniestro  que  lo  levaría  el  buho,  et  que  si 
fuese  adelante  que  (4)  lo  prendería  (5)  el  gato;  et  dixo 
en  su  coragón:  «Devo  me  ayudar  del  seso  e  délas 
artes  de  guisa  que  estuerga  deste  peligro;  ca  los  co- 
ragones  délos  sabios,  mares  son  profundos,  e  conellos 
saben  qué  ha  entre  desanparar  se  omne  a  muerte  e 
entre  trabajar  se  de  escapar;  et  quando  son  enel  vigió 
non  se  aseguran  délos  (délos)  durar  la  vida  nin  se 
desanparan  enla  tribulagión  e  enla  cuyta  (6).  Et  yo 


grande;  en  su  raíz  una  cueva  de  un  gato,  a  quien  llamaban  Rumí, 
y  una  cueva  de  un  mur,  a  quien  llamaban  Caridún.  Et — J.  Rumí, 
y  había  cerca  de  él  una,  etc.,  como  en  A. 
(i)     el  gato.  —  C.  y  J.  Rumí. 

(2)  paró  mientes,  iJI^XJl,  volvió  la  cabeza. 

(3)  A.  que  lo  estaba  aguardando  por  lo  matar. — para  le  levar 
falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(4)  A.  ge 

(5)  C.  adelante  que  tenía  enfrente  el  — J.  como  A. 

(6)  C.  dixo  (*) :  «Ésta  es  una  desgracia  que  m.e  rodea,  y  los 
males  aparecen  sobre  mí,  y  no  hay  salvación  si  no  acudo  a  mi  seso 


(*)     J.  dixo  en  su  corazón,  como  A. 


328  CALILA   Y   DIMNA 


HE  PENSADO,  E  non  fallo  Otra  arte  por  que  estuerqa 
DESTE  MAL,  SÍ  non  pedir  tregua  al  gato  e  ganar  su 
AMOR.  Ca  él  está  en  grant  cuyta,  que  lo  non  puede 
otro  librar  si  non  yo,  et  por  ventura  dar  me[á]  el 
gato  tregua  por  su  pro,  e  yo  otrosí  escaparé  por  él 
deste  mal  a  que  só  llegado»  (i). 

Desí  llamó  al  gato  e  díxol'  :  « ^-Cómmo  estás? » 
Dixo  el  gato  :  «Ya  vees  tú  cómmo  esto;  pues  ¿'por 
qué  preguntas?»  Dixo  el  mur:  ^Non  te  mentiré  {2)^  ca 
el  mentir  es  cosa  aborresgida;  et  por  ventura  bien 
querría  yo  que  fueses  en  mayor  estrechura,  et  que 
llegase  el  tienpo  déla  tu  (3)  muerte.  Mas  es  acaesgido 
tanto  de  mal,  que  me  non  plaze  por  que  estás  así,  et 
non  es  ninguno  que  mejor  me  pueda  librar  desto  en 
que  esto,  e  deste  tan  grant  peligro  en  que  esto,  salvo 


y  a  mi  astucia;  y  no  es  caso  de  quedar  atónito  ni  de  perder  los 
alientos  del  corazón;  porque  el  sabio  nunca  se  desentiende  de 
su  consejo,  ni  se  desprende  de  su  entendimiento  en  ninguna 
situación;  porque  los  sabios  dotados  de  corazón,  son  como  ma- 
res cuyo  fondo  no  se  puede  alcanzar.  Y  la  desgracia  no  triunfa 
del  hombre  de  seso  que  se  esfuerza  con  su  entendimiento,  hasta 
hacerlo  perecer;  ni  conviene  tampoco  que  la  esperanza  se  apo- 
dere de  él  y  lo  haga  insolente  y  lo  embriague,  ni  que  le  ciegue 
en  sus  asuntos.»  En  seguida  dijo  :  «Et 

(i)  C.  Ca  el  gato  está  en  gran  cuita,  y  es  posible  que  pueda 
yo  librarle;  y  tal  vez  escuche  él  lo  que  yo  le  diga,  [siendo]  pala- 
bras de  verdadero  amigo  que  no  le  miente;  y  si  acepta  esto  de 
mí  y  tiene  vivos  deseos  de  mi  ayuda  y  me  salva  con  esto  por  su 
propia  utilidad  (*),  es  posible  que  esto  sea  mi  salvación  y  la  suya.> 

(2)  A.  <Non  mientes, 

(3)  tu— A.  su 

(*)  y  me  s.  c.  e.  p.  s.  p.  utilidad,  según  la  lección  del  manuscrito  B» 
de  Cheikho. 


DEL    GATO   E  DEL   MUR  ^20 


tú;  et  tú  otrosí,  non  ay  ninguno  que  mejor  te  pue- 
da librar  desto  en  que  estás,  que  yo.  Ca  yo  esto  en 
rreguardo  del  lirón  e  del  buho  que  me  están  aguar- 
dando, et  yo  esto  flaco  que  meles  non  podré  anparar^ 
Et  si  tú  me  segurares  detí  mesmo,  e  me  fueres  fiador 
de  me  librar  délos  otros  que  me  tienen  gercado,  librar 
tehé  yo  desto  en  que  estás  e  estorgerás  desta  prisión. 
Et  plégate  desto,  et  ayúdame  a  librar  amí  e  atí;  ca 
así  commo  yo  quiero  tu  vida  por  rrazón  déla  mía, 
otrosí  tú  deves  amar  mi  vida  por  rrazón  déla  tuya, 
así  commo  escapan  los  omnes  déla  mar  por  las  naves 
e  las  naves  escapan  por  los  omnes,  e  así  fío  por  Dios 
que  escaparemos  desta  tribulación  amos,  ayudando 
nos»  (i). 


(i)  C.  el  gato  :  «Como  el  que  ha  caído  en  gran  estrechez  y 
apuro.»  Dijo  el  mur :  «Por  mi  vida,  que  así  debías  estar;  que  yo 
me  alegro  mucho  de  tu  daño,  porque  sólo  tu  estrechez  es  hol- 
gura para  mí;  pero  hoy  soy  compañero  tuyo  en  la  desgracia,  y 
no  espero  mi  salvación  sino  en  la  misma  cosa  que  confío  te  ha 
de  salvar  a  ti,  y  ella  es  la  que  me  inclina  hacia  ti;  y  en  verdad 
que  en  mis  palabras  no  hay  mentira  ni  engaño.  Ya  ves  la  situa- 
ción del  lirón  que  me  está  acechando  y  la  situación  del  buho  que 
quiere  arrebatarme;  y  los  dos  son  enemigos  míos  y  tuyos,  y  am- 
bos te  temen  y  te  respetan.  Pues  si  tú  me  prometes  que  si  me 
aproximo  a  ti  me  asegurarás,  y  yo  me  salvo  así  de  los  dos,  yo 
cortaré  los  lazos  en  que  estás  y  te  librarás  del  apuro  en  que  te 
hallas.  Y  ten  seguridad  en  lo  que  te  digo  y  confía  en  ello;  pues 
en  verdad  que  nadie  está  más  lejos  de  salvarse  que  dos  cuya 
situación  es  una  misma  y  su  condición  contraria;  pues  de  uno  de 
ellos  no  se  fía  el  otro,  y  del  otro  no  se  fía  el  uno.  Mas  tú  debes  fiar 
en  mí  en  lo  que  te  prometo  de  corazón,  y  accede  a  ello  y  deja 
que  me  aproxime  a  ti  y  no  lo  demores,  pues  el  sabio  no  demora 
su  obra.  Pues  alégrate  de  que  yo  viva,  como  yo  me  alegro  de 
que  tú  vivas;  pues  los  dos  nos  salvaremos  el  uno  por  el  otro,  así 


330  CALILA  Y   DIMNA 


Et  después  que  esto  oyó  dezir  el  gato  al  mur,  sopo 
que  dezía  verdad,  et  díxole :  «Verdad  dizes,  e  yo  te 
guardaré  esta  merged  por  sienpre,  e  avré  dételo  gua- 
lardonar.»  Et  dixo  el  mur:  «Déxame  llegar  atí,  ca  ei 
buho  e  el  lirón,  quando  nos  vieren  atreguados,  tor- 
nar sean.  Et  quando  yo  fuere  seguro  dellos,  tajaré 
estos  lazos  en  que  yazes.»  Et  fízolo  así  el  gato,  e 

ASEGURÓLO,  E  EL  MUR  LLEGÓSE  AÉL.  Et  quaudo  el  buho 

e  el  lirón  vieron  esto,  desfyuziáronse  del  e  fuéronse 
dende  (i).  Et  comentó  el  mur  a  tajar  la  rred  nudo  a 
nudo;  et  en  veyendo  el  gato  que  non  era  acugioso 
-enlo  tajar,  dubdó  del  et  díxole  :  «Amigo,  ^-por  qué 
non  te  apresuras  en  tajar  la  rred?  Por  ventura  que 
acabaste  ya  lo  tuyo  e  eres  seguro,  por  esto  lo  fazes. 
Et  si  así  es,  non  es  fecho  de  omne  justo.  Et  así  com- 
mo  me  yo  apresuré  ente  librar,  tú  otrosí  deves  te 
femengiar  en  librar  amí.  Et  si  te  nienbras  déla  ene- 
mistad antigua  non  lo  deves  fazer;  ca  me  has  ya  pro- 
vado por  bueno,  que  otro  o  mejor  deve  ser  loado.  E 
non  deves  parar  mientes  ala  (2)  antigua  malqueren- 
gia;  ca  los  buenos  non  tienen  mala  voluntad,  mas  son 
gradesgedores  del  bien  fecho;  e  la  merged,  segunt 
ellos  creen,  amata(n)  los  muchos  pecados  >  (3). 


como  la  nave  y  los  marineros  en  el  mar,  pues  la  nave  saca  a  los 
marineros  del  mar  y  por  ellos  sale  la  nave.» 
(i)     a.  tornáronse  de  aquel  lugar. 

(2)  A.  ser  firme  en  la 

(3)  C.  verdad  y  alegróse  de  ello  y  dijo  al  mur  :  «Veo  que  tus 
palabras  son  verdaderas  y  sinceras;  y  yo  deseo  esta  reconcilia- 
ción, en  la  que  espero  mi  salvación  y  la  tuya;  luego  te  lo  agrade- 
ceré mientras  viva  y  te  recompensaré  con  la  mejor  recompensa.» 
Dijo  el  mur :  <Pues  cuando  me  acerque  a  ti  y  vea  el  lirón  mi  si- 


DEL   GATO   E   DEL   MUR  33 1 


Dixo  el  mur:  «Los  amigos  son  en  dos  maneras:  el 
uno  es  amigo  puro,  e  el  otro  es  el  que  faze  amistad 
de  otro  en  ora  de  cuyta  e  de  nesgesidad.  Onde  el 
puro  amigo  deve  amar  al  amigo  más  que  así  mesmo, 
e  a  sus  parientes  e  a  su  aver;  ca  es  leal  por  naturale- 
za. Et  el  otro,  que  se  toma  por  ora  de  cuyta,  alas  ve- 
zes  dura  su  amor  e  alas  vezes  desfázese.  Et  por  ende 
conviene  al  omne  cuerdo  que  se  guarde;  ca  el  que 
pone  amor  con  su  enemigo  e  fía  por  él  e  non  se  guar- 
da del,  será  tal  commo  el  omne  que  com(m)e  más  délo 
que  deve  e  non  lo  sufre  su  estómago  nin  lo  puede 
moler  e  lazra  conello.  Et  yo  he  conpartido  mi  obra, 
e  finca  me  un  poco  por  fazer  (i);  ca  toda  obra  ha  sa- 


tuación  y  también  el  buho,  y  conozcan  por  ello  nuestra  reconci- 
liación, y  se  vuelvan  desesperados,  comenzaré  yo  a  cortar  tus 
lazos.»  Y  cuando  se  aproximó  el  mur  a  cortar  los  lazos  del  gato, 
creyó  el  gato  que  lo  hacía  lentamente,  y  dijo  :  «Veo  que  no  te 
apresuras  en  cortar  mi  red;  y  si  es  que  después  de  haber  conse- 
guido lo  que  deseabas  te  apartas  de  lo  que  prometiste  y  andas 
flojo  en  lo  que  yo  necesito,  pues  no  es  propio  del  hombre  de 
bien  andar  remiso  en  la  necesidad  del  amigo,  después  que  está 
seguro  ya  de  lo  que  él  necesitaba.  Diligente  anduvo  mi  amistad 
en  tu  beneficio  y  en  librarte  de  la  ruina,  fuera  de  la  cual  ya  te 
ves.  Justo  es,  pues,  que  me  libres  y  que  no  te  acuerdes  de  la 
enemistad  que  había  entre  nosotros;  porque  razón  es  que  un  solo 
oficio  de  buena  amistad  te  haga  olvidar  de  muchas  ofensas;  por- 
que el  más  rápido  castigo  es  el  castigo  de  la  traición  y  del  per- 
jurio, y  el  del  que  cuando  se  le  suplica  y  se  le  pide  perdón,  no 
perdona  ni  tiene  indulgencia.» 

(i)  C.  puro,  e  el  otro  obligado,  y  arabos  buscan  su  provecho 
y  procuran  librarse  del  mal.  En  cuanto  al  puro,  pues  puedes  fiarte 
de  él  y  servirte  de  él  en  toda  situación;  pero  en  cuanto  al  obli- 
gado, hay  situaciones  en  que  te  puedes  fiar  de  él  y  situaciones 
en  que  debes  guardarte  de  él,  y  no  dejar  nunca  de  tomar  como 


332  CALILA   Y   DIMNA 


zón  E  TiENPO,  et  el  que  faze  la  obra  sin  sazón  e  sin 
TiENPO  non  se  aprovecha  de  su  fruto  (i).  Et  yo  tajar 
te  he  esta  rred  un  nudo  enpós  otro  (2),  e  dexaré  un 
nudo  por  ser  seguro  deti  eii  guisa  que  le  quiebreis  tií) 
en  tienpo  (3)  que  me  non  puedes  alcanzar  quando  sa- 
lieres de  la  rred.»  Et  quando  amanesgió  veno  y  el 
cagador  a  aquel  lugar;  et  el  mur  (4),  quando  lo  vido, 
comengóse  a  esforgar  a  cortar  lo  que  quedava  déla 
rred,  e  cortólo;  e  subió  [el  gato]  enel  árbol  (5),  e  en- 
tró el  mur  en  su  forado,  e  el  cagador  tomó  su  rrede  e 
fuese  su  carrera  (6). 

Desí  quiso  el  mur  salir  del  forado  e  vido  al  gato 
e  non  se  llegó  aél.  Et  llamó  lo  el  gato  et  díxole  : 


garantía  alguna  que  otra  necesidad  que  él  tenga,  y  de  temerlo. 
Pues  la  ma3'0r  parte  de  las  uniones  y  amistades  entre  los  hom- 
bres no  se  verifican  sino  por  obtener  un  provecho  inmediato  o 
esperado.  Y  yo  cumplo  el  pacto  que  hice  contigo,  pero  me  guar- 
do en  esto  de  que  me  suceda  cosa  semejante  a  la  que  me  ha 
obligado  a  hacer  paces  contigo;  ca 

(i)     C.  sin  sazón,  no  tendrá  resultado  (*).  Et 

(2)  C.  rred  a  su  sazón,  e  — J.  rred  toda,  e 

(3)  A.  para  que  tú  cortes  de  guisa 

(4)  mur  —  A.  gato 

(5)  C.  tienpo  que  sepa  que  tú  no  puedes  preocuparte  de  mí.» 
Y  así  lo  hizo,  hasta  que  cuando  amaneció  vieron  al  cazador  que 
venía  de  lejos  y  dijo  el  mur :  «Ahora  es  ocasión  de  que  me  es- 
fuerce en  cortar  tus  lazos. >  Y  no  llegó  el  cazador  sino  cuando  ya 
había  terminado  el  mur  de  cortar  la  red  (**),  recelándose  siempre 
del  gato;  y  quedó  estupefacto  [el  cazador].  Y  cuando  terminó 
corrió  (***)  hacia  el  árbol  y  subió  en  él,  e 

(6)  C.  rrede  destrozada  y  se  fué  desesperado. 

(*)     J.  n'o  será  bueno  su  resultado. 

(••)  Lo  subrayado  falta  en  C,  pero  está  en  el  manuscrito  C.  de 
Cheikho. 

(•**)     corrió,  corrigiendo  en  C.  \o^  en  ((>.c 


DEL   GATO   E  DEL   MUR  333 


«^•Por  qué  non  te  llegas  amí,  el  mi  amigo  que  tan 
grand  merged  me  feziste?  Ca  yo  he  grant  sabor  de 
fazer  gualardonar  el  bien  que  me  has  fecho,  et  dar 
tehé  yo  a  comer  el  fruto  de  tu  obra.  Pues  llégate  amí 
e  non  temas,  ca  non  amo  más  amí  que  atí.»  Et  juróle 
que  le  non  buscaría  mal.  Dixo  el  mur :  «El  que  non 
sabe  traer  su  fecho  con  sus  enemigos  e  conlos  ami- 
gos, faze  mal  así  e  mátase.  Et  la  enemistad  e  la  amis- 
tad devela  orne  poner  segtín  que  viere  el  tienpOy  et  el 
entendido  deve  usar  de  cada  una  (i)  dellas  según t 
deve.  Et  el  omne  entendido  non  deve  poner  su  amor 
conel  omne  que  era  su  enemigo,  si  non  fuere  en  ora 
de  cuyta;  ca  los  fijos  délas  bestias  siguen  a  sus  ma- 
dres mientre  han  de  mamar  dellas,  et  quando  las 
pueden  escusar  fuyen  dellas,  et  el  enemigo  quando 
se  torna  amigo  por  esperanga  de  algunt  pro,  después 
que  lo  acaba  tórnase  a  su  enemistad,  así  commo  faze 
el  agua  quando  la  escalienta  el  fuego,  que  si  se  parte 
del  fuego  tórnase  a  su  friura.  Et  tú  eres  mi  enemigo 
natural  e  tú  amí  otro  tal  (2).  Pues  ¿cómmo  se  ende- 
resgará  amor  entre  nos?  Et  yo  non  sé  para  qué  me 
ayas  tú  menester  si  non  para  comer  me.»  Desí  co- 
mengó  el  mur  a  se  rreguardar  del  gato  e  a  ser  muy 
apergebido»  (3). 


(i)    a.  han  lugar,  do  deve  el  entendido  usar 

(2)  Et  tú...  tal. —  B.  Et  tú  e  yo  somos  enemigos  naturales. 

(3)  C.  Desí  salió  el  mur  del  f.  e  v.  a.  gato  de  lejos  y  no  quiso 
llegarse  a  él.  Et  11. 1.  e.  gato  :  «jOh  amigo,  que  tan  gran  bien  me 
has  hecho!  ¿Qué  te  impide  el  que  te  llegues  a  mí  para  que  te  re- 
compense el  bien  que  por  ti  he  gozado?  Ven,  pues,  a  mí,  y  no 
interrumpas  mi  amistad;  que  quien  hace  un  amigo  y  deja  su  com- 
pañía se  priva  del  fruto  de  la  amistad  y  desesperan  de  gozarlo 


334  CALILA   Y   DIMNA 


SUS  amigos.  Y  en  verdad  que  te  debo  un  favor  que  nunca  he  de 
olvidar.  Y  tú  debes  desear  mi  recompensa  y  también  la  de  mis 
amigos,  y  no  temas  de  mí  nada;  mas  sepas  que  cuanto  hay  en 
mí  tu3'0  es.>  En  seguida  juró  e  hizo  esfuerzos  para  que  se  cre- 
yese como  verdadero  lo  que  decía,  y  le  contestó  el  mur:  «A  ve- 
ces la  enemistad  latente  se  manifiesta  como  amistad,  y  es  más 
temible  entonces  que  la  enemistad  manifiesta;  y  quien  no  se 
guarda  de  ella,  da  gran  caída,  [como]  el  hombre  que  monta  en 
un  elefante,  sobreviene  a  éste  un  arrebato  de  celo  cuando  aquél 
va  rendido  de  sueño  y  cae  bajo  del  elefante,  que  lo  pisa  y  lo 
mata.  Y  solamente  debe  llamarse  amigo  un  amigo  por  quien 
espera  provecho  de  él;  y  enemigo,  un  enemigo  por  quien  teme 
daño  de  él;  pues  el  sabio  cuando  espera  [provecho]  de  su  ene- 
migo le  manifiesta  amistad;  y  cuando  teme  daño  de  su  amigo,  le 
manifiesta  enemistad.  <Acaso  no  ves  el  proceder  de  las  bestias» 
que  sólo  siguen  a  sus  madres  cuando  confían  en  su  leche,  y 
cuando  se  acaba  ésta  se  apartan  de  ellas?  Y  como  las  nubes 
aparecen  en  un  tiempo  y  se  desvanecen  en  otro,  y  llueve  unas 
veces  y  deja  de  llover  otras,  así  cambia  el  sabio  según  se  le  pre- 
sentan las  circunstancias  en  sus  relaciones  con  sus  amigos  y  com- 
pañeros; y  se  desahoga  [con  ellos]  una  vez  y  se  comprime  otra, 
y  se  familiariza  un  día  y  se  recela  otro,  y  se  alegra  un  tiempo  y 
se  irrita  otro,  y  se  carga  de  paciencia  una  vez  y  se  enfada  pronto 
otra.  Y  a  veces  interrumpe  el  amigo  la  amistad  que  le  unía  con 
su  amigo  sin  temer  daño  de  él,  porque  el  origen  de  sus  relacio- 
nes no  era  la  enemistad.  Pues  cuando  sea  el  origen  de  sus  rela- 
ciones una  enemistad  y  se  origina  luego  amistad  por  la  necesi- 
dad que  obliga  a  ello,  cuando  desaparece  el  motivo  que  originó 
la  amistad,  vuelve  a  su  origen  la  cosa,  así  como  el  agua  que  se 
calienta  al  fuego  y  cuando  se  quita  de  él  vuelve  a  enfriarse.  Y  no 
hay  enemigo  cuya  hostilidad  sea  más  perjudicial  a  mí  que  la  tuya, 
después  que  hubo  entre  nosotros  el  amor  y  amistad  que  hubo  y 
después  que  tuvimos  intimidad  y  confianza  uno  con  otro.  Pero 
me  obligó  a  mí  y  a  ti  la  necesidad  que  nos  apremió  a  los  dos  a 
hacer  amistad;  y  ya  desapareció  el  motivo  por  el  que  tú  tenías 
necesidad  de  mí  y  yo  tenía  necesidad  de  ti,  y  temo  que  con  su 
desaparición  vuelva  la  enemistad;  y  no  es  bueno  para  el  débil 
estar  cerca  de  un  enemigo  fuerte,  ni  para  el  humilde  tener  cerca 
un  enemigo  poderoso;  y  no  sé  que  tú  me  necesites  si  no  es  que 


DEL   GATO   E   DEL   MUR  335 


quieras  comerme,  y  no  tengo  confianza  en  ti.  Y  yo  ya  sé  que  el 
enemigo  débil  está  más  cerca  de  librarse  del  enemigo  fuerte 
cuando  se  guarda  de  él  y  no  se  deja  engañar  por  él,  que  el  ene- 
migo fuerte  cuando  se  deja  engañar  por  el  enemigo  débil  y  se 
confía  en  él.  Y  el  sabio  acaricia  a  su  enemigo  cuando  tiene  nece- 
sidad de  él;  y  le  manifiesta  amor  y  le  hace  ver  que  tiene  familia- 
ridad con  él  cuando  no  tiene  otro  remedio;  pero  procura  apar- 
tarse pronto  de  él  cuando  halla  carrera  para  ello.  Y  yo  sé  que 
el  que  ha  sido  derribado  [por  exceso]  de  confianza,  difícilmente 
puede  levantarse  de  su  caída;  y  el  sabio  cumple  a  su  aliado  el 
pacto  que  con  él  ha  hecho,  pero  no  se  fía  por  ello  de  nadie  y  se 
aparta  de  su  enemigo  cuanto  puede.  Y  el  que  tú  te  apartes  de 
los  cazadores,  y  yo  de  ti,  es  el  mejor  consejo.  Yo  te  amo  de  lejos; 
y  tú  no  debes  recompensarme  por  una  cosa  tal,  si  te  parece,  pues 
no  hay  manera  de  que  nos  juntemos. > 


[CAPITULO  X] 

[A.j  fols.  70  a  71  V.  —  B.,  fols.  87  V.  a  90.  — C,  págs.  211  a  216. 
J.,  págs.  289  a  298.] 


Del  rrey  Beramer  e  del  ave  que  dizen  Caira  (i). 

Dixo  el  rrey  al  philósopho:  «Ya  oí  este  enxenplo, 
pues  dame  enxenplo  del  que  rresgibió  tuerto  e 
cómmo  el  que  gelo  fizo  se  deve  guardar  del»  (2).  Dixo 
el  filósofo:  «Esto  es  el  enxenplo  del  rrey  e  del 

AVE  QUE  DEZÍAN  CaTRA.»   DiXO  EL  RREY  :   «¿'E  CÓMMO 

FUE  ESO?»  Dixo  EL  FILOSOFO:  «Dizen  que  un  rrey 
muy  poderoso,  que  avía  nonbre  Varamunt,  tenía  un 
ave  que  dezían  Catra,  et  esta  ave  fablava  e  era  muy 
entendida,  e  avía  un  fijo  pollo.  Et  el  [rrey]  mandó 
guardar  a  Catra  e  a  su  fijo  en  casa  de  su  muger, 
la  que  era  señora  de  sus  mugeres,  et  mandó  a  ella 
que  los  mandase  guardar  (3).  Desí  acaesgió  que  parió 
la  muger  del  rrey  (4)  un  fijo;  et  criaron  se  el  niño 


(i)     Catra.  —  C.  y  J.  Fanza  (ojL-ls),  y  así  en  todo  el  cuento. 

(2)  C.  oí  el  ejemplo  del  hombre  que  se  halla  rodeado  de  ene- 
migos y  solicita  el  auxilio  de  uno  de  ellos  y  se  reconcilia  con  él, 
hasta  que  escapa  mediante  esta  [reconciliación!  de  lo  que  temía, 
y  se  salva.  Pues  dame,  si  te  parece,  ejemplo  de  dos  enemigos,  a 
uno  de  los  cuales  conviene  que  se  guarde  del  otro.>  Dixo — J.  oí 
este  ejemplo;  pues  dame  ejemplo  de  los  enemigos,  de  los  cuales 
uno  de  ellos  no  puede  menos  que  temerse  del  otro.>  Dixo 

(3)  guardar. — En  J.  ¿íJáils:'*^\  mejor  que  en  C,  sX,^£i.,JLu)'^\ . 

(4)  C,  guardar.  Y  parió  su  mujer  un  — J.  como  A. 


DEL  REY  BERAMER  E  DEL  AVE  CATRA        33/ 

conel  pollo,  e  comían  en  uno  e  jugavan  en  uno. 
Et  Catra  iva  cada  día  al  monte,  e  traía  dos  frutos  muy 
estraños  (i)  que  non  sabía  ninguno  qué  era  (2),  et 
dava  el  uno  a  comer  asu  fijo  e  el  otro  al  infante.  Et 
cresgieron  por  esto  más  aína  e  esforgaron  se  mucho, 
de  guisa  que  lo  entendió  el  rrey,  et  amó  más  por  ende 
a  Catra. 

Et  acaesgió  un  día  que  mientra  Catra  fue  a  buscar 
aquellos  dos  frutos  entró  su  fijo  a  una  casa  do  tenía 
el  fijo  del  rrey  sus  palominos.  Et  quando  vio  entrar 
ende  al  fijo  de  Catra  pesóle,  e  ensañóse  (3)  e  tomólo 
e  dio  conél  en  tierra  e  matólo.  Et  quando  Catra  llegó 
e  vio  su  fijo  muerto  ovo  gran  pesar  e  dio  vozes  (4)  e 
dixo:  «¡O!,  qué  mal  barata  el  omne  en  bevir  conlos  (5) 
rreyes,  que  non  ha  enellos  verdad  nin  lealtad,  et 
mal  astrugo  es  quien  es  tributado  en  los  servir  (6);  ca 
nin  son  para  amigo  nin  para  vasallo  nin  para  acos- 


(i)    mtey  estraños,  ¿í.^'^\,  frutos  que  se  comen  con  mucho 
gusto 

(2)  que  non  sabía  ninguno  qué  era,  —  Falta  en  C,  pero  está 
enj. 

(3)  C.  frutos,  saltó  su  pollo  en  la  cueva  de  los  pájaros  del  mu- 
chacho (*),  y  se  ensañó  el  muchacho  e 

(4)  A.  veno  Catra  e  falló  su  fijo  muerto  e  dio  vozes  e  fizo  grant 
duelo  (**) 

(5)  C.  dixo:  «Añicción  para  los  rreyes, — J.  dixo:  «Abomina- 
ción a  los  rreyes, 

(6)  A.  el  que  ha  amor  con  ellos; 

(*)     No  necesita  C.  la  corrección  que  su  editor  propone. 
(**)      No  sé  si  debe  atribuirse  a  mera  coincidencia  el  que,  así  como 
la  construcción  de  B.  en  este  pasaje  está  conforme  con  la  de  C,  la  de  A. 
lo  está  con  la  de  J.,  que  dice  así:  Luego,  pues,  Catra   llegó  y  encontró 
a  su  pollo  muerto  y  dio  voces  y  se  entristeció 

TOMO  I.  22 


338  CALILA   Y   DIMNA 


TADO  (i),  nin  onrran  a  ninguno,  si  non  por  algunt  pro 
o  por  alguna  esperanga.  [Estonges  se  lo  allegan  et  lo 
onrran.]  Et  desque  han  acabado  conél  lo  que  han 
menester,  non  finca  amor  entre  ellos  nin  amistad; 
mas  sola  mente  non  es  su  fecho  si  non  mentir  e  fallir 
e  engañar  e  descreer  e  desconocer  e  fazer  grandes 
pecados  (2),  et  cuentan  los  por  muy  lijeros  e  por 
pequeños.  Et  quiéreme  vengar  deste  falso  traydor 
que  mató  a  su  conpañero  e  a  su  amigo,  con  quien 
comía  E  BEVÍA  e  jugava»  (3).  Desí  saltó  alos  ojos  del 
niño  e  quebró  gelos  (4)  consus  uñas  e  bolo  e  posó  en 
un  lugar  muy  alto  (5). 

Et  fiziéronlo  saber  al  rrey,  e  ovo  muy  grant  pesaV, 
et  ovo  esperanga  que  enartaría  a  Catra  de  guisa  que 


(i)  C.  tribidado  en  servir  a  los  reyes,  para  quienes  no  hay  amis- 
tad ni  cosa  sagrada;  y  no  aman  a  nadie  nin 

(2)  A.  alos  que  los  sirven, 

(3)  Este  pasaje  está  alterado  en  todos  los  textos  árabes.  — 
J.  dice  :  nin  amistad  ni  bondad  ni  perdón  de  los  pecados  ni 
reconocimiento  del  deber.  Ellos,  cuyo  hecho  no  es  sino  hipocre- 
sía y  maldad,  ellos  empequeñecen  los  pecados  que  cometen,  por 
grandes  que  sean,  y  agrandan  los  pequeños  cuando  se  oponen 
a  sus  caprichos.  Y  de  ellos  es  este  ingrato  que  no  ha  tenido  pie- 
dad, traidor  a  su  compañero  y  hermano.»  Desí  —  C,  corregido 
según  el  manuscrito  C.  de  Cheikho,  dice  así:  nin  amistad,  ni  el 
sentimiento  del  bien  halla  recompensa  en  ellos,  ni  hay  pecado 
que  para  ellos  sea  perdonable,  sino  que  sus  hechos  de  ellos  son 
aumentar  riquezas  y  mentir  y  hacer  entender  que  todo  grande 
pecado  que  cometen  ellos  es  pequeño  y  para  ellos  despreciable. 
Pues  quiero  vengarme  hoy  del  ingrato  que  no  ha  tenido  piedad, 
del  que  ha  hecho  traición  a  su  conpañero  e  a  s.  a.,  c.  q.  comía  e 
jugava.»  Desí 

(4)  C.  saltó  a  la  cara  del  niño  y  quebróle  los  ojos  consus 

(5)  C.  alto,  llena  de  aflicción.  —  J.  como  A. 


DEL  REY  BERAMER  E  DEL  AVE  CATRA        339 

LA  ENARTANDO  la  matada  (i).  Et  cavalgó  el  rrey  e 
fuese  para  (2)  ella,  et  llamóla  por  su  nonbre,  a  salva 
fe,  e  díxole  que  veniese  (3).  Et  ella  non  quiso  venir 
et  dixo:  «Rrey,  bien  sabes  que  al  traydor,  si  le  yerra 
la  justicia  deste  siglo,  non  le  yerra  [la]  del  otro.  Et 
tu  fijo  fizo  traygión,  e  yo  le  di  la  pena  eneste  siglo  (4). 
Dixo  el  rrey:  «Verdad  dizes,  et  bien  sé  yo  que  es  así 
commo  tú  dizes;  pues  vente  tú  para  nos  e  sey  segura, 
ca  non  avernos  desto  cura»  (5).  Dixo  Catra:  «Non 
me  llegaré  atí,  ca  los  omnes  de  buen  entendimiento 
defienden  que  se  non  llegue  omne  al  omne  que  rres- 
gibió  tuerto,  et  dixeron:  «Quanto  más  te  falagare  el 
»que  mala  voluntad  te  tiene  e  al  que  feziste  mal,  et 
» quanto  más  (fa)blando  te  fuere  (6),  tanto  más  lo 
»ESTRAÑA  TÚ  E  lo  aparta  detí;  ca  non  ha  tal  seguridat 
»del  enemigo  qiíe  rregibió  tuerto,  commo  (7)  alongar 
»se  del  e  guardarse  del.»  Et  dizen  que  el  omne  enten- 


(i)     C.  de  guisa  que  triunfaría  de  ella.  — J.  como  A. 

(2)  C.  cavalgó  hacia  ella  y  se  paró  junto  a  ella,  — J.  cavalgó 
a!  momento  y  se  dirigió  hacia  ella, 

(3)  C.  nonbre  y  le  dijo :  <Ten  seguridad  y  ven.»  Et 

(4)  C.  «Rrey,  el  traidor  es  castigado  por  su  traición;  y  si  le 
yerra  1.  j.  d.  s.,  n.  1.  yerra  la  del  otro  hasta  qu.e  su  pecado  sea  cas- 
tigado en  sus  descendientes  y  en  los  descendientes  de  sus  des- 
cendientes. Y  tu  hijo  fué  traidor  y  le  di  el  castigo.»  Dixo 

(5)  C.  rrey:  «En  verdad  que  esto  hemos  hecho  contigo,  y  tú 
te  has  vengado  de  nosotros;  pues  ya  no  hay  contra  ti  odio  de 
parte  nuestra,  ni  contra  nosotros  de  tu  parte.  Acércate,  pues,  a 
mí  con  toda  seguridad.*  Dixo  —  J.  rrey:  «Es  verdad  que  mi  hijo 
fué  traidor  con  el  tuyo,  y  ya  tenemos  cada  uno  lo  que  nos  corres- 
ponde; pues  ya  no...  seguridad  y  no  temas.»  Dixo 

(6)  C.  fuere  y  más  te  honrare,  tanto 

(7)  C.  commo  el  temerse  de  él  y  alongar 


340  CALILA   Y   DIMXA 


dido  [sólo]  deve  contar  a  su  padre  e  a  su  madre  (i) 
por  amigos,  e  sus  hermanos  por  conpañeros,  e  su  mu- 
ger  (2)  por  solaz,  e  sus  fijos  por  nonbradía,  e  sus  fijas 
por  cont^endoras,  [e  sus  parientes  por  adversarios], 
et  cuente  así  mesmo  por  solo  señero.  Et  yo  [sola 
señera]  lievo  oy  detí  muy  grant  carga  (de  ti)  de  pesar, 
que  ninguno  non  la  lieva  comigo,  [e  voy  me]  e  finca 
con  salud.» 

Dixo  el  rrey:  «Si  tú  comengaras  a  fazer  el  mal  e  el 
atrevengia  (3),  sería  segunt  tú  dizes;  mas  pues  que  lo 
nos  comentamos,  <qué  culpa  as  tú,  e  qué  te  veda  que 
non  fíes  de  nos?»  (4).  Dixo  Catra:  «Las  malas  volunta- 
des han  muy  apoderados  lugares  enlos  corazones  (5), 
así  que  la  lengua  non  dize  lo  que  es  enel  coragón  con 
verdat,  et  el  coragón  afirma  e  testigua  más  derecha 
mente  lo  que  está  enel  otro  coragón  que  la  lengua;  e 
yo  fallo  que  mi  coragón  non  testigua  nin  acuerda 
con  (6)  tu  lengua,  7í¿n  [mi  lengua]  confu  coragón.^ 
Dixo  el  rrey:  «<;Non  sabes  tú  que  (7)  las  malas  volun- 
tades son  entre  muchos  omnes,  et  el  que  ha  seso  ha 


(i)     a  su  padre  e  a  su  madre  —  C.  }'  J.  a  sus  padres 

(2)  su  niuger  —  C.  y  J.  sus  mujeres 

(3)  C.  «Si  tú  no  te  hubieses  atrevido  por  lo  que  te  hemos 
hecho,  o  si  tu  acción  hubiera  sido  sin  que  de  parte  nuestra 
hubiese  precedido  traición,  sería 

(4)  C.  y  J.  nos?  Acércate,  pues,  que  puedes  estar  segura.* 
Dixo 

(5)  C.  voluntades  tienen  en  los  corazones  lugares  doloridos  y 
enconados  (*),  así 

(6)  A.  lo  que  vee 

(7)  C.  y  J.  que  los  odios  y  las 

(*)     J>  llagares  muy  fuertes  y  doloridos,  así 


DEL  REY  BERAMER  E  DEL  AVE  CATRA        34I 

mayor  sabor  de  amortiguar  la  malquerengia  que  abi- 
varla?»  Dixo  Catra:  «Bien  es  así  commo  tú  dizes; 
pero  el  omne  de  buen  acuerdo  non  se  deve  asegurar 
en  aquel  con  quien  está  omiziado  (i),  et  el  omne  de 
buen  c^isejo  témese  délas  artes  e  délos  engaños.  Et 
sabe  que  muchos  omnes  ay  que  degüellan  los  gana- 
dos que  crían  e  comen  sus  carnes,  e  por  quantos 
dellos  degüellan,  non  cesan  los  que  fincan  de  seguir 
sus  señores  e  de  bevir  con  ellos.  Otrosí  las  bestias 
salvajes  ha  omne  dellas  muchas,  et  quando  degüella 
algunas  dellas  non  se  parten  por  ende  las  que  fincan 
del  omne>  (2). 

Dixo  OTROSÍ  Catra:  «Las  malas  voluntades  son  de 
temer  de  qitalquier  que  sean;  et  la  más  temedera  [e  más 
fuerte]  es  la  que  los  rreyes  tienen  enlas  almas  (3),  ca 


(i)  C.  acuerdo  non  debe  creer  que  aquel  que  le  tiene  rencor 
y  a  quien  él  ha  ofendido,  se  olvide  de  la  ofensa  y  se  desentienda 
de  ella,  et 

(2)  C.  que  muchos  enemigos  no  pueden  ser  dominados  por 
la  fuerza  y  aiTOgancia,  pero  se  les  caza  con  suavidad  y  dulzura, 
como  se  caza  el  elefante  salvaje  por  el  elefante  domesticado.» 
Dijo  el  rey:  «El  noble  no  renuncia  a  su  amistad,  ni  rompe  con 
sus  amigos,  ni  deja  perder  los  compañeros  (*),  aunque  tema  por 
su  misma  persona;  pues  esto  es  lo  natural  en  las  bestias  salvajes 
por  su  condición.  Ya  sabemos  que  los  hombres  degüellan  a  los 
perros  (**)  y  se  los  comen;  y  frecuentemente  los  ve  (***)  el  perro, 
que  ya  está  acostumbrado  a  la  compañía  de  ellos,  y  le  impide 
esta  costumbre  el  que  se  aparte  de  ellos.  > 

(3)  A.  temidas  deven  ser  et  mayormente  las  que  son  enlos 
corazones  de  los  rreyes, 

(•)     compañeros,  Jal-tt-ar.   . 

(**)     J.  hombres  juegan  con  los  perros  y  luego  los  degüellan  y 
(***)     los  vee,  según  la  corrección  que  propone  el  editor. 


342  CALILA   Y   DIMNA 


los  rreyes  (i)  creen  que  vengar  su  omezillo  es  honrra 
e  grant  prez.  Et  el  omne  entendido  non  se  engaña  (2) 
enla  tregua  del  omne  que  tiene  mala  voluntad,  ca  tal 
es  la  mala  voluntad  [enel  coragón]  quando  non  la 
mueven,  commo  las  ascuas  del  fuego  quando  non 
echan  leña.  Et  el  que  demanda  su  omezillo  así  es 
commo  el  fuego  que  demanda  la  leña,  e  quando  gela 
echan  de  suso  enciende  se  luego  (3).  Et  con  todo  esto 
algunt  omiziero  a}^  que  ha  esperanza  de  aver  amor 
con  su  omiziado  por  algunt  pro  o  por  algunt  ayuda 
que  entiende  que  le  faga;  et  yo  só  tan  flaco  que  tú 
non  puedes  demí  aver  ayuda  nin  pro,  para  que  pier- 
das la  mala  voluntad  que  me  tienes  en  tu  coragón  (4). 
Onde  non  veo  mejor  consejo  que  fuir  de  ti,  et  finca 
con  salud.» 

Dixo  el  rrey:   «Sabe  que  las  criaturas  non  han 
poder  de  se  nuzir  unas  a  otras,  ca  este  poder  es  de 

Dios  solo;  ET  SI  VENTURA  AS  DE  RRESgEBIR  DE  NOS 
ALGUNT  MAL  DE  QUE  TEMAS,  NON  LO  PODRÁS  EUIR  NIN 
ESQUIVAR.  Et  si   yo   he  puesto  en   mi  CORAgÓN   DÉTE 


(i)  C.  y  J.  rreyes  profesan  la  religión  de  la  venganza,  y 
creen 

(2)  C.  Et  no  conviene  que  el  entendido  se  engañe  enla  — 
J.  como  A. 

(3)  C.  y  J.  echan  leña.  No  cesa  la  mala  voluntad  de  buscar  mo- 
tivos, como  desea  el  fuego  leña;  y  cuando  encuentra  un  pretexto 
y  se  enciende,  se  enciende  [como]  el  fuego;  y  no  lo  extingue  el 
agua,  ni  palabras,  ni  dulzura,  ni  suavidad,  ni  humildad,  ni  súpli- 
cas, ni  cosa  ninguna,  sino  [la  ruina]  de  la  propia  persona.  Et 

(4)  C.  y  J.  et  yo  só  más  flaco  de  lo  que  debía,  para  que  p.  1. 
m.  V.  q.  m,  t.  e.  t.  coragón;  y  aunque  fuera  tu  corazón  para  conmi- 
go como  tú  dices,  esto  no  se  me  alcanza;  porque  yo  no  dejaré 
de  temer  y  de  pensar  mal  si  vuelvo  a  tu  conpañía.  Onde 


DEL  REY  BERAMER  E  DEL  AVE  CATRA        343 

MATAR  E  DÉTE  PRENDER,  DESÍ  EL  JUIZIO  DE  DiOS  A  CON- 
TRA DÉLO  QUE  QUIERO  e[s],  NON  LO  PODRÁS;  así  commo 
ninguno  puede  criar  ninguna  cosa  del  mundo  si  non 
por  mandamiento  de  Dios,  así  non  la  puede  peresger 
nin  matar.  Et  lo  que  tú  feziste  ami  fijo,  non  oviste  y 
culpa  ninguna,  ca  fue  por  mandado  de  Dios;  ca  lo 
que  fizo  mi  fijo  al  tuyo,  otro  tal,  ca  fue  por  el  juizio 
divino,  et  tú  non  deve[s]  (i)  rreprehender  lo  que  la 
ventura  fizo.» 

'  Dixo  Catra:  «Así  es  commo  tú  dizes,  que  todas  las 
cosas  por  mandado  de  Dios  se  fazen;  en  pero  el  envi- 
so  (2)  dévese  guardar  délas  cosas  temederas,  ca  ayun- 
tan conla  creencia  apergebimiento  (3),  et  yo  sé  bien 
que  me  dizes  conla  boca  lo  que  non  tienes  enel 
coragón.  E  tú  quieres  vengar  lo  que  fize  atu  fijo  (4), 
e  mi  alma  aborresge  la  muerte.  Et  dizen  que  éstas  son 


(i)  C.  y  J.  nuzir  unas  a  otras  ni  de  hacerse  bien;  pues  no  hay 
cosa  pequeña  ni  grande  que  ocurra  a  cualquiera  que  no  sea  por 
el  poder  del  destino;  pues  así  como  la  creación  de  las  criaturas 
y  su  generación,  y  el  tiempo  que  perduran  en  su  existencia,  no 
está  en  poder  de  las  criaturas,  tampoco  lo  está  la  ruina  de  lo  que 
ha  de  desaparecer  ni  la  pérdida  de  lo  que  ha  de  perecer.  Y  no 
hay  pecado  en  lo  que  tú  hiciste  a  mi  hijo,  ni  tampoco  en  mi  hijo 
por  la  muerte  de  tu  pollo,  que  todo  fué  por  el  poder  del  destino, 
al  que  estamos  sujetos,  y  no  debemos  rreprehender 

(2)  enviso  —  A.  tu  viso 

(3)  C.  Catra:  «El  destino  es  como  tú  dices;  pero  esto  no  pro- 
hibe al  entendido  que  se  guarde  de  lo  que  teme  y  se  aperciba 
ante  el  que  está  prevenido  contra  él;  pues  con  esto  unirá  con 
el  decreto  del  destino  el  empleo  de  su  poder  y  de  su  inteligen- 
cia, et 

(4)  C.  coragón.  Y  lo  que  pasa  entre  nosotros  dos  es  que  tu 
hijo  mató  a  mi  pollo  y  yo  saqué  los  ojos  a  tu  hijo.  Y  tú  ahora 
quieres  matarme  y  hacerme  perder  la  vida,  e 


344  CALILA  Y   DIMNA 


délas  mayores  tribulagiones  que  ay  eneste  siglo :  pobre- 
dat  et  pesar  et  ser  gerca  orne  desu  enemigo  (i),  e  parti- 
miento de  amigos,  e  enfermedad  e  vegez  (2),  et  ca- 
bega  de  todos  estos  males  es  la  muerte.  Et  non  ha 
ninguno  que  sepa  mejor  el  coragón  del  cuytado  que 
el  que  sintió  lo  que  él  siente.  Et  por  lo  que  yo  tengo 
enel  coragón  conosco  (3)  lo  que  tú  tienes  enel  tuyo.  Et 
non  me  es  bien  la  tu  conpaña,  ca  nunca  vez  te  nen- 
brarás  délo  que  fize  a  tu  fijo,  nin  yo  délo  que  tu  fijo 
fizo  al  mío,  que  non  se  nos  muden  los  coragones.» 

Dixo  el  rrey:  «Non  es  omne  de  buena  parte  el  que 
non  puede  olvidar  lo  que  tiene  enel  coragón,  de  guisa 
que  le  non  faga  pesar»  (4).  Dixo  Catra:  «El  omne  que 
tiene  enla  planta  del  pie  la  llaga,  non  puede  escusar 
dése  non  fazer  mal,  maguer  que  pune  de  non  andar 
sobre  ella.  Et  non  conviene  al  omne  cuerdo  de  dexar 
de  guardarse  e  de  pensar  las  cosas  e  de  non  se  fyu- 
zar  nin  se  engañar  por  ninguno  (5).  Qtíe  el  que  se  fyu- 


(i)  A.  las  malas  venturas  e  las  tempestades  son  pobreza  et 
pesar  e  gertedunbre  de  enemigos 

(2)  C.  dizen :  «La  pobreza  es  tribulación,  y  la  tristeza  es  tribu- 
lación, y  la  separación  de  los  amigos  es  tribulación,  y  el  enfer- 
mar es  tribulación,  y  la  privación  (*)  es  tribulación,  et — J.  ...la 
tristeza  es  tribulación,  y  la  proximidad  del  enemigo  es  tribula- 
ción, y  la  separación,  etc. 

(3)  conosco  —  A.  conseio 

(4)  C.  y  J.  puede  distraerse  de  lo  que  tiene  en  el  corazón  y 
olvidarlo  y  hacerlo  desaparecer,  hasta  que  no  recuerde  nada  de 
ello  ni  tenga  para  ello  lugar  en  su  corazón.»  Dixo. 

(5)  C.  llaga,  aunque  quiera  caminar  ligeramente,  no  puede 
menos  que  lastimarla.  Y  el  hombre  que  tiene  enfermos  los  ojos, 

(•)     privación,  ^>>x;  pero  en  J.  fj-Sfc,  vejez,  como  A. 


DEL  REY  BERAMER  E  DEL  AVE  CATRA        345 

za  (i)  en  su  fuerga  e  quiere  andarlos  caminos  peligro- 
sos, anda  buscando  su  muerte;  e  quien  non  asma  su 
comer  e  su  bever  e  su  formigio  et  quiere  fazer  su  volun- 
tad  (2),  quiere  se  matar  (3).  Et  quien  mayor  bocado 
faze  en  su  boca  délo  que  puede  tragar,  derecho  es 
que  se  afogue  conél  (4).  Et  quien  se  dexa  de  guardar 
e  se  engaña  por  palabra  de  su  enemigo  (5),  mayor 
enemigo  es  de  sí  mesmo  que  non  su  enemigo  (6). 

>Et  non  deve  omne  parar  mientes  enlas  aventuras 
que  non  sabe  si  le  vernán  (7);  mas  dévese  entremeter 
e  parar  mientes  de  ser  enviso  e  fuerte  en  su  fazien- 
da  (8).  Et  el  omne  entendido  (9)  non  se  deve  meter 


si  se  expone  al  viento,  se  expone  a  dañarse  más  los  ojos.  Y  del 
mismo  modo,  al  ofendido,  cuando  está  cerca  de  su  enemigo,  se 
le  recrudece  la  llaga  que  le  duele.  Y  no  puede  el  hombre  de 
mundo  precaverse  contra  la  ruina  y  regular  las  cosas,  y  confiar 
en  su  fuerza  y  en  su  astucia  (*),  desatendiendo  aquello  de  lo  que 
no  está  seguro.  Que 

(i)    a.  la  guarda  de  su  cueipo  e  ser  engreído,  que  el  que  se 
engríe 

(2)  A.  Et  el  que  comme  o  beve  más  délo  que  deve  e  yaze 
con  mugeres  sin  mesura, 

(3)  C.  bever  y  carga  sobre  sí  lo  que  no  debe  cargar  ni  puede, 
por  lo  regular  se  mata.  Et 

(4)  C.  y  J.  conél  y  muera.  Et 

(5)  C.  palabra  de  otro,  mayor — J.  como  A. 

(6)  que  non  su  enemigo.  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(7)  C.  y  J.  vernán  y  si  las  apartará  de  sí;  mas 

(8)  C.  y  J.  fazienda  y  reflexionar  acerca  de  todo  esto.  Et 

(9)  C.  entendido  no  debe  temer  a  (**)  nadie  mientras  pueda, 
y  non 

(*)     J.  enemigo,  se  le  ofrece  la  idea  de  arruinarlo.  Y  no  conviene  al 
hombre  de  mundo  sino  piecaverse  de  la  destrucción  y  ruina  y  pensar  ea 
las  cosas  y  en  la  poca  confianza  en  su  poder  y  en  su  fuerza,  etc. 
(**)     J»  debe  fiarse  de  nadie 


346  CALILA 'Y  DIMNA 


alos  miedos,  fallando  otra  carrera  para  sin  miedo;  et 
yo  he  muchas  carreras  do  vaya,  así  que  non  iré  a 
parte  del  mundo  que  non  falle  mío  vito.  Ca  ginco 
cosas  son,  quien  las  trae  consigo  liévanle  do  quiere  (i) 
e  conórtanle  quando  es  en  tierra  estraña,  e  fázenle 
ganar  vito  e  amigos:  la  primera  es  rresestir  se  de 
mal  fazer;  la  segunda  es  enseñamiento;  la  tergera  es 
esquivar  las  colpas  (2);  la  quarta  es  franqueza  de 
coragón;  la  quinta  es  sotileza  e  acugiamiento  (3)  en 
su  obra. 

»Et  el  omne  entendido,  quando  se  teme  de  peres- 
ger,  de  grado  desanpara  la  muger  e  los  fijos  e  el  aver 
e  la  tierra,  que  todo  esto  está  en  fyuza  délo  cobrar  y  et  si 
pierde  el  cuerpo  non  ha  fyuza  dele  poder  cobrar  (4).  Et 
el  peor  aver  es  el  que  non  despiende  dello,  et  la  peor 
délas  m.ugeres  es  la  que  non  se  aviene  bien  con  su 
marido,  et  el  peor  fijo  es  el  desobediente,  et  el  peor 
amigo  es  el  que  desanpara  a  su  amigo  ala  ora  déla 
cuyta  (5),  et  el  peor  délos  rreyes  es  el  que  teme  el  (6) 
que  non  ha  culpa,  et  la  peor  tierra  es  la  temerosa  (7) 


(i)  C.  quiere  y  le  ponen  cerca  lo  que  está  lejos,  e  —  A.  que 
deve  el  omne  fazer  e  aver,  do  quier  que  vaya;  e  si  las  faze 

(2)  colpas,  <^>o>,  duda,  sospecha. 

(3)  sotileza  e  acugiamiento  —  J.  ^J~;;«^,  que  el  editor  explica 
por  ¿ols:^  y  jtli'J ,  sagacidad  de  espíritu  y  nobleza.  —  C.  ^J-^, 
de  Jl>,  obtener  una  cosa.  —  En  C.  faltan  además  los  numerales 
«la  primera,  la  segunda»,  etc. 

(4)  A.  ca  todo  lo  puede  cobrar,  e  el  ánima  nunca. 

(5)  a  su  amigo  ala  ora  déla  cuyta, —  El  copista  de  C.  se  saltó 
estas  palabras,  que  se  leen  en  J.,  conforme  con  A. 

(6)  el  —  A.  al  —  B.  el  peor  rrey  es  el  que  se  temen  los  suyos 
sin  culpa, 

(7)  C.  y  J.  es  la  tierra  do 


DEL  REY  BERAMER  E  DEL  AVE  CATRA        347 

do  non  se  asegura  el  omne;  et  yo  sé  que  mi  alma  non 
ha  seguranza  nin  podría  estar  segura  (i)  gerca  detí.» 
Desí  despedióse  del  rrey  e  bolo  et  fuese»  (2). 


(i)  a.  sofrimiento  en  ser  —  C.  yo  no  me  fío  de  ti,  ni  tendría 
seguridad  mi  alma  gerca 

(2)  C.  fuese.  Éste  es  el  ejemplo  de  los  que  se  odian  y  se 
guardan  el  uno  del  otro.»  — J.  el  ejemplo  de  los  que  se  tienen 
odio,  los  cuales  no  conviene  que  se  fíen  uno  de  otro.» 


[CAPÍTLTO  XI] 


[A.,  fols.  72  a  79.  —  B.,  fols.  90  a  98.  —  C,  págs.  178  a  204.. 
J.,  págs.  317  a  340.] 


Del  rrey  Cederano  e  de  su  agtiazil  Beled  e  de  su 
muger  Elbes  (i). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «Ya  oí  este  enxenplo. 
Dime  agora  de  quáles  cosas  deve  el  rrey  más  usar 
para  guardar  así  e  a  su  rreyno  e  a  su  poder  (2),  si  es 
mesura  o  nobleza  de  coragón,  o  esfuergo  o  franque- 
za» (3).  Dixo  el  filósofo:  «Sepas  que  la  cosa  con  que 
debe  el  rrey  guardar  su  rreyno  e  sostener  su  poder  e 


(i)  Estos  nombres  y  los  de  los  demás  personajes  de  este  cuen- 
to aparecen  algo  diferentes  en  el  texto  árabe.  Pero  para  mayor 
facilidad,  los  consignamos  en  las  notas  tal  como  se  hallan  en  la 
versión  castellana.  En  J.,  el  rey  se  llama  Beled. 

(2)  C.  iTcy  Dibcelim  a  Bidpa  el  filósofo:  «Ya  sé  lo  que  me 
has  contado  del  que  procede  apresuradamente,  sin  seguridad  y 
sin  aplomo  (*);  pues  cuéntame  qué  cosa  es  aquella  que  cuando 
la  practica  el  rey  procede  noblemente  con  sus  subditos  y  afirma 
su  reino  y  defiende  su  tierra,  si 

(3)  El  copista  de  C.  alteró  este  pasaje,  omitiendo  la  palabra 
que  significa  «esfuerzo*  y  dando  a  o£ji^,  que  en  nuertra  ver- 
sión castellana  se  suele  traducir  por  «nobleza  de  corazón»,  un  ré- 
gimen, con  lo  que,  para  que  tenga  sentido  la  frase,  ha  de  tradu- 
cirse dicha  palabra  por  «valor,  valentía».  Así  dice:  mesura  o  va- 
lor en  la  defensa  o  franqueza.»  — J.  como  A. 

(*)  Este  capítulo  sigue  en  C.  al  que  en  la  versión  castellana  es 
el  VIH,  o  sea  el  'Del  rreligioso  e  del  can¿. 


DEL   REY    CEDERANO  349 


honrrar  así  mesmo,  es  mesura;  ca  la  mesura  guarda 
la  sapiengia  e  la  honrra,  et  la  materia  déla  onrra  es 
aconsejar  se  conlos  sabios  e  conlos  entendidos,  e 
fazer  su  obra  devagar.  Et  la  más  santa  obra  e  la  me- 
jor para  cada  uno  es  la  mesura,  quanto  más  para  los 
rreyes,  que  propiamente  se  deven  consejar  conlos 
sabios  e  conlos  entendidos  (i),  por  tal  que  le[s]  depar- 
tan el  buen  consejo  e  gelo  muestren,  e  que  los  ayu- 
den conla  nobleza  de  coragón  (2). 

Ca  el  omne  maguer  sea  esforgado  e  escorrecho  (3), 
si  (4)  non  oviere  mesura  e  fueren  sus  consegeros 
menguados  de  seso,  maguer  que  la  ventura  le  guise 
bien  sus  cosas  e  lo  meta(n)  en  alegría  e  en  plazer, 
e  en  vengimiento  e  en  gozo,  non  puede  ser  que  a 
arrepentimiento  e  a  peligro  non  torrne;  ca  la  ventura 
es  rraíz  délas  cosas  et  es  apoderada  enellas.  Et  el 
omne  que  más  se  deve  alegrar  en  su  consejo  es  el 
sabio  que  aconseja  toda  vía  conlos  sabios.  Et  quando 
el  rrey  [fuere]  sabio  e  fuerte,  e  su  consegero  sabio  e 
leal  e  desengañador,  aése  da  Dios  lo  que  quisiere  de 
seso  e  de  ganangia,  e  bevirá  sienpre  en  bien  e  en 
buena  andanga,  et  non  le  podrá  nozir  su  enemigo,  nin 


(i)    a.  fieles 

(2)  C.  filósofo:  «Ciertamente  que  la  cosa  mejor  con  que  se 
alcanza  esto,  es  la  mesura  y  la  sabiduría;  porque  ambas  son  lo 
principal  de  las  cosas  3'  el  sostén  de  ellas,  juntamente  con  el  con- 
sejo de  un  prudente,  entendido  y  sabio.  Y  la  cosa  que  más  pro- 
vecho hace  a  los  hombres  es  la  mesura,  y  especialmente  al  rey, 
pues  no  hay  cosa  mejor  ni  más  provechosa  que  ella.  Y  la  felici- 
dad del  hombre  en  su  vida  es  una  mujer  perfecta,  de  bu,en  con- 
sejo y  obediente.  Ca 

(3)  C.  esforgado  capitán,  si 

(4)  si-A.yB.e 


350  CALILA   Y  DIMNA 


aver  poder  sobre  él.  Et  si  él  (que)  quisiere  fazer 
alguna  cosa  que  non  deve,  que  sea  a  dapño  desí  e  a 
provecho  de  su  enemigo,  estorgerá  della  por  consejo 
de  sus  privados,  así  commo  estorgió  el  rrey  (¡Medran 
por  su  privado  Belet  e  su  muger  Albed»  (i).  Dixo 
el  rrey:  «.¿Cómmo  fue  eso?» 

Dixo  el  filósofo:  «Dizen  que  un  rrey  délos  rreyes 
de  India  era  muy  granado  e  de  grant  prez  e  vence- 
dor, e  de  muy  grant  mantenimiento,  e  sostenedor  de 
su  rreyno.  Et  avía  un  privado  que  dezían  Belet,  et 
era  muy  Sesudo,  et  punava  toda  vía  en  fazer  servicio 
a  Dios  e  al  rrey.  Et  aquel  rrey,  yaziendo  en  su  lecho 
tina  noche  durmiendo,  vido  en  sueños  una  vissión 
siete  vegadas,  una  enpós  de  otra,  e  despertó  muy 
espantado.  Et  la  vissión  era  ésta:  dos  truchas  ber- 
mejas que  venían  contra  él  enfiestas  enlas  colas,  e 
dos  ánades  volando  enpós  dellas,  e  que  sele  paravan 
delante,  et  una  culebra  quele  saltava  alos  pies.  E 
veía  otrosí  que  su  cuerpo  estava  todo  bañado  en  san- 
gre, e  que  le  avían  lavado  el  cuerpo  con  agua.  Et  vio 
que  estava  en  pie  engima  de  un  monte  blanco.  Et 
veía  que  tenía  en  la  cabega  una  cosa  que  le  semejava 


(i)  C.  oviere  quien  le  aconseje  mesurada  y  sabiamente,  y  se 
aconseja  con  quien  no  sea  prudente,  vacila  ante  un  asunto  insig- 
nificante, hasta  que  ve  en  él  lo  detestable  y  débil  de  su  torpeza 
y  el  error  del  consejo  de  sus  compañeros.  Y  aunque  alcance  vic- 
toria y  lo  lleve  por  buen  camino  la  ventura  y  lo  guíe  por  él, 
llega  al  fin  de  su  obra  al  arrepentimiento.  Y  cuando  sea  lo  con- 
trarío, por  la  excelencia  y  por  la  inñuencia  del  visir,  entonces 
ayúdale  la  ventura  y  alcanza  la  felicidad  en  contra  de  quien  se  la 
disputaba,  vence  a  quien  le  resistía  y  se  alegra  de  lo  que  le  en- 
tristecía, como  me  contaron  que  sucedió  entre  Cederano,  rey  de 
la  India,  Helbed,  su  mujer,  e  Beled,  su  privado  y  consejero.»  Dixo 


DEL   REY   CEDERANO  35 1 


fuego,  et  veía  una  ave  blanca  que  le  picava  enla 
cabega  con  su  pico  (i). 

Quando  fue  despierto  fizo  llamar  una  gente  de 
una  seta  que  él  avía  estroído  e  perseguido  tanto,  que 
les  avía  estragado  e  echado  de  sus  tierras  e  muerto 
muchos  dellos,  et  dezían  les  Albarhamiun.  Et  traxie- 
ron  gelos  después  que  los  fizo  buscar  con  grant  esco- 
druño.  Et  quando  ellos  venieron  fallaron  al  rrey  con 
grant  cuyta  e  muy  espantado  déla  visión  que  viera. 
Et  demandó  les  que  le  declarasen  aquella  visión.  Et 
ellos  dixeron:  «Señor,  esta  vissión  es  muy  fuerte,  e 
es  mucho  de  temer;  e  si  lo  por  bien  tovieres,  señor, 
mandar  nos  has  salir  de  aquí,  e  disputar  nos  hemos 
unos  con  otros,  e  leeremos  unos  libros  e  el  entendi- 
miento que  fallaremos,  et  después  de  algunos  días 
tornaremos  a  ti  por  fazer  su  departimiento  et  qué 
acaesgerá  ende,  et  pugnaremos  commo  escapes  de  su 
mal.»  Et  el  rrey  fue  pagado  desto  que  le  dixeron,  et 
mandóles  ir  (2). 


(i)  Lo  mismo  en  C.  que  en  J.,  falta  la  explicación  de  la 
visión.  —  C.  dice:  Dixo  el  filósofo:  «Dicen  que Beled  era  un  reli- 
gioso muy  devoto,  de  buen  carácter,  apacible,  indulgente,  sabio 
perfecto.  Y  mientras  tanto  Cederano,  el  rey,  cierta  noche,  dur- 
miendo en  su  sala  alta,  vio  ocho  visiones,  estando  atento  a  cada 
una  de  ellas  (*).  Y  cuando 

(2)  C.  Y  quando  amaneció  llamó  a  los  brahmanes,  que  son  unos 
religiosos,  y  les  contó  lo  que  había  visto,  y  les  mandó  que  se  lo 
explicaran,  y  dijeron:  «Has  visto,  ¡oh  rey!,  una  cosa  abominable, 
admirable;  no  hemos  oído  semejante  a  ella  en  lo  pasado;  y  si  te 

(*)  J.  Cuentan  que  había  un  rey  llamado  Beled,  y  tenía  un  visir  lla- 
mado Iled,  que  era  un  devoto  religioso.  Y  el  rey  estaba  durmiendo  una 
noche  y  vio  durante  su  sueño  ocho  visiones,  que  le  espantaron,  y  des- 
pertó muy  asustado.  Y  llamó  '' 


352  CALILA   Y   DIMNA 


E  ellos  fuéronse,  et  ayuntáronse  en  uno,  et  dixe- 
ron  unos  a  otros:  «Este  rrey  ha  matado  denos  más 
de  doze  mili  personas  e  ha  destruido  nuestra  ley  e 
ha  muerto  nuestros  sacerdotes;  et  agora  descubrió- 
nos su  poridad  et  el  miedo  en  que  está,  et  avernos 
fallado  carrera  commo  nos  podamos  vengar  del.  E 
acordemos  de  fablar  brosna  mente  (i),  que  le  metamos 
miedo  e  que  le  soltemos  el  sueño  a  nuestra  guisa;  et 
el  miedo  le  fará  fazer  quanto  nos  quisiéremos  e  dixé- 
remos.  Et  digamos  le  así:  «Este  que  tú  viste,  señor,  es 
tu  muerte  e  perdimiento  de  tu  rregño,  ca  tornará  en 
tus  enemigos.  E  esto  non  lo  puedes  desviar  en  guisa 
del  mundo  si  non  matares  a  Helbed,  tu  más  honrra- 
da  muger,  madre  del  tu  más  amado  fijo  Genbrir,  e  a 
Genbrir  tu  fijo,  e  el  fijo  de  tu  hermana,  que  tú  mu- 
cho amas,  e  a  Belet,  tu  privado  alguazil,  et  atu  escri- 
vano,  que  sabe  tus  poridades;  et  que  quebrantes  la 
tu  mejor  espada  del  tu  mayor  presgio,  e  que  mates 
el  tu  elefante  blanco  que  cavalgas,  e  alos  otros  dos 
elefantes  presgiados,  e  el  tu  buen  cavallo  corredor,  e 
a  Caymerón  el  philósopho;  desí  que  fagas  poner  la 
sangre  déstos  en  una  tina  e  que  te  bañes  enella  siete 
vezes  e  que  estemos  nos  enderredor  detí  e  que  te 


place  que  nos  retiremos  y  pensemos  en  ella  seis  días,  volvere- 
mos al  día  séptimo  y  te  la  explicaremos.  Y  si  podemos  librarte 
de  lo  que  temes,  lo  haremos.»  Y  dijo  el  rey:  «Sí;  emplead  vuestro 
juicio  en  todo  lo  que  sepáis  que  me  conviene»  (*).  Dijeron:  «Sí» 
(i)    a.  seamos  todos  de  un  consejo, 

(*)  J.  llamó  a  1.  b.,  q.  s.  u.  r.,  para  que  le  explicaran  su  visión.  Y  cuan- 
do se  presentaron  ante  él  les  contó  lo  que  había  visto,  y  dijeron  de 
común  acuerdo:  «En  verdad  que  ha  visto  el  rey  una  maravilla.  Y  si  nos 
deja  siete  días,  volveremos  con  la  explicación.»  Dijo  el  rey;  «Os  los 
dejo.»  Y  se  fueron. 


DEL  REY    CEDER ANO  353 


escantemos  fasta  que  te  mundifiquemos  délos  peca- 
dos que  feziste;  por  que  meresges  de  Dios  perder  el 
rreyno  e  tu  honrra.»  Et  si  nos  él  creyere  e  lo  fizie- 
re  non  le  fincará  después  fuerga  nin  honrra,  et  si  lo 
quisiéremos  matar,  podemos  lo  fazer>  (i). 

(i)  C.  Et  ellos  fuéronse  de  su  presencia,  y  reuniéronse  y  dije- 
ron :  «No  ha  mucho  tiempo  que  él  ha  matado  de  nosotros  doce 
mil.  Y  ahora  somos  dueños  de  él,  pues  descubriónos  su  secreto 
y  sabemos  el  miedo  en  que  está  por  su  visión.  Pues  podemos 
vengarnos  de  él  si  le  hablamos  duramente  en  nuestra  plática  y 
se  le  mete  miedo,  para  que  nos  obedezca  en  lo  que  queremos; 
pues  le  mandaremos  que  nos  entregue  a  quien  honra  entre  su 
gente  y  a  sus  visires,  y  le  diremos:  «Nosotros  ya  hemos  mirado 
en  nuestros  libros,  y  no  hemos  encontrado  nada  que  te  libre  de 
lo  que  viste,  sino  la  muerte  de  los  que  te  mencionaremos.»  Y  si 
nos  dice :  «¿Y  a  quién  queréis?»  Diremos :  «A  Helbed,  tu  muger, 
y  a  su  hijo,  y  al  (*)  hijo  de  tu  hermana,  y  a  Beled,  el  encargado 
de  tus  negocios,  pues  es  astuto  y  sabio;  y  a  Cal,  tu  secretario  y 
tu  lengua,  y  tu  espada  (**),  y  tu  elefante  blanco,  sobre  el  que 
[montas  cuando]  peleas,  e  alos  o.  d.  e.  p.,  e  el  tu  caballo  que  mon- 
tas, y  al  camello  del  corasán,  en  el  que  te  paseas,  y  a  Cayme- 
rón,  el  sabio;  desí  que  f.  p.  1.  s.  d.  e.  u.  tina,  en  la  que  te  sentare- 
mos; y  cuando  queramos  sacarte  de  ella,  nos  reuniremos  los  brah- 
manes a  tus  cuatro  lados  y  te  encantaremos  y  te  quitaremos  los 
pecados,  y  te  lavaremos  con  agua  y  untaremos  con  buenos  un- 
güentos. En  seguida  te  llevaremos  a  tu  sitial,  y  alejará  Dios  de  ti 
lo  que  te  espanta  por  lo  que  has  visto.  Y  si  tú  aguantas  esto  y  te 
complaces  en  ello,  quedarás  libre  de  tribulaciones  y  escaparás 
del  gran  daño  que  te  amenaza  y  está  a'punto  de  caer  sobre  ti;  y 
pondrás  en  lugar  de  ellos  otros  semejantes  a  ellos  (***).  Y  si  no 
lo  haces,  pues  tememos  que  te  arranquen  a  viva  fuerza  y  te  ma- 
ten y  te  quiten  el  reino  y  se  extinga  tu  descendencia.» 

(*)     J.  Helbed,  madre  de  Genbrir,  la  más  loada  y  honrada  de  tus 
mujeres;  y  queremos  [que  mates]  a  Genbrir,  el  más  amado  de  tus  hijos, 
(**)     espada,  que  no  se  halla  otra  como  ella, 

(***)     J.  quedarás  salvo  de  tribulaciones  j-  te  afirmareis  en  tu  reino  y 
en  tu  poder,  y  pondrás  en  lugar  de  ellos,  después  de  ellos,  es  decir,  de  la 
mujer  y  de  todos  aquellos  a  quienes  habías  de  matar,  a  quienes  quieras. 
TOMO  I.  23 


354  CALILA   Y   DIMNA 


Et  fiziéronlo  así,  et  entraron  aél  et  dixéronle:  «Se- 
ñor, sienpre  ayas  buenos  agüeros  e  acabada  honrra. 
Si  por  bien  tovieres  déte  apartar  conusco,  dezir  te 
hemos  lo  que  nos  demandaste.»  Et  mandó  el  rrey 
salir  dende  quantos  conél  estavan.  Et  dixéronle 
todo  lo  que  avían  comedido  de  fazer:  de  matar  a 
todos  sus  amigos  e  a  sus  bien  querientes  (i).  Et  díxo- 
les  :  «Más  valdría  la  muerte  que  la  vida,  si  yo  matare 
a  éstos,  que  amo  tanto  commo  amí  mesmo;  et  yo 
mortal  só  sin  falla,  ca  esta  vida  breve  es,  e  non  seré 
rrey  por  sienpre.  Et  morir  o  perder  mis  amigos  una 
cosa  (2)  es.»  Dixéronle  los  de  (3)  Albarhamiud:  «Se- 
ñor, si  tú  te  non  ensañares,  fazer  te  hemos  saber  que 
lo  que  tú  dizes  non  es  derecho,  mas  es  yer[r]o  en 
amar  tú  a  otrie  más  que  atí  mesm^o.  Sabes  tú  que  en 


(i)  C.  Et  cuando  terminaron  este  consejo  los  brahmanes  y  con- 
vinieron en  él,  se  presentaron  al  rey  y  le  dijeron:  «Nosotros  ya 
hemos  visto  nuestros  libros,  y  hemos  procurado  profundizar  en 
ellos,  y  hemos  pensado  en  tu  visión  y  hemos  trabajado  con  todos 
nuestros  sentidos  acerca  de  ella,  y  no  podemos  hacerte  saber  lo 
que  hemos  visto  hasta  que  quedemos  solos.»  En  seguida  hizo 
esto,  y  le  contaron  el  asunto  tal  como  lo  habían  preparado  (*).  Et 

(2)  Et  díxoles : ...  cosa  es.» — Así  en  J. — El  copista  de  C.  alteró 
este  pasaje,  que  dice:  Et  díxoles  el  rey:  «La  muerte  es  mejor  que 
lo  que  acabo  de  oír.  <Cómo  he  de  matar  a  estas  personas  que 
amo  tanto  como  a  mí  mismo  y  he  de  cometer  tal  crimen  e  iniqui- 
dad? Y  nadie  puede  escapar  de  la  muerte  en  ningún  estado ;  y 
no  seré  rey  por  siempre,  y  lo  mismo  me  es  la  muerte  que  perder 
a  mis  amigos.» 

(3)  los  de  —  A.  el 

(*)  J.  le  dijeron:  «¡Oh  rey!,  hemos  visto  nuestros  libros  para  expli- 
car lo  que  viste,  y  lo  hemos  examinado  según  nuestro  entender.  Pues 
ojalá  seas,  ¡oh  rey!,  sin  mancilla,  salvo  y  honrado.  Y  no  podemos  decirte 
lo  que  hemos  visto  si  no  nos  quedamos  solos  y  nos  das  seguridad.»  E  hizo 
salir  el  rey  a  los  que  estaban  con  él,  y  quedó  solo  con  ellos,  etc. 


DEL  REY    CEDERANO 


seyendo  tu  rreyno  entu  poder  cobrarás  tus  amigos  et 
ellos  non  podrán  cobrar  atí.  Pues  oye  lo  que  te  de- 
zimos e  créenos  e  faz  lo  que  te  mandamos,  e  mueran 
tus  bien  querientes  por  que  tú  estuergas,  ca  otros 
podrás  aver  después  en  canbio  dellos,  et  si  tú  los  de- 
xas,  e  dexas  atí  perder,  nunca  avrá  canbio  detí»  (i). 
Et  (2)  quando  el  rrey  vido  que  los  de  Albarrjha- 
miud  lo  acuytavan  e  le  aquexavan  tanto,  cuydó  que 
le  dezían  verdad  e  ovo  muy  grant  (3)  pesar,  E  levan- 
tóse de  entre  ellos  et  fuese  para  la  casa  que  tenía 
apartada  para  sus  tristezas  e  para  pensar  enlos 
ACAEsgiMiENTOS  DEL  MUNDO  (4).  Et  cchóse  de  cara  en 
tierra  e  lloró  e  rrevolvíase  commo  pege  quando  lo 
sacan  del  agua  et  comengó  de  dezir  en  su  coragón : 
«^•Quál  destas  cosas  me  será  más  fuerte:  desanparar 
me  a  muerte  o  matar  a  mis  amigos?  ^Quánto  es  lo 
que  yo  puedo  aver  en  mi  rregño?,  ca  yo  non  puedo 
bevir  sienpre,  et  <:cómmo  avré  yo  alegría  e  plazer  (5) 


(i)  C.  saber  que  ese  tu  consejo  es  equivocado;  y  que  no  haces 
bien  en  despreciar  tu  vida  y  estimar  a  otros  más  que  a  ella. 
<Acaso  no  sabes  que  toda  cosa,  comparada  con  ella,  es  pequeña, 
y  que  ninguna  cosa  la  rescatará,  por  grande  o  pequeño  que  sea 
su  valor?  Por  mi  vida,  ciertamente  que  rescatarla  con  lo  que  te 
hemos  dicho  es  lo  mejor;  pues  continuarás  en  tu  reino  y  sobera- 
nía, y  te  saldrán  felizmente  los  asuntos.  Considera  esto  y  deja 
todo  lo  demás,  pues  no  hay  cosa  que  se  le  iguale.» 

(2)  Este  párra£o,,£alta  casi  todo  en  C,  por  lo  cual  lo  cotejamos 
con  J.  (Véase  enis'íiota  3  de  la  página  siguiente.) 

(3)  J.  acuytavan  en  su  conversación  y  se  mostraban  enarde- 
cidos en  ella,  aumentó  su  aflicción  y  pesar, 

(4)  J.  fuese  a  su  cuarto  de  retiro.  Et 

(5)  J.  amigos?  Y  no  tendré  placer  mientras  viva,  ni  he  de  per- 
durar en  mi  reino  por  siempre,  ni  he  de  alcanzar  lo  que  pida  en 


356  CALILA   Y  DIMlN'A 


quando  yo  non  viere  a  Helbet  (i),  mi  muger,  et  a  Gen- 
brir,  MI  FIJO,  e  al  fijo  de  mi  hermana?  lE  cómmo 
podré  fincar  en  mi  rregño  si  mi  privado  Belet  muere, 
E  EL  sabio  Caymerón?  <;£  cómo  gobemavé  yo  wirreyno 
sin  el  mi  buen  cavallo  corredor  e  el  elefante  blanco^  (2). 
¿Et  non  avré  vergüenza  déme  llamar  rrey,  perdiendo 
yo  aquestos?  ¿Et  cómmo  veviré  después  de  ellos?  Et 
estovo  sienpre  cuytado  fasta  que  fue  sabido  por  toda 
la  tierra  et  lo  entendieron  sus  rricos  omnes  et  toda 
su  conpaña»  (3). 

Quando  vio  esto  Belet,  fuese  para  la  muger  del  rrey 
et  dixo  :  «Yo  non  sé  qué  ha  el  rrey,  et  yo  nunca  le 
vi  fazer  cosa  pequeña  nin  grande,  después  que  lo  co- 
nosco,  que  non  metiese  amí  en  consejo  e  que  non 
fablase  comigo  todas  sus  poridades,  por  que  sabía 
que  le  era  leal  e  que  me  dolía  de  su  mal,  e  nunca 
portero  nin  mandadero  avía  entre  nos  donde  quier 
que  él  fuese  o  estoviese,  e  aun  con  sus  mugeres  es- 


súplica  por  mi  reino.  Y  ciertamente  que  yo  nada  he  de  disfrutar 
en  mi  vida  quando 

(i)    Helbet,  — a.  y  B.  Belet, 

(2)  A.  los  elefantes? 

(3)  J'  i">'eyno  si  muere  mi  elefante  blanco  y  mi  caballo  corre- 
dor? ¿Y  cómo  me  he  de  llamar  rey  si  mato  a  estos  que  los  brah- 
manes me  aconsejan  que  mate?  <Y  qué  haré  en  el  mundo  des- 
pués de  ellos?»  En  seguida  se  extendió  por  la  tierra  la  noticia 
de  la  tristeza  e  inquietud  del  rey.  —  El  copista  de  C.  mutiló  este 
párrafo ,  que ,  tal  como  está,  dice :  acuytavan  con  sus  discursos  y 
le  aquejaban,  se  levantó  y  entró  y  echóse  de  cara,  y  se  revolvió, 
inquieto  y  triste,  y  se  puso  a  meditar  en  su  entendimiento  qué 
cosa  le  sería  preferible :  si  la  muerte  o  someterse  a  ellos  en  lo 
que  le  pedían.  Y  estuvo  así  algunos  días,  y  se  esparció  la  noticia 
por  la  tierra,  y  se  dijo:  «Ha  acontecido  al  rey  cosa  que  le  tiene 
en  aflicción.» 


DEL   REY    CEDERANO  357 


tando.  Et  agora  de  pocos  días  acá  ase  apartado  coii- 
los  de  Alba[r]hammd  e  temóme  que  le  aconsejaron 
su  dapño  e  el  nuestro  et  de  todoel  pueblo  (i).  Pues 
liévate  (2)  e  vete  para  el  rrey,  e  pregúntale  de  su  fa- 
zienda  (3),  e  desí  dime  lo  que  sopieres,  ca  non  puedo 
entrar  aél  nin  estar  conél.  Et  por  ventura  los  Al- 
barhamiun  le  mandaron  fazer  algunt  pecado  e  al- 
gunt  fecho  laydo  (4);  et  el  rrey  ha  por  costunbre  que 
quando  se  ensaña  non  se  sufre  en  ninguna  guisa,  nin 
se  da  lugar,  onde  por  ventura  aquellos  le  farán  verter 
algunas  sangres»  (5). 


(i)  C.  y  cuando  vio  Beled  el  estado  en  que  se  hallaba  el  rey, 
meditó  y  pensó  —  pues  era  inteligente,  sabio,  escrutador  y  as- 
tuto—  y  dijo  :  «No  conviene  que  me  presente  al  rey  sin  que  él 
me  llame;  pero  me  iré  a  Helbed,  mujer  del  rey,  y  la  interrogaré 
acerca  de  esto.»  Y  se  fué  a  ella  y  le  dijo  :  «Yo  no  sé  que  el  rey 
haya  emprendido  cosa  pequeña  ni  grande  desde  que  estoy  con 
él,  sino  con  mi  consejo;  pues  yo  era  el  depositario  de  sus  secre- 
tos, y  no  me  ocultaba  nada  de  lo  que  le  aconteciese;  y  cuando  le 
ocurría  algún  asunto  crítico  se  consolaba  y  tomaba  con  paciencia 
lo  que  le  acontecía,  y  me  lo  comunicaba,  y  le  consolaba  del  modo 
más  suave  que  yo  podía.  Pero  veo  que  se  apartó  solo  con  los 
brahmanes  hace  siete  días,  durante  los  cuales  se  oculta  de  la 
gente;  y  yo  temo  que  les  haya  metido  en  la  interioridad  de  sus 
asuntos,  y  no  tengo  confianza  en  ellos  (*).  Pues 

(2)  liévate  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  pregúntale  por  su  estado  y  lo  que  le  haya  ocurrido,  y 
qué  es  lo  que  le  dijeron,  e  — J.  fazienda  y  su  estado,  e 

(4)  C.  aél.  Et  yo  temo  que  ellos  le  hayan  presentado  como 
hermoso  algún  hecho  feo,  y  le  hayan  imbuido  alguna  calumnia 
e  irritado  por  algo  que  le  presentaron  como  sospecha;  et 

(5)  C.  ensaña  no  atiende  a  nadie,  ni  pregunta  nada,  ni  medita 

(*)  J.  temo  que  les  haya  manifestado  alguno  de  sus  secretos,  y  temo 
que  le  hayan  aconsejado  algo  que  le  perjudique  y  le  meta  en  algún  pe- 
ligro. Pues 


358  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  Helbed :  «Ove  unas  palabras  conel  rrey,  e 
por  eso  non  le  quiero  comengar  a  fablar»  (i).  Dixo 
Belet :  «Non  de  ves  agora  parar  mientes  alos  rrieptos 
que  oviste  conél,  ca  non  es  agora  tienpo,  estando  nos 
tan  gerca  de  lo  que  tememos  (2);  ca  non  puede  nin- 
guno entrar  al  rrey  si  non  tú,  que  yo  le  oí  muchas 
vezes  decir  :  «Quando  só  en  cuyta  e  en  cuydado  e 
»veo  a  Helbed,  todo  lo  pierdo,  e  tórnase  me  en 
3>ALEGRÍA.»  Pues  liévatc,  BUENA  DUEÑA,  e  vctc  para 
el  rrey,  e  espagia  su  coragón  e  conórtalo  e  acon- 
sÉiALO  et  dile  lo  que  entendieres,  e  le  fará  pro;  et  faz 
nos  merged  a  todo  el  pueblo»  (3). 

Et  ella  levantóse  e  fuese,  e  entró  al  rrey  (4)  e  asen- 
tóse a  su  cabega  e  ALgÓGELA  de  tierra  et  díxole: 
«¿Qué  as,  señor  loado,  o  qué  oíste  dezir  alos  Albarha- 


en  ello,  y  lo  mismo  le  son  los  asuntos  graves  que  los  livianos.  Y 
no  dudo  sino  que  ellos  no  le  dieron  buen  consejo  por  el  odio  y 
rencor  que  le  tienen  en  sus  corazones;  y  en  verdad  que  si  pue- 
den con  él  y  con  su  ruina,  procurarán  que  ésta  caiga  sobre  él  y 
se  apodere  de  él.» 

(i)  C.  non  quiero  presentarme  a  él,  mientras  persista  en  su 
desconsideración»  (?)  (l>OJ^).  Dixo — j.  mientras  persista  en  tal 
estado.» 

(2)  C.  «Non  te  lleve  el  rencor  en  semejante  día  como  éste;  ca 

(3)  C.  cuydado  y  se  me  presenta  Helbed,  desaparece  de  mí 
esto;  pues  (*)  vete  hacia  él  (**)  y  dile  lo  que  entendieres  que 
pueda  alegrar  su  espíritu,  y  le  aliviarás  de  la  pena  que  tiene»  (***). 

(4)  C.  Et  cuando  esto  oyó  Helbed,  se  dirigió  hacia  el  rey  y 
entró  junto  a  él  e  —  J.  Et  fuese  Helbed  y  entró  al  rrey  e 

(*)     J.  pues  liévate  e  vete,  como  A. 

(**)     J»  él  y  espacia  su  corazón  y,  como  A. 

(***)  J»  espíritu  y  le  desaparecerá  el  estado  en  que  se  encuentra;  y 
hazme  saber  cuál  sea  su  respuesta,  pues  esto  para  mí  y  la  gente  del  reino 
es  graa  alivio.» 


DEL  REY    CEDERANO  359 


miud,  por  que  tienes  cuydado  e  dolor?  E  yo  non  lo 
sé,  ca  si  lo  sopiere  estaría  triste  contigo.  Et  tanto 
veo  déla  tu  tristeza  e  pesar  e  cuydado,  que  me  pesa 
de  coragón.  Et  non  puedo  ser  triste  por  lo  que  non 
sé,  ca  el  rrey  es  tal  conel  pueblo  commo  la  cabega 
conel  cuerpo;  quando  la  cabega  está  bien  el  cuerpo 
está  bien.  Et  nos  non  podemos  ser  alegres  seyendo 
nuestro  rrey  triste  e  con  pesar»  (i). 

Dixo  el  rrey  :  «Buena  dueña,  non  me  acresgientes 
en  mi  dolor,  nin  me  preguntes  en  mi  fazienda.»  Dixo 
Elbet :  «Señor,  ^-por  qué  meló  non  dizes?  «¿Has  sospe- 
cha en  mí?  Et  non  cuydaría  yo  que  llegaría  en  estado 
que  me  negases  cosa  de  tu  fazienda;  et  si  algtma  cosa 
e  peligro  o  mal  te  acaegiay  los  que  mejores  e  de  mayor 
acuerdo  e  de  mayor  arte  son,  qtiando  les  acaege  alguna 
tridulafión,  éstos  se  conforman  más  e  lo  departen  asus 
leales  vasallos  e  espsgiales  amigos,  alos  más  entendidos 
que  tienen;  que  el  que  es  caído  en  gran  pecado,  puédele 
melezinar  e  enderezar  con  mesura  e  con  saber,  de  guisa 
que  le  torna  en  bien  (2).  Et  tú,  señor,  non  deves  aver 
dolor  nin  fazer  lo  aver  a  tus  amigos  e  alos  de  tu 
rregño  et  fazer  aver  alegría  a  tus  enemigos  e  alos 
que  han  entí  venganga.»  Dixo  el  rrey  :  «Buena  due- 


(i)  C.  as,  ¡oh  rey!,  señor  recto  y  loado,  y  qué  es  lo  que  te  di- 
jeron los  Albarhamiun,  pues  te  veo  cuitado  y  triste?  Y  si  es  que 
conviene  que  yo  haga  algo  en  que  consista  la  desaparición  de 
tu  tristeza  y  tu  alegría,  y  te  conviene  para  ello  que  nosotros  per- 
damos la  vida,  hazlo;  y  si  estás  airado  contra  nosotros,  te  daremos 
satisfacción  y  haremos  lo  que  te  contente.» 

(2)  A.  sospechases  entu  fecho;  ca  quando  el  omne  alguna 
cosa  de  cuyta  le  viene,  dévese  aconsejar  consus  amigos  e  conlos. 
sesudos  omnes,  por  que  le  desengañen  de  su  fazienda. 


;60  CALILA   Y   DIMNA 


ña,  asme  fecho  pesar,  et  non  es  atí  nin  amí  bien  ente 
dezir  desto  nada.»  Et  dixo  Elbet :  «Más  es  bien  para 
mí  e  para  ti.  Et  si  meló  dixeres  partirás  comigo  el 
pesar  e  el  cuydado.>  Dixo  el  rrey  :  «Pues  que  lo 
quieres  saber,  este  es  el  pesar  e  el  cuydado  que  ten- 
go. Mandáronme  los  Albarhamiud  que  mate  atí  e  atu 
fijo  e  ami  sobrino  e  ami  privado  Belet,  e  a  quantas 
cosas  honrradas  e  presgiadas  yo  he,  tan  bien  de  mis 
bestias  commo  délas  otras  cosas.  Et  dixeron  que 
conesto  estorgeré  e  seré  salvo  demis  pecados»  (i). 
Et  quando  Helbed  esto  oyó  non  le  mostró  ningunt 


(i)  C.  rrey  :  «No  me  preguntes,  ¡oh  (*)  mujer!,  acerca  de  mis 
cosas,  ni  aumentes  la  pena  que  hay  en  mí,  pues  no  conviene  que 
sepas  la  terrible  desgracia  que  me  espanta  y  aterroriza.»  Dijo  Hel- 
bed: «jYa  ha  llegado  mi  trato  contigo  al  extremo  de  que  me  con- 
testes lo  que  acabo  de  oír?  ¿No  sabes  que  el  mejor  acuerdo  para 
el  rey,  cuando  le  ocurre  algún  asunto  que  lo  aflige  (**),  es  que 
tome  consejo  de  sus  leales  vasallos  y  amigos,  y  [les  participe]  la 
aflicción  que  le  aflige  y  lo  que  le  entristece?  Pues  ciertamente 
el  culpable  no  desespera  del  perdón,  sino  que  se  arrepiente  de 
lo  que  teme.  Y  no  te  domine  el  dolor  y  la  tristeza  que  veo  en 
ti,  pues  ellos  no  te  libran  de  nada,  antes  causan  alegría  a  tus 
enemigos  y  apenan  a  los  amigos;  y  los  hombres  de  ciencia  y  de 
prudencia  piensan  en  esto  y  toleran  en  su  corazón  lo  que  les  su- 
cede contra  sus  deseos,  y  las  novedades  que  les  ocurren.»  Dijo 
el  rey:  «¡Oh  mujer!  No  me  preguntes  nada;  pues  en  verdad  que 
en  lo  que  quieres  saber  [está]  mi  ruina  y  la  muerte  de  tu  hijo  y 
de  mucha  gente  de  mi  afecto;  porque  los  brahmanes  me  dije- 
ron que  es  preciso  que  te  mate  y  los  mate,  y  no  hay  alegría  en 
mi  vida  sin  vosotros,  ni  tengo  placer  separado  de  vosotros; 
y  esto  pone  en  situación  crítica  mis  asuntos  y  es  lo  más  grave 
para  mí.» 

(*)     J.  rrey:  «¡Oh  mujer!  No  me  preguntes,  etc. 
(**)     aflige,  corrigiendo  en  C.  el  verbo  ,^<^-^^^  por  B-^- 


DEL   REY    CEDERANO  36I 


miedo,  mas  sonrriósele  en  la  cara  e  díxole  :  «Señor, 
por  esto  non  deves  estar  triste  (i),  ca  nuestras  almas 
ofregidas  te  son,  et  de  grado  las  dexaremos  por  librar 
atí  de  tristeza  e  porque  finques  en  tu  rregño.  Et  tú 
has  (2)  otras  mugeres  sin  mí,  diez  e  seys  mill  con 
JORFATE  LA  BUENA  DUEÑA,  que  avrás  en  vez  demí. 
Mas  una  cosa  te  quiero  rrogar  e  pedir  tela  en  mer- 
ced, et  faz  mela  pedir  el  amor  que  te  he  por  la  gran 
onrra  que  sienpre  me  feziste  e  el  amor  que  me  mostras- 
te; que  desque  esto  ovieres  fecho  (3)  non  fies  nin 
creas  por  [los  de]  Alba[r]hamiud,  nin  te  aconseges, 
NIN  creas  por  ellos  en  cosa  del  mundo,  et  que  non 
mates  a  ninguno  arrebatada  mente,  por  que  después 
non  te  arrepientas;  ca  (4)  non  podrás  resucitar  al  que 
matares. 

»Et  dizen  que  el  omne  quando  fallare  algunt  vedrio 
en  tierra  e  dubdare  que  non  es  vedrio,  que  lo  non 
deve  echar  fasta  quelo  muestre  alos  que  lo  conosgen 
E  coNOsgEN  las  PIEDRAS  PREsgiosAS.  Et  niéubrate, 
señor,  que  [los  de]  Alba[r]hamiud  nunca  bien  te  qui- 


(i)  C.  Et  dijo  Helbed  :  «No  quiera  Dios  que  estés  triste,  ¡oh 
rey!,  ni  que  te  aflijas,  ca  —  J.  Et  cuando  oyó  esto  Helbed  se  en- 
tristeció, pero  impidióle  su  buen  juicio  demostrar  al  rey  su  tris- 
teza y  le  dijo :  «Señor,  por  esto  no  debes  estar  triste,  ca 

(2)  C.  son,  y  en  verdad  que  esto  es  poco  en  [comparación] 
con  tu  conservación  y  tu  salvación.  Y  ya  te  ha  dado  Dios  otras 

(3)  C.  rrogar  que  después  de  mi  muerte  non  —  J.  rrogar,  ¡oh 
rey!,  e  faz  mela  p.  e.  a.  q.  te  he  y  mi  predilección  para  contigo 
y  mi  buen  consejo  para  ti.»  Dijo  el  rey: 

(4)  C.  ninguno  sin  que  te  aconsejes  con  tus  leales  y  dignos  de 
confianza  y  sepas  cómo  hayas  de  proceder;  pues  matar  es  cosa 
grave  y  crimen  atroz,  y  non 


^62  CALILA   Y   DIMNA 


sieron  (i),  et  tú  has  muerto  (2)  dellos  doze  mili  e  (3) 
non  les  devías  dezir  tu  vissión  nin  otra  cosa,  nin 
CREER  LO  QUE  dizen;  ca  poi  la  mala  voluntad  que  te 
han,  quieren  matar  tus  amigos  e  tus  privados  e  tu[s] 
bien  querientes,  por  tal  dése  vengar  detí.  Et  quie- 
ren te  fazer  perder  todas  las  cosas  que  mantienen 
tu  rreyno,  e  conque  tú  estás  apoderado,  et  quando 
ovieses  muerto  éstos,  apoderar  sean  detí  e  avrán  tu 
rreyno  así  commo  lo  ante  avían;  mas  aquí  está  (4) 
Cayrnerón,  muéstrale  tu  fazienda  e  demándale  con- 
sejo, que  es  sabio  destas  cosas,  e  es  otrosí  dellos,  e 
nos  non  le  sospechamos  que  te  dé  leal  consejo.  Et 
pregúntale  por  lo  que  viste  en  sueños;  et  si  él  te 


(i)  C.  »Et  dizen:  «Si  te  encuentras  un  vidrio  y  no  lo  conoces 
»bien  y  quieres  echarlo,  no  hagas  esto  hasta  que  lo  enseñes  a 
»  quien  lo  examine»;  y  no  causes  tú  alegría  a  tus  enemigos  los  brah- 
manes y  otros,  y  sepas  que  ellos  nunca  bien  te  aconsejaron  (*),  et 

(2)  C.  muerto  hace  poco  dellos  — J.  muerto  en  tiempo  pasa- 
do dellos 

(3)  C.  mili.  ¿Y  acaso  crees  que  ellos  han  olvidado  esto?  Pues 
por  mi  vida  non 

(4)  C.  vissión  ni  enterarles  de  tus  secretos;  pues  ellos  sólo 
quieren,  con  la  explicación  que  te  dan  de  tu  visión,  tu  ruina  y  la 
pérdida  de  tus  seres  queridos  y  el  exterminio  de  tus  visires,  [que 
son]  gente  buena,  prudente  y  justa,  y  [la  de]  tus  vehículos,  con 
los  que  has  triunfado  de  ellos.  Pues  vete  a  ver  a  Caymerón,  — 
j.  vissión  ni  enterarles  de  ella;  pues  sólo  te  dijeron  lo  que  te  dije- 
ron por  el  odio  que  te  tienen,  por  ver  si  así  te  pierden  y  pierden 
a  los  que  tú  amas,  y  a  tus  visires,  y  alcanzan  de  ti  lo  que  se  pro- 
ponen. Y  yo  creo  que  si  tú  los  obedeces  y  matas  a  quienes  ellos 
te  dicen,  con  la  muerte  de  éstos  triunfarán  de  ti  y  apoderarseán 
detí  e  a.  t.  rr.  a.  c.  1.  a.  avían; 

(*)  J.  a  quien  lo  conozca.»  Y  tú,  ¡oh  rey!,  no  conoces  a  tus  enemigos, 
et  niénbrate,  q.  [1.  d.]  A.  n.  b.  t.  quisieron,  et 


DEL  REY   CEDERANO  363 


mandare  lo  que  los  otros  te  mandaron,  fazlo;  et  si  te 
mandare  ál,  verás  que  aquellos  mentirosos  son  tus 
enemigos  que  quieren  desfazer  te  del  tu  rreyno»  (i). 
Et  quando  el  rrey  oyó  esto  que  le  aconsejava  la 
rreyna,  tovo  que  le  aconsejava  bien,  et  cavalgó  en 
su  cavallo,  et  fuese  para  Caymerón  el  sabio,  que  era 
gerca  del  (2).  Et  quando  llegó  a  su  puerta  descavalgó 
de  su  cavallo  e  entró  aél  e  humillóse  le  (3).  Et  dixo 
el  Caymerón  al  rrey:  «¿Qué  te  acontesció,  rrey,  que 
BENiSTE  ACÁ,  e  por  qué  eres  tan  demudado  e  tan  tris- 
te (4)  et  non  te  veo  traer  la  corona  enla  cabega  nin  la 
diadema  que  sueles?»  Et  el  rrey  díxolela  vissión  que 
viera  e  lo  quele  mandaron  los  Albar[r]hamiun  (5). 


(i)  C.  fazienda  y  pregúntale  por  lo  que  se  te  apareció  en  sue- 
ños; pues  él  es  sabio  de  confianza,  y  no  hay  en  otro  cosa  que  no 
[posea]  él  mejor,  aunque  sea  del  origen  de  los  brahmanes,  pues 
es  religioso  y  sabio.  Y  si  te  aconsejara  lo  mismo  que  los  otros  te 
aconsejaron,  medita;  y  si  su  consejo  fuera  contrario  a  lo  que  ellos 
te  dijeron,  calla,  y  no  te  apresures  en  tu  asunto»  (*). 

(2)  C.  oyó  esto  de  ella,  se  admiró  y  mandó  ensillar  su  caballo. 
En  seguida  cabalgó  et  f.  p.  C.  [el  sabio]  (**)  a  todo  correr." Et 

(3)  C.  humillóse  le  y  le  saludó  y  le  besó  la  cabeza.  Et 

(4)  A.  triste  demudado- 

(5)  C.  sueles?»  Y díjole  el  rey:  <=  Estaba  una  noche  durmiendo 
en  la  parte  superior  de  mi  palacio,  cuando  oí  de  la  tierra  ocho 
ruidos,  cada  uno  de  los  cuales  me  despertaba,  y  en  seguida  me 
volvía  a  dormir.  Y  vi  ocho  visiones  que  conté  a  los  brahmanes,  y 
yo  temo  que  me  suceda  cosa  grave,  ya  sea  que  me  maten  en 
guerra  o  que  me  arranquen  a  viva  fuerza  mi  reino  o  me  dominen 
en  él.»  —  Aquí  tennina  este  párrafo  en  C,  pero  J.  continúa  con 
lo  siguiente:  Díjole  el  sabio:  «Si  quieres  cuéntame  tus  visiones, 

(*)  Así  se  halla  adulterado  este  párrafo  en  C,  úaico  texto  árabe  ea 
que  se  conserva. 

(**)     el  sabio  —  Está  en  J.,  no  en  C. 


364  CALILA   Y   DIMNA 


DíxoLE  Caymerón  :  «Non  temas,  señor,  nin  te  ma- 
tes, nin  ayas  miedo  desto;  ca  non  morras  nin  perderás 
el  rreyno,  et  yo  te  soltaré  el  sueño.  Sepas,  señor, 
que  las  (i)  dos  truchas  bermejas  que  se  enfestavan 
enlas  colas  e  venían  fazia  ti  es  un  mandadero  del 
rrey  de  Niagor  que  verná  atí  con  una  arqueta  en  que 
avrá  piedras  presgiosas,  presgio  de  (2)  mili  libras  de 
oro.  Las  dos  ánades  que  viste  que  bolavan  delan- 
te e  se  asentavan  delante  ti,  serán  dos  cavall(er)os  que 
te  enviará  el  rrey  de  Balaf,  que  non  avrá  (3)  seme- 
jantes dellos.  Et  la  culebra  (4)  que  se  llegava  a  tus 
pies  es  una  espada  muy  fina  que  te  presentarán  de 
Alhinde,  que  non  le  sabrá  omne  poner  presgio.  Et  la 
sangre  enque  te  veías  bañado  es  que  te  enbiará  el 
rrey  de  Cadaron  unos  paños  muy  rricos  que  son  lla- 
mados alholla  (5)  que  rreluzen  en  tiniebla.  Et  lo  que 


y  si  quieres  yo  te  las  explicaré  y  te  diré  qué  es  todo  lo  que  has 
visto.»  Dijo  el  rey :  «^Acaso  puedes  decirme  algo  bueno?» 

(i)  C.  «Non  te  ponga  triste  esta  cosa,  ni  te  espante,  pues  no 
morirás  ahora  ni  perderás  el  reino,  ni  sucederá  ninguno  de  los 
crímenes  ni  de  los  males  que  te  espantan.  Pues  en  cuanto  a  las 
ocho  visiones  que  viste,  cuéntamelas,  que  te  voy  a  dar  la  expli- 
cación de  ellas.»  Y  contóle  el  rey  sus  visiones,  y  dijo  Caymerón: 
«Respecto  de  las  dos 

(2)  C.  está  alterado  en  este  pasaje. — J.  del  rey  Haimún  que 
vendrá  a  ti  con  dos  collares  guarnecidos  de  perlas  y  de  jacinto 
rojo,  cuyo  precio  es  de  cuatro  mili 

(3)  C.  bolavan  por  detrás  de  tu  espalda  e  se  a.  d.  ti,  pues  ello 
es  que  te  vendrá  de  la  corte  [de]  Balj,  quien  se  te  presentará  con 
dos  caballos  que  no  habrá  en  la  tien-a  semejantes 

(4)  C.  y  J.  culebra  que  veías  que 

(5)  C.  y  J.  a  tu  pie  izquierdo,  pues  ello  es. que  te  vendrá  del 
lado  del  rey  Zajín,  quien  se  te  presentará  con  una  espada  de  hie- 
rr  o  puro,  que  no  tendrá  semejante.  Y  en  cuanto  a  lo  que  veías 


DEL   REY   CEDERANO  365 


veías  que  te  lavavas  conel  agua,  es  un  rrey  rromano 
que  te  enviará  (i)  unos  paños  de  lino  (2)  muy  alvos 
de  vestiduras  délos  rreyes,  que  non  les  sabrá  omne 
PONER  PREsgio;  et  lo  que  vías  que  estavas  sobre  un 
monte  blanco  es  un  elefante  blanco  que  te  enbiará 
el  rrey  Candor  (3),  que  correrá  más  que  cavallo.  Et 
lo  que  tenías  enla  cabega  que  semejava  fuego  es  una 
corona  de  oro  que  te  enbiará  un  rrey  de  Armenia  (4). 
Et  la  ave  que  viste  que  te  (5)  picava  enla  cabega  (6), 
esto  non  te  soltaré  agora,  mas  non  temas  (7)  dello, 
que  non  te  verná  dello  mal  ninguno,  ca  non  es  ál  si 
non  que  te  ensañarás  contra  alguno  de  tus  amigos, 

DESÍ  TORRNARÁ  EN   TU  GRAQIA  E  EN   TU    AMOR.   Et  eS- 


que  te  bañabas  el  cuerpo  (sn  sangre,  pues  ello  es  que  te  vendrá 
del  lado  del  rey  Casrún,  quien  se  te  presentará  con  unos  paños 
muy  ricos  que  son  llamados  hoUa  de  púrpura  que 

(i)  C.  agua,  pues  ello  es  que  te  vendrá  del  lado  del  rey  de 
Ruz  (*),  quien  se  te  presentará  con  unos 

(2)  de  lino  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  J.  monte  blanco,  pues  ello  es  que  te  vendrá  del  rey  Cai- 
dor  (**),  quien  se  te  presentará  con  un  elefante  blanco  que  — 
C.  está  alterado  en  este  pasaje. 

(4)  J.  lo  que  veías  sobre  tu  cabega  que  parecía  fuego,  pues 
ello  es  que  te  vendrá  del  rey  de  Alarzun  (***),  quien  se  te  pre- 
•sentará  con  una  corona  de  oro  guarnecida  de  perlas  y  de  jacin- 
tos. Et  —  En  C.  falta  esta  cláusula. 

(5)  C.  ave  blanca  que  te  picava  — J.  como  A. 

(6)  C.  y  J.  cabega  con  su  pico,  esto 

(7)  temas  — J.  ^^^y  mejor  que  C.  ,J-^-> . 

(*)  Ruz  o  Raz,  l\,  pero  es  probable  que  el  original  árabe  del  que 
se  hizo  la  versión  castellana  dijera  ?5>»  romano. 

(**)      Caidor  por  Candor,  errata  fácil  en  árabe. 

(***)  Alarzun, — También  corrigiendo  en  este  nombre  el  \  en  ^,  que- 
da legitimada  la  versión  castellana. 


366  CALILA   Y   DIMNA 


tos  (i)  mandaderos  que  te  digo  vernán  de  aquí  a 
siete  días»  (2). 

Quando  esto  oyó  el  rrey,  fizo  PREsgES  e  GRAgiAS  a 
Dios,  e  loó  (et)  a  Caymerón  el  sabio,  e  ovo  grande 

ALEGRÍA  et  MAL  TRÁXOSE  POR  QUE  DESCUBRIÓ  SU  PORI- 

DAT  ALOS  DE  Albarhamiud.  Et  quaudo  pasaron  los 
siete  días,  así  commo  dixo  Caymerón  el  sabio,  venie- 
ron  los  mandaderos  conlos  presentes  fasta  que  se 
cunplió  todo  déla  guisa  que  dixo  Caymerón.  Et  el 
rrey  fue  muy  ledo  e  ovo  grant  plazer  e  dixo:  «Si  non 
que  me  ovo  Dios  merged  (3)  e  me  acorrió  con  con- 
sejo de  Helbed,  fuera  perdido  eneste  siglo  e  enel 
otro.  Et  por  esto  conviene  al  omne  cuerdo  que  se 
aconseje  toda  vía  con  sus  amigos  que  sabe  que  lo 
desengañarán  (4);  ca  Helbed  me  consejó  muy  bien,  e 
yo  creíla  e  por  ende  só  agora  gozoso  (5),  et  afirmó 


(i)     C.  y  J.  estos  mensajeros  y  mandaderos 

(2)  C.  y  J.  días  y  se  presentarán  ante  ti.» 

(3)  C.  oyó  el  rrey,  se  prosternó  ante  Caymerón  y  se  despi- 
dió y  dijo:  «Yo  tendré  en  cuenta  lo  que  ha  dicho.»  Y  cuando 
llegó  el  día  séptimo  vistióse  el  rey  sus  vestidos  y  tomó  sus  or- 
namentos y  se  sentó  en  su  sitial,  y  dio  audiencia  a  los  grandes  y 
principales.  Y  le  llegaron  los  presentes  que  le  había  anunciado 
Caymerón,  y  los  pusieron  en  sus  manos.  Y  cuando  vio  el  rey 
estos  mensajeros  y  mandaderos  y  estos  presentes,  aumentó  su 
gozo  por  ello  y  dijo  en  su  corazón:  «No  hice  bien  cuando  conté 
mi  visión  a  los  brahmanes  y  me  ordenaron  lo  que  me  ordenaron; 
que  si  no  fuera  porque  Dios  me  protegió  y  tuvo  piedad  de  mí  e 
me  — J.  Et  quando  p.  1.  s.  d.  vinieron  los  que  llevaban  la  buena 
nueva  con  la  llegada  de  los  mensajeros.  Y  salió  el  rey  y  se  sentó 
en  su  trono,  y  dio  permiso  a  los  nobles,  y  le  llevaron,  etc. 

(4)  C.  conviene  a  cada  uno  que  oiga  el  consejo  de  sus  ínti- 
mos, de  sus  amigos  y  parientes,  y  que  lo  siga;  ca 

(5)  A.  fálleme  ende  bien, 


DEL  REY    CEDERANO  367 


Dios  mi  rregño  conel  buen  consejo  délos  buenos 
amigos  leales,  et  vi  manifiesta  mente  cómmo  es  Cay- 
merón  sabio»  (i). 

Desí  fizo  el  rrey  llamar  ante  sí  a  todos  aquellos 
que  le  aconsejaron  los  Aibarhamin  que  matase,  et 
dixo  les:  «Tengo  por  bien  de  partir  entre  vos  otros 
estos  presentes,  pues  que  vos  ofregistes  ala  muerte 
por  amor  demí.»  Dixo  Beled:  «Señor,  non  nos  deves 
loar  por  nos  dexar  morir  antes  que  tú,  ca  nos  non 
somos  si  non  para  ti,  et  los  presentes  non  pertenes- 
gen  anos,  mas  solamente  alos  rreyes.»  Dixo  el  rrey: 
«Yo  quiero  que  comas  del  fi-uto  déla  tu  pagiengia,  tú 
e  los  otros,  en  querer  morir  de  grado  por  escapar  yo. 
Et  yo  he  jurado  que  estas  joyas  non  entren  en  mi 
rrespuesto  fasta  que  cada  uno  de  vos  tome  su  par- 
te.» Dixo  LE  Belet:  «Pues  que  así  es,  señor,  comienga 
tú  e  toma  lo  que  atí  pertenesge,  e  délo  que  fincare 
faz  lo  [que]  atí  te  pluguiere»  (2). 


(i)     C.  sabio  y  verdadero  en  sus  palabras.» 

(2)  C.  llamar  a  Genbrir  y  a  Beled  ya  Cal,  el  secretario,  y  les 
dijo :  «En  verdad  que  no  debo  tomar  estos  presentes  para  mi  teso- 
ro, sino  que  voy  a  partirlos  entre  vosotros,  que  vos  o.  a.  m.  p.  a. 
demí,  y  entre  Helbed,  que  me  dio  el  consejo  que  me  fué  prove- 
choso para  permanecer  en  mi  reino,  y  por  el  cual  me  veis  lleno 
de  gozo  y  contento.»  Dixo  Beled:  «En  verdad  que  no  debemos 
nosotros,  simples  criados,  gloriamos  por  la  parte  que  hemos 
tenido  en  esto;  pues  conviene  que  el  criado  se  ofrezca  a  la 
muerte  en  lugar  de  su  señor.  Y  en  cuanto  a  estos  regalos,  pues 
no  conviene  a  nosoti-os,  simples  criados,  que  nos  acerquemos  a 
ellos;  pero  Genbrir,  tu  hijo,  es  digno  de  ellos,  y  debe  tomar  lo  que 
se  le  dé.»  Dijo  el  rey:  «Ya  tengo  con  esto  excelsa  recompensa 
y_  mucha  alegría;  y  no  tengas  miedo,  ¡oh  Beled!,  y  toma  tu  parte 
y  alegra  tus  ojos.»  Y  dijo  Beled:  «Pues  sea  de  esto  lo  que  quiera 
el  rey;  que  empiece  por  tomar  lo  que  quiera,  y  hágase» 


368  CALILA   Y   DIMNA 


Et  tomó  el  rrey  el  elefante  blanco  e  dio  a  Genbrir, 
su  FIJO,  un  cavallo,  [et]  al  escavano  (et)  el  otro  ca- 
vallo;  dio  a  Belet  la  espada  (i),  et  enbió  a  Caynerón 
los  paños  de  lino  (2).  Et  la  corona  e  los  paños  dora- 
dos (3)  que  non  pertenesgían  si  non  para  las  muge- 
res,  mandó  a  Beled  que  llamase  a  Helbed  (4)  e  Orfate, 

QUE  ERAN    LAS   MÁS  HONRRADAS    DE    SUS   MUGERES,   et 

asentólas  cabe  sí,  et  mandó  a  Belet  que  pusiese  los 
paños  e  la  corona  ante  Helbet,  et  que  tomase  qual 
quisiese.  Et  ella  pagóse  mucho  délo  uno  e  délo  otro, 
e  non  sopo  quál  tomar,  et  cató  a  Belet  (5)  que  le 
mostrase  quál  era  mejor,  et  él  mostróle  los  paños  e 
fizóle  señal  que  los  tomase  (6).  Et  tornando  el  rrey  la 
cabega,  vido  commo  le  fiziera  del  ojo;  et  ella  quando 
vido  que  el  rrey  avía  visto  las  señas  que  le  fizo  Belet, 
dexó  lo  que  le  mostrava  (7)  e  tomó  la  corona  porque 

NON   OVIESE  SOSPECHA   DELLA.  Et   durÓ  dcSpués  Bclct 

quarenta  años  que  cada  vegada  que  entrava  al  rrey, 
cerrava  el  un  ojo  e  dezía  que  era   vizco,  por  que 


(i)     C.  espada  de  hierro  fino,  et 

(2)  C.  paños  que  visten  los  reyes,  Et 

(3)  C.  corona  y  los  restantes  paños  que 

(4)  C.  mugeres,  dijo  a  Beled:  «Toma  la  corona  y  los  paños  y 
tráelos,  y  sigue  conmigo  hacia  las  mujeres.»  Y  llamó  el  rey  a 
Helbed  e 

(5)  C.  cabe  sí,  y  dijo  el  rey :  «Beled,  pon  la  corona  y  los  paños 
a.  H.,  e.  q.  tome  lo  que  quisiere.»  Y  cuando  vio  Helbed  la  corona 
y  quedó  admirada  de  ella,  miró  a  Beled  con  la  punta  del  ojo, 
para  que 

(6)  A.  fizóle  del  oio  que  tomase  los  paños.  —  C.  et  mostróle 
Beled  los  paños  y  aconsejóle  que  los  tomase.  Et 

(7)  A.  los  paños  —  C.  le  fizo  con  el  ojo  de  él,  dexó  /.  q.  1.  m. 
Beled  e 


DEL   REY    CEDERANO  369 


non  barruntase  el  rrey  que  avía  con  Helbed  ninguna 
cosa  (i). 

Desí  albergó  el  rrey  una  noche  en  casa  de  Al- 
BED,  CA  ASÍ  era  su  costunbre  del  rrey,  que  una  noche 
estava  con  Helbed  e  otra  con  ürfate.  Et  la  noche 
que  veno  a  albergar  con  Helbed,  guisóle  un  manjar 
de  arroz,  ca  los  rreyes  de  India  suelen  comer  mu- 
cho arroz;  et  entró  aél  (2)  su  escudillo  de  oro  enla 
mano  conel  arroz  et  la  corona  de  oro  enla  cabega,  et 
estovo  en  pie  ant'el  rrey,  la  escudilla  enla  mano,  et 
comentó  él  a  comer  dello.  Et  Orfate  quando  sopo 
que  el  rrey  estava  con  Helbed,  ovo  ende  gelos  et 
vestióse  aquellos  vestidos  e  aderesqóse  lo  mejor 
QUE  PUDO  et  entró  en  la  cámara  donde  estava  el  rrey 
con  Helbed.  Et  luzía  la  cámara  délos  paños  que 
ELLA  TRAÍA,  QUE  rrelunbravan  commo  el  sol  quando 
NAsgE.  Et  el  rrey  quando  la  vido  pagóse  mucho 
DELLA  E  coBDigiÓLA,  ET  (3)  dixo  a  Hclbct:  «Nesgia 
fueste  en  tomar  la  corona  e  dexar  los  paños,  que 
nunca  omne  tales  los  vido  (4),  et  bien  paresqe  que 
Orfate  es  de  mejor  seso  que  tú  e  de  mejor  acuerdo, 

E  MÁS  semeja  MUGER  DE  RREY. » 

Et  quando  esto  oyó  Elbet,  cómo  la  tenia  por  de  mal 


(i)  C.  cosa.  Y  si  no  hubiese  andado  lista  Helbed  y  hubiese 
andado  listo  Beled,  ninguno  de  los  dos  habría  escapado  de  la 
muerte. 

(2)  aél — Cal  rey 

(3)  C.  Et  Orfate  cuando  vio  la  corona  en  la  cabeza  de  Helbed 
tuvo  celos  de  Helbed,  y  vistióse  aquellos  vestidos,  y  quedó  como 
el  sol.  Y  pasó  por  delante  del  rey,  que  puso  su  vista  en  Orfate 
et  dixo 

(4)  C.  los  paños  que  no  los  hay  en  mis  roperos  semejantes, 
TOMO  I.  '  24 


370  CALILA  Y   DIMNA 


seso  et  de  cómo  alavava  a  Jorafad  (i),  pesóle  de  cora- 
gón  (2)  et  ensañóse,  e  dio  al  rrey  conla  escudilla  de 
arroz  que  tenía  enla  mano,  por  engima  de  la  cabega,  et 
corrióle  el  arroz  por  el  rrostro  e  por  la  barva  e  por 
el  cuerpo;  et  esto  fue  averiguamiento  délo  que  non 
quiso  soltar  Caymerón,  et  conello  se  cunplió  la 
vissiÓN  (3).  Et  el  rrey  mandó  llamar  a  Belet,  su  algua- 
ziL,  e  díxole:  «Ves  lo  que  me  fizo  esta  muger,  e  cóm- 
mo  me  desonrró  e  me  afrontó,  e  me  desonrró  e  me- 
NOSPREgió.  Levad  mela  e  descabegad  mela,  e  non  me 

DEMANDEDES  MÁS  CONSEJO  DE  SU  FAZIENDA  NIN  ENTRE- 
DES  AMÍ  FASTA  QUE  LA  AVADES  MUERTO.  Et  SaliÓ  dcude 

Belet  e  llevó  a  Helbed  (4),  et  dixo  en  su  coragón :  «Non 
me  conviene  matar  esta  dueña  fasta  que  se  amanse 
la  saña  del  rrey,  ca  es  muger  muy  sesuda  e  bien  aven- 
turada, tal  que  non  ha  su  semejante  entre  las  rrey- 
nas  (5),  et  el  rrey  non  se  podrá  sofrir  sin  (6)  ella.  Et 


(i)  a.  Quando  Helbet  vido  que  el  rrey  alabava  a  Orfate  et 
demostrava  a  ella, 

(2)  C.  Et  cuando  oyó  Helbed  estas  palabras  [dirigidas]  a  ella, 
y  el  elogio  de  Jorafad,  y  el  vilipendio  de  la  decisión  de  ella,  se 
llenó  de  cólera  et 

(3)  C.  averiguamiento  del  sueño  que  Caymerón  interpretó  (*) 
al  rey,  acerca  de  las  novedades  que  no  quiso  explicarle.  Et 

(4)  C.  díxole:  «¡Oh  Beled!  ¿No  ves  al  rey  del  mundo  cómo 
lo  ha  despreciado  esta  mujer  y  le  ha  hecho  lo  que  le  ha  hechor 
Pues  vete  con  ella  y  córtale  el  cuello  y  no  le  tengas  compasión.» 
Y  salió  Beled  con  Helbed  de  la  presencia  del  rey,  et 

(5)  C.  «Non  la  mataré  yo  fasta  q.  s.  a.  1.  s.  d.  rr.,  c.  es  mujer 
sesuda,  señora  entre  las  reinas,  tal  que  n.  h.  s.  semejante  entre 
las  mujeres  por  su  piedad  y  saber,  et 

(6)  A.  de 


(*) 


interpretó,  corrigiendo  en  C.  c  ».£  por  »^fi. 


DEL   REY   CEDERANO 


Dios  ha  librado  por  ella  a  muchos  de  muerte,  et  ave- 
rnos aun  esperanga  enella  de  aquí  en  adelante,  si 
visquiere.  Et  non  só  seguro  de  rrebtar  me  el  (i)  rrey 
e  de  culpar  me,  si  apresurada  mente  la  matare;  pues 
quiero  la  dexar  biva  (2)  fasta  ver  qué  terna  el  rrey 
por  bien  de  fazer,  et  si  se  arrepentiere  por  lo  que  ha 
fecho  (3)  e  le  pesare  e  se  quexare,  tornar  gela  he,  et 
si  viere  que  de  todo  en  todo  es  acordado  enla  ma- 
tar, cunpliré  yo  su  mandado.  Et  si  la  yo  Hbrare  de 
muerte,  faré  enello  tres  cosas  buenas :  la  una,  que  la 
libraré  déla  muerte,  et  la  otra,  que  me  presgiará  el 
rrey  más  por  ello  sobre  todos  los  omnes  del  mundo; 
la  tercera,  que  sabrá  el  rrey  que  non  deve  fazer  las 
cosas  apresurada  mente»  (4). 

Et  levóla  (5)  para  su  posada,  et  encomendóla  a  dos 
omnes  fieles  del  rrey  que  guardavan  sus  mugeres, 
QUE  LA  GUARDASEN.  Et  mandó  a  su  muger  que  la 


(i)     el  — a.  al 

(2)  C.  sin  ella,  Y  ya  se  han  salvado  por  ella  hasta  hoy  muchos 
hombres  de  la  muerte;  y  ella  ha  hecho  obras  muy  buenas,  y  mi 
esperanza  ahora  en  ella  es  todavía  grande,  y  no  estoy  seguro  de 
que  leí  rey]  me  diga :  ¿No  has  podido  diferir  su  muerte?  Pues  no  la 
mataré  fasta — J.  sin  ella;  pues  ella  lo  ha  librado  de  la  muerte  y 
ha  hecho  una  obra  muy  buena,  y  mi  esperanza  en  ella  es  grande. 
Y  no  estoy  seguro  de  que  me  diga :  <Por  qué  no  diferiste  su  muer- 
te hasta  después  de  volverme  a  ver?  Pues  no  la  mataré  fasta    - 

(3)  C.  arrepentiere  de  su  muerte  e — J.  como  A. 

(4)  C.  gela  he  viva,  y  habré  hecho  tres  cosas  buenas:  Hbraré 
a  Helbed  de  la  muerte,  consolaré  al  rey  de  la  pena  y  me  preciaré 
de  ello  entre  los  (*)  hombres.  Pero  si  no  me  hiciere  mención  de 
ella,  cumpliré  la  orden  que  me  ha  dado  acerca  de  ella. 

(5)  C.  Et  fuese  con  ella  Beled  secretamente  para 

(•)  J.  pena  y  alcanzaré  entre  todos  los  hombres  del  mundo  gracia 
por  ello. 


372  CALILA.   Y   DIMN'A 


guardase  e  la  honrrase  e  conortase  fasta  que  él 
sopiese  la  voluntad  del  rrey.  Desí  untó  (i)  Belet  su 
espada  con  sangre  (2),  et  entró  al  rrey  muy  triste  e 
pesante.  Et  el  rrey  díxole:  «^^Conpliste  lo  que  te  man- 
dé?» Et  dixo:  «Señor,  conplí»  (3).  Et  a  poca  de  ora 
amansó  le  la  saña  al  rrey  e  menbróse  de  Helbet, 
commo  era  mesurada  e  sesuda  e  entendida  e  muy 
apuesta  (4),  et  fue  en  grant  cuyta.  Et  comengó  de 
conortarse  e  de  esforzarse,  et  avía  vergüenga  de  pre- 
guntar a  Belet  qué  fiziera  del  pleito  de  Helbed.  Et 
díxole  Belet:  «Non  ayas  pesar,  señor,  xin  tristeza 
por  la  muerte  de  Helbet,  nin  te  acuytes,  ca  el  pe- 
sar nin  la  cuyta  non  te  (5)  tiene  pro,  e  desgastan  el 
cuerpo  e  desátanlo.  Pues  encomiéndate  a  Dios  e 
non  fagas  de  guisa  que  ayañ  pesar  los  que  te  bien 
quieren,  et  que  ayan  alegría  tus  enemigos  (6),  ca  si 
lo  oyeren  non  lo  ternán  por  seso  nin  por  acuerdo; 
onde  ha  menester  que  seas  pagífico  e  non  tomes 
pesar,  et  si  quieres  dar  tehé  (7)  un  enxenplo  que 


(i)    a.  veno 

(2)  A.  coa  su  espada  sangrienta, 

(3)  ^'pesante  y  dijo  al  rey:  «Ya  he  cumplido  tu  orden  en 
Helbed.»  Et 

(4)  C.  menbróse  de  la  hermosura  de  Helbed  y  de  su  seso,  y 
de  la  gran  solicitud  de  ella  y  del  gran  beneficio  que  le  hacía,  et 

(5)  C.  a  Beled  si  había  cumplido  en  ella  su  orden  verdadera- 
mente o  no.  Y  comenzó  a  confiar,  por  lo  que  sabía  del  seso  de 
Beled,  si  no  la  habría  muerto.  Y  lo  comprendió  Beled  en  su  ex- 
celsa sabiduría,  y  dijo:  «Xo  entristezca  Alá  al  rey  ni  lo  acon- 
goje, ca  el  p.  n.  1.  c.  non  le  tiene 

(6)  C.  enemigos  y  se  regocijen  por  tu  desgracia,  ca 

(7)  C.  acuerdo;  pues  ten  paciencia,  ¡oh  rey!,  y  no  tomes 
pesar  por  lo  que  ya  no  podrás  ver  nunca;  y  si  quiere  el  rey  le 
contaré  un 


DEL   REY    CEDER  ANO  373 


semeja  a  tu  fazienda.»  Dixo  el  rrey:  «Di,  Belet»  (i). 
Et  dixo  Belet:  «Dizen  que  dos  palomas,  maslo  e 
fenbra,  traxieron  délos  canpos  e  délas  eras  trigo  e 
cevada  a  su  nido  fasta  que  lo  fincheron»  (2).  Dixo  el 
maslo  ala  fe[nbra] :  «Agora,  mientra  falláremos  enel 
canpo  qué  comer,  non  comamos  desto  que  tenemos  en 
nuestro  nido  nada.  Et  quando  veniere  el  invierno  e 
non  falláremos  ninguna  cosa  enlos  canpos,  tornar  nos 
hemos  alo  que  avernos  apañado  (3)  e  commer  lo  he- 
mos.» E  ala  fenbra  plúgole  del  lo  et  dixo:  <¡.Dizes  bien, 
e  fagámoslo  asi-»  (4).  Et  quando  posieron  (5)  el  trigo 
e  la  cevada,  estaba  liento,  et  finchóse  conello  el  nido. 
Desí  fuese  el  marido  de  aquel  lugar  a  otro,  et  tardó 
allá  todo  el  invierno,  fasta  el  verano,  por  que  fallava 
bien  de  commer  allá;  et  después  tornáronse  cada  uno 
de  su  parte  al  nido  enel  tienpo  del  verano,  seyendo  el 
trigo  e  la  cevada  seco  e  menguado.  Et  desque  lo  vido 
el  macho  que  estava  menguado,  dixo  ala  muger  (6) : 
«^•Non  nos  partimos  amos  con  postura  que  non  comié- 
semos délo  que  avía  enel  nido  fasta  que  nos  falles- 
giESEN  LOS  CANPOS?  Et  vco  que  telo  has  (7)  comido.» 
Et  ella  dixo  e  juró  que  non  avia  comido  de  lio  cosa, 


(i)     C.  semeja  a  su  facienda.»  D.  e.  rrey:  «Cuéntamelo.» 

(2)  C.  fenbra,  llenaron  su  nido  de  trigo  y  cebada,  y  dixo 

(3)  A.  tenemos 

(4)  A.  fizieron  uno  al  otro  tal  pleito  entresí. 

(5)  A.  cogieron 

(6)  A.  cuydó  que  lo  avía  comido  su  muger,  et  díxole : 

(7)  C.  a  otro  y  estuvo  ausente  y  se  tardó.  Y  cuando  llegó  el  ve- 
rano secóse  el  trigo  y  empequeñeció  y  menguó.  Y  cuando  volvió 
el  marido  y  vio  el  trigo  menguado,  dijo :  «-Nosotros  convenimos 
en  no  comer  nada  del  nido,  y  ¿por  qué  te  lo  has  comido?> 


374  CALILA   Y   DIMNA 


salvo  que  avia  fuenguado  con  la  diversidai  del  iienpo, 
que  es  caliente  e  seco  (i).  Et  él  non  la  quiso  creer  et 
comengóla  de  picar  e  de  ferir,  fasta  que  la  mató. 

Et  después  que  veno  el  tienpo  del  invierno  e  las 
aguas,  E  rrelentesgió  el  trigo  e  la  gevada,  e  finchóse 
el  nido  así  commo  estava  de  antes;  et  quando  el  ma- 
rido lo  vido  lleno,  arrepentióse  por  lo  que  fiziera  en 
matar  a  su  muger,  et  echóse  gerca  della  e  non  comió 
nin  be  vio  fasta  que  murió  (2).  Et  quien  es  sabio  (3) 
non  se  de  ve  apresurar  a  fazer  la  justigia  o  la  pena, 
mayor  mente  enla  cosa  que  se  puede  arrepentir  (4). 
Et  tú,  señor,  non  busques  la  cosa  que  non  podrás 

FALLAR,  pues  OLVIDA  ESTO  EN  QUE  ESTÁS  ET  SEY  PA- 
GADO C0NL0  QUE  TE  FINCÓ,  E  NON  SEAS  TAL  COMMO  EL 
XIMIO  CONLAS  LANTEJAS.»  Et  DIXO  EL  RREY  :  «¿CÓMO 
FUE  ESO?» 

[Dixo  Belet]  :  «Dizen  (5)  que  un  omne  traía  (6)  un 


(i)  a.  Dixo  la  fenbra :  «Non  comí  dello  nada  nin  me  llegué  a 
ello,  mas  quando  lo  ai  pusimos  estaba  liento,  et  agora  por  la  d.  d. 
tienpo  está  seco. — C.juró:  «No  he  comido  de  ello  un  grano.  Et — 
J.  Et  ella  se  puso  a  jurar  que  no  había  comido  de  ello  cosa,  y  em- 
pezó a  justificarse  de  ello  ante  él.  Et 

(2)  C.  lleno,  se  echó  cerca  de  ella  arrepentido  y  dijo :  «¿Cómo 
he  de  vivir  cuando  te  busque  y  no  pueda  encontrarte?»  Et  — 
J.  arrepentióse  y  echóse  al  lado  de  la  paloma  y  dijo :  «<De  qué 
rae  servirá  el  trigo  y  la  vida  sin  ti,  cuando  te  busque  y  no  te  en- 
cuentre, ni  me  sea  posible  hallarte,  y  cuando  pienso  en  lo  que 
te  hice  y  comprendo  que  no  obré  bien  contigo,  y  que  no  puedo 
reparar  lo  pasado?>  Luego  abismóse  en  su  tristeza  y  no  probó 
comida  ni  bebida  hasta  que  murió. 

(3)  C.  sabio  sabe  que  non 

{4)     C.  y  J.  arrepentir,  como  se  arrepintió  la  paloma  macho. 

(5)     C.  y  J.  «Y  ya  oí  que 

(5)    C.  traía  a  sus  espaldas  un  — J.  traía  sobre  su  cabeza  un 


DEL   REY   CEDERANO  375 


saco  de  lantejas  e  entró  conél  en  una  espesura  de 
árboles  et  puso  el  saco  en  tierra  e  echóse  a  dormir 
por  que  era  cansado  (i).  Et  estando  durmiendo  des- 
cendió un  ximio  de  un  árbol  (2)  e  tomó  de  las  lentejas 
su  mano  llena  (3);  desí  subióse  enel  árbol  a  comer 
LAS.  Et  cayó  sele  una  lantija  déla  mano  e  desgendió 
por  buscar  la,  e  travándose  alas  rramas  del  árbol 
PARA  DEsgENDER,  derramáronse  le  todas  las  otras  que 
tenía,  e  non  ovo  la  primera  et  perdió  todas  las 
OTRAS  QUE  tenía  (4).  Et  tú,  scñor,  (non)  has  diez  e 
seys  mili  mugeres,  e  dexas  de  te  solazar  conellas  e 
buscas  la  que  nunca  fallarás.»  Et  quando  esto  oyó 
el  rrey,  non  dubdó  que  Helbed  era  muerta  et  dixo 
a  Belet:  «^-Por  una  ira  que  yo  ove  feziste  lo  que  te 
mandé  luego,  e  [te]  travaste  en  una  palabra?»  (5). 
Dixo  Belet :  «Uno  es  el  que  dize  la  palabra  e  se  cun- 
ple.»  Dixo  el  rrey  :  «^-E  quién  es  ése?»  Dixo  Belet : 
«Dios,  cuyas  palabras  non  se  canbian»  (6). 

Dixo  el  rrey  :  «Grant  pesar  he  por  la  muerte  de 
Helbet»  (7).  Dixo  Belet:  «Dos  son  los  que  deven  aver 


(i)     C.  entró  entre  unos  árboles  y  dejó  su  peso,  y  en  seguida 
se  echó  (*).  Et 

(2)  C.  árbol  que  estaba  sobre  la  cabeza  de  él  e  —  En  J.  falta 
esta  frase,  como  en  A. 

(3)  A.  un  puño  lleno  dellas; 

(4)  C.  mano  y  buscóla  (**)  y  no  la  encontró  y  se  le  derrama- 
ron las  lentejas  de  su  mano.  Et 

(5)  C.  palabra  y  no  demoraste  el  hecho?»  Dixo 

(6)  C.  canbian,  ni  quedan  sin  cumplimiento  sus  dichos.» 

(7)  C.  Helbed,  madre  de  Genbrir.»  — J.  como  A. 


(*)     J.  dejó  el  tabaque  en  tierra  para  descansar.  Et 
(**)     J.  mano  y  descendió  por  buscarla  y 


7,-7 fy  CAXILA   Y  DIMNA 


pesar  grande  :  el  que  faze  pecado  et  el  que  nunca 
buena  obra  faze;  ca  estos  ambos  han  poca  (i)  alegría 
eneste  siglo,  desí  van  a  pesar  durable»  (2).  Dixo  el 
rrey  :  «Si  a  Helbed  viese  [viva]  nunca  de  cosa  avria 
dolor-»  (3).  Dixo  Belet:  «Dos  son  los  que  non  deven 
aver  pesar:  el  que  puna  en  buenas  obras  (4)  e  el  que 
nunca  pecó.»  Dixo  el  rrey:  «Nunca  veré  a  Helbet 
más  délo  que  la  he  visto.»  Dixo  Belet :  «Dos  son  los 
que  non  se  veen  (5) :  el  giego  e  el  que  non  ha  seso; 
ca  así  commo  el  giego  non  vee  nada,  otrosí  el  nesgio 
non  vee  su  pro  nin  su  dapño»  (6).  Dixo  el  rrey :  «Si 
viese  a  Helbed,  muy  grant  gozo  e  grant  plazer 
avría.»  Dixo  Belet :  «Dos  son  los  que  veen  :  el  que 
ha  los  ojos  claros  e  el  sabio»  (7).  Dixo  el  rrey:  «Nun- 


(i)    poca  —  A.  por 

(2)  El  copista  de  C.  estropeó  esta  cláusula,  que  debe  enmen- 
darse conforme  J.,  y  que  tal  como  está  dice  :  «Dos  son  aquellos 
cuya  alegría  y  contento  es  poco  en  el  mundo  cuando  ven  el  daño 
grande :  el  que  diga  no  hay  juicio  final  ni  castigo,  y  el  que  no 
hace  buena  obra  nunca.»  Dixo — J.  Dos  s.  1.  q.d.  a.  pesar:  el  que 
hace  pecado  todos  los  días  et  e.  q.  n.  b.  o.  f.;  c.  e.  a.  h.  p.  a.  e.  siglo 
y  poco  contento;  y  su  arrepentimiento  cuando  ven  con  sus  pro- 
pios ojos  la  recompensa  es  grande,  no  se  puede  calcular.»  Dixo 

(3)  A.  avría  pesar  jamás.» 

(4)  C.  y  J.  obras  todos  los  días  e 

(5)  C.  veen  nunca  :  el  — J.  como  A. 

(6)  C.  ?iego  non  vee  el  cielo,  ni  los  astros,  ni  la  tierra,  ni  dis- 
tingue lo  lejano  de  lo  próximo,  ni  lo  que  tiene  delante,  ni  detrás, 
otrosí  el  necio  no  ve  ni  distingue  entre  el  sabio  y  el  ignorante, 
entre  lo  bello  y  lo  feo,  y  entre  el  bienhechor  y  el  malhechor.»  Y 
dixo 

(7)  C.  sabio;  pues  así  como  el  que  tiene  vista  penetrante  ve 
el  esplendor  (*)  del  Universo  y  lo  que  en  sí  contiene,  del  mismo 

(*)    J.  ve  las  cosas  del 


DEL   REY    CEDERANO  37/ 


ca  me  farté  de  ver  a  Helbed.»  Dixo  Belet:  «Dos  son 
los  que  nunca  se  fartan  :  el  que  otro  cuydado  non 
ha  si  non  apañar  aver,  et  el  quiere  commer  lo  que 
non  falla  e  demanda  lo  que  non  putáe  fallar»  (i). 

Dixo  el  rrey :  «Devemos  nos  alongar  de  ti,  Be- 
let» (2).  Dixo  Belet :  «De  dos  se  deve  el  omne  alon- 
gar :  del  que  niega  el  juizio  e  la  />ena  (3)  e  el  gualar- 
dón  del  otro  siglo  (4),  e  del  que  non  tuelle  los  oios 
délo  que  non  es  suyo,  nin  sus  orejas  de  escuchar  [al 
omne  malo],  nin  su  vergüenga  délas  (5)  mugeres  age- 
nas,  nin  su  coragón  del  pecado  e  déla  cobdigia  que  se 
le  antoja;  ca  esto[s]  átales  irán  ala  pena  perdurable.» 
Dixo  el  rrey  :  «Fecho  só  vago  sin  Helbet»  (6).  Dixo 
Belet:  «Tress  son  las  cosas  vagas:  el  rrío  que  non  ha 
agua,  et  la  tierra  que  non  ha  rrey,  e  la  muger  que  non 
ha  marido»  (7).  Dixo  el  rrey  :  «Muy  gierto  rrespon- 
des,  Belet.»  Dixo  Belet:  «Tres  son  los  que  rrespon- 


modo  el  sabio  ve  la  inocencia  y  la  maldad,  y  tiene  conocimiento 
de  las  cosas  del  otro  mundo,  que  se  le  manifiestan;  y  que  cuando 
las  sigue,  lo  salvan  y  lo  guían  por  camino  recto.»  Dixo 
(i)    a.  ser. 

(2)  C.  Beled;  pues  de  uno  como  tú  hay  que  guardarse  y  ale- 
jarse.» Dixo 

(3)  A.  pelea 

(4)  C.  niega  la  inocencia  y  el  pecado  (*),  e 

(5)  vergüenza,  traducción  de  ^  ►s,  partes  pudendas. 

(6)  C.  vago  por  tu  culpa.*  Dixo  — J.  como  A. 

{7)  C.  marido,  y  otra  además:  el  que  no  sabe  volver  el  mal  en 
bien  y  no  procede  en  justicia.»  Dixo — J.  Beled:  «Cuatro  son  las 
c.  v.:  el  rrío  q.  n.  h.  a.,  et  1. 1.  q.  n.  h.  rr.,  e  la  mujer  q.  n.  ha  ma- 
rido, y  el  necio  que  no  sabe  distinguir  el  bien  del  mal.»  Dixo 

(*)  J*  pecado  y  la  pena  y  el  galardón,  y  dice  :  «Nada  hay  en  mí  que 
yo  no  esté  en  ello»,  e 


378  CALILA  Y  DIMNA 


den  gierto :  el  que  cunple(n)  su  mandamiento  en  su 
rregño  e  en  su  poderío,  et  el  omne  que  sabe  la  ley  e 
faze  sus  obras,  et  el  maestro  bueno  que  faze  bien  la 
obra  e  en  conparagión  del  que  non  la  sabe»  (i).  Dixo 
el  rrey :  «Muy  grant  pesar  rresgibo  en  tú  ser  gerca 
demí»  (2).  Dixo  Belet:  «Tres  son  los  que  deven  aver 
pesar:  aquel  que  ha  gordo  ca vallo  e  fermoso  e  ha 
malas  mañas;  et  el  que  ha  mucho  caldo  e  poca  carr- 
ne,  por  que  pierde  el  sabor  del  comer  (3);  et  el  que 
se  casa  conla  muger  de  grant  linage  e  fermosa  e  non 
la  puede  honrrar,  onde  le  (4)  ha  ella  de  dezir  (5)  lo 
que  le  pesa.» 

Dixo  el  rrey:  «Perdióse  Helbet  de  balde  e  sin  rra- 
zón»  (6).  Dixo  Belet:  «Tres  son  los  que  se  pierden  (7) 
sin  rrazón  :  el  omne  que  viste  los  buenos  paños  e 
anda  descaigo  e  de  pie,  et  el  que  casa  con  la  muger 
niña  e  fermosa  e  se  va  para  otra  tierra  e  non  se  veen, 
et  el  que  tiene  buena  tierra  e  la  dexa  heriazo  por 
senbrar»  (8).  Dixo  el  rrey :  «Meresges  ser  penado  de 


(i)  C.  rresponden  gierto :  el  rej^  que  reparte  y  da  sus  tesoros; 
la  mujer  preparada  para  cualquier  hombre  de  nobleza  a  quien 
ama,  y  el  hombre  sabio  asistido  por  Dios  y  que  enseña  la  ley  de 
Dios.»  Dixo 

(2)  C.  rresgibo  en  tus  consolaciones,  ¡oh  Beled!»  Dixo 

(3)  C.  et  el  que  ha  olla  con  mucho  caldo  y  poca  carne,  de 
modo  que  no  puede  comerla,  et 

(4)  le  — A.  y  B.  la 

(5)  C.  honrrar,  de  modo  que  ella  no  cesa  de  hacerle  oír  lo 

(6)  J.  Helbed  sin  razón.»  Dixo  —  C.  Helbed  de  balde.»  Dixo 

(7)  A.  faz  en 

(8)  C.  el  omne  herrero  (*)  que  viste  paños  blancos  y  está  sen- 

(*)  herrero,  según  la  corrección  que  propone  Cheikho.  — En  J.  falta 
esta  palabra,  como  en  A. 


DEL  REY   CEDERANO  379 


muy  mala  pena,  Belet.>  Dixo  Belet :  «Quatro  (i)  de- 
ven ser  penados :  el  mal  fechor,  et  el  que  (2)  justigia 
al  que  [non]  faze  por  qué,  et  el  que  se  asienta  ala  mesa 
que  non  es  conbidado,  et  el  que  demanda  lo  que  non 
puede  aver,  et  aun  que  le  dizen  que  non  lo  puede 
aver  (3)  non  se  dexa  délo  demandar  e  aún  más  de 
RREZio.>  Dixo  el  rrey  (4)  :  «Devieras  te  sofrir  fasta 
que  amansara  mi  ira.»  Dixo  Belet:  «Tres  son  los  que 
se  deven  sofrir  :  el  que  sube  al  monte  altOy  et  el  que 
pesca  o  CAgA,  e  el  que  cuy  da  grant  fecho.»  Dixo  el 
rrey:  «¡Quién  pudiese  ver  a  HelbetU  Dixo  Belet: 
«Dos  (5)  son  los  que  cobdigian  lo  que  non  pueden 
aver  :  el  luxurioso  que  non  teme  a  Dios  et  quiere 
quando  muriere  aver  la  divinidat  délos  santos,  et  el 
homiziero  que  quiere  aver  la  fama  délos  justos»  (o). 


tado  siempre  junto  al  fuelle;  el  lavandero  que  calza  botas  nue- 
vas y  no  saca  sus  pies  del  agua,  y  el  comerciante  que  se  casa  con 
mujer  joven  y  hermosa  y  no  cesa  luego  de  viajar  ausente  por  tie- 
rra extraña.»  Dixo 
(i)    C.  «Tres 

(2)  C.  fechor  que  justigia 

(3)  C.  demanda  a  sus  amigos  lo  que  no  tienen,  y  no  tiene 
circunspección  y  non 

(4)  C.  rrey :  «En  verdad  que  debieras  ser  tratado  como  un 
necio,  Beled.»  Dixo  Beled :  «Tres  deben  ser  tratados  como  ne- 
cios :  el  carpintero  que  vive  en  casa  pequeña  para  su  famiUa  y 
no  cesa  de  labrar  madera  y  llena  su  casa  de  madera  y  quedan  él 
y  su  familia  en  la  estrechez;  el  médico  que  maneja  el  bisturí  y 
no  procede  con  el  debido  cuidado  y  corta  la  carne  de  los  hom- 
bres, y  el  viajero  que  se  queda  entre  sus  enemigos  y  no  quiere 
volver  a  su  casa  y  familia,  y  si  muere  en  tierra  extraña  le  heredan 
y  es  su  riqueza  para  los  extraños  y  se  pierde  la  memoria  de  él.» 
Dixo  el  rey  :  «Devieras 

(5)  «Dos  —  C.  «Tres 

(6)  C.  muriere  aver  la  dignidad  de  los  justos  y  alcanzar  la  re- 


38o  CALILA   Y  DIMNA 


Dixo  el  rrey:  «Mucho  me  menosprecias,  Belet»  (i). 
Dixo  Belet :  «Tres  menosprecian  a  sus  señores  :  el 
que  le[s]  faze  escarnio  o  dize  cosa  a  sin  rrazón  (2),  et 
el  vasallo  que  es  más  rrico  que  su  señor  (3),  et  el  sier- 
vo que  denuesta  a  su  señor  e  lo  mal  trae»  (4).  Dixo 
el  rrey  :  «Mucho  so  escarnido  de  ti,  Belet»  (5).  Dixo 
Belet:  «Quatro  (6)  son  los  que  deven  ser  escarnidos: 
el  que  se  alaba  más  que  es  esforzado  e  que  lidió,  e 
non  ha  enél  señal  de  langada  nin  de  ferida;  et  el  que 
esfinge  que  sabe  la  ley  e  que  es  de  rreligión,  e  es 
corporiento  e  gordo  e  pescogudo,  ca  el  que  rreligión 


compensa  de  ellos;  el  avaro  que  quiere  tener  la  fama  de  los  no- 
bles, y  los  criminales  que  derraman  la  sangre  sin  razón  ninguna 
y  confían  en  que  sus  almas  estarán  con  las  almas  de  los  temero- 
sos de  Dios  y  bienaventurados  dignos  de  perdón  y  clemencia.» 
Dijo  el  rey:  «Yo  soy  el  que  doy  tormento  a  mi  corazón  por  causa 
de  Helbed.»  Dijo  Beled:  «Tres  son  los  que  se  atormentan  el  co- 
razón :  el  que  va  a  la  guerra  y  no  se  defiende  y  lo  matan;  el  que 
tiene  muchas  riquezas  sin  tener  hijo  ni  hermano  y  se  dedica  a  la 
usura  y  a  procurar  la  carestía  entre  los  hombres,  y  frecuente- 
mente lo  envidian  algunos,  y  el  noble  anciano  que  se  casa  con 
mujer  hermosa,  libertina,  atrevida  en  todos  sus  antojos  y  que  no 
cesa  de  desearle  la  muerte  para  casarse  con  otro  marido  joven 
que  halle  su  ruina  en  manos  de  ella.» 

(i)  C.  Beled,  cuando  te  atreves  a  decir  tales  palabras  ante 
mí.»  Dixo 

(2)  C.  escarnio  y  se  entremete  en  lo  que  le  piden  y  en  lo  que 
no  le  piden,  y  habla  de  lo  que  sabe  y  de  lo  que  no  sabe;  et 

{3)  C.  señor  y  no  le  da  de  su  riqueza  nada,  ni  le  presta  auxi- 
lio; et 

(4)  C.  señor  y  querellase  con  él  y  le  vence  en  la  querella.» 
Dixo 

(5)  C.  rrey  :  «Verdaderamente  me  escarneces,  ¡oh  Beled!  Yo 
quisiera  que  Helbed  no  hubiese  muerto.»  Dixo 

(6)  «Quatro  —  C.  y  B.  «Tres 


DEL  REY   CEDERANO  ^Sl 


mantiene  enmagresge  e  adelgaza  (i);  et  la  muger  vir- 
gen que  escarnesge  a  la  maridada;  et  el  que  dize 

DÉLO  QUE  ES  YA  FECHO  E  PASADO".  «QuiSIESE  DiOS  QUE 

NON  FUESSE»  (2).  Dixo  el  rrey:  «Non  eres  omne  de 


(i)  C.  escarnidos:  el  que  dice  «Yo  he  estado  en  muchas  ba- 
tallas y  he  hecho  muchos  muertos  y  prisioneros»,  y  no  muestra 
en  su  cuerpo  señal  ninguna  de  haber  peleado;  et  e.  q.  e.  q.  s.  1. 1. 
e  q.  es  religioso  devotísimo,  y  es  pescozudo  y  gordo  más  que  los 
pecadores  y  lujuriosos;  y  conviene  que  se  mofen  de  él  y  recelen 
de  lo  que  diga  de  sí  propio;  pues  quien  dedica  su  alma  al  servi- 
cio de  Dios  es  flaco  de  cuerpo  y  de  poco  comer;  et 

(2)  C.  maridada  y  puede  que  ella  sea  una  disoluta.»  Dijo  el 
rey :  «En  verdad  que  eres  insolente,  Beled.»  Dijo  Beled :  «Tres 
[son  los  que]  parecen  presumidos  y  como  que  desatinan  con  los 
diablos  :  el  ignorante  que  enseña  al  insensato  que  aprende  de  él 
y  disputa  con  él  en  su  insensatez,  pues  él  en  tal  manera  no  obra 
bien  y  acaba  por  arrepentirse;  el  que  irrita  al  necio  y  lo  pro- 
voca con  el  propósito  de  molestarlo  y  engañarlo,  y  se  molesta 
con  ello  a  sí  mismo,  y  el  que  comunica  su  secreto  a  quien  no  se 
debe  enterar  de  él,  y  le  entera  de  un  asunto  importante  y  depo- 
sita en  él  la  confianza  [que  tiene]  en  sí  mismo.»  Dijo  el  rey  :  «Yo 
soy  el  que  me  atormento  a  mí  mismo.»  Dijo  Beled :  «Dos  son  los 
que  se  buscan  el  tormento  de  sí  mismos  :  el  que  se  vuelve  atrás 
en  la  senda  del  bien  y  va  reculando  y  por  lo  común  tropieza  y 
cae  en  un  pozo  o  da  en  un  precipicio  y  se  destroza,  y  el  que  dice 
«Yo  nunca  tiemblo  en  la  guerra»,  y  no  se  resguarda  y  engaña  a 
los  demás,  y  cuando  se  le  presenta  la  tropa  vuelve  la  cabeza  mi- 
rando a  derecha  e  izquierda  y  busca  cómo  salvarse  huyendo.» 
Dijo  el  rey  :  «Ha  terminado  ya  la  amistad  que  había  entre  nos- 
otros dos,  Beled.»  Dijo  Beled :  «Tres  son  aquellos  cuya  amistad 
no  tarda  en  terminar:  el  amigo  que  no  va  a  buscar  a  su  amigo  ni 
le  escribe  ni  le  envía  mensajes;  el  amigo  a  quien  honran  sus 
amigos  y  él  no  lo  tiene  en  cuenta  ni  recibe  a  sus  amigos  en  su 
casa,  sino  que  se  burla  y  se  mofa  de  ellos,  y  él  que  se  dirige  a 
sus  amigos  que  viven  en  la  abundancia,  en  el  placer  y  en  la  ale- 
gría, para  pedirles  una  cosa  que  no  pueden  [darle],  luego  ya  no 
vuelve  a  buscarles  para  nada.»  Dijo  el  rey  :  «Hiciste  con  matar  a 


382  CALILA   Y   DIMNA 


seso,  Belet.»  Dixo  Belet:  «Sola  mente  deve  ser  teni- 
do por  sin  seso  (i)  el  gapatero  que  see  en  alto  et 
quando  le  cae  alguna  (2)  cosa  de  su  menester,  estór- 
vase  de  su  labor  buscándola»  (3). 

Dixo  el  rrey:  «Non  feziste  derecho  en  matar  a  Hel- 


Helbed  un  acto  que  pone  de  manifiesto  la  ligereza  de  tu  enten- 
dimiento (*),  ¡oh  Beled!»  Dijo  Beled:  «Tres  hacen  por  el  resul- 
tado que  obtienen,  lo  que  manifiesta  la  ligereza  de  su  entendi- 
miento :  el  que  ruega  que  le  admita  su  dinero  en  depósito  a  quien 
no  sabe  si  ha  sido  justo  en  los  negocios  que  ha  tenido  con  quien 
pleitea;  el  tonto  de  poco  entendimiento  y  cobarde  que  dice  a 
los  hombres  que  es  bravo  guerrero,  inteligente  para  allegar  ri- 
quezas, escoger  amigos,  edificar  casas  y  para  todo  trabajo  arduo, 
y  miente  en  todo  lo  que  dice,  y  el  que  anuncia  que  deja  los  asun- 
tos corporales  para  dedicarse  a  los  asuntos  del  espíritu,  y  no  se 
lanza  sino  a  seguir  sus  pasiones,  dejando  los  asuntos  de  Dios  y 
el  cumplimiento  de  sus  mandamientos.»  Dixo 

(i)  C.  Dixo  Beled  :  «-Tres  son  los  que  no  deben  contarse  en- 
tre los  hombres  de  seso :  el 

(2)  C.  en  sitial  alto  y  cuando  le  cae  la  chaira  o  cosa 

(3)  C.  labor;  el  sastre  que  toma  hilo  muy  largo  y  cuando  se 
le  anuda  estórbase  mucho  de  su  labor,  y  el  que  corta  el  cabello 
a  los  hombres  y  mira  a  diestra  y  siniestra,  y  enreda  el  cabello  y 
merece  castigo  por  el  daño  que  hace.»  Dijo  el  rey  :  «Parece  que 
tú  quieras  instruir  a  los  hombres  todos  para  que  sean  ingeniosos 
como  tú;  y  quieres  instruirme  también  para  que  yo  sea  ingenio- 
so.» Dijo  Beled:  «Tres  dicen  que  son  ingeniosos  y  conviene  que 
aprendan :  el  que  toca  la  sonaja,  el  laúd  y  el  atabal,  hasta  que 
sepa  acompañar  a  la  nauta  y  otros  instrumentos;  el  pintor  que 
hace  bien  la  traza  de  los  cuadros  y  no  sabe  bien  la  combinación 
de  los  colores,  y  el  que  cree  que  no  necesita  aprender  nada  en 
ningún  arte,  porque  en  todos  los  artes  y  oficios  es  sabio,  y  no 
comprende  la  significación  de  una  frase  ni  su  sentido,  ni  en  qué 
ocasión  le  conviene  hablar  con  un  superior  o  con  un  inferior.» 

(*)     entendimiento,  ^í^,  tal  vez  por  g^- 


DEL  REY   CEDERANO  383 


bet,  Belet.»  Dixo  Belet:  «Tress  (i)  son  los  que  non 
fazen  derecho:  el  que  cree  al  que  non  dize  verdat,  et 
el  que  come  aína  e  labra  tarde,  et  el  que  non  amansa 
su  ira  antes  que  faga  justicia»  (2).  Dixo  el  rrey:  «Si 
fizieras  segunt  ley,  non  mataras  a  Helbet.*  Dixo 
Belet:  «Quatro  son  los  que  fazen  segunt  ley :  el  siervo 
que  ha  sabor  del  manjar  e  quiere  lo  antes  para  su 
señor  (3),  et  el  omne  que  se  tiene  por  contento  con 
una  muger,  et  el  rrey  que  demanda  consejo  alos  filó- 
sofos (4),  et  el  omne  que  fuerga  su  saña.»  Dixo  el 
rrey:  «Mucho  me  temo  detí,  Belet.»  Dixo  Belet: 
« Quatro  son  los  que  se  temen  délo  que  non  deven : 
el  avezilla  que  yaze  enel  árbol  et  alga  un  pie  con 
miedo  que  le  caerá  el  gielo  de  suso  e  que  lo  terna 
conél  (5);  et  la  grúa  que  se  para  en  un  pie  con  miedo 
que  se  sumirá  la  tierra  conella  [si  apoya  el  otro  pie]; 
et  el  gusano  que  está  toda  vía  enla  tierra  e  non  se 
farta  della  et  está  siempre  fanbriento  con  miedo  que 
le  fallesgerá  la  tierra  e  que  quedará  sin  vito;  et  el 
morgiélago  que  buela  de  noche  e  escóndese  (6)  de 


(i)     C.  Beled:  «Cuatro  son 

(2)  C.  derecho:  aquel  cuya  lengua  no  es  sincera  y  no  se 
guarda  de  hablar;  el  que  es  pronto  en  comer  y  tardo  en  obrar 
y  en  combatir  y  en  servir  a  sus  superiores;  el  que  no  puede 
amansar  su  cólera  antes  de  pecar,  y  el  rey  que  proyecta  grandes 
empresas  y  luego  las  abandona.»  Dixo 

{3)  C.  ley :  el  que  hace  la  comida  a  su  hora  y  la  prepara  y  la 
presenta  a  su  señor  a  su  debido  tiempo;  et 

(4)  C.  muger  y  se  abstiene  de  las  mujeres  ajenas,  que  no  le 
están  permitidas;  el  rey  que  acomete  gran  empresa  con  consejo 
de  los  sabios;  et 

(5)  C.  suso  (y)  dice:  «Si  cae  el  cielo  lo  detendré  con  mi 
pie»;  et 

(6)  C.  enla  tierra  comiendo  polvo,  y  no  se  sacia  de  comer  polvo 


3^4  CA.LTLA   Y   DIMNA 


día  por  que  cuyda  que  non  ha  ave  tan  fermosa,  et  ha 
miedo  que  lo  tomarán  los  omnes  e  lo  criarán  en  sus 
casas>  (i). 


por  miedo  de  que  por  comerlo  se  consuma  el  polvo  de  la  tierra, 
y  está  por  esto  pensativo  y  triste  por  miedo  de  morirse  de  ham- 
bre, y  el  murciélago  que  (*)  se  abstiene  de  volar  de  día 

(i)  C.  casas.»  Dijo  el  rey:  «¿Habías  hecho  voto  de  matar  a 
Helbed?»  Dijo  Beled:  «Cuatro  son  aquellos  por  los  que  conviene 
que  uno  haga  votos  para  que  no  se  los  quiten:  el  caballo  corre- 
dor y  de  precio  que  hace  las  delicias  de  su  amo;  el  toro  con  quien 
se  ara;  la  mujer  inteligente,  amada  de  su  marido,  y  el  criado 
celoso,  fiel  en  su  servicio  y  justo  y  respetuoso  para  con  su  amo.» 
Dijo  el  rey:  «No  veo  entre  los  mortales  semejante  a  Helbed. > 
Dijo  Beled:  «A  cuatro  no  se  les  puede  encontrar  semejante:  a 
la  mujer  que  ha  conocido  varón  y  se  contenta  con  un  hombre 
sólo;  al  hombre  que  habiendo  acostumbrado  su  lengua  a  men- 
tir diga  verdad;  al  hombre  envanecido  por  su  sabiduría  que  se 
deja  manejar  o  que  se  reconcilia  con  su  enemigo,  y  al  hombre 
insolente  y  hostil  a  todo  lo  que  le  rodea  que  cambia  su  proceder 
hasta  venir  a  ser  perfecto.»  Dijo  el  rey:  «Ojalá  que  ese  conoci- 
miento hubieses  mostrado  antes  de  hoy;  pues  hoy  poco  es  el 
contento  y  satisfacción  que  me  da.»  Dijo  Beled:  «Tres  cosas 
deben  conocerse  antes  de  que  llegue  su  tiempo :  el  hombre  gue- 
rrero y  de  poder  contra  sus  enemigos,  antes  de  que  por  esto  se 
tenga  necesidad  de  él;  el  que  pleitea  por  una  cosa  preciosa  [si 
pleitea  con  un]  hombre  envanecido  de  su  seso  y  que  no  tiene 
juicio,  pues  conviene  que  se  adelante  en  buscar  un  juez  justo  en 
su  decisión,  comedido,  sabio,  que  no  juzgue  por  apasionamiento 
ni  acepte  soborno  para  sentenciar  entre  él  y  su  adversario,  y  el 
hombre  que  ha  invitado  a  una  persona  distinguida  para  que  coma 
con  él,  y  se  olvida  de  disponer  que  se  le  prepare  la- comida  y 
todo  lo  que  la  sazona;  que  luego  todo  son  prisas  para  prepararla 
y  guisarla,  y  pone  entretanto  a  su  familia  en  una  apretura.»  Dijo 
el  rey:  «Ni  conoces  lo  justo  ni  lo  injusto,  ¡oh  Beled!»  Dijo  Beled : 
«Cuatro  [son  los  que]  no  piensan  en  lo  justo  ni  en  lo  injusto:  el 

(*)     J«  qiie  vuela  de  noche  y  se 


DEL  REY   CEDERANO  385 


Dixo  el  rrey:  «Non  se  de  ve  omne  bolver  contigo, 
Belet>  (i).  Dixo  Belet:  «Quatro  son  los  que  non  se 
buelven  unos  con  otros:  el  santo  conel  de  mala  vida, 
et  la  luz  conla  tiniebla,  e  el  día  conla  noche,  e  el  bien 
conel  mal.»  Dixo  el  rrey:  < Mucho  has  afirmado  mala 
voluntad  en  mi  alma  contra  ti,  porque  mataste  a  Hel- 
bet.»  Dixo  Belet:  «Quatro  son  los  que  tienen  mala 
voluntad  afirmada:  el  lobo  e  el  cordero,  et  el  gato  e 
el  mur,  e  el  agor  e  la  paloma,  e  los  cuervos  e  los  (2) 
•buhos>  (3).  Dixo  el  rrey:  «Si  alguno  me  mostrare  a 


enfermo  de  grave  enfermedad,  el  que  teme  por  su  señor,  el 
que  tiene  que  recompensar  a  su  enemigo  y  el  [hombre]  vejado  y 
animoso,  desdeñado,  que  no  teme  a  quien  es  más  grande  que 
él.>  Dijo  el  rey:  «Ciertamente  que  has  perdido  el  bien,  ¡oh 
Beled!»  Dijo  Beled:  «Cuatro  son  los  que  pierden  el  bien:  el  que 
contamina  su  cuerpo  obrando  mal  y  pecando,  el  villano  envane- 
cido de  sí  mismo,  el  que  se  ha  habituado  al  robo  y  el  que  es 
pronto  en  ensañarse  y  tardo  en  contentarse.»  Dijo  el  rey:  «No 
conviene  que  me  fíe  de  ti,  Beled.»  Dijo  Beled:  «Cuatro  hay  en 
quien  no  se  debe  confiar:  la  serpiente  enfurecida,  la  bestia  fiera, 
temida,  los  criminales  culpables  y  el  animal  contra  el  que  se  ha 
decretado  la  muerte.»  Dijo  el  rey:  «En  verdad  que  no  conviene 
que  los  hombres  graves  rían  ni  jueguen.»  Dijo  Beled:  «Cuatro 
son  aquellos  a  quienes  no  conviene  reír  ni  jugar:  el  rey  que  es 
gran  sultán,  el  religioso  dedicado  al  servicio  divino,  el  hombre 
sabio  de  baja  condición  y  el  hombre  de  mal  carácter  y  de  natura! 
avaricioso.» 

(i)  C.  «Non  me  conviene  mezclarme  contigo,  Beled,  después 
que  mataste  a  Helbed.»  Dixo 

(2)  Dixo  el  rrey...  buhos.» — Esta  cláusula  está  dislocada. 
Hállase  en  C.  una  página  después,  o  sea  en  la  198,  línea  18  y  si- 
guientes. (Véase  la  nota  4  de  la  página  siguiente.) 

(3)  C.  mal.»  Dijo  el  rey:  «No  conviene  que  nadie  fíe  en  ti 
jamás,  Beled.»  Dijo  Beled:  «Cuatro  hay  en  quien  no  se  debe 
fiar:  el  ladrón,  el  mentiroso,  el  hipócrita  y  el  que  odia  y  tiene 

TOMO  r.  25 


386  CALILA   Y   DIMNA 


Helbed  [viva],  fazer  lo  ía  rnco>  (i).  Dixo  Belet : 
«^inco  son  los  que  coBDigiAN  la  rriqueza  e  la  pres- 
gian  más  que  así  mesmos:  el  lidiador,  que  non  ha 
otro  pensamiento  nin  otro  alvedrío  si  non  ganar  e 
rrobar  (2);  et  el  ladrón  que  forada  las  casas  e  tiene 
los  caminos,  e  le  han  de  cortar  la  mano  o  de  matarlo; 
et  el  mercador  que  se  mete  sobre  mar  por  buscar  las 
cosas  temporales;  et  el  que  cría  los  árboles  e  cob- 
digia  toda  vía  que  crescan  por  tal  de  aver  ende 
algo  (3);  et  el  álcali  que  rresgibe  presente  por  que 
judgue  tuerto»  (4). 

Dixo  el  rrey:  «Confondido  me  has  la  vida  por  lo 
que  feziste  en  Helbet.»  Dixo  Belet:  «Los  que  son 


autoridad.»  Dijo  el  rey:  «Cuando  veo  mis  diez  y  seis  mil  mujeres, 
sin  estar  entre  ellas  Helbed,  es  muy  grande  mi  tristeza.»  Dijo 
Beled:  «Cuatro  son  las  mujeres  por  las  cuales  no  debe  uno 
entristecerse :  la  torpe  que  se  atreve  con  su  marido;  la  casquiva- 
na, de  malas  costumbres  y  ladrona,  que  se  va  con  lo  que  se  le 
confía;  la  insensata  que  ni  tiene  fortuna  ni  nobleza,  y  la  que  dis- 
puta con  su  marido  y  es  de  mal  carácter  y  desobediente.»  Dijo 
el  rey:  «No  he  tenido  pena  como  lasque  tengo  por  causa  de 
Helbed  y  de  su  prudencia.»  Dijo  Beled:  «Cinco  son  las  mujeres 
por  las  cuales  debe  uno  apenarse:  la  de  linaje  noble  y  de  excelsa 
virtud;  la  inteligente,  apacible,  discreta,  piadosa,  hermosa,  ale- 
gre, distinguida,  buena  y  obediente;  la  casta  de  dichoso  agüero  (?), 
y  la  que  obediente  a  su  marido  le  da  contento  y'  toda  es  ternura 
para  él.>  Dixo 
(i)     C.  [viva],  tengo  para  él  toda  la  riqueza  que  quiera.*  Dixo 

(2)  C.  mesmos :  el  que  lidia  por  un  salario,  que  no  tiene  otro 
pensamiento  en  la  guerra  más  que  ganar  salario;  et 

(3)  C.  buscar  abundancia  de  riqueza;  el  carcelero  cuyos  de- 
seos son  de  que  aumente  la  gente  de  la  cárcel,  para  obtener 
[algo]  de  ellos;  et 

(4)  C.  tuerto.>  Dixo  el  rrey...  buhos.»  (Véase  la  nota  2  de  la 
página  385.) 


DEL  REY   CEDER  ANO  387 


tales  como  tú  dizes  son  siete  (i):  el  que  non  es  conos- 
gido  por  sabio  e  es  sabio  de  guisa  que  aprendan  del; 
et  el  rrey  que  non  faze  bien  a  ninguno;  et  el  que  nie- 
ga el  bien  et  el  servicio  que  le  fazen;  et  el  siervo  que 
ha  el  señor  muy  brozno  e  sin  piedat;  et  la  muger  que 
ama  al  fijo  malo  e  falso,  e  gelo  encubre;  et  el  q7ie  se  ase- 
gura enel  orne  traydor  e  falso  e  atrevido  a  fazer  los 
grandes  pecados,  e  se  fía  enél;  et  el  que  se  enoja  aína 
délos  mandamientos  de  Dios  e  non  teme  a  Dios  nin 
alos  divinos»  (2).  Dixo  el  rrey:  «Non  sabré  qué  es 
sueño  con  dolor  de  Helbed.»  Dixo  Belet:  «Siete  son 
los  que  non  duermen :  el  que  ha  grant  aver  e  non  ha 
rrepostero,  e  al  que  han  de  matar  eras  de  mañana, 
et  el  que  acusa  al  omne  atuerto,  et  el  que  ha  grant 
enfermedat  e  non  puede  aver  su  melezina,  et  el  omne 
que  tiene  tuerto  a  su  muger,  et  el  omne  que  ama  los 
niños  a  mala  parte,  et  el  omne  que  pechó  lo  que  des- 
pregió  deviéndolo>  (3). 


(i)    siete:  —  A.  seis: 

(2)  C.  rrey:  «Has  echado  a  perder  la  hermosura  de  Helbed, 
joh  Beled!,  cuando  la  mataste.>  Dixo  Beled:  «Siete  son  los  que 
echan  a  perder  sus  obras :  el  docto  religioso  que  no  es  conocido 
por  tal  ni  celebrado,  pero  se  divulga  [el  'rumor]  de  ello  y  se  le 
celebra;  el  rey  que  otorga  favores  a  todo  tramposo,  grosero  y 
renegado,  porque  no  debiera  darlos;  el  señor  grosero  que  no  tie- 
ne compasión  y  no  cesa  de  maltratar  a  sus  criados;  la  madre  que 
trata  bien  a  su  hijo  malo  y  libertino,  y  encubre  la  maldad  de  él 
y  la  oculta  y  no  la  desaprueba;  el  hombre  que  se  confía  del  hom- 
bre pérfido  y  astuto,  por  su  excesiva  confianza;  el  que  se  apre- 
sura a  reprochar  a  su  amigo  íntimo,  y  el  que  no  teme  a  Alá  ni  a 
la  gente  de  religión  ni  a  los  buenos.»  Dixo 

(3)  C.  Beled:  «Seis  s.  1.  q.n.  duermen:  el  que  piensa  en  la  ^n- 
gre  que  ha  de  derramar;  el  que  tiene  mucho  dinero  y  no  tiene 
tesorero  fiel;  el  que  acusa  con  calumnia  y  mentira  a  los  hombres 


388  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  el  rre}^:  «Dapñaste  la  sapiengia  de  Helbet.» 
Dixo  Belet:  «Cuatro  son  los  que  dapñan  sus  fechos: 
el  omne  que  faze  los  buenos  fechos  e  dapña  los  conlos 
malos,  et  el  rrey  que  honrra  al  vasallo  desleal  e 
malo,  et  el  padre  e  la  madre  que  presgian  más  al  mal 
fijo  que  al  bueno,  et  el  que  dize  su  poridat  al  mestu- 
rero  que  sabe  que  non  gela  terna»  (i).  Dixo  el  rrey: 


por  el  deseo  que  tiene  de  bienes  mundanos;  el  que  debe  mucho 
dinero,  sin  tener  él  dinero;  la  mujer  libertina,  y  el  que  ama  a  uno 
y  teme  su  separación.>  Dijo  el  rey:  «-"Qué,  no  tienes  piedad: 
Apiádate  de  mí,  ¡oh  Beled!»  Dijo  Beled :  «Cinco  no  tienen  piedad  : 
el  rey  rencoroso  y  desatinado  en  lo  que  dice;  el  que  transporta 
los  cadáveres  por  salario;  el  ladrón  que  vigila  de  noche  para 
ocultarse  de  los  hombres  y  robarlos;  el  cazador  de  hombres  que 
[no  se  abstiene]  de  su  injusto  proceder,  y  el  audaz  que  ignora 
qué  es  lo  que  puede  alcanzar,  y  echa  a  perder  su  alma  y  el 
alma  de  otro,  en  busca  de  lo  que  quiere.>  Dijo  el  rey:  «Ya  de- 
testo la  ejecución  de  Helbed.»  Dijo  Beled:  «Siete  cosas  son 
detestables :  la  vejez,  que  destruye  la  juventud  y  la  hermosura;  el 
dolor,  que  enflaquece  el  cuerpo  y  debilita  la  sangre;  la  cólera, 
que  corrompe  el  seso  de  los  sabios  y  el  juicio  de  los  jueces;  la 
tristeza,  que  amengua  el  entendimiento  y  debilita  el  cuerpo;  el 
frío,  que  perjudica;  el  hambre  y  la  sed,  que  extenúan  a  todos 
los  seres  y  los  sumen  en  la  desgracia,  y  la  muerte,  que  destruye 
a  toda  la  humanidad.» 

(i)  C.  «Dapñaste  aHelbed  y  la  mataste  sin  razón.»  Dijo  Beled : 
<Ocho  cosas  son  sin  razón:  el  rey  que  no  es  justo,  pues  su  go- 
bierno es  sin  razón;  los  sabios  que  no  obran  según  su  sabiduría, 
pues  sus  obras  son  sin  razón;  el  avaro  que  quiere  hacer  ahorro 
de  sol  y  de  luna,  pues  su  ahorro  es  sin  razón;  los  culpables  que 
cometen  un  crimen,  pues  su  crimen  es  sin  razón;  el  robo  en  las 
tinieblas  de  la  noche  es  sin  razón;  la  mujer  disputadora,  pues  su 
lengua  es  sin  razón;  el  recordar  la  justicia  a  los  brahmanes,  a  los 
cuales  el  recuerdo  de  la  justicia  es  sin  razón,  y  para  los  guardias 
de  caminos  y  para  los  cazadores,  el  sueño  es  sin  razón.»  Dijo 
el  rey :   «Nada  tengo  que  ver  contigo,  después  de  lo  que  has 


DEL   REY    CEDERANO  389 


«Cúnplete  esto,  Belet,  ca  en  dubda  rnehás  dexado  de 
mi  fazienda.  Creo  que  lo  fazes  por  me  probar»  (i). 
Dixo  Belet:  «En  nueve  (2)  cosas  %^  pruevan  (3)  los 
omnes  solamente  (4) :  el  atrevido,  en  lidiar;  et  el  sabi- 
dor,  en  obrar;  e  el  "siervo,  en  fazer  vida  consu  señor; 
et  el  rrey,  en  su  ira,  qué  fará  e  qué  seso  avrá;  et  el 
mercador,  en  fazer  conpañia  con  su  conpañero;  e  los 
amigos,  en  sofrir  afán;  e  el  que  entiende,  [en]  las  per- 
secuciones, qué  arte  fará  e  cómmo  estorgerá;  et  el 
rreligioso,  en  temer  a  Dios  e  despreciar  las  cosas 
mundanales;  et  el  franco,  en  dar  e  en  partir»  (5). 


hecho,  Beled.»  Dijo  Beled:  «Con  ocho  [personas]  no  conviene 
tener  trato :  con  el  que  pide  consejo,  si  no  tiene  paciencia;  con 
aquel  cuyo  espíritu  no  tiene  perseverancia  en  una  cosa;  con  el 
envanecido  de  sí  mismo;  con  el  mentiroso  aferrado  a  su  opinión; 
con  el  que  prefiere  su  riqueza  a  su  propia  vida;  con  el  hombre 
débil  que  emprende  largas  fatigas;  con  el  que  es  reprobado  por 
su  conducta,  '^  con  el  que  no  cesa  de  contender  con  su  amigo, 
disputando  con  él.»  Dixo 

(i)  Creo...  probar.»  — Frase  de  B.  que  falta  en  C,  en  J.  y 
en  A.,  pero  la  exige  el  contexto  y  debía  tenerla  el  original. 

(2)  nueve  —  A.  ocho 

(3)  A.  aprovechan 

(4)  C.  Beled:  «Solamente  deben  probarse  los  hombres  en 
diez  cosas:  el 

(5)  C.  sabidor  de  guerra  en  la  obra  de  la  guerra;  al  siervo 
pruébalo  su  señor  [introduciéndole]  en  la  sociedad,  [para  saber] 
cómo  amará  a  los  hom.bres;  el  rey,  en  [su]  ira,  prueba  su  pacien- 
cia, su  entendimiento  y  su  prudencia;  el  mercader,  en  sus  rela- 
ciones, prueba  su  sinceridad  y  su  honradez  en  el  tomar  y  en  el 
dar;  los  amigos  se  prueban  en  sufrir  las  molestias  de  los  amigos; 
el  inteligente  se  prueba  en  la  adversidad,  que  prueba  su  inteli- 
gencia y  su  bondad;  el  religioso  se  prueba  en  el  temor  de  Dios; 
el  generoso  en  la  largueza,  la  compasión  y  la  simpatía,  y  el  pobre 
se  prueba  con  sus  actos  para  evitar  el  crimen  y  buscar  medios 


390  CALILA   Y  DIMNA 


Desí  eneste  lugar  calló  el  rrey,  et  bien  entendió 
Belet  que  el  rrey  tenía  grant  pesar  por  Helbet.  Et 
dixo  entresí:  «Ya  lo  he  muy  bien  entendido  e  le  he 
dado  enxemplos  por  lo  conortar  de  Helbed.»  Etdixo: 
«Veo  que  ha  grant  deseo  della;  por  que  devo  traer 
gela,  pues  tanto  la  ama  e  tan  grant  cobdigia  ha  de 
ver  la;  demás  que  le  he  dicho  muchas  cosas  e  le  he 
estultado  de  mi  palabra  (i).  Onde  non  ha  enel  mundo 


para  vivir  lícitamente.»  Dijo  el  rey:  «¿Sigues  hablando  ante  mí, 
viendo  la  cólera  que  tengo,  ¡oh  Beled!?»  Dijo  Beled:  «Siete  son 
los  que  no  cesan  de  enfadarse:  el  rey  pronto  en  irritarse,  de 
estrecho  corazón  y  que  no  es  circunspecto;  el  circunspecto  que 
procede  con  circunspección  pero  sin  sabiduría;  el  sabio  que  no 
quiere  el  bien;  el  que  quiere  el  bien  y  no  es  sabio;  el  juez  que 
desea  que  se  le  soborne;  el  que  se  compadece  de  los  hombres, 
siendo  avaro  de  lo  que  tiene,  y  el  generoso  que  desea  la  recom- 
pensa y  el  agradecimiento  en  esta  vida.*  Dijo  el  rey:  «Ya  me  has 
engañado  y  te  has  engañado  a  ti  mismo,  ¡oh Beled!>  Dijo  Beled: 
«Ocho  son  los  que  se  engañan  a  sí  mismos  y  a  otros:  el  que  sabe 
poco  y  se  encarga  de  enseñar  a  muchos;  el  hombre  importante 
y  de  inteligencia  que  no  tiene  prudencia;  el  que  busca  lo  que  no 
puede  alcanzar  ni  le  conviene  que  lo  alcance;  el  depravado,  per- 
verso y  de  mala  ralea,  que  cree  no  tener  necesidad  de  pedir 
consejo  a  los  amigos  sabios  y  buenos  para  con  él;  el  que  busca 
engañar  a  los  reyes  y  a  los  grandes,  sin  tener  sentido  ni  sabidu- 
ría; el  que  desea  la  ciencia  para  disputar  con  quien  es  más  sabio 
que  él,  y  no  acepta  de  éste  lo  que  le  enseña;  el  que  sirve  a  los 
reyes  sin  otorgarles  su  puro  afecto  y  el  amor  de  su  corazón,  y  el 
rey  cuyo  mayordomo  y  cuyo  tesorero  sean  hipócritas,  charlata- 
nes, de  malas  costumbres  y  que  no  aceptan  la  buena  enseñanza 
que  se  les  da.» 

(i)  C.  calló  Beled  y  entendió  que  el  rr.  t.  g.  p.  por  Helbed,  y 
■que  tenía  ardientes  deseos  de  verla,  y  dijo:  «Justo  es  que  yo  me 
presente  al  rey  con  ésta,  pues  1. 1.  a.  e.  t.  g,  c.  h.  d.  ver  la;  y  ha  so- 
portado de  mí,  con  su  gran  paciencia,  [las]  muchas  cosas  [que  le 
he  dicho],  y  me  he  despachado  a  mi  gusto  hablándole,  sin  que 


DEL  REY   CEDERANO  39I 


rrey  que  le  (i)  semeje  de  quantos  fueron  e  serán, 
pues  que  la  saña  non  le  fizo  que  me  matase  (2), 
seyendo  yo  tan  rrafez  e  de  tan  pequeña  guisa,  mas 
siempre  fue  cuerdo  e  sosegado  e  manso  (3)  e  sesudo 
e  mesurado;  et  non  dixo  más  que  devía  nin  lo 
MANDÓ,  CA  es  manso  e  amador  de  salud  e  de  (4)  bien 
a  todos.  E  si  le  (5)  acaesge  alguna  mala  andangia  de 
parte  délas  estrellas,  non  pierde  corazón  nin  se  teme, 
e  tiénese  por  pagado  délo  que  Dios  le  quiere  dar  en 
parte»  (6). 


me  haya  castigado.  Onde— J.  Luego,  pues,  cuando  Beled  vio 
que  el  rey  se  afligía  mucho,  calló,  etc. 
(i)     C.  rrey  como  tú  ni  que  te  semeje 

(2)  C.  serán  jamás,  pues  que  la  saña  no  te  arrebató  la  pacien- 
cia, seyendo 

(3)  manso  —  A.  mando 

(4)  C.  guisa  para  decir  lo  que  he  dicho;  mas  siempre  fuiste 
sosegado  y  manso  y  sesudo  y  mesurado  y  dulce  protector  para 
desear  salud  y  bien 

(5)  C.  si  te  acaesge 

(6)  C.  andangia,  ya  sea  de  las  calamidades  que  proceden  de 
las  estrellas,  ya  venga  de  parte  de  Dios  algo  desagradable  y  cala- 
mitoso, en  un  trance  apurado  que  te  ponga  en  crítica  situación, 
no  te  inquietas  por  ello  ni  te  impacientas,  sino  que  consuelas  tu 
corazón  y  manifiestas  con  ello  el  consuelo  y  la  resignación  con  lo 
que  te  sucede.  Ciertamente  que  a  quien  no  sea  de  vuestro  linaje 
y  [no]  proceda  en  los  asuntos  de  su  reino  con  atención  y  no- 
bleza, vos  lo  aniquiláis  y  lo  degradáis  y  envilecéis.  Y  si  es  de  los 
que  aparentan  en  su  trato  estar  agradecidos  y  manifiestan  cor- 
tesía, y  después  emplean  malas  artes  en  la  gestión  de  vuestros 
asuntos,  a  ésos  los  alejáis  y  desterráis.  Y  después  que  habéis 
hecho  eso  y  privado  de  lo  que  poseían  a  quienes  eran  de  los 
vuestros,  ellos  experimentaron  por  tal  pérdida  grande  aflicción 
y  tristeza;  mas  de  nada  les  sirve,  ni  para  cosa  alguna  les  es  útil 
su  aflicción  e  impaciencia;  antes  al  contrario,  su  impaciencia  les 
aumenta  la  tristeza  y  la  preocupación  y  su  desgraciado  fin. 


392  CALILA  Y  DIMNA 


Et  díxole:  «Señor:  tú,  por  bondad  de  linage  detí 
mesmo  et  por  onestas  costunbres,  eres  señor  déla 
lealtad  en  sofrir  meló  (i)  que  me  oíste  dezir,  por  ser 
yo  de  tan  menor  guisa  (2);  onde  dó  gragias  a  Dios 
PRIMERA  MENTE,  DESÍ  atí,  señor,  quc  me  non  mandaste 
matar.  Et  heme  aquí  donde  esto  entre  tus  manos.  Et 
lo  que  yo  fiz  non  lo  fiz  por  ál,  si  non  por  lealtad,  et 
amando  e  queriendo  tu  pro;  et  si  fize  en  esto  desobe- 
diencia, rrazón  has  de  me  justiciar  o  déme  perdo- 
nar (3).  Et  sabe,  señor,  que  Helbed  es  biva,  e  dexéla 
de  matar  por  miedo  que  te  non  arrepentieses  de  su 
muerte  e  me  fizieses  dapño  por  ello>  (4). 

Et  quando  esto  oyó  el  rrey  que  Elbet  non  era 
muerta  (5),  ovo  grant  plazer,  e  dixo:  <Maguer  que  fizo 
muy  gran  cosa  e  fue  mal  rrazonado,  bien  sé  que  lo  non 
fizo  por  henemistad  nin  por  me  buscar  daño,  e  fizólo 
con  buen  zelo,  et  non  deviera  yo  tornar  cabe f  a  por  ello, 
mas  deviéralo  yo  sofrir.  Et  lo  que  me  fizo  que  te  non 
matase,  non  lo  cabsó  salvo  que  cuydava  que  la  avies 
muerta  porque  telo  yo  avia  mandado,  e  tenía  y  o  toda  la 
culpa]  pero  asme  fecho  gran  servigio  e  yo  te  lo  agrade- 
geré  bien.  Et  tú  quesisteme  provar  et  temiste  de  muerte^ 
si  lo  descubrieses,  et  non  mandara  Dios  que  yo  asi  lo 


(i)     C.  eres  señor  de  tu  propia  voluntad,  y  sufriste  lo  que 

(2)  C.  guisa  y  poca  importancia;  onde 

(3)  C.  justiciar  y  matar.  (Véase  la  nota  siguiente.) 

{4)  Et  sabe...  por  ello». — Esta  cláusula,  que  falta  en  C,  debía 
de  hallarse  en  el  original  del  cual  se  hizo  la  versión  castellana^ 
por  exigirlo  el  contexto,  y  además  porque  en  J.,  donde  se  ha- 
llan muy  resumidos  este  párrafo  y  el  anterior,  se  lee  al  final  del 
discurso  de  Beled:  pues  perdóname  si  quieres,  o  castígame  como 
te  plazca,  pues  ciertamente  Helbed  es  viva.> 

(5)     C.  Elbet,  madre  de  Genbrir,  era  viva,  ovo 


DEL   REY   CEDERANO  393 


feziera,  que  tm  has  fecho  grand  servigio  et  soy  tenuda 
de  telo  galardonar;  pues  vete  e  tr démela-»  (i). 

Et  Beled  salió  dende  muy  alegre,  et  mandó  vestir  a 
Elbed  muy  rricos  paños  e  afilarla  bien,  e  tráxola  (2)  al 
rrey.  Et  qtiando  el  rrey  la  vio  fue  muy  alegre  et 
dixole:  *Faz  lo  que  quisieres,  que  nunca  contra  \tii\  vo- 
luntad faré  cosa.-»  Dixo  Elbed:  t. Señor,  sienpre  ayas 
salud  e  dures  entu  rreyno;  et  ^  qué  fuera  de  mi  sinonpor 
las  tus  buenas  costunbres  e  por  la  tti  buena  mesura  en 
arrepentirte  del  mal  que  avias  fecho?  Que  bien  mere  fiera 
ser  desmenbrada  por  el  mal  que  avía  acometido,  et  con 
la  gran  piada t  me  has  perdonado  de  todo  ello;  et  si  non 
que  se  fió  Beled  en  tus  buenas  costunbres  e  en  tu  gran 


(i)  C.  dixo  a  Beled:  «Eñ  verdad  que  me  impidió  el  ensañar- 
me contigo  lo  que  sé  de  tu  probidad  y  de  la  sinceridad  de  tu 
plática,  y  [porque]  confiaba,  por  el  conocimiento  que  tengo  de  tu 
clemencia,  que  no  habrías  matado  a  Helbed;  pues  aunque  ella 
cometió  gran  desaguisado  y  empleó  conmigo  un  lenguaje  duro, 
no  !o  hizo  por  enemistad  ni  por  procurarme  daño,  sino  que  lo 
hizo  por  celos.  Y  hubiera  sido  mejor  para  mí  el  no  hacer  caso  de 
ello  y  haberlo  aguantado  y  no  haberme  ensañado;  porque  yo 
conozco  que  la  culpa  fué  mía.  Y  si  yo  hubiese  sabido  cierto  que 
tú  sabías  que  yo  no  te  mandé  lo  que  te  mandé  acerca  de  ella, 
cuando  ibas  tentando  al  rey  y  dejándolo  en  duda  (*),  y  temías 
que  te  castigara  si  decías  «No  la  maté»;  y  no  mandara  Dios  que 
fuera  tal  mi  intención  ni  que  yo  tal  hiciera  contigo,  sino  que 
justo  es  que  te  lo  agradezca;  pues  vete  y  tráeme  a  Helbed  y  vuél- 
vela a  mi  presencia.»  —  A.  et  mandó  la  luego  traer  ante  sí  et  de- 
mandó le  perdón,  et  fizo  merged  a  Belet  por  que  non  la  mató. 

(2)  C.  salió  de  la  presencia  del  rey  y  mandó  a  Helbed  que 
se  afeitara  y  vistiera  sus  vestidos.  Y  ella  lo  hizo  así,  y  en  seguida 
se  fué  él  con  ella  al 

(*)  Esta  frase  no  se  entiende  bien,  como  ya  advierte  el  editor,  y  falta 
en  las  demás  versiones. 


394  CALILA  Y  DIMNA 


piada t y  conpliera  tu  mandamiento.^  Et  ESTONgs  (i) 
dixo  el  rrey  a  Beled:  « Tii  me  as  fecho  tanto  servigio 
porque  te  yo  tengo  sienpre  de  alabar,  porque  me  diste 
la  vida  en  non  matar  a  Elbed,  et  nunca  soy  tanto  pa- 
gado detí  como  oy  día,  et  sey  apoderado  en  mió  rreyno 
etfaz  del  lo  que  qídsieres.»  Dixo  Beled:  '¡.Señor,  non  he 
menester  délo  tuyo  cosa,  salvo  que  tu  merged  quiera  ser 
vagaroso  quando  se  ensañare,  et  que  pienses  la  cosa  antes 
que  la  mandes  esecutar.-»  Dixo  el  rrey:  <Rregibo  tu  con- 
sejo; pues  toma  aquellos  paños  de  Jorfa  et  dalos  a 
Elbed;  que  yo  quiero  que  ella  sea  poderosa  sobre  todas 
las  mugeres  demi  rreyno,  et  quanto  ella  mandare  demi 
rreyno,  que  sea  fecho,  et  que  tú  tengas  el  sello  derdi 
rreyno.-»  Et  luego  mandó  matar  alos  Mermidones  por 
la  maldat  que  le  mandavan  fazer,  porque  perdiese  asu 
rreyno  e  asi  mismo,  et  sienpre  loó  mucho  a  Beled  por 
lo  que  feziera  e  por  el  gran  seso  que  tovieray>  (2). 


(i)  C.  Elbed:  «Que  Dios  haga  perdurar  vuesto  reino  con  Be- 
led. ¿Y  cómo — si  no  hubiera  sido  por  vuestra  clemencia  y  por  la 
amplitud  de  vuestra  piedad — os  hubierais  arrepentido  de  lo  que 
habíais  decidido  de  mí,  en  la  forma  en  que  os  habéis  arrepentido? 
Pues  ciertamente,  si  no  os  hubieseis  acordado  de  mí  hasta  el  fin 
de  la  eternidad,  merecía  yo  muy  bien,  por  lo  que  hice,  el  castigo 
por  el  cual  el  rey  mandó  que  me  mataran.  Y  a  vuestra  clemen- 
cia se  os  asoció  Beled  en  abstenerse  de  matarme;  que  si  no 
hubiera  sido  por  la  confianza  de  Beled  en  la  amplitud  de  vuestra 
clemencia,  además  de  su  bondad,  ciertamente  que  cumpliera  el 
mandato  y  me  matara. >  Dixo 

(2)  C.  servigio  que  es  necesario  que  te  lo  agradezca,  y  que  no 
verá  ningún  rey  de  ministro  suyo;  no  se  me  hará  jamás  mayor 
servicio  que  el  que  tú  [me  has  hecho];  no  mataste  a  Helbed,pero 
la  resucitaste  después  que  la  maté  yo.  Yo,  pues  me  la  diste  hoy 
y  me  la  devolviste,  pues  no  he  estado  nunca  más  contento  de  ti 
de  lo  que  lo  estoy  hoy.>  Dijo  Beled:  «Yo  soy  vuestro  ministro,  y 


DEL  REY   CEDERANO  395 


lo  que  deseo  es  que  desde  hoy  en  adelante  no  os  apresuréis 
jamás  en  asunto  importante  que  traiga  arrepentimiento,  y  cuyo 
resultado  sea  la  tristeza  y  la  pesadumbre,  como  habéis  visto;  y  es- 
pecialmente en  asunto  de  ésta,  que  no  se  hallará  en  el  mundo  otra 
semejante  a  ella.»  Dijo  el  rey :  «Bien  has  hablado,  ¡oh  Beled!,  y  yo 
seguiré  tu  consejo  en  todo  lo  que  me  mandares;  y  ¿cómo  [no 
seguirle]  en  asunto  tan  importante  como  éste  que  me  ha  ocurri- 
do, después  del  cual  no  haré  cosa  pequeña  ni  grande  sino  des- 
pués de  tomar  consejo  y  haber  reflexionado  y  meditado?»  En 
seguida  el  rey  hizo  dar  estos  vestidos  a  Helbed,  y  entró  el  rey  en 
el  aposento  de  sus  mujeres  después  de  esto,  alegre  y  contento. 
En  seguida  deliberaron  después  de  esto  él  y  Beled  acerca  de  la 
muerte  de  aquellos  que  querían  la  ruina  de  la  corte  del  rey  y  de 
su  familia,  y  fueron  muertos  y  despojados  y  expulsados  de  su 
tien-a.  Y  quedaron  alegres  el  rey  y  los  grandes  de  su  reino;  y 
glorificó  y  ensalzó  a  Alá,  y  quedó  agradecido  a  Caymeron,  por  la 
excelencia  de  su  entendimiento  y  amplitud  de  su  clemencia; 
porque  por  su  entendimiento  tuvo  lugar  la  salvación  del  rey  y  de 
su  esposa  y  de  sus  hijos  y  de  sus  visires  íntegros,  los  cuales  le 
eran  muy  estimados  por  su  bondad.  Y  este  es  el  capítulo  de  la 
paciencia,  de  la  prudencia  y  del  saber. > 


[CAPÍTULO  XII] 


[A.,  falta.  —  B.,  fols.  98  V.  y  99.  —  C,  págs.   339  a  342. 
J.,  págs.  3133317.] 


Del  arquero  e  déla  leona  e  del  axara, 

Dixo  el  rrey  al  filósofo  :  «  Ya  oi  este  enxenplo;  dame 
enxenplo  del  que  se  dexa  [de]  fazer  mal  por  lo  que  ha 
pasado  e  sentido,  e  por  el  castigo  que  rregibió  ensi por 
non  fazer  mal  aninguno*  (i).  Dixo  el  filósofo  al  rrey: 
<  Señor  y  non  se  entremete  (2)  de  fazer  daño  alas  gen- 
tes {f)  sinon  los  omes  negios  e  los  torpes,  porque  (4)  non 
piensan  enlas  gimas  délas  cosas,  et  acaégeles  por  ende 
atanto  de  mal  que  se  non  puede  dezir  (5);  et  si  alguno 


(i)  C.  «  Ya  oí  lo  que  me  has  contado  acerca  del  juicio  de  Dios  y 
de  la  ventura,  y  de  la  decisiva  influencia  de  ellos  en  las  cosas  (*). 
Pues  cuéntame  (**)  del  que  deja  de  hacer  mal  a  otro  por  el  mal 
que  él  ha  sufrido  y  por  el  castigo  y  reprensión  que  con  ello  re- 
cibe para  abstenerse  de  cometer  pecado  y  perjudicar  a  otro.> 
Dixo 

(2)  entremete  —  J.  ^Js-S,  mejor  que  C.  jv>¿'. 

(3)  C.  y  J.  gentes  y  de  ofenderlas  sinon 

(4)  C.  y  J.  torpes  y  los  que  non 

(5)  C.  y  J.  cosas  de  este  mundo  y  del  otro,  y  los  de  poco  seso; 
por  lo  que  les  acaece  algún  suceso  desagradable  que  les  aflige, 

(*)  En  C.  se  halla  este  capítulo  a  continuación  del  que  en  nuestra 
versión  es  el  XVI. 

(**)     J.  *Ya  oi  este  ejemplo.  Pues  fórjame  un  cuento  acerca  del 


DEL  ARQUERO  E  DE  LA  LEONA  E  DEL  AXARA    39/ 

dellos  estiierge  por  muerte  que  le  acaesca  ante  que  le 
venga  el  inal{\)^  va  ala  pena  del  otro  mundos  et  el  negio 
non  se  castiga  si  non  conel  daño  que  rr esgibe  ensi,  et  con 
esto  se  rrefrena  de  mal  fazer  aninguno;  et  esto  semeja 
alenxenplo  [del arquero  e]  (2)  déla  leona  e  del  anxara,> 
Dixo  el  rrey  :  <^Cómofue  eso?* 

Dixo  (3)  el  filósofo  :  <íDizen  que  una  leona  bevta  en 
un  soto  rribera  del  mar,  et  criava  dos  leongillos,  et  en 
saliendo  un  día  abuscar  que  comiesen,  dexó  sus  fijos 
enel  soto  (4),  et  pasó  por  ai  un  ballestero  et  violos  et 
armó  su  ballesta  et  matólos  e  desollólos,  e  echó  sus  pieles 
acuestas,  e  fuese  (5)  para  su  posada.  Et  quando  la  leona 
tornó  e  vio  sus  fijos  desollados,  pesóle  de  muerte  (6),  e 
ovo  tamaño  dolor  que  se  echó  en  tierra  e  contengo  a  dar 
grandes  bozes.  Et  tenia  gerca  desí  un  su  vezino  que  le 


por  efecto  de  aquello  a  que  se  han  hecho  acreedores,  tanto  que 
no  puede  comprenderlo  la  palabra  (*);  et 
(i)    C.  venga  el  daño  por  el  mal  que  hizo,  va 

(2)  C.  inundo,  que  no  se  puede  expresar  ni  describir  por  la 
gravedad  y  grandeza  de  su  terror.  Y  tal  vez  escarmienta  el  necio 
y  reflexiona  por  el  daño  que  le  infiere  otro,  y  se  abstiene  de  da- 
ñar a  otro  en  cosa  semejante,  y  le  es  beneficioso,  al  fin,  aquello 
de  lo  que  se  abstuvo;  y  semejante  a  este  suceso  es  el  suceso 
del  arquero  y  déla 

(3)  C.  Dixo  Bidpa  el  —  J.  como  A. 

(4)  C.  leongillos,  y  salía  ella  a  buscar  caza  y  se  los  deja- 
ba (**),  et 

(5)  C.  y  J.  fuese  con  ellas  para 

(6)  C.  Et  cuando  ella  tornó  y  vio  lo  que  a  los  dos  había  acon- 
tecido—  hecho  afrentoso,  terrible,  doloroso  al  corazón — ,  llora- 
ron sus  ojos  y  fué  grande  su  pena  y  su  cólera,  e 

(*)  la  palabra,  JaJÜ\;  pero  J.  <^ySLSÓ\^  plural  de  ^Lii^,  razóu, 
inteligencia. 

(**)     J«  dejaba  en  el  soto,  et 


398  CALILA   Y   DIMNA 


dezian  anxahary  e  oyóle  dar  bozes  e  alaridos,  e  salió  a 
ELLA  e  dixole:  *^Por  qué  lloras  o  qué  te  acaefió?^^  (i). 
Dixo  la  leona  :  ^Pasó  por  aquí  un  arquero  ei  vio 
míos  fijos,  e  matólos,  e  dexómelos  desollados  e  muertos 
e  levó  los  cueros  consigo^  (2).  Dixo  el  anxahar :  *Non 
te  quexes  nin  ayas  tamaño  dolor,  et  faz  derecho  deti 
mesnza  [e  sabe]  que  qtianto  el  arquero  fizo  en  tus  fijos, 
fecho  as  tú  otro  tal  alos  otros,  que  han  pesar  dello  sus 
madres  e  sus  amigos,  bien  asi  como  tú  as  délos  tuyos, 
que  dizen  enel proverbio  :  <^  Qtml  fezieres  tal  avrds-»;  et 
cada  uno  ha  de  aver  desu  fruto,  quier  de  pena,  quier 
de galardóni^  (3),  Dixo  la  leona:  <. Depárteme  eso  que  has 
dichoT^  (4).  Dixo  el  anxahar  (5) :  ^íTú  de  qtié  te  man- 
tienes o  (6)  de  qué  bivesh->  Dixo  la  leona:  «-Conla  carne 


(i)  C.  a7ixahar,  y  cuando  oyó  las  voces  de  ella  y  alaridos,  dí- 
jole :  «¿Qué  es  lo  que  te  ha  sucedido,  que  te  ha  causado  tanta 
pena?  Ven  aquí  y  cuéntamelo,  para  que  me  asocie  a  tu  dolor  o  te 
consuele.  > 

(2)  C.  y  J.  leona  :  «¡IVIis  leoncillos!  Pasó  cerca  de  ellos  un  ar- 
quero y  matólos,  y  tomó  la  piel  de  ellos  y  se  cargó  las  dos  a  la  es- 
palda y  dejómelos  desollados.»  Dixo 

(3)  C.  otros;  y  que  no  te  ha  causado  disgusto  y  tristeza,  por 
lo  de  tus  leoncillos,  que  tú  no  hayas  causado  [a  otro]  en  los  seres 
queridos  por  él,  y  aun  quizá  más;  pues  aguanta  de  otro  lo  que 
otro  ha  tenido  que  aguantar  de  ti;  pues  ya  se  ha  dicho:  «Cual  h¡- 
»cieres  tal  habrás»;  y  el  fruto  de  los  actos  es  el  castigo  y  la  re- 
compensa; y  éstos  están  en  proporción  con  la  mayor  o  menor 
importancia  de  la  obra;  así  como  el  que  siembra,  que  cuando  se 
presentan  los  segadores  da  a  cada  uno  según  la  abundancia  de 
la  cosecha.»  Dixo 

(4)  C.  dicho  y  explícamelo.»  Dixo 

(5)  C.  anxahar :  «¿Cuántos  años  tienes?»  Dijo  la  leona:  «Cien 
años.»  Y  dijo  :  ^^Tú 

(6)  ^-C.y 


DEL  ARQUERO   E  DE  LA,  LEONA  E  DEL  AXARA  399 

de  la\s\  bestias  salvajes.^  Dixo  el  anxahar:  *. ^Semejante 
que  esas  bestias  que  tú  mata  vas  e  comías  avian  alguna 
de  lias  padres  o  madres?-»  (i).  «^S/»,  dixo  ella.  [Dixo  el 
anxahar] :  «.Pues  ^por  qué  non  oia{s)  \yo\  dar  tamajias 
bozes  e  tamaños  gritos  (2)  a  aquellos  padres  e  a  aquellas 
madres  como  fago  ati>  Et  sepas  que  non  te  acaegió  esto 
salvo  porque  pensaste  mal  enlas  gimas  délas  cosas,  et 
fuyste  negligente  e  desacordada^^  (3).  Etquando  la  leona 
oyó  lo  que  le  dezia  el  anxahar,  sopo  que  le  dezía  ver- 
DAT,  ET  aquello  qzie  le  avia  acaegido  non  era  salvo  en 
pena  délo  que  ella  fiziera  (4);  et  dexó  el  venar  et  quitóse 
de  comer  carne,  e  comió  fruta  e  fizo  vida  de  rreligioso. 
Et  qiiando  esto  vio  el  anxahar  et  falló  que  la  leona  avia 
fecho  gran  estragamiento  enla  fruta  del  monte  fuese 
para  ella  e  dixole:  «.Creo  que  los  drvoles  otro  año  [non] . 
levarán  fruta  por  tu  cabsa,  porque  s yendo  comedora  de 
carne  comes  fmta;  et  si  así  ha  de  pasar  (5),  ¡gtmy  délas 


(i)  J.  anxahar:  «<Te  parece  que  esas,  etc. —  C.  anxahar: 
«^Acaso  no  tenían  esas  bestias  padres  y  madres?»  <.Sí>^ 

(2)  C.  gritos  y  lamentos  a 

(3)  C.  y  J.  cosas,  y  por  tu  poca  reflexión  acerca  de  ellas  y  por 
la  ignorancia  en  que  estás  de  que  ha  de  recaer  sobre  ti  el  daño 
que  les  hayas  hecho.»  Et 

(4)  C.  guando  la  leona  oyó  (*),  supo  que  ella  misma  era  la  que 
se  había  ganado  aquello  y  se  lo  había  acarreado,  y  que  ella  era 
la  extraviada  y  la  demente;  y  que  cuando  uno  hace  [daño]  a  otro, 
la  justicia  y  la  equidad  se  vengan  y  hacen  recaer  el  daño  sobre 
él;  et 

(5)  C.  y  J.  rreligioso  y  de  devoción.  Entonces  el  anxahar,  cuyo 
alimento  eran  los  frutos,  vio  lo  mucho  que  ella  comía  de  ellos  y 
le  dijo  :  «Yo  creía,  por  la  carestía  de  fruta  y  por  la  falta  que  de 
ella  observo,  que  los  árboles  no  habían  llevado  fruta  este  año; 

(*)     J«  oyó  lo  que  le  decía  el  aaxahar,  supo 


400  CALILA   Y  DIMNA 


frutas  e  délos  árboles  e  délas  bestias  salvajes  que  las 
contení,  que  p'iado  peregerán. »  Et  quando  la  leona  oyó 
lo  que  dezia  el  anxahar  (i),  dexóse  de  comer  fruta  et 
metióse  a  comer  yerva  e  a  fazer  vida  de  rreligioso,  Et 
yo,  SEÑOR,  Dixo  EL  FILÓSOFO,  non  te  di  este  enxenplo, 
salvo  porque  sepas  (2)  que  el  negio  non  se  dexa  de  fazer 
mal  fasta  que  le  acaege  algún  daño,  et  así  siente  que 
TAMAÑO  DAÑO  FIZO  A  OTRO,  así  como  la  Uona  que  nun- 
ca se  dexó  de  fazer  nin  de  matar  alas  bestias  salvajes 
fasta  que  le  dio  Dios  mal  quebranto  ensus  fijos,  e  con 
aquello  fizo  después  vida  de  rreligiosa*  (3). 


mas  cuando  veo  que  tú  la  comes,  siendo  comedora  de  carne,  y 
que  te  abstienes  de  tus  medios  de  subsistencia  y  de  lo  que  te 
asignó  Dios,  y  te  vienes  [a  comer]  el  alimento  de  los  otros,  y  lo 
disminuyes  y  entras  a  la  parte  en  él,  aunque  creo  que  los  árboles 
han  fructificado  como  fructificaban  en  lo  pasado,  solamente  su- 
cede esto  (*)  por  tu  causa;  et  ¡guay 

(i)  C.  peregerán  y  se  aniquilarán  si  viene  a  participar  con 
ellos  de  esto  quien  no  tiene  derecho  a  ello,  ni  tiene  razón  (sic). 
Y  (**)  dexóse 

(2)  salvo  porque  sepas  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  negio  deja  tal  vez  de  hacer  daño  a  otro  por  el  daño  que 
él  recibe,  como  la  leona  que  se  dejó  de  comer  la  carne  de  las 
bestias  por  lo  que  le  ocurrió  con  sus  leoncillos;  y  por  la  exhorta- 
ción del  anxahar,  comió  hierba  y  se  dedicó  a  la  religión  y  a  la 
piedad.»  En  seguida  dijo  el  filósofo  al  rey :  «Pues  razón  es  que 
los  hombres  consideren  bien  esto  y  acepten  lo  que  les  corres- 
ponda en  suerte;  pues  se  ha  dicho  :  «Lo  que  no  quieras  para  ti 
>no  lo  hagas  a  otro»;  pues  en  esto  consiste  la  justicia,  y  en  la  jus- 
ticia está  el  contento  de  Dios  y  de  los  hombres.» 

(*)     J.  solamente  habrá  carestía  de  fruta  por 

(**)  J.  Y  cuando  oyó  la  leona  lo  que  le  decía  la  paloma  torear,  de- 
xóse 


[CAPITULO  XIII] 

[A.,  falta.— B.,  fol.  99  y.  —  C,  págs.  24.3  y  244. —J.,  págs.  340  a  j<j.] 

Et  aquí  comienga  el  capitulo  XIII,  del  rreligioso 
e  de  su  huésped  (i). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo  :  «  Ya  oí  este  enxenplo;  pues 
dame  enxenplo  (2)  del  que  de  xa  defazer  lo  que  le  [con- 
viene e  le]  está  bien,  e  faze  di,  e  non  lo  sabe  nin  lo 
puede  aprender,  e  desi  torna  alo  que  suele  fazer  e  non 
lo  puede  cobrar,  et  finca  turbado-»  (3).  Dixo  el  filósofo: 
<^  Señor,  dizen  que  en  una  tierra  avia  un  rreligioso  (4), 
e  demandóle  un  orne  posada  (5)  ^  diógela,  e  mandóle 
traer  dátiles  e  manteca,  que  son  cosas  extrañas 
PARA  EN  AQUELLA  TIERRA  (6),  ct  comicron  amos  en 
uno,  et  en  comiendo  (7)  dixo  el  huésped  al  rreligioso  : 


(i)    C.  y  J.  El  religioso  y  el  huésped. 

(2)  C.  <  Ya  oí  lo  que  me  has  contado  del  que  hace  daño  a  otro 
ly  deja  de  hacerlo]  por  el  daño  que  él  ha  sufrido  o  por  la  des- 
gracia que  le  ha  afligido;  pues  cuéntame  si  sabes  del — J.  como  A. 

(3)  C.  y  J.  turbado  y  confuso.»  Dixo 

(4)  C.  y  J.  rreligioso  muy  celoso,  e 

(5)  C.  y  J.  posada  cierto  día  e 

(6)  C.  y  J.  dátiles  (*)  para  obsequiarle  con  ellos,  et 

(7)  C.  y  J.  uno,  et  en  seguida  dixo 

(•)     dátiles  —  C.j^,  por  *-^ . 

TOMO  I.  26 


402  CALILA   Y   DIMNA 


*;  Qué  tan  dulces  e  tan  sabrosos  son  estos  dátiles]  Man- 
dase Dios  que  enla  tierra  donde  yo  soy  nagiese  tal  fru- 
ta, como  quier  que  ay  otras  hienas  frutas  que  cunplen 
asaz,  con  que  se  pueden  escusar  los  dátiles^  (i).  Dixo 
el  rreligioso  :  <Non  es  buena  andan f a  del  que  ha  me- 
nester lo  que  non  puede  aver,  e  procura  por  ello,  et  tú 
bien  andante  eres,  pues  te  tienes  por  pagado  dello,  >  Et 
este  rreligioso  fablava  ebrayco,  et  pagóse  el  huésped  de 
aquel  lenguaje,  e  estudo  en  esto  algunos  días  por  lo 
aprender  (2).  Dixo  el  rreligioso :  « Con  gran  derecho 
deves  tú  caer  enlo  que  cayó  el  cuervo,  por  que  quieres 
aprender  ebrayco >  (3).  Dixo  el  huésped:  *^E  cójno  fue 
eso?*  Dixo  el  rreligioso  :  o^Dizen  que  un  cuervo  vio  (4) 


(i)  J.  estos  dátiles,  y  no  los  hay  en  la  tierra  donde  vivo,  y  ojalá 
los  hubiese.»  —  C.  dátiles,  y  no  hay  en  la  tierra  en  que  yo  viva 
palmeras;  pero  que  si  no  las  hay,  en  cambio  hay  en  ella  frutos 
que  son  suficientes  a  contentar  a  uno,  aunque  no  aventajen  a  los 
dátiles  ni  sean  semejantes  a  ellos  en  dulzura;  pero  compensan  y 
bastan  a  satisfacer  las  necesidades;  y  más  [si  se  tiene  en  cuenta] 
lo  indigestos  que  son  los  dátiles  y  lo  poco  que  convienen  al  cuer- 
po.» Dixo 

(2)  C.  av¿r  y  no  es  para  prescindir  de  ello,  sino  que  lo  desea 
su  corazón,  y  su  paciencia  es  poca  para  abstenerse  de  ello,  y  llega 
esto  a  serle  molesto,  a  la  vez  que  la  tristeza  que  le  perjudica  y 
lo  apena.  Pero  tú  gran  suerte  y  mejor  dicha  tienes,  porque  te 
contentas  con  lo  que  posees  para  vivir,  y  no  deseas  lo  que  no- 
puedes  alcanzar  ni  obtener.»  Y  dijo  el  huésped  :  «Hablas  muy  a 
propósito  y  con  acierto;  pero  te  he  oído  unas  palabras  extrañas 
que  me  causan  admiración  y  las  tengo  por  muy  hermosas;  y  si  me 
las  enseñaras,  pues  yo  tengo  muchos  deseos  de  aprenderlas. > 
Dixo 

(3)  C.  caer,  si  dejas  tu  lengua  y  te  fatigas  en  aprender  la  len- 
gua hebraica,  en  lo  mismo  que  sucedió  al  cuervo.»  Dixo 

(4)  C.  vio  una  vez  andar  — J.  como  A. 


DEL   RELIGIOSO    E   DE   SU    HUÉSPED  4O3 

andar  una  perdiz,  e  pagóse  mucho  desu  andamiento,  ei 
ovo  esperan f a  délo  aprender,  e  non  pudo  {i)\  e  quandü 
SE  FUE,  QUE  NON  PUDO  APRENDER,  quiso  tomar  asu  an- 
dar que  era  de  primero  e  non  pudo,  que  sele  avia  olvi- 
dado. Et  asi  con  gran  derecho  te  podrá  acaeger  otro  tal 
por  querer  aprender  lo  que  non  es  para  ti;  que  dizen 
que  loco  es  el  que  se  entremete  defazer  lo  qtie  non  le  está 
bien,  e  mudarse  déla  medida  a  otra  que  non  le  está  bien; 
que  alas  vezes  acaege  mucho  mal  alos  ornes  en  mudarse 
déla  medida  alta  ala  baxa  et  asi  se  derraman  sus  cosas 
et  sus  estados*  (2). 


(i)  C  y  ].  aprende?-  y  se  ejercitó  en  ello  y  no  pudo  hacerlo 
bien;  e 

(2)  C.  olvidado,  Y  quedó  turbado  y  confuso :  no  acertaba  con 
el  que  buscaba,  ni  ejecutaba  bien  el  que  había  sido  propio  suyo. 
Y  solamente  te  he  dado  este  ejemplo  para  que  sepas  que  merece- 
dor eres,  si  dejas  tu  lengua  y  te  fatigas  en  aprender  la  lengua 
hebraica,  que  no  te  conviene,  de  no  aprender  ésta  y  de  olvidar 
la  tuya,  pues  ya  se  ha  dicho  :  «Es  tenido  por  necio  quien  descü 
>las  cosas  que  no  le  convienen  ni  son  propias  de  su  famiUa,  ni  tu- 
> vieron  sus  padres  ni  sus  abuelos  antes  que  él,  ni  las  conocieron.» 
Dijo  el  filósofo  al  rey :  «Los  gobernantes,  por  el  poco  cuidado 
que  tienen  respecto  de  sus  subditos,  en  estas  materias  y  cosas 
parecidas,  proceden  mal  en  su  gobierno  al  trasladar  a  los  hom- 
bres de  un  orden  social  a  otro,  con  lo  que  la  gente  abandona 
aquello  que  constituye  su  propia  ocupación  y  viene  a  ser  su  ma- 
nera de  vivir  en  aquel  orden  social,  con  daño  de  los  reyes;  y 
[nace  de  ahí]  el  deseo  de  la  gente  baja  de  adquirir  dignidad  de 
orden  superior,  y  el  que  todo  el  mundo  quiera  meterse  en  los 
asuntos  del  Estado,  y  la  corrupción  del  orden  social  y  la  lucha 
de  los  villanos  contra  los  nobles.  Y  puestas  las  cosas  así,  conti- 
núa el  mismo  desorden  hasta  que  llega  el  peligro  supremo  de 
que  se  forme  un  partido  contrario  al  rey  en  su  mismo  reino.» 


[CAPÍTULO  XIV] 

[A.,  fols.  79  a  82.  —  B.,  fols.  100  a  105.  —  C,  págs.  317  a  337. 
J.,  págs.  298  a  312.] 


Et  aqui  comienga  el  capitulo  XIV y  del  león 
e  del  anxahar  [e  del)  rreligioso. 

Dixo  el  rrey :  « Ya  entendido  he  este  enxenplo;  pues 
dame  enxenplo  délos  rreyes,  cómo  fazen  asus  privados 
torna}'  asu  dinidat,  aviéndolos  castigado  e  mal  tratado 
o  despregiado  (i),  por  algún  pecado  que  aya  fecho  o 
por  algún  tuerto  que  aya  fecho  de  castigar»  (2).  Dixo 
el  philósopho;.  <.Si  el  rrey  non  tornase  aquellos  que 
DESECHÓ  E  meregieron  alguna  (3)  pena  por  algún  pecado 
que  fezieron  o  por  algún  tuerto  de  que  fueron  acusados 
o  MEZCLADOS,  grant  daño  vernía  por  ende  a  sus  cosas 
e  asus  ofigios;  mas  deve  el  rrey  pensar  enla  fazienda  de 


(i)  C.  rrey  al  filósofo:  *Ya  ha  sido  entendido  el  ejemplo  de 
los  enemigos  que  se  guardan  uno  de  otro;  pues  fórjame,  si  quie- 
res, un  (*)  ejemplo  de  los  reyes,  acerca  de  lo  que  [sucede]  entre 
ellos  y  entré  sus  privados,  y  acerca  del  retorno  [a  su  dignidad] 
del  que  retorna  de  ellos  después  del  castigo  o  mal  trato  que 
tenga  por 

(2)  A.  agora  esto.  Dame  enxenplo  de  cómmo  se  mejora  la 
fazienda  del  rrey.» 

(3)  C.  aquellos  que  obtuvieron  algún  mal  tratamiento  o  pena 


(*)     J.  «Ya  oí  este  ejemplo;  pues  dame  ejemplo 


DEL   LEÓN   E   DEL  AXXAHAR   E  DEL  RELIGIOSO  4O5 

aquel  a  que  acaege  lo  semejante;  et  si  fuere  tal  que  deva 
ser  tornado  asu  medida  por  su  serví  fio  o  por  ayuda  que 
entienda  aver  del,  o  por  consejo  o  por  {i)  fialdat,  dcve 
de  aver  mayor  rrazón  de  tornarlo  aaquel  estado,  e 
PERDONARLE  E  DEXARLE  A  VIDA;  que  el  rrey  non  puede 
cosa  fazer  sin  síts  vasallos  e  sin  sus  privados,  et  ellos 
non  pueden  fazer  cosa  sin  ser  enel  amor  del  rrey,  Et 
los  privados  an  de  ser  honestos  e  leales  e  de  buenas  ma- 
ñas e  de  buen  consejo  (2);  ca  las  obras  délos  rreyes  son 
muchas  et  han  menester  muchos  (3)  omnes.  Et  la 
carrera  por  que  se  enderesgan  la  carrera  e  los  fechos 
del  rrey  son  conosger  él  aquellos  (4)  de  quien  se 
quiere  ayudar,  e  de  qué  acuerdo  es  cada  uno  dellos 
e  qué  ayuda  avrá  del  (5).  Et  después  que  esto  sopiere 
de  gierto,  meta  en  cada  un  fecho  e  en  cada  un  ofigio 
aquel  que  entendiere  que  lo  fará  mejor,  et  así  será 
seguro  de  non  rresgebir  pesar  en  aquel  fecho.  Desí 


(i)  C.  se?nejante,  y  probar  su  solicitud  y  la  utilidad  que  de  él 
pueda  tener;  y  si  fuere  tal  que  puede  esperar  ayuda  de  él  y  con- 
fiar en  él  por  su  consejo  o  su.Jialdat, 

(2)  A.  «Señor,  el  rrey  non  puede  fazer  ninguna  cosa  que 
bien  le  esté,  sin  aver  conseio  con  sus  privados  e  con  sus  leales 
vasallos.  E  ellos  non  le  pueden  dar  buen  consejo  si  non  guar- 
dando el  amor,  e  seyendo  leales  e  castos  e  de  buen  consejo.  — 
C.  sus  privados;  y  no  puede  sacar  ningún  provecho  de  los  priva- 
dos ni  de  los  vasallos,  sino  por  el  amor  y  la  lealtad;  y  no  [valen 
nada]  la  lealtad  y  el  amor  si  no  se  tiene  seso  y  honestidad;  ca 

(3)  ca  las  obras...  omnes.  —  Así  en  J.,  conforme  al  cual  debe 
enmendarse  el  texto  de  C. 

(4)  C.  omnes;  y  quienes  de  entre  ellos  reúnan  la  lealtad  y  con- 
sejo que  hemos  dicho,  son  pocos,  Y  solamente  el  tener  a  mano 
la  mairera  con  que  se  han  de  enderezar  los  asuntos  [consiste  en] 
que  sea  el  rey  conocedor  del  amor  de 

(5)  C.  dé),  y  los  defectos  que  tenga.  Et 


406  CALILA   Y  DIMNA 


deve  gualardonar  al  que  bien  fiziere  de  sus  privados, 
por  el  bien  que  fizo,  et  castigar  et  rregistir  al  que  mal 
fiziere;  que  si  menospreciare  al  bueno  e  gualardonare 
al  malo  (i),  confonder  sea  toda  su  fazienda  e  confon- 
der  sea  su  fecho.  Et  esto  semeja  ala  fazienda  del  león 
e  del  lobo  cerval.»  Et  dixo  el  rrey:  «¿Cómmo  fue 
eso?» 

Et  dixo  el  filósofo:  «Dizen  que  en  tierra  de  In- 
dia (2)  avía  un  lobo  ^erval,  et  fazía  vida  de  rreligioso 
e  de  casto.  Ex  en  biviendo  conlos  otros  lobos  ger- 
vales  e  conlas  gulpejas  (3)  non  fazía  lo  que  ellos 
fazían,  nin  rrobava  así  commo  ellos  rrobavan,  nin  ver- 
tía sangre,  nin  comía  carne.  Et  los  otros  vestiblos 
contendieron  conél  e  dixéronle:  «Non  nos  pagamos 


(i)  C.  de  gierto  por  su  propio  conocimiento,  o  por  conoci- 
miento de  otro  en  quien  tiene  confianza,  y  haya  hecho  aquello 
con  lo  que  se  enderezan  [sus  asuntos],  designe  para  cada  empleo 
a  quien  sepa  que  tenga  la  lealtad  y  el  valor  y  el  seso  que  sea  me- 
nester para  ello,  aunque  fése  a  quien  designe]  tenga  algunos 
defectos  que  no  menoscaben  el  cargo;  y  guárdese  [el  rey]  de 
honrar  con  un  empleo  para  el  cual  no  es  necesaiio  valor,  a  uno 
que  lo  tenga,  si  no  se  asegura  antes  de  sus  defectos  y  de  las  con- 
secuencias que  pudieran  serle  desagradables.  Luego  de  esto,  el 
rey  no  debe  dejar  de  dar  instrucciones  a  sus  gobernadores,  y 
Tigilar  después  atentamente  su  gestión,  para  que  no  se  le  oculte 
jamás  la  gestión  recta  del  bueno  ni  la  torcida  del  malo.  Después 
de  esto,  están  ellos  [los  reyes]  obligados  a  no  dejar  sin  premio  a 
ningún  gobernador  bueno,  y  a  no  mantener  al  malo  ni  al  inepto 
en  su  ineptitud  y  maldad;  pues  si  hacen  esto  menosprecian  al 
bueno  y  envalentonan  al  malo,  y  confonder 

(2)  en  tierra  de  India  —  Así  según  el  manuscrito  B.  de  Chei- 
kho.  —  C.  en  una  tierra  así  y  así  avía 

(3)  C.  gulpejas  y  con  los  lobos  (*),  y  non 

(•)      con  los  lobos,  —  Falta  en  J.,  como  en  A. 


DEL   LEÓN   E   DEL  ANXAHAR   E   DEL   RELIGIOSO  407 

de  tu  vida  que  mantienes,  nin  tu  vegninidat  (i)  non 
te  tiene  pro;  ca  seyendo  uno  de  nos,  non  te  podrás 
canbiar  délo  que  eres,  en  non  comer  carrne  nin  ver- 
ter sangre»  (2).  Dixo  el  lobo  gerval:  «En  fazer  yo 
conbusco  vida,  non  fago  pecado  si  yo  non  pecare  en 
mí  mesmo;  ca  los  pecados  délos  coragones  son  [et  de 
las  obras],  et  non  por  los  lugares  nin  por  las  compa- 
ñas. Ca  si  ASÍ  FUESE  QUE  el  que  mora  enel  lugar  santo 
fiziese  buenas  obras  e  (3)  el  que  mora  enel  mal  lugar 
fiziese  malas  obras,  seguir  se  ía(n)  que  los  que  se 
llegasen  alos  monesterios  non  pecarían,  et  los  que 
se  llegasen  o  morasen  enlos  viles  lugares  pecarían. 
Et  (4)  yo  non  fago  vida  convusco  si  non  conel  cuerpo, 
mas  mis  obras  e  mi  corazón  non  son  conbusco»  (5). 
Así  que  el  lobo  gerval  perseveró  en  aquel  estado, 
et  fue  conosgido  por  rreligioso  (6),  tanto  que  fue 
fecho  saber  a  un  león,  que  era-rrey  de  los  vestiblos 
de  aquella  partida.  Et  ovo  sabor  del  por  la  casti- 
dad (7)  e  lealtad  que  oyera  del,  et  enbió  por  él^  e 


(i)  C.  vida,  ni  de  la  decisión  en  que  te  mantienes  de  dedicarte 
a  Dios;  pues  el  dedicarte  a  Dios  non 

(2)  C.  ca  tú  no  podrás  dejar  de  ser  uno  de  nosotros,  y  estar 
con  nosotros  y  hacer  lo  que  nosotros.  Y  no  hay  cosa  que  te  pue- 
da contener  para  abstenerte  de  la  sangre  y  dejar  la  carne.»  Díxo 

(3)  e  — A.  o 

(4)  C.  ía  que  quien  matara  a  un  religioso  en  el  templo  no 
pecaría;  y  quien  le  salvase  la  vida  en  el  campo  de  batalla  peca- 
ría. Y  ya  veis  que  (*)  yo 

(5)  C.  y  J.  son  conbusco,  porque  yo  conozco  el  fruto  de  las 
obras.  > 

(6)  C.  rreligioso  y  notado  por  su  sabiduría,  tanto 
Í7)     C.  castidad  y  sinceridad  e 

(•)     J.  pecaría.  Y  yo,  como  A. 


408  CALILA   Y   DIMNA 


VENÓSE  PARA  ÉL,  c  fabló  conél,  [e  examinóle].  Et 
dende  a  días  mandó  lo  llamar,  et  díxole:  «Mi  rreyno 
es  grande  e  mis  fechos  muchos,  e  he  menester  vasa- 
llos. Et  fizieron  me  entender  de  ti  lo  que  yo  quiero, 
e  provélo  e  vi  que  era  verdat  et  por  esto  (i)  he  ma- 
yor sabor  detí,  et  quiero  te  poner  sobre  mis  oficios  (2), 
e  quiero  te  honrrar,  e  descargar  [entí]  algunos  fechos 
de  mi,->  Dixo  el  lobo  gerval:  «Los  rreyes  deven  pro- 
var  (3)  los  vasallos  para  en  aquellas  cosas  e  ofigios  en 
que  los  quieren  meter,  et  non  deven  meter  a  ninguno 
a  su  pesar  enlo  que  non  es  para  él;  ca  el  omne  for- 
gado  non  puede  bien  fazer  la  obra.  Et  yo  aborresco 
ofigio  de  rrey  que  non  lo  he  usado  nin  provado,  nin 
sé  traer  mi  fazienda  con  rrey.  Et  tú  eres  rrey,  e  has 
(menester)  de  mi  linaje,  (e  tienes  los)  e  de  otros  mu- 
chos (4)  que  son  sabidores  e  valientes  e  femengiosos 
e  arteros,  et  tales  que  si  tú  quisieres  que  ellos  te  sirven 
avrás  escusado  amí»  (5). 

Et  dixo  el  león:  «Dexa  esto  estar  (6),  ca  non  te 
quiero  escusar  de  ofigio.»  Dixo  el  lobo  gerval:  «Non 
pueden  fazer  vida  con  rrey  si  non  dos,  e  yo  non  só 


(i)  C.  de  ti  la  sabiduría  y  la  castidad;  luego  viniste  ante  mí  y 
he  — J.  de  ti  la  castidad  y  urbanidad  y  sabiduría  y  religiosidad;  y 
ya  te  he  probado  y  encuentro  que  eres  así  y  he 

(2)  C.  quiero  ensalzar  tu  dignidad  sobre  la  más  elevada  dig- 
nidad, e 

(3)  provar  —  C.  y  J.  xLJCjÍ.\,  elegir;  pero  es  errata,  por 
vL^JC¿»\,  probar. 

(4)  C.  y  J.  iTcy  de  bestias,  y  tienes  de  los  linajes  de  las  bes- 
tias número  grande,  y  entre  ellos  los  hay  que 

(5)  C.  y  J.  arteros,  y  si  te  sirves  de  ellos  te  satisfarán  y  es- 
tarán contentos  con  lo  que  obtengan.> 

(6)  C.  «Dexa  te  de  eso  que  dices,  ca — J.  como  A. 


DEL  LEÓN   E   DEL  ANXAHAR   E  DEL   RELIGIOSO  4O9 

tal  commo  (i)  ninguno  dellos;  o  que  sea  falso  o  fala- 
gador,  que  aya  por  su  falsedat  (2)  lo  que  le  faze  me- 
nester, et  que  estuer^a  bien  con  su  falagar,  o  muy 
menospreciado  negligente,  tal  que  non  le  aya  ningu- 
no enbidia.  Mas  quien  quiere  servir  al  (3)  rrey  sana 
mente  e  verdadera  mente  sin  falago,  pocas  vezes 
acontesge  que  sele  ponga  en  bien  su  fazienda  (4);  ca 
se  le  ayuntará  la  enemistad  délos  enemigos  del  rrey  et  la 
HENEMiSTAD  desus  amigos  (5).  Ca  el  que  fuere  amigo 
querrá  más  valer  que  él,  e  acusar  lo  ha  e  mezclar 
lohá;  et  por  ende  el  que  fuere  enemigo  del  rrey 
desamar  lohá  por  la  lealtad  que  verá  fazer  a  su  señor 
e  por  el  buen  servigio.  Et  ayuntando  sele  estas  dos 
[cosas]  está  a  peligro  de  muerte.»  Dixo  el  león:  «Non 
ayas  cuydado  (6)  que  por  acusarte  los  mis  vasallos  te 
faga  yo  ál  salvo  toda  honrra  e  bien,  más  que  tú  non 
piensas  (7);  e  yo  te  anpararé  dello  por  mésela  que 
sea>  (8). 


(i)  Faltan  en  el  texto  de  C,  después  de  o^i^j»  ^as  palabras 
L».^,^  jo».\^  C-^-**J,  y  sobra  LoJfc  J^:^\,  para  que  el  texto 
tenga  sentido  y  esté  conforme  con  J.  y  con  la  versión  castellana, 

(2)  por  su  falsedat  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(3)  C.  quiere  la  compañía  del  rrey  — J.  como  A. 

(4)  C.  verdadera  mente  y  decentemente,  sin  mezclar  con  esto 
la  adulación,  rara  vez  su  compañía  lo  dejó  incólume;  ca  — 
J.  como  A. 


(5) 

A.  avrá  desamor  délos   amigos   e  délos  enemigos  del 

rrey. 

(6) 

A.  creas 

(7) 

A.  quieras; 

(8) 

C.  Dixo  el  rey  (*):  «No  te  preocupe  (**)  la  enemistad  de 

(*)     J«  y  Sacy,  el  león,  como  A. 

(**)      «No  te  preocupe  —  Así  en  el  manuscrito  C.  de  Cheikho,  mejor 
que  todos  los  demás  textos  árabes. 


4IO  CAULA  Y  DIMNA 


Dixo  el  lobo  gerval:  «Si  me  tu  quisieres  [fazer  bien 
et]  honrrar,  déxame  (i)*enestos  cdiW^o^  fazer  vida 
seguro,  QUE  me  non  aya  enbidia  ninguno,  sin  cuy- 
dado,  e  pagado  de  fazer  vida  délas  yervas  e  del  agua; 
ca  [yo  sé  que]  el  que  sirve  al  rrey  rres^ibe  en  una 
ora  de  dapño  e  de  miedo,  más  que  non  rresgebirá 
otro  en  toda  su  vida  (2);  et  sé  que  el  que  bive  poco 
e  seguro,  él  vale  más  que  el  que  bive  mucho  e  con 
miedo  e  en  lazeria.»  Dixo  el  león:  «Ya  oí  lo  que 
dizes.  Non  temas  cosa  ninguna  de  todo  esto  (3),  ca 
non  puedo  estar  déme  non  ayudar  detí.»  Dixo  el  lobo 
i^erval:  «Pues  así  es,  derecho  es  déte  OBEDEsgER,  e 
PELIGRO  ENTE  DESOBEDEsgER.  Pucs  faz  me  pleito  quc 
si  alguno  de  tus  (4)  vasallos  me  mesclara  que  [sea] 
délos  que  valan  más  que  yo  (5),  por  la  dignidad  que 
o  vieren,  [o]  menos  que  yo,  que  pienses  (6)  en  mi  fa- 
zienda  et  que  te  non  acuytes  délo  que  te  dixeren 
demí  fasta  que  bien  lo  sepas  antes,  et  que  lo  pes- 
quises bien;  desí  faz  demí  lo  que  por  bien  tovieres. 


mis  amigos  ni  la  envidia  en  todo  eso  que  presiente  tu  corazón; 
pues  yo  te  defenderé  de  ello  y  te  allegaré  honra  y  bien  por  tu 
cuidado»  (*). 
(i)     C.  y  J.  «Si  el  rey  me  quisiere  f.  b.  e.  h.,  déjeme  enestos 

(2)  en  toda  su  vida;  —  Así  en  J.  —  C,  equivocadamente,  dice 
OJO  j^,  por  o^s  J^  f^. 

(3)  C.  y  J.  ninguna  de  lo  que  veo  que  te  asusta,  ca 

(4)  C.  y  J.  gerval :  «Pues  si  rehusa  el  rey  esto,  hágame  pleito 
q.  s.  a.  de  sus  vasallos 

(5)  C.  y  J.  yo,  temiendo  por 

(6)  A.  piensas 

(•)  J.  bien  más  que  tá  non  piensas,  como  A.  —  Algún  copista  de  C. 
debió  saltarse  las  palabras  \jS  j^_yXfi,  y  luego  otro,  para  que  tuviera 
sentido  la  frase,  prefijó  a  la  palabra  (^^!^^  la  preposición  *^ — ■>. 


DEL  LEÓN  E   DEL  ANXAHAR  E   DEL   RELIGIOSO  4II 

Quando  yo  fuere  seguro  de  ti  de  tanto,  ayudar  tehás 
demí  mejor,  et  yo  pugnaré  de  fazer  aquellas  cosas  so- 
bre que  me  pusieres  con  mayor  femengia,  por  tal  que 
non  aya  ninguno  carrera  para  pasar  (i)  contra  mí.» 
Dixo  el  león:  «Otorgo  telo.»  Et  púsolo  en  su  rre- 
puesto  e  aprivadó  lo  más  que  a  todos  sus  vasallos,  et 
acordávase  conél  et  pagávase  más  toda  vía  del,  et 
aprivadólo  más  (2). 

Et  ONRRÁVALO  TANTO  QUE  pesó  mucho  aquellos 
que  servían  al  león  e  ovieron  muy  grant  enbidia  del 
et  consejáronse  en  poridat  entresí  délo  mesclar  conel 
león  E  DEZiR  MAL  DEL,  porque  lo  el  león  matase.  Et 
fuéronse  a  furto,  et  tomaron  un  día  la  carrne  del  león, 
que  le  (3)  sopiera  bien,  e  la  mandara  guardar  en  muy 
buen  lugar  (4),  e  furtáronla.  Desí  enbiaron  la  a  su 


(i)  J.  y  C.  (*)  menos  que  yo,  para  destituirme  de  mi  dignidad, 
y  hablara  ante  el  rey  alguno  de  ellos,  diciendo,  ya  por  sí  mismo, 
ya  porque  lo  haya  oído  de  otro,  lo  que  él  quiera  para  mover  al 
rey  contra  mí,  que  no  se  apresure  [el  rey]  en  mi  asunto,  sino  que 
se  asegure  de  lo  que  le  denunciaren  de  mí  y  haga  una  inves- 
tigación acerca  de  ello.  Luego  haga  el  rey  lo  que  por  bien 
tuviere;  pues  cuando  yo  fuere  seguro  de  él  (**)  en  esto,  le  ayu- 
daré con  mi  alma  y  con  la  mayor  sumisión,  y  haré  aquellas  cosas 
de  que  me  encargare,  con  lealtad  y  vehemencia,  y  pugnaré  por 
que  no  se  le  dé  carrera  [de  proceder]  contra 

(2)  C.  vasallos  en  pedirle  consejo  y  en  la  dirección  de  su  ca- 
sa; y  aumentaba  cada  día  su  admiración  por  él  y  lo  acrecentaba 
en  honores  y  oficios. 

(3)  le  — A.  lo 

(4)  C.  pesó  a  aquellos  que  rodeaban  al  león,  de  entre  sus 
allegados  y  servidores  y  oficiales,  y  le  odiaron  y  envidiaron 
et  c.  e.  p.  entresí  para  incitar  al  león  contra  él  para  que  lo  ma- 

(*)     Debieado  hacer  ea  el  texto  de  C.  algunas  ligeias  eamieadas. 
(••)      de  él  —  C.  del  rey 


412  CALILA   Y   DIMNA 


posada  del  lobo  gerval,  e  escondieron  la  ai,  e  non  lo 
sopo  él  (i),  et  veniéronse  para  ante  el  león  (2).  Ift 
guando  fue  ora  de  comer,  el  león  demandó  la  carne  muy 
de  rrezio,  porque  avia  sabor  déla  comer;  et  porque  el 
lobo  gerval  non  gela  trata  aína,  escomen  fose  de  ensañar; 
et  estonges  los  bolvedores  (3)  catáronse  unos  a  otros,  et 
dixo  uno  dellos:  «Commo  vasallo  leal  (4)  non  puede 
ser  que  le  non  fagamos  saber  al  rrey  su  dapño  o  su 
pro,  maguer  que  le  pese.  Amí  fue  dicho  que  el  lobo 
gerval  llevó  aquella  carme  a  su  casa.» 

Dixo  otro:  «Non  (5)  semeja  que  fiziese  tal  cosa, 
enpero  pesquísese  la  verdad  (6),  ca  saber  e  conosger 


tase.  Y  cuando  convinieron  en  esto,  para  [poner  en  ejecución]  su 
ardid  ocultaron  un  día  la  vianda  que  el  león  había  encontrado 
como  [comida]  nueva,  y  le  había  gustado,  y  había  mandado  que 
se  la  guardaran  en  el  lugar  de  su  comida,  para  que  la  sirviesen 
otra  vez,  e 

(i)  C.  la  ai  de]  modo  que  nadie  pudiese  encontrarla,  et  — 
J.  como  A. 

{2)  C.  et  veniéronse  p.  a.  e.  león. — Falta  en  C. — J.  et  presen- 
táronse para  acusarle  de  falsario  cuando  se  ofreciera  la  oca- 
sión. Et 

(3)  A.  después  que  vieron  que  el  león  demandava  aquella 
carme  tan  de  rrezio,  et  aun  ensañávase  — C.  guando  vino  la  ma- 
ñana y  pidió  el  león  su  desayuno,  y  deseaba  aquella  vianda  y  la 
pedía  i^eciamente  y  no  se  encontraba,  y  el  lobo  cerval  estaba 
ausente,  y  los  que  querían  usar  de  la  perfidia  y  del  engaño  con- 
tra él  presentes,  pues  los  había  hecho  reunir  el  león  para  que  le 
buscaran  la  vianda,  cuando  se  enfadó,  catáronse 

(4)  C.  y  J.  dellos,  como  quien  da  un  consejo  leal  (*) :  «Non 

(5)  «Non  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(6)  A.  pesquerir — C.  y  J.  enpero  examinad  y  pesquisad,  ca 

(*)  Creo  que  los  textos  árabes  deben  corregirse  de  modo  que  digan 
lo  mismo  que  el  castellano. 


DEL   LEÓN   E   DEL   ANXAHAR   E   DEL   RELIGIOSO  4I 3 

los  omnes  fuerte  cosa  es.»  Dixo  otro:  «Las  porida- 
des  non  se  saben  de  rrafez;  mas  si  vierdes  e  (i)  fallar- 
des  la  carme  en  su  casa,  esto  vos  dará  a  entender 
las  otras  tachas  que  dizen  del.»  Dixo  otro:  «Si  fallar- 
des  la  carme  en  su  posada,  tenedlo  por  falso,  e  sea 
justiciado»  (2).  Dixo  otro:  «Non  deve  ninguno  ser 
engañado  en  fiar  se  enel  engaño,  ca  sabe  que  el  en- 
gaño non  faz  estorger  al  que  usa  del,  nin  gelo  encu- 
bre.» Dixo  otro:  «^-Et  cómmo  estorgerá  quien^l  rrey 
engaña,  o  en  qué  guisa  sele  encubrirá?  Et  si  engañare 
omne  a  su  conpañero  non  se  encubre. » 

Dixo  otro:  «Si  él  esto  fizo,  a  grant  cosa  se  atre- 
vió» (3).  Dixo  otro:  «Non  seme  engeló  amí  su  (4) 
falsedat  luego  que  lo  vi,  et  muchas  vezes  lo  dixe,  e 
aprovar  lo  he  con  Fulano,  que  este  engañador  (que) 
se  fazía  rreligioso  et  non  bivía  si  non  en  falsedat  e 
en  pecado.»  Dixo  otro:  «Grant  cosa  es  tener  la  fal- 
sedat encubierta  e  mostrar  lealtad  e  castidad*  (5). 
Dixo  otro:  «Si  este  divino  rreligioso  tal  obra  fizo  (6), 


(i)     e  —  A.  o  —  B.  si  bien  se  pesquiriere,  creo  que  se  fallará 

(2)  C.  mas  si  investigarais  y  hallareis  esto  (*),  pues  todo  lo 
que  se  nos  diga  de  sus  tachas  y  perfidia  es  (**)  verdad,  y  debe- 
mos nosotros  separarnos  de  él  y  condenarle  por  todo  lo  que  se 
ha  dicho  de  él.»  Dixo 

(3)  C.  otro:  *En  verdad  que  me  refirieron  una  noticia  del 
lobo  cerval  acerca  de  un  asunto  grave,  que  no  creí  hasta  que 
he  oído  vuestras  palabras.»  Dixo 

(4)  C.  su  negocio  y  falsedat 

(5)  A.  la  gafedat  encubierta.» 

(6)  fazía  rreligioso...  fizo,  — Este  pasaje  hállase  adulterado 
en  C,  y  falta  en  J.  y  en  Sacy. 

(•)     J.  hallareis  la  carne  ea  casa  del  lobo  cerval,  pues 
(*•)     J.  perfidia,  justo  es  que  lo  teagfamos  por  verdadero, 


414  CALILA   Y   DIMNA 

por  grant  maravilla  lo  tengo.»  Dixo  otro:  «Si  esto  fa- 
llamos por  verdad,  non  es  tan  sola  mente  falsedat, 
mas  conla  falsedat  desconoger  el  bien  e  la  merged 
DEL  SEÑcTR,  e  atreverse  a  tan  grant  fecho»  (i).  Dixo 
otro :  «Vos  soys  verdaderos  conosgedores  de  dere- 
chos; non  vos  puedo  desmentir;  mas  por  ver  si  es 
verdat  o  mentira,  mande  el  rrey  ir  a  su  posada  (2)  e 
cátenla.»  [Dixo  otro:]  ^Si  su  posada  non  es  (3)  caia- 
da,  cátenla  aina,  que  él  atalayas  e  escuchas  tiene  en 
cada  lugar. ■>  Dixo  otro:  «Yo  sé  que  el  lobo  gerval, 
si  su  posada  fuere  catada  e  su  falsedat  descubierta, 
alguna  arte  o  algunt  engaño  fará  para  fazer  dubdar 
al  león  (4),  e  rresgebirá  su  escusación.» 

Et  non  gesaron  de  dezir  tales  palabras  fasta  que 
lo  fizieron  creer  al  león.  Et  mandó  llamar  al  lobo  ger- 
val,  e  veno  ant'él  (5),  et  díxole:  «¿Qué  feziste  [de]  la 
carrne  que  te  yo  mandé  guardar?»  Et  díxole  él:  «Dila 
a  Fulano,  cozinero,  [para  que  la  presentara  al  rrey. 
Et  mandó  llamar  el  rrey  al  cozinero.]  Et  este  cozine- 
ro era  uno  délos  que  lo  acusavan,  [et  preguntóle  el 
rrey  por  la  carrne],  et  dixo:  «Amí  non  dio  nada.»  Et 
mandó  el  rrey  catar  su  posada  (6),  et  fallaron  ai  la 
carrne  et  troxieron  gela.  Et  allegóse  al  león  un  lobo 

(1)  C.  atreverse  al  delito.>  Dixo 

(2)  C.  ir  a  la  posada  del  lobo  cerval  e 

(3)  C.  posada  ha  de  ser  catada, 

(4)  león,  —  C.  rey, 

(5)  C.  palabras  y  otras  semejantes,  hasta  que  hicieron  creer  al 
león  la  acusación  contra  el  lobo  cerval.  Y  mandóle  llamar  (*),  et 

(6)  C.  rrey  a  xmo  de  su  confianza  catar  la  posada  del  lobo 
cerval,  et 

(*)     J.  llamar,  y  se  presentó,  et 


DEL  LEÓN   E  DEL  ANXAHAR   E  DEL  RELIGIOSO  4I5 

gERvXL  que  non  fablava  enesto,  e  mostrava  ensí  que 
non  era  si  non  muy  derecho,  e  tal  que  non  fablaría 
si  non  enlas  cosas  que  sopiere  de  gierto,  et  dixo  : 
«Señor,  pues  sea  descubierta  esta  falsedat  eneste  en- 
gañador (i),  non  estuerga  así,  nin  seades  entorpa- 
Dos  enél;  ca  si  justigiado  non  fuere,  non  descubrirá 
ninguno  al  rrey  la  falsedat  de  otro  (2),  nin  se  escar- 
mentará el  mal  fechor  de  mal  fazer,  nin  avrá 

COBDigiA  EL  bueno  DE  BIEN  FAZER.  > 

Et  mandó  el  león  sacar  al  lobo  gerval  dende,  e 
mandó  lo  prender  e  guardar  (3).  Et  dixo  uno  délos 
que  estavan  conel  león  :  «Mucho  me  maravillo  del 
león,  de  commo  es  muy  sesudo  e  conosgedor  (4)  de- 
las  cosas,  cómmo  se  [le]  encubrió  su  fazienda  déste» 
e  cómmo  non  entendía  su  arteria  (5)  e  su  falsedat.  > 
Dixo  otro :  «Pues  mayor  maravilla  será  que  pesqui- 
sará esta  cosa  e  non  lo  justigiará».  Dixo  otro:  «Pues 

QUE  esto  ha  provado  CONÉL,  SI  LE  PERDONA  ESTE  MAL 
FECHO,  NON  SERÁ   OMNE  SEGURO   DESU  TRAYQIÓN  (6).» 


(i)  C.  dixo  al  león:  «Pues  ha  descubierto  el  rey  esta  falsedad 
del  lobo  cerval,  non 

(2)  C.  la  falsedat  del  falsario,  o  el  crimen  del  culpable.» 

(3)  C.  guardar  hasta  que  se  viera  lo  que  decidía  de  él.  Et 

(4)  C.  y  J.  maravillo  del  seso  del  león  y  de  su  conocimiento 
délas 

(5)  A.  perrería — C.  »»Í.a--wíL,  torpeza,  astucia,  fraude. 

(6)  C.  otro :  «Pues  yo  me  maravillo  de  esto,  que  no  veo  sino 
que  él  indagará  acerca  de  éste,  después  de  lo  que  sabe  de  él.> 
Et  — J.  otro:  «Pues  yo  me  maravillo  de  esto,  que  yo  veo  que  lo 
perdonará  después  de  lo  que  sabe  de  él»  (*).  Et 

(•)  Como  se  ve,  tanto  C.  como  J.  están  faltos,  y  entre  los  dos  com- 
pletan la  versión  castellana:  en  C.  falta  el  verbo  «-¿,*o,  perdonar,  de«- 
pués  de  «de  éste»,  y  en  J.  falta  el  verbo  .,^Sr  ^  investigar,  antes,  de 
«lo  perdoaará». 


4l6  CALILA   Y  DIMNA 


Et  enesto  ensañóse  el  león  et  enbió  uno  dellos 
por  mandadero  (i)  al  lobo  gerval  que  le  preguntase 
€ÓMMO  SE  SALVARÍA  O  cómmo  se  escusaría.  Et  tornóse 
el  mandadero,  e  mudó  el  mandado,  por  que  se  ovo 
de  ensañar  (2)  el  león,  et  mandó  matar  al  lobo  gerval. 
Et  fizieron  lo  saber  ala  madre  del  león,  et  sopo 
QUE  ERA  MESCLADO  A  TUERTO,  E  que  lo  mandara  matar 
apresurada  mente  (3).  Et  enbió  mandar  a  aquel[los] 
a  quien  el  león  lo  mandara  matar,  que  lo  rretovie- 
se[n]  FASTA  QUE  ella  se  viese  conel  león;  e  fezié- 
ronlo  (4)  ASÍ.  Et  ella  fuese  a  ver  con  su  fijo  et  díxole: 
«^•Por  quál  pecado  mandaste  matar  al  lobo  gerval?» 
Et  él  díxole €l  fecho  todo.  Et  ella  díxole:  «Fijo,  apre- 
surástete,  et  el  omne  entendido  non  se  estuerge  de 
se  arrepentir,  si  non  dando  se  a  vagar  e  dexar  de 
fazer  sus  cosas  rrabinosa  mente.  Et  el  fruto  déla 
priesa  es  arrepentimiento;  et  a  ninguno  non  es  de 
menester  ser  más  maduro  en  sus  fechos  que  el  rrey, 

QUANT0  MÁS  ENLOS  SALVOS  E  ENL0S  LEALES  VASALLOS; 

ca  ASÍ  COMMO  la  muger  non  es  si  non  por  el  (5)  ma- 


(i)     mandadero  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 
(2)    C.  tornóse  [dell  lobo  cerval  (*)  con  el  mandado  cambiado, 
}'  se  ensañó  por  ello  el 

{3)     C.  sopo  que  el  león  se  había  apresurado  en  su  asunto.  Et 

(4)  A.  fizólo 

(5)  C.  arrepentir,  si  non  dejando  la  precipitación  y  [obrando] 
con  madurez;  pues  la  madurez  es  [propia]  de  los  reyes;  pues  cier- 
tamente la  mujer  [es]  por  el  (**)  marido, 

(*)     J.  tornóse  el  mandadero  con 

(**)  J.  madurez;  pues  el  que  procede  con  apresuramiento  no  deja  de 
cosechar  el  fruto  del  arrepentimiento,  por  causa  de  su  poco  seso,  y  quien 
no  mira,  etc.  También  Aben  Hodeil,  citado  por  Cheikho,  trae  en  su  obra 
¿C«-oLwU\a  < — ijy\   cy>^  este  pasaje,  que  traducido  dice  así:  pues 


DEL  LEÓN   E   DEL   ANXAHAR   RELIGIOSO  417 

rido,  nin  los  fijos  si  non  por  los  padres,  nin  el  disgi- 
plo  si  non  por  el  maestro,  nin  los  vasallos  si  non 
por  el  (i)  duque,  nin  el  rreligioso  si  non  por  la  ley, 
nin  el  pueblo  sinon  por  el  rrey,  nin  los  rreyes  non  son 
si  non  por  el  temor  de  Dios,  nin  el  temor  de  Dios  si 
non  en  ser  el  omne  pagíñco  e  gierto  de  la  cosa  (2). 
Et  el  mejor  acuerdo  de  los  rreyes  (sí)  es  en  conosger 
sus  vasallos  e  poner  a  cada  uno  en  su  lugar  e  en  su 
talle  (3),  et  sospechar  a  unos  por  otros;  ca  ellos  sien- 
pre  punan  ense  aterrar  unos  a  otros  e  en  mostrar  e 
descobrir  el  mal  délos  mal  fechores  e  encubrir  el 
bien  délos  buenos.  Et  non  deves  tú,  fijo,  pues  fueste 
pagado  del  lobo  gerval  e  te  fiaste  por  él,  e  non  te 
erró  fasta  el  día  de  oy,  nin  viste  del  si  non  fieldat  e 
lealtat,  e  diziendo  tú  del  en  medio  de  tu  corte  grant 
bien,  e  fazer  le  esto  por  un  quarto  de  carrne  que  non 
vale  nada  (4). 


(i)  C.  maestro,  ni  el  rey  sino  por  el  ejército  y  el  duque, — 
J.  maestro,  ni  el  ejército  sino  por  el  duque, 

(2)  C.  nin  el  temor  de  Dios  sino  por  la  sabiduría,  ni  la  sabi- 
duría sino  por  la  certidumbre.  Et 

(3)  J*  lugar  según  su  clase,  et 

(4)  C.  por  otros;  porque  si  alguno  de  ellos  encuentra  medio 
para  perder  a  su  compañero  y  desacreditar  el  celo  de  los  que  se 
afanan  y  el  bien  de  los  bienhechores,  y  encubrir  la  injusticia  de 
los  malvados,  no  dejará  de  hacerlo.  Y  esto  ocasiona  pronto  la 
ruina  de  los  asuntos  y  su  destrucción,  y  acarrea  gran  daño  y  per- 
juicio. Y  tú  ya  has  puesto  a  prueba  al  lobo  cerval,  y  tienes  prue- 
bas de  su  decencia  y  de  su  virtud  antes  de  que  te  sirvieras  de  él 
y  le  encomendaras  el  cargo;  y  yo  nunca  he  dejado  de  estar  sa- 

el  que  procede  con  apresuramiento,  no  deja  de  cosechar  el  fruto  del 
arrepentimiento  y  de  su  flaco  seso;  y  no  hay  nadie  más  necesitado  de 
madurez  y  aplomo  que  los  reyes;  pues  verdaderamente  que  la  mujer  uo 
lo  es  sino  por  el  marido, 

TOMO  I  27 


41 8  CALILA   Y   DIMNA 


j>E  fijo,  señor,  deves  saber  su  fazienda  del  lobo  ger- 
val,  et  pensar  entí  mesmo  e  dezir  cómmo  puede  esto 
ser,  ca  él  non  comme  carrne  nin  se  llega  a  ella,  tienpo 
ha  pasado.  Et  así  entenderás  que  non  le  darías  tú  la 
carrne  e  negar  tela  ía;  pues  piensa  enesto  e  sepas 
que  los  negios  han  enbidia  alos  sabios  sofridos,  e  los 
aliviados  alos  sosegados,  et  entremétense  quando 
pueden  alos  traer  amal  lugar.  Et  el  lobo  gerval  es 
sabio  e  leal  e  verdadero,  por  que  deves  ser  gierto 


tisfecha  de  él,  y  no  hago  sino  aumentar  mi  benevolencia  cuantos 
más  días  pasan,  y  mostrarle  agrado  y  afecto.  Y  tú  has  mandado 
matarle  por  un  pedazo  de  carne  que  te  ha  faltado.  Es  muy  fácil 
que  sus  compañeros  le  hayan  acusado  falsamente  ante  ti,  de  pe- 
cado, por  la  envidia  que  le  tienen,  y  que  se  hayan  concertado  en 
su  propio  provecho  contra  él.  Pues  sepas  que  los  reyes,  cuando 
encomiendan  a  otras  personas  los  negocios  que  a  ellos  personal- 
mente incumben,  y  en  cambio  se  encargan  ellos  personalmente 
de  ejecutar  los  negocios  cuya  gestión  debe  ser  encomendada  a 
personas  que  sean  capaces,  echan  a  perder  sus  asuntos  y  se 
arruinan  a  sí  mismos;  porque  los  reyes  tienen  necesidad  de  aten- 
der a  multitud  de  aspectos  en  sus  negocios;  y  por  esto,  cuando 
caprichosamente  miran  a  uno  solo  de  estos  aspectos,  dejando  de 
atender  a  los  otros,  no  están  jamás  seguros  de  no  errar  en  su 
examen  y  de  equivocarse  en  su  juicio,  como  le  sucede  al  vina- 
tero que  quiere  comprar  vino,  el  cual  necesita  examinar  su  color, 
£u  sabor  y  su  olor;  porque  si  limita  su  examen  a  una  sola  de  esas 
calidades,  no  está  seguro  de  no  errar  y  arruinar  el  negocio;  y 
como  le  sucede  al  hombre  que  ve  entre  sus  ojos  algo  como  si 
fuera  un  cabello,  por  causa  de  alguna  dolencia  que  le  aflige,  y 
no  tiene  seguridad  para  afirmar  que  aquello  sea  un  cabello;  por- 
que sabe  que  si  aquello  fuese  un  cabello,  lo  verían  otros  como 
lo  ve  él,  para  someterlo  a  prueba  y  meditar  acerca  de  su  enfer- 
medad; y  como  la  luciérnaga,  que  si  la  ve  el  ignorante  en  noche 
obscura,  juzga  antes  de  tocarla,  como  si  lo  viera  con  sus  propios 
ojos,  que  aquello  es  fuego;  pero  cuando  la  toca  ve  claramente 
el  error  de  su  juicio. 


DEL  LEÓN  E  DEL  ANXAHAR  RELIGIOSO  419 

de  SU  fecho  e  parar  mientes  commo  los  falsos  lo  acu- 
san a  tuerto,  e  llevaron  la  carrne  a  su  casa.  Et  por 
ende  non  torrnes  cabega  por  lo  que  ellos  dizen  e  por 
lo  que  le  aponen;  ca  la  privanga  del  lobo  gerval  en 
grant  pro  sete  tornará,  et  era  pagado  de  quanto  mal 
rresgebía  por  rregebir  tú  grant  plazer,  e  sofría  por 
tu  pro  lazerio  e  afán,  et  tal  serviente  commo  él  bue- 
no es»  (i). 


(i)  C.  >E  (*)  debías  haber  meditado  acerca  del  asunto  del  lobo 
cerval  muy  detenidamente,  y  sabrías  que  él,  cuando  nunca  se 
ha  comido  la  carne  que  alguna  vez  tú  le  has  encomendado  en 
mayor  cantidad  que  ésa,  y  más  aún,  la  carne  que  él  ha  puesto 
muchas  veces  para  tu  comida  y  la  comida  de  tu  ejército,  en  ver- 
dad que  él  no  es  capaz  de  robar  un  poco  de  carne  que  le  man- 
daras tú  guardar.  Investiga,  pues,  este  asunto,  que  en  verdad 
siempre  ha  sido  costumbre  de  los  malvados  y  de  los  viles 
envidiar  a  los  varones  esforzados  y  a  los  excelsos,  y  perjudi- 
carles y  preocuparse  de  ellos.  Y  el  lobo  cerval  tiene  virtud  y 
excelencia;  y  es  posible  que  los  enemigos  que  tiene  entre  tus 
compañeros  sean  los  que  hayan  dispuesto  fraudulentamente 
que  se  colocara  esa  carne  en  su  casa,  sin  saber  él  nada  de  esto. 
Pues  en  verdad  que  cuando  el  milano  agarra  un  pedazo  de  car- 
ne, deséanla  y  se  la  disputan  muchas  aves;  y  cuando  el  perro 
coge  un  hueso  y  lo  retiene  en  su  boca,  se  asocian  contra  él  gran 
número  de  perros.  Y  si  no  has  pensado  en  los  enemigos  que  el 
lobo  cerval  tiene  entre  tus  compañeros,  reflexiona  tú  y  no  te 
dejes  guiar  por  ellos  en  aquello  a  que  te  incitan  y  que  puede 
acarrearte  gran  daño.  Porque  las  cosas  más  graves  que  les  pue- 
den ocurrir  a  los  hombres  en  general ,  y  a  los  gobernantes  en 
particular,  son  dos :  que  se  vean  privados  de  buenos  amigos  y 
visires,  o  que  sus  visires  y  amigos  sean  gente  sin  dignidad  e 
inútiles.  Y  siempre  ha  sido  grande  el  interés  del  lobo  cerval  por 
ti :  él  anteponía  tu  utilidad  a  su  propio  placer;  procuraba  tu  con- 
tento con  ventaja,  y  tu  contento  con  la  ira  de  los  compañeros;  no 

(*)     J.  >E  tú,  ¡oh  rey!,  debías 


420  CAXILA   Y   DIMNA 


Et  en  fablando  la  madre  del  león  conél,  e  en  cas- 
tigando LO,  llegó  uno  que  sabía  de  commo  el  lobo 
gerval  era  salvo  (i)  e  que  era  acusado  a  tuerto,  et  dí- 
xolo  así  al  león.  Et  enesto  entendió  el  león  e  fue 
bien  gierto  que  el  lobo  gerval  era  salvo  de  quanto  le 
apusieran.  Et  entonge  (2)  dixo  la  madre  del  león :  «Ya 
eres  bien  gierto  desto  e  lo  vees  manifiesta  mente; 
pues  non  perdones  aquellos  que  lo  acusaron,  ca  eso 
te  traería  otro  mayor  dapño,  mas  justigia  los.  E  non 
te  enfiuzes  en  dezir:  «Poder  he  sobre  ellos >;  ca  las 
yervas  flacas,  maguer  fortaleza  non  han,  fazen  dellas 
sogas  conque  atan  e  cuelgan  el  elefante  (3). 


te  ocultaba  ningún  secreto,  ni  te  callaba  ningíin  asunto,  y  no  ha- 
bía cosa  que  no  soportase  y  sufriese  por  ti,  por  grave  que  aqué- 
lla fuese.  Y  ¿quién  entre  tus  compañeros  tiene  esa  virtud  cuando 
la  conducta  de  aquél  solamente  es  comparable  a  la  conducta  de 
los  padres,  hijos  o  hermanos?» 
(i)    a.  sabio 

(2)  entonge  —  A.  contesge 

(3)  C.  león  conél,  entró  uno  de  los  que  habían  tramado  el  ardid 
contra  el  (*)  lobo  cerval  y  manifestó  al  león  el  asunto.  Y  cuando 
supo  la  madre  del  león  que  el  león  ya  había  sido  informado  de 
la  inocencia  del  lobo  cerval,  dijo  al  león :  «Puesto  que  ya  estás 
enterado  de  la  audacia  de  tus  compañeros  y  de  la  mutua  ayuda 
que  se  prestaban  contra  él,  no  te  contentes  con  esto,  ni  dejes  de 
deshacer  el  complot  que  han  tramado,  sin  tener  ninguna  piedad 
de  ellos,  no  sea  que  te  tomen  como  cabalgadura;  y  acostúmbra- 
les a  que  soporten  el  duro  trato  y  la  deshonra  de  que  se  han 
hecho  merecedores.  Y  no  te  confíes  demasiado  en  tu  poder,  pues 
esa  vana  confianza  te  llevará  a  tenerles  en  poco  y  a  desdeñar  lo 
que  ellos  puedan  hacer;  porque  las  hierbas  delgadas,  si  se  las  une 
y  se  trenzan,  hacen  de  ellas  sogas  gruesas  con  que  atan  el  ele- 
fante encelado. 

(*)    J.  entró  uao  de  su  confianza  y  le  enteró  de  la  inocencia  del  lobo. 


DEL  LEÓN   E  DEL  ANXAHAR  RELIGIOSO  42T 

»Et  tú  torna  el  lobo  gerval  ensu  estado  e  en  su 
dignidad  que  se  avía  de  ser,  en  todas  tus  purida- 
des. E  en  tu  coragón  non  digas :  «Yo  lo  he  fecho  mal, 
e  non  puedo  ser  seguro  de  su  mala  voluntad,  si  lo 
yo  tornare  en  su  ofigio  (i);  ca  non  se  deve  omne  te- 
mer de  (2)  mal  querengia  de  todos  aquellos  a  quien 
mal  faze  de  una  guisa,  nin  deve  ser  desesperado  de 
su  ayuda  nin  de  su  seso;  mas  el  que  conosge  las  co- 
sas pone  a  cada  una  en  su  lugar  (3). 

»Et  algunos  omnes  ay  con  quien  omne  non  deve 
aver  amor  después  que  ha  conellos  enemistad,  e 
otros  que  non  deve  omne  aver  conellos  enemistad 
después  que  ha  conellos  amor.  Et  los  omnes  conque 
non  deve  omne  ser  en  amor  en  ninguna  manera  son 
éstos  :  el  que  desconosge  el  bien  fecho,  et  el  que  es 
atrevido  a  fazer  traygión,  et  el  que  desdeña  el  bien,  e 
el  cruel,  e  el  descreído  que  descree  el  otro  siglo,  et 
el  avariento,  e  el  luxurioso,  e  el  sañudo  mucho  que 
nunca  puede  omne  aver  su  gragia,  et  el  conosgido 
por  engañoso  e  por  falso  e  por  cobdigioso,  et  el  negli- 
gente que  finca  por  él  de  fazer  toda  cosa,  et  el  que 
pasa  más  délo  que  conviene  aél  en  toda  cosa.  Antes 
deve  omne  aver  amor  del  que  es  conosgido  por  ver- 
dadero e  gragioso  e  leal,  et  que  ama  más  las  buenas 
obras  e  que  se  teme  de  pecado,  et  que  ama  al  pue- 


(1)  C.  dignidad;  y  no  te  haga  desconfiar  de  su  lealtad  la  ofen- 
sa que  le  has  inferido;  ca 

(2)  C.  de  la  malicia  y  mal 

(3)  C.  desesperado  de  su  lealtad  y  amor,  sino  que  conviene 
que  ponga  a  los  hombres,  por  lo  que  respecta  a  este  particular, 
en  el  lugar  que  les  corresponda  según  la  diversidad  de  carácter 
de  cada  uno  de  ellos. 


422  CALILA  Y  DIMNA 


blo  e  que  les  apiada,  e  non  tiene  a  ninguno  mala  vo- 
luntad, et  que  agrades^e  el  bien  quel'  faze,  et  que  se 
miembra  sienpre  de  sus  amigos  e  es  siempre  vergon- 
zoso e  de  buena  parte  (i).  Et  tú  has  provado  al  lobo 
gervalj  e  conosges  lo,  por  que  lo  deves  tornar  a  tu 
amor>  (2). 

Estonges  fizo  el  león  llamar  al  lobo  gerval,  e  oyólo 
e  rresgibióle  sus  escusas,  et  dixo  le:  «Yo  te  torrno  a 
tu  dignidat  e  a  tu  ofigio  que  tenías  demí,  e  fiaré 

POR  TI  ASÍ  COMMO  ANTE  FIAVA,  E  PONER  TE  HE  EN  ME- 
JOR estado;  CA  en  poner  amor  con  OMNE  leal  QUE 
PROFAgA  A  su  AMIGO   DE   ALGUNA  COSA  QUE  ES  A  PRO 

DEL  ES  MUY  GRANT  COSA.»  Dixo  el  lobo  gerval  *.  «Se- 
ñor bien  aventurado,  tú  sabes  cómmo  fue  el  comien- 


(i)  C.  >Et  hay  alguno  que  cuando  uno  ha  logrado  separarse 
de  él,  es  prudencia  que  lo  aparte  por  esto,  y  se  abstenga  de 
hacerle  volver  a  su  lado;  y  hay  alguno  de  quien  no  conviene 
abstenerse  ni  separarlo  de  ninguna  manera.  Aquel  que  sea  co- 
nocido por  su  malicia,  el  que  sea  traidor  en  sus  pactos,  el  que 
sea  negligente  en  el  cumplimiento  de  sus  promesas  y  no  sea 
agradecido,  el  que  no  tiene  temor  de  Dios  y  el  que  no  tiene 
paciencia  para  soportar  a  sus  amigos  y  compañeros,  aunque  no 
le  reporten  ninguna  ventaja,  ése,  en  verdad,  merece  que  cual- 
quiera aproveche  la  ocasión  para  romper  con  él  e  impedirle  que 
se  le  acerque.  Y  quien  no  tenga  en  sí  ninguno  de  estos  defec- 
tos, sino  que  otorga  generosamente  a  sus  amigos  sus  beneficios 
y  soporta  con  paciencia  al  amigo  vituperable,  si  alguno  tiene, 
y  les  auxilia,  aunque  le  sea  esto  gravoso,  y  sea  conocido  por  su 
superioridad  respecto  de  los  demás  en  el  temor  de  Dios  y  en 
estar  contento  con  su  suerte  en  toda  clase  de  circunstancias  y 
eventualidades,  ése  es  digno  de  que  uno  procure  tenerlo  siempre 
a  su  lado  y  evite  el  que  se  le  separe. 

(2)  Et  tú...  amor.>  — Falta  en  C. — J.  Et  tú  ya  conoces  al  lobo 
cer\^al  y  lo  has  probado,  y  deves  t.  a  t.  amor.» 


DEL  LEÓN  E   DEL   ANXAHAR  RELIGIOSO  423 

go  demi  fazienda  e  el  estado  enque  yo  te  comengé  a 
servir.  Et  só  ya  llegado  aesto  e  non  me  seguro  délos 
que  te  sirven,  que  me  acusen  e  me  ayan  enbidia,  por 
que  ayan  de  mesclar  me  contigo  otra  vez,  e  avrás  tú 
de  creer  lo  que  te  dixeren  dem.í,  et  justigiar  me  has. 
Onde  non  quiero  que  tengas  que  yo  fío  por  ninguno 
de  quantos  en  tu  servigio  son;  ca  maguer  me  tornes 
en  mi  estado  después  que  me  quesiste  matar,  seyen- 
do  leal  e  verdadero  e  non  fallando  por  qué,  desí  fezís- 
teme  merged  en  me  perdonar  por  que  non  avía  cul- 
pa, temo  me  que  cuydarás  en  tu  coragón  que  te  tengo 
voluntad  mala  por  lo  que  me  feziste,  et  esto  te  fará  que 
me  mates.  Et  demás  que  los  enemigos  dirán :  «Non 
dexemos  así  este  pleito.  Pues  que  non  podemos  ma- 
tar a  éste,  fagamos  arte  por  qu'el  rrey  non  tenga  que 
cuanto  del  deximos  que  fue  mentira.»  Et  así  me  echa- 
rán en  mal  lugar.  Mas,  señor,  si  tu  coragón  tornase 
alo  que  era  antes  contra  mí,  tal  te  sería  yo  commo 
era  antes»  (i). 


(i)  C.  gerval  y  se  excusó  ante  él  y  le  dijo  que  le  tornaba  a  su 
oficio  (*).  Dixo  el  lobo  cerval :  «Un  compañero  que  pueda  sopor- 
tar de  parte  de  su  compañero  los  desaciertos  y  las  contrarieda- 
des que  le  puedan  acarrear  daño,  y  las  soporte  cuando  le  ocu- 
rran, encontrar  uno  semejante  a  él  es  raro;  y  no  lleve  a  mal  el 
rey  el  que  yo  le  diga  que  no  hay  manera  cómo  él  pueda  ya  fiar- 
se de  mí,  pues  ya  no  debe  tenerme  por  consejero  leal;  porque 
aquel  que  ha  caído  en  una  de  las  mayores  desgracias  sin  mere- 
cerlo; si  ha  sido  destituido  ya  de  su  elevada  posición  y  de  su 
cargo;  o  si  se  le  han  confiscado  sus  bienes  injustamente;  o  si 
ha  sido  privado  y  se  le  ha  alejado  sin  motivo;  o  si  se  ha  hecho 
acreedor  a  una  recompensa  entre  sus  semejantes,  y  es  recom- 

(*)  J.  ante  él  de  lo  que  le  había  sucedido  y  le  prometió  mercedes  j 
le  dijo  :  «Yo  me  excuso  ante  ti  y  te  torno  a  tu  dignidad.»  Dixo 


424  CALILA   y   DIMNA 


Et  dixo  el  león  :  «Provado  te  he,  e  téngote  enel 
mejor  estado  que  sea  délos  santos  e  délos  justos  (i)j 
ca  el  omne  justo  perdona  mü¿  males  que  le  fagan  (2) 
por  una  merged;  que  te  yo  he  fecho  mal,  et  sé  de 
gierto  que  tus  enemigos  te  han  fecho  tuerto.  Et'tú 
á^we.s  olvidar  todo  esto  (3)  por  el  bien  que  te  fize  ante, 
así  que  seamos  amigos  de  aquí  adelante  uno  de  otro, 


i^ensado  otro  inferior  a  él  y  enaltecido  más  que  él;  o  si  es  cono- 
cido por  su  excesiva  avaricia  y  codicia;  o  si  cree  que  en  lo  que 
es  provecho  del  sultán  se  perjudica  él,  y  en  lo  que  es  perjuicio 
de  aquél  tiene  él  provecho,  a  éstos  el  sultán  no  debe  llamar  ni 
debe  fiarse  de  ellos;  pues  natural  es  que  todos  ellos  sean  contra 
él,  de  acuerdo  con  sus  enemigos.  Y  yo  he  venido  a  ser  hoy,  ma- 
nifiestamente, el  blanco  de  la  ira  de  los  enemigos  del  rey.  Y  el 
amor  y  lealtad  que  yo  tengo  al  rey,  no  impedirá  que  él  rae  tenga 
por  sospechoso  y  conciba  malos  pensamientos  contra  mí  por  lo 
que  ha  sucedido.  Ni  tampoco  el  afecto  y  lealtad  que  le  he  mostra- 
do son  garantía  para  mí;  pues  no  estoy  seguro  de  que  mis  enemi- 
gos, con  la  calumnia  y  la  falsedad,  no  conciten  de  nuevo  al  rey 
contra  mí,  por  el  temor  de  que  lo  vuelva  contra  ellos,  y  por  el 
deseo  de  que  el  rey  no  se  cerciore  de  su  falsedad  al  concitarlo 
contra  mí.  Y  si  hacen  esto,  no  necesitarán,  para  que  el  rey  les 
acoja  [sus  acusaciones],  de  ayuda  más  poderosa  que  esta  sospe- 
cha que  ya  cayó  en  el  ánimo  del  rey;  además  de  que,  aunque  el 
rey  estuviese  cierto  de  mí,  y  poco  de  mí  sospechare,  yo  no  podré 
menos  que  temer  de  su  sospecha  por  mi  compañía  y  por  su  des- 
confianza de  mí,  y  por  su  presteza  en  creer  a  mis  enemigos  cuan- 
do lo  conciten  contra  mí,  acordándome  del  pronto  que  tuvo  con- 
tra mí.  Y  cuando  el  estado  de  la  confianza  del  rey  para  conmigo 
y  el  estado  de  mi  confianza  para  con  él  es  tal  como  se  ha  des- 
crito, mire  cómo  puede  hacerme  desear  su  compañía.» 

(i)  C.  león  :  «Yo,  ciertamente,  he  probado  tus  naturales  im- 
pulsos y  tus  costumbres;  y  tu  condición  para  mí  es  la  condición 
de  los  justos  más  excelsos;  ca 

(2)    A.  muchos  pecados 

{3)    A.  me  perdonar  este  pecado 


DEL  LEÓN  E  DEL   ANXAHAR   RELIGIOSO  425 

de  más  firme  amor  e  de  más  leal  consejo  que  nunca 
fuemos.»  Desí  mandó  tornar  al  lobo  a  su  estado  e  en 
su  dignidat  que  ante  avía  et  al  ofigio  en  que  era 
puesto,  e  dende  en  adelante  privó  más  con  el  león  (i). 
Et  abaxó  el  león  a  aquellos  que  lo  acusaran,  et  echó 
los  de  su  tierra,  e  alongó  los.  Este  es  el  enxemplo 
délo  que  acontesge  alos  rreyes  e  a  sus  privados,  e 
de  como  los  torrnan  en  sus  lugares  desque  los  cas- 
tigan >  (2). 


(i)    a.  et  cobró  su  lugar  e  cobró  el  león  quanto  quiso. 

(2)  C.  omne  justo  olvida  mili  m.  q.  1.  f.  p.  u.  merced,  y  el  malo 
olvida  mil  beneficios  por  un  entuerto  [que  le  hagan].  Y  yo  confío 
en  que  tú  realmente  olvidarás  lo  que  ha  sucedido  [entre  nosotros 
dos],  por  el  bien  que  te  hice  antes.  Yo  ya  vuelvo  a  tener  confianza 
contigo;  vuelve,  pues,  tú  a  tenerla  conmigo  y  con  todo  lo  que 
a  mí  atañe,  que  con  ello  tendrás  felicidad  y  contento.»  Y  vol- 
vió el  lobo  cerval  a  administrar  los  asuntos  del  león  que  antes 
administraba,  y  no  cesó  ningún  día  de  acrecer  su  provecho  y 
dicha  hasta  que  murió.  Y  este  es  el  capítulo  de  los  visires  del 
sultán  y  de  sus  ayudantes  y  privados. > 


[CAPÍTULO  XV] 


[A.,  fols.  82  a  84.  —  B.,  fols.  105  a  107.  —  C,  págs.  228  a  232. 
J.,  págs.  343  a  3  50.] 


Del  orenze  e  del  xiniio  e  del  castigo  e  déla  culebra 
e  del  f religioso  (i). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «Ya  oí  este  enxemplo; 
pues  dame  agora  enxemplo  del  que  gradesge  el  bien 
fecho  e  lo  gualardona,  e  del  que  lo  niega  e  lo  desco- 
nosge»  (2).  üixo  el  filósofo:  «Señor  (3),  sepas  que  las 
naturalezas  délas  criaturas  son  de  muchas  maneras, 
et  non  es  ninguna  cosa  de  quantas  Dios  crió  enel 
mundo,  de  las  que  andan  en  quatro  pies  e  en  dos 
pies  o  que  vuelan  con  alas  (4),  más  santa  nin  más  me- 
jor que  el  omne  (5).  Et  enlos  omnes  ha  buenos  e  ma- 


(i)    C.  El  ermitaño,  el  orífice,  el  tejón,  el  mono  y  la  culebra. 

(2)  J.  enxemplo  del  que  hace  beneficio  a  quien  no  lo  merece 
y  espera  su  agradecimiento. >  Dixo  —  C.  «Ya  oí  lo  que  me  has 
dicho  de  las  cosas  que  pasan  entre  los  reyes  y  sus  privados,  y 
acerca  de  la  reposición  de  aquel  a  quien  reponen.  Pues  cuéntame 
a  quién  conviene  que  el  rey  haga  beneficios  y  en  quién  debe 
confiarse  y  esperar  su  ayuda.»  Dixo 

(3)  Este  pasaje,  desde  «Señor»  hasta  < filósofo  antiguo»,  falta 
en  C,  y  se  halla  en  J.  al  final  del  segundo  párrafo  de  este  capí- 
tulo, o  sea  inmediatamente  antes  del  cuento. 

(4)  J.  alas  o  nadan  en  el  agua,  más 

(5)  J.  omue;  y  con  todo  esto  muchas  veces  se  guarda  el  sabio 


DEL  ORENZE  E  DEL  XIMIO,   ETC.  427 

los,  et  (i)  acaesge  alas  vezes  que  enlos  vestiblos  e 
enlas  bestias  e  en  las  aves  ay  alguna  que  es  más  leal 
e  más  conosgedora  del  bien  fecho  que  el  omne  de 
BIEN  FECHO  e  que  mejor  lo  gualardona.  Et  esto  pa- 
resge  alo  que  dixo  el  filósofo  antiguo  (2):  «Conviene 
»aIos  rreyes  entendidos  e  alos  otros  omnes  que  fagan 
»su  bien  a  quien  lo  meresge  e  a  quien  lo  gradesge, 
»e  que  non  faga[n]  bien  a  ninguno  fasta  que  lo  prue- 
>ve[n]  de  qué  lealtad  es,  e  de  qué  amor  e  de  qué 
»gradesgimiento;  et  que  non  fagan  bien  señalada 
>  mente  al  propinco,  si  non  fuere  por  ello  o  lo  meres- 
» giere,  nin  dexe[n]  de  fazer  bien  e  ayuda  al  estraño 
>si  lo  sopiere  gradesger  quanto  es  el  bien  e  la  mer- 
»ged  que  le  fazen,  et  que  sea  verdadero  e  sabio  e  que 
>ame  las  buenas  obras  e  los  buenos  dichos. 

»Et  quando  fuere  conosgido  por  de  buenas  mañas, 
>e  fuere  gierto  del  que  tal  es,  meresge  el  bien  fecho,  e 
» meresge  ser  privado  (3);  ca  el  físico  entendido  non 


de  los  hombres  y  no  se  fía  de  ninguno,  y  se  fía  de  la  comadreja 
y  se  la  pone  dentro  de  una  manga  y  la  hace  salir  por  la  otra;  y 
coge  un  ave  carnívora  y  se  la  pone  en  la  mano,  y  cuando  ésta 
caza  algo  resérvale  su  parte.  Et 

(i)  J.  malos,  y  éstos  son  todos  ingratos  y  desagradecidos, 
tanto,  que  acaesge 

(2)  J.  leal  que  él  en  sus  pactos,  y  más  constante  en  el  cumpli- 
miento de  sus  promesas,  y  más  reconocida  a  los  beneficios  y  más 
constante  que  él.  Y  ya  sucedió  esto  en  un  ejemplo  que  cuenta 
un  sabio. 

(3)  C.  dixo  el  filósofo  (*):  «El  rey  y  los  demás  (**)  conviene 
»que  fagan  s.  b.  a  q.  1.  m.  e  a  q.  1.  gradesge  y  lo  reconoce,  y  que 

(*)     Véase  la  nota  3  de  la  página  anterior. 

(**)  Esta  frase,  aunque  dislocada  también  en  J.,  se  halla  más  conforme 
con  A.  que  C,  pues  dice  así:  pero  que  los  reyes  y  los  demás  hombres 
entendidos,  etc. 


428  CALILA  Y  DIMKA 


»se  atreve  a  melezinar  al  enfermo  si  non  después  que 
>lo  cata  e  tañe  su  pulso  e  cata  su  orina,  e  conosge  su 
»conplisión  e  la  rrazón  de  su  enfermedat;  et  quando 
»esto  sóplese  bien,  estonge  se  mueve  a  melezinar  lo.> 
Otrosí  el  omne  entendido  non  deve  poner  su  amor 
con  ninguno  si  non  después  que  lo  provare;  ca  el 
que  se  atreve  a  fiar  se  en  alguno,  non  lo  aviendo  pro- 
vado, métese  en  grant  peligro  et  llegado  [es]  a  fuerte 
lugar.  Et  con  todo  esto  alas  vezes  acaesge  que  faze 
el  omne  bien  ala  cosa  flaca  cuyo  gradesgimiento  nin 
conosgimiento  non  ha  provado,  nin  coriosge  sus  cos- 
tunbres,  (nin)  et  sábele  gradesger  et  gualardonar  muy 
bien,  así  commo  dixo  el  filósofo  de  su  fazaña  que 
viera:  «Non  deve  ninguno  menospreciar  ninguna  cosa 
>pequeña  nin  grande,  quier  de  omne  quier  de  ani- 
»malia,  que  yaga  en  mal  lugar  o  en  tribulagión,  pu- 
>diendo  lo  librar  ende;  e  faziendo  lo  con  merged  e 
3- con  piedad  que  le  haya,  tenga  esperanga  del  gualar- 
*dón  de  Dios,  e  non  deve  de  desfyuzarse  (i)  de  aver 
»gragias  de  aquel  a  quien  bien  fiziere.  Nin  deve  ser 
» seguro  del  tienpo  que  le  faga  aver  menester  aquel 
» pequeño  menospregiado  a  quien  bien  oviere  fecho, 
j-que  gelo  gualardonará;  mas  deve  provar  todas  las 


íno  miren  para  ello  a  los  allegados  ni  a  la  gente  de  su  familia,  ni 
»tampoco  a  los  hombres  más  nobles  y  más  ricos  y  más  pode- 
»rosos;  y  no  deben  abstenerse  de  hacer  bien  a  la  gente  débil, 
^afligida  y  humilde.  Y  el  buen  consejo  en  esto  es  que  prueben 
í-y  experimenten  a  los  hombres  plebeyos  y  a  los  grandes,  tanto 
>en  el  agradecimiento  y  el  amor  que  les  conserven,  como  en  el 
^desconocimiento  y  el  poco  agradecimiento  que  les  guarden. 
s> Luego  procederán  en  esto  según  el  merecimiento  que  vean  o 
»se  les  manifieste  a  ellos;  ca 
(i)    a.  esperar 


DEL   ORENZE   E   DEL   XIMIO,   ETC.  429 

> cosas  e  fazer  las  bien,  segunt  provare  enellas.»  Et 
esto  paresge  ala  fazaña  que  dixeron  los  filósofos»  (i). 
Dixo  el  rrey:  «^E  cómmo  fue  eso?* 

Dixo  el  philósopho:  «Dizen  que  unos  omnes  fue- 
ron al  canpo  e  cavaron  ai  un  foyo  (2)  para  los  vesti- 
blos,  et  cayeron  enél(la)  un  ximio  e  un  texón  e  una 
culebra  e  un  omne,  et  non  se  fizieron  unos  a  otros  (3) 
ningunt  mal.  Et  ACAEsgió  que  pasó  por  ai  un  rreli- 
gioso  e  vídolos  yazer  allí  (4),  et  dixo:  «Yo  non  podré 
mejor  obra  fazer  (5)  que  librar  aeste  omne  de  aquesta 


(i)  C.  *  enfermo  por  la  inspección  ocular  solamente,  sino  que 
>  examina  su  orina  y  cata  su  pulso;  luego  procede  a  la  cura  según 
»el  reconocimiento  y  lo  que  éste  indique»  (*).  Otrosí  conviene 
que  el  hombre  juicioso,  si  encuentra  gente  dotada  de  reconoci- 
miento o  de  agradecimiento,  y  también  bestias  que  sean  de  se- 
mejante condición,  que  las  trate  bien  en  lo  que  le  ocurra  con 
ellas,  que  posible  es  que  necesite  de  ellas  algún  día  y  que  le  sir- 
van. Pues  el  sabio  a  veces  [desconfía  de  los  hombres  y  no  está 
seguro  de  sí  mismo,  y  coge  una  comadreja  y  la  mete  en  su  casa, 
y  coge  un  pájaro  y  se  lo  pone  en  la  mano.  Y  ya  se  ha  dicho :  «No 
;^  conviene  que  el  sabio  desprecie  a  ningún  hombre,  sea  pequeño 
»o  grande,  ni  tampoco  ningún  animal,  sino  que  bueno  es  que  se 
»los  allegue  y  proceda  con  ellos  según  el  merecimiento  que  vea 
»en  ellos. >  Y  hay  de  esto  un  ejemplo  que  forjó  un  sabio.»  Dixo 

(2)  A.  enel  monte  una  lobera 

(3)  C.  enél(la)  un  orífice  y  un  tejón  y  una  culebra  y  un  ximio, 
y  no  hicieron  al  hombre  ningunt 

(4)  C.  pasó  por  el  pozo  un  religioso  y  se  asomó  a  él,  y  cuan- 
do los  vio,  reflexionó  et 

(5)  C.  y  J.  fazer  para  el  otro  mundo  que 

(*)  J«  i^o  ves  que  al  médico  diestro  y  entendido  no  le  basta  para 
medicinar  al  enfermo  la  inspección  ocular  solamente,  y  que  no  procede 
a  la  cura  sino  después  que  sabe  el  estado  del  enfermo,  el  tacto  de  su 
pulso,  y  conoce  su  temperamento  y  la  causa  de  la  enfermedad?  Pues 
cuando  sabe  todo  esto,  procede  a  su  curación. 


430  CALILA  Y  DIMNA 


TRiBULAgiÓN  de  aquestas  bestias,  ca  todas  le  quieren 
mal.>  Desí  tomó  una  soga  e  colgóla  enla  foya,  a  que 
SE  TRAVASE  EL  OMNE  PARA  LO  SACAR,  et  travó  se  aella 
el  ximio,  commo  es  ligero,  e  salió  déla  foya.  Desí 
colgóla  segunda  vez,  e  travóse  aella  la  culebra  (i), 
e  sacóla.  Desí  colgóla  otra  vez,  e  travóse  aella  el 
texón  (2),  e  sacólo.  Desí  fincó  el  omne  enla  foya,  e 
diole  el  rreligioso  la  soga,  e  travóse  della  e  salió.  Ex 

DERRAMÁRONSE  LAS  ANIM ALIAS  E  FUESE  CADA  UNA  A 
SU   LUGAR  (3). 

Et  fincó  el  omne,  e  el  rreligioso  preguntóle  por  su 
tierra  e  posada,  et  él  díxole  que  morava  enla  gibdat 
de  Jajon  e  que  era  orebs.  Otrosí  el  ximio  bivía  gerca 
de  aquella  cibdat,  enel  monte  del  término,  et  el  texón 
bevía  así  mesmo  en  una  jarín,  et  la  culebra  criava 
enel  muro  déla  gibdat.  Et  gradesgió  el  orebs  al  rreli- 
gioso el  bien  que  le  fiziera,  et  díxole:  «Tú  me  has 
fecho  grant  bien  e  me  libraste  de  muerte;  et  si  ala 
gibdat  vinieres,  demanda  por  mi  casa,  que  yo  soy 
orenze  que  labro  oro  e  plata  y  et  soy  conocido  de  toda  la 


(1)  la  culebra,  —  Así  en  J.  —  C.  el  tejón, 

(2)  el  texón,  —  C.  la  culebra, 

(3)  C.  sacólo.  Y  le  agradecieron  el  bien  que  les  había  hecho, 
y  le  dijeron:  «No  saques  a  ese  hombre,  y  líbrate  de  él.>  Y  dijo 
el  (*)  mono :  «Mi  morada  está  cerca  de  la  ciudad  llamada  Bara- 
chún.»  Y  dijo  el  tejón  a  su  vez:  «Yo  vivo  en  el  bosque  del  lado 
de  ella.»  Y  dijo  la  serpiente:  «Pues  yo  también  vivo  en  el  muro 
de  ella;  y  si  vienes  a  ella  algún  día  o  pasas  por  ella  y  necesitas 
de  nosotros,  nos  llamas,  para  que  nos  presentemos  a  ti  y  te 
recompensemos  por  la  ayuda  que  nos  has  prestado  y  por  el  bien 
que  nos  has  hecho.» 

(*)  J.  hombre  del  pozo,  pues  no  hay  cosa  más  desagradecida  que  el 
hombre.»  En  seguida  le  dijo  el  mono: 


DEL  ORENZE  E  DEL  XIMIO,   ETC.  43 1 

geniey  et  por  aventura  dariehé  galardón  del  bien  que 
me  feziste.y  Et  partiéronse  de  en  uno  (i). 

Desí  a  pocos  días  ovo  de  venir  el  rreligioso  a 
aquella  <jibdat,  por  cosas  que  avía  menester.  Et  en 
llegando  gerca  déla  gibdat,  vídolo  el  ximio  e  conos- 
^iólo,et  descendió  de  un  árbol  en  que  estava  e  venóse 
para  el  lugar,  et  besóle  la  mano  et  humillósele  et  mos- 
tró le  grandes  gragias  e  fizóle  señas  de  que  se  posa- 
se. Et  fuese  el  ximio  e  tornóse  con  fruta  para  él,  et 
comió  el  rreligioso  della  et  albergó  ai  esa  noche  a 
solaz  del  ximio.  Et  fuese  el  ximio  luego  al  texón  et 
díxole :  «^En  qué  guisa  gualardonaremos  aeste  rreli- 
gioso el  bien  que  nos  fizo?»  Desí  dixo  el  ximio:  «Yo 
sé  un  lugar  enesta  gibdat  por  do  entraremos  al  alcá- 
zar; et  si  tú  me  siguieres  e  anparares  délos  omnes,  fío 
por  Dios  que  le  daremos  buen  gualardón.»  Et  dixo 
el  texón :  «Fecho  sea.»  Et  fueron  se  ambos,  et  entró 
el  ximio  por  un  lugar  que  sabía,  et  estovo  el  texón 
al  portillo  atendiendo  fasta  que  se  tornó  el  ximio 
con  guarnimentos  de  oro  e  de  piedras  presgiosas,  e 
veniéronse  para  él  et  di(x)eron  gelo,  e  non  le  dixe- 
ron  dónde  los  ovieran  nin  cómmo  (2). 


(1)  C.  Et  en  seguida  el  ermitaño  echó  el  cable  al  orífice,  sin  ha- 
cer caso  de  lo  que  le  dijeron  el  mono,  el  tejón  y  la  serpiente,  del 
poco  agradecimiento  de  él,  y  lo  sacó;  éste  le  dio  gracias,  se  pos- 
tró ante  él  y  le  dijo :  «Tú  me  has  hecho  un  gran  bien,  que  yo 
debo  agradecerte;  pues  si  te  ocurre  venir  a  la  ciudad  de  Bara- 
chún,  pregunta  por  mí,  pues  tengo  mi  casa  en  ella,  por  si  puedo 
recompensarte  el  bien  que  de  ti  he  recibido.»  Y  fuéronse  cada 
uno  a  su  lugar.  —  A.  ca  adebdado  te  só  por  este  bien  que  me  fe- 
ziste.»  Et  fuese. 

(2)  C.  Y  quedóse  el  ermitaño  por  algún  tiempo;  luego  tuvo 
necesidad  de  ir  a  la  ciudad,  y  se  dirigió  hacia  ella,  y  lo  encontró 


432  CALILA  Y  DIMNA 


Et  dixo  el  rreligioso  en  su  coragón:  «Estos  son  mu- 
chos guarnimentos  e  muchas  piedras,  e  yo  non  he 
que  fazer  con  ellos  si  non  vender  los.  Et  tengo  el 
orebs  enesta  gibdat  et  téngole  fecho  el  bien  que  fize 
aestos  vestiblos,  et  él  ha  mayor  derecho  de  meló 
gualardonar  más  que  éstos,  et  yo  irme  para  él,  que 
me  las  venda.  Et  non  quiero  otro  gualardón  del  si 
non  éste,  e  non  lo  quiero  enbargar  enotra  cosa;  et 
aun  yo  gelo  gualardonaré  este  trabajo  que  enello 
oviere.»  Et  venóse  para  casa  del  orebs;  et  él,  quando 
lo  vido,  rresgibiólo  muy  bien  et  demandóle  por  su 
fazienda  et  por  qué  veniera  a  aquella  gibdat,  e  él 
contó  gelo.  Desí  sacó  los  guarnimentos  e  mostró 
gelos,  e  rrogóle  que  gelos  vendiese.  Et  conosgió  los 
el  orebs.  Et  andava  ya  el  rroido  por  la  gibdat  del 
furto  dellos,  et  eran  muchos  omnes  sospechados  e 
otros  presos.  Et  dixo  el  orebs  al  rreligioso:  «Fuelga 
aquí  fasta  que  yo  torne  atí  con  rrecabdo»  (i). 


el  mono  y  se  prosternó  ante  él,  le  besó  la  mano  y  el  pie,  se  ex- 
cusó ante  él  y  le  dijo:  «Yo  no  soy  dueño  de  nada;  pero  espérame 
un  poco,  hasta  que  vuelva  con  algo  que  pueda  coger.»  En 
seguida  se  fué,  y  no  tardó  en  volver  con  buena  fruta,  que  le  puso 
delante,  y  se  despidió.  En  seguida  dirigióse  [el  ermitaño]  hacia 
la  ciudad,  y  salióle  al  encuentro  el  tejón,  que  se  prosternó  ante 
él,  le  saludó  y  dijo :  «Tú  me  hiciste  tan  gran  bien,  que  no  quedaré 
satisfecho  hasta  que  te  lo  pague. >  Y  no  lo  retardó;  porque  se  fué 
a  la  [habitación  de  la]  hija  del  rey  y  la  mató,  y  tomó  sus  joyas. 
En  seguida  se  volvió  y  se  las  dio,  sin  decirle  nada  por  lo  que  pu- 
diera (*)  averiguarlo. 

(i)  C.  Et  dixo  e.  rr.  e.  s.  corazón:  «Estas  bestias  me  han  traí- 
do esto  y  me  lo  han  procurado.  Pues  ¿qué  será  si  me  voy  a  casa 
del  orífice?  Porque  aunque  esté  tan  pobre  que  no  tenga  nada,  me 

(*)    J.  por  lo  que  pudiera  avengúar  de  donde  procedíaa. 


DEL  ORENZE  E  DEL  XIMIO,   ETC.  433 

Et  salió  el  orebs  dende,  et  dixo:  «Ame  Dios  mos- 
trado cosa  por  que  avré  la  merged  del  rrey,  e  seré 
honrrado  del  e  délos  mayores  de  su  rregño;  et  sabrán 
que  só  fiel  por  esto  e  fiarán  demí.  Et  yo  iré  al  rrey  e 
fazer  gelo  he  saber.»  Et  fuese  para  el  rrey,  e  fizo  le 
saber  de  commo  él  tenía  en  su  posada  al  que  tenía  los 
guarnimentos.  Et  enbió  el  rrey  a  su  alguazil  e  asaz 
de  gente,  et  fueron  ala  casa  del  orebs  et  fallaron  y 
al  rreligioso  conlos  guarnimentos,  e  prendieron  lo  et 
llevaron  lo  preso  al  rrey.  Et  el  rrey  (i)  mandó  lo  luego 
atormentar,  et  después,  que  lo  traxiesen  por  la  villa 
et  que  lo  enforcasen.  Et  fue  atormentado,  e  traxieron 
lo  por  la  villa,  et  comengó  el  rreligioso  a  llorar  e  a 
dezir:  «Si  yo  creyera  los  dichos  délos  filósofos  délo 
que  dixeron  del  poco  gradesgimiento  del  omne  (2), 
non  llegara  yo  a  esta  tribulación.» 

Et  del  rroido  de  commo  lo  Uevavan  salió  de  su  fo- 
rado la  culebra  e  vido  al  rreligioso  así,  e  conosgiólo  et 


venderá  estas  joyas  por  su  precio  y  me  dará  una  parte  de  él,  y 
tomará  él  otra  parte.»  En  seguida  el  ermitaño  entró  en  la  ciudad 
y  se  fué  a  casa  del  orífice,  que  le  dio  la  bienvenida  y  le  hizo  en- 
trar en  su  casa.  Y  cuando  vio  las  joyas  que  traía,  las  conoció  y  le 
dijo :  «Espera  hasta  que  te  traiga  comida  que  comas,  pues  no 
puedo  contentarte  con  nada  de  lo  que  hay  en  casa.» 

(i)  C.  Et  salió  el  orífice  y  se  llegó  al  palacio  del  rey,  y  envió 
al  rey  un  mensaje  [diciendo]:  «El  hombre  que  mató  a  tu  hija  y 
hurtó  sus  joyas,  ya  lo  tengo  cogido  y  está  en  mi  casa  preso.»  Y 
envió  el  rey  por  el  ermitaño  y  lo  prendieron;  y  cuando  vio  las  jo- 
yas en  su  poder  mandó 

(2)  C.  dezir  en  muy  alta  voz:  «Si  yo  hubiera  creído  al  mono, 
a  la  serpiente  y  al  tejón  en  lo  que  me  mandaron  (*),  non 

(*)  J.  mandaron  y  en  lo  que  me  dijeron  del  poco  agradecimiento  del 
hombre,  non 

TOMO   I.  28 


434  CALILA   Y  DIMNA 


dixo:  «Oy  ha  menester  amí  este  rreligioso,  así  commo 
yo  ove  menester  aél  el  día  que  yo  estorgí  por  él  de 
muerte;  et  quiero  guisar  cómmo  él  estuerga  quanto  él 
pueda,  e  así  lo  faré.»  Et  fuese  e  entró  enla  casa  del 
rrey  e  mordióle  un  fijo  muy  mal,  e  non  lo  quiso  ma- 
tar. Et  quando  el  rrey  lo  sopo,  fizo  ayuntar  a  todos 
los  físicos  e  los  encantadores,  e  dieron  le  a  bever 
sus  melezinas  e  encantaron  lo  et  non  lo  tovo  pro  (i). 
Et  quanto  más  le  fazían,  tanto  más  le  acresgentava 
el  dolor  e  tanto  más  se  amortegía,  et  traspuso  se.  Et 
mandó  el  rrey  alos  sorteros  que  echasen  suertes,  et 
non  dexó  en  toda  la  gibdat  físico  nin  escantador  nin 
omne  alguno  de  quien  oviese  esperanga  que  le  daría 
consejo  en  aquello  que  le  acaesgiera  al  niño,  que  lo 
non  mandara  traer,  et  mandó  les  pensar  del  niño  e 
guisar  cómmo  guaresgiese.  Et  ellos  comengaron  a 
pensar  del  e  a  melezinar  lo  e  a  escantar  lo,  fasta  que 
fabló  el  niño  e  dixo  que  quando  se  traspusiera,  que 
le  dixeran  (2)  en  sueños  que  el  rrey  mandó  tormentar 
aun  rreligioso,  e  aforcar  lo  a  tuerto  e  a  grant  sin 
rrazón;  el  qual  rrogó  a  Dios  que  mostrase  su  milagro 
por  que  él  fuese  salvo;  et  que  él  non  guaresgería  fasta 
que  lo  tanxese  el  rreligioso  e  rrogáse  a  Dios  que  le 
diese  salud,  et  si  non  que  el  niño  era  muerto.  Et  en- 
bió  el  rrey  apriesa  por  el  rreligioso,  et  traxieron  gelo. 


(i)  C.  Et  cuando  oyó  la  culebra  tales  voces  salió  de  su  ma- 
driguera, y  cuando  lo  vio,  pesóle  mucho  lo  que  sucedía  [al  ermi- 
taño] y  pensó  en  un  ardid  para  salvarle :  se  fué,  pues,  hacia  un 
hijo  del  rey,  y  le  mordió  en  un  pie.  Y  cuando  llegó  esto  a  noticia 
del  rey,  llamó  a  los  sabios  para  que  emplearan  en  él  su  magia;  y 
lo  encantaron  y  no  lograron  con  ello  nada. 

(2)    A.  d  exaran 


DEL   ORENZE  E  DEL  XIMÍO,   ETC.  435 

et  mandó  que  escantase  a  su  fijo,  et  dixo  el  rreli- 
gioso:  «Yo  non  sé  escantar,  mas  faré  lo  que  sopiere.> 
Et  puso  su  mano  engima  del  niño,  et  oró  e  rrogó  a 
Dios,  e  dixo  así:  «Señor,  Dios,  si  tú  sabes  que  yo 
digo  verdat  al  rrey  en  quanto  digo  de  mi  fazien.da, 
dale  salud  e  folgura»  (i). 

Et  el  rrey  le  rrogó  mucho  que  le  dixese  la  fazienda 
et  cómo  avia  ávido  el  tesoro  suyo  e  cómo  avia  venido  a 
aquella  fibdat,  et  él  le  contó  todo  qudnto  le  acae fiera  con 
los  vestiglos  e  con  el  orenze,  et  el  galardón  que  oviera  de 
cada  uno  dellos  (2).  Et  luego,  acabada  esta  rrogatura. 


(i)  C.  Et  en  seguida  observaron  las  estrellas  y  emplearon  to- 
dos sus  recursos  en  él,  hasta  que  habló  y  dijo:  «No  sanaré  hasta 
que  me  traigáis  a  ese  ermitaño,  y  me  encante  y  me  toque  con  sus 
manos;  porque  el  rey  ha  ordenado  que  lo  maten,  injusta  y  pre- 
cipitadamente.» La  serpiente  se  había  ido  ya  a  ver  a  una  hermana 
que  tenía  entre  los  genios,  y  le  había  contado  el  asunto  y  el  be- 
neficio que  le  hiciera  este  ermitaño.  Y  compadecida  de  él  la  ser- 
piente había  ido  a  ver  al  hijo  del  rey,  y  empleó  en  él  su  poder  y 
le  dijo:  «Sabe  que  no  sanarás  hasta  que  te  encante  ese  ermitaño 
que  ha  sido  maltratado.»  Y  se  fué  la  serpiente  hacia  el  ermitaño  y 
le  enteró  de  esto,  y  le  dijo:  «¿No  te  prohibí  yo  [que  salvaras]  al 
hombre?  <Pues  por  qué  no  me  obedeciste?»  Y  le  dio  una  planta 
que  servía  de  antídoto  contra  la  ponzoña  de  ella,  y  le  dijo:  «Cuan- 
do te  halles  en  el  palacio  del  rey,  encanta  al  muchacho  y  dale  a 
beber  de  esta  planta,  que  él  sanará.  En  seguida  entera  al  rey  de 
la  historia,  que  él,  sin  duda  ninguna,  te  salvará,  si  Dios  quiere.» 
Y  como  el  rey  había  llamado  a  los  magos  y  no  le  servían  de 
nada,  díjole  su  hijo:  «Mi  curación  depende  de  ese  religioso  que 
has  hecho  prender  y  mandado  castigar.»  Y  mandó  el  rey  que  ce- 
saran de  castigar  al  religioso  y  que  se  lo  presentaran;  y  cuando 
lo  tuvo  delante  le  mandó  que  encantara  a  su  hijo,  y  le  dijo  el  re- 
ligioso: «Yo  no  sé  encantar  bien;  pero  lo  curaré  con  un  remedio, 
en  el  que  confío  que  está  su  curación.» 

(2)  A.  Ca  él  le  contó  al  rrey  estonces  toda  su  fazienda  e  su 
acaesíjimiento. 


436  CALILA   Y   DIMNA 


fue  el  niño  sano  e  guarido.  Et  mandó  el  rrey  dar 
aquellos  ornamentos  al  rreligioso,  e  del  su  aver  mu- 
cho más,  e  mandólo  soltar  e  pidióle  que  le  perdonase 
lo  que  le  mandara  fazer.  Et  mandó  el  rrey  que  dende 
en  adelante  non  entrasen  ensu  casa  nin  en  su  pri- 
vanga  si  non  omnes  provados  e  conosgidos  en  obras, 
e  que  aquéllos  toviesen  sus  ofigios  e  el  su  servigio. 
Desí  mandó  el  rrey  atormentar  al  orebs,  e  mandó  lo 
enforcar  ala  puerta  déla  gibdat.  Et  enesto  que  fizo  el 
rreligioso  al  orebs  e  alos  vestiblos  e  de  cómmo  cada 
uno  gelo  gualardonó,  ay  grant  maravilla  e  grant  fa- 
zaña  por  que  deve  omne  tomar  enxenplo  para  saber 
en  quáles  lugares  deve  omne  fazer  bien  e  en  quáles 
non  lo  deve  fazer»  (i). 


(i)  C.  {Et  el  rrey  le)  dijo:  «Solamente  te  he  llamado  para 
que  me  enteres  de  tu  necesidad.»  Y  contó  el  ermitaño  al  rey  lo 
que  le  acaeciera  y  lo  que  había  hecho  al  orífice,  al  tejón,  a  la 
seipiente  y  al  ximio,  y  lo  que  éstos  le  dijeron,  y  el  asunto  que  le 
había  obligado  a  venir  a  la  ciudad;  luego  dijo:  «Dios  mío,  si  sa- 
bes que  yo  digo  verdad  en  lo  que  cuento,  haz  que  pronto  se  cure 
el  hijo  del  rey  de  la  dolencia  que  tiene  y  recobre  su  salud.»  Y 
sanó  el  muchacho  de  lo  que  tenía  y  le  libró  Dios  de  ello.  Y  le 
hizo  el  rey  dones  al  ermitaño  y  le  dio  regalos  y  le  trató  bien.  Y 
mandó  que  crucrificaran  al  artífice,  y  fué  crucificado.  En  seguida 
dijo  el  filósofo  al  rey:  «En  lo  que  hizo  el  orífice  con  el  ermitaño, 
y  en  su  ingratitud  para  con  él  después  que  lo  había  salvado  del 
peligro,  y  en  el  agradecimiento  de  las  bestias  y  en  haberle  sal- 
vado una  de  ellas,  hay  ejemplo  para  los  que  piensan  y  materia 
de  meditación  para  los  que  meditan,  [que  enseña]  que  deben 
hacerse  los  beneficios  y  favores  a  gente  agradecida  y  honrada, 
sean  vecinos  o  extraños,  para  la  rectitud  del  consejo,  y  para  pro- 
curar el  bien  y  desechar  el  mal.  Y  este  es  el  resultado  de  las 
buenas  obras.» 


[CAPÍTULO  XVI] 


[A.,  fols.  84  a  88.  —  B.,  fols.  107  a  112  V.  —  C,  págs.  233  a  238. 
J.,  págs.  350  a  359.] 


Capitulo  XVI,  del  Jijo  del  rrey  e  del  Jid algo  e  desús 
companeros  (i). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «Ya  oí  todos  tus  enxen- 
plos;  pero  oí  te  dezir  que  non  ha  cosa  que  más  faga 
al  omne  ser  bien  andante  e  rrico  e  ahondado  e  en 
buen  estado,  que  buen  seso.  Et  si  así  es,  ^-por  qué 
veemos  el  nesgio  aver  tanta  de  honrra  e  rriqueza,  e 
quanto  cobdigia,  quanto  non  puede  aver  el  cuerdo  e 
el  entendido  e  sabio  e  de  buena  mantenengia.^  Et 
veemos  muchas  vezes  que  viene  mucha  rrencura  e 
mucha  mengua  e  ocasiones  e  tribulaciones  eneste 
mundo  alos  sabios  e  cuerdos  e  de  buen  entendi- 
miento, e  más  que  alos  negligentes  e  alos  que  non  se 
alvedrían  e  alos  de  flaco  seso  e  alos  aliviados»  (2). 


(1)  C.  El  hijo  del  rey,  el  hijo  del  jerife,  el  hijo  del  comer- 
ciante y  el  hijo  del  labrador. — J.  El  hijo  del  rey  y  sus  compa- 
ñeros. 

(2)  C.  Dixo  el  [rey  al]  filósofo :  «Ya  he  comprendido  lo  que 
me  has  dicho  que  debe  hacer  el  rey  cuando  se  propone  hacer 
bien  a  la  gente  reconocida,  ya  vivan  cerca  de  él,  ya  lejos;  pues 
cuéntame  por  qué  el  necio  obtiene  preeminencias  y  honores  y 
grandes  dignidades,  mientras  al  hombre  prudente  y  sabio  le  aba- 
ten las  desgracias,  penalidades  y  pesadas  tribulaciones.»  Dixo  — 


438  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  el  filósofo:  < Señor,  así  commo  el  omne  non  vee 
si  non  con  sus  ojos,  nin  oye  si  non  con  sus  orejas,  así 
el  saber  non  se  acaba  si  non  con  sofrimiento  e  con 
seso  e  con  gertedunbre;  enpero  a  todo  esto  venge  la 
ventura  que  es  prometida  a  cada  uno  et  el  juizio 
divino  y  que  la  cosa  avuya  al  orne  o  le  mata  (i). 

Así  QUE  ALGUNOS  SON  A  QUE  DiOS  DA  BUENA  AN- 
DANgiA  EN  su  RRIQUEZA,  ET  RRECABDAN  LO  QUE  QUIE- 
REN SIN  SU  ALVEDRÍO  E  SIN  NINGUNA  OBRA,  ET  ALGU- 
NOS SON  QUE  SELES  ACABA  SU  BUENA  ANDANQIA,  QUE 
LOS  GUÍA  Dios  a  ser  ENVISOS  ET  los  ENDERESgA  ET 
LOS  ENSEÑA  DE  GUISA  QUE  CONOSgEN  BIEN  LAS  COSAS  E 
LAS  SABEN  BIEN  TRAER,  ET  ES  LES  ESTO  MOVIDO  DÉLA 
VENTURA  QUE  DiOS  DIO  E  PROMETIÓ  POR  JUIZIO;  EN- 
PERO NON  AYA  NINGUNO  ESPERANgA  EN  NINGUNA 
BUENA  MANERA,  NIN  EN  NINGUNA  BUENA  BONDAD  QUE 
OMNE  AYA,  [que]  DURE  SIN  SESO  E  SIN  SUFRIMIENTO  E 
SIN  BUEN  ACUERDO  CON  QUE  MANTENGA  SU  FAZIENDA. 
Et  NINGUNO  NON  PUEDE  POR  ARTE  NIN  POR  SESO  DES- 
VIAR LO    QUE    DiOS   LE  JUDGÓ   E  PROMETIÓ   DE    ANTES. 

Et  esto  paresge  enel  enxemplo  del  [fijo  del]  rrey 
que  fizo  escrivir  sobre  la  puerta  de  su  gibdat  que 
dezían  Matrofil,  que  el  buen  entendimiento  e  la  valor 
o  la  femengia  e  la  arte  eneste  mundo,  todas  son  en 


J.  Dixo  el  rey  Dibcelim  a  Bidpa  el  filósofo :  «Ya  oí  este  ejem- 
plo. Y  si  sucede  que  el  hombre  no  alcanza  el  bien  sino  con  su 
entendimiento  y  su  prudencia  y  con  su  certeza  de  juicio  en  los 
asuntos,  como  dicen,  ;por  qué  el  hombre  necio  obtiene  preemi- 
nencias y  bienes,  y  el  hombre  prudente  y  sabio  alcanza  desgra- 
cias y  calamidades?»  Dixo 

(i)    C.  divino,  que  son  superiores  a  todo  ello,  y  prosperan  al 
que  lo  posee  o  lo  arruinan. 


DEL   FIJO   DEL  REY   E   DEL  FroALGO,   ETC.  439 

poder  déla  (i)  ventura.»  Dixo  el  rrey:  «¿-Cómmo  fue 
eso?> 

Dixo  el  filósofo:  <Dizen  (2)  que  quatro  mangebos 
se  ayuntaron  en  un  camino  (3):  el  uno  era  fijo  de 
rrey,  e  avía  de  ser  rrey  después  que  muriese  su 

PADRE,  ET  OTRO  SU  HERMANO  FORgÓLO  E  ECHÓLO  FUERA 
DEL  RREGÑO  DESPUÉS  DÉLA  MUERTE  DEL  PADRE;  ET  ÉL 
FUESE  ESCONDIDA  MENTE  CON  CUYTA  POR  GUARIR,  CON 
MIEDO  QUE  LO  PRENDIESE  SU  HERMANO  E  LO  MATASE; 

et  el  segundo  MANgEBO  era  fijo  dalgo;  et  el  tergero 
era  fijo  de  un  mercador;  e  el  quarto,  fijo  de  labrador. 
Et  falláronse  todos  quatro  en  un  camino,  et  ando- 

VIERON  TANTO  FASTA  QUE  LES  MENGUÓ  LA  DESPENSA,  E 

FUERON  MUY  lazrados  et  fanbrientos  (4)  e  non  tenían 
cosa  ninguna  si  non  los  paños  que  tenían  vestidos. 
Et  andando  por  el  camino,  fablando  unos  con  otros, 
ovo  de  caer  entre  ellos  contienda  sobre  las  cosas 
deste  mundo  cómmo  andan,  e  en  quál  guisa  puede 
omne  aver  rriqueza  e  gozo  e  alegría  (5). 


(i)  C.  enxemplo  del  hijo  del  rey,  que  vieron  sentado  a  la 
puerta  de  una  ciudad  llamada  Matún,  y  escribió  luego  sobre  ella 
después  que  llevó  a  cabo  su  asunto:  «En  verdad  que  el  entendi- 
miento y  la  hermosura  y  el  esfuerzo  y  el  valor  y  todo  lo  demás, 
tienen  su  fundamento  en  el  juicio  divino  y  en  la  ventura.» 

(2)  A.  Así  fue 

(3)  en  un  camino :  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(4)  C.  todos  necesitados,  y  ya  eran  presa  de  la  miseria  y  del 
sufrimiento,  e 

(5)  J.  Et  mientras  ellos  andaban,  meditaron  acerca  del  estado 
en  que  se  encontraban,  y  cada  uno  de  ellos  volvía  siempre  [a  re- 
ferirse] a  su  condición  natural  y  al  bien  que  de  ella  le  vendría. — 
De  toda  esta  cláusula,  C.  sólo  dice :  Et  mientras  andaban.  (Véa- 
se la  nota  siguiente.) 


440  CALILA   Y  DIMNA 


Dixo  (i)  el  fijo  del  rrey:  «Los  fechos  deste  mundo 
todos  son  enel  poderío  de  Dios  [et]  enla  ventura  que 
HA  PROMETIDO  A  CADA  uNo;  et  quanto  le  es  por  él 
prometido,  todo  (2)  le  ha  de  venir  de  todo  en  todo; 
onde  ser  el  omne  sofrido  ala  ventura  e  a  entenderla 
es  muy  buen  seso*  (3).  Dixo  el  fijo  dalgo:  «A  quien 
Dios  quiere  dar  beldat  e  fermosura  e  apostura  en 
todos  sus  miembros  e  buenas  mañas,  puede  aver  mu- 
cho bien  por  ello,  et  non  ha  cosa  que  más  le  ayude 
a  aver  algo  que  esto.»  Dixo  el  fijo  del  mercador: 
«Non  cuydo  yo  que  ha  cosa  enel  mundo  de  que  omne 
pueda  aver  grande  algo,  commo  en  aver  buen  enten- 
dimiento e  sabiduría  e  acugia,  e  conprar  e  vender.» 
Et  dixo  el  fijo  del  labrador:  «Yo  non  cuydo  que  omne 
pueda  aver  de  commer  para  un  día  si  non  labrare  e 
trabajare.»  Et  en  contendiendo  así  sobre  esto  lle- 
garon ala  gibdat  a  que  ivan,  et  asentaron  todos  gerca 
déla  gibdat,  de  fuera,  que  non  tenían  cosa  deste 

MUNDO  SI  NON  LOS  VESTIDOS  QUE  VESTÍAN.  DeSÍ  COMEN- 
gARON  SE  DE  ARRUFAR  UNO  CONTRA  OTRO  POR  LO  QUE 
SE  ALABARA,  QUE  DEVÍA   FAZER  CADA  UNO  DELLOS  LO 

QUE  DixERA.  Et  dixcrou  al  fijo  del  labrador:  «Mez- 
quino, vete  e  trabaja  commo  dizes,  e  gana  que  coma- 
mos un  (4)  día.» 


(i)     C.  Et  mientras  andaban,  dixo  el 

(2)  J.  quanto  está  destinado  a  cada  hombre,  le 

(3)  J*  sofrido  al  juicio  de  Dios  y  a  la  ventura  y  esperarlos,  es 
la  mejor  de  las  cosas.»  Dixo 

(4)  En  C.  se  halla  muy  resumido  este  párrafo,  y  también  en  J., 
que,  exceptuando  lo  dicho  en  las  dos  notas  anteriores,  conviene 
con  C.  en  lo  demás.  Así  dice  C:  «Los  fechos  d.  m.  t.  son  en 
poder  del  destino.»  Y  dijo  el  hijo  del  comerciante:  «La  sabidu- 


DEL   FIJO  DEL  REY  E  DEL  FIDALGO,   ETC.  44I 

Et  fuese  el  fijo  del  labrador  (i)  e  entró  enla  giB- 
DAT  et  preguntó  a  unos  omnes  que  esta  van  pablan- 
do, edíxoles:  «Yo  SÓ  OMNE  ESTRAÑO  ENESTA  giBDAT, 
E    TENGO   OTROS    TRES    CONPAÑEROS,    E    NON    TENEMOS 

NINGUNA  COSA  QUE  COMER.  Deztdme  Quál  obra  faría 
POR  MIS  MANOS  déla  mañana  fasta  la  noche,  para 
ganar  que  comiésemos  (2)  quatro  omnes.»  Dixeron 
le:  «La  leña  es  muy  cara  en  esta  gibdat,  e  el  monte 
es  a  una  legua  de  aquí  ental  lugar,  e  van  allá  los 

LEÑADORES.  PUES  VE  ALLÁ,  FAZ  LEÑA  CONELLOS  E  VEN- 
DERÁS QUANTA  PUDIERES  TRAER  POR  UN  MARAVEDÍ,  ET 
ESTO  TE  CUNPLIRÁ   ATÍ   E   A  OTROS  TRES.»  Et  fuCSC  Cl 

fijo  del  labrador,  e  fizo  un  gran  faz  de  leña,  e  tráxola 
a  cuestas  fasia  la  cibdat,  e  vendiólo  por  (3)  un  mara- 
vedí, e  del  conpró  (4)  vianda  quanta  cunplió  aél  e  a 
sus  conpañeros  aquel  día  (5). 


ría  es  lo  mejor  de  todas  las  cosas.»  Dijo  el  hijo  del  jerife:  ^La 
hermosura  es  mejor  que  lo  que  habéis  dicho.»  Dijo  el  hijo  del 
labrador:  «El  trabajo  vale  más  que  todo  eso.»  Luego  se  dirigie- 
ron hacia  una  ciudad  nombrada  Matún.  Y  cuando  llegaron  a  esta 
ciudad  se  sentaron  (*)  cerca  de  ella  y  dijeron  al  hijo  del  labra- 
dor: «Vete  y  gana  para  nosotros  con  tu  trabajo  la  comida  de 
este  día.* 
(i)    el  fijo  del  labrador  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(2)  C.  que  comiesen  quatro 

(3)  A.  quanta  le  valió 

(4)  A.  ovo 

(5)  J.  Dixeron  le:  «No  hay  en  esta  ciudad  cosa  más  cara  que 
la  leña,  y  está  la  leña  distante  de  ella  una  parasanga.»  Y  se  fué 
el  hijo  del  labrador,  y  reunió  un  haz  de  leña,  y  vínose  con  él  a  la 
ciudad  y  lo  vendió  por  una  dracma,  y  compró  con  ella  comida, 
y  escribió  en  la  puerta  de  la  ciudad:  «Con  el  trabajo  de  un  solo 

(*)     ee  sentaron  —  Así  en  J.  —  En  C.  se  pararon 


442  CALILA  Y  DIMNA 


Et  quando  fue  otro  día  de  mañana  (i)  dixeron: 
«Echemos  suertes,  e  al  que  cayere  la  suerte  vaya 
A  averiguar  su  dicho.  >  Et  echaron  suertes  e  cayó 
LA  suerte  al  fijo  dalgo,  que  era  muy  fermoso  e  muy 
APUESTO.  Et  dixeron  le:  «Llévate,  e  faz  nos  algo 
contu  fermosura  e  con  tu  beldat,  e  faz  veridad  lo 
QUE  dexiste»  (2).  Et  fuese  el  fijo  dalgo  e  llegó  ala 
puerta  déla  (3)  gibdat.  Desí  pensó  ensu  corazón  e 
dixo:  «Yo  non  sé  fazer  nada  nin  sé  qué  faga  por 
que  dé  amis  conpañeros  que  comman,  et  avré  ver- 
güenza de  tornar  aellos  asi  vazio  (4).  Et  pensó  de  se 
IR  E  dexar  los;  et  estando  en  aquel  pensamiento  arri- 
móse a  un  árbol  que  estava  en  medio  DEla  gibdat,  et 
coMENgó  de  catar  alos  que  pasavan  por  aí.  Et 
pasó  por  aí  una  dueña  fija  dalgo,  cavallera  en  su 

MULA,  E  SUS  MUGERES  ENPÓS  DELLA  E  SUS  CRIADOS.  Et 
VIDO  LO  AÍ  SER,  E  DESCONOSgiÓLO  E  ENTENDIÓ  QUE  ERA 
OMNE  ESTRAÑO,  E  VIDO  LO  TAN  FERMOSO  E  TAN  APUES- 
TO, E  ASÍ  TAN  cuYDOSO,  e  OVO  coupasíón  (5)  del. 


día,  cuando  se  esfuerza  el  hombre,  gana  una  dracma.»  En  seguida 
se  fué  hacia  sus  compañeros  con  la  comida  y  comieron. — C.  Di- 
xeron le :  «No  hay  cosa  más  cara  que  la  leña,  y  la  hay  al  cabo  de 
unas  parasangas  de  ella;  y  se  dirigió  allí  y  cargó  un  haz  de  leña 
grande,  y  lo  vendió  por  media  dracma.  En  seguida  compró  con 
ella  lo  que  cumplía  a  sus  amigos,  y  escribió  en  la  puerta  de  la 
ciudad:  «El  trabajo  de  un  solo  día  vale  media  dracma.>  Y  fuese 
a  ellos  con  lo  que  había  comprado,  y  lo  cogieron  y  comieron. 
(i)     C.  quando  amaneció  — J.  como  A. 

(2)  C.  dalgo :  «\"ete   con   tu  hermosura  y   gana  algo   que 
comamos.»  Et 

(3)  el  fijo  dalgo  e  11.  a.  p.  d.  gibdat.  —  Falta  en  C.  — J.  dalgo 
para  dirigirse  a  la  gibdat. 

(4)  C.  tornar  a  mis  compañeros  sin  comida.  Et 

(5)  C.  dalgo  y  quedó  prendada  de  la  hermosura  del. 


DEL   FIJO   DEL  REY  E  DEL   FIDALGO,   ETC.  443 

Et  DESQUE  LLEGÓ  A  SU  POSADA  cnbió  Una  SU  muger 

aél,  et  LA  MUGER  FUE  AÉL,  E  FALLÓLO  ADORMEgiDO 
DEL   CUYDADO   QUE  TENÍA.    E  DESPERTÓLO   E    DÍXOLE  : 

«Mi  señora,  DOÑA  Fulana,  muger  de  don  Fulano, 

ME  ENBÍA  ATÍ,  ET  RRUÉGATE  QUE  LA  VAYAS  VER  A  SU 

POSADA.»  Et  dixo  Él:  «¿Qué  me  quiere  tu  señora, 

o  PARA  QUÉ  ME  MANDA  LLAMAR,  CA  NIN  SABE  QUIÉN 
ME  SÓ  NIN  ME  CONOSgE?»  DÍXOL'  LA  MUGER :  «CUYDA 
DETÍ  UNA  COSA,  E  QUIERE  PREGUNTAR  POR  TU  FAZIEN- 
DA,  E  POR  SABER  TU  ESTADO,  E  POR  TE  FAZER  LO  QUE 
DEVE  TAL    DUEÑA   A    TAL   COMMO    TÚ.»    Et   LEVANTÓSE 

EL  MANQEBO  E  fucsc  conella  ala  posada  déla  dueña. 

Et  ESTA  DUEÑA  ERA  MUY  NOBLE;  ET  DESQUE  FUE  EN- 
TRADO preguntóle  ella  e  rrogóle  que  le  dixese  su 

FAZIENDA  E  SU  NONBRE.  Et  ÉL  RRECONTÓLE  EN  QUÉ 
MANERA  VENIERA  A  AQUELLA  giBDAT,  ÉL  E  SUS  CONPA- 
NEROS,  E   QUE  ERAN    Y    ESTRAÑOS,   E   QUE    NON    CONOS- 

gÍAN  A  NINGUNO.  Et  mandóle  aquella  dueña  dar 
posada  para  él  e  para  sus  conpañeros,  e  mandó- 
les dar  QUE  despendiesen  él  e  ellos  cient  marave- 
dís. Et  estovieron  así  algunos  días  a  su  plazer,  fasta 

QUE  fueron  comidos  LOS  DINEROS  (l). 

Desí  dixeron  al  fijo  del  mercador:  «Averigua  lo 
QUE  dexiste,  e  ayúdate  de  tu  agudez  e  de  tu  sabidu- 
ría, e  gana  que  commamos.»  Et  dixo  él:  «Fazer  lo 
he  si  Dios  me  ayudare.»  Et  fuese  el  mangebo  e  de- 


(i)  C.  Et  enbió  una  sirvienta  para  que  volviese  con  él.  Y 
mandó  que  se  lavara;  luego  pasó  con  ella  aquel  día  lleno  de  pla- 
cer y  de  consideraciones.  Y  cuando  vino  la  noche  le  despidió 
con  quinientos  dinares,  y  fuese  él  hacia  sus  compañeros  y  escri- 
bió en  la  puerta  de  la  ciudad :  «El  precio  de  la  hermosura  en  un 
solo  día  es  de  quinientos  dinares.» 


444  CALILA   Y  DIMNA 


MANDÓ  POR  EL  LUGAR  DO  MERCAVAN  LOS  DE  AQUELLA 

giBDAT.  Et  vido  arribar  una  nave,  e  ayuntáronse  unos 
marcadores  déla  gibdat  por  conprar  délos  señores 
déla  nave  quanto  ai  traían,  et  comentaron  los  pre- 
cios dello,  E  IVA  ÉL  ENPÓs  DELLOS.  Dcsí  asentáronse 
a  parte,  e  consejáronse  e  dixeron  unos  a  otros:  «Va- 
yamos nos  ai  e  non  conpremos  cosa  alguna,  e  ellos 
vernán  a  fazer  nos  mercado  de  quantas  mercadorias 
ayan,  e  aver  las  hemos  rrafez  de  buen  mercado  Et 
desque  fueron  idos,  fuese  el  fijo  del  mercador  para 
la  nave,  e  igualóse  con  los  dueños  délas  mercado- 
rías,  e  prometióles  quanto  los  otros  les  davan  por 
ellas  E  GELAS  NON  QUISIERAN  DAR.  Et  -  quando  los 
mercaderes  lo  sopieron,  venieron  se  luego  para  la  nao 
e  fallaron  que  la  avia  conprado  aquel  mangebo;  et 
dieron  le  mili  maravedís  de  ganangia,  ettorrn(ar)ó(n)- 
se  con  ellos  (i)  para  sus  conpañeros.  Et  mejoraron 
su  estado,  e  tovieron  que  commer,  e  moraron  allí  (2). 


(i)     ellos  —  A.  ellas 

(2)  C.  Y  cuando  amaneció  dijeron  al  hijo  del  mercader:  »Gana 
para  nosotros  con  tu  sabiduría  y  tu  comercio  algo.»  Y  se  fué;  y  no 
pasó  sino  un  poco  [de  tiempo]  cuando  vio  un  navio  grande  en  el 
mar,  que  había  anclado  cerca  de  la  orilla,  no  lejos  de  la  ciudad; 
y  se  dirigían  hacia  él  los  hombres  para  comprar  lo  que  en  él  hu- 
biese. Y  ponderaban  el  valor  de  la  mercancía  sus  dueños.  Luego 
ellos  dijeron:  «Dejémonos  hoy  de  esto,  hasta  que  se  pongan  más 
tratables  y  nos  bajen  el  precio. >  Y  lo  hicieron  así  (*).  Y  fué  des- 
pués de  ellos  el  hijo  del  mercader  y  compróles  lo  que  había  en 
ella  [la  nave]  por  cien  mil  dinares.  Y  cuando  supieron  los  mer- 

(*)  J.  hubiese  de  valor.  Y  se  sentaron  para  aconsejarse  en  ün  extre- 
mo del  barco,  y  se  dijeron  unos  a  otros:  «Desistamos  hoy  y  no  les  com- 
premos cosa  ninguna,  para  que  se  les  queden  sin  vender  las  mercancías 
y  nos  bajen  el  precio  de  ellas  tanto  como  necesitamos,  que  nos  lo  baja- 
rán.» Y 


DEL   FIJO   DEL   REY  E-DEL  FIDALGO,   ETC.  445 

Et  después  dende  a  días  venieron  al  fijo  del  rrey 
et  dixeron  le:  «^Fasta  quándo  atenderás  tú  la  ven- 
tura e  quándo  ganarás  por  ella  que  comamos?»  Et 
DÍxoLES  Él:  «Por  buena  fe  non  sé  qué  faga,  nin 

PUEDO  NADA  GANAR,  NIN  ESPERO  ÁL,  SALVO  LA  VEN- 
TURA QUE  ME  HA  DE  VENIR  DÉLO  QUE  DiOS  ME  JUDGÓ 
E  ME  DIO  EN  PARTE,  ET  NON  DUBDO  QUE  ME  VERNÁ  DE 

TODO  EN  TODO>  (i).  Et  SALIÓ  DE  ALLÍ,  ET  andovo  fasta 
que  llegó  ala  puerta  déla  gibdat  (2).  Et  acaesgió  que 
murió  ese  día  el  rrey  desa  gibdat,  et  non  dexó  sí  non 

UN  ñjo  QUE  AVÍA  DE  HEREDAR  EL  RREYNO  DESPUÉS 
DEL,  CA  TODOS  SUS  PARIENTES  ERAN  MUERTOS  E  FINA- 
DOS FUERAS  AQUEL,  [eT  AQUEL  FIj]o  AVÍA  DE  HEREDAR. 

Et  pasaron  el  cuerpo  del  rrey  que  levavan  aenterrar 
por  donde  él  estava,  todos  faziendo  muy  gran  duelo  (3), 

ASENTADO  ENLOS   POYOS   DÉLA  PUERTA  [dELa]   giBDAT, 

et  non  se  movía  por  aquel  duelo  nin  mostró  pesar. 
[Et  descjonosgieron  lo,  et  preguntó  le  un  duque  e 
díxole:  «¿-Quién  eres  e  (4)  por  [qué  te  ajsentaste  aquí 


caderes  esto,  se  presentaron  a  él  y  le  dieron  de  ganancia  cien 
mil.  Y  los  tomó  y  les  traspasó  la  venta  a  ellos,  y  se  volvió  hacia 
sus  compañeros.  Y  cuando  pasó  por  la  puerta  de  la  ciudad,  es- 
cribió en  ella:  «El  saber  gana  en  un  solo  día  cien  mil  dinares.»  Y 
disfrutaron  algún  tiempo  de  lo  que  habían  adquirido,  y  vivieron 
en  la  abundancia. 

(i)  C.  Et  cuando  amaneció  el  cuarto  día  dijeron  al  hijo  del 
rey:  «Vete  y  gana  para  nosotros  algo  con  el  juicio  divino  y  la 
ventura.»  Et 

(2)  C.  gibdat  y  se  sentó  en  uno  de  los  bancos  que  había  en  la 
puerta  de  la  ciudad.  Et 

(3)  A.  En  pasando  por  allí  llevando  el  cuerpo  [a  entejrrar, 
estava  aquel  mancebo 

(4)  A.  o 


446  CALILA  Y   DIMNA 


e  non  te  moviste  por  el  duelo  del  rrey  quando  pa- 
[só  por]  aquí?»  (i).  Et  EL  MANgEBO  non  le  rrespondió; 
e  ENSAÑÓSE  EL  DUQUE,  ET  [denosjtó  lo  e  echó  lo  fuera 
déla  gibdat  (2). 

Et  desque  fue  pasado  el  llan[to  (3)  tjornóse  el 
mangebo  (4)  e  asentóse  en  su  lugar,  et  torrnáronse 
los  [otr]os  después  que  ovieron  enterrado  al  rrey,  et 
él  estava  asentado  [en]  su  lugar.  Et  vido  lo  aquel  du- 
que, et  venóse  para  él  e  díxole:  «<jNon  te  de[fe]ndí, 
que  non  estovieses  en  aquel  lugar?»  Et  fizólo  pren- 
der, et  mandópo]  levar  ala  prisión.  Et  quando  fue 
otro  día,  algaron  por  rrey  al  fijo  [de]l  rrey  que  finó; 
et  comengó  cada  uno  délos  rricos  omnes  e  délos 
fi[jo]s  dalgo  a  bendezir  al  rrey  e  a  dezir  cada  uno  la 
mejor  rrazón  [q]ue  sabía.  Et  fabló  ai  aquel  duque,  et 
díxole:  «Señor,  quiero  te  dezir  [lo]  que  me  acontes- 
gió  ayer:  quando  levávamos  el  cuerpo  del  rrey,  vi 
[au]n  mangebo  asentado  en  un  poyo,  gerca  déla 
puerta  de  la  gibdat,  [et  é]l  paresgióme  omne  estraño 


(i)  C.  dexó  fijo  ni  hermano  ni  parientes.  Y  pasaron  por  cerca 
de  él  el  cadáver  del  rey;  y  observaron  algunos  que  él  no  se  mo- 
vía ni  se  preocupaba  ni  se  entristecía  por  la  muerte  del  rey.  Y 
preguntóle  uno  de  ellos:  «¿Quién  eres  y  por  qué  estás  sentado  a 
la  puerta  de  la  ciudad  sin  mostrar  tristeza  por  la  muerte  del 
rey?»  (*).  Et 

(2)  C.  echó  lo.  — J.  echó  lo  el  portero  de  la  puerta. 

(3)  C.  y  J.  Et  desque  pasaron  tornóse 

(4)  el  mangebo  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 

(*)  J.  cadáver  del  rey,  y  no  se  entristeció  por  ello  cuando  todos  esta- 
ban tristes,  ni  volvió  la  cara  hacia  ellos,  ni  se  preocupó  de  lo  que  a  to- 
dos tenía  afligidos.  Y  desconocieron  su  condición,  y  lo  denostó  el  por- 
tero y  le  dijo:  <¿Quién  eres,  ¡oh  villano!,  y  por  qué  te  has  sentado  a  la 
puerta  de  la  ciudad,  y  no  te  vemos  triste  por  la  muerte  del  rey,  ni  preocu- 
pado?» Et 


DEL  FIJO   DEL  REY  E   DEL   FIDALGO,   ETC.  447 

en  su  gesto  e  en  sus  vestidos,  e  fablé[le]  e  non  me 
rrespondió,  e  échelo  dende.  Et  después  que  torna- 
mos, [fajllélo  en  aquel  lugar,  e  pregúntelo  por  qué  lo 
fiziera,  e  non  me  rres[po]ndió,  e  tove  que  era  esculca, 
e  fízelo  prender  e  poner  enla  pn[sió]n»  (i). 

Quando  esto  oyó  el  rrey  enbió  por  el  mangebo,  e 
mandó  lo  so[ltar]  déla  prisión,  et  que  gelo  traxiesen; 
et  traxieron  gelo.  Et  el  rrey  [prejguntó  le  quién  era 
e  de  (2)  qué  tierra;  et  díxole:  «Yo  só  Fulano,  fijo  del 
[rrey]  de  Marmia,  e  yo  era  heredero  del  rrey;  et  des- 
que él  fue  ñ[nad]o,  echóme  mi  hermano  del  rreyno. 
Et  con  miedo  de  muerte  [tove]  de  fuir  e  venir  me 
para  vuestro  padre,  en  ESPERANgA  que  me  [ayud]a- 

RÍA  E  ME  ANPARARÍA.  Et  QUANDO  VINE  E  LO  VIDE  AYER 
LLEVAR  [a  ENt]eRRAR,  PESÓME  TANTO,  DE  GUISA  QUE 
DESESPERÉ  É  PERDÍ  EL  SESO  E  [eL  ENTE]nDIMIENTO.  Et 
ÁSENTEME    ALLÍ    QERCA    DÉLA    PUERTA    DÉLA    [giBDAT 


(i)  C.  asentado  [en]  su  lugar.  Y  cuando  volvieron  lo  vio  el  que 
había  hecho  lo  que  le  había  hecho  (*)  y  le  dijo:  «¿No  te  prohibí 
ese  asiento?»  Y  avanzó  hacia  él  y  lo  prendió  y  lo  encarceló.  Y 
cuando  se  reunieron  para  designar  el  hombre  que  había  de  rei- 
nar entre  ellos,  eligieron  al  que  había  mandado  meterlo  en  la 
cárcel,  y  contóles  lo  sucedido  con  él  y  les  dijo :  «Yo  temo  que 
sea  un  (**)  espía;  enviad,  pues,  por  él.» 

(2)    A.  do 

(*)  J.  cuando  enterraron  al  rey  y  se  volvieron,  lo  vio  el  portero  y  se 
enfadó  y 

(**)  J»  encarceló.  Y  cuando  al  día  siguiente  estaba  ya  reunido  el 
pueblo  para  elegir  rey,  y  deliberaban  acerca  de  quién  sería  el  que  rei- 
nara sobre  ellos  y  discutían  unos  con  otros,  entró  el  portero  y  les  dijo: 
<Yo  vi  ayer  un  muchacho  sentado  en  el  portal,  y  no  le  vi  triste  como 
estábamos  nosotros,  como  si  la  cosa  no  tuviera  importancia  para  é!,  y 
manifestábanse  en  su  porte  exterior  señales  de  majestad  y  excelencia;  y 
le  hablé  y  no  me  contestó,  y  lo  eché  de  la  puerta;  y  cuando  volví  lo 
vi  sentado,  y  lo  hice  meter  en  la  cárcel,  temiendo  que  fuera  un  espía.» 


448  CALILA   Y   DIMNA 


CjuiDOSO  E  MARAVILLÁNDOME  DÉLAS  COSAS  QUE  GUISA 

LA  ven[tura.»  Quajndo  esto  ovo  dicho,  conosgió  lo 
el  rrey  e  los  otros  no[bles  omnes]  que  el  mesmo  era, 
e  dixeron  lo  todos  al  rrey.  Et  el  rrey  [rresgibiólo] 

bien,  ET  PROMETIÓLE  GRANDE  ALGO,  ET  QUE  ÉL  GUISA- 
RÍA EN  QUANTO  PUDIESE  COMMO  AQUELLA  ESPERANQA 
QUE  AVÍA  PARA  COBRAR  SU  RREYNO,  QUE  ÉL  LO  FARÍA. 
Et  MANDÓ  [le  dar]  POSADAS  E  BESTIAS  E  AVER  (l). 

Et  (2)  era  la  costunbre  de  aquella  tierra  [que] 
quando  algaban  rrey  de  nuevo  traían  lo  por  la  gibdat 
cava[lgando]  en  un  elefante,  dende  a  siete  días;  et 
cavalgavan  conél  sus  [ca]valleros  e  sus  rricos  omnes, 
lo  mejor  guisados  que  ellos  podi[esen],  et  con  mu- 
chas maneras  de  juglares,  et  fazían  grant  fiesta,  et 
[era]  llamado  por  nonbre  del  rrey.  Et  después  que 


(i)  C.  y  enviaron  por  él  (*)  y  le  preguntaron  quién  era  y 
qué  le  ocurría  y  qué  le  había  traído  a  la  tierra  de  ellos.  Dijo :  «Yo 
soy  hijo  del  rey  de  Carunad:  murió  mi  padre  y  me  venció  mi 
hermano,  apoderándose  del  reino,  y  yo  soy  mayor  que  él  (**)  y 
huí  de  él,  temiendo  por  mi  vida,  hasta  que  llegué  a  vuestro  país.» 
Y  cuando  le  oyeron  esto  y  entendieron  su  lenguaje,  que  les  inter- 
pretó uno  que  había  recorrido  el  país  (***)  de  ellos,  lo  reveren- 
ciaron y  lo  hicieron  rey  suyo,  y  le  invistieron  con  la  soberanía. 

(2)  El  contexto  de  la  versión  castellana  se  diferencia  mucho 
en  este  párrafo  y  en  los  tres  siguientes  del  de  la  árabe,  por  lo 
que  ofrecemos  seguidamente,  y  en  un  solo  párrafo,  la  traducción 
del  texto  de  C.  que  corresponde  a  estos  cuatro  de  A.  —  C.  Et 
era  la  costumbre  de  ellos  rrecorrer  [la  ciudad]  con  aquel  a  quien 

(*)  J.  Y  envió  el  más  excelso  de  la  ciudad  por  el  muchacho,  y  vi- 
nieron con  él  y 

(**)  J.  reino,  y  mi  padre  me  había  designado  por  heredero  del  rei- 
no; pero  me  lo  arrancó  por  la  fuerza  mi  hermano,  y  huí 

(**•)  J.  cuando  contó  el  muchacho  lo  que  había  contado  de  sus  co- 
sas, lo  conoció  uno  que  había  ido  al  país  de  su  padre  de  ellos, 


DEL  FIJO   DEL   REY   E   DEL  FIDALGO,  ETC.  449 

aquel  rrey  nuevo  ov[o]  pasado  los  siete  días,  e  qui- 
sieron lo  traer  enel  elefante  commo  acostunbravan 
fazer  alos  otros  rreyes,  mandó  el  rrey  guisar  un  ele- 
fante para  aquel  infante  que  era  echado  de  su  rrey- 
no,  et  que  lo  troxiesen  enél,  así  commo  aél;  et  dixo 
alos  suyos:  «Este  infante  es  rrey  en  su  tierra,  así 
commo  yo  en  ésta,  et  fizieron  lo  así  commo  amí.»  Et 
andovieron  conél  por  aquella  ^ibdat  en  aquella  fies- 
ta. Et  desque  el  rrey  fue  tornado  a  su  alcágar  man- 
dó fazer  grant  ospedadgo  al  infante,  e  que  le  diesen 
quanto  avía  menester,  fasta  que  él  catase  por  su  fa- 
zienda.  Et  el  infante  buscó  a  sus  conpañeros  e  trá- 
xolos  a  su  posada  e  fizóles  mucha  honrra.  Et  el  rrey 
pagóse  todavía  del  infante,  et  casólo  con  su  fija,  et 
desque  fue  casado,  honrrólo  et  diole  algo,  aél  e  a  sus 
conpañeros,  a  cada  uno  en  su  estado.  Et  a  poco  de 
tienpo  el  rrey  mandó  le  dar  a  su  yerno  muchos  ca- 
valleros  e  grant  aver,  para  que  lo  levasen,  aél  e  a  su 
muger,  a  su  rregño;  et  escogió  el  rrey  para  esto  los 
mejores  de  su  rreyno  e  los  más  esforzados  e  mejores 
e  más  sabidores  en  lidiar.  Et  tornóse  el  infante  para 
su  tierra;  et  quando  lo  sopo  el  hermano  que  venía  con 
tanta  honrra  e  con  tan  grant  poderío,  saliólo  a  rres- 
gebir  e  pidió  le  merged  e  tregua,  e  desanparó  le  su 
rregño.  Et  pusieron  entre  amo[s]  sus  pleitos,  e  prome- 
tieron su  fe  en  uno,  e  prometióle  el  herman[o]  giertas 
parias;  et  rregño  el  infante  en  paz  en  aquella  tierra. 
Et  mandó  escrevir  ala  puerta  déla  gibdat  estas 


elegían  rey  de  ellos,  y  lo  montaron  en  un  elefante  y  dieron  una 
vuelta  con  él.  Y  cuando  pasó  por  la  puerta  de  la  ciudad  vio  en 
ella  lo  que  habían  escrito  sus  compañeros,  y  mandó  que  se  escri- 
TOMo  I.  29 


450  CALILA   Y  DIMNA 


palabras:  «Laz[erio]  de  un  omne  que  fará  por  sus 
manos  en  un  día,  puede  [gajnar  aél  e  a  tres  conpa- 
ñeros de  comer  e  de  be  ver;  et  conpl[imiento]  enel 
omne  de  beldat  e  de  buen  enseñamiento  e  grant 
l[inaje]  faze  le  ganar  amor  délos  omnes,  e  fázele  per- 
der soledat,  [maguer]  sea  estraño  e  fuera  de  su  tie- 
rra, et  fázele  ganar  en  un  [día  gient]  maravedís;  et  el 
seso  e  la  apostura  e  la  sabiduría  et  el  [entendimienta 
en]  mercaduría  fázele  ganar  en  un  día  veynte  mara- 
vedís; et  el  encomendar  se  omne  a  Dios,  e  meter  su 
fazienda  en  su  mano  e  atender  su  juizio,  faze  al  rrey 
que  perdió  su  rreyno  cobrarlo,  e  tornar  en  mejor 


biera:  «El  trabajo,  el  saber,  la  hermosura  (*)  y  todo  el  bien  o  el 
mal  que  obtiene  el  hombre  (**)  es  por  el  juicio  de  Dios  y  por  la 
ventura.  Considera  cuánto  bien  y  cuánta  felicidad  y  honor  me  ha 
enviado  Dios  en  su  excelencia.>  Luego  entró  el  rey  en  su  Con- 
sejo, se  sentó  en  su  trono  y  envió  por  sus  compañeros,  que  vinie- 
ron y  los  hizo  ricos  y  opulentos  (***).  En  seguida  reunió  a  los> 
prefectos,  a  los  nobles  y  a  los  sabios  de  su  reino,  y  les  dijo :  «Por 
lo  que  respecta  a  mis  compañeros,  ya  creen  ellos,  sin  duda  nin- 
guna, que  el  bien  que  les  ha  dado  Dios  sólo  es  por  el  juicio  di- 
vino y  por  la  ventura;  y  por  eso  fué  lo  que  dijeron.  Y  en  cuanto 
a  mí,  pues  en  verdad  que  lo  que  me  ha  concedido  Dios  y  me  ha 
dado,  no  ha  sido  por  la  hermosura  ni  por  la  sabiduría  ni  por  el 
trabajo;  no  esperaba  yo,  cuando  me  expulsó  mi  hermano  y  me 

(*)     hermosura,  i)-*-*  en  C,  por  JL^-S».. 

(**)  J.  costumbre  de  aquella  ciudad  cuando  elegían  un  rey,  lo  traían 
sobre  un  elefante  blanco  y  daban  vueltas  con  él  alrededor  de  la  ciudad. 
Y  cuando  hicieron  con  él  esto,  pasó  por  la  puerta  de  la  ciudad,  y  al  ver 
la  inscripción  que  había  en  la'puerta,  mandó  que  se  escribiera:  «En  ver- 
dad que  el  trabajo  y  la  hermosura  y  la  sabiduría  y  todo  el  bien  o  el  mal 
que  obtiene  el  hombre  en  este  mundo  es 

(***)  J«  compañeros  con  quienes  había  él  estado,  y  se  los  presenta- 
ron. Y  asoció  al  que  defendía  la  superioridad  de  la  sabiduría  con  sus 
visires;  y  al  que  defendía  el  trabajo  lo  empleó  con  los  empleados  de  la 
labranza,  y  al  que  defendía  la  hermosura  lo  puso  al  frente  de  otro  de  sus 
ministerios.  En  seguida 


DEL  FIJO   DEL  REY   E   DEL  FIDALGO,   ETC.  45 1 

estado  que  era.  Et  todas  las  cosas  son  por  el  juizio 
de  Dios  et  por  ventura  así;  ca  non  ha  cosa  de  quan- 
tas  Dios  crió  que  se  pueda  mudar  un  paso,  nin  cuy- 
dar  fazer  alguna  cosa  si  non  por  el  mandado  de 
Dios  et  por  lo  que  ha  prometido  e  judgado.  Et  (i) 
todas  las  cosas  son  en  su  poder,  e  él  las  mantiene,  et 
él  se  torna;  que  ninguno  non  sabe  cómmo  las  ordena 
ni  cómmo  las  confirma.» 

Desí  mandó  llamar  a  sus  conpañeros,  (e)  aquellos 
con  quien  andovo  el  camino,  et  díxoles:  «Desque 
fuemos  llegados  en  un  camino  e  fezimos  conpañia  (e) 
sienpre  fuemos  en  encomienda  de  Dios,  et  quanto 
cada  uno  denos  dixo  e  fizo  por  averiguar  su  fecho, 
fizólo  por  Dios  e  por  que  le  era  prometido;  ca  si  non 
fuese  por  la  aventura  de  Dios  e  por  su  juizio,  non 
dixérades  lo  que  dexistes,  nin  acordara  Dios  a  nin- 
guno de  vos  a  fazer  lo  que  dixera,  nin  averiguar  lo 
que  se  alabara  a  sus  conpañeros.  Et  yo  tenía  por  muy 
grant  cosa  de  ganar  algo;  ca  non  podía  nin  sabía,  ca 
era  forgado  demi  hermano  e  era  fuído  con  miedo  de 
muerte,  así  que  non  sope  ál  que  fazer,  si  non  de  me 
anparar  al  poderío  de  Dios,  e  tener  me  por  pagado 
de  su  juizio,  et  que  él  me  acarreó  de  ir  a  aquella  gib- 
dat,  non  a  sabiendas  demí.  Desí  fizóme  ir  al  su  rrey, 


amedrentó,  alcanzar  esta  dignidad  ni  obtenerla;  porque  yo  he 
visto  entre  la  gente  de  esta  tierra  otros  más  excelsos  que  yo  en 
belleza  y  hermosura;  y  sabía  que  en  ella  había  quien  es  más  per- 
fecto que  yo  en  juicio  y  más  esforzado  en  el  trabajo.  Pero  me 
impulsó  Dios  y  su  juicio  a  que  saliese  de  mi  país  para  que  se 
cumpliese  el  decreto  divino  que  Él  ya  había  determinado  y  tenía 
decretado;  pues  ya  me  había  resignado  yo  a  vivir  en  la  estrechez 

(i)    Et— A.En 


452  CALILA   Y   DIMNA 


et  mostróme  rrazonar  conél,  et  nenbróme  ale  dezir 
por  qué  me  ovo  merged,  e  creó  lo  que  le  dixe,  non 
pensando  enello  nin  sabiendo  en  qué  fenesgería  mi 
fazienda;  mas  fue  cosa  que  me  puso  Dios  en  cora- 
zón, e  me  él  fizo  dezir,  de  guisa  que  gané  amor  de 
aquel  rrey  con  quien  nunca  avía  fablado.  Et  guisóle 
por  la  ventura  de  Dios  que  ove  de  ser  rrey  en  mi 
tierra,  e  vencí  a  mis  enemigos,  sin  poder  que  yo 
oviese  e  sin  fuerga,  mas  fue  por  el  juizio  de  Dios  que 
se  ovo  de  conplir.  Pues  loado  sea  Dios,  en  cuya  mano 
son  todas  las  cosas;  ca  ninguno  non  puede  por  su 
fuerga  nin  por  su  arte  contrastar  lo  que  ha  de  ser  por 
su  mandado. > 

Desí  mandó  el  rrey  llegar  los  grandes  omnes  de 
su  rregño  e  sus  cabdillos  e  ale  alies  e  rreligiosos,  por 
fazer  les  sermón.  Et  fizo  su  sermón  breve  e  bien  de- 
partido con  grant  sabiduría,  et  predicóles  e  acugió- 
les  a  fazer  buenas  obras  con  que  se  llegasen  a  Dios 
e  le  non  fuesen  desobedientes.  Et  levantóse  un  omne 
BUENO  rreligioso  délos  que  el  rrey  mandara  y  venir, 
et  díxole :  «Señor,  has  fablado  con  buen  entendi- 
miento e  con  seso  e  con  acuerdo,  et  sabemos  que 
quanto  dizes  todo  es  verdat,  ca  Dios  guisó,  e  guisó 
que  rregnases  en  nos,  et  tú  que  lo  meresgías  con  seso 
e  conel  acuerdo  que  Dios  te  dio,  et  por  tú  esperar  su 
merged  e  fiar  enél;  ca  quando  Dios  quiere  dar  mejo- 


y  a  llevar  una  vida  penosa.»  Et  levantóse  un  religioso  que  había 
en  aquella  tierra  y  dijo:  «¡Oh  rey!  Has  fablado  c.  b.  e.  e  c.  s. 
e  c.  acuerdo,  pues  nosotros  tenemos  buena  opinión  de  ti  y  con- 
fiamos en  ti,  et  s.  q.  q.  d.  t.  e.  verdat,  y  sabíamos  que  tú  eras, 
cuando  Dios  te  trajo  a  esta  situación,  digno  [de  ella],  por  la  exce- 
lencia de  que  te  adornó  y  por  los  beneficios  que  consiguiente- 


DEL  FIJO   DEL  REY   E  DEL  FIDALGO,  ETC.  453 

ría  al  omne  en  buen  entendimiento  e  sufrimiento  e 
buen  seso,  e  le  da  por  naturaleza  de  ser  piadoso  e 
mesurado  a  sus  pueblos,  derecho  es  de  rreynar.  Et 
el  mejor  andante  omne  deste  mundo  e  del  otro  es 
aquel  a  quien  Dios  quiere  fazer  merged  enle  dar  seso 
e  acuerdo  e  saber.  Et  ha  nos  Dios  fecho  merged  en 
que  te  nos  dio  por  rrey,  en  vez  defl]  que  murió;  por 
ende  rrogamos  a  Dios  que  te  faga  piadoso  sobre  tus 
pueblos  e  bien  aventurado  a  su  servigio.» 

Desí  levantóse  otro  rreligioso  e  loó  a  Dios  e  agra- 
desgiólo.  Desí  dixo:  «Yo  avía,  ante  que  entrase  enla 
orden  de  rreligión,  dos  maravedís.  Et  metió  me  Dios 
en  coragón  de  amar  el  otro  siglo,  e  fazer  las  buenas 
obras  (i).  Et  dixe  en  mi  coRAgÓN:  «Non  es  ninguna 
cosa  que  de  mejor  meresgimiento  sea,  segunt  Dios, 
que  conprar  un  alma  (2)  e  franquear  la  por  el  amor 
de  Dios.»  Et  fui  al  mercado,  e  fallé  un  paxarero  que 


mente  te  había  de  conceder.  Et  el  m.  a.  o.  d.  m.  e.  d.  otro,  y  el 
primero  de  ellos  en  la  alegría,  es  aquel  a  quien  concede  Dios  lo 
que  a  ti  ha  concedido,  y  pone  en  él  lo  mismo  que  ha  puesto  en 
ti.  Y  ya  vemos  que  [es]  Dios  [por]  quien  hemos  deseado  [esto], 
cuando  te  ha  hecho  nuestro  rey  y  te  ha  conferido  nuestra  sobera- 
nía; pues  alabemos  a  Dios  por  las  mercedes  y  gracias  con  que 
nos  ha  favorecido  en  esta  ocasión. > 

(i)  C.  Desí  levantóse  otro  religioso  y  loó  a  Dios,  le  ensalzó 
y  le  glorificó  e  hizo  mención  de  sus  beneficios  y  dijo:  «¡Oh  reyí, 
Yoj  cuando  era  muchacho,  antes  de  ser  religioso,  estuve  al  ser- 
vicio de  un  hombre  de  los  (*)  hombres;  y  cuando  me  pareció  bien 
abandonar  el  mundo  lo  dejé  (**)  y  me  dio  por  mi  salario  dos  di- 
nares; y  quise  emplear  en  buenas  obras  uno  de  los  dos,  y  gas- 
tarlo para  el  otro  mundo.  Et 

(2)     C.  alma  con  un  diñar  e 

(•)     J.  hombre  de  los  más  nobles  entre  los  hombres; 
(**)     J.  mundo  dejé  a  ese  hombre  y 


454  CALILA   Y   DIMNA 


tenía  dos  palomas  e  quería  las  vender,  et  aqomé- 
LAS,  e  dava  le  por  ellas  un  maravedí  e  non  me  las 
quiso  DAR  si  non  por  dos  maravedís.  Et  yo   non 

TENÍA  MÁS,  ET  FÍZOSE  ME  MUY  GRAVE  DE  CONPRAR  LAS 
POR  QUANTO  TENÍA,  ET  CONPRÉ  LA  UNA  POR  UN  MARA- 
VEDÍ. Et  ove  piedat  dellas  (i),  et  dixe:  «Por  aven- 
tura son  parejas,  maslo  e  fenbra;  et  si  las  partiere 
una  de  otra  morrán  más,  con  pesar  que  avrán  la  una 
déla  otra,  et  si  las  dexare  al  paxarero  conprar  las  ha 
otro  para  commer  e  matar  las  ha.>  Et  conprélas  et 
TOMÉ  LAS  por  dos  maravedís  (2). 

»Et  dixe:  «^'Cómmo  faré  dellas?  Ca  si  las  diere  de 
mano  por  lo  poblado  gerca  délos  omnes,  he  miedo  (3) 
que  non  podrán  boiar,  por  que  son  flacas  e  magras 
déla  premia  que  han  rresgibido  e  del  atar,  et  non 
só  seguro  que  las  non  cage  alguno  otra  vez  (4),  et  non 
les  terna  pro  el  bien  que  les  yo  quiero  fazer.» 
Desí  levé  las  aun  canpo  a  un  lugar  do  avía  buen 
pasto,  e  lueñe  délos  omnes  [e]  délas  casas  (5),  e  de- 
xélas  ir,  et  comengaron  a  bolar,  catando  las  yo.  Et 
quando  las  palomas  se  alongaron  demí,  posaron  en 
tierra  et  fueme  para  ellas,  et  con  miedo  que  las  non 


(i)  C.  palomas,  y  le  ofrecí  precio  por  ellas,  y  no  quiso  bajar 
de  los  dos  dinares;  insistí  para  que  me  las  diera  por  un  diñar,  y 
no  quiso,  et 

(2)  C.  son  casadas  o  parejas,  y  temo  que  si  doy  libertad  a  una 
muera  la  otra.>  Y  se  las  compré  por  el  precio  que  me  pedía.  — 
J.  casadas,  macho  y  hembra,  y  voy  yo  a  separarlas.»  Y  tuve  pie- 
dad de  ellas,  y  conñé  en  Dios  y  las  compré  por  dos  dinares. 

(3)  C.y  J.  >Et  temía  que  si  las  soltaba  por  tierra  habitada  que 

(4)  et  non...  otra  vez, — Falta  en  C. — J.  y  no  estoy  seguro  de 
que  no  les  ocurra  otra  desgracia.» 

(5)  e  lueñe...  casas,  —  Falta  en  C,  pero  está  en  J. 


DEL  FIJO   DEL  REY  E  DEL  FIDALGO,   ETC.  455 

tomase  alguno.  Et  quando  fuy  gerca  dellas  bolaron 
e  posaron  en  un  rramo  de  un  árbol,  e  seguílas  fasta 
que  fue  gerca  dellas,  et  asentáronse  en  tierra  et 
comengaron  de  picar  e  de  ferir  ala  rraíz  de  aquel 
árbol  (i). 

>Et  llegué  al  árbol  por  ver  qué  fazían,  e  cavé  con 
una  vara  en  aquel  lugar  do  ellas  picavan,  e  fallé  y 
una  jarra  llena  de  maravedís,  e  descobríla  e  vi  lo  que 
avía,  e  entendí  que  non  lo  avían  [fecho]  si  non  por 
me  gualardonar  lo  que  les  fiziera.  Et  rrogué  a  Dios 
que  les  fiziese  fablar,  de  guisa  que  fablase  conellas, 
e  fablaron,  et  díxeles:  «Vos,  aves,  que  así  sabedes 
lo  que  es  so  tierra,  ^-cómmo  caístes  enla  rred  del 
paxarero?»  Et  ellas  dixéronme:  «Omne  bueno,  ^-non 
sabes  que  la  aventura  del  juicio  de  Dios  venge  toda 
cosa  e   que  ninguno  non  le   puede  contrastar?  Et 

QUANTO  viste  QUE  ACAESQIÓ  DE  NOS  E  DETÍ  FASTA  QUE 
LLEGASTE  ALA  RRAÍZ  DESTE  ÁRBOL  [nOn]  FUE  SI  NON 
POR   LA  AVENTURA  QUE   NOS   FUE  PROMETIDA.  PueS  [la 

más]  bien  aventurada  criatura  es  aquella  a  quien 
Dios  promete  en  su  juizio  bien,  et  la  más  mala  aven- 
turada es  aquella  a  quien  Dios  promete  lo  contra- 
rio» (2).  Et  aquí  se  acaba  el  capítulo  XVI  e  comienga 
el  diez  e  siete. 


(i)  C.  bolar,  y  se  posaron  en  un  árbol;  entonces  desistí  de 
perseguirlas  para  volverme.  Y  dijo  una  de  ellas  a  la  otra:  «Ya  nos 
ha  libertado  este  religioso  de  la  desgracia  en  que  estábamos,  y 
justo  es  que  nosotras  le  recompensemos  por  su  acción.»  En  se- 
guida me  dijeron:  «Puesto  que  tú  nos  has  concedido  lo  que  nos- 
otras debemos  agradecerte  y  reconocerte,  y  te  lo  reconocemos, 
al  pie  de  este  árbol  hay  una  jarra  llena  de  dinares :  tómala,  pues.> 

(2)    C.  »Et  llegué  al  árbol  dudando  de  lo  que  me  decían,  y  no 


456  CALILA   Y   DIMNA 


hice  más  que  cavar  un  poco,  cuando  tropecé  con  ella  y  la  saqué. 
Et  rogué  a  Dios  por  la  salud  de  ellas,  y  les  dije:  «Puesto  que 
tenéis  este  conocimiento,  con  el  que  sabéis  lo  que  hay  debajo 
de  la  tierra,  y  voláis  entre  el  cielo  y  la  tierra,  ,;cómo  habéis  caída 
en  la  desgracia  de  que  yo  os  he  libertado?»  Dijéronme:  «^Non 
sabes,  ¡oh  sensato!,  q.  1.  aventura  v.  t.  c.  e  q.  n.  n.  la  p,  contrastar 
ni  huir  de  ella?»  Entonces  dijo  el  filósofo :  «Sepa  la  gente  que  con- 
sidera las  cosas  y  piensa  en  ellas,  que  todas  las  cosas  están  en  el 
juicio  de  Dios  y  en  la  ventura,  sin  que  pueda  atraérselas  nadie 
aunque  quiera,  ni  escapar  de  ellas  aunque  huya;  pues  todo  esto 
está  en  Dios,  que  hace  de  ello  lo  que  quiere  y  dispone  de  ello 
lo  que  desea.  Pues  confíen  en  esto  las  almas  y  reposen  en  ello 
los  corazones;  que  aquel  a  quien  Dios  le  inspira  esto  y  hace  que 
se  conforme  con  ello,  disfruta  de  felicidad  y  de  reposo.» 

Se  ha  acabado  el  capítulo  del  hijo  del  rey  y  sus  compañeros. 


[CAPÍTULO  XVII]  (O 

[A.,  fols.  88  V.  a  93.  —  B.,  fols.  112  v.  a  119  v.] 

[De  las  garzas  y  del  zarapito]  (2). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «Ya  oí  este  enxenplo; 
dame  agora  enxenplo  de  los  dos  aparceros  que  se 
fían  uno  de  otro,  quando  el  uno  es  engañoso  al  otro 
e  le  tiene  mala  voluntad,  et  puna  en  aver  mejoría 
en  (3)  aquella  cosa  en  que  son  apargeros  e  la  quiere 

AVER  TODO  EN  SU  CABO,  SIN  EL  OTRO  APARgERO.»  DixO 

EL  FILÓSOFO  :  «Una  de  las  cosas  por  que  omne  bien 
estuerge  e  es  salvo,  es  ser  enviso;  et  una  de  las  cosas 
por  que  es  el  omne  enviso  es  ser  sospechoso  del  con- 
pañero fasta  que  sea  bien  gierto  que  le  tiene  buena 


(i)  Falta  en  C,  en  J.  y  en  la  edición  de  Sacy,  pero  se  en- 
cuentra en  dos  manuscritos  árabes:  en  el  1501  de  la  Biblioteca 
Real  de  París,  y  en  otro  de  la  Biblioteca  de  Munich.  Derenbourg 
lo  publicó  en  el  apéndice  primero  de  su  edición  del  Directorium 
de  J.  de  Capua  (*),  y  con  esta  edición  cotejamos  el  texto  de  la 
versión  castellana. 

(2)  D.  De  las  garzas  y  del  zarapito. —  Este  capítulo  no  perte- 
nece al  libro,  pero  se  le  ha  añadido  por  la  semejanza  que  con  él 
tiene. 

(3)  D.  engañoso  a  sus  compañeros  y  les  es  infiel,  y  procura  la 
ruina  de  ellos  y  apoderarse  de  aquella 

(*)  Joh.annis  de  Capua,  Directorium  vitae  humanae...^  por  Joseph 
Derenbourg.  París,  1887. 


CALILA   Y  DIMNA 


voluntad.  Et  quien  cuyda  bien  de  su  apargero  non 
lo  aviendo  bien  provado,  non  es  bien  seguro;  ca  la 
fianga  e  la  grant  creengia  lo  echó  en  grant  pesar  (i). 
Et  la  semejanga  desto  es  el  enxenplo  délas  gargas  e 
del  garapico>  (2).  Dixo  el  rrey:  «^Cómmo  fue  eso?> 

Dixo  el  filósofo:  «Dizen  que  gerca  déla  (3)  rribera 
déla  mar  avía  un  piélago  donde  entravan  muchos 
rríos,  et  era  apartado  délos  pescadores,  e  non  llegava 
y  omne  del  mundo.  Et  nasgió  y  un  cañaveral,  e  fizie- 
ron  se  y  muchos  peges  (4).  Et  las  aves  que  solían 

VENIR  ALAS  RRIBERAS  E  ALOS  PIÉLAGOS  E  ALAS  MARIS- 
MAS non  venían  nin  se  allegavan  aél,  nin  pescavan  y 
pescado  tienpo  avía;  ca  tenían  sus  nidos  e  sus  fijos 
enla  mar  (5),  e  teníanse  por  abastados  de  lo  que 


(i)  D.  Dixo:  «Quien  lleva  la  familiaridad  y  confianza  con  sus 
compañeros  hasta  el  límite  que  a  él  le  parezca  conveniente  lle- 
varlas, si  sus  compañeros  son  gente  inñel,  engañosa  y  avara, 
no  le  aseguro  que,  por  causa  de  su  credulidad,  de  su  confianza 
y  de  su  negligencia  en  sus  relaciones  con  sus  compañeros,  no 
llegue  a  una  situación  fea  y  aflictiva.  Et 

(2)  D.  garapico,  y  la  ruina  que  acaeció  a  las  dos  garzas  por 
haber  asociado  consigo  al  garapico.>  Dixo 

(3)  D.  gerca  de  las  ciudades  que  están  en  la  rribera 

(4)  D.  donde  vertían  las  aguas  de  muchos  ríos  que  corrían 
hacia  él,  y  que  crecían  en  él  muchas  cañas  y  vivían  muchos  pe- 
ces, cuyo  número  y  cuento  nadie  conocía.  Y  estaba  este  piélago 
apartado  del  camino  de  los  pescadores  y  demás  hombres.  Et 

(5)  D.  fijos  en  el  chafr  (**),  es  decir,  en  un  sitio  alrededor  de 
una  fuente,  e 


(*•)  chafr,  j-fi-^>-,  palabra  obscura,  según  Derenbourg,  que  el  autor, 
dice  el  mismo  Sr.  Derenbourg,  se  creyó  obligado  a  explicarla.  Pero 
bien  podría  ser  dicha  palabra  errata  de  algún  copista;  y  la  explicación, 
de  otro  que  no  entendió  lo  que  con  ella  se  quiso  expresar.  Si  en  su  lugar 
leemos  j-^*,  mar,  queda  legitimado  el  texto  de  la  versión  castellana. 


DE   LAS   GARZAS   Y   DEL   ZARAPITO  459 

fallavan  enel  mar.  Así  que  una  ave  que  dezían  garga 
ovo  sabiduría  del,  e  vido  que  era  lugar  muy  apartado 
de  la  carrera  de  los  pescadores  e  muy  yermo,  et  (i) 
ovo  grant  sabor  de  morar  y,  e  de  mudar  ai  su  nido. 
Et  dixo  en  su  coragón:  «Quando  yo  traxiere  mi  nido 
e  mi  fenbra  a  este  lugar,  escusaremos,  con  lo  que 
AQUÍ  HA,  de  fazer  enbargo  alas  otras  aves  enel  pes- 
cado del  mar,  e  avremos  este  lugar  por  hereda- 
miento para  nos  e  para  los  que  denos  venieren  (2), 
et  ninguno  otro  non  avrá  a  ello  derecho  (3),  ca  nos 

LO  AVREMOS  MÁS  CON  DERECHO.» 

Et  puso  en  su  coragón  de  mudar  su  fenbra  e  su 
nido  para  (4)  allí;  et  quando  fue  tornado  ala  mar, 
dixo  a  su  fenbra  lo  que  viera  e  lo  que  tenía  en  cora- 
gón de  (5)  fazer.  Et  la  fenbra  avía  puesto  su(s)  nido(s) 
enla  rribera,  en  que  tenía  sus  huevos  (6),  et  era  ya  la 
sazón  en  que  los  devía  sacar.  Et  avía  ella  un  garapico 
mucho  su  amigo  que  ella  mucho  amava,  e  sin  él  non 
veía  plazer,  et  a  quien  fazía  parte  en  todas  sus  cosas. 
Et  después  que  su  marido  ovo  dicho  su  acuerdo  ala 
MUGER  (7),  pesóle  mucho  por  se  apartar  del  garapico, 


(i)  D.  fallavan  en  él,  para  no  ir  en  busca  de  caza  a  otras  par- 
tes. Y  permanecieron  allí  algún  tiempo.  Luego  una  garza  de  las 
aves  del  mar  pasó  por  allí,  y  cuando  lo  vio  apartado  y  solitario 
en  sitio  adonde  no  iban  los  pescadores  ni  venían  las  aves,  ovo 

(2)  D.  venieren,  y  para  nuestra  descendencia  y  la  descenden- 
cia de  ellos,  et 

(3)  D.  derecho  ni  participación.» 

(4)  D.  Et  resolvió  de  mudarse  allí; 

(5)  D.  que  tenía  resuelto  fazer. 

(6)  D.  avía  puesto  sus  huevos  en  el  nido  que  tenía  en  la  ri- 
bera, et 

(7)  D.  acuerdo  y  su  intención,  pesóle 


46o  CALILA  Y   DIMNA 


et  quiso  que  oviese  parte  en  aquel  vigió  (i),  et  guisó 
cómmo  le  fiziese  saber  aquello  que  el  marido  e  ella 
quería  (2)  fazer,  por  que  él  guisase  cómmo  se  fuese 
conellos  para  aquel  lugar.  Et  dixo  al  marido :  «Ya  es 
tienpo  que  yo  devo  sacar  mis  pollos;  et  dixeron  me 
una  cosa  que,  faziendo  gela  al  tienpo  que  han  de 
salir,  seremos  seguros  que  les  non  acaesgerá  ocas- 
sión  (3);  et  yo  quiero  ir  buscar  aquella  melezina  que 
DIXERON,  por  llevar  la  comigo  al  lugar  que  nos  mu- 
daremos.» Et  (4)  dixo  el  marido:  «¿Et  qué  es?»  Dixo 
la  fenbra:  «Un  pege  délos  peges  de  fulana  isla;  nin- 
guno non  lo  conosge  (5)  si  non  yo.  Pues  échate  sobre 
los  huevos  en  mi  lugar,  mientra  yo  vo  a  aquel  lu- 
gar» (6). 

Dixo  el  marido :  «Non  deve  el  omne  entendido 
enfiuzarse  en  quanto  los  físicos  dizen;  ca  alas  vezes 
dizen  graves  cosas  e  muy  caras,  que  ninguno  non 
puede  aver,  si  non  a  grant  peligro  desí;  ca  en  algu- 
nas vezes  dizen  que  han  menester  unto  (7)  de  león  e 


(i)     D.  vigió,  para  no  tener  ella  ventaja  ninguna  sobre  él,  et 

(2)  D.  aquello  que  habían  resuelto  fazer, 

(3)  D.  salir  del  cascarón,  aumentará  la  fuerza  de  ellos  y  les 
preservará  de  toda  enfermedad,  con  permiso  de  Alá;  et 

(4)  D.  lugar  que  tú  quieres  que  nos  mudemos.»  Dixo 

(5)  D.  pege  [que  hay]  en  una  isla  así  y  asá  del  mar,  del  cual  ya 
se  me  ha  informado,  y  que  servirá,  como  te  he  dicho,  para  aumen- 
tar la  fuerza  a  nuestros  polluelos;  y  ninguno  conoce  esta  isla  si 

(6)  D.  aquel  lugar  y  pesco'  uno  o  dos  peces,  para  que  los 
lleves  con  nosotros.» 

(7)  D.  «Non  todo  lo  que  prescriben  los  médicos  se  debe  pro- 
curar; que  frecuentemente  prescriben  cosas  que  el  que  las  pro- 
cura muere  antes  que  las  alcance.  Y  bien  sabes  tú  que  prescri- 
ben en  algunas  enfermedades  carne  de 


DE  LAS  GARZAS  Y  DEL  ZARAPITO  46I 

DE  OTROS  vESTiBLOs;  ct  non  deve  el  omne  entendi- 
do  METERSE  A  PELIGRO   POR   buSCar   león    E  VESTIBLO 

en  ningunt  lugar  para  todo  quanto  provecho  ha  en 
todos  SUS  untos  (i).  Et  tú  non  te  faz  fuerga  de  te  ir 
a  esa  isla.  Levemos  nuestro  nido  así  commo  está  al 
lugar  donde  lo  queremos  levar  (2);  ca  ay  muchos  pe- 
ges  e  grant  cañaveral,  e  es  encubierto  lugar,  e  muy 
apartado  délas  carreras  (3).  Et  sepas  que  quien  cree 
alos  físicos  en  buscar  las  melezinas  e  se  mete  a  pe- 
ligro, non  es  seguro  que  le  contesca  (4)  lo  que  acón- 
teselo al  ximio  [que  buscaba]  el  gelebro  déla  serpien- 
te. >  Et  dixo  la  fenbra:  «¿E  cómmo  fue  eso?» 

Dixo  el  marido :  «Dizen  que  en  una  isla  avía  un 
ximio,  e  estava  muy  vigioso  de  fruta  (5).  Et  acaesgió 
que  ensarrnegió,  de  guisa  que  se  cuydó  perder,  e 
non  podía  buscar  su  vito,  tanto  era  ENFLAQUEsgi- 
DO  (6).  Et  pasó  por  ai  (7)  otro  ximio  et  díxole:  «¿'Por 
qué  te  veo  en  tal  estado?  iQué  te  ha  torrnado  tan 
magro  e  tan  flaco?»  Dixo  el  ximio:  «Non  sé  por 
qué  es,  si  non  (8)  la  ventura  que  me  fue  prometida; 


(i)  D.  buscar  león  por  los  desiertos,  los  montes  y  los  ma- 
torrales para  obtener  la  carne  de  aquél,  pues  es  débil  para  esto; 
y  si  se  obstina,  esto  lo  lleva  a  la  perdición  y  a  la  ruina.  Et 

(2)  D.  te  ir  a  buscar  lo  que  hay  en  tal  o  cual  isla,  cuando  en 
ella  hay  peligros  y  es  muy  largo  el  camino.  Renuncia,  pues,  a  eso 
que  deseas,  y  lleva  conmigo  el  nido,  así  como  los  huevos  que 
hay  en  él,  hasta  que  lo  traslademos  al  lugar  que  yo  quiero;  ca 

(3)  D.  carreras;  no  hay  en  él  pájaro  ninguno.  Et 

(4)  D.  peligro,  acontécele  lo 

(5)  D.  e  estuvo  muy  v.  d.  fruta  durante  largo  tiempo.  Et 

(6)  D.  vito  y  sustento.  Et 

(7)  D.  ai  uno  de  aquellos  días  otro 

(8)  D.  ximio:  «Esto  que  ves  es  la 


462  CALILA  Y   DIMNA 


ca  ninguno  non  puede  fuir  nin  escusar  el  juizio  de 
Dios»  (i).  Dixo  el  otro  ximio:  «Yo  conosgí  un  ximio 
a  que  contesgió  esto  que  atí  acontesgió,  e  non  falló 
melezina  que  lo  GUAREsgiESE  fasta  que  le  traxieron 
gelebro  de  una  serpente  negra,  e  fizo  dello  ungüen- 
to. Et  (2)  si  tú  pudieres  aver  gelebro  de  serpenta 
negra,  ésta  (3)  es  tu  melezina.»  Dixo  el  ximio:  «^-Et 
cómmo  podré  yo  aver  gelebro  de  serpenta  negra? 
Ca  yo  non  puedo  aver  mi  (4)  vito  destos  árboles  que 
son  aquí  gerca,  si  non  quando  me  dan  limosna  los 
vestiblos  e  las  bestias  fieras  conque  me  desvito;  et 
si  non  por  esto,  muerto  sería  déla  flaqueza  e  déla 
magrez»  (5). 

Dixo  el  otro  ximio  :  «Yo  oí  un  omne  encantador 
en  fulán  lugar  enesta  isla,  gerca  déla  cueva  de  una 
serpenta  negra;  et  (6)  yo  conosco  e  creo  que  la  ha 
muerta.  Et  yo  iré  ala  cueva,  e  entraré  en  ella,  et  si 
fallare  la  serpente  muerta,  tomaré  su  gelebro  e  aduzir 
telo  he.»  Dixo  el  ximio  sarnoso:  «Si  pudiere  ser,  faz 
lo  (saber),  ca  me  farás  enello  grant  merged,  e  avrás 
por  ello  buen  gualardón  de  Dios»  (7).  Et  fuese  el 
ximio,  e  llegó  ala  cueva,  e  era  muy  ancha,  et  vido  el 
rrastro  de  los  encantadores,  et  non  dubdó  que  la  ser- 


(i)    D.  ca  (¡puede  alguno  librarse  del  decreto  de  Alá,  o  encon- 
trar camino  de  evitarlo?>  Dixo 

(2)  D.  serpente;  pues  imítalo  tú,  y  si 

(3)  D.  aver  esto,  ello  es 

(4)  D.  mi  sustento  y  vito 

(5)  D.  magrez  y  enfermedad. > 

(6)  D.  en  un  lugar  así  y  asá  de  esta  isla,  y  estaba  cerca  de  él 
el  lugar  de  una  serpiente  en  una  cueva  que  yo 

(7)  D.  «Si  pudieres  [hacer]  esto,  hazlo;  te  concederá  Alá,  si  lo 
haces,  buen  galardón.»  Et 


DE  LAS   GARZAS   Y   DEL   ZARAPITO  463 

píente  era  muerta,  et  desque  fue  adelante  (i)  falló  lá 
serpenta  biva,  e  saltó  a  él  e  tragó  (2)  lo. 

í>Et  yo  non  te  di  este  enxemplo  si  non  por  que  sepas 
qu'el  omne  entendido,  maguer  grant  nesgesidat  aya, 
non  le  conviene  que  meta  su  alma  a  peligro,  bus- 
cando la  melezina  enlos  lugares  donde  se  teme  la  en- 
fermedat  que  nunca  avrá  melezina*  (3).  Dixo  la  fen- 
bra:  «Entendido  he  lo  que  dexiste  (4),  mas  non  pue- 
de ser  que  yo  ñon  vaya  a  aquella  isla,  ca  non  has  que 
temer  en  ir  yo  a  aquel  lugar,  ca  es  (5)  pro  de  nues- 
tros pollos,  e  guarda  de  toda  ocassión.>  Dixo  el  ma- 
rido :  «Pues  que  éste  es  tu  acuerdo,  non  lo  fagas  saber 
a  ninguno  lo  que  tenemos  en  corazón  de  fazer  (6),  ca 
dizen  los  sabios:  «Comiengo  de  todo  bien  es  el  buen 
»  entendimiento,  et  la  señal  del  buen  entendimiento  es 
»gelar  la  poridat.>  Desí  fuese  la  fenbra  al  garapico, 
que  era  enla  mar  buena  piega,  et  fizo  le  saber  lo  que 
tenía  en  coragón  (7)  ella  e  su  marido  de  mudar  se  en 


(i)  D.  ancha  y  entró  en  ella,  no  dudando  de  que  el  encanta- 
dor, cuyo  rastro  [veía]  en  este  camino,  había  matado  a  la  ser- 
piente, y  falló 

(2)  D.  saltó  sobre  el  mono,  que  había  osado  entrar  en  su 
cueva,  y  matólo. 

(3)  D.  teme  la  ruina  y  perdición.»  Dixo 

(4)  D.  he  tu  cuento,  mas 

(5)  D.  isla,  ca  la  salvación  está  detrás  de  lo  que  te  asusta  y 
temes,  y  en  mi  ida  allá  está  la  pro 

(6)  D.  «Pues  que  tu  acuerdo  es  ir  allá,  no  hagas  saber  a  nadie 
que  hemos  resuelto  mudarnos,  ni  digas  a  ninguno  la  cosa  hasta 
que  vuelvas  aquí,  ca 

(7)  D.  sabios :  «No  hay  cosa  que  lleve  al  sabio  a  la  obtención 
»de  su  propósito  como  el  callar  su  secreto  y  tomar  consejo  de  la 
»gente  entendida,  sabia  y  virtuosa  de  entre  sus  amigos.>En  segui- 
da voló  la  hembra,  hasta  que  llegó  al  zarapito,  que  vivía  en  lo 


4^4  CALILA   Y   DIMNA 


aquel  piélago  de  aquellos  peges  e  aquel  cañaveral  e 
aquel  apartamiento  en  aquel  lugar  tan  apartado  e  tan 
seguro  (i).  Et  díxole:  «Si  pudieres  guisar  que  seas  y 
con  nos  otros,  con  consentimiento  de  mi  marido  e 
con  su  plazer,  fazlo.> 

Et  el  zarapico  ovo  grant  sabor  de  aquel  lugar  (2), 
e  quiso  ser  gerca  déla  garga  fenbra  por  el  amor  que 
avía  entre  ellos,  et  díxole  (3):  «¿Por  qué  demandaré 
yo  ligengia  de  tu  marido  (4)  para  esto?  Ca  él  non  ha 
mayor  derecho  en  aquel  lugar  que  yo,  que  es  piélago 

COMUNAL  AÉL  E  A  TODOS,  ET  TAMAÑA  PARTE  AVEMOS 
NOS   ALLÍ  COMMO  ÉL,  O    MÁS.  Et  VETE  TÚ  AL   PIÉLAGO, 

et  si  es  tan  vigioso  e  tal  commo  tú  dizes,  ir  me  he 
yo  allá  (5),  e  faré  yo  mi  nido  allí;  et  si  tu  marido  con- 
tendiere comigo,  fazer  le  he  yo  entender  que  aquel 
lugar  non  lo  ha  por  herengia  de  su  patrimonio,  nin  ha 
mayor  derecho  aél  (6)  ella  que  yo.»  Dixo  la  fenbra: 
«Yo  sé  que  es  así  commo  tú  dizes;  enpero  quiero  tu 
vezindat  e  tu  solaz.  Et  si  tú  fueres  allá  contra  volun- 
tad demi  marido  e  a  su  pesar,  temo  que  nasgerá  en- 
tre nos  enemistad  e  mal  querengia,  e  turbar  se  ha  la 
pura  amistad  e  el  puro  amor  que  te  cuydo  aver,  e  la 


alto  de  un  monte,  en  el  mar,  a  algunas  parasangas,  y  le  hizo  saber 
lo  que  habían  resuelto  ella 

(i)  D.  piélago,  y  le  enteró  de  la  fertilidad  de  aquel  piélago  y 
de  sus  muchos  peces  y  de  su  apartamiento  de  los  hombres  y  de 
las  aves.  Et 

(2)  D.  sabor  de  ello,  e 

(3)  D.  díxole  el  zarapito:  «¿Por 

(4)  D.  ligengia  de  la  garza  para 

(5)  D.  que  yo.  Pero  yo  me  iré  al  piélago,  si  hay  en  él  la  ferti- 
lidad y  soledad  que  dices,  e 

(6)  D.  derecho  de  vivir  en  él  ella 


DE   LAS   GARZAS   Y   DEL   ZARAPITO  465 

alegría  torrnar  sea  en  tristeza,  et  en  vez  de  amor 
avremos  aborrengia  e  desamor>  (i). 

Dixo  el  garapico:  «Verdat  dizes,  en  quanto  amí 
paresge;  mas  ^jcómmo  guisaremos  que  le  plega  aél,  e 
que  él  mande  que  aya  yo  un  nido  (2)  en  aquel  pié- 
lago?» Dixo  la  fenbra:  «Yo  te  diré  cómmo  fagas. 
Vete  para  mi  marido  e  dile  (3),  así  commo  que  non 
sabes  que  él  se  quiere  (4)  mudar  en  aquel  lugar  : 
«Yo  pasé  por  un  piélago  en  tal  lugar  donde  ay  mu- 
chos peges  e  muy  apartado  délos  omnes  e  délas 
aves,  et  quiero  allá  mudar  mi  nido  (5).  ^-Quieres  te  ir 
allá  comigo?  Ca  es  tal  lugar  que  conlo  que  ai  está  (6) 
escusaremos  de  fazer  enbargo  alas  otras  aves  enlos 
OTROS  peges  déla  mar.»  Et  dezir  te  ha  él  que  ante  fue 
él  allá  que  tú,  que  él  se  quiere  mudar  (7)  allá.  Et 
quando  él  te  dixere  aquesto,  dile  tú:  «Pues  que  así 


(i)  D.  enpero  quiero  que  tú  puedas  venir  a  tu  sitio,  allá,  con 
«1  beneplácito  de  mi  marido,  para  que  no  vengamos  a  enemistar- 
nos y  tenga  yo  que  cortar  por  ello  el  amor  que  te  tengo,  y  no 
encuentre  medio  de  vivir  en  tu  vecindad.  Pues  ya  sabes  que  no 
me  obligó  a  venir  a  verte  y  enterarte  de  lo  que  hemos  resuelto, 
sino  el  placer  de  tenerte  cerca  y  el  deseo  de  tu  vecindad;  pues 
solamente  llegaré  a  estar  contenta  en  aquel  lugar  si  nos  trasla- 
damos allá  contigo. > 

(2)  D.  zarapico:  «Ya  he  entendido  eso,  y  dices  verdad;  pero 
¿qué  ardid  emplearemos  con  tu  marido  que  le  plazca  y  me  per- 
mita poner  mi  nido  con  vosotros  dos  en 

(3)  D.  fenbra:  «El  ardid  es  éste:  que  te  vayas  a  él  y  le 
digas,  así 

(4)  D.  sabes  que  nos  queremos  mudar: 

(5)  D.  allá  mudarme.  ¿Quieres 

(5)  D.  Ca  para  nosotros  hay  en  él  peces  en  [tall  abundancia, 
que  escusaremos 

(7)    D.  que  él  quiere  mudar  su  nido  allá. 

TOMO  I.  30 


466  CALILA   Y  DIMNA 


es,  mayor  derecho  as  tú  enlo  aver  que  yo;  enpero  si 
tú  quisieres,  moraré  yo  contigo  e  seré  tu  vezino,  e 
avré  un  nido  gerca  detí;  ca  fio  por  Dios  que  non 
avrás  demí  dapño,  mas  avrás  solaz  e  esfuerzo  en 
mí»  (i).  Et  fizólo  así  el  garapico,  et  fuese  contra  el 
MARIDO.  Et  fuese  la  fenbra  (2)  e  pescó  un  pege  e 
levólo  al  marido,  et  díxole:  «Éste  es  el  peqe  de  los 

PEgES  QUE  NOS  DIXERON  PARA  MELEZINAR  NUESTROS 
POLLOS.» 

Et  EN  LLEGANDO  AL  MARIDO  falló  y  al  garapico, 
que  (3)  le  avía  ya  otorgado  lo  que  le  rrogara.  Et  fizo 
muestra  la  fenbra  que  le  pesara,  por  toller  desí  la 
mala  sospecha  desu  marido.  Dixo  la  fenbra  (4):  «Nos 
no  ovimos  sabor  de  aquel  lugar,  si  non  por  que  es 
apartado  délas  aves.  Et  si  tú  fazes  ai  parte  al  gara- 
pico  (5),  temo  que  vernán  ai  muchas  aves  otras  e 
avrán  ai  parte  conusco,  et  sabes  que  lo  más  por  que 
dexamos  aquel  lugar  nuestro  e  nos  mudamos  ende, 
non  es  así  si  non  por  fuir  de  su  conpañia.»  Et  (6)  dixo 
el  marido:  «Bien  entiendo  lo  que  dizes  (7);  mas  fío 
por  el  garapico  que  avremos  en  su  vezindat  esfuerzo 


(i)  D.  así  es  la  cosa  como  tú  lo  dices,  yo  quisiera  que  me  per- 
mitieses poner  mi  nido  en  ese  piélago;  y  estaré  contigo  en  él,  y 
esto  no  te  menguará  ni  te  quitará  nada  de  lo  que  deseas,  sino 
que  con  mi  estancia  allí  aumentarás  esfuerzo  y  solaz.»  Et 

(2)  D.  fenbra  a  una  isla  e 

(3)  D.  falló  al  zarapito  con  él,  pues  los  dos  estaban  conver- 
sando, y  halló  que  el  macho  le 

(4)  D.  marido,  y  dijo:  «Nos 

(5)  D.  aves;  y  si  el  zarapito  tiene  en  él  parte,  temo 

(6)  D.  conusco,  y  no  tendremos  en  él  ventaja  ninguna  sobre 
ellas.>  Dixo 

(7)  D.  dizes,  y  tienes  razón;  mas 


DE   LAS    GARZAS   Y   DEL  ZARAPITO  467 

e  solaz,  e  ayuda  contra  otros  (i);  ca  nos  non  somos 
seguros  délas  aves  de  la  mar  que  non  nos  contrallen 
este  lugar  e  nos  lo  enbarguen,  et  non  es  mal  aver  el 
omne  ayuda  e  amigos  de  quien  fíe.  Ca  non  devemos 
ser  engañados  enla  fuerga  e  valentía  que  avemos  más 
que  las  otras  aves;  ca  por  aventura  los  flacos,  quando 
se  ayudan,  pueden  conel  fuerte  e  conel  valiente,  así 
commo  pudieron  los  gatos  con  el  lobo.»  Et  (2)  dixo 
la  fenbra:  «^'E  cómmo  fue  eso?» 

Dixo  el  marido:  «Dizen  que  en  una  rribera  déla 
mar  avía  (3)  muchos  lobos.  Et  avía  entre  ellos  uno 
que  era  más  fuerte  e  más  logano  e  más  glotón,  et  (4) 
que  menos  se  tenía  por  pagado  de  su  estado.  Et  salió 
un  día  a  venar  por  aver  mejoría  délos  otros  (5),  et 
llegó  aun  monte  donde  avía  muchos  vestiblos  e  mu- 
chas bestias  salvages,  et  non  avían  salida  nin  carrera 
para  otro  lugar  (6),  et  yazían  y  engerrados  comiendo 
de  aquellas  yervas  e  de  aquellas  frutas,  e  faziendo 
sus  fijos.  Et  quando  vido  el  lobo  que  non  avía  otra 


(i)  D.  garapico  que  él  nos  solazará  allí  y  seremos  más  fuer- 
tes con  él,  y  nos  servirá  de  ayuda  contra  las  otras  aves;  ca 

(2)  D.  seguros  de  que  vengan  algunas  que  ostenten  sus  pre- 
tensiones sobre  este  lugar,  y  nos  inquieten  en  él;  y  si  no  tenemos 
quien  nos  ayude  contra  ellas,  nos  hallarán  débiles;  pero  si  tene- 
mos ventaja  sobre  ellas  en  fuerza  y  coraje,  no  lograrán  en  nos- 
otros su  objeto  y  triunfo,  como  quieren;  como  triunfaron  los 
gatos  del  lobo  y  lo  mataron,  porque  fueron  muchos  contra  él.> 
Dixo 

{3)    D.  avía  un  lugar  donde  había  muchos 

(4)  D.  que  era  el  más  fiero,  el  de  menos  piedad  y  el  que 

(5)  D.  estado  entre  sus  semejantes.  Y  salió  buscando  [un 
lugar]  más  fértil  que  aquel  en  que  se  hallaba,  et 

(6)  D.  carrera  para  huir  de  este  monte  a  otro,  et 


468  CALILA   Y   DIMNA 


salida,  fue  gierto  que  sería  muy  vigioso  e  ahondado, 
et  moró  y  un  tienpo  (i).  Et  avía  en  aquel  monte  mu- 
chos gatos,  e  eran  fechos  a  «commer  las  carmes  de 
aquellas  bestias  (2),  et  avían  un  rrey  desí. 

»Et  ellos  quando  vían  que  tamaño  dapño  rresgebían 
por  la  vezinidat  del  lobo,  ayuntaron  se  et  aconsejá- 
ronse en  qué  manera  folgarían  de  aquel  lobo  (3).  Et 
avía  en  aquellos  gatos  tres  que  avían  mejoría  de 
todos  los  otros  e  con  quien  se  aconsejavan  todos  los 
otros  (4).  Et  dixo  el  rrey  al  primero  bellos:  «^Qué 
paresge  que  devemos  fazer  a  (5)  este  lobo  que  nos  ha 
fecho  TAN  GRAN  dapño  en  (6)  nuestro  vito?>  Et  dixo  el 
gato:  «Non  veo  (7)  ál  por  bien  si  non  sofrir  e  ser 
pagados  délo  que  la  ventura  faze  (8);  ca  non  podría- 


(i)  Et  quando...  tienpo.  —  Esta  cláusula  se  halla  dislocada. 
(Véase  la  nota  3  de  esta  misma  página.) 

(2)  D.  monte  un  lugar  en  el  que  había  muchos  gatos  que  ata- 
caban a  las  bestias  y  tenían  predilección  por  comer  la  carne  de 
ellas,  et 

(3)  D.  »Et  ellos  estaban  solos  en  este  lugar;  no  compartían  su 
presa  con  ninguna  otra  fiera  hasta  que  llegó  el  lobo,  quien,  cuan- 
do vio  que  en  el  monte  había  bestias  y  que  el  camino,  por  estar 
destruido,  no  daba  salida  para  huir  de  allí,  fué  cierto  de  haber 
encontrado  lo  que  deseaba  y  obtenido  el  objeto  que  se  había 
propuesto.  Y  moró  en  este  monte  algún  tiempo  para  cazar  aque- 
llas bestias,  lo  que  fué  en  perjuicio  de  los  gatos,  que  buscaron  el 
medio  de  matarlo.  Et 

(4)  D.  tres  dotados  de  consejo  y  sabiduría,  a  quienes  el  rey 
tenía  la  costumbre  de  consultar,  y  proceder  según  le  aconseja- 
ban. Et 

(5)  D.  fazer  en  el  asunto  de  este 

(6)  D.  dapño  en  la  caza  de  las  bestias  y  nos  quita  nuestro 

(7)  D.  veo  en  el  asunto  de  él_ál 

(8)  D.  faze  en  este  asunto,  y  tener  resignación  para  conten- 


DE   LAS    GARZAS   Y   DEL  ZARAPITO  469 

mos  üdiar»  (i).  Dixo  el  rrey  al  segundo:  «^"Qué  con- 
sejo NOS  das  tú?»  Dixo  el  gato:  «Tengo  por  bien 
que  nos  mudásemos  deste  monte  e  buscásemos  otro, 
et  quigá  fallar  lo  íamos  tan  vigioso  (2);  ca  si  nos  to- 
viésemos  por  pagados  conel  rrelieve  déla  caqa  del 
lobo,  faremos  muy  estrecha  vida  e  peresgeremos  de 
fanbre»  (3).  Dixo  el  rrey  al  tergero:  «Et  tú,  (¿qué  tie- 
nes por  consejo?»  Dixo:  «Otra  cosa.»  Dixo  el  rrey: 
«¿E  qué  es?»  Dixo:  «Non  tengo  por  consejo  dexar 
nuestros  lugares,  nin  tener  nos  por  pagados  deste 
estado  en  que  bivimos,  mientra  que  oviéremos  espe- 
ranga  de  ser  más  abondados,  nin  otrosí  [sofrir]  lo  en 
que  bevimos,  nin  fuir  (4);  mas  tengo  por  seso  e  por 
consejo,  si  me  tú  quisieres  creer,  et  los  que  contigo 
son,  una  cosa  (5),  por  que  fío  en  Dios  que  vengere- 
mos  nuestro  enemigo  et  torrnaremos  al  mejor  estado 
que  nunca  fuemos.»  Et  dixo  el  rrey:  «¿"Qué  con- 
sejo es?» 

»Dixo  él:  «Tengo  por  consejo  que  paremos  mientes 


tamos  9011  lo  que  nos  deja,  y  sujetarnos  a  él  hasta  que  Alá  nos 
conceda  lo  que  tenga  por  bien;  ca 

(i)    D.  lidiar  con  él  ni  vencerle.»  Dixo 

(2)  D.  nos  mudemos  de  este  lugar  a  otro,  y  que  nos  marche- 
mos a  sitio  en  que  encontremos  lo  que  necesitamos  para  nuestro 
sustento,  y  que  no  permanezcamos  en  esta  situación;  ca 

(3)  D.  lobo,  pereceremos  de  hambre  y  no  tendremos  de  qué 
sustentarnos.  >  Dixo 

(4)  D.  consejo?»  Dixo:  «Mi  consejo  es  distinto  del  que  estos 
dos  han  expuesto.  Antes  bien,  nos  resignaremos  en  este  estado 
mientras  no  podamos  alcanzar  otro;  y  no  creo  que  debamos  huir 
ni  dejar  nuestros  lugares  en  los  que  hemos  nacido  y  nos  hemos 
criado;  mas 

(5)  D.  si  me  creyese  el  rey  y  los  que  con  él  son  del  ejército, 
por 


470  CALILA  Y  DIMNA 


al  lobo  (i),  quando  cagare  alguna  bestia  e  la  llevare 
por  commer  la,  que  lo  sigamos  tú  e  yo  contigo  (2), 
et  piega  délos  gatos  (3)  que  son  coNOsgiDOS  por  fuer- 
tes e  valientes  e  ESFORgADOS,  sofridores,  atrevidos, 
así  commo  que  irnos  buscar  la  rrelieve  dcLO  que  él 
COMME,  ca  es  muy  seguro  de  nos,  [et  será]  engañado 
de  nos.  Et  quando  fuéremos  gerca  del,  saltaré  yo  en 
sus  ojos  (4),  e  quebrantar  gelos  he  con  mis  uñas. 
Desí  saltarán  cada  uno  délos  otros  gatos,  e  pensarán 
del  logar  do  travaren,  et  non  nos  quitemos  del  (5) 
fasta  que  lo  dexemos  muerto;  ca  maguer  que  alguno 
de  nos  se  pierda,  el  rrey  e  (6)  los  otros  que  queda- 
ren cobro  avrán  de  nos,  sol  que  fuelguen  deste 
LOBO»  (7).  Et  fizieron  lo  así.  Et  en  venando  el  lobo 
una  bestia  por  commer  la,  et  llegando  la  a  una  rri- 
bera  (8)  saltó  enél  aquel  que  diera  el  consejo  al  rrey, 
et  quebrantó  le  los  ojos  con  las  uñas  e  gEGÓLO.  Desí 
saltó  enél  el  rrey  et  tóvole  (g)  la  cola  con  los  dientes, 
et  llegáronse  cada  uno  délos  otros  e  echaron  mano 

del,   E  NON   LO   DEXARON   NIN   SE   PARTIERON   DEL  (lo) 

fasta  que  lo  dexaron  muerto. 


(i)    D.  lobo,  y  quando 

(2)  D.  sigamos  yo,  el  rey  y  sus  compañeros,  et 

(3)  délos  gatos  —  D.  de  la  gente 

(4)  D.  del,  me  echaré  yo  sobre  sus  ojos  saltando,  e 

(5)  D.  Desí  saltará  cada  uno  de  vosotros,  y  atacará  una  parte 
de  su  cuerpo  fasta 

(6)  D.  maguer  que  en  esto  perezca  uno  o  dos  de  nosotros,  los 

(7)  D.  avrán  de  los  que  mueran.»  Et 

(8)  D.  bestia,  se  la  llevaba  para  comérsela.  Y  se  reunió  el  rey 
de  los  gatos  con  sus  compañeros  para  seguirle;  y  cuando  llegó  a 
una  gruta  saltó 

(9)  tóvole  —  D.  cortóle 

(10)    D.  délos  gatos  y  le  hirieron  fasta 


DE  LAS  GARZAS  Y  DEL  ZARAPITO  47 1 

»[Et]  yo  non  te  di  este  enxemplo  si  non  por  que 
sepas  que  enla  vezindat  del  garapico  aviemos  solaz  e 
pro  e  esfuergo»  (i).  Et  plogo  ala  fenbra,  commo  pla- 
zía  a  su  marido,  la  morada  del  garapico  con  ellos  (2). 
Et  mudáronse  las  gargas  et  el  garapico  a  aquel  lugar. 
Et  fizieron  ai  sus  nidos  (3).  Et  apartóse  el  garapico 
con  su  nido  (4)  del  nido  délas  gargas  (5),  et  ovieron 
grant  sabor  de  aquel  apartamiento  enque  eran,  et 
mostrávanse  unos  a  otros  muy  grande  amor  e  grant 
SOLAZ  e  grant  honrra;  enpero  el  amor  que  era  déla 
fenbra  al  garapico  era  más  verdadera)  e  más  firme 
que  non  entre  el  garapico  e  el  marido,  et  fiavan 
UNOS  POR  OTROS  por  el  amor  antiguo. 

Desí  acaesgió  que  se  secó  un  rrío  délos  que  caían 
en  aquel  (6)  piélago,  et  apocóse  el  pescado.  Et  [el 
garapico]  (7)  dixo  en  su  coragón:  «Maguer  que  es 
grant  debdo  de  guardar  omne  los  amigos  e  de  amar 
los,  mayor  derecho  ha  de  guardar  así  mesmo;  ca  di- 


(i)  D.  sepas  que  no  podemos  estar  sin  el  zarapito.  Si  viene 
con  nosotros,  seremos  fuertes  con  él  y  tendremos  ayuda  contra 
nuestros  enemigos.»  [Así]  habló.  Et 

(2)  D.  fenbra,  y  se  alegró  al  ver  en  su  marido  afición  por  el 
zarapito.  Et 

(3)  A.  así  sus  maridos. 

(4)  A.  marido 

(5)  D.  lugar.  Et  escogieron  cada  uno  de  ellos  su  nido  en  un 
lado  del  piélago,  para  rodear  de  este  modo  todo  el  piélago,  pues 
no  querían  que  sus  nidos  estuviesen  en  un  mismo  lugar  del  pié- 
lago, y  se  posesionaron  de  todos  los  lados  del  piélago.  Y  vivían 
en  la  abundancia  con  los  peces  que  había  en  el  piélago,  y  no  tu- 
vieron necesidad  de  ir  al  mar,  ni  la  concurrencia  de  las  aves  al 
pescar,  et 

(6)  D.  rrío,  y  no  fluía  hacia  el  piélago, 

(7)  D.  Et  pensó  el  zarapito  acerca  de  esto,  y  dixo 


472  '  CALILA   Y   DIMNA 


zen  que  quien  así  mesmo  non  es  leal,  menos  lo  será 
a  otro.  Et  quien  non  para  mientes  ensí,  et  non  está 
presto  antes  que  las  ocasiones  le  vengan,  gercar  le 
pueden  por  ventura  tantos  de  perdimientos  que  non 
se  podrá  dellos  anparar  (i).  Et  estas  dos  gargas  que 
han  comigo  apargería  (2)  eneste  piélago  fazen  me 
dapño  en  los  peges,  tanto  que  quigá  con  cuyta  avréme 
de  tornar  con  de  cabo  ala  mar;  et  yo  só  pagado  deste 
lugar,  et  seráme  fuerte  cosa  déme  partir  del,  pues  es 
convenible  (3);  onde  non  veo  más  fuera  (4)  matar  las^ 
e  folgaré  sin  ellas,  e  fincaré  eneste  (5)  piélago  sin 
apargero  e  sin  contendor;  mas  comengaré  primero 
enel  marido,  e  guisar  lo  he  con  su  fenbra,  ca  ella  es 
de  flaco  seso  e  fíase  mucho  en  mí  e  créese  por  mí,  et 
desque  él  muerto  fuere  (6),  ligera  cosa  es  de  matar  a 
ella;  tanto  fía  por  mí.» 

Desí  venóse  el  gARAPico  ala  fenbra  muy  cuy- 
doso  e  muy  triste,  et  dixo  la  fenbra:  ^^-Qué  has  por 
que  estás  triste,  mío  amigo?»  Dixo  el  garapico:  «Esto 


(i)  D.  corazón :  «No  debe  el  entendido  desear  la  conserva- 
ción de  sus  hermanos  y  amigos,  cuando  la  conserA^ación  de  ellos 
le  sea  perjudicial  y  no  le  preste  ninguna  utilidad;  sino  que  debe 
estimarse  más  que  ellos,  y  mirar  a  su  propia  utilidad,  porque  se 
ha  dicho:  «Quien  no  se  aconseja  a  sí  mismo,  se  precipita  a  la 
»  ruin  a.»  Et 

(2)  apargería  —  A.  aparesgieron 

(3)  D.  peges,  y  me  obligarán  a  tomar  al  mar;  y  me  penará  ei 
apartarme  de  este  lugar,  porque  ya  estoy  habituado  a  él;  onde 

(4)  D.  más  sino  buscar  un  ardid  para  matar 

(5)  D.  ellas,  y  quedará  para  mí  este  piélago 

(6)  D.  seso,  me  obedecerá  e  irá  adonde  la  quiera  llevar,  y 
cuando  le  mande  que  lo  mate,  no  dudará  que  ello  es  un  buen 
consejo  que  le  doy.  Y  cuando  me  desembarace  del  macho, 
ligera 


DE   LAS    GARZAS   Y   DEL   ZARAPITO  473 

triste  por  las  tribu ia(;iones  que  corren  enaste  mundo, 
¿Viste  nunca  ninguno  que  estorgiese  délos  pensa- 
mientos del  mundo  e  délas  mal  andangias  deste  siglo, 
ensí  o  ensus  amigos,  et  viste  a  alguno  que  esté  a 
miedo  que  durase  en  alegría  o  en  vigió  porque  oviese 
de  durar  años?>  Dixo  la  fenbra:  «Grant  cosa  es  ésa 
por  que  tú  estás  triste»  (i).  Dixo  el  garapico:  «Así 
es  COMMO  TÚ  DiZES,  et  non  es  por  ál,  si  non  por  ti;  mas 
si  tú  me  creyeres  e  fizieres  lo  que  yo  dixere,  por 
ventura  desviaremos  el  mal  que  cuydo  e  temo  que  te 
ha  de  acontesger»  (2).  Dixo  la  fenbra:  «¿E  qué  es?> 
Dixo  el  garapico  :  « Maguer  que  nos  seamos  de 
sendos  linages,  es  tanto  de  amor  que  puso  Dios  en- 
tre nos,  e  tanto  solaz,  que  es  más  que  si  fuésemos 
parientes  caronales.  Et  enel  parentesco  acaesge  alas 
vezes  tamaña  enemistad  e  tamaña  mal  querengia,  que 
es  mayor  dapño  que  el  espada  tajante  e  el  tósico 
mortal.  Et  dizen  (3):  «Quien  non  ha  hermano  non 
»ha  enemigo  (4),  et  quien  non  ha  parientes  non  le  ha 


(i)  D.  et  dixo  le  la  hembra:  «<Qué  es  lo  que  te  entristece?> 
Díjole  el  zarapito:  «iQué  hombre  se  libra  de  la  tristeza,  si  guarda 
en  su  corazón  sus  preocupaciones  y  penas?  ¿Viste  a  alguno  a 
quien  haya  otorgado  el  mundo  sus  alegrías  de  manera  que  le 
sean  duraderas?»  Díjole  la  hembra:  «¿Te  ha  ocurrido  de  parte  de 
tus  compañeros  algo  desagradable?»  Dixo 

(2)  D.  dixere,  podremos  tener  confianza  en  alejar  la  desgra- 
cia en  que  nos  hallamos.» 

(3)  D.  garapico:  «Ya  sabes  que  aunque  no  hay  entre  nosotros 
parentesco  en  que  podamos  apoyarnos,  Alá  ha  consolidado  entre 
ambos  la  amistad  con  lazos  muy  firmes,  y  nos  ha  unido  con  amor 
intenso,  mayor  que  el  amor  de  parientes  y  de  hermanos;  pues 
muchos  parientes  sirven  de  perjuicio  a  su  familia  más  bien  que 
de  utilidad.  Y  ya  han  dicho  los  sabios:  «Quien 

(4)  enemigo,  —  A.  amigo, 


474  CALILA   Y   DIMNA 


» ninguno  enbidia.»  Et  yo  quiero  te  fazer  un  poco  de 
pesar  por  tu  provecho,  por  mejorar  tu  estado,  com- 
mo  quiera  que  lo  tengas  por  fuerte  cosa  e  por  muy 
desaguisada;  mas  pienso  enlo  que  meló  faze  dezir.  Et 
pienso  en  [que]  las  venturas  que  vienen  alas  criatu- 
ras eneste  mundo  fazen  más  que  esto;  onde  quien  es 
gertero  déla  ventura  desanpárase  al[os]  mandamien- 
tos de  Dios,  et  fuelga.  E  escúchame  e  guíate  por  mí, 
et  non  me  demandes  la  rrazón  délo  que  te  yo  man- 
dare fazer,  fasta  que  sea  acabado»  (i). 

Dixo  LA  fenbra:  «Tanto  miedo  me  has  puesto  e 

TAN  GRANT  ESPANTO,  QUE  CUYDO  QUE  ME  SUMIRÁ  LA 
TIERRA.    Et  SÓ  PLAZENTERA   de   perder  MI   ALMA  POR 

Ti;  ca  dizen  que  quien  su  alma  non  desanpara  por  su 
amigo  para  que  le  ayude  alas  cuytas,  este  tal,  segunt 
Dios,  es  engañoso  e  falso»  (2).  Dixo  el  garapico: 
«Aconsejóte  que  guises  en  cómmo  (y)  mates  a  tu 
marido,  e  folgarás  del;  ca  en  matar  lo  será  tu  grant 
pro,  et  librarás  atí  e  amí  de  una  tentagióa  que  he 
pavor  que  nos  averna,  segunt  que  yo  he  barruntado 
enél,  que  nos  tiene  encubierta.  Onde  non  me  quieras 


(i)  D.  Et  yo  te  quiero  ordenar  una  cosa  que  te  será  un  buen 
consejo,  y  encaminarte  por  el  camino  que  te  llevará  mejor  al  fin, 
sin  tener  en  cuenta  el  deber  que  para  contigo  me  impone  Alá.  Y 
si  me  obedeces,  triunfarás  de  tus  enemigos. > 

(2)  D.  amigo,  sobre  todo  cuando  este  amigo  es  como  tú,  en 
las  calamidades,  ni  le  protege  con  su  propio  cuerpo  en  los  apu- 
ros, ése  no  es  amigo  sincero.  Pues  dime  qué  cosa  es  ésa,  que  yo 
no  he  de  rechazar  tu  consejo  ni  me  he  de  oponer  a  tu  man- 
dato» (*).  Dixo 

(*)  Como  se  ve,  el  texto  árabe  está  mutilado,  y  debe  incluirse  en  él 
el  principio  de  este  párrafo  tal  como  está  en  la  versión  castellana. 


DE  LAS  GARZAS  Y  DEL  ZARAPITO  475 

preguntar  nada,  salvo  fazer  lo  que  te  aconsejo.  Sepas 
que  si  non  fuese  por  la  grant  pro  que  y  ha,  non  me 
atrevería  yo  a  tan  grant  cosa.  Et  bien  te  faría  yo  saber 
la  rrazón  por  que  te  dé  yo  este  consejo,  si  tú  ovieses 
acabado  lo  que  te  yo  mando  fazer.  Et  (i)  yo  te  bus- 
caré después  un  marido  de  mis  amigos  los  gargos,  e 
escogerte  he  el  que  yo  por  mejor  pudiere,  e  el  que 
más  faze  por  mí,  et  el  que  de  mejor  voluntad  bivirá 
conusco  eneste  piélago,  et  te  guardará  et  te  onrrará 
por  mi  amor.  E  tú  eres  muy  sesuda  e  muy  buena  (2); 
et  sepas  que  si  tú  non  fazes  lo  que  te  digo  e  non  me 
creyeres  (3),  acaesger  te  ha  lo  que  acaesgió  al  mur 
que  non  quiso  creer  al  gato  que  le  consejava  leal 
mente.»  Dixo  la  garga:  «^-Et  cómmo  fue  eso?» 

Dixo  el  garapico:  «Dizen  que  en  una  tierra  (4)  avía 
un  rreligioso  en  una  choga,  e  eran  los  omnes  muy 

PAGADOS  DE  AQUELLA  CHOgA  E  DELE  DAR  DE  SUS  COME- 
RES. E  avían  y  muchos  mures  que  le  venían  a  comer 


(i)  D.  ca  en  matar  lo  está  tu  propia  salvación  y  la  mía  de  la 
calamidad  que  nos  amenaza.  Y  si  no  fuera  el  amor,  no  te  orde- 
naría que  lo  mataras;  pero  yo  te  informaré  de  ello  y  de  la  causa 
que  te  amenaza  por  este  asunto,  y  que  te  he  ordenado  (*),  y  no 
te  entristezcas  ni  te  aflijas,  que  yo 

(2)  D.  gargos;  yo  te  diré  sus  condiciones  y  lo  que  a  él  se 
refiere;  nos  protegerá  en  este  piélago,  y  será  quien  te  defienda 
en  vez  de  mí,  cuando  reconozca  tu  inteligencia  y  tu  juicio;  pues 
ese  marido  tuyo  hace  desprecio  de  los  hombres  honrados,  y  por 
eso  ha  llegado  a  esta  situación;  et 

(3)  D.  fazes  esto  y  no  aceptas  mi  consejo,  acaesger 

(4)  D.  «Dizen  que  en  la  ciudad  de  Chorchan  avía 


(*)     Así  dice  literalmente  el  texto  árabe,  que,  como  se  ve,  está  alte- 
rado. 


476  CALILA   Y  DIMNA 


SU  vito  (i),  e  ovo  el  rreligioso  un  gato  (2),  e  atólo  en 
la  choga  por  matar  los  e  por  amortar  los  (3)  dende. 
Et  entre  aquellos  mures  avía  un  mur  que  era  muy 
grande  e  muy  fuerte,  e  más  atrevido  que  todos,  et 
quando  vido  al  rreligioso  atar  el  gato  enla  choga,  sopo 
que  faría  y  él  mal  de  morar  conel  gato,  et  llamólo  (4) 
e  díxole :  «Yo  sé  bien  que  el  rreligioso  non  te  tie- 
ne (5)  si  non  por  matar  amí  e  amis  conpañeros,  et  yo 
amo  tu  conpañia  e  tu  solaz  e  quiero  aver  tu  amor 
por  ser  seguro  detí  e  de  tu  artería.  Et  moraré  aquí 
CON  PLAZER  DE  TI,  et  prométote  que  te  non  encubra 
mi  buen  consejo  nin  el  pro  que  te  pueda  fazer.» 

(6)  Dixo  el  gato:  «Bien  entiendo  lo  que  dizes,  et 
por  que  tú  oviste  sabor  de  mi  amistad,  yo  te  fago  tal 
pleito  que  te  yo  non  busque  mal;  enpero  non  te 
quiero  prometer  lo  que  te  non  podré  tener,  ca  el  rre- 
ligioso me  fizo  fiel  de  su  choga,  e  me  conpró  por  des- 
manar el  dapño  que  le  fazías,  tú  e  tus  conpañeros,  et 
yo  nunca  le  seré  traydor,  contra  lo  que  cree  demí. 
Onde  es  menester  que  busques  por  donde  salgas 


(i)  D.  venían  a  destruir  su  choza  y  la  comida  que  en  ella  tenía 
y  todo  lo  demás,  e 

(2)  un  gato,  —  D.  una  comadreja;  y  así  en  todo  e)  cuento. 

(3)  amortar  los  —  D.  ^-;^ ,  cazarlos ,  expulsarlos ,  apar- 
tarlos. 

(4)  D.  sopo  que  la  comadreja  [era]  para  matarlo  e 

(5)  D.  non  te  ha  tomado  en  su  choza  si 

(6)  Desde  aquí  hasta  el  fin  se  halla  muy  resumido  este  capítulo 
en  el  texto  árabe,  como  se  verá  por  la  traducción,  que  expone- 
mos seguidamente. — D.  Dixo  la  comadreja:  «B.  e.  1.  q.  dizes,  y  yo 
quiero  protegerte  concediéndote  mi  amistad;  pero  sé  que  esto 
[nace]  de  ti  porque  te  ves  obhgado  a  recurrir  a  mí  y  necesitas  mi 
amistad,  por  el  temor  que  tienes  de  perder  la  vida  y  el  deseo  de 


DE  LAS   GARZAS  Y  DEL  ZARAPITO  477 

alos  canpos  o  a  otra  morada  délas  que  son  aquí  ende- 
rredor,  si  tú  quisieres  que  sea  yo  tu  amigo,  ca  ser  lo 
he  en  otro  lugar.  Et  si  así  non  lo  fizieres,  non  avrás 
demí  omenage  nin  seguranza,  ca  yo  non  podré  estar 
que  leal  mente  non  sirva  ami  señor  en  lo  que  me  puso 
por  guardar.»  Dixo  el  mur :  «Yo  te  comengé  a  (i) 
rrogar  e  pedir  por  merged,  e  tú  deves  rresgebir  mi 
rruego,  et  non  quieras  que  vaya  sin  tu  amor.» 

Dixo  el  gato:  «Derecho  es  que  yo  rresgiba  tu 
rruego,  e  fazer  lo  que  tú  quisieres;  mas  .¿en  quál  guisa 
lo  faré?  Ca  vos  todos  los  mures  vos  ayuntades  contra 
mi  señor,  et  él  es  muy  sañudo  contra  todos  vos  otros; 
et  si  yo  non  le  fuere  leal  en  vos  matar,  temo  que  me 
matará.  Onde  te  apergibo,  e  te  aconsejo  que  te  mu- 
des desta  casa,  salvo  e  seguro  para  donde  quisieres, 
et  dote  plazo  de  tres  días  a  que  busques  buen  lugar 
en  que  te  acojas  e  donde  mores.  E  yo  ir  té  ver  e  rre- 


salvarla  de  la  ruina.  Y  no  quiero  engañarte  ni  prometerte  cosa 
que  no  he  de  poder  cumplirte.  Así  que  te  buscas  por  donde  sal- 
gas a  los  campos  o  a  las  moradas  que  hay  alrededor  de  la  casa 
del  religioso,  que  yo  no  perseguiré  a  los  ratones  que  allí  haya,  a 
fin  de  poder  concederte  la  amistad  según  me  la  pides,  y  asistirte 
como  deseas,  para  protegerte  y  defenderte  con  mi  esfuerzo.  Y  te 
doy  de  plazo  para  que  busques  un  lugar  al  que  te  traslades,  tres 
[días].  Y  si  lo  haces,  [bien];  que  si  no,  no  puedo  menos  de  ser  fiel 
a  mi  amo  y  obedecer  su  mandato  de  matarte,  así  como  a  los  otros 
tus  compañeros.»  Dijo  el  mur:  «Yo  he  venido  a  ti  deseando,  ro- 
gándote; y  el  deber  te  obHga  a  que  atiendas  mi  ruego  en  mi  ne- 
cesidad.» Y  no  atendió  el  ratón  al  consejo  de  la  comadreja,  y 
permaneció  en  su  lugar,  confiando  que  aquélla  no  podría  contra 
él.  Y  mientras  el  religioso  cierto  día  se  hallaba  sentado,  pasó  el 
ratón  por  delante  de  él,  sin  apercibirse  del  religioso.  Mas  estaba 

(i)    a.  cometí 


478  CALILA   Y   DIMNA 


querir,  e  mostrar  te  he  mi  amor  más  que  tú  me  pedis- 
te.» Dixo  el  mur:  «Fuerte  cosa  es  dexar  el  omne 
su  lugar;  mas  estarme  he  yo  en  mi  forado,  e  guardar 
me  he  detí  quanto  pudiere.»  Et  quando  fue  otro  día 
salió  el  mur  del  forado  para  buscar  su  vianda,  e  vido 
lo  el  gato,  e  non  sele  movió  por  non  le  falsar  el  plazo 
que  le  diera,  et  fue  enesto  el  mur  engañado,  et  salió 
muchas  vezes.  Et  quando  el  tergero  día  fue  pasado, 
estando  el  gato  en  gelada,  salió  el  mur  a  andar  por  la 
casa,  e  saltó  el  gato  enél  e  matólo. 

Et  yo  non  te  di  este  enxemplo  si  non  por  que 
sepas  que  el  omne  entendido  non  deve  rrefertar  la 
palabra  de  su  amigo  leal,  nin  tener  por  dura  la  pala- 
bra del  castigador;  ca  dizen  que  tal  es  la  palabra  del 
leal  amigo,  en  quanto  la  ha  por  dura  el  consejado, 
commo  la  melezina  amarga  que  tuelle  al  (i)  cuerpo  la 


la  comadreja  delante  del  religioso,  y  no  le  fué  posible  abste- 
nerse de  agarrarlo,  por  temor  de  que  [si  no  lo  hacía]  le  pegara 
el  religioso,  y  saltó  sobre  él  y  lo  mató  (*). 

Y  dijo  la  hembra:  «Y  cuando  yo  haya  hecho  eso,  ¿me  escoge- 
rás un  marido  que  sea  digno  de  mí?»  Dijo  el  zarapito:  «Entre 
nosotros  dos  hay  tal  amor  y  amistad,  que  me  obliga  a  más  de  lo 
que  tú  me  pides.»  Y  cuando  llegó  el  marido,  lo  traicionó  ella 
mientras  dormía  y  lo  mató.  Y  cuando  amaneció  vio  el  zarapito  a 
la  garza  muerta,  y  dijo  a  aquélla:  «Remunérete  Alá,  de  mi  parte, 
bien.»  Y  cuando  se  hizo  de  noche,  apenas  vio  el  zarapito  a  la 
hembra,  la  cogió  por  el  cuello  y  no  la  soltó  hasta  que  la  mató. 

Y  sólo  te  he  contado  este  ejemplo  para  que  sepas  que  a  los 
hombres  les  conviene  no  dejarse  engañar  por  nadie,  sino  estar 
prevenidos  contra  todo  el  mimdo.  Y  honor  a  Alá,  único.» 

Fin  del  libro  de  Calila  y  Dimna. 
(i)    al -a.  el 

(•)     Siguen  cuatro  palabras  en  el  texto  árabe  que  no  dan  sentido. 


DE  LAS  GARZAS  Y  DEL  ZARAPITO  479 

mala  enfermedat.  Et  tú  guárdate  e  non  seas  enga- 
ñada enel  amor  que  te  muestra  tu  marido;  ca  si  lo 
matares  verás  luego  la  folgura  manifiesta  mente  e 
avrías  mejor  marido  con  que  mejor  plazer  ovieses.» 
Et  quando  oyó  la  fenbra  [lo]  que  le  dixo  el  garapico, 
ovo  muy  grant  pavor;  enpero  prísole  gana  del  marido 
nuevo  que  le  prometiera,  et  dixo:  «Entendido  he  lo 
que  tú  dexiste,  et  non  te  sospecho  en  nada,  e  lo  que 
tengo  en  coragón  de  amor  contra  ti  me  muestra  el 
amor  que  tú  me  has,  ca  yo  sé  bien  que  tú  non  me 
aconsejarías  tan  desabrida  mente  e  tan  esquiva  si 
non  con  amor  e  con  lealtad  que  me  has.  Et  si  fuese 
esto  que  me  consejas  cosa  tal  de  que  ovieses  mayor 
pro  detí  solo  sin  mí,  devíalo  fazer  por  tu  amor  e 
seguir  me  en  tu  voluntad,  quanto  más  seyendo  cosa 
en  que  yo  he  parte.  Mas  (¿con  qué  guisa  podré  yo  ma- 
tar a  mi  marido  e  con  qué  podré  conél?» 

Dixo  el  garapico:  <Yo  te  mostraré  una  arte  tal, 
que  si  la  fizieres  rrecabdarás  lo  que  quisieres.»  E  dixo 
la  fenbra:  «¿Ouál  es?»  [Dixo  el  garapico]:  «Yo  sé  en 
fulán  lugar  un  piélago  do  ay  muchos  peges,  e  an- 
dan ai  muchos  pescadores.  Et  quando  pescan  algunt 
[pege]  grande  toman  una  estaca  e  espetan  lo  enella 
desde  la  cabega  fasta  la  cola.  Et  tú  vete  a  aquel  lu- 
gar, e  toma  uno  de  aquellos  peges  que  así  vieres,  e 
tráelo  al  marido  e  dágelo  a  tragar,  et  quando  lo  tra- 
gare, atravesar  sele  ha  el  estaca  enla  garganta  e  mo- 
rra.» Et  fizo  la  fenbra  quanto  le  aconsejó  el  garapico,  e 
voló  et  fuese  allí  donde  los  pescadores  andavan,  e 
tomó  un  pege  de  aquellos  espetados,  e  aduxo  gelo  et 
puso  lo  gerca  del  maslo  su  marido.  Et  él  tragólo,  et 
rronpióle  el  palo  la  garganta,  e  murió.  [Et]  fincaron  el 


480  CALILA   Y   DIMNA 


garapico  e  la  fenbra  en  uno  algunos  días,  et  él  mos- 
trávale  grande  amor  e  fazíale  grande  honrra. 

Desí  demandó  ella  al  garapico  el  marido  que  le 
prometiera,  et  él  voló  e  fuese  aun  árbol  que  era  y 
gerca,  et  falló  un  lobo  gerval  que  buscava  qué  comie- 
se, et  llamólo  e  díxole:  «Cuytado,  ¿qué  as  e  qué  es 
lo  que  quieres? >  Dixo  el  lobo:  «Busco  de  comer.» 
Dixo  el  garapico:  «Yo  he  una  amiga  délas  gargas,  la 
más  gorda  que  ser  puede;  e  la  quiero  engañar,  de 
guisa  que  te  la  trayga  ala  cueva,  ca  es  de  fulán  lugar. 
Pues  vete  a  aquella  cueva  e  estáte  y  en  gelada,  et 
quando  llegare  la  garga  allá,  salta  enella  e  mátala.» 
Et  fizo  así  el  lobo  gerval,  e  fuese  para  la  cueva  e 
metióse  en  gelada.  Et  tornóse  el  garapico  ala  fenbra 
e  díxole:  «Fue  aun  gargo  que  es  mucho  mi  amigo 
en  fulán  lugar,  et  díxele  detí  quánt  fermosa  eres,  e 
quánd  enseñada,  e  quánd  conplida,  e  del  amor  que  as 
comigo,  e  del  lugar  en  que  somos,  e  de  cómmo  has 
menester  marido;  et  rrogóme  que  te  llevase  aél,  que 
te  quería  ver.  E  vayamos  para  él.»  Et  ella  acordóse 
conél,  e  volaron  amos  e  llegaron  a  aquel  lugar.  E  dixo 
el  garapico  ala  fenbra:  «En  aquella  cueva  yaze,  et  si 
agora  non  es  ai,  luego  verná.»  Et  ella,  con  deseo  del 
marido,  fuese  luego  para  aquel  lugar.  Et  el  lobo  que 
yazía  en  gelada  saltó  enella  detrás  de  una  peña  do 
estava,  et  levóla  enla  boca  e  matóla. 

Et  este  es  el  enxenplo  del  que  se  fía  por  el  apar- 
cero falso  que  se  non  de  ve  fiar,  cómmo  peresge.» 


[CAPÍTULO  XVIII] 


[A,,  fol.  94.  —  B.,  foU  119,  sólo  dos  líneas.  —  C.  (i),  págs.  24.7  a  s^j, 
J.,  págs.  360  a  363.} 


[La  paloma,  la  vulpeja  y  el  alcaraván]  (2). 

Dixo  el  rrey  al  filósofo:  «Ya  entendí  este  enxen- 
plo.  Dame  agora  enxenplo  (3)  del  omne  que  da  con- 
sejo a  otro  e  non  lo  da  así  mesmo.»  Dixo  el  filósofo: 
«Este  enxenplo  es  tal  commo  el  déla  paloma  e  déla 
gulpeja  e  del  alcaraván.»  Dixo  el  rrey:  «<;£  cóm'mo 
fue  eso?»  (4).  Dixo  el  filósofo:  «Dizen  que  una  palo- 
ma sacava  palomillos  de  un  su  nido  que  avía  en  una 
palma  muy  alta,  et  la  paloma,  para  mudar  su  nido 
allí,  avía  grant  trabajo;  tanto  era  de  alta.  Et  quando 
ponía  sus  huevos  sacávalos,  e  desque  los  tenía  saca- 
dos (5)  veníase  una  gulpeja  a  ella,  que  la  solía  rreque- 


(i)  Falta  en  el  códice  editado  por  Cheikho,  quien  publica  el 
texto  de  su  manuscrito  C. 

(2)  Así  en  J.  y  en  el  manuscrito  C.  de  Cheikho,  que  añade: 
y  es  el  capítulo  del  que  ve  la  advertencia  para  otro  y  no  la  ve 
para  sí. 

(3)  A.  consejo 

(4)  J.  y  ms.  C.  «¿E  cuál  es  el  ejemplo  de  ésos?»  Dixo 

(5)  Ms.  C.  palomillos  en  la  copa  de  una  palmera  [tan]  alta,  que 
llegaba  al  cielo.  Y  sucedió  que  la  paloma,  cuando  se  ocupaba  en 
acomodar  su  nido  en  la  copa  de  esta  palmera,  no  lo  acomodaba 
sino  después  de  mucho  trabajo  y  fatiga,  por  la  altura  de  la  pal- 
mera y  por  su  elevación.  Y  cuando  terminaba  de  acomodarlo 

TOMO  I.  31 


482  CALILA   Y   DIMNA 


rir  ala  sazón  que  salían  e  que  andavan  ya  sus  palo- 
minos, [e]  parávase  ala  rraíz  déla  palma,  e  dava  bozes 
amenazando  la  que  subiría  a  ella  si  le  non  echava  los 
palominos.  Et  ella  echava  gelos  con  grant  miedo 

QUE  AVÍA,  POR  AMOR  DE  BEVIR;  CA  LE  DEZÍA  QUE  SI 
NON  GELOS  ECHASE  QUE  SUBIRÍA  E  QUE  COMERÍA  A  ELLOS 
E  A  ELLA  (l). 

Et  estando  ella  así  un  día  e  sus  palominos  egua- 
dos,  asomó  un  alcaraván  e  posó  enla  palma,  e  (2) 
vido  la  paloma  estar  muy  triste  e  muy  cuytada,  et  dí- 
xole:  «^Por  qué  estás  demudada?»  Dixo  ella  (3):  '^Ha 
me  deparado  mi  ventura  una  gulpeja,  et  sol  que  sabe 
que  (4)  mis  palominos  son  criados,  viéneme  amena- 
zar e  a  dar  bozes  ala  rraíz  desta  palma,  e  yo  con 
miedo  echo  gelos.»  Et  dixo  el  alcaraván:  «Guando 
veniere  a  fazer  lo  que  dizes,  dile  tú:  *Non  te  echaré 
»mis  fijos,  si  non  que  subas  por  ellos  e  que  los  comas,^ 
>e  si  non  yo  te  echaré  ninguno»  (5).  Et  desque  le 
ovo  aconsejado  el  alcaraván  esta  arte,  bolo  e  asentó 
rribera  de  un  rrío.  Et  la  gulpeja  veno  ala  paloma 


desovaba;  luego  empollaba  sus  huevos,  y  cuando  salían  de  la 
cascara  y  se  hacían  grandes  los  pollos,  veníase 

(i)  Ms.  C.  bozes  y  la  amenazaba  con  subir  hasta  ella;  y  ella 
le  echaba  los  pollos.  — J.  bozes  a.  1.  q.  s.  a  ella  si  no  le  echaba 
los  pollos,  y  ella  se  los  echaba. 

(2)  Ms.  C.  y  J.  e  cuando  vido 

(3)  Ms.  C.  y  J.  cuytada,  díxole:  <jOh  paloma!  ¿Por  qué  te  veo 
con  el  corazón  asombrado  y  de  mal  aire?»  Díjole  ella:  «¡Oh  alca- 
raván! Ha 

(4)  C.  gulpeja,  que  siempre  que  mis 

(5)  Ms.  C.  y  J.  fijos;  sube,  pues,  tú  aquí  y  arriésgate;  que  si 
> haces  esto  y  te  comes  mis  pollos,  yo  huiré  de  ti  volando  y  me 
>.salvaré.»  Et 


LA   P.^LOMA,    LA   VULPEJA   Y  EL   ALCARAVÁN  483 

commo  solía  fazer,  et  paróse  a  rraíz  déla  palma  (i),  e 
dio  bozes  e  gritos,  e  amenazava  commo  solía  fazer. 
Et  la  paloma  rrespondióle  e  díxole  lo  que  el  alcara- 
ván le  enseñara.  Et  díxole  la  gulpeja  (2):  «^Quién  fué 
el  que  te  dixo  esto?»  Dixo  la  paloma  (3):  «El  alcara- 
ván, que  está  ala  rribera  del  rrío.  » 

Et  la  rraposa  fue  a  buscar  lo  [ala  rribera  del  rrío], 
et  falló  lo  parado  en  pies,  et  díxole:  «Dios  te  salve, 

AMIGO.  ^"QUÉ   FAZES  AQUÍ?  ^"SaBES  POR  QUÉ  TE  VINE  A 

BUSCAR?  Porque  me  dixeron  que  sabes  muchos  bie- 
nes PARA  SE  GUARDAR  OME  DÉLOS  AQIDENTES  DÉLOS 
AYRES  DEL  QIELO,  ET  VINE  ATÍ  POR  DECOGER  ALGUNT 
BIEN  DETÍ.»  Et  dixo  EL  ALCARAVÁN:  «^'Et  QUÉ  QUIE- 
RES SABER  DE  MÍ?»  Dixo  la  gulpeja:  «Quando  has 

FRÍO  ALOS  PIES,  ^'QUÉ  ES  LO  QUE  FAZES?»  DlXO  EL  ALCA- 
RAVÁN: «  AlQO  EL  UN  PIE  E  MÉTOLO  ASÍ  A  CARONA  DEMI 
vientre;  ET  QUANDO  AQUÉL  ES  CALIENTE  ALgO  EL  OTRO 
E  QUITO  AQUÉL,  ET  SÚFROME  DESTA  GUISA.*  Et  DÍXO- 
LE (4):  «Quando  el  viento  te  da  del  diestro,  ¿-qué 
FAZES  E  dónde  pones  la  cabega?»  Dixo  el  alcara- 
ván: «PÓNGOLA  al  siniestro.»  «^'Et  quando  te  da  del 
siniestro?*  (5).  Dixo:  «Póngola  al  diestro»  (6). 


(i)    Ms.  C  paloma  en  el  momento  que  sabía,  y  paróse  debajo 
de  ella  (*),  e 

(2)  Ms.  C.  y  J.  gulpeja:  «Dime,  ¿quién 

(3)  Ms.  C.  y  J.  Dixo  ella:  «Me  lo  dijo  el 

(4)  Ms.  C.  y  J.  Díxole  la  gulpeja:  «¡Oh  alcaraván!  Quando 

(5)  Ms.  C.  y  J.  al  siniestro».  Dixo:  «Et  q.  t.  d.  d.  siniestro,  c'dón- 
de  pones  la  cabeza?»  Dixo: 

(6)  Ms.  C.  y  J.  diestro  o  detrás.» 

(•)     J.  debajo  de  la  palmera,  c 


484  CALILA   Y   DIMNA 


Dixo  LA  gulpeja:  «[Et]  quando  te  da  el  viento  de 
todas  partes  (i),  ¿dónde  la  pones?»  Dixo  el  alcara- 
ván: «Póngola  somi  ala.»  Dixo  ella:  «¿Et  cómmo  la 
puedes  poner  so  tu  ala,  ca  non  me  paresge  que  se 
podrá  fazer?*  Dixo  él:  «Por  Dios,  muy  bien.»  Dixo 
la  gülpeja:  «Pues  demuéstrame  cómmo  fazes,  ca  en 
verdat  grant  mejoría  avedes  las  aves  (2)  sobre  nos, 
ca  sabedes  en  una  ora  lo  que  nos  non  sabemos  en  un 
año  (3),  et  aun  metedes  vuestras  cabegas  so  vuestras 
alas  por  viento  e  por  frío  (4).  Pues  muestra  me  cómmo 
fazer»  (5).  Et  metió  el  alcaraván  su  cabega  so  su  ala, 
et  dio  salto  en  él  la  gulpeja  e  matólo.  Et  díxole: 
«Enemigo  de  Dios;  mostraste  carrera  commo  te  ma- 
tasen, et  diste  consejo  ala  paloma  para  que  estorgiese 
déla  cuyta  en  que  estava»  (6). 

Eneste  calló  el  rrey.  Et  dixo  el  filósofo:  «Señor, 
ayas  poder  sobre  las  mares,  e  déte  Dios  mucho  bien 
con  alegría,  e  goze  tu  pueblo  contigo,  et  ayas  buena 
ventura;  ca  entí  es  acabado  el  saber  e  el  seso  e  el  su- 

(i)    Ms.  C.  y  J.  partes  y  de  todas  las  regiones,  ¿dónde 

(2)  J.  y  ms.  C.  en  verdat,  ¡oh  aves!,  gran  mejoría  os  ha  dado 
Dios  sobre 

(3)  Ms.  C.  y  J.  año  y  alcanzáis  lo  que  nosotros  no  podemos 
alcanzar,  et 

(4)  Ms.  C.  y  J.  frío,  y  lo  hacéis  sin  fatiga  ninguna.  Pues 

(5)  Ms.  C.  y  J.  cómmo  lo  haces.»  Et 

(6)  Ms.  C.  y  J.  gulpeja  desde  su  sitio,  y  lo  agarró  y  le  dio  un 
mordisco,  con  el  que  le  apretó  el  cuello,  y  le  dijo:  «Enemigo  de 
tu  alma;  diste  consejo  a  la  paloma  y  le  enseñaste  la  manera  de 
salvarse,  y  has  sido  incapaz  de  hacer  eso  contigo  mismo;  y  tanto, 
que  se  ha  apoderado  de  ti  tu  enemigo.»  En  seguida  lo  mató  y  se 
lo  comió.» 

Termina  el  capítulo  de  !a  paloma  y  de  la  vulpeja  y  del  alca- 
raván. 


LA  PALOMA,  LA  VULPEJA  Y  EL  ALCARAVÁN  485 

frimiento  e  la  mesura  e  el  tu  perfecto  entendimiento. 
Ca  entu  consejo  non  ha  fall(l)a,  nin  en  tu  dicho  yerro 
nin  tacha,  et  as  ayuntado  entí  fuer(^a  e  mansedunbre; 
así  que  enla  lid  non  eres  fallado  covarde  nin  en  las 
priesas  non  eres  aquexado.  Et  yo  te  he  departido  e 
GLOSADO  E  ESPLANADO  las  cosas,  et  te  he  dado  rres- 
puesta  de  quanto  me  preguntastes,  et  por  ti  loé  mi 
consejo  e  mi  saber  en  conplir  lo  que  devía,  e  el  dere- 
cho que  devo  con  buena  memoria  detí,  trabajando 
mío  entendimiento  enel  consejo  e  enel  castigo  leal  e 
enel  sermón  que  te  dixe»  (i). 


(i)  C.  (*)  y  cuando  llegó  el  coloquio  entre  el  rey  y  el  filósofo 
al  capítulo  del  monje  y  del  huésped  (**),  calló  el  rey  y  dijo  el  filó- 
sofo: «Señor,  ojalá  vivas  mil  años  y  reines  sobre  los  siete  climas 
y  prospere  s  y  salgas  bien  en  todos  tus  asuntos,  con  la  alegría  de 
tus  subditos,  y  seas  el  consuelo  de  ellos,  asistido  del  Destino  y 
del  Hado;  porque  en  ti  es  cumplida  la  clemencia  y  brilla  en  ti  el 
saber  y  la  perspicacia;  perfecto  es  en  ti  el  valor  y  la  generosidad, 
y  se  reúnen  en  ti  el  saber,  la  palabra  y  la  resolución.  Ca  entu  c. 
n.  h.  f.,  n.  e.  t.  d.  yerro,  ni  en  tu  obrar  tacha;  et  as  a.  e.  f.  e  man- 
sedumbre; así  que  enla  I.  n.  e.  f.  c.  n.  e.  1.  p.  n.  e.  aquexado.  Et 
y.  t.  h.  departido  las  cosas  y  te  he  dado  respuesta  a  cuanto  me 
has  preguntado;  y  por  ti  me  esforcé  con  mi  consejo  y  mi  saber  y 
con  toda  mi  inteligencia  por  satisfacer  tu  deseo  y  cumplir  mi 
deber,  con  la  buena  intención  de  ejercitar  tu  pensamiento  y 
ennoblecer  tu  índole  e  inteligencia  con  lo  que  te  he  explicado. 
Porque  el  que  ordena  practicar  el  bien  no  es  más  feliz  que  el 
que  le  obedece  en  ello;  ni  hay  otro  más  digno  de  dar  un  conseja 
que  el  que  primero  lo  ha  recibido;  ni  está  el  discípulo  más  lejos 
de  la  ciencia  que'el  maestro  que  lo  instruye.  Por  consiguiente  (***)^ 
quien  examine  este  libro  con  inteligencia  y  obre,  según  él  dice,^ 
con  prudencia  y  con  la  firmeza  de  carácter  propia  de  la  razón,. 

(•)     Página  245,  después  del  capítulo  de  «El  religioso  y  su  huésped». 
(**)     J«  Y  cuando  llegó  el  coloquio  con  el  filósofo  a  este  lugar,  call^ 
(•*•)     Corrigiendo  en  C.  ^y,^<¡,  por  ^-r^^- 


486  CALILA  Y  DIMNA 


Aquí  se  acaba  el  libro  de  Calila  e  Dimna,  et  fue 
sacado  del  arávigo  en  latín  e  rromangado  por  man- 
dado del  infant  don  Alfoñ,  fijo  del  muy  noble  rrey 
don  Ferrnando,  enla  era  de  mili  e  dozientos  e  no- 
venta e  nueve  años. 

El  libro  es  acabado. 
Dios  sea  siempre  loado. 


será  apto  para  conseguir  las  altas  dignidades  y  para  grandes 
cosas,  con  la  ayuda  de  Dios,  sin  experimentar  ningún  disgusto, 
por  haber  seguido  [los  preceptos  de]  este  libro  y  reflexionado 
sobre  él.  Y  Dios,  ¡oh  rey!,  te  ayude  con  tu  gracia  y  te  dirija  con 
su  auxiUo,  y  corrija  en  ti  lo  que  haya  incorrecto  y  embote  el  filo 
de  tu  cólera.  Y  sea  su  piedad  sobre  tu  alma  y  sobre  las  almas  de 
tus  padres  piadosos,  ya  fenecidos;  toda  una  familia  de  ingenio, 
de  sabiduría,  de  excelencia,  de  generosidad  y  de  nobleza.» 


FIN 


GLOSARIO 


Abar^r,  p.  42. — v.  a.  Abrazar,  abarcar,  coger. 

Abaxar,  p.  64. — v.  n.  Abajar,  bajar. 

Abilíar,  ps.  90,  235  y  259. — v.  a.  Aviltar. 

Abnue.  s.  m.  Chacal.  (Véase  p.  125,  nota  i.) 

Aboreger,  p.  161. — v.  a.  Aborrecer. 

Acabar,  ps.  242  y  437. — v.  a.  Perfeccionar,  llevar  una  cosa  a  su 
debido  cumplimiento.  |i  ps.  292,  299  y  333,  conseguir,  alcanzar 
una  cosa. 

Acacharse,  p.  140,  donde  dice  *  agachado»,  por  errata.— v.  r.  Aga- 
charse. La  Academia  lo  suprimió  de  su  Diccionario  en  la  sex- 
ta edición.  La  voz  es  viva  hoy  en  el  oriente  de  la  Península: 
en  val.,  acacharse;  en  cat.,  acatxarse,  acotxarse.  (Del  lat.  yulg.  ad- 
coacticare,  de  coactus,  de  cogeré.) 

Acaer,  p.  74. — V.  n.  Acaecer.  (Del  lat.  vulg.  ac-cadere,  de  ad-cadeif.) 

Agidente,  p.  483. — s.  m.  Accidente. 

Alomar,  p.  454. — v.  a.  Poner  en  ajuste  una  mercancía.  (Véase  el 
pasaje  de  las  Ordenanzas  del  Concejo  de  Oviedo,  hechas  en 
1274,  que  cita  M.  Pidal  en  La  Leyenda  de  los  Infantes  de  Lara, 
P-  437>  y  que  dice  así:  «Estaulecemos  que  nengún  vezino  nen 
vezina  non  vayan  a  los  ganad[er]os  nen  fora  déla  villa  comprar 
nen  goma?'  queso  nen  mantega,  nen  sennalarlo  ante  tiempo, 
nen  otra  vianda  nenguna,  pora  revender.»)  (Del  lat.  vulg.  asíum- 
tnare,  de  summum.) 

Acometer,  p.  393.— v.  a.  Cometer. 

A^or,  ps.  74,  202  y  213.— s.  m.  Azor,  ave  de  rapiña. 

Acordar,  p.  451.— v.  a.  Poner  en  buen  acuerdo,  persuadir. 

Agorero,  p.  210. — s.  m.  El  que  guarda  a  los  azores  o  cuida  de  ellos. 

Acostado,  p.  337. —  s.  m.  Según  Alien,  soldado  mercenario;  pero 


4?S  CALILA   Y   DIMNA 


por  el  contexto,  conforme  con  B.,  que  en  su  lugar  escribe 
♦  allegado»,  parece  que  tiene  aquí  la  significación  de  «allegado, 
pariente». 

Afeuziarse,  p.  274.— v.  r.  Fiarse.  (Del  lat.  vulg.  affiduciare.) 

Afeytar,  p.  126  (véase  nota  5). — v.  a.  Disponer,  aderezar,  pre- 
parar. (Del  lat.  affectdre.) 

Afiíar,  p.  393. —  V.  a.  Afeitar,  adornar,  hermosear.  \''ariante  de 
afeytar. 

Afor?ar,  p.  177. — v.  a.  Forzar,  violar.  (De  a  ^  forfar,  forzar.) 

Agradegedero,  p.  49. — adj.  Que  agradece,  agradecido. 

Aguacal,  s.  m.  (Véase  p.  236,  nota  4,  donde  decimos  que  es  tra- 
ducción del  ár.  ^Ia.-**;,  pl.  de  <^¿\^.t*j,  (abja,  terreno  salino.) 

Ai,  p.  429.  —  adv.'^Ahí. 

Albarhamin,  ps.  351  y  siguientes. — s.  m.  pl.  Bracmanes.  Variantes 
en  A. :  albarhamiun^  albarhamiud  y  albahamiud;  en  B. :  barmi- 
des,  baramides,  mermido-iies  y  vermidones.  (Del  ár.  (jj^-.^.,«jfc^-^\, 
albarhantiun.) 

Álcali  y  alcalld,  p.  88;  alcalld.,  ps.  158,  269  y  270;  pl.  álcalis.^ 
p.  208. — s.  m.  Alcalde,  juez.  (Del  ár.  ^__y>olJÜ\,  alcadi.) 

Algo,  ps.  127,  etc. — pron.  indef.  I|  ps.  25,  195,  240,  244  y  321. — 
s.  m.  Hacienda,  riqueza,  bienes.  ||  p.  63,  bien,  provecho;  poco 
bien,  traducción  de  j..;^^  óSi.  (\^éase  C,  p.  56,  línea  6.) 

Alguazil,  ps.  20  y  352. — s.  m.  Visir,  ministro.  (Del  éx. y^\yi\,uluazir:) 

Algunt,  ps.  130, 168,  etc.— adj.  Alguno.  Usado  con  s.  f.  en  p.  342: 
algunt  ayuda. 

Alholla,  p.  364. — En  C.  y  en  J.  Jvéase  la  nota),  y  también  en  Sacy 
(p.  256,  línea  i),  (¿;\^^v\  ¿íJús..,  holla  de  púrpura.  HoUa,  en  los 
Diccionarios  árabes,  como  nombre  de  tela,  tiene  una  significa- 
ción muy  vaga,  que  nuestro  texto  concreta  con  la  voz  orchun, 
púrpura,  y  en  Edrisí  es  una  tela  de  lino,  ordinariamente  bro- 
chada. El  hecho  de  que  en  la  versión  castellana  aparezca  la  voz 
con  el  artículo,  en  vez  del  determinante  púrpura  que  lleva  en 
los  textos  árabes,  parece  indicar  que  cuando  se  hizo  la  versión 
era  corriente  dicha  voz  en  Castilla,  ya  que  el  traductor  tuvo  a 
al-holla  como  equivalente  a  holla  de  púrpjira,  y  que  tal  sig- 
nificación sería  corriente  y  usual.  En  la  Crónica  del  Cid,  c.  227» 
f.  196,  se  lee:  «e  los  estrados  encortinados,  e  de  muy  nobles 
alhollas  de  oro»;  y  en  c.  256,  f.  231 :  «e  sobrazó  el  manto  de 
una  alfolla  que  tenía  al  cuello,  con  que  le  fizieron  caballero». 


48q 


Aliviado,  ps.  303,  418  y  437. — adj.  Ligero,  inconstante  (p.  p.  de 
aliviar). 

Alongado,  da,  ps.  30  y  72. — adj.  Distanciado,  diferente  (p.  p.  de 
alongar). 

Alvedriarse,  p.  437. — v.  r.  Arbitrarse,  ingeniarse.  (De  alveario.) 

Alvedrio,  p.  191. — s.  m.  Albedrío,  arbitrio,  capricho. 

Amanecer.  Usado  como  personal  en  p.  109. 

Andamiento,  p.  403. — s.  m.  Andadura,  modo  o  manera  de  andar. 

Andar,  p.  403. —  s.  m.  Andamiento,  andadura  (infinit.  substanti- 
vado). 

Andar,  v.  n.  La  radical  del  perfecto  es  andud-  en  ps.  18,  58,  150 
y  170,  y  andou-  en  ps.  316,  327,  439,  445,  449  y  451.  (Véase 
además  p.  146,  nota  2.) 

Anochecer.  Usado  como  personal  en  p.  109. 

Anviso,  sa,  ps.  105  y  161. — adj.  Anteviso,  enviso.  (Del  lat.  vul^. 
antevtsutn.) 

Anxahar,  ps.  39S,  399  y  404;  anxara,  p.  397,  y  axara,  p.  396. — 
s.  m.  Del  ár.  j45_5*.^3\,  y  éste,  por  intermedio  del  persa,  del 
sánscrito  zrtgala,  chacal,  pero  que  nuestro  autor,  en  el  cuen- 
to XIV,  traduce  por  lobo  cerval,  lo  mismo  que  ^^^l -jj\,  abnue. 

Aper^ebido,  da,  p.  112.  —  adj.  Prevenido,  preparado,  dispuesto 
(p.  p.  de  apergebir,  apercibir). 

Apergebimiento,  p.  343. — s.  m.  Apercibimiento. 

Aportar,  p.  266. — v.  n.  Acaecer,  suceder,  ocurrir.  (De  a  y  portar.) 

Apos,  p.  1 39. — prep.  Al  lado  de,  en  comparación  de.  (De  a  y  pos, 
lat.  postal 

Apriso,  ps.  178  y  191. — Perfecto  de  aprender.  {yédiS,^  prender.) 

Aprivadar,  p.  411. — v.  a.  Poner  en  privanza,  que  es  como  se  lee 
en  B.  (De  a  y  privado.)  Es  traducción  de  ,^jaÁ-  en  VIII  forma : 
atribuir  algo  exclusivamente  a  alguien.  (Véase  C,  p.  220,  línea  2 
bajo.) 

Aprivar,  p.  74. — v.  a.  Admitir  a  uno  en  la  intimidad.  (De  a  y  /r/- 
var>)  Traducción  de  <-^j^  en  II  forma:  hacer  que  uno  se  apro- 
xime, honrar  a  alguien.  (Véase  C,  p.  61,  línea  i.) 

Apurar,  p.  249. — v.  a.  Comunicar,  enterar  del  todo  a  uno.  Es  tra- 
ducción de  ^_5-^  en  IV  forma :  comunicar  (un  secreto)  a  al- 
guien. (V.  C,  p.  140,  línea  15.)  La  palabra  «voluntad»  del  texto 
es  traducción  de  «Jx >,  estado,  situación  en  'que  uno  se  en- 
cuentra; tristeza  grande. 


490  CALILA   Y   DIMNA 


Aqnedar,  p.  323. — v.  a.  Dejar  a  uno  quieto,  sin  movimiento.  (De 

a  y  quedo.) 

Arca,  p.  122. — s.  f.  Jaula.  Es  traducción  de  Cj^U,  caja  de  ma- 
dera, ataúd. 

Arditnento,  p.  292. — s.  m.  Ardimiento,  valor,  intrepidez. 

Arrufarse,  p.  79. — v.  r.  Enfadarse,  encolerizarse.  ||  p.  440,  enva- 
necerse. (Según  Korting,  del  ant.  alto  al.  rupfen.) 

Asentar,  v.  n.  en  p.  440;  pero  v.  r.  en  ps.  447  y  455. 

Asoras,  p.  37.  —  adv.  m.  A  deshoras,  de  repente.  (Del  lat.  de  ex 

kora  con  !a  s  adverbial.) 

Asosegamiento,  p.  163. — s.  m.  Sosiego,  quietud,  tranquilidad.  ([>« 

ase  segar  ?i 

Astru£o,  p.  337. — adj.  Mal astrugo.  Desgraciado,  infortunado.  (Del 

lat.  vulg.  astrucum,  del  lat.  astrum.) 

Atanto,  p.  396. — adj.  Tanto. 

Atarte,  p.  ^.—Atarte  he. 

Atolear,  p.  40. — v.  a.  Según  Alien,  aunque  con  duda,  tocar,  tañer; 
pero  creo  más  bien  con  Gayangos  que  el  atoleólo  del  texto 
debe  ser  errata  por  oteólo.  La  voz  atóla,  que  como  instrumento 
músico  se  ve  en  Du  Cange,  y  de  la  cual  podría  derivar  aquel 
verbo,  es  dudosa;  y  la  variante  de  B.,  que  dice:  «entrando  por 
la  puerta  el  que  avía  de  foradar  las  piedras  vio  estar  un  salte- 
rio, e  paró  mientes  en  él»,  autoriza  la  opinión  de  Gayangos.  Ni 
en  J.  de  Capua  (véase  Directoriwn,  p.  28)  ni  en  los  textos 
árabes  (véase  la  nota)  tiene  correspondencia  dicha  voz. 

Atriaca,  p.  273.  —  s.  f.  Antídoto,  contraveneno.  (Del  ár.  JjbóÜl, 

attriaca.) 
Aturar,  ps.  133  y  176. — v.  n.  Perdurar,  persistir. 
Avarón,  p.  296. — adj.  Avaro,  como  se  lee  en  B. 
Aver,  ps.  52  y  240. — s.  m.  Dinero  (infinit.  substantivado). 
Averiguar,  p.  68. — v.  a.  Hacer  que  una  cosa  parezca  verdadera.  i| 

ps.  443  y  451  (dos  veces),  probar  la  verdad  de  una  cosa. 
Avuyar  (léase  auvyar),  p.  438. — v.  a.  Acorrer,  socorrer,  ayudar. 

(Del  lat.  obviare;  véase  kuyar.) 
Azemosuna,  p.  21. — Transcripción  del  ár.  <**^;l^\,  azamazima, 
mago  o  sacerdote  de  los  antiguos  persas. 

Baratar,  p.  271. — Barata  bien,  «procede  bien,  tiene  buen  éxito», 
la  misma  significación  que  el  gr.  eu  jtpártew,  del  que  procede, 


GLOSARIO  491 


y  que  el  ár.  ^  .-,  al  que  traduce.  En  p.  ^^,7,  vial  barata,  en  fra- 
se admirativa,  «no  hacer  bien»,  «no  deber  hacer  lo  que  hace», 
conforme  también  con  el  significado  de  dicho  verbo  griego. 

Bevir.  n.  Vivir.  Tiene  generalmente  perfecto  débil,  pero  en  p.  371, 
visquiere,  de  visqui,  lat.  vixi. 

Blandez,  p.  278. — s.  f.  Blandeza,  blandicia. 

Bolvedor,  p.  412. — s.  m.  Enredador,  cizañero.  ÍDe  bolver,  iax.  vol- 
vere.) 

Solver,  ps.  120  y  385. — v.  a.  Revolver,  mezclar;  calumniar. 

Bosa,  p.  239. — s.  f.  Bolsa,  como  se  dice  hoy  en  Valencia.  (Del 
lat.  bürsant.) 

Broznedat,  p.  147. — s.  f.  Aspereza,  mdeza.  (De  brozno.) 

Bueytre,  p.  132. — S.  m.  Buitre.  (Del  lat.  vulg.  voltürem,  clás.  viílticrein.) 
Busco,  ps.  136  y  278. — Con  busco  (véase  conbusco).  (Del  lat.  vobis- 
cunt.) 

Cabo,  p.  472. — Con  de  cabo,  m.  adv.  Nuevamente. 

Cabsa,  p.  379. — s.  f.  Causa. 

Cabsar,  p.  392. — v.  a.  Causar. 

Caedizo,  p.  272. — En  B.  paja. — s.  m.  Objeto  ligero  y  pequeño 

que  cae  fácilmente. 
(ane^er  o  ^areger,  p.  233.  —  En  B.  alegrarse,  conforme  con  el 

texto  árabe.  (Véase  la  nota  9  de  dicha  página.) 
Capsa,  p.  40. — S.  f.  Caja.  (Del  lat.  capsam.^ 
Cara,  p.  21. — Tal  vez  tenga  aquí  la  significación  de  cabeza,  que 

también  tiene  en  bajo  latín,  como  el  gr.  xdpa,  del  cual  procede. 
Zarapico,  ps.  459  y  siguientes. — s.  m.  Zarapito.  En  ár.  <^i.>,  batto. 
Caro,  ra,  p.  441. — adj.  Subido  de  precio.  |j  ps.  308  y  460,  difícil, 

penoso,  como  el  ár.  j.-^-^*/^,  al  que  traduce  en  la  p.  308.  I|  En 

p,  264  es  traducción  del  ár.  w>»^Á.>,  alejado,  apartado.  (Véase 

C,  p.  148,  línea  7.)  (Del  lat.  carus.) 
Caronal,  p.  473. — adj.  Carnal,  de  la  misma  sangre  o  familia.  (Del 

lat.  carnáltKi.) 

Carpentero,  p.  84. — s.  m.  Carpintero. 

Carpirse,  p.  323. — v.  r.  Traducción  del  ár.  ^t^  Oxv.x.^o,  «dióse 
golpes  en  el  pecho».  (Véase  C^  p.  177,  línea  8.) 

Qe^r,  p.  21. — V.  n.  Cesar. 

(elado,  p.  140. — En  pelado,  m.  adv.  Ocultamente.  (De  celar,  lat.  ce- 
lare.) 


492  CALILA   Y   DIMNA 


^ertedunbre,  ps.  20,  170,  y  344,  nota  1.— s.  f.  Certidumbre,  certe- 
za. (Del  lat.  certitudinetn.) 
Cobardez,  p,  76. — s.  f.  Cobardía.  (De  cobardt.) 

Cobdi^ia,  p.  108. — S.  f.  Codicia.  (Del  lat.  vulg.  cupiditlam,  clás.  cupi- 
ditatem.) 

Colora,  ps.  47  y  146. — S.  f.  Cólera,  bilis.  (Del  lat.  cholera,  gr.  xoXépa.) 

Colpa,  p.  346. — S.  f.  Culpa.  (Del  lat,  cülpam.) 

Collarada,  adj.  Paloma  collarada,  p.  217,  y  s.  f.  /«  collarada,  ps.  218 
y  siguientes. — Paloma  torcaz,  llamada  así  (del  lat.  torques,  co- 
llar) por  tener  «el  cuello  verdoso  y  cortado  por  un  collar  in- 
completo muy  blanco».  Collarada  (de  collar)  es  traducción 
del  ár.  ¿vS^Jax»,  motauaca  (de  ^3^,  táuaca,  «poner  a  alguien  un 
collar»),  así  como  éste  corresponde  al  sánscrito  chitragriva, 
nombre  de  la  paloma  en  el  Panckatantra,  y  que  en  aquella 
lengua  significa  *que  tiene  el  cuello  variado». 

Comer,  s.  m. — ps.  109  y  110,  manjar,  comida.  IJp.  228,  comeres,  man- 
jares. (Véase  otro  ejemplo  en  M.  Pidal,  Poema  del  Cid.)  (Infinit. 
substantivado). 

Cottimer,  ps.  109,  129,  331,  377,  440,  442,  etc.— v.  a.  Variante  de 
comer.  (Del  lat.  comedere.) 

Comunas,  p.  63.— s.  f.  pl.  de  común. 

Conbolverse,  p.  51.  —  v.  r.  Revolverse.  Es  traducción  de  i_^i 
en  V  forma :  estar  envuelto;  volverse  y  revolverse  en  su  lecho 
(un  enfermo).  (X^éase  C,  p.  42,  línea  última.) 

Conbrá,  p.  1 30. — fut.  de  comer. 

Conbasco,  ps.  268  y  407. — Convusco,  con  vosotros.  (Del  lat.  cum 

vobiscum.) 

Con^eguera  mente  y  concejera  mente,  p.  113.— adv.  m.  Conceje- 
ramente, públicamente. 

Confasión,  p.  195. — s.  f.  Medicamento,  confección.  (Del  lat.  cen- 
fectidnem.) 

Conlirío,  p.  57  (véase  Fe  de  erratas). — s.  m.  Colirio.  (Del  lat.  c»lly- 
rjMtn.)  El  copista  escribió  con-  por  suponer  que  la  voz  estaba 
compuesta  con  este  prefijo. 

Conortar,  ps.  358,  372  y  390. — v.  a.  Consolar,  aliviar  la  pena  de 

uno.  (Del  lat.  conhortare,  por  cohertari.) 

Conorte,  p.  203,  nota  i. — s.  m.  Consuelo.  (De  conortar.) 
Conos^edero,  ra,  p.  427. — adj.  Que  reconoce  o  agradece.  (De  c»- 

nosftr.,  conocer.) 


493 


Conpania,  p.  65. — s.  f.  Compaña,  compañía,  sociedad,  amistad. 
(Del  lat.  valg.  compania,  voz  formada  de  cum  j  pañis,  a  imitacióa  del 
germáaico  gahlaibi,  compuesto  de  ga,  cum,  y  hlaibi,  pao.) 

Conplí,  conpliste,  p.  372. — Perfecto  de  cumplir,  ant.  conplir. 

Conpllslón,  p.  428. — S.  f.  Complexión,  (Del  lat.  complexionem.) 

Consejera  mente,  ps.  119  y  262. — adv.  m.  Concejeramente,  pú- 
blicamente. 

Contendora,  p,  340. — s.  f.  La  que  contiende  o  disputa.  (De  con- 
tendor.) 

Contrabajo,  p,  43,  líneas  2  y  3. — Escrito  en  el  original  como  una 
sola  palabra  prosódica;  pero  no  es  adverbio  compuesto  de 
contra  y  bajo,  como  dice  Alien,  sino  sencillamente  la  preposi- 
ción con  y  el  substantivo  trabajo.  El  contexto  castellano  y  el 
texto  árabe  están  muy  claros.  (Véase  C,  p.  39,  línea  9.) 

Corporiento,  p.  380. — adj.  Corpulento,  grueso.  (Del  lat.  corpulen- 

tum,  cambiado  eu  corpurentum  por  iaflueacia  de  corporal.) 

Corto,  ta,  p.  87. — p.  p.  de  cortar. 

Cosa,  p.  22. — S.  f.  Causa.  (Del  lat.  causam.) 

Creó,  ps.  162,  283,  286  y  452. — Perfecto  de  creer,  forma  que  tam- 
bién se  halla  en  Berceo,  Santo  Domingo,  71*,  y  en  Hita,  401. 

Cnedar,  p.  121,  nota  2. — Variante  de  cuy  dar. 

Cuydar,  ps.  64,  173,  etc. — v.  a.  Cuidar,  pensar,  creer,  imaginar. 
(Del  lat.  vulg.  cogitare,  cügitare,  clás.  cogitare) 

Cuydoso,  sa,  ps.  166,  173,  etc. — adj.  Cuidoso,  angustioso,  fatigo- 
so. (De  cuydar.) 

Dagastonar,  p.  12. — v.  a.  Cree  Alien  que  quizá  deba  corregirse 

leyendo  engastonar,  como  lo  hizo  Crayangos. 
Dapuo,  p.  476,  y  dapño,  ps.  350,  357,  376, 410  y  420. — s.  m.  Daño. 

(Del  lat.  damnum.) 

Debatirse,  p.  218, — v.  r.  Traducción  de  '^j^  en  Vlll  forma: 
batirse,  agitarse,  inquietarse.  (De  de  y  batir.) 

Decoger,  p.  483. — v.  a.  Obtener,  coger,  (Del  lat,  de  y  collígére.) 

Delibre,  adj.  Resuelto,  astuto,  inteligente.  En  la  p.  260  es  traduc- 
ción de  ^y^^\^  comp.  de  ,^^*-^,  inteligente,  astuto.  (Véase  C, 
p,  145,  línea  18.)  En  la  p.  104  lo  define  el  mismo  texto,  con- 
forme con  el  original  árabe.  (De  delibrar.) 

Denu^iar.  v.  a.  —  p.  183,  y  247,  línea  15,  donde  dice  «denungia- 
van»,  por  errata.  Variante  de  denunciar. 


494  CALILA   y   DIMNA 


Derrundiado,  p.  38. — En  B.  caído.— diá].  Derrumbado,  caído. 
Desaborido,  da,  ps.  161  y  162.  — adj.  Desabrido,  de  mal  gusto. 

Traducción  de  5-^,  que  tiene  mal  gusto.  (Véase  C,  p.  100, 

línea  última.) 
Desenpolgóse,  p.  232. — ^Perfecto  de  desempulgarse. 
Desenchar,  p.  236. — Variante  de  desechar. 
Desfuziarse,  ps.  159,  210,  218,  252  y  330.— v.  r.  Dcsfiuzar,  perder 

la  esperanza.  (Del  lat.  vulg.  disfiduciare.) 
Desí,  ps.  4,  21,  etc. — adv.  Después,  en  seguida.  (Del  lat.  de,  ex  e  Uñ.) 
Desmanar,  p.  476. — v.  a.  Apartar,  evitar.  (Del  lat.  de,  ex  y  el  vulg. 

manare,  de  manus,  mano.) 

Despadagar,  p.  44. — v.  a.  Despedazar.  Traducción  de  jk^,  cor- 
tar, amputar.  (Véase  C,  p.  40,  línea  4.) 

Despojado,  p.  217. — adj.  Desharrapado,  harapiento.  (Véase  Ber- 
ceo,  Santo  Domingo,  168  y  469.)  (De  despojar^ 

Desvitarse,  p.  462. — v.  r.  No  significa  morirse,  estar  a  punto  de 
morirse,  como  dice  Alien,  sino  nutrirse,  alimentarse.  Es  traduc- 
ción del  ár.  C^Ki^  que  significa  lo  mismo.  (De  des  intens.  y  vito) 

Devagar,  p,  349. — v.  a.  Diferir,  madurar,  meditar  la  cosa  antes  de 
verificarla.  Iré prorogatione  in  suts  gestis  universis,  como  dice 
J.  de  Capua.  (Véase  Directoritim,  p.  242,  líneas  4  y  5.)  (De  de 
y  vagar.) 

Dinidat,  ps.  78  y  404. — s.  f.  Dignidad. 

Dioso,  p.  304. — adj.  Viejo,  de  días.  De  diferente  modo  ha  sido 
interpretada  esta  voz.  Gayangos  la  corrigió,  escribiendo  duro. 
Sánchez  (i)  dice:  «Parece  lo  mismo  que  divino.»  En  los  textos 
árabes  C.  y  J.  no  tiene  correspondencia  literal;  pero  según  C. 
(véase  la  traducción  en  la  nota),  parece  que  deba  ser  errata, 
por  odioso.  Por  lo  demás,  dioso  tiene  autoridades  con  la  acep- 
ción que  le  hemos  dado  de  viejo,  entrado  en  años. 

Diudo,  p.  178. — En  B.  enamorado,  conforme  con  el  texto  árabe. 
(\'éase  la  nota  correspondiente.) 

DiuSO,  p.  317. — adv.  Bajo,  debajo.  (Del  lat.  deorsum.) 

Dolar,  p.  149. — Errata,  sin  duda,  por  doblar  (2),  que  pide  el  con- 
texto, conforme  con  el  ár.  Ll:&-  en  VII  forma,  al  que  traduce. 


(i)     Véase  Poetas  castellanos  anterieres  al  siglo  XV,  p.  573. 
(2)     No  conozco  casos  en  que //interna  se  reduzca  a  l,os,esiduplare- 
dolar. 


495 


Donarlo,  p.  194. — s.  m.  Donaire.  (Del  lat.  donarium.) 

Dubdar,  p.  87.— v.  n.  Dudar.  (Del  lat.  dubitare.) 

Dufe,  p.  44. — adj.  Variante  de  dulce. 

Dttxieron,  p.  173. — Así  he  enmendado  el  «dixieron»  del  original, 

como  lo  pide  el  contexto,  de  acuerdo  con  la  versión  árabe. 

Perfecto  de  </«<;;>=  conducir.  (Del  lat.  duxerunt.) 

Eguado,  p.  482. — adj.  Igualado.  Díjose  también  no  sólo  de  las 
aves,  sino  del  pelo  de  la  cabeza  y  de  la  barba.  (Véase  M.  Pi- 
dal,  Poema  del  Cid,  U,  p.  635,  art.  eguada.)  (Del  lat.  aequatum.) 

Egual,  p.  91. — adj.  Igual,  semejante.  (Del  lat.  aequaUm.) 

Egualar,  p.  216. — v.  a.  Igualar,  equiparar.  (De  egual) 

Elle,  p.  212. — pron.  pers.  Ella. 

Emientes,  p.  233. — Variante  de  la  locución  en  mientes,  a  las  mien- 
tes, a  la  memoria. 

Enbrave^er,  p.  59. — v.  n.  Ponerse  bravo,  conforme  con  el  texto 
árabe.  (Véase  la  nota.) 

Ende.  adv.  Nótese  su  valor  pronominal  enps.  113,  189,  etc. 

Enfinió,  p.  183, — No  tiene  correspondencia  en  árabe  ni  en  J.  de 
Capua.  (Debe  ser  de  enfingir,  presumir,  llenarse  de  soberbia.) 

Enííuzarse,  ps.  420  y  460. — v.  r.  Confiarse.  (Del  lat.  vulg.  infidu- 

ciáre.) 

Enlizar,  p.  141. — En  B.  enrridar. — v.  a.  Variante  de  enrrizar,  en- 
rizar. 
Eurrisar,  p.  1 14. — v.  a.  Variante  de  enrrizar,  enrizar. 
Enseñamiento,  ps.  237  y  346. — Educación,  urbanidad.  En  los  dos 
casos  es  traducción  del  ár.  ^vl,  buena  educación,  cultura  del 
espíritu. 
Eníen?ión,  ps.  3  y  6. — s.  f.  Intención,  ñn,  propósito. 
Entestinos,  p.  195. — s.  m.  Intestinos. 

Entorpar,  p.  415. — v.  a.  Entorpecer,  embarazar.  (De  en  y  torpe.) 
Envlsidat,  p.  105. — s.  f.  Sagacidad,  perspicacia.  (De  enviso.) 
Escodniño,  p.  349. — s.  m.  Escudriño.  (Del  lat.  scrutínium.) 
Escorrecho,  p.  349. — adj.  Fuerte,  vigoroso,  conforme  con  el  texto 
de  Castigos  e  documentos  del  Rey  Don  Sancho,  edición  de  Gayan- 
gos,  p.  89'',  que  cita  Alien,  y  que  dice  así:  «fermosura  e  sani- 
dad e  seer  escorrecho  en  su  cuerpo»;  pero  que  según  el  ori- 
ginal árabe  debía  ser  substantivo.  (\''éase  la  nota.)  (Del  lat.  vulg. 
íxc»rrecimn.) 


CALILA   Y   DIMNA 


Escosa,  p.  48, — adj.  No  sé  cuál  deba  ser  aquí  la  verdadera  acep- 
ción de  este  adjetivo.  No  tiene  correspondencia  en  los  textos 
árabes  ni  en  J.  de  Capua.  La  acepción  que  tiene  en  el  Diccio- 
nario de  la  Academia  (del  lat.  excursa)  podría  convenirle  en 
nuestro  texto,  aplicada  a  vida  pasada,  marchita;  pero  la  variante 
de  B.,  que  dice:  «torna  a  viejo  e  lazrado,  et  ha  por  costunbre 
escaseza  e  desabrida  vida»,  nos  hace  sospechar  si  el  copista  se 
equivocó  y  dijo  lo  que  el  original  no  decía. 

Escudillo,  p.  369. — s.  m.  Escudilla. 

Esecutar,  p.  394.— v.  a.  Ejecutar. 

Esflngir,  p.  380. — v.  a.  Fingir.  (Del  lat.  ex  y  fingere.) 

Espaciar,  ps.  28  y  358. — v.  a.  Divertir,  desahogar,  dar  holgura;  lo 
contrario  de  oprimir.j|p.  322. — v.  r.  Desembarazarse,  librarse 
de  uno  alejándolo.  (Del  lat.  vulg.  spatiare,  clás.  spatidri.) 

Espavorecerse,  p.  253. — v.  r.  Espantarse,  llenarse  de  pavor,  (üei 
lat.  vulg.  expavorescere,  de  Pavor.) 

Espendir,  p.  49. — Son  es  pendidas.  Por  el  original  árabe  (véase  la 
nota)  parece  que  debiera  leerse  espandidas,  o  sea  «desparra- 
madas, distanciadas,  alejadas».  (De  espandir,  lat.  expandiré.)  Apo- 
ya esta  conjetura  J.  de  Capua,  que  traduce  este  mismo  pasaje 
verba  justitie  dissipata.  (Véase  Directoriuní,  p.  33,  línea  17.) 

Estangia,  p.  119.  —  s.  f.  «Buena  estangia»  debe  significar  aquí 
bienestar,  utilidad,  provecho.  (Véase  en  la  nota  la  traducción 
de  C,  y  también  J.  de  Capua,  p.  73,  línea  18,  que  traduce:  non 
intendebam  per  illud  7iisi  eius  boneni  et  utilitatem. 

Estar.  Forma  el  perfecto  de  la  radical  estou-  en  ps.  35,  nota  i, 
160,  247,  etc.,  y  de  estod-,  estud-  en  ps.  25,  34,  80,  105,  402,  etc. 

Estroír,  p.  351. — v.  a.  Destruir,  como  se  lee  en  B. 

Estultar,  ps.  203  y  390.  —  Ofender,  tratar  a  uno  de  tonto.  (Del 
lat.  stultus.) 

Ezperar,  p.  265,  línea  5  (véase  Fe  de  erratas).  —  Variante  de 
esperar. 

Faldrldo,  p.  68. —  adj.  Es  traducción  del  ár.  » *^,^^  (véase  C, 

p.  58,  línea  8),  «letrado,  instruido,  educado»,  conforme  con  la 
variante  de  B.,  que,  según  Alien,  dice  «sabidor»,  y  también 
con  J.  de  Capua,  que  traduce  intelligens,  y  con  el  texto  del 
Poema  de  Alexandre,  c.  1841,  que  dice:  »ambos  eran  eguales 
e  de  mannas  faldridos*.  Se  equivocaron,  pues,  Janer,  que  lo 


GLOSARIO  497 


explica  por  «falto,  defectuoso>,  y  Morel-Fatio,  que  en  Roma- 
nía, IV,  p.  45,  cree  que  en  el  Poema  d¿  Alexandre  debe  corre- 
girse en  «fardido». 
Faldrlmiento,  p.  92, — s.  m.  Como  se  ve  por  la  nota,  no  tiene  co- 
rrespondencia en  C,  pero  sí  en  J.  (véase  p.  132,  línea  12),  según 
el  cual  equivale  a  «habilidad,  maña»,  conforme  con  la  signifi- 
cación á&faldríJo,  cuyo  mismo  origen  tiene. 
Fallegedero,  ra,  ps.  23  y  41. — adj.  Perecedero.  {De  falle ger.) 
Faza,  ps.  197,  etc. — prep.  Hacia.  {Dsfaz  a,  cara  a.) 
Fedroso,  sa,  p.  175. — En  B.fedoriento. — adj.  Hediondo,  que  huele 

mal.  [De  fedor,  fedoroso,  fedroso.) 
Femengiarse,  p.  330. — v.  r.  Esforzarse,  darse  prisa.  {He  f emenda.) 
Femengioso,  p.  408.— adj.  Hemencioso,  activo.  {De  femencia.) 
Fermedat,  p.  2^. — En  B.fermedunbre. — s.  f.  Firmeza,  estabilidad. 
(Del  lít.  firmitdtem.) 

Festinar,  p.  122. — v.  a.  Apresurar,  excitar.  (Del  \zi.  festinare.) 

Feuziarse,  p.  169. — v,  r.  Confiarse.  (Del  lat.  fiduciáre.) 

Fialdat,  p.  405. — s.  f.  Fieldad,  fidelidad. 

Figo,  p.  201. — Mal  del  Jigo.  Úlceras  que  salen  en  la  parte  de  la 

cabeza  cubierta  de  pelo  o  en  la  barba.  Morbus  eoru7Ji proprius 

qui  mulisbra  patiuntur.  (Del  \ax.  ficus^ 
Fortedunbre,  p.  140. — s.  f.  Fuerza,  firmeza.  El  contexto  parece 

tyixgw  gertedunbre,  certidumbre.  (Véase  la  nota,  y  también  J.  de 

Capua,  Directorium,  p.  84,  línea  23.) 
Friura,  p.  333. — s.  f.  Frescura,  calidad  de  fresco.  (De  frigidtiram.) 

En  Berceo,  Mil.,  Qi^^fridura. 
Fueras,  ps.  71,  98  y  445. — conj.  adv.  Sino,  excepto. 
Fulán.  Además  de  la  acepción  de  substantivo,  que  registra  el 

Diccionario  de  la  Academia,  tiene  la  de  adjetivo  indefinido 

aplicado  a  cosas  en  ps.  462,  479  y  480. 
Fyuza,  p.  346. — s.  f.  Fiducia. 
Fyuzarse,  p.  344. — v.  r.  Confiarse.  {De  fyuza.) 

Gar?o,  p.  475. — s.  m.  Garza  macho. 

Girgonga,  ps.  72  y  73. — En  B.  gengonga.  Especie  de  piedra  pre- 
ciosa. (De  origen  incierto.)  Es  traducción  del  ár.  yacut,  jacinto, 
y  lulu,  perla.  (Véanse  las  notas.) 

Golosía,  p,  239. — s.  f.  Golosina,  deseo  inmoderado.  (De  goloso.) 

Gordez,  p.  "j^. — s.  f.  Gordeza,  grosura.  (De  gordo.) 

TOMO    I.  32 


498  CALILA   Y  DIMNA 


Gradesgimiento,  ps.  427  y  433. — s.  m.  Agradecimiento. 
Grand,  p.  333,  y  grant,  ps.  181,  186,  etc. — adj.  Grande. 
Guarnimento,  p.  431. — s.  m.  Guarnimiento. 
Gulpeja,  ps.  ^6,  406  y  481. — s.  f.  Vulpeja. 

Henos,  p.  127,  por  e  nos. 

Huyar,  p.  84. — v.  a.  Adelantarse  a,  llegar  a.  (Véase  M.  Pidal,  Can- 
tar de  Mío  Cid,  II,  p.  902,  art.  kuuiar.)  (Del  lat.  obviare.) 

Irnos,  p.  170. — Primera  pers.pl.  del  pres.  indic.  de  ir.  (Del  lat.  imus.y 

Jarín,  p.  430. — En  B.  xara. — s.  f.  Jara. 
Judgar,  p.  208. — V.  a.  Juzgar.  (Del  lat.  Judícáre.) 
Juglaría,  p.  2,  y  juglería,  p.  i. — s.  f.  Distracción,  diversión,  entre- 
tenimiento grato.  {De  juglar.) 

Lanteja,  p.  375. — s.  f.  Variante  de  ¿enteja. 

Lazdrar,  p.  126. — v.  n.  Lazrar,  con  d  epentética. 

Lazerio,  ps.  126  y  419. — s.  m.  Trabajo,  fatiga,  laceria. 

Lobera,  p.  429,  nota  2. — s.  f.  Hoyo  para  cazar  lobos  y  otras  fieras, 

Lo?ano,  ps.  60  y  467. — adj.  En  la  p.  60  es  traducción  del  ár.JlAjL^, 
«vanidoso,  orgulloso»,  correspondiendo  a  la  tercera  acepción 
que  da  a  lozanía  el  Diccionario  de  la  Academia,  y  la  misma 
que  da  nuestra  versión  a  dicha  voz  en  la  p.  144,  única  vez  que 
la  emplea.  (Véase  Berceo,  Mil,  67:  «Alzaron  arzobispo  un  ca- 
longe  lozano; — Era  muy  soberbio  e  de  seso  liviano.>) 

Lunar,  p.  267. — s.  m.  Luna,  luz  de  la  Luna. 

Líos,  ps.  131  y  258. — Variante  del  art.  los. 

Lluene,  p.  66,  y  Ilueñe,  p.  74. — adv.  Lejos.  (Del  lat.  longí:) 

Mano.  s.  f.  Dar  de  mano,  p.  454. — Soltar,  dejar  en  libertad. 

Mantillo,  p.  45. — s.  m.  Membrana  que  en\aielve  el  feto.  Traduc- 
ción del  ár.  6-...^.^^^.  (Véase  C,  p.  40,  línea  14.) 

Más. —  Adverbio  usado  con  el  comparativo  en  la  p.  420:  tnás 
mejor. 

Massar,  p.  45. — v.  a.  Masar,  amasar.  Traducción  de  ^Jai"^,  batir 
la  leche  para  separar  la  manteca;  sacudir  violentamente  (una 
cosa).  (Véase  C,  p.  40,  línea  11.) 


499 


Mé,  p.  432,  línea  6. — Ir  mé,  irme  he,  me  iré. 

Melezinamiento,  ps.  22  y  25. — s.  m.  Acción  de  melecinar;  reme- 
dio, medicina. 

Menazón,  p.  190. — s.  f.  Diarrea,  disentería.  Comp.  el  ant.  fr.  7ne- 
níson,  menoison,  maneson,  y  véase  en  la  nota  la  traducción  de 
C,  según  el  cual  Calila  muere  de  una  indisposición  de  vien- 
tre. B.  y  J.  de  Capua  omiten  este  particular. 

Menos. — Hallar  menos,  p.  83. — fr.  Notar  la  falta  de. 

Menudez,  p.  50. — s.  f.  Bajeza,  ruindad,  villanía.  Traducción  de 
ofil3j.  (Véase  C,  p.  42,  línea  17.) 

Mercadería,  p.  444. — s.  f.  Mercadería. 

Mestura,  ps.  185  y  191. — s.  f.  Mezcla,  intriga,  enredo.  (Del  lat. 

mistüram.) 

Mesturero,  ps.  55  y  388. — s.  ra.  Cizañero,  intrigante.  (De  mestura.) 

Mijoría,  p.  78. — s.  f.  Mejoría. 

Mintroso,  sa,  p.  184. — Variante  de  mentiroso. 

Miraglo,  p.  87. — s.  m.  Mirado,  milagro. 

Moler,  p.  331. — V.  a.  Reducir  a  menudísimas  partes  los  alimentos 
introducidos  en  el  aparato  digestivo,  digerir;  acepción  que  to- 
davía conserva  en  valenciano  su  equivalente  moldre. 

Morir.  En  el  futuro  y  condicional,  por  síncopa  de  la  /,  tiene  por 
radical  morr-  en  ps.  37,  116,  130,  364,  454  y  479. 

Mover,  p.  46. — v.  n.  que  legítimamente  puede  interpretarse  por 
nacer;  pero  he  de  advertir  que  es  traducción  literal  de  <3^yS?, 
inf.  II  de  «^♦■ifc,  que  significa  mover,  agitar.  (Véase  C,  p.  40, 
línea  19.) 

Muguer,  p.  280.— Variante  de  muger. 

Nenbrar,  ps.  117,  330,  344  y  361. — Variante  de  menbrar,  mem- 

brar. 
Nlngund,  ps.  230  y  240,  y  ningunt,  ps.  181  y  244. — adj.  Ninguno, 

ninguna.  Usado,  como  algunt,  con  s.  f.  en  p.  241 :  ningunt 

alegría. 
Ñusco. — Con  ñusco,  ps.  1 27,  242  y  428. —  Conusco,  con  nosotros. 

(Del  lat.  nobiscunt.) 

Orne,  ps.  33,  333,  etc. — s.  m.  Omne,  hombre. 

Omezillo,  p.  342. — s.  m.  Odio,  rencor.  (Del  lat.  homicñdíum.) 

Omlldoso,  p.  65. — adj.  Humilde,  modesto.  (Del  lat.  humilUosutn.) 


500  CALILA  Y  DIMNA 


Omne,  ps.  38,  88,  333,  etc. — s.  m.  Hombre.  (Del  lat.  homlnem.) 

Opíñón,  p.  22. — s.  f.  Opinión. 

Orebs,  p.432. — En  B.  orenze^  ps.430  y  435  (quizá  errata  del  copista, 
por  oreuze). — s.  m.  Orebce,  aurífice.  Si  la  forma  orebs  procede 
del  nom.  aurifex,  debe  acentuarse  órebs. 

Oriol,  p.  139. — Falcan  oriol.  Es  traducción  del  árabe  (w_jULñJ\ 
c,lJLüü\,  el  águila  fénix.  En  J.  de  Capua,  ciconia.  (Véase  Di- 
redorium,  p.  84,  línea  4:  regina  avis  est  ipsa  ciconia.)  En  el 
Panchatantra  y  en  el  Hitopadera  es  Garuda,  semidiós  o  pájara 
divino  en  quien  cabalga  Vixnu.  (Véase  Hitopadera,  traducción 
de  Alemany,  p.  140,  y  Panchatantra,  del  mismo,  p.  123.) 

Ornamiento,  p.  71. — s.  m.  Ornamento. 

Ospedadgo,  ps.  iii  y  449. — s.  m.  Hospedaje.  (Del  lat.  vulg.  hosj^ita- 
tícu.) 

Otrie,  p.  354. — Variante  de  otri,  otro. 

Paladino,  p.  140. — £71  paladinas,  m.  adv.  A  paladinas. 

Pardón,  p.  87. — s.  m.  Perdón. 

Parejas,  p.  454. — Traducción  de  ^^^^\,  hermanas,  amigas^ 
compañeras.  (Véase  C,  p.  237,  línea  8.) 

Pecachado,  p.  60. — En  B.  agachado  (p.  p.  á& pecacharse,  agacharse). 

Pege,  p.  355. — s.  m.  Pez. 

Pensar,  ps.  85  y  434. — v.  n.  Cuidar,  ocuparse  en.  ||  p.  132. — v.  a. 
Considerar,  tratar.  |1  p.  434,  pensar  de  con  infinitivo,  dispo- 
nerse a,  empezar  a. 

Peres^er,  p.  343. — v.  a.  Destruir,  aniquilar;  hacer  perecer. 

Pesante,  p.  372. — adj.  Pesaroso,  afligido.  (Dehesar.) 

Pesar,  p.  52. — Variante  de  pensar. 

Pesgar,  p.  121. — v.  a.  Apesgar.  {Be  ¡>csga.) 

Pesquerir,  ps.  176  y  412,  nota  6. — v.  a.  Pesquisar,  indagar. 

Piadat,  ps.  161,  205,  221,  289,  393  y  394.— s.  f.  Piedad. 

Pie.  D¿  pie,  p.  378. — m.  adv.  A  pie. 

Placer.  La  radical  del  perfecto  &s  plog-  o  plug-.  (yédiS^plogue, 
p.  178,  tercera  pers.  sing.  del  pret.  perf.) 

Piado,  p.  58. — s.  m.  Prado. 

Plegó  y  priego,  p.  27. — s.  m.  Clavo,  lo  mismo  que  el  ár.  nL^,c*>^, 
mismar,  del  cual  es  traducción.  (Véase  C,  p.  31,  línea  6.) 

Poner.  En  el  futuro  elide  la  ^  y  metatiza  la  r,  y  nos  ofrece  como 
radicaA  porn-  o  porrn-  en  ps.  71,  180  y  198. 


GLOSARIO  501 

Postema,  p.  130. — Es  traducción  del  ár,  ^^^LLi*,  angina,  laringitis. 

Prender.  Además  del  perfecto  débil  (prendió,  p.  38;  prendieron, 
P-  433»  ^prendiese,  p.  439),  tiene  el  fuerte  (priso,  etc.)  en  ps.  88, 
179,  igo,  210,  311  y  317,  y  también  en  p.  161,  prisió,  forma  dé- 
bil derivada  de  la  fuerte  priso. 

Preses,  p.  269. — f.  pl.  Preces,  ruegos. 

Priado,  p.  400.  —  adv.  t.  Presto,  prontamente.  Traducción  de 
^^-to\.  (Véase  C,  p.  241,  línea  17.) 

Propinco,  p.  427.  —  adj.  Propincuo,  allegado,  usado  como  subs- 
tantivo. 

Pujar,  p.  113. — V.  n.  Herir  con  el  cuerno.  (Véase  la  nota.)  Es  tra- 
ducción de  J^,  nataha.  (Véase  C,  p.  79,  línea  9.) 

Quedar,  p.  35. — v.  a.  Aquedar. 

Rrabinosamente,  p.  416. — adv.  m.  Precipitadamente. 

Rrabinoso,  p.  108. —  adj.  Rabioso,  colérico,  irascible.  (Véase  la 
nota  3.)  II  p.  325,  precipitado,  arrebatado.  (Véase  la  nota.) 

Rrahez,  p.  127. — Poner  en  rraJuz,  fr.  Presentar  como  fácil  la  eje- 
cución de  una  cosa. 

Rrebtar,  ps.  161,  200  y  371. — v.  a.  Reptar,  reprender.  (Del  lat.  re- 
putare.) 

Rrebto,  p.  128. — S.  m.  Reto.  (De  rrebtar) 

Rrecabdo,  p.  240. — S.  m.  Conocimiento.  (De  rrecabdar,  recabdar.) 

Rre?ender,  p.  223. — v.  n.  Traducción  del  ár.  ^>^s,  de  ^U,  faha, 
exhalar  su  perfume,  su  olor  (un  aroma,  flor),  y  no  hay  que 
corregirlo  en  tragender,  como  propuso  el  Sr.  Gayangos.  La 
acepción  que  aquí  tiene  está  conforme  con  las  del  lat.  rescin- 
diré, romper,  abrir,  poner  de  manifiesto.  (Véase  en  Quintiliano 
rescindiré  latentia  vitia,  poner  de  manifiesto  los  vicios  ocultos. 
Véase  Diccionario  latino  de  Commelerán.) 

Rre?uc¡tar,  p.  44. — v.  n.  Resucitar. 

Rregistir,  p.  406. — v.  a.  Resistir. 

Rregnar  y  rregñar. — v.  n.  Reinar. 

Rregno  y  rregfso. — s.  m.  Reino. 

Rrelentes?er,  p.  374. — Es  traducción  de  ,3^>,  humedecerse,  mo- 
jarse, cubrirse  de  rocío. 

Rremasera,  p.  195,  que  Gayangos  corrigió  en  comasera,  es,  como 
se  ve  por  la  nota,  transcripción  de  O^/-^^^  remakerajt  o  re- 


502  CALILA.   Y   DIMNA 


mahrán,  y  en  la  versión  siriaca,  zarjiharan  (i),  J.  de  Capua 
CDirectorimji,  p.  120,  líneas  13  y  14)  deja  la  voz  sin  traducir,  y 
dice :  ecce  medicina  filie  tue.  No  es  veneno,  como  quiere  Alien, 
sino  nombre  de  un  medicamento  compuesto  de  vino  y  otro 
ingrediente  que  no  se  sabe  cuál  fuera,  por  faltar  este  nombre 
en  la  versión  siriaca. 

Rrencón,  p.  158. — s.  m.  Rincón. 

Rrepenten?ia,  ps.  160,  189  y  208. — s.  f.  Arrepentimiento,  pesar. 
(Del  lat.  vulg.  repoententiam,  clás.  poenitentiam.) 

Rrepostero,  p.  387. — s.  m.  Tesorero.  (Véase  la  nota.)  (Del  lat.  ré- 

Positórium.) 

Rrepuesto,  p.  41 1,  y  rrespuesto,  p.  367. — s.  m.  Tesoro.  En  la  p.  41 1 
es  traducción  del  ár.  ^•jp)\;.¿^,  pl.  de  óJ\j.:^,  Jazana,  tesoro. 
(Véase  C,  p.  220,  línea  20.)  (Del  lat.  repositum.) 

Rresestirse,  p.  346. — v.  r.  Resistirse. 

Rriepto,  p.  358. — s.  m.  Repto. 

Rrogatura,  p.  435. — S.  f.  Ruego,  súplica.  (Del  lat.  rogatüram.) 

Rroido,  ps.  432  y  435. — s.  m.  Ruido.  (Del  lat.  riígitum.) 

Saluar,  ps.  46  y  70. — v.  a.  Saludar.  (Del  lat.  salütare.) 

Sallir,  ps.  104, 105, 185,  204,  219  y  294. — v.  n.  Salir.  (Del  lat.  salire.) 

Sangre.  Usado  en  pl.  en  p.  357. 

Saqueto,  p.  195. — s.  m.  Saquito. 

Saulan,  p.  34. — En  B.  xulan;  J.  de  Capua,  sulem;  en  ár.  ^^^^ 
xatilam.  Voz  mágica,  sin  significación  conocida. 

Segunt,  p.  340.— prep.  Según. 

Segurarse,  p.  110. — v.  r.  Fiarse,  confiarse.  (De  seguro.) 

Semejar,  p.  221. — v.  n.  Parecer;  hacerse  manifiesto  un  modo  de 
ser,  cualidad,  etc.;  en  p.  399,  concertado  con  el  sujeto  de  la 
oración  secundaria,  que  en  realidad  lo  es  del  mismo  semejar. 

Ser.  Presente  de  indic,  primera  pers.,  so,  ps.  87,  443,  etc.;  pero 
soy,  p.  69  (dos  veces).  Tercera  pers.  es;  pero  see,  se  sienta  (de 
sedet),  en  p.  382)  traducción  del  ár.  ^_^.*.J.si.;  véase  C,  p.  194, 
línea  13).  Imperat.  sey,  p.  394.  Ger.  seyendo  (de  sedendo),  ps.  52, 


(i)  Véase  la  traducción  de  Keit  Falconer,  p.  93,  línea  22.  La  forma 
árabe  es  la  legítima,  porque  en  esta  lengua  y  en  la  escritura  persa  el 
signo  de  la  z  (j)  no  se  distingue  del  de  la  r  (\)  más  que  en  el  punto  que 
aquélla  lleva  encima. 


GLOSARIO  503 


87  y  202.  Imperf.  de  indic.  era;  pero  en  p,  75  seían^  estaban 

sentados,  traducción  del  ár.  fiLccvXs».,  pl.  de  ^^^^.^^Xs:^^  el  que 

se  sienta  al  lado  de  otro. 
Serpenta,  ps.  462  y  463;  serpente,  p.  462,  y  serpienta,  ps.  52 

y  53.  —  Variantes  de  serpiente. 
Sinsamo,  ps.  230  y  232,  etc.,  y  sísamo,  ps.  9  y  10. — s.  m.  Sésamo. 
Sise,  p.  93. — Asise,  a  sí  mismo.  (Del  lat.  sibi  ipse.) 
SoUar,  p.  148.— V.  n.  Soplar.  (Del  lat.  süffiare.) 
SoUón,  p.  99. — En  B.  solo. 
Soseído,  p.  262.  —  adj.  Sometido,  sujeto  (p.  p.  de  soseer,  del  lat.  sub 

y  sedcre.) 

Sospiróii,  p.  45. — s.  m.  Respiradero,  órgano  o  conducto  de  la 
respiración.  Es  traducción  del  ár.  ^^y^^SJJ^,  sitio  o  lugar  por 
donde  se  respira.  (Véase  C,  p.  40,  línea  15.)  (De  sos^irar,  suspi- 
rar; lat.  suspirare.) 

Sue,  p.  331,  línea  9  (dice  «su»  por  errata). — m.  sing.  del  adj.  pron. 
posesivo. 

Tanxese,  p.  434. — Imperf.  de  subj.  de  tañer. 

Té,  p.  477.— Te  he. 

Tehesoro,  p.  216. — s.  m.  Tesoro. 

Tener.  La  radical  del  futuro  es  tern-,  ps.  306,  371  y  383.  Nótese 
la  acepción  de  creer  en  ps.  i  y  423;  la  de  infestar,  ocupar,  en 
p.  386;  y  su  construcción  pasiva  en  la  locución  tener  de  con  in- 
finitivo, en  las  ps.  i,  71  y  893. 

Teñir,  p.  176. — Variante  de  tener. 

Terrería,  p.  143. — s.  f.  Artería,  astucia.  (De  terrero^ 

Terrero,  p.  162. — adj.  Artero,  vil. 

Tésico,  p.  162,  y  tósico,  ps.  159  y  473. — s.  m.  Tósigo. 

Tittuy,  ps.  134  y  siguientes. — Variantes,  según  Alien:  tittuya, 
tirruya,  títuy,  tyay.  Transcripción  del  ár.  ^_^k.^.  (Véase  C, 
p.  88.)  En  sánscrito,  tittibha.  Es  el  parra  jacana  o  parra  joensis. 

Traer.  La  radical  del  perfecto  es  trax-  (del  lat.  traxi)  en  ps.  314, 
351,  366,  etc.,  y  trox-  (del  vulg.  traxui)  en  ps.  195, 414,  450,  etc. 
El  p.  p,  traído  al  lado  de  trecho  en  p.  57.  Fut.  trayrás,  p.  67. 

Traspaso,  p.  262. — Poner  en  traspaso,  diferir,  dilatar. 

Tr¡ste?er,  p.  173. — v.  a.  Entristecer. 

Trobejando,  p.  50. — Trebejando,  ger.  de  trebejar. 

Tronpe?ar,  p.  245. — v.  n.  Tropezar. 


504  CALILA   Y   DIMNA 


Vedar.  Diptonga  en  p.  223,  viedes,  y  225,  vieda;  pero  en  340,  veda. 

Vedeganbre,  ps.  88  y  274. — s.  f.  Veneno.  (Del  lat.  vulg.  medicamí- 
nem,  clás.  medicamen.) 

Vedrlo,  p.  361. — s.  m.  Vidrio. 

Veganbre,  p.  84. — s.  f.  Vedegambre. 

Vegninidat,  p.  407. — s.  f.  Benignidad. 

Venar,  p.  467. — v.  a.  Cazar.  (Del  lat.  venarí.) 

Venir.  La  radical  del  futuro  es  vern-  en  ps.  307,  364  y  445,  y 
verrn-  en  p.  252.  Nótese  además  veno,  p.  431,  y  veniere,  p.  373. 

Ventar,  p.  148. — v.  n.  Aventar,  si  no  es  este  mismo  sin  la  a  inicial, 
por  la  preposición  a  que  le  precede. 

Ver.  Perfecto  de  indic.  vi;  pero  vide,  p.  447;  vido  (57  veces)  y 
vio,  bisílabo  y  grave  (37  veces).  Fut.  segunda  pers.  del  pl.  ve- 
res, p.  10,  línea  4  (dice  veréis,  por  errata).  Ger.  veyendo,  p.  239. 

Vergüenza. — s.  f.  En  ps.  79  y  200,  traducción  del  ár.  ovj^s,  aquello 
de  lo  que  se  tiene  vergüenza,  parte  del  cuerpo  comprendida 
entre  el  ombligo  y  las  rodillas;  y  en  p.  377  es  ü'aducción  de 
r  *s,  partes  pudendas. 

Veridad,  p.  442. — s.  f.  Verdad.  (Del  lat.  veritátem.) 

Vestiblo,  ps.  407,  427,  436  y  461,  y  vestiglo,  p.  435. — s.  m.  Animal 

en  general.  (Del  lat.  vulg.  blstícülum,  de  bestia.) 

Veudez,  p.  ']']. — s.  f.  Beodez  (?).  Ni  en  el  texto  árabe  ni  en  J.  de 
Capua  tiene  exacta  correspondencia. 

Vez,  p.  344. — Nunca  vez,  fr.  adv.  Jamás. 

Vezinidat,  p.  468. — s.  f.  Vecindad.  (Del  lat.  vjcinitdtem.) 

Vi?io,  ps.  460  y  473. — s.  m.  Placer,  gozo.  (Del  lat.  vífíum) 

V¡9ioso,  sa. — adj.  Aplicado  a  lugar,  ps.  58, 93,  98,  316  y  469,  abun- 
dante, provisto,  deleitoso.  Aplicado  a  persona,  ps.  98,  110,  125 
y  461,  gozoso,  regocijado,  contento.  (Del  lat.  vítíosum.) 

Vidiganbre,  p.  68. — Variante  de  vedeganbre. 

Viganbre,  p.  55. — Variante  de  veganbre. 

Vos  otros,  ps.  116,  nota  8,  y  367  y  477. — pron.  Vosotros. 

Vusco,  p.  100. — Variante  de  busco. 

Xarope,  p.  194. — s.  m.  Jarabe. 

Yazer.  La  radical  del  perfecto  es  yog-,  yug-  en  ps.  179,  200,  etc.; 
•^^xo yaziese  en  p.  167,  nota  i. 


ERRATAS  QUE  SE  HAN  NOTADO 


PAGINA 

LINEA 

5 

DICE 

DEBE    DECIR 

3 

fué 

fue 

lO 

4 

veréis 

veres 

12 

7 

jiiancilla 

nianzilla 

20 

9  y  10 

gertedumbre 

Qertedunbre 

57 

I 

colirio 

conlirio 

60 

19 

consejo 

consejo 

136 

31 

cómo 

cómmo 

140 

13 

agachado 

acachado 

247 

15 

denungiavan 

denugiavan 

265 

5 

esperemos 

ezperemos 

331 

9 

su  enemigo 

sue  enemigo 

345 

3 

formigio 

forniglo 

432 

6 

irme 

ir  mé 

En  la  página  54,  al  comienzo  del  capítulo,  donde  dice  «Dixo 
el  rrey  a  su  filósofo»,  léase  «Dixo  el  rrey  Deierva^i  (i)  a  Bendu- 
bet  su  filósofo». 

En  las  páginas  405  y  siguientes,  suprímase  en  el  folio  el  e  del 
entre  anxahar  y  religioso. 

Quítese  el  paréntesis  en  las  palabras  que  lo  llevan  en  las  pági- 
nas 109,  líneas  14  y  15;  129,  línea  15;  331,  línea  10,  y  258,  línea  11. 


(i)     Voz  tachada  en  el  mauuscrito.