ISSN 1405-0471
Madera
y Bosques
INSTITUTO DE ECOLOGIA, A.C.
INVIERNO 1 yi/o\
2 0 0 8
Xalapa, Ver.
MADERA y BOSQUES
Vol. 14 Núm. 3
Invierno de 2008
Madera y Bosques, es una publicación del Instituto de Ecología, A.C., que edita la Unidad de Recursos Fores-
tales. Los trabajos que publica tratan los temas de tecnología de productos forestales y del campo forestal en
general, con énfasis en ecología forestal y manejo forestal. Se aceptan trabajos en español, inglés y ocasional-
mente en otros idiomas. Su objetivo principal es constituirse en un medio de difusión de la investigación científica.
Asimismo, publica contribuciones técnicas y estados del arte que incidan en el medio nacional e internacional. Es
una publicación semestral que aparece en primavera y en otoño. Ocasionalmente se ofrecerá un número especial..
COMITÉ EDITORIAL
Editor, Raymundo Dávalos Sotelo
Editora asociada, Laura C. Ruelas Monjardín
Dr. Patrick J. Pellicane
Dr. Martín A. Mendoza Briseño
Dr. Ariel Lugo
M.C. Freddy Rojas Rodríguez
Dr. Alejandro Velázquez Martínez
Dr. Juan José Jiménez Zacarías
Producción Editorial:
Biól. Aída Pozos Villanueva
María Celia Lozano Reyes
CONSEJO EDITORIAL
Dr. Óscar Aguirre Calderón - Universidad
Autónoma de Nuevo León. México.
M. I. Miguel Cerón Cardeña - Universidad
Autónoma de Yucatán. México.
M.C. Mario Fuentes Salinas - Universidad
Autónoma de Chapingo. México.
Dr. Rubén F. González Laredo - Instituto Tecno-
lógico de Durango. México.
Dr. Raymond P. Guríes - University of
Wisconsin. EUA.
Dr. Lázaro R. Sánchez Velázquez - Universidad
Veracruzana, México.
Dr. Amador Honorato Salazar - Instituto
Nacional de Investigaciones Forestales, Agrí-
colas y Pecuarias. México.
Dr. Ezequiel Montes Ruelas - Universidad de
Guadalajara. México.
Dr. José Návar Cháidez - Universidad Autónoma
de Nuevo León. México.
Dra. Carmen de la Paz Pérez Olvera - Univer-
sidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa.
México.
Dr. Hugo Ramírez Maldonado - Universidad
Autónoma de Chapingo. México.
Dra. María de ios Ángeles Rechy de Von Roth -
Universidad Autónoma de Nuevo León. México.
Madera y Bosques, Vol. 14 Núm. 3 de 2008. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional
del Derecho de Autor: 04-2005-062018152600-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 12906. Número de
Certificado de Licitud de Contenido: 10479. Domicilio de publicación: Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No.
351. Congregación El Haya. 91070 Xalapa, Ver., México. Imprenta: Editorial Cromocolor S.A. de C.V., Miravalles
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correspondencia sobre suscripción y donación debe dirigirse al Departamento de Adquisiciones ■ Instituto de
Ecología, A.C. ■ Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 351. Congregación El Haya. 91070 Xalapa, Ver.,
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podrá hacerse con el permiso expreso de los editores. Esta revista forma parte del índice de Revistas Mexicanas
de Ciencia y Tecnología (IRMCyT) del CONACYT - México. Además, se encuentra indizada en Redalyc, Periódica,
índice Iberoamericano de Información en Ciencia y Tecnología, Actualidad Iberoamericana, CAB Forest Products
Abstraéis, Latindex, Seriunam y British Library.
MADERA Y BOSQUES
Vol.14 Núm. 3 Invierno de 2008
CONTENIDO
Editorial 3
Artículos de investigación
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón:
diagnóstico y prioridades
Xanat Antonio-Némiga, Eduardo Javier Treviño-Garza
y Enrique Jurado-Ybarra 5
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de
la Sierra Madre Occidental
José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas,
Andrés Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe
y Benedicto Vargas-Larreta 25
Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera
de 24 especies de Quercus (encinos) de México
Carmen de la Paz Pérez-Olvera
y Raymundo Dávalos-Sotelo 43
Composición química y densidad básica relativa de la madera
de dos especies arbustivas de encino blanco de la Sierra
de Álvarez, SLP, México
Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosa Iva Ríos-Villa,
J. Rogelio Aguirre-Rivera, Bertha I. Juárez-Flores
y J. Amador Honorato-Salazar 81
Ensayo
Productos forestales no maderables en México: aspectos
económicos para el desarrollo sustentable
Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa 95
Guía de autores
Nuestra portada: Composición fotográfica sobre un paisaje de un bosque
de encinos. Realizada por Carmen de la Paz y Jesús Rivera-Tapia,
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, México, D. F.
TABLE OF CONTENTS
Editorial 3
Research papers
Forest fragmentation in the subwatershed of the el Pilón River:
diagnostic and priorities
Xanat Antonio-Némiga, Eduardo Javier Treviño-Garza and
Enrique Jurado-Ybarra 5
Regular and irregular forest management evaluation of the Sierra
Madre Occidental forests
José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas,
Andrés Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe
and Benedicto Vargas-Larreta 25
Some anatomical and technological characteristics of 24 Quercus
wood species (oaks) of México
Carmen de la Paz Pérez-Olvera
and Raymundo Dávalos-Sotelo 43
Chemical composition and relative basic density of two shrub
white oak wood species from Sierra de Alvarez, SLP, México
Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosalva Ríos-Villa,
J. Rogelio Aguirre-Rivera, Bertha I. Juárez-Flores
and J. Amador Honorato-Salazar 81
Essay
Mexican non-wood forest producís: economic aspects for the
sustainable development
Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa 95
Authors'guide
Our cover: Photographic composition about an oak landscape. Drawing of
Carmen de la Paz y Jesús Rivera-Tapia, Universidad Autónoma Metropoli-
tana, Unidad Iztapalapa, México, D. F.
EDITORIAL
La difusión de los resultados científicos necesariamente pasa por análisis bibliométricos
que apuntan a evaluar y resaltar la influencia, tanto de los medios que los publican, como
de los artículos mismos. Este tema no deja de estar exento de controversias acerca de si
los métodos empleados para medir esta influencia son los más adecuados y si realmente
reflejan la importancia de los trabajos, sobre todo en países fuera de la órbita del mundo
desarrollado. Debido a esta controversia, pero indudablemente alimentados por la
genuina necesidad de valorar el impacto del trabajo científico, se han generado varios
índices bibliométricos que cuantifican el número de citas que reciben los trabajos, como
una medida de su difusión a escala mundial y de la utilización que se hace de la informa-
ción contenida en los manuscritos, que con tanto trabajo elaboran los científicos. El índice
internacional más reconocido y prestigiado en el mundo, a pesar de las críticas que se le
han hecho por su supuesto sesgo hacia la investigación hecha en países del llamado
primer mundo, es el índice ISI de la empresa Thompson Reuters, conocido como Science
Citation Index (Web of Science). La pertenencia a este índice significa para las revistas
que lo integran, una gran visibilidad y prestigio y, para los investigadores que publican en
ellas, un mérito reconocido por sus pares y por las entidades que evalúan el trabajo de
los científicos y de las instituciones para las que laboran.
La revista Madera y Bosques se enorgullece de formar parte de este índice a partir del
verano de 2008, lo que indica que los trabajos que ahí se publican, son reconocidos por
sus pares a nivel mundial como por su trascendencia dentro del tema forestal, al citarlos
en múltiples ocasiones. Es indudable que asiste cierto mérito a los responsables de la
edición de la revista, por su trabajo en convocar a los autores y en seleccionar los
trabajos más destacados entre los que se reciben. Sin embargo, el mérito real corres-
ponde fundamentalmente a los autores que se afanan en redactar manuscritos con infor-
mación relevante y de calidad, que sirven para avanzar las fronteras de la ciencia y contri-
buyen a responder con claridad y certeza, algunas de las preguntas más importantes que
busca resolver la ciencia de los recursos forestales. No deja de ser importante la desin-
teresada labor de los árbitros que revisan a fondo los manuscritos y hacen, anónima y
desinteresadamente, la gran labor de evaluarlos y señalar sus posibles deficiencias y la
forma en que se pueden reforzar los datos presentados para que tengan la mayor
claridad y relevancia posibles. Como un merecido reconocimiento a estos anónimos
personajes, en este número publicamos la lista de quienes han contribuido a hacer de los
números publicados en 2007 y 2008, el escaparate más importante de la ciencia forestal
que se publica en español en América Latina y ocasionalmente, de otras regiones y en
otros idiomas.
Los trabajos que se publican en este número comprenden varios temas de importancia y
de interés para los lectores de la revista. Uno de ellos estudia los fragmentos de bosque
en la cuenca de un río que corre por el estado de Nuevo León, uno de los estados de
mayor importancia por su desarrollo económico en México. Pareciera que este tema es
de interés exclusivamente local, lo cual sin duda es cierto, pero su relevancia trasciende
las fronteras de su región geográfica, por tratarse de la fragmentación de bosques, un
tema que está recibiendo mucha atención en la actualidad, por la necesidad de proteger
y conservar estas áreas, en ecosistemas fuertemente amenazados por las necesidades
del desarrollo industrial, agrícola y urbano, del que el estado citado es un ejemplo de
interés nacional e internacional. Otro de los trabajos publicados en este número evalúa la
4
Editorial
recuperación del volumen de Pinus en pie después de una corta, en bosques tratados con
los sistemas de manejo regular e irregular, en otra eco-región del Norte de México, la
Sierra Madre Occidental. En el estudio se evalúan los resultados del manejo con dos
métodos ampliamente usados en este país, encontrando discrepancias significativas
entre lo que postulan ambos métodos y los resultados reales, medidos en existencias por
hectárea. Los autores apuntan las causas de estas diferencias, lo que debe ayudar a los
manejadores a Corregir sus prácticas. El número también incluye dos artículos dedicados
a los encinos que son considerados como el segundo recurso forestal maderable más
importante de México después del género Pinus. El primero de ellos resume los resul-
tados de un amplio estudio sobre las características anatómicas, físicas y mecánicas de
24 especies de este importante género forestal, que cubre la mayor parte de su área de
distribución en México. El otro artículo dedicado a los encinos presenta los resultados del
análisis químico que permitió evaluar los contenidos relativos de celulosa, lignina,
extractos y cenizas, así como la densidad básica relativa de dos especies arbustivas del
estado de San Luis Potosí, México. Sin duda, ambos trabajos contribuirán en gran
medida a ampliar el conocimiento que se tiene de estos útiles y valiosos árboles y
arbustos.
Finalmente, se incluye un ensayo que resalta el interés e importancia de los Productos
Forestales No Maderables (PFNM), los cuales compiten con otros productos forestales
por el uso de la tierra. Los PFNM incluyen una gran variedad de productos importantes
en la vida diaria de las comunidades locales, así como ayudan a generar ingresos adicio-
nales y empleo. Algunos se encuentran entre los productos básicos más antiguos, mien-
tras que otros están entre los productos más novedosos y potencialmente comerciales,
como los fitofármacos. El trabajo aquí incluido tiene como objetivos evaluar la situación
de los PFNM en México y contribuir a generar propuestas que incentiven su aprovecha-
miento sustentable. Los autores concluyen que su aprovechamiento ecológicamente
sustentable y económicamente rentable requiere de estudios ecológicos, sociales y
económicos actualizados, así como un marco legal eficaz.
Como editores de la revista, nos congratulamos por publicar artículos tan valiosos e inte-
resantes, que al igual que los anteriormente publicados, han propiciado el reconocimiento
internacional que ha obtenido la misma, y humildemente hacemos hincapié en que, sin
buenos trabajos elaborados por los autores y sin la sabia revisión de los árbitros, ninguna
tarea editorial sería coronada por el éxito. Nos complace ser parte del mismo y segui-
remos sumando nuestro esfuerzo al de los autores, quienes son los verdaderos protago-
nistas de esta historia.
Ray mundo Dávalos-Sotelo
Editor
Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23
5
IARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN!
Fragmentación forestal en la subcuenca
del río Pilón: diagnóstico y prioridades
Forest fragmentation in the subwatershed of the Pilón River:
diagnostic and priorities
Xanat Antonio-Némiga 1 , Eduardo Javier Treviño-Garza 2
y Enrique Jurado-Ybarra 2
RESUMEN
La subcuenca del río Pilón es importante por la captación de agua para la agricultura comercial
y por la conservación de la riqueza biológica del estado de Nuevo León. Sin embargo, se desconoce
la magnitud de la fragmentación de sus bosques y matorrales, y no se han identificado los fragmentos
remanentes prioritarios para conservar. Por lo tanto, este estudio evalúa la fragmentación de sus
comunidades vegetales usando el tamaño del fragmento y la relación entre el perímetro y el área del
fragmento (P/A) como indicadores de tamaño y forma, así como la distancia al vecino más próximo y
el índice de intersección y yuxtaposición como indicadores de conectividad. Estos se calcularon en
mapas generados mediante interpretación de imágenes de satélite Landsat de 1974 y 2000 (clasifica-
ción supervisada y estratificada). Los resultados muestran cambios estadísticamente significativos en
el tamaño y forma de los fragmentos de todas las comunidades evaluadas, así como en su conecti-
vidad. Las comunidades más afectadas por la fragmentación en su forma y tamaño son el bosque de
oyamel y de encino, asi como el huizachal, el matorral submontano y el bosque de pino. En su conec-
tividad, la fragmentación afecta sobre todo a los matorrales tipo tamaulipeco, submontano y desértico,
así como los huizachales. En este estudio se evalúan los fragmentos prioritarios a conservar, consi-
derando sus funciones como zonas de amortiguamiento y de estabilización de laderas, mediante la
aplicación de criterios en un sistema de información geográfica Al respecto se recomienda conservar
347 fragmentos para amortiguamiento y 210 fragmentos para estabilización de laderas.
PALABRAS CLAVE:
Conservación de recursos naturales, fragmentación forestal, Nuevo León, SIG, río Pilón.
ABSTRACT
The watershed of the Pilón River is important for its water capture for commercial agriculture
and for the conservaron of the biological diversity of Nuevo León state. However, the magnitude of the
forest and shrub fragmentation has not been determined, and the remaming fragments of higher
conservation priority have not been identified. This study evaluatesthe vegetation fragmentation, using
the fragment size and the relation between the perimeter and the fragment area (P/A) as indicators of
size and shape, as well as the distance to the nearest neighbor and the intersection Índex and juxta-
position as connectivity indicators. These indicators were calculated in maps generated through sate-
llite images Landsat of 1974 and 2000 interpretaron (classification supervised and stratified). The
results show statistically significant changes in the size and shape of fragments as well as in connec-
tivíty for all plant communities evaluated. The communities more affected by fragmentation in their size
and shape were Abies and Oak forests, as well as the huizachal (Acacia scrub), piedmont scrub and
1 Universidad Autónoma del Estado de México. Facultad de Geografía. Cerro de Coatepec s/n. Ciudad Univer-
sitaria. Toluca, México. CP 50110. Correo electrónico: xanat@uaemex.mx
Universidad Autónoma de Nuevo León. Facultad de Ciencias Forestales. Km. 2.5 Carr. Nacional a Cd.
Victoria. Linares, Nuevo León. AP 32. Teléfono: (821) 212 42 51 ext. 111. Correo electrónico:
ejtrevin@fcf.uanl.mx, enriqueJurado@hotmail.com
2
6
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades
pine forest. In its connectivity, fragmenta-
tion was more severe for Tamaulipan
thorn scrub, piedmont scrub and desert
scrub as well as huizachales. The frag-
ments with higher priority conservation
were determmed considering their func-
tions as buffer zones and as vegetation
for slope stabilization , through the
criteria application in a geographical
information system. The conservation of
347 fragments for buffer zone and 210
fragments for slopes stabilization is
recommended.
KEY WORDS:
Natural resources conservation, forest
fragmentation, Nuevo León, GIS, Pilón
river,
INTRODUCCIÓN
La fragmentación es la división y
reducción de grandes extensiones de
bosque continuo que se convierten en
mosaicos (Ford et al., 2001 y Thompson
et al., 1995). Es una de las peores
amenazas contra la diversidad biológica y
la mayor causa de extinción de especies
(Fahrig, 2001), ya que afecta la estruc-
tura, composición y diversidad de las
comunidades vegetales, así como su
futuro, al obstaculizar tanto la transfe-
rencia de polen como la generación,
dispersión y consumo de semillas, favore-
ciendo además la endogamia y la erosión
genética (Arango, 2002; Fernández-
Manjárrez, 2002; Flores, 2000; Cuéllar,
1 999; Summer et al., 1 999 y Guariguata y
Pinarde, 1998).
El fenómeno más estudiado es el
efecto de borde, un abrupto contraste
entre el bosque y el paisaje circundante
que modifica las condiciones físicas
(iluminación, nutrientes, temperatura,
velocidad del viento y humedad), así
como las condiciones bióticas y las inte-
racciones planta-animal (Arango, 2002;
Thompson et al., 1995 y Saunders et al.,
1990). Esto altera el área basal de
árboles y arbustos, cambia la estructura y
composición de especies y favorece el
crecimiento acelerado de especies
pioneras, además de dañar y matar
árboles retrasando el recambio de plantas
viejas por nuevas (Arango, 2002; Sizer y
Tanner, 1999; Carvalho y Vasconcelos,
1999; Laurance et al., 1998 y López et al.,
1995). Este efecto se extiende por lo
menos diez metros en selvas amazó-
nicas, pudiendo extenderse hasta 200
metros (Sizer y Tanner, 1999; Mesquita et
al., 1999; Carvalho y Vasconcelos, 1999;
Laurance et al., 1998a y Malcom, 1994).
Además, al reducir la diversidad vegetal,
la densidad del follaje, la biomasa y las
fuentes de frutas frescas, la fragmenta-
ción reduce la producción primaria de los
ecosistemas (Loreau et al., 2001; Taba-
relli et al., 1999; Thorburn, 1998;
Laurance et al., 1998 y Malcom, 1994).
Todo ello finalmente daña a la fauna
debido a que se reducen sus posibili-
dades de alimentación, crecimiento y
reproducción, al tiempo que se limita su
dispersión y variación genética e incre-
menta el riesgo de ser cazado (D’Eon,
2003; Estrada y Coates-Estrada, 2002;
Katnik, 2002 y Pérez, 2002). Por ejemplo,
se ha probado que la fragmentación
reduce la riqueza y diversidad y altera la
composición en poblaciones de mari-
posas nocturnas, coleópteros, hormigas,
arañas, murciélagos, mamíferos y aves
(Summerville, 2002; Evelyn, 2002;
Ortega-Huerta, 2002; Ford et al., 2001;
Price et al., 1999; Cuéllar, 1999; Carvalho
y Vasconcelos, 1999 y Miyashita et al.,
1998).
El efecto combinado de estos
procesos es la pérdida de estabilidad de
los ecosistemas, esto se debe a que tanto
las acciones vitales (descomposición de
materia orgánica, transporte de semillas,
control de plagas, fertilización y creación
de suelo), como las delicadas interac-
ciones interespecíficas (mutualismo,
cadenas tróficas, competencia y en espe-
cial la polinización, la predación y la herbi-
voría) que hacen funcionar estos ecosis-
Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23
7
temas se ven interrumpidos por la frag-
mentación (Summerville, 2002; Evelyn,
2002; Kammesheidt, Kóhlery Huth, 2002;
Harrison, Rice y Marón, 2001; Carvalho y
Vasconcelos, 1999; Law y Lean, 1999;
Cosson et al., 1999 y Miyashita et al.,
1998), Ello reduce la capacidad de
generar diferentes respuestas, amena-
zando su estabilidad funcional y la de sus
ciclos biogeoquímicos (Loreau et al.,
2001; McCann, 2000 y Erhlich, 1990).
Debido a la seriedad y magnitud de
los efectos de la fragmentación es impor-
tante cuantificarla y revertiría. Los indica-
dores para cuantificar la magnitud de la
fragmentación del paisaje se basan en
dos teorías biogeográficas; la de islas
(que considera un entorno neutral) y la
del mosaico (que considera ensamblajes
heterogéneos) (McGarigal y Marks,
1994). Sin embargo, debido a que no
todas las medidas son igualmente útiles,
Pfister (2003) sugiere que tres medidas
son suficientes: el área promedio del frag-
mento, el promedio de la relación entre el
perímetro y el área del fragmento, y el
porcentaje de zonas adyacentes al
bosque que son similares. Mas y Correa
(1999) coinciden en que el tamaño de
fragmento y el índice de proximidad,
considerando las características del
entorno, describen mejor el proceso.
A escala global, los bosques son en
realidad fragmentos y bordes (Riitters et
al., 2000). Latinoamérica ha perdido la
tercera parte de superficie boscosa en el
periodo 1850-1985 (Houghton et al.,
1991). En México, el porcentaje de espe-
cies en peligro de extinción es mayor en
la flora que en cualquier otro grupo bioló-
gico ya que cerca del 40% del total de
especies vegetales se encuentra bajo
peligro de extinción (INEGI-INE, 2000).
La subcuenca del río Pilón es impor-
tante, ya que el agua captada en su
superficie determina directamente la
producción de cítiricos y nuez, los que
representan una fuente importante de
ingresos en la agricultura del estado de
Nuevo León. Sin embargo, en la Sierra
Madre Oriental, una de sus dos regiones
fisiográficas, se ha detectado la presencia
de endemismos y fenómenos evolutivos
sobresalientes (Cantú et al., 1999),
consecuentemente resulta importante
estudiar la magnitud de la fragmentación
en sus bosques y matorrales e identificar
aquellos fragmentos remanentes que
deben conservarse.
OBJETIVOS
Determinar cuáles comunidades
vegetales de la subcuenca del río Pilón
han sido más afectadas por el proceso de
fragmentación forestal ocurrido durante el
periodo 1974-2000, e identificar aquellos
fragmentos de vegetación remanente
cuya conservación es prioritaria, en virtud
de sus funciones de amortiguamiento en
los cuerpos de agua y de estabilización
de laderas.
MATERIALES Y MÉTODOS
1. Área de estudio
El río Pilón es afluente del río San
Juan, cuya cuenca es la más importante
de Nuevo León, al ocupar 32,91% de la
superficie estatal (INEGI, 1999). La
subcuenca del río Pilón tiene como coor-
denadas geográficas extremas los 24° 50‘
y 25° 29‘ de latitud norte y 99° 30‘ y 100°
35‘ de longitud oeste (Sánchez, 1987).
Este río se origina en el municipio de
Arteaga en Coahuila y capta las aguas de
581 km 2 del municipio de Rayones, 603
km 2 de Galeana, 440 km 2 de Montemo-
relos y 605 km 2 de General Terán, en
Nuevo León (Figura 1). En General Terán
la subcuenca se integra al caudal del río
San Juan que desemboca en el río Bravo
(Olvera, 1999 y Sánchez, 1987).
8
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades
Dos provincias fisiográficas dominan
la subcuenca del río Pilón: la Sierra Madre
Oriental y la Llanura Costera del Golfo
Norte. La Sierra Madre Oriental está domi-
nada por matorrales subinermes y mato-
rrales crasi-rosul ¡folios espinosos, siendo
posible encontrar chaparrales y pastizales
en las laderas de la sierra. Mientras que en
las partes altas dominan los bosques de
pino y de pino-encino y los chaparrales de
alta montaña en las alturas máximas
(CETENAL, 1975).
En las altitudes de 900 a 950 m hay
zonas de agricultura de riego y, ocasional-
mente, manchones de vegetación de
galería. Entre las cotas altitudinales de
1 000 y 1 600 m se encuentra matorral
subinerme y rosetófilo, mientras que entre
los 1 200 y los 1 800 m existe matorral
crasirosifolio con manchones de pastizal
natural. A partir de los 1 400 m hay chapa-
rrales que se extienden hasta los 2 400 m.
Los bosques de encino se localizan entre
los 1 300 y los 1 800 m, los mixtos, de
pino-encino, desde los 2 200 hasta 2 400
m, mientras que los bosques de pino y
oyamel entre los 1 700 y 2 700 m. La figura
2 muestra un perfil de los suelos y la vege-
tación en la Sierra Madre Oriental.
La vegetación en la llanura costera
del Golfo Norte está dominada por agricul-
tura de riego en las partes más bajas (infe-
riores a 400 m), y en menor proporción por
la agricultura de temporal. El tipo de mato-
rral más común es el matorral submontano
subinerme. Desde altitudes de 700 m se
pueden encontrar bosques mixtos de
encino con matorral subinerme y bosques
de encino-pino. La figura 3 muestra un
perfil del suelo y vegetación en la llanura
costera del Golfo Norte. La agricultura
domina gran parte de la superficie.
_____
380000
42CÜOO
440000
340000
+
,
Rio Pilón
Maco IVLinicipal |.
Habitantes/L^eal ¡dad
100 - 1471
# 1472- 6962
# 6963- 3771 3
Irrage Modelo 3D
1:500000
Figura 1. Ubicación de la subcuenca del río Pilón en el estado de Nuevo León
Altitud (m)
Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23
9
3500
3000
2500
2000
1500
Figura 2. Perfil de los suelos y la vegetación en la Sierra Madre Oriental
Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) y CETENAL (1977)
Figura 3. Perfil de los suelos y la vegetación en la Llanura Costera del Golfo Norte
Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) y CETENAL (1977)
10
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades
Esta información coincide con la
presentada en el Inventario Nacional
Forestal (SEMARNAT, 2000). Se puede
apreciar que General Terán tiene grandes
superficies dedicadas a la agricultura. En
Montemorelos se encuentran grandes
superficies agrícolas, aunque todavía hay
remanentes de matorral submontano.
Rayones destaca por su diversidad y
abundancia de bosques. En Galeana se
encuentran menores superficies de
bosque entremezcladas con mezquitales
y matorrales (Figura 4).
□
□
□
□
n
AGRICULTURA DE RIEGO (INCLUYE RIEGO EVENTUAL)
AGRICULTURA DE TEMPORAL CON CULTIVOS ANUALES
AGRICULTURA DE TEMPORAL CON CULTIVOS PERMANENTES
RIEGO SUSPENDIDO
PASTIZAL INDUCIDO
PASTIZAL CULTIVADO
ASENTAMIENTO HUMANO
BOSQUE DE ENCINO
BOSQUE DE OYAMEL (INCLUYE AYARIN Y CEDRO)
BOSQUE DE PINO
BOSQUE DE PINO-ENCINO (INCLUYE ENCINO-PINO)
CHAPARRAL
MATORRAL DESERTICO MICROFILO
MATORRAL ESPINOSO TAMAULIPECO
MATORRAL SUBMONTANO
MEZQUITAL (INCLUYE HUIZACHAL)
VEGETACION DE GALERIA
Figura 4. Vegetación de la subcuenca del río Pilón
Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000)
Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23
11
2. Indicadores de la fragmentación
Se utilizaron el tamaño del frag-
mento y la relación entre perímetro y área
de los fragmentos (P/A), para comparar
las diferencias morfológicas de los frag-
mentos en las comunidades vegetales en
1974 y 2000. Para una zona dada, una
alta relación (P/A) indica una forma
compleja o alongada de los fragmentos, y
lo contrario, una baja relación P/A, una
forma más compacta y simple
Para derivar estos indicadores se
desarrolló cartografía de la vegetación en
las fechas de interés, esto mediante la
interpretación de las imágenes del satélite
Landsat 1 MSS de febrero de 1 974 y del
satélite Landsat ETM 7+ de marzo del
2000 (líneas 42 y 43 de las órbitas 27 y
28). Para poder establecer relación entre
estas imágenes se trabajaron épocas
similares del año, evitando variaciones
fenológicas. Asimismo, las imágenes se
corregistraron con el fin de evitar errores
de desplazamiento. No se hicieron
correcciones atmosféricas ni topográficas
debido a las limitaciones en la fuente de
datos. Sin embargo, el método de inter-
pretación elegido (clasificación supervi-
sada y estratificando las imágenes por
provincia fisiográfica), asi como los
controles de verificación levantados en
campo permiten salvar las variaciones
que podrían inducir en la imagen la inter-
ferencia atmosférica y la sombra topográ-
fica (Antonio et ai, 2006).
Se siguieron dos estrategias para
evaluar la fragmentación, la primera
consistió en usar el software de EXCEL
para comparar, mediante gráficos, el
número de fragmentos para cada clase
de tamaño en las dos fechas evaluadas y
visualizar los cambios en la relación P/A
para ambas fechas.
La segunda estrategia fue unir espa-
cialmente la cartografía de la vegetación
en ambas fechas (1974 y 2000) y aplicar
consultas anidadas para obtener la rela-
ción de fragmentos que permanecen
dentro de la misma clase de vegetación
en ambas, evitando así los cambios entre
clases y los posibles errores (objeto de
otro estudio). A este subconjunto se
aplicó la prueba estadística de T
apareado para probar si existen diferen-
cias significativas en el tamaño y forma
de los fragmentos (expresada en la
proporción P/A) entre estas dos fechas.
Para complementar el análisis del
estado de fragmentación de estos ecosis-
tema, se corrieron pruebas con el soft-
ware Patch Analyst, mediante el cual se
derivaron los siguientes indicadores rela-
cionados con la conectividad de los frag-
mentos:
a) El promedio del vecino próximo,
que mide el aislamiento de los
manchones al calcular la distancia
mínima al borde de un manchón similar,
promediada con respecto al paisaje.
b) El índice de intersección y yuxta-
posición, que mide la adyacencia entre
manchones. Su valor se acerca a cero
cuando la distribución de adyacencias es
irregular, y a 100 cuando la distribución
de adyacencias se distribuye equitativa-
mente.
3. Selección de fragmentos
Para la selección de fragmentos se
dio prioridad a aquellos fragmentos
densos. Su ubicación se digitalizó
mediante la interpretación de fotografía
aérea de INEGI (1999), escala 1:75 000,
haciendo uso del tono, textura y densidad
como principales elementos de interpreta-
ción (Lillesand y Kiefer, 1994), como lo
muestra la tabla 1 .
Esta vegetación, aún fragmentada,
cumple funciones diversas. Para distin-
guir aquellos fragmentos que es prioritario
conservar debido a que cumplen
12
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades
Tabla 1 . Clave de interpretación
Vegetación
Tono
Textura
Densidad
Ejemplo
r
Bosque
Muy oscuro
Rugosa
Denso
Matorra les
Oscura
Media
Sem i-abierta
a
Cultivos,
pastizales
Media
Fina
Desigual
Suelo y
vegetación
xerofita
Muy claro
Lisa
Nula
funciones como zonas de amortigua-
miento del lecho del río o como estabiliza-
dores mecánicos de las pendientes, se
aplicaron los siguientes criterios:
Aquellos fragmentos densos,
ubicados a 500 m o menos del río, perte-
necientes a las comunidades de matorral
submontano y bosque de oyamel, bosque
de pino-encino, bosque de encino, chapa-
rral y mezquital-huizachal, son prioritarios
como zonas de amortiguamiento. Este
criterio incluye el espacio físico que
ocupa el lecho del río e incorpora los tipos
de vegetación que han sido transfor-
mados con mayor intensidad en los
últimos 30 años en la región (Antonio et
al., 2006). Por su parte, aquellos frag-
mentos densos de vegetación ubicados
en pendientes superiores al 30% y perte-
necientes a las comunidades antes
citadas, se consideraron prioritarios para
la estabilización de laderas.
Esto requirió calcular las pendientes
mediante la interpretación del modelo de
elevación digital de la zona (INEGI,
2000), en el módulo 3D analyst de
ArcView 3.2.
RESULTADOS
1. Indicadores de la fragmentación
La tabla 2 concentra la información
relacionada con el cambio en el número
de fragmentos dentro de las clases de
tamaño en las comunidades vegetales de
la cuenca, información que se discute y
detalla posteriormente.
Los bosques de oyamel y de encino,
así como el huizachal y el matorral
submontano muestran una tendencia
general de perder fragmentos en todas
las categorías de tamaño, desapare-
ciendo hasta en 50%. Estas comunidades
están desapareciendo debido a su
cercanía con las áreas productivas más
pobladas y de mayor dinamismo. El
bosque de encino, cerca de Montemo-
relos, y los huizachales, cerca de Terán;
el submontano cerca de ambos y el
bosque de oyamel cercano a Arteaga en
la sierra.
Un patrón similar presenta el mato-
rral desértico micrófito, pese a que no
está cerca de algún núcleo poblacional.
Tabla 2. Número de fragmentos por clase de tamaño en las comunidades vegetales
14
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades
Oyamel
Fragmento
Pino-encino
Fragmento
Huizachal
Fragmento
Matorral submontano
Bosque de Encino
Matorral tamaulipeco
Fragmento
Matorral desértico micrólilo
0.20 -
<
CL
§ /
Figura 5. Relación Perímetro/Área en 1974 y 2000 en las comunidades vegetales
Este proceso puede estar relacionado
más bien con el sobrepastoreo de ganado
caprino, ya que una de las principales
alternativas económicas de los habitantes
marginados de las zonas montañosas es
criar y vender cabritos.
El bosque de pino presenta un franco
proceso de fragmentación, pues aparente-
mente incrementa el número de frag-
mentos en las clases menores de tamaño,
pero debido a la pérdida de un fragmento
de la categoría de 50 a 100 hectáreas y de
Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23
15
cinco fragmentos de la categoría de 1 00 a
500 hectáreas, el bosque de pino-encino y
el matorral tamaulipeco pierden fragmentos
en las clases de menor tamaño y presentan
más fragmentos en clases mayores. Esto
podría deberse a las diferencias en la capa-
cidad de los sensores para detectar estos
tipos mixtos de vegetación, por lo que se
decide no hacer interpretaciones más
profundas con este conjunto de datos.
La figura 5 muestra las variaciones
en la relación P/Aen las diferentes comu-
nidades vegetales de la subcuenca del río
Pilón. La relación P/A muestra una
tendencia hacia formas irregulares en el
año 2000, en todas las comunidades
vegetales, mientras que los manchones
originales tendían a una estructura más
bien compacta (Figura 6).
a)
/\f Rio Pilón
| Subcuenca Pilón
Fragmento Buffer
Buffer a 500 m
modelo sombreado
f\/ Rio Pilón
| Subcuenca Pilón
— i Estabilización
de laderas
I I Modelo sombreado
Figura 6. Fragmentos prioritarios para a) zonas de amortiguamiento y b) estabilización
de laderas
16
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades
Tabla 3. Resultados de la prueba de T apareado para el tamaño y la relación P/A
Comunidad
Variable
Media
Desviación
Error
t
GL
Sig.
Oyamel
área
824908,73
4517275,75
240090,50
3,44
353
0,001
Oyamel
A/P
0,00
0,04
0,00
0,37
353
Pino
área
-3678966,32
71 17673,10
252437,85
-14,57
0,000
Pino
A/P
0,01
0,04
0,00
4,93
mui
0,000
Pino-encino
área
620713,22
-5,72
350
0,000
Pino-encino
A/P
0,01
0,04
0,00
3,20
350
0,002
M. tamaulipeco
área
1959224,61
84001,06
-13,73
543
0,000
A/P
0,03
0.03
0,00
23,69
543
0,000
Huizachal
área
10675054,44
525285,09
7,12
412
0,000
Huizachal
A/P
0,00
0,04
0,00
-1,69
412
0,091
M. submontano
área
Esmsüi
4889091 ,59
217777,45
3,75
503
0,000
M. submontano
A/P
0,00
0,04
0,00
-1,66
503
0,098
M. desértico
área
-250311,69
304403,28
55576,18
4,50
29
0,000
M. desértico
A/P
0,02
0,04
0,01
3,67
29
0,001
El bosque de pino es la única excep-
ción, en él se muestra similitud en la
forma de los fragmentos en ambas
fechas, pero con algunos fragmentos del
2000, tendiendo hacia formas irregulares.
Para validar lo anterior se muestra el
resultado de la prueba de T por pares,
para las variables área y relación P/A en
las diferentes comunidades vegetales
(Tabla 3). De acuerdo con esta prueba, en
el periodo comprendido entre 1974 y
2000 ocurrieron cambios estadística-
mente significativos en el área de los frag-
mentos de todas las comunidades vege-
tales. Morfológicamente, únicamente los
cambios en el bosque de oyamel fueron
pocos significativos, ya que para el resto
de las comunidades se puede establecer
que sí ocurrieron cambios morfológicos
significativos. La tabla 4 concentra los
indicadores seleccionados para evaluar la
conectividad de los fragmentos entre
cada tipo de ecosistema evaluado.
Tabla 4. Indicadores relativos al impacto de la fragmentación en la conectividad de los
ecosistemas, evaluados para las dos fechas
Comunidad
Fecha
Media al vecino
próximo (MNN)
Intersección
y yuxtaposición (IJI)
Matorral tamaulipeco
1974
146,1
0
Matorral tamaulipeco
2000
232,5
0
Matorral submontano
1974
134,4
0
Matorral submontano
2000
230,9
0
Bosque de pino-encino
1974
168,0
0
Bosque de pino-encino
2000
204,4
0
Bosque de pino
1974
155,9
0
Bosque de pino
2000
143,6
0
Bosque de oyamel
1974
183,1
0
Bosq ue de oya mel
2000
228,6
0
Huizachal
1974
129,4
0
Huizachal
2000
302,5
0
Matorral desértico
1974
202,6
0
Matorral desértico
2000
382,6
0
Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23
17
Con excepción del bosque de pino,
todas las comunidades vegetales mues-
tran un incremento en la distancia media
al vecino más próximo, siendo los
cambios en la distancia entre manchones
de bosque de pino-encino y bosque de
oyamel los más sutiles, ya que se incre-
mentaron en 36 y 45 metros, respectiva-
mente. En el matorral tamaulipeco y
submontano esta distancia incrementó en
86 y 96 metros. En los huizachales y
matorrales desérticos, la distancia entre
manchones incrementó notablemente
(173 y 180 metros, respectivamente). El
índice de intersección y yuxtaposición
para todos los casos fue de cero, lo que
indica la irregularidad en las distancias
entre los manchones del paisaje
evaluado.
Selección de fragmentos
La figura 6a muestra los 497 frag-
mentos que de acuerdo con los criterios
empleados se consideran prioritarios a
conservar, en función de servir como
zonas de amortiguamiento. Estos ocupan
una superficie total de 52,4 km 2 . Por su
parte, en la figura 6b se muestran los
fragmentos que debido a sus funciones
de estabilización de laderas se considera
prioritario conservar. Se trata de 504 frag-
mentos que abarcan una extensión de
351 km 2 .
DISCUSIÓN
El tamaño de los fragmentos de
bosques y matorrales en la subcuenca
del río Pilón es relativamente pequeño, ya
que difícilmente se encuentran frag-
mentos cuyo tamaño supere las
cincuenta hectáreas. Los resultados
demuestran la presencia de un proceso
de fragmentación forestal en la
subcuenca, al probar diferencias signifi-
cativas en el tamaño y forma de los frag-
mentos de las comunidades evaluadas en
el periodo 1974-2000. Este proceso, sin
embargo, no actúa de la misma forma en
todas las comunidades, afecta con mayor
intensidad a aquellas comunidades vege-
tales espacialmente más cercanas a los
ejes de desarrollo agropecuario, siendo
un factor común su cercanía con los prin-
cipales asentamientos humanos y zonas
de producción agropecuaria. Esto no está
aislado de la dinámica de uso de los
bosques en México y América Latina, en
la que predomina la pérdida y fragmenta-
ción de ecosistemas forestales (Laurance
y Laurance, 1999).
Abordar o intentar resolver los
agentes causales de la fragmentación,
que según Laurance y Laurance (1999)
incluyen al crecimiento poblacional
actual, la desigual distribución de la
riqueza, el impacto del libre comercio y la
explotación maderera, así como la debi-
lidad de políticas e instituciones de
conservación forestal, requiere de inte-
grar acciones multisectoriales y transdis-
ciplinarias que escapan del objeto de este
estudio. Sin embargo, entender la
magnitud del proceso mediante indica-
dores y puntualizar las zonas más impor-
tantes para mantener o recuperar, es una
de las actividades básicas de este
proceso. Habiendo identificado las zonas
prioritarias, lo importante es tratar de
detener y revertir procesos de deterioro,
para conservar especies y poblaciones.
Algunos autores sugieren que para
conservar poblaciones naturales es sufi-
ciente mantener poblaciones saludables
bien distribuidas entre una red de hábitat
heterogéneo y de alta calidad (Gibbs,
2001). Por su parte, Fahrig (2001) sugiere
incluso que 58% de este hábitat podría
funcionar. Otros investigadores reco-
nocen que es necesario entender, en
tiempo y espacio, la vulnerabilidad, las
interacciones y la susceptibilidad de las
especies, adaptando las prácticas de
manejo de los diferentes tipos de bosque
18
Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades
para mantener las poblaciones en sus
ecosistemas fragmentados (Ford et al.,
2001 y Ehrlich, 1996).
Aunque los indicadores de forma y
conectividad utilizados aquí son gene-
rales y hacen la evaluación a nivel
paisaje, permiten marcar señales de
alerta en aquellas comunidades que
están siendo más afectadas. Sin
embargo, es obvio que para cada especie
será diferente el impacto de una creciente
distancia media entre fragmentos rema-
nentes. Mientras que para algunas espe-
cies podría significar mayores tiempos
dedicados a la caza, para otras puede
significar la muerte por falta de alimentos.
En términos de funciones ecológicas y
servicios ambientales, también se está
perdiendo calidad en los ecosistemas, por
lo que no es de extrañar que en aguas
abajo del río Pilón ya haya problemas
para controlar el cauce (Notiver, 2007).
Común denominador entre los estu-
dios sobre fragmentación es la urgente
necesidad de restaurar los ecosistemas
eliminando la flora y fauna invasora, refo-
restando y estableciendo corredores que
permitan preservar poblaciones y micro-
hábitats (Newmark, 1991; Lima y Gascón,
1999; Laurance y Laurance, 1999 y Wolf,
2001 ).
Para ello se recomienda establecer
zonas prioritarias o fragmentos clave en
los que se desarrolle investigación y
acciones que permitan restaurar ecosis-
temas. Entre las principales acciones
destaca proteger los árboles remanentes,
cuidar los patrones de pastizales,
manejar el fuego y reducir el impacto de
las actividades humanas, específica-
mente el de la explotación de madera, de
los asentamientos, del trazo de carreteras
y del uso de agroquímicos (Fitzimmons,
2003; Lapin, 2003; Gibbs, 2001; Fahrig,
2001; Verboom et al., 2001; Ford et al.,
2001; Riitters etal., 2000; Lindenmayer et
al., 1999; Wigley y Roberts, 1997 y
Ehrlich, 1996). En este sentido apunta la
elección de fragmentos prioritarios para la
conservación de los ecosistemas vege-
tales de la subcuenca del río Pilón, en los
que inicialmente se sugiere implementar
estrategias de manejo forestal que
tiendan a un uso más racional de este
valioso recurso (Tabla 5). Medir la
magnitud de la fragmentación y puntua-
lizar las zonas prioritarias para revertiría,
es necesario si se desea avanzar hacia
procesos más complejos de manejo de
los recursos forestales en México.
Tabla 5. Acciones prioritarias y localidades clave en el manejo de la subcuenca
Actividad
Municipio
Localidad
Protección de zonas de
vegetación riparia
Rayones
Los Cirrales, Monte Redondo, Santa Rita, La
Ventana, El Mimbral, Los Barreno, Las
Adjuntas, El Zapatero, El Jabalí, El Encinal
de Abajo y La Diojeda
Montemorelos
Las Pintas, San Antonio, San Francisco, La
Esmeralda, Los Puertecitos y El Ebanito
General Terán
Las Comitas
Obras y prácticas de
conservación del suelo
Rayones
Los Chilares, Los Cirrales, Los Pocitos, El
Ranchito y El Tepozán
Montemorelos
Las Cuevas, Las Pintas
Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23
19
CONCLUSIONES
Existe un proceso marcado, aunque
no generalizado, de fragmentación
forestal en la subcuenca del río Pilón. La
magnitud de la fragmentación forestal
evaluada en función del tamaño de los
fragmentos afecta principalmente a las
siguientes comunidades vegetales:
bosque de oyamel, bosque de pino-
encino, matorral submontano y bosque de
pino. En su conectividad, la fragmenta-
ción afecta más a los matorrales tipo
tamaulipeco, submontano y desértico, así
como los huizachales.
En virtud de ello se recomiendan
conservar 347 fragmentos remanentes de
vegetación, como zonas de amortigua-
miento y 210 fragmentos para estabiliza-
ción de laderas, integrando a 16 comuni-
dades de Rayones, seis de Montemorelos
y una de General Terán, en acciones de
protección a las comunidades vegetales
remanentes, así como obras y prácticas
de conservación del agua y suelo.
RECONOCIMIENTOS
Financiado por el proyecto
CONACyT-Sirreyes 2000060006, “Esti-
mación de la captación de agua en tres
cuencas de Nuevo León”, y por la beca
del padrón de posgrados de excelencia
Conacyt 160864.
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Manuscrito recibido el 9 de abril del 2007
Aceptado el 3 de marzo del 2008
Este documento se debe citar como:
Antonio-Némiga, X., E. J. Treviño-Garza y E. Jurado-Ybarra. 2008. Fragmentación forestal en la subcuenca del río
Pilón: diagnóstico y prioridades. Madera y Bosques 14(3):5-23.
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
25
lARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN!
Evaluación del manejo forestal
regular e irregular en bosques
de la Sierra Madre Occidental
Regular and irregular forest management evaluation of the
Sierra Madre Occidental forests
José Ciro Hernández-Díaz 1 *, José Javier Corral-Rivas 2 - Andrés
Quiñones-Chávez 3 , Jeffrey R. Bacon-Sobbe 1
y Benedicto Vargas-Larreta 4
RESUMEN
En este trabajo se evaluó la recuperación del volumen de Pinus en pie después de una corta,
en bosques tratados con los sistemas de manejo regular e irregular. Para ello se revisaron los ante-
cedentes de cinco predios manejados con el Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares
(MMOBI) y doce predios manejados con el Método de Desarrollo Silvícola (MDS). Además, en estos
predios, en el año 2004 se muestrearon 12 unidades básicas de manejo del MMOBI y 34 del MDS.
La intensidad de muestra fue del 5% y se usaron sitios circulares de 1 000 m 2 . De los 17 predios estu-
diados, en 11 ya se había cambiado de método de planeación para el año 2004, en ocho se observó
que hubo cambios en la delimitación de las unidades básicas de manejo en los programas posteriores
al de la anualidad 1995-1996. Se encontró que en el año 2004, aunque ya había transcurrido casi un
ciclo de corta, el volumen por hectárea en seis de las 12 unidades básicas de manejo analizadas del
MMOBI y en 19 de las 34 unidades de manejo del MDS fue significativamente diferente (a =5%). Estas
diferencias se atribuyen a los cambios en la delimitación de las unidades básicas de manejo y a una
baja precisión de los inventarios, causada por: i) inadecuada intensidad de muestreo, ii) errores en la
estimación de las categorías diamétricas y de altura y ¡ii) uso de factores de área basal inadecuados.
PALABRAS CLAVE:
Factor de área basal, manejo de bosques regulares e irregulares. Método de Desarrollo Silvícola,
Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares, rodalización.
ABSTRACT
The recovery of standing Pinus stock after a harvest in forests treated under irregular and
regular forest management systems was evaluated. The management history of five forest properties
managed under the Mexican Management Method of Irregular Forests (MMOBI) and twelve under the
Silvicultura! Development Method (MDS) during the period 1995-96 was analyzed. In addition, in 2004
within these forest properties, 12 basic MMOBI forest management units and 34 basic MDS units were
1 Instituto de Silvicultura e Industria de la Madera. Universidad Juárez del Estado de Durango. Km 5.5, Carre-
tera a Mazatlán; CP 34120, Durango, Dgo., México.
2 Facultad de Ciencias Forestales. Universidad Juárez del Estado de Durango. Río Papaloapan y Blvd.
Durango; Col. Valle del Sur; CP 34120; Durango, Dgo., México.
3 Campo experimental Valle del Guadiana, INIFAP: Km 5.5, Carretera a El Mezquital; Durango, Dgo.
4 Instituto Tecnológico Forestal núm. 1. Mesa del Tecnológico sin. AP 2, CP 34950, El Salto, P.N., Durango,
México.
* Autor para correspondencia: Tel y Fax: +52-618-8271215. Correo electrónico: jciroh@ujed.mx
26
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental
sampled with an intensity of 5 % of their
total area, using 1000 m 2 circular plots.
Of the 17 properties managed, either
with MMOBI or MDS in 1995-96, 11 had
shifted to another forest planning method
by the year 2004. In eight of the 17
properties. management programs for
the harvest cycle following the one
containing the data for the period 1995-
96 indicated that there were modifica-
tions to the delimitation of the basic
forest management units. It was found
out that by 2004, even though a cutting
cycle had almost culminated, the volume
per hectare in six of the 12 MMOBI units
analyzed and in 19 of the 34 MDS units
analyzed were significantly different (a =
5%). The differences are attributed to the
changes in delimitation of the basic
forest management units and to a low
precisión of the forest inventories, due
to: a) inadequate sampling intensity, b)
errors in the estimation of diameters and
heights classes, and c) the use of inade-
quate basal area factors.
KEYWORDS:
Basal area factor, stands delimitation,
regular and irregular forest manage-
ment, MMOBI, MDS.
INTRODUCCIÓN
Según Mendoza y Rodríguez (1959),
hasta el año de 1940 la posibilidad de
corta de madera en los bosques de
México se calculaba con diversas
fórmulas de origen europeo, como la de
Heyer, el método Francés y el de Melard.
En 1941, en la primera Convención
Nacional Forestal, Carlos Treviño
Saldaba, basado en intensos estudios
biométricos realizados en Durango y
Puebla, manifestó que estos métodos
eran imprecisos al aplicarse a los
bosques mexicanos, que eran casi
vírgenes. En este evento, Treviño
Saldaba propuso su fórmula para calcular
la posibilidad de corta, basada en el incre-
mento de la masa, magnitud de las exis-
tencias reales actuales y las normales, y
en el periodo de planeación propuesto
por el silvicultor para que el monte alcan-
zara la normalidad. La innovación prin-
cipal fue que dichas variables debían
deducirse de las condiciones reales de
cada bosque a ser manejado (Mendoza y
Rodríguez, 1959).
En 1944, el Servicio Forestal Oficial
de México, tratando de asegurar que el
aprovechamiento de cualquier bosque en
el país fuera persistente, remarcó la
importancia de calcular su incremento
anual y con base en éste, en la fórmula
del interés compuesto y en una inten-
sidad de corta no mayor al 35% de las
existencias reales totales (ERT), poder
calcular un ciclo de corta que permitiera
por lo menos la recuperación de los volú-
menes cortados en cada rodal interve-
nido. Sin embargo, estos lineamientos
oficiales no especificaban un plan de
desarrollo del bosque ni lo que se espe-
raba lograr con su manejo en el mediano
y largo plazo (Mendoza y Rodríguez,
1959). Esta deficiencia se superó en
1951, cuando la Dirección Técnica de la
Unidad Industrial de Explotación Forestal
de Atenquique, Jalisco, presentó su
proyecto general de ordenación de
bosques. En este documento se realizó
un análisis de los lineamentos oficiales de
manejo, con lo cual surgió el Método
Mexicano de Ordenación de Montes
(MMOM), que en los siguientes 25 años
se generalizó para casi todos los bosques
del país. Una característica relevante del
MMOM, no prevista en la disposición
oficial citada, consistió en hacer variar la
intensidad de corta en cada predio o rodal
según su porcentaje de incremento
corriente, dado un ciclo de corta general
previamente determinado (Mendoza y
Rodríguez 1959 y Torres, 1999).
A principios de los años de 1980, el
nombre del MMOM cambió a MMOBI
(Método Mexicano de Ordenación de
Bosques Irregulares), al incorporarse el
criterio de utilizar como referencia la
Curva de Liocourt (SEMARNAP y AMPF,
1998) que relaciona el número de árboles
de diferentes categorías diamétricas que
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
27
debe haber en un bosque normal por
unidad de superficie, para guiar la estruc-
tura de las masas manejadas hacia la
meta ideal de bosque irregular normal
(Torres, 1999). Tanto en el MMOBI como
en su antecesor, todos los rodales se
manejan bajo el sistema de bosques irre-
gulares, aprovechándolos mediante el
tratamiento único de “cortas de selec-
ción”.
En los años de 1970, se observó que
algunos bosques nuevos se originaron a
consecuencia de las cortas intensivas
efectuadas a principios del siglo XX. A
estos bosques se les llamaba “de
segundo crecimiento” y semejaban
estructuras regulares o tendientes a la
regularidad, por lo que algunos técnicos
impulsaron lo que en aquel tiempo se
denominó “silvicultura intensiva”, cono-
cido después como el Método de
Desarrollo Silvícola (MDS). En este
sistema de manejo se aplican varias
“cortas de aclareo” en la etapa de creci-
miento rápido del bosque, y al final del
turno se aplica una corta intensiva
llamada “corta de regeneración” (dejando
en pie solamente árboles padres), para
promover que se establezca la regenera-
ción natural, misma que es liberada en el
siguiente ciclo de corta. El objetivo final
de esta secuencia de tratamientos es
llevar a los bosques desde su estructura
original (un tanto irregular) hacia una
estructura regular, a través de la ejecu-
ción de un turno (Cano, 1988).
En la década de 1980 el MDS casi
llegó a generalizarse en todo el estado de
Durango, remplazando en muchos casos
al MMOBI. Sin embargo, en esa misma
década algunos técnicos formularon la
hipótesis de que no era correcto genera-
lizar el manejo irregular, ni tampoco el
manejo regular a todos los bosques, pues
las condiciones que se presentan en cada
predio y en cada rodal son diversas.
Empezaron entonces a buscarse
métodos mixtos que permitieran aplicar
en un mismo predio y en cada rodal los
conceptos de manejo regular o irregular,
dependiendo de su topografía, clima y
vegetación, así como de los objetivos
buscados.
Es así como en Durango se aplican
ahora, además del MMOBI y el MDS,
cuatro métodos mixtos, que combinan
en el mismo predio los sistemas de
manejo de bosque regular e irregular,
que son: el Sistema de Conservación y
Desarrollo Silvícola (SICODESI), el
Sistema Integral de Manejo de Bosques
de la Unidad Santiago (SIMBUS), el
Sistema de Manejo Integral Forestal de
Tepehuanes (SMIFT) y el llamado
Método Mixto.
Esta variedad de métodos indica
que el manejo forestal en Durango se ha
ido refinando y es más específico en las
últimas décadas. Sin embargo, al igual
que en otras partes del mundo, en
Durango poco se ha estudiado en rela-
ción a la respuesta del bosque a cada
método o sistema de planeación, para
ayudar a definir cuáles prácticas silvícolas
han sido apropiadas y de qué manera
influyen para lograr la sustentabilidad en
el manejo forestal (Pélissier et al., 1998;
Gadow et al., 2004; Corral et al., 2005 y
Solís et al., 2006). Como una contribución
a lo anterior, el presente trabajo tiene
como objetivo evaluar técnicamente el
uso de los sistemas de manejo regular e
irregular que fueron aplicados en bosques
del estado de Durango desde 1990 hasta
el año 2004. En particular, el enfoque del
estudio fue evaluar el grado de recupera-
ción del volumen en pie del género Pinus,
a nivel de unidad de manejo tratada con
el MMOBI y con el MDS.
28
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental
METODOLOGÍA
Ubicación
La Sierra Madre Occidental del
estado de Durango, México, se localiza
entre las coordenadas geográficas 26°
50' y 22° 17' de latitud norte y 107° 09' y
102° 30' de longitud oeste (SARH, 1994).
Esta región se caracteriza por presentar
climas templados fríos, con bosques de
diversos tipos.
El estudio se realizó en una muestra
de predios bajo aprovechamiento forestal
comercial, constituidos principalmente
por bosques mixtos de pino-encino
(Pinus-Quercus) o de encino-pino
( Quercus-Pinus ); con menor abundancia
se aprovechan bosques de coniferas
donde predomina el género Pinus y
también algunos bosques de hojosas, en
especial Quercus (González et al., 2007).
En la figura 1 se ilustra la ubicación apro-
ximada de los predios que constituyeron
la muestra, aclarando que para realizar
este trabajo se analizaron únicamente los
casos que en la anualidad 1995-1996 se
manejaban con los métodos MMOBI y
MDS.
Selección de los predios y sistemas de
manejo a estudiar
Se tomó como base de análisis la
anualidad 1995-1996, asumiendo que el
tipo de actividades de manejo que se
realizaron en esa anualidad fueron simi-
lares a las que se efectuaron en cualquier
otra anualidad del ciclo de corta vigente
en los años de 1990. En los archivos de la
delegación federal de la Secretaría del
Medio Ambiente y Recursos Naturales
(SEMARNAT), se encontró que entre los
meses de julio de 1 995 y junio de 1 996 se
expidieron autorizaciones a 229 predios
para realizar algún tipo de aprovecha-
miento persistente.
En un estudio más amplio, del cual
se desprende el presente reporte, se
analizaron 31 predios, distribuidos de tal
manera que representaron por lo menos
el 10% de los predios autorizados en
cada uno de los seis métodos de planea-
ción principales que se aplican en
Durango. Sin embargo, debido a que el
MMOBI y el MDS son los más utilizados y
en los que mejor se diferencia el sistema
de manejo forestal, en este estudio se
Figura 1. Localización de los predios muestra dentro del área de estudio
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
29
incluyó solamente el análisis realizado
para estos dos métodos de planeación.
Para seleccionar los predios
muestra se estratificaron 229 predios por
el método de planeación. Posteriormente
se seleccionaron al azar al menos 10%
de los predios dentro de cada estrato
(método de planeación), asegurándose
de incluir por lo menos tres predios para
cada método, quedando la muestra como
se aprecia en la figura 2. La intensidad de
muestreo utilizada en el campo fue del
5% de la superficie para cada unidad
básica de manejo (la cual fue el estrato en
el caso del MMOBI y el subrodal en el
caso del MDS). Un estrato con fines de
manejo forestal es considerado como un
grupo de rodales que tienen aproximada-
mente las mismas condiciones de compo-
sición y dominancia de géneros, la misma
cobertura de copa y la misma altura
media (SEMARNAP y AMPF, 1998). Por
lo tanto, un estrato cubre un área mucho
más extensa y diversa, comparada con el
área de un subrodal utilizado como
unidad básica de manejo en el MDS.
Datos de campo
La toma de datos de campo se
realizó en el año 2004, seleccionando al
azar un número de unidades básicas de
manejo, suficientes para completar un
máximo de 80 hectáreas por predio, que
fue el área factible de estudiar con la
intensidad de muestreo programada,
dados los recursos financieros disponi-
bles. Dentro de cada unidad básica de
manejo se levantaron en forma sistemá-
tica sitios circulares de 1 000 m 2 , utili-
zando una malla de puntos con una sepa-
ración de 100 m, y levantando un mínimo
de tres sitios por unidad. Un total de 46
unidades de manejo distribuidas en 17
predios fueron muestreadas, para evaluar
los dos sistemas de manejo forestal
(Figura 2). La tabla 1 muestra un resumen
de las características de los predios
manejados con MDS y MMOBI en la
anualidad 1995-96, considerados en este
trabajo.
En cada sitio de muestreo se regis-
traron los siguientes datos: nombre del
140
120
o ioo -II
T3
<D
( 1 )
~o
80 J
O 60
0)
| 40
Z
20
0
46
12C
12
14
■ Predi cb autorizados
□ Predios muestreados
14
18 17
r
4
MMOBI MDS Mixto SIMBUS SCODE3I 3VIIFT
Sistema de planeación
Figura 2. Número de predios autorizados y muestreados para cada sistema de
planeación
30
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental
Tabla 1. Predios manejados con MMOBI y con MDS en la anualidad 1995-1996
y que se analizaron en este estudio
Método y clave por predio
Superficie
comercial
maderable (ha)
Área de corta
1 995-96 (ha)
Área
muestreada
en 20 04 (ha)
Unidades de
manejo
muestreada s
en 2004
Número
de sitios
de
muestreo
Intensidad
de muestreo
en el área
muestreada
(%)
P.P. El Alamito
373
62
62
1
20
3,2
P.P. L-6 Bajío de las Flores
304
92
80
3
40
5,0
P.P. Fracc. Segregado P.R. Miravalles
1 14
71
66
2
35
5,3
P.P. Mitad SW L-11 Fracc. P. Miravalles
100
47
47
4
24
5,1
Com. San Antonio, Topia
495
101
92
4
40
4,3
P.P. Bajíos de Don Víctor L -7
972
148
83
8
40
4,8
P.P. El Castillito
278
30
30
2
15
5,0
P.P. La Ciudad L-1
3553
586
80
4
39
4,9
Ejido El Encinal
3982
233
80
2
40
5,0
P.P. Ibáñez L-4
472
43
43
3
21
4,9
P.P. Ibáñez L-5
230
32
32
4
22
6,9
P.P. Laguna Colorada L-52
150
37
37
2
18
4,9
Ejido Navajas
624
58
40
3
21
5,3
Ejido Otinapa y Sanearlos
942
166
133
3
40
3,0
Ejido Regocijo
6868
732
80
4
40
5,0
Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa
19403
1377
190
4
40
2,1
NCPE La Victoria, Mpio. Dgo.
429
63
35
7
21
6,0
predio, municipio, sistema de manejo,
anualidad, responsable técnico, sitio,
coordenadas geográficas, número de
unidad de manejo, tratamiento silvícola y
superficie de la unidad. En los datos
dasométricos obtenidos se incluyó infor-
mación referente al género, especie,
diámetro normal y diámetro a la altura del
tocón (ambos en categorías de los 5 cm
en adelante), altura total (en categorías
de los 5 m en adelante), edad y tiempo de
paso (en años). Como complemento se
tomaron datos ecológicos cuantitativos y
cualitativos que incluyeron las variables
de porcentaje de la pendiente del terreno,
la exposición, la altitud y observaciones
de perturbaciones evidentes del sitio.
Datos de gabinete
En los archivos históricos disponi-
bles se revisaron documentos que datan
de los años de 1990 para los rodales
muestreados en campo, incluyendo: estu-
dios dasonómicos y sus ajustes, planes
de manejo integral, programas de manejo
forestal, modificaciones e informes finales
(SEMARNAT y Prestadores de Servicios
Técnicos Forestales, 1990-2004). La
información contenida en estos docu-
mentos se comparó con la situación
reciente reportada en los estudios de la
presente década, en los predios que ya
contaban con el nuevo programa de
manejo. La información se analizó a nivel
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
31
de unidad básica de manejo, incluyendo:
la intensidad de muestreo aplicada en el
inventario de los años de 1990, el trata-
miento silvícola utilizado, las existencias
reales totales de pino (en metros cúbicos
rollo total árbol por hectárea), la altura
media (en metros) y el diámetro normal
promedio del arbolado (en centímetros).
La comparación estadística entre la
estimación de volumen de pino en pie
expresado en metros cúbicos rollo total
árbol por hectárea (m 3 rta/ha), reportado
en los estudios elaborados en los años de
1990, con los datos obtenidos en el
muestreo de campo de 2004 se realizó,
mediante el uso del intervalo de
confianza, calculado para el volumen
medio de los datos mediante la ecuación
[1], El intervalo de confianza se define por
un límite inferior y un límite superior,
dentro de los cuales se espera que se
encuentre el valor verdadero del volumen
para la población, de acuerdo a un nivel o
coeficiente de confianza definido por
Merril y Fox (1977). En este trabajo se
utilizó un nivel de confianza del 95%,
aceptando un error a del 5%.
¡C^y, ±t alív *S r¡
Donde: IC es el valor del intervalo de
confianza en m 3 rta/ha, y es la estimación
del volumen medio en la unidad básica de
manejo / (m 3 rta/ha), t es el valor del esta-
dístico t de student, a es el error que se
acepta tolerar, v son los grados de
libertad, Y Syj es el error estándar del
volumen medio en la unidad de manejo i
(m 3 rta/ha). Los datos se procesaron con
el procedimiento MEANS del programa
SAS/STAT® (SAS Institute Inc., 2004).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Disponibilidad de antecedentes en
archivos
En los programas de manejo revi-
sados, se detectó que en la planeación de
las actividades a realizar no se conside-
raron los resultados obtenidos de la
ejecución del programa anterior, ya que
no se tomaron en cuenta los informes
finales de las anualidades del ciclo de
corta anterior. Por otra parte, en la
mayoría de los informes finales encon-
trados de la anualidad de estudio, no se
especificaron las acciones realizadas ni
los sucesos incontrolables ocurridos en
cada unidad básica de manejo, sino sola-
mente a nivel general del área de corta.
Por lo tanto, de la revisión de la disponibi-
lidad de antecedentes en archivos se
deduce que, hasta el momento, para los
predios estudiados no es posible efectuar
un seguimiento cuantitativo del historial
de manejo para cada uno de los estratos
y subrodales, lo cual representó una
barrera para lograr el objetivo propuesto.
Cambios en el sistema de planeación,
el turno y el ciclo de corta
En 11 de los 17 predios analizados
que en la anualidad 1995-1996 se mane-
jaron con cualquiera de los dos métodos
(el MDS o el MMOBI), se encontró que
había cambiado el sistema de planeación
de la corta para el año 2004 (Tabla 2). Los
principales argumentos citados en los
documentos para justificar estos cambios
fueron: 1) lograr eficazmente los objetivos
del manejo, 2) recuperación oportuna de
los volúmenes aprovechados, 3) evitar
cortas severas en lugares con suelos
frágiles y pendientes pronunciadas,
4) disminuir las necesidades de caminos,
5) atender necesidades del mercado y
6) promover la permanencia del empleo
local. En siete de los 12 predios manejados
32
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental
con MDS en los años de 1 990 se encontró
información de archivo que permitió
comparar la longitud del turno y del ciclo de
corta (Tabla 2), advirtiéndose que en cuatro
de esos siete predios hubo variaciones en
los parámetros silvícolas, así como cambios
del sistema de planeación.
Los cambios de sistema de planea-
ción podrían estar justificados por argu-
mentos como los citados. Sin embargo, el
aumento o la reducción del ciclo de corta y
sobre todo del turno, en periodos de pla-
neación consecutivos, implican el aumento
o reducción del volumen de corta susten-
tare por hectárea en cada intervención,
dificultando así su monitoreo a largo plazo
(Ludwig et al., 2001). Asimismo, en
diversos trabajos se plantea la importancia
de mantener constante la delimitación de
las unidades básicas de manejo, para
poder monitorear con eficiencia los efectos
del aprovechamiento sobre la sustentabi-
lidad de variables como la estructura y
composición, la biodiversidad y la calidad
del ecosistema en general (Putz, 1994;
Thoms y Betters, 1998 y Velázquez et al.,
2001 ).
Tabla 2. Predios muestreados incluyendo aquellos para los cuales se detectó un cambio
de método de planeación de acuerdo con la información de gabinete
Nombre del predio
Turno (años)
Ciclo de
corta
(años)
Método de
planeación en
2004
Turno
(años)
Ciclo de
corta
(años)
Predios maneiados con MMOB 1 en 1995-96
P.P. El Alamito
120
20
SIMBUS
n.d.
n.d.
P.P. L-6 Bajío de las Flores
n.d.
10
MMOBI
n.d.
12
P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles
n.d.
10
MMOB1
n.d.
n.d.
P.P. Mitad SWL-11 Fracc. P. Miravalles
n.d.
10
MMOBI
n.d.
n.d.
Com. San Antonio, Topia
n.d.
20
SICODESI
75
15
Predios maneiados con MDS en
1 995-96
P.P. Bajíos de Don Víctor L-7
70
14
MDS
n.d.
n.d.
P.P. El Castillito
74
15
SIMBUS
120
10
P.P. La Ciudad L-1
60
12
MIXTO
52
10
Ejido El Encinal
50
10
MMOBI
70
14
P.P. Ibáñez L-4
60
12
MIXTO
60
12
P.P. Ibáñez L-5
60
12
MIXTO
60
12
P.P. Laguna Cobrada L-52
70
14
MIXTO
n.d.
n.d.
Ejido Navajas
50
10
MMOBI
60
12
Ejido Otinapay San Carlos
70
14
MIXTO
n.d.
n.d.
Ejido Regocijo
50
10
MIXTO
n.d.
n.d.
Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa
70
14
MDS
70
14
NCPE La Victoria, Mpio. Dgo.
70
14
MDS
n.d.
n.d.
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
33
Cambios en la rodalización
Existen variaciones en cuanto a la
forma de caracterizar y delimitar los
rodales, algunos autores opinan que
deben tomarse en cuenta sólo caracterís-
ticas físicas estables del terreno (Davies y
Johnson, 1987 y Hernández, 2004), mien-
tras otros asumen que debe considerarse
también la homogeneidad de la vegeta-
ción (Society of American Foresters,
1958; Duerr etal., 1979; Leuschner, 1984
y Putz, 1994). En los programas de
manejo forestal revisados en el presente
trabajo, difieren también los criterios
usados por cada responsable técnico
para definir los rodales o unidades
básicas de manejo, e inclusive estos
criterios suelen cambiar al paso del
tiempo, originando cambios en la rodali-
zación. Se encontró que, de las 25
unidades de manejo muestreadas en
Tabla 3. Cambios en la rodalización entre los programas de manejo forestal (PMF) para
dos ciclos de corta consecutivos
Predio
PMF con anualidad 1 995-96
PMF Posterior
Área
Diferencia/U.M.
U.M.
Área (ha)
U.M.
(ha)
(ha)
(%)
P.P. L-6 Bajío de las Flores
Pql 13
23,5
Pql 13
20,0
A
-15
P.P. L-6 Bajío de las Flores
PqlV3
56,5
PqlV3
58,2
2
3
Com. San Antonio, Topia
Pql 12
28,0
26
66,0
38
136
Com. San Antonio, Topia
Pqll 12
16,0
na
na
Com. San Antonio, Topia
Pqll 13
38,3
na
na
P.P. El Castillito
4001
20,0
(15)14
11,5
-9
-43
P.P. El Castillito
201
10,0
(15)18
14,8
5
48
P.P. La Ciudad L-1
9010
17,0
na
na
P.P. La Ciudad L-1
1205
20,0
10701
28,5
9
43
P.P. Ibáñez L-4
603
17,0
603
27,1
10
59
P.P. Ibáñez L-4
604
10,2
604
23,0
13
125
P.P. Ibáñez L-4
604
11,0
604
5,2
-6
-53
P.P. Ibáñez L-5
601
8,8
601
8,8
0
0
P.P. Ibáñez L-5
602
15,0
602
18,0
3
20
P.P. Ibáñez L-5
603
1,0
603
6,0
5
500
P.P. Ibáñez L-5
606
10,0
606
10,0
0
0
Ejido Otinapay San Carlos
901
74,5
901
74,5
0
0
Ejido Otinapay San Carlos
1002
26,5
na
na
Ejido Otinapay San Carlos
1 103
32,5
1103
32,5
0
0
Ejido Regocijo
2034
12,0
16007
42,0
30
250
Ejido Regocijo
2034
33,0
na
na
Ejido Regocijo
2039
4,0
16001
25,0
21
525
Ejido Regocijo
2039
42,0
na
na
Ejido Regocijo
2041
23,0
16004
14,5
-9
-37
Ejido Regocijo
2048
22,0
14012
47,0
25
114
U.M. = Unidad básica de manejo; na = no aplicable, puesto que en los dos programas de manejo revisados no se
encontró la U.M. correspondiente.
34
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental
ocho predios, sólo cuatro unidades
mantuvieron las mismas dimensiones; en
15 se aumentó o disminuyó la superficie
entre un 3% y un 525%, y en los seis
casos restantes ya no aparecieron las
unidades anteriores o sus correspon-
dientes en el PMF del ciclo de corta revi-
sado (Tabla 3). Esta situación impidió
realizar en todas las unidades mues-
treadas la evaluación propuesta en este
trabajo y también dificulta conocer en el
mediano y largo plazo los resultados del
manejo forestal.
En la figura 3 se observa un ejemplo
del cambio en la rodalización de un
predio, entre un programa de manejo
forestal de los años de 1990 y uno del
año 2001. Estos cambios en la delimita-
ción y extensión de las unidades de
manejo de un ciclo de corta al siguiente,
limitan drásticamente la posibilidad de dar
el seguimiento requerido respecto a la
sustentabilidad de las prácticas de
manejo forestal, sin importar el sistema
de planeación aplicado (Vanclay, 1996 y
Gadow et al., 2004). Esto significa que
mientras persistan las condiciones encon-
tradas en el presente análisis, es impo-
sible conocer la respuesta del bosque a
dichas prácticas.
Comparación del volumen en pie
Los resultados de la comparación
del volumen en pie indican que existen
diferencias tanto negativas (i. e. sobres-
timaciones) como positivas (i. e. subesti-
maciones) en la estimación de este
1991
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2001
1 X
Figura 3. Ejemplo de una sección de un predio mostrando el cambio en la delimitación
de los rodales y subrodales en dos ciclos de corta consecutivos
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
35
parámetro dasométrico. Las diferencias
varían desde -51,2% hasta 331,4%. En 25
de las 46 unidades de manejo analizadas se
encontraron diferencias significativas según
el intervalo de confianza estimado a partir
del muestreo de campo (Tabla 4).
Diferencias en volumen en el MMOBI
En seis de los 12 estratos evaluados
se encontraron diferencias significativas
en el cálculo de las existencias reales
totales (ERT) de volumen de madera por
hectárea (Tabla 4). En algunos estratos,
por ejemplo en el llamado Pqll3 del P.P. L-
6 Bajío de las Flores, se reportaron ERT
de 61,9 m 3 rta/ha en los años de 1990, y
según los antecedentes de manejo revi-
sados en esta unidad de manejo se
cortaron 10,6 m 3 rta/ha, quedando un
volumen residual de 51,3 m 3 rta/ha. La
estimación de las ERT en el muestreo del
2004 fue de 110,6 m 3 rta/ha (± 27,5
m 3 rta/ha), lo que implica que el volumen
residual de esta unidad de manejo
aumentó más del 100% en tan sólo nueve
años. Dado el volumen residual de esta
unidad de manejo y sabiendo que el
incremento promedio en los bosques
comerciales de Durango es del orden de
un metro cúbico por hectárea por año
(SEMARNAP, 2000), se asume que el
incremento de más de 6,5 m 3 rta/ha/año
en esta unidad de manejo es simple-
mente una sobrestimación.
Las grandes diferencias en el
cálculo del volumen en pie se deben entre
otras causas a la gran extensión de los
estratos, que cubrían entre 15 y más de
50 hectáreas, así como a la baja inten-
sidad de muestreo utilizada en los estu-
dios de los años de 1990. El tamaño de
los estratos por un lado pudo haber
causado que los sitios muestreados de
uno y otro inventario se hayan estable-
cido en comunidades vegetales muy
distintas. Ya que aunque la definición de
estrato considera condiciones de vegeta-
ción homogéneas, en campo se detecta
que esta característica difícilmente se
cumple y por otra parte las diferencias en
el tamaño de las unidades de manejo
suponen varianzas muy distintas en el
cálculo del volumen.
Análisis de las diferencias en volumen
en el MDS
En 19 de los 34 subrodales anali-
zados en el MDS, se encontraron diferen-
cias significativas entre las ERT repor-
tadas en los estudios de los años de 1990
y las calculadas con los datos del mues-
treo de 2004 (Tabla 4) Al igual que en el
MMOBI, una de las posibles causas de
las grandes diferencias encontradas en
las ERT/ha es el cambio en las delimita-
ciones y extensiones de las unidades de
manejo, que se observaron en 2004 con
relación a los años de 1990 (Tabla 3). Al
comparar los planos de programas de
manejo sucesivos para un mismo predio,
se identificó que algunos rodales y subro-
dales se subdividieron y otros se modifi-
caron en forma y extensión, afectando la
estimación del volumen promedio por
hectárea calculados en uno y otro inven-
tario (Figura 3).
En siete de los 12 predios estu-
diados del MDS se analizó la metodología
utilizada para realizar el inventario de
manejo y se detectó que en dicho método
silvícola se usaron sitios de dimensiones
variables para calcular, con apoyo del
relascopio, el área basal por hectárea,
aplicando un factor de área basal (FAB)
previamente determinado y generalizado
para todo el predio, mediante el procedi-
miento estándar conocido en el medio
forestal como “hectárea tipo”. Los FAB
más comunes utilizados para el pino en
los estudios revisados fueron el 1 y el 2, y
se observó que en ambos casos se
asumió que la superficie promedio
36
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental
Tabla 4. Comparación de volumen de pino en pie (ERT) entre los años 1990 y 2004
IC de las
Predio
Unidad de
manejo
ERT 90's
(m 3 rta/ha)
ERT 2004
(m3rta/ha)
Diferencias (%)
ERT 2004
(m 3 r1a/ha)
P.P. El Alamito
Pql 113
103,5
108
4,3
27,2
P.P. L-6 Bajío de las Flores
Pql 13
61,9
110,6
78,6
27,5*
P.P. L-6 Bajío de las Flores
PqlV3
114,4
62,4
45,4
8,9*
P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles
Pql 12
61,5
59,3
-3,6
11,6
P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles
Pql 112
66,2
62,5
-5,6
12,9
P.P. Mitad SWL-11 Fracc P. Miravalles
Pql 12
61,6
69,3
12,5
30,5
P.P. Mitad SWL-11 Fracc P. Miravalles
Pql 112
66,2
64,3
-2,8
25,2
P.P. Mitad SW L-1 1 Fracc P. Miravalles
Pql 113
79,1
46,7
40,9
22,2*
P.P. Mitad SW L-1 1 Fracc P. Miravalles
PqlV2
93,8
46,5
-50,4
5,9*
Com. San Antonio, Topia
Pql 12
82,7
145,8
76,3
40,1*
Com. San Antonio, Topia
Pql 112
102,5
177
72,7
60,0*
Com. San Antonio, Topia
Pql 113
172,2
193,7
12,5
58,2
Promedio
88,8
95,5
9
27,5
PP Bajíos de Don Víctor L-7
1010
60,7
118,6
95,4
35,0*
PP Bajíos de Don Victor L-7
1012
73,2
95,5
30,5
58
PP Bajíos de Don Victor L-7
1015
55,8
60,7
8,8
14,3
PP Bajíos de Don Victor L-7
1019
49,7
72,6
46,1
28,5
PP Bajíos de Don Victor L-7
1101
66,2
43,9
-33,7
22,1*
PP Bajíos de Don Victor L-7
1108
69,3
52,2
-24,7
22,1
PP Bajíos de Don Victor L-7
1205
110,6
180
62,8
6,3*
PP El Castillito
201
46,8
94,8
102,5
30,0*
PP El Castillito
4001
78,9
100,5
27,4
27,2
PP La Ciudad L-1
9010
181,1
149,3
-17,6
39,1*
PP La Ciudad L-1
1205
108,5
113,4
4,5
45,1
Ejido El Encinal
1104
51,7
84,6
63,6
11,1*
Ejido El Encinal
1105
69
110,4
60
37,9*
PP Ibáñez L4
603
163,3
230,3
41
48,4*
PP Ibáñez L4
604
194,8
144,3
-25,9
47,6*
PP Ibáñez L-5
601
80
73,5
-8,2
23
PP Ibáñez L-5
602
80,8
105,1
30,1
29,4
PP Ibáñez L-5
603
119
228,9
92,4
74,0*
PP Ibáñez L-5
606
106
180,9
70,6
14,3*
Ejido Navajas
1505
29,8
36,6
22,8
6,3*
Ejido Navajas
1506
32,3
22,9
-29,1
5,8*
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
37
Tabla 4. Continúa
Predio
Unidad de
manejo
ERT 90's
(m 3 rta/ha)
ERT 2004
(m3rta/ha)
Diferencias (%)
IC de las
ERT 2004
(m 3 rta/ha)
Ej. Otinapa y San Carbs
901
62,5
36,5
41,7
5,0*
Ej. Otinapa y San Carbs
1002
53,9
29
46,3
15,4
Ej. Otinapa y San Carbs
1103
66
56,6
-14,3
6,3*
Ejido Regocijo
2041
70,3
85,7
21,9
26,1
Ejido Regocijo
2048
77,2
75,5
-2,2
13,6
Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa
8401
58,9
78,4
33,1
37,4
Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa
8403
42
92,8
121
35,6*
Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa
8404
52
105,5
103
21,7*
Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa
8405
87
81,9
-5,9
33,6
NCPE La Victoria, Mpio. Dgo.
302
50,7
80,9
59,6
24,8*
NCPE La Victoria, Mpio. Dgo.
304
27,3
117,8
331,4
99,4
NCPE La Victoria, Mpio. Dgo.
305
84,8
41,4
-51,2
20,5*
NCPE La Victoria, Mpio. Dgo.
3010
68,7
68,3
-0,5
47,7
Promedio
59,5
69,5
34,2
28,1
* Indica una diferencia significativa entre las ERT/ha de los años 1990’s y las encontradas en el año 2004 con ■ =
5%. IC = Intervalo de confianza al 95% para el promedio de las existencias reales totales de pino calculadas
en 2004.
cubierta por cada sitio de muestreo de
dimensiones variables era de 1 000 m 2 ,
calculando así el número de sitios nece-
sarios para lograr la intensidad de
muestra que se haya prescrito en el área
a estudiar.
Para corroborar la validez de los
FAB utilizados en los PMF de los años de
1990, se verificó el diámetro promedio
reportado para el género Pinus en siete
predios y se determinó el FAB apropiado
para lograr que cada sitio de dimensiones
variables realmente cubriera un área
aproximada de 1 000 m 2 , de acuerdo con
la tabla del radio máximo del sitio de
dimensiones variables y representación
del número de árboles para diferentes
factores de área basal reportada por
Cano (1988). Se encontró que, según el
diámetro promedio del arbolado en los
subrodales muestreados, los FAB utili-
zados en el inventario de los años de
1990, en todos los casos, fueron del
doble de magnitud que los FAB apro-
piados para que cada sitio muestral
cubriera 1 000 m 2 (Tabla 5).
El problema de usar un FAB mayor
que el adecuado, es que el radio medio
de cada sitio fue menor que 17,84 m, por
lo que el área del sitio fue menor que los
1 000 m 2 asumidos. Por lo tanto, obte-
niendo la proporción entre el área
supuesta y el área real cubierta por cada
sitio, se calculó que la intensidad de
muestreo que realmente se aplicó en los
siete predios analizados, fue menor que
la intensidad de muestra que se declaró
en los programas revisados. Esta baja
intensidad de muestreo, es sin duda, una
causa de las grandes diferencias entre
los volúmenes de madera de pino en pie
reportados para la anualidad 1995-1996 y
los volúmenes estimados en el muestreo
de campo de 2004.
38
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental
Tabla 5. Radio máximo de los sitios de dimensiones variables y representación del
número de árboles para diferentes factores de área basal (FAB)
Diámetro
medio (cm)
Radio en metros, de cada sitio
con cada factor de área basal
(FAB)
Número de árboles/ha que
representa cada árbol en el
sitio, según el FAB
AB/árbol
0,5
1
2
3
0,5
1
2
3
5
3,5
2,5
1,75
1,45
260
510
1020
1530
0.00196
10
7,0
5.0
3,50
2,90
64
128
256
584
0,00785
15
10,6
7,5
5,25
4,35
29
57
114
170
0,01767
20
14,4
10,0
7,00
5,80
16
32
64
96
0,03144
25
17,7
12,5
8,75
7,25
10
20
40
60
0,04908
30
21,2
15,0
10.50
8,70
7
14
28
42
0.07067
35
24,7
17,5
12.25
10,15
5
10
20
30
0.09622
40
28,2
20,0
14,00
11,60
4
8
16
24
0,12560
45
31,8
22,5
15,75
13,05
3
6
12
18
0,15904
50
35,4
25,0
17,50
14,50
2,5
5
10
15
0,19635
55
38,8
27,5
19,25
15,95
2
4
8
12
0,23758
60
42,4
30,0
21,00
17,40
1,5
3
6
10
0,28260
Fuente: Cano (1988).
Otra explicación de las diferencias
en las ERT/ha, aplicable tanto a los
predios manejados con el MMOBI como a
los manejados con el MDS, es la posibi-
lidad de que se cometan errores sistemá-
ticos en la estimación de los datos de
alturas y diámetros, pues las brigadas
que toman los datos de campo durante
los inventarios para manejo forestal,
usualmente estiman los diámetros del
arbolado en categorías de 5 cm en
adelante y las categorías de alturas en
clases superiores a los 5 m. Según Cano
(1988), si a un árbol se le subestima o
sobrestima su categoría de diámetro, el
volumen de ese árbol puede estarse
subestimando o sobrestimando hasta en
un 44% y un 75%, respectivamente. En
cuanto al efecto de subestimar o sobres-
timar la altura del arbolado en una cate-
goría, cuando estas varían de 5 en 5
metros, los errores en la estimación del
volumen alcanzan desde una subestima-
ción del 25% hasta una sobrestimación
del 33%, dependiendo de las dimen-
siones y del coeficiente mórfico de los
árboles de que se trate. Otros autores
que han estudiado la influencia de la
exactitud de los datos en la estimación
del crecimiento del área basal y/o
volumen, son McRoberts et al. (1994),
Huang y Titus (1995) y Monserud y
Sterba (1996). Estos autores señalan que
el efecto de la estimación del diámetro
puede ser muy importante, especialmente
para especies de crecimiento lento, y
coinciden en que errores entre el 0,3% y
1,25% en la estimación de diámetro real,
pueden arrojar estimaciones del creci-
miento en área basal con errores entre
4% y 18%.
CONCLUSIONES
De la revisión de los antecedentes a
los que se tuvo acceso en archivos se
concluye que, hasta el momento, para los
predios estudiados no es posible efectuar
un seguimiento cuantitativo del historial
de las unidades básicas de manejo
forestal, considerando que en los
programas revisados no se mencionan
los antecedentes de las prácticas de
manejo efectuadas a este nivel, sino que
solamente se citan las áreas de corta
Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41
39
que fueron programadas en el estudio
anterior. En 11 de los 17 predios anali-
zados se observaron cambios de sistema
de planeación entre el ciclo de corta
evaluado y el posterior. Estos cambios
generalmente fueron acompañados de
modificaciones en la forma y tamaño de la
unidades de manejo. Los cambios en
estas variables dificultaron la posibilidad
de evaluar la sustentabilidad del manejo
forestal, ya que con estas acciones no se
permitió llevar a cabo con eficiencia el
monitoreo, en el mediano y largo plazo,
de los efectos del manejo sobre variables
dasométricas, económicas y ecológicas.
Al comparar los volúmenes por
hectárea estimados con el muestreo de
campo del año 2004, con los volúmenes
reportados en los programas de manejo
elaborados en los años de 1990, en seis de
los 12 estratos manejados con el MMOBI y
en 19 de los 34 subrodales tratados con
MDS f se encontraron diferencias significa-
tivas en su estimación. Las diferencias en
volumen encontradas en el MMOBI se atri-
buyen entre otras causas a la extensión de
los estratos, que cubrían entre 15 y más de
50 hectáreas, y a la baja intensidad de
muestreo utilizada en los estudios de los
años de 1990. En ambos métodos las dife-
rencias en volumen se atribuyen además al
cambio en la delimitación y extensión de
las unidades de manejo, efectuado entre
ciclos de corta. Aunque las brigadas
responsables de la toma de datos de inven-
tario también afectan la posible subestima-
ción o sobrestimación sistemática de las
categorías de diámetro y clases de altura
del arbolado. Otra causa adicional, en el
caso del MDS, es el uso de factores de
área basal no apropiados, con los cuales
se obtuvo una intensidad de muestreo que
fue en realidad menor que la registrada en
los programas de manejo revisados.
Para ayudar a resolver la problemá-
tica detectada y así contribuir al manejo
forestal sustentable, es necesario
conservar a largo plazo la misma delimi-
tación de las unidades básicas de
manejo, en particular los rodales, y
mejorar los registros técnicos para lograr
un seguimiento adecuado de estas
unidades. En los informes finales de cada
anualidad deben describirse las activi-
dades y sucesos ocurridos en cada
unidad básica, y al formular el siguiente
programa de manejo forestal de cada
predio, deben tomarse en cuenta estos
informes e incluirlos como anexos. Para
obtener resultados confiables al nivel de
cada unidad de manejo, es recomendable
utilizar en los inventarios sólo sitios de
dimensiones fijas y decidir la intensidad
de muestreo con base en la variabilidad
de las características del arbolado por
inventariar. Asimismo, es importante
capacitar y supervisar al personal de
campo, para reducir los errores de sub o
sobrestimación.
RECONOCIMIENTOS
Al fondo de investigación
CONAFOR-CONACYT por su apoyo al
proyecto número 4666. A los responsa-
bles de servicios técnicos de los predios
muestreados y la SEMARNAT de
Durango, quienes aportaron información
documental para realizar el trabajo.
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Manuscrito recibido el 9 de enero del 2007
Aceptado el 24 de enero del 2008
Este documento se debe citar como:
Hernández-Díaz, J. C., J. J. Corral-Rivas, A. Quiñones-Chávez, J. R. Bacon-Sobbe y B. Vargas-Larreta. 2008.
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental. Madera y
Bosques 14(3):25-41.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
43
¡ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN!
Algunas características anatómicas
y tecnológicas de la madera de 24 especies
de Quercus (encinos) de México
Some anatomical and technological characteristics of 24
Quercus wood species (oaks) of México
Carmen de la Paz Pérez-Olvera 1 y Raymundo Dávalos-Sotelo 2
RESUMEN
Se presentan las características anatómicas, físicas y mecánicas de la madera de 24 especies
de Quercus de la sección Lobatae (encinos rojos) y de la sección Quercus (encinos blancos) recolec-
tadas en varios estados de la República Mexicana. Se muestreó de uno a cinco ejemplares por
especie en bosques de pino-encino. Para el estudio anatómico macroscópico se elaboraron tablillas
de 12 x 7 x 1 cm y para el microscópico se hicieron laminillas fijas de cortes y de material disociado.
Para los estudios físicos y mecánicos se prepararon probetas de diferentes dimensiones de acuerdo
con los métodos de prueba de la ASTM. Todo el material se obtuvo en los planos: transversal, tangen-
cial y radial. A los elementos mensurables se les hizo un análisis estadístico univariado y se clasifi-
caron conforme a la media. Los ensayos se hicieron en probetas saturadas (condición verde). Con
base en bibliografía se incluyen otras características tecnológicas de la madera. De acuerdo con los
resultados obtenidos se sugieren usos.
PALABRAS CLAVE:
Características anatómicas, características físico-mecánicas, madera, México, Quercus.
ABSTRACT
The anatomical, physical and mechanical characteristics of 24 Quercus species of the Lobatae
section (red oaks) and of the Quercus section (white oaks) collected in several States of the Mexican
Republic are presented. The sample consisted of one to five specimens per species growing in pine-
oak forests. For the macroscopic anatomical study 12 x 7 x 1 cm specimens were used and slides with
views of the different planes as well as the dissociated material were made for the microscopic study.
For the physical and mechanical studies, specimens of different sizes were made, accordmg to ASTM
standards. All the material was prepared in the different planes, transverse, tangential and radial.
Descriptive statistics were calculated for each variable measured and the different properties were
classified into categories according to their mean valúes. Tests were made with small clear green
specimens. Based on bibliography, Information on other characteristics is included. According to the
results obtained, end uses for the woods are suggested.
KEYWORDS:
Anatomical characteristics, physical-mechanical characteristics, México, Quercus, wood.
1 Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa. División de Ciencias Biológicas y de la Salud. Departa-
mento de Biología. Av. San Rafael Atlixco 186. Col Vicentina, Iztapalapa. AP 55-535. CP 09340. México D.F.
Correo electrónico: cppo@xanum.uam.mx
Instituto de Ecología, A. C. km. 2.5 carretera antigua a Coatepec núm. 351 , Congregación “El Haya”, Xalapa,
Ver. CP 91070. Correo electrónico: raymundo.davalos@inecol.edu. mx
2
44 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
INTRODUCCIÓN
En México, entre los recursos forestales
maderables más abundantes están los
encinos, representados principalmente por
las especies de la sección Lobatae o encinos
rojos y de la sección Quercus o encinos
blancos, distribuidas ampliamente en las
zonas montañosas de la República Mexicana
(Figura 1); los encinos rojos con 46 especies
arbóreas y los encinos blancos con 39
(McVaugh, 1974 y Aguilar et al., 1999). La
madera de ambas secciones presenta cuali-
dades distintivas que deben considerarse en
su industrialización para evitar desperdicios al
hacer mezclas inapropiadas (De la Paz Pérez
y Aguilar, 1978 y De la Paz Pérez, 1985).
La distribución de algunas especies es
amplia como en el caso de Q. affínis, Q.
candicans , Q. castanea, Q. coccolobifolia,
Q. crassifolia, Q. laurina, Q. mexicana, Q.
sideroxyla, Q. obtusata, Q. resinosa y Q.
rugosa, la cual abarca la mayoría de los
estados de la República; otras son de distri-
bución restringida como Q. crispipilis, Q.
durifolia, Q. eugeniaefolia, Q. ghiesbreghtii,
Q. skinneri, Q. uxoris, Q. xalapensis, Q.
convallata, Q. excelsa, Q. laeta y Q. poto-
sina. El mayor número de especies se distri-
buye en el eje Neovolcánico en los estados
de Michoacán, Guanajuato, Querétaro,
Puebla y Veracruz (Figura 1), en altitudes de
(800) 1350 a 2700 (3000) msnm (Martínez,
1985; Rzedowski, 1978yZavala, 1995).
El conjunto de las características
anatómicas tiene influencia en el comporta-
miento de la madera, pero en la madera de
encino, la anchura y altura de los radios
multiseriados, el tipo de porosidad, la abun-
dancia y el grosor de las paredes de las
fibras, el diámetro de los poros y tipo y abun-
dancia de los contenidos celulares son los
caracteres anatómicos que tienen mayor
influencia en sus propiedades (Kollman y
Coté Jr., 1968; Jane, 1970; Panshin y de
Zeeuw, 1970; Desch, 1974; Wangaard,
1981 y De la Paz Pérez, 1985; 2000). En
México se han efectuado un gran número de
trabajos sobre los encinos mexicanos, cuyos
resultados se presentan de manera resu-
mida en el estudio de De la Paz Pérez
(2000), quien indica que para esa fecha se
habían estudiado las características anató-
micas de 46 especies, en diferentes estados
de la República, principalmente Michoacán,
Veracruz y Guerrero. Las especies más
estudiadas son Q. candicans, Q. castanea y
Q. crasssifolia. El número de especies estu-
diadas en aspectos físicos y mecánicos es
menor, pero la mayoría de los autores coin-
cide en que los encinos tienen excelentes
características mecánicas, aunque sufren
de altas contracciones, las que pueden
controlarse con procesos de secado
adecuados. Un trabajo más reciente
presenta las características anatómicas de
ocho especies del estado de Oaxaca (De la
Paz Pérez et al., 2006).
En los procesos de transformación
deben considerarse cuando menos las
características que presentan las especies
de cada sección para evitar desperdicios.
Una división natural en su industrialización
es la separación en blancos y rojos, ya que
al mezclarlos, se produce un alto desper-
dicio de los primeros (Bejar, 1982 y Zavala,
2003), en detrimento del recurso.
El uso adecuado de los recursos
naturales, entre ellos el forestal made-
rable, se traduce en una fuente de
riqueza para el país que sepa utilizarlos.
La explotación silvícola no debe ni puede
estar basada en la tala despiadada ni en
las vedas totales, debe explotarse
racional e íntegramente, de manera
sustentable, en beneficio del sistema
ecológico, de los dueños del recurso y de
la economía nacional.
OBJETIVOS
Presentar la información de las
características anatómicas, físicas y
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
45
Figura 1 . Regiones fisiográficas de la República Mexicana donde se presentan encinos
mecánicas de la madera de 24 especies
de Quercus: 16 de la sección Lobatae
(encinos rojos) y 8 de la sección Quercus
(encinos blancos), recolectadas en varios
estados de la República Mexicana.
MATERIAL Y MÉTODOS
Las especies se recolectaron en
bosques de pino-encino de los estados
de: Durango, Jalisco, Michoacán,
Guerrero, Chiapas, Puebla y Veracruz; se
estudiaron de uno a cinco ejemplares
recolectados en diferentes sitios (Anexo
1). De cada árbol se obtuvieron, de base
a copa, cuatro trozas de 1,20 m de
longitud. De la primera se obtuvo el mate-
rial para el estudio anatómico y de las
otras tres, el material para los ensayos
físicos y mecánicos.
De la troza para anatomía, para el
estudio microscópico, a la altura de 1 ,20
m se cortaron dos rodajas de 1 cm de
grosor en las que se muestrearon cubos
de 1 x 1 x 1 cm. Los cubos se ablandaron
en agua destilada a ebullición cinco horas
diarias durante ocho días para las espe-
cies rojas y durante 12 días para las
especies blancas.
De ellos se obtuvieron cortes de 15
a 20 pm de grosor, en los planos trans-
versal, tangencial y radial. Los cortes se
tiñeron con verde yodo, se deshidrataron
en alcoholes graduados y se montaron
con resina sintética de acuerdo con
Johansen (1940) y Sandoval (2005).
De los cubos se cortaron pequeñas
astillas para hacer preparaciones de mate-
rial disociado. Las astillas se colocaron en
46 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
tubos de ensayo agregándoles una solu-
ción a partes iguales de ácido acético,
ácido láctico, ácido nítrico y glicerina y se
flamearon en pequeños intervalos durante
10 horas. El material se tiñó con safranina
y se montó con gelatina glicerinada.
A los elementos mensurables se les
hizo un análisis estadístico univariado y se
clasificaron con base en la media de
acuerdo con Chattaway (1932) y IAWA
Committee (1937, 1939). Las descripciones
microscópicas se hicieron de acuerdo con
IAWA Committee (1964, 1989). Para el
estudio de los radios también se consideró a
Kribs (1968), mientras que para los cristales
a Chattaway (1955, 1956). Se incluye el
valor de la media para la longitud de los
vasos, altura y anchura de los radios y
longitud, diámetro y grosor de la pared de
las fibras (Tabla 1).
Del resto de la troza se obtuvieron
tablillas de 1 5 x 7 x 1 cm que se utilizaron
para describir las características macroscó-
picas, las cuales se determinaron usando
las tablas de clasificación de Tortorelli (1956)
y para el color las tablas de Munsell Color
Tabla 1 . Valores anatómicos
ESPECIES
VASOS
RADIOS MULTISERIADOS
FIBRAS
longitud pm
altura cm
anchura pm
longitud pm
diámetro pm
grosor pm
ENCINOS ROJOS
Q. acutifolia
400-591
1,3-2, 5
208-385
2092
10
9
Q. affinis
455-625
0,9-1, 5
250-300
1146-1364
10
9
Q. can di caris
400-585
0, 8-3,0
351-482
1536-1773
6-8
9
Q. casta ne a
425-650
1, 0-3,0
320-470
1215-1535
4-7
9
Q. coceo lobi folia
390
1,8
470
1111
7
7
Q. cons persa
455
1,3
312
1256
8
7
Q. crassifolia
423-580
0,7-1, 5
242-479
1066-1689
5-8
5-8
Q. crispipilis
615
2,0
242
1633
10
7
Q. du rifo lia
520
2,5
362
1538
7
6
Q. eugeniaefolia
432
2,3
192
1140
10
6
Q. laurina
442-632
1, 5-2,0
280-457
1186-1548
8
5-8
Q. mexicana
360
2,0
240
1168
6
4
Q. scytophylla
500
1,5
341
1740
5
9
Q. sideroxyta
455-565
2, 0-2, 5
386-455
1392-1462
9
7
Q. skinneii
500
1,7
300
1603
5
9
Q. uxoris
455
1,5
220-468
1165-1530
9-12
7
ENCINOS BLANCOS
Q. convallata
518
2,0
952
1575
5
7
Q. excelsa
465
1,5
400
1675
6
8
Q. glabrescens
488-520
1, 8-2,0
234-553
1081-1312
5-10
7-10
Q. laeta
585
2,5
600
1692
7
8
Q. obtusata
400-562
3,0
846-971
1479-1536
4-5
8-9
Q. potosina
405
5,0
793
1227
5
6
Q. resinosa
480
1,5
522
1623
7
9
Q. rugosa
522
3,0
522
1707
5
9
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
(1990). Para cada especie se describió: el
color, el olor, el sabor, el brillo, el veteado, la
textura, el hilo y la visibilidad de los
elementos celulares.
De las trozas restantes se obtu-
vieron tablones tangenciales y radiales de
0,03 x 0,12 x 1,20 m de las que se elabo-
raron probetas para los ensayos de
contracción y prismas de 0,06 X 0,06 x
1,20 m de los que se manufacturaron las
probetas para los ensayos mecánicos.
Todos los ensayos se hicieron en
probetas saturadas (condición verde) de
diferentes tamaños. De cada probeta se
obtuvieron muestras para determinar la
densidad básica o relativa. Los ensayos
se hicieron de acuerdo a la American
Society for Testing and Materials (1993)
(norma ASTM D-143).
De cada propiedad se hizo un
análisis estadístico univariado y los
valores se clasificaron con base en los
siguientes criterios: las características
anatómicas de acuerdo con IAWA (1937,
1939), Chattaway (1932) y Tortorelli
(1956); las propiedades físicas de
acuerdo con Torelli (1982) y Echenique et
al. (1975) y las propiedades mecánicas
de acuerdo con Dávalos y Bárcenas
(1998) y Dávalos et al. (2001). Los
ensayos mecánicos se realizaron en una
máquina universal Baldwin (Satec
System) de 180 toneladas. Se presenta el
valor de la media para los valores físicos
de la densidad relativa, contracción volu-
métrica y coeficiente de anisotropía
(Tabla 2) y los valores de la media para
los ensayos mecánicos de dureza lateral
y extremos, flexión (MOR y MOE),
compresión paralela (EMÁX) y perpendi-
cular (ELP) y cortante paralelo a la fibra
(EMÁX) (Tabla 3).
Para cada especie se presentan los
resultados en forma de fichas que recopilan
la información de manera resumida, inclu-
yendo su distribución geográfica y altitudinal
47
en México, los nombres comunes, las carac-
terísticas anatómicas, físicas y mecánicas.
Se ¡lustra con un mapa de su distribución en
la República, una fotografía del ejemplar de
herbario, una de la tablilla tangencial donde
se aprecia el color, veteado, textura e hilo,
altura y anchura de los radios multiseriados,
una del corte transversal a lOx donde se
observa el tipo de porosidad, diámetro
tangencial de los poros, la anchura y el
número de series de los radios multiseriados,
la distribución y abundancia del parénquima
axial y de las fibras y presencia o ausencia
de los contenidos celulares: tílides y cristales;
por último, una del corte tangencial a lOx
donde se observan las características de los
radios uniseriados y de los multiseriados: su
abundancia, su anchura, su altura y el
número de series, la longitud de los
elementos vasculares y la presencia o
ausencia de los contenidos celulares.
En el texto del artículo se dan otras
características tecnológicas con base en la
bibliografía (Kukachka, 1956; Rendle,
1969a, b; 1970; Kollman y Coté Jr., 1968;
Jane, 1970; Panshin y de Zeeuw, 1970;
Desch, 1974; Dinwoodie, 1975; Wangaard,
1981; Martínez y Martínez-Pinillos, 1996;
Martínez-Pinillos y Martínez (1996);
Ordóñez etal., 1998; De la Paz Pérez, 2000
y Bárcenas et al., 2007).
Las muestras de madera se regis-
traron en la Xiloteca UAMIZ de la Univer-
sidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa
y en la Xiloteca del Instituto Nacional de
Investigaciones Forestales y Agropecua-
rias (INIFAP) y los ejemplares de
respaldo se depositaron en el Herbario
Metropolitano UAMIZ “Dr. Ramón Riba y
Nava” y el del INIFAP “Biól. Luciano Vela
Gálvez”. Las especies se organizaron en
secciones de acuerdo con Nixon (1993),
pero se mantiene la nomenclatura de
encinos rojos (Subgénero Erythroba-
lanus) y encinos blancos ( Leucobalanus )
de acuerdo con Trelease (1924), Martínez
(1985) y Zavala (1995).
48 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
Tabla 2. Valores físicos
ESPECIES
densidad
básica
contracción
volumétrica %
coeficiente de
anisotropía
ENCINOS ROJOS
Q. acutifolia
0,667
20,01
2,79
Q. affinis
0,579
15,34
2,36
Q. candicans
0,639
17,39
2,58
0. castanea
0,684
17,60
2,23
Q. coccolobifolia
0,607
20,09
2,54
Q. conspersa
0,687
18,24
2,24
Q. crassifolia
0,660
18,20
2,15
Q. crispipilis
0,664
22,42
2,42
Q. durifolia
0,679
19,23
2,33
Q. eugeniaefolia
0,591
15,21
2,95
Q. laurina
0,652
18,48
2,63
Q. mexicana
0,613
18,16
2,03
Q. scytophylla
0,637
19,71
2,66
Q. sideroxyla
0,614
16,66
2,80
Q. skinneri
0,662
16,37
2,08
Q. uxoris
0,616
18,37
2,64
ENCINOS BLANCOS
0. con va Hat a
0,712
19,51
2,45
Q. excelsa
0,715
19,26
2,41
Q. glabrescens
0,640
20,13
2,09
Q. laeta
0,746
21,44
2,44
Q. obtusata
0,756
20,13
2,31
Q. potosina
0,767
22,51
2,67
Q. resinosa
0,762
18,65
2,28
Q. rugosa
0,688
18,92
2,35
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
49
Tabla 3. Valores mecánicos
Dureza
(N)
Flexión
(MPa)
Compresión
(MPa)
Cortante
(MPa)
ESPECIES
lateral
extremos
MOR
MOE
paralela
perpendicular
EMAX
EMAX
ELP
ENCINOS ROJOS
Q. acutifolia
7230
6220
71,7
14951
33,3
8,4
9,0
Q. affinis
4570
4740
40,9
7846
22,0
9,7
10,4
0. candicans
5740
58 30
60,1
11492
29,0
6,2
8,8
Q. casta ne a
7040
7380
66,2
11555
34,8
9,1
10,6
Q coccolo bifolia
5150
5620
65,2
9902
28,3
6,7
9,4
0 conspersa
7880
7010
77,4
16516
44,0
8,8
9,9
Q. crassifoha
7080
6190
66,2
11784
34,7
9,3
10,3
Q. crispipilis
6310
5990
63,7
14985
33,1
6,9
8,0
Q. durifolia
8620
9420
85,2
12493
35,6
11,4
11,4
0. eugeniaefolia
4570
5160
63,3
12239
24,7
7,0
9,0
0. laurina
6740
6620
73,6
14620
37,9
8,6
10,1
Q. mexicana
6070
6030
73,5
12730
22,4
8,5
10,0
Q. scytophylla
7160
71 00
72,6
12718
36,9
7,9
9,2
Q. sideroxyla
5270
5660
66,0
10005
28,8
8,8
9,4
0. skhneri
6290
6860
70,8
11482
34,8
6,7
10,5
Q. uxoria
6290
6030
72,0
12870
30,6
6,8
9,4
ENCINOS BLANCOS
Q. con val tata
7330
8010
79,6
11609
31,2
16,0
11,4
0. excelsa
7520
74 50
85,1
15103
38,6
13,8
9,8
0. glabrescens
5820
5810
73,4
110348
34,6
9,8
10,7
0. laeta
8130
8880
84,3
12159
34,7
10,7
11,9
Q. obtusata
8910
8960
79,9
142635
40,9
10,9
11,2
Q. potosina
8650
9450
86,6
12502
35,7
11,4
12,3
Q. resinosa
8520
9310
81,6
11570
35,7
11,2
12,2
Q. rugosa
5940
5740
66,2
13013
33,5
9,1
9,0
50 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
RESULTADOS
Características de las especies
Sección Lobatae (Subgénero Erythrobalanus o encinos rojos)
1. Quercus acutifolia Née
Distribución
Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, México,
Tlaxcala, Puebla y Veracruz.
Altitud
1500-2600 msnm
Nombres comunes
Encino saucillo, encino blanco, encino laurelillo, encino
teposcohuite.
Características anatómicas
Madera castaño muy pálido a castaño rojizo claro con radios
multiseriados castaño rojizo oscuro. Porosidad anular.
Anillos de crecimiento de 2 a 4 mm. Vasos medianos. Radios
multiseriados altos y anchos a muy anchos, la mayoría de 10
a 20 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared mediana.
Vasos con pocas tílides y parénquima con escasos cristales
romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, de dura a muy
dura, rígida, moderadamente resistente a resistente a la
compresión paralela, muy resistente a la compresión perpen-
dicular y resistente al cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
51
2. Quercus affinis Scheid.
Distribución
Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guanajuato,
Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Tlaxcala,
Puebla y Veracruz.
Altitud
1300-2360 msnm
Nombres comunes
Encino, encino laurelillo, encino roble, encino manzanillo,
encino de hoja delgada, titzmol, shishihuilón.
Características anatómicas
Madera castaño muy pálido con radios multiseriados castaño
oscuro. Porosidad semi anular. Anillos de crecimiento de 2 a
4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy
anchos, la mayoría de 13 a 16 series. Fibras medianas, de
diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones altas, de moderadamente
dura a muy dura, flexible, moderadamente resistente a resis-
tente a la compresión paralela, a la compresión perpendi-
cular y al cortante paralelo.
52 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
3. Quercus candicans Née
Distribución
Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Sinaloa, Nayarit, Jalisco,
Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Guanajuato,
Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala,
Puebla y Veracruz.
Altitud
1600-2500 msnm
Nombres comunes
Encino de asta, encino blanco, ahuamextli.
Características anatómicas
Albura blanco rosado, rosa, gris rosado o castaño rojizo claro y
duramen rosa o rojizo claro con radios multiseriados castaño
rojizo claro u oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de
2 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y extre-
madamente anchos, la mayoría de 20 a 25 series. Fibras
medianas o largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con
pocas tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy
altas, dura a muy dura, moderadamente flexible a rígida, mode-
radamente resistente a resistente a la compresión paralela,
resistente a la compresión perpendicular y moderadamente
resistente a resistente al cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
53
4. Quercus castanea Née
Distribución
Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí,
Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca,
Chiapas, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito
Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy
altas, de dura a muy dura, moderadamente flexible a rígida,
de moderadamente resistente a muy resistente a la compre-
sión paralela, resistente a muy resistente a la compresión
perpendicular y resistente a muy resistente al cortante para-
lelo.
Altitud
(800) 1500-2200 (2800) msnm
Nombres comunes
Encino, roble, encino roble, encino pipitillo, teposcohuite
chino, encino chaparro, aguacatillo, encino blanco, encino
negro, encino prieto, encino amarillo, encino rojo, palo colo-
rado, encino de agua, papada, tenexahuatl, encino quimis-
hahuate grande, encino mazacuate.
Características anatómicas
Albura blanco rosado o castaño muy pálido y duramen rojo
pálido o castaño rojizo claro con radios multiseriados rosa a
castaño rojizo. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 2
a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos a muy
altos y muy anchos a extremadamente anchos, la mayoría
de 17 a 23 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared
gruesa. Vasos con pocas o abundantes tílides y parénquima
con escasos cristales romboidales.
54 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
.y
y
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/ \ V
■ N .v
IV 7/ '
5. Quercus coccolobifolia Trel.
Distribución
Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Durango, Zaca-
tecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Aguascalientes y
Guanajuato.
Altitud
1750-2500 msnm
Nombres comunes
Encino, encino roble, encino verde.
Características anatómicas
Albura rosa y duramen rojo pálido o castaño rojizo claro con
radios multiseñados rojo oscuro. Porosidad anular. Anillos de
crecimiento de 1 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados
altos y extremadamente anchos, la mayoría de 27 series.
Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos
con abundantes tílides y parénquima con escasos cristales
romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida,
moderadamente resistente a la compresión paralela, resis-
tente a la compresión perpendicular y al cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
55
6. Quercus conspersa Benth.
Distribución
Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas,
Guanajuato, México, Morelos, Puebla y Veracruz.
Altitud
1200-1800 msnm
Nombres comunes
Encino roble amarillo, encino rojo, encino colorado, encino
blanco, pipitillo, encino cáscara, teposcohuite.
Características anatómicas
Albura castaño muy pálido y duramen rosa con radios multi-
seriados castaño rojizo oscuro. Porosidad semi anular.
Anillos de crecimiento de 6 a 7 mm. Vasos medianos. Radios
multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 16 series.
Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos
con pocas tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones altas, muy dura, muy
rígida, muy resistente a la compresión paralela y a la
compresión perpendicular y resistente al cortante paralelo.
56 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
7. Quercus crassifolia Humb. & Bonpl.
Distribución
Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí,
Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca,
Chiapas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo,
México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Vera-
cruz.
Altitud
1800-2800 msnm
Nombres comunes
Encino, chicharrón, encino roble, encino hoja ancha, encino
blanco, encino colorado, encino prieto, jicarillo, encino hoja-
rasca.
Características anatómicas
Madera de castaño pálido a rosa a castaño rojizo claro con
radios multiseriados castaño oscuro, gris oscuro o rojos.
Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 2.5 a 4 mm.
Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos a
extremadamente anchos de 13 a 25 series. Fibras medianas
o largas, de diámetro fino y pared mediana a gruesa. Vasos
con pocas tílides y parénquima con escasos cristales
romboidales y escasas drusas.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura,
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela,
a la compresión perpendicular y al cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
57
8. Quercus crísp ¡pilis Trel.
Distribución
Chiapas.
Altitud
2120-2500 msnm
Nombres comunes
Encino, chiquinib.
Características anatómicas
Albura castaño muy pálido y duramen rosa con radios multi-
seriados castaño rojizo. Porosidad anular. Anillos de creci-
miento de 3 a 4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados
altos y muy anchos, la mayoría de 13 series. Fibras largas,
de diámetro fino y pared mediana. Vasos con abundantes
tílides y parénquima con escasos cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida,
resistente a la compresión paralela y a la compresión
perpendicular y moderadamente resistente al cortante para-
lelo.
58 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
9. Quercus durifolia von Seem
Distribución
Chihuahua, Nuevo León y Durango.
Altitud
1800-2800 msnm
Nombres comunes
Encino colorado, encino laurelillo.
Características anatómicas
Albura rosa y duramen castaño rojizo claro con radios multi-
seriados rojo claro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento
de 4.5 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados muy
altos y muy anchos, la mayoría de 19 series. Fibras
medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con
pocas tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, muy dura,
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela,
muy resistente a la compresión perpendicular y al cortante
paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
59
10. Quercus eugeniaefolia Liebm.
Distribución
San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Veracruz y Oaxaca.
Altitud
2000-2250 msnm
Nombres comunes
Manzanillo blanco.
Características anatómicas
Madera rosa a castaño pálido con radios multiseriados
castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de creci-
miento de 4 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados
muy altos y anchos, la mayoría de 10 series. Fibras
medianas, de diámetro fino y pared gruesa.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones altas, dura, moderada-
mente flexible a rígida, moderadamente resistente a resis-
tente a la compresión paralela, resistente a la compresión
perpendicular y al cortante paralelo.
60 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
11. Quercus laurina Humb. & Bonpl.
Distribución
Tamaulipas, Sinaloa, Durango, San Luis Potosí,, Nayarit,
Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas,
Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México,
Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz.
Altitud
2000-3300 msnm
Nombres comunes
Chilillo, encino laurelillo, encino hoja angosta, encino roble,
encino colorado, encino blanco, encino prieto, encino uricua,
atlualpitzahual, encino xicatahua, tesmolera, huitzalacate.
Características anatómicas
Albura rosa y duramen castaño claro a castaño rojizo con
radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad anular.
Anillos de crecimiento de 1 a 4 mm. Vasos medianos. Radios
multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 15 a 24
series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana
a gruesa. Vasos con pocas tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy
altas, dura a muy dura, rígida a muy rígida, resistente a muy
resistente a la compresión paralela y a la compresión
perpendicular y moderadamente resistente a resistente al
cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
61
12. Quercus mexicana Humb. & Bonpl.
Distribución
Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Chiapas,
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guana-
juato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Tlaxcala,
Puebla y Veracruz.
Altitud
1600-2250 msnm
Nombres comunes
Manzanillo, encino enano.
Características anatómicas
Madera castaño pálido con radios multiseriados castaño
rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 2 a
3 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy
anchos, la mayoría de 13 series. Fibras medianas, de
diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida,
moderadamente resistente a resistente a la compresión
paralela, muy resistente a la compresión perpendicular y
resistente al cortante paralelo.
62 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
13. Quercus scytophylla Liebm.
Distribución
Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Jalisco, Michoacán,
Guerrero, Oaxaca, Chiapas, México y Puebla.
Altitud
1350-2500 msnm
Nombres comunes
Encino prieto, encino blanco, encino rosillo.
Características anatómicas
Albura blanco rosado y duramen rosa a castaño rojizo con
radios multiseriados castaño rojizo claro. Porosidad difusa.
Anillos de crecimiento de 4 a 5 mm. Vasos medianos. Los
radios multiseriados son altos y muy anchos la mayoría de
18 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa.
Vasos con abundantes tílides y parénquima con escasos
cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, muy dura,
rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión
perpendicular y al cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
63
14. Quercus sideroxyla Humb. & Bonpl.
Distribución
Chihuahua, Nuevo León, Durango, Zacatecas, San Luis
Potosí, Jalisco, Michoacán, Aguascalientes y Guanajuato.
Altitud
2400-2600 msnm
Nombres comunes
Encino.
Características anatómicas
Albura rosa a rojo pálido y duramen castaño rojizo claro a
rojo con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad
anular. Anillos de crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos.
Radios multiseriados altos y muy anchos la mayoría de 20 a
24 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared
mediana. Vasos con pocas tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones altas, dura, rígida, de
moderadamente resistente a resistente a la compresión
paralela, resistente a la compresión perpendicular y al
cortante paralelo.
64 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
15. Quercus skinneri Benth.
Distribución
Oaxaca, Chiapas y Veracruz.
Altitud
700-1000 msnm
Nombres comunes
Encino.
Características anatómicas
Albura castaño pálido y duramen castaño rojizo con radios
multiseriados castaño oscuro. Porosidad semi anular. Anillos
de crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. Radios multi-
seriados altos y muy anchos, la mayoría de 16 series. Fibras
largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas
tílides y parénquima con abundantes cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura,
rígida, moderadamente resistente a la compresión paralela,
resistente a la compresión perpendicular y al cortante para-
lelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
65
16. Quercus uxoris McVaugh
Distribución
Tamaulipas, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Chiapas,
Puebla y Veracruz.
Altitud
1200-2250 msnm
Nombres comunes
Capuchino, hojeador.
Características anatómicas
Madera rosa o castaño rojizo con radios multiseriados
castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de creci-
miento de 2 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados
altos y muy anchos la mayoría de 12 a 24 series. Fibras
medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con
pocas o abundantes tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, dura a muy
dura, rígida, moderadamente resistente a resistente a la
compresión paralela, a la compresión perpendicular y al
cortante paralelo.
66 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
Características de las especies
Sección Quercus (Subgénero Leucobalanus o encinos blancos)
17. Quercus convatiata Trel.
Distribución
Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí.
Altitud
2000-2500 msnm
Nombres comunes
Encino blanco.
Características anatómicas
Albura castaño muy pálido y duramen castaño con radios
multiseriados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de
crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. Radios multise-
riados altos y extremadamente anchos, la mayoría de 50
series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa.
Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes
cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura,
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela,
muy resistente a la compresión perpendicular y al cortante
paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
67
18. Quercus excelsa Liebm.
Distribución
Durango, San Luis Potosí, Jalisco, Oaxaca y Veracruz.
Altitud
1400-2250 msnm
Nombres comunes
Encino bornio.
Características anatómicas
Madera castaño muy pálido con radios multiseriados castaño
oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 3 mm.
Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos,
la mayoría de 21 series. Fibras largas, de diámetro fino y
pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima
con escasos cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura,
muy rígida, resistente a la compresión paralela, moderada-
mente resistente a la compresión perpendicular y resistente
al cortante paralelo.
68 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
19. Quercus gtabrescens Benth.
Distribución
San Luis Potosí, Michoacán, Oaxaca, Hidalgo, México,
Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz.
Altitud
1700-2700 msnm
Nombres comunes
Encino, encino blanco, quebracho.
Características anatómicas
Madera blanca a castaño muy pálido con radios multise-
riados castaño claro. Porosidad anular. Anillos de 2 a 6 mm.
Vasos medianos. Radios multiseriados muy altos y muy
anchos a extremadamente anchos, la mayoría de 15 a 29
series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana a
gruesa. Vasos con abundantes tílides.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones muy altas, dura a muy
dura, rígida, resistente a muy resistente a la compresión
paralela, a la compresión perpendicular y al cortante para-
lelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
69
20. Quercus laeta Liebm.
Distribución
Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Durango, Zaca-
tecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán,
Oaxaca, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo,
México, Distrito Federal, Tlaxcala, Puebla y Veracruz.
Altitud
1800-2800 msnm
Nombres comunes
Encino prieto.
Características de la madera
Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios
multiseriados castaño grisáceo. Porosidad difusa. Anillos de
crecimiento de 5 a 6 mm. Vasos medianos. Radios multise-
riados muy altos y extremadamente anchos, la mayoría de
31 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa.
Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes
cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura,
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela,
resistente a la compresión perpendicular y muy resistente al
cortante paralelo.
70 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
21. Quercus obtusata Humb. & Bonpl.
Distribución
Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, San Luis
Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero,
Oaxaca, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo,
México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Vera-
cruz.
Altitud
1650-2700 msnm
Nombres comunes
Encino, encino blanco, encino negro, encino avellano, encino
prieto, encino calichahuac, casahuicahuatl.
Características anatómicas
Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios
multiseriados castaño grisáceo. Porosidad difusa. Anillos de
crecimiento de 2 a 3 mm. Vasos medianos. Radios multise-
riados muy altos y extremadamente anchos, la mayoría de
44 a 51 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared
gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con
abundantes cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura,
muy rígida, muy resistente a la compresión paralela, a la
compresión perpendicular y al cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
71
22. Quercus potosina Trel.
Distribución
Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí,
Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, México y
Veracruz.
Altitud
2000-2400 msnm
Nombres comunes
Encino.
Características de la madera
Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios
multiseriados castaño grisáceo. Porosidad semi anular.
Anillos de crecimiento de 1 mm. Vasos medianos. Radios
multiseriados extremadamente altos y extremadamente
anchos, la mayoría de 41 series. Fibras medianas, de
diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides
y parénquima con abundantes cristales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura,
muy rígida, muy resistente a la compresión paralela, a la
compresión perpendicular y al cortante paralelo.
72 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
23. Quercus resinosa Liebm.
Distribución
Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco,
Michoacán, Guerrero, Aguascalientes, Guanajuato y
México.
Altitud
800-2300 msnm
Nombres comunes
Encino roble, roble, encino blanco.
Características de la madera
Albura castaño muy pálido y duramen castaño con radios
multiseriados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de
crecimiento de 2 a 3 mm. Vasos medianos. Radios multise-
riados altos y extremadamente anchos, la mayoría de 27
series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos
con abundantes tílides y parénquima con abundantes cris-
tales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera muy pesada, de contracciones altas, muy dura, muy
rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión
perpendicular y al cortante paralelo.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
73
24. Quercus rugosa Née
Distribución
Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo
León, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit,
Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas,
Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México,
Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz.
Altitud
1800-3000 msnm
Nombres comunes
Encino, encino cuero, encino blanco, encino avellano, encino
tocúz, encino quebracho, encino hojarasca, encino negro,
encino roble.
Características anatómicas
Albura castaño pálido y duramen amarillo con radios multise-
riados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de creci-
miento de 1 mm. Vasos medianos. Los radios multiseriados
muy altos y extremadamente anchos la mayoría de 27
series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos
con abundantes tílides y parénquima con abundantes cris-
tales romboidales.
Características físicas y mecánicas
Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura,
rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión
perpendicular y al cortante paralelo.
74 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
Otras características tecnológicas de
la madera de encino
Encinos rojos
La madera de los encinos rojos
presenta dificultad en el secado, el cual
debe hacerse lentamente para evitar
contracciones y rajaduras; tiene durabi-
lidad natural de baja a mediana, pero se
impregna fácilmente, a excepción de las
especies que forman tílides. Presenta
buenas características de maquinado.
Ofrece condiciones adecuadas para el
clavado y atornillado, tiene propiedades
favorables al cepillado, barrenado, esco-
pleado y moldurado y se tornea fácil-
mente. Soporta la unión entre piezas sin
dificultad y el lijado y acabado se realizan
sin problemas. Es una madera de exce-
lente resistencia mecánica, con alta resis-
tencia al impacto.
Encinos blancos
La madera de los encinos blancos
presenta gran cantidad de cristales
romboidales de oxalato de calcio que difi-
cultan su aserrío, más que en los encinos
rojos que no presentan estos contenidos.
Por las características de los radios multi-
seriados y por las características de peso
y dureza, es una madera que presenta
grandes contracciones en su secado, con
alta tendencia a rajarse. Su secado debe
hacerse lentamente para evitar las raja-
duras. El duramen es altamente resis-
tente a la pudrición, más que el de los
encinos rojos. Los poros del duramen
están llenos de tílides por lo que es muy
poco permeable y difícil de impregnar;
únicamente las especies que no forman
tílides, como Q. resinosa , se impregnan
fácilmente. Presenta buenas caracterís-
ticas de maquinado, pero tiende a rajarse
en el clavado. Ofrece condiciones
adecuadas para el cepillado y moldurado.
Tiene excepcionales propiedades de
resistencia mecánica. Es una madera con
alta resistencia al impacto.
DISCUSIÓN
Características comunes de las espe-
cies del género Quercus
Macroscópicas
La madera de las especies de
encinos mexicanos, no tiene olor ni sabor
característico, su brillo es alto, el veteado
es pronunciado, la textura es gruesa y el
hilo es recto. Sus elementos constitutivos
son fácilmente visibles a simple vista,
sobre todo los radios multiseriados, que
es la característica más distintiva de la
madera de los encinos. En las caras
longitudinales: tangenciales y radiales,
son más oscuros que el resto de la
madera y en las caras transversales son
más claros. En las caras tangenciales se
ven como líneas y en las caras radiales
como bandas. Los anillos de crecimiento
están marcados por una banda delgada
de fibras. En las especies que presentan
porosidad anular, los anillos de creci-
miento se marcan por una banda de
poros de la madera temprana.
Microscópicas
Vasos. La madera presenta poro-
sidad anular o difusa, los poros son soli-
tarios (vasos en corte transversal), poco
numerosos, de diámetro tangencial
mediano y pared gruesa, en la madera
tardía se arreglan en hileras radiales.
Los elementos de vaso son de longitud
mediana, con placas perforadas simples,
de paredes terminales oblicuas y
puntuaciones areoladas alternas de
forma oval. Las puntuaciones vaso-rayo
son simples con arreglo vertical. En las
especies que presentan porosidad
anular, los poros de la madera temprana
son visibles a simple vista, forman una
banda de dos a cuatro poros de ancho.
Los vasos de la madera temprana son
grandes y los de la madera tardía son
pequeños. La transición de la madera
temprana a la tardía es abrupta.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
Traqueidas vasicéntricas. Su
presencia es abundante y se arreglan de
una a varias capas alrededor de los vasos
y mezcladas con el parénquima.
Parénquima. El parénquima es
poco visible a simple vista. Es abundante,
de varios tipos: paratraqueal escaso,
mezclado con traqueidas vasicéntricas,
apotraqueal difuso, reticulado y en
bandas finas más o menos regulares y
marginal. Cuando se presenta porosidad
anular, el parénquima es más abundante
en la madera tardía.
Radios. El parénquima radial es de
dos tipos: radios uniseriados y radios
multiseriados, homogéneos, formados de
células procumbentes, no estratificados.
Los uniseriados no son visibles a simple
vista, son numerosos. Los multiseriados
son poco numerosos y agregados, sepa-
rados por fibras. Ambos tipos de radios
presentan células parenquimatosas de
dos tamaños; en los uniseriados están
mezcladas y en los multiseriados las más
pequeñas se arreglan cerca de los
márgenes o en la parte central del radio.
Fibras. Son de dos tipos: libriforme y
fibrotraqueidas, abundantes, de longitud
mediana, de pared gruesa y de lumen
fino.
Tecnológicas. El coeficiente de
anisotropía es muy alto; su resistencia al
cortante paralelo a la fibra es de alta a
muy alta (resistente a muy resistente).
Características distintivas de las espe-
cies del género Quercus
Encinos rojos
Generales. Su albura es de color
blanco a rosa y a castaño rojizo claro, el
duramen varía de rosa a castaño rojizo
oscuro, gris castaño con tintes rojizos, de
pesada a muy pesada (0,57 a 0,68), sus
75
contracciones son de altas a muy altas
(17 a 22%) y varía de dura a muy dura
(4570 a 9420 N). Las propiedades en
flexión son de flexibles a rígidas (MOR:
40,9 a 85,2 MPa); la compresión paralela
de poco resistente a muy resistente (22,0
a 44,0 MPa). La compresión perpendi-
cular es de resistente a muy resistente
(6,2 a 11,4 kg/cm 2 ).
Radios. Los uniseriados de 7 a 19
células de altura, los multiseriados de 0,7
a 3,0 cm de altura, de 10 a 25 series y de
192 a 482 pm de ancho.
Contenidos. Los vasos del duramen
generalmente sin tílides o escasas. El
parénquima y los radios sin cristales o
con escasos cristales de oxalato de calcio
de forma romboidal. Las fibras con abun-
dantes taninos.
Encinos blancos
Generales. Su albura es de color
blanco a castaño claro o castaño
grisáceo, el duramen de castaño claro a
castaño oscuro y a castaño grisáceo, de
pesada a muy pesada (0,64 a 0,76), sus
contracciones son muy altas (19 a 22%) y
varía de dura a muy dura (5 740 a 9 450
kg). Las propiedades en flexión son
rígidas (MOR: 66,2 a 86,6 MPa); la
compresión paralela de resistente a muy
resistente (31,2 a 40,9 MPa ). La compre-
sión perpendicular es de resistente a muy
resistente (9,1 a 16,0 MPa).
Radios. Los uniseriados de 12 a 19
células de altura, los multiseriados de 1,5
a 5,0 cm de altura, de 12 a 51 series y
234 a 971 pm de ancho.
Contenidos. Los vasos del duramen
se encuentran ocluidos con abundantes
tílides. El parénquima y los radios con
abundantes cristales de oxalato de calcio
de forma romboidal. Las fibras con
taninos.
76 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
RECOMENDACIONES
Usos sugeridos
Encinos rojos
Por las características estéticas que
le dan los diferentes tonos de color, el
veteado pronunciado, la textura gruesa y
la presencia de porosidad anular, es una
madera recomendada ampliamente para
muebles (principalmente escritorios,
mesas, sillas torneadas, gabinetes de
cocina), chapa, pisos, pasamanos,
bancas, baúles, artículos torneados, arte-
sanías y decoración de interiores en
general. La porosidad anular proporciona
hermosas superficies en corte tangencial,
valiosas en ebanistería y chapa. El color
es una de las características más impor-
tantes en la industria de la decoración y la
madera de los encinos rojos mexicanos
presenta una gran variedad de tonali-
dades de blanco rosáceo hasta rojo
intenso. El color varía entre los encinos
rojos, debido al suelo y clima. Junto con el
color, el veteado (figura), el hilo recto, su
dureza, y su alta resistencia al desgaste y
su acabado fino hacen a la madera de
encino una de las más apropiadas para
pisos. El hilo recto determina la facilidad
en artículos torneados, tallados y
labrados. Por sus cualidades mecánicas,
sobre todo su alta resistencia al impacto,
se emplea para cabos y mangos de
herramientas y puede ser utilizada con
ventaja en usos estructurales, por su alta
densidad y resistencia a la flexión. Por la
facilidad de aceptar tratamientos preser-
vadores, es apropiada para usos en
durmientes, pilotes y postes de líneas de
transmisión.
Encinos blancos
La información presentada en este
trabajo en forma de fichas descriptivas
para las diferentes especies, permitirá
hacer un mejor uso de su madera. La
madera de los encinos blancos debe
usarse en situaciones que requieran
excepcional resistencia mecánica y alta
durabilidad natural, como los usos estruc-
turales en construcciones permanentes
expuestas a alto riesgo. Si su secado es
exitoso, puede emplearse en decoración
de interiores. Por su dureza, alta resis-
tencia al impacto (tenacidad) y durabi-
lidad natural, en durmientes, postes y
pilotes para minas, ruedas de vehículos
de labranza, implementos agrícolas,
tarimas y ataúdes. Por ser impermeable,
resistente y durable, se usa en tonelería
para añejamiento de licores siempre y
cuando presente porosidad anular y la
calidad de los taninos imprima un sabor
agradable al añejado.
La madera de las diferentes espe-
cies que pertenecen a una sección:
(Subgéneros Erythrobalanus y Leucoba-
lanus), no puede separarse fácilmente
entre ellas usando únicamente sus
características anatómicas. Por las
características tecnológicas diferentes
que presentan las especies de ambas
secciones, deben separarse en los
procesos de transformación ya que al
mezclarse especies de los diferentes
grupos, los blancos son los más
expuestos a la generación de defectos y
por lo tanto se produce un alto desper-
dicio. Se sugiere agrupar las especies
por subgénero y separar las que
presentan características problemáticas
para su transformación, de acuerdo a los
diferentes usos, es decir, separar para
su procesamiento, aquellas con valores
en los extremos de la distribución esta-
dística, según las tablas de resultados
aquí presentadas, por no aplicar para
ellas, las técnicas comunes ni tener la
maquinaria adecuada para su manejo.
Es recomendable que estas últimas no
se corten y se dejen en el bosque donde
tienen funciones importantes en la
conservación del suelo, en el ciclo del
agua y la interacción con múltiples orga-
nismos.
Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80
77
Anexo 1. Especies estudiadas y sitios de recolección.
Xiloteca
especie
sitio de recolección
xiloteca
especie
sitio de recolección
ENCINOS ROJOS
X-457
Q. acutifolia
Zapotitlán, Jal
X-421
Q, acutifolia
Atoyac de Álvarez, Gro
M-66
Q. affinis
Chignahuapan, Pue
M-94
Q. affinis
Chignahuapan, Pue
X-374
Q. cand ¡caris
San Dimas, Dgo
M-62
Q, candicans
Cd. Guzmán, Jal
X-406
Q. cand ha ns
Coalcomán, Mich
X-506
Q. candicans
Villa Madero, Mich
X-212
Q. cand ha ns
Leonardo Bravo, Gro
M-50
Q. castanea
Cd. Guzmán, Jal
M-64
Q. castanea
Cd Guzmán, Jal
X-507
Q, castanea
Villa Madero, Mich
M-74
Q. castanea
Tianguism analco, Pue
X-379
Q, coccolobifolia
Pueblo Nuevo, Dgo
X-213
Q. conspersa
Leonardo Bravo, Gro
X-373
Q. crassifolia
San Dimas, Dgo
M-70
Q. crassi folia
Mazamitla, Jal
X405
Q, crassifolia
Coalcomán, Mich
M-69
Q. crassi folia
Chignahuapan, Pue
M-9 1
Q. crassifolia
Huayacocotla, Ver
X-443
Q. crispipilis
Teo pisca, Chis
X-376
Q. durifolia
Pueblo Nuevo, Dgo
M-99
Q. eugeniaefolia
Huayacocotla, Ver
M-63
Q, laurina
Cd. Guzmán, Jal
X-407
0. laurina
Coaloomán, Mich
X-215
Q. laurina
Leonardo Bravo, Gro
M-68
Q. la urina
Chignahuapan, Pue
M-92
Q. laurina
Huayacocotla, Ver
M-101
Q. mexicana
Huayacocotla, Ver
X-404
Q, scytophylla
Aguililla, Mich
X-322
Q. sideroxyla
San Dimas, Dgo
X-551
Q. sideroxyla
Pueblo Nuevo, Dgo
X-540
Q. skinneri
Ocosingo, Chis
X450
Q. uxoris
Zapotitlán, Jal
M-97
Q. uxoris
Huayacocotla, Ver
ENCINOS BLANCOS
X-318
Q. con valí ata
San Dimas, Dgo
X454
Q. excelsa
Zapotillán, Jal
M-67
0. glabrescens
Chignahuapan, Pue
M-93
Q, glabrescens
Chignahuapan, Pue
M-96
Q. glabrescens
Huayacocotla, Ver
M-98
Q. glabrescens
Huayacocotla, Ver
X-375
Q. la eta
San Dimas, Dgo
X403
Q. obtusata
Coalcomán, Mich
X-505
Q. obtusata
Villa Madero, Mich
X-377
Q. potosí na
Durango, Dgo
X-508
Q. resinosa
Villa Madero, Mich
X444
Q, rugosa
Teo pisca, Chis
M= Xiloteca UAMIZ X= Xiloteca INIFAP
78 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen la ayuda en
la realización de este trabajo de manera
muy especial a la excelente taxónoma y
gran amiga Biól. María de Lourdes Aguilar
Enríquez por su apoyo en la identificación
de las especies, al Maestro Jorge Lodi-
giani y al Biól. Exp. Jesús Rivera su gran
colaboración en el procesado del material
fotográfico.
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Este documento se debe citar como:
De la Paz Pérez-Olvera, C. y R. Dávalos-Sotelo. 2008. Algunas características anatómicas y tecnológicas de la
madera de 24 especies de Quercus (encinos) de México. Madera y Bosques 14(3):43-80.
Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94
81
lARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN!
Composición química y densidad básica
relativa de la madera de dos especies
arbustivas de encino blanco
de la Sierra de Álvarez, SLP, México
Chemical composition and relative basic density of two
shrub white oak wood species from the Sierra de Álvarez,
SLP, México
Guadalupe M. Bárcenas-Pazos 1 , Rosalva Ríos-Villa 2 ,
J. Rogelio Aguirre-Rivera 3 , Bertha I. Juárez-Flores 3
y J. Amador Honorato-Salazar 4
RESUMEN
En la sierra de Álvarez, San Luis Potosí, se han identificado 18 especies de encinos; de ellas,
Quercus sebifera y Q. tinkhami son de hábito arbustivo y pertenecen a la sección Quercus o encinos
blancos. A la fecha se desconocen estudios sobre las características de su madera, la cual sólo se
aprovecha localmente en forma reducida y rudimentaria. En este trabajo se presenta su caracteriza-
ción química. Se evaluaron los contenidos relativos de lignina, extractos y cenizas, asi como la
densidad básica relativa y el contenido de celulosa. Se calcularon los estadísticos básicos para cada
componente y se realizó un análisis de varianza entre especies para cada parámetro estimado. La
cantidad de celulosa y lignina de ambas especies fue estadísticamente similar (p > 95%); además, los
valores obtenidos coinciden con los presentados por otros autores para encinos mexicanos. La
cantidad de cenizas fue mayor que lo publicado para especies mexicanas del mismo género, lo cual
posiblemente se deba a las condiciones de crecimiento de estas especies, particularmente el clima y
el tipo de suelo. Sólo los contenidos de extractos de Q. sebifera con la mezcla etanol-benceno y con
agua caliente fueron mayores que ios registrados para otros encinos blancos. El contenido de
extractos fue estadísticamente mayor en Q. sebifera. La riqueza de cenizas y extractos de estas espe-
cies parece estar relacionada con su adaptación a las condiciones de aridez en las que crecen. La
densidad básica relativa de Q. sebifera es media y la de Q. thinkami , es alta.
PALABRAS CLAVE:
Composición química, extractos, madera de encino, Quercus , San Luis Potosí.
1 Programa Multidisciplinario de Posgrado en Ciencias Ambientales, Universidad Autónoma de San Luis
Potosí. Altair 200. Fracc. del Llano. 78377 San Luis Potosí, SLP. Unidad de Recursos Forestales, Instituto
de Ecología, A.C., Xalapa, Ver. Correo electrónico: guadalupe.barcenas@inecol.edu.mx.
2 Posgrado en Ciencias Biomédicas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
3 Instituto de Investigación de Zonas Desérticas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Altair 200. Fracc.
del Llano. 78377 San Luis Potosí, SLP.
4 INIFAP Campo Experimental San Martinito, Centro de Investigación Regional Centro. Km. 56.5 Carretera
Federal México-Puebla, San Martinito. Tlahuapan, Municipio Tlahuapan, Puebla. CP 74100.
82
Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas
ABSTRACT
ln the mountain range of Álvarez,
San Luis Potosí eighteen oak species
have been identífied; two of them
(Quercus sebifera and Q. tinkhami )
included into the Quercus section or
white oaks are shrubs. Currently,
studies are not known on the wood
characteristics of these species, whích
are only used locally in a reduced and
rudimentary way. Their Chemical
composition is presented here. Essays
to estímate relative content (%) of
lignin, extracts and ashes were carried
out; specific gravity was also calculated
along with volume of cellulose. Basic
statistics were estimated for each para-
meter obtained. Variance analyses
were applied between the essays sets
of cellulose, lignin, ash, and extracts.
Not significant differences (p > 95%)
were found between species for cellu-
lose and lignin. These results were
similar to those presented by other
authors for Mexican oaks. Ash volume
resulted to be greater; it may be due to
their particular climate and soil type,
mainly. The extracts of O. sebifera
obtained by the ethanol-benzene
mixture and by hot water were greater
than those published for white oaks.
These species were different (p > 95%)
for extract content. Ash and extracts
richness of these species seems to be
related to their aridity adaptations. Reia-
tive basic density valúes for Q. sebifera
were médium and high for Q. tinkhami.
KEYWORDS:
Chemical composition, extracts,
oakwood, Quercus , San Luis Potosí.
INTRODUCCIÓN
En México, en nivel de género, los
encinos son considerados como el
segundo recurso forestal maderable más
importante después del género Pinus
(Rzedowski, 2006 y Nixon, 1993). La
madera de encino posee un valor muy
alto como materia prima cuando es
procesada adecuadamente; sin embargo,
debido a su dureza, su distribución
geográfica menos homogénea que la de
los pinos y la variabilidad específica en
sus características tecnológicas, su uso
más común aún es como combustible
(García, 1995 y Zavala, 1990).
Un argumento utilizado reiterativa-
mente para justificar el desuso de la
madera de encino en productos con
mayor nivel de proceso, es el desconoci-
miento de sus cualidades y reacciones,
además de su variabilidad en depen-
dencia de la zona geográfica donde es
cortada (De la Paz, 2000). En México se
cuenta con información, particularmente
sobre su ecología y distribución, sobre
varias especies de encinos (Cárter, 1953;
Martínez, 1981; Nixon, 1993 y Valencia,
2004).
Sobre las características tecnoló-
gicas de la madera de encinos, De la Paz
(2000) estableció la relación entre las
características anatómicas y las propie-
dades físicas y mecánicas de la madera
de 24 especies de encinos, 16 de ellos
rojos y ocho blancos. Quintanar (2002)
publicó una recopilación de diversos
trabajos sobre taxonomía, distribución,
aprovechamiento y usos actuales, carac-
terísticas anatómicas, propiedades físico-
mecánicas, composición química, índices
de rendimiento y calidad de fibra para
pulpa, durabilidad, aserrío, secado y
maquinado de la madera de 31 especies
de encinos rojos y 16 de encinos blancos.
La composición química de la
madera de los encinos mexicanos se ha
estudiado sólo para unas pocas especies
y en aspectos generales y específicos,
que van desde el pH hasta la caracteriza-
ción de algunos compuestos químicos de
la madera y de la corteza, según lo resu-
mido por Honorato (2002). Así, Delgado
(1980) estimó el contenido de cenizas,
extractos con agua caliente y con etanol-
benceno, así como a-celulosa y hemice-
lulosa en la madera de dos especies de
encino rojos (Q. laurina y Q. candicans ) y
dos blancos (Q. resinosa y Q. obtusata)
del estado de Jalisco; el porcentaje de
Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94
lignina lo calculó por diferencia. Fuentes
(1980) determinó el contenido de carbohi-
dratos estructurales, extractos con etanol-
benceno y lignina de la madera del fuste
y de las ramas de Quercus resinosa , otro
encino blanco también del estado de
Jalisco.
En la madera de dos especies de
encinos rojos (Q. laurina y Q. candicans)
provenientes del estado de Michoacán,
Rutiaga et al. (2000 a y b) estimaron los
porcentajes de lignina, carbohidratos
estructurales y cenizas, y cuantificaron el
porcentaje de extractos con tres disol-
ventes, éter de petróleo, acetona y
metanol. Por su parte, Bárcenas (2002)
analizó el efecto de la lignina y los
extractos removidos con disolventes
orgánicos sobre dos propiedades físicas
de la madera de varias especies; una de
ellas fue el encino rojo Q. laurina.
Bautista y Honorato (2005) estu-
diaron la composición química de la
madera de Q. coccolobifolia, Q. durifolia y
Q. rugosa recolectados en el estado de
Guanajuato, y de Q. oleoides proveniente
del centro del estado de Veracruz. Los
dos primeros son encinos rojos y las otras
dos especies son encinos blancos. En
todos los casos, menos para lignina, los
encinos blancos presentaron valores
mayores de los componentes estudiados.
En general, los valores de alfa celu-
losa publicados para la madera de
encinos mexicanos van de 37% a 56%,
de hemicelulosas de 22% a 30% y de
lignina de 8% a 22%. Para las holocelu-
losas (celulosa y hemicelulosas) se han
encontrado valores de 60% a 82%; espe-
cíficamente para hemicelulosas,
formadas básicamente por pentosas, se
han registrado contenidos de 18% a 23%
(Honorato, 2002). La cantidad de celulosa
presente en la madera de los encinos
mexicanos estudiados, es mayor que la
registrada en las especies de otros
83
países, mientras que en los otros
compuestos son similares (Honorato,
2002 ).
Con respecto a los componentes
menores, la cantidad relativa de cenizas
en la madera de los encinos mexicanos
oscila entre 0,32% y 1,38%; la de sílice
varía de 0,0025% a 0,0093%; la de
extractos con agua caliente varía de 4,61 %
a 10,00%, con etanol-benceno de 1,14%
a 7,21% y con hidróxido de sodio al 1%
de 20,89% a 26,00%; y el contenido de
taninos varía desde 0,59% hasta 33,40%
(Honorato, 2002).
Las especies de encino que crecen
en la sierra de Álvarez de SLP, han sido
identificadas y estudiadas, ecológica-
mente (García, 1995; García et al.', 1999,
García y Aguirre a y b, inéditos; Ramírez,
2000; Castillo, 2003 y Castillo et al.,
2008), pero sobre las características de
su madera se desconocen antecedentes,
particularmente sobre las dos especies
arbustivas consideradas en este trabajo.
OBJETIVO
Cuantificar los componentes
químicos y determinar la densidad básica
relativa de la madera de dos especies
arbustivas de encinos blancos (Q.
tinkhami C.H. Müll. y Q. sebifera Trel.) de
la sierra de Álvarez, SLP.
MATERIALES Y METODOS
Recolección de material
Las muestras de las especies estu-
diadas se recolectaron en la sierra de
Álvarez, área natural declarada para
protección forestal y refugio de fauna
silvestre (Figura 1). Este sistema orográ-
fico está localizado al sureste de la capital
del estado San Luis Potosí, y se extiende
en dirección NO-SE, con altitudes de
84
Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas
22 0 21 ’ 48 “
22 ° 00 ’
100 ° 46’ 20 “
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Figura 1. Ubicación de la sierra de Álvarez, SLP
2 000 a 2 700 msnm. Este sistema y las
serranías que le suceden hacia el norte
forman un límite natural entre la cuenca
del valle de San Luis Potosí y la cuenca
de Rioverde (García et al., 1999). En la
sierra de Álvarez predomina un clima
semiseco templado con lluvias en verano,
del tipo BSi kw (García, 1988), con preci-
pitación media anual de 366 mm a 571
mm, un porcentaje de lluvia invernal entre
5,0% y 10,2%, y la cantidad de lluvia del
mes más húmedo de la mitad caliente del
año es por lo menos diez veces mayor
que la del mes más seco. La temperatura
media anual es de 17°C a 18°C, y sus
variaciones diarias son de - 3°C a 18°C en
el mes más frío (García et al., 1999). Se
registran dos temporadas al año, la seca
de noviembre a abril y la lluviosa, de
mayo a octubre; los meses de precipita-
ción abundante coinciden con los meses
de temperaturas más elevadas (Ramírez,
Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94
2000). La sierra está formada predomi-
nantemente por rocas sedimentarias
(calizas y lutitas), pero en la porción sur
hay manchones de rocas ígneas. Predo-
minan los suelos de tipo litosol éutrico
(García et al., 1999).
Se recolectaron tallos de dos indivi-
duos de Q. tinkhami en la comunidad de
San José de Magaña, y de tres individuos
de Q. sebifera, a un lado del camino hacia
la comunidad de El Pato, ambos pertene-
cientes al municipio de Armadillo de los
Infante en la sierra de Álvarez, SLP. Las
dos especies recolectadas pertenecen a
la sección Quercus (Valencia, 2004) o
encinos blancos. De cada especie se
recolectó material botánico como ejem-
plares botánicos de respaldo, los cuales
se procesaron y depositaron en el
85
Herbario Isidro Palacios (SPLM) del Insti-
tuto de Investigación de Zonas Desérticas
de la Universidad Autónoma de San Luis
Potosí.
La descripción general de las espe-
cies recolectadas en la sierra de Álvarez
es la siguiente (García y Aguirre a,
inédito):
Quercus tinkhami C.H. Müll. (Figura
2) Nombre común encino chaparro.
Arbustos caducifolios de aproximada-
mente 3,0 m de alto, con tallos hasta de
8,0 cm de diámetro, de rectos a torcidos.
Su hábitat, en la sierra de Álvarez, SLP es
el bosque de galería y el bosque subhú-
medo de encino, sobre sustratos de
origen sedimentario e ígneo.
Figura 2. Quercus tinkhami C. H. Müll.
86
Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas
Q. sebifera Trel. (Figura 3) Nombre
común, encino. Arbustos caducifolios de
aproximadamente 3,0 m de altura, tallos
con diámetros hasta de 15,0 cm, rectos a
ligeramente torcidos. En la sierra de
Álvarez, SLP, su hábitat es el bosque de
encino y crece en sustratos de origen
sedimentario.
Preparación del material
Los tallos recolectados se identificaron
con un número consecutivo; luego se
descortezaron y se procesaron para
volverlos astillas antes de que se redujera
considerablemente el contenido de humedad
de su madera. Posteriormente, las muestras
hechas astillas se secaron al aire libre, hasta
que su contenido de humedad se equilibró
con el ambiente. Enseguida se pulverizaron
en un molino Wiley para homogeneizarlas,
se tamizaron a través de una malla número
40 y se recolectó lo que quedó retenido en un
tamiz con malla número 60. El material seco
y tamizado se mantuvo en bolsas selladas
para minimizar los cambios en su contenido
de humedad, hasta ser analizadas.
Análisis químicos
Para la determinación de los conte-
nidos de celulosa y lignina se removieron
las sustancias solubles (extractos) no
estructurales mediante una extracción
secuencial con disolventes con un
gradiente creciente de polaridad, de
acuerdo con lo establecido en la norma
Preparation of extractive free-wood,
TAPPI Test Method T 257 cm-85 (TAPPI,
1998). La muestra extraída se dejó secar
Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94
87
al aire libre hasta que su humedad se
estabilizara con la humedad ambiental;
entonces se guardó en un recipiente
sellado, para minimizar sus cambios de
humedad, hasta que se realizaran las
determinaciones de celulosa y lignina.
El contenido de humedad (CH) de las
muestras se estimó antes de cada ensayo,
de acuerdo con lo establecido en la norma
Preparation of extractive free-wood, TAPPI
Test Method T 257 cm-85 (TAPPI, 1998). El
método utilizado para determinar el conte-
nido relativo de celulosa fue el desarrollado
por Kuschener y Hoffer en 1929 (Browning,
1967). El contenido de lignina se realizó
siguiendo lo establecido en la norma Acid-
insoluble lignin in wood and pulp, TAPPI Test
Method T 222 om-88 (TAPPI, 1998). El
contenido de cenizas se determinó de
acuerdo con lo que establece la norma Ash
in wood, TAPPI Test Method T211 om-85
(TAPPI, 1998). Para la determinación de los
extractos con agua caliente y con etanol-
benceno se usaron las normas Water solubi-
lity of wood and pulp, TAPPI Test Method T
207 om-88 y Solvent extractives ofwood and
pulp, TAPPI Test Method T 204 om-88
(TAPP1 1998), respectivamente.
Para ambas especies se determinó
la densidad básica relativa (DR), de
acuerdo con lo establecido por la norma
ASTM D-2395-94, Método B. De cada
especie se seleccionaron cinco especí-
menes y se registró su volumen verde,
esto es madera recién derribada (VV).
Posteriormente, se secaron al aire bajo
sombra y luego en horno eléctrico a
105°C ± 3°C, hasta que alcanzaron peso
constante en dos pesadas consecutivas,
con lo cual se obtuvo su peso anhidro
(PA). Los valores de densidad básica
están relacionados con la densidad del
agua, por lo que carecen de unidades.
Todas las estimaciones químicas se
hicieron en dos ensayos independientes con
cuatro repeticiones. Para establecer la signi-
ficación de las diferencias entre las dos
especies se aplicó una prueba de F (análisis
de varianza, p > 95) a los resultados obte-
nidos para cada atributo evaluado.
RESULTADOS
Los resultados de los ensayos
químicos para los compuestos estructurales
y cenizas se presentan en la Tabla 1. Los
resultados obtenidos para los extractos se
presentan en la Tabla 2, así como los
valores de densidad básica relativa.
En cuanto a que es celulosa, el
compuesto estructural más abundante de la
madera, el contenido relativo en Q. tinkhami
(43,37%) fue estadísticamente similar al de
Q. sebifera (45,72%) (Tabla 1). Menores
diferencias aun se encontraron en el conte-
nido de lignina (O. tinkhami, 21,02% y Q.
sebifera , 21,47%). En cambio, el contenido
de cenizas de Q. tinkhami (2,67%) fue esta-
dísticamente menor que el de Q. sebifera
(3,22%) (Tabla 1).
Con respecto a los extractos, los que
se obtuvieron con agua caliente fueron
más abundantes que los separados con
la mezcla de disolventes orgánicos (Tabla
2). A la vez, en ambos casos se regis-
traron diferencias significativas entre
especies. Así, los porcentajes de
extractos con agua caliente en la madera
de Q. tinkhami (7,67) y en la de Q. sebi-
fera (9,16) superaron significativamente a
los de Q. tinkhami (4,50) y Q. sebifera
(6,13) obtenidos con la mezcla de disol-
ventes. A la vez, el contenido relativo de
extracto acuoso en la madera de Q. sebi-
fera (9,16%) fue estadísticamente mayor
que el de Q. tinkhami (7,67%), y el conte-
nido de extractos con disolventes de Q.
sebifera (6,13%) también superó signifi-
cativamente al de Q. tinkhami (4,50%)
(Tabla 2). La densidad relativa (pa/vv) de
Q. thinkamii (0,735) fue significativamente
mayor que la de Q. sebifera (0,678).
Tabla 1 . Contenido (%) de celulosa, lignina y cenizas de la madera de dos especies arbustivas de encino, Quercus tinkhami (Qt) y
Quercus sebifera (Qs), de la sierra de Álvarez, SLP (n = 8)
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Los resultados con letras ¡guales son estadísticamente similares
Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94
DISCUSIÓN
Los porcentajes de celulosa y lignina
encontrados en la madera de los encinos
arbustivos de sierra de Álvarez (Tabla 1),
son equiparables con los registrados en
general para la madera de encinos mexi-
canos (Honorato, 2002). Específicamente
para los encinos blancos mexicanos
Honorato (2002) resume que el intervalo
del contenido relativo de celulosa es de
51,94% a 56,43% y que el de lignina es
de 19,84% a 22,57%. Los contenidos de
celulosa obtenidos son también compara-
bles a los obtenidos por Bautista y Hono-
rato (2005) para dos encinos blancos (Q.
rugosa del estado de Guanajuato y Q.
oleoides del estado de Veracruz) 52,94%
y 51,68%, respectivamente. Los conte-
nidos relativos de lignina registrados por
estos autores son 20,40% y 22,37%,
respectivamente. Así, ambas especies
estudiadas presentaron contenidos de
celulosa y lignina dentro del intervalo
obtenido para otros encinos blancos del
país. Para algunos encinos blancos de
Estados Unidos, usados en tonelería,
entre ellos Q. alba, Rowell et al. (2005)
presentan porcentajes de celulosa entre
40% y 47% y de lignina de 24% a 28%, de
manera que los valores de celulosa obte-
nidos de la madera de Q. sebifera son
similares y los de la madera de Q.
tinkhami son más altos. En cambio, los
valores de lignina de los encinos arbus-
tivos de sierra de Álvarez son menores
que los presentados por Rowell et al.
(2005). Bodirlau et al. (2007) en un
estudio de la composición química de
varias especies maderables, estable-
cieron que el contenido relativo de celu-
losa y lignina de Q. robur, encino blanco
europeo usado en tonelería, varía de
42,79% a 45,02% y de 23,32% a 24,82%,
respectivamente; así el contenido de
celulosa es menor en esta especie que en
Q. sebifera y Q. tinkhami, pero el porcen-
taje de lignina es mayor en las dos espe-
cies mexicanas.
89
Los contenidos de cenizas regis-
trados en las especies estudiadas (Tabla
1) son mayores que los valores menores
que 1,0%, descritos por Honorato (2002)
para la madera de varias especies mexi-
canas de Quercus, y a los registrados por
Bautista y Honorato (2005) para la
madera de Q. rugosa (0,45%) y Q.
oleoides (0,74%). La procedencia de
todos los ejemplares cuyos resultados
están publicados, es siempre más
septentrional que los estudiados en este
trabajo. Saka (2001) menciona que en la
madera de especies intertropicales, la
cantidad de cenizas puede llegar a ser
hasta de 5%. Es posible que el contenido
de cenizas encontrado se deba a que se
trata de encinos meridionales, propios de
ambientes subhúmedos a secos. De
acuerdo con García y Aguirre (Inédito b),
el hábitat de Q. sebifera es más seco
(lomas y laderas abiertas; sustrato sedi-
mentario) que el de Q. tinkhami (bosque
de galería y bosques aledaños subhú-
medos, sustrato ígneo y sedimentario).
Así, el contenido de cenizas estadística-
mente mayor de Q. sebifera puede repre-
sentar una adaptación fisiológica a condi-
ciones de potencial hídrico del suelo más
restrictivas que las prevalecientes en el
hábitat de Q. tinkhami. Bautista y Hono-
rato (2005), en contraste, encontraron
que para Q. oleoides, de clima cálido y
húmedo, es más alto el contenido de
cenizas, pero siempre menor que 1,0%;
sin embargo, esta especie está vinculada
a suelos muy restrictivos sobre aflora-
mientos ígneos (Pennington y Sarukhán,
2005). En comparación con los conte-
nidos de cenizas que presentan Rowell et
al. (2005) para algunos encinos blancos
de Estados Unidos (0,3% a 1,2%), los
calculados en este estudio son mayores.
Esto concuerda con lo señalado por Saka
(2001) de que las especies maderables
intertropicales presentan mayores conte-
nidos de sustancias inorgánicas que las
boreales. En efecto, Bodirlau et al. (2007)
encontraron en Q. robur, porcentajes de
90
Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas
cenizas entre 0,14% y 1,30%, valores
menores que los registrados para Q.
tinkhami y Q. se bífera.
Los extractos de la madera son
sustancias sin una función estructural
completamente conocida; pueden ser
grasas, grasas ácidas, alcoholes grasos,
fenoles, terpenos, esferoides, resinas
ácidas, ceras y otros componentes orgá-
nicos menores (Rowell et al., 2005). En la
mayoría de las especies, el porcentaje de
los extractos en el peso seco de la
madera, es menor que 10%; sin embargo,
en algunas puede llegar hasta 30%
(Reyes et al., 1987 y FPL, 1999).
Los extractos removibles con disol-
ventes orgánicos incluyen resinas, ácidos
grasos y sus ésteres, ceras, sustancias
no saponificadles, colorantes, hidrocar-
buros no volátiles, carbohidratos de bajo
peso molecular y algunas sales (Saka,
2001). El contenido relativo de extractos
con los disolventes orgánicos en la
madera de Q. tinkhamii, (4,50%) es
cercano al punto medio del intervalo
(2,79% a 5,24%) recopilado por Honorato
(2002), y del encontrado por Bautista y
Honorato (2005) (3,05% y 4,82%) para
dos encinos blancos, Q. rugosa y Q.
oleoides, respectivamente. En cambio, el
porcentaje registrado para Q. sebifera
(6,13%) supera claramente el límite
mayor de dicha amplitud. La diferencia
significativa entre la madera de ambas
especies (Tabla 2), puede estar igual-
mente relacionada con la diferencia
correspondiente en el contenido de
cenizas, esto es, que el mayor contenido
de extractos en la madera de Q. sebifera
contribuye probablemente a generarle
una mayor capacidad osmótica y por lo
tanto una mayor tolerancia a la aridez
(Baeza y Freer, 2001; Braun-Blanquet,
1979 y Weiler, 2004), y que la mayor
riqueza de cenizas se relacione también
con la posibilidad de la reutilización de los
nutrientes de la albura cuando hay
escasa disponibilidad de los mismos en el
suelo (Penninckx et al., 2001).
Entre los extractos que son remo-
vidos con agua se encuentran carbohi-
dratos solubles, algunos ácidos inorgá-
nicos, materiales fenólicos, y algunas
sustancias inorgánicas (Baeza y Freer,
2001). El agua lava algunos compuestos
también removibles con disolventes orgá-
nicos (Rowell et al., 2005), lo que sumado
a la mayor presencia de sustancias como
polisacáridos o flavonoides, los cuales
son muy solubles en agua (Browning,
1967), puede explicar la diferencia entre
los obtenidos con agua y con los disol-
ventes orgánicos en las maderas de este
estudio.
El porcentaje de las sustancias
extraídas con agua caliente en la madera
de Q. tinkhami (7 ,67) está cerca del límite
superior del intervalo para otros encinos
blancos mexicanos que resume Honorato
(2002) (4,99 a 7,76), y del que registraron
Bautista y Honorato (2005) para Q.
rugosa y Q. oleoides (4,97 y 7,97).
Asimismo, dicho porcentaje se encuen-
tran dentro del intervalo presentado por
Rowell et al. (2005) para los encinos
blancos estadounidenses (6,0 a 9,0), y
por Bodirlau et al. (2007) para Q. robur
(7,56 a 8,12). En cambio, el porcentaje
registrado para Q. sebifera (9,19) supera
claramente todos los valores consig-
nados. Al igual que los extractos con agua
caliente, el mayor contenido relativo de
los extractos con disolventes orgánicos
puede ser una respuesta de adaptación a
suelos áridos (Baeza y Freer, 2001;
Braun-Blanquet, 1979 y Weiler, 2004).
La densidad relativa de las dos espe-
cies (0,735 de Q. tinkhami y 0,678 de Q.
sebifera) está dentro de los valores regis-
trados para otros encinos blancos en el
país 0,688 a 0,818 (Bárcenas y Dávalos,
2001); está dentro de los valores de los
encinos estadounidenses (0,66 a 0,72)
Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94
presentada en FPL (1999) pero es mayor
que la de Q. robur (0,50 a 0,66), encino
blanco europeo (Bodirlaw et al., 2007). De
acuerdo con la clasificación de Dávalos y
Bárcenas (1999) para maderas mexicanas
la densidad de Q. tinkhami es muy alta (>
0,700) y la Q. sebifera es alta (0,550 a
0,690). La densidad más alta de Q.
tinkhami se puede atribuir a su mayor
densidad de fibras que de vasos o a sus
paredes celulares más gruesas (Panshin y
DeZeew, 1980) pues sus porcentajes de
compuestos estructurales y extractos
fueron menores que los de Q. sebifera.
Este trabajo constituye una aportación
pionera significativa sobre el conocimiento
de las características la madera de estas
dos especies arburstivas en particular y de
las especies de encino de la sierra de
Álvarez de San Luis Potosí, que por las
condiciones de aridez en las que crecen
contrastan con las características de la
madera de otras especies del mismo género
nativas de climas más húmedos.
CONCLUSIONES
Los contenidos relativos de celulosa,
lignina y cenizas en la madera de Q.
tinkhami fueron 48,37%, 21 ,02% y 2,67%,
respectivamente. Los porcentajes de
extractos fueron 7,67% para los remo-
vidos con agua caliente y 4,50% con
disolventes orgánicos.
Para Q. sebifera los porcentajes
obtenidos fueron 45,71 de celulosa, 21,47
de lignina, 3,22 de cenizas, 9,19 de
extractos con agua caliente, y 6,13 con la
mezcla de etanol-benceno.
Los contenidos relativos de celulosa
y lignina de Q. thinkami y Q. sebifera
fueron estadísticamente similares.
Q. sebifera superó estadísicamente
a Q. tinkhami en contenido relativo de
91
cenizas y de extractos removidos con
agua caliente y con disolventes orgá-
nicos.
Los contenidos de celulosa y lignina
de Q. tinkhami y Q. sebifera son compa-
rables con los publicados para la madera
de otras especies de encinos blancos
mexicanos y latitudes más septentrio-
nales.
Los contenidos de cenizas y
extractos en la madera de Q. sebifera son
más altos que los registrados para otros
encinos blancos mexicanos y de otras
latitudes y parecen estar relacionados
con su mayor tolerancia a las condiciones
de aridez.
La densidad relativa de las dos
especies (0,735 de Q. tinkhami y 0,678 de
Q. sebifera) está dentro de los valores
registrados para otros encinos blancos en
el país; es mayor que la de los encinos
estadounidenses y que la de Q. robur,
encino blanco europeo. La densidad de
Q. tinkhami es muy alta y la de Q. sebifera
es alta.
RECONOCIMIENTOS
Este trabajo fue realizado con el
financiamiento proporcionado por el
Fondo de Apoyo a la Investigación (C05-
FAI-1 0-24-45) de la Universidad Autó-
noma de San Luis Potosí y por el Fondo
Sectorial CONAFOR-CONACYT 2006-
41801 al proyecto “Evaluación de la
madera de encino blanco para la madura-
ción de bebidas destiladas".
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Este documento se debe citar como:
Bárcenas-Pazos, G. M., R. Ríos-Villa, J. R. Aguirre-Rivera, B. I. Juárez-Flores y J. A. Honorato-Salazar. 2008.
Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas de encino blanco
de la Sierra de Álvarez, SLP, México. Madera y Bosques 14(3):81 -94.
Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112
95
ENSAYO
Productos forestales no maderables en
México: Aspectos económicos para el
desarrollo sustentable
Mexican non-wood forest products: economic aspects for
sustainable development
Estrella del Carmen Tapia-Tapia 1 y Ricardo Reyes-Chilpa * 2
RESUMEN
El interés en los Productos Forestales No Maderables (PFNM) ha aumentado con la creciente
conciencia sobre la deforestación de los bosques y la necesidad de diversificar e incrementar el valor
de los recursos forestales. Los PFNM incluyen productos importantes en la vida diaria de las comuni-
dades locales; además, generan ingresos y empleos complementarios. En el presente trabajo se
revisa la información disponible sobre los PFNM en México, con el fin de distinguir tendencias en su
producción y contribuir a generar propuestas que incentiven su aprovechamiento sustentable. De
acuerdo a fuentes oficiales, en México existen 20 000 especies vegetales, 950 proporcionan PFNM
útiles, pero sólo el 10% de esta última cifra se comercializa y está regulada. Actualmente se distin-
guen siete categorías de PFNM. En el periodo 1985-2003, la producción anual promedio de PFNM fue
135 667 toneladas. La categoría "otros productos” ocupó el primer lugar, seguida por “resinas",
"fibras”, "ceras", “gomas” y “rizomas". En dicho periodo, la producción de "resinas” tendió a ser cons-
tante, la de “fibras" y “ceras" disminuyó paulatinamente, pero la de "gomas" y "rizomas" se redujo
drásticamente. En 2003, el valor total nacional de los PFNM fue $498 098 712 pesos. "Otros
productos” y “resinas” aportaron el 68,9% y 22,5% del valor total, respectivamente. En contraste,
“tierra de monte” representó 62,3% en volumen, pero apenas 2,6% del valor total. Se concluye que la
información oficial sobre PFNM es escasa e incompleta, por lo que es necesario realizar una nueva
categorización y desagregar "otros productos”, que incluye numerosos bienes importantes mal esti-
mados, como las plantas medicinales.
PALABRAS CLAVE:
Economía, México, Productos Forestales No Maderables.
ABSTRACT
The importance of Non Timber Forest Products (NTFP) has increased along with growing
concern on deforestation, and the need to diversify and íncrease the valué of forest resources. The
NTFP inelude a number of products which are ¡mportant in the daily life of local communities, because
they contribute to obtain additional earnings and employment. In the present investigation, the avai-
lable NTFP Information for México ¡s reviewed, in orderto identify production patterns, and to contri-
bute to generate sustainable management proposals. According to governmental sources, in México
there are 20 000 plant species, 950 of them provide NTFP, but only 10% of this last figure has commer-
cial valué and is subjected to regulation. Currently, NFTP are classified in seven categories. In the
period 1985-2003, NFTP mean annual production was 135 667,158 tons. The category “other
1 Facultad de Economía. Correo electrónico: estatablue@yahoo.com. mx,
2* Departamento de Productos Naturales, Instituto de Química, Correo electrónico: chilpa@servidor.unam.mx. Univer-
sidad Nacional Autónoma de México. Circuito Exterior, Ciudad Universitaria. Coyoacán 04510. México D.F.
* Dirección para correspondencia.
96
Products” was the most important,
followed by “resins”, “fibres”, “waxes”,
“gums” and “rhizomes”. During this
period, the production of “resins" tended
to be stable, 'fibres" and ' waxes" tended
to decline, but "gums" and "rhizomes" fall
down. In 2003, the NFTP national valué
was $498 098,712 pesos. The catego-
ries "other producís” and “resins”
accounted for 68,9% and 22,5%, respec-
tively of total valué. In contrast, “forest
soil” (used for gardens) represented
62,3% of production in tons, but
accounted only for 2,63% of the total
PFNM valué. It is concluded that NTFP
official information is scanty and incom-
plete. Because of this, it is necessary to
develop a new classification, especially
to divide “other producís”, since it
ineludes a number of important producís
not properly quantified, such as medi-
cinal plants.
KEY WORDS:
Economy, México, Non Timber Forest
Products.
INTRODUCCIÓN
Los Productos Forestales No Made-
rables (PFNM), también llamados Benefi-
cios Forestales No Madereros, son
“Todos los productos y servicios vege-
tales y animales, excluida la madera
rolliza industrial y la madera para energía,
derivados de los bosques y otras tierras
forestadas y de árboles fuera del bosque”
(Consulta de Expertos sobre PFNM cele-
brada en Tanzania, Octubre de 1993). Es
decir, los PFNM constituyen una colec-
ción de recursos biológicos que incluye
una gran variedad de beneficios, como
por ejemplo: frutas, nueces, semillas,
aceites, especias, resinas, gomas,
plantas medicinales y muchos otros,
específicos de las áreas donde son reco-
lectados (De Beer y McDeermont, 1989).
En muchas partes del mundo estos
recursos son indispensables para los
habitantes más pobres, quienes consti-
tuyen los actores principales en la extrac-
ción de los PFNM, pudíendo constituir su
única fuente de ingresos personales
(FAO, 1995 y Ros-Tonen, 1999).
Productos Forestales No Maderables en México
A través de los PFNM, la biodiver-
sidad forestal juega un papel importante
en el alivio de la pobreza de las comuni-
dades marginadas y dependientes de
dichos productos. Los PFNM contribuyen
a los medios de vida, incluyendo a la
seguridad alimentaria, la salud, el bien-
estar y los ingresos (FAO, 1995 y
Falconer, 1996). Por esta razón, a finales
de los años 1980 y comienzos de los
1990, se propuso investigar de qué forma
las zonas forestales, especialmente los
bosques tropicales, podrían resultar
económicamente atractivos para las
poblaciones locales, a fin de desincen-
tivar la deforestación (Nepstad y
Schwartzman, 1992; Padoch, 1992 y
Plotkin y Famolare, 1992). En 1992, la
Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
(CNUMAD), también conocida como la
“Cumbre de la Tierra”, identificó a los
PFNM como un área importante que
requería una acción concertada, con el fin
de asegurar su potencial para contribuir al
desarrollo económico y a la generación
de empleo e ingresos de manera susten-
tare (Principios Forestales, capitulo 11
de la Agenda 21 , CNUMAD).
No obstante, lograr la conservación
forestal sostenible depende de la capa-
cidad de reconciliar la productividad
ecológica del ecosistema con la explota-
ción humana. La coincidencia geográfica
de áreas de alta densidad poblacional,
pobreza y/o dependencia de los recursos
naturales, en muchas ocasiones
confronta al bienestar económico-social
con la sustentabilidad de la naturaleza.
Estudios recientes han documentado que
las áreas más ricas en biodiversidad,
consideradas como las más necesitadas
de conservación, por su naturaleza
propia, presentan una alta diversidad de
especies con una baja cantidad de indivi-
duos. Esto no es lo ideal para la cosecha
comercial pues dificulta la recolección y
los rendimientos rara vez son viables
Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112
económicamente (Neumann y Hirsch,
2001). Por esta razón, existe una nece-
sidad urgente de reorientar el manejo de
los productos forestales, mediante la
disminución de los diversos impactos
negativos y el cambio del enfoque de
ganancias a corto plazo, hacia la preven-
ción de la pérdida de los medios de vida
de quienes dependen de estos medios de
subsistencia u obtienen ingresos del
comercio de las zonas forestales.
En este contexto, las investigaciones
socioeconómicas que contribuyen al
entendimiento de las preferencias, de las
redes comerciales y de la estructura y las
funciones de los mercados, son claves
para proponer el manejo y conservación
de los recursos y diseñar programas de
desarrollo rural para las especies comer-
cializadas. El saber cuáles especies son
vendidas, con qué precios y en qué canti-
dades no es suficiente. Se necesita
también identificar los recursos, tanto
tradicionales como potenciales, su distri-
bución geográfica y áreas donde tienen
un uso tradicional, saber quiénes están
involucrados en la comercialización a lo
largo de las cadenas comerciales (las
cuales muchas veces son bastante
complicadas), conocer cómo este
proceso está organizado y de qué forma
ocurren, y probablemente cómo ocurrirán
los cambios en la demanda y oferta en el
futuro (Cunningham, 2001).
México destaca entre los países con
mayor número de plantas vasculares del
mundo, con 23 522 especies, aunque
esta cifra podría alcanzar las 31 000
especies (CONABIO, 2006). Alo largo del
tiempo, dichos recursos bióticos han sido
motivo de gran interés y trabajo por parte
de los científicos e interesados en las
ciencias naturales, prueba de ello son los
numerosos textos escritos a partir del
siglo XVI, como el Libellus Medicinalibus
Indorum Herbis (1552) cuyo autor fue el
médico indígena Martín de la Cruz (Bejar
et al., 2000). Hasta libros contemporá-
97
neos donde se describen algunos de los
principales PFNM del país (López,
Chanfón y Segura, 2005). No obstante,
en México los PFNM constituyen un
recurso que ha sido ignorado por los
tomadores de decisiones. Existen
grandes dificultades para desarrollar polí-
ticas públicas, sistemas de cosecha,
producción, mercados y mecanismos
para incentivar su comercialización y uso
sustentable. Un instrumento básico para
empezar a atacar estos problemas, es
contar con un buen sistema de informa-
ción estadística sobre PFNM. La informa-
ción con que se cuenta, es difícil de
consultar debido a que no existe un
sistema exclusivo para la recopilación de
datos, puesto que estos se obtienen a
través de la documentación forestal
general, de la cual no se tiene pleno
control, ni continuidad, ocasionando con
ello vacíos importantes en la información.
Esta situación debe cambiar, antes de
que el potencial de los PFNM se contabi-
lice como un costo de oportunidad en la
explotación de los bosques y selvas en
México. En esta perspectiva, en el
presente trabajo se compila y analiza la
información estadística sobre los PFNM
en México disponible para el periodo
1980 a 2003, con el fin de identificar
tendencias en la producción. Se examina
de forma crítica la categorización oficial
existente sobre los PFNM y se esboza
una propuesta para que la investigación
sobre dichos recursos se traduzca en su
aprovechamiento sustentable.
METODOLOGÍA
Para integrar este ensayo, se
consultaron diversas fuentes de informa-
ción secundaria. Principalmente, la que
recopilan las instituciones mexicanas que
tienen relación con las estadísticas de los
PFNM. Por ello, para el periodo 1986-
1989, se consultó la de SEMARNAP. Para
1990-1993, la de SARH. Compendio
98
Estadístico de la Producción. 1989-1993,
INEGI. Para 1993-2003, el Anuario Esta-
dístico Nacional INEGI. También se revi-
saron estudios previos que compilan
información estadística sobre los PFNM
que comprenden el periodo 1990-1998,
incluyendo el marco legal y el contexto
social (cf. Torres-Rojo y Zamora, 2001 y
García-Peña, 2001).
RESULTADOS
Diversidad de los PFNM
Con base en numerosos estudios
etnobotánicos y florísticos, se estima que
en México existen aproximadamente
5 000 plantas útiles y 215 especies de
hongos comestibles, de un total estimado
de 30 000 especies de fanerógamas y de
120 000 a 140 000 especies de hongos
(Rzedowski, 1992 y Guzmán, 1995).
También se estima que aproximadamente
3 100 especies vegetales se emplean o
se han empleado en México con fines
medicinales (INI, 1994 y Bejar et al.,
2000). En contraste, fuentes oficiales
consultadas, como de SEMARNAP,
señalan que de las 20 000 especies vege-
tales existentes en el país, sólo 950
proporcionan PFNM útiles y únicamente
Productos Forestales No Maderables en México
el 10% de éstas se comercializa y está
sujeto a alguna forma de regulación
gubernamental. Es decir, la mayoría de
los PFNM son de uso local (Tabla 1). La
mayoría de estos productos se obtienen
por recolección, generan beneficios
precarios y estacionales, en algunas
zonas representan la única fuente de
ingresos de las familias campesinas. En
el caso de los PFNM para el autocon-
sumo, se desconoce su impacto econó-
mico en las comunidades locales por no
estar cuantificado.
Los PFNM comprenden por defini-
ción una gran variedad de especies, mate-
riales y substancias. Sin embargo, actual-
mente los registros oficiales sólo distin-
guen siete categorías, de las cuales seis
son individuales y una general (Tabla 2).
Las categorías reconocidas son:
1) “Resinas" se extraen de algunas espe-
cies de los géneros Pinus y Abies ;
2) “Fibras” para cordelería, textiles, etc.; 3)
“Gomas” utilizadas en la industria alimen-
ticia, así como en ungüentos, bálsamos,
cosméticos y pegantes; 4) “Ceras” por
ejemplo, candelilla (Euphorbia antisiphyli -
tica)] 5) “Rizomas” empleados tanto para la
extracción de substancias de interés
farmacéutico (por ejemplo Dioscorea
composita ) como para uso alimenticio
Tabla 1. Especies que Proporcionan PFNM en México
Ecosistema
Número
de
especies
Especies
útiles
actualmente
Especies
de uso
comercial
Especies
de uso
doméstico
y regional
Selvas
10 000
200
30
170
Bosques
Templados-
Fríos
7 800
300
30
270
Zonas
Áridas y
Semiáridas
2 200
450
25
425
Totales
20 000
950
85
865
Fuente: Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. En línea: http://www.semarnat.com.
Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112
99
(Aráceas); 6) “Tierra de monte” mezcla de
diferentes suelos forestales que se
demanda para jardines, parques, hogares
y viveros; 7) “Otros productos”, categoría
general que abarca una gran diversidad de
bienes tales como frutos, hongos, semillas,
plantas medicinales, plantas ornamentales
y muchos años también incluyó “tierra de
monte”.
Producción de PFNM (1985-2003).
Se revisaron las estadísticas
oficiales existentes respecto a la produc-
ción de PFNM para el periodo 1980-2003.
Sin embargo, no se encontraron datos
para los años 1981-1984 y sólo existen
datos generales para el periodo de 1986-
1989. El periodo mejor documentado es
Tabla 2. Usos y Categorías de los Principales PFNM de México
Productos con alto potencial en desarrollo 1
Productos con alto potencial para desarro llar ¿
Selvas
Pimienta (Piper sp.) (condimento) [7]
Palma real ( Sabal mexicana) (ornamental) [7]
Palma palapa (Orbignya guacuyule)
(construcción) [7]
Palma camedor (Chamaedorea elegans)
(ornamental) [7]
Cascalote (Caesalpina cacalaco)( forrajería,
industria farmacéutica) [7]
Chicle (Manilkara zapota) (industria alimenticia) [7]
Barbasco (Dioscorea mexicana) (industria farma-
céutica - extracción de sapogeninas) [5]
Bambú ( Olmeca recta, Otatea acuminata,
Alonemia clarkle) (Construcción y ornamental) [7]
Tepescohuite ( Mimosa tenuiflora) (medicinal -
cosmético) [7]
Memela o "rattan mexicano" (Clusia spp.)
(Construcción) [7j
Bosques Templados - Fríos
Resina de pino (Pinus spp.) (industria química) [1]
Hongo blanco (Tricholoma magnivelare)
(comestible) [7]
Heno (Tillandsia spp., Clitoria ternatea
LJ (orna menta I) [7]
Vara de perlilla ( Simphoricarpus
microphyllum)(\ndustna\la rtesanal- escobas) [7]
Musgo ( Polytrichum spp., Hypnum, Thuidium,
Leptodontium y Campylopus) (ornamental) [7]
Hongos (comestible) [7]
Laurel (Nerium oleander) (condimento, industria -
alimenticia / cosmética / farmacéutica) [7]
Raíz de zacatón (Muhlenbergia spp.J(artesanal -
fabricación de escobetillas) [5]
Nuez (Juglans spp.){ comestible) [7]
Pingüica (Arctostaphylus spp.) (medicinal) [7]
Zonas Áridas y semiáridas
Candelilla (Euphorbia antisiphylitica) (industria
cosmética) [4]
Lechuguilla (Agave lechuguilla) (industria
cosmética - sa poninas para jabones y como fibra
para la fabricación de cuerdas) [2]
Palmilla (Yucca schidigera)(\r\óustr'\a alimenticia:
espumantes, industria farmacéutica: esteroides)
[7]
Orégano (Lippia graveolens H.B.K.)(c ondimento)
[7]
Maguey (Agave salmiana) (artesanal/industrial -
bebidas fermentadas) [7]
Jojoba ( Simmondsia chinensis) (industria -
alimenticia / cosmética / farmacéutica) [7]
Sábila (Aloe vera) (industria - alimenticia /
cosmética / fa rmacéutica) [7]
Nopal (Opuntia spp.) (industria - alimenticia /
cosmética / fa rmacéutica) [7]
Damiana (Tumera diffusa Willd) (medicinal) [7]
Cortadillo (Nolina cespitifera) (ornamental,
forrajero) [7]
Piñón (Pinus spp.) (comestible) [7]
Categoría: [1] Resinas, [2] Fibras, [3] Gomas, [4] Ceras, [5] Rizomas, [6] Tierra de Monte, [7] Otros
productos.
1 Bajo comercialización, la mayoría cuenta con investigación sobre usos, fuentes, manejo y mercados; la
mayoría son productos unitarios, es decir con un uso o fin único.
2 Bajo comercialización, la mayoría cuenta con información sobre usos, fuentes, manejo, pero no sobre
mercados; con potencial de diversificación de productos, es decir, para diversos usos y/o fines.
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. En línea:
http://www.semarnat.com.
100
de 1990 a 2003. Pero a partir del 2004 la
información es mínima o nula en los
registros de las dependencias oficiales
que usualmente la recopilaban. La infor-
mación existente, que tiende a ser más
continua, contempla datos de ‘‘resinas,
fibras, ceras y gomas” (Tabla 3).
En el periodo 1985-2003, la produc-
ción total de PFNM en México fue de
2 577 676 toneladas, la producción anual
promedio se estimó en 135 667 158 tone-
ladas. Las variaciones anuales se
mostraron inconstantes de 1985 a 1990,
decrecientes de 1991 a 1996 y crecientes
de 1997 al 2001, exponiendo una variación
anual promedio del 34,71%; siendo el
periodo 1999-2000 el de mayor crecimiento
(66% de crecimiento respecto al año ante-
rior). No obstante, durante el periodo 2001-
2002 se presentó un importante declive en
la producción no maderable, con un
promedio anual de -48%. Del 2002 al 2003
se observa de nuevo un enorme incre-
mento en la producción, estimado en
80,74%, principalmente, debido a la contri-
bución de “otros productos” (Tabla 3).
A lo largo del periodo 1 985-2003, las
“resinas”, como categoría individual, ocupó
el primer lugar por su producción (tone-
ladas) seguida por “fibras, ceras, gomas y
rizomas”. Sin embargo, la producción de
“resinas” fue en todos los años inferior a la
categoría general “otros productos”. La
producción de “resinas" se mantuvo más o
menos constante en el orden de 30 000
toneladas a lo largo de este periodo, mien-
tras que la de “fibras y ceras”, tendió a
disminuir. La producción de “gomas y
rizomas” mostró una tendencia decre-
ciente aún más aguda. Cabe destacar que
la producción de “rizomas” fue nula de
1997 al 2001 (Tabla 3).
Producción por entidades federativas
(2003)
Las estadísticas más completas
sobre los PFNM son las de 2003 y se
Productos Forestales No Maderables en México
emplean en este trabajo para analizar su
producción bajo diferentes perspectivas.
En cuanto a entidades federativas, el
Distrito Federal, considerada en su
mayoría zona urbana, paradójicamente
es la entidad con mayor producción de
PFNM con 102 467 toneladas (39,51%
del Total Nacional (TN) = 259 376 ton),
pero únicamente por concepto de “tierra
de monte” la cual constituyó el 100% de
su producción no maderable. Consecuti-
vamente se encuentran Michoacán con
35 229 ton (13,60% del TN) principal-
mente constituida por “resinas” (93,75%
del Total de la Producción por Entidad
(TPE)) y “otros productos” (6,24% del
TPE); Morelos con 27 714 ton (10,68%
del TN) por concepto de “tierra de
monte” (100% del TPE); Sonora con
21 379 ton (8,24% del TN) por “tierra de
monte” (95,46% del TPE) y “otros
productos” (4,53% del TPE) y Veracruz
con 19 723 ton (7,60% del TN), por
concepto de “otros productos” (100% del
TPE). Es importante hacer notar que las
cinco entidades, anteriormente seña-
ladas, representaron el 79,61% del total
de la producción nacional no maderable
en el 2003.
Volumen de producción (2003)
En términos de cantidad, el PFNM
más importante en México es la “tierra
de monte” con 161 796 ton (62,37% del
Total Nacional), le siguen “otros
productos” con 61 878 ton (23,85% del
TN), “resinas” con 33 769 ton (13,01%
del TN), “fibras” con 1 448 ton (0,55%
del TN), “ceras” con 476 ton (0,18% del
TN) y “rizomas” con apenas 2 ton
(0,0007% del TN) (Figura 1). Desde el
punto de vista ecológico, cabe pregun-
tarse bajo qué criterios o regulación se
efectúa la obtención y comercialización
de tierra de monte.
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107 138
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77 074
57 448
65 289
66 665
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102
Productos Forestales No Maderables en México
■ TIERRA DE
MONTE
□ OTROS
□ RESINAS
□ FIBRAS
□ CERAS
□ GOMAS
□ RIZOMAS
Figura 1. Producción No Maderable en toneladas por grupo de productos
(% del total de la producción nacional)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003).
La entidad con mayor producción de
“tierra de monte” es el Distrito Federal con
102 467 ton (63,33% del Total Nacional
por Grupo de Productos (TNGP) =
161 796); “otros productos”, Veracruz con
19 723 ton (31,87% del TNGP = 61 878);
“resinas”, Michoacán con 33 029 ton
(97,80% del TNGP = 33 769); “ceras”,
Coahuila con 476 ton (100% del TNGP =
476); “fibras”, Tamaulipas con 763 ton
(52,69% del TNGP = 1 448); “gomas”,
Campeche con 8 ton (100% del TNGP); y
“rizomas”, Tamaulipas con tan sólo 2 ton
(100% del TNGP).
Valor de producción (2003)
El Total del Valor de la Producción
Nacional No Maderable (TVPNNM) en
2003 se estimó en $498 098 712 pesos
mexicanos. La categoría más importante
en términos de su valor económico es
“otros productos” con $343 470 700
pesos (68,95% del TVPNNM), seguida
por “resinas” con $112 337 276 (22,55%
del TVPNNM). Las categorías restantes
presentan una contribución muy reducida,
por ejemplo “fibras” con $18 440 342
(3,70% del TVPNNM), “tierra de monte”
con $13 114 327 (2,63% del TVPNNM),
“ceras” con $10 472 066 (2,10% del
TVPNNM) y finalmente “gomas” con
Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112
103
A
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E RIZOMAS
□ GOMAS
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■ TIERRA DE MONTE
E FIBRAS
□ RESINAS
□ OTROS
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0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 60.00 70.00
Figura 2. Valor de la producción por grupo de productos (% del valor total nacional)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003).
$264 000 (0,053% del TVPNNM) (Figura
2). El valor de producción de la categoría
de “rizomas” fue nulo, esta situación
puede ser ya sea porque no se cuantificó
o porque se dedica exclusivamente al
autoconsumo.
La entidad con mayor Valor de la
Producción No Maderable es Veracruz
con $260 183 700 pesos (52,23% del
TVPNNM); consecutivamente le siguen
Michoacán con $120 039 700 (24,09% del
TVPNNM), Tamaulipas con $17 794 527
(3,57% del TVPNNM), Coahuila con $16
412 553 (3,29% del TVPNNM) y Baja
California con $11 216 904 (2,25% del
TVPNNM). Las cinco entidades, seña-
ladas anteriormente, representan el
85,45% del total del valor de la produc-
ción nacional no maderable.
104
Precio Medio Nacional (2003)
El precio medio nacional (PMN) de
la producción no maderable se presenta
en pesos por tonelada (Fig. 3) y es calcu-
lado con base en el precio l.a.b. (libre a
bordo) centro de acopio. Este es un
sistema de precios geográfico, donde el
vendedor cotiza su precio de venta en la
fábrica u otro punto de producción (en
este caso en el centro de acopio), mien-
tras que el comprador paga todo el precio
de transporte. Las “gomas” son la cate-
goría con mayor PMN con $33 000 pesos
por tonelada (p/t), consecutivamente le
siguen “ceras” con $22 000 p/t, “fibras”
con $12 735,85 p/t, “otros productos” con
$5 550,78 p/t, “resinas” con 3 326,63 p/t y
finalmente “tierra de monte” con $81 05
p/t (Figura 3).
Productos Forestales No Maderables en México
Tendencias generales (2003)
El análisis de la información compi-
lada permite distinguir algunas tenden-
cias respecto a la producción de PFNM
en México.
La producción de “tierra de monte”
representa el mayor porcentaje en el total
nacional de productos no maderables por
su tonelaje (62,37%). Sin embargo, su
valor de producción constituye sólo el
2,63% del total nacional. Por otro lado, las
“resinas” y “otros productos”, los cuales
en conjunto representan en toneladas el
36,88% del total nacional de la produc-
ción no maderable, aportan el 91,5% del
total del valor de la producción forestal no
maderable (Figura 4).
Figura 3. Precio medio nacional por grupo de productos
(pesos/toneladas)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003)
Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112
105
Figura 4. Producción en toneladas VS valor de la producción por entidad
(% de los totales nacionales)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003)
A pesar de que el Distrito Federal
constituye la entidad federativa con el
mayor porcentaje de la producción
nacional no maderable en toneladas
(39,51%), no representa la entidad con
mayor valor de la producción debido a que
el único PFNM explotado es la “tierra de
monte”, el cual posee el menor valor en el
país. En contraste, Veracruz aunque sólo
aporta el 7,6% de la producción nacional
en toneladas, es la entidad federativa con
mayor valor de la producción (52,24% del
total nacional) con sólo una categoría
general “otros productos” (Figura 5).
El Precio Medio Nacional (PMN) más
alto corresponde a las “gomas” con
$33,000 pesos por tonelada (p/t). Sin
embargo, su valor de la producción es
mínimo, ya que sólo se generan 8 ton en
México. La categoría general “otros
productos” tiene un PMN de $5 550,78 p/t,
el cual representa aproximadamente el
16,82% del PMN de la categoría individual
de las “gomas”. No obstante, en conjunto
con su producción en toneladas genera el
68,95% del valor nacional total (Figura 6).
DISCUSIÓN
México carece de una política
pública bien definida sobre la gestión de
los PFNM, su recolección y desarrollo
sustentable, lo cual se refleja en que la
información estadística sobre estos
productos resulta mínima, incompleta y
106
Productos Forestales No Maderables en México
60.00
50.00
40.00
30.00
20.00
10.00
0.00
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Figura 5. Producción en toneladas VS valor de la producción por entidad
(% de los totales nacionales)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003)
en algunos casos errónea, como se cons-
tató para el periodo 1980-2003 (Tabla 3).
Aunque se han tratado de solucionar
algunos de los puntos anteriormente
señalados, sólo algunos productos
comercialmente importantes han recibido
atención, principalmente por razones de
generación de ingresos. En el periodo
1985-2003, la producción anual promedio
de PFNM fue de 135 667 toneladas. La
categoría “otros productos” ocupó el
primer lugar en volumen, seguida por
“resinas, fibras, ceras, gomas y rizomas”.
La producción de “resinas” tendió a ser
constante, mientras que la de “fibras,
ceras, gomas y rizomas” tendió a dismi-
nuir, en los últimos dos casos de manera
drástica. En 2003, último año para el cual
se localizaron estadísticas, el valor
nacional de los PFNM fue de $498
098,712 pesos. “Otros productos”, aportó
casi el 70% del valor total, seguida por
resinas con el 22,5%. En contraste, la
“tierra de monte” representó el 62,37% en
toneladas, pero su valor de producción
constituyó apenas el 2,63% del total
nacional.
Con base en la revisión efectuada,
se considera urgente y necesario realizar
una nueva categorización de los PFNM.
No obstante, que la categoría “otros
productos” genera casi el 70% del valor
total nacional de los PFNM, pero no
Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112
107
Figura 6. Comparación entre precio medio, valor de la producción y producción total en
toneladas a nivel nacional
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003)
obtiene una atención adecuada. Esta urbanos las plantas medicinales alcanzan
categoría denominada como “general”, un valor de entre $50 a $350 pesos mexi-
incluye un sinfín de productos, que pese a canos por kg (Mercado Sonora, Jamaica
su importancia no se clasifican y cuanti- y Central de Abasto en la Ciudad de
fican de forma individual. Cabe recalcar México). Mientras en el mercado interna-
que en "otros productos” se incluyen cional de plantas medicinales, al norte de
bienes tales como las plantas medici- México, el precio es en promedio de
nales, las cuales pueden aportar impor- US$41 por kg (Garfias etal., 1995).
tantes beneficios, pero que al no estar
cuantificados resultan en un escaso Prácticamente existe un consenso
apoyo al sector de los PFNM, el cual es generalizado en que los PFNM son de
especialmente vital para la economía gran importancia, ya que representan una
rural y puede ser reforzador de la fuente de ingreso y empleo para diversas
economía nacional. Por ejemplo, de comunidades rurales, sobre todo en áreas
acuerdo a datos recopilados por los marginadas (López, Chanfón y Segura,
autores en 2005, en los mercados 2005 y García-Peña, 2001). No obstante,
108
también es claro que los PFNM no han
contribuido de forma contundente con la
economía nacional. Se ha estimado que la
aportación de todo el sector forestal al PIB
(Producto Interno Bruto) es de alrededor
del 1%, representado por el 93% del valor
de la producción maderable y tan sólo el
7% de producción de PFNM. Independien-
temente de las aportaciones de los
productos maderables y no maderables, el
sector forestal está atravesando por una
severa crisis, en donde la producción ha
declinado considerablemente y las impor-
taciones de productos forestales se han
incrementado significativamente (Segura,
1 996). A pesar de ello, los bosques mexi-
canos poseen un importante potencial
productivo que no ha sido aprovechado de
forma correcta, pero que si se hiciera signi-
ficaría una importante fuente de ingresos.
Por otra parte, cabe advertir que el
aprovechamiento basado en cifras y enfa-
tizando únicamente el valor económico de
los PFNM, generalmente no es susten-
tare y puede llevar a escenarios alar-
mantes de sobreexplotación y extinción
local del recurso. Lo antes señalado se
ilustra con el caso del arbusto Hipócrates
excelsa (Flipocrataceae), del cual se
colecta la corteza de las raíces, llamada
popularmente “cancerina”, debido a las
propiedades medicinales (tratamiento de
gastritis, principalmente) que popular-
mente se le atribuyen. La alta demanda
de la “cancerina” en los mercados
urbanos, así como la ausencia de cultivo
y propagación del arbusto ha conducido a
la extinción local de las poblaciones
silvestres de la Selva Baja Caducifolia en
varias regiones de los estados de
Morelos y Puebla (Reyes-Chilpa et al.,
2003 y Flersch-Martínez, 1995). Para
evitar llegar a dicho panorama, se debe
vincular el ámbito ecológico con el econó-
mico. Es decir, fomentar iniciativas de
gobierno que induzcan a que la produc-
ción sea tanto económicamente rentable,
como ambientalmente sustentable.
Productos Forestales No Maderables en México
En este contexto, el papel de la inves-
tigación científica interdisciplinaria es crucial
y también debe ser estimulada por el estado
para apoyar técnicamente a las poblaciones
locales involucradas en el uso y manejo del
recurso, pero además requiere una
secuencia organizada de investigaciones
que contribuyan a asegurar el aprovecha-
miento sustentable de los PFNM. En el
ejemplo antes señalado, primero tendientes
a la validación científica de las propiedades
medicinales que se le atribuyen popular-
mente, o a la generación de otras aplica-
ciones novedosas (por ejemplo, como
insecticida de origen vegetal). Cabe anotar,
que existen numerosos estudios sobre la
composición química de la cancerina,
algunos de tipo farmacológico, pero
ninguno clínico (Reyes-Chilpa et al., 2003).
Una vez validadas la eficacia y seguridad
de los usos medicinales tradicionales, o
contando nuevas aplicaciones, sería nece-
sario desarrollar métodos de propagación,
cultivo y aprovechamiento, sin olvidar
evaluar con profundidad su potencial
económico y generador de desarrollo
social, así como las formas de financiar la
producción, comercialización y distribución
por parte de las comunidades locales.
La investigación científica interdisci-
plinaria también puede generar alterna-
tivas novedosas para el aprovechamiento
sustentable de PFNM. Como sería la
cosecha de las hojas de los árboles para
la extracción de compuestos naturales de
interés medicinal, industrial y agrícola.
Esta alternativa ha sido explorada de
manera preliminar, tanto química, como
económica y ecológicamente para la
obtención de calanólidos (Huerta-Reyes
et al., 2004), compuestos antivirales (VIH-
1) a partir de hojas del árbol tropical
Calophyllum brasiliense (Clusiaceae) en
la región de Los Tuxtlas, Veracruz,
México (Tapia-Tapia y López-Vega,
2005).
Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112
La investigación sobre PFNM
tendiente a su aprovechamiento susten-
tare tanto económica como ecológica-
mente, debería considerar entre otros
aspectos, lo siguiente:
La naturaleza y extensión de distri-
bución de recursos vegetales específicos,
además de su densidad de población.
La prospección, tipificación de espe-
cies candidatas para el desarrollo de
nuevos productos y usos. Identificación
científica de ingredientes activos y
valiosos, caracterización de su suministro
y su adaptabilidad para crecer en
distintos ambientes (especies múltiples o
bajo monocultivo). Estas tareas pueden
realizarlas dependencias gubernamen-
tales, universidades y centros de investi-
gación; promoviendo no sólo su comer-
cialización sino tecnologías adecuadas
de cultivo y/o manejo. Es decir, realizar
una adecuada planeación, identificando
oportunidades y riesgos.
La codificación y evaluación de
todos los conocimientos locales acerca
de casos, técnicas de recolección y uso
de los diversos PFNM, tanto para la
subsistencia como para la venta.
Realizar, codificar y evaluar
mediante colectas de datos cuantitativos
que cubran un periodo completo, de
preferencia similar al ciclo de vida de una
especie, para evaluar las influencias esta-
cionales sobre el crecimiento y rendi-
miento de los PFNM para diferentes
órganos vegetales (hojas, flores, frutos,
rizomas, corteza, etc.).
Desarrollo de sistemas silvícolas
para garantizar el uso múltiple de zonas
forestales, priorizando la sustentabilidad
ecológica del posible manejo.
Desarrollo de tecnología mejorada
para la recolección no destructiva, el
109
tratamiento después de la recolección,
procesamiento primario local y almacena-
miento para reducir el desperdicio del
recurso.
Desarrollo de tecnología optimizada
para el procesamiento y la diversificación
de productos.
Desarrollo de fuentes de información
que generen estadísticas prácticas y
particulares sobre los puntos anteriores,
incorporando datos económicos sobre
producción, valorización y mercados.
Idear, trazar y proponer planes, así
como los medios para la ejecución de
proyectos de inversión, que incluyan como
metas tanto la rentabilidad económica, así
como la sustentabilidad ecológica.
CONCLUSIONES
Con base en la revisión efectuada,
se considera urgente y necesario
realizar una nueva categorización de los
PFNM. Un ejemplo es la categoría
“otros productos” que representa casi el
70% del valor total nacional, pero incluye
un sin fin de productos importantes, los
cuales no se clasifican y cuantifican de
forma individual, como es el caso de las
plantas medicinales. Los PFNM con
mayor importancia económica no son
aquellos que representan el mayor
volumen. De esta forma, las “resinas” y
“otros productos”, aportan en conjunto el
36,88% del total nacional en toneladas,
pero concentran el 91 ,5% del valor total.
En contraste, la "tierra de monte” con el
62,37% del tonelaje, representa apenas
el 2,63% del valor total nacional. El apro-
vechamiento ecológicamente susten-
tare y económicamente rentable de los
PFNM requiere de investigaciones
ecológicas, sociales y económicas inte-
gradas, así como un marco regulatorio
eficaz.
110
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Manuscrito recibido el 20 de noviembre del 2006
Aceptado el 8 de enero del 2008
Este documento se debe citar como:
Tapia-Tapia, E. C. y R. Reyes Chilpa. 2008. Productos forestales no maderables en
México: aspectos económicos para el desarrollo susentable. Madera y Bosques
14(3):95-112.
LISTA DE REVISORES Revista Madera y Bosques
2007-2008
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Luis, México
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Xochimilco, México
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Universidad Veracruzana, México
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México, México
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Agua, México
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Estados Unidos de Norteamérica
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Iztapalapa, México
Citlalli López Binquist
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México
Conrado Parraguirre L.
INIFAP Campo Experimental “San Marti -
nito”, México
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Universidad Autónoma de Nuevo León,
México
Edward A. Ellis
Universidad Veracruzana, México
Efraín Rodríguez Téllez
Instituto de Ecología, A.C. Unidad
Durango, México
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Conservación de la Biodiversidad,
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México
Ernesto Ruelas Inzunza
Cornell Lab of Ornithology, Cornell
University Estados Unidos de Norteamé -
rica
Eulogio Flores Ayala
INIFAP Campo Experimental del Valle de
México, México
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CIFOR-INIA, España
Exequiel Ezcurra
Biodiversity Research Center of Cali -
fornia, Estados Unidos de Norteamérica
Fernando González García
Instituto de Ecología, A. C., México
Fernando Zavala Chávez t
Universidad Autónoma Chapingo,
México.
Francisco Andrés Carabelli
Universidad Nacional de la Patagonia
San Juan Bosco, Argentina
Francisco Arriaga Martitegui
Universidad Politécnica de Madrid,
España
Freddy Rojas Rodríguez
Instituto Tecnológico de Costa Rica,
Costa Rica
Gabriel Loguercio
CIEFAP, Argentina
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México , México
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de Hidalgo, México
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Centro de Investigaciones y Asesoría
Pedagógica S.C., México
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Instituto de Ecología, A.C., México
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España
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Unidos de Norteamérica
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de Hidalgo, México
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INECOL Centro Bajío, México
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Universidad Autónoma de Cha pingo,
México
Jesús Manuel Ham Chi
Consejo del Sistema Veracruzano del
Agua, México
Jesús Miguel Olivas García
Universidad Autónoma de Chihuahua,
México
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Xochimilco, México
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Golfo-Centro CONAFOR, México
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nito, México
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México, México
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de Hidalgo, México
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México, México
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de Hidalgo, México
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Xochimilco, México
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Tecnología Agraria y Alimentaria, España
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Tabasco, México
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Instituto de Ecología, A.C., México
Lourdes Villers Ruiz
Universidad Nacional Autónoma de
México, México
Luciana Porter Bolland
Instituto de Ecología, A.C., México
Luis Diaz Balteiro
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de Flidalgo, México
Luz María Calvo
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Yucatán, A C., México
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Universidad Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo, México
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Colegio de Postgraduados, México
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España
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Universidad Politécnica de Madrid,
España
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Instituto de Ecología, A. C., México
Mario Fuentes Salinas
Universidad Autónoma Chapingo, México
Marta Pardos
CIFOR-INIA, España
Martha González-Elizondo
CIIDIR Unidad Durango, IPN, México
Martha Rosales Castro
CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México
Martin Ricker
Universidad Nacional Autónoma de
México, México
Miguel Castillo S.
Universidad de Chile, Facultad de Cien -
cías Forestales, Chile
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Universidad Veracruzana, México
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Universidad Autónoma de Nuevo León,
México
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Instituto de Ecología, A. C., México
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Universidad Veracruzana, México
Pedro Antonio Tiscar Olivier
Centro de Capacitación y Experimenta -
ción Forestal, España
Ramón Cuevas Guzmán
Universidad de Guadalajara, México
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Instituto Mexicano de Tecnología del
Agua, México
Raúl Solís Moreno
Universidad Juárez del estado de
Durango , México
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CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México
Ricardo Reyes Chilpa
Universidad Nacional Autónoma de
México, México
Robert H. Manson
Instituto de Ecología, A C., México
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Roger Moya Roque
Instituto Tecnológico de Costa Rica,
Costa Rica
Rosa Amelia Pedraza Pérez
Universidad Veracruzana, México
Rubén A. Ananías
Universidad del Bio-Bio, Chile
Silvia Rebollar Domínguez
Universidad Autónoma Metropolitana-
Iztapalapa, México
Salvador Bocanegra Ojeda
Universidad Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo, México
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Universidad Autónoma Agraria Antonio
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Unidos de Norteamérica
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Madera y Bosques es la publicación de la
Unidad de Recursos Forestales del Instituto de
Ecología, A.C., que publica trabajos inéditos de
carácter científico, ensayos, estados del arte y
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con los productos forestales y con manejo y
conservación de los bosques. Se aceptan
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mente en otros idiomas.
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deberán presentarse en archivo electrónico y
en versión impresa en papel tamaño carta (216
mm x 269 mm), escritos a doble espacio, con
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de margen Izquierdo y 25.0 mm en el resto. Se
numerarán en la parte superior derecha. La
extensión máxima será de 35 cuartillas para
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las notas técnicas.
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y en ese orden: Título, Resumen, Palabras
clave, "Abstract", "Key words", Introducción,
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Referencias.
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ción y correo electrónico. El título no debe
exceder de 70 caracteres.
b) El resumen (250 palabras para artículos y
150 para nota técnica), dará una breve
descripción de los objetivos, puntos esen-
ciales y logros o conclusiones. La versión
en inglés se denominará "abstract".
Después de cada resumen y "abstract’’
deben incluirse hasta seis palabras clave o
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logía o resultados del estudio.
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actual del conocimiento sobre el tema, con
el debido respaldo de la bibliografía revi-
sada y se discutirá la importancia que tiene
lograr y divulgar avances al respecto. En
este punto no se incluirán tablas ni ilustra-
ciones.
d) En objetivos, se presentarán de manera
concisa y clara los propósitos del estudio.
e) En metodología, se explicará cuidadosa-
mente cómo se desarrolló el trabajo. En
forma precisa y completa se dará una visión
clara de los métodos aplicados y los mate-
riales empleados. Cuando la metodología
no sea original se deberán citar con
claridad las fuentes de información. Se
podrán incluir tablas e ilustraciones, que de
ninguna manera se repitan en otra parte del
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para todas las informaciones técnicas obte-
nidas, estadísticamente respaldadas. Los
comentarios que se incluyan en este punto
serán sólo los indispensables para la fácil
comprensión de la información presentada.
g) En discusión se analizarán los resultados
obtenidos, sus limitaciones y su trascen-
dencia, se relacionarán con la información
bibliográfica previamente reunida y se
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sobre el tema.
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revista. Volumen y número entre paréntesis y
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Dao, T. N. y J. W. van de Lindt. 2008. New
nonllnear roof sheathing fastener model for
use in finite-element wind load applications.
Journal of Structural Engineering
1 34(1 0): 1 668-1 674.
Libro: Autor(es). Año. Título. Número de
edición. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo:
González Elizondo, M.S., M. González
Elizondo y M.A. Márquez Linares. 2007.
Vegetación y ecorregiones de Durango.
Plaza y Valdés, México, D.F. 221 p.
Capítulo de libro: Autor. Año. Título. In:
Nombre del editor. Titulo del libro. Editorial y
Ciudad. Páginas. Ejemplo:
Bárcenas Pazos, G.M y V. R. Ordóñez
Candelaria. 2008. Calidad de la madera de
los árboles de sombra. In: R. H. Manson, V.
Hernández-Ortiz, S. Gallina y K. Mehltreter,
eds. Agroecosistemas cafetaleros de Vera-
cruz: Biodiversidad, Manejo y Conserva-
ción. INE-INECOL, México, D.F. p: 235-
246.
Cuando la institución es la responsable de
la publicación: Nombre de la institución. Año.
Título. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo:
US Forest Products Laboratory. 1999.
Wood Handbook. Wood as an engineering
material. General Technical Report 113.
USDA, Forest Service, Forest Products
Laboratory. Madison, Wl, 463 p.
k) Tablas. Las tablas deben utilizarse para
presentar resultados. El título vendrá en la
parte superior, centrado y con minúsculas.
l) Ilustraciones. Las ilustraciones (diagra-
mas, gráficas, mapas, etc.) deberán utili-
zarse cuando contribuyan a presentar la
información de manera más clara, deben
ser realizadas en color negro o escala de
grises. Se aceptarán a mano o con algún
programa de computadora; no se incluirán
en el cuerpo del texto, deberán enviarse
impresas por separado. Las fotografías
pueden ser en blanco y negro o a colores
con excelente resolución y contraste. Los
pies de figura se escribirán en la parte infe-
rior y con minúsculas; en el texto se citarán
como "figura X" o bien entre paréntesis
como (Fig. X). Deben presentarse en
archivo separado y en formato tiff de 300
dpi de resolución.
m) Unidades. Se utilizarán las unidades de
medida del SI, con una coma como sepa-
rador de decimales. Para mayores deta-
lles, se sugiere consultar la página electró-
nica del Centro Nacional de Metrología
(CENAM) http://www.cenam.mx/siu. asp#
n) Notaciones. Todos los símbolos matemá-
ticos se escribirán en cursivas. En escritos
con abundancia de símbolos, es útil incluir
una lista de los utilizados, mismos que se
ordenarán alfabéticamente, colocando
primero las mayúsculas, después las
mayúsculas con subíndice, enseguida las
minúsculas y por último las minúsculas con
subíndice. Finalmente, los caracteres
latinos y griegos. Esta notación debe
incluirse en un apéndice al final del trabajo.
Los manuscritos que no cumplan con el
formato no serán enviados a los evalua-
dores. Asimismo, los autores deben firmar el
formato de confirmación de originalidad.
Toda correspondencia para envío de artículos
para su posible publicación debe dirigirse a
Revista Madera y Bosques • Instituto de
Ecología, A.C. • Km. 2.5 Carretera Antigua a
Coatepec No. 351 • Congregación El Haya •
Apdo. Postal 63 • 91070 Xalapa, Ver.» México •
Tel. (228) 842 1800 ext. 6102, 6106 • Fax (228)
818 7809 • c.e.: mabosque@inecol.edu. mx.
PRESENTACION FINAL
La revista requiere que los manuscritos
aceptados, además de un ejemplar impreso,
serán entregados en formato electrónico. Los
manuscritos deberán de conservar el formato
original de los manuscritos revisados: tamaño
de papel, de letra, numeración, tablas y
gráficos, aunque podrán ser enviados con
espaciamiento sencillo entre líneas. Las
figuras y tablas no deben integrarse al texto.
Se debe enviar una carta especificando el tipo
y versión de software en que se están
enviando manuscritos revisados, tablas y
figuras. Sólo se aceptarán documentos elabo-
rados en ambiente Windows
AUTHORS' GUIDE Madera y Bosques Journal
Madera y Bosques (Wood and Forests) is
the publicaron of the Department of Forest
Products and Forest Conservation of the Insti-
tuto de Ecología, A.C. (Xalapa, México), which
publishes essays, original papers of technical
or scientific nature, features articles (forum),
states-of-the-art and technical notes of the
subjects related to forest products and forest
management and conservation. Manuscripts
are accepted written in Spanish, English and
occasionally in other languages.
STRUCTURE OF THE MANUSCRIPTS
The manuscripts submitted must be
presented in three copies in letter-size paper
(216 x 280 mm; 8-1/2" x 11"), typed double-
spaced, with a letter size of 12 pt. , with a left
margin of 30 mm and the rest of 25.0 mm
numbered at the upper right comer. The
máximum extensión of the papers will be 35
pages written on a single side for the full-length
papers (research and forum) and 15 pages for
technical notes.
The manuscripts must contain the follo-
wing sections: Title, Abstract, Key words, Intro-
duction, Methodology, Results, Discussion and
Conclusions, Acknowledgements (optional)
and References.
a) The title page must inelude the title of the
article, name(s) and affiliation of the
author(s). The title must not exceed of 70
characters.
b) The abstract (250 words máximum for
papers and 75 for technical notes) must
give a brief description of the objectives,
main points and achievements or conclu-
sions. After each abstract 5-10 key words
related with the methodology or results
must be included.
c) In the introduction a brief description of the
State of knowledge of the subject matter of
the paper must be given, with the appro-
priate review of literature and the impor-
tance of the study reported must be high-
lighted. In this item, no tables or figures are
to be included.
d) In objectives, the purposes of the study will
be clearly and concisely stated.
e) In methodology, it will be carefully
explained how the work was carried out. In
a precise and complete form, a clear visión
of the methods applied and the materials
used shall be given. When the methodology
is not original, the sources of information
shall be clearly stated. Tables and ¡llustra-
tions can be given that are not repeated in
any other part of the text.
f) The section on results will be reserved for
all the technical information obtained, statis-
tically supported. Comments included here
will be only those necessary to clarify the
information presented. The comments
included in this section will be only the
necessary for the easy understanding of the
information presented.
g) In discussion, the results obtained will be
analyzed, as well as their limitations and
relevance; they will be related with the
bibliographic information previously
gathered and the eventual necessity of
further work which could augment the State
of knowledge on the subject could be
disclosed.
h) Conclusions The conclusions will highlight
the most valuable or consistent aspeets of
the work reported along with those aspeets
deemed the weakest which require further
work or investigations.
i) Acknowledgements are an optional point,
reserved for credits to collaborating institu-
tions, financial sources, etc.
j) In the references, only those quoted in the
paper will be included. They must be listed
alphabetically by author’s last ñames. In the
text, they will be cited by author and year of
publication; when there are three or more
authors, only the first will be cited and et al.
in italics will be used. When the individual
author cannot be ascertained, it will not be
cited as anonymous but instead, the insti-
tution responsible for the work will be
named. The references will be made accor-
ding to the following examples.
Journal papers: Author, year. Title. Journal
ñame. Volume and number in parenthesis and
pages. Example:
Dao, T. N. and J. W. van de Lindt. 2008.
New nonlinear roof sheathing fastener
model for use ¡n finite-element wind load
applications. Journal of Structural Enginee-
ring 1 34(1 0): 1 668-1 674.
Book: Authors, Year. Title. No. of edition.
Publisher, City, Pages. Example:
González Elizondo, M.S., M. González
Elizondo and M.A. Márquez Linares. 2007.
Vegetación y ecorregiones de Durango.
Plaza y Valdés. México, D.F. 221 p.
Book chapter: Author, Year. Title. In: Ñame of
editor. Title of the book. Publisher, City, Pages.
Example:
Bárcenas Pazos, G.M and V. R. Ordóñez
Candelaria. 2008. Calidad de la madera de
los árboles de sombra. In; R. H. Manson, V.
Hernández-Ortiz, S. Gallina and K. Mehl-
treter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de
Veracruz: Biodiversidad, Manejo y Conser-
vación. 1NE-INECOL, México, D.F. p: 235-
246.
When the institution is the responsible of
the public-cation: Ñame of the institution.
Year. Title. Publisher, City. Pages. Example:
US Forest Products Laboratory. 1999.
Wood Handbook. Wood as an engineering
material. General Technical Report 113.
USDA, Forest Service, Forest Products
Laboratory. Madison, Wl, 463 p.
In no case it wíll be utilized, for the titles of
books or papers, ñames of journals and
authors, underlined, bold type, italics or
quote marks in the references, except for
botánica! ñames.
k) The tables must be utilized to present
results. The heading will come on top with
lower case letters.
l) The ¡llustrations (pictures, diagrams,
graphs, etc.) must be utilized when they
contribute to present the ¡Information in the
clearest way, which must be drawn in
blank or gray scale. Photographs in black
and white or color with excellent resolution
and contrast will be accepted. The ¡llustra-
tions may be drawn with black ink on
appropriate translucid paper or with some
Computer program or spreadsheet. The
figures feet shall be written on the bottom
and with lower case letters; in the text they
will be mentioned as “figure X" or in paren-
thesis as (Fig. X). They must be delivered in
a reporte file in Tiff format of 300 dpi resolu-
tion.
m) Units. SI system will be used. For details on
the SI system, please refer to:
http://physics.nist.gov/cuu/Umts/index.html
n) Notation. All symbols must be written in
italics. In manuscripts of certain size, with
an abundance of symbols, it is useful to
inelude a list of those utilized, which will be
ordered alphabetically, placing the upper
case letters first, then upper case letters
with sub-indexes, then lower case letters
and lower case letters with sub-indexes.
Finally, Latin and Greek characters. The list
must be included as an appendix at the end
of the paper.
The manuscripts that do not conform to the
format will not be sent to the reviewers.
Also, the authors must sign the format of
'Confirmaron of unpublished manuscript’.
All matters related to possible publication of
papers should be sent to: Revista Madera y
Bosques, Instituto de Ecología, A.C. • Km. 2.5
Carretera Antigua a Coatepec No. 351 •
Congregación El Haya 91070 Xalapa, Ver.»
México • Tel. (228) 842 1800 x 6106, 6102 •
Fax (228) 818 7809 • e-mail:
mabosque@inecol.edu. mx.
FINAL PRESENTATION
The journal's production department
requires that all manuscripts accepted be deli-
vered in digital format and in a single hard
copy. The manuscripts should keep the original
format of the revised versión: paper size, letter
type, page numbering, tables and figures,
although single line spacing can be used at this
stage. Figures and tables must not be inte-
grated to the text. A letter must accompany the
package, mentioning software and versión
used for manuscripts, tables and figures. No
documents will be accepted other than those
presented in Windows environment.
MADERA Y BOSQUES Vol. 14 Núm. 3
Se terminó de imprimir en el mes de noviembre de 2008
en los talleres de Editorial Cromocolor S.A. de C.V.
Miravalle 703 Col. Portales C.P. 03570, México, D.F.
La edición consta de 400 ejemplares
más sobrantes para reposición.
Madera y Bosques 14 (3), 2008
CONTENIDO
3 Editorial
Artículos de investigación
5 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón:
diagnóstico y prioridades
Xanat Antonio-Nemiga, Eduardo Javier Treviño-Garza
y Enrique Jurado-Ybarra
25 Evaluación del manejo forestal regular e irregular
en bosques de la Sierra Madre Occidental
José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas, Andrés
Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe,
y Benedicto Vargas-Larreta
43 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la
madera de 24 especies de Quercus (encinos) de México
Carmen de la Paz Pérez-Olvera y Ray mundo Dávalos-Sotelo
81 Composición química y densidad básica relativa de la
madera de dos especies arbustivas de encino blanco
de la Sierra de Álvarez, SLP, México
Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosalva Ríos-Villa,
Bertha I. Juárez-Flores y J. Amador Honorato-Salazar
Ensayo
95 Productos forestales no maderables en México:
aspectos económicos para el desarrollo sustentable
Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa
Guía de autores