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Full text of "La Sagrada Biblia : nuevamente traducida al español, é ilustrada con notas"

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LIBRARY    OF    THE 
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CatalogNo.A:^3X..I3/65.  tó34 

Family Xki.3>o  -  ^5JR, operar/ 

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Branck  Lp^jriMf^U 

Group l\Q/)AAÑCe^ 

Language        >5rBNlSM 

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L/ócality 

Contents..B.f.T2xl..a VJ  YpluMej/ 

V  ersion 

Translator  X«  liX  T*^  í^^^-^  Am  aX 
Putlisned  bj^yi  Cf'H'te'^QJv'íi^^^  hijo 

Place TcKrJS 

Date /<?s3.É> 

Accession  No.  I ^  O Í*J 

Accession  Datero  i/*     /^  /  ?  3  2™ 
Price...)^^...X/^ 


LA 

SAGRADA  BIBLIA 

NUEVAMENTE  TRADUCIDA  AL  ESPAÑOL  . 
¿   ILUSTRADA  CON  NOTAS 

POR 

DOIV  FÉLIX  TORRES  AJILVT. 

EDICIÓN    REIMPRESA    DE    LA    SEGUNDA    DE    MADRID, 

TOMO    IX. 


LA  PROFECÍA  DE  ISAL\S. 


parís, 

LIBRERÍA  DK  LOS  SS.  D.  VICENTE  SALVA  ¿  HIJO, 
CALLE  DE  LILLE  ,  N°.  4- 

1830. 


Imprenta  de  J.  Sinith,  calle  de  Montmorency,  n.  10. 


profecías, 


Las  profecías  de  Isaías,  Jeremías,  Barüch 
y  EzECHiEL  ,  al  pnso  que  nos  instruyei)  ,  y 
consolidan  nuestra  fe  acerca  de  los  mas  su- 
blimes misterios  de  nuestra  santa  Religión  , 
presentan  al  lector  muchos  pasages  de  gran- 
de oscuridad,  cuya  significación  no  ha  que- 
rido Dios  revelarnos  todavía.  Por  lo  mismo 
debemos  leer,  penetrados  de  un  sumo  res- 
peto ,  aquellas  expresiones  enigmáticas  con 
que  nos  habla  el  Señor  por  boca  de  sus  Pro- 
fetas ,  y  humillar  nuestro  entendimiento  en 
todo  aquello  que  nos  parezca  ininteligible. 
Así  lo  hacia  el  príncipe  entre  los  traducto- 
res y  expositores  sagrados  san  Gerómino,  y 
lo  han  hecho  siempre  todos  los  demás  san- 
tos Padres  y  Doctores  de  la  Iglesia,  y  los 
buenos  cristianos  en  todos  tiempos,  Cvspe- 
rando  aquel  dia  feliz  en  que  ei  Señor  se  dig- 
nará descorrer  el  velo  con   (jue   tiene  aun 


2  ADVERTENCIA. 

encubiertos  á  nuestra  vista  grandes  sucesos 
y  misterios. 

Sumo  respeto  á  la  palabra  de  Dios ,  pro- 
fundísima humildad  de  corazón,  y  una  filial 
y  entera  sumisión  á  la  Iglesia  nuestra  ma- 
dre ,  que  es  la  única  de  quien  podemos  es- 
perar la  verdadera  inteligencia  de  la  Escri- 
tura de  un  modo  infalible  ;  tal  ha  de  ser  la 
disposición  de  nuestro  ánimo ,  si  deseamos 
leer  con  fruto  los  sagrados  libros  de  los  Pro- 
fetas, así  como  los  demás  de  las  santas  Es- 
crituras. Tengamos  siempre  muy  prpsente, 
que  al  modo  que  acarrea  la  condenación  y 
muerte  eterna  á  su  alma  aquel  cristiano 
que  recibe  indignamente  ,  ó  abusa  del  sa- 
cratísimo cuerpo  y  sangre  del  Ferho  ewc«r- 
/i«c?o,  Jesu-Chrislo  Señor  nuestro,  no  obs- 
tante de  ser  el  pan  de  vida  eterna  con  que 
quiso  y  mandó  que  nos  alimentásemos;  así, 
según  decia  san  Agustín  ,  nos  causará  la 
muerte  eterna  la  palabra  de  Dios,  si  la  re- 
cibimos ó  usamos  de  ella  sin  discreción  , 
por  un  espíritu  de  vana  curiosidad  :  muerte 
que  se  acarrean  los  que  se  dejan  llevar  de 


ADVERTENCIA.  3 

la  absurda  idea  é  impío  orgullo  con  que  los 
enemigos  de  la  revelación  ,  so  color  de  pie  - 
dad  ,  han  procurado  siempre ,  y  procuran 
hoy  día  con  grandes  esfuerzos  ,  que  todos 
ios  cristianos ,  hasta  los  mas  ignorantes  é 
idiotas  ,  busquen  con  su  peculiar  discerni- 
miento ó  espíritu  privado  en  los  Libros  san- 
tos la  inteligencia  de  las  verdades  de  la  Re- 
ligión, y  decidan  por  sí  mismos,  con  la  sola 
Biblia  en  la  mano,  sobre  el  genuino  sentido 
aun  de  los  mas  importantes  y  oscuros  pasa- 
ges  de  las  santas  Escrituras.  No  es  cierta- 
mente la  lectura  de  la  Biblia  ,  hecha  co:i 
este  espíritu  orgulloso  y  anticristiano  ,  sin 
consejo  ni  dirección  alguna  ,  y  solo  por  ca- 
pricho ó  por  pasatiempo,  la  que  tanto  reco- 
miendan los  santos  Padres  como  un  fecun- 
dísimo manantial  de  sólida  piedad. 

El  lector  observará  ,  mas  fácilmente  en 
los  libros  proféticos,  la  gran  dificultad  que 
preséntala  versión  literal  de  muchas  expre- 
siones metafóricas  y  frases  peculiares  de  la 
lengua  hebrea,  que  en  aquellos  antiquísi- 
mos tiempos  eran   muy  usadas  aun  en   el 


4  ADVERTENCIA. 

lenguage  noble  y  culto  de  los  reyes  y  de  la 
gente  principal.  Pero  es  evidente  que  entre 
nosotros ,  ora  por  la  diversidad  de  costum- 
bres ,  ora  por  el  diferente  genio  de  las  len- 
guas europeas  ,  de  ningún  modo  debe  usar- 
se en  el  día  de  alguna  que  otra  de  las  ma- 
neras de  expresar  los  conceptos  de  que  se 
servían  con  mucha  propiedad  ,  energía  y 
decoro,  cerca  de  tres  mil  años  hace,  los 
moradores  de  la  Palestina ,  de  la  Syria,  del 
ligypto  y  otros  paises  orientales.  Por  esta 
sola  razón  he  creido  que  debia  practicar  lo 
mismo  que  hicieron  varias  veces  los  Setenta 
intérpretes  en  su  versión  griega ,  y  aun  el 
antiguo  autor  de  la  latina  Vulgala,  y  lo  que 
han  seguido  haciendo  después  los  mas  sa- 
bios traductores  ,  los  cuales,  según  lo  exige 
la  variación  que  con  el  tiempo  sufre  el  sig- 
nificado literal  ó  metafórico  de  algunas 
voces  en  las  lenguas  vivas  ,  especialmente 
en  las  actuales  europeas,  y  la  diversa  índole 
de  cada  una  de  ellas  ,  y  de  las  naciones  que 
las  hablan  ;  se  han  visto  precisados  á  tradu- 
cir alguna  vtz ,  con  otra  metáfora  ó  expre- 


ADVERTENCIA.  5 

sion,  l¿i  fraí=e  hebrea  de  que  usó  el  Escritor 
sagrado ;  pero  siempre  procurando  conser- 
var rigurosamente  el  mismo  senlido  litera! 
del  texto  hebreo  y  de  la  versión  latina  Vul- 
gata. 

Mas  como  en  el  escrupuloso  examen  qué 
por  espacio  de  veinte  años  he  debido  hacer 
de  las  mejores  traducciones  de  la  Vulgata 
latina ,  he  visto  que  aun  la  del  liustrísimo 
Scio  ,  y  las  que  actualmente  usan  los  fieles 
en  Italia,  Francia  y  otros  países  católicos, 
son  á  mi  juicio  susceptibles  de  varias  me- 
joras, ni  están  exentas  de  defectos  ;  de  aquí 
la  íntima  convicción  que  justamente  tengo 
de  que  esta  versión  ,  que  he  trabajado,  no 
carece  tampoco  de  ellos  ,  aunque  haya 
conseguido  el  evitar  algunos  que  he  obser- 
vado en  dichas  versiones.  Y  por  esta  razón 
he  recibido  con  la  mas  dulce  y  sincera  gra- 
titud las  observaciones  que  sobre  los  seis 
tomos  publicados  se  han  dignado  remitirme 
algunos  ilustrisimos  señores  obispos  y  va- 
rias perj.onas  de  sólida  sabiduría,  y  zelo 
verdaderamente  cristiano.  Lo  que  me  ani- 


fi  ADVERTENCIA. 

ma  á  renovar  aquí  la  súplica  que  tengo  he- 
cha repetidas  veces  á  los  lectores  instrui- 
dos ,  de  que  se  sirvan  avisarme  los  descui- 
dos ó  faltas  que  adviertan  ,  para  poderlas 
corregir  y  notar  en  el  apéndice  que  seguirá 
al  tomo  último  ,  donde  he  ofrecido  poner 
una^tí  de  erratas  general ,  y  las  correcciones 
ó  tnejoras  que  conozca  que  deben  hacerse 
en  varios  lugares  de  esta  versión. 


ADVERTENCIA 


SOBRE  LOS  PROFETAS  EN  GENERAL. 


Es  para  nosotros ,  dijo  el  apóstol  san  Pe^ 
dro ',  después  de  haber  hablado  del  milagro 
de  la  Transfiguración ,  mas  firme  que  las 
cosas  que  se  perciben  por  los  sentidos^  la 
PiLABRA  DE  LOS  PROFETAS ;  á  la  cual  haccís 
bien  de  atender,  como  á  una  antorcha  que 
brilla  en  lugar  tenebroso,  hasta  que  el  dia 
esclarezca ,  y  el  lucero  nazca  en  vuestros 
corazones ,  viendo  claramente  á  Dios.  Y  en 
efecto ,  los  libros  de  los  Profetas  que  fueron 
de  tanto  aprecio  en  la  Synagoga ,  han  sido 
siempre  el  consuelo  de  la  Iglesia  ;  pues  no 
solamente  nutren  la  piedad  de  los  fieles ,  y 
fortalecen  su  fe,  sino  que  basta?!  ellos  solos 
para  atraer  d  la  verdadera  Religión  á  los 

1  11.  Peí.  I.  V.  19. 


8  ADVERTENCIA . 

tnas  obstinados  é  incrédulos,  presentando  las 
pruebas  mas  convincentes  de  su  divinidad. 
En  dichos  libros  se  ven  anunciadas  las  cosas 
venideras  ;  las  que  únicamente  pudo  revelar 
aquel  Señor  que  habló  por  los  Profetas,  co- 
mo dice  S,  Pablo ' ,  y  que  habló  de  una  ma- 
nera, que  los  que  no  oyen  á  Moysés  y  á  los 
Profetas,  decia  Jesu-Christo,  tampoco  cre- 
erían 5  aun  cuando  alguno  de  los  muertos 
TesvLQiidiSQ para  convencerlos  '.  Jacob,  desde 
el  lecho  ^n  que  va  d  eix^pirar  ^  bendice  á  sus 
hijos,  y  al  llegar  á  Jtidas,  predice  que  no  se 
quitará  el  cetro  á  su  tribu  hasta  que  venga 
el  que  es  la  esperanza  de  las  naciones. 
Moysés^  en  las  faldas  del  monte  Nebo,  anun- 
ció el  Profeta  grande  qite  habia  de  venir. 
Job  le  llama  Redentor  vivo.  Daniel  con  sus 
semanas  designa  el  tiempo  de  la  venida ,  y 
de  la  pasión  y  muerte  del  3Iesias.  Aggeo  y 
Malachias  predicen  que  el  segundo  Templo 
qt{e  se  construye,  ha  de  ser  honrado  con  la 
presencia  de  Jesu-Christo ,  sacerdote  éter- 


1  Heb.  XI.  V.  35. 

2  Luc.  XVI  V.  31. 


ADVERTENCIA.  9 

lio,    según    el    orden    de    Melchisedech', 

Isaías  nos  habla  de  la  supresión  del  antiguo 
sacerdocio.  Jeremías  de  la  abolición  de  los 
sacrificios.  Llega  el  nacimiento  del  Mesías, 
y  el  Seííor  nace  de  una  Virgen^  como  vatici- 
nó Isaías^  y  en  la  pequeña  Bethlehem,  según 
predijo  Michéas^  etc,  etc,  etc. 

Eran  los  Profetas  como  unos  enviados  ex- 
traordinarios de  Dios  para  revelar  alguna 
secreta  disposición  y  voluntad  suya;  para 
dar  consejo  en  algún  lance  apurado^  ó  para 
intimar  la  ira  de  Dios,  ó  sus  castigos  contra 
los  rebeldes  y  soberbios,  áfin  de  que  su  pue- 
blo volviese  sobre  sí,  y  se  convirtiese  de  veras 
al  Señor.  Venian  á  ser,  desde  el  principio 
del  mundo,  como  unos  encargados  especiales 
de  mantener  el  culto  del  verdadero  Dios  entre 
los  hombres,  y  fueron  después  como  un  re- 
fuerzo del  ministerio  de  los  sacerdotes  y  le- 
vitas, á  los  cuales  había  establecido  el  Señor 
para  atender  peculiarmente  á  lo  que  pertene- 
cia  al  culto  divino,  y  dio  ceremonial  del  mi-^ 


1  Agg.  II.  V.  S.  —  Mu!ính.  TU.  v. 
ToM.  IX. 


10  ADVERTENCIA. 

nisterio  sagrado.  Porque  desde  el  principio 
del  mundo  acostumbró  enviar  Dios  de  cttan- 
do  en  cuando  algunas  personas  extraordina- 
rias ,  sin  distinción  de  linage ,  de  profesión , 
de  calidad,  ni  aun  de  sexo,  d  las  cuales  do- 
taba de  un  conocimiento  sobrenatural  de  sus 
secretos ,  por  medio  de  las  revelaciones  que 
les  hacia  de  ellos.  Como  tales  pueden  repu- 
tarse Henoch,  Noé,  Jbraha77i,  Isaac,  Jacob, 
Joseph  ,  Moysés  ,  Aaron  ,  Marta  su  herma- 
na, Débora,  Samuel,  David,  Gad,  Nathan, 
Salomón,  ^ddo,  ^hias,  Hanani j,  Jlzarias, 
Jehii,  Elias,  Eliseo,  Michéas  de  Jenila ,  ect. 
A  mas  de  estos  tenemos  en  el  Antiguo 
Testamento  los  escritos  de  otros  diez  y  seis 
Profetas  ,  que  son  los  cuatro  que  suelen  lla- 
marse Profetas  mayores,  es  á  saber,  Isaías  , 
Jeremías  y  su  discípulo  Baruch  ,  Ezechíel 
y  Daniel ,  y  los  otros  doce  llamados  comun- 
mente Profetas  menores  ,  que  son  ,  Oseas  , 
Joel,  Amos ,  Abdías ,  Jonás¡ Michéas ,  JVa- 
húm  5  Abaciic  ,  Sophonías  ,  Aggeo  ,  Zachd- 
rias  y  3Ialachias. 

Mas  es   necesario   tener  presente  que  el 


ADVERTENCU.  11 

nombre  de  Profeta  ne  siempre  significa  en  la 
sagrada  Escritura  el  hombre  que  por  inspi- 
ración divi7ia  predice  lo  venidero.  Confun- 
diendo sus  diferentes  significaciones ,  suelen 
presentar  los  incrédulos  el  oficio  de  Profeta 
como  un  arte  que  se  aprendía  como  los  de- 
mas ;  á  cuyo  fin,  dicen,  habia  escuelas  y 
colegios  de  Profetas  entre  los  Judíos,  como  se 
lee  en  la  misma  Escritura  :  arte  CafiadetiJ 
que  conocían  también  las  otras  naciones.  Con 
esto,  distinguiendo  las  varias  acepciones  del 
nombre  Profeta,  se  responde  tácitamente  á  los 
frivolos  argumentos  de  los  enemigos  de  la 
Religión  que ,  á  falta  de  razones  sólidas , 
echan  mano  de  sofismas  propuestos  con  cier- 
ta sal  y  agudeza  para  fascinar  á  los  sencillos 
é  incautos  lectores.  En  la  Escritura ,  pues , 
se  llama  Profeta  : 

i."  El  hombre  dotado  de  conocimientos 
superiores  en  cosas  divinas  ó  humanas  j  que 
por  eso  se  los  llamea  desde  el  principio  veyen- 
te ,  ú  hombre  que  ve ,  hombre  ilustrado,  etc. 
En  este  sentido  san  Pablo  llamó  Profeta  de 
los  cretenses  á  uno  de  esta  nación  que  habia 


V¿  ADVERTENCIA. 

descrito  bien  el  carácter  de  ella ' ;  y  llamó  don 
de  profecía  d  los  conocimientos  superiores 
que  daba  Dios  á  algunos  cristianos  para 
instruir  y  edificar  á  los  demás:  don  que  prefi- 
rió al  de  hablar  varias  lenguas  ■■.  Cuando  di- 
jo nuestro  Seiíor  Jesu-Christo  .  que  ningún 
Profeta  dejaba  de  verse  honrado  sino  en  su 
propia  patria,  puede  tomarse  en  el  mismo 
sentido. 

2.."  A  veces  se  daba  el  nombre  de  Profeta 
al  que  manifestaba  algún  conocimiento  de 
cosas  ocultas ,  ó  presentes  ó  venideras  :  asi 
Samuel  hizo  conocer  d  Saúl  que  las  asnas  que 
estaban  perdidas,  se  habían  hallado;  y  en 
este  sentido  los  soldados  que  atormentaban  á 
Jesús,  le  decian  i  Profetiza  quién  es  el 
que,  te  ha  herido. 

Z.°  También  se  llamaba  Profeta  aque¡ 
hombre  d  quien  Dios  hacia  hablar ^  aun  sin 
que  entendiera  el  sentido  de  lo  que  hablaba  : 
por  eso  san  Juan  dice  de  Caiphds,  que  pro- 


1   Til.  /.  i\  \'2. 

'i  1.  Cor.  XI y.  V.  6. 


Advertencia.  Í3 

felizó  ser  conveniente  que  un  hombre  mu- 
riese por  la  salud  del  pueblo  ',  y  el  histo- 
riador Josepho  llama  Profetas,  esto  es,  ins- 
pirados ,  d  los  autores  de  los  trece  primeros 
libros  de  la  Escritura. 

A."  Llamábase  Profeta  el  que  hablaba  en 
nombre  de  otro  :  y  asi  dijo  Dios  á  Moysés  : 
Tu  hermano  Aaron  será  tu  profeta,  él  ha- 
blará por  ii  :  y  en  Jeremías  ^  se  llama  pro- 
fecia  la  embajada  que  llevó  Saraias.  Sa7i 
Esteban  echó  en  rostro  á  los  judíos  el  que 
hubiesen  perseguido  á  todos  los  Profetas,  óá 
todos  los  que  les  hablaban  en  nombre  de  Dios. 
En  este  sentido  fueron  profetas  Nathan  al 
reprender  á  David  por  sus  pecados,  y  san 
Juan  Bautista  cuando  increpaba  dHeródes. 

5.°  Profetas  se  llamaban  asimismo  los  que 
componian  ó  cantaban  himnos  de  alabanza  á 
Dios  con  una  energía  ó  entusiasmo  que  pare- 
cia  sobrenatural.  Saúl  se  unió  á  una  multi- 
tud de  estos  cantores,  y  la  gente  se  admiraba 


l  Joitiin.  XI.  i\  51. 
^  Cap.  U.  V.  59. 


14  ADVERTENCIA. 

de  iserle  en  iiie<lío  de  los  Profetas  ,  y  cuando 
en  tm  rapto  de  mclancolia  cantaba  en  su  pa- 
lacio, dice  el  historiador  sagrado,  que  profe- 
tizaba ^  Lo  mismo  se  dice  de  David,  de 
Asaph  5  etc,  y  aun  los  jóvenes  á  quienes  se 
ejercitaba  en  esto,  eran  llamados  los  hijos  de 
los  Profetas  ^ 

6."  Este  nombre  se  aplicaba  también  d 
túdú  el  que  obraba  alguna  maravilla  ó  mila- 
gro: asi  leemos  en  el  cap.  A8  del  Ecclesiástico, 
que  el  cadáver  de  Eliseo  profetizó ;  y  por  eso 
los  judíos,  al  ver  los  milagros  de  Jesu- 
Christo,  decian:  Un  gran  Profeta  se  ha  le- 
vantado entre  nosotros ,  y  Dios  ha  visitado 
á  su  pueblo  ^. 

7.«  Finalmente,  en  el  sentido  propio,  Pro- 
feta es  aquel  hombre  á  quien  ha  i-evelado 
Dios  cosas  futuras,  que  no  puede  prever  toda 
la  sabiduría  humana  ,  y  ha  mandado  anun- 
ciarlas á  los  hombivs ;  y  este  don  de  Dios  es 


1  /.  Reg.  X.  V.  6. 

2  /.  Reg.  XVIII.  r.  10. 

3  IV.  Reg.  11.  V.  5. 

4  Luc.  XVI.  V.  7. 


ADVERTENCIA.  15 

lina  señal  cierta  de  la  misión  dividía.  En  este 
último  y  mas  propio  sentido  llamamos  Profe- 
tas á  Isaías,  Jeremías  ,  Ezechiel  , Daniel , 
etc.,  y  sus  profecías  coinponen  una  parte  muy 
principal  del  Antiguo  Testamento, 

La  multitud  de  profetas  falsos  que  ha 
habido ,  prueba  que  siempre  se  ha  creido  que 
Dios  ha  revelado  algunas  veces  á  los  hombres 
las  cosas  venideras  ,  aunque  haya  habido 
varios  que  se  han  arrogado  falsamente  este 
nombre,  abusando  de  la  credulidad  del  vulgo. 

El  que  ahora  no  conceda  el  Señor  tan  d 
menudo  el  don  de  profecía ,  nada  prueba  sino 
que  este  y  demás  dones  extraordinarios  de 
hacer  milagros ^  de  hablar  lenguas^  etc. i  los 
concede  el  Señor  cómo  y  cuándo  mejor  le  pa- 
rece ,  para  bien  de  la  Iglesia. 


ADVERTENCIA 

SOBRE   LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 


Es  el  primero  de  los  cuatro  Profetas  que  se 
llaman  mayores.  FuehijodeJlmós^  delafa- 
niilia  real  de  David.  Profetizó  en  los  reina- 
dos de  Ozias ,  Joathan ,  Jlcház  y  Ezechías , 
cerca  de  ochocientos  años  antes  de  Chrisfo;  ó, 
según  la  chronologia  mas  probable ,  desde  el 
año  785  hasta  el  721  antes  de  Jesu-Christo. 
Es  constante  tradición  de  los  judíos  ,  apoya- 
da por  san  Gerónimo^  san  Jlgustin  y  muchos 
Padres  antiguos  ,  que  el  impío  rey  Manas  - 
se's  ,  su  pariente  y  cufiado  ,  que  succedió  á 
Ezechías,  le  quitó  la  vida,  haciéndole  aser- 
rar por  medio  del  cuerpo  ,  siendo  ya  Isaías 
de  edad  de  cien  años. 

El  principal  objeto  de  sus  profecías  es  el 
echar  en  rostro  á  los  habitantes  del  reino  de 
*Jiidá  y  Jerusalem  sus  infidelidades  ,  ajiun- 


ADVERTENCIA.  It 

ciarles  el  castigo  de  Dios  que  les  vendria , 
primero  por  el  ejercito  de  los  asyrios  en  el 
reinado  de  Sennachérib ,  y  después  por  el  de 
los  cJidldeos  en  el  reinado  de  Nahuchódonosor. 
Les  profetiza  que  este  rey  se  los  llevará  cau- 
tivos ,  y  destruirá  á  Jerusalem  y  su  Templo. 
Les  predice  que  después ,  en  el  reinado  de 
Cyro  (que  nombra  expresamente),  volverán  á 
su  patria :  que  será  reedificada  Jerusalem  y 
el  Templo  ;  y  que  las  dos  casas  ó  reinos  de 
Israel  y  de  Judá  volverán  á  formar  un  solo 
pueblo, 

Pero  entre  estas  profecías  hay  algunas 
que  no  pueden  aplicarse  á  los  sucesos  que 
acontecieron  después  de  la  vuelta  del  cauti- 
verio ,  y  es  preciso  entenderlas  de  la  venida 
de  Jesu-Christo  y  del  establecimiento  de  su 
Iglesia ,  y  délo  que  liábia  de  suceder  en  ella* 
Isaías  habla  tan  clara  y  puntualmente  de 
Jesu-Christo  y  de  su  Iglesia,  que  mas  parece 
Evangelista  que  Profeta ,  como  dice  san  Ge- 
rónimo. Así  es  que  el  mismo  divino  Salva- 
dor se  aplicó  á  si  7nismo  muchas  profecías  de 
Isaías,  y  vemos  que  los  Evangelistas  y  Após- 


18  ADVERTENCIA. 

toles  citan  varias  veces  el  cumplimienio  de 
ellas  en  Jesu-Christo,  Es  muy  admirable  el 
anuncio  de  que  el  Mesías  nacerla  de  una 
Virgen  ';  y  lo  que  dice  en  el  cap.  Lili  sobre 
la  pasión  de  Jesús. 

Isaías  €s  tenido  por  el  Profeta  mas  elo- 
cuente: su  lengua  ge  es  conforme  á  la  nobleza 
de  la  regia  estirpe  de  que  descendia :  grande 
y  elevado,  y  de  fuertes  y  vivas  ea?p  restañes . 
Grocio  le  compara  d  Demósthenes  tanto  en  la 
pureza  como  en  la  vehemencia  del  estilo.  No 
hay  Profeta  citado  con  mas  frecuencia  en  los 
libros  del  JVuevo  Testamento. 

1  Cap.  VIL  V.  14 


LA  PROFECÍA  DE  ISAÍAS. 


CAPITULO  PRIMERO. 

El  profeta  Isaías  amenaza  á  Jerusalem  con  una  espantosa 
ruina  por  no  haberse  convertido  al  Señor,  a  pesar  (Ir 
haber  sido  afligida  con  toda  suerte  de  males  :  la  advierte 
que  sus  f  estas  y  sus  sacrificios  son  abominables  á  los  ojos 
de  Dios;  y  qué  es  lo  que  debe  hacer  para  alcanzar  de 
nuevo  su  gracia.  La  anuncia,  que  después  del  castigo  que 
sufrirá  por  sus  maldades,  vendrá  dia  en  que  recuperará 
la  libertad  y  será  feliz  * . 

1  Vision  profética  ^  que  tuvo  Isaías ,  hijo  de 
Amos  ',  en  orden  á  la  cosas  de  Judá  y  de  Jerusalem, 
en  tiempo  de  Ozías,  de  Joathan,  de  Acház,  y  de  Eze- 
chias  reyes  de  Judá. 

— 2  Oid,  oh  cielos,  y  tú,  oh  tierra,  presta  toda  tu 
atención ;  pues  el  Señor  es  quien  habla.  He  criado 
hijos,  dice,  y  los  he  engrandecido,  y  ellos  ^  me  han 
menosprecia<io. 

3  Hasta  el  buey  reconoce  á  su  dueño,  y  el  asno  el 

1  Ano  del  Mün'DO  3219:  antes  de  Jesü-Christo  785. 

2  Esto  es  ,  Las  cosas  que  vio  Isaías ,  etc. 

3  Amos  era  hermano  de  Ama.síaSj  rey  de  Judá.  Amos 
el  profeta  menor  se  escribe  en  hebreo  DID^  Nghamos : 
este  Amos  ,  padre  de  Isaías  ,  se  escribe  t*^Oí<  Amots. 

4  Mas  ingratos  y  estúpidos  que  las  bestias. 


'20  LA    PROFECÍA    UE    ISAÍAS. 

pesebre  de  su  amo  '  ;  pero  Israel  no  me  reconoce,  y 
mi  pueblo  no  entiende  mi  voz  '. 

4  ¡Ayde  la  nación  pecadora',  del  pueblo  apes- 
gado de  iniquidades,  de  la  raza  malvada,  de  los  hijos 
desgarrados!  han  abandonado  al  Señor,  han  blasfe- 
mado del  Sanio  de  Israel,  le  han  vuelto  las  espaldas'^ 

5  ¿De  qué  servirá  el  descargar  yo  nuevos  golpes 
sobre  vosotros,  si  obstmados  añadís  siempre  pecados 
sobre  pecados  ?  Toda  cabeza  está  enferma,  y  todo  co- 
razón doliente  *. 

6  Desde  la  planta  del  pié  hasta  la  coronilla  de  la 
cabeza  no  hay  en  él  cosa  sana,  sino  heridas,  y  carde- 
nales, y  llaga  corrompida  que  no  ha  sido  curada,  ni 
vendada,  ni  suavizada  con  bálsamo. 

7  Vuestra  tierra  está  desierta,  incendiadas  vuestras 
ciudades  :  á  vuestra  vista  devoran  los  extrangeros 
vuestras  posesiones,  y  á  manera  de  enemigos  las  de- 
vastan. 

8  Y  la  hija  de  Sion,  ó  Jeriisalem,  quedará  como 
cabana  de  una  viña,  como  choza  de  un  melonar*,  y 
como  una  ciudad  tomada  por  asalto  7. 


1  Esto  es,  conoce  á  su  dueño  que  le  da  el  pienso  en  el 
pesebre. 

2  No  me  hizo  caso. 

3  Habla  el  Profeta  de  la  nación  judaica. 

4  Para  revolcarse  en  la  abominable  idolatría, 

5  Por  la  cabeza  pueden  entenderse  los  principes  ,  y  por 
el  corazón  los  sacerdotes. 

6  En  algunos  países  orientales  suelen  confundirse  los 
nombres  de  cohombro  y  de  melón.  Plin.  lib.  XIX.  c.  5. 

7  V  entregada  al  pillage. 


capítulo  i.  21 

9  De  suerte  que  si  el  Señor  Dios  de  los  ejércitos 
no  hubiese  conservado  algunos  de  nuestro  linage  ', 
hubiéramos  corrido  la  misma  suerte  de  Sodoma,  y  sido 
en  todo  semejantes  á  Gomorrha  ^. 

10  Oid  la  palabra  del  Señor,  oh  príncipes  deJudd 
que  imitáis  á  los  reyes  de  Sodoma :  escucha  atento 
la  Ley  de  nuestro  Dios,  tú  oh  pueblo  semejante  al  de 
Gomorrha. 

11  ¿De  qué  me  sirve  á  mi,  dice  el  Señor,  la  mu- 
chedumbre de  vuestras  víctimas  ?  Ya  me  tienen  fasti- 
diado. Yo  no  gusto  de  ios  holocaustos  de  carneros,  ni 
de  la  gordura  de  los  pingües  bueyes^  ni  de  la  sangre 
de  los  becerros,  de  los  corderos,  y  de  los  machos  do 
cabrio. 

12  Cuando  os  presentáis  ante  mi  acatamiento, 
;  quién  os  ha  mandado  llevar  semejantes  dones  en 
vuestras  manos,  para  pasearos  por  mis  atrios  ^? 

13  No  me  ofrezcáis  ya  mas  sacriflcios  inútilmen- 
te, pues  abomino  del  incienso  "*.  El  novilunio,  el 
sábado ,  y  las   demás  fiestas   vuestras  no    puedo  ya 


1  Algunos  justos,  cuyas  oraciones  han  detenido  los  ra- 
yos de  su  justicia. 

"2  Dios  se  reservó  un  corto  número  de  israelitas  según 
la  elección  de  su  gracia.  Rotn.  XI.  v.  5.  Tertuliano,  si-in 
(reróninio,  Teodoreto  y  otros  entienden  estas  palabras  de 
la  destrucción  de  Jerusalem  pT>r  ios  romanos.  Véase  Rom. 
IX.  V.  '27. 

3  Tan  ufanos  y  satisfecho.-?. 

4  Ofrecido  con  un  corazón  corron)|)ido. 

:i 


22  LA   PROFFCÍA    DE   ISAÍAS. 

sufrirlas  mas  tiempo  ;  porque  en  vuestras  asambleas 
reina  la  iniquidad. 

14  Vuestras  calendas  y  vuestras  solemnidades  son 
por  lo  mismo  odiosas  á  mi  alma "  :  las  tengo  abor- 
recidas :  cansado  estoy  de  aguantarlas  ^. 

15  Y  así  cuando  levantareis  las  manos  dcia  mí, 
yo  apartaré  mi  vista  de  vosotros ;  y  cuantas  mas  ora- 
ciones me  hiciereis,  tanto  menos  os  escucharé ;  porque 
vuestras  manos  están  llenas  de  sangre  '. 

16  Lavaos  pues\  purificaos,  apartad  de  mis  ojos 
la  malignidad  de  vuestros  pensamientos ,  cesad  de  o- 
brar  mal , 

17  aprended  á  hacer  bien  ,  buscad  lo  que  es  justo, 
socorred  al  oprimido ,  haced  justicia  al  huérfano , 
amparad  á  la  viuda. 

18  Y  entonces  venid  y  argüidme  *,  dice  el  Se- 
ñor :  aunque  vuestros  pecados  os  hayan  teñido  como 
la  grana ,  quedarán  vuestras  almas  blancas  como  la 
nieve ;  y  aunque  fuesen  teñidas  de  encarnado  como  el 
bermellón,  se  volverán  del  color  de  la  lana  mas  blanca. 

19  Como  queráis,  y  me  escuchéis  ^ ,  seréis  ali- 
mentados de  los  frutos  de  vuestra  tierra. 

1  Me  son  enojosas. 

2  No  es  el  sacrificio  exterior  el  que  principalmente  pide 
Dios,  sino  el  interior  con  que  debe  ir  aquel  acompañado. 

3  Esto  es ,  de  pecados.  Estas  palabras  ,  dice  san  Geró- 
nimo ,  condenan  á  aquellos  falsos  devotos  que  pasan 
orando  horas  enteras ,  mientras  que  siguen  en  sus  usuras  , 
en  sus  calumnias,  ó  tratos  criminales, 

4  Si  no  os  acogiere  con  misericordia  y  bondad. 

5  Aquí  se  ve  claramente  que  es  libre  el  hombre  de  hacer 


CAPITULO    I.  23 

20  Pero  si  no  quisiereis,  y  provocareis  mi  in- 
dignación ,  la  espada  de  los  enemigos  traspasará  vues- 
tra garganta ;  pues  así  lo  ha  dicho  el  Señor  por  su 
propia  boca  '. 

21  ¿Cómo  la  ciudad  fiel,  y  llena  de  juicio ,  se  ha 
convertido  en  una  ramera'?  Ella  fue  en  otro  timpo 
alcázar  de  justicia ,   y  ahora  lo  es  de   homicidios. 

22  Tu  plata  se  ha  convertido  en  escoria ,  y  tu  vi- 
no se  ha  adulterado  con  el  agua^. 

23  Tus  magistrados  son  desleales ,  y  van  á  me- 
dias con  los  ladrones  :  todos  ellos  gustan  de  regalos: 
corren  tras  del  interés  :  no  hacen  justicia  al  huérfano, 
y  no  encuentra  apoyo  en  ellos  la  causa  de  la  viuda. 

24  Por  esto  dice  el  Señor  Dios  de  los  ejércitos, 
el  Dios  fuerte  de  Israel.  ¡Ay  cómo  tomaré  satisfac- 
ción de  mis  contrarios ,  y  venganza  de  mis  enemi- 
gos! 

25  Y  volveré  mi  mano  sobre  tí ,  y  acrisolándote 
quitaré  tu  escoria ,    y  separaré  de  tí  todo  tu  estaño. 


el  bien  ó  el  mal.  Véase  Esíher  XV.  v.  11.  Los  castigos  y 
premios  en  la  Ley  de  gracia  son  ya  de  un  orden  mas  su- 
perior ó  espiritual. 

1  Y  su  palabra  jamás  queda  sin  efecto. 

2  Abandonando  á  Dios  su  primer  esposo  ,  y  prostitu- 
yéndose al  culto  de  los  ídolos?  Véase  Fornicación. 

3  Con  dos  semejanzas  explica  la  depravación  de  !os 
doctores  de  la  Synagoga:  los  cuales  no  solo  comunicaban 
la  corrupción  de  su  corazón  al  pueblo ,  sino  que  adultera- 
ban la  misma  Ley  de  Dios  con  sus  falsas  y  necias  iuterpre  • 
(aciones.  Véase  saíi  Gerónimo. 


24  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

26  Y  restableceré  tus  Jueces,  haciendo  que  sean 
tales  cuales  eran  antes ,  y  tus  consejeros  como  fueron 
antiguamente :  después  de  lo  cual  serás  llamada 
Ciudad  del  Justo  ' ,  ciudad  fiel. 

27  Si,  Sion  será  redimida  en  juicio,  y  repuesta 
en  libertad  por  justicia  ^. 

28  Pero  Dios  destruirá  desde  luego  los  malvados 
y  los  pecadores,  y  serán  anonadados  los  que  aban- 
donaron al  Señor. 

29  Los  mismos  ídolos  á  quienes  sacrificaron,  serán 
su  mayor  confusión ;  y  os  avergonzaréis  de  los  jardi- 
nes que  habéis  escogido  ^ 

30  cuando  fuereis  lo  mismo  que  un  alcornoque 
que  ha  quedado  sin  hojas ,  y  como  un  huerto  sin  a- 
gua. 

31  Y  vuestra  resistencia  ó  fortaleza  *  será  igual  á 
la  pavesa  de  la  estopa  arrimada  á  la  lumbre  ,  y  vues- 
tras obras  como  una  chispa  :  uno  y  otro  arderán  en 
el  fuego  que  nadie  apagará. 


1  Según  el  hebreo  puede  traducirse  Ciudad  de  justicia. 

2  Después  de  un  justo  castigo,  esto  es,  de  setenta 
años  de  cautiverio ,  será  puesta  en  libertad  por  Cyro  •"  lo 
que  hizo  Jesu-Christo  con  mas  perfección  ,  rescatando  a 
Sion  de  la  esclavitud  del  pecado. 

3  Para  ofrecer  vuestros  impíos  sacrificios.  En  los  libros 
de  los  Reyes  se  habla  mucho  de  los  bosquetes  plantados 
en  honor  de  los  ídolos ,  especialmente  de  Astarte  ó  de 
Venus  :  los  huertos  se  consagraban  á  Adonis. 

4  En  hebreo :  vuestro  tesoro  ,  esto  es ,  el  ídolo  á  quien 
ííiirais  como  vuestro  tesoro  y  vuestra  fuerza. 


25 


CAPÍTULO  II. 


Todas  las  naciones  correrán  al  monte  sanio  de  la  Casa  del 
Señor:  de  Sion  saldrá  la  Ley,  y  ya  no  la  molestarán  mas 
las  guerras.  La  casa  de  Jacob  será  desechada  á  causa  de 
su  idolatría ,  avaricia  y  otros  vicios.  Los  soberbios  serán 
humillados ,  y  solo  el  Señor  será  exaltado. 

1  Cosas  que  vio  Isaías ,  hijo  de  Amos ,  tocante  á 
Jerusalera  y  á  Judá. 

2  En  los  últimos  días  '  el  monte  en  que  se  erigi- 
rá la  Casa  del  Señor,  tendrá  sus  cimientos  sobre  la 
cumbre  de  todos  los  montes ,  y  se  elevará  sobre  los 
collados  ;  y  todas  las  naciones  acudirán  á  él. 

3  Y  vendrán  muchos  pueblos  y  dirán  :  Ea,  subamos 
al  monte  del  Señor ,  y  á  la  Casa  del  Dios  de  Jacob , 
y  él  mismo  nos  mostrará  sus  caminos ,  y  por  sus  sendas 
andaremos :  porque  de  Sion  saldrá  la  Ley,  y  de  Jeru- 
salem  la  palabra  del  Señor  ^. 

4  Y  él  será  el  juez  supremo  de  todas  las  gentes ,  y 
convencerá  de  error  á  muchos  pueblos  :  los  cuales  de 
sus  espadas  forjarán  rejas  de  arado ,  y  hoces  de  sus 


1  Estos  últimos  días  son  aquellos  de  que  habla  san  Joan, 
1.  Ep.  II.  V.  18,  y  llama  última  hora,  esto  es ,  la  última 
edad  del  mundo,  que  es  desde  la  venida  del  Mesías  hasta 
el  juicio  final.  Se  ve  aquí  una  hermosa  profecía  de  Jesu- 
Christo  y  de  su  Iglesia. 

2  Alude  á  la  venida  del  Espíritu  santo  el  dia  de  Pente- 
costés ,  y  á  la  salida  de  los  Apóstoles  á  predicar  por  todo 
el  mundo. 


26  LA    PROFECÍA    Dü    ISAÍAS. 

lanzas  :  entonces  no  desenvainará  la  espada  un  pueblo 
contra  otro ,  ni  se  adiestrarán  mas  en  el  arte  de  la 
guerra  '. 

5  Oh  vosotros  de  la  casa  de  Jacob  ,  venid ,  y  ca- 
minemos en  la  luz  del  Señor  ,  ó  de  su  Mesías. 

6  Pues  tú ,  oh  Señor  ,  has  desechado  á  tu  pueblo, 
á  los  de  la  casa  de  Jacob  ;  porque  están  llenes ,  como 
antiguamente ,  de  superstición  é  idolatría  ,  y  han 
tenido  adivinos  como  los  philistheos  ,  y  se  complacen 
en  tener  esclavos  extrangeros  ^. 

7  Su  pais  está  rebosando  de  plata  y  oro,  y  son  ina- 
gotables sus  tesoros  ^. 

8  Su  tierra  está  cubierta  de  caballos^,  y  son  innu- 


1  Hermosísima  idea  del  nuevo  reino  de  Christo ,  que 
será  un  reino  de  paz ,  de  caridad,  y  de  amor  fraternal. 
Tal  'es  la  divisa  ó  el  divino  carácter  del  Evangelio.  [No 
habría  guerra  ninguna ,  ni  aun  de  la.s  que  son  ju.stas ,  si 
todos  los  .'cristianos  siguiesen  los  preceptos  del  Evangelio. 
Pues  aun  la  guerra  justa  y  lícita  no  tiene  otro  motivo  ,  sino 
el  de  que  se  guarde  á  cada  cual  lo  que  es  justo  y  debido  : 
y  esto  lo  manda  Dios.  No  es  el  objeto  de  la  guerra  el  hacer 
mal  al  prójimo,  sino  el  alcanzar  la  justicia  y  repeler  la 
injuria. 

2  Alude  al  vicio  nefando  de  los  gentiles ,  que  imitabaii 
los  hebreos.  V\'a,se  ///.  Reg.  XIV.  XF—II.  Mach.  IV. 
t\  9,  12.  Según  los  Setenta,  se  habla  de  matrimonios  con 
extrangeros  ó  idólatras. 

3  Y  aun  no  está  satisfecha  su  avaricia.  '^ 

4  Contra  el  preceplo  de  Dio.s.  Deid.  XV H.  v.  16. 
Habia  prohibido  Dios  á  los  reyes  el  tener  excesivo  número 
fie  caballos  ;  mucho  méno.s  debian  tenerle  lo.i  parficulares. 


CAPITULO    II.  27 

nierables  sus  carrozas.  Y '  está  lleno  de  ídolos  su  pais : 
han  adorado  la  obra  de  sus  manos ,  la  obra  que  habían 
formado  con  sus  propios  dedos. 

9  Y  delante  de  esta  obra  el  hombre  dobló  la  cerviz, 
y  humillóse  ante  ella  el  varón.  Oh  Señor ,  no ,  no  se 
lo  perdones  ^. 

10  Métele  entre  las  peñas  ,  pueblo  infiel  ',  escón- 
dele en  las  cavidades  de  la  tierra  ,  hvye  del  semblante 
airado  del  Señor  ,  y  de  la  gloria  de  su  magestad. 

1 1  Los  ojos  altaneros  del  hombre  serán  humillados, 
y  la  altivez  de  los  grandes  quedará  abatida ,  y  solo  el 
Señor  será  ensalzado  en  aquel  día. 

12  Porque  el  día  del  Señor  de  los  ejércitos  va  á 
aparecer  terrible  para  todos  los  soberbios  y  altaneros,. 
y  para  todos  los  arrogantes  ;  y  serán  humillados  : 

13  y  para  todos  los  cedros  mas  altos  y  erguidos  del 
Líbano  '' ,  y  para  todas  la  encinas  de  Basan  ; 

14  y  para  todos  los  montes  encumbrados  ,  y  para 
todos  los  collados  elevados  ; 

1 5  y  para  todas  las  torres  eminentes ,  y  para  todas 
las  murallas  fortificadas ; 

16  y  para  todas  las  naves  de  Thársis  ^ ;  y  para  todo 
lo  que  es  hermoso  y  agradable  á  la  vista. 

j    1  Para  colmo  de  impiedad, 

2  Tienes  razón  en  no  perdonar  á  un  pueblo  tan  ingrato. 

3  Esto  es,  ya  puedes  correr  á  meterte  en  las  cuevas. 
Ks  una  ironía  con  que  se  burla  del  susto  de  los  judíos 
rilando  la  ¡rrupcion  de  los  cháldeos 

4  Los  reyes  de  Syria  y  los  de  Israel ;  ó  también  en  ge- 
neral los  hombres  poderosos,  los  grandes  edificios. 

5  La,s  na\ps  qne  iban  á  Thársi<i  por  el  oro.  e fr. 


28  LA    PROFECIA    DE    ISAÍAS. 

1 7  Y  la  arrogancia  de  los  hombres  será  doblegada 
ó  abatida ,  y  humillada  la  altivez  de  los  magnates  ,  y 
el  Señor  solo  será  el  ensalzado  en  aquel  dia. 

18  Y  los  ídolos  todos  serán  hechos  añicos. 

1 9  Y  meteránse  los  hombres  en  las  cavernas  de  las 
peñas ,  y  en  las  concavidades  de  la  tierra ;  por  causa 
de  la  presencia  formidable  del  Señor  y  de  la  gloria  de 
su  magestad ,  cuando  se  levantará  para  castigar  la 
tierra  '. 

20  En  aquel  dia  el  hombre  ,  aterrorizado ,  arro- 
jará lejos  de  sí  sus  ídolos  de  plata  y  sus  estatuas  de 
oro ,  las  imágenes  de  los  topos  y  raurciégalos  ,  que  se 
habia  fabricado  para  adorarlas. 

21  Y'  se  entrará  por  las  aberturas  de  las  rocas  y  por 
las  cavernas  de  los  peñascos ;  aferrado  por  el  miedo 
del  Señor  y  por  la  gloria  de  su  magestad ,  cuando  se 
levantará  para  castigar  la  tierra. 

22  Cesad  pues  de  irritar  al  hombre  que  tiene 
el  espíritu  en  las  narices  ^ :  porque  él  es  el  que  ha  sido 
reputado  Excelso  ó  todopoderoso. 


i  Oseas  profetiza  con  iguales  expresiones  la  ruina  del 
reino  de  Israel.  O.í.  X.  v.  8.  Jesu-Christo  las  repite  vati- 
cinando la  desolación  de  Jerusalera  Luc.  XXIII.  v.  30., 
y  san  Juan  las  dice ,  cuando  refiere  que  se  abrirá  el  sexto 
sello.  Apoc.  VI.  V.  15. 

2  A  Jesu-Chrisio,  el  cual  según  la  carne  respira  como  los 
demás  hombres.  Así  san  Gerónimo,  Orígenes  y  muchos  ra- 
binos. Otros  traducen  :  Dejad  de  confiar  en  los  hombres,  los 
cuales  dependen  del  aire  que  respiran  :  por  mas  que  se  re- 
puten excelsos  ó  fuertes,  su  e.vistencia  depende  de  la  respi- 


29 


CAPITULO  m. 

Los  judíos t  á  causa  de  sus  pecados,  serán  afligidos  de  varios 
triodos,  reducidos  á  la  desolación,  gobernados  por  mucha- 
chos y  hombres  afeminados.  Declama  el  Profeta  contra  la 
iniquidad  de  los  magnates,  y  contra  la  soberbia  y  la  lasci- 
via de  las  hijas  de  Sio)i. 

1  Porque  hé  aquí  que  el  soberano  Señor  de  los 
ejércitos  privará  á  Jerusalem  y  á  Judá  de  todos  los 
varones  robustos  y  fuertes ,  de  lodo  sustento  de  pan 
y  de  todo  sustento  de  agua ; 

2  del  hombre  esforzado  y  guerrero ,  del  juez  y  del 
profeta  ,  y  del  adivino  ^,  y  del  anciano ; 

3  del  capitán  de  cincuenta  hombres  ,  y  del  varón 
de  aspecto  venerable ,  y  del  consejero ,  y  del  artífice 
sabio  ,  y  del  hombre  prudente  en  el  lenguage  místico. 
^  4  Y  dareles  por  príncipes  muchachos  ^ ,  y  serán 
dominados  por  hombres  afeminados. 

ración.  Es  muy  oscuro  este  pasage  de  Isaías.  Pero  como  va 
hablando  de  los  hombres  arrogantes  y  altivos,  los  cuales 
en  el  día  que  venga  el  Señor,  se  humillarán,  esconderán  en 
cavernas,  etc.  puede  muy  bien  entenderse  en  este  último 
sentido  que  está  con  lo  que  sigue  en  el  cap.  III. 

2  Adivino  á  veces  se  toma  en  buen  sentido  por  el  que 
explica  cosas  ocultas  ó  difíciles.  Véase  Adivino. 

3  Eccles,  X.  V.  16.  Muchachos,  no  por  la  edad,  sino  por 
falta  de  juicio,  fueron  los  Escribas  y  príncipes  de  los  sacer- 
dotes en  los  últimos  tiempos  de  la  república  hebrea ;  y  des- 
pués los  famosos  zeladores ,  los  cuales  hicieron  mas  daño  á 
Jerusalem  que  los  mismos  ejércitos  romanos.  Véase  Jose- 
phoj  De  bello  jud.  lib.  V.  y  VI, 


30  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

5  Y  el  pueblo  se  arrojará  con  violencia ,  hombre 
contra  hombre ,  y  cada  uno  contra  su  prójimo.  Se 
alzará  el  joven  contra  el  anciano  ,  y  el  plebeyo  contra 
el  noble. 

6  Sucederá  que  uno  asirá  por  el  brazo  á  su  her- 
mano ,  criado  en  la  familia  de  su  padre ,  diciéndole : 
Oyes  ,  tú  estás  bien  vestido ,  sé  nuestro  príncipe ,  am- 
páranos en  esta  ruina  '. 

7  Él  entonces  le  responderá :  Yo  no  soy  médico  ; 
y  en  mi  casa  ni  hay  que  comer  ni  con  que  vestir :  no 
queráis  hacerme  príncipe  del  pueblo. 

8  Pues  se  va  arruinando  Jerusalem  y  se  pierde 
Judá :  por  cuanto  su  lengua  y  sus  designios  son  con- 
tra el  Señor ,  hasta  irritar  los  ojos  de  su  Blagestad  ', 

9  El  semblante  descarado  que  presentan,  da  testi- 
monio contra  ellos  :  pues ,  como  los  de  Sodoma,  hacen 
alarde  de  su  pecado  ,  ni  le  encubren.  ¡Ay  de  su  alma 
de  ellos  !  porque  se  les  dará  el  castigo  merecido. 

10  Dad  al  varón  justo  la  enhorabuena:  porque  él 
comerá  ó  gozará  del  fruto  de  sus  buenas  obras. 

11  ¡  Ay  del  impío  maléfico  '  !  porque  se  le  pagará 
seaun  merecen  sus  acciones. 


1  Toma  á  tu  cargo  el  precaverla.  Locución  figurada  para 
expresar  vivamente  la  total  falta  de  hombres  capaces  de 
gobernar  la  desgraciada  y  moribunda  república. 

2  Da  la  razón  de  la  ruina  de  Jerusalem,  que  será  efecto 
do  sus  blasfemias  y  calumnias  contra  el  Christo  ó  Mesías, 
hasta  acabar  con  su  vida. 

3  O  maligno  ú  obstinado.  Todos  estos  sentidos  tiene  la 
palabra  hebrea  J^ti^")  Jeracsejn  .  ó  rematado  en  el  mal, 


CAPITULO   III.  31 

12  Mi  pueblo  ha  sido  despojado  por  sus  exactores, 
y  es  gobernado  por  mugeres  '  .Pueblo  mió,  los  que 
te  llaman  bienaventurado ,  esos  son  los  que  te  traen 
engañado ,  y  destruyen  el  camino  qne  tú  debes  se- 
guir ^ . 

IH  El  Señor  se  presenta  para  hacer  justicia  ,  se 
presenta  para  juzgar  á  los  pueblos. 

11  El  Señor  entrará  en  juicio  con  los  Ancianos  de 
su  pueblo  y  con  sus  principes.  Porque  vosotros  sois , 
les  dirá ,  los  que  habéis  devorado  mi  viña ,  y  en 
vuestra  casa  están  las  rapiñas  hechas  al  pobre. 

15  Y  ¿por  qué  motivo  despedazáis  mi  pueblo  ,  y 
deshacéis  á  golpes  los  rostros  de  los  pobres ,  dice  el 
Señor  Dios  de  los  ejércitos  ? 

16  Y  el  Señor  dijo  también :  Por  cuanto  se  han 
empinado  las  hijas  de  Sion  *,  y  andan  paseando  con 
el  cuello  erguido,  guiñando  con  los  ojos  ,  y  haciendo 
gestos  con  sus  manos  y  ruido  con  sus  pies,  y  caminan 
con  pasos  afectados : 


1  Pueden  entenderse  los  hombres  afeminados :  pero  siem- 
pre será  verdad  que  en  un  reino  ó  sociedad  corrompida 
pueden  mucho  las  mugeres.  De  donde  el  dicho  de  Catón  : 
Las  mugeres  nos  gobiernan  á  nosotros :  nosotros  goberna- 
mos al  senado  :  el  senado  á  Roma;  y  Roma  al  mundo. 

2  Los  sacerdotes,  escribas,  y  falsos  profetas  que  te  adu- 
lan, te  engañan,  y  con  sus  falsas  y  sutiles  interpretaciones 
de  la  Ley  te  conducen  á  la  ruina.  Véase  Ezechiel,  XI JI. 
V.  8. 

3  Señala  el  Profeta  una  nueva  causa  de  la  ruina  de  la 
nación  judaica,  que  es  el  lujo  y  desenvoltura  de  las  muge- 


32  LA    PROFECÍA   DE    ISAÍAS. 

1 1'  raerá  el  Señor  la  cabeza  'de  las  hijas  de  Sion  ' , 
y  las  despojará  de  sus  cabellos. 

18  En  aquel  día  les  quitará  el  Señor  el  adorno  del 
calzado,  y  las  lunetas  , 

19  y  los  collares  de  perlas,  y  los  joyeles,  y  los 
brazaletes ,  y  las  escofietas , 

20  y  los  partidores  del  pelo ,  y  las  ligas  ^,  y  las 
cadenillas ,  y  los  pomitos  de  olor ,  y  los  zarcillos  , 

21  y  los  anillos,  y  las  piedras  preciosas  que  cuel- 
gan sobre  la  frente , 

22  y  la  muda  de  vestidos  ,  y  los  mantos ,  y  las  ga- 
sas ó  velos  ,  y  los  preciosos  alfileres  , 

23  y  los  espejos ,  y  los  finos  lienzos  ,  y  las  cintas  , 
y  los  vestidos  de  verano  ; 

24  y  en  lugar  de  olores  suaves  tendrán  la  hedion- 
dez ,  y  por  ceñidor  una  cuerda  ;  y  en  lugar  de  cabellos 
rizados  la  calva ;  y  xeemplazarit  un  cilicio  la  faja  de 
los  pechos. 

25  Tus  mas  gallardos  varones  caerán  también  al 
filo  de  la  espada ,  y  tus  campeones  quedarán  tendidos 
en  el  campo  de  batalla. 

26  Y  las  puertas  de  Jcriisalem,  desiertas,  esta- 
rán cubiertas  de  tristeza  y  de  luto ,  y  ella  desolada  , 
estará  abatida  por  el  suelo  '. 

res,  origen  funesto  de  la  ruina  de  las  familias.  ¡  Desgraciada 
la  casa  donde  la  mnger  tiene  por  ídolo  la  vanidad  ! 

1  Como  á  esclavas  que  vendrán  á  ser  del  enemigo.  Deuf. 
XXI.  V.  l2.-XXXn.  V.  4-2. 

2  O  el  atavío  de  las  piernas, 

3  Entre  las  medallas  de  \'espasiano  hay  un;\  en  la  cual 


33 

CAPÍTULO    IV. 

Describe  el  Profeta  con  varias  metáforas  la  grande  diminu- 
ción que  padecerá  el  pueblo  de  Israel :  vaticina  su  resta- 
blecimiento y  el  de  la  Iglesia  por  el  Mesías,  quien  mul- 
tiplicará y  dará  mayor  gloria  que  nunca  á  los  restos  de 
dicho  pueblo. 

1  Y  en  aquel  día  echarán  mano  de  un  solo  hombre 
siete  ó  muchas  mugeres ,  diciendo  :  iSosolras  come- 
remos nuestro  pan  ,  y  con  nuestras  ropas  nos  vestire- 
mos '  :  basta  que  nos  comuniques  tu  nombre ,  ó  seas 
esposo  nuestro  :  líbranos  de  nuestro  oprobrio  '. 

2  En  aquel  dia  brotará  el  pimpollo  del  Señor  con 
magnificencia  y  con  gloria  ,  y  el  fruto  de  la  tierra 
será  ensalzado,  y  será  el  regocijo  de  aquellos  de  Israel 
que  se  salvaren. 

se  ve  ana  miiger  que  llora  sentada  debajo  de  una  palmera, 
con  esta  inscripción  :  La  Judea  sojuzgada.  Véase  Jerem. 
Thren,  cap.  I. 

1  Esto  es.  de  cuenta  nuestra  correrá  el  mantenernos  y 
vestimos. 

2  Locución  es  esta  figurada,  para  denotar  el  grandísimo 
número  de  los  que  han  de  perecer  en  la  guerra  de  que  aca- 
ba de  hablar,  y  la  muchedumbre  de  viudas  que  quedarán 
sin  maridos,  ni  hijos  en  la  flor  de  su  edad.  Véase  Poliga- 
mia. Quiere  decir,  que  asi  como  antes  de  la  ruina  de  Jera- 
salem  las  mugeres  eran  buscadas  y  deseadas  para  esposas, 
y  los  maridos  daban  por  ellas  dote  á  los  padre»,  y  después 
las  mantenían,  vestían,  etc.  ahora  serán  tan  pocos  los  hom- 
bres, que  por  huir  las  mugeres  de  quedarse  estériles  ,  lo 
cual  era  nota  de  oprobio,  buscarán  ellas  marido. 

4 


34  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

3  Y  sucederá  que  lodos  aquellos  que  fueren  deja- 
dos en  Sion,  y  quedaren  en  Jerusalem,  serán  llama- 
dos santos ' :  todo  el  que  está  escrito  ó  destinado  para 
la  vida  en  Jerusalem. 

4  y  esto  acaecerá  cuando  el  Señor  habrá  limpiado 
las  inmundicias  de  las  hijas  de  Sion,  y  lavado  la  san- 
gre con  que  está  manchada  Jerusalem,  mediante  el 
espíritu  de  justicia  y  el  espíritu  de  zelo  ^. 

5  Y  criará  el  Señor  por  todos  los  lugares  del  monte 
de  Sion,  y  dó  quiera  que  es  invocado,  una  nube  som- 
bría durante  el  día,  y  un  resplandor  luminoso  durante 
la  noche :  porque  sobre  toda  el  Arca  gloriosa  '  bri- 
llar ci  su  protección. 

6  Y  el  tabernáculo  *  servirá  de  sombra  contra  el 
calor  del  dia,  y  para  seguridad  y  refugio  contra  el  tor- 
bellino y  la  lluvia. 


1  Así  llamaba  san  Pablo  á  los  cristianos ,  reuuidos  en  la 
Jerusalem  espiritual  que  es  la  Iglesia.  Rom.  I.  i\  7.^-XV. 
V.  25,—Heb.  XII.  V.  22. 

2  O  caridad ,  la  cual  hace  que  el  hombre  se  inflame  eu 
el  amor  de  las  cosas  celestiales. 

3  La  Arca  suele  llamarse  gloria  de  Israel.  Exod.  KXV, 
i\  10.—/.  Reg.  IV.  v.  21.  Era  figura  de  Jesn-Christo. 

4  Esto  es,  Jesu-Chrisío  6  la  Iglesia. 


t^ 


CAPITULO    V. 

Bajo  la  figura  de  una  viña  estéril  predice  el  Profeta  la  in- 
gratitud del  pueblo,  y  los  castigos  que  le  esperan.  Humi- 
llación de  los  soberbios,  y  felicidad  de  los  justos.  El  Señor 
levantará  las  naciones  contra  los  judíos. 

1  Ahora  cantaré  á  mi  amado  la  canción  de  mi  pa- 
riente sobre  su  viña.  Adquirió  mi  amado  una  viña  en 
un  collado  muy  fértil, 

2  la  cual  cercó  de  seto,  y  la  despedregó,  y  la  plantó 
de  cepas  escogidas,  y  edificó  una  torre  en  medio  de 
ella,  y  construyó  en  ella  un  lagar,  y  esperó  hasta  que 
diese  uvas,  y  las  dio  silvestres  '. 

3  Ahora  pues ,  ^habitadores  de  Jerusalem ,  y  voso- 
tros, oh  varones  de  Judá ,  sed  jueces  entre  mí  y  mi 
viña. 

4  ¿Qué  es  lo  que  debí  hacer ,  y  que  no  haya  he- 
cho por  mi  viña?  ¿Acaso  porque  esperé  que  llevase 
uvas,  y  ella  dio  agraces? 

5  Pues  ahora  os  diré  claramente  lo  que  voy  á  ha- 
cer con  mi  viña :  le  quitaré  su  cerca ,  y  será  talada; 
derribaré  su  tapia ,  y  será  hollada. 

6  Y  la  dejaré  que  se  convierta  en  un  erial '  : 
no  será  podada  ni  cavada ,   y  crecerán  en  ella  zarzas 


1  Jesu-Christo  se  sirvió  de  esta  parábola  Malth.  XXI. 
r.  33. 

2  La  dejaré  desolada ,  ó  hecha  un  erial. 


36  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

y  espinas ,    y   mandaré  á  las  nubes   que  no  lluevan 
gola  sobre  ella. 

7  El  hecho  es  que  la  viña  del  Señor  de  los  ejér- 
citos es  la  casa  de  Israel ,  y  los  hombres  de  Judá 
son  su  plantel  delicioso ;  y  me  prometí  de  ellos  jui- 
cio ó  acciones  justas ,  y  no  veo  mas  que  iniquidades : 
y  esperé  la  justicia  ,  y  no  oigo  sino  clamores  de  los 
oprimidos. 

8  ¡Ay  de  vosotros  los  que  juntáis  casa  con  casa, 
y  agregáis  heredades  á  heredades  hasta  que  no  queda 
ya  mas  terreno ' !  ¿  Por  ventura  habéis  de  habitar 
vosotros  solos  en  medio  de  la  tierra  ? 

9  Llegan  á  mis  oidos  estas  cosas ,  dice  el  Señor 
de  los  ejércitos :  os  aseguro  que  muchas  casas  gran- 
des y  hermosas  quedarán  desiertas  y  sin  habitador. 

10  Porque  diez  yugadas  de  viña  solo  produci- 
rán un  pequeño  frasco  de  vino  -,  y  treinta  modios 
de  siembra  darán  tres  modios. 

11  ¡  Ay  de  vosotros  los  que  os  levantáis  de  mañana 
á  emborracharos  ,  y  á  beber  con  exceso  hasta  la  no- 
che y  hasta  que  os  abrasa  el  vino ! 

12  Cítara  ,  y  lira  ,  y  pandero  y  flauta,  y  vino  en 
vuestros  convites:  y  no  dais  siquiera  una  mirada  á  la 
obra  del  Señor,  ni  consideráis  las  obras  de  sus  manos^. 

1  Observa  aquí  el  Chrysóstomo  qne  el  pobre  no  suele  co- 
diciar lo  necesario  con  tanta  ansia ,  como  el  rico  avaro 
codicia  lo  supérfluo. 

2  Yéase  Bato ,  Ephi,  Modio. 

3  Por  obra  de  la  mano  del  Señor  se  significan  á  vece» 
los  castigos  qne  envía.  T.  v.  19.  y  cap.  XXVJII.  v.  21. 


CAPÍTULO  V.  87 

13  Pur  eso  mi  pueblo  fue  llevado  caulivo ,  poi- 
(jue  le  faltó  el  saber,  y  sus  nobles  murieron  de  ham- 
bre ,  y  la  plebe  pereció  de  sed. 

14  Por  esto  ensanchó  el  infierno  su  seno ,  y  a- 
brió  su  inmensa  boca ,  y  en  ella  caerán  sus  cam- 
peones ,  y  el  pueblo  cuanto  hay  en  él  de  ilustre  y  glo- 
rioso. 

i  5  Y  tendrá  que  encorvarse  el  plebeyo ,  y  humi- 
llarse el  Grande,  y  serán  abatidos  los  ojos  de  los 
altivos. 

16  Y  el  Señor  de  los  ejércitos  será  ensalzado  por 
la  rectitud  de  su  juicio ,  y  la  santidad  de  Dios  será 
reconocida  por  su  administración  de  la  justicia. 

17  Y  pacerán  los  corderos  según  su  costumbre  ,  y 
los  extrangeros  disfrutarán  de  los  campos  desiertos 
convertidos  en  fértiles  campiñas. 

18  ¡Ay  de  vosotros  que  arrastráis  la  iniquidad 
con  las  cuerdas  de  la  vanidad ,  y  al  pecado  á  ma- 
nera de  carro,  del  cual  tiráis   como  bestias  '  ? 

19  Los  que  vais  diciendo;  Dése  prisa,  y  venga 
presto  lo  que  él  quiere  hacer ,  á  fin  de  que  lo  vea- 
mos :  y  acerqúese  ,  y  ejecútese  la  determinación  del 
Santo  de  Israel ,   y  la  sabremos. 

20  ¡Ay  de  vosotros  los  que  llamáis  mal  al  bien 
y  bien  al  mal ,  y  tomáis  las  tinieblas  por  la  luz, 
y  la  luz  por  las  tinieblas ,  y  tenéis  lo  amargo  por 
dulce  y  lo  dulce  por  amargo ! 


1  Se  denota  aquí  la  esclavitud  que  cansa  el]  pecado. 
S.  Aiiymt.  lili.  VIH.  Conf.  c.  ó. 


38  LA   PROFECÍA   DE    ISAÍAS. 

21  ¡Ay  de  vosotros  los  que  os  tenéis  por  sabios 
en  vuestros  ojos,  y  por  prudentes  allá  en  vuestro 
interior  '  ! 

22  ¡Ay  de  vosotros  que  sois  briosos  para  beber 
vino,  y  hombres  fuertes  para  embriagaros  con  di- 
versos licores! 

23  ¡Vosotros,  que  por  regalos  absolvéis  al  impío, 
y  despojáis  al  justo  de]  su  derecho ! 

24  Por  esto,  así  como  la  lengua  del  fuego  devora 
la  estopa,  y  la  quema  el  ardor  de  la  llama;  del 
mismo  modo  la  raiz  de  ellos  será  como  pavesa,  y 
cual  polvo  se  desvanecerá  su  renuevo.  Porque  han 
desechado  la  Ley  del  Señor  de  los  ejércitos ,  y  blas- 
femado de  la  palabra  del  Santo  de  Israel. 

25  Por  esta  causa  el  furor  del  Señor  se  encendió 
contra  su  pueblo ,  y  extendió  su  mano  sobre  él ,  y  le 
hirió  ,  y  los  montes  se  estremecieron ,  y  sus  cadáveres 
yacen  tendidos  como  basura  en  medio  de  las  plazas. 
Ni  se  ha  aplacado  su  furor  con  todas  estas  cosas  ;  to- 
davía está  levantada  su  mano  justiciera. 

26  y  alzará  bandera  para  servir  de  señal  á  un  pue- 


1  Esto  se  dirige  principalmente  á  los  Sacerdotes  y  Es- 
cribas :  pero  conviene  también  á  los  pecadores.  Después 
que  el  pecador  ha  pasado  mucho  tiempo  en  el  pecado , 
llega  á  connaturalizarse  con  su  esclavitud;  y  entra  ade- 
mas en  desconfianza  entera  de  poder  salir  de  ella.  Entonces 
procura  sofocar  los  remordimientos  de  su  conciencia :  ol- 
vida los  juicios  de  Dios  ;  y  no  hace  caso  de  sus  promesas 
ni  amenazas. 


CAPÍTULO  VI.  39 

blo  lejano ' ,  y  le  llamará  con  un  silbo  desde  les  ex- 
tremos de  la  tierra,  y  hé  aquí  que,  diligente,  acu- 
dirá con  la  mayor  celeridad. 

27  En  el  no  bay  quien  se  canse  ó  fatigue ,  ni  hay 
soñoliento ,  ni  dormilón  :  ninguno  se  quitará  el  cinto 
de  su  pretina ,  ni  desatará  la  correa  de  su  calzado  ^. 

28  Sus  saetas  están  aguzadas ,  y  todos  sus  arcos 
entesados.  Las  pezuñas  de  sus  caballos  son  como  pe- 
dernal ,  y  las  ruedas  de  sus  carros  como  una  tempes- 
tad impetuosa. 

29  Rugirá  como  león ,  rugirá  como  una  manada  de 
leoncillos ,  y  dará  bramidos ,  y  se  arrojará  sobre  la 
presa  ,  y  asirá  de  ella ,  ni  habrá  quien  se  la  quite. 

30  Y  su  estruendo  será  para  Israe'l  en  aquel  dia 
como  el  bramido  del  mar  :  miraremos  la  tierra ,  y  hé 
aquí  por  todas  partes  tinieblas  de  tribulación  ,  cuya 
lobreguez  oscurecerá  la  luz  del  dia. 


CAPÍTULO  VL 

Isaías  ve  la  gloria  de  Dios,  y  se  condena  á  si  mismo  por 
haber  callado.  Se  le  manda  anunciar  á  Israe'l  que  Dios 
le  reprobaría  por  su  obstinación ,  y  asolaria  todo  el  pais; 
pero  que  el  verdadero  Israe'l  subsistiria  en  algunos  escogi- 
dos y  que  después  serian  padres  de  muchas  gentes. 

1  En  el  año  en  que  murió  el  rey  Ozías ,  vi  al  Señor 


1  Al  pueblo  cháldeo,  y  al  romano. 

2  Parece  que  se  pinta  aquí  la  activitlad  ,  fuerza  y  furor 
cielos  cháldeosj  y  después  de  los  romanos,  que  debían 
destruir  á  los  judíos.  Tirino. 


40  LA    PftOFEtÍA   DE    ISAÍAS. 

sentado  en  un  solio  excelso  y  eleyado  ,  y  las  franjas  de 
sus  vestidos  llenaban  el  Templo, 

2  Al  rededor  del  solio  estaban  los  seraünes ' :  cada 
uno  de  ellos  tenia  seis  alas ;  con  dos  cubrían  su  rostro  , 
y  con  dos  cubrían  los  pies ,  y  con  dos  volaban  ^. 

3  Y  con  voz  esforzada  cantaban  á  coros ,  diciendo  : 
Santo ,  Santo ,  Santo  ,  el  Señor  Dios  de  los  ejércitos , 
llena  está  toda  la  tierra  de  su  gloria'. 

4  Y  estremeciéronse  los  dinteles  y  quicios  de  las 
puertas  á  la  voz  del  que  cantaba  ,  y  se  llenó  de  humo 
el  Templo. 

5  Y  dije  :  ¡  Desgraciado  de  mí !  que  no  he  hablado , 
por  ser  yo  hombre  de  labios  impuros ,  y  habitar  en 
medio  de  un  pueblo  cuyos  labios  están  contamina- 
dos '' ,  y  he  visto  con  mis  propios  ojos  al  rey  Señor 
de  los  ejércitos  '  ! 


1  Véase  Querubín. 

2  O  estaban  en  ademan  de  volar.  Según  el  hebreo,  y 
también  la  Vulgata ,  puede  entenderse  que  cubrían  el  ros- 
tro del  Señor ;  o  quizá  el  suyo  en  señal  de  respeto. 

3  Muchos  santos  Padres  dicen  que  el  repetir  los  sera- 
fines tres  veces  la  palabra  Santo ,  es  para  denotar  la  tri- 
nidad de  las  Personas  en  una  sola  naturaleza  divina.  Las 
últimas  palabras  Ikna  está  etc.  indican  el  misterio  de  Ja 
Encarnación, 

4  Y  por  eso  no  es  fácil  el  vivir  en  él  sin  contaminarse 
algx). 

5  No  quiere  dtcir  qne  viese  con  los  ojos  del  cuerpo  la 
Esencia  divina ,  sino  que  vio  una  imagen  ó  persona  que 
representaba  al  Señor.  O  quizá  denota  que  su  alma  recibió 
«na  vivísima  impresión  de  la  mageátad  y  grandeza  de 


CAPÍTULO    VI.  41 

6  Y  voló  acia  mí  uno  de  los  serafines ,  y  en  su 
mano  tenia  una  brasa  ardiente  ,  que  con  las  tenazas 
había  tomado  de  encima  del  altar. 

7  Y  tocó  con  ella  mi  boca ,  y  dijo  :  Hé  aquí  que  la 
brasa  ha  tocado  tus  labios  ,  y  será  quitada  tu  iniqui- 
dad ,  y  tu  pecado  será  expiado. 

8  Y  luego  oí  la  voz  del  Señor  que  decia  :  ¿  A  quién 
enviaré  ?  y  ¿  quién  irá  por  nosotros  '  ?  Y  respondí  yo  : 
Aquí  estoy  :  envíame  á  mí. 

9  Y  dijo  entonces  el  Señor:  Anda  ,  y  dirás  á  ese 
pueblo  ^:  Oiréis  y  mas  oiréis ,  y  no  querréis  entender  ; 
y  veréis  lo  que  presento  á  vuestros  ojos  ,  y  no  querréis 
haceros  cargo  de  ello. 

10  Embota  el  corazón  de  ese  pueblo ,  tapa  sus  ore- 
jas ,  y  véndale  los  ojos ;  no  sea  que  quizá  con  sus  ojos 
vea,  y  con  sus  orejas  oiga,  y  comprenda  con  su  mente, 
y  se  convierta  ,  y  tenga  yo  que  curarle*. 

11  Y  dije  yo:  ¿Hasta  cuándo  durará,  Señor,  fu 
indignación  ?  Y  respondió :  Hasta  que  desoladas  las 


Dios:  todo  lo  cual  le  hacia  iosoportable  la  miseria  propia  ó 
sus  pecados. 

1  San  Gerónimo  ve  indicada  aquí  la  Trinidad  de  las 
Personas. 

2  Matul.  XIII.  V.  U.—  Liic.VUL  v.  10.— Joanji.XII. 
V.  ^O.  —  Act.  XXVni.  V.  26.  —  Rom.  XI.  v.  8. 

3  Se  dice  en  la  Escritura  que  Dios  ciega  y  endurece, 
cuando,  poniendo  delante  de  algún  hombre  luz  y  auxilio 
para  creer  y  convertirse  al  Señor  ,  el  pecador  toma  de  ahí 
ocasión  para  obstinarse  en  el  mal.  Es  un  vaticinio  ó  profe- 
cía de  la  dureza  y  ceguedad  de  los  judíos.  Véase  Causa. 


42  LA   PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

ciudades  queden  sin  habitantes,  y  las  casas  sin  gente  , 
y  la  tierra  desierta. 

12  Y  el  Señor  arrojará  á  los  hombres  lejos  de  su 
pais,  y  se  multiplicarán  los  que  quedaron  sobre  la 
tierra. 

13  Y  todavía  serán  estos  diezmados,  y  se  conver- 
tirán otra  vez  al  Señor,  y  denotarán  su  pasada  gran- 
deza como  un  terebintho,  y  como  una  vieja  encina 
que  extendía  muy  lejos  sus  ramas;  y  la  simiente  que 
de  ellos  quedará,  será  una  semilla  santa  '. 

CAPÍTULO  Vil. 

Sitiada  Jerusalem  por  los  reyes  [de  Syria  e  Israel,  Isaías 
predice  al  [rey  Acház  que  no  será  tomada  ,  "y  le  da  por 
señal  que  una  Virgen  pariría  un  hijo ,  cuyo  nombre  seria 
Emmanuel.  Profetiza  la  ruina  total  de  las  diez  tribus ,  y 
la  aflicción  y  soledad  de  Judá. 

1  Y  sucedió  que  reinando  en  Judá  Acház  hijo  de 
Joathán,  hijo  de  Ozías,  vino  Rasin  rey  de  Syria,  con 
Phacée,  hijo  de  Romelia,  rey  de  Israel,  sobre  Jeru- 
salem para  combatir  contra  ella ,  y  no  pudieron  to- 
marla. 

2  Dieron,  pues,  aviso  á  la  casa  de  David,  dicien- 
do :  La  Syria  se  ha  coligado  con  Ephraim  ^;  y  conmo- 

1  Rom.  XI.  V.  12,  26.  Tal  es  el  sentido  de  este  verso, 
según  el  hebreo.  Marfini, 

2  Esto  es ,  con  las  diez  tribus  que  formaban  el  reino  de 
Israel. 


CAPITULO    Vlí.  43 

vióse  el  corazón  de  Acház,  y  el  corazón  de  su  pueblo, 
á  la  manera  que  se  agitan  los  árboles  en  los  bosques 
con  el  ímpetu  del  viento. 

3  Y  dijo  el  Señor  á  Isaías :  Vé,  sal  al  encuentro  de 
Acház ,  tú ,  y  el  hijo  que  te  queda  Jasub,  al  último 
del  canal  que  conduce  el  agua  á  la  piscina  superior, 
por  el  camino  que  conduce  al  campo  del  Batanero. 

4  Y  le  dirás  :  Estáte  quedo  :  no  temas,  no  se  aco- 
barde tu  corazón  á  la  vista  de  esos  dos  cabos  de  tizo- 
nes que  humean  en  furiosa  ira  ,  Rasin  rey  de  Syria, 
y  el  hijo  de  Romelia  : 

5  y  por  mas  que  hayan  maquinado  pésimos  de- 
signios contra  ti  la  Syria  ,  Ephraim  ,  y  el  hijo  de 
Romelia,  diciendo : 

6  Marchemos  contra  Judá  y  provoquémosle,  y  ar- 
ranquémosle  á  viva  fuerza,  y  en  medio  de  él  ponga- 
mos por  rey  al  hijo  de  Tabeel. 

7  Pues  esto  dice  el  Señor  Dios  :  No  cuajará ,  ni 
tendrá  efecto  tal  designio  : 

8  antes  bien  Damasco  capital  de  la  Syria,  y  Rasin 
gefe  de  E>aTnasco,  serán  destruidos,  y  de  aquí  á  se- 
senta y  cinco  años  Ephraim  dejará  de  ser  pueblo  : 

9  ni  será  Samaría  capital  de  Ephraim,  ni  el  hijo 
de  Romelia  gefe  de  Samaría  \  Si  vosotros  no  creye- 
reis, tampoco  tendréis  estabilidad. 

1  Según  varios  expositores  los  65  años  no  deben  con- 
tarse desde  Isaías  ,.  sino  que  el  sentido  es  como  si  hubiera 
dicho  :  Lo  que  Amos  ha  profetizado  contra  Damasco,  se 
verificará,  pues  dentro  de  65  años  será  abatido  el  poder 
de  los  syros  y  del  reino  de  Israel. 


44  L\    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

10  Y  habló  de  nuevo  el  Señor  á  Acház  diciendo  : 

1 1  Pide  á  tu  gusto  al  Señor  tu  Dios  una  señal  ó 
prodigio,  sea  del  profundo  del  infierno ,  sea  de  arriba 
en  lo  mas  alto  del  cielo. 

12  Y  respondió  Acház :  No  pediré  tal,  por  no  ten- 
tar al  Señor ' . 

13  Entonces  dijo  Isaías:  Oye  pues  tú  ahora,  oh 
prosapia  de  David ;  ¿  Acaso  os  parece  poco  el  hacer 
agravio  á  los  hombres,  que  osáis  también  hacerle  á 
mi  Dios? 

14  Por  tanto  el  mismo  Señor  os  dará  la  señal :  sa- 
bed que  una  virgen  *  concebirá  y  parirá  un  hijo,  y  su 
nombre  será  Emmanuel,  ó  Dios  con  nosotros. 

15  Manteca  y  miel  comerá,  hasta  que  sepa  dese- 
char lo  malo  y  escoger  lo  bueno. 

16  Porque  antes  que  el  niño  sepa  desechar  lo  ma- 


1  Parece  que  Acház  respondió  con  hipocresía,  y  por 
eso  se  indignó  Isaías  contra  él.  No  quería  renunciar  á  la 
impiedad ,  la  cual  le  hacia  aborrecible  á  Dios  y  á  los 
hombres. 

2  Malth.  I.  22.  La  palabra  hebrea  HÜ  7lJ  ^alma  signi- 
fica una  doncella  virgen,  no  casada,  encerrada  todavía  en 
el  recinto  de  la  casa  de  sus  padres.  El  artículo  que  pre- 
cede á  la  palabra,  indica  una  virgen  ilustre  y  única:  pues 
tiene  la  fuerza  de  un  pronombre  demostrativo.  Así  lo  en- 
tendieron también  los  Setenta  intérpretes ,  que  eran  he- 
breos :  así  el  autor  de  la  versión  cnáldáica ;  y  así  todos 
los  Rabinos  mas  sabios.  Según  la  frase  hebrea  et  vocabitur, 
equivale|á  et  erit ;  y  así  podría  traducirse,  y  será,  ó  estara, 
Dios  connoxotros .  Véase  Nombre. 


CAPÍTULO  vil.  45 

lo,  y  escoger  lo  bueno,  la  tierra  que  lú  detesUis,  será 
desamparada  de  sus  dos  reyes. 

17  Enviará  el  Señor,  por  medio  del  rey  de  los  asy- 
rios,  sobre  lí,  sobre  lu  pueblo,  y  sobre  la  casa  de  lu 
padre  tiempos  tales  y  tan  aciagos  ,  cuales  no  existie- 
ron desde  el  dia  en  que  Ephraim  se  separó  de  Judá. 

18  Y  sucederá  que  en  aquel  dia  el  Señor  dará  un 
silbido  á  los  pueblos  que  cubren  como  moscas  lo  últi- 
mo de  los  rios  del  Egypto  ,  y  á  otros  que  armados  ele 
saetas ,  están  como  abejas  en  la  tierra  de  Assur ; 

19  y  vendrán  volaiido ,  y  posarán  todas  en  las 
cañadas  de  los  torrentes ,  y  en  las  aberturas  de  las 
peñas ,  y  en  todos  los  matorrales ,  y  en  todos  los  res- 
quicios. 

20  En  aquel  dia  el  Señor  por  medio  de  una  na- 
vaja alquilada ,  esto  es  ,  por  medio  de  aquellos  que 
habitan  en  la  otra  parte  del  rio  Euphrates ,  por  medio 
del  rey  de  los  asyrios ,  raerá  todas  las  cabezas  ,  el 
vello  de  los  pies  ',  y  todas  las  barbas. 

21  Y  sucederá  en  aquel  dia  que  un  hombre  criará 
una  vaca  y  dos  ovejas ; 

22  y  por  sobra  de  leche  comerá  manteca ;  porque 
manteca  y  miel  comerá  todo  el  que  quedare  en  el 
pais  ^ . 

23  Y  acaecerá  en  aquel  dia ,  que  todo  lugar  en 
que  antes  mil  cepas  valian  mil  monedas  de  plata ,  no 
producirá  mas  que  espinas  y  zarzas. 


1  !    ii-i  cl 

1  Véase  Aguas.  .,  j 

2  Por  haber  qupcado  inruUos  los  campos 


To:m.  IX. 


46  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

24  Entrarán  en  él  con  flechas  y  con  arco,  porque 
malezas  y  espinas  cubrirán  toda  aquella  tierra. 

25  Y  todos  los  montes  que  se  cultivaban  con  azada 
y  escardillo ,  no  tendrán  ya  para  resguardo  el  terror 
de  las  espinas  y  de  las  zarzas  que  los  cercaban ;  sino 
que  servirán  para  pasto  de  bueyes  ,  y  para  majada  de 
los  ganados. 


CAPITULO  VIII. 

Manda  el  Señor  á  Isaías  que  confirme  con  otra  señal  la 
próxima  destrucción  de  los  reinos  de  Syria  y  de  Israel, 
Judá  será  afligada ;  pero  después  será  libertada.  La, 
exhorta  el  Profeta  á  que  ponga  la  confianza  en  solo  Dios, 
y  no  en  medios  ilícitos  y  profanos. 

1  Díjome  mas  el  Señor :  Toma  un  pergamino 
grande  ^  y  escribe  en  él  en  caracteres  claros  é  inteli- 
gibles :  Date  priesa  á  tomar  los  despojos ,  apresíírate 
á  coger  la  presa  ' . 

2  Y  tomé  por  testigos  fieles  de  lo  que  escribía ,  á 
Urias  sacerdote  ,  y  á  Zachárías  hijo  de  Barachias ; 

3  y  cohabité  con  la  profetisa  mi  esposa  '  ,  y  ella 


1  Esto  significa  el  nombre  del  niño  que  ha  de  nacer. 

2  Según  casi  todos  los  santos  Padres  y  muchos  exposi- 
tores ,  esta  profetisa  en  sentido  espiritual ,  que  parece  ser 
aquí  el  principal  del  escritor,  significa  la  Virgen  María,  de 
la  cual  había  de  nacer  el  niño  que  se  llamaría  con  el  nom- 
bre ya  dicho.  Véase  lo  qne  dice  el  Apóstol ,  Coloss.  II. 
V.  15. 


CAPÍTULO    VIH.  47 

concibió  y  parió  un  hijo.  Y  me  dijo  el  Señor :  Ponle 
un  nombre  que  signifique :  Coge  apriesa  los  despojos ' , 
apresúrate  á  coger  la  presa. 

4  Porque  antes  que  sepa  el  niño  pronunciar  los 
nombres  de  padre  y  madre  ,  ya  el  rey  de  los  asyrios 
habrá  destruido  el  poder  de  Demasco ,  y  saqueado  á 
Samarla. 

5  Y  hablóme  el  Señor  de  nuevo ,  diciendo  : 

6  Por  cuanto  este  pueblo  ha  desechado  las  aguas 
de  Síloe  ^ ,  que  corren  sosegadamente  eji  Sion ,  y  ha 
preferido  á  Rasin  '  y  al  hijo  de  Romelia  <  ; 

7  por  esto  hé  aquí  que  el  Señor  traerá  sobre  ellos 
las  aguas  del  rio  Euphratea  impetuosas  y  abundantes 
(esto  es  ,  al  rey  de  los  asyrios  con  todas  sus  fuerzas), 
y  subirán  sobre  todos  sus  arroyos ,  y  se  extenderán 
por  todas  sus  riberas  , 

8  y  romperán  por  el  pais  de  Judá ,  y  al  pasar 
lo  inundarán  todo  ^  y  llegarán  hasta  la  garganta. 
Y  él  con  la  anchura  de  sus  alas  ó  escuadrones  lle- 
nará ,  oh  Emmanuel ,  todo  el  espacio  de  tu  tierra. 

1  La  Vulfcata  ha  puesto  la  significación  de  las  cuatro 
palabras  que  contiene  el  nombre  de  ^3  Ji'n  ^^\^  "IHQ 
Maher  schalal  has-bas.  Era  este  niño  figura  de  Jesu- 
Christo,  que  desde  que  nació,  quitó  al  demonio  los  despo- 
jos. IV.  Reg.  VI  v.  9  —  XVI.  v.  29. 

•¿  Siloe ,  que  significa  Enviado ,  era  una  fuente  al  pié 
del  monte  Sion.  Joann.  IX.  v.  7.  Por  esta  fuente  se  signi- 
fica la  estirpe  de  David ;  así  como  por  las  aguas  del  rio 
(Cuphrates)  se  simbolizan  los  asyrios. 

3  Rey  de  Syria. 

4  Que  lo  es  Phacée. 


48  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

—  9  Reunios ,  oh  pueblos  ,  y  venid  ;  que  habéis  de 
ser  vencidos  :  vosotras  todas  ,  oh  regiones  las  mas 
remotas,  escuchad  :  Armaos  de  corage ,  y  seréis  ven- 
cidas :  formaos  en  buen  orden ,  y  seréis  vencidas  ' . 

10  haced  planes,  y  serán  desbaratados  :  dad  órde- 
nes, y  no  se  ejecutarán  ;  porque  Dios  está  con  nos 
otros. 

11  Pues  esto  me  dijo  el  Señor  cuando  con  mano 
poderosa  me  corrigió ,  advirtiéndome  que  no  siguiese 
los  pasos  de  este  pueblo:  Mira, 

12  no  estéis  diciendo:  Conspiración;  pues  que 
no  habla  de  otra  cosa  este  pueblo  quede  conspiración: 
antes  bien  no  temáis  lo  que  tanto  él  teme ,  y  no  os 
amilanéis. 

13  Al  Señor  de  los  ejércitos,  á  él  solo  gloriflcad: 
él  solo  sea  el  que  os  haga  temer  y  temblar.  Y  él  será 
el  que  os  santifique  ^. 

14  Al  paso  ciue  será  piedra  de  tropiezo  ^  y  piedra 
de  escándalo  para  las  dos  casas  de  Israel  "* ;  y  lazo 
y  ruina  para  los  habitantes  de  Jerusalem. 

1  Puede  traducirse  :  juntad  vuestras  fuerzas ,  que  a 
pesar  de  eso  seréis  vencidos.  Usa  el  Profeta  de  una  espe- 
cie de  sarcasmo. 

2  O  el  Santuario  ,  ó  el  asilo  vuestro. 

3  Luc.  II.  V.  34.  —Rom.  IX.  v.  32.—/.  Pelr.  II.  v.Q. 

4  Las  dos  casas  de  Israel  son  los  dos  reinos  en  que 
estaba  dividida  la  nación  hebrea.  Y  el  Profeta  predice 
que  Jesu-Christo,  así  como  será  la  salud  y  santificación 
para  los  hijos  de  Israel  qne  le  recibirán ,  será  para  muchos 
de  ellos  como  piedra  de  escándalo  y  ruina,  especialmente 
para  los  de  Jerusalem.  Rom.  IX.  v.  32. 


CAPÍTULO    VIH.  49 

15  Y  muchísimos  de  ellos  tropezarán  y  caerán,  y 
se  harán  pedazos  ,  y  se  verán  cogidos  en  el  lazo  ,  y 
quedarán  presos. 

16  Recoge  ahora  el  testimonio  ';  sella  la  ley  pa- 
ra mis  discípulos. 

y  17  Yo  sin  embargo  tengo  puesta  mi  esperanza  " 
en  el  Señor ,  que  ha  escondido  su  rostro  de  la  casa 
de  Jacob ,    y  encesta   esperanza  perseveraré  ^. 

18  Veisme  aquí  á  mí  y  á  mis  hijos  ,  que  me  dio 
el  Señor  para  que  sirvan  de  señal  y  portento  á  Isra- 
el *  ,  de  parte  del  Señor  de  los  ejércitos ,  que  habita 
en  el  monte  de  Sion. 

19  Que  si  os  dijeren  :  Consultad  á  los  pythones 
y  á  los  adivinos  ^  ,  los  cuales  rechinan  en  sus  en- 
cantamientos ,  responded  :  ¿Pues  qué  no  ha  de  acu- 
dir el  pueblo  á  su  Dios?  ¿A  los  muertos  ha  de  re- 
currir para  saber  de  los  que  viven  ? 

20  A  la  Ley  mas  bien  ,  y  al  Arca  santa,  es  á  don- 
de ha  de  recurrir.  Que  si  no  hablaren  conforme  á  lo 
dicho  ,  no  amanecerá  para  ellos  la  luz  del  dia. 

1  O  profecía  que  has  escrito. 

2  Esto  lo  dice  Isaías. 

3  Véase  Hebr.  11.  v.  13. 

4  Parece  que  habla  todavía  Isaías  en  persona  de  Chrisío. 
el  cual  y  sus  Apóstoles  y  discípulos  fueron  sí  con.sideía- 
dos  como  un  objeto  de  desprecio  ,  y  puestos  por  blanco 
de  la  ira  de  los  judíos  carnales  y  obstinados  ;  pero  real- 
mente fueron  también  un  portento  de  caridad  ,  de  humil- 
dad y  pureza  de  vida,  romo  lo  son  todos  los  imitadores 
de  Christo. 

5  Véase  Pyihon  .  Adivino. 


60  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

21  Y  la  luz  pasará  por  su  casa  '  sin  deienerse 
y  ellos  caerán  por  el  suelo  ,  y  tendrán  hambre ,  y 
cuando  estén  hambrientos,  se  enfurecerán  ymaldeci- 
ran  á  so  rey  y  á  su  Dios  :  y  levantarán  los  ojos 
acia  arriba , 

22  y  los  bajarán  acia  tierra  ,  y  no  verán  sino  tri- 
bulación ,  y  tinieblas ,  y  abatimiento  ,  y  angustia ,  y 
lobreguez  que  los  persigue ,  y  no  podrán ,  por  mas 
que  hagan ,  librarse  de  su  gran  congoja. 


CAPITULO  IX. 

Profecía  del  nacimiento  del  Mesiaa ,  y  de  su  reino.  Judá 
será  libertada  del  poder  de  los  reyes  de  Israel  y  de  Sy- 
ria;  de  cuyos  reinos ,  especialmente  de  Israel,  se  predi- 
cen las  discordias  y  estragos. 

1  Primeramente  fue  menos  afligida  la  tierra  de 
Zabulón,  y  la  tierra  de  Nephtali^;  y  después  fue 
gravemente  herida  la  costa  del  mar  ,  la  Galilea  de  las 
naciones ,  mas  allá  del  Jordán. 

2  El  pueblo  que  anclaba  entre  tinieblas ,  vio  una 
gran  luz :  amaneció  el  día  á  los  que  moraban  en  la 
sombría  región  de  la  muerte. 


1  El  relativo  eam  de  la  Vulgata  se  refiere  á  la  cata  de 
Jacob,  de  que  se  habla  en  el  v.  17. 

2  Matlh.  IV.  V,  13.  Según  el  estilo  profético  se  pone  el 
pretérito  por  el  futuro.  En  estos  territorios  fue  donde  pre- 
dicó mucho  tiempo  Jtsu-Christo ,  y  de  donde  escogió  los 
mas  de  sus  Apóstoles. 


CAPÍTULO    IX.  51 

3  Multiplicaste  '  la  nación  ;  mas  no  aumentaste 
la  alegría.  Sin  embargo  alegrarse  han  algún  dia  de- 
lante de  tí ,  como  los  que  se  alegran  en  la  siega  ,  6 
como  se  huelgan  los  vencedores  con  el  botin  que 
cogieron  ,  al  repartirse  los  despojos. 

4  Porque  su  pesado  yugo  y  la  vara  que  heria  sus 
espaldas ,  y  el  bastón  de  su  exactor  ',  ó  tirano ,  tú 
los  hiciste  pedazos ,  como  en  la  jornada  de  IM adían  '. 

5  Porque  todo  despojo  hecho  con  violencia  y  tu- 
multo ,  y  los  vestidos  manchados  de  sangre  serán  que- 
mados y  hechos  pábulo  del  fuego. 

6  Ahora  que  ha  nacido  un  parvulito  para  noso- 
tros *,  y  se  nos  ha  dado  un  hijo  ,  el  cual  lleva  sobre 
sus  hombros  el  principado  ,  ó  la  'divisa  de  rey  ,  y 
tendrá  por  nombre   el  Admirable  ^    el  Consejero, 


1  Puede  traducirse:  Has  ensalzado.  La  voz  mucho  se 
usa  varias  veces  en  la  Escritura  en  lugar  de  grande  ,  y 
multiplicar  por  engrandecer. 

2  El  ejus  de  la  Vulgata  se  refiere  al  populus  del  verso  2. 

3  Judie.  VIH.  V.22.  Cuando  el  Mesías,  llamado  en 
el  t'.  3.  del  cap.  FUI.  Cito  pnedure ,  arrebatará  los  des- 
pojos al  demonio ,  se  alborotará  el  infierno  ,  y  todos  los 
mundanos  ;  y  per  eso  los  judíos  de  Roma  deciau  á  S.  Pa 
blo,  que  su  doctrina  tenia  contrarios  en  todas  partes.  Acl 
XXVJIl.  V.  22.—  Matíh.  X  v.  34. 

4  Jesu-Christo,  niño  divino,  que  el  Padre  eterno  (¡uiso 
que  entrase  en  la  gloria  por  medio  de  la   pasión  y  muerte 

5  Admirable  en  su  concepción,  y  nacimitntu  de  nna 
madre  Virgen  :  admirable  eii  «u  vida,  milagros  y  doctrina; 
en  su  pasión  y  mueite  y  resurrección. 


52  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

Dios  ',  el  Fuerte  ,    el  Padre  del  siglo  venidero  =*,  el 
Príncipe  de  paz  ^. 

7  Su  imperio  será  anipliflcado  ,  y  la  paz  no  tendrá 
fin '':  sentaráse  sobre  el  solio  de  David  ,  y  poseerá  su 
reino  para  afianzarle  y  consolidarle  haciendo  reinar 
la  equidad  y  la  justicia  desde  ahora  ,  y  para  siem- 
pre. El  zelo  del  Señor  de  los  ejércitos  es  el  que  hará 
estas  cosas. 

8  Lanzó  el  Señor  una  palabra  contra  Jacob ,  y 
cayó  sobre  Israel  *. 

9  Y  lo  echará  de  ver  todo  el  pueblo  de  Ephraira  , 
y  los  habitantes  de  Samarla ,  quienes  con  soberbia  é 
hinchazón  de  corazón  andan  diciendo : 

10  Los  edificios  de  ladrillo  han  sido  arruinados  por 
los  enemigos ;  mas  nosotros  edificaremos  con  piedras 
de  sillería  :  cortaron  los  cabrahigos  ;  pero  en  su  lu- 
gar sustituiremos  cedros. 

1 1  Entre  tanto  el  Señor  hará  que  los  enemigos  (los 
asyrios)  prevalezcan  contra  Rasin,  y  reunirá  después 
en  tropel  á  los  mismos  enemigos  contra  Ephraim  ^: 

1  Gal.  IV.  V.  4. 

2  Rom.  V.  V.  14. 

3  Ephes.  II.  V.  IS.~  Rom.  V.  v.  \0.— Philip.  IV.  v.  7. 
^Joann.XIV.v.27. 

4  La  paz  divina  qne  nos  trajo  Jesu-Christo,  permanecerá 
para  siempre  ,  ann  en  medio  de  las  aflicciones  y  tormen- 
tos, por  la  virtud  de  aquel  que  da  al  justo  la  victoria  por 
Jesu-Christo  ,  como  dice  el  Apóstol. 

5  Jacob  é  Israel  es  lo  mismo  :  y  aquí  denota  los  judíos 
del  reino  de  Samaría ,  ó  de  Ephraim. 

,    §  lY.  Reg.  XVI.  v.  9. 


CAPÍTULO    IX.  53 

12  á  los  syros  por  el  lado  del  Oriente ,  y  á  los 
philistheos  por  el  de  Occidente  :y  llenos  de  rabia  de- 
vorarán á  Israel  :  á  pesar  de  todo  esto  no  se  retira  su 
furor  ,    sino  que  aun  está  levantado  su  brazo. 

13  porque  el  pueblo  no  se  ha  convertido  acia 
aquel  que  le  hiere  ,  y  no  ha  buscado  al  Señor  de  los 
ejércitos  ; 

14  y  el  Señor  destrurirá  en  un  solo  dia  la  cabeza  y 
la  cola,  á  los  que  obedecen  sumisos  ,  como  á  los  que 
gobiernan. 

1 5  El  anciano  y  el  hombre  respetable ,  ese  es 
la  cabeza;  el  profeta  que  vende  embustes ,  ese  es  la 
cola. 

16  Y  tanto  los  que  llaman  bienaventurado  á  este 
pueblo  ,  seduciéndole  ,  como  los  mismos  que  son  lla- 
mados bienaventurados ,  perecerán  desgraciadamente. 

17  Por  esto  no  se  enternecerá  el  Señor  en  favor  de 
los  jovencitos  de  ese  pueblo ,  ni  tendrá  compasión  de 
sus  huérfanos  ,  ni  de  sus  viudas  :  porque  todo  él  es 
hipócrita  y  malvado,  y  todas  sus  bocas  no  hablan  mas 
que  desatinos.  Por  todas  estas  cosas  su  furor  no  se 
aplaca  ,  sino  que  aun  está  levantada  su  mano. 

18  Pues  la  impiedad  se  encendió  cual  fuego  que 
devora  las  zarzas  ,  y  las  espinas  ,  y  toma  vigor  en  lo 
mas  espeso  del  bosque  ,  y  se  eleva  en  torbellinos  de 
humo  densísimo. 

19  La  tierra  está  en  la  mayor  consternación  por 
la  ira  del  Señor  de  los  ejércitos ;  y  el  pueblo  será  co- 
mo cebo  del  fuego  :  el  hombre  no  perdonará  á  su  pro- 
pio hermano. 


54  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

20  Y  volveráse  á  ia  derecha  para  devorarlo  iodo  , 
y  aun  tendrá  hambre  ;  y  comerá  cuanto  halle  á  la  iz- 
quierda, y  tampoco  podrá  saciarse  ':  cada  nno  devo- 
rará la  carne  de  su  mismo  brazo '.  Manassés  devastará 
á  Ephraim,  y  Ephraim  á  Manassés  :  luego  ambos  se 
unirán  contra  Judá. 

2 1  A  pesar  de  todas  estas  cosas  no  está  aplacada  la 
ira  del  Señor  ,   sino  que  aun  está  levantado  su  brazo. 

CAPÍTULO  X. 

/  Desdichados  aquellos  que  hacen  leyes  injustas,  y  oprimen 
al  pobre,  y  á  la  viuda !  Isaías  predice  la  humillación  de 
Sennachérib ;  y  consuela  á  Israel ,  y  le  ¡^'órnele  que  los 
restos  de  este  pueblo  al  fin  se  convertirán. 

1  ¡  Ay  de  aquellos  que  establecen  leyes  inicuas,  y 
escriben  continuamente  sentencias  de  injusticia  : 

2  para  oprimir  á  los  pobres  en  juicio,  y  hacer  vio- 
lencia á  los  desvalidos  de  mi  pueblo,  para  devorar  cual 
presa  á  las  viudas,  y  saquear  á  los  huérfanos  ! 

3  ¿  Qué  haréis  en  el  dia  en  que  se  os  lomará  resi- 
dencia, y  en  la  calamidad  que  viene  amenazando  de 
lejos  ?  ;  A  quién  acudiréis  para  que  os  ayude  ?  ¿  y  en 
dónde  dejaréis ,  ó  de  que  servirá  vuestra  grandeza, 

4  para  no  doblar  la  cerviz  á  la  cadena  ent^e  los  es- 
clavos, y  no  caer  entre  los  muertos  ?  A  pesar  de  todas 

1  Es  una  pintura  de  la  hambre  rabiosa  de  una  fiera  qu«» 
entra  en  im  rebaño. 

2  O  parentela. 


CAPÍTULO    X.  55 

estas  cosas  uo  está  calmada  la  ira  del  Señor,  sino  que 
aun  está  levantado  su  brazo. 

5  ¡  Ay  de  Assur !  vara  y  basten  de  mi  furor  :  en  su 
mano  he  puesto  mi  ira. 

6  Enviarle  he  contra  un  pueblo  fementido  ,  y  con- 
tra un  pueblo  que  ha  provocado  mi  indignación ;  y  da- 
réle  mis  órdenes  para  que  se  lleve  sus  despojos,  y  le 
entregue  al  saqueo,  y  le  reduzca  á  ser  pisado  como  el 
lodo  de  las  plazas. 

7  Es  verdad  que  él  no  lo  pensará  así,  y  que  en  su 
corazón  no  formará  tal  concepto  '  :  su  corazón  sola- 
mente pondrá  la  mira  en  destruir  y  exterminar  no  po- 
cas naciones. 

8  Porque  dirá : 

9  ¿  Acaso  mis  palaciegos  no  son  otros  tantos  reyes  ? 
¿pues  qué  no  ha  tenido  la  misma  suerte  Cálano  que 
Chárcamis?  ¿y  Emalh  que  Arphad?  ¿  por  ventura  no 
ha  sido  de  Samarla  lo  que  de  Damasco  ? 

10  Así  como  ganó  mi  mano  los  reinos  de  varios 
ídolos,  del  mismo  modo  venceré  los  simulacros  de  los 
de  Jerusalem  y  de  Samaría. 

11  ¿  Acaso  lo  que  hice  ya  con  Samaría  y  con  sus 
ídolos,  no  lo  ejecutaré  también  con  Jerusalem  y  con 
sus  simulacros  ? 

12  Pero  luego  que  el  Señor  hubiere  cumplido  to- 


1  No  pensará  que  no  es  sino  un  mero  instrumento  mío ; 
sino  que  atribuirá  sus  victorias  á  los  ídolos  que  él  adora ;  y 
no  tendrá  otro  fin  que  el  saciar  su  ambición;  permitiéndolo 
asi  Dios  en  castigo  de  ¡o^  pecados  de  Israel. 


56  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

das  sus  obras  en  el  monte  de  Sion,  y  en  Jerusalem, 
él  mismo  lomará  residencia  de  las  empresas  del  altivo 
corazón  del  rey  asyrio,  y  de  la  jaclancia.de  sus  alti- 
vos ojos  ' . 

13  Ya  que  ha  dicho :  Con  el  poder  de  mi  mano 
hice  lo  que  hice ,  y  con  mi  sabiduría  lo  trazé ;  y  he 
mudado  los  límites  de  los  pueblos,  y  despojado  sus 
príncipes,  y  con  el  poder  que  tengo,  he  derribado  á 
los  que  estaban  en  altos  puestos  : 

14  y  el  poderío  de  los  pueblos  fue  respecto  de  mi 
valor  como  una  nidada  de  pajarillos ;  y  como  se  re- 
cogen del  nido  los  huevos  que  han  sido  abandonados, 
así  reuní  yo  bajo  mi  poder  toda  la  tierra,  y  no  hubo 
quien  moviese  una  ala,  ni  abriese  el  pico,  ni  piase. 
—15  ¿Pero  y  por  ventura  se  gloriará  la  segur  contra 
el  que  corta  con  ella,  ó  se  ensoberbecerá  la  sierra  con- 
tra el  que  la  mueve?  Eso  es  como  si  se  levantase  la 
vara  contra  el  que  la  maneja,  ó  se  envaneciese  el  bas- 
tón ,  que  al  cabo  no  es  mas  que  un  palo. 

16  Por  esto  el  soberano  Señor  de  los  ejércitos  en- 
viará la  extenuación  á  sus  robustos  guerreros,  y  ar- 
derá debajo  de  sus  galas  una  como  hoguera  de  fuego 
que  los  consuma. 

17  Y  la  Luz  de  Israel  será  el  fuego,  y  su  Santo  la 


1  IV.  Reg.  XIX.  1-.35.  Véase  c.  XXXVII .  v.  36.  Dios 

se  sirvió  del  rey  de  los  asyrios  como  de  un  instrumento  pa- 
ra castigar  á  los  judíos  ;  pero  después  hizo  lo  que  con  todos 
los  soberbios,  esto  es,  le  destruyó  y  aniquiló. 


CAPITULO   X.  57 

llama  con  que  se  encenderán  y  arderán  las  espinas  y 
las  zarzas  de  Assur  en  un  solo  dia. 

18  y  la  gloria  de  este  bosque  y  de  este  Carmelo  ' 
será  consumida  en  cuerpo  y  alma,  y  él  (Sennachérib) 
huirá  azorado. 

19  Y  los  árboles  que  de  esta  selva  quedaren  ,  se 
podrán  contar  por  su  corto  número,  y  un  niño  podrá 
formar  la  lista  de  ellos. 

20  Y  entonces  será  cuando  los  que  quedaren  de 
Israel  ,y  los  de  la  casa  de  Jacob  que  habrán  escapado  , 
no  volverán  á  fiarse  en  el  que  los  hiere  ,  sino  que  sin- 
ceramente se  apoyarán  en  el  Señor  el  Santo  de  Israel. 

21  Los  residuos  de  Jacob,  los  residuos  digo,  se 
convertirán  al  Dios  fuerte. 

22  Porque  aun  cuando  tu  pueblo ,  oh  Israel ,  fuese 
como  la  arena  del  mar,  solamente  los  restos  de  él  se 
convertirán  :  pero  los  restos  que  se  salvaren  de  la  des- 
trucción ,  rebosarán  en  justicia  ^. 

23  Porque  destrucción  y  diminución  ^  hará  el 
Señor  Dios  de  los  ejércitos  en  toda  la  tierra  de 
Jadea. 

24  Por  tanto  ,  esto  dice  el  Señor  Dios  de  los  ejér- 


1  O  lugar  dichoso.  Véase  Carmelo,  Todo  esto  alude  al 
destrozo  y  mortandad  que  hizo  el  ángel.  IV.  Reg.  XIX. 
V.  35. 

2  Véase  IF.  Reg.  XVIII.  v.  12.-7/  Par.  XXX.  El 
Apóstol  cita  este  lugar  según  se  lee  en  la  versión  de  los 
Setenta. 

.3  Rom.  IX.  V.  27, ^S.— Isaías  XI.  r.  11.  ¿ 

6 


58  hk    PROFECIA.    DE    ISAÍAS. 

cito»  :  Pueblo  mió ,,  que  habitas  en  Sion ,  no  tengas 
miedo  del  asyrio  :  él  te  sacudirá  con  la  vara ,  y  alzará 
contra  tí  su  bastón  desde  el  camino  que  va  á  Egyp- 
to  ". 

25  Pero  dentro  de  poco,  muy  en  breve,  mi  enojo 
y  mi  furor  provocado  por  sus  '  maldades ,  llegará  á  su 
colmo  '. 

26  Y  el  Señor  Dios  de  los  ejércitos  levantará  con- 
tra el  asyrio  su  brazo  ,  y  hará  en  él  el  estrago  que  hizo 
en  los  madianitas  en  la  peña  de  Oreb ;  y  así  como 
alzó  su  vara  sobre  el  Mar  rojo ,  del  mismo  modo  la 
alzará  sobre  el  camino  de  Egypto  *. 

27  Y  en  aquel  dia  será  quitado  de  encima  de  tuf 
hombros  el  peso  de  Assur ,  y  su  yugo  de  tu  cerviz ,  y 
pudriráse  el  yugo  ^  por  la  abundancia  del  aceite  ^. 

28  Llegará  el  rey  de  Asyria  hasta  Aiath,  pasará 
á  Magron ,  en  Machmas  depositará  su  bagage. 

29  Pasarán  á  marchas  forzadas, </?c2ení/o  :  EnGa- 
baath  plantaremos  nuestros  reales  ;  Rama  está  sobre- 


1  Hebraismo,  que  equivale  :  como  en  otro  tiempo  lo  hizo 
el  Egypto. 

2  El  relativo  eoriim  está  en  lugar  de  ejus,  refiriéndose  á 
los  asyrios,  ó  á  Assur. 

3  O  cesará. 

4  Judie.  VIL  V.  25.  Después  c.  XXXVIl.  v.  37. 

5  O  quedará  destruido, 

6  De  la  misericordia  divina.  Así  lo  entendió  S.  Geróni- 
mo. Y  la  libertad  del  yugo  de  los  asyrios  simbolizaba  nues- 
tra libertad  de  la  esclavitud  del  demonio  ,  por  los  méritos 
de  Jesu  Christo. 


CAPÍTULO    X.  59 

saltada ,  Gabaalh  la  de  Saúl  '  huye  precipitadamente. 

30  Esfuerza  tu  grito ,  oh  ciudad  de  Gallim ,  mira 
por  tí ,  oh  Laisa ;  y  tú  también  probrecita  Anathoth. 

31  Los  de  Medemena  escaparon  :  esforzaos,  mo- 
radores de  Gabim. 

32  Aun  falta  un  dia  para  llegar  á  hacer  alto  en 
Nobe  ^  :  desde  ahí  levantará  Sennachérib  su  mano  en 
ademan  de  amenaza  contra  el  monte  de  la  hija  de 
Síon ,  contra  el  collado  de  Jerusalem. 

33  Pero  hé  aquí  que  el  soberano  Señor  de  los  ejér- 
citos estrellará  con  ímpetu  el  vaso  de  tierra ;  y  los  de 
agigantada  estatura  serán  desjarretados  ,  y  los  subli- 
mes serán  abatidos. 

34  Y  la  espesura  del  bosque  •  será  cortada  con  el 
hierro,  y  caerá  el  Líbano  con  sus  altos  cedros. 


1  O  donde  tnvo  Saúl  en  otro  tiempo  su  residencia. 

2  Desde  A^oSe,  según  dice  S.  Gerónimo,  se  reia  ya  el 
monte  Sion,  en  que  estaba  Jerusalem. 

3  O  la  multitud  de  soldados.  Se  compara  el  ejército  de 
Sennachérib  á  un  gran  bosque,  y  sus  capitanes  á  los  árboles 
mas  grandes.  Y  por  el  Líbano  y  sus  altos  cedros  puede  en- 
tenderse el  imperio  de  los  asyrios  y  sus  principes. 


60  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 


CAPITULO    XI. 


Profetiza  la  venida  del  Mesías  en  carne  humana,  y  su  exal- 
tación ;  y  la  conversión  de  los  gentiles,  y  la  de  los  ju' 
dios. 

1  y  saldrá  un  renuevo  del  tronco  de  Jessé  ' ,  y  de 
su  raíz  se  elevará  una  flor  ^. 

2  Y  reposará  sobre  él  el  Espíritu  del  Señor,  espí- 
ritu de  sabiduría ,  y  de  entendimiento ,  espíritu  de 
consejo  y  de  fortaleza,  espíritu  de  ciencia  y  de 
piedad ; 

3  y  estará  lleno  del  espíritu  del  temor  del  Señor. 
El  no  juzgará  por  lo  que  aparece  exteriormente  á  la 
vista ,  ni  condenará  solo  por  lo  que  se  oye  decir ; 

4  sino  que  juzgará  á  los  pobres  con  justicia ,  y 
tomará  con  rectitud  la  defensa  de  los  humildes  de  la 
tierra,  y  á  la  tierra  la  herirá  con  la  vara  de  su 
boca ,  y  con  el  aliento  de  sus  labios  dará  muerte  al 
impío  '. 

5  y  el  cíngulo  de  sus  lomos  será  la  justicia  ;  y 
la  fé  el  ^cinturon  con  que  se  ceñirá  su  cuerpo. 

1  Jessé  era  padre  de  David. 

'2  Act,  XIII.  V.  23.  Todo  lo  que  sigue,  debe  entenderse 
de  Jesu-Christo.  Y  no  solamente  lo  entienden  de  él  todos 
los  Padres  y  expositores,  sino  aun  los  antifíuos  Rabinos,  y 
muchos  de  los  modernos.  Donde  la  Vulgata  dice^^y*,  en  el 
hebreo  se  lee  "1}¿3  helser,  pimpollo;  por  esto,  dice^S.  Ge- 
lónimo,  se  llamó  Christo  Nazareno.  Véase  Nazareno. 

3  //.  Tkes.  II.  V.  8. 


CAPÍTULO    XI.  61 

6  Habitará  el  lobo  juntamente  con  el  cordero  ,  y 
el  tigre  estará  echado  junto  al  cabrito  :  el  becerro, 
el  león  y  la  oveja  andarán  juntos  ,  y  un  niño  peque- 
ñilo  será  su  pastor. 

7  El  becerro  y  el  oso  irán  á  los  mismos  pastos ;  y 
estarán  echadas  en  un  mismo  sitio  sus  crias  ;  y  el  león 
comerá  paja  como  el  buey  ; 

8  y  el  niño  que  aun  mama,  estará  jugando  en  el 
agujero  de  un  áspid  ;  y  el  recien  destetado  meterá  la 
mano  en  la  madriguera  del  basilisco  *. 

9  Ellos  no  dañarán  ni  matarán  en  todo  mi  monte 
santo :  porque  el  conocimiento  del  Señor  llenará  la 
tierra  ,    como  las  aguas  llenan  el  mar. 

10  En  aquel  dia  el  renuevo  de  la  raiz  de  Jessé, 
que  está  puesto  como  señal  ó  estandarte  de  salud 
para  los  pueblos ,  será  invocado  de  las  naciones , 
y   su  sepulcro  será  glorioso  ^. 

■  1  Después  LXV.  v.  25. — Luc.  X.  v.  19.  Esiiua  hermosa 
pintura  de  lo  que  habla  de  suceder  al  rennirse  en  nna  mis- 
ma Iglesia  tanta  diversidad  de  pueblos  y  naciones  ,  y  hom- 
bres de  tan  diversos  humores  :  unos  fuertes  y  belicosos  co- 
mo leones,  otros  apacibles  y  sencillos  como  corderos,  etc., 
y  que  todos  ,  á  pesar  de  tan  distintos  y  contrarios  genios, 
habían  de  formar  un  solo  corazón  y  una  sola  alma,  reunidos 
en  la  Iglesia. 

2  Rom.  Xy.  V.  12.  Elevado  el  estandarte  de  la  Cruz, 
acudirán  á  alistarse  las  naciones  mas  lejanas,  Joann.  XII. 
V.  31.  Aun  ahora  se  cumple  esta  profecía  en  los  santos 
lugares  de  Jerusalem  .  visitados  desde  los  primeros  tiem 
pos  de  la  Iglesia  por  reyes,  sabios,,  potentados  y  gentes  de 
todo  el  orbe. 


62  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

11  Y  en  aquel  dia  extenderá  el  Señor  nueva-^ 
mente  bu  mano  para  atraer  los  restos  de  su  pueblo 
que  quedaren  entre  los  asyrios ,  y  en  el  Egypto ,  y 
en  Phetros  ,  y  en  Etiopia,  y  en  Elam  y  en  Sennaar, 
y  en  Emath,   y   en  las  islas  del  mar, 

12  Y  enarbolará  un  estandarte  entre  las  na- 
ciones, y  reunirá  los  fugitivos  de  Israel,  y  reco- 
gerá los  dispersos  de  Judá  ,  de  los  cuatro  puntos 
de  la  tierra. 

j|lS  Y  será  quitado  el  cisma  de  Ephraim,  serán 
destruidos  los  enemigos  de  Judá.  Ephraim  no  ten- 
drá envidia  á  Judá,  y  Judá  no  hará  la  guerra  á 
Ephraim. 

14  Y  volarán  junios  á  echarse  encima  de  los 
philisteos  por  la  parte  del  mar ,  y  harán  también 
su  botin  de  los  hijos  del  Oriente.  La  Idumea  y 
los  moabitas  muy  presto  serán  presa  de  sus  manos, 
y  preslaránles  obediencia  los  hijos  de  Ammon. 

15  El  Señor  secará  la  lengua  del  mar  de  Egypto, 
y  extenderá  su  mano  '  sobre  el  rio  ^  con  su  impetuo- 
so viento ,  y  le  herirá  en  sus  siete  bocas ,  de  modo 
que  se  pueda  pasar  sin  descalzarse. 

16  Y  quedará  libre  paso  á  los  restos  de  mi  pue- 
blo que  hubieren  dejado  vivos  los  asyrios ,  así  como 
le  tuvo  Israel  en  aquel  dia  en  que  salió  de  la  tierra 
de  Egypto. 


1  Manifetitará  su  fjodcr. 

2  Sobre  yl  Nilo  y  sus  bocas;  ó  sobre  el  E"phratts  y  sus 
canales. 


ti  3 


CAPITULO  XII. 

Cántico  de  alabanza  y  acción  de  gracias  á  Chrisío  vencedor 
y  Salvador. 

1  Y  dirás  en  aquel  dia  :  Te  daré  alabanza ,  oh  Se- 
ñor, porque  estabas  enojado  conmigo  ,  y  se  alejó  tu 
furor ,  y  me  has  consolado. 

2  Hé  aquí  que  Dios  es  el  salvador  mió  :  viviré 
lleno  de  confianza,  y  no  '  temeré  :  porque  mi  fortaleza 
y  mi  gloria  es  el  Señor ,  y  él  ha  tomado  por  su  cuen- 
ta mi  salvación. 

3  Sacaréis  agua  con  gozo  de  las  fuentes  del  Sal- 
vador ' ; 

4  y  diréis  en  aquel  dia  :  Dad  gracias  al  Señor , 
é  invocad  su  nombre  :  anunciad  á  las  gentes  sus  de  - 
signios :  acordaos  que  es  excelso  su  nombre. 

5  Tributad  alabanzas  al  Señor,  porque  ha  hecho 
cosas  grandes  y  magvijicas :  divulgad  estopor  toda 
la  tierra. 


1  Exod.  XV.  V.  2.—Ps.  CXVII.  V.  14. 

2  Alude  á  las  aguas  que  manaron  de  la  piedra  que  Moy- 
sés  hirió  con  su  vara :  piedra  que  era  figura  de  Christo, 
conno  dice  el  Apóstol  /.  Cor.  X.  r.  4. — Véase  Joan.  VIII. 
V.  37.,  y  nótese  que  S.  Gerónimo,  S.  Cyrilo,  y  otros  lo  en- 
tienden de  la  palabra  divina  salida  de  Christo.  S.  Ambrosio 
lo  entiende  de  los  Sacramentos  de  la  Iglesia ,  salidos  del 
costado  ó  de  las  llagas  de  Jesu  C  liristo,  como  de  otras  tan- 
tas fuentes  de  la  gracia. 


64  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

6  Salta  de  gozo  y  entona  himnos  de  alabanza  ,  casa 
de  Sion  '  :  pues  que  se  muestra  grande  en  medio  de 
tí  el  Santo  de  Israel. 

CAPÍTULO  XIIT. 

Babylonia  será  arrumada  por  los  medos. 

1  Duro  anuncio  contra  Babylonia  ,  revelado  á 
Isaías,  hijo  de  Amos. 

2  Sobre  el  monte  cubierto  de  tinieblas  ^  plantad  el 
estandarte,  alzad  la  voz,  tended  la  mano,  y  entren  los 
caudillos  por  las  puertas. 

3  Yo  he  dado  mis  órdenes  á  los  guerreros  que  ten- 
go  prevenidos,  he  llamado  en  mi  ira  á  mis  campeones 
llenos  de  alborozo  por  defender  mi  gloria. 

4  Algazara  de  mucho  gentío  sobre  las  montañas, 
como  de  pueblos  numerosos  :  voces  de  alarma  de  prín- 
cipes y  de  naciones  reunidas  '.  El  Señor  de  los  ejér- 
citos ha  dado  sus. órdenes,  ó  pasado  revista  á  la  be- 
licosa milicia, 


1  Habla  aqiií  con  la  Iglesia,  en  medio  de  la  que  reside 
Jesu-Christo,  el 'S'«/iío  de  los  sanios,  el  Sanio  por  exce- 
lencia. 

2  En  estilo  figurado  se  llama  Báhylonia.  montaña,  por 
razón  de  la  elevación  y  grandeza  de  sus  edificios,  palacios 
y  murallas;  y  cubierta  de  nubes,  aludiendo  á  su  nombre, 
significa  confusión  ,  ó  á  causa  de  los  vapores  del  Eu- 
phrates,   símbolo  de  las  espesas  tinieblas  de  la  idolatria. 

3  De  ios  ejórcitos  de  Darío  y  Cyro.  < 


I 


CAPITULO    XIII.  65 

5  la  cual  viene  de  países  remotos  desde  el  cabo  del 
mundo :  el  Señor  y  los  instrumentos  de  su  ira  vienen 
para  dejar  desierta  toda  la  tierra  ' . 

6  Esforzad  los  aullidos,  porque  cercano  está  el  dia 
del  Señor  :  la  desolación  será  como  de  la  terrible  ma- 
no del  Señor. 

7  Por  esto  todos  los  brazos  perderán  su  vigor  y 
energía,  y  todos  los  corazones  de  los  hombres  desfa- 
llecerán, 

8  y  serán  quebrantados.  Se  verán  agitados  de  tor- 
mentos y  dolores,  y  gemirán  como  muger  que  está  de 
parto  :  cada  uno  quedará  atónito  mirando  á  su  vecino : 
sus  rostros  se  pondrán  secos  y  denegridos. 

9  Mirad  que  va  á  llegar  el  dia  del  Señor,  dia  horro- 
roso y  lleno  de  indignación,  y  de  ira,  y  de  furor,  para 
convertir  en  un  desierto  la  tierra,  y  borrar  de  ella  á 
los  pecadores. 

10  Porque  las  mas  resplandecientes  estrellas  del 
cielo  no  despedirán  la  luz  acostumbrada :  se  oscure- 
cerá el  sol  al  nacer ,  y  la  luna  no  alumbrará  con  su 
luz'. 

1 1  Y  castigaré  la  tierra  por  sus  maldades  ,  y  á  los 
impíos  por  su  iniquidad ;  y  pondré  fin  á  la  soberbia 

I  O  pais  sujeto  á  Babylonia. 

'2  Ezech.  XXXII.  V.  7.—Joel.  II  v.  10.— III.  v.  15- 
Matlh.  XXTV.  V.  m.—Marc.  XIII.  v.  2í.—Lhc.  XXI 
V.  25.  De  estas  expresiones  figuradas  se  sirven  los  Profeta» 
para  denotar  extrema  miseria;  y  de  la  misma  manera  las 
que  signen  ,  son  para  ponderar  la  terrible  venganza  que 
quiere  tomar  Dios  de  una  nación. 


66  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

de  los  infieles,  y  abatiré  la  arrogancia  de  los  fuertes. 

12  El  hombre  será  mas  apreciado  que  el  oro,  y 
mas  que  el  oro  acendrado. 

13  Desconcertaré  á  mas  de  esto  el  cielo,  y  se  mo- 
verá de  sus  quicios  la  tierra ;  por  cuanto  está  airado 
el  Señor  de  los  ejércitos,  y  porque  es  el  dia  de  su  ira 
y  de  su  furor. 

14  Y  echarán  á  huir  como  gamos;  y  serán  como 
ovejas  que  no  hay  quien  las  recoja  :  volveráse  cada 
uno  á  su  pueblo,  y  cada  uno  huirá  á  su  tierra. 

1 5  Todo  el  que  se  encuentre  en  la  ciudad ,  será 
muerto ;  y  cuantos  acudan  á  su  socorro ,  perecerán  al 
Jilo  de  la  espada. 

16  Sus  niños  serán  estrellados  delante  de  sus  ojos, 
saqueadas  sus  casas,  y  forzadas  sus  mugeres  \ 

17  Hé  aquí  que  yo  levantaré  contra  ellos  á  los  me- 
dos,  los  cuales  no  buscarán  plata,  ni  querrán  oro, 

18  sino  que  matarán  á  saetazos  á  los  niños;  y  no 
tendrán  compasión  de  las  mugeres  embarazadas,  ni 
perdonarán  á  sus  hijitos. 

19  Y  aquella /amosa  Babylonia,  gloriosa  entre  los 
demás  reinos,  de  la  que  tanto  se  vanagloriaban  los 
cháldeos,  será,  como  Sodoma  y  Gomorrha,  arruinada 
por  el  Señor. 

20  Nunca  jamás  será  habitada  '  ni  reedificada  por 


1  Ps.  CXXXVI.  V.  9. 

2  Como  antes  era. 


CAPÍTULO   XIV.  67 

los  siglos  de  los  siglos  '  :  ni  aun  el  árabe  plantará  allí 
sus  tiendas,  ni  harán  en  ella  majada  lo»  pastores. 

21  Sino  que  se  guarecerán  allí  las  fieras,  y  sus  ca- 
sas estarán  llenas  de  dragones,  y  allí  habitarán  los 
avestruces,  y  allí  retozarán  los  sátiros  peludos  ". 

22  Y  entre  las  mi7ias  de  sus  palacios  resonarán 
los  ecos  de  los  buhos ,  y  cantarán  las  sirenas  en 
aquellos  lugares  que  fueron  consagrados  al  deleite'. 

CAPÍTULO  XIV. 

Profetiza  Isaías  la  vuelta  del  pueblo  del  cautiverio  de  Ba- 
bylonia  ,  la  ruina  de  este  imperio  ,  la  mortandad  de  los 
asyrios,  y  la  derrota  de  los  philistheos  por  Ezechías. 

1  Próximo  está  á  llegar  este  su  tiempo  ,  y  sus  días 
no  están  remotos.  Porque  aLJin  el  Señor  tendrá  com- 
pasión de  Jacob,  y  todavía  escogerá  algunos  de  Israel, 
y  hará  que  reposen  en  su  nativo  suelo.  Juntaráse 
con  estos  el  extrangero ,  y  se  incorporará  con  la  casa 
de  Jacob. 

2  Y  los  pueblos  los  hospedarán ,  y  los  acompaña- 
rán á  su  pais ;  y  la  casa  de  Israel  los  poseerá ,  en  la 


1  Apoc.  XV III.  V.  2. 

2  Véase  c.  XXXIV.  v.  14.  y  la  nota. 

3  La  voz  hebrea  □*3n  Thanim  propiameDte  significa 
no  Sirena,  sino  un  monstruo  cualquiera  :  la  Sirena  es  mons- 
truo marino,  y  Babylonia  no  es  puerto  de  mar ;  y  así  san 
Gerónimo  opina  que  aquí  se  habla  de  nn  monstruo  terres- 
tre. Por  eso  aquí  se  traduciría  mejor;  y  se  oirán  cánticos  co- 
mo de  Sirenas  en  aquellos  sitios  consagrados  al  deleite. 


68  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

tierra  del  Señor,  para  siervos  y  siervas';  y  quedarán 
cautivos  los  que  los  habian  cautivado ,  y  subditos  sus 
opresores. 

3  Y  en  aquel  tiempo ,  cuando  te  sea  dado  por  Dios 
el  respirar  de  tus  trabajos ,  y  de  tu  opresión ,  y  de  la 
dura  esclavitud  á  que  estuviste  sujeto , 

4  te  servirás  de  este  cántico  contra  el  rey  de  Baby- 
lonia ,  y  dirás  :  ¿  Cómo  es  que  no  parece  ya  el  exactor 
y  que  cesó  el  tributo? 

5  El  Señor  ha  hecho  pedazos  el  cetro  de  los  impíos, 
la  vara  de  los  que  dominaban ; 

6  al  que  indignado  azotaba  á  los  pueblos  haciéndo- 
les llagas  incurables  ,  y  tiranizaba  furiosamente  las 
naciones ,  y  las  maltrataba  con  crueldad. 

7  Toda  la  tierra  '  está  en  silencio  y  en  paz  ,  y 
se  huelga ,  y  regocija  : 

8  hasta  los  abetos  y  cedros  del  Líbano  se  divierten 
á  costa  tuya.  Desde  que  tú  feneciste  ,  dicen ,  nadie 
sube  á  cortarnos. 

9  El  infierno  allá  bajo  se  conmovió  á  tu  llegada  : 
al  encuentro  tuyo  envió  los  gigantes  :  levantáronse  de 
sus  tronos  todos  los  príncipes  de  la  tierra ,  todos  los 
príncipes  de  las  naciones '. 


1  /.  Esd.  II.  V.  65.--Exod.  XXI.  v.  6. 

2  Avasallada  por  él. 

.S  Se  usa  aquí  de  una  figura  retórica,  por  la  cual  se  con- 
sideran los  reyes  muertos  como  revestidos  aun  de  su  digni- 
dad ,  y  que  van  á  visitar  á  otro  príncipe  que  ha  sido  ven- 
cido en  un  combate. 


«APÍTLM-O      XIV.  69 

10  Todos,  dirigiéndote  la  palabra,  te  dirán  :  ¡Con- 
que tú  también  has  sido  herido  como  nosotros ,  y  á 
nosotros  has  sido  hecho  semejante  ! 

11  Tu  soberbia  ha  sido  abatida  hasta  los  infiernos, 
tendido  yace  por  el  suelo  tu  cadáver ,  tendrás  por  col- 
chón la  podredumbre,  y  tu  cubierta  serán  los  gusa- 
nos. 

12  ¿Cómo  caíste  del  cielo ,  oh  lucero  ,  fú  que  lanto 
brillabas  por  la  mañana?  ¿Corno  fuiste  precipitado 
por  tierra,  tú  que  has  sido  la  ruina  délas  naciones? 

13  Tú  que  decías  en  tu  corazón  :  Escalaré  el 
cielo  *  :  sobre  las  estrellas  de  Dios  levantaré  mi  trono  , 
sentaréme  sobre  el  Monte  del  testamento  situado  al 
lado  del  Septentrión: 

14  sobrepujaré  la  altura  de  las  nubes,  semejante 
seré  al  Altísimo. 

15  Pero  tú  has  sido  precipitado  al  infierno,  á  la 
mas  honda  mazmorra. 

16  Los  que  te  vieren,  se  inclinarán  á  tí,  y  te  con- 
templarán, ¿y  es  este,  dirán,  aquel  hombre  que  albo- 
rotó la  tierra ,  que  hizo  estremecer  los  reinos , 

17  el  que  dejó  desierto  el  mundo,  y  asoló  las 
ciudades ,  y  no  abrió  jamás  la  cárcel  á  sus  prisione- 
ros? 

18  Todos  los  reyes  de  las  naciones ,  todos  murieron 


1  Alude  á  la  caída  de  Lucifer;  y  de  un  modo  semejsmte 
habló  Jesu-Christo.  Luc.  X.  r.  18.  A  Lucifer  imitaron  en 
su  orgullo  Nabuchódonosor(/«rfi7A.  ///.  v.  13),  Balthasar, 
y  otros  reyes  de  las  naciones. 

7 


70  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

y  Jim-ün  enterrados  con  gloria  '  ;  cada  cnal   descansa 
cii  el  sepulcro  de  su  familia. 

19  Mas  tú  has  sido  arrojado  lejos  de  lu  sepulcro 
«omo  un  tronco  inútil  é  inmundo ,  y  confundido ,  como 
podrido  cadáver ,  con  los  que  fueron  muertos  á  cu- 
cIhUo  ,  y  descendieron  á  lo  mas  hondo  de  la  fosa. 

20  Tú  no  has  de  tener  consorcio  con  ellos,  ni  aun 
en  'la  sepultura  :  porque  has  destruido  tu  pais ,  has 
hecho  perecer  á  tu  pueblo.  JSo  se  conservará  la  me- 
moria de  la  raza  de  los  malhechores. 

21  Preparaos  á  dar  la  muerte  á  sus  hijos  ,  por  la 
iniquidad  de  sus  padres  ;  pues  no  crecerán  ,  ni  here- 
darán la  tierra  ,  ni  llenarán  de  ciudades  la  superficie 
dol  mundo. 

22  Porque  yo  me  levantaré  contra  ellos  ,  dice  el 
Sañor  de  los  ejércitos  ;  y  destruiré  el  nombre  de  Ba- 
bylonia  ,  y  los  residuos,  y  el  retoño  ,  y  toda  su  raza, 
dice  el  Señor. 

23  Y  la  reduciré  á  manida  de  erizos  ,  y  á  lagunas 
de  aguas  estancadas  ,  y  la  barreré  con  escoba  devas- 
tadora ,  dice  el  Señor  de  los  ejércitos. 

24  Juró  el  Señor  de  los  ejércitos  diciendo  :  Como 
lo  pensé  ,  así  será  ,  y  como  lo  trazé  en  mi  mente , 

25  así  sucederá  :  destruiré  al  asyrio  en  mi  tierra  , 
y  sobre  mis  montes  le  hollaré  ;  con  lo  cual  será  qui- 
tado á  Israel  el  yugo  ,  y  de  sus  hombros  el  peso  de 
aquel  opresor. 

26  Esto  es  lo  que  he  pensado  y  resuelto  tocante  ú 


1  O  pompa  fúnebre. 


CAPÍTULO     XIV.  71 

loda  la  dicha  tierra  ,  y  así  es  como  exleuderé  la  mano 
sobre  todas  las  naciones  amigas  suyas. 

27  El  Señor  de  los  ejércitos  lo  ha  decretado,  y 
¿  quién  podrá  invalidarlo  ?  Su  brazo  está  levantado,  y 
I  quién  podrá  detenerle  ? 

— 28  El  año  en  que  murió  el  rey  Acház  se  x:ump!¡6 
este  duro  anuncio  : 

29  No  te  entregues  todo  á  la  alegría  ,  oh  pais  dií 
los  philistheos,  porque  haya  sido  hecha  pedazos  la  vara 
del  que  te  hería;  pues  que  de  la  estirpe  de  la  culebra 
nacerá  el  basilisco  '.  y  lo  que  de  este  saldrá  engullirá 
las  aves. 

30  Y  los  primeros  ó  mas  infelices  entre  los  men- 
digos tendrán  pan  ,  y  reposarán  con  seguridad  los  po- 
bres :  y  haré  morir  de  hambre  tu  raza,  ó  pMUsíheo , 
y  acabaré  con  lodo  lo  que  de  tí  quedare. 

31  Aullen  las  puertas^,  esfuerzen  sus  gritos  las 
ciudades:  todo  el  pais  de  los  philistheos  está  por  tier- 
ra, porquede  acia  el  Septentrión  ^  viene  la  humareda, 
y  no  habrá  quien  pueda  escapar  de  sus  escuadrones. 

32  Y  ¿qué  respuesta  se  dará  á  los  embajadores  de 


1  Era  un  modo  proverbial  de  hablar  para  significar  que 
después  de  uu  grave  mal  vendrá  otro  peor.  Isaías  parece 
que  aquí  predice  á  los  philistheos  que  después  de  Ozías 
({•\e  los  derrotó,  vendrá  Ezechias  que  los  desolará.  IV.  Rey. 
AT//7.t.  8. 

2  Esto  es,  los  jueces  ó  principes,  y  los  pueblos. 

3  Esto  es  j  de  Jeriisalem,  vendrá  el  ejército  como  un 
torbellino  contra  los  philislheos. 


72  LA    profecía    ÜE    ISAÍAS. 

las  naciones  ?  Que  el  Señor  es  el  que  fundó  á  8ion, 
y  que  en  él  esperan  los  humildes  de  su  pueblo, 

CAPÍTULO  XV. 

yaticina  haias  las  vaiamidades  qae  padecerán  ív.s  moabUas; 
de  los  cuales  muestra  compadecerse. 

1  Duro  anuncio  contra  l>Ioab  ' .  Porque  en  una 
noche  fue  Ar  su  capital  asolada  ,  Moab  ha  enmude- 
cido :  porque  en  una  noche  fue  aterrada  la  muralla^, 
ha  enmudecido  Moab. 

2  Ha  subido  la  casa  real  y  toda  Dibon  á  los  luga- 
res elevados  para  llorar    sobre  Nabo  '  y  sobre  Me- 
daba  :  Moab  ha  dado  grandes  aullidos.  Calvase  pela 
das  se  ven  todas  las  cabezas,  y  raídas  todas  las  barbas'*, 
en  señal  de  luto. 

3  Andan  por  sus  calles  vestidos  de  saco  :  sobre 
sus  terrados ,  y  por  sus  plazas  ,  solo  se  oyen  aullidos 
acompañados  de  lágrimas. 


1  Jerem.  XLVIIl.  Eata  profecía  contra  Moab  sigue 
hasta  el  capítulo  XVÍl ;  y  parece  que  tiene  relación  cou 
lo  que  se  dice  IV.  Rey.  XVII.  v.  5.  El  país  que  recorrió 
Salmanazar  al  rededor  de  Samaría  antes  de  ponerle  sitio , 
era  de  los  moabitas. 

2  En  hebreo  el  muro  se  llama  "^^p  Kir,  que  es  sinó- 
nimo de  Ar. 

3  En  la  ciudad  de  Nabo  estaba  el  famoso  ídolo  Chumos. 
Véase  Chantos. 

4  Jerem.  XLVIIL  v.  37.-  Exerh.  VIL  v.  18.-  /.  E^d. 
IX.  c.  3.  Véase  Cahelio,s ,  f^aco. 


capítulo  XV.  73 

4  Hesebüu  y  Eleale  darán  grandes  gritos :  hasta  en 
Jasa  se  ha  oido  la  voz  de  ellos :  á  vista  de  este  espec- 
táculo aullarán  los  mismos  guerreros  de  IMoab  ,  el 
alma  de  cada  uno  de  ellos  lamentará  sobre  su  propia 
suerte. 

5  IMi  corazón  dará  suspiros  por  Moab  :  sus  soste- 
nedores huirán  hasta  Segor,  ciudad  fuerte,  cual  novi- 
lla de  tres  años  ' .  Por  la  cuesta  de  Luith  subirá  cada 
uno  llorando,  y  por  el  camino  de  Oroniam  irán  dando 
gritos  de  quebranto. 

6  Las  excelentes  aguas  de  Nemrim  ^  serán  abando- 
nadas ó  descuidadas:  por  lo  que  se  secó  la  yerba, 
marchitáronse  todos  los  retoños ,  pereció  todo  verdor. 

7  Serán  visitados  ó  castigados  á  proporción  de  la 
gravedad  de  sus  maldades :  al  torrente  de  los  sauces ' 
serán  conducidos. 

8  Los  gritos  se  oyeron  en  contorno  por  todos  los 
conflnes  de  Moab.  Hasta  Gallim  llegaron  sus  aulli- 
dos ,  y  sus  clamores  hasta  el  pozo  de  Elim. 

9  Porque  las  aguas  deDibon  llenas  están  de  sangre 
de  moabitas  :  pues  haré  venir  sobre  Dibon  un  a- 
crecentamiento  de  desgracias  ;  y  contra  los  que  ha- 
brán escapado  de  IMoab  ,  ó  quedádose  en  el  pais, 
enviaré  leones. 

1  El  hebreo  :  mi  corazón  clamará  como  una  novilla  de 
tres  años. 

2  Jerem.  XLVIIL  r.  .34. 

3  Jnnto  á  BabyWia.  Ps.  CXXXVl  r.  2. 


74  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 


CAPITULO  XVI. 


Ruega  á  Dios  que  envié  el  Cordero  dominador  de  la  tierra, 
esto  es,  el  Mesías.  Moab  es  castigado  por  su  inflexible  so 
berbia. 

1  Envía,  oh  Señor,  el  Cordero  dominador  ó  406c- 
rano  de  la  tierra,  desde  la  Peña  del  desierto  '  al  monte 
de  la  hija  de  Sion  ^. 

2  ¡Mas  ay!  sucederá  que  las  hijas  de  Moab,  en 
el  pozo  del  Arnon  ,  se  hallarán  como  una  ave  que 
huye  espantada,  y  como  pollitos  que  saltan  fuera  del 
nido. 

3  Aconséjale ,  consulla  el  caso  ,  haz  sombra  á  los 
que  huyen ;  de  modo  que  se  oculten  en  medio  del 
dia  como  en  una  oscura  noche ;  esconde  á  los  fugiti- 
vos, y  no  entregues  alevosamente  á  los  israelitas  que 
andan  errantes. 


1  En  ía  Arabia  Pétrea. 

2  O  de  Jerusalem.  En  el  sentido  espiritual  se  habla  "de 
Jesii-Christo  que  debia  descender  de  Ruth,  natural  de 
Petra,  capital  de  los  moabitas,  llamada  por  antonomasia 
Ar  (esto  es  ciudad),  en  el  verso  1  del  cap.  anterior;  la 
cual  habiendo  casado  con  Booz,  íue  madre  de  Obed ,  y 
así  abuela  de  David  y  del  Mesías.  El  país  de  Moab  abun- 
daba mucho  en  rebaños,  de  suerte  que  pagaba  al  rey  cada 
año  por  tributo  cien  mil  corderos  y  cien  mil  carneros,  /f. 
Reg.  Jll.  V.  4.  A  e.sto  aludirla  el  Profeta  rogando  al  Señu» 
que  en  vez  de  aquel  tributo  de  corderos  ,  enviase  á  Sion  el 
Cordero  de  Dios,  que  quita  los  pecados  del  mundo  ,  y  ha 
do  ser  el  rey  y  el  pastor  d«  toda'?  las  gentes. 


capítulo    XVI.  ^T> 

4  Hospeda  junto  á  U  mis  hijos  fiigilivoí;.  Sé  tú, 
oh  Moab,  su  asilo  contra  el  devastador,  porque  como 
el  polvo  está  ya  desvanecido ;  feneció  porjin  aquel 
desdichado ,  aterrado  está  el  que  hollaba  la  tierra.-' 

5  Y  fundarse  ha  un  trono  sobre  la  misericordijt, 
y  sentaráse  en  él  en  la  casa  de  David  un  juez  recto  V 
zeloso  de  la  justicia  ,  el  cual  dará  á  cada  uno  con  pron- 
titud aquello  que  es  justo. 

6  Hemos  oido  hablar  de  la  soberbia  de  Moab ,  él 
es  orgulloso  en  extremo  ' :  su  soberbia ,  su  arrogancki 
y  su  impetuosidad  exceden  mucho  á  sus  fuerzas. 

7  Por  esto  Moab  aullará  contra  Moab,  todos  sus 
moradores  prorumpirán  en  aullidos.  A  los  que  se  jac- 
tan de  tener  sus  murallas  de  ladrillo  cocido  al  fue- 
go ó  inexpugnables,  d  esos  anunciadles  sus  calami- 
dades. 

8  Porque  los  arrabales  de  Hesebon  están  i/a  desier  - 
tos,  y  talada  ha  sido  por  los  príncipes  de  las  na^ 
ciones  la  viña  ó  país  de  Sabama  ,  cuyos  sarmientos  ^ 
han  ido  á  parar  hasta  Jazer ;  anduvieron  errantes  por 
el  desierto  ;  y  \os pocos  mugrones  que  (picdaron  ,  pa- 
garon á  la  otra  parte  del  mar. 

9  Por  tanto  ,  mezclaré  mis  lágrimas  con  las  de  Ja- 
zer ,  lloraré  por  la  viña  de  Sabama  ,  te  bañaré  toda 
con  mis  lágrimas ,  oh  Hesebon  ,  á  tí  también  oh  E  - 
léale :  porque  vino  la  irrupción  ,   y  se  acabó  la  algii  - 


1  Jeiem.  XLVlll.  v.  29, 

2  Esío  es!.  los  habUantea  de  í'sabama. 


76  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

zara  de  los  que  pisan  las  veiidiinias  ,  y  triUau  las  míe- 
ses\ 

10  \  huirá  =*  del  Carmelo  la  alegría  y  regocijo,  y 
ya  no  habrá  mas  fiesta  ni  alborozo  en  las  viñas  ;  y  el 
que  solia  exprimir  el  vino  en  la  prensa ,  no  le  expri- 
mirá mas :  y  no  se  oirán  ya  las  canciones  de  los  que 
pisan  en  el  lagar. 

1 1  Por  esto  mi  vientre  y  mis  entrañas  resonarán 
cual  cítara  de  lújuhre  sonido  por  los  infortunios  de 
Moab  ,  y  por  la  ruina  de  la/wer/e  muralla  de  ladrillo 
cocido  al  fuego. 

12  Y  sucederá  que  cuando  Moab  esté  cansado  de 
acudir  á  sus  lugares  altos  ^,  entrará  en  sus  santuarios'' 
para  orar ,  pero  no  podrá  tampoco  conseguir  nada. 

13  Esta  gCS  la  palabra  que  tiempo  há  habló  el 
Señor  relativamente  á  Moab*. 

14  Y  lo  que  ahora  dice  el  Señor,  es  :  Dentro  de 
tres  años ,  cabales  como  años  de  jornalero ,  será  qui- 
tada á  Moab  la  gloria  de  todo  su  numeroso  pueblo*', 
y  pocos  quedarán  de  él ,  y  estos  pequeños  y  nada 
robustos. 


1  Tal  es  el  sentido  que  se  ve  en  el  texto  hebreo, 

2  De  tu  pais,  fértil  como  el  Carmelo. 

3  Para  pedir  auxilio  á  los  ídolos. 

4  O  en  los  otros  templos  suyos. 

5  Amos  c.  II. 

6  Dentro  de  tres  años  recibirá  Moab  el  castigo  de  sus 
abominaciones 


I 


CAPITULO  XVII. 

Profecía  de  la  ruina  de  Damasco  y  de  su  reino ,  y  asimismo 
del  de  las  diez  tribus  :  promete  Isaías  que  quedarían  al- 
gunas reliquias  de  ellas,  que  se  convertirían  después  al 
Señor.  Anuncia  el  estrago  que  haría  el  Ángel  en  el  ejér- 
cito de  los  asyrios. 

1  Duro  anuncio  contra  Damasco  ' .  He  aquí  que 
Damasco  dejará  de  ser  ciudad ,  y  parará  en  un  mon- 
tón de  piedras ,  en  un  edificio  arruinado. 

2  Las  ciudades  de  Aroer  serán  abandonadas  á  los 
ganados  ,  que  tendrán  allí  sus  apriscos  ;  y  no  habrá 
quien  los  espante. 

3  Y  Ephraím  perderá  su  sosten ,  y  se  acabará  ei 
reino  de  Damasco  ,  y  será  de  los  restos  de  la  Syria  lo 
que  de  los  hijos  gloriosos  de  Israel  :  perecerán ,  dice 
el  Señor  de  los  ejércitos. 

4  Pues  en  aquel  dia  se  marchitará  la  gloria  de  la 
casa  de  Jacob ,  y  desaparecerá  la  g<irdura  de  su  carne. 

5  Y  sucederá  como  cuando  uno  en  la  siega  reúne 
las  espigas  que  quedaron  ,  y  las  coge  con  su  mano ; 
ó  como  el  que  las  rebusca   en   el  valle  de  Raphaim. 

6  Y  solo  quedará  de  él '  como  uno  que  otro  racimo 
de  rebusca  ,  y  como  después  de  sacudido  el  olivo  que- 
dan dos  ó  tres  aceitunas  en  la  punta  de  una  rama ,  ó 

1  Damasco  era  la  capital  de  la  Syria  ;  y  así  esta  profe- 
cía se  dirige  á  todo  el  reino.  Véase  IF.  Reg.  XVI.  v.  9. 

2  Solo  quedará  de  la  descendencia  de  Jacob,  esto  es, 
del  reino  de  Samaría ,  ó  de  las  diez  tribus. 


^8  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

bien  cuatro  ó  cinco  en  lo  alto  de  la  rama    fruclifera  , 
dice  el  Señor  Dios  de  Israel. 

7  En  aquel  dia  se  humillará  el  hombre  delante  de 
su  Hacedor,  y  sus  ojos  se  volverán  á  mirar  al  Santo 
de  Israel; 

8  y  no  se  postrará  ante  los  altares  que  fueron  obra 
de  sus  manos ,  y  no  hará  caso  alguno  de  los  bosques 
y  templos  de  los  ídolos  ,  que  por  él  fueron  construid 
dos  '. 

9  En  aquel  dia  serán  abandonadas  sus  ciudades 
fortiQcadas ,  como  lo  fueron  los  arados  y  las  mieses  á 
la  llegada  de  los  hijos  de  Israel  ^  ;  del  mismo  modo 
serás  tíi ,  oh  Samarla  ,  desamparada. 

10  Por  cuanto  olvidaste  á  Dios  tu  salvador,  y  no 
le  acordaste  de  tu  poderoso  defensor  :  por  esto  plan- 
tarás planta  buena  ,  y  sembrarás  simiente  ,  que  servirá 
para  una  gente  extraña. 

1 1  Y  de  aquello  que  tú  plantaste,  salió  uva  silvestre, 
y  temprano  floreció  tu  simiente  ;  pero  te  es  arrebatada 
la  mies  cuando  débia  recogerse  ,  lo  cual  te  causará 
una  gran  pena. 

12  ¡  Ay  de  la  muchedumbre  de  esos  pueblos  ,  se- 
mejantes á  las  innumerables  olas  del  mar  embravecido, 

1  Todo  esto  sucedió  por  la  exhortación  del  piadoso  rey 
Ezechias,  //.  Par.  XXX,  XXXI. ,  y  sobre  todo  cuando 
el  Evangelio  fue  anunciado  por  los  Apóstoles;  y  tendrá  s« 
perfecto  cumplimiento,  cuando  al  fin  de  los  siglos  se  con- 
vertirá al  Señor  el  pueblo  de  Israel. 

2  Cuando  hnian  aterrorizados  los  chánaneos.  Jos.  //. 
I'.  9.  —  V.  V.  1. 


capítulo    xviii.  79 

y  de   ese   tumultuoso    ejército  ,  parecido  al  ruido  de 
impetuosas  aguas  ! 

13  Los  pueblos  moverán  un  ruido  ,  como  las  aguas 
de  una  inundación ;  pero  Dios  los  reprenderá,  y  ellos 
huirán  lejos  :  serán  dispersados  ,  como  lo  es  el  polvo 
sobre  los  montes  al  soplo  del  viento  ,  y  como  un  tor- 
bellino de  polvo  es  arrebatado  en  la  tempestad. 

14  ¡  Al  tiempo  de  la  tarde  no  veis  qué  espanto 
causaban  I  Viene  la  mañana  ,  y  ya  no  existen.  Tal  es 
la  paga  que  tendrán  los  que  nos  devastaron  ,  tal  la 
sueñe  futura  de  los  que  nos  han  saqueado. 

CAPÍTULO  XVllL 

Profetiza  I.sajas  contra  una  nación  que  no  nombra. 

1  ¡  Ay  de  la  tierra ,  címbalo  alado,  que  está  á  la 
otra  parte  de  los  rios  de  Etiopia , 

2  la  cual  envía  embajadores  por  mar  en  barcos  de 
papyro  ',  ó  de  juncos,  que  corren  sobre  las  aguas !  Id, 
mensajeros  veloces  ,  á  la  nación  conmovida  y  despe- 
dazada ,  á  aquel  pueblo  formidable  mas  que  otro  al- 

1  En  vez  de  címbalo  alado  tradujeron  los  Setenta :  Ay 
de  la  tierra  de  las  naves,  ó  barcos  alados.  En  Egypto. 
Ethiopia,  etc.  había  un  grandísimo  número  de  barcos  con 
velas  hechas  de  junco.  Plinio  habla  de  estas  naves  {papi/- 
racete  naves )  hechas  de  una  especie  de  junco  ó  arbusto 
Wamado  papyrus  ,  que  se  cría  en  Egypto;  del  cual  hacían 
barcos,  velas,  cubiertas  de  cama,  cuerdas,  papel  para 
esoribir,  etc.  Plin,  lib.  XÍTI.  c.  11. 


80  LA.    PROFECÍA    DE    ISAlAS. 

guno,  á  la  nación  que  espera,  y  etitr-e  tanto  es  hollada, 
cuya  tierra  se  van  comiendo  los  rios. 

3  Habitadores  todos  del  mundo ,  vosotros  los  que 
estáis  de  asiento  en  el  pais,  cuando  fuere  alzado  el 
estandarte  sobre  los  montes,  vosotros  lo  veréis,  y 
oiréis  el  ronco  sonido  de  la  trompeta. 

4  Porque  hé  aquí  lo  que  el  Señor  me  dice  :  Yo  me 
estaré  tranquilo  ' ,  y  ío  contemplaré  desde  mi  asiento , 
como  se  ve  la  clara  luz  del  medio  dia  ;  y  seré  al  modo 
que  una  nube  de  rocío  en  el  tiempo  de  la  cosecha  ^. 

5  Ya  que  todo  él ,  esto  es,  el  poder  de  los  enemUjos, 
antes  de  la  mies  se  ha  ido  en  flor,  y  todo  brotará  antes 
de  sazón,  y  sus  tallos  serán  cortados  con  la  podadera, 
y  lo  que  quedare,  será  tronchado  y  arrojado. 

6  Y  serán  abandonados  á  un  mismo  tiempo  ^  á 
las  aves  montaraces,  y  á  las  bestias  de  la  tierra  ;  y 
todo  el  verano  estarán  las  aves  sobre  ellos  ,  y  sobre  él 
invernarán  todas  las  bestias  de  la  tierra  '*. 


1  En  efecto ,  les  parece  a  muchos  que  no  es  Dios  el  que 
obra,  cuando  se  8Írve  de  las  intrigas  y  violencias  de  los 
hombres  para  castigar  á  los  que  lo  merecen.  Y  los  peca- 
dores suelen  atribuir  su  castigo ,  no  á  Dios ,  sino  única- 
mente á  los  hombres  ;  en  vez  de  mirar  la  mano  vengadora 
de  Dios ,  que  se  sirve  ,  como  de  instrumento  ,  de  la  malicia 
y  prepotencia  de  los  malvados. 

2  El  cumpHmiento  de  mi  palabra  refocilará  á  mis  sier- 
vos ,  oomo  el  fresco  rocío  á  los  segadores. 

3  Los  cadáveres  de  los  enemigos ,  ó  del  ejército  de 
Sennachérib. 

4  Será  tan  grande  la  mortandad,  que  los  cadáveres 
bastarán  para  alimentar  á  las  aves  y  fieras  silvestres  du- 


cAPÍTiriiO  XIX.  81 

7  En  aquel  tiempo  ,  el  pueblo  dividido  y  despe- 
dazado ,  el  pueblo  formidable  mas  que  otro  alguno  , 
la  nación  que  espera ,  y  mas  espera  ,  y  es  entretanto 
hollada  ,  (cuya  tierra  está  desmoronada  por  los  rios) 
llevará  ofrendas  '  al  Señor  de  los  ejércitos  que  reside 
en  el  lugar  donde  se  invoca  el  nombre  del  mis?7io 
Señor  de  los  ejércitos,  en  el  monte  de  Sion. 

CAPÍTULO  XIX. 

Profecía  contra  el  Egypto  :   del  cual,  tj  otros  pueblos 
gentiles  anuncia  que  serán  lía/nados  á  la  salud  eterna. 

1  Duro  anuncio  contra  el  Egypto.  Hé  aquí  que  el 
Señor  montará  sobre  una  nube  ligera  ^,  y  entrará  en 
Egypto,  y  á  su  presencia  se  conturbarán  los  ídolos  de 
Egypto  ,  y  el  corazón  de  Egypto  se  repudrirá  en  su 
pecho. 


I  ante  todo  el  otoño  é  invierno.  Véase  //.  Par.  XXXII. 
r.23. 

1  Cumplióse  esta  profecía  cuando  el  Eg^ypto  ofreció  á 
Dios  tanta  multitud  de  solitarios ,  que  vivían  en  sus  de- 
siertos ,  mas  como  ángeles  en  carne  mortal,  que  como 
hombres. 

3  San  Gerónimo  observó  que  varios  expositores  antiguos 
aplicaron  esta  profecía  á  los  tiempos  de  Jesu  Christo;  el 
cual  en  su  infancia,  llevado  en  los  brazos  de  su  madre, 
simbolizada  en  esta  nube  ligera ,  fue  á  Egypto ,  y  trastor- 
nó con  su  presencia  los  simulacros  de  los  ídolos  etc.  De  este 
suceso  hablan  Orígenes,  san  C'yrilo  de  Jerusalem,  Rufino  , 
Sozomeno,  y  otros. 

To:.!.  IX.  8 


S2  LA.   PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

2  Y  haré  que  vengan  á  las  manos  egypcios  contra 
egypcios ,  y  combatirá  el  hermano  contra  su  propio 
hermano,  y  el  amigo  contra  su  amigo,  ciudad  contra 
ciudad,  reino  contra  reino. 

3  Y  quedará  el  Egypto  sin  espíritu  en  sus  entrañas, 
y  trastornaré  sus  consejos,  y  andarán  consultando 
sus  ídolos ,  y  sus  adivinos ,  y  sus  pythones ,  y  magos. 

4  Y  entregaré  el  Egypto  en  poder  de  señores  crue- 
les ;  y  un  rey  fiero  los  dominará ,  dice  el  Señor  Dios 
de  los  ejércitos. 

5  Y  el  mar  quedará  sin  que  suba  tanto  su  agua ,  y 
menguará  por  consiguiente  el  rio  ISilo ,  y  vendrá  á 
secarse. 

;.  6  Y  faltarán  los  rios  ó  bocas  del  Nilo :  irán  men- 
guando hasta  quedarse  secos  los  canales  '  que  van 
entre  malecones  :  la  caña  y  el  junco  se  marchitarán  : 

7  el  cauce  del  rio  quedará  sin  agua  desde  allá  don- 
de tiene  su  origen  ,  y  toda  la  sementera  de  regadío  se 
secará ,  se  agostará ,  y  perecerá  , 

8  y  andarán  mustios  los  pescadores ,  y  llorarán 
cuantos  echan  el  anzuelo  en  el  rio ,  y  los  que  tienden 
redes  en  las  aguas  se  consumirán  de  pena. 

9  Quedarán  confusos  los  que  trabajaban  el  lino  y 
le  rastrillaban ,  y  hacian  de  él  telas  delicadas ; 

10  (porque  los  lugares  de  regadío  quedarán  sin 
jugo  )  y  tristes  todos  los  que  hacian  balsas  para  coger 
peces. 


Otros  traducen  las  acequian  :  riri  aggerum. 


CAPÍTULO    XIX.  83 

1 1  j  Oh  qué  necios  son  los  príncipes  deTánis  ' !  los 
sabios  consejeros  de  Pharaon  le  han  dado  un  consejo 
desatinado.  ¿  Cómo  sugeriréis  á  Pharaon  el  que  diga 
ufano:  Yo  hijo  de  sabios,  yo  hijo  de  reyes  an- 
tiguos ? 

[.'  12  Mas  ¿en  dónde  están  ahora  tus  sabios?  Que  te 
anuncien  y  expongan  lo  que  el  Señor  de  los  ejércitos 
tiene  resuelto  sobre  el  Egypto. 

13  Los  príncipes  de  Tánis  se  han  vuelto  necios  ,  y 
están  alucinados  los  príncipes  de  Mémphis  ,  engañado 
han  al  Egypto ,  baluarte  de  sus  pueblos. 

14  El  Señor  ha  derramado  en  medio  de  ellos  el 
espíritu  de  vértigo  ^,  y  ellos  han  sido  causa  que  desa- 
cierte el  Egypto  en  todo  cuanto  hace  ;  á  la  manera 
que  anda  desatinado  un  borracho  cuando  está  en  el 
vómito, 

15  Y  el  Egypto  no  ejecutará  cosa  que  tenga  pies 
ni  cabeza ,  ni  el  que  manda  ni  el  que  obedece. 

16  Como  tímidas  mugeres  serán  en  aquel  día  los 
egypcios ,  y  se  volverán  estúpidos  y  medrosos  al  mo- 
vimiento de  la  mano  del  Señor  de  los  ejércitos ,  la  cual 
descargará  contra  ellos. 

17  Y  la  tierra  de  Judá  será  el  espanto  del  Egypto  ; 
y  cada  uno  al  acordarse  de  ella  ,  temblará  por  causa 
de  los  designios  que  á  favor  de  la  misma  formó  el 
Señor  de  los  ejércitos. 

1  Tánis  ó   Táñeos,    corte   de   Pharaon.  Nurn.  XIII. 
V.  23. 
1  II.  Thes.  II.  i'.  10.  Véase  antes  c.  FI  v.    10. 


84  LA  PROFECÍA.    DE    ISAÍAS. 

18  En  aquel  día  habrá  cinco  ciudades '  en  la  tierra 
de  Kgypío  que  hablarán  la  lengua  de  Chánaan  ,  y  que 
jurarán  por  el  Señor  de  los  ejércitos.  Ciudad  del  Sol 
será  llamada  una  ^. 

19  En  aquel  dia  estará  en  medio  de  la  tierra  de 
Egypto  el  altar  del  Señor ,  y  el  trofeo  del  Señor  hasta 
sus  confines  ; 

20  el  cual  servirá  de  señal  y  testimonio  dado  al 
Señor  de  los  ejércitos  en  la  tierra  de  Egypto :  porque 
invocarán  al  Señor  contra  el  opresor  ,  y  aquel  les  en- 
viará un  Salvador  y  defensor  que  los  libre. 

21  Y  el  Señor  será  conocido  del  Egypto  ,  y  los 
egypcios  confesarán  al  Señor  en  aquel  dia ,  y  honra- 
ránle  con  hostias  y  ofrendas,  y  harán  al  Señor  votos 
y  los  cumplirán. 

22  Y  el  Señor  herirá  al  Egypto  con  plagas ,  y  le 
sanará  ,  y  se  volverán  al  Señor ,  y  se  aplacará  con 
ellos  ,  y  los  sanará. 

23  En  aquel  dia  estará  libre  el  paso  del  Egypto  á 
la  Ásyria  ,  y  entrará  el  asyrio  en  el  Egypto,  y  el  e- 


1  Tal  vez  se  pone  el  número  finido  por  el  indefinido ,  ó 
quizá  para  denotar  las  cinco  ciudades  principales  de 
Egypto  que  recibieron  la  fe ,  y  fueron  T¿ín¡s ,  Mémphis, 
Buhaste  ,  Heliópolis  y  Alejandría.  La  lengua  de  los  he- 
breos j  philistlieos  y  phenicios  se  llamaba  comunmente 
lengua  del  pais  de  Chánaan, 

2  Heliópolis ,  ahora  llamado  Damieta ,  ciudad  destinada 
para  habitación  de  los  sacerdotes  del  pais ,  y  la  mas  llena 
de  idolatría. 


CAPÍTULO    XX.  85 

gypcio  en  la  Asyria  ,  é  irán  de  acuerdo  y  servir im  al 
Señor  los  de  Egyplo  con  el  asyrio  ' , 

24  En  aquel  día  Israel  será  el  tercero  ó  medianero 
con  el  egypcio  y  el  asyrio  :  la  bendición  será  en  medio 
de  la  tierra  ^, 

25  á  la  cual  bendijo  el  Señor  de  los  ejércitos  ,  di- 
ciendo :  Bendito  el  pueblo  mió  de  Egypto  ,  y  el  asy- 
rio que  es  obra  de  mis  manos ;  pero  mi  herencia  e& 
Israel. 

CAPÍTULO  XX. 

Manda  Dios  al  Profeta  que  ande  desnudo  y  descalzo,  para 
que  anuncie  de  este  triodo  el  cautiverio  de  los  egypcios  y 
eihíopes. 

1  El  año  en  que  Tharthan  ,  enviado  por  Sargon  , 
rey  de  los  asyrios  ,  llegó  á  Azoto  ,  y  la  combatió  y  la 
tomó  '  ; 

2  en  aquel  mismo  tiempo  habló  el  Señor  á  Isaías  , 
hijo  de  Amos  ,  diciendo  :  Vé  y  despójate  de  tu  saco,  ó 
sayal,  y  quita  de  tus  pies  el  calzado.  E  hízolo  asi 
Isaiis  ,  yendo  desnudo  ,  ó  con  sola  la  ropa  interior  , 
y  descalzo  ^. 


1  Hermosa  figura  de  la  Iglesia,  en  la  cual  se  reúnen 
gentes  de  todas  naciones. 

2  En  Judea ,    donde  nacerá   el    Mesías.    Joann.   ly . 
V.  22. 

3  IV.  Reg.  XVIII.  v.  17. 

4  Véase  Profeta.  Isaías ,  aunque  de  estirpe  real ,  no  tu- 


86  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

3  Y  dijo  el  Señor :  Asi  como  mi  siervo  Isaías  an- 
duvo desnudo  y  descalzo ,  en  señal  y  predicción  de 
tres  años  de  guerra  contra  el  Egypto  ,  y  contra  la 
Ethiopia  , 

4  asi  también  el  rey  de  los  asyrios  se  llevará  de- 
lante de  sí  cautivos  á  los  de  Egypto,  y  trasportará  á  los 
de  Ethiopia,  jóvenes  y  viejos,  desnudos  y  descalzos  y 
descubiertas  las  nalgas,   para  ignominia  del  Egypto. 

5  Y  los  de  mi  pueblo  estarán  amedrentados,  y  se 
avergonzarán  de  haber  puesto  su  esperanza  en  la  Ethio- 
pia, y  en  el  Egypto  su  gloria. 

6  Y  los  habitantes  de  esta  isla  '  dirán  en  aquel 
dia :  Mirad  ahí  los  que  eran  nuestra  esperanza ,  y  á 
qué  hombres  acudimos  implorando  socorro  ,  para  que 
nos  librasen  del  rey  de  los  asyrios.  ¿Pues  cómo  po- 
dremos nosotros  escapar  de  sus  manos  ? 

vo  empacho  de  dejarse  ver  en  tal  estado ,  despreciando  la 
confusión;  y  fue  figura  de  la  humillación  de  Jesu-Christo  , 
y  de  su  desnudez  en  la  Cruz,  Grande  impresión  habla  de 
causar  á  toda  Jernsalem  el  ver  en  trage  de  un  vil  esclavo 
á  un  varón  tan  esclarecido ,  y  tan  santo  Profeta  de  Dios. 
Véase  S.  Gerónimo.  La  guerra  y  calamidad  del  Egypto 
debía  durar  tres  años,  figurados  en  los  tres  tres  dias, 
según  el  uso  profético ,  que  Isaías  andaría  desnudo  y  des- 
calzo. Nim.  XIV.  V.  34.  —  Ezech.  IK.  v.  6. 

1  Isaías  llamaba  isla  á  la  Jadea,  porque  este  nombre 
solía  denotar  entre  los  hebreos  los  países  de  las  naciones 
distantes  ó  idólatras. 


87 


CAPITULO  XXI. 

Profecía  contra  Babylonia ,  contra  la  Idumea  y  contra  la 
Arabia. 

1  Duro  anuncio  contra  ei  Üesierto  de  la  mar  ' .  De 
un  desierto,  de  una  tierra  horrible  viene  el  enemigo, 
como  vienen  del  Ábrego  los  torbellinos. 

2  Una  terrible  visión  me  ha  sido  anunciada :  el  que 
es  fementido,  obra  como  fementido,  el  saqueador  de- 
vasta. Ponte  en  marcha  ^,  oh  Elam  ';  pon  el  sitio, 
oh  medo.  Yo  daré  descanso  á  todos  los  que  ella  hacia 
gemir. 

3  Por  esto  están  doloridas  mis  entrañas,  y  padezco 
una  congoja  semejante  á  la  de  una  muger  que  está  de 
parto  :  me  atemorizó  al  oirlo,  y  al  verlo  quedé  sin 
aliento. 

4  El  corazón  se  me  derrite,  me  quedo  pasmado  de 
horror.  Babylonia,  mi  querida  Babylonia,  es  para  mí 
un  objeto  de  asombro.. 

5  Pon  la  mesa :  está  de  observación  desde  una  ata- 
laya :  vosotros ,  oh  príncipes,  que  estáis  comiendo  y 
bebiendo,  levantaos,  embrazad  la  rodela. 

6  Porque  el  Señor  me  ha  hablado  de  este  modo  : 


1  Cap.  XIV.  V.  23.— Jerem.  LI.v.^2.  Esta  profecía 
asi  como  la  de  los  cap.  XIII.  y  XIV,  la  entienden  mnchos 
expositores  de  la  toma  de  Babylouia  por  Cyro. 

2  Contra  Babylouia. 

3  La  Persia ,  de  donde  había  de  venir  Cyro. 


88  L,A    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

Yé,  y  pon  una  centinela  -  y  que  dé  aviso  de    lodo  lo 
que  observe. 

7  Y  ella  descubrió  dos  carros  de  guerra,  con  dos 
caballeros,  uno  montado  en  un  asno,  y  el  otro  en  un 
camello  ',  y  los  estuvo  contemplando  atentamente  por 
mucho  tiempo. 

8  Y  gritó  como  león  :  Yo  estoy  de  centinela  de  par- 
le del  Señor :  de  dia  permanezco  aquí  continuamente, 
y  estoy  pasando  en  mi  puesto  las  noches  enteras. 

9  Hé  aquí  que  viene  la  pareja  de  los  de  á  caballo 
en  sus  cabalgaduras;  y  añadió  ,  y  dijo:  Cayó,  cayó 
Babylonia,  y  lodos  los  simulacros  de  sus  dioses  se  han 
estrellado  contra  la  tierra. 

10  Oh  vosotros,  trilladura  mia,  vosotros  hijos  de 
mi  era  ^ ,  lo  que  oí  del  Señor  de  los  ejércitos  ,  del 
Dios  de  Israel,  eso  os  he  anunciado. 

11  Duro  anuncio  contra  Duma  ó  Ichimea:    Gri 
lando  están  desde  Seir :  Centinela  ,    ¿  qué  ha  habido 
esta  noche  ?  ¿  Centinela ,  qué  ha  habido  esta  noche  ? 

12  Responded  centinela:  Ha  venido  la  mañana, 
y  la  noche  vendrá  :  si  buscáis,  buscad  de  veras ;  con- 
vertios, y  venid. 

1  Un  carro  tirado  de  asnos  y  otro  de  camellos.  Así  el 
hebreo.  Tal  vez  se  traducirá  mejor  :  Dos  carros  de  guerra 
en  que  iban  dos  caballeros  ;  del  un  cano  tiraban  asnos ,  y 
del  airo  camellos.  Por  los  primeros  se  entienden  los  aba- 
tidos persas,  y  por  los  segundos  los  valientes  medos. 

2  Represéntase  el  pueblo  de  Dios  como  las  mieses,  en 
las  que,  á  fuerza  de  golpes,  se  separa  el  grano  de  la  paja. 
Así  sucede  en  la  Iglesia ,  era  de  Dios.  Luc.  III.  v.  17, 


CAPÍTULO    XXII.  89 

13  Duro  anuncio  contra  la  Arabia:  Vosotros  dor- 
miréis á  la  noche  en  el  bosque,  sobre  el  camino  de 
Dedanim  '. 

14  Los  que  moráis  por  la  parle  del  Mediodía,  sa- 
lid al  encuentro,  llevad  agua  al  sediento  ,  é  id  pro- 
vistos de  pan  para  socorro  del  que  huye  ^. 

15  Porque  huyen  de  la  espada  desenvainada,  de 
la  cuchilla  inminente ,  del  arco  entesado  ;  del  furor 
del  sangriento  combate. 

16  Porque  esto  me  dice  el  Señor :  Dentro  de  un 
año,  año  caJbal  como  el  de  mozo  jornalero,  desapare- 
cerá toda  la  gloria  de  Cedar  '. 

17  Y  el  número  que  quedará  de  los  esforzados  fle- 
cheros de  Cedar,  será  pequeño ;  porque  el  Señor 
Dios  de  Israel  asi  lo  ha  dicho. 


CAPITULO    XXIL 

Profeliza  Isaías  la  destrucción  de  Jerusalem,  condenando  la 
vana  confianza  que  tenían  sus  moradores.  Anuncia  á  Sob- 
na  prefecto  del  Templo,  que  será  privado  de  su  dignidad; 
y  á  Eliacim ,   que  será  su  succesor. 

1  Duro  anuncio  contra  el  valle  de  la  Vision,  ó  Je- 

1  Esta  ciudad  pertenece  á  la  Idumea.  Genes.  XXXVl. 
V.  11. 

2  En  países  donde  son  pocas  las  poblaciones,  y  donde 
escasean  machólas  aguas ,  es  mas  necesario  el  ejercitar 
la  caridad  con  los  pasageros. 

3  O  de  la  Arabia. 


90  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

rusalem  ' .  ¿  Qué  es  lo  que  tú  también  tienes ,    que 
tu  gente  toda  se  sube  á  los  terrados? 

2  Ciudad  llena  de  tumulto,  populosa  en  extremo, 
ciudad  de  regocijo :  tus  muertos  no  perecieron  al  filo 
de  la  espada,  ni    fallecieron  en  batalla. 

3  Todos  tus  magnates  de  común  acuerdo  huyeron, 
y  fueron  atados  cruelmente :  todos  los  que  han  sido 
encontrados,  han  sido  encadenados  juntos,  y  desterra- 
dos lejos  ^. 

4  Por  eso  dije :  Apartaos  de  mi,  yo  lloraré  amarga- 
mente :  no  os  empeñéis  en  consolarme  en  la  desolación 
de  la  hija  de  mi  pueblo ; 

5  porque  dia  es  este  de  mortandad,  y  de  devasta- 
ción, y  de  gemidos,  prefijado  por  el  Señor  Dios  de  los 
ejércitos  para  el  valle  de  la  Vision  :  él  va  socavando  en 
busca  de  los  cimientos  de  la  muralla,  y  hace  ostensión 
de  su  gloria  sobre  el  monte. 

6  Y  el  elamita  ha  tomado  consigo  la  aljaba  y  el 
carro  de  guerra  para'  el  caballero  ^  y  ha  descolgado 
de  la  pared  la  rodela. 

7  Y  tus  hermosos  valles  estarán  cubiertos  de  carros 
de  guerra,  y  la  caballería  acampará  en  la  puerta. 


1  Jerusalem  estaba  fundaba  sobre  el  monte  Moría ,  que 
quiere  decir  Vision.  Gen.  XXII.  v.  14.  Los  expositores 
comunmente  entienden  esta  profecía  de  la  destrucción  de 
Jerusalem  por  Nabuchódonosor.  IF.  Reg.  XXF.  v.  3. 

2  IV.  Reg.  ult.v.  i,  18. 

3  Caballeros  (equitesj  se  llamaban  también  los  soldados 
que  peleaban  desde  los  carros  armados  en  que  iban. 


táPlTL'LO     XX.iI.  91 

8  Y  se  correrá  el  velo  de  Judá  %  y  se  acudirá  en 
aquel  dia  á  la  armería  del  palacio  del  Bosque. 

9  Y  observaréis  las  brechas  de  la  ciudad  de  David, 
que  son  en  gran  número  :  y  para  repararlas  habéis 
í/a  recogido  las  aguas   de  la  piscina  ó  presa  inferior, 

10  y  habéis  contado  las  casas  de  Jerusalem,  y  ha- 
béis demolido  algunas  para  fortiQcar  las  murallas, 

1 1  y  habéis  hecho  un  foso  entre  los  dos  muros  ' 
para  recoger  el  agua  de  la  piscina  vieja ;  y  no  habéis 
alzado  los  ojos  al  Criador  de  ella,  ni  siquiera  de  lejos 
habéis  mirado  al  que  la  hizo. 

12  Y  el  Señor  Dios  de  los  ejércitos  os  llamará  en 
aquel  dia  á  llanto,  y  á  gemidos ,  y  á  raer  la  cabeza ,  y 
á  vestiros  de  saco  : 

13  mas  hé  aquí  que  vosotros  no  pensareis  sino  en 
danzas  y  alegría,  en  matar  terneras,  degollar  carneros, 
y  en  comer  sus  carnes  y  beber  viuo,  diciendo :  Coma- 
mos y  bebamos;  porque  mañana  moriremos  '. 

14  Y  ha  sido  revelada  á  mis  oidos  esta  voz  del  Se- 
ñor de  los  ejércitos  :  No,  na  se  os  perdonará  esa  ini- 


1  Algunos  entienden  por  este  velo  el  del  Santuario,  den- 
tro del  cual  entrañan  los  cháldeos  :  otros  lo  interpretan  del 
muro  de  la  ciudad ,  tras  del  cual  estaba  como  á  cubierto  el 
pueblo  ;  y  otros  finalmente  por  este  velo  entienden  metafó- 
ricamente la  protección  divina,  la  cual  faltará  enteramente 
á  los  judies, 

2  Esto  es,  entre  el  muro  antiguo  de  la  ciudad,  y  el  muro 
que  levantó  Manassés (77. Pa/-.  XXXIII.  v.  14.)  alrededor 
del  estanque  que  hizo  Ezechias.  IF.  Req.  XVIIl.  r. 
17 :  -  XX.  V.  20.— Eccli.  XLVIIl.  ü.  19. 

3  Sap.  11.  V.  6—1.  Cor.  XF.  v.  32. 


92  LA    PROFECÍA   DE    ISAÍAS. 

quidad  basta  que  muráis  ' ,  dice  el  Señor  Dios  de  los 

Ojércilos. 

— 15  El  Señor   Dios  délos  ejércitos  dice  también: 

Vé  á  encontrar  á  aquel  que  habia  en  el  tabernáculo  ^, 

á  Sobna,  digo,  prefecto  del  Templo,  y  le  dirás : 

16  ¿Qué  haces  aquí  tú  ?  ¿ó  á  quién  representas  tú 
aquí?  iü,  que  te  bas  preparado  aquí  un  sepulcro,  que 
has  hecho  labrar  con  grande  esmero  un  monumento 
en  lugar  elevado,  un  tabernáculo  en  la  peña. 

17  Pues  sábete  que  el  Señor  hará  que  te  lleven  de 
aquí,  como  es  llevado  atado  el  gallo  de  un  gallinero, 
y  como  se  lleva  á  un  hombre  criminal  con  la  cara  cu- 
bierta ^ 

18  Coronarte  ha  con  corona  de  abrojos,  te  arro- 
jará como  pelota  en  plaza  ancha  y  espaciosa  ;  allí  mo- 
rirás tú  ,  que  eres  la  deshonra  de  la  Casa  del  Señor ,  y 
allí  parará  la  carroza  de  tu  gloria  ^. 

19  Yo  te  echaré  de  tu  puesto  ,y  te  depondré  de  tu 
ministerio. 

20  Y  en  aquel  dia  llamaré  á  mi  siervo  Eliacim  ,  hi- 
jo de  Helcías. 

21  Y  le  revestiré  de  tu  túnica  ,  y  le  adornaré  con 
tu  cinturon ,  y  en  sus  manos  pondré  tu  autoridad  ,y  él 


1  Esto  es,  ni  con  la  muerte. 

2  Esto  es  ,  en  el  edificio  contiguo  al  Templo^  donde  habi- 
taba el  prefecto  y  la  guardia^  etc.;  edificio  qne  los  Setenta 
llaman  pasíoforio. 

3  Ezech.  XII.  V.  12. 

4  O  de  tu  soberbia. 


CAPITULO    XXII.  93 

será  como  padre  para  los  moradores  de  Jerusalem,  y 
para  la  casa  de  Judá: 

22  y  pondré  sobre  sus  hombros  la  llave '  de  la  ca- 
sa de  David:  y  abrirá ,  y  no  habrá  quien  pueda  cerrar; 
y  cerrará  ,  y  no  habrá  quien  pueda  abrir. 

23  Y  le  colocaré  como  clavo  hincado  en  lugar  fir- 
me ;  y  él  será  como  trono  de  gloria  para  la  casa  de  su 
padre : 

24  de  él  colgará  toda  la  gloria  de  la  casa  de  su  pa- 
dre ,  alhajas  de  varias  clases,  vasos  pequeños  de  to- 
da especie,  desde  las  tazas^nas  hasta  todo  instrumen- 
raento  de  música  ^. 

25  En  aquel  dia  ,  pues  ,  dice  el  Señor  de  los  ejér- 
citos ,  será  arrancado  el  clavo  que  fue  hincado  en  lu- 
gar firme  ^y  será  quebrado  ;  y  andará  rodando  por  el 
suelo  ,  y  perecerá  todo  lo  que  de  él  estaba  colgado: 
porque  asi  lo  ha  dicho  el  Señor. 


1  Esto  es,  le  daré  la  suprema  autoridad  ,  ó  el  Sumo  sa- 
cerdocio. En  este  sentido  usó  Jesn-Christo  la  voz  llave 
Matih.  XVI.  V.  19— Apoc.  III.  v.  7.  Véase  Llaves. 

2  Metáfora  poco  conforme  á  nuestros  usos  y  costumbres. 
Es  de  saber  que  los  antiguos  solían  adornar  sus  habitaciones 
con  los  muebles  y  alhajas  de  que  usaban;  como  por  ejemplo, 
los  instrumentos  de  su  profesión ,  los  vasos  para  beber,  pla- 
tos ,  etc.,  colgando  muchas  de  estas  cosas  en  las  paredes  , 
en  lugar  de  los  adornos  de  mero  lujo  que  se  ven  ahora  eu 
ellas. 

3  O  eu  Sobna. 


94  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 


CAPITULO     XXIll. 

Valicina  Isaías  la  destrucción  de  Tyro  en  castigo  de  su  so- 
berbia; y  predice  su  restauración. 

1  Duro  anuncio  contra  Tyro  '.  Prorumpid  en  au- 
llidos ,  naves  del  mar  ;  porque  desolada  ha  sido  la 
casa  ó  ciudad  de  donde  acostumbraban  hacerse  á  la 
vela.  De  la  tierra  de  Celhim  les  ha  venido  el  aviso  ^. 

2  Callad  vosotros ,  oh  habitadores  de  la  isla  ^ :  tú 
eslabas  llena  de  comerciantes  de  Sidon  que  pasaban  el 
mar. 

3  La  sementera  que  crece  por  las  aguas  redun- 
dantes del  Nilo,  y  las  cosechas  que  producía  este  rio, 
eran  para  ella :  y  habia  llegado  á  ser  el  emporio  de 
las  naciones. 


1  Tyro,  antiquísima  ciudad  de  Ph?nicía,  que  era  como  el 
emporio  del  comercio  de  todo  el  mundo,  famosa  por  sus 
naves,  y  por  sus  grandes  riquezas  :  de  la  cual  tuvieron  orí- 
gen  Cartílago  y  otras  ciudades  de  comercio,  y  según  otros 
la  Macedonia.  Fue  sitiada  y  devastada  por  Nabuchódono- 
sor,  como  aquí  predijo  Isaías  ;  predicción  que  se  halla  tam- 
bién en  Jeremías  c.  XXVII  y  XLVIl. ,  y  en  Ezechiel  c. 
XXVI,XXVII,XXV1U. 

2  Por  tierra  de  Celhim  se  entienden  las  islas  del  Medi- 
terráneo. 

3  Tyro  fue  fimdada  primero  en  una  isla  :  pero  después 
Nabuchódonosor  y  también  Alejandro  el  Macedonio  que  la 
sitiaron,  la  unierou  al  continente  á  fuerza  de  grandes  fati- 
gas. 


CAPÍTULO    XXIII.  95 

4  Avergüénzale ,  oh  Sidon  '  :  pues  así  habla  esta 
ciudad  del  mar,  la  señora  del  mar:  Tú  que  dices  : 
No  concebí  ni  parí,  y  no  crié  mancebos,  ni  eduqué 
doncellas  hasta  la  edad  florida. 

5  Cuando  lleguen  á  Egypto  noticias ,  se  dolerán 
de  lo  que  oigan  relativamente  á  Tyro. 

6  Pasad  los  mares  ,  levantad  vuestros  gritos  ,  ha- 
bitantes de  la  isla. 

7  ¿Por  ventura  no  es  esta  vuestra  ciudad ,  aquella 
que  mucho  tiempo  ha  se  gloriaba  de  su  antigüedad  ? 
Por  tierras  extrañas  ó  remotas  irán  peregrinando  sus 
moradores. 

8  ¿Quién  es  el  que  tales  cosas  decretó  contra  Tyro, 
la  cual  en  otro  tiempo  era  la  reina  del  mar,  cuyos  co- 
merciantes eran  príncipes  ^ ,  y  sus  mercaderes  los 
mas  ilustres  de  la  tierra? 

9  El  Seiior  de  los  ejércitos  ordenó  esto ,  para  ho- 
llar la  soberbia  de  todos  los  jactanciosos ,  y  reducir  á 
la  ignominia  á  todos  los  ilustres  del  país. 

10  Atraviesa  corriendo  tu  tierra  como  un  rio,  oh 
tú  hija  del  mar ;  ya  no  tienes  mas  ceñidor  ó  amparo. 


1  Se  cree  que  Tyro  era  colonia  de  Sidon  ,  aunque  llegó 
después  á  ser  sumamente  mas  populosa  y  rica  que  su  ma- 
dre. Y  aquí  se  supone  que  Sidon  no  socorrió  á  Tyro  cuan- 
do Nabuchódonosor  la  sitió.  Véase  Josepho ,  Aiiíiq.  IX. 
cap.  ult.  donde  se  habla  de  la  livalidad  y  aversión  entre 
madre  é  hija. 

2  O  grandes  y  poderosos  señores ,  como  se  ve  hoy  en 
Londres,  etc. 


96  LA   PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

1 1  El  Señor  ha  extendido  su  mano  contra  el  mar, 
conmovido  ha  los  reinos :  él  ha  dado  sus  órdenes  con- 
tra Chánaam ,  para  exterminar  á  sus  campeones. 

12  Y  ha  dicho  :  No  le  vanagloriarás  ya  mas,  cuan- 
do te  veas  afrentada,  oh  virgen  hija  de  Sidon ' :  leván- 
tate,navega  áCethim;  ni  allí  tampoco  tendrás  reposo. 

13  Mirad  la  tierra  de  los  cháldeos  :  pues  no  existió 
jamás  un  pueblo  tal  como  aquel:  Assur  le  fundó  : 
con  iodo  ahora  fueron  llevados  cautivos  sus  campeo- 
nes ,  sus  casas  han  sido  demolidas ,  convirtiéronle  en 
un  montón  de  ruinas. 

14  Aullad ,  oh  naves  del  mar ,  porque  destruida  ha 
sido  vuestra  fortaleza. 

15  Y  entonces  será  cuando  tú  ,  oh  Tyro ,  quedarás 
sepultada  en  el  olvido  por  espacio  de  setenta  años , 
que  suelen  ser  los  dias  de  un  rey ;  y  pasados  los  se* 
tenta  años  =*,  será  Tyro  como  una  prostituta  que  canta 
para  seducir  '. 


1  Esto  es,  oh  ciudad  belliúma. 

2  Alude  á  los  setenta  años  que  estavieron  los  tyros,  lo 
mismo  que  Jos  judíos,  cautivos  eu  Babylonia,  hasta  que  Cy- 
ro  les  dio  la  libertad.  Véase  Jerem.  XXf^.  v.  11. — Ezech. 
XXIX.  V.  12. 

3  Con  esta  metáfora  de  la  prostituta,  que  procura  de  mil 
maneras  recobrar  sus  amantes,  se  pinta  la  solicitud  de  Tyro 
ea  volver  á  recobrar  su  antiguo  comercio.  Tal  vez  en  lugar 
de  vierelnz ,  debería  traducirse  vendedora  ó  mercadera; 
pues  ambos  sentidos  tiene  la  voz  hebrea.  En  efecto.  Tyro 
volvió  á  su  antiguo  esplendor  después  del  imperio  de  Cyro  ; 
y  pudo  detener  por  siete  meses  el  curso  de  las  victorias  del 
grande  Alejandro,  el  cual  al  fin  la  destruyó. 


CAPÍTULO   XXIV.  97 

16  Toma  la  cítara ,  da  la  vuelta  por  la  ciudad  ,  oh 
vil  ramera  i/a  entregada  al  olvido ;  canta  con  envene- 
nada dulzura ,  repite  tu  seductora  cantinela  ,  á  fin  de 
que  piensen  en  tí. 

17  Y  después  de  los  setenta  años  el  Señor  visitará 
á  Tyro  :  y  la  volverá  á  su  tráfico  ,  y  tendrá  comercio 
como  antes  con  todos  los  reinos  del  mundo ,  en  toda 
la  extensión  de  la  tierra. 

18  Al  fin  Tyro  se  convertirá,  y  sus  contratos  de 
compra  y  venta ,  y  sus  ganancias  serán  consagradas 
al  Señor  :  no  se  almacenarán ,  ni  se  reservarán  : 
porque  su  negocio  será  para  utilidad  de  aquellos  que 
asisten  en  la  presencia  del  Señor ,  á  fin  de  que  ten- 
gan alimentos  en  abundancia ,  y  vestidos  que  mudarse 
hasta  ia  vejez  '. 

CAPITULO    XXIV. 

Profecía  de  los  males  que  enviará  Dios  á  toda  la  tierra  para 
castigo  de  los  pecados  de  los  hombres  :  el  dia  del  juicio 
solamente  es  terrible  -para  los  malos. 

1  Hé  aquí  que  el  Señor  desolará  después ,  y  des  - 


1  El  Profeta  se  trasporta  al  tiempo  de  la  verdadera  fe- 
licidad y  grandeza  de  Tyro,  que  fue  cuando  abrazó  el  Evan- 
gelio :  tiempo  del  cual  habló  también  David  eu  el  Salmo 
XLIV.  V.  13.  En  S.  Matheo  c.  XV.  v.  21  se  habla  de  la 
mnger  chánanea ,  la  cnal  fue  como  las  primicias  de  Tyro  y 
Sidon,  Véase  S.  Gerónimo. 


98  LA    PROFECÍA   DE    ISAÍAS. 

pojará  la  tierra ,  y  pondrá  afligido  el  aspecto  de  ella  , 
y  esparcirá  sus  moradores  '. 

2  Y  como  el  pueblo,  así  será  tratado  el  sacerdote  ' ; 
y  como  el  esclavo ,  así  su  señor ;  como  la  sierva ,  así 
su  señora ;  como  el  que  compra ,  así  el  que  vende  ; 
como  el  que  da  prestado ,  asi  el  que  recibe ;  como  el 
acreedor ,  así  el  deudor. 

3  Enteramente  arruinada  quedará  la  tierra ,  y  to  - 
talmente  devastada.  Por  cuanto  el  Señor  así  lo  ha  pro- 
nunciado. 

4  La  tierra  se  deshace  en  lágrimas ,  y  se  consume , 
y  desfallece  :  consúmese  el  mundo ,  consúmense  los 
magnates  del  pueblo  de  la  tierra. 

5  Inflcionada  está  la  tierra  por  sus  habitadores , 
pues  han  quebrantado  las  leyes ,  han  alterado  el  de- 
recho ,  rompieron  la  alianza  sempiterna. 

6  Por  esto  la  maldición  devorará  la  tierra  ^ ;  por- 
que sus  habitantes  son  pecadores ,  y  por  esto  perderán 


1  Según  la  opinión  de  muchos  Padres  y  expositores, 
pasa  aquí  el  Profeta  á  hablar  de  los  males  que  inundarán 
la  tierra  cerca  del  fia  del  mundo  :  de  la  ruina  final  del  mun- 
do son  como  figuras  las  destrucciones  y  ruinas  partícula  • 
res  de  grandes  ciudades  ó  regiones.  Asi  también  el  Sal- 
vador (Malth.  XXIV.)  de  la  ruina  de  Jerusalem  pasó  á 
hablar  de  la  ruina  universal  de  la  tierra. 

2  Oseas  IV.  V.  9. 

3  La  partícula  el  que  usa  la  Vulgata^  es  aquí  causal,  no 
conjuntiva;  según  se  ve  en  el  original. 


CAPÍTULO    XXIV.  99 

el  juicio  los  que  en  ella  moran  %  de  que  solo  se  liber- 
tará un  corlo  número. 

7  La  vendimia  está  llorando  ,  la  vid  perdió  su  vi- 
gor :  llorando  están  á  lágrima  viva  los  que  se  alegra- 
ban de  corazón. 

8  Cesó  el  festivo  sonido  de  los  panderos ,  se  acabó 
la  algazara  de  las  bulliciosas  cuadrillas  de  gente ,  en- 
mudeció la  melodiosa  cítara  : 

9  no  beberán  ya  vino  en  medio  de  cantares  :  amar- 
go será  todo  licor  para  los  bebedores. 

10  La  ciudad  de  la  vanidad  ^  se  va  destruyendo  , 
todas  las  casas  están  cerradas  ,  sin  que  nadie  entre  en 
ellas. 

1 1  Habrá  gritos  y  quimeras  en  las  calles  por  la 
escasez  del  vino  :  todo  contento  queda  desterrado,  des- 
apareció la  alegría  de  la  tierra. 

12  La  ciudad  está  hecba  un  páramo ,  y  quedarán 
destruidas  sus  puertas  ^ 

13  Tales  cosas  sucederán  en  medio  de  la  tierra ,  en 


1  Deuí.  XXVIII  V.  2S.—LUC.  XXI.  v.  26. 

2  Tal  vez  en  lugar  de  traducir  ciudad  de  la  vanidad, 
deberla  traducirse  ciudad  idólatra;  porque  esta  es  la  fuerza 
de  vanilatis  en  la  Vulgata,  y  del  *nn  ^^hú  en  el  original 
hebreo.  Con  todo ,  por  ciudad  da  la  vanidad  puede  enten- 
derse Babylonia,  ó  también  toda  la  tierra,  en  la  cual  todo 
es  vanidad,  como  dijo  el  Sabio. 

3  O  los  lugares  donde  solían  reunirse  en  pública  asám> 
blea.  Puede  traducirse  .  y  todo  será  calamidad  y  desola- 
ción. 


100  LA   PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

el  centro  de  los  pueblos;  como  cuando  vareado  el 
olivo  quedan  unas  pocas  aceitunas  en  el  árbol ,  y  al- 
gunos rebuscos  después  de  acabada  la  vendimia  '. 

1 4  Estos  restos  de  Israel  levantarán  su  voz ,  y  en- 
tonarán alabanzas :  mostrarán  su  júbilo  desde  el  mar  , 
luego  que  fuere  el  Señor  glorificado. 

1 5  Por  tanto  glorificad  al  Señor  con  la  ilustración 
de  la  doctrina  de  la  salud :  anunciad  el  nombre  del 
Señor  Dios  de  Israel  en  las  islas  del  mar  ó  remotas 
regiones. 

IG  Desde  las  extremidades  del  mundo  hemos  oido 
las  alabanzas  que  se  cantaban  á  la  gloria  del  Justo.  Y 
yo  dije  :  Mi  secreto  es  para  mí ,  mi  secreto  es  para 
mí  :  ¡  ay  de  mí!  los  prevaricadores  han  prevaricado  , 
y  han  prevaricado  con  prevaricación  propia  de  contu- 
maces. 

1 7  El  espanto ,  la  fosa  y  el  lazo  ^  están  reservados 
para  tí ,  que  eres  habitador  de  la  tierra. 

18  Y  sucederá  que  el  que  huyere  de  la  espantosa 
voz,  caerá  en  la  hoya,  y  el  que  escapare  de  la  hoya, 
será  preso  en  el  lazo ;  porque  se  abrirán  desde  lo  alto 
las  cataratas ,  y  se  bambolearán  los  cimientos  de  la 
tierra. 


1  Parece  qne  alude  el  Profeta  al  pequeño  número  de 
fieles  que  permaneceráa  constantes  en  la  fe ;  los  cuales , 
vencido  el  Anti-Christo,  al  venir  el  Salvador  á  juzgar  el 
mundo ,  levantarán  su  voz  prornmpiendo  en  alabanzas  y 
acciones  de  gracias  á  su  divino  Redentor. 

2  Esto  es,  todos  los  naales. 


CAPÍTULO    XXIV.  101 

]  9  Será  despedazada  con  grande  estruendo  la  tier- 
ra ;  henderáse  con  aberturas  grandes ;  conmovida  será 
con  el  mayor  desconcierto. 

20  Estará  la  tierra  b  el  hombre  en  una  agitación 
semejante  á  la  de  un  borracho  :  y  mudará  de  sitio, 
como  tienda  que  solo  se  arma  para  pasar  una  noche  : 
se  verá  agobiada  con  el  peso  de  su  propia  iniquidad  , 
y  caerá,  y  nunca  jamás  se  levantará  '. 

21  Y  sucederá  que  en  aquel  dia  residenciará  el 
Señor  ]:úblicamente  á  la  milicia  del  cielo  alUt  en  lo 
alto  ^  :  y  á  los  reyes  del  mundo  que  están  acá  en  la 
tierra. 

22  Y  serán  reunidos  todos  y  hacinados  en  un  solo 
haz ,  1/  echados  en  el  lago',  y  allí  serán  encerrados  en 
una  cárcel ;  y  aun  después  de  muchos  dias  continuarán 
en  padecer,  y  eteimamente  serán  visitados  ó  castiga- 
dos. 

23  Y  se  pondrá  roja  ó  de  color  de  sangre  la  luna  ', 
y  el  sol  se  oscurecerá ,  y  avergonzará,  cuando  el  Señor 


1  Todos  los  males  qne  sufrirá  la  tierra  al  fin  del  mundo, 
los  considera  aquí  el  Profeta  como  efectos  del  grandísimo 
peso  de  las  iniquidades  de  los  hombres. 

2  Véase  I.  Cor.  VI.  v.  3.  Aunque  ya  están  condenados 
los  ángeles  malos  desde  que  pecaron,  con  todo  serán  públi- 
camente juzgados  y  condenados  por  Jesu-Christo  al  fin  del 
mundo.  Así  se  dice  también  en  el  Apocalipsi  c.  XX.  v.  9. 

3  Joel.  II.  V.  31.— Matth.  XXIV.  v.  ^.—Act.  IL  v.  20. 
Tal  vez  se  traducirá  mejor  :  Cuando  el  Señor  Dios  de  lo.i 
ejércitos  haya  ejercido  su  juicio,  como  rey  supremo,  en  el 
monte  Sion. 


102  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

Dios  de  los  ejércitos  habrá  lomado  posesión  del  reino 
en  el  monte  Sion  y  en  Jerusalem ,  y  sido  glorificado 
en  presencia  de  sus  Ancianos. 

CAPÍTULO  XXV. 

Cántico  de  acción  de  gracias  al  Señor  por  los  beneficios  he- 
chos á  su  pueblo, 

1  ¡  Oh  Señor!  tú  eres  mi  Dios  :  yo  te  ensalzaré  % 
y  bendeciré  tu  nombre ,  porque  has  ejecutado  cosas 
maravillosas ,  designios  antiguos  y  fieles  ó  infalibles. 
Amen. 

'  2  Bendiio  seas ,  porque  has  convertido  en  escom- 
bros la  ciudad  :  la  ciudad  poderosa ,  el  alcázar  de 
hombres  extrangeros  en  un  montón  de  ruinas,  para 
que  cese  de  ser  ciudad ,  y  nunca  jamás  sea  reedifi- 
cada. 

3  Por  esto  te  tributará  alabanzas  el  pueblo  fuerte  ^, 
te  temerá  la  nueva  Jerusalem,  la  ciudad  de  las  gen- 
tes valerosas. 

4  Porque  tú  has  sido  fortaleza  para  el  menesteroso 
en  su  tribulación  ;  su  esperanza  en  la  tormenta ;  su 

1  Introduce  aquí  Isaías  á  los  elegidos  y  glorificados  por 
Dios;  los  cuales  alaban  primero  la  justicia  divina  por  ha- 
ber humillado  y  castigado  á  los  impíos,  y  dan  después  gra- 
cias al  Señor  por  la  misericordia  con  que  á  ellos  los  libró 
del  pecado,  y  la  felicidad  que  esto  les  ha  acarreado. 

2  O  escogido  :  te  temerá  ó  reverenciará  la  nueva  Jeru- 
salem^ etc. 


CAPITULO    XXV.  103 

refrigerio  en  el  ardor  :  pues  el  ímpetu  ú  orgullo  de 
los  poderosos  ,  es  como  un  torbellino  que  hace  bam- 
bolear una  pared. 

5  Tú  abatirás  la  arrogancia  de  los  extrangeros,  á  la 
manera  que  abate  el  sol  ardiente  en  medio  de  un  se- 
quedal ;  y  como  ardor  de  nube  abrasadora ,  harás  secar 
los  renuevos  de  esos  prepotentes. 

6  Y  el  Señor  de  los  ejércitos  ,  á  todos  los  pueblos 
fieles  les  dará  en  este  monte  de  la  nueva  Sion  un 
convite  de  manjares  mantecosos ,  un  convite  de  ven- 
dimia ó  vinos  exquisitos  ^  de  carnes  gordas  y  de 
mucho  meollo  ,  de  vinos  puros  sin  mezcla  '. 

7  Y  en  este  monte  romperá  las  cadenas  que  tenían 
aprisionados  á  todos  los  pueblos,  y  las  redes  tendidas 
contra  todas  las  naciones. 

8  Y  abismará  la  muerte  para  siempre ,  y  el  Señor 
Dios  enjugará  las  lágrimas  de  todos  los  rostros ,  y 
borrará  de  toda  la  tierra  ^  el  oprobio  de  su  pueblo  : 
porque  aii  lo  ha  pronunciado  el  Señor. 

9  Y  dirá  el  pueblo  de  Dios  en  aquel  dia :  Verdade- 
ramente que  este  es  nuestro  Dios  ;  en  él  hemos  espe- 
rado,  y  él  nos  salvará:  este  es  el  Señor  nuestro:  nos 
hemos  mantenido  en  la  esperanza  y  ahora  nos  regoci- 
jaremos :  y  en  la  salud  que  viene  de  él ,  nos  holga- 
remos. 

1  Apoc.  XIX.  V.  7.—Matth.  XXII  v.  2— XXV.  v.  10. 

— Luc.  XTV.  V.  16.  Todo  esto  se  dice  para  denotar  la  de- 
licadeza y  alegría  del  convite,  símbolo  del  convite  euchdris- 
tico  que  nos  dejó  Jesu  Christo  en  la  iglesia. 

2  Apoc.  Vil.  V.  17.— XXI.  V.  4.—Mailh.  V.  v.  5. 


104  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

10  Porque  reposará  la  mano  del  Señor  sobre  este 
monte  santo  de  Sion :  y  debajo  de  él  será  desmenazado 
Moab  '  y  demás  enemigos  nuestros ,  así  como  la  paja 
que  se  trilla  debajo  de  un  carro  falcado  ^ . 

11  Y  extenderá  sus  brazos  debajo  del  catiro  como 
los  extiende  un  nadador  para  escapar  á  nado  :  pero 
el  Señor  abatirá  su  altivez ,  rompiéndole  los  brazos. 

12  y  caerán ,  oh  Moab ,  los  baluartes  de  tus  altos 
muros ,  y  serán  abatidos  y  echados  á  tierra ,  y  redu- 
cidos á  polvo. 

CAPÍTULO  XXVI. 

Cántico  de  acción  de  gracias  por  la  exaltación  de  los  justos 
y  humillación  de  los  reprobos.  De  la  resurrección  de  los 
muertos. 

1  En  aquel  día  será  cantado  este  cántico  en  tierra 
de  Judá  ^  :  Sion  es  nuestra  ciudad  fuerte ,  el  Salvador 
será  para  ella  muro  y  antemural. 

2  Abrid  las  puertas  ^  ,  y  entre  la  gente  justa  ,  que 
observa  la  verdad  ó  justicia  de  mis  preceptos . 

3  Ya  se  ha  disipado  el  antiguo  error  ^ :  tú ,   oh 


1  Estoes,  todos  los  reprobos. 

2  Num.  XXV.— II.  Reg.  VIII.  v.  2. 

3  O  en  la  Iglesia  celestial.  Comienza  aquí  un  tierno  y 
hermoso  diálogo  entre  Dios,  los  santos  y  los  ángele¡*. 

4  Dirá  el  Seiior  á  sus  ángeles. 

5  El  error  en  que  estaban  los  impíos  acerca  de  la  vida 
de  los  justos.  Sap.  V.  v.  6,  Aquí  hablan  los  santos. 


CAPÍTULO    XXVI.  105 

Señor ,  nos  conservarás  la  paz ;  la  paz  ó  reunión  de 
iodos  los  bi€7i€s ,  ya  que  en  ti  tenemos  puesta  nuestra 
esperanza. 

4  Vosotros  '  pusisteis  para  siempre  vuestra  espe- 
ranza ^  en  el  Señor ,  en  el  Señor  Dios ,  que  es  nuestra 
fortaleza  eterna. 

5  Porque  él  abatirá  á  los  que  se  ven  sublimados  , 
humillará  la  ciudad  altiva  ^ :  la  humillará  hasta  el 
suelo  ;  la  humillará  hasta  reducirla  á  polvo  *  . 

6  La  hollarán  los  pies ,  los  pies  del  pobre  ;  la  pi- 
sarán los  mendigos. 

7  La  senda  del  justo  es  recta  ^  :  derecha  es  la  ve- 
reda por  donde  el  justo  camina  á  la  felicidad. 

8  Y  andando  por  la  senda  de  tus  juicios  ó  leyes  , 
hemos  puesto  en  tí,  oh  Señor,  nuestra  confianza  :  todo 
el  deseo  de  nuestra  alma  se  cifra  en  traer  á  la  me- 
moria tu  nombre  ^ , 

9  Mi  alma  te  deseó  en  medio  de  la  noche  ;  y  mien- 
tras haya  aliento  en  mis  entrañas ,  me  dirigiré  á  tí 
desde  que  amanezca. — Cuando  habrás  ejecutado  tus 


1  Hablan  ios  ángeles. 

2  La  de  vuestra  felicidad  en  esta  vida. 

3  Esto  es,  los  soberbios  del  mnndo. 

4  Cap.  XXV.  r.  2. 

h  Prov.  IV.  V.  IL  El  hebreo  puede  traducirse:  tú ^  oh 
Dios,  allanarás  las  sendas  del  justo. 

6  Hasta  aquí  son  palabras  de  los  ángeles  y  santos.  En- 
cendido con  ellas  el  corazón  del  Profeta,  comienza  á  hablar 
éste  en  el  verso  9. 

10 


106  LA.    PROFECIA.    DE   ISAlAS. 

juicios  en  ia  Uerra  '  ,  enláiices  aprendieran  la  justicia 
los  moradores  del  mundo. 

10  Téngase  compasión  del  impío,  y  no  aprenderá 
jamás^  la  juslicia:  en  la  tierra  de  los  santos  ha  co- 
metido él  la  maldad,  y  asi  no  verá  la  gloria  del  Señor. 

1 1  Levanta ,  oh  Señor ,  tu  mano  ,  y  no  vean  ellos 
tu  gloria ;  pero  al  fin  la  verán  '  los  que  envidian  á  tu 
pueblo  ,  y  quedarán  confundidos  ,  y  serán  devorados 
del  fuego  tus  enemigos  '''. 

12  A  nosotros  ,  Señor  ,  nos  darás  la  paz  :  porque 
todas  nuestras  obras  tú  nos  las  hiciste  *  (ó  por  medio 
de  nosotros). 

13  Oh  Señor  Dios  nuestro ,  hemos  tenido  otros 
amos  fuera  de  tí,  que  nos  han  dominado  ":  haz  que 
de  tí  solo  y  de  tu  nombre  nos  acordemos. 


1  Castigando  á  los  impios. 

2  O  no  dará  un  paso  acia  lo  bueno. 

3  En  el  juicio  final. 

4  Todo  esto  es  una  profecía  del  paradero  de  los  impíos, 

5  Tu  las'  hiciste  con  nosotros,  ó  por  medio  da  nosotros. 
San  Gerónimo  expone  del  modo  siguiente  estas  palabras  : 
Pues  que  se  acerca  el  fin  del  mundo ,  y  todo  cuanto  has 
anunciado  por  tus  Profetas,  se  ha  cumplido  efectivamente,  y 
has  dado  completamente  aquello  que  piromcliste ;  danos  á 
nosotros  aquella  paz  que  sobrepjija  iodo  sentido.  Otros  por 
opera  nostra  entienden  las  obras  que  hace  el  justo ,  las 
cuales  obra  Dios  en  él  y  con  él  por  medio  de  la  gracia  : 
porque  Dios  es  el  que  da  el  querer  y  el  obrar.  Véase 
Gracia. 

6  Tal  vez  mejor :  Nos  dominaron  otros  amos  fuera  de 
ti :  haz  que  solo  en  ti  nos  acordemos  de  tu  nombre. 


CAPÍTULO    XXV [.  10  7 

14  No  vuelvan  á  vivir  los  que  murieron  ya  ;  ni  re- 
suciten lo  gigantes ' :  que  por  eso  tú  los  residenciaste 
y  los  exterminaste  ,  y  borraste  del  todo  su  memoria, 

15  Propicio  fuiste,  oh  Señor,  al  pueblo  de  Israel , 
fuiste  propicio  á  tu  pueblo  ^  ¿  por  ventura  has  sido  tú 
glorificado  áe  él ,  por  haber  dilatado  los  confines  de  su 
tierra  ? 

16  En  la  aflicción  ,  oh  Señor  ,  entonces  te  busca- 
ron ;  y  la  tribulación  en  que  gimen  ,  es  para  ellos  uyia 
instrucción  tuya. 

17  Como  la  que  concibió,  da  gritos  acongojada  con 
los  dolores  del  parto  que  se  acerca  ;  tales  somos  nos- 
otros ,  Señor ,  delante  de  tí. 

18  Concebimos  y  sufrimos  como  dolores  de  parfOj 
y  hemos  parido  nada :  mas  no  hacemos  en  esta  tierra 
obras  saludables ;  y  per  esto  no  se  han  extinguido 
nuestros  enemigos  sus  antiguos  moradores. 

19  Tus  muertos,  Señor  ^ ,  tendrán  ^zMerct  vida  ; 
resucitarán  los  muertos  mios  por  la  justicia ;  desper- 
taos y  cantad  himnos  de  alabanza ,  vosotros  que  habi- 
táis en  el  polvo  del  sepulcro ;  porque  tu  rocío,  oh  Se- 
ñor, es  rocío  de  luz  y  de  vida ,  y  á  la  tierra  de  los  gi- 
gantes ^  ó  impi'js  tú  la  arruinarás. 

1  O  soberbios  tiranos.  Pi'ov.  IX.  v.  18.  —  XXI.  v.  16, 

—  Sup.  XIV.  V.  6.  No  resuciten  para  la  gloria. 

2  Deut.  XXXII.  V.  15. 

3  Los  que  mueren  en  vuestra  gracia. 

4  Esto  es  ,  los  cuerpos  de  los  impíos,  corno  explica  san 
Gerónimo.  O  también  la  tierra,  que  es  la  habitación  que- 
rida de  los  impíos. 


108  LA   PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

20  Anda,  pueblo  mió,  entra  en  tus  aposentos :  cier- 
ra las  puertas  tras  tí ,  escóndete  por  un  momenlo , 
hasta  que  pase  la  indignación  6  caiiiyo  de  los  malos  ' . 

2 1  Porque  hé  aquí  que  saldrá  el  Señor  de  su  celes- 
tial morada  á  castigar  las  maldades  que  el  habitador 
de  la  tierra  ha  cometido  contra  él ;  y  la  tierra  pondrá 
de  manifiesto  la  sangre  que  ha  bebido ,  y  no  ocultará 
mas  tiempo  á  los  justos ,  que  en  ella  fueron  muertos ''. 


CAPITULO  XXVII. 

Castigo  de  Leviathan  :  corrección  paternal  del  ¡íleñor  para 
con  sus  hijos.  Desolación  de  la  ciudad  fuerte.  Vueltos  los 
israelitas  de  su  cautiverio  adorarán  al  Señor  en  Jencsalem. 

1  En  aquel  dia  el  Señor  con  su  espada  cortante, 
y  grande  ,  y  fuerte  ,  tomará  residencia  á  Leviathan, 
serpiente  gruesa ' ;  á  Leviathan  ,   serpiente  tortuosa ; 


1  Por  estos  aposentos  se  entienden  los  sepulcros ,  en  los 
qne  descansan  los  justos  hasta  el  dia  de  la  resurrección. 
Desde  los  primeros  tiempos  del  mundo  se  ha  mirado  como 
un  sueño  la  muerte  del  justo;  y  vemos  que  las  sepulturas 
de  los  primeros  cristianos  se  llamaron  ya  TíotfAiir»fitct  ce- 
menterios ,  voz  griega  que  significa  dormitorios  ó  lugar  en 
que  se  duerme. 

2  Mich.  I.  V.  3.~Apoc.  XX.  V.  5. 

3  Martini  :  grosso  serpente.  Schultens  :  serpiente  omi- 
nosa, ó  de  mal  agüero.  Por  Leviathan,  nombre  que  en 
el  libro  de  Job  se  da  á  la  ballena  ,  ó  á  un  pez  monstruoso 
mayor  que  ella,  aquí  (y  tal  vez  también  allí)  se  significa  ts 


CAPÍTULO  XXVH.  109 

y  matará  la  ballena ,  que  está  en  el  mar  de  este  mun- 
do. 

2  En  aquel  dia  la  viña  del  vino  rico  le  cantará  a- 
labanzas". 

3  Yo  el  Señor  soy  quien  la  guardo ;  y  yo  la  regaré 
continuamente  :  para  que  no  reciba  ningún  daño,  la 
guardo  noche  y  dia. 

4  No  hay  en  mí  enojo  contra  ella :  ¿  quién  podrá 
hacer  que  sea  yo  como  una  espina  ó  zarza  que  la  pun- 
ze?  ¿Saldré  yo  quizá  á  pelear  contra  ella  ;  la  entrega- 
ré también  á  las  llamas? 

5  ¿  O  mas  bien ,  no  detendrá  ella  mi  fortaleza  ^  ? 
Si:  hará  paz  conmigo,  conmigo  hará  paz  '. 

6  Los  que  con  fervor  vienen  á  encontrar  á  Jacob, 
harán  florecer  y  echar  renuevos  á  Israel,  y  llenarán 
toda  la  tierra  de  fruto  ó  descendencia  suya. 

7  ¿Por  ventura  le  maltrató  Dios,  como  de  él  fue 
maltratado?  ¿ó  como  él  mató  á  los  muertos  que  eran 
siervos  del  Señoi^,  asi  también  ha  sido  muerto  él? 

8  Con  medida  igual  á  la  medida  de  sus  maldades 
ejercerás  el  juicio  contra  la  viña,  cuando  fuere  ya  des- 
echada por  su  obstinación.  El  Señor  ha  tomado  con 


demonio  ,  el  cual  en  el  mar  de  este  mundo  devora  cuanto 
encuentra  ó  se  le  acerca. 

1  La  viña  del  vino  rico  ,  esto  es  ,  el  pueblo  de  Dios ,  la 
congregación  de  los  fieles,  la  Iglesia.,  le  cantará,  etc. 

2  O  el  brazo  de  mi  justicia  ? 

3  Lo  que  se  dice  desde  el  verso  4,  y  esta  repetición  . 
todo  denota  la  propensión  del  Señor  á  perdonar. 


lio  LA    PilOFEClA    DE    ISAÍAS. 

SU  espíritu  de  justo  rigor  la  resolución  para  el  dia  del 
ardor  de  su  iva. 

9  Y  así  con  esto  será  perdonada  su  iniquidad  á  la 
casa  de  Jacob;  y  ese  será  todo  su  fruto,  que  sea  bor- 
rado su  pecado,  después  que  Dios  haya  hecho  que  to- 
das las  piedras  del  altar  ó  Templo  de  Jerusalem  que- 
den como  piedras  de  cal,  desmenuzadas  '  ;  y  que  sean 
arrasados  los  bosquetes  y  templos  profanos. 

10  Porque  la  ciudad  fuerte  será  desolada  ;  Jerusa- 
lem, la  hermosa  ciudad,  será  desamparada,  y  quedará 
como  un  desierto  :  en  ella  pacerá  el  becerro,  y  allí  ten- 
drá su  majada  ^,  y  comerá  las  puntas  de  los  tallos  de 
esta  viña  abandonada. 

11  Sus  mieses  se  echarán  á  perder  de  sequedad. 
Vendrán  mugeres,  y  harán  con  ella  de  maestras.  Por- 
que no  es  pueblo  sabio  ,  sino  necio  y  obstinado  :  por 
eso  aquel  Señor  que  le  hizo,  no  tendrá  compasión  de 
él ,  y  no  le  perdonará  el  que  le  formó. 

12  Y  en  aquel  dia  el  Señor  hará  sentir  su  azote 
desde  el  álveo  del  rio  Euphraies  hasta  el  torrente  de 
Egypto,  ó  IVi7o:  y  vosotros,  oh  hijos  de  Israel,  seréis 
congregados  uno  á  uno  ^. 

13  Y  en  aquel  dia  resonará  una  grande  trompe- 
la  ;  y  vendrán  á  la  Iglesia  los  que  estaban  desterra- 
dos 1/  cautivos  en  la  tierra  de  los  asyrios  *,  y  los  que 

1  Matlh.  XXIV.  V.  2. 

2  Martini  traduce  :  si  sdraierá.  Comerá  las  yerbas  que  se 
criarán  en  sus  plazas  y  calles, 

8  É  incorporados  á  la  Iglesia, 

4  Con  la  idea  de  la  vuelta  de  los  judíos  cautivos  en  Ba- 


CAPITULO     XXVIII.  Jll 

habían  sido  arrojados  á  la  tierra  de  Egypto  ;  y  adora- 
rán al  Señor  en  el  monte  santo  de  Jerusalem. 


CAPÍTULO  XXVllI 


Amenazas  contra  Samaría ,  y  ruina  del  reino  de  las  diez  tri- 
bus. Desolación  del  reino  de  Jada.  Promesa  del  Mesías , 
el  cual  será  la  piedra  angular  de  la  nueva  Sion. 

1  ¡  Ay  de  la  corona  de  soberbia  '  de  los  embriaga- 
dos Ephraim,  de  la  flor  caduca  de  la  gloria  y  alegría 
de  los  que  estaban  en  Samaría,  en  la  cumbre  del  fér- 
tilísimo valle ,  desatentados  por  causa  del  vino ! 

2  Hé  aquí  al  Señor  poderoso  y  fuerte,  como  pedris- 
co impetuoso,  como  torbellino  que  asóla,  como  el  ím- 
petu de  muchas  aguas  que  inundan  y  anegan  un 
espacioso  país. 

3  La  corona  de  soberbia  de  los  embriagados  de 
Ephraim,  será  hollada  con  los  pies. 

4  Y  la  caduca  flor  de  la  gloria  y  alegría  del  que 
está  sobre  la  cumbre  del  fértilísimo  valle  ^,  será  como 
un  fruto  temprano,  que  madura  antes  del  otoño;  al 
cual  el  primero  que  le  ve,  al  instante  le  coge,  y  le 
devora. 


byloDÍa,  ó  en  Egypto,  describe  el  Profeta  la  otra  mejor 
redención  que  habla  de  procurarnos  Jesu-Christo. 

1  Judie.  VIII.  V,  l.—XII.  V.  1.  La  tribu  de  Ephraim 
se  ensoberbeció  aun  mas  cuando  se  vio  cabeza  del  reino 
de  las  diez  tribus. 

2  Véase /^.  Reg.  XVIL-^U  Par.  XXX,  XXXI 


112  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

5  En  aquel  dia  el  Señor  de  los  ejércitos  será  coro- 
na de  gloria  y  guirnalda  de  regocijo  para  las  reliquias 
de  su  pueblo  ' : 

6  y  será  espíritu  de  justicia  para  aquel  que  esté 
sentado  en  el  trono,  á  fin  de  administrarla ;  y  espíritu 
de  fortaleza  para  aquellos  valientes  que  vuelven  de  pe- 
lear en  las  puertas  mismas  de  los  enemigos. 

7  Mas  aun  estos  perdieron  el  entendimiento  por  el 
demasiado  vino,  y  anduvieron  desatentados  por  causa 
de  su  embriaguez.  El  sacerdote  y  el  profeta  perdieron 
el  seso  por  su  embriaguez,  el  vino  los  trastornó,  la 
embriaguez  los  estravió  del  camino :  no  quisieron  co- 
nocer al  verdadero  Profeta,  ni  saber  qué  cosa  es  jus- 
ticia. 

8  Porque  todas  las  mesas  atestadas  están  de  vómi- 
to ",  y  de  inmundicias  ,  sin  que  quede  ningún  lugar 
limpio. 

9  ¿A  quién  comunicará  el  Señor  la  ciencia?  ¿Y  á 
quién  dará  la  inteligencia  de  lo  que  dice?  A  los  niños 
acabados  de  destetar,  á  los  que  son  arrancados  de  los 
pechos  de  sus  madres. 


1  Esto  es,  de  las  tribus  de  Benjamin  y  Judá. 

2  Frase  que  denota  la  voracidad  de  aquellos,  de  quie- 
nes dice  un  filósofo  gentil,  que  se  ponen  á  la  mena  para 
comer,  y  comen  para  vomitar. 

3  Son  palabras  que  'aquellos  impíos  decían  entre  co- 
pas de  vino.  Denota  Isaías  el  escarnio  y  mofa  que  hacia n 
los  impíos  de  las  palabras  de  los  Profetas  de  Dios  ,  los 
«Míales  solían  decir  :  El  Señor  manda  etc. ,,  ó  también  :  Es- 


CAPÍTULO   XXVIII.  113 

10  Ya  que  *  dicen  por  escarnio  :  Manda  ,  vuelve  á 
mandar,  oh  Profeta  ;  manda,  vuelve  á  mandar  :  es- 
pera ,  vuelve  á  esperar  ;  espera  ,  vuelve  á  esperar  : 
un  poquito  aquí ,  otro  poquito  allí. 

1 1  Pero  el  Señor  hablará  con  otros  labios  y  otro 
lenguage  extraño  á  ese  pueblo  insano , 

12  al  cual  dijo  vn  diaiAquí  tengo  mi  reposo  ;  re- 
parad las  fuerzas  del  que  está  fatigado,  que  en  eso  con- 
siste mi  refrigerio;  y  no  han  querido  escucharme. 

13  Y  el  Señor  les  dirá  algiin  dia  ':  Manda  ;  vuel- 
ve á  mandar;  manda,  vuelve á mandar:  espera,  vuelve 


perad  un  poco,  y  veréis  eíc. Remedando  ios  impíos  este  modo 
de  hablar ,  dirian  en  medio  de  sus  borracheras  y  disolu- 
ciones :  Manda  y  remanda ,  oh  Profeta,  espera  tú  y  reespera 
cuanto  quieras;  que  nosolros  nada  creemos  de  cuanto  pre- 
dicas. Aquí  se  ve  cuan  antiguo  es  el  combatir  la  verdad  ,  y 
la  religión  y  sus  ministros  con  malignos  sarcasmos  y  bufo- 
nadas ,  y  con  dicterios  y  burlas  :  arma  única  de  los  que 
no  tienen  razones  sólidas  para  impugnar  á  otro  :  arma  de 
la  cual  se  han  valido  los  impíos  de  estos  últimos  tiempos;  y 
que  aunque  es  débil  para  el  que  tiene  su  entendimiento 
sano,  y  bastante  claro  para  discernir  la  sutileza  de  los  so- 
fismas, y  las  falsas  suposiciones,  citas  y  datos  que  desca- 
radamente presentan  como  ciertos ,  es  ,  como  si  dijésemos  , 
la  lanza  invencible  de  Achiles  para  los  lectores  de  poco 
talento,  de  una  imaginación  acalorada,  y  de  un  corazón 
corrompido.  A  estos  solamente  ,  y  no  á  los  cristianos  piado- 
sos ,  causan  gravísimo  daño  tales  argumentos  ó  falacias  de 
los  impíos. 

1  Responderá  á  sus  lamentos  repitiendo  las  palabras  con 
que  ellos  se  mofaban. 


111  LA    PUOFELÍA    DE    ISAÍAS. 

á  esperar;  espera,  vuelve  á  esperar;  un  poquito  aquí, 
otro  poquito  allí  :  y  dejará  que  vayan  y  caigan  de  es- 
paldas ,  y  sean  hollados ,  y  presos  en  los  lazos. 

14  Por  tanto  ,  escuchad  la  voz  del  Señor,  oh  hom- 
bres escarnecedores  ,  que  domináis  al  pueblo  mió  que 
está  en  Jerusalem. 

15  Pues  que  vosotros  dijisteis  :  Hemos  hecho 
pacto  con  la  muerte ,  y  un  convenio  con  el  infierno  : 
cuando  venga  el  azote  ,  como  un  torrente ,  no  llegará 
á  nosotros  :  porque  nos  hemos  apoyado  en  la  mentira 
b  intriga  ,  y  esta  nos  pondrá  á  cubierto.' 

16  Por  tanto  ,  esto  dice  el  Señor  Dios  :  Hé  aquí 
que  yo  pondré  en  los  cimientos  de  la  nueva  Sion  una 
piedra ,  piedra  escogida,  angular ,  preciosa  ,  asentada 
por  solídisimo  fundamento  ;  el  que  creyere  ,  no  se 
apresure  '. 

17  Y  ejerceré  el  juicio  con  peso  ,  y  la  justicia  con 
medida  :  y  un  pedrisco^  traslonarála  esperanza  pues- 
ta en  la  mentira ,  y  vuestra  protección  quedará  su- 
mergida en  las  aguas  de  la  calamidad. 

1 8  Y  el  contrato  vuestro  con  la  muerte  será  cance- 
lado, y  no  subsistirá  vuestro  pacto  con  el  infierno  :  y 
cuando ,  como  un  torrente,  vendrá  el  azote,  os  arras 
trará  consigo. 

1  Espere  sosegado  el  cumplimiento  de  esto.  Cuantos 
creerán  en  él ,  no  quedarán  confundidos  :  así  traducen  les 
Sententa,  v  así  citó  san  Pablo  este  texto.  Ps.  CXVII.  v. 
22— Dan  XI.  v.  U.—Zac.  III.  v,  9.-Maílh.  XXI  v. 
42.— 7.  Ptt.  11.  V.  6.— AL  IV.  v.  U.—Rotn.  IX.  v.  33. 

"2  O  repentino  castigo. 


(APÍTULO    XKVÜI.  115 

19  Al  instante  que  venga,  os  arrebatará  :  porque 
vendrá  muy  de  madrugada,  y  continuará  dia  y  noche; 
y  solo  la  aflicción  hará  entender  las  cosas  que  se  han 
escuchado. 

20  Porque  el  lecho  es  angosto  en  tal  manera ,  que 
uno  de  los  dos  ha  de  caer  :  y  tan  pequeña  la  manía , 
que  no  puede  cubrir  á  entrambos  '. 

21  Sabed  que  el  Señor  se  levantará,  como  hizo  en 
otro  tiempo  en  el  monte  de  las  Divisiones  ^,  ó  Banl- 
pharasim  :  se  enojará  como  hizo  en  el  valle  de  Gaba- 
on  ^ ,  para  ejecutar  su  obra  ó  venganza ,  una  obra 
que  es  agen  a  de  él  *;  para  hacer  su  obra  ,  una  obra 
que  es  extraña  de  él  ^. 

22  Dejad  ,  pues,  ya  de  burlaros  de  mis  amenazas, 
porque  no  se  aprieten  mas  vuestras  ligaduras  ^.  Por- 
que el  Señor  Dios  de  los  ejércitos  es  de  quien  he  oido 
la  destrucción  de  toda  la  tierra  ,  ópais  que  habitáis , 
la  destrucción  que  sucederá  dentro  de  poco. 

23  Prestadme  vuestra  atención ,  y  oid  mi  voz ;  aten- 
ded y  escuchad  mis  palabras. 

24  Qué  ¿  acaso  el  arador  está  siempre  arando  para 

1  Con  esta  frase  proverbial  significa  el  Señor,  que  el 
pueblo  suyo  no  puede  estar  juntamente  nnido  con  él  y 
con  los  falsos  dioses.  Es  muy  frecuente  en  la  Escritura  el 
considerar  á  la  nación  judaica  como  á  esposa  de  Dios. 

2  //.  Reg.  V.  V.  20.— I.  Para!.  XIV.  v.  11. 

3  Jos.  X.  V.  10. 

4  O  de  su  amor. 

5  Pues  que  solo  desea  perdonar. 

6  O  no  sintáis  mas  el  peso  de  la  terrible  mano  del  Señor. 


116  LA   PROFECÍA    DE    ISAlAS. 

sembrar  ?   ¿  está  siempre  rompiendo  ó  allanando  la 
tierra? 

25  Luego  que  ha  igualado  su  superficie ,  ¿  no  siem- 
bra por  ventura  el  gilh  ',  esparce  el  comino,  y  pone 
con  cierto  orden ,  y  en  sus  respectivos  lugares ,  el  tri- 
go ,  la  cebada ,  el  mijo ,  y  la  veza  ó  arveja  ? 

26  Porque  el  Señor  su  Dios  le  da  conocimiento  en 
la  agricultura ,  y  le  amaestra  en  estas  labores. 

27  El  gith  no  se  trillará  por  medio  de  tablas  con 
dientes  de  hierro  ó  pedernal ,  ni  sobre  el  comino  an- 
dará dando  vueltas  la  rueda  del  carro  ;  sino  que  el  gith 
seríi  sacudido  con  una  vara ,  y  con  unas  varillas  ""  el 
comino. 

28  El  trigo  empero  será  trillado ;  mas  no  le  estará 
trillando  sin  término  el  que  le  trilla ,  ni  siempre  la 
rueda  del  carro  le  estará  oprimiendo ,  ni  hollándole  las 
pezuñas  de  la  bestias  ^. 

29  Esto  es  lo  que  ha  decretado  el  Señor  Dios  de 
los  ejércitos,  el  cual  ha  hecho  admirables  sus  conse- 
jos, y  célebre  la  sabiduría  de  su  justicia  ^. 


1  Creen  muchos  que  es  el  auis  o  la  neguilla. 

2  Martini :  con  un  scudiscio. 

8  Así  se  conduce  Dios  al  afligir  á  su  pueblo. 
4  Eu  la  manera  con  que  castiga  á  su  pueblo. 


IT 


CAPITULO  XX(X. 

Vatidna  Isaías  el  sitio  y  ruina  de.  Jerusalem:  la  ceguedad  de 
los  judíos ;  y  el  reslablecimiento  ó  la  conversión  de  lu> 
reliquias  de  Jacob  por  el  Metías. 

1  ¡  Ay  de  Ariel!  de  Ariel  ',  ciudad  que  conquistó 
David!  Pasará  uno  y  otro  año  ',  y  pasarán  las  so- 
lemnidades : 

2  y  yo  circunvalaré  á  Ariel ,  y  quedará  en  duelo  y 
aflicción;  y  será  para  mí  como  un  Ariel  *. 

3  Yo  te  cercaré  por  tocias  parles ,  formando  come 
uaa  corona  al  rededor  de  tí ,  y  alzaré  contra  ti  trin- 
cheras ,  y  construiré  baluartes  para  sitiarle. 

4  Tú  serás  humillada  :  desde  el  suelo ,  en  que  es- 
tarás abatida ,  abrirás  tu  boca ;  y  desde  el  polvo  de 

i  Habla  de  la  ciudad  de  Jertisalein.^H'i'^^  Arieles 
voz  hebrea  que  significa  lion  de  Dios ,  esto  es  ,  león  granda 
y  terrible  ,  ó  ciudad  furtísima.  1.  Paral.  XI.  v.  22.  Ed  el 
hebreo  donde  dice  la  Vnlgata  :  .soieinnilaíes  eiolufoí  sunl» 
se  lee  l^ip^^  Q>*p¡  que  Ferrara  traduce:  corderos  serán 
descervigados. 

2  Pasen  unos  pocos  años. 

3  Como  el  altar  donde  no  se  ven  mas  que  víctimas  de- 
golladas. Ariel  se  liaiiiuba  también  el  carnero  de  /naldiciun, 
que  se  ofrecia  por  el  pecado.  V  así  se  dice  que  Jerusalciu^ 
león  de  Dios ,  seiá  ariel,  ó  carnero  de  maidiciou,  etc.  Je- 
rusalem se  llamaba  á  veces  ciudad  de  Ariel ,  esto  es  ,  ciu- 
dad del  Aliar,  por  es^ar  en  ella  el  aliar  de  los  holocaustos 
donde  solamente  podrán  ofrecerse  íi  Dioi.  Ezech.  XI. III. 
V.  15. 

T0V..IX.  li 


118  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

la  tierra  subirá  y  se  hará  oír  tu  habla  :  y  saldrá  tu 
voz  de  debajo  de  la  tierra  como  la  de  una  pythonisa , 
y  saldrá  de  la  tierra  con  sonido  débil  y  oscuro. 

5  Y  la  muchedumbre  de  aquellos  que  te  aventa- 
rán ^ ,  será  disipada  como  menudo  polvo ,  y  como 
una  pavesa  arrebatada  del  viento  la  multitud  de  los 
que  te  han  sojuzgado. 

6  Y  será  esto  cosa  repentina ,  y  no  esperada.  El 
Señor  de  los  ejércitos  la  visitará  á  esta  muchedumbre 
en  medio  de  truenos  y  de  terremotos,  y  estruendo 
grande  de  torbellinos  y  tempestades ,  y  de  llamas  de 
un  fuego  devorador. 

7  Y  la  muchedumbre  de  todas  las  gentes  que  han 
combatido  contra  Ariel,  y  todos  los  soldados  que  la 
han  sitiado ,  y  prevalecido  contra  ella ,  vendrá  á  ser 
como  un  sueño  y  visión  nocturna. 

8  Y  así  como  el  hambriento  sueña  que  come,  y 
cuando  despierta,  se  siente  con  hambre  ;  y  como  sueña 
el  sediento  que  bebe,  y  cuando  despierta,  se  siente 
acosado  de  la  sed ,  y  con  ansia  de  beber ;  del  mismo 
modo  sucederá  á  todas  aquellas  gentes  ó  naciones  que 
pelearon  contra  el  monte  de  Sion. 

9  Pasmaos  y  quedaos  atónitos ,  oh  hijos  de  Israel , 
id  fluctuando  y  bamboleando ,  como  embriagados ,  y 
no  de  vino  :  tambaleaos ,  y  no  por  embriaguez  ; 


1  Sin  dejar  en  tí  piedra  sobre  piedra.  Seguu  el  texto 
hebreo  puede  traducirse  :  y  será  como  un  menudo  polvo  la 
muchedumbre  de  loa  que  le  aventarán,  y  como  una  pa^ 
vesa,  etc. 


CAPÍTULO  XXIX.  119 

10  porque  el  Señor  ha  derramado  sobre  vosotros  ' 
el  espíritu  de  letargo ,  cerrará  vuestros  ojos ,  pondrá 
un  velo  para  que  no  entendáis  á  los  profetas  y  prínci  - 
pes  ó  ancianos  vuestros,  que  tienen  visiones  '. 

11  Y  las  visiones  ó  profecías  de  todos  estos  serán 
para  vosotres  como  palabras  de  un  libro  sellado ,  que 
cuando  le  dieren  á  uno  que  sabe  leer ,  y  le  digan  : 
Léele;  responderá:  No  puedo ,  porque  está  sellado. 

12  Y  si  le  dieren  á  ano  que  no  sabe  leer,  y  le 
dicen  :  Léele ;  responderá  :  No  sé  leer. 

13  Y'  dijo  el  Señor :  Por  cuanto  este  pueblo  se  me 
acerca  de  palabra  no  mas ,  y  me  honra  solo  con  sus 
labios ;  su  corazón  empero  está  lejos  de  mí  ,  y  me 
rinden  culto  según  los  ritos  y  doctrinas  de  los  hom- 
bres   ^ : 

14  por  tanto  hé  aquí  que  nuevamente  excitaré  la 
admiración  de  este  pueblo  con  un  prodigio  grande  y 
espantoso  ^  :  porque  faltará  la  sabiduría  á  sus  sabios  , 
y  desaparecerá  el  don  de  consejo  de  sus  prudentes. 

15  f  Ay  de  vosotros  los  que  os  encerráis  en  vuestro 
corazón  para  ocultar  al  Señor  vuestros   designios  ' ! 


1  O  echado  en  vuestro  vaso. 

2  Royn.  XI  v.  8. 

3  Malth.  XV.  V.  8.  — 3/arc.  VII.  v.  6. 

4  El  estupendo  prodigio  de  la  ceguedad  de  los  judíos, 
que  profetiza  aquí  Isaías,  es  una  demostración  de  la  ver- 
dad de  nuestra  religión.  Abd.  I.  v.  8. — /.  Cor.  I.  v.  \9. 
—  II.  Cor.  III  V.  15.  Véase  Gracia,  Causa. 

5  Martini  traduce  :  vi  rintanate  nel  vosíro  ciiore.  Aquí 
se  habla  de  los  hipócritas.  Ezech.  IX.  v.  9. 


i2&  LA   PROFiLtiA    DE    ISAÍAS. 

■¡  Ay  (lá  lo5  que  hacen  sus  obra»  en  las  tinlebla» ,   y 
cíicea  :  ¿  Quién  nos  ve ,  y  quién  nos  descubre  ? 

16  ¡  Desvariado  pensamiento  el  vuestro  !  como  ú 
el  barro  se  levantase  contra  el  alfarero ,  y  dijese  la 
obra  á  su  hacedor  :  No  me  has  hecho  tú  ;  y  la  vasija 
dijese  al  que  la  ha  hecho  :  Tú  no  has  sabido. 

17  ¿No  es  verdad  que  en  breve  y  dentro  de  poco 
tiwnpo  el  Líbano '  se  convertirá  en  im  delicio&himo 
Carmelo  ;  y  el  Carmelo  se  convertirá  en  un  bosque  ^  ? 

18  y  en  aquel  dia  los  sordos  ^  oirán  la»  palabras 
del  libro  de  la  Ley.  Y  los  ojos  de  los  ciegos  recibirán 
k  luz,  saliendo  de  las  tinieblas  y  oscuridad. 

19  Y  los  mansos  se  alegrarán  cada  dia  mas  en  d 
Señor,  y  los  amies  pobres  ^  se  Fegocijarán  e»  el  Sanie 
de  Israel : 

20  porque  el  soberbio  ^  fue  abatido,  fue  consumido 
el  escarnecedor,  y  destruidos  todos  aquellos /al*oí  doc' 
tores  que  madrugaban  para  hacer  mal : 

2 1  aquellos  que  con  sus  palabras  inducían  los  hom- 
bres á  pecar,  y  armaban  lazos  al  que  en  la  puerta,  ó 
juzgado  de  la  cuidad,  los  reprendía,  y  sin  causa  se  ale- 
jaron del   justo  2/  de  la  justicia. 


1  Busque  frondoso,  pero  infructífero;  símbolo  áe  las 
naciones  gentílicas. 

2  \  ease  el  cumplimieato  de  esta^profecía  Muílh,  XXJ. 
i.  43. 

'^  Los  gentiles  ,  hasta  eutónces  «ordos  á  Dios. 

4  De  bienes  espiritnalf  s. 

.5  jMaitiui  traduce:  ii sip^nhieva'c. 


CAPÍtüLO    XXX.  tfl 

U'2  Por  tanto  e\  Seúor  cjue  rescato  á  Abraham  ' , 
Uabi»  de  esta  manera  á  Ja  casa  de  Jacob :  No  será  aho- 
ra confundido  Jacob,  niaboia  se  cutwirá  tíe  vergüenra 

23  sin  ocutíido  Tícre  en  medio  de  si  á  sus  hijos, 
obra  de  mis  manos,  que  glorificarán  mi  sanio  nom- 
bre, y  alabarán  al  Sanio  de  Jacob ' ,  y  ensalzarán  al 
Dk)S  de  Israel. 

24  Entonces  aquellos  cuyo  espirita  vivía  en  el  er- 
ror, tendrán  la  ciencia  de  la  salud  ^ ;  y  aprenderán 
la  Ley  del  SeAm-  los  qiie  se  burlaban  de  ella. 

CAPÍTULO     XXX. 

Ámenasas  contra  hsfudíos,  perqué  desconfiando  del  Señor 
pedían  socorro  ¿  los  egypcios.  Cuan  Inteno  es  Dios  para 
los  que  acuden  á  el.  Cuan  terrible  es  su  juicio  conLra  los 
impíos. 

1  Ay  de  vosotros,  hijos  rebeldes  y  desertores  *,  dice 
el  Señor,  que  formáis  designios,  sin  contar  conmigo ; 
y  urdís  una  tela  *,  y  no  según  mi  deseo,  para  añadir 
asi  pecados  á  pecados  : 

2  que  estáis  en  camino  para  bajar  á  Egypto,  y  no 


1  Sacándole  de  entre  ios  gf-ntile». 

2  Nombre  dado  al  Meníug ,  qne  habia  de  nacer  del  li- 
nage  de  Jacob,  cuyas  ovejas  habia  de  recoger,  y  formar 
de  eüí>3  y  de  otras  ni>  solo  rebaño. 

3  Al  ver  el  cumplimiento  de  las  profecías. 

4  Jerem.  XLII ,  XLIII. 

5  O  emprendéis  un  proyecto. 


122  LA   PROFECÍA   DE  ISAÍAS. 

habéis  consultado  mi  voluntad,  esperando  el  socorro 
del  valor  de  Pliaraon,  y  poniendo  vuestra  confianza 
en  la  sombra  ó  protección  del  Egypto. 

3  Pero  la  fortaleza  de  Pharaon  '  será  la  confusión 
vuestra,  y  la  confianza  en  la  protección  de  Egypto  , 
vuestra  ignominia. 

4  Porque  cuando  tus  príncipes  hayan  ido  hasta 
Tánis^,  y  hayan  llegado  hasta'  Hanes  tus  enviados  ; 

5  todos  en  Israel  quedarán  corridos,  á  causa  de 
un  pueblo  que  de  nada  les  ha  podido  servir ,  y  que 
no  les  ha  auxiliado,  ni  les  ha  sido  de  utilidad  alguna, 
sino  de  confusión  y  de  oprobio. 

6  Anuncio  pesado  ^  contra  las  bestias  de  carga  del 
Mediodía.  Van  por  tierra  de  tribulación  ,  y  de  an- 
gustia, (  de  donde  salen  la  leona  y  el  león ,  la  víbora 
y  la  serpiente  que  vuela)  llevando  sobre  lomos  de  ju- 
mentos sus  riquezas ,  y  sus  tesoros  sobre  el  dorso  de 
los  camellos  ,  á  un  pueblo  que  no  podrá  ayudarlos  ^. 

7  Porque  inútil  y  en  vano  será  el  auxilio  que  les 
preste  Egypto  :  por  lo  mismo  clamé  yo  sobre  eso,  di- 
ciendo :  No  es  mas  que  soberbia  ,  no  te  muevas. 

8  Anda  pues  ahora  ^  y  escríbeles  esta  predicción 


1  Jevem.  XLII.  v.  15 

2  Corte  de  Pharaon  ,  para  refugiarse . 

3  HastH  la  remota  ciudad  de  Hanes. 

4  Duro  vaticinio  contra  los  estólidos  judíos.    Véase  sao 
Gerónimo. 

ñ  Ni  servirles  de  provecho  alguno. 
6  A  donde  estén  congregados. 


CAPÍTULO  XXX.  12S 

wbre  una  tablilla  de  box ,  y  regístrala  eiactamente 
en  un  libro  ,  para  que  sea  en  los  días  venideros  un 
testimonio  sempiterno. 

9  Porque  este  es  un  pueblo  que  me  provoca  á  ira, 
y  ellos  son  hijos  infieles,  hijos  que  no  quieren  escuchar 
la  Ley  de  Dios : 

10  que  dicen  á  los  que  profetizan  :  No  profetizeis ; 
y  á  los  veyentes  6  profetas  :  No  estéis  mirando  para 
nosotros  ó  vaticinándonos  cosas  rectas  ,  habladnosde 
cosas  placenteras  ,  y  profeíizadnos  cosas  alegres, 
aunque  sean  falsas. 

1 1  Quitadnos  de  delante  de  los  ojos  este  modo  de 
obrar  según  la  Ley  :  alejad  de  nosotros  tal  sistema  de 
vida  :  no  nos  vengáis  siempre  con  que  el  Santo  de 
Israel  dice  ó  manda, 

12  Por  esto  el  Santo  de  Israel  dice  así  :  Ya  que 
vosotros  habéis  desechado  lo  que  os  he  mandado  ,  y 
habéis  puesto  vuestra  confianza  en  la  calumnia,  y  en 
la  perversidad  ,  y  apoyádoos  sobre  esas  cosas , 

13  por  lo  mismo  esta  maldad  será  para  vosotros 
como  un  portillo  en  una  alta  muralla  ,  que  está  para 
caer  ,  y  preguntan  por  él  ,  y  del  cual  se  origina  la 
ruina  repentina  en  la  hora  menos  pensada ; 

14  y  queda  toda  hecha  pedazos  ,  como  se  rompe 
con  un  fuerte  golpe  una  vasija  de  alfarero  ,  sin  que 
ninguno  de  sus  tiestos  sirva  ni  aun  para  llevar  una 
ascua  de  un  hogar  ,  ó  para  sacar  un  poco  de  agua  de 
una  poza. 

15  Porque  el  Señor  Dios  ,  el  Santo  de  Israel 
dice  :  Si  os  volviéreis  y  os  estuviereis  quietos,  seréis , 


)>34  LA    Fr.aFECl.i    1>E    1SAÍA8. 

salvos  -.  en  k  quielué  y  en  la  esperanza  estará  vuestra 
fortaleza.  Mas  vosotros  no  lo  quisisteis  hacer ; 

16  sino  que  dijisteis  :  De  ninguna  manera  ;  antes 
bien  huiremos  '  á  caballo.  Paes  por  eso  mhmo  digo 
yo  ,  tendréis  (jue  huir  de  vuestros  enemigos.  Monta- 
remos ,  dijisteis,  velocísimos  caballos.  Por  eso  mismo 
serán  mas  veloces  los  que  os  perseguirán. 

17  Un  solo  hombre  llenará  de  terror  y  hará  huir  á 
roil  de  los  vuestroíi ;  y  si  se  presentan  cinco  ,  aterrado» 
echaréis  á  huir  todos,  hasta  que  los  que  queden  de  v<H 
sotros,  sean  á  manera  de  un  árbol  altísimo'^  comoñ^ 
navio,  sobre  la  cima  de  un  monte ,  como  bandera  so- 
bre un  collado  ^. 

18  Por  esto  da  largas  el  Señor  ,  para  fMJder  usar  de 
misericordia  con  vosotros ,  y  ensalzar  su  gloria  con 
perdonaros ,  porque  el  Señor  es  Dios  justo  :  bieor 
avcnturados  totlos  los  que  esperan  en  él. 

1 9  El  pueblo  de  Sion  morará  en  Jerusalena  ^  :  en- 
jugarás tus  lágrimas,  oh  pueblo  fiel :  el  Señor  apiadán- 
dose de  tí  usará  contigo  de  misericordia:  al  momento 
que  oyere  la  voz  de  tu  clamor,  te  responderá  benign». 

1  Jerem.  XLIU   v.  2. 

2  La  palabra  hebrea  '^P  íorén  ,  á  la  q\ie  correspOBcte 
la  expresión  mahis  navis  de  que  usa  la  Vulgata,  sigpai&;a 
en  su  raiz  un  árbol  alto  y  delgado ;  y  de  aquí  por  metáfora 
el  árbol  ó  mástil  del  navio.  Y  parece  preferible  la  primera 
acepción,  por  decirse  después  qne  (I  árbol  estaba  ea  la 
sima  de  un  monte. 

3  P^ra  avilar  á  t  >dos  vuestra  total  destruccio». 

4  A  ^esar  de  pus  eaemigos. 


CAPÍTULO    XXX.  1Í5 

§0  Y  antes  te  dará  el  Señor  pan  de  doíoF,  y  ág«A 
de  tribulación ;  pero  después  hará  que  jamás  se  alge 
áe  tí  lu  maestro,  y  tus  ojos  estarán  viendo  siempre  á 
tu  doctor. 

21  Escuchen  l«s  oídos  sns  palabras,  cuando  yendo 
tras  de  tí  te  grite  diciendo :  Este  es  el  camino  ,  andad 
por  él ;  y  no  torzáis  ni  á  la  derecha  ni  á  la  izquierda. 

22  Entonces  desecharás  como  cosas  profanas  esas 
láminas  de  plata  que  cubren  tus  ídolos ;  y  los  preciosos 
vestidos  de  tus  estatuas  de  oro ;  y  los  arrojarás  lejos 
de  tí  como  el  lienzo  mas  socio  do  una  muger  inmutt- 
d«.  Fuera  de  aquí ,  íes  dirás  '  : 

23  y  el  Señor  enviará  lluvia  á  tus  sementera*,  en 
cualquier  parte  de  la  tierra  en  que  hayas  sembrado  : 
las  mieses  darán  abundante  y  rico  trigo ;  y  al  mismo 
tiempo  hallarán  tus  corderos  pingüe*  y  ^latadoí  pas- 
tos en  tus  heredades ; 

24  y  tus  bueyes  y  pollinos ,  que  trabajan  la  tierra  , 
comerán  el  pienso  mezclado  con  variedad  de  granos  , 
del  modo  que  vienen  aventados  de  la  era ,  ó  limpios 
áe  paja. 

25  Y  de  todo  monte  alto^,  y  de  todo  collado  elevado 
eorrerán  arroyos  de  fértiles  aguas  en  el  dia  aquel  en 
que  habrá  grai*  mot tandad  %  euando  habrán  caído  las 
torres  *. 

26  La  luz  de  la  luna  aera  éomo  la  luz  del  sol ,  y  la 


1  O  dirás  con  desprecio  á  tus  ídolos. 

2  De  vuestros  enemigo». 

3  Que  les  servian  de  asilo. 


126  LA   PROFECÍA   DEISAÍAS. 

del  sol  será  siete  veces  mayor  que  seria  la  luz  reunida 
de  siete  dias ;  en  aquel  dia  en  que  el  Señor  habrá  ven- 
dado la  herida  de  su  pueblo  ,  y  sanado  la  abierta 
Haga  '. 

27  Mira  que  viene,  se  oye  ya  allá  á  lo  lejos  el 
nombre  ó  magestad  del  Señor;  está  su  saña  encen- 
dida ,  é  insoportable  :  llenos  de  indignación  sus  labios, 
y  como  fuego  devorador  su  lengua  '. 

28  Es  su  respiración  como  un  torrente  impetuoso 
(  cuya  agua  llega  hasta  la  garganta  )  para  aniquilar 
las  naciones  im^ias  ,  y  destrozar  el  freno  del  error , 
ó  el  poder  infernal ,  que  sujetaba  las  quijadas  de  los 
pueblos. 

.  29  Vosotros  empero  entonaréis  un  cántico  '  como 
en  la  noche  de  la  santa  solemnidad  de  la  Pascua;  y  la 
alegría  de  vuestro  corazón  será  como  la  del  que  sube  , 
al  son  de  la  flauta ,  á  presentarse  sobre  el  monte  del 
Señor,  al  Templo  del  Dios  fuerte  de  Israel. 

30  Y  hará  el  Señor  que  se  oiga  su  magestuosa  voz , 
y  que  se  conozca  su  terrible  brazo  en  medio  de  su  ira 
amenazadora ,  y  de  su  fuego  devorador ;  lo  arrasará 
todo  con  tempestades  y  pedriscos, 

31  Porque  á  la  voz  del  Señor  quedará  temblando 
el  asyrio  *,  herido  con  la  vara  de  la  divina  venganza^ 

1  Que  le  hicieron  los  enemigos. 

2  Desde  aquí  parece  que  se  habla  de  la  venida  de  Jesu- 
Christo  á  juzgar  al  mundo, 

3  Apoc.  XV.  V.  3. 

4  El  asyrio,  según  los  santos  Padres,  figura  al  diablo 
ó  al  impío. 


CAPÍTULO   XXXI.  127 

32  y  el  herir  de  esta  vara  será  constante  y  dura^ 
dero  :  y  hará  el  Señor  que  la  vara  descargue  sobre  él 
al  son  de  panderos  y  de  cítaras  ' .  Le  vencerá  el  Señor 
en  un  señalado  combate. 

33  Porque  hace  ya  tiempo  que  les  está  preparado 
el  valle  de  Tophelh  ^  :  aparejado  fue  por  el  gran 
Rey  ^  profundo  y  espacioso  ^  :  cuyo  cebo  es  el  fuego 
y  mucha  leña  :  un  soplo  del  Señor  ,  como  torrente  de 
azufre ,  es  el  que  le  enciende. 

CAPÍTULO  XXXL 

Predice  que  los  judíos  que ,  faltos  de  coiifianza  en  Dios  , 
pedirán  auxilio  á  los  egypcios  ,  perecerán  junto  con  estos  ; 
pero  que  convirtiéndose  al  Señor ¡  serán  libertados  por  el 
ángel  j  que  matará  á  los  asyrios. 

1  ¡  Ay  de  aquellos  que  van  á  buscar  socorro  en 
Egypto  ,  poniendo  la  esperanza  en  sus  caballos  ,  y 
confiando  en  sus  muchos  carros  de  guerra ,  y  en  su 
caballería  ,  por  ser  muy  fuerte  ;  y  no  han  puesto  su 
confianza  en  el  Santo  de  Israel ,  ni  han  recurrido  al 
Señor  í 

2  ¡Desdichados!  Pues  el  mismo  Smor,  el  sabio 
por  esencia  les  ha  enviado  calamidades ,  y  no  ha  de- 
jado de  cumplir  su  palabra ;  y  se  levantará  contra  la 

1  Con  que  le  glorificarán  sus  escogidos. 

2  IV.  Reg.  XXIII.  v.  10.  —  XVI.  v.  3.  Véase  Injierno, 
Moloch. 

3  Esio  es ,  por  Dios,  rey  de  los  reyes, 

4  Para  contenerlos  á  todos. 


ItS  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

ca6a  de  los  malvados ,  y  contra  los  auiiliAdores  d«  lo» 
que  obran  la  iniquidad. 

3  El  rey  de  Egypto  es  un  hombre  ,  y  no  u«  Dios : 
y  carne  son  sus  caballos,  y  no  espíritu.  El  Señor  pues 
extenderá  su  mano,  y  precipitará  al  auxiliador,  y  cae- 
rá al  suelo  el  auxiliado ,  y  ambos  perecerán  á  uh 
tiempo  '. 

4  Porque  hé  aquí  lo  que  me  ha  dicho  el  Señor  * ; 
De  la  manera  que  ruge  el  león  ó  un  leoncillo  sobr« 
su  presa,  y  por  mas  que  vaya  contra  él  una  cuadrilla 
de  pastores,  no  se  acobarda  á  sus  gritos,  ni  se  aterra- 
rá por  muchos  que  sean  los  que  le  acometan  ;  así 
descenderá  el  Señor  de  los  ejércitos  para  combatir 
sobre  el  monte  Sion  y  sobre  sus  collados. 

5  Come  una  ave  que  revolotea  en  tomo  de  su 
nido^;  del  mismo  modo  amparará  á  Jerusalem  el  Se- 
ñor de  los  ejércitos  ;  la  protegerá,  y  la  librará,  pasan- 
do de  un  lado  á  otro  ;  y  la  salvará. 

6  Convertios  pues  al  Señor,  oh  hijos  de  Israel, 
acercándoos  tanto  á  él  como  os  habiais  alejado. 

7  Porque  en  aquel  dia  arrojará  de  sí  cada  uno  su5 
Ídolos  de  plata,  y  sus  ídolos  de  oro ;  ídolos  que  os  ha- 
biais fabricado  para  idolatrar. 

8  Y  caerá  el  asyrio  al  filo  de  la  espada,  pero  no  de 
espada  de  hombre ;  pues  la  espada  que  le  atravesará. 


1  Maldito  el  hombre  que  espera  solo  en  el  hombre.  Je- 
•em.  XVII.  V.  5. 

2  Para  los  que  en  él  confian. 

3  Guardando  sus  pollitos. 


CA-PÍTüLO    XXXII.  12í> 

espada  será  de  Dios  ' ,  no  de  ningún  hombre  :  él  hui- 
rá ;  pero  no  porque  le  persiga  la  espada  de  sus  enemi- 
gos :  y  serán  tributarios  ó  sojuzgados  sus  jóvenes  ^^w^r- 
reros. 

9  Y  por  el  terror  vendrán  á  desfallecer  sus  fuer- 
ras ;  y  huirán  despavoridos  sus  príncipes.  Lo  ha  dicho 
el  Señor,  el  cual  tiene  su  fuego  en  Sion  y  su  hogar  en 
Jerusalem  *. 

CAPÍTULO  XXXU. 

Bajo  Id.  figura  del  piadoso  rey  Ezechias  se  vaticina  el  reino 
de  Jesu-Christo  ó  fundación  de  la  Iglesia.  Hablase  tam- 
bién de  la  destrucción  de  Jerusulem. 

1  Sabed  que  un  rey  de  Judá  reinará  con  justicia, 
y  sus  magistrados  gobernarán  con  rectitud. 

2  Y  este  varón  será  como  un  lugar  de  refugio  para 
guardarse  del  viento  y  guarecerse  de  las  tempesta- 
des ' ;  como  arroyos  de  frescas   aguas  en  tiempo  do 

1  De  Dios  ;  "el  cual  por  medio  de  un  ángel  matará  en 
una  noche  ciento  ochenta  mil  de  sus  valientes  soldados. 

2  Tal  vez  aquí  fuego  y  hor7io  ú  hogar  son  una  repetición 
(figura  que  es  tan  común  en  la  lengua  hibrea)  para  denotar 
que  en  Jerusalem  es  en  donde  se  le  ofrecen  sacrificios  y 
holocaustos.  También  puede  significar  que  tiene  en  Jeru- 
salem su  jjropia  Casa. 

3  Se  habla  aquí  de  Ezechias,  pero  como  figura  de  Jeiu- 
Christo;  y  se  obsen-a  que  el  Profeta  pasa  muy  á  menudo 
de  la  figura  á  la  persona  figurada;  porque  dice  algunas  co- 
sas que  no  parecen  aplicables  sino  al  Mesias. 

12 


130  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

sequía  y  como  la  sombra  de  una  alia  peña  en  medio 
de  un  ardiente  páramo. 

3  No  se  ofuscarán  ya  los  ojos  de  los  veyentes  ó 
profetas ,  y  escucharán  con  atención  los  oidos  de  los 
que  oirán  á  los  profetas. 

4  Entonces  el  corazón  de  los  necios  entenderá  la 
ciencia ;  y  hablará  clara  y  expeditamente  la  lengua  de 
los  balbucientes. 

5  El  insensato  no  será  mas  llamado  príncipe,  ni 
tendrá  el  tramposo  el  título  de  magnate : 

6  porque  el  necio  hablará  necedades ;  y  su  corazón 
maquinará  maldades  usando  de  hipocresía,  y  hablan- 
do de  Dios  con  doblez,  y  consumiendo  el  alma  del 
hambriento,  y  quitando  el  agua  al  que  muere  de  sed  '. 

7  Las  armas  de  que  se  vale  el  impostor,  son  muy 
malignas ;  pues  está  siempre  maquinando  tramas  para 
perder  con  mentirosas  palabras  á  los  mansos  ó  pobres 
afligidos^  mientras  el  pobre  habla  y  pide  lo  que  es 
justo. 

8  Pero  el  Príncipe  que  yo  os  vaticino,  pensará  co- 
sas dignas  de  un  príncipe,  y  velará  sobre  los  caudi- 
llos de  sil  pueblo. 


1  Aluden  estas  expresiones  á  lo  que  hacían  los  fariseos 
hipócritas  y  presumidos,  y  los  escribas  avarientos  é  im- 
postores :  los  cuales  (como  después  dijo  Jesu-Cbristo  ) 
vendían  sus  doctrinas  como  de  Dios  ;  y  con  sus  falsas  in- 
terpretaciones de  la  Ley  echaban  esta  por  tierra,  privando 
del  pan  de  la  divina  palabra  á  las  almas  sencillas  que  te- 
nían hambre  de  ella. 


CAPITULO    XXXH.  131 

9  Mugeres  opulentas,  levantaos  y  escuchad  mi  voz  : 
hijas  que  confiáis  en  las  riquezas,  prestad  oidos  á  mis 
palabras ; 

1 0  porque  después  de  dias  y  de  año  ó  arios  *  ,  vos- 
otras que  vivís  tan  confiadas,  os  hallaréis  en  gran  tur- 
bación :  pues  ya  no  habrá  mas  vendimias  en  el  país 
de  Judá ,  ni  mas  recolección  de  frutos. 

1 1  Pasmaos ,  mugeres  opulentas  :  temblad  vosotras 
que  estabais  tan  confiadas :  desnudaos  de  vuestras  ga- 
las ,  confundios ,  poneos  haldas  en  cinta  ^. 

12  Llorad  por  los  jh/zos  que  criáis  á  vuestros  pe- 
chos; llorad  sobre  vuestra  amada  patria,  sobre  vues- 
tras fértiles  viñas. 

13  Espinas  y  abrojos  cubrirán  la  tierra  de  mi  pue- 
blo :  ¿  cuánto  mas  descargará  el  castigo  sobre  las  ca- 
sas todas  de  la  ufana  Jenisalem  ,  de  esa  ciudad  que 
rebosa  en  alegría  ? 

14  Lo  cierto  es  que  la  casa  mia  ^  quedará  abando- 
nada ,  reducida  á  una  soledad  ^  esa  ciudad  populosa, 
cubiertas  para  siempre  de  densísimas  tinieblas  sus  ca- 
sas, las  cuales  quedarán  hechas  cavernas ,  donde  re- 
tozarán los  asnos  monteses  ,  y  pastarán  los  ganados  : 

1 5  hasta  tanto  que  desde  lo  alto  se  derrame  sobre 
nosotros  el  espíritu  del  Señor.     Pues  entójices   el  de- 


1  Esto  es ,  después  de  un  largo  tiempo. 

2  Para  servir  como  esclavas, 

3  O  mi  habitación  sauta. 

4  Luc.  XIII.  V.  35. 


Ifté  LA   PROfECÍA    DE   ISAÍAS. 

sierto  se  canveríirá  en  im  Carmáo  S  y  el  Cafriiefo  ' 
enijii  deslefto  ó  carrascal^. 

16  Y  la  equidad,  ó  la  virtud,  habitará  ertlónccÉ  en 
el  desierta ,  y  fijará  su  morada  en  el  nuevo  Carmelo  la 
jíi-sfíieiá  ó  santidad. 

1?  ¥  la  obra  ó/mía  de  ía  jaslioia  será  la  paz ,  y  el 
efecto  de  esta  justicia  el  sosiego  y  seguridad  sempiler- 
na. 

1§  Y  reposará  mi  pueblo  en  hermosa  mansión  de 
paz ,  y  en  tabernáculos  de  perfecta  seguridad ,  y  en 
eí  descanso  de  la  opulencia  *. 

19  Pero  abajo  en  el  desierto  caerá  el  pedrisco,  y 
la  ciudad  quedará  profundamente  humillada. 

20  Bienaventurados  vosotros  los  que  sembráis  en 
tierras  que  todas  abundan  en  aguas,  y  meléis  en  ellas 
srf  ftuey  y  al  asno  para  ndtívarlas  *. 

í  Ó  fructífera  región.  Véa«e  Carmelo. 
ti  O  jardín  de  ía  Jiidea. 

3  Eseck.  XXX ni.  V.  9.  -  Rom.  X.  r.  ^.  —  Apoc. 
11  t.  S. 

4  FlaWa  de  la  nueva  y  espirrtíral  Settx^em. 

5  En  tierras  de  regadío  ya  no  se  Decesita  tmichá  fií^rza 
en  los  animales  que  han  de  ai-ar.  Puede  también  aliKÜr  á 
qué  Tus  animales  tendrán  pastos  ó  yerba  en  abundancia. 


Vil 


CAPITULO  XXXll!. 

Profetiza  Isaías  la  ruina  de  los  asyrios ,  y  ti  re.itabUci- 
mienío  de  Judá.  Invectiva  contra  los  hipócritas.  Habla 
de  la  celestial  Jerusalem,  donde  será  alabado  eternamenit 
el  Señor,  nuestro  rey  y  legislador. 

1  ¡  Ay  de  tí  Sennachérib  que  saqueas  A  los  otros! 
Qué  ,  ¿  no  serás  tú  también  saqueado  ?  Y  tú  que  des- 
precias ,  ¿no  serás  también  despreciado  ?  Cuando  aca- 
barás el  saqueo ,  serás  tú  saqueado  :  cuando  ya  can- 
sado dejarás  de  menospreciar,  serás  tú  menospreciado. 

2  Apiádate  ,  Señor  ,  de  nosotros ;  pues  siempre 
hemos  esperado  en  tí :  sé  nuestra  fortaleza  desde  la  ma- 
ñana, y  la  salvación  nuestra  en  el  tiempo  de  tribulación. 

3  A  la  voz  del  ángel,  huyeron  los  pueblos ;  y  al  al- 
zar de  tu  brazo,  quedaron  disipadas  las  naciones  ene- 
tmgas. 

4  Pueblos  orgullosBS ,  vuestros  despojos  serán  re- 
cogidos ,  como  se  recogen  las  langostas  ,  cuando  hay 
tanta  abundancia  que  se  llenan  de  ellas  los  fosos. 

5  Engrandecido  ha  sido  el  Señor,  que  habita  en  lo 
alto :  ha  colmado  á  Sion  de  rectitud  y  de  justicia. 

6  Y  reinará  la  fé  en  tus  tiempos :  oh  principe ,  la 
•sabiduría  y  la  ciencia  son  tus  riquezas  saludables  ,  y 
£\  temor  del  Señor  tu  verdadero  tesoro. 

7  Pero  hé  aquí  que  desde  afuera  gritarán  los  que 
'7ean  venir  á  los  enemigos :  llorarán  amargamente  los 
.angeles  ó  embajadores  encargados  de  la  paz  *. 


1  Deíscribf  se  la  ron&tertiacion  de  JprtTS'^lcm  ,  rodeada 


134  LA    PROFECÍA    DE  ISAÍAS. 

8  Desiertos  están  los  caminos,  ni  un  pasagero  se 
ve  por  los  sendas  :  ha  roto  el  enemigo  la  alianza  ' ,  ha 
arruinado  las  cuidades,  en  nada  estima  á  los  hombres. 

9  En  llanto  está  todo  el  pais,  y  en  lo  sumo  del  aba- 
timiento :  cubierto  de  oprobio  y  envilecido  el  Líbano  ': 
el  Saron  '  convertido  en  un  páramo  :  el  Basan  y  el 
Carmelo  ^  talados. 

— 10  Mas  ahora  me  levantaré  yo  ,  dice  el  Señor  '  ; 
ahora  seré  ensalzado  ,  ahora  seré  glorificado. 

11  Naciones  orgullosas ,  vosotras  concebiréis  fo- 
gosos designios  contra  mi  pueblo ;  y  el  resultado  será 
no  mas  que  paja  :  vuestro  mismo  espíritu  cual  fuego 
os  devorará  : 

12  y  quedarán  estos  pueblos  como  la  ceniza  des- 
pués de  un  incendio  :  como  haces  de  espinas  serán 
pábulo  de  las  llamas. 

13  Vosotros  los  que  estáis  lejos  ,  escuchad  las  co- 
sas que  he  hecho  yo ;  y  aprended  á  conocer  mi  po- 
der los  que  estáis  cerca. 

14  Aterrados  han  sido  en  Sion  los  pecadores  :  el 
temblor  se  ha  apoderado  de  los  hipócritas.  ¿Quién  de 
vosotros  podrá   habitar   en   un   fuego    devorador  ? 


por  el  ejército  de  Sennachérib.  Véase  IV.  Reg.  XVIII.  v. 
17.  San  Gerónimo  por  estos  ángeles  de  paz  entiende  los 
ángeles  que  custodiaban  el  Templo. 
i  La  qnehizo  Sennachérib.  IV.  Reg.  XVIU   v.  14,  17. 

2  Véase  cap.  XXXVIL  r.24. 

3  Provincia  fértilísima. 

4  Los  sitios  mas  deliciosos.  Véasf  Cumíelo. 

5  Contra  esos  enemigos. 


I 


CAPÍTULO   XXXIII.  133 

¿  Quién  de  vosotros  podrá  morar  entre  los  ardores  sem- 
piternos ? 

15  Aquel  que  anda  por  las  sendas  de  la  justicia  ', 
y  habla  verdad  ,  que  aborrece  las  riquezas  adquiridas 
con  la  calumnia  ó  extorsión,  y  tiene  limpias  sus  ma- 
nos de  todo  cohecho  :  que  tapa  sus  orejas  para  no 
prestar  oidos  á  los  sanguinarios  ,  y  cierra  sus  ojos  por 
no  ver  lo  malo. 

IG  Este  es  el  que  tendrá  su  morada  en  las  alturas : 
vivirá  seguro ,  como  en  una  alta  roca  :  tendrá  pan  en 
abundancia,  y  nunca  le  faltará  el  agua. 

17  Sus  ojos  verán  al  Rey  de  los  cielos  en  su  glo- 
ria ;  y  la  tierra  la  mirarán  lejos  de  ellos. 

18  Entonces  tu  corazón  hará  memoria  de  sus  pa- 
sados temores.  ¿  Dónde  está,  dirá,  él ,  el  letrado  '? 
¿  dónde  el  orgulloso  que  pesaba  las  palabras  de  la  Ley  ? 
¿  dónde  el  maestro  de  niños  '  ? 

19  No  verás  ya,  oh  principe ,  un  pueblo  desca- 
rado ,  un  pueblo  de  un  hablar  oscuro  ,  cuya  algarabía 
de  lenguage  no  puedas  entender ,  el  cual  carece  de 
toda  sabiduría. 


1  P.V.  XIV.  V.  2.  —  XXX'/.  Enseña  el  Profeta  la  ma- 
nera de  evitar  las  eternas  llamas  del  infieruo,  y  lograr  la 
felicidad  de  los  bienaventurados. 

2  I.  Cor.  I.  V.  20.  O  ¿de  qué  sirve  la  doctrina  de  los 
filósofos ,  de  los  legisladores  ,  de  los  doctores  ?  Toda  ella 
es  vanidad  é  ignorancia. 

3  El  hebreo  :  dónde  el  que  formaba  lisia  de  las  torres'^ 
Esto  es  ,  el  que  uotaba  las  casas  principales  para  hacerle» 
pagar  mayor  tributo. 


13t  LA.    PSieVECik    DE    ISAÍAS. 

20  Vuelve  )a  vista  á  Sion  ,  ciudad  donde  se  cefe- 
bran  nuestras  solemnidades  :  tus  ojos  verán  á  Jerosa- 
lem  ^  mansioR  opulenta ;  un  tabernáculo  ó  pdóetton 
fae  no  podrá  ser  trasladado  á  otra  parte ,  pues  ni  fa» 
estacas  '  seTáfi  jamás  arrancadas ,  ni  se  romperá  iiín- 
fona  de  sus  cuerdas. 

2 1  Porque  allí  solamente  hace  nuestro  Señor  alarde 
de  su  magnificencia.  Aquel  es  lugar  de  ríos,  de  ríos 
anebísisirnos  y  caudalosos  ^  :  no  pasará  por  éf  barco 
de  refíios  de  ningún  enemiga  ,  m  menos  le  soleará  ga- 
lera grande  de  tres  órdenes  de  remos. 

'¿2  Pues  el  Señor  es  nuestro  juez  ,  el  Señor  nuestro 
legislador ,  el  Señor  nuestro  rey  :  él  es  el  que  nos  ha 
de  salvar  *. 

•2^  Aflojáronse  ,  oh  nave  orgrdlosa  ,  las  cables ,  y 
ya  no  servirán  :  quedará  tark  mal  parado  tu  mástil , 
que  no  podrás  desplegar  una  bandera.  Entonces  se  re- 
partirán los  despojos  -  y  el  gran  botín  que  habías  he- 
cho :  hasta  los  cojos  se  llevarán  parte  de  éf. 

24  ISi  dirá  el  vecino  :  Soy  yo  débil  para  llevarle  *: 


1  Que  le  afianzan  en  tierra. 

2  Segtm  Martini  puede  traducirse  :  El  cauce  de  sus  rios 
será  un  anchüimo  y  espacioso  canal  de  dones  y  goces  celes- 
tiales. Véase  después  c.  XLIV.  v.  S.  —  c.  XLVIII.  v, 
18.  —  c.  LXVl  V.  \%  —  Avoc.  e.  XXII  v.  I. 

3  Literalmente  solo  de  Jesu-Cbristo  se  pueden  entendes 
muchas  de  estas  expresiones  que  se  dicen  aquí  de  Eze- 
chías  y  de  su  rwnado ,  en  cuanto  figuraban  al  Rey,  Juez  ,. 
L«gÍ9lador  y  Salvador  del  mundo. 

4  Todo  será  llevado  á  Jerusalem. 


capítulo  xxxiv.  181 

y  é  paeblo  que  morará  allí ,  recibirá  e!  pérdoil  dé  iné 
pecados  '. 

CAPÍTULO  XXXIV. 

Dios   castigará  con  rigor  las  naciones,  en   particular    la 
Idurhea.  Profecía  del  fin  del  mundo. 

1  Venid  acá  ,  oh  naciones  ,  y  escuchad  :  pueblos, 
estad  atentos :  oiga  la  tierra  y  toda  su  población  :  él 
orbe  todo ,  y  cuanto  en  él  vive. 

2  Porque  la  indignación  del  Señor  va  á  descargar 
sobre  todas  las  naciones  ,  y  su  furor  sobre  todos  sos 
ejércitos  :  los  matará  ,  y  hará  en  ellos  una  carnicería. 

3  Arrojados  serán  al  campo  sus  muertos ,  y  exha- 
larán sus  cadáteres  un  hedor  insufrible  :  lo*  montes 
quedarán  inficionados  con  su  sangré. 

4  Desfallecerá  toda  la  milicia  ó  asiros  del  ciek) ; 
y  los  cielos  se  arrollarán  como  un  pergamino  ';  y  co- 
mo cae  lo  hoja  de  la  parra  y  de  la  higuera  ,  así  caerá 
toda  su  milicia  ,  ó  todos  sus  astros. 

5  Porque  mi  espada  se  ha  embriagado  de  sangre 
en  las  criaturas  del  cielo  :  he  aquí  que  va  á  destar- 


1  Quedará  libre  de  los  males  que  sufría  eo  pena  de  sh 
iuiquidad.  Véase  Pecado. 

2  Mdih  XXIV  V.  29.—Apoc.  VI.  v.  12,  14.  Nada  w 
verá  de  ellos.  Como  queda  cefrado  un  volumen  cuando  se 
arrolla ,  así  qnedaráo  cerrados  los  cielos  para  los  mortales 
en  aquellos  aciagos  dias. 


138  LA    PROFECÍA  DE    ISAÍAS. 

gar  ahora  sobre  la  Iduniea  ,  sobre  el  pueblo  en  cuya 
mortandad  señalaré  yo  mi  justicia. 

6  Bañada  está  toda  en  sangre  la  espada  del  Señor  , 
chorreando  grasa  y  sangre  de  corderos  ,  y  de  machos 
de  cabrío ,  sangre  de  gordos  carneros  '  :  porque  las 
víctimas  del  Señor  están  en  Bosra  ^ :  hará  él  una 
gran  mortandad  en  el  país  de  los  idumeos. 

7  Y  caerán  con  estos  á  tierra  los  unicornios  y  los 
toros  ',  con  los  poderosos  :  la  tierra  se  embriagará  de 
la  sangre  de  ellos,  y  de  la  grosura  de  los  cuerpos  sus 
campiñas  : 

8  porque  ha  llegado  el  dia  de  la  venganza  del  Se- 
ñor ;  el  año  ó  tiempo  de  hacer  justicia  á  Sion  '*. 

9  Y  convertirse  han  en  pez  encendida  las.  aguas  de 
sus  torrentes  ,  y  en  azufre  el  polvo  de  Idiimea;  y  ar- 
derán sus  campiñas  como  si  fueran  todas  de  pez. 

10  Ni  de  dia  ni  de  noche  cesará  el  incendio  :  es- 
tará eternamente  saliendo  una  gran  humareda  :  per- 
manecerá asolada  de  generación  en  generación  ,  ni 
transitará  alma  alguna  por  ella  por  los  siglos  de  los 
siglos  : 

1 1  sino  que  se  harán  dueños  de  ella  el  onocrótalo 


1  Por  los  corderos  se  entiende  la  gente  plebeya  :  por  los 
machos  de  cabrio  la  gente  principal,  y  por  los  carneros  gor- 
dos los  mas  ricos  y  robustos. 

2  Ciudad  principal  de  Idiimea ;  símbolo  de  la  tierra  lle- 
na de  malvados. 

3  Esto  es,  los  hombres  fuertes  y  valerosos.  Ps.  XXÍ. 
V.  13. 

4  Castigando  á  sus  enemigos. 


CAPÍTULO    XXXIV.  139 

Y  el  erizo  '  :  el  ibis  ó  ciyüeña  y  el  cuervo  establecerán 
allí  su  morada.  Tirarse  ha  sobre  ella  la  cuerda  de 
medir  para  reducirla  á  nada,  y  el  nivel  para  arra- 
sarla enteramente  ^. 

12  No  se  verán  allí  mas  los  nobles  de  ella  :  ira- 
plorarán  con  ahinco  el  sscorro  de  un  rey  ;  y  todos 
sus  principes  serán  aniquilados. 

13  En  el  solar  de  sus  casas  nacerán  espinas  y  or- 
tigas ,  y  cardos  en  sus  fortalezas  ;  y  vendrá  á  ser  gua- 
rida de  dragones  ,   y  pasto  de  avestruces. 

14  Y  se  encontrarán  allí  los  demonios ,  ó  seres 
malignos  ,  con  los  onocentauros  ' ,  y  gritarán  unos 
contra  otros  los  sátyros  :  allí  se  acostará  la  lamia  y 
encontrará  su  reposo  *. 


1  O  puerco  espin. 

2  //.  Beg.  VIH.  V.  2 

3  Antes  c.  XIII.  v.  21.  Hace  aquí  la  sagrada  Escritura 
alusión  á  las  fábulas  de  los  gentiles  ;  como  en  Judith  se  ha- 
ce mención  de  los  titanes  ,  y  en  Job  de  la  cornucopia  de 
Amaliea.  Véase  san  Geróuirao.  El  autor  de  la  Vulgata, 
como  también  los  Setenta  ,  usan  de  estas  palabras  de  los 
poetas,  muy  conocidas  del  pueblo,  para  explicar  ó  tradu- 
cir las  voces  hebreas  del  original  ,  cuya  correspondencia 
en  las  lenguas  griega,  latina,  etc.  es  casi  imposible  de  hallar ; 
pues  solamente   se  ve  que  significan  en  general  espectros, 

fantasmas,  ó  visiones  espantosas. 

4  Por  lamia  entienden  algunos  aquellas  fieras  de  la  Ly- 
bia,  qne  describe  el  historiador  griego  Dion  Chrysóstomo 
en  la  oración  Y.  que  tiene  por  título  Fábula:  hjbicoe,  lo  que 
ya  da  á  entender  que  las  tenia  por  fabulosa'*,  como  las  sy- 
renas,  onocentauros,  sátvros,  ó  faunos,  etc. 


140  LA    PROFECÍA   DK   ISAÍAS. 

15  Allí  tendrá  gu  cueva  el  erizo  6  puerco  espin ,  y 
allí  criará  sus  cachorrillos  ,  y  cavando  al  rededor  con 
d  hocico  los  abrigará  á  la  sombra  de  ella  :  allí  s« 
juntarán  los  milanos ,  y  se  unirán  uno  con  otro  '. 

16  Examinad  atentamente  el  libro  que  ahora  es- 
cribo ^  de  parte  del  Señor,  y  leed  en  él  :  nada  de  lo 
que  os  anuncio,  dejará  de  suceder,  ni  una  soladeesr 
tas  cosas  faltará ;  pues  lo  que  sale  de  mi  boca,  el  Se- 
ñor me  lo  ha  dictado ,  y  su  espíritu  mismo  ha  reu- 
nido todo  esto. 

17  Y  él  es  quien  distribuirá '  á  las  fieras  su  por- 
ción en  Idumea  :  su  mano  les  repartirá  la  tierra  con 
medida  :  para  siempre  la  poseerán  :  de  generación 
en  generación  habitarán  en  ella. 

CAPÍTULO    XXXV. 

Profecía  de  la  asombrosa  mudanza  que  la  gracia  de  Jesu- 
Christo  cansará  en  la  tierra  :  alegría  de  los  gentiles  con- 
vertidos á  la  fé  ,  figura  de  la  que  gozarán  después  en  el 
cielo. 

1  Entonces  la  región  desierta  é  intransitable  ^  se 

1  Cuando  llegare  el  tiempo  de  esto. 

2  Cap.  XXX.  V.  8. 

3  Y  él  es  quien  distribuirá  en  Idumea  á  estos  monstruos 
y  animales  su  porción  etc. 

4  Pore$ta  //ena  rftíAier/a entienden  generalmente  los  Pa- 
dres las  naciones  gentiles  :  desierto  que  al  venir  el  Mesia» 
se  habia  de  convertir  en  un  pais  fértil  y  delicioso.    Lsa- 


CAPITULO    XXXV.  141 

alegrara  ;  y  saltará  de  gozo  la  soledad  ,  y  florecerá  co- 
mo lirio  ; 

2  fructiflcará  copiosamente ,  y  se  regocijará  llena 
de  alborozo ,  y  entonará  himnos  :  se  le  ha  dado  á  ella 
la  gala  del  Líbano ,  la  hermosura  del  Carmelo  y  de 
Saron  :  estos  (  sus  habitantes  )  verán  la  gloria  del 
Señor  ' ,  y  la  grandeza  de  nuestro  Dios. 

3  Esforzad ,  oh  ministros  del  Señor ,  las  manos 
flojas ,  y  enrobusteced  las  rodillas  débiles  : 

4  decid  á  los  pusilánimes  :  Ea ,  buen  ánimo ,  y 
no  temáis  :  mirad  á  vuestro  Dios  que  viene  á  ejecu- 
tar una  justa  venganza  '\  Dios  mismo  en  persona  ven- 
drá ,  y  os  salvará. 

5  Entonces  se  abrirán  los  ojos  de  los  ciegos,  y  que- 
darán expeditas  las  orejas  de  los  sordos. 

6  Entonces  el  cojo  saltará  como  el  ciervo ,  y  se 
desalará  la  lengua  de  los  mudos  ^ ;  porque  también 
las  aguas  rebosarán  entonces  en  el  desierto,  y  corre' 
rán  arroyos  en  la  soledad. 

7  Y  la  tierra  que  estaba  árida ,  quedará  llena  de 
estanques  ,  y  de  aguas  la  que  ardía  en  sed.  En  las  cue- 
vas ,  que  eran  antes  guaridas  de  dragones  ,  nacerá  la 
verde  caña  y  el  junco. 

8  Allí  habrá  una  senda  y  camino  rcal^,  que  se  lia- 
se lo  que  sucedió  cuando  Jesús  desde  Galilea  pasó  ai 
desierto  del  Jordán  á  ser  bautizado. 

J  Joann.  I.  v.  14. 

2  De  Satanás  vuestro  tirano. 

3  Mufth.  XI  V  o.—Luc.  Vil  V.  21. 

4  Una  senda  y  canñuo  alrecho  ,  pero  recto  y  segura;  y 

13 


IA2  LA    PROFECÍA    DK    ISAÍAS. 

mará ,  ó  será  camino  santo  :  no  le  pisará  hombre  in- 
mundo ,  y  este  será  para  vosotros  un  camino  recto ; 
de  tal  suerte  que  aun  los  trias  lerdos  íio  se  perderán 
en  él. 

0  No  habrá  allí  león  ,  ni  bestia  alguna  feroz  tran- 
sitará por  dicho  camino  ,  ni  allí  se  hallará  :  sino  que 
caminarán  por  aquella  senda  los  que  habrán  sido  li- 
bertados de  la  esclavitud  del  pecado. 

10  Y  volverán  los  rescatados  por  el  Señor,  y  ven- 
drán á  Sion  cantando  alabanzas ,  coronados  de  gozo 
sempiterno  ' :  disfrutarán  de  un  celestial  placer  y  con- 
tentamiento ,  y  huirá  de  ellos  para  siempre  el  dolor  y 
el  llanto. 

CAPÍTULO     XXXVI. 

Sennachérib  ,  rey  de  los  asyvios  ,  después  de  haheise  apode- 
rado de  las  plazas  de  Jadea ,  envió  á  Rabsaces  á  Jerusa- 
km,  quien  pidió  con  insolencia  la  rendición  de  la  ciudad. 

1  Y  sucedió  que  en  el  año  decimocuarto  del  rei- 
nado de  Ezechías ,  Sennachérib ,  rey  de  los  asyrios , 
puso  sitio  á  todas  las  ciudades  fortificadas  de  la  Judea  ', 
y  se  apoderó  de  ellas. 


que  será  muy  alegre,  ancho  y  espacioso  para  los  que  aman 
á  Dios.  Este  camino  es  Cdristo.  Joann.  XIV.  v.  6. 

1  Otros  traducea  :  Con  guirnaldas  de  alegría  elerna. 

2  Véase  esta  historia  Il\  líeg.  XVIII.  v.  13  — //.  Pa- 
ral. XXXJLvA. 


CAPÍTULO    XXSVI.  143 

2  Y  eilvíó  deipués  él  iniSmo  á  Rabsaces  su  gene- 
ral ,  desde  Láchí$  á  Jerusalem  con  un  grueso  cuerpo 
de  tropas  contra  el  rey  Ezechías ;  y  Rabsaces  puso  su 
acampamento  en  el  acueducto  del  estanque  superior , 
en  el  camino  del  campo  del  Batanero. 

3  Y  salieron  á  eticontrürle  Eliacim,  hijo  de  Hel- 
eias ,  mayordomo  mayor  del  palacio,  y  Sobna  ,  doc- 
tor d«  la  Ley,  y  Joahe  hijo  de  Asaph,  canciller  '. 

4  Y  Rabsaces  les  habló  de  esta  manera  :  Decid  á 
Ezechías :  El  grande  rey,  el  rey  de  los  asyrios ,  dice  : 
¿  Qué  seguridad  es  esa  en  que  confías  tú  ? 

5  O  ¿  con  qué  designio  ó  fuerzas  te  atreves  tú  á 
hacerme  la  guerra  ?  ¿  En  quién  te  apoyas  para  ha- 
berte rebelado  contra  mí  ? 

6  Veo  que  tú  te  apoyas  en  el  Egypto ,  el  cual  es 
como  un  haston  de  caña  cascada ,  que  al  qué  se  apoya- 
re en  él,  le  horadará  la  mano  y  se  la  traspasará  :  eso 
será  Pharaon  ,  rey  de  Egypto  ,  para  con  todos  aque- 
llos que  en  él  confían. 

7  Que  si  tú  me  respondieres :  Nosotros  confiamos 
en  el  Señor  Dios  nuestro ,  ¿  acaso  no  es  ese  aquel 
mismo  cuyos  lugares  excelsos  y  cuyos  altares  destruyó 
Ezechías ,  diciendo  á  Judá  y  á  Jerusafem  :  Solamente 
ante  este  altar  ^  adoraréis  con  sacrificios  á  Dios  ^  ? 


1  O  secretario  de  Estado. 

2  Que  yo  he  erigido. 

3  Rabsaces  no  sabia  que  Ezechías  hizo  una  obra  de  re- 
liguen, prohibiemlo  sacrificar  á  Dios  fuera  de  Jerusaleni , 
lugar  destinado  para  esto  por  el  Señor. 


144  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

8  Ea  pues ,  sujétale  á  mi  señor  el  rey  de  los  asy- 
rios  :  yo  te  daré  ,  si  quieres  ,  dos  mil  caballos  ,  y  tú 
no  podrás  hallar  para  ellos  en  lodo  tu  pueblo  bastan- 
tanles  ginetes  '. 

9  Pues  ¿  cómo  podrás  hacer  frente  al  gobernador 
de  un  lugar,  aunque  sea  de  los  de  menos  graduación 
entre  los  siervos  de  mi  señor  ?  Que  si  confías  tú  en 
el  Egypto  por  sus  carros  de  guerra  y  por  su  fuerte  ca- 
ballería , 

10  ¿acaso  he  venido  yo  sin  orden  del  Señor  á  des- 
truir este  país  ?  Marcha  á  esa  tierra ,  me  dijo  á  mi  el 
Señor,  y  arrásala. 

11  Entonces  Eliacim  ,  Sobna  y  Joahe  dijeron  á 
Rabsaces  :  Habla  á  estos  tus  siervos  en  lengua  sy- 
riaca ,  pues  que  la  entendemos  :  no  nos  hables  en  he- 
breo, á  oidas  del  pueblo  que  está  sobre  la  muralla. 

12  Contestóles  Rabsaces  :  ¿  Por  ventura  mi  amo 
me  ha  enviado  á  decir  todo  esto  á  tu  señor  y  á  ti ,  y 
no  mas  bien  á  los  ciudadanos  que  están  sobre  el  muro, 
expuestos  á  que ,  si  no  se  rinden ,  coman  sus  propios 
excrementos  ,  y  beban  con  vosotros  sus  mismos  ori- 
nes ^? 

13  Y  púsose  en  pié  Rabsaces ,  y  gritó  en  alta  voz 
y  dijo  en  lengua  judaica  :  Oid  las  palabras  del  gran 
rey,  del  rey  de  los  asyrios. 


1  El  uso  de  los  caballos  era  muy  raro  entre  los  judíos. 
Deut.  XVII.  V.  16. 

2  Véase  Pies.  Es  una  expresión  hiperbólica.  Véase  He- 
braismos,  Figura. 


CAPÍTULO    XXXVII.  145 

1 4  Esto  dice  el  rey  :  iNo  os  engañe  Ezechías :  pues 
que  no  podrá  libraros. 

15  No  os  llene  Ezechías  la  cabeza  de  confianza  en 
el  Señor,  diciéndoos  :  Sin  falta  nos  librará  el  Señor  : 
710  temáis ,  no  será  entregada  esta  ciudad  en  manos 
del  rey  de  los  asyrios. 

16  No  escuchéis  á  Ezechías  ,  porque  esto  dice  el 
rey  de  los  asyrios  :  Aceptad  la  paz  que  os  ofrezco , 
y  venid  á  tratar  conmigo  de  vuestra  rendición  :  y  co- 
merá cada  uno  del  fruto  de  su  viña  ,  y  cada  uno  del 
fruto  de  su  higuera  ,  y  beberá  cada  cual  de  vosotros  el 
agua  de  su  cisterna  ; 

17  hasta  tanto  que  yo  vaya  y  os  conduzca  á  una 
tierra  que  es  como  la  vuestra ,  tierra  de  grano  y  vino, 
tierra  de  panes  y  de  viñas. 

18  Ni  os  conturbe  Ezechías  diciendo  :  El  Señor 
nos  librará.  ¿  Acaso  los  dioses  de  las  gentes  han  li- 
brado cada  uno  á  su  tierra  de  las  manos  del  rey  de 
los  asyrios  ? 

19  ¿Dónde  está  el  dios  de  Emalh  y  de  Arphad  ? 
¿  Dónde  está  el  dios  de  Sepharvaim  ?  ¿  Por  ventura 
han  librado  sus  dioses  á  Samarla  de  caer  en  mi  poder  ? 

20  ¿  Cuál  es  el  dios  entre  todos  los  dioses  de  estos 
paises ,  el  cual  haya  podido  librar  su  tierra  de  la 
fuerza  de  mi  brazo ,   para  que  esperéis  que  el  Señor 

podrá  salvar  á  Jerusalem  de  caer  en  mis  manos? 

2 1  Callaron  todos  y  no  le  respondieron  palabra ; 
pues  asi  se  lo  había  mandado  el  rey  ,  diciendo  :  No 
le  respondáis. 

22  Y  en  seguida  Eliacim  hijo  de  Helcías ,  mayor- 


146  LA    PROFECÍA    DE     ISAÍAS. 

domo  mayor  de  palacio  ,  y  Sobna  ,  doctor  de  la  Ley, 
y  Joahe  ,  hijo  de  Asaph  ,  canciiier,  rasgados  su§  ves- 
lidos  ',  volvieron  á  Ezeehías ,  y  refiriéronle  las  pala- 
bras de  Uabgaces. 

CAPITULO  XXXVU. 

Ezeehías ,  al  oir  las  amenazas  de  Rabsaces ,  consulla  á 
Isaías ;  el  cual  le  asegura  que  el  Seño  r  salvaría  á  Jerii- 
salem.  Carla  insólenle  de  Sennachérib  á  EzecMas.  Isaías 
confirma  la  promesa;  y  el  ángel  del  Señor  mata  ciento 
ochenta  y  cinco  mil  enemigos. 

1  Y  cuando  lo  oyó  el  rey  Ezeehías ,  rasgó  sus  ves- 
tidos ,  vistióse  de  saco  ó  cilicio  ,  y  entró  en  la  Casa 
del  Señor ; 

2  y  envió  á  Eliacim ,  mayordomo  mayor  de  su 
palacio,  y  á  Sobna,  doctor  de  la  Ley,  y  á  los  mas  an- 
cianos de  entre  los  sacerdotes  ,  vestidos  de  cilicio  á 
encontrar  al  profeta  Isaías ,  hijo  de  Amos , 

3  á  quien  le  dijeron :  Esto  dice  Ezeehías  :  Dia  de 
tribulación  y  de  castigo,  y  dia  de  blasfemia  es  este  : 
las  criaturas  es'.án  ya  á  punto  de  nacer,  y  falta  la  fuer- 
za en  la  madre  para  parirlas  ', 

4  Interpon  pues  tu  oración  por  las  reliquiiis  del 
pueblo  ;  para  ver  si  el  Señor  Dios  tuyo  ha  reparado  en 
lí»s  palabras  do  Rabsaces,  enviado  de  su  amo  el  rey 
asyrio  á  blasfemar  el  nombre  de  Dios  vivo  ,   y  á  dc- 

•*  ■  '■ ■ — ' ' —    ■  ■■  '      '         ■■■  ■^. 

1  Eu  señal  de  dolor. 

2  Modo  proverbial  con  qae  denota  que  si  Dios  no  lo* 
»Bxil¡a,  no  podrán  dffendf r  ia  cindad  santa. 


CAi'lTULO    XXWII.  14? 

líostikrie  ton  Iíjs  expresiones  que  ha  oído  el  Señor  lu 
Dios  '. 

5  Fnerou  pues  los  ministros  del  rey  Ezechias  á  en- 
contrar á  Isaías ; 

6  el  cual  les  dijo :  ííé  aquí  la  respuesta  que  ha- 
béis de  llevar  á  vuestro  amo :  El  Señor  dice  :  No  te- 
mas las  palabras  que  has  oido,  con  las  cuales  han  blas- 
femado de  raí  los  criados  del  rey  de  los  asyrios. 

7  i\lira.  yo  voy  á  darle  un  soplo  que  le  perturbe,  y 
recibirá  cierta  noticia,  y  se  volverá  á  su  tierra,  y  en  su 
tierra  haré  que  perezca  al  filo  de  la  espada  -. 

8  En  efecto  Rabsaces,  habiendo  oido  que  el  rey  de 
los  asyrios  se  había  retirado  de  Láchís,  marchóse  luego, 
y  hallóle  peleando  conlra  Lobna. 

9  Y  Sennacherib  oyó  decir  de  T  a  rae  a  ,  rey  de 
Ethiopia,  que  venia  ú  pelear  contra  él ;  y  así  que  hu- 
bo recibido  esta  nolicia,  envió  embajadores  á  EzecLí  js, 
diciéndoles : 

10  Esto  diréis  al  presentaros  á  Ezechias,  rey  de 
Judá  :  ¡So  te  lisonjee  tu  Dios,  en  quien  tú  tienes  pues- 
ta la  confianza,  con  decirle :  No  caerá  Jcrnsalem  en 
poder  del  rey  de  los  asyrios. 

11  Bien  sabes  tú  todas  las  cosas  que  han  hecho 
los  reyes  de  los  asyrios  á  todas  las  regiones  que  han 
destruido  :  ¿  y  tú  piensas  que  podrás  librarte  de  sus 
manos  ? 

1  Hay  en  este  verso  una  trasposición  de  palabra»,  que  se 
ha  qnitado  con  el  raodo  de  traducirlas  al  castellano. 

•2  IV.  Rej.  y II.  c.  7.  Como  sucedió  á  los  .«yros  en  tiein- 
po  de  Elíseo. 


148  LA    PROFECÍA    DE    ISAÚS, 

12  ¿Acaso  los  dioses  de  las  naciones  libraron  álos 
que  arruinaron  mis  padres,  á  los  de  Gozara,  y  de  Ha- 
ram,  y  de  Reseph  ,  y  á  los  hijos  de  Edén  que  mora- 
ban enThalassar? 

13  ¿Dó  está  el  rey  de  Emalh,  y  el  rey  de  Arphad, 
y  el  rey  de  la  ciudad  de  Sepharvaim,  y  de  Ana,  y  de 
Ava  '  ? 

14  En  esto  lomó  Ezechías  la  carta  -  de  mano  de 
los  embajadores,  leyóla,  y  subió  al  Templo  del  Señor, 
ante  cuya  presencia  la  extendió  ' ; 

15  é  hízole  Ezechías  al  Señor  la  siguiente  oración  : 

16  Señor  de  los  ejércitos.  Dios  de  Israel,  que 
tienes  tu  asiento  sobre  los  querubines :  solo  tú  eres  el 
Dios  de  todos  los  reinos  del  mundo  :  tú  el  que  hiciste 
el  cielo  y  la  tierra  : 

17  Señor,  inclina  tus  oidos,  y  escucha  :  abre,  Se- 
ñor, tus  ojos,  y  mira,  y  repara  todas  las  palabras  dic- 
tadas por  Sennachérib  para  blasfemar  al  Dios  vivo. 

18  Es  verdad,  Señor,  que  ios  reyes  de  los  asyrios 
asolaron  aquellas  naciones  y  sus  tierras , 

19  y  que  entregaron  á  las  llamas  á  los  dioses  de 
ellas  ;  porque  no  eran  dioses,  sino  hechura  de  mano 
de  hombres,  madera  y  piedra  ,  y  por  eso  los  hicieron 


20  Mas  tú  ahora,  oh  Señor  Dios  nuestro,  sálvanos 

1  IF.  Reg.  XVIIL  V.  U-XIX.  v.  13. 

2  La  palabra  hebrea  O^ISQ  sepherim  quiere  decir 
enrías,  libros,  ó  todo  género  de  escrito.  Véase  Libro. 

3  Como  para  hacérsela  presente,  é  implorar  su  socorro. 


CAPÍTULO    XXXVII.  149 

de  las  manos  de  este;  y  conozcan  los  reinos  todos  de 
la  tierra  que  solo  tú  eres  el  Señor  y  Dios  verdadero. 

21  En  esto  Isaías,  hijo  de  Amos  ,  envió  á  decir  á 
Ezechias :  El  Señor  Dios  de  Israel  dice  así :  En  orden 
á  lo  que  me  has  pedido  que  haga  respecto  de  Senna- 
chérib,  rey  de  los  asyrios  ; 

22  este  es  el  fallo  que  contra  él  ha  pronunciado  el 
Señor:  Te  ha  despreciado  á  tí,  y  te  ha  insultado,  oh 
virgen  hija  de  Sion  '  :  á  espaldas  tuyas  ,  oh  hija  de 
Jerusalem,  ha  meneado  su  cabeza  mofándose  de  ti. 

23  ¿A  quién  has  ultrajado  tú,  oh  principe  sober- 
bio ?  i  De  quién  has  tú  blasfemado  ,  y  contra  quién 
has  osado  alzar  la  voz,  y  dirigido  tus  altivos  ojos  ?  Ha 
sido  contra  el  Santo  de  Israel, 

24  Por  medio  de  tus  siervos  has  ultrajado  al  Señor, 
y  has  dicho  :  Yo  con  la  muchedumbre  de  mis  carros 
de  guerra  he  subido  á  las  alturas  de  los  montes,  sobre 
las  cordilleras  del  Líbano ;  y  cortaré  sus  mas  empina- 
dos cedros  y  sus  mas  robustos  abetos  ;  y  llegaré  á  su 
mas  alta  cima  ,  y  entraré  en  el  soto  ó  bosque  de  su 
famoso  Carmelo. 

25  Yo  he  abierto  pozos ,  y  bebido  sus  aguas;  y 
donde  he  puesto  los  pies  con  mi  ejército  ,  he  secado 
todas  las  aguas  de  sus  acequias  ó  canales  '. 

26  Pero  qué,  ¿  no  has  oido  tú  ,  dice  el  Señor,  que 


1  Hebraísmo.  Véase  Hija,  Virgen. 

2  Esto  es,  las  aguas  llovedizas,  ó  de  fuentes  ,  que  que- 
dan detenidas  entre  malecones  de  tierra,  como  trincheras; 
y  se  llaman  aguas  encerradas.  IV.  Reg.  XíX.  v.  24. 


iSd  LA   PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

fo  haee  yá  Uenlpo  que  dispuse  todas  eSási  eosás  '  ? 
Desde  los  días  anMguos  ó  ab  etei-no  yó  fo  resaltí,  t 
ahora  lo  hé  efectuado :  y  se  ha  hecho  de  tal  manera 
Que  ha»  sido  destruidos  enteramente  los  peñáSCOií  ó 
collados  bien  defendidos  ,  y  las  ciudades  fortificadas. 

27  Los  habitantes  ó  defensores  de  estas  ,  embar- 
gadas sus  manos  ,  temblaron  ,  y  quedaron  despatori- 
dos  :  secáronse  como  heno  de  prado ,  y  grama  de 
dehesa  ,  y  como  lá  yerba  de  los  tejados  ,  q^e  sé  SéCfá 
antes  de  maduraf. 

28  Yo  tetígó  bien  éonoéida  tu  mansión  ,  ttts  efiCra- 
das  y  salidas  ,  y  tu  locura  ó  insensatez  contra  mí. 

29  Cuando  tú  te  enfurecías  contra  mí,  subió  hasta 
mis  oidos  aquella  insolencia  tuya  :  por  eso  te  pondré 
yo  un  anillo  en  tus  narices ,  y  un  freno  en  tus  labios, 
y  te  haré  volver  por  el  mismo  camino  por  dóií:dé  fraá 
Tenido '. 

30  Pero  tú ,  oh  Ezechias,  tendrás  por  Sdftal  eStO 
que  ahora  oirás  :  Por  este  año  come  lo  que  dé  sí  es- 
pontáneamente dará  la  tierra  ':  en  el  segundo  man- 
tente de  las  frutas  ;  pero  al  tercero  sembrad  y  segad  , 
y  plantad  viñas ,  y  comed  sus  frutos. 

31  Y  lo  que  se  salvare  de  la  casa  de  Judá  ,  los 
restos  que  quedaren  ,  echarán  profundas  raices  ,  y 
extenderán  en  alto  sus  ramas  cargadas  de  frutoá  , 

32  porque  de  Jerusalem  es  de  donde  han  de  salir 

1  Que  tú  has  ejecutado  contra  las  naciones  ? 

2  Expresiones  figuradas  para  denotar  que  Dios  haría  de 
Sennachérib  lo  que  quisiese. 

i  IV.  Reg.  XI.X.  V.  29. 


lus  residuos  de  mi  pueblo  ,  y  del  raonle  Sion  los  que 
60  salvarán  ' .  Esto  hará  el  zelo  del  Señor  de  los  ejércitos. 

33  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  acerca  del  rey  de 
los  asyrios  :  No  pondrá  61  el  pié  en  esta  ciudad ,  ni 
arrojará  acá  una  saeta  ,  ni  la  asaltará  el  soldado  cu- 
bierto con  su  escudo  ,  ni  levantará  trincheras  al  re- 
dedor de  ella. 

34  Por  el  camino  que  vino  ,  por  el  mismo  se  vol- 
verá ,  y  no  entrará  en  esta  ciudad  ,  dice  el  Señor. 

35  Y  yo  protegeré  esta  ciudad  para  salvarla  por 
respeto  mío  ,  y  de  David  mi  siervo. 

36  En  efecto  ,  bajó  un  ángel  del  Señor,  é  hirió  en 
el  campamento  de  los  asyrios  á  ciento  y  ochenta  y 
cinco  mil  hombres;  y  al  levantarse  á  la  mandrugada', 
he  aquí  que  no  vieron  sino  moniones  de  cadáveres. 

37  Por  lo  que  se  fue  de  alli  Sennachérib  rey  de  los 
asyrios  ,  y  marchó  ,  y  volvióse  á  su  residencia  de  Ní- 
nive. 

38  Donde  aconteció  que  mientras  adoraba  en  el 
templo  á  su  dios  Nesroch  ,  sus  hijos  Adramelech  y 
Sarasar  le  mataron  á  puñaladas,  y  huyéronse  á  tierra 
de  Ararat,  y  le  succedió  en  el  reino  su  hijo  Asarhad- 
don. 


1  Martiui  traduce  :  i  salvali. 

2  I. os   pocos    asviios   que  quedarou.  IF,    Reg.  XIX. 


152  LA    PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 


CAPITULO  XXXVIII. 

Ezechias  enferma,  y  es  librado  de  la  muerte  '  milagrosa  re- 
írogradacion  del  sol  en  el  relox  de  Acház  ;  da  á  Dios  las 
^  gracias  con  un  cántico. 

1  En  aquellos  días  Ezcchías  enfermó  de  muerte, 
y  entró  á  visitarle  el  profeta  Isaías  ,  hijo  de  Amos,  y 
le  dijo  :  Esto  dice  el  Señor  :  Dispon  de  las  cosas 
de  tu  casa  ;  porque  vas  á  morir  ,  y  estás  al  fin  de  tu 
vida  '  . 

2  y  volvió  Ezechías  su  rostro  á  la  pared ,  y  oró  al 
Señor  , 

3  diciendo  :  Acuérdate  ,  te  ruego  y  suplico ,  oh 
Señor  ,  de  como  he  caminado  en  tu  presencia  con 
sinceridad  y  con  un  corazón  perfecto  ,  y  que  he  hecho 
lo  que  era  agradable  á  tus  ojos.  Y  prorumpió  Ezechias 
en  un  deshecho  llanto. 

4  Y  luego  habló  el  Señor  á  Isaías ,  diciendo  : 

5  Anda  y  di  á  Ezechías  :  Esto  dice  el  Señor  Dios 
de  tu  padre  David  :  He  oido  tu  oración  y  visto  tus 
lágrimas  :  Hé  aquí  que  te  daré  quince  años  mas  de 
vida  : 


1  ir.  Reg.  XX.  i.  1.  -  //.  Paral.  XXXII  v.  24  Se- 

gun  las  causas  inferiores,  dice  san  Agustín  [De  Gen.  XVII. ) 
el  rey  estaba  al  fin  de  su  vida  ,  ó  era  mortal  su  enfermedad ; 
pero  no  lo  era  .según  la  presciencia  de  Dios  ,  ó  la  determi- 
nación de  su  divina  voluntad.  Tenia  entonces  Ezechias 
39  años. 


CAPITULO    XXXVIII.  iD'á 

G  y  te  libraré  del  poder  del  rey  de  los  asyrios  á  lí  y 
á  esa  ciudad ,  y  la  protegeré. 

7  Y  de  que  el  Señor  cumplirá  lo  que  ha  dicho ,  se 
le  dará  por  el  mismo  Señor  esta  señal  : 

8  Hé  aquí  que  voy  á  hacer  que  la  sombra  del  sol 
retroceda  las  diez  líneas  que  ha  bajado  en  el  relox  de 
Acház.  Y  retrocedió  el  sol  por  las  diez  líneas  que  ha- 
bla bajado. 

—  9  Cántico  que  dejó  escrito  Ezechias ,  rey  de  Judá , 
cuando  enfermó ,  y  sanó  de  su  enfermedad. 

10  Dije  yo  :  A  la  mitad  de  mis  dias  '  entraré  por 
las  puertas  del  sepulcro  :  privado  me  veo  del  resto  de 
mis  años  : 

11  1/a  no  veré  yo  al  Señor  Dios ,  dije ,  en  la  tierra 
de  los  que  viven.  No  veré  mas  á  hombre  alguno  ,  ni  á 
los  que  morarán  en  dulce  paz  '. 

12  Se  me  quita  el  vivir,  y  se  va  á  plegar  ó  doblar 
mi  vida,  como  se  hace  con  la  tienda  de  un  pastor  ^. 
Cortada  ha  sido  mi  vida  ,  como  tela  por  el  tejedor ; 
mientras  la  estaba  aun  urdiendo  ,  entonces  él  me  la  ha 
cortado  ^  :  de  la  mañana  á  la  noche  acabarás  conmigo  , 
oh  Dios  mío. 

13  Esperaba  vivir  hasta  el  amanecer  :  el  Señor  co- 
mo un  león  fuerte ,  habia  quebrantado  ^  todos  mis 

1  Ps.  LW.  V.  2A—LXXXIX.  v.  10.  —  CI.  v.  25. 

2  Libres  de  los  asyrios. 

3  H.  Cor.  V.  V.  4.' 

4  Ha  cortado  Dios  la  tela  de  mi  vida  cuando  comeuzaba 
á  urdirse;  esto  es,  en  la  flor  de  mi  juventud. 

5  Con  las  enfermedades  v  de.sgracias. 

ToM.   IX.  '  14 


154  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

huesos  ' ;  pero  por  la  mañana  decia  :  Antes  de  ano- 
checer acabarás ,  oh  Señor ,  mi  vida. 

14  Gritaba  yo  como  un  pollito  de  golondrina;  ge- 
mía como  paloma :  debilitáronse  mis  ojos  de  mirar 
siempre  á  lo  alto  del  cielo.  Mi  situación ,  Señor ,  es 
muy  violenta  :  toma  á  tu  cargo  mi  defensa. 

1 5  ¿  Mas  qué  es  lo  que  digo  ^  ?  ¿  Cómo  me  tomará 
él  bajo  su  patrocinio ,  cuando  él  mismo  es  el  que  ha 
hecho  esto  '  ?  Repasaré ,  oh  Dios  mió ,  delante  de  tí 
con  amargura  de  mi  alma  todos  los  años  de  mi  vida  "*. 

16  Oh  Señor,  si  esto  es  vivir,  y  en  tales  apuros  se 
halla  la  vida  de  mi  alma  ,  castígame  ,  te  ruego;  y  cas- 
tigado ^  vivifícame  '. 

17  Ved  cómo  se  ha  cambiado  en  paz  mi  amarguí- 
sima aflicción  ^;  y  tú,  oA  Señor,  has  librado  de  la 
perdición  á  mi  alma  :  has  arrojado  tras  de  tus  espal- 
das todos  mis  pecados  ^. 

18  Porque  no  han  de  cantar  tus  glorias  los  que  es- 
tán en  el  sepulcro  ^,  ni  han  de  entonar  tus  alabanzas 

1  O  me  habia  reducido  á  una  suma  flaqueza. 

2  Puede  traducirse  también  la  mitad  de  este  verso:  Mas 
¿  qué  es  lo  que  puedo  decirle  ?  ¿  ó  qué  respuesta  tengo  que 
esperar,  siendo  él  quien  lo  hizo  ?  O  de  otro  modo  :  ¿  Cómo 
tomará  él  mi  defensa,  cuando  él  mismo  es  quien  lo  ha  hecho  ? 

3  Esta  es  una  corrección  de  lo  que  antes  habia  dicho. 
Lo  mismo  se  ve  en  Job  c.  IX.  v.  2,  14.  —  XLII.  v.  3. 

4  Todas  mis  culpas  y  vanidades. 

5  Con  tu  espíritu. 

6  Según  el  hebreo  :  para  la  paz  es  esta  amargura. 

7  Para  no  pensar  mas  en  ellos. 

8  Ps.  VI.  V.  6.  —  CXIII.  V.  17. 


CAPÍTULO    XXXVIII.  153 

los  que  están  en  poder  de  la  muerte  :  ni  aquellos  que 
bajan  á  la  fosa,  esperarán  ver  el  cumplimiento  de  tus 
verídicas  promesas  '. 

19  Los  vivos,  Señor ,  los  vivos  son  los  que  te  han 
de  tributar  alabanzas  ' ,  como  hago  yo  en  este  dia  ; 
el  padre  anunciará  á  sus  hijos  tu  fidelidad  en  las  pro- 
tnesas, 

20  Oh  Señor,  sálvame,  y  cantaremos  nuestros 
salmos  en  el  Templo  del  Señor  todos  los  dias  de  nues- 
tra vida. 

— 21  Es  de  saber  que  Isaías  habia  mandado  •  que 
tomasen  una  porción  de  higos,  y  que  haciendo  de  ellos 
una  masa ,  compusiesen  una  cataplasma  y  la  pusiesen 
sobre  la  llaga  de  Ezechias ,  y  se  curaría. 

22  Y  entonces  fue  cuando  dijo  Ezechías  :  ¿  Qué 
señal  tendré  yo,  de  que  aun  he  de  subir  al  Templo  del 
Señor  ^  ? 


1  Viendo  á  Jernsalem  libertada. 

2  Ps.  VI.  V.  6-  CXIII.  V,  17.  etc. 

3  A  los  criados  del  rey. 

4  Estos  dos  últimos  versos  parece  que  están  fuera  de  su 
propio  lagar ;  ni  es  fácil  saber  la  cansa  de  esta  trasposi- 
ción. El  último  parece  que  corresponde  después  del  6, 
como  en  el  capítulo  XX.  del  libro  IV.  de  los  Reyes. 


156  LA    l'ROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

CAPÍTULO  XXXIX. 

Habiendo  venido  unos  embajadores  del  rey  de  Babylonia  á 
EzecMas ,  les  muestra  este  sus  tesoros ;  é  Isaías  te  vali- 
íicina  que  algún  dia  serian  presa  de  los  cháldeos. 

1  Por  aquel  tiempo  Merodach  Baladan  '  ,  hijo  de 
Baladan,  rey  de  Babylonia,  envió  embajadores  con 
cartas  y  presentes  á  Ezechias,  por  haber  sabido  que 
habia  estado  enfermo  y  que  habia  convalecido. 

2  Y  se  alegró  mucho  de  esto  Ezechias,  é  hízoles 
ver  el  repuesto  ó  recámara  de  los  aromas ,  y  de  la 
plata,  y  del  oro,  y  de  los  bálsamos,  y  de  los  ungüen- 
tos preciosos,  y  todas  las  estancias  de  sus  muebles,  y 
todo  cuanto  se  hallaba  en  sus  tesoros.  No  dejó  Eze- 
chias cosa  alguna  de  su  casa  ó  en  su  poder,  que  no 
se  la  mostrará. 

3  Mas  entró  después  el  profeta  Isaías  á  ver  al  rey 
Ezechias,  y  le  preguntó  :  ¿Qué  han  dicho  esos  hom- 
bres, y  de  dónde  vienen?  Han  venido  á  mi,  respondió 
Ezechias,  de  lejas  tierras ;  de  Babylonia. 

4  ¿Y  qué  han  visto  en  tu  palacio,  repuso  Isaías? 
Han  visto  todo  cuanto  hay  en  él,  dijo  Ezechias :  nada 
ha  quedado  por  mostrarles  de  todas  mis  preciosidades. 

5  Entonces  dijo  Isaías  á  Ezechias  :  Escucha  la  pa- 
labra del  Señor  de  los  ejércitos : 

6  Hé  aquí  que  vendrá  tiempo  en  que  todas  las  co- 

1  IF.  Reg,  XX  i.  12. 


CAPÍTULO    XL.  157 

sas  que  hay  en  tu  palacio,  y  cuanto  atesoraron  tus  pa- 
dres hasta  el  dia  de  hoy,  será  todo  llevado  á  Babylo- 
iiia  :  no  dejarán  ahi  nada,  dice  el  Señor. 

7  Y  escogerán  de  entre  tus  hijos,  que  descenderán 
de  tí  por  linea  recta,  para  que  sirvan  de  eunucos  en 
el  palacio  del  rey  de  Babylonia. 

S  Y  respondió  Ezechias  á  Isaías :  Justa  es  la  sen- 
tencia que  ha  pronunciado  el  Señor.  Me  contento , 
añadió,  con  que  haya  paz  y  se  cumplan  en  mis  días  las 
promesas  del  Señor. 


CAPITULO    XL. 

Jerusalem  será  consolada  y  salvada  por  el  Mesías.  Predi- 
cación del  Bautista  su  precursor.  Necedad  de  los  idóla- 
tras. Felicidad  de  los  que  esperan  en  Dios. 

1  Consuélate,  oh  pueblo  mió,  consuélate  :  porque  hé 
aquí  lo  que  me  ha  dicho  vuestro  Dios  '  : 

2  Habladle  al  corazón  á  Jerusalem  ^ ,  alentadla  ^  , 


1  Isaías  habla  vaticinado  la  cautividad  del  pueblo  hebreo 
en  Babylonia  ;  y  ahora  le  consuela  con  la  profecía  de  su 
libertad.  Mas  el  principal  objeto  del  Profeta  era  la  reden- 
ción con  que  Jesu-Christo  habia  de  librar  á  todo  el  género 
humano  de  la  esclavitud  del  demonio:  y  así  en  el  verso  3 
se  ven  las  palabras  que  decia  el  Bautista  ,  como  precur- 
sor del  Mesías.  3Iallh.  III,  v.  3.  —  Luc.  III.  v.  4. 

2  Oh  vosotros  .  sacerdotes  del  Señorj  alentadla  con  pa- 
labras consoladoras. 

3  Oseas  II.  r.  14 


15S  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

pues  se  acabó  su  aflicción  ' :  ya  está  perdonada  su  mal- 
dad :  ella  ha  recibido  ya  de  la  mano  del  Señor  al  do- 
ble ^  por  todos  sus  pecados. 

3  Ya  oigo  la  voz  del  que  clama  en  el  desierto  ' : 
Aparejad  el  camino  del  Señor :  enderezad  en  la  sole- 
dad las  sendas  de  nuestro  Dios. 

4  Todo  valle  ha  de  ser  alzado,  y  todo  monte  y  cer- 
ro abatido ;  y  los  caminos  torcidos  se  harán  rectos,  y 
los  ásperos  llanos. 

5  Entonces  se  manifestará  la  gloria  "*  del  Señor  ,  y 
verán  á  una  todos  los  hombres  que  la  boca  del  Señor 
Dios  es  la  que  ha  hablado  por  los  Profetas. 

6  Oi  una  voz  que  me  decia  :  Clama.  Yo  respondí : 
¿  Qué  es  lo  que  he  de  clamar?  Clama,  dijo,  que  toda 
carne  es  heno,  y  toda  su  gloria  como  la  flor  del  prado  ^ . 

7  Se  seca  el  heno  y  la  flor  cae  ,  así  que  se  dirige 
contra  él  el  soplo  del  Señor.  Verdaderamente  que  es 
como  heno  todo  hombre. 

8  Secóse  el  heno,  y  cayó  la  flor ;  mas  la  palabra 
del  Señor  nuestro  dura  eternamente. 

9  Súbete  sobre  un  alto  monte  tú  que  anunciad  bue- 
nas nuevas  á  Sion  :  alza  esforzadamente  tu  voz,  oh  tú 

1  Malitia  tiene  aquí  el  mismo  sentido  que  en  san  Ma- 
theo,  c.  VI.  V.  34.  En  el  hebreo  se  dice  su  milicia,  ó  sus 
combates.  Los  Setenta  tradujeron  su  humildad  ó  abati- 
miento. 

2  Esto  es ,  abundante  gracia  :  ó  bien ,  suficiente  castigo. 

3  Matth.  III.  V.  3.  -Luc.  III  v.  4. 

4  Joann.  I.  v.  14. 

5  Eccli.  XIV.  V.  IS.-Jac.  I.  v,  10.—/.  Pet.l.  v.  24. 


CAPÍTULO   XL.  159 

que  evangelizas  á  Jerusalem ;  álzala  y  no  lemas.  Di  á 
las  ciudades  de  Judá  :  Hé  ahí  á  vuestro  Dios : 

10  hé  aquí  que  viene  el  Señor  vuestro  Dios  con 
infinito  poder,  y  dominará  con  la  fuerza  de  su  brazo  : 
mirad ,  él  lleva  consigo  su  recompensa  para  los  que 
le  sigan  ,  y  tiene  á  la  vista  su^obra  de  la  redención 
del  mundo. 

1 1  Como  un  pastor  '  apacentará  su  rebaño  ,  reco- 
gerá con  su  brazo  los  corderinos ;  los  tomará  en  su 
seno  >  y  llevará  él  mismo  las  ovejas  recien  paridas  ^. 

12  ¿  Quién  es  aquel  que  ha  medido  las  aguas  del 
Océa?io  en  el  hueco  de  la  palma  de  su  mano  ,  y  ex- 
tendiendo esta,  ha  pesado  los  cielos  ?  ¿quién  es  el  que 
con  solos  tres  dedos  sostiene  la  gran  mole  de  la  tierra, 
y  pesa  los  montes  y  los  collados  como  en  una  ro- 
mana ^  ? 

13  ¿  Quién  ayudó  al  espíritu  del  Señor?  ¿ó  quién 
fue  su  consejero  "^ ,  ó  le  comunicó  alguna  idea  ? 

14  ¿  A  quién  llamó  él  á  consulta  ,  ó  quién  hay  que 
le  haya  instruido  á  él ,  ó  mostrádole  la  senda  de  la 
justicia ,  ó  comunicádole  la  ciencia ,  ó  le  haya  hecho 
conocer  el  camino  de  la  prudencia  ? 

•^. 

1  En  el  Evaogelio  y  en  otros  Libros  sagrados  se  ve 
caánto  amaba  Jesu-Christo  el  hablar  de  sí  y  de  su  Padre 
con  la  tierna  metáfora  de  un  pastor  que  ama  mucho  á  sus 
ovejas. 

2  Ezech.  XXXI f'.  v.  Q^.-XXXVU.  v.  "¿A.-Joann. 
X.  V.  11.  —  XI.  V.  \7.—Luc.  Xr.  V.  5. 

3  Sap.  XI  V.  23. 

4  Sap.  IX.  V.  23.  -  Rom.  XI.  v.  34.-/.  Cor.  U  v.  16. 


j|60  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

1 5  Hé  aquí  que  las  naciones  todas  son  delante  de 
él  como  una  gota  de  agua  que  se  rezuma  de  un  cán- 
taro ,  y  como  un  pequeño  grano  en  la  balanza '  :  así 
mismo  las  islas  ^  son  como  un  granito  de  polvo. 

16  Cuantos  árboles  hay  en  el  Líbano,  no  bastarían 
para  encender  el  fuego  de  su  altar  ;  ni  todos  sus  ani- 
males para  ser  un  holocausto  digno  de  él. 

1 7  Todas  las  naciones  de  la  tierra  son  en  presencia 
suya  como  si  no  fueran ;  y  como  un  nonada ,  y  una 
cosa  que  no  existe  ,  asi  son  por  él  consideradas. 

18  ¿  A  qué  cosa  pues  habéis  vosotros  asemejado  á 
Dios ,  ó  qué  disefio  trazaréis  de  éP  ? 

19  ¿Por  ventura  la  imagen  ó  el  ídolo  no  es  obra 
de  un  fundidor  ?  ¿  no  es  el  platero  de  oro  el  que  la  ha 
formado  de  este  metal ,  ó  de  láminas  de  plata  el 
platero  ? 

20  El  hábil  artífice  escoge  una  madera  dura  é  in- 
corruptible :  y  procura  afianzar  la  estatua  ,  de  modo 
que  no  caiga  ^, 

21  ¿Acaso  no  sabéis  lo  que  es  Dios?  ¿  no  habéis 
oído  hablar  de  élí  ¿acaso  no  se  os  anunció  desde  el 
principio  del  mundo  ?  ¿  no  ha  llegado  á  vuestra  noticia 
que  él  hizo  les  fundamentos  de  la  tierra  ? 

22  Sabed  que  él  es  el  que  está  sentado  sobre  el 
orbe  lerrácueo  ;  y  los  moradores  de  este  son  en  su  pre- 
sencia como  pequeñas  langostas  :  él  es  el  que  extendió 


1  Sap.  XL  V.  23. 

2  O  grandes  regiones  de  ultramar. 

3  AcL  XVII.  V.  29. 

4  ¿  No  es  así  como  se  hacen  vuestros  dioses 


CAPÍTULO    XL.  161 

los  cielos  como  un  velo  ó\  cosa  muy  leve  ,  y  los  des- 
plegló  como  una  tienda  de  campaña  en  que  se  ha  de 
habitar. 

23  El  es  quien  confunde  y  anonada  á  los  escudri- 
ñadores de  los  arcanos  de  la  naturaleza  ,  y  reduce  á 
nulidad  á  los  jueces  '  ó  gobernadores  de  la  tierra. 

24  Estos  son  para  Dios  como  un  tronco  ,  que  ni 
ha  sido  plantado  ,  ni  sembrado  ,  ni  tiene  arraigo  en 
la  tierra  :  de  repente ,  á  un  ligero  soplo  del  Señor 
contra  ellos  ,  se  secaron  ,  y  un  torbellino  los  arrebata 
como  hojarasca. 

25  ¿A  qué  cosa  pues  me  habéis  asemejado  ?  ¿  á  qué 
cosa  me  habéis  igualado  ,  dice  el  Santo  por  esencia  ? 

26  Alzad  acia  lo  alto  vuestros  ojos  ,  y  considerad 
quién  crió  esos  cuerpos  celestes  ^ :  quién  hace  marchar 
ordenadamente  aquel  ejército  de  estrellas,  y  llama  á 
cada  una  de  ellas  por  su  nombre  ;  sin  que  ninguna  se 
quede  atrás  :  tal  es  la  grandeza  de  su  poder  ,  de  su 
fortaleza  y  de  su  virtud. 

27  Pues  ¿por  qué  dices  tú  ,  oh  Jacob  ,  por  qué 
osas  afirmar  tú  ,  oh  Israel  :  No  conoce  el  Señor  la 
triste  situación  en  que  me  hallo  ,  y  no  se  cuida  mi 
Dios  de  hacerme  justicia  ? 

28  ¿  Por  ventura  ignoras  tú  ,  ó  no  has  oido  que 
Dios  es  el  Señor  eterno  que  crió  la  extensión  de  la 
tierra  ,  sin  cansancio  ni  fatiga  ;  y  que  es  incompren- 
sible su  sabiduría  ? 


1  Rom.  I.v.  21. 

2  Ps.  XV III.  V.  1.  oí  6. 


163  LA   PROFECÍA   DE  ISAÍAS. 

29  El  es  el  que  robustece  al  débil ,  y  el  que  da 
mucha  fuerza  y  vigor  á  los  que  no  son  para  nada. 

30  Desfallecerá  fatigada  de  cansancio  la  edad  lo- 
zana ,  y  se  caerá  de  flaqueza  la  juventud. 

31  Mas  los  que  tienen  puesta  en  el  Señor  su 
esperanza ,  adquirirán  nuevas  fuerzas ,  tomarán  alas 
como  de  águila ,  correrán  y  no  se  fatigarán ,  andarán 
y  no  desfallecerán . 

CAPÍTULO  XLl. 

Poder  infinito  de  Dios  y  su  bondad  para  con  los  hombres. 
Redención  de  Israel :  ruina  de  Babylonia,y  vanidad  de 
sus  ídolos. 

1  Callen  ante  mí  las  islas  * ,  y  tomen  nuevas  fuer- 
zas las  gentes  :  acerqúense  ,  y  hablen  después ,  y  en- 
tremos juntos  en  juicio. 

2  ¿  Quién  sacó  del  Oriente  ^  al  justo  Abraham ,  y 
le  llamó  para  que  le  siguiese?  El  Señor  sujetó  á  su 
vista  las  naciones  ' ,  é  hízole  superior  á  los  reyes  , 
que  entregados  al  Jilo  de  su  espada  ,  y  por  blanco  de 
su  arco ,  quedaron  reducidos  á  polvo ,  y  como  paja 
que  arrebata  el  viento. 


1  O  las  regiones  de  la  tierra ,  y  escúchenme. 

2  De  la  Cháldea  ,  la  cual  está  al  Oriente  de  Judea. 
Véase  Heb.  XI.  v.  8. 

3  Gen.  XIV.  Habla  también  de  las  victorias  consegui- 
das después  por  Moysés ,  Josué  y  otros  descendientes  de 
Abraham. 


CAPÍTULO    XLl.  163 

3  Persiguiólos  ,  pasó  adelante  sin  desasiré  ,  tan 
velozmente  que  no  se  vio  la  huella  de  sus  pies. 

4  ¿  Quién  obró  y  llevó  á  cumplimiento  estas  cosas? 
¿  Quién  ya  desde  el  principio  eligió  y  ordenó  á  este 
fin  todas  las  generaciones  ?  Yo  el  Señor ,  yo  que 
soy  el  primero  y  el  último  ' . 

5  Viéronlo  las  islas  ^ ,  y  se  llenaron  de  temor  : 
pasmáronse  las  mas  remotas  naciones  :  y  á  pesar  de 
eso  se  reunieron  y  se  acercaron  '. 

6  Se  auxiliaron  mutuamente  en  esta  loca  empresa ^ 
y  cada  cual  decia  á  su  hermano  :  Buen  ánimo. 

7  El  broncista  que  trabajaba  á  martillo,  esforzaba 
al  que  batia  en  el  yunque  diciendo  :  Bien  hecha  está 
la  soldadura :  ahora  asegura  con  clavos^la  estatua  del 
Ídolo ,  para  que  no  se  mueva. 

8  Rías  tú  ,  oh  Israel ,  siervo  mió  ,  tú  oh  Jacob  ,  á 
quien  escogí ,  tú ,  que  eres  estirpe  de  mi  amigo  Abra- 
ham, 

9  tú  á  quien  traje  yo  de  los  últimos  términos  de 
la  tierra,  y  te  llamé  de  sus  lejanas  regiones,  y  te  dije: 
Siervo  mió  eres  tú  ;  yo  te  he  escogido,  y  note  dese- 
charé : 

10  no  temas  ,  digo;  que  yo  estoy  contigo  :  no  te 
desvíes ,  pues  yo  soy  tu  Dios  :  yo  te  he  confortado ,  y 

1  O  el  principio  y  fin  de  todas  las  cosas.  Después  c. 
XLIF.  V.  6.  —  XLV1II.  V.  \2.  —  Apoc.  1.  r,  8,  17.— 
XXII.  D   13. 

2  Las  gentes  mas  distantes  vieron  las  maravillas  de 
Israel. 

3  Para  combatir  por  sus  ídolos. 


164  LA   PROFECÍA.   DE   ISAÍAS. 

te  he  auxiliado  ,  y  la  diestra  poderosa  de  mi  Justo  te 
ha  amparado  '. 

1 1  Sábete  que  quedarán  confundidos  y  avergonza  - 
dos  todos  aquellos  que  te  hacen  guerra  :  serán  como 
si  no  fuesen ,  y  perecerán  los  que  te  contradicen. 

12  Buscarás  á  esos  hombres  que  se  alzan  contra 
tí ,  y  no  los  hallarás  :  serán  como  si  no  fuesen ,  y 
quedarán  como  un  esqueleto  cuantos  te  hacen  guerra. 

13  Porque  yo  soy  el  Señor  tu  Dios,  que  te  tomo 
por  la  mano ,  y  te  estoy  diciendo  :  No  temas ,  que 
soy  yo  el  que  te  socorro. 

14  No  temas,  gusanillo  ó  débil  Jacob,  no  tienes 
que  temer ;  ni  vosotros  los  que  parecéis  unos  muertos 
de  Israel  ^.  Yo  soy  tu  auxilio ,  dice  el  Señor ;  y  el 
Santo  de  Israel  es  el  redentor  tuyo. 

15  Yo  haré  que  seas  como  un  carro  nuevo  de  tri- 
llar las  [mieses ,  armadas  sus  ruedas  de  dientes  d« 
hierro  :  tú  trillarás  y  desmenuzarás  los  montes,  y 
reducirás  como  á  polvo  los  collados. 

16  Los  aventarás ,  y  el  viento  se  los  llevará ,  y  los 
esparcirá  el  torbellino ;  y  tú  rebosarás  de  alegría  en 
el  Señor ,  y  te  regocijarás  en  el  Santo  de  Israel. 

17  Los  pobres  y  menesterosos  buscan  agua  ,  y  no 


1  Por  este  Justo  no  solamente  se  significa  Abraham ; 
sino  que  principalmente  se  refiere  todo  esto  al  pueblo 
cristiano  ,  y  al  Justo  por  excelencia  ,  Jesu-Christo. 

2  Explícase  esto  de  la  Iglesia,  compuesta  al  principio 
de  doce  pobres  pescadores  .  despreciados ,  etc.  Véase  ./. 
Cor.  I.  V.  2í). 


CAPITULO   XLI.  165 

la  hay ;  secóse  de  sed  su  lengua.  Yo  el  Señor  los 
oiré  benigno.  Yo  el  Dios  de  Israel  no  los  abando- 
naré. 1 

18  Yo  haré  brotar  ríos  en  los  mas  altos  cerros,  y 
fuentes  en  medio  de  los  campos  :  al  desierto  le  con- 
vertiré en  estanques  de  aguas ,  y  en  la  tierra  árida 
é  inhabitable  haré  correr  copiosos  arroyos. 

19  Haré  nacer  en  la  soledad  el  cedro ,  el  selim  '  , 
y  el  arrayan ,  y  el  olivo ;  y  en  el  desierto  mismo  pro- 
duciré á  un  tiempo  el  abeto  ,  el  olmo  y  el  box  : 

20  á  fin  de  que  todos  á  una  vean  ,  y  sepan  ,  y 
consideren ,  y  comprendan  que  la  mano  del  Señor  es 
la  que  ha  hecho  una  tal  cosa  ,  y  que  es  el  Santo  de 
Israel  quien  la  ha  criado. 

21  Salid  ahora  ^  á  defender  vuestra  causa  ,  dice 
el  Señor  :  alegad,  si  tenéis  alguna  razón  fuerte  ,  dice 
el  Rey  de  Jacob. 

22  Y engan vuestros  dioses,  y  anuncíennos  cuantas 
cosas  están  por  suceder  :  declaren  las  antiguas  que  ya 
fueron  ,  y  estaremos  atentos ,  y  sepamos  los  sucesos 
que  vendrán  después :  anuncíennos  lo  que  ha  de  su- 
ceder. 


1  Eq  el  hebreo  se  lee  ,— líCE'  scittah  ,  cuyo  plural  es 
L^^t^li^  scellim  ó  setim :  'sigüifira  madera  olorosa  ó  inccr- 
riiptible  (y  en  especie,  el  cedro) :  de  ella  hicieron  uso  en 
la  construrciou  del  Tabernáculo  que  mandó  hacer  Moysés 
por  orden  de  Dios.  Exod.  XXV.  v.  10. 

2  Vosotros,  adoradores  de  los  ídolos. 

15 


166  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

23  Vaticinad,  oh  Ídolos  \  lo  que  ha  de  acontecer 
en  lo  venidero  ,  y  entonces  conoceremos  que  vosotros 
sois  dioses  :  haced  el  bien  ó  el  mal ,  si  es  que  podéis 
hacer  algo  ;  y  hablemos  y  discurramos  juntos  sobre 
vuestro  poder. 

24  Pero  es  claro  que  vosotros  sois  hechos  de  la  na- 
da ,  y  de  una  cosa  que  nada  es,  viene  vuestro  ser  : 
abominable  ^  es  quien  os  escogió  para  adoraros  como 
dioses. 

25  Yo  empero  llamé  al  justo  Abraham  del  Norte  ', 
para  que  viniese  del  Oriente  "^  :  él  invocó  mi  nombre , 
y  pisó  como  lodo  á  los  príncipes  ,  y  como  el  alfarero 
que  pisa  al  barro. 

26  ¿  Quién  otro  mas  que  yo  ha  anunciado  estas  co- 
sas desde  su  principio ,  decidlo  á  fin  de  que  le  conoz- 
camos ;  y  desde  los  tiempos  antiguos  ,  para  que  diga- 
mos :  Tienes  razón  ;  á  favor  tuyo  está  la  justicia  ? 
Mas  no  hay  entre  vuestros  ¿dolos  quien  profetize  ,  ni 
quien  prediga  lo  futuro  ,  ni  quien  oiga  siquiera  las 
palabras  de  vuestra  boca. 

27  El  primero  ^  dirá  á  Sion  :  Helos  ahí  ^ ,  y  daré 
á  Jerusalem  un  portador  de  alegres  nuevas. 

28  Y  yo  Isaicis   estuve  observando ,  y  no  hubo 

1  Es  una  apostrofe  á  los  ídolos,  llena  de  ironía. 

2  /.  Cor.  FUI.  V.  4. 

3  O  de  la  Mesopotamia. 

4  Esto  es,  de  la  Cháldea.  Véase  v.  2. 

5  El  único  que  lo  haga,  es  nuestro  Dios,  el  cual  dirá  etc. 

6  Ahí  tienes  los  que  yo  te  envío  para  que  te  anuncien  lo 
futuro,  para  que  vaticinen  en  mi  nombre. 


CAPÍTULO   XLII.  I6t 

alli  entre  estos  partidarios  de  los  ídolos  ni  uno  si- 
quiera que  fuese  capaz  de  consejo ,  ni  de  contestar 
una  sola  palabra  á  quien  le  preguntaba. 

29  Luego  todos  son  unos  inicuos  ,  y  vanas  son  las 
obras  de  sus  manos ,  viento  y  vanidad  sus  simulacros. 

CAPITULO  XLIL 

Caracteres  del  Libertador  de  Israel,  y  felicidad  de  su  reino. 
Castigo  de  los  idólatras. 

1  Hé  aquí  mi  Siervo  ',  yo  estaré  con  él :  mi  esco- 
gido ,  en  quien  se  complace  el  alma  mia  :  sobre  él  he 
derramado  mí  espíritu  ;  él  mostrará  la  justicia  á  las 
raciones  : 

2  mansísimo  y  modesto  no  voceará  ^,  ni  será  acep- 
tador de  personas  :  no  se  oirá  en  las  calles  su  voz  '  : 


1  En  el  Evangelio  se  aplican  literalmente  á  Jesu-Christo 
estos  cuatro  primeros  versos.  Matth.  XII.  v.  18.  Isaías  ha- 
bía dicho  en  el  capítulo  anterior,  v.  27j  que  enviaría  á  Je- 
rusalem  nn  Evangelista  ó  nuncio  de  una  buena  nueva  • 
ahora  habla  del  Fundador  y  Autor  del  Evangelio.  No  so- 
lamente todos  los  expositores  cristianos,  sino  aun  los  mis- 
mos Rabinos  entienden  á  Jesús  ó  al  fiestas  por  este  Siervo 
del  Señor;  llamado  siervo  por  razón  de  su  humanidad,  ó 
forma  de  siervo  que  se  dignó  tomar  para  salvarnos.  Philip. 
II.  V.  7.  Nótese  que  la  voz  hebrea  """I^y  significa  mas 
bien  el  que  sirve  á  otro  espontáneamente ,  que  el  esclavo  ó 
siervo  forzado. 

2  Ni  tendrá  con  nadie  querellas. 

3  Excitando  la  plebe. 


168  LA   PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

3  la  caña  cascada  no  la  quebrará ;  ni  apagará  el 
pábilo  que  aun  humea  *  :  ejercerá  el  juicio  conforme 
á  la  verdad. 

4  No  será  melancólico  su  aspecto ,  ni  turbulento  , 
mientras  establecerá  en  la  tierra  la  justicia  :  y  de  él 
esperarán  la  Ley  divina  las  islas  =. 

5  Estas  cosas  dice  el  Señor  Dios  que  crió  y  exten- 
dió los  cielos ;  el  que  da  el  ser  á  la  tierra  y  á  cuanto 
en  ella  brota  ;  el  que  da  respiración  á  los  pueblos 
que  la  habitan ,  y  aliento  á  los  que  caminan  por  ella. 

6  Yo  el  Señor  '  te  he  llamado  por  amor  ó  zelo  de 
la  justicia,  te  he  tomado  por  la  mano,  y  te  he  preser- 
vado :  te  he  puesto  para  ser  el  reconciliador  del  pue- 
blo ,  y  luz  de  las  naciones  : 

7  para  que  abras  los  ojos  de  los  ciegos  ,  y  saques 
de  la  cárcel  á  los  encadenados ,  y  de  la  estancia  de 
los  presos  á  los  que  yacen  entre  tinieblas. 

8  Yo  soy  el  Señor  (Jehovah)  4;  este  es  mi  nombre: 
la  gloria  mia  no  la  cederé  á  otro  ,  ni  el  honor  mió  á 
los  vanos  simulacros  de  los  Ídolos. 

9  Las  cosas  anteriores  que  predije  ,  ya  veis  que  se 
han  cumplido  :  ahora  yo  anuncio  otras  nuevas  ;  y  os 
las  revelo  á  vosotros  antes  que  sucedan. 

10  Cantad  al  Señor  un  nuevo  cántico  ,  publicad 


1  Al  contrario  fortalecerá  á  los  débiles,  é  iluminará  á  los 
ignorantes. 

2  O  naciones ,  como  trasladan  los  Setenta.  Véase  Islas. 

3  Dice  Dios  á  su  enviado. 

4  Cap.  XLVIIl.  V.  IL 


CAPITULO   XLII.  169 

suí  alabanzas  hasta  los  últimos  términos  de  la  tierra  ; 
vosotros  que  navegáis  por  la  vasta  extensión  de  los 
mares,  y  vosotras  ,  oh  islas  ,  y  todos  sus  moradores. 

1 1  Levántese  alegre  el  Desierto  con  todas  sus  ciu- 
dades. Cedar  '  habitará  en  hermosas  casas  :  Morado- 
res de  Petra  ^,  cantad  alabanzas  al  Señor  ,  alzad  la 
voz  desde  la  cumbre  de  los  montes. 

12  Ellos  darán  gloria  al  Señor;  y  publicarán  en  las 
islas  ,  ó  naciones  remotas  ,  sus  alabanzas. 

13  Porque  el  Señor  saldrá  fuera  como  un  invenci- 
ble campeón ;  como  un  fuerte  guerrero  excitará  su 
zelo  :  dará  voces  y  clamará  :  prevalecerá  contra  sus 
enemigos. 

14  Hasta  ahora  ,  dirá  él  ,  estuve  siempre  callado, 
guardé  silencio  ,  fui  sufrido  :  mas  ya  como  voces  de 
muger  que  está  de  parto  ^,  así  serán  las  mías  :  deso- 
laré y  devoraré  de  un  golpe  á  todos  mis  enemigos. 

15  Yo  arrasaré  los  montes  y  collados  frondosos  ^, 
y  agostaré  todas  sus  yerbas  ,  y  convertiré  en  islas  los 
rios ,  y  secaré  los  estanques. 

16  Y  guiaré  á  los  ciegos  por  un  camino  que  no 
saben  ,  y  los  haré  andar  por  sendas  que  no  conocen  : 

1  O  el  árabe  que  vivia  en  tiendas  de  campaña. 

2  Capital  de  la  Arabia. 

3  Esto  es,  muy  sentidas. 

4  Donde  adoráis  á  vuestras  falsas  divinidades.  En  las 
cimas  de  los  montes,  y  junto  á  los  ríos  es  donde  solian  estar 
los  adoratorios  de  los  ídolos  :  y  hasta  los  mismos  montes , 
rios  y  fuentes  eran  adorados  como  divinidades.  Cic,  de  nal. 
Deor.  lib.  III, 


IVO  LA   PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

convertiré  delante  de  sus  ojos  las  tinieblas  en  luz  ,  Y 
los  caminos  torcidos  en  vias  rectas  :  tales  cosas  haré 
á  su  favor  ,  y  jamás  los  desampararé. 

17  Pero  ellos  apostatarán  :  y  quedarán  cubiertos  de 
confusión  los  que  ponen  su  confianza  en  los  simulacros 
de  los  ¿dolos ;  los  que  dicen  á  las  estatuas  que  han 
fundido :  Vosotros  sois  nuestros  dioses. 

18  Oid,  oh  sordos  ,  y  vosotros  ciegos,  abrid  los 
ojos  para  ver. 

19  ¿Y  quiénes  el  ciego  ,  sino  Israel  siervo  mió? 
¿Y  quién  el  sordo,  sino  aquel  á  quien  envié  mis 
mensageros  ?  ¿Quién  es  el  ciego ,  sino  el  que  se  ha 
vendido  al  enemigo  '?  ¿Y  quién  es  el  ciego  sino  el 
siervo  del  Señor  ? 

20  Tú  que  ves  tantas  cosas  vaticinadas  por  mis 
Profetas  ,  ¿cómo  no  haces  reflexión  sobre  ellas  ?  Tú 
que  tienes  abiertas  las  orejas  ,  ¿cómo  no  escuchas  ? 

21  Y  eso  que  el  Señor  le  tuvo  á  Israel  buena  vo- 
luntad ,  escogiéndole  para  santificarle ,  y  para  dar  á 
conocer  la  grandeza  y  excelencia  de  su  santa  Ley. 

22  Mas  ese  mismo  pueblo /??/o  es  saqueado  y  devas- 
tado :  presos  han  sido  todos  sus  jóvenes  ,  y  encerra- 
dos en  las  cárceles  :  arrebatados  han  sido  ,  sin  que 
haya  quien  los  libre  :  robados  ,  y  no  hay  quien  diga  : 
Kestitúyelos. 

23  ¿Quién  hay  entre  vosotros  que  escuche  ,  y 
atienda  ,  y  piense  en  lo  que  ha  de  venir  ? 

24  ¿Quién  ha  abandonado  á  Jacob  é  Israel ,  para 

1  V  era  antes  siervo  mió  muy  favorecido  ? 


CAPÍTULO    XLllI.  171 

que  sea  presa  de  los  que  le  han  saqueado  ?  ¿  No  es  el 
mismo  Señor  contra  quien  hemos  pecado,  no  querien- 
do seguir  sus  caminos  ,  ni  obedecer  su  Ley  ? 

25  Por  eso  ha  descargado  el  Señor  sobre  este  pue- 
blo su  terrible  indignación  ',  y  le  hace  una  guerra 
atroz  ,  y  le  ha  pegado  fuego  por  todos  sus  costados  ,  y 
ni  por  eso  cayó  Israel  tn  la  cuenta:  y  le  ha  entregado 
á  las  llamas,  y  con  todo  no  ha  entrado  en  conocimiento 
de  sus  culpas. 

CAPITULO  XLIIL 

Promete  el  Señor  su  proleccio)i  á  Israel,  y  se  lamenta  de 
la  ingratitud  de  su  pueblo.  Se  vaticina  la  conversión  de 
los  gentiles;  y  la  reprobación  de  la  Synagoga,  y  su  entra- 
da en  la  Iglesia  al  fin  de  los  siglos. 

1  Y  ahora  hé  aquí  lo  que  dice  el  Señor ,  criador 
tuyo,  oh  Jacob  ;  el  que  te  formó,  oh  Israel :  No  temas; 
pues  yo  te  redimí ,  y  te  llamé  per  tu  nombre  :  tú  eres 
todo  mió. 

2  Cuando  pasares  por  medio  de  las  aguas ,  estaré 
yo  contigo ,  y  no  te  anegarán  sus  corrientes  :  cuando 
anduvieres  por  medio  del  fuego,  no  te  quemarás,  ni 
la  llama  tendrá  ardor  para  tí ; 

3  porque  yo  soy  el  Señor  Dios  tuyo  ,  el  Santo  de 
Israel,  tu  salvador  :  yo  di  por  tu  rescate  el  Egypto,  la 
Ethiopia  ,  y  á  Sabá  ^. 

1  Todo  esto  conviene  admirablemente  á  la  destrucción 
de  Jerasalem  por  Tito,  predicha  por  Jesn-Christo  á  los 
judíos. 

2  Cuando  Sennachérib  estaba  para  devastar  toda  la  Ju- 


172  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

4  Después  qne  te  hiciste  estimable  y  glorioso  á  mis 
ojos,  yo  te  he  amado,  y  entregaré  por  tí  hombres  ', 
y  daré  pueblos  por  tu  salvación. 

5  No  temas  pues ,  porque  yo  estoy  contigo  :  desde 
el  Oriente  conduciré  tus  hijos ,  oh  Jerusalem ,  y  des- 
de el  Occidente  los  congregaré. 

6  Dámelos  ,  diré  al  Septentrión ;  y  al  Mediodía  : 
No  los  retengas  ,  traedme  á  mis  hijos  de  esos  remotos 
climas ,  y  á  mis  hijas  del  cabo  del  mundo  ^  ; 

7  porque  á  todos  aquellos  que  invocan  mi  santo 
nombre ,  los  crié,  los  formé,  é  hice  para  gloria  mia. 

8  Echa  empero  fuera  al  pueblo  aquel  que  es  ciego, 


dea,  y  poner  sitio  á^Jerusalenij  hizo  Dios  que  en  vez  de  ir 
contra  la  Judea,  fuera  contra  Egypto,  la  Ethiopia  y  el 
pais  de  los  sábeos,  y  así  estos  pueblos  fueron  como  el 
precio  con  que  quedó  libertado  Israel.  Pero  en  el  sentido 
espiritual  puede  entenderse  de  esta  manera :  Oh  Israel , 
por  el  precio  de  la  sangre  de  tu  Christo  y  de  tus  már- 
tyres,  he  sujetado  ala  nueva  Jerusalem  el  Egypto,  la 
Ethiopia,  el  pais  de  los  sábeos  ,  y  todas  las  naciones;  las 
cuales  se  reunirán  contigo  en  la  fé  de  Jesu- Christo.  Nótese 
qne  el  pueblo  de  Israel  es  íigura  no  solo  de  la  Iglesia,  sino 
también  de  su  cabeza  Jesu-Christo  ;  y  que  aquello  que  se 
dice  de  la  cabeza  ,  se  aplica  también  al  cuerpo  ;  y  al  con- 
trario. S.  Aaguat.  De  doctr.  Christ.  lib.  III.  cap.  21. 

1  En  el  original  hebreo  este  plural  homines ,  1iomhres\ 
está  en  singular  "T^nnn  CDIfe?  íPlX  'f^  ^'^"  adam  tajlé- 
cha :  daré  un  hombre  por  ti.  ¡  Qué  alusión  tan  hermosa  á  Je- 
su-Christo, sacrificado  por  los  descendientes  de  la  fé  de 
Abraham  ! 

2  Joami.  XII.  v.  40. 


CAPÍTULO  XLUI.  173 

aunque  tiene  ojos  '  ,  y  sordo  no  obstante  que  tiene 
orejas. 

9  Júntense  á  una  las  naciones  todas ,  y  reúnanse 
las  tribus :  ¿quién  de  vosotros  anunciará  esto ,  y  nos 
hará  oir  aquello  que  debe  primeramente  acontecer  ? 
Presenten  sus  testigos,  justifiqúense  de  modo  que  los 
oyentes  puedan  decir :  Verdad  es. 

10  Vosotros,  dice  el  Señor,  sois  mis  testigos  ,  y  el 
siervo  mió  á  quien  escogí  ^ ;  á  fin  de  que  ^  conozcáis  , 
y  creáis ,  y  comprendáis  bien  que  yo  soy  el  mismo 
Dios.  No  fue  formado  antes  de  mí  Dios  alguno ,  ni 
lo  será  después  de  mí. 

1 1  Yo  soy,  yo  soy  el  Señor,  y  no  Lay  otro  Salvador 
que  yo  *. 

12  Yo  lo  predije ,  y  yo  fui  el  que  os  salvé ;  os  lo 
hice  conocer ,  y  no  hubo  entonces  dios  estraño  entre 
vosotros :  vosotros  sois  mis  testigos ,  dice  el  Señor ,  y 
vosotros  sabéis  que  yo  soy  el  Dios  único  y  verdadero; 

13  y  yo  soy  el  mismo  desde  el  principio  ó  desde 
la  eternidad ,  y  no  hay  nadie  que  pueda  sustraerse 
de  mi  mano  :  yo  haré  una  cosa ,  ¿  y  quién  me  la  im- 
pedirá ? 

14  Esto  dice  el  Señor  y  Redentor  vuestro,  el 
Santo  de  Israel :  Por  amor  de  vosotros  he  enviado 


1  Antes  cajj.  XLII.  v.  19  —  Matlh,  XIII.  v.  14. 

2  Antes  cap.  XLII.  v.  l.—Act.l.  v.  22.—Apoc.  I.  v.  5. 
—  III.v.  14. 

3  Habiendo  visto  el  camplimiento  de  mis  promesas. 

4  Os.  XIII  t  4. 


174  LA.    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

gentes  á  Babylonia  ' ,  y  he  echado  por  tierra  todas 
sus  defensas ,  y  á  los  cháldeos  que  se  jactaban  de  sus 
naves. 

15  Yo  el  Señor ,  el  Santo  vuestro ,  el  Criador  de 
Israel ,  el  Rey  vuestro. 

16  Esto  dice  el  Señor  que  abrió  camino  en  el  mar  ^, 
y  senda  en  medio  de  corrientes  impetuosas  '. 

17  El  es  quien  hizo  salir  de  Egypto  carros  armados, 
y  caballos  :  los  escuadrones  y  todos  sus  valientes  dur- 
mieron á  una  el  sueño  de  la  muerte  ,  y  no  desper- 
tarán :  fueron  majados  como  lino ,  y  perecieron  ■*  . 

18  Mas  no  hagáis  mención  de  las  cosas  pasadas , 
ni  miréis  á  las  antiguas. 

19  Heos  aquí  que  las  haré  yo  nuevas  y  mas  ma- 
ravillosas *  ,  y  ahora  saldrán  á  luz ,  y  vosotros  las 
presenciareis  :  Abriré  un  camino  ^  en  el  desierto  ^ ,  y 
manantiales  de  agua  en  pais  yermo. 

20  Las  bestias  fieras,  los  dragones  y  avestruces  me 
glorificarán ;  porque  he  hecho  brotar  aguas  en  el  De- 
sierto, y  rios  en  despoblado,  para  que  beba  mi  pueblo, 
mi  pueblo  escogido : 


1  O  contra  Bdbyhnia.  Estoes,  á  Cyroyá  suejército. 

2  Exod.XlV.v.^l. 

3  Jos.  ITL  V.  15. 

4  Y  fueron  apagados  como  se  apaga  coi  un  soplo  'a\uz 
de  una  pequeña  lámpara. 

5  //.  Cor.  V.  V.  \7.-Apoc.  XXI.  v.  5. 

6  Para  la  vida. 

7  De  la  gentilidad. 


CAPÍTULO    XLIII.  175 

21  pueblo  que  yo  formé  para  mí,  y  el  cual  cantará 
mis  alabanzas. 

22  Pues  que  tú,  oh  Jacob,  no  me  invocaste ,  ni 
hiciste  caso  de  mí,  oh  Israel. 

23  No  me  ofreciste  á  mí  los  carneros  en  holocaus- 
to, ni'me  has  honrado  con  tus  sacrificios :  no  soy  yo 
aquel  á  quien  tú  has  servido  con  ofrendas ;  ni  el  que 
te  ha  dado  el  trabajo  de  quemar  el  incienso. 

24  No  has  comprado  para  mí,  con  dinero,  la  caña 
aromática  '  ,  ni  me  has  satisfecho  con  la  grosura  de 
tus  víctimas.  Antes  bien  te  has  servido  de  mí  en  tus 
pecados  :  y  me  has  causado  gran  pena  con  tus  iniqui- 
dades ^. 

25  Yo  soy  no  obstante,  yo  mismo  soy  el  que  bor- 
ro tus  iniquidades  por  amor  de  mí  mismo  ',  y  no  me 
acordaré  mas  de  tus  pecad  )S. 

26  Tráeme  si  no  tú  á  la  memoria  tus  acciones  ^, 
entremos  ambos  en  juicio,  alega  si  tienes  alguna  cosa 
que  te  justifique  ^. 

27  Tu  padre  pecó  el  primero,  y  prevaricaron  con- 
tra mí  tus  intercesores  ó  mediadores  ^. 


1  Véase  Jer.  VI.  v.  20. 

2  Habla  como  si  para  Dios ,  dice  S.  Gerónimo ,  fuese 
una  molestia  y  enfado  el  sufrir  á  los  pecadores  y  defender- 
los del  castigo  que  exige  su  divina  justicia, 

3  Esto  es  ,  gratuitamente. 

4  Si  algún  derecho  tienes  á  lo  que  por  tí  hice. 

5  Véase  Rom.  III.;  donde  explica  divinamente  el 
Apóstol  este  punto  de  la  justificación. 

6  Moyscs  y  Aaron.  Num.  XX.  r.  9.,   11.  Abraham  y 


176  LA   PROFECÍA   DE   ISAlAS. 

28  Por  eso  declaré  inmundos  los  príncipes  del  San- 
tuario %  y  á  Jacob  le  entregué  al  exterminio,  y  á  Is- 
rael al  oprobio. 


CAPITULO  XLIV. 


Dios  consuela  á  su  pueblo ,  prometiéndole  una  maravillosa 
restauración  y  acrecentamiento.  El  Señor  es  el  solo  Dios 
verdadero.  Vanidad  de  los  ídolos  y  de  los  que  los  fabrican. 

1  Ahora  bien,  escucha,  oh  Jacob,  siervo  mió,  y 
tú,  oh  Israel,  á  quien  escogí  "*. 

2  Esto  dice  el  Señor,  que  te  ha  hecho  y  le  ha  for- 
mado, tu  favorecedor  desde  el  seno  de  tu  madre  ' : 
No  temas,  oh  Jacob  siervo  mió,  y  tú,  oh  rectísimo  *, 
á  quien  elegí  para  que  fueses  mío : 

3  porque  yo  derramaré  aguas  sobre  la  tierra  se- 
dienta,'"y  haré  correr  caudalosos  rios  por  los  eriales  : 
derramaré  mí  espíritu  sobre  tu  linage,  y  la  bendición 
mia  sobre  tus  descendientes. 

4  Y  crecerán  como  crecen  los  sauces  entre  la  yerba 
junto  á  las  corrientes  de  las  aguas. 


sus  ascendientes  y  descendientes,  todos  pecaron.  Omnes 
peccaverunt ,  dice  el  Apóstol,  Rom.  III.  v.  23.—/.  Joann. 
I.  V.  8. 

1  Lev.  X.  V.  1. 

2  Para  ser  mi  pueblo  amado.  Jer.  XXX.  v.  10.— XLFI. 
V.  27. 

3  Gen.  XXV.  v.^. 

4  O  Israel  de  la  I^ey  de  gracia. 


CAPITULO    XLIV.  177 

.5  Este  dirá :  Yo  soy  del  Señor :  aquel  otro  se  glo- 
riará de  llevar  el  nombre  de  Jacob  :  y  otro  escribirá 
sobre  su  mano  :  Soy  del  Señor ' ;  y  se  apellidará  con 
un  nombre  semejante  á  Israel  ^, 

6  Esto  es  lo  que  dice  el  Señor,  rey  de  Israel,  y 
su  redentor  el  Señor  de  los  ejércitos :  Yo  soy  el  pri- 
mero, y  yo  el  último  ^  ,  y  fuera  de  mí  no  hay  otro 
Dios. 

7  ,; Quién  hay  semejante  á  mí?  Que  se  declare  y 
se  explique ;  y  expóngame  la  serie  de  las  cosas  desde 
que  yo  fundé  la  antigua  gente  del  mundo :  anuncie  á 
los  suyos  lo  porvenir,  y  las  cosas  que  han  de  suceder. 

8  No  temáis  pues,  ni  os  conturbéis :  yo  he  sido  , 
oh  Israel  ^,  el  que  desde  el  principio  te  las  hice  saber 
á  tí,  y  te  las  predije  :  vosotros  me  sois  testigos.  ¿Hay 
por  ventura  otro  Dios  fuera  de  raí,  ú  otro  hacedor  de 
las  cosas  á  quien  yo  no  conozca? 

9  Todos  los  forjadores  de  ídolos  son  un  puro  na- 
da ,  y  de  nada  les  aprovecharán  esas  cosas  que  mas 
aman.  Ellos  mismos  para  confusión  propia  son  tes- 
tigos de  que  los  ídolos  ni  ven,  ni  entienden. 

10  ¿Quién  es,  pues,  tan  insensato  que  pensó 
formar  un  dios  ,  y  fundió  una  estatua  que  para  nada 
sirve  ? 


1  Véase  Señales. 

2  Esto  es,  tomará  el  apellido  de  verdadero  israelita,  y 
se  llamará  cvisliano.  : 

3  Antes  c.  XLI.  v.  4.  Después  c.   XLVUI.  v.  12.  - 
Apoc.  I.  V.  8  ,  17.  y  XXII.  v.  13. 

4  Y  no  los  ídolos. 


178  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

1 1  Lo  cierto  es  que  lodos  cuantos  tienen  parle  en 
esto  ,  quedarán  avergonzados  :  porque  estos  artífices 
son  unos  hombres  necios  ;  i/  si  no  júntense  todos  ellos, 
y  preséntense  delante  de  ii:¿  ,  y  temblarán  todos  ,  y 
quedarán  confundidos. 

12  El  herrero  trabaja  el  ídolo  con  la  lima  :  en  la 
fragua  y  á  golpes  de  martillo  le  forja  ,  labrándole  á 
fuerza  de  brazos  :  y  sentirá  á  veces  la  hambre  ,  y 
desfallecerá  ,  y  á  pesar  de  su  cansancio  ,  no  irá  á  be- 
ber agua  '. 

1 3  El  escultor  extiende  la  regla  sobre  el  madero , 
forma  el  ídolo  con  el  cepillo ,  le  ajusta  á  la  escuadra , 
le  da  su  contorno  con  el  compás ,  y  saca  la  imagen 
de  un  hombre ,  asemejándola  á  un  hombre  bien  pa- 
recido ,  que  habita  en  una  casa  ó  templo  ^. 

14  Cortó  cedros  ,  trajo  el  roble  y  la  encina  criada 
entre  los  árboles  del  bosque  :  plantó  un  pino  ,  que 
mediante  la  lluvia  se  hizo  grande. 

15  Y  sírvese  de  estos  árboles  el  hombre  para  el 
hogar  :  toma  parte  de  ellos ,  y  se  calienta  ,  y  con  su 
fuego  cuece  el  pan  ;  pero  de  lo  restante  fabrica  un  dios 
y  le  adora ;  hace  una  estatua  y  se  postra  delante  de 
ella. 


1  La  intención  del  Profeta  al  pintar  la  necesidad  y  an- 
gustias del  herrero  es  contrastar  la  impotencia  del  ídolo 
para  socorrerlas  con  la  grandeza  del  Señor  que  hizo  llover 
el  maná  y  brotar  el  agua  de  las  peñfiS ,  etc. 

2  El  hebreo  :  para  que  habite.  Martini  traduce  en  un 
templo. 


CAPÍTULO    XLIV.  119 

16  Una  parle  del  árbol  quema  en  la  lumbre  ,  y 
con  otra  cuece  la  carne  para  comer,  y  compone  el 
asado  ,  se  sacia  y  se  calienta ,  y  dice  :  :  Bueno  !  me 
he  calentado  ,  he  hecho  un  buen  fuego. 
K  17  Mas  del  resto  del  árbol  forma  para  sí  un  dios 
y  una  estatua  ;  se  postra  delante  de  ella  ,  y  la  adora  y 
la  suplica  ,  diciendo  :  Sálvame  ,  porque  tú  eres  mi 
Dios. 

18  Son  unos  ignorantes,  sin  entendimiento  :  tie- 
nen embarrados  los  ojos  para  no  ver,  ni  ser  cuerdos. 

19  No  reflexionan  ,  ni  consideran  ,  ni  tienen  seso 
para  decir  :  Yo  quemé  la  una  mitad  al  fuego  ,  y  cocí 
el  pan  sobre  sus  ascuas  ,  aderezó  las  carnes ,  y  las 
comí  ;  ¿  y  del  resto  he  de  fabricar  un  ídolo  ?  ¿  Ríe 
he  de  postrar  ante  el  tronco  de  un  árbol  ? 

20  Una  parte  de  este  es  ya  ceniza ;  y  no  obstante 
un  corazón  necio  le  adora  ,  y  no  se  desengaña  á  sí 
mismo  diciendo  :  Quizá  la  obra  hecha  por  mi  mano 
es  una  falsedad. 

21  Acuérdate  de  estas  cosas  ,  oh  Jacob  ,  tú  ,  oh 
Israel ,  ya  que  tú  eres  mi  siervo.  Yo  te  formé  :  siervo 
mío  eres  tú  ,  oh  Israel ,  no  te  olvides  de  mi. 

22  Desvanecí ,  como  á  nube,  tus  maldades  ,  y  co- 
mo á  niebla  tus  pecados  :  conviértete  á  mí  ,  pues  yo 
te  he  redimido. 

23  Cantad,  oh  cielos ,  alabanzas  ,  porque  el  Señor 
ha  hecho  tan  grande  misericordia  :  alégrate,  tierra,  de 
un  cabo  á  otro  :  montes  ,  selvas  y  todas  sus  plantas , 
haced  resonar  sus  alabanzas,  porque  redimió  el  Señor 
á  Jacob ,  y  será  gloriflcado  en  Israel. 


l80  LA    PROFECÍA.    DE    ISAÍAS. 

24  Eslo  dice  el  Señor,  redentor  tuyo  ,  que  te 
formó  en  el  seno  de  la  madre  :  Yo  soy  el  Señor,  ha- 
cedor de  todas  las  cosas ,  que  por  mí  solo  extiendo  los 
cielos ,  y  fundo  la  tierra ,  sin  ayuda  de  nadie  : 

25  que  falsifico  los  presagios  de  los  adivinos ,  y  á 
los  agoreros  les  quito  el  juicio  '  :  que  dejo  corridos  á 
los  sabios ,  y  convierto  en  necedad  su  ciencia  ^. 

26  Yo  soy  el  que  llevo  á  efecto  la  palabra  de  mi 
siervo,  y  cumplo  los  oráculos  de  mis  enviados  ó  Pro- 
fetas :  el  que  digo  á  Jerusalem  destruida :  Habitada 

serás  algún  dia  ;  y  á  las  ciudades  de  Judá  :  Seréis 
reedificadas  ,  y  yo  poblaré  vuestros  desiertos. 

27  Yo  el  que  digo  al  abismo  ^  :  Sécate  ;  yo  de- 
jaré áridos  tus  rios  '*  : 

28  el  que  digo  á  Cyro  :  Tú  serás  mi  pastor  *  :  tú 
has  de  cumplir  todos  mis  designios  :  el  que  digo  á 
Jerusalem  :  Tú  serás  reedificada  :  y  al  Templo :  Tú 
serás  fundado  de  nuevo. 


1  Otros  traducen:  los  vuelvo  furiosos. 

2  Esto  es,  les  demuestro  que  su  ciencia  es  una  necedad, 
íí  A  Babylouia  fundada  entre  aguas,  c.  XXL  v.  1. 

4  /.  Esdr.  1.  V.  2. 

5  Tú  recogerás  y  conducirás  mis  ovejas  á  Jerusalem  su 
propio  redil. 


181 


CAPITULO  XLV. 

Profecía  de  la  victoria  de  Cyro.  En  la  libertad  que  por  me- 
dio de  este  promete  el  Señor  á  los  judíos  cautivos  en  Ba- 
bylonia  ,  hace  entrever  la  de  todos  los  hombres  por  Jesu- 
Christo ;  que  es  el  solo  Dios,  el  Justo,  el  Salvador  nuestro, 
y  la  ruina  de  la  idolatría. 

1  Esto  dice  el  Señor  á  mi  ungido  Cyro  '  ,  á  quien 
he  tomado  de  la  mano  ^  para  sujetar  á  su  persona  las 
naciones  y  hacer  volyer  las  espaldas  á  los  reyes,  y  pa- 
ra abrir  delante  de  él  las  puertas,  sin  que  ninguna 
pueda  resistirle  : 

2  Yo  iré  delante  de  ti ,  y  humillaré  á  los  Grandes 
de  la  tierra  :  despedazaré  las  puertas  de  bronce,  y  rom- 
peré las  barras  ó  cerrojos  de  hierro. 

3  Y  te  daré  á  tí  los  tesoros  escondidos ,  y  las  ri- 
quezas recónditas;  para  que  sepas  que  yo  soy  el  Se- 
ñor, el  Dios  de  Israel,  que  i/a  desde  ahora  le  llamo 
por  tu  mismo  nombre  ^. 

4  Por  amor  de  mi  siervo  Jacob,  y  de  Israel  mi  es- 
cogido, te  llamé  por  tu  nombre,  te  puse  el  sobrenom- 
bre de  Umjido  *,  y  tú  no  me  conociste. 

1  Véase  Christo.  Jesu-Christo  es  el  verdadero  Ungido 
ó  él  Meiías  del  Señor,  y  el  libertador  de  su  pueblo  :  y  al 
Mesías  es  á  quieu  priucipalmente  habla  Isaías  bajo  la  figu- 
ra de  Cyro,  como  uos  ensenan  los  santos  Padres. 

2  El  Profeta  habla  en  nombre  de  Dios. 

3  Esto  es  te  elijo  y  destino  para  que  ejecutes  mis  desig- 
nios. Exod.  XXX J.  V.  2.  y  XXXI II.  v.  17. 

4  Y  de  pastor  y  salvador  de  mi  pueblo. 


182  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

5  Yo  el  Señor,  y  no  hay  otro  que  yo  :  no  hay  Dios 
fuera  de  mí :  yo  te  ceñí  la  espada,  y  tú  no  me  has  co- 
nocido ; 

Q  y  te  armé,  á  fin  de  que  sepan  todos  desde  Orien- 
te á  Poniente ,  que  no  hay  mas  Dios  que  yo :  yo  el 
Señor,  y  no  hay  otro  : 

7  yo  que  formo  la  luz,  y  crio  las  tinieblas  :  que  hago 
la  paz,  y  envío  los  castigos  á  los  pueblos  :  yo  el  Señor  , 
yo  que  hago  todas  estas  cosas. 

8  i  Oh  cielos !  derramad  desde  arriba  vuestro  rocío ; 
y  lluevan  las  nubes  al  Justo :  ábrase  la  tierra,  y  brote 
al  Salvador,  y  nazca  con  él  la  justicia.  Yo  el  Señor 
le  crié  '  . 

9  ¡  Desdichado  aquel  que  disputa  contra  su  hace- 
dor, no  siendo  mas  que  una  vasija  de  tierra  ó  arcilla 
de  Sámos  ^  !  ¿  Acaso  dirá  el  barro  al  alfarero :  Qué 
haces?  ¿no  ves  que  tu  labor  no  tiene  la  perfección 
del  arte? 

10  ¡  Ay  del  que  dice  á  su  padre  :  ¿Por  qué  me  en- 
gendraste ?  Y  á  su  madre  :  ¿  Por  qué  me  concebiste  ? 

W  Islo  obstante ,  esto  dice  el  Señor ,  el  Santo  de 
Israel,  íi  los  hombres  que  él  formó  :  Preguntadme  sobre 
las  cosas  venideras  ,  demandadme  sobre  mis  hijos  ,  y 
sobre  las  obras  de  mis  manos. 

12  Pues  yo  hice  la  tierra,  y  crié  en  ella  al  hombre  : 


1  Yo  formaré  su  cuerpo  eu  el  seno  de  su  madre. 

2  Jerem.  XVIII.  v.  6.— Rom.  IX.  v.  20,  En.Sámos  ha 
bia  muchos  alfareros.  Plin.'XXXF,  cap.  12. 


CAPÍTULO    XLV.  Í8S 

mis  manos  extendieron  los  cielos  ,  y  di  mis  órdenes  á 
toda  su  milicia  ó  celestial  muchedumbre  o 

13  Yo  soy  también  el  que  levantaré  un  varón 
{Cyro)  para  ejercer  mi  justicia  ,  y  dirigiré  todos  sus 
pasos ;  él  reedificará  mi  ciudad,  y  dará  libertad  á  mis 
hijos  cautivos ,  sin  rescate,  ni  dávidas  ,  dice  el  Señor 
Dios  de  los  ejércitos. 

14  Esto  dice  asimismo  t\  ^tñox :  Las  labores  del 
Egypto,  y  el  tráfico  ó  comercio  de  la  Ethiopia,  y  los  sá- 
beos, hombres  agigantados,  se  pasarán  á  tí  y  serán  tu- 
yos :  caminarán  en  pos  de  tí  yendo  con  esposas  en  las 
manos,  y  le  adorarán,  y  te  presentarán  súplicas  :  en  tí 
solamente  está  Dios,  fuera  del  cual  no  hay  otro  Dios. 

15  Verdaderamente  eres  tú  un  Dios  escondido  í5 
invisible,  Dios  de  Israel,  salvador  nuestro  \ 

16  Confusos  y  avergonzados  quedaron  todos  los  for- 
jadores de  los  errores  ó  ídolos  ;  á  una  han  sido  cubier- 
tos de  oprobio. 

17  Israel  e??2;jero  ha  sido  salvado  por  el  Señor  con 
salvación  eterna  :  no  seréis  confundidos  *,  ni  tendréis 
de  qué  avergonzaros  nunca  jamás. 

18  Porque  esto  dice  el  Señor  ,  criador  de  los  cielos, 
el  mismo  Dios  que  formó  y  conserva  la  tierra ;  él  que 


1  Verdaderamente  Jesu-Christo  era  Dios  escondido  en 
la  forma  de  hombre  ó  dr  niervo  ;  y  lo  fue,  y  lo  es  para  tantos 
judíos  incrédulos  y  páralos  impíos  de  todos  los  siglos,  que. 
á  pesar  do  tan  claras  pruebas  que  dio  de  su  divioidadj  no 
la  quieren  reconocer. 

2  Oh  liijos  de  Jacob. 


184  LA.   PROFECÍA   DE   ISAÍAS, 

es  SU  hacedor ,  y  que  no  en  vano  la  crió  ,  sino  que  la 
hizo  para  que  fuese  habitada  :  Yo  el  Señor,  y  no  hay 
otro  que  yo. 

19  No  he  hablado  en  oculto ,  en  algún  lugar  tene- 
broso de  la  tierra  '  :  no  dije  al  linage  de  Jacob  :  Bus- 
cadme  inútilmente.  Yo  el  Señor  que  enseño  la  justicia 
y  predico  la  rectitud. 

20  Reunios  y  venid ,  y  acercaos  todos  vosotros  que 
habéis  salido  salvos  de  entre  las  naciones  :  confesad 
que  son  unos  necios  los  que  levantan  una  estatua  de 
madera ,  que  han  entallado  ellos  mismos ,  y  dirigen 
sus  plegarias  á  un  dios  que  no  los  puede  salvar  : 

21  hablad  con  todos  ellos,  y  venid ,  y  consultad 
unos  con  otros  :  ¿  Quién  anunció  desde  el  principio 
estas  cosas?  ¿Quién  desde  entonces  las  predijo  ya ? 
¿  Por  ventura  no  soy  yo  el  Señor  ?  ¿  Acaso  hay  otro 
í3ios  que  yo  ?  Dios  justo  y  que  salve ,  no  hay  sino  yo. 

22  Convertios  pues  á  mí,  pueblos  todos  de  la 
tierra ,  y  seréis  salvos  ;  pues  que  yo  soy  Dios ,  y  no 
hay  otro  que  lo  sea. 

23  Jurado  he  por  mí  mismo ;  ha  salido  de  mi 
boca  una  palabra  justísima ,  y  no  será  revocada  : 

24  es  á  saber  :  Ante  mí  se  doblará  toda  rodilla  ,  y 
por  mi  nombre  jurará  toda  lengua  \ 


!    I  Joanu.  XVIII.  v.  20. 

2  O  confesará  á  Dios.  E\  juramento  significa  varias  ve- 
ces en  la  Escritiua  el  adto  religioso  de  Dios,  alabarle,  glo- 
rificarle, etc. ;  y  así  el  Apóstol  tradujo  alabará,  6  confesará 
á  Dios.  Rom.  XIV.  v.  U.- Philip.  II.  v.  10. 


CAPÍTULO    XLVI.  185 

25  Dirán   pues    (atestiguándolo  en  el  Señor,    ó- 
con  juramento)  que  mia  es  la  justicia  y  el  imperio. 
Ante  el  Stñor  comparecerán  y  quedarán  confundidos 
todos  los  que  se  le  oponen. 

26  Y  entonces  será  justificada  por  el  Señor  ,  y  glo- 
rificada ó  ensalzada  toda   la  posteridad  de  Israel. 


CAPÍTULO  XLVI. 


Predice  Dios  la  ruina  de  los  ídolos ;  y  exhorta  á  tos  israe- 
litas á  que  se  conviertan  á  él  para  conseguir  la  salud  por 
medio  de  Jesu-Christo. 

1  Bel  '  está  hecho  pedazos  :  INabo  ^  queda  reducido 
á  polvo  :  sus  simulacros,  hechos  trozos^  sirven  de'carga 
para  las  bestias  y  jumentos  '  ;  cargas  que  con  su  grave 
peso  os  abrumaban  á  vosotros. 

2  Esos  dioses  han  caido  en  tierra ,  y  todos  se  han 
hecho  pedazos  :  no  han  podido  salvar  al  que  los  llevaba 
en  las  fiestas  de  su  culto ,  antes  bien  ellos  mismos  han 
tenido  que  ir  cautivos. 

3  Escuchadme ,  oh  casa  de  Jacob  ,  y  vosotros  to- 
dos, restos  de  la  casa  de  Israel ,  á  quienes  llevo  yo  en 
mi  seno  y  traigo  en  mis  entrañas. 

1  El  famoso  ídolo  Baal ,  que  era  el  mas  venerado  en  la 
Cháldea.  Tal  vez  seria  algún  otro  ídolo,  ú  otro  nombre  de 
Baal. 

2  Nabo,  como  observa  S.  Gerónimo,  significa  oráculo,  ó 
divinacion;   la  cual  se  hacia  en  el  templo  de  Bel  ó  Baal. 

3  Que  conducen  el  botín.  Baruch.  VI.  v.  3,  25. 


186  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

4  Yo  mismo  os  llevaré  en  brazos  hasta  la  vejez , 
hasta  que  encanezcáis  :  yo  os  hice ,  y  yo  os  llevaré  ,  yo 
os  sostendré  siempre  ,  y  os  salvaré  de  todo  peligro. 

5  Mas  vosotros  ¿  á  quién  me  habéis  asemejado ,  é 
igualado ,  y  parangonado ,  y  héchome  parecido  ? 

6  Vosotros  que  sacáis  del  talego  el  oro  ,  y  pesáis  la 
plata  con  la  balanza  ,  y  os  ajustáis  con  un  platero  para 
que  haga  un  dios  ,  ante  quien  se  arrodille  la  gente  y  le 
adore ; 

7  al  cual  llevan  en  procesión  sobre  los  hombros  '  , 
y  le  colocan  en  su  nicho ,  y  él  allí  se  está  ;  ni  se  mo- 
verá de  su  puesto  :  y  aun  cuando  clamaren  á  él ,  nada 
oirá  ,  ni  los  salvará  de  la  tribulación.  ; 

8  Acordaos  de  esto ,  y  avergonzaos  :  entrad  en  vos- 
otros mismos,  oh  prevaricadores. 

9  Renovad  la  memoria  de  mis  prodigios  en  los 
siglos  antiguos  :  porque  ad  veréis  que  yo  soy  Dios  ,  y 
que  no  hay  otro  Dios ,  ni  nadie  que  á  mí  sea  seme- 
jante. 

10  Yo  soy  el  que  desde  el  principio  del  mundo 
anuncio  lo  que  ha  de  suceder  al  último  ,  y  predigo 
mucho  tiempo  antes  aquello  que  todavía  está  por 
hacer.  Yo  que  hablo  y  sostengo  mi  resolución  ,  y  hago 
que  se  cumplan  todos  mis  deseos. 

1 1  Yo  que  llamo  al  ave  desde  el  Oriente  '  ,  ó  á  un 
varón  que  ejecuta  mi  voluntad,  haciéndole  volar  desde 


1  Baruch  VI.  v.  25. 

2  Estoca,  áCyro,  figura  de  Jesu-Christo.  Antes  c/r/j. 
XLI.  V.  S.—MalacJi.  IV,  v.  2. 


CAPITULO  XLVII.  187 

una  región  remota  :  yo  he  dicho  esto ,  y  lo  ejecutaré  : 
yo  lo  he  ideado ,  y  lo  cumpliré. 

12  Oidme  vosotros,  corazones  endurecidos,  que  tan 
lejos  estáis  de  la  justicia. 

13  Yo  aceleraré  la  venida  de  mi  justicia  :  ella  no 
tardará  ;  y  no  se  dilatará  la  salud  que  de  mi  viene  '. 
Yo  pondré  la  salud  en  Sion  ',  y  haré  brillar  mi  gloria 
en  Israel. 

CAPÍTULO    XLVII. 

Ruma  de  Babylonia  por  causa  de  su  soberbia,  y  por  la  cruel- 
dad usada  con  los  hijos  de  Israel,  y  en  fin  por  tener  ¡mes- 
ta  la  covjianza  en  los  agoreros,  magos,  etc. 

1  Entonces  dirán  á  Babylonia:  Oh  tú  virgen,  hija 
de  Babylonia ,  desciende  ^  y  siéntate  sobre  el  polvo  , 
siéntate  en  el  suelo  ^  :  ya  no  hay  mas  trono  para  la 
hija  de  los  cháldeos  :  no  te  llamarán  ya  en  adelante 
tierna  y  delicada. 

2  Aplica  co7no  esclava  tu  brazo  á  la  rueda  del  mo- 
lino ',  y  muele  harina  :  manifiesta  la  fealdad  de  tu 
cabeza  pelada  ,  descubre  tu  espalda  ^,  arregázate  los 
vestidos,  vadea  los  rios'. 


1  O  el  Salvador  que  voy  á  enviar. 

2  Como  lo  prometí. 

3  Del  trono  de  tu  opulencia. 

4  Como  una  vil  esclava. 

5  Exod.  XI.  V.  b.—Maííh.  XXIV.  v.  41. 

6  Para  recibir  los  golpes.  Antes  cap.  III.  v.  17. 

7  Para  ir  al  logar  de  tu  cautiverio. 


188  LA   PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

3  Entonces  será  pública  tu  ignominia  ,  patente  tu 
oprobio  '.  Yo  me  vengaré  de  tí  ,  y  no  habrá  hombre 
que  se  me  oponga. 

4  El  redentor  nuestro  ,  oh  Israel ,  es  aquel  que 
tiene  por  nombre  Señor  de  los  ejércitos  ,  el  Santo  de 
Israel. 

5  Tú  ,  oh  hija  de  los  cháldeos  ,  infeliz  Babylonia, 
guarda  un  mudo  silencio,  y  escóndete  en  las  tinieblas  ; 
porque  ya  no  te  llamarán  mas  la  señora  de  los  reinos. 

6  Porque  yo  me  irrité  contra  mi  pueblo  ,  deseché 
como  profana  mi  herencia ,  y  los  en  tregüé  en  tus  ma- 
nos :  tú  empero  no  tuviste  compasión  de  ellos  :  agra- 
vaste en  extremo  tu  yugo  ,   aun  sobre  los  ancianos. 

7  Y  dijiste  :  Yo  dominaré  para  siempre  :  y  no  pen- 
saste en  estas  cosas  ,  ni  reflexionaste  en  el  paradero 
que  habías  de  tener. 

8  Ahora  ,  pues,  escucha  estas  cosas  ,  oh  Babylonia, 
tú  que  vives  entre  delicias,  y  que  estás  llena  de  arro- 
gancia ;  tú  que  dices  en  tu  corazón  :  Yo  soy  la  domi- 
nadora, y  no  hay  otra  mas  que  yo  :  no  quedaré  jamás 
viuda  ó  sin  rey,  ni  conoceré  nunca  la  esterilidad  ^. 

9  Vendrán  estos  dos  males  súbitamente  sobre  tí  en 
un  mismo  día  :  quedarás  sin  hijos,  y  quedarás  viuda. 
Todo  esto  vendrá  sobre  ti  por  causa  de  la  muchedum- 
bre de  tus  maleficios ,  y  por  la  extremada  dureza  tuya, 
hija  de  tus  encantadores. 

10  Tú  te  has  tenido  por  segura  en  tu  malicia ,  y  di- 

1  Nahiim  III.  v.  5, 

2  O  !a  falta  de  moradores. 


CAPÍTULO    XLVII.  189 

jisle  :  No  hay  quien  me  vea.  Ese  tu  saber  y  ciencia 
vana  te  sedujeron  ,  cuando  orgullosa  dijiste  en  tu  co- 
razón :  Yo  soy  la  soberana,  y  fuera  de  mí  no  hay  otra, 

11  Caerá  sobre  tí  la  desgracia  ,  y  no  sabrás  de 
donde  nace  :  y  se  desplomará  sobre  tí  una  calamidad  , 
que  no  podrás  alejar  con  víctimas  de  expiación  :  ven- 
drá repentinamente  sobre  ti  una  imprevista  miseria. 

12  Estáte  con  tus  encantadores,  y  con  la  muche- 
dumbre de  tus  hechicerías  en  que  te  has  ejercitado 
tanto  desde  tu  juventud,  por  si  acaso  puede  esto  ayu- 
darte algo,  ó  puedes  tú  hacerte  mas  fuerte. 

13  ¡  Pero  ah  !  En  medio  de  la  multitud  de  tus 
consejeros  tú  te  has  perdido.  Y  si  no  levántense  y  sál- 
vente los  agoreros  del  cielo,  que  contemplaban  las  es- 
trellas ,  y  contaban  los  meses  ' ,  para  pronosticarte  lo 
que  te  hubia  de  acontecer. 

14  Hé  aquí  que  se  han  vuelto  como  paja  ,  el  fuego 
los  ha  devorado  :  no  librarán  su  vida  de  la  violencia 
de  las  llamas  ;  estas  no  dejarán  brasas  con  que  se  ca- 
lienten las  gentes  ,  ni  hogar  ante  el  cual  se  sienten  "^ : 

15  tal  será  el  paradero  de  todas  aquellas  cosas  por 
las  cuales  tanto  le  afanaste  :  los  opulentos  comercian- 
tes ,  que  trataban  contigo  desde  tu  juventud  ,  huye- 
ron cada  cual  por  su  camino  :  no  hay  quien  te  salve. 


1  Formando  el  horóscopo. 

2  Quedará  no  mas  que  cen'za  y  pavesas. 


To.r..   IX. 


190  LA    PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 


CAPITULO  XLVIII. 

Echa  en  cara  el  Señor  á  los  judíos  su  hipocresía  é  mgrati- 
iud:  solo  Dios  ha  predicho  lo  futuro  y  cumplido  las  'pro- 
mesas. Promete  el  perdón  á  Israel,  y  le  hace  ver  la  feli- 
cidad de  los  que  cumplen  su  sania  Ley. 

1  Oíd  estas  cosas  los  de  la  casa  de  Jacob,  voso- 
tros que  os  apellidáis  con  el  nombre  de  Israel  ,  y  ve- 
nís de  la  estirpe  de  Judá  :  vosotros  que  juráis  '  en  el 
nombre  del  Señor,  y  hacéis  mención  del  Dios  de  Is- 
rael ;  mas  no  con  verdad  ni  con  justicia  ; 

2  y  que  os  llamáis  ciudadanos  de  la  ciudad  santa, 
y  estáis  apoyados  en  el  Dios  de  Israel,  el  cual  tiene  por 
nombre  Señor  de  los  ejércitos. 

3  Yo  anuncié  mucbo  antes  las  cosas  pasadas ,  y  las 
predije  é  hice  oir  de  mi  propia  boca ;  de  repente  ^ 
las  puse  en  ejecución  ,  y  se  efectuaron. 

4  Porque  sabía  yo  que  tú  eres  un  pueblo  duro  ,  y 
que  tu  cerviz  es  de  nervios  de  hierro  ,  y  tu  frente  de 
bronce. 

5  Te  las  predije  muy  de  antemano  :  antes  que  su- 
cedieran te  las  hice  saber,  á  fin  de  que  nunca  dijeses : 
Mis  ídolos  han  hecho  estas  cosas  ,  y  lo  han  ordenado 
así  mis  estatuas  de  escultura  y  de  fundición. 

6  Mira  ejecutado  todo  lo  que  oíste  :  ¿  y  acaso  no 


1  Véase  antes  cap.  XLF.  v,  24  nota. 

2  Tal  vez  se  traducirá  mejor  :  cuando  menos  peiv.abais. 


TAPÍTULO    XLVni.  191 

io  habéis  vosotros  mismos  pregonado  '  '/  Hasta  ahora  - 
te  he  revelado  cosas  nuevas ,  y  tengo  reservadas  otras 
que  tú  no  sabes. 

7  Ahora  es  cuando  estas  predicciones  te  son  hechas, 
y  no  antes  :  pues  hasta  aquí  tú  no  oiste  hablar  de  ellas, 
á  fin  de  que  no  puedas  decir  :  Ya  yo  rae  las  sabia. 

8  Ni  las  habias  oído ,  ni  las  sabias  ;  ni  entonces 
tenias  abiertas  tus  orejas  :  que  bien  sé  que  tú  has  de 
proseguir  siempre  prevaricando  ;  y  prevaricador  le 
llamé  desde  el  seno  de  tu  madre. 

9  Con  iodo  por  amor  de  mi  nombre  contendré  mi 
furor ;  y  con  la  gloria  mia  '  te  tiraré  del  freno  para 
que  no  te  despeñes. 

10  Mira  :  yo  te  he  acrisolado  con  el  fuego  de  las 
tribulaciones  ;  mas  no  como  la  plata  ^j  sino  que  he 
hecho  prueba  de  tí  en  la  fragua  de  la  pobreza. 

1 1  Por  mi  respeto  ,  por  respeto  mió  haré  esto  ,  á 
fin  de  que  no  sea  yo  blasfemado  de  vuestros  enemi- 
gos ^  :  que  no  daré  -f  o  jamás  á  otro  mi  gloria. 

12  Escúchame  ,  oh  Jacob  ,  y  tú  oh  Israel  ,  á 
quien  yo  doy  nombre  :  yo  mismo  ,  yo  el  primero  y  yo 
el  último  ^. 


1  Con  las  festividades  que  celebráis  en  su  memoria? 

2  Según  el  texto  hebreo,  y  el  griego  de  los  Setenta,  etc., 
el  fmic  de  la  Vulgata  debe  de  ser  nunc. 

3  Con  los  gloriosos  sucesos  vaticinados. 

4  O  con  fuego  ardentísimo. 

5  Cap.  XLIL  V.  8.  —  XLIV.  v.  6.  —  Apoc.  I.  v.  8.   y 
17.  —  XXIL  V.  13. 

6  Principio  soy  y  fin  de  todas  las  cosas. 


3í>5  LA    profecía    de    ISAÍAS. 

l'á  ]\Ji  mano  fue  la  que  fundó  la  tierra  ,  y  mi  dies- 
tra la  que  midió  los  cielos  :  á  una  voz  que  yo  les  dé,  al 
momento  se  presentarán  todos  ' . 

14  Reunios  todos  vosotros ,  pueblos,  y  escuchad- 
me :  ¿  Cuál  de  esos  ¿dolos  anunció  tales  cosas  ^  ?  El 
Señor  amó  á  este  hombre  ;  y  este  Ci/ro  ejecutará  la 
voluntad  del  Señor  en  Babylonia  ,  y  será  su  brazo 
contra  los  cháldeos. 

15  Yo  ,  yo  soy  el  que  le  he  hablado  ,  y  yo  el  que 
le  he  llamado  :  yo  le  he  guiado  ,  y  le  he  allanado  el  ca- 
mino. 

16  Acercaos  á  mí  y  escuchad  esto  :  Yo  desde  el 
principio  jamás  he  hablado  á  escondidas ;  ya  tiempo 
antes  que  esto  sucediese  ,  estaba  yo  allí ;  y  ahora  me 
ha  enviado  el  Señor  Dios  y  su  Espíritu  *. 

1 7  Esto  dice  el  Señor  tu  Redentor,  el  Santo  de  Is- 
rael :  Yo  el  Señor  Dios  tuyo  que  te  enseño  lo  que  te 
importa  ,   y  te  dirijo  por  el  camino  que  sigues. 

18  ¡Ojalá  hubieras  atendido  á  mis  mandamientos! 
hubiera  sido  tu  paz  ó  felicidad  como  un  rio  ,  y  tu  jus- 
ticia ó  santidad  tan  copiosa  como  los  abismos  dcil 
mar  ; 

19  y  como  sus  arenas  la  descendencia  tuya  ,  y  co- 
mo sus  granitos  ó  piedrecitas  los  hijos  de  tus  entra- 
ñas :  no  hubiera  perecido  ,  ni  quedado  borrado  su 
nombre  delante  de  mis  ojos. 

1  Para  escachar  mis  órdeoes, 

2  Que  yo  os  predigo. 

3  S.  Gerónimo  y  otros  santos  Padres  hallan  aquí  indi- 
cado el  misterio  de  las  santísima  Trinidad. 


CAPÍTULO    XLIX.  193 

20  Salid  pttes  ahora  de  Babylonía  ,  huid  de  lo* 
cháldeos  ,  anunciad  con  voces  de  júbilo  ',  haced  sa- 
ber esta  alegre  nueva  ,  y  llevadla  hasta  las  últimas  ex- 
tremidades del  mundo:  decid  en  todas  partes  :  Redi- 
mió el  Señor  á  los  hijos  de  su  siervo  Jacob. 

21  Cuando  los  guió  por  el  Desierto,  no  padecieron 
sed  :  de  una  roca  les  hizo  salir  agua :  rompió  la  peña, 
y  brotaron  aguas  en  abundancia  ^. 

•22  Pero  para  los  impíos  no  hay  paz  ,  dice  el  Se- 
ñor '. 


CAPITULO  XLIX. 

El  Mesías  prometido  á  los  judias,  y  reconocido  por  ellos, 
forma  su  reino  compuesto  de  todas  las  naciones.  Felicidad 
de  los  que  creen  en  él.  Consuela  á  Sion  abominada  de 
Dios,  pronunciando  su  futura  conversión  y  sic  gloria. 

1  Oid  ,  islas  *,  y  atended  pueblos  distantes.  El  Se- 
ñor rae  llamó  *  desde  el  vientre  de  mi  madre  ^;  se 
acordó  ó  declaró  mi  nombre  cuando  yo  estaba  OAin  en 
el  seno  materno. 

2  É  hizo  mi  boca  ó  mis  palabras  como  una  aguda 

1  Vuestra  libertad. 

2  Exod.  XVII.  V.  6.  —  Num.  XX.  v.  12. 

3  Después  cíf/j.  LVII.  v.  21. 

4  O  regiones  remotas. 

5  Me  dio  el  nombre  de  Jesús. 

6  Jerem.  I.  v.  b.  —  Malth.  I.  v.  21.  —  Galat.  I  v.  15, 
—  Ephes.  VI.  V.   17. 


194  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

espada  ':  bajo  la  sombra  de  su  mano  me  cobijó  :  é 
hizo  de  mí  como  una  saeta  bien  afilada  ,  3/  me  ha  te- 
nido guardado  dentro  de  su  aljaba. 

3  Y  díjome  :  Siervo  mió  eres  tú  ',  oh  Israel,  en 
tí  seré  yo  glorificado. 

4  Pero  yo  dije :  En  vano  me  he  fatigado  predicando 
á  mí  pueblo  ;  sin  motivo  y  en  balde  he  consumido 
mis  fuerzas  :  por  tanto  espero  que  el  Señor  me  hará 
justicia  ,  y  en  mi  Dios  está,  depositada  la  recompensa 
de  mi  obra. 

5  Por  lo  que  ahora  el  Señor  ,  que  me  destinó  des- 
de el  seno  de  mi  madre  para  ser  siervo  suyo  ,  me  dice 
que  yo  conduzca  á  Jacob  nuevamente  á  él  :  mas  Is- 
rael no  querrá  reunirse  ^ :  yo  empero  seré  glorificada 
á  los  ojos  del  Señor  ,  y  mi  Dios  se  ha  hecho  mi  forta- 
leza. 

G  Él  me  ha  dicho  :  Poco  es  el  que  tú  me  sirvas 
para  restaurar  las  tribus  de  Jacob ,  y  convertir  los 
despreciados  restos  de  Israel.  Hé  aquí  que  yo  te  he 
destinado  para  ser  luz  de  las  naciones  ,   á  fin  de  que 


1  Heb.  IV.  V,  12.  —  Apoc.  I.  v.  16. 

2  Se  da  aquí  á  Christo  el  nombre  de  siervo  como  antes 
cap.  XIIT.  V.  1. ,  y  el  nombre  de  Israel,  porque  mereció 
este  nombre  7,N*~lti'^  que  significa  fuerte  contra  Dios ; 
pues  venció  y  desarmó  con  su  pasión  y  muerte  en  cruz  la 
justa  ira  de  Dios ,  haciéndole  propicio  á  los  hombres. 

3  Predicción  clarísima  de  la  voluntaria  ceguedad  de  los 
judíos.  Matih.  X.  v.  5.  Aun  los  Rabinos  convienen  en  que 
aquí  se  habla  del  Mesías. 


CAPÍTULO    XLIX.  lí>5 

tú  seas  la  salud  6  el  Salvador  enviado  por  mí   hasta 
los  úUimos  lérrainos  de  la  tierra  '. 

7  Esto  dice  el  Señor  ,  el  Redentor  ,  el  Santo  de 
Israel ,  al  hombre  reputado  como  despreciable  ^  cnire 
los  SV1/0S  ;  á  la  nación  ó  nueva  Iglesia  abominada  '  de 
todos  ^  á  aquel  que  es  tratado  como  un  esclavo  de 
los  principes.  Dia  vendrá  en  que  los  reyes  y  los  prín- 
cipes al  verte  se  levantarán  ,  y  te  adorarán  por  amor 
del  Señor  ,  porque  ha  sido  fiel  en  sus  promesas  ,  y 
por  amor  del  Santo  de  ísraél  que  te  escogió. 

8  Esto  dice  también  el  Señor  *:En  el  tiempo  de  mi 
beneplácito  otorgué  tu  petición  ,  y  en  el  dia  de  la  sal- 
vación te  auxilié  ,  y  te  conservé,  y  te  constituí  recon- 
ciliador de  mi  pueblo  ^,  á  fin  de  que  tú  restaurases 
la  tierra  ,  y  entrases  en  posesión  de  las  heredades  de- 
vastadas : 

9  para  que  dijeses  á  los  que  están  encarcelados  : 
Salid  fuera  ;  y  á  los  que  están  entre  tinieblas  :  Venid 
á  ver  la  luz.  En  medio  de  los  caminos  hallarán  con 
que  alimentarse  ,  y  en  todas  las  llanuras  habrá  que 
comer  para  ellos. 

10  No  padecerán  hambre  ni  sed  ,  ni  el  ardor  del 
sol  los  ofenderá;  porque  aquel  Se/lor  que  usa  de  tanta 


1  Antes  XLII.  v.  6.—  Acl.  XIII.  v.  47. 

2  Ps  XXI.  V.  7. 

3  Véase  /.  Cor.  IV.  v.  9.  13. 

4  //  Cor.  VI.  V.  2 

5  O  también  :  y  en  ii  Jinné  la  alianza  con  mi  pueble. 


196  LA    PROFECÍA    DE    ÍSAÍAS. 

misericordia  para  con  ellos  ,  los  conducirá  ,  y  los  lle- 
vará á  beber  en  los  manantiales  de  las  aguas '. 

1 1  Y  haré  caminos  llanos  para  transitar  por  todos 
mis  montes,  y  mis  sendas  se  convertirán  en  calzadas  '. 

12  Mira  cómo  vienen  unos  de  remotos  países ,  y 
otros  desde  el  Septentrión,  y  desde  el  mar  ü  Occiden- 
te, y  estos  otros  de  las  regiones  del  Mediodía. 

13  Oh  cielos,  entonad  himnos,  y  tú,  oh  tierra,  re- 
gocíjate ;  resonad  vosotros,  oh  montes,  en  alabanzas : 
porque  el  Señor  ha  consolado  á  su  pueblo,  y  se  apia- 
dará de  sus  pobres  \ 

14  Y  entonces  dijo  Sion  :  El  Señor  me  ha  abando- 
nado, y  se  ha  olvidado  de  mí  el  Señor  *. 

15  Pues  qué,  respondió  el  Señor,  ¿  puede  la  muge-r 
olvidarse  de  su  niño,  sin  que  tenga  compasión  del  hijo 
de  sus  entrañas  ?  pero  aun  cuando  ella  pudiese  olvi- 
darle, yo  nunca  podré  olvidarme  de  tí  *. 

16  Mira  cómo  te  llevo  yo  grabado  en  rais  manos : 
tus  muros  los  tengo  siempre,  delante  de  mis  ojos. 

1 7  Vendrán  aquellos  que  han  de  reedificarte  ;  y  los 
que  te  destruían  y  asolaban  ,  se  alejarán  de  tí. 

18  Levanta,  oh  Jerusalem,  tus  ojos,  y  mira  al  re- 
dedor de  tí :  todas  estas  gentes  se  han  congregado  para 
venir  á  tí.  Yo  te  juro,  dice  el  Señor,  que  de  todas  ellas 


1  Avoc.VILv.l&,\7. 

2  O  en  caminos  reales. 
.'?  ü  obcecados  gentiles. 
4  Rom.  IX. 

6  Jerem.  II.  v.'Ál. 


CAPÍTULO   XLIX.  197 

le  has  de  adornar  como  de  un  ropage  de  gala,  y  en- 
galanarte como  una  esposa. 

19  Porque  lus  desiertos  y  tus  soledades,  y  la  tierra 
cubierta  con  tus  ruinas,  todo  será  entonces  angosto 
para  tus  mucbos  moradores,  y  serán  arrojados  lejos  de 
tí  los  que  te  devoraban. 

20  Aun  oirás  que  los  hijos  que  tendrás  después  de 
tu  esterilidad  ',  dirán  :  Estrecho  es  para  mí  este  lugar; 
dame  sitio  espacioso  donde  habite. 

21  Y  tú  dirás  en  tu  corazón :  ¿Quién  me  ha  dado 
estos  hijos  á  mí,  que  era  estéril  y  no  paria,  expatriada 
y  cautiva? Pues  ¿  quién  crió  estos  hijos,  estando  yo  sola 
y  desamparada  ?  ¿de  dónde  han  salido  ellos? 

22  Hé  aquí  lo  que  responde  el  Señor  Dios  :  Sábete 
que  yo  extenderé  mi  mano  acia  las  naciones,  y  enar- 
bolaré  entre  los  pueblos  mi  esíandarte  ''.  Y  á  tus  hi- 
jos te  los  traerán  en  brazos,  y  en  hombros  llevarán  á 
tus  hijas. 

23  Y  los  reyes  serán  los  que  te  alimenten,  y  las 
reynas  tus  amas  de  leche.  Rostro  por  tierra  te  adora- 
rán, y  besarán  el  polvo  de  tus  pies  ^  Y  entonces  co- 


1  Aquí  esteñl  significa  falta  de  habitantes.  Véase  antes 
cap.  XLVllv.29. 

2  El  estandarte  de  la  Craz. 

3  Tal  vez  alude  á  la  suma  veneración  que  los  cristianos 
han  manifestado  desde  los  primeros  siglos  á  los  obispos, 
postrándose  á  sus  pies,  como  observó  S.  Agustín  Serm, 
XVIII.  De  verbis  Apost.  O  según  san  Gerónimo,  al  res- 
peto que  se  tiene  á  loá  santos  lugares  de  Jerusalera  qut 


198  LA  PROFECÍA    DE  ISAÍAS. 

nocerás  que  yo  soy  el  Señor,  y  que  no  quedarán  con- 
fundidos los  que  esperan  en  mí. 

24  ¿Por  ventura  podrá  quitársele  á  un  hombre  es- 
forzado la  presa?  ¿ó  podrá  recobrarse  aquello  que  ha 
arrebatado  un  varón  valiente  '  ? 

25  Si:  porque  esto  dice  el  Señor:  Ciertamente 
que  le  serán  quitados  al  hombre  esforzado  los  prisio- 
neros que  ha  hecho,  y  será  recobrado  lo  que  arrebató 
el  valiente  ^.  A  aquellos  ,  oh  Sion  ,  que  te  juzgaron  á 
tí,  yo  los  juzgaré ;  y  yo  salvaré  á  tus  hijos, 

26  Yo  haré  comer  á  tus  enemigos  sus  propias  car- 
nes ;  y  que  se  embriaguen  con  su  misma  sangre,  co- 
mo si  fuera  mosto  :  y  sabrán  todos  los  mortales  que 
quien  te  salva  soy  yo  el  Señor,  y  que  el  fuerte  Dios 
de  Jacob  ea  tu  redentor, 

capítulo   l. 

La  Synagoga  es  repudiada  por  su  rebeldía  é  incredulidad. 
Jesu-Christo ,  á  quien  ella  insulta  y  ultraja,  consuela  á 
los  fieles ;  y  anuncia  á  los  incrédulos  su  eterna  perdición. 

1  Esto  dice  el  Señor :  ¿  Qué  libelo  de  repudio  es 
ese,  con  el  cual  he  desechado  á  vuestra  madre  ^  ?  ¿O 


consagró  el  Señor  de  un  modo  especial  con  su  nacimiento, 
pasión  y  muerte. 

1  Matth.  XXII.  V.  29. 

2  Ejjhes,  IV.  V.  8. 

3  Profecía  es  esta  para  significar  el  abandono  y  disper- 
sión actual  de  los  judíos  ,  desde  que  no  quisieron  recibir 
al  Mesías  ,  antes  bien  le  crucificaron. 


CAPITULO    L.  19^> 

quién  es  ese  acreedor  mió,  á  quien  os  he  yo  vendido  ? 
Tened  entendido  que  por  vuestras  maldades  habéis 
sido  vendidos,  y  que  por  vuestros  crímenes  he  repu- 
diado yo  á  vuestra  madre. 

2  Porque  yo  vine  al  mundo ,  y  no  hubo  nadie  que 
me  recibiese  '  ;  llamé,  y  no  hubo  quien  me  escuchase. 
¿  Es  por  ventura  que  se  ha  acortado  ó  achicado  mi 
mano,  de  suerte  que  no  pueda  redimir?  ¿  ó  no  tengo 
yo  poder  para  libertaros  ?  Sabed  que  á  una  amenaza 
mia  haré  del  mar  un  desierto,  y  secaré  los  rios  :  pu- 
driránse  los  peces  por  falta  de  agua ,  y  morirán  en 
seco. 

3  Cubriré  los  cielos  de  tinieblas ,  y  los  vestiré  de  un 
saco  '  de  luto. 

4  El  Señor  me  dio  una  lengua  sabia  ^  á  fin  de 
que  sepa  yo  sostener  con  mis  palabras  al  que  está  des- 
mayado :  él  me  llama  por  la  mañana ,  llama  de  ma- 
drugada á  mis  oidos ,  para  que  le  escuche  como  á 
maestro. 

5  El  Señor  Dios  me  abrió  los  oidos ,  y  yo  no  me 
resistí  :  no  me  volví  atrás. 

6  Entregué  mis  espaldas  á  los  que  me  azotaban  ,  y 
mis  mejillas  á  los  que  mesaban  mi  barba  :  no  retiré 
mi  rostro  de  los  que  me  escarnecían  y  escupían  ^, 

7  El  Señor  Dios  es  mi  protector  :  por  eso  no  he 


1  Joann.  I.  v.  11. 

2  Exod.  X.  V.  22.—Mat(h.  XXVII.  v.  45. 

3  Joann.  J II.  v.  46. 

4  Malth.  XXV I,  V.  67, 


200  LA    profecía    de   ISAÍAS. 

quedado  yo  confundido  :  por  eso  presenté  mi  cara  á 
los  golpes ,  inmoble  como  una  piedra  durísima  ,  y  só 
que  no  quedaré  avergonzado. 

8  A  mi  lado  eslá  el  Dios  y  padre  mió ,  que  me  jus- 
tifica ' ,  ¿  quién  se  me  opondrá  ?  presentémonos  juntos 
en  juicio  :  ¿  quién  es  mi  adversario  ?  llegúese  á  mí. 

9  Sabed  que  el  Señor  Dios  es  mi  auxiliador.  ¿  Quién 
es  el  que  me  condenará  ?  Ciertamente  que  todos  mis 
contrarios  serán  consumidos  como  un  vestido  muy 
gastado :  la  polilla  se  los  comerá. 

10  ¿  Quién  Ifay  entre  vosotros  temeroso  del  Señor, 
y  que  escuche  la  voz  de  su  siervo?  Quien  de  entre  los 
tales  anduvo  entre  tinieblas  y  no  tiene  luz ,  espere  en 
el  nombre  del  Señor ,  y  apóyese  en  su  Dios. 

11  Pero  hé  aquí  que  vosotros  todos  ^  estáis  encen- 
diendo el  fuego  de  la  venganza  divina ,  y  estáis  ya 
rodeados  de  llamas.  Caminad  pues  á  la  luz  de  vuestro 
fuego ,  y  de  las  llamas  que  habéis  encendido.  Mi  mano 
vengadora  es  la  que  así  os  trata  :  yaceréis  entre  do- 
lores. 


CAPITULO    LI. 

Consuela  el  Señor  á  los  pucos  que  han  quedado  de  su  pueblo, 
anunciándoles  la  restauración  de  Jerusalem  por  el  Me- 
sías, y  la  total  ruina  de  sus  enemigos. 

1  Esruchadrao ,  vosotros  los  (uie  seguís  la  justicia 


1  Rom.  VIII.  V.  33. 
'2  Oh  incrédulos  judíos. 


CAPÍTULO  LI.  201 

y  buscáis  al  Señor  :  atended  á  la  cantera  de  donde 
habéis  sido  cortados ,  al  manantial  de  que  habéis  sa  - 
lido. 

2  Poned  los  ojos  en  el  anciano  Abrahara  vuestro 
padre  ,  y  en  Sara  estéril  que  os  parió  :  porque  á  él, 
que  era  solo  ,  sin  hijos  ,  le  llamé  ,  y  le  bendije,  y  le 
multipliqué. 

3  Del  mismo  modo  pues  consolará  el  Señor  áSion, 
y  reparará  todas  sus  ruinas  ,  y  convertirá  sus  desiertos 
en  lugares  de  delicias,  y  su  soledad  en  un  jardin  ame- 
nísimo. Allí  será  el  gozo  y  la  alegría,»  el  hacimiento 
de  gracias,  y  las  voces  de  alabanza  á  la  gloria  del 
Señor  ' . 

4  Atiende  á  lo  que  te  digo,  oh  pueblo  mió,  y  es- 
chúchame, nación  mia  ;  porque  de  mí  ha  de  salir  la 
nueva  Ley,  y  mi  justicia  se  establecerá  entre  los  pue- 
blos á  fin  de  iluminarlos. 

5  Está  para  venir  mi  Justo:  El  Salvador  que  yo 
envío,  está  i/a  en  camino  ;  y  mi  brazo -^  regirá  los  pue- 
blos :  las  islas  ó  naciones  de  la  tienda  me  estarán 
aguardando,  y  esperando  en  el  poder  de  mi  brazo. 

6  Alzad  al  cielo  vuestros  ojos^  y  bajadlos  después  á 
mirar  la  tierra  '  ;  porque  los  cielos  como  humo  se 
desharán  y  mudarán ,  y  la  tierra  se  consumirá  como 


1  Por  el  inestimable  beneficio  de  la  redención.  Ephes.  I. 
V.3. 

2  El  Hijo  mió. 

3  Todo  63  nada  en  comparación  de  la  s;.Iud  q..c  yo  doy. 

18 


802  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

un  vestido  ,  y  perecerán  como  estas  cosas  sus  morado- 
res *.  Pero  la  salud  ó  el  Salvador  que  yo  envíO;,  durará 
para  siempre,  y  nunca  faltará  mi  justicia  ^. 

7  Escuchad  los  que  conocéis  lo  que  es  justo  ;  vos- 
otros del  pueblo  mío,  en  cuyos  corazones  está^rct- 
bada  mi  Ley:  no  temáis  los  oprobios  de  los  hombres, 
no  os  arredren  sus  blasfemias  : 

8  porque  como  á  un  vestido  ,  así  los  roerá  á  ellos 
el  gusano  ,  y  como  á  la  lana  los  devorará  la  polilla  : 
mas  la  salvación  que  yo  envío  ,  durará  para  siempre, 
y  mi  justicia  por  los  siglos  de  los  siglos. 

9  Levántate  ,  levántate  ;  ármate  de  fortaleza  ,   oh 
brazo  del  Señor  :  levántate  como  en  los  dias  antiguos 
y  en  las  pasadas  edades.  ¿  No  fuiste  tú  el  que  azo- 
taste al  soberbio  Pharaon  ,  el  que  heriste  al  dragón 
del  Egyplo  ? 

10  ¿  No  eres  tú  el  que  secaste  el  mar  ,  las  aguas 
del  tempestuoso  abismo  :  el  que  abriste  camino  en  el 
profundo  del  mar,  para  que  pasaran  los  que  habías 
libertado  ^. 

11  Ahora  pues  los  que  han  sido  redimidos  por  el 
Señor,  volverán  y  llegarán  á  su  amada  Sion  cantando 
alabanzas  ,  coronados  de  sempiterna  alegría  :  ten- 
drán gozo  y  alegría  constante  ,  y  huirá  de  ellos  el  do- 
lor y  la  pena. 

1  Malth.  XXIV.  u.  35.  —Rom.  VIH.  v.  19.  —  Heb.í, 
V.  10. 

2  Ps.  XXXVI.  V.S9. 

3  Ezech.  XXIX.  v.  3. 

4  De  la  cautividad  de  Egypto.  E.vod.  XIV.  v._21. 


CAPÍTULO   LI,  203 

12  Yo  ,  yo  mismo  os  consolaré  :  ¿  quién  eres  tú 
que  tanto  temes  á  un  hombre  mortal  ,  y  al  hijo  del 
hombre  que  como  el  heno  ha  de  secarse  ? 

13  Porque  te  has  olvidado  del  Señor  tu  criador, 
que  extendió  los  cielos  y  fundó  la  tierra ,  por  eso  tem- 
blaste continuamente  todo  el  dia  á  vista  del  furor  de 
aquel  enemigo  que  te  afligía  y  tiraba  á  exterminarte  : 
¿  dó  está  ahora  el  furor  de  aquel  tirano  ? 

14  Presto  llegará  aquel  que  viene  á  dar  la  liber- 
tad :  que  no  permitirá  el  Señor  el  total  exterminio  , 
y  no  faltará  nunca  del  todo  su  alimento. 

15  En  fin  ,  yo  soy  el  Señor  Dios  tuyo  que  embra- 
vezco el  mar ,  y  encrespo  sus  olas :  Señor  de  los  ejér- 
citos es  mi  nombre. 

16  En  tu  boca  he  puesto  mis  palabras  ' ,  y  te  he 
amparado  con  la  sombra  de  mi  poderosa  mano  ,  para 
que  plantes  los  cielos  y  fundes  la  tierra  ,  y  digas  á 
Sion  :  Tú  eres  mi  pueblo  ^. 

17  Álzate,  oh  Sion,  álzate  ;  levántate,  oh  Jerusa- 
lem .  tú  que  has  bebido  de  la  mano  del  Señor  el 
cáliz  de  su  ira:  hasta  el  fondo  has  bebido  tú  el  cáliz  que 
causa  vn  mortal  sopor,  y  has  bebido  hasta  las  heces. 

18  De  todos  los  hijos  que  ella  engendró  ,  no  hay 
uno  que  la  sostenga  ;  y  entre  todos  los  hijos  que  ella 
ha  criado  ,  no  hay  quien  la  coja  de  la  mano. 

19  Doblados  males  son  los  que  te  han  acontecido  : 


1  Aquí  habla  el  eterno  Padre  á  su  Hijo. 

2  Y  yo  el  salvador  tuyo. 


204  L\   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

¿  quién  te  compadecerá  ?  Sobre  ti  ha  venido  la  deso- 
lación y  el  exterminio ,  la  hambre  y  la  espada  :  ¿quién 
te  consolará? 

20  Tus  hijos  '  yacen  tirados  por  tierra ,  atados 
duermen  á  lo  largo  de  todas  las  calles  ,  como  búfalo  * 
enmaromado  ó  preso ,  cubiertos  de  indignación  del 
Señor,  y  de  la  yenganza  de  tu  Dios. 

21  Por  tanto  ,  escucha  esto  tú  ,  probrecita  Jeru- 
salém,  y  embriagada  no  de  vino,  sino  de  aflicciones  : 

22  estas  cosas  dice  tu  dominador,  el  Señor  Dios 
luyo  que  peleará  por  su  pueblo  :  Mira  ,  yo  voy  á  qui- 
tar de  tu  mano  ese  cáliz  soporífero  :  las  heces  del  cá- 
liz de  mi  indignación  no  las  beberás  ya  otra  rez. 

23  Yo  le  pondré  en  la  mano  de  aquellos  que  te  han 
humillado  ,  y  que  te  dijeron  en  tu  angustia  :  Póstrate, 
para  que  pasemos  por  encima  '  :  y  tú  pusiste  tu  cuerpo 
como  tierra  que  se  pisa  ,  y  como  camino  que  huellan 
los  pasageros. 


CAPITULO  LII. 

/  a  redención  del  género  humano  está  simbolizada  en  la 
libertad  que  Dios  concedió,  por  medio  de  Cyro,  al  pueblo 

\  de  hraél  cautivo  en  Balnjlonia.  Jesu-Christo  será  ensal- 
zado y  reconocido  como  Dios  por  todas  las  naciones. 

1  Levántate,  levántate,  oh  Sion ;  ármate  de  tu  for- 

1  Transidos  de  hambre. 

2  O  buey  silvestre. 

3  Poniendo  el  pié  sobre  i\x  cuello,  como  á  enemigo  ven- 
cido. Véase  Josué  X.  v.  24.— P*.  CIX.  v.  1. 


CAPÍTULO    LlI.  205 

taleza ;  vístele  de  tus  ropas  de  gala,  oh  Jerusalera , 
ciudad  del  Dios  santo  '  :  porque  ya  no  volverá  en 
adelante  á  pasar  por  medio  de  tí  incircunciso  ni  in- 
mundo. 

2  Álzate  del  polvo ,  levántate :  toma  asiento,  oh 
Jerusalem :  sacude  de  tu  cuello  el  yugo,  oh  esclava 
hija  de  Sion. 

3  Porque  esto  dice  el  Señor :  De  balde  fuisteis 
vendidos,  y  sin  dinero  ó  graciosamente  seréis  resca- 
tados =. 

4  Dice  mas  el  Señor  Dios  :  Mi  pueblo  bajó  al  prin- 
cipio á  Egypto,  para  morar  allí  como  forastero;  pero 
Assur  ^  le  maltrató  sin  ningún  motivo. 

5  Y  ahora  ¿qué  debo  hacer  yo  aquí,  dice  el  Señor, 
después  que  mi  pueblo  ha  sido  llevado  esclavo  por 
nada  ?  Sus  amos  hacen  de  tiranos,  dice  el  Señor  ;  y 
todo  el  dia  sin  cesar  está  blasfemándose  mi  nombre  ''. 

6  Por  esto  vendrá  dia  en  que  mi  pueblo  conocerá 


1  Vuelve  el  Profeta  á  hablar  á  su  amada  Sion;  y  como 
observó  S.  Gerónimo  ,  no  habla  íi  las  minas  de  Jeiusalem 
asolada  antes  por  los  cháldeos,  y  después  por  los  romanos , 
como  quieren  explicar  los  Rabinos,  soñando  siempre  en  la 
restauración  de  su  Jerusalem  terrena ;  sino  que  dirige  el 
Profeta  su  palabra  á  la  nueva  Sion  ó  Iglesia  cristiana  que 
se  formó  de  los  mismos  hijos  de  Israel,  y  se  aumentó  luego 
con  la  conversión  de  las  naciones  gentiles  ;  y  le  asegura 
que  ya  no  se  verá  destruida  ó  profanada  por  ios  infieles. 

2  I.  Petr.  1.  V.  18. 

3  Ezech.  XXXI.  v.  3. 

4  Ezech.  XXXVI.  V.  '¿O.—R.m.  11  v.  24. 


206  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

la  grandeza  de  mi  nombre  :  porque  yo  el  mismo  que 
le  hablaba  ' ,  hé  aquí  que  estoy  ya  présenle  '. 

7  ¡  Oh  cuan  hermosos  son  los  pies  de  aquel  que 
sobre  los  montes  de  Israel  anuncia  y  predica  la  paz ! 
j  de  aquel  que  anuncia  la  buena  nueva,  de  aquel  que 
pregona  la  salud,  y  dice  ya  á  Sion  :  Reinará  luego  el 
Dios  tuyo  ^ ,  y  iü  con  él ! 

8  Entonces  se  oirá  la  voz  de  tus  centinelas  :  á  un 
tiempo  alzarán  el  grito,  y  cantarán  cánticos  de  ala- 
banza, porque  verán  con  sus  mismos  ojos  como  el  Se- 
ñor hace  volver  del  cautiverio  á  Sion. 

9  Regocijaos  y  á  una  cantad  alabanzas  al  Señor , 
oh  desiertos  de  Jerusalem  :  pues  ha  consolado  el  Se- 
ñor á  su  pueblo,  ha  rescatado  á  Jerusalem. 

10  Ha  revelado  el  Señor  á  la  vista  de  todas  las 
naciones  la  gloria  de  su  santo  brazo,  y  todas  las  re- 
giones del  mundo  verán  al  Salvador  que  envía  nues- 
tro Dios  ^. 

11  Marchad  luego,  marchaos,  salid  de  ahí,  no  to- 
quéis cosa  inmunda,  salid  de  en  medio  de  ella  *,  pu- 
rificaos vosotros  los  que  traéis  los  vasos  del  Señor  ' : 

12  que  no  partiréis  tumultuariamente,  ni  en  pre- 
cipitada fuga ;  pues  el  Señor  irá  delante  de  vosotros, 
y  el  Dios  de  Israel  os  congregará. 

1  Por  los  Profetas. 

2  Hebr.  1.  v.  1. 

3  Nahuml.  v.  15— Rom.  X.v.  15, 

4  Ps.  XCVII.  V.  3.-~Luc.  II.  V.  So.-IU.  v.  b. 

5  Esto  es,  de  Babyloaia,  donde  estaban  cautivos. 

6  11.  Cor.  VI.  V.  17. 


CAPÍTULO   Lili.  207 

13  Sabed  que  mi  siervo  estará  lleno  de  inteligen- 
cia y  sahiduria ;  será  ensalzado  y  engrandecido,  y 
llegará  á  la  cumbre  misma  de  la  gloria. 

14  Al  modo  que  tú,  oh  Jerusalem ,  fuiste  en  fu 
iniina  el  asombro  de  muchos ;  así  también  su  aspecto 
parecerá  sin  gloria  delante  de  los  hombres,  y  en  una 
forma  despreciable  entre  los  hijos  de  los  hombres. 

1 5  Él  rociará  ó  purificará  *  á  muchas  naciones  : 
en  su  presencia  estarán  los  reyes  escuchando  con  si- 
lencio :  porque  aquellos  á  quienes  nada  se  habia  anun- 
ciado de  él  por  sus  Profetas,  le  verán  ,  y  los  que  no 
hablan  oido  hablar  de  él ,  le  contemplarán  "". 

CAPÍTULO  Lili. 

Profetiza  Isaías  que  muchos  no  creerán  en  el  Evangelio  .prc' 
dice  claramente  la  pasión  y  muerte  de  Jesu-Christo  por 
nuestros  pecados ,  y  su  gloríosa  exaltación,  y  la  propaga- 
ción del  Evangelio. 

1  Mas  ¡ay!  ¿quién  ha  creido,  ó  creerá  á  nues- 
tro anuncio  ^  ?  ¿  Y  á  quién  ha  sido  revelado  ese  Me- 
sías, brazo  ó  virtud  del  Señor? 

2  Porque  él  crecerá  á  los  ojos  del  pueblo  como  una 
humilde  planta ,  y  brotará  como  una  raiz  en  tierra 
1'      '  .  — - — — ^ 

1  Con  su  sangre.  Num.  XIX. — Heb.  IX.  v.  13. 

2  Rom.  XV.  V.  21. 

3  Prosigue  Isaías  la  profecía  ó  historia  de  la  pasión  de 
Jesu-Christo  en  términos  tan  claros  ,  que  ,  como  dice  S. 
Agustín,  no  necesita  ninguna  explicación,  Véase /oa/m. 
XU.  V.  38  —i?o/«.  X  i\  16, 


S08  LA    PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 

árida :  no  es  de  aspecto  bello,  ni  es  esplendoroso.  Nos- 
otros le  hemos  visto  ,  dicen ,  y  nada  hay  que  atraiga 
nuestros  ojos,  ni  llame  nuestra  atención  acia  él. 

3  Vimosle  después  despreciado ,  y  el  desecho  de  los 
hombres  ,  varón  de  dolores  ,  y  que  sabe  lo  que  es  pa- 
decer ;  y  su  rostro  como  cubierto  de  vergüenza  y  afren- 
tado ';  por  lo  que  no  hicimos  ningún  caso  de  él  ^. 

4  Es  verdad  que  él  mismo  tomó  sobre  sí  nuestras 
dolencms  í/  pecados  ^ ,  y  cargó  con  nuestras  penalida- 
des ;  pero  nosotros  le  reputamos  entonces  como  un 
leproso  ,  y  como  un  hombre  herido  de  la  mano  de  Dios 
y  humillado  ^. 

5  Siendo  así  que  por  causa  de  nuestras  iniquidades 
fueél  llagado,  y  despedazado  por  nuestras  maldades  :  el 
castigo  de  que  debia  nacer  nuestra  paz  con  Dios,  des- 
cargó sobre  él,  y  con  sus  cardenales  fuimos  nosotros 
curados  ^. 

6  Como  ovejas  descarriadas  hemos  sido  todos  nos- 
otros :  cada  cual  se  desvió  de  la  senda  del  Señor 
para  seguir  su  propio  camino,  y  á  él  solo  le  ha  cargado 
el  Señor  sobre  las  espaldas  la  iniquidad  de  todos  nos- 
otros ^. 


1  Alude  á  lo  que  practicaba  el  leproso.  Leiñt.  XIIL 
v.Ah. 

2  Marc.  IX  v.  11. 

Á  Mallh.  VIH.  V.  17— I  Pelr.  11.  v.  24. 

4  Según  el  Iiebreo  puede  traducirse  :  Dios  herido  y  hu- 
millado. 

5  /.  Cor.  XV.  V.  3. 

6  i.  Pdr.  11.  r.  25  -Luc.  XV.  v.  4. 


CAPÍTULO  Lili.  209 

7  Fue  ofrecido  en  sacrificio,  porque  él  mismo  lo 
quiso' ;  y  no  abrió  su  boca  -para  quejarse  :  conducido 
será  á  la  muerte  sin  resistencia  suya ,  como  va  la 
oveja  al  matadero  ;  y  guardará  silencio  sin  abrir  si- 
quiera su  boca  delante  de  sus  verdugos  ,  como  el 
corderito  que  está  mudo  delante  del  que  le  esquila  ^. 

8  Después  de  sufrida  la  opresión  é  inicua  con- 
dena, fue  levantado  en  alto  ^  Pero  la  generación 
suya  ^  ¿quién  podrá  explicarla  ?  Arrancado  ha  sido  de 
la  tierra  de  los  vivientes  :  para  expiación  de  las  mal- 
dades de  mi  pueblo  le  he  yo  herido,  dice  el  Serior  ^. 

9  Y  en  recompensa  de  bajar  al  sepulcro,  le  conce- 
derá Dios  la  conversión  de  los  impíos  ;  tendrá  por 
precio  de  su  muerte  al  hombre  rico  ^  :  porque  él  no 
cometió  pecado  ,  ni  hubo  dolo  en  sus  palabras  '. 

10  Y  quiso  el  Señor  consumirle  con  trabajos  :  mas 
luego  que  él  ofrezca  su  vida  como  hostia  por  el  pe- 


1  Joann.  X.  v.  18. 

2  Mallh.  XXVI.  V.  63.—Act.  VIH.  v.  32. 

3  O  puesto  en  una  cruz.  Joann.  III.  v.  14. 

4  Asi  la  eterna  ,  ccmo  la  temporal.  O  también,  la  prodi- 
giosa fecundidad  de  la  Iglesia. 

5  Y  le  he  entregado  á  la  muerte. 

6  O  á  los  poderosos  del  mundo.  Otros  expositores  lo  en- 
tienden del  sepulcro  de  Joseph  de  Arimathea.  Luc.  XXIII. 
V.  53.  Confiará  la  guardia  del  sepulcro  á  los  impíos ;  y  al  ri- 
co Joseph  le  hará  depositario  de  su  cuerpo  asi  que  espire. 

7  I.  Petr.  V.  22.—/.  Joann.  III.  v.  5. 


210  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

cado  ',  verá  una  descendencia  lATgs  1/  duradera  ,  y 
cumplida  será  por  medio  de  él  la  Yoluntad  del  Señor. 
11  Verá  el  fruto  de  los  afanes  de  su  alma  "",  y  que- 
dará saciado.  Este  mismo  Justo  ,  mi  siervo  ,  dice  el 
Señorf  justificará  á  muchos  con  su  doctrina  ó  predi- 
cación; y  cargará  sobre  sí  los  pecados  de  ellos. 
,  12  Por  tanto  le  daré  como  porción  ,  ó  en  herencia 
suya  ,  una  gran  muchedumbre  de  naciones  ;  y  repar- 
tirá los  despojos  de  los  fuertes  :  pues  que  ha  entregado 
su  vida  á  la  muerte  ,  y  ha  sido  confundido  con  los  fa- 
cinerosos, y  ha  tomado  sobre  sí  los  pecados  de  todos', 
y  ha  rogado  por  los  transgresores  *. 

CAPITULO  LIV. 

Propagación  admirable  de  la  Iglesia  por  todo  el  mundo  ; 
Jesu-Chrisio ,  su  espiritual  esposo,  la  colmará  de  dones , 
y  vendrá  tiempo  en  que  todos  sus  hijos  serán  justos  ,  san- 
ios ,  y  libres  de  todas  las  maquinaciones  de  sus  enemigos. 

1  Regocíjate  ,  pues  ,  oh  estéril ,  tú  que  no  pares  ; 
canta  himnos  de  alabanza  y  de  júbilo  ,  tú  que  no 
eres  fecunda  :  porque  ya  son  muchos  mas  los  hijos  de 
la  que  había  sido  desechada  ,  que  los  de  aquella  que 
tenia  marido  ,  dice  el  Señor  ^. 

1  O  como  víctima  de  expiación  por  el  pecado.  II.  Cor, 
V.  V.  21. 

2  De  lo  que  padeció  para  procurar  la  salud  á  los  hom- 
bres, 

3  Véase  Muchos  en  el  Uiccionario  de  notas, 

4  Marc.  XV.  V.  2íi.—Luc.  XXII.  ver.  37.  XXI IL  v.  34. 

5  Luc.  XXIIL  V.  29.— Gal.  IV.  v.  27. 


CAPÍTULO    LIV.  211 

2  Toma  un  3itio  mas  espacioso  para  tus  tiendas , 
y  extiende  cuanto  puedas  las  pieles  ó  cuhierlas  de 
tus  pabellones ,  alarga  tus  cuerdas ,  y  afianza  mas  tus 
estacas '. 

3  Porque  tú  te  extenderás  á  la  derecha  y  á  la  iz- 
quierda ;  y  tu  prole  señoreará  las  naciones ,  y  pobla- 
rá las  ciudades  ahora  desiertas. 

4  No  temas  :  no  quedarás  confundida  ,  ni  sonroja- 
da ,  ni  tendrás  de  qué  avergonzarte  ;  porque  ni  me- 
moria conservarás  de  la  confusión  de  tu  mocedad  ,  ni 
te  acordarás  mas  del  oprobio  de  tu  viudez. 

5  Pues  será  tu  dueño  y  esposo  aquel  Señor  que  te 
ha  criado  ^,  cuyo  nombre  es  el  Señor  de  los  ejércitos: 
y  tu  Redentor  ,  el  Santo  de  Israel ,  será  llamado  el 
Dios  de  toda  la  tierra. 

6  Porque  el  Señor  te  ha  llamado  á  &¿,  cuando  eras 
como  una  muger  desechada,  y  angustiada  de  espíritu, 
como  una  muger  que  ha  sido  'repudiada  desde  su 
tierna  edad  ,  dice  tu  Dios. 

7  En  efecto  por  un  momento,  por  poco  tiempo  te 
desamparé ,  dice  el  Señor ;  mas  ahora  yo  te  reuniré  á 
mi  ,  usando  de  gran  misericordia. 

8  En  el  momento  de  mi  indignación  aparté  de  tí  mi 
rostro  por  un  poco  ;  pero  en  seguida  me  he  compade- 


1  Para  ma^or  firmeza. 

2  Luc.  I.  V.  32.  En  hebreo  la  voz  7^2  significa  señor 
y  esposo  ó  marido  ( según  su  término  correlativo) :  era  este 
llamado^señor  por  la  muger.  Gen.  XVIIl.v.  12. — ///. 
Reg,  I.  V.  17. 


212  LA   PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

cido  de  tí  con  eterna  misericordia  ,  dice  el  Señor  que 
te  ha  redimido. 

9  Hago  lo  que  en  los  dias  de  Noé  ',  á  quien  juré 
que  no  derramaria  mas  sobre  la  tierra  las  aguas  del 
dilucio  :  asi  yo  juro  no  enojarme  contigo  ,  ni  vitupe- 
rarte mas  ^.  ) 

10  Aun  cuando  los  montes  sean  conmovidos  ,  y  se 
estremezcan  los  collados ,  mi  misericordia  no  se  apar- 
tará de  tí  ,  y  será  Qrme  la  alianza  de  paz  que  he  he- 
cho contigo  ,  dice  el  Señor  compadecido  de  tí. 

1 1  Pobrecilla  ,  combatida  tanto  tiempo  de  la  tem- 
pestad ,  privada  de  todo  consuelo  ;  mira  ,  yo  mismo 
colocaré  por  orden  las  piedras  ,  y  te  edificaré  sobre 
zafiros  ', 

12  y  haré  de  jaspe  tus  baluartes  ,  y  de  piedras  de 
relieve  tus  puertas  ,  y  de  piedras  preciosas  todos  tus 
recintos. 

13  Tus  hijos  todos  serán  adoctrinados  por  el  mismo 
Señor  *,  y  gozarán  abundancia  de  paz  ,  ó  completa 
prosperidad. 

14  Y  tendrás  por  cimientos  la  justicia  :  estarás  se- 


1  Gen.  IX.  V.  15.—/.  Petr.  111.  1.19. 

2  Tan  inmutable  como  la  promesa  hecha  á  Noé  será  la 
que  ahora  hago  de  no  abandonar  jamás  la  Iglesia  de  Chris- 
to.  Noé  :<¿parador  del  genero  humano  fue  figura  de  Christo, 
así  como  las  aguas  del  diluvio  lo  fueron  de  las  del  bau- 
tismo ,  V  el  arc.t  de  Noé  lo  fue  de  la  Iglesia.  /.  Pelr.  III. 
V.  25.  S.Just.  cont.  inph. 

3  Apoc.  XXI. 

4  Joann.  VI  v.  45.  -  Jer.  XXXI  v.  34. 


CAPÍTULO  LV,  218 

gura  de  la  opresión  ,  y  no  tendrás  que  temerla  ;  y  del 
espanto  ,  el  cual  no  tendrá  lugar  en  tí. 

15  Hé  aquí  que  vendrá  '  el  forastero  que  no  oslaba 
conmigo  ':  unirse  ha  contigo  aquel  que  en  otro  tiem- 
po era  para  tí  extrangero. 

16  Sábete  que  yo  he  criado  el  herrero  que  soplan- 
do con  los  fuelles  enciende  los  carbones  para  formar 
un  instrumento  para  la  obra  suya ';  y  yo  crié  también 
al  matador  que  le  emplea  después  para  matar  á  los 
hombres. 

17  Ningún  instrumento  preparado  contra  tí  te  hará 
daño  :  y  tú  condenarás  toda  lengua  que  se  presente  en 
juicio  contra  tí  ^.  Esta  es  la  herencia  de  los  siervos 
del  Señor,  y  esta  es  la  justicia  que  deben  esperar  de 
mí ,  dice  el  Señor. 

CAPITULO    LV. 

Convida  Jesii-Chrislo  á  todos  los  hombres  á  la  participación 
de  su  gracia  jyor  medio  de  la  viva  fe  en  él;  y  asegurándoles 
la  inmutable  misericordia  de  Dios,  los  llama  á  la  peniten- 
cia, 

1  Sedientos  ,  venid  todos  á  las  aguas  ^:  y  vosotros 


1  A  morar  entre  vosotros» 

2  O  no  me  conocia. 

3  De  alguua  espada  ó  cnchillo. 

4  La  Iglesia  tiene  potestad  para  juzgar  sin  apelación 
todo  lo  concerniente  á  la  fé,  y  de  condenar  á  los  que  son 
rebeldes  á  sus  decisiones  ,  ó  á  su  doctrina. 

5  Joann.  Vil.  v.  37.—Eccli.  LI  v.  ^Z—Apoc.  XXll. 
V.  17. 

19 


214  L\    PKOFLCÍA   DE    ISAÍAS. 

que  no  leñéis  dinero,  apresuraos  ,  comprad  y  comed: 
venid  ,  comprad  sin  dinero  ,  y  sin  nii»g,una  otra  per- 
muta vino  y  ledie. 

2  ¿Por  qué  expendéis  vuestro  dinero  en  cosas  que 
no  son  buen  alimento* ,  y  empleáis  vuestias  fatigas  en 
lo  que  no  puede  saciaros  ?  Escuchadme  con  atención  ; 
y  alimentaos  del  buen  manjar  ^,  y  vuestra  alma  se  re- 
creará en  lo  mas  sustancioso  de  las  viandas. 

3  Prestad  oídos  á  tnis  palabras ,  y  venid  á  mí : 
escuchad,  y  vuestra  alma  hallará  vida,  y  asentaré  con 
vosotros  alianza  sempiterna  ',  en  cumplimiento  de  las 
misericordias  prometidas  á  David  ^. 

4  Hé  aquí  que  yo  voy  á  presentarle  ^  por  testigo 
de  mi  verdad  á  los  pueblos  ^,  y  por  caudillo,  y  por 
maestro  ó   legislador  á  las  naciones. 

5  Hé  aquí  que  entonces,  tú,  oh  Jeriisalem,  llamarás 
al  pueblo  geyílil  que  tú  no  reconocías ;  y  las  naciones 
que  no  te  conocían,  correrán  á  tí  por  amor  del  Señor 
Dios  tuyo,  y  del  Santo  de  Israel  que  te  habrá  llenado 
de  gloria. 

6  Buscad  al  Señor ,  mientras  puede  ser  hallado  : 
invocadle,  mientras  está  cercano  \ 

H  Abandone   el  impío  su  camino,  y  el  inicuo  sus 

1  O  alimento  sólido.  Véase  Pan. 

2  Qae  yo  os  presento. 

3  Act.  XI [I  V.  34. 

4  Ps.  LXXXFIII.  V.  4, 5,  21  al  39, 50. 

5  Voy  á  enviar  el  Mesías. 

6  Juann.  XJ'III.  v.  37. 

-  Mallh.  X.  V.  7  -II.  Cor.  VI.  v.  2. 


CAPÍTULO     LV.  215 

designios,  y  conviértase  al  Señor,  el  cual  se  apiadará 
de  él,  y  á  nuestro  Dios,  que  es  generosísimo  en  per- 
donar. 

8  Que  los  pensamientos  mios  no  son  vuestros  pen- 
samientos, ni  vuestros  caminos  son  los  caminos  mios, 
dice  el  Señor ; 

9  sino  que  cuanto  se  eleva  el  cielo  sobre  la  tierra, 
así  se  elevan  mis  caminos  sobre  los  caminos  vuestros, 
y  mis  pensamientos  sobre  los  pensamientos  vuestros. 

10  Y  al  modo  que  la  lluvia  y  la  nieve  descienden 
del  cielo,  y  no  vuelven  allá,  sino  que  empapan  la  tier- 
ra, y  la  penetran,  y  la  fecundan,  á  fin  de  que  dé  si- 
miente que  sembrar  y  pan  que  comer  : 

11  así  será  de  mi  palabra  ima  vez  salida  de  mi 
boca :  no  volverá  á  mí  vacía  ó  sin  fruto,  sino  que 
obrará  todo  aquello  que  yo  quiero,  y  ejecutará  feliz- 
mente aquellas  cosas  á  que  yo  la  envié. 

12  Por  tanto  saldréis  con  gozo  de  la  esclavitud, 
y  haréis  en  paz  vuestro  viage  á  Jenisalem:  los  mon- 
tes y  los  collados  resonarán  á  vuestra  vista  en  cánti- 
cos de  alabanza,  y  los  árboles  todos  del  país  os  aplau- 
dirán meciendo  sus  ramas  '. 

13  En  vez  de  la  pequeña  júanta  del  espliego  ^  se 
alzará  el  robusto  abeto,  y  en  lugar  de  la  ortiga  se  ve- 
rá crecer  el  arrayan:  y  el  Señor  tendrá  desde  entonces 
un  nombre  y  una  señal  eterna  que  jamás  desaparecerá. 


1  Locución  metafórica.  Véase  Hebraísmos. 

2  O  nardo  céltico. 


216  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 


CAPITULO  LVl. 


Exhorta  el  Señor  á  iodos  los  hombres  al  cumplimiento  de  su 
Ley,  declarando  que  todos ,  sin  distinción  de  naciones  ni 
de  cualidad  de  2^ersonas ,  entrarán  en  su  Iglesia,  y  serán 
benditos.  Amenazas  contra  los  pastores  de  Jerusalem. 

1  Esto  dice  el  Señor  :  Observad  las  reglas  de  la 
equidad,  y  practicad  la  justicia  * ;  porque  la  salvación 
que  yo  envío,  está  para  llegar,  y  va  á  manifestarse  mi 
justicia. 

2  Bienaventurado  aquel  varón  que  así  obra,  y  el 
hijo  del  hombre  que  á  esto  se  atiene  con  firmeza  :  que 
observa  el  sábado,  y  no  le  profana,  y  que  guarda  sus 
manos  de  hacer  mal  ninguno. 

3  Y  no  diga  i/a  ^  el  hijo  del  advenedizo  ,  6  gentil, 
que  por  la  Jé  está  unido  al  Señor :  El  Señor  me  ha  se- 
parado de  su  pueblo  con  un  muro  de  división.  Ni 
tampoco  diga  el  eunuco :  Hé  aquí  que  yo  soy  '  un 
tronco  seco  ^  y  estéril. 

4  Porque  esto  dice  el  Señor  á  los  eunucos  :  A  los 
que  observaren  mis  sábados  ó  fiestas,  y  practicaren  lo 
que  yo  quiero,  y  se  mantuvieren  firmes  en  mi  alianza, 

5  les  daré  un  lugar  distinguido  en  mi  Casa,  y  den- 
tro de  mis  muros,  y  un  nombre  mas  apreciable  que 

1  Sap.  I.  v.l. 

2  De  aquí  en  adelante. 

3  A  los  ojos  del  Señor. 

4  Deut.  XXIII.  V.  1.  -  MaUh.  XIX.  v.  12.  Véase 
Siip.  III.  r.  14,  en  la  nota. 


CAPITULO    LVI.  217 

el  que  les   darían   los  hijos  é  hijas ;  daréles  yo  un 
nombre  sempiterno  que  jamás  se  acabará. 

6  Y  á  los  hijos  del  advenedizo  que  se  unen  al 
Señor  para  honrarle,  y  amar  su  santo  nombre,  y  para 
serjieles  siervos  suyos  ;  á  lodos  los  que  observen  el 
sábado  ,  que  no  le  profanen  ,  y  que  guarden  fielmente 
mi  alianza  , 

7  yo  los  conduciré  á  mi  santo  monte  de  la  Iglesia  , 
y  en  mi  Casa  de  oración  los  llenaré  de  alegría  :  me 
serán  agradables  los  holocaustos  y  víctimas  que  ofre- 
cerán sobre  mi  altar  :  porque  mi  Casa  será  llamada 
Casa  de  oración  para  todos  los  pueblos  '. 

8  Dice  también  el  Señor  Dios  que  congrega  á  los 
dispersos  de  Israel  :  Yo  le  agregaré  todavía  aquellos 
que  algún  dia  han  de  reunírsele  ^. 

9  Vosotras  las  bestias  todas  del  campo  ,  todas  las 
fieras  del  bosque,  venid  á  devorar  la  presa  ^. 

10  Ciegos  '^  son  todos  sus  atalayas  *,  ignorantes 
lodos  :  perros  mudos  impotentes  para  ladrar ,  visiona- 
rios ,  dormilones  ,  y  aficionados  á  sueños  vanos. 

11  Y  estos  perros  sin  rastro  de  vergüenza  ,  jamás 
se  ven  hartos  de  rapiñas.  Los  pastores  mismos  están 

1  Jerem.  Vil  v.  U.—Maíth.  XXI.  v.  13.— M are.  XI, 
V.  17.-  Luc.XIX.v.  45. 

2  De  las  demás  naciones.  Joann.  X.  v-  16.  —  Rom.  XI. 
v.l. 

3  Venid  ,  ch  romanos  á  destruir  á  Jei  usalem  y  á  tod-i  la 
Jadea. 

4  Matth.  Xr.  r.  14. 

5  Los  doctores  y  maestros  de  Israel. 


218  LA   PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

faltos  de  toda  inteligencia  :  todos  van  descarriados  por 
su  camino,  cada  cual  á  su  propio  interés  '  desde  el  mas 
alto  hasta  el  mas  bajo. 

12  Venid,  dicen,  bebamos  vino  ;  y  embriagué- 
monos bien  ,  y  lo  mismo  que  hoy,  haremos  también 
mañana  ,  y  mucho  mas.  _ 

CAPITULO  LVII, 

Amargas  quejas  del  Señor  por  la  insensibilidad  de  su  pue- 
blo, al  cual  reprende  fuertemente  ij  amenaza.  Promete  paz 
y  consuelo  á  los  que  se  conviertan,  mientras  el  corazón  de 
los  impíos  es  un  mar  borrascoso. 

1  Entre  tanto  el  justo  perece,  y  no  hay  quien  refle- 
xione sobre  esto  en  su  corazón  ,  y  son  arrebatados  los 
hombres  piadosos  ,  sin  que  nadie  lo  sienta  ^  ;  siendo 
así  que  para  libertarle  de  los  males  ,  es  el  justo  arre- 
batado de  este  mundo  ^, 

2  /  Ah  !  venga  sobre  él  la  paz  ,  descanse  en  su  mo- 
rada el  que  ha  procedido  rectamente, 

3  Entre  tanto  llegaos  vosotros  ,  moradores  de  Je- 
rusalem ,  hijos  de  una  agorera  ,  raza  de  padre  adúl- 
tero y  de  muger  prostituta  ''. 

^_;  4  ¿  De  quién  habéis  hecho  vosotros  befa  ?  ¿  Contra 


1  Jerem.VI.v.  \3. —VHI  v.  JO. 

2  Ni  hnga  caso. 

3  Por  esto  sacó  Dios  de  esta  \icia  al  piadoso  rey  Josiaa. 
IF.  Reg.  XXII  v.  20 

4  Esto   es,  idólatras  ,  ó  de  padres  idólatras,  ó  que  se 
han  prostituido  al  culto  de  los  ídolos.  Véase  Fonüíacion. 


capítulo  lvii.  21» 

quién  abristeis  toda  vuestra  boca  ,  y  soltasteis  la  len- 
gua para  mofaros  ?  ¿  Acaso  no  sois  vosotros  hijos 
malvados  ,  y  raza  de  bastardos  ? 

5  i  Vosotros  que  os  solazáis  vejierando  con  infaynes 
placeres  vuestros  dioses  á  la  sombra  de  todo  árbol 
frondoso  ',  sacrificando  en  honor  suyo  vuestros  hijos 
en  los  torrentes  ,  y  debajo  de  altas  peñas  ? 

6  Allá  junto  al  torrente  está  ,  oh  hebreo,  tu  here- 
dad ,  allí  tienes  tu  bien  ^  ;  y  á  esos  dioses  derramaste 
libaciones  ,  y  ofreciste  sacrificios.  ¿  Pues  cómo  no  he 
de  indignarme  á  vista  de  tales  cosas  ? 

7  Sobre  un  excelso  y  encumbrado  monte  ^  colocaste 
tu  tálamo  ,  y  allá  subiste  para  inmolar  victimas  '*. 

8  Y  detrás  de  la  puerta  ,  y  tras  del  dintel  colocaste^ 
los  Ídolos  para  tu  recuerdo  :  junto  á  mí  ^  has  pecado, 
recibiendo  al  adúltero  ó  adorando  al  ídolo  '  :  has 
ensanchado  tu  lecho  ,  y  te  has  amancebado  con  otros 
semejantes  :  has  amado  su  compañía  descaradamente. 

1  IV.  Reg.  XVII.  v.  10. 

2  Algunos  creen  que  ^a'ude  á  que  los  hebreos  llegaron  á 
adorar  hasta  las  piedras  de  los  torrentes,  superstición  to- 
mada de  otras  nacioaes ;  pero  es  mas  verosímil  que  se 
habla  de  los  altares  ei-¡g¡dos  en  el  manantial  de  los  tor- 
rentes, que  miraban  los  gentiles  como  otras  tantas  divi- 
nidades. 

3  Véase  Lugares  exceLos. 

4  Faltando  á  la  fidelidad  y  culto  que  me  debes. 

5  Los  lares  o  ídolos,  como  lo  hacian  los  gentiles. 

6  Eu  mi  mismo  Templo. 

7  Véase  lo  qise  hicieron  Acház  v  ?>Ianasses  ÍV.  Rrg. 
XVI.  V.  11.  —  XXI  V.  4. 


220  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

9  Con  perfumes  te  ataviaste  para  ser  presentada 
al  rey  ,  y  has  multiplicado  tus  afeites.  Enviaste  lejos 
tus  embajadores  ',  y  te  has  abatido  hasta  los  infier- 
nos '. 

10  Has  procedido  /c/oZafrctwíZo  de  muchísimos  mo- 
dos ,  y  le  has  fatigado  ,  y  nunca  dijiste  :  Tomaré 
descanso  :  hallaste  la  vida  i/  tus  delicias  en  los  ídolos, 
obra  de  tus  manos ,  y  por  eso  no  has  recurrido  á  mí. 

1 1  ¿  Qué  es  lo  que  tú  temiste  ,  ta7i  acongojada  , 
que  ad  has  faltado  á  la  fé  ,  ni  te  has  acordado  de  mí , 
ni  has  reflexionado  en  tu  corazón  ?  Porque  yo  callaba  y 
hacia  el  desentendido  ,  por  eso  tú  no  hiciste  caso 
de  mí. 

12  Pero  yo  haré  conocer  cuál  eslu  justicia  '^  y  de 
nada  te  aprovecharán  tus  ídolos ,  obras  de  tus  manos. 

13  Cuando  levantares  el  grito  quejándote  ,  sál- 
vente entonces  aquellos  dioses  de  las  naciones  que  tu 
has  recogido  :  mas  á  todos  ellos  se  los  llevará  el 
viento',  un  soplo  los  disipará.  Al  contrario  ,  quien 
pone  en  mí  su  confianza  ,  tendrá  por  herencia  la 
tierra,  y  poseerá  mi  santo  monte  de  Sion. 

14  Yo  diré  entonces  :  Abrid  camino,  dejad  ex- 
pedito el  paso  ,  despejad  la  senda  ,  apartad  los  es- 
torbos del  camino  de  mi  pueblo  ^. 

15  Pues  esto  dice  el   excelso  y  el   sublime    Dios 


1  Ezech.  XXITI.  V.  16 

'2  Esto  es  ,  liasta  lo  stimo. 

.1  Haré  patente  tu  infame  pioc eder. 

4  Antes  cap.  XL.  v.  3.  y  LXI!  v.  10. 


capítulo  lvii.  221 

que  mora  en  la  eternidad  ,  y  cuyo  nombre  es  Santo  : 
el  que  habita  en  las  alturas  ,  y  en  el  Santuario ,  y  en 
el  corazón  contrito  y  humillado  ,  para  vivificar  el  es- 
piritu  de  los  humildes  ,  y  dar  vida  al  corazón  de  los 
contritos. 

16  Que  no  para  siempre  he  de  ejercer  la  vindicta, 
ni  conservar  hasta  el  fin  mi  enojo  :  pues  que  de  mi 
boca  salió  el  espíritu  ,    y  crié  yo  las  almas  '. 

1 7  Por  la  malvada  avaricia  de  mi  pueblo  yo  me  ir- 
rité ,  y  le  he  azotado  :  le  oculté  mi  rostro  y  me  in- 
digné ,  y  él  se  fue  vagando  tras  de  los  antojos  de  su 
corazón. 

18  Yo  vi  sus  andanzas ,  y  le  di  la  salud,  y  le  con- 
vertí al  buen  camino ,  y  le  di  mis  consuelos  ,  así  á 
él  como  á  los  suyos  que  lloraban  arrepentidos. 

19  He  criado  la  paz  ,  fruto  de  mis  labios  ó  pro- 
mesas ;  paz  para  el  que  está  lejos,  y  para  el  que  está 
cerca  ,  dice  el  Señor  ^  :  y  los  he  curado  á  iodos. 

20  Pero  los  impíos  son  como  un  mar  alborotado  , 
que  no  puede  estar  en  calma ;  cuyas  olas  rebosan  en 
lodo  y  cieno. 

21  No  hay  paz  para  los  impíos ,  dice  el  Señor 
Dios  '. 

1  Gen.  11.  V.  7.  Según  el  hebreo  :  Pues  j  en  tal  caso , 
faltaría  2)or  mí  el  espíritu  y  las  almas  que  crié. 

2  Esto  es ,  para  el  gentil  y  para  el  judio. 

3  Antes  cap.  XLVIII.  v.  22. 


222  LA   PROFECÍA   DK  ISAÍAS. 


CAPITULO  LVIII. 


Cual  es  el  ayuno  que  Dios  estima.  Bendiciones  que  enviará 
^  el  Señor  sobre  los  que  le  sirven,  y  santifican  sus  fiestas, 

1  Clama  pues  ,  oh  Isaías ,  no  ceses  :  haz  resonar 
tu  voz  como  una  trompeta ,  y  declara  á  mi  pueblo  sus 
maldades  ,  y  á  la  casa  de  Jacob  sus  pecados ; 

2  ya  que  cada  día  me  requieren  como  enjuicio  ,  y 
quieren  saber  mis  consejos.  Como  gente  que  hubiese 
vivido  justamente ,  y  que  no  hubiese  abandonado  la 
Ley  de  su  Dios;  así  me  demandan  razón  de  los  jui- 
cios ó  decretos  de  mi  justicia  ,  y  quieren  acercarse  á 
Dios  '. 

3  ¿  Cómo  es  que  hemos  ayunado ,  dicen  al  Señor, 
y  tú  no  has  hecho  caso  :  hemos  humillado  nuestras  al- 
mas ,  y  te  haces  el  desentendido  ?  Es ,  responde  Dios, 
porque  en  el  dia  mismo  de  vuestro  ayuno  hacéis  todo 
cuanto  se  os  antoja  ,  y  apremiáis  entonces  mismo  á 
todos  vuestros  deudores  : 

4  es  porque  vosotros  ayunáis  para  seguir  los  plei- 
tos y  contiendas  ,  y  herir  con  puñadas  á  otro  sin  pie- 
dad ^.  No  ayunéis  como  hasta  hoy  dia  ,  si  queréis 
que  se  oigan  en  lo  alto  vuestros  clamores. 

5  El  ayuno  que  yo  aprecio,  ¿consiste  acaso  en  que 


1  Como  para  disputar  con  él. 

2  Es  como  si  dijera  :  Ya  que  en  tales  dias  no  podéis 
ocuparos  en  cosas  de  fatigas  ó  trabajos ,  os  empleáis  eu 
promover  litigios  y  en  satisfacer  vuestras  pasiones. 


CAPÍTULO  LVIII.  223 

un  hombre  mortifique  por  un  dia  su  alma  ,  ó  en  que 
traiga  su  cabeza  inclinada  ó  baja  ,  de  modo  que  casi 
forme  un  circulo ,  ó  se  tienda  sobre  el  cilicio  y  la  ce- 
niza '  ?  ¿  Por  ventura  á  esto  lo  llamarás  tú  ayuno  y 
dia  aceptable  al  Señor  ? 

6  ¿Acaso  el  ayuno  que  yo  eslimo,  no  es  mas  bien  el 
que  tú  deshagas  los  injustos  contratos,  que  canceles  las 
obligaciones  usurarias  que  oprimen,  que  dejes  en  li- 
bertad á  los  que  han  quebrado,  y  quites Jodo  grava- 
men ? 

7  ¿que  partas  tu  pan  con  el  hambriento  ^,  y  que  á 
los  pobres,  y  á  los  que  no  tienen  hogar,  los  acojas  en 
tu  casa,  y  vistas  al  que  veas  desnudo,  y  no  desprecies 
tu  propia  carne  ó  á  tu  prójimo? 

8  Si  esto  haces,  amanecerá  tu  luz  como  aurora,  y 
llegará  presto  tu  curación  ;  y  delante  de  tí  irá  siempre 
tu  justicia,  y  la  gloria  del  Señor  te  acogerá  en  su  seno. 

9  Invocarás  entonces  al  Señor,  y  te  oirá  benigno  : 
clamarás,  y  él  te  dirá  :  Aquí  estoy.  Si  arrojares  lejos 
de  ti  la  cadena  %  y  cesares  de  extender  maliciosa- 
mente el  dedo  ■*,  y   de  rharlar  neciamente  ^  ; 

10  cuando  abrieres  tus  entrañas^  para  socorrer  al 


1  Zach.  VIL  V.  b.  —  Mallh.  VI.  V.  16. 

•2  Ezech.  XVIII.  V.  7, 16  —Matlh.  XXV.  v.  35. 

3  Con  que  oprimes  al  prójimo. 

4  Para  amenazarle  ó  burlarte  de  él. 

5  El  hebreo  :   de  hablar  iniquidad.  Los  Setenta;  mur- 
nurar. 

6  //.  Cor.  IX  V.  6.  10. 


224  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

hambriento,  y  consolares  al  alma  angusliada,  entonces 
nacerá  para  lí  la  luz  en  las  tinieblas,  y  tus  tinieblas  se 
convertirán  en  claridad  de  medio  dia. 

11  Y  el  Señor  te  dará  un  perpetuo  reposo,  y  llena- 
rá tu  alma  de  resplandores  de  gracia,  y  reforzará  tus 
huesos  ' ;  y  serás  como  huerto  bien  regado,  y  como 
manantial  perenne,  cuyas  aguas  jamás  faltarán. 

12  Los  lugares  desiertos  desde  muchísimos  tiem- 
pos serán  por  tí  poblados :  alzarás  los  cimientos  que 
han  de  durar  de  generación  en  generación  ;  y  te  lla- 
marán el  restaurador  de  los  muros,  y  el  que  hace 
seguros  los  caminos  =. 

13  Si  te  abstuvieres  de  caminar  en  dia  de  sábado, 
y  de  hacer  tu  voluntad  ó  gusto  en  mi  santo  dia,  y  lla- 
mares al  sábado  dia  de  reposo,  y  santo  ó  consagrado  á 
la  gloria  del  Señor,  y  le  solemnizares  con  no  volver  á 
tus  andadas ',  ni  hacer  tu  gusto,  ni  contentarte  solo 
con  palabras ; 

14  entonces  tendrás  tus  delicias  en  el  Señor,  y  yo 
te  elevaré  sobre  toda  terrena  altura;  y  para  alimentar- 
te te  daré  la  herencia  de  Jacob  tu  padre :  que  todo 
esto  está  anunciado  por  la  boca  del  Señor  ^. 


1  O  tu  cuerpo. 

2  Después  c.  LXI.  v.  4. 

3  O  malos  pasos. 

4  Cuya  promesa  es  infalible. 


CAPITULO     LIX. 

Declara  Isaías  que  los  pecados  del  pueblo  eran  la  causa  de 
que  Dios  hubiese  desamparado  á  hraeí;  pero  que  vendrá 
dia  en  que,  renovando  con  él  su  alianza,  destruirá  d  lodos 
sus  enemigos,  y  se  ostentará  glorioso  haciendo  felices  á  sics 
hijos  arrepentidos. 

1  Porque  mirad  que  no  se  ha  encogido  la  mano 
del  Señor  ' ,  para  que  ella  no  pueda  salvar ;  ni  se  le 
han  entupido  sus  oidos ,  para  no  poder  oir  vuestros 
clamores  ^ : 

2  sino  que  vuestras  iniquidades  han  puesto  un  mu- 
ro de  separación  entre  vosotros,  y  vuestro  Dios;  y 
vuestros  pecados  le  han  hecho  volver  su  rostro  de  vos- 
otros para  no  escucharos. 

3  Porque  manchadas  están  de  sangre  vuestras  ma- 
nos, y  llenos  de  iniquidad  vuestros  dedos ;  no  pronun- 
cian inas  que  la  mentira  vuestros  láhios,  y  solo  habla 
palabras  de  iniquidad  vuestra  lengua. 

4  IN'o  hay  quien  clame  por  la  justicia ;  no  hay  quien 
juzgue  con  verdad :  sino  que  todos  ponen  su  confian- 
za en  la  nada  ',  y  tienen  en  su  boca  la  vanidad.  Con- 
cibieron ó  idearon  el  trabajo  ó  daño  del  prójimo  ^,  y 
parieron  la  iniquidad. 

5  Han    hecho  abrir  ó  que  nacieran  los  huevos  de 


1  Ni  ha  perdido  nada  de  su  fuerz:i. 

2  Ninn.  XI  V.  23,  Antes  cap.  L.  v.  2. 

3  En  una  apariencia  de  justicia. 

4  Job  XV.  V.  3.5— P,v.  FU.  V.  15.— Mich.  II  v.  I. 

ToM.  IX.  20 


226  L.\    PROFECIA    ÜE    ISAÍAS. 

áspides  ' ,  y  ton  sus  afanes  tejieron  lelas  de  araña : 
quien  de  dichos  huevos  comiere,  morirá ;  y  un  basi- 
lisco es  lo  que  saldrá ,  si  hubieren  empollado  alguno. 

6  No  serán  buenas  para  vestidos  las  telas  de  ellos ; 
ni  podrán  cubrirse  con  sus  labores :  los  trabajos  que 
hagan,  son  trabajos  inúiiles;  pues  obra  de  iniquidad 
es  la  que  tienen  entre  manos. 

7  Sus  pies  corren  á  la  maldad  ',  y  se  apresuran  á 
derramar  la  sangre  inocente  :  pensamientos  nocivos 
son  iodos  sus  pensamientos  :  por  do  quiera  que  pasan, 
dejan  la  desolación  y  el  quebranto. 

8  No  conocen  la  senda  de  la  paz ,  y  sus  pasos  no 
van  enderezados  acia  la  justicia  :  torcidos  son  sus 
senderos,  y  cualquiera  qno  anda  por  ellos,  no  sabe 
qué  cosa  es  paz. 

9  Por  eso  se  alejó  de  nosotros  el  juicio  recio  ,  y  no 
nos  abrazará  en  su  seno  la  justicia  :  esperamos  la  luz , 
y  hé  aquí  que  nos  hallamos  con  las  tinieblas  :  la  clari- 
dad del  día  ,  y  caminamos  á  oscuras. 

10  Vamos  palpando  la  pared  ,  como  ciegos  ;  y  an- 
damos á  tientas  ,  como  si  no  tuviéramos  ojos  :  en 
medio  del  dia  tropezamos,  como  si  estuviésemos  en 
medio  de  la  noche  :  estamos  en  oscuros  lugares  como 
los  muertos  en  los  sepulcr-os, 

11  Como  osos  rugimos  todos  nosotros^;  y  medi- 
tando nuestros  pecados,  gemimos  como  palomas.  Es- 

1  O  de  basiliscos,  en  daño  propio  y  de  los  demás. 

2  Prov.  I.  V.  16.— Rom,  III.  v.  Ib. 

3  Al  vernos  abandonados  de  Dios. 


CAPÍTULO     LIX.  221 

peíamos  la  jusUcia ,  y  ella  no  parece  :   que  llegue  la 
salud  ,  y  esta  se  alejó  de  nosotros. 

12  Y  es  que  nuestras  maldades ,  oh  Sclur  ,  se  han 
multiplicado  en  tu  presencia ,  y  están  atestiguando 
contra  nosotros  nuestros  pecados ;  puesto  que  perma- 
necen en  nosotros  nuestras  iniquidades ,  y  conocemos 
bien  nuestros  crímenes. 

13  Pecado  hemos  y  mentido  contra  el  Señor  ,  y 
hemos  vuelto  las  espaldas  por  no  seguir  á  nuestro 
Dios  ,  y  sí  para  calumniar  y  cometer  maldades  :  con- 
cebimos ,  y  proferimos  del  corazón  palabras  de  men- 
tira. 

14  Y  así  es  que  el  recto  juicio  se  volvió  atrás  ,  y 
la  justicia  se  paró  á  lo  lejos  de  nosotros  ;  visto  que  !a 
verdad  ha  ido  por  tierra  en  el  foro  ó  tribunales  ,  y  que 
la  rectitud  no  ha  hallado  entrada. 

1 5  Y  la  verdad  fue  puesta  en  olvido  ;  y  quedó 
oprimido  ó  hecho  presa  de  tos  malvados  aquel  que  se 
apartó  del  mal  :  víó  esto  el  Señor ,  é  hirióle  en  los 
ojos  el  que  ya  no  hubiese  justicia  ; 

16  y  vio  que  no  quedaba  hombre  de  bien^  y  se 
pasmó  de  no  encontrar  quien  se  pusiese  de  por 
medio  '  :  y  halló  en  su  mismo  brazo  "^  la  salud  ^  y  su 
justicia  fue  la  que  le  fortaleció. 

17  Armóse  de  la  justicia  como  de  una  coraza  ,   y 


1  A  favor  de  la  jusÍÍlÍ 
•2  En  su  hijo  Jesús, 
3  O  remedio  de  todo. 


228  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

púsose  en  la  cabeza  el  yelmo  de  la  salud  '  :  la  ven- 
ganza es  el  ropage  con  que  se  viste ,  y  el  zelo  es  el 
manto  con  que  se  cubre. 

18  Saldrá  preparado  para  vengarse  ,  y  para  des- 
cargar el  merecido  enojo  sobre  sus  enemigos  ,  y  dar  el 
justo  pago  á  sus  adversarios  :  él  tratará  á  las  islas  ó 
naciones  según  su  merecido. 

19  Con  esto  temerán  el  nombre  saw/o  del  Señor 
los  pueblos  que  están  al  Occidente  ,  y  los  del  Oriente 
venerarcm  su  gloria  y  magestad  ;  cuando  venga  como 
un   rio  impetuoso  ,   impelido  del  espíritu  del  Señor, 

20  y  llegue  el  Redentor  que  ha  de  redimir  á  Sion, 
y  á  aquellos  hjos  de  Jacob ^  que  se  convierten  del 
pecado  ,  dice  el  Señor. 

21  Y  este  es  mi  nuevo  pacto  con  ellos  ,  dice  el 
Señor  :  El  espíritu  mío  que  está  en  tí  ,  y  las  palabras 
mías  que  puse  yo  en  tu  boca  ,  no  se  apartarán  de  tus 
labios  ,  dice  el  Señor  ,  ni  de  la  boca  de  tus  hijos  ,  ni 
de  la  boca  de  tus  nietos  desde  ahora  para  siempre. 

1  Ephes.  VI.  V.  \7.—I.  Tfies.  V.  v.  8.  Describe  el  Pro- 
feta  las  armas  con  que  el  Mesías  había  de  combatir  á  favor 
de  los  hombres  contra  el  demonio. 

2  Rom.  M,  V.  26. 


229 


CAPITULO    LX. 

Triunfo  de  la  Iglesia ,  en  la  cual  irán  entrando  muchas"na- 
ciones.  Desterrada  la  iniquidad,  el  Señor  sei'á  su  paz,  su 
santificación,  y  su  felicidad  eterna. 

1  Levántate ,  oh  Jerusalem  ,  recibe  la  luz  :  porque 
ha  venido  tu  kimbrera  ' ,  y  ha  nacido  sobre  tí  la  gloria 
del  Señor  ^. 

2  Porque  hé  aquí  que  la  tierra  estará  cubierta  de 
tinieblas ,  y  de  oscuridad  las  naciones  ;  mas  sobre  tí 
nacerá  el  Señor  ,  y  en  tí  se  dejará  ver  su  gloria. 

3  Y  á  tu  luz  caminarán  las  gentes ,  y  los  reyes  al 
resplandor  de  tu  nacimiento  '. 

4  Tiende  tu  vista  al  rededor  tuyo ,  y  mira :  todos 
esos  se  han  congregado  para  venir  á  tí :  vendrán  de 
lejos  tus  hijos ,  y  tus  hijas  acudirán  á  tí  de  todas  par- 
tes. 

5  Entonces  te  verás  en  la  abundancia  ^  :  se  asom- 
brará tu  corazón ,  y  se  ensanchará ,  cuando  vendrá  á 
unirse  contigo  la  muchedumbre  de  naciones  de  la  otra 


1  O  el  sol  de  justicia. 

2  Pueden  mirarse  estas  expresiones  del  Profeta  como  el 
parabién  que  da  á  la  Iglesia  por  el  gran  beneficio  de  la  ve- 
nida del  Blesías  ;  especialmente  cuando  se  manifestó  á  los 
gentiles  en  el  día  de  la  Epiphania,  en  que  la  Iglesia  cele- 
Tara  la  adoración  de  los  Magos. 

3  A  la  claridad  que  por  tí  nacCj  ó  que  se  efecto  de  tu  na- 
cimiento. 

4  O  verás  tu  multiplicación  prodigiosa. 


230  LA    PROFECÍAl    de    ISAÍAS. 

parte  del  mar;  cuando  á  tí  acudirán  poderosos  pue- 
blos. 

6  Te  verás  inundada  de  una  muchedumbre  de  ca- 
mellos ,  de  dromedarios  de  Madian  y  de  Epha  '  :  todos 
los  sábeos  vendrán  á  traerte  oro  é  incienso,  y  publi- 
carán las  alabanzas  del  Señor. 

7  Se  recogerán  para  tí  todos  los  rebaños  de  Cedar 
para  tu  servicio  serán  los  carneros  de  Nabaioth  ' . 
sobre  mi  altar  de  propiciación  serán  ofrecidos ,  y  yo 
haré  gloriosa  la  Casa  de  mi  magestad. 

8  ¿  Quiénes  son  esos  que  vuelan  como  nubes ,  y 
como  las  palomas  á  sus  nidos  ? 

9  Sé ,  dice  el  Setior  ,  que  me  están  esperando  con 
ansia  las  islas  ó  naciones  ,  y  las  naves  del  mar  ya  des- 
de el  principio ,  para  que  traiga  de  las  remotas  regio- 
nes á  tus  nuevos  hijos  ,  y  con  ellos  su  plata  y  su  oro  , 
que  consagran  al  nombre  del  Señor  Dios  tuyo ,  y  al 
Santo  de  Israel  que  te  ha  glorificado. 

10  Entonces  los  hiios  de  los  extrangeros  edificarán 
tus  muros ;  y  los  reyes  de  ellos  serán  servidores  tuyos: 
porque  si  bien  estando  enojado  te  afligí ,  ahora  re- 
conciliado uso  contigo  de  misericordia  '. 

1  Matul.  II.  V.  9.  Madian  fue  hijo  de  Abrahain  y  de 
Cetiira ;  y  Epha  fue  hijo  de  Madian.  Gen.  XXF.  v.  2.  y  4. 
Este  y  sus  descendientes  habitaron  en  la  Arabia  Pétrea. 
Los  dromedarios  son  los  camellos  mas  ejercitados  en  correr, 
y  así  mas  veloces  ;  y  en  ellos  viajan  los  pueblos  de  Oriente. 

2  Cedar  y  Nabaiolh  fueron  hijos  de  Ismael ,  hija  de 
Abraham.  La  riqíieza  de  sus  descendientes  consistía  en 
rebaños.  Gen.  XS-V.  v.  12,  J3. 

3  Engrandeciéndote  sobremanera. 


CAl'ilULO    LX.  ¿31 

1 1  V  estarán  abiertas  siempre  tus  puertas  '  :  ni  de 
diani  de  noche  se  cerrarán;  á  fin  de  que  á  toda  hora 
pueda  introducirse  en  tí  la  riqueza  de  las  naciones  , 
juntamente  con  sus  reyes  ; 

12  puesto  que  la  nación  y  el  reino  que  á  tí  no  se 
sujetare ,  perecerá ,  y  tales  gentes  serán  destruidas  y 
asoladas. 

13  A  tí  vendrá  lo  mas  precioso  del  Líbano  *  ,  y  el 
abeto  Y  el  box,  y  el  pino  para  servir  todos  juntos  al 
adorno  de  mi  Santuario  ,  y  yo  llenaré  de  gloria  el  lu- 
gar donde  asentaré  mis  pies  '. 

14  Yátí  vendrán  y  se  te  postrarán  los  hijos  de 
aquellos  que  te  abatieron  ,  y  besarán  las  huellas  de  tus 
pi86  todos  los  que  te  insultaban ,  y  te  llamarán  la  ciu- 
dad del  Señor ,  y  la  Sion  del  Santo  de  Israel. 

13  Por  cuanto  estuviste  tú  abandonada  y  aborre- 
cida ,  sin  haber  quien  le  frecuentase ,  yo  haré  que  seas 
la  gloria  de  los  siglos  ,  y  el  gozo  de  todas  las  genera- 
ciones venideras ; 

IG  y  te  alimentarás  con  la  leche  de  las  naciones, 
y  te  criarán  regios  pechos  *,  y  conocerás  que  yo  soy  el 
Señor  que  te  salva  ,  el  Redentor  tuyo  ,  el  Fuerte  de 
Jacob  ^. 

1  Apoc.  XXL  V.  25. 

2  Esto  es,  el  alto  y  magestuoso  cedro.  Exod.  XXV.  v. 
5.  10.-/.  Paral.  XXV III.  v.  2. 

3  O  el  Arca  Santa.  Véase  Arca. 

4  Esto  es,  gozarás  de  las  delicias  y  grandeza  de  los  reyes. 

5  Puede  aplicarse  todo  lo  dicho  ú  la  naciente  Iglesia 
perseguida.  Act.  í'Ilí.  v.  1. 


232  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

17  En  vez  de  cobre  te  traeré  oro,  y  plata  en  lugar 
de  hierro ;  y  en  vez  de  maderas  cobre  ,  y  en  lugar  de 
piedras  hierro  :  y  pondré  por  gobierno  tuyo  la  paz ,  y 
por  prelados  tuyos  '  la  justicia. 

18  No  se  oirá  ya  hablar  mas  de  iniquidad  en  tu 
tierra ,  ni  de  estragos ,  ni  de  plagas  dentro  de  tus  con- 
fines ;  antes  bien  reinará  la  salud  ó  felicidad  dentro 
de  tus  muros ,  y  resonarán  en  tus  puertas  cánticos  de 
alabanza. 

'  19  Ya  no  habrás  menester  sol  que  te  dé  luz  durante 
el  dia ,  ni  te  alumbrará  el  esplendor  de  la  luna :  sino 
que  el  Señor  mismo  será  la  sempiterna  luz  tuya  ,  y  tu 
gloria  ó  claridad  el  mismo  Dios  tuyo  ^. 

20  Nunca  jamás  se  pondrá  tu  sol  ,  ni  padecerá 
menguante  tu  luna:  porque  el  Señor  será  para  tí  sem- 
piterna luz  luya ,  y  se  habrán  acabado  ya  los  dias 
da  llanto. 

2  i  El  pueblo  tuyo  se  compondrá  de  todos  los  jus- 
tos ;    ellos    poseerán   eternamente  la  tierra ,    siendo 


1  Los  Setenta  nsiaa  aquí  ne  la  voz  griegu  ÉTTíirxoVssf, 
que  significa  superinlendeníes.  S.  Gerónimo  observa  cnán 
admirable  es  la  providencia  del  Señor  en  que  los  Setenta 
intérpretes,  que  eran  hebreos,  usasen  de  la  voz  obispos  T^ars. 
denotar  los  prelados  de  la  Iglesia,  algunos  siglos  antes 
de  nacer  esta.  E!  gobierno  pues  de  los  pastores  del  rebaño 
de  Jesu-Cbristo  es  gobierno  de  paz  y  de  candad;  y  ellos 
deben  ser  modelo  de  justicia  ó  santidad  j  al  mismo  tiem- 
po que  de  sabiduría  y  doctrina. 

2  Apoc.  XXT  V.  4,  23.  —XXII  v.  5. 


capítulo  lxi.  233 

unos  pimpollos  plantados  por  raí .    obra  de  mis  ma- 
nos ,  para  que  yo  sea  glorificado. 

22  El  menor  de  ellos  valdrá  por  mil ,  y  el  parvu- 
lillo  por  una  nación  poderosísima.  Yo  el  Señor  haré 
súbitamente  todo  esto ,  cuando  llegare  su  tiempo. 

CAPITULO  LXI. 

Minisierio  ü  oficio  del  Mesías.  Redención  del  género  huma- 
no. Conversión  de  los  gentiles  por  la  predicación  de  los 
Apóstoles.  Consuelo  de  los  fieles,  y  gloria  de  los  pastores 
de  la  Iglesia. 

1  A  este  fin  '  ha  reposado  sobre  mí  el  espíritu  del 
Señor ;  porque  el  Señor  me  ha  ungido  ^ ,  y  me  ha 
enviado  para  evangelizar  á  los  mansos  ¿^  humildes  ^  , 

1  Para  obrar  aquellas  maravillas. 

2  O  hecho  su  3Iesias. 

3  Luc.  4.  V.  IS.—Joann.  I.  v.  16.  — Acl.  X.  v.  38. 
Este  pasage  de  Isaías  fue  leído  por  Jesús  en  la  Synagoga 
de  Nazareth,  y  se  le  aplicó  á  sí  mismo.  Hasta  los  modernos 
Rabinos  confiesan  que  Isaías  hablaba  del  Mesías,  Los  Se- 
tenta en  su  versión  usaron  de  la  voz  griegas uciyysKÍffAa'^oLt 
ecangelizo,  que  significa a?n¿?zciar  una  buena  nueva:  voz  que 
adoptó  también  S.  Lúeas.  El  carácter  propio  del  Mesías 
fue  el  instruir  con  particular  afecto  cí  los  pobres ,  y  gente 
del  pueblo  ínfimo ,  á  los  cuales  despreciaban  y  dejaban  en 
sus  crasos  errores  los  filósofos  y  maestros  del  gentilismo, 
y  lo  que  también  hacían  con  respecto  al  pueblo  de  Israel 
los  soberbios  doctores  de  la  Synagoga.  Por  eso  Jesús  á  los 
discípulos  de  S.  Juan,  en  prueba  de  que  él  era  el  Mesías, 
alegaba  que  ya  el  Evangelio  ,  ó  la  buena  nueva  ,  se  anun- 


234  LA   PROFECÍA    ÜE   ISAÍAS. 

para  curar  á  los  de  corazón  contrito  ,  y  predicar  la 
redención  á  los  esclavos ,  y  la  libertad  á  los  que  es  - 
tan  encarcelados  : 

2  para  publicar  el  año  de  reconciliación  con  el 
Seüor,  ó  su  jubileo,  y  el  dia  de  la  venganza  de  nues- 
tro Dios  '  ;  para  que  yo  consuele  á  todos  los  que 
lloran  ^  : 

3  para  cuidar  de  los  de  Sion  que  están  llorando , 
y  para  darles  una  corona  de  gloria ,  en  lugar  de  la 
ceniza  que  cubre  sus  cabezas ;  el  óleo  propio  de  los 
dias  solemnes  y  alegres  '  en  vez  de  luto  ;  un  ropage 
de  gloria  en  cambio  de  su  espíritu  de  aflicción  :  y  los 
que  habitarán  en  ella  ^  ,  serán  llamados  los  valientes 
en  la  justicia,  plantío  del  Señor  para  gloria  suya. 

4  Los  cuales  repoblarán  los  lugares  que  desde 
tiempos  remotos  están  desiertos  ^  ,  y  alzarán  las  rui- 
nas antiguas  ,  y  restaurarán  las  ciudades  yermas , 
despobladas  desde  muchos  siglos. 

5  Entonces  se  presentarán  los  extrangeros ,  y  apa- 
centarán vuestros  ganados ;  y  los  hijos  de  los  foraste- 
ros serán  vuestros  labradores  y  viñadores. 

6  Vosotros  empero  seréis  llamados  Sacerdotes  del 


ciaba  a  los  pubres  :  esto  es ,  que  se  les  anunciaban  ú  estos 
cosas  alegres  y  consoladoras. 

1  Contra  sus  enemigos. 

2  Matlh.  V.  V.  5. 
.3  Véase  Unción. 

4  En  la  nueva  Sion. 

Ti  Antes  Crtií.  LVllI.  v.  12. 


CAPÍTULO    L>ví.  '>',\h 

Señor  :  á  vosoUüsse  os  dará  el  nombre  de  Minis- 
iros  de  Dios  :  seréis  alimentados  con  la  sustancia  de 
las  naciones  ,    y  os  honraréis  con  la  gloria  de  ellas  '. 

7  En  vez  de  vuestra  doble  confusión  y  vergüenza  , 
daréis  las  gracias  de  la  parte  de  herencia  que  os  toca- 
rá ;  y  por  eso  poseeréis  en  vuestra  tierra  doblada  por- 
ción ,  y  será  perdurable  vuestra  alegría  -  . 

8  Porque  yo  soy  el  Señor ,  que  amo  la  justicia ,  y 
que  aborrezco  el  latrocinio  consagrado  en  holocausto , 
y  yo  recompensaré  fielmente  sus  obras  ;  y  asentaré 
con  ellos  eterna  alianza. 

9  Y  será  discernido  entre  los  pueblos  su  linage  ,  y 
su  descendencia  en  medio  de  las  naciones  :  cuantos 
los  vieren ,  los  conocerán  hiecjo,  por  ser  ellos  el  linage 
bendito  del  Señor. 

10  Yo  me  regocijaré  con  sumo  gozo  en  el  Señor, 
y  el  alma  mía  se  llenará  de  placer  en  mi  Dios ;  pues 
él  me  ha  revestido  del  ropage  da  la  salud  ,  y  me  ha 
cubierto  con  el  manto  de  la  justicia  ,  como  á  esposo 
adornado  con  guirnalda  ,  y  como  á  esposa  ataviada 
con  sus  joyas. 

11  Porque  así  como  la  tierra  produce  sus  plan- 
tas ,  y  el  jardín  hace  brotar  la  semilla  que  se  ha  sem-- 
brado  en  él ;  así  el  Señor  Dios  hará  florecer  su  jus- 
licia  y  su  gloria  ,  á  vista  de  todas  las  naciones. 


1  /.  Cor.  I.  V.  4. 

2  Acf.  F.  V.  41. 


236  LA   PROFECÍA    DE   ISAÍAS. 


CAPÍTULO  LXIl. 


Isaías  prosigue  vaticinando  la  venida  de  Jesu-Chrislo  ,  y  la 
conversión  de  los  gentiles.  Felicidad  y  gloria  de  la  Igleúa. 

1  Yo  no  me  estaré  pues  callado ,  sin  cesar  roe/a- 
ré á  favor  de  Sion,  por  amor  de  Jerusalem  no  he  de 
sosegar  hasta  tanto  que  su  Justo  nazca  como  la  luz  del 
dia ,  y  resplandezca  su  Salvador  cual  brillarde  an- 
torcha. 

2  Las  naciones,  oh  Jerusalem.^  verán  á  tu  Justo  ;  y 
los  reyes  todos  á  tu  glorioso  Salvador;  y  se  te  im- 
pondrá un  nombre  nuevo ,  que  pronunciará  el  Señor 
de  su  propia  boca. 

3  Y  serás  entonces  una  corona  de  gloria  en  la 
mano  del  Señor  ,  y  una  real  diadema  en  mano  de  tu 
Dios. 

4  Ya  no  serás  llamada  en  adelante  la  Repudiada  : 
ni  tu  tierra  tendrá  el  nombre  de  Desierta ;  sino  que 
serás  llamada  la  Querida  mia  ,  y  tu  tierra  la  Poblada  : 
porque  el  Señor  ha  puesto  en  tí  sus  delicias ,  y  tu  tierra 
estará  llena  de  habitantes  ; 

5  pues  al  modo  que  vive  en  paz  y  alegría  un  man- 
cebo con  la  doncella  que  se  escogió  para  esposa  ;  así 
tus  hijos  morarán  en  tí  :  y  como  el  gozo  del  esposo  y 
de  la  esposa  ,  así  serás  tú  el  gozo  de  tu  Dios  ' . 

6  Sobre  tus  muros ,  oh  Jerusalem  ,  he  puesto  cen- 

1  Todo  esto  conviene  admirablemente  á  la  Iglesia,  co- 
rona de  gloria  para  Chrisío. 


CAPÍTULO   LXir.  237 

lindas  :  todo  el  dia  y  toda  la  noche  estarán  alerta, 
no  callarán  jamás  '.  Vosotros  j>ues  que  hacéis  memo- 
ria del  Señor  ,  no  os  estéis  callados , 

7  y  no  estéis  en  silencio  delante  de  él  :  rayadle  , 
hasta  tanto  que  restablezca  á  Jerusalera  ,  y  la  ponga 
por  objeto  de  alabanza  en  la  tierra. 

8  El  Señor  ha  jurado  por  su  diestra  y  por  su  brazo 
fuerte  ,  diciendo  :  No  daré  mas  tu  trigo  para  sustento 
de  tus  enemigos ;  ni  beberán  en  adelante  los  extran- 
geros  el  vino  tuyo,  fruto  de  tu  trabajo  : 

9  sino  que  aquellos  que  recogen  el  trigo,  le  come- 
rán ,  y  bendecirán  al  Señor :  y  aquellos  que  acarrean 
el  vino,  le  beberán  en  los  atrios  de  mi  santo  Templo. 

10  Salid  pues,  salid  fuera  de  las  puertas  de  Jeru 
salem ,  preparad  el  camino  al   pueblo  ^,  allanad/e  la 
senda  ,  apartad  de  ella  las  piedras,  y  alzad  el  estan- 
darte ó  señal  para  los  pueblos. 

1 1  Hé  aquí  que  el  Señor  ha  mandado  echar  este 
pregón  hasta  las  extremidades  de  la  tierra  ,  y  decir  á 
la  hija  de  Sion  :  IMira  que  ¿/a  viene  el  Salvador  tuyo"; 


1  Aquí  habla  el  Profeta  en  nombre  de  Dios.  Parece  que 
las  últimas  expresiones  se  dirigen  directamente  á  todos  los 
ministros  de  la  Religión  ,  y  especialmente  á  aquellos  que 
están  consagrados  á  la  oración  pública,  y  son  como  la  boca 
de  la  Iglesia  para  alabar  á  Dios ,  darle  gracias  ,  expo- 
nerle sus  necesidades  .  y  pedirle  la  conversión  de  los  in- 
fieles y  pecadores,  la  perseverancia  de  los  justos,  etc. 

2  Antes  cap.  LVII.  v.  14. 

3  Cap.  XL  V.  10.— Zach.  IX.  v.  9.-  MaKh.  XXI.  v.  5. 
—Apoc.  XXJI  r,  12. 

2> 


238  LA    PROFECÍA   ÜE  ISAÍAS. 

mira  cómo  trae  consigo  su  galardón  ,  y  tiene  delante 
de  sí  la  recompensa  para  sus  siervos. 

12  Entonces  tus  hijos  serán  llamados  :  Pueblo 
santo  ,  Redimidos  del  Señor.  Y  á  tí  te  llamarán  : 
Ciudad  apetecida  de  todos ,  y  no  la  Desemparada. 

CAPITULO    LXIII. 

El  Profeta  representa  a  Jesu-Cliristo  con  la  rojja  teñida 
en  sangre,  después  de  vencidos  nuestros  enemigos.  Israel 
es  abandonado  de  Dios  por  su  ingratitud;  pero  Isaías  im- 
plora á  favor  de  el  la  divina  clemencia. 

1  ¿  Quién  es  ese  que  viene  de  Edom  ó  Idumea  y 
de  Bosra  '  con  las  vestiduras  teñidas  de  sangre  ^  ? 
¿  Ese  tan  gallardo  en  su  vestir ,  y  en  cuyo  magestuoso 
andar  se  descubre  la  mucha  fortaleza  suya  ?  Yo  soy , 
responderá  ,  el  que  predico  la  justicia  ,  y  soy  el  pro- 
tector que  da  la  salud  á  los  hombres. 

2  Pues  ¿  por  qué  está  rojo  tu  vestido ,  y  está  tu 
ropa  como  la  de  aquellos  que  pisan  la  vendimia  en  el 
lagar  ? 

3  El  lagar  le  he  pisado  yo  solo  ,  sin  que  nadie  de 
entre  las  gentes  haya  estado  conmigo  '.  Píselos  á  los 

1  Su  capital.  El  Profeta  representa  aquí  á  Christo  triun- 
fante, rodeado  de  una  inmensa  turba  de  gentiles  que  ha 
conquistado  á  la  fé,  y  á  los  cuales  introduce  en  la  nueva 
Sion.  Otros  lo  entienden  de  la  Ascensión  de  Jesu-Christo 
á  los  cielos.  Véase  Ps.  XXIIl.  v.  9. 

2  Bosra  significa  vendimia;  y  puede  aludir  á  la  sangre 
que  Jesu-Christo  habia  derramado.  Jerem.  Thren.  I.  v.  1.5, 
—Apoc.  XIX.  V.  1.3. 

.3  Para  ayudarme. 


CAPÍTULO    LXlll.  239 

enemigos  con  mi  furor  ,  y  los  rehollé  con  mi  ira ,  y  su 
sangre  salpicó  mi  vestido ,  y  manché  toda  mi  ropa. 

4  Porque  hé  aquí  el  dia  Gjado  en  mi  coríizon  para 
tomar  venganza  ' :  es  llegado  ya.  el  tiempo  de  redimir 
á  los  mios. 

5  Eché  la  vista  al  rededor,  y  no  hubo  quien  acu- 
diese á  mi  socorro  :  anduve  buscando,  y  no  hallé  per- 
sona que  me  ajudase  :  y  solo  me  salvó  mi  brazo  ; 
y  la  indignación  que  concebí,  esa  me  sostuvo. 

6  Y  en  mi  furor  pisoteé  á  los  pueblos  ,  y  los  em- 
briagué de  su  sangre  en  mi  indignación  ,  y  postré 
por  tierra  sus  fuerzas. 

7  Yo  me  acordaré  de  las  misericordias  del  Señor  ; 
y  al  Señor  alabaré  por  todas  las  cosas  que  él  ha  he- 
cho á  favor  nuestro  ,  y  por  la  muchedumbre  de  sus 
beneficios  concedidos  á  la  casa  de  Israel ,  según  su 
benignidad ,  y  la  dilatada  serie  de  sus  piedades. 

8  Porque  él  dijo  :  Al  cabo  es  este  el  pueblo  mió  ; 
son  mis  hijos  :  no  me  faltarán  mas  á  la  fidelidad  :  y 
con  eso  se  hizo  salvador  suyo. 

9  En  tedas  las  tribulaciones  que  les  acontecieron , 
jamás  se  cansó  el  Señor  de  librarlos  :  antes  bien  el 
ángel  que  está  en  su  presencia ,  los  sacaba  á  salvo  ;  y 
él  mismo  á  impulso  de  su  amor  ,  y  de  su  clemencia 
los  redimió  ,  y  los  sobrellevó ,  y  los  ensalzó  en  todo 
tiempo. 

10  I\ias  ellos  le  provocaron  á  ira  ,    y  contristaron 


Antes  cap.  XXXIV.  v.  8. 


240  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

el  espíritu  de  su  Santo  '  ;  y  el  Señor  se  les  convirtió 
en  enemigo,  y  él  mismo  los  derrotó- 

1 1  Pero  luego  se  acordó  de  los  tiempos  antiguos  ; 
de  Moysés  ,  y  de  su  pueblo.  ¿  Dónde  está  ,  dijo  ^ 
ahora  aquel  que  los  sacó  del  Mar  bermejo  "*  á  ellos  y 
á  los  que  eran  pastores  de  su  grey  ?  ¿  Dónde  está 
aquel  que  puso  en  medio  de  ellos  el  espíritu  de  su 
Santo  ? 

12  ¿  Dónde  el  que  puesto  á  la  derecha  de  Moysés 
los  sacó  de  Egypto  con  su  magestuoso  brazo  ^ :  el  que 
delante  de  ellos  dividió  las  aguas  del  mar,  con  lo 
cual  se  adquirió  un  renombre  sempiterno  : 

13  el  que  los  guió  por  medio  de  los  abismos  ,  como 
se  hace  con  un  vigoroso  caballo  por  una  llanura  de- 
sierta ,  sin  ningún  tropiezo  ? 

14  Como  se  lleva  á  un  jumento  por  una  ladera 
al  campo  ,  con  el  mayor  sosiego;  así  los  condujo  el 
espíritu  del  Señor :  así,  oh  Dios,  fuiste  tú  el  conductor 
de  tu  pueblo,  áfin  de  adquirirte  un  nombre  glorioso. 

15  Atiende  desde  el  cielo  ,  oh  Señor,  y  echa  una 
mirada  acia  nosotros  desde  el  lugar  santo  donde  mo- 
ras tú ,  y  reside  la  gloria  tuya.  ¿  Dónde  está  ahora 
tu  zelo  ,  y  tu  fortaleza  ,  la  ternura  de  tus  entrañas  y  la 
gran  misericordia  tuya  ^  ?  ¿  Por  qué  no  la  usas  con- 


1  O  de  su  fiel  siervo  Moysés. 

2  Exod.  XIV.  V.  29.— Ps,  Cy.  v.  16,  32. 

3  Según  Martini  puede  traducirse  :  El  que  estando  al 
lado  de  Moysés,  le  condujo  con  el  brazo  de  su  magestad. 

4  Deut.  XXVI.  V.  15.  —  Baruch.  II.  v,  16. 


CAPÍTULO     LXIV.  ilAl 

16  TÚ  110  obstante  eres  nuestro  verdadero  padre ' ; 
porque  Abrahaní  no  nos  conoció,  é  Israel  no  supo 
nada  de  nosotros.  S¿ ,  tú ,  oh  Señor,  eres  nuestro 
padre ,  nuestro  redentor  :  este  es  tu  nombre  desde  la 
eternidad. 

17  ¿  Y  por  qué,  Señor  ,  nos  dejaste  desviar  de 
tu  camino  ?  ¿  por  qué  permitiste  que  se  endureciese 
nuestro  corazón  ,  de  modo  que  perdiésemos  tu  santo 
temor  ^  ?  Vuélvete  á  nosotros  por  amor  de  tus  sier- 
vos ',  y  de  las  tribus  que  forman  la  herencia  tuya. 

18  Como  si  tu  pueblo  santo  nada  fuese  á  tu  vista  , 
se  han  enseñoreado  de  él  nuestros  enemigos ,  han  pi- 
soteado tu  Santuario. 

19  Hemos  vuelto  á  ser  como  al  principio,  antes 
que  tú  te  hubieses  posesionado  de  nosotros  ,  ni  llevá- 
semos el  nombre  de  pueblo  tuyo. 

CAPÍTULO  LXIV. 

El  pueblo  de  Israel  clama  al  Señor  para  que  se  digne  li- 
brarle: confiesa  y  llora  sus  pecados,  y  le  pide  que  le  saque 
de  su  lastimosa  ruina. 

1  ¡  Oh  si  rasgaras  los  cielos ,  y  descendieras  !  A  tu 
presencia  se  derretirían  como  cera  los  montes  ^  : 


1  Matlh.  XXIII.  V.  9. 

2  Rom.  IX.  Véase  Gracia  ,  Causa. 

3  Abraham,  Isaac  y  Jacob. 

4  Exod.  XIX  V.  18. 


242  LA    PKOFEtízV    DE    ISAÍAS. 

'¿  consuniiríanse  como  en  un  horno  de  fuego  ;  las 
aguas  mismas  arderian  como  llamas ,  para  que  se  hi- 
ciese manifiesto  tu  nombre  á  tus  enemigos ,  y  tem- 
blasen delante  de  tí  las  naciones. 

3  Cuando  tú  habrás  hecho  estas  maravillas ,  no  po- 
dremos soportarlas  '  :  has  descendido  del  ciclo ,  y  al 
verle  los  montes ,  se  han  derretido. 

4  Desde  que  el  mundo  es  mundo,  Jamás  nadie  ha 
entendido,  ni  ninguna  oreja  ha  oido,  ni  ha  visto  ojo 
alguno,  sino  solo  tú,  oh  Dios,  las  cosas  que  tienes  pre- 
paradas para  aquellos, que  te  están  aguardando  =". 

5  Tú  saliste  al  encuentro  de  aquellos  que  se  rego- 
cijan en  i¿,  y  practican  la  justicia  :  de  aquellos  que  ca- 
minando con  alegría  por  tus  caminos  se  acuerdan  de 
ti.  Mas  tú  ahora  estás  enojado  contra  nosotros,  por- 
que hemos  pecado  :  en  pecados  estuvimos  siempre  en- 
redados ;  y  con  todo,  por  tu  inisericordia  seremos 
salvos. 

6  Todos  nosotros  venimos  á  ser  como  un  inmundo 
leproso,  y  como  un  sucio  y  hediondo  trapo  todas  nues- 
tras obras  de  justificación  :  como  la  hoja  de  los  ¿trbo- 
les  hemos  caido  todos,  y  nuestras  maldades  como  un 
viento  impetuoso  nos  han  arrebatado  y  esparcido. 

7  No  hay  ninguno  que  invoque  tu  nombre  :  no  hay 
quien  se  levante  para  mediar,  y  te  detenga  :  nos  has 
escondido  tu  rostro,  y  nos  has  estrellado  contra  nues- 
tra misma  maldad. 

1  Nos  daremos  por  vencidos. 

2  /.  Cor.  11.  V.  9, 


LAIMTULO    LXV.  243 

8  Ahora  bien,  Señor,  lú  eres  nuestro  padre :  iios- 
olros  somos  el  barro,  y  tú  el  alfarero  :  obras  somos 
lodos  de  tus  manos. 

9  No  te  irrites,  Señor,  en  demasía  :  ni  te  acuer- 
des mas  de  nuestra  maldad  :  mira  y  atiende  á  que  so- 
mos lodos  pueblo  luyo  ' . 

10  Ha  quedado  desierta  la  ciudad  de  tu  Santuario. 
Sion  está  hecha  un  yermo :  Jerusalem  se  halla  aso- 
lada. 

11  La  casa  de  nuestra  santificación  y  de  nuestra 
gloria,  donde  nuestros  padres  cantaron  tus  alabanzas, 
está  hecha  un  montón  de  cenizas,  y  todas  nuestras 
grandezas  se  han  convertido  en  ruinas. 

12  Pues,  Señor,  ¿y  al  ver  tales  cosas,  le  estarás 
tú  quedo  ^?  ¿continuarás  guardando]  silencio,  y  afli- 
giéndonos en  tanto  extremo  ? 


CAPÍTULO  LXV. 


Jsaias  profetiza  la  conversión  de  los  gentiles,  y  la  reproba- 
ción de  los  judíos,  y  que  las  reliquias  de  estos  serán  salva- 
das. Felicidad  de  la  Iglesia  de  Jesn-Christo. 

1  Han  venido  á  buscarme  aquellos  que  antes  no 
preguntaban  por  mí,  hanme  hallado  aquellos  que  no 
me  buscaron.  Yo  he  dicho  á  una  nación  que  no  in- 
vocaba mi  nombre :  Aquí  estoy,  heme  aquí. 


1  Ps.  LXXVni.  V.  8. 

2  Contendrás  tu  miaericordia  ? 


244  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

2  Extendí  todo  el  día  mis  brazos  acia  uu  pueblo 
incrédulo  y  rebelde,  que  no  anda  por  el  buen  cami- 
no, sino  en  pos  de  sus  antojos : 

3  pueblo  que  cara  á  cara  me  está  provocando  con- 
tinuamente á  enojo :  hombres  que  inmolan  víctimas 
en  los  huertos,  y  ofrecen  sacrificios  sobre  altares  fa- 
bricados de  ladrillos  ' : 

4  que  se  meten  en  los  sepulcros  ^,  que  duermen  en 
los  templos  de  los  ídolos  ó  falsos  oráculos  :  que  co  - 
men  la  carne  del  cerdo  ^ ,  y  echan  en  sus  tazas  un 
caldo  profano  ó  prohibido : 

5  que  dicen  á  otros  *  :  Apártate  de  mí,  no  me  to- 
ques, porque  tú  eres  inmundo  :  todos  estos  se  con- 
vertirán en  humareda  en  el  dia  de  mi  furor,  en  fuego 
que  arderá  siempre. 

G  Sabed  que  lo  dicho  lo  tengo  escrito  delante  de 
mí.  Por  lo  que  no  callaré,  dice  el  Señor,  sino  que 
les  retornaré  el  cambio,  y  les  pondré  en  su  seno  la 
paga; 

7  la  paga  ó  cas/íV/o  juntamente  de  sus  iniquidades, 


1  Exod.  XX.  V.  24.  -  XXVII.  v.  8. 

2  Para  augurar  con  vanos  sueños.  Algunos  creen  que  el 
Profeta  habla  de  la  supersticiosa  costumbre  de  visitar  los 
sepulcros  para  hacer  en  ellos,  ó  en  sus  cadáveres  ,  ciertas 
ceremonias  de  la  nigromancia ;  y  de  la  otra  práctica  de 
dormir  en  ellos  para  tener  sueños  de  cosas  futuras.  En 
todo  eso  se  mezclábala  mas  torpe  lubricidad. 

3  Lev.  XI  V.  7. 

4  Esto  es^  á  los  gentiles. 


CAPÍTULO  LXV.  245 

y  de  las  iniquidades  de  sus  padres  '  ;  los  cuales  ofre- 
cieron sacrificios  sobre  los  montes,  y  me  deshonraron 
sobre  los  collados.  Yo  derramaré  en  el  seno  de  los  hijos 
la  paga  debida  á  las  antiguas  obras  de  los  padres. 

8  Sin  embargo,  esto  dice  el  Señor  :  Como  cuando 
se  halla  un  grano  bueno  en  un  racimo  podrido,  y  se 
dice  :  No  le  desperdicies,  pues  es  una  bendición,  ó  don 
de  Dios,  eso  mismo  haré  yo  por  amor  de  mis  siervos  : 
no  exterminaré  á  Israel  del  todo : 

9  antes  bien  entresacaré  de  Jacob  un  linage ,  y  de 
Judá  quien  domine  sobre  mis  montes.  Y  esta  tienda 
de  Sion  será  la  herencia  de  mis  escogidos  ,  en  ella 
habitarán  mis  fieles  siervos  ; 

10  y  las  campiñas  serán  rediles  de  rebaños  ,  y  en 
el  fértil  valle  de  Achór  ^  se  albergarán  los  ganados 
mayores  de  mi  pueblo,  de  aquellos  que  han  ido  en  pos 
de  mí. 

1 1  Pero  á  vosotros  que  abandonasteis  al  Señor , 
que  os  olvidasteis  de  Sion  mi  santo  monte,  que  apare- 
jasteis una  mesa  ^  ó  altar  al  ídolo  de  la  Fortuna  , 
y  derramáis  sobre  él  libaciones ; 

12  yo  os  iré  entregando  uno  á  uno  al  filo  de  mi 
espada  ,  y  todos  pereceréis  en  esta  mortandad:  pues- 
to que  yo  os  llamé,  y  no  respondisteis ,  os  hablé,  y 


1  Matlh.  XXIII.  V.  32 

2  Josué  FU.  V.  26. 

3  Véase  la  costumbre  de  ofrecer  manjares  y  licores  á  los 
Ídolos.  Judie.  IX.  V.  '27.— Dan.  XIV.  v.  2. 


246  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

no  hicisteis  caso  '  :  antes  bien  cometíais  la  maldad  de- 
lante de  mis  ojos,  y  habéis  escogido  las  cosas  que  yo  abor- 
recía. 

13  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  Dios:  Sabed  que 
mis  siervos  comerán ,  y  vosotros  padeceréis  hambre : 
mis  siervos  beberán,  y  vosotros  padeceréis  sed  : 

14  mis  siervos  se  regocijarán  ,  y  vosotros  estaréis 
avergonzados  :  y  sabed  ,  en  fin ,  que  mis  siervos,  á 
impulsos  del  júbilo  de  su  corazón,  entonarán  himnos 
de  alabanza,  y  vosotros,  por  el  dolor  de  vuestro 
corazón  ,  alzaréis  el  grito ,  y  os  hará  dar  aullidos  la 
aflicción   de  ánimo.  . 

15  Y  dejaréis  cubierto  de  execración  vuestro  nombre 
á^mis  escogidos.  El  Señor  Dios  acabará  contigo,  oh 
Israel ,  y  á  sus  siervos  los  llamará  con  otro  nombre  : 

16  en  el  cual  nombre  quien  fuere  bendito  sobre  la 
tierra ,  bendito  será  del  Dios  verdadero  ^ ;  y  el  que 
jurare  sobre  la  tierra ,  por  este  nombre  del  Dios  ver- 
dadero jurará :  porque  las  precedentes  angustias  ó  tri- 
bulaciones se  han  echado  en  olvido,  y  desaparecieron 
de  mis  ojos. 

1 7  Porque  hé  aquí  que  yo  voy  á  criar  nuevos  cielos 
y  nueva  tierra '  ,  y  de  las  cosas  ó  tribulaciones  prime  - 
ras  no  se  hará  mas  memoria,   ni  recuerdo  alguno  : 

18  sino  que  os  alegraréis,  y  regocijaréis  elernamcn- 


1  Prov,  Iv.  12— Jer.  VI.  v.  13.— Después  LXFI.  vA. 

2  O  Dios  de  verdad.  //.  Cor.  I.  v.  20. 

3  Apoe.  XXI.  tv  I.  Véase  c.  XXXIV  y  LXVI  v.  22. 


CAPITULO  LXV.  247 

le  en  aquellas  cosas  que  voy  á  criar  ;  pues  hé  aquí 
que  yo  formaré  á  Jerusalem ,  ciudad  de  júbilo,  y  á 
su  pueblo  pueblo  de  alegría. 

19  Y  colocaré  yo  mis  delicias  en  Jerusalem,  y  ha- 
llaré mi  gozo  en  mi  pueblo :  nunca  jamás  se  oirá  en 
él  la  voz  de  llanto,  ni  de  lamento. 

20  No  se  verá  mas  allí  un  niño  que  viva  pocos 
dias,  ni  anciano  que  no  cumpla  el  tiempo  de  su  vida; 
pues  el  que  morirá  mas  niño  ' ,  tendrá  cien  años,  y  el 
pecador  "*,  ó  el  que  no  viva  cien  años,  será  reputado 
como  maldito. 

21  y  edificarán  casas,  y  las  habitarán,  y  plantarán 
viñas,  y  comerán  de  su  fruto  ^. 

22  No  acontecerá  que  ellos  edifiquen,  y  sea  otro  el 
que  habite  ;  ni  plantarán  para  que  otro  sea  el  que  co- 
ma :  pues  los  dias  de  mi  pueblo  serán  duraderos  co- 


1  Esto  es,  mas  temprano. 

2  El  hebreo  :  el  falto  de  cien  años. 

3  Se  habla  aquí  del  nuevo  mundo,  y  del  reino  de  Jesu- 
Christo.  Este  reino  espiritual  comenzó  en  la  fundación  de 
la  Iglesia,  y  se  completará  ó  perfeccionará  cuando  des- 
pués de  la  resurrección  universal  reinará  Jesu-Christo'con 
sus  santos,  renovados  los  cielos  y  la  tierra,  etc.  Apoc.XXl. 
Dice  que  no  se  verá  en  él  niño  de  pocos  dias,  ni  anciano  que 
no  cumpla  el  tiempo  de  su  vida ,  etc.  para  significar  con 
esta  metáfora  que  los  nuevos  fieles^  aunque  de  corta  edad, 
serán  como  adultos  en  la  virtud ;  y  que  los  ancianos  lo 
serán  también  en  sus  juiciosas  costumbres,  y  máximas  de 
prudencia :  que  con  sus  buenas  obras  se  fabricarán  casas 
ó  mansiones  en  el  cielo  ,  etc. 


248  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

mo  los  dias  del  árbol  de  la  vida ' ,  y  permanecerán 
largo  tiempo  '  las  obras  de  sus  manos  : 

23  no  se  fatigarán  en  vano  mis  escogidos,  ni  ten- 
drán hijos  que  los  conturben  ;  porque  estirpe  de  ben- 
ditos del  Señor  son  así  ellos,  como  sus  nietos. 

24  Y  antes  que  clamen,  yo  los  oiré :  cuando  es- 
tén aun  con  la  palabra  en  la  boca,  otorgaré  su  peti- 
ción ^ 

25  El  lobo  y  el  cordero  pacerán  juntos:  el  león, 
como  el  buey,  comerá  heno  ^  :  el  alimento  de  la  ser- 
piente será  el  polvo  *  :  no  habrá  quien  haga  daño, 
ni  cause  muerte  en  todo  mi  santo  monte  ,  dice  el 
Señor. 

CAPÍTULO   LXVI. 

El  espíritu  contrito  %j  humillado  es  el  templo  que  el  Señor 
desea  para  sí;  y  sin  ese  espíritu  desecha  los  sacrijficios  le- 
gales. Castiga  de  la  obstinación  de  la  Synagoga  ,  y  Jecun- 
didad  de  la  nueva  Iglesia.  Los  israelitas  según  el  espiritui 

■    son  una  nueva  estirpe  que  subsistirá  eternamente. 

1  Esto  dice  el  Señor  :  El  cielo  es  mi  solio ,  y  la  tier- 
ra peana  de  mis  pies :  ¿qué  casa  pves  es  esa  que  vos- 

1  Apoc.  II.  V.  7. 

2  Esto  es ,  para  siempre. 

3  Ps.  XXXI.  V.  5. 

4  Metáfora  para  denotar  que  hombres  de  costumbres  y 
climas  diferentes  ,  mudados  por  la  gracia  del  Evangelio  , 
vivirán  como  hermanos.  Véase  antes  cap.  XI.  v.  6. 

5  Gen.  III,  v.U. 


CAPÍTULO    LXVI.  249 

Olios  edificaréis  para  mí ,  y  cuál  es  aquel  lugar  donde 
he  de  fijar  mi  asiento  '  ? 

2  Estas  cosas  todas  las  hizo  mi  mano,  y  todas  ellas 
son  obra  mia ,  dice  el  Señor.  ¿  Y  en  quién  pondré  yo 
mis  ojos,  sino  en  el  pobrecitoy  contrito  de  corazón, 
y  que  oye  con  respetuoso  temor  mis  palabras  ? 

3  Aquel  que  me  inmola  un  buey  ^,  es  como  el  que 
degollase  un  hombre  :  el  que  sacrifica  un  cordero  , 
es  como  quien  descabezase  un  perro  :  el  que  hace 
una  ofrenda ,  es  como  quien  me  presentase  la  sangre 
de  cerdo  :  el  que  se  acuerda  de  ofrecerme  incienso  es 
como  quien  bendijese  ú  honrase  á  un  ídolo.  En  efecto 
todas  estas  cosas  prohibidas  en  mi  Let/  han  elegido 
ellos ,  según  sus  antojos ;  y  su  alma  ha  puesto  sus 
delicias  en  estas  abominaciones, 

4  Por  lo  que  yo  me  complaceré  también  en  bur- 
larme de  ellos ,  y  haré  que  les  acontezcan  las  cosas 
desastrosas   que   temían  :  ya  que   llamé  ,  y  no  hubo 

1  Act.  VII.  v.i'^.  —  XVlI.  V.  24.  Tenían  los  judíos 
una  excesiva  confianza  en  su  Templo  ;  y  hacían  poco  caso 
de  cumplir  los  preceptos  de  Dios.  Véase  Jerem.  Vil.  v.  4. 
Y  así  les  dice  que  no  es  el  templo  material  el  que  él  ama  , 
sino  el  templo  espiritual  ,  ó  el  corazón  humilde  y  contrito 
del  hombre  temeroso  de  Dios ,  y  que  le  ama  y  obedece. 
Joann.  XIV.  v.  23. 

2  Sin  apartarse  de  sus  crímenes.  Aquel  que  sin  espíritu 
de  piedad  y  religión  me  ofrece  el  sacrificio  de  un  buey,  es 
como  el  que  degollase,  etc.  Las  ceremonias  de  la  antigua 
Ley  no  eran  gratas  á  Dios,  cuando  se  hacían  con  solos  los 
actos  externos  ,  y  estando  el  corazón  apegado  á  los  vicios. 
No  tenían  en  sí  mismas  virtud  como  las  de  la  Ley  nueva, 

22 


250  LA   PROFECÍA   DE    ISAÍAS. 

quien  respondiese;  hablé,  y  no  me  escucharon  *,  y 
obraron  la  maldad  ante  mis  ojos  :  y  han  querido  lo 
que  ya  reprobaba. 

5  Oid  la  palabra  del  Señor  vosotros  que  la  escu- 
cháis con  respetuoso  temor  :  Vuestros  hermanos  que 
os  aborrecen  ,  y  os  desechan  por  razón  de  mi  nom- 
bre ,  dijeron  :  Ea ,  que  muestre  el  Señor  en  vosotros 
su  gloria ,  y  la  reconoceremos  al  ver  la  alegría  de 
vuestro  rostro.  Mas  no  temáis  :  ellos  quedarán  confun- 
didos. 

6  Ya  oigo  la  voz  lastimera  del  pueblo  de  la  ciudad 
de  Jerusalem  ^,  la  voz  del  Templo,  la  voz  del  Señor 
que  da  el  pago  á  sus  enemigos. 

7  Antes  del  tiempo  del  parto  ha  parido  la  nueva 
Sion  :  antes  que  le  viniesen  los  dolores  ,  ha  parido  un 
hijo  varón  '. 

8  ¿  Quién  janiás  oyó  cosa  tal ,  ni  quién  vio  nada 

1  Pror.  /.  V.  24.  —Jerem.  VIL  v.  13. 

^  Véase  Josepho^  lib.  VII.  de  Bello  Jad.  cap.  12,  donde 
cnenta  la  terrible  predicción  de  un  tal  Jesús,  hijo  de  Hana- 
ni,  que  cuatro  años  antes  de  ser  sitiada  Jerusalem  por  Tito, 
cuando  los  judíos  aun  estaban  en  plena  paz ,  comenzó  á 
gritar  :  Voz  del  Oriente ,  voz  del  Occidente ,  voz  contra  Je- 
rusalem,  y  contra  el  Templo....]  Ay ,  ay,  ay  de  Jerusalem! 

3  La  Synagoga  desde  Abraham  á  Moysés  creció  lenta- 
mente :  mas  la  Iglesia  súbitamente  y  sin  fatiga  ni  trabajo 
ha  parido  los  Apóstoles ,  y  por  medio  de  estos  á  infinitos 
cristianos  que  han  entrado  en  la  Iglesia  desde  el  judaismo 
y  gentilismo.  Se  dice  que  ha  parido  varón,  para  denotar  la 
robustez  de  la  fé  y  la  perfección  de  la  virtud,  aun  en  los 
recien  convertidos,  y  en  tiernas  y  delicadas  doncellas. 


CAPÍTULO   LXVI.  251. 

semejante  á  esto?  ¿Pare  acaso  la  tierra  en  un  solo 
dia  el  fruto?  ¿  O  ha  sido  engendrada  nunca  de  una 
vez  toda  una  nación  '  ?  Pues  he  aquí  que  Sion  se 
sintió  preñada ,  y  parió  sus  hijos  ^. 

9  ¿Acaso  yo,  que  hago  parir  ó  doy  la  fecundidad 
á  los  otros  ,  dice  el  Señor ,  no  pariré  yo  mismo  ?  ¿  Yo 
que  doy  á  los  otros  succesion ,  seré  acaso  estéril ,  dice 
«1  Señor  Dios  tuyo  ? 

10  Congratulaos /)i/es  con  la  nueva  Jerusalem  ,  y 
regocijaos  con  cUa  todos  los  que  la  amáis :  rebosad  con 
ella  de  gozo  todos  cuantos  por  ella  estáis  llorando  : 

11  á  fin  de  que  chupéis  así  de  sus  pechos  la  leche 
de  sus  consolaciones  ^  celestiales,  hasta  quedar  sacia- 
dos, y  saquéis  abundante  copia  de  delicias  de  su  con- 
sumada gloria. 

12  Porque  esto  dice  el  Señor  :  Hé  aquí  que  yo 
derramaré  sobre  ella  como  un  rio  la  paz  ^,  y  como 
un  torrente  que  todo  lo  inunda,  la  gloria  de  las 
naciones  * :  vosotros  chup^iréis  su  leche,  á  sus  pechos 
seréis  llevados ,  y  acariciados  sobre  su  regazo. 

13  Como  una  madre  acaricia  á  su  hijito ,  así  yo 
os  consolaré  á  vosotros ,  y  hallaréis  vuestra  paz  y 
consolación  en  Jerusalem. 


1  No  por  cierto. 

2  En  prodigioso  número.  Véase  Matlh.  VIH.  v.  11. — 
XII  V.  31. 

3  /  Pet.  II.  V.  2. 

4  O  la  abnndancia  de  bienes.  Antes  c.  XLIX.  v.  25, 

5  Convertidas  á  la  fé. 


252  LA    PROFECÍA    DE    ISAÍAS. 

14  Vosotros  lo  veréis,  y  se  regocijará  vuestro  co- 
razón ,  y  vuestros  huesos  reverdecerán  como  la  yerba: 
y  será  visible  la  mano  del  Señor  á  favor  de  sus  sier- 
vos :  al  paso  que  hará  experimentar  su  indignación  á 
sus  enemigos. 

15  Porque  hé  aquí  que  el  Señor  vendrá  en  medio 
de  fuego  ,  y  su  carroza  será  como  un  impetuoso  tor- 
bellino para  derramar  con  la  indignación  suya  su  fu- 
ror, y  su  venganza  con  llamas  de  fuego  '  : 

16  pues  el  Señor  rodeado  de  fuego  ,  y  armado  de 
su  espada  juzgará  á  todos  los  mortales;  y  será  grande 
61  número  de  aquellos  á  quienes  el  Señor  quitará  la 
Vida. 

17  Aquellos  que  creian  santificarse  ,  y  quedar  pu- 
ros ^  en  los  huertos,  y  lavándose  detrás  de  la  puerta  ' 
de  sus  casas  ,  en  lo  interior  de  ellas ;  '  que  comian 
carne  de  cerdo  *,  y  cosas  abominables ,  y  ratones ; 
serán  consumidos  á  una  todos ,  dice  el  Señor. 


1  Es  una  pintura  del  juicio  final. 

2  Sacrificando  á  los  ídolos. 

3  Donde  la  vulgata  traduce  postjanuam  ,  se  lee  en  mu- 
chos códices  antiguos  de  la  misma ,  post  unam  ;  y  así  tra- 
duce san  Gerónimo.  Y  entonces  quiere  decir :  siguiendo  ó 
adorando  la  luna :  porque  Acat  ó  Eca  {  de  donde  el  He- 
cale  de  los  poetas),  significa  no  solo  una,  sino  también  luna. 
También  podía  traducirse  :  en  los  huertos ,  lavándose  uno 
después  de  otro  detrás  de  la  puerta  de  ellos  :  que  comian,  etc. 
Aun  ahora  se  ven  estos  lavatorios  ó  baños  detrás  déla  puerta 
en  los  huertos  de  varios  países  cálidos. 

4  Lev.  XI.  V.  29. 


CAPÍTULO    LXVI.  253 

18  Mas  yo  vendré  á  recoger  sus  obras ,  y  sus  pen- 
samientos, y  para  reunirlos  con  todas  las  naciones  de 
cualquiera  pais  y  lengua  '  ,  y  comparecerán  delante 
de  mi,  y  verán  mi  gloria. 

19  Y  levantaré  en  medio  de  ellos  una  señal  de  sa- 
lud ;  y  de  los  que  se  salvaren ,  yo  enviaré  á  las  na- 
ciones de  la  otra  parte  del  mar  ,  á  la  África ,  á  la 
Lidia  (^que  son  pueblos  flecheros)  ,  á  la  Italia  ,  á  la 
Grecia  ,  á  las  islas  mas  remotas  ,  á  gentes  que  jamás 
han  oido  hablar  de  mí ,  ni  han  visto  mi  gloria.  Y  es- 
tos enviados  anunciarán  á  las  naciones  la  gloria  mia; 

20  y  traerán  á  todos  vuestros  hermanos  de  todas 
las  naciones  ^,  y  los  ofrecerán  como  un  presente  al 
Señor,  conduciéndolos  en  caballos,  y  en  carrozas,  y 
en  literas,  y  en  muías  ,  y  carruages  á  mi  monte  santo 
de  Jerusalem ,  dice  el  Señor,  como  cuando  los  hijos 
de  Israel  llevan  en  un  vaso  puro  la  ofrenda  á  la 
Casa  del  Señor. 

21  Y  de  entre  estos  escogeré  yo  para  hacerlos 
sacerdotes  y  levitas  ' ,  dice  el  Señor. 

22  Porque  como  los  cielos  nuevos ,  y  la  nueva 
tierra  que  yo  haré  permanecer  siempre  delante  de 
mí  ^,  así,  oh  Jerusalem,  permanecerá  tu  descen- 
dencia y  tu  renombre ,  dice  el  Señor. 

1  A  fin  de  darles  su  merecido. 

2  En  medio  de  las  cuales  habitaban  como  forasteros. 

3  Ya  DO  serán  solo  de  la  tribu  de  Leví.  Y  trasladado  el  sa- 
cerdocio, era  necesario  que  se  mudase  también  la  Ley.  Heb. 
VII.  V.  12. 

4  Apoc.XXI.  V.  1. 


254  LA   PROFECÍA   DE   ISAÍAS. 

23  Y  de  mes  en  mes  y  de  sábado  en  sábado'  ven- 
drá todo  hombre  á  postrarse  delante  de  mí ,  y  me 
adorará,  dice  el  Señor. 

24  Y  "  saldrán  á  ver  los  cadáveres  de  los  que  pre- 
varicaron contra  raí ;  cuyo  gusano  no  muere  nunca  ■  , 
y  cuyo  fuego  jamás  se  apagará ;  y  el  verlos  causará 
náusea  á  todo  hombre. 


1  En  todas  las  fiestas.  Heh.  IV.  v.  /.  9.  Véase  Fiesta. 

2  Los  habitantes  de  Jerusalem  ,  esto  es ,  de  la  Sion  ce~ 
lestial ,  tendrán  siempre  presente  el  castigo  de  los  impíos  , 
para  ensalzar  mas  la  misericordia  de  Dios ,  que  los  ha  li- 
brado de  ellos. 

3  Marc.  c.  IX.  v.  43. 


PIN  DE  LA  PROFECÍA  DE  JSAÍAS. 


LA 


SAGRADA  BIBLIA, 

NUEVAMENTE  TRADUCIDA  AL  ESPAÑOL  , 

É   ILUSTRADA  CON  NOTAS 

POR 

DON  FÉLIX  TORRES  AMAT. 

EDICIÓN    REIMPRESA    DE   LA    SEGUNDA    DE   MADRID. 

TOMO    X. 


LA  PROFECÍA  Y  LOS  THRENOS  DE  JEREMÍAS 
Y  LA  PROFECÍA  DE  BARUCH. 


parís, 

LIBRERÍA  DE  LOS  SS.  D.   VICENTE  SALVA  É  HIJO, 


CALLE  DE  LILLE,  S°.  4. 
1836. 


Imprenta  de  J.  Smith,  calle  de  Montmorencv,  n.  16. 


ADVERTENCIA 


SOBRE    LA    PROFECiA    DE    JEREMÍAS. 


Jeremías,  el  segundo  de  los  Profetas  llama' 
dos  mayores  ,  fue  de  estirpe  sacerdotal,  hijo 
del  sacerdote  Helcias  ,  natural  de  Anatoth , 
cerca  de  Jerusaleni.  Comenzó  á  profetizar 
desde  que  tenia  irnos  veinte  años  ^  y  continuó 
por  espacio  de  cuarenta  y  cinco  :  desde  el 
año  13  del  reinado  de  Josias ,  hasta  el  quinto 
después  de  la  ruina  de  Jerusalem ,  esto  es , 
desde  el  0075  del  mundo  y  629  antes  de  Jesu- 
Christo  5  según  la  chronica  de  üserio.  Sus 
profecías  se  dirigieron  no  solamente  contra 
los  judíos  5  sino  también  contra  el  Egypto, 
la  Idumea  ,  los  philisteos ,  los  ammonitas, 
los  moabitas,  baby Ionios ,  etc. ;  pero  su  objeto 
principal  fue  exhortar  á  su  pueblo  á  la  peni- 
tencia,  anunciándole  los  castigos  que  le  en^ 

viaria  el  Señor.  Después  del  breve  reinado  de 
Ton.  X.  1 


2  ADVERTENCIA . 

Jcchónias  ,  trasportada  cautiva  d  Bahylonia 
la  mayor  parte  del  pueUo  con  su  rey^  no  cesó 
Jeremías,  reinando  Sedéelas  el  último  rey, 
de  exhortar  ce  penitencia  á  los  restos  del piie^ 
lio  judaico  que  hablan  quedado  en  el  pais^ 
intimándoles  la  destrucción  de  la  ciudad,  y 
asimismo  del  Templo  ,  en  el  cual  fundaban 
sus  necias  y  vanas  esperanzas  los  jitdios  car' 
nales.  Tomada  finalmente  la  ciudad  por  Na- 
htichódonosor ,  /ue  yn^es/o  Jeremías  en  liber- 
tad; pero  quiso  qtiedarse  en  Jerusalem  para 
consolar  á  los  pocos  judíos  que  quedaban  allí. 
*j^  poco  tiempo  Ismael^  príncipe  de  la  sangre 
real,  hizo  matar  á  Godolías ,  d  quien  los 
cháldeos  habían  dejado  por  gobernador  de  la 
Jadea.  Entonces  los  judíos,  temerosos  de  la 
venganza  de  los  cháldeos,  quisieron  ir  d,  bus- 
car un  asilo  en  Egypto,  no  obstante  que  Je- 
remías les-disnadia  de  ello,  prometiéndoles  en 
nombre  de  Dios  la  seguridad  y  la  paz,  si  se 
quedaban  en  Judea.  A  pesar  de  eso,  obstina- 
dos, se  huyeron  d  Egypto,  llevándose  consigo 
á  Jeremías  y  á  su  fiel  discípulo  BarucJi.  Jíili 
no  cesó  Jeremías  de  vaticinar  las  terribles  ca- 


ADVERTI:^'GIA.  % 

lamidades  con  que  Dios  iba  á  castigar  á  los 
egypcios^  y  en  las  cuales  quedarían  envuel- 
tos los  judíos  ,  pues  que  sus  costumbres  aun 
iban  de  mal  en  peor.  Según  la  constante  tra- 
dición de  la  Sj/nagoga,  seguida  por  S.  Geró- 
nimo, Tertuliano,  y  generalmente  por  los  ejsr 
positores  sagrados^  /«zír/ó  Jeremías  en  Táph' 
nis  5  ciudad  principal  de  EgypiOy  apedreado 
por  los  mismos  judíos. 

Es  común  sentir  entre  los  Padres  de  la 
Iglesia  que  Jeremías  vivió  y  murió  virgen;  la 
qiie  parece  denotarse  en  el  cap.  XFI.  v,  2.  / 
ejemplo  muy  singular  en  aquellos  tiempos» 
Pero  la  principal  dioisa.de  este  gran  Profc' 
ta  es  una  tiernisima  caridad  para  con  sus 
prójimos ;  caridad  llena  de  compasión  por 
sus  mal'^s  no  solamente  espirituales ,  sino 
también  temporales  :  caridad  que  no  le  per- 
mitia  ningún  reposo  ■;  y  así  es  que  en  medio 
del  tumulto  de  la  guerra,  en  medio  del  des- 
concierto del  reino,  el  cual  se  iba  arruinandOj 
y  en  el  sitio  de  Jerusaleni^  durante  la  misma 
mortandad  del  pueblo  ,  trabajó  siempre  con 
mucho  ardor  en  la  salud  de  sus  conciudada- 


4  ADVERTENCIA. 

nos  :  por  cuya  razón  se  le  dio  el  hermoso  re- 
nombre de  Amante  de  sus  hermanos  y  del 
pueblo  de  Israel  '. 

El  libro  de  las  Lamentaciones ,  que  llama' 
mos  también  Threnos  como  los  griegos ,  es 
un  insigne  poema  sagrado ,  lleno  de  los  mas 
tiernos  afectos  con  que  llora  el  Profeta  la 
destrucción  de  la  santa  ciudad^  la  ruina  del 
Templo  del  verdadero  Dios,  Templo  que  era  la 
maravilla  del  mundo ;  y  lamenta  la  extrema 
miseria  del  pueblo  del  Señor  y  su  esclavitud. 
Siempre  que  leo  estas  Lamentaciones,  decia 
S.  Gregorio  JS^azianzeno^  se  me  añuda  la  len- 
gua, se  míe  saltan  las  la'grimas,  y  se  me  re- 
presenta delante  de  los  ojos  aquella  ruina  ; 
y  al  llanto  del  Profeta,  lloro  yo  también. 
Los  dolores  y  gemidos  de  ^E^v.'íúks  figuraban 
los  de  nuestro  Señor  Jesu-Christo ;  el  cual, 
en  medio  de  sus  acerbísimos  dolores  é  igno- 
minias ^  exhortaba  al  pueblo  de  Jerusalem 
á  llorar  la  última  ruina  de  la  ciudad  y  del 
Templo.  Pueden  también  en  otro  sentido  con-^ 

1  II.  Mak.  XV.  V.  14. 


ADVERTENCIA.  O 

siderarse  los  Threnos  cotno  el  gemido  de  la 
paloma^  esto  es ,  de  la  Iglesia  esposa  de  Jesd- 
Christo  ,  oprimida  no  tanto  de  los  enemigos 
externos  ,  como  de  las  depravadas  costum- 
bres y  escándalos  de  sus  propios  hijos  \  y  asi 
es  que  el  autor  del  libro  De  Plaiictu  Ecclesiae, 
se  vale  de  los  Threnos  para  llorar  los  pecados 
de  los  fieles  ,  y  del  clero  secular  y  regular. 
Escribió  Jeremías  en  hebreo  estas  Lamen- 
taciones ;  y  de  tal  modo  que  comenzó  el  pri- 
mer verso  con  una  palabra  ,  cuya  primera 
letra  es  la  primera  del  alfabeto  ;  el  segundo 
verso  con  la  segunda  letra,  y  así  los  siguientes, 
hasta  concluir  el  abecedario  hebreo:  pero  en  el 
cap  111.  comienza  los  tres  primeros  versos 
con  la  primera  letra,  y  sigue  así  el  número 
ternario  hasta  concluir  las  letras.  De  aquí 
provino  el  haber  comenzado  alguno  á  poner 
en  las  Biblias  latinas ,  al  principio  de  cada 
verso ,  todo  el  nombre  de  la  letra  hebrea  con 
que  comienza  el  verso  en  el  original  hebreo. 

Uno  de  los  incrédulos  del  siglo  pasado  hace 
burla  de  Jeremías  porque  se  puso  encima  un 
y^^go^  y  se  ató  á  sí  mismo  con  cadenas,  para 


ñ  A,D\EB.TEXCIL. 

e¿&presar  d  los  judíos  el  cautiverio  á  que  se- 
rian llevados  eíi  castigo  de  sus  pecados  \  Si 
esta  manera  de  expresar  con  vivera  los  con- 
ceptos es  una  señal  de  locura,  es  menester 
que  aquel  necio  y  delirante  incrédulo  con- 
dene  como  insensatas  á  todas  las  naciones 
orientales ,  las  cuales  siempre  han  acostum- 
brado pintar  con  acciones  aquellos  objetos  con 
que  quieren  mover  fuertemente  la  imagina- 
ción de  sus  oyentes. 

jjsimismo,  si  en  Jeremías  se  hallan  repe- 
tidas unas  7nismas  cosas,  repeticiojí  que 
e/ende  la  delicadeza  de  algunos  inconsidera- 
dos lectores ;  sepan  estos  qiíe  proviene  de  la 
dureza  injleooihle  del  pueblo  hebreo  ,  y  del  ad- 
mirable ze lo  y  paciencia  del  Profeta. 

\  Javem,  XKVII.  v.  2. 


LA.  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS, 


CAPÍTULO   PRIMERO. 


Ddclara  Jeremías  cómo  fue  llamad)  al  ministerio  de  profeta. 
En  (los  visiones  le  manifiesta  el  Señor  que  el  objeto  prin- 
cipal de  sus  profecía.1  será  anunciar  la  [destrucción  de 
Jerusalem  por  los  chdldeos  '. 

1  Palabras  ó  profedas  de  Jeremías  hijo  de  Helcías, 
uno  de  los  sacerdotes  que  habiiaban  en  Anathoth,  ciu- 
dad de  la  tierra  ó  tribu  de  Benjamín. 

2  El  Señor  pues  le  dirigió  á  él  su  palabra  en  ios 
dias  de  el  rey  Josías  hijo  de  Ammon,  rey  de  Judá, 
el  año  décimo  tercero  de  su  reinado. 

3  Y  se  la  dirigió  también  en  los  dias  de  el  rey 
Joakim,  hijo  de  Josías,  rey  de  Judá,  hasta  acabado 
el  año  undécimo  de  Sedecías,  hijo  de  Josías,  rey  de 
Judá;  eiío  es,  hasta  la  trasportación  de  los  juc.'¿)S 
desde  Jerusalem  á  Babylom'a  en  el  raes  quinto  ^. 

4  Y  el  Señor  me  habió,  diciendo  : 

5  Antes  que  yo  te  formara  en  el  seno  materno,  te 

1  Desde  el  año  3375  dsl  mundo  ;  629  antes  de  Jesü- 
Christo  ,  hasta  el  de  3416 ,  en  qae  fue  la  ruina  de  Jeru- 
s-ilem.  Pero  aun  desiuies  profetizó  en  EgyptOj  donde  mu- 
rió. Cap.XLIV.Y^I-  í'12. 

2  Del  año  3416  D£L  munco. 


S  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS, 

conocí  '  ;  y  antes  que  tú  nacieras,  le  santifiqué  b  se- 
gregué ^,  y  te  destiné  para  Profeta  entre  las  naciones. 

6  A  lo  que  dije  yo  :  ¡  Ah !  ¡  ah !  Señor  Dios !  ¡  Ah  ! 
bien  veis  vos  que  yo  casi  no  sé  hablar,  porque  soy  to- 
davia  un  jovencito. 

7  Y  me  replicó  el  Señor:  No  digas,  soy  un  joven- 
cito  ,  porque  con  mi  auxilio  tú  ejecutarás  todas  las  co- 
sas para  las  cuales  te  comisione,  y  todo  cuanto  ye  te 
encomiende  que  digas,  lo  dirás. 

8  No  temas  la  presencia  de  aquellos  á  quienes  te 
enviare :  porque  contigo  estoy  yo  para  sacarte  de  cual- 
quier embarazo,  dice  el  Señor. 

9  Después  alargó  el  Señor  su  mano ,  y  tocó  mis 
labios; y  añadióme  el  Señor :  Mira,  yo  pongo  mis  pa- 
labras en  tu  boca : 

10  hé  aquí  que  hoy  te  doy  autoridad  sobre  las  na- 
ciones y  sobre  los  reinos  para  intimarles  que  los  voy  á 
desarraigar,  y  destruir,  y  arrasar,  y  disipar,  y  á  edifi- 
car y  plantar  otros. 

1 1  Luego  me  habló  el  Señor,  y  dijo :  ¿Qué  es  eso 
que  ves  tú,  Jeremías?  Yo  estoy  viendo,  respondí,  la 
vara  de  uno  que  está  vigilante  ^• 


1  Véase  Conocer. 

2  Véase  Santo  ,  Saníifi'ar.  San  Agustin  y  otros  Padres 
creen  que  Jeremías  fue  purificado  del  pecado  original 
antes  de  nacer,  como  después  lo  fue  e!  Bautista.  Lib.  IV. 
Op.  imp.  contra  Julián,  cap.  XXXIV. 

3  El  hebreo  dice  "{pZ^  '^^'¡2  Una  vara  (le  almendro 
(sin  hojas,  ni  flores),  esto  es,  un  eminente  castigo. 


CAPITULO     í.  íí 

12  Y  díjome  el  Señor  :  Así  es  como  tú  has  vislo  '  : 
pues  yo  seré  vigilante  en  cumplir  mi  palabra. 

13  Y  hablóme  de  nuevo  el  Señor,  diciendo:  ¿Qué 
es  eso  que  tú  ves?  Veo,  respondí,  una  olla  ó  calde- 
ra -  hirviendo,  y  viene  de  la  parle  del  Norte. 

1 4  Entonces  me  dijo  el  Señor :  Eso  te  indica  que 
del  Norte  '  se  difundirán  los  males  sobre  todos  los  ha- 
bitantes de  la  tierra  esta. 

1 5  Porque  hé  aquí  que  yo  convocaré  todos  los  pue- 
blos de  los  reinos  del  Norte,  dice  el  Señor;  y  vendrán, 
y  cada  uno  de  ellos  pondrá  su  pabellón  á  la  entrada 
de  las  puertas  de  Jerusalem,  y  al  rededor  de  todos 
sus  muros,  y  en  todas  las  ciudades  de  Judá. 

16  Y  yo  trataré  con  ellos  de  castigar  toda  la  ma- 
licia de  aquellos  que  me  abandonaron  á  mí,  y  ofre- 
cieron libaciones  á  dioses  extrangeros,  y  adoraron  á 
los:  Huios  obra  de  sus  manos  *. 


1  Esa  vara  es  la  de  mi  justicia. 

2  Ezech.  XI.  V.  3.  Metáfora  tomada  de  las  calderas  en 
que  los  judíos  veian  cocerse  en  el  atrio  del  Templo  las 
carnes  de  las  víctimas  ofrecidas  á  Dios  :  carnes  qne  ser- 
\¡an  después  para  los  sacerdotes  y  para  los  convites  reli- 
giosos que  celebraban  los  judíos  ante  el  Templo  en  la  pre- 
sencia del  Señor. 

3  Estoes,  de  la  Cháldea.  Después  cap.  IV.  v.  6. — 
Deut.  XII.  V.  14. 

4  Cap.  XXXTX.  V.  3.  Por  medio  de  los  cháldeos  cas- 
tigaré á  mi  pueblo  ,  que  me  ha  abandonado.  Según  refiere 
Josepho  (  Lib.  X.  c.  10.  Antiquit. )  después  que  Nabuchó- 
donosor  tomó  á  Jerusalem,  dijo  á  su  rey  Sedecíag  estas  pa- 


10  LA.    PROFECÍA    DE    JERE!\ií¿VS. 

17  Ahora  pues  ponte  haldas  en  cinta  ',  y  anda 
luego,  y  predícales  todas  las  cosas  que  yo  te  mando  : 
no  te  detengas  por  temor  de  ellos ;  porque  yo  haré  que 
no  temas  su  presencia. 

18  Puesto  que  en  este  día  te  constituyo  como  una 
ciudad  fuerte,  y  como  una  columna  de  hierro,  y  un 
muro  de  bronce  contra  toda  la  tierra  e.s7a;  contra  los 
reyes  de  Judá,  y  sus  principes,  y  sacerdotes,  y  la  gente 
del  pais  "^  : 

19  los  cuales  te  harán  guerra  ;  mas  no  prevalecerán: 
pues  contigo  estoy  yo,  dice  el  Señor,  para  librarte. 

CAPITULO    II. 

Quéjase  el  Señor  amargamente  de  los  judíos,  y  eapecial- 
mente  de  hs  pastores  y  profetas  falsos:  y  por  Jeremías 
les  intima  su  próxima  ruina  en  caslicjo  de  sus  maldades. 

1  Y  hablóme  el  Señor,  y  me  dijo : 

2  Anda  y  predica  á  toda  Jerusalem,  diciendo  : 
Est)  dice  el  Señor.:  Compadecido  de  tu  mocedad  me 
he  acordado  de  tí,  y  del  amor  que  te  tuve,  cuando  ' 
me  desposé  contigo,  y  cuando  después  me  seguiste  en 
el  Desierto,  en  aquella  tierra  que  no  se  siembra. 


labras  :  El  gran  Dios,  al  cual  hollaba  tu  malicia,  te  ha 
sujetado  á  mi  imperio. 

1  Véase  Vestido. 

2  Cap.  VI.  r.  27. 

3  Separándote  del  resto  de  las  naciones.  Ez.  XVI  v.  8. 


CAPÍTULO    ir.  11 

3  Israel  está  consagrado  al  Señor,  y  es  como  las 
primicras  de  sus  frutos:  lodos  los  que  le  devoran,  se 
hacen  reos  de  pecado,  y  iodos  los  desastres  caerán  so- 
bre ellos,  dice  el  Señor. 

4  Ahora  pues  oid  la  palabra  del  Señor  vosotros  los 
de  la  casa  de  Jacob,  y  vosotras  todas  las  familias  del 
linage  de  Israel. 

5  Esto  dice  el  Señor ;  ¿  Qué  tacha  hallaron  en  mí 
vuestros  padres,  cuando  se  alejaron  de  mi,  y  se  fue- 
ron tras  de  la  vanidad  de  los  ídolos  '  ,  haciéndose 
también  ellos  vanos  ^  ? 

6  ÍNi  siquiera  dijeron :  ¿  En  dónde  está  el  Señor 
que  nos  sacó  de  la  tierra  y  esclavitud  de  Egyplo  :  que 
nos  condujo  ^  por  el  Desierto,  por  una  tierra  inhabi- 
table, y  sin  senda  alguna,  por  un  pais  árido,  é  ima- 
gen de  la  muerte,  por  una  tierra  que  no  pisó  nunca 
ningún  mortal,  ni  habitó  humano  viviente  ? 

7  Yo  os  introduje  después  en  un  pais  fertiiísimo  *, 
para  que  comieseis  sus  frutos,  y  gozaseis  de  sus  deli- 
cias ;  y  vosotros  así  que  hubisteis  entrado,  profanas- 
teis mi  tierra  ^  ;  é  hicisteis  de  mi  heredad  ün  objeto 
de  abominación. 


1  ñJich.  VI  V.  3. 

2  O  insensatos ,  como  los  mismüs  simulacros  que  ado- 
raron ?  P.s.  CXIJI  V.  8. 

3  jMilasrosamente. 

4  O  también  :  En  una  tierra  que  toda  ella  era  tai  Car- 
melo. Véase   Carmelo. 

5  Con  vuestías  idolatrías. 


15  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

8  Los  sacerdotes  '  no  dijeron  tampoco :  ¿  En  dónde 
está  el  Señor  ?  Los  depositarios  de  la  Ley  me  descono- 
cieron,, y  prevaricaron  contra  mis  preceptos  los  mís-- 
mos  pastores  ó  cabezas  ele  mi  pueblo ;  y  los  profetas 
profetizaron  invocando  el  nombre  de  Baal  '  ,  y  se 
fueron  en  pos  de  los  ídolos. 

9  Por  tanto  yo  entraré  en  juicio  contra  vosotros, 
dice  el  Señor,  y  sostendré  la  justicia  de  mi  causa  con- 
tra vuestros  hijos. 

10  Navegad  á  las  islas  de  Cethim  * ,  é  informaos: 
enviad  á  Cedar  ^  y  examinad  con  toda  atención  lo  que 
allí  pasa,  y  notad  si  ha  sucedido  cosa  semejante. 

1 1  Ved  si  alguna  de  aquellas  naciones  cambió  sus 
dioses  :  aunque  verdaderamente  ellos  no  son  dioses  ^ : 
pero  mi  pueblo  ha  trocado  la  gloria  suya  ^  por  un 
ídolo  infame. 

12  Pasmaos,  cielos,  á  vista  de  esto  ;  y  vosotras,  oh 
puertas  celestiales,  horrorizaos  en  extrem.o  sobre  este 
hecho,  dice  el  Sañor. 

13  Porque  dos  maldades  ha  cometido  mi  pueblo  : 
me  han  abandonado  á  mí,  que  soy  fuente  de  agua  viva, 


1   Olvidándose  de  su  ministerio,  callaron. 
'2  Tenia  el  ídolo  Baal  gran   número  de  falsos  profetas. 
Véase  Baal.  III.  Reg.  XFIII.  v.^'l.—IV.Reg.  XXI  v.3. 

3  O  regiones  de  ultramar. 

4  O  países  de  Oriente. 

5  Esto  es,  los  simulacros  que  adoran. 

6  Que  era  el  Seíior.  Véase  Ezr.ch.  <:.  V.  v.  7 .  —  Rom.  c. 
Jl.  r.  1!,  14, 


TAPÍTULO    n.  13 

y  han  ido  á  fabricarse  aljibes ,    aljibes  rotos  que  no 
pueden  retener  las  aguas. 

14  ¿  Es  acaso  Israel  algún  esclavo,  ó  hijo  de  es- 
clava ?  ¿  Pues  por  qué  ha  sido  entregado  en  presa  de 
los  encmiyos  ? 

15  Rugieron  contra  él  los  leones,  y  dieron  brami- 
dos :  su  pais  le  redujeron  á  un  páramo  :  quemadas 
han  sido  sus  ciudades,  y  no  hay  una  sola  persona  que 
habite  en  ellas. 

16  Los  hijos  de  iMémphis  y  de  Táphnis  te  han 
cubierto  de  oprobio  é  infamia  hasta  la  coronilla  de  tu 
cabeza. 

17  ¿  y  por  ventura  no  te  ha  acaecido  todo  esto, 
porque  abandonaste  al  Señor  Dios  tuyo ,  al  tiempo 
que  te  guiaba  en  tu  peregrinación  ? 

18  Y  ahora  ¿  qué  es  lo  que  pretendes  tú  con  an- 
dar acia  Egypto  ,  y  con  ir  á  beber  el  agua  turbia  del 
Nilo  '  ?  ¿  O  qué  tienes  tú  que  ver  con  el  camino  de 
Asyria  ,  ni  para  qué  ir  á  beber  el  agua  de  su  rio 
Evphrales? 

19  Tu  malicia,  oh  pueblo  ingrato,  te  condenará, 
y  gritará  contra  tí  tu  apostasia.  Reconoce  pues  y  ad- 
vierte ahora  cuan  mala  v  amarga  cosa  es  el  haber  tú 


1  Muchas  veces  los  hebreos  ,  cuando  permitía  Dios  que 
fuesen  afligidos  por  los  egypcios,  eu  lugar  de  pedir  perdón 
á  Dios,  imploraban  el  auxilio  de  los  asyrios;  y  cuando  es- 
tos eran  sus  opresores,  acudían  á pedir  socorro  á  los  egyp- 
cios :  de  lo  cual  se  quejaba  Dios  muy  frecuentemente  por 
los  I'rofetas.  h.  XXX.  v.  2. 

2 


14  LA.    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

'í¿)andonado  al  Señor  Dios  tuyo  ,  y  el  no  haberme  te- 
mido á  mí,  dice  el  Señor   Dios  de  los  ejércitos. 

20  Ya  desde  tiempo  antiguo  quebraste  mi  yugo, 
rompiste  mis  coyundas  ,  y  dijiste:  No  quiero  servir 
al  Señor.  En  efecto,  en  todo  collado  alto,  y  debajo 
de  todo  árbol  frondoso  te  has  prostituido  cual  muger 
disoluta  '. 

21  Yo  en  verdad  te  planté  cual  viña  escogida,  de 
sarmientos  de  buena  calidad  ^,  ¿pues  cómo  has  dege- 
nerado ,  convirtiéndote  en  viña  bastarda  ? 

22  Por  mas  que  te  laves  con  nitro,  y  hagas  con- 
tinuo uso  de  la  yerba  borith  ',  á  mis  ojos  quedarás 
siempre  sórdida  por  causa  de  tu  iniquidad  ,  dice  el 
Señor  Dios. 

23  ¿  Y  con  qué  cara  dices  tú:  Yo  no  estoy  conta- 
minada ;  no  he  ido  en  pos  de  los  Baales  ó  ídolos  ? 
Mira  tu  conducta  allá  en  aquel  valle  ^ ;  reconoce  lo 
que  has  hecho  ,  dromedaria  desatinada  ^  que  vas  gi- 
rando por  los  caminos: 

24  cual  asna  silvestre  ,  acostumbrada  al  desierto  , 

1  Adorando  á  los  dioses  de  las  naciones.  Después  rap. 
III.  V.  6. 

2  h.  V.  V.  l.  —  Malih.  XXI.  V.  33. 

3  Yerba  jabonera .  qne  no  solamente  servia  para  lim- 
piar las  manchas  de  la  ropa ,  sino  qne  la  usaban  las  niu- 
geres  de  aquel  pais  para  lavarse  y  dar  lustre  á  la  piel. 
Algunos  creen  qne  es  la  sosa  ó  harrxUit. 

4  De  Ennon  ,  donde  est  i  el  ídolo  Moloch. 

'^5  Compara  la  nación  judaica,  prostituida  al  culto  ae  lo 
ídolos  y  Ueua  de  vicios ,  á  los  animales  cuando  están 
como  furiosos. 


CAPITULO    11.  15 

que  en  el  ardor  de  su  apetito  va  buscando  con  su  ol- 
fato aquello  que  desea',  nadie  podrá  detenerla;  to- 
dos los  que  andan  buscándola ,  no  tienen  que  cansarse: 
la  encontrarán  con  las  señales  de  su  inmundicia  *. 

25  Guarda  tu  pié  de  la  desnudez,  y  tu  garganta  de 
la  sed  '.  ]Mas  tú  has  dicho:  Desespeíada  estoy;  por 
ningún  caso  lo  haré;  porque  amé  los  dioses  extraños, 
y  tras  ellos  andaré. 

26  Como  queda  confuso  un  ladrón  cuando  es  co- 
gido en  el  hurto,  así  quedarán  confusos  los  hijos  de 
Israel ,  ellos ,  y  sus  reyes ,  los  príncipes  y  sacerdotes, 
y  sus  profetas: 

27  los  cuales  dicen  á  un  leño:  Tú  eres  mi  padre  ; 
y  á  una  piedra:  Tú  me  has  dado  el  ser.  Volviéronme 
las  espaldas,  y  no  el  rostro:  y  al  tiempo  de  su  an- 
gustia ,  entonces  dirán:  Ven  luego,  Stflor  ,  y  sál- 
vanos '*. 

28  ¿  Dónde  están ,  les  responderé  yo,  aquellos 
dioses  tuyos  que  tú  te  hiciste?  acudan  ellos  y  lí- 
brente en  el  tiempo  de  tu  aflicción :  ya  que  eran 
tantos  tus  dioses ,  oh  Judá  ,  como  tus  ciudades  ^. 

29  ¿  Para  qué  queréis  entrar  conmigo  en  juicio, 

1  O  va  en  pos  del  huelgo  del  ohjeio  que  ama, 

2  En  sus  meses  de  preñado,  cuando  ande  pesada ,  y 
pueda  andar  poco, 

3  No  te  abandones,  corriendo  tras  de  las  abominaciones 
de  los  ídolos.  Véase  la  significación  de  agua,  EccL  XXVI. 
V.  15. 

4  Cap.  XXXII.  t.  as. 

5  Cap.  XI.  V.  13. 


16         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

ájin  de  excusaros  ?  Todos  vosotros  me  habéis  aban- 
donado ,  dice  el  Señor. 

30  En  vano  castigué  á  vuestros  hijos  '  ;  ellos  no 
hicieron  caso  de  la  corrección  ;  antes  bien  vuestra 
espada  acabó  con  vuestros  Profetas:  como  león  des- 
trozador, 

31  así  es  vuestra  raza  perversa.  Mirad  lo  que  dice 
el  Señor  :  ¿  Por  ventura  he  sido  yo  para  Israel  algún 
desierto  ,  ó  tierra  sombría  que  tarda  en  fructificar  ? 
¿Pues  por  qué  motivo  me  ha  dicho  mi  pueblo  :  Nos- 
otros nos  retiramos  "" ;  no  volveremos   jamás  á  tí  ? 

32  i  Podrá  acaso  una  doncella  olvidarse  de  sus  ata- 
víos ,  ó  una  novia  de  la  faja  que  adorna  su  pecho  ? 
Pues  ello  es  que  el  pueblo  mió  se  ha  olvidado  de  mí 
innumerables  días. 

33  ¿  Cómo  intentas  tú  demostrar  '  ser  recto  tu 
proceder  para  ganarte  mi  amistad ,  cuando  aun"  has 
enseñado  á  otros  tus  malos  pasos , 

34  y  en  las  faldas  de  tu  vestido  '^  se  ha  hallado 
todavía  la  sangre  de  los  probrecitos  é  inocentes  ^  ? 
No  los  hallé  muertos  dentro  de  escondrijos,  sino  en 
todos  los  lugares  y  parages  que  acabo  de  decir. 

35  Sin  embargo  dijiste  eon  descaro  :  Sin  culpa 
estoy  yo  é  inocente  :  y  por   tanto  alójese   de  mí  tu 


1  O  de  vuestro  pueblo. 

2  Abandonados  ya  de  tí. 

3  O  también  :  Cómo  te  empeñas  en  hacer  ver  que,  etc. 

4  En  tus  mismas  manos.  Así  traducen  los  Setenta. 

5  Que  has  sacrificado  ? 


CAPITULO    III.  17 

indignación.  Pues  mira,  yo  he  de  entrar  contigo  en 
juicio,  porque  has  dicho  :  No  he  pecado. 

36  ¡  Oh,  y  cómo  te  has  envilecido  hasta  lo  sumo 
volviendo  á  tus  malos  pasos  !  Tú  serás  burlada  del 
Egypto  '  ,  como  lo  fuiste  ya  de  Ássur. 

37  Sí  ,  volverás  también  de  Egypto  avergonzada, 
con  tus  manos  sobre  la  cabeza  ^  ;  por  cuanto  el  Señor 
ha  frustrado  enteramente  la  confianza  tuya ,  y  no 
tendrás  allá  prosperidad  ninguna '. 

CAPÍTULO    III. 

El  Señor  con  suma  bondad  llama  oirá  vez  á  sí  á  su  pueblo. 
Gloría  de  Jerusalem  con  la  reunión  de  los  dos  reinos  de 
Judá  y  de  Israel,  y  la  agregación  de  todas  las  naciones. 

1  Comunmente  se  dice  :  Si  un  marido  repudia  á 
su  muger,  y  ella  separada  de  este  toma  otro  marido, 
¿acaso  volverá  jamás  á  recibirla  '*?  ¿No  quedará  la 
tal  muger  inmunda  y  contaminada  ?  Tú,  es  cierto, 
que  has  pecado  con  muchos  amantes :  esto  no  obstante 
vuélvete  á  mí ,  dice  el  Señor,  que  yo  te  recibiré. 

2  Alza  tus  ojos  á  los  collados,  y  mira  si  hay  lugar 
donde  no  te  hayas  prostituido  :  te  sentabas  en  medio 
de  los  caminos ,   aguardando  á  los    pasageros  para 


1  Cayo  auxilio  imploras.  Te  sucederá  los  mismo  que 
cuando  imploraste  el  auxilio  de  los  asyrios.  IV.  Reg.  XV J. 
V.  7.  —II.  Par.  XXFIII  v.  16. 

2  IF.  Reg.  XXIIl   V.  29. 

3  Nada  te  saldrá  allí  prósperamente. 

4  Deut.  XXIV.  V.  4. 


18  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

entregarte  á  ellos,  como  para  robar  se  pone  el  la- 
drón en  sitio  solitario  :  y  contaminaste  la  tierra  con 
tus  fornicaciones  y  tus  maldades. 

3  Por  cuya  causa  cesaron  las  lluvias  abundantes , 
y  faltó  la  lluvia  de  primavera  '.  Tú  empero,  en  vez 
de  arrepenUrte  ,  presentas  el  semblante^  de  una  mu- 
ger  prostituta,  ó  descarada :  no  has  querido  tener  ru- 
bor ninguno. 

4  Pues  á  lo  menos  desde  ahora  arrepiéntete  y  díme : 
Tú  eres  mi  padre,  tú  el  que  velabas  sobre  mi  vir- 
ginidad ': 

5  ¿acaso  has  de  estar  siempre  enojado,  ó  manten- 
drás hasta  el  fin  tu  indignación?  Pero  '^  hé  aquí  que 
tú  has  hablado  así,  y  has  ejecutado  toda  suerte  de 
crímenes ,  hasta  no  poder  mas. 

—  6  Dijome  también  el  Señor  en  tiempo  del  rey 
Josías  :  ¿  No  has  visto  tú  las  cosas  que  ha  hecho  ja 
rebelde  [sraél  *  ?  Fuese  á  adorar  sobre  todo  monte 
alto ,  y  debajo  de  todo  árbol  frondoso,  y  allí  se  ha 
prostituido. 

7  Y  después  que  hizo  ella  todas  estas  cosas ,  le  dije 
yo  :  Vuélvele  á  mí,  y  no  quiso  volverse.  Y  su  her- 
mana Judá  la  prevaricadora  vio 

1  La  del  otoño  suele  llamarse  en  latín  temporánea ,  en 
castellano  temprana, 

2  La  farlm  ó  el  deacarn. 

3  Guia  ó  custodio  de  la  virginidad ,  es  una  perífrasis , 
que  equivale  á  esposo.  Prov.  II.  v.  17. 

4  Mas  á  pesar  de  decir  esto. 

5  O  el  reino  de  las  diez  tribus  ? 


CAPÍTULO    111.  19 

8  que  por  haber  sido  adúltera  la  rebelde  Israel,  yo 
la  había  desechado ,  y  dado  libelo  de  repudio  :  y  no 
por  eso  se  amedrentó  su  hermana  la  prevaricadora 
Judá ,  sino  que  se  fue  é  idolatró  también  ella. 

9  Y  con  la  frecuencia  de  sus  adulterios  ó  ídolatriis 
contaminó  toda  la  tierra  ,  idolatrando  con  las  piedras 
y  con  los  leños  '. 

10  Y  después  de  todas  estas  cosas  no  se  convirtió 
á  mí,  dice  el  Señor,  su  hermana  la  prevaricadora 
Judá  con  todo  su  corazón ,  sino  fingidamente. 

11  Y  así  díjome  el  Señor  :  La  rebelde  Israel  viene 
á  ser  una  santa,  en  comparación  de  Judá  la  prevari- 
cadora. 

12  Anda  y  repite  en  alta  voz  estas  palabras  ^  acia 
el  Septentrión ,  y  di :  Conviértete,  oh  tú  rebelde 
Israel,  dice  el  Señor ;  que  no  torceré  yo  mi  rostro 
para  no  mirarte  ;  pues  yo  soy  ?,anlo  i/  benigno^ ^  dice  el 
Señor,  y  no  conservaré  siempre  mi  enojo. 

13  Reconoce  empero  tu  infidelidad  ;  pues  has  pre- 
yaricado  contra  el  Señor  Dios  tuyo,  y  te  prostituíste 
á  los  d/'oses  extraños  ^  debajo  de  todo  árbol  frondoso, 
y  no  escuchaste  mi  voz  ,   dice  el  Señor. 

14  Convertios   á  mí ,  oh  hijos  rebeldes,  dice  el 


1  Que  veneraba  como  dioses. 

2  A  las  diez  fribiis  que  están  allí  cautivas. 

3  Según  el  texto  hebreo,  y  los  Setenta  puede  tradu- 
cirse berJgno  ó  misericordioso. 

4  Según  los  Setenta  puede  traducirse  :  dirigiste  tus  pa- 
sos á  buscar  [  or  acá  y  acullá  dioses  extraños  para  adorar- 
los, fizer/t.  XT/  r.  25. 


20  LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

Señor  :  porque  yo  soy  vuestro  esposo ,  y  escogeré  de 
vosotros  uno  de  cada  ciudad,  y  dos  de  cada  familia  ', 
y  os  introduciré  en  Sion. 

15  Y  os  daré  pastores  según  mi  corazón,  que  os 
apacentarán  con  la  ciencia  y  con  la  doctrina  ^. 

16  Y  cuando  os  habréis  multiplicado  y  crecido 
sobre  la  tierra,  en  aquellos  dias,  dice  el  Señor,  no  se 
hablará  ya  de  la  Arca  del  Testamento  del  Señor  ;  ni  se 
pensará  en  ella ,  ni  habrá  de  ella  memoria ,  ni  será  vi- 
sitada ,  ni  se  hará  ya  nada  de  esto  '. 

1 7  En  aquel  tiempo  Jerusalem  será  llamada  Trono 
del  Señor :  y  se  agregarán  á  ella  las  naciones  todas ,  en 
el  nombre  del  Señor ,  en  Jerusalem ,  y  no  seguirán  la 
perversidad  de  su  pésimo  corazón. 

r  1 8  En  aquel  tiempo  la  familia  6  reino  de  Judá  se 
reunirá  con  la  familia  de  Israel ,  y  vendrán  juntas  de 
la  tierra  del  Septentrión  '*  á  la  tierra  que  di  á  vues- 
tros padres. 

1  Esto  es,  á  algunos,  no  á  todos  los  del  pueblo  de 
Israel.  Puede  aludir  á  los  judios  que  abrazaron  luego  el 
Evangelio. 

2  No  solamente  deben  ser  virtuosos  loa  ministros  de  la 
Religión ,  sino  también  sabios  ó  instruidos  en  la  palabra 
divina,  como  dice  el  Apóstol ,  ad  Til.  cap.  J.  v.  9. 

3  Porque  el  nuevo  pueblo  tendrá  á  Jesu-Christo,  que 
residirá  personalmente  en  medio  de  su  Iglesia;  y  cesarán 
las  figuras  y  ceremonias  de  la  antigua  Ley,  que  le  repre- 
sentaban. 

4  El  Norte  ó  Septentrión ,  como  región  mas  apartada  de 
la  luz,  suele  significar  en  la  Escritura  una  cosa  mala  ,  ú 
origen  de  males ;  al  contrario  del  Oriente.  Véase  S.  Geró- 
nimo. 


CAPÍTULO    III.  21 

19  Entonces  dije  'yo:  j  Oh  cuántos  hijos  te  daré  á 
tí !  Yo  te  daré  la  tierra  deliciosa  ;  una  herencia  escla- 
recida de  ejércitos  de  gentes.  Y  añadí :  Tú  me  llama- 
rás padre  ,  y  no  cesarás  de  caminar  en  pos  de  mí. 

20  Pero  como  una  muger  que  desprecia  al  que  la 
ama,  así  me  ha  desdeñado  á  mí  la  familia  de  Israel , di- 
ce el  Señor. 

•21  Clamores  se  han  oido  en  los  caminos  ,  llantos, 
alaridos  de.  los  hijos  de  Israel ,  por  haber  procedido  in- 
fielmente ,  olividados  del  Señor  su  Dios. 

22  Convertios  á  mí ,  hijos  rebeldes ,  que  yo  os 
perdonaré  vuestras  apostasías.  Hé  aquí,  oh  Scñ'tr, 
que  ya  volvemos  á  tí :  porque  tú  eres  el  Señor  Dios 
nuestro. 

23  Verdaderamente  no  eran  mas  que  embuste  io- 
dos los  Ídolos  de  los  collados  y  de  tantos  montes  : 
verdaderamente  que  en  el  Señor  Dios  nuestro  está 
la  salud  de  Israel. 

24  Aquel  culto  afrentoso  consumía  desde  nues- 
tra mocedad  los  sudores  de  nuestros  padres,  sus 
rebaños ,  y  sus  vacadas ,    sus  hijos  y  sus  hijas. 

25  Moriremos  en  nuestra  afrenta,  y  quedaremos 
cubiertos  de  nuestra  ignominia  :  porque  contra  nues- 
tro Dios  hemos  pecado  nosotros  y  nuestros  padres , 
desde  nuestra  mocedad  hasta  el  dia  de  hoy :  y  no 
hemos  escuchado  la  voz  del  Señor  Dios  nuestro. 


¿2  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 


CAPÍTULO  IV. 


Exhorta  Dios  por  Jeremías  á  los  judíos  á  la  verdadera 
penitencia  ;  y  íes  anuncia,  si  no  la  hacen,  la  irrupción  de 
los  cháldeos. 

1  Oh  Israel,  si  te  has  de  convertir  de  tus  extravias, 
conviértete  á  mí  de  coraron  /  dice  el  Señor  '.  Si 
quitas  tus  escándalos  ó  ídolos  de  mi  presencia ,  no 
serás  removido  de  tu  tierra. 

S  Y  sea  tu  juramento  (hecho  con  verdad  ,  en 
juicio  ,  y  con  justicia)  :  Viva  el  Señor  ^  :  y  bendeci- 
rán y  alabarán  al  Señor  las  naciones  todas. 

3  Porque  esto  dice  el  Señor  á  los  varones  de  Judá 
y  de  Jerusalem  :  reparad  vuestro  barbecho  '.  y  no 
sembréis  sobre  espinas  *. 

4  Circuncidaos  por  amor  del  Señor  ,  y  separad 
de  vuestro  corazón  las  inmundicias  ^  ,  oh  vosotros 
varones  de  Judá  ,  y  moradores  de  Jerusalem  :  no 
sea  que  se  manifieste  cual  fuego  abrasador  mi  enojo, 


1  Puede  traducirse  :  Oh  Israel,  si  te  convirtieres  de  tus 
extraiíus  ,  volverás  á  mi  gracia. 

2  Es  pues  lícito  el  juramento,  cuando  se  hace  con  las 
condiciones  necesarias.  Otros  traducen:  con  juicio,  ó  coa 
discreción.  Véase  Juramento  en  el  índice  alfahe'lico. 

3  Osece  X  V.  12. 

4  No  hagáis  que  vuestra  religión  ó  culto  sea  solo  apa- 
rente é  inútil, 

5  Rom.  11.  V.  28. 


CAPITULO   IV.  23 

y  suceda  un  incendio  ,  y   no  haya  quien  pueda  apa- 
garle por  causa  de  la  malicia  de  vuestros  designios. 

5  Anunciad  pues  á  Judá  todo  esto,  é  intimadlo  á 
Jerusalem  :  echad  la  voz,  y  tocad  la  trompeta  por 
todo  el  pais ;  gritad  fuerte  y  decid  :  Juntaos  y  encerré- 
monos en  las  ciudades  fortificadas  : 

6  alzad  en  Sion  el  estandarte  '  :  fortificaos,  y  no  os 
detengáis;  porque  yo  hago  venir  del  vSeplentrion  el 
azote,  y  una  gran  desolación. 

7  Ha  salido  el  león  de  su  guarida,  y  se  ha  alzado 
el  destrozador  ó  conquistador  ^  de  las  gentes :  se  ha 
puesto  en  camino  para  asolar  tu  tierra :  arruinadas 
serán  tus  ciudades,  sin  que  quede  un  solo  morador. 

8  Por  tanto  vestios  de  cilicio,  prorumpid  en  llan- 
to y  en  alaridos ;  pues  que  la  tremenda  indignación 
del  Señor  no  se  ha  apartado  de  nosotros. 

9  En  aquel  dia,  dice  el  Señor,  desfallecerá  el  co- 
razón del  rey,  y  el  corazón  de  los  principes  ;  estarán 
atónitos  los  sacerdotes,  y  consternados  los  profetas. 

10  Y  yo  dije  al  oir  eso :  ¡  Ay,  ay,  Señor  Dios  raio  ! 
•^ay!  ¿y  es  posible  que  hayas  permitido  quelosfahos 
profetas  alucinasen  á  este  pueblo  tvt/o,  -y  á  Jerusalem, 
diciendo  :  Paz  tendréis  vosotros ;  cuando  hé  aquí  que 
la  espada  del  enemigo  ha  penetrado  hasta  el  corazón  ? 

11  En  aquel  tiempo  se  dirá  á  este  pueblo  y  á  Je- 
rusalem :  Un  viento  abrasador  sopla  de  la  parte  del 
Desierto,   en  el  camino  que  viene  de  Balnjlonia  á  la 


1  Para  que  acudan  todos  á  defenderla. 

2  Esto  es  ,  Nabucliódonosor. 


24  L\    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

bija  de  mi  pueblo  ' ,  y  no  es  viento  para  aventar  y  lim- 
piar et  grano  ^, 

12  Un  viento  mas  impetuoso  me  vendrá  de  aquel 
lado  ',  y  entonces  yo  les  haré  conocer  la  severidad  de 
mis  juicios. 

13  Hé  aquí  que  el  ejército  enemigo  vendrá  como 
una  espesa  nube,  y  sus  carros  de  guerra  como  un  tor- 
bellino :  mas  veloces  que  águilas  son  sus  caballos.  ¡  Ay 
desdichados  de  nosotros !  dirán  entonces :  somos  per- 
didos. 

14  Lava  pues,  oh  Jerusalem,  tu  corazón  de  toda 
malicia,  si  quieres  salvarte.  ¿  Hasta  cuándo  tendrán 
acogida  en  tí  los  pensamientos  nocivos,  ó  perversos? 

15  Mira  que  ya  se  oye  la  voz  de  uno  que  llega  de 
Dan,  y  anuncia  y  hace  saber  que  el  ídolo  *  está  vi- 
niendo por  el  monte  de  Ephraim. 

16  Decid  pues  á  las  gentes  :  Sabed  que  se  ha  oido 
en  Jerusalem  que  vienen  las  milicias  ó  tropas  enemi- 
gas de  lejanas  tierras,  y  han  alzado  ya  el  grito  contra 
las  ciudades  de  Judá. 

1 7  Se  estarán  dia  y  noche  al  rededor  de  ella,  co- 

1  O  á  Jerusalem. 

2  Sino  para  abrasar  y  consumir  las  plantas. 

3  Para  ser  instrumento  de  mi  justicia  :  ij  entonces ,  etc. 
Aquí  el  nunc  de  la  Vulgata  equivale  á  tnnc\  porque  se 
considera  el  castigo  ya  presente,  y  realmente  lo  era  para 
el  que  hablaba,  que  es  Dios.  Pero  para  quitar  toda  ambi- 
güedad, he  traducido  entonces  ,  como  hace  Martini  y  otros. 

4  El  ídolo  del  P'uego ,  á  quien  llevaban  al  frente  de  sus 
escuadrones  los  cháldeos -,  ó  bien  el  estandarte  de  Baal. 


CAPITULO    IV.  25 

mo  los  guardas. en  las  heredades ;  porque  me  Ili  pro- 
;Yocado  á  ira,  dice  el  Señor. 

18  Tus  procederes  y  tus  pensamientos  te  han  oca- 
sionado, oh  Jenisalem,  estas  cosas  '  :  esa  malicia  luya 
es  la  causa  de  la  amargura  que  ha  traspasado  tu  co- 
razón. 

19  ¡Ah!  mis  entrañas,  las  entrañas  mias  se  han 
conmovido  de  dolor  j/  congoja :  todos  los  interiores 
afectos  de  mi  corazón  están  en  desorden :  no  puedo 
callar,  cuando  ha  oido  t/a  mi  alma  el  sonido  de  la 
trompeia,  el  grito  de  la  batalla. 

20  Ha  venido  desastre  sobre  desastre,  y  ha  que- 
dado asolada  toda  la  tierra:  de  repente,  en  un  mo- 
mento fueron  derribadas  mis  tiendas  y  pabellones. 

2 1  ¿  Hasta  cuándo  he  de  ver  fugitivos  á  los  de  mi 
pueblo,  y  he  deoir  el  sonido  déla  trompeta  enemiga? 

22  El  necio  pueblo  mió,  dice  el  Señor,  no  me  co-' 
noció :  hijos  insensatos  son  y  mentecatos :  para  hacer 
el  mal  son  sabios ;  mas  el  bien  no  saben  hacerle. 

2'A  Eché  una  mirada  á  la  tierra,  y  la  vi  vacía  y 
sin  nada ;  y  á  los  cielos,  y  no  habia  luz  en  ellos : 

24  miré  los  montes,  y  reparé  que  temblaban,  y 
-que  todos  los  collados  se  estremecían. 

25  Estuve  observando  la  Judea,  y  no  se  y eia  un 
hombre  sijuiera:  y  se  habían  retirado  del  pais  todas 
las  aves  del  cielo. 

26  IMiré  y  vi  convertidas  en  un  desierto  sus  férti- 


1  Sap,  I.  V.  3,  5. 


26  LA   PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

les  campiñas :  todas  sus  ciudades  han  quedado  des- 
truidas á  la  presencia  del  Señor ,  á  la  presencia  de  su 
tremenda  indignación. 

27  Pero  héaquí  lo  que  dice  el  Señor :  Toda  la  tierra 
de  Judci  quedará  desierta  :  mas  no  acabaré  de  arrui- 
narla del  todo. 

28  Llorará  la  tierra,  y  se  enlutarán  arrriba  los  cie- 
los ,  por  razón  de  lo  que  decreté ;  resolvílo  y  no  me 
arrepentí,  ni  ahora  mudo  de  parecer. 

í  29  Al  ruido  de  la  caballería  y  de  los  flecheros  echó 
á  huir  toda  la  ciudad :  corrieron  á  esconderse  entre  los 
riscos,  subéronse  á  los  peñascos  :  fueron  desampara- 
das todas  las  ciudades,  sin  que  quedase  en  ellas  un 
solo  habitante. 

30  ¿  Y  qué  harás  ahora,  oh  desolada  hija  de  Sion  ? 
¿  qué  harás  ?  Por  mas  que  te  vistas  de  grana,  aunque 
le  adornes  con  joyeles  de  oro,  y  pintes  con  antimonio 
tus  ojos  ',  en  vano  te  engalanarás :  tus  amantes  te  han 
desdeñado,  quieren  acabar  contigo. 

31  Porque  he  oido  gritos  como  de  muger  que  está 
de  parto ,  ansias  y  congojas  como  de  primeriza  "^ ;  la 
voz  de  la  hija  de  Sion  moribunda  que  extiende  sus 
manos ,  y  dice ;  ¡  Ay  de  mí !  que  me  abandona  mi  al- 
ma al  ver  la  mortandad  de  mis  hijos. 


1  IV.  Reg.  IX.  V.  30.  En  lugar  de  im  ojos  puede  enten- 
derse iu  roiíro ,  suponiendo  aquí  la  figura  sinécdoque  en 
que  se  toma  la  parte  por  el  todo. 

2  La  voz  hebrea  HTID-O  ir.ahqvira ,  y  la  griega  Tt^a- 
roroytoJffng  significa  la  niiiger  que  pare  por  primera  vez, 
cuyo  parto  es  mas  difícil  y  doloroso. 


27 


CAPITULO    V, 

El  Señor,  en  vista  de  haber  llegado  á  lo  sumo  las  maldades 
de  su  pueblo ,  te  anuncia  que  va  á  castigarle  por  medio  de 
un  pueblo  extrangero. 

1  Recorred  las  calles  de  Jerusalem  ,  ved,  y  obser- 
vad ;  y  buscad  en  sus  plazas  si  encontráis  un  hombre 
que  obre  lo  que  es  justo,  y  que  procure  ser  fiel  ' ;  y 
si  le  halláis,  yo  usaré  con  ella  de  misericordia. 

2  Pues  aun  cuando  ^  dicen  todavía  :  Vive  el  Señor, 
Dios  verdadero ;  aun  entonces  juran  con  mentira. 

—  3  Señor,  tus  ojos  están  mirando  siempre  la  fideli- 
dad ó  verdad:  azotaste  á  estos  perversos,  y  no  les  do- 
lió :  molístelos  á  golpes  ,  y  no  han  hecho  caso  de  la 
corrección  :  endurecieron  sus  frentes  mas  que  un  pe- 
ñasco, y  no  han  querido  convertirse  á  ti. 

4  Entonces  dije  yo  :  Tal  vez  estos  son  los  pobres  é 
idiotas  ,  que  ignoran  el  camino  del  Señor,  los  juicio  s 
de  su  Dios. 

5  Iré  pues  á  los  principales  del  pueblo  y  hablaré  á 
ellos  :  que  sin  duda  esos  saben  el  camino  del  Señor , 
los  juicios  de  su  Dios.  Pero  hallé  que  estos  aun  mas 
que  los  otros  ,  todos  á  una  quebrantaron  el  yugo  del 
Señor,  rompieron  sus  coyundas. 


í  O  que  quiera  seguir  la  verdad.  Ks  una  hipérbole  para 
significar  cnán  pocos  eran  los  j'is'os  en  Jernsalem. 
2  Para  asegurar,  ó  dar  fé  de  alguna  cosa. 


28  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

6  Pero  el  león  del  bosque  '  los  ha  desgarrado  :  el 
lobo  al  anochecer  los  ha  exterminado  :  el  leopardo  es- 
tá acechando  en  torno  de  sus  ciudades :  todos  cuantos 
salgan  de  ellas  ,  caerán  en  sus  garras  :  porque  se  han 
multiplicado  sus  prevaricaciones,  y  se  han  obstinado 
en  sus  apostasías. 

7  ¿  Por  qué  título  "^  podré  yo  inclinarme  á  serte 
propicio  á  tí ,  oh  pueblo  rebelde  "^  Tus  hijos  me  han 
abandonado,  y  juran  por  el  nombre  de  aquellos  que 
río  son  dioses  :  yo  los  colmé  de  bienes,  y  ellos  se  han 
entregado  al  adulterio,  y  han  desahogíido  su  lujuria 
en  casa  de  la  muger  prostituta. 

8  Han  llegado  á  ser  como  caballos  padres  des^n  - 
frenados,  y  en  estado  de  calor :  con  tanto  ardor  persi- 
gue cada  cual  la  muger  de  su  prójimo  ^ 

9  Pues  qué,  ¿no  he  de  castigar  yo  estas  cosas, 
dice  el  Señor,  y  no  se  vengará  mi  alma  de'  una  tal 
gente  ? 

10  Escalad,  oh  pueblos  de  Clá'dea  ,  sus  mm'os  ,  V 
derribadlos  :  mas  no  acabéis  del  todo  con  ella  :  quitadle 
los  sarmientos  '*,  porque  no  son  del  Señor  : 

11  puesto  que  la  casa  de  Israel  y  la  casa  de  Judá 
han  pecado  enormemente  contra  mí,  dice  el  Señor. 


1  Nabuchódonosor  es  llamado  león  por  su  poder,  lobo 
por  su  voracidad  y  avaricia,  y  leopardo  por  la  celeridad  en 
sus  empresas. 

2  O  con  qué  motivo. 

3  Ezedi.  XXII.v.n. 

4  Llevaos  cautivos  sus  hijos. 


CAPÍTULO    V.  29 

1*2  Ellas  renegaron  del  Señor,  y  dijeron  :  No  es  él 
el  Dios  verdadero :  no  nos  sobrevendrá  ningún  de- 
sastre :  no  veremos  la  espada  ni  la  hambre  ' . 

13  Sus  profetas  hablaban  al  aire ;  y  no  tuvieron 
jamás  respuesta  de  Dios.  Tales  cosas  pues  á  ellos 
les  sobrevendrán  ,  7io  á  nosoiros. 

14  Esto  me  dice  el  Señor  Dios  de  los  ejércitos  : 
Porque  habéis  proferido  vosotros  tales  palabras ,  hé 
aquí,  oh  Jeremiis  ,  que  yo  desde  ahora  pongo  en  tu 
boca  mis  palabras  cual  fuego  devorador ,  y  le  doy  ese 
pueblo  por  leña ,  para  que  sea  de  él  consumido. 

15  Yo  voy  á  traer  sobre  vosotros ,  oh  familia  de 
Israel,  dice  el  Señor  ,  una  nación  lejana  ,  nación  ro- 
busta ,  nación  antigua  ^  ,  nación  cuya  lengua  tú  no 
sabrás,  ni  entenderás  lo  que  habla. 

16  Su  aljaba  es  como  un  sepulcro  abierto  ^  ;  todos 
ellos  son  valerosos  soldados. 

17  Esta  nación  conquistadora  se  comerá  tus  co- 
sechas y  tu  pan  :  se  tragará  tus  hijos  y  tus  hijas  *  :  co- 
merá tus  rebaños  y  tus  vacadas  ;  acabará  con  tus  vi- 
ñas y  tus  higuerales  :  y  asolará  con  la  espada  tus  fuer- 
tes ciudades,  en  que  tú  tienes  puesta  la  confianza. 


1  Como  han  vaticinado  los  Profetas. 

2  Los  chdldeos  traian  su  origen  de  Nemrod,  fundador 
del  imperio  de  Babylonia.  Gen.  X.  v.  10— Deut.  XXVIÍI. 
V.  4Q.  —  BaruchIF.  v.  16. 

3  Cuantas  saetas  salen  de  ella,  otras  tantas  muertes 
cansan. 

4  Ea  castellano  suele  decirse  para  ponderar  el  terror 
que  causa  alguno  :  se  come  viva  la  gente. 

* 


30  LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

18  Con  todo  eso,  en  aquellos  dias  no  acabaré  del 
todo  con  vosotros,  dice  el  Señor. 

19  Que  si  dijereis  :  ¿  Por  qué  ha  hecho  el  Señor 
Dios  nuestro  contra  nosotros  todas  estas  cosas  '  ?  tú 
les  responderás :  Así  como  vosotros  me  habéis  aban- 
donado á  mí,  dice  el  Seíior,  y  habéis  servido  á  los 
dioses  extraños  en  vuestra  tierra,  así  les  serviréis 
ahora  en  tierra  extrangera. 

20  Anunciad  esto  á  la  casa  de  Jacob,  y  pregonadlo 
en  Judá,  diciendo  : 

2 1  Escucha,  oh  pueblo  insensato,  y  sin  cordura;  voso- 
tros que  teniendo  ojos  no  veis,  y  teniendo  orejas  no  oís. 

22  ¿  Conque  á  mí  no  me  temeréis,  dice  el  Señor, 
ni  os  arrepentiréis  delante  de  mí  ?  Yo  soy  el  que  al 
mar  le  puse  por  término  la  arena,  ley  perdurable  que 
no  quebrantará :  levantarse  han  sus  olas,  y  no  tras- 
pasarán sus  límites;  y  se  encresparán,  pero  no  pasarán 
mas  adelante. 

23  Pero  este  pueblo  se  ha  formado  un  corazón  in- 
crédulo y  rebelde  :  se  han  retirado  de  mí,  y  se  han  ido 
en  pos  de  los  ¿dolos ; 

24  en  vez  de  decir  en  su  corazón  :  Temamos  al 
Señor  Dios  nuestro, ^'que  nos  da  á  su  tiempo  la  lluvia 
temprana  y  la  tardía,  y  que  nos  da  todos  los  años  una 
abundante  cosecha. 

25  Vuestras  maldades  han  hecho  desaparecer  estas 
cosas  ;  y  vuestros  pecados  han  retraído  de  vosotros  el 
bien  estar: 


1  Cap,  XVI.  V.  10. 


CAPÍTULO    VL  31 

t6  por  cuanto  se  hallan  impíos  en  mi  pueblo,  ace- 
chando como  cazadores,  p-oniendo  lazos  y  pihuelas 
para  cazar  hombres. 

27  Como  jaula  ó  red  de  cazadores  llena  de  aves, 
así  están  sus  casas  llenas  de  fraudes;  con  ellos  se  han 
engrandecido  y  se  han  hecho  ricos. 

28  Engrosáronse  y  engordaron;  y  han  violado 
pésimamente  mis  preceptos.  No  han '  administrado 
justicia  á  la  viuda,  ni  han  defendido  la  causa  del  huér- 
fano, y  no  hicieron  justicia  al  pobre  ' . 

29  ¿  Cómo  no  he  de  castigar  yo  estas  cosas,  dice  el 
Señor  ?  ¿  ó  cómo  puede  mi  alma  dejar  de  tomar  ven- 
ganza de  una  tal  gente  ? 

30  Cosa  asombrosa,  cosa  muy  extraña  es  la  que  ha 
sucedido  en  esta  tierra : 

31  los  profetas  profetizaban  mentiras,  y  los  sacer- 
dotes los  aplaudían  con  palmoteo  :  y  mi  pueblo  gustó 
de  tales  cosas :  ¿  qué  será  pues  de  él  al  llegar  su  íin  ? 

CAPITULO  VI. 

Viendo  el  Señor  que  á  pesar  de  la  predicación  de  Jeremías 
el  pueblo  no  se  convierte,  pronuncia  contra  este  la  senten- 
cia final,  y  confirma  á  Jeremías  en  su  ministerio. 

1  Esforzaos ,  oh  hijos  de  Benjamín ,  en  medio  de 
Jerusalem ,  y  tocad  el  clarín  de  guerra  en  Thecua' , 


1  O  no  patrocinaron  su  causa.  Is.  I.  r.  23.  —  Zach.VII . 
t).  10. 

2  Roboam  había  hecho  en  Thecua  un  arsenal.  II.  Paral. 
XI.  V.  Q,  llj  12   El  profeta  habla  aquí  irónicameute. 


32  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

y  alzad  una  bandera  '  sobre  Bethacarem  :  porque  acia 
él  Septentrión  se  deja  ver  un  azote  y  una  calamidad 
grande. 

2  Yo  he  comparado  la  íiija  de  Sioh  á  una  hermosa 
y  delicada  doncella  ^. 

3  A  ella  (á  sitiarla)  acudirán  los  pastores,  ó  capi- 
tanes, con  sus  rebaños  :  plantarán  al  rededor  sus  pa- 
bellones :  cada  uno  cuidará  de  los  que  están  bajo  sus 
órdenes. 

4  Declaradle  solemnemente  la  guerra  ^  Vamos  * 
y  escalémosla  en  medio  del  dia.  Mas  ¡  ayde  nosotros! 
el  dia  va  ya  declinando ;  se  han  extendido  mucho  las 
sombras  de  la  tarde. 

5  Ea  pues,  asaltémosla  de  noche,  y  arruinemos  sus 
casas. 

6  Pues  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  :  Cortad 
sus  árboles,  abrid  trincheras  en  torno  de  Jerusalem. 
Esta  es  la  ciudad  que  voy  á  castigar  :  en  ella  se  abriga 
toda  especie  de  calumnia  e  injusticia. 

7  Como  la  cisterna   conserva  fresca  su  agua ,   así 


i  El  hebreo  :  nXí^'^  maset ,  una  hoguera.  □"^^nDD 
Belhacarem  era  un  pueblo  entre  Jerusalem  y  Thecua.  En 
liebreo  significa  casa  de  ¡a  viña,  por  la  abundancia  y  ex- 
celencia de  los  viñedos  que  allí  habia, 

2  Asi  se  mostrará  pusilárriine ,  asustada  y  poseída  de 
miedo  j  como  si  ñiera  una  doncella  delicada  y  criada  con 
mucho  regalo. 

3  O  también,  Preparaos  á  hacerle  una  guerra  santa. 
Martiüi :  dedicaos  á  hacerle  guerra.  Véase  Santo. 

4  Demos  el  asalto  sin  perder  momento. 


CAPÍTULO    VI.  S3 

conserva"  Jerusalem  fresca  y  reciente  la  malicia  suya. 
No  se  oye  hablar  en  ella  sino  de  desafueros  y  robos  : 
yo  veo  siempre  gente  afligida  y  maltratada. 

8  Enmiéndate,  oh  Jerusalem  ;  á  fin  de  que  no  se 
aleje  de  tí  mi  alma  :  no  sea  que  te  reduzca  á  un  de- 
sierto inhabitable. 

9  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  :  Los  restos 
delpueblo  de  Israel  serán  cogidos  como  un  pequeño 
racimo  en  una  viña  ya  vendimiada  *  :  vuelve ,  oh  chá'- 
deo,  tu  mano,  como  el  vendimiador  para  meter  en  el 
cuébano  el  rebusco. 

10  Mas  ¿á  quién  dirigiré  yo  la  palabra?  ¿Y  á 
quién  conjuraré  para  que  me  escuche?  después  que 
tienen  tacadas  '  sus  orejas ,  y  no  pueden  oir.  Lo 
peor  es  que  la  palabra  del  Señor  les  sirve  de  escarnio, 
y  no  la  recibirán. 

11  Por  lo  cual   estoy  lleno  del  furor  del  Señor  ; 
cánseme  de  sufrir  ^.  Derrámale  fuera  ^,  me  dijo  á  m 
mismo,  sobre  los  niños,  y  también   en  las  reuniones 
de   los  jóvenes  :  porque  preso  será  el  marido  con  la 
muger,  el  anciano  con  el  decrépito. 

12  Y  sus  casas  pasarán  á  ser  de  otros ,  y  también 
las  heredades  y  las  mugeres  :  porque  yo  extenderé  mi 
mano  contra   los  moradores  del  pais ,  dice  el  Señor. 

1  Nabuchódonosor  sitió  varias  veces  á  Jerusalem.  IV. 
Reg.  XXIV.  r.  1.  -//.  i.  11.-  XXV.  v.  1. 

2  Véase  Circiinciaion .  Lev.  XXVI.  v.  41.  —  Act.  VII. 
V.  51. 

3  No  puedo  contener  mi  ira. 

4  Esto  es,  intima  la  cólera  del  Señor,  etc. 


34  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

13  Ya  que  desde  el  mas  pequeño  hasta  el  mas 
grande  se  han  dado  todos  á  la  avaricia ,  y  todos  urden 
engaños  desde  el  profeta  ó  cantor  al  sacerdote  ' . 

14  Y  curan  las  llagas  de  la  hija  de  mi  pueblo,  con 
burlarse  de  ella,  diciendo  :  Paz,  paz;  y  tal  paz  no 
existe. 

15  ¿Se  han  avergonzado  acaso  por  las  cosas  abo- 
minables que  han  hecho  ^  ?  antes  bien  no  han  tenido 
ni  pizca  de  confusión ,  ni  sabido  siquiera  qué  cosa  es 
tener  vergüenza.  Por  cuyo  motivo  caerán  entre  los  que 
perecen  y  serán  precipitados ,  dice  el  Señor ,  cuando 
llegue  el  tiempo  de  tomarles  residencia. 

16  Esto  decia  también  el  Señor  :  Paraos  en  los 
caminos,  ved  y  preguntad  cuáles  son  las  sendas  anti- 
guas ;  cuál  es  el  buen  camino ,  y  seguidle  '  :  y  halla- 


1  Is.  LVI.  V.  11.  Despiifs  cap.  VIII.  v.  \0. 

2  S.  Gerónimo  y  otros  Padres  tradujeron  estas  palabras 
con  interrogación.  I 

3  Maíth.  XI.  V.  29.  Preguntad  el  camino  que  siguieron 
lo.s  Patriarcas  ,  y  seguid  sus  pasos.  Admirable  documento 
para  que  le  mediten  los  cristianos  de  cualquier  grado  ó 
condición.  Para  arreglar  su  conducta^  estudien,  ó  pre- 
gunten lo  que  hacian  los  Apóstoles  y  primeros  cristianos; 
los  cuales  miraban  cerca  de  sí  la  norma  de  nuestra  fé  y 
costumbres,  que  es  Jesu-Christo :  y  téngase  siempre  pre- 
sente que  Jesu-Christo  y  su  Evangelio  no  se  mudaron  con 
la  succesion  de  los  siglos.  Ayer  y  hoy,  y  para  siempre  se- 
rán lo  mismo  ,  como  dice  el  Apóstol.  Y  no  son  las  opi- 
niones de  los  hombres  las  que  nos  han  de  salvar,  sino  la 
verdad,  como  ya  dijo  el  Redentor.  Todas  las  heregías  y 
males  de  la  Iglesia  han  venido  de  apartarse  algunos  de  los 


CAPÍTULO    VI.  35 

réis  refrigerio  para  vuestras  almas.  Mas  ellos  dijeron: 
No  le  seguiremos. 

17  Yo  destiné  para  vosotros  centinelas,  les  dijo  au7i: 
estad  atentos  al  sonido  de  su  trompeta  ;  y  respondieron: 
No  le  queremos  oir. 

18  Por  tanto  escuchad,  oh  naciones,  gentes  todas, 
entended  cuan  terribles  castigos  les  enviaré. 

19  Oye,  oh  tierra,  mira,  yo  acarrearé  sobre  ese 
pueblo  desastres,  fruto  de  sus  depravados  designios  ; 
puesto  que  no  escucharon  mis  palabras,  y  desecharon 
mi  Ley. 

20  ¿  Para  qué  me  ofrecéis  vosotros  el  incienso  de 
Sabá,  y  la  caña  olorosa  de  lejanas  tierras  ?  Vuestros 
holocaustos  no  me  son  agradables,  ni  me  placen  vues- 
tras victimas  '. 

21  Por  tanto  así  dice  el  Señor  :  Hé  aquí  que  yo 
lloveré  desgracias  sobre  ese  pueblo  :  caerán  á  una  los 
padres  con  los  hijos,  y  el  vecino  perecerá  juntamente 
con  su  vecino. 

22  Esto  dice  el  Señor  :  IMirad  que  viene  un  pueblo 
del  Septentrión,  y  una  nación  grande  saldrá  délos 
extremos  de  la  tierra. 

23  Echará  mano  de  las  saetas  y  del  escudo  .  es 
rruel  y  no  se  apiadará  de  nadie  :  el  ruido  de  sus  tro- 
pas es  como  el  ruido   del  mar,  y  montarán  sobre  ca  - 


caminos  antiguos  que  nos  mo-.traron  los  Apóstoles  y  sus 
succesores  ,  y  que  confirmaron  ellos  con  su  doctrina  y  con 
su  ejeuiplo,  y  sc-l!aron  con  su  sangre. 
1  Is.  I.  V.  i  i. 


36  LA    PílOFECÍA    DE  JEREMÍAS. 

ballos,  dispuestos  á  combatir  como  valientes  contra  tí, 
oh  hija  de  Sion. 

24  Oído  hemos  su  fama,  dicen  los  judíos,  y  se  nos 
han  caido  los  brazos  :  nos  ha  sorprendido  la  tribula- 
ción, y  dolores  como  de  muger  que  está  departo. 

25  ¡  Ah  !  no  salgáis  por  los  campos  ,  ni  andéis 
por  los  caminos  :  pues  la  espada  del  enemigo,  y  su 
terror  os  cercan  por  todos  lados. 

26  Oh  Jerusalemh\']a  del  pueblo  mío,  vístete  de 
cilicio,  cúbrete  de  ceniza  ;  llora  con  amargo  llanto, 
como  se  llora  en  la  muerte  de  un  hijo  único  ;  porque 
el  exterminador  caerá  súbitamente  sobre  nosotros. 

27  A  tí,  Jeremías,  te  he  constituido  cual  robusto 
ensayador  en  medio  de  mi  pueblo  ;  y  tú  examinarás, 
y  harás  prueba  de  sus  procederes  '. 

28  Todos  esos  magnates  del  pueblo  andan  descar- 
riados, proceden  fraudulentamente  ;  no  son  mas  que 
cobre  y  hierro ;  toda  es  gente  corrompida. 

29  Faltó  el  fuelle  ^,  el  plomo  se  ha  consumido  en 
el  fuego,  inútilmente  derritió  los  metales  en  el  crisol  el 
fundidor  :  pues  que  no  han  sido  separadas  ó  consu- 
midas las  maldades  de  aquellos. 

30  Llamadlos  plata  espúrea  ;  porque  el  Señor  3/rt 
los  ha  reprobado. 


1  Se  flice  varias  'veces  que  los  Profetas  hacen  aquello 
qíie  preiiicfn  que  hará  Dios,  ó  que  debe  suceder.  Véase 
Ht'brai.smnx. 

2  Acabóse  la  predicación  de  Jeremías. 


37 


CAPÍTULO  VII. 


Sermón  que  Jeremías  hace  ,  por  orden  del  Señor,  al  pueblo 
incorregible  y  obstinado. 

1  Palabras  que  habló  el  Señor  á  Jeremías,  di- 
riendo  : 

2  Ponte  á  la  puerta  del  Templo  del  Señ.»r,  y  pre- 
dica allí  este  sermón,  hablando  en  lc¿  téi minos  si- 
guientes :  Oid  la  palabra  del  Señor  todos  vosotros,  oh 
hijos  de  Judá,  que  entráis  por  estas  puertas  para 
adorar  al  Señor. 

3  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  do 
Israel  :  Enmendad  vuestra  conducta,  y  vuestras 
aficiones  ,   y  yo  habitaré  con  vosotros  en  este  lugar  ' . 

4  JNo  pongáis  vuestra  confianza  en  aquellas  vanas  i/ 
falaces  expresiones,  diciendo  :  Este  es  el  Templo  del 
Señor,  el  Templo  del  Señor,  el  Templo  del  Señor  ^. 

5  Porque  si  enderezareis  al  bien  vuestras  acciones ^ 
y  vuestros  deseos,  si  administrareis  justicia  entre 
hombre  y  hombre, 

1  Cap.  XXVI.  V.  13.  Véase  aquí  denotado  el  libre  al- 
bedrin  del  hombre. 

2  Es  y  será  siempre  miestra  salvaguardia.  No  escogió 
Dios  al  pueblo  por  el  Templo,  sino  al  Templo  por  amor 
del  pueblo.  II.  Maih.  V.  v.  19.  Hechas  las  oraciones  sin 
devoción,  nada  sirve  qne  se  hagan  aqnl  ó  acullá.  Pero  al 
contrario  son  mas  eficaces  hechas  en  la  Casa  del  Señor, 
cuando  se  puede  ?.cnd  r  á  orar  en  ella,  sin  faltar  á  la  obli? 
gacion.  Véase  III  fíeg.  VIH.  -  II.  Paral.  VI. 

To:m.  X.  4 


38  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

fi  si  no  hiciereis  agravio  al  forastero,  y  al  huérfano, 
y  á  la  viuda,  ni  derramareis  la  sangre  inocente  en 
este  lugar,  y  no  anduviereis  en  pos  de  dioses  ágenos 
para  vuestra  misma  ruina  ; 

7  yo  habitaré  con  vosotros  en  este  lugar,  en  esla 
tierra  que  di  á  vuestros  padres,  por  siglos  y  siglos. 

8  Pero  vosotros  estáis  rmiy  confiados  en  palabras 
mentirosas  ó  vanas,  que  de  nada  os  aprovecharán  : 

9  vosotros  hurtáis,  matáis,  cometéis  adulterios  : 
vosotros  juráis  en  falso,  hacéis  libaciones  á  Baal  ,  y 
os  vais  en  pos  de  dioses  ágenos  que  no  conocíais. 

10  Y  después  de  esto  venis  m/n,  y  os  presentáis 
delante  de  mi  en  este  Templo  en  que  es  invocado  mi 
nombre  *,  y  decís  vanamente  confiados  :  Ya  estamos 
á  cubierto  de  todos  los  males,  aunque  hayamos  co- 
metido todas  esas  abominaciones. 

11  Pues  qué  ¿  este  Templo  mió  en  que  se  invoca 
mi  nombre,  ha  venido  á  ser  para  vosotros  una  guarida 
de  ladrones  ^?  Yo,  yo  soy,  yo  mismo  sor;  el  que  he 
visto  vuestras  abominaciones^  dice  el  Señor. 

12  Y  sino  id  á  Silo',  lugar  de  mi  morada,  donde 
al  principio  estuvo  la  gloria  de  mi  nombre  '*,  y  con- 
siderad lo  que  hice  con  él,  por  causa  de  la  malicia  de 
mi  pueblo  de  Israel. 


1  Después  c.  XLIV.  v.  18.  —  /.  Mach.  I.  v.  12. 

2  Maith.  XXL  V.  IS.  — Maro.  XI.  v.  \7.-Luc.  XIX 
r.46. 

3  /.  Reg.  II.  v.  22— Ps.  LXXVII.  v.  60.  Véase  Arca. 

4  O  estaldecí  el  Tabernáculo. 


CAPÍTULO    VII.  39 

13  Ahora  bien,  por  cuanto  habéis  hecho  todas  estas 
fechorías,  dice  el  Señor  ;  y  en  vista  de  que  yo  os  he 
predicado,  y  os  he  avisado  con  tiempo  y  exhortado,  y 
vosotros  no  me  habéis  escuchado  ',  y  que  os  he  lla- 
mado, y  no  me  habéis  respondido  : 

14  yo  haré  con  esta  Casa,  en  que  se  ha  invocado 
mi  nombre,  y  en  la  cual  vosotros  tenéis  vuestra  con- 
fianza, y  con  este  lugar  que  os  señalé  á  vosotros  y  á 
vuestros  padres,  haré,  digo,  lo  mismo  que  hice  con 

Silo  ^ 

15  Y  os  arrojaré  de  mi  presencia,  como  arrojé  á 
todos  vuesíros  hermanos  de  las  diez  ii-ibus,  á  toda  la 
raza  de  Ephraim. 

16  Así  pues  no  tienes  tú,  Jeremiis,  que  interceder 
por  este  pueblo  :  ni  te  empeñes  por  ellos  en  cantar 
mis  alabanzas,  y  rogarme  :  ni  te  me  opongas  ,  porque 
no  he  de  escucharte  ^ 

1 7  ¿  Por  ventura  no  estás  viendo  tú  mismo  lo  que 
hacen  esos  hombres  en  las  ciudades  de  Judá,  y  en  las 
plazas  públicas  de  Jerusalem  ? 

18  Los  hijos   recogen  la  leña,  encienden  el  fuego 


1  Prov.  I  V.  '24  -Is.  LXV.  v.  12. 

2  /.  Reg.  IV.  v.  %  10. 

3  Modo  figurado  de  hablar,  que  indica  que  el  Señor  so- 
lamente ,  per  decirlo  así ,  castiga  cuando  ya  no  puede 
sufrir  mas.  Ex.  XXX.  v.  10.  —  Ezech.  XXII.  v.  30.  Je- 
remías aquí  y  después,  c.  XI.  v.  14.  —  XIV.  v.  11.  —  XV. 
V.  1.  muestra  que  á  veces  llega  la  obstinación  del  pueblo 
á  tal  estado  que  Dios  no  quiere  oir  ya  intercesores.  Véase 
Ezech.  XIV.  V.   14.  y  siguientes  —i.  Joann.  V.  v.  16. 


40  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

los  padres,  y  las  mugeres  amasan  la  pasta  con  man- 
teca, para  hacer  tortas,  1/  presentarlas  á  la  que  ado- 
ran por  reina  del  cielo  ',  y  ofrecer  libaciones  á  los 
dioses  ágenos,  y  provocarme  á  ira. 

19  ¿  Pero  es  acaso  á  mí,  dice  el  Señor  á  quien  ir- 
ritan ellos,  y  perjudican?  No  es  mas  bien  á  sí  mismos 
á  quien  hacen  daño,  cubriéndose  así  de  ignominia  ? 

20  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  Dios  :  Ya  mi  fu- 
ror y  mi  indignación  está  para  descargar  contra  ese 
lugar  que  han  profanado,  contra  los  hombres  y  las 
bestias,  contra  los  árboles  de  la  campiña,  y  contra 
los  frutos  de  la  tierra,  y  todo  arderá,  y  no  se  apagará. 

21  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de 
Israel  :  Añadid  cuanto  queráis  vuestros  holocaustos  á 
vuestras  víctimas,  y  comed  sus  carnes  ^; 

22  puesto  que  cuando  yo  saqué  de  la  tierra  de 
Egypío  á  vuestros  padres,  no  les  hablé  ni  mandé 
cosa  alguna  en  materia  de  holocaustos  y  de  vícti- 
mas ^ 


1  A  la  luna ,  ó  sea  Astárfe ,  ó  Diana ,  ó  Venus.  Véase 
Astros,  y  después  cap,  XLIV.  v.  18  ;,  25. 

2  Creyendo  santificaros  :  coroed  aun  la  parte  que  según 
la  Ley  debe  quemarse  toda  en  honor  niio  :  de  nada  os 
servirá  eso. 

3  Lo  que  hice  ,  fue  darles  el  Decálogo.  Y  si  después  les 
ordené  sacrificios,  fue  para  apartarlos  luego  de  la  perversa 
inclinación  que  mostraron  á  la  idolatría  cuando  adoraron  al 
becerro,  y  de  imitar  los  sacrificios  que  ofrecían  los  egyp- 
cios.  Véase  Sacrificio ,  Lajes  ceremoniales,  etc.  Is.  I.  v. 
13.  —  Amos  V. 


CAPÍTULO    MI.  4  i 

23  Ved  aquí  el  mandamiento  que  entonces  les  di  : 
Escuchad  mi  voz  les  dije,  y  yo  seré  vuestro  Dios,  y 
vosotros  seréis  el  pueblo  mió  ;  y  seguid  constante- 
mente el  camino  que  os  he  señalado ,  á  fin  de  que 
seáis  felices. 

•24  Empero  ellos  no  me  escucharon,  ni  hicieron 
caso  de  eso  ;  sino  que  se  abandonaron  á  sus  apetitos, 
y  á  la  depravación  de  su  maleado  corazón ;  y  en  lu- 
gar de  ir  acia  adelante,  fueron  acia  atrás, 

25  desde  el  dia  mismo  en  que  salieron  sus  padres 
de  la  tierra  de  Egypto,  hasta  el  dia  de  hoy.  Y  yo  os 
envié  á  vosotros  todos  mis  siervos  los  Profetas :  cada 
dia  rae  daba  prisa  á  enviarlos  : 

26  mai  los  hijos  de  mi  pueblo  no  me  escucharon, 
sino  que  se  hicieron  sordos  y  endurecieron  su  cerviz, 
y  se  portaren  peor  que  sus  padres  ' . 

27  Tú,  pues  ,  les  dirás  todas  estas  palabras,  mas 
no  te  escucharán :  los  llamarás,  mas  no  te  responde- 
rán. 

28  Y  asi  les  dirás :  Esta  es  aquella  nación  que  no 
ha  escuchado  la  voz  del  Señor  Dios  suyo,  ni  ha  admi- 
tido sus  instrucciones.  Muerta  está  su  fé,  ó  fidelidad  ; 
desterrada  está  de  su  boca. 

29  Corta  tu  cabello  ^  ,  y  arrójale,  y  ponte  á  plañir 
en  alta  voz  :  porque  el  Señor  ha  desechado  y  abando- 
nado esta  generación,  digna  de  su  cólera. 


I  Cap.  XVI.  V.  12. 

•2  En  señal  de  luto.  Lev.  XIX   r.  2/.—L.  VIL  v.  2. 
-Jer.  XVI.  V.  ñ.—Deut.  XIV.  v.  1. 


42         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

30  Pues  los  hijos  de  Judá  han  obrado  el  mal  ante 
mis  ojos,  dice  el  Señor  :  pusieron  sus  escándalos  '  ú 
Ídolos  en  el  Templo  en  que  se  invoca  mi  nombre,  á 
fin  de  contaminarle  ; 

31  y  edificaron  altares  6  lugares  altos  en  To- 
pheth  ^,  situada  en  el  valle  del  hijo  de  Ennom  ,  para 
consumir  en  el  fuego  á  sus  hijos  é  hijas :  cosa  que  yo 
no  mandé,  ni  me  pasó  por  el  pensamiento. 

32  Por  tanto,  ya  viene  el  tiempo,  dice  el  Señor,  y 
no  se  llamará  mas  Topheth,  ni  Valle  del  hijo  de  En- 
nom, sino  el  Valle  de  la  mortandad  :  y  enterrarán  eh 
Topheth,  por  falta  de  otro  sitio. 

33  Y  los  cadáveres  de  este  pueblo  serán  pasto  de 
las  aves  del  cielo,  y  de  las  bestias  de  la  tierra ;  ni  ha- 
brá nadie  que  las  ahuyente. 

34  Y  haré  que  no  se  oiga  en  las  ciudades  de  Judá, 
ni  en  las  plazas  de  Jerusalem  voz  de  regocijo  ',  y  de 
alegría,  voz  de  esposo  y  de  esposa  :  porque  toda  la 
tierra  quedará  desolada. 

CAPÍTULO  VIII. 

Extrema  desolación  de  Jerusalem  ,  en  la  cual  serán  todos 
castigados ,  reyes ,  sacerdotes,  profetas,  y  el  pueblo  todo, 
porque  todos  se  han  obstinado  en  sus  maldades. 

1  En  aquel  tiempo,  dice   el  Señor,  arrojarán   los 

1  Ezech.  XXI  V.  3. 

2  Deut.  XFlIl.  V.  10— JV.  Reg.  XXIII.  v.  10.  Véase 
Infierno,  Altar. 

3  Despue?  c.  XVI.  v.  9.~Ezech.  XXVI  i\  13. 


CAPÍTULO    Mil.  43 

cha' déos  fuera  de  los  sepulcros  los  huesos  de  los  reyes 
de  Judá,  y  los  huesos  de  sus  príncipes,  y  los  huesos 
de  los  sacerdotes,  y  los  huesos  de  los  profetas,  y  los 
huesos  de  los  que  habitaron  en  Jerusalem  ' ; 

2  y  los  dejarán  expuestos  al  sol,  y  á  la  luna,  y  á 
toda  la  milicia  ó  estrellas  del  cielo  ;  que  son  las  cosas 
que  ellos  han  amado,  y  á  las  cuales  han  servido,  y 
tras  de  las  cuales  han  ido,  y  á  las  que  han  consultado, 
y  han  adorado  como  á  dioses.  Los  huesos  de  los  ca- 
dáveres no  habrá  quien  los  recoja  ni  entierre  :  queda- 
rán como  el  estiércol  sobre  la  superficie  de  la  tierra. 

3  Y  todos  aquellos  que  restaren  de  esta  perversa 
raza,  en  todos  los  lugares  ó  sitios  abandonados  á  donde 
yo  los  arrojé,  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  preferi- 
rán mas  el  morir  que  el  vivir  en  tantos  trabajos. 

4  Tú  empero  ¡es  dirás  :  Esto  dice  el  Señor  :  ¿  Aca- 
so aquel  que  cae,  no  cuida  de  levantarse  luego  ?  ¿  Y 
no  procura  volver  á  la  senda  el  que  se  ha  descarriado 
de  ella  ? 

5  ¿Pues  por  qué  este  pueblo  de  Jerusalem  se  ha 
rebelado  con  tan  pertinaz  obstinación?  Ellos  han 
abrazado  la  mentira,  y  no  han  querido  convertirse. 

6  Yo  estuve  atento,  y  los  escuché :  nadie  habla 
cosa  buena ;  ninguno  hay  que  haga  penitencia  de  su 
pecado,  diciendo  :  ¡  Ay  !  ¿qué  es  lo  que  yo  he  hecho? 
Al  contrario ,  todos  han  vuelto  á  tomar  la  impetuosa 


1  Después  de  robadas  las  riquezas  que  buscaban  en  los 
sepulcros  de  los  reyes  ,  etc.  dejarán  esparcidos  fuera  los 
hnesos.  Bartich  II.  v.  24.  Josepho,  Hb.  XIII.  Anliq.  c.  Xf 


41  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

carrera  íZe  sus  vicios,  como  caballo  que  á  rienda  suelta 
corre  á  la  batalla. 

7  El  milano  conoce  por  la  variación  de  la  at- 
mósfera su  tiempo '  :  la  tórtola  ,  y  la  golondrina ,  y 
la  cigüeña  saben  discernir  constantemente  la  estación 
ú  tiempo  de  su  trasmigración  :  pero  mi  pueblo  no 
ha  conocido  el  tiempo  f/e¿  juicio  del  Señor. 

8  ¿  Cómo  decis  :  Nosotros  somos  sabios ,  y  somos 
los  depositarios  de  la  Ley  del  Señor  ?  Os  engañáis : 
la  pluma  ^  de  los  doctores  de  la  Ley  '  ,  verdade- 
ramente es  pluma  de  error,  y  no  ha  escrito  sino 
mentiras. 

9  Confundidos  están  vuestros  sabios,  aterrados 
y  presos  :  porque  desecharon  la  palabra  del  Señor,  y 
ni  rastro  hay  ya  en  ellos  de  sabiduría. 

10  Por  cuyo  motivo  yo  entregaré  sus  mugeres  á 
los  extraños ,  sus  tierras  á  otros  herederos  ;  porque 
desde  el  mas  pequeño  hasta  el  mas  grande  todos 
se  dejan  llevar  de  la  avaricia,  desde  el  profeta  ó  cantor 
hasta  el  sacerdote,  todos  se  ocupan  en  la  mentira  *. 

11  V  curan  las  llagas  de  la  hij^i  del   pueblo  mío 


1  O  el  de  mudar  de  región. 

2  Antiguamente  se  llamaba  stylus ,  estilo  :  era  entonces 
la  pluma  de  escribir  un  hierrecitOj  a  manera  de  pnnzou  , 
con  el  cual  formaban  los  caracteres  en  tablas  enceradas. 

3  Que  existen  en  ese  pueblo,  y  os  prometen  la  paz  y 
felicidad  solo  con  que  observéis  las  ceremonias  exteriores 
de  la  Ley  ;  no  haciendo  caso  de  la  santidad  de  ella  ,  ni  de 
la  pureza  de  corazón  que  exige, 

4  Antes  c.  Fl,  v.  13.  —  /v.  LFI.  v.  11. 


CAPÍTULO   VIII.  45 

ton  burlarse  de  ella  ,  diciendo  :    Paz ,  paz ;    siendo 
así  que  no  hay  tal  paz. 

12  ¿  Y  están  acaso  corridos  de  haber  hecho  cosas 
abominables?  INi  aun  ligeramente  han  llegado  á  aver- 
gonzarse ,  ni  saben  qué  cosa  es  tener  vergüenza  : 
por  tanto  serán  envueltos  en  la  ruina  de  los  demás, 
y  precipitados  en  el  tiempo  de  la  venganza,  dice 
el  Señor. 

13  Pues  yo  los  reuniré  todos  juntos  para  perder- 
los, dice  el  Señor :  las  viñas  están  sin  uvas  ,  y  sin  higos 
las  higueras ,  hasta  las  hojas  han  caido  ;  y  las  cosas 
que  yo  les  diera  ,   se  les  han  escapado  de  las  manos. 

1 4  ¿  Por  qué  nos  estamos  aquí  quietos  ?  diráj 
ellos  '  :  juntémonos,  y  entremos  en  la  ciudad  fuerte 
y  estémonos  allí  callando  ^;  puesto  que  el  Señor  Dio! 
nuestro  nos  ha  condenado  al  silencio  ,  y  nos  ha  dado  < 
beber  agua  de  hiél  ^  por  haber  pecado  contra  ú 
Señor. 

15  Aguardando  estamos  la  paz,  y  este  bien  m> 
viene  :  que  llegue  el  tiempo  de  nuestro  remedio  '',  J 
solo  vemos  terror  r/  espanto  ^ . 

16  Desde  Dan   se  ha  oido  el  relinchar  de  los  ca- 


1  Dirán  los  judíos  de  los  pueblos. 

2  Esto  es,  wuramos.  Este  sentido  tiene  el  callar  ,  según 
se  lee  también  en  el  c.  XXV.  v.  ¿7.—  XLTX.  v.  26  ,  etc. 
S.  Gerónimo  lo  entiende  como  una  expresión  de  ánimo  ya 
desesperado  del  auxilio  de  Dios. 

3  Después  cap.  IX.  v.  15. 

4  Vaticinado  ó  prometido  por  los  Profetas. 

5  Después  c.  XIV.  v.  19. 


46  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

ballos  del  enemigo  ;  y  al  estrepitoso  ruido  de  sus  com- 
batientes se  ha  conmovido  toda  la  tierra  :  han  He  - 
gado  y  han  consumido  el  pais,  y  todas  sus  riquezas ; 
las  ciudades  y  sus  moradores. 

1 7  Porque  hé  aquí  que  yo  enviaré  contra  vosotros 
á  los  chdldeos  ,  como  serpientes  y  basiliscos  ,  contra 
ios  cuales  no  sirve  ningún  encantamiento  '  ;  y  os 
morderán,  dice  el  Señor. 

18  Mi  dolor  ^  es  sobrq  todo  dolor  :  lleno  de  angus- 
tias está  mi  corazón. 

19  Oigo  la  voz  de  Jerusalem  ,  de  la  hija  de  mi 
pueblo  que  clama  desde  tierras  remotas  ^:  ¿  Pues  qué 
no  está  ya  el  Señor  en  Sion  ?  ¿  ó  no  está  dentro  de  ella 
su  rey?  Mas,  ¿y  por  qué  sus  morar/ores  ,  responde 
el  Señor ,  me  provocaron  á  ira  con  sus  simulacros 
y  con  sus  vanas  deidades  extrangeras? 

I  20  Pasóse  la  siega,  dicen  ellos  :  el  verano  se  acabó; 
y  nosotros  no  somos  libertados. 

2 1  Traspasado  estoy  de  dolor  y  lleno  de  tristeza 
por  la  aflicción  de  la  hija  de  mi  pueblo  :  el  espanto 
se  ha  apoderado  de  mí. 

22  ¿  Por  ventura  no  hay  resina  ó  bálsamo  en  Ga- 
laad*  ?  ¿  ó  no  hay  allí  ningún  médico  ?  ¿  Por  qué  pues 
no  se  ha  cerrado  la  herida  de  la  hija  del  pueblo  mió  ? 


J  Véase  Psalm.  LVII,  v.  5.  en  la  nota. 

2  Aquí  habla  el  Profeta. 

3  Puede  también  tener  este  sentido :  Me  parece  qne  ya 
oigo  los  lamentos  de  mi  pueblo  que  ,  al  ver  venir  los  ejér- 
citos enemigos^  exclama ,  etc. 

4  La  resina  de  Galaad  era  famosa  desde  los  mas  anti- 


47 

CAPITULO  IX. 

Jeremías  llora  inconsolable  los  7nales  espirituales',  y  corpo- 
rales de  su  pueblo :  le  convida  en  nombre  de  Dios  al  arre- 
pentimiento; y  habla  del  castigo  del  Señor  contra  todos 
los  pecadores. 

1  ¿  Quién  dará  agua  á  mi  cabeza ,  y  hará  de  mis 
ojos  dos  fuentes  de  lágrimas  para  llorar  dia  y  noche  la 
muerte  que  se  ha  dado  á  tantos  moradores  de  la  hija 
de  mi  pueblo,  ó  de  Jerusalem  '  ? 

2  ¿  Quién  me  dará  en  la  soledad  una  triste  choza 
de  pasageros,  para  abandonar  á  los  de  mi  pueblo,  y 
apartarme  de  ellos  ?  Pues  todos  son  adúlteros  ó  após- 
tatas de  Dios,  una  gavilla  de  prevaricadores. 

3  Sírvense  de  su  lengua,  como  de  un  arco,  para 
disparar  mentiras,  y  no  verdades  :  se  han  hecho  po- 
derosos en  la  tierra  con  pasar  de  un  crimen  á  otro 
crimen ;  y  á  mí  me  han  desconocido,  y  despreciado, 
dice  el  Señor. 

4  Guárdese  cada  uno,  entre  ellos,  de  su  prójimo, 
y  nadie  se  fie  de  sus  hermanos  :  porque  todo  hermano 
hará  el  oficio  de  traidor,  y  todo  amigo  procederá  con 
fraudulencia. 


guos  tiempos,  por  su  gran  virtud  salutífera.  Geji.  XXXVII. 
V.  25.  La  resina  del  alma,  en  sentido  espiritual ,  (que  es  el 
literal  de  este  texto)  es  la  oración,  el  ayuno,  la  penitencia 
y  los  sacramentos. 
1  Véase  Hija, 


48  LA   PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

5  Y  cada  cual  se  burlará  de  su  propio  hermano ; 
ni  hablarán  jamás  verdad,  porque  tienen  avezada  su 
lengua  á  la  mentira  :  se  afanaron  en  hacer  mal. 

6  Tú,  oh  Jeremías,  vives  rodeado  de  engañadores: 
porque  aman  el  dolo,  rehusan  el  conocerme  á  mí,  dice 
el  Señor. 

7  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  : 
Sábete  que  yo  los  fundiré,  y  ensayaré  al  fuego.  Por- 
que, ¿  qué  otra  cosa  puedo  hacer  para  convertir  á  los 
de  la  hija  de  mi  pueblo  ? 

8  Su  lengua  es  como  una  penetrante  flecha  :  hablan 
siempre  para  engañar :  con  los  labios  anuncian  la  paz 
á  su  amigo,  y  en  secreto  le  arman  asechanzas  '. 

9  Pues  qué,  ¿no  he  de  tomarles  yo  residencia  sobre 
estas  cosas,  dice  el  Señor  ?  ¿  O  dejaré  de  tomar  ven- 
ganza de  un  pueblo  como  ese  ? 

10  La  tomar (i  el  Seíior;  y  yo  me  pondré  á  llorar 
y  á  lamentar  á  vista  de  los  montes  ^,  y  gemiré  al  ver 
hechas  un  páramo  las  amenas  campiñas :  porque  todo 
ha  sido  abrasado  ,  de  manera  que  no  transita  por  allí 
nadie,  ni  se  oye  ya  la  voz  de  sus  dueños ' :  desde  las 
aves  del  cíelo  hasta  las  bestias  todo  se  ha  ido  de  allí, 
y  se  ha  retirado. 

1 1  En  fin,,  yo  reduciré  á  Jerusalem,  dice  el  Se/ior, 
á  un  montón  de  escombros,  y  á  ser  guarida  de  dra- 


1  Psahn.XXFII.v.S. 
'2  Antes  tan  frondosos. 
3  El  hebreo  :  HipC  micneh ,  del  ganado. 


CAPÍTULO    IX.  49 

gones,    y  á  las  ciudades  de   Judá  las  convertiré  en 
despoblados,  sin  que  en  ellas  quede  un  solo  morador. 

12  ¿  Cuál  es  el  varón  sabio  que  entienda  esto,  y  á 
quien  el  Señor  comunique  de  su  boca  la  palabra,  á 
fin  de  que  declare  d  los  otros  el  por  qué  ha  sido  aso- 
lada esta  tierra,  y  está  seca  y  quemada  como  un  árido 
desierto,  sin  haber  persona  que  transite  por  ella  ? 

13  La  causa  es,  dice  el  Señor,  porque  abando- 
naron mi  Ley  que  yo  les  habia  dado,  y  no  han  escu- 
chado mi  voz,  ni  la  han  seguido ; 

14  sino  que  se  han  dejado  llevar  de  su  depravado 
corazón,  y  han  ido  en  pos  de  los  ídolos ,  como  lo 
aprendieron  de  sus  padres ' . 

15  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos, 
el  Dios  de  Israel :  Hé  aquí  que  yo  á  este  pueblo  le 
daré  para  comida  ajenjos  ' ,  y  para  bebida  agua  de 
liiel. 

16  Y  los  desparramaré  por  entre  naciones,  que  no 
conocieron  ellos  ni  sus  padres ;  y  enviaré  tras  de  ellos 
la  espada,  hasta  tanto  que  sean  consumidos. 

17  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de 
Israel  :  Td  en  busca  de  plañideras  ^ ,  y  llamadlas  que 

1  De  donde  se  infiere  que  nada  vale  la  autoridad  de  los 
padres  ó  mayores,  para  que  hayamos  de  abrazar  nn  error, 
ó  para  apoyarle.  La  tradición  de  los  Padres  de  la  Iglesia 
jiunca  es  contra  el  dogma  ó  doctrina  ;  sino  qne  es  siempre 
conforme  á  las  santas  Escrituras,  y  por  eso  la  veneramos 
tanto  los  católicos.  Eph.  IV.  v.  11.  14. 

2  Cap.  XXHI.  V.  15 

3  Véase  Sejmlro. 

5 


50         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

vengan  luego,  y  enviad  á  buscar  ú  las  que  son  mas 
diestras  en  hacer  el  duelo,  y  decidles  que  se  den 
prisa, 

18  y  comienzen  luego  los  lamentos  sobre  nosotros: 
derramen  lágrimas  nuestros  ojos  ,  y  desháganse  en 
agua  nuestros  párpados; 

19  porque  ya  se  oye  una  voz  lamentable  desde 
Sion,  que  dice:  ¡Oh!  ¡  y  á  qué  desolación  hemos  sido 
reducidos !  \  y  en  qué  extrema  confusión  nos  vemos  ! 
Abandonamos  nuestra  tierra  nativa,  porque  nuestras 
habitaciones  han  sido  arruinadas. 

20  Escuchad  pues,  oh  mugeres  de  mi  país,  la  pa- 
labra del  Señor,  y  perciban  bien  vuestros  oídos  lo  que 
os  anuncian  sus  labios ;  y  enseñad  á  vuestras  hijas,  y 
cada  cual  á  su  vecina  endechas,  y  canciones  lúgubres: 

21  pues  la  muerte  ha  subido  por  nuestras  venta- 
nas ' ,  se  ha  entrado  en  nuestras  casas,  y  ha  hecho  tal 
estrago ,  que  ya  no  se  verán  niños  ni  jóvenes  por  las 
calles  y  plazas. 

22  Díle  pues  tú,  Jeremías  :  Así  habla  el  Señor :  los 
cadáveres  humanos  quedarán  tendidos  por  el  suelo  , 
como  el  estiércol  sobre  un  campo,  y  como  el  heno  que 
lira  detras  de  sí  el  segador,  sin  que  haya  quien  le  re- 
coja. 


1  Alude  á  los  cháldeos  cuando  escalaron  los  muros,  y 
después  las  casas  de  Jeriisalem  ,  saqueando  y  llevándolo 
todo  á  sangre  y  fuego.  En  sentido  moral  se  entiende  la 
muerte  del  alma ,  que  entra  por  los  sentidos  ,  etc.  Orig. 
senn.  IIT.  in  Cántica. 


CAPÍTULO    IX.  51 

23  Esto  dice  el  Señor  :  No  se  gloríe  el  sabio  en  su 
saber  ;  ni  se  gloríe  el  valeroso  en  su  valentía ;  ni  el 
rico  se  gloríe  en  sus  riquezas  '  : 

24  mas  el  que  quiera  gloriarse,  gloríese  en  cono- 
cerme y  saber  que  yo  soy  el  Señor ,  el  autor  de  la 
misericordia,  y  del  juicio,  y  de  la  justicia  en  la  tierra; 
pues  estas  son  las  cosas  que  me  son  gratas  ,  dice  el 
Señor  ^. 

25  Hé  aquí  que  vienen  días,  dice  el  Señor,  en  que 
yo  residenciaré  á  todos  los  que  están  circuncidados, 
y  á  los  que  no  lo  están  ; 

26  al  Egypto ,  á  Judá,  á  la  Idumea,  y  a  los  hijos 
de  Aramon,  y  á  los  de  Moab',  y  á  todos  aquellos 
que  llevan  cortado  el  cabello,  habitantes  del  Desierto  ^: 
que  si  todas  las  naciones  son  incircuncisas  según  la 
carne  ,  los  hijos  de  Israel  son  incircuncisos  en  el  co- 
razón \ 


1  /.  Cor.  1.  V.  31.  —  //.  Cor.  X  v.  17.  -  h.  XXIX  v.  14. 

2  La  fé  pues  ,  y  el  conociraiento  de  Dios  han  de  ir 
acompañados  de  las  obras  que  le  agradan  ,  eomo  de  la 
misericordia ,  etc.  Sin  ellas  la  fé  es  como  muerta. 

3  S.  Gerónimo  y  otros  expositores ,  explicando  este 
texto  ,  opinan  que  en  las  naciones  vecinas  y  oriundas  de 
Abraham ,  como  los  idumeos,  etc.,  habia  también  machos 
que  se  circuncidaban,  aunque  no  por  razón  de  la  Ley  de 
Moystís.  Ni  esto  era  general ,  como  se  ve  en  Achíor. 
Judilh.  XIV.  V.  6.  Véase  Circuncisión. 

4  A  modo  de  cerquillo,  esto  es,  á  los  árabes.  Lev.  XIX. 
V.  27.  Véase  Cabello. 

5  Rom.  II.  V.  2o. 


52  LA  PROFECÍA  DE  JEKEMlAS. 


CAPITULO  X. 


Vanidad  del  culto  de  los  astros  y  de  los  ídolos.  Solo  Dios  es 
criador  y  gobernador  del  universo  :  él  castigará  los  peca- 
dores ;  por  estos  ruega  á  Dios  el  Profeta. 

1  Oid  los  de  la  casa  de  Israel  las  palabras  que  ha 
hablado  el  Señor  acerca  de  vosotros. 

2  Esto  dice  el  Señor  :  No  imitéis  las  malas  cos- 
tumbres de  las  naciones ;  ni  temáis  '  las  señales  del 
cielo,  que  temen  los  gentiles : 

3  porque  las  leyes  de  los  pueblos  vanas  son  t/  er- 
róneas ;  visto  que  un  escultor  corta  con  la  se^ur  un 
árbol  del  bosque,  y  le  labra  con  su  mano  : 

4  le  adorna  con  plata  y  oro  :  le  acopla  y  aGanza 
con  clavos,  á  golpe  de  martillo,  para  que  no  se  des- 
una : 

5  esta  estáíiia  ha  salido  recta  é  inmoble,  como  el 
tronco  de  una  palmera ;  pero  no  habla  :  y  la  toman  y 
la  llevan  donde  quieren;  porque  ella  de  por  si  no  puede 
moverse.  No  temáis  pues  tales  cosas  ó  Ídolos,  pues  que 
no  pueden  hacer  ni  mal  ni  bien. 

6  ¡  Oh  Señor,  no  hay  nadie  semejante  á  ti !  Grande 
eres  tú ,  y  grande  es  el  poder  de  tu  nombre  ^. 


1  No  temáis,  etc.  O  también  :  no  adoréis.  Véase  Adorar. 
Se  condenan  aquí  tácitamente  los  errores  y  delirios  de  los 
genethiiaco.s,  y  otros,  que  por  los  astros  quieren  pronosti- 
car si  las  acciones  humanas  serán  buenas  ó  malas,  etc. 
Sap.  XIII.  V.  11.  —  XIF.  V.  S.  —  h.  XLI  v.  7,24. 

2  Mtch.  VIL  V.  18. 


CAPÍTULO   X.  5S 

7  ¿  Quién  no  te  temerá  á  tí ,  oh  rey  de  las  na- 
ciones ?  porque  tuya  es  la  gloria  :  entre  todos  los  sa- 
bios de  las  naciones,  y  en  todos  los  reinos  no  hay  nin- 
guno semejante  á  tí  ', 

8  De  necios  é  insensatos  quedarán  convencidos 
todos  ellos  :  el  leño,  que  adoran,  es  la  prueba  de  su 
vanidad  ó  insensatez. 

9  Tráese  de  Thársis  la  plata  en  planchas  arrolla- 
das ,  y  el  oro  de  Ophaz  ^ :  le  trabaja  la  mano  del  ar- 
tífice y  del  platero  :  es  vestida  luego  la  estatua  de  ja- 
cinto y  de  púrpura  :  obra  de  artífice  es  todo  eso. 

10  Mas  el  Señor  es  el  Dios  verdadero  :  él  es  el 
Dios  vivo  y  el  rey  sempiterno.  A  su  indignación  se 
estremecerá  la  tierra  ,  y  no  podrán  las  naciones  sopor- 
tar su  ceño. 

11  Así ,  pues  ',  les  hablaréis  :  Los  dioses  que  no 
han  hecho  los  cielos  y  la  tierra ,  perezcan  de  sobre 
la  faz  de  la  tierra ,  y  del  número  de  las  cosas  que  es- 
tán debajo  del  cielo. 

12  El  Sr^lor  es  el  que  con  su  poder  hizo  la  tierra  ; 
con  su  sabiduría  ordenó  el  mundo ,  y  extendió  los  cie- 
los con  su  inteligencia  ^. 


1  Apoc.  XV.  V.  4. 

2  Esto  es.  de  Opliir.  Según  Calmet  y  otros  expositores 
■es  el  mismo  oro  del  rio  Tiunon.  Gen.  II.  v.  11. —  II.  Par. 
VIH  v.lS—IX.  r.  21. 

3  Esto  diréis  á  los  cháldeos ,  que  os  inciten  á  adorar  «ii'- 
ídolos. 

4  Cap.  LI.  V.  15. 


54  LA    PROFECÍA    DK    JEREMÍAS. 

13  Con  una  sula  voz  reúne  en  el  cielo  una  yran 
copia  de  aguas ,  y  levanta  de  la  extremidad  de  la  tierra 
las  nubes  '  ;  resuelve  en  lluvia  los  rayos  y  relám- 
pagos ,  y  saca  el  viento  de  los  repuestos  suyos  ^. 

14  Necio  se  hizo  '  lodo  hombre  con  su  ciencia  de 
los  Ídolos  ;  la  misma  estatua  del  ídolo  es  la  confusión 
de  todo  artífice ,  pues  no  es  mas  que  falsedad  lo  que 
ha  formado ,  un  cuerpo  sin  alma  : 

15  cosas  ilusorias  son,  y  obras  dignas  de  risa  : 
todas  ellas  perecerán  al  tiempo  de  la  visita  ^. 

16  No,  no  es  como  estas  estatuas  aquel  Seíior,  que 
es  la  suerte  que  cupo  á  Jacob ;  pues  él  es  el  autor  de 
todo  lo  criado ,  y  es  Israel  la  porción  de  su  herencia  : 
su  nombre  es  Señor  de  los  ejércitos. 

17  Oh  tú,  Jerusalem,  que  te  hallarás  Zweí/o  sitiada, 
bien  puedes  ya  reunir  de  toda  la  tierra  tus  ídolos,  el 
oprobio  ^  tuyo  : 

18  pues  mira  lo  que  dice  el  Señor  :  Sábete  que  yo 
esta  vez  arrojaré  lejos  los  moradores  de  esta  tierra ,  y 
los  atribularé  de  tal  manera  que  nadie  escapará. 

19  Entonces  exclamarás :  ¡  Ay  de  mí  infeliz  en  mi 
quebranto !  atrocísima  es  la  llaga  ó  calamidad  mia. 


1  Cap.  V.  16.  —  Ps.  CXXXIF.  v.  7. 
"2  Job.  XXXVIII.  V.  22. 

3  Según  el  htbreo  :  (lió  muestras  de  ser  un  bruto  ó  irra- 
cional. 

4  O  castigo  que  hará  Dios  en  Babylonia. 

5  Oprobio,  conjusiotí,  ignominia,  abominación  ,  son  to- 
dos sinónimos  de  ídolo.  Véase  Abominación. 


CAPÍTULO    X.  55 

Pero  esla  desdicha  ,    me  digo  luego  á  mi  misma ,   yo 
me  la  he  procurado ,  y  justo  es  que  la  padezca. 

20  Asolado  ha  sido  mi  pabellón  ;  rolas  todas  las 
cuerdas  que  le  afianzaban  :  mis  hijos  ,  hechos  cauti- 
vos ,  se  han  separado  de  mí ,  y  desaparecieron  :  no 
queda  ya  nadie  para  levantar  otra  vez  mi  pabellón  ,  y 
que  alze  mis  tiendas. 

21  Porque  todos  los  pastores  '  se  han  portado  como 
insensatos  ,  y  no  han  ido  en  pos  del  Señor  :  por  eso 
les  faltó  inteligencia  ó  tino,  y  ha  sido ,  ó  va  á,  ser,  dis- 
persada toda  su  grey  ; 

22  porque  hé  aquí  que  ya  se  percibe  una  voz ,  y  un 
grande  alboroto  que  viene  de  la  parte  del  Septentrión , 
para  convertir  en  desiertos  y  en  manida  de  dragones 
las  ciudades  de  Judá. 

23  Conozco  bien ,  oh  Señor ,  que  no  está  en  el 
solo  querer  del  hombre  el  dirigir  su  camino  "* ;  ni  es 
del  hombre  el  andar,  ni  el  enderezar  sus  pasos. 

24  Castígame,  oh  Señor,  pero  sea  según  tu  be- 
nigno juicio  ;  y  no  según  el  motivo  de  tu  furor  ,  á  fin 
de  que  no  me  reduzcas  á  la  nada  ^ 

25  Derrama  mas  bien  tu  indignación  sobre  las  na- 
ciónos que  te  desconocen  ^ ,  y  sobre  las  provincias 
que  ii )  invocan  tu  santo  nombre  ;  ya  que  ellas  se  han 


1  Que  debiau  guiarme.  Esto  es,  los  príncipes  y  sacer- 
dotes. 

2  Véase  Gracia. 

3  Ps.  VI.  V.].—  XXXV II.  V.  1. 
■I  P..  LXXriíI  V.  G  .  7. 


Dti  LA    PROFECÍA   DE    JEREMÍAS. 

encarnizado  contra  Jacob  ,  y  le  han  devorado ,  y  haa 
acabado  con  él ,  y  disipado  toda  su  gloria. 


CAPITULO  XI. 


Recuerda  Jeremías  al  pueblo  la  alianza  con  el  Señor,  y  las 
maldiciones  contra  sus  irusrjresores ;  á  quienes  in/imá. 
I-isla  sit  dureza ,  los  irrevocables  castigos  de  Dios.  Jere- 
mías ,  'perseguido  de  muerte  ,  es  imagen  de  Jesu-  Clirislo. 

1  Palabras  que  dirigió  el  Señor  á  Jeremías  ' ,  di- 
ciendo : 

2  Oid  las  palabras  de  este  pacto  ^,  y  referidlas  á 
los  varones  de  Judá  y  á  los  habitantes  de  Jerusalem ; 

3  y  tú  ,  oh  Jercn.ias ,  les  dirás  :  Esto  dice  el  Se- 
ñor Dios  de  Israel  :  Maldito  será  el  hombre  que  no 
escuchare  '  las  palabras  de  este  pacto ; 

4  pacto  que  yo  establecí  con  vuestros  padres,  cuan- 
do los  saqué  de  la  tierra  de  Egypfo ,  de  aquel  horno 
de  hierro  encendido  ^,  y  les  dije  :  Escuchad  mi  voz 
y  haced  todo  lo  que  os  mando  ,  y  asi  vosotros  seréis 
el  pueblo  mió ,  y  yo  seré  Yuestro  Dios ; 


1  Y  demás  Profetas ,  entre  los  cuales  seria  Jeremías 
por  su  virtud  corno  el  principal ,  y  el  que  ¡levarla  la  pala- 
bra. 

2  Que  hice  con  vuestro  pueblo,  el  cual  le  ha  violado  y 
roto  con  haber  adorado  á  los  ídolos ,  y  que  ahora  quiero 
renovar,  compadecido  de  sus  miserias. 

3  Que  no  obedeciere.  Véase  Escuchar, 

4  Esto  es^  de  aquella  durísima  esclavitud. 


CAPÍTULO    XI.  57 

5  á  fin  de  renovar  y  cmnpUr  el  juramento  que  hice 
á  vuestros  padres  de  darles  una  tierra  que  manase  le- 
che y  miel ,  como  se  ve  cumplido  hoy  dia.  A  lo  cual 
respondí  yo  Jeremías ,  y  dije  :  ¡  Asi  sea  ,  oh  Señor  '  ! 

6  Entonces  me  dijo  el  Señor  :  Predica  en  alta  voz 
todas  estas  palabras  en  las  ciudades  de  Judá  y  en  las 
plazas  de  Jerusalem  ,  diciendo  :  Oid  las  palabras  de 
este  pacto ,  y  observadlas  ^ ; 

7  porque  yo  he  estado  conjurando  fuertemente  á 
vuestros  padres  desde  el  dia  en  que  los  saqué  de 
Egypto  hasta  el  presente  *,  amonestándolos  y  dicién- 
doles  continuamente  :  Escuchad  mi  voz. 

8  Pero  no  la  escucharon ,  ni  prestaron  oidos  á  mi 
palabra  :  sino  que  cada  uno  siguió  los  depravados 
apetitos  de  su  maligno  corazón  :  y  descargué  sobre 
ellos  todo  el  castigo  que  estaba  escrito  en  aquel  pació 
que  les  mandé  guardar  *,  y  no  guardaron. 

9  Dijo  me  en  seguida  el  Señor  :  En  los  varones  de 
Judá  y  en  los  habitantes  de  Jerusalem  se  ha  descu- 
bierto una  conjuración  ^. 

10  Ellos  han  vuelto  á  las  antiguas  maldades  de  sus 


1  La  i-alabra  hebrea  )t2X  tiene  también  este  sentido  : 
Adi  se  lo  diré,  ó  a^^  lo  ejecutare ,  oh  Señor. 

2  Mejor  qne  vuestros  padres. 

3  Deut.  ir.  V.  '26.—XXXIJ.  V.  1.— Josué  VIII.  v.S'2. 

4  Deut.  XXVIII. 

5  Estoes,  un  abandono  de  la  Ley  del  Señor,  premedi- 
tado; no  efecto  de  fragilidad,  sino  de  aversión  voluntar'-^ 
de  Dios. 


58  LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

padres ;  los  cuales  no  quisieron  obedecer  mis  palabras ; 
también  estos  han  ido  como  aquellos  en  pos  de  los 
dioses  ágenos  para  adorarlos  ;  y  la  casa  de  Israel  y 
la  casa  de  Judá  quebrantaron  mi  alianza ,  la  alianza 
que  contraje  yo  con  sus  padres. 

1 1  Por  lo  cual  esto  dice  el  Señor  :  Hé  aquí  que  yo 
descargaré  sobre  ellos  calamidades ,  de  que  no  po- 
drán librarse ;  y  clamarán  á  mí ,  mas  yo  ik)  los  escu- 
charé. 

'■  12  Con  eso  las  ciudades  de  Judá  y  los  habitantes 
de  Jerusalem  irán  y  clamarán  entonces  á  los  dioses  á 
quienes  ofrecen  libaciones ,  y  estos  no  los  salvarán  en 
el  tiempo  de  la  aflicción. 

13  Porque  sabido  es  que  tus  dioses,  oh  Judá,  eran 
tantos  como  tus  ciudades  ' ,  y  que  tú ,  oh  Jerusalem  , 
erigiste  en  todas  tus  calles  altares  de  ignominia  ^,  al- 
tares para  ofrecer  sacrificios  á  los  ídolos. 

14  Ahora  pues  no  tienes  tú  que  rogar  por  este  pue- 
blo ,  ni  te  empeñes  en  dirigirme  oraciones  y  súplicas 
á  favor  de  ellos  :  porque  yo  no  he  de  escucharlos  cuan- 
do clamen  á  mí  en  el  trance  de  su  aflicción  ^. 

15  ¿Cómo  es  que  ese  pueblo  ,  que  era  mi  pueblo 
querido ,  ha  cometido  tantas  maldades  ó  sacrilegios  en 
mi  misma  Casa  ?  ¿  Acaso  las  carnes  sacrificadas  de 
las  i  ínfimas  ,  oh  pueblo  insensato,  te  han  de  purificar 
de  tus  maldades,  de  las  cuales  has  hecho  alarde  ? 


1  Antes  cap,  II.  v.  28. 

2  Antes  cap.  III.  v.  24.  cap.  X.  v.  17. 

3  Antes  cap.  Vil  v.  16.—  XIF.  v.  II. 


CAPÍTULO    Xí.  59 

16  El  Señor  te  dio  el  nombre  de  olivo  fértil ,  bello, 
fructífero ,  ameno  ;  7nas  después  á  la  voz  de  una  pa- 
labra suya  prendió  en  el  olivo  un  gran  fuego ,  y  que- 
daron abrasadas  todas  sus  ramas. 

17  y  el  Señor  de  los  ejércitos  que  te  plantó,  de- 
cretó calamidades  contra  tí,  á  causa  de  las  maldades 
que  la  casa  de  Israel  y  la  casa  de  Judá ,  ó  Jacob^  co- 
metieron para  irritarme,   sacrificando  á  los  ídolos. 

18  Mas  tú,  oh  Señor,  me  lo  hiciste  ver,  y  lo 
conocí  :  tú  me  mostraste  entonces  sus  depravados 
designios, 

19  Y  yo  era  como  un  manso  cordero,  que  es 
llevado  al  sacrificio  ' ;  y  no  había  advertido  que  ellos 
habian  maquinado  contra  mí,  diciendo  :  Ea,  démosle 
el  leño  en   lugar  de  pan  ^,    y   exterminémosle  de  la 


1  Los  Padres  de  la  Iglesia  han  creído  siempre  que  Je- 
remías, asemejado  a  un  manso,  ó  inocente  cordero,  como 
traducen  los  Setenta,  era  figura  del  Cordero  de  Dios:  de 
aquel  Cordero  inmaculado,  representado  por  el  Cordero 
Pascual,  y  por  el  que  se  ofrecia  mañana  y  tarde  en  el  Tem- 
plo. Sigamos  la  regla,  dice  S.  Gerónimo,  de  que  todos  los 
Profetas,  en  la  mayor  parte  de  las  cosas  que  hadan,  eran 

figura  de  Jesu- Chriato .  Is.  Lili.  v.  7. 

2  Quizá  esta  expresión  está  tomada  del  uso  antiguo  de 
llevar  un  pan  grande  el  que  peregrinaba.  Solían  hacer  en 
medio  un  agujero  y  pasar  un  bastón  por  él,  para  llevarle 
así  en  el  hombro  :  ceremonia  que  se  hacia  al  desterrar  á  al- 
guno. Otros  traducen  :  Echémosle  el  leño  del  veneno  en  su 
pan.  O,  démosle  el  leño,  esto  es,  el  patíbulo^  en  lugar  de  pan. 
La  frase  hebrea  l.^H?!}  Í5>  (10^112^3  naschjitha  jets  be- 
lajemo,  puede  traducirse  :  démosle  en  comida,  ó  á  comeo 


60  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

tierra  de  los  \ ¡vi entes ;  y  no  quede  ya  mas  memoria 
de  su  nombre. 

20  Pero  tú ,  oh  Señor  de  ios  ejércitos,  que  juzgas 
con  justicia,  y  escudriñas  los  corazones  y  los  afectos, 
tú  harás  que  yo  te  vea  tomar  venganza  de  ellos ; 
puesto  que  en  tus  manos  puse  mi  causa. 

21  Portante  así  habla  el  Señor  á  los  habitantes 
de  Anathoth,  que  atentan  contra  tu  vida,  y  te  dicen  : 
No  profetizes  en  el  nombre  del  Señor,  si  no  quieres 
morir  á  nuestras   manos. 

22  Hé  aquí,  pues,  lo  que  dice  el  Señor  de  los 
ejércitos  :  Sábete  que  yo  los  castigaré  :  al  filo  de  la 
espada  morirán  sus  jóvenes,  y  sus  hijos  é  hijas  pere- 
cerán de  hambre ; 

23  sin  que  quede  reliquia  alguna  de  ellos  :  porque 
yo  descargaré  desdichas  sobre  los  habitantes  de  Ana- 
thoth, cuando  llegue  el  tiempo  de  que  sean  residen- 
ciados. 

CAPÍTULO   XIÍ. 

!se  lamenta  Jeremías,  viendo  que  prosperaban  los  impíos  y 
los  hipócritas  :  le  manifiesta  el  Señor  el  desgraciado  fin 
que  tendrán,  como  también  las  aflicciones  que  le  esperan 
á  él  y  á  Jerusalem  :  el  restablecimiento  de  esta  ciudad,  y 
la  ruina  total  de  otros  pueblos. 

1  Verdaderamente,  Señor,  conozco  que   tú   ere!5 


el  leño  de  la  corrupción,  ó  de  la  muerte  ;  ó  el  leño  que  cor- 
rompe, ó  mata.  Los  Setenta  al  traducir  í'yaCa'\»A«ív  (milla- 
mus),  leyeron  quizá,  nasrhicha. 


CAPÍTULO    XII.  61 

justo,  aunque  yo  ose  pedirle  la  razón  de  algunas  co- 
sas'. A  pesar  de  eso  yo  le  diré  una  queja  mía  al  pa- 
recer justa  ^.  ¿  Por  qué  motivo  á  los  impíos  todo  les 
sale  prósperamente,  y  lo  pasan  bien  todos  los  que 
prevarican  y  obran  mal '! 

2  Tú  los  plantaste  en  el  mundo,  y  ellos  echaron 
hondas  raices  :  van  medrando  y  fructifican.  Te  tienen 
muclio  en  sus  labios,  pero  muy  lejos  de  su  corazón  ^ 

3  En  cuanto  á  mí ,  oh  Señor,  tú  rae  conoces  bien, 
me  has  visto,  y  has  experimentado  qué  tal  es  mi  co- 
razón para  contigo.  Retínelos  como  rebaño  para  el 
sacrificio,  y  destínalos  á  parle  para  el  dia  de  la  mor- 
tandad. 

4  ¿  Hasta  cuándo  ha  de  llorar  la  tierra,  y  secarse 
la  yerba  en  toda  la  región  por  la  malicia  de  sus  habi- 
tantes *  ?  Han  perecido  para  ellos  las  bestias  y  las 
aves  %  porque  dijeron  :  No  verá  el  Señor  nuestro 
fin. 

5  Si  tú,  responde  el  Señor,  corriendo  con  gente 
de  á  pié,  te  fatigaste,  ¿  cómo  podrás  apostarlas  con 
los  que  van  á  caballo  ?  Y  si  no  has  estado  sin  miedo 


1  O  proponerte  mis  dificultades. 

2  Semejante  modo  de  pedir  á  Dios  la  inteligencia  de 
algunas  cosas,  se  ve  en  David  y  en  otros  Profetas.  Ps. 
LXXII.  V.  3.— Job  XXI.  V.  7.—Habac.  1.  v.  13. 

3  Matíh.  XV.  V.  8. 

4  De  esta  esterilidad  y  hambre  se  habla  en  el  cap.  FUI. 
v.lS.yXIV.v.i. 

5  Ahmento  de  los  hombres. 

6 


62  LA    PROFECÍA    DE  JEREMlAS. 

en  una  tierra  de  paz,  ¿  qué  harás  en  medio  de  ia  so- 
berbia de  los  moradores  del  Jordán  '  ? 

6  Y  pues  tus  mismos  hermanos  y  la  casa  de  tu 
padre  te  han  hecho  guerra,  y  gritado  altamente  contra 
tí,  no  te  fies  de  ellos,  aun  cuando  te  hablen  con 
amor. 

7  Para  castigarlos,  dice  el  Señor,  he  desamparado 
mi  Casa  ó  Templo  ,  he  abandonado  mi  heredad  :  he 
entregado  la  que  era  las  delicias  de  mi  alma,  en  manos 
de  sus  enemigos. 

8  Mi  heredad ,  mi  pueblo  escogido,  se  ha  vuelto 
para  mí  como  un  león  entre  breñas  :  ha  levantado  la 
voz  blasfemando  contra  mí  :  por  eso  la  he  aborrecido. 

9  ¿  Es  acaso  para  mí  la  heredad  mia  alguna  cosa 
exquisita  como  ave  de  varios  colores  ?  ¿  es  ella  como 
el  ave  toda  matizada  de  colores  ""  ?  Ea,  venid,  bestias 
todas  de  la  tierra ,  corred  á  devorarla. 


1  Frases  para  denotar  que  el  que  no  puede  hacer  lo  uiénos, 
no  puede  lo  mas.  No  da  el  Señor  respuesta  á  las  razones 
que  habia  alegado  Jeremías;  sino  que,  considerándolas  por 
de  ninguna  importancia,  viene  á  decirle  :  "Si  ya  no  puedes 
"  sobrellevar  los  agravios  é  insultos  de  tus  conciudadanos 
"  de  Anatoth,  ¿cómo  harás  frente  á  los  reyes  y  príncipes 
"  de  Jernsalem,  que  se  levantarán  contra  tí  por  causa  de 
"  tus  profeí  ías  ?  "  Tal  es  el  sentido  que  dan  á  este  texto 
casi  todos  los  expositores. 

2  Quizá  alude  1 1  pavo  real,  ú  á  otras  aves  lie/mosas, 
que  entre  varias  cosas  preciosas  habian  traído  de  Ophír  ó 
Thársís  á  Jndea  las  naves  enviadas  por  Salomón.  T[.  Par. 
/X.  i   11. 


CAPÍTULO    XII.  63 

10  Muchos  pastores  han  talado  mi  viña,  han  ho- 
llado mi  heredad  ,  han  convertido  mi  deliciosa  pose- 
sión en  un  puro  desierto. 

11  Asoláronla,  y  ella  vuelve  acia  mí  sus  llorosos 
ojos  :  está  horrorosamente  desolada  toda  la  tierra  de 
Judá ;  porque  no  hay  nadie  que  reflexione  en  su  co- 
razón. 

12  Por  todos  los  caminos  del  desierto  han  venido 
los  salteadores  :  porque  la  espada  del  Señor  ha  dt 
atravesar  destrozando  de  un  cabo  á  otro  de  la  tierra  : 
no  habrá  paz  para  ningún  viviente. 

13  Sembraron  trigo,  y  segaron  espinas :  han  adqui- 
rido una  heredad  ,  mas  no  les  traerá  provecho  alguno  : 
cunfundidos  quedaréis,  frustrada  la  esperanza  de  vues- 
tros frutos  por  la  tremenda  ira  del  Señor. 

14  Mas  esto  dice  el  Señor  contra  todos  mis  pési- 
mos vecinos  ó  naciones  enemigas  que  se  entremeten 
¡/  usurpan  la  heredad  que  yo  distribuí  á  mi  pueblo  de 
Israel  :  Sabed  que  yo  los  arrancaré  á  ellos  de  su  tierra, 
y  sacaré  de  en  medio  de  ellos  la  casa  de  .luda  '. 

15  Mas  después  que  los  habré  extirpado,  me  apla- 
caré y  tendré  misericordia  de  ellos,  y  los  restableceré  á 
cada  cual  en  su  heredad ,  á  cada  uno  en  su  tierra  '. 


1  Los  ammonitas,  moabitas  y  los  ¡dümeos  ,  pocos  años 
después  de  la  ruina  de  Jerusalem,  fueron  \encidos  por  Na- 
buchólonosor,  y  llevados  cautivos  á  la  otra  parte  del  Eu- 
phrates.  Véase  c.  XXV 11.  v.  3.  al  %.—XLIX.  v.  6. 

2  También  se  anuncia  aqin  la  vocación  ó  reunión  de  lo» 
gentiles  en  la  Iglesia  de  Jesu  Christo. 


64  LA    PROFECÍA.    DE  JEREMÍAS. 

16  Y  si  ellos,  escarmentados,  aprendieren  la  Ley 
del  pueblo  mió,  de  manera  que  sus  juramentos  los  ha- 
gan en  mi  nombre,  diciendo  :  Vive  el  Señor ;  asi  como 
enseñaron  ellos  á  mi  pueblo  á  jurar  por  Baal  :  en- 
tonces yo  los  estableceré  en  medio  de  mi  pueblo. 

17  Pero  si  fueren  indóciles  ,  arrancaré  de  raíz 
aquella  gente,  y  la  exterminaré,  dice  el  Señor. 

CAPÍTULO  XIIL 

El  cingido  ó  faja  de  Jeremías  es  una  figura  con  que  el  Se- 
ñor representa  á  Jerusalem  abandonada  de  Dios :  la  ex- 
horta á  la  penitencia,  y  la  amenaza  con  la  total  ruina. 

1  Kl  Señor  me  habló  de  esta  manera  :  Vé  y  cóm- 
prate una  faja  de  lino,  y  cíñete  con  ella,  y  no  dejes 
que  toque  el  agua  ' . 

2  Compré  pues  la  faja  ,  según  la  orden  del  Señor, 
y  me  la  ceñí  al  cuerpo  por  la  cintura. 

3  Y  hablóme  de  nuevo  el  Señor,  diciendo  : 

4  Quítate  la  faja  que  compraste  y  tienes  ceñida  so- 


1  Propiamente  no  era  faja  ó  ceñidor,  siuo  como  una  es- 
pecie de  faldetas  ó  faldillas  :  que  por  eso  dice  S,  Gerónimo 
fin  Osece  proém.J  que  era  vestido  miigeril,  el  cual  se  cenia 
en  la  cintura.  En  esta  ropa  de  poco  precio  figuró  el  Profe- 
ta al  pueblo  de  Israel.  Véase  Profeta.  Los  Setenta  tradu- 
cen 7rtfii'(^a)/j.ci.  El  lienzo  habla  de  ser  sin  blanquear  ó  la- 
var, esto  es  crudo,  rústico  y  grosero;  como  figura  del  pue- 
blo de  Israel,  cuando  el  Señor  le  escogió  para  pueblo  pre- 
dilecto. 


CAPÍTULO    XIII.  65 

bre  los  lomos,  y  marcha,  y  ve  al  Euphrales,  y  escón- 
dela allí  en  el  agujero  de  una  peña. 

5  Marché  pues,  y  la  escondí  junto  al  Euphrales, 
como  el  Señor  me  lo  habla  ordenado. 

6  Pasados  muchos  dias  ,  dijome  el  Señor  :  Anda  y 
vé  al  Euphrales,  y  toma  la  faja  que  yo  le  mandé  que 
escondieras  allí. 

7  Fui  pues  al  Euphrales,  y  abrí  el  agujero,  y  saqué 
la  faja  del  lugar  en  que  la  había  escondido,  y  hallé  que 
estaba  ya  podrida  ,  de  suerte  que  no  era  útil  para  uso 
alguno. 

8  Entonces  me  habló  el  Señor,  diciendo  : 

9  Esto  dice  el  Señor  :  Así  haré  yo  que  se  pudra  la 
soberbia  de  Judá,  y  el  grande  orgullo  de  Jerusalem. 

10  Esta  pésima  gente,  que  no  quiere  oír  mis  pala- 
bras, y  prosigue  con  su  depravado  corazón,  y  se  ha 
¡do  en  pos  de  los  dioses  ágenos  para  servirles  y  ado- 
rarlos, vendrá  á  ser  como  esa  faja,  que  para  nada  es 
buena. 

1 1  Y  eso  que  al  modo  que  una  faja  se  aprieta  á  la 
cintura  del  hombre  ,  así  había  yo  unido  estrechamente 
conmigo,  dice  el  Señor,  á  toda  la  casa  de  Israel  y  á 
toda  la  casa  de  Judá,  para  que  fuesen  el  pueblo  mió, 
y  para  ser  yo  allí  conocido,  y  alabado,  y  glorificado;  y 
ellos,  ít  pesar  de  eso,  no  quisieron  escucharme. 

12  Por  tanto  les  dirás  estas  palabras  :  Esto  dice  el 
Señor  Dios  de  Israel :  Todas  las  vasijas  serán  llenadas 
de  vino.  Y  ellos  te  responderán  :  ¿  Acaso  no  sabemos 
que  en  afi'>s  abiindayitcs  se  llenan  de  vino  todos  los 


66  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

13  Y  tú  entonces  les  dirás  :  Así  habla  el  Señor  : 
Pues  mirad,  yo  llenaré  de  embriaguez  '  á  todos  los 
habitantes  de  esta  tierra,  y  á  los  reyes  de  la  estirpe  de 
David,  que  están  sentados  sobre  su  solio,  y  á  los  sa- 
cerdotes y  profetas,  y  á  todos  los  moradores  de  Jeru- 
salem  ; 

14  y  los  desparramaré  entre  las  naciones  ,  dice  el 
Señor  ,  separando  el  hermano  de  su  hermano ,  y  los 
padres  de  sus  hijos  :  no  perdonaré  ni  me  aplacaré,  ni 
me  moveré  á  compasión  para  dejar  de  destruirlos. 

15  Oíd,  pues,  y  escuchad  con  atención  :  no  queráis 
ensoberbeceros  conjiando  en  vuestras  fuerzas,  por- 
que el  Señor  es  quien  ha  hablado. 

IQ  Al  contrario  dad  gloria  al  Señor  Dios  vuestro  , 
arrepentios  antes  que  vengan  las  tinieblas  de  la  tribu- 
lación, y  antes  que  tropiezen  vuestros  pies  en  montes 
cubiertos  de  espesas  nieblas  ^;  entonces  esperaréis  la 
luz,  y  la  trocará  el  Señor  en  sombra  de  muerte,  y  en 
oscuridad. 

17  Que  si  no  obedeciereis  en  esto,  llorará  mi  alma 
en  secreto,  al  ver  vuestra  soberbia  :  llorará  amarga- 
mente, y  mis  ojos  derramarán  arroyos  de  lágrimas, 
por  haber  sido  cautivada  la  grey  del  Señor  ^ 

18  Di  al  rey  y  á  la  reina  ^  :  Humillaos,  sentaos  en 


1  Con  el  vino  de  mi  cólera.  Is.  XIX.  v.  14.  Véase  Em- 
briagar. 

2  Eü  los  montes  nebulosos  y  sombríos  de  la  Cháldea. 

3  Thren.  I.  v.  2. 

/r.  Reg.  XXIV.  v.  8.  15. 


CAPITULO   XIII.  6í 

el  suelo,  poneos  de  luto :  porque  se  os  cae  ya  de  la  ca- 
beza la  corona  de  vuestra  gloria. 

19  Las  ciudades  del  Mediodía  están  cerradas,  sin 
que  haya  un  habitante  que  las  abra  :  toda  la  tribu  de 
Judá  ha  sido  conducida  fuera  de  su  tierra  y  ha  sido 
general  la  trasmigración  '. 

20  Levantad  los  ojos  y  mirad,  oh  vosotros  que  ve- 
nís del  lado  del  Septentrión  ^  :  ¿En  dónde  está,  di- 
réis d  Jemsalem,  aquella  grey  que  se  te  encomendó, 
aquel  tu  esclarecido  rebano  ? 

21  ¿Qué  dirás  cuando  Dios  te  llamará  á  ser  resi- 
denciada ?  puesto  que  tú  amaestraste  contra  tí  á  los 
enemigos,  y  los  instruíste  para  tu  perdición.  ¡  Cómo 
no  te  han  de  asaltar  dolores,  semejantes  á  los  de  una 
muger  que  está  de  parto  ! 

22  Que  si  dijeres  en  tu  corazón  :  ¿  Por  qué  me 
han  acontecido  á  mí  tales  cosas  ?  Sábete  que  por  la 
muchedumbre  de  tus  vicios  han  quedado  descubiertas 
tus  vergüenzas,  y  manchadas  tus  plantas. 

23  Si  el  negro  ethíope  puede  mudar  su  piel,  ó  el 
leopardo  sus  varias  manchas,  podréis  también  vosotros 
obrar  bien,  después  de  avezados  al  mal  ^ 

1  Al  país  de  la  Cháldea. 

2  Muchos  traducen,  apoyados  en  S.  Gerónimo  :  Mirad 
á  los  que  tienen  del  Mediodía,  esto  es.  á  los  cháldeos.  Pero 
puede  también  entenderse  de  los  judíos  que  habitaban  acia 
el  Mediodía.  El  hebreo  :  ved  los  que  vienen. 

3  Se  necesita  entonces  un  milagro  de  la  gracia  de  Dioa. 
Porque  la  costumbre  de  pecar  se  hace  ya  como  una  natura- 
leza. De  la  voluntad  perversa  viene  la  inclinación,  de  la 


68  LA    PROFECÍA   DE   JEREMÍAS. 

'  24  Y  por  eso,  dice  el  Scñjr  :  Yo  los  desparrama- 
ré ' ,  como  paja  menuda  que  el  viento  arrebata  al  De- 
sierto. 

25  Tal  es  la  suerte  que  te  espera,  oh  Jerusalem,  y 
la  porción  ó  paga  que  de  mí  recibirás,  dice  el  Se- 
ñor, por  haberte  olvidado  de  mí,  y  apoyádote  en  la 
mentira  : 

26  por  lo  cual  yo  mismo  manifesté  tus  deshonesti- 
dades delante  de  tu  cara  '  ;  y  se  hizo  patente  tu  igno- 
minia, 

27  tus  adulterios,  y  tu  furiosa  concupiscencia,  en 
fin,  la  impía  fornicación  ó  idolatría  tuya.  En  el 
campo  y  sobre  las  colinas,  vi  yo  tus  abominaciones  ^. 
¡  Desdichada  Jerusalem  !  ¿  Y  aun  no  querrás  puri- 
ficarte siguiéndome  á  mí  invariablemente  /*  ¿  Hasta 
cuándo  aguardas  á  hacerlo  ? 

inclinación  la  cosltcmbre,  y  de  la  costumbre,  no  reprimida, 
viene  la  necesidad.  S.  Augtist.  Cunfes.  VIII.  cap.  5.  Véase 
lo  que  dijo  Jesu-Christo  Malih.  XIX.  v.  26. 

1  Esto  es,  á  los  de  mi  pueblo. 

2  Dejándote  desnuda,  cual  vil  esclava.  Téngase  presente 
que  los  repetidos  pecados  de  idolatría  en  que  caia  el  pue- 
blo, se  significan  en  la  Escritura  con  los  nombres  óe  forni 
cacion,  adulterio,  estupro,  amor  torpe,  etc.  Ezech.  XVI,  etc. 
Véase  Fornicación. 

3  O  altares  de  los  ídolos. 


69 

CAPÍTULO  XIV. 

Jeremías  predice  al  pueblo  una  gran  sequedad  y  carestía  :  no 
escucha  el  Señor  los  ruegos  del  Profeta,  ni  los  sacrificios 
del  pueblo.  Con  todo  eso,  Jeremías  no  cesa  de  implorar  la 
divina  misericordia. 

1  Palabras  que  habló  el  Señor  á  Jeremías  sobre  el 
suceso  de  la  sequedad  ' . 

2  La  Judea  está  cubierta  de  luto ;  y  sus  puertas 
destruidas  y  derribadas  por  el  suelo  ^,  y  Jerusalem 
alza  el  grito  hasta  el  cielo. 

3  Los  amos  envían  á  sus  criados  por  agua  :  van 
estos  á  sacarla,  y  no  la  encuentran,  y  se  vuelven  con 
sus  vasijas  vacías,  confusos  y  afligidos,  y  cubiertas  sus 
cabezas  e?i  señal  de  dolor. 

4  A  causa  de  la  esterilidad  de  la  tierra  por  haberle 
faltado  la  lluvia,  los  labradores  ,  abatidos,  cubren  sus 
cabezas  : 

5  pues  hasta  la  cierva,  después  de  haber  parido  en 
el  campo  ^  abandona  la  cria  por  falta  de  yerba, 

6  y  los  asnos  bravios  se  ponen  encima  de  los  riscos, 


1  Creen  algunos  qae  esta  sequía  sucedió  en  tiempo  de 
Sedecías  :  otros  opiuan  que  fue  en  tiempo  del  sitio  de  Je- 
rusalem. 

2  Esto  es,  los  tribunales  ó  asambleas.  Según  el  hebreo  : 
se  de.^poblaron.  Los  Setenta  tradujeron :  sxsvaí«iraiv,  que- 
daron vacias. 

3  A  pesar  del  mucho  amor  á  sus  hijos. 


70        LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

atraen  á  sí  la  frescura  del  aire ' ,  como  hacen  los  dra- 
gones :  y  ha  desfallecido  la  luz  de  sus  ojos  ',  por  no 
haber  yerba  con  que  alimentarse. 

7  Aunque  nuestras  maldades  dan  testimonio  contra 
nosotros,  tú,  oh  Señor,  míranos  con  piedad  por  amor 
de  tu  santo  nombre  :  pues  nuestras  rebeldías  son  mu- 
chas, y  hemos  pecado  grarísimamente  contra  tí 

8  Oh  esperanza  de  Israel,*^ j/  Salvador  suyo  en 
tiempo  de  tribulación,  ¿  por  qué  has  de  estar  en  esta 
tierra  tuya  como  un  extrangero,  y  como  un  caminante 
que  solo  se  detiene  para  pasar  la  noche  ? 

9  ¿  Por  qué  has  de  ser  para  tu  pueblo  como  un 
hombre  que  va  divagando,  ó  como  un  campeón  sin 
fuerzas  para  salvar?  Ello  es,  oh  Señor,  que  tú  habi- 
tas entre  nosotros  •,  y  nosotros  llevamos  el  nombr*^ 
de  pueblo  tuyo  :  no  nos  abandones  pues. 

10  Esto  dice  el  Señor  á  ese  pueblo  que  tanto  gusta 
tener  síetnpre  en  moviento  los  pies  '^,  y  no  sosiega,  y 
ha  desagradado  á  Dios  :  Ahora  se  acordará  el  Stñsr 
de  sus  maldades,  y  tomará  residencia  de  sus  pe^ . 
dos. 


1  Abriendo  y  ensanchando  sus  nances,  para  templar  la 
sed. 

2  Efecto  de  la  hambre  y  de  la  sed.  /.  Reg.  XIV.  v.  27. 
El  asno  moQtés  tiene  la  vista  muy  vigorosa. 

3  Palabras  son  estas  que  la  Iglesia  aplica  con  mucha 
propiedad  á  la  presencia  de  Jesu-Christo  en  nuestros  tem- 
plos. 

4  Para  ir  de  un  ídolo  á  otro. 


CAPÍTULO   XIV.  71 

1 1  Y  díjome  e!  Señor  :  No  tienes  que  rogar  que 
haga  bien  á  ese  pueblo  ' . 

12  Cuando  ayunaren,  no  atenderé  á  sus  oraciones, 
y  si  ofrecieren  holocaustos  y  victimas,  no  los  aceptaré; 
sino  que  los  he  de  consumir  con  la  espada,  con  la 
hambre,  y  con  la  peste. 

13  Entonces  dije  yo:  ¡Ah!  ¡ah!  Señor  Dios 
77110 :  ¡  ah  ^  I  que  los  profetas  les  dicen  :  No  temáis  ; 
no  veréis  vosotros  la  espada  enemiga ;  ni  habrá  ham- 
bre entre  vosotros  :  antes  bien  os  concederá  el  Señor 
una  paz  verdadera  en  este  lugar. 

14  Y  dijome  el  Señor  :  Falsamente  vaticinan  en 
mi  nombre  esos  profetas  '  :  yo  no  los  he  enviado,  ni 
dado  orden  alguna,  ni  les  he  hablado  :  os  venden  por 
profecías  visiones  falsas,  y  adivinaciones,  é  impostu- 
ras, y  las  ilusiones  de  su  corazón. 

15  Por  tanto  ,  esto  dice  el  Señor  :  En  orden  á  los 
profetas  que  profetizan  en  mi  nombre  ,  sin  ser  en- 
viados por  mí  diciendo  :  No  vendrá  espada  ni  ham- 
bre sobre  esta  tierra  :  al  filo  de  la  espada  y  por 
hambre  perecerán  los  tales  profetas. 


1  Autes  cap.  VII.  v.  \Q —XI.  v.  14.  El  Apóstol  S.  Juan 
dice  :  Hay  un  pecado  de  muerte:  no  hablo  yo  de  tal  peca- 
dor, cuando  ahora  digo  que  inlercedais.  I.  Joann.  V.  v.  16. 
Este  pecado,  dice  S.  Gerónimo,  es  la  impenitencia  final.  Es 
una  necedad  creer  que  permaneciendo  en  nuestros  pecados, 
podamos  redimirnos  con  rotos,  ó  sacrificios  :  si  pencamos 
así,  hacemos  á  Dios  injusto. 

2  ¡  Ah!  ellos  están  alucinados. 

3  Cap.  V.  V.  l2-XXin.v  U.-XXÍX  v.  9. 


72  LA   PROFECÍA    DE  JEREMÍAS. 

16  Y  los  moradores  de  los  pueblos  ,  á  los  cuales 
estos  profetizaban ,  serán  arrojados  por  las  calles  de 
Jerusalem  ,  muertos  de  hambre  ,  y  al  filo  de  la  espa- 
da ellos  y  sus  mugeres  ,  y  sus  hijos  é  hijas  ,  sin  que 
haya  nadie  que  les  dé  sepultura  :  y  sobre  ellos  derra- 
maré el  castigo  de  su  maldad. 

17  Y  tules  dirás  entretanto  estas  palabras  :  Der- 
ramen mis  ojos  sin  cesar  lágrimas  noche  y  dia  '  : 
porque  Jerusalem  ,  la  virgen  hija  del  pueblo  mió, 
se  halla  quebrantada  de  una  extrema  aflicción  ,  con 
una  llaga  sumamente  maligna. 

18  Si  salgo  al  campo,  yo  no  veo  sino  cadáveres 
de  gente  pasada  á  cuchillo  :  sí  entro  en  la  ciudad, 
hé  aquí  la  población  transida  de  hambre.  Hasta  los 
profetas  y  los  sacerdotes  son  conducidos  cautivos  á 
un  pais  desconocido. 

'  19  ¿Por  ventura,  Se/ior,  has  desechado  del  todo 
áJudá?  ¿O  es  Sion  abominada  de  tu  alma  ?  ¿Por 
qué  pues  nos  has  azotado  con  tanto  rigor ,  que  no 
nos  queda  parte  sana  ?  Esperamos  la  paz  ó  felicidad, 
y  no  tenemos  ningún  bien ;  y  el  tiempo  de  restable- 
cernos ,  y  hé  aquí  que  estamos  todos  llenos  de  confu- 
sión ^. 

20  Oh  Señor  ,  reconocemos  nuestras  impiedades, 
y  las  maldades  de  nuestros  padres  :  pecado  hemos 
contra  tí. 

2 1  No  nos   dejes  caer  en   el   oprobio  ,   oh  Señor, 


1  Thren.  I.  v,  16.—//.  v.  18. 

2  Cap.  Fin.  V.  15. 


CAPÍTULO    XV.  73 

por  amor  de  tu  nombre  :  ni  nos  castigues  ^on  ver 
ultrajado  el  Templo ,  solio  de  lu  gloria  :  acuérdale 
ütí  mantener  tu  antigua  alianza  con  nosotros. 

22  Pues  aué  ;hav  por  veriínra  entre  los  simulacros 
ó  Ídolos  de  las  gentes  quien  dé  la  lluvia?  ¿O  pueden 
ellos  desde  los  cielos  envlan^os  agua  ?  ¿  No  eres  tú 
el  que  la  envias  ,  Señor  Dios  nuestro,  en  quien 
nosotros  esperamos  ?  S¿  :  porque  íú  eres  el  que  has 
hecho  todas  estas  cosas. 

CAPÍTULO  XV. 

Confirma  el  Serwr  la  sentencia  dada  contra  su  pueblo,  en 
vista  de  su  obstinación.  Jeremías  representa  al  Señor  lus 
disgustos  y  contradicciones  que  sufre  en  su  ministerio ,  y 
es  confortado  por  Dios. 

1  Entonces  me  dijo  el  Señor  •.  Aun  cuando  ?.íoysés 
y  Samuel  se  me  pusiesen  delante ,  no  se  doblaría  mi 
alma  á  favor  de  este  pueblo  :  arrójalos  de  mi  presen  - 
cia ,  y  vayan  fuera  ' . 

2  Que  si  te  dicen  ;  ¿  A  dónde  iremos?  les  respon- 
derás :  Esto  dice  el  Señor  :  El  que  está  destinado  á 
morir  de  peste,  vaya  á  morir  ' ;  el  que  á  perecer  al  filo 
de  la  espada,  á  la  espada;  el  que  de  hambre  ,  muera 
de  hambre  ;  el  que  esti  destinado,  á  ser  esclavo, 
vaya  al  cautiverio. 


1  Expresiones  que  denotan  la  gravedad  de  los  pecados 
de  los  israelitas,  obstinados  é  impenitentes. 

2  Zach.  XI  '•.  9. 

TüM.  X.  7 


74  LA    PROFECÍA.   DE   JEREMÍAS. 

3  Y  emplearé  contra  ellos  cuatro  especies  de  casti- 
go ' ,  dice  el  Señor :  el  cuchillo  que  los  mate,  los  perros 
que  los  despedazen ,  y  las  aves  del  cielo .,  y  las  bestias 
4e  la  tierra  que  los  devoren  y  consuman. 

4  Y  haré  que  sean  cruelmente  perseguidos  ^  en 
todos  los  reinos  de  la  tierra  ;  por  causa  de  ¡Manassés , 
hijo  de  Ezechías,  rey  de  Judá,  por  todas  las  cosas  que 
hizo  en  Jerusalem '. 

5  Porque  ¿  quién  se  apiadará  de  tí ,  oh  Jerusalem  ? 
¿  O  quién  se  contristará  por  tu  amor  ?  ¿  O  quién  irá 
á  rogar  por  tu  paz  ó  felicidad  ? 

6  Tú  me  abandonaste ,  dice  el  Señor ,  y  me  vol- 
viste las  espaldas  :  y  yo  extenderé  mi  mano  sobre  tí 
y  te  exterminaré  :  cansado  estoy  de  rogarte  *. 

7  Y  así  á  tus  hijos ,  oh  Jerusalem ,  yo  los  des- 
parramaré ^  con  el  bieldo  hasta  las  puertas  ó  extre- 
midades de  la  tierra  :  hice  muertes  y  estragos  en 
rai  puebla  ;  y  ni  aun  con  todo  eso  han  retrocedido 
de  sus  malos  caminos. 

8  Yo  he  hecho  mas  viudas  entre  ellos  que  arenas 


1  Ezech.  XIV.  V.  21. 

2  La  palabra  hebrea  n^J')]  zauenjah,  que  la  Vnlíiata 
traáy\ce  fervor ein  ,  significa  conutocivn ,  íeinn-,  enardeci- 
miento de  terror,  comiíocion  de  simio,  de  espanlo,  etc. 

3  IF.  Reg.  XXI.  v.  7,  12. 

4  Según  el  original  hebreo  uü^n^T  ^H^N'^'j  nühelhi 
hinajem,  puede  traducirse  ;  cansado  e.stoy  de  arrrpeutiruie, 
6  de  dar  largas  al  castigo,  esperando  que  te  conviertas. 

^  5  Como  á  las  pajas,  ó  tarao  de  la  era. 


CAPÍTULO   XV.  73 

tiene  el  mar  '  :  he  enviado  contra  ellos  quien  en  el 
mismo  medio  dia  les  mate  á  las  madres  sus  hijos :  he 
esparcido  sobre  las  ciudades  un  repentino  terror. 

9  Debilitóse  la  madre  que  habia  parido  siete  6  mu- 
chísimos hijos  ^ ;  desmayó  su  alma  :  escondiósele  el 
sol  cuando  aun  era  de  dia  :  quedó  confusa  y  llena  de 
rubor;  y  á  los  hijos  que  quedaren  de  ella,  yo  los  en- 
tregaré á  ser  pasados  á  cuchillo  á  vista  ó  por  medio  de 
sus  enemigos  ,  dice  el  Señor. 

10  ¡  Ay  madre  mia  ,  cuan  infeliz  soy  yo  !  ¿  Por 
qué  me  diste  á  luz  para  ser,  como  soy ,  un  hombre  de 
contradicción  ,  un  hombre  de  discordia  en  toda  esta 
tierra  ?  Vo  no  he  dado  dinero  á  interés ,  ni  nadie  me 
lo  ha  dado  á  mí,  y  no  obstante  todos  me  maldicen. 

1 1  Entonces  el  Señor  me  respondió  :  Yo  juro  que 
serás  feliz  el  resto  de  tu  vida  :  que  yo  le  sostendré  al 
tiempo  de  la  aíliccion  ,  y  en  tiempo  de  tribulación  te 
defenderé  contra  tus  enemigos  ^ 

12  ¿  Por  ventura  el  hierro  co??i?m  hará  liga  con  el 
hierro  del  Norte  .'  ¿  y  el  bronce  comim  con  aquel  bronce  ^  ? 

13  ¡Oh  Jerusalem  !  yo  entregaré  ,  y  de  balde,  al 
saqueo  tus  riquezas  y  tus  tesoros  ,  por  causa  de  todos 


1  Expresión  hiperbólica. 

2  Esto  es,  la  populosa  Jerusalem  perdió  sn  fecundidad. 
Véase  Siele  En  el  libro  1.  de  los  Reyes  cap.  II.  v.  5, 
donde  el  hebreo  dice  parió  siete  hijos ,  en  la  Vulgata  se 
traduce  :  parió  un  gran  número  de  hijos. 

3  Cap.  XXXIX.  y  XL. 

4  Esto  es,  los  judíos  con  ios  cháldeos  ? 


76  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

los  pecados  que  has  hecho,  y  de  todos  los  ídolos  que 
tienes  en  tus  téi  niinos  ' . 

14  Y  traeré  tus  enemigos  de  una  tierra  que  te  es 
desconocida ;  porque  se  ha  encendido  el  fuego  de  mi 
indignación,  que  os  abrasará  con  sus  llamas. 
— 15  Tú ,  oh  Señor,  que  sabes  mi  inocencia,  acuérda- 
te de  mí ,  y  ampárame,  y  defiéndeme  de  los  que  me 
persiguen;  no  difieras  el  socorrerme,  por  razón  de 
tu  paciencia  con  los  enemigos  :  bien  sabes  que  por  amor 
tuyo  he  sufrido  mil  oprobios. 

16  Yo  hallé  tu  divina  palabra  ,  y  aliménteme  con 
ella ;  y  en  tu  palabra  hallé  el  gozo  mió,  y  la  alegría 
de  mi  corazón  :  porque  yo  llevo  el  nombre  de  Profeta 
tuyo ,  oh  Señor  Dios  de  los  ejércitos. 

17  No  me  he  sentado  en  los  conciliábulos  de  los  es- 
carnecedores ó  impíos ;  ni  me  engreí  de  lo  que  obró 
el  poder  de  tu  mano  :  solo  me  estaba ,  y  retirado  ^, 
pues  tú  me  llenaste  de  vaticinios  ó  palabras  amenaza- 
doras ^ 

18  ¿  Por  qué  se  ha  hecho  continuo  mí  dolor,  y  no 
admite  remedio  mi  llaga  desahuciada  ?  Ella  se  ha  he- 
cho para  mí  como  unas  aguas  engañosas,  en  cuyo  vado 
no  hay  que  fiarse. 

1 9  Por  esto  ,  así  habla  el  Señor  :  Si  te  vuelves  á 
mí  "^j  yo  te  mudaré  ;  y  estarás ^rme  y  animoso  ante 

1  Cap.  XI.  V.  13. 

2  Pí.  I.v.l.  —  XXV.v.  4. 

3  De  amenazas  contra  mi  pueblo. 

4  Si  te  conviertes  á  mí ,  y  dejas  esa  desconfianza  en  que 
estás. 


CAPÍTULO    XVI.  7T 

mi  presencia ;  y  si  sabes  separar  lo  precioso  de  lo  vil  ' , 
tú  serás  entonces  como  otra  boca  mía  '.  Entonces  ellos 
se  volverán  acia  tí  con  ruegos  ,  y  lá  »iO  íe  volverás  áeia 
ellos  ^ 

•20  Antes  bien  liaré  yo  que  seas  con  respecto  á  ese 
pueblo  un  muro  de  bronce  inexpugnable  :  ellos  com- 
batirán contra  tí  ,  y  no  podrán  prevalecer  ;  porque  yo 
estoy  contigo  para  salvarte  y  librarte  ,  dice  el  Señor. 

21  Yo  te  libraré  pues  de  las  manos  de  los  malvados  , 
y  te  salvaré  del  poder  de  los  fuertes. 

CAPITULO  XVI. 

Culamidades  que  enviará  Dios  sobre  el  pucolo  de  Israel : 
después  de  las  cuales  le  enviará  predicadores  que  le  con- 
viertan al  buen  camino,  y  hará  brillar  en  e'i  su  ivfinita 
tnisericordia. 

1  Hablóme  después  el  Señor  diciéndorae  : 

2  No  tomarás  mugcr,  y  no  tendrás  hijos  ni  hijas  en 
este  lugar  ó  país  de  Juclea  ^. 

3  Porque  esto  dice  el  Señor  acerca  de  los  hijos  é 
hijas  que  nacerán  en  este  lugar,  y  acerca  de  las  madres 


1  Esto  es ,  mis  promesas  de  las  amenazas  y  desprecios 
de  los  hombres. 

2  Por  la  firmeza  con  qae  hablarás. 

3  Para  condescender  con  sus  antojos. 

4  S.  Gerónimo  no  dada  que  Jeremías  se  conservó  virgen 
hasta  la  muerte.  -S".  Hier.  cap.  XXIII.  Véase  la  Adver- 
tencia. 


78  LA  Profecía  de  jeremías. 

que  los  parirán  ,  y  acerca  de  los  padres  que  los  engen- 
drarán en  este  pais  : 

4  Morirán  de  varias  enfermedades,  y  no  serán  pla- 
ñidos ni  enterrados ,  yacerán  como  estiércol  sobre  la 
superficie  de  la  tierra  ,  y  serán  consumidos  con  la  es- 
pada y  la  hambre,  y  sus  cadáveres  serán  pasto  de  las 
aves  del  cielo  y  de  las  bestias  de  la  tierra. 

5  Porque  esto  dice  el  Señor  :  no  entrarás  tú  en  la 
casa  del  convite  morluorio ,  ni  vayas  á  dar  el  pésame, 
ni  á  consolar ;  porque  yo,  dice  el  Señor,  he  desterrado 
de  este  pueblo  mi  paz,  mi  misericordia  y  wzs  pieda- 
des. 

6  Y  morirán  los  grandes  y  los  chicos  en  este  pais  , 
y  no  serán  enterrados  ni  plañidos  :  ni  habrá  quien  en 
señal  de  luto  se  haga  sajaduras  en  su  cuerpo  ' ,  ni  se 
corle  á  raiz  el  cabello: 

7  ni  entre  ellos  habrá  nadie  que  parta  el  pan,  para 
consolar  al  que  está  llorando  por  su  difunto  '^ ;  ni  á  los 
que  lloran  la  pérdida  de  su  padre  y  de  su  madre ,  les 
darán  alguna  bebida  para  su  consuelo. 

8  Tampoco  entrarás  en  casa  en  que  hay  banquete ', 
para  sentarte  con  ellos  á  comer  y  beber  ; 

9  porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios 
de  Israel  :  Sábete  que  yo  á  vuestros  ojos ,  y  en  vues- 
tros dias,  desterraré  de  este  lugar  la  voz  del  gozo  y  la 


1  Lev.  XIX.  V.  27,2S.  —  Deul.  XIF.  v.  1. 

2  y  animarle  á  comer. 

3  Con  motivo  de  boda,  etc. 


CAPÍTULO    XVI.  TO 

Toz  de  alegría ,  la  voz  del  esposo  y  la  voz  ó  cantares  de 
la  esposa  ' . 

10  Y  cuando  hayas  anunciado  á  ese  pueblo  todas 
estas  cosas,  y  ellos  te  digan  :  ¿  Por  qué  ha  pronun- 
ciado el  Señor  contra  nosotros  todos  estos  grandes  ma- 
les ó  calamidades  ^?  ¿cuál  es  nuestra  maldad?  ¿y 
qué  pecado  es  el  que  nosotros  hemos  cometido  contra 
el  Señor  Dios  nuestro  ? 

1 1  Tú  les  responderás :  Porque  vuestros  padres  me 
abandonaron  ,  dice  el  Señor,  y  se  fueron  en  pos  de  los 
dioses  extraños ,  y  les  sirvieron  y  los  adoraron  ,  y  me 
abandonaron  á  mí ,  y  no  guardaron  mi  Ley. 

12  Y  todavía  vosotros  lo  habéis  hecho  peor  que 
vuestros  padres ;  pues  está  visto  que  cada  uno  sigue  la 
corrupción  de  su  corazón  depravado,  por  no  obedecer- 
me á  mí. 

13  Y  asi  yo  os  arrojaré  de  esta  tierra  á  otra  des- 
conocida de  vosotros  y  de  vuestros  padres  ;  donde  día 
y  noche  serviréis  á  dioses  ágenos,  que  nunca  os  dejarán 
en  reposo '. 

^14  Hé  aquí  que  vendrá  tiempo ,  dice  el  Señor,  en 
que  no  se  dirá  mas  ^  :  Vive  el  Señor,  que  sacó  á  los 
hijos  de  Israel  de  la  tierra  de  Egypto ; 


1  Estoes,  los  cantares  de  alegría,  como  eran  ios  epi- 
thalamios  y  los  hyraeneos  entre  los  gentiles.  Cap.  XXF. 
V.  10. 
"   ^  Cap.  V.vA9. 

3  Mas  finalmente  yo  os  volveré  á  esta  tierra. 

4  Como  se  acostumbra  ahora. 


a&  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAíñ. 

15  sino  :  \ÍYc  e!  Señor,  que  sacó  á  los  hijos  de 
Israel  de  la  tierra  del  Septentrión,  y  de  todos  los  paises 
por  donde  los  había  esparcido.  Y  yo  los  volveré  á  traer 
á  esta  su  tierra ,  que  di  á  sns  padres. 

IG  Hé  aquí  que  yo  enviaré  á  muchos  pescadores, 
dice  el  Señor  ' ,  los  cuales  los  pescarán  ;  y  enviaré  des--' 
pues  muchos  cazadores  que  los  cazarán  por  todos  los 
montes ,  y  por  todos  los  collados ,  y  por  las  cuevas  de 
los  peñascos, 

17  Porque  mis  ojos  están  observando  todos  sus 
pasos  :  no  se  oculta  ninguno  á  mis  miradas  ;  como  no 
hubo  maldad  saya  oculta  á  mi  vista. 

1 8  Pero  primeramente  les  pagaré  al  doble  lo  que 
merecen  sus  iniquidades  y  pecados  ;  porque  han  con- 
taminado mi  tierra  con  las  carnes  mortecinas  sacrifica- 
das á  sus  ídolos,  y  llenado  mi  heredad  de  sus  abomi- 
naciones ^. 

19  0  Señor,  fortaleza  mía,  y  el  sosten  mió,  y  mi 
refugio  en  el  tiempo  do  la  tribulación  :  á  tí  vendrán 
/as  gentes  desde  las  extremidades  de  la  tierra  %  y  di- 
rán :  Verdaderamente  que  nuestros  padres  *  poseyeron 


1  Mfctafóricíí mente  llama  jjtxcadores  k  Zorobabel,  Es- 
dras,  Nehemías ,  etc.  liermosa  alusión  á  los  doce  Após- 
toles. Véase  lo  que  decía  Jesii  Christo  á  san  Pedro  y  san 
Andrés  :  Yo  haré  que  vengáis  á  ser  pescadores  de  hombres. 
Mure.  I.  V.  17. 

2  Después  de  eso  loss  volveré  á  esta  su  tierra. 

3  El  Profeta  vaticina,  lleno  de  gozo,  la  conversión  de 
las  naciones  á  la  Iglesia. 

4  Venerando  por  dioses  á  los  astros. 


CAPÍTULO    XVII.  81 

la  mentira  y  la  vanidad,  la  cual  para  nada  les  aprove- 
chó. 

20  ¿  Acaso  un  hombre  podrá  hacerse  sus  dioses  ? 
No  :  esos  no  son  dioses. 

21  Por  lo  cual  hé  aquí  que  yo  de  esta  vez  los  he  de 
convencer  :  les  mostraré  mi  poder  y  mi  fortaleza ,  y 
conocerán  que  mi  nombre  es  el  Señor  *. 

CAPÍTULO  XVII. 

Obstinación  de  los  judíos,  causa  de  su  castigo.  Debemos 
poner  la  confianza  en  Dios ,  no  en  los  hombres.  Jeremías 
ruega  á  Dios  que  le  de' fuerzas  para  resistir  á  sus  enemi- 
gos. Santificación  del  sábado. 

El  pecado  de  Judá  está  escrito  con  punzón  de 
hierro ,  y  grabado  con  punta  de  diamante  sobre  la 
tabla  de  su  corazón ,  y  en  los  lados  de  sus  sacrilegos 
altares  '. 

2  Ya  que  sus  hijos  se  han  acordado  de  sus  altares 
dedicados  d  los  ¿  lelos  ,  y  de  sus  bosques  ,  y  de  los 
árboles  frondosos  que  hay  en  los  altos  montes  , 

3  y  ofrecen  sacrificios  en  los  campos  ;  yo  entregaré 
al  saqueo  tu  hacienda ,  y  todos  tus  tesoros  y  tus  luga- 
res excelsos  en  que  adoras  á  los  ¿dolos ,  por  causa  de 


1  O  que  yo  soy  Jehovah  ,  ó  El  que  es.  Véase  Jehovak. 

2  P's  grande  su  obstinación.  Véase  Act.  XVIII.  v.  12. 
En  los  lados  ó  cornijales  del  altar  solían  grabar  los  gentiles 
algun  símbolo  ó  la  imagen  del  ídolo  á  quien  ofrecían  sacri- 
ficios. 


82         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

los  pecados  cometidos  por  tí ,  oh  Judá  .  en  todas  tus 
tierras. 

4  Y  quedarás  despojada  de  la  herencia  que  te  habia 
yo  dado ;  y  te  haré  esclava  de  tus  enemigos  en  una 
tierra  desconocida  de  tí  :  porque  tú  has  encendido  el 
fuego  de  mi  indignación ,  que  arderá  eternamente. 

5  Esto  dice  el  Señor  :  Maldito  sea  el  hombre  que 
confía  en  otro  hombre ,  y  720  en  Dios ,  y  se  apoya  en  un 
brazo  de  carne  miserable ,  y  aparta  del  Señor  su  co- 
razón '. 

6  Porque  será  semejante  á  los  tamariscos  ó  relama 
del  (trido  desierto  '';  y  no  se  aprovechará  del  bien  ', 
cuando  venga  ,  sino  que  permanecerá  en  la  sequedad 
del  desierto,  en  un  terreno  salobre  é  inhabitable. 

7  Al  contrario  bienaventurado  el  varón  que  tiene 
puesta  en  el  Señor  su  conüanza  ,  y  cuya  esperanza  es 
el  Señor  . 

8  Porque  será  como  el  árbol  trasplantado  junto  á 
las  corrientes  de  las  aguas  * ,    el  cual  extiende  acia 


1  Aliiflen  estas  palabras  al  rey  Sederías  y  á  los  prín- 
cipes do  los  judíos,  que  imploraban  el  auxilio  de  los  egyp- 
cios  en  ^ez  de  acudir  al  de  iJios.  Ya  Isaías  les  decía  :  El 
Egyptn  es  hombre,  y  no  D'tox.  Después  cap.  XLVIIl.    v. 

7\—Is.  XXX  V.  2  —XXXI  V.  1,  3. 

2  Siempre  infructuosos.  Se  habla  de  una  planta  que  nace 
en  tierra  arenisca  ;  y  asi  sus  raices  no  sienten  el  beneficio 
de  las  lluvias;  y  por  eso  vive  poco,  y  no  produce  ningún 
fruto. 

3  O  de  los  beneficios  que  Dios  concederá  á  sus  siervos. 

4  Ps.I.  V.3 


CAPÍTULO    XVII.  83 

la  humedad  sus  raices  ,  y  ad  no  temerá  la  sequedad 
cuando  venga  el  estío.  Y  estarán  siempre  verdes  sus 
hojas  ,  ni  le  hará  mella  la  sequía  ,  ni  jamás  dejará 
de  producir  fruto. 

9  Pero  ¡  ah  !  perverso  y  falaz  es  el  corazón  de 
todos  los  hombres  ,  é  impenetrable  :  ¿  quién  podrá 
conocerle? 

10  Yo  el  Señor  soy  el  que  escudriño  los  cora- 
zones ,  y  el  que  examino  los  afectos  de  ellos  ,  y  doy 
á  cada  uno  la  paga  según  su  proceder,  y  conforme  al 
mérito  de  sus  obras  '. 

1 1  Como  la  perdiz  que  empolla  los  huevos  que 
ella  no  puso  ^  ;  así  es  el  que  junta  riquezas  por 
medios  injustos  :  á  la  mitad  de  sus  dias  tendrá  que 
dejarlas,  y  al  fin  de  ellos  se  verá  su  insensatez. 

12  ¡  Oh  trono  de  gloria  del  Altísimo  desde  el 
principio  \   lugar  de  nuestra  santificación  ! 

13  ¡Oh  Señor,  esperanza  de  Israel!  todos  los 
que  te  abandonan,  quedarán  confundidos:  los  quede 
tí  se  alejan  ,  en  el  polco  de  la  tierra  serán  escritos  ^  : 


1  /.  Rey.  XVI.  V.  7.  —  Ps.  VIL  V.  10.— Jpoc.  //. 
V.  23. 

2  l^ero  al  modo  que  después  los  pollitos  uo  la  reconocen 
por  madre  y  la  abandonan  ;  asi  las  riquezas  mal  adquiridas 
parece  que  huyen,  y  no  reconocen  por  dueño  á  su  injusto 
posesor. 

3  Así  llama  al  cielo,  de  donde  nos  viene  toda  santidad. 

4  Para  denotar  que  una  promesa  era  vana ,  los  latinos 
solían  decir  .  está  escrita  en  el  agua. 


«4  LA.   PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

porque  han  abandonado  al  Señor,  vena  de  aguas  vivas. 

14  Sáname,  Señor,  y  quedaré  sano  ;  sálvame  y  se- 
ré salvo  ;  pues  que  toda  mi  gloria  eres  tú. 

15  Hé  aquí  que  ellos  me  están  diciendo  :  ¿  Dónde 
esiá  la  palabra  del  Señor  ?  Qn?  se  cumpla  '. 

16  Mas  yo  i\o  por  eso  me  he  turbado  siguiendo 
tus  huellas  ,  oh  pastor  mió  ;  pues  nunca  apetecí  dia 
ó  favor  de  hombre  alguno:  tn  lo  sabes.  Lo  que 
anuncié  '  con  mis  labios,  fue  siempre  recto  en  tu 
presencia. 

17  No  seas  pues  para  mí  motivo  de  temor,  tú  ,  oh 
Señor,  esperanza  mia  en  el  tiempo  de  aflicción. 

18  Confundido»  queden  los  que  ene  persiguen,  no 
quede  confundido  yo  :  teman  ellos,  y  no  tema  yo  :  en- 
vía sobre  ellos  el  dia  de  la  aflicción,  y  castígalos  con 
doble  azote. 

—  19  Esto  me  dice  el  Señor :  Vé,  y  ponte  á  la  puerta 
mas  concurrida  de  los  hijos  del  pueblo,  por  la  cual 
entran  y  salen  los  reyes  de  Judá  ^ ;  y  en  todas  las 
puertas  de  Jerusalem  , 

20  y  les  dirás  á  todos  :  Oid  la  palabra  del  Señor, 
oh  reyes  de  Judá  ;  y  tú  pueblo  todo  de  Judá ,  y  todos 
vosotros  ciudadanos  de  Jerusalem  que  entráis  por  es- 
tas puertas , 

2 1  mirad  lo  que  dice  el  Señor  :  Cuidad  de  vuestras 

1  Nada  la  tememos. 

2  VA  hebreo:  presente  tienes  cuanto  pronunciaron,  etc. 

3  Puede  entenderse  la  puerta  occidental  del  Templo  > 
por  la  cual  entraban  en  él  desde  palacio  el  rey  y  tuda  su 
comitiva. 


CAPÍTULO    XVII.  85 

almas ;  y  no  llevéis  cargas  en  dia  de  sábado,  ni  las 
hagáis  entrar  por  las  puertas  de  Jerusalem. 

22  Ni  hagáis  en  dia  de  sábado  sacar  cargas  de  vues- 
tras casas ,  ni  hagáis  labor  alguna  ;  santificad  dicho 
dia,  como  lo  mandé  á  vuestros  padres. 

23  Mas  ellos  no  quisieron  escuchar  ni  prestar  oidos 
a  mis  palabras  :  al  contrario  endurecieron  su  cerviz 
por  no  oirme,  ni  recibir  mis  documentos. 

24  Con  todo,  si  vosotros  me  escuchareis,  dice  el  Se- 
ñor, de  suerte  que  no  introduzcáis  cargas  por  las  puer- 
tas de  esta  ciudad  en  dia  de  sábado,  y  santificareis  el 
dia  de  sábado,  no  haciendo  en  él  labor  ninguna  : 

25  seguirán  entrando  por  las  puertas  de  esta  ciudad 
los  reyes  y  príncipes,  sentándose  en  el  trono  de  David, 
y  montando  en  carrozas  y  caballos ,  así  ellos  como  sus 
príncipes  ó  cortesanos,  los  varones  de  Judá  y  los  ciu- 
dadanos de  Jerusalem ,  y  estará  esta  ciudad  para  siem- 
pre poblada. 

26  Y  vendrán  de  las  otras  ciudades  de  Judá  ,  y  de 
la  comarca  de  Jerusalem,  y  de  tierra  de  Benjamín  ,  y 
de  las  campiñas,  y  de  las  montañas,  y  de  acia  el  Me- 
diodía á  traer  holocaustos ,  y  víctimas ,  y  sacrificios  ,  é 
incienso,  y  lo  ofrecerán  en  el  Templo  del  Señor. 

27  Pero  si  no  me  obedeciereis  en  santificar  el  dia 
del  sábado,  y  en  no  acarrear  cargas,  ni  meterlas  por 
las  puertas  de  Jerusalem  en  dia  de  sábado,  yo  pegaré 
fuego  á  estas  puertas  ' ,  fuego  que  devorará  las  casas 
de  Jerusalem  ,  y  que  nadie  apagará. 

1  Valiéndome  de  los  chdldecs. 


86  LA    PROFFXÍA   DE    JEREMÍAS. 

CAPITULO  XVIll. 

Con  la  semejanza  del  barro  y  del  alfarero  demuestra  el 
Señar  que  está  en  su  mano  el  hacer  beneficios ,  ó  enviar 
castigos  al  pueblo  de  Israel.  Manda  al  Profeta  que  le 
exhorte  á  penitencia.  Conjuración  del  pueblo  contra  Jere- 
mías :  figura  de  la  que  formaron  después  contra  Jesús. 

1  Orden  dada  á  Jeremías  por  el  Señor,  diciendo  : 

2  Anda  y  baja  á  casa  de  un  alfarero,  y  allí  oirás  mis 
palabras. 

3  Bajé,  pues,  á  casa  de  un  alfarero,  y  iiallé  que 
estaba  trabajando  sobre  la  rueda. 

4  Y  la  vasija  de  barro  que  estaba  haciendo,  se  des- 
hizo entre  sus  manos ;  al  instante  volvió  á  formar  del 
mismo  barro  otra  vasija  de  la  forma  que  le  plugo. 

5  Entonces  me  habló  el  Sefior,  y  dijo  : 

6  ¿  Por  ventura  no  podré  hacer  yo  con  vosotros,  oh 
casa  de  Israel ,  como  ha  hecho  este  alfarero  con  su 
barro,  dice  el  Señor  *  ?  Sabed  que  lo  que  es  barro  en 
manos  del  alfarero,  eso  sois  vosotros  en  mi  mano,  oh 
casa  de  Israel. 

7  Yo  pronunciaré  de  repente  mi  sentencia  contra 
una  nación  ,  y  contra  un  reino  ,  para  arrancarle,  des- 
truirle y  aniquilarle. 

8  Pero  si  la  tal  nación  hiciere  penitencia  de  sus 

I  Jeremías  no  habla  aquí  de  la  bondad  ó  malicia  de  las 
acciones  hinnanas  ,  sino  de  que  Dio»  envia  á  los  hombres 
bienes  ó  males,  segiin  SH  iníinita  sabiduría.  />.  XLV.  v.  9. 
—  Rom.  IX.  1.20. 


CAPÍTULO    XVIII.  87 

pecados,  por  los  cuales  pronuncié  el  decreto  contra 
ella,  me  arrepentiré  yo  también  del  mal  que  pensé  ha- 
cer conlra  ella  '. 

9  Asimismo  trataré  yo  de  repente  de  fundar  y  es- 
tablecer una  nación,  y  un  reino. 

10  Pero  si  este  obrare  mal  ante  mis  ojos,  de  suerte 
que  no  atienda  á  mi  voz,  yo  me  arrepentiré  del  bien 
que  dije  que  le  baria. 

11  Tú,  pues,  ahora  di  á  los  varones  de  Judá,  y  á 
los  habitantes  de  Jerusalera  :  Esto  dice  el  Señor  : 
IMirad  que  yo  estoy  amasando  estragos  contra  voso- 
tros, y  trazando  designios  en  daño  vuestro  :  conviér- 
tase cada  uno  de  vosotros  de  su  mala  vida,  y  enmen- 
dad vuestras  costumbres  é  inclinaciones  ^. 

12  A  esto  dijeron  ellos  :  Ya  no  hay  remedio ; 
hemos  desesperado  :  y  así  seguiremos  nuestras  ideas, 
y  cada  cual  hará  lo  que  le  sugiera  la  perversidad  de 
su  maleado  corazón. 

13  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  :  Preguntad  á  las 
demás  naciones  :  ¿  Quién  ha  jamás  oido  tales  y  tan 

1  Habla  Dios  según  el  modo  de  explicarse  los  hombres. 
Véase /)/«•¥.  Aunque  del  hombre  que  hace  psnitencia,  suele 
decirse  q\e  desarma  ó  contiene  la  indignación  de  Dios;  no 
6e  sigue  de  aquí  que  pueda  convertirse  á  Dios,  ó  hacer  pe- 
nitencia sin  ei  socorro  de  la  gracia.  La  reconciliación  ó  jus- 
tificacion  del  hombre,  no  tanto  es  obra  de  este,  conio  de  la 
gracia  do  Dios  ;  perotóes  de  modo  que  ,  salvada  la  li- 
bertad del  hombre,  que  también  obra,  la  principal  parte  se 
atribuya  á  la  gracia  de  Dios.  S.  Gerónimo.  Véase  Gracia. 

2  Si  queréis  evitarlos.  Cap.  XXV.  v.  5. — XXXV.  v. 
Vo.-IV,  Reg.  XVII.  V.  \Z.-JoniB  III  v.  9. 


88  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS, 

horrendas  cosas,  como  las  que  no  se  hartaba  de  hacer 
la  virgen  de  Israel  '  ? 

14  ¿  Acaso  puede  faltar  nieve  en  los  peñascos  de 
las  espaciosas  sierras  del  Líbano  ?  ¿  O  pueden  agotarse 
los  manantiales  ,  cuyas  frescas  aguas  corren  sobre  la 
tierra  ? 

.  13  Pues  he  aquí  que  mi  pueblo  se  ha  olvidado  de 
mí ,  ofreciendo  sacrificios  á  la  vanidad  de  los  ídolos^ 
y  tropezando  de  continuo  en  sus  caminos,  en  los  anti- 
guos caminos  ^,  por  seguir  un  carril  no  trillado  ^: 

1 6  reduciendo  así  su  tierra  á  desolación  '* ,  y  á  ser  para 
siempre  objeto  de  mofa  y  de  asombro  para  todo  pasa- 
gero,  que  al  verla,  admirándose^  meneará  su  cabeza. 

17  Porque  como  viento  abrasador  los  dispersaré 
delante  de  sus  enemigos  :  les  volveré  las  espaldas,  y 
no  mi  benigno  rostro,  en  el  día  de  su  perdición. 

18  Mas  ellos  dijeron  entonces  :  Venid  y  tratemos 
seriamente  de  obrar  contra  Jeremías  :  porque  á  pe- 
sar de  lo  que  él  predice,  no  nos  faltará  la  explicación 
de  la  Ley  de  boca  del  sacerdote ,  ni  el  consejo  del 
sabio,  ni   la  palabra  del  profeta.  Venid  pues,  atrave- 

1  Al  pueblo  judaico,  á  quien  llamó  en  el  ver.  6.  casa  de 
Ivaél,  aquí  le  llama  víi-yen  de  Lraéí.  Véase  Hebraísmos. 
Quizá  indica  la  gravedad  de  los  pecados  de  la  nación,  que 
de  virgen  esposa  de  Dios ,  se  habia  hecho  una  prostituta 
con  el  culto  de  los  ídolos. 

2  Eq  los  de  sus  idólatras  y  rebeldes  padres. 

3  Por  mis  fieles  servidores. 

4  Cap.  L.  V.  13. 

5  O  mofándose.  Véase  Cabeza. 


CAPÍTULO    XVIII.  89 

sérnosle  con  los  dardos  de  nuestra  lengua  ',  y  no  ha- 
gamos caso  de  ninguna  de  sus  palabras. 

19  Oh  Señor,  mira  por  mí,  y  para  tu  atención  en 
lo  que  dicen  mis  adversarios. 

20  ¿Conque  así  se  vuelve  mal  por  bien?  ¿y  así 
ellos  que  tanto  me  deben,  han  cavado  una  hoya  para 
hacerme  perder  la  vida?  Acuérdate,  oh  Se/lovj  de 
cuando  me  presentaba  yo  en  tu  acatamiento,  para 
hablarte  á  su  favor,  y  para   desviar  de  ellos  tu  enojo. 

21  Por  tanto  ^,  abandona  sus  hijos  á  la  hambre, 
y  entrégalos  al  filo  de  la  espada  :  viudas  y  sin  hijos 
queden  sus  mugeres,  y  mueran  de  una  muerte  infeliz 
sus  maridos,  y  véanse  en  el  combate  sus  jóvenes  atra- 
vesados con  ia  espada. 

22  Oíganse  alaridos  en  sus  casas.  Porque  tú  has 
de  conducir  contra  ellos  súbitamente  al  salteador  \ 
contra  ellos  que  cavaron  la  hoya  para  cogerme,  y 
tendieron  lazos  ocultos  para  mis  pies. 

23  Mas  tú,  oh  Señor,  conoces  bien  todos  sus  de- 
signios de  muerte  contra  mí.  No  les  perdones  su 
maldad ;  ni  se  borre  de  tu  presencia  su  pecado  : 
derribados  sean  delante  de  tí  :  acaba  *  con  ellos  en 
el  tiempo  de  tu  furor  ^. 

1  Esto  es.  con  la  calumnia, 

2  Ya  que  tu  justicia  lo  exige.  Véase  Profeta. 

3  ANabucliódonosor, ladren  que  se  apodera  de  la  nacioDes. 

4  Esla  es  la  significación  de  la  voz  abuíeie,  que  usa  la 
Vulgata,  en  cuyo  sentido  la  usan  varios  autores  latinos. 
Af'uli  es  lo  mismo  que  consumere,  coiisiimir.  Así  se  ve  en 
Catón,  Plauto,  Terencio  y  otros,  que  cita  Alapide. 

5  llágase  así  Sf-iior,  ya  que  asi  lo  (¡ene  decretado  tu 


90  LA    PROFECÍA.    DE    JEREMÍAS. 


CAPITULO  XIX. 


Jeremías,  quebrando  delante  de  todos  una  vasija  de  barro^ 
anuncia  de  orden  de  Dios,  con  esta  figura,  la  total  ruina 
de  Jerusalem. 

1  Me  dijo  también  el  Señor  :  Anda  y  lleva  contigo 
una  vasija  de  barro  ,  obra  de  alfarero  ,  y  algunos  de 
los  Ancianos  '  del  pueblo  y  de  los  Ancianos  de  los  sa- 
cerdotes ; 

2  y  vete  al  valle  del  hijo  de  Ennom  ^,  que  está  al 
Oriente  cerca  de  la  entrada  de  la  alfarería  ;  y  allí  pu  - 
blicarás  las  palabras  que  voy  á  decirte. 

3  Escuchad  ,  les  dirás  ,  la  palabra  del  Señor,  oh 
reyes  de  Judá,  y  ciudadanos  de  Jerusalem  :  esto  dice 
el  Señor  de  los  ejércitos  ,  el  Dios  de  Israel :  Sabed  que 
yo  descargaré  sobre  este  lugar  tales  castigos  ,  que  á 
cualquiera  que  los  oyere  contar,  le  retiñirán  las  orejas. 

4  Y  por  cuanto  ellos  me  han  abandonado  ,  y  han 
profanado  este  lugar,  y  sacrificado  en  él  á  dioses  age- 
nos  ,  que  ni  ellos  conocen  ,  ni  han  conocido  sus  pa- 


justicia  eu  vista  de  la  obstinación  de  ese  pueblo  ingrato. 
Véase  Profela.  Hebraismos.  Parece  que  se  habla  del  dei- 
cidio  cometido  por  los  juidíos  en  la  muerte  de  Jesús. 

1  Este  es  el  sentido  de  las  expresiones  hebreas  :  "^Jp^Ql 
¡ZD^^rOn  ^lpíO^  Dyn  q"e  la  Vulgata  traduce  et  á  se- 
nioribus.  Véase  v.  10.  y  sigg. 

2  Cap.  FU.  V.  31.  Véase  Infierno. 


CAPÍTULO    XIX.  91 

dres ,  ni  los  reyes  de  Judá ,  llenando  este  sitio  de  san- 
gre de  inocentes  ' , 

5  y  han  erigido  altares  á  Baal ,  para  abrasar  en  el 
fuego  á  sus  hijos  ,'  en  holocausto  al  mismo  Baal ;  co- 
sas que  ni  mandé ,  ni  dije ,  ni  me  pasaron  por  el  pen- 
samiento ^  : 

6  por  tanto  ,  hé  aquí ,  dice  el  Señor,  que  llega  el 
tiempo  en  que  ya  no  se  ha  de  llamar  mas  este  sitio 
Valle  de  Topheth  ',  ni  Valle  del  hijo  de  Ennom,  sino 
el  Valle  de  la  mortandad. 

7  Y  en  este  sillo  disiparé  yo  los  designios  de  los  ha- 
hitantes  de  Judá  y  de  Jerusalem  ;  y  exterminaré  á  es- 
tos con  la  espada  ,  á  la  vista  de  su?  enemigos ,  y  por 
mano  de  aquellos  que  buscan  su  perdición  ,  y  daré  sus 
cadáveres  en  pasto  á  las  aves  del  cielo  y  á  las  bestias  de 
la  tierra. 

8  Y  á  esta  ciudad  la  haré  objeto  de  pasmo  y  de  es- 
carnio :  todos  los  que  pasaren  por  ella,  quedarán  ató- 
nitos, y  la  insultarán  por  razón  de  todas  sus  desdi- 
chas ♦. 

ü  Y  les  daré  á  comer  á  los  padres  las  carnes  de  sus 


1  Sacrificados  á  Moloch. 

2  Es  un  modo  de  hablar  figurado.  Quitando  la  figura  lip- 
tote,  diriamoa  :  cosa  que  jamás  me  j'a^ó  por  el  entendí- 
ment'j  el  mandarla;  antes  bien  la  tengo  desde  el  principio 
prohi'iida  expresamente. 

3  nrn~  Tophelh  significa  también  ameno  ó  delicioso, 
y  quizi  el  Profeta  alude  á  esta  significación. 

4  Antes  cap.   XVIII.  v.  J6.  — Después  cap.  XLIX 
V.  13.  -L  r.  13. 


92  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

hijos ,  y  al  amigo  la  carne  de  su  amigo  ,  durante  el 
asedio  y  apuros  á  que  los  reducirán  sus  enemigos ,  que 
quieren  acabar  con  ellos. 

10  Y  después  '  romperás  la  vasija  á  vista  de  los 
varones  que  te  haLiis;  acompañado. 

11  Y  les  dirás  entonces  :  Esto  dice  el  Señor  de  los 
ejércitos  :  Así  haré  yo  pedazos  á  este  pueblo  y  á  esta 
ciudad ,  como  se  hace  añicos  una  vasija  de  barro  co- 
cido, la  cual  ya  no  puede  restaurarse  :  y  serán  se- 
pultados en  el  inmundo  valle  de  Topheth,  porque 
no  habrá  otro  sitio  para  enterrarlos  ^. 

12  De  esta  manera  trataré  yo  á  esta  población  y  á 
sus  habitantes  ,  dice  el  Señor,  y  haré  que  esta  ciu- 
dad sea  un  lugar  de  abominación ,  asi  como  Topheth. 

13  Y  las  casas  de  Jerusalem  y  las  casas  de  los  reyes 
de  Judá  quedarán  inmundas  como  el  sitio  de  Topheth. 
Todas  estas  casas  ,  digo,  en  cuyos  terrados  se  ofre- 
cían sacriflcios  á  toda  !a  milicia  ó  estrellas  del  cielo, 
y  libaciones  á  los  dioses  ágenos. 

—  14  En  seguida  volvió  Jeremías  de  Topheth,  á 
donde  le  habia  enviado  el  Señor  á  profetizar  ',  y  pa- 
róse en  el  atrio  del  Templo  del  Señor,  y  dijo  á  todo  el 
pueblo  : 

15  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  ,  el  Dios  de 
Israel :  Mirad ,  yo  voy  á  traer  sobre  esta  ciudad  y  so- 
bre todas  las  ciudades  que  dependen  de  ella,  todos  los 

1  De  decirles  todo  esto. 

2  Tan  grande  será  el  núraero  de  los  muertos. 

3  Delante  de  los  principales  de  Jada. 


CAPÍTULO   XX.  93 

males  con  que  yo  la  he  amenazado ;  ya  que  han  en- 
durecido su  cerviz  para  no  atender  á  mis  palabras. 


CAPITULO  XX. 

Jeremías,  maltratado  y  encarcelado  por  Phassur,  profetiza 
contra  este  y  cunlra  toda  la  Judea.  Se  lamenta  á  Dios  de 
que  permita  que  padezca  por  anunciar  su  pahbra.  Y 
pone  en  él  su  confianza.   . 

1  Y  Phassur,  hijo  ó  descendiente  del  sacerdote  Em- 
mer  ' ,  y  que  era  uno  de  los  «^rerectos  de  la  Casa  del 
Señor,  oyó  á  Jeremías  que  profetizaba  tales  cosas. 

'-2  É  irritado  Phassur  hirió  al  profeta  Jeremías,  y  le 
puso  en  el  cepo  ^,  que  estaba  en  la  puerta  superior  de 
Benjamin  ^  en  la  Casa  del  Señor. 

3  Al  amanecer  del  siguiente  dia,  sacó  Phassur  del 
cepo  á  Jeremías  ;  el  cual  le  dijo  :  El  Señor  no  te  llama 
ya  Phassur  *,  sino  el  Espantado  por  todas  parles  ^. 

4  Porque  esto  dice  el  Señor  :  Sábete  que  yo  te  lie  - 
naré  de  espanto  á  tí  y  á  todos  tus  amigos  :  los  cuales 
perecerán  al  filo  de  la  espada  de  sus  enemigos,  y  es  co- 

1  Cap.  XXI.  V.  I.—/.  Paral.  IX.  v.  Í2—XX1 V.  v.  14. 
Véase  c.  XXIX.  v.  25. 

2  O  calabozo.   Así  la  traducción  de  Ferrara. 

3  Puerta  de  la  ciudad  contigua  al  Temjlo.  Cap. 
XXXVII.  V.  12. 

4  Esto  es~)^ní¿^D  ^^  <1^^  espanta  con  su  visia. 

5  Te  llama  2"'2ÜÜ^')aÜ ^^^^g^r-missabíb;  que  S.  Geró- 
nimo traduce  :  El  que  está  lleno  de  un  espanto  universal. 


94  LA    profecía,    de  jeremías. 

sa  que  la  verás  con  tus  ojos  ;  y  entregaré  á  todo  Judá 
en  poder  del  rey  de  Babylonia ,  quien  trasladará  sus 
habitantes  á  Babylonia,  y  á  muchos  los  pasará  á  cu- 
cbillo. 

5  Y  todas  las  riquezas  de  esta  ciudad,  y  todas  sus 
labores,  y  cuanto  haya  de  precioso,  y  los  tesoros  todos 
de  los  reyes  de  Judá  los  entregaré  en  manos  de  sus 
enemigos ;  los  cuales  los  robarán,  y  cargarán  con  ellos, 
y  los  conducirán  á  Babylonia. 

O  Mas  tú,  oh  Phassur,  y  todos  los  moradores  de 
tu  casa  iréis  cautivos ;  y  tú  irás  á  Babylonia,  y  allí 
morirás,  y  allí  serás  enterrado  tú  y  todos  tus  amigos, 
á  quienes  profelizasíe  mentiras. 

7  ]  Oh  Señor  '  !  tú  me  deslumhraste,  al  encardar- 
me este  penoso  ministerio;  y  yo  quedé  deslumhrado  : 
yo  ya  me  resistia ;  pero  tú  fuiste  mas  fuerte  que  yo, 
y  te  saliste  con  la  tuya :  yo  soy  todo  el  dia  objeto  de 
irrisión,  todos  hacen  mofa  de  mí; 

8  porque  ya  tiempo  hace  que  estoy  clamando  con- 
tra la  iniquidad,  y  anunciando  á  voz  en  grito  la  de- 
vastación :  y  la  palabra  del  Seiíor  no  me  acarrea  mas 
que  continuos  oprobios  y  escarnios  ^. 


1  Así  exclamó  Jeremías  á  impulsos  de  la  debilidad  de 
su  naturaleza.  Job.  X. — II.  Cor.  I.  v.  8.  Dios  habia  pro- 
metido á  Jeremías  que  sus  enemigos  no  le  vencerían, 
cap.  I.  V  19^  ó  que  no  le  harian  desistir  de  su  ministerio  ó 
predicación ;  pero  no  le  prometió  que  no  tendría  que  sufrir 
de  ellos. 

5>  Para  los  que  amana  Dios  ,  es  gran  pena  tener  que  ver 


CAPÍTULO     XX.  95 

9  Y  así  dije  para  conmi(,o -.  No  volveré  mas  á  ha- 
cer mención  de  ella,  y  no  hablaré  mas  en  nombre  del 
Señor.  Pero  luego  sentí  en  mi  corazón  como  un  fuego 
abrasador,  encerrado  dentro  de  mis  huesos,  y  desfalle- 
cí no  teniendo  fuerzas  para  aguantarle. 

10  El  hecho  es  que  oí  las  maldiciones  de  muchos, 
y  el  terror  se  apoderó  de  mi  por  todos  lados :  Perse- 
guidle ,  y  persigámosle ,  oi  que  decían  todos  aquellos 
mismos  que  vivían  en  paz  conmigo ,  y  estaban  á  mi 
lado :  observemos  si  comete  alguna  falta ;  que  en  tal 
caso  prevaleceremos  contra  él ,  y  tomaremos  de  él  ven- 
ganza. 

1 1  Pero  el  Señor ,  cual  esforzado  campeón ,  está 
conmigo ;  por  eso  caerán  y  quedarán  sin  fuerzas  aque- 
llos que  me  persiguen  ;  quedarán  sumamente  avergon- 
zados por  no  haber  logrado  su  intento,  con  un  oprobio 
sempiterno,  que  jamás  se  borrará. 

12  Y  tú,  oh  Señor  de  los  ejércitos,  que  haces  prue- 
ba del  justo,  tú  que  disciernes  los  afectos  interiores  del 
corazón,  haz  que  yo  te  vea  tomar  de  ellos  wndi  justa 


ó  saber  la  mala  vida  de  los  pecadores:  y  si  esta  no  les 
causa  pena,  es  señal  de  muy  poca  ó  ninguna  caridad.  Por- 
que cuanto  mas  se  aleja  el  justo  del  pecado,  tanto  mayor 
tormento  le  cansa  el  dtl  prójimo:  y  cnanto  mas  procura  ad- 
quirir ia  virtud  ó  piedad,  y  seguir  el  Evangelio,  tanto  mayor 
será  la  persecución  que  le  moverán  los  mundanos,  especial- 
mente los  que  apHrentan  zelo  de  la  religión,  como  hacian 
los  phari-eos  con  Jesu-Christo  ;  ó  aquellos  de  quienes  de- 
cía este  Señor,  que  mirarían  como  un  obsequio  á  Dios  el 
matar  á  sus  Apóstoles.  Joann.   XVI.  v.  2. 


96  LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

venganza  * ;    porque    á   tí   tengo    encomendada    mi 
causa. 

13  Cantad  himnos  al  Señor,  alabad  al  Señor  :  por- 
que él  es  el  que  ha  librado  el  alma  del  pobre  de  las 
garras  de  los  malvados;  del  pobre,  que,  como  fuera 
de  si  dccia  : 

14  Maldito  el  dia  en  que  nací '  :  nc  cea  bendito  el 
dia  en  que  mi  madre  me  parió. 

15  Maldito  aquel  hombre  que  dio  !?.  nueva  á  mi 
padre,  diciéndole  :  Te  ha  nacido  un  hijo  varón  ;  como 
quien  pensó  colmarle  de  gozo. 

16  Sea  el  tal  hombre  como  están  las  ciudades  que 
asoló  el  Señor  sin  tener  de  ellas  compasión  :  oiga  gritos 
por  la  mañúija  y  aullidos  al  medio  dia. 

17  ;  Que  no  me  hiciera  morir  Dios  en  el  seno  ma- 
terno %  de  modo  que  la  madre  mia  fuese  mi  sepulcro, 
y  fuese  eterna  su  preñez  ! 

1 8  ¿  Para  qué  salí  del  seno  materno  á  padecer  tra- 
bajos y  dolores,  y  á  que  se  consumicstn  mis  días  en 
continua  afrenta  ? 


1  Antes  cap.  XI.  v.  20.— XVII.  v.  10.  Véase  Profeta. 

2  Job  III.  V.  3. 

3  El  quide  la  Vulgata  está  en  lnt>ar  de  quia,  y  así  tra- 
ducen los  Setenta.  Véase  Job  X.  v.  18  Todo  este  discurso 
del  Profeta  es  una  hipérbole  para  expresar  la  grandeza  de 
su  dolor. 


9T 


CAPÍTULO  XXL 


Respuesta  de  Jeremías  ú  la  pregunta  de  Sedevias  sobre  la 
suerte  de  Jerusakm  sitiada.  Solamente  se  salvarán  a¡ueUos 
que  se  sujeten  á  los  enemigos. 

1  Hé  aqui  lo  que  respondió  el  Señor  á  Jeremías 
cuando  el  rey  Sedéelas '  le  envió  á  decir  por  Phassur 
hijo  de  Rlelchias,  y  por  el  sacerdote  Sophonías,  hijo 
de  Maasías,  lo  siguiente  : 

.  2  Consulta  por  nosotros  al  Señor  ""•,  pues  rsabuchó- 
donosor  rey  de  Babylonia  nos  ataca  con  su  ejército  : 
y  sepas  si  el  Señor  por  ventura  está  en  obrar  á  fa- 
vor nuestro  alguno  de  sus  muchos  prodigios,  que  obli- 
gue á  aquel  á  retirarse  de  nosotros. 

3  Y  Jeremías^  les  respondió  :  Así  diréis  á  Sedéelas: 

4  Esto  dice  el  Señor,  el  Dios  de  Israel :  Sabed  que 
yo  haré  volver  en  daño  vuestro  las  armas  que  tenéis  en 
vuestras  manos,  y  con  que  peleáis  contra  el  rey  de  Ba- 
bylonia y  los  cháldeos  que  os  tienen  sitiados  rodeando 


1  Al  juntaren  un  volumen  estas  profecías,  no  parece  que 
se  siguió  siempre  el  orden  chronológico.  Lo  que  se  refiere 
en  este  capítulo,  pertenece  al  segundo  año  del  sitio  de  Je- 
rusalem,  reinando  Sedecías;  y  así  su  propio  lugar  es  des- 
pués del  capítulo  XXXV^IL  Sophonías  tenia  el  segundo 
lugar  entre  los  sacerdotes  después  del  pontífice.  IF.  Reg. 
XX F.  V.  18. 

2  Antes  cap.  XV.  v.  19.  En  este  lance  se  vio  cumplido 
lo  que  el  Señor  habia  prometido  á  Jeremías,  esto  es,  que 
la  necesidad  les  obligaría  á  pedir  é  implorar  su  favor. 

3  Después  de  haber  consultado  al  Señor. 

9 


98  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

vuestros  muros,  y  las  amontonaré  todas  en  medio  de 
la  ciudad. 

5  Y  yo  mismo  pelearé  contra  vosotros  y  os  derro- 
taré extendiendo  mi  mano,  y  el  fuerte  brazo  mió,  con 
furor  é  ir?d:"-:jr:on  y  uicjo  grande  \ 

6  Porque  descargaré  el  azote  sobre  los  vecinos  de 
esta  ciudad  :  hombres  y  bestias  morirán  de  horrible 
pestilencia. 

7  y  tras  esto,  dice  el  Señor,  yo  entregaré  á  Sede- 
cías,  rey  de  Judá,  y  á  sus  servidores,  y  á  su  pueblo,  y 
á  los  que  habrán  quedado  en  la  ciudad  salvos  de  la 
peste,  y  de  la  espada,  y  de  la  ham-bre,  los  entregaré, 
digo,  en  poder  del  rey  de  Babylonia  Nabuchódonosor, 
y  en  poder  de  sus  enemigos,  y  en  poder  de  los  que 
buscan  cómo  matarlos,  y  serán  pasados  á  cuchillo ;  y 
no  se  aplacará,  ni  perdonará,  ni  tendrá  compasión. 

8  También  dirás  á  ese  pueblo :  Esto  dice  el  Señor  : 
Hé  aquí  que  yo  os  pongo  delante  el  camino  de  la  vida, 
y  el  camino  de  la  muerte. 

9  El  que  se  quede  en  esta  ciudad  ,  perecerá  al  filo 


1  No  es  resistir  á  la  volnutad  divina,  el  usar  de  todos  los 
medios  lícitos  para  precavernos  de  las  calamidades  que 
Dios  envía,  y  con  las  cuales,  al  paso  que  purifica  mas  á  los 
justos,  castiga  nuestros  pecados.  Pero  si  nos  constase  ser 
voluntad  de  Dios.,  y  decreto  suyo  el  que  nos  entregáramos 
en  manos  de  los  enemigos,  como  aquí  io  declaró  Jeremías 
al  rey,  seria  temeridad  el  resistir.  Así  nuestro  divino  maes- 
tro Jesu-Christose  entregó  en  manos  de  los  suyos,  sabiendo 
que  esta  era  la  voluntad  de  su  eterno  Padre.  S.  AUmaúo 
íu  la  Apología  de  su  huida. 


CAPÍTULO     XXI.  99 

de  la  espada,  ó  de  hambre,  ó  de  peste  '  ;  mas  aquel 
que  salga  y  se  entregue  á  los  cháldeos,  que  os  tienen 
sitiados,  salvará  la  vida ,  y  reputará  esto  por  una 
ganancia. 

10  Por  cuanto  yo  tengo  fijados  los  ojos  sobre  esta 
ciudad  ,  dice  el  Seuor,  no  para  hacerle  bien,  sino  mal: 
yo  la  entregaré  en  poder  del  rey  de  Babylonia ,  el 
cual  la  entregará  á  las  llamas. 

11  Dirás  también  á  la  casa  del  rey  de  Judá  :  Oid 
la  palabra  del  Señor , 

12  oh  vosotros  de  la  casa  de  David  ^ ;  esto  dice  el 
Señor  :  Administrad  presto  la  justicia  ,  y  á  los  oprimi- 
dos por  la  prepotencia  libradlos  del  poder  del  opresor  : 
no  sea  que  prenda  en  vosotros  como  fuego  mi  enojo, 
y  encendido  que  sea ,  no  haya  quien  pueda  apagarle , 
por  causa  de  la  malignidad  de  vuestras  inclinaciones 
ó  mala  conducía  vuestra. 

13  Heme  aquí ,  oh  Jermalem  :  contra  tí  vengo,  oh 
habitadora  del  valle  fortalecido  y  campestre  ^,  dice  el 
Señor:  contra  vosotros  que  decís  :  ¿Quién  será  capaz 
de  asaltarnos  y  de  apoderarse  de  nuestras  casas? 

14  lo  os  castigaré  por  el  fruto  que  han  dado  vues- 
tras perversas  inclinaciones ,  dice  el  Señor  :  y  yo  pe- 


1  Después  cap.  XXXVIII.  v.  2. 

2  Después  cap.  XXII.  v.  3, 

3  Jeriisalem  estaba  situada  en  un  monte ,  dividido  en 
varias  colinas  ;  y  por  eso  la  ciudad  se  hallaba  en  una  posi- 
ción muy  buena  para  defenderse.  Véase  Jemsakm. 


loo  LA  PROFECÍA  DE   JEREMÍAS. 

garé  fuego  á  sus  profanos  bosques  ' ,  el  cual  devorará 
todos  sus  alrededores. 


CAPITULO  XXII. 

Terrible  ¡rrofecía  de  Jeremías  contra  el  rey  de  Judá  y  su 
familia. 

1  Esto  dice  el  Señor  :  Anda ,  ve  á  la  casa  del  rey 
de  Judá ,  y  le  hablarás  allí  en  estos  términos  : 

2  y  dirás  :  Escucha ,  oh  rey  de  Judá ,  la  palabra 
del  Señor,  tú  que  te  sientas  sobre  el  trono  de  David  ^ 
tú  y  los  de  tu  servidumbre,  y  tu  pueblo  que  entráis  por 
estas  puertas. 

3  Esto  dice  el  Señor  :  Juzgad  con  rectitud  y  jus- 
ticia ^,  y  librad  de  las  manos  del  calumniador  á  los 
oprimidos  por  la  violencia  ,  y  no  aflijáis  ni  oprimáis 
inicuamente  al  forastero,  ni  al  huérfano,  ni  á  la  viuda, 
y  no  derraméis  sangre  inocente  en  este  lugar. 

4  Porque  si  realmente  os  portareis  así  como  os  digo, 
seguirán  ocupando  el  solio  de  David  los  reyes  sus  des- 
cendientes, y  montados  en  carrozas  y  caballos,  entra- 
rán y  saldrán  por  las  puertas  de  esta  casa  con  su& 
servidores  ó  cortesanos,  y  su  pueblo. 

5  Pero  si  vosotros  desobedeciereis  estas  palabras , 
juro  por  mí  mismo,  dice  el  Señor,  que  esta  casa  ó  pa- 
lacio quedará  reducido  á  una  soledad. 


1  Tal  vez  alude  á  las  casas  de  Jerusalem ,  muchas  de 
Jas  cuales  eran  de  madera  del  Líbano. 
,  ^  Antes  cap.  XXXI.  v.  12. 


capítulo    XXII.  101 

6  Porque  hé  aquí  lo  que  dice  el  Señor  contra  la 
casa  del  rey  de  Judá  :  Oh  casa  ilustre  y  rica,  como 
Galaad  ',  tú  que  eres  para  mí  como  la  cumbre  del 
Líbano  ^,  júrete  que  te  reduciré  á  una  soledad,  como 
las  ciudades  inijabitabies  de  Pentitpolis; 

7  y  destinaré  '  contra  tí  al  matador  de  hombres  * , 
y  á  sus  armas  ó  tropas  :  y  cortarán  tus  cedros  escogi- 
dos, y  los  arrojarán  al  fuego. 

8  Y  atravesará  mucha  gente  por  esta  ciudad,  y  dirá 
cada  uno  á  su  compañero  *  :  ¿  Por  qué  motivo  trató 
así  el  Señor  á  esta  gran  ciudad  ? 

9  Y  se  le  responderá :  Porque  .abandonaron  la  alian- 
za del  Señor  Dios  suyo,  y  adoraron  y  sirvieron  á  los 
dioses  ágenos. 

10  ¡Ah!  no  lloréis  al  difunto  rey  Josias,  ni  hagáis 
por  él  duelo  ;  llorad  sí  por  el  que  se  va ,  por  Joavházj 


1  Según  S.  Gerónimo,  quiere  decir :  Oh  casa  real  de 
Judá,  que  por  tu  grandeza  y  situanion  elevada  eres  la  ca- 
beza de  Jernsalem ,  como  Galaad  es  lo  mas  delicioso  y 
grande  del  monte  Líbano.  El  pais  de  Galaad  era  muy 
abundante  y  fértil ,  y  el  Líbano  á  veces  se  pone  para  sig- 
nificar por  antonomasia  un  pais  delicioso  3'  fértil.  Gen. 
XXXVII.  r.25.— P.y.  LXXI.  v.  16.—Cantic.  IV.  v.  14. 

2  O  la  que  descuella  sobre  todo. 

3  Esta  es  la  significación  de  santificar  aquí  y  en  otros 
parages  de  la  Escritura.  Véase  Sanio.  Nabu':hddunosor  y 
su  ejercito  se  llaman  santos  ,  porque  ejecutan  la  sentencia  de 
Díjs  j  dice  san  Gerónimo. 

4  Esto  es,  á  Nabucliódonosor. 

5  Deuí  XXIX.  V.  24.— III.  Reg.  IX  v.  8. 


lOt  LA   PROFECÍA    DE  JEREMÍAS. 

que  no  volverá  ya  del  cautiverio ^  ni  verá  mas  la  tierra 
de  su  nacimiento  '  : 

1 1  por  lo  cual  esto  dice  el  Señor  acerca  de  Sellum 
(ó  Joacház)  hijo  de  Josías,  rey  de  Judá ,  que  succedió 
en  el  reino  á  su  padre  Josías,  y  salió  de  este  lugar :  No 
ha  de  volver  mas  acá  , 

12  sino  que  morirá  en  el  lugar  á  donde  le  tras.'adé, 
ni  verá  ya  mas  esta  tierra. 

13  I  Ay  de  aquel  que  fabrica  su  casa  sobre  la  in- 
justicia ,  y  sus  salones  sobre  la  iniquidad ,  forzando  á 
su  prójimo  á  que  trabaje  de  balde  ^ ,  y  no  le  paga  su 
jornal] 

14  Aquel  que  va  diciendo  :  Yo  me  edificaré  un 
suntuoso  palacio,  y  espaciosos  salones  :  que  ensancha 
sus  ventanas  y  hace  artesonados  de  cedro,  pintándolos 
de  bermellón. 

15  ¿  Piensas  tú,  oh  rey  Joakim^  que  reinarás  mu- 
cho íiempo,  pues  q^c  ¿^  cüiwpuiáa  toii  ei  cedro  i  ¿  Por 
ventura  tu  padre ,  el  piadoso  Josías,  no  comi6  y  be- 
bió, y  fue  feliz  gobernando  con  rectitud  y  justicia? 

16  Defendía  la  causa  del  pobre  y  del  desvalido ,  j/ 
afi  trabajaba  para  su  propio  bien ,  ¿  y  la  razón  de 
esto  no  fue  porque  siempre  me  reconoció  á  uÁ ,  dice 
el  Señor  ? 

17  Pero  tus  ojos  y  tu  corazón  no  buscan  sino  la 
avaricia  y  el  derrarn-r  sangre  inocente ,  y  el  calum- 
niar y  correr  tras  de  la  maldad. 


1  IV.  Reg.  XXIII    V.  33,  34.  —  /.  Paral.  III.  v.   16. 

2  Lev.  XIX.  V.  13. 


capítulo  xxir.  103 

18-  Por  tanto  c5ío  dice  el  Señor  de  Joakini  hijo  de 
Josías  y  rey  de  Judá  :  íSo  le  endecharán  los  de  su 
casa  con  aquellos  lamentos :  ¡  Ay  hermano  mió !  ;  ay 
hermana  mía!  ni  los  extraños  gritarán  :  ¡  x\h  Señor  ! 
I  ah  ínclito  rey! 

19  Sepultado  será  como  lo  es  el  asno,  esío  es  ^ 
será  arrojado  fuera  de  lüs  puertas  de  Jerusalem  para 
(iue  allí  se  pudra  '. 

20  Ya  puedes  suhir  tú,  obstinado  pueblo  ^,  sube 
al  Líbano  y  da  gritos,  y  desde  el  monte  Basan  levanta 
tu  voz ,  y  clama  por  socorro  á  los  ^ue  pasen  :  porque 
lodos  ius  amigos  han  sido  anonadados. 

21  Yo  te  predique  en  medio  de  tu  prosperidad,  y 
tú  dijiste  :  ¡No  quiero  escuchar  :  esta  es  tu  conducta 
desde  tu  mocedad ,  el  hacerte  sordo  ¿  mis  palabras. 

•22  Del  viento  ^  se  alimentarán  todos  tus  pastores  '^, 
y  cautivos  serán  llevados  todos  tus  amigos  ó  favorece- 
dores. Cuiifu^ü  qj^Jarái,  ^.iiüiiCLa ,  ^ñ  pueblo  orgu- 
lloso ,  y  tú  mismo  te  avergonzarás  de  lodos  tus  vi- 
cios. 


1  Véase  cap.  XXX¡  1.  v.'SÚ.  Aunque  Ndbuchódonoscr 
le  mandó  II, '  '^'-  cr.rrido  de  cadenas  á  Babylooia  (  //.  Pa- 
ral. XXXVI.  V.  6  ) ;  pero  después  le  mandó  matar,  por- 
que Joakira  faltó  á  lo  que  había  jurado,  y  su  cadáver  fue 
arrojado  al  campo. 

2  Por  el  verbo  hiorco  que  aquí  tieue  la  terminación 
femenina,  se  ve  claramente  que  habla  á  Jerusalem,  ó  á 
la  nación  judaica,  con  una  especie  de  i  ron,  u  ó  sarcasmo. 

3  O  de  vanas  esperanzas. 

4  Esto  es,  tus  príncipes  y  sacerdotes. 


104  LA    PROFECÍA    DE  JEREMÍAS. 

23  Oh  tú  que  '  pones  tu  asiento  sobre  el  Líbano , 
i  anidas  en  sus  altos  cedros  :  ¡  cuáles  serán  tus  ayes 
cuando  te  acometan  dolores  semejantes  á  los  de  mugar 
que  está  de  parlo ! 

24  Juro  yo,  dice  el  Señor,  que  aunque  Jechó- 
nías,  hijo  de  Joakim,  rey  de  Judá,  fuese  tan  iniere- 
sanie  para  mí  como  el  sello  ó  anillo  de  mi  mano  dere- 
cha ,  me  le  arrancaría  del  dedo  ^. 

25  Yo  te  entregaré,  oh  principe  impío,  en  poder 
de  los  que  buscan  cómo  matarte ,  y  de  aquellos  cuyo 
rostro  te  hace  temblar ;  en  poder  de  Nabuchódonosor 
rey  de  Babylonia,  y  en  poder  de  los  cháldeos. 

26  Y  á  tí  y  á  tu  madre  que  te  parió  ^  os  enviaré  á 
un  país  extraño ,  en  que  -no  nacisteis ,  y  allí  moriréis. 

27  Y  Ala  Judea,  esta  tierra  á  la  cual  su  alma  an- 
hela volver ,  no  volverán  jamás. 

28  /  Oh  Señor!  ¿  es  quizá  ese  hombre  Jechónías 
alguna  vasija  de  barro  quebrada?  ¿  Es  algún  mueble 
inülil  que  nadie  lo  quiere?  ¿  Por  qué  motivo  han  sido 
abatidos  él  y  su  linage ,  y  arrojados  á  un  país  desco- 
nocido de  ellos  "^  ? 

29  ¡  Tierra  ,  tierra !  oye ,  oh  tierra ,  la  palabra  deí 
Señor ,  y  escarmienta. 

30  Hé  aquí  lo  que  me  dice  el  Señor  :  Escribe  que 


1  Cual  águila  que  se  remonta. 

2  Por  cansa  de  su  impiedad.  Véase  Anillo. 

3  Llamábase  Nohesta.  IV.  Reg.  XXTF.  v.  8 ,  15. 

4  ¡  Ah !  su  impiedad  ha  sido  la  causa  de  su  ruina. 


CAPÍTULO    XXIII.  105 

,uc  hombre  '  será  estéril  en  sus  cosas  ' ;  que  nada  le 
saldrá  bien  de  lo  que  emprenda  durante  su  vida :  pues 
que  no  quedará  de  su  linage  varón  alguno  que  se  siente 
sobre  el  trono  de  David .  y  que  tenga  jamás  en  ade- 
lante poder  ninguno  en  Judá. 

CAPÍTULO     XXUl. 

f  redice  Jeremías  que  en  lugar  de  los  tnalns  pastores  fiel 
pueblo  (le  Israel,  enriará  el  Seiior  al  Blen  Pastor, 
quien  coa  sus  mayorales  formará  an  nuevo  y  (h'h  sí  ioio 
rebaño;  y  anuncia  la  ignominia  cierna  con  que  icrán  cas- 
tigados los  falsos  profetas. 

1  ¡  Ay  de  los  pastores  que  arruinan  y  despedazan 
el  rebaño  de  mi  dehesa !  dice  el  Señor. 

2  Por  tanto  hé  aquí  lo  que  dice  el  Señor  Dios  de 
Israel  á  los  pastores  que  apacientan  mi  pueblo  '  :Vos- 


1  Ese  impío  Jechónlas. 

2  Jechónías  tuvo  \ arios  hijos;  y  de  él  descendía  Sala- 
thiel,  padre  de  Zorobabe].  I.  Paral.  III  v.  \7.  —  Mallh. 
I.  V.  12. ;  pero  ninguno  fue  rey,  ó  se  sentó  en  el  trono  de 
David.  Los  Setenta  en  lugar  de  estéril,  A'icow  que  no  cre- 
ció: y  Teodocion .  que  fue  un  hombre  desechado  de  Dios. 

íí  Parece  que  habla  aquí  el  Profeta  de  los  sacerdotes. 
Destruyen  el  rebaño  de  Christo  los  pastures  que  le  enseñan 
el  error  y  el  vicio  :  le  despedazan  los  que  siembran  en  él  la 
división  ó  el  cisma:  le  ahuyentan  los  que  injustamente  le 
separan  de  la  iglesia;  y  no  le  visitan  los  que,  por  atender  á 
los  negocios  del  siglo,  se  descuidan  de  apacentarle  con  la 
doctr.na  y  el  buen  ejemplo.  Ch  ysóslomo . 


J06        LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

otros  habéis  desparramado  mi  grey ,  y  la  habéis  arro- 
jado fuera ,  y  no  la  habéis  visitado  :  pues  hé  aquí  que 
yo  vendré  á  castigaros  á  vosotros  por  causa  de  la  ma- 
lignidad de  vuestras  inclinaciones ,  dice  el  Señor. 

3  Y  yo  reuniré  las  ovejas,  que  quedaron  de  mi  re- 
baño, de  todas  las  tierras  á  donde  las  hubiere  echado, 
y  las  volveré  á  sus  propias  tierras ;  y  crecerán,  y  se 
multiplicarán. 

4  Y  crearé  para  ellas  unos  pas Lores  que  las  apacen- 
tarán con  pastos  saludables  :  no  tendrán  ya  miedo  ni 
pavor  alguno^  y  no  faltará  ninguna  de  ellas  en  el  redil, 
dice  el  Señor  '. 

5  Mirad  que  viene  el  tiempo,  dice  el  Señor,  en  que 
yo  haré  nacer  de  David  un  vastago ,  un  descendiente 
justo ,  el  cual  reinará  como  rey  ^,  y  será  sabio,  y  go- 
bernará la  tierra  con  rectitud  y  justicia. 

6  En  aquellos  dias  suyos  Judá  será  salvo,  é  Israel 
vivirá  tranquilamente;  y  el  nombre  con  que  será  lla- 
mado aquel  rey,  es  el  de  Justo  Señor  ó  Dios  nuestro  '. 

7  Por  eso  vendrá  tiempo,  dice  el  Señor,  en  que  ya 


1  Hermosa  profiecía  de  Jesu-Christo,  supremo  pastor  de 
las  almas,  y  de  los  Apóstoles  y  sus  succesores.  Véase 
Joann.  XVHI  v.  9. 

2  Después  cap.  XXXIII.  v.  \5—Js.  IV.  v.  2.  —  XL. 
V.  U-  XLV.  V.  8.  —  Ezech.  XXXIV.  v.  23.  —  Dan. 
XXIV.  V.  U.-Joann.  I.  v.  45. 

3  O  también  :  El  Señor  es  nuestro  Justo,  ó  jus.tificador. 
Israel  virirá  en  suma  paz  bajo  el  dominio  de  este  rey  que 
se  llamará  el  Principe  de  la  paz.  Is.  IX.  v.  6.  Las  palabras 
Dominus  juslus  nosler,  que  Martini  y  otros  traducen  justo 


CAPÍTULO    XXIII.  107 

no  dirán  :  Vive  el  Señor,  que  sacó  a  los  hijos  de  Israel 
de  la  tierra  de  Egypto  '  ; 

8  sino  :  Vive  el  Señor  que  ha  sacado  y  Iraido  el 
linage  de  la  casa  de  Israel  del  pais  del  Norte,  y  de  todas 
las  rcgioües  u  Juud;.  iuj  Liaijiu  ju  arrojado;  y  iiabita- 
rán  en  su  propia  tierra  '. 

9  En  orden  á  \os  falsos  profetas ,  mi  corazón ,  di- 
jo Jeremías  ,  se  despedaza  en  medio  de  mi  pecho  : 
desencajados  tengo  todos  mis  huesos ;  me  hallo  como 
un  ebrio ,  como  un  hombre  tomado  del  vino ,  al  con- 
siderar el  enojo  del  Señor,  y  á  vista  de  sus  santas 
palabras  '. 

10  Porque  la  tierra  está  llena  de  adúllcros  ^,  y  lio  - 
rando  á  causa  de  las  blasfemias ;  secáronse  las  campi- 
ñas del  desierto  :  su  carrera  de  ellos  se  dirige  siempre 
al  mal ,  y  su  valentía  es  para  cometer  injusticias  : 

1 1  porque  así  cí  proiela  como  el  sacciiioíc  se  han 
hecho  inmundos^,  y  dentro  de  lai  Casa  ó  Templo, 
alli  he  encontrado  su  malicia  '\  dice  el  Señor. 

12  Por  eso  el  camino  de  ellos  será  como  un  conli- 
nuo  resbaladero  ealre  tinieblas  :  en  él  serán  rempuja- 


Dios  nuestro,  pueden  traoticirse  justo  Señor  ó  Dios  nuestro, 
pues  en  el  hebreo  se  lee  le  palabra  P^IH'  Jehová. 

1  Deuí.  XXXUT.  V.  28 

2  Antes  cap.  XVI.  i».  14, 15. 

3  Tan  despreciadas  de  su  pueblo. 

4  O  idólatras.  Véase  Fornicación. 

5  E  hypócritas.  En  hebreo  ^n^n  jo.iiaphu,  hypbcrilas. 

6  Cap.  VII.  r.30  — X/.  v.  15— /r.  Reg.  XXIII  v.  4. 
y  sig. 


ios  LA  profecía  de  jeremías, 

dos,  y  caerán ;  pues  yo  descargaré  desastres  sobre  ellos 
en  el  tiempo  en  que  sean  residenciados,  dice  el  Señor. 

13  Así  como  en  los  profetas  de  Samarla  vi  la  insen- 
satez de  que  profetizaban  en  nombre  de  Baal ,  y  em- 
baucaban á  mi  pueblo  de  Israel ; 

14  así  á  los  profetas  de  Jerusalem  los  vi  imitará 
los  adúlteros  ',  é  ir  en  pos  de  la  mentira,  y  que  in- 
fundían orgullo  á  la  turba  de  los  malvados ,  para  que 
cada  uno  de  ellos  dejase  de  convertirse  de  su  maldad  : 
todos  han  venido  á  ser  abominables  á  mis  ojos  como 
Sodoma;  como  los  de  Gomorrha,  tales  son  sus  habi- 
tantes. 

15  Por  tanto  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  á 
los  profetas  :  Hé  aquí  que  yo  les  daré  á  comer  ajenjos, 
y  hiél  para  beber  -  :  ya  que  de  los  profetas  de  ,'eru- 
salem  se  ha  difundido  la  corrupción  é  hipocresía  por 
toda  la  tierra. 

16  Moradores  de  Jerusalem ,  hé  aquí  lo  que  os 
dice  el  Señor  de  los  ejércitos  :  No  queráis  escuchar  las 
palabras  de  los  profetas  que  os  profetizan  cosas  lison- 
jeras,  y  os  embaucan  ^  :  ellos  os  cuentan  las  visiones 

ó  sueños  de  su  corazón ,  no  lo  que  ha  dicho  el  Señor. 

17  Dicen  á  aquellos  que  blasfeman  de  mí  :  El 
Señor  lo  ha  dicho  :    Tendréis  paz.   Y  á  todos  los  que 


1  O  idólatras  de  Samarla. 

2  Cap.  ¡X  V.  15. 

3  Anunciándoos  felicidades  en  medio  de  vuestros  vicios. 
Cap.  XXV 11  i\  %.—XXIX.  V.  8. 


(  APÍTULO    XXllI.  109 

siguen  la  perversidad  de  su  corazón ,   les  han  dicho  : 
No  vendrá  sobre  vosotros  ningún  desastre 

18  Pero  ¿quién  de  ellos  asistió  al  consejo  dyl  Se- 
ñor, y  vio  y  oyó  lo  que  dijo  ó  decretó?  ¿quién  penetró 
su  resolución  y  la  comprendió  ? 

19  Hé  aqui  que  se  levantará  el  torbellino  déla 
indignación  divina  ,  y  la  tempestad  ,  rompiendo  la 
nube  ,    descargará  sobre  la  cabeza  de  los  impíos. 

20  No  cesará  la  saña  del  Señor  ,  hasta  tanto  que 
se  haya  ejecutado  y  cumplido  el  decreto  de  su  volun- 
tad :  en  los  últimos  días  es  cuando  conoceréis  su  de- 
signio sobre  vosotros. 

21  Yo  no  enviaba  esos  profetas  falsos;  ellos  de 
suyo  corrían  por  todas  partes:  no  hablaba  yo  con 
ellos  ;   sino  que  ellos  profetizaban  lo  que  querían. 

22  Si  hubiesen  asistido  á  mi  consejo  ,  y  anunciado 
mis  palabras  al  pueblo  raio,  yo  ciertamente  los  hu- 
biera desviado  de  su  mala  vida ,  y  de  sus  pésimas  incli- 
naciones. 

23  ¿  Acaso  piensas  tú ,  dice  el  Señor  ,  que  yo  soy 
Dios  solo  de  cerca  ,  y  no  soy  Dios  desde  lejos  '  ? 

24  ¿Si  se  ocultará  acaso  un  hombre  en  algún 
escondrijo  sin  que  yo  le  vea,  dice  el  Señor?  ¿Por 
ventura  no  lleno  yo,  dice  el  Señor,  el  cielo  y  la 
tierra  ? 

25  He  oido  lo  que  andan  diciendo  aquellos  pro- 

1  o  que  solo  cundo  de  las  cosas  que  están  cerca  de  jrt,  ó 
en  el  cielo;  y  no  de  las  que  están  léjot ,  ú  os  parecen  tales 
á  voso'ros?  Otros  tradacen  :  ¿  Piensas  que  de  poco  tiempo 
acá  soy  Dios ,  y  iw  lo  soy  mucho  há ,  ó  ab  etí  rno? 
ToM.    X.  10 


lio  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

fetas  que  en  mi  nombre  profetizan  la  menlira :  He 
soñado,  dicen,  he  tenido  un  sueño prqf ético. 

26  ¿Y  hasta  cuándo  ha  de  durar  esta  imagina- 
ción en  el  corazón  de  los  profetas  que  vaticinan  la 
falsedad ,  y  anuncian  las  ilusiones  de  su  corazón? 

27  Los  cuales  quieren  hacer  que  el  pueblo  mió  se 
olvide  de  mi  nombre,  por  los  sueños  que  cada  uno 
cuenta  á  su  vecino ,  al  modo  que  de  mi  nombre  se 
olvidaron  sus  padres  por  amor  de  Baal. 

28  Que  cuente  su  sueño  aquel  profeta  que  asi 
sueña ;  y  predique  mi  palabra  con  toda  verdad  aquel 
que  recibe  mi  palabra ,  y  se  verá  la  diferencia.  ¿  Qué 
tiene  que  ver  la  paja  con  el  trigo ,   dice  el  Señor? 

29  ¿  No  es  así  que  mis  palabras  son  como  fuego,  di- 
ce el  Señor,  y  como  martillo  que  quebranta  las  peñas? 

^  30  Por  tanto,  vedme  aquí  dice  el  Señor,  contra 
aquellos  profetas  que  roban  mis  palabras ,  cada  cual 
á  su  mas  cercano  profeta. 

31  Vedme  aquí,  dice  el  Señor,  contra  aquellos 
profetas ,  que  toman  en  sus  lenguas  estas  palabras  : 
Dice  el  Señor  ' . 

32  Vedme  aquí  contra  aquellos  profetas  ó  visio- 
narios que  sueñan  mentiras,  dice  el  Señor,  y  las 
cuentan ,  y  traen  embaucado  á  mi  pueblo  con  sus 
falsedades  y  prestigios  ' ,  siendo  así  que  yo  no  los  he 

1  No  habiéndoles  el  Señor  hablado  nada. 

2  Nótanse  tres  especies  de  falsos  profetas  :  1°.  aquellos 
que  tomando  en  boca  algunas  palabras  ó  sentencias  de  un 
verdadero  Profeta,  las  adulteran ,  mezclándolas  con  sus 
falsas  interpretaciones :  2^.  los  que  de  suyo  forjan  palabras 


CAPÍTULO   XXIII.  1  lí 

enviado,  ni  dado  comisión  alguna  á  tales  hombres, 
que  ningún  bien  han  hecho  á  este  pueblo ,  dice  el 
Señor. 

38  Si  te  preguntare  pues  este  pueblo ,  ó  un  profeta  , 
ó  un  sacerdote ,  burlándose  de  tí ,  y  te  dijere :  Vaya, 
¿  cuál  es  la  carga  6  duro  vaticinio  que  nos  anuncias  de 
parte  del  Señor?  les  responderás :  La  carga  sois  vos- 
otros :  y  yo ,   dice  el  Señor ,  os  arrojaré  lejos  de  mi. 

34  Que  si  el  profeta,  ó  el  sacerdote,  ó  alguno  del 
pueblo  dice :  ¿  Cuál  es  la  carga  del  Señor?  yo  casti- 
garé severamente  al  tal  hombre  y  á  su  casa. 

35  Lo  que  habéis  de  decir  cada  uno  á  su  vecino  y 
á  su  hermano  '  es :  ¿  Qué  ha  respondido  el  Señor?  ó 
¿  Qué  es  lo  que  el  Señor  ha  hablado  ? 

36  Y  no  se  ha  de  nombrar  mas  por  irrisión  la 
carga  del  Señor ,  que  de  lo  contrario  la  carga  de  cada 
uno  será  su  modo  de  hablar ,  ya  que  habéis  pervertido 
las  palabras  del  Dios  vivo  ,  del  Señor  de  los  ejércitos, 
nuestro  Dios. 

37  Le  preguntarás  pues  al  profeta :  ¿  Qué  te  ha 
respondido  el  Señor?  ó  ¿  Qué  es  lo  que  el  Señor  ha 
dicho? 

38  Mas  si  todavía  dijereis,  mof ándaos :  La  carga 
del  Señor  ¿cuál  es?  en  tal  caso,  esto  dice  el  Señor  : 
Porque  dijisteis  esa  expresión  irrisoria,  La  carga  del 

ó  sentencias  ,  y  se  atreven  á  proponerlas  como  dichas  por 
Dios  :  y  3^.  aquellos  otros  que  engañan  al  pueblo  ignorante 
con  supuestos  sueños  y  visiones  ,  y  con  falsos  milagros. 
1  Cuando  queráis  saber  la  voluntad  del  Señor. 


112  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

Señor ;  siendo  así  que  yo  os  envié  á  decir  :  No  pro- 
nunciéis mas  por  mofa  esa  expresión ,  La  carga  del 
Señor : 

o 9  por  tanto,  tened  entendido  que  yo  os  tomaré,  y 
os  trasportaré  y  os  abandonaré  ' ,  desechándoos  de  mi 
presencia  á  vosotros,  y  á  la  ciudad  que  os  di  á  voso- 
tros y  á  vuestros  padres. 

40  Y  haré  de  vosotros  un  padrón  de  oprobio  sem- 
piterno, y  de  ignominia  perdurable,  cuya  memoria  ja- 
más se  borrará. 

CAPÍTULO  XXIV. 

Con  la  figura  de  dos  canastillos  de  higos  declara  el  Smor  la 
piedad  con  que  tralará  á  los  judíos  que  se  convirtieren  en 
Babylonia ,  y  el  rigor  con  que  ir  alará  á  los  que  se  queda- 
ren en  el  país. 

1  Mostróme  el  Señor  una  visión ,  y  vi  dos  canas- 
tillos llenos  de  higos  puestos  en  el  atrio  delante  del 
Templo  del  Señor  ^;  después  que  Nabuchódonosor 
rey  de  Babylonia  habia  trasportado  de  Jerusalem  á 
Babylonia  á  Jechónías ,  hijo  de  Joakim ,  rey  de  Judá , 
y  á  sus  cortesanos,  y  á  los  artífices,  y  á  los  joyeros  •. 

1  Como  una  carga  pesada. 
-   2  Ea  el  atrio  se  vendían  varias  cosas  para  hacer  ofren- 
das al  Señor. 

3  Tal  es  en  este  verso  la  significación  de  la  voz  inclu- 
sorem ,  según  S.  Gerónimo.  Otros  traducen  la  palabra 
"l^D^M  haímasagar,  maquinista,  ingeniero,  cerrage- 
xo,  etc.  •■  tal  es  su  significación. 


CAPÍTULO    XXIV.  113 

2  El  un  canastillo  tenia  higos  muy  buenos,  corno 
suelen  ser  los  higos  de  la  primera  estación ;  y  el  otro 
canastillo  tenia  higos  muy  malos,  que  no  se  podian 
comer  de  puro  malos. 

3  Y  dijome  el  Señor  :  ¿Qué  es  lo  que  ves.  Jere- 
mías ?  Yo  respondí :  higos,  higos  buenos,  y  tan  buenos 
que  no  pueden  ser  mejores ;  y  otros  malos ,  muy  malos 
que  no  se  pueden  comer  de  puro  malos. 

4  Entonces  hablóme  el  Señor  diciendo  : 

5  Esto  dice  el  Señor  Dios  de  Israel :  Así  como  esos 
higos  son  buenos,  así  haré  yo  bien  á  los  desterrados  de 
Judá,  que  yo  he  echado  de  este  lugar  á  la  región  de  los 
cháldeos ; 

6  y  yo  volveré  acia  ellos  mis  ojos  propicios,  y  los 
restituiré  á  esta  tierra,  y  lejos  de  exterminarlos,  los  es- 
tableceré sólidamente,  y  los  plantaré,  y  no  los  extirparé. 

7  Y  les  daré  un  corazón  dócü,  para  que  reconoz- 
can que  yo  soy  el  Señor  su  Dios  ' ,  y  ellos  serán  mi 
pueblo,  y  yo  seré  su  Dios  -;  pues  que  se  convertirán  á 
mí  de  todo  corazón. 

1  Cap.  VIL  V.  23. 

2  ¿  Cómo  se  concilla  esta  profecía  con  el  estado  actual 
del  pueblo  judaico?  Las  palabras  que  siguen,  lo  dan  á  en- 
tender; pues  el  Profeta  anuncia  que  los  jadíos  se  conver- 
tirán á  Dios  de  todo  corazón  :  lo  que  en  parte  se  verificó 
en  la  nueva  Iglesia  de  Jerusalem  ;  y  acabará  de  cumplirse 
en  la  conversión  de  todos  los  judíos  á  la  fé  de  Christo. 
Pero  aun  estando  al  rigoroso  sentido  literal ,  puede  enten- 
derse de  cuando  los  jadíos,  volviendo  de  la  cautividad  de 
Babylouia  á  Jerusalem,  no  vohieron  mas]á  dejar  de  vivir 
en  dicha  ciudad  hasta  que  fue  destruida. 


114  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

8  Y  así  como  los  otros  higos  son  tan  malos  que  no 
se  pueden  comer  de  puro  malos ;  asi  yo,  dice  el  Señor, 
trataré  á  Sedecías  rey  de  Judá,  y  á  sus  Grandes ,  y  á 
todos  los  demás  que  quedaren  en  esta  ciudad  de  Jeru- 
salem ,  y  á  los  que  habitan  en  tierra  de  Egypto. 

9  Y  haré  que  sean  vejados  y  maltratados  en  todos 
los  reinos  de  la  tierra ,  y  vendrán  á  ser  el  oprobio ,  la 
fábula,  el  escarmiento,  y  la  execración  de  todos  los 
pueblos  á  donde  los  habré  arrojado. 

10  Y  los  perseguiré  con  la  espada,  con  la  hambre, 
y  con  la  peste ;  hasta  que  sean  exterminados  de  la 
tierra  que  yo  les  di  á  ellos,  y  á  sus  padres. 

CAPÍTULO  XXV. 

Mostrándose  los  judíos  rebeldes  á  las  amonestaciones  de  Je- 
remías y  demás  Profetas ,  les  intima  este  la  destrucción 
de  Jerusalem  por  los  chdldeos^  y  que  serán  llevados  cau- 
tivos ;  hasta  que  pasados  setenta  años  beban  sus  enemigos 
el  cáliz  de  la  indignación  del  Señor. 

1  Profecía  que  se  reveló  á  Jeremías  ' ,  acerca  de 
todo  el  pueblo  de  Judá ,  en  el  año  cuarto  de  Joakim , 
hijo  de  Josías,  rey  de  Judá;  que  es  el  año  primero  de 
Nabuchódonosor,  rey  de  Babylonia  ^ : 

1  Año  DEL  MUNDO  3398. 

2  Este  año  primero  de  Nabuchódonosor  es  aquel  en  que 
este  rey  fue  asociado  al  imperio  de  su  padre  Nabopolas- 
sar,  que  era  el  año  cuarto  de  Joakim ,  rey  de  Judá.  En  este 
año  tomó  Nabuchódonosor  á  Jerusalem ,  y  se  llevó  gran 
número  de  cautivos ,  entre  ellos  muchos  de  las  princi- 


CAPÍTULO    XXV.  11& 

2  la  cual  predicó  Jeremías  Profeta  á  todo  el  pue- 
blo de  Judá  y  á  todos  los  habitantes  de  Jerusalem  , 
diciendo  : 

3  Desde  el  año  decimotercio  de  Josias ,  hijo  de 
Ammon,  rey  de  Judá,  hasta  el  dia  de  hoy,  en  que 
han  pasado  veinte  y  tres  años ,  el  Señor  me  ha  hecho 
oir  su  palabra ,  y  yo  os  la  he  estado  anunciando,  levan- 
tándome antes  de  amanecer  para  predicaros ,  y  vos- 
otros no  me  habéis  escuchado. 

4  Asimismo  el  Señor  os  ha  enviado  muy  á  tiempo 
todos  sus  siervos  los  Profetas  ' ;  sin  que  vosotros, 
mientras  los  iba  enviando,  los  escuchaseis,  ni  aplica- 
seis vuestros  oidos  para  atender 

5  cuando  él  os  decia  :  Convertios  cada  uno  de  vos- 
otros de  vuestra  malvada  conducta  y  de  vuestras  pési- 
mas inclinaciones ,  y  con  eso  moraréis  por  todos  los 
siglos  en  la  tierra  que  el  Señor  os  dio  á  vosotros  y  á 
vuestros  padres  ^ ; 

6  y  no  queráis  ir  en  pos  de  dioses  ágenos  para  ado- 
rarlos y  servirlos ;  ni  me  provoquéis  á  ira  con  las  obras 
de  vuestras  manos ,  y  t/o  no  os  enviaré  aflicciones. 


cipales  familias  ,  y  aun  de  la  casa  real ;  de  los  cuales  fue- 
ron Daniel,  Ananías ,  Misaely  Azartas.  El  vencedor  dejó 
en  el  trono  á  Joakim,  pero  con  condiciones  muy  duras.  Y" 
al  principio  del  reinado  de  Nabuchódonosor  fue  cuando 
recibió  Jeremías  orden  de  Dios  para  anunciar  los  males 
que  dicho  rey  había  de  causar  á  Jerusalem, 

1  A  Joel,  Habacuc  ,  Sophonías,  Holda  y  otros, 

2  Antes  XVIII.  v.  11.  Después  XXXF.  v.  15  —IV, 
Reg.  XVIL  v.  13. 


i  ir»  LA    PROFEi  ÍA    \Hi    JEP.EMÍAS. 

I  Feío  vosotros ,  dice  el  Señor,  no  me  habéis  es- 
cuchado ;  antes  me  habéis  irritado  con  vuestras  fecho- 
rías para  vuestro  propio  daño. 

8  Por  lo  cual  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  : 
Por  cuanto  no  habéis  atendido  á  mis  palabras , 

9  sabed  que  yo  reuniré ,  y  enviaré ,  dice  el  Señor, 
todas  las  familias  ó  pueblos  del  Norte  con  Nabucho- 
donosor,  rey  de  Babylonia,  ministro  ó  instrumento 
mió,  y  los  conduciré  contra  esta  tierra  y  contra  sus 
habitantes,  y  contra  todas  las  naciones  circunvecinas  , 
y  daré  cabo  de  ellos ,  y  los  reduciré  á  ser  el  pasmo  y  el 
escarnio  de  todos  ,  y  á  una  soledad  perdurable  todas 
?us  ciudades. 

10  Y  desterraré  de  entre  ellos  las  voces  de  gozo ,  y 
las  voces  de  alegría ,  la  voz  ó  cantares  del  esposo  y 
de  la  esposa  ',  el  ruido  de  la  tahona  ^,  y  las  luces  que 
alumbran  las  casas. 

I I  Y  toda  esta  tierra  quedará  hecha  una  soledad 
espantosa ;  y  todas  estas  gentes  servirán  al  rey  de  Ba- 
bylonia por  espacio  de  setenta  años. 

13  Y  cumplidos  que  sean  los  setenta  años,  yo  to- 


1  Antes  cap.  VIL  v.  34.  —  X^í.  v.  9. 

2  De  suerte  que  faltará  eí  pan^  ó  la  harina.  Martini  tra- 
duce :  k  canzoni  intonio  alie  macine.  Véase  Mall/i.  XXIF. 
r.  41.  Se  hacia  la  harina  coa  molinos  que  movían  los  es- 
clavos, y  especialmente  era  la  ocupación  de  las  esclavas 
que  solian  distraer  su  aflicción  ,  cantando  como  hacen  los 
jornaleros,  los  presos,  etc.  En  esto  se  funda  esta  última 
versión;  pero  me  parece  mas  natural  la  primera  por  io  que 
después  se  sigue. 


CAPÍTULO    XXV.  117 

maré residencia  al  reydeBabylonia  y  á  aquella  nación, 
dice  el  Señor,  castigando  sus  iniquidades ,  y  á  iodo  el 
pais  de  los  cháldeos,  reduciéndole  á  un  eterno  páramo. 

13  Yo  veriflcaré  sobre  aquella  tierra  todas  las  pa- 
labras ,  que  be  pronunciado  contra  ella  ;  todo  lo  que 
está  escrito  en  esle  libro  ,  todas  cuantas  cosas  ha  pro- 
fetizado Jeremías  contra  todas  las  naciones  ' : 

14  pues  que  á  ellos  ^  sirvieron  ,  sin  embargo  de  ser 
naciones  numerosas,  y  reyes  poderosos :  y  yo  les  daré  el 
pago  merecido,  y  según  las  fechorías  que  han  cometido. 

15  Porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el 
Dios  de  Israel :  Toma  de  mi  mano  esa  copa  del  vino 
de  mi  furor  ^,  y  darás  á  beber  de  él  á  todas  las  gentes  á 
quienes  yo  te  envío ; 

16  y  beberán  de  él ,  y  se  turbarán  y  perderán  el  jui- 
cio ,  á  vista  de  la  espada  que  yo  desenvainaré  contra 
ellas. 

17  Tomé  pues  la  copa  de  la  mano  del  Señor,  y  ^  di 
á  beber  de  ella  á  todas  las  naciones ,  á  que  el  Señor  me 
envió  : 

18  áJerusalem,  y  á  las  ciudades  de  Judá,  y  á  sus 
reyes ,  y  á  sus  príncipes ,  para  convertir  su  tierra  en 
una  espantosa  soledad ,  y  en  objeto  de  escarnio  y  de 
execración  ,  como  ya  lo  estamos  viendo  *: 


1  Coligadas  con  los  chálueos. 

2  A  los  cháldeos. 

3  Véase  Cáliz. 

4  Continuando  la  misma  visión. 

5  ly.  Rcg.  XXIY.   V.   [-11  Paral.  XXXFI.  v.  5. 


118        L\  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

19  á  Pharaoii  rey  de  Egyplo  ',  y  á  sus  ministros, 
y  á  sus  Grandes  y  á  todo  su  pueblo ; 

20  y  generalmente  á  todos  ■^;  á  todos  los  reyes  de 
la  tierra  de  Hus,  y  á  todos  los  reyes  del  país  de  los 
philistheos,  y  á  Ascalon,  y  á  Gaza,  y  á  Accaron,  y  á 
los  pocos  que  han  quedado  en  Azoto', 

21  y  á  la  Iduniea,  y  á  Moab,  y  á  los  hijos  de 
Ammon, 

22  y  á  todos  los  reyes  de  Tyro,  y  á  todos  los  reyes 
de  Sidon  :  y  á  los  reyes  de  las  islas  que  están  al  otro 
lado  del  mar  Medilerráneo, 

23  y  á  las  provincias  de  Dedan  y  de  Thcma  y  de 
Buz,  y  á  todos  aquellos  ^  que  llevan  cortado  el  cabello 
á  modo  de  corona  ^ ; 

24  y  á  todos  los  reyes  de  la  Arabia,  y  á  todos  los 
reyes  del  Occidente,  que  habitan  en  el  Desierto ; 

25  y  á  todos  los  reyes  de  Zambrí,  y  á  todos  los 
reyes  de  Elam,  y  á  todos  los  reyes  de  los  medos; 

26  y  asimismo  á  todos  los  reyes  del  Norte,  los  de 
cerca  y  los  de  lejos.  A  cada  uno  de  estos  pueblos  le 
di  á  beber  del  cáliz  de  la  ira,  para  irritarle  contra  su 


1  Ezech.  XXIX.  V.  12.  "^ 

2  Estas  palabras  pueden  mirarse  como  unidas  al  verso 
anterior,  y  denotar  que  las  amenazas  se  dirigen  también  á 
los  hebreos  que ,  contra  la  voluntad  de  Dios,  fueron  á  re- 
fugiarse en  Egypto.   Cap.  XXIV.  v,  8. 

3  Is  XX.  V.  l.—IV.  Reg.  XXIII.  v.  29. 

4  De  lejanos  paises. 

5  Antes  c.  IX.  v.  26.  —Lev.  XIX.  v.  27. 


CAPÍTULO  XXV.  119 

hermano,  y  á  todos  cuantos  reinos  hay  en  la  superíicie 
de  la  tierra;  y  el  rey  de  Sesach,  ó  Bahylonia  ',  le  be- 
berá después  de  ellos. 

27  Y  tú,  oh  Jeremías,  les  dirás  :  Esto  dice  el  Señor 
de  los  ejércitos,  el  Dios  de  Israel :  Bebed  y  embriagaos 
hasta  vomitar,  y  echaos  por  el  suelo,  y  no  os  levantéis 
á  la  vista  de  la  espada  que  yo  voy  á  enviar  contra 
vosotros. 

28  Y  cuando  no  quisieren  recibir  de  tu  mano  la 
copa  de  mi  ira  para  beber  de  ella,  les  dirás  :  Ved  lo 
que  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  :  La  beberéis  sin 
recurso. 

29  ¿Es  bueno  que  yo  he  de  comenzar  el  castigo 
por  Jerusalem,  la  ciudad  en  que  ha  sido  invocado  mi 
nombre;  y  vosotros,  como  si  fueseis  inocentes,  habláis 
de  quedar  impunes  ^?No  quedaréis,  no,  exentos  de 
castigo ;  pues  yo  desenvaino   mi  espada  contra  todos 


1  S.  Gerónimo  y  los  antiguos  Rabinos  afirman  que  el 
nombre  de  Babel  está  aquí  ocultado  por  el  Profeta,  bajo 
de  una  especie  de  cifra  que  usó  prudentemente  para  no 
exasperar  á  los  cháldeos,  los  cuales  eran  entonces  dueños 
de  Jerusalem.  Esta  cifra  consiste  en  mudar  con  orden  retró- 
grado las  primeras  letras  del  alfabeto  por  las  últimas  :  así 
el  '2  (BethJ  b,  segunda  letra  del  abecedario^  está  mudada 
eo'jy  fScinJ  se,  que  es  la  penúltima,  ó  segunda,  comen- 
zando el  abecedario  por  la  última  letra  f)  Thau,  la  le- 
tra 7  ÍLamechJ  /,  en  que  acaba  Ba¿e/,lamudóen  3  ÍCaphJ 
co,  por  ser  esta  la  undécima  letra  comenzando  por  el  fl 
Thau,  como  lo  es  aquella  comenzando  por  el  X  Aleph,  etc, 
2  /.  Pet.  IV.  V.  17. 


120  L\    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

los  moradores   de  la  tierra,  dice  el  Señor  de  los  ejér- 
citos. 

30  Todas  estas  cosas  les  profetizarás,  y  les  dirás  : 
El  Señor  rugirá  como  león  desde  lo  alto ,  y  desde  su 
santa  morada  hará  resonar  su  voz  '  :  rugirá  fuerte- 
mente contra  Jerusalem  lugar  de  su  gloria  :  se  oirá 
un  grito  de  triunfo  contra  todos  los  habitantes  de  esta 
tierra,  una  algazara  semejante  á  la  de  aquellos  que 
pisan  la  vendimia  '. 

3 1  Hasta  el  cabo  del  mundo  llegó  el  estrépito  de 
las  armas  de  los  chdldeos  :  porque  el  Señor  entra  en 
juicio  con  las  naciones,  y  disputa  su  causa  contra  to- 
dos los  mortales  '.  Yo  he  entregado  los  impíos,  dice 
el  Señor,  al  filo  de  la  espada. 

32  Esto  dice  también  el  Señor  de  los  ejércitos  : 
Sabed  que  la  tribulación  pasará  de  un  pueblo  á  otro 
pueblo,  y  de  la  extremidad  de  la  tierra  se  alzará  una 
espantosa  tempestad. 

33  Y  aquellos  á  quienes  el  Señor  habrá  entregado 


1  Jod  III.    V.    16  .  —  /I ,'«0,9   /.    f.  2. 

2  Es  frecuente  en  la  Escritura  el  hablar  de  la  venganza 
ó  castigos  de  Dios  con  la  metáfora  de  la  vendimia.  Ps. 
LXXIX.v.  13.— Apoc.  XIV.  v.  18.  El  grito  ó  algazara 
de  los  cháldecs  cuando  recogen  el  botin ,  se  compara  al 
canto  de  los  que  pisan  la  vendimia ,  alegres  por  tener  ya 
en  casa  el  vino  de  la  cosecha.  El  canto  llamado  Celeuma, 
en  griego  ¥i.(Xsvfffj(.ct,  es  propiamente  aquel  con  que  los 
marineros  se  esfuerzan  á  remar.  Véase  Vendimiar. 

3  /..  /.  V.  18  —  XLIIL  V.  26.  Véase  Dios, 


CAPITULO    XXV.  121 

á  la  muerte  en  este  día,  quedarán  tendidos  por  el 
suelo  desde  un  cabo  de  la  tierra  basta  el  otro  :  no  se- 
rán plañidos,  nadie  los  recogerá,  ni  les  dará  sepul- 
tura :  yacerán  sobre  la  tierra  como  estiércol. 

34  Prorumpid  en  alaridos  vosotros,  oh  pastores,  y 
alzad  el  grito,  y  cubrios  de  ceniza,  ob  mayorales  de  la 
grey  ' ,  porque  se  han  acabado  vuestros  dias,  y  vais  á 
ser  despedazados,  y  siendo  vasos  preciosos  caeréis  por 
tierra  y  os  haréis  pedazos. 

35  Y  no  podrán  escapar  los  pastores,  ni  ponerse 
en  salvo  los  mayorales  de  ia  grey. 

36  Oiránse  las  voces  y  la  gritería  de  los  pastores, 
y  los  alaridos  de  los  mayorales  de  la  grey  :  porque  el 
Señor  ha  talado  sus  pastos, 

37  y  en  las  amenas  campiñas  reinará  un  triste  si- 
encio  ^ ,  á  la  vista  de  la  tremenda  ira  del  Señor. 

38  El  cual,  como  león  * ,  ha  abandonada  el  lugar 
santo  donde  moraba,  y  /iíí^o  ha  quedado  reducida  toda 
la  tierra  de  ellos  á  un  páramo  por  la  ira  de  la  Paloma  *, 
y  por  la  terrible  indignación  del  Señor, 

1  Habla  á  los  príncipes  y  sacerdotes ,  y  á  todos  los  que 
tenían  mando,  y  les  anuncia  su  fin. 

2  Las  campiñas  de  .íerusalem ,  antes  tan  pobladas  de 
cultivadores,  quedarán  hechas  un  páramo. 

3  Que  defendía  su  guarida. 

4  Cree  S.  Gerónimo  que  por  Paloma  se  entiende  aquí  el 
mismo  Nabuchódonosor ;  ya  sea  porque  fuese  la  insignia 
militar  de  sus  ejércitos,  como  lo  era  el  águila  entre  los  per- 
sas y  romanos;  ó  ya  sea  por  otra  razón.  La  voz  hebrea 
njV  Hiüuach,  que  la  Vulgata  traduce  fo//o«¿>3,  significa 
también  oppresio,  depopu latió. 


122        LA  PROFECÍA.  DE  JEREMÍAS. 

CAPITULO     XXVI. 

Jeremías  preso  y  en  peligro  de  perder  la  vida ,  por  haber 
predicado  lo  que  Dios  le  mandaba. 

1  En  el  principio  del  reinado  de  Joakim,  hijo  de 
Josías,  rey  de  Judá,  me  habló  el  Señor  en  estos  tér- 
minos : 

2  Esto  dice  el  Señor  :  Ponte  en  el  atrio  de  la  Casa 
del  Señor ;  y  á  todas  las  ciudades  de  Judá,  cuyos  mo- 
radores vienen  á  adorar  en  el  Templo  del  Señor,  les 
anunciarás  todo  aquello  que  te  he  mandado  decirles  : 
no  omitas  ni  una  sola  palabra  : 

3  á  ver  si  acaso  te  escuchan,  y  se  convierten  de  su 
mala  vida ;  por  lo  cual  me  arrepienta  yo  ó  desista  del 
castigo  que  medito  enviarles  por  la  malicia  de  sus  pro- 
cederes '. 

4  Tú  pues  les  dirás  :  Esto  dice  el  Señor :  Si  voso- 
tros no  me  escuchareis,  si  no  siguiereis  la  Ley  mia 
que  yo  os  di , 

5  y  no  creyereis  en  las  palabras  de  mis  siervos  los 
Profetas  que  yo  con  tanta  solicitud  os  envié,  y  dirigí 
á  vosotros,  y  á  quienes  no  habéis  dado  crédito  : 

6  yo  haré  con  esta  Casa  ó  Templo^  lo  que  hice  con 
Silo,  y  á  esta  ciudad  la  haré  la  execración  de  todas  las 
naciones  de  la  tierra  ^. 

1  Habla  Dios  á  la  manera  de  los  hombres.  Véase  Dios, 
Dios  muda  las  obras;  no  muda  sus  designios,  dice  S,  Agus- 
tín. 

2  I.  Reg.  IV.  v.  2.,  10.  Antes  cap.  VIL  v.  12. 


CAPÍTULO  xxvr.  123 

—  7  Oyeron  los  sacerdotes  y  los  profetas,  y  el  pueblo 
lodo,  como  Jeremías  anunciaba  tales  cosas  en  la  Casa 
del  Señor. 

8  Y  así  que  hubo  concluido  Jeremías  de  bablar 
cuanto  le  habia  mandado  el  Señor  que  hiciese  saber  á 
todo  el  pueblo,  prendiéronle  los  sacerdotes  y  \oi  falsos 
profetas,  y  el  pueblo  todo,  diciendo  :  Muera  sin  re  ■ 
medio  '. 

9  ¿Cómo  ha  osado  profetizar  en  el  nombre  del 
Señor,  diciendo  :  Este  Templo  será  destruido  como 
Silo,  y  esta  ciudad  quedará  de  tal  manera  asolada  que 
no  habrá  quien  la  habite  ^  ?  Y  todo  el  pueblo  se  amo- 
tinó contra  Jeremías  en  la  Casa  del  Señor. 

10  Llegó  esto  á  noticia  de  los  príncipes  de  Judá,  y 
pasaron  desde  el  palacio  del  rey  á  la  Casa  del  Señor,  y 
sentáronse  en  el  iríbimal  que  está  á  la  entrada  de  la 
puerta  nueva  de  la  Casa  del  Señor. 

1 1  Entonces  los  sacerdotes  y  los  profetas  hablaron 
á  los  príncipes  y  á  toda  la  gente,  diciendo  :  Este  hom- 
bre es  reo  de  muerte;  porque  ha  profetizado  contra 
esta  ciudad,  conforme  vosotros  mismos  habéis  oído. 

12  Pero  Jeremías  habló  en  estos  términos  á  todos 
los  príncipes  y  al  pueblo  todo :  El  Señor  me  ha  envia- 
do ^  para  que  profetizara  contra  esta  Casa  y  contra 
esta  ciudad  todas  las  palabras  que  habéis  oido. 


1  Asi  gritaron  los  sacerdotes  y  el  pueblo  contra  Jesu- 
Christo. 

2  Como  si  Dios  pudiese  abandonar  su  herencia. 
'  3  Antes  cajr,.  XX F.  v.  13. 


124  LA   PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

13  Ahora  pues  enmendad  vuestra  vida,  y  purificad 
vuestras  inclinaciones,  y  escuchad  la  voz  del  Señor 
Dios  vuestro,  y  no  dudéis  que  el  Señor  se  arrepentirá 
ó  desistirii  del  castigo  con  que  os  ha  amenazado  ' . 

14  En  cuanto  á  mí,  en  vuestras  manos  estoy:  ha- 
ced de  mí  lo  que  mejor  os  parezca  y  sea  de  vuestro 
agrado. 

15  Sabed  no  obstante  y  tened  por  cierto,  que  si  me 
quitáis  la  vida,  derramaréis  la  sangre  inocente,  y  la 
haréis  recaer  sobre  vosotros  mismos  ^  sobre  esta  ciu- 
dad y  sobre  sus  habitantes,  porque  verdaderamente 
es  el  Señor  el  que  me  ha  enviado  á  intimar  á  vues- 
tros oídos  todas  las  dichas  palabras. 

16  Entonces  los  príncipes  y  todo  el  pueblo  dijeron 
á  los  sacerdotes  y  á  los  profetas  :  No  es  este  hombre 
reo  de  muerte ;  puesto  que  él  nos  ha  predicado  en 
nombre  del  Señor  Dios  nuestro. 

17  Levantáronse  luego  algunos  de  los  Ancianos  del 
país,  y  hablaron  al  pueblo  de  esta  manera : 

18  Míchéas,  natural  de  Morasthi ,  fue  profeta  en 
tiempo  de  Ezechias ,  rey  de  Judá ,  y  predicó  á  todo 
el  pueblo,  diciendo  :  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejérci- 
tos-: Sien  será  arada  como  un  barbecho,  y  Jerusalem 
parará  en  un  montón  de  piedras,  y  el  monte  Moria, 
en  que  eslá  situado  el  Templo ,  será  un  espeso  bos- 
que -. 

1  Cap.  FU.  V.  3.  Casi  del  mismo  modo  hablaron  los 
Apóstoles  cuando  fueron  llevados  al  synedrio  ó  tribunal. 
Act.  IV.  Véase  Dios. 

3  Mú7i.  ///.  V.  12. 


CAPÍTULO  xxvr.  125 

19  ¿Fue  por  veiituara  Michéas  condenado  á  muerte 
por  Ezechías  rey  de  Judá,  y  todo  su  pueblo?  Al  con- 
trario ¿  no  temieron  ellos  al  Señor  é  imploraron  su 
clemencia,  y  el  Señor  se  arrepintió  ú  desistió  de  en- 
viarles el  castigo  con  que  les  habia  amenazado?  Luego 
nosotros  cometeríamos  un  gran  pecado  en  daño  de 
nuestras  almas. 

20  Hubo  también  un  varón  llamado  Urias,  hijo 
de  Semeí,  natural  de  Cariathiarim  ,  que  profetizaba 
en  el  nombre  del  Señor,  y  profetizó  contra  esta  ciu- 
dad y  contra  este  pais  todo  lo  que  ha  dicho  Jeremías  ' . 

21  Y  habiendo  oido  el  rey  Joakim,  y  todos  sus  mag- 
nates y  cortesanos  lo  que  profetizaba ,  intentó  el  rey 
qnitarle  la  vida.  Súpolo  Urías,  y  temió,  y  se  escapó, 
y  refugióse  en  Egypto. 

22  Y  el  rey  Joakim  envió  á  Egypto,  para  prender- 
le,  á  Elnathan  hijo  de  Achóbor,  acompañado  de  otros 
hombres, 

23  quienes  sacaron  á  Urías  de  Egypto,  y  le  condu- 
jeron al  rey  Joakim ;  el  cual  le  mandó  degollar,  y  ar- 
rojar el  cadáver  en  la  sepultura  de  la  ínfima  plebe  ^. 

24  El  auxilio  pues  de  Ahicam  *,  hijo  de  Saphan  *, 


1  Parece  que  esto  que  sigue,  lo  refiere  el  que  reunió  ea 
nn  volumen  sus  profecías  ^  como  un  ejemplo  que  alegaban 
ios  enemigos  de  Jeremías. 

2  Pero  vosotros  sabéis  las  calamidades  que  sobrevi- 
nieron. 

3  Después  XXXIX.  v.  U.  -  XL.  v.  Q.—IF.  Reg. 
XXV.  V.  22. 

4  Que  arengó  del  modo  dicho  al  pueblo. 


126        LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

protegió  á  Jeremías  para  que  no  fuese  entregado  en 
manos  del  pueblo  y  le  matasen. 


CAPITULO  XXVII. 

Manda  el  Señor  á  Jeremías  que  con  derla  señal  declare  la 
próxima  sujeción  de  la  Jadea  y  provincias  vecinas  á  los 
cháldeos :  exhorta  á  todos  á  que  se  sometan  espontánea- 
mente ,  sin  hacer  caso  de  los  vanos  pronósticos  de  los  falsos 
profetas. 

1  Al  principio  del  reinado  de  Joakim,  hijo  de  Jo- 
slas,  rey  de  Judá,  el  Señor  habló  á  ^Jeremías  de  esta 
manera  : 

2  Esto  me  dice  el  Señor :  Hazte  unas  ataduras  ¿ 
modo  de  coyundas ,  y  unas  cadenas  como  colleras,  y 
póntelas  al  cuello. 

3  Y  las  enviarás  '  al  rey  de  Edom ,  y  al  rey  de 

1  Cuando  yole  lo  diré.  Al  principio  del  reinado  de  Joa- 
kim mandó  Dios  á  Jeremías  que  se  proveyese  de  unas 
ataduras  y  cadenas  ;  de  las  cuales  usase  para  llamar  mas 
la  atención  del  pueblo.  Véase  Profeta.  Pero  la  orden  de 
enviarlas  á  los  reyes  vecinos  de  Edom,  Moab,  etc.^  se  la 
dio  después  reinando  Sedéelas ,  cuando  se  hallaban  en  Je- 
rusalem  los  embajadores  de  aquellos  reyes  para  tratar  de 
la  defensa  contra  el  común  enemigo  Nabuchódouosor.  Las 
ataduras  son  las  cuerdas  con  que  se  ataba  el  yugo  á  la 
cerviz  de  jos  bueyes  :  las  cadenas  que  sernan  como'de  ar- 
gollas y  esposas ,  eran  de  la  hechura  de  un  horcajo  ú  hor- 
cate, ó  de  la  figura  de  una  \  consonante,  vuelta  al  reves^ 
cuya  base  se  cerraba  con  una  cuerda  ó  cadena,',  ó  con  un 
palo,  de  suerte  que  formaba  un  triángulo :  le  metian  en  el 


CAPÍTULO    XXVII.  127 

Moab,  y  al  rey  de  los  hijos  de  Animon,  y  al  rey  de 
Tyro,  y  al  rey  de  Sldon,  por  medio  de  los  embajadores 
que  han  venido  á  Jerusalem,  á  tratar  con  Sedecías, 
rey  de  Judá ; 

4  á  los  cuales  encargarás  que  digan  á  sus  amos : 
Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de  Israel , 
y  esto  diréis  á  nuestros  amos : 

^  5  Yo  crié  la  tierra,  y  los  hombres, 'y  las  bestias  que 
están  sobre  la  tierra,  con  mi  gran  poder  y  mi  excelso 
brazo,  y  he  dado  su  dominio  á  quien  me  plugo. 

6  Al  presente,  pues,  he  puesto  todos  estos  paises 
enpoderdeNabuchódonosor,  rey  deBabylonia,  minis- 
tro mió ;  y  le  he  dado  también  las  bestias  del  campo ' 
para  que  le  sirvan. 

7  Y  todos  estos  pueblos  serán  esclavos  suyos,  y  de 
su  hijo,  y  del  hijo  de  su  hijo ;  hasta  que  llegue  el  plazo 
de  la  ruina  de  él  mismo  y  de  su  tierra,  ó  reino  :  entre 
tanto  le  servirán  muchas  naciones  y  grandes  reyes. 

8  Blas  á  la  nación  y  al  reino  que  no  quiera  some- 
terse á  Nabuchódonosor  rey  de  Babylonia,  y  á  cual- 
quiera que  no  doblare  su  cerviz  al  yugo  del  rey  de  Ba- 
bylonia, yo  los  castigaré,  dice  el  Señor,  con  la  espada, 
con  hambre,  y  con  peste,  hasta  que  por  medio  de 
Nabuchódonosor  acabe  con  ellos. 

cuello  de  los  esclavos ,  atando  después  sus  manos  en  los 
dos  ángulos  de  la  base  del  triángulo.  De  este  modo  profe- 
tizaba Jeremías  que  Nabuchódono.sor  haria  esclavos  á  los 
judíos  y  naciones  vecinas. 

1  S.  Gerónimo  cree  que  por  bestias  del  campo  se  en- 
tienden las  naciones  mas  bárbaras. 


128  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

9  Vosotros,  pues,  no  escuchéis  á  vuestros  profetas, 
y  adivinos  %  ni  á  los  intérpretes  de  sueños,  ni  á  los 
agoreros,  ni  á  los  hechiceros,  los  cuales  os  dicen  :  No 
seréis  vosotros  sojuzgados'  por  el  rey  de  Babylonia. 

10  Porque  lo  que  os  profetizan,  son  mentiras,  para 
acarrearos  el  que  seáis  arrojados  por  los  eh aldeas 
lejos  de   vueslra   tierra,  y  desterrados,  y  destruidos. 

11  Al  contrario,  la  nación  que  doblare  su  cerviz  al 
yugo  del  rey  de  Babylonia  y  le  sirviere,  yo  la  dejaré 
en  su  tierra,  dice  el  Señor,  y  seguirá  cultivándola,  y 
habitando  en  ella. 

12  También  le  annuncié  á  Sedccías,  rey  de  Judá, 
todas  estas  mismas  cosas ,  diciendo  :  Doblad  vuestra 
cerviz  al  yugo  del  rey  de  Babylonia,  y  servidle  á  él  y 
á  su  pueblo,  y  asi  salvaréis  la  vida. 

13  ¿  Para  qué  queréis  morir  tú  y  el  pueblo  luyo  á 
cuchillo,  y  de  hambre,  y  de  peste,  como  tiene  Dios 
predicho  á  la  nación  que  no  quisiere  someterse  al  rey 
de  Babylonia  ? 

14  No  deis  oidos  á  las  palabras  de  aquellos  profetas 
que  os  dicen  :  No  seréis  vosotros  siervos  del  rey  de 
Babylonia.  Porque  los  tales  os  hablan  mentira  : 

1 5  pues  no  son  ellos  enviados  mios  ,  dice  el  Señor, 
sino  que  profetizan  falsamente  en  mi  nombre,  para 
acarrearos  el  que  seáis  desterrados  y  perezcáis^,  tanto 
vosotros  como  los  profetas  que  falsamente  os  anuncian 
lo  futuro. 


1  Cap.  XXIII.  V.  16.  —  XXIX.  r.  8, 

2  Q,p.  XI F.  V.  14.  -  XXIII  V.  21.- XXIX.  v.  9. 


CAPÍTULO    XXVII.  129 

16  y  á  los  sacerdotes  y  á  este  pueblo  les  dije  asi- 
mismo lo  siguiente  :  Esto  dice  el  Señor  :  No  hagáis 
caso  de  las  palabras  de  vuestros  profetas,  que  os  anun- 
cian lo  futuro,  diciendo  :  Sabed  que  los  vasos  sagrados 
del  Templo  del  Señor  serán  muy  luego  restituidos  acá 
desde  Babylonia  '  ;  pues  lo  que  os  profetizan  es  una 
mentira. 

1 7  No  queráis  pues  escucharlos ;  antes  bien  suje- 
taos al  rey  de  Babylonia,  si  queréis  salvar  vuestra 
vida.  ¿  Por  qué  se  ha  de  ver  esta  ciudad  reducida /jar 
culpa  vuestra  á  un  desierto  ? 

18  Que  si  los  tales  son  verdaderamente  profetas, 
y  está  en  ellos  la  palabra  del  Señor,  intercedan  con  el 
Señor  de  los  ejércitos  para  que  los  vasos  que  han 
quedado  en  el  Templo  del  Señor,  y  en  el  palacio  del 
rey  de  Judá  y  en  Jerusalem,  no  vayan  también  á 
Babylonia. 

19  Porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  acerca 
de  las  columnas,  y  del  mar  ó  concha  de  bronce,  y  de 
las  basas,  y  de  los  otros  vasos  ó  muebles  que  han  que- 
dado en  esta  ciudad  " ; 

20  los  cuales  no  se  llevó  Nabuchódonosor  rey  de 
Babylonia,  cuando  trasportó  á  esta  ciudad  desde  la  de 
Jerusalem  á  Jechónias  hijo  de  Joakim,  rey  de  Judá, 
y  á  todos  los  magnates  de  Judá  y  de  Jerusalem. 

'21  Dice  pues  asi  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios 


1  A  donde  fueron  trasportados  con  el  rey  Joakim.  IV- 
Reg.  XXIV.  r.  13. 

2  IV.  Reg.  XXV.  i.  13. 


130         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

de  Israel,  acerca  de  los  vasos  que  quedaron  en  el 
Templo  del  Señor,  y  en  el  palacio  del  rey  de  Judá  y  en 
Jerusalem  : 

22  A  Babylonia  serán  trasladados ,  y  allí  estarán  has- 
la  el  día  en  que  esta  será  YÍsitada  ó  castigada  por  mí , 
dice  el  Señor  ;  que  yo  entonces  los  haré  traer  y  resti- 
tuir á  este  lugar  '. 

CAPÍTULO    XXVIII. 

Hananias  profeta  falso  es  redargüido  por  Jeremías;  quien 
confirma  nuevamente  lo  que  habia  profetizado,  y  vaticina 
lajJróxima  muerte  de  Hananías.  i 

1  En  aquel  mismo  año ,  al  principio  del  reinado  de 
Sedéelas  rey  de  Judá,  en  el  quinto  mes  del  año 
cuarto  ^,  Hananías ,  hijo  de  Azur ,  profeta/aZso  de  Ga- 
baon ,  me  dijo  en  el  Templo  del  Señor  en  presencia  de 
los  sacerdotes  y  de  todo  el  pueblo  : 

2  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos ,  el  Dios  de 
Israel  :  Yo  he  roto  el  yugo  del  rey  de  Babylonia  ^. 

3  Dentro  de  dos  años  cumplidos  yo  haré  restituir 
á  este  lugar  todos  los  vasos  del  Templo  del  Señor, 
que  quitó  de  acá  Nabuchódonosor ,  rey  de  Babylo- 
nia ,  á  cuya  ciudad  los  trasportó. 

1  Sirviéndose  de  Cyroyde  Darío.  /.  Esd.  FI.  v.  5.       ^ 

2  De  haber  pasado  el  año  sabático,  año  que  coincide 
con  el  primero  del  reinado  de  Sedéelas.  Véase  Año,  Sá- 
bado. 

3  He  decretado  vuestra  libertad. 


CAPÍTULO    XXVIII.  131 

4  Y  yo  haré  volver  á  este  lugar  á  Jechónías  hijo  de 
Joakim  rey  de  Judá ,  y  á  todos  los  de  Judá  que  han  si- 
do llevados  cautivos  á  Babylonia ,  dice  el  Señor  ;  por- 
que yo  quebrantaré  el  yugo  y  todo  el  poder  del  rey  de 
Babylonia. 

5  En  seguida  el  Profeta  Jeremías  respondió  a\  falso 
profeta  Hananías ,  en  presencia  de  los  sacerdotes  y  de 
todo  el  pueblo  que  se  hallaba  en  la  Casa  del  Señor ; 

6  y  díjole  :  Amen ;  ojalá  que  asi  lo  haga  el  Señor  ; 
ojalá  que  se  verifiquen  esas  palabras  con  que  tú  has 
profetizado,  de  suerte  que  se  restituyan  los  vasos  sagra- 
dos  desde  Babylonia  á  la  Casa  del  Señor ,  y  que  todos 
los  judíos  que  fueron  llevados  cautivos  á  Babylonia , 
vuelvan  á  este  lugar  ' . 

7  Pero  con  todo ,  escucha  esto  que  voy  yo  á  decir , 
para  que  lo  oigas  tú  y  el  pueblo  todo. 

8  Los  Profetas  del  Señor  que  ha  habido  desde  el 
principio ,  anteriores  á  mi  y  á  tí ,  profetizaron  tam- 
bién ellos  á  muchos  países  y  á  grandes  reinos  guer- 
ras ,  tribulaciones ,  y  hambre. 

9  El  profeta  que  predice  aAorct  la  paz  ó  felicidad, 
verificado  que  se  haya  su  profecía ,  entonces  se  sabrá 
que  es  profeta  verdaderamente  enviado  del  Señor. 

10  Entonces  é[  falso  profeta  Hananías  ^  quitó  dei 
cuello  del  profeta  Jeremías  la  cadena  ó  atadura ,  y  la 
hizo  pedazos. 

11  Y  hecho  esto,  dijo  Hananías  delante  de  todo  el 


1  Como  tú  lo  has  asegurado. 

2  Para  ratificar  su  vaticinio. 


132  LA    PROFECÍA   DE   JEREMÍAS. 

pueblo  :  Esto  dice  el  Señor  :  Así  romperé  yo  de  aquí  á 
dos  años  el  yugo  que  Nabuchódonosor ,  rey  de  Babylo  i 
nia ,  ha  echado  sobre  la  cerviz  de  todas  las  naciones. 

12  Y  fuese  Jeremías  Profeta  por  su  camino.  Y  el 
Señor,  después  que  íiananías  profeta  hubo  roto  la  ata- 
dura ó  cadena ,  que  llevaba  al  cuello  el  Profeta  Jere- 
mías ,  habló  á  este  diciendo  : 

13  Vé  y  di  á  Hananías  :  Esto  dice  el  Señor  :  Tú 
quebraste  las  ataduras  ó  coyundas  de  madera ;  y  yo 
digo  á  Jeremias  :  Tú  en  lugar  de  ellas  hazle  otras  de 
hierro. 

14  Porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el 
Dios  de  Israel :  Yo  voy  á  poner  un  yugo  de  hierro  so- 
bre el  cuello  de  todas  estas  naciones ,  para  que  sirvan 
á  Nabuchódonosor ,  rey  de  Babylonia ,  y  en  efecto  á 
él  estarán  sujetas :  hasta  las  bestias  de  la  tierra  he  pues- 
to á  su  disposición. 

15  Y  añadió  Jeremías  Profeta  al /aÍA'o  profeta  Ha- 
nanías :  Oyes  tú ,  Hananías :  A  tí  el  Señor  no  te  ha  en- 
viado, y  sin  embargo,  tomando  su  nombre  ^  has  hecho 
que  este  pueblo  confiase  en  la  mentira. 

16  Por  tanto  esto  dice  el  Señor  :  Sábete  que  yo  te 
arrancaré  de  este  mundo  :  tú  morirás  en  este  mismo 
año ,  ya  que  has  hablado  contra  el  Señor. 

17  En  efecto,  murió  ú  falso  profeta  Hananías  a- 
quel  año ,  en  el  séptimo  mes ' . 


1  O  á  los  dos  meses  de  esta  predicción.  Es  una  señal 
de  ser  falso  profeta  el  halagar  las  pasiones  y  deseos  del 
pueblo,  ó  el  seguir  su  corriente,  pronosticándole  folices  su- 


:i3 


CAPITULO  XXIX. 

Carla  de  Jeremías  á  los  caulfvos  de  Babylonia,  exhorUindo- 
los  á  la  paciencia.  Les  anuncia  la  libertad  2Jara  después 
de  los  setenta  arios  prefijados  por  el  SeTior  :  confirma  la 
total  ruina  de  ¡os  que  quedarán  en  la  Judea,  y  amenaza  á 
los  falsos  projetas  Acháb  y  Sedecias,  y  á  Semeias. 

1  Estas  son  las  palabras  de  la  carta  que  el  Profe- 
ta Jeremías  envió  desde  Jerusalem  á  los  Ancianos 
que  quedaban  entre  los  cautivos  trasportados  á  Baby- 
lonia ,  y  á  los  sacerdotes ,  y  á  los  profetas  ' ,  y  á  todo 
el  pueblo  trasportado  por  Nabuchódonosor  desde  Je- 
rusalem á  Babylonia. 

2  Después  que  salieron  de  Jerusalem  el  rey  Jechó- 
nias  y  la  reina  madre ,  y  los  eunuchós  ó  cortesanos  ^y 
los  principes  de  Judá  y  de  Jerusalem,  y  los  artífices  y 
los  joyeros ; 

3  Jeremíis  envió  esta  carta  por  mano  de  Elasa 
hijo  de  Saphan ,  y  de  Gamarias  hijo  de  Elcías ,  despa- 
chados á  Babylonia  por  Sedecias ,  rey  de  Judá ,  á  Na- 
buchódonosor, rey  de  Babylonia.  El  contenido  de  la 
carta  era  : 

cesos,  en  lugar  de  llamarle  á  la  penitencia,  reprender  sus 
vicios,  etc.  Algunas  veces  permite  el  Señor  que  se  verifique 
alguno  de  los  sucesos  felices  que  anuncian  los  hypócritas, 
ó  falsos  profetas,  para  probar  si  su  pueblo  le  ama  de  ve- 
ras. Deut.  XIII.  V.  3. 

1  Daniel ,  Ezechiel  y  otros  que  habían  sido  llevados  á 
Babylonia. 

2  Véase  Eunuchó. 

12 


l'{4  LA    PROFECÍA    DE   JEROIÍAS. 

4  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  ,  el  Dios  de 
Israel,  á  todos  los  que  yo  he  enviado  cautivos  desde 
Jerusalem  á  Babylonia  : 

5  Edificad  casas ,  y  habitadlas ,  y  plantad  huertos , 
y  comed  de  sus  frutos  *. 

6  Contraed  matrimonios ,  y  procread  hijos  é  hijas , 
casad  á  vuestros  hijos ,  y  dad  maridos  á  vuestras  hijas, 
con  lo  cual  nazcan  hijos  é  hijas ;  y  multiplicaos  ahí , 
y  no  quedéis  reducidos  á  corto  número. 

7  Y  procurad  la  paz  de  I?,  ciudad  á  donde  os  tras- 
ladé ;  y  rogad  por  ella  al  Señor  :  porque  en  la  paz  de 
ella  tendréis  vosotros  paz  ^, 

8  Porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos ,  el 
Dios  de  Israel  :  No  os  engañen  vuestros  falsos  profe- 
tas que  están  en  medio  de  vosotros,  ni  vuestros  adi- 
vinos ;  y  no  hagáis  caso  de  vuestros  sueños ; 

9  porque  falsamente  os  profetizan  aquellos  en  mi 
nombre  ';  y  yo  no  les  envié,  dice  el  Señor. 

10  Lo  que  dice  el  Señor,  es  esto  :  Cuando  estén 
para  cumplirse  los  setenta  años  de  vuestra  estancia  en 
Babylonia ,  yo  os  visitaré ,  y  daré  cumplimiento  á  mí 
agradable  promesa  de  restituiros  á  este  lugar  ^. 

11  Porque  yo  sé  los  designios  que  tengo  sobre  vos- 
otros ,  dice  el  Señor,  designios  de  paz,  y  no  de  aflic- 


1  Pues  habéis  de  estar  ahí  muchos  anos. 

2  O  está  comprendida  \  uestra  paz. 

3  Antes  XIF.  V.  U —XXIII.  v.  W—XXFIL  v.  15. 

4  Cap.  XXr.  V.  12.— i/.   Paral.  XXXVI.  v.  21.— í. 
Esd.  I.  V.  1  —Dan.  IX.  v.  2. 


CAPÍTULO    XXIX.  135 

cion ,  para  daros  la  libertad^  que  es  el  objeto  de  vues- 
tra espectacion. 

12  Entonces  me  invocaréis ,  y  partiréis  á  vues- 
ira  patria  :  me  suplicaréis,  y  yo  os  escucharé  benig- 
namente. 

13  Me  buscaréis,  y  me  hallaréis,  cuando  me  bus- 
careis de  todo  vuestro  corazón. 

14  Entonces  seré  yo  hallado  de  vosotros,  dice  el 
Señor  :  y  yo  os  haré  volver  de  la  esclavitud ,  y  os  con- 
gregaré de  todas  las  regiones ,  y  de  todos  los  lugares  á 
donde  os  habia  desterrado,  dice  el  Señor,  y  os  haré 
volver  del  lugar ,  al  cual  os  habia  hecho  trasmigrar. 

15  Pero  vosotros  habéis  dicho  :  El  Señor  nos  ha 
enviado  profetas  aquí  en  Babylonia  '. 

16  Pues  hé  aquí  lo  que  dice  el  Señor  acerca  del  rey 
Sedéelas  que  está  sentado  en  el  solio  de  David ,  y  de 
todo  el  pueblo  que  habita  esta  ciudad ,  esto  es,  do 
vuestros  hermanos  jque  no  han  trasmigrado  con  vos- 
otros : 

17  esto  es  lo  que  dice  el  Señor  de  los  ejércitos :  Sa- 
bed que  yo  enviaré  contra  ellos  la  espada ,  la  hambre, 
y  la  peste,  y  los  trataré  como  á  higos  malos  ^,  que  se 
arrojan,  porque  no  se  pueden  comer  de  puro  malos. 

18  Los  perseguiré  á  cuchillo ,  y  con  hambre ,  y  con 
peste ,  y  los  entregaré  á  la  tiranía  de  todos  los  reinos 


1  Que  nos  hacen  esperar  lo  contrario.  Y  por  eso  envi- 
diamos la  suerte  de  nuestros  hermanos  que  se  han  quedado 
en  Jerusalem  con  el  rey  Sedéelas. 

2  AnteaXX/F.f.  1,8,9  10. 


136  LA    PROFECÍA     DE    JEREMÍAS. 

(le  la  tierra  :  y  serán  la  maldición ,  el  pasmo ,  la  mo- 
fa,  y  el  oprobio  de  todas  las  naciones  á  donde  los  hu- 
biere arrojado  : 

19  por  cuanto,  dice  el  Señor,  no  quisieron  dar 
oidos  á  mis  palabras ,  que  les  he  hecho  anunciar  por 
la  boca  de  mis  siervos  los  Profetas  ,  enviándoselos 
oportunamente ,  y  con  anticipación.  Mas  vosotros  no 
quisisteis  obedecer ,  dice  el  Señor. 

20  Entretanto,  vosotros  todos,  á  quienes  hice  yo 
pasar  desde  Jerusalem  á  Babylonia ,  oid  la  palabra 
del  Señor. 

21  Esto  es  lo  que  dice  el  Señor  de  los  ejércitos ,  el 
Dios  de  Israel ,  acerca  de  Acháb  hijo  de  Colias ,  y  de 
Sedéelas  hijo  de  Maasias ,  que  falsamente  os  profeti- 
zan en  mi  nombre  :  Sabed  que  yo  los  entregaré  en 
manos  de  Nabuchódonosor ,  rey  de  Babylonia,  que 
los  hará  morir  delante  de  vuestros  ojos, 

22  De  suerte  que  todos  los  que  han  sido  trasladados 
de  Judá  á  Babylonia  los  tomarán  por  frase  de  maldi- 
cion ,  diciendo  :  Póngate  el  Señor  como  á  Sedéelas  y 
á  Acháb  :  ¡á  quienes  asó  6  frió  á  fuego  lento  '  el  rey 
de  Babylonia  : 

23  por  haber  hecho  ellos  necedades  abominables  en 
Israel ,  y  cometido  adulterios  con  las  mugeres  de  sus 
amigos ,  y  hablado  mentirosamente  en  nombre  mió , 


1  Este  suplicio  coBsiatia  en  meter  poco  á  poco  el  cuerpo 
del  paciente  en  una  caldera  de  aceite  hirviendo.  Tal  fue  el 
martirio  de  los  santos  hermanos  Machábeos ,  y  después  el 
de  san  Juan  Evangelista",  etc. 


CAPÍTULO    XXIX.  137 

sin  haberles  yo  dado   ninguna    comisión  :  yo  mismo 
soy  el  juez  y  el  testigo  de  todo  eso ,  dice  el  Señor. 

24  Asimismo  dirás  áSemeías,  nehelamita,  ó  so- 
ñador '  : 

25  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de 
Israel  :  Por  cuanto  enviaste  cartas  en  tu  nombre  ^  á 
todo  el  pueblo  que  se  halla  en  Jerusalem ,  y  á  Sopho- 
nías  hijo  de  Maasías,  sacerdote,  y  á  todos  los  sacer- 
dotes ,  diciendo  á  Sophonias  : 

26  el  Señor  te  ha  constituido  Sumo  sacerdote  en 
lugar  del  sacerdote  Joiada ,  á  fin  de  que  tú  tengas 
autoridad  en  la  Casa  del  Señor ,  para  reprimir  á  todo 
fanático  que  se  finge  profeta ,  y  meterle  en  el  cepo  y 
en  la  cárcel : 

27  ¿  cómo  es  pues  que  no  has  castigado  á  Jeremías 
natural  de  Anathoth  que  hace  del  profeta  entre  vos- 
otros ? 

28  siendo  así  que  ademas  de  eso  nos  ha  enviado  á 
decir  acá  en  Babylonia  :  No  volveréis  en  mucho  tiem- 
po :  edifícaos  casas  y  morad  en¡ ellas;  haced  plantíos 
en  las  huertas  y  comed  sus  frutos. 

29  Leyó  pues  el  sacerdote  Sophonias  esta  carta  de 
Semeías  delante  del  Profeta  Jeremías. 

30  Y  el  Señor  habló  entonces  á  Jeremías  en  estos 
términos  : 

1  Nehelam  en  hebreo  Q'^^fl^  signi^*^^  soñador  :  viene 
de  la  raíz  CD^n  halam. 

2  O  por  tu  propio  capricho.  El  sentido  de  esto  se  ve  en 
el  verso  32.  Véase  Libro. 


138  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

31  Envía  á  decir  lo  siguiente  á  todos  los  que  han 
sido  trasladados  cautivos  li  Bahylonia :  Esto  dice  el 
Señor  acerca  de  Semeías ,  nehelamita  :  Por  cuanto 
Semeías  se  ha  metido  á  profetizaros  lo  futuro,  sin 
tener  ninguna  misión  mia ,  y  os  ha  hecho  conñar  en 
la  mentira  ; 

32  por  tanto ,  esto  dice  el  Señor  :  Hé  aquí  que  yo 
castigaré  á  Semeías ,  nehelamita ,  y  á  su  raza ;  no 
tendrá  jamás  un  descendiente  que  se  siente  ó  viva  en 
medio  de  este  pueblo ;  ni  rerá  el  bien  ó  la  libertad 
que  yo  he  de  conceder  al  pueblo  mió ,  dice  el  Señor  : 
porque  ha  hablado  como  prevaricador  contra  los  orá- 
culos del  Señor. 

CAPÍTULO    XXX. 

Predice  Jeremías  el  fin  de  la  cautividad  de  Babijhmia ;  y 
que  en  seguida  las  dos  casus  de  Judá  é  Israel  servirán  al 
Señor  reunidas  bajo  un  rey  del  linage  de  David. 

1  Habló  el  Señor-á  Jeremías ,  diciendo  : 

2  Esto  manda  el  Señor  Dios  de  Israel  :  Escribe  en 
un  libro  todas  las  palabras  que  yo  te  he  hablado  '. 

3  Porque  hé  aquí  que  llegará  tiempo ,  dice  el  Se- 
ñor ,  en  que  yo  haré  volver  los  cautivos  de  mi  pueblo 
de  Israel  y  de  Judá,  y  harélos  regresar,  dice  el  Se- 
ñor, á  la  tierra  que  di  á  sus  padres,  y  la  poseerán  '*. 


I 


1  Esto  ea,  Publica  y  has  que  lodos  sepan  la  siguiente 
profecía;  porque  es  de  grande  importancia.  Créese  que  fue  7 
hecha  reinando  Sedecías, 

2  Pero  antes  castigaré  sus  delitos.  El  Profeta  paraca 


CAJ'ÍTULO    XXX.  130 

4  Hé  aquí  las  palabras  que  dirigió  el  Señor  á  Is- 
rael y  á  Judú  : 

5  Así  habla  el  Señor  :  Algún  dia  diréis  :  Oido  he- 
mos voces  de  terror  y  espanto ,   y  no  de  paz. 

6  Preguntad  y  sabed  si  son  por  ventura  los  varones 
los  que  han  de  parir.  Porque  ¿  cómo  es  que  estoy 
viendo  en  ansiedad  á  todos  los  hombres  y  con  las 
manos  sobre  sus  lomos ,  como  la  muger  que  está  de 
parto ,  y  cubiertos  sus  rostros  de  amarillez  '  ? 

7  ¡  Ay !  que  aquel  dia  es  grande  y  terrible ,  ni  hay 
otro  que  se  le  parezca;  tiempo  de  tribulación  para 
Jacob,  de  la  cual  será  aljin  librado  ^. 

8  Y  sucederá  en  aquel  dia,  dice  el  Señor  de  los 
ejércitos ,  que  yo  haré  pedazos  el  yugo  que  Nabuchó- 
donosor  puso  sobre  tu  cuello,  y  romperé  sus  ataduras , 
Y  no  te  dominarán  mas  los  extrangeros  : 

9  sino  que  las  hijos  de  Israel  servirán  al  Señor  su 


qne  habla  principalmente  de  la  libertad  completa  en  que 
será  puesto  el  puebio  de  IsraéL  cuando  todo  entero  recono- 
cerá al  Mesías,  y  entrará  en  su  iglesia  por  la  fá :  porque 
tan  sola  una  pequeña  parte  de  la  nación  fue  la  que  se  con- 
virtió en  tiempo  del  Mesías.  Tal  vez  por  esto  se  añade  en 
el  V.  24  que  las  cosas  que  aquí  se.  dicen  ,  serán  entendidas 
rtíj?«  de  ¡os  tiempos.  Es  de  notarse  con  san  Gerónimo,  que 
profetizaban  las  mismas  cosas  Jeremías  en  Jerusalem,y 
Ezechiel  en  Babylonia.  Véase  Ezech.  XXXVII.  v.  24. 

1  Enérgica  figura  con  que  explica  la  acerbidad  del  do- 
lor.  La  amarillez  es  el  color  de  les  que  padecen  la  ictericia. 
ó  el  color  de  oro,  como  trasladan  los  Setenta. 

2  Joel  II.  V.  11.  — Amos  V.  v.  18.  — -SV*-  /•  i'-  15.— 
Apoc.  c,  XIII. 


140        LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

Dios ,  y  á  e¿  hijo  de  David  su  rey ,  que  yo  suscitaré 
para  ellos  '. 

10  No  temas  pues  tú,  oh  siervo  mió  Jacob,  dice 
el  Señor ,  ni  tengas  miedo ,  oh  Israel :  que  yo  te  sacaré 
de  ese  pais  resnoto  en  que  estás ,  y  á  tus  descendientes 
de  la  región  en  que  se  hallan  cautivos  :  y  Jacob  vol- 
verá ' ,  y  vivirá  en  reposo ,  y  en  abundancia  de  bienes, 
sin  que  tenga  que  temer  á  nadie  : 

1 1  pues  que  estoy  yo  contigo ,  dice  el  Señor ,  para 
salvarte.  Porque  yo  exterminaré  todas  las  naciones, 
entre  las  cuales  te  dispersé  :  á  tí  empero  no  te  destruiré 
del  todo  sino  que  te  castigaré  según  mis  juicios ,  á  fin 
de  que  no  te  tengas  por  inocente  *. 

12  Así  pues  esto  dice  el  Señor  :  Incurable  es  tu 
fractura ;  es  muy  maligna  tu  llaga. 

13  No  hay  quien  forme  un  cabal  juicio  de  tu  mal 
para  curarle  :  no  hay  remedios  que  te  aprovechen  '*. 


1  Is.  XLIII.  V.  \.—XLlV.  V.  2.—LUC.  I.  v.  70— Aquí 
el  Mesías  es  llamado  David,  como  también  en  Ezech.  cap. 
XXXVn.  V.  25.;  por  ser  descendiente  de  David,  según 
la  carne.  Así  lo  entendieron  también  los  antiguos  Rabinos, 
y  aun  muchos  de  los  modernos,  y  lo  denota  el  texto  chál- 
deo.  Al  convertirse  toda  la  nación  judaica  á  la  fé,  entonces 
se  verificará  la  reunión  de  todas  las  tribus  en  el  reino  de 
Jesu-Christo.  Véanse  las  Reglas  para  la  inteligencia  de  la 
Escritura, 

2  A  la  tierra  que  yo  le  di. 

3  Y  sirvas  de  testimonio  á  mis  palabras. 

?    4  Estoes,  la  ceguedad  y  dureza  del  pueblo  judaico  en 
no  querer  reconocer  al  Mesías,  es  de  suyo  incurable  :  se 


CAPÍTULO    XXX.  141 

14  Olvidado  se  han  de  tí  todos  tus  amadores ,  y  no 
se  curarán  ya  de  tí  para  ser  amigos  tuyos  :  en  vista 
de  que  te  he  hecho  una  llaga  como  de  mano  hostil ,  y 
con  un  terrible  azote  ' ;  porque  estás  endurecida  en  tus 
pecados ,   á  causa  de  Ja  abundancia  de  tu  iniquidad. 

15  ¿  Por  qué  alzas  el  grito  en  tus  penas?  Tu  dolor 
es  incurable  :  por  la  muchedumbre  de  tus  maldades , 
y  por  la  obstinación  en  tus  pecados  hice  contigo  esas 
cosas. 

16  Mas  todos  aquellos  que  te  muerden,  serán  devo- 
rados ,  y  todos  tus  enemigos  serán  llevados  cautivos , 
y  aquellos  que  te  asuelan  serán  asolados ,  y  entregados 
al  saqueo  tus  saqueadores. 

17  Porque  yo  cicatrizaré  tu  llaga,  y  curaré  tus  he- 
ridas ,  dice  el  Señor.  Ellos ,  oh  Sion ,  te  han  llamado 
la  Repudiada  :  Esta  es ,  dicen ,  la  que  no  tiene  quien 
la  busque  ó  pretenda. 

18  Pero  esto  dice  el  Señor  :  Yo  haré  que  vuelvan 
los  cautivos  que  habitan  en  las  tiendas  ó  tabernáculos 
de  Jacob  ',  y  tendré  piedad  de  sus  casas,  y  será  reedi- 
ficada la  ciudad  en  su  altura ,  y  fundado  el  Templo 
según  su  anterior  estado. 

19  Y  saldrán  de  sus  labios  alabanzas  y  voces  de 
júbilo  :  y  yo  los  multiplicaré ,  y  no  se  disminuirá  su 


necesita  un  milagro  de  la  gracia  j  el  cual  obrará  Dios  á  su 
tiempo.  Rom.  II. 

1  Cap.  XXIII.  V.  19. 

2  Aquellos  que  están  en  la  Cháldea, 


142  LA   PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

número  :  los  llenaré  de  gloria ,  y  no  volverán  á  ser  en- 
vilecidos. 

20  Y  serán  sus  hi]osJieles  como  al  principio,  y  su 
congregación  permanecerá  estable  en  mi  presencia  :  y 
castigaré  á  todos  los  que  la  atribulan. 

21  Y  de  él ,  esto  es,  de  Jacob ,  nacerá  su  caudillo 
ó  Mesías ,  y  de  en  medio  de  él  saldrá  á  luz  el  príncipe : 
al  cual  me  le  allegaré  á  mí ,  y  él  se  estrechará  conmi- 
go ' .  Porque  ¿  quién  es  ^  aquel  que  de  tal  modo  se  acer- 
que á  mí  con  su  corazón ,  dice  el  Señor? 

22  Vosotros  seréis  entonces  mi  pueh\o  fiel  ,  y  yo 
seré  vuestro  Dios  siempre  benigno. 

23  Pero  hé  aquí  que  el  torbellino  del  Señor,  el 
furor  que  está  respirando' ,  la  inminente  tempestad, 
todo  descargará  sobre  la  cabeza  de  los  impíos. 

24  No  apaciguará  el  Señor  el  furor  de  su  indigna- 
ción ,  hasta  tanto  que  haya  ejecutado  y  cumplido  los 
designios  de  su  corazón  :  al  fin  de  los  tiempos  enten- 
deréis estas  cosas. 


1  Todos  los  expositores  antiguos  y  modernos  ven  aqui 
lina  clara  profecía  de  Chrislo.  h.  XLVl.  v.  11. 

2  EsiC  que  se  me  arrime  sin  arrimarle  xjo  ?  Tal  parece  á 
varios  intérpretes  el  sentido  de  la  Vulgata  applicabo  eitm 
en  la  segunda  parte  de  la  antítesis.  La  expresión  de  la  pri- 
mera parte  de  la  antítesis  se  entiende  del  pueblo  de  Jacob, 
no  del  príncipe. 

3  Scio  :  El  furor  impetuoso. 


143 


CAPITULO  XXXI. 

Jeremías  profetiza  la  libertad  del  pueblo  de  Israel;  el  cual, 
reunido  todo  ,  servirá  al  Señor  y  será  colmado  de  bienes. 
Naciinienio  del  Mesías,  y  formación  de  la  nueva  Ley. 

1  En  aquel  tiempo ,  dice  el  Señor ,  yo  seré  el 
Dios  (le  todas  las  tribus  de  Israel ,  y  ellas  serán  rai 
pueblo. 

2  Eslo  dice  el  Señor :  En  el  Desierto  el  resto  del 
pueblo  ,  que  quedó  libre  del  castigo ,  halló  gracia  de- 
lante de  rri:  también  Israel  llegará  á  la  tierra  de  su 
descanso, 

3  Es  verdad  que  me  visitó  el  Señor ,  responde  Is- 
rael, mas  hace  ya  mucho  tiempo.  Te  engañas,  diceDios, 
porque  yo  le  he  amado  con  perpetuo  y  no  interrum- 
pido amor :  por  eso  misericordioso  te  atraje  á  mí. 

4  Y  otra  vez  te  renovaré  y  te  daré  nuevo  ser ,  oh 
virgen  '  de  Israel  :  todavia  saldrás  acompañada  del 
sonido  de  tus  panderos ,  y  caminarás  rodeada  de  coros 
de  música  : 

5  todavía  plantarás  viñas  en  los  montes  de  Sama- 
ría :  y  aquellos  que  las  plantarán ,  no  recogerán  su 
fruto  hasta  el  tiempo  prescrito  '. 

6  Porque  tiempo  vendrá  en  que  las  centinelas 
ó  gefes  de  mi  pueblo  clamarán   sobre  el  monte  de 


1  Esto  esj  oh  pueblo  de  Israel.  Véase  Virgen. 

2  Ler.  X/X.  tv  25. 


144  LA   PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

Ephraim :  Vamos  todos,  y  subamos  á  Sion  ,  al  Tem- 
plo del  Señor  dios  nuestro ' . 

7  Porque  esto  dice  el  Señor  :  Regocijaos  y  haced 
fiestas  por  amor  de  Jacob  ,  y  prorumpid  en  gritos  de 
júbilo  al  frente  de  las  naciones  :  resuenen  vuestros 
cánticos ,  y  decid  :  Salve  ,  Señor ,  al  pueblo  tuyo, 
salva  las  reliquias  de  Israel. 

8  Sabed,  dice  el  Señor,  que  yo  los  conduciré  a 
todos  de  las  tierras  del  Norte  ,  y  los  recogeré  de  los 
extremos  de  la  tierra  :  entre  ellos  vendrán  juntamente 
el  ciego  y  el  cojo,  la  preñada  y  la  parida,  grande  será 
la  muchedumbre  de  los  que  volverán  acá. 

9  Vendrán  llorando  de  gozo ,  y  yo  compadecido 
de  ellos  los  conduciré  á  la  vuelta  por  en  medio  de 
arroyos  de  frescas  aguas ,  via  recta  y  sin  ningún  tro- 
piezo ^  :  porque  padre  soy  yo  de  Israel ,  y  Ephraim 
es  mi  primogénito  '. 

10  Escuchad,  oh  naciones,  la  palabra  del  Señor, 
y  anunciadla  á  las  islas  mas  remotas ,  y  decid  :  Aquel 
mismo  que  dispersó  á  Israel ,  le  reunirá ,  y  le  guar- 
dará como  guarda  el  pastor  á  su  rebaño. 

1 1  Pues  el  Señor  ha  redimido  á  Jacob  ,  y  le  ha 
librado  de  las  manos  del  prepotente, 

12  Y  asi  vendrán,  y  cantarán  himnos  á  Dios  en 
el  monte  Sion,  y  correrán  en  tropa  á  gozar  de  los  bie- 


1  Is.Il.v,S.  —  Mich.  IV.  V.  2. 

2  is.  XXXV,  V.  7.  —  XLl.  V.  18.  —  XLIX,  v.  10. 

3  Alude  á  la  preferencia  que  le  dio  Jacob.  Gen.  XL  VIH. 
V.  13»  y  sig.  Ephraim  denota  las  diez  tribus. 


CAPÍTULO    XXXI.  145 

Bes  del  Señor  ,  del  trigo ,  del  Tino  ,  del  aceite ,  y  de 
las  crias  de  ovejas  y  de  vacas ;  y  estará  su  alma  cual 
hertnoso  jardin  abundante  de  aguas ,  y  no  padecerán 
ya  mas  necesidades. 

13  Entonces  se  regocijarán  las  vírgenes '  al  sonido 
de  músicos  instrumentos ,  y  iambien  los  jóvenes  á  una 
con  los  ancianos.  Yo  cambiaré  su  llanto  en  gozo ,  y 
los  consolaré ,  y  los  llenaré  de  alegría  en  cambio  de  su 
pasado  dolor. 

14  Y  saciaré  el  alma  de  los  sacerdotes  con  otras 
pingüísimas  carnes  ^  y  el  pueblo  mió  será  colmado  de 
mis  bienes,  dice  el  Señor  '. 

15  Porque  esto  dice  el  Señor :  Se  han  oido  allá  en 
lo  alto  ^  voces  de  lamentos,  de  luto  y  de  gemidos,  y 
son  de  Rachél,  que  llora  sus  Lijos,  ni  quiere  admitir 
consuelo  en  orden  á  la  muerte  de  ellos,  visto  que  ya  no 
existen  *. 

16  El  Señor  dice  así :  Cesen  tus  labios  de  proruin^ 
pir  en  voces  de  llanto,  y  tus  ojos  de  derramar  lágri- 
mas; pues  por  tu  pena  recibirás  galardón,  dice  el  Se- 
ñor :  y  ellos  volverán  de  la  tierra  enemiga  ^. 

17  Y"  para  tus  últimos  días  te  queda  la  segura 
esperanza,  dice  el  Señor,  de  que  tus  hijos  volverán  á 
sus  hogares. 

1  Apoc.  XIV.  V.  4. 

2  De  victimas  mas  preciosas.  Act.  II.  v  13. 

3  Pero  antes  sufrirá  la  peua  de  sus  delitos. 

4  En  Rama,  pequeña  ciudad  de  la  tierra  de  Benjamín 

5  Matth.  II.  V.  18. 

6  En  que  están  cautivos. 

ToM.  X.  13 


146  LA   PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

18  He  escuchado  con  atención  á  Ephraim  '  que  en 
su  cautiverio  dice:  Tú  me  has  castigado,  oh  SeTior,'  yo 
cual  indómito  novillo  he  sido  corregido.  Conviérteme 
á  tí  ^,  y  yo  me  convertiré;  pues  que  tú,  oh  Señor, 
eres  mi  Dios. 

19  Vorqne  estol/ viendo  ahora  gwe  después  que  tú 
me  convertiste,  yo  he  hecho  penitencia :  después  que 
me  iluminaste,  he  herido  mi  muslo  ' ;  y  he  quedado 
confuso  y  avergonzado,  porque  he  sufrido  el  oprobio  de 
mi  mocedad. 

20  ¿No  es  Ephraim  para  mí  el  hijo  querido,  el  ni- 
ño que  yo  he  criado  con  ternura  ?  Desde  que  yo  le  he 
hablado  *,  le  traigo  siempre  en  la  memoria  :  por  eso  se 
han  conmovido  por  amor  suyo  mis  entrañas.  Y  tendré 
para  con  él  entrañas  de  misericordia,  dice  el  Señor. 

21  Seas  pues,  oh  Ephraim,  á  tnanera  de  un  cen- 
tinela ^ :  entrégate  á  las  amarguras  de  la  penitencia : 
convierte  tu  corazón  acia  el  recto  camino,  por  donde 
anduviste :  vuelve ,  oh  virgen  de  Israel ,  vuelve ,  oh 
pueblo  mió,  vuelve  á  tus  ciudades. 

22  ¿Hasta  cuándo  estarás  estragándote  en  medio 

1  O  al  pueblo  mió. 

2  Esto  es ,  aumenta  en  mí  siempre  mas  y  mas  el  conoci- 
miento y  el  dolor  de  mis  pecados ,  á  fin  de  que  sea  mas 
grande  también  y  mas  fervorosa  y  sólida  mi  conversión  ,  que 
ha  principiado  á  obrar  la  luz  de  tu  gracia.  Véase  Gracia. 

3  En  señal  de  mi  dolor. 

4  Desde  que  he  movido  su  corazón,  y  se  ha  convertido 
á  mí. 

5  Vela  sobre  tí. 


capítulo  xxxj.  147 

de  los  deleites,  oh  hija  perdida?  Pues  mira,  el  Señor 
ha  hecho  una  cosa  nueva,  ó  milagrosa,  sobre  la  tier- 
ra: UNA  MUGER  virgen  encerrara  dentro  de  sí  al 

HOMBRE  Dios  '. 

23  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de 
Israel :  Todavía  se  oirán  estas  palabras  en  la  tierra  de 
Judá  y  en  sus  ciudades,  cuando  yo  hubiere  redimido 
sus  cautivos :  Bendígate  el  Señor,  oh  mansión  hermo- 
sa de  la  justicia,  oh  monte  santo  de  Sion. 

24  y  habitará  allí  Judá,  y  juntamente  todas  sus 
ciudades;  así  aquellos  que  labran  la  tierra,  como  los 
que  apacientan  los  ganados  ; 

2  5  porque  yo  embriagaré  en  Sion  á  toda  alma  se- 
dienta, y  hartaré  á  todo  hambriento  ^. 

26  Por  esto  desperté  yo  como  de  un  sueño,  y  abrí 
los  ojos,  y- me  saboreé  con  mi  iueño  prof ético. 

27  Hé  aquí  que  viene  el  tiempo,  dice  el  Señor,  en 
que  yo  sembraré  la  casa  de  Israel,  y  la  casa  de  Judá  de 
simiente  de  hombres,  y  de  símente  de  jumentos. 

28  y  al  modo  que  puse  mi  atención  en  extirparlos, 
y  abatirlos,  y  disiparlos,  y  desparramarlos,  y  afligirlos 
ele  mil  maneras^  así  no  perderé  tiempo  ahora  para 
restaurarlos,  y  plantarlos,  dice  el  Señor. 

29  En  aquellos  días  no  se  oirá  mas  aquel  dicho : 


1  Concebirá  ea  su  seno  por  obra  del  Espíritu  santo  al 
varón  fuerte ,  ai  Señor  ó  Caudillo.  Todo  eso  significa  1p  vok 
")D)i  Gabber ,  que  la  Vulgata  traduce  virum. 

2  Matth.  r.  r.  6. 


148  LA    PROFECÍA   DE   JEREMÍAS. 

Los  padres  comieron  uvas  agraces,  y  los  hijos  pade- 
cieron la  dentera  ' : 

30  sino  que  cada  uno  morirá  por  su  propio  pecado : 
el  hombre  que  comiere  la  uva  agraz,  ese  sufrirá  la 
dentera. 

31  Hé  aquí  que  viene  el  tiempo,  dice  el  Señor,  en 
que  yo  haré  una  nueva  alianza  con  la  casa  de  Israel,  y 
con  la  casa  de  Judá  ' : 

32  alianza,  no  como  aquella  que  contraje  con  sus 
padres  el  día  que  los  cogí  por  la  mano  para  sacarlos  de 
la  tierra  de  Egypto ;  alianza  que  ellos  invalidaron  ',  y 
por  tanto  ejercí  sobre  ellos  mi  soberano  dominio,  dice 
el  Señor. 

33  Mas  esta  será  la  nueva  alianza  que  yo  haré, 
dice  el  Señor,  con  la  casa  de  Israel ,  después  que  llegue 
aquel  tiempo  :  imprimiré  mi  Ley  en  sus  entrañas,  y  la 
grabaré  en  sus  corazones;  y  yo  seré  su  Dios,  y  ellos 
serán  el  pueblo  mió  '*. 

34  Y  no  tendrá  ya  el  hombre  que  hacer  de  maestro 
de  su  prójimo,  ni  el  hermano  de  su  hermano,  diciendo: 


1  Ezech.  XI III.  V.  2.  Los  judíos  solían  siempre  atribuir 
á  los  pecados  de  sus  padres,  mas  que  i  los  suyos,  los  casti- 
gos que  el  Señor  les  enviaba,  Pero  mas  humildes  los  nuevos 
fieles  ó  servidores  del  Señor  no  lo  dirán  así,  sino  que  pedi- 
rán perdón  á  Dios. 

2  Heh\  VIH.  V.  8. 

3  Con  sus  rebeldías.  ' 

4  Hebr.  X.  r.  16.  En  la  Ley  de  gracia  los  preceptos  de 
Dios  quedan  intimamente  grabados  en  el  corazón  del 
hombre  por  la  caridad  que  el  Espíritu  santo  derrama  en  él. 


CAPÍTULO  XXXI.  149 

Conoce  al  Señor  '.  Pues  todos  me  conocerán,  desde  el 
mas  pequeño  hasta  el  mas  grande,  dice  el  Señor  :  por- 
que yo  perdonaré  su  iniquidad,  y  no  me  acordaré  mas 
de  su  pecado  '. 

35  Esto  dice  el  Señor,  aquel  Se  flor  que  envía  el  sol 
para  dar  luz  al  dia,  y  ordena  el  curso  de  la  luna  y  de 
los  astros  para  esclarecer  la  noche ;  el  que  alborota  el 
mar,  y  al  instante  braman  sus  olas ;  el  que  se  llama 
Señor  de  los  ejércitos. 

36  Cuando  estas  leyes,  dice  el  Señor,  establecidas 
por  mi  providencia  vinieren  á  faltar,  entonces  podrá 
faltar  también  el  linage  de  Israel ,  y  dejar  de  ser  na- 
ción perdurable  á  mi  presencia. 

37  Esto  dice  todavía  el  Señor  :  Cuando  alguno 
pudiere  medir  allá  arriba  los  cielos,  y  escudriñar  allá 
bajo  los  cimientos  de  la  tierra,  entonces  podré  yo  re- 
probar á  todo  el  linage  de  Israel  por  sus  fechorías,  dice 
el  Señor. 

38  Sabed  que  llega  el  tiempo,  añade  el  Señor,  en 
que  será  edificada  por  el  Señor  la  ciudad  desde  la  torre 
de  Hananeel  hasta  la  puerta  llamada  del  Rincón. 

39  Y  la  línea  de  la  demarcación  se  tirará  mas  ade- 
lante en  frente  de  esa  puerta  sobre  el  collado  de 
Gareb,  y  seguirá  dando  vuelta  por  el  de  Goatha  ', 

1  Abusan  de  este  lugar  los  que  creen  que  cada  uno  pue- 
de por  medio  de  su  espíritu  privado  entender  la  sagrada 
Escritura  :  error  que  S.  Pedro  condenó  expresamente.  //. 
Pet.  I.V.20. 

2  Act.  X.  V.  43. 

3  O  Góigotha. 


150  LA  PROFKCÍA  DE  JEREMÍAS. 

40  y  por  todo  el  Valle  de  los  cadáveres  y  de  la  ce- 
niza ' ,  y  por  todo  el  sitio  de  los  ajusticiados ,  hasta 
el  torrente  de  Cedrón,  y  basta  la  esquina  de  la  puerta 
de  los  Caballos,  que  está  al  Oriente.  El  Santuario  del 
Señor  '  nunca  jamás  será  arrancado,  ni  destruido. 

CAPÍTULO  XXXII. 

Jeremías ,  durante  el  sitio  de  Jerusalem  por  Nabuchodono- 
sor,  comjjra  jyor  orden  del  Señor  un  campo,  y  hace  escri- 
tura de  compra.,  no  obstante  que  aquel  pais  iba  á  ser 
asolado,  y  cautivado  el  pueblo,  para  manifestar  con  esa 
señal  que  los  judias  volverian  libres  á  su  antiguo  pais , 
donde  el  Señor  haría  con  ellos  una  nueva  alianza.  ] 

1  Palabras  que  el  Señor  habló  á  Jeremías  el  año 
décimo  de  Sedéelas  rey  de  Judá,  que  corresponde  al 
año  décimo  octavo  de  Nabuchódonosor. 

2  (A  la  sazón  el  ejército  del  rey  de  Babylonia  tenia 
sitiada  á  Jerusalem  •  ;  y  el  Profeta  Jeremías  estaba 
preso  en  el  patio  de  la  cárcel  que  habia  en  el  palacio 
del  rey  de  Judá. 

3  Porque  Sedecías,  rey  de  Judá,  le  habia  hecho 
poner  preso,  diciendo :¿  Cómo  es  que  andas  vatici- 
nando y  diciendo :  Esto  dice  el  Señor  :  Sabed  que  yo 
entregaré  esta  ciudad  en  poder  del  rey  de  Babylonia , 
el  cual  se  apoderará  de  ella ; 


1  El  valle  de  Ennon.  Véase  Infierno. 

2  Después  de  la  nueva  Ley  ó  alianza. 

3  IV.Reg.  XXV.  v.\. 


CAPÍTULO    XXXII.  151 

4  Y  Sedecias  ,  rey  de  Judá ,  no  escapará  de  las  ma- 
nos de  los  cháldeos  ,  sino  que  caerá  en  poder  del  rey 
de  Babylonia ,  y  hablará  con  él  boca  á  boca ,  y  le  verá 
con  sus  mismos  ojos ; 

5  Y  será  conducido  por  él  á  Babylonia ,  donde  es  - 
tara  hasta  tanto  que  yo  le  visite,  dice  el  Señor?  Que 
si  peleareis  contra  los  cháldeos ,  añades ,  no  tendréis 
buen  suceso). 

.  6  Jeremías  pues ,  estando  preso ,  dijo  :  El  Señor 
me  ha  hablado ,  diciendo  : 

7  Mira  que  tu  primo  hermano  por  parte  de  padre , 
Hanameel ,  hijo  de  Sellum ,  ha  de  venir  á  decirte  que 
le  compres  un  campo  que  tiene  en  Anathoth';  pues  que 
á  tí  te  compete  la  compra  '  por  ser  el  pariente  mas 
cercano. 

8  En  efecto ,  según  la  palabra  del  Señor ,  Hana- 
meel 5  hijo  de  mi  tío  paterno ,  vino  á  encontrarme  en 
el  patio  de  la  cárcel ,  y  me  dijo  :  Cómprame  el  cam- 
po que  tengo  en  Anathoth ,  tierra  de  Benjamín;  pues 
que  á  tí  te  toca  por  derecho  de  herencia  el  poseerle, 
por  ser  tú  el  pariente  mas  cercano.  Conocí  que  aque- 
llo venia  del  Señor; 

9  y  compré  á  Hanameel ,  hijo  de  mi  tío  paterno. 


1  Los  sacerdotes  y  levitas  podiau  poseer  tierras  ó  cam- 
pos en  el  espacio  de  rail  pasos  de  sus  ciudades  levíticas, 
para  huertos ,  viñas  ,  ó  pastos  de  ganados  ;  y  no  los  po- 
dían vender  ó  euagenar  sino  á  los  parientes  de  la  misma 
tribu. 


152  LA  profecía  de  jeremías. 

aquel  campo  situado  en  Anathoth ,  y  le  pesé  la  canti- 
dad de  dinero  de  diez  y  siete  sidos  de  plata  '  : 

10  é  hice  una  escritura  de  contrato,  y  la  sellé  ó 
Jirmé  en  presencia  de  testigos ,  y  pesé  la  plata  en  la 
balanza. 

1 1  Y  tomé  la  escritura  de  compra  firmada  con  sus 
estipulaciones  y  ratificaciones ,  y  con  los  sellos  por  de- 
fuera. 

12  Y  di  esta  escritura  de  compra  áBaruch  ,  hijo  de 
Neri,  hijo  de  Maasías ,  en  presencia  de  Hanameelmi 
primo  hermano ,  delante  de  los  testigos  citados  en  la 
escritura  de  compra ,  y  á  vista  de  todos  los  judíos  que 
estaban  en  el  patio  de  la  cárcel. 

13  Y  en  presencia  de  ellos  di  orden  á  Baruch  ,y  le 
dije : 

14  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos ,  el  Dios  de 
Israel :  Toma  estas  escrituras,  esta  escritura  de  com- 
pra sellada ,  y  esta  otra  escritura  abierta  '  ,  y  méte- 
las en  una  vasija  de  barro  para  que  puedan  conser- 
varse mucho  tiempo. 

1 5  Porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos ,  el 
Dios  de  Israel :  Todavía  se  han  de  poseer  en  esta  tier- 
ra casas  ,  y  campos ,  y  viñas. 

16  Así  que  hube  entregado  á  Baruch  ,  hijo  de  Ne- 
ri ,  la  escritura  de  venta ,  púseme  luego  en  oración, 
T  dije  : 


1  Véase  Sido.  Es  estilo  hebreo  anteponer  el  número  pe- 
queño. 

2  O  simple  traslado. 


CAPITULO   XXXIl,  153 

17  ¡  Ah  ¡  ¡  ah  Señor  Dios  mió ,  ¡  ah !  bien  veo  que  tú 
criaste  el  cielo  y  la  tierra  con  tu  gran  poder  ,  y  con  tu 
brazo  fuerte  :  ninguna  cosa  sevíi  jamás  difícil  para  ti  : 

1 8  tú  eres  el  que  usas  de  misericordia  en  la  serie  de 
mil  generaciones,  y  la  iniquidad  de  los  padres  la  casti- 
gas después  de  ellos  en  sus  hijos '  :  tú  eres  el  fortisi- 
mo,el  grande,  el  poderoso  :  Señor  de  los  ejércitos  es 
tu  nombre. 

19  Grandioso  eres  en  tus  consejos,  é  incompre- 
hensible en  tus  designios :  contemplando  están  tus 
ojos  todas  las  acciones  de  los  hijos  de  Adán ,  para  re- 
tribuir á  cada  uno  según  sus  obras  y  según  el  mérito 
de  su  conducta. 

20  Tú  obraste  milagros  y  prodigios  celebrados  has- 
ta hoy  dia  en  la  tierra  de  Egypto,  y  en  Israel ,  y  en- 
tre todos  los  hombres ,  é  hiciste  tan  grande  tu  nombre, 
como  se  ve  que  es  en  el  dia  de  hoy  : 

21  tú  sacaste  á  tu  pueblo  de  Israel  de  la  tierra  de 
Egypto  por  medio  de  milagros  y  portentos ,  con  mano 
poderosa ,  y  brazo  fuerte,  y  grande  espanto  : 

22  y  les  diste  esta  tierra,  conforme  lo  hablas  pro- 
metido con  juramento  á  sus  padres ,  tierra  que  mana 
leche  y  miel. 

23  Entraron  en  efecto  en  ella ,  y  la  han  poseido  : 
mas  no  obedecieron  tu  voz,  ni  siguieron  tu  san/a  Ley, 
nada  hicieron  de  cuanto  les  mandaste,  y  por  eso  les 
han  sobrevenido  todos  estos  desastres. 


Exod.  XX  V.  b.  —  Deui.  V.  v.  9.  10. 


154        Lk   PROFECÍA.  DE  JEREMÍAS. 

24  Hé  aquí  ya  levantadas  las  máquinas  de  guerra 
contra  la  ciudad  pava  batirla ;  y  como  está  para  caer 
en  poder  de  los  cháldeos ,  que  la  combaten  á  fuerza 
de  armas,  y  de  la  hambre,  y  de  la  peste;  y  cuantas 
cosas  hablaste  ,  oh  Dios  mió  ,  todas  se  han  cumplido, 
como  tú  mismo  lo  estás  viendo. 

25  ;Y  tú,  oh  Señor  Dios,  no  obstante  me  dices  á 
mí :  Compra  un  campo  á  dinero  contante ,  en  presen- 
cia de  testigos ;  siendo  así  que  la  ciudad  va  á  ser  en- 
tregada en  poder  de  los  cháldeos ! 

26  Entonces  respondió  el  Señor  á  Jeremías ,  di- 
ciendo : 

27  Mira ,  yo  soy  el  Señor  Dios  de  todos  los  morta- 
les: ¿habrá  por  ventura  cosa  ninguna  difícil  para 
mí? 

28  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor :  Sábete  que  yo  voy 
á  entregar  esta  ciudad  en  manos  de  los  cháldeos,  y  en 
poder  del  rey  de  Babylonia ,  y  la  i'endirán : 

29  y  entrarán  los  cháldeos  con  espada  en  mano  en 
esta  ciudad ,  y  la  pegarán  fuego ,  y  la  quemarán  junto 
con  las  casas  en  cuyos  terrados  se  ofrecían  sacrificios  á 
Baal ,  y  libaciones  á  dioses  ágenos  para  irritarme : 

30  porque  ya  desde  su  mocedad  los  hijos  de  Israel, 
y  los  hijos  de  Judá  están  continuamente  obrando  mal 
delante  de  mis  ojos :  los  hijos  de  Israel ,  digo,  que  has- 
ta el  presente  no  hacen  sino  exasperarme  con  las  obras 
de  sus  manos,  dice  el  Señor. 

31  De  suerte  que  esta  ciudad  se  ha  hecho  para  mí 
objeto  de  furor,  y  de  la  indignación  mía,  desde  el  día 


ciPÍTULo  xxxir.  155 

en  que  fue  edificada  ',  hasta  el  día  presente,  en  que 
será  borrada  de  delante  de  mis  ojos , 

32  por  la  maldad  de  los  hijos  de  Israel  y  de  los  hijos 
de  Judá,  cometida  cuando  me  provocaron  á  ira  ellos, 
y  sus  reyes,  y  sus  príncipes,  y  sus  sacerdotes,  y  sus 
profetas,  los  varones  de  Judá  y  los  habitantes  de  Je- 
rusalem. 

33  Y  volvieron  acia  mí  sus  espaldas  y  no  su  cara, 
cuando  yo  desde  la  mañana  los  instruía  y  los  avisaba ; 
no  queriendo  ellos  escuchar  ni  recibir  la  corrección. 

34  Y  anles  bien  colocaron  sus  ídolos  en  la  Casa  en 
que  se  invoca  mi  santo  nombre  ^,  á  fin  de  profanarla ; 

35  y  erigieron  altares  á  Baal  en  el  valle  del  hijo  de 
Ennom  para  consagrar  ó  sacrificar  sus  hijos  y  sus  hijas 
á  el  Ídolo  IMoloch  :  cosa  que  yo  jamás  les  mandé  para 
mi  ',  ni  me  pasó  por  el  pensamiento  que  ellos  hicieran 
tal  abominación,  é  indujesen  á  Judá  á  tan  abominable 
pecado. 

36  Ahora  bien  en  medio  de  estas  cosas,  así  habla  el 
Señor,  el  Dios  de  Israel  á  esta  ciudad ,  de  la  cual  de- 
cís vosotros  que  caerá  en  poder  del  rey  de  Babylonia , 
á  fuerza  de  armas,  de  hambre,  y  de  peste : 

37  Sabed  que  yo  después  los  reuniré  de  todas  las 
regiones,  por  donde  los  habré  desparramado  en  la  efu- 
sión de  mi  furor,  de  mi  cólera,  y  de  mi  grande  indig- 

1  O  encandecida  y  adornada  por  Salomón  y  otros  reyes. 
Véase  Edificar. 

2  IV.  Reg.  XXL  r  4. 

3  Véase  cap.  Vll.v.  31  — X/X.  v.  5 


156  LA   PROFECÍA   DE   JEREMÍAS. 

nación ,  y"  los  restituiré  á  este  lugar,   donde  los  haré 
morar  tranquilamente. 

38  Y  ellos  serán  mi  pueblo,  y  yo  seré  su  Dios.       ^ 

39  Y  les  daré  un  mismo  corazón  y  un  solo  culto ; 
para  que  me  teman  todos  los  dias  de  su  vida,  y  sean 
felices  ellos,  y  después  de  ellos  sus  hijos. 

40  Y  sentaré  con  ellos  una  eterna  alianza,  ni  cesaré 
jamás  de  hacerles  bien ;  é  infundiré  mi  temor  en  su 
corazón ,  para  que  no  se  aparten  de  mí. 

41  Y  mi  gozo  será  el  hacerles  beneficios ,  y  los  es- 
tableceré en  esta  tierra,  de  veras,  y  con  todo  mi  cora- 
zón ,  y  con  toda  mi  alma. 

42  Porque  esto  dice  el  Señor :  Así  como  he  descar- 
gado yo  sobre  este  pueblo  todos  estos  grandes  males ; 
del  mismo  modo  los  colmaré  á  ellos  de  todos  los  bienes 
que  les  prometo. 

43  Y  de  nuevo  serán  poseídos  por  sus  dueños  los 
campos  en  esta  tierra ;  de  la  cual  decís  vosotros  que 
está  desierta,  por  no  haber  quedado  en  ella  ni  hombre 
ni  bestia ;  porque  fue  abandonada  al  poder  de  los  chál- 
deos. 

44  Compraránse  por  su  dinero  los  campos,  forma- 
ránse  escrituras  de  contrata,  se  imprimirá  en  ellas  el 
sello,  y  asistirán  los  testigos,  en  la  tierra  de  Benjamín, 
y  en  el  territorio  de  Jerusalem,  y  en  las  ciudades  de 
Judá,  y  en  las  ciudades  de  las  montañas,  y  en  las  ciu- 
dades de  las  llanuras,  y  en  las  ciudades  que  están  ál 
Mediodía;  puesto  que  yo  pondré  fin  á  su  cautiverio, 
dice  el  Señor. 


57 


CAPITULO  XXXIll. 

El  Señor  promete  nuevamente  el  feliz  restablecimiento  de 
Jerus'dein  :  anuncia  ulra  vtz  la  venida  del  Mesías  y  su 
reino  elerno.  Incredulidad  de  lus  judíos. 

1  Segunda  vez  el  Señor  habló  á  Jeremías ,  estando 
este  todavía  preso  en  el  patio  de  la  cárcel ,  y  le  dijo : 

2  Esto  dice  el  Señor,  el  cual  hará  y  efectuará  y  dis- 
pondrá de  antemano  aquello  que  dice :  aquel  cuyo 
nombre  es  Jehoiah  ó  el  señor. 

3  Invócame,  y  yo  le  oiré  benigno,  y  te  declararé 
cosas  grandes  y  ciertas  que  tú  ignoras. 

4  Porque  esto  dice  el  Señor,  el  Dios  de  Israel, 
acerca  de  las  casas  de  esta  ciudad  ,  y  acerca  de  las  del 
rey  de  Judá,  que  han  sido  destruidas  ',  y  en  orden  á 
las  fortificaciones,  y  á  las  espadas 

5  de  aquellos  que  van  á  pelear  contra  los  cháldeos , 
y  que  llenarán  sus  casas  de  cadáveres  de  hombres ',  á 
los  cuales  yo  herí  en  mi  furor  é  indignación ,  habiendo 
apartado  mi  rostro  de  esa  ciudad  por  causa  de  todas 
sus  maldades. 

6  Hé  aquí ,  que  yo  cerraré  sus  llagas ,  y  les  volve- 
ré la  salud ,  y  remediaré  sus  males ,  y  les  haré  gozar  de 
la  paz ,  y  de  la  verdad  de  mis  promesas ,  conforme 
ellos  han  pedido. 

1  Para  hacer  varias  obras  de  defensa. 

2  De  nada  aprovecharán  los  preparativos  de  defensa. 
Cap.  XXV lí. 

14 


158  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

7  Y  haré  que  vuelvan  los  cautivos  de  Judá  y  los 
cautivos  de  Jerusalem ,  y  los  restituiré  á  su  primitivo 
estado. 

8  Y  los  purificaré  de  todas  las  iniquidades  con  que 
pecaron  contra  mí ;  y  les  perdonaré  todos  los  pecados 
con  que  me  ofendieron  y  despreciaron. 

9  Lo  cual  hará  que  las  naciones  todas  de  la  tierra , 
á  cuya  noticia  lleguen  todos  los  beneficios  que  les  ha- 
bré hecho,  celebrarán  con  gozo  mi  santo  nombre,  y 
me  alabarán  con  voces  de  júbilo  :  y  quedarán  llenas 
de  asombro ,  y  de  un  saludable  temor ,  á  vista  de  tantos 
bienes  y  de  la  suma  paz  que  yo  les  concederé. 

10  Esto  dice  el  Señor  :  En  este  lugar  (que  vosotros 
llamáis  un  desierto ,  porque  no  hay  en  él  hombre  ni 
bestia)  en  las  ciudades  de  Judá,  y  en  los  contornos 
de  Jerusalem,  que  están  asolados  y  sin  hombre  alguno, 
sin  habitantes ,  ni  ganados ,  se  han  de  oir  todavía 

1 1  voces  de  gozo  y  de  alegría ,  voces  ó  cantares  de 
esposo  y  de  esposa ,  voces  de  gentes  que  dirán  '  :  Tri- 
butad alabanzas  al  Señor  de  los  ejércitos ,  por  ser  tan 
bueno  el  Señor,  porque  hace  brillar  eternamente  su 
misericordia ;  y  voces  también  de  aquellos  que  vendrán 
á  presentar  sus  ofrendas  en  la  Casa  del  Señor.  Porque 
yo  he  de  restituir  á  su  primer  estado ,  dice  el  Señor , 
á  los  que  fueron  llevados  de  esta  tierra  cautivos  á  Ba^ 
bylonia. 

12  Dice  asimismo  el  Señor  de  los  ejércitos  :  En 
este  lugar  despoblado ,  donde  no  se  ve  hombre  ni  bes- 

1  1.  Esd.  III.  V.  n.—Ps.  CXVII.  y  ex XXV. 


CAPÍTULO   XXXIII.  159 

lia,  y  en  lodas  sus  ciudades,  aun  se  verán  otra  vex 
cabanas  de  pastores  que  recegerán  los  rebaños  en  sus 
apriscos. 

13  En  las  ciudades  de  las  montañas,  y  en  las  ciu- 
dades de  las  llanuras,  y  en  las  ciudades  meridionales, 
y  en  la  tierra  de  Benjamín ,  y  en  los  contornos  de  Je- 
rusalem ,.  y  en  las  ciudades  de  Judá  todavía  se  verán 
pasar  las  reses,  dice  el  Señor,  debajo  de  la  mano 
de  su  pastor  que  las  irá  contando  '. 

14  Vienen  ya  los  días,  dice  el  Señor,  en  que  yo 
llevaré  á  efecto  la  palabra  ó  promesa  buena ,  que  di  á 
la  casa  de  Israel ,  y  á  la  casa  de  Judá  ^. 

15  En  aquellos  días,  y  en  aquel  tiempo  yo  haré 
brotar  de  la  estirpe  de  David  un  pimpollo  de  justicia, 
el  Mesías,  el  cual  gobernará  con  rectitud,  y  establece- 
rá la  justicia  en  la  tierra. 

16  En  aquellos  días  Judá  conseguirá  su  salvación  % 
y  vivirá  Jerusalem  en  plena  paz  :  y  el  nombre  con  que 
le  llamarán  será  este  :  El  Señor  nuestro  Justo  ^. 

n  Porque  esto  dice  el  Señor  :  No  faltará  jamás 
un  varón  de  la  estirpe  de  David ,  que  se  asiente  sobre 
el  trono  de  la  casa  de  Israel  ^. 

1 S  Y  no  faltará  de  la  estirpe  de  los  sacerdotes  y  le- 
vitas un  varón  que  me  ofrezca  holocaustos ,  y  encienda 


1  Así  que  entren  en  el  redil. 

2  Cap.  XXIII.  i).  5. 

3  Por  este  hijo  de  David. 

4  Cap.  XXIII  V.  6.— /.v.  IX  v.  6 

5  Gen.  XLIX   v.  10. 


160  LA   PROFECÍA  DE   JEREMÍAS. 

el  fuego  para  el  sacrificio ,  é  inmole  víctimas  en  todos 

tiempos. 

—  19  Habló  el  Señor  todavía  á  Jeremías ,  diciendo : 

20  Esto  dice  el  Señor  :  Si  puede  faltar  el  orden  que 
tengo  establecido  para  el  día,  y  el  orden  que  tengo 
establecido  para  la  noche ,  de  modo  que  no  venga  el 
día  ni  la  noche  á  su  debido  tiempo  ; 

21  podrá  también  ser  nula  la  alianza  mía  con  Da- 
vid ,  mi  siervo ,  de  suerte  que  no  nazca  de  él  un  hijo 
que  reine  en  su  trono ,  y  no  haya  levitas  y  sacerdotes 
ministros  míos. 

22  Así  como  no  pueden  contarse  las  estrellas  del 
cielo,  ni  numerarse  las  arenas  del  mar;  así  yo  multi- 
plicaré sin  cuento  los  descendientes  de  mi  siervo  Da- 
vid ,  y  los  levitas  mis  ministros. 

23  Habló  el  Señor  aun  á  Jeremías,  diciendo  : 

24  ¿No  has  tú  hecho  alto  en  lo  que  habla  este  pue- 
blo, que  dice  :  Las  dos  familias  que  el  Señor  había 
escogido  ,  están  desechadas '  ?  De  tal  manera  despre- 
cian ellos  á  mi  pueblo,  que  á  sus  ojos  ya  no  es  nación. 

25  Esto  dice  el  Señor  :  Sí  yo  no  establecí  ese  orden 
invariable  entre  el  dia  y  la  noche,  ni  di  leyes  al  cielo 
y  á  la  tierra  ; 

26  podrá  en  tal  caso  suceder  que  yo  deseche  el 
linage  de  Jacob  y  de  David ,  siervo  mío,  de  modo  que 


1  Así  se  quejaban  los  judíos  incrédulos  cuando  veían  que 
iba  á  ser  desolada  la  Judea  y  destruida  Jerusalem.  La  fa- 
milia de  Judá  pierde  la  corona,  la  de  Leví  el  Templo.  Otro» 
poneu  dichas  palabra»  en  boca  de  los  cháldeos. 


CAPITULO  XXXIV.  161 

yo  deje  de  elegir  de  su  descendencia  principes  de  la 
estirpe  de  Abraham ,  de  Isaac,  y  de  Jacob.  Mas  yo  ' 
haré  volver  los  que  fueron  llevados  cautivos,  y  tendré 
de  ellos  misericordia. 

CAPÍTULO  XXXIV. 

El  Señor  entregará  al  rey  Sedeñas  y  áJerusalem  en  poder 
del  rey  de  Babylonia.  Reprende  á  los  judíos  por  no  haber 
cumplido  la  promesa  de  dar  libertad  á  los  esclavos  he- 
breos. 

1  Palabra  dichas  por  el  Señor  á  Jeremías,  cuando 
Nabuchódonosor  rey  de  Babylonia  ,  y  todo  su  ejército, 
y  todos  los  reinos  de  la  tierra  y  pueblos  que  estaban 
bajo  su  dominio,  hacian  guerra  contra  Jerusalem  y 
contra  todas  sus  ciudades. 

2  Esto  dice  el  Señor,  el  Dios  de  Israel  :  Vé  y  habla 
á  Sedecías  rey  de  Judá ,  y  le  dirás  :  Estas  cosas  dice 
el  Señor  :  Mira  que  yo  entregaré  esta  ciudad  en  poder 
del  rey  de  Babylonia  ,  el  cual  la  abrasará. 

3  Y  tú  no  escaparás  de  sus  manos,  sino  que  infali- 
blemente serás  cogido  y  entregado  en  ellas,  y  tus  ojos 
verán  los  ojos  del  rey  de  Babylonia  ,  y  hablarás  con  él 
cara  á  cara ,  y  entrarás  en  Babylonia. 

4  Esto  no  obstante,  escucha  lo  que  dice  el  Señor, 
oh  Sedéelas  rey  de  Judá  :  Esto  dice  el  Señor  :  Tú  no 
morirás  á  cuchillo, 

5  sino  que  morirás  de  muerte  natural ;  y  al  modo 

1  Yo  cumpliré  sin  falta  mis  promesas. 


162  LA    PROFECÍA    UE    JEREMÍAS. 

que  fueron  quemados  los  restos  de  tus  padres  los 
reyes  pasados ,  tus  predecesores  ' ,  así  quemarán  tu 
cadáver,  y  te  plañirán ,  exclamando  :  \  Ay  Señor ! 
¡ay!  Porque  así  lo  he  decretado  yo,  dice  el  Señor. 

6  Todas  estas  cosas  dijo  el  Profeta  Jeremías  en 
Jerusalem  á  Sedecías  rey  de  Judá. 

7  Entretanto  el  ejército  del  rey  de  Babylonia  estre- 
chaba á  Jerusalem ,  y  á  todas  las  ciudades  de  Judá , 
que  hablan  quedado  for  conquistar ,  á  Láchís ,  y  á 
Azechá  ;  pues  que  de  las  ciudades  fortificadas  de  Judá 
estas  dos  solas  no  se  habían  aun  rendido. 

—  8  Palabras  que  dijo  el  Señor  á  Jeremías,  después 
que  el  rey  Sedecías  hizo  un  pacto  con  todo  el  pueblo 
en  Jerusalem ,  publicando 

9  que  todos  debían  dar  libertad  á  sus  esclavos  he- 
breos y  á  sus  esclavas  hebreas ,  y  que  nadie  tuviese 
dominio  sobre  ellos,  siendo  como  eran  judíos  y  her- 
manos suyos. 

10  Con  efecto,  todos  los  príncipes,  y  el  pueblo 
todo  que  hablan  hecho  el  pacto  de  dar  libertad  cada 
uno  á  su  esclavo,  y  á  su  esclava ,  y  de  no  tratarlos  mas 
como  á  esclavos,  obedecieron ,  y  los  dieron  por  libres. 

1 1  Pero  arrepintiéronse  después ,  y  se  llevaron  por 
fuerza  los  esclavos  y  esclavas  que  hablan  dejado  en  li- 
bertad ,  los  sujetaron  otra  vez  al  yugo  de  la  servi- 
dumbre. 

12  Entonces  habló  el  Señor  á  Jeremías,  diciendo  : 

13  Esto  dice  el  Señor,  el  Dios  de  Israel :  Yo  hice 

1  /,  Rrg.  XXXI,  V.  12.-//  Paral.  X^l.  v.  14 


CAPITULO    XXXIV.  168 

un  pacto  con  vuestros  padres  el  dia  que  los  saqué  de 
tierra  de  Egypto,  de  la  casa  de  la  esclavitud ,  y  dije  : 

14  Cuando  se  cumiilieren  siete  años,  dé  cada  uno 
libertad  á  su  hermano  hebreo ,  que  le  fue  vendido  '  ; 
él  te  servirá  por  espacio  de  seis  años ,  y  después  le 
dejarás  ir  libre.  Mas  vuestros  padres  no  me  escu- 
charon ,  ni  fueron  dóciles  á  mis  palabras. 

1 5  Pero  hoy  dia  vosotros  os  habéis  convertido  á  mi, 
y  habéis  hecho  aquello  que  es  agradable  á  mis  ojos, 
publicando  que  cada  uno  dé  la  libertad  á  su  prójimo, 
y  confirmasteis  esta  resolución  en  mi  presencia ,  en  la 
Casa  donde  es  invocado  mi  nombre. 

16  Mas  después  os  habéis  vuelto  atrás,  y  habéis 
hecho  un  insulto  á  mi  nombre,  y  vuelto  ¿recobrar 
cada  uno  su  esclavo  y  su  esclava,  que  habláis  dejado 
ir  para  que  fuesen  libres  y  dueños  de  sí :  y  les  habéis 
puesto  otra  vez  el  yugo,  haciéndolos  nuevamente  escla- 
vos y  esclavas  vuestras. 

1 7  Por  lo  cual  esto  dice  el  Señor  :  Vosotros  no  me 
habéis  querido  escuchar,  asegurando  cada  uno  la  li- 
bertad á  su  hermano  y  á  su  prójimo  :  pues  hé  aquí  que 
yo  promulgo  para  vosotros  la  libertad ,  dice  el  Señor, 
para  separaros  de  mí ,  y  quedar  á  merced  de  la  es- 
pada ,  de  la  peste,  y  de  la  hambre,  y  os  enviaré  des- 
parramados por  todos  los  reinos  de  la  tierra. 


1  Eiod.  XXI.  V.  2.—Deut.  XV.  v.  12.  Esto  es,  cuan- 
do se  comenzaran  á  cumplir,,  ó  al  principiar  el  año  séptimo. 
Modismo  hebreo,  igual  al  que  se  usa  en  otros  lugares. 
Luc.  IL  i\  21  etc. 


Ifi4  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

18  Y  entregaré  á  los  que  han  violado  mi  alianza,  y 
no  han  guardado  las  palabras  del  pacto  que  acordaron 
en  mi  presencia ,  degollando  y  dividiendo  en  dos  par- 
tes el  becerro,  y  pasando  después  por  medio  de  ellas ' 

19  los  príncipes  de  Judá,  y  de  Jerusalem ,  y  los 
eunuchós ,  ó  palaciegos  ^ ,  y  los  sacerdotes ,  y  todo  el 
pueblo  del  pais ,  los  cuales  pasaron  por  en  medio  de 
los  trozos  del  becerro  : 

20  los  entregaré ,  digo,  en  poder  de  sus  enemigos, 
y  en  manos  de  los  que  ansian  quitarles  la  vida ;  y  sus 
cadáveres  servirán  de  pasto  á  las  aves  del  cielo,  y  á  las 
bestias  de  la  tierra. 

•21  Y  á  Sedecías  rey  de  Judá,  y  á  sus  príncipes  6 
cortesanos  los  pondré  en  manos  de  sus  enemigos,  en 
manos  de  los  que  maquinan  su  muerte,  y  en  manos  de 
los  ejércitos  del  rey  de  Babylonia  que  se  han  retirado 
de  vosotros  '. 

22  Pues  hé  aquí  que  yo  voy  á  dar  mis  órdenes,  dice 
el  Señor,  y  los  volveré  á  traer  contra  esta  ciudad,  y  la 
batirán,  y  se  apoderarán  de  ella,  y  la  incendiarán  :  y 
á  las  ciudades  de  Judá  convertirlas  he  en  un  desierto, 
de  tal  suerte  que  no  quede  en  ellas  ningún  habitante. 


1  Gen.  XV.  v.  10.— Exod.  XXIV.  v.  6.  Véase  Alianza, 

2  Véase  Eunuchó.  IV.  Reg.  XXV.  v.  19. 

3  Por  nn  poco  de  tiempo.  Véase  el  c.  XXXVII.  v.  4,  \ 


165 

CAPÍTULO  XXXV. 

Obediencia  de  los  rechábitas  á  las  reglas  de  sus  mayores  ¡  y 
desobediencia  de  los  judíos  :  intima  á  estos  el  castigo,  y 
promete  la  bendición  á  aquellos. 

1  Palabras  que  el  Señor  dirigió  á  Jeremías  en 
tiempo  de  Joakim,  hijo  de  Josías  rey  de  Judá,  dicien- 
dole  : 

2  Anda ,  vé  á  la  familia  de  los  rechábitas  *,  y  habla 
con  ellos,  y  condúcelos  á  la  Casa  ó  Templo  del  Señor, 
á  uno  de  los  aposentos  de  los  tesoros  ó  repuestos  ^,  y 
preséntales  vino  para  que  beban. 

3  Llevé  pues  conmigo  á  Jezonias,  hijo  de  Jeremías, 
hijo  de  Habsanías  y  á  sus  hermanos,  y  á  todos  sus 
hijos,  y  á  la  familia  toda  de  los  rechábitas ; 

4  y  los  introduje  en  la  Casa  del  Señor,  en  el  apo- 
sento llamado  de  los  tesoros ,  donde  estaban  los  hijos 
de  Hanan,  hijo  de  Jegedelias,  varón  de  Dios;  aposento 
que  estaba  junto  al  tesoro  de  los  príncipes,  sobre  la 
tesorería  de  lAIaasías ,  hijo  de  Sellum ,  el  cual  era  el 
guarda  del  atrio  del  Templo. 

5  Y  presenté  á  los  hijos  de  la  casa  de  los  rechábitas 
lazas  y  copas  llenas  de  vino,  y  díjeles  :  Bebed  vino. 

6  Mas  ellos  respondieron:  No  le  beberemos;  por- 
que nuestro  padre  Jonadab ,  hijo  de  Recháh,  nos  dejó 

1  /.  Paral  II.  tv  55 

2  //.  Esd.  XI ÍI.  v.b.  La  voz  hebrea  'Tl^'llh  Hcsefsig- 
nifica  aposento,  cámara,  almacén,  tesoro,  etc. 


166  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍASÍ. 

este  precepto  :  Nunca  jamás  beberéis  vino,  ni  vos- 
otros, ni  vuestros  hijos. 

7  No  edificaréis  casa,  ni  sembraréis  granos,  ni 
plantaréis  viñas,  ni  las  poseeréis  :  sino  que  habitaréis 
en  tiendas  todos  los  dias  de  vuestra  vida ,  á  fin  de  que 
viváis  mucho  tiempo  sobre  la  tierra  de  Israel ,  en  la 
cual  soisjosotros  peregrinos  '. 

8  Hemos  pues  obedecido  á  la  voz  de  nuestro  padre 
Jonadab ,  hijo  de  Recháb ,  en  todo  cuanto  nos  dejó 
mandado ,  y  por  eso  no  bebemos  vino  en  toda  nuestra 
vida  nosotros ,  ni  nuestras  mugeres ,  ni  los  hijos ,  ni 
las  hijas  ; 

9  ni  fabricamos  casas  para  nuestra  habitación ,  ni 
tenemos  viñas  ,  ni  campos ,  ni  sementeras ; 

10  sino  que  habitamos  en  tiendas  de  campaña,  y 
hemos  sido  obedientes  á  todos  los  preceptos  que  nos 
dejó  Jonadab  nuestro  padre. 

1 1  Pero  habiendo  entrado  Nabuchódonosor  rey  de 
Babylonia  en  nuestra  tierra  ^,  hemos  dicho  :  Vamo- 
nos y  retirémonos  á  Jerusalem ,  para  huir  del  ejército 


1  Admirable  ducíimento  de  perfección  evangélica,  y  de 
la  viva  persuasión  en  que  estaban  de  que,  á  imitación  de 
los  santos  Patriarcas,  debian  vivir  como  peregrinos  en  el 
mundo.  Hab.  XI.  i\  9.  Recháb  fue  un  varón  célebre,  del 
linage  de  Jethro,  suegro  de  Moysés.  Exod.  XV III.  Los 
rechábüas  ó  cincos  fueron  muy  estimados  entre  los  judíos 
por  su  piedad  y  austeridad  de  vida.  /.  Judie.  I.  v.  16.  — /. 
Paral.  II.  v.  55, 

2  O  en  el  distrito  en  que  vivimos. 


CAPITULO    XXXV.  167 

de  los  cháldeos  y  del  ejército  de  la  Syria ;   y  por  eso 
nos  estamos  en  Jerusalem. 

12  Entonces  el  Señor  habló  á  Jeremías,  diciendo  : 

13  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de 
Israel :  anda  y  di  al  pueblo  de  Judá ,  y  á  los  habitantes 
de  Jerusalem  :  ¿  Es  posible  que  no  habéis  de  tomar 
ejemplo  para  obedecer  á  mis  palabras,  dice  el  Señor? 

14  Las  palabras  con  que  Jonadab  hijo  de  Recháb 
intimó  á  sus  hijos  que  no  bebieran  vino  ,  han  sido  tan 
fielmente  observadas  que  no  le  han  bebido  hasta  el  dia 
de  hoy ,  obedeciendo  el  precepto  de  su  padre  :  mas  yo 
os  he  hablado  á  vosotros  de  contíHuo  y  á  todas  horas , 
y  no  me  habéis  obedecido. 

15  Pues  os  he  enviado  todos  mis  siervos  los  Pro- 
fetas ,  de  antemano ,  y  con  mucha  solicitud ;  y  os  envié 
á  decir  por  su  boca  :  Conviértase  cada  uno  de  vosotros 
de  su  pésima  vida ,  y  rectificad  vuestros  afectos ,  y  no 
andéis  tras  los  dioses  ágenos ,  ni  les  deis  culto ;  y  asi 
habitaréis  en  la  tierra  que  yo  os  di  á  vosotros  y  á  vues- 
tros padres  ' ;  pero  vosotros  no  habéis  querido  obede- 
cerme, ni  escucharme. 

16  Así  pues  los  hijos  de  Jonadab ,  hijo  de  Recháb , 
han  observado  constantemente  el  precepto  que  les  dejó 
su  padre ;  mas  ese  pueblo  no  me  ha  obedecido  á  mí. 

17  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos, 
el  Dios  de  Israel  :  Yo  voy  á  descargar  sobre  Judá  y 
sobre  todos  los  habitantes  de  Jerusalem  todas  las  tri- 
bulaciones con  que  les  he  amenazado ;  puesto  que  yo 

1  Cap.  XVIII.  r   11.  —  XX F.  V  5. 


168  LA  PROFECÍA   DE  JEREMÍAS. 

les  he  hablado ,  y  no  han  querido  escucharme ,  los  he 
llamado ,  y  no  han  querido  responderme. 

18  Pero  á  la  familia  de  los  rechábitas  dijole  Jere- 
mías :  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos ,  el  Dios  de 
Israel  :  Por  cuanto  vosotros  habéis  obedecido  el  man- 
damiento de  vuestro  padre  Jonadab ,  y  habéis  obser- 
vado todas  sus  órdenes ,  y  cumplido  todo  cuanto  os 
prescribió ; 

19  por  tanto ,  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos ,  el 
Dios  de  Israel :  No  faltará  varón  de  la  estirpe  de  Jo- 
nadab ,  hijo  de  Recháb ,  que  asista  en  mi  presencia 
todos  los  días '. 


CAPITULO  XXXVI. 

Jeremías  hace  leer  á  todo  el  pueblo  por  medio  de  Baruch  el 
volúmem  de  sus  profecías,  ó  amenazas  de  DioS;  pero  el 
rey  Joakim  quema  el  libro,  y  da  arden  de  prender  á  Jere- 
mías  y  á  Baruch  :  el  Señor  tos  salva,  y  manda  á  Jeremías 
que  dicte  otro  volumen  á  Baruch,  é  intime  á  Joakim  su 
ruina  y  la  de  Jerusalem. 

1  Corriendo  el  año  cuarto  de  Joakim ,  hijo  de  Jo- 
sías ,  rey  de  Judá ,  el  Señor  habló  á  Jeremías ,  y  le 
dijo  : 

2  Toma  un  cuaderno  ^,  y  escribirás  en  él  todas  las 
palabras  que  yo  te  he  hablado  contra  Israel  y  contra 


1  Véase  /.  Paral.  Il.v.bb.y  la  nota. 

2  O  nn  rollo  de  pergamino.  Véase  Libro. 


CAPITULO  xxxvr.  1G9 

Judá,  y  contra  todos  los  pueblos,  desde  el  tiempo  del 
reinado  de  Josías ,  en  que  yo  te  hablé ,  hasta  el  dia  de 
hoy  : 

3  por  si  tal  vez  los  hijos  de  la  casa  de  Judá,  oyendo 
todos  los  males  que  yo  pienso  enviarles,  se  convierte 
cada  uno  de  su  pésimo  proceder,  de  suerte  que  pueda 
yo  perdonarles  sus  maldades  y  pecados. 

4  Llamó  pues  Jeremías  á  Baruch  hijo  de  Nerías,  y 
dictándole  Jeremías,  escribió  Baruch  en  aquel  volu- 
men todas  las  palabras  que  el  Seiior  le  dijo : 

5  y  dióle  Jeremías  á  Baruch  esta  orden,  diciendo : 
Yo  estoy  encerrado,  y  no  puedo  ir  á  la  Casa  del  Señor. 

6  Vé  pues  tú ,  y  lee  las  palabras  del  Señor  que  yo 
te  he  dictado,  y  tú  has  escrito  en  ese  libro,  de  modo 
que  las  oiga  el  pueblo,  en  la  Casa  del  Señor,  el  dia  del 
ayuno  ' ;  y  asimismo  las  leerás  de  manera  que  las  oi- 
gan todos  los  de  Judá  que  vienen  de  sus  ciudades  : 

7  por  si  tal  vez  se  humillan  orando  en  el  acata- 
miento del  Señor,  y  se  convierte  cada  uno  de  su  per- 
verso proceder.  Porque  es  mvi/  grande  el  furor  y  la 
indignación  que  ha  manifestado  el  Señor  contra  este 
pueblo. 

8  Ejecutó  Baruch ,  hijo  de  Nerías,  puntualmente 
todo  cuanto  le  ordenó  Jeremías  Profeta,  y  puesto  en 
la  Casa  del  Señor  leyó  en  el  libro  las  palabras  del  Se- 
ñor. 

9  Pues  es  de  saber  que  el  año  quinto  del  reinado 
de  Joakim ,  hijo  de  Josías,    rey  de  Judá,  en  el  nono 

1  El  día  del  ayuno  univeral.  Después  v.  9. 

15 


170  LA   PROFECÍA   DE   JEREMÍAS. 

mes,  fue  intimado  un  ayuno  en  la  presencia  del  Señor 
á  todo  el  pueblo  de  Jerusalem ,  y  á  todo  el  gentío  que 
habia  concurrido  á  Jerusalem  de  las  ciudades  de  Judá. 

10  Y  entonces  leyó  Baruch  por  el  libro  las  pala- 
bras de  Jeremías  en  la  Casa  del  Señor,  desde  el  gazo- 
phylacio,  que  está  á  cargo  de  Gamarías  hijo  de  Sa- 
phan ,  doctor  de  la  Ley,  sobre  el  atrio  de  arriba ,  á  la 
entrada  de  la  puerta  nueva  del  Templo  del  Señor, 
oyéndolo  todo  el  pueblo. 

11  Y  Michéas,  hijo  de  Gamarías,  hijo  de  Saphan , 
óido  que  hubo  todas  las  palabras  del  Señor,  leidas  en 
el  dicho  libro, 

12  pasó  al  palacio  del  rey,  al  despacho  del  secreta- 
riOj  donde  se  hallaban  sentados  todos  los  príncipes  ó 
magnates ,  ú  saber :  Elisama ,  secretario,  y  Dalaías 
hijo  de  Semeías,  y  Elnathan  hijo  de  Achóbor,  y  Ga- 
marías hijo  de  Saphan ,  y  Sedéelas  hijo  de  Hananías, 
y  en  suma  todos  los  príncipes  ó  gefes. 

-  13  Y  les  refirió  Michéas  todo  aquello  que  habia 
oido  leer  á  Baruch  en  el  libro,  y  que  habia  escuchado 
el  pueblo. 

1 4  Con  esto  todos  aquellos  señores  enviaron  á  de- 
cir á  Baruch ,  por  medio  de  Judí  hijo  de  Nathanías, 
hijo  de  Selemías,  hijo  de  Chúsi :  Toma  en  tu  mano 
ese  libro  que  tú  has  leido  delante  del  pueblo,  y  vente 
acá.  Tomó  pues  Baruch ,  hijo  de  Nerías,  en  su  mano 
el  libro,  y  fue  á  donde  ellos  estaban. 

1 5  Los  cuales  le  dijeron :  Siéntate  y  léenos  esas 
cosas  para  que  las  oigamos.  Y  leyólas  Baruch  en  su 
preso  ¡5  {'i  a. 


CAPÍTULO    XXXVl.  171 

16  Asi  que  oyeron  todas  aquellas  palabras,  queda- 
ron atónitos,  mirándose  unos  á  otros  ;  y  dijeron  á  Ba- 
ruch :  Es  preciso  que  demos  parte  al  rey  de  todo  esto. 

1 7  Y  le  interrogaron ,  diciendo  :  Cuéntanos  cómo 
recogiste  tú  de  su  boca  todas  estas  cosas. 

18  Y  respondióles  Baruch :  Dictábame  él  todas  es- 
tas palabras,  como  si  fuera  leyéndolas  en  un  libro;  y 
yo  las  iba  escribiendo  con  tinta  en  este  volumen. 

19  Entonces  los  príncipes  dijeron  á  Baruch.-  Vé  y 
escóndete  tú  y  Jeremías,  y  nadie  sepa  en  dónde  es- 
tais. 

20  Y  ellos  fueron  á  encontrar  al  rey  en  el  atrio; 
pero  el  libro  le  depositaron  en  el  gazophylacio  ó  apo- 
sento de  Elisama,  secretario  ó  canciller^  y  dieron  parte 
al  rey  en  su  audiencia  de  todo  lo  ocurrido. 

21  Envió  luego  el  rey  á  Judí  para  que  trajese  aquel 
libro  ;  el  cual  sacándole  del  gazophylacio  ó  gabinete  del 
secretario  Elisama ,  le  leyó  á  presencia  del  rey  y  de 
todos  los  príncipes  que  estaban  al  rededor  del  rey., 

22  Estaba  el  rey  en  la  habitación  de  invierno , 
siendo  el  nono  mes  ó  el  noviembre ;  y  habia  delante  de 
él  un  brasero  lleno  de  ascuas  muy  encendidas. 

23  Y  asi  que  Judí  hubo  leido  tres  ó  cuatro  pági- 
nas ,  el  rey  hizo  pedazos  el  libro  con  el  cortaplumas 
del  secretario ,  y  arrojóle  en  el  fuego  del  brasero,  en  el 
cual  le  hizo  consumir  todo. 

24  Y  asi  ni  el  rey,  ni  ninguno  de  sus  cortesanos 
que  oyeron  todas  estas  palabras  ó  amenazas ,  no  te- 
mieron por  esto ,  ni  rasgaron  sus  vestidos  en  señal 
de  dolor. 


172        LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

25  Si  bien  Elnalhan  ,  yDalaías,  y  Garaarías  ,  no 
aprobaron  la  voluntad  del  rey  en  quemar  el  libro : 
mas  el  rey  no  hizo  caso  de  ellos. 

26  Antes  bien  mandó  á  Jeremiel  hijo  de  Amelech, 
y  á  Saraías  hijo  de  Ezriel,  y  á  Selemías  hijo  de  Abdcel, 
que  prendiesen  á  Baruch ,  el  amanuense  6  secretario, 
y  al  Profeta  Jeremías  :  pero  el  Señor  los  ocultó. 

27  Después  que  el  rey  quemó  el  libro,  y  las  pala- 
bras que  dictando  Jeremías  había  escrito  Baruch,  habló 
el  Señor  á  Jeremías  Profeta ,  diciéndole : 

28  Toma  de  nuevo  otro  cuaderno  ,  y  escribe  en  él 
todas  las  palabras  que  había  ya  en  el  primer  volu- 
men ,  quemado  por  Joakira ,  rey  de  Judá. 

29  Y  le  dirás  á  Joakim  rey  de  Judá  :  Esto  dice  el 
Señor :  Tú  has  quemado  aquel  cuaderno  ,  diciendo  á 
Jeremías  :  ¿  Por  qué  has  puesto  tú  por  escrito  en  él 
ese  vaticinio  ,  amenazando  con  decir  que  vendrá  con 
presteza  el  rey  de  Babylonia  ,  y  asolará  esta  tierra  sin 
dejar  en  ella  hombre  ni  bestia  ? 

80  Por  tanto  ,  esto  dice  el  Señor  contra  Joakim ,  rey 
de  Judá :  No  se  verá  ningún  descendiente  suyo  que  se 
siente  en  el  solio  de  David ,  y  su  cadáver  será  arroja- 
do, y  expuesto  al  calor  del  día,  y  al  hielo  de  la  noche '. 

31  Y  vendré  á  tomar  residencia  de  sus  maldades  , 
y  de  las  de  su  linage ,  y  de  las  de  sus  servidores ;  y 
descargaré  sobre  ellos ,  y  sobre  los  habitantes  de  Jeru- 


1  Véase  c.  XXII.  v.  19.  — IV.  Reg.  XXIV.  v.  8.  Je- 
chónías ,  hijo  de  Joakim,  solo  tuvo  por  tres  meses  una  som- 
bra de  trono. 


capítulo  xxxvir.  173 

saleni ,  y  sobre  el  pueblo  de  Judá  todos  los  males  que 
les  tengo  anunciados  ,  ya  que  no  han  querido  escu- 
charme. 

32  Tomó,  pues  ,  Jeremías  otro  cuaderno,  ydiósele 
á  Baruch  ,  hijo  de  INerías ,  su  secretario ;  el  cual ,  dic- 
tándole Jeremías,  escribió  en  él  todas  las  palabras  del 
libro  quemado  por  Joakim,  rey  de  Judá,  y  aun  fueron 
añadidas  muchas  mas  cosas  sobre  las  que  antes  habla. 

CAPÍTULO  XXXVII. 

El  mievo  rey  Sedeñas  se  encomienda  á  las  oraciones  del 
Profeta.  Retirase  Nabuchúdonosor,  y  Jeremías  predice 
que  volverá,  y  que  la  ciudad  será  entregada  á  las  llamas. 
Preso  Jeremías  ,  vaticina  á  Sedecías  su  cautiverio  ;  y  no 
obstante  manda  el  rey  que  le  trasladen  al  patio  de  la  cár- 
cel, y  que  le  den  de  comer. 

1  Entró  á  reinar  Sedecías  hijo  de  Josías  en  lugar  de 
Jechónías  hijo  de  Joakim",  habiendo  sido  establecido 
rey  de  Judá  por  Naburhódonosor,  rey  de  Babylonia. 

2  Y  ni  él ,  ni  sus  servidores ,  ni  la  gente  de  la  tier- 
ra obedecieron  á  las  palabras  que  el  Señor  dijo  por 
boca  del  Profeta  Jeremías. 

3  Y  envió  el  rey  Sedecías  á  Juchál  hijo  de  Sele- 
mías,  y  á  Sophonias  hijo  de  Maasías  sacerdote,  á  de- 
cir al  Profeta  Jeremías :  Ruega  por  nosotros  al  Señor 
Dios  nuestro. 


1  Cap  LII  v.\  -Jl    Rrg.  XX If  v.\7-H  Paral. 
XXXri  V.  10 


174  LA   PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

4  Andaba  entonces  Jeremías  libremente  por  entre 
el  pueblo  ,  pues  no  le  habían  aun  puesto  en  la  cárcel. 
Entre  tanto  el  ejército  de  Pharaon  salió  de  Egypto  : 
oido  lo  cual  por  los  cháldeos  ,  que  tenían  cercada  á  Je- 
rusalem  ,  levantaron  el  sitio. 

5  Entonces  el  Señor  habló  al  Profeta  Jeremías  del 
modo  siguiente  : 

6  Esto  dice  el  Señor  Dios  de  Israel :  Diréis  al  rey 
de  Judá ,  que  os  ha  enviado  á  consultarme  :  Mira  que 
el  ejército  de  Pharaon  que  venia  á  socorreros ,  se  vol- 
verá á  su  tierra  ,  á  Egypto  '  ; 

7  y  volverán  los  cháldeos ,  y  combatirán  contra  esta 
ciudad ,  y  se  apoderarán  de  ella,  y  la  entregarán  á  las 
llamas. 

8  Esto  dice  el  Señor :  No  queráis  engañaros  á  vosotros 
mismos,  diciendo  :  Iránse  los  cháldeos  para  no  volver, 
y  nos  dejarán  en  paz  :  porque  entended  que  no  se  irán. 

9  Pero  aun  cuando  vosotros  derrotareis  todo  el 
ejército  de  los  cháldeos ,  que  os  hace  la  guerra ,  y  so- 
lamente quedaren  de  él  algunos  pocos  heridos,  sal- 
drían estos  solos  de  sus  tiendas ,  y  entregarían  esta 
ciudad  á  las  llamas. 

10  Habiéndose  pues  retirado  de  Jerusalem  el  ejér- 
cito de  los  cháldeos  por  causa  del  ejército  de  Pharaon, 

11  partió  Jeremías  de  Jerusalem  para  irse  á  la 
tierra  de  Benjamín ,  y  para  repartir  allí  cierta  posesión 
en  presencia  de  aquellos  ciudadanos. 

1  Cap.  XLVl.v.  \b.  —  Ezecli.  XVII.  v.  \b.-XXX. 
V.  31. 


CAPÍTULO   XXXVII.  175 

12  Y  así  que  llegó  á  la  puerta  llamada  de  Benja- 
mín, el  que  estaba  por  turno  haciendo  la  guardia  de  la 
puerta ,  el  cual  se  llamaba  Jerias ,  hijo  de  Selemías  , 
hijo  de  Hananías ' ,  asió  al  Profeta  Jeremías,  diciendo  : 
Tú  te  huyes  á  los  cháldeos. 

13  Es  falso,  respondió  Jeremías  :  yo  no  me  huyo 
á  los  cháldeos.  Pero  Jerias  no  le  escuchó;  sino  que 
prendió  á  Jeremías ,  y  le  presentó  á  los  príncipes. 

14  Irritados  con  eso  los  príncipes  contra  Jeremías, 
después  de  haberle  hecho  azotar,  le  metieron  en  la 
cárcel  que  habla  en  la  casa  de  Jonathan  secretario  ó 
escriba ,  por  tener  este  á  su  cargo  la  cárcel. 

15  Entró  pues  Jeremías  en  un  hondo  calabozo,  y  en 
una  mazmorra  ',  donde  permaneció  muchos  dias. 

16  Después  el  rey  Sedéelas  envió  á  sacarle  de  allí , 
y  le  interrogó  secretamente,  en  su  palacio,  diciéndole : 
¿  Crees  tú  que  hay  efectivamente  alguna  revelación  de 
parte  del  Señor?  Sí  la  hay,  respondió  Jeremías;  y 
añadió :  Tú  serás  entregado  en  manos  del  rey  de  Ba- 
bylonia. 

17  ¿Y  en  qué  he  pecado  contra  tí,  añadió  Jeremías 
al  rey  Sedéelas,  ni  contra  tus  servidores,  ni  contra  tu 
pueblo  para  que  me  hayas  mandado  poner  en  la  cárcel  ? 

18  ¿  Dónde  están  aquellos  profetas  vuestros  que  os 


1  XXV  111.  V.  16. 

2  La  voz  ergaslulum ,  que  usa  la  Vulgata ,  parece  que 
propiamente  significa  el  lugar  en  que  encerraban  de  noche 
á  los  esclavos ,  atados  con  una  cadena. 


176  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

profetizaban  ,   y  decían  :  No  vendrá  contra  vosotros , 
ni  contra  esta  tierra ,    el  rey  de  Babylonia  ? 

19  Ahora,  pues,  escúchame,  te  ruego,  oh  rey  mi 
Señor  :  recibe  favorablemente  la  súplica  que  te  hago, 
y  no  me  vuelvas  otra  vez  á  la  casa  ó  cárcel  de  Jona- 
than,  secretario,  para  que  no  me  muera  yo  allí. 

20  Mandó  pues  el  rey  Sedéelas  que  pusiesen  á  Je- 
remías en  el  patio  de  la  cárcel ,  y  que  cada  dia  le  diesen 
una  torta  de  pan,  ademas  de  la  vianda,  mientras 
hubiese  pan  en  la  ciudad  :  con  eso  se  mantuvo  Jere- 
mías en  el  patio  de  la  cárcel. 


CAPITULO  XXXVIIÍ. 


Jeremías  es  entregado  por  el  rey  en  manos  de  hs  príncipes , 
quienes  le  encierran  en  un  calabozo  lleno  de  cieno  :  de  allí 

\  le  saca  Abdemelech  por  orden  del  rey,  al  cual  exhorta  el 
Profeta  á  que  se  rinda  á  los  chdldeos.  El  rey  manda  á  Je- 
remías que  no  diga  a  nadie  lo  que  ha  hablado  con  él. 

1  Pero  Saphatías  hijo  de  Mathan ,  y  Gedelías  hijo 
de  Phassur ,  y  Juchál  hijo  de  Selemías ,  y  Phassur 
hijo  de  Melchías,  habían  oido  las  palabras  que  Jere- 
mías predicaba  á  todo  el  pueblo ,  diciendo  : 

2  Así  habla  el  Señor  '  :  Cualquiera  que  se  quedare 
en  esta  ciudad ,  morirá  á  cuchillo ,  ó  de  hambre ,  ó 


f  Cap.  XXI.  V.  9,  Jeremías  en  el  patio  de  la  cárcel  coii- 
üriuaba  auuuciíindo  con  santa  libertad  á  los  que  iban  á  verle 
las  mismas  ro,sa.s  rjnc  antes  predicaba  por  orden  de  Dios. 


CAPÍTULO   XXXVIII.  177 

de  peste;  pero  el  que  se  refugiare  á  los  cháldeos,  yí- 
virá ,  y  pondrá  en  salvo  su  vida. 

3  Esto  dice  el  Señor  :  Sin  falta  será  entregada  esta 
ciudad  en  poder  del  ejército  del  rey  de  Babylonia ,  el 
cual  se  apoderará  de  ella. 

4  Entonces  dijeran  los  príncipes  al  rey  :  Pedírnoste 
que  sea  condenado  á  muerte  ese  hombre  :  porque  él 
procura  de  intento  que  desmayen  los  brazos  de  los  va- 
lientes ,  y  el  esfuerzo  de  los  guerreros  que  han  quedado 
en  esta  ciudad],  y  de  todo  el  pueblo ,  con  aquellas  pa- 
labras que  dice.  Pues  está  visto  que  ese  hombre  no 
procura  el  bien  sino  el  mal  de  este  pueblo. 

5  A  lo  que  contestó  el  rey  Sedéelas :  Ahí  le  tenéis  á 
vuestra  disposición ;  que  no  es  posible  que  el  rey  os 
niegue  cosa  alguna. 

G  Cogieron  pues  á  Jeremías ,  y  le  metieron  en  la 
cisterna  de  Melchias  hijo  de  Amelech  ,  situada  en  el 
atrio  de  la  cárcel ;  y  por  medio  de  sogas  descolgaron  á 
Jeremías  en  la  cisterna  ,  donde  no  había  agua ,  sino 
lodo  :  así  pues  Jeremías  quedó  hundido  en  el  cieno. 

7  Y  Abdemelech ,  eunuchó  ' ,  ethíope ,  que  estaba 
en  el  palacio  del  rey ,  supo  que  habían  echado  á  Jere- 
mías en  la  cisterna.  Hallábase  el  rey  á  la  sazón  sen- 
tado en  la  puerta  de  Benjamín. 

8  Salió  pues  Abdemelech  de  palacio ,  y  fue  á  hablar 
al  rey ,  diciendo  : 

9  Oh  rey  y  Señor  mío ,  muy  mal  han  obrado  estos 


Véase  Eunuchó. 


178  LA   PROFECÍA.    ÜE  JEREMÍAS. 

hombres  en  todo  lo  que  han  atentado  contra  el  Profeta 
Jeremías ,  echándole  en  la  cisterna  para  que  allí  mue- 
ra de  hambre  '  ,  pues  ya  no  hay  pan  en  la  ciudad  '. 

10  Entonces  el  rey  le  dio  esta  orden  á  Abdeme- 
lech,  ethíope  :  Llévate  de  aquí  contigo  treinta  hom- 
bres ,  y  saca  de  la  cisterna  al  Profeta  Jeremías  antes 
que  muera. 

11  Tomando  pues  consigo  Abdemelech  los  hom- 
bres ,  entró  en  el  palacio  del  rey  en  una  pieza  subter- 
ránea que  estaba  debajo  de  la  tesorería  ,  y  cogió  de  allí 
unas  ropas  viejas  y  trozos  de  paño  medio  consumidos , 
y  |los  echó  á  Jeremías  en  la  cisterna  por  medio  de 
cordeles. 

12  Y  dijo  el  ethíope  Abdemelech  á  Jeremías :  Pon 
esos  trapos  viejos  y  retazos  medio  consumidos  debajo 
de  lus  sobacos,  y  sobre  ó  al  rededor  de  las  cuerdas. 
Hízolo  así  Jeremías ; 

13  y  '  tiraron  de  él  con  las  cuerdas,  y  sacáronle 
de  la  cisterna ;  y  quedó  Jeremías  en  el  atrio  de  la 
cárcel  ^. 

14  Envió  después  el  rey  Sedecías  á  buscar  al  Pro- 
feta Jeremías ,  y  se  le  hizo  traer  á  la  tercera  puerta 
del  Templo  del  Señor ;  y  dijo  el  rey  á  Jeremías :  Una 
cosa  te  voy  á  preguntar  :  no  me  ocultes  nada. 

1  Como  sucederá  infaliblemente. 

2  Segnn  el  hebreo  puede  traducirse  :  Igual  hubiera  sido 
matarle  de  hambre. 

3  Preparado  de  esta  manera  para  que  no  se  lastimase 
con  los  cordeles, 

4  Pero  con  cadenas  en  las  manos.  Cap.  XL.  v,  4. 


CAPÍTULO    XXXVIII.  179 

15  Y  Jeremías  contestó  á  Sedecías:  Si  yo  te  la 
declaro ,  ¿  no  es  así  que  tú  me  quitarás  la  vida  ?  y  si 
yo  te  diere  un  conseju ,  tú  no  me  has  de  escuchar. 

16  Entonces  el  rey  Sedecías  juró  secretamente  á 
Jeremías,  diciendo:  Juróte  por  el  Señor  que  ha 
criado  en  nosotros  esta  alma ,  que  no  te  quitaré  la 
vida ,  ni  te  entregaré  en  manos  de  esos  hombres  que 
desean  matarte. 

1 7  Dijo  pues  Jeremías  á  Sedecías :  Esto  dice  el 
Señor  de  los  ejércitos ,  el  Dios  de  Israel :  Si  te  sales 
de  Jerusalem ,  y  te  pones  en  manos  de  los  príncipes 
ó  generales  del  rey  de  Babylonia ,  salvarás  tu  vida , 
y  esta  ciudad  no  será  entregada  á  las  llamas,  y  te 
pondrás  en  salvo  tú  y  tu  familia. 

18  Pero  si  no  vas  á  encontrar  á  los  príncipes  del 
rey  de  Babylonia ,  será  entregada  la  ciudad  en  poder 
de  los  cháldeos ,  los  cuales  la  abrasarán ,  y  tú  no 
escaparás  de  sus  manos. 

19  Y  dijo  el  rey  Sedecías  á  Jeremías:  Temóme 
de  aquellos  judíos  VyXt  se  han  desertado  á  los  cháldeos ; 
no  sea  que  estos  me  entreguen  en  sus  manos ,  y  me 
insulten  y  maltraten. 

20  Pero  Jeremías  le  respondió  :  No  te  abandona- 
rán en  sus  manos.  Ruégote  que  escuches  las  palabras 
del  Señor,  que  yo  te  hablo,  y  te  irá  bien,  y  salvarás 
tu  vida. 

21  Que  si  no  quisieres  salir,  hé  aquí  lo  que  me  ha 
revelado  el  Señor  : 

22  Sábete  que  todas  las  mugeres  que  han  quedado 
en  el  palacio  del  rey  de  Judá,  serán  conducidas  para 


180  L\    PPOFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

¡OS  príncipes  del  rey  de  Babylonia ;  y  estas  mismas  te 
dirán  entonces:  \  Oh,  cómo  te  han  engañado,  y  pre- 
valecido para  daño  tuyo  los  que  te  lisonjeaban  con  la 
paz !  dirigieron  tus  pasos  á  un  resbaladero,  y  te  han 
metido  en  un  atolladero,  y  en  seguida  te  han  aban- 
donado. 

!¿3  Y  todas  tus  mugeres  y  tus  hijos  serán  llevados 
á  los  cháldeos ,  y  tú  no  escaparás  de  sus  manos ,  sino 
que  caerás  prisionero  del  rey  de  Babylonia ,  el  cual 
incendiará  esta  ciudad. 

24  Sedecías  dijo  entonces  á  Jeremías  :  Nadie  sepa 
estas  cosas ,  y  de  este  modo  tú  no  morirás. 

25  Y  si  los  príncipes  supieren  que  yo  he  hablado 
contigo,  y  fueren  á  tí,  y  te  dijeren  :  Manifiéstanos 
lo  que  has  dicho  al  rey,  y  qué  es  lo  que  el  rey  ha  ha-r 
bl|ado  cantigo,  no  nos  lo  encubras,  y  no  te  matare- 
mos; 

26  les  has  de  responder  :  Postrado  á  los  pies  del 
rey,  le  supliqué  que  no  me  hiciese  conducir  otra  vez 
á  la  casa  ó  cárcel  de  Jonalhan ,  para  no  morirme  yo 
allí. 

27  En  efecto  vinieron  luego  todos  los  príncipes  á 
Jeremías ,  y  se  lo  preguntaron ,  y  él  les  respondió  pa- 
labra por  palabra  todo  lo  que  le  habia  prevenido  el 
rey ;  y  no  le  molestaron  mas ,  pues  nada  se  habia  tras- 
lucido. 

28  Y  Jeremías  permaneció  en  el  zaguán  de  la  cár- 
cel hasta  el  dia  en  que  fue  tomada  Jerusalem  :  por- 
que al  fin  Jerusalem  fue  rendida. 


181 


CAPITULO  XXXIX. 


Conquista  de  Jemsalem  :  Sedecias  es  hecho  prisionero  :  ma- 
tan á  sus  hijos  delante  de  él,  y  después  le  sacan  los  ojos. 
Incendio  de  la  ciudad  y  del  Templo.  El  resto  del  pueblo 
es  llevado  cautivo  á  Babylonia  junto  con  Sedecias.  Jere- 
mías es  puesto  en  libertad. 

1  En  el  año  nono  de  Sedecias,  rey  de  Judá^  en  el 
décimo  mes,  vino  Nabuchódonosor,  rey  de  Babylo- 
nia ,  con  todo  su  ejército  á  Jerusalem ,  y  le  puso  sitio '. 

2  Y  el  año  undécimo  de  Sedecias ,  en  el  dia  cinco  * 
del  cuarto  mes ,  fue  asaltada  por  la  brecha  la  ciudad. 

3  Y  entraron  todos  los  príncipes  del  rey  de  Baby- 
lonia, é  hicieron  alto  en  la  puerta  del  medio  ^ :  INe- 
regel ,  Sereser,  Semegarnabu ,  Sarsachim ,  Rabsa- 
res,  Neregel,  Sereser,  Rebmag  "*,  y  todos  los  demás 
príncipes  ó  capitanes ,  del  rey  de  Babylonia. 

1  Cap.  LIL  V.  i.-IF,  Reg.  XXV.  v.  1. 

2  En  el  hebreo  y  en  los  Setenta  se  lee  el  dia  nueve  ;  y 
novem  tienen  varios  códices  manuscritos  de  la  Viilgata  aquí 
y  después  c.  LII.  v.  6.  y  en  el  c.  XXV.  v.  3.  del  lib.  IV. 
de  los  Reyes.  Algunos  opinan  que,  sin  necesidad  de  supo- 
ner aquí  errata  de  número,  puede  ser  que  el  dia  5  se  abrió 
la  brecha,  y  el  9  se  tomó  la  ciudad. 

3  O  en  la  segunda  puerta.  Soph.  I.  v.  10. 

4  Algunos  opinan  que  Rebmag  y  Sereser  son  nombres  de 
oñcio  ó  empleo.  No  se  sabe  por  qué  están  puestos  dos  ve- 
ces. Neregel  era  nombre  de  un  dios  de  los  asyrios.  IV.  Reg. 
XVII.  V.  30.  Las  voces  rab  y  ser  significan  cabeza  ó  ge- 
fe,  etc. 

ToM.  X.  16 


182         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

4  Así  que  los  vieron  Sedecías ,  rey  de  Judá ,  y  to- 
dos sus  guerreros ,  echaron  á  huir ;  y  salieron  de  no- 
che de  la  ciudad,  por  el  camino  del  jardín  del  rey, 
y  por  la  puerta  que  está  entre  las  dos  murallas ,  y 
tomaron  el  camino  del  Desierto  '. 

5  Pero  fueles  á  los  alcances  el  ejército  de  los  chál- 
deos ,  y  prendieron  á  Sedecías  en  el  campo  desierto  de 
Jericbó,  y  le  llevaron  preso  á  INabuchódonosor,  rey 
de  Babylonía ,  que  estaba  en  Reblatha ,  situada  en  el 
territorio  de  Emath ,  donde  le  juzgó. 

6  E  hizo  matar  el  rey  de  Babylonía ,  en  Reblatha , 
á  los  hijos  de  Sedecías ,  delante  de  los  ojos  de  este  :  á 
todos  los  nobles  de  Judá  los  hizo  morir  el  rey  de  Ba- 
byloDÍa. 

7  Ademas  hizo  sacar  los  ojos  á  Sedecías  ^^  y  le 
aprisionó  con  grillos ,  para  que  fuese  conducido  á  Ba- 
bylonía. 

8  Entretanto  los  cháldeos ,  que  estaban  en  Jerusa- 
lem,  abrasaron  el  palacio  del  rey,  y  la  casa  ó  las  ha- 
bitaciones del  pueblo,  y  derribaron  las  murallas  de 
Jerusalem. 

9  Y  á  los  restos  del  vecindario  que  habían  quedado 
en  la  ciudad ,  y  á  los  desertores  que  se  habían  refu- 
giado á  el ,  y  á  lo  restante  de  la  plebe,  los  condujo  á 
Babylonía  Nabuzardan ,  general  del  ejército. 

10  Mas  á  la  turba  de  los  pobres,  que  no  tenían 


1  IV.  Reg.  XXV.  v.  4. 

2  Ezech.  XII.  V.  13. 


I 


CAPÍTULO   XXXIX.  i  83 

absolutamente  nada ,  Nabuzardan ,  general  del  ejér- 
cito, los  dejó  libres  en  la  tierra  de  Judá,  y  dióles 
entonces  viñas  y  tierras,  con  depósitos  de  agua  para 
regar. 

11  Es  de  saber  que  Nabuchódonosor,  rey  de  Baby- 
lonia ,  habia  dado  sus  órdenes  á  Nabuzardan ,  coman- 
dante de  sus  ejércitos  ,  acerca  de  Jeremías ,  diciendo : 

12  Encárgate  de  ese  hombre,  trátale  con  distin- 
ción, y  no  le  hagas  ningún  daño,  antes  bien  concédele 
cuanto  quiera. 

13  Por  cuyo  motivo  Nabuzardan ,  general  del  ejér- 
cito, y  Nabusezban,  y  Rabsares,  y  Neregel,  y  Sereser, 
y  Rebmag ,  y  todos  los  magnates  del  rey'de  Babylonia, 

14  enviaron á  sacar  del  zaguán  de  la  cárcel  á  Jere- 
mías ,  y  le  recomendaron  á  Godolías  hijo  de  Ahicam , 
hijo  de  Saphan  ' ,  para  que  le  volviese  á  su  casa ,  y  vi- 
viese con  libertad  en  medio  del  pueblo. 

15  Habia  el  Señor  prevenido  de  antemano  á  Jere- 
mías ,  estando  aun  encerrado  en  el  atrio  de  la  cárcel , 
diciéndole  ^  : 

16  Anda,  y  di  á  Abdemelech  ethíope  :  Esto  dice 
el  Señor  de  los  ejércitos ,  el  Dios  de  Israel :  Mira ,  yo 
voy  á  ejecutar  todo  lo  que  he  anunciado  para  daño  ó 
castigo ,  no  para  bien  de  esa  ciudad  ;  y  tú  verás  en 
aquel  día  el  cumplimiento  de  esto. 

17  En  cuyo  día  yo  te  libraré,  dice  el  Señor  :  y  no  se- 


1  Nombrado  grobernador  de  los  judíos.   Ciip.  XL.  v.  4, 
5.-/r.  Reg.  XXF.  v.  22. 

2  Cap.  XXXVIIl.  V.  7. 


184  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

ras  eiiiregado  en  poder  de  los  hombres ,  de  quienes 
tiemblas  tanto , 

1 8  sino  que  te  libraré  de  todo  trance ;  ni  morirás  á 
cuchillo,  antes  bien  conservarás  segura  tu  vida,  porque 
tuviste  confianza  en  mí ,  dice  el  Señor. 

CAPITULO  XL. 

Jeremías,  puesto  en  plena  libertad,  va  á  verse  con  Godolias 
prefecto  de  Judea.  No  cree  este  á  Johanan  que  le  avisa 
una  traición  que  se  urdía. 

1  Palabra  ó  profecía  que  el  Señor  manifestó  á  Jere- 
mías ,  después  que  Nabuzardan  general  del  ejercito  le 
envió  libre  desde  Rama ,  cuando  le  llevaba  atado  á  la 
cadena,  confundido  en  medio  de  los  demás  que  tras- 
migraban de  Jerusalem  y  de  Judá ,  y  eran  conducidos 
cautivos  á  Babylonia. 

2  Es  de  advertir  que '  el  general  del  ejército,  to- 
mando á  Jeremías ,  luego  que  le  conoció ,  le  dijo  :  El 
Señor  Dios  tuyo  había  predícho  estas  calamidades 
sobre  este  país ; 

3  y  el  Señor  las  ha  puesto  en  ejecución ,  y  ha  cum- 
plido lo  que  habia  dicho  :  porque  vosotros  pecasteis 
contra  el  Señor ,  y  no  escuchasteis  su  voz  ;  por  lo  cual 
os  ha  sucedido  eso. 

4  Ahora  bien,  yo  te  he  quitado  hoy  las  cadenas 


1  Esto  qne  sigue  es  como  un  paréntesis  para  referir  la 
manera  con  que  Jeremías  fue  puesto  en  libertad. 


CAPÍTULO    XL.  185 

que  tenias  en  tus  manos  :  si  te  place  venir  conmigo 
á  Babylonia ,  vente ;  que  yo  miraré  por  ti  :  mas  si 
no  quieres  venirte  conmigo  á  Babylonia,  quédate 
aqui ;  ahí  tienes  á  tu  vista  todo  el  pais ;  á  donde  esco- 
gieres ,  y  mas  te  agradare ,  allí  puedes  irte. 

5  No  vengas  pues  conmigo ,  si  no  quieres  :  qué- 
date en  compañía  de  Godolías ,  hijo  de  Ahicam ,  hijo  de 
Saphan ,  á  quien  el  rey  de  Babylonia  ha  puesto  por  go- 
bernador de  las  ciudades  de  Judá  :  habita  pues  con  él 
en  medio  de  tu  pueblo,  ó  vete  donde  mejor  te  pa- 
rezca. Dióle  también  el  general  del  ejército  comestibles 
y  algunos  regalitos,  y  le  despidió. 

6  En  consecuencia  Jeremías  se  fue  á  casa  de  Go- 
dolías ,  hijo  de  Ahicam  en  Masphath ,  y  habitó  con  él 
en  medio  del  pueblo  que  habia  quedado  en  el  pais. 

7  Y  habiendo  sabido  todos  los  capitanes  del  ejército 
de  los  judíos  (desparramados  por  varias  partes  ellos,  y 
sus  camaradas)  que  el  rey  de  Babylonia  habia  nombra- 
do gobernador  del  pais  á  Godolías ,  hijo  de  Ahicam  ,  y 
que  le  habia  recomendado  los  hombres  y  las  mugeres , 
y  los  niños ,  y  los  pobres  del  pais ,  que  no  hablan  sido 
trasportados  á  Babylonia ; 

8  fueron  á  encontrar  á  Godolías  en  Masphath ,  es 
á  saber  :  Ismahel ,  hijo  de  Nathanías ,  y  Johanan  y  Jo- 
nathan  ,  hijos  de  Caree ,  y  Saréas ,  hijo  de  Thanehu- 
meth ,  y  los  hijos  de  Ophi ,  naturales  de  Netophati ,  y 
Jezonías  hijo  de  Maacháthi,  ellos  y  sus  gentes. 

9  Y  Godolías ,  hijo  de  Ahicam ,  hijo  de  Saphan , 
les  aseguró  con  juramento  á  ellos  y  á  sus  compañeros , 
diciendo  :  No  temáis  obedecer  á  los  cháldeos  :  habitad 


186  LA.    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

en  el  país ,  y  servid  al  rey  de  Babylonia,  y  lo  pasaréis 
bien  '. 

10  Ya  veis,  yo  habito  en  Masphath  para  ejecutar 
las  órdenes  que  nos  vienen  délos  cháldeos.  Y  así  vos- 
otros recoged  la  vendimia,  las  mieses  y  el  aceite,  y 
metedle  en  vuestras  tinajas,  y  permaneced  en  las  ciu- 
dades vuestras  que  habéis  ocupado. 

11  Asimismo  todos  los  judíos  que  estaban  en  Moab, 
y  entre  los  hijos  de  Ammon  ,  y  en  la  Idumea ,  y  en  los 
demás  países,  que  oyeron  que  el  rey  de  Babylonia  ha- 
bía dejado  alguna  parte  del  pueblo  en  la  Judea ,  'y 
nombrado  gobernador  del  país  á  Godolías,  hijo  de 
Ahicam ,  hijo  de  Saphan ; 

12  todos  aquellos  judíos,  digo,  regresaron  de  los 
países  donde  se  habían  refugiado,  y  vinieron  á  la  tierra 
de  Judá  á  encontrar  á  Godolías  en  Masphath,  y  re- 
cogieron la  vendimia,  y  una  cosecha  grandísima  de 
otros  frutos. 

13  Por  este  tiempo  Johanan,  hijo  de  Caree,  y  to- 
dos los  capitanes  del  ejército  que  habían  estado  espar- 
cidos en  varias  tierras,  fueron  á  encontrar  á  Godolías 
en  Masphath, 

14  y  le  dijeron:  Has  de  saber  que  Baalis,  rey  de 
los  ammonitas,  ha  despachado  á  Ismahel,  hijo  de  Na- 
thanías,  para  que  te  quite  la  vida.  Mas  Godolías,  hijo 
de  Ahicam ,  no  les  dio  crédito. 

1 5  Entonces  Johanan ,  hijo  de  Caree,  hablando  á 


A 


l  IV.Reg.  XXV.  i>.24. 


CAPÍTULO  XLI.  187 

parte  á  Godolías,  en  Masphat,  le  dijo :  Yo  iré  y  ma- 
taré á  Ismahel ,  hijo  de  Nathanías,  sin  que  nadie  lo 
sepa,  para  que  no  te  mate  á  ti ,  y  no  sean  desparrama- 
dos todos  los  judíos  que  se  han  acogido  á  tí ,  y  venga 
á  perecer  el  resto  del  pueblo  de  Judá. 

16  Pero  Godolías,  hijo  de  Ahicam,  contestó  á  Jo- 
hanan ,  hijo  de  Caree :  No  hagas  tal  cosa ;  porque  lo 
que  tú  dices  de  Ismahel,  es  una  falsedad. 


CAPITULO  XLI. 


Bárbara  crueldad  con  que  Ismahel  mata  á  Godolías  y  ásus 
soldados.  Persigue  Johanan  á  Ismahel,  el  cual  huye  con 
ocho  personas.  El  resto  de  la  gente  determina  huir  d 
Egypto. 

1  Mas  sucedió,  que  al  séptimo  mes  vino  Ismahel , 
hijo  de  Nathanías,  hijo  de  Elisama ,  que  era  de  estirpe 
real ,  y  los  Grandes  del  rey,  con  diez  hombres  atrevi-^ 
dos  y  valientes,  á  encontrar  á  Godolías  hijo  de  Ahicam 
en  Masphath ,  y  comieron  allí  con  él. 

2  Y  levantóse  Ismahel ,  hijo  de  Nathanías,  y  los 
diez  hombres  que  le  acompañaban,  y  asesinaron  á 
Godolías,  hijo  de  Ahicam,  hijo  de  Saphan,  quitando 
la  vida  al  que  el  rey  de  Babylonia  habla  puesto  por  go- 
bernador del  país. 

3  Mató  también  Ismahel  á  todos  '  los  judíos  que 


I  A  todos,  esto  es,  á  muchos ;  pues  en  el  verso  16.  se  ve 
que  quedaron  vivos  algunos. 


188         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

estaban  en  Masphath  con  Godolías,  y  á  los  cháldeos 
que  allí  se  hallaban ,  y  á  todos  los  guerreros. 

4  Y  al  dia  siguiente  después  que  mató  á  Godolías, 
y  antes  de  saberse  el  suceso, 

5  llegaron  de  Sichém,  y  de  Silo,  y  de  Samaría, 
ochenta  hombres,  raída  la  barba,  y  rasgados  los  ves- 
tidos, y  desaliñados,  ó  desfigurados^  trayendo  consigo 
incienso  y  dones  para  ofrecerlos  en  la  Casa  del  Se- 
ñor  '. 

6  Jsmahel ,  pues ,  hijo  de  Nathanías ,  saliendo  de 
Masphath  al  encuentro  de  esta  gente ,  caminaba  des- 
pacio y  llorando  ^ ;  y  así  que  los  encontró,  les  dijo : 
Venid  á  Godolías,  hijo  de  Ahicam. 

7  Pero  así  que  llegaron  al  medio  de  la  ciudad, 
Ismahel,  hijo  de  Nathanías,  los  mató  á  todos  con  la 
ayuda  de  aquellos  hombres  que  tenia  consigo,  y  los 
echó  en  medio  de  la  cisterna  ó  foso. 

8  Mas  entre  los  dichos  se  hallaron  diez  hombres 
que  dijeron  á  Ismahel:  No  nos  mates;  porque  tene- 
mos en  el  campo  repuestos  ó  silos  de  trigos,  y  de  ce- 
bada, de  aceite  y  de  miel.  Contúvose  con  esto,  y  no 
les  quitó  la  vida  como  á  los  otros  compañeros  suyos. 

9  La  cisterna  ó  foso  en  que  Ismahel  arrojó  todos 
los  cadáveres  de  aquella  gente  que  asesinó  por  causa  ó 
envidia  de  Godolías  ,  es  aquella  misma  que  hizo  el  rey 


1  /.  Reg.  VIL  v.  5,  6— X.  v.  17.— Judie.  XX.  v.  1  — 
I.  Mach.  III  V.  46. 

^2  Lamentando,  como  toda  la  gente,,  la  calamidad  deja 
patria. 


CAPÍTULO    XLI.  189 

Asá  con  motivo  de  Baasa ,  rey  de  Israel ;  la  cual  llenó 
Ismahel ,  hijo  de  Psathanías  ,  de  los  cuerpos  de  aque- 
llos que  habia  muerto  '. 

10  Y  se  llevó  Ismahel  cautivos  todos  los  restos  del 
pueblo  que  habia  en  Masphath  ,  con  las  hijas  del  rey, 
y  todos  cuantos  se  hallaron  en  Masphath  ,  los  cuales 
Nabuzardan  ,  general  del  ejército  ,  habia  dejado  en- 
cargados á  Godolias  hijo  de  Ahicam.  Y  cogiéndolos 
Ismahel ,  hijo  de  Nathanías ,  se  fue  para  pasarse  á  los 
ammonitas. 

1 1  Entre  tanto  Johanan  hijo  de  Caree ,  y  todos  los 
gefes  de  la  milicia  que  estaban  con  él ,  recibieron  avi- 
so de  todo  el  estrago  hecho  por  Ismahel  hijo  de  Na- 
thanías. 

12  Y  reunida  toda  su  gente,  partieron  para  com- 
batir contra  Ismahel ,  hijo  de  Nathanías  ,  y  alcanzá- 
ronle cerca  de  la  grande  piscina  ó  estanque  de  Ga- 
baon  ^. 

13  Y  cuando  todo  el  pueblo ,  que  iba  con  Ismahel, 
vio  á  Johanan  ,  hijo  de  Caree ,  y  á  todos  los  capitanes 
del  ejército  que  le  acompañaban  ,  se  llenó  de  alegría. 

14  Con  esto  toda  aquella  gente  que  Ismahel  habia 
hecho  prisionera  ,  regresó  á  Masphath  ,  y  se  fue  con 
Johanan  hijo  de  Caree. 

1 5  Ismahel ,  empero  ,  hijo  de  Nathanías ,  huyó  de 
Johanan  con  ocho  hombres ,  y  se  pasó  á  los  ammo- 
nitas. 

1  ///.  Reg.  XV.  v.  20. 

2  //.  Reg.  II  V.  13 


190  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

16  Johanan,  pues,  hijo  de  Caree,  con  toáoslos 
oficiales  de  guerra  que  tenia  consigo ,  se  encargó  en 
Masphath  de  todos  los  residuos  de  la  plebe  que  habia  el 
recobrado  de  Ismahel ,  hijo  de  Nathanías ,  después  que 
este  asesinó  á  Godolias  ,  hijo  de  Ahicam :  y  cogió  todos 
los  hombres  aptos  para  la  guerra ,  y  las  mugeres  ,  y  los 
niños  ,  y  los  eunuchós  ,  que  habia  hecho  volver  de 
Gabaon  ; 

17  y  fuéronse  ,  y  estuvieron  como  peregrinos  en 
Chámaam  ,  qué  está  cerca  de  Bethlehem  ,  para  pasar 
después  adelante  y  entrar  en  Egypto , 

18  huyendo  délos  cháldeos  :  porque  los  temían  á 
causa  de  haber  Ismahel ,  hijo  de  Nathanías  ,  muerto 
á  Godolias  hijo  de  Ahicam ,  al  cual  el  rey  de  Babylonia 
habia  dejado  por  gobernador  de  la  tierra  de  Judá. 

CAPÍTULO  XLII. 

Jeremías ,  despuex  de  haber  rogado  ij  consultado  al  Señor, 
responde  que  los  judias  vivirán  seguros  si  se  quedan  en 
Jadea;  pero  que  si  pasan  á  Egypto,  perecerán  al  filo  de 
la  espada,  de  hambre  y  de  peste. 

1  Y  vinieron  todos  los  oficiales  de  la  milicia  ,  y 
Johanan ,  hijo  de  Caree  ,  y  Jezonías  ,  hijo  de  Osaías, 
y  el  resto  del  pueblo ,  chicos  y  grandes , 

2  y  dijeron  al  Profeta  Jeremías  -.  Condesciende  á 
nuestra  súplica ,  y  haz  oración  al  Señor  tu  Dios  por 
nosotros ,  y  por  todos  estos  restos  del  pueblo ,  pues 
pocos  hemos  quedado  de  muchos  que  éramos  ,  confor- 
me estás  viendo  tú  con  tus  ojos  , 


CAPÍTULO  XLII.  192 

3  y  háganos  conocer  el  Señor  Dios  luyo  el  camino 
que  debemos  seguir  ,  y  aquello  que  hemos  de  hacer. 

4  Respondióles  el  Profeta  Jeremías  :  Bien  está, 
hé  aquí  que  voy  á  hacer  oración  al  Señor  Dios  vues- 
tro, conforme  me  lo  habéis  pedido  :  cualquiera  cosa 
que  me  responda  el  Señor ,  yo  os  la  manifestaré  sin 
ocultaros  nada. 

5  Y  dijeron  ellos  á  Jeremías  :  Sea  el  Señor  entre 
nosotros  testigo  de  la  verdad  ,  y  sinceridad  nuestra  ,  y 
castigúenos  ,  si  no  cumpliéremos  fielmente  todo  cuanto 
nos  mandare  decir  por  tu  boca  el  Señor  Dios  tuyo. 

6  Ya  sea  cosa  favorable ,  ya  sea  adversa  ,  obede- 
ceremos á  la  voz  del  Señor  Dios  nuestro ,  á  quien  te 
enviamos  ;  para  que  ,  obedeciendo  á  la  voz  del  Señor 
Dios  nuestro  ,  nos  vaya  prósperamente. 

7  Pasados  pues  diez  días  habló  el  Señor  á  Jeremías ; 

8  el  cual  llamó  á  Johanan ,  hijo  de  Caree ,  y  á 
todos  los  oficiales  de  guerra  que  con  él  estaban ,  y  á 
todo  el  pueblo,  chicos  y  grandes, 

9  y  les  dijo  :  Esto  dice  el  Señor  Dios  de  Israel  á 
quien  me  habéis  enviado,  para  que  expusiese  humil- 
demente vuestros  ruegos  ante  su  acatamiento  : 

10  Si  permaneciereis  quietos  en  esta  tierra,  yo  os 
restauraré  ,  y  no  os  destruiré  :  os  plantaré  ,  y  no  os 
arrancaré ;  porque  yo  estoy  aplacado  con  el  castigo 
que  os  he  enviado. 

1 1  No  temáis  al  rey  de  Babylonia  ,  del  cual  tenéis 
tanto  miedo ;  no  le  temáis ,  dice  el  Señor,  porque  yo 
soy  con  vosotros  para  salvaros,  y  libraros  de  sus  ma- 
nos. 


192  hk  Profecía  de  jeremías. 

12  Y  usaré  con  vosotros  de  misericordia,  y  me 
apiadaré  de  vosotros,  y  haré  que  habitéis  en  vuestra 
tierra. 

13  Mas  si  vosotros  dijereis  :  No  queremos  perma- 
necer en  esta  tierra  ,  ni  escuchar  lo  que  dice  el  Señor 
Dios  nuestro ; 

14  y  continuáis  diciendo  :  No,  no;  sino  que  nos 
vamos  á  la  tierra  de  Egypto ,  en  donde  no  veremos 
guerra ,  ni  oiremos  sonido  de  trompetas,  ni  padece- 
remos hambre  :  y  allí  permaneceremos  : 

1 5  en  este  caso  oid  ahora ,  oh  restos  de  Judá ,  lo 
que  dice  el  Señor :  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejérci- 
tos ,  el  Dios  de  Israel  :  Si  vosotros  os  obstináis  en 
querer  ir  á  Egypto,  y  fuereis  á  habitar  allí , 

16  allí  en  la  tierra  de  Egypto  os  alcanzará  la  espada 
que  vosotros  teméis  ;  y  la  hambre  de  que  receláis  vos- 
otros, allí  en  Egypto  se  os  echará  encima ,  y  allí  ha- 
llaréis la  muerte. 

17  Y  todos  cuantos  se  habrán  obstinado  en  querer 
ir  á  Egypto  para  habitar  allí ,  perecerán  al  filo  de  la 
espada ,  y  de  hambre,  y  de  peste  :  no  quedará  ninguno 
de  ellos  con  vida  ,  ni  escapará  del  castigo  que  yo  des- 
cargaré sobre  ellos. 

18  Porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el 
Dios  de  Israel :  Al  modo  que  se  encendió  mi  furor  y 
mi  indignación  contra  los  moradores  de  Jerusalem  ; 
del  mismo  modo  se  encenderá  contra  vosotros  la  in- 
dignación mia,  cuando  habréis  entrado  en  Egypto  :  y 
seréis  objfílo  de  execración,  y  de  pasmo,  y  de  maldi- 


CAPÍTULO   XLIII.  19;í 

cion ,  y  de  oprobio,  y  nunca  jamás  volveréis  á  ver  esle 
lugar. 

19  Oh  restos  de  Judá,  el  Señor  es  el  que  os  dice  : 
No  vayáis  á  Egypto  :  tened  bien  presente  que  yo  os 
he  protestado  en  este  dia 

20  que  os  habéis  engañado  á  vosotros  mismos, 
pues  rae  habéis  enviado  á  hablar  al  Señor  Dios  nues- 
tro, diciendo  :  Ruega  por  nosotros  al  Señor  Dios  nues- 
tro ;  y  todo  aquello  que  te  dirá  el  Señor  Dios  nuestro, 
anuncíanoslo  del  mismo  modo,  y  lo  practicaremos. 

21  Y  hoyos  lo  he  referido,  y  vosotros  no  habéis 
querido  obedecer  lo  que  dice  el  Señor  Dios  vuestro, 
acerca  de  todas  aquellas  cosas  sobre  las  cuales  me  ha 
mandado  hablaros. 

22  Ahora  bien  ,  tened  entendido  de  cierto  que  mo- 
riréis al  filo  de  la  espada,  y  de  hambre,  y  de  peste, 
allí  donde  habéis  querido  ir  á  habilar. 

CAPITULO  XLIII. 

Azarías,  Johanan ,  y  el  resto  de  los  judíos  inobedientes  al 
precepto  del  Seiior  se  van  a  Eg¡/plo ,  llevándose  consigo  á 
Jeremías  y  á  Baruch.  Allí  predice  Jeronías  la  ruina  de 
Egypto  y  de  sus  ídolos  por  Nabuchódonosor . 

1  Y  así  que  Jeremías  hubo  concluido  de  hablar  al 
pueblo  todas  las  palabras  del  Señor  Dios  de  ellos,  pa- 
labras todas  que  el  Señor  Dios  suyo  le  habia  enviado 
á  decirles , 

2  respondieron  Azarias  hijo  de  Osaías,  y  Johanan 
hijo  de  Caree,  y  lodos  aquellos  liombres  soberbios,  y 

17 


194  L\    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

dijeron  á  Jeremías :  Mientes  en  lo  que  dices.  No  le 
ha  enviado  el  Señor  Dios  nuestro  á  decirnos  :  No  va- 
yáis á  habitar  en  Egypto. 

3  Sino  que  Baruch  hijo  de  Nerias  te  instiga  contra 
nosotros,  para  entregarnos  en  manos  de  los  cháldeos, 
y  hacernos  morir,  y  llevarnos  á  los  demás  á  Babylo- 
nia. 

4  No  obedecieron  pues  Johanan  hijo  de  Caree ,  y 
lodos  los  oficiales  de  guerra ,  y  todo  el  pueblo  á  la  voz 
del  Señor  de  permanecer  en  la  tierra  de  Judá; 

5  sino  que  Johanan ,  hijo  de  Caree ,  y  todos  los 
oficiales  de  guerra,  cogieron  todos  los  restos  de  Judá 
que  hablan  vuelto  á  habitar  en  la  tierra  de  Judá ,  de 
todas  las  regiones  por  las  cuales  hablan  antes  sido  dis- 
persos ; 

6  á  hombres,  mugeres,  y  niños,  á  las  hijas  del  rey, 
y  á  todas  las  personas  que  habla  dejado  Nabuzardan 
general  del  ejército  con  Godolías  hijo  de  Ahicam ,  hijo 
de  Saphan ,  y  al  Profeta  Jeremías ,  y  á  Baruch  hijo  de 
Nerias , 

7  y  entraron  en  tierra  de  Egypto ;  pues  no  obede- 
cieron á  la  voz  del  Señor  :  y  llegaron  hasta  Táphnis 
su  capital. 

8  Y  habló  el  Señor  á  Jeremías  en  Táphnis,  di- 
ciendo : 

9  Toma  en  tu  mano  unas  piedras  grandes,  y  es- 
cóndelas en  la  bóveda  que  hay  debajo  de  la  pared  de 
ladrillos  á  la  puerta  del  palacio  de  Pharaon ,  ea  Táph- 
nis, á  presencia  de  algunos  judíos. 

10  Y  les  dirás  á  estos  :  Así  habla  el  Señor  de  los 


CAPÍTULO   XLIV.  195 

ejércitos,  el  Dios  de  Israel :  Hé  aquí  que  enviaré  á 
llamar  á  Nabuchódonosor  rey  de  Babylonia,  mi  sier- 
vo, y  colocaré  su  trono  sobre  estas  piedras  que  he  es- 
condido, y  asentará  su  solio  sobre  ellas. 

1 1  Y  vendrá  y  azotará  la  tierra  de  Egypto  :  aque- 
llos que  he  destinado  á  la  muerte,  morirán  :  irán  al 
cautiverio  aquellos  que  al  cautiverio  son  destinados ; 
y  los  que  lo  son  á  morir  al  filo  de  la  espada ,  al  filo  de 
la  espada  morirán. 

12  Y  pegará  fuego  á  los  templos  de  los  dioses  de 
Egypto,  y  los  abrasará,  y  se  llevará  cautivos  sus  ídolos; 
y  se  vestirá  de  los  despojos  de  Egypto,  como  el  pastor 
se  cubre  con  su  capa,  y  se  irá  de  allí  en  paz. 

13  Y  hará  pedazos  las  estatuas  de  la  casa  ó  templo 
del  Sol ,  que  hay  en  tierra  de  Egypto,  é  incendiará  los 
templos  de  los  dioses  de  Egypto. 

CAPÍTULO     XLIV. 

Los  judíos  en  Egypto  ,  reprendidos  por  Jeremías  a  causa  de 
sus  idolatrías ,  responden  descaradamente,  hombres  y  mii- 
geres ,  que  continuarán  haciendo  lo  que  hacen.  Les  predice 
su  ruina,  dándoles  por  señal  cierta  de  ella  la  derrota  y 
muerte  de  Pharaon. 

1  Palabra  de  Dios  anunciada  á  todos  los  judíos  que 
habitaban  en  tierra  de  Egypto,  en  Mágdalo,  y  en 
Táphnis ,  y  Mémphis ,  y  en  la  tierra  de  Phatures , 
por  boca  del  Profeta  Jeremías ,  el  cual  decía  : 

2  Así  habla  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de 
Israel  :  Vosotros  habéis  visto  todos  los  castigos  que  yo 


196  LA    PROFECÍA    DE  JEREMÍAS. 

he  enviado  sobre  Jerusalera ,  y  sobre  todas  las  ciudades 
de  Judá ;  y  hé  aquí  que  ellas  están  en  el  dia  de  hoy 
desiertas  y  despobladas , 

3  por  causa  de  la  maldad  que  ellos  cometieron  para 
provocar  mi  indignación,  yéndose  á  ofrecer  sacrifi- 
cios y  á  adorar  á  dioses  ágenos,  desconocidos  de  ellos , 
de  vosotros,  y  de  vuestros  padres. 

4  Yo  muy  solicito  os  envié  mis  siervos  los  Profetas; 
ios  envié  para  deciros  :  No  hagáis  cosas  tan  abomina- 
bles ,  y  que  tanto  aborrece  mi  alma. 

5  Mas  no  quisieron  escuchar,  ni  dar  oidos  á  eso 
para  convertirse  de  sus  maldades,  y  abstenerse  de 
ofrecer  sacrificios  a  los  dioses  extraños. 

6  Y  encendióse  mi  indignación ,  y  el  furor  mió, 
y  estalló  en  las  ciudades  de  Judá ,  y  en  las  plazas  de 
Jerusalem ,  y  quedaron  convertidas  en  un  desierto,  y 
desolación ,  como  se  ve  hoy  dia. 

7  Ahora,  pues,  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos, 
el  Dios  de  Israel :  ¿  Por  qué  motivo  hacéis  tan  grande 
mal  contra  vosotros  mismos ,  acarreando  la  muerte  á 
hombres,  y  á  mugeres,  y  á  los  párvulos,  y  á  los  niños 
de  pecho  que  hay  en  Judá ,  de  tal  suerte  que  no  que- 
de nadie  de  vosotros ; 

8  provocándome  con  los  ídolos,  obra  de  vuestras 
manos,  sacrificando  á  los  dioses  ágenos  en  tierra  de 
Egypto,  á  donde  habéis  venido  á  habitar,  para  perecer 
infelizmente,  y  ser  la  maldición  ,  y  el  oprobio  de  to- 
das las  gentes  en  la  tierra  *  ? 

1  De  nada  hace  ya  caso  el  impío,  (dice  Salomou)  cuando 


CAPÍTULO  XLIV.  197 

9  ¿  Acaso  os  habéis  ya  olvidado  de  los  pecados  de 
vuestros  padres,  y  de  los  pecados  de  los  reyes  de  Judá, 
y  de  los  pecados  de  sus  mugeres,  y  de  los  pecados 
Vuestros,  y  de  los  de  vuestras  mugeres,  cometidos  en 
tierra  de  Judá,  y  en  los  barrios  de  Jerusalem  ? 

10  Hasta  ahora  no  se  han  limpiado  todavía  de  ellos, 
ni  han  tenido  respeto  ninguno,  ni  han  observado  la 
Ley  del  Señor,  ni  los  mandamientos  que  os  intimé  á 
vosotros  y  á  vuestros  padres. 

11  Por  tanto  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el 
Dios  de  Israel:  Hé  aquí  que  os  miraré  con  rostro  ai- 
rado, y  destruiré  á  toda  Judá. 

12  Y  me  dirigiré  después  contra  los  restos  de  Judá, 
que  se  obstinaron  en  meterse  en  tierra  de  Egypto  para 
morar  allí ;  y  allí  en  tierra  de  Egypto  serán  consumi- 
dos, pereciendo  al  filo  de  la  espada,  y  de  hambre  :  y 
desde  el  mas  chico  hasta  el  mas  grande  serán  consu- 
midos, muriendo  pasados  á  cuchillo,  ó  de  hambre,  y 
serán  objeto  de  execración,  de  terror,  de  maldición  y 
de  oprobio. 

13  Y  castigaré  á  los  judias  que  habitan  en  Egypto, 
como  he  castigado  á  los  de  Jerusalem,  con  la  espada, 
con  la  hambre,  y  con  la  peste  : 

14  no  habrá  nadie  que  se  escape  :  y  del  resto  de 
Jos  judíos  que  viven  peregrinando  en  la  tierra  de  Egyp- 
to, no  habrá  ninguno  que  vuelva  á  la  tierra  de  Judá , 


ha  caido  en  el  abismo  de  los  pecados  ;  pero  se  cubre  de  igno 
minia  y  oprobio,  Prov.  XV III.  v.  3. 


198  LA    PROFECÍA   DE  JEREMÍAS. 

á  la  cual  tanto  suspiran  ellos  volver  para  habitarla  : 
no  volverán  á  ella  sino  aquellos  que  huirán  de  Egypto. 

15  Entonces  respondieron  á  Jeremías  todos  los 
hombres  (los  cuales  sabían  que  sus  mugeres  ofrecían 
sacrificios  á  los  dioses  extraños),  y  todas  las  mugeres,' 
de  que  había  allí  gran  muchedumbre,  y  todo  el  pue- 
blo de  Israel  que  habitaba  en  tierra  de  Egypto  en 
Phatures,  y  le  dijeron  : 

16  Acerca  de  lo  que  tú  nos  has  hablado  en  nombre 
del  Señor,  no  queremos  obedecerte ; 

17  sino  que  absolutamente  haremos  todo  cuanto 
nos  pareciere  bien ;  y  ofreceremos  sacrificios  y  libacio- 
nes á  Diana  la  reina  del  cielo,  conforme  lo  hemos 
practicado  nosotros,  y  nuestros  padres,  y  nuestros  re- 
yes, y  nuestros  príncipes  en  las  ciudades  de  Judá ,  y 
en  las  plazas  de  Jerusalem :  con  lo  cual  tuvimos  abun- 
dancia de  pan ,  y  fuimos  felices,  y  no  vimos  ninguna 
aflicción. 

18  Desde  aquel  tiempo,  empero,  en  que  dejamos 
de  ofrecer  sacrificios  y  libaciones  á  la  reina  del  cielo, 
estamos  faltos  de  todo,  y  nos  vemos  consumidos  por 
la  espada  y  por  la  hambre. 

19  Que  si  nosotras  '  ofrecemos  sacrificios  y  libacio- 
nes á  la  reina  del  cielo,  ;,por  ventura  le  hemos  hecho 
ofrenda  de  las  tortas  ^ ,  para  tributarla  culto,  y  ofre- 


1  Aquí  hablao  las  mugeres. 

2  De  la  voz  hebrea  se  deduce  que  estas  tortas  tenían 
impresa  la  figura  de  la  Luna.  Véase  c.  VJI.  v.  18,  Véase 
Astros, 


CAPÍTULO    XLIV.  199 

cerla  libaciones,  sin  consentimiento  de  nuestros  mari- 
dos? 

20  Entonces  Jeremías  habló  á  todo  el  pueblo 
contra  los  hombres,  y  contra  las  mugeres,  y  contra  la 
plebe  toda ,  que  tal  respuesta  le  habían  dado ,  y  les 
dijo: 

21  ¿Acaso  el  Señor  no  tuvo  presentes,  y  no  se 
irritó  su  corazón  con  aquellos  sacrificios  infames  que 
ofrecíais  en  las  ciudades  de  Judá  y  en  las  plazas  de 
Jerusalem  vosotros  y  vuestros  padres,  vuestros  reyes , 
y  vuestros  príncipes,  y  el  pueblo  de  aquella  tierra? 

22  Ya  el  Señor  no  podía  soportaros  mas,  por  causa 
de  vuestras  perversas  inclinaciones,  y  por  las  abomi- 
naciones que  cometisteis ;  y  así  ha  sido  asolado  vues- 
tro país,  y  hecho  un  objeto  de  espanto  y  de  maldición, 
y  sin  habitante  ninguno  como  se  halla  en  el  día. 

23  Porque  sacrificasteis  á  los  ídolos,  y  pecasteis 
contra  el  Señor :  porque  no  quisisteis  escuchar  la  voz 
del  Señor,  ni  observar  su  Ley,  ni  sus  mandamientos, 
é  instrucciones;  por  eso  os  han  sobrevenido  estas  des- 
gracias que  se  ven  hoy  día. 

24  Y  dijo  Jeremías  á  todo  el  pueblo,  y  á  las  mu- 
geres todas  :  Escuchad  la  palabra  del  Señor,  vosotros 
todos  los  del  pueblo  de  Judá  que  estáis  en  tierra  de 
Egypto. 

25  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios 
de  Israel :  Vosotros  y  vuestras  mugeres  habéis  pro  - 
nunciado  con  vuestra  boca ,  y  habéis  ejecutado  con 
vuestras  manos  aquello  que  decíais  :  Cumplamos  los 
votos  que  hicimos  de  ofrecer  sacrificios  y  libaciones  á 


200  hk   PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

la  reina  del  cielo.  En  efecto  vosotros  cumplisteis  vues- 
tros votos ,  y  los  pusisteis  por  obra. 

26  Por  tanto,  oid  la  palabra  del  Señor  todos  los 
de  Judá  que  vivís  en  tierra  de  Egypto  :  Hé  aquí  que 
yo  he  jurado  por  mi  grande  nombre,  dice  el  Señor, 
que  de  ningún  modo  será  pronunciado  mas  en  toda 
la  tierra  de  Egypto  el  nombre  mió,  por  la  boca  de 
judío  alguno,  diciendo  :  Vive  el  Señor  Dios  '. 

27  Mirad  :  yo  estaré  velando  sobre  ellos  para  su 
daño,  y  no  para  su  bien ;  y  todos  cuantos  hombres  de 
Judá  se  hallan  en  Egypto,  perecerán  al  filo  de  la  es- 
pada ,  y  de  hambre,  hasta  que  del  todo  sean  extermi- 
nados. 

28  Mas  aquellos  pocos  que  se  librarán  de  la  espada 
saliendo  de  Egypto,  estos  volverán  á  la  tierra  de  Judá; 
y  todos  los  residuos  del  pueblo  de  Judá  que  han  en- 
trado en  Egypto  para  vivir  allí ,  conocerán  si  se  veri- 
ficará mi  palabra  ó  la  de  ellos. 

29  Y  ved  aquí  una  señal ,  dice  el  Señor,  de  que 
yo  he  de  castigaros  en  este  lugar ;  para  que  conozcáis 
que  verdaderamente  se  cumplirán  mis  palabras  contra 
vosotros  para  vuestro  castigo. 

30  Esto  dice  el  Señor  :  Hé  aquí  que  yo  entregaré 
á  Pharaon  Ephree,  ó  Vaphres  ^,  rey  de  Egypto,  en  po- 


1  Pues  acabaré  con  todos  ellos.  Se  ve  que  estos  impíos 
judíos  querían  continuar  en  reconocer  al  Señor  por  su  Dios, 
y  seguir  adorando  al  mismo  tiempo  los  ídolos. 
\2  Vaphres  le  llamaron  los  Setenta.  Fue  el  último  de  los 
Pharaones. 


CAPÍTULO    XLV.  201 

der  de  sus  enemigos  ,  en  manos  de  aquellos  que  bus- 
can su  perdición  ;  así  como  entregué  á  Sedecías ,  rey 
de  Judá,  en  manos  de  Nabuchódonosor,  rey  de  Baby- 
lonia,  enemigo  suyo,  que  buscaba   cómo  perderle  ', 


CAPÍTULO  XLV. 


Dios  por  medio  de  Jeremías  reprende  á  Baruch,  el  cual  se 
lamentaba  de  no  tener  reposo  alguno ;  y  después  le  con- 
suela. 

1  Palabras  que  dijo  el  Profeta  Jeremías  á  Baruch, 
hijo  de  Nerías ,  cuando  este  escribió  en  el  libro 
aquellas  cosas  que  le  dictó  Jeremías ,  en  el  año  cuarto 
de  Joakim  hijo  de  Josías  rey  de  Judá  ^.  Dijo  Jere- 
mías : 

2  Esto  te  dice  á  tí ,  oh  Baruch ,  el  Señor,  el  Dios 
de  Israel  : 

3  Tú  has  exclamado  :  ¡  Ay  infeliz  de  mí !  porque 
el  Señor  ha  añadido  dolor  á  mi  dolor  :  cansado  estoy 
de  gemir,  y  no  he  hallado  reposo  alguno. 


1  Esta  guerra  la  describe  Ezechiel  muy  patéticamente 
cap.  XXIX,  XXX,  XXXI  Y  XXX 11.  Véase  Josepho, 
lib.  1.  contr.  App.  y  Antiq,  X.  cap.  11. 

2  Véase  cap. XXXVI.  Después  qns  \ió  Baruch  cómo  el 
rey  Joakim  había  rasgado  y  quemado  el  primer  escrito  ó 
profecía  de  Jeremías,  se  llenó  de  temor  y  receló  que  le  ma- 
tarían ó  encarcelarían  por  causa  de  haber  escrito  esta  otra 
profecía  de  Jeremías ,  aim  mas  fuerte  y  dura  contra  los  ju- 
díos que  la  anterior. 


202  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

4  Esto  dice  el  Señor  :  Tú  le  dirás  :  Hé  aquí  que 
yo  destruyo  aquellos  que  había  ensalzado,  y  arranco 
los  que  habia  plantado,  y  á  toda  esta  tierra  ó  nación 
entera  j 

5  ¿  y  tú  pides  para  ti  portentos  ó  cosas  grandes  ? 
No  tienes  que  pedirlas ;  porque  hé  aquí  que  yo  en- 
viaré desastres  sobre  todos  los  hombres,  dice  el  Se- 
ñor ;  pero  á  tí  te  salvaré  la  vida  en  cualquier  lugar  á 
donde  vayas. 

CAPITULO  XLVI. 

Jeremías  profetiza  la  derrota  de  Pharaon  Necháo,  y  la  de- 
solación de  Egypto  por  Nabuchódonosor :  vaticina  á  los 
judíos  su  libertad,  y  su  vuelta  á  Jerusalem. 

1  Palabra  que  dijo  el  Señor  á  Jeremías  Profeta, 
contra  las  naciones  '. 

2  Contra  el  Egypto,  contra  el  ejército  de  Pharaon 
Necháo,  rey  de  Egypto,  que  estaba  junto  al  rio  Eu- 
phrates,  en  Chárcámis,  y  que  fue  desbaratado  por 
Nabuchódonosor,  rey  de  Babylonia ,  el  año  cuarto  de 
Joakim ,  hijo  de  .Tosías ,  rey  de  Judá,  dijo  : 

3  Preparad  en  hora  buena  los  escudos  y  las  rodelas, 
y  salid  al  combate. 

4  Uncid  los  caballos  á  los  carros  de  guerra  :  sol- 
dados de  á  caballo  ,  montad  ,  poneos  los  morriones, 
acicalad  las  lanzas  ,  revestios  de  las  corazas. 

1  En  este  y  los  cinco  capítulos  siguientes  profetiza  Jere- 
mías contra  las  naciones  extranjeras.  Véase  cap.  1.  v.  5. 


CAPITULO    XLVI.  203 

5  ¿  Pero  qué  sucederá  ?  Los  vi  despavoridos ,  y  que 
volviau  las  espaldas,  muertos  sus  valientes  -.  huían  azo- 
rados sin  volverse  á  mirar  atrás  :  el  terror  se  esparce 
por  todas  partes ,  dice  el  Señor. 

6  No  hay  que  pensar  en  que  pueda  escaparse  el  li- 
gero, ni  salvarse  el  valiente  :  á  la  parte  del  Norte, 
junto  al  rio  Euphrates ,  han  sido  derrotados  y  postra- 
dos por  el  suelo. 

7  ¿  Quién  es  ese  ejército  que  se  hincha  á  manera  de 
una  riada  ,  y  cuyos  remolinos  se  encrespan  como  les 
de  los  rios? 

8  El  Egypto  ,  que  se  hincha  cual  torrente ,  cuyas 
olas  se  conmueven  como  rios  ,  y  ha  dicho  :  Yo  me  a- 
vanzaré  ,  inundaré  la  tierra  :  destruiré  la  ciudad  y  sus 
habitantes. 

9  Montad  á  caballo ,  y  corred  locamente  en  los  car- 
ros y  avanzen  los  valientes  de  la  Ethiopia  ,  y  los  de  la 
Lybia  con  el  escudo  en  la  mano  '  ,  y  los  lydios  echan- 
do mano  de  las  saetas  y  arrojándolas. 

10  Mas  aquel  dia  será  el  dia  del  Señor  Dios  de  los 
ejércitos  ,  dia  de  venganza  en  que  hará  pagar  la  pena 
á  sus  enemigos  :  la  espada  devorará ,  y  se  hartará  de 
matar ,  y  se  embriagará  con  la  sangre  de  ellos  ;  por- 
que hé  aquí  que  la  víctima  del  Señor  Dios  de  los  ejér- 
citos estará  en  la  tierra  septentrional  de  junto  al  rio 
Euphrates. 

1 1  Sube  á  Galaad  y  toma  bálsamo  ,  oh  virgen  hija 

1  Scio:  armados  de  escudos. 


204  LA.    PROFECÍA   DE   JEREMÍAS. 

de  Egypto  :  en  vano  multipUcas  tú  las  medicinas  ;  no 
hay  ya  remedio  para  tí. 

12  Divulgado  se  ha  entre  las  gentes  tu  afrenta  ,  y 
llena  está  la  tierra  de  tus  alaridos  :  porque  el  valiente 
chocó  con  el  valiente  ,  y  juntos  cayeron  en  tierra. 
—  13  Palabra  que  habló  el  Señor  á  Jeremías  Profeta, 
sobre  el  futuro  arribo  de  Nabuchódonosor ,  rey  de  Ba- 
bilonia ,  á  devastar  la  tierra  de  Egypto. 

14  Llevad  esta  nueva  á  Egypto,  anunciadla  en  Mág- 
dalo,  y  haced  que  resuene  en  Mémphis  y  en  Táphnis, 
y  decid :  Ponte  en  pié  y  prevente  :  porque  la  espada 
devorará  todo  cuanto  hay  en  tus  comarcas. 

15  ¿Cómo  ha  caidoy  se  pudre  en  el  suelo  tu  cam- 
peón '  ?  No  se  ha  mantenido  firme ,  porque  el  Señor 
le  ha  derribado. 

16  Derribado  ha  un  grande  número  de  ellos :  han 
caido  unos  sobre  otros  ,  y  han  dicho  :  Levantémonos, 
volvámonos  á  nuestro  pueblo,  y  al  país  donde  naci- 
mos ,  sustrayéndonos  á  la  espada  de  la  Paloma  ^, 

17  A  Pharaon  rey  de  Egypto  ponedle  este  nombre  : 
Tumulto ;  pues  él  ha  hecho  venir  el  tiempo  del  tras- 
torno. 


1  I.<os  Setenta  tradujeron  :  ¿  Cómo  ha  huido  de  ti  Apis , 
y  no  se  ha  mantenido  firme  tu  escogido  becerro  ?  Adoraban 
los  egypcíos  un  becerro  vivo  con  el  nombre  de  Apis,  y 
cuando  nioria,  escogian  otro  con  grande  esmero,  y  mucha 
solemnidad.  Y  así  Jeremías  dice  con  ironía  al  Egypto: 
¿  A  dónde  ha  ¡do  aquel  Dios  tuyo  tan  fuerte  ? 
f    2  Insignia  de  los  babylonios.  Cap.  XXF.  v.  38.  Véastí 


fXPÍTULO    XLVÍ.  -205 

18  Juro  yo  por  vida  mia  ,  dice  aquel  Key  que  lio- 
ne  por  nombre  Señor  de  los  ejércitos  ,  que  así  como 
el  Thabor  descuella  entre  los  montes  ,  y  el  Carmelo 
sobre  el  mar ,  así  vendrá  él. 

19  Prepárate  lo  necesario  para  trasmigrar  á  otro 
pais,  oh  tú  hija  y  moradora  delEgypto  :  porque  Mém- 
phis  será  convertida  en  una  soledad  ,  será  desampara- 
da ,  sin  que  quede  un  habitante. 

20  Becerra  lozana  y  hermosa  es  él  Egypto  :  del 
Norte  vendrá  quien  la  dome. 

2 1  También  sus  soldados  mercenarios ,  que  vivían 
en  medio  de  ella  como  becerros  cebados  ,  volvieron 
las  espaldas  y  echaron  á  huir  :  y  no  pudieron  hacer 
frente  al  enemigo ,  porque  llegó  para  ellos  el  dia  de 
su  ruina,  el  dia  de  su  castigo. 

22  Resonarán  como  bronce  sus  clamores  :  porque 
los  chdldeos  avanzarán  rápidamente  con  el  ejército, 
y  vendrán  contra  Egypto  armados  de  segures ,  como 
quien  va  á  cortar  leña. 

23  Talarán ,  dice  el  Señor,  sus  bosques  ó  pobla- 
ción ,  cuyos  árboles  son  sin  cuento  :  multiplicáronse 
mas  que  langostas  :  son  innumerables. 

24  Abatida  está  la  hija  de  Egypto,  y  entregada  en 
poder  del  pueblo  del  Norte. 

25  El  Señor  de  los  ejércitos,  el  Dios  de  Israel  ha 
dicho  :  Hé  aquí  que  yo  castigaré  la  multitud  tumul- 
tuosa de  Alejandría  ' ,  y  á  Pharaon ,  y  al  Egypto ,  y  á 

1  La  voz  hebrea  {^^0  jIQN  ammon-No,  que  significa  la 
turba j  el  pueblo,  ó  la  muchedumbre  de  No,  la  traduce 

18 


206  LÁ   PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

SUS  dioses ,  y  á  sus  reyes ,  á  Pharaon ,  y  á  los  que  en 
él  confían. 

26  Y  los  entregaré  en  manos  de  los  que  buscan 
cómo  exterminarlos,  esto  es,  en  poder  deNabuchó- 
donosof  rey  deBabylonia,  y  de  sus  siervos;  y  después 
de  todo  esto  volverá  el  Egypto  á  ser  poblado  como  en 
lo  antiguo ,  dice  el  Señor  ' . 

-27  Mas  tú,  siervo  mió  Jacob,  no  temas,  no  te 
asustes ,  oh  Israel  ;  porque  yo  te  libraré  en  aquellos 
remotos  países ,  y  sacaré  tus  descendientes  de  la  tierra 
donde  están  cautivos ,  y  se  volverá  Jacob ,  y  descan- 
sará ,  y  será  feliz ,  sin  que  haya  nadie  que  le  atemo- 
rize. 

28  No  temas,  pues,  oh  Jacob  siervo  mió,  dice  el 
Señor,  porque  contigo  estoy;  pues  yo  consumiré  to- 
das las  gentes  entre  las  cuales  te  he  dispersado  :  mas 
á  tí  no  te  consumiré ,  sino  que  te  castigaré  con  me- 
dida; pero  no  te  dejaré  impune,  porque  no  te  creas 
inocente. 


S.  Gerónimo ,  tumultum  Alexandria,  para  dar  la  ¡dea  de 
una  región  muy  poblada ;  y  porque,  segnn  él  cree,  fue  des- 
pués fundada  en  el  sitio  de  Amnon-No  la  populosa  ciudad 
de  Alejandría,  que  antes  seria  una  pequeña  población. 
Comunmente  se  cree  que  la  ciudad  de  ammon-No  era  la 
que  los  griegos  llamaba  At¿<J7ro\is  Dióspolis,  ó  ciudad  de 
Júpiter,  sobre  cuyas  ruinas  edificó  Alejandro  la  ciudad  á 
que  dio  su  nombre, 
r*  1  Véase  Ezech.  XXIX.  v.  14. 


20T 


CAPÍTULO  XLVIl. 

Jeremías  profetiza  la  destrucción  de  los  philistkeos,  de 
Tyro,  de  Sion,  de  Gaza  y  de  Ascalon. 

1  Palabra  que  el  Señor  dijo  á  Jeremías  Profeta 
contra  los  philisteos ,  antes  que  Pharaon  se  apoderase 
de  Gaza. 

2  Esto  dice  el  Señor  Dios  :  Hé  aquí  que  vienen 
aguas  ó  tropas  '  del  Norte ,  á  manera  de  un  torrente 
que  todo  lo  inunda ,  y  cubrirán  la  tierra ,  y  cuanto  hay 
en  ella ,  la  ciudad  y  los  habitantes  :  los  hombres  darán 
gritos ,  y  aullarán  todos  los  moradores  de  la  tierra , 

3  al  oir  el  estruendo  pomposo  de  las  armas ,  y  de 
los  combatientes ,  y  del  movimiento  de  sus  carros  ar- 
mados ,  y  de  la  multitud  de  sus  carruages :  los  padres  , 
perdido  todo  el  aliento ,  no  cuidaban  ya  de  mirar  por 
sus  hijos. 

4  Porque  ha  llegado  el  dia  en  que  serán  extermi- 
nados todos  los  philisteos ,  y  serán  arruinadas  Tyro  y 
Sidon ,  con  todos  sus  auxiliares  que  le  quedaban  ; 
pues  el  Señor  ha  entregado  al  saqueo  los  philisteos, 
restos  de  la  isla  ó  provincia  marítima  de  Cappado- 
cia  \ 

5  Gaza  lleva  rapada  su  cabeza  ',  Ascalon  no  se 

1  Véase  Aguas. 

2  Deut.  11.  V.  23.  Véase  Phihsfeos. 

3  En  señal  de  gran  calamidad.  Después  cap.  XLVIU 
V,  37. 


208  LA    PROFECÍA   DE  JEREMÍAS. 

atreve  á  desplegar  sus  labios ,  y  lo  mismo  el  resto  de 
sus  valles.  ¿  Hasta  cuándo  te  sajarás  ó  rasgarás  tus 
canmes  '  ? 

6  Oh  espada  del  Señor ,  ¿  no  descansarás  tú  nun- 
ca ?  Éntrate  otra  vez  en  tu  vaina ,  mitiga  ese  ardor , 
y  estáte  queda. 

7  Mas  ¿  cómo  estará  ella  quieta,  cuando  el  Señor 
le  ha  dado  sus  órdenes  contra  Ascalon ,  y  contra  sus 
regiones  marítimas  ,  y  le  ha  mandado  que  obre  con- 
tra ellos? 

CAPÍTULO  XLVllI. 

Profetiza  Jeremías  la  ruina  del  reino  y  nación  de  los  moa- 
bitas  por  su  soberbia,  por  haber  perseguido  al  pueblo  de 
Dios,  y  por  sus  idolatrías ;  pero  después  les  promete  que 
finalmente  saldrán  del  cautiverio. 

1  Esto  dice  contra  Moab  el  Señor  de  los  ejércitos , 
el  Dios  de  Israel :  ¡  desdichada  Nabo !  devastada  ha 
sido  y  abatida.  Tomada  ha  sido  Cariathaim  :  la  ciu- 
dad fuerte  avergonzada  está  y  temblando. 

2  No  hay  ya  alegría  en  Moab  :  han  formado  ma^ 
lignos  proyectos  contra  Hesebon  :  venid ,  exterminé- 
mosla de  en  medio  de  la  nación.  Y  tú,  oh  Madmen, 
ciudad  silenciosa,  no  chistarás;  y  la  espada  te  irá  si- 
guiendo ^. 

1  Cap.  XLI.  V.  5.  — Lev.  XIX.  v.  ^.  —  Deut.  XIV. 
V.  l.  —  III.  Reg.  XVIIL  v.  28. 

2  En  el  texto   cháldeo  y  en  varias  traducciones  'mo- 


CAPÍTULO    XLVllI.  209 

3  Estruendo  y  gritos  de  Oronaim  :  devastación ,  y 
estrago  grande. 

4  Moab  ha  sido  abatida :  anunciad  á  sus  parvulitos 
que  tendrán  mucho  que  clamar. 

5  Ella  subirá  el  collado  de  Luith  llorando  sin  ce- 
sar :  ya  han  oido  los  enemigos  los  alaridos  de  los  mise- 
rables en  la  bajada  de  Oronaim  : 

6  Huid  ,  salvad  vuestras  vidas ;  sed  como  tamaris- 
cos en  el  Desierto. 

7  Porque  por  haber  puesto  tú ,  oh  Moab ,  la  con- 
fianza en  tus  fortalezas,  y  en  tus  tesoros,  por  lo  mismo 
serás  tú  también  presa ;  é  irán  cautivos  á  otro  pais  el 
dios  Chámos  ' ,  y  sus  sacerdotes  y  príncipes  junta- 
mente. 

8  Y  el  ladrón  "Nabuchódonosor  se  echará  sobre  to- 
das las  ciudades  de  Moab ,  sin  que  ninguna  se  libre ; 
y  serán  asolados  los  valles ,  y  taladas  las  campiñas  : 
porque  el  Señor  lo  ha  dicho. 

9  Coronad  de  flores  á  Moab ;  pero  aunque  corona- 
da ,  saldrá /ja?'íi  el  cautiverio,  y  quedarán  desiertas  é 
inhabitables  sus  ciudades. 


demás  se  toma  como  nombre  de  ciudad  la  palabra 
hebrea  J0";Q  madmen,  que  enla  Vulgatase  traduce  sileni;. 
Casi  con  las  mismas  palabras  profetizó  Isaías  la  ruina  de. 
IMoab  en  los  capítulos  XV  y  XVI;  ruina  que  también 
anunciaron  Ezechiel  en  el  cap.  XXV.  v.  8.,  y  Sophonías 
cap.  II.  V.  8. 

1  Num.  XXI  V.  9.— Judie.  XI  v.  24.  — 7^.  Reg.  XI 
V.7. 


^10  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

10  Maldito  aquel  que  ejecuta  de  mala  l'é  y  con 
negligencia  la  obra  que  el  Señor  le  manda;  y  maldito' 
el  que  por  lo  mismo  veda  á  su  espada  el  verter  san- 
gre'. 

1 1  Fértil  viña  fue  Moab  desde  su  mocedad ;  y  c o  - 
mo  un  vino  que  permaneció  en  sus  heces ,  ni  fue  tra- 
segado de  una  tinaja  á  otra ,  ni  mudado  á  otro  pais  ; 
por  eso  ha  conservado  el  mismo  sabor  suyo  ,  ni  se  ha 
mudado  ó  m.ejorado  su  olor. 

12  Pero  hé  aquí  que  llega  el  tiempo ,  dice  el  Señor, 
en  que  yo  le  enviaré  hombres  prácticos  en  disponer 
las  tinajas  y  en  trasegar  el  vino ,  y  harán  el  trasiego ; 
y  vaciarán  después  las  tinajas,  y  las  harán  pedazos  '^. 

13  Y  Moab  se  verá  avergonzada  por  causa  de 
Chámos ;  al  modo  que  fue  afrentada  la  casa  de  Israel 
por  causa  de  los  ídolos  de  Bethel ,  en  que  tenia  puesta 
su  confianza. 

14  ¿Cómo  decís  vosotros:  Esforzados  somos  y  ro- 
bustos para  pelear? 

1 5  Devastado  ha  sido  el  pais  de  Moab ,  y  taladas 
sus  ciudades,  ha  sido  degollada  toda  su  escogida  ju- 
ventud ,  dice  aquel  Rey,  cuyo  nombre  es  Señor  de  los 
ejércitos. 

16  La  ruina  de  Moab  es  inminente ;  y  van  á  co- 
menzar muy  presto  sus  desastres. 

1  Cuando  el  Señor  Dios  la  manda  verter. 

2  Así  el  pueblo  de  Moab  será  trasportado  á  la  Cháldea, 
y  todos  sus  pueblos  y  ciudades  figurados  por  las  cubas  ó 
tinajas.  Véase  III.  Reg.  XII  v.  29. 


CAPÍTULO    XLVIII.  211 

17  Tenedla  compasión  todos  los  que  estáis  á  su 
rededor;  y  vosotros,  cuantos  habéis  oido  hablar  de  su 
nombradla ,  decid  :  ¿  Cómo  ha  sido  hecho  pedazos  el 
fuerte  cetro  de  Moab ,  el  bastón  de  gloria  que  empu- 
ñaba? 

18  Desciende  de  la  gloria,  y  siéntate  en  un  árido 
lugar,  oh  hija  moradora  de  Dibon  ';  porque  Nabuchó- 
donosor^  el  exterminador  de  Moab ,  viene  contra  tí , 
y  destruirá  tus  fortalezas. 

19  Estáte  en  medio  del  camino,  y  mira  á  lo  lejos, 
oh  tú  habitadora  de  Aroer ;  pregunta  á  los  que  huyen 
y  á  los  que  se  han  escapado,  y  díles  :  ¿Qué  es  lo  que 
ha  acontecido? 

20  Confundido  queda  Moab ,  responderán^  porque 
ha  sido  vencido :  dad  alaridos,  alzad  el  grito,  anunciad 
por  todo  el  país  de  Arnon  que  Moab  ha  sido  devastada. 

21  y  el  castigo  ha  venido  sobre  la  tierra  llana; 
sobre  Helon ,  y  sobre  Jasa ,  y  sobre  Mephaath , 

22  y  sobre  Dibon ,  y  sobre  Nabo ,  y  sobre  la  casa 
de  Deblathaim , 

23  y  sobre  Cariathaim ,  y  sobre  Bethgamul ,  y  sobre 
Bethmaon, 

24  y  sobre  Carioth ,  y  sobre  Bosra^,  y  sobre  las 
ciudades  todas  del  pais  de  Moab ,  asi  las  que  están 
lejos  como  las  que  están  cerca. 

1  La  ciudad  de  Dibon  era  célebre  por  la  abundancia  y 
buena  calidad  de  sus  aguas.  Is.  XV.  v.  9. 

2  Se  habla  aquí  de  Bosra  como  de  una  ciudad  portene- 
ciente  á  los  rnoabitas;  y  en  /*.  LXITl.  v.  1.  como  que  es 
de  la  Idamea.  Véase  Calmet  en  su  Diccionario. 


212  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

25  Aniquilado  ha  sido  el  poderío  de  Moab  ,  y  que- 
brantado su  brazo ,  dice  el  Señor. 

26  Embriagadla  con  el  cáliz  de  la  ira  de  Dios,  oh 
chdldeos ;  pues  que  se  levantó  contra  el  Señor:  y  vo- 
mite ella,  y  bata  sus  manos  como  desesperada,  y  sea 
también  objeto  de  mofa. 

27  Porque  tú,  oh  Moab,  insultaste  á  Israel,  eomo 
si  le  hubieses  sorprendido  en  compañía  de  ladrones : 
por  las  palabras  pues  que  contra  él  has  dicho,  serás 
llevada  cautiva. 

28  Desamparad  las  ciudades,  oh  habitantes  de 
Moab,  idos  á  vivir  entre  las  breñas,  é  imitad  á  la 
paloma  que  hace  su  nido  en  la  hendidura  mas  alta 
de  la  peña. 

29  Hemos  oido  hablar  de  la  soberbia  de  Moab, 
soberbia  qu*  es  muy  grande ;  de  su  orgullo,  y  de  su 
arrogancia ,  y  de  su  hinchazón ,  y  de  la  altivez  de  su 
corazón  '. 

30  Yo  conozco,  dice  el  Señor,  su  jactancia,  á  la 
cual  no  corresponde  su  valor,  y  que  sus  tentativas  no 
tenían  proporción  con  sus  fuerzas. 

31  Por  tanto,  yo  prorumpiré  en  endechas  sobre 
Moab,  y  á  toda  Moab  haré  sentir  mis  voces,  á  los 
hombres  de  la  ciudad  del  Muro  de  ladrillos  ',  los  cua- 
les están  lamentándose. 


1  Is.  XFI.  V.  6. 

2  La  ciudad  de  Ar.  Véase  IF.  Reg.  III.  v.  25  — 
h.  XVI.  V.  7.  Llámase. I¿/")n"np  Kír-Jéresh  por  tener 
sus  muros  de  ladrillo,  y  estar  situada  en  pais  de  ninclia 


CAPÍTULO    XLVIII.  213 

32  Del  modo  que  lloré  por  Jazer,  así  lloraré  por 
tí,  oh  viña  de  Sabama :  tus  sarmientos  pasaron  á  la 
otra  parte  del  mar,  llegaron  hasta  el  mar  de  Jazer : 
el  ladrón,  el  exterminador,  se  arrojó  sobre  tu  mies, 
y  sobre  tu  vendimia. 

33  kXpais  fértil  y  delicioso  como  el  Carmelo,  y  á 
la  tierra  de  Moab  se  les  ha  quitado  la  alegría  y  el 
regocijo  :  se  acabó  el  vino  para  sus  lagares,  no  can- 
tará sus  canciones  acostumbradas  el  pisador  de  la  uva. 

34  Desde  Hesebon  hasta  Eleale  y  Jasa  se  oirán  los 
clamores  de  los  moabitas  :  desde  Segor,  que  es  como 
una  novilla  de  tres  años,  hasta  Oronaim  '  :  aun  las 
aguas  mismas  de  Nemrim  serán  malísimas  ^. 

35  Y  yo  exterminaré  de  Moab,  dice  el  Señor,  al 
que  presenta  ofrendas  en  las  alturas,  y  sacrifica  á  los 
dioses  de  ellas. 

36  Por  todo  esto,  mi  corazón  se  desahogará  por 
amor  de  Moab  en  voces  tristes,  como  de  flauta  en 
los  entierros;  é  imitando  el  triste  sonido  de  flauta,  se 
esplayará  por  amor  de  aquellos  que  habitan  en  la 
ciudad  de  el  Muro  de  ladrillos  :  los  cuales  perecieron 
por  haber  emprendido  mas  de  lo  que  podían. 


piedra.  Los  Setenta  conservaron  el  nombre  de  Keiraras . 
como  propio  de  la  ciudad.  El  autor  de  la  Vulgata  tradujo 
la  significación  material  de  la  voz.  Véase  Vulgata. 

1  Is.  XV.  r.  4,  5. 

2  Porque  arruinada  la  población,  ya  no  habrá  cisternas, 
y  habrán  de  beber  de  las  aguas  qne  tienen  comunicación 
con  el  Mar  muerto. 


214         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

37  Porque  toda  cabeza  quedará  rapada,  y  raída 
será  toda  barba  en  señal  de  tristeza,  atadas  ó  sajadas 
se  verán  todas  las  manos  ' ,  y  toda  espalda  se  cubrirá 
de  saco  ó  cilicio. 

38  En  todos  los  terrados  y  plazas  de  Moab  se  oirán 
plañidos :  porque  yo  hice  pedazos  de  Moab  como  de 
un  vaso  inútil ,  dice  el  Señor. 

39  ¡  Cómo  ha  sido  ella  derrotada,  y  ha  levantado 
el  grito  !  ¡  Cómo  ha  bajado  Moab  su  altiva  cerviz, 
y  ha  quedado  avergonzada  !  De  escarnio  servirá  Moab, 
y  de  escarmiento  á  todos  los  de  su   comarca. 

40  Esto  dice  el  Señor  :  Hé  aquí  que  el  chaldeo 
como  águila  extenderá  sus  alas  para  venir  volando 
sobre  Moab. 

41  Carioth  ha  sido  tomada,  y  ganadas  sus  fortifi- 
caciones ;  y  el  corazón  de  los  valientes  de  Moab  será 
en  aquella  ocasión  como  corazón  de  muger  que  está 
de  parto. 

42  Y  Moab  dejará  de  ser  una  nación  ,  por  haberse 
ensoberbecido  contra  el  Señor. 

43  El  espanto,  la  fosa,  y  el  lazo  se  emplearán 
contra  tí ,  oh  habitador  de  Moab,  dice  el  Señor. 

44  El  que  huyere  del  espanto,  caerá  en  la  fosa,  y 
quien  saliere  de  la  fosa,  quedará  preso  en  el  lazo  por- 
que yo  haré  que  llegue  sobre  Moab  el  tiempo  de  su 
castigo,  dice  el  Señor. 

46  A  la  sombra  de  Hesebon  hicieron  alto  aquellos 


1  Véase  Cabello,  Cabeza,  Cilicio. 


CAPÍTULO    XLIX.  215 

que  escaparon  del  lazo  :  pero  salió  fuego  de  Hesebon ; 
llamas  salieron  de  en  medio  de  Sehon  *,  las  cuales 
devorarán  una  parte  de  Moab  y  los  principales  de  los 
hijos  del  tumulto  ^. 

46  j  Ay  de  ti,  oh  Moab!  ;  perecido  has,  oh  pueblo 
del  dios  Chámos!  porque  al  cautiverio  han  sido  lleva- 
dos tus  hijos  y  tus  hijas. 

47  Mas  yo,  dice  el  Señor,  haré  que  vuelvan  del 
cautiverio  en  los  últimos  diaslos  hijos  de  Moab.  Hasta 
aquí  los  juicios  del  Señor,  contra  Moab. 

CAPÍTULO   XLIX. 

Jeremías  profetiza  la  ruina  (lelos  ammoniias,  de  los  idu- 
meos,  de  los  de  Damasco  y  de  Cedar,  y  de  los  reinos  de 
Asor  y  de  Elam. 

1  Profecía  contra  los  hijos  de  Ammon.  Esto  dice  el 
Señor :  Pues  qué  ¿  no  tiene  hijos  Israel,  ó  está  acaso 
sin  heredero?  ¿  Por  qué  pues  Melchóm  ^  se  ha  hecho 
dueño  de  Gad,  su  pueblo,  y  está  habitando  en  las 
ciudades  de  esta  tribu? 

•2  Por  tanto  hé  aquí  que  viene  el  tiempo,  dice  el 
Señor,  en  que  yo  haré  oir  en  Rabbath  de  los  hijos  de 


1  Sehon  es  lo  mismo  que  Hesebon.  El  Profeta  cita  nn 
adagio  ó  dicho  antiguo  que  se  cantaba,  y  de  que  se  habla 
Num.  XXI.  v.2?,2S. 

2  O  la  soberbia  de  los  turbulentos  moabitas.  Por  los 
principales  hijos  del  tumulto  se  significa  la  soberbia, 

3  Véase  Moloch 


216  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

Ammon  el  estruendo  de  la  guerra ;  y  quedará  reducida 
á  un  montón  de  ruinas,  y  sus  hijas,  ó  pueblos,  serán 
abrasadas,  é  Israel  se  hará  Señor  de  aquellos  que  lo 
hablan  sido  de  él. 

3  Oh  Hesebon,  prorumpe  en  alaridos,  al  ver  que 
ha  sido  asolada  Hai  tu  vecina :  alzad  el  grito,  oh  hijos 
de  Rabbath,  ceñios  de  cilicios,  plañid,  y  dad  vueltas 
por  los  vallados  :porque  Melchóm  será  llevado  cautivo 
á  otro  pais,  y  juntamente  con  él  sus  sacerdotes  y  sus 
príncipes. 

4  ¿  Por  qué  te  glorías  de  tus  amenos  valles,  oh  hija 
criada  entre  delicias,  que,  confiada  en  tus  tesoros, 
decías;  ¿Quién  vendrá  contra  mí  ? 

5  Hé  aquí  que  yo,  dice  el  Señor  de  los  ejércitos, 
haré  que  te  llenen  de  terror  todos  los  pueblos  comar- 
canos tuyos,  y  quedaréis  dispersos  el  uno  lejos  del  otro, 
sin  que  haya  nadie  que  reúna  á  los  fugitivos. 

6  Y  después  de  esto,  haré  que  regresen  á  su  pais 
los  hijos  de  Ammon,  dice  el  Señor. 

— 7  Contra  la  Idumea  '.  Esto  dice  el  Señor  de  los 
ejércitos :  Pues  qué,  ¿  no  hay  mas  sabiduría  que  esa  en 
Theraan  ^  ?  No ;  ya  no  hay  consejo  en  sus  hijos  :  de 
nada  sirve  su  sabiduría. 

1  El  Profeta  Abdías  describe  la  crueldad  y  odio  extre- 
mado de  los  iduraeos  contra  los  israebtas.  Abd.  v.  5. 

2  Se  llamaba  así  un  nieto  de  Esaú  que  seria  su  fundador. 
Gen.  XXXVII.  v.  2.  Era  como  la  Academia  ó  pueblo  mas 
instruido  de  la  Idumea,  en  el  cual  residían  los  hombres  mas 
instruidos,  y  á  donde  irían  muchos  jóvenes  para  instruirse. 
La  expresión  en  boca  de  Dios  es  una  especie  de  sarcasmo. 


CAPÍTULO    XLIX.  21  T 

8  Huid,  no  os  volváis  á  mirar  atrás :  bajaos  á  las 
mas  profundas  simas,  oh  habitantes  deDedan  ;  porque 
yo  he  enviado  sobre  Esaú  su  ruina,  el  tiempo  de  su 
castigo. 

9  Si  hubiesen  venido  á  ti  vendimiadores,  no  hu- 
bieran dejado  racimos,  pero  sí  algún  rebusco  :  si  hu- 
biesen venido  ladrones,  habrían  robado  cuanto  les  bas- 
tase, sin  destruir  lo  demás. 

10  Mas  yo  he  descubierto  á  Esaú  ' ,  he  manifestado 
aquello  que  él  habia  escondido,  y  no  podrá  ya  ocul- 
tarlo :  queda  destruido  su  linage,  y  sus  hermanos  y 
vecinos ;  y  él  no  existirá  mas. 

1 1  Deja  no  obstante  tus  huérfanos  :  yo  los  haré  vi- 
vir ;  y  en  mí  pondrán  su  esperanza  tus  viudas. 

12  Porque  esto  dice  el  Señor :  Hé  aquí  que  aquellos 
que  no  estaban  sentenciados  á  beber  el  cáliz  de  la  ira 
del  Seíior,  también  le  beberán  sin  falta ;  j  y  tú  querrás 
ser  dejada  á  parte  como  inocente !  No,  tú  no  serás 
tratada  como  inocente ;  y  le  beberás  sin  remedio. 

13  Pues  por  mi  mismo  he  jurado,  dice  el  Señor, 
que  Bosra  será  devastada,  y  llenada  de  oprobio,  y 
objeto  de  maldición :  y  una  eterna  soledad  es  lo  que 
vendrán  á  ser  todas  sus  ciudades. 

14  Estas  cosas  oí  yo  del  Señor;  y  luego  Nabuchó- 
donosor  ha  enviado  raensageros  á  las  gentes  suyas,  di- 
ciendo: Reunios,  y  venid  contra  Bosra,  y  vamos  á 
combatirla  ; 


1  He  dejado  desnudo  á  Edom,  ó  á  los  idumeos. 

To3i.  X.  la 


218  LA  profecía    de    JEREMÍXSo 

15  porque  pequeño  haré  yo  queseas,  oh  ídumeo, 
entre  las  naciones,  y  despreciable  entre  los  hombres  '. 

16  La  arrogancia  tuya  y  la  soberbia  de  tu  corazón 
te  engañaron  :  tú  que  habitas  en  las  cavernas  de  las 
peñas,  y  te  esfuerzas  á  levantarte  hasta  la  cima  del 
monte ;  aunque  hicieses  tu  nido  mas  alto  que  el  águila, 
de  allí  te  arrojaré,  dice  el  Señor. 

17  Y  la  Idumea  quedará  desierta  :  todo  el  que 
pasare  por  ella ,  se  pasmará ,  y  hará  mofa  de  sus  des- 
gracias. 

18  Asi  como  fueron  arrasadas  Sodoma  y  Gomor- 
rha ,  y  sus  vecinas  ,  dice  el  Señor ;  también  ella  que- 
dará sin  hombre  que  la  habite  :  no  morará  allí  ni  una 
persona. 

19  Hé  aquí  que  Nabuchódonosor,  como  león,  ven- 
drá desde  el  hinchado  Jordán  á  caer  sobre  la  bella  y 
robusta  Idumea :  porque  yo  le  haré  correr  súbitamente 
acia  ella ,  ;  y  quién  sino  Nabuchódonosor  será  el  va- 
ron  escogido,  al  cual  yo  encargue  que  se  apodere  de 
ella?  Porque  ¿  quien  hay  semejante  á  mí  ?  quién  habrá 
que  se  me  oponga  ^  ?  ¿  ni  cuál  es  el  pastor  ó  capitán 
que  se  pondrá  delante  de  mí  ? 

20  Oid  pues  el  designio  que  ha  formado  el  Señor 
acerca  de  Edom :  y  lo  que  ha  resuelto  sobre  los  mora- 
dores de  Theman :  Juro  yo,  dice,  que  los  pequeñuelos 


1  En  castisfo  de  tu  soberbia. 
3  Job.  XLL  V.  1. 


CAPÍTULO    XLIX.  !ei9 

del  rebaño  *  derribarán  por  tierra  ,   y  destruirán  á  los 
iduraeos  y  á  sus  habitaciones  ó  ciudades. 

21  Al  rumor  de  su  ruina  se  conmovió  la  tierra  : 
hasta  el  Mar  rojo  llegaron  sus  voces  y  clamores. 

22  Hé  aquí  que  vendrá,  y  extendidas  sus  alas,  le- 
vantará el  vuelo  como  águila ,  y  se  echará  sobre  Bosra  ; 
y  el  corazón  de  los  valientes  de  la  Idumea  será  en 
aquel  día  como  corazón  de  muger  que  está  de  parto. 
— 23  Contra  Damasco.  Confundidas  han  sido  Emath 
y  Arphad  :  porque  han  oido  una  malísima  nueva  ,  se 
han  turbado  los  de  las  islas  del  mar  :  su  inquietud 
no  la  deja  sosegar. 

24  Damasco  está  azorada  :  ha  echado  á  huir:  ella 
está  temblando  toda  :  oprimida  se  halla  de  congojas 
y  dolores ,  como  la  muger  que  está  de  parto. 

25  ¡  Cómo  han  abandonado  ellos  la  ciudad  famosa, 
la  ciudad  de  delicias  ! 

26  Serán  degollados  sus  jóvenes  por  las  calles ;  y 
quedarán  exánimes  en  aquel  dia  todos  sus  guerreros, 
dice  el  Señor  de  los  ejércitos. 

27  Y  aplicaré  fuego  al  muro  de  Damasco,  el  cual 
consumirá  las  murallas  de  el  rey  Benadad. 

—  28  Contra  Cedar  ^,  y  contra  los  reinos  6  posesiones 

1  O  los  mas  débiles  soldados  de  Nabuchódonosor. 

2  Cedar  denota  los  cedarenos,  descendientes  del  hijo 
de  Ismael  llamado  Cedar  {Gen.  XXV.  v.  13  ) :  era  un  pue- 
blo de  la  Arabia  desierta  sito  al  oriente  de  la  Judea.  Los 
reinos  de  Asor  no  son,  según  Teodoreto,  sino  las  diferentes 
ciudades  ó  poblaciones  de  esta  nación,  ó  como  unas  tribus 
errantes  que   van   mudando  de   local,  según  lo  exige    el 


220  LA.    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

de  Asor,  destruidos  por  Nabiichódonosor  rey  de  Ba- 
bylonia.  Esto  dice  el  Señor  :  Levantaos,  marchad 
contra  Cedar,  y  exterminad  los  hijos  de  Oriente. 

29  Se  apoderarán  de  sus  tiendas  y  de  sus  ganados : 
robarán  sus  pieles ,  y  todos  sus  muebles ,  y  sus  ca- 
mellos ;  y  acarrearán  de  todas  partes  el  terror  sobre 
ellos. 

30  Huid  ,  escapad  lejos  áloda  priesa,  dice  el  Se- 
ñor ;  reposad  en  las  cavernas ,  vosotros  que  habitáis 
en  Asor ;  porque  contra  vosotros  ha  formado  designios, 
y  ha  maquinado  males  el  rey  de  Babylonia  Nabuchó- 
donosor. 

31  Levantaos,  dice  el  Señor  á  los  chdldeos,  mar- 
chad á  invadir  una  nación  tranquila,  que  vive  sin 
temor  alguno  :  no  tienen  puertas  ni  cerrojos  :  habitan 
solitarios. 

32  Vosotros  les  arrebataréis  sus  camellos  ,  y  serán 
presa  vuestra  sus  muchísimos  jumentos.  Yo  disper- 
sare á  todos  vientos  á  estos  que  se  cortan  sus  cabellos 
en  forma  de  corona  '  ;  y  de  todos  sus  confines  haré 
venir  contra  ellos  la  muerte,   dice  el  Señor. 

33  Y  Asor  parará  en  ser  guarida  de  dragones,  y 
eternamente  desierta  :  no  quedará  allí  hombre  alguno, 
ni  la  habitará  persona  humana. 


pasto  para  sus  ganados.  Pero  el  Profeta  habla  de  Asor 
como  de  una  ciudad  murada,  que  seria  á  manera  de  metró- 
poli de  aqqel  vasto  desierto.  S.  Gerónimo  sobre  el  cap. 
XXI  de  Isaías.  —  Gen.  XXF.  v.  13.  —  Jud.  IV.  v.  2 
1  Cap.  IX.  V.  2^  —XXF.  V.  23.  Véase  Cabello. 


CAPÍTULO    XLIX.  2-il 

—  34  Palabras  que  el  Señor  dijo  á  Jeremías  Profeta, 
contra  Elam  ',  al  principio  del  reinado  de  Sedecías 
rey  de  Judá. 

35  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  :  Hé  aquí 
que  yo  haré  pedazos  el  arco  de  Elam  =*,  que  es  el  ci- 
miento de  su  pujanza. 

36  Y  soltaré  contra  Elam  los  cuatro  vientos  de  los 
cuatro  puntos  del  cielo ,  y  dispersaré  á  sus  moradores 
acia  lodos  estos  \ientos ;  sin  que  haya  nación  alguna  á 
donde  no  lleguen  fugitivos  de  Elam. 

37  Y  haré  que  tiemble  Elam  delante  de  sus  ene- 
migos ,  y  á  la  vista  de  aquellos  que  intentan  su  ruina. 
Enviaré  calamidades  sobre  ellos,  la  furibunda  indig- 
nación mía ,  dice  el  Señor  ;  y  enviaré  tras  de  ellos  la 
espada  que  los  persiga  hasta  acabarlos. 

38  Y  pondré  mi  trono  en  Elam,  y  arrojaré  de  allí 
á  los  reyes  y  á  los  principes ,  dice  el  Señor. 

39  Mas  en  los  últimos  dias  yo  haré  que  vuelvan 
á  su  patríalos  cautivos  de  Elam  ',  dice  el  Señor. 


1  Provincia  de  Persia,  cuya  capital  era  Susa.  Se  llamaba 
Elam  el  primogénito  de  Sem. 

2  Is.  XXIl.  V.  6,  7. 

3  Se  verificó  en  tiempo  de  Cyro,  y  mas  perfectamente 
pu  tiempo  de  Christo.  Véase  Ad.  II.  v.  7,  8,  9. 


2á2  LA.    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 


capítulo  l. 

Profecía  de  la  ruina  de  Bahylonia  por  los  medos  y  persas  : 
y  de  la  libertad  que  logrará  el  pueblo  de  Dios ;  al  cual 
exhorta  que  se  aproveche  de  tan  gran  beneficio  del  Señor. 

1  Palabra  que  habló  el  Señor  acerca  de  Bahylonia , 
y  del  país  de  los  cháldeos ,  por  boca  del  Profeta  Jere- 
mías. 

2  Llevad  la  noticia  á  las  naciones ,  y  haced  que 
corra  la  voz  :  alzad  señales  en  las  alturas  ' ,  publi- 
cadlo ,  y  no  lo  encubráis  :  decid  :  Tomada  ha  sido 
Bahylonia,  corrido  ha  quedado  Bel,  y  abatido  Mero- 
dach ;  cubiertos  quedan  de  ignominia  sus  simulacros, 
aterrados  han  sido  sus  ídolos. 

3  Porque  vendrá  contra  ella  del  Norte  '  una  na- 
ción, la  cual  asolará  su  pais ,  sin  que  quede  quien  le 
habite  :  desde  el  hombre  hasta  la  bestia  ,  todos  se  pu- 
sieron en  movimiento  y  se  marcharon. 

4  En  aquellos  días  ,  y  en  aquel  tiempo  se  reunirán, 
dice  el  Señor,  los  hijos  de  Israel ,  y  juntamente  con 
ellos  los  hijos  de  Judá  para  volver  á  Jerusalem:  y 
llorando  de  alegría  se  darán  priesa,  y  buscarán  al 
Señor  su  Dios. 

5  Preguntarán  cuál  es  el  camino  que  va  á  Sion  : 
á  ella  dirigirán  sus  ojos.  Volverán  del  cautiverio ,  y 

1  Is.  Y.  V.  26  —XI.  V.  12.  etc.  Isaías  habla  de  esta 
ruina  de  Bahylonia  cap,  XLF,  XLVI  y  XLVIl 

2  Is.  XLl.  V.  25.  —XLVI.  v.  IL 


CAPÍTULO    L.  2t'¿ 

se  unirán    al   Señor  con  una    alianza    eterna',  cuya 
memoria  no  se  borrará  jamás. 

6  Rebaño  perdido  fue  el  pueblo  mió  :  sus  pastores 
le  extraviaron,  y  le  hicieron  ir  vagando  por  las  mon- 
tañas :  anduvo  por  montes  y  collados ,  y  se  olvidó  del 
lugar  de  su  reposo. 

7  Todos  cuantos  encontraban  á  los  de  mi  pueblo, 
los  devoraban  :  y  sus  enemigos  decian  :  En  esto  no 
hacemos  nada  malo ;  porque  estos  han  pecado  contra 
el  Señor  ,  esplendor  de  justicia  ó  santidad;  contra  el 
Señor,  esperanza  de  sus  padres. 

8  Huid  de  en  medio  de  Babylonia  ,  y  salid  del  pais 
de  los  cháldeos  ;  y  sed  como  los  moruecos  delante  del 
rebaño  ^. 

9  Porque  hé  aquí  que  yo  pondré  en  movimiento  ,  y 
traeré  reunidos  contra  Babylonia  los  ejércitos  de  na- 
ciones grandes  de  la  tierra  del  INorte  ,  los  cuales  se  dis- 
pondrán para  asaltarla  ,  y  en  seguida  será  tomada  : 
sus  saetas,  como  de  fuertes  y  mortíferos  guerreros ,  no 
serán  disparadas  en  vano. 

10  Y  ia  Cháldea  será  entregada  al  saqueo  :  queda- 
rán atestados  de  riquezas  todos  sus  saqueadores ,  dice 
el  Señor. 

11  Ya  que  saltáis  de  contento,  y  habláis  con  arro- 
gancia por  haber  devastado  la  heredad  mia ;  ya  que 


1  //.  E.^d.  Xr.  V.  18.  — A'/.  i\  2.  Aq.ii  se  habla  tam- 
bién (le  la  aliauza  entre  Dios  y  todos  los  hombres  lujos  de 
Abrahamj  segiin  la  fé ,  de  que  fue  mediador  Jesu-Cliristo 

2  Is.  X.  c.  13.-\7F.  V.  9. 


♦¿•¿4'  LA    FKúFtCÍA    UE   JEREMÍAS. 

retozáis  como  noyiHos  sobre  la  yerba ,  y  mugís  como 
loros  : 

12  Babilonia  vuestra  madre  ha  quedado  profun- 
damente abatida ;  y  asolada  ha  sido  la  que  os  engen- 
dró :  hé  aquí  que  será  la  mas  despreciable  entre  las 
naciones,  desierta  quedará,  intransitable  y  árida. 

13  La  indignación  del  Señor  la  dejará  inhabitada, 
y  reducida  á  una  soledad  :  todo  el  que  pasare  por 
Babylonia  ,  quedará  lleno  de  pasmo  ,  y  hará  rechifla 
de  todas  las  (Jesgracias  de  ella, 

14  Oh  vosotros,  todos  cuantos  estáis  diestros  en 
manejar  el  arco  ,  apercibios  de  todas  partes  contra 
Babylonia ,  embestidla ,  no  escaseéis  las  saetas  ;  por- 
(lue  ha  pecado  contra  el  Señor. 

15  Levantad  contra  ella  el  grito;  ya  tiende  sus 
manos  por  todos  lados  ,  dándose  por  vencida  :  con- 
muévense  sus  fundamentos ,  destruidos  quedan  sus 
muros ;  porque  es  el  tiempo  de  la  venganza  del  Se- 
ñor :  tomad  venganza  de  ella^  tratadla  como  ella  trató 
á  los  demás. 

IG  Acabad  en  Babylonia  fow  todo  viviente;  ni  per- 
donéis á  aquel  que  siembra ,  ni  al  que  maneja  la  hoz 
en  tiempo  de  la  siega  :  al  relumbrar  la  espada  de  la 
Paloma '  volverán  todos  á  sus  pueblos,  y  cada  cual  hui- 
rá al  propio  pais. 

17  Israel  es  una  grey  descarriada  :  los  leones^  la 
dispersaron.  El  primero  á  devorarla  fue  el  rey  de  As- 


1  Véase  antes  ca/).  XXV.  v.  38.  y  XLVl.  v.  16. 

2  Los  reyes  aísyiios. 


CAPÍTULO    L.  225 

sur    el  úUimohasido  INabuchódonosor  rey  de  Babylo- 
nia  ,  que  ha  acabado  hasta  con  sus  huesos  '. 

18  Por  tanto,  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos, 
el  Dios  de  Israel :  Hé  aquí  que  yo  castigaré  al  rey  de 
Babylonia  y  á  su  pais ,  al  modo  que  castigué  al  rey 
de  Assur  '^. 

19  Y  conduciré  otra  vez  á  Israel  á  su  antigua 
morada ,  y  gozará  de  los  pastos  del  Carmelo  :  y  en 
Basan ,  y  en  los  collados  de  Ephraim  y  de  Galaad  se 
saciarán  sus  deseos. 

20  En  aquellos  días ,  dice  el  Señor,  y  en  aquel 
tiempo  se  andará  en  busca  de  la  iniquidad  ó  idolatría 
de  Israel,  mas  esta  no  existirá  ya:  y  del  pecado  de  Judá, 
y  tampoco  se  hallará  :  porque  yo  seré  propicio  á  los 
restos  de  dicho  pueblo  que  me  habré  reservado. 

21  Oh  Cyro,  marcha  tú  contra  la  Ch aldea,  tierra 
de  los  dominadores  ,  y  castiga  á  sus  habitantes,  de- 
vasta ,  y  mata  á  aquellos  que  se  siguen  detrás;  á  todos, 
dice  el  Señor  :  y  obra  según  las  órdenes  que  te  tengo 
dadas '. 


1  IV.  Reg.  XXV.  V.  9,  etc. 

2  Ezech.  XXX.  V.  1. 

3  Admirable  documento  que  nos  enseña  que  todo  cuanto 
sucede  en  las  revoluciones  de  los  imperios,  todo  viene 
dispuesto  por  la  sabia  y  altísima  providencia  de  Dios;  el 
cual  ordena,  ó  permite,  y  da  los  medios,  y  prospera  las 
acciones  ó  empresas  de  aquellos  que  él  elige  para  que  sean 
instrumentos  de  su  justa  indignación,  ó  de  su  misericordia. 
Cyro  fue  instrumento  de  Dios  para  castigar  á  los  cháldeos, 
y  para  dar  libertad  á  Israel.  Véase  lo  que  dice  el  Sr.  Eos- 


226         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

22  Estruendo  de  batalla  se  oye  sobre  la  tierra,  y  de 
grande  exterminio. 

23  ¿Cómo  ha  sido  hecho  pedazos  y  desmenuzado  el 
rey  de  Babylonia ,  el  que  era  el  martillo  de  toda  la 
tierra  ?  ¿  cómo  está  Babylonia  hecha  un  desierto  entre 
las  gentes  ? 

24  Yo  te  cogí  en  el  lazo,  y  sin  pensarlo  te  has  visto 
presa  ,  oh  Babylonia  :  has  sido  hallada  y  cogida  ,  por- 
que hiciste  guerra  al  Señor. 

25  Abrió  el  Señor  su  tesoro,  y  ha  sacado  de  ellos 
instrumentos  de  su  indignación  ;  pues  va  á  ejecutar 
el  Señor  Dios  de  los  ejércitos  su  obra  contra  la  tierra 
de  los  cháldeos  ' , 

2G  Venid  contra  ella  desde  las  mas  remotas  regio- 
nes ,  dad  lugar  para  que  salgan  los  que  la  han  de  ho- 
llar :  quitad  las  piedras  del  camino ,  y  ponedlas  en 
montones  :  haced  en  ella  una  carnicería  ,  hasta  que  no 
quede  viviente  alguno. 

27  Exterminad  á  todos  sus  guerreros  ,  sean  con- 
ducidos al  matadero  :  ¡  ay  de  ellos !  porque  ha  llegado 
ya  su  dia  ,  el  dia  de  su  castigo. 

28  Voz  de  los  fugitivos ,  y  de  aquellos  que  esca- 
paron de  la  tierra  de  Babylonia  ,  para  llevar  á  Sion 
la  noticia  de  la  venganza  del  Señor  Dios  nuestro  ,  de 
la  venganza  de  su  santo  Templo  '. 

suet  en  su  admirable  obra  ;  Discursos  sobre  la  Hisloria 
universal. 

1  Véase  Job.  XXXVIIl.  v.  22. 

2  Cuando  Cyro  eotró  en  Babylonia,  algunos  de  los  ju 


CAPÍTULO    L.  227 

29  A  toda  la  muUilud  de  los  que  en  Babylonia  en- 
tesan el  arco,  decidles:  Asentad  los  reales  contra  ella 
por  todo  el  alrededor,  á  fin  de  que  ninguno  escape: 
dadle  el  pago  de  sus  fechorías  :  portaos  con  ella  con- 
forme ella  se  lia  portado  ;  pues  se  levantó  contra  el 
Señor,  contra  el  Santo  de  Israel. 

30  Por  tanto  caerán  muertos  en  sus  plazas  sus  jó  • 
venes ,  y  quedarán  sin  aliento  en  aquel  dia  todos  sus 
guerreros,  dice  el  Señor. 

31  Aquí  estoy  yo  contra  ti ,  oh  soberbio  Balthasar, 
dice  el  Señor  Dios  de  los  ejércitos ;  porque  ha  llegado 
tu  dia ,  el  dia  de  tu  castigo. 

32  Y  caerá  el  soberbio ,  y  dará  en  tierra ,  sin  que 
haya  quien  le  levante;  y  pegaré  fuego  á  sus  ciudades, 
el  cual  devorará  todos  sus  alrededores. 

33  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  :  Los  hijos 
de  Israel,  juntamente  con  los  de  Judá,  se  ven  opri- 
midos ;  todos  aquellos  que  los  cautivaron,  los  retie- 
nen ,  no  quieren  soltarlos. 

34  Pero  el  fuerte  redentor  suyo,  aquel  que  tiene 
por  nombre  Señor  de  los  ejércitos ,  defenderá  en  jui- 
cio la  causa  de  ellos ,  y  llenará  de  espanto  la  tierra , 
y  hará  que  se  estremezcan  los  habitantes  de  Baby- 
lonia. 


dios  que  estaban  allí,  acordándose  de  las  predicciones  de 
Isaías  y  Jeremías  sobre  Cyro,  se  escaparon ,  en  medio  de 
de  la  confusión  de  aquellos  días,  y  se  fueron  á  Jernsalem , 
y  dieron  esta  gran  nueva  á  los  que  todavía  permanecían  ó 
se  habían  quedado  en  aquella  ciudad. 


228  LA   PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

35  Espada  ó  guerra  contra  los  cháldeos,  dice  el 
Señor ,  y  contra  los  habitantes  de  Babylonia ,  y  contra 
sus  príncipes ,  y  contra  sus  sabios. 

36  Espada  contra  sus  adivinos ,  y  quedarán  enton- 
tecidos ;  espada  contra  sus  yalientes ,  y  quedarán  lle- 
nos de  terror. 

37  Espada  contra  sus  caballos,  y  contra  sus  carros 
de  guerra ,  y  contra  todo  el  gentío  que  ella  contiene , 
y  serán  tímidos  cornos  mugeres  :  espada  contra  los 
tesoros,  los  cuales  serán  saqueados. 

38  Se  secarán,  y  agotarán  sus  aguas  :  porque 
tierra  es  esa  de  vanos  simulacros ,  y  que  se  gloría  en 
sus  monstruos. 

39  Por  tanto  vendrá  á  ser  guarida  de  los  dragones 
y  de  los  faunos  '  que  se  alimentan  de  higos  silvestres , 
y  morada  de  avestruces;  quedando  inhabitada  para 
siempre,  sin  que  nunca  jamás  vuelva  á  ser  reedifi- 
cada. 

40  Vendrá  á  ser  ella ,  dice  el  Señor ,  como  las 
ciudades  de  Sodoma  y  Gomorrha  y  sus  vecinas ,  que 
el  Señor  destruyó  :  no  quedará  hombre  alguno  que 
la  habite,  ni  persona  humana  que  allí  more  ^. 

41  Hé  aquí  que  viene  del  Norte  un  pueblo  y  una 
nación  grande ;  y  se  levantarán  muchos  reyes  de  los 
extremos  de  la  tierra  ^. 


1  Is.  cap.  XXXIV.  V.  14.  en  la  nota. 

2  La  Babylonia  de  qne  hablan  los  viageros  modernos, 
no  está  donde  la  antigua ;  ni  puede  llamarse  la  misma. 

3  Estos  reyes  .son  Cyro  y  Darío.  Xenophonte ,  Hb.    V. 


CAPÍTULO    L.  229 

42  Asirán  del  arco  y  del  escudo :  son  crueles  y  sin 
misericordia:  sus  voces  serán  como  un  mar  que  bra- 
ma ,  y  montarán  sobre  sus  caballos,  como  un  guer- 
rero apercibido  para  combatir  contra  tí ,  oh  hija  de 
Babylonia. 

43  Oyó  el  rey  de  Babylonia  la  fama  de  ellos,  y 
quedó  sin  aliento ,  y  oprimido  de  angustia  y  de  dolor 
como  muger  que  está  de  paito. 

44  Hé  aquí  que  un  rey  vendrá  como  un  león  ,  des- 
de el  hinchado  Jordán  á  caer  sobre  la  bella  y  fuerte 
Babylonia ;  porque  yo  le  haré  correr  súbitamente  acia 
ella:  ¿y  quién  sino  Cyro,  será  el  escogido,  á  quien  yo 
le  encargue  que  se  apodere  de  ella?  ¿pues  quién  hay 
semejante  á  mí?  ¿quién  babrá  que  se  me  oponga? 
¿  ni  cuál  es  el  pastor  ó  capitán  que  pueda  ponérseme 
delante  '  ? 

45  Por  tanto ,  oid  el  designio  que  tiene  formado 
allá  en  su  mente  el  Señor  contra  Babylonia  ;  y  sus 
decretos  en  orden  al  pais  de  los  cháldeos  :  Jiiro,  dice 
el  Señor,  que  los  zagales  pequeñuelos  del  rebaño,  ó  los 
mas  débiles  soldados,  darán  en  tierra  con  ellos :  juro 
que  serán  destruidos  ellos,  y  las  ciudades  en  que  ha- 
bitan. 


Cyrop.  refiere  también  los  nombres  de  muchos  príncipes 
que  eran  tributarios  de  Cyro,  y  le  acompañaban  en  la  ex- 
pedición á  Babylonia. 

1  Se  sirve  hablando  de  Cyro  de  la  misma  semejanza  que 
usó  hablando  de  Nabuchódonosor  cap.  XLIX.  v.  19. 

•20 


230  LA    PROFECÍA    DE   JEREMÍAS. 

4G  A  la  noticia  de  la  conquista  de  Babylonia  se  ha 
estremecido  la  tierra,  y  sus  gritos  se  han  oido  entre  las 
naciones. 


CAPITULO  LI. 

Continúa  Jeremías  describiendo  h'^ruina  de  Babylonia:  á 
cuya  ciudad  envía  estas  profecías  para  que  sean  leídas ,  y 
confirmadas  con  una  señal  visible. 

1  Esto  dice  el  Señor :  Hé  aquí  que  yo  levantaré  un 
viento  pestífero  ó  destructor  contra  Babylonia  y  sus 
moradores ,  los  cuales  se  han  levantado  contra  mí. 

2  Y  enviaré  contra  Babylonia  aventadores,  que  la 
aventarán,  y  asolarán  su  pais;  porque  en  el  día  de  su 
tributación  acudirán  de  todas  partes  contra  ella. 

3  El  que  entesa  el  arco,  poco  importa  que  no  le  en- 
tese, ni  que  vaya  sin  coraza ;  porque  la  victoria  es  se- 
gura.  No  tenéis  que  perdonar  á  sus  jóvenes :  matad  á 
todos  sus  soldados. 

4  Y  muertos  caerán  en  tierra  de  los  cháldeos,  y  he- 
ridos serán  en  sus  regiones. 

5  Porque  no  han  quedado  Israel  y  Judá  abandona» 
dos  de  su  Dios,  el  Señor  de  los  ejércitos ;  y  porque  la 
tierra  de  los  cháleteos  está  llena  de  pecados  contra  el 
Santo  de  Israel. 

6  Huid,  oh  judias,  de  en  medio  de  Babylonia,  y 
ponga  cada  cual  en  salvo  su  propia  vida  :  no  seáis  in- 
dolentes en  orden  á  su  iniquidad ;  porque  llegado  ha 


CAPÍTULO    LI.  -¿31 

el  tiempo  de  la  venganza  del  Señor,  el  cual  le  dará  su 
merecido. 

7  Babylonia  ha  sido  hasla  ahora  en  la  mano  del 
Señor,  como  un  cáliz  de  oro  para  embriagar  ó  hacer 
beber  su  ira  á  toda  la  tierra.  Todas  las  naciones  be  - 
bieron  de  su  vino,  y  quedaron  como  fuera  de  si. 

8  Babylonia  ha  caldo  repentinamente,  y  se  ha  he- 
cho pedazos :  prorumpid  en  alaridos  sobre  ella  :  tomad 
triaca  para  sus  heridas,  por  si  tal  vez  puede  curarse. 

9  Hemos  medicinado  á  Babylonia,  y  no  ha  curado, 
dicen  sus  amigos :  abandonémosla  pues,  y  volvámonos 
cada  cual  á  su  tierra ;  pues  sus  delitos  subieron  mas 
allá  de  las  nubes,  llegaron  hasta  el  cielo. 

10  El  Señor  ha  hecho  aparecer  nuestra  justicia: 
venid,  y  publiquemos  en  Sion  la  obra  del  Señor  Dios 
nuestro. 

11  Aguzad,  ohbabylonios,  vuestras  saetas  '  ,  llenad 
de  ellas  vuestras  aljabas.  El  Señor  ha  suscitado  el  espí- 
ritu  de  los  reyes  de  la  Media,  y  ha  tomado  ya  su  re- 
solución de  arruinar  á  Babylonia;  porque  el  Señor 
debe  ser  vengado,  debe  ser  vengado  su  Templo. 

12  Levantad  en /iom  buena  \d.?>  banderas  sobre  los 
muros  de  Babylonia,  aumentad  la  guarnición,  poned 
centinelas,  disponed  emboscadas:  pero  el  Señor  ha 
decretado,  y  ejecutará  todo  cuanto  predijo  contra  los 
habitantes  de  Babylonia. 

13  Oh  tú  que  tienes  tu  asiento  entre  abundancia 

1  Habla  el  Profeta  irónicamente. 


232  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

de  aguas,  colmada  de  riquezas,  tu  fin  ha  llegado,  ha 
llegado  el  punto  fijo  de  tu  destrucción  '. 

14  El  Señor  de  los  ejércitos  ha  jurado  por  sí  mis- 
mo, diciendo :  Yo  te  inundaré  de  una  turba  de  hom- 
bres asoladores  como  langostas ;  y  se  cantará  contra 
tí  la  canción  de  la  vendimia  ó  del  castigo  ^. 

15  IlI  es  el  que  con  su  poderío  hizo  la  tierra,  y  el 
que  con  su  sabiduría  dispuso  el  mundo,  y  extendió  los 
cielos  con  su  inteligencia. 

16  A  una  voz  suya  se  congregan  las  aguas  en  el 
cielo  :  él  hace  venir  del  cabo  del  mundo  las  nubes :  des- 
hace en  lluvia  los  relámpagos,  y  saca  de  sus  tesoros  el 
viento. 

17  En  necio  paró  todo  hombre  con  su  saber.  La 
estatua  misma  del  idolo  es  la  confusión  de  todo  artí- 
fice :  porque  cosa  mentirosa  es  la  obra  que  él  ha  hecho  ; 
no  hay  en  ella  espíritu  de  vida. 

18  Obras  vanas  son  esas  y  dignas  de  risa  ó  rfes- 
precio  í  tWdii  perecerán  en  el  tiempo  del  castigo. 

19  No  es  como  las  tales  obras  aquel  que  es  la 
porción  ó  la  herencia  de  Jacob ;  pues  él  es  quien  ha 
formado  todas  las  cosas ,  é  Israel  es  su  reino  heredita- 
rio. Señor  de  los  ejércitos  es  el  nombre  suyo. 

20  Tú ,  oh  Babilonia ,  has  sido  para  mí  el  martillo 
con  que  he  destrozado  las  gentes  belicosas  ' ;  y  por 
medio  de  tí  yo  arruinaré  naciones ,  y  asolaré  reinos ; 


1  El  hebreo  :  el  fin  de  lus  ganancias. 

2  Véase  Vendimia. 

3  Véase  cap.  L.  v.  23. 


CAPITULO   Ll.  2S3 

21  y  por  tu  medio  acabaré  con  los  caballos  y  ca- 
balleros, y  con  los  carros  armados  y  los  que  los  mon- 
tan : 

22  por  medio  de  tí  acabaré  con  hombres  y  muge- 
res  :  por  medio  de  ti  acabaré  con  viejos  y  niños ;  y 
acabaré  por  tu  medio  con  los  jóvenes  y  doncellas. 

23  Por  tu  medio  acabaré  con  el  pastor  y  con  su 
grey,  y  por  tu  medio  acabaré  con  el  labrador  y  con  sus 
yuntas,  y  acabaré  por  tu  medio  con  los  caudillos  y  los 
magistrados. 

24  Y  después,  ante  vuestros  ojos,  yo  pagaré  á  Ba- 
bylonia ,  y  á  todos  los  moradores  de  la  Cháldea  todo 
el  mal  que  hicieron  contra  Sion ,  dice  el  Señor. 

25  Aquí  estoy  yo  contra  tí  dice  el  Señor,  oh  monte 
pestífero  '  que  inficionas  toda  la  tierra;  y  extenderé 
contra  tí  mi  mano,  y  te  precipitaré  de  entre  tus  pe- 
ñas, y  te  haré  semejante  á  un  monte  consumido  por 
las  llamas. 

26  No  se  sacará  de  tí  ni  piedra  útil  para  una  es- 
quina ,  ni  piedra  para  cimientos ;  sino  que  quedarás 
destruido  para  siempre,  dice  el  Señor. 

27  Alzad  bandera  en  la  tierra,  haced  resonar  la 
trompeta  entre  las  naciones;  preparad  los  pueblos  á 
una  guerra  sagrada  contra  Babylonia :  llamad  contra 
ella  á  los  reyes  de  Ararat ,  de  Menni ,  y  de  Ascenez  : 


1  Llama  montea.  Babylonia  por  razón  de  su  soberbia  y 
orgulloj  ó  tal  vez  por  la  grao  elevación  de  sus  murallas 
y  torres. 


234         LA  PROFECÍA  DE  JEREMÍAS. 

alistad  contra  ella  los  soldados  de  Taphsar :  poned  en 
campaña  caballos  como  un  ejército  de  langostas  ar- 
madas de  aguijones. 

28  Preparad  á  la  guerra  sagrada  contra  ella  á  los 
pueblos,  y  á  los  reyes  de  la  Media ,  y  á  sus  capitanes, 
y  á  todos  sus  magnates,  y  á  todas  las  provincias  que 
le  están  sujetas. 

29  En  seguida  será  conmovida  y  conturbada  la 
tierra,  porque  pronto  se  cumplirá  el  decreto  del  Se- 
ñor, por  el  cual  el  pais  de  Babylonia  quedará  desierto 
é  inhabitable. 

30  Han  abandonado  el  combate  los  valientes  de 
Babylonia,  se  han  metido  en  las  fortalezas,  se  acabó 
su  valor,  son  ya  como  mugeres :  incendiadas  han  sido 
sus  casas,  y  hechos  pedazos  los  cerrojos  de  sus  puertas. 

3 1  Un  correo  alcanzará  á  otro  correo,  un  mensagero 
á  otro  mensagero :  van  á  noticiar  al  rey  de  Babylonia 
que  su  ciudad  ha  sido  tomada  desde  un  cabo  al  otro ; 

32  y  que  están  tomados  los  vados  del  rio ,  y  que 
han  incendiado  los  cañaverales  de  junto  á  las  lagunas, 
y  que  están  llenos  de  turbación  todos  los  guerreros. 

33  Porque  esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos,  el 
Dios  de  Israel  :  La  hija  de  Babylonia  será  hollada 
como  la  mies  en  la  era  :  ha  llegado  el  tiempo  de  ser 
trillada ;  dentro  de  poco  comenzará  la  siega. 

34  Nabuchódonosor  rey  de  Babylonia  me  ha  con- 
sumido ,  me  ha  devorado :  me  ha  dejado  como  una 
vasija  vacía  de  todo:  cual  dragón  me  ha  tragado :  ha 
llenado  su  vientre  de  todo  lo  que  tenia  yo  mas  precio- 
so, y  me  ha  echado  fuera  y  dispersado. 


CAPÍTULO    LI.  235 

35  Las  injusticias  cometidas  contra  mi,  dice  la 
hija  de  Sien,  y  la  carnicería  que  ha  hecho  en  mis 
hijos,  está  clamando  contra  Babylonia;  y  la  sangre 
mia ,  dice  Jerusalem ,  grita  contra  los  habitantes  de 
la  Cháldea. 

36  Por  tanto  esto  dice  el  Señor :  Hé  aquí  que  yo 
tomaré  por  mi  cuenta  tu  causa,  y  el  vengarte  de  los 
agravios ;  yo  dejaré  sin  agua  á  su  mar  ' ,  y  secaré  sus 
manantiales. 

37  Y  quedará  Babylonia  reducida .)á  un  montón  de 
escombros,  guarida  de  dragones,  objeto  de  pasmo  y 
de  escarnio;  pues  permanece  inhabitada. 

38  Rugirán  los  cháldeos  todos  á  una  como  leones  : 
sacudirán  sus  melenas  como  vigorosos  leoncitos. 

39  Los  dejaré  que  se  calienten  en  sus  banquetes, 
y  que  se  embriaguen ;  para  que,  aletargados,  duerman 
un  sueño  perdurable ,  del  cual  no  despierten  ya  ,  dice 
el  Señor. 

40  Los  conduciré  como  corderos  al  matadero,  y 
como  carneros  y  cabritos. 

41  ¡  Cómo  ha  sido  tomada  Sesach  ^,  y  vencida  la 
mas  esclarecida  entre  las  ciudades  de  la  tierra  !  ¡có- 
mo ha  venido  á  ser  aquella  gran  Babylonia  el  asom- 
bro de  todos  los  pueblos  ! 


1  O  el  caudaloso  Euphrates,  O  tal  v  ez  por  mar  entiende 
la  inmensa  población  de  Babylonia. 

2  Algunos  opinan  que  Sesach  era  una  diosa  de  Babylo 
nia,  la  luna ,  ó  sea  Diana.  Cap.  XXV.  v.  26. 


236  L\    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS, 

42  Un  mar  ha  inundado  á  Babylonia  ',  y  la  mu- 
chedumbre de  sus  olas  la  ha  ahogado. 

43  Sus  ciudades  se  han  hecho  un  objeto  de  terror, 
un  terreno  inhabitable  y  desierto,  en  el  cual  no  viva 
nadie,  ni  transite  por  él  persona  humana. 

44  Y  castigaré  á  Bel  en  Babylonia  ^,  y  le  harévo» 
mitar  lo  que  ha  engullido  :  y  de  allí  en  adelante  no  con- 
currirán á  él  las  naciones ;  pues  hasta  los  muros  de 
Babylonia  serán  arrasados. 

45  Salte  de  ella ,  oh  pueblo  mió;  salve  cada  cual 
su  vida  de  la  terrible  ira  del  Señor. 

46  Y  procurad  que  no  desmaye  vuestro  corazón ,  y 
no  os  amedrenten  las  nuevas  que  correrán  por  el  pais : 
un  año  vendrá  una  noticia ,  y  después  de  este  año 
otra  noticia,  y  se  verá  la  maldad  ú  opresión  en  la 
tierra,  y  á  un  dominador  seguirse  otro  dominador. 

47  Pues  entonces  llegará  el  tiempo  en  que  yo  des- 
truiré los  ídolos  de  Babylonia ,  y  quedará  llena  de 
confusión  toda  su  tierra ,  en  medio  de  la  cual  caerán 
muertos  todos  sus  ciudadanos. 

48  Los  cielos  y  la  tierra,  y  cuanto  hay  en  ellos,  can  - 
taran  alabanzas  al  Señor  por  lo  sucedido  á  Babylo- 
nia :  porque  del  Norte  le  vendrán  sus  destructores, 
dice  el  Señor. 

49  y  al  modo  que  Babylonia  hizo  morir  á  tantos 


1  Js.  VJIL  V.  8. 

2  Dan.  y.  v.  30,  —  XIV.  v.  3. 


CAPÍTULO    LI.  237 

en  Israel ;  así  los  de  Babylonia  se  verán  caer  muer- 
tos por  todo  el  país. 

50  Vosotros  que  huísteis  de  la  espada  ,  venid ,  no 
os  paréis  :  desde  lejos  acordaos  del  Señor,  y  ocupe 
otra  vez  Jerusalem  todo  vuestro  corazcn. 

51  Avergonzados  estamos,  oh  Se':or,  de  los  opro- 
bios que  hemos  oido  :  cubriéronse  de  confusión  nues- 
tros rostros  :  porque  los  extrangeros  entraron  en  el 
Santuario  del  Templo  del  Señor. 

52  Por  eso,  dice  el  Señor,  hé  aquí  que  llega  el 
tiempo  en  que  yo  destruiré  sus  simulacros ,  y  en  todo 
su  territorio  se  oirán  los  aullidos  de  sus  heridos. 

53  Aun  cuando  Babylonia  se  levantare  hasta  el 
cielo,  y  afianzare  en  lo  alto  su  fuerza  ,  yo  enviaré,  dice 
el  Señor,  gentes  que  la  destruirán. 

54  Grandes  gritos  se  oirán  de  Babylonia  :  y  un 
grande  estruendo  de  tierra  de  los  cháldeos ; 

55  porque  ha  asolado  el  Señor  á  Babylonia  ,  y  ha 
hecho  cesar  su  orgulloso  tono  :  y  será  el  ruido  de  sus 
oleadas ,  semejante  al  de  una  grande  mole  de  aguas ; 
tal  será  el  sonido  de  sus  gritos. 

56  Porque  ha  venido  el  ladrón  sobre  ella,  esto  es, 
sobre  Babylonia ,  y  han  sido  cogidos  sus  valientes , 
cuyo  arco  se  quedó  sin  fuerza  ;  porque  vengador  po- 
deroso es  el  Señor,  el  cual  les  dará  la  paga  me- 
recida, 

57  Y  embriagaré  con  el  cáliz  de  mi  ij-a  á  sus  prín-- 
cipes ,  y  á  sus  sabios ,  y  á  sus  capitanes ,  y  á  sus  ma- 
gistrados ,  y  á  sus  campeones ;  y  haré  que  duerman 
un  sueño  perdurable ,  del   cual   jamás  despertarán , 


238  LA    PROFRCÍA    DE    JEREMÍAS. 

dice  el  Señor,  cuyo  nombre  es  Señor  de  los  ejér- 
citos. 

58  Esto  dice  el  Señor  de  los  ejércitos  :  Aquel  an- 
chísimo muro  de  Babylonia  *  será  arruinado  de  arriba 
abajo,  y  serán  abrasadas  sus  altísimas  puertas ,  y  re- 
ducido á  la  nada  el  trabajo  de  los  pueblos ,  y  á  ser 
pasto  de  las  llamas  la  faena  de  las  naciones. 
—  59  Orden  que  dio  Jeremías  Profeta  á  Saraías  hijo 
de  Nerías ,  hijo  de  Maasías ,  cuando  iba  con  el  rey  ' 
Sedecías  á  Babylonia ,  en  el  cuarto  año  de  su  reinado. 
Saraías  era  el  gefe  de  la  embajada  '. 

60  Escribió  Jeremías  en  un  volumen  todas  las  ca- 
lamidades que  habían  de  venir  contra  Babylonia ,  es 
á  saber,  todo  esto  que  queda  escrito  contra  ella. 

61  Y  díjolc  Jeremías  á  Saraías  :  Cuando  habrás 
llegado  á  Babylonia,  y  habrás  visto  y  leido  todas  estas 
palabras, 

62  dirás :  Oh  Señor,  tú  has  dicho  que  destruirás 
este  lugar  de  modo  que  no  quede  quien  le  habite,  ni 
hombre  ni  bestia,  y  sea  una  eterna  soledad. 

63  Y  así  que  habrás  concluido  la  lectura  de  este 


1  Ya  se  sabe  que  comunmente  se  cuentan  las  murallas 
de  Babylonia  por  una  de  las  maravillas  del  mundo.  ^  éause 
sus  dimensiones  en  Herodoto,  Plinio  ,  Estrabon,  etc. 

2  Según  los  Setenta  y  el  cháldeo  debe  traducirse  departe 
del  rey.  Jeremías  vaticinaba  la  destrucción  de  Babylonia 
seis  años  antes  que  los  babilonios  arruinasen  á  Jerusalem. 

ii  Véase  Profeta. 


CAPÍTULO    LII.  SSl) 

libro,  alarás  á  el  una  piedra,  y  le  arrojarás  en  medio 
del  Euphrates ; 

64  y  dirás :  De  esta  manera  será  sumergida  Baby- 
lonia,  y  no  se  recobrará  del  completo  estrago  que  voy 
á  descargar  contra  ella,  y  quedará  para  siempre  des- 
truida. Hasta  aqui  las  palabras  de  Jeremías  ' . 


CAPnULO  LII. 

Nabiichddonosor  se  apodera  de  Jerusalem  :  incendio  de  la 
ciudad,  y  del  Templo  :  hace  sacar  lus  ojos  al  rey  Sedé- 
elas; y  se  le  lleva  cautivo  á  Babylonia  con  el  resto  del 
pueblo.  Exaltación  de  Joakim  después  de  treinta  y  siete 
años  de  estar  preso. 

1  Veinte  y  un  años  tenia  Sedecías  cuando  comenzó 
á  reinar,  y  reinó  once  años  en  Jerusalem.  Su  madre 
se  llamaba  Amital,  bija  de  Jeremías  de  Lobna  ^. 

2  Y  pecó  Sedecías  en  la  presencia  del  Señor, 
obrando  en  todo  y  por  todo  como  había  obrado  Joa- 
kim. 

3  Estaba  el  Señor  tan  altamente  irritado  contra 
Jerusalem,  y  contra  Judá,  que  llegó  á  arrojarlos  de 


1  Téngase  presente  que  al  ordenar  Esdras,  ú  otro,  estas 
profecías  de  Jeremías  en  nn  volumen,  no  siempre  siguió  el 
orden  chronológico. 

2  IV.  Reg,  XXIV,  v.  1.  y  sig.  —  II.  PAral.  nli.  Opinan 
algunos  que  lo  que  aquí  re  refiere,  lo  añadióBaruch,  tomán- 
dolo del  libro  IV.  de  los  Reyes. 


240  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

delante  de  sí :  y  Sedecías  se  rebeló  contra  el  rey  de 
Babylonia. 

4  Y  en  el  año  nono  de  su  reinado,  el  día  diez  del 
mes  décimo  ,  vino  ESabuchódonosor,  rey  de  Babylonia, 
él  mismo  con  todo  su  ejército,  contra  Jerusalem;  pu- 
siéronla sitio,  y  levantaron  baterías  al  rededor  de  ella. 

5  Y  estuvo  la  ciudad  sitiada  hasta  el  año  undécimo 
del  rey  Sedecías. 

6  Mas  en  el  mes  cuarto,  á  nueve  del  mes,  se  apo- 
deró el  hambre  de  la  ciudad ,  y  la  gente  del  pueblo 
no  tenia  con  que  alimentarse. 

7  Y  se  abrió  brecha  en  la  ciudad ,  y  huyeron  todos 
sus  guerreros ,  saliéndose  de  noche  por  la  puerta  que 
hay  entre  los  dos  muros,  y  va  á  la  huerta  del  rey, 
(mientras  que  los  cháldeos  tenían  cercada  la  ciudad) 
y  tomaron  el  camino  que  conduce  al  desierto. 

8  Pero  el  ejército  de  los  cháldeos  fue  en  persecu- 
ción de  Sedecías ,  y  se  apoderó  de  él  en  el  desierto 
que  está  cerca  de  Jerichó,  y  le  abandonó  toda  su  co- 
raitiva. 

9  Y  luego  que  le  cogieron ,  le  condujeron  ante  el 
rey  de  Babylonia ,  á  Reblatha ,  sita  en  el  pais  de 
Emath  ;  el  cual  pronunció  sentencia  contra  él. 

10  Y  el  rey  de  Babylonia  hizo  degollar  á  los  hijos 
de  Sedecías  en  presencia  de  este  :  é  hizo  matar  tam- 
bién en  Reblatha  á  todos  los  príncipes  de  Judá. 

11  A  Sedecías  le  hizo  sacar  los  ojos,  y  púsole 
grillos ;  y  el  rey  de  Babylonia  se  le  llevó  á  esta  ciu- 
dad ,  y  le  condenó  á  prisión  perpetua. 

12  En  el  mes  quinto,  á  los  diez  del  mes,  esto  es, 


CAPÍTULO    Mí.  241 

el  año  decimonono  del  reinado  de  Nabuchódonosoi\ 
rey  de  Babylonia ,  llegó  á  Jerusalem  Nabuzardan  ,  ge- 
neral del  ejército,  y  uno  de  \os  primeros  palaciegos  del 
rey  de  Babylonia , 

13  y  abrasó  el  Templo  del  Señor,  y  el  palacio  del 
rey,  y  todas  las/asas  de  Jerusalem  ,  y  todos  los  gran- 
des edificios  quedaron  incendiados. 

14  Y  todo  el  ejército  de  los  cháldeos,  que  estaba 
allí  con  su  general ,  arrasó  todo  el  muro  que  circuia  á 
Jerusalem. 

15  y  á  los  pobres  del  pueblo,  y  á  los  restos  de  la 
plebe  que  habia  quedado  en  la  ciudad ,  y  á  los  fugiti- 
vos que  se  hablan  pasado  al  rey  de  Babylonia ,  y  al 
resto  de  la  multitud,  los  trasportó  Nabuzardan,  ge- 
neral del  ejército,  á  Babylonia. 

16  Dejó  empero  Nabuzardan ,  general  del  ejército, 
algunos  pobres  del  pais  para  cultivar  las  viñas ,  y  para 
las  demás  labores  de  la  tierra. 

17  Los  cháldeos  hicieron  también  pedazos  las  co- 
lumnas de  bronce  que  estaban  en  el  Templo  del  Señor, 
y  los  pedestales ,  y  el  mar  ó  concha  de  bronce  que  ha- 
bia en  el  Templo  del  Señor  :  y  se  llevaron  á  Babylo- 
nia todo  su  cobre. 

18  Y  se  llevaron  las  calderas,  y  los  garfios,  y  los 
salterios ,  y  las  tenazas ,  y  los  morterillos ,  y  todos  los 
muebles  de  cobre  del  uso  del  Templo ; 

19  y  los  cántaros ,  y  los  braserillos  de  los  perfumes , 
y  los  jarros ,  y  las  bacías ,  y  los  candeleros ,  y  los  mor- 
teros ,  y  las  copas ,  y  todo  cuanto  habia  de  oro  y  de 
plata  se  lo  llevó  el  general  del  ejército  : 

21 


242  LA    PROFECÍA    DE    JEREMÍAS. 

20  y  las  (los  columnas,  y  c\mar  de  bronce,  y  los  doce 
becerros  de  bronce  que  estaban  debajo  de  las  basas,  que 
habla  mandado  hacer  Salomón  en  el  Templo  del  Señor. 
Inmenso  era  e!  peso  del  metal  de  todos  estos  muebles. 

21  En  cuanto  á  las  columnas,  cada  una  de  ellas 
tenia  diez  y  ocho  codos  de  alto  ',  y  se  necesitaba  una 
cuerda  de  doce  codos  para  medir  su  circunferencia  :  y 
tenia  cuatro  dedos  de  grueso,  siendo  hueca  por  dentro. 

22  Y  eran  de  bronce  los  capiteles  de  una  y  otra  co- 
lumna :  cada  capitel  tenia  cinco  codos  de  alto  ;  y  las 
redes,  y  las  granadas  que  habia  por  encima  al  rededor, 
eran  todas  de  bronce.  Lo  mismo  la  otra  columna  y  sus 
granadas. 

23  Y  las  granadas  que  estaban  pendientes  i/  se  veían 
oran  noventa  y  seis ;  pero  el  total  de  las  granadas  eran 
ciento,  rodeadas  de  redes. 

24  Y  el  general  del  ejército  se  llevó  también  á  Sa- 
raias ,  que  era  el  primer  sacerdote,  y  á  Sophonías  que 
era  el  segundo,  y  á  tres  guardas  del  atrio. 

25  Y  ademas  se  llevó  de  la  ciudad  un  eunuchó,  que 
era  el  comandante  de  las  tropas ,  y  á  siete  personas  de 
las  principales  de  la  corte  del  rey,  que  fueron  halladas 
en  la  ciudad ;  y  al  secretario ,  gefe  ó  inspector  de  la 
milicia  (el  cual  instruía  á  los  soldados  bisónos),  y  á 
sesenta  hombres  del  vulgo  del  pais ,  que  se  hallaron  en 
la  ciudad. 

26  Cogiólos  pues  Nabuzardan ,  general  de  ejército, 
y  los  condujo  á  Reblatha  al  rey  de  Babylonia. 

1   Véase  //.  Paral  Til  r.  15. 


CAPÍTULO    LII.  243 

27  Y  el  rey  de  Babylonia  los  hizo  matar  á  lodos  en 
Reblatha  ,  pais  de  Emath.  Y  el  resto  de  Judá  fue  con- 
ducido fuera  de  su  tierra  á  la  Cháldea. 

28  Este  es  el  pueblo  que  trasladó  Nabuchódonosor  : 
En  el  año  séptimo,  tres  mil  veinte  y  tres  judios  : 

29  en  el  año  décimo  octavo  se  llevó  Nabuchódono- 
sor, de  Jerusalem ,  ochocientas  treinta  y  dos  almas  : 

30  en  el  año  vigésimo  tercero  de  Nabuchódonosor, 
trasportó  Nabuzardan ,  general  del  ejército,  setecien- 
tos y  cuarenta  y  cinco  judios  :  con  esto  fueron  en 
todos  '  cuatro  mil  y  seiscientas  personas. 

31  En  el  año  trigésimo  séptimo  de  haber  sido  tras- 
portado Joachín  rey  de  Judá  ,  el  mes  duodécimo,  á 
veinte  y  cinco  del  raes ,  Evilmerodach  rey  de  Babylo- 
nia ,  el  primer  año  de  su  reinado,  hizo  levantar  cabeza 
á  Joachin  rey  de  Judá ,  y  le  sacó  del  encierro. 

32  Y  le  consoló  con  palabras  amistosas ;  y  le  puso 
en  asiento  superior  á  los  demás  reyes  vencidos ,  que 
tenia  en  su  corte  de  Babylonia. 

33  Y'  le  hizo  quitar  los  vestidos  que  llevaba  en  la 
cárcel ,  y  le  admitió  á  comer  en  su  mesa  todo  el  tiempo 
que  vivió  : 

34  y  le  señaló  un  tanto  diario  para  su  manutención 
perpetuamente  por  todos  los  dias  de  su  vida. 


1  Sin  contar  los  de  otras  tribus.  Véase  1 V.  Reg,  XXIV 
vA2y  aig. 


FIN  DE  LA  profecía  DE  JEREMÍAS. 


THRENOS 

Ó 

LAMENTACIONES 

DE  JEREMÍAS  PROFETA'. 


CAPITULO  PRIMERO. 


Jeremías  llora  amargamente  la  ruina  de  Jerusalempor  los 
chdldeos  :  recuerda  la  pasada  prosperidad  y  grandeza ;  y 
últimamente  insinúa  el  castigo  que  dará  el  Señor  á  los 
enemigos  de  la  ciudad  santa. 

Después  que  Israel  fue  llevado  cautivo,  y  quedó  Jerusa- 
lem  desierta,  se  estaba  sentado  el  Profeta  Jeremías  llo- 
rando, y  endechó  sobre  Jerusalem  con  la  siguiente  lamen- 
tación, y  suspirando  con  amargura  de  ánimo,  y  dando  ala- 
ridos, dijo  2  : 

Aleph.  1  j  Cómo  ha  quedado  solitaria  '  la  ciudad 
antes  tan  populosa  !  La  señora  de  las  naciones  ha 


1  Véase  la  Advertencia. 

2  Este  pequeño  prólogo  no  se  halla  en  el  hebreo  sino  en 
los  Setenta;  menos  las  últimas  palabras  y  suspirando,  etc., 
que  las  añade  la  Vulgata. 

3  O  caida  por  el  suelo  y  desamparada  de  todos. 


CAPÍTULO    I.  245 

quedado  como  viuda  desamparada  '  :  la  soberana  de 
las  provincias  es  ahora  tributaria. 

Beth.  2  Inconsolable  llora  ella  toda  la  noche,  é  hilo 
á  hilo  corren  las  lágrimas  por  sus  mejillas :  entre  to- 
dos sus  amantes  no  hay  quien  la  consuele  :  todos  sus 
amigos  la  han  despreciado,  y  se  han  vuelto  enemigos 
suyos. 

Ghi3Iel.  3  Emigró  y  dispersóse  Judá,  por  verse 
oprimida  con  muchas  maneras  de  esclavitud :  fijó  su 
habitación  entre  las  naciones ;  mas  no  halló  reposo  : 
estrecháronla  por  todas  partes  todos  sus  persegui- 
dores. 

Daleth.  4  Enlutados  están  los  caminos  de  Sion  ^ ; 
porque  ya  no  hay  quien  vaya  á  sus  solemnidades  ^  : 
destruidas  están  todas  sus  puertas,  gimiendo  sus  sa- 
cerdotes, llenas  de  tristeza  las  vírgenes,  y  ella  opri- 
mida de  amargura. 

He.  5  Sus  enemigos  se  han  enseñoreado  de  ella  : 
los  que  la  odiaban  se  han  enriquecido  con  sus  despo- 
jos; porque  el  Señor  falló  contra  ella  á  causa  de  la 
muchedumbre  de  sus  maldades  :  sus  pequeñuelos  lle- 
vados han  sido  al  cautiverio  ,  arreándolos  el  opresor. 


1  Sin  rey ,  sin  Templo  ,  sin  pontífice,  sin  magistrados ,  y 
sufriendo  el  yugo  de  los  cháldeos.  O  también  :  ha  quedado 
sin  Dios,  que  es  el  verdadero  esposo  del  alma,  dice  Sao 
Agustín  in  Ps.  LV. 

2  Se  dice  que  están  tristes  ó  de  luto  los  caminos,  cuando 
no  hay  quien  tiansite  por  ellos  ,  pues  entonces  les  falta  su 
principal  adorno  que  es  la  multitud  de  caminantes. 

8  Véase  Fiesta. 


246  LAS   LAMENTACIONES    DE   JEREMÍAS. 

Vau.  6  Perdido  ha  la  hija  de  Sion  toda  su  hermo- 
sura :  sus  príncipes  han  venido  á  ser  como  carneros 
descarriados  que  no  hallan  pastos,  y  han  marchado 
desfallecidos  delante  del  perseguidor  que  los  conduce. 

Zain.  7  Jerusalem  trae  á  su  memoria  aquellos 
dias  de  su  aflicción,  y  sus  prevaricaciones,  y  todos 
aquellos  bienes  '  de  que  gozó  desde  los  antiguos  tiem- 
pos :  acordóse  de  todo  eso  al  tiempo  que  caia  ó  perecía 
su  pueblo  por  mano  enemiga,  sin  que  acudiese  nadie 
á  socorrerle :  viéronla  sus  enemigos,  y  mofáronse  de 
sus  solemnidades. 

Heth.  8  Enorme  pecado  fue  el  de  Jerusalem  '^: 
por  eso  ha  quedado  ella  divagando  sin  estabilidad : 
todos  aquellos  que  la  elogiaban ,  la  han  despreciado, 
por  haber  visto  sus  inmundicias :  y  ella  misma  ,  sollo- 
zando ,  volvió  su  rostro  acia  atrás  llena  de  ver- 
güenza. 

Teth.  9  Hasta  sus  pies  llegan  sus  inmundicias : 
ella  no  se  acordó  de  su  fin :  está  profundamente  aba- 
tida ,  sin  haber  quien  la  consuele.  Mira,  Señor,  mira 
mi  aflicción ;  porque  el  enemigo  se  ha  engreído. 

JoD.  10  El  enemigo  echó  su  mano  á  todas  las  co- 
sas que  Jerusalem  tenia  mas  apreciables ;  y  ella  ha 

1  El  genitivo  desiderabilium  de  la  Vulgata  se  refiere  ó  es 
regido  del  pretérito  recordala  est,  y  no  de  pr¿evañcationis , 
y  parece  que  falta  una  coma  ó  imet  antes  de  desiderabilium. 
Asi  lo  cree  también  Martini. 

¿2  En  sentido  piofético  ó  espiritual  se  habla  del  pecado 
máximo  y  horrendo  de  lii  muerte  que  dieron  los  judíos  al 
Hijo  de  Dios. 


CAPÍTULO    I.  •24T 

visto  entrar  en  su  Santuario  ios  gentiles,  de  los  cuales 
habias  tú  mandado  que  no  entrasen  en  tú  iglesia  '. 

Caph.  11  Todo  su  pueblo  está  gimiendo,  y  anda 
en  busca  de  pan  :  todo  cuanto  tenian  de  precioso,  lo 
han  dado  para  adquirir  un  bocado,  con  que  conser- 
var su  vida.  IMíralo,  Señor,  y  considera  cómo  estoy 
envilecida  ^. 

Lamed.  12  Oh  vosotros  cuantos  pasáis  por  este 
camino ,  atended ,  y  considerad  si  hay  dolor  como  el 
dolor  mió;  porque  el  Señor,  según  él  lo  predijo,  me 
ha  vendimiado,  ó  despojado  de  todo,  ea  el  dia  de  su 
furibunda  ira. 

Mem.  13  Desde  lo  alto  metió  fuego  dentro  de  mis 
huesos  ' ,  y  me  ha  escarmentado  :  tendió  una  red  á 
mis  pies,  me  volcó  acia  atrás.  Me  ha  dejado  desolada  , 
todo  el  dia  consumida  de  tristeza. 

INuN.  14  El  yugo  ó  castigo  de  mis  maldades  se 
dio  priesa  á  venir  sobre  mí  :  el  mismo  Señor  con  sus 
manos  las  arrolló  como  un  fardo ^  y  las  puso  sobre  mi 


1  Esto  es,  que  no  se  incorporasen  en  el  pueblo  de  Dios  ; 
ó'no  entrasen  en  el  censo  ó  empadronamiento  de  él.  Véase 
Iglesia. 

2  Soy  como  una  vil  esclava,  de  la  cual  abusan  todos  pa- 
ra la  liviandad.  Así  lo  explica  la  versión  arábiga. 

3  Por  huesos  pueden  entenderse  las  torres,  el  Templo, 
etc.  en  que  consistía  el  vigor  y  fuerza  de  la  ciudad.  Dice 
que  quedó  escarmentada;  y  en  efecto  no  se  lee  que  des- 
pués del  cautiverio  de  Babylonia  recayesen  los  judíos  tn 
la  idolatría. 


248  LAS    LAMENTACIONES    DE     JEREMÍAS. 

cuello  :  faltáronme  las  fuerzas  :  el  Señor  me  ha  en- 
tregado en  manos  de  que  no  podré  librarme. 

Samech.  15  Arrebatado  ha  el  Señor  de  en  medio 
de  mi  todos  mis  príncipes,  y  campeones:  ha  aplazado 
contra  mí  el  tiempo  de  la  ruina ,  en  el  cual  destruyese 
á  mis  jóvenes  escogidos.  El  Señor  mismo  los  ha  pi  - 
sado  como  en  un  lagar,  para  castigar  á  la  virgen  , 
hija  de  Judá. 

AiN.  16  Por  eso  estoy  yo  llorando,  y  son  mis  ojos 
fuentes  de  agua;  porque  está  lejos  de  mí  el  consola- 
dor, que  haga  revivir  el  alma  mía.  Perecido  han  mis 
hijos,  pues  el  enemigo  ha  triunfado. 

Phe.  17  Sion  extiende  sus  manos;  pero  no  hay 
quien  la  consuele.  El  Señor  ha  convocado  los  ene- 
migos de  Jacob,  para  que  le  circunvalasen :  cual  muger 
manchada  en  sus  períodos  ó  impureza  legal  * ,  así  es 
Jerusalem  en  medio  de  ellos. 

Sade.  18  Justo  es  el  Señor;  pues  que  yo,  rebelde 
contra  sus  órdenes,  le  irrité.  Pueblos  todos ,  oid  os 
ruego,  y  considerad  mi  dolor  :  mis  doncellas  y  mis 
jóvenes  han  sido  llevados  al  cautiverio. 

CoPH.  19  Recurrí  á  los  amigos  míos  ' ,  y  me  en- 
gañaron. Mis  sacerdotes  y  mis  Ancianos  han  perecido 
dentro  de  la  ciudad ;  habiendo  buscado  en  vano  ali- 
mento para  sustentar  su  vida. 

Res.  20  Mira,  oh  Señor,  cómo  estoy  atribulada: 


1  Levit.  XV.  V.  19. 

2  Esto  es,  á  los  egypcios,  con  los  cuales  estaban  aliados 
los  judíos,  contra  la  orden  de  Dios.  Jerem  11.  v.  18. 


CAPÍTULO    II.  219 

lüiiniovidas  están  mis  entrañas  :  se  ha  trastornado 
todo  mi  corazón  :  llena  estoy  de  amargura.  Por  afuera 
da  la  muerte  la  espada ,  y  dentro  de  casa  está  la  ham- 
bre, que  es  otro  género  de  muerte. 

Sin  21  Han  oído  mis  gemidos ;  y  no  hay  nadie  que 
rae  consuele  :  todos  mis  enemigos  han  sabido  mis 
desastres ,  y  se  han  regocijado  de  que  tú  los  hayas  cau- 
sado. Tú  me  enviarás  el  dia  de  la  consolación  y  en- 
tonces ellos  se  hallarán  en  el  estado  que  yo  me  hallo  ' . 

Thau.  22  Pon  á  tu  vista  toda  su  malicia ,  y  trá- 
talos como  me  has  tratado  á  mí  por  todas  mis  malda- 
des :  porque  continuos  son  mis  gemidos,  y  mi  corazón 
desfallece- 

CAPITULO  II. 

El  Profeta  sigue  con  sus  lamentos  por  la  desolación  de  la 
ciudad,  del  Templo,  y  de  todo  el  pais  :  y  exhorta  á  Sion  á 
llorar. 

Aleph.  1  ¡  Cómo  cubrió  el  Señor  de  oscuridad  en 
medio  de  su  cólera  á  la  hija  de  Sion  !  El  ha  arrojado 
del  cielo  á  la  tierra  á  la  ínclita  Israel ;  ni  se  ha  acor- 
dado de  la  peana  de  sus  pies ,  ó  de  sit  Santuario ,  en 
el  dia  de  su  furor. 


I  Así  sucedió  al  cabo  de  setenta  añts,  cuando  los  chál- 
deos  fueron  destruidos  por  los  percas  y  medos,  habiendo 
asesinado  á  Balthasar,  último  rey  de  Babylonia,  en  la  mis- 
ma noche  de  su  espléndido  banquete.  Dan.  V.  v,  30. 


250  LAS    LAMEiSTAClONES    DE    JEREMÍAS. 

Beth.  2  El  Señor  ha  destruido,  sin  excepción, 
todo  cuanto  habia  de  hermoso  en  Jacob  :  ha  desman- 
telado en  medio  de  su  furor  los  baluartes  de  la  virgen 
de  Judá ,  y  los  ha  arrasado  :  ha  tratado  el  reino  y  á 
sus  príncipes  '  como  cosa  profana  ó  inmunda. 

Ghimel.  3  En  medio  del  ardor  de  su  ira  ha  redu- 
cido á  polvo  todo  el  poderío  de  Israel :  retiró  atrás  su 
derecha  auxiliadora  así  que  vino  el  enemigo ;  y  encen- 
dió en  Jacob  un  fuego,  que  con  su  llama  devora 
cuanto  hay  en  contorno. 

Daleth.  4  Entesó  su  arco  como  hace  un  enemi- 
go, y  cual  adversario  afirmó  su  mano  derecha  para 
disparar;  y  mató  todo  cuanto  habia  de  bello  aspecto 
en  el  pabellón  de  la  hija  de  Sion  ^  :  lanzó  cual  fuego 
la  indignación  suya. 

He.  5  El  Señor  se  ha  hecho  como  enemigo  de  Je- 
rusídem  :  ha  precipitado  á  Israel  :  ha  destruido  todos 
sus  muros ,  arrasó  sus  baluartes ,  y  ha  llenado  de  aba- 
timiento á  hombres  y  mugeres  de  la  hija  de  Judá. 

Vau,  6  y  ha  destruido  su  pabellón  como  la  choza 
de  un  huerto  :  ha  demolido  su  Tabernáculo  :  el  Se- 
ñor fea  entregado  al  olvido  en  Sion  las  solemnidades 
y  los  sábados ;  y  ha  abandonado  al  oprobio  y  á  la  in- 
dignación de  su  furor  al  rey  y  al  sacerdote^. 


1  A  Joakim,  Jechónías  y  Sedéelas. 

2  A  los  gallardos  y  robustos  jóvenes,  á  las  tiernas  don- 
cellas, á  los  sacerdotes,  etc. 

.3  IV.  Reg.  XXV.  V.  21.  — Jerem.  LII.  v.  10. 


CAPÍTULO    11.  251 

Zain.  7  El  Señor  ha  desechado  su  altar,  ha  raal- 
decido  á  su  Santuario  :  ha  entregado  sus  murallas  y 
torres  en  poder  de  los  enemigos  ;  los  cuales  han  dado 
Yoces  de  júbilo  ,  como  en  una  solemne  fiesta. 

Heth.  8  Determinó  el  Señor  destruir  los  muros 
de  la  hija  de  Sion ,  tiró  su  cordel  ',  y  no  retiró  su 
mano  hasta  que  la  demolió :  se  resintió  el  antemu- 
ral ,  y  quedó  luego  arrasada  la  muralla. 

Teth.  9  Sepultadas  quedan  sus  puertas  entre  las 
ruinas ;  el  Señor  destruyó  ó  hizo  pedazos  sus  cerrojos : 
desterró  á  su  rey  y  á  sus  magnates  entre  las  naciones : 
ya  no  hay  Ley  ;  y  sus  profetas  ya  no  tienen  visiones 
del  Señor. 

JoD.  10  Sentados  están  en  tierra ,  y  en  profundo 
silencio  los  Ancianos  de  la  hija  de  Sion  :  tienen  cu- 
biertas de  ceniza  sus  cabezas  ,  vistiéronse  de  cilicio, 
abatida  hasta  la  tierra  tienen  su  cabeza  las  vírgenes 
de  Jerusalem. 

Caph.  1 1  Cegáronse  mis  ojos  de  tanto  llorar  :  es- 
tremeciéronse mis  entrañas,  derramóse  en  tierra  mi 
corazón  ^  al  ver  el  quebranto  de  la  hija  del  pueblo 
mió,  cuando  los  pequeñuelos  y  niños  de  teta  desfalle- 
cían de  hambre  en  las  plazas  de  la  ciudad. 

Lamed.   12  Ellos  decian  á  sus  madres  :  ¿  Dónde 


1  Como  hacen  los  arqnltectos  cuando  quieren  allanar  la 
superficie  de  un  sitio,  ó  ponerla  á  nivel.  Véase 7F.  Reg. 
XXI  V.  14. 

2  Es  tina  hypérbojp  para  denotar  la  suma  grandeza  del 
dolor. 


252  LAS    LAMENTACIONES  DE   JEREMÍAS. 

está  el  pan  '  y  vino  ?  cuando,  á  manera  de  heridos, 
iban  muriéndose  por  las  calles  de  la  ciudad ,  cuando 
exhalaban  su  alma  en  el  regazo  de  sus  madres. 

Mem.  13  ¿Con  quién  te  compararé,  ó  á  qué  cosa 
te  asemejaré,  oh  hija  de  Jerusalem  ?  ¿  A  quién  te 
igualaré,  á  fin  de  consolarte,  oh  virgen  hija  de  Sion  ? 
Porque  grande  es  como  el  mar  tu  tribulación.  ¿  Quién 
podrá  remediarte  ? 

NuN.  14  Tus  profetas  te  vaticinaron  cosas  falsas 
y  necias  :  y  no  te  manifestaban  tus  maldades  para  mo- 
verte á  penitencia;  sino  que  te  profetizaban  falsa- 
mente sucesos  ^  contra  tus  enemigos,  y  su  expulsión  *. 

Samech.  15  Todos  cuantos  pasaban  por  el  camino, 
te  insultaban  dando  palmadas ;  te  silbaban,  y  meneaban 
su  cabeza  contra  la  hija  de  Jerusalem ,  diciendo :  ¿Es 
esta  la  ciudad  de  extremada  belleza ,  el  gozo  de  todo 
el  mundo  ? 

Phe.  16  Abrieron  contra  tí  su  boca  todos  tus  ene- 
migos :  daban  silbidos,  y  rechinaban  sus  dientes,  y 
decían  :  Nosotros  nos  la  tragaremos  :  ya  llegó  el  día 


1  Los  Setenta  usan  de  las  voz  (Titos,  la  cual  no  solo 
significa  trigo  ó  pan,  sino  también  alimento  en  general  : 
al  modo  que,  en  castellano,  tener  pan  denota  muchas  veces 
tener  que  comer. 

2  Contra  tus  enemigos  los  cliáldeos.  La  voz  assumptio , 
de  que  usa  la  Vulgata,  significa  lo  mismo  (  dice  S.  Geró- 
nimo) que  la  palabra  07ius,  esto  es  ,  profecía  pesada  ó  ter- 
rible,  anuncio  duro,  ete.  En  el  hebreo  se  lee  ¡TlINt^íC 
massoth,  que  quiere  decir  cargas. 

3  O  que  los  arrojarías  de  tu  tierra. 


CAPÍTULO    II.  253 

que  estábamos  aguardando;  ya  viuo,  ya  le  tenemos 
delante. 

Ai.N  '.17  El  Señor  ha  hecho  lo  que  tenia  resuelto: 
cumplió  lo  que  había  anunciado  desde  los  tiempos  an- 
tiguos *  :  te  ha  destruido  sin  remisión  ,  y  te  ha  hecho 
un  objeto  de  gozo  para  tus  enemigos ;  y  ha  ensalzado 
la  pujanza  de  los  que  te  odiaban. 

Sade.  18  El  corazón  de  los  sitiados  levantó  el  grito 
al  Señor  desde  sobre  las  murallas  de  la  hija  de  Sion  : 
derrama,  oh  Jerusalern ,  día  y  noche  haz  correr,  á 
manera  de  torrente,  las  lágrimas ;  no  reposes,  ni  cesen 
de  llorar  tus  ojos  '. 

CoPH.  19  Levántate,  clama  de  noche  alSeíior, 
desde  el  principio  de  las  vigilias  '^  :  derrama  como 
agua  tu  corazón  ante  su  presencia  :  levanta  acia  él  tus 
manos ,  haciéndole  presente  la  vida  de  tus  parvulitos 
que  se  están  muriendo  de  hambre  en  todas  las  esqui- 
nas y  encrucijadas  de  las  calles. 

Res.  20  Oh  Señor,  mira  y  considera  á  quién  has 
tú  desolado  de  esta  manera.  ¿  Y  será  verdad  que  las 
mugeres  se  coman  sus  propios  hijos ,  niños  del  tamaño 


1  La  letra  Ain  está  en  el  abecedario  hebreo  antes  de  la 
Phe.  No|  se  sabe  la  causa  de  esta  inversión  qne  aquí  se 
observa.  La  letra  P^e  significa  boca;  y  tal  vez  por  eso 
puso  dicha  letra,  como  en  continuación  de  lo  que  se  decia 
en  el  verso  anterior.  Lo  mismo  se  nota  en  el  cap.  III. 
V.  48,  49. 

2  Deuf.  XXV III.  V.  15.  — Lev.  XXVI.  v.  16. 

3  Jerem.  XIV.  r.  16. 

4  Véase  Vigilia. 

ToM.  X.  -22 


254  LAS   LAMTENTACIONES    DE  JEREMÍAS. 

de  la  palma  de  la  mano  '  ?  ¿  Y  será  asesinado  dentro 
del  Santuario  del  Señor  el  sacerdote  y  el  profeta  ? 

Sin.  2 1  Muertos  yacen  por  fuera  el  mozo  y  el  an- 
ciano ;  mis  vírgenes  y  mis  jóvenes  han  sido  pasados  á 
cuchillo  :  los  has  hecho  perecer  en  el  dia  de  tu  furor ; 
los  has  herido  de  muerte  sin  compasión  ninguna. 

Thau.  22  Tú  Salovj  has  convidado  como  á  una 
gran  fiesta  á  esa  nación  enemiga  ,  para  que  me  ater- 
rase por  todos  lados :  y  en  aquel  tíia  de  tu  furor  no 
hubo  nadie  que  pudiese  escapar  y  salvarse  :  á  aquellos 
que  yo  crié  y  alimenté  "",  los  hizo  perecer  el  enemigo 
mió. 

CAPITULO     Ilí. 

Prosigue  Jeremías  lamentándose ,  primero  de  sus  j^ropios 
irabttjos¡  y  después  de  los  comunes  á  toda  la  ciudad.  Ale- 
góricamente habla  en  la  mayor  parte  del  capitulo  de  los  tra- 
bajos de  mtestro  Señor  Jesu-  Christo  en  su  pasión ,  del 
cual  fue  Jeremías  un  bosquejo  en  muchos  sucesos  de  su 
vida. 

Aleph.  1  Hombre  soy  yo  que  estoy  viendo  la  mi- 
seria mia  ó  ajliccion  en  la  vara  de  la  indignación  de  el 
Señor. 


1  El  hebreo  ÜD^fJ^Í^  llúpijim ,  palmares ,\i\liios  iÁer- 
nos  y  pequeñuelos:  puede  traducirse  niños  que  criaba  yo. 

2  En  el  hebreo  se  Ite  ''nn3íO"nii'K''*ÍP«0'*  á  quienes 


CAPITULO    III.  255 

Aleph.  2  Entre  tinieblas  ó  aflicciones  me  ha  he- 
cho andar,  y  no  en  el  resplandor  de  la  luz. 

Aleph.  3  No  ha  cesado  dia  y  noche  de  descargar 
sobre  mí  su  mano. 

Beth.  4  Ha  hecho  envejecer  mi  piel  y  mi  carne, 
y  ha  quebrantado  mis  huesos  ' . 

Beth.  5  Ha  levantado  una  pared  al  rededor  mió  '; 
y  me  ha  cercado  de  amarguras  y  de  congojas. 

Beth.  6  Colocado  me  ha  en  lugar  tenebroso,  como 
á  aquellos  que  ya  han  muerto  para  siempre. 

Ghdiel.  7  Ble  circunvaló  por  todos  lados  para 
que  no  escapase  :  púsome  pesados  grillos. 

Ghimel.  8  Y  aunque  yo  clame  y  ruegue ,  no  hace 
caso  de  mis  plegarias  ^ 

Ghdiel.  9  Cerró  mis  caminos  como  con  piedras  de 
sillería  :  desbarató  todos  mis  senderos  6  designios. 

Daleth.  10  Ha  venido  á  ser  para  mí  como  un 
oso  en  acecho ,  como  un  león  en  lugar  oculto. 

Daleth.  11  Él  ha  trastornado  mis  senderos  ,  y  me 
ha  destrozado ;  abandonado  me  ha  á  la  desolación  ^. 

Daleth.  12  Entesó  su  arco ,  y  me  puso  por  blan^ 
co  de  sus  saetas. 


1  A  fuerza  de  tantos  golpes. 

2  Para  hacer  una  cárcel,  acomodándola  á  rai  cuerpo 

3  O  las  desechará.  Ve'ase  Jerem,  XIV.  v.  11.  —  VII. 
V.  16.— IX.  r.  14. 

4  Aunque  en  la  Vulgata  se  nse  el  femenino  desolalam , 
en  el  hebreo  se  lee  el  masculino.  Y  así  en  la  Vulgata  se 
debe  suplir  para  el  buen  sentido  aniínam  meam. 


956  LAS    LAMENTACIONES    DE    JEREMÍAS. 

He.  13  Ha  clavado  en  mis  lomos  las  flechas  de  su 

aljaba  '. 

He.  14  He  venido  á  ser  el  escarnio  de  todo  mi 
pueblo,  y  su  cantinela  diaria. 

He.  15  Llenado  me  ha  de  amargura  ,  me  ha  em- 
briagado de  ajenjo. 

Vau.  16  Ha  quebrado  todos  mis  dientes,  dándo- 
me/jan  lleno  de  arena  ^  :  ceniza  me  ha  dado  á  co- 
mer. 

Vau.  17  Desterrada  está  de  mi  alma  la  paz,  ó 
abundancia ;  no  sé  ya  lo  que  es  felicidad. 

Vau.  18  y  dije  yo  :  Ha  desaparecido  para  mí  todo 
término  de  mis  males,  y  toda  la  esperanza  que  tenia 
en  el  Señor  ^ 

Zain.  19  Acuérdate ,  Señor,  de  mi  miseria  y  per- 
secución *,  y  del  ajenjo  y  de  la  hiél  que  me  hacen  be- 
ber. 

Zaiñ.  20  De  continuo  tengo  en  la  memoria  estas 
cosas ,  y  se  repudre  dentro  de  mi  el  alma  mia. 

Zain.   21    Ton  todo,  considerando  estas  cosas  dcn- 


1  has  flechas  se  llaman  en  estilo  oriental  hijas  de  la  al- 
jaba, porque  salen  de  ella ,  donde  están  encerradas  como 
en  el  vientre  de  su  madre.  Véase  Hijo. 

2  O  de  cliinitas,  ó  granitos  de  arena.  Prov.  XX.  r.  17. 
—  Ps.  Cl.  r.  10.  Véase  Ceniza. 

3  Estas  expresiones  son  hyperbólicas ,  y  solo  se  dicen 
para  denotar  el  exceso  de  dolor.  Véase  Job  cap.  XXX. 
V.  14. 

4  Pobreza  significa  también  desgracia,  tribulación ,  etc. 
Véase  Pobre. 


CAPITULO    llí.  257 

tro  de  mi  corazón ,  hallaré  mi  esperanza  en  el  Señor. 

Heth.  22  Es  una  misericordia  del  Señor  el  que 
nosotros  no  hayamos  sido  consumidos  det  todo,  porque 
jamás  han  faltado  sus  piedades. 

Heth.  23  Cada  dia  las  hay  nuevas '  desde  muy  de 
mañana  :  grande  es,  oh  Sefior ,  tu  fidelidad. 

Heth.  24  Mi  herencia  ,  dice  el  alma  m¡a,es  el  Se- 
ñor :  por  tanto  pondré  en  él  mi  confianza. 

Teth.  25  Bueno  es  el  Señor,  para  los  que  esperan 
en  él,  para  las  almas  que  le  buscan. 

Teth.  26  Bueno  es  aguardar  en  silencio  la  salud 
que  viene  de  Dios. 

Teth.  27  Bueno  es  para  el  hombre  el  haber  lleva- 
do el  yugo  ya  desde  su  mocedad  ^ 

JoD.  28  Se  estará  quieto  y  callado  :  porque  ha  lo- 
mado sobre  sí  el  yugo  ^. 

JoD.  29  Su  boca  la  pegará  al  suelo,  para  ver  si 
orando  consigue  lo  que  espera. 

1  La  palabra  novi  de  la  Vulgata  no  es  verbo,  sino  adje- 
tivo masculino,  correspondiente  al  del  texto  hebreo.  Pero 
en  latin  el  substantivo  miserationes  .  á  quien  se  refiere  ,  es 
femenino,  y  así  la  terminación  del  adjetivo  debió  ser  7W- 
vee ,  como  se  lee  en  algunos  códices  de  la  Yulgata.  Lo 
mismo  sucedió  en  el  Psalm.  XXVI.  v.  4.  al  traducir  wn<r»i 
■pelii,  etc.  en  vez  de  unum ,  y  en  algunos  otros  lugares. 
Véase  Vulgata. 

2  No  solamente  el  yugo  de  la  Ley  del  Señor,  sino  tam- 
bién el  de  los  trabajos  y  aflicciones  que  le  envía  Dios  para 
su  bien,  y  con  que  le  corrige  y  castiga  como  padre. 

3  Y  en  este  suave  yugo  del  Señor  ha  hallado  él  su  re 
poso  y  consuelo.  Matth.  XI.  v.  29.  ^ 


258  LAS    LAMEISTAClOiNES    DE    JEREMÍAS. 

JoD.  30  Presentará  su  mejilla  al  que  le  hiere  :  le 
hartarán  de  oprobios. 

Caph.  31  Pero  no  para  siempre  le  desechará  de  sí 
el  Señor  '. 

Caph.  32  Pues  si  él  nos  ha  desechado,  aun  se  apia- 
dará de  nosotros  ,  según  la  abundancia  de  sus  miseri- 
cordias. 

Caph.  33  Puesto  que  no  de  buena  gana  abate  él, 
ni  desecha  á  los  hijos  de  los  hombres  , 

Lamed.  34  ni  huella  debajo  de  sus  pies  ,  como  un 
tirano  ,  todos  los  cautivos  de  la  tierra  , 

Lamed.  35  ni  pesa  con  infiel  balanza ,  ante  su  pre- 
sencia ,  la  causa  del  hombre  , 

Lamed.  36  ni  daña  con  injusta  sentencia  á  hombre 
ninguno  :  eso  no  sabe  el  Señor  hacerlo. 

Mem.  37  ¿Quién  es  aquel  que  ha  dicho,  que  se  ha- 
ce alguna  cosa  sin  que  el  Señor  lo  ordene  ? 

Mem.  3S  ¿No  vienen  acaso  de  orden  del  Señor  los 
males  y  los  bienes  ? 

Mem.  39  Pues  ¿por  qué  se  ha  de  quejar  nun- 
ca hombre  viviente  del  castigo  de  sus  pecados  °  ? 

NuN.  40  Examinemos ,  y  escudriñemos  nuestros 
pasos,  y  convirtámonos  al  Señor, 

iXuN.  41  Levantemos  al  cielo  ,  acia  el  Señor,  jun- 
to con  las  manos ,  nuestros  corazones. 


1  Ps.  LXXII.  V.  10.  -Deut.  XXXII.  v.  39. 

2  Dios  siempre  nos  castiga  en  esta  vida  menos  de  lo 
que  merecemos  por  nuestros  pecados  ;  mas  en  el  infierno 
ejercerá  su  justicia  rigorosa.  Véase  Pecado, 


CAPÍTULO    III.  259 

NuN.  42  Nosotros  empero  nos  portamos  inicua- 
mente ,  y  provocamos ,  oh  Señor ,  tu  enojo  :  por  eso 
te  muestras  tú  inexorable. 

Samech.  43  Te  cubriste  de  furor  '  y  nos  castigas- 
te :  mataste  sin  perdonar  á  nadie. 

Sa:\iech.  44  Pusiste  una  nube  delante  de  tí ,  para 
que  no  pudiesen  llegar  á  tu  presencia  nuestras  plega- 
rias '. 

Samech.  45  Tú  nos  bas  arrancado  de  cuajo,  y  ar- 
rojado como  basura  en  medio  de  los  pueblos. 

Phe.  46  Han  abierto  todos  los  enemigos  su  boca 
contra  nosotros. 

Phe.  47  Convirtióse  la  profecía  en  terror  nuestro, 
y  en  lazo,  y  en  ruina  nuestra  '. 

Phe.  48  Ríos  de  agua  salen  de  mis  ojos  en  vista 
del  quebranto  de  la  hija  del  pueblo  mió. 

AiN.  49  Deshácense  mis  ojos  en  continuo  llanto  *  : 
porque  no  hay  reposo  alguno , 

AiN.  50  hasta  tanto  que  el  Señor  vuelva  desde  el 
cielo  su  vista,  y  se  ponga  á  mirar. 

AiN.  51  Las  muchas  lágrimas  que  he  derramado 
por  los  desastres  de  todas  las  hijas  ó  pueblos  de  mi 

1  Se  representa  aquí  á  Dios,  como  á  un  amo  irritado  y 
lleno  de  cólera,  que  sale  hecho  un  león  contra  todos,  sean 
domésticos  ó  extraños :  lo  cual  denota  la  gravedad  de  los 
pecados,  y  la  pena  ó  castigo  que  dará  á  los  obstinados  pe- 
cadores. 

2  Is.  LIX.  V.  2. 

3  Los  oráculos  de  los  Profetas. 

4  Parece  que  se  me  saltan  los  ojos  de  tanto  llorar. 


260  LAS    LAMENTACIONES   DE  JEREMÍAS. 

patria  ',  han  consumido  en  mí  todo  el  jugo  ó  espíritu 
vital. 

Sade.  52  Como  de  ave  en  el  cazadero,  se  apodera- 
ron de  mi  mis  enemigos  sin  que  yo  les  diese  motivo. 
Sade.  53  Cayó    en  el  lago  ó  fosa  ^  el  alma  mia : 
han  puesto  la  losa  sobre  mi'. 

■  Sade.  54  Las  aguas  de  la  iribulacion  descargaron 
como  un  diluvio  sobre  mi  cabeza.  Yo  dije  entonces  : 
Perdido  estoy. 

CoPH.    55  Invoqué,    oh  Señor,  tu    santo  nombre 
desde  lo  mas  profundo  de  la  fosa, 

CoPH,  56  y  tú  escuchaste  mi  voz  :  no  cierres,  pues, 
tus  oidos  á  mis  sollozos  y  clamores. 

CoPH.   57  Te  me  acercaste  en  el  dia  que  te  invo- 
qué ;  y  me  dijiste :  No  temas. 

Res.  58  Tú  fallaste  á  favor  del  alma  mia,  oh  Se- 
ñor, oh  Redentor  de  mi  vida  ^ 

Res.  59  Viste,  oh  Señor,  las  iniquidades  de  ellos 
contra  mí:  hazme  justicia. 

Res.  60  Viste  todo  su  furor,  todas  sus  maquina- 
ciones contra  mí. 


1  Dependientes  de  Jerusaiem,  que  es  la  metrópoli,  ó 
madre  de  todos. 

2  El  pozo  ó  cárcel  llena  de  cieno,  en  que  metieron  á 
.Jeremías  los  malvados  de  Jerusalem.  Jerem.  XXXVIII. 
V.  6.  En  sentido  alegórico  significa  el  sepulcro  de  Jesu- 
Christo,  y  la  losa  con  que  le  taparon. 

.3  Alude  á  que  el  Señor  le  libró  de  la  prisión  ,  y  le  salivó 
la  vida  por  medio  de  Abdemelech.  Jerem.  XXXVIII. 
V.  13 


CAPÍTULO    IV.  2fll 

Sin.  G1  Tu  oisle,  oh  Señor,  sus  oprobios,  y  lodos 
sus  proyectos  contra  mí, 

Sin.  62  y  las  palabras  malignas  de  los  que  me  ha- 
cen la  guerra,  y  todo  cuanto  traman  continuamente 
contra  mí. 

Sin.  63  Repara,  Señor,  todas  sus  idas  y  vueltas : 
yo  soy  siempre  el  objeto  de  sus  canciones  burlescas. 

Thau.  64  Tú  les  darás,  oh  Señor,  lo  que  merecen 
las  obras  de  sus  manos. 

Thau.  65  Pondrás  sobre  su  corazón,  en  vez  de  es- 
cudo, las  aflicciones  que  les  enviarás  *. 

Thau.  66  Oh  Señor,  tú  los  perseguirás  con  saña, 
y  los  exterminarás  debajo  de  los  cielos. 


CAPITULO  IV'. 

El  Profeta  sigue  llorando  las  miserias  que  padeció  su  pue- 
blo en  el  sitio  de  Jerusalem  por  los  chdldeos,  en  castigo  de 
los  pecados  de  los  falsos  profetas  y  malos  sacerdotes. 
Profetiza  á  los  idumeos  las  mismas  calamidades ;  y  anun- 
cia á  Jerusalem  elfin  de  las  suyas. 


Aleph.    1  ¡  Cómo  se  ha  oscurecido  el  oro  del  Tem- 


plo, y  mudado  su  color  bellísimo  '  !  ¡  Dispersas  /  ayl 


1  Eo  la  versión  de  Ferrara  se  traduce  :  Les  darás  á  ellos 
ansias,  ó  congoias  de  corazón ;  tu  maldición  á  ellos  :  ó  impre- 
cación tuya  para  ellos,  como  traduce  Arias  Montano. 

2  11.  Paral.  III.  Con  el  incendio  del  Templo  quedaron 
ahumadas  y  denegridas  todas  las  paredes,  que  antes  pare- 


262  LAS  LAMENTACIONES    DE   JEREMÍAS. 

dispersas  están  las  piedras  del  Santuario  por  los  án- 
gulos de  todas  las  plazas ! 

Beth.  2  j  Los  ínclitos  hijos  de  Sion,  que  vestían  de 
tiíú  de  oro  '  finísimo^  cómo  son  ya  mirados  cual  si 
fuesen  vasos  de  barro,  obra  de  manos  de  alfarero  ! 

GniMEL.  3  Aun  las  mismas  lamias  ^  descubren  su* 
pechos,  y  dan  de  mamar  á  sus  cachorrillos  :  pero  cruel 
la  hija  de  mi  pueblo  imita  al  avestruz  del  Desierto  \ 
1/  los  abandona. 

Daleth.  4  Al  niño  de  pecho  se  le  pegaba  la  len- 
gua al  paladar,  por  causa  de  la  sed  :  pedían  pan  los 
parvulitos,  y  no  había  quien  se  le  repartiese. 

He.  5  Aquellos  que  comían  con  mas  regalo,  han 
perecido  de  hambre  en  medio  de  las  calles  :  cubiertos 
se  ven  de  basura  ó  andrajos  aquellos  que  se  criaban 
entre  púrpura  y  rojeas  preciosas. 

Vau.  6  Y  ha  sido  mayor  el  castigo  de  las  malda- 
des *  de  la  hija  de  mi  pueblo,  que  el  del  pecado  de  So- 
doma;  la  cual  fue  destruida  en  un  momento,  sin  que 
tuviese  parte  mano  de  hombre. 

Zain.  7  Sus  Nazareos  ^  eran  mas  blancos  que  la 

clan  nna  ascua  de  oro,  de  cnyo  metal  estaban  cubiertas,  y 
el  cual  se  llevarían  los  cháldeos. 

1  En  el  hebreo  :  estimados  como  finísimo  oro. 

2  O  bestias  feroces.  Véase  Is.  XXXIV.  v.  22.  en  la 
nota.  Aquí  parece  que  denota  el  perro  marino,  pez  suma- 
mente voraz  y  carnívoro. 

3  Job  XXXIX.  V.  14. 

4  Véase  Pecado. 

5  Véase  Núm.  VL  v.  \&.  —  Jud.  XIII.  v.  5. 


CAPITULO    IV.  263 

nieve,  mas  lustrosos  que  la  leche,  mas  rubicundos  que 
el  raarGl  antiguo  ',  mas  bellos  que  clzaüro. 

Keth.  8  Pero  ahora  mas  denegrido  C'ue  el  carbón 
está  su  rostro,  ni  son  conocidos  por  las  calles  :  pegada 
tienen  su  piel  á  los  huesos,  árida  y  seca  como  un  palo. 

Teth.  9  Menos  mala  fue  la  suerte  de  los  que  pe- 
recieron al  fllo  de  la  espada ,  que  la  de  aquellos  que 
murieron  de  hambre  :  pues  estos  se  fueron  aniquilan- 
do, consumidos  por  la  carestía  de  la  tierra. 

Jou.  10  Las  mugeres,  de  suyo  compasivas,  pu- 
sieron á  cocer  con  sus  manos  á  sus  propios  hijos  : 
estos  fueron  su  vianda  en  tiempo  de  la  calamidad  de 
la  hija  del  pueblo  mió. 

Caph.  11  El  Señor  ha  desahogado  su  furor,  ha  der- 
ramado la  ira  de  su  indignación  ,  ha  encendido  en  Sion 
un  fuego  que  ha  consumido  hasta  sus  cimientos. 

Lamed.  12  No  creían  los  reyes  de  la  tierra,  ni  los 
habitantes  lodos  del  mundo  que  el  enemigo  y  adver- 
sario entrase  por  las  puertas  de  Jerusalem  : 

IMem.  13  pero  entró  por  causa  de  los  pecados  de 
sus  profetas,  y  las  maldades  de  sus  sacerdotes,  que  en 
medio  de  ella  derramaron  la  sangre  de  los  justos. 

Nux.  14  Andaban  errantes  como  ciegos  por  las 
calles,  amancillándose  con  la  sangre;  y  no  podían 
evitarlo,  aunque  se  alzaban  la  extremidad  de  sus  ves- 
tidos para  no  mancharse. 

Samech.   15  Apartaos,  inmundos,  decían  gritando 

1  Teñido  de  color  de  púrpara.  Así  solían  usarle  los  an- 
tiguos. Hom.  Iliad.  IF.  —  Vig.  Eneicl.  XII. 


•^64  LAS    LAMENTACIONES    DE  JEREMÍAS. 

á  los  otros;  retiraos,  marchad  fuera ,  no  nos  toquéis  : 
porque  de  resultas  de  eso  tuvieron  pendencias  entre 
sí ;  y  los  que  fueron  dispersos  entre  las  naciones,  dije- 
ron '  :  No  volverá  el  Seíwr  ya  á  habitar  entre  ellos : 

Phe.  16  el  rostro  airado  del  Señor  los  ha  disper- 
sado :  ya  no  volverá  él  á  mirarlos  :  no  han  respetado 
la  persona  de  los  sacerdotes ,  ni  se  han  compadecido 
de  los  ancianos. 

AiN.  17  Cuando  aun  subsistíamos,  desfallecían 
nuestros  ojos  esperando  en  vano  nuestro  socorro ',  po- 
niendo nuestra  atención  en  una  nación  que  no  habia 
de  salvarnos. 

Sade.  18  Al  andar  por  nuestras  calles  hallaban 
tropiezos  nuestros  pies  :  acercóse  nuestro  fin  :  com- 
pletáronse nuestros  dias,  pues  ha  llegado  nuestro  tér- 
mino. 

CoPH.  19  Mas  veloces  que  las  águilas  del  cielo  han 
sido  nuestros  enemigos  :  nos  han  perseguido  por  los 
montes,  nos  han  armado  emboscadas  en  el  desierto*. 

Res.  20  El  Christo*  del  Señor,  resuello  de  nuestra 


1  Jerem.  XXX  v.  17. 

2  Acia  el  Egypto,  el  cual  fue  asolado  por  los  cháldeos. 

3  Alude  al  rey  Sedecías  cuando  huia  perseguido  de  los 
cháldeos.  IF.  Reg.  XXV.  v.  4.  —  Jerem.  XXXIX.  v.  5, 
—  LII.V.8. 

4  La  expresión  de  la  Vulgata  Christus  Dominus  parece 
que  no  se  puede  entender  sino  de  Jesu-Christo.  Algunos  la 
entienden  literalmente  del  rey  Sedecías.  Por  el  resuello  se 
entiende  la  respiración,  el  aliento  ó  la  vida^  la  cual  pende 
de  él. 


CAPITULO    IV.  205 

boca ,  ha  sido  preso  por  causa  de  nuestros  pecados ; 
aquel  á  quien  habíamos  dicho  :  A  tu  sombra  viviremos 
entre  las  naciones  ' . 

Sin.  2 1  Gózale  y  regocíjate,  oh  hija  dé  Edom  *  que 
habitas  en  la  tierra  de  Hus  :  también  te  llegará  á  tí  el 
cáliz  de  la  tribulación  j  embriagada  serás  y  despojada 
de  todos  los  bienes. 

Thau.  22  Oh  hija  de  Sion ,  tiene  su  término  el 
castigo  de  tu  maldad  :  el  Señor  nunca  mas  te  hará  pa- 
sar á  otro  país  ^.  Mas  él  castigará ,  oh  hija  de  Edom , 
tu  iniquidad,  él  descubrirá  tus  maldades. 

1  Según  S.  Agiistiu  se  indica  aquí  que  la  verdadera 
Iglesia  se  establecerá  entre  los  gentiles  convertidos  á  la 
fó,  entre  los  cuales  serán  comprendidos  los  judíos  que 
crean  en  Christo. 

2  Es  una  ironía  contra  los  idumeos,  aliados  entonces  de 
los  cháldeos  contra  Jerusalera ;  'pero  destruidos  por  estos , 
pasados  unos  cinco  año^. 

3  En  efecto  nunca  mas  fueron  llevados  cautivos  á  otro 
país.  Porque  en  la  última  ruina  de  Jerusalem^  en  tiempo 
de  los  romanos,  ellos  mismos  se  dispersaron  por  toda  la 
tierra,  como  lo  están  hoy  dia. 


23 


ORACIÓN 

DE   JEREMÍAS   PROFETA. 


CAPITULO  V. 


Recopila  el  Profeta  lo  que  ha  dicho  en  los  capilidos  aniecc' 
(lentes.  No  se  conoce  el  lugar  y  tiempo  en  que  compuso 
esta  oración. 

1  Acuérdate,  oh  Señor,  de  lo  que  nos  ha  sucedido : 
mira  y  considera  nuestra  ignominia. 

2  Nuestra  heredad  ha  pasado  á  manos  de  extran- 
geros,  en  poder  de  extraños  se  hallan  nuestras  casas. 

3  Nos  hemos  quedado  como  huérfanos,  privados  de 
su  padre :  están  como  viudas  nuestras  madres. 

4  A  precio  de  dinero  bebemos  nuestra  agua,  y  con 
dinero  compramos  nuestra  leña. 

5  Atados  del  cuello  nos  conducen  como  á  bestias, 
no  se  da  descanso  á  los  fatigados. 

6  Alargamos  nuestras  manos  á  los  egypcios  y  á  los 
asyrios,  para  saciarnos  de  pan. 

7  Pecaron  nuestros  padres,  y  ya  no  existen;  y  el 
castigo  de  sus  iniquidades  le  llevamos  nosotros  '. 


1  No  somos  nosotros  inocentes  (  vers.  16 );  pero  mas  cul- 


CAPÍTULO    V.  267 

8  Nuestros  esclavos  se  han  enseñoreado  de  noso- 
tros ' ;  no  hubo  quien  nos  libertase  de  sus  manos. 

9  Con  peligro  de  nuestras  vidas  varaos  á  lugares 
desiertos  en  busca  de  pan,  temiendo  siempre  la  espada. 

1 0  Quemada  y  denegrida  como  un  horno  ha  puesto 
nuestra  piel  la  hambre  atroz. 

11  Deshonraban  á  las  mugeres  en  Sion,  violaban 
á  las  vírgenes  en  las  ciudades  de  Judá. 

12  Colgados  de  la  mano  en  un  madero  han  sido 
los  príncipes  ^ ;  no  han  tenido  respeto  alguno  á  las 
personas  de  los  ancianos. 

13  Abusaron  deshonestamente  de  los  jóvenes ;  y 
los  muchachos  caían  al  peso  de  la  leña  '. 

14  Faltan  í/a  en  las  puertas  los  Ancianos,  ni  se  ven 
los  jóvenes  en  el  coro  de  los  músicos  que  tañen. 

15  Extinguióse  la  alegría  en  nuestro  corazón  :  con- 
vertido se  han  en  luto  nuestras  danzas. 

16  Han  caído  de  nuestras  cabezas  las  coronas  6 
guirnaldas  ^  :  ;  ay  de  nosotros  que  hemos  pecado ! 


pables  son  nuestros  padres  :  fueron  ellos  los  autores  de  lo3 
desórdenes  del  dia  ,  y  murieron  sin  experimentar  estos 
males. 

1  Eran  los  cháldeos  descendientes  de  Chám  ,  el  cnal  fae 
condenado  por  su  padre  Noé  á  servir  á  Sem.  Gen.  IX. 
V.  27. 

2  Solían  cortar  la  cabeza  á  los  reos  de  muerte,  y  colgar- 
los después  de  una  mano  en  un  madero. 

3  Otros  traducen  :  muñeron  en  el  patíbulo.  Otros  :  apa- 
leados. 

4  Véase  Corona. 


268  ^AS    LAMENTACIONES    DE    JEREMÍAS. 

17  Por  cslo  ha  quedado  melancólico  nuestro  cora- 
zón :  por  eslo  perdieron  la  luz  nuestros  ojos. 

18  Porque  desolado  está  el  monte  santo  de  Sion  : 
las  raposas  y  demás  fieras  se  pasean  por  él. 

19  Empero  tú,  oh  Señor,  permanecerás  eterna- 
mente :  tu  solio  subsistirá  en  todas  las  generaciones 
venideras. 

20  ¿  Por  qué  para  siempre  te  has  de  olvidar  tú  de 
nosotros  ?  ¿  Nos  has  de  tener  abandonados  por  largos 
años  ? 

■  21  Conviértenos,  oh  Señor,  á  ti,  y  nos  converti- 
remos '  :  renueva  tú  nuestros  dias  felices,  como  desde 
el  principio. 

22  Mas  tú.  Señor,  nos  has  desechado  como  para 
siempre  :  te  has  irritado  terriblemente  contra  nosotros. 


1  Sin  tí,  ó  sin  tu  gracia,  no  podemos  nosotros  conver- 
tirnos á  tí.  Véase  Gracia. 


FIN    DE    LAS    LAMENTACIONES    DE    JEREMIAS, 


ADVERTENCIA 

SOBRE  LA  PROFECÍA  DE  BARUCH, 


Ve  Bartjch  se  hace  mención  muchas  veces 
en  el  libro  de  Jeremías.^  de  cuyo  Profeta  fue 
amantisimo  discípulo  ^  y  compañero  insepa- 
rable. Nació  de  una  familia  muy  principal 
entre  los  judíos;  y  vemos  que  á  su  hermano 
Saraias  se  le  llama  principe '.  Dictando  Jere- 
mías, escribió  Baruch  en  un  libro  todas  las 
profecías  de  dicho  Profeta ,  las  cuales  leyó 
después  delante  del  pueblo,  y  del  misino  rey. 
Siguió  á  Jeremías  su  maestro  d  Egypto;  y 
después  pasó  d  Babylonia  para  manifestar  d 
sus  hermanos  cautivos  las  profecías  de  Jere- 
mías. 

El  libro  de  Baruch  9io  se  halla  ya  en  he- 
breo ;  pero  la  versión  griega  es  antiquísima  , 
y  conserva  aun  todas  las  señales  de  que  el 

1  Jrrem.  cap.  LT.  v  61. 


270  ADVERTENCIA. 

original  es  hebreo.  Fue  siempre  respetado  co- 
mo libro  canónico  ;  y  si  algunos  Padres  no 
hicieron  expresa  mención  de  él  en  el  cátalo- 
go  de  los  Libros  sagrados ,  es  porque  muchas 
veces  se  ha  contado  como  parte  de  las  profe- 
cías de  Jeremías ,  bajo  cuyo  nombre  solian 
citarse  antiguamente  los  textos  de  Barüch  , 
como  observó  ya  S,  ^gustin  '.  Pudo  contri- 
buir  á  que  se  confundiese  con  el  libro  de  Je- 
remías su  maestro  el  haber  sido  amanuense 
de  este  Profeta^  y  el  que  teniendo  solamente 
seis  capititlos ,  el  sexto  es  una  carta  de  Je- 
remías, Finalmente  en  el  concilio  de  Flo- 
rencia 5  y  por  último  en  el  de  Trento ,  fue 
conservado  el  libro  de  Baruch  en  el  canon 
de  las  Escrituras  divinas^  contra  lo  que  te- 
merariamente pretendian  algunos  hereges, 

1  De  CivÜ.  Dei,  Ub,  XVIII.  cap.  33. 


LA  PROFECÍA  DE  BARÜCH, 


CAPITULO  PRIMERO. 


Los  judíos  de  Babylonia  envían  á  los  de  Jerusalem  el  libro 
de  Baruch  ,  juntamenle  con  algún  dinero  recogido  para 
que  ofreciesen  holocaustos  y  rogasen  á  Dios  por  ellos , 
por  Ncibuchúdonosor  y  por  su  hijo  Ballhasar;  y  hacen 
una  so lemme  confesión  de  sus  pecados, 

1  Y  estas  son  las  palabras  del  libro  que  escribió 
Baruch  hijo  de  Nerías,  hijo  de  Bíaasías,  hijo  de  Sede- 
cías,  hijo  de  Sedei,  hijo  de  Helcías,  en  Babylonia, 

2  el  año  quinto,  á  siete  del  mes,  desde  que  los  chai- 
déos  se  apoderaron  de  Jerusalem  y  la  incendiaron. 

3-  Y  leyó  Barach  las  palabras  de  este  libro  en  pre- 
sencia de  Jechonías,  hijo  de  Joakim ,  rey  de  Judá^  y 
delante  de  todo  el  pueblo  que  acudia  á  oirías, 

4  y  delante  de  todos  los  magnates  de  la  estirpe  real , 
y  delante  de  los  ancianos,  y  delante  del  pueblo  desde  el 
mas  pequeño  hasta  el  mas  grande  de  todos  cuantos 
habitan  en  Babylonia,  junto  al  rio  Sodi  * ; 

5  los  cuales  lloraban  oyendo  á  Baruch;-^  ayuna- 
ban en  la  presencia  del  Señor. 


1  Sodi  en  hebreo  significa  soberbia.  Se  cree  que  Baruch 
llamó  así  al  rio  Euphrates  ;  al  cual  Ezechíel  dio  el  nombre 
de  Sübar,  esto  es,  Gran  rio.  Cap.  I.  v.  1. 


272         LA  PROFECÍA  DE  BARUCH. 

6  E  hicieron  una  colecta  de  dinero,  coníorme  la 
posibilidad  de  cada  uno  ; 

7  y  le  remilieron  á  Jerusalem,  á  Joakim  hijo  de 
Helcías,  hijo  de  Salom  sacerdote ,  y  á  U)s  sacerdotes, 
y  á  todo  el  pueblo  que  se  hallaba  con  él  en  Jeru- 
salem : 

8  después  que  Baruch  hubo  recibido  los  vasos  del 
Templo  del  Señor,  que  hablan  sido  robados  del  Tem- 
plo, para  volverlos  otra  vez  á  tierra  de  Judá,  á  diez 
del  mes  de  Sivan ;  vasos  de  plata  que  habia  hecho  Se- 
déelas, hijo  de  Josías,  rey  de  Judá  , 

9  asi  que  Nabuchódonosor ,  rey  de  Babylonia  ,  hu- 
bo aprisionado  á  Jechónías ,  y  á  los  principes ,  á  to- 
dos los  magnates  ,  y  al  pueblo  de  la  tierra  ,  y  llevado - 
selos  presos  desde  Jerusalem  á  Babylonia. 

10  Y  dijéronles  en  una  caria  lo  que  sigue:  Hé  aquí 
que  os  enviamos  dinero,  con  el  cual  comparéis  ricli- 
mas  para  los  holocaustos ,  é  incienso  ,  y  haced  ofren- 
das * ,  é  inmolad  victimas  por  el  pecado  en  el  altar 
del  Señor  Dios  nuestro  ^. 

1 1  Y  rogaréis  por  la  vida  de  Nabuchódonosor ,  rey 
de  Babylonia ,  y  por  la  vida  de  Balthasar  su  hijo ,  á 


1  La  expresión  facite  manna ,  que  eu  el  griego  dice 
Tíoiviíetrí  [xítnA,  denota  las  ofrendas  de  pan,  de  harina  y 
de  vino.  Los  Setenta  usan  de  la  voz  manna  en   vez  de  la 

hebrea  HnjD  minjah  que  significa  ofrenda,  libación ,  etc. 
Lev.  11  V.  1.  —  Jerem.  XVIL  v.  26.  > 

2  La  ara  que  los  pocos  judíos  que  quedaron,  erigieron  en 
Jerusalem,  después  que  se  retiraron  los  cháldeos. 


capítulo  i.  273 

fin  de  que  los  dias  de  ellos  sobre  la  tierra  sean  como 
los  del  cielo  '  ; 

12  y  para  que  el  Señor  nos  conceda  á  nosotros  for- 
taleza ,  y  nos  haga  ver  la  luz  de  la  prosperidad  - ,  pa- 
ra vivir  felizmente  bajo  el  amparo  de  Nabuchódono- 
sor ,  rey  de  Babylonia ,  y  bajo  el  amparo  de  su^  hijo 
Balthasar ,  y  les  sirvamos  á  ellos  ^  por  largo  tiempo, 
y  seamos  gratos  á  sus  ojos. 

13  Rogad  también  por  nosotros  mismos  al  Señor 
Dios  nuestro  :  porque  hemos  pecado  contra  el  Señor 
Dios  nuestro  ,  y  no  se  ha  apartado  su  ira  de  sobre  nos- 
otros hasta  el  dia  presente. 

14  Y  leed  este  libro  ó  escrito,  el  cual  os  hemos 
enviado  para  que  se  haga  la  lectura  de  él  en  donde 
estaba  el  Templo  del  Señor  ,  en  dia  solemne  y  tiem- 
po oportuno. 

15  Diréis  ,  pues :  Del  Señor  Dios  nuestro  es  la  jus- 
ticia ó  san//</aí/;  mas  de  nosotros  la  confusión  de  nues- 
tros rostros  :  como  está  sucediendo  en  este  dia  á  todo 
Judá,  y  á  los  moradores  todos  de  Jerusalem  , 

16  á  nuestros  reyes ,  y  á  nuestros  principes ,  y  á 
nuestros  sacerdotes ,  y  á  nuestros  Profetas ,  y  á  nues- 
tros padres. 

17  Pecado  hemos  contra  el  Señor  Dios  nuestro,  y 
no  le  creímos ,  faltos  de  confianza  en  él ; 

18  y  no  le  estuvimos  sumisos,  ni  quisimos  escuchar 

1  Psatm.  LXXXVIII.  v.  .30. 

2  Véase  Luz. 

3  Mas  bien  que  á  otros  amos. 


274  LA    PROFECÍA    DE   BARüCH. 

la  VOZ   del  Señor  Dios  nuestro  para  proceder  con- 
forme á  los  mandamientos  que  él  nos  habia  dado. 

19  Desde  aquel  dia  en  que  sacó  de  tierra  deEgypto 
á  nuestros  padres  hasta  el  presente,  hemos  sido  rebel- 
des al  Señor  Dios  nuestro  ;  y  disipados  6  entregados  á 
nuestros  vicios,  nos  apartamos  de  él  por  no  oir  su  voz. 

20  Por  lo  cual  se  nos  han  apegado  muchos  desas- 
tres ,  y  las  maldiciones  intimadas  por  el  Señor  á  su 
siervo  Moysés '  ;  por  el  Señor  que  sacó  de  la  tierra  de 
Egypto  á  nuestros  padres  para  darnos  una  tierra  que 
mana  leche  y  miel;  maldiciones  que  estamos  experi- 
mentando en  el  dia  de  hoy. 

21  Nosotros  empero  no  quisimos  escuchar  la  voz 
del  Señor  Dios  nuestro  ,  según  lo  que  decian  los  Pro- 
fetas ,  que  él  nos  tenia  enviados ; 

22  y  cada  uno  de  nosotros  nos  fuimos  tras  las  in- 
clinaciones de  nuestro  perverso  corazón ,  á  servir  co- 
mo  esclavos  á  dioses  ágenos ,  obrando  la  maldad  de- 
lante de  los  ojos  del  Señor  Dios  nuestro. 

CAPITULO    II. 

Los  judíos  de  Bahyhnia  confiesan  sus  -pecados  ,'  y  gne  jus- 
tamente los  castiga  el  Señor.  Imploran  la  misericordia 
que  tiene  prometida  á  los  que  se  arrepienten. 

1  Por  cuyo  motivo  el  Señor  Dios  nuestro  cumplió 
su  palabra ,  que  nos  habia  ya  intimado  á  nosotros ,  y 
á  nuestros  Jueces  gobernadores  de  Israel,  y  á  nuestros 

I  Lev.  XXVL  —  Deut.  XXVU  yXXVlIL 


CAPÍTULO    II.  275 

reyes,  y  á  nuestros  príncipes,  y  á  lodo  Israel  y  Judú, 

2  de  que  traería  el  Señor  sobre  nosotros  grandes 
males ,  tales  que  jamás  se  habían  visto  debajo  del  cielo 
como  los  que  han  sucedido  en  Jerusalem ,  conforme 
á  lo  que  se  halla  escrito  en  la  Ley  deI\Ioysés ; 

3  y  que  el  hombre  comería  la  carne  de  su  propio 
hijo  ' ,  y  ía  carne  de  su  hija. 

4  Y  entrególos  el  Señor  en  poder  de  todos  los  reyes 
comarcanos  nuestros ,  para  escarnio  y  ejemplar  de  de- 
solación en  todas  las  naciones ,  por  entre  las  cuales  nos 
dispersó  el  Señor. 

5  Esclavos  hemos  venido  á  ser ,  y  no  amos ;  por 
haber  pecado  contra  el  Señor  Dios  nuestro ,  no  obede- 
ciendo á  su  voz. 

6  Del  Señor  Dios  nuestro  es  la  justicia  :  de  nos- 
otros empero ,  y  de  nuestros  padres  la  confusión  de 
nuestros  rostros ,  como  se  está  viendo  hoy  día. 

7  Porque  el  Señor,  todos  estos  castigos  que  pade- 
cemos, nos  los  había  ya  amenazado  : 

8  mas  nosotros  ni  por  eso  acudimos  al  Señor  Dios 
nuestro  para  rogarle,  y  para  convertirnos  cada  cual  de 
su  depraviida  vida. 

9  Con  esto  echó  luego  el  Señor  mano  del  castigo, 
y  le  descargó  sobre  nosotros  :  porque  justo  es  el  Señor 
en  todas  sus  obras  ,  y  en  cuanto  nos  ha  mandado  : 

10  y  con  todo,  nosotros  no  quisimos  obedecer  á  su 
voz  para  que  caminásemos  según  los  preceptos  que  el 
Señor  nos  había  puesto  delante  de  los  ojos. 

I  Dent.  XXriIl.  v.  bS.^Thren.  11.  v.  20. 


276  LA    PROFECÍA    DE    BARUCH. 

11  Ahora  pues,  oh  Señor  Dios  de  Israel,  que  sa- 
caste á  tu  pueblo  de  tierra  de  Egypto  con  mano  fuerte 
y  por  medio  de  portentos  y  prodigios ,  y  con  tu  gran 
poderío  y  robusto  brazo  ^  y  te  adquiriste  la  nombradla 
que  hoy  tienes  : 

.  12  hemos  pecado ,  Señor ,  hemos  obrado  impía- 
mente :  inicuamente  nos  hemos  portado ,  oh  Señor 
Dios  nuestro ,  contra  todos  tus  mandamientos. 

13  Aléjese  de  nosotros  la  indignación  tuya  :  por- 
que somos  pocos  los  que  quedamos  ya  entre  las  nacio- 
nes en  que  nos  dispersaste. 

14  Escucha,  Señor,  nuestros  ruegos,  y  nuestras 
oraciones ,  y  líbranos  por  amor  de  tí  mismo ,  y  haz  que 
hallemos  gracia  á  los  ojos  de  aquellos  que  nos  han 
sacado  de  nuestra  patria  : 

15  á  fin  de  que  con  eso  conozca  todo  el  mundo  que 
lú  eres  el  Señor  Dios  nuestro  ,  y  que  Israel  y  toda  su 
estirpe  lleva  tu  nombre. 

16  Vuelve  ,  oh  Señor  ,  tus  ojos  acia  nosotros  desde 
tu  santa  Casa  ,  é  inclina  tus  oidos  y  escúchanos. 

17  Abre  tus  ojos  y  míranos  ' ,  porque  no  son  los 
muertos  que  están  en  el  sepulcro ,  cuyo  espíritu  se  se- 
paró de  sus  entrañas ,  los  que  tributarán  honra  á  la 
iusticia  del  Señor  ^  ; 

18  sino  el  a!ma  que  está  afligida  por  causa  de  la 
grandeza  de  los  maics  que  ha  cometido  ,  y  anda  en- 


1  Is.  XXXVII.  V.  U.-LXIF.  V.  9. 

2  P.sal.  (JXllL  V.  17.  —  Is.  XXXVlII.  v.  18. 


CAPITULO    II.  277 

corvada  y  macilenta  ,  y  con  los  ojos  caldos ;  el  alma 
hambrienta  ó  morüjicada ,  esa  es  la  que  te  tributa 
gloria  ,  oh  Señor  ,  á  tí  y  á  tu  justicia. 

19  Puesto  que,  no  apoyados  en  la  justicia  '  de 
nuestros  padres  derramamos  nuestras  plegarias ,  é  im- 
ploramos misericordia  ante  tu  acatamiento  ,  oh  Señor 
Dios  nuestro ; 

20  sino  porque  tú  has  descargado  tu  indignación  y 
tu  furor  sobre  nosotros ,  según  anunciaste  por  medio 
de  tus  siervos  los  Profetas ,  diciendo  : 

21  Esto  dice  el  Señor  :  Inclinad  vuestro  hombro  y 
vuestra  cerviz ,  y  servid  al  rey  de  Babylonia  ^ ,  y  así 
viviréis  tranquilos  ,  y  no  seréis  echados  de  la  tierra 
que  yo  di  á  vuestros  padres  : 

22  mas  si  no  obedeciereis  la  orden  del  Señor  Dios 
vuestro  de  servir  al  rey  de  Babylonia ,  yo  haré  que 
seáis  arrojados  de  las  ciudades  de  Judá ,  y  echados  de 
Jerusalem  ; 

23  y  quitaré  de  entre  vosotros  las  voces  de  alegría, 
y  de  gozo ,  y  los  alegres  cantares  de  los  esposos  y  de 
las  esposas  ^ ,  y  quedará  todo  el  país  sin  vestigio  de 
persona  que  le  habite. 

24  Ellos  empero  no  quisieron  obedecer  la  orden  tu- 
ya de  servir  al  rey  de  Babylonia  ;  y  tú  cumpliste  tus 
palabras  que  anunciaron  tus  siervos  los  Profetas ,  cuan- 
do dijeron  que  serian  trasladados  de  su  lugar  por  los 


1  Véase  Justicia. 

2  Jer.  c.  XXVIl.  v.  12. 

3  Jer.  Vil.  V.  3á.-Ezech.  XXVI.  v.  13. 

24 


278  LA  PROFECÍA  DE  BARUCH. 

encmUjos  los  huesos  de  nuestros  reyes ,  y  los  huesos  de 
nuestros  padres  '  : 

25  y  hé  aquí  que  han  sido  arrojados  al  calor  del  sol, 
y  á  la  escarcha  de  la  noche  ;  y  murieron  entre  crueles 
dolores ,  causados  por  el  hambre ,  por  la  espada ,  y 
por  un  penoso  destierro  '. 

26  Y  el  Templo  en  que  se  invocaba  tu  sanio  nom- 
bre ,  le  redujiste  al  estado  en  que  se  halla  hoy  dia ,  por 
causa  de  las  maldades  de  la  casa  de  Israel ,  y  de  la  casa 
de  Judá. 

27  Y  te  has  portado  con  nosotros ,  oh  Señor  Dios 
nuestro ,  con  toda  tu  bondad ,  y  con  toda  aquella  tu 
grande  misericordia  : 

28  conforme  lo  habías  predicho  porMoysés ,  siervo 
tuyo ,  en  el  dia  que  le  mandaste  escribir  tu  Ley  á  vista 
de  los  hijos  de  Israel , 

29  diciendo  :  Si  vosotros  no  obedeciereis  á  mi  voz, 
esta  grande  muchedumbre  de  gente  será  reducida  á  un 
pequeño  número  en  las  naciones,  entre  las  cuales  la 
dispersaré  ; 

30  porque  yo  sé  que  el  pueblo  ese  no  me  escucha- 
rá ,  pues  es  un  pueblo  de  dura  cerviz  :  pero  él  volverá 
en  sí ,  cuando  esté  en  la  tierra  de  su  esclavitud  ; 

3 1  y  conocerán  que  yo  soy  el  Dios  suyo.  Y  les  da- 


1  Jer.  VULvA. 

2  Maríini  traduce  peí/e.  Véase  Jer.  XXXII.  v.dQ.^a 
el  texto  griego  de  los  Setenta  se  usa  la  voz  «ttoctoX»  que  la 
Vulgata  traduce  literalmente  ewmíone.  Véase  Jer.  Thren. 
cav.  II.  V.  14. 


CAPÍTULO    III.  "i  71» 

lé  un  nueuo  corazón  ,  y  enlenderán  ;  y  oídos  ,  y  oirán  ; 

32  y  me  tributarán  alabanza  en  la  tierra  de  su  cau- 
tiverio ,  y  se  acordarán  de  mi  santo  nombre, 

33  Y  dejarán  la  dureza  de  su  cerviz,  y  la  malig- 
nidad suya  ;  pues  se  acordarán  de  lo  que  sucedió  á  sus 
padres  por  haber  pecado  contra  mí. 

34  Y  los  conduciré  otra  vez  á  la  tierra  que  promelí 
con  juramento  á  sus  padres  Abraham  ,  Isaac  ,  y  Jacob ; 
y  serán  señores  de  ella ,  y  los  multiplicaré ,  y  no  irán 
en  diminución. 

35  Y  asentaré  con  ellos  otra  alianza  ,  que  será  sem- 
piterna ,  por  la  cual  yo  sea  su  Dios ,  asi  como  ellos  sean 
el  pueblo  mío  ;  y  no  removeré  jamás  á  mi  pueblo ,  á 
los  hijos  de  Israel ,  de  la  tierra  que  les  di. 


CAPITULO  111. 

Continúa  el  Profeta  implorando  la  misericordia  del  Señor. 
Israe'l  abandonó  la  senda  de  la  sabiduría,  y  por  eso  fue 
llevado  cautivo ;  esta  senda,  desconocida  de  los  soberbios, 
la  mostró  el  Señor  á  su  pueblo.  Profecía  de  la  encarnación 
del  Hijo  de  Dios. 

1  Y  ahora  ,  oh  Señor  todopoderoso ,  Dios  de  Israel, 
á  tí  dirige  sus  clamores  el  alma  mia  angustiada  ,  y  mi 
espíritu  acongojado. 

2  Atiende ,  oh  Señor ,  y  ten  piedad ,  pues  tú  eres 
un  Dios  de  misericordia  ,  y  apiádate  de  nosotros ,  por- 
que hemos  pecado  en  tu  presencia. 


280  LA    PROFECÍA    DE   BARUCH. 

3  Pues  tú  oh  Señor ,  permaneces  eternamente ;  y 
nosotros  tus  hijos  ¿  habremos  de  perecer  para  siem- 
pre '  ? 

4  Oh  Señor  todopoderoso ,  Dios  de  Israel ,  escucha 
ahora  la  oración  de  los  muertos  de  Israel  ^ ,  de  los  is- 
raeUlas  atribulados ,  y  de  los  hijos  de  aquellos ;  los 
cuales  pecaron  delante  de  tí ,  y  no  quisieron  escuchar 
la  voz  del  Señor  Dios  suyo ,  por  cuyo  motivo  se  han 
apegado  á  nosotros  iodos  los  males. 

5  No  quieras  acordarte  de  las  maldades  de  nuestros 
padres ;  acuérdate  ,  sí ,  en  esta  ocasión  de  tu  poder  y 
de  tu  sanio  nombre  : 

6  porque  tú  eres  el  Señor  Dios  nuestro  ;  y  nosotros, 
oh  Señor ,  te  tributaremos  la  alabanza  : 

_  7  pues  por  eso  has  llenado  de  temor  nuestros  co- 
razones ,  á  fin  de  que  invoquemos  tu  sanio  nombre, 
y  te  alabemos  en  nuestra  cautividad ;  puesto  que  de- 
testamos 1/a  la  iniquidad  de  nuestros  padres  que  pe- 
caron en  tu  presencia. 

8  Y  hé  aquí  que  permanecemos  nosotros  en  nues- 
tro cautiverio ,  en  donde  nos  tienes  tú  dispersos  ,  para 
gue  seamos  el  escarnio ,  la  maldición  y  la  hez  de  los 
pecadores ,  en  pena  de  todas  las  maldades  de  nuestros 
padres,  .los  cuales  se  alejaron  de  tí,  oh  Señor  Dios 
nuestro. 


1  De  un  modo  semejante  movían  al  Seíior  á  que  se  apia- 
dase de  ellos  Job,  cap  XIII.  v.  2b.— XIV.  v.  1.  y  David 
Psal.CILv.^,\Z. 

2  Vers.  11, 


CAPÍTULO    111.  2  SI 

9  Escucha,  oh  Israel,  los  mandamientos  de  vida  : 
aplica  tus  oidos  para  aprender  la  prudencia. 

10  ¿Cuál  es  el  motivo  ,  oh  Israel ,  de  que  estés  tú 
en  tierra  de  enemigos  ? 

11  ¿y  de  que  hayas  envejecido  en  pais  extranjero, 
te  hayas  contaminado  entre  los  muertos ,  y  de  que  ya 
se  te  cuente  en  el  número  de  los  que  descienden  al  se- 
pulcro ? 

12  ;  Ah  !  es  por  haber  tú  abandonado  ba  fuente  de 
la  sabiduría  : 

13  porque  si  hubieses  andado  por  la  senda  de  Dios, 
hubieras  vivido  ciertamente  en  una  paz  ó  felicidad 
perdurable  ' . 

14  Aprende  pues  dónde  está  la  sabiduría,  dónde 
está  la  fortaleza ,  dónde  está  la  inteligencia,  para  que 
sepas  así  también  donde  está  la  longura  de  la  vida ,  y 
el  sustento,  y  dónde  eslá  la  luz  de  los  ojos  del  alma^  y 
la  paz  ó  felicidad  verdadera. 

1 5  ¿  Quién  halló  el  lugar  en  que  ella  habita  ?  ¿  iS'i 
quién  penetró  en  sus  tesoros  ? 

16  ¿  Dónde  están  los  príncipes  de  las  naciones  ,  y 
aquellos  que  dominaban  sobre  las  bestias  de  la  tierra  ? 

1 7  ¿  aquellos  que  jugaban  ó  se  enseñoreaban  de  las 
aves  del  cielo ; 

18  aquellos  que  atesoraban  plata  y  oro ,  en  que  po- 
nen los  hombres  su  confianza ,  y  en  cuya  adquisición 
jamás  acaban  de  saciarse  ;  aquellos  que  hacían  labrar 


1  Sap.  cap.  VI. 


282  LA    PROFECÍA   DE    BARUCH. 

muebles  de  plata  ,  y  andaban  afanados  ,  sin  poner  tér- 
mino á  sus  empresas  ? 

19  Exterminados  fueron  y  descendieron  á  los  in- 
fiernos ;  y  su  puesto  le  ocuparon  otros. 

20  Estos  jóvenes  vieron  la  luz,  y  habitaron  sobre 
la  tierra  como  sus  padres  ^  pero  desconocieron  también 
el  camino  de  la  sabiduría  ; 

21  ni  comprendieron  sus  veredas,  ni  sus  hijos  la 
abrazaron  :  se  alejó  de  la  presencia  de  ellos. 

22  No  se  oyó  palabra  de  ella  en  la  tierra  de  Chá- 
naan ,  ni  fue  vista  en  Theman  '. 

23  Asimismo  los  hijos  de  Agar ,  que  van  en  busca 
de  la  prudencia  ó  sabiduría  que  procede  de  la  tierra, 
y  los  negociantes  de  Merrha  y  de  Theman  ^  y  los  au- 
tores de  fábulas  instructivas ,  y  los  investigadores  de 
la  sabiduría  é  inteligencia ,  desconocieron  igualmente 
el  camino  de  la  verdadera  sabiduría  ,  ni  hicieron  men- 
ción de  sus  veredas. 

24  ¡  Oh  Israel ,  cuan  grande  es  la  Casa  de  Dios ,  y 
cuan  espacioso  el  lugar  de  su  dominio  ! 

1  En  la  tierra  de  Chánaan  habitaban  los  phenicios,  pue- 
blo astuto  y  célebre  por  la  invención  de  las  letras ,  ó  del 
arte  de  escribir,  etc.  Los  themanitas  eran  reputados  por  un 
pueblo  sabio  ó  mas  instruido  que  los  otros.  Véase /ej-em, 
XLIX.  V.  20. 

2  Se  cree  que  esta  es  la  ciudad  de  Maura  de  los  sido- 
nios  f  Josué  XIII.  v.  4.J,  los  cuales  eran  muy  entendidos, 
como  generalmente  todos  los  phenicios.  Theman  en  la  Idu- 
mea  era  un  pueblo  diferente  del  otro  de  la  Arabia,  pais  de 
los  ismaelitas;  y  unos  y  otros  habitantes  tenian  fama  de 
instruidos.  Jcrem.  XLIX.  v.  7. 


CAPÍTULO    III.  2h'o 

•25  Grandísimo  es  y  no  tiene  término  ,  excelso  es  é 
inmenso. 

26  Allí  vivieron  aquellos  famosos  gigantes,  que  hu- 
bo al  principio  del  mundo  de  grande  estatura ,  diestros 
en  la  guerra. 

27  No  fueron  estos  escogidos  por  el  Señor ,  no  ha- 
llaron estos  la  senda  de  la  doctrina  :  por  lo  tanto  pere- 
cieron , 

28  porque  no  tuvieron  sabiduría  :  perecieron  pot 
su  necedad. 

29  ¿  Quién  subió  al  cielo,  y  la  tomó,  y  la  trajo  de 
encima  de  las  nubes  ? 

30  ¿  Quién  atravesó  los  mares  y  pudo  hallarla ,  y 
la  trajo  con  preferencia  al  oro  purísimo  '  ? 

31  No  hay  nadie  que  pueda  conocer  los  cansinos  de 
ella ,  ni  investigar  las  veredas  por  donde  anda. 

32  Mas  aquel  Señar  que  sabe  todas  las  cosas ,  la 
conoce ,  y  la  manifiesta  con  su  prudencia ;  aquel  que 
fundó  la  tierra  para  que  subsista  eternamente ,  y  la 
llenó  de  ganados  y  de  cuadrúpedos  ; 

33  aquel  que  despide  la  luz,  y  ella  marcha  al  ins- 
tante; y  la  llama,  y  ella  obedece  luec/o,  temblando  de 
respeto  ^. 

34  Las  estrellas  difundieron  su  luz  en  sus  estacio- 
nes ',  y  se  llenaron  de  alegría  : 

35  fueron  llamadas  ,  y  al  instante  respondieron  : 


1  Job  XXVIII.  V.  15. 

2  Jos.  X.  V.  12.— ir.  Reg.  XX.  v.  9. 

3  Is.  XXIV.  V.  2l.—Jud.  V.  V.  20. 


284  LA    PROFECÍA    DE    BARUCH. 

Aquí  estamos;  y  resplandecieron  ,  gozosas  de  servir  al 
Señor  que  las  crió. 

36  Este  es  nuestro  Dios,  y  ningún  otro  será  re- 
putado por  tal  en  su  presencia. 

37  Este  fue  el  que  dispuso  todos  los  caminos  de 
la  doctrina  ó  sabiduría,  y  el  que  la  dio  á  su  siervo 
Jacob,  y  á  Israel  su  amado. 

38  Después  de  tales  cosas,  él  se  ha  dejado  ver  so- 
bre la  tierra,  y  ha  conversado  con  los  hombres  '. 


CAPITULO  IV. 


Preregativus  del  pueblo  de  Israel.  El  Señor  castigó  sus  pe- 
cados con  un  largo  cautiverio  ;  pero  le  dará  la  libertad,  y 
castigará  á  sus  enemigos. 

1  La  Sabiduría,  este  es  el  Libro  de  los  manda- 
mientos de  Dios,  y  la  Ley  que  subsiste  eternamente  : 
todos  los  que  la  abrazan,  llegarán  á  la  vida  verdade- 
ra; mas  aquellos  que  la  abandonan  ,  van  á  parar 
en  la  muérete. 

2  Conviértete,  oh  Jacob,  y  tenia  asida  :  anda  á  la 
luz  de  ella  por  el  camino  que  te  señala  con  su  res- 
plandor. 


1  Véase  una  magnífica  profecía  de  la  encarnación  del 
Hijo  de  Dios.  Todos  los  santos  padres  lo  exponen  del  mis- 
mo modo,  refiriéndose  á  lo  que  se  lee  en  el  cap.  I.  del 
Evangelio  de  S.  Juan  ,  y  en  la  Epist.  I  ad  Timolh,  cap . 
III  V.  16. 


CAPÍTULO    IV.  285 

3  No  des  tu  gloria  á  otro  pueblo ,  ni  tu  dignidad 
á  una  nación  extraña. 

4  Dichosos  somos  nosotros,  oh  Israel ;  porque  sa- 
bemos las  cosas  que  son  del  agrado  de  Dios  '. 

5  Ten  buen  ánimo ,  oh  pueblo  de  Dios  ,  tú  que 
conservas  el  nombre  de  Israel. 

6  Vendidos  habéis  sido  vosotros  á  las  naciones, 
pero  no  para  que  seáis  aniquilados ;  sino  que  por  ha- 
ber provocado  la  indignación  de  Dios,  por  eso  fuis- 
teis entregados  á  los  enemigos. 

7  Pues  exasperasteis  á  aquel  Señor  que  os  crió, 
al  Dios  eterno,  ofreciendo  sacrificios  á  los  demonios 
en  lugar  de  Dios. 

8  Porque  echasteis  en  olvido  al  Dios  que  os  crió, 
y  llenasteis  de  aflicción  á  Jerusalera  vuestra  nodriza. 

9  Porque  ella  vio  venir  sobre  vosotros  la  ira  de 
Dios,  y  dijo  :  Escuchad,  oh  ciudades  vecinas  de  Sion ; 
Dios  me  ha  enviado  una  aflicción  grande : 

10  pues  yo  he  visto  la  esclavitud  dd  pueblo  mío, 
de  mis  hijos  á  hijas ,  á  la  cual  el  Eterno  los  ha  con- 
ducido : 

1 1  porque  yo  los  crié  con  gozo ;  pero  con  llanto 
y  con  dolor  los  he  dejado. 

12  Ninguno  se  alegre  al  verme  viuda  y  desolada  : 
desamparada  he  sido  de  muchos,  por  causa  de  los  pe- 
cados de  mis  hijos ;  los  cuales  se  desviaron  de  la  ley 
de  Dios , 

13  y  desconocieron  sus  preceptos,  y  no  anduvie- 

1  Ps.  CXLVII.  V.  \9.-Deut.  IV.  v.  8. 


280      ,  LA    PROFECÍA    DE   BARUCH. 

ron  por  el  camino  de  los  mandamientos  de  Dios,  ni 
con  la  justicia  siguieron  por  las  sendas  de  su  verdad. 

14  Vengan  las  ciudades  vecinas  de  Sion ,  y  con- 
sideren y  lamenten  conmigo  la  esclavitud  á  que  el 
Eterno  ha  reducido  á  mis  hijos  é  hijas; 

15  porque  el  Señor  hizo  venir  contra  ellos  una 
nación  remota,  nación  perversa,  y  de  lengua  desco- 
nocida : 

16  la  cual  no  ha  respetado  al  anciano,  ni  ha  te- 
nido piedad  de  los  niños,  y  le  ha  arrancado  á  la  viuda 
sus  queridos  hijos,  dejándola  sin  ellos  desolada. 

17  Y  ahora  ¿en  qué  puedo  yo  ayudaros? 

18  Pero  aquel  Señor  que  envió  sobre  vosotros  los 
males ,  él  mismo  os  librará  de  las  manos  de  vuestros 
enemigos. 

19  Andad,  oh  hijos  mios ,  id  al  cautiverio;  y  yo 
me  quedo  solitaria. 

20  Me  desnudé  del  manto  ó  vestido  de  paz  y  re- 
gocijo, y  me  vestí  del  saco  de  rogativa ,  y  clamaré  al 
Altísimo  todos  los  dias  de  mi  vida. 

21  Tened  buen  ánimo,  oh  hijos  m.ios^  clamad  al 
Señor ,  y  él  os  libertará  del  poder  de  los  príncipes 
enemigos. 

22  Porque  yo  be  puesto  la  esperanza  mía  en  el 
Eterno,  que  es  nuestra  salud ;  y  el  Santo  me  ha  con- 
solado con  la  promesa  de  la  misericordia  que  tendrá 
de  vosotros  el  Eterno,  nuestro  Salvador. 

23  Pues  con  lágrimas  y  sollozos  os  dejé  ir  ;  mas 
el  Señor  os  volverá  otra  vez  á  mí  con  gozo  y  ale- 
gría duradera. 


capítulo    IV.  '¿87 

24  Y  al  inodü  que  las  ciudadea  vecinas  de  Sion 
vieron  que  venia  de  Dios  vuestra  esclavitud ;  así  ve- 
rán muy  presto  que  os  vendrá  de  Dios  la  salud  con 
grande  honra  y  resplandor  eterno. 

25  Hijos,  soportad  con  paciencia  el  castigo  que  ha 
descargado  sobre  vosotros.  Porque,  oh  Israel,  tu  ene- 
migo te  ha  perseguido ;  pero  en  breve  verás  tú  la  per- 
dición suya  ,  y  pondrás  tu  pié  sobre  su  cuello  ' . 

26  Mis  delicados  hijos  han  andado  por  caminos 
ásperos ;  porque  han  sido  llevados  como  un  rebaño 
robado  por  enemigos. 

27  Hijos,  tened  buen  ánimo,  y  clamad  al  Señor; 
pues  aquel  mismo  que  os  ha  transportado  ah¿ ,  se 
acordará  de  vosotros. 

28  Porque  si  vuestra  voluntad  os  movió  á  descar- 
riaros de  Dios,  también  le  buscaréis  con  una  voluntad 
diez  veces  mayor,  luego  que  os  hayáis  convertido. 

29  Porque  aquel  que  os  envió  estos  males,  el 
mismo  traerá  un  gozo  sempiterno  con  la  salud  que  os 
dará. 

30  Buen  ánimo,  oh  Jerusalem,  pues  te  consuela 
aquel  Dios  que  te  dio  el  nombre  de  ciudad  suya. 

31  Los  malos  que  te  destrozaron,  perecerán,  y 
castigados  serán  aquellos  qne  se  alegraron  en  la  ruina 
tuya. 


I  En  parte  se  verificó  esto  cuando  Esther  y  Mardochéo 
en  Susa,  y  Daniel  en  Babylonia  tuvieron  tan  gran  poder  en 
el  imperio  de  los  cháldeos.  Pero  su  principal  curapliniiento 
liie  cuando  des[)ucs  se  sujetaron   las  naciones  á  !a  Iglesia. 


288  LA    PROFECÍA  DE   BARUCH. 

S2  Las  ciudades  á  las  cuales  han  servido  tus  hijos, 
serán  castigadas ;  y  será  castigada  aquella  que  se  apo- 
deró de  ellos. 

33  Asi  como  se  gozó  ella  en  tu  ruina ,  y  se  alegró 
de  tu  caida,  así  se  verá  angustiada  en  su  desolación. 

34  Y  cesará  la  alegre  algazara  de  su  muchedum- 
bre, y  su  regocijo  se  convertirá  en  llanto. 

35  Porque  el  Eterno  enviará  fuego  '  sobre  ella  por 
largos  dias,  y  será  habitada  de  demonios  durante  mu- 
cho tiempo  ^. 

36  Mira ,  oh  Jerusalem ,  acia  el  Oriente,  y  repara 
la  alegría  que  Dios  te  envía ; 

3  7  porque  hé  aquí  que  vuelven  tus  hijos  que  tu  en- 
viaste dispersos  :  ellos  vienen  congregados  desde 
Oriente  á  Occidente ,  según  la  promesa  del  Santo , 
alabando  á  Dios  con  alegría. 


CAPÍTULO  V. 


Convida  á  Jerusalem  á  que  deponga  sus  vestidos  de  luto  ; 
porque  sus  hijos  llevados  con  ignominia  al  cautiverio,  vol- 
verán de  él  llenos  de  gozo  y  de  honra. 

1  Desnúdate,  oh  Jerusalem,  del  vestido  de  luto, 
correspondiente  á  tu  aflicción ,  y  vístete  del  esplendor 
y  de  la  magnificencia  de  aquella  gloria  perdurable  que 
te  viene  de  Dios. 

1  Esto  es,  el  fuego  de  la  divina  venganza  por  medio  de 
los  persas.  Is.  XIII.  v.  19.- Jer.  L.  v.  29. 

2  Is.  XXXIV.  V.  U.-Jer.  L.  v.  39. 


CAPÍTULO  V.  289 

2  Te  revestirá  el  Señor  de  un  doble  manto  de  jus- 
ticia ó  santidad,  y  pondrá  sobre  tu  cabeza  una  dia- 
dema de  honra  sempiterna  '. 

3  Pues  en  tí  dará  á  conocer  Dios  su  magnificencia 
á  todos  los  hombres  que  existen  debajo  del  cielo. 

4  Porque  tu  nombre ,  el  nombre  que  te  impondrá 
Dios  para  siempre,  será  este  :  La  paz  ó  felicidad  áe  la 
justicia  y  la  gloria  de  la  piedad  =*. 

5  Levántate ,  oh  Jerusalem ,  y  ponte  en  la  altura , 
y  dirige  tu  vista  acia  Oriente,  y  mira  cómo  se  congre- 
gan tus  hijos  desde  el  Oriente  basta  el  Occidente  en 
virtud  de  la  palabra  del  Santo,  gozándose  en  la  me- 
moria de  su  Dios ; 

6  porque  se  partieron  de  tí  á  pié  llevados  por  los 
enemigos  :  el  Señor  empero ,  te  los  volverá  á  traer 
conducidos  con  el  decoro  ó  magnificencia  de  hijos  ó 
príncipes  del  reino  '. 

7  Porque  Dios  ha  decretado  abatir  todo  monte  em- 
pinado, y  todo  peñasco  eterno,  y  terraplenar  los  valles 
al  igual  de  la  tierra ;  para  que  Israel  camine  sin  de- 
mora para  gloria  de  Dios. 

8  Aun  las  selvas  y  todos  los  árboles  aromáticos  ha- 
rán sombra  á  Israel ,  por  mandamiento  de  Dios. 


1  Por  la  voz  griega  íi'rrXétS'A  diphide  se  entiende  un 
vestido  ó  manto  para  muger,  forrado  dé  pieles  preciosas ; 
y  por  mitra  ó  diadema  el  adorno  de  la  cabeza.  Era  el  ves- 
tido de  gala,  opuesto  al  de  luto,  que  se  llamaba  saco  ó  ci- 
licio. Véase  Mitra. 

2  Véase  Nombre,  Vulgata. 

3  Josepho  lib.  XI.  Antiq.  c.  4, 

ToM.  X.  25 


290  LA    PROFECÍA    DE    BARUCH. 

9  Porque  Dios  guiará  alegremente  á  Israel  con  el 
esplendor  de  su  magestad ,  mediante  la  misericordia 
y  la  justicia  que  de  él  vienen. 


CAPÍTULO  VI. 


Caria  de  Jeremías  á  los  cautivos  de  Babylonia ,  en  que  les 
predice  que  lograrán  la  libertad  pasadas  siete  generado' 
nes  ,  y  los  exhorta  á  huir  de  la  idolatría. 

Copia  de  la  carta  que  envió  Jeremías  á  los  judíos  cuando 
habían  de  salir  para  Babylonia ,  á  donde  ios  hacia  condu- 
cir cautivos  el  rey  de  los  babylonios ,  en  que  les  hace  saber 
lo  que  Dios  le  habia  maudado.  .   .  r..  j 

1  Por  los  pecados  que  habéis  cometido  en  la  pre- 
sencia de  Dios,  seréis  llevados  cautivos  á  Babylonia 
por  Nabuchódonosor  rey  de  los  babylonios. 

2  Llegados  pues  á  Babylonia ,  estaréis  allí  muchí- 
simos años,  y  por  muy  largo  tiempo,  hasta  siete  gene- 
raciones ' ;  después  de  lo  cual  os  sacaré  de  allí  en  paz. 

3  Ahora  bien ,  vosotros  veréis  en  Babylonia  dioses 
de  oro,  y  de  plata,  y  de  piedra ,  y  de  madera ,  lleva- 
dos en  hombros,  que  causan  un  temor  respetuoso  á  las 
gentes  ^. 

4  Guardaos,  pues,  vosotros  de  imitar  lo  que  hacen 
los  extrangeros,  de  modo  que  vengáis  á  temerlos  ó  res- 
petarlos, y  á  concebir  temor  de  tales  dioses. 


1  Cuenta  el  Profeta  diez  anos  porcada  generación. 

2  IsXLir.v.  10. 


CAPÍTULO    VI.  291 

5  Cuando  veáis ,  pues,  detrás  y  delante  de  ellos  la 
turba  que  los  adora ,  decid  allá  en  vuestro  corazón  : 
Oh  Señor,  solo  á  ti  se  debe  adorar. 

6  Porque  mi  ángel '  con  vosotros  está ;  y  yo  mismo 
tendré  cuidado  de  vuestras  almas. 

7  Puesto  que  la  lengua  de  los  ídolos  limada  fue 
por  el  artífice,  i/  muda  se  queda;  y  aunque  están 
ellos  dorados  y  plateados,  son  un  mero  engaño,  é  in- 
capaces de  poder  hablar. 

8  Y  al  modo  que  se  hace  con  una  doncella  amiga 
de  engalanarse ,  así  echando  mano  del  oro,  les  ador- 
nan con  esmero. 

9  A  la  verdad  los  dioses  de  ellos  tienen  puestas  so- 
bre la  cabeza  coronas  de  oro ;  oro  que  después  junta- 
mente con  la  plata  les  quitan  los  sacerdotes ,  á  fin  de 
gastarle  ellos  para  sí  mismos. 

10  Y  aun  le  hacen  servir  para  engalanar  á  las  bar- 
raganas ,  y  á  las  rameras ;  y  á  veces  recobrándole  de 
ellas,  adornan  con  él  á  sus  dioses. 

1 1  Sin  embargo  que  estos  dioses  no  saben  librarse 
del  orín  ni  de  la  polilla. 

12  Y  después  que  los  han  revestido  de  púrpura  . 
les  limpian  el  rostro,  con  motivo  del  muchísimo  polvo 
que  hay  en  sus  templos. 

13  Tiene  también  el  ídolo  un  cetro  en  su  mano, 
como  le  tiene  aquel  que  es  juez  ó  gobernador  de  un 
pais ;  mas  él  no  puede  quitar  la  vida ,  ni  dañar  al  que 
le  ofende. 

I  Dan.  X.v.i3,2l.— XII.  v.h 


292  LA   PROFECÍA    DE  BARUCH. 

1 4  Tiene  igualmente  en  su  mano  la  espada ,  y  la 
segur;  mas  no  se  puede  librar  á  sí  mismo  de  la  guerra, 
ni  de  los  ladrones  :  por  todo  lo  cual  podéis  echar  de 
ver  que  no  son  dioses. 

15  Y  así  no  tenéis  que  temerlos  :  porque  los  tales 
dioses  son  como  una  vasija  hecha  pedazos ,  que  para 
nada  sirve. 

16  Colocados  que  se  hallan  en  una  casa  6  templo, 
sus  ojos  se  cubren  luego  del  polvo  que  levantan  los 
pies  de  los  que  entran. 

1 7  Y  al  modo  que  al  que  ofendió  al  rey,  se  le  en- 
cierra dentro  de  muchas  puertas ,  y  como  se  practica 
con  un  muerto  que  se  lleva  al  sepulcro ;  así  aseguran 
los  sacerdotes  las  puertas  con  cerraduras  y  cerrojos , 
para  que  los  ladrones  no  despojen  á  los  dioses. 

18  Enciéndenles  también  delante  muchas  lámpa- 
ras ;  mas  no  pueden  ver  ninguna  de  ellas  :  son  los 
tales  dioses  como  las  vigas  de  una  casa. 

19  Dicen  que  unas  sierpes ' ,  que  salen  de  la  tierra, 
les  lamen  el  interior  ^,  cuando  se  les  comen  á  ellos  y 
á  sus  vestiduras  sin  que  ellos  lo  perciban. 

20  Negras  se  vuelven  sus  caras  del  humo  que  hay 
en  su  casa. 

21  Sobre  su  cuerpo  y  sobre  su  cabeza  vuelan  las 


1  Por  sierpes  se  entiende  aquí  toda  suerte  de  gusanos. 
Los  ídolos  eran  regularmente  de  madera ,  aunque  adorna- 
dos con  plata  ,  oro  y  vestidos  preciosos  etc.  Todo  lo  con- 
sumía la  polilla.  * 

2  Como  para  laalagarlos  ú  obsequiarlos. 


I 


CAPÍTULO    VI.  293 

lechuzas,  y  las  golondrinas,  y  otras  aves,  y  también  los 
gatos  andan  sobre  ellos. 

22  Por  donde  podéis  conocer  que  los  tales  no  son 
dioses ;  y  por  lo  mismo  no  los  temáis. 

23  Ademas  de  esto  el  oro  que  tienen,  es  para  bien 
parecer  '  :  si  alguno  no  los  limpia  del  orin,  ya  no  re- 
lucirán. Ni  aun  cuando  los  estaban  fundiendo  en  el  cri- 
sol ,  sintieron  nada. 

24  Y  á  pesar  de  que  no  tiay  en  ellos  espíritu  algu- 
no ,  fueron  comprados  á  sumo  precio. 

25  Llevados  son  en  hombros,  como  que  no  tienen 
pies ;  demostrando  así  á  los  hombres  su  vergonzosa 
impotencia.  Avergonzados  sean  también  aquellos  que 
los  adoran. 

26  Por  eso  si  caen  en  tierra ,  no  se  levantan  por 
sí  mismos  ;  ni  por  sí  mismos  se  mantendrán ,  si  algu- 
no los  pone  en  pié  :  y  les  han  de  poner  delante  las 
ofrendas ,  como  á  los  muertos  ^. 

27  Estas  ofrendas  las  venden  y  malgastan  sus  sa- 
cerdotes, y  también  sus  mugeres  roban  para  sí  :  no 
dan  nada  de  ello  al  enfermo  ni  al  mendigo. 

28  Tocan  los  sacrificios  de  ellos  las  mugeres  pari- 
das y  las  menstruosas'.  Conociendo  pues  por  todas  es- 


1  Martini  traduce  :  e  per  mostra ;  y  los  sacerdotes  se  lo 
quitan  cuando  quieren. 

2  En  varias  ediciones  de  la  Vulgata  se  lee  humeri  en 
vez  de  muñera :  y  así  Martini  traduce  :  si  veggeranno  su  gli 
nmeri,  etc.  V^éase  Dan.  XIV. 

3  Lev.  XII.  V,  \.-XV.  v.  19. 


294  LA  PROFECÍA  DE  BARUCH. 

tas  cosas  que  los  tales  no  son  dioses  ,  no  tenéis  que  te- 
merlos. 

29  Mas  ¿  como  es  que  los  llaman  dioses  ?  Es  por- 
que las  mugeres  '  presentan  dones  á  estos  dioses  de 
plata ,  y  de  oro ,  y  de  madera  ; 

30  y  los  sacerdotes  se  están  en  las  casas  ó  templos 
de  ellos ,  llevando  rasgadas  sus  túnicas ,  y  raido  el  ca- 
bello y  la  barba ,  y  con  la  cabeza  descubierta  ^. 

31  Y  rugen  dando  gritos  en  la  presencia  de  sus 
dioses ,  como  se  practica  en  la  cena  ó  convite  de  un 
muerto. 

32  Los  sacerdotes  les  quitan  á  los  ídolos  sus  vesti- 
dos ,  y  los  hacen  servir  para  vestir  á  sus  mugeres  y  á 
sus  hijos. 

33  Y  aunque  á  los  ídolos  se  les  hiciere  algún  mal 
ó  algún  bien,  no  pueden  volver  la  paga  correspon- 
diente. Ni  pueden  poner  un  rey,  ni  pueden  quitarle  : 

34  y  asimismo  ni  pueden  dar  riquezas ,  ni  tomar 
venganza  de  nadie.  Si  alguno  les  hace  un  voto ,  y  no 
le  cumple ,  ni  de  esto  se  quejan. 

35  No  pueden  librar  á  un  hombre  de  la  muerte ,  ni 
amparar  al  débil  contra  el  poderoso. 


1  Ignorantes  que  son  muchas  de  ellas  y  supersticiosas , 
y  los  hombres  débiles  y  supersticiosos ,  presentan ,  etc. 

2  Parece  que  alude  esto  al  culto  que  daban  los  gentiles  á 
Adonis  cuando  lamentaban  su  muerte.  De  este  luto  ó  duelo 
habla  Luciano  :  De  dea  Si/ria.  Este  aparato  luctuoso  estaba 
prohibido  á  los  sacerdotes  hebreos.  Levil.  X.  v.  6. —  XXI. 
V.  5,  10. 


CAPÍTULO    VI.  295 

36  No  restituyen  la  vista  á  ningún  ciego ,  ni  saca- 
rán de  la  miseria  á  nadie. 

37  No  se  compadecerán  de  la  viuda,  ni  serán  bien- 
hechores de  los  huérfanos. 

•  38  Semejantes  son  á  las  piedras  del  monte  esos  sus 
dioses  de  madera ,  de  piedra ,  de  oro ,  de  plata.  Con- 
fundidos serán  sus  adoradores. 

39  ¿  Cómo  pues  puede  juzgarse  ni  decirse  que  los 
tales  son  dioses , 

40  cuando  aun  los  mismos  cháldeos  los  despre- 
cian? Así  que  oyen  que  uno  no  puede  hablar  porque 
es  raudo,  le  presentan  á  Bel ,  rogándole  que  le  haga 
hablar  : 

41  como  si  tuviesen  sentido  aquellos  que  no  tienen 
movimiento  alguno ;  y  ellos  mismos ,  cuando  lleguen 
á  desengañarse ,  los  abandonarán  :  pues  ningún  sen- 
tido tienen  sus  dioses. 

42  Las  mugeres  empero  '  ,  ceñidas  de  cordones  ', 
se  sientan  en  los  caminos,  quemando  el  terrón  ó  el  de- 
secho de  la  aceituna  '. 

1  Para  honrar  á  Venus, 

2  Los  Setenta  usaron  de  la  voz  p(,otví*  que  significa 
Juniculi  é  junco  plexi.  Alude  esto  á  la  infame  superstición 
que  movia  á  las  mngeres,  aun  de  clase  distinguida ,  á 
prostituirse  á  lo  menos  una  vez  en  la  vida  en  honor  de 
Mylitta,  que  es  Venus.  Cada  una  de  ellas  llevaba  al  rede- 
dor de  sn  cabeza  un  cordón  ó  cinta  ^  el  cual  rompía  oí 
hombre  en  señal  de  que  escogia  aquella  rauger. 

3  Era  una  necia  y  supersticiosa  opinión  del  vulgo ,  el 
cual  creía  que  aquel  humo  era  apto  para  atraerse  el  amor 
de  otro.  Véase  .S^  Augnst.  lib.  IV.de  Cuit.  Uei.cap.  10*— 


296  p^    PROFECÍA   DE   BARÜCH. 

43  Y  asi  que  alguna  de  ellas ,  atraída  por  algún 
pasagero,  ha  dormido  con  él ,  zahiere  á  su  compañera 
de  que  no  ha  sido  escogida  como  ella,  y  no  ha  sido  ro- 
to su  cordón  ó  cinta. 

44  Y  todas  cuantas  cosas  se  hacen  en  honor  de  los 
ídolos,  están  llenas  de  engaño  é  infamia.  ¿  Cómo  pues 
podrá  nunca  juzgarse  ó  decirse  que  los  tales  sean 
dioses  ? 

45  Han  sido  fabricados  por  carpinteros,  y  por 
plateros.  No  serán  otra  cosa  que  aquello  que  quieran 
los  sacerdotes. 

46  Los  artífices  mismos  de  los  ídolos  duran  poco 
tiempo.  ¿Podrán  pues  ser  dioses  aquellas  cosas  que 
ellos  mismos  fabrican  ? 

47  Mentira  y  oprobio  es  lo  que  dejan  á  los  que 
han  de  nacer. 

48  Porque  si  sobreviene  alguna  guerra  ó  desastre, 
los  sacerdotes  andan  discurriendo  dónde  guarecerse 
con  aquellos  sus  dioses. 

49  ¿Cómo  pues  pueden  merecer  jamás  el  concepto 
de  dioses,  aquellos  que  ni  pueden  librarse  de  la  guer- 
ra, ni  sustraerse  de  las  calamidades? 

50  Porque  siendo  como  son  cosa  de  madera,  dora- 
dos y  plateados ,  conocerán  después  al  fin  todas  las 
naciones  y  reyes  que  son  un  engaño ,  viendo  clara- 
mente como  no  son  dioses ,  sino  obras  de  las  manos  de 


S.Athm.  Or.  contra  iduL  La  voz  griega  ^'tw/j*  .significa 
¡■al  vado. 


capítulo  vi.  297 

ios  hombres ,  y  que  nada  hacen  ellos  en  prueba  de  ser 
dioses. 

51  Pero  ¿y  de  dónde  se  conoce  que  no  son  ellos 
dioses ,  sino  obras  de  las  manos  de  los  hombres ,  y 
que  nada  hacen  en  prueba  de  que  son  dioses  ? 

52  En  que  ellos  no  ponen  rey  en  ningún  pais ,  ni 
pueden  dar  la  lluvia  á  los  hombres. 

53  No  decidirán  ciertamente  las  contiendas,  ni 
librarán  de  la  opresión  á  las  provincias  ;  porque  nada 
pueden:  son  como  las  cornejetas ',  las  cuales  ni  vienen 
á  ser  aves  del  cielo ,  ni  animales  de  la  tierra. 

54  Porque  si  se  prendiere  fuego  en  el  templo  de  los 
dioses  esos  de  madera ,  de  plata  y  de  oro  ,  á  buen  se- 
guro que  echarán  á  huir  sus  sacerdotes ,  y  se  pondrán 
en  salvo  :  pero  ellos  se  abrasarán  dentro ,  lo  mismo 
que  las  vigas. 

55  Ni  harán  resistencia  á  un  rey  en  tiempo  de 
guerra.  ¿  Cómo  pues  puede  creerse ,  ni  admitirse  que 
sean  ellos  dioses? 

56  No  se  librarán  de  ladrones ,  ni  de  salteadores 
unos  dioses  que  son  de  madera  y  de  piedra ,  dorados 
y  plateados ;  porque  aquellos  pueden  mas  que  ellos ; 

57  y  les  quitarán  el  oro  y  la  plata ,  y  el  vestido  de 


1  Es  el  volátil  menos  volador,  y  se  alza  muy  poco  del 
suelo ;  de  suerte  que  casi  no  pertenece  ni  á  los  volátiles , 
nj  á  los  terrestres.  Así  el  ídolo  no  es  cosa  del  cielo,  como 
cree  el  que  le  adora  ;  y  según  él ,  no  es  cosa  de  la  tierra. 
Realmente  ni  es  cosa  del  cielo ,  ni  de  la  tierra  :  el  ídolo  es 
nada.  Véase  Ídolo. 


298  LA   PROFECÍA  DE   BARUCH. 

que  están  cubiertos ,  y  se  marcharán ;  sin  que  los  ído- 
los puedan  valerse  á  sí  mismos. 
^  58  Por  manera  que  vale  mas  un  rey  que  muestra 
su  poder,  ó  cualquiera  mueble  útil  en  una  casa ,  del 
cual  se  precia  el  dueño ;  ó  la  puerta  de  la  casa ,  que 
guarda  lo  que  hay  dentro  de  ella ,  que  no  los  falsos 
dioses. 

59  El  sol  ciertamente ,  y  la  luna  y  las  estrellas , 
que  están  puestas  para  alumbrarnos  y  sernos  prove- 
chosas ,  obedecen  puntualmente  al  Criador. 

60  Asimismo  el  relámpago  se  hace  percibir  cuando 
aparece ,  y  el  viento  sopla  por  todas  las  regiones. 

61  Igualmente  las  nubes  ,  cuando  Dios  les  manda 
recorrer  todo  el  mundo,  ejecutan  lo  que  se  les  ha  man- 
dado. 

62  El  fuego  también  enviado  de  arriba  para  abra- 
sar los  montes  y  los  bosques ,  cumple  lo  que  se  le  ha 
ordenado.  Mas  estos  ídolos  ,  ni  en  la  belleza ,  ni  en  la 
virtud  se  parecen  á  ninguna  de  esas  cosas. 

63  Y  así  no  debe  pensarse,  ni  decirse  que  los  tales 
sean  dioses ,  cuando  no  pueden  ni  hacer  justicia  ,  ni 
servir  en  cosa  alguna  á  los  hombres. 

""loA  Sabiendo  pues  que  ellos  no  son  dioses,  no  tenéis 
que  temerlos  : 

65  pues  ni  enviarán  maldición,  ni  bendición  á  los 
reyes ; 

66  ni  muestran  tampoco  á  los  pueblos  las  estacio- 
nes de  los  tiempos  ,  ni  lucen  como  el  sol ,  ni  alum- 
bran como  la  luna. 

67  Mas  que  ellos   valen  las  bestias  ,   las  cuales 


CAPÍTULO    VI.  299 

pueden  huir  á  refugiarse  bajo  cubierto,  y  valerse  á  sí 
mismas. 

68  De  ninguna  manera  son  dioses,  como  es  evi- 
dente ;  por  tanto  pues  no  tenéis  que  temerlos. 

69  Porque  así  como  no  es  buen  guarda  en  el  me- 
lonar un  espantajo ,  así  son  sus  dioses  de  madera,  de 
plata  y  de  oro. 

70  Son  como  la  espina  blanca  en  un  huerto,  sobre 
la  cual  vienen  á  posar  toda  suerte  de  pájaros.  Ase- 
méjanse  también  estos  dioses  suyos  de  madera ,  do- 
rados y  plateados ,  á  un  muerto  que  yace  entre  las 
tinieblas  del  sepulcro. 

71  Por  la  púrpura  y  escarlata,  las  cuales  veis  que 
se  apolillan  sobre  ellos,  conoceréis  claramente  que  no 
son  dioses :  ellos  mismos  son  al  fin  pasto  de  la  po  - 
lilla,  y  servirán  de  oprobio  al  país. 

72  Mejor  que  todo  es  el  varón  justo,  el  cual  no 
conoce  los  ídolos  :  porque  estará  bien  lejos  de  la 
ignominia ' . 

1  De  la  ignominia  que  acarrea  el  adorar  como  á  dioses  á 
los  leños  y  piedras  en  forma  de  ídolos.  De  este  y  demás 
versículos  del  capitulo  se  infiere  claramente  contra  C«i  • 
vino  ,  que  los  gentiles  no  adoraban  sus  ídolos  como  imáge- 
nes del  Dios  verdadero ,  como  hacemos  los  cristianos ,  sino 
que  realmente  creían  que  residía  en  ellos  la  divinidad. 

FIN  DE  LA  PROFECÍA  DE  BARUCH. 


wm.