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Full text of "Madera y bosques"

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ISSN 1405-0471 


Madera 


y Bosques 




INSTITUTO DE ECOLOGIA, A.C. 


INVIERNO 1 yi/o\ 
2 0 0 8 


Xalapa, Ver. 



MADERA y BOSQUES 
Vol. 14 Núm. 3 


Invierno de 2008 


Madera y Bosques, es una publicación del Instituto de Ecología, A.C., que edita la Unidad de Recursos Fores- 
tales. Los trabajos que publica tratan los temas de tecnología de productos forestales y del campo forestal en 
general, con énfasis en ecología forestal y manejo forestal. Se aceptan trabajos en español, inglés y ocasional- 
mente en otros idiomas. Su objetivo principal es constituirse en un medio de difusión de la investigación científica. 
Asimismo, publica contribuciones técnicas y estados del arte que incidan en el medio nacional e internacional. Es 
una publicación semestral que aparece en primavera y en otoño. Ocasionalmente se ofrecerá un número especial.. 


COMITÉ EDITORIAL 

Editor, Raymundo Dávalos Sotelo 
Editora asociada, Laura C. Ruelas Monjardín 

Dr. Patrick J. Pellicane 

Dr. Martín A. Mendoza Briseño 

Dr. Ariel Lugo 

M.C. Freddy Rojas Rodríguez 
Dr. Alejandro Velázquez Martínez 
Dr. Juan José Jiménez Zacarías 

Producción Editorial: 

Biól. Aída Pozos Villanueva 
María Celia Lozano Reyes 

CONSEJO EDITORIAL 

Dr. Óscar Aguirre Calderón - Universidad 
Autónoma de Nuevo León. México. 

M. I. Miguel Cerón Cardeña - Universidad 
Autónoma de Yucatán. México. 

M.C. Mario Fuentes Salinas - Universidad 
Autónoma de Chapingo. México. 

Dr. Rubén F. González Laredo - Instituto Tecno- 
lógico de Durango. México. 


Dr. Raymond P. Guríes - University of 
Wisconsin. EUA. 

Dr. Lázaro R. Sánchez Velázquez - Universidad 
Veracruzana, México. 

Dr. Amador Honorato Salazar - Instituto 
Nacional de Investigaciones Forestales, Agrí- 
colas y Pecuarias. México. 

Dr. Ezequiel Montes Ruelas - Universidad de 
Guadalajara. México. 

Dr. José Návar Cháidez - Universidad Autónoma 
de Nuevo León. México. 

Dra. Carmen de la Paz Pérez Olvera - Univer- 
sidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa. 
México. 

Dr. Hugo Ramírez Maldonado - Universidad 
Autónoma de Chapingo. México. 

Dra. María de ios Ángeles Rechy de Von Roth - 
Universidad Autónoma de Nuevo León. México. 


Madera y Bosques, Vol. 14 Núm. 3 de 2008. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional 
del Derecho de Autor: 04-2005-062018152600-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 12906. Número de 
Certificado de Licitud de Contenido: 10479. Domicilio de publicación: Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 
351. Congregación El Haya. 91070 Xalapa, Ver., México. Imprenta: Editorial Cromocolor S.A. de C.V., Miravalles 
703. Col. Portales 03300 México, D.F. 

La suscripción anual para 2008 es de $250.00 al interior de la República y $35.00 USD al extranjero. Precio por 
ejemplares sueltos $160.00 y $15.00 USD, respectivamente. Incluye costos de envío por correo aéreo. Toda 
correspondencia sobre suscripción y donación debe dirigirse al Departamento de Adquisiciones ■ Instituto de 
Ecología, A.C. ■ Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 351. Congregación El Haya. 91070 Xalapa, Ver., 
México. ■ Tel. (228) 842 1800 ext. 5120 ■ Fax (228) 818 7809 Correo electrónico: publicaciones@ecologia.edu. mx. 
Página electrónica de la revista: http://www.inecol.edu.mx/myb/. La reproducción total o parcial de los artículos 
podrá hacerse con el permiso expreso de los editores. Esta revista forma parte del índice de Revistas Mexicanas 
de Ciencia y Tecnología (IRMCyT) del CONACYT - México. Además, se encuentra indizada en Redalyc, Periódica, 
índice Iberoamericano de Información en Ciencia y Tecnología, Actualidad Iberoamericana, CAB Forest Products 
Abstraéis, Latindex, Seriunam y British Library. 


MADERA Y BOSQUES 


Vol.14 Núm. 3 Invierno de 2008 

CONTENIDO 


Editorial 3 

Artículos de investigación 

Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: 
diagnóstico y prioridades 

Xanat Antonio-Némiga, Eduardo Javier Treviño-Garza 
y Enrique Jurado-Ybarra 5 

Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de 
la Sierra Madre Occidental 

José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas, 

Andrés Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe 
y Benedicto Vargas-Larreta 25 

Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera 
de 24 especies de Quercus (encinos) de México 
Carmen de la Paz Pérez-Olvera 

y Raymundo Dávalos-Sotelo 43 

Composición química y densidad básica relativa de la madera 
de dos especies arbustivas de encino blanco de la Sierra 
de Álvarez, SLP, México 

Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosa Iva Ríos-Villa, 

J. Rogelio Aguirre-Rivera, Bertha I. Juárez-Flores 
y J. Amador Honorato-Salazar 81 

Ensayo 

Productos forestales no maderables en México: aspectos 

económicos para el desarrollo sustentable 

Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa 95 


Guía de autores 


Nuestra portada: Composición fotográfica sobre un paisaje de un bosque 
de encinos. Realizada por Carmen de la Paz y Jesús Rivera-Tapia, 
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, México, D. F. 


TABLE OF CONTENTS 


Editorial 3 

Research papers 


Forest fragmentation in the subwatershed of the el Pilón River: 
diagnostic and priorities 

Xanat Antonio-Némiga, Eduardo Javier Treviño-Garza and 
Enrique Jurado-Ybarra 5 

Regular and irregular forest management evaluation of the Sierra 
Madre Occidental forests 

José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas, 

Andrés Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe 

and Benedicto Vargas-Larreta 25 

Some anatomical and technological characteristics of 24 Quercus 
wood species (oaks) of México 
Carmen de la Paz Pérez-Olvera 

and Raymundo Dávalos-Sotelo 43 

Chemical composition and relative basic density of two shrub 
white oak wood species from Sierra de Alvarez, SLP, México 
Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosalva Ríos-Villa, 

J. Rogelio Aguirre-Rivera, Bertha I. Juárez-Flores 

and J. Amador Honorato-Salazar 81 

Essay 

Mexican non-wood forest producís: economic aspects for the 
sustainable development 

Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa 95 


Authors'guide 



Our cover: Photographic composition about an oak landscape. Drawing of 
Carmen de la Paz y Jesús Rivera-Tapia, Universidad Autónoma Metropoli- 
tana, Unidad Iztapalapa, México, D. F. 


EDITORIAL 

La difusión de los resultados científicos necesariamente pasa por análisis bibliométricos 
que apuntan a evaluar y resaltar la influencia, tanto de los medios que los publican, como 
de los artículos mismos. Este tema no deja de estar exento de controversias acerca de si 
los métodos empleados para medir esta influencia son los más adecuados y si realmente 
reflejan la importancia de los trabajos, sobre todo en países fuera de la órbita del mundo 
desarrollado. Debido a esta controversia, pero indudablemente alimentados por la 
genuina necesidad de valorar el impacto del trabajo científico, se han generado varios 
índices bibliométricos que cuantifican el número de citas que reciben los trabajos, como 
una medida de su difusión a escala mundial y de la utilización que se hace de la informa- 
ción contenida en los manuscritos, que con tanto trabajo elaboran los científicos. El índice 
internacional más reconocido y prestigiado en el mundo, a pesar de las críticas que se le 
han hecho por su supuesto sesgo hacia la investigación hecha en países del llamado 
primer mundo, es el índice ISI de la empresa Thompson Reuters, conocido como Science 
Citation Index (Web of Science). La pertenencia a este índice significa para las revistas 
que lo integran, una gran visibilidad y prestigio y, para los investigadores que publican en 
ellas, un mérito reconocido por sus pares y por las entidades que evalúan el trabajo de 
los científicos y de las instituciones para las que laboran. 

La revista Madera y Bosques se enorgullece de formar parte de este índice a partir del 
verano de 2008, lo que indica que los trabajos que ahí se publican, son reconocidos por 
sus pares a nivel mundial como por su trascendencia dentro del tema forestal, al citarlos 
en múltiples ocasiones. Es indudable que asiste cierto mérito a los responsables de la 
edición de la revista, por su trabajo en convocar a los autores y en seleccionar los 
trabajos más destacados entre los que se reciben. Sin embargo, el mérito real corres- 
ponde fundamentalmente a los autores que se afanan en redactar manuscritos con infor- 
mación relevante y de calidad, que sirven para avanzar las fronteras de la ciencia y contri- 
buyen a responder con claridad y certeza, algunas de las preguntas más importantes que 
busca resolver la ciencia de los recursos forestales. No deja de ser importante la desin- 
teresada labor de los árbitros que revisan a fondo los manuscritos y hacen, anónima y 
desinteresadamente, la gran labor de evaluarlos y señalar sus posibles deficiencias y la 
forma en que se pueden reforzar los datos presentados para que tengan la mayor 
claridad y relevancia posibles. Como un merecido reconocimiento a estos anónimos 
personajes, en este número publicamos la lista de quienes han contribuido a hacer de los 
números publicados en 2007 y 2008, el escaparate más importante de la ciencia forestal 
que se publica en español en América Latina y ocasionalmente, de otras regiones y en 
otros idiomas. 

Los trabajos que se publican en este número comprenden varios temas de importancia y 
de interés para los lectores de la revista. Uno de ellos estudia los fragmentos de bosque 
en la cuenca de un río que corre por el estado de Nuevo León, uno de los estados de 
mayor importancia por su desarrollo económico en México. Pareciera que este tema es 
de interés exclusivamente local, lo cual sin duda es cierto, pero su relevancia trasciende 
las fronteras de su región geográfica, por tratarse de la fragmentación de bosques, un 
tema que está recibiendo mucha atención en la actualidad, por la necesidad de proteger 
y conservar estas áreas, en ecosistemas fuertemente amenazados por las necesidades 
del desarrollo industrial, agrícola y urbano, del que el estado citado es un ejemplo de 
interés nacional e internacional. Otro de los trabajos publicados en este número evalúa la 



4 


Editorial 


recuperación del volumen de Pinus en pie después de una corta, en bosques tratados con 
los sistemas de manejo regular e irregular, en otra eco-región del Norte de México, la 
Sierra Madre Occidental. En el estudio se evalúan los resultados del manejo con dos 
métodos ampliamente usados en este país, encontrando discrepancias significativas 
entre lo que postulan ambos métodos y los resultados reales, medidos en existencias por 
hectárea. Los autores apuntan las causas de estas diferencias, lo que debe ayudar a los 
manejadores a Corregir sus prácticas. El número también incluye dos artículos dedicados 
a los encinos que son considerados como el segundo recurso forestal maderable más 
importante de México después del género Pinus. El primero de ellos resume los resul- 
tados de un amplio estudio sobre las características anatómicas, físicas y mecánicas de 
24 especies de este importante género forestal, que cubre la mayor parte de su área de 
distribución en México. El otro artículo dedicado a los encinos presenta los resultados del 
análisis químico que permitió evaluar los contenidos relativos de celulosa, lignina, 
extractos y cenizas, así como la densidad básica relativa de dos especies arbustivas del 
estado de San Luis Potosí, México. Sin duda, ambos trabajos contribuirán en gran 
medida a ampliar el conocimiento que se tiene de estos útiles y valiosos árboles y 
arbustos. 

Finalmente, se incluye un ensayo que resalta el interés e importancia de los Productos 
Forestales No Maderables (PFNM), los cuales compiten con otros productos forestales 
por el uso de la tierra. Los PFNM incluyen una gran variedad de productos importantes 
en la vida diaria de las comunidades locales, así como ayudan a generar ingresos adicio- 
nales y empleo. Algunos se encuentran entre los productos básicos más antiguos, mien- 
tras que otros están entre los productos más novedosos y potencialmente comerciales, 
como los fitofármacos. El trabajo aquí incluido tiene como objetivos evaluar la situación 
de los PFNM en México y contribuir a generar propuestas que incentiven su aprovecha- 
miento sustentable. Los autores concluyen que su aprovechamiento ecológicamente 
sustentable y económicamente rentable requiere de estudios ecológicos, sociales y 
económicos actualizados, así como un marco legal eficaz. 

Como editores de la revista, nos congratulamos por publicar artículos tan valiosos e inte- 
resantes, que al igual que los anteriormente publicados, han propiciado el reconocimiento 
internacional que ha obtenido la misma, y humildemente hacemos hincapié en que, sin 
buenos trabajos elaborados por los autores y sin la sabia revisión de los árbitros, ninguna 
tarea editorial sería coronada por el éxito. Nos complace ser parte del mismo y segui- 
remos sumando nuestro esfuerzo al de los autores, quienes son los verdaderos protago- 
nistas de esta historia. 


Ray mundo Dávalos-Sotelo 

Editor 



Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 


5 


IARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN! 


Fragmentación forestal en la subcuenca 
del río Pilón: diagnóstico y prioridades 

Forest fragmentation in the subwatershed of the Pilón River: 

diagnostic and priorities 

Xanat Antonio-Némiga 1 , Eduardo Javier Treviño-Garza 2 

y Enrique Jurado-Ybarra 2 

RESUMEN 

La subcuenca del río Pilón es importante por la captación de agua para la agricultura comercial 
y por la conservación de la riqueza biológica del estado de Nuevo León. Sin embargo, se desconoce 
la magnitud de la fragmentación de sus bosques y matorrales, y no se han identificado los fragmentos 
remanentes prioritarios para conservar. Por lo tanto, este estudio evalúa la fragmentación de sus 
comunidades vegetales usando el tamaño del fragmento y la relación entre el perímetro y el área del 
fragmento (P/A) como indicadores de tamaño y forma, así como la distancia al vecino más próximo y 
el índice de intersección y yuxtaposición como indicadores de conectividad. Estos se calcularon en 
mapas generados mediante interpretación de imágenes de satélite Landsat de 1974 y 2000 (clasifica- 
ción supervisada y estratificada). Los resultados muestran cambios estadísticamente significativos en 
el tamaño y forma de los fragmentos de todas las comunidades evaluadas, así como en su conecti- 
vidad. Las comunidades más afectadas por la fragmentación en su forma y tamaño son el bosque de 
oyamel y de encino, asi como el huizachal, el matorral submontano y el bosque de pino. En su conec- 
tividad, la fragmentación afecta sobre todo a los matorrales tipo tamaulipeco, submontano y desértico, 
así como los huizachales. En este estudio se evalúan los fragmentos prioritarios a conservar, consi- 
derando sus funciones como zonas de amortiguamiento y de estabilización de laderas, mediante la 
aplicación de criterios en un sistema de información geográfica Al respecto se recomienda conservar 
347 fragmentos para amortiguamiento y 210 fragmentos para estabilización de laderas. 

PALABRAS CLAVE: 

Conservación de recursos naturales, fragmentación forestal, Nuevo León, SIG, río Pilón. 


ABSTRACT 

The watershed of the Pilón River is important for its water capture for commercial agriculture 
and for the conservaron of the biological diversity of Nuevo León state. However, the magnitude of the 
forest and shrub fragmentation has not been determined, and the remaming fragments of higher 
conservation priority have not been identified. This study evaluatesthe vegetation fragmentation, using 
the fragment size and the relation between the perimeter and the fragment area (P/A) as indicators of 
size and shape, as well as the distance to the nearest neighbor and the intersection Índex and juxta- 
position as connectivity indicators. These indicators were calculated in maps generated through sate- 
llite images Landsat of 1974 and 2000 interpretaron (classification supervised and stratified). The 
results show statistically significant changes in the size and shape of fragments as well as in connec- 
tivíty for all plant communities evaluated. The communities more affected by fragmentation in their size 
and shape were Abies and Oak forests, as well as the huizachal (Acacia scrub), piedmont scrub and 


1 Universidad Autónoma del Estado de México. Facultad de Geografía. Cerro de Coatepec s/n. Ciudad Univer- 
sitaria. Toluca, México. CP 50110. Correo electrónico: xanat@uaemex.mx 

Universidad Autónoma de Nuevo León. Facultad de Ciencias Forestales. Km. 2.5 Carr. Nacional a Cd. 
Victoria. Linares, Nuevo León. AP 32. Teléfono: (821) 212 42 51 ext. 111. Correo electrónico: 
ejtrevin@fcf.uanl.mx, enriqueJurado@hotmail.com 


2 


6 


Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades 


pine forest. In its connectivity, fragmenta- 
tion was more severe for Tamaulipan 
thorn scrub, piedmont scrub and desert 
scrub as well as huizachales. The frag- 
ments with higher priority conservation 
were determmed considering their func- 
tions as buffer zones and as vegetation 
for slope stabilization , through the 
criteria application in a geographical 
information system. The conservation of 
347 fragments for buffer zone and 210 
fragments for slopes stabilization is 
recommended. 

KEY WORDS: 

Natural resources conservation, forest 
fragmentation, Nuevo León, GIS, Pilón 
river, 

INTRODUCCIÓN 

La fragmentación es la división y 
reducción de grandes extensiones de 
bosque continuo que se convierten en 
mosaicos (Ford et al., 2001 y Thompson 
et al., 1995). Es una de las peores 
amenazas contra la diversidad biológica y 
la mayor causa de extinción de especies 
(Fahrig, 2001), ya que afecta la estruc- 
tura, composición y diversidad de las 
comunidades vegetales, así como su 
futuro, al obstaculizar tanto la transfe- 
rencia de polen como la generación, 
dispersión y consumo de semillas, favore- 
ciendo además la endogamia y la erosión 
genética (Arango, 2002; Fernández- 
Manjárrez, 2002; Flores, 2000; Cuéllar, 
1 999; Summer et al., 1 999 y Guariguata y 
Pinarde, 1998). 

El fenómeno más estudiado es el 
efecto de borde, un abrupto contraste 
entre el bosque y el paisaje circundante 
que modifica las condiciones físicas 
(iluminación, nutrientes, temperatura, 
velocidad del viento y humedad), así 
como las condiciones bióticas y las inte- 
racciones planta-animal (Arango, 2002; 
Thompson et al., 1995 y Saunders et al., 
1990). Esto altera el área basal de 
árboles y arbustos, cambia la estructura y 
composición de especies y favorece el 


crecimiento acelerado de especies 
pioneras, además de dañar y matar 
árboles retrasando el recambio de plantas 
viejas por nuevas (Arango, 2002; Sizer y 
Tanner, 1999; Carvalho y Vasconcelos, 
1999; Laurance et al., 1998 y López et al., 
1995). Este efecto se extiende por lo 
menos diez metros en selvas amazó- 
nicas, pudiendo extenderse hasta 200 
metros (Sizer y Tanner, 1999; Mesquita et 
al., 1999; Carvalho y Vasconcelos, 1999; 
Laurance et al., 1998a y Malcom, 1994). 
Además, al reducir la diversidad vegetal, 
la densidad del follaje, la biomasa y las 
fuentes de frutas frescas, la fragmenta- 
ción reduce la producción primaria de los 
ecosistemas (Loreau et al., 2001; Taba- 
relli et al., 1999; Thorburn, 1998; 
Laurance et al., 1998 y Malcom, 1994). 
Todo ello finalmente daña a la fauna 
debido a que se reducen sus posibili- 
dades de alimentación, crecimiento y 
reproducción, al tiempo que se limita su 
dispersión y variación genética e incre- 
menta el riesgo de ser cazado (D’Eon, 
2003; Estrada y Coates-Estrada, 2002; 
Katnik, 2002 y Pérez, 2002). Por ejemplo, 
se ha probado que la fragmentación 
reduce la riqueza y diversidad y altera la 
composición en poblaciones de mari- 
posas nocturnas, coleópteros, hormigas, 
arañas, murciélagos, mamíferos y aves 
(Summerville, 2002; Evelyn, 2002; 
Ortega-Huerta, 2002; Ford et al., 2001; 
Price et al., 1999; Cuéllar, 1999; Carvalho 
y Vasconcelos, 1999 y Miyashita et al., 
1998). 

El efecto combinado de estos 
procesos es la pérdida de estabilidad de 
los ecosistemas, esto se debe a que tanto 
las acciones vitales (descomposición de 
materia orgánica, transporte de semillas, 
control de plagas, fertilización y creación 
de suelo), como las delicadas interac- 
ciones interespecíficas (mutualismo, 
cadenas tróficas, competencia y en espe- 
cial la polinización, la predación y la herbi- 
voría) que hacen funcionar estos ecosis- 



Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 


7 


temas se ven interrumpidos por la frag- 
mentación (Summerville, 2002; Evelyn, 
2002; Kammesheidt, Kóhlery Huth, 2002; 
Harrison, Rice y Marón, 2001; Carvalho y 
Vasconcelos, 1999; Law y Lean, 1999; 
Cosson et al., 1999 y Miyashita et al., 
1998), Ello reduce la capacidad de 
generar diferentes respuestas, amena- 
zando su estabilidad funcional y la de sus 
ciclos biogeoquímicos (Loreau et al., 
2001; McCann, 2000 y Erhlich, 1990). 

Debido a la seriedad y magnitud de 
los efectos de la fragmentación es impor- 
tante cuantificarla y revertiría. Los indica- 
dores para cuantificar la magnitud de la 
fragmentación del paisaje se basan en 
dos teorías biogeográficas; la de islas 
(que considera un entorno neutral) y la 
del mosaico (que considera ensamblajes 
heterogéneos) (McGarigal y Marks, 
1994). Sin embargo, debido a que no 
todas las medidas son igualmente útiles, 
Pfister (2003) sugiere que tres medidas 
son suficientes: el área promedio del frag- 
mento, el promedio de la relación entre el 
perímetro y el área del fragmento, y el 
porcentaje de zonas adyacentes al 
bosque que son similares. Mas y Correa 
(1999) coinciden en que el tamaño de 
fragmento y el índice de proximidad, 
considerando las características del 
entorno, describen mejor el proceso. 

A escala global, los bosques son en 
realidad fragmentos y bordes (Riitters et 
al., 2000). Latinoamérica ha perdido la 
tercera parte de superficie boscosa en el 
periodo 1850-1985 (Houghton et al., 
1991). En México, el porcentaje de espe- 
cies en peligro de extinción es mayor en 
la flora que en cualquier otro grupo bioló- 
gico ya que cerca del 40% del total de 
especies vegetales se encuentra bajo 
peligro de extinción (INEGI-INE, 2000). 

La subcuenca del río Pilón es impor- 
tante, ya que el agua captada en su 
superficie determina directamente la 
producción de cítiricos y nuez, los que 


representan una fuente importante de 
ingresos en la agricultura del estado de 
Nuevo León. Sin embargo, en la Sierra 
Madre Oriental, una de sus dos regiones 
fisiográficas, se ha detectado la presencia 
de endemismos y fenómenos evolutivos 
sobresalientes (Cantú et al., 1999), 
consecuentemente resulta importante 
estudiar la magnitud de la fragmentación 
en sus bosques y matorrales e identificar 
aquellos fragmentos remanentes que 
deben conservarse. 

OBJETIVOS 

Determinar cuáles comunidades 
vegetales de la subcuenca del río Pilón 
han sido más afectadas por el proceso de 
fragmentación forestal ocurrido durante el 
periodo 1974-2000, e identificar aquellos 
fragmentos de vegetación remanente 
cuya conservación es prioritaria, en virtud 
de sus funciones de amortiguamiento en 
los cuerpos de agua y de estabilización 
de laderas. 

MATERIALES Y MÉTODOS 
1. Área de estudio 

El río Pilón es afluente del río San 
Juan, cuya cuenca es la más importante 
de Nuevo León, al ocupar 32,91% de la 
superficie estatal (INEGI, 1999). La 
subcuenca del río Pilón tiene como coor- 
denadas geográficas extremas los 24° 50‘ 
y 25° 29‘ de latitud norte y 99° 30‘ y 100° 
35‘ de longitud oeste (Sánchez, 1987). 
Este río se origina en el municipio de 
Arteaga en Coahuila y capta las aguas de 
581 km 2 del municipio de Rayones, 603 
km 2 de Galeana, 440 km 2 de Montemo- 
relos y 605 km 2 de General Terán, en 
Nuevo León (Figura 1). En General Terán 
la subcuenca se integra al caudal del río 
San Juan que desemboca en el río Bravo 
(Olvera, 1999 y Sánchez, 1987). 



8 


Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades 


Dos provincias fisiográficas dominan 
la subcuenca del río Pilón: la Sierra Madre 
Oriental y la Llanura Costera del Golfo 
Norte. La Sierra Madre Oriental está domi- 
nada por matorrales subinermes y mato- 
rrales crasi-rosul ¡folios espinosos, siendo 
posible encontrar chaparrales y pastizales 
en las laderas de la sierra. Mientras que en 
las partes altas dominan los bosques de 
pino y de pino-encino y los chaparrales de 
alta montaña en las alturas máximas 
(CETENAL, 1975). 

En las altitudes de 900 a 950 m hay 
zonas de agricultura de riego y, ocasional- 
mente, manchones de vegetación de 
galería. Entre las cotas altitudinales de 
1 000 y 1 600 m se encuentra matorral 
subinerme y rosetófilo, mientras que entre 
los 1 200 y los 1 800 m existe matorral 
crasirosifolio con manchones de pastizal 
natural. A partir de los 1 400 m hay chapa- 


rrales que se extienden hasta los 2 400 m. 
Los bosques de encino se localizan entre 
los 1 300 y los 1 800 m, los mixtos, de 
pino-encino, desde los 2 200 hasta 2 400 
m, mientras que los bosques de pino y 
oyamel entre los 1 700 y 2 700 m. La figura 
2 muestra un perfil de los suelos y la vege- 
tación en la Sierra Madre Oriental. 

La vegetación en la llanura costera 
del Golfo Norte está dominada por agricul- 
tura de riego en las partes más bajas (infe- 
riores a 400 m), y en menor proporción por 
la agricultura de temporal. El tipo de mato- 
rral más común es el matorral submontano 
subinerme. Desde altitudes de 700 m se 
pueden encontrar bosques mixtos de 
encino con matorral subinerme y bosques 
de encino-pino. La figura 3 muestra un 
perfil del suelo y vegetación en la llanura 
costera del Golfo Norte. La agricultura 
domina gran parte de la superficie. 



_____ 


380000 


42CÜOO 


440000 


340000 


+ 


, 


Rio Pilón 

Maco IVLinicipal |. 


Habitantes/L^eal ¡dad 
100 - 1471 

# 1472- 6962 

# 6963- 3771 3 


Irrage Modelo 3D 
1:500000 


Figura 1. Ubicación de la subcuenca del río Pilón en el estado de Nuevo León 



Altitud (m) 


Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 


9 


3500 


3000 


2500 


2000 


1500 



Figura 2. Perfil de los suelos y la vegetación en la Sierra Madre Oriental 
Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) y CETENAL (1977) 



Figura 3. Perfil de los suelos y la vegetación en la Llanura Costera del Golfo Norte 


Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) y CETENAL (1977) 








10 


Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades 


Esta información coincide con la 
presentada en el Inventario Nacional 
Forestal (SEMARNAT, 2000). Se puede 
apreciar que General Terán tiene grandes 
superficies dedicadas a la agricultura. En 
Montemorelos se encuentran grandes 
superficies agrícolas, aunque todavía hay 


remanentes de matorral submontano. 
Rayones destaca por su diversidad y 
abundancia de bosques. En Galeana se 
encuentran menores superficies de 
bosque entremezcladas con mezquitales 
y matorrales (Figura 4). 




□ 

□ 

□ 

□ 

n 


AGRICULTURA DE RIEGO (INCLUYE RIEGO EVENTUAL) 

AGRICULTURA DE TEMPORAL CON CULTIVOS ANUALES 

AGRICULTURA DE TEMPORAL CON CULTIVOS PERMANENTES 

RIEGO SUSPENDIDO 

PASTIZAL INDUCIDO 

PASTIZAL CULTIVADO 

ASENTAMIENTO HUMANO 

BOSQUE DE ENCINO 

BOSQUE DE OYAMEL (INCLUYE AYARIN Y CEDRO) 

BOSQUE DE PINO 

BOSQUE DE PINO-ENCINO (INCLUYE ENCINO-PINO) 
CHAPARRAL 

MATORRAL DESERTICO MICROFILO 
MATORRAL ESPINOSO TAMAULIPECO 
MATORRAL SUBMONTANO 
MEZQUITAL (INCLUYE HUIZACHAL) 

VEGETACION DE GALERIA 


Figura 4. Vegetación de la subcuenca del río Pilón 


Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) 



Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 


11 


2. Indicadores de la fragmentación 

Se utilizaron el tamaño del frag- 
mento y la relación entre perímetro y área 
de los fragmentos (P/A), para comparar 
las diferencias morfológicas de los frag- 
mentos en las comunidades vegetales en 
1974 y 2000. Para una zona dada, una 
alta relación (P/A) indica una forma 
compleja o alongada de los fragmentos, y 
lo contrario, una baja relación P/A, una 
forma más compacta y simple 

Para derivar estos indicadores se 
desarrolló cartografía de la vegetación en 
las fechas de interés, esto mediante la 
interpretación de las imágenes del satélite 
Landsat 1 MSS de febrero de 1 974 y del 
satélite Landsat ETM 7+ de marzo del 
2000 (líneas 42 y 43 de las órbitas 27 y 
28). Para poder establecer relación entre 
estas imágenes se trabajaron épocas 
similares del año, evitando variaciones 
fenológicas. Asimismo, las imágenes se 
corregistraron con el fin de evitar errores 
de desplazamiento. No se hicieron 
correcciones atmosféricas ni topográficas 
debido a las limitaciones en la fuente de 
datos. Sin embargo, el método de inter- 
pretación elegido (clasificación supervi- 
sada y estratificando las imágenes por 
provincia fisiográfica), asi como los 
controles de verificación levantados en 
campo permiten salvar las variaciones 
que podrían inducir en la imagen la inter- 
ferencia atmosférica y la sombra topográ- 
fica (Antonio et ai, 2006). 

Se siguieron dos estrategias para 
evaluar la fragmentación, la primera 
consistió en usar el software de EXCEL 
para comparar, mediante gráficos, el 
número de fragmentos para cada clase 
de tamaño en las dos fechas evaluadas y 
visualizar los cambios en la relación P/A 
para ambas fechas. 

La segunda estrategia fue unir espa- 
cialmente la cartografía de la vegetación 
en ambas fechas (1974 y 2000) y aplicar 


consultas anidadas para obtener la rela- 
ción de fragmentos que permanecen 
dentro de la misma clase de vegetación 
en ambas, evitando así los cambios entre 
clases y los posibles errores (objeto de 
otro estudio). A este subconjunto se 
aplicó la prueba estadística de T 
apareado para probar si existen diferen- 
cias significativas en el tamaño y forma 
de los fragmentos (expresada en la 
proporción P/A) entre estas dos fechas. 

Para complementar el análisis del 
estado de fragmentación de estos ecosis- 
tema, se corrieron pruebas con el soft- 
ware Patch Analyst, mediante el cual se 
derivaron los siguientes indicadores rela- 
cionados con la conectividad de los frag- 
mentos: 

a) El promedio del vecino próximo, 
que mide el aislamiento de los 
manchones al calcular la distancia 
mínima al borde de un manchón similar, 
promediada con respecto al paisaje. 

b) El índice de intersección y yuxta- 
posición, que mide la adyacencia entre 
manchones. Su valor se acerca a cero 
cuando la distribución de adyacencias es 
irregular, y a 100 cuando la distribución 
de adyacencias se distribuye equitativa- 
mente. 

3. Selección de fragmentos 

Para la selección de fragmentos se 
dio prioridad a aquellos fragmentos 
densos. Su ubicación se digitalizó 
mediante la interpretación de fotografía 
aérea de INEGI (1999), escala 1:75 000, 
haciendo uso del tono, textura y densidad 
como principales elementos de interpreta- 
ción (Lillesand y Kiefer, 1994), como lo 
muestra la tabla 1 . 

Esta vegetación, aún fragmentada, 
cumple funciones diversas. Para distin- 
guir aquellos fragmentos que es prioritario 
conservar debido a que cumplen 



12 


Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades 


Tabla 1 . Clave de interpretación 


Vegetación 

Tono 

Textura 

Densidad 

Ejemplo 

r 

Bosque 

Muy oscuro 

Rugosa 

Denso 


Matorra les 

Oscura 

Media 

Sem i-abierta 

a 


Cultivos, 

pastizales 

Media 

Fina 

Desigual 



Suelo y 

vegetación 

xerofita 

Muy claro 

Lisa 

Nula 



funciones como zonas de amortigua- 
miento del lecho del río o como estabiliza- 
dores mecánicos de las pendientes, se 
aplicaron los siguientes criterios: 

Aquellos fragmentos densos, 
ubicados a 500 m o menos del río, perte- 
necientes a las comunidades de matorral 
submontano y bosque de oyamel, bosque 
de pino-encino, bosque de encino, chapa- 
rral y mezquital-huizachal, son prioritarios 
como zonas de amortiguamiento. Este 
criterio incluye el espacio físico que 
ocupa el lecho del río e incorpora los tipos 
de vegetación que han sido transfor- 
mados con mayor intensidad en los 
últimos 30 años en la región (Antonio et 
al., 2006). Por su parte, aquellos frag- 
mentos densos de vegetación ubicados 
en pendientes superiores al 30% y perte- 
necientes a las comunidades antes 
citadas, se consideraron prioritarios para 
la estabilización de laderas. 

Esto requirió calcular las pendientes 
mediante la interpretación del modelo de 
elevación digital de la zona (INEGI, 
2000), en el módulo 3D analyst de 
ArcView 3.2. 


RESULTADOS 

1. Indicadores de la fragmentación 

La tabla 2 concentra la información 
relacionada con el cambio en el número 
de fragmentos dentro de las clases de 
tamaño en las comunidades vegetales de 
la cuenca, información que se discute y 
detalla posteriormente. 

Los bosques de oyamel y de encino, 
así como el huizachal y el matorral 
submontano muestran una tendencia 
general de perder fragmentos en todas 
las categorías de tamaño, desapare- 
ciendo hasta en 50%. Estas comunidades 
están desapareciendo debido a su 
cercanía con las áreas productivas más 
pobladas y de mayor dinamismo. El 
bosque de encino, cerca de Montemo- 
relos, y los huizachales, cerca de Terán; 
el submontano cerca de ambos y el 
bosque de oyamel cercano a Arteaga en 
la sierra. 

Un patrón similar presenta el mato- 
rral desértico micrófito, pese a que no 
está cerca de algún núcleo poblacional. 


Tabla 2. Número de fragmentos por clase de tamaño en las comunidades vegetales 










14 


Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades 


Oyamel 



Fragmento 


Pino-encino 



Fragmento 


Huizachal 



Fragmento 


Matorral submontano 




Bosque de Encino 



Matorral tamaulipeco 



Fragmento 


Matorral desértico micrólilo 


0.20 - 


< 

CL 

§ / 



Figura 5. Relación Perímetro/Área en 1974 y 2000 en las comunidades vegetales 


Este proceso puede estar relacionado 
más bien con el sobrepastoreo de ganado 
caprino, ya que una de las principales 
alternativas económicas de los habitantes 
marginados de las zonas montañosas es 
criar y vender cabritos. 


El bosque de pino presenta un franco 
proceso de fragmentación, pues aparente- 
mente incrementa el número de frag- 
mentos en las clases menores de tamaño, 
pero debido a la pérdida de un fragmento 
de la categoría de 50 a 100 hectáreas y de 


Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 


15 


cinco fragmentos de la categoría de 1 00 a 
500 hectáreas, el bosque de pino-encino y 
el matorral tamaulipeco pierden fragmentos 
en las clases de menor tamaño y presentan 
más fragmentos en clases mayores. Esto 
podría deberse a las diferencias en la capa- 
cidad de los sensores para detectar estos 
tipos mixtos de vegetación, por lo que se 
decide no hacer interpretaciones más 
profundas con este conjunto de datos. 


La figura 5 muestra las variaciones 
en la relación P/Aen las diferentes comu- 
nidades vegetales de la subcuenca del río 
Pilón. La relación P/A muestra una 
tendencia hacia formas irregulares en el 
año 2000, en todas las comunidades 
vegetales, mientras que los manchones 
originales tendían a una estructura más 
bien compacta (Figura 6). 


a) 



/\f Rio Pilón 

| Subcuenca Pilón 

Fragmento Buffer 

Buffer a 500 m 
modelo sombreado 



f\/ Rio Pilón 

| Subcuenca Pilón 

— i Estabilización 
de laderas 

I I Modelo sombreado 


Figura 6. Fragmentos prioritarios para a) zonas de amortiguamiento y b) estabilización 

de laderas 




16 


Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades 


Tabla 3. Resultados de la prueba de T apareado para el tamaño y la relación P/A 


Comunidad 

Variable 

Media 

Desviación 

Error 

t 

GL 

Sig. 

Oyamel 

área 

824908,73 

4517275,75 

240090,50 

3,44 

353 

0,001 

Oyamel 

A/P 

0,00 

0,04 

0,00 

0,37 

353 


Pino 

área 

-3678966,32 

71 17673,10 

252437,85 

-14,57 


0,000 

Pino 

A/P 

0,01 

0,04 

0,00 

4,93 

mui 

0,000 

Pino-encino 

área 


620713,22 


-5,72 

350 

0,000 

Pino-encino 

A/P 

0,01 

0,04 

0,00 

3,20 

350 

0,002 

M. tamaulipeco 

área 


1959224,61 

84001,06 

-13,73 

543 

0,000 


A/P 

0,03 

0.03 

0,00 

23,69 

543 

0,000 

Huizachal 

área 


10675054,44 

525285,09 

7,12 

412 

0,000 

Huizachal 

A/P 

0,00 

0,04 

0,00 

-1,69 

412 

0,091 

M. submontano 

área 

Esmsüi 

4889091 ,59 

217777,45 

3,75 

503 

0,000 

M. submontano 

A/P 

0,00 

0,04 

0,00 

-1,66 

503 

0,098 

M. desértico 

área 

-250311,69 

304403,28 

55576,18 

4,50 

29 

0,000 

M. desértico 

A/P 

0,02 

0,04 

0,01 

3,67 

29 

0,001 


El bosque de pino es la única excep- 
ción, en él se muestra similitud en la 
forma de los fragmentos en ambas 
fechas, pero con algunos fragmentos del 
2000, tendiendo hacia formas irregulares. 
Para validar lo anterior se muestra el 
resultado de la prueba de T por pares, 
para las variables área y relación P/A en 
las diferentes comunidades vegetales 
(Tabla 3). De acuerdo con esta prueba, en 
el periodo comprendido entre 1974 y 
2000 ocurrieron cambios estadística- 


mente significativos en el área de los frag- 
mentos de todas las comunidades vege- 
tales. Morfológicamente, únicamente los 
cambios en el bosque de oyamel fueron 
pocos significativos, ya que para el resto 
de las comunidades se puede establecer 
que sí ocurrieron cambios morfológicos 
significativos. La tabla 4 concentra los 
indicadores seleccionados para evaluar la 
conectividad de los fragmentos entre 
cada tipo de ecosistema evaluado. 


Tabla 4. Indicadores relativos al impacto de la fragmentación en la conectividad de los 

ecosistemas, evaluados para las dos fechas 


Comunidad 

Fecha 

Media al vecino 
próximo (MNN) 

Intersección 
y yuxtaposición (IJI) 

Matorral tamaulipeco 

1974 

146,1 

0 

Matorral tamaulipeco 

2000 

232,5 

0 

Matorral submontano 

1974 

134,4 

0 

Matorral submontano 

2000 

230,9 

0 

Bosque de pino-encino 

1974 

168,0 

0 

Bosque de pino-encino 

2000 

204,4 

0 

Bosque de pino 

1974 

155,9 

0 

Bosque de pino 

2000 

143,6 

0 

Bosque de oyamel 

1974 

183,1 

0 

Bosq ue de oya mel 

2000 

228,6 

0 

Huizachal 

1974 

129,4 

0 

Huizachal 

2000 

302,5 

0 

Matorral desértico 

1974 

202,6 

0 

Matorral desértico 

2000 

382,6 

0 











































































































































Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 


17 


Con excepción del bosque de pino, 
todas las comunidades vegetales mues- 
tran un incremento en la distancia media 
al vecino más próximo, siendo los 
cambios en la distancia entre manchones 
de bosque de pino-encino y bosque de 
oyamel los más sutiles, ya que se incre- 
mentaron en 36 y 45 metros, respectiva- 
mente. En el matorral tamaulipeco y 
submontano esta distancia incrementó en 
86 y 96 metros. En los huizachales y 
matorrales desérticos, la distancia entre 
manchones incrementó notablemente 
(173 y 180 metros, respectivamente). El 
índice de intersección y yuxtaposición 
para todos los casos fue de cero, lo que 
indica la irregularidad en las distancias 
entre los manchones del paisaje 
evaluado. 

Selección de fragmentos 

La figura 6a muestra los 497 frag- 
mentos que de acuerdo con los criterios 
empleados se consideran prioritarios a 
conservar, en función de servir como 
zonas de amortiguamiento. Estos ocupan 
una superficie total de 52,4 km 2 . Por su 
parte, en la figura 6b se muestran los 
fragmentos que debido a sus funciones 
de estabilización de laderas se considera 
prioritario conservar. Se trata de 504 frag- 
mentos que abarcan una extensión de 
351 km 2 . 

DISCUSIÓN 

El tamaño de los fragmentos de 
bosques y matorrales en la subcuenca 
del río Pilón es relativamente pequeño, ya 
que difícilmente se encuentran frag- 
mentos cuyo tamaño supere las 
cincuenta hectáreas. Los resultados 
demuestran la presencia de un proceso 
de fragmentación forestal en la 
subcuenca, al probar diferencias signifi- 
cativas en el tamaño y forma de los frag- 
mentos de las comunidades evaluadas en 


el periodo 1974-2000. Este proceso, sin 
embargo, no actúa de la misma forma en 
todas las comunidades, afecta con mayor 
intensidad a aquellas comunidades vege- 
tales espacialmente más cercanas a los 
ejes de desarrollo agropecuario, siendo 
un factor común su cercanía con los prin- 
cipales asentamientos humanos y zonas 
de producción agropecuaria. Esto no está 
aislado de la dinámica de uso de los 
bosques en México y América Latina, en 
la que predomina la pérdida y fragmenta- 
ción de ecosistemas forestales (Laurance 
y Laurance, 1999). 

Abordar o intentar resolver los 
agentes causales de la fragmentación, 
que según Laurance y Laurance (1999) 
incluyen al crecimiento poblacional 
actual, la desigual distribución de la 
riqueza, el impacto del libre comercio y la 
explotación maderera, así como la debi- 
lidad de políticas e instituciones de 
conservación forestal, requiere de inte- 
grar acciones multisectoriales y transdis- 
ciplinarias que escapan del objeto de este 
estudio. Sin embargo, entender la 
magnitud del proceso mediante indica- 
dores y puntualizar las zonas más impor- 
tantes para mantener o recuperar, es una 
de las actividades básicas de este 
proceso. Habiendo identificado las zonas 
prioritarias, lo importante es tratar de 
detener y revertir procesos de deterioro, 
para conservar especies y poblaciones. 

Algunos autores sugieren que para 
conservar poblaciones naturales es sufi- 
ciente mantener poblaciones saludables 
bien distribuidas entre una red de hábitat 
heterogéneo y de alta calidad (Gibbs, 
2001). Por su parte, Fahrig (2001) sugiere 
incluso que 58% de este hábitat podría 
funcionar. Otros investigadores reco- 
nocen que es necesario entender, en 
tiempo y espacio, la vulnerabilidad, las 
interacciones y la susceptibilidad de las 
especies, adaptando las prácticas de 
manejo de los diferentes tipos de bosque 



18 


Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades 


para mantener las poblaciones en sus 
ecosistemas fragmentados (Ford et al., 
2001 y Ehrlich, 1996). 

Aunque los indicadores de forma y 
conectividad utilizados aquí son gene- 
rales y hacen la evaluación a nivel 
paisaje, permiten marcar señales de 
alerta en aquellas comunidades que 
están siendo más afectadas. Sin 
embargo, es obvio que para cada especie 
será diferente el impacto de una creciente 
distancia media entre fragmentos rema- 
nentes. Mientras que para algunas espe- 
cies podría significar mayores tiempos 
dedicados a la caza, para otras puede 
significar la muerte por falta de alimentos. 
En términos de funciones ecológicas y 
servicios ambientales, también se está 
perdiendo calidad en los ecosistemas, por 
lo que no es de extrañar que en aguas 
abajo del río Pilón ya haya problemas 
para controlar el cauce (Notiver, 2007). 

Común denominador entre los estu- 
dios sobre fragmentación es la urgente 
necesidad de restaurar los ecosistemas 
eliminando la flora y fauna invasora, refo- 
restando y estableciendo corredores que 
permitan preservar poblaciones y micro- 
hábitats (Newmark, 1991; Lima y Gascón, 
1999; Laurance y Laurance, 1999 y Wolf, 
2001 ). 


Para ello se recomienda establecer 
zonas prioritarias o fragmentos clave en 
los que se desarrolle investigación y 
acciones que permitan restaurar ecosis- 
temas. Entre las principales acciones 
destaca proteger los árboles remanentes, 
cuidar los patrones de pastizales, 
manejar el fuego y reducir el impacto de 
las actividades humanas, específica- 
mente el de la explotación de madera, de 
los asentamientos, del trazo de carreteras 
y del uso de agroquímicos (Fitzimmons, 
2003; Lapin, 2003; Gibbs, 2001; Fahrig, 
2001; Verboom et al., 2001; Ford et al., 
2001; Riitters etal., 2000; Lindenmayer et 
al., 1999; Wigley y Roberts, 1997 y 
Ehrlich, 1996). En este sentido apunta la 
elección de fragmentos prioritarios para la 
conservación de los ecosistemas vege- 
tales de la subcuenca del río Pilón, en los 
que inicialmente se sugiere implementar 
estrategias de manejo forestal que 
tiendan a un uso más racional de este 
valioso recurso (Tabla 5). Medir la 
magnitud de la fragmentación y puntua- 
lizar las zonas prioritarias para revertiría, 
es necesario si se desea avanzar hacia 
procesos más complejos de manejo de 
los recursos forestales en México. 


Tabla 5. Acciones prioritarias y localidades clave en el manejo de la subcuenca 


Actividad 

Municipio 

Localidad 

Protección de zonas de 
vegetación riparia 

Rayones 

Los Cirrales, Monte Redondo, Santa Rita, La 
Ventana, El Mimbral, Los Barreno, Las 
Adjuntas, El Zapatero, El Jabalí, El Encinal 
de Abajo y La Diojeda 

Montemorelos 

Las Pintas, San Antonio, San Francisco, La 
Esmeralda, Los Puertecitos y El Ebanito 

General Terán 

Las Comitas 

Obras y prácticas de 
conservación del suelo 

Rayones 

Los Chilares, Los Cirrales, Los Pocitos, El 
Ranchito y El Tepozán 

Montemorelos 

Las Cuevas, Las Pintas 


















Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 


19 


CONCLUSIONES 

Existe un proceso marcado, aunque 
no generalizado, de fragmentación 
forestal en la subcuenca del río Pilón. La 
magnitud de la fragmentación forestal 
evaluada en función del tamaño de los 
fragmentos afecta principalmente a las 
siguientes comunidades vegetales: 
bosque de oyamel, bosque de pino- 
encino, matorral submontano y bosque de 
pino. En su conectividad, la fragmenta- 
ción afecta más a los matorrales tipo 
tamaulipeco, submontano y desértico, así 
como los huizachales. 

En virtud de ello se recomiendan 
conservar 347 fragmentos remanentes de 
vegetación, como zonas de amortigua- 
miento y 210 fragmentos para estabiliza- 
ción de laderas, integrando a 16 comuni- 
dades de Rayones, seis de Montemorelos 
y una de General Terán, en acciones de 
protección a las comunidades vegetales 
remanentes, así como obras y prácticas 
de conservación del agua y suelo. 

RECONOCIMIENTOS 

Financiado por el proyecto 
CONACyT-Sirreyes 2000060006, “Esti- 
mación de la captación de agua en tres 
cuencas de Nuevo León”, y por la beca 
del padrón de posgrados de excelencia 
Conacyt 160864. 

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Manuscrito recibido el 9 de abril del 2007 
Aceptado el 3 de marzo del 2008 

Este documento se debe citar como: 

Antonio-Némiga, X., E. J. Treviño-Garza y E. Jurado-Ybarra. 2008. Fragmentación forestal en la subcuenca del río 
Pilón: diagnóstico y prioridades. Madera y Bosques 14(3):5-23. 



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25 


lARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN! 


Evaluación del manejo forestal 
regular e irregular en bosques 
de la Sierra Madre Occidental 

Regular and irregular forest management evaluation of the 

Sierra Madre Occidental forests 

José Ciro Hernández-Díaz 1 *, José Javier Corral-Rivas 2 - Andrés 
Quiñones-Chávez 3 , Jeffrey R. Bacon-Sobbe 1 
y Benedicto Vargas-Larreta 4 

RESUMEN 


En este trabajo se evaluó la recuperación del volumen de Pinus en pie después de una corta, 
en bosques tratados con los sistemas de manejo regular e irregular. Para ello se revisaron los ante- 
cedentes de cinco predios manejados con el Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares 
(MMOBI) y doce predios manejados con el Método de Desarrollo Silvícola (MDS). Además, en estos 
predios, en el año 2004 se muestrearon 12 unidades básicas de manejo del MMOBI y 34 del MDS. 
La intensidad de muestra fue del 5% y se usaron sitios circulares de 1 000 m 2 . De los 17 predios estu- 
diados, en 11 ya se había cambiado de método de planeación para el año 2004, en ocho se observó 
que hubo cambios en la delimitación de las unidades básicas de manejo en los programas posteriores 
al de la anualidad 1995-1996. Se encontró que en el año 2004, aunque ya había transcurrido casi un 
ciclo de corta, el volumen por hectárea en seis de las 12 unidades básicas de manejo analizadas del 
MMOBI y en 19 de las 34 unidades de manejo del MDS fue significativamente diferente (a =5%). Estas 
diferencias se atribuyen a los cambios en la delimitación de las unidades básicas de manejo y a una 
baja precisión de los inventarios, causada por: i) inadecuada intensidad de muestreo, ii) errores en la 
estimación de las categorías diamétricas y de altura y ¡ii) uso de factores de área basal inadecuados. 

PALABRAS CLAVE: 

Factor de área basal, manejo de bosques regulares e irregulares. Método de Desarrollo Silvícola, 
Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares, rodalización. 


ABSTRACT 

The recovery of standing Pinus stock after a harvest in forests treated under irregular and 
regular forest management systems was evaluated. The management history of five forest properties 
managed under the Mexican Management Method of Irregular Forests (MMOBI) and twelve under the 
Silvicultura! Development Method (MDS) during the period 1995-96 was analyzed. In addition, in 2004 
within these forest properties, 12 basic MMOBI forest management units and 34 basic MDS units were 


1 Instituto de Silvicultura e Industria de la Madera. Universidad Juárez del Estado de Durango. Km 5.5, Carre- 
tera a Mazatlán; CP 34120, Durango, Dgo., México. 

2 Facultad de Ciencias Forestales. Universidad Juárez del Estado de Durango. Río Papaloapan y Blvd. 
Durango; Col. Valle del Sur; CP 34120; Durango, Dgo., México. 

3 Campo experimental Valle del Guadiana, INIFAP: Km 5.5, Carretera a El Mezquital; Durango, Dgo. 

4 Instituto Tecnológico Forestal núm. 1. Mesa del Tecnológico sin. AP 2, CP 34950, El Salto, P.N., Durango, 
México. 

* Autor para correspondencia: Tel y Fax: +52-618-8271215. Correo electrónico: jciroh@ujed.mx 


26 


Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental 


sampled with an intensity of 5 % of their 
total area, using 1000 m 2 circular plots. 
Of the 17 properties managed, either 
with MMOBI or MDS in 1995-96, 11 had 
shifted to another forest planning method 
by the year 2004. In eight of the 17 
properties. management programs for 
the harvest cycle following the one 
containing the data for the period 1995- 
96 indicated that there were modifica- 
tions to the delimitation of the basic 
forest management units. It was found 
out that by 2004, even though a cutting 
cycle had almost culminated, the volume 
per hectare in six of the 12 MMOBI units 
analyzed and in 19 of the 34 MDS units 
analyzed were significantly different (a = 
5%). The differences are attributed to the 
changes in delimitation of the basic 
forest management units and to a low 
precisión of the forest inventories, due 
to: a) inadequate sampling intensity, b) 
errors in the estimation of diameters and 
heights classes, and c) the use of inade- 
quate basal area factors. 

KEYWORDS: 

Basal area factor, stands delimitation, 
regular and irregular forest manage- 
ment, MMOBI, MDS. 


INTRODUCCIÓN 

Según Mendoza y Rodríguez (1959), 
hasta el año de 1940 la posibilidad de 
corta de madera en los bosques de 
México se calculaba con diversas 
fórmulas de origen europeo, como la de 
Heyer, el método Francés y el de Melard. 
En 1941, en la primera Convención 
Nacional Forestal, Carlos Treviño 
Saldaba, basado en intensos estudios 
biométricos realizados en Durango y 
Puebla, manifestó que estos métodos 
eran imprecisos al aplicarse a los 
bosques mexicanos, que eran casi 
vírgenes. En este evento, Treviño 
Saldaba propuso su fórmula para calcular 
la posibilidad de corta, basada en el incre- 
mento de la masa, magnitud de las exis- 
tencias reales actuales y las normales, y 
en el periodo de planeación propuesto 
por el silvicultor para que el monte alcan- 
zara la normalidad. La innovación prin- 
cipal fue que dichas variables debían 


deducirse de las condiciones reales de 
cada bosque a ser manejado (Mendoza y 
Rodríguez, 1959). 

En 1944, el Servicio Forestal Oficial 
de México, tratando de asegurar que el 
aprovechamiento de cualquier bosque en 
el país fuera persistente, remarcó la 
importancia de calcular su incremento 
anual y con base en éste, en la fórmula 
del interés compuesto y en una inten- 
sidad de corta no mayor al 35% de las 
existencias reales totales (ERT), poder 
calcular un ciclo de corta que permitiera 
por lo menos la recuperación de los volú- 
menes cortados en cada rodal interve- 
nido. Sin embargo, estos lineamientos 
oficiales no especificaban un plan de 
desarrollo del bosque ni lo que se espe- 
raba lograr con su manejo en el mediano 
y largo plazo (Mendoza y Rodríguez, 
1959). Esta deficiencia se superó en 
1951, cuando la Dirección Técnica de la 
Unidad Industrial de Explotación Forestal 
de Atenquique, Jalisco, presentó su 
proyecto general de ordenación de 
bosques. En este documento se realizó 
un análisis de los lineamentos oficiales de 
manejo, con lo cual surgió el Método 
Mexicano de Ordenación de Montes 
(MMOM), que en los siguientes 25 años 
se generalizó para casi todos los bosques 
del país. Una característica relevante del 
MMOM, no prevista en la disposición 
oficial citada, consistió en hacer variar la 
intensidad de corta en cada predio o rodal 
según su porcentaje de incremento 
corriente, dado un ciclo de corta general 
previamente determinado (Mendoza y 
Rodríguez 1959 y Torres, 1999). 

A principios de los años de 1980, el 
nombre del MMOM cambió a MMOBI 
(Método Mexicano de Ordenación de 
Bosques Irregulares), al incorporarse el 
criterio de utilizar como referencia la 
Curva de Liocourt (SEMARNAP y AMPF, 
1998) que relaciona el número de árboles 
de diferentes categorías diamétricas que 



Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 


27 


debe haber en un bosque normal por 
unidad de superficie, para guiar la estruc- 
tura de las masas manejadas hacia la 
meta ideal de bosque irregular normal 
(Torres, 1999). Tanto en el MMOBI como 
en su antecesor, todos los rodales se 
manejan bajo el sistema de bosques irre- 
gulares, aprovechándolos mediante el 
tratamiento único de “cortas de selec- 
ción”. 

En los años de 1970, se observó que 
algunos bosques nuevos se originaron a 
consecuencia de las cortas intensivas 
efectuadas a principios del siglo XX. A 
estos bosques se les llamaba “de 
segundo crecimiento” y semejaban 
estructuras regulares o tendientes a la 
regularidad, por lo que algunos técnicos 
impulsaron lo que en aquel tiempo se 
denominó “silvicultura intensiva”, cono- 
cido después como el Método de 
Desarrollo Silvícola (MDS). En este 
sistema de manejo se aplican varias 
“cortas de aclareo” en la etapa de creci- 
miento rápido del bosque, y al final del 
turno se aplica una corta intensiva 
llamada “corta de regeneración” (dejando 
en pie solamente árboles padres), para 
promover que se establezca la regenera- 
ción natural, misma que es liberada en el 
siguiente ciclo de corta. El objetivo final 
de esta secuencia de tratamientos es 
llevar a los bosques desde su estructura 
original (un tanto irregular) hacia una 
estructura regular, a través de la ejecu- 
ción de un turno (Cano, 1988). 

En la década de 1980 el MDS casi 
llegó a generalizarse en todo el estado de 
Durango, remplazando en muchos casos 
al MMOBI. Sin embargo, en esa misma 
década algunos técnicos formularon la 
hipótesis de que no era correcto genera- 
lizar el manejo irregular, ni tampoco el 
manejo regular a todos los bosques, pues 
las condiciones que se presentan en cada 


predio y en cada rodal son diversas. 
Empezaron entonces a buscarse 
métodos mixtos que permitieran aplicar 
en un mismo predio y en cada rodal los 
conceptos de manejo regular o irregular, 
dependiendo de su topografía, clima y 
vegetación, así como de los objetivos 
buscados. 

Es así como en Durango se aplican 
ahora, además del MMOBI y el MDS, 
cuatro métodos mixtos, que combinan 
en el mismo predio los sistemas de 
manejo de bosque regular e irregular, 
que son: el Sistema de Conservación y 
Desarrollo Silvícola (SICODESI), el 
Sistema Integral de Manejo de Bosques 
de la Unidad Santiago (SIMBUS), el 
Sistema de Manejo Integral Forestal de 
Tepehuanes (SMIFT) y el llamado 
Método Mixto. 

Esta variedad de métodos indica 
que el manejo forestal en Durango se ha 
ido refinando y es más específico en las 
últimas décadas. Sin embargo, al igual 
que en otras partes del mundo, en 
Durango poco se ha estudiado en rela- 
ción a la respuesta del bosque a cada 
método o sistema de planeación, para 
ayudar a definir cuáles prácticas silvícolas 
han sido apropiadas y de qué manera 
influyen para lograr la sustentabilidad en 
el manejo forestal (Pélissier et al., 1998; 
Gadow et al., 2004; Corral et al., 2005 y 
Solís et al., 2006). Como una contribución 
a lo anterior, el presente trabajo tiene 
como objetivo evaluar técnicamente el 
uso de los sistemas de manejo regular e 
irregular que fueron aplicados en bosques 
del estado de Durango desde 1990 hasta 
el año 2004. En particular, el enfoque del 
estudio fue evaluar el grado de recupera- 
ción del volumen en pie del género Pinus, 
a nivel de unidad de manejo tratada con 
el MMOBI y con el MDS. 



28 


Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental 


METODOLOGÍA 

Ubicación 

La Sierra Madre Occidental del 
estado de Durango, México, se localiza 
entre las coordenadas geográficas 26° 
50' y 22° 17' de latitud norte y 107° 09' y 
102° 30' de longitud oeste (SARH, 1994). 
Esta región se caracteriza por presentar 
climas templados fríos, con bosques de 
diversos tipos. 

El estudio se realizó en una muestra 
de predios bajo aprovechamiento forestal 
comercial, constituidos principalmente 
por bosques mixtos de pino-encino 
(Pinus-Quercus) o de encino-pino 
( Quercus-Pinus ); con menor abundancia 
se aprovechan bosques de coniferas 
donde predomina el género Pinus y 
también algunos bosques de hojosas, en 
especial Quercus (González et al., 2007). 
En la figura 1 se ilustra la ubicación apro- 
ximada de los predios que constituyeron 
la muestra, aclarando que para realizar 
este trabajo se analizaron únicamente los 
casos que en la anualidad 1995-1996 se 
manejaban con los métodos MMOBI y 
MDS. 


Selección de los predios y sistemas de 
manejo a estudiar 

Se tomó como base de análisis la 
anualidad 1995-1996, asumiendo que el 
tipo de actividades de manejo que se 
realizaron en esa anualidad fueron simi- 
lares a las que se efectuaron en cualquier 
otra anualidad del ciclo de corta vigente 
en los años de 1990. En los archivos de la 
delegación federal de la Secretaría del 
Medio Ambiente y Recursos Naturales 
(SEMARNAT), se encontró que entre los 
meses de julio de 1 995 y junio de 1 996 se 
expidieron autorizaciones a 229 predios 
para realizar algún tipo de aprovecha- 
miento persistente. 

En un estudio más amplio, del cual 
se desprende el presente reporte, se 
analizaron 31 predios, distribuidos de tal 
manera que representaron por lo menos 
el 10% de los predios autorizados en 
cada uno de los seis métodos de planea- 
ción principales que se aplican en 
Durango. Sin embargo, debido a que el 
MMOBI y el MDS son los más utilizados y 
en los que mejor se diferencia el sistema 
de manejo forestal, en este estudio se 



Figura 1. Localización de los predios muestra dentro del área de estudio 



Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 


29 


incluyó solamente el análisis realizado 
para estos dos métodos de planeación. 

Para seleccionar los predios 
muestra se estratificaron 229 predios por 
el método de planeación. Posteriormente 
se seleccionaron al azar al menos 10% 
de los predios dentro de cada estrato 
(método de planeación), asegurándose 
de incluir por lo menos tres predios para 
cada método, quedando la muestra como 
se aprecia en la figura 2. La intensidad de 
muestreo utilizada en el campo fue del 
5% de la superficie para cada unidad 
básica de manejo (la cual fue el estrato en 
el caso del MMOBI y el subrodal en el 
caso del MDS). Un estrato con fines de 
manejo forestal es considerado como un 
grupo de rodales que tienen aproximada- 
mente las mismas condiciones de compo- 
sición y dominancia de géneros, la misma 
cobertura de copa y la misma altura 
media (SEMARNAP y AMPF, 1998). Por 
lo tanto, un estrato cubre un área mucho 
más extensa y diversa, comparada con el 
área de un subrodal utilizado como 
unidad básica de manejo en el MDS. 


Datos de campo 

La toma de datos de campo se 
realizó en el año 2004, seleccionando al 
azar un número de unidades básicas de 
manejo, suficientes para completar un 
máximo de 80 hectáreas por predio, que 
fue el área factible de estudiar con la 
intensidad de muestreo programada, 
dados los recursos financieros disponi- 
bles. Dentro de cada unidad básica de 
manejo se levantaron en forma sistemá- 
tica sitios circulares de 1 000 m 2 , utili- 
zando una malla de puntos con una sepa- 
ración de 100 m, y levantando un mínimo 
de tres sitios por unidad. Un total de 46 
unidades de manejo distribuidas en 17 
predios fueron muestreadas, para evaluar 
los dos sistemas de manejo forestal 
(Figura 2). La tabla 1 muestra un resumen 
de las características de los predios 
manejados con MDS y MMOBI en la 
anualidad 1995-96, considerados en este 
trabajo. 

En cada sitio de muestreo se regis- 
traron los siguientes datos: nombre del 


140 

120 


o ioo -II 


T3 

<D 


( 1 ) 

~o 


80 J 


O 60 

0) 

| 40 

Z 

20 

0 


46 


12C 


12 


14 


■ Predi cb autorizados 
□ Predios muestreados 


14 


18 17 

r 

4 


MMOBI MDS Mixto SIMBUS SCODE3I 3VIIFT 
Sistema de planeación 


Figura 2. Número de predios autorizados y muestreados para cada sistema de 

planeación 





30 


Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental 


Tabla 1. Predios manejados con MMOBI y con MDS en la anualidad 1995-1996 

y que se analizaron en este estudio 


Método y clave por predio 

Superficie 
comercial 
maderable (ha) 

Área de corta 
1 995-96 (ha) 

Área 

muestreada 
en 20 04 (ha) 

Unidades de 
manejo 
muestreada s 
en 2004 

Número 
de sitios 
de 

muestreo 

Intensidad 
de muestreo 
en el área 
muestreada 
(%) 

P.P. El Alamito 

373 

62 

62 

1 

20 

3,2 

P.P. L-6 Bajío de las Flores 

304 

92 

80 

3 

40 

5,0 

P.P. Fracc. Segregado P.R. Miravalles 

1 14 

71 

66 

2 

35 

5,3 

P.P. Mitad SW L-11 Fracc. P. Miravalles 

100 

47 

47 

4 

24 

5,1 

Com. San Antonio, Topia 

495 

101 

92 

4 

40 

4,3 

P.P. Bajíos de Don Víctor L -7 

972 

148 

83 

8 

40 

4,8 

P.P. El Castillito 

278 

30 

30 

2 

15 

5,0 

P.P. La Ciudad L-1 

3553 

586 

80 

4 

39 

4,9 

Ejido El Encinal 

3982 

233 

80 

2 

40 

5,0 

P.P. Ibáñez L-4 

472 

43 

43 

3 

21 

4,9 

P.P. Ibáñez L-5 

230 

32 

32 

4 

22 

6,9 

P.P. Laguna Colorada L-52 

150 

37 

37 

2 

18 

4,9 

Ejido Navajas 

624 

58 

40 

3 

21 

5,3 

Ejido Otinapa y Sanearlos 

942 

166 

133 

3 

40 

3,0 

Ejido Regocijo 

6868 

732 

80 

4 

40 

5,0 

Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 

19403 

1377 

190 

4 

40 

2,1 

NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 

429 

63 

35 

7 

21 

6,0 


predio, municipio, sistema de manejo, 
anualidad, responsable técnico, sitio, 
coordenadas geográficas, número de 
unidad de manejo, tratamiento silvícola y 
superficie de la unidad. En los datos 
dasométricos obtenidos se incluyó infor- 
mación referente al género, especie, 
diámetro normal y diámetro a la altura del 
tocón (ambos en categorías de los 5 cm 
en adelante), altura total (en categorías 
de los 5 m en adelante), edad y tiempo de 
paso (en años). Como complemento se 
tomaron datos ecológicos cuantitativos y 
cualitativos que incluyeron las variables 
de porcentaje de la pendiente del terreno, 
la exposición, la altitud y observaciones 
de perturbaciones evidentes del sitio. 


Datos de gabinete 

En los archivos históricos disponi- 
bles se revisaron documentos que datan 
de los años de 1990 para los rodales 
muestreados en campo, incluyendo: estu- 
dios dasonómicos y sus ajustes, planes 
de manejo integral, programas de manejo 
forestal, modificaciones e informes finales 
(SEMARNAT y Prestadores de Servicios 
Técnicos Forestales, 1990-2004). La 
información contenida en estos docu- 
mentos se comparó con la situación 
reciente reportada en los estudios de la 
presente década, en los predios que ya 
contaban con el nuevo programa de 
manejo. La información se analizó a nivel 






Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 


31 


de unidad básica de manejo, incluyendo: 
la intensidad de muestreo aplicada en el 
inventario de los años de 1990, el trata- 
miento silvícola utilizado, las existencias 
reales totales de pino (en metros cúbicos 
rollo total árbol por hectárea), la altura 
media (en metros) y el diámetro normal 
promedio del arbolado (en centímetros). 

La comparación estadística entre la 
estimación de volumen de pino en pie 
expresado en metros cúbicos rollo total 
árbol por hectárea (m 3 rta/ha), reportado 
en los estudios elaborados en los años de 
1990, con los datos obtenidos en el 
muestreo de campo de 2004 se realizó, 
mediante el uso del intervalo de 
confianza, calculado para el volumen 
medio de los datos mediante la ecuación 
[1], El intervalo de confianza se define por 
un límite inferior y un límite superior, 
dentro de los cuales se espera que se 
encuentre el valor verdadero del volumen 
para la población, de acuerdo a un nivel o 
coeficiente de confianza definido por 
Merril y Fox (1977). En este trabajo se 
utilizó un nivel de confianza del 95%, 
aceptando un error a del 5%. 

¡C^y, ±t alív *S r¡ 

Donde: IC es el valor del intervalo de 
confianza en m 3 rta/ha, y es la estimación 
del volumen medio en la unidad básica de 
manejo / (m 3 rta/ha), t es el valor del esta- 
dístico t de student, a es el error que se 
acepta tolerar, v son los grados de 
libertad, Y Syj es el error estándar del 
volumen medio en la unidad de manejo i 
(m 3 rta/ha). Los datos se procesaron con 
el procedimiento MEANS del programa 
SAS/STAT® (SAS Institute Inc., 2004). 


RESULTADOS Y DISCUSIÓN 

Disponibilidad de antecedentes en 
archivos 

En los programas de manejo revi- 
sados, se detectó que en la planeación de 
las actividades a realizar no se conside- 
raron los resultados obtenidos de la 
ejecución del programa anterior, ya que 
no se tomaron en cuenta los informes 
finales de las anualidades del ciclo de 
corta anterior. Por otra parte, en la 
mayoría de los informes finales encon- 
trados de la anualidad de estudio, no se 
especificaron las acciones realizadas ni 
los sucesos incontrolables ocurridos en 
cada unidad básica de manejo, sino sola- 
mente a nivel general del área de corta. 
Por lo tanto, de la revisión de la disponibi- 
lidad de antecedentes en archivos se 
deduce que, hasta el momento, para los 
predios estudiados no es posible efectuar 
un seguimiento cuantitativo del historial 
de manejo para cada uno de los estratos 
y subrodales, lo cual representó una 
barrera para lograr el objetivo propuesto. 

Cambios en el sistema de planeación, 
el turno y el ciclo de corta 

En 11 de los 17 predios analizados 
que en la anualidad 1995-1996 se mane- 
jaron con cualquiera de los dos métodos 
(el MDS o el MMOBI), se encontró que 
había cambiado el sistema de planeación 
de la corta para el año 2004 (Tabla 2). Los 
principales argumentos citados en los 
documentos para justificar estos cambios 
fueron: 1) lograr eficazmente los objetivos 
del manejo, 2) recuperación oportuna de 
los volúmenes aprovechados, 3) evitar 
cortas severas en lugares con suelos 
frágiles y pendientes pronunciadas, 

4) disminuir las necesidades de caminos, 

5) atender necesidades del mercado y 

6) promover la permanencia del empleo 
local. En siete de los 12 predios manejados 



32 


Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental 


con MDS en los años de 1 990 se encontró 
información de archivo que permitió 
comparar la longitud del turno y del ciclo de 
corta (Tabla 2), advirtiéndose que en cuatro 
de esos siete predios hubo variaciones en 
los parámetros silvícolas, así como cambios 
del sistema de planeación. 

Los cambios de sistema de planea- 
ción podrían estar justificados por argu- 
mentos como los citados. Sin embargo, el 
aumento o la reducción del ciclo de corta y 
sobre todo del turno, en periodos de pla- 
neación consecutivos, implican el aumento 


o reducción del volumen de corta susten- 
tare por hectárea en cada intervención, 
dificultando así su monitoreo a largo plazo 
(Ludwig et al., 2001). Asimismo, en 
diversos trabajos se plantea la importancia 
de mantener constante la delimitación de 
las unidades básicas de manejo, para 
poder monitorear con eficiencia los efectos 
del aprovechamiento sobre la sustentabi- 
lidad de variables como la estructura y 
composición, la biodiversidad y la calidad 
del ecosistema en general (Putz, 1994; 
Thoms y Betters, 1998 y Velázquez et al., 
2001 ). 


Tabla 2. Predios muestreados incluyendo aquellos para los cuales se detectó un cambio 
de método de planeación de acuerdo con la información de gabinete 


Nombre del predio 

Turno (años) 

Ciclo de 
corta 
(años) 

Método de 
planeación en 
2004 

Turno 

(años) 

Ciclo de 
corta 
(años) 

Predios maneiados con MMOB 1 en 1995-96 





P.P. El Alamito 

120 

20 

SIMBUS 

n.d. 

n.d. 

P.P. L-6 Bajío de las Flores 

n.d. 

10 

MMOBI 

n.d. 

12 

P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles 

n.d. 

10 

MMOB1 

n.d. 

n.d. 

P.P. Mitad SWL-11 Fracc. P. Miravalles 

n.d. 

10 

MMOBI 

n.d. 

n.d. 

Com. San Antonio, Topia 

n.d. 

20 

SICODESI 

75 

15 

Predios maneiados con MDS en 

1 995-96 





P.P. Bajíos de Don Víctor L-7 

70 

14 

MDS 

n.d. 

n.d. 

P.P. El Castillito 

74 

15 

SIMBUS 

120 

10 

P.P. La Ciudad L-1 

60 

12 

MIXTO 

52 

10 

Ejido El Encinal 

50 

10 

MMOBI 

70 

14 

P.P. Ibáñez L-4 

60 

12 

MIXTO 

60 

12 

P.P. Ibáñez L-5 

60 

12 

MIXTO 

60 

12 

P.P. Laguna Cobrada L-52 

70 

14 

MIXTO 

n.d. 

n.d. 

Ejido Navajas 

50 

10 

MMOBI 

60 

12 

Ejido Otinapay San Carlos 

70 

14 

MIXTO 

n.d. 

n.d. 

Ejido Regocijo 

50 

10 

MIXTO 

n.d. 

n.d. 

Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 

70 

14 

MDS 

70 

14 

NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 

70 

14 

MDS 

n.d. 

n.d. 





Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 


33 


Cambios en la rodalización 

Existen variaciones en cuanto a la 
forma de caracterizar y delimitar los 
rodales, algunos autores opinan que 
deben tomarse en cuenta sólo caracterís- 
ticas físicas estables del terreno (Davies y 
Johnson, 1987 y Hernández, 2004), mien- 
tras otros asumen que debe considerarse 
también la homogeneidad de la vegeta- 
ción (Society of American Foresters, 


1958; Duerr etal., 1979; Leuschner, 1984 
y Putz, 1994). En los programas de 
manejo forestal revisados en el presente 
trabajo, difieren también los criterios 
usados por cada responsable técnico 
para definir los rodales o unidades 
básicas de manejo, e inclusive estos 
criterios suelen cambiar al paso del 
tiempo, originando cambios en la rodali- 
zación. Se encontró que, de las 25 
unidades de manejo muestreadas en 


Tabla 3. Cambios en la rodalización entre los programas de manejo forestal (PMF) para 

dos ciclos de corta consecutivos 


Predio 

PMF con anualidad 1 995-96 

PMF Posterior 

Área 

Diferencia/U.M. 


U.M. 

Área (ha) 

U.M. 

(ha) 

(ha) 

(%) 

P.P. L-6 Bajío de las Flores 

Pql 13 

23,5 

Pql 13 

20,0 

A 

-15 

P.P. L-6 Bajío de las Flores 

PqlV3 

56,5 

PqlV3 

58,2 

2 

3 

Com. San Antonio, Topia 

Pql 12 

28,0 

26 

66,0 

38 

136 

Com. San Antonio, Topia 

Pqll 12 

16,0 



na 

na 

Com. San Antonio, Topia 

Pqll 13 

38,3 



na 

na 

P.P. El Castillito 

4001 

20,0 

(15)14 

11,5 

-9 

-43 

P.P. El Castillito 

201 

10,0 

(15)18 

14,8 

5 

48 

P.P. La Ciudad L-1 

9010 

17,0 



na 

na 

P.P. La Ciudad L-1 

1205 

20,0 

10701 

28,5 

9 

43 

P.P. Ibáñez L-4 

603 

17,0 

603 

27,1 

10 

59 

P.P. Ibáñez L-4 

604 

10,2 

604 

23,0 

13 

125 

P.P. Ibáñez L-4 

604 

11,0 

604 

5,2 

-6 

-53 

P.P. Ibáñez L-5 

601 

8,8 

601 

8,8 

0 

0 

P.P. Ibáñez L-5 

602 

15,0 

602 

18,0 

3 

20 

P.P. Ibáñez L-5 

603 

1,0 

603 

6,0 

5 

500 

P.P. Ibáñez L-5 

606 

10,0 

606 

10,0 

0 

0 

Ejido Otinapay San Carlos 

901 

74,5 

901 

74,5 

0 

0 

Ejido Otinapay San Carlos 

1002 

26,5 



na 

na 

Ejido Otinapay San Carlos 

1 103 

32,5 

1103 

32,5 

0 

0 

Ejido Regocijo 

2034 

12,0 

16007 

42,0 

30 

250 

Ejido Regocijo 

2034 

33,0 



na 

na 

Ejido Regocijo 

2039 

4,0 

16001 

25,0 

21 

525 

Ejido Regocijo 

2039 

42,0 



na 

na 

Ejido Regocijo 

2041 

23,0 

16004 

14,5 

-9 

-37 

Ejido Regocijo 

2048 

22,0 

14012 

47,0 

25 

114 


U.M. = Unidad básica de manejo; na = no aplicable, puesto que en los dos programas de manejo revisados no se 
encontró la U.M. correspondiente. 






34 


Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental 


ocho predios, sólo cuatro unidades 
mantuvieron las mismas dimensiones; en 
15 se aumentó o disminuyó la superficie 
entre un 3% y un 525%, y en los seis 
casos restantes ya no aparecieron las 
unidades anteriores o sus correspon- 
dientes en el PMF del ciclo de corta revi- 
sado (Tabla 3). Esta situación impidió 
realizar en todas las unidades mues- 
treadas la evaluación propuesta en este 
trabajo y también dificulta conocer en el 
mediano y largo plazo los resultados del 
manejo forestal. 

En la figura 3 se observa un ejemplo 
del cambio en la rodalización de un 
predio, entre un programa de manejo 
forestal de los años de 1990 y uno del 
año 2001. Estos cambios en la delimita- 
ción y extensión de las unidades de 


manejo de un ciclo de corta al siguiente, 
limitan drásticamente la posibilidad de dar 
el seguimiento requerido respecto a la 
sustentabilidad de las prácticas de 
manejo forestal, sin importar el sistema 
de planeación aplicado (Vanclay, 1996 y 
Gadow et al., 2004). Esto significa que 
mientras persistan las condiciones encon- 
tradas en el presente análisis, es impo- 
sible conocer la respuesta del bosque a 
dichas prácticas. 

Comparación del volumen en pie 

Los resultados de la comparación 
del volumen en pie indican que existen 
diferencias tanto negativas (i. e. sobres- 
timaciones) como positivas (i. e. subesti- 
maciones) en la estimación de este 


1991 


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1 

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n*- /* , j , . 

r 


2001 




1 X 



Figura 3. Ejemplo de una sección de un predio mostrando el cambio en la delimitación 
de los rodales y subrodales en dos ciclos de corta consecutivos 


Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 


35 


parámetro dasométrico. Las diferencias 
varían desde -51,2% hasta 331,4%. En 25 
de las 46 unidades de manejo analizadas se 
encontraron diferencias significativas según 
el intervalo de confianza estimado a partir 
del muestreo de campo (Tabla 4). 

Diferencias en volumen en el MMOBI 

En seis de los 12 estratos evaluados 
se encontraron diferencias significativas 
en el cálculo de las existencias reales 
totales (ERT) de volumen de madera por 
hectárea (Tabla 4). En algunos estratos, 
por ejemplo en el llamado Pqll3 del P.P. L- 
6 Bajío de las Flores, se reportaron ERT 
de 61,9 m 3 rta/ha en los años de 1990, y 
según los antecedentes de manejo revi- 
sados en esta unidad de manejo se 
cortaron 10,6 m 3 rta/ha, quedando un 
volumen residual de 51,3 m 3 rta/ha. La 
estimación de las ERT en el muestreo del 
2004 fue de 110,6 m 3 rta/ha (± 27,5 
m 3 rta/ha), lo que implica que el volumen 
residual de esta unidad de manejo 
aumentó más del 100% en tan sólo nueve 
años. Dado el volumen residual de esta 
unidad de manejo y sabiendo que el 
incremento promedio en los bosques 
comerciales de Durango es del orden de 
un metro cúbico por hectárea por año 
(SEMARNAP, 2000), se asume que el 
incremento de más de 6,5 m 3 rta/ha/año 
en esta unidad de manejo es simple- 
mente una sobrestimación. 

Las grandes diferencias en el 
cálculo del volumen en pie se deben entre 
otras causas a la gran extensión de los 
estratos, que cubrían entre 15 y más de 
50 hectáreas, así como a la baja inten- 
sidad de muestreo utilizada en los estu- 
dios de los años de 1990. El tamaño de 
los estratos por un lado pudo haber 
causado que los sitios muestreados de 
uno y otro inventario se hayan estable- 
cido en comunidades vegetales muy 
distintas. Ya que aunque la definición de 


estrato considera condiciones de vegeta- 
ción homogéneas, en campo se detecta 
que esta característica difícilmente se 
cumple y por otra parte las diferencias en 
el tamaño de las unidades de manejo 
suponen varianzas muy distintas en el 
cálculo del volumen. 

Análisis de las diferencias en volumen 
en el MDS 

En 19 de los 34 subrodales anali- 
zados en el MDS, se encontraron diferen- 
cias significativas entre las ERT repor- 
tadas en los estudios de los años de 1990 
y las calculadas con los datos del mues- 
treo de 2004 (Tabla 4) Al igual que en el 
MMOBI, una de las posibles causas de 
las grandes diferencias encontradas en 
las ERT/ha es el cambio en las delimita- 
ciones y extensiones de las unidades de 
manejo, que se observaron en 2004 con 
relación a los años de 1990 (Tabla 3). Al 
comparar los planos de programas de 
manejo sucesivos para un mismo predio, 
se identificó que algunos rodales y subro- 
dales se subdividieron y otros se modifi- 
caron en forma y extensión, afectando la 
estimación del volumen promedio por 
hectárea calculados en uno y otro inven- 
tario (Figura 3). 

En siete de los 12 predios estu- 
diados del MDS se analizó la metodología 
utilizada para realizar el inventario de 
manejo y se detectó que en dicho método 
silvícola se usaron sitios de dimensiones 
variables para calcular, con apoyo del 
relascopio, el área basal por hectárea, 
aplicando un factor de área basal (FAB) 
previamente determinado y generalizado 
para todo el predio, mediante el procedi- 
miento estándar conocido en el medio 
forestal como “hectárea tipo”. Los FAB 
más comunes utilizados para el pino en 
los estudios revisados fueron el 1 y el 2, y 
se observó que en ambos casos se 
asumió que la superficie promedio 



36 


Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental 


Tabla 4. Comparación de volumen de pino en pie (ERT) entre los años 1990 y 2004 


IC de las 


Predio 

Unidad de 
manejo 

ERT 90's 
(m 3 rta/ha) 

ERT 2004 
(m3rta/ha) 

Diferencias (%) 

ERT 2004 
(m 3 r1a/ha) 

P.P. El Alamito 

Pql 113 

103,5 

108 

4,3 

27,2 

P.P. L-6 Bajío de las Flores 

Pql 13 

61,9 

110,6 

78,6 

27,5* 

P.P. L-6 Bajío de las Flores 

PqlV3 

114,4 

62,4 

45,4 

8,9* 

P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles 

Pql 12 

61,5 

59,3 

-3,6 

11,6 

P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles 

Pql 112 

66,2 

62,5 

-5,6 

12,9 

P.P. Mitad SWL-11 Fracc P. Miravalles 

Pql 12 

61,6 

69,3 

12,5 

30,5 

P.P. Mitad SWL-11 Fracc P. Miravalles 

Pql 112 

66,2 

64,3 

-2,8 

25,2 

P.P. Mitad SW L-1 1 Fracc P. Miravalles 

Pql 113 

79,1 

46,7 

40,9 

22,2* 

P.P. Mitad SW L-1 1 Fracc P. Miravalles 

PqlV2 

93,8 

46,5 

-50,4 

5,9* 

Com. San Antonio, Topia 

Pql 12 

82,7 

145,8 

76,3 

40,1* 

Com. San Antonio, Topia 

Pql 112 

102,5 

177 

72,7 

60,0* 

Com. San Antonio, Topia 

Pql 113 

172,2 

193,7 

12,5 

58,2 

Promedio 


88,8 

95,5 

9 

27,5 

PP Bajíos de Don Víctor L-7 

1010 

60,7 

118,6 

95,4 

35,0* 

PP Bajíos de Don Victor L-7 

1012 

73,2 

95,5 

30,5 

58 

PP Bajíos de Don Victor L-7 

1015 

55,8 

60,7 

8,8 

14,3 

PP Bajíos de Don Victor L-7 

1019 

49,7 

72,6 

46,1 

28,5 

PP Bajíos de Don Victor L-7 

1101 

66,2 

43,9 

-33,7 

22,1* 

PP Bajíos de Don Victor L-7 

1108 

69,3 

52,2 

-24,7 

22,1 

PP Bajíos de Don Victor L-7 

1205 

110,6 

180 

62,8 

6,3* 

PP El Castillito 

201 

46,8 

94,8 

102,5 

30,0* 

PP El Castillito 

4001 

78,9 

100,5 

27,4 

27,2 

PP La Ciudad L-1 

9010 

181,1 

149,3 

-17,6 

39,1* 

PP La Ciudad L-1 

1205 

108,5 

113,4 

4,5 

45,1 

Ejido El Encinal 

1104 

51,7 

84,6 

63,6 

11,1* 

Ejido El Encinal 

1105 

69 

110,4 

60 

37,9* 

PP Ibáñez L4 

603 

163,3 

230,3 

41 

48,4* 

PP Ibáñez L4 

604 

194,8 

144,3 

-25,9 

47,6* 

PP Ibáñez L-5 

601 

80 

73,5 

-8,2 

23 

PP Ibáñez L-5 

602 

80,8 

105,1 

30,1 

29,4 

PP Ibáñez L-5 

603 

119 

228,9 

92,4 

74,0* 

PP Ibáñez L-5 

606 

106 

180,9 

70,6 

14,3* 

Ejido Navajas 

1505 

29,8 

36,6 

22,8 

6,3* 

Ejido Navajas 

1506 

32,3 

22,9 

-29,1 

5,8* 







Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 


37 


Tabla 4. Continúa 


Predio 

Unidad de 
manejo 

ERT 90's 
(m 3 rta/ha) 

ERT 2004 
(m3rta/ha) 

Diferencias (%) 

IC de las 
ERT 2004 
(m 3 rta/ha) 

Ej. Otinapa y San Carbs 

901 

62,5 

36,5 

41,7 

5,0* 

Ej. Otinapa y San Carbs 

1002 

53,9 

29 

46,3 

15,4 

Ej. Otinapa y San Carbs 

1103 

66 

56,6 

-14,3 

6,3* 

Ejido Regocijo 

2041 

70,3 

85,7 

21,9 

26,1 

Ejido Regocijo 

2048 

77,2 

75,5 

-2,2 

13,6 

Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 

8401 

58,9 

78,4 

33,1 

37,4 

Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 

8403 

42 

92,8 

121 

35,6* 

Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 

8404 

52 

105,5 

103 

21,7* 

Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 

8405 

87 

81,9 

-5,9 

33,6 

NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 

302 

50,7 

80,9 

59,6 

24,8* 

NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 

304 

27,3 

117,8 

331,4 

99,4 

NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 

305 

84,8 

41,4 

-51,2 

20,5* 

NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 

3010 

68,7 

68,3 

-0,5 

47,7 

Promedio 


59,5 

69,5 

34,2 

28,1 


* Indica una diferencia significativa entre las ERT/ha de los años 1990’s y las encontradas en el año 2004 con ■ = 
5%. IC = Intervalo de confianza al 95% para el promedio de las existencias reales totales de pino calculadas 
en 2004. 


cubierta por cada sitio de muestreo de 
dimensiones variables era de 1 000 m 2 , 
calculando así el número de sitios nece- 
sarios para lograr la intensidad de 
muestra que se haya prescrito en el área 
a estudiar. 

Para corroborar la validez de los 
FAB utilizados en los PMF de los años de 
1990, se verificó el diámetro promedio 
reportado para el género Pinus en siete 
predios y se determinó el FAB apropiado 
para lograr que cada sitio de dimensiones 
variables realmente cubriera un área 
aproximada de 1 000 m 2 , de acuerdo con 
la tabla del radio máximo del sitio de 
dimensiones variables y representación 
del número de árboles para diferentes 
factores de área basal reportada por 
Cano (1988). Se encontró que, según el 
diámetro promedio del arbolado en los 
subrodales muestreados, los FAB utili- 
zados en el inventario de los años de 


1990, en todos los casos, fueron del 
doble de magnitud que los FAB apro- 
piados para que cada sitio muestral 
cubriera 1 000 m 2 (Tabla 5). 

El problema de usar un FAB mayor 
que el adecuado, es que el radio medio 
de cada sitio fue menor que 17,84 m, por 
lo que el área del sitio fue menor que los 
1 000 m 2 asumidos. Por lo tanto, obte- 
niendo la proporción entre el área 
supuesta y el área real cubierta por cada 
sitio, se calculó que la intensidad de 
muestreo que realmente se aplicó en los 
siete predios analizados, fue menor que 
la intensidad de muestra que se declaró 
en los programas revisados. Esta baja 
intensidad de muestreo, es sin duda, una 
causa de las grandes diferencias entre 
los volúmenes de madera de pino en pie 
reportados para la anualidad 1995-1996 y 
los volúmenes estimados en el muestreo 
de campo de 2004. 





38 


Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental 


Tabla 5. Radio máximo de los sitios de dimensiones variables y representación del 
número de árboles para diferentes factores de área basal (FAB) 


Diámetro 
medio (cm) 

Radio en metros, de cada sitio 
con cada factor de área basal 
(FAB) 

Número de árboles/ha que 
representa cada árbol en el 
sitio, según el FAB 

AB/árbol 

0,5 

1 

2 

3 

0,5 

1 

2 

3 

5 

3,5 

2,5 

1,75 

1,45 

260 

510 

1020 

1530 

0.00196 

10 

7,0 

5.0 

3,50 

2,90 

64 

128 

256 

584 

0,00785 

15 

10,6 

7,5 

5,25 

4,35 

29 

57 

114 

170 

0,01767 

20 

14,4 

10,0 

7,00 

5,80 

16 

32 

64 

96 

0,03144 

25 

17,7 

12,5 

8,75 

7,25 

10 

20 

40 

60 

0,04908 

30 

21,2 

15,0 

10.50 

8,70 

7 

14 

28 

42 

0.07067 

35 

24,7 

17,5 

12.25 

10,15 

5 

10 

20 

30 

0.09622 

40 

28,2 

20,0 

14,00 

11,60 

4 

8 

16 

24 

0,12560 

45 

31,8 

22,5 

15,75 

13,05 

3 

6 

12 

18 

0,15904 

50 

35,4 

25,0 

17,50 

14,50 

2,5 

5 

10 

15 

0,19635 

55 

38,8 

27,5 

19,25 

15,95 

2 

4 

8 

12 

0,23758 

60 

42,4 

30,0 

21,00 

17,40 

1,5 

3 

6 

10 

0,28260 


Fuente: Cano (1988). 


Otra explicación de las diferencias 
en las ERT/ha, aplicable tanto a los 
predios manejados con el MMOBI como a 
los manejados con el MDS, es la posibi- 
lidad de que se cometan errores sistemá- 
ticos en la estimación de los datos de 
alturas y diámetros, pues las brigadas 
que toman los datos de campo durante 
los inventarios para manejo forestal, 
usualmente estiman los diámetros del 
arbolado en categorías de 5 cm en 
adelante y las categorías de alturas en 
clases superiores a los 5 m. Según Cano 
(1988), si a un árbol se le subestima o 
sobrestima su categoría de diámetro, el 
volumen de ese árbol puede estarse 
subestimando o sobrestimando hasta en 
un 44% y un 75%, respectivamente. En 
cuanto al efecto de subestimar o sobres- 
timar la altura del arbolado en una cate- 
goría, cuando estas varían de 5 en 5 
metros, los errores en la estimación del 
volumen alcanzan desde una subestima- 
ción del 25% hasta una sobrestimación 
del 33%, dependiendo de las dimen- 
siones y del coeficiente mórfico de los 
árboles de que se trate. Otros autores 
que han estudiado la influencia de la 


exactitud de los datos en la estimación 
del crecimiento del área basal y/o 
volumen, son McRoberts et al. (1994), 
Huang y Titus (1995) y Monserud y 
Sterba (1996). Estos autores señalan que 
el efecto de la estimación del diámetro 
puede ser muy importante, especialmente 
para especies de crecimiento lento, y 
coinciden en que errores entre el 0,3% y 
1,25% en la estimación de diámetro real, 
pueden arrojar estimaciones del creci- 
miento en área basal con errores entre 
4% y 18%. 

CONCLUSIONES 

De la revisión de los antecedentes a 
los que se tuvo acceso en archivos se 
concluye que, hasta el momento, para los 
predios estudiados no es posible efectuar 
un seguimiento cuantitativo del historial 
de las unidades básicas de manejo 
forestal, considerando que en los 
programas revisados no se mencionan 
los antecedentes de las prácticas de 
manejo efectuadas a este nivel, sino que 
solamente se citan las áreas de corta 



















Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 


39 


que fueron programadas en el estudio 
anterior. En 11 de los 17 predios anali- 
zados se observaron cambios de sistema 
de planeación entre el ciclo de corta 
evaluado y el posterior. Estos cambios 
generalmente fueron acompañados de 
modificaciones en la forma y tamaño de la 
unidades de manejo. Los cambios en 
estas variables dificultaron la posibilidad 
de evaluar la sustentabilidad del manejo 
forestal, ya que con estas acciones no se 
permitió llevar a cabo con eficiencia el 
monitoreo, en el mediano y largo plazo, 
de los efectos del manejo sobre variables 
dasométricas, económicas y ecológicas. 

Al comparar los volúmenes por 
hectárea estimados con el muestreo de 
campo del año 2004, con los volúmenes 
reportados en los programas de manejo 
elaborados en los años de 1990, en seis de 
los 12 estratos manejados con el MMOBI y 
en 19 de los 34 subrodales tratados con 
MDS f se encontraron diferencias significa- 
tivas en su estimación. Las diferencias en 
volumen encontradas en el MMOBI se atri- 
buyen entre otras causas a la extensión de 
los estratos, que cubrían entre 15 y más de 
50 hectáreas, y a la baja intensidad de 
muestreo utilizada en los estudios de los 
años de 1990. En ambos métodos las dife- 
rencias en volumen se atribuyen además al 
cambio en la delimitación y extensión de 
las unidades de manejo, efectuado entre 
ciclos de corta. Aunque las brigadas 
responsables de la toma de datos de inven- 
tario también afectan la posible subestima- 
ción o sobrestimación sistemática de las 
categorías de diámetro y clases de altura 
del arbolado. Otra causa adicional, en el 
caso del MDS, es el uso de factores de 
área basal no apropiados, con los cuales 
se obtuvo una intensidad de muestreo que 
fue en realidad menor que la registrada en 
los programas de manejo revisados. 

Para ayudar a resolver la problemá- 
tica detectada y así contribuir al manejo 
forestal sustentable, es necesario 


conservar a largo plazo la misma delimi- 
tación de las unidades básicas de 
manejo, en particular los rodales, y 
mejorar los registros técnicos para lograr 
un seguimiento adecuado de estas 
unidades. En los informes finales de cada 
anualidad deben describirse las activi- 
dades y sucesos ocurridos en cada 
unidad básica, y al formular el siguiente 
programa de manejo forestal de cada 
predio, deben tomarse en cuenta estos 
informes e incluirlos como anexos. Para 
obtener resultados confiables al nivel de 
cada unidad de manejo, es recomendable 
utilizar en los inventarios sólo sitios de 
dimensiones fijas y decidir la intensidad 
de muestreo con base en la variabilidad 
de las características del arbolado por 
inventariar. Asimismo, es importante 
capacitar y supervisar al personal de 
campo, para reducir los errores de sub o 
sobrestimación. 

RECONOCIMIENTOS 

Al fondo de investigación 
CONAFOR-CONACYT por su apoyo al 
proyecto número 4666. A los responsa- 
bles de servicios técnicos de los predios 
muestreados y la SEMARNAT de 
Durango, quienes aportaron información 
documental para realizar el trabajo. 

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Manuscrito recibido el 9 de enero del 2007 
Aceptado el 24 de enero del 2008 

Este documento se debe citar como: 

Hernández-Díaz, J. C., J. J. Corral-Rivas, A. Quiñones-Chávez, J. R. Bacon-Sobbe y B. Vargas-Larreta. 2008. 
Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental. Madera y 
Bosques 14(3):25-41. 



Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


43 


¡ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN! 


Algunas características anatómicas 
y tecnológicas de la madera de 24 especies 
de Quercus (encinos) de México 

Some anatomical and technological characteristics of 24 
Quercus wood species (oaks) of México 

Carmen de la Paz Pérez-Olvera 1 y Raymundo Dávalos-Sotelo 2 

RESUMEN 


Se presentan las características anatómicas, físicas y mecánicas de la madera de 24 especies 
de Quercus de la sección Lobatae (encinos rojos) y de la sección Quercus (encinos blancos) recolec- 
tadas en varios estados de la República Mexicana. Se muestreó de uno a cinco ejemplares por 
especie en bosques de pino-encino. Para el estudio anatómico macroscópico se elaboraron tablillas 
de 12 x 7 x 1 cm y para el microscópico se hicieron laminillas fijas de cortes y de material disociado. 
Para los estudios físicos y mecánicos se prepararon probetas de diferentes dimensiones de acuerdo 
con los métodos de prueba de la ASTM. Todo el material se obtuvo en los planos: transversal, tangen- 
cial y radial. A los elementos mensurables se les hizo un análisis estadístico univariado y se clasifi- 
caron conforme a la media. Los ensayos se hicieron en probetas saturadas (condición verde). Con 
base en bibliografía se incluyen otras características tecnológicas de la madera. De acuerdo con los 
resultados obtenidos se sugieren usos. 

PALABRAS CLAVE: 

Características anatómicas, características físico-mecánicas, madera, México, Quercus. 


ABSTRACT 


The anatomical, physical and mechanical characteristics of 24 Quercus species of the Lobatae 
section (red oaks) and of the Quercus section (white oaks) collected in several States of the Mexican 
Republic are presented. The sample consisted of one to five specimens per species growing in pine- 
oak forests. For the macroscopic anatomical study 12 x 7 x 1 cm specimens were used and slides with 
views of the different planes as well as the dissociated material were made for the microscopic study. 
For the physical and mechanical studies, specimens of different sizes were made, accordmg to ASTM 
standards. All the material was prepared in the different planes, transverse, tangential and radial. 
Descriptive statistics were calculated for each variable measured and the different properties were 
classified into categories according to their mean valúes. Tests were made with small clear green 
specimens. Based on bibliography, Information on other characteristics is included. According to the 
results obtained, end uses for the woods are suggested. 

KEYWORDS: 

Anatomical characteristics, physical-mechanical characteristics, México, Quercus, wood. 


1 Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa. División de Ciencias Biológicas y de la Salud. Departa- 
mento de Biología. Av. San Rafael Atlixco 186. Col Vicentina, Iztapalapa. AP 55-535. CP 09340. México D.F. 
Correo electrónico: cppo@xanum.uam.mx 

Instituto de Ecología, A. C. km. 2.5 carretera antigua a Coatepec núm. 351 , Congregación “El Haya”, Xalapa, 
Ver. CP 91070. Correo electrónico: raymundo.davalos@inecol.edu. mx 


2 


44 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


INTRODUCCIÓN 

En México, entre los recursos forestales 
maderables más abundantes están los 
encinos, representados principalmente por 
las especies de la sección Lobatae o encinos 
rojos y de la sección Quercus o encinos 
blancos, distribuidas ampliamente en las 
zonas montañosas de la República Mexicana 
(Figura 1); los encinos rojos con 46 especies 
arbóreas y los encinos blancos con 39 
(McVaugh, 1974 y Aguilar et al., 1999). La 
madera de ambas secciones presenta cuali- 
dades distintivas que deben considerarse en 
su industrialización para evitar desperdicios al 
hacer mezclas inapropiadas (De la Paz Pérez 
y Aguilar, 1978 y De la Paz Pérez, 1985). 

La distribución de algunas especies es 
amplia como en el caso de Q. affínis, Q. 
candicans , Q. castanea, Q. coccolobifolia, 
Q. crassifolia, Q. laurina, Q. mexicana, Q. 
sideroxyla, Q. obtusata, Q. resinosa y Q. 
rugosa, la cual abarca la mayoría de los 
estados de la República; otras son de distri- 
bución restringida como Q. crispipilis, Q. 
durifolia, Q. eugeniaefolia, Q. ghiesbreghtii, 
Q. skinneri, Q. uxoris, Q. xalapensis, Q. 
convallata, Q. excelsa, Q. laeta y Q. poto- 
sina. El mayor número de especies se distri- 
buye en el eje Neovolcánico en los estados 
de Michoacán, Guanajuato, Querétaro, 
Puebla y Veracruz (Figura 1), en altitudes de 
(800) 1350 a 2700 (3000) msnm (Martínez, 
1985; Rzedowski, 1978yZavala, 1995). 

El conjunto de las características 
anatómicas tiene influencia en el comporta- 
miento de la madera, pero en la madera de 
encino, la anchura y altura de los radios 
multiseriados, el tipo de porosidad, la abun- 
dancia y el grosor de las paredes de las 
fibras, el diámetro de los poros y tipo y abun- 
dancia de los contenidos celulares son los 
caracteres anatómicos que tienen mayor 
influencia en sus propiedades (Kollman y 
Coté Jr., 1968; Jane, 1970; Panshin y de 
Zeeuw, 1970; Desch, 1974; Wangaard, 
1981 y De la Paz Pérez, 1985; 2000). En 


México se han efectuado un gran número de 
trabajos sobre los encinos mexicanos, cuyos 
resultados se presentan de manera resu- 
mida en el estudio de De la Paz Pérez 
(2000), quien indica que para esa fecha se 
habían estudiado las características anató- 
micas de 46 especies, en diferentes estados 
de la República, principalmente Michoacán, 
Veracruz y Guerrero. Las especies más 
estudiadas son Q. candicans, Q. castanea y 
Q. crasssifolia. El número de especies estu- 
diadas en aspectos físicos y mecánicos es 
menor, pero la mayoría de los autores coin- 
cide en que los encinos tienen excelentes 
características mecánicas, aunque sufren 
de altas contracciones, las que pueden 
controlarse con procesos de secado 
adecuados. Un trabajo más reciente 
presenta las características anatómicas de 
ocho especies del estado de Oaxaca (De la 
Paz Pérez et al., 2006). 

En los procesos de transformación 
deben considerarse cuando menos las 
características que presentan las especies 
de cada sección para evitar desperdicios. 
Una división natural en su industrialización 
es la separación en blancos y rojos, ya que 
al mezclarlos, se produce un alto desper- 
dicio de los primeros (Bejar, 1982 y Zavala, 
2003), en detrimento del recurso. 

El uso adecuado de los recursos 
naturales, entre ellos el forestal made- 
rable, se traduce en una fuente de 
riqueza para el país que sepa utilizarlos. 
La explotación silvícola no debe ni puede 
estar basada en la tala despiadada ni en 
las vedas totales, debe explotarse 
racional e íntegramente, de manera 
sustentable, en beneficio del sistema 
ecológico, de los dueños del recurso y de 
la economía nacional. 

OBJETIVOS 

Presentar la información de las 
características anatómicas, físicas y 



Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


45 



Figura 1 . Regiones fisiográficas de la República Mexicana donde se presentan encinos 


mecánicas de la madera de 24 especies 
de Quercus: 16 de la sección Lobatae 
(encinos rojos) y 8 de la sección Quercus 
(encinos blancos), recolectadas en varios 
estados de la República Mexicana. 

MATERIAL Y MÉTODOS 

Las especies se recolectaron en 
bosques de pino-encino de los estados 
de: Durango, Jalisco, Michoacán, 

Guerrero, Chiapas, Puebla y Veracruz; se 
estudiaron de uno a cinco ejemplares 
recolectados en diferentes sitios (Anexo 
1). De cada árbol se obtuvieron, de base 
a copa, cuatro trozas de 1,20 m de 
longitud. De la primera se obtuvo el mate- 
rial para el estudio anatómico y de las 
otras tres, el material para los ensayos 
físicos y mecánicos. 


De la troza para anatomía, para el 
estudio microscópico, a la altura de 1 ,20 
m se cortaron dos rodajas de 1 cm de 
grosor en las que se muestrearon cubos 
de 1 x 1 x 1 cm. Los cubos se ablandaron 
en agua destilada a ebullición cinco horas 
diarias durante ocho días para las espe- 
cies rojas y durante 12 días para las 
especies blancas. 

De ellos se obtuvieron cortes de 15 
a 20 pm de grosor, en los planos trans- 
versal, tangencial y radial. Los cortes se 
tiñeron con verde yodo, se deshidrataron 
en alcoholes graduados y se montaron 
con resina sintética de acuerdo con 
Johansen (1940) y Sandoval (2005). 

De los cubos se cortaron pequeñas 
astillas para hacer preparaciones de mate- 
rial disociado. Las astillas se colocaron en 


46 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


tubos de ensayo agregándoles una solu- 
ción a partes iguales de ácido acético, 
ácido láctico, ácido nítrico y glicerina y se 
flamearon en pequeños intervalos durante 
10 horas. El material se tiñó con safranina 
y se montó con gelatina glicerinada. 

A los elementos mensurables se les 
hizo un análisis estadístico univariado y se 
clasificaron con base en la media de 
acuerdo con Chattaway (1932) y IAWA 
Committee (1937, 1939). Las descripciones 
microscópicas se hicieron de acuerdo con 
IAWA Committee (1964, 1989). Para el 


estudio de los radios también se consideró a 
Kribs (1968), mientras que para los cristales 
a Chattaway (1955, 1956). Se incluye el 
valor de la media para la longitud de los 
vasos, altura y anchura de los radios y 
longitud, diámetro y grosor de la pared de 
las fibras (Tabla 1). 

Del resto de la troza se obtuvieron 
tablillas de 1 5 x 7 x 1 cm que se utilizaron 
para describir las características macroscó- 
picas, las cuales se determinaron usando 
las tablas de clasificación de Tortorelli (1956) 
y para el color las tablas de Munsell Color 


Tabla 1 . Valores anatómicos 


ESPECIES 

VASOS 

RADIOS MULTISERIADOS 

FIBRAS 

longitud pm 

altura cm 

anchura pm 

longitud pm 

diámetro pm 

grosor pm 

ENCINOS ROJOS 

Q. acutifolia 

400-591 

1,3-2, 5 

208-385 

2092 

10 

9 

Q. affinis 

455-625 

0,9-1, 5 

250-300 

1146-1364 

10 

9 

Q. can di caris 

400-585 

0, 8-3,0 

351-482 

1536-1773 

6-8 

9 

Q. casta ne a 

425-650 

1, 0-3,0 

320-470 

1215-1535 

4-7 

9 

Q. coceo lobi folia 

390 

1,8 

470 

1111 

7 

7 

Q. cons persa 

455 

1,3 

312 

1256 

8 

7 

Q. crassifolia 

423-580 

0,7-1, 5 

242-479 

1066-1689 

5-8 

5-8 

Q. crispipilis 

615 

2,0 

242 

1633 

10 

7 

Q. du rifo lia 

520 

2,5 

362 

1538 

7 

6 

Q. eugeniaefolia 

432 

2,3 

192 

1140 

10 

6 

Q. laurina 

442-632 

1, 5-2,0 

280-457 

1186-1548 

8 

5-8 

Q. mexicana 

360 

2,0 

240 

1168 

6 

4 

Q. scytophylla 

500 

1,5 

341 

1740 

5 

9 

Q. sideroxyta 

455-565 

2, 0-2, 5 

386-455 

1392-1462 

9 

7 

Q. skinneii 

500 

1,7 

300 

1603 

5 

9 

Q. uxoris 

455 

1,5 

220-468 

1165-1530 

9-12 

7 

ENCINOS BLANCOS 

Q. convallata 

518 

2,0 

952 

1575 

5 

7 

Q. excelsa 

465 

1,5 

400 

1675 

6 

8 

Q. glabrescens 

488-520 

1, 8-2,0 

234-553 

1081-1312 

5-10 

7-10 

Q. laeta 

585 

2,5 

600 

1692 

7 

8 

Q. obtusata 

400-562 

3,0 

846-971 

1479-1536 

4-5 

8-9 

Q. potosina 

405 

5,0 

793 

1227 

5 

6 

Q. resinosa 

480 

1,5 

522 

1623 

7 

9 

Q. rugosa 

522 

3,0 

522 

1707 

5 

9 




































































































































Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 

(1990). Para cada especie se describió: el 
color, el olor, el sabor, el brillo, el veteado, la 
textura, el hilo y la visibilidad de los 
elementos celulares. 

De las trozas restantes se obtu- 
vieron tablones tangenciales y radiales de 
0,03 x 0,12 x 1,20 m de las que se elabo- 
raron probetas para los ensayos de 
contracción y prismas de 0,06 X 0,06 x 
1,20 m de los que se manufacturaron las 
probetas para los ensayos mecánicos. 
Todos los ensayos se hicieron en 
probetas saturadas (condición verde) de 
diferentes tamaños. De cada probeta se 
obtuvieron muestras para determinar la 
densidad básica o relativa. Los ensayos 
se hicieron de acuerdo a la American 
Society for Testing and Materials (1993) 
(norma ASTM D-143). 

De cada propiedad se hizo un 
análisis estadístico univariado y los 
valores se clasificaron con base en los 
siguientes criterios: las características 
anatómicas de acuerdo con IAWA (1937, 
1939), Chattaway (1932) y Tortorelli 
(1956); las propiedades físicas de 
acuerdo con Torelli (1982) y Echenique et 
al. (1975) y las propiedades mecánicas 
de acuerdo con Dávalos y Bárcenas 
(1998) y Dávalos et al. (2001). Los 
ensayos mecánicos se realizaron en una 
máquina universal Baldwin (Satec 
System) de 180 toneladas. Se presenta el 
valor de la media para los valores físicos 
de la densidad relativa, contracción volu- 
métrica y coeficiente de anisotropía 
(Tabla 2) y los valores de la media para 
los ensayos mecánicos de dureza lateral 
y extremos, flexión (MOR y MOE), 
compresión paralela (EMÁX) y perpendi- 
cular (ELP) y cortante paralelo a la fibra 
(EMÁX) (Tabla 3). 

Para cada especie se presentan los 
resultados en forma de fichas que recopilan 
la información de manera resumida, inclu- 
yendo su distribución geográfica y altitudinal 


47 

en México, los nombres comunes, las carac- 
terísticas anatómicas, físicas y mecánicas. 
Se ¡lustra con un mapa de su distribución en 
la República, una fotografía del ejemplar de 
herbario, una de la tablilla tangencial donde 
se aprecia el color, veteado, textura e hilo, 
altura y anchura de los radios multiseriados, 
una del corte transversal a lOx donde se 
observa el tipo de porosidad, diámetro 
tangencial de los poros, la anchura y el 
número de series de los radios multiseriados, 
la distribución y abundancia del parénquima 
axial y de las fibras y presencia o ausencia 
de los contenidos celulares: tílides y cristales; 
por último, una del corte tangencial a lOx 
donde se observan las características de los 
radios uniseriados y de los multiseriados: su 
abundancia, su anchura, su altura y el 
número de series, la longitud de los 
elementos vasculares y la presencia o 
ausencia de los contenidos celulares. 

En el texto del artículo se dan otras 
características tecnológicas con base en la 
bibliografía (Kukachka, 1956; Rendle, 
1969a, b; 1970; Kollman y Coté Jr., 1968; 
Jane, 1970; Panshin y de Zeeuw, 1970; 
Desch, 1974; Dinwoodie, 1975; Wangaard, 
1981; Martínez y Martínez-Pinillos, 1996; 
Martínez-Pinillos y Martínez (1996); 
Ordóñez etal., 1998; De la Paz Pérez, 2000 
y Bárcenas et al., 2007). 

Las muestras de madera se regis- 
traron en la Xiloteca UAMIZ de la Univer- 
sidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa 
y en la Xiloteca del Instituto Nacional de 
Investigaciones Forestales y Agropecua- 
rias (INIFAP) y los ejemplares de 
respaldo se depositaron en el Herbario 
Metropolitano UAMIZ “Dr. Ramón Riba y 
Nava” y el del INIFAP “Biól. Luciano Vela 
Gálvez”. Las especies se organizaron en 
secciones de acuerdo con Nixon (1993), 
pero se mantiene la nomenclatura de 
encinos rojos (Subgénero Erythroba- 
lanus) y encinos blancos ( Leucobalanus ) 
de acuerdo con Trelease (1924), Martínez 
(1985) y Zavala (1995). 



48 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


Tabla 2. Valores físicos 


ESPECIES 

densidad 

básica 

contracción 
volumétrica % 

coeficiente de 
anisotropía 

ENCINOS ROJOS 

Q. acutifolia 

0,667 

20,01 

2,79 

Q. affinis 

0,579 

15,34 

2,36 

Q. candicans 

0,639 

17,39 

2,58 

0. castanea 

0,684 

17,60 

2,23 

Q. coccolobifolia 

0,607 

20,09 

2,54 

Q. conspersa 

0,687 

18,24 

2,24 

Q. crassifolia 

0,660 

18,20 

2,15 

Q. crispipilis 

0,664 

22,42 

2,42 

Q. durifolia 

0,679 

19,23 

2,33 

Q. eugeniaefolia 

0,591 

15,21 

2,95 

Q. laurina 

0,652 

18,48 

2,63 

Q. mexicana 

0,613 

18,16 

2,03 

Q. scytophylla 

0,637 

19,71 

2,66 

Q. sideroxyla 

0,614 

16,66 

2,80 

Q. skinneri 

0,662 

16,37 

2,08 

Q. uxoris 

0,616 

18,37 

2,64 

ENCINOS BLANCOS 

0. con va Hat a 

0,712 

19,51 

2,45 

Q. excelsa 

0,715 

19,26 

2,41 

Q. glabrescens 

0,640 

20,13 

2,09 

Q. laeta 

0,746 

21,44 

2,44 

Q. obtusata 

0,756 

20,13 

2,31 

Q. potosina 

0,767 

22,51 

2,67 

Q. resinosa 

0,762 

18,65 

2,28 

Q. rugosa 

0,688 

18,92 

2,35 




Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


49 


Tabla 3. Valores mecánicos 



Dureza 

(N) 

Flexión 

(MPa) 

Compresión 

(MPa) 

Cortante 

(MPa) 

ESPECIES 

lateral 

extremos 

MOR 

MOE 

paralela 

perpendicular 

EMAX 


EMAX 

ELP 

ENCINOS ROJOS 

Q. acutifolia 

7230 

6220 

71,7 

14951 

33,3 

8,4 

9,0 

Q. affinis 

4570 

4740 

40,9 

7846 

22,0 

9,7 

10,4 

0. candicans 

5740 

58 30 

60,1 

11492 

29,0 

6,2 

8,8 

Q. casta ne a 

7040 

7380 

66,2 

11555 

34,8 

9,1 

10,6 

Q coccolo bifolia 

5150 

5620 

65,2 

9902 

28,3 

6,7 

9,4 

0 conspersa 

7880 

7010 

77,4 

16516 

44,0 

8,8 

9,9 

Q. crassifoha 

7080 

6190 

66,2 

11784 

34,7 

9,3 

10,3 

Q. crispipilis 

6310 

5990 

63,7 

14985 

33,1 

6,9 

8,0 

Q. durifolia 

8620 

9420 

85,2 

12493 

35,6 

11,4 

11,4 

0. eugeniaefolia 

4570 

5160 

63,3 

12239 

24,7 

7,0 

9,0 

0. laurina 

6740 

6620 

73,6 

14620 

37,9 

8,6 

10,1 

Q. mexicana 

6070 

6030 

73,5 

12730 

22,4 

8,5 

10,0 

Q. scytophylla 

7160 

71 00 

72,6 

12718 

36,9 

7,9 

9,2 

Q. sideroxyla 

5270 

5660 

66,0 

10005 

28,8 

8,8 

9,4 

0. skhneri 

6290 

6860 

70,8 

11482 

34,8 

6,7 

10,5 

Q. uxoria 

6290 

6030 

72,0 

12870 

30,6 

6,8 

9,4 

ENCINOS BLANCOS 

Q. con val tata 

7330 

8010 

79,6 

11609 

31,2 

16,0 

11,4 

0. excelsa 

7520 

74 50 

85,1 

15103 

38,6 

13,8 

9,8 

0. glabrescens 

5820 

5810 

73,4 

110348 

34,6 

9,8 

10,7 

0. laeta 

8130 

8880 

84,3 

12159 

34,7 

10,7 

11,9 

Q. obtusata 

8910 

8960 

79,9 

142635 

40,9 

10,9 

11,2 

Q. potosina 

8650 

9450 

86,6 

12502 

35,7 

11,4 

12,3 

Q. resinosa 

8520 

9310 

81,6 

11570 

35,7 

11,2 

12,2 

Q. rugosa 

5940 

5740 

66,2 

13013 

33,5 

9,1 

9,0 




50 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


RESULTADOS 


Características de las especies 

Sección Lobatae (Subgénero Erythrobalanus o encinos rojos) 

1. Quercus acutifolia Née 

Distribución 

Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, México, 
Tlaxcala, Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1500-2600 msnm 

Nombres comunes 

Encino saucillo, encino blanco, encino laurelillo, encino 
teposcohuite. 

Características anatómicas 

Madera castaño muy pálido a castaño rojizo claro con radios 
multiseriados castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. 
Anillos de crecimiento de 2 a 4 mm. Vasos medianos. Radios 
multiseriados altos y anchos a muy anchos, la mayoría de 10 
a 20 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared mediana. 
Vasos con pocas tílides y parénquima con escasos cristales 
romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, de dura a muy 
dura, rígida, moderadamente resistente a resistente a la 
compresión paralela, muy resistente a la compresión perpen- 
dicular y resistente al cortante paralelo. 






Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


51 



2. Quercus affinis Scheid. 

Distribución 

Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guanajuato, 
Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Tlaxcala, 
Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1300-2360 msnm 

Nombres comunes 

Encino, encino laurelillo, encino roble, encino manzanillo, 
encino de hoja delgada, titzmol, shishihuilón. 

Características anatómicas 

Madera castaño muy pálido con radios multiseriados castaño 
oscuro. Porosidad semi anular. Anillos de crecimiento de 2 a 
4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy 
anchos, la mayoría de 13 a 16 series. Fibras medianas, de 
diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones altas, de moderadamente 
dura a muy dura, flexible, moderadamente resistente a resis- 
tente a la compresión paralela, a la compresión perpendi- 
cular y al cortante paralelo. 






52 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



3. Quercus candicans Née 

Distribución 

Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, 
Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Guanajuato, 
Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, 
Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1600-2500 msnm 

Nombres comunes 

Encino de asta, encino blanco, ahuamextli. 

Características anatómicas 

Albura blanco rosado, rosa, gris rosado o castaño rojizo claro y 
duramen rosa o rojizo claro con radios multiseriados castaño 
rojizo claro u oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 
2 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y extre- 
madamente anchos, la mayoría de 20 a 25 series. Fibras 
medianas o largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con 
pocas tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy 
altas, dura a muy dura, moderadamente flexible a rígida, mode- 
radamente resistente a resistente a la compresión paralela, 
resistente a la compresión perpendicular y moderadamente 
resistente a resistente al cortante paralelo. 






Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


53 


4. Quercus castanea Née 



Distribución 

Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, 
Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, 
Chiapas, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito 
Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. 


Características físicas y mecánicas 

Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy 
altas, de dura a muy dura, moderadamente flexible a rígida, 
de moderadamente resistente a muy resistente a la compre- 
sión paralela, resistente a muy resistente a la compresión 
perpendicular y resistente a muy resistente al cortante para- 
lelo. 


Altitud 

(800) 1500-2200 (2800) msnm 

Nombres comunes 

Encino, roble, encino roble, encino pipitillo, teposcohuite 
chino, encino chaparro, aguacatillo, encino blanco, encino 
negro, encino prieto, encino amarillo, encino rojo, palo colo- 
rado, encino de agua, papada, tenexahuatl, encino quimis- 
hahuate grande, encino mazacuate. 

Características anatómicas 

Albura blanco rosado o castaño muy pálido y duramen rojo 
pálido o castaño rojizo claro con radios multiseriados rosa a 
castaño rojizo. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 2 
a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos a muy 
altos y muy anchos a extremadamente anchos, la mayoría 
de 17 a 23 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared 
gruesa. Vasos con pocas o abundantes tílides y parénquima 
con escasos cristales romboidales. 







54 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


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5. Quercus coccolobifolia Trel. 

Distribución 

Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Durango, Zaca- 
tecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Aguascalientes y 
Guanajuato. 

Altitud 

1750-2500 msnm 

Nombres comunes 

Encino, encino roble, encino verde. 

Características anatómicas 

Albura rosa y duramen rojo pálido o castaño rojizo claro con 
radios multiseñados rojo oscuro. Porosidad anular. Anillos de 
crecimiento de 1 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados 
altos y extremadamente anchos, la mayoría de 27 series. 
Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos 
con abundantes tílides y parénquima con escasos cristales 
romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida, 
moderadamente resistente a la compresión paralela, resis- 
tente a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. 








Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


55 



6. Quercus conspersa Benth. 

Distribución 

Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, 
Guanajuato, México, Morelos, Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1200-1800 msnm 

Nombres comunes 

Encino roble amarillo, encino rojo, encino colorado, encino 
blanco, pipitillo, encino cáscara, teposcohuite. 

Características anatómicas 

Albura castaño muy pálido y duramen rosa con radios multi- 
seriados castaño rojizo oscuro. Porosidad semi anular. 
Anillos de crecimiento de 6 a 7 mm. Vasos medianos. Radios 
multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 16 series. 
Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos 
con pocas tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones altas, muy dura, muy 
rígida, muy resistente a la compresión paralela y a la 
compresión perpendicular y resistente al cortante paralelo. 




56 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


7. Quercus crassifolia Humb. & Bonpl. 




Distribución 

Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, 
Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, 
Chiapas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, 
México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Vera- 
cruz. 

Altitud 

1800-2800 msnm 

Nombres comunes 

Encino, chicharrón, encino roble, encino hoja ancha, encino 
blanco, encino colorado, encino prieto, jicarillo, encino hoja- 
rasca. 

Características anatómicas 

Madera de castaño pálido a rosa a castaño rojizo claro con 
radios multiseriados castaño oscuro, gris oscuro o rojos. 
Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 2.5 a 4 mm. 
Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos a 
extremadamente anchos de 13 a 25 series. Fibras medianas 
o largas, de diámetro fino y pared mediana a gruesa. Vasos 
con pocas tílides y parénquima con escasos cristales 
romboidales y escasas drusas. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura, 
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, 
a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. 





Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


57 



8. Quercus crísp ¡pilis Trel. 

Distribución 

Chiapas. 

Altitud 

2120-2500 msnm 

Nombres comunes 

Encino, chiquinib. 

Características anatómicas 

Albura castaño muy pálido y duramen rosa con radios multi- 
seriados castaño rojizo. Porosidad anular. Anillos de creci- 
miento de 3 a 4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados 
altos y muy anchos, la mayoría de 13 series. Fibras largas, 
de diámetro fino y pared mediana. Vasos con abundantes 
tílides y parénquima con escasos cristales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida, 
resistente a la compresión paralela y a la compresión 
perpendicular y moderadamente resistente al cortante para- 
lelo. 






58 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



9. Quercus durifolia von Seem 

Distribución 

Chihuahua, Nuevo León y Durango. 

Altitud 

1800-2800 msnm 

Nombres comunes 

Encino colorado, encino laurelillo. 

Características anatómicas 

Albura rosa y duramen castaño rojizo claro con radios multi- 
seriados rojo claro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento 
de 4.5 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados muy 
altos y muy anchos, la mayoría de 19 series. Fibras 
medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con 
pocas tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, muy dura, 
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, 
muy resistente a la compresión perpendicular y al cortante 
paralelo. 





Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


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10. Quercus eugeniaefolia Liebm. 

Distribución 

San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Veracruz y Oaxaca. 

Altitud 

2000-2250 msnm 

Nombres comunes 

Manzanillo blanco. 

Características anatómicas 

Madera rosa a castaño pálido con radios multiseriados 
castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de creci- 
miento de 4 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados 
muy altos y anchos, la mayoría de 10 series. Fibras 
medianas, de diámetro fino y pared gruesa. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones altas, dura, moderada- 
mente flexible a rígida, moderadamente resistente a resis- 
tente a la compresión paralela, resistente a la compresión 
perpendicular y al cortante paralelo. 




60 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



11. Quercus laurina Humb. & Bonpl. 

Distribución 

Tamaulipas, Sinaloa, Durango, San Luis Potosí,, Nayarit, 
Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, 
Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, 
Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. 

Altitud 

2000-3300 msnm 

Nombres comunes 

Chilillo, encino laurelillo, encino hoja angosta, encino roble, 
encino colorado, encino blanco, encino prieto, encino uricua, 
atlualpitzahual, encino xicatahua, tesmolera, huitzalacate. 

Características anatómicas 

Albura rosa y duramen castaño claro a castaño rojizo con 
radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad anular. 
Anillos de crecimiento de 1 a 4 mm. Vasos medianos. Radios 
multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 15 a 24 
series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana 
a gruesa. Vasos con pocas tílides. 



Características físicas y mecánicas 

Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy 
altas, dura a muy dura, rígida a muy rígida, resistente a muy 
resistente a la compresión paralela y a la compresión 
perpendicular y moderadamente resistente a resistente al 
cortante paralelo. 





Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


61 



12. Quercus mexicana Humb. & Bonpl. 

Distribución 

Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, 
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guana- 
juato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Tlaxcala, 
Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1600-2250 msnm 

Nombres comunes 

Manzanillo, encino enano. 

Características anatómicas 

Madera castaño pálido con radios multiseriados castaño 
rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 2 a 
3 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy 
anchos, la mayoría de 13 series. Fibras medianas, de 
diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida, 
moderadamente resistente a resistente a la compresión 
paralela, muy resistente a la compresión perpendicular y 
resistente al cortante paralelo. 








62 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



13. Quercus scytophylla Liebm. 

Distribución 

Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Jalisco, Michoacán, 
Guerrero, Oaxaca, Chiapas, México y Puebla. 

Altitud 

1350-2500 msnm 

Nombres comunes 

Encino prieto, encino blanco, encino rosillo. 

Características anatómicas 

Albura blanco rosado y duramen rosa a castaño rojizo con 
radios multiseriados castaño rojizo claro. Porosidad difusa. 
Anillos de crecimiento de 4 a 5 mm. Vasos medianos. Los 
radios multiseriados son altos y muy anchos la mayoría de 
18 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. 
Vasos con abundantes tílides y parénquima con escasos 
cristales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, muy dura, 
rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión 
perpendicular y al cortante paralelo. 





Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


63 



14. Quercus sideroxyla Humb. & Bonpl. 

Distribución 

Chihuahua, Nuevo León, Durango, Zacatecas, San Luis 
Potosí, Jalisco, Michoacán, Aguascalientes y Guanajuato. 

Altitud 

2400-2600 msnm 

Nombres comunes 

Encino. 

Características anatómicas 

Albura rosa a rojo pálido y duramen castaño rojizo claro a 
rojo con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad 
anular. Anillos de crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. 
Radios multiseriados altos y muy anchos la mayoría de 20 a 
24 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared 
mediana. Vasos con pocas tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones altas, dura, rígida, de 
moderadamente resistente a resistente a la compresión 
paralela, resistente a la compresión perpendicular y al 
cortante paralelo. 





64 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



15. Quercus skinneri Benth. 

Distribución 

Oaxaca, Chiapas y Veracruz. 

Altitud 

700-1000 msnm 

Nombres comunes 

Encino. 

Características anatómicas 

Albura castaño pálido y duramen castaño rojizo con radios 
multiseriados castaño oscuro. Porosidad semi anular. Anillos 
de crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. Radios multi- 
seriados altos y muy anchos, la mayoría de 16 series. Fibras 
largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas 
tílides y parénquima con abundantes cristales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura, 
rígida, moderadamente resistente a la compresión paralela, 
resistente a la compresión perpendicular y al cortante para- 
lelo. 



Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


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16. Quercus uxoris McVaugh 

Distribución 

Tamaulipas, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Chiapas, 
Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1200-2250 msnm 

Nombres comunes 

Capuchino, hojeador. 

Características anatómicas 

Madera rosa o castaño rojizo con radios multiseriados 
castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de creci- 
miento de 2 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados 
altos y muy anchos la mayoría de 12 a 24 series. Fibras 
medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con 
pocas o abundantes tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, dura a muy 
dura, rígida, moderadamente resistente a resistente a la 
compresión paralela, a la compresión perpendicular y al 
cortante paralelo. 





66 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


Características de las especies 

Sección Quercus (Subgénero Leucobalanus o encinos blancos) 



17. Quercus convatiata Trel. 

Distribución 

Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí. 

Altitud 

2000-2500 msnm 

Nombres comunes 

Encino blanco. 

Características anatómicas 

Albura castaño muy pálido y duramen castaño con radios 
multiseriados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de 
crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. Radios multise- 
riados altos y extremadamente anchos, la mayoría de 50 
series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa. 
Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes 
cristales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, 
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, 
muy resistente a la compresión perpendicular y al cortante 
paralelo. 






Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


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18. Quercus excelsa Liebm. 

Distribución 

Durango, San Luis Potosí, Jalisco, Oaxaca y Veracruz. 

Altitud 

1400-2250 msnm 

Nombres comunes 

Encino bornio. 

Características anatómicas 

Madera castaño muy pálido con radios multiseriados castaño 
oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 3 mm. 
Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos, 
la mayoría de 21 series. Fibras largas, de diámetro fino y 
pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima 
con escasos cristales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, 
muy rígida, resistente a la compresión paralela, moderada- 
mente resistente a la compresión perpendicular y resistente 
al cortante paralelo. 






68 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



19. Quercus gtabrescens Benth. 

Distribución 

San Luis Potosí, Michoacán, Oaxaca, Hidalgo, México, 
Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1700-2700 msnm 

Nombres comunes 

Encino, encino blanco, quebracho. 

Características anatómicas 

Madera blanca a castaño muy pálido con radios multise- 
riados castaño claro. Porosidad anular. Anillos de 2 a 6 mm. 
Vasos medianos. Radios multiseriados muy altos y muy 
anchos a extremadamente anchos, la mayoría de 15 a 29 
series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana a 
gruesa. Vasos con abundantes tílides. 

Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones muy altas, dura a muy 
dura, rígida, resistente a muy resistente a la compresión 
paralela, a la compresión perpendicular y al cortante para- 
lelo. 





Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


69 





20. Quercus laeta Liebm. 

Distribución 

Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Durango, Zaca- 
tecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, 
Oaxaca, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, 
México, Distrito Federal, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1800-2800 msnm 

Nombres comunes 

Encino prieto. 

Características de la madera 

Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios 
multiseriados castaño grisáceo. Porosidad difusa. Anillos de 
crecimiento de 5 a 6 mm. Vasos medianos. Radios multise- 
riados muy altos y extremadamente anchos, la mayoría de 
31 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. 
Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes 
cristales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, 
rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, 
resistente a la compresión perpendicular y muy resistente al 
cortante paralelo. 







70 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



21. Quercus obtusata Humb. & Bonpl. 

Distribución 

Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, San Luis 
Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, 
Oaxaca, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, 
México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Vera- 
cruz. 

Altitud 

1650-2700 msnm 

Nombres comunes 

Encino, encino blanco, encino negro, encino avellano, encino 
prieto, encino calichahuac, casahuicahuatl. 

Características anatómicas 

Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios 
multiseriados castaño grisáceo. Porosidad difusa. Anillos de 
crecimiento de 2 a 3 mm. Vasos medianos. Radios multise- 
riados muy altos y extremadamente anchos, la mayoría de 
44 a 51 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared 
gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con 
abundantes cristales romboidales. 


Características físicas y mecánicas 

Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, 
muy rígida, muy resistente a la compresión paralela, a la 
compresión perpendicular y al cortante paralelo. 






Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


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22. Quercus potosina Trel. 



Distribución 

Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, 
Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, México y 
Veracruz. 

Altitud 

2000-2400 msnm 

Nombres comunes 

Encino. 

Características de la madera 

Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios 
multiseriados castaño grisáceo. Porosidad semi anular. 
Anillos de crecimiento de 1 mm. Vasos medianos. Radios 
multiseriados extremadamente altos y extremadamente 
anchos, la mayoría de 41 series. Fibras medianas, de 
diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides 
y parénquima con abundantes cristales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, 
muy rígida, muy resistente a la compresión paralela, a la 
compresión perpendicular y al cortante paralelo. 







72 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 



23. Quercus resinosa Liebm. 

Distribución 

Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, 
Michoacán, Guerrero, Aguascalientes, Guanajuato y 
México. 

Altitud 

800-2300 msnm 

Nombres comunes 

Encino roble, roble, encino blanco. 

Características de la madera 

Albura castaño muy pálido y duramen castaño con radios 
multiseriados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de 
crecimiento de 2 a 3 mm. Vasos medianos. Radios multise- 
riados altos y extremadamente anchos, la mayoría de 27 
series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos 
con abundantes tílides y parénquima con abundantes cris- 
tales romboidales. 

Características físicas y mecánicas 

Madera muy pesada, de contracciones altas, muy dura, muy 
rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión 
perpendicular y al cortante paralelo. 





Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


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24. Quercus rugosa Née 

Distribución 

Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo 
León, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, 
Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, 
Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, 
Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. 

Altitud 

1800-3000 msnm 

Nombres comunes 

Encino, encino cuero, encino blanco, encino avellano, encino 
tocúz, encino quebracho, encino hojarasca, encino negro, 
encino roble. 

Características anatómicas 

Albura castaño pálido y duramen amarillo con radios multise- 
riados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de creci- 
miento de 1 mm. Vasos medianos. Los radios multiseriados 
muy altos y extremadamente anchos la mayoría de 27 
series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos 
con abundantes tílides y parénquima con abundantes cris- 
tales romboidales. 



Características físicas y mecánicas 

Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura, 
rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión 
perpendicular y al cortante paralelo. 




74 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


Otras características tecnológicas de 
la madera de encino 

Encinos rojos 

La madera de los encinos rojos 
presenta dificultad en el secado, el cual 
debe hacerse lentamente para evitar 
contracciones y rajaduras; tiene durabi- 
lidad natural de baja a mediana, pero se 
impregna fácilmente, a excepción de las 
especies que forman tílides. Presenta 
buenas características de maquinado. 
Ofrece condiciones adecuadas para el 
clavado y atornillado, tiene propiedades 
favorables al cepillado, barrenado, esco- 
pleado y moldurado y se tornea fácil- 
mente. Soporta la unión entre piezas sin 
dificultad y el lijado y acabado se realizan 
sin problemas. Es una madera de exce- 
lente resistencia mecánica, con alta resis- 
tencia al impacto. 

Encinos blancos 

La madera de los encinos blancos 
presenta gran cantidad de cristales 
romboidales de oxalato de calcio que difi- 
cultan su aserrío, más que en los encinos 
rojos que no presentan estos contenidos. 
Por las características de los radios multi- 
seriados y por las características de peso 
y dureza, es una madera que presenta 
grandes contracciones en su secado, con 
alta tendencia a rajarse. Su secado debe 
hacerse lentamente para evitar las raja- 
duras. El duramen es altamente resis- 
tente a la pudrición, más que el de los 
encinos rojos. Los poros del duramen 
están llenos de tílides por lo que es muy 
poco permeable y difícil de impregnar; 
únicamente las especies que no forman 
tílides, como Q. resinosa , se impregnan 
fácilmente. Presenta buenas caracterís- 
ticas de maquinado, pero tiende a rajarse 
en el clavado. Ofrece condiciones 
adecuadas para el cepillado y moldurado. 
Tiene excepcionales propiedades de 
resistencia mecánica. Es una madera con 
alta resistencia al impacto. 


DISCUSIÓN 

Características comunes de las espe- 
cies del género Quercus 

Macroscópicas 

La madera de las especies de 
encinos mexicanos, no tiene olor ni sabor 
característico, su brillo es alto, el veteado 
es pronunciado, la textura es gruesa y el 
hilo es recto. Sus elementos constitutivos 
son fácilmente visibles a simple vista, 
sobre todo los radios multiseriados, que 
es la característica más distintiva de la 
madera de los encinos. En las caras 
longitudinales: tangenciales y radiales, 
son más oscuros que el resto de la 
madera y en las caras transversales son 
más claros. En las caras tangenciales se 
ven como líneas y en las caras radiales 
como bandas. Los anillos de crecimiento 
están marcados por una banda delgada 
de fibras. En las especies que presentan 
porosidad anular, los anillos de creci- 
miento se marcan por una banda de 
poros de la madera temprana. 

Microscópicas 

Vasos. La madera presenta poro- 
sidad anular o difusa, los poros son soli- 
tarios (vasos en corte transversal), poco 
numerosos, de diámetro tangencial 
mediano y pared gruesa, en la madera 
tardía se arreglan en hileras radiales. 
Los elementos de vaso son de longitud 
mediana, con placas perforadas simples, 
de paredes terminales oblicuas y 
puntuaciones areoladas alternas de 
forma oval. Las puntuaciones vaso-rayo 
son simples con arreglo vertical. En las 
especies que presentan porosidad 
anular, los poros de la madera temprana 
son visibles a simple vista, forman una 
banda de dos a cuatro poros de ancho. 
Los vasos de la madera temprana son 
grandes y los de la madera tardía son 
pequeños. La transición de la madera 
temprana a la tardía es abrupta. 



Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 

Traqueidas vasicéntricas. Su 

presencia es abundante y se arreglan de 
una a varias capas alrededor de los vasos 
y mezcladas con el parénquima. 

Parénquima. El parénquima es 
poco visible a simple vista. Es abundante, 
de varios tipos: paratraqueal escaso, 
mezclado con traqueidas vasicéntricas, 
apotraqueal difuso, reticulado y en 
bandas finas más o menos regulares y 
marginal. Cuando se presenta porosidad 
anular, el parénquima es más abundante 
en la madera tardía. 

Radios. El parénquima radial es de 
dos tipos: radios uniseriados y radios 
multiseriados, homogéneos, formados de 
células procumbentes, no estratificados. 
Los uniseriados no son visibles a simple 
vista, son numerosos. Los multiseriados 
son poco numerosos y agregados, sepa- 
rados por fibras. Ambos tipos de radios 
presentan células parenquimatosas de 
dos tamaños; en los uniseriados están 
mezcladas y en los multiseriados las más 
pequeñas se arreglan cerca de los 
márgenes o en la parte central del radio. 

Fibras. Son de dos tipos: libriforme y 
fibrotraqueidas, abundantes, de longitud 
mediana, de pared gruesa y de lumen 
fino. 

Tecnológicas. El coeficiente de 
anisotropía es muy alto; su resistencia al 
cortante paralelo a la fibra es de alta a 
muy alta (resistente a muy resistente). 

Características distintivas de las espe- 
cies del género Quercus 

Encinos rojos 

Generales. Su albura es de color 
blanco a rosa y a castaño rojizo claro, el 
duramen varía de rosa a castaño rojizo 
oscuro, gris castaño con tintes rojizos, de 
pesada a muy pesada (0,57 a 0,68), sus 


75 

contracciones son de altas a muy altas 
(17 a 22%) y varía de dura a muy dura 
(4570 a 9420 N). Las propiedades en 
flexión son de flexibles a rígidas (MOR: 
40,9 a 85,2 MPa); la compresión paralela 
de poco resistente a muy resistente (22,0 
a 44,0 MPa). La compresión perpendi- 
cular es de resistente a muy resistente 
(6,2 a 11,4 kg/cm 2 ). 

Radios. Los uniseriados de 7 a 19 
células de altura, los multiseriados de 0,7 
a 3,0 cm de altura, de 10 a 25 series y de 
192 a 482 pm de ancho. 

Contenidos. Los vasos del duramen 
generalmente sin tílides o escasas. El 
parénquima y los radios sin cristales o 
con escasos cristales de oxalato de calcio 
de forma romboidal. Las fibras con abun- 
dantes taninos. 

Encinos blancos 

Generales. Su albura es de color 
blanco a castaño claro o castaño 
grisáceo, el duramen de castaño claro a 
castaño oscuro y a castaño grisáceo, de 
pesada a muy pesada (0,64 a 0,76), sus 
contracciones son muy altas (19 a 22%) y 
varía de dura a muy dura (5 740 a 9 450 
kg). Las propiedades en flexión son 
rígidas (MOR: 66,2 a 86,6 MPa); la 
compresión paralela de resistente a muy 
resistente (31,2 a 40,9 MPa ). La compre- 
sión perpendicular es de resistente a muy 
resistente (9,1 a 16,0 MPa). 

Radios. Los uniseriados de 12 a 19 
células de altura, los multiseriados de 1,5 
a 5,0 cm de altura, de 12 a 51 series y 
234 a 971 pm de ancho. 

Contenidos. Los vasos del duramen 
se encuentran ocluidos con abundantes 
tílides. El parénquima y los radios con 
abundantes cristales de oxalato de calcio 
de forma romboidal. Las fibras con 
taninos. 



76 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


RECOMENDACIONES 
Usos sugeridos 

Encinos rojos 

Por las características estéticas que 
le dan los diferentes tonos de color, el 
veteado pronunciado, la textura gruesa y 
la presencia de porosidad anular, es una 
madera recomendada ampliamente para 
muebles (principalmente escritorios, 
mesas, sillas torneadas, gabinetes de 
cocina), chapa, pisos, pasamanos, 
bancas, baúles, artículos torneados, arte- 
sanías y decoración de interiores en 
general. La porosidad anular proporciona 
hermosas superficies en corte tangencial, 
valiosas en ebanistería y chapa. El color 
es una de las características más impor- 
tantes en la industria de la decoración y la 
madera de los encinos rojos mexicanos 
presenta una gran variedad de tonali- 
dades de blanco rosáceo hasta rojo 
intenso. El color varía entre los encinos 
rojos, debido al suelo y clima. Junto con el 
color, el veteado (figura), el hilo recto, su 
dureza, y su alta resistencia al desgaste y 
su acabado fino hacen a la madera de 
encino una de las más apropiadas para 
pisos. El hilo recto determina la facilidad 
en artículos torneados, tallados y 
labrados. Por sus cualidades mecánicas, 
sobre todo su alta resistencia al impacto, 
se emplea para cabos y mangos de 
herramientas y puede ser utilizada con 
ventaja en usos estructurales, por su alta 
densidad y resistencia a la flexión. Por la 
facilidad de aceptar tratamientos preser- 
vadores, es apropiada para usos en 
durmientes, pilotes y postes de líneas de 
transmisión. 

Encinos blancos 

La información presentada en este 
trabajo en forma de fichas descriptivas 
para las diferentes especies, permitirá 
hacer un mejor uso de su madera. La 
madera de los encinos blancos debe 
usarse en situaciones que requieran 


excepcional resistencia mecánica y alta 
durabilidad natural, como los usos estruc- 
turales en construcciones permanentes 
expuestas a alto riesgo. Si su secado es 
exitoso, puede emplearse en decoración 
de interiores. Por su dureza, alta resis- 
tencia al impacto (tenacidad) y durabi- 
lidad natural, en durmientes, postes y 
pilotes para minas, ruedas de vehículos 
de labranza, implementos agrícolas, 
tarimas y ataúdes. Por ser impermeable, 
resistente y durable, se usa en tonelería 
para añejamiento de licores siempre y 
cuando presente porosidad anular y la 
calidad de los taninos imprima un sabor 
agradable al añejado. 

La madera de las diferentes espe- 
cies que pertenecen a una sección: 
(Subgéneros Erythrobalanus y Leucoba- 
lanus), no puede separarse fácilmente 
entre ellas usando únicamente sus 
características anatómicas. Por las 
características tecnológicas diferentes 
que presentan las especies de ambas 
secciones, deben separarse en los 
procesos de transformación ya que al 
mezclarse especies de los diferentes 
grupos, los blancos son los más 
expuestos a la generación de defectos y 
por lo tanto se produce un alto desper- 
dicio. Se sugiere agrupar las especies 
por subgénero y separar las que 
presentan características problemáticas 
para su transformación, de acuerdo a los 
diferentes usos, es decir, separar para 
su procesamiento, aquellas con valores 
en los extremos de la distribución esta- 
dística, según las tablas de resultados 
aquí presentadas, por no aplicar para 
ellas, las técnicas comunes ni tener la 
maquinaria adecuada para su manejo. 
Es recomendable que estas últimas no 
se corten y se dejen en el bosque donde 
tienen funciones importantes en la 
conservación del suelo, en el ciclo del 
agua y la interacción con múltiples orga- 
nismos. 



Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 


77 


Anexo 1. Especies estudiadas y sitios de recolección. 


Xiloteca 

especie 

sitio de recolección 

xiloteca 

especie 

sitio de recolección 

ENCINOS ROJOS 

X-457 

Q. acutifolia 

Zapotitlán, Jal 

X-421 

Q, acutifolia 

Atoyac de Álvarez, Gro 

M-66 

Q. affinis 

Chignahuapan, Pue 

M-94 

Q. affinis 

Chignahuapan, Pue 

X-374 

Q. cand ¡caris 

San Dimas, Dgo 

M-62 

Q, candicans 

Cd. Guzmán, Jal 

X-406 

Q. cand ha ns 

Coalcomán, Mich 

X-506 

Q. candicans 

Villa Madero, Mich 

X-212 

Q. cand ha ns 

Leonardo Bravo, Gro 

M-50 

Q. castanea 

Cd. Guzmán, Jal 

M-64 

Q. castanea 

Cd Guzmán, Jal 

X-507 

Q, castanea 

Villa Madero, Mich 

M-74 

Q. castanea 

Tianguism analco, Pue 

X-379 

Q, coccolobifolia 

Pueblo Nuevo, Dgo 

X-213 

Q. conspersa 

Leonardo Bravo, Gro 

X-373 

Q. crassifolia 

San Dimas, Dgo 

M-70 

Q. crassi folia 

Mazamitla, Jal 

X405 

Q, crassifolia 

Coalcomán, Mich 

M-69 

Q. crassi folia 

Chignahuapan, Pue 

M-9 1 

Q. crassifolia 

Huayacocotla, Ver 

X-443 

Q. crispipilis 

Teo pisca, Chis 

X-376 

Q. durifolia 

Pueblo Nuevo, Dgo 

M-99 

Q. eugeniaefolia 

Huayacocotla, Ver 

M-63 

Q, laurina 

Cd. Guzmán, Jal 

X-407 

0. laurina 

Coaloomán, Mich 

X-215 

Q. laurina 

Leonardo Bravo, Gro 

M-68 

Q. la urina 

Chignahuapan, Pue 

M-92 

Q. laurina 

Huayacocotla, Ver 

M-101 

Q. mexicana 

Huayacocotla, Ver 

X-404 

Q, scytophylla 

Aguililla, Mich 

X-322 

Q. sideroxyla 

San Dimas, Dgo 

X-551 

Q. sideroxyla 

Pueblo Nuevo, Dgo 

X-540 

Q. skinneri 

Ocosingo, Chis 

X450 

Q. uxoris 

Zapotitlán, Jal 

M-97 

Q. uxoris 

Huayacocotla, Ver 




ENCINOS BLANCOS 

X-318 

Q. con valí ata 

San Dimas, Dgo 

X454 

Q. excelsa 

Zapotillán, Jal 

M-67 

0. glabrescens 

Chignahuapan, Pue 

M-93 

Q, glabrescens 

Chignahuapan, Pue 

M-96 

Q. glabrescens 

Huayacocotla, Ver 

M-98 

Q. glabrescens 

Huayacocotla, Ver 

X-375 

Q. la eta 

San Dimas, Dgo 

X403 

Q. obtusata 

Coalcomán, Mich 

X-505 

Q. obtusata 

Villa Madero, Mich 

X-377 

Q. potosí na 

Durango, Dgo 

X-508 

Q. resinosa 

Villa Madero, Mich 

X444 

Q, rugosa 

Teo pisca, Chis 


M= Xiloteca UAMIZ X= Xiloteca INIFAP 




78 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


AGRADECIMIENTOS 

Los autores agradecen la ayuda en 
la realización de este trabajo de manera 
muy especial a la excelente taxónoma y 
gran amiga Biól. María de Lourdes Aguilar 
Enríquez por su apoyo en la identificación 
de las especies, al Maestro Jorge Lodi- 
giani y al Biól. Exp. Jesús Rivera su gran 
colaboración en el procesado del material 
fotográfico. 

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80 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 


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Este documento se debe citar como: 

De la Paz Pérez-Olvera, C. y R. Dávalos-Sotelo. 2008. Algunas características anatómicas y tecnológicas de la 
madera de 24 especies de Quercus (encinos) de México. Madera y Bosques 14(3):43-80. 



Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 


81 


lARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN! 


Composición química y densidad básica 
relativa de la madera de dos especies 
arbustivas de encino blanco 
de la Sierra de Álvarez, SLP, México 

Chemical composition and relative basic density of two 
shrub white oak wood species from the Sierra de Álvarez, 

SLP, México 

Guadalupe M. Bárcenas-Pazos 1 , Rosalva Ríos-Villa 2 , 

J. Rogelio Aguirre-Rivera 3 , Bertha I. Juárez-Flores 3 
y J. Amador Honorato-Salazar 4 

RESUMEN 


En la sierra de Álvarez, San Luis Potosí, se han identificado 18 especies de encinos; de ellas, 
Quercus sebifera y Q. tinkhami son de hábito arbustivo y pertenecen a la sección Quercus o encinos 
blancos. A la fecha se desconocen estudios sobre las características de su madera, la cual sólo se 
aprovecha localmente en forma reducida y rudimentaria. En este trabajo se presenta su caracteriza- 
ción química. Se evaluaron los contenidos relativos de lignina, extractos y cenizas, asi como la 
densidad básica relativa y el contenido de celulosa. Se calcularon los estadísticos básicos para cada 
componente y se realizó un análisis de varianza entre especies para cada parámetro estimado. La 
cantidad de celulosa y lignina de ambas especies fue estadísticamente similar (p > 95%); además, los 
valores obtenidos coinciden con los presentados por otros autores para encinos mexicanos. La 
cantidad de cenizas fue mayor que lo publicado para especies mexicanas del mismo género, lo cual 
posiblemente se deba a las condiciones de crecimiento de estas especies, particularmente el clima y 
el tipo de suelo. Sólo los contenidos de extractos de Q. sebifera con la mezcla etanol-benceno y con 
agua caliente fueron mayores que ios registrados para otros encinos blancos. El contenido de 
extractos fue estadísticamente mayor en Q. sebifera. La riqueza de cenizas y extractos de estas espe- 
cies parece estar relacionada con su adaptación a las condiciones de aridez en las que crecen. La 
densidad básica relativa de Q. sebifera es media y la de Q. thinkami , es alta. 

PALABRAS CLAVE: 

Composición química, extractos, madera de encino, Quercus , San Luis Potosí. 


1 Programa Multidisciplinario de Posgrado en Ciencias Ambientales, Universidad Autónoma de San Luis 
Potosí. Altair 200. Fracc. del Llano. 78377 San Luis Potosí, SLP. Unidad de Recursos Forestales, Instituto 
de Ecología, A.C., Xalapa, Ver. Correo electrónico: guadalupe.barcenas@inecol.edu.mx. 

2 Posgrado en Ciencias Biomédicas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí. 

3 Instituto de Investigación de Zonas Desérticas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Altair 200. Fracc. 
del Llano. 78377 San Luis Potosí, SLP. 

4 INIFAP Campo Experimental San Martinito, Centro de Investigación Regional Centro. Km. 56.5 Carretera 
Federal México-Puebla, San Martinito. Tlahuapan, Municipio Tlahuapan, Puebla. CP 74100. 


82 


Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas 


ABSTRACT 

ln the mountain range of Álvarez, 
San Luis Potosí eighteen oak species 
have been identífied; two of them 
(Quercus sebifera and Q. tinkhami ) 
included into the Quercus section or 
white oaks are shrubs. Currently, 
studies are not known on the wood 
characteristics of these species, whích 
are only used locally in a reduced and 
rudimentary way. Their Chemical 
composition is presented here. Essays 
to estímate relative content (%) of 
lignin, extracts and ashes were carried 
out; specific gravity was also calculated 
along with volume of cellulose. Basic 
statistics were estimated for each para- 
meter obtained. Variance analyses 
were applied between the essays sets 
of cellulose, lignin, ash, and extracts. 
Not significant differences (p > 95%) 
were found between species for cellu- 
lose and lignin. These results were 
similar to those presented by other 
authors for Mexican oaks. Ash volume 
resulted to be greater; it may be due to 
their particular climate and soil type, 
mainly. The extracts of O. sebifera 
obtained by the ethanol-benzene 
mixture and by hot water were greater 
than those published for white oaks. 
These species were different (p > 95%) 
for extract content. Ash and extracts 
richness of these species seems to be 
related to their aridity adaptations. Reia- 
tive basic density valúes for Q. sebifera 
were médium and high for Q. tinkhami. 

KEYWORDS: 

Chemical composition, extracts, 
oakwood, Quercus , San Luis Potosí. 


INTRODUCCIÓN 

En México, en nivel de género, los 
encinos son considerados como el 
segundo recurso forestal maderable más 
importante después del género Pinus 
(Rzedowski, 2006 y Nixon, 1993). La 
madera de encino posee un valor muy 
alto como materia prima cuando es 
procesada adecuadamente; sin embargo, 
debido a su dureza, su distribución 
geográfica menos homogénea que la de 
los pinos y la variabilidad específica en 
sus características tecnológicas, su uso 


más común aún es como combustible 
(García, 1995 y Zavala, 1990). 

Un argumento utilizado reiterativa- 
mente para justificar el desuso de la 
madera de encino en productos con 
mayor nivel de proceso, es el desconoci- 
miento de sus cualidades y reacciones, 
además de su variabilidad en depen- 
dencia de la zona geográfica donde es 
cortada (De la Paz, 2000). En México se 
cuenta con información, particularmente 
sobre su ecología y distribución, sobre 
varias especies de encinos (Cárter, 1953; 
Martínez, 1981; Nixon, 1993 y Valencia, 
2004). 

Sobre las características tecnoló- 
gicas de la madera de encinos, De la Paz 
(2000) estableció la relación entre las 
características anatómicas y las propie- 
dades físicas y mecánicas de la madera 
de 24 especies de encinos, 16 de ellos 
rojos y ocho blancos. Quintanar (2002) 
publicó una recopilación de diversos 
trabajos sobre taxonomía, distribución, 
aprovechamiento y usos actuales, carac- 
terísticas anatómicas, propiedades físico- 
mecánicas, composición química, índices 
de rendimiento y calidad de fibra para 
pulpa, durabilidad, aserrío, secado y 
maquinado de la madera de 31 especies 
de encinos rojos y 16 de encinos blancos. 

La composición química de la 
madera de los encinos mexicanos se ha 
estudiado sólo para unas pocas especies 
y en aspectos generales y específicos, 
que van desde el pH hasta la caracteriza- 
ción de algunos compuestos químicos de 
la madera y de la corteza, según lo resu- 
mido por Honorato (2002). Así, Delgado 
(1980) estimó el contenido de cenizas, 
extractos con agua caliente y con etanol- 
benceno, así como a-celulosa y hemice- 
lulosa en la madera de dos especies de 
encino rojos (Q. laurina y Q. candicans ) y 
dos blancos (Q. resinosa y Q. obtusata) 
del estado de Jalisco; el porcentaje de 



Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 

lignina lo calculó por diferencia. Fuentes 
(1980) determinó el contenido de carbohi- 
dratos estructurales, extractos con etanol- 
benceno y lignina de la madera del fuste 
y de las ramas de Quercus resinosa , otro 
encino blanco también del estado de 
Jalisco. 

En la madera de dos especies de 
encinos rojos (Q. laurina y Q. candicans) 
provenientes del estado de Michoacán, 
Rutiaga et al. (2000 a y b) estimaron los 
porcentajes de lignina, carbohidratos 
estructurales y cenizas, y cuantificaron el 
porcentaje de extractos con tres disol- 
ventes, éter de petróleo, acetona y 
metanol. Por su parte, Bárcenas (2002) 
analizó el efecto de la lignina y los 
extractos removidos con disolventes 
orgánicos sobre dos propiedades físicas 
de la madera de varias especies; una de 
ellas fue el encino rojo Q. laurina. 

Bautista y Honorato (2005) estu- 
diaron la composición química de la 
madera de Q. coccolobifolia, Q. durifolia y 
Q. rugosa recolectados en el estado de 
Guanajuato, y de Q. oleoides proveniente 
del centro del estado de Veracruz. Los 
dos primeros son encinos rojos y las otras 
dos especies son encinos blancos. En 
todos los casos, menos para lignina, los 
encinos blancos presentaron valores 
mayores de los componentes estudiados. 

En general, los valores de alfa celu- 
losa publicados para la madera de 
encinos mexicanos van de 37% a 56%, 
de hemicelulosas de 22% a 30% y de 
lignina de 8% a 22%. Para las holocelu- 
losas (celulosa y hemicelulosas) se han 
encontrado valores de 60% a 82%; espe- 
cíficamente para hemicelulosas, 
formadas básicamente por pentosas, se 
han registrado contenidos de 18% a 23% 
(Honorato, 2002). La cantidad de celulosa 
presente en la madera de los encinos 
mexicanos estudiados, es mayor que la 
registrada en las especies de otros 


83 

países, mientras que en los otros 
compuestos son similares (Honorato, 
2002 ). 

Con respecto a los componentes 
menores, la cantidad relativa de cenizas 
en la madera de los encinos mexicanos 
oscila entre 0,32% y 1,38%; la de sílice 
varía de 0,0025% a 0,0093%; la de 
extractos con agua caliente varía de 4,61 % 
a 10,00%, con etanol-benceno de 1,14% 
a 7,21% y con hidróxido de sodio al 1% 
de 20,89% a 26,00%; y el contenido de 
taninos varía desde 0,59% hasta 33,40% 
(Honorato, 2002). 

Las especies de encino que crecen 
en la sierra de Álvarez de SLP, han sido 
identificadas y estudiadas, ecológica- 
mente (García, 1995; García et al.', 1999, 
García y Aguirre a y b, inéditos; Ramírez, 
2000; Castillo, 2003 y Castillo et al., 
2008), pero sobre las características de 
su madera se desconocen antecedentes, 
particularmente sobre las dos especies 
arbustivas consideradas en este trabajo. 

OBJETIVO 

Cuantificar los componentes 
químicos y determinar la densidad básica 
relativa de la madera de dos especies 
arbustivas de encinos blancos (Q. 
tinkhami C.H. Müll. y Q. sebifera Trel.) de 
la sierra de Álvarez, SLP. 

MATERIALES Y METODOS 
Recolección de material 

Las muestras de las especies estu- 
diadas se recolectaron en la sierra de 
Álvarez, área natural declarada para 
protección forestal y refugio de fauna 
silvestre (Figura 1). Este sistema orográ- 
fico está localizado al sureste de la capital 
del estado San Luis Potosí, y se extiende 
en dirección NO-SE, con altitudes de 



84 


Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas 



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Figura 1. Ubicación de la sierra de Álvarez, SLP 


2 000 a 2 700 msnm. Este sistema y las 
serranías que le suceden hacia el norte 
forman un límite natural entre la cuenca 
del valle de San Luis Potosí y la cuenca 
de Rioverde (García et al., 1999). En la 
sierra de Álvarez predomina un clima 
semiseco templado con lluvias en verano, 
del tipo BSi kw (García, 1988), con preci- 
pitación media anual de 366 mm a 571 
mm, un porcentaje de lluvia invernal entre 
5,0% y 10,2%, y la cantidad de lluvia del 


mes más húmedo de la mitad caliente del 
año es por lo menos diez veces mayor 
que la del mes más seco. La temperatura 
media anual es de 17°C a 18°C, y sus 
variaciones diarias son de - 3°C a 18°C en 
el mes más frío (García et al., 1999). Se 
registran dos temporadas al año, la seca 
de noviembre a abril y la lluviosa, de 
mayo a octubre; los meses de precipita- 
ción abundante coinciden con los meses 
de temperaturas más elevadas (Ramírez, 



Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 

2000). La sierra está formada predomi- 
nantemente por rocas sedimentarias 
(calizas y lutitas), pero en la porción sur 
hay manchones de rocas ígneas. Predo- 
minan los suelos de tipo litosol éutrico 
(García et al., 1999). 

Se recolectaron tallos de dos indivi- 
duos de Q. tinkhami en la comunidad de 
San José de Magaña, y de tres individuos 
de Q. sebifera, a un lado del camino hacia 
la comunidad de El Pato, ambos pertene- 
cientes al municipio de Armadillo de los 
Infante en la sierra de Álvarez, SLP. Las 
dos especies recolectadas pertenecen a 
la sección Quercus (Valencia, 2004) o 
encinos blancos. De cada especie se 
recolectó material botánico como ejem- 
plares botánicos de respaldo, los cuales 
se procesaron y depositaron en el 


85 

Herbario Isidro Palacios (SPLM) del Insti- 
tuto de Investigación de Zonas Desérticas 
de la Universidad Autónoma de San Luis 
Potosí. 

La descripción general de las espe- 
cies recolectadas en la sierra de Álvarez 
es la siguiente (García y Aguirre a, 
inédito): 

Quercus tinkhami C.H. Müll. (Figura 
2) Nombre común encino chaparro. 
Arbustos caducifolios de aproximada- 
mente 3,0 m de alto, con tallos hasta de 
8,0 cm de diámetro, de rectos a torcidos. 
Su hábitat, en la sierra de Álvarez, SLP es 
el bosque de galería y el bosque subhú- 
medo de encino, sobre sustratos de 
origen sedimentario e ígneo. 



Figura 2. Quercus tinkhami C. H. Müll. 



86 


Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas 



Q. sebifera Trel. (Figura 3) Nombre 
común, encino. Arbustos caducifolios de 
aproximadamente 3,0 m de altura, tallos 
con diámetros hasta de 15,0 cm, rectos a 
ligeramente torcidos. En la sierra de 
Álvarez, SLP, su hábitat es el bosque de 
encino y crece en sustratos de origen 
sedimentario. 

Preparación del material 

Los tallos recolectados se identificaron 
con un número consecutivo; luego se 
descortezaron y se procesaron para 
volverlos astillas antes de que se redujera 
considerablemente el contenido de humedad 
de su madera. Posteriormente, las muestras 
hechas astillas se secaron al aire libre, hasta 
que su contenido de humedad se equilibró 
con el ambiente. Enseguida se pulverizaron 


en un molino Wiley para homogeneizarlas, 
se tamizaron a través de una malla número 
40 y se recolectó lo que quedó retenido en un 
tamiz con malla número 60. El material seco 
y tamizado se mantuvo en bolsas selladas 
para minimizar los cambios en su contenido 
de humedad, hasta ser analizadas. 

Análisis químicos 

Para la determinación de los conte- 
nidos de celulosa y lignina se removieron 
las sustancias solubles (extractos) no 
estructurales mediante una extracción 
secuencial con disolventes con un 
gradiente creciente de polaridad, de 
acuerdo con lo establecido en la norma 
Preparation of extractive free-wood, 
TAPPI Test Method T 257 cm-85 (TAPPI, 
1998). La muestra extraída se dejó secar 





Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 


87 


al aire libre hasta que su humedad se 
estabilizara con la humedad ambiental; 
entonces se guardó en un recipiente 
sellado, para minimizar sus cambios de 
humedad, hasta que se realizaran las 
determinaciones de celulosa y lignina. 

El contenido de humedad (CH) de las 
muestras se estimó antes de cada ensayo, 
de acuerdo con lo establecido en la norma 
Preparation of extractive free-wood, TAPPI 
Test Method T 257 cm-85 (TAPPI, 1998). El 
método utilizado para determinar el conte- 
nido relativo de celulosa fue el desarrollado 
por Kuschener y Hoffer en 1929 (Browning, 
1967). El contenido de lignina se realizó 
siguiendo lo establecido en la norma Acid- 
insoluble lignin in wood and pulp, TAPPI Test 
Method T 222 om-88 (TAPPI, 1998). El 
contenido de cenizas se determinó de 
acuerdo con lo que establece la norma Ash 
in wood, TAPPI Test Method T211 om-85 
(TAPPI, 1998). Para la determinación de los 
extractos con agua caliente y con etanol- 
benceno se usaron las normas Water solubi- 
lity of wood and pulp, TAPPI Test Method T 
207 om-88 y Solvent extractives ofwood and 
pulp, TAPPI Test Method T 204 om-88 
(TAPP1 1998), respectivamente. 

Para ambas especies se determinó 
la densidad básica relativa (DR), de 
acuerdo con lo establecido por la norma 
ASTM D-2395-94, Método B. De cada 
especie se seleccionaron cinco especí- 
menes y se registró su volumen verde, 
esto es madera recién derribada (VV). 
Posteriormente, se secaron al aire bajo 
sombra y luego en horno eléctrico a 
105°C ± 3°C, hasta que alcanzaron peso 
constante en dos pesadas consecutivas, 
con lo cual se obtuvo su peso anhidro 
(PA). Los valores de densidad básica 
están relacionados con la densidad del 
agua, por lo que carecen de unidades. 

Todas las estimaciones químicas se 
hicieron en dos ensayos independientes con 
cuatro repeticiones. Para establecer la signi- 


ficación de las diferencias entre las dos 
especies se aplicó una prueba de F (análisis 
de varianza, p > 95) a los resultados obte- 
nidos para cada atributo evaluado. 

RESULTADOS 

Los resultados de los ensayos 
químicos para los compuestos estructurales 
y cenizas se presentan en la Tabla 1. Los 
resultados obtenidos para los extractos se 
presentan en la Tabla 2, así como los 
valores de densidad básica relativa. 

En cuanto a que es celulosa, el 
compuesto estructural más abundante de la 
madera, el contenido relativo en Q. tinkhami 
(43,37%) fue estadísticamente similar al de 
Q. sebifera (45,72%) (Tabla 1). Menores 
diferencias aun se encontraron en el conte- 
nido de lignina (O. tinkhami, 21,02% y Q. 
sebifera , 21,47%). En cambio, el contenido 
de cenizas de Q. tinkhami (2,67%) fue esta- 
dísticamente menor que el de Q. sebifera 
(3,22%) (Tabla 1). 

Con respecto a los extractos, los que 
se obtuvieron con agua caliente fueron 
más abundantes que los separados con 
la mezcla de disolventes orgánicos (Tabla 
2). A la vez, en ambos casos se regis- 
traron diferencias significativas entre 
especies. Así, los porcentajes de 
extractos con agua caliente en la madera 
de Q. tinkhami (7,67) y en la de Q. sebi- 
fera (9,16) superaron significativamente a 
los de Q. tinkhami (4,50) y Q. sebifera 
(6,13) obtenidos con la mezcla de disol- 
ventes. A la vez, el contenido relativo de 
extracto acuoso en la madera de Q. sebi- 
fera (9,16%) fue estadísticamente mayor 
que el de Q. tinkhami (7,67%), y el conte- 
nido de extractos con disolventes de Q. 
sebifera (6,13%) también superó signifi- 
cativamente al de Q. tinkhami (4,50%) 
(Tabla 2). La densidad relativa (pa/vv) de 
Q. thinkamii (0,735) fue significativamente 
mayor que la de Q. sebifera (0,678). 



Tabla 1 . Contenido (%) de celulosa, lignina y cenizas de la madera de dos especies arbustivas de encino, Quercus tinkhami (Qt) y 

Quercus sebifera (Qs), de la sierra de Álvarez, SLP (n = 8) 


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Los resultados con letras ¡guales son estadísticamente similares 







Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 

DISCUSIÓN 

Los porcentajes de celulosa y lignina 
encontrados en la madera de los encinos 
arbustivos de sierra de Álvarez (Tabla 1), 
son equiparables con los registrados en 
general para la madera de encinos mexi- 
canos (Honorato, 2002). Específicamente 
para los encinos blancos mexicanos 
Honorato (2002) resume que el intervalo 
del contenido relativo de celulosa es de 
51,94% a 56,43% y que el de lignina es 
de 19,84% a 22,57%. Los contenidos de 
celulosa obtenidos son también compara- 
bles a los obtenidos por Bautista y Hono- 
rato (2005) para dos encinos blancos (Q. 
rugosa del estado de Guanajuato y Q. 
oleoides del estado de Veracruz) 52,94% 
y 51,68%, respectivamente. Los conte- 
nidos relativos de lignina registrados por 
estos autores son 20,40% y 22,37%, 
respectivamente. Así, ambas especies 
estudiadas presentaron contenidos de 
celulosa y lignina dentro del intervalo 
obtenido para otros encinos blancos del 
país. Para algunos encinos blancos de 
Estados Unidos, usados en tonelería, 
entre ellos Q. alba, Rowell et al. (2005) 
presentan porcentajes de celulosa entre 
40% y 47% y de lignina de 24% a 28%, de 
manera que los valores de celulosa obte- 
nidos de la madera de Q. sebifera son 
similares y los de la madera de Q. 
tinkhami son más altos. En cambio, los 
valores de lignina de los encinos arbus- 
tivos de sierra de Álvarez son menores 
que los presentados por Rowell et al. 
(2005). Bodirlau et al. (2007) en un 
estudio de la composición química de 
varias especies maderables, estable- 
cieron que el contenido relativo de celu- 
losa y lignina de Q. robur, encino blanco 
europeo usado en tonelería, varía de 
42,79% a 45,02% y de 23,32% a 24,82%, 
respectivamente; así el contenido de 
celulosa es menor en esta especie que en 
Q. sebifera y Q. tinkhami, pero el porcen- 
taje de lignina es mayor en las dos espe- 
cies mexicanas. 


89 

Los contenidos de cenizas regis- 
trados en las especies estudiadas (Tabla 
1) son mayores que los valores menores 
que 1,0%, descritos por Honorato (2002) 
para la madera de varias especies mexi- 
canas de Quercus, y a los registrados por 
Bautista y Honorato (2005) para la 
madera de Q. rugosa (0,45%) y Q. 
oleoides (0,74%). La procedencia de 
todos los ejemplares cuyos resultados 
están publicados, es siempre más 
septentrional que los estudiados en este 
trabajo. Saka (2001) menciona que en la 
madera de especies intertropicales, la 
cantidad de cenizas puede llegar a ser 
hasta de 5%. Es posible que el contenido 
de cenizas encontrado se deba a que se 
trata de encinos meridionales, propios de 
ambientes subhúmedos a secos. De 
acuerdo con García y Aguirre (Inédito b), 
el hábitat de Q. sebifera es más seco 
(lomas y laderas abiertas; sustrato sedi- 
mentario) que el de Q. tinkhami (bosque 
de galería y bosques aledaños subhú- 
medos, sustrato ígneo y sedimentario). 
Así, el contenido de cenizas estadística- 
mente mayor de Q. sebifera puede repre- 
sentar una adaptación fisiológica a condi- 
ciones de potencial hídrico del suelo más 
restrictivas que las prevalecientes en el 
hábitat de Q. tinkhami. Bautista y Hono- 
rato (2005), en contraste, encontraron 
que para Q. oleoides, de clima cálido y 
húmedo, es más alto el contenido de 
cenizas, pero siempre menor que 1,0%; 
sin embargo, esta especie está vinculada 
a suelos muy restrictivos sobre aflora- 
mientos ígneos (Pennington y Sarukhán, 
2005). En comparación con los conte- 
nidos de cenizas que presentan Rowell et 
al. (2005) para algunos encinos blancos 
de Estados Unidos (0,3% a 1,2%), los 
calculados en este estudio son mayores. 
Esto concuerda con lo señalado por Saka 
(2001) de que las especies maderables 
intertropicales presentan mayores conte- 
nidos de sustancias inorgánicas que las 
boreales. En efecto, Bodirlau et al. (2007) 
encontraron en Q. robur, porcentajes de 



90 


Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas 


cenizas entre 0,14% y 1,30%, valores 
menores que los registrados para Q. 
tinkhami y Q. se bífera. 

Los extractos de la madera son 
sustancias sin una función estructural 
completamente conocida; pueden ser 
grasas, grasas ácidas, alcoholes grasos, 
fenoles, terpenos, esferoides, resinas 
ácidas, ceras y otros componentes orgá- 
nicos menores (Rowell et al., 2005). En la 
mayoría de las especies, el porcentaje de 
los extractos en el peso seco de la 
madera, es menor que 10%; sin embargo, 
en algunas puede llegar hasta 30% 
(Reyes et al., 1987 y FPL, 1999). 

Los extractos removibles con disol- 
ventes orgánicos incluyen resinas, ácidos 
grasos y sus ésteres, ceras, sustancias 
no saponificadles, colorantes, hidrocar- 
buros no volátiles, carbohidratos de bajo 
peso molecular y algunas sales (Saka, 
2001). El contenido relativo de extractos 
con los disolventes orgánicos en la 
madera de Q. tinkhamii, (4,50%) es 
cercano al punto medio del intervalo 
(2,79% a 5,24%) recopilado por Honorato 
(2002), y del encontrado por Bautista y 
Honorato (2005) (3,05% y 4,82%) para 
dos encinos blancos, Q. rugosa y Q. 
oleoides, respectivamente. En cambio, el 
porcentaje registrado para Q. sebifera 
(6,13%) supera claramente el límite 
mayor de dicha amplitud. La diferencia 
significativa entre la madera de ambas 
especies (Tabla 2), puede estar igual- 
mente relacionada con la diferencia 
correspondiente en el contenido de 
cenizas, esto es, que el mayor contenido 
de extractos en la madera de Q. sebifera 
contribuye probablemente a generarle 
una mayor capacidad osmótica y por lo 
tanto una mayor tolerancia a la aridez 
(Baeza y Freer, 2001; Braun-Blanquet, 
1979 y Weiler, 2004), y que la mayor 
riqueza de cenizas se relacione también 
con la posibilidad de la reutilización de los 
nutrientes de la albura cuando hay 


escasa disponibilidad de los mismos en el 
suelo (Penninckx et al., 2001). 

Entre los extractos que son remo- 
vidos con agua se encuentran carbohi- 
dratos solubles, algunos ácidos inorgá- 
nicos, materiales fenólicos, y algunas 
sustancias inorgánicas (Baeza y Freer, 
2001). El agua lava algunos compuestos 
también removibles con disolventes orgá- 
nicos (Rowell et al., 2005), lo que sumado 
a la mayor presencia de sustancias como 
polisacáridos o flavonoides, los cuales 
son muy solubles en agua (Browning, 
1967), puede explicar la diferencia entre 
los obtenidos con agua y con los disol- 
ventes orgánicos en las maderas de este 
estudio. 

El porcentaje de las sustancias 
extraídas con agua caliente en la madera 
de Q. tinkhami (7 ,67) está cerca del límite 
superior del intervalo para otros encinos 
blancos mexicanos que resume Honorato 
(2002) (4,99 a 7,76), y del que registraron 
Bautista y Honorato (2005) para Q. 
rugosa y Q. oleoides (4,97 y 7,97). 
Asimismo, dicho porcentaje se encuen- 
tran dentro del intervalo presentado por 
Rowell et al. (2005) para los encinos 
blancos estadounidenses (6,0 a 9,0), y 
por Bodirlau et al. (2007) para Q. robur 
(7,56 a 8,12). En cambio, el porcentaje 
registrado para Q. sebifera (9,19) supera 
claramente todos los valores consig- 
nados. Al igual que los extractos con agua 
caliente, el mayor contenido relativo de 
los extractos con disolventes orgánicos 
puede ser una respuesta de adaptación a 
suelos áridos (Baeza y Freer, 2001; 
Braun-Blanquet, 1979 y Weiler, 2004). 

La densidad relativa de las dos espe- 
cies (0,735 de Q. tinkhami y 0,678 de Q. 
sebifera) está dentro de los valores regis- 
trados para otros encinos blancos en el 
país 0,688 a 0,818 (Bárcenas y Dávalos, 
2001); está dentro de los valores de los 
encinos estadounidenses (0,66 a 0,72) 



Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 

presentada en FPL (1999) pero es mayor 
que la de Q. robur (0,50 a 0,66), encino 
blanco europeo (Bodirlaw et al., 2007). De 
acuerdo con la clasificación de Dávalos y 
Bárcenas (1999) para maderas mexicanas 
la densidad de Q. tinkhami es muy alta (> 
0,700) y la Q. sebifera es alta (0,550 a 
0,690). La densidad más alta de Q. 
tinkhami se puede atribuir a su mayor 
densidad de fibras que de vasos o a sus 
paredes celulares más gruesas (Panshin y 
DeZeew, 1980) pues sus porcentajes de 
compuestos estructurales y extractos 
fueron menores que los de Q. sebifera. 

Este trabajo constituye una aportación 
pionera significativa sobre el conocimiento 
de las características la madera de estas 
dos especies arburstivas en particular y de 
las especies de encino de la sierra de 
Álvarez de San Luis Potosí, que por las 
condiciones de aridez en las que crecen 
contrastan con las características de la 
madera de otras especies del mismo género 
nativas de climas más húmedos. 

CONCLUSIONES 

Los contenidos relativos de celulosa, 
lignina y cenizas en la madera de Q. 
tinkhami fueron 48,37%, 21 ,02% y 2,67%, 
respectivamente. Los porcentajes de 
extractos fueron 7,67% para los remo- 
vidos con agua caliente y 4,50% con 
disolventes orgánicos. 

Para Q. sebifera los porcentajes 
obtenidos fueron 45,71 de celulosa, 21,47 
de lignina, 3,22 de cenizas, 9,19 de 
extractos con agua caliente, y 6,13 con la 
mezcla de etanol-benceno. 

Los contenidos relativos de celulosa 
y lignina de Q. thinkami y Q. sebifera 
fueron estadísticamente similares. 

Q. sebifera superó estadísicamente 
a Q. tinkhami en contenido relativo de 


91 

cenizas y de extractos removidos con 
agua caliente y con disolventes orgá- 
nicos. 

Los contenidos de celulosa y lignina 
de Q. tinkhami y Q. sebifera son compa- 
rables con los publicados para la madera 
de otras especies de encinos blancos 
mexicanos y latitudes más septentrio- 
nales. 

Los contenidos de cenizas y 
extractos en la madera de Q. sebifera son 
más altos que los registrados para otros 
encinos blancos mexicanos y de otras 
latitudes y parecen estar relacionados 
con su mayor tolerancia a las condiciones 
de aridez. 

La densidad relativa de las dos 
especies (0,735 de Q. tinkhami y 0,678 de 
Q. sebifera) está dentro de los valores 
registrados para otros encinos blancos en 
el país; es mayor que la de los encinos 
estadounidenses y que la de Q. robur, 
encino blanco europeo. La densidad de 
Q. tinkhami es muy alta y la de Q. sebifera 
es alta. 

RECONOCIMIENTOS 

Este trabajo fue realizado con el 
financiamiento proporcionado por el 
Fondo de Apoyo a la Investigación (C05- 
FAI-1 0-24-45) de la Universidad Autó- 
noma de San Luis Potosí y por el Fondo 
Sectorial CONAFOR-CONACYT 2006- 
41801 al proyecto “Evaluación de la 
madera de encino blanco para la madura- 
ción de bebidas destiladas". 

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Manuscrito recibido el 10 de enero del 2008 
Aceptado el 14 de junio del 2008 


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Este documento se debe citar como: 

Bárcenas-Pazos, G. M., R. Ríos-Villa, J. R. Aguirre-Rivera, B. I. Juárez-Flores y J. A. Honorato-Salazar. 2008. 
Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas de encino blanco 
de la Sierra de Álvarez, SLP, México. Madera y Bosques 14(3):81 -94. 



Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 


95 


ENSAYO 


Productos forestales no maderables en 
México: Aspectos económicos para el 
desarrollo sustentable 

Mexican non-wood forest products: economic aspects for 

sustainable development 

Estrella del Carmen Tapia-Tapia 1 y Ricardo Reyes-Chilpa * 2 

RESUMEN 


El interés en los Productos Forestales No Maderables (PFNM) ha aumentado con la creciente 
conciencia sobre la deforestación de los bosques y la necesidad de diversificar e incrementar el valor 
de los recursos forestales. Los PFNM incluyen productos importantes en la vida diaria de las comuni- 
dades locales; además, generan ingresos y empleos complementarios. En el presente trabajo se 
revisa la información disponible sobre los PFNM en México, con el fin de distinguir tendencias en su 
producción y contribuir a generar propuestas que incentiven su aprovechamiento sustentable. De 
acuerdo a fuentes oficiales, en México existen 20 000 especies vegetales, 950 proporcionan PFNM 
útiles, pero sólo el 10% de esta última cifra se comercializa y está regulada. Actualmente se distin- 
guen siete categorías de PFNM. En el periodo 1985-2003, la producción anual promedio de PFNM fue 
135 667 toneladas. La categoría "otros productos” ocupó el primer lugar, seguida por “resinas", 
"fibras”, "ceras", “gomas” y “rizomas". En dicho periodo, la producción de "resinas” tendió a ser cons- 
tante, la de “fibras" y “ceras" disminuyó paulatinamente, pero la de "gomas" y "rizomas" se redujo 
drásticamente. En 2003, el valor total nacional de los PFNM fue $498 098 712 pesos. "Otros 
productos” y “resinas” aportaron el 68,9% y 22,5% del valor total, respectivamente. En contraste, 
“tierra de monte” representó 62,3% en volumen, pero apenas 2,6% del valor total. Se concluye que la 
información oficial sobre PFNM es escasa e incompleta, por lo que es necesario realizar una nueva 
categorización y desagregar "otros productos”, que incluye numerosos bienes importantes mal esti- 
mados, como las plantas medicinales. 

PALABRAS CLAVE: 

Economía, México, Productos Forestales No Maderables. 


ABSTRACT 


The importance of Non Timber Forest Products (NTFP) has increased along with growing 
concern on deforestation, and the need to diversify and íncrease the valué of forest resources. The 
NTFP inelude a number of products which are ¡mportant in the daily life of local communities, because 
they contribute to obtain additional earnings and employment. In the present investigation, the avai- 
lable NTFP Information for México ¡s reviewed, in orderto identify production patterns, and to contri- 
bute to generate sustainable management proposals. According to governmental sources, in México 
there are 20 000 plant species, 950 of them provide NTFP, but only 10% of this last figure has commer- 
cial valué and is subjected to regulation. Currently, NFTP are classified in seven categories. In the 
period 1985-2003, NFTP mean annual production was 135 667,158 tons. The category “other 


1 Facultad de Economía. Correo electrónico: estatablue@yahoo.com. mx, 

2* Departamento de Productos Naturales, Instituto de Química, Correo electrónico: chilpa@servidor.unam.mx. Univer- 
sidad Nacional Autónoma de México. Circuito Exterior, Ciudad Universitaria. Coyoacán 04510. México D.F. 

* Dirección para correspondencia. 



96 


Products” was the most important, 
followed by “resins”, “fibres”, “waxes”, 
“gums” and “rhizomes”. During this 
period, the production of “resins" tended 
to be stable, 'fibres" and ' waxes" tended 
to decline, but "gums" and "rhizomes" fall 
down. In 2003, the NFTP national valué 
was $498 098,712 pesos. The catego- 
ries "other producís” and “resins” 
accounted for 68,9% and 22,5%, respec- 
tively of total valué. In contrast, “forest 
soil” (used for gardens) represented 
62,3% of production in tons, but 
accounted only for 2,63% of the total 
PFNM valué. It is concluded that NTFP 
official information is scanty and incom- 
plete. Because of this, it is necessary to 
develop a new classification, especially 
to divide “other producís”, since it 
ineludes a number of important producís 
not properly quantified, such as medi- 
cinal plants. 

KEY WORDS: 

Economy, México, Non Timber Forest 
Products. 


INTRODUCCIÓN 

Los Productos Forestales No Made- 
rables (PFNM), también llamados Benefi- 
cios Forestales No Madereros, son 
“Todos los productos y servicios vege- 
tales y animales, excluida la madera 
rolliza industrial y la madera para energía, 
derivados de los bosques y otras tierras 
forestadas y de árboles fuera del bosque” 
(Consulta de Expertos sobre PFNM cele- 
brada en Tanzania, Octubre de 1993). Es 
decir, los PFNM constituyen una colec- 
ción de recursos biológicos que incluye 
una gran variedad de beneficios, como 
por ejemplo: frutas, nueces, semillas, 
aceites, especias, resinas, gomas, 
plantas medicinales y muchos otros, 
específicos de las áreas donde son reco- 
lectados (De Beer y McDeermont, 1989). 
En muchas partes del mundo estos 
recursos son indispensables para los 
habitantes más pobres, quienes consti- 
tuyen los actores principales en la extrac- 
ción de los PFNM, pudíendo constituir su 
única fuente de ingresos personales 
(FAO, 1995 y Ros-Tonen, 1999). 


Productos Forestales No Maderables en México 

A través de los PFNM, la biodiver- 
sidad forestal juega un papel importante 
en el alivio de la pobreza de las comuni- 
dades marginadas y dependientes de 
dichos productos. Los PFNM contribuyen 
a los medios de vida, incluyendo a la 
seguridad alimentaria, la salud, el bien- 
estar y los ingresos (FAO, 1995 y 
Falconer, 1996). Por esta razón, a finales 
de los años 1980 y comienzos de los 
1990, se propuso investigar de qué forma 
las zonas forestales, especialmente los 
bosques tropicales, podrían resultar 
económicamente atractivos para las 
poblaciones locales, a fin de desincen- 
tivar la deforestación (Nepstad y 
Schwartzman, 1992; Padoch, 1992 y 
Plotkin y Famolare, 1992). En 1992, la 
Conferencia de las Naciones Unidas 
sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo 
(CNUMAD), también conocida como la 
“Cumbre de la Tierra”, identificó a los 
PFNM como un área importante que 
requería una acción concertada, con el fin 
de asegurar su potencial para contribuir al 
desarrollo económico y a la generación 
de empleo e ingresos de manera susten- 
tare (Principios Forestales, capitulo 11 
de la Agenda 21 , CNUMAD). 

No obstante, lograr la conservación 
forestal sostenible depende de la capa- 
cidad de reconciliar la productividad 
ecológica del ecosistema con la explota- 
ción humana. La coincidencia geográfica 
de áreas de alta densidad poblacional, 
pobreza y/o dependencia de los recursos 
naturales, en muchas ocasiones 
confronta al bienestar económico-social 
con la sustentabilidad de la naturaleza. 
Estudios recientes han documentado que 
las áreas más ricas en biodiversidad, 
consideradas como las más necesitadas 
de conservación, por su naturaleza 
propia, presentan una alta diversidad de 
especies con una baja cantidad de indivi- 
duos. Esto no es lo ideal para la cosecha 
comercial pues dificulta la recolección y 
los rendimientos rara vez son viables 



Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 

económicamente (Neumann y Hirsch, 
2001). Por esta razón, existe una nece- 
sidad urgente de reorientar el manejo de 
los productos forestales, mediante la 
disminución de los diversos impactos 
negativos y el cambio del enfoque de 
ganancias a corto plazo, hacia la preven- 
ción de la pérdida de los medios de vida 
de quienes dependen de estos medios de 
subsistencia u obtienen ingresos del 
comercio de las zonas forestales. 

En este contexto, las investigaciones 
socioeconómicas que contribuyen al 
entendimiento de las preferencias, de las 
redes comerciales y de la estructura y las 
funciones de los mercados, son claves 
para proponer el manejo y conservación 
de los recursos y diseñar programas de 
desarrollo rural para las especies comer- 
cializadas. El saber cuáles especies son 
vendidas, con qué precios y en qué canti- 
dades no es suficiente. Se necesita 
también identificar los recursos, tanto 
tradicionales como potenciales, su distri- 
bución geográfica y áreas donde tienen 
un uso tradicional, saber quiénes están 
involucrados en la comercialización a lo 
largo de las cadenas comerciales (las 
cuales muchas veces son bastante 
complicadas), conocer cómo este 
proceso está organizado y de qué forma 
ocurren, y probablemente cómo ocurrirán 
los cambios en la demanda y oferta en el 
futuro (Cunningham, 2001). 

México destaca entre los países con 
mayor número de plantas vasculares del 
mundo, con 23 522 especies, aunque 
esta cifra podría alcanzar las 31 000 
especies (CONABIO, 2006). Alo largo del 
tiempo, dichos recursos bióticos han sido 
motivo de gran interés y trabajo por parte 
de los científicos e interesados en las 
ciencias naturales, prueba de ello son los 
numerosos textos escritos a partir del 
siglo XVI, como el Libellus Medicinalibus 
Indorum Herbis (1552) cuyo autor fue el 
médico indígena Martín de la Cruz (Bejar 
et al., 2000). Hasta libros contemporá- 


97 

neos donde se describen algunos de los 
principales PFNM del país (López, 
Chanfón y Segura, 2005). No obstante, 
en México los PFNM constituyen un 
recurso que ha sido ignorado por los 
tomadores de decisiones. Existen 
grandes dificultades para desarrollar polí- 
ticas públicas, sistemas de cosecha, 
producción, mercados y mecanismos 
para incentivar su comercialización y uso 
sustentable. Un instrumento básico para 
empezar a atacar estos problemas, es 
contar con un buen sistema de informa- 
ción estadística sobre PFNM. La informa- 
ción con que se cuenta, es difícil de 
consultar debido a que no existe un 
sistema exclusivo para la recopilación de 
datos, puesto que estos se obtienen a 
través de la documentación forestal 
general, de la cual no se tiene pleno 
control, ni continuidad, ocasionando con 
ello vacíos importantes en la información. 
Esta situación debe cambiar, antes de 
que el potencial de los PFNM se contabi- 
lice como un costo de oportunidad en la 
explotación de los bosques y selvas en 
México. En esta perspectiva, en el 
presente trabajo se compila y analiza la 
información estadística sobre los PFNM 
en México disponible para el periodo 
1980 a 2003, con el fin de identificar 
tendencias en la producción. Se examina 
de forma crítica la categorización oficial 
existente sobre los PFNM y se esboza 
una propuesta para que la investigación 
sobre dichos recursos se traduzca en su 
aprovechamiento sustentable. 

METODOLOGÍA 

Para integrar este ensayo, se 
consultaron diversas fuentes de informa- 
ción secundaria. Principalmente, la que 
recopilan las instituciones mexicanas que 
tienen relación con las estadísticas de los 
PFNM. Por ello, para el periodo 1986- 
1989, se consultó la de SEMARNAP. Para 
1990-1993, la de SARH. Compendio 



98 

Estadístico de la Producción. 1989-1993, 
INEGI. Para 1993-2003, el Anuario Esta- 
dístico Nacional INEGI. También se revi- 
saron estudios previos que compilan 
información estadística sobre los PFNM 
que comprenden el periodo 1990-1998, 
incluyendo el marco legal y el contexto 
social (cf. Torres-Rojo y Zamora, 2001 y 
García-Peña, 2001). 

RESULTADOS 
Diversidad de los PFNM 

Con base en numerosos estudios 
etnobotánicos y florísticos, se estima que 
en México existen aproximadamente 
5 000 plantas útiles y 215 especies de 
hongos comestibles, de un total estimado 
de 30 000 especies de fanerógamas y de 
120 000 a 140 000 especies de hongos 
(Rzedowski, 1992 y Guzmán, 1995). 
También se estima que aproximadamente 
3 100 especies vegetales se emplean o 
se han empleado en México con fines 
medicinales (INI, 1994 y Bejar et al., 
2000). En contraste, fuentes oficiales 
consultadas, como de SEMARNAP, 
señalan que de las 20 000 especies vege- 
tales existentes en el país, sólo 950 
proporcionan PFNM útiles y únicamente 


Productos Forestales No Maderables en México 

el 10% de éstas se comercializa y está 
sujeto a alguna forma de regulación 
gubernamental. Es decir, la mayoría de 
los PFNM son de uso local (Tabla 1). La 
mayoría de estos productos se obtienen 
por recolección, generan beneficios 
precarios y estacionales, en algunas 
zonas representan la única fuente de 
ingresos de las familias campesinas. En 
el caso de los PFNM para el autocon- 
sumo, se desconoce su impacto econó- 
mico en las comunidades locales por no 
estar cuantificado. 

Los PFNM comprenden por defini- 
ción una gran variedad de especies, mate- 
riales y substancias. Sin embargo, actual- 
mente los registros oficiales sólo distin- 
guen siete categorías, de las cuales seis 
son individuales y una general (Tabla 2). 
Las categorías reconocidas son: 

1) “Resinas" se extraen de algunas espe- 
cies de los géneros Pinus y Abies ; 

2) “Fibras” para cordelería, textiles, etc.; 3) 
“Gomas” utilizadas en la industria alimen- 
ticia, así como en ungüentos, bálsamos, 
cosméticos y pegantes; 4) “Ceras” por 
ejemplo, candelilla (Euphorbia antisiphyli - 
tica)] 5) “Rizomas” empleados tanto para la 
extracción de substancias de interés 
farmacéutico (por ejemplo Dioscorea 
composita ) como para uso alimenticio 


Tabla 1. Especies que Proporcionan PFNM en México 


Ecosistema 

Número 

de 

especies 

Especies 

útiles 

actualmente 

Especies 
de uso 
comercial 

Especies 
de uso 
doméstico 
y regional 

Selvas 

10 000 

200 

30 

170 

Bosques 

Templados- 

Fríos 

7 800 

300 

30 

270 

Zonas 
Áridas y 
Semiáridas 

2 200 

450 

25 

425 

Totales 

20 000 

950 

85 

865 


Fuente: Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. En línea: http://www.semarnat.com. 




Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 


99 


(Aráceas); 6) “Tierra de monte” mezcla de 
diferentes suelos forestales que se 
demanda para jardines, parques, hogares 
y viveros; 7) “Otros productos”, categoría 
general que abarca una gran diversidad de 
bienes tales como frutos, hongos, semillas, 
plantas medicinales, plantas ornamentales 
y muchos años también incluyó “tierra de 
monte”. 


Producción de PFNM (1985-2003). 

Se revisaron las estadísticas 
oficiales existentes respecto a la produc- 
ción de PFNM para el periodo 1980-2003. 
Sin embargo, no se encontraron datos 
para los años 1981-1984 y sólo existen 
datos generales para el periodo de 1986- 
1989. El periodo mejor documentado es 


Tabla 2. Usos y Categorías de los Principales PFNM de México 


Productos con alto potencial en desarrollo 1 

Productos con alto potencial para desarro llar ¿ 

Selvas 

Pimienta (Piper sp.) (condimento) [7] 

Palma real ( Sabal mexicana) (ornamental) [7] 
Palma palapa (Orbignya guacuyule) 
(construcción) [7] 

Palma camedor (Chamaedorea elegans) 
(ornamental) [7] 

Cascalote (Caesalpina cacalaco)( forrajería, 
industria farmacéutica) [7] 

Chicle (Manilkara zapota) (industria alimenticia) [7] 
Barbasco (Dioscorea mexicana) (industria farma- 
céutica - extracción de sapogeninas) [5] 

Bambú ( Olmeca recta, Otatea acuminata, 
Alonemia clarkle) (Construcción y ornamental) [7] 
Tepescohuite ( Mimosa tenuiflora) (medicinal - 
cosmético) [7] 

Memela o "rattan mexicano" (Clusia spp.) 
(Construcción) [7j 

Bosques Templados - Fríos 

Resina de pino (Pinus spp.) (industria química) [1] 
Hongo blanco (Tricholoma magnivelare) 
(comestible) [7] 

Heno (Tillandsia spp., Clitoria ternatea 
LJ (orna menta I) [7] 

Vara de perlilla ( Simphoricarpus 
microphyllum)(\ndustna\la rtesanal- escobas) [7] 
Musgo ( Polytrichum spp., Hypnum, Thuidium, 
Leptodontium y Campylopus) (ornamental) [7] 

Hongos (comestible) [7] 

Laurel (Nerium oleander) (condimento, industria - 
alimenticia / cosmética / farmacéutica) [7] 

Raíz de zacatón (Muhlenbergia spp.J(artesanal - 
fabricación de escobetillas) [5] 

Nuez (Juglans spp.){ comestible) [7] 

Pingüica (Arctostaphylus spp.) (medicinal) [7] 

Zonas Áridas y semiáridas 

Candelilla (Euphorbia antisiphylitica) (industria 
cosmética) [4] 

Lechuguilla (Agave lechuguilla) (industria 
cosmética - sa poninas para jabones y como fibra 
para la fabricación de cuerdas) [2] 

Palmilla (Yucca schidigera)(\r\óustr'\a alimenticia: 
espumantes, industria farmacéutica: esteroides) 
[7] 

Orégano (Lippia graveolens H.B.K.)(c ondimento) 
[7] 

Maguey (Agave salmiana) (artesanal/industrial - 
bebidas fermentadas) [7] 

Jojoba ( Simmondsia chinensis) (industria - 
alimenticia / cosmética / farmacéutica) [7] 
Sábila (Aloe vera) (industria - alimenticia / 
cosmética / fa rmacéutica) [7] 

Nopal (Opuntia spp.) (industria - alimenticia / 
cosmética / fa rmacéutica) [7] 

Damiana (Tumera diffusa Willd) (medicinal) [7] 
Cortadillo (Nolina cespitifera) (ornamental, 
forrajero) [7] 

Piñón (Pinus spp.) (comestible) [7] 

Categoría: [1] Resinas, [2] Fibras, [3] Gomas, [4] Ceras, [5] Rizomas, [6] Tierra de Monte, [7] Otros 
productos. 

1 Bajo comercialización, la mayoría cuenta con investigación sobre usos, fuentes, manejo y mercados; la 
mayoría son productos unitarios, es decir con un uso o fin único. 

2 Bajo comercialización, la mayoría cuenta con información sobre usos, fuentes, manejo, pero no sobre 
mercados; con potencial de diversificación de productos, es decir, para diversos usos y/o fines. 


Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. En línea: 
http://www.semarnat.com. 


100 

de 1990 a 2003. Pero a partir del 2004 la 
información es mínima o nula en los 
registros de las dependencias oficiales 
que usualmente la recopilaban. La infor- 
mación existente, que tiende a ser más 
continua, contempla datos de ‘‘resinas, 
fibras, ceras y gomas” (Tabla 3). 

En el periodo 1985-2003, la produc- 
ción total de PFNM en México fue de 
2 577 676 toneladas, la producción anual 
promedio se estimó en 135 667 158 tone- 
ladas. Las variaciones anuales se 
mostraron inconstantes de 1985 a 1990, 
decrecientes de 1991 a 1996 y crecientes 
de 1997 al 2001, exponiendo una variación 
anual promedio del 34,71%; siendo el 
periodo 1999-2000 el de mayor crecimiento 
(66% de crecimiento respecto al año ante- 
rior). No obstante, durante el periodo 2001- 
2002 se presentó un importante declive en 
la producción no maderable, con un 
promedio anual de -48%. Del 2002 al 2003 
se observa de nuevo un enorme incre- 
mento en la producción, estimado en 
80,74%, principalmente, debido a la contri- 
bución de “otros productos” (Tabla 3). 

A lo largo del periodo 1 985-2003, las 
“resinas”, como categoría individual, ocupó 
el primer lugar por su producción (tone- 
ladas) seguida por “fibras, ceras, gomas y 
rizomas”. Sin embargo, la producción de 
“resinas” fue en todos los años inferior a la 
categoría general “otros productos”. La 
producción de “resinas" se mantuvo más o 
menos constante en el orden de 30 000 
toneladas a lo largo de este periodo, mien- 
tras que la de “fibras y ceras”, tendió a 
disminuir. La producción de “gomas y 
rizomas” mostró una tendencia decre- 
ciente aún más aguda. Cabe destacar que 
la producción de “rizomas” fue nula de 
1997 al 2001 (Tabla 3). 

Producción por entidades federativas 
(2003) 

Las estadísticas más completas 
sobre los PFNM son las de 2003 y se 


Productos Forestales No Maderables en México 

emplean en este trabajo para analizar su 
producción bajo diferentes perspectivas. 
En cuanto a entidades federativas, el 
Distrito Federal, considerada en su 
mayoría zona urbana, paradójicamente 
es la entidad con mayor producción de 
PFNM con 102 467 toneladas (39,51% 
del Total Nacional (TN) = 259 376 ton), 
pero únicamente por concepto de “tierra 
de monte” la cual constituyó el 100% de 
su producción no maderable. Consecuti- 
vamente se encuentran Michoacán con 
35 229 ton (13,60% del TN) principal- 
mente constituida por “resinas” (93,75% 
del Total de la Producción por Entidad 
(TPE)) y “otros productos” (6,24% del 
TPE); Morelos con 27 714 ton (10,68% 
del TN) por concepto de “tierra de 
monte” (100% del TPE); Sonora con 
21 379 ton (8,24% del TN) por “tierra de 
monte” (95,46% del TPE) y “otros 
productos” (4,53% del TPE) y Veracruz 
con 19 723 ton (7,60% del TN), por 
concepto de “otros productos” (100% del 
TPE). Es importante hacer notar que las 
cinco entidades, anteriormente seña- 
ladas, representaron el 79,61% del total 
de la producción nacional no maderable 
en el 2003. 

Volumen de producción (2003) 

En términos de cantidad, el PFNM 
más importante en México es la “tierra 
de monte” con 161 796 ton (62,37% del 
Total Nacional), le siguen “otros 
productos” con 61 878 ton (23,85% del 
TN), “resinas” con 33 769 ton (13,01% 
del TN), “fibras” con 1 448 ton (0,55% 
del TN), “ceras” con 476 ton (0,18% del 
TN) y “rizomas” con apenas 2 ton 
(0,0007% del TN) (Figura 1). Desde el 
punto de vista ecológico, cabe pregun- 
tarse bajo qué criterios o regulación se 
efectúa la obtención y comercialización 
de tierra de monte. 



101 


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129 366 

114 660 

107 138 

70 470 

77 074 

57 448 

65 289 

66 665 

110 809 


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102 


Productos Forestales No Maderables en México 


■ TIERRA DE 
MONTE 

□ OTROS 

□ RESINAS 

□ FIBRAS 

□ CERAS 

□ GOMAS 

□ RIZOMAS 


Figura 1. Producción No Maderable en toneladas por grupo de productos 
(% del total de la producción nacional) 

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003). 



La entidad con mayor producción de 
“tierra de monte” es el Distrito Federal con 
102 467 ton (63,33% del Total Nacional 
por Grupo de Productos (TNGP) = 
161 796); “otros productos”, Veracruz con 
19 723 ton (31,87% del TNGP = 61 878); 
“resinas”, Michoacán con 33 029 ton 
(97,80% del TNGP = 33 769); “ceras”, 
Coahuila con 476 ton (100% del TNGP = 
476); “fibras”, Tamaulipas con 763 ton 
(52,69% del TNGP = 1 448); “gomas”, 
Campeche con 8 ton (100% del TNGP); y 
“rizomas”, Tamaulipas con tan sólo 2 ton 
(100% del TNGP). 


Valor de producción (2003) 

El Total del Valor de la Producción 
Nacional No Maderable (TVPNNM) en 
2003 se estimó en $498 098 712 pesos 
mexicanos. La categoría más importante 
en términos de su valor económico es 
“otros productos” con $343 470 700 
pesos (68,95% del TVPNNM), seguida 
por “resinas” con $112 337 276 (22,55% 
del TVPNNM). Las categorías restantes 
presentan una contribución muy reducida, 
por ejemplo “fibras” con $18 440 342 
(3,70% del TVPNNM), “tierra de monte” 
con $13 114 327 (2,63% del TVPNNM), 
“ceras” con $10 472 066 (2,10% del 
TVPNNM) y finalmente “gomas” con 


Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 


103 


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22.55 


E RIZOMAS 
□ GOMAS 
H CERAS 

■ TIERRA DE MONTE 
E FIBRAS 


□ RESINAS 


□ OTROS 


68.96 


0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 60.00 70.00 


Figura 2. Valor de la producción por grupo de productos (% del valor total nacional) 

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003). 


$264 000 (0,053% del TVPNNM) (Figura 
2). El valor de producción de la categoría 
de “rizomas” fue nulo, esta situación 
puede ser ya sea porque no se cuantificó 
o porque se dedica exclusivamente al 
autoconsumo. 

La entidad con mayor Valor de la 
Producción No Maderable es Veracruz 
con $260 183 700 pesos (52,23% del 
TVPNNM); consecutivamente le siguen 


Michoacán con $120 039 700 (24,09% del 
TVPNNM), Tamaulipas con $17 794 527 
(3,57% del TVPNNM), Coahuila con $16 
412 553 (3,29% del TVPNNM) y Baja 
California con $11 216 904 (2,25% del 
TVPNNM). Las cinco entidades, seña- 
ladas anteriormente, representan el 
85,45% del total del valor de la produc- 
ción nacional no maderable. 


104 

Precio Medio Nacional (2003) 

El precio medio nacional (PMN) de 
la producción no maderable se presenta 
en pesos por tonelada (Fig. 3) y es calcu- 
lado con base en el precio l.a.b. (libre a 
bordo) centro de acopio. Este es un 
sistema de precios geográfico, donde el 
vendedor cotiza su precio de venta en la 
fábrica u otro punto de producción (en 
este caso en el centro de acopio), mien- 
tras que el comprador paga todo el precio 
de transporte. Las “gomas” son la cate- 
goría con mayor PMN con $33 000 pesos 
por tonelada (p/t), consecutivamente le 
siguen “ceras” con $22 000 p/t, “fibras” 
con $12 735,85 p/t, “otros productos” con 
$5 550,78 p/t, “resinas” con 3 326,63 p/t y 
finalmente “tierra de monte” con $81 05 
p/t (Figura 3). 


Productos Forestales No Maderables en México 

Tendencias generales (2003) 

El análisis de la información compi- 
lada permite distinguir algunas tenden- 
cias respecto a la producción de PFNM 
en México. 

La producción de “tierra de monte” 
representa el mayor porcentaje en el total 
nacional de productos no maderables por 
su tonelaje (62,37%). Sin embargo, su 
valor de producción constituye sólo el 
2,63% del total nacional. Por otro lado, las 
“resinas” y “otros productos”, los cuales 
en conjunto representan en toneladas el 
36,88% del total nacional de la produc- 
ción no maderable, aportan el 91,5% del 
total del valor de la producción forestal no 
maderable (Figura 4). 



Figura 3. Precio medio nacional por grupo de productos 

(pesos/toneladas) 


Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) 


Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 


105 



Figura 4. Producción en toneladas VS valor de la producción por entidad 

(% de los totales nacionales) 

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) 


A pesar de que el Distrito Federal 
constituye la entidad federativa con el 
mayor porcentaje de la producción 
nacional no maderable en toneladas 
(39,51%), no representa la entidad con 
mayor valor de la producción debido a que 
el único PFNM explotado es la “tierra de 
monte”, el cual posee el menor valor en el 
país. En contraste, Veracruz aunque sólo 
aporta el 7,6% de la producción nacional 
en toneladas, es la entidad federativa con 
mayor valor de la producción (52,24% del 
total nacional) con sólo una categoría 
general “otros productos” (Figura 5). 

El Precio Medio Nacional (PMN) más 
alto corresponde a las “gomas” con 
$33,000 pesos por tonelada (p/t). Sin 


embargo, su valor de la producción es 
mínimo, ya que sólo se generan 8 ton en 
México. La categoría general “otros 
productos” tiene un PMN de $5 550,78 p/t, 
el cual representa aproximadamente el 
16,82% del PMN de la categoría individual 
de las “gomas”. No obstante, en conjunto 
con su producción en toneladas genera el 
68,95% del valor nacional total (Figura 6). 

DISCUSIÓN 

México carece de una política 
pública bien definida sobre la gestión de 
los PFNM, su recolección y desarrollo 
sustentable, lo cual se refleja en que la 
información estadística sobre estos 
productos resulta mínima, incompleta y 


106 


Productos Forestales No Maderables en México 


60.00 


50.00 


40.00 


30.00 


20.00 


10.00 


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■ Toneladas 
□ Valor 


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Figura 5. Producción en toneladas VS valor de la producción por entidad 

(% de los totales nacionales) 

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) 


en algunos casos errónea, como se cons- 
tató para el periodo 1980-2003 (Tabla 3). 
Aunque se han tratado de solucionar 
algunos de los puntos anteriormente 
señalados, sólo algunos productos 
comercialmente importantes han recibido 
atención, principalmente por razones de 
generación de ingresos. En el periodo 
1985-2003, la producción anual promedio 
de PFNM fue de 135 667 toneladas. La 
categoría “otros productos” ocupó el 
primer lugar en volumen, seguida por 
“resinas, fibras, ceras, gomas y rizomas”. 
La producción de “resinas” tendió a ser 
constante, mientras que la de “fibras, 
ceras, gomas y rizomas” tendió a dismi- 
nuir, en los últimos dos casos de manera 


drástica. En 2003, último año para el cual 
se localizaron estadísticas, el valor 
nacional de los PFNM fue de $498 
098,712 pesos. “Otros productos”, aportó 
casi el 70% del valor total, seguida por 
resinas con el 22,5%. En contraste, la 
“tierra de monte” representó el 62,37% en 
toneladas, pero su valor de producción 
constituyó apenas el 2,63% del total 
nacional. 

Con base en la revisión efectuada, 
se considera urgente y necesario realizar 
una nueva categorización de los PFNM. 
No obstante, que la categoría “otros 
productos” genera casi el 70% del valor 
total nacional de los PFNM, pero no 


Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 


107 



Figura 6. Comparación entre precio medio, valor de la producción y producción total en 

toneladas a nivel nacional 

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) 

obtiene una atención adecuada. Esta urbanos las plantas medicinales alcanzan 

categoría denominada como “general”, un valor de entre $50 a $350 pesos mexi- 

incluye un sinfín de productos, que pese a canos por kg (Mercado Sonora, Jamaica 

su importancia no se clasifican y cuanti- y Central de Abasto en la Ciudad de 

fican de forma individual. Cabe recalcar México). Mientras en el mercado interna- 
que en "otros productos” se incluyen cional de plantas medicinales, al norte de 

bienes tales como las plantas medici- México, el precio es en promedio de 

nales, las cuales pueden aportar impor- US$41 por kg (Garfias etal., 1995). 

tantes beneficios, pero que al no estar 

cuantificados resultan en un escaso Prácticamente existe un consenso 

apoyo al sector de los PFNM, el cual es generalizado en que los PFNM son de 

especialmente vital para la economía gran importancia, ya que representan una 

rural y puede ser reforzador de la fuente de ingreso y empleo para diversas 

economía nacional. Por ejemplo, de comunidades rurales, sobre todo en áreas 

acuerdo a datos recopilados por los marginadas (López, Chanfón y Segura, 

autores en 2005, en los mercados 2005 y García-Peña, 2001). No obstante, 




108 

también es claro que los PFNM no han 
contribuido de forma contundente con la 
economía nacional. Se ha estimado que la 
aportación de todo el sector forestal al PIB 
(Producto Interno Bruto) es de alrededor 
del 1%, representado por el 93% del valor 
de la producción maderable y tan sólo el 
7% de producción de PFNM. Independien- 
temente de las aportaciones de los 
productos maderables y no maderables, el 
sector forestal está atravesando por una 
severa crisis, en donde la producción ha 
declinado considerablemente y las impor- 
taciones de productos forestales se han 
incrementado significativamente (Segura, 
1 996). A pesar de ello, los bosques mexi- 
canos poseen un importante potencial 
productivo que no ha sido aprovechado de 
forma correcta, pero que si se hiciera signi- 
ficaría una importante fuente de ingresos. 

Por otra parte, cabe advertir que el 
aprovechamiento basado en cifras y enfa- 
tizando únicamente el valor económico de 
los PFNM, generalmente no es susten- 
tare y puede llevar a escenarios alar- 
mantes de sobreexplotación y extinción 
local del recurso. Lo antes señalado se 
ilustra con el caso del arbusto Hipócrates 
excelsa (Flipocrataceae), del cual se 
colecta la corteza de las raíces, llamada 
popularmente “cancerina”, debido a las 
propiedades medicinales (tratamiento de 
gastritis, principalmente) que popular- 
mente se le atribuyen. La alta demanda 
de la “cancerina” en los mercados 
urbanos, así como la ausencia de cultivo 
y propagación del arbusto ha conducido a 
la extinción local de las poblaciones 
silvestres de la Selva Baja Caducifolia en 
varias regiones de los estados de 
Morelos y Puebla (Reyes-Chilpa et al., 
2003 y Flersch-Martínez, 1995). Para 
evitar llegar a dicho panorama, se debe 
vincular el ámbito ecológico con el econó- 
mico. Es decir, fomentar iniciativas de 
gobierno que induzcan a que la produc- 
ción sea tanto económicamente rentable, 
como ambientalmente sustentable. 


Productos Forestales No Maderables en México 

En este contexto, el papel de la inves- 
tigación científica interdisciplinaria es crucial 
y también debe ser estimulada por el estado 
para apoyar técnicamente a las poblaciones 
locales involucradas en el uso y manejo del 
recurso, pero además requiere una 
secuencia organizada de investigaciones 
que contribuyan a asegurar el aprovecha- 
miento sustentable de los PFNM. En el 
ejemplo antes señalado, primero tendientes 
a la validación científica de las propiedades 
medicinales que se le atribuyen popular- 
mente, o a la generación de otras aplica- 
ciones novedosas (por ejemplo, como 
insecticida de origen vegetal). Cabe anotar, 
que existen numerosos estudios sobre la 
composición química de la cancerina, 
algunos de tipo farmacológico, pero 
ninguno clínico (Reyes-Chilpa et al., 2003). 
Una vez validadas la eficacia y seguridad 
de los usos medicinales tradicionales, o 
contando nuevas aplicaciones, sería nece- 
sario desarrollar métodos de propagación, 
cultivo y aprovechamiento, sin olvidar 
evaluar con profundidad su potencial 
económico y generador de desarrollo 
social, así como las formas de financiar la 
producción, comercialización y distribución 
por parte de las comunidades locales. 

La investigación científica interdisci- 
plinaria también puede generar alterna- 
tivas novedosas para el aprovechamiento 
sustentable de PFNM. Como sería la 
cosecha de las hojas de los árboles para 
la extracción de compuestos naturales de 
interés medicinal, industrial y agrícola. 
Esta alternativa ha sido explorada de 
manera preliminar, tanto química, como 
económica y ecológicamente para la 
obtención de calanólidos (Huerta-Reyes 
et al., 2004), compuestos antivirales (VIH- 
1) a partir de hojas del árbol tropical 
Calophyllum brasiliense (Clusiaceae) en 
la región de Los Tuxtlas, Veracruz, 
México (Tapia-Tapia y López-Vega, 
2005). 



Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 

La investigación sobre PFNM 
tendiente a su aprovechamiento susten- 
tare tanto económica como ecológica- 
mente, debería considerar entre otros 
aspectos, lo siguiente: 

La naturaleza y extensión de distri- 
bución de recursos vegetales específicos, 
además de su densidad de población. 

La prospección, tipificación de espe- 
cies candidatas para el desarrollo de 
nuevos productos y usos. Identificación 
científica de ingredientes activos y 
valiosos, caracterización de su suministro 
y su adaptabilidad para crecer en 
distintos ambientes (especies múltiples o 
bajo monocultivo). Estas tareas pueden 
realizarlas dependencias gubernamen- 
tales, universidades y centros de investi- 
gación; promoviendo no sólo su comer- 
cialización sino tecnologías adecuadas 
de cultivo y/o manejo. Es decir, realizar 
una adecuada planeación, identificando 
oportunidades y riesgos. 

La codificación y evaluación de 
todos los conocimientos locales acerca 
de casos, técnicas de recolección y uso 
de los diversos PFNM, tanto para la 
subsistencia como para la venta. 

Realizar, codificar y evaluar 
mediante colectas de datos cuantitativos 
que cubran un periodo completo, de 
preferencia similar al ciclo de vida de una 
especie, para evaluar las influencias esta- 
cionales sobre el crecimiento y rendi- 
miento de los PFNM para diferentes 
órganos vegetales (hojas, flores, frutos, 
rizomas, corteza, etc.). 

Desarrollo de sistemas silvícolas 
para garantizar el uso múltiple de zonas 
forestales, priorizando la sustentabilidad 
ecológica del posible manejo. 

Desarrollo de tecnología mejorada 
para la recolección no destructiva, el 


109 

tratamiento después de la recolección, 
procesamiento primario local y almacena- 
miento para reducir el desperdicio del 
recurso. 

Desarrollo de tecnología optimizada 
para el procesamiento y la diversificación 
de productos. 

Desarrollo de fuentes de información 
que generen estadísticas prácticas y 
particulares sobre los puntos anteriores, 
incorporando datos económicos sobre 
producción, valorización y mercados. 

Idear, trazar y proponer planes, así 
como los medios para la ejecución de 
proyectos de inversión, que incluyan como 
metas tanto la rentabilidad económica, así 
como la sustentabilidad ecológica. 

CONCLUSIONES 

Con base en la revisión efectuada, 
se considera urgente y necesario 
realizar una nueva categorización de los 
PFNM. Un ejemplo es la categoría 
“otros productos” que representa casi el 
70% del valor total nacional, pero incluye 
un sin fin de productos importantes, los 
cuales no se clasifican y cuantifican de 
forma individual, como es el caso de las 
plantas medicinales. Los PFNM con 
mayor importancia económica no son 
aquellos que representan el mayor 
volumen. De esta forma, las “resinas” y 
“otros productos”, aportan en conjunto el 
36,88% del total nacional en toneladas, 
pero concentran el 91 ,5% del valor total. 
En contraste, la "tierra de monte” con el 
62,37% del tonelaje, representa apenas 
el 2,63% del valor total nacional. El apro- 
vechamiento ecológicamente susten- 
tare y económicamente rentable de los 
PFNM requiere de investigaciones 
ecológicas, sociales y económicas inte- 
gradas, así como un marco regulatorio 
eficaz. 



110 

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Manuscrito recibido el 20 de noviembre del 2006 
Aceptado el 8 de enero del 2008 

Este documento se debe citar como: 

Tapia-Tapia, E. C. y R. Reyes Chilpa. 2008. Productos forestales no maderables en 
México: aspectos económicos para el desarrollo susentable. Madera y Bosques 
14(3):95-112. 



LISTA DE REVISORES Revista Madera y Bosques 

2007-2008 


Abel García Arévalo 

INECOL, Unidad Durango, México 

Alberto Arredondo Gómez 
INIFAP-CIRNE Campo Experimental San 
Luis, México 

Alejandro Meléndez Herrada 
Universidad Autónoma Metropolitana - 
Xochimilco, México 

Alejandro Velázquez Martínez 
Colegio de Postgraduados, México 

Ana Cecilia Travieso Bello 
Universidad Veracruzana, México 

Angel G. Priego Santander 
Universidad Nacional Autónoma de 
México, México 

Anne Hansen 

Instituto Mexicano de Tecnología del 
Agua, México 

Ariel E. Lugo 

International Institute of Tropical Forestry, 
Estados Unidos de Norteamérica 

Arnulfo Aid rete 

Instituto de Recursos Naturales, México 

Aurelia Bengochea 
Universitat Jaume I, España 

Carmen de la Paz Pérez Olvera 
Universidad Autónoma Metropolitana- 
Iztapalapa, México 

Citlalli López Binquist 
Universidad Veracruzana, México 

Concepción Luján Alvarez 
Universidad Autónoma de Chihuahua, 
México 

Conrado Parraguirre L. 

INIFAP Campo Experimental “San Marti - 
nito”, México 


Eduardo Javier Treviño Garza 
Universidad Autónoma de Nuevo León, 
México 

Edward A. Ellis 

Universidad Veracruzana, México 

Efraín Rodríguez Téllez 
Instituto de Ecología, A.C. Unidad 
Durango, México 

Enrique J. Jardel Peláez 
Instituto Manantlán de Ecología y 
Conservación de la Biodiversidad, 

México 

Enrique Jurado Ibarra 

Universidad Autónoma de Nuevo León, 

México 

Ernesto Ruelas Inzunza 
Cornell Lab of Ornithology, Cornell 
University Estados Unidos de Norteamé - 
rica 

Eulogio Flores Ayala 

INIFAP Campo Experimental del Valle de 
México, México 

Eva Hermoso Prieto 
CIFOR-INIA, España 

Exequiel Ezcurra 

Biodiversity Research Center of Cali - 
fornia, Estados Unidos de Norteamérica 

Fernando González García 
Instituto de Ecología, A. C., México 

Fernando Zavala Chávez t 
Universidad Autónoma Chapingo, 

México. 

Francisco Andrés Carabelli 
Universidad Nacional de la Patagonia 
San Juan Bosco, Argentina 

Francisco Arriaga Martitegui 
Universidad Politécnica de Madrid, 

España 



Freddy Rojas Rodríguez 
Instituto Tecnológico de Costa Rica, 
Costa Rica 

Gabriel Loguercio 
CIEFAP, Argentina 

Genaro Gutiérrez García 
Universidad Nacional Autónoma de 
México , México 

Gildardo Cruz de León 

Universidad Michoacana de San Nicolás 

de Hidalgo, México 

Gonzalo Novelo González 
Centro de Investigaciones y Asesoría 
Pedagógica S.C., México 

Griselda Benítez Badillo 
Instituto de Ecología, A.C., México 

Guillermo Ángeles Álvarez 
Instituto de Ecología, A.C., México 

Guillermo Medina García 
INIFAP, México 

Guillermo Riesco Muñoz 

Escuela Politécnica Superior de Lugo, 

España 

Gustavo Balmelli 

Instituto Nacional de Investigación Agro - 
pecuaria, Uruguay 

Gustavo Pérez Verdín 
Mississippi State University, Estados 
Unidos de Norteamérica 

Ignacio Barbeito Sánchez 
CIFOR-INIA, España 

Israel Sánchez Osorio 
Universidad de Huelva, España 

Khosrow Ghavami 

Pontificia Unversidade Católica, Brasil 

Javier Ramón Sotomayor Castellanos 
Universidad Michoacana de San Nicolás 
de Hidalgo, México 


Jerzy Rzedowski Rotter 
INECOL Centro Bajío, México 

Jesús David Gómez Díaz 
Universidad Autónoma de Cha pingo, 
México 

Jesús Manuel Ham Chi 

Consejo del Sistema Veracruzano del 

Agua, México 

Jesús Miguel Olivas García 
Universidad Autónoma de Chihuahua, 
México 

Jesús Sánchez Robles 
Universidad Autónoma Metropolitana - 
Xochimilco, México 

Joaquín Becerra Zavaleta 
PRONACOREF, Gerencia Regional 
Golfo-Centro CONAFOR, México 

Jorge Cabrera Perramón 
Instituto Forestal, Chile 

Jorge Nocedal Moreno 
INECOL, Unidad Durango, México 

José Amador Honorato Salazar 
INIFAP Campo Experimental San Marti - 
nito, México 

José Antonio Benjamín Ordóñez Díaz 
Universidad Nacional Autónoma de 
México, México 

José Antonio Silva Guzmán 
Universidad de Guadalajara, México 

José Cruz de León 

Universidad Michoacana de San Nicolás 
de Hidalgo, México 

José Germán Flores Garnica 
INIFAP, México 

Josefina Barajas-Morales 
Universidad Nacional Autónoma de 
México, México 

José Guadalupe Rutiaga Quiñones 
Universidad Michoacana de San Nicolás 
de Hidalgo, México 



José Luis Martínez Castillo 
Instituto de Ecología, A.C., México 

José Tulio Méndez Montiel 
Universidad Autónoma Chapingo, México 

Juan Abel Nájera Luna 

Instituto Tecnológico de El Salto, México 

Juan Ignacio Valdez Hernández 
Programa Forestal Colegio de Posgra - 
duados, México 

Juan Manuel Chávez Cortes 
Universidad Autónoma Metropolitana- 
Xochimilco, México 

Juan Manuel Torres Rojo 
Centro de Investigación y Docencia 
Económica, México 

Isabel Cabellas Rey de Viñas 
Instituto Nacional de Investigación y 
Tecnología Agraria y Alimentaria, España 

Ignacio Vázquez Collazo 
CEFAP, México 

Laura C. Ruelas Monjardín 
Instituto de Ecología, A.C., México 

Laura Yáñez Espinosa 

Colegio de Postgraduados, México 

Lázaro R. Sánchez-Velásquez 
Universidad Veracruzana, México 

Lorenzo A. Aceves Navarro 
Colegio de Postgraduados-Campus 
Tabasco, México 

Lorrain Giddings 

Instituto de Ecología, A.C., México 

Lourdes Villers Ruiz 
Universidad Nacional Autónoma de 
México, México 

Luciana Porter Bolland 
Instituto de Ecología, A.C., México 

Luis Diaz Balteiro 

ETS Ingenieros de Montes, España 


Luz Elena A. Avila Calderón 
Universidad Michoacana de San Nicolás 
de Flidalgo, México 

Luz María Calvo 

Centro de Investigación Científica de 
Yucatán, A C., México 

Lydia Isabel Guridi Gómez 
Universidad Michoacana de San Nicolás 
de Hidalgo, México 

Manuel González Guillén 
Colegio de Postgraduados, México 

Manuel Ruiz Pérez 
Universidad Autónoma de Madrid, 

España 

Marco Márquez-Linares 

CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México 

Marcos Vinicius Giongo Alves 
Universidade Federal do Paraná, Brasil 

Ma. del Mar Génova Fuster 
Universidad Politécnica de Madrid, 
España 

Ma. Inés Rodrigues Morato 
Instituto de Ecología, A. C., México 

Mario Fuentes Salinas 

Universidad Autónoma Chapingo, México 

Marta Pardos 
CIFOR-INIA, España 

Martha González-Elizondo 
CIIDIR Unidad Durango, IPN, México 

Martha Rosales Castro 

CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México 

Martin Ricker 

Universidad Nacional Autónoma de 
México, México 

Miguel Castillo S. 

Universidad de Chile, Facultad de Cien - 
cías Forestales, Chile 

Odilón Sánchez Sánchez 
Universidad Veracruzana, México 



Oscar A. Aguirre Calderón 
Universidad Autónoma de Nuevo León, 
México 

Oscar Briones Villarreal 
Instituto de Ecología, A. C., México 

Osvaldo Encinas 

Universidad de Los Andes, Venezuela 

Patricia Negreros Castillo 
Universidad Veracruzana, México 

Pedro Antonio Tiscar Olivier 

Centro de Capacitación y Experimenta - 

ción Forestal, España 

Ramón Cuevas Guzmán 
Universidad de Guadalajara, México 

Raúl Medina Mendoza 

Instituto Mexicano de Tecnología del 

Agua, México 

Raúl Solís Moreno 
Universidad Juárez del estado de 
Durango , México 

Rebeca Álvarez Zagoya 

CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México 

Ricardo Reyes Chilpa 
Universidad Nacional Autónoma de 
México, México 

Robert H. Manson 

Instituto de Ecología, A C., México 


Roger Hernández Peña 
Université Laval, Québec, Canadá 

Roger Moya Roque 

Instituto Tecnológico de Costa Rica, 

Costa Rica 

Rosa Amelia Pedraza Pérez 
Universidad Veracruzana, México 

Rubén A. Ananías 
Universidad del Bio-Bio, Chile 

Silvia Rebollar Domínguez 
Universidad Autónoma Metropolitana- 
Iztapalapa, México 

Salvador Bocanegra Ojeda 
Universidad Michoacana de San Nicolás 
de Hidalgo, México 

Salvador Valencia Manzo 
Universidad Autónoma Agraria Antonio 
Narro, México 

Sonia Lamas Pose 
CIIA-Lourizán, España 

Thomas J. Brandéis 

USDA Forest Service, SRS-FIA, Estados 
Unidos de Norteamérica 

Víctor Hugo Pereira Moutinho 
Universidad Federal de Lavras, Brasil 

Wilver Contreras Miranda 
Universidad de Los Andes, Venezuela 



GUIA DE AUTORES Revista Madera y Bosques 


Madera y Bosques es la publicación de la 
Unidad de Recursos Forestales del Instituto de 
Ecología, A.C., que publica trabajos inéditos de 
carácter científico, ensayos, estados del arte y 
notas técnicas que traten temas relacionados 
con los productos forestales y con manejo y 
conservación de los bosques. Se aceptan 
manuscritos en español, inglés y ocasional- 
mente en otros idiomas. 

ESTRUCTURA DE LOS TRABAJOS 

Los manuscritos que se sometan, 
deberán presentarse en archivo electrónico y 
en versión impresa en papel tamaño carta (216 
mm x 269 mm), escritos a doble espacio, con 
un tamaño de letra anal de 12 pt, con 30.0 mm 
de margen Izquierdo y 25.0 mm en el resto. Se 
numerarán en la parte superior derecha. La 
extensión máxima será de 35 cuartillas para 
los artículos (científicos y de Forum) y 15 para 
las notas técnicas. 

Los artículos científicos deben contener, 
y en ese orden: Título, Resumen, Palabras 
clave, "Abstract", "Key words", Introducción, 
Objetivos, Metodología, Resultados, Discusión 
y Conclusiones, Reconocimientos (optativo) y 
Referencias. 

a) La página titular debe incluir el título del 
manuscrito, nombres de los autores, afilia- 
ción y correo electrónico. El título no debe 
exceder de 70 caracteres. 

b) El resumen (250 palabras para artículos y 
150 para nota técnica), dará una breve 
descripción de los objetivos, puntos esen- 
ciales y logros o conclusiones. La versión 
en inglés se denominará "abstract". 
Después de cada resumen y "abstract’’ 
deben incluirse hasta seis palabras clave o 
"key words" relacionadas con la metodo- 
logía o resultados del estudio. 

c) En la introducción se describirá el estado 
actual del conocimiento sobre el tema, con 
el debido respaldo de la bibliografía revi- 
sada y se discutirá la importancia que tiene 
lograr y divulgar avances al respecto. En 
este punto no se incluirán tablas ni ilustra- 
ciones. 

d) En objetivos, se presentarán de manera 
concisa y clara los propósitos del estudio. 


e) En metodología, se explicará cuidadosa- 
mente cómo se desarrolló el trabajo. En 
forma precisa y completa se dará una visión 
clara de los métodos aplicados y los mate- 
riales empleados. Cuando la metodología 
no sea original se deberán citar con 
claridad las fuentes de información. Se 
podrán incluir tablas e ilustraciones, que de 
ninguna manera se repitan en otra parte del 
texto. 

f) La sección de resultados estará reservada 
para todas las informaciones técnicas obte- 
nidas, estadísticamente respaldadas. Los 
comentarios que se incluyan en este punto 
serán sólo los indispensables para la fácil 
comprensión de la información presentada. 

g) En discusión se analizarán los resultados 
obtenidos, sus limitaciones y su trascen- 
dencia, se relacionarán con la información 
bibliográfica previamente reunida y se 
podrán plantear necesidades de trabajos 
futuros que aumenten el conocimiento 
sobre el tema. 

h) Las conclusiones rescatarán lo más 
valioso o consistente de los resultados y 
aquellos aspectos más débiles que 
requieran de mayor trabajo o investigación. 

i) Reconocimientos, es un punto optativo, 
destinado a los créditos a instituciones 
colaboradores, fuentes de financiamiento, 
etcétera. 

j) En las referencias, sólo se incluirán aque- 
llas citadas en el documento. Deberán 
listarse alfabéticamente por autor. En el 
texto, se citarán por autor y año de publica- 
ción; cuando se trate de tres o más autores, 
se citará únicamente al primer autor y se 
utilizará et al. en cursivas. No se pondrá 
anónimo cuando no se consigne un autor 
individual, sino a la institución responsable. 
Las referencias se harán de acuerdo con 
los siguientes ejemplos: 

Artículos: Autor. Año. Título. Nombre de la 

revista. Volumen y número entre paréntesis y 

páginas. Ejemplo: 

Dao, T. N. y J. W. van de Lindt. 2008. New 
nonllnear roof sheathing fastener model for 
use in finite-element wind load applications. 



Journal of Structural Engineering 
1 34(1 0): 1 668-1 674. 

Libro: Autor(es). Año. Título. Número de 
edición. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo: 
González Elizondo, M.S., M. González 
Elizondo y M.A. Márquez Linares. 2007. 
Vegetación y ecorregiones de Durango. 
Plaza y Valdés, México, D.F. 221 p. 
Capítulo de libro: Autor. Año. Título. In: 
Nombre del editor. Titulo del libro. Editorial y 
Ciudad. Páginas. Ejemplo: 

Bárcenas Pazos, G.M y V. R. Ordóñez 
Candelaria. 2008. Calidad de la madera de 
los árboles de sombra. In: R. H. Manson, V. 
Hernández-Ortiz, S. Gallina y K. Mehltreter, 
eds. Agroecosistemas cafetaleros de Vera- 
cruz: Biodiversidad, Manejo y Conserva- 
ción. INE-INECOL, México, D.F. p: 235- 
246. 

Cuando la institución es la responsable de 
la publicación: Nombre de la institución. Año. 
Título. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo: 

US Forest Products Laboratory. 1999. 
Wood Handbook. Wood as an engineering 
material. General Technical Report 113. 
USDA, Forest Service, Forest Products 
Laboratory. Madison, Wl, 463 p. 

k) Tablas. Las tablas deben utilizarse para 
presentar resultados. El título vendrá en la 
parte superior, centrado y con minúsculas. 

l) Ilustraciones. Las ilustraciones (diagra- 
mas, gráficas, mapas, etc.) deberán utili- 
zarse cuando contribuyan a presentar la 
información de manera más clara, deben 
ser realizadas en color negro o escala de 
grises. Se aceptarán a mano o con algún 
programa de computadora; no se incluirán 
en el cuerpo del texto, deberán enviarse 
impresas por separado. Las fotografías 
pueden ser en blanco y negro o a colores 
con excelente resolución y contraste. Los 
pies de figura se escribirán en la parte infe- 
rior y con minúsculas; en el texto se citarán 
como "figura X" o bien entre paréntesis 
como (Fig. X). Deben presentarse en 
archivo separado y en formato tiff de 300 
dpi de resolución. 


m) Unidades. Se utilizarán las unidades de 
medida del SI, con una coma como sepa- 
rador de decimales. Para mayores deta- 
lles, se sugiere consultar la página electró- 
nica del Centro Nacional de Metrología 
(CENAM) http://www.cenam.mx/siu. asp# 

n) Notaciones. Todos los símbolos matemá- 
ticos se escribirán en cursivas. En escritos 
con abundancia de símbolos, es útil incluir 
una lista de los utilizados, mismos que se 
ordenarán alfabéticamente, colocando 
primero las mayúsculas, después las 
mayúsculas con subíndice, enseguida las 
minúsculas y por último las minúsculas con 
subíndice. Finalmente, los caracteres 
latinos y griegos. Esta notación debe 
incluirse en un apéndice al final del trabajo. 

Los manuscritos que no cumplan con el 
formato no serán enviados a los evalua- 
dores. Asimismo, los autores deben firmar el 
formato de confirmación de originalidad. 

Toda correspondencia para envío de artículos 
para su posible publicación debe dirigirse a 
Revista Madera y Bosques • Instituto de 
Ecología, A.C. • Km. 2.5 Carretera Antigua a 
Coatepec No. 351 • Congregación El Haya • 
Apdo. Postal 63 • 91070 Xalapa, Ver.» México • 
Tel. (228) 842 1800 ext. 6102, 6106 • Fax (228) 
818 7809 • c.e.: mabosque@inecol.edu. mx. 

PRESENTACION FINAL 

La revista requiere que los manuscritos 
aceptados, además de un ejemplar impreso, 
serán entregados en formato electrónico. Los 
manuscritos deberán de conservar el formato 
original de los manuscritos revisados: tamaño 
de papel, de letra, numeración, tablas y 
gráficos, aunque podrán ser enviados con 
espaciamiento sencillo entre líneas. Las 
figuras y tablas no deben integrarse al texto. 
Se debe enviar una carta especificando el tipo 
y versión de software en que se están 
enviando manuscritos revisados, tablas y 
figuras. Sólo se aceptarán documentos elabo- 
rados en ambiente Windows 



AUTHORS' GUIDE Madera y Bosques Journal 


Madera y Bosques (Wood and Forests) is 
the publicaron of the Department of Forest 
Products and Forest Conservation of the Insti- 
tuto de Ecología, A.C. (Xalapa, México), which 
publishes essays, original papers of technical 
or scientific nature, features articles (forum), 
states-of-the-art and technical notes of the 
subjects related to forest products and forest 
management and conservation. Manuscripts 
are accepted written in Spanish, English and 
occasionally in other languages. 

STRUCTURE OF THE MANUSCRIPTS 

The manuscripts submitted must be 
presented in three copies in letter-size paper 
(216 x 280 mm; 8-1/2" x 11"), typed double- 
spaced, with a letter size of 12 pt. , with a left 
margin of 30 mm and the rest of 25.0 mm 
numbered at the upper right comer. The 
máximum extensión of the papers will be 35 
pages written on a single side for the full-length 
papers (research and forum) and 15 pages for 
technical notes. 

The manuscripts must contain the follo- 
wing sections: Title, Abstract, Key words, Intro- 
duction, Methodology, Results, Discussion and 
Conclusions, Acknowledgements (optional) 
and References. 

a) The title page must inelude the title of the 
article, name(s) and affiliation of the 
author(s). The title must not exceed of 70 
characters. 

b) The abstract (250 words máximum for 
papers and 75 for technical notes) must 
give a brief description of the objectives, 
main points and achievements or conclu- 
sions. After each abstract 5-10 key words 
related with the methodology or results 
must be included. 

c) In the introduction a brief description of the 
State of knowledge of the subject matter of 
the paper must be given, with the appro- 
priate review of literature and the impor- 
tance of the study reported must be high- 
lighted. In this item, no tables or figures are 
to be included. 

d) In objectives, the purposes of the study will 
be clearly and concisely stated. 


e) In methodology, it will be carefully 
explained how the work was carried out. In 
a precise and complete form, a clear visión 
of the methods applied and the materials 
used shall be given. When the methodology 
is not original, the sources of information 
shall be clearly stated. Tables and ¡llustra- 
tions can be given that are not repeated in 
any other part of the text. 

f) The section on results will be reserved for 
all the technical information obtained, statis- 
tically supported. Comments included here 
will be only those necessary to clarify the 
information presented. The comments 
included in this section will be only the 
necessary for the easy understanding of the 
information presented. 

g) In discussion, the results obtained will be 
analyzed, as well as their limitations and 
relevance; they will be related with the 
bibliographic information previously 
gathered and the eventual necessity of 
further work which could augment the State 
of knowledge on the subject could be 
disclosed. 

h) Conclusions The conclusions will highlight 
the most valuable or consistent aspeets of 
the work reported along with those aspeets 
deemed the weakest which require further 
work or investigations. 

i) Acknowledgements are an optional point, 
reserved for credits to collaborating institu- 
tions, financial sources, etc. 

j) In the references, only those quoted in the 
paper will be included. They must be listed 
alphabetically by author’s last ñames. In the 
text, they will be cited by author and year of 
publication; when there are three or more 
authors, only the first will be cited and et al. 
in italics will be used. When the individual 
author cannot be ascertained, it will not be 
cited as anonymous but instead, the insti- 
tution responsible for the work will be 
named. The references will be made accor- 
ding to the following examples. 

Journal papers: Author, year. Title. Journal 

ñame. Volume and number in parenthesis and 

pages. Example: 



Dao, T. N. and J. W. van de Lindt. 2008. 
New nonlinear roof sheathing fastener 
model for use ¡n finite-element wind load 
applications. Journal of Structural Enginee- 
ring 1 34(1 0): 1 668-1 674. 

Book: Authors, Year. Title. No. of edition. 
Publisher, City, Pages. Example: 

González Elizondo, M.S., M. González 
Elizondo and M.A. Márquez Linares. 2007. 
Vegetación y ecorregiones de Durango. 
Plaza y Valdés. México, D.F. 221 p. 

Book chapter: Author, Year. Title. In: Ñame of 
editor. Title of the book. Publisher, City, Pages. 
Example: 

Bárcenas Pazos, G.M and V. R. Ordóñez 
Candelaria. 2008. Calidad de la madera de 
los árboles de sombra. In; R. H. Manson, V. 
Hernández-Ortiz, S. Gallina and K. Mehl- 
treter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de 
Veracruz: Biodiversidad, Manejo y Conser- 
vación. 1NE-INECOL, México, D.F. p: 235- 
246. 

When the institution is the responsible of 
the public-cation: Ñame of the institution. 
Year. Title. Publisher, City. Pages. Example: 

US Forest Products Laboratory. 1999. 
Wood Handbook. Wood as an engineering 
material. General Technical Report 113. 
USDA, Forest Service, Forest Products 
Laboratory. Madison, Wl, 463 p. 

In no case it wíll be utilized, for the titles of 
books or papers, ñames of journals and 
authors, underlined, bold type, italics or 
quote marks in the references, except for 
botánica! ñames. 

k) The tables must be utilized to present 
results. The heading will come on top with 
lower case letters. 

l) The ¡llustrations (pictures, diagrams, 
graphs, etc.) must be utilized when they 
contribute to present the ¡Information in the 
clearest way, which must be drawn in 
blank or gray scale. Photographs in black 
and white or color with excellent resolution 
and contrast will be accepted. The ¡llustra- 
tions may be drawn with black ink on 
appropriate translucid paper or with some 
Computer program or spreadsheet. The 


figures feet shall be written on the bottom 
and with lower case letters; in the text they 
will be mentioned as “figure X" or in paren- 
thesis as (Fig. X). They must be delivered in 
a reporte file in Tiff format of 300 dpi resolu- 
tion. 

m) Units. SI system will be used. For details on 
the SI system, please refer to: 
http://physics.nist.gov/cuu/Umts/index.html 

n) Notation. All symbols must be written in 
italics. In manuscripts of certain size, with 
an abundance of symbols, it is useful to 
inelude a list of those utilized, which will be 
ordered alphabetically, placing the upper 
case letters first, then upper case letters 
with sub-indexes, then lower case letters 
and lower case letters with sub-indexes. 
Finally, Latin and Greek characters. The list 
must be included as an appendix at the end 
of the paper. 

The manuscripts that do not conform to the 
format will not be sent to the reviewers. 

Also, the authors must sign the format of 
'Confirmaron of unpublished manuscript’. 

All matters related to possible publication of 
papers should be sent to: Revista Madera y 
Bosques, Instituto de Ecología, A.C. • Km. 2.5 
Carretera Antigua a Coatepec No. 351 • 
Congregación El Haya 91070 Xalapa, Ver.» 
México • Tel. (228) 842 1800 x 6106, 6102 • 
Fax (228) 818 7809 • e-mail: 

mabosque@inecol.edu. mx. 

FINAL PRESENTATION 

The journal's production department 
requires that all manuscripts accepted be deli- 
vered in digital format and in a single hard 
copy. The manuscripts should keep the original 
format of the revised versión: paper size, letter 
type, page numbering, tables and figures, 
although single line spacing can be used at this 
stage. Figures and tables must not be inte- 
grated to the text. A letter must accompany the 
package, mentioning software and versión 
used for manuscripts, tables and figures. No 
documents will be accepted other than those 
presented in Windows environment. 



MADERA Y BOSQUES Vol. 14 Núm. 3 

Se terminó de imprimir en el mes de noviembre de 2008 
en los talleres de Editorial Cromocolor S.A. de C.V. 
Miravalle 703 Col. Portales C.P. 03570, México, D.F. 


La edición consta de 400 ejemplares 
más sobrantes para reposición. 



Madera y Bosques 14 (3), 2008 

CONTENIDO 


3 Editorial 

Artículos de investigación 

5 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: 
diagnóstico y prioridades 

Xanat Antonio-Nemiga, Eduardo Javier Treviño-Garza 
y Enrique Jurado-Ybarra 

25 Evaluación del manejo forestal regular e irregular 
en bosques de la Sierra Madre Occidental 
José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas, Andrés 
Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe, 
y Benedicto Vargas-Larreta 

43 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la 
madera de 24 especies de Quercus (encinos) de México 
Carmen de la Paz Pérez-Olvera y Ray mundo Dávalos-Sotelo 

81 Composición química y densidad básica relativa de la 
madera de dos especies arbustivas de encino blanco 
de la Sierra de Álvarez, SLP, México 
Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosalva Ríos-Villa, 

Bertha I. Juárez-Flores y J. Amador Honorato-Salazar 

Ensayo 

95 Productos forestales no maderables en México: 
aspectos económicos para el desarrollo sustentable 
Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa 


Guía de autores