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Full text of "Obras completas"

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**3ír* 


PIMENTEL.— OBRAS  COMPLETAS. 


MENTEL.— OBRAS  COMPLETAS. 


OBRAS  COMPLETAS 


DE 


D.  FRANCISCO  PIMENTEL 


MIEMBRO  QUE  FUE  DE  VARIAS 

SOCIEDADES  CIENTÍFICAS  Y  LITERARIAS  DE  MÉXICO,  EUROPA 

Y   ESTADOS  UNIDOS  DE  N.  AMÉRICA. 


PUBLICARLAS  PARA  HONRAR  LA  MEMORIA  DEL  AUTOR,  SCS  HIJOS 
JACINTO  Y  FERNANDO. 


TOMO  II. 


MÉXICO. 
TIPOGRAFÍA  ECONÓMICA. 

AVENIDA  ORIENTE  A. 2   NUM.   324 
ANTES  CAZUELA  1. 

1903 


CAPITULO  XXXII. 


COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON  EL 

MEXICANO  Y  SUS  AFINES. 


1.  En  el  t.  1?  de  la  presente*obra,  13  edición,  al  tratar  del 
Tarasco,  y  hablando  del  reino  de  Michoacán  dije: 

«Se  ignora  el  origen  de  sus  habitantes,  sobre  cuyo  punto 
el  P.  Acosta,  en  su  Historia  de  Indias,  cuenta  una  fábula  in- 
sulsa tomada,  sin  duda,  del  P-  Duran  (Historia  de  México, 
MS.,)  la  cual  ha  refutado  satisfactoriamente  Clavijero.  Di- 
ce Acosta  que  viniendo  los  mexicanos  hacia  el  valle  de  Mé- 
xico, parte  de  ellos  tuvieron  un  motivo  de  enojo  con  los  otros, 
por  lo  cual  no  sólo  dejaron  de  seguirlos,  sino  que  aun  adop- 
taron idioma  diferente  que  fué  el  tarasco.  El  P.  La-Rea,  en 
su  Crónica,  aunque  no  hace  mérito  de  esa  fábula,  también 
cree  que  los  pobladores  de  Michoacán  fueron  mexicanos; 
pero  de  todos  modos  esto  es  falso,  pues  la  diferencia  que 
hay  entre  el  tarasco  y  el  mexicano  demuestra  que  los  hom- 
bres que  hablan  esas  lenguas  son  de  nación  diferente.  Es- 
te es  uno  de  los  casos  en  que  la  filología  puede  con  seguri- 
dad ilustrar  la  historia- » 

La  publicación  de  la  obra  del  P.  Duran  intitulada  «Histo- 
ria de  las  Indias  de  Nueva  España.»  (Méx.  1867)  ha  confir- 
mado mis  sospechas  respecto  de  ser  él  de  quien  tomó  Acos- 
ta la  noticia  sobre  el  origen  de  los  tarascos-  He  aquí  lo  que 
textualmente  refiere  Duran: 

«Es  de  saber  que  los  mexicanos,  los  que  agora  son  Ta- 

*  Conforme  lo  hizo  el  autor  en  las  ediciones  1?  y  2?  de  su  Cuadro,  la 
numeración  de  los  capítulos  es  correlativa  en  la  presente.— E.  E. 


6  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

vascos  y  avitan  la  provincia  de  Mechoacan,  y  los  de  la  provin- 
cia de  Malinalco,  todos  eran  de  una  congregación  ó  parciali- 
dad y  parientes,  y  salieron  de  aquella  sétima  cueva  debajo 
del  amparo  de  un  dios  que  los  guiaba  y  todos  hablaban  una 
lengua:  llegados  á  aquel  lugar  ele  Pazcuaro,  viéndole  tan  apa- 
cible y  alegre,  consultaron  á  su  dios  los  sacerdotes  y  pidié- 
ronle, que  si  no  era  aquel  el  lugar  que  les  tenia  prometido 
y  auian  de  fuerQa  pasar  adelante,  que  al  menos  tuviese  por 
bien  de  que  aquella  provincia  quedase  poblada:  el  dios  Vit- 
zilópochtli  respondió  á  sus  sacerdotes,  en  sueños,  quel  era 
contento  de  hacer  lo  que  le  rogaban,  y  que  el  modo  seria  que 
todos  los  que  entrasen  en  una  laguna  grande  que  en  aquel 
lugar  ay  á  se  lavar,  como  ellos  lo  tienen  de  uso  y  costum- 
bre, así  hombres  como  mugeres,  que  después  de  entra- 
dos se  diese  aviso  á  los  que  afuera  quedasen,  que  les  hurta- 
sen la  ropa,  así  á  ellos  como  á  ellas,  y  sin  que  losintiesen  al- 
Sasen  el  real  y  se  fuesen  con  ella  y  los  dejasen  desnudos. 
Los  mexicanos  obedeciendo  el  mandato  de  su  dios,  estando 
los  de  la  laguna  embebecidos  en  el  contento  del  agua,  sin 
ningún  detenimiento  alearon  el  real  y  partieron  de  allí,  to- 
mando la  via  que  su  dios  les  señaló.  Después  de  auerse  lava- 
do con  mucho  contento  los  questauan  en  la  laguna,  salieron 
della  y  buscando  su  ropa  para,  cubrirse  no  la  aliaron,  y  en- 
tendiendo ser  burla  que  los  demás  les  hacian,  vinieron  al 
real  donde  auian  dejado  la  demás  gente  y  aliáronlo  solo  y 
sin  persona  que  les  dijese  hacia  qué  parte  auian  tomado  la 
via;  y  viéndose  así  desnudos  y  desamparados  y  sin  saber 
adonde  ir,  determinaron  quedarse  allí  y  poblar  aquella  tie- 
rra, y  cuentan  los  que  dan  esta  relación,  que  como  quedaron 
desnudos  en  cueros,  así  ellos  como  ellas,  y  lo  estuvieron  mu. 
cho  tiempo,  que  de  allí  vinieron  &  perder  la  vergüenza  y 
traer  descubiertas  sus  partes  impúdicas  y  ano  usar  brague- 
ros ni  mantas  los  de  aquella  nación,  sino  unas  camisas  lar- 
gas hasta  el  suelo,  como  lobas  judaicas,  el  qual  traje  yo  lo 
alcancé  y  hoy  dia  entiendo  se  usa  entre  los  manQeguales.  •  • 
"Dividida  la  nación  mexicana  en  tres  partes,  la  una  quedó 
en  nn  y  pobló  aquella  provincia,  inventando  lengua 

particular  para  no  ser  tenidos  ni  conocidos  por  mexicanos, 
agraviados  de  la  injuria  que  se  les  auia  hecho  en  dejallos;  y 
la  otra  parte,  quedando  en  Malinalco.  » 


EL  MEXICANO  Y  SUS  AFINES-  7 

Esta  fábula  de  Duran  ha  sido  literal  ó  sustancialmente  ad- 
mitida por  los  escritores  subsecuentes,  excepto  Clavijero, 
pues  se  conforman  en  creer  que  los  tarascos  son  de  origen 
mexicano.  Consúltese  Acosta,  Historia  de  Indias;  García, 
Origen  de  los  Indios;  La-Rea,  Crónica  de  Michoacán;  Beau- 
mont,  Crónica  de  Michoacán;  Payno,  Historia  de  Michoacán. 

Por  mi  parte,  intentaré  demostrar  aquí  que  los  mexica- 
nos no  pudieron  haber  inventado  por  simple  enojo  ó  capri- 
cho (según  dice  Duran)  un  idioma  como  el  tarasco,  tan  dis- 
tinto al  suyo:  la  filología  no  admite  esta  clase  de  invenciones, 
de  la  manera  que  se  puede  inventar  un  dístico  ó  una  cuarte- 
ta, porque  las  lenguas  nacen  espontáneamente,  y  no  por  me- 
dio de  un  convenio  premeditado. 

2-  Antes  de  comparar  filológicamente  el  mexicano  y  el  ta- 
rasco, voy  á  hacer  un  paralelo  entre  ellos,  aunque  muy  bre- 
ve, bajo  el  punto  de  vista  literario,  por  cuyo  paralelo  comen- 
zarán ya  á  percibirse  las  diferencias  que  hay  entre  esas  dos 
lenguas. 

El  mexicano  es  más  rico  en  terminaciones  que  el  tarasco, 
y  más  abundante  en  nombres  derivados. 

El  tarasco  no  sabe  distinguir  como  el  mexicano  la  catego- 
ría de  las  personas;  no  tiene  como  este  idioma  formas  para 
expresar  respeto,  reverencia- 

El  mexicano  tenía  una  prosodia  bastante  perfecta,  supues- 
to que  pudo  expresar  la  poesía;  no  se  sabe  que  los  tarascos 
conocieran  este  sublime  arte,  sino  es  en  época  posterior,  á 
imitación  del  castellano. 

El  mexicano  tiene  pocos  verbos  irregulares  respecto  del 
tarasco. 

El  mexicano  posee  bastantes  "preposiciones,  y  el  tarasco 
casi  todas  las  suple  con  nimbo,  que  algunos  creen  ser  la  úni- 
ca preposición  propia  del  idioma. 

En  compensación  de  las  ventajas  que  hemos  encontrado 
al  mexicano  respecto  del  tarasco,  vamos  á  indicar  las  exce- 
lencias de  éste. 

El  tarasco  tiene  más  letras  en  su  alfabeto  que  el  mexica- 
no: es,  pues,  más  rico  en  combinación  de  sonidos. 

Abundan  más  en  tarasco  las  voces  esdrújulas  que  comu- 
nican al  lenguaje  cierta  entonación  y  sonoridad. 

Es  más  abundante  el  tarasco  que  el  mexicano  en  onoma- 


3  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

topeyas,  en  voces  imitativas,  que  dan  á  la  palabra  cierta  vi- 
veza, más  expresión. 

El  tarasco  usa  declinación  para  el  nombre  y  pronombre, 
de  la  cual  carece  el  mexicano. 

El  tarasco  tiene  pronombre  relativo  que  falta  al  azteca, 
así  como  infinitivo,  tan  útil  para  expresar  las  ideas  en  abs- 
tracto. 

El  mexicano  suple  las  personas  del  verbo  con  pronombres, 
prefijos:  en  esto  va  más  adelante  el  tarasco,  pues  usa  verda- 
deros signos  para  ello,  finales  que  no  son  el  pronombre  afi- 
jo ni  prefijo,  exceptuando  la  primera  persona  de  plural. 

El  verbo  sustantivo  tiene  una  conjugación  completa  y  re- 
gular en  tarasco,  mientras  que  en  mexicano  carece  de  pre- 
sente de  indicativo.  Otros  verbos  del  tarasco,  aunque  irre- 
gulares, tienen  por  causa  de  irregularidad  la  eufonía,  cir- 
cunstancia que  concurre  aun  en  lenguas  como  el  griego. 

Respecto  á  número  de  voces  no  es  fácil  calcularle  por- 
falta  de  buenos  diccionarios;  pero  sí  puede  asegurarse  que 
los  idiomas  que  comparo  son  ricos  en  palabras. 

Igualmente  el  tarasco  y  el  mexicano  tienen  voces  muy  ex 
presivas  que  resultan  del  uso  de  la  composición,  para  la 
cual  ambos  idiomas  cuentan  con  los  mismos  recursos  y  la 
misma  variedad  de  combinaciones. 

En  resumen,  no  es  posible  dar  á  uno  de  estos  idiomas  la 
preeminencia  respecto  del  otro,  pues  cada  uno  tiene  sus 
ventajas  y  sus  bellezas  particulares.  Buschmannensu  obra 
De  los  nombí  es  de  lugares  aztecas  hizo  del  mexicano  esta  ca- 
lificación: «La  lengua  antigua  de  Anáhuac  está  ala  altura 
de  los  idiomas  más  perfectos  del  antiguo  mundo,  y  ofrece 
material  para  los  análisis  más  finos  de  gramáticas  Nájera 
en  el  prólogo  á  su  Gramática  del  Tarasco  se  expresó  así: 
«Cuando  se  estudia  este  idioma,  se  ve  que  si  se  hubiera  de 
inventar  una  lengua  no  se  haría  sino  imitando  el  tarasco. 
Nada  le  falta,  y  es  tan  sencilla  que  parece  nada  tiene.  > 

3.  Pasando  ahora  á  tratar  de  las  diferencias  morfológicas 

y  gramaticales  que  se  notan  entre  el  tarasco  y  el  mexicano. 

me  extenderé  á  considerar  los  afines  de  éste,  es  decir,  todo 

el  grupo  inexicano-ópata,   y  no  me  limitará  á  marcar  sólo 

i  '¿ales  sino  aun  algunas  secundarias,  para 


EL  MEXICANO  Y  SUS  AFINES.  9 

que  que  se  perciba  bien  el  aspecto  tan  diverso  de  las  len- 
guas que  comparo. 

La  modificación  de  sonido  que  hay  entre  la  c  del  tarasco, 
cuando  suena  ca,  co,  cu,  y  la  Je  no  se  conoce  en  las  lenguas 
mexicano-ópatas,  como  tampoco  la  rh,  sonido  medio  entre 
la  l  y  la  r.  En  pima  hay  rh;  pero  asemejándose  á  la  s. 

Como  lo  veremos  en  el  cap.  57  de  la  presente  obra,  en  es- 
tos idiomas  tiene  el  mismo  valor  un  signo  antepuesto,  inter- 
calado, ó  pospuesto,  porque  todos  se  aplican  bajo  un  mismo 
sistema  que  es  el  de  yuxtaposición  ó  aglutinación-  Sin  em- 
bargo, como  en  lingüística,  lo  mismo  que  en  las  demás  cien- 
cias naturales,  se  pueden  admitir  diferencias  secundarias 
para  formar  órdenes,  géneros,  etc.,  conviene  hacer  una  dis- 
tinción entre  el  tarasco  y  las  lenguas  mexicano-ópatas,  á 
saber,  que  en  éstas  domina  el  uso  de  finales  ó  terminacio- 
nes, según  lo  hemos  visto  en  los  capítulos  anteriores,  mien- 
tras que  la  gramática  tarasca  prefiere  la  intercalación  muy 
marcadamente,  como  consta  de  los  siguientes  ejemplos  que 
pueden  explanarse  leyendo  la  descripción  del  tarasco,  capí- 
tulo anterior. 

De  Tata,  padre,  sale  el  dativo  tata-ni  y  de  tatani  el  plural, 
tata-eclia-ni  intercalado  el  signo  de  plural.  Las  personas  del 
verbo  se  marcan  con  finales;  pero  los  tiempos  y  modos  con 
intercalaciones,  v.  g.,  de  la  radical  pa  del  verbo  que  signifi- 
ca llevar  sale  pa-háca,  yo  llevo;  papihea,  yo  había  llevado; 
pa-uaca,  yo  llevaré:  ca  es  signo  de  primera  persona  de  singu- 
lar, así  es  que  ha,  pih  y  ua  con  las  partículas  intercaladas  que 
marcan  el  tiempo.  Las  voces  también  se  marcan  general- 
mente con  signos  intercalados;  v.  g.,pahaca,  yo  llevo  ;pa-nsra- 
haca,  yo  soy  llevado.  Hemos  visto  en  el  capítulo  anterior 
que  en  tarasco  hay  pocas  preposiciones,  siendo  himbo  la  que 
aparece  como  más  propia:  pues  bien,  las  preposiciones  se  su- 
plen frecuentemente  mediante  el  significado  que  tienen  las 
partículas  del  idioma  llamadas  propiamente  por  Lagunas 
interposiciones  (V.  cap.  anterior  §  87.) 

En  los  idiomas  del  grupo  mexicano  se  encuentran  pocas 
voces  onomatopeyas,  mientras  que  en  tarasco  abundan. 

El  tarasco  tiene  declinación,  así  como  también  las  lenguas 
ópatas,  cahita  y  eudeve;  pero  con  estas  diferencias.  La  de- 
clinación tarasca  es  única  de  un  plan  sencillo,  y  la  declina- 


10  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

cióu  de  la  familia  ópata  es  varia  y  complicada  por  su  diver- 
sidad de  signos.  La  declinación  tarasca  se  extiende  al  pro- 
nombre; pero  no  la  del  ópata,  cahita  y  eudeve.  Sobre  todo, 
la  diferencia  más  notable  es  la  de  forma  de  signos,  teniendo 
que  ocurrir  á  etimologías  forzadas  para  encontrar  alguna  se- 
mejanza aislada,  como  ri,  una  de  las  varias  ñnales  del  ópa- 
ta, respecto  de  eueri  terminación  del  genitivo  en  tarasco;  en 
ópata,  ri  no  sólo  es  final  de  genitivo  sino  también  de  acusati- 
vo y  dativo,  casos  que  el  tarasco  distingue  de  aquel,  y  ade- 
más sería  preciso  suponer  una  abreviación  en  ópata  ó  un 
agregado  en  tarasco.  La  final  e  es  signo  común  de  vocativo 
en  mexicano,  ópata  y  tarasco;  pero  c  no  parece  ser  más  que 
una  interjección  propia  para  llamar,  esto  es,  forma  que  se 
puede  explicar  por  la  ley  de  onomatopeya,  y  no  por  comu- 
nidad de  origen. 

El  tarasco  tiene  un  solo  signo  para  expresar  plural,  de 
forma  distinta  á  los  varios  del  mexicano  y  sus  congéneres. 
Algunas  analogías  se  descubren  entre  los  signos  de  los 
nombres  y  verbos  derivados  del  tarasco  y  las  lenguas  me- 
xicano-ópatas; pero  son  pocos,  aislados,  así  es  que  se  pue- 
den explicar  de  la  misma  manera  que  más  adelante  explica- 
remos, las  semejanzas  léxicas  que  igualmente  se  encuentran- 
Las  analogías  más  naturales  que  hallo  entre  los  signos  ta- 
rascos y  mexicano--ópatas  se  reducen  á  estas.  La  final  ta 
concurre  en  cora  y  tarasco  para  formar  abstractos.  Ti,  ta, 
kua,  ri  signos  tarascos  de  verbal;  en  mexicano  tli;  en  cahita 
tzi;  en  cora  te,  ti;  en  mexicano  ka;  en  cahita  ri.  Ke,  ga  partí- 
culas del  tarasco  para  la  voz  pasiva;  en  tepehuan  ka.  Ta  sig- 
no de  compulsivo  en  tarasco;  en  mexicano  tía;  en  cahita  tua. 
En  el  pronombre  no  hay  más  que  una  analogía  aislada,  se- 
gún veremos  al  comparar  los  diccionarios,  siendo  otra  di- 
ferencia, notable  entre  los  idiomas  que  comparo,  la  de  que  en 
mexicano  se  encuentran  dos  formas  para  el  pronombre,  en 
composición  ó  fuera  de  ella:  nehuatl,  nehua,  ne,  yo,  en  com- 
posición es  ni.  El  pronombre  tarasco,  en  composición,  sólo 
experimenta  una  abreviación;  pero  un  cambio  de  forma  (V. 
c.  anterior  §  34.)  El  posesivo  del  mexicano-ópata  tiene  cier- 
tas partículas  que  se  le  agregan,  ó  el  nombre  á  que  se  refie- 
re sufre  un  cambio  de  final  según  hemos  visto  en  las  com- 
paraciones correspondientes,  entre  ellas  al  tratar  del  resu- 


EL  MEXICANO  Y  SUS  AFINES.  11 

raen  gramatical  (c.  29:)  nada  de  eso  se  usa  en  tarasco;  hay  las 
siguientes  diferencias.  En  mexicano-ópata. 

Entre  el  verbo  tarasco  y  el  mexicano- -ópata  las  personas 
se  marcan  con  los  pronombres,  sean  afijos,  prefijos  ó  sepa- 
rados: en  tarasco  hay  terminaciones  especiales,  signos  pro- 
pios para  marcar  las  personas,  sin  analogía  con  los  del  pro- 
nombre, exceptuando  la  primera  persona  de  plural.  Ya  he 
indicado  estas  circunstancias  en  el  capítulo  anterior,  trata- 
ré de  ellas  en  el  cap.  57  al  hablar  del  carácter  morfológico 
de  estos  idiomas,  y  el  lector  mismo  puede  cerciorarse  de 
ello  comparando  las  finales  que  marcan  las  personas  en  ta- 
rasco con  el  pronombre  del  mismo  idioma.  Otra  diferencia 
entre  el  verbo  tarasco  y  el  mexicano-ópata  es  la  siguiente: 
los  pocos  idiomas  del  grupo  que  tienen  infinitivo  le  presen- 
tan indeterminado,  poco  marcado,  sin  especiales  signos  que 
le  distingan,  como  lo  expliqué  en  el  resumen  gramatical  del 
capítulo  29,  mientras  que  en  tarasco  el  infinitivo  se  haya  per- 
fectamente caracterizado,  tiene  su  final  propia  n i.  Pero  lo 
que  especialmente  decide  la  diferencia  del  verbo  en  las  len- 
guas que  estudiamos,  es  la  diversidad  de  signos:  con  traba- 
jo, y  forzando  las  etimologías,  se  encuentran  apenas  dos  ó 
tres  semejanzas,  entendiéndose  de  la  conjugación  radical,  la 
del  verbo  activo,  pues  respecto  á  verbos  derivados  ya  hablé 
anteriormente- 

4.  Pasando  ahora  á  tratar  del  diccionario,  comenzaré  por 
recordarlo  que  indiqué  en  el  prólogo  de  esta  obra,  y  fué  que 
las  palabras  se  comunican  más  fácilmente  de  un  pueblo  á 
otro,  que  la  gramática:  en  consecuencia,  no  debe  llamar  la 
atención  que  comparando  concienzudamente  el  diccionario 
tarasco  con  el  mexicano-ópata,  se  encuentren  algunas  más 
analogías  que  de  gramática.  Sin  embargo,  como  la  gran  ma- 
yoría de  las  voces  son  distintas  entre  esas  lenguas,  y  como 
existe  la  diferencia  de  sistema  gramatical,  resulta  que  las 
analogías  léxicas  que  se  descubren,  pueden  racionalmente 
explicarse  de  varios  modos,  menos  por  la  comunidad  de  ori- 
gen. Voy  á  ocuparme  primero  en  comparaciones  relativas 
sólo  al  mexicano,  y  después  lo  haré  respecto  á  las  demás 
lenguas  del  grupo. 

Padre  se  dice  en  mexicano  tatti,  y  madre  nantli;  en  taras- 
co tata,  nae.  La  analogía  de  los  nombres  de  parentesco  reu- 


12  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

nida  á  la  de  otras  palabras  primitivas  y  á  la  de  sistema  gra- 
matical son  la  mejor  prueba  de  afinidad  en  dos  ó  más  len- 
guas; pero  por  sisólas,  pueden  referirse  ala  ley  de  ono- 
matopeya,  pues  su  forma  es  la  más  sencilla,  se  compone  de 
sílabas  fáciles  que  de  un  modo  análogo  debieron  balbutir  los 
primeros  hombres  de  diversas  razas  y  distintos  países.  Así 
lo  reconocen  lingüistas  modernos  como  Renán  en  varias  de 
sus  obras  y  Wedgwood  en  su  Origin  of  language.  Efectiva- 
mente, la  radical  ta  para  decir  padre  la  hallamos  en  idiomas 
como  el  botocudo,  el  celta,  el  congo,  el  estoniano,  el  angola 
y  otros:  la  raíz  ?ia  (madre)  se  encuentra  en  Darien,  Benin, 
Potwotami,  etc. 

Otras  palabras  semejantes  del  tarasco  y  mexicano  se  pue- 
de atribuir  á  la  vecindad  de  los  dos  pueblos,  como  nombres 
de  animales  ó  utensilios,  algunos  verbos,  y  voces  aislados 
pertenecientes  á  varias  categorías.  He  aquí  ejemplos.  Entre 
los  numerales  sólo  el  dos  se  asemeja  algo  en  mexicano  y 
tarasco  orne,  tzi-ima-ni,  así  como  entre  los  pronombres  sólo 
el  de  segunda  persona  en  singular  tiene  analogía  tehua  ó  te 
(mexicano);  thu  (tarasco). 

Perro  en  mexicano  es  chichi:  en  tarasco  uichu.  Gato  en 
mexicano  se  dice  mixto,  en  tarasco  miztw,  mono  en  mexicano 
se  traduce  ozomatli,  en  tarasco  ozoma.  Halcón,  milano,  en 
mexicano,  es  kuixin,  en  tarasco  kuü/us.  Araña,  en  mexicano, 
es  tokatl,  en  tarasco  ta.ua.ki. 

Tambor,  en  mexicano,  ueuetl,  en  tarasco  ta-uenua.  Canasto' 
en  mexicano  chichuitl,  en  tarasco  tsikiueta. 

En  mexicano  el  verbo  más  propio  para  expresar  la  idea  de 
ser  ó  estar,  el  usado  en  tal  acepción  por  la  generalidad  de  los 
intérpretes,  el  más  extendido  en  el  grupo  es  ka:  como  sinó- 
nimo de  ka:  pero  menos  usado  se  halla  m-ani  que  parece 
tomado  del  tarasco  eni,  conservando  la  final  característica 
del  infinitivo  ni.  Por  el  contrario,  n-éki,  querer,  del  mexi- 
cano parece  haber  pasado  al  tarasco  convirtiéndose  en  ueka 
-ni,  perdido  el  prefijo  que  no  usa  la  gramática  tarasca  y 
agregando  su  signo  de  infinitivo. 

Otros  nombres  y  verbos,  como  ciertos  nombres  de  paren- 
tesco ya  explicados,  pueden  atribuirse  á  la  onomatopeya; 
v.  g.,  tzetze-mu,  en  tarasco,  gritar;  en  mexicano  tzatzi;:  kui- 
(cha)-kua,  en  tarasco,  canto;  en  mexicano  kui-ko. 


EL,  MEXICANO  Y  SUS  AFINES.  13 

Hay  otras  semejanzas  léxicas  entre  mexicano  y  tarasco 
puramente  aparentes  y  casuales,  como  akua,  comida,  en  ta- 
rasco; en  mexicano  tlakuaüi;  en  tarasco  la  a  es  radical  y  kua 
una  terminación  muy  común  en  sustantivos  y  adjetivos 
verbales,  mientras  que  en  mexicano  la  final  es  lli,  y  la  radi- 
cal tlakua,  resultando  una  coincidencia  casual  entre  una  raíz 
y  una  terminación. 

Del  mismo  modo  podrían  irse  explicando  algunas  analo- 
gías léxicas  que  se  encuentran  entre  el  tarasco  y  las  lenguas 
afines  del  mexicano,  aunque  con  una  diferencia  que  debe 
tenerse  en  cuenta  como  dato  precioso  para  la  historia:  el 
trato  ocasionado  por  la  vecindad  entre  mexicanos  y  taras- 
cos, no  puede  considerarse  igualmente  sino  respecto  de  cier- 
tas naciones  inmediatas  pertenecientes  al  grupo  mexicano- 
ópata;  pero  no  de  todas,  así  es  que  debe  suponerse  fundada- 
mente un  tránsito  de  los  tarascos  por  el  Norte  de  México, 
durante  el  cual  dejaron  allí  algo  de  su  vocabulario  y  traje- 
ron algo  del  perteneciente  á  otras  tribus  septentrionales. 
He  aquí  ejemplos  de  palabras  tarascas  análogas  con  otras 
lenguas  vecinas  ó  tan  distantes  como  el  shoshone  y  el  zuñi, 
siendo  de  advertir  que  estas  palabras  no  se  encuentran  las 
más  en  mexicano,  es  decir,  son  análogas  directamente  con 
el  tarasco:  de  otro  modo  la  explicación  era  muy  sencilla: 
que  el  mexicano  i  comunicó  al  tarasco  lo  que  tenía  de  seme- 
jante con  las  lenguas  del  Norte. 

HERMANO. 

Tarasco.  Vaua.  Op.  Vaa.  Eud  Vatz.  Com.  Vari. 

PRIMO. 

Taras.  Ihtza.  Cora.  T-ihatzi. 

CABEZA. 

Taras.  Ehpu.  Com.  P-api-  Guai.  Apa.  Cochimí.  Ag-opi, 

NARIZ. 

Taras.  Tz-ure.  Uich.  Ure  (anómala  en  la  familia  ópata-pi- 
ma  á  que  el  huichola  pertenece-) 


14  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

DIENTE. 

Taras.  Sini.  Caigua.  Sun.  Mut-  Sit. 

CORAZÓN. 

Taras.  Min-tzita.  Cost.  Mene  (anómala  en  la  familia  mut- 
sun  á  que  el  costeño  pertenece-) 

CABELLO. 

Taras.  Ha-uiri.  Mut,  Uri. 

SANGRE. 

Taras.  Y-uri-ri.  Op-  Era-t,  Tep.  Ure.  P¿.  V-ura. 


Taras.  Uatzi.  Zufíi.  Uetza-nah.  Shoshone.  N-atzi.  (Esta  pa- 
labra es  más  parecida  entre  el  tarasco  con  el  Zuñi  y  Shos- 
hone que  con  el  mexicano,  así  es  que  no  parece  haberla  re" 
cibido  por  este  intermedio.  V.  c.  30.) 


Taras.  Itsi.  P'nna.  Su-iti.  Mut.  Si.  Ke.  Sets  (anómalas  res- 
pecto á  las  formas  dominantes  en  el  grupo  mexicano-ópata.) 


Taras.  Turiri.   Pima,  Tura  (Esta  voz  se  encuentra  en  el 
mismo  casa  que  niño.) 

FRÍO. 

Taras.  Tzirari.  Cora.  Zerit. 

maíz. 
Taras.  Janini  (maíz  seco)  Cora.  Janib.  Op.  y  Pi,  Junu. 

ESPECIE  DE  PALMA. 

Taras.  Tacamba.  Op.  Tacú.  Cora .Tacati. 


EL  MEXICANO  Y  SUS  AFINES.  15 


CIRUELA. 

Taras.  Kupu.  Kuich  Kuarupu. 

PISO. 

Taras-  Tzin-ireni.  Mut  G-ireni. 

TOEDO. 

Taras.  Tzakari.  Op.  Tzaka. 


Taras.  Uakus-  Pi  Uaaki  (V.  lo  observado  respecto  á  la  pa- 
labra niño.) 


Taras  Tucuru.  Pi.  Tucuru.  (La  misma  observación  ante- 
aior.) 

CULEBRA. 

Taras.   A-kuitze.   Chemegue.  Kuiatz.  Igual  observación  á 
las  dos  palabras  anteriores.) 

PESCADO. 

Taras.  Kuruchu-  Op-  Ku-cci-  Cahita-  Kuchu.  (Observación 
anterior.) 

GUSANO. 

Taras.  Karas.  Mut-  Kares. 

SAPO. 

Taras.  Koki.  Op.  Koa. 

GRANDE. 

Taras  Te-pari.  Ouai.  Pane: 

SORDO. 

Taras.  Tozondi.  Op.  Ka-zotoda. 


16  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

NEGRO. 

Toros.  Tu-(rim)-beti:  Com.  Tu-(ju)-bit. 

VERDE. 

Taras.  Tzuri.  Cahita-  Tziari. 

SER,  ESTAR. 

Taras.  Eni.  Eudeve-  Eni. 


Taras.  Ketzare.  Com.  Ket-ziaro.  (V.  lo  observado  sobre  la 
palabra  niño-) 

IR. 

Taras.  Nir-a.  Com.  Nir.  Cots.  I-ni. 


Taras.  Huanda.  Mut.  Huate.  (La  misma  observación  que 
sobre  la  palabra  niño.) 

VENIR. 

Taras.  Hurani.  Eud.  Hueren.  (Aquí  parece  haber  conser- 
vado el  eudeve  ama  parte  de  la  final  ni  del  infinitivo  tarasco, 
la  n.) 

ANDAR. 

Taras.  Huma.  Cahita.  Huarama. 

ACOSTARSE,  ECHARSE. 

Taras.  Uirupe.  Tep-  Uopoe. 

SEMBRAR. 

Taras.  Hatzi-cuni.  Cora.  Atza.  Pima.  Uza.  Com.  Tetza 

RONCAR. 

Taras.  Ku-ara.  Op.  T-oro.  Tep.  S-oro-ke. 


EL  MEXICANO  Y  SUS  AFINES. 


17 


si. 
Taras.  Oa-ho.  Diegueño.  Ho.  Caigua.  Hoo. 

Y,  TAMBIÉN. 

Taras.  Ka-  Tep.  Kat. 

ALLÁ. 

Taras.  H-ima,  h-imin.  Tep.  Ami.  Cahita..  Aman-i. 


AHOEA. 

Taras-  I-yanani.  Calata.  Yeni. 

Hechas  ya  las  explicaciones  convenientes  sabré  las  pala- 
bras semejantes  entre  el  tarasco  y  el  grupo  mexicano- opa. 
ta,  que,  como  lo  he  dicho,  son  pocas  respecto  á  la  gran  ma- 
yoría de  las  que  se  encuentran  diferentes,  paso  ahora  á  pre- 
sentar algunos  ejemplos  de  éstas,  cuyas  correspondientes 
pueden  consultarse,  al  menos  la  mayor  parte,  en  los  capítu- 
los anteriores- 


Español. 


Hombre, 

Mujer, 

Viejo, 

Hijo, 

Marido, 

Suegro, 

Cuerpo, 

Carne, 

Ojo, 

Oreja, 

Boca, 

Labio, 

Lengua, 

Cuello, 

Mano. 

Dedo, 

Barriga, 


Tarasco. 


Tzihuereti. 
Cuxareti- 
Tharepeti. 
Vuache- 
Hanbucata- 
Tharascue. 
Cuiripehtsicata- 
Cu  ir  ¿peta. 
JEzkua. 
Kutsikua. 
Haramekua. 
Penchumekua- 
Katamu- 
Anganchakua- 
Hahki- 

Munchuku  rakua- 
Ku  parata. 


18  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

Español.  Tarasco. 


Pecho, 

Conchonakua- 

Espalda, 

Pexo. 

Cola, 

Gheti,  chetskua- 

Nervio, 

Pasiri 

Lágrima, 

Veranda- 

Piel,  pellejo. 

Sicuiri- 

Cielo, 

Avándaro- 

Sol, 

Huriata- 

Nube, 

Hanikua,  xuma- 

Luna, 

Kutzi- 

Lluvia, 

Hanikua 

Arco-iris, 

Xupacata. 

Granizo, 

Xanuata. 

Nieve, 

Ietza- 

Aire,                            « 

Tariyata- 

Tierra,  mundo, 

,  Farakuahpen- 

Año, 

Vexurini- 

Día, 

Huriatekua. 

Tarde, 

Inchatiro. 

Verano  (tiempo  de 

aguas), 

Hozta- 

Invierno  (tiempo  de 

seca), 

Yatianskuaro,  emenda. 

Humo,  vapor, 

Sirauata- 

Sombra, 

Kuhmanda; 

Río, 

Yurekua- 

Lago, 

Hapunda- 

Monte,  cerro, 

Gumpsta,  pitziramaka^ 

mehtzamakua,  huuata 

ro,  pukuriro. 

Conejo, 

Auani. 

Venado, 

Axuni. 

León, 

Puki- 

Pluma, 

Pungari. 

Lombriz, 

Tzirukua- 

Mariposa, 

Paracata. 

Mosca, 

Tindi. 

Miel, 

Ehpus- 

EL  MEXICANO  Y 

SUS  AFINES.                               19 

Español. 

Tarasco. 

Leche, 

ltzvkua. 

Cuerno, 

Tsiuangua. 

Animal, 

Axuni. 

Árbol, 

Angatapu. 

Algodón, 

Xurata. 

Arena, 

Cutzari. 

Piedra, 

Tzacapu. 

Metal, 

Tiamu. 

Oro, 

Tiripeti- 

Comida, 

Akua-    (Véase  lo  expli- 
cado anteriormente 
sobre  esta  palabra.) 

Pan, 

Kurinda. 

Hechicero, 

Sikuame. 

Flecha, 

* 

Plhtakua- 

Arco  (arma,) 

Canicukua- 

Barca,  canoa, 

Icharuta. 

Amar, 

Pampzparakua- 

Dolor, 

Pameri- 

Muerte, 

Uarikua- 

Agrio, 

Xaripeti- 

Alto, 

Yotati. 

Amargo, 

Camera- 

Amigo, 

Pichakua.  harakua. 

Enemigo, 

Curuhnakua. 

Bueno, 

Ambaketi- 

Dulce, 

Urimarari- 

Largo, 

Yasti- 

Azul, 

lhtakua- 

Amarillo, 

Tirungariri. 

Colorado, 

Charapeti. 

Uno,  dos,  etc. 

(Véase  el 

§  siguiente.) 

Yo,  tú,  etc. 

(Véase  el 

pronombre 

en  el  ca- 

pítulo  anterior.) 

Crecer, 

Taraxeni- 

Nacer, 

Tsipatzenoni. 

20  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON 

Español.  Tarasco. 


Ver, 

Hablar, 

Amanecer, 

Volar, 

Decir, 

Llover, 

Mear, 

Comprar, 

Morir, 

Parir, 

Subir, 

Abajo, 

Arriba, 

Bien, 

Cerca, 

Lejos, 

Más, 

Mucho. 


Exeni. 

Uandani. 

Erandení. 

Ahcarani. 

Arini,  arani. 

Hanini. 

Yazcani 

Piuani. 

Uarini,  uirucamani. 

Peuani. 

Keni,  cararani. 

Ketzakua. 

Hahtsicurini. 

Zez. 

Piretini. 

Yauaneti. 

Caru. 

Can,  cerniendo,  harandeti. 


5.  Como  otro  ejemplo  de  las  diferencias  que  presentan 
entre  sí  el  mexicano  y  el  tarasco,  pongo  en  seguida  los  ad- 
jetivos numerales;  pero  advirtiendo  que  el  sistema  aritmé- 
tico de  mexicanos  y  tarascos  era  el  mismo,  según  consta  de 
las  explicaciones  que  respectivamente  hacen  dos  autores 
antiguos,  Molina  y  Lagunas,  las  cuales  transcribo. 

Dice  Molina:  «En  la  lengua  mexicana  hay  tres  números 
mayores,  y  son  20,  400,  8000.  Para  estos  números  mayores 
usan  de  estas  dicciones:  Paualli,  Tzuntli,  Xiquipüli,  aunque 
no  pueden  estar  sin  que  les  preceda  alguno  de  los  números 
menores.  El  número  menor  es  desde  uno  hasta  veinte,  y 
llegando  á  veinte  tornan  á  contar  y  multiplicar  por  el  nú- 
mero menor  hasta  otros  veinte,  y  llegando  á  ellos  dicen:  Dos 
veces  veinte  que  son  cuarenta,  tres  veces  veinte  que  son 
sesenta.  Y  cuando  multiplican  el  número  mayor,  anteponen 
el  menor  como  cempoualli,  veinte;  ompoualli,  cuarenta;  epoua- 
m.  sesenta.  Pero  para  multiplicar  por  el  número  menor  jun- 
tamente con  el  mayor,  siempre  posponen  el  número  menoral 
mayor,  diciendo:   Cempoualli  onc?,  veintiuno;  cempoualli  orno- 


EL  MEXICANO  Y  SUS  AFINES. 


21 


me:  veintidós,  etc.  Y  es  de  notar  que  este  número  de  vein- 
te se  va  multiplicando  de  la  manera  ya  dicha  hasta  cuatro- 
cientos que  dicen  centzuntli,  y  de  este  último  hasta  ocho  mil 
que  es  el  otro  número  mayor,  se  va  multiplicando  la  cuenta 
en  la  manera  ya  dicha,  y  así  se  multiplica  este  número  ma- 
yor, de  cuatrocientos  diciendo:  centzuntli,  cuatrocientos;  ont- 
zuntli,  ochocientos;  etzuntli,  mil  doscientos.  Y  cuando  hay 
necesidad  de  contar  ó  multiplicar  los  números  intermedios, 
ha  de  ser  por  veintes,  y  por  el  número  menor  que  es  del  uno 
hasta  veinte,  posponiendo  siempre  como  está  dicho,  el  nú- 
mero menor  al  mayor,  La  misma  manera  se  ha  de  guardar 
para  multiplicar  de  ocho  mil  en  adelante,  que  dicen:  cenxi- 
pilli,  ocho  mil  onxiquipilli,  diez  y  seis  mil,  etc.» 

Lagunas,  refiriéndose  al  tarasco,  se  expresa  así.  «El  me- 
nor número  es  de  uno  á  diez;  el  mediano  de  diez  á  veinte  que 
llaman  maequatze-  Y  así  un  veinte,  dos  veintes,  etc.  Al  nú- 
mero mayor  dicen  macrepeta  que  son  cuatrocientos.  Y  así 
de  esta  manera  van  contando  un  cuatrocientos,  dos  cuatro- 
cientos, etc.,  hasta  llegar  al  número  principal  que  e  s  mae- 
quatze  irepeta  que  son  ocho  mil. 


Mexicano. 

Tarasco. 

Uno; 

Ze, 

Ma, 

Dos, 

Orne, 

Taiman. 

Tres, 

Yey, 

Tanimo- 

Cuatro, 

Naai, 

Tamu- 

Cinco, 

Makuilli, 

Yumu. 

Seis, 

Chikuaze, 

Cuimu. 

Siete, 

Chikome, 

Yuntzimn. 

Ocho, 

Chikuey, 

Yuntanimu- 

Nueve, 

Chikunaui, 

Yunthamu. 

Diez, 

Matlaktli, 

Temben. 

Once, 

Matlaktlize, 

Tembenma. 

Veinte, 

Zempoualli, 

Maekuatze. 

Cien, 

MakuityouaU  i , 

Yumekuatze. 

Cuatrocientos, 

Zentzuntli, 

Maurepeta- 

Ochomil, 

Zenxikipilli, 

Maekuatze  irepeta, 

Comparando  atentamente  los  adjetivos  numerales  del  me- 
xicano y  el  tarasco  no  sólo  se  observan  las  analogías  aritmé- 


22  COMPARACIÓN  DEL  TARASCO  CON  EL  MEXICANO  Y  SUS  AFINES. 

ticas  que  enseña  la  lectura  de  Molina  y  Lagunas  sino  otras. 
Veamos  lo  que  sobre  el  particular  dice  Moxó  en  sus  Cartas 
Mexicanas-  «Del  cotejo  de  las  dos  listas  (de  adjetivos  nume- 
rales) resulta  que  tienen  una  perfecta  analogía  en  su  cons- 
trucción.  En  una  y  otra  se  explican  con  palabras  simples 
los  números  desde  uno  hasta  seis,  el  diez,  el  veinte,  y  el  cua- 
trocientos. Los  demás  son  compuestos  de  los  simples,  ligán- 
dolos en  mexicano  con  la  partícula  on  y  en  tarasco  con  la 
conjugación  ca.   En  la  progresión  de  los  números  menores 
se  pospone  el  menor  al  mayor,  y  al  contrario  en  la  de  los  ma- 
yores; v.  g. ,  matlactliomei,  tembencdtinimu,  donde  el  tres  y  ti- 
ta nimu  está  colocado  después  del  diez,  lo  cual  se  observa  has- 
ta treinta.   Meaguatze  catemben  como  si  dijéramos  en  caste- 
llano veinte  y  diez-   En  cuarenta  y  ochenta,  etc.,  precede  el 
menor:  ompohualli,  nauhpohualli,  ó  entarasco  tzimanequatze, 
thamequatze,  que  equivalen  al  nuestro  dos  veces  veinte:  tres- 
cientos es  quince  veces  veinte-   Los  números  mayores  son 
en  las  dos  lenguas  mexicana  y  tarasca  veinte,  cuatrocien- 
tos y  ochomil;  pero  los  nombres  de  estos  dos  son  palabras 
figuradas  en  mexicano,  compuestas  de  la  unidad  ce,  que  pa- 
ra evitar  cacofonía  se  pronuncia  cen,  y  de  las  voces  tzontli 
madeja  de  pelo  y  xiquipüli  bolsa  ó  talega-   Por  eso  se  usan 
también  como  números  indeterminados.  En  tarasco  el  Tem- 
ben,  que  usan  para  decir  diez,  significa  madeja,  ó  guedeja  de 
pelo;  y  el  zutupu  del  ocho  mil,  bolsa  ó  talega-    Es  digno  de 
admiración,  que  estos  idiomas  teniendo  tanta  semejanza  en 
su  aritmética,  sean  como  son  en  extremo  diferentes  en  la  es- 
tructura y  combinación  de  todas  las  demás  voces,  de  que  se 
componen.» 

La  última  observación  de  Moxó  puede  explicarse  fácilmen- 
te, reflexionando  que  la  aritmética  no  pertenece  al  idioma,  si- 
no que  es  uno  de  tantos  conocimientos  de  arte  ó  ciencia  que 
pueden  comunicarse  entre  los  pueblos  más  extraños- 


CAPITULO  XXXIII 


OBSERVACIONES 
SOBRE  EL  HUABE,  EL  CHIAPANECO  Y  EL 

CHOROTEGA,  EN  SU  RELACIÓN  CON  EL  TARASCO. 

El  Huabe  ó  Wabi,  llamado  también  por  algunos  huazonte- 
co,  se  habla  por  la  nación  de  estos  nombres,  compuesta  hoy 
de  unos  tres  mil  individuos  que  habitan  en  las  lagunas  de 
Tehuantepec,  en  los  pueblos  llamados  San  Mateo  del  Mar, 
Santa  María  del  Mar,  San  Francisco  del  Mar.  San  Dionisio 
del  Mar  é  Ixhuatan. 

En  la  obra  Recon  ocimiento  de  Tehuantepec  (México,  1844) 
constan  las  siguientes  noticias  sobre  los  huabes.  «Difieren 
por  su  aspecto,  de  los  demás  moradores  del  Estado,  siendo 
generalmente  robustos  y  bien  formados-  Andan  habitual- 
mente  poco  menos  que  desnudos,  y  su  industria  casi  se  re- 
duce á  la  pesca,  de  que  hacen  un  comercio  bastante  exten- 
so. Sus  fiestas  conservan  todavía  el  carácter  de  sus  antiguas 
costumbres. 

«Están  divididos  en  cuatro  parcialidades,  en  estado  de  con- 
tinua discordia,  por  razones  de  interés  local.  Su  idioma  se 
ha  corrompido  al  punto  que  apenas  pueden  los  de  un  pue- 
blo entender  á  los  de  otro.» 

El  P.  Burgoa,  en  su  Historia  Geográfica  (pág.  367),  nos  ha 
conservado  la  noticia  del  origen  y  vicisitudes  de  los  huaves. 
Vinieron  á  Tehuantepec  de  la  parte  del  Sur,  por  guerras 


24  OBSERVACIÓN  SOBRE  EL  HÜABE, 

que  tuvieron  entre  sí  ó  con  sus  vecinos,  costeando  en  canoas- 
Al  llegar  los  huabes  á  Tehuantepec,  habitaban  allí  los  mijes, 
quienes  cedieron  el  país  con  poca  resistencia,  retirándose  á 
las  montañas.  En  tiempo  de  Moctezuma  fué  agregada  la  pro- 
vincia de  ios  huabes  á  la  corona  de  México;  pero  poco  des- 
pués, reunidos  los  reyes  zapoteco  y  mixteco,  ocuparon  á 
Tehuantepec  hasta  el  reinado  de  Cocijopij,  en  cuya  época 
tuvo  lugar  la  llegada  de  los  españoles,  á  quienes  el  rey  te- 
huantepecano  se  sujetó  voluntariamente.» 

Conformes  los  escritores  modernos  en  que  los  huabes  son 
oriundos  del  Sur,  discuten  algunos,  sin  embargo,  sobre  si 
vinieron  del  Perú  ó  Nicaragua.  En  mi  concepto,  no  hay  lu- 
gar á  esta  discusión,  ateniéndonos  á  este  hecho  bien  claro  que 
refiere  el  P.  Burgoa.  He  aquí  sus  propias  palabras:  <Se  ave- 
riguó la  venida  de  los  huabes  de  muy  lejos,  por  un  religioso 
de  Ntro-  P.  San  Francisco,  que  venía  de  la  provincia  de  Ni- 
caragua, y  oyendo  en  el  Convento  de  Tehuantepec  á  un  re- 
ligioso nuestro,  ministro  de  los  huabes,  hablar  con  su  mu- 
chacho, reparó  en  las  voces  y  términos  de  la  lengua,  enten- 
diendo lo  que  decía,  aunque  con  alguna  diferencia,  y  dijo 
que  era  el  mismo  idioma  de  unos  pueblos  de  Nicaragua,  y  de  allá 
debieron  salir  estos,  pasando  las  costas  de  Sonsonate,  Guate- 
mala, Suchitepec  y  Soconusco  hasta  parar  en  esta  de  Te- 
huantepec-» 

Las  indagaciones  más  recientes  confirman  la  noticia  del 
P.  Burgoa,  pues  varios  autores  modernos,  entre  ellos  Bras- 
seur  de  Bourbourg,  indican  la  analogía  del  huabe  con  élna- 
grandan  que  hablan  en  Nicaragua  los  indios  de  Subtiaba. 
(Archivos  de  la  Comisión  Científica  de  México,  1. 1*?  p.  125.) 

Si  el  nagrandan  es  ó  no  precisamente  el  idioma  de  Nicara- 
gua congénere  del  huabe,  es  cosa  que  no  podemos  decidir 
nosotros  por  falta  de  datos.  Todo  lo  que  conocemos  del  na- 
grandan son  las  pocas  palabras  recogidas  por  Squier,  y  del 
huabe  otras  pocas  que  se  hallan  en]a  Memoria  sobre  Tehuan- 
tepec por  Garay,  y  en  la  obra  francesa  Revue  Americaine  (t.  5); 
aun  esas  pocas  palabras  no  pueden  compararse  todas  por- 
que generalmente  no  son  las  mismas. 

Lo  que  sí  es  más  fácil  comprobar,  en  virtud  del  material 
que  tenemos  sobre  el  tarasco,  es  que  este  idioma  no  presen- 
ta analogía  ni  con  el  huabe  ni  con  el  nagrandan,  cuya  analo- 


EL  CHIAPANECO  Y  EL  CHOROTEGA,  ETC. 


25 


gía  indica  el  citado  Brasseur  (ubi  supra),  siendo  de  adver- 
tir que  otro  escritor  más  reciente,  Orozco  y  Berra,  no  en- 
contró parentesco  entre  el  huabe  y  los  demás  idiomas  me- 
xicanos, pues  dice  en  su  Geografía  (p.  175):  «El  huabe  es  di- 
ferente de  los  otros  idiomas  que  se  hablan  en  México» 


Tarasco. 


Huabe. 


Padre, 

Tata, 

Tat 

Madre, 

Nana, 

Mceu- 

Hijo, 

¡Jache, 

Shaeual. 

Hombre, 

Tzihueriti, 

Asheicy, 

Mujer, 

Cuxareti, 

Nahta. 

Sol, 

Hiiriata, 

NORt. 

Luna, 

Kutzi, 

Kahan- 

Estrella, 

Hozkua, 

Okass. 

Cielo, 

Avandaro, 

Ombessakatz, 

Tierra, 

Parakuahpen, 

Yek. 

Casa, 

Kuahta, 

Piem. 

Monte, 

Cumpsta, 

Tiak. 

Maíz, 

Ahtziri, 

Oss. 

Buho, 

Tukuru, 

Tanuk. 

Venado, 

Axuni, 

Shokuen. 

Arena, 

Cutzari, 

Wiah. 

Uno, 

Ma, 

Anop. 

Dos, 

Tziman, 

Epoen- 

Tres, 

Tanimo, 

Eroppoef- 

Cuatro, 

Tamil, 

Apukief- 

Cinco, 

Yumu, 

Akukief. 

Seis, 

Guimu, 

Anaif- 

Siete, 

Yuntziman, 

Ayayif. 

Ocho, 

Yuntanimv , 

Opakoef. 

Nueve, 

Yunthamu, 

Ohkanjce. 

Diez, 

Tembcn, 

Agafpoef. 

Veinte, 

Maekuatze, 

Níumieío. 

Cien, 

Yumakuatze, 

Agopmiew. 

Yo, 

Si, 

Shik. 

Tu. 

Thu, 

lk. 

El, 

Rinde, 

Akeen. 

26 


OBSERVACIÓN  SOBRE  EL  HUABE, 


Tarasco. 


Hua.be. 


Nosotros, 

Hucha, 

Ikohultz. 

Vosotros, 

Thucha, 

Ahgahueyay- 

Ellos, 

Hihcha, 

Áligayen. 

Fácilmente  se  observará  que  entre  tarasco  y  huabe  sólo 
hay  analogías  aisladas  de  algunas  palabras.  El  sistema  fo- 
nético y  de  terminaciones,  luego  se  percibe  que  es  distinto: 
respecto  al  gramatical,  también  se  comprende  su  diferen- 
cia con  sólo  examinar  el  siguiente  ejemplo  de  conjugación, 
en  huabe,  donde  se  verá  que  este  idioma  marca  las  perso- 
nas del  verbo  con  el  pronombre,  y  el  tiempo  y  modo  con 
partículas  separadas-  Ya  sabemos  que  el  sistema  del  taras- 
co consiste  en  terminaciones  yuxtapuestas. 


Yo  amo, 

Tu, 

El, 

Nosotros, 

Vosotros, 

Ellos, 


Skik  sen  diera. 
Ik  sen  diera. 
Akeen  sen  diera. 
Jkohuz  sen  diera. 
Ahgahuegay  sen  diera. 
Ahgayen  sen  diera. 


Como  lo  explicaré  en  el  cap.  57,  el  huabe  debe  considerar- 
se como  idioma  paulo-silábico  sintético,  mientras  que  el  ta- 
rasco es  polisilábico  polisintético. 


Tarasco. 

Nagrandan. 

Hombre, 

Tzihuereti, 

Nuho- 

Mujer, 

Guxareti, 

Nahseyorao- 

Muchacho, 

Hatsi, 

Nasome. 

Muchacha, 

üatsi, 

Naheoun. 

Niño  pequeño, 

Characu, 

Naneyame. 

Padre, 

Tata, 

Gooha- 

Madre, 

Nana, 

Goorao- 

Marido, 

Uarabucata, 

Mhohue. 

Esposa, 

Tembucata, 

Nume. 

Hijo, 

Uache, 

Nasomeyamo, 

Hija, 

Vaclie, 

Nasayme- 

Cabeza, 

Ehpu, 

Goochemo- 

Pelo, 

Hauiri, 

Merabe. 

EL  CHIAPANECO  Y  EL  CHOROTEGA,  ETC. 


27 


Tarasco. 

Nagrandan 

Cara, 

Ahcangarikua, 

Grote- 

Frente, 

Ehtzerukua, 

Goola. 

Oreja, 

Kutsikua, 

Nahme. 

Ojo, 

Ezkua, 

Nahte. 

Nariz, 

TJri, 

Mungoo- 

Boca, 

Haramekua, 

Nunsu. 

Lengua, 

Katamu, 

Greuhe- 

Diente, 

Sini, 

Xa  lie. 

Pies, 

Hantziri, 

Graho. 

Cielo, 

Auandaro, 

Xekupe. 

Sol, 

Huriata, 

Nurribu. 

Estrella, 

Hozkua, 

Nuete. 

Fuego, 

Turiri, 

Nahic. 

Agua, 

Itsi, 

Nimbu. 

Piedra, 

Tzacapu, 

Nugo. 

Yo, 

Hi, 

Salto- 

Tu, 

Thu, 

Sumusheta. 

Nosotros, 

Rucha, 

Semehmu. 

Apenas  se  encuentran  dos  ó  tres  palabras  algo  semejan- 
tes: en  las  finales  y  los  prefijos  no  se  observa  ninguna  ana- 
logía. 

Tratando  ahora  del  Chiapaneco,  comenzaré  por  decir  que, 
según  Orozco  y  Berra,  «su  uso  queda  en  Acola,  distrito  del 
Centro,  en  la  villa  de  Chiapa  y  en  Suchiapa,  distrito  del 
Oeste-*  Esto  manifestaba  Orozco  hace  diez  años;  pero  hoy, 
u873,)  el  Sr.  Obispo  de  Chiapas  me  dice  en  una  carta  lo  que 
paso  á  copiar,  contestando  otra  en  que  le  pedí  informes  so- 
bre el  chiapaneco:  «En  cuanto  al  idioma  chiapaneco  tengo 
que  decirle  que  ya  es  un  idioma  muerto,  enteramente  per- 
dido, pues  la  tribu  que  lo  hablaba,  mezclada  entre  los  ladi- 
nos, como  aquí  los  llaman,  habla  el  español. » 

Según  Remesal,  en  su  Historia  de  la  provincia  de  Chiapas, 
los  chiapanecos  son  originarios  de  Nicaragua;  Juarros  en 
su  Historia  de  Guatemala  los  considera  como  descendientes 
de  los  Toltecas;  Clavijero  expresa  su  opinión  con  las  siguien. 
tes  palabras: 

«Los  chiapanecos,  si  hemos  de  dar  crédito  á  sus  tradi- 
ciones, fueron  los  primeros  pobladores  del  Nuevo  Mundo. 


28  OBSERVACIÓN  SOBRE  EL  HUABE, 

Decían  que  Votan,  nieto  de  aquel  respetable  anciano  que  fa- 
bricó la  barca  grande  para  salvarse  á  sí  y  á  su  familia  del 
diluvio,  y  uno  de  los  que  emprendieron  la  obra  del  grande 
edificio  que  se  hizo  para  subir  al  cielo,  fué  por  expreso  man- 
dato del  Señor  á  poblar  aquella  tierra-  Decían  también  que 
los  primeros  pobladores  habían  venido  de  la  parte  del  Nor- 
te, y  que  cuando  llegaron  á  Soconusco,  se  separaron,  yen- 
do los  unos  á  habitar  el  país  ele  Nicaragua,  y  permanecien- 
do los  otros  en  el  de  Chiapas.  Esta  nación,  según  dicen  los 
historiadores,  no  estaba  gobernada  por  un  rey,  sino  por  dos 
jefes  militares,  nombrados  por  los  sacerdotes.  Así  se  man- 
tuvieron, hasta  que  los  últimos  reyes  mexicanos  los  some- 
tieron á  aquella  corona.  Hacían  el  mismo  uso  de  las  pintu- 
ras que  los  mexicanos,  teniendo  el  mismo  modo  de  compu- 
tar el  tiempo;  pero  empleaban  diferentes  figuras  que  aque- 
llos para  representar  los  años,  los  meses  y  los  días.»  (Clavi- 
jero. Historia  de  México.) 

En  mi  concepto,  la  ascendencia  que  Juarros  supone  á  los 
chiapanecos  no  es  la  verdadera;  pero  sí  debe  admitirse  la  que 
los  relaciona  con  los  habitantes  de  Nicaragua,  sea  en  el  sen- 
tir de  Remesal,  sea  en  el  de  Clavijero. 

Ya  Orozco  y  Berra  (op.  cit.)  indicó  la  relación  que  puede 
tener  el  chiapaneco  con  el  idioma  orotina  de  Nicaragua. 
Brasseur  cree  que  esa  relación  es  con  el  chorotega  ó  dirían 
según  las  siguientes  palabras:  «Les  Chiapaneques  ainsi  nom- 
ines du  fleuve  Chiapan  (Tabascó)  aux  bords  duquel  ils  oceu- 
paient  un  petit  nombre  de  villes:  la  principale  etait  une  ci- 
tadelle  formidable qui  en  dominait  le  cours  appelée  dans  leur 
langue  Chapa  Nanduimé,  dont  la  cité  plus  moderne  de  Cliia- 
pa  de  Indios  n 'etait  en  quelque  sorte  qu'un  grand  faubourg. 
Les  Chiapaneques,  qui  seraient  peut-étre  les  restes  d'une 
migratión  antique  sortie  deXibalba,  pretendaient  avoir  don- 
nó  naissance  aux  Chorotecas  de  Nicaragua  dont  la  langue  se 
reaproche  de  la  leur.» 

Estoy  de  acuerdo  con  Brasseur  y  con  Orozco  respecto  á 
la  analogía  entre  el  chiapaneco  y  un  idioma  de  Nicaragua; 
pero  fijándome  yo  en  el  Nagrandan,  antes  citado,  porqu  e  así 
resulta  de  las  comparaciones  que  he  podido  hacer:  aun  sien- 
do pocas  encuentro  varias  palabras  semejantes  entre  los  dos 
idiomas,  y  estomehacepresumirlademostracióndeuaaafini- 


EL  CHIAPANECO  Y  EL  CHOROTEGA,  ETC.  29 

dad  másestrechahaciendo  mayor  número  de  comparaciones- 
Pocas  son  como  digo,  las  que  yo  he  podido  hacer,  porque  no 
conozco  en  idioma  chiapaneco  más  que  el  Pater  inserto  en  la 
primera  edición  de  esta  obra,  el  cual  me  facilitó  el  Sr.  Oroz- 
co,  y  un  libro  M.  S-  de  oraciones  cristianas,  trunco,  ilegible, 
en  parte,  sin  traducción  alguna,  perteneciente  á  la  Sociedad 
Mexicana  de  Geografía  y  Estadística.  He  aq  uí  algunos  ejem- 
plos de  palabras  análogas  chiapanecas  y  nagrandanas. 

Nagrandan.  Chiapaneco. 


Padre,  G-ooha,  Y-oua. 

Hijo  ó  hija,  Nasayme,  Naya. 

Nosotros,  Sem-ehmu,  Cap-oídme. 

Cielo,  Nekupe,  Nalcapa-jo- 

Lo  que  prueba  también  que  Mr.  Brasseur  se  equivocó  al 
considerar  el  chiapaneco  análogo  al  Chorotega,  en  lugar  del 
Nagrandan,  es  que  de  otro  modo  resultaría  la  siguiente 
contradicción.  El  autor  francés  no  sólo  dice  que  el  chorote- 
ga y  el  chiapaneco  tienen  analogía,  entre  sí,  sino  también 
con  el  tarasco-  Pues  bien,  antes  había  dicho  que  eran  aná- 
logos huave,  nagrandan  y  tarasco,  resultando  este  idioma 
afin  de  dos  lenguas  distintas,  nagrandan  y  chorotega.  Que 
el  nagrandan  y  el  chorotega  son  distintos,  así  lo  reconoce 
Squier,  la  mejor  autoridad  en  esta  materia,  pues  á  él  se  de- 
be lo  que  conocemos  de  esos  idiomas,  y  además,  es  fácil  com- 
probarlo comparando  un  idioma  y  otro.  Sobre  todo,  Bras- 
seur mismo  manifiesta  «que  el  nagrandan  es  totalmente  dife- 
rí n  te  del  ochorotega:»  (Archivos  de  la  Comisión  científica  de 
México  t-  lop-  132-) 

Ya  hemos  visto  anteriormente  que  el  Tarasco  no  tiene  afi- 
nidad con  el  nagrandan:  en  consecuencia,  no  puede  tenerla 
con  el  análogo  de  éste,  el  chiapaneco.  Sin  embargo,  añado 
una  prueba  directa,  y  es  la  comparación  del  Pater  en  chia- 
paneco con  la  misma  oración  entarasco  (c  31) :  no  se  encon- 
trará la  menor  analogía  ni  léxica  ni  gramatical. 

Púa  mangúeme  nilumá  cañé  nacapajó  tomomo  copamimé  cham- 
briomo  chalaya  guipumutamu  gadilojd  istanacupü cajilucá  nacapajó: 


30  OBSERVACIÓN  SOBRE  EL  HUABE, 

cajilo  baña  yacameomo  nuori  may  tarilu  mindamu  oguajime  Ha  co- 
pomimemo  taguagime  nambucamuneme  cuqueme  gadiluca  si  memu 
casimemu  taguagime  nambucamuneme  copa  Upusüumu  bica  tipuca- 
puimu  mujarimimuname  mangúeme  Diusimutarilú  nitang ame  cha- 
cuillame  coji  Jesús. 

Que  el  tarasco  no  puede  ser  análogo,  á  un  tiempo,  con  el 
chorotega  y  elnagrandan,  es  cosa  clara,  supuesto  que  estos 
idiomas  son  distintos;  que  no  tenga  analogía  con  el  nagran- 
dan  y  sus  aunes  huave  y  chiapaneco,  se  prueba  por  medio 
de  comparaciones  filológicas. 

Empero,  todavía  queda  alguna  duda  respecto  á  la  seme- 
janza del  tarasco  con  el  chorotega.  Por  una  parte,  Bras- 
seur  la  indica,  y  aunque  incurriendo  en  la  contradicción  de 
hacer  al  tarasco  afin  de  dos  idiomas  distintos,  esa  contra- 
dicción, pudiera  tenerse  como  una  distracción,  como  un  ol- 
vido. Por  otro  lado,  encuentro  que  Latham  en  su  Filología 
comparativa  (p.  436),  observa  la  analogía  de  un  pronombre 
chorotega  con  otro  tarasco.  Con  esta  nueva  indicación  pro- 
cedo á  comparar,  en  lo  que  me  es  posible,  el  chorotega  con 
el  tarasco,  y  mi  comparación  da  el  resultado  que  paso  á  ma- 
nifestar, comenzando  por  poner  en  chorotega,  dirían  ó  ma- 
saya  (lugar  donde  se  habla)  las  mismas  palabras  que  antes 
en  nagrandan,  á  fin  de  que  sea  fácil  comparar  estos  idio- 
mas, y  cerciorarse  de  su  diferencia: 

Hombre,  Rahpa. 

Mujer,  Bapateu. 

Niño,  Saika. 

Niña,  Saikee. 

Niño  pequeño,  Chichi. 

Padre,  Ana. 

Madre,  Autu. 

Marido,  Ambin. 

Esposa,  Aguyee. 

Hijo,  Sacule. 

Hija,  Saicula. 

Cabeza,  Acu,  edi. 

Cabello,  Tecsu- 

Cara,  Enu. 


EL  CHIAPANECO  Y  EL  CHOROTEGA,  ETC- 


31 


Frente, 

Oreja, 

Ojo, 

Nariz, 

Boca, 

Lengua, 

Dientes, 

Pie, 

Cielo, 

Sol, 

Estrella, 

Fuego, 

Agua, 

Piedra, 

Yo, 

Tu, 

El, 

Nosotros, 

Vosotros,' 

Ellos, 


Gnitu- 
Ñau- 
Setu. 
Taco. 
Dahnu. 
Duliu. 
Semu- 
Naku- 
Dehmalu. 
Ahca. 
Ucu- 
Ahcu- 
Eeia- 

Esee,  esenu. 
leu. 
lea- 
lea. 

Eechelu- 
Uechelu. 
Icanu. 


Las  analogías  que  encuentro  con  el  Tarasco,  más  ó  menos 
inmediatas,  son  las  siguientes: 


Tarasco. 

Chorotega. 

Mujer,  Esposa, 

Tem-buka-ta, 

Ba-paku  (ta-baku, 

pues  ya  hemos 

visto   en  varios 

idiomas  r=t.) 

Niño  pequeño, 

Cha-raku, 

Chi-chi- 

Marido, 

U-ambu-cata, 

Ambi-n. 

Diente, 

Sini  (simi,) 

Sema. 

Estrella, 

H-ozkua, 

üku. 

Nosotros, 

Hucha, 

Heche-lu. 

Ellos, 

Uihcha,  hihchani, 

Ji- 

Icanu. 

ihkani,  (oblicuo. ) 

Las  palabras  análogas  corresponden 
parte  de  las  comparadas. 

De  todo  lo  explicado  en  este  capítulo, 


á  cosa  de  la  quinta 
resulta  que  el  hua- 


32  OBSERVACIÓN  SOBRE  EL.  HÜABE. 

be  y  el  chiapaneco  deben  referirse  á  los  idiomas  de  Nicara- 
gua, según  parece  el  nagrandan,  y  que  el  tarasco  presenta 
algunas  analogías  con  el  chorotega.  No  por  esto  me  atreve- 
ré á  colocar  los  dos  idiomas  en  la  misma  familia,  sino  es  ba- 
jo el  concepto  de  clasificación  dudosa,  en  espera  de  compro- 
baciones más  amplias.  De  todos  modos,  sí  es  preciso  llamar 
la  atención  sobre  la  afinidad  que  se  nota  entre  el  tarasco  y 
el  chorotega:  alguna  comunicación  por  lo  menos,  entre  los 
pueblos  que  hablan  esos  idiomas,  debe  haber  existido. 

Concluiré  este  capítulo  agregando  una  palabra  respecto 
al  orotina  con  cuyo  idioma  hemos  visto  indica  Orozco  tener 
afinidad  el  chiapaneco-  En  virtud  de  esa  indicación,  he  tra- 
tado de  averiguar  si  el  orotina  es  un  idioma  independiente, 
ó  si  tiene  relación  con  el  nagrandan  ó  el  chorotega;  pero  só- 
lo he  encontrado  noticias  contradictorias.  Por  ejemplo,  Bus- 
chmann  en  su  obra  hombres  de  lugares  aztecas  (§  49)  dice  que 
«el  orotina  acaso  sea  el  nagrandan,»  mientras  que  Brasseur 
(Op.  cit.  p.  132)  manifiesta  «que  según  parece,  los  orotinas 
usan  un  dialecto  del  chorotega-» 


CAPITULO 

EL  MIXTECO. 

NOTICIAS  PRELIMINARES. 

La  lengua  mixteca,  se  habla  en  la  antigua  provincia  de 
este  nombre,  situada  sobre  la  costa  del  mar  Pacífico,  que 
comprende  actualmente,  hacia  el  Norte,  una  fracción  del 
Estado  de  Puebla;  hacia  el  Este,  una  del  de  Oaxaca,  y  al 
Oeste,  parte  del  Estado  de  Guerrero.  Divídese  la  mixteca  en 
alta  y  baja,  estando  la  primera  en  la  serranía,  y  la  segunda 
en  las  llanuras  contiguas  á  la  costa. 

Según  la  tradición  que  refiere  Torquemada  en  su  Monar- 
quía Indiana  (Lib.  3?,  cap.  7,)  «estando  poblada  la  provincia 
de  Tula-  •  •  •  vinieron  de  hacia  la  parte  del  Norte  ciertas  na- 
ciones de  gentes  que  aportaron  por  la  parte  del  Panuco.. . . 
Estas  gentes  pasaron  adelante  hasta  Tula,  donde  llegaron 
y  fueron  bien  recibidas  y  hospedadas  de  los  naturales  de 
aquella  provincia;  allí  fueron  muy  regaladas,  porque  era 
gente  muy  entendida  y  ¡hábil,  de  grandes  trazas  é  indus- 
trias ■  ••  •  Mas  esta  nación  no  se  sabe  de  dónde  haya  podido 
venir,  porque  no  hay  más  noticia  de  esto,  que  al  principio 
dijimos,  que  vinieron  á  aportar  á  la  provincia  del  Panuco 
....  Y  visto  por  estas  nuevas  gentes,  que  en  Tula  no  se  po. 
dían  sustentar,  por  estar  la  tierra  tan  poblada,  procuraron 
pasara  delante  y  fueron  á  poblar  á  Cholula,  donde  por  el  con- 
siguiente fueron  muy  bien  recibidos,  y  donde  conocida raen- 

3 


3±  EL,  M1XTEC0. 

te  se  sabe  que  emparentaron  los  naturales  de  allí  con  ellos 
y  quedaron  poblados  y  arraigados  mucho  tiempo.»  Conti- 
nuando su  narración  el  mismo  autor,  agrega  en  substancia, 
que  de  Cholula  fueron  algunas  de  esas  gentes  á  poblar  la 
Mixteca  y  la  Zapoteca,  y  queellas  «hicieron  aquellos  gran- 
des y  suntuosísimos  edificios  romanos  de  Mictlán,  que  cier- 
tamente es  edificio  muy  de  ver.» 

En  efecto,  esos  palacios  han  llamado  siempre  la  atención  de 
los  viajeros,  y  prueban  una  adelantada  civilización,  siendo 
notables  principalmente  seis  columnas  sin  basas  ni  capi- 
teles, que  el  barón  Alejandro  Humboldt  y  los  que  le  han  co- 
piado, creen  ser  acaso  las  únicas  del  Nuevo  Mundo.  Empe- 
ro, Sahagún  dice  que  entre  las  ruinas  de  la  ciudad  de  Tula 
se  veían  en  su  tiempo  unas  columnas  en  forma  de  culebra, 
que  tenían  la  cabeza  por  basa  y  la  cola  por  capitel.  (Hist  de 
N.  E-.  tom.  39,  pág.  106.) 

Tanto  los  mixtecas  como  los  zapotecas  eran  cultos  é  in- 
dustriosos, y  estuvieron  divididos  en  varios  estados  manda- 
dos por  reyezuelos,  hasta  que  los  mexicanos  los  conquis- 
taron. 

La  palabra  mexicana  Jlixtecatl,  es  nombre  nacional,  deri- 
vado de  mixtlan,  lugar  de  nubes  ó  nebuloso,  compuesto  de 
mixtli,  nube,  y  de  la  terminación  lian.  Asimismo  todos  los 
pueblos  y  lugares  de  la  Mixteca  tienen  nombres  mexicanos, 
que  en  la  gramática  del  P.  Reyes,  citada  adelante,  traen  su 
equivalente  en  mixteco;  v.  g.,  Yanguitlan  en  mexicano,  es 
Yodzokahi  en  mixteco.  Esto  confirma  lo  que  digo,  al  hablar 
del  mexicano,- contra  los  que  creen  que  los  chichimecas  eran 
de  la  misma  raza  que  los  aztecas,  porque  sus  nombres  pro- 
pios de  gentes  y  lugares  son  mexicanos- 

Las  obras  de  que  he  usado  para  describir  el  mixteco,  son 
estas:  Arte,  por  Fr.  Antonio  de  los  Reyes  (México,  1593:) 
Vocabulario  en  lengua  mixteca,  por  los  PP.  de  la  Orden  de 
Predicadores,  recopilado  y  acabado  por  Fr.  Francisco  de  Ai- 
rado (México,  1593:)  Catecismo  en  idioma  mixteco  (Pue- 
bla, 1873.) 

La  gramática  se  refiere  especialmente  al  dialecto  princi- 
pal de  la  lengua  mixteca,  que  es  el  tepuzculano,  aunque  ex- 
plica las  más  notables  diferencias  de  los  otros.  A  pesar  de 
que  está  escrita  con  mal  método,  contiene  todas  las  expli- 


EL  MIXTECO.  35 

caciones  necesarias  para  formarse  una  idea  del  idioma,  si 
bien  es  preciso  tener  cuidado  de  distinguir  cuáles  son  las 
formas  propias  de  la  lengua  y  cuáles  las  suplidas  respecto  á 
nuestro  idioma  y  al  latín,  pues  es  sabido  que  nuestros  gra- 
máticos trataban  de  amoldarse  á  la  gramática  de  esta  últi- 
ma lengua-  Sin  embargo,  el  P.  Reyes  es  de  los  que  menos 
erraron  por  este  lado. 

El  diccionario  es  bastante  copioso,  y  se  refiere  también  al 
tepuzculano. 


DESCPJPCION. 

1.  Alfabeto. — El  alfabeto  mixteco  puede  reducirse  á  es- 
tas letras: 

a,  ch.  d.  e.  Jt-  i.  j.  k.  m.  n-  ñ-  o-  s-  t.  u.  v.  x.  ó  ks-  gs. 
y-  z.  dz.  nd-  tn-  kh. 

La  g  se  halla  únicamente  en  una  voz,  que  significa  un  pá- 
jaro llamado  solitario-  (1) 

2.  Pronunciación. — La  pronunciación  délas  vocales  es 
clara;  la  h  es  aspirada;  la  v  se  pronuncia  al  menos  algunas 
veces,  como  lo  hacen  los  hombres  en  mexicano  (véase;)  Ia7t7¿ 
tiene  un  sonido  nasal;  lo  mismo  la  nd  y  la  tn. 

3-  Combinación  de  letras- — Encuéntranse  algunas  pa- 
labras hasta  con  tres  consonantes  juntas;  pero  lo  común  es 
no  pasar  de  dos,  como  donde  concurren  las  letras  dobles 
que  he  señalado-  Las  vocales  se  repiten  con  frecuencia;  tnaa, 
frente;  yeke  tekyoo,  nuez  de  la  garganta;  tnii,  ufia;  ñee  dzi  yu, 
redaño;  muí,  rostro-  La  aspiración  es  de  mucho  uso. 

Casi  todas  las  palabras  acaban  en  vocal,  y  generalmente 
comienzan  por  consonante- 

4-  Sílabas. — Hasta  de  diez  y  siete  sílabas  he  encontrado 
palabras  en  esta  lengua;  v.  g. ,  yodoyokavuandisasikandiyo' 
saninahasahan,  que  significa  andar  cayendo  y  levantando; 
yokuvuihuatinindiyotuvuiliuatusindisaliata\  caer  en  gracia  al- 
guna persona. 

5.  Acento  y  cantidad. — En  mixteco  hay  que  atender  á 
la  cantidad,  porque  hay  palabras  largas  y  breves,  y  según 


36  EL.  MIXTECO. 

sean,  cambian  de  sentido.  En  cuanto  al  acento,  encuentro 
palabras  agudas,  graves,  y  esdrújulas,  variando  también 
con  la  acentuación  el  significado  de  las  voces;  yondáyundi, 
esdrújulo,  yo  lloro;  yondayúncli,  grave,  yo  tiemblo.  Tan  im- 
portante en  la  acentuación  en  mixteco,  que  el  P.  Alvarado 
dice:  «En  el  acento  varían  muchas  palabras  la  significación, 
y  algunas  no  solamente  en  tener  ó  perder  una  tilde;  pero 
aun  en  pronunciar  el  punto  con  blandura,  ó  con  la  voz  llena, 
llega  á  tanto  esta  lengua,  que  no  se  contenta  con  la  que  nos 
dio  naturaleza  para  pronunciar,  sino  que  sube  á  las  narices 
y  de  ellas  se  vale  en  algunas  pronunciaciones,  que  sin  este 
socorro  quedan  faltas.» 

6-  Composición. — Uno  de  los  caracteres  dominantes  del 
mixteco  es  la  composición,  pues  tiene:  1?  Voces  yuxta- 
puestas, en  que  ninguna  de  las  componentes  se  altera,  como 
de  yutnu,  árbol,  y  kuiJii,  fruta;  yutnukuihi,  árbol  frutal  ó  de 
fruta.  2?  Voces  yuxtapuestas  en  que  se  usa  el  metaplas- 
mo,  pues  una  de  las  componentes  se  altera;  v.  g.  de  huaha, 
bueno,  y  de  ñaha,  no,  sale  ñahnaha,  malo.  3?  Voces  que  al 
componerse  se  cortan  y  destrozan,  por  decirlo  así,  para 
mezclarse  con  otras,  como  veremos  al  hablar  de  los  adver- 
bios que  se  componen  con  verbos.  49  Palabras  que  se  in- 
tercalan en  otras,  como  de  yosinindi,  yo  sé,  y  de  maní,  cosa 
preciada,  ó  estimable;  yosinimanindí,  yo  amo,  ó  estimo;  y  con 
vhui,  cosa  que  duele  ó  molesta;  yosinivhuindi,  yo  aborrezco. 
5o  Hay  varias  partículas  componentes  que  por  sí  nada  sig- 
nifican; pero  que  dan  cierto  sentido  á  los  vocablos  con  que 
se  juntan,  de  lo  cual  tendremos  suficientes  ejemplos  en 
adelante. 

Y  es  de  advertir,  que  en  sólo  dos  voces  se  juntan,  sino  aún 
más,  de  lo  cual  resultan  palabras  de  tantas  sílabas,  como 
las  que  puse  de  ejemplo  anteriormente,  y  que  es  preciso 
traducir  á  nuestra  lengua  con  varias  voces. 

7.  Homónimos. — Se  hace  notable  en  mixteco  la  abundan- 
cia de  homónimos,  como  los  siguientes. 

Yotavuindi,  yo  libro  á  otro;  yo  caso;  quiebro  vasijas;  cue- 
zo loza. 

Yosikandi,  pido,  ando. 

Yondakandi,  acompaño  á  otro;  demando:  salgo  de  un  pue- 
blo para  ir  al  mío. 


EL  MIXTECO.  37 

Yoyuhuindi,  tengo  miedo,  aconsejo;  voy  á  recibir  á  otroal 
camino;  lamo. 

Yonatavuandi,  traslado;  saco  alguna  cosa;  paseo- 
Yosichindi,  me  baño;  chupo  cañas;  meneo. 

8.  Sinónimos. — Al  mismo  tiempo  no  faltan  sinónimos,  de 
que  dan  idea  los  que  siguen: 

Yonee,  acabo  una  cosa  entera;  yondehe,  acabo  cosas  dividi- 
das ó  apartadas;  yondoko,  acabo  cosas  líquidas:  yosinokavua, 
acabo  una  obra. 

Yochidzondi,  pongo  cosas  redondas  ó  llanas  sobre  otra;  yo- 
sakndi,  pongo  cosas  tendidas. 

Nasika,  yatnini,  yotnihuy,  cerca- 
ros a  han  di,  yo  voy  en  general;  yonuhundi,  voy  á  la  casa  ó 
pueblo  propio. 

Yokesindi,  yo  vengo,  en  general;  yondesindi,  vengo  á  la  ca- 
sa ó  pueblo  propio. 

Yosivaindi,  entro  en  casa  ajena;  yondevuindi,  entro  á  casa 
propia- 

Yokaindi,  salgo  de  casa  propia  ó  ajena  para  otra  parte;  yo- 
koondi,  salgo  para  casa  ajena:  yonoondi,  salgo  para  casa 
propia- 

Yosikandi,  pido;  yondakandi,  demando. 

Dzuta,  mollera  de  los  hombres:  nimia,  de  los  niños- 

Idza,  mazorca  de  maíz  antes  que  cuaje  el  grano;  dedzi,  ya 
cuajado;  ñeñe,  ya  seco- 

9.  Voces  metafísicas- — No  encuentro  voces  en  mixteco 
para  expresar  ciertas  ideas  metafísicas,  como  coser,  esencia, 
ser,  etc- ,  pero  no  faltan  para  las  facultades  intelectuales  y 
otras  cosas  que  no  tienen  representación  material- 

Sanakaha,  memoria. 

YotaJcusindi,  entender. 

Sákuvuiin  i,  albedrío- 

Huiko,  kevui,  kuiya,  tiempo- 

Saudita,  cosa  verdadera. 

Algunas  palabras  que  significan  cosas  materiales,  suplen 
bien  las  que  no  lo  son;  v-  g. ,  yosinindi,  ver,  significa  también 
conocer,  entender;  yotaanúnindi,  atar,  puede  servir  de  recor- 
dar, porque  lo  que  se  recuerda  está  como  atado  ó  pegado  á 
la  persona  que  recuerda- 


38  EL  MIXTECO. 

10.  Reverenciales. —Esencialmente  respetuosa  la  len- 
gua mixteca,  se  necesita  un  vocabulario  especial  para  ha- 
blar con  los  grandes  señores  y  personas  de  respeto,  como 
por  ejemplo: 

2\oho,  dientes,  y  los  de  un  señor  con  yeknya  yuchiya. 
Sata,  espaldas,  y  las  de  un  señor,  yusaya,- 
Dzitui,  nariz,  y  la  de  un  señor,  dutuya- 
Tutnu,  dzoho,  orejas,  y  las  de  un  señor,  tnahaya- 
Por  este  estilo  hay  otros  sustantivos,  verbos,  etc. :  otras 
veces  el  nombre  común  se  hace  reverencial,  figurando  el 
pronombre  ya,  de  que  luego  hablaré;  v.  g.,  de  kaka,  muslos; 
kakanduaya,  muslos  del  seDor;  de  tnaa,  frente;  tnaayayaya, 
frente  del  señor;  de  iüe,  estar  en  pie;  iííedzikaya,  estar  en 
pie  el  señor;  de  yotnahandahandi,  casarse;  yotnaftandahaya, 
casarse  el  señor,  etc. 

11.  Caso. — El  nombre  no  tiene  declinación: sin  embargo, 
el  vocativo  se  forma  agregando  la  terminación  y  al  nomina- 
tivo, cuando  hablan  los  hombres,  y  yal&s  mujeres;  v.  g.,  ña- 
ni,  hermano;  ftaniy,  ¡oh  hermano!  Para  el  genitivo  se  usa  el 
pronombre  personal  como  afijo,  según  veremos  adelante;  ó 
las  partículas  si  ó  sasi  antepuestas;  así  es  que  si  Pedro,  si  Juan 
significan  de  Pedro,  de  Juan,  y  también  pueden  aprovechar- 
se dichas  partículas  pospuestas  para  el  dativo,  como  por 
ejemplo,  sakuvuisi  Pedro,  sakuvuisi  Juan,  será  para  Pedro, 
será  para  Juan.  El  acusativo  se  conoce  por  solo  el  pacien- 
te, ó  se  marca  con  la  partícula  Tiaha,  como  veremos  al  hablar 
del  verbo- 

La  simple  yuxtaposición  suele  indicar  el  caso,  como  de 
yutnu,  árbol,  y  kuihi,  fruta;  yutnukuihi,  árbol  de  fruta  sin 
preposición.  Sin  esta  parte  del  discurso,  ni  yuxtaposición, 
ni  signo  alguno,  veremos  varias  veces  en  la  oración  del  Pa- 
dre nuestro  el  nombre  en  ablativo,  entendiéndose  sólo  por 
el  contexto  de  la  oración. 

12-  Número. — No  hay  signos  que  indiquen  singular  ni 
plural,  de  modo  que  para  distinguir  el  núrnero  se  tiene  que 
atender  al  valor  de  las  dicciones  que  acompañan  el  nombre, 
como  si  en  español  dijéramos  «muchos  hombre,*  «pocas  mu- 
jer,» «un  joven,»  «dos  muchacho,»  etc. 

13.  Género- — Tampoco  para  expresar  el  género  encuen- 
tro variedad  de  inflexiones  reguladas,  de  modo  que  es  pre- 


EL.  MIXTECO.  39 

ciso  posponer  al  nombre  las  palabras  yee,  macho;  uahadzehe, 
hembra,  para  marcar  el  sexo  cuando  no  lo  hace  por  sí  so- 
lo; v.  g.,  dzyayee,  hijo;  dzayadzehe,  hija,  contrayendo  ñahadze- 
he;  adzu,  caballo;  idzudzehe,  yegua;  tefloo,  gallina;  U-noo  keteyee, 
gallo,  pues  hablando  de  animales  se  suele  poner  también 
kete,  animal. 

Algunas  veces  hay  un  vocabulario  diferente  para  cada  se- 
xo, que  marca  el  del  que  habla;  v.  g.,  hermana  dicen  los  hom- 
bres kuhua,  y  las  mujeres  kuhui;  pero  lo  común  es  que  los 
dos  sexos  usen  un  mismo  nombre. 

No  obstante  lo  dicho,  veremos  que  el  pronombre  de  la  ter- 
cera persona,  varía  para  expresar  femenino  ó  masculino,  y 
con  él  puede  marcarse  muchas  veces  el  sexo;  y  lo  mismo 
sucede  por  medio  de  ciertas  partículas  de  que  luego  ha- 
blaré. 

14.  Derivados. — Los  abstractos  se  forman  añadiendo  al 
primitivo  la  partícula  antepuesta  sa;  v.  g.,  kuisi,  blanco;  sa- 
kuisi,  blancura. 

Para  otros  derivados,  como  los  colectivos,  etc.,  es  necesa- 
rio un  circunloquio,  v.  g.,  yutnu  yusa  significa  pino,  y  para 
expresar  pinar,  diremos  sakua  ó  saisi  yutnu  yusa,  en  cuyo 
ejemplo  sakaa  y  saisi  son  dicciones  que  vienen  á  significar 
donde  hay- 

Tampoco  encuentro  aumentativos  ni  diminutivos,  y  para 
expresarlos  es  preciso  usar  alguna  palabra  que  signifique 
grande  ó  pequeño: 

Suplen  los  comparativos  con  las  palabras  yodso,  yodsoka, 
que  significa  más  ó  encima  más,  el  verbo  tasisiyo,  que  quiere 
decir  sobrepujar,  y  otras  voces  análogas,  corno  huahaka,  me- 
jor ó  más  bueno-  Sin  embargo,  hay  una  terminación  ka,  que 
indica  la  comparación;  v.  g.,  Pedro  es  más  bellaco,  dzanaka 
Pedro,  donde  fea  se  une  á  dzana,  bellaco:  para,  «mejor  es 
Pedro  que  Juan, » tenemos  huahaka  Pedro  dza  Juan,  signi- 
ficando mejor  Pedro,  después  Juan,  porque  dza  significa  des- 
pués, contracción  del  adverbio  ikadza. 

Para  formar  los  superlativos  se  usa  de  las  voces  referidas 
yodzoka,  dza,  y  también  áehooka  y  otras  análogas,  y  además 
del  adverbio  ehidzu  que  significa  muchísimo;  v.  g.,  kuaita, 
humilde;  ehidzu  kuaita,  humildísimo,  é  igualmente  de  ¡yo, 
que  más  propiamente  tiene  todos  los  grados  del  adjetivo, 


¿O  EL  MIXTECO. 

pues  iyo  quiere  decir  mucho,  iyoka,  mucho  más,  pospuesta 
ka,  é  iyoyuka,  muchísimo  más,  intercalando  la  sílaba  yu. 

15.  Pronombre  personal. — Los  pronombres  persona- 
les son: 

Yo,  hablando  con  iguales  é  inferiores,  duhu,  ndi- 

Yo,  hablando  con  superiores,  ñadzaña,  nacha,  ndza. 

Tú,  doho,  ndo. 

Tú,  usado  por  las  mujeres  como  término  muy  familiar  pa- 
ra hablar  con  sus  hijos,  y  que  usado  con  otras  personas  in- 
dica desprecio  ó  enojo,  diya,  nda. 

Usted,  ó  sea  un  equivalente,  disi,  maini,  ni- 

Aquel,  ta,  tay,  yulcua. 

Aquella,  ña,  el  cual  hablando  las  mujeres  le  aplican  aún  á 
los  hombres. 

Aquel  y  aquella,  hablando  de  personas  de  respeto,  es  ya, 
acaso  aféresis  de  iya,  señor. 

Nosotros,  ndoo. 

Vosotros,  doho,  como  en  singular- 

Aquellos,  ta,  tay,  yukua,  como  en  singular. 

Los  pronombres  ndi,  ndo,  ta  se  posponen  al  verbo  y  nom- 
bre como  afijos,  y  duhu,  doho,  taise  anteponen,  de  modo  que 
puede  decirse  yosikandí,  yo  ando;  dithunidkiza,  yo  te  acom- 
pañaré: ñadzaña  comúnmente  se  antepone,  y  ñadza  6  ndza 
se  pospone:  disi  y  maini  generalmente  también  se  antepo- 
nen, así  como  n i  se  pospone:  diya  se  antepone,  y  nda  se  pos- 
pone; ña,  ndoo,  ya,  se  posponen. 

16.  Posesivo.  — Para  formar  el  posesivo  ó,  mejor  dicho, 
para  indicar  posesión,  basta  agregar  el  personal  al  nombre 
como  afijo;  v.  g. ,  de  huahi,  casa,  huaindi,  mi  casa;  huahindo, 
tu  casa;  huahua,  su  casa,  cuyo  modo  de  hablar  es  el  más  co- 
mún; pero  suele  intercalarse  la  partícula  si,  cuando  se  ex- 
presa alguna  pasión  ó  sentimiento,  ó  cuando  se  quiere  evi- 
tar anfibología;  v.  g.,  mi  alegría,  sadzee  inisindi;  idnisita,  su 
caballo,  pues  idzuta,  literalmente  es  caballo-aquel,  lo  cual  es 
equívoco,  pues  parece  que  á  alguna  persona  se  le  llama  ca- 
ballo. 

17-  Partículas  relativas. — Hay  en  mixteco  ciertas  par- 
tículas cuyo  objeto  es,  por  lo  común,  acompañar  el  nombre 
de  la  persona  con  quien  se  habla  ó  de  la  persona,  animal,  ó 
tosa  de  que  so  habla,  ó  se  hace  relación,  por  lo  cual  se  pue- 


EL    MIXTECO.  41 

den  llamar  relativas.  Sin  embargo,  algunas  de  esas  partícu- 
las no  sólo  se  usan  con  el  nombre,  sino  aun  en  su  lugar.    (2) 

Con  ellas,  como  indiqué  anteriormente,  puede  á  veces  dis- 
tinguirse el  sexo  del  que  habla  y  de  quien  se  habla. 

Algunos  ejemplos  harán  comprender  mejor  esta  forma  de 
la  lengua  mixteca,  en  los  cuales  veremos  que  varias  de  di- 
chas partículas  no  tienen  traducción  en  castellano;  pero  que 
otras  no  son,  ó  parecen  ser,  más  que  substantivos  ó  adje- 
tivos. 

Hablando  los  hombres  de,  ó  con  mujeres,  usan  la  partí- 
cula do  antes  del  nombre;  v.  g. ,  do  María  do  Juana;  y  las 
mujeres  haciendo  relación  de  hombres  usan  dr.it,  como  dzu 
Pedro,  dzu  Juan.  Los  hombres,  haciendo  relación  de  otros 
hombres,  dicen  ye  como  ye  Juan,  que  parece  ser  un  apóco- 
pe de  yee,  hombre,  y  dzi  cuando  hablan  á  alguno,  que  quie- 
re decir  tío,  dzito;  y  del  mismo  modo  las  mujeres  usan  tam- 
bién dzi,  que  es  tía,  de  dzidzi.  Cuando  las  muchachas  hablan 
de  otras  muchachas  ó  mujeres  usan  Ico.  ke,  iko:  pero  si  unas 
y  otras  hablan  de  muchachos  dicen  dzuk:  kuachi  significa 
muchacho  sin  expresión  del  sexo;  pero  supuesto  lo  dicho 
iko  kuachi  será  la  hembra  y  dzuk  kuachi  el  varón,  bastando 
muchas  veces  iko  ó  dzuk,  solos.  Los  hombres  y  muchachos- 
hablando  de  muchachos,   dicen  daku,  solo,   ó  daku  kuachi; 

Eefiriéndose  apersonas  muertas  dicen  ñu  ó  Tutu,  que 
viene  de  ñuhu,  tierra,  y  puede  equivaler  á  difunto,  cuando 
hablan  de  uno  en  particular,  y  en  general  usan  si,  que  sir- 
ve también  para  hablar  de  cosas  inanimadas  y  de  niños  pe- 
queños. Cuando  se  trata  de  un  animal  usan  por  aféresis, 
te  de  kete,  animal  en  general. 

18.  Personas,  modos  y  tiempos  del  verbo.— Las  per- 
sonas del  verbo  mixteco  son  las  que  hemos  visto  al  hablar 
del  pronombre;  los  modos  se  reducen  á  indicativo  é  im- 
perativo; los  tiempos  son  presente,  pretérito  perfecto,  plus- 
cuamperfecto, futuro  imperfecto  y  futuro  perfecto.  (3) 

19.  Su  mecanismo. — El  mecanismo  de  la  conjugación 
mixteca  es  de  lo  más  sencillo,  reduciéndose  á  marcar  las 
personas  con  los  pronombres  ndi,  ndo,  ta,  ndoo,  usados  como 
afijos,  ó  duhn,  dolió,  tai,  antepuestos,  como  vimos  al  tratar 
del  pronombre,  aunque  no  hay  necesidad  de  esto  cuando 
se  expresa  la  persona  ó  cosa   misma,   como  veremos  en  la 


42  EL   MIXTECO. 

análisis  del  Padre  nuestro.  Los  tiempos  se  señalan  con  las 
partículas  siguientes  antepuestas:  yo  para  el  presente;  ni 
para  el  pretérito  perfecto;  sani  para  el  pluscuamperfecto' 
el  verbo  sólo  para  el  futuro  imperfecto,  y  sa  para  el  futuro 
perfecto,  al  que  además  se  pone  la  terminación  ka.  En  el 
imperativo  hay  algunas  otras  variaciones  que.  con  las  ex- 
plicaciones hechas,  podrá  fácilmente  conocer  el  lector  en 
el  siguiente  ejemplo  de  conjugación,  siendo  de  notar  que  la 
segunda  persona  del  singular  es  el  verbo  en  su  mayor  pu- 
reza sin  afijo  ni  partícula,  por  lo  que  puede  servir  de  punto 
de  comparación.  Empero,  veremos  en  la  análisis  del  Pater- 
nóster que  al  menos  el  afijo  reverencial  ni,  se  nsa  con  la  se- 
gunda persona  de  imperativo, 

20.  Ejemplo  de  conjugación. 

Indicativo.  Presente. 

Yo-dzatevui-ndi,  yo  peco. 
Yo-dzatevui-ndo,  tú,  ó  vosotros  pecáis- 
Yo-dzatevuita,  aquel  ó  aquellos  pecan. 
Yo-dzatevuita,  aquel  ó  aquellos  pecan. 
Ya-dzatevui-ndoo,  nosotros  pecamos. 

Pretérito  perfecto. 

Ni-dmtevui-ndi,  yo  pequé,  etc. 
Ni  d&atevui-ndo- 

Ni-dzatevui-ta. 
Ni-dza  tev  u  i-ndoo- 

Pretérito  Pluscuamperfecto. 

Sani-dmtevui-ndi,  yo  había  pecado,  etc. 
Sa  n  i-dzatevui-ndo. 
Sani-dzatevui-ta. 
Sani-dzatevu  i-ndoo. 

Futuro  imperfecto. 

Dzatevui-ndi,  yo  pecaré,  etc. 
Dmtevui-ndo- 


EL  MIXTECO.  43 

Dzatevui-ta. 
Dzatevüi  ndoo. 

Futuro  perfecto. 

Sa-chatevui-kandf,  yo  habré  pecado,  etc. 
Sa-dzatevui-kando, 
Sa-dzatevui-ta. 
Sa-dzatevui-kandoo. 

Sa-dzatevui-kata,  aquellos  habrán  pecado- 
Imperativo. 

Na-dzatevui-ndi,  peque  yo. 

Dzatevüi,  peca  tú. 

Na -dzatevui-ta,  peque  aquel  y  aquellos. 

Nd-dzatevui-ndoo,  pequemos  nosotros. 

( lii-dzatevui,  pecad  vosotros. 

21.  Número  en  el  verbo. — Exceptuando  la  terminación 
ka;  de  la  tercera  persona  del  plural  de  futuro  perfecto,  y  la 
partícula  cid  de  la  segunda  del  imperativo,  vemos  que  no 
hay  modo  de  distinguir  las  segundas  y  terceras  personas 
del  plural,  pues  el  pronombre  no  tiene  este  niimero,  sino 
es  en  la  primera  persona.  Sin  embargo,  hay  cierta  variedad 
para  distinguirle,  aunque  sólo  en  el  presente  de  indicativo,  y 
es  la  de  que  la  partícula  yo  es  i:  v.  g.,  yodzatevuita,  aquel 
peca;  idzatevuita,  aquellos,  ó  todos,  ó  muchos  pecan.  Ade- 
más hay  tres  verbos,  en  los  cuales  queda  bien  marcada  la 
la  diferencia  del  plural  al  singular;  pero  esto  debe  verse  co- 
mo una  excepción,  cuyos  verbos  son  iñendi,  estoy  en  pie; 
iyondi,  estoy  sentado;  yokoonkoondi,  yo  me  siento- 

22.  CÓMO  se  suple  el  pretérito  imperfecto,  el  sub- 
juntivo, etc. — El  pretérito  imperfecto  de  indicativo  se  su- 
ple con  el  presente  del  verbo  de  que  se  trata,  y  el  pretérito 
del  pasivo  yokuvui,  ser  hecho,  en  esta  forma: 

Yo  pecaba,  yo-dzatevui-ndi  nikuvui- 

Tú  pecabas,  yo-dzatevui-ndo  nikuvui,  etc. 

Aunque  basta  el  presente  sólo  para  suplir  al  pretérito 


44  EL  MIXTECO. 

imperfecto,  lo  que  nie  parece  más  conforme  al  genio  de  la 
lengua:  v.  g.,  «yo  como  cuando  tú  veniste,-»  por  «yo  comió 
cuando  tú  veniste.» 

Súplese  el  subjuntivo  con  el  futuro  imperfecto  y  el  adver- 
bio kuevi,  cuando  ó  como;  por  ejemplo: 

Kuevui  dzatevui-ndi,  literalmente,  cuándo  pecaré  yo- 

Kuevui  dzatevui-ndo,  cuándo  tú  pecarás,  etc. 

El  optativo  puede  suplirse  con  la  interjección  ha,  que  sig- 
nifica deseo,  tana  ó  tañí,  sí,  y  el  futuro  imperfecto,  como  ¡oh 
si  yo  pecase!  ha  tana  dzatevui-ndi,  etc. 

Aun  el  infinitivo  se  suple  con  el  futuro  imperfecto,  com- 
poniéndose, á  veces,  el  verbo  regente  con  el  regido:  kdezati- 
vaindi,  voy  á  pecar,  compuesto  del  verbo  yosaha,  yo  voy, 
futuro  l'hu,  el  cual  pierdo  hu;  y  la  significación  literal  del 
ejemplo  puesto  es,  iré-pecaré. 

También  los  gerundios  se  suplen  con  el  futuro. 

Los  participios  de  presente  ó  futuro  se  suplen  con  el  pro- 
nombre tai  y  el  tiempo  correspondiente,  en  esta  forma:  el 
que  peca,  tai  yodmtevui;  el  que  ha  de  pecar,  tai  dzatevui,  etc. 

23.  Verbales.— En  cambio  de  participios  adjetivos,  hay 
algunos  sustantivos  verbales  que  expresan  tiempo-  Así  de- 
be inferirse  de  estas  palabras  del  P.  Reyes :  «Los  verbales 
se  forman  del  presente  de  indicativo,  anteponiendo  sa  ósasi; 
v.  g.,  de  yosihindi,  yo  bebo;  sasihi,  la  bebida.  Para  hablar 
con  más  congruidad,  se  debe  tener  atención  en  esto  de  la 
comida  y  bebida  y  sus  semejantes,  si  es  pasada,  presente  ó 
porvenir.  Porque  si  se  hace  relación  de  comida  pasada  di- 
cen sanisasi,  que  es  pretérito,  y  si  actualmente  está  comien- 
do, dicen  el  presente  sasasi  ó  sayosasindi,  y  si  es  futuro,  sa- 
Jcasi.»  De  este  ejemplo  y  de  otros  que  he  consultado,  la  ex- 
plicación más  general  que  puede  sacarse  es  esta:  el  verbal 
del  presente  es  el  indicativo  del  mismo  tiempo,  puesta  la 
partícula  sa  ó  sasi  en  lugar  de  yo;  los  de  pretérito  y  futuro 
se  marcan  con  sa  ó  sasi  y  además  con  las  partículas  propias 
del  tiempo;  de  modo  que  de  yosasindi,  yo  como,  sale  sasasif 
comida  presente;  de  nisasindi,  yo  comía,  sanisani,  comida 
pasada;  y  de  Icasindi,  yo  comeré,  sakasi,  comida  futura.  En 
estos  verbales  se  omiten  los  afijos  del  verbo.  Si  considera- 
mos estos  nombres,  no  como  derivados  de  verbo,  sino  como 
simples  sustantivos,  entonces  puede  ciarse  una  explicación 


EL  MIXTECO.  45 

inversa,  y  decir  que  algunos  sustantivos  se  vuelven  verbos, 
ó  se  conjugan  en  mixteco,  con  sólo  agregarles  las  partícu- 
culas  del  verbo.  (Véase  la  nota  15  del  zapoteco). 

24.  Voz  pasiva. — Para  expresar  la  voz  pasiva  no  hay  sig- 
no que  cambie  la  activa  sino  que  hay  verbos  independientes 
que  por  sí  tienen  significación  activa  y  otros  del  mismo  mo- 
do, de  los  cuales  algunos  suelen  corresponderse  en  signifi- 
cado y  otros  no;  v.  g.,  yotñiñondi,  yo  echo,  y  el  correspon- 
diente pasivo  es  ñoho;  yosasindi,  labrar  madera,  etc.,  y  su 
pasivo  es  yotusi;  yosamindi,  yo  quemo,  y  su  pasivo  yosisi; 
yokidzandi,  yo  hago,  y  su  pasivo  yoüuvaindi,  etc.,  de  manera 
que  aunque  en  mixteco  no  hay  voz  pasiva,  sí  hay  verbos  pa- 
sivos, algunos  de  los  cuales,  como  se  ha  indicado,  no  tienen 
activos  que  les  correspondan  (4).  como  yoñunindiyoho,  yo 
soy  azotado;  yonihikuahindi,  y  soy  herido  ó  lastimado,  etc. 
y  del  mismo  modo  hay  activos  sin  pasivos  correspondientes 
En  este  caso  pueden  suplirse  los  pasivos  del  modo  que  ex 
plica  el  P.  Reyes:  «Para  decir  Juan  es  amado  de  Pedro 
tomaremos  el  verbo  pasivo  yokuvui,  ser  hecho,  y  anteponer 
se  el  verbo  activo,  y  al  cabo  se  pondrá  la  persona  que  hace 
con  esta  partícula  sí,  poniéndola  que  padece  al  principio  de 
esta  manera:  yokuvui  manindisi  Pedro  ó  yokuvui  manUasin- 
di  6  un  Pedro  ó  unundi,  lo  mismo  dicen  iyo  manindisi  Pe- 
dro iyonditandisi  Juan-  Hay  otro  modo  de  componer  ver- 
bos pasivos,  que  es  con  estos  dos  verbos,  yehe,  su  futuro  ke- 
'"S  y  yosaha,  ir,  futuro  kJm  el  yehe,  significa  estar  alguna 
cosa  puesta  en  otra:  su  composición  es,  que  tomando  la  se- 
gunda sílaba  del  yosaha,  que  es  sa,  se  anteponga  al  futuro 
del  yehe,  y  dirá  yosakehe;  así  dicen  yosakehe  tata  itundi,  fué 
sembrada  mi  milpa:  también  se  puede  decir  pasiva  el  yehe 
simple,  sin  composición  de  saha,  como  yehendudzu  yehedzi- 
ko  iyondi,  estoy  puesto  en  mucha  estima,  y  también  se  dice 
con  el  &a,  como  nisake  hendudzu  nisa  kehedziko  iyondi,  en  pre- 
térito, que  es  lo  mismo.» 

25.  Verbo  reflexivo. — El  verbo  reflexivo  se  forma  con 
los  pronombres  maindi,  maindo,  maita,  compuestos  de  ndi, 
ndo,  ta,  y  la  sílaba  mai,  los  cuales  suplen  á  los  pronombres 
me,  te,  se,  del  castellano  y  francés;  v.  g-,  yo  amo,  yosinima- 
nindi;  yo  me  amo,  yosinimanindi  maindi;  pero  hay  otros  ver- 
bos que  sin  necesidad  de  agregar  este  signo,  tienen  por  sí 


46  EL  MIXTECO. 

significación  leflexiva  como  yodzakuanhandi,  yo  me  enseño. 

26.  Compulsivo- — La  partícula  dza,  intercalada  en  los  fu- 
turos imperfectos  de  los  activos  y  neutros,  forma  com- 
pulsivo (5);  v,  g.,  yosihindi  yo  bebo,  su  futuro  koho;  yodzako- 
hondita,  yo  haga  ó  doy  de  beber  áotro,  agregando  también 
á  ndi,  yo;  ta,  aquel;  yosasindi,  yo  como,  su  futuro  kasi;  yod- 
zakasindita,  yo  hago  comer  á  otro.  Pero  es  de  advertir  que 
no  todo  verbo  que  tenga  dza  es  compulsivo,  pues  los  hay  con 
otras  significaciones;  v.  g.,  yodzahuinindi,  embriagarse,  es 
recíproco;  -jodzatecuindi,  yo  peco,  es  neutro;  yodzandahu in- 
di, yo  engaño,  es  activo.  De  algunos  verbos  con  dza,  se  for- 
man pasivos  quitando  esa  partícula,  según  Reyes;  pero  de 
ios  ejemplos  que  pone  se  ve,  que  más  bien  resultan  verbos 
recíprocos. 

27-  Impersonal. — Según  el  mismo  autor  no  hay  verbo 
impersonal;  pero  no  por  esto  debe  entenderse  que  deje  de 
expresarse  absolutamente,  sino  que  se  suple,  según  creo, 
con  el  verbo  iüe,  estar  en  pie;  v.  g.,  iuendij,  está  en  pie  el 
sol,  es  decir,  hace  sol. 

28.  Verbos  frecuentativos  y  otros  derivados.— Los 
verbos  frecuentativos  se  forman  repitiendo  dos  sílabas  del 
primitivo,  como  de  yosakundi,  yo  lloro; yosakusakundi,  repi- 
tiendo salen,  yo  lloro  mucho,  ó  á  menudo;  de  yosasi,  yo  como, 
yosasisasindi,  yo  como  á  menudo,  repitiendo  sasi.  La  misma 
acepción  tiene  la  partícula  ko  compuesta  con  los  verbos. 

También  la  partícula  sa  expresa  frecuencia  de  la  acción, 
como  de  yodzatevuindi,  yo  peco;  sadzatevuindi,  yo  ando  pe- 
cando, poniendo  sa  en  lugar  de  yo,  en  el  presente  de  indi- 
cativo, y  á  veces  en  el  futuro  imperfecto  ó  en  este,  ka,  so- 
bre cuyas  partículas  observa  el  P-  Reyes:  «Puede  ser  que 
«se  entienda  que  este  ka  sea  futuro  del  sa,  y  no  va  fuera  de 
«camino,  supuesto  que  quiere  decir  continuación;  pero  lo 
«más  cierto  es,  que  puesto  al  fin  del  verbo  significa  que  se 
«haga  más  veces  lo  que  el  verbo  significa;  y  al  principio  el 
«dicho  ka  denota  que  sea  andando,  yendo  ó  viniendo,  y  que 
«el  sa  y  el  ka  sean  correlativos  y  el  sa  sea  de  presente  y  el 
<ka  de  futuro,  no  negando  que  el  ka  venga  del  verbo  yosika, 
«anclar  y  el  sa  no  tiene  de  donde  se  derive.» 

La  partícula  na,  compuesta  con  el  futuro  imperfecto,  sig- 
nifica repetición;  v.  g;  yosadzendi,  futuro  kadze,  quiere  de- 


EL  MIXTECO.  47 

cir,  cierro  algo,  como  una  puerta  ó  ventana,  la  primera  vez; 
y  la  segunda,  tercera,  etc-,  será  yonakadzendi- 

La  partícula  kua,  que  propiamente  es  pretérito  áeyosaha, 
ir,  significa  con  los  verbos  que  se  va  acabando  algo. 
Hua.  sirve  para  formar  incoactivos. 

Para  expresar  que  una  cosa  dañada  se  reforma,  ó  compo- 
ne, se  usa  la  partícula  nda,  con  el  futuro  imperfecto  del  ver- 
bo yokidzandi,  yo  hago;  futuro,  kadza,  poniendo  la  sílaba  ka 
en  vez  de  nda,  y  así  tendremos  yondadzahuahandi,  volver  á 
hacer  bueno  lo  dañado,  en  cuyo  ejemplo  se  ve  intercalada  la 
voz  liuaho,  que  quiere  decir  bueno. 

La  partícula  ninl  da  al  verbo  la  significación  de  una  acción 
oculta  ó  encubierta- 
La  palabra  naha,  significa  deudo  ó  pariente,  y  compuesta 
con  los  verbos,  les  da  la  acepción  de  juntar  ó  comunicar. 

El  verbo  nisiyo,  pretérito  de  ¿yo,  estoy,  se  junta  con  todos 
los  verbos,  componiéndose  con  el  futuro  imperfecto  de  in- 
dicativo, dando  el  significado  de  que  se  solía  ó  acostumbra- 
ba hacer  aquello  que  el  verbo  expresa- 

29.  Verbos  que  varían  de  forma.-  Son  notables  en  es- 
te idioma  algunos  verbos  que  varían  de  forma,  según  que  la 
persona  sobre  que  recae  su  acción  es  primera,  segunda  ó 
tercera,  lo  que  se  comprenderá  con  un  ejemplo  material: 
yokachindi,  yo  digo,  se  usa  en  estos  casos:  yo  te  digo,  de  pri- 
mera á  segunda  persona;  tú  me  dices,  de  segunda  á  prime- 
ra persona;  a*quel  me  dice,  de  tercera  á  primera:  yosisindise 
usa  para  «yo  digo  á  aquel.»  «tú  dices  á  aquel,»  ó  «aquel  di- 
ce á  aquel.»  Y  por  este  estilo  hay  varios  verbos  que  cam- 
bian según  es  la  persona  que  hace  y  la  que  padece- 

30.  Verbos  de  varia  significación. —Hay  otros  verbos 
que  en  el  presente  tienen  un  significado  y  varios  en  futuro- 
cambiando  de  forma  en  este  tiempo,  como  por  ejemplo,  yo- 
sasindi,  inalterable  en  el  presente,  tiene  el  futuro  kasi,  sig- 
nificando comer,  y  kasi  en  acepción  de  labrar  madera  ó  pie, 
dra,  enterrar  muertos  y  tirar  con  cerbatana. 

31*.  Composición  de  unos  verbos  con  otros-— Otros 
verbos  se  componen  unos  con  otros;  v.  g-,  de  okoo,  descien- 
do, y  de  ikaa  estoy  echado,  sale  yokookavandi,  caigo  de  lo  al- 
to, y  con  iñe,  estar  en  pie,  futuro  kuifíe,  sale  yokookuiñendi, 
me  detengo  al  andar,  ó  literalmente,  caigo  de  pies;  habien- 


48  EL   MIXTECO. 

do  ejemplos  de  composición  hasta  de  tres  verbos,  con  la  ma- 
yor abundancia  y  variedad. 

32-  De  verbos  con  adverbios. — Pero  lo  más  curioso  que 
presenta  el  mixteco,  en  este  punto,  es  cuando  se  componen 
los  verbos  con  algunos  adverbios  para  que  participen  de  su 
significación,  como  vamos  á  ver. 

A  naiyondidza,  cómo,  ó  en  qué  manera,  se  le  qmtz. iyon  y, 
de  las  tres  sílabas  restantes,  na  se  pone  al  principio  del 
verbo,  y  dicha,  entre  el  verbo,  y  el  pronombre,  ó  solo  des- 
pués del  verbo,  si  no  hay  pronombre;  v.  g.,nayokachin- 
didzando,  ¿cómo  y  en  qué  manera  dices?  nanikuvuindid- 
za,  ¿en  qué  manera  se  hizo?  El  adverbio  dzondaani;  sola- 
mente, casi  desaparece  en  composición,  pues  dzg  se  po- 
ne antes  del  verbo  y  entre  el  verbo  y  el  pronombre  la  sí- 
laba lea,  anteponiendo  á  esta  la  ni  final;  v.  g. ,  dzoyoni- 
handi,  solamente  estoy;  muchas  veces  se  deja  ni,  y  otras  se 
añade  hoo,  que  una  vez.  El  adverbio  tañahaka  huatañaha, 
huataka,  aun  no  se  compone  con  los  verbos  quitando  fíaha 
y  dejando  ta  y  ka,  juntándose  generalmente  con  el  futuro 
imperfecto  de  indicativo,  de  modo  que  ta  ó  Jiuata,  se  ponga 
antes  del  verbo  y  ka  entre  el  verbo  y  el  pronombre;  v.  g., 
tandisaakata  aun  no  ha  venido,  pudiendo  agregarse  hoo, 
una  vez;  y  por  el  estilo  otras  varias  combinaciones. 

33.  Defectivos. — Hay  verbos  defectivos,  como  sino,  an- 
da; kasiño,  ve  andando:  chismo,  andad  vosotros,  el  cual  no 
tiene  más  modo  ni  tiempos:  yehe,  estoy  puesto,  no  tiene  pre- 
térito: huasiiidi  y  kuandesindi,  vengo,  sólo  tienen  presente, 
y  así  otros,  de  los  cuales  algunos  suplen  lo  que  les  falta 
juntándose  con  otros  verbos. 

34.  Irregulares. — Los  irregulares  son  más  en  mixteco 
que  los  regulares,  cuya  irregularidad  se  nota  en  las  partí- 
culas de  presente  y  pretérito,  y  en  el  futuro  imperfecto- 
pues  algunos  como  iñe,  estoy  en  pie,  y  todos  sus  compues, 
tos;  iyo,  estoy,  y  sus  compuestos,  etc.,  no  reciben  yo  en  el 
presente:  otros  reciben  la  partícula  ni  de  pretérito,  de  di- 
ferente modo  como  iñe,  ya  citado,  pues  hace  nisiñe  y  no  ni 
iñe;  iyo  hace  nisiyo,  etc.  En  el  futuro  imperfecto  es  donde 
generalmente  son  irregulares  los  verbos  mixtéeos,  pues  no 
siguen  la  regla  de  formar  ese  tiempo  del  presente  sin  más 
que  la  falta  de  partícula  sino  que  por  el  contrario,  no  hay 


EL  MIXTECO.  49 

conformidad  entre  ellos;  v.  g. ,  iñe  hace  el  futuro  kuiñe:  iyo 
hace  koo,  etc- 

35.  Verbo  sustantivo- — Verbo  sustantivo  no  hay  en  es- 
ta lengua;  pero  puede  suplirse  con  el  pasivo  yokuvui,  ser 
hecho;  así  es  que  yokuvuikuyundi,  equivale  á  soy  diligente; 
dzananikuvu  indo,  á  tú  eres  bellaco,  ó  más  bien,  tú  eres  be- 
llaco, conforme  á  la  libertad  de  cambiar  un  tiempo  por  otro, 
que  luego  veremos  (6-)  Y  aun  sin  necesidad  del  verbo  yu~ 
kuvui,  expresan  sus  juicios  los  mixtéeos  callando  la  cópu- 
la por  elipsis,  como  si  dijéramos  «tú  perezoso,  »  por  «tú 
eres  perezoso,»  lo  cual  creo  que  es  lo  más  conforme  al  ge- 
nio de  la  lengua. 

36.  Complemento  del  verbo. — El  acusativo  puede  ir 
sin  ningún  signo  que  le  distinga,  en  esta  forma:  yo  amo  á 
Juan,  yosinimandi  Juan,  que  es  amo-yo-Juan;  tú  me  amas, 
yosimmanindondi,  amas-tu-yo;  cómo  pan,    yosasindi  dzita- 

Sin  embargo,  el  mixteco  aun  da  un  paso  más  para  distin- 
guir bien  la  persona  que  hace  de  la  que  recibe  la  acción  del 
verbo,  pues  tiene  la  partícula  ñaha,  que  casi  siempre  mar- 
ca el  acusativo,  puesta  en  su  lugar;  yo  te  amo,  yosimaniña- 
handi,  compuesto  de  yosimanindi,  yo  amo,  y  de  ñaha,  inter- 
puesta, en  donde  se  ve  que  la  persona  que  hace  va  después 
de  la  que  padece,  como  si  literalmente  dijéramos  amo-te-yo. 
La  partícula  ñaha  vale  por  la  primera  ó  segunda  persona, 
según  fuere  la  del  pronombre  que  queda,  es  decir,  si  éste 
es  de  primera,  aquella  es  de  segunda,  y  al  contrario;  pero 
cuando  se  trata  de  tercera  persona,  entonces  se  expresa  an- 
teponiéndole la  partícula  si;  v.  g.,  yo  amo  á  Juan,  yosinima- 
niñahandi  si  Juan. 

Aun  los  nombres  verbales  distinguen  la  acción  con  la  partí- 
cula ñaha;  pues  por  ejemplo,  zadzakuaha  significa  la  doctrina 
que  se  enseña,  y  sadzakuahaña  doctrina  que  se  enseña  á  otro. 

37-  Modismo  del  verbo. — La  gramática  mixteca  permi- 
te usar  un  tiempo  de  verbo  por  otro,  como  el  presente  por 
futuro,  futuro  por  presente,  y  pasado  por  presente,  como 
adonde  irás,  en  lugar  de  á  dónde  vas;  tú  eras  ligero,  por  tú 
eres  ligero,  etc 

38.  Adverbios. — En  adverbios  no  me  parece  escaso,  sien. 
do  notable  que  para  el  negativo  no,  hay  ñaha,  que  sirve  pa- 
ra acompañar  á  los  tiempos  presente  y  pretérito,  y  á  los  que 

4- 


50  EL  MIXTECO. 

de  ellos  se  forman;  hua  para  futuro,  y  sus  derivados;  y  hua- 
sa  para  imperativo,  de  modo  que  hay  tres  con  un  significa- 
do, cuyo  uso  varía  según  el  tiempo  ó  modo  de  que  se  trata- 
39.  Preposición. —Encuéntrase  en  mixteco  tan  indetermi- 
nada la  preposición,  que  algunas  de  las  que  como  tales  men- 
ciona el  P.  Reyes,  no  son  sino  adverbios,  ó  modos  adverbia- 
les, como  los  que  equivalen  á  un  día  antes,  un  día  después, 
poco  más  ó  menos,  por  lo  cual,  escondidamente,  etc.  Otras 
no  son  sino  nombres  sustantivos  con  los  cuales  se  suplen 
las  preposiciones,  á  saber:  mía,  rostro,  ó  cara,  vale  por  en 
junto,  (apud)  ante,  ó  delante,  contra  y  sobre:  sata,  espalda, 
equivale  atrás  ó  detrás:  inisi,  en  el  corazón,  quiere  decir  en- 
tre: chisi,  barriga,  se  toma  por  debajo  (subter,)  y  por  delan- 
te (prse.) 

Las  que  parecen  mejor  determinadas  son: 


dzuhua, 

hacia. 

needzavua, 

hasta. 

salía, 

para  ó  por, 

dzavuatnaha, 

según. 

dodzo,  kodzo, 

sobre- 

naJio 

entre. 

sihi, 

con. 

Las  preposiciones  y  adverbios  van  generalmente  delante 
del  nombre  ó  verbo;  pero  no  falta  preposición  como  dzuhua  ^ 
hacia,  que  vaya  después- 

40.  Conjunción- — Respecto  alas  conjunciones  dice  el  P. 
Reyes :  «Las  que  se  usan  son  dehe,  sihi,  tuku,  todas  quieren 
«decir  *?/.»  Pudiera  entenderse  de  esta  explicación,  que  no 
hay  sino  estas  tres  conjunciones,  por  loque  advierto  no  ser 
así,  pues  se  encuentran  otras  varias  de  las  que  llevan  ese 
nombre  en  todas  las  lenguas,  como  adzi,  ó,  dzoko,  empero; 
tana,  si,  etc.  Las  conjunciones  dehe  y  sihi,  se  ponen  éntrelos 
dos  nombres,  cuya  unión  indican:  v.  g.,  vengan  Pedro  y  Juan, 
nakesi  Pedro  sihi  ó  dehe  Juan;  pero  la  conjunción  tuku  se  pos- 
pone nakesi  Pedro,  Juan  tuku. 

41.  Partículas  expletivas  y  de  encarecimiento.— 
.Hay  dos  partículas  que  pueden  considerarse  comoexpleti- 


EL  MIXTECO.  51 

vas,  pues  según  Reyes,  «no  sirven  mái  de  adornar  á  la 
«oración,»  y  son  tú,  Mi. 

Hay  otra  partícula,  que  es  clu,  la  cual,  dice  el  mismo  au- 
tor, «por  sí  no  significa  nada,  y  acompañada  es  como  más 
«encarecimiento  de  la  parte  de  la  oración  con  que  se  junta;» 
v.  g.,  con  niñu  noche,  tendremos  niñundu  que  viene  á  sig- 
nificar «toda la  noche-» 

42.  Dialectos. — Según  el  autor  que  sigo,  había  muchos 
dialectos  delmixteco;  oigámosle:  «Hoy  día  se  ve  que  no  so- 
«lamente  entre  pueblos  diversos  se  usan  diferentes  modos 
«de  hablar;  pero  en  un  mismo  pueblo  se  habla  en  un  barrio 
«de  una  manera  y  en  otro  de  otra,  siendo  la  lengua  mixteca 
«toda  una.  Pero  hablando  sin  agravio  de  los  demás  pueblos 
«de  la  mixteca,  que  merecen  mucha  los  y  tendrán  otras  co- 
«sas  particulares  que  notar  en  ellos,  del  de  Tepuzculula  po- 
«demos  decir  que  es  el  que  más  ha  conservado  la  entereza 
«de  la  lengua,  y  que  con  menos  mezcla  de  otras  se  halla  el 
día  de  hoy.»  Y  en  otros  lugares  agrega:  «Todos  (los  dialec- 
«tos)  se  reducen  á  las  dos  lenguas  principales,  que  son  las 
«de  Tepuzculula  y  Yanhuitlán,  como  raíces  de  las  demás, 
«aunque  la  de  Tepuzculula  es  más  universal  y  clara  y  que 
«mejor  se  entiende  en  toda  la  Mixteca  •  •  -y  el  que  enten- 
diere bien  la  lengua  Tepuzculula  la  puede  hablar  en  todas  las 
«partes  de  la  Mixteca,  con  seguridad  de  que  será  entendi- 
do de  los  naturales.» 

Esto  supuesto,  me  he  contraído  en  las  noticias  hasta  aquí 
dadas  al  tepuzculano;  pero  ahora  explicaré  las  diferencias 
más  notables  de  los  dialectos  secundarios. 

El  de  Yanhuitlán  cambia  generalmente  la  pronunciación 
de  la  sílaba  ta  en  cha,  como  por  ita,  yerba,  icha,  y  aun  la  í; 
en  otros  casos,  se  vuelve  también  c/¿,  como  por  tniño,  tequio, 
chino. 

El  pronombre  personal  duhu,  yo,  es  en  Yanguitlán./w/iu, 
aunque  se  inclinan  más  bien  los  naturales  á  pronunciar  la 
j  como  ch,  es  decir  chuhu:  las  mujeres  aun  usan  otro  pro- 
nombre después  del  verbo  que  no  es  ni  di  ni  juhu;  sino  de: 
por  el  pronombre  doho  se  usa  choho,  y  en  cuanto  al  ta  de  la 
tercera  persona  cambia  en  cha,  conforme  á  la  diferencia  de 
pronunciación  ya  observada.  El  signo  de  posesión  es  más 
perspicuo  que  en  Tepuzculula,  pues  se  usa  la  partícula  feo, 


52  EL  MIXTECO. 

antepuesta,  para  la  primera  persona,  y  si  para  la  segunda 
y  tercera;  v-  g- ,  mi  padre  kotaanchu;  tu  padre  sitaancho;  sa- 
padre  sitaancha- 

Encuéntranse  también  algunas  diferencias  en  la  forma 
de  varios  vocablos  como  yosidzindi,  dormir,  por  yokidzindi, 
dormir,  iyokadzindi,  estar  quedo,  por  iyodzadzindi.  La  par- 
tícula negativa  fíaha  de  Tepuzculula  es  en  Yanhuitlán  tu. 

Los  mixtéeos  de  Cuixtlahuac  usan  el  dialecto  de  Yanhui- 
tlán; pero  con  algunas  diferencias,  como,  por  ejemplo,  en 
lugar  de  yutna,  mañana,  dicen  yucha. 

Desde  Tlachiaeo  áChiutla  y  otros  pueblos,  la  pronuncia- 
ciones dificultosa  y  muy  diferente  á  la  de  Tepuzculula:  en 
este  lugar  dicen  yosasindi,  comer  y  en  Tlachiaeo  yojhajhindj , 
cambiando  también  generalmente  la  sílaba  dza  en  sa,  y  por 
el  estilo  otras  diferencias;  aunque  según  el  P.  Reyes,  «tie- 
«nen  algunos  modos  de  hablar  exquisitos  y  cortesanos  que 
«exceden  á  otros  pueblos,  por  haber  tenido  principales  de 
«calificados  ingenios  que  han  ilustrado  más  su  lengua- > 

En  los  pronombres  suelen  decir  yo  por  do,  aun  para  la  pri- 
mera persona  del  plural. 

En  la  Mixteca  baja  usan  el  pronombre  yuhu  para  la  pri- 
mera persona,  y  gu  para  la  segunda. 

En  la  Mixteca  alta  nótanse  varias  diferencias  en  la  forma 
de  las  palabras,  cambiando  generalmente  la  a  en  e,  como 
por  yotaandi,  yo  escribo  yoteendí- 

En  la  costa  convierten  en  cha,  coilas  sílabas  sa  y  si,  y  las 
cha  ó  chi  de  Tepuzculula  en  ta  ó  ti:  la  segunda  persona  del 
pronombre  es  el  gu  de  la  Mixteca  baja. 

El  dialecto  de  Cuilapa  tiene  mucho  del  de  Yanhuitlán  y 
del  de  la  Mixteca  baja- 

En  Mictlantongo  es  el  único  lugar  donde  usan  la  l,  como 
se  ve,  por  ejemplo,  en  la  primera  persona  del  pronombre 
personal  que  es  luhu;  la  segunda  es  koho  y  la  tercera  dzai- 

En  Tamazulapa  se  usa  gu  para  la  segunda  persona  del 
pronombre. 

En  Xaltepec  y  Nuchistlán  siguen  el  dialecto  de  Yanhui- 
tlán generalmente;  pero  en  Xaltepec  muchas  de  sus  voces 
difieren  de  las  de  los  otros  dialectos,  como  en  la  Mixteca  ba- 
ja, cambian  la  tí  en  e. 

43.  Comparación  de  nombres  de  parentesco- — Pre- 


EL  MIXTECO. 


53 


sentaré  una  lista  de  algunos  nombres  de  parentesco  en  Te- 
puzculano,  según  el  P-  Reyes  y  el  diccionario,  comparados 
con  los  correspondientes  del  Mixteco  alto  y  bajo,  conforme 
al  Manual  de  párrocos  impreso  en  Puebla:  podrá  notarse, 
entre  otras  cosas,  que  el  mixteco  alto  es  el  que  usa  las  con- 
sonantes dobles,  comunicando  [así  al  lenguaje  una  pronun- 
ciación áspera,  análoga  á  la  naturaleza  de  sus  montañas. 
¡Cuan  cierta  es  generalmente  la  analogía  del  lenguaje  con 
el  clima  y  el  terreno,  así  como  con  las  costumbres  de  los 
pueblos! 


Tnpnzrnlaliino. 

Mixttci)  bajo. 

Jlhte-o  alto. 

Padre, 

dzutu. 

yua. 

yua. 

Madre, 

dzehe. 

xi  dihi. 

xi  dzihi. 

Abuelo, 

sij  6  S'jndi. 

xii. 

xii. 

Abuela, 

sitna  ó  sitnandi. 

xitna. 

xitna. 

Hijo, 

dzaya  yee  ó  dzaya  yeer< 

>.di. 

dehe  hy. 

dzahya  yi. 

Hija, 

dzoya  dz»he  ó  dzaya  dz 

efendi. 

dehe  dihi. 

dz'iya  dzihi. 

Nieto, 

dzaya  ñani  ó  ñanindi. 

dehtñani. 

dzahya  ñani. 

Hermano, 

fíani. 

ñani. 

ñani. 

Hermana, 

kultua. 

kuha. 

kuha. 

Tío, 

dzíto. 

dito. 

dzito. 

Tía, 

dzi  ó  dzidzindi. 

didi. 

dzidzi. 

Sobrino, 

dzasi. 

daxi. 

dzaxin. 

En  estos  ejemplos  encontraremos  que  los  nombres  tepuz- 
culanos  que  llevan  la  terminación  ndi,  se  parecen  más  á  los 
de  los  otros  dos  dialectos,  si  consideramos  que  esa  termi- 
nación no  es  de  los  nombres,  sino  el  pronombre  personal 
significando  como  posesivo,  así  es  que,  por  ejemplo,  sij  sig- 
nifica abuelo  y  sijndi  mi  abuelo:  de  este  último  modo  es  co- 
mo se  usan  comúnmente  los  nombres  de  parentesco. 

44.  Ejemplo  de  la  oración  del  padre  nuestro. — Con 
la  análisis  del  padre  nuestro  en  Tepuzculano  concluiré  la 
descripción  de  mixteco. 


Dzutundoo 

yodzikani                         andevui 

Padre  nuestro 

(que)  está  V.                   (en  el)  cieio 

n  a  ka  kun  áh  ih  u  a  h  a  ndoo 

sananini                       nr>- 

alabemos 

(el)  nombre  de  V.             ven- 

kisi                 santoniisini                nakuvui                 ftuuñxye- 

ga               (el)  reino  de 

V.            sea  hecho           (en  el  m  un- 

54 

EL  MIXTECO. 

vui 

inini                     dzavuatnaha 

y  oku- 

do          (la)  v< 

Diuntad  de  V.            así  como 

es  he- 

vui                  Cffl 

idev 

ui                Dzitandoo 

yutnaa  yutnaa 

cha          (en  el)  cielo-      (El)  pan  nuestro 

(de)  cada  día 

tasinisindo 

huitno                 dzaandom 

',                  ku  a- 

darás  mucho 

hoy                 perdonde  V.           (el)  pe- 

chisindoo 

dzavuatnaha 

yodzandoondoo 

cado  de  nosotros 

así  como 

perdonamos 

suhani 

sindoo                       huasa 

ki- 

(al)  deudor 

de  nosotros                   no 

nos 

vuiñahani 

nukuitandodzondoo 

kuachi 

deje  V. 

caeremos  (caer) 

(en)  pecado 

tavuiñahani 

sañahuáhua:             Dzavua 

nakuvui 

líbrenos  V. 

de  mal.                    Así 

sea  hecho. 

45.  Análisis. — Dzutundoo:  compuesto  de  dzutu,  padre,  y 
ndoo,  pronombre  personal,  afijo  de  la  primera  persona  del 
plural,  usado  aquí  como  posesivo  según  la  forma  de  la 
lengua, 

Yodzikani:  el  diccionario  trae  varias  traducciones  del  ver- 
bo estar,  según  sus  diversas  acepciones,  y  de  ellas  la  que 
conviene  á  yodzikani  es  la  que  se  usa  en  la  frase  «estar  Dios 
lejos  del  pecador,»  en  la  cual  la  palabra  correspondiente  á 
estar,  es  yodzikasto:  la  terminación  sto,  que  se  ve  en  ella,  no 
la  encuentro  explicada  en  la  gramática;  pero  sí  la  ni  del  Pa- 
ter,  que  es.  según  dije  en  su  lugar,  el  pronombre  afijo  reve- 
rencial de  la  segunda  persona  del  singular,  en  español  usted: 
yo,  sabemos  que  marca  el  presente  de  indicativo.  El  relati- 
vo que  debía  ir  antes  del  verbo;  pero  no  se  encuentra,  según 
parece,  porque  el  mixteco  carece  de  él,  no  recordando  por 
lo  menos  que  se  explique  en  la  gramática. 

Andevui:  sustantivo  en  ablativo,  sin  ningún  signo  ni  pala- 
bra que  indique  el  caso. 

NakakunahuaJtuandoo:  primera  persona  del  plural  de  im- 


EL  MIXTECO.  55 

perativo  del  verbo  yokakunahihuahandi,  alabar,  como  lo  indi 
ca  la  partícula  na  y  el  afijo  ndoo. 

Sananini:  sanani,  significa  nombre,  y  ni,  es  el  pronombre 
afijo  equivalente  á  usted,  explicado  ya,  significando  aquí  co- 
mo posesivo. 

Nakisi:  entre  los  ejemplos  de  palabras  sinónimas  puse 
yolieesindi,  yo  vengo,  hablando  en  general,  ó  á  casa  ajena,  y 
yondesindi,  vengo  á  la  casa  ó  pueblo  propio;  pero  además  hay 
otros  dos  verbos  que  significan  venir,  y  no  se  usan  masque 
en  el  presente,  los  cuales  son huasindiy  kuandesindi,  tenien- 
do ciertas  y  determinadas  acepciones-  Del  primero  de  esos 
cuatro  verbos  viene  nakisi,  tercera  persona  de  imperativo: 
porque  aunque  le  falta  el  afijo,  no  le  necesita  cuando  se  ex- 
presa la  persona,  ó  se  conoce  por  el  contexto  de  la  oración; 
en  el  presente  caso  la  palabra  siguiente  indica  que  se  trata- 
de  tercera  persona. 

Santoniisini:  sustantivo  con  el  afijo  ni,  reverencial,  ya  ex- 
plicado. 

Nakuvui:  tercera  persona  del  singular  de  imperativo  del 
verbo  pasivo  yokuvui,  ser  hecho. 

ÑuuTíayevui:  sustantivo. 

Inini:  la  terminación  ni  es  el  afijo  reverencial,  que  ya  co- 
nocemos. 

Dzavuatnaha:  adverbio. 

Yokuvui:  tercera  persona  del  singular  de  presente  de  in- 
dicativo del  verbo  pasivo  yokuvuindi,  ser  hecho. 

Andevui:  explicado  antes. 

Dzitandoo:  de  dzita,  pan,  y  ndoo,  nuestro. 

Yutnaa  yutnaa:  yutñaa  significa  mañana;  pero  repetida 
quiere  decir  cada  día,  según  el  diccionario,  es  decir,  todos 
los  días,  cuya  idea  se  expresa  repitiendo  la  palabra. 

Tasinisindo:  segunda  persona  de  singular  del  futuro  imper- 
fecto de  indicativo  del  verbo  yotasindi,  dar,  indicado  el  tiem- 
por  falta  de  partícula,  y  la  persona  por  el  afijo  ndo,  que  pa- 
rece debía  ser  el  reverencial  ni:  la  repetición  de  sin  (como 
una  i  eufónica)  es  una  de  las  formas  que  indican  frecuencia 
ó  repetición,  y  que  he  traducido  por  mucho.  Este  verbo  es 
uno  de  los  que  varían  según  es  primera,  segunda  ó  tercera 
la  persona  que  ejecuta  y  recibe  la  acción  del  verbo. 

Haüno;  no  tiene  nada  que  observar. 


56  EL  MIXTECO. 

Dzandooni:  segunda  persona  del  imperativo,  pues  aunque 
lleva  el  afijo  ni,  veremos  demostrado  más  adelante  en  la  pa- 
labra kivuiñahani,  que  puede  usarle. 

Kuachvtindoo:  Jcuachi,  significa  pecado;  si,  es  la  partícula 
posesiva  que  el  diccionario  traduce  poreZe;  ndoo,  el  pronom- 
bre afijo  nosotros. 

Dzavuatnaha:  adverbio- 

Yodzandoondoo:  Primera  persona  del  plural  de  presente 
de  indicativo,  marcada  con  la  partícula  yo  y  el  afijo  ndoo:  ya 
vimos  antes  este  verbo. 

Suhani:  esta  palabra  es  la  que  parece  corresponder  á  deu- 
dor, enemigo,  ú  otra  semejante;  pero  no  la  encuentro  en  el 
diccionario,  por  lo  cual  no  me  es  posible  rectificarla,  y  por 
eso  no  la  junto  con  la  siguiente,  como  creo  que  debe  estar, 
aunque  en  el  ejemplo  que  tengo  á  la  vista  se  vea  separada. 

Sínodo:  compuesto  de  la  partícula  posesiva  si,  y  el  afijo  de 
la  tercera  persona  del  plural. 

Huasa:  negación  correspondiente  á  imperativo- 

Kivuiñahani:  segunda  persona  del  verbo  yokevuindi,  dejar, 
ó  mejor  desamparar:  la  falta  de  partícula  indica  que  es  im- 
perativo, así  como  el  adverbio  anterior,  y  esta  es  la  prueba 
de  que  se  puede  usar  afijo  con  imperativo-  La  partícula  in- 
tercalar ñaha  es  la  que  indica  acusativo,  estando  aquí  en 
lugar  de  nos. 

Nukuitandodzondoo:  futuro  irregular  de  yasatavuindodzo, 
en  primera  persona  de  plural,  supliendo  al  infinitivo  caer. 

Kuachi:  sustantivo  en  ablativo,  sin  ningún  signo  que  in- 
dique el  caso. 

Tavuiñahani:  imperativo,  segunda  persona  de  yotavuindi 
librar  de  un  peligro;  ni,  es  el  afijo  reverencial,  y  ñaha,  la 
partícula  de  acusativo  en  lugar  de  nos. 

Sauahuahua:  nombre  en  ablativo,  sin  nada  que  indique  lo 
correspondiente  á  nuestra  preposición  de. 

Dzavua:  adverbio- 

Nakuvui:  queda  explicado  antes. 


NOTAS. 


(1)  Por  hallarse  en  el  silabario  mixteco,  que  se  ve  al  prin- 
cipio del  catecismo  de  este  idioma,  las  letras  g,  r,  l,  obser- 
varé aquí:  que  en  el  idioma  puro  de  los  antiguos  mixtéeos, 
jamás  se  usó  la  r,  como  se  prueba  con  las  siguientes  pala- 
bras del  P.  Reyes:  «En  Texupausan  déla  r,  sin  que  se  ha- 
«lle  en  otra  parte  de  la  Mixteca,  y  allí  afirman  los  natura- 
les antiguos  ser  introducción  nueva  en  aquel  pueblo  que  antes 
«que  viniesen  españoles  no  se  hablaba  ansí-» 

Respecto  á  la  g  he  dicho  que  sólo  en  un  vocablo  se  en- 
cuentra, y  por  lo  que  toca  á  la  l  veremos,  al  hablar  de  los 
dialectos,  que  sólo  se  usa  en  Mictlantongo,  todo  lo  cual  es 
conforme  al  citado  autor,  al  que  nos  debemos  atener,  en 
todo  lo  que  sea  conforme  á  razón,  porque  trató  el  idioma 
mixteco  en  su  pureza,  según  nos  lo  da  á  entender  con  las 
palabras  siguientes:  «Poniendo  (en  este  arte)  los  vocablos 
«y  modos  de  hablar  al  uso  antiguo  de  Tepuzculula,  y  como 
«hoy  día  hablan  los  viejos  que  tienen  más  noticia  de  la  len- 
«gua.» 

Aun  respecto  de  la  h  el  mismo  autor,  observa:  «Sólo  se 
«puede  saber  acerca  de  innumerables  vocablos,  que  por  más 
«claridad  se  escriben  con  h  antes  de  vocal,  y  no  por  eso  se 
«ha  de  entender  que  es  aspiración,  sino  que  la  pronuncia- 
«ción  ha  de  ser  de  tal  suerte  que  parezca  dejar  la  vocal  so- 
«la-  ■  ■  .por  la  mesma  razón  se  escribe  mejor  con  h  al  prin- 
«cipio  de  parte  como  huahi,  y  si  se  escribiese  con  v  los  que 
«no  supieren  de  la  lengua,  entenderían  que  se  había  de 
«pronunciar  como  consonante.»  De  esto  se  infiere,  prime- 
ro: Que  en  muchas  palabras  mixtecas  se  usa  inútilmente 
la  h,  ó  por  v.  Segundo:  Que  la  v  se  pronuncia  como  h  con 


58  EL  MIXTECO. 

vocal  al  menos- algunas  veces.  Esto  último  lo  explico  en  el 
texto;  pero  lo  primero  no  es  fácil  de  remediar,  porque  no 
lo  es  adivinar  hoy  donde  se  usa  malamente  la  h  y  así  pre- 
fiero dejarla  donde  la  encuentro. 

Aunque  de  algunas  explicaciones  del  P.  Reyes  parece 
que  no  hay  d  sola,  sinoncZ,  de  sus  mismos  ejemplos  resulta 
que  no  falta  aquella,  como  se  ve  en  los  pronombres  dolió 
duhu,  y  demás  que  se  anteponen,  solos,  ó  compuestos  (c. 
39):  los  pronombres  di,  do,  y  todos  los  que  se  ponen,  sí  se 
ve  que  al  componerse  con  otras  voces  (lo  que  siempre  su- 
cede) se  convierten  en  ndi,  ndo,  etc. ,  por  lo  cual  así  los  lla- 
maré. 

(2)  Esto  es  io  que  resulta  de  los  ejemplos  que  pone  Re- 
yes, á  los  cuales  me  atengo  mejor  que  á  sus  explicaciones. 
En  estas  dice  «que  hay  ciertas  partículas,  ó  silábicas  ad- 
jecciones  que  sirven  como  de  artículos,  ó  relativos,  que  se 
ponen  en  lugar  de  pronombres.»    Que  se  consideren  como 
artículos  no  es  propio,  porque  el  artículo  sirve  para  deter- 
minar los  nombres  comu  y  las  partículas  mixtecas  van  aún 
con  nombres  propios.  Que  se  pongan  en  lagar  de  pronombre,' 
y  de  consiguiente  del  nombre,  tampoco  es  exacto,  hablan- 
do en  general,   pues  si  bien  vemos  de  ello  ejemplos,  como 
cuando  se  usa  la  partícula  daku  en  lugar  del  sustantivo  Jtua- 
chi,  muchacho,  lo  general  es  que  las  partículas  acompañen 
el  nombre,  y  no  que  se  pongan  en  su  lugar.  No  deben, 
pues,  confundirse  de  una  manera  absoluta  con  las  partes 
de  la  oración  que  conocemos  en  nuestras  lenguas;  son  mi 
generis;  así  es  que  P.  Reyes  se  expresa  con  más  exactitud 
cuando  dice:  «Las  más  de  las  relaciones  aquí  puestas  no 
«tienen  dependencia  de  vocablos,  ni  correspondencia  ó  co- 
sa que  se  les  parezca-  »  Con  lo  único  que  acaso  pudiera 
compararse  dichas  partículas,  es  con  ciertas  terminacio- 
nes del  chipeicay  de  que  habla  Du  Ponceau.  (Memoria,  pág. 
171  y  190). 

(3)  Aunque  el  P.  Reyes  pone  como  modos  del  verbo  mix- 
teco  el  subjuntivo,  optativo  é  infinitivo,  no  es  cierto  que  pro- 
piamente haya  tales  modos,  pues  para  formarlos  tiene  que 
hacerlo  por  medio  de  perífrasis  (como  veremos  después), 
lo  cual  no  es  otra  cosa  sino  suplir  lo  que  falta  á  la  lengua,  y 
esto  es  tan  cierto,  que  el  mismo  escritor  confiesa  que  «esta 


EL  MIXTECO.  59 

«lengua  es  imperfectísima  en  estos  modos:  optativo  y  sub- 
juntivo, que  casi  se  vienen  á  expresar  ambos  con  esta 
«  particular  tana,  que  quiere  decir  si;  solamente  en  el  opta- 
tivo se  antepone  esta  ha.»  Respecto  al  infinitivo,  gerun- 
dios, etc-,  se  suplen  con  el  futuro,  como  el  mismo  Reyes  ex- 
plica, y  de  consiguiente  ninguno  de  estos  modos  debe  figu- 
gurar  en  la  conjugación.  No  cuento  entre  los  tiempos  el  pre- 
térito imperfecto,  como  lo  hace  Reyes,  porque  no  le  hay 
sino  suplido,  como  más  adelante  veremos. 

(4)  A  estos  llama  el  P.  Reyes  neutros  pasivos,  según  pa- 
rece, porque  neutros  se  llaman  los  que  no  tienen  voz  pasiva, 
y  de  consiguiente  deben  llamárselo  mismo  los  pasivos  que 
carecen  de  activa.  Pero  luego  se  ve  cuan  distinto  es  care- 
cer accidentalmente  un  verbo  de  voz  activa,  como  acontece 
en  mixteco,  que  carecer  esencialmente  de  pasiva,  como  suce- 
de á  los  neutros  en  todas  las  lenguas:  que  el  verbo  pasivo 
mixteco  tenga  activa  propia,  tácita  ó  suplida,  es  posible;  pe- 
ro que  un  neutro  tenga  pasiva,  es  imposible,  en  toda  lengua. 
La  consecuencia  del  P-  Reyes  es,  pues,  falsa,  y  el  nombre 
que  da  á  dichos  verbos,  impropio. 

(6)  Esto  es  realmente  lo  que  resulta  de  lo  que  dice  Re- 
yes en  el  cap.  6,  aunque  su  explicación  es  diferente. 

(6)  Según  el  diccionario,  yokuvuindi,  significa  ser;  pero 
este  verbo  no  es  otra  cosa  sino  el  pasivo  de  yolddzandi  ha- 
cer, como  varias  veces  confiesa  el  P.  Reyes,  siendo  cosa 
muy  diferente  suplir  al  verbo  sustantivo  que  ser  él  mismo. 


DIO  XXXV. 

EL     ZAPOTECO. 

NOTICIAS  PRELIMINARES. 

La  lengua  zapoteca  se  habla  en  una  parte  del  Estado  de 
Oaxaca,  limitada  al  Sur  por  el  Pacífico,  exceptuando  una 
pequeña  fracción  terreno  ocupada  por  los  chontales. 

Respecto  al  origen  é  historia  de  los  zapotecos,  nada  tengo 
que  añadir  á  lo  dicho  sobre  los  mixtéeos,  pues  la  tradición 
presenta  á  unos  y  á  otros  como  dos  tribus  ó  naciones  her- 
manas. Enlaparte  comparativa  veremos  si  esto  lo  confir- 
ma ó  desmiente  la  filología. 

Tmpoteco  6  tzapoteca  es  nombre  nacional,  derivado  de  la 
palabra  mexicana  tzapotlan,  que  significa  «lugar  de  los  zapo- 
tes,» nombre  castellanizado  de  una  fruta  muy  conocida,  que 
se  da  en  varios  lugares  de  la  República  Mexicana. 

Mi  guía  para  la  descripción  del  zapoteco  ha  sido  el  P.  Fr. 
Juan  de  Córdova,  autor  del  arte  de  ese  idioma,  impreso  en 
México  en  1578-  Generalmente  hablando  es  claro  y  abun- 
dante en  ejemplos. 

También  me  he  servido  de  la  Doctrina  cristiana  escrita 
por  Fr.  Leonardo  Levanto  (Puebla,  1776),  y  de  un  Dicciona- 
rio anónimo.  (MS). 

DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto. — Las  letras  del  alfabeto  zapoteco  son  las  si- 
guientes: 

a-  b.  ch.  e.  g.  h.  i.  k.  1.  m.  n.  Ti.  o,  p.  r.  t.  u. 

x.  y.  z.   th.   (1). 


EL  ZAPOTECO.  61 

2.  Pronunciación. — Las  vocales  son  tan  poco  marcadas, 
que  frecuentemente  se  confunden  la  a  y  la  o  la  e  y  la  i,  la  o  y 
la  m,  y  aun  lo  mismo  sucede  con  algunas  consonantes,  como 
b  con  p;  t  con  r,  etc.  De  esto  viene  que  en  el  alfabeto  zapo- 
teco  parece  haber  letras  que  realmente  no  hay,  como  la  d 
confundida  con  la  t,  etc.  La  h  es  una  aspiración. 

3.  Combinación  de  letras. — Hay  cinco  diptongos:  ae, 
ao,  ei,  ie,  ou-  Es  bastante  frecuente  encontrar  las  siguien- 
tes letras  duplicadas: 

a,  e,  i,  o,  l,  n,  k,  p,  t. 

4.  Sílabas. — El  número  de  sílabas  que  he  visto  en  las 
palabras,  consta  de  los  siguientes  ejemplos: 

Lao,  adverbio  de  varias  significaciones. 

Ki-go,  río. 

Pi-chi~)ta,  ciervo. 

Pe-ni-gon-na,  mujer. 

Kal-le-bi-xo-iio,  veintiocho. 

Ti-yoo  hi-chaa-la-chia  entrar  sospecha. 

To-ni-ke-za-ka-la-chia,  contentar  á  otro. 

Ha-ni-ka-na-zi~ka~la--ya,  si  yo  cavase. 

Ta-ka-pe-ni-ko-to-ke-la-ya,  ser  hecho  zapatero. 

5.  Acentos. — «Es  denotar,  dice  el  P.  Córdova,  que  hay 
«muchos  vocablos  en  esta  lengua  que  con  sólo  la  diferencia 
«ó  mudanza  del  acento,  ó  una  aspiración  en  el  modo  de  pro- 
«nunciar  protrayendo  la  voz,  ó  acortándola,  significan  dis- 
«tintas  cosas.»  Ejemplo,  guiie  significa  la  rosa,  ó  piedra;  pe- 
ro en  este  segundo  caso  la  i  se  pronuncia  con  tal  suavidad, 
que  parece  quedar  guie. 

6.  Composición. — La  yuxtaposición  de  las  voces  y  su 
composición  por  medio  de  partículas,  son  de  mucho]uso,  co- 
mo veremos  principalmente  al  tratar  délos  verbos  com- 
puestos, por  lo  cual  excuso  poner  aquí  ejemplos. 

7.  Figuras  de  dicción.— Las  figuras  de  dicción  se  come- 
ten con  mucha  frecuencia. 

8.  Riqueza. — Parece  rico  en  número  de  voces,  lo  cual 
confirma  el  P.  Córdova  cuando  dice:  «Es  de  saber  que  esta 
«lengua  tiene  muchos  más  verbos  que  la  nuestra,  por  los 
«muchos  modos  que  los  indios  tienen  de  hablar.» 


62  EL  ZAPOTECO. 

9.  Homónimos.— Sin  embargo,  por  muy  rico  que  sea  no 
deja  de  tener  homónimos,  aunque  el  citado  autor  dice:  «Si 
no  hay  mudanza  de  acento,  letra  ó  sílaba  no  puede  una  voz 
significar  distintas  cosas.»  Esto  es  igual  á  decir  que  el  za- 
poteco  carece  absolutamente  de  homónimos,  lo  que  sería 
sin  ejemplo  en  las  lenguas;  pero!el  hecho  es  que  en  la  mis- 
ma gramática  del  P.  Córdova  se  ven  varios,  bastando  citar 
por  ejemplo  lo  que  dice  (pág.  34)  respecto  al  verbo  talca: 

«Tiene  cuatro  significados,  el  primero,  fio  fis,  ser  hecho 
«algo;  el  segundo,  possum,  potes,  poder,  el  tercero,  sirve  de 
sum,  es,  fui:  y  el  cuarto,  darse  ó  hacerse  algo  en  alguna  par- 
te, ó  pasar,  como  cuando  preguntamos  ¿Qué  pasa  en  Méxi- 
co? •  •  •  Hase  empero  de  notar  aquí  una  cosa,  y  es  que  para 
conocer  cuando  este  verbo  significa  una  cosa  y  cuando  otra, 
no  hay  otra  claridad  sino  ex  adjunctis.»  (2) 

Por  el  contrario,  respecto  á  las  partículas  que  hay  en  za- 
poteco  para  formar  derivados  ó  expresar  las  diversas  mo- 
dificaciones del  verbo,  nombre,  etc.,  pudiera  entenderse,  de 
algunas  explicaciones  del  mismo  Córdova,  que  son  homóni- 
mas; pero  bien  observadas  se  ve  que,  la  mayor  parte,  no 
pueden  considerarse  tales,  porque  aunque  tengan  varios 
significados,  es  cambiando  de  lugar,  ó  usando  de  algún  otro 
recurso,  con  lo  cual  ya  no  pueden  pasar  por  perfectamen- 
te homónimas,  es  decir,  que  no  tengan  para  distinguir  su 
significado,  otro  medio  que  los  antecedentes  y  consecuen- 
tes. Bastará  un  ejemplo  para  no  ser  demasiado  difuso.  «La 
partícula  la,  dice  el  autor  citado,  tiene  tantos  significados, 
que  no  sé  si  los  podremos  hallar  á  explicar;»  y  en  efecto, 
agrega  que  puede  significar:  primero,  nombre:  segundo, 
conjunción  copulativa:  tercero,  disyuntiva:  cuarto,  sirve 
para  formar  nombres  comparativos:  quinto,  forma  adver- 
bio: sexto,  es  partícula  de  pluscuamperfecto.  Nada  parece, 
pues,  más  confuso  y  equívoco  que  la  partícula  la;  pero  no 
sucede  así  observando  lo  siguiente: 

Cuando  significa  nombre,  se  intercala  entre  el  interroga- 
tivo x ii  y  el  pronombre;  v.  gr.,  xiilalo,  ¿cómo  te  llamas,  ó 
cuál  es  tu  nombre?  Pero,  además,  algunas  veces  se  distin- 
gue porque  es  laa  y  no  la,  como  veremos  en  el  Padre  nues- 
tro- Cuando  es  conjunción  copulativa  se  pospone  al  nombre 
sin  juntarse;  y  cuando  es  disyuntiva  se  antepone  del  mismo 


EL  ZAPOTECO.  63 

modo;  v.  gr.,  Pedro  y  Juan,  Pedro  la  Juan;  Pedro  ó  Juan,  la 
Pedro,  la  Juan-  Cuando  es  partícula  de  comparativo  es  laa, 
y  se  antepone  juntándose.  En  fin,  cuando  es  signo  de  plus- 
cuamperfecto, va  intercalada  en  el  verbo. 

No  por  esto  niego  que  deje  de  haber  algunas  partículas 
rigurosamente  homónimas,  y  á  éstas  les  queda  el  recurso 
que  á  las  palabras  de  la  misma  clase,  es  decir,  el  sentido  de 
los  antecedentes  y  consecuentes;  y,  en  prueba,  citaré  la 
partícula  tete,  que  pospuesta,  sirve  para  expresar  dos  ideas 
bien  diferentes:  la  de  diminución  y  la  degrado  superlativo; 
pues  del  P.  Córdova  consta,  por  ejemplo  (fojas  4),  que  na- 
huinitete  quiere  decir  chiquitillo;  y  zitaotete,  malísimo 
(pág.  5). 

10-  Partes  de  la  oración. — Las  partes  de  la  oración 
son:  nombre  sustantivo,  pronombre,  verbo,  adverbio,  pre- 
posición, conjunción  é  interjección-  Como  adjetivos  verda- 
deros no  pueden  considerarse,  acaso,  más  que  los  numera- 
les; los  demás  que  hay  en  zapoteco,  no  son  sino  derivados 
de  verbo,  sustantivo  ó  adverbio,  según  iremos  viendo  en  su 
lugar  (3).  Tampoco  hay  participio;  pero  sí  sustantivos  ver- 
bales que  expresan  tiempo,  como  veremos  adelante  (4). 

Respecto  á  los  adjetivos  numerales,  observa  Córdova, 
que  los  zapotecos  «guardan  en  su  modo  de  contar  el  orden 
de  presente,  pretérito  y  futuro,  con  quitar  ó  añadir  alguna 
letra  ó  sílaba.»  Por  ejemplo:  kaayo  significa  cinco,  hablando 
de  cosas  que  están  contando,  presentes;  pero  si  son  cosas 
que  se  contaron  antes,  se  dice  kooyo. 

También  hay  diferencia  en  la  forma  de  los  numerales, 
según  el  sustantivo  á  que  se  aplican,  como  vemos  en  mexi- 
cano y  otros  idiomas. 

11.  Género. — No  hay  signos  para  marcar  el  sexo-  Los 
seres  que  realmente  le  tienen,  ó  poseen  nombres  diferen- 
tes, ó  le  marcan  posponiendo  la  palabra  gomia  álos  de  hem- 
bras, y  niguiio  á  los  de  machos.  Así  es  que,  por  ejemplo, 
peni,  significa  el  hombre  in  genere;  peniniguiio,  el  varón;  y 
penigonna,  la  mujer;  maniniguiio,  animal  macho;  y  mani- 
gonna,  animal  hembra. 

12.  Número. — Tampoco  hay  signos  para  expresar  el  nú- 
mero, de  modo  que  es  preciso  señalar  el  plural  por  medio 
de  numerales,  ó  de  algún  adverbio  que  exprese  pluralidad; 


61  EL  ZAPOTECO. 

pichina,  significa  ciervo,  y  para  decir  ciervos,  diré  ziani  pi- 
cJiina,  muchos  ciervos,  literalmente,  pues  ziani  es  un  adver- 
bio que  significa  muchos  (5). 

13.  Caso. — Carece  el  nombre  de  declinaciones  para  ex- 
presar el  caso.  Siiplese  el  genitivo  como  veremos  al  tratar 
del  pronombre.  El  dativo  y  el  acusativo  se  conocen  por 
sólo  la  posición,  poniéndolos  después  del  verbo,  y  el  acusa- 
tivo antes  del  dativo  cuando  concurren  los  dos  casos;  v.  gr., 
peea  keta  pichina,  literalmente,  «da  pan  ciervo.»  Sin  em- 
bargo, respecto  al  acusativo  hay  que  observar  que,  cuando 
significa  el  lugar  á  donde  se  va,  puede  usarse  la  preposi- 
ción lao,  chaono  lao  México,  vamos  á  México.  Para  el  vocati- 
vo se  antepone  al  nominativo  ah,  ó  se  le  pospone  eh  ó  he,  in- 
terjecciones. El  ablativo  se  marca  con  las  preposiciones  ó 
se  conoce  también,  como  el  acusativo  y  el  dativo,  por  la  po- 
sición y  por  el  contexto  del  discurso;  v-  gr.,  para  decir  hu- 
yes del  templo,  se  dice  toxonelo  yohotao,  huyes  templo  sin 
preposición  de;  para  decir  «comer  con  la  boca,»  diré  «come 
boca,»  con  lo  que  se  evita  la  preposición  con:  «aquél  dio 
con  el  palo,»  se  traduce  por  kotiñani  yaga,  aquél  dio  palo. 

14.  Derivados. — No  hay  nombres  colectivos,  si  no  es 
por  medio  de  circunloquios;  per  ejemplo,  para  decir  arbo- 
leda, se  dice  «donde  hay  árboles.»  Lo  mismo  sucede  res- 
pecto á  los  nombres  que  en  español  y  otras  lenguas  hay 
para  expresar  el  lugar  donde  se  hace  algo;  v.  gr.,  cocina, 
que  en  zapoteco  es  preciso  perifrasear  diciendo  «lugar  don- 
de se  hace  la  comida.» 

Los  nombres  adjetivos  que  significan  tener  por  cualidad 
lo  que  indica  el  primitivo,  se  forman  anteponiendo  hua  al 
sustantivo,  ó  volviendo  en  hua  su  primera  sílaba  penne,  lo- 
do; huapenne,  lodoso.  Estos  no  mbres  se  encuentran  tam 
bien  traducidos  á  modo  de  colectivos,  como  en  lugar  de  lo- 
doso «lodazal» 

«Hay  también  en  esta  lengua  nombres  diminutivos,  dice 
el  P.  Córdova,  aunque  no  al  modo  de  la  nuestra,  que  deci- 
mos reyecillo,  periquillo,  muchachuelo,  sino  tómase  el  nom- 
bre y  pospónese  un  adverbio  cantitativo,  y  asile  forman; 
v.  gr.,  para  decir  chiquitillo,  dicen nahuinitete;  muchachue- 
lo, penihuinitete;  ó  hahuinitoto,  etc.» 

Fórmanse  los  comparativos  añadiendo  al  positivo  las  ter- 


EL  ZAPOTECO.  65 

minaciones  «i,  ti  ó  la;  v.  gr.,  huazaka,  bien  huazakati,  ó  hua- 
zakazi,  más  bien;  zitao,  mucho;  zitaola,  mucho  más.  La  par- 
tícula lata  forma,  según  vimos,  nombres  de  cualidad,  ante- 
puesta al  sustantivo;  pero  si  se  antepone  el  adjetivo  verbal, 
indica  comparación;  nazii,  necesitado;  huanazzii,  más  nece- 
sitado; naacJii,  reverendo;  huaachi,  más  reverendo  (6). 

El  superlativo  se  forma  por  medio  de  la  partícula  ó  ad- 
verbio tete,  agregado  al  verbal,  verbo  ó  adverbio;  zitao,  mu- 
cho; zitaotete,  muchísimo.  La  terminación  tao  también  for- 
ma superlativos,  y  con  los  sustantivos  indica  abundancia; 
niza,  agua;  nizatao,  mucha  agua  ó  lugar  donde  abunda. 
También  se  forman  superlativos  usando  la  palabra  kotubi, 
que  parece  significar  muy  ó  muy  oten.  En  fin,  la  repetición 
déla  palabra  indica  grado  superlativo;  v.  gr.,  tizoochi  tizo- 
ohi,  estar  borrachísimo. 

15.  Pronombre  personal. — Los  pronombres  persona- 
les, son: 

Naa,  ya,  a,  yo. 

Lohui,  loy  ó  looy,  lo,  tú. 

Yobina,  su  merced  ó  usted,  para  hablar  con  los  superio- 
res. 

Nikani,  nike  ó  nikee,  ni,  ke,  aquel  ó  aquellos. 

Yobini  ó  yobina,  aquel,  hablando  de  personas  de  respeto. 

Taono,  tono  ó  tonoo,  tona,  no,  noo,  nosotros. 

Lato,  to,  vosotros. 

Ya  y  a  no  son  más  que  una  contracción  ó  abreviatura  de 
naa,  así  como  lo  de  lohui,  etc.,  cuyos  pronombres  abrevia- 
dos se  usan  como  afijos,  principalmente  para  marcar  las 
personas  del  verbo,  como  veremos  luego- 

Además  hay  el  afijo  na,  que  quiere  decir  nosotros;  pero 
su  pluralidad  es  tan  vasta  que  indica  todos;  v.  g.,  petagona 
comimos  todos  nosotros  ¡también  se  usa  como  posesivo. 

Yobini,  el  pronombre  reverencial  de  la  tercera  perso- 
na, se  usa  también  como  de  la  segunda. 

Yobi  no  sólo  se  ve  en  yobini,  usted,  sino  que  se  junta  con 
los  afijos  «,  lo,  etc.;  y  significa  así:  yobia,  yo  mismo;  i/obilo, 
tú  mismo,  etc.;  pero  esto  cuando  se  trata  de  seres  anima- 
dos, pues  si  son  inanimados  se  usan  laaka,  laa;  v.  g.,  laaka 
yaaga,  el  mismo  palo,  y  no  yobi  yaaga- 

16.  Posesivo- — Pronombre  posesivo  no  hay  propiamen- 

5 


66  EL  ZAPOTECO. 

te;  pero  se  suple  con  la  palabra  xiteni,  perteneciente,  lo 
que  pertenece,  agregándole  los  personales  afijos,  de  este 
modo: 


Xitenia, 

mío- 

Xitenüo, 

tuyo. 

Xitenini, 

suyo- 

Xitenitono,  óxitenino, 

nuestro. 

Xitenüo, 

vuestro 

Por  figura  de  dicción  suele  decirse  xteni  ó  xitini- 
Para  decir,  pues,  por  ejemplo,  «mi  manta,»  diré  xabaxi- 
lenia,  pues  xaba,  significa  manta.  También  puede  expre- 
sarse posesión  con  sólo  xi,  primera  sílaba  de  xitenia,  ante- 
puesta al  nombre,  y  posponiendo  el  afijo  correspondiente, 
según  la  persona;  xixabaya,  mi  manta;  xixabalo,  tu  manta. 
Cuando  se  habla  de  tercera  persona,  y  se  expresa  ésta, 
basta  anteponer  la  sílaba  xi,  y  así  queda  suplido  el  geniti- 
vo; v.  g.,  xi  Pedro,  de  Pedro- 
Pero  la  forma  más  sencilla,  y  acaso  la  más  castiza  que 
tiene  el  zapoteco  para  expresar  posesión,  se  reduce  á  agre- 
gar el  afijo  al  nombre,  xabaya,  mi  manta;  xabalo,  tu  manta; 
xabani,  su  manta. 

En  fin,  la  partícula  hua,  antepuesta,  equivale  á  cuyo  6  de 
quién,  y  así  es  que  con  ella  también  se  expresa  posesión; 
7.  g.,  peni  huaxabani,  el  hombre  de  quién  es  la  manta. 

17.  Demostrativos. —  El  pronombre  demostrativo  es 
nitii,  ó  nii,  que  significa  este  para  todos  los  números  y  gé- 
neros- 

Laakaani,  kaani,laani  quiere  decir  ese  ó  ese  mismo,  tam- 
bién para  todos  los  números  y  géneros. 

18.  Relativo  é  interrogativo. — El  relativo  es  ni,  que 
3e  junta  y  antepone  al  verbo;  v.  g-,  kotagoni  significa  comió, 
y  así  nikotagoni  será  «el  que  comió.» 

Tuxa  ó  tuia,  tu  ó  chu,  significan  ¿qué?  ¿quién?  para  ani- 
mados. Xiikaxa,  xiixa,  xii,  ¿qué?  para  animados.  Koota, 
¿cuál?  para  animados  é  inanimados. 

19.  Conjugaciones. — Los  verbos  tienen  cuatro  conjuga- 
ciones, que  se  distinguen  por  las  partículas  con  que  co- 
mienzan (7).  Los  de  la  primera  conjugación  usan  en  el  pre- 
sente ta,  en  el  pretérito  ko  y  en  el  futuro  ka;  los  de  la  se- 


EL  ZAPOTECO.  67 

gunda  te,  pe,  ke:  los  de  la  tercera  ti,  ko,  ki,  y  si  son  pasivos 
ti,  pi,  ki,  ó  ti,  ko,  ka;  y  los  de  la  cuarta  to,  pe,  ko. 

20.  Personas,  tiempos  y  modos  del,  yerbo.  —Las  per- 
sonas son  tres  de  singular  y  dos  de  plural,  como  en  el  pro- 
nombre. Los  modos  indicativo,  imperativo,  y  otro  que  sir- 
ve para  subjuntivo  ú  optativo  (8).  Los  tiempos  en  indicati- 
vo son:  presente,  pretérito  imperfecto,  tres  pretéritos  per- 
fectos, pluscuamperfecto  y  futuro  imperfecto.  En  impera- 
tivo sólo  hay  un  tiempo.  En  subjuntivo  pretérito  imperfec- 
to, perfecto  y  futuro.  (9) 

21.  Mecanismo  del  yerbo- —Las  personas  se  marcan 
con  afijos,  y  los  modos  y  tiempos  con  partículas. 

22  Ejemplo  de  conjugación. — El  siguiente  ejemplo  y 
la  subsecuente  explicación,  darán  una  idea  exacta  del  ver- 
bo zapoteco- 

Indicativo  Presente. 

Ta-na-ija,  yo  cavo,  etc.  Tiee-na-no. 

Ta-na-lo-  Ta-^na-to- 

Ta-na-ni,  aquél  ó  aquellos  cavan. 

Pretérito  imperfecto. 

Ta-na-ti-a,  yo  cavaba,  etc.  Tiee-na-ti-no- 

Ta-na-ti-lo.  Ta-na-ti-to- 

Ta-na-ti-ni- 

El  mismo  de  otro  modo. 

Ko-na-ti-a.  Piya-na-ti-no,  ó  piee-na-ti-no. 

Ko-na-ti-lo-  Ko-na-ti-to. 

Ko-na-ti-ni. 

Primer  pretérito  perfecto,  ó  definido. 

Ko-na-ya,  yo  cavé,  etc.  Piya-na-no,  ó  piee-na-no . 

Ko-^na-lo.  Ko-na-to. 

Ko-na-ni. 

Segundo  pretérito  perfecto  ó  anterior. 
Huaya-iia-ya,  yo  hube  cavado,  etc. 


68  EL  ZAPOTECO 

Tercer  pretérito  perfecto,  ó  indefinido. 
Zia-na-ya,  yo  he  cavado,  etc. 

Pluscuamperfecto. 

Ko-na-kala-yUj  yo  había  cavado,  etc.  Huayaó  hueya-na- 

kala-tono. 
Ko-na-kála-lo.  Ko-na-kala-to. 

Ko-na-kala-ni. 

El  mismo  de  otro  modo. 
Huaya-na-kala-ya,  etc. 

De  otro  modo. 
Zia-na-kala-ya,  etc. 

Futuro  imperfecto. 

Ka-na-ya,  yo  cavare,  etc.  Kia  ó  kie-na-no. 

Ka-na-lo.  Ka-na-to. 

Ka-na^-ni 

Imperativo. 

Ko-na,  cava  tú. 

Lakeya-na-no,  6  kolakiee-na-no,  cavemos  nosotros. 

Kolaka-na,  cavad  vosotros. 


SUBJUNTIVO  U  OPTATIVO. 

Pretérito  imperfecto. 

Nia-na-la-ya-niaka,  yo  cavara,  etc. 

Nia-na-la-lo-niaka. 

Nia-na-la-ni-niaka. 

Nia-na-tono-niaka,  6  niee-na-la-tono-niaka. 

Nia  -i  i  a-la-to-ñiaka. 


EL  ZAPOTECO.  o9 

Pretérito  perfecto. 

Zia-na-tila-ya,  yo  haya  cavado,  etc  Zia  ó  ziee-na-tila-tono. 

Zia-na-tila-lo.  Zia-na-tila-to. 

Zia  na-tila-ni. 

Futuro. 

Nika-na-ya,  yo  cavaré,  etc.  Nikia-na-lato-no. 

Nika—na-lo.  Nika-na-to. 

Xila-na-ni. 

23.  Explicación  del  verbo. — El  presente  de  indicativo 
se  forma  de  la  raíz,  los  afijos  ya,  lo,  etc.,  y  la  partícula  pre- 
positiva ta  para  todas  las  personas,  menos  la  primera  de 
plural  que  hace  tiee  (10).  El  pretérito  imperfecto  es  el  an- 
terior, con  la  sílaba  intercalar  ti,  ó  el  primer  pretérito  per- 
fecto con  la  misma  ti.  El  pretérito  perfecto  se  distingue 
por  la  partícula  piya  ó  piee  en  la  primera  persona  de  plural 
y  ko  en  las  otras:  el  segundo  perfecto  lleva  huaya,  y  el  ter- 
cero zia  adverbios  que  significan  ya,  por  lo  cual  estos  tiem- 
pos no  son  propios  sino  suplidos  (11).  El  pluscuamperfecto 
es  el  perfecto  con  la  partícula  intercalar  kala,  distinguién- 
dose además  la  primera  persona  de  plural  por  la  partícula 
huaya  ó  hueya:  del  segundo  y  tercer  perfecto  puede  salir 
también  el  pluscuamperfecto,  como  se  ve  en  el  ejemplo.  El 
futuro  se  marca  con  la  partícula  prepositiva  kia  6  kie,  para 
la  primera  persona  de  plural,  y  ka  para  las  otras. 

En  el  imperativo  no  se  ve  afijo  en  las  segundas  personas, 
llevando  la  de  singular  la  partícula  ko;  y  la  de  plural  kolaka: 
la  primera  persona  de  plural  lleva  el  afijo  y  su  partícula. 
Las  personas  que  faltan  al  imperativo  se  suplen  con  el 
futuro. 

El  pretérito  imperfecto  de  subjuntivo  ú  optativo  se  dis- 
tingue por  la  partícula  nía,  que  en  la  primera  persona  de 
plural  puede  ser  niee,  y  la  intercalar  la:  la  palabra  niaka, 
que  se  ve  después  de  los  afijos,  viene  del  verbo  taka,  ser  he- 
cho, y  el  significado  que  comunica  al  verbo  con  que  se  jun- 
ta es  que  se  dejó  de  hacer  lo  que  aquel  significa.  Tal  ex- 
plicación,  que  es  del  P.  Córdova,  no  aclara  mucho  la  ver- 


70  EL  ZAPOTECO. 

dadera  naturaleza  de  esa  forma  del  verbo.  Puede  interpo- 
nerse también  al  imperfecto  de  subjuntivo  la  partícula  ti. 
El  pretérito  perfecto  lleva  la  partícula,  ó  más  bien  el  adver- 
bio zia  ó  ziee  en  la  primera  persona  de  plural  y  la  intercalar 
tila.  El  futuro  en  la  primera  persona  de  plural  tiene  la  par- 
tícula nikia  y  la  intercalar  lato;  pero  en  las  demás  personas 
sólo  nika. 

La  forma  explicada  del  subjuntivo  ú  optativo  es  la  más 
simple;  pero  es  de  advertir  que  la  partícula  la,  del  pretérito 
imperfecto  y  del  perfecto,  también  puede  entrar  en  el  fu- 
turo, y  que  en  los  tres  tiempos  pueden  ir  zika  ó  zikala,  de 
modo  que,  por  ejemplo,  nikanaya  significa  yo  cavare,  según 
el  ejemplo;  pero  también  puede  decirse  nikanalaya,  nika- 
nazikaya  ó  nikanazicalaya. 

Cuando  se  quiere  expresar  optativo  se  antepone  alguna 
interjección  que  indique  deseo  como  ha,  kooba  ó  koopa,  ta- 
kooba,  etc.,  y  cuando  subjuntivo  un  adverbio  propio  del  mo- 
do siendo  tebela,  cómo,  el  más  usado:  también  se  ve  en  el 
optativo  este  adverbio  precedido  de  ah,  es  decir,  ahtebela,  y 
aun  solo. 

24.  Cómo  se  suple  el  infinitivo,  etc. — El  infinitivo  se 
suple  con  el  futuro,  de  modo  que  en  lugar  de  decir,  por 
ejemplo,  «quiero  comer,»  se  dice  «quiero  comeré.»  (12). 

El  gerundio  que  en  castellano  acaba  en  ando  ó  endo,  y  en 
francés  en  ant,  se  suple  por  medio  de  verbos  compuestos 
en  el  tiempo  de  que  se  habla;  v.  g.,  con  tagoa,  yo  como,  y 
tatia,  yo  muero,  diré  tagotatia,  que  literalmente  es  corno- 
muero,  es  decir,  comiendo  muero.  Si  se  tratara  de  tiempo 
pasado  diríamos  «comió  y  murió,»  y  si  de  futuro  «comeré  y 
moriré,»  es  decir,  «comiendo  murió»  y  «comiendo  moriré.» 

Los  gerundios  latinos  de  genitivo  y  acusativo  se  suplen 
con  el  futuro,  lo  mismo  que  el  infinitivo;  v.  g.,  en  lugar  de 
«voy  á  comer,»  «voy  comeré.»  Sin  embargo,  los  de  acusa- 
tivo también  se  pueden  suplir  usando  délos  verbales;  v.  g., 
de  kochina,  mensajero,  y  zelea  yo  vengo,  sale  kochinazelea> 
mensajero  vengo,  es  decir,  «vengo  por  mensajero»  ó  como 
mensajero,  que  es  igual  á  «vengo  á  traer  un  mensaje,»  con 
kona;  el  cultivador,  resulta  konazelea  vengo  como  cultivador, 
es  decir,  vengo  á  cultivar. 

Los  participios  pueden  suplirse  con  los  verbales,  ó  con 


EL  ZAPOTECO.  71 

el  relativo  ni  y  el  tiempo  correspondiente  del  verbo,  según 
el  participio  sea  de  presente,  pasado  ó  futuro:  v.  gr- : 

Xitagoni,  el  que  come;  de  tagoni,  aquél  come,  tercera 
persona  de  singular  del  presente  de  indicativo. 

Nitona,  el  que  cava,  en  cuyo  ejemplo  y  otros,  no  se  ve 
afijo. 

Nipitogo,  el  cortado  ó  el  que  fué  cortado,  áepüigoni,  aquél 
fué  cortado,  pretérito  del  verbo  pasivo  titogoa,  soy  cortado. 

Nikoti,  el  que  murió,  derivado  del  pretérito  del  verbo 
tatia,  yo  muero. 

Mkagoni,  el  que  ha  de  comer:  kagoni,  es  la  tercera  perso- 
na de  futuro  de  indicativo  del  verbo  tagoa,  yo  como. 

También  hay  participios  compuestos;  v.  gr.,  con  tolloba- 
ya,  yo  barro,  y  con  el  verbal  noo,  el  que  está,  resulta  noo- 
llobaiii,  el  que  está  barriendo- 

Del  verbo  tonia,  hacer,  sale  el  verbal  nonia,  el  que  hace^ 
y  compuesto  con  otros  verbales  hace  de  participio:  v-  gr., 
nonipeani,  el  que  conoce. 

Cuando  á  los  participios,  así  como  á  los  verbos,  se  les 
añade  la  partícula  ti,  indican  que  actualmente  se  ejecuta  su 
acción;  nitanati,  el  que  actualmente  cava  ó  está  cavando- 

25.  Verbales. — Algunos  sustantivos  derivados  de  ver- 
bo expresan  tiempo,  según  se  derivan  del  presente,  pasado 
ó  futuro,  y  se  forman  anteponiendo  al  verbo  la  partícula 
Jcela,  y  quitándole  el  afijo;  de  tagoa,  yo  como;  kelatago,  comi- 
da presente;  de  kotagoa,  yo  comí;  kelakotago,  comida  pasa- 
da; y  de  kagoa,  yo  comeré;  kelakago,  comida  futura- 

El  nombre  comida,  sin  expresar  tiempo,  será  fago,  de 
modo  que  en  zapoteco  pueden  formarse  sustantivos  del 
verbo,  sin  más  que  quitar  á  este  afijo. 

Hay  otros  verbales  sustantivos  cuya  formación  consiste 
en  agregar  á  la  raíz  del  verbo  una  de  estas  partículas:  otile., 
xili.  xilo,  xi;  v.  gr. : 

Xillaa,  calor;  de  tülaa,  estar  caliente. 

Xitoxoni,  ira  ó  furor;  de  titoxoga,  estar  airado. 

XüixoTíe,  carrera;  de  toxoñea,  correr. 

Xilina  6  xüianú,  cavadura;  de  tanaya,  cavar. 

Para  algunos  de  estos  nombres  no  tenemos  traducción 
propia;  v.  gr.,  de  tepania,  despertar,  xitepani,  el  acto  de 
despertar- 


72  EL  ZAPOTECO. 

Otros  verbales  se  derivan  del  pretérito  perfecto  de  los 
verbos  (13),  cuyo  significado  generalmente  corresponde  al 
de  los  latinos  terminados  en  orj  en  osus;  v.  gr. : 

Kona,  cultivador  ó  cavador;  de  konaya,  yo  cavé. 

Euago,  el  que  come;  de  huayagoa,  yo  he  comido. 

Koto,  el  que  cubre;  de  kotoya,  me  cubrí. 

Euenilachi,  mentiroso;  de  hueyonilachia,  yo  he  mentido. 

Iluezaalachi,  misericordioso;  de  huezaalachia,  yo  he  sido 
misericordioso. 

Kotakazi,  dormilón;  de  kotazia,  yo  dormí. 

Huclloba,  barredor,  es  decir,  barrendero;  de  hueyollobaya, 
he  barrido. 

Eobana,  el  hurtador  ó  ladrón;  de  kobanaya,  yo  hurté. 

Hay  otros  adjetivos  verbales  que  se  forman  generalmen- 
te quitando  al  verbo  el  afijo  y  poniendo  na,  ne,  ni,  no,  za  ó 
ze,  en  lugar  de  su  partícula  (14);  v.  gr. : 

Naziña,  hábil;  tiziñaya,  ser  hábil. 

Nayóbi,  redondo;  de  tiyobi,  ser  redondo. 

Naxiuaa,  colorado;  de  tixiñaaya,  ser  colorado. 

Noocha,  mezclado;  toochaya,  mezclarse. 

Natopa,  chico;  de  titopaya,  ser  chico. 

Zaa,  el  que  va;  de  tizaya,  ir. 

Zee,  el  que  viene;  de  telea,  venir. 

En  composición,  los  adjetivos  verbales  comienzan  por  ya 
(no  sé  si  siempre),  v.  gr. ,  de  nagazi,  negro,  y  peni,  hombre, 
peniyazi,  en  lugar  de  peninagazi- 

De  los  adjetivos  verbales  salen  unos  nombres  bideriva- 
dos,  y  también  de  los  sustantivos,  cuya  significación  pare- 
ce ser  la  de  abstractos,  formándose  por  medio  de  kela;  na- 
ziña, hábil;  Jcelanazifta,  habilidad. 

En  fin,  de  los  verbos  que  tienen  radical  de  dos  sílabas, 
salen  adjetivos  y  aun  sustantivos;  generalmente  con  sólo 
quitarles  la  partícula  y  el  afijo,  v.  gr.:  nachahui  ó  chahui, 
el  que  está  bien;  de  tichahui,  estar  bien;  chiba,  el  que  está 
encima;  de  tichiba,  estar  encima;  lipi,  fuerte;  de  litipia,  ser 
ó  estar  fuerte  (15). 

26.  Verbos  pasivos  y  otros. — No  hay  en  zapoteco  voz 
pasiva;  pero  sí  verbos  que  poseen  esta  significación,  los 
cuales  tienen  muchas  veces  sus  correspondientes  activos; 
v.  gr.,  totia,  hacer;  talca,  ser  hecho.  Cuando  á  algún  activo 


EL  ZAPOTECO.  ¡  ó 

le  falta  pasivo  que  le  corresponda,  se  suple  con  ese  mismo 
talca,  ser  hecho,  que  también  suple  al  verbo  sustantivo,  y 
sirve  de  tal,  como  veremos  adelante. 

Los  verbos  pasivos  comienzan  generalmente  por  ti. 

«Hay  también  en  esta  lengua,  dice  Córdoba,  verbos  co- 
munes que  en  una  voz  significan  acción  y  pasión  •  •  •  los 
cuales  difieren  en  los  pretéritos  y  plurales,»  de  modo  que 
en  esto  se  conoce  el  significado  que  debe  dárseles. 

Del  mismo  modo  que  hay  verbos  independientes  de  sig- 
nificación pasiva,  los  hay  que  la  tienen  reflexiva;  v.  gr.,  toze- 
tea,  enseñarse.  Cuando  no  se  encuentra  así,  se  suplen  pos- 
poniendo al  verbo  el  pronombre  correspondiente;  v.  gr.- 
tanachiia,  yo  amo;  tanachiiyobia,  yo  me  amo. 

Los  reiterativos  se  forman  intercalando  al  verbo  una 
partícula;  v.  gr-,  de  tagoa,  yo  como;  ta-ziya-goa,  volverá 
comer:  las  partículas  de  reiterativo  parecen  ser  ziya,  ze,  zi, 
koze,  kozi,  ko,  e,  yo,  ku ....  También  pueden  formarse  por 
medio  del  adverbio  kazaka,  que  indica  reiteración. 

Los  verbos  compulsivos  se  forman  de  la  misma  manera 
que  los  reiterativos,  es  decir,  intercalando  al  verbo  una  par- 
tícula; pero  además  parece  que  la  vocal  de  las  partículas 
propias  de  la  conjugación  cambia  en  o;  tagoya,  yo  cómo;  to- 
kokagoya,  doy  de  comer  ó  hago  comer  á  otro,  y  de  aquí  pue- 
de salir  el  reiterativo  tokagoya,  volver  á  hacer  comer  á  otro- 
Las  partículos  de  compulsivo  son,  según  parece,  ka,  ko,  ze> 
zi,  o,  yo. 

La  palabra  kati  significa  momento  ó  instante,  y  repetida 
es  como  si  dijésemos  «de  momento  en  momento,»  de  cuya 
manera  se  intercala  ó  antepone  al  verbo  para  expresar  f  re- 
cuencia;  v.  g. .  de  tagoa,  comer;  tagokatikatia,  comer  con 
frecuencia.  Lo  mismo  sucede  usando  del  adverbio  nayapa 
ó  kayapa,  que  significa  á  menudo,  ó  de  otras  voces  ó  partí- 
culas análogas,  así  como  repitiendo  el  verbo. 

Para  expresar  respeto,  hay  una  terminación  ó  partícula 
que  se  pone  al  verbo,  y  es  zika. 

Vemos,  pues,  que  las  modificaciones  ó  ideas  accesorias 
del  verbo  se  expresan  por  medio  de  partículas;  pero  ade- 
más de  las  explicadas,  hay  otras  que  le  comunican  varios 
significados:  algunas  de  esas  partículas,  cuando  no  todas, 


7-i  EL  ZAPOTECO. 

se  usan  no  sólo  con  el  verbo  sino  con  otras  partes  del  dis  - 
curso. 

La  partícula  paa  significa  cosa  deleitable,  gustosa,  muy 
estimable;  tagoya,  comer;  tagopaaya,  comer  espléndida- 
mente. 

La  partícula  ti,  da  el  significado  ele  actualidad,  ó  estarse 
haciendo  algo;  talaya,  llegar;  talati,  estar  llegando. 

Xee,  óxe,  pospuestas  al  verbo,  quiere  decir  que  se  con- 
suma su  acción;  tollobaya,  barrer;  pellobaxee,  barre  hasta 
que  quede  bien  barrido. 
Xexe,  significa  hacer  resistencia. 

Za,  ze,  ó  zo,  antepuestas  al  futuro  imperfecto  de  indicati- 
vo, dan  la  significación  de  %>osibüidad. 

Zea,  antepuesta,  significa  «algunas  veces;»  zeazelea,  algu- 
nas veces  vengo:  pospuesta,  significa  perseverancia,  asis- 
tencia, que  se  está  haciendo  aquello  que  expresa  el  verbo; 
koyaazea,  me  fui  para  siempre,  ó  para  no  volver;  tagozea, 
estoy  todavía  comiendo:  también  quiere  decir  «hacia  abajo.» 
Gaa,  significa  presteza,  continuación,  adición. 
Lii,  quiere  decir  hacer  bien  ó  rectamente  lo  que  el  verbo 
significa,  así  como  acabarse  ó  hacerse  del  todo  aquello  que 
dice  el  verbo. 

Además  de  estas  partículas  acaso  habrá  otras  que  yo  no 
conozca- 

27.  Verbo  sustantivo. — El  verbo  tdka  tiene  varios  sig- 
nificados, según  vimos  al  tratar  de  los  homónimos,  y  con 
él  se  suple  el  verbo  sustantivo  cuando  talca  significa  se)"  he- 
cho. (16) 

Sin  embargo,  hay  otro  medio  de  suplirle,  más  conforme 
al  genio  de  la  lengua,  y  es  el  de  conjugar  el  sustantivo,  ó  el 
adjetivo  verbal,  sin  más  que  agregarles  el  afijo  de  la  perso- 
na correspondiente,  y  con  esta  forma  se  significa  el  verbo 
sustantivo;  v.  g.,  naxiñaa,  colorado;  naxínaalo,  tú  eres  colo- 
rado; Pedroya,  yo  soy  Pedro. 

También  puede  usarse  con  el  mismo  significado,  el  adje- 
tivo verbal  de  talca,  que  es  naka,  conjugado,  acompañando 
á  otro  verbal  ó  á  un  sustantivo;  v.  g.,nagasi,  negro,  nalcaya 
nagasi,  soy  negro,  ó  intercalando  y  abreviando  naka;  v.  g., 
kopechekaya,  soy  oficial.  (17) 
28.  Irregulares  y  defectivos.  -No  faltan  verbos  de- 


EL  ZAPOTECO.  75 

fectivos,  aunque  son  pocos,  y  también  los  hay  irregulares. 
Sin  embargo,  tampoco  estos  pueden  ser  muchos,  porque 
todos  los  que  comienzan  por  te  y  todos  los  pasivos  por  ti 
son  regulares,  y  lo  mismo  casi  todos  los  de  la  cuarta  con- 
jugación. Generalmente  la  irregularidad  de  los  \erbos  za- 
potecos tiene  por  causa  evitar  la  cacofonía.  Para  que  se  for- 
me el  lector  idea  de  ellos,  daré  algunos  ejemplos. 

Takoa,  cubrirse,  hace  el  pretérito  kotoa  y  no  kokoa. 

Tigobaya,  yo  trabo;  kotobaya,  yo  trabé,  y  no  kogobaija- 

Toaya,  cargar;  piiaya,  yo  cargué,  en  lugar  de  peaya. 

Taita,  tomar;  koxiia,  yo  tomé. 

Tiziichia,  covtsiv;  koxiicMa,  yo  corté. 

Por  estos  ejemplos  parece  que  las  irregularidades  están 
en  los  pretéritos,  y  en  efecto,  el  P.  Cor dova  dice:  «Estas 
«mudanzas  sólo  es  en  los  pretéritos  y  plurales  de  todos  los 
«verbos,»  es  decir,  en  las  primeras  personas  de  plural. 

29.  Verbos  compuestos.— La  composición  de  las  pala- 
bras zapotecas  se  observa  principalmente  en  los  verbos  de 
la  manera  más  varia. 

Compónense,  primeramente,  unos  verbos  con  otros  en  el 
mismo  tiempo;  de  tagoa,  yo  como,  y  tielea  me  ahito;  tagotiela, 
que  se  conjuga  como  si  fuera  un  solo  verbo.  Otras  veces 
con  la  primera  persona  del  singular  del  futuro  imperfecto 
de  indicativo,  supliendo  éste  á  nuestro  infinitivo;  v.  g.,  ta- 
kalackichaaya,  quiero  iré,  es  decir,  quiero  ir.  Los  verbos 
que  indican  movimiento,  frecuentemente  se  componen  con 
el  futuro,  en  primera  persona  de  plural;  v.  g.,  detiaaya, 
voy,  y  titonaya,  dejo;  tiaketonaya,  voy,  dejaré,  es  decir,  voy 
á  dejar. 

Zaaya.  yo  voy,  y  zelea,  vengo,  se  usan  mucho  en  compo- 
sición, siendo  uno  de  los  casos  en  que  la  traducción  puede 
hacerse  con  nuestro  gerundio;  v.  g.,  huazaayagoa]  voy  co- 
mo, es  decir,  voy  comiendo- 
De  adjetivos  verbales  compuestos  con  verbo,  daré  por 
ejemplo  á  tizenihuagoa,  yo  llamo  á  comer;  de  tizenia,  yo  lla- 
mo, y  huago,  adjetivo  verbal  de  tagoa,  yo  como. 

También  se  componen  los  adjetivos  verbales  unos  con 
otros,  y  se  conjuga  el  último:  noo,  es  el  adjetivo  de  tooya, 
estar,  y  yago  ó  huago  de  tagoa,  comer,  y  así  resulta  nooyagoa, 
yo  estoy  como,  es  decir,  estoy  comiendo. 


76  EL  ZAPOTECO. 

Con  nombres  sustantivos  igualmente,  se  componen  los 
verbos;  v.  g.,  tatinizaya,  muero  de  sed;  de  tatiya,  muero,  y 
niza,  sed.  intercalado- 

En  fin,  aun  con  adverbios  y  preposiciones  se  componen 
los  verbos;  v.  g.,  tapachichia,  guardo  fuertemente,  siendo 
clúclii  el  adverbio  intercalado. 

El  verbo  tonia,  hacer,  y  sus  derivados,  se  usan  mucho  en 
toda  clase  de  composiciones-  Generalmente  tonia  da  á  la 
palabra  con  que  se  junta  la  significación  de  «hacer  muchas 
veces»  lo  que  ella  expresa- 

También  se  componen  con  mucha  frecuencia  talca  y  su 
verbal  naka- 

30.  Modismos  del  verbo- — Concluiré  la  explicación  del 
verbo  diciendo  que  se  usa  tomar  unos  tiempos  por  otros, 
como  pretérito  por  presente,  futuro  por  pretérito,  etc. 

31-  Adverbios.— De  la  primera  persona  del  presente  de 
indicativo  se  forman  adverbios  de  modo,  vuelta  la  partícu- 
la hua,  hue  ó  feo,  y  quitando  el  afijo;  titoppea,  estar  junto; 
huatoppe,  ókatoppe,  juntamente:  muchos  no  tienen  traduc 
ción  literal;  v-  g.,  de  tatia,  morir;  huati;  de  teala,  olvidar; 
linéala- 

En  particular  de  algunos  adverbios,  lo  único  que  hay 
digno  de  observar  es  lo  siguiente. 

El  adverbio  kala,  ó  hela,  cuando,  sólo  se  usa  con  futuro, 
y  kola,  de  igual  significado,  con  pretérito-  Ki,  que  quiere 
decir  no,  se  usa  antepuesto  al  futuro  de  indicativo.  Yaka, 
que  significa  también  no  ó  no  hay,  ó  no  está  antepuesto  al 
futuro,  le  hace  significar  como  pretérito. 

De  algunos  adverbios  se  forman  nombres,  anteponiendo 
hua;  v.  g. ,  de  nitoo,  antes;  huaniito,  el  delantero  ó  primero- 

32.  Preposición.—  Estas  son  las  palabras  que  el  P.  Cór- 
dova  pone  como  preposiciones. 
Kalaoti,  kalao,  kala,  hasta. 
Laoni,  lao,  toa,  ante. 
Xiclwo,  ó  kichoo,  de  la  otra  parte. 
Kabii,  huabii,  en  derredor. 

.  lao,  relativamente  á  (erga). 
Late,  lahui,  entre. 
Lao,  chii,  mientras. 

'.  dentro,  debajo- 


EL  ZAI'OTECO.  77 

Kete,  xana,  abajo. 

Kaxe,  huala,  etc.,  cerca,  junto- 

Zika,  según,  como. 

Laniiani,  laniiakani,  por  lo  cual,  por  (propter). 

Xicheni,  detrás- 

Niiani,  niiateni,  por,  para. 

Zito,  zitote,  huayote,  huayatate,  de  lejos. 

Huatete,  hualosi,  después. 

Laoni,  chibani,  kike,  encima. 

Kiaa,  kayaa,  arriba. 

Zika-  zikani,  respecto  á,  acerca  de- 

Kachee,  etc- ,  de  otra  manera. 

Lana,  telana,  hualaa,  huagachi,  escondidamente  (clam). 

Nii,  ó  xii,  con  qué. 

Algunas  de  estas  palabras  más  bien  son  adverbios  ó  con- 
junciones. 

33.  Conjunción. — «Las  conjunciones  en  esta  lengua  di- 
«ce  el  P.  Córdova,  son  menos  que  las  otras  partes  de  la  ora- 
«ción,  lo  uno  porque  ellas  son  pocas  entre  sí,  y  lo  otro  por- 
«que  el  modo  de  hablar  de  los  indios  es  con  unas  sentencias 
«truncadas  y  desatadas  y  no  ligadas  con  conjunciones  ni 
«partículas,  sino  dirán  una  docena  de  sentencias  sin  con- 
«junción  alguna,  lo  cual  en  nosotros  pareciera  barbarismo.» 

He  aquí  las  conjunciones  que  trae  el  mismo  autor: 

Chela  ó  la,  (pospuesta),  significa  y. 
Chelanee,  también. 

Kani,  kalani,  (antepuestas),  pero  más- 
La,  (antepuesta),  es  o. 

Lakelani,  kelani,  etc.,  supuesto  que,  por  esta  razón. 
Laakani,  laaka,  así  que,  pues  que- 
Laniiakani,  laniiani,  etc.,  por  lo  cual,  por  esto- 
Kota,  ate,  te,  son  dubitativas,  como  quien  dice  ¿acaso? 
Za,  (antepuesta),  sí,  aunque. 
Kani,  al  menos. 
Zaya,  de  esta  manera. 
Ni,  (antepuesta),  que,  más  que. 

Otras  conjunciones  pone  el  P.  Córdova  entre  los  adver- 
bios; otras  se  suplen  con  estos. 


78 


EL  ZAPOTECO. 


34.  Interjección. — Entre  las  interjecciones  hay  una  no- 
table pe,  la  cual  significa  confirmación,  que  aquello  de  que 
se  trata  es  tal  como  se  dice;  v.  g.,  yobipelo,  tú  mismo  y  no 
otro;  yobipe,  él  mismo,  sin  duda,  sin  falta. 

35.  Dialectos. — «Es  agora  de  notar,  dice  el  autor  varias 
«veces  citado,  que  entre  todos  los  pueblos  que  hablan  esta 
«lengua,  digo  aun  los  que  son  meros  zapotecos,  ningún  pue- 
«blo  hay  que  no  difiera  del  otro  poco  ó  mucho,  lo  uno  en  po- 
«ner  unas  letras  por  otras,  y  lo  otro  en  que  aunque  hablan 
«unos  mesmos  vocablos,  unos  los  toman  por  una  cosa,  y 
«otras  por  otra.»  Sirva  de  ejemplo  la  palabra  niño:  en  Za- 
achiilla  es  botoo;  en  Ocotlan  metho;  en  Etla  binnito;  en  la  Sie- 
rra bitao;  y  en  tierra  caliente  bato. 

36.  Ejemplo  del  Padre  nuestro. — Haré  análisis  del 
Padre  nuestro,  sirviéndome  del  ejemplo  que  trae  Fr.  Leo- 
nardo Levanto  en  su  Catecismo  de  la  doctrina  cristiana,  y  del 
vocabulario  manuscrito,  que  cité  en  el  lugar  respectivo. 


Bixoozetonoohe, 
Padre  nuestro, 


kiiebaa  nachiibalo 

(del)  cielo        tú  que  estás  encima 


nazitoo 
grande 


ziikani 
ha  sido  hecho 


lóalo 

tu  nombre, 


ellakookii 
(el)  reino 


xtennilo  Tdta  ziika  ruarii  nitizigueelalo 

tuyo        será  venido        ( )  acá  tu  voluntad 


ziika  raka  k'oa 

así  es  hecha        arriba 


kiiebaa  laaniziika 

(en  el)  cielo  "  como 


gaka  ruari  layoo.  Xiko- 

será  hecha  acá      (en  la)  tierra.     El  sustento  de  todos 


nina 

kixee 

kixee                peneclie, 

ziika 

nosotros 

mañana 

mañana                da, 

también 

anna, 

chela 

a        kozanailaaziikalo 

tonoo 

ahora, 

y 

no            dejarás 

(á) 

nosotros 

EL  ZAPOTECO. 


79 


niiani 

ya 

kezihuina: 

pe?. 

■Hila        zika 

para 

no 

pecaremos  (pecar): 

libra      también 

tonoo 

niiaxtenni 

kiraa 

hellahuechiie. 

(á'  nosotros 

de 

toda 

maldad. 

Gaga 

ziiga 

ziika. 

Será  hecho 

así 

así. 

37.  Análisis. — Bixoozetonoohe:  bixooze,  padre;  tonoo  pro- 
nombre afijo  de  la  primera  persona  de  plural  expresando 
posesión,  según  la  forma  de  la  lengua;  he  interjección  con 
que  se  marca  el  vocativo. 

Eiiebaa  ó  kiepaa:  sustantivo  en  ablativo;  pero  sin  ningún 
signo  que  indique  el  caso. 

Naachiibalo  6  nachibalo:  tichiba  es  un  verbo  que  significa 
«estar  encima,»  de  donde  se  deriva  el  verbal  nachiba  «el 
que  está  encima,»  el  cual  se  conjuga  como  todos  los  verba- 
les; lo  es  el  afijo  de  la  segunda  persona  del  singular. 

Nazitoo:  adjetivo  verbal  que  significa  cosa  grande  ó  engran- 
decido. 

Ziikani,  zikani,  ó  ziakani:  tercera  persona  de  singular  del 
tercer  pretérito  perfecto  del  verbo  pasivo  taka,  ser  hecho- 

Laalo:  laa  significa  nombre;  lo  es  el  afijo  correspondiente 
á  tú  ó  tuyo. 

Kellakookii:  sustantivo  derivado,  délos  que  se  forman  por 
medio  de  la  partícula  kela  ó  kella. 

Xtennilo:  posesivo  de  la  segunda  persona  de  singular,  cu- 
ya formación  se  explicó  en  el  lugar  respectivo. 

Kita:  en  el  diccionario  que  tengo  á  la  vista,  no  encuentro 
este  verbo;  pero  por  un  ejemplo  del  P.  Córdova,  infiero  que 
hay  el  pasivo  titaya  que  significa  ser  venido.  En  kita  se  ve 
la  raíz  ta  y  la  partícula  propia  de  futuro  con  que  se  suple  el 
imperativo,  tercera  persona:  falta  el  afijo  correspondiente 
ni  que  no  se  pone  cuando  se  expresa  la  persona  misma, 
pues  entonces  no  hay  lugar  á  equivocación,  como  sucede  en 
el  presente  caso,  donde  se  expresa  lo  que  ha  de  venir,  que 
es  reino. 

Ziika:  es  un  advervio  ó  partícula  de  varios  significados,  y 
según  Córdova,  «muchas  veces  se  pospone  á  la  dicción  por 


80  EL  ZAPOTECO. 

ornato.»  Así  debemos  considerarla  aquí,  es  decir,  como  ex- 
pletiva, pues  no  tiene  traducción  ni  sentido. 

fiuarii:  adverbio  de  lugar. 

Nitizigueelalo:  no  encuentro  estajpalabra  en  el  diccionario; 
pero  por  su  correspondencia  con  el  castellano  y  el  afijo  lo 
tú,  ó  tuyo,  parece  que  significa  tu  voluntad,  ú  otra  voz  aná- 
loga- 

Ziika:  adverbio  de  que  antes  se  habló. 

Ralea:  según  la  ortografía  de  Córclova,  que  es  la  que  he 
seguido  en  la  descripción  anterior  (salvo  las  correcciones 
de  que  hablé  en  la  introducción),  debe  leerse  taka,  cuya  va- 
riación es  consiguiente  al  cambio  de  letras  explicado  en  el 
párrafo  2.  En  el  diccionario  también  se  ve  r  en  lugar  de  t, 
de  modo  que  las  partículas  de  los  verbos  son  allí  ra,  re,  ri, 
ro,  y  no  ta,  te,  ti.  to-  Esto  supuesto,  diré  que  talca  ó  raka  es 
tercera  persona  del  singular  de  indicativo  presente  del  ver- 
bo pasivo  takaya,  ser  hecho:  falta  el  afijo  ni  por  lo  explicado 
en  la  palabra  kita. 

Kiaa,  adverbio  de  lugar. 

Kiiebaa:  sustantivo  en  ablativo  sin  ningún  signo  que  in- 
dique el  caso. 

Laa.niziika:  conjunción. 

Galea:  según  la  ortografía  de  Córdovaes  caca  (kaka),  por 
igual  motivo,  al  explicativo  al  explicado  respecto  á  la  pala- 
bra raka.  Es,  pues,  futuro,  tercera  persona  del  pasivo  taka, 
ser  hecho,  faltando  ni  por  lo  misma  razón  que  en  kita  y 
raka. 

Euarii:  adverbio. 

Layoo:  sustantivo. 

Xiconina:  xikoni  significa  sustento;  na  es  el  afijo  de  pri- 
mera persona  del  plural,  que  significa  todos  nosotros  ó  de  to- 
dos nosotros  cuando  se  usa  como  posesivo.  (Véase  el  párra- 
fo 15.) 

Kixee:  la  repetición  ele  esta  palabra,  que  significa  mañana , 
equivale  á  «todos  los  días,»  ó  «cada  día,»  como  vemos  en 
mixteco. 

Peneche:  segunda  persona  de  imperativo,  de  teneya,  dar, 
la  falta  de  afijo  es  propia  de  tal  persona  y  modo. 

Ziika;  adverbio  de  varios  significados. 

Atina:  adverbio  de  tiempo. 


EL  ZAPOTECO.  81 

Chela:  conjunción. 

A:  adverbio. 

Kozaanañaziikalo:  kozaanalo  es  segunda  persona  del  sin- 
gular de  futuro  del  verbo  tozaanaya,  dejar,  de  la  cual  decli- 
nación: z iika  es  Ipartícula  de  varias  significaciones;  pero 
aquí  parece  indicar  respeto  ó  reverencia,  según  lo  explica- 
do (§  26).  El  verbo  está  en  futuro,  supliendo  al  presente  de 
subjuntivo  de  que  carece  la  lengua. 

Tonoo:  pronombre. 

Niiani:  preposición. 

Ya.  adverbio. 

Keziliuina:  no  he  encontrado  esta  palabra  ni  en  el  diccio- 
nario ni  en  la  gramática;  pero  infiero  que  es  futuro  del 
verbo  pecar,  supliendo  al  infinito,  por  el  contexto  de  la  ora- 
ción, por  la  partícula  Ee,  y  porque  zihui  ó  xihui  significan 
pecado. 

Peziüla:  segunda  persona  del  imperativo  de  singular  del 
verbo  toziülaya,  librar,  defender  ó  amparar. 

Zika  ó  zikaa:  explicado  ya. 

Tonoo:  pronombre. 

Niiaxtenni:  según  el  diccionario  esta  voz  significa  de,  por 
ó  porque. 

Kiraa:  adjetivo- 

Kellaliuachiie:  abstracto  formado  por  medio  de  kella  ó 
kela. 

Gaga,  ó  kaka  según  la  diferencia  de  ortografía  ya  expli- 
cada. Véase  lo  dicho  antes  sobre  esta  palabra. 

Ziiga,  ó  ziika  (según  la  diferente  ortografía  de  que  he 
dado  explicación  al  tratar  de  otras  palabras).  Véase  lo  di- 
cho antes  sobre  esta  partícula  ó  adverbio. 


NOTAS. 


(1)  No  trae  el  P.  Córdova  el  alfabeto  zapoteco,  de  mane- 
ja que  le  he  formado  examinando  las  palabras  que  se  en- 
cuentran en  su  gramática;  pero  esto  no  obstante,  temo  que 
haya  alguna  falta.  He  suprimido  la  c  y  la  q,  como  en  las 
demás  lenguas,  por  lo  explicado  en  el  prólogo.  La  v  parece 
que  la  hay;  pero  no  es  sino  7iua,  hue,  etc.,  por  lo  cual  tam- 
bién la  he  omitido. 

(2)  Esto  lo  confirma  una  Gramática  MS.,  que  ha  venido 
á  mi  poder  después  de  tener  concluida  la  descripción  del 
zapoteco,  pues  en  ella  se  lee:  «Muchas  veces  solo  se  entien- 
«de  lo  que  dicen,  cuando  hay  equivocaciones  en  los  térmi- 
cos, por  el  antecedente  y  consiguiente.»  En  la  misma  gra- 
mática se  agrega  que  los  homónimos  suelen  aclararse  jun- 
tándoles otras  palabras;  v.  g.,  hela  significa  carne  ó  pescado; 
si  quiero  decir  lo  segundo,  diré  belaniza,  carne  de  agua, 
porque  niza  significa  agua. 

(3)  La  diferencia  que  hay  entre  el  adjetivo  puro  y  el  de- 
rivado es  la  que  existe  entre  una  cosa  independiente,  que 
subsiste  por  sí  misma,  y  otra  que  tiene  un  ascendiente  que 
teda  el  ser.  El  adjetivo  puro  se  cuenta,  pues,  entre  las 
partes  primitivas  de  la  oración;  el  derivado  no  tiene  ese  de- 
Techo,  como  no  le  tiene  el  diminutivo  ni  ninguna  otra  clase 
áe  derivados. 

(4)  Los  que  el  P.  Córdova  llama  participios  no  son  sino 
supletorios,  según  se  explicará. 

El  mismo  autor,  después  de  tratar  de  las  partes  de  la 
oración,  explica  (pág.  51  y  siguientes)  algunas  palabras  y 
partículas  que  acaso  pudieran  tomarse  como  otra  parte  más 
del  discurso;  pero  no  es  así,  porque,  si  bien  se  observan,  ó 


EL ZAPOTECO.  83 

pueden  incluirse  en  las  otras,  ó  no  son  sino  partículas  que 
sirven  para  formar  derivados  y  expresar  las  diversas  mo- 
dificaciones del  nombre,  verbo,  etc. ,  y,  en  consecuencia,  al 
tratar  de  estos  pueden  explicarse,  sin  necesidad  de  formar 
artículo  separado;  v.  g. : 

Xihui:  significa  pecado,  que  es  un  nombre  sustantivo. 

Kati:  también  es  un  sustantivo,  pues  significa  momento 
ó  instante. 

Chiba:  no  es  más  que  un  adjetivo  verbal  «el  que  está  en- 
cima» y  viene  del  verbo  tichiba,  «estar  encima»  ó  «salir  ha- 
cia arriba.» 

Ka:  ó  es  el  verbo  taka;  ser  hecho,  sin  la  partícula  ta;  ó  el 
verbo  naka,  sin  na;  ó  es  partícula  de  pluscuamperfecto;  ó 
pronombre  demostrativo. 

Lene  ó  hualene:  es  un  adverbio  que  significa  involuntaria- 
mente, ó  el  adjetivo  latino  invitas. 

Tini  ó  teni:  puede  considerarse  como  un  sustantivo,  pues 
significa  «diferencia  ó  distinción.» 

Xee  ó  xe:  es  una  partícula  que  junta  con  el  verbo  le  da 
cierta  acspción,  y  así  está  en  el  caso  de  las  que  se  deben 
explicar  al  tratar  del  verbo. 

Ti:  se  encuentra  en  el  caso  de  la  partícula  anterior  con 
el  verbo  y  adjetivo,  ó  usada  con  negación  es  un  adverbio, 
pues  significábamos. 

(5)  El  P.  Córdova  agrega  que  para  decir  hombres,  cier- 
vos; etc.,  en  plural,  «dan  un  cierto  sonido  que  se  distingue 
«bien  de  cuando  lo  dicen  por  uno  solo.»  Parece,  pues,  que 
el  acento  de  la  voz  basta  para  expresar  la  diferencia  del 
número;  pero  creo  que  esto  necesita  confirmación,  pues  es 
extraño  que,  teniendo  el  zapoteco  un  medio  tan  sencillo,  re- 
curra al  uso  de  numerales  ú  otras  palabras  que  expresan 
muchedumbre. 

(6)  En  la  gramática  MS-,  citada  en  la  nota  2,  se  dice:  «Los 
«comparativos  se  forman  anteponiendo  al  positivo  la  partí- 
«cula  zelaazi,  ó  bien  posponiendo  noo,  ó  roo.» 

(7)  Según  lo  que  dice  el  P.  Córdova  (pág.  17),  hay  verbos 
que  empiezan  por  na,  ne,  ni,  no,  za,  ze;  pero  estos  no  son  si- 
no adjetivos  verbales,  como  él  mismo  confiesa  más  ade- 
lante. 

(9)  P.  Córdoba  pone  además  presente  y  pluscuamperfec- 


84  EL  ZAPOTECO. 

to  pero  respecto  á  este,  él  mismo  confiesa  (pág.  76)  que,  ó 
es  el  imperfecto  del  mismo  modo,  ó  el  pluscuamperfecto  de 
indicativo  «antepuesto  ah.»  Esta  ah  vemos  que  no  es  más 
que  una  interjección,  y  no  un  signo  propio  del  verbo,  de 
manera  que  pluscuamperfecto  no  hay  sino  suplido.  Res- 
pecto al  presente  no  es  sino  futuro,  por  su  forma  y  por  su 
significado.  Lo  que  puede  hacer  creer  que  hay  más  tiem- 
pos de  los  que  realmente  existen,  en  subjuntivo  ú  optativo, 
es  que  este  modo  tiene  varias  partículas,  como  vemos  en 
su  lugar;  así  es  que  si  en  dos  tiempos,  que  realmente  son 
uno  sólo,  se  usan  para  cada  cual  diversas  partículas  pare- 
cerán diferentes  no  siéndolo,  pues  esas  partículas  tienen 
un  mismo  significado  y  se  usan  en  todos  los  tiempos;  no  son 
el  distintivo  de  uno  solo.  Esto  mismo  puede  hacer  creer 
que  el  optativo  y  el  subjuntivo  sean  diferentes  (véase  la  no- 
ta 8). 

(10)  El  P.  Córdova  dice  (pág.  19)  que  «sólo  las  primeras 
«personas  de  los  plurales  difieren  en  la  voz  y  formación  de 
«todas  las  demás.»  Esto  es  cierto,  en  cuanto  á  la  partícula 
prepositiva;  pero  el  afijo  marca  perfectamente  la  segunda 
persona  de  plural,  de  modo  que  sólo  la  tercera  no  tiene  ma- 
nera de  distinguirse. 

(11)  La  gramática  MS- ,  citada  en  la  nota  2,  me  confirma 
en  que  estos  tiempos  son  suplidos,  pues  dice:  «ya  no  son 
«usados  ni  los  entienden  los  indios.»  Parecen,  pues,  una  de 
las  formas  malamente  introducidas  por  los  gramáticos  es- 
pañoles en  las  lenguas  indias. 

(12)  Según  la  gramática  MS- ,  que  he  citado  (nota  2)  se 
puede  suplir  también  con  el  presente  ó  con  los  abstractos 
de  que  hablo  en  el  párrafo  25. 

(13)  Según  el  P.  Córdova,  fórmanse  estos  verbales  (pá- 
gina 6)  del  presente  de  indicativo  cambiando  la  partícula  y 
quitando  el  afijo:  sobre  esto  segundo  no  hay  duda;  pero  so- 
bre lo  primero  se  observa  que  la  derivación  es  directamen- 
te del  pretérito,  pues  las  partículas  de  este  son  las  que 
conservan  los  verbales. 

(14)  El  P.  Córdova  (pág.  11)  dice  que  los  adjetivos  comien- 
zan por  na,  ne,  ni,  no,  ko,  ya,  hua.  Respecto  á  los  en  ko,  y  hua 
los  puse  entre  los  verbales  de  pretérito.  En  ?/«nohay,  pues 


EL  ZAPOTECO.  85 

el  mismo  autor  dice  (pág.  12)  que  este  ya  se  usa  en  compo- 
sición: los  en  za  y  ze,  que  le  faltan,  las  explica  en  la  página  17. 

(15)  Debo  advertir  que  el  P.  Córdova  generalmente  con- 
sidera los  verbales  como  derivados  de  verbo;  pero  algunas 
veces  dice  lo  contrario,  es  decir,  que  de  los  nombres  se 
pueden  formar  verbos.  Para  saber  cuál  es  lo  cierto,  era  pre- 
ciso apelar  á  uno  de  los  sistemas  que  suponen  una  forma- 
ción progresiva  al  lenguaje,  á  fin  de  conocer  si  primero  exis- 
tió el  verbo  y  después  el  nombre,  ó  vice  versa;  pero  esto  no 
puede  hacerse,  porque,  según  lo  demuestra  la  ciencia,  el 
lenguaje  se  formó  de  un  solo  golpe.  En  consecuencia,  si  he 
considerado  siempre  el  nombre  verbal  como  derivado  del 
verbo,  ha  sido  por  seguir  un  sistema  fijo,  y  porque  el  que 
he  adoptado  es  el  más  conforme  á  las  explicaciones  usadas 
por  los  gramáticos. 

(16)  De  lo  que  dice  el  P.  Córdova  pudiera  creerse  que 
hay  verbo  sustantivo  propio;  pero  para  mí  no  le  hay  sino 
suplido  con  taka,  cuando  significa  ser  hecho,  como  sucede 
en  mixteco.  Para  creerlo  así  tengo  varias  razones.  En  pri- 
mer lugar,  en  las  más  de  las  Jenguas  antiguas  escasean  mu- 
cho las  palabras  metafísicas  puras,  y  el  zapoteco  no  pre- 
senta ejemplos  para  que  se  le  considere  fuera  de  la  regla 
general.  En  segundo  lugar,  entre  las  palabras  metafísicas, 
ser,  separada  de  todo  atributo,  expresa  una  idea  tan  eleva- 
da, que  aun  en  idiomas  como  el  griego,  el  latín,  el  francés, 
el  inglés  y  otros,  se  encuentra  significando  también  estar, 
hacer,  etc.  En  tercer  lugar,  el  zapoteco  tiene  varias  formas 
supletorias  para  expresar  el  verbo  sustantivo,  cuya  exis- 
tencia no  se  puede  comprender  habiendo  una  palabra  pro- 
pia para  ello.  ¿Se  echa  mano,  en  algún  caso,  de  un  supletorio, 
cuando  se  tiene  lo  más  propio  para  el  objeto  de  que  se  tra- 
ta? 

(17)  El  P.  Córdova  (pág.  12)  dice:  «Cuando  se  antepone 
«/¿wa,  es  ya  casi  como  significación  de  verbo,  ó  quiere  decir 
«cosa  ya  hecha,  como  huaziTia,  el  que  ya  es  hábil  (de  rwtñiza, 
«hábil).  •  •  ■huakaJiui,  lo  que  está  obscuro.»  De  esto  parece 
que  poniendo  la  partícula  hita  al  adjetivo  verbal  en  su  lugar 
de  su  primera  sílaba,  se  significa  el  verbo  ser  ó  estar.  La  gra- 
mática MS.  citada  (nota  2,)  dice  que  hua  da  á  los  nombres 
ó  verbos  la  significación  de  actualidad,  lo  cual  se  concilia  f  á- 


86  EL  ZAPOTECO- 

cilmente  con  lo  dicho  antes;  pero  no  sucede  así  con  un  ejem- 
plo que  pone,  y  es  huayanii  naka  gobbiicha,  que  significa 
claro  está  el  sol;  huayanii  viene  de  nayanii,  claro;  naka  es 
el  verbal  de  ser  hecho,  que  suple  al  verbo  substantivo;  goo- 
biicha  es  el  nombre  sol,  y  así  resulta  que  hua  (al  menos  en 
este  ejemplo)  no  basta  para  expresar  ser  ó  estar,  pues  va 
acompañado  de  naka. 


CAPITULO  XXXVI. 


COMPARACIÓN  DEL  MIXTECO 

CON  EL  ZAPOTECO,  EL  MEXICANO-OPATA  Y  EL  TARASCO. 


1.  Alfabeto. — El  mixteco  y  el  zapoteco  tienen  las  si- 
guientes letras  comunes. 

a,  ch,  e,  g,  h,  i,  k,  m,  n,  ñ,  o,  s  ó  z,  t,  u,  x,  y. 

En  mixteco  se  encuentran  algunas  letras  que  no  se  ha- 
llan en  zapoteco,  y  son: 

d,j,  v»  Qst  dz,  nd,  tn,  kh. 

Sin  embargo,  hay  que  hacer  las  siguientes  observacio- 
nes. La  t  zapoteca  suena  muchas  veces  como  d;  la  h  es  una 
aspiración  que  suple  á  la  j;  la  v,  al  menos  algunas  veces, 
suena  en  mixteco  como  en  zapoteco,  esto  es,  del  mismo  mo- 
do que  cuando  en  español  decimos  Juieco,  hueso,  etc.  (mix- 
teco nota  1^);  en  fin,  las  letras  dobles  del  mixteco  son  com- 
binación de  sonidos  que  se  encuentran  en  el  alfabeto  co" 
mún  á  las  dos  lenguas  que  comparo,  teniendo  presente  lo 
explicado  sobre  la  d- 

En  zapoteco  vemos  algunas  letras  de  que  el  mixteco  ca- 
rece, á  saber: 

b,  l,  p,  /',  th. 

La  th  encuentra  sus  elementos  en  mixteco;  la  l  se  usaba 
en  el  dialecto  mixteco  de  Mictlantongo;  la  r  entre  los  mix- 
téeos de  Texupa,  y  aunque  el  P.  Reyes  consideraba  esta  le- 


88  COMPARACIÓN  DEL  MIXTECO 

tra  como  introducción  de  los  españoles,  lo  mismo  puede 
creerse  respecto  al  zapoteco;  pero  además  hay  que  hacer 
otra  observación:  r  y  t  son  promiscuas  en  zapoteco,  según 
lo  explicado  en  otro  lugar  (zapoteco  §  2),  y  la  t  si  se  encuen- 
tra en  mixteco.  En  cuanto  á  la  b  y  la  p  observaremos,  des- 
de luego,  que  son  promiscuas  en  zapoteco  (loe.  cit),  así  es 
que  deben  considerarse  como  un  sonido  poco  marcado  que 
encuentra  su  equivalente  en  alguna  letra  afin  no  sólo  del 
mixteco,  sino  del  zapoteco  mismo:  efectivamente,  en  este 
idioma  bato  significa  niño  en  el  dialecto  de  la  tierra  caliente, 
y  en  Ocotlán  es  metho.  En  lo  general,  obsérvese  (parte  des- 
criptiva) lo  indeterminado  de  la  pronunciación  mixteca  y 
zapoteca- 

2.  Combinación  de  letras.— Tanto  en  mixteco  como  en 
zapoteco  se  repiten  con  frecuencia  las  vocales;  v.  g.  tnaa, 
frente  en  mixteco;  beezo,  viento  en  zapoteco.  Cargazón  de 
consonantes  no  hay,  como  puede  observarse  en  todos  los 
ejemplos  puestos  en  ambos  idiomas. 

3.  Sílabas. — En  mixteco  se  encuentran  palabras  más 
largas  que  en  zapoteco;  pero  ambos  idiomas  son  polisilá- 
bicos. 

4.  Acento  y  cantidad.— Tanto  en  mixteco  como  en  za- 
poteco la  más  ligera  modificación  de  acento  y  cantidad  in- 
cluye diferencia  de  significado  en  las  voces  (Mixteco  y  Za- 
poteco §§  5). 

5.  Composición. — Los  dos  idiomas  que  comparo  son  emi- 
nentemente polisintéticos,  como  puede  verse  en  la  descrip- 
ción del  mixteco  §  6,  31  y  32,  y  del  zapoteco  §  6  y  29. 

6.  Caso. — Ni  el  mixteco  ni  el  zapoteco  tienen  declinación 
para  expresar  el  caso,  que  se  conoce  por  medio  de  otras 
palabras,  de  partículas,  de  la  yuxtaposición  ó  de  la  posición 
del  nombre  en  el  discurso. 

La  terminación  ó  interjección  y  pospuesta,  marca  en  mix- 
teco el  vocativo  cuando  hablan  los  hombres,  análoga  á  eh  ó 
he,  en  zapoteco.  Tanto  en  un  idioma  como  en  otro  se  suple 
el  genitivo  con  el  pronombre,  usado  como  afijo,  ó  bien  con 
la  partícula  sasi  ó  si  en  mixteco,  xi  en  zapoteco,  cuya  seme- 
janza es  marcada.    (Mixteco  §11.  Zapoteco  §  13  y  16). 

7.  Número. — No  hay  signos  en  estos  idiomas  paraexpre- 


CON  EL  ZAPOTECO,  EL  MEXICANO-ÓPATA,  ETC.  89 

sar  el  número  plural,  sino  que  es  preciso  usar  de  palabras 
que  signifiquen  dos,  algunos,  muchos,  etc. 

8.  Género. — Tampoco  hay  signos  para  marcar  el  géne- 
ro, sino  es  alguna  voz  que  indique  el  sexo,  siendo  lo  común 
usar  de  las  palabras  macho,  hembra. 

9.  Derivación. — Para  formar  derivados  tienen  el  mixte- 
co  y  el  zapoteco  algunas  terminaciones  yuxtapuestas,  aun- 
que pocas,  siendo  el  uso  dominante  el  de  partículas  prepo- 
sitivas ó  intercaladas.  Algunas  veces  se  suple  la  derivación 
con  la  composición  ó  por  medio  de  algún  circunloquio.  To- 
do esto  consta  minuciosamente  en  la  parte  descriptiva  con 
referencia  al  nombre  y  al  verbo. 

10.  Pronombre. — El  mixteco  y  el  zapoteco  tienen  pro- 
nombres especiales  que  indican  respeto,  reverencia,  y  en 
uno  y  otro  idioma  hay  pronombres  enteros  ó  abreviados. 
(Descripción  §  15). 

Ni  en  mixteco  ni  en  zapoteco  se  encuentra  pronombre 
posesivo;  súplese  con  una  partícula  que  indica  posesión  co- 
mo vimos  al  tratar  del  caso;  con  alguna  palabra  que  indica 
propiedad,  pertenencia,  posesión;  ó  bien,  y  es  lo  más  común, 
con  el  pronombre  personal  usado  como  afiio  (Descripción 
§16). 

Por  lo  demás,  véanse  respecto  al  pronombre  las  compa- 
raciones léxicas. 

11.  Verbo. — El  mecanismo  de  la  conjugación  mixteca  y 
zapoteca  es  enteramente  igual  como  consta  de  las  siguien- 
tes indicaciones  cuya  explanación  se  encuentra  en  la  parte 
descriptiva. 

Las  personas  del  verbo,  en  los  dos  idiomas,  son  tres  de 
singular  y  dos  de  plural,  señalándose  con  el  pronombre  an- 
tepuesto ó  afijo.  Los  tiempos  y  modos  se  marcan  con  par- 
tículas. En  mixteco  sólo  hay  una  terminación  en  el  futuro 
ka,  igual  á  la  partícula  ka  del  zapoteco,  del  mismo  tiempo 
primera  conjugación:  no  hay,  pues,  otra  diferencia  sino  que 
una  misma  sílaba  va  pospuesta  ó  antepuesta,  lo  cual  no 
constituye  variedad  de  sistema.  (V.  c.  57).  Por  lo  demás, 
son  pocas  las  analogías  de  forma  que  se  encuentran  entre 
las  partículas  de  estos  idiomas,  sobre  cuya  circunstancia 
apliqúese  lo  que  observo  al  comenzar  las  comparaciones 
léxicas. 


90  COMPARACIÓN  DEL  MIXTECO 

Tanto  en  la  conjugación  mixteca,  como  en  la  zapoteca, 
faltan  el  infinitivo,  el  gerundio  y  los  participios  adjetivos; 
pero  todo  se  suple  del  mismo  modo,  esto  es,  el  infinitivo  y 
el  gerundio  especialmente  con  el  futuro,  y  los  participios 
con  los  verbales  ó  el  tiempo  correspondiente  del  verbo,  ter- 
ceras personas,  agregando  el  pronombre  relativo  ni,  en  za- 
poteco,  y  el  personal  tai  en  mixteco  (Mixteco  §  22,  Zapote- 
co  §  24). 

12.  Verbales. — En  los  idiomas  que  comparo,  hay  sus- 
tantivos que  indican  tiempo,  expresado  éste  por  partículas 
que  se  agregan  al  nombre,  como  si  dijéramos  «comida  pa- 
sada, presente  ó  futura.»  Pueden  llamarse  estos  nombres, 
propiamente,  participios  sustantivos.  El  signo  característico 
de  participio  sustantivo  en  mixteco,  es  la  partícula  sa  ó  za: 
también  entre  los  signos  de  participios  sustantivos,  en  za- 
poteco,  se  encuentra  la  partícula  za. 

13.  Verbos  derivados  ó  voces.— Ni  en  mixteco  ni  en 
zapo  teco  hay  voz  pasiva,  sino  verbos  independientes  que 
tienen  aquella  significación. 

Del  mismo  modo  hay  en  los  dos  idiomas  verbos  reflexi- 
vos, ó  se  suplen  posponiendo  al  verbo  el  pronombre  corres- 
pondiente, como  cuando  decimos  en  español  ámome- 

En  mixteco  se  forma  compulsivo  con  la  intercala  dza;  en 
zapoteco  hay  varias  partículas  con  el  mismo  objeto,  entre 
ellas  ze,  zi,  análogas  á  dza. 

Los  frecuentativos  se  forman  en  mixteco  repitiendo  dos 
sílabas  del  verbo  primitivo  ó  con  la  partícula  ko,  la  cual  es 
una  de  las  que  en  zapoteco  sirven  igualmente  para  indicar 
frecuencia.  También  en  mixteco  tiene  la  partícula  frecuen- 
tativa sa  6  za;  en  zapoteco  ze,  zi- 

De  esta  manera  hay  otros  verbos  derivados  en  mixteco 
y  zapoteco  de  varias  significaciones.  (Véase  parte  descrip- 
tiva). 

14.  Verbo  sustantivo. — No  hay  verbo  sustantivo  en  es- 
tos idiomas,  y  en  ambos  se  suple  con  el  pasivo  que  signifi- 
ca ser  hecho,  ó  por  elipsis,  esto  es,  callando  la  cópula  de  las 
proposiciones;  v.  g.,  «yo  bueno>  en  lugar  de  «yo  soy  bue- 
no^ El  zapoteco  aun  tiene  más  medios  para  suplir  el  verbo 
sustantivo  (§  27). 

15.  Modismos  del  verbo.— En  los  dos  idiomas  que  com- 


CON  EL  ZAPOTECO,  EL  MEXICANO-ÓPAPA,  ETC.  91 

paro,  la  gramática  permite  usar  un  tiempo  del  verbo  por 
otro-  (Mix.  37,  Zapot.  30). 

16.  Adverbio  y  preposición. — Tanto  en  mixteco  como 
en  zapoteco  hay  adverbios  que  sólo  se  usan  con  ciertos  tiem- 
pos del  verbo.  (Mixt-  38,  Zapot-  31). 

La  preposición  en  estos  dos  idiomas  es  de  significación 
tan  indeterminada  que  algunas  de  las  que  figuran  como  ta- 
les, más  bien  son  adverbios  y  aun  otras  partes  de  la  ora- 
ción. (Mixt-  39.  Zapot.  31). 

17-  Diccionario. — Al  hablar  de  los  dialectos  mixtéeos 
(Descripción,  §  42)  hemos  visto  cómo  cambian  unas  letras 
en  otras,  t  en  ch,  d  enj,j  en  ch,  s  enj  ó  ch,  dz  en  s,  e  por  a,  a 
por  e  etc.  En  el  zapoteco  no  sólo  hay  cambio  de  letras  de 
un  dialecto  á  otro,  sino  que  en  el  idioma  principal  mismo 
las  vocales  se  confunden,  y  entre  sí  varias  consonantes 
(§2). 

Es,  pues,  índole  de  estos  idiomas  tener  una  pronuncia- 
ción poco  marcada,  de  lo  cual  parece  que  debería  resultar 
frecuente  cambio  de  forma  en  las  voces,  y  efectivamente  el 
P.  Reyes  dice  respecto  al  mixteco:  «Hoy  día  se  ve  que  no 
solamente  entre  pueblos  diversos  se  usan  diferentes  mo- 
dos de  hablar;  pero  en  un  mismo  pueblo  se  habla  en  un  ba- 
rrio de  una  manera  y  en  otro  de  otra»  El  P.  Córdova,  tra- 
tando del  zapoteco  se  expresa  así:  «Ningún  pueblo  hay  que 
no  difiera  del  otro  poco  ó  mucho,  lo  uno  en  poner  unas  le- 
tras por  otras,  y  lo  otro  en  que  aunque  hablan  unos  mis- 
mos vocablos  unos  los  toman  por  una  cosa,  y  otros  por 
otra.» 

Supuesto  lo  dicho,  no  debe  extrañarse  que  aunque  el  za- 
poteco y  el  mixteco  tengan  la  más  estrecha  analogía  gra- 
matical, difieran  en  el  sistema  léxico,  de  tal  modo  que,  com- 
parando sus  diccionarios,  llama  la  atención  el  mayor  número 
de  palabras  diferentes  que  se  encuentran  respecto  á  las 
semejantes:  de  esta  clase,  pongo  como  ejemplo  las  si- 
guientes: 

Mixteco  tepuzculano.  Zapoteco. 

Padre,  Dz-utu,  taa,  To-ete,  ro-ete. 

Hija,  Dza-ya  (za  ya),         Zaa. 

Cabeza,  Dz-eke,  K-ike, 


92 


COMPARACIÓN  DEL  MIXTECO 

Mixteco  tepuzculano.  Zapoteco. 


Ojos, 

T-enu, 

La-oni- 

Boca, 

Y-uhu, 

Ii-ohua. 

Nariz, 

D-zini, 

Ziini- 

Ombligo, 

Sitekoho, 

Sikepe- 

Estómago, 

Nuini, 

Siyela-nini. 

Tripas, 

Site,  site-Jcani, 

Xisini- 

Muslo, 

Ka  ka, 

Kote- 

Pie, 

S-aja, 

N-ija. 

Nube, 

Iluíko, 

Kaahua. 

Arco-iris,     ■ 

Tiko-yandi, 

Gui-tike-ba- 

Hormiga, 

Tiyoko, 

Bee-tooko, 

Pulga, 

Tiyo-ho, 

Bee-heo- 

Cuervo, 

Te-huako, 

Be-yake- 

Buho, 

Te-(fíu)--mi,  sima, 
tima, 

Taama. 

Árbol, 

Yu-tnu, 

Ya-ga- 

Cacao, 

Dzehua, 

Bi-rnya. 

Palma, 

Yeye, 

Yaga- 

Palma, 

Ñuu, 

Zuña- 

Sur, 

Huahi-kahi, 

Zo-kahui. 

Plaza, 

Y-ahui, 

Ueaa. 

Pan, 

Dz-ita, 

Gu-eta,  gne-etu. 

Noche, 

N-uniño, 

H-uaxiñu. 

v^asa, 

H-uaM, 

Y-oho. 

Templo, 

Yuk, 

Yok-otoo. 

Sebo,  manteca, 

D-zahu, 

Zaa. 

Bueno,  bien, 

Sahuaha,  sadziko, 

Chahui,  guizaka- 

Pocos,  cosa,  poca, 

Hua-tuni, 

Hua-xia. 

Tres, 

Uni, 

Ch-ona. 

Ocho, 

Una, 

Xo-  ono. 

Verde, 

Yehe, 

Yaa. 

Temprano, 

Dana-hani, 

Huaya-hani. 

Allá, 

Y-ugua, 

B-uagne. 

No, 

Naha  (fíaJea,) 

Talca, 

En,  entre, 

N-aho, 

L-ahui. 

Yo, 

Ndi, 

Naa. 

Tú, 

Dolió,  ndo, 

Lohui,  lo. 

Aquel, 

Y-iikua, 

N-ikee. 

CON  EL  ZAPOTECO,  EL  MEXICANO-ÓPATA,  ETC-  93 

Mixteco  tepuzculano.  Zapoteco. 

Aquel  indicando      Ya,  Yo-bini. 

respeto, 
Nosotros,  Ndoo,  Noo,  tonoo. 

(En  los  verbos  del  mixteco  y  zapoteco  debe  buscarse  la 

radical  al  fin  de  la  palabra  y  no  en  el  prefijo  que  es  un 
signo.) 

Arder,  Yo~ka,  Ta-kia- 

Mojarse,  Yo-chi,  Ta-cha. 

Dormir,  Yo-cht,  Ta-zia- 

Hablar,  Yoka-ha,  Tolo-huia- 

Correr,  Yo-siño,  To-soñea- 

Dejar,  Yo-clzaña,  To-zaana. 

Alumbrar,  Yot-noo,  Toza-niia. 

Parir,  Yoka-dzaya,  Ti-zanaya- 

Buschmann,  en  la  obra  Spuren  der  aztekischen  Spraehe, 
considera  el  zapoteco  como  diferente  del  mexicano,  y  lo 
mismo  Orozco  en  su  Geografía  de  las  lenguas  de  México.  M. 
Charencey  en  el  opúsculo  Notice  sur  quelquesf amules  de  lan- 
gues  da  Mexique  indica  algunas  analogías  entre  mexicano  y 
zapoteco;  pero  agregando  que  «sus  diferencias  son  tales  que 
no  es  posible  colocarlos  en  la  misma  familia.»  Para  mí,  el 
mixteco- -zapoteco  tiene  algunas  analogías  con  el  mexicano; 
pero  diferencias  tan  características  que  no  sólo  los  apartan 
de  la  misma  familia  sino  aun  del  mismo  grupo,  conforme  al 
sistema  que  he  seguido  para  reunir  los  idiomas  mexicano-- 
ópatas:  ya  tengo  explicado  que  admito  hasta  cuatro  grados 
de  parentesco  en  los  idiomas,  el  dialecto,  la  rama,  la  fami- 
lia y  el  grupo.  Aun  bajo  el  punto  de  vista  morfológico,  de 
clase,  hay  que  establecer  una  subdivisión  entre  el  mexica- 
no--ópata  y  el  tarasco  respecto  al  mixteco-zapoteco-  Con- 
forme á  lo  explicado  en  el  cap.  57,  el  mexicano-ópata  y  el 
tarasco  pueden  llamarse  idiomas  de  subflexión,  pues  bien, 
el  mixteco- -zapoteco  es  de  yuxtaposición.  Lo  que  hay  de  co- 
mún morfológicamente  entre  esas  lenguas  es  el  polisilabis- 
mo y  la  polisíntesis.  Bajo  este  supuesto  fijémonos  ahora  en 
las  diferencias  más  notables  que  presentan  los  idiomas  que 
nos  ocupan. 


94  COMPARACIÓN  DEL  MIXTECO 

I.  Sistema  de  derivación. 

En  la  composición  de  las  voces  se  encuentran  algunos 
cambios  eufónicos  en  mixteco  yzapoteco;  pero  en  la,deriva- 
ción,  no  hay  casos  de  alteración  fonética,  como  los  hay  en 
mexicano-ópata  y  tarasco:  todo  en  mixteco  y  zapoteco  es 
mera  yuxtaposición,  siempre  que  se  tome  como  punto  de 
partida  la  verdadera  raíz. 

2.  Signos  de  derivación. 

Muy  pocos  son  los  que  tienen  analogía  de  forma  entre 
mexicano-ópata  y  tarasco  con  el  mixteco-zapoteco;  la  ma- 
yoría es  del  todo  diferente.  Con  más  facilidad  se  distingue 
en  el  mixteco-zapoteco  el  significado  y  el  valor  particular 
de  los  signos,  que  en  mexicano  y  en  tarasco.  (Véanse  los 
signos  del  mixteco-zapoteco  en  los  capítulos  correspon- 
dientes, y  lo  explicado  sobre  el  mexicano  y  el  tarasco). 

3.  Onomatopeyas. 

En  tarasco  abundan  las  onomatopeyas;  en  mexicano  y 
demás  lenguas  del  grupo  hay  pocas;  pero  en  mixteco- 
zapoteco  yo  no  he  podido  encontrar  palabras  que  lo  parez- 
can. 

4.  Número. 

Carece  el  mixteco-zapoteco  de  las  finales,  repetición  de 
sílabas  y  demás  procedimien tos  gramaticales  que  hemos  vis- 
to en  mexicano-ópata  ó  en  tarasco  para  expresar  el  núme- 
ro plural. 

5.  Pronombre. 

El  mixteco-zapoteco  paro  carece  de  tercera  persona  de 
plural  en  el  pronombre,  y  en  el  verbo,  forma  importante 
que  no  falta  en  mexicano-ópata  y  tarasco. 

6.  Pasiva. 

No  se  encuentra  voz  pasiva  en  mixteco-zapoteco,  mien- 


CON  EL  ZAPOTECO,  EL  MEXICANO-ÓPATA,  ETC.  95 

tras  que  los  signos  de  ella  son  abundantes,  en  mexicano- 
ópata  y  tarasco.  En  mixteco-zapoteco  hay  verbos  de  signi- 
ficación pasiva;  pero  independientes  (§  13). 

7.  Verbo  sustantivo. 

En  mexicano-ópata  y  en  tarasco,  el  verbo  sustantivo  tie- 
ne varios  significados,  según  sucede  aun  en  lenguas  tan 
adelantadas  como  el  latín  y  el  griego;  pero  en  mixteco-za- 
poteco puro  no  hay  verbo  sustantivo  alguno;  los  gramáticos 
españoles  tuvieron  que  suplirle  con  el  de  significación  pa- 
siva correspondiente  á  hacer.  (V.  descripción). 

8.  Gerundios. 

El  gerundio,  con  signos  análogos,  se  encuentra  en  las  len- 
guas mexicano-ópatas,  y  también  en  tarasco,  (aunque  en 
este  con  otros  signos)  mientras  que  el  mixteco-zapoteco 
carece  de  esa  forma. 

9.  Sistema  léxico. 

No  se  encuentran  palabras  análogas  entre  mexicano- 
ópata  y  tarasco  con  el  mixteco-zapoteco  sino  muy  aislada- 
mente, mucho  más  que  entre  el  zapoteco  y  mixteco  entre 
sí  comparados :  de  las  cincuenta  palabras  semejantes  que 
hemos  puesto  de  ejemplo  entre  el  mixteco  y  el  zapoteco,  só- 
lo hay  análogas  con  el  mexicano-ópata  y  el  tarasco  cinco  ó 
seis-  (Véanse  los  ejemplos  léxicos  del  mexicano-ópata  en  el 
resumen  del  cap.  30,  y  en  la  parte  correspondiente  á  cada 
idioma).  Las  palabras  aisladas  semejantes  entre  mixteco- 
zapoteco  con  el  mexicano-ópata  y  el  tarasco,  pueden  expli- 
carse según  lo  observado  en  el  cap.  32  respecto  al  mexica- 
no y  al  tarasco  entre  sí  comparados. 


-+-t*~— 


IDIOMAS  AFINES  DEL  MIXTECO-ZAPOTECO 


I.  El  Chuchen  y  ei  Popoloco. 

Este  idioma,  según  el  Sr.  D.  Manuel  Orozco  y  Berra,  en 
su  Geografía  de  las  Lenguas  de  México  (página  196),  lleva  el 
nombre  de  Chocho  en  Oaxaca;  en  Puebla,  el  de  Popoloco; 
en  Guerrero,  el  de  Tlapaneco;  en  Michoacán,  Teco;  en  Gua- 
temala, Pupuluca;  y  antiguamente  se  llamaba  Tope- 

Hemos  tenido  la  fortuna  de  ver  una  antigua  Doctrina  cris- 
tiana  en  esta  lengua  (MS-),  cuyo  autor  es,  según  parece, 
el  P.  Pr.  Benito  Hernández,  y  de  cuyo  libro  copiamos  el  si- 
guiente Padre  nuestro: 

Thañay  theeilingarmhi  athiytnidhu  y  fíay  dithiñiachuua  dincha- 
xirá  atatcu  ndithetafcu  caguñi,  nchiyatheetatcu  ngarmhi  andaatatcu 
sagermhi  y  tcama  caatuenesacaha  cahau  cahau  atzizhuqhee  caá  tue- 
nesacaha  di  euihay  a  taanguyheene  caguñi,  ditheethaxenyaqhine 
tuenesacaha  nchiyaquichuu,  ditheetoanguyheene  caguquichuu.  .  .  . 
sacaha,  thiytheecheexengaqhine  quichuu  sacaha  netganga  yhathami- 
fíi  yixitgeyasacaha  yhee  cheecaamiñi  chaeecaaqhi  neimiñi  caatuen- 
sacaha  caauendiñaña  andataazu. 

Escrito  lo  anterior  (la  edición),  ha  llegado  á  mis  manos 
la  «Cartilla  y  Doctrina  cristiana  en  la  lengua  Chuchona  del 
pueblo  de  Tepexi  de  la  Seda,  por  el  P.  Fr.  Bartolomé  Rol- 
dan.» (México,  1580),  de  donde  tomo  la  siguiente  traduc- 
ción del  Pater  que,  comparada  con  la  anterior,  se  ve  tiene 
marcadas  diferencias.    En  consecuencia,  el  Chuchón  de 


IDIOMAS  AFINES  DEL  MIXTECO-ZAPOTECO.  97 

Hernández  y  el  de  Roldan,  deben  considerarse  como  dia- 
lectos distintos. 

Taananau  Jiganhúinathéénakhátdaqhéehingdcetiiniaa,  hhd  vacu- 
na nchaañicharía.  Khd  ndatúe  chhace  ndanhui  viqhée  théengagua: 
ujchaay  túe  nganhuma.  Lhh'ianhuina  tzauna  khdui  tünddnanahady* 
Khd  chee  thayandnhúina  quathenchuey anana,  ukdáy  tda  táathydn& 
ceteechuey anana.  Lauuchhud  nzayanhilinautciteinga  quineyanaq- 
hua  thenchueyana.  Khd  chéecadnhuina  thenirí  qhua  hinga  rana 
ohámetúe. 

También  el  Popoloco  de  Puebla  es  un  dialecto  distinto 
del  Chuchón,  aunque  muy  parecido,  según  puede  juzgarse 
por  la  siguiente  comparación  de  los  adjetivos  numerales 
que  he  podido  recoger  de  los  dos  dialectos. 


Chuchón. 

Popoloco. 

Uno, 

Ngu, 

Gou. 

Dos, 

Yuu-rina, 

Yuu. 

Tres, 

Ni-rina, 

Mi- 

Cuatro, 

Nuu-rina, 

Noo. 

Cinco, 

Náu-rma 

Nag-hc 

Seis, 

Njau-rina, 

Tja. 

Siete, 

Yaatu-rina, 

Yaato. 

Ocho, 

N7i-rina, 

Gnu- 

Nueve, 

Naa-rina, 

Na. 

Diez, 

Te-rina, 

Tie. 

La  terminación  riña,  en  chuchón,  parece  ser  un  signo 
de  adjetivo  numeral. 

Popoloco  es  una  palabra  del  idioma  mexicano  que  signifi- 
ca bárbaro.  La  voz  chuchan  se  encuentra  en  uno  de  los  dia- 
lectos totonacos  significando  brujo,  hechicero;  pero  no  me 
atrevo  á  asegurar  que  debe  referirse  á  la  nación  de  cuyo 
idioma  me  ocupo  en  este  capítulo.  Lo  que  sí  puedo  asentar, 
sin  temor  de  equivocarme,  y  más  interesante  á  mi  objeto, 
es  que  8l  popoloco  y  el  chuchón  pertenecen  á  la  familia 
mixteco-zapoteca:  tal  es  la  opinión  de  todos  los  conocedo- 
res de  esos  idiomas,  y  esa  opinión  la  encuentro  confirmada 
por  las  comparaciones  que  he  podido  hacer,  y  de  que  pre- 
sento las  siguientes  muestras. 

7 


98  IDIOMAS  AFINES  DEL 

PADEE. 

Popoloco-  Dutua.  Mixteco.  Dzutu. 

PADEE. 

Cachón.  Táa.  Mixt-  Táa. 

MADRE. 

Pop.  Ja--na-    Chu.  Naa,  Zapoteco.  Huicha--na. 

HIJO. 

Chu.  Tz--iena.  Pop.  Ch--eeni.  Zap,  X--ini. 

HERMANO. 

Pop.  Tsi-kichie.  Mix.  Kuhua- 

MANO. 

Pop.  Dute-;ni.   Mix.  Na--ni. 

cielo,   (raíz,  anhui). 
Chu.  Ng-anhui-na.  Mix-  An-de-hui. 

DÍA. 

Chu.  Met-hi.  Mix.  De--hui. 

LUNA. 

Pop.  Yaa.  Mix.  Yoo. 

MUNDO,  TIEREA. 

Pop.  Ye.  Mix.  Ye--hui. 

FUEGO. 

Pop.  Chui.  Zap.  Guii. 

MONTE. 

Pop.  Naa.  Zap.  Ta-nni. 


MIXTECO-ZAPOTECO.  99 

FLOR 

Pop.  Tsouka-jaa.  Zap.  Jiie. 

MAÍZ. 

Pop.  Noua.  Mix.  Nuni. 

PIEDRA. 

Pop.  Choo.  Mix.  Chuu,  yuu. 

BLANCO. 

Pop.  Tie.  Zap.  Ya-ti- 

AZUL. 

Pop.  Yuhua.  Mix.  Sanda-yuhua. 

DOS. 

Pop.  Yuu.  Mix.  Uhui. 

TRES. 

Pop.  Nii.  Mix.  U-ni. 

CINCO. 

Pop.  Nag-hou.  3Iix.  Ho-ho. 

OCHO. 

Pop-  G-nii.  Mix.  U-na.  Zap.  Xo-no. 

VEINTE. 

Pop.  Kaa.  Zap.  Kal-le. 

YO. 

Pop.  Sni-a.  Mix.  Ndi.  Zap.  Na-a. 

TU. 

Pop.  Ta-ha,  da-ha.  Mix.  Do-ho. 


100  IDIOMAS  AFINES  DEL 

NOSOTROS. 

Chu.  Ñau.  Mix.  Ndoo.  Zap.  To-na,  noo. 

COMEE. 

Pop.  Asindie.  Mix,  Yos-asindi. 

VER. 

Chu.  Tiyku.  Mix.  Yo-tiso. 

OLER. 

Chu.  Ch-ituni.  Mix.  Y-otnani. 


Chu.  Haau.  Mix.  Dza-hua. 

Los  mixtéeos  y  zapotecos  cuentan  por  veintenas,  como 
veremos  más  adelante-  De  los  adjetivos  verbales  chucho- 
nes  sólo  conozco  hasta  diez,  así  es  que  no  puedo  juzgar  del 
sistema  aritmético.  Los  popolocos  cuentan  lo  mismo  que 
los  mixtéeos  y  zapotecos:  el  número  veinte  tiene  su  nombre 
especial  Jcaa:  para  expresar  cien  se  dice  nao-kaa,  esto  es 
cinco  veintes,  pues  noo,  con  un  cambio  de  vocal  eufónico  ó 
distintivo  significa  cinco. 

2.  El  Cuicateco,  el  Chatino,  el  Papabuco  y  el  Amusgo. 

Los  tres  primeros  idiomas  se  hablan  en  Oaxaca  y  el  últi- 
mo en  Guerrero. 

Los  informes  adquiridos  por  el  Sr.  Orozco  y  Berra  (Geo- 
grafía de  las  lenguas  de  México),  que  juzgo  de  buen  origen, 
le  hicieron  colocar,  como  yo  también  lo  hago,  al  Cuicateco 
con  el  mixteco  y  el  amusgo  con  el  zapoteco. 

Respecto  al  chatino  y  al  papabuco,  tengo  un  buen  dato 
para  considerarlos  afines  del  mixteco,  y  es  la  noticia  que 
sobre  esto  me  ha  dado  una  persona  ilustrada  y  de  buen  cri- 
terio que  visitó  el  Estado  de  Oaxaca,  haciendo  observacio- 
nes sobre  los  idiomas  y  las  costumbres  de  sus  habitantes. 


MIXTECO-ZAPOTECO.  101 

Sin  embargo,  no  he  podido  conseguir  más  muestras  de 
los  idiomas  mencionados  que  la  traducción  del  Pater  en  dos 
dialectos  cuicatecos,  que  copio  en  seguida.  El  cuicateco  no 
debe  confundirse  con  el  cuitlateco  que  incluí  en  la  familia 
mexicana:  aunque  ambos  nombres  pertenecen  al  idioma 
azteca,  cuica  significa  cantar,  y  cuitlatl  excremento,  cosa 
sucia. 

Chidao,  chicane  cheti  Jabí,  chintuicofta;  cobichi,  Jubi  na;  chichi, 
chicobi,  no  ns:  ñendi  ña;  cobichi  nenoíla. 

Duica  fíahán,  fíahan,  tando  cheti  Jubi.  Nondo  ñecno;  chi  Jubi, 
Jubi;  techi  ni  nons:  má  dinenino,  ni  chi  canticono,  diñen,  tando- 
7ions;  dineninono  chi  canti  co  ñehen  nons,  ata  condigno  na  tentac 
ion,  ante  danhi,  dinenino  ni  chin  que  hé  danhi. 

Chida  deco,  chiconede  vae  chetingue  cuivicu  duchi  dende  cuichi 
nusiui  dende  vui  chetinge  cui,  tundube  vedinun  dende  tica  nañaa, 
tandu  vae  chetingue  yn  dingue  deco  de  huehue  techide  deco  Guema 
yna  dechecode  deco  ducue  ticu  tica,  tandu  nusun  nadecheco  deevio- 
ducue  chicad  cusa  yati,  tumandicude  cuitao  vendicuido  nanguade- 
ne  ducue  chiguetae. 

3.  El  Mazateco  y  el  Solteco. 

Estas  dos  lenguas  se  hablan  enOaxaca.  Las  noticias  que 
sobre  ellas  he  recibido,  me  hacen  creer  que  pertenecen  á 
la  familia  mixteco-zapoteco,  opinión  que  encuentro  confir- 
mada, respecto  al  mazateco,  examinando  el  Pater  que  inser- 
to adelante  en  dos  dialectos,  pues  encuentro  algunas  voces 
análogas  á  las  correspondientes  de  los  idiomas  mixteco- 
zapotecos  ya  estudiados- 

Nadminá  Naind  ga  tecni  gahami,  Sandumí  ili  Ga  tirrubanajin 
nanguili.  Cuaha  catama  janimali,  jacunit  dic  nangui  canit  gahami. 
Niño  rrajínna  tey  quitaha  najin;  qntedchtahanajin  gadchidtonajin 
jacunitgajin  nedchata  alejin  chidtaga  tedtunaji».  Guquimit  tacun- 
tuajin,  tned  tinajin  cuacha  ca  tama. 

Tata  nahan,  xi  naca  nihaseno:  Chacua,  catoma  fíieré:  catichová 
rico  manimajin:  catoma  cuazuare,  donjara  batoó  cor  nangui,  bateco, 
nihasen:  niotisla  najin  ri  ganeihinixtin,  tildo  najin  dehi;  ni  canuhi 
ri  guitenajin  donjara  batoo,  juirin  ni  canojin  ri  quiteisajin,  quiñi- 
quenahi  najin  ri  danjin  quis  anda  ñongo  niquesie  Meé. 


102  IDIOMAS  AFINES  DEL 

4.  El  Chinanteco. 

El  Chinanteco  se  habla  en  el  distrito  de  Chinantla,  Oa- 
xaca,  no  debiéndose  confundir  con  el  Cinatenco  ó  Tzinante- 
co  que  se  tiene  por  dialecto  del  Zotzil. 

Hervás,  en  su  Catálogo  de  las  lenguas  conocidas,  considera 
que  el  Chinanteco  es  afín  del  zapoteco,  así  como  el  mazateco. 
Respecto  á  este  idioma  estoy  conforme  con  la  opinión  de 
Hervás,  según  lo  que  anteriormente  he  manifestado;  pero 
del  Chinanteco  no  encuentro  ni  muestras  que  estudiar,  ni 
noticias  exactas  sobre  su  filiación.  Burgoa,  en  su  Historia 
Geográfica,  habla  del  Chinanteco  como  de  un  idioma  áspero 
y  violento,  lo  cual  no  conviene  con  el  zapoteco  que  es  dulce 
y  suave.  Sin  embargo,  como  el  acento  puede  cambiar  sin 
alterarse  el  fondo  de  un  idioma,  no  es  decisiva  la  indicación 
de  Burgoa,  y  en  consecuencia,  admitimos  al  Chinanteco  en 
la  familia  mixteco-zapoteco  aunque  en  el  concepto  de  dudo- 
so en  su  clasificación. 


5.  Idiomas  que  forman  la  familia  mixteco-zapoteca. 

Concluimos  este  capítulo  presentando  el  catálogo  de  los. 
idiomas  que  forman  la  familia  mixteco-zapoteca. 
Esta  señal  *  indica  duda  en  la  clasificación. 

1.  El  mixteco  con  su  dialectos  á  saber: 

a.  Tepuzculano. 

b.  Yanhuitlan. 

c.  Mixteco  bajo- 
cli.  Montañés. 

d.  Cuixtlahuac. 

e.  Tlaxiaco. 
/.  Cuilapa. 

g.  Mictlantongo. 

7¿.  Tamazulapa. 

i.  Xultepec. 

j.  Nochistlan. 

2.  El  zapoteco  con  sus  dialectos,  de  los  que  he  visto  cita- 
dos los  siguientes: 


MIXTECO-ZAPOTECO.  103 


a. 

Zaachillia. 

&. 

Ocotlan. 

c. 

Etla. 

he. 

Nexitza,  netzicho. 

d. 

Serrano  de  Ixtepexi. 

e. 

Cajono. 

/■ 

Serrano  de  Miahuatlan. 

g- 

Tehuantepecano : 

3. 

El  Chuchon 

de  que  he  presentado 

muestras  en 

dos 

dialectos. 

4. 

El  Popoloco. 

5. 

El  Cuicateco 

de  que  he  presentado 

muestras  en 

dos 

dialectos. 

6. 

El  Chatino. 

7. 

El  Papabucc 

i. 

9. 

El  Amusgo. 

*10. 

El  Solteco. 

»11. 

El  Chinanteco. 

CAPITULO  XXXVIII. 


EL  MIXE. 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

El  idioma  mije  ó  mixe,  se  habla  en  algunos  lugares  del 
Departamento  de  Oaxaca,  como  Juquila,  Quezaltepec  y  Ati- 
lan. 

El  cronista  Herrera  nos  ha  conservado  las  siguientes  no- 
ticias sobre  los  mixes-  «Es  gente  de  buena  estatura,  tienen 
barbas  largas,  cosa  rara  en  aquellas  partes,  y  su  lengua  es 
hablando  muy  grueso  á  manera  de  alemanes:  entierran  á 
los  que  mueren  por  la  mayor  parte  en  el  campo,  y  cada  ano 
hacen  aquella  memoria  á  los  finados,  llevándoles  comida 
por  ofrenda  sobre  su  sepultura,  por  el  mes  de  Noviembre, 
dos  días  antes  ó  después  que  nosotros  celebramos  la  me- 
moria de  los  difuntos.  Es  gente  cruel,  guerrera,  grandes 
amigos  de  carne  humana,  más  valientes  que  cuantas  nacio- 
nes hay  en  Nueva  España,  porque  aunque  toda  la  provincia 
no  pasaba  de  dos  mil  hombres,  nunca  los  pudo  sojuzgar 
Moctezuma  ni  los  zapotecas,  aunque  son  muchos  más;  y  es- 
tando juntos  en  las  mismas  sierras  de  los  zapotecas,  no  cau- 
tivaban hombre,  ni  mujer,  ni  niño  que  no  le  mataban  y  co- 
mían, y  hasta  que  fueron  dominados  lo  hacían.  Eran  amigos 
de  que  hubiese  rebeliones  de  otros  indios  comarcanos  para 
comer  carne  humana.  Andaban  desnudos,  con  sólo  un  cue- 
ro de  venado  ceñido  por  las  nalgas  á  la  barriga,  y  este  cue- 
ro es  muy  blanco  y  muy  adobado  con  sesos  de  hombre,  y 
como  la  tierra  es  de  muy  altas  sierras,  sin  piedras  ni  pe- 


EL  MIXE.  105 

ñascos,  y  llena  de  yerba  y  muy  lluviosa,  estas  gentes  por 
huir  ó  alcanzar  se  sientan  en  lo  alto  de  la  sierra  á  donde  se 
hallan,  y  alzando  los  pies  se  dejan  ir  por  la  yerba,  y  breve- 
mente son  abajo,  deslizándose  por  ella  con  aquellos  cueros. 
Algunos  castellanos  lo  han  querido  hacer  y  se  han  descala- 
brado. Estas  sierras  délos  mijes  se  conquistaron  á  pie,  con 
peones  por  no  poder  andar  caballos  por  ellas:  está  poblada 
en  ellas  la  villa  de  San  Ildefonso.» 

El  P.  Burgoa  pinta  á  los  mixes  como  una  nación  arrogan- 
te y  altiva,  agregando  que  la  configuración  de  las  sierras  en 
que  vivían  los  obligaba  á  hablar  siempre  á  gritos,  cosa  que 
algunos  atribuían  «á  su  natural  desmedido  y  enojoso. » 

En  el  tomo  8?  del  Boletín  de  la  Sociedad  Mexicana  de 
Geografía  y  Estadística  (pág.  385),  se  publicó  una  breve 
noticia,  escrita  por  mí,  sobre  un  idioma  que  según  el  Illmo. 
Sr.  Lorenzana,  sólo  podía  comprenderse  de  día,  porque  ca- 
da palabra  iba  acompañada  de  gestos  que  no  podían  per- 
cibirse cuando  faltaba  la  luz.  Algunas  personas  han  creí- 
do que  este  idioma  es  el  mixe,  por  lo  cual  debo  manifestar 
que  esto  no  es  exacto:  el  mixe  se  entiende  perfectamente 
bien  sin  ayuda  de  la  pantomima.  Cuál  sea  el  idioma  panto- 
mímico de  Oaxaca,  es  cosa  que  hasta  ahora  no  se  ha  podido 
averiguar;  de  manera  que,  si  tal  idioma  existió,  parece  que 
ya  no  queda  de  él  sino  la  noticia  dada  por  el  Sr.  Lorenzana, 
en  su  pastoral  impresa  en  México  el  año  de  1770. 

Las  obras  que  se  han  escrito  sobre  el  mixe,  y  de  que  ten- 
go noticia,  son  las  siguientes: 

Gramática  y  Diccionario  por  Agustín  Quintana. 

Sermones  por  Pr.  Fernando  Bejarano- 

Confesionario  en  lengua  mixe,  con  una  construcción  de 
las  oraciones  de  la  doctrina  cristiana  y  un  compendio  de 
voces  mixes  para  enseñar  á  pronunciar  la  dicha  lengua,  por 
Fr.  Agustín  Quintana  (Puebla  1733). 

Esta  última  obra  es  la  única  que  ha  llegado  á  mis  manos, 
y  por  lo  tanto  no  me  es  posible  presentar  una  descripción 
completa  del  idioma  mixe:  observando  y  estudiando  el  Con- 
fesionario de  Quintana,  sólo  he  logrado  formar  las  breves 
noticias  que  siguen: 


106  EL  MIXE. 


DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto. — Las  letras  de  alfabeto  mixe  son  las  si- 
guientes: 

a-  b.  ch-  e.  h-  i.  k.  m.  n.  u.  o.  p.  t.  u.  v. 

x-  y.  tz.  (1) 

2.  Pronunciación. — «Siempre  que  á  la  m  se  sigue  con- 
sonante, dice  el  P.  Quintana,  no  se  pronuncia  enteramente 
la  m,  sino  juntando  un  poco  los  labios,  respirando  por  las 
narices,  y  pronunciando  con  fuerza  la  consonante  que  si- 
gue-* 

El  mismo  autor  enseña  igualmente  las  siguientes  reglas 
de  pronunciación. 

«Siempre  que  á  la  n  se  le  sigue  consonante,  no  se  pro- 
nuncia enteramente  la  n,  sino  pegando  un  poco  la  lengua  al 
paladar,  respirando  por  las  narices,  y  pronunciando  con 
fuerza  la  consonante  que  se  sigue.» 

«Siempre  que  á  la  t  se  le  sigue  consonante,  no  se  pronun- 
cia la  t  enteramente,  sino  tocando  un  poco  con  la  lengua  al 
paladar,  y  pronunciando  con  fuerza  la  consonante  que  se 
sigue.» 

«Siempre  que  á  la  t  se  antepone  el  pronombre  i,  siempre 
la  t  pierde  su  fuerza,  y  se  pronuncia  tocando  el  paladar  con 
el  medio  de  la  lengua,  y  entonces  no  es  necesario  pronun- 
ciar la  i  que  precede.» 

«La  x  siempre  se  pronuncia  doblando  un  poco  la  punta 
de  la  lengua  hacia  el  medio  del  paladar,  y  así  se  pronuncia 
en  principio,  medio  y  fin  de  dicción.»  (2) 

«Siempre  que  la  tz  se  antepone  al  pronombre  i,  se  pro- 
nuncia la  tz  á  modo  de  ch,  aunque  no  tan  fuertemente  como 
en  castellano;  y  cuando  así  se  pronuncia  la  tz,  no  es  nece- 
sario pronunciar  la  i  que  le  precede,  porque  se  embebe  en 
la  c/í.» 

«Cuando  hay  k  (véase  la  nota  la),  antes  ó  después  de  tz 
ó  x,  se  pronuncia  la  Te  distinta  de  la  tz  y  de  x-> 

Hay  muchas  palabras,  en  las  cuales  la  diferente  pronun- 
ciación de  una  vocal  las  hace  variar  de  sentido,  y  esa  dife- 
rencia de  pronunciación  se  marca  en  lo  escrito,  con  un  acen- 


EL  MIXE.  107 

to  circunflejo;  v.  gr.,  kóy  significa  carga  tú,  y  koy  el  conejo; 
pítk,  recibe;  yi>w&,  almagre.  (3) 

Bastan  estas  reglas  para  dar  á  conocer  que  la  pronun- 
ciación de  la  lengua  mixe  es  muy  dura  y  difícil. 

3-  Combinación  de  letras. — Es  muy  frecuente  en  mixe 
la  reunión  de  dos  consonantes  en  una  sílaba,  y  á  esa  reu- 
nión se  refieren  algunas  de  las  reglas  de  pronunciación  da- 
das anteriormente.  Ejemplos  de  algunas  sílabas: 

Akx,  epx,  itzp,  otzk,  uxk,  mma,  mne,  mpi,  rato,  mxu,  mtza, 
nme,  nni,  npo,  ntu,  nxa,  ntze,  tki,  tino,  tnu,  tpa,  txe. 

Es  bastante  frecuente  encontrar  algunas  vocales  dupli- 
cadas; v.  g.,  feoó,  brazos;  teikkaa,  dedos  del  pie;  tinaak, 
vientre. 

Hay  palabras  en  que  concurren  juntas  tres  y  hasta  cua- 
tro vocales;  v.  gr.,  kaoiaphee,  cosa  mala. 

4.  Sílabas. — El  idioma  mixe  es  polisilábico.  Ejemplos: 

Xeket,  sobaco. 
Eimputphee,  el  pulso. 
Tinaakmatz,  redaño. 
Naimaiatpotz,  amarse  á  sí  mismo. 
Nihwmpetpotz,  achacar  ó  acumular. 

5.  Composición  de  las  palabras. — La  composición  de 
las  palabras  es  de  bastante  uso  en  el  idioma  mixe,  come- 
tiéndose á  veces,  al  componer,  las  figuras  de  dicción;  v.  gr., 
nóókoteimpotz,  echar  agua  en  la  cabeza,  es  un  compuesto  de 
nóó,  agua;  kobaak,  cabeza,  y  teimpótz,  echar  algo  líquido:  de 
ookn,  muerte,  y  patpótz,  alcanzar;  ooknpatpotz,  alcanzar  la 
muerte:  de  xvma,  siempre,  y  huikatn,  vida;  xúmahuikatn,  vida 
eterna. 

6-  Género,  número  y  caso. — No  encuentro  signos  es- 
peciales para  marcar  el  género;  pero  sí,  como  en  otros  idio- 
mas mexicanos,  algunos  nombres  de  parentesco  diferen- 
tes, según  el  sexo  del  que  habla;  v.  gr.,  las  mujeres  única- 
mente usan  las  palabras  siguientes: 

Ay,  hermano  mayor.  Kaip,  cuñado. 

Koyai,  hermano  menor.         Noih,  cuñada. 
Okunk,  nieto.  Xoikx,  nuera. 


108  EL  MIXE. 

Carece  el  nombre  de  declinación  para  marcar  el  caso.  El 
genitivo  se  conoce  por  medio  de  una  i  antepuesta  al  nom- 
bre de  la  cosa  ó  persona  poseída;  v.  gr.,  taak,  madre;  itaak, 
su  madre,  ó  madre  de  él:  xéxih,  nombre;  Dios  ixéuh,  nombre 
de  Dios,  ó  «Dios  su  nombre,»  literalmente. 

El  número  plural  se  denota  por  medio  de  la  terminación 
toch;  v.  gr.,  toix,  mujer;  toixtoch,  mujeres. 

Sin  embargo,  el  plural  se  conoce  muchas  veces  por  las 
demás  palabras  que  acompañan  al  nombre,  que  queda  en 
singular;  v.  gr. ,  óótzn  yachotmaatpa,  nuestros  enemigos:  el 
plural  le  marca  el  pronombre. 

7.  Derivados. — Son  tantos  los  nombres  verbales  ó  deri- 
vados de  verbo,  que  casi  puede  decirse  no  hay  nombre  que 
no  se  forma  de  un  verbo  ó  vice  versa.  Ejemplos: 

De  naihuinkipxpótz,  persignarse  ó  medirse  el  rostro,  sale 
naihumfcipxn,  persignación,  el  acto  de  persignarse. 
De  inonuextakpótz,  rogar;  monuextakn,  ruego- 
De  kapxpokxpótz, saludar;  kapxpokxn,  saludo- 
De  taitumpótz,  hacerlo  todo;  taitumba,  el  que  todo  lo  hace. 
De  patókipótz,  obedecer;  patókiba,  obediencia. 
De  huikatpótz,  vivir;  huikatn,  vida. 
De  miatpHz,  amar;  mai,  amado- 
De  nempótz,  molestar;  nemba,  molesto. 

Según  consta  de  algunos  otros  ejemplos,  se  ve  que  tam- 
bién hay  abstractos  derivados;  v.  gr-,  depaak,  dulce;  paak- 
kion,  dulzura. 

8.  Numerales.  —Los  números  ordinales  se  forman  an- 
teponiendo á  los  cardinales  la  partícula  nw;  v.  gr.,  tv.uk, 
uno;  motuuk,  primero. 

Para  decir  de  uno  en  uno,  de  dos  en  dos,  etc.,  se  agrega 
al  cardinal  la  terminación  ait;  metzk,  dos;  metzkaü,  de  dos 
en  dos. 

Para  decir  á  cada  uno,  á  cada  dos,  etc.,  se  antepone  al 
cardinal  la  partícula  ni;  nituuk,  á  cada  uno;  nimetzk,  á  los 
dos-   Se  suele  agregar  la  terminación  ait- 

Para  decir  como  una  vez,  como  dos  veces,  etc.,  se  añade 
al  cardinal  la  palabra  ok,  que  significa  vez,  y  luego  una  n; 
tukók,  tres;  tukókokn,  como  tres  veces. 


EL  MIXE.  109 

Por  este  estilo  hay  también  algunas  formas  para  decir 
«de  aquí  á  tantos  días;»  «ahora  tantos  días  ó  años;»  «cada 
tantos  años.» 

9.  Pronombres.  — Según  los  ejemplos  del  confesionario 
de  Quintana,  hay  pronombres  simples  y  compuestos;  pero 
no  hemos  podido  adquirir  todas  las  noticias  necesarias  pa- 
ra dar  reglas  sobre  el  particular  (4).  Mencionaremos, 
pues,  sencillamente,  los  pronombres  que  hemos  encontra- 
do, sea  en  composición  ó  fuera  de  ella. 

Yo,  ótz,  n,  nótz. 

Tú,  i%,  nútz,  mi  mim,  ni. 

Tú,  para  hablar  con  cariño  ó  respeto,  mih. 

El  ó  aquél,  t,  i 

El  que,  las  que,  hudiiphee,  hudii. 

El  que,  las  que,  phee,  hee,  pospuestos. 

Este,  estos,  phee,  hee,  yaat 

Quien,  pon. 

Nosotros,  óótz,  n. 

Ellos,  aquéllos,  ydó 

Mío,  de  mí,  nótz. 

Tuyo,  de  tí,  m,  mitzm- 

Suyo,  de  él,  i. 

Nuestro,  óótz,  nóótz,  n. 

Naihee,  significa  como  recíproco,  él  mismo,  ella  misma. 

Pondremos  algunos  ejemplos  para  que  se  comprenda  un 
poco  mejor  el  uso  del  pronombre. 

Nhuintzón,  nuestro  señor;  la  n  inicial  significa  nuestro- 

Meitóótz,  nuestro  padre;  teit  es  padre,  la  n  inicial  y  óótz 
es  el  pronombre. 

Nhuindahatim,  nuestra  señora;  la  n  inicial  y  la  termina- 
ción atim  es  el  pronombre. 

Ooikphee,  los  que  están  muertos;  phee  es  el  relativo. 

3íhot,  tu  corazón;  hot  es  el  sustantivo. 

Nhuintzónótz,  mi  señor;  la  n  primera  y  la  final  ótz  signifi- 
can mío. 

Nmaiaüpótz,  yo  amo:  la  n  inicial  y  la  final  ótz  designan  la 
persona. 

lumpótz,  yo  hago:  aquí  está  marcada  la  persona  con  el 
afijo  ótz. 


110  EL  MIXE. 

Itunot,  él  hará:  el  prefijo  i  marca  la  tercera  persona  de 
singular. 

Momoikódtz,  damos:  66tz  usado  como  afijo  significa  nos. 

Ixmatztuit,  tú  dejarás:  el  prefijo  ix  significa  tú. 

Móhrehpddtz,  nosotros  suspiramos:  el  afijo  66 tz  marca  la 
persona. 

lYukaneimp,  él  manda:  de  tukaneimpótz,  yo  mando:  el  pre- 
fijo t  marca  la  persona. 

10.  Verbo. — Por  las  explicaciones  que  acabamos  de  ha- 
cer sobre  el  pronombre,  se  ve  que  éste  marca  las  personas 
del  verbo  usado  como  prefijo  ó  afijo,  es  decir,  compuesto 
con  el  verbo  antes  ó  después  de  él. 

El  presente  de  indicativo  acaba  en  p.  Ejemplo: 

Nmodoip-6tz,  yo  oigo:  la  n  inicial  y  la  final  6tz  son  el  pro- 
nombre. Mrnap,  tú  duermes :  la  m  primera  es  el  prefijo.  It- 
zoikp,  aquél  quiere:  la  i  es  el  prefijo  de  la  tereera  persona 
de  singular.  No  insistiremos  más  sobre  el  uso  de  los  afi- 
jos y  prefijos  que  es  bastante  claro. 

El  primer  pretérito  perfecto  de  indicativo  tiene  por  sig- 
no la  terminación  6  con  acento;  v.  g.,  nikxpúhd,  encarnó. 

Hay  un  segundo  pretérito  perfecto,  cuyo  signo  es  la  par- 
tícula prepositiva  tó;  v.  g.,  tóphee  thuandaik,  el  que  ha  pro- 
metido: tó  es  el  signo;  phee  el  relativo  que.  Este  tiempo  se 
traduce  por  nuestro  pretérito  compuesto,  y  parece  signifi- 
car tiempo  menos  remoto  que  el  primer  perfecto.  Otro 
ejemplo  lo  aclarará  más. 

16  6tz  mi  niacJwtmait,  significa  «te  he  ofendido:»  tó,  signo 
del  segundo  pretérito;  6tz,  pronombre  de  la  primera  perso- 
na de  singular;  mi  significa  te. 

El  futuro  imperfecto  acaba  en  ot,  en  el  dialecto  más  ge- 
neral, que  es  el  que  se  habla  en  Xuquilá,  y  al  cual  se  refie- 
ren las  noticias  del  P.  Quintana:  en  otros  dialectos  el  futu- 
ro acaba  en  it. 

El  imperativo  tiene  por  signo  la  partícula  mo,  antepues- 
ta, la  cual  significa  ruego,  y  su  terminación  es  k;  v.  g\,  mo- 
mMk,  da;  moipote,  yo  doy.  Sin  embargo,  algunas  veces  se 
encuentra  el  imperativo  sin  ningún  signo,  y  parece  ser  la 
forma  más  pura  del  verbo  mixe;  v.  g.,  amaiatpHz  yo  guardo; 
amaiat,  guarda  tú;  modoipCtz,  yo  oigo;  modou,  oye  tú- 

No  hay  subjuntivo;  se  suple  con  el  futuro. 


EL  MIXE.  111 

Tampoco  hay  infinitivo  que  también  se  suple  general- 
mente con  el  futuro;  v.  g.  «yo  quiero  iré,-»  en  lugar  de  «yo 
quiero  ir.»  Por  no  haber  infinitivo  se  nombran  los  verbos 
por  medio  de  la  primera  persona  de  singular  de  indicativo. 

11.  Varias  clases  de  verbos. — La  partícula  liee  sirve 
para  suplir  al  verbo  sustantivo,  y  por  tal  se  traduce;  pero 
sin  embargo,  hay  el  verbo  dtpdtz  ó  itputz,  que  se  interpreta 
por  ser  ó  estar. 

La  terminación  na  agregada  al  verbo,  le  hace  indicar  repe- 
tición, v.  g.,  tzappetpótzi  subir;  itmppetna,  él  volvió  á  subir. 

La  partícula  prepositiva  nal  sirve  para  formar  verbos 
recíprocos,  naikopuikpótz  comunicarse. 

Con  la  partícula  yak,  antepuesta,  se  forman  verbos  com- 
pulsivos; v.  g.,  yakaokpótz  hacer  morir,  es  decir,  matar. 

Según  parece,  no  hay  en  mixe  voz  pasiva,  sino  verbos 
pasivos,  es  decir,  verbos  independientes  que  tienen  signifi- 
cación pasiva;  v.  g. ,  kohpótz,  ser  hecho.  Sin  embargo,  hay 
un  prefijo,  ix,  que  sólo  se  usa  con  las  primeras  personas  de 
pasiva. 

Por  medio  de  la  partícula  móót  o  mó,  agregada  á  los  ver- 
bos, se  indica  concomitancia;  v.  g.,  moyoipótz,  andar  con  otro 
móót,  parece  ser  la  preposición  con. 

12.  Adverbio,  preposición  y  conjunción. — Presenta- 
remos algunos  ejemplos  de  los  adverbios,  preposiciones  y 
conjunciones  que  hemos  recogido  en  el  Confesionario  del 
P.  Quintana: 

Ya,  aquí.  It,  de  (ex)- 

Katii,  no.  Móót,  con. 

Heem,  desde  allá,  allí.  Akuuk,  entre,  dentro. 

Xúma,  siempre.  Hom,  en. 

Kahundiin,  nunca-  Huindui,  á  (ad)  ante- 

MiJe,  más.  Heeküxm,  para,  para  qué, 

por  que- 

Hueniit,  entonces.  Huen,  que  (conjunción). 

Ko,  cuando.  Etz,  y. 
Kúxm1  por,  en,  á,  para,  so-        Ixta món,  cuando,  así,  como, 
bre,  con.  á  la  manera,  que. 

•    Kíixmit,  de  (ex).  Katiinam,  aún  no. 

Hoitp,  en,  entre-  lxta,  como,  desde. 
HuiTí,  en. 


112 


EL  MIXE. 


Los  adjetivos  significan  como  tales  cuando  califican  sus- 
tantivos; pero  en  los  demás  casos  pueden  significar  como 
adverbios,  v.  g.,  hanch,  verdadero  ó  verdaderamente- 

La  preposición  se  pospone  á  su  régimen. 

13.  Ejemplo  del  padre  nuestro. 


Nteitoótz 

tzaphoitp 

mtzónaiphee 

konuikx 

Padre  nuestro 

en  (el)  cielo 

que  vives 

bendito 

itot             mitzm 

xéuh 

momoikóótz 

mitzm 

sea                tu 

nombre 

danos 

tu 

konkion,       itunot        mitzm        tzokn        ya  naxhuifí 

reino      hágase  tu        voluntad    aquí  en  (la)  tierra, 

ixta  ituiñu  tzaphoitp-         Oótzn        kaik  opom- 

como      se  hace     en  (el)  cielo.  Nuestro      pan  cuoti- 


opomit        momoikóótz        yoniit, 
diano  danos  hoy 


óótzn  pokpa,  ixta  Oótz 

nos     (el)  pecado,       como        nosotros 


oútzn  yachotmaatpa        etz 

(á)  nuestros      ofensor,  y 


etz 

moyaknitokoik- 

y 

perdóna- 

z 

niaknitokoi 

ros 

perdonamos 

katii 

OÓtZ 

no 

nos 

ixmomatztuit  heekuxm  katii  6Ctz  nkedai 

dejes  para  que  no        nosotros  caigamos 


huinónn        káxn. 
tentación        en. 


Etz        mokohuankoótz        uaiñihum 
Y  líbranos  todo 


kaoiaphee        kuxmit. 
mal  de. 

14.  Análisis. — Nteitoótz:  teit  es  el  sustantivo  padre;  la  n 
inicial  y  óótz  el  posesivo. 

Tzaphoitp:  tzap,  es  el  sustantivo  cielo;  hoitp,  la  preposición 
pospuesta. 


EL  MIXE.  113 

Mtzónaiphce:  la  final  hee,  es  el  relativo;  tednai,  es  la  radi- 
cal del  verbo;  la  p,  terminación  de  indicativo  presente;  la 
m  inical,  signo  del  pronombre  de  la  segunda  persona  de 
singular. 

Konuikx:  verbal. 

Itot:  futuro  del  verbo  itpotz,  yo  soy  ó  estoy,  como  lo  da  á 
conocer  la  terminación  ot.  Ya  hemos  dicho  que  con  el  futu- 
ro se  suple  el  subjuntivo. 

Mitzm:  pronombre  posesivo. 

Xéuh:  sustantivo. 

Momoikóótz:  odtz  es  el  pronombre  nos;  woila  radical  del 
verbo;  la  k  final  es  terminación  de  imperativo;  la  partícula 
prepositiva  mo,  signo  de  imperativo. 

Itunot:  la  terminación  ot  da  á  conocer  que  es  futuro,  con 
cuyo  tiempo  se  suple  el  imperativo. 

Tzokn:  verbal  del  verbo  tzoikpótz,  querer. 

Nax  es  el  sustantivo  y  huiñ  la  preposición. 

Ituiñu:  aunque  es  presente  de  indicativo  no  acaba  en  p, 
porque  en  ciertos  casos  varía  esta  terminación  en  mixe, 
como  cuando  el  verbo  va  precedido  de  ixta- 

Oporn  opomit:  opom  significa  mañana,  y  la  repetición  de 
esa  palabra  equivale  á  cuotidiano;  it  es  la  preposición  de. 

Momoikóótz:  verbo  en  imperativo,  cuya  forma  se  ha  expli- 
cado ya. 

Moyaknitokoikóótzn:  también  está  el  verbo  en  imperativo; 
óótzn  es  el  pronombre  afijo. 

Yachotmaatpa:  verbal,  de  yachotmaatpótz,  perdonar. 

Oótz:  desde  este  pronombre  hasta  nkedai,  caigamos,  hay 
un  circunloquio  para  suplir  al  definitivo  caer,  de  que  care- 
ce el  idioma. 

Todas  las  palabras  que  siguen,  y  las  que  hemos  omitido 
en  la  análisis,  no  necesitan  explicaciones  después  de  las 
que  hemos  dado. 


NOTAS. 


(1)  Conforme  al  sistema  de  ortografía,  que  he  explicado 
carias  veces,  omito  la  c  y  la  q  que  suplo  con  la  k.  La  d  no  la 
he  encontrado  más  que  en  una  sola  palabra,  y  sospecho  que 
en  ella  figura  por  equivocación  en  lugar  de  É,  siendo  seme- 
jante la  pronunciación  de  las  dos  letras,  pues  en  un  ejem- 
plo del  P-  Quintana  se  dice  «la  t  como  c7.»  La  h  creo  que  es 
una  aspiración.  La  j  se  encuentra  en  muchas  palabras;  pe- 
ro la  suprimo  porque  no  es  más  que  una  i.  Jja,u  y  la  v  se 
usan  por  el  P,  Quintana  promiscuamente,  lo  mismo  que  la 
i  y  la  y,  no  siéndome  fácil  conocer  dónde  está  mal  usada 
alguna  de  esas  letras- 

(2)  Creo  que  el  sonido  de  la  x  en  mixe  es  como  en  mexi- 
cano, es  decir,  como  ch  francesa  ó  sh  inglesa. 

(3)  A  las  vocales  con  acento  las  llama  Quintana,  impro- 
piamente, diptongos,  pues  por  diptongo  se  entiende  «la 
unión  de  dos  vocales,»  y  en  algunos  délos  ejemplos  que  po- 
ne Quintana  no  hay  más  que  una  vocal.  ¿Cómo  forma  dip- 
tongo ó  conque?  v.  g-,  mók,  tóy,  Tcóy,  p  Je. 

(4)  El  P.  Quintana  se  refiere  generalmente  á  su  gramá- 
tica, que  no  hemos  visto,  y  las  noticias  que  da  en  el  Confe- 
sionario son  breves  y  sin  método.  Hablando  de  los  pronom- 
bres, da  el  nombre  de  simples  á  algunos  que,  según  sus 
ejemplos,  se  ven  en  composición:  no  es  fácil  atinar  con  la 
verdad. 


CAPITULO  XXXIX. 

EL   ZOQUE. 

NOTICIAS  PRELIMINARES. 

El  zoque  se  habla  en  Tabasco,  Chiapas  y  Oaxaca. 

Los  zoques,  en  la  antigüedad,  llegaron  á  formar  un  esta- 
do independiente,  de  alguna  importancia  y  bastante  pobla- 
do; pero  después  fueron  sometidos  por  los  chiapanecos.  Su 
capital  se  llamaba  Ohcahuay,  en  mexicano  Tecpantlán,  que 
significa  «lugar  de  palacios.»  Todavía  entre  Oaxaca  y  Chia- 
pas se  encuentran  ruinas  importantes  en  partes  donde  ha- 
bitaban los  zoques. 

La  oración  dominical  que  ponemos  en  seguida  nos  la  ha 
facilitado  el  Sr.  Orozco. 

Theshata  tzapguesmue  itupue  yavecotzamue  mis  nei,  yaminé 
mis  yumihacui,  ya  tugue  mis  sunoycui,  yecnasquesi  tzapques- 
muese-  Tesané  homepe  hornepe  tzihete  ys  hoy,  yatocoyates  mis  Ices- 
cova  hes  jaziquet  mis  atocoipasé  thesquesipuejatzi  huitemistet- 
zseu  hocysete  cuijomue  ticomaye  ya  cotzocamisthe  mumuyatzi- 
que  quesi,  tese  yatuque.  Amén  Jesús. 

También  hemos  adquirido  una  noticia  curiosa  sobre  los 
indios  zoques,  remitida  al  Ministerio  de  Fomento,  que  co- 
piamos luego: 

Breve   noticia   acerca   de   las   poblaciones  Tapijulapa,  Ocsolotlán  y 
Puzcatán,  costumbres  é  idiomas  de  los  indígenas  sus  habitantes. 

«Tapijulapa.—  La  mayor  parte  de  ellas  está  situada  á 
tres  leguas  de  Tlacotalpa,  aguas  arriba  del  río  de  la  Sierra. 
Ocupa  un  pequeño  valle  cauzado  por  el  descenso  de  varios 


116  EL  ZOQUE. 

cerros  y  colinas  que  la  circuyen.  Se  compone  de  unas  cien 
casas  de  paja,  figurando  entre  ellas  el  templo  parroquial, 
colocado  en  una  pequeña  altura,  desde  el  cual  se  domina 
todo  el  pueblo,  y  puede  admirarse  bien  su  poética  situa- 
ción y  aspecto  pintoresco.  El  edificio  parroquial  es  de  cal  y 
canto,  y  de  bastante  capacidad,  aunque  techado  de  guano. 
Las  casas  particulares  todas  son  de  setos  de  caña  y  cobija- 
das de  hoja,  á  excepción  de  la  de  Ignacio  Moreno,  notable 
entre  las  demás  por  su  estructura  de  ladrillos  y  techum- 
bres de  laja.  Este  pueblo,  como  todos  los  de  los  naturales, 
tiene  un  edificio  destinado  á  posada  de  los  viajeros,  lugar 
de  juntas  municipales  y  celebración  de  juicios  y  ejecucio- 
nes de  justicia,  que  se  conoce  con  el  nombre  de  Cabildo,  y 
otro  llamado  convento  en  que  reside  el  cura.  El  número  de 
habitantes  puede  llegar  á  ochenta  familias  en  la  actualidad. 
En  el  mismo  punto  se  divide  el  río  de  la  Sierra  en  dos  con- 
fluentes, el  de  Amatan  y  el  de  Ocsolotlán.  Se  llega  al  pue- 
blo del  mismo  nombre,  subiendo  este  último  y  á  tres  leguas 
de  Tapijulapa. 

«Ocsolotan:  conserva  vestigios  de  haber  sido  en  lo  pa- 
sado una  de  las  poblaciones  más  considerables  en  esta  par- 
te del  nuevo  continente.  Se  cita  su  iglesia  parroquial  como 
una  de  las  antigüedades  dignas  de  observación;  mas  hoy 
es  una  población  insignificante,  cuyo  número  de  habitan- 
tes no  pasa  de  veinticinco  á  treinta  familias. 

«Mas  al  E.  deTacoltapa,  á  ocho  ó  nueve  leguas  distante, 
se  halla  el  pueblo  de  Puzcatan,  compuesto  de  cuarenta  ó 
cincuenta  casas  de  muy  pobre  apariencia,  con  otras  tantas 
familias  que  las  habitan.  Nada  hay  que  notar  tocante  á  la 
topografía  de  este  lugar,  cuyo  aspecto  nada  extraordinario 
ni  digno  de  atención  ofrece  á  la  vista. 

«La  lengua  de  estos  tres  pueblos  es  la  misma,  con  lasóla 
diferencia  del  dialecto.  El  adjunto  paradigma  de  conjuga- 
ción y  los  ejemplos  de  palabras  y  frases  que  se  añaden, 
pueden  dar  una  idea  de  este  idioma,  cuya  gramática,  al  pa- 
recer, difícilmente  puede  reducirse  á  reglas. 

«Lo  mismo  puede  decirse  del  traje.  En  los  hombres  se 
compone  de  sombrero  de  guano,  de  alas  cortas,  que  llaman 
chontal;  camisa  y  calzoncillos  largos  de  manta,  regularmen- 
te tejida  por  las  mujeres  mismas-  Es  también  uso,  casi  co- 


EL  ZOQUE.  117 

rriente,  especialmente  en  estos  dos  últimos  pueblos,  un  ro- 
sario de  cuentas  gordas  y  negras,  con  cruz  de  madera,  pen- 
diente al  cuello  sobre  la  camisa.  Los  tajupilapas,  en  los 
días  de  gala,  suelen  atarse,  por  vía  de  corbata,  un  pañuelo 
encarnado,  cuyo  nudo  cae  al  pecho.  En  cuanto  á  las  muje- 
res, un  huepil  de  manta  hasta  la  cadera,  con  tira  bordada 
de  hilo  de  colores;  enagua  angosta  y  corta,  de  una  manta 
de  listas  cruzadas  generalmente  azul  y  blanco;  arete  y  gar- 
gantilla de  cuentas,  y  moño  con  abundancia  de  cinta  ancha 
roja,  son  las  prendas  acostumbradas  en  las  ocasiones  so- 
lemnes. En  el  tiempo  ordinario  se  suprime  todo  adorno  y 
aun  cubierta  de  la  cintura  arriba,  quedando  solamente  la 
consabida  enagua. 

«Las  costumbres,  las  creencias  y  preocupaciones  de  es- 
tos indios  son  igualmente  las  mismas:  el  grado  de  ilustra- 
ción es  proporcional  á  su  distancia  de  las  poblaciones  que 
llaman  ladinas- 

«Con  respecto  á  la  religión,  son  muy  buenos  creyentes, 
aunque  el  culto  que  tributan  á  la  divinidad  se  resiente  de- 
masiado de  la  antigua  idolatría  de  sus  mayores.  Los  obje- 
tos á  que  dedican  exclusivamente  su  adoración,  sus  ofren- 
das, sus  preces,  son  las  imágenes  de  los  santos,  siendo  muy 
dudoso  que  sepan  distinguir  entre  el  objeto  visible  que  re- 
cibe sus  homenajes  y  el  invisible  á  quién  verdaderemente 
deben  destinarse.  Lo  cierto  es,  que  en  el  remedio  de  sus 
males,  el  logro  de  sus  pequeñas  empresas,  y  de  cualesquie- 
ra propósitos  que  forman,  siempre  ha  de  tener  parte  algún 
santo. 

«El  indio  no  pasa  un  año  sin  hacer  tres  ó  cuatro  prome- 
sas por  alguno  de  los  dichos  motivos-  La  promesa  es  un  vo- 
to que  se  hace  á  algún  santo  ó  á  la  Virgen  de  ir  á  tal  fiesta, 
quemar  vela,  dedicar  alguna  figura  de  oro  ó  plata,  mandar 
decir  misas,  ú  otra  cosa  del  mismo  estilo,  á  trueque  de  al- 
gún milagro  que  se  pide,  como,  v.  g.,  la  curación  de  una 
enfermedad,  parecimiento  de  algún  animal  ó  cosa  perdida, 
darse  bien  una  milpa,  etc. ;  y  las  promesas  de  este  género 
son  para  los  indios  tan  obligatorias,  que  por  nada  del  mun- 
do se  dispensarían  de  cumplirlas. 

«Por  supuesto  el  culto  del  santo  titular  ó  patrono,  es  el 
que  tiene  toda  la  preferencia.    Ordinariamente  se  le  hace 


118  EL  ZOQUE. 

una  fiesta  al  año,  por  lo  menos,  y  lo  más  importante  de  la 
.tierra  no  hará  que  un  indio  falte  á  la  festividad  de  su  santo 
patrono- 

«Para  entonces  se  guardan  todos  los  extremos  de  regoci- 
jo y  todos  los  estrenos,  y  el  cumplimiento  de  mil  promesas. 
El  que  toca  el  tambor,  el  que  el  pito,  ó  el  clarín;  los  que  ba- 
rren la  iglesia,  los  que  componen  el  altar  etc.,  todos  lo  ha- 
cen en  virtud  de  una  promesa,  que  cumplen  con  el  mayor 
gusto.  En  esas  fiestas  se  entregan  los  indios  con  extraor- 
dinario exceso  á  la  glotonería  y  á  la  embriaguez,  de  cuyos 
desórdenes  nacen  casi  siempre  resultados  lamentables- 

«Todo  lo  que  pertenece  al  santo  del  pueblo,  inspira  á 
esas  pobres  gentes  la  más  profunda  veneración.  Sirva  de 
ejemplo  el  caballo  de  Señor  Santiago  en  Tapijulapa,  el  cual 
tienen  los  indios  tal  vez  en  mayor  estima  que  el  santo  mis- 
mo. 

«No  tendría  término  una  relación  de  todas  las  patrañas 
á  que  dan  crédito  los  indios,  como  á  otros  tantos  artículos 
de  fe.  Profesan  tanto  terror  á  los  brujos,  que  el  que  logra 
hacerse  de  la  reputación  de  tal,  tiene  entre  ellos  un  presti- 
gio terrible.  Creen  firmemente  en  duendes,  fantasmas  y 
aparecidos;  en  que  cae  del  árbol  una  fruta  cuando  se  la  se- 
ñala con  el  dedo;  en  que  los  animales  dejan  de  hacer  daño 
colgando  al  santo  unas  mazorcas,  y  otras  consejas  del  mis- 
mo género- 

«Los  indios  no  son  generalmente  sensibles  á  la  amistad, 
ni  dan  importancia  á  los  vínculos  del  parentesco  de  consan- 
guinidad ó  afinidad;  pero  la  dan  muy  grande  al  compadraz- 
go, cuyo  vínculo  espiritual  les  merece  las  más  altas  consi- 
deraciones. 

«Los  indios  por  lo  regular  se  casan  en  edad  muy  tempra- 
na. Ordinariamente  los  padres  son  los  que  resuelven  y 
ajustan  el  desposorio,  gastando  en  la  petición  de  la  novia, 
y  en  la  respuesta  á  ella,  cierta  etiqueta  al  modo  de  los  an- 
tiguos nobles. 

«El  indio,  en  el  estado  de  semibarbarie  en  que  todavía  se 
encuentra  en  toda  la  República,  no  tiene  virtudes.  Es  com- 
pletamente insensible  al  agravio  lo  mismo  que  al  beneficio, 
desconfiado  particularmente  del  blanco,  incapaz  de  hacer 
el  menor  servicio  sin  que  se  le  anticipe  la  retribución  que 


EL  ZOQUE.  119 

pida;  inhospitalario  y  capaz  de  grandes  atrocidades  cuan- 
do no  hay  temor  que  le  contenga.  Mas  cuando  el  continuo 
trato  con  los  blancos  ó  ladinos  ha  despejado  algún  tanto 
sus  ideas,  como  sucede  en  los  tres  pueblos  referidos,  es 
humano,  hospitalario  y  tratable,  dócil  y  muy  sumiso  á  las 
autoridades- 

«En  el  ejercicio  délos  cargos  que  ejercen,  se  manifiestan 
muy  penetrados  del  importante  papel  de  que  se  conside- 
ran encargados,  y  cumplen  con  nimia  escrupulosidad  las 
funciones  de  su  misterio. 

«En  los  pueblos  de  indígenas,  la  policía  y  el  orden  son 
muy  bien  observados,  y  se  administra  pronta,  aunque  no 
siempre  recta  justicia,  porque  es  menester  tener  en  consi- 
deración el  escaso  discurso  de  esa  gente  y  la  frecuencia 
con  que  se  entregan  á  la  embriaguez.  Este  es  el  único  vicio 
que  los  domina,  y  por  cuya  causa  todo  lo  sacrifican  hasta  el 
estado  de  independencia  á  que  son  tan  apegados.  Ninguna 
otra  propensión  los  arrastra,  pues  son  generalmente  cas- 
tos, y  no  se  conoce  entre  ellos  la  pasión  al  juego. 

«Industria. — Los  tapijulapas,  ocsolotecos  y  puzcatecos  se 
ejercitan  en  hacer  cal,  que  llevan  á  vender  á  la  capital,  así 
como  piedras  lajas  que  recogen  de  las  orillas  de  sus  arro- 
yos y  ríos;  xotes,  una  especie  de  caracol  y  yeso  que  sacan 
de  una  cueva  que  esta  á  media  legua  del  primer  pueblo, 
sobre  la  margen  izquierda  del  río  Ocsolotán,  la  cual  contie- 
ne también  azufre  y  salitrón,  y  en  servir  de  cargadores  dé- 
las mercancías  que  conducen  á  Chiapas. 

«Tlacotalpa,  Octubre  9  de  1861.» 


Idioma  español.  Traducción  en  lengua  de  Tapijulapa. 


Hacer,  Chueci. 

Haciendo,  Chuquia. 

Hecho,  Chucuche- 

Yo  hago,  Jut  chuc. 

Haz  tú,  MU  chueg. 

Hagan  ustedes,  Mitam  chutam- 

Tú  haces,  MU  chuceo. 

Dios  hace,  Dius  chuceo. 


120 


EL  ZOQUE. 


Idioma  español 


Traducción  en  lengua  de  Tapijulapa. 

Huntan  menchucco. 

Mittam  chuctam. 

Puend  chuctam. 

Hut  irucnanchuc. 

MU  irucnanchuc. 

Neego  hune  chucpa. 

Huctam  harem- 

Neegueram  chuctaamo- 

Caxtampuem  chuctam. 

Hutni  chunepa. 

Mit,  chucpa. 

Hut  hachi  chucpany. 

Hutany  rain  chucpañire. 

Mittam  negueram  chuctamba. 

Soldaorum  chuquiába. 

Ut  chuceo. 

Mit  chuceo. 

Quiontra  chuceo- 

Huctam  harem. 

Mittam  chuquia. 

Amigguram  chueguia- 

Cobaquec. 

Quiobacam. 

Quiobacma  conecu- 
El  hombre  junto  con  la  mujer,    Puen  tundy  liorna  ñarusa. 
Dios  murió  por  el  hombre,        Dius  eaaupuen  gorolla. 
¿En  dónde  está  el  infierno?         ¿Juttam  ito  inñerno? 
¿Cuándo  viene  nuestro  Señor?  ¿Jusanc  nu  niño  reengoime? 
¿En  qué  lugar  se  pone  el  agua?  ¿  Tijorn  cooataba  nuc? 
¿Quién  está  allí?  ¿  Yam  hito  gem. 

Véase  el  capítulo  siguiente: 


Nosotros  hacemos, 

Ustedes  hacen, 

Los  hombres  hacen, 

Yo  hacía, 

Tú  hacías, 

El  hijo  hacia, 

Nosotros  hacíamos, 

Ustedes  hacían, 

Los  españoles  hacían, 

Yo  haré, 

Tú  harás, 

Mi  hermano  hará, 

Nosotros  haremos, 

Ustedes  harán, 

Los  soldados  harán, 

Yo  hice, 

Tú  hiciste, 

El  enemigo  hizo, 

Nosotros  hicimos, 

Ustedes  hicieron, 

Los  amigos  hicieron, 

La  cabeza, 

De  la  cabeza, 

Por  la  cabeza, 


CAPITULO  XL. 

COMPARACIONES  RELATIVAS  AL  MIXE 
Y  AL  ZOQUE. 


El  idioma  zoque,  según  dijimos  en  el  capítulo  anterior,  se 
habla  en  Chiapas,  Oaxaca,  y  varias  partes  de  Tabasco,  en- 
tre ellas  Tapijulapa,  Ocsolatán  y  Puzcatán;  pero  siendo  de 
advertir  que  en  estos  últimos  lugares  se  usa  un  dialecto  di- 
ferente al  que  se  refiere  la  traducción  del  Peder  noster  que 
presentamos  en  el  mismo  capítulo:  esa  diferencia  es  tal, 
que  más  que  llamarse  dialecto  una  de  las  lenguas  referidas, 
respecto  de  la  otra,  deben  considerarse  como  de  ramas  dis- 
tintas. 

Como  ejemplo  de  ello,  hago  la  siguiente  comparación, 
dando  el  nombre  de  Tapijulapa  (que  ya  otros  le  han  dado) 
al  idioma  de  Tabasco. 


Zoque. 

Tapijulapa. 

Yo, 

As, 

Hutni,  lint,  gut,  ut. 

Tú, 

Mis, 

MU. 

Nosotros. 

Tes, 

Huntan,  Jinetean,  laitan. 

Vosotros, 

Mistha, 

Mittam,  mitam. 

Asentado  ya  que  el  zoque  se  divide  en  dos  ramas,  pasa- 
mos ahora  á  compararlas  con  el  mixe,  y  si  bien  nuestras 
comparaciones  tienen  que  ser  muy  reducidas  por  escasez 


122  COMPARACIONES  RELATIVAS 

de  materiales,  ellas  confirman  lo  que  otros  indianístas  han 
indicado,  esto  es,  que  el  mixe  y  el  zoque  deben  considerar- 
se como  de  una  familia-  A  fin  de  evitar  repeticiones  haré, 
al  mismo  tiempo,  la  comparación  con  el  mexicano  y  elmix- 
teco-zapoteco  para  dar  á  conocer  que  el  zoque-mixe  es  len- 
gua mezclada,  reuniendo  á  lo  suyo  propio,  algo  de  mixteco- 
zapoteco  y  de  mexicano,  tanto  en  la  gramática  como  en  el 
vocabulario- 

En  el  vocabulario  tiene  también  el  zoque-mixe  algunas 
voces  de  la  familia  maya:  de  todo  pondré  ejemplos. 

GRAMÁTICA. 

1-  Pronunciación. — Las  reglas  que  conocemos  respec- 
to á  la  pronunciación  mixe  (c.  38)  nos  hacen  ver  que  es  du- 
ra y  difícil,  cuya  circunstancia  será  una  de  las  que  le  dis- 
tingan del  mexicano,  y  le  acerquen  al  mixteco  alto,  dialec- 
to cargado  de  consonantes  y  de  pronunciación  áspera.  Sin 
embargo,  el  mixe,  es  todavía  más  duro  y  se  presenta  más 
cargado  de  consonantes,  siendo  de  los  pocos  idiomas  de  Mé- 
xico que  recuerdan  los  del  N.  de  Europa;  v.  g.,  en  las  vo- 
ces mtzutzp,  muerdes;  mtzotzapxp,  hablar  deshonestamente. 

Así,  pues,  ó  el  mixteco  alto  influyó  en  la  pronunción  del 
mixe.  ó  más  bien  causas  análogas  como  la  naturaleza  del 
terreno  que  parece  retratarse  en  los  idiomas,  y  efectiva- 
mente los  mixes  vivían  en  lugares  ásperos  y  montañosos 
como  los  mixtéeos  altos.  El  P.  Burgoa  hace  la  siguiente 
observación:  «Los  mixes  hablan  á  gritos,  y  aunque  los  más 
atribuyen  su  ruidosa  articulación  á  su  natural  desmedido 
y  enojoso,  he  advertido  que  lo  intratable  de  las  sierras  les 
ha  hecho  de  costumbre  natural  la  vocería,  porque  siendo 
los  montes  seguidos  unos  tras  otros,  tenían  en  barrancos 
profundos  sus  habitaciones,  entre  selvas  que  sacude  el 
viento  y  entre  arroyos  que  se  precipitan  en  raudales,  y  de 
todo  resulta  tan  confuso  murmullo  que  era  menester  para 
entenderse  en  sobre-agudo  con  desentonado  estruendo.» 

2.  Caso- — Para  expresar  genitivo  usa  el  mixe  del  mismo 
procedimiento  que  el  Tapijulapa,  que  es  agregar  al  nombre 
la  partícula  i  que  significa  su,  suyo.  En  el  Tapijulapa,  se 


AL  MIXE  Y  AL  ZOQUE.  123 

altera  la  terminación  del  nombre  en  algunos  casos,  cuya 
alteración  no  parece  consistir  en  el  agregado  de  la  prepo- 
sición pospuesta,  sino  de  una  final-  Sin  embargo,  no  tengo 
más  datos  para  juzgar  perfectamente  sobre  esto,  y  sólo 
pondré  el  siguiente  ejemplo: 

Kobakek,  cabeza. 
Kiobak-am,  de  la  cabeza. 
Kióbak-ma,  para  la  cabeza. 

Es  de  advertir  que  la  i  posesiva  se  encuentra  también  en 
mexicano  y  mixe,  como  veremos  en  las  comparaciones 
léxicas. 

3.  Número- — Para  marcar  el  número  plural,  hay  en 
mixe  la  final  toch.  En  el  Tapijulapa  encuentro  ejemplo  de 
plural  terminado  en  d;  v.  gr-,  puen,  hombre;  puend,  hom- 
bres; d  y  t  son  letras  promiscuas,  en  mixe,  lo  que  importa 
una  analogía  entre  el  signo  de  plural  en  el  Tapijulapa  y  la 
inicial  del  mismo  signo  en  mixe.  También  encuentro  en  el 
Tapijulapa,  que  la  terminación  am  es  signo  de  plural  en 
nombres,  pronombres  y  verbos;  v.  gr.,  del  nombre  caste- 
llano amigo  sale  amiguv-am;  del  pronombre  mit,  tú,  mit-am; 
del  imperativo  chueg,  haz  tú,  chut-am,  haced  vosotros;  de 
chuko,  hace,  chukt-am,  ellos  hacen.  En  mexicano  y  sus 
congéneres,  figura  el  sonido  m  como  signo  de  plural.  (V. 
c.  29).  En  mixteco-zapoteco  no  hay  signo  de  plural. 

4.  Derivados. — Abundan  en  mixe,  como  en  mexicano, 
los  nombres  verbales,  encontrándose  analogía  en  alguna 
de  sus  terminaciones:  n,  mixe;  ni,  mexicano;  na,  ne,  ni  no, 
partícula  prefija  en  zapoteco. 

Los  abstractos  se  forman  en  mixe  por  medio  de  la  termi- 
nación ion;  mexicano  otl.  En  mixteco  los  abstractos  se  mar- 
can con  la  partícula  prefija  sa,  sin  que  se  encuentre  signo 
propio  para  ello  en  zapoteco. 

En  mixe,  como  en  mexicano,  hay  varios  derivados  de  ad- 
jetivo numeral,  siendo  notable  la  siguiente  analogía.  Para 
decir  en  mixe  una  vez,  dos  veces,  etc.,  se  añade  al  cardinal 
la  sílaba  ok  y  luego  una  n;  tukok,  tres:  tukokokn,  tres  veces; 
en  mexicano  de  ze,  uno,  se  deriva  zepa,  una  vez,  y  de  zepa 
sale  oksepa  otra  vez,  donde  encontramos  la  misma  sílaba 
ok  que  en  mixe.  Para  decir  en  este  idioma  de  uno  en  uno, 


124  COMPARACIONES   RELATIVAS 

de  dos  en  dos,  etc.,  se  usa  la  terminación  ait,  en  mexicano 
etl  (eí). 

5.  Pronombres. — En  mixe,  zoque  y  Tapijulapa  hay  pro- 
nombres simples  y  compuestos,  como  en  mexicano  y  mixte- 
co-zapoteco.  Tocante  á  la  forma  de  ellos,  algunos  pueden 
referirse  al  mexicano  y  otros  al  mixteco-zapoteco,  como  lo 
veremos  en  las  comparaciones  léxicas. 

6.  Verbo. — El  pronombre  señala  en  mixe  las  personas 
del  verbo,  como  en  mexicano  y  mixteco-zapoteco.  En  el  Ta- 
pijulapa algunas  veces  se  observa  cambio  de  terminación 
para  marcar  las  personas;  pero  con  más  claridad  se  ve  es- 
to verificado  con  el  pronombre,  lo  mismo  que  en  mixe  y 
mixteco-zapoteco. 

Los  tiempos  y  modos  se  diferencian  en  mixe  y  Tapijula- 
pa con  terminaciones  y  partículas;  v.  gr.,  en  Tapijulapa  se 
dice  jut  chuck,  yo  hago;  jut  iruknan-chuk,  yo  hacía;  jut  chu- 
nepa.  yo  haré;  mit  chu-eg,  haz  tú.  A  este  ejemplo  tengo  que 
reducirme  porque  no  conozco  bien  las  reglas  respecto  á 
derivación  del  verbo  en  ninguna  de  las  dos  ramas  del 
zoque. 

Sobre  analogía  ó  diferencia  de  signos  verbales,  en  las  len- 
guas que  comparo,  sólo  puedo  hacer  las  siguientes  obser- 
vaciones. En  mixe  la  terminación  p  marca  el  indicativo 
presente,  cuyo  modo  y  tiempo  en  mexicano  no  tiene  signo 
propio  sino  variedad  de  finales.  En  mixteco  el  signo  de  pre- 
sente de  indicativo  es  la  partícula  prefija  yo;  en  zapo- 
teco,  ta- 

El  primer  pretérito  de  indicativo,  en  mixe,  acaba  en  o,  y 
lo  mismo  se  observa  alguna  vez  en  el  Tapijulapa;  v.  gr.,  jut 
chuh,  yo  hago;. /mí  cJmko,  yo  hice;  la  o  prefija  es  uno  de  los 
signos  en  mexicano  del  pretérito  perfecto,  y  ya  veremos  en 
el  capítulo  57,  que  en  estos  idiomas  lo  mismo  vale  un  signo 
antes  que  después  de  la  radical. 

El  segundo  pretérito,  en  mixe,  se  marca  con  la  partícula 
prepositiva  to,  análoga  á  la  del  zapoteco  ti  en  sus  dos  pre- 
téritos imperfectos.  (Zapoteco,  §  22). 

El  futuro  mixe  acaba  en  ü,  ot,  sin  analogía  en  mexicano 
ni  en  mixteco-zapoteco. 

El  imperativo  tiene  por  signo,  en  mixe,  la  partícula  mo  y 


AL  MIXE  Y  AL  ZOQUE.  125 

la  final  k:  en  mexicano  encontramos  también  en  imperati- 
vo, la  partícula  ma. 

No  tiene  imperativo  el  mixe,  como  tampoco  le  tiene  el 
mexicano  ni  el  mixteco-zapoteco.  En  el  Tapijulapa  hay  infi- 
nitivo, participio  y  gerundio;  pero  no  conociendo  las  reglas 
de  su  formación,  sólo  pongo  el  ejemplo  siguiente:  chuezi, 
hacer;  chuleta,  haciendo;  chucuche,  hecho. 

7.  Verbos  derivados. — Según  parece,  no  hay  en  mixe 
voz  pasiva,  sino  como  en  mixteco-zapoteco,  es  decir,  verbos 
independientes  que  tienen  significación  pasiva. 

Otros  verbos  derivados  se  forman  en  mixe  como  en  me- 
xicano por  medio  de  finales,  en  las  cuales  hallo  esta  analo- 
gía: na,  en  mixe;  ni,  en  mexicano,  terminaciones  de  verbo 
frecuentivo.  En  mixteco  los  signos  de  frecuentativos  son 
ka  y  sa;  pero  hay  una  partícula  na,  igual  á  la  terminación 
mixe,  de  frecuentativo,  la  cual  con  el  futuro  imperfecto 
significa  repetición. 

8.  Adverbio  y  preposición. — La  preposición  en  mixe, 
así  como  en  mexicano,  está  mejor  determinada  que  en  mix- 
teco-zapoteco. Para  decir  cuotidiano,  todos  los  días,  se  usa 
esta  repetición  mañana-mañana,  lo  mismo  en  mixe  que  en 
mixteco-zapoteco. 


DICCIONARIO. 

Pocas  son  las  comparaciones  léxicas  que  puedo  presen- 
tar, porque,  como  ya  lo  he  manifestado  varias  veces,  son 
escasos  los  materiales  respecto  al  mixe,  y  más  todavía  res- 
pecto al  zoque  y  al  tapijulapa.  Sin  embargo,  entre  los  que 
puedo  reunir,  escojo  la  misma  clase  de  palabras  que  hasta 
ahora  he  acostumbrado  comparar,  conteniendo  ejemplos  de 
voces  que  aparecen  como  exclusivas  delzoque-mixe,  ó  aná- 
logas con  el  mixteco-zapoteco,  mexicano  ó  familia  maya. 

HOMBRE,  MACHO. 

Mixe.  Yai-tohk.  Mixteco.  Yee. 

MUJER,   HEMBRA. 

Mixe.  Toix. 


126  COMPARACIONES  RELATIVAS 

NIÑO,  NIÑA. 

Mixe.  Maxunk. 

PADRE. 

Mixe.  Teit.  Zoque.  Jate,  hate.  Zapoteco.  Tóete,  roe- 
te. Mixteco-  Dz-uta,  taa.  Mexicano.  Tatli. 

MADRE. 

Mixe-  Taak. 

HIJO. 

Mixe.  Mank,  unk. 

HIJA. 

Mixe.  Nox. 

ESPOSO. 

Mixe.  Moatzon. 

SUEGRO,  SUEGRA. 

Mixe.  Moot. 

HERMANO. 

Mixe.  Aich,  uich.  Tapijulapa,  H-achi.  Zapoteco.  B-e- 
che. 

TÍO,    TÍA. 

Mixe.  Tzukuu  (tuku).  Mex.  Tekol. 

SOBRINO. 

Mixe.  Mank.  Mex.  Machtli  (mak-tli).  Recuérdese 
que  en  mexicano  ch  =  Je. 

CUERPO,  CARNE. 

Mixe.  Nik-x.  Mex.  Nak-ayo,  nak-atl. 

PIEL,  PELLEJO. 

Mixe.  Ak. 


AL  MIXE  Y  AL  ZOQUE.  127 

CABEZA. 

Mixe.  Kobaak.  Tapijulapa.  Kobakek.  Zapoteco.  Kike. 

CABELLO. 

Mixe.  Kohuai. 

OJO. 

Mixe-  H-uin.  Mixt.  T-enu.  Zap-  La-oni. 

BOCA. 

Mixe-  Au.  Mixe.  Y-uhu.  Zap.  R-ohua. 

LABIOS. 

Mixe.  A  dem  (a-tem).  Mex.  Ten-tli. 

DI  EX  TE. 

Mixe.  Totz. 

NARIZ. 

Mixe.  Hop. 

LENGUA. 

Mixe.  Yen.  Mixt.  Yaa. 

OREJA. 

Mixe.  Tatzk. 

BRAZO,    MANO. 

Mixe.  Koo.  Mame.  Kop. 

UÑA. 

Mixe.  Xoik. 

PECHO. 

Mixe.  Kaich. 


1*28  COMPARACIONES  RELATIVAS 

TETAS. 

Mixe-  Tzitzk.  Mixt-  Dika  (tika). 


Mixt.  Joak. 

Mixe.  Tinaak. 
Mixe.  Putzn. 

Mixe.  Kox. 


ESPALDAS. 


OMBLIGO. 


RODILLA. 


Mixe.  Teik. 


Mixe.  Cot,  huichot- 


Mixe.  Nooipifi. 


CORAZÓN. 


SANGRE . 


NERVIO. 


Mixe.  Eim. 

HOESO. 

Mixe.  Pahk.  Maya  y  Quiche.  Bak 

EXCREMENTO. 

Mixe.  Toiñ. 

CIELO. 

Mixe.  Tzap.  Zoque.  Tzap-gues- 

SOL,  DÍA. 

Mixe-  Xeuh.  Mame.  Kih-  Quiche-  Gih. 


AL  MIXE  Y  AL  ZOQUE.  129 


TIERRA,  MUNDO. 

Mixe.  Nax,  ñas.  Zoque,  Yek-nas. 

AGUA. 

Mixe.  Noo. 

FUEGO. 

Mixe.  Xóón. 

frío,  cosa  fría. 
Mixe.  Xux. 

VENADO. 

Mixe-  Haiehun. 

CONEJO. 

Mixe.  Koy.  Huaxteco.  Koy,  kuy. 

LEÓN. 

Mixe.  Kaa.  Mixt.-  Kaha. 

AVE,  PAJARO. 

Mixe.  Xoon. 

maíz. 
Mixe-   Mok. 

judia,  (frijol.) 
Mixe.  Xók.  Mex-  E-xotl. 

YERBA,  HENO. 

Mixe.  Móy. 

PIEDRA. 

Mixe-  Tzaa  (taa).  Mex.  Tetl. 


130  COMPARACIONES   RELATIVAS 

VOLUNTAD. 

Mixe.  Tzokn,  zokn.  Zoque-  Zunoykui. 

REINO. 

Mixe-  Konkion.  Zoque.  Yumi-kakui. 

COMIDA. 

Mixe.  Kaik.  Mex.  Tla-kualli- 

pan  de  maíz. 
Mixe-  Xukuuik. 

ENEMIGO. 

Mixe.  Atzuj, 

PEQUEÑO. 

Mixe-  Mutzk- 

MUERTO, 

Mixe.  Oiok.  Mex.  M-iki. 

GRANDE. 

Mixe-  Moh. 

NEGRO,  PRIETO. 

Mixe.  Xix. 

VERDE. 

Mixe.  Tzuxk- 

UNO. 

Mixe.  Tuuk.  Zoque.  Turna. 

DOS. 

Mixe-  Metzk  Zoque-   Metza. 

TRES. 

Mixe.  Tuk-ok  Zoque.  Tuk-ay- 


AL  MIXE  Y  AL  ZOQUE.  131 

CUATRO . 

Mixe.  Maktaxk. 

CINCO. 

Mixe-  Moko-xk.  Mex.  Maku-illi. 

DIEZ. 

Mixe-  Mahk.  Mex,  Matlak-tli.     4 

YO. 

Mixe.  Otz.  Zoque.  Áz.  Papij.  Ut. 

YO. 

Mixe-  N,  Notz.   Tapij.  Hut-ni.  Mex-   Ne,  ni.   Mixt-  Ndi. 
Zapt-  Naa. 

TU. 

Mixe.  Mitz,  mi,  rn-  Zoque-  Miz.  Tapij.  Mit. 

TU. 

Mixe-  Ix. 

USTED. 

Jíixe.  Mih.  Mixt.  Maini. 

EL,  AQUEL  . 

Mixe-  Phee.  Zoque.  Pitis, 

EL,  AQUEL  . 

Mixe.  T,  i.  Mixt.  Ta,  tai. 

NOSOTROS. 

Mixe.  Ootz,  n.   Zoque.  Tes .    Tapij.  Hutan.  Mixt.  Ndoo. 
Zap.   Noo,  na. 

VOSOTROS. 

Zoque.  Miztha.  Tapij.  Mittam,  mitam. 


132  COMPARACIONES  RELATIVAS 

AQUELLOS. 

Mixe.  Yao.  Mex.  Yeu-an. 

mío. 
Mixe.  No-tz.  Mex-  No. 

TUYO. 

Mixe.  Mi-tzm,  m-  Mex.  Mo. 

SUYO. 

Mixe.  I.  Mex.  I.  Maya.  I. 

NUESTRO. 

Mixe.  Otzn. 

SER,  ESTAR. 

Mixe.  Itpotz.  Zoque.  Itupue.  (Potz  es  aüp  del  verbo  mi- 
xe, y  así  debe  fijarse  la  atención  en  las  radicales  que  es  lo 
que  generalmente  pondremos  en  adelante.) 

DAR. 

Mixe.  Mmoi. 

BEBER. 

Mixe.  Uuk.  Maya.  Ukul. 

HACER. 

Mixe.  Tum-potz-  Zoque.  Tu-ke. 

VER,  MIRAR. 

Mixe.  Ixpotz. 

OÍR. 

Mixe.  Modoi. 

MORIR,  MATAR. 

Mixe.  Ook-  Me  c.  M-iki. 


AL  MIXE  Y  AL  ZOQUE. 


133 


VENIR. 

Mixe.  Mim.  Zoque.  Ya-min. 


MAMAR. 


Mixe.  Tizt.  Mixt.  Sadzi. 


m. 


Mexe.  Nkokx. 


Mixe.  Keex. 


Mixe-  Hokx. 


Mixe-  Mma. 


Mixe.  Mxijk. 


Mixe-  Mtzutz,  chuich. 


NACER,  PARIR. 


COMER. 


DORMIR. 


REÍR. 


MORDER. 


MEAR. 

Mixe.  Tatz-  Mixt-  Dzachi,  tzachi. 

HABLAR. 

Mixe.  Kaipx.  Mxit-  Ka  ja. 


SEMBRAR. 


Mixe.  Tniip. 


OLER. 


Mixe  Txuui. 


134  COMPARACIONES  RELATIVAS 

LLORAR. 

Mixe.  Hoy. 

PERDONAR. 

Mixe-  Yaknitokoik.  Zoque.  Yatokaya. 

DEJAR. 

Mixe.  Ixmomatz-tuit.  Zoque.  Hu-itemiztetz-zaen. 

EN,  DENTRO. 

Mixe.  Hoipt. 

EN. 

Mixe.  Huiñ. 

DE. 

Mixe-   It. 

EN,  Á,  PARA. 

Mixe.  Ku-xm.  Mex,  Ka,  k. 

MAÑANA. 

Mixe.  Opom.  Zoque.  H-omepe. 

HOY,  AHORA. 

Mixe.  Yoniit.  Mixt.  Uitna- 

AYER. 

Mixe.  Oxoy. 

NO. 

Mixe.  Ka-tii,  ka.  Zoque.  Ja-tzi,  ka-tzi.  Zap.  Yaka,  aka. 

PARA  QUÉ. 

Mixe.  Hee-kuxm.  Zoque.  Kuixom-e. 

Hemos  visto  en  las  anteriores  comparaciones,  que  algu- 
nos adjetivos  numerales   del  mixe  encuentran  análogos  en 


AL  MIXE  Y  AL  ZOQUE. 


135 


la  lengua  azteca;  pero,  además,  debe  advertirse  que  el  sis- 
tema aritmético  de  los  mijes  era  igual  al  de  los  mexicanos; 
contando  por  veintenas,  del  modo  siguiente: 


Uno, 

Dos, 

Tres, 

Cuatro, 

Cinco, 

Seis, 

Siete, 

Ocho, 

Nueve, 

Diez, 

Once, 


Veinte, 
Treinta, 


Cien, 


Tuuk. 
Metzk. 
TuTcok. 

Maktaxk. 

Mokoxk. 

Tuduuk. 

Huextuuk. 

Tuktuuk. 

Taxtuuk. 

Motile. 

Mahktuuk,  esto  es, 
diez  y  uno;  luego 
diez  y  dos,  etc. 

lpx. 

lpxmahk,  esto  es, 
veinte  más  diez,  y 
así  sucesivamente- 

Mokopx,  es  decir,  cin- 
co veintes. 


El  número  cuatrocientos  tiene  en  mixe,  como  en  mexica- 
no, una  terminación  propia  que  le  distingue,  tuukmoiñ,  lo 
que  los  mexicanos  llamaban  un  zontli,  zentzuntli.  Para  de- 
cir quinientos,  en  mixe,  se  expresa  así:  tuukmoiñ  ko  mo- 
kopx,  400+100,  y  así  en  adelante-  (Véase  comparación  del 
Mexicano  y  Tarasco,  al  fin  del  capítulo  32). 

Empero,  también,  es  de  advertir  que  los  mixtéeos  y  za- 
potecos tenían  el  mismo  modo  de  contar  que  los  mexica- 
nos, y,  en  consecuencia,  que  losmixes.  (Véase  el  cap.  42). 


CAPITULO  XLI. 


EL  MATLATZ1NCA  Ó  PIRINDA. 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

El  idioma  pirinda  se  hablaba  antiguamente  en  el  valle  de 
Toluca;  pero  hoy  sólo  se  usa  en  Charo,  lugar  perteneciente 
al  Estado  de  Michoacán. 

«Los  matlatzincas,  dice  Clavijero,  formaron  un  Estado 
«considerable  en  el  fértil  valle  de  Toluca;  y  aunque  hubiese 
«sido  grande  antiguamente  la  fama  de  su  valor,  fueron  no 
«obstante  sometidos  por  el  rey  Axayacatl  á  la  corona  de 
«México.» 

Según  Basalenque,  los  matlatzincas  de  Charo  eran  origi- 
narios de  Toluca,  y  salieron  de  su  patria  con  el  objeto  de 
ayudar  en  una  guerra  á  las  michoacanos-  Alcanzada  por 
éstos  la  victoria,  sus  aliados  los  matlatzincas  se  avecinda- 
ron en  Michoacán,  situándose  desde  Indaparapeo  hasta 
Tiripitío,  que  era  el  centro  del  reino,  por  lo  cual  se  les  lla- 
mó pirindas,  ó  mejor  pirintas,  que  en  lengua  tarasca  signi- 
fica «los  de  enmedio- » 

Matlatzinco  es  una  palabra  mexicana  que  significa  «lugar- 
cito  de  las  redes,»  pues  se  compone  de  matlat,  red,  y  la 
partícula  tranco  que  expresa  diminución.  Fácilmente  se 
comprende,  pues,  que  matlatzinca  viene  de  matlatzinco,  y 
que  la  etimología  exige  que  estas  palabras  se  escriban  con 
e  (mejor  7c)  y  no  con  g  como  hacen  algunos  autores. 

Las  obras  que  he  podido  ver  sobre  el  matlatzinca  son  el 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA.  137 

Arte  y  Diccionario  de  Basalenque,  el  cual  se  conserva  ma- 
nuscrito en  el  Museo  Nacional  de  México,  y  la  gramática, 
el  Catecismo  y  el  Manual  del  P.  Guevara,  cuyo  original 
manuscrito  poséela  Sociedad  Mexicana  de  Geografía  y  Es- 
tadística. Desgraciadamente  el  Arte  está  trunco,  de  mane- 
ra que  no  he  podido  aprovechar  de  él  sino  una  parte,  sien- 
do, por  lo  mismo,  mi  principal  guía  y  maestro  el  P.  Basa- 
lenque. 

La  Gramática  de  este  último  autor  no  sólo  es  bastante 
para  formar  idea  del  sistema  de  la  lengua  matlatzinca,  sino 
que  aun  se  puede  aprender  á  hablar  con  ella.  Empero,  un 
lingüista  observador  le  encontrará  algunos  vacíos  compa- 
rándola con  el  diccionario;  descubrirá  en  éste  varias  for- 
mas que  carecen  de  explicación  en  aquella. 

El  Arte  del  P.  Guevara,  en  la  parte  que  he  podido  ver, 
me  parece  más  completo  que  el  de  Basalenque-  Entre  uno 
y  otro  autor  se  observan  diferencias  notables  en  la  forma 
de  algunas  palabras,  lo  cual  depende  generalmente  del  sis- 
tema de  ortografía  seguida  por  cada  uno;  pero  algunas  oca- 
siones creo  que  esas  diferencias  vienen  de  la  variedad  de 
dialectos  que  tiene  el  idioma- 


DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto. — El  alfabeto  de  la  lengua  matlatzinca,  tie- 
ne veintiuna  letras,  á  saber  (1): 

a.  b.  di.  d.  e.  g.  h.  i.  k.  m.  n-  o-  p.  r.  t  te.  th.  u.  x-  y.  z. 

2  Pronunciación.  Respecto  á  la  pronunciación,  sólo 
puedo  decir  (véase  la  nota  1?0  que  la  d  se  muda  en  r,  en 
composición  y  fuera  de  ella,  y  viceversa:  y  que  también  es 
frecuente  el  cambio  de  la  b  en  p,  ó  de  la  p  en  b.  Aunque  la 
i  latina  y  la  y  griega  suenan  lo  mismo  en  muchos  casos, 
como  en  yni,  sin  embargo,  los  autores  usan  de  una  ú  otra 
letra  con  el  objeto  de  distinguir  en  lo  escrito  el  significado 
de  algunas  voces.  La  th  y  la  t  se  usan  indiferentemente  por 
un  mismo  autor:  no  obstante  esto,  creo  que  hay  diferencia 
en  la  pronunciación  de  esas  letras-  Según  Basalenque,  no 
hay  s;  pero  como  Guevara  la  usa  en  vez  de  z,  se  infiere  que 


138  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA. 

esta  letra  se  pronuncia  como  s,  y  que  este  sonido  existe  en 
el  idioma:  yo  usaré,  sin  embargo,  de  la  z  conforme  á  Basa- 
lenque. 

3.  Combinación  de  letras.— La  combinación  de  voca- 
les y  consonantes  es  proporcionada,  siendo  pocas  las  pala- 
bras que  tienen  una  pronunciación  forzada  como  nikax- 
thoho. 

La  h,  que  es  una  aspiración,  es  la  letra  que  domina  en  el 
idioma,  y  de  su  concurrencia  en  otra  ú  otras  consonantes 
es  de  lo  que  pueden  resultar  algunas  palabras  duras. 

Se  encuentran  varias  voces  en  que  se  nota  la  repetición 
de  una  misma  vocal;  v.  g.,  nimeyaa,  la  costumbre;  neta,  la 
orilla;  inbotunutzü,  la  rabadilla;  inchuu,  la  leche. 

Hay  poca  variedad  en  el  principio  de  los  vocablos,  por- 
que los  nombres,  los  verbos  y  los  derivados  se  marcan  con 
partículas  prepositivas,  que  son  siempre  las  mismas.  Casi 
todas  las  palabras  acaban  siempre  en  vocal. 

4.  Sílabas. — El  idioma  matlalzinca  es  polisilábico,  y  aun 
que  tiene  monosílabos  son  pocos.  Ejemplos: 

Ba,  desde  allí. 
Iluema,  Hombre. 
Níbama,  hocico- 
Kitubari,  estar  echado. 
Imbeyahata,  maldad. 
Inbotubethiri,  ingle. 
Kitubeginxathita,  corregir  como  juez. 
Mtehahadineheta,  argu  mentó. 
Mrahatzobuthoneheta,  longanimidad. 
KituteginchimutTiohuinikuhumbi,  ando  compuesto  y  doy 
buen  ejemplo. 

5.  Composición. — La  composición  de  las  palabras  es  de 
mucho  uso,  y  se  tiene  como  elegante.  Ejemplos:  kitikakari- 
thohoki,  temer  y  ser  bueno;  kimituhoritakimindutzitzi,  bus- 
car lo  que  se  ha  de  comer;  kitabutoclúkitabunuti.  améy  cum- 
plí. 

Hay  algunos  adverbios  ó  partículas  que  al  componerse 
se  dividen;  v.  g.,  con  kitzitzi,  comer,  y  el  adverbio  pukah,  có- 
mo, se  dice  pu-ki-kah-tzitzi,  como  yo  cómo. 

Las  figuras  de  dicción  se  cometen  con  mucha  frecuencia 
al  componerse  las  palabras,  y  aun  en  otros  casos,  es  decir, 


EL  MATLATZTNCA  Ó  PIRINDA.  139 

se  cambian,  omiten  ó  agregan  letras  ó  sílabas,  lo  cual  es 
causa  de  que  el  idioma  aumente  varias  veces  su  dificultad. 

Hay  muchas  partículas  que  se  usan  en  composición  con 
las  palabras,  como  iremos  viendo. 

G.  Riqueza. — Parece  rico  el  idioma  en  número  de  voces. 
El  P.  Basalenque,  hablando  de  él,  dice:  «Tiene  varias  signi- 
«ficaciones  de  verbos  que  lo  que  acá  hablamos  con  un  vei- 
«bo  como  tañer,  que  sirve  para  campana,  órgano,  trompe- 
ras, etc.  ellos  para  cada  una  de  estas  tienen  distintos  ver- 
bos: asimismo  nuestro  verbo  sacar  sirve  para  sacar  agua 
«de  la  tinaja,  pan  de  la  caja,  ropa  del  cestón;  ellos  no  usan 
«esto  sino  que  usan  de  distintos  verbos.»  El  mismo  autor 
agrega  en  otro  lugar:  «También  se  note  que  no  por  saber 
«un  verbo  lo  pueden  usar  en  todas  ocasiones  echándole  el 
«sustantivo,  como  lo  hace  el  castellano,  que  con  este  verbo 
«poner  y  el  sustantivo  dice  todo  lo  que  quiere,  como  pon 
«esa  espada,  pon  esa  alfombra,  pon  ese  jarro,  pon  esa  silla: 
«en  esta  lengua  para  estas  cuatro  cosas  tiene  varios  verbos: 
«para  la  espada  por  ser  larga  y  en  el  suelo  dice  dikabi,  y 
«así  á  todas  las  cosas  largas;  y  si  ponen  estas  arriba,  díkat- 
«zi;  para  las  segundas  que  son  anchas  dicen  dipihibi,  y  si 
«es  arriba  dipihitzi;  para  las  terceras  que  son  huecas  dicen 
«dipitebi,  y  si  es  encima  dicen  dipuetzi;  para  las  cuartas  que 
«son  redondas  y  sólidas  dicen  dichobi,  y  si  es  arriba  ditwtzL» 

7.  Onomatopeyas. — Parece  muy  escaso  en  voces  ono- 
matopeyas,  pues  entre  cosa  de  dos  mil  quinientas  palabras 
que  he  examinado,  apenas  hay  tres  ó  cuatro  que  imitan  la 
naturaleza. 

8.  Voces  metafísicas. — Daré  ejemplos  de  algunas  vo- 
ces metafísicas,  cuyo  origen  no  he  encontrado  que  esté  en 
cosas  materiales. 

Nitepuenyaa,  pensamiento  ó  memoria. 
Kitutuhegthi,  entender. 
Nináhui,  voluntad. 
Jfuthohoneheta.  bondad. 
Mnahoxemi,  verdad. 
Ninkuthi,  cosa. 
Kituteyoyaa,  olvidar. 
.  Nitethochineheta,  amor. 
Xitenithamineheto ,  pereza. 


140  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA. 

Otra  clase  de  palabras  metafísicas  no  se  encuentra  en 
el  diccionario,  tales  como  esencia,  idea,  ser.  Algunas  otras 
se  suplen;  v.  g.,  tiempo  es  inhiabi,  que  significa  día,  sol;  sus- 
tancia se  expresa  con  niyeh,  suyo . 

9.  Género  y  caso. — Carece  el  idioma  de  signos  para 
marcar  el  género,  y  de  declinación  para  expresar  el  caso 
(2).  Sin  embargo,  el  vocativo  tiene  algunas  partículas  pre- 
positivas que  le  distinguen,  y  son  ka,  ki,  ma,  las  cuales  tie- 
nen diferente  uso  según  el  sexo  de  la  persona  que  habla  y 
de  aquella  á  quien  se  habla. 

El  genitivo  se  puede  expresar  con  las  partículas  posesi- 
vas, de  que  hablaré  luego  (§  13),  ó  con  sólo  la  yuxtaposición; 
v.  g.,  huerihui,  hijo;  Pedro  huerihui,  hijo  de  Pedro,  poniendo 
primero  el  nombre  del  poseedor  y  luego  el  de  la  persona  ó 
cosa  poseída- 

Con  sólo  la  yuxtaposición  se  expresa  también  calidad  y 
otras  relaciones  semejantes;  v.  g.,  de  huema  hombre,  é  in- 
hami,  tierra:  huemainhami,  hombre  de  tierra. 

10.  Número. — Hay  número  singular,  dual  y  plural. 

El  singular  se  marca  con  una  de  estas  ocho  partículas 
prepositivas:  huetu,  ma,  hite,  huebe,  i,  in,  ni,  nin-  De  estas 
partículas,  las  cuatro  primeras  sólo  se  usan  con  nombres 
de  seres  racionales.  Huetu  con  nombres  propios  de  varones: 
ma  con  nombres  propios  de  hembras:  hue  con  nombres 
sustantivos  comunes  y  adjetivos;  v.  g.,  huema,  hombre  hue- 
bana,  hocicudo;  de  nibana,  hocico:  huebe;  va  con  nombres 
verbales.  Be  las  otras  partículas,  i  suele  anteponerse  á  hue 
y  también  á  ni  ó  nin,  según  algunos  ejemplos  que  veo  en  el 
diccionario;  pero  comúnmente  se  antepone  sola  á  nombres 
de  irracionales:  in  va  raras  veces  con  nombres  de  racional, 
siendo  su  uso  común  acompañar  los  de  seres  inanimados, 
ó  de  irracionales:  ni  acompaña  algunos  sustantivos,  dice  la 
Gramática;  pero  no  explica  cuáles,  así  como  á  todos  los  ver- 
bos volviéndolos  nombres:  en  el  diccionario  lo  que  he  obser- 
vado respecto  á  las  partículas  in  y  ni,  es  que  hay  algunos 
nombres  que  sólo  con  cambiar  una  de  estas  partículas  en 
la  otra  cambian  de  significado;  v.  g.,  nichaxi,  la  obra  de  car- 
pintería; inchaxi,  la  azuela:  sobre  la  partícula  nin  no  ecuen- 
tro  explicación  especial;  pero  sospecho  que  sólo  es  una  va- 
riedad eufónica  de  ni- 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA.  141 

Resulta,  pues,  que  las  dichas  partículas  no  sólo  indican 
el  número  sino  otras  ideas,  como  luego  se  echa  de  ver.  (3) 

Además  de  las  partículas  mencionadas,  se  ven  en  el  dic- 
cionario py  y  pu  con  las  cuales  empiezan  varios  sustantivos 
pybahui,  el  telar;  pybari,  el  aposento  donde  se  duerme;  pu- 
hetzi,  el  pueblo;  etc.  Sin  embargo,  no  encuentro  en  la  gra- 
mática explicación  sobre  estas  ni  otras  iniciales- 

El  dual  se  marca  con  la  partícula  the  antepuesta;  v.  g. , 
huema,  el  hombre;  thema,  los  dos  hombres,  (4). 

El  signo  del  plural,  es  la  sílaba  ne,  antepuesta;  v-  g.  nema, 
los  hombres:  dicho  signo  se  usa  con  todos  los  nombres  de 
seres  animados  y  muchos  de  inanimados,  aunque  no  todos. 

Algunos  nombres  de  parentesco  tienen  como  signo  del 
pl  ural  la  terminación  e,  la  cual  se  ve  igualmente  en  mutlio- 
hue,  buenos;  plural  de  kithohui,  bueno;  pero  esto  debe  ver- 
se como  una  excepción.  Esa  misma  terminación  e  la  vere- 
mos en  el  plural  del  pronombre  de  la  tercera  persona,  en 
algunos  tiempos  del  verbo,  y  en  otros  casos- 

11.  Derivados. — Hay  ciertos  nombres  en  matlatzinca 
derivados  de  sustantivos,  adjetivos  y  verbos,  cuyo  signo  es 
la  terminación  neheta.  muchos  de  los  cuales  tienen  signi- 
ficación de  abstractos.  Ejemplos: 

Mahentaneheta,  la  ausencia. 
Nitebenuneheta,  liberalidad. 
Nitebeyeheneheta,  el  reinado. 
Inbothethineheta,  la  golosina. 
Nibunibineheta,  la  divinidad. 
Nichahathineheta,  la  hermosura. 
Pugihineheta,  lugar  donde  entran  y  salen. 
Mtehahadineheta,  el  argumento. 
NiteJiahathineheta,  la  limosna. 

Los  nombres  gentilicios  se  forman  con  la  partícula  pre- 
positiva hue,  que  vimos  al  tratar  del  número,  (párrafo  10); 
v.  g.,  intohati:  México;  huetoxati,  el  mexicano.  Se  ve  que  el 
procedimiento  del  idioma,  en  este  caso,  y  lo  mismo  sucede 
en  todos  los  semejantes,  consiste  en  un  cambio  de  partícu- 
las yuxtapuestas:  se  usa  in,  con  el  nombre  del  lugar;  por- 
que es  partícula  que  va  con  nombres  de  cosas,  y  hue  forma 


142  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRIXDA- 

el  gentilicio  porque  es  partícula  que  se  usa  con  nombres 
de  personas. 

Los  diminutivos  se  expresan  por  medio  de  partículas  in- 
tercalares, como  te,  cho,  etc.;  huema,  hombre;  hue-tema, 
hombrecillo,  hombre  vil,  en  significación  de  desprecio- 

El  comparativo  y  el  superlativo  se  forman  también  por 
medio  de  partículas  intercalares  que  significan  más,  muy, 
mucho,  en  gran  manera;  v.  g.,  kithohui,  bueno;  ki-muten- 
tholtui,  mejor;  ki-murahanten-thohui,  bonísimo. 

Por  medio  de  la  partícula  he  se  expresa  respeto,  reveren- 
cia: v.  g.,  kaki,  yo;  hekaki,  mi  merced.  Las  partículas  tu, 
chu,  vi,  ó  di  tienen  el  mismo  objeto;  huema,  hombre;  hue-tu- 
ma,  hombre  digno  de  honra,  de  respeto. 

Los  verbales  adjetivos  se  marcan  con  la  partícula  prepo- 
sitiva huebe,  que  ya  vimos  anteriormente  (§  10),  en  lugar  de 
las  partículas  del  verbo;  v.  g.,  kitutu-tochi,  amar;  huebe-to- 
chi,  el  que  ama.  Estos  nombres  expresan  pasión  poniendo 
huebu  en  lugar  de  huebe:  v.  g.,  huebu-tochi.  lo  amado;  así  es 
que  be  indica  acción  y  bu  pasión.  Si  á  estos  verbales  se  agre- 
ga la  terminación  ta,  y  á  algunos  la  partícula  intercalar  te, 
se  indica  generalidad;  v.  g.,  huebetzitzi;  el  que  come;  huebet- 
zitzita,  el  que  todo  lo  come. 

Se  forman  nombres  sustantivos  de  los  verbos,  cambian- 
do las  partículas  prepositivas  de  estos,  según  se  indicó  al 
tratar  del  número  (§  10);  v.  g.,  de  Jcitutu-tochi,  amar:  ni-to- 
chi,  ó  inbu-tochi,  el  amar,  es  decir,  la  acción  de  amar,  aun- 
que también  significa  lo  amado. 

El  adjetivo  numeral  tiene  varios  derivados.  Por  medio  de 
la  terminación  ni  se  expresan  veces:  dahui,  uno;  dani,  una 
vez;  kuta,  cinco;  kutani,  cinco  veces,  y  así  con  las  demás, 
aunque  en  la  formación  de  algunos  hay  irregularidades. 

Los  ordinales  se  forman  agregando  á  los  cardinales  la 
partícula  imube;  v.  g.,  rahuió dahui,  uno;  imuberahui,  prime- 
ro; nohui,  dos;  imúbenohui,  segundo;  yun,  tres;  imubeyun, 
tercero. 

Con  la partícula  mun  se  forma  otro  orden  de  derivados; 
mun-^dahui  ó  munda,  de  uno  en  uno;  munnohui  ó  munno,  de 
dos  en  dos;  munyo,  de  tres  en  tres- 

Combinando  la  terminación  ni  y  la  partícula  imube,  re#- 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  143 

sultán  imube-noni,  segunda  vez;  imube-nini  ó  yuni,  tercera 
vez;  etc. 

Aun  hay  otros  derivados  del  adjetivo  numeral;  chetheno- 
hui,  dos  de  nosotros;  che-yun,  tres  de  nosotros;  etc. 

12.  Pronombre  personal. — El  pronombre  personal  se 
expresa  de  esta  manera: 

Kaki,  yo. 

EakJmehui,  JcaJcuébi  ó  kakuehebi,  nosotros  dos. 

Kakohuiti,  kakehébi,  nosotros- 

Kahachi,  tú- 

Kachehui,  vosotros  dos. 

Kachohui,  vosotros- 

Inthehui,  aquél. 

Inthehuehui,  aquéllos  dos. 

Inthehue,  aquellos. 

El  pronombre  kakohuiti  indica  una  pluralidad  general, 
ilimitada;  pero  kakebi  sólo  se  usa  hablando  de  un  pueblo,  de 
una  congregación,  es  decir,  indica  una  pluralidad  determi- 
nada. «También  se  note,  dice  Basalenque,  que  si  los  mu- 
chos de  una  religión  ó  de  un  pueblo,  hablan  entre  sí,  sin 
relación  á  otros,  usan  el  kahohui  (contracción  de  kakohuiti); 
pero  si  ellos  hablan  con  otro  extraño  usan  el  kakehébi;  lo 
mismo  se  note  en  los  duales  que  pusimos  arriba  kakuehui 
y  kakuebi,  el  primero  usan  los  dos  entre  sí,  el  kuebi  cuando 
los  dos  hablan  con  otro.» 

13.  Posesivos- — El  posesivo,  hablando  en  general,  de  una 
manera  indeterminada,  se  expresa  así: 


Singular. 


Niteijeh,  mío- 
Kaxniyeh,  tuyo- 
Niyeh  inthehui,  suyo. 

Dual. 

Inbetheyeh,  de  nosotros  dos. 
Kachehui  intheyeh,  de  vosotros  dos. 
Intheyeh  huehui,  de  aquellos  dos. 


144  EL  MATLA.TZINCA  Ó  PIRINDA. 

Plural. 

InboyeJí,  de  nosotros  muchos- 
Indoyeh  kacJioJiui,  de  vosotros  muchos. 
Indoyeh  inteJiue,  de  aquéllos  muchos. 

La  partícula  característica  de  este  posesivo  es  yeJí  ó  ye, 
pues  las  otras  de  que  se  compone,  nite,  etc.,  excepto  kax, 
las  vamos  á  ver  luego  expresando  posesión  de  una  cosa  par- 
ticular, de  modo  que  yeh,  como  dice  Basalenque,  «expresa 
posesión  general.*  Las  palabras  inthehui,  kacJieJiui,  etc., 
que  se  ven  con  el  posesivo,  son  los  pronombres  personales 
que  concurren  á  su  formación. 

Para  expresar  posesión  de  cosas  ó  personas  determina- 
das, hay  diferentes  partículas,  las  cuales  varían  según  lo 
poseído,  pertenece  á  una  de  estas  clases:  I?1  Cosas  inanima- 
das, como  mi  sombrero,  mi  capa.  2a  Cosa  intrínseca  ó  pro- 
pia de  persona,  como  mi  alma,  mi  voluntad,  mi  cuerpo,  mi 
cabeza,  mi  vista.  3a  Nombres  que  significan  acción,  como 
mi  enseñanza.  4a  Animales  irracionales.  5a  Nombres  ver- 
bales. 6a  Nombres  de  parentesco,  como  mi  hijo,  mi  padre. 

Los  signos  que  encuentro  en  los  ejemplos  y  explicacio- 
nes de  la  gramática,  para  expresar  posesión,  son  éstos : 

Singular. 

la  persona:  nite,  nitu,  Jinete,  Jiuetu. 
2a        ,,  ni,  niri,  Jiaeri. 

3a         ,,  ni,  niri,  Jiueri. 

Dual. 

la  persona:  inbeti,  inbetu,  Jiuébete. 
2a         ,)  intJie,  intJieri,  JiuetJieri. 

3a         ,,  intJie,  intheri,  JiuetJieri. 

Plural. 

la  persona:  inbo,  inbote,  inbotu,  borin,  liue, 

bote,  nebote,  nebotu. 
2a        , ,  indo,  indori,  Jiuero. 

3a        ,,  indo,  indori,  Jiuero. 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  145 

Ejemplos:  Behinta,  enseñanza;  nitu-be7dntat  mi  enseñan- 
za; inbetu-behinta,  la  enseñanza  de  nosotros  dos;  inbotu-be- 
hinta,  la  enseñanza  de  nosotros  muchos;  tzini,  perro:  nite- 
tzini,  mi  perro;  inbete-lzini,  el  perro  de  nosotros  dos;  inbo- 
tzini,  el  perro  de  nosotros  muchos. 

Para  saber  cuáles  son  las  partículas  que  se  usan  con  ca- 
da especie  de  nombres,  sería  preciso  entrar  en  explicacio- 
nes prolijas,  ajenas  al  plan  de  esta  obra,  por  lo  cual  me  li- 
mito á  hacer  las  siguientes  observaciones : 

En  la  composición  de  las  partículas  posesivas,  según  se 
han  puesto  anteriormente,  entran  las  explicadas  al  tra- 
tar del  número,  como  ni,  hue,  etc. ;  v.  gr. ,  huerihui,  hijo; 
hueteriJiui,  mi  hijo:  en  este  caso  te  es  el  verdadero  signo  de 
posesión,  y  hue  indica  que  se  habla  de  un  ser  racional,  no 
pudiéndose  suponer  que  aquí  sirve  para  indicar  el  número, 
porque  se  ve  también  en  el  dual  y  plural;  huebete,  huebote, 
etc-  Esto  se  comprenderá  bien  leyendo  el  análisis  del  Pa- 
dre nuestro. 

Los  signos  de  las  segundas  y  terceras  personas  son  igua- 
les, según  se  ve  luego,  por  lo  cual  es  preciso  distinguirlas 
por  medio  del  pronombre  personal;  v.  gr.,  huetebepahachi, 
mi  despensero;  hueribepahachi  kahachi,  tu  despensero;  hue- 
ribepahachi  inthehui,  el  despensero  de  aquél. 

Además  de  los  signos  de  posesión  explicados,  hay  otro, 
hua,  que,  según  la  gramática,  indica  respeto;  v.  gr-,  Jiuat- 
hami,  mi  respetado  padre;  huanihui,   mi  respetada  madre. 

Todo  lo  dicho  hace  ver  que  la  Gramática  matlatzinca  es 
complicada  y  difícil  en  cuanto  al  modo  de  expresar  pose- 
sión; pero  aun  hay  más  variedad  de  signos,  con  el  objeto 
de  expresar  que  lo  poseído  es  dual  ó  plural.  Ejemplo: 


DUAL. 

Singular. 

Netetzini  huehui  kaki,  mis  dos  perros,  etc- 

Dual. 

Nebethetdni  huehui  kaku7iebi,  los  dos  perros   de  nosotros 
dos. 

10 


146  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA- 

Plural. 

Nebotzini  huehui  kakehebi,  los  dos  perros  de  nosotros. 


PLURAL. 

Singular. 

Netetzinie  kaki,  mis  muchos  perros,  etc. 

Dual. 

Nebethetzinie  kakuebi,  los  muchos  perros  de  nosotros  dos. 

Plural. 

Nebotzinie  kakehebi,  los  muchos  perros  de  nosotros. 

Analizando  este  ejemplo  vemos  que  tzini  es  el  sustantivo 
perro;  nete,  nebethe  y  demás  partículas  prepositivas  son  el 
signo  de  posesión;  kaki,  etc.,  lo  pronombres  personales; 
huehui,  el  signo  del  dual;  y  la  terminación  e,  agregada  á  tzi- 
ni, el  signo  del  plural,  aunque  suele  no  usarse,  pues  la  fal- 
ta de  huehui  basta,  por  sí  sola,  para  distinguir  un  número 
de  otro- 

Estos  posesivos,  que  indican  dual  y  plural,  tienen  sus  va- 
riedades en  los  signos,  según  que  el  nombre  de  lo  poseído 
es  verbal,  de  parentesco  ó  de  irracional.  Con  los  demás 
nombres  se  usan  los  numerales  ó  adverbios,  como  sien  es- 
pañol dijéramos  mis  dos  capas,  mis  muchos  sombreros,  etc. 

Hay  dos  partículas  ba  y  ma,  que  conviene  explicar  al  tra- 
tar de  los  posesivos,  y  sobre  las  cuales  dice  Basalenque: 
«Esta  partícula  ba,  antepuesta  á  un  sustantivo,  le  hace  in- 
definido y  no  limitado  á  alguno,  como  bahani,  la  casa;  ba- 
«hachi,  la  hacienda,  cosas  que  pueden  ser  de  todos;  pero  es- 
«ta  partícula  ma  limita  el  sustantivo  á  que  sea  de  una  ó  al- 
«gunos,  como  mahani,  mahachi,  casa  y  hacienda  de  alguno 
«ó  algunos-» 

Hay  otra  partícula  posesiva,  kini,  con  la  cual  se  suple 
muy  bien  el  genitivo;  v.  g. ,  inaa,  ropa;  kini  inaa  Pedro,  ro- 
pa de  Pedro- 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  147 

La  idea  de  posesión  aun  tiene  todavía  más  formas  en  la 
lengua  matlatzinca,  pues  hay  una  conjugación  que  la  indi- 
ca, según  veremos  al  tratar  del  verbo. 

14.  Demostrativos  y  relativos. — Los  demostrativos 
se  expresan  así,  según  Basalenque: 

Nini,  este- 

Ninie,  estos. 

Titii,  aqueste. 

Inthehui,  aquel,  hablando  de  un  ser  animado;  nihiy  de  un 
inanimado- 

Kiteni,  el  cual. 

Este  último  parece  relativo  por  su  significación. 
Guevara  pone  como  demostrativos  los  siguientes: 

Nii,  este. 

Thii,  aquél. 

Xuh,  aquel  que  se  ve. 

Teliui,  el  que  no  se  ve. 

Thiihe,  esos  que  se  ven. 

Thehue,  los  que  están  lejos- 

Intehue,  los  que  nos  vemos- 
De  varios  relativos  que  pone  el  mismo  Guevara,  el  único 
que  parece  propio  es  intutu,  ó  in  el  que:  los  demás  son  los 
signos  del  verbo  que  luego  veremos. 

15-  Modos  y  tiempos  del  verbo- —El  verbo  matlazinca 
no  tiene  más  que  indicativo  é  imperativo  (5)-  Los  tiempos, 
en  el  indicativo  son  presente,  pretérito  imperfecto,  preté- 
rito perfecto  y  dos  futuros  (6).  El  imperativo  no  tiene  más 
que  un  tiempo-  Participios  hay  de  presente  y  de  futuro. 

16-  Ejemplo  de  conjugación. — Presentaré  un  ejemplo 
de  conjugación,  para  que  con  vista  de  él  y  de  las  subse- 
cuentes explicaciones  pueda  comprenderse  el  mecanismo 
del  verbo. 

INDICATIVO.  —PRESENTE. 

Singular. 

Ki-tu-tu-tochi,  yo  amo,  etc- 
Ki-tu-tochi  ó  ki-ki-tu-tochi . 
Ki-tu-tochi. 


148  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA- 

Dual. 

Ki-kuen-tu-tochi,  nosotros  dos  amamos- 

Ki-chén-tu-tochi. 

Ki-Jcuen-tu-tochi. 

Plural. 

Ki  Icuclien-tu-toclii,  nosotros  amamos,  etc. 

Ki-clieclien-tu-tochi. 

Ki-ron-tu-tochi. 


PRETÉRITO  IMPERFECTO 


Singular. 

Ki-mi-tu-tit-tochi,  yo  amaba,  etc. 

Ki-mi-Jci-tu-tochi. 

Ki-mi-tu-tochi. 

Dual. 

Ki-mi-kuen-tu-tochi,  nosotros  dos  amábamos,  etc. 

Ki-mi-chen-tu-tochi. 

Ki-m  i-kuen-tu-tocli  i. 

Plural. 

Ki-mi-lcuchen-tu-tochi,  nosotros  amábamos,  etc. 

Ki-mi-chehen-tu-tochi. 

Ki-mi-ron-tu-tochi- 


PRETÉRITO  PERFECTO. 


Singular. 

Ki-tabu-tochi,  yo  amé,  etc. 

Kir-lábu-tochi- 

Ki-tu-tochi- 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  149 

Dual. 

Ki-kuébu-tochi,  nosotros  dos  amábamos,  etc. 

Ki-chebu-tochi. 

Ki-kuen-tu-toch  i- 

Plural. 

Ki-kuchen-bu-tochi,  nosotros  amamos,  etc. 

Ki-chehen-bii-toch  i. 

Ei-tu-ro-toclíi- 


FUTURO. 

Singular. 

Ki-ru-tochi,  yo  amaré,  etc. 
Ki-ri-tochi- 
Ka-ritatu-toch  i. 

Dual. 

Ki-ru-toclii-huehui,  nosotros  dos  amaremos,  etc. 

Ki-ri-tochi~huehui. 

Ka-ritatu-toch  i-h  uehui. 

Plural. 

Ki-ru-tochie,  nosotros  amaremos,  etc. 

Ki-ri-tochie- 

Ka-ritatu-tochie. 


OTRO  FUTURO. 

Singular. 
Ta-ki-mi-(ó  min)-tu-tu-tochi,  yo  he  de  amar,  etc. 


150  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA- 


IMPERATIVO. 


Singular. 


Ku-tochi,  ame  yo,  etc. 

Di-tochi- 

Ta-tu-tochi. 


Dual. 


Ku-tochi-huehui,  amemos  nosotros  dos,  etc. 
Di-tochi-huehui. 

Ta-tu-toclii-liuehui. 

Plural. 

Ku-tochie,  amemos  nosotros,  etc. 

Di-tochte. 

Ta-tu-tochie- 


PARTICIPIO. 

Presente. 

In-mutu-tochU  el  que  ama. 
In-kuentu-tochi-huehui,  los  dos  que  aman. 
ln-don-(6  ron)-tu-tochi,  los  muchos  que  aman. 

Futuro. 

In-kakatu-tochi,  el  que  amará- 
In-kakatu-tochi-hueliui,  los  dos  que  amarán. 
In-kakatu-tochie,  los  muchos  que  amarán. 

17.  Explicación  del  verbo. — Del  anterior  ejemplo  cons- 
ta que  la  partícula  prepositiva  ki  es  un  signo  común  á  todas 
las  personas  del  indicatho,  exceptuando  las  terceras  del 
futuro,  de  modo  que  esa  partícula  puede  considerarse  co- 
mo la  característica  del  verbo. 

Los  signos  particulares  del  presente  de  indicativo  son, 
tu,  kuen,  chen,  etc-,  combinados  de  la  manera  que  se  ve  en 
el  ejemplo. 


BL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  151 

El  pretérito  imperfecto  tiene  por  signo  la  partícula  mi  in- 
tercalada en  el  presente,  es  decir,  se  forma  del  presente  y 
el  signo  mi.  Acerca  del  pretérito  imperfecto  observa  Basa- 
lenque  que  «muchas  veces  se  liga  con  otro  verbo,  como  si 
«yo  fuera  á  mi  casa  viera  á  mi  padre,  en  la  cual  oración,  así 
«en  latín  como  en  romance,  entrambos  verbos  son  de  este 
«pretérito  imperfecto,  y  en  esta  lengua  el  segundo  verbo  lo 
«hablan  por  futuro  de  indicativo  antecediendo  la  partícu- 
«la  ta.» 

El  pretérito  perfecto  tiene  signos  propios  para  todas  las 
personas,  exceptuando  las  terceras  del  singular  y  del  dual 
que  son  iguales  á  las  del  presente.  La  tercera  persona  del 
plural  termina  en  e,  sobre  cuya  terminación  observa  Basa- 
lenque:  «En  acabar  estas  personas  en  la  e  varían  los  ver- 
«bos,  porque  unos  añaden  á  su  final  la  e;  otros  convierten 
«su  final  en  e;  otros  que  acaban  en  i  la  convierten  en  ne.» 

Respecto  á  los  signos  del  primer  futuro  no  hay  más  que 
observar,  sino  que  huehui  es  el  signo  del  dual;  y  la  termi- 
nación e,  del  plural. 

El  segundo  futuro,  que  según  Basalenque  corresponde 
en  significado  al  latino  terminado  en  rus,  se  forma,  según 
el  mismo  autor,  «del  pretérito  imperfecto  de  indicativo, 
«poniendo  antes  la  partícula  ta-» 

Las  partículas  ku,  di,  ta  son  comunes  á  los  tres  números 
del  imperativo;  pero  el  dual  y  el  plural  se  distinguen  con 
los  mismos  signos  que  en  el  futuro- 

Los  participios  de  presente  se  forman  de  las  terceras 
personas  del  presente  de  indicativo;  al  participio  de  singular 
se  agrega  la  partícula  mu,  al  de  dual  huehui;  y  en  lugar  de 
ki  llevan  todos  in,  que  es  uno  de  los  signos  de  los  nombres 
(§  10).  Este  mismo  signo  in  se  ve  en  los  participios  de  futu- 
ro, cada  uno  de  los  cuales  tiene  sus  respectivas  partículas, 
según  se  ve  en  el  ejemplo.  Empero,  sospecho  que  esos  par- 
ticipios no  son  una  forma  propia  del  matlatzinca,  sino  intro- 
ducción de  los  gramáticos  españoles.  (Véase  la  nota  5).  Más 
bien  debe  considerarse  como  participio  propio  de  la  lengua 
el  verbal  que  comienza  por  la  partícula  huele,  explicado  en 
otro  lugar  (§  11). 

Obsérvese  que  hay  algunas  personas  como  la  segunda  y 
tercera  de  singular  del  presente  de  indicativo,  que  tienen 


152  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA- 

una  misma  forma,  por  lo  cual  se  usa  para  distinguirlas  el 
pronombre  personal. 

Súplese  el  subjuntivo  con  el  indicativo  y  algún  adverbio 
que  signifiq  ue  duda,  condición  ó  algunas  de  las  otras  rela- 
ciones propias  de  subjuntivo;  v.  g.,  para  decir  como  tu  ames, 
traduciré  yaka  kitutochi,  que  literalmente  es  como  tú  amas. 

El  infinitivo  se  suple  con  el  futuro,  cuando  el  verbo  deter- 
minante está  en  presente;  pero  si  está  en  futuro,  entonces 
el  determinado  (infinitivo)  va  en  imperativo,  aunque  tam- 
bién se  puede  poner  en  futuro. 

18.  Voz  pasiva. — La  voz  pasiva  tiene  el  mismo  mecanis- 
mo que  la  activa,  es  decir,  se  forma  por  medio  de  partícu- 
las. Para  que  el  lector  pueda  formar  idea,  pondré  un  ejem 
pío. 

Singular. 

Ki-tochi-ki-kaki,  yo  soy  amado,  etc. 

Ki-toclii-ki-kahaclú. 

Ki-tochi-inthehui- 

Dual. 

Ki-tochi-huehui-kakuebi,  nosotros  dos  somos  amados. 

Ki-tochi-hueliui-kacheuí '. 

Ki-tochi-inthehuehui. 

Plural. 

Ki-tochi-kakehebi,  nosotros  somos  amados,  etc. 
Ki-tochi-kachohu  i. 
Ki-tochie-inth  ehue. 

Ki,  es  la  partícula  característica  del  verbo  que  hemos 
visto  en  la  voz  activa:  tochi,  la  radical  del  verbo;  kaki,  kalxa- 
clii,  etc.,  son  los  pronombres  personales;  huehui,  partícula 
del  dual- 

Los  verbos  que  significan  afección,  sufrimiento,  cuali- 
dad, como  estar  triste,  tener  miedo,  tener  dolor,  dañarme, 
podrirme,  etc.,  se  conjugan  como  los  pasivos  sin  más  dife- 
rencia que  en  las  terceras  personas  del  singular,  se  agre- 
ga la  partícula  vi. 

19.  Varias  clases  de  verbos.— El  ejemplo  de  conjuga- 
ción que  hemos  visto  anteriormente  (§  16)  es  de  un  verbo 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA.  153 

activo  transitivo;  pero  los  activos  intransitivos,  aunque  en 
algunas  de  sus  personas  tienen  los  mismos  signos,  gene- 
ralmente presentan  diferencias  que  permiten  distinguir- 
los, de  modo  que  la  lengua  matlazinca  distingue  la  acción 
transitiva  de  la  inmanente.  Por  lo  común  la  diferencia  con- 
siste en  que  cuando  el  verbo  activo  transitivo  lleva  duplica- 
do el  signo  tú,  el  intransitivo  sólo  le  usa  una  vez;  y  que  cuan- 
do le  usa  una  vez  el  transitivo,  se  omite  del  todo  en  el  otro. 
Comprobaré  lo  dicho  con  algunos  ejemplos  que  pueden  com- 
pararse con  la  conjugación  puesta  antes  (§  16). 

Ki-tu-tzitzi,  yo  como.  Ki-ru-tzitzi.  yo  comeré. 

Ki-ki-tzitzi,  tú  comes.  Kiri-lá-tzüzi,  tú  comerás. 

Ki-tzitzi,  aquél  come.  Karita-tzitzi,  aquél  comerá. 
Ki-kuen-tzitzi ',    nosotros  dos 

comemos.  Ku-tzitzi,  coma  yo. 

Ki-ro-tzitzi,  aquellos  comen.  Ti-tzitzi,  come  tú. 

Ki-mi-tu- tzitzi,  yo  comía.  Ta-tzitzi,  coma  aquél- 
Ki-mi-tzitzi,  aquél  comía. 

De  los  verbos  que  expresan  acción  inmanente,  como  co- 
mer, se  forman  otros  que  expresan  transición  agregándo- 
les tu;  v.  g.,  kitutzitzi,  yo  como;  kitu-tu-tzitzi,  doy  de  comer 
á  otro. 

Los  verbos  reflexivos  tienen  para  distinguirse  alguna  va- 
riedad en  sus  partículas  respecto  al  verbo  activo,  siendo  su 
signo  principal,  característico,  la  partícula  te,  como  se  pue- 
de ver  del  ejemplo  siguiente: 

Ki-tu-te-tocM,  yo  me  amo- 
Kiki-te-tochi,  tú  te  amas. 
Ki-te-tochi,  aquél  se  ama. 

Hay,  sin  embargo,  algunos  verbos  que  llevan  la  partícula 
te,  y  no  tienen  significación  reflexiva.  (Véase  el  análisis  del 
Padre  nuestro). 

Los  verbos  frecuentativos  se  forman  con  las  partículas 
rahaka  ó  nigranegti,  pospuestas:  una  se  usa  con  ciertos  ver- 
bos, y  otra  con  otros;  v.  g.,  kitu-rahakii-tzitzi,  siempre  co- 
mo. También  con  la  partícula  bu,  interpuesta,  se  expresa 
frecuencia,  la  cual  se  usa  aun  con  los  verbales. 

Con  la  partícula  intercalar  kana,  se  expresa  que  la  acción 


154  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA. 

del  verbo  se  ejecutó  á  buen  tiempo,  Mtu-kananohui,  llegar 
á  buen  tiem  po. 

La  partícula  prepositiva  chare  indica  interrogación. 

Maní,  interpuesta  en  el  verbo,  da  á  entender  que  su  ac- 
ción se  va  ejecutando,  es  decir,  que  la  acción  no  es  momen- 
tánea; v.  g. ,  imzízteni  ki-mani-yaa,  la  fruta  se  va  pudriendo. 

Con  la  partícula  intercalar  nah,  se  indica  posibilidad;  v. 
g.,  kitu-nah-thehui,  puedo  cantar.  Con  yaxiho,  se  significa 
imposibilidad. 

Por  este  estilo  hay  otros  muchos  verbos  derivados  que  se 
forman  por  medio  de  partículas,  y  expresan  diversas  rela- 
ciones; v.  g.  nen,  indica  ejecutar  de  paso  la  acción  del  verbo; 
ninki,  prosecución:  pi,  que  lo  que  se  hace  es  para  sí  mismo 
ó  para  otro,  de  modo  que  con  esta  partícula  se  forman  los 
verbos  que  en  otras  de  las  lenguas  descritas  anteriormen- 
te hemos  conocido  con  el  nombre  de  dativos  6  aplicativos;  te> 
indica  que  la  acción  del  verbo  recae  en  tercera  persona;  be 
y  ta,  generalidad,  es  decir,  que  la  acción  del  verbo  se  diri- 
ge á  todos,  á  muchos-  Algunas  partículas  sólo  se  usan  con 
ciertas  personas  del  verbo,  no  con  todas;  otras  hay  que  son 
puramente  expletivas,  de  adorno;  otras  que  se  usan  no  sólo 
con  los  verbos  sino  también  con  los  nombres.  Son  tantas 
las  partículas,  que  sólo  una  gramática  prolija  debe  enume- 
rarlas todas,  y  por  lo  tanto  yo  me  contento  con  lo  dicho  has- 
ta aquí. 

20.  Verbo  sustantivo- — El  verbo  sustantivo  se  expresa 
agregando  al  nombre  ó  pronombre  algunas  partículas  del 
verbo,  de  manera  que  realmente  esas  partes  de  la  oración 
se  conjugan,  se  vuelven  verbos  (7).  Ejemplos. 

Ki-kaki,  yo  soy. 

Ki-kakuehwi,  nosotros  dos  somos- 

Ki-kakehébi,  nosotros  somos- 

Ki-mi--kaki,  yo  era. 

Kari-kaki,  yo  seré. 

Ta-kaki,  yo  sea- 

Ta-kahachi,  se  tú. 

Supuestos  estos  ejemplos,  lo  que  puede  asentarse  es  que 
los  signos  de  esta  conjugación  son:  ki,  para  el  presente  de 
indicativo;  ki-mi,  para  el  pretérito;  kari  6karita,  para  el  fu- 


EE  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  155 

turo,  y  ta  para  el  imperativo.  Así,  pues,  con  el  adjetivo 
thohui,  bueno  diré,  en  presente,  ki-tho,  hui-kaki,  yo  soy 
bueno;  en  futuro  kari— thóhui-káki,  yo  seré  bueno,  etc. 

21.  Verbos  posesivos — Hay  una  conjugación  en  matlat- 
zinca  para  expresar  posesión,  la  cual  varía  según  la  rela- 
ción que  se  expresa  es  de  primera  á  segunda  y  tercer  per- 
sona, de  segunda  á  primera  y  tercera,  ó  de  tercera  á  pri- 
mera, segunda  y  tercera,  como  puede  verse  del  siguiente 
ejemplo. 

1?  PERSONA  A  2*  Y  3a. 

Singular. 

Kaki  k¿  niri  nigta  ki  kahachi,  yo  soy  tu  vida- 

Kaki  ki  ni  nigta  ki  inthehui,  yo  soy  vida  de  aquél,  etc. 


Dual. 

Kakuebi  ki  niri  nigta  kuébi  kahachi,  nosotros  dos  somos  tu 
vida. 

Kakuebi  ki  ni  nigta  Jcuebi  inthehui.  nosotros  dos  somos  vida 
de  aquél. 

Plural. 

Kakéhébi  ki  niri  nigta  kehebi  kahachi,  nosotros  somos  tu 
vida. 

Kakéhébi  ki  ni  nigta  kcheb i  inthehui,  nosotros  somos  vida 
de  aquél,  etc. 

2^  PERSONA  A  1?  Y  3? 

Singular. 

Kax  ki  nitu  nigta  ki  kaki-  tú  eres  mi  vida- 

Kax  ki  ninigta  ki  inthehui,  tú  eres  vida  de  aquél,  etc. 

Dual. 

Kachehui  ki  nitu  nigta  huehui  kaki,  vosotros  dos  sois  mi 
vida. 


156  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA- 

Kachehui  ki  ni  nigta  huehei  inthehui,  vosotros  dos  sois  vi- 
da de  aquél. 

Plural. 

Kachohui  ki  nitu  nigta  kohui  kaki,  vosotros  sois  mi  vida. 
Kachohui  M  ni  nigta  kohui  inthehui,  vosotros  sois  vida  de 
aquél,  etc. 

3^  PERSONA  A  1?,  2^  Y  3^ 

Singular. 

Inthehui  ki  nitu  nigta  kaki,  aquél  es  mi  vida- 

Inthehui  kiniri  nigta  kahachi,  aquél  es  tu  vida. 

Inthehui  ki  niri  nigta  inthehui,  aquél  es  vida  de  aquél,  etc. 

Dual. 

lnthehuehui  ki  nitu  nigta  huehui  kaki,  aquellos  dos  son  mi 
vida, 

lnthehuehui  ki  ni  nigta  huehui  kahachi,  aquellos  dos  son  tu 
vida. 

lnthehuehui  ki  ni  nigta  huehui  inthehui,  aquellos  dos  son  vi- 
da de  aquél. 

Plural. 

Inthehue  kinitu  nigta  kaki,  aquellos  son  mi  vida. 
Inthehue  ki  niri  nigta  kahachi,  aquellos  son  tu  vida- 
Inthehue  ki  ni  nigta  inthehui,  aquellos  son  vida  de  aquél. 

Bastará  explicar  la  forma  de  algunas  personas  para  que 
el  lector  pueda  entender  los  ejemplos  puestos. 

La  primera  persona  del  singular  de  la  conjugación  de  l?1 
á  2^  y  3^  persona,  consta  del  pronombre  kaki,  yo;  la  partí- 
cula ki,  propia  del  verbo;  niri,  partícula  posesiva;  nigta,  que 
es  el  sustantivo  vida;  ki,  signo  de  verbo;  kahachi,  el  pronom- 
bre tú. 

La  primera  persona  del  dual,  de  la  misma  conjugación, 
se  forma  del  pronombre  kakuebi,  nosotros  dos;  ki,  partícula 
verbal;  niri,  partícula  posesiva;  nigta,  sustantivo;  kuebi, 
contracción  de  kakuebi,  y  kahachi,  tú. 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  157 

La  primera  persona  del  singular  de  la  conjugación  de  2$ 
ál^y  3^  persona  tiene  kax,  que  parece  significar  tu,  pues 
está  en  lugar  de  kahachi;  ki,  particula  verbal;  nitu,  partícu- 
la posesiva;  nigta,  sustantivo;  M  signo  de  verbo;  kaki,  yo. 

La  primera  persona  del  dual,  de  la  misma  conjugación, 
se  forma  de  kachehui,  vosotros  dos;  los  signos  ki  y  nitu,  que 
antes  hemos  visto;  el  sustantivo  nigta;  el  signo  huehui,  y 
kaki,  yo. 

Esta  conjugación  posesiva  presenta  alguna  diferencia  en 
sus  partículas  cuando  el  nombre  de  lo  poseído  es  de  oficio 
ó  parentesco. 

22.  Verbos  defectivos  é  irregulares. — Los  verbos 
defectivos  é  irregulares  abundan,  y  no  sólo  en  esto  es  irre- 
gular el  idioma  matlaltzinca,  sino  en  todo  lo  demás,  pues 
cada  regla  de  su  Gramática  tiene  muchas  excepciones-  Es- 
to, reunido  al  mecanismo  complicado  del  idioma,  hace  que 
sea  sumamente  difícil. 

23.  Preposición,  adverbio  y  conjunción. — Hay  pocas 
preposiciones,  por  lo  cual  dice  Basalenque  que  «con  una  se 
expresan  muchas  de  las  nuestras.» 

Las  conjunciones  también  son  escasas. 

Los  adverbios  abundan.  Sin  embargo,  no  hay  el  afirma- 
tivo sí,  de  modo  que  para  responder  es  preciso  hacerlo  re- 
pitiendo la  pregunta  como  en  latín. 

Algunos  adverbios  y  preposiciones  se  suplen  por  medio 
de  partículas;  v.  g. ,  pu,  que  se  traduce  por  allí  ó  de  allí,  co- 
mo en  la  palabra  ki-pu-mébue,  allí  le  azotaron;  py  ó  y,  que 
significa  allá  ó  en;  pyhiti,  en  el  cielo;  pitzitzi,  en  el  comedor. 

Py  también  significa  con,  y  en  este  sentido  sirve  para 
formar  adverbios  de  modo;  nikatzo,  necio;  pynikatzo  con  ne- 
cedad, neciamente- 

24.  Dialectos. — La  lengua  matlatzinca  se  divide  en  va- 
rios dialectos,  de  lo  que  nos  da  testimonio  el  P-  Guevara  en 
el  prólogo  de  su  gramática,  diciendo:  «La  hablan  en  unas 
«partes  diferente  que  en  otras  y  las  mujeres  en  lo  más,  y 
«así  van  hechos  dos  confesionarios,  uno  general  y  otro  par- 
«ticular.» 

25.  Ejemplo  de  la  oración  dominical. — He  aquí  el  Pa- 
dre Nuestro  en  matlatzinca: 


158 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIEINDA- 


Kabotuntanki  kishechori  ypiytiy  thare- 

Padre  nuestro     (que)  estás  arriba   en  (el)  cielo     santi- 


hetemeyuhbutohui 
ficado  sea 

tharetehehui 
hágase 


inituyuh 
tu  nombre 

inunihami 

sobre  (la)  tierra 


topue 
venga 


nitubeye, 
tu  reino, 

inkituhenahui 
tu  voluntad 


ipuzka             hetnhehui         ypiytiy.             Achii  ripah' 

como             se  hace    en  (el)  cielo.      Ahora  da- 

kehbi               inbotumehui              indahmutze  dihemin- 

nos  (el)  pan  nuestro      (de)  cada  día  perdó- 


dikebi  inbotubuchochi 

nanos  nuestros  pecados 


pukuehentukahmindi 
como  perdonamos 


indorihuebikeh 

nuximenkarihechi 

kehbi 

(á)  nuestros  deudores 

no  dejes  caer 

nos 

muhe         dihedanita 

kehbi        pinita         inbuti. 

y              libra 

nos           de            mal- 

26-  Análisis-  — Kabotuntanki:  las  sílabas  primera  y  últi- 
ma ka-ki,  son  signos  del  vocativo,  pues  según  Basalenque 
«si  se  habla  con  Dios  ó  con  los  sacerdotes  usamos  ka  y  ki, 
ó  de  todo  junto:»  botu,  partícula  posesiva;  ta,  es  un  abrevia- 
do de  tami,  padre;  las  dos  n  son  eufónicas,  pues  como  dice 
Basalenque,  «lan  se  pone  de  ordinario  ante  c,  d,  p,  q,  (k)  í.> 

Kizhechori:  kichori,  es  el  verbo  estar:  z,  una  partícula  que 
sirve  para  indicar  que  está  en  alto  la  persona  ó  cosa  de  que 
se  habla;  he,  partícula  reverencial,  usada  aquí  porque  se 
habla  con  Dios. 

Ypiytiy:  ypi,  es  la  preposición  en;  ytiy,  ó  hiti,  como  escri- 
be Basalenque,  significa  cielo- 

Tharehetemeyuhbutohui:  tohui  ó  thohui,  es  el  adjetivo  bueno; 
bu,  creo  que  puede  traducirse  por  muy,  de  manera  que  el 
verbo  lo  que  literalmente  significa,  es  «hacer  muy  bueno;» 
la  partícula  he  es  reverencial;  tharete  ó  tárete,  es  el  signo  de 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  159 

la  tercera  persona  del  singular  de  imperativo,  propio  de  los 
verbos  que  Basalenque  llama  (malamente)  de  la  quinta  con- 
jugación, y  son  los  reflexivos,  entre  los  cuales  hay  algunos, 
como  el  de  que  voy  hablando,  que  tienen  forma,  mas  no  sig- 
nificación reflexiva  (véase  el  §  19).  Aquí  la  significación  del 
verbo  es  pasiva,  de  modo  que,  según  esto,  puede  suplirse 
esa  voz  con  la  forma  reflexiva- 

Inituyuh:  iniyuh  ó  iniyuu,  según  la  ortografía  de  Basalen- 
que, significa  nombre,  en  cuya  palabra  yuh  es  la  radical,  é 
irá  una  partícula  de  las  que  expresan  singular  y  que  se  usan 
con  los  nombres,  según  lo  explicado  al  hablar  del  número 
(§  10);  tu,  es  uno  de  los  signos  que  indican  posesión. 

Tapue:  ta-tu,  es  el  signo  de  la  tercera  persona  de  singu- 
lar del  imperativo,  según  vimos  en  el  ejemplo  de  conjuga- 
ción; pero  como  los  verbos  intransitivos  pierden  tu  (§  19), 
por  eso  no  vemos  esta  partícula  en  tapue.  Creo  que  la  radi- 
cal de  este  verbo  no  es  pue  sino  pee,  porque  en  una  lista  de 
verbos  que  trae  el  P.  Guevara  se  ve  que  kitupee,  significa 
yo  vengo. 

Nitubeye:  tu,  es  partícula  posesiva;  nibeye,  contracción  del 
sustantivo  nibeheye,  reino,  marcado  con  la  partícula  ni,  la 
cual  indica  que  la  palabra  es  un  sustantivo,  y  que  se  halla 
en  singular.  Si  queremos  formar  un  verbo  de  esa  voz,  pon- 
gamos las  partículas  ki-tu,  en  lugar  de  ni,  y  queda  kitube- 
yehe,  reinar. 

Tharetehehui:  tharete  ó  tárete,  es  una  partícula  que  se  ex. 
plicó  anteriormente;  hehui,  la  radical  del  verbo- 

Inunihami:  inu,  preposición;  nihami,  sustantivo- 

InkítuhenaJaci:  la  radical  de  esta  palabra  es  náhui;  in,  una 
de  las  partículas  de  los  nombres;  tu,  signo  de  posesión;  he, 
reverencial. 

Ipuzca:  adverbio. 

Achii:  adverbio. 

Ripalikehbi:  ri  ó  di,  es  el  signo  de  la  segunda  persona  del 
singular  de  imperativo;  pah,  es  un  verbo,  que  no  he  encon- 
trado en  el  diccionario,  y  que  he  traducido  por  su  corres- 
pondencia con  el  castellano;  kehbi,  abreviatura  del  prono  ta- 
bre kakehebi,  nosotros. 

Inbotumehui:  botu,  partícula  posesiva;  inmehui,  sustantivo 
•del  singular,  marcado  uno  y  otro  con  la  partícula  m, 


160  EL  MATLATZINCA  Ó  PIPJNDA- 

Indahmutze:  esta  voz  significa  literalmente  toda  mañana, 
pues  inrnutze  quiere  decir  mañana,  y  da,  dah  ó  dan  es  una 
partícula  que  significa  todo;  la  n  es  eufónica,  según  lo  ex- 
plicado anteriormente. 

Dihemindikebi:  mindi,  ó  muigndi,  según  el  Diccionario  de 
Basalenque,  es  la  radical  del  verbo  perdonar;  di,  es  el  signo 
correspondiente  del  verbo  ya  explicado;  he,  partícula  re- 
verencial; keb i,  contracción  del  pronombre  kakeliébi,  Según 
este  y  otros  ejemplos,  el  pronombre  abreviado  se  usa  como 
afijo  en  matlatzinca. 

Inbotubuclioclii:  botu,  partícula  posesiva;  inbuchochi,  sus- 
tantivo del  singular,  según  lo  indica  la  partícula  prepositi- 
va in:  el  número  plural  está,  pues,  indicado  en  el  presente 
caso,  por  la  partícula  posesiva  que  pertenece  á  este  nú- 
mero. 

Pukuenhentukahmindi,  mindi,  es  la  radical  del  verbo,  se- 
gún vimos  antes;  kuehentu,  signo  de  la  primera  persona  del 
singular  de  presente  de  indicativo;  pukah,  el  adverbio  como, 
que  se  divide  en  composición,  según  vimos  en  otro  lugar 
(§5). 

Indor'üiuebikelí:  huebi  ó  huehebi,  es  la  radical  de  esta  pala- 
bra; indori,  es  partícula  posesiva  de  la  segunda  y  tercera 
persona  del  plural:  el  estar,  pues,  con  la  primera,  sólo  se 
explica  por  el  afijo  keh,  abreviatura  de  kakehebi,  nosotros, 
que  fija  el  sentido- 

Mulie:  conjunción. 

Dihedanita:  di  y  he,  partículas  explicadas  varias  veces; 
danitaó  liagnita.  según  Basalenque,  radical  del  verbo  librar- 

Pinita:  preposición. 

lnbuti:  sustantivo. 


-+-f+- 


NOTAS. 


(1)  El  P-  Basalanque  cita  en  su  Gramática  una  Cartilla 
escrita  por  él,  en  que  pone  el  alfabeto  y  explica  la  pronun- 
ciación de  las  letras ;  pero  tal  cartilla  no  ha  llegado  á  mis 
manos  y,  en  consecuencia,  no  he  tenido  más  arbitrio  para 
formar  el  alfabeto,  que  consultar  el  Diccionario  y  la  Gra- 
mática; aunque  lo  he  hecho  muy  atentamente,  temo  haya 
resultado  alguna  falta  que,  sólo  con  vista  de  la  cartilla,  se- 
ría posible  corregir. 

En  la  colección  de  Padre  nuestro  de  la  Sociedad  Mexi- 
cana de  Geografía  y  Estadística,  está  esa  oración  en  matlat- 
zinca,  y  en  ella  se  ven  más  letras  délas  que  yo  pongo;  pero 
no  las  admito  porque  la  autoridad  de  esa  colección  no  bas- 
ta por  sí  sola,  en  virtud  de  que  la  Ortografía  que  se  usa  en 
ella  es  mala,  según  he  podido  observar  en  varios  idiomas, 
y  además  tiene  muchas  erratas  de  imprenta.  (Véase  el 
Opata,  nota  10-) 

Basalenque,  hablando  de  las  letras,  enseña  que  todas  las 
sílabas  constan  sólo  de  dos  letras,  lo  cual  es  cierto  gene- 
ralmente, pero  no  siempre;  v.  g-,  ni-kaz-tho-ho,  la  tercera 
sílaba  es  de  dos  letras,  porque  la  th  representa  un  sonido 
simple;  pero  de  la  segunda  sílaba  no  puede  hacerse  la  mis- 
ma explicación  y,  en  consecuencia,  no  cabe  duda  que  tiene 
tres  letras. 

(2)  El  P.  Basalenque,  siguiendo  la  Gramática  latina,  po- 
ne un  ejemplo  de  declinación,  del  cual,  examinado,  resulta: 
que  el  nominativo,  dativo  y  acusativo  son  iguales;  que  el 
vocativo  se  marca  con  una  partícula  prepositiva,  como  ex- 
plico en  el  texto;  que  el  genitivo  tiene  después  de  sí,  una 
partícula,  la  cual  no  es  una  terminación,  no  es  un  signo  del 

i  i 


162  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA- 

caso,  sino  una  palabra  que  equivale  á  nuestro  posesivo  surjo, 
de  aquel;  que  el  ablativo  tiene,  después  de  sí,  pinita  ó  doni- 
ta,  que  tampoco  es  una  terminación  ni  un  signo,  sino  una 
preposición.  Carece,  pues,  el  nombre,  de  declinación,  y  lo 
mismo  sucede  con  el  pronombre,  pues  aunque  el  P.  Basa- 
lenque  pone  también  un  ejemplo  por  el  cual  parece  decli- 
nable, resulta  respectivamente  lo  mismo  que  he  dicho  so- 
bre el  nombre.  Iguales  observaciones  hay  que  hacer  á  la 
Gramática  del  P.  Guevara- 

(3)  El  P.  Basalenque  dice  que  estas  partículas  «quieren 
decir  lo  que  en  nuestro  español  él,  Za,»  de  modo  que,  según 
esto,  equivalen  á  nuestro  artículo.  Para  probar  la  inexacti- 
tud de  esa  aserción,  baste  notar  que  el  objeto  del  artículo 
es  determinar,  por  lo  cual  su  empleo  lógico  es  con  los  nom- 
bres comunes:  en  matlatzinca  vemos,  por  el  contrario,  que 
se  usan  las  partículas  aun  con  los  nombres  propios. 

(4)  Según  Basalenque  (glosa  4*),  la  partícula  the  viene 
de  theno,  dos;  pero  en  el  Diccionario  veo  que  dos  es  nohui- 

(5)  «Ellos  (los  matlatzincas)  dice  el  P.  Basalenque  (glo- 
«sa  41)  se  contentaban  con  poco,  el  indicativo  y  el  impera- 
«tivo,  y  de  estos  aun  no  todos  los  tiempos.  Pero  siguiendo 
«el  arte  latino  he  puesto  todos  los  modos  y  tiempos  posi- 
«bles  .  ...  aunque  ellos  no  usaban  tales  modos  de  hablar-» 
Esta  confesión  de  Basalenque  me  ahorra  el  trabajo  de  refu- 
tar uno  á  uno  los  modos  extraños  que  aparecen  en  su  gra- 
mática, y  en  la  de  Guevara,  como  he  tenido  que  hacerlo  en 
la  mayor  parte  de  los  idiomas  descritos  en  esta  obra- 

(6)  Basalenque,  según  vimos  en  la  nota  anterior,  confiesa 
que  no  tiene  el  verbo  todos  los  tiempos,  y  sin  embargo,  en 
los  ejemplos  de  conjugación  pone  todos  los  que  son  propios 
del  español  y  latín,  supliéndolos  de  la  manera  que  le  es  po- 
sible. Creo  que  los  que  están  de  más  en  el  indicativo,  y 
por  eso  los  omito,  son  el  pretérito  pluscuamperfecto  y  el 
futuro  perfecto.  En  el  imperativo  no  admito  más  que  un 
tiempo,  pues  aunque  Basalenque  leda  varios,  estos  no  se 
forman  de  signos,  sino  de  adverbios;  de  palabras  significa- 
tivas, resultando  oraciones  y  no  tiempos  propios.  Lo  único 
que  parece  haber  de  notable,  en  el  particular,  es  que  los  ad- 
verbios que  pone  Basalenque  con  el  imperativo,  sólo  se  usan 


EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA-  163 

con  este  modo,  y  son:  chichi,  luego;  tamutate,  después;  muxi, 
no,  para  vedar;  y  taraka;  no  más,  basta. 

(7)  El  P.  Basalenque  supone,  en  varios  lugares  de  su 
Gramática,  que  Jci  significa  ser,  lo  cual  es  inexacto:  ki  no  es 
más  que  un  signo  de  ciertos  tiempos  en  todos  los  verbos,  co- 
mo hemos  visto  en  varios  ejemplos,  cuyo  signo  y  otros  se 
juntan  al  nombre  ó  pronombre,  del  mismo  modo  que  lo  he- 
mos visto  en  otros  idiomas  descritos  en  esta  obra.  Sólo  el 
empeño  de  imitar  el  latín,  pudo  conducir  á  Basalenque  á 
dar  semejante  explicación. 


CAPITULO  XL1I 


OBSERVACIONES  SOBRE  EL  MATLATZINCA 

O  PIRINDA. 

ARITMÉTICA. 

1.  Beristain  de  Souza,  en  su  Biblioteca  hispano- americana, 
hablando  del  P.  Bravo  Lagunas  dijo:  «Fué  maestro  perití- 
simo de  la  lengua  Pirinda,  llamada  Tarasca.  >  Aquí  hay  un 
un  error  manifiesto,  porque  Pirinda  no  es  sinónimo  de  Ta- 
rasco sino  de  Matlatzinca.  Sin  embargo,  el  error  de  Beris- 
tain ha  cundido  entre  varios  autores,  como  por  ejemplo, 
Brasseur  en  los  Archivos  de  la  Comisión  científica  de  México 
(t.  1?  p.  123),  y  Smith  en  la  Noticia  del  Tarasco  (Revue  Ame- 
ricaine).  Hervásen  su  Catálogo  (t.  19  p.  290)  distingue  bien 
el  Tarasco  del  Pirinda,  y  lo  mismo  Balbi  en  el  Atlas  etno- 
gráfico; pero  incurriendo  ambos  en  otro  error,  y  es  el  de 
poner  como  una  tercera  lengua  el  Matlatzinca.  Véase  lo  que 
nosotros  hemos  explicado  en  el  capítulo  anterior. 

2.  Mr-  Charencey  en  su  opúsculo  «Noticia  sobre  algunas 
familias  de  lenguas  de  México»  coloca  indebidamente  el 
pirinda  al  lado  del  otomí,  como  de  una  familia-  El  pirinda 
ó  matlatzinca  no  pertenece  á  la  familia  otomí,  y  ni  siquiera 
al  mismo  grupo,  pues  aquel  es  un  idioma  polisintético  de 
yuxtaposición,  y  el  otomí,  un  idioma  cuasi  monosilábico. 
Véase  la  comparación  del  otomí  con  el  pirinda,  cap.  54. 

3.  El  Sr.  Orozco,  en  su  Geografía  de  las  lenguas  de  México, 
considera  al  Ocuilteco  (que  se  hablaba  en  el  pueblo  de  Ocui- 


OBSERVACIONES  SOBRE  EL  MATLATZINCA  Ó  PIRINDA.  165 

la,  Distrito  de  Toluca)  como  de  la  familia  Pirinda.  Lo  que  yo 
he  podido  averiguar  sobre  ese  idioma  es  que  se  ha  extin- 
guido, de  manera  que  no  me  es  posible  rectificar  la  opinión 
del  Sr.  Orozco  por  medio  de  comparaciones  filológicas- 

Por  lo  demás,  veo  que  el  referido  escritor  se  apoya  en  P. 
Sahagun,  pero  que  este  precisamente  dice  lo  contrario-  He 
aquí  las  palabras  de  Sahagun:  «Estos  que  se  llaman  Ocuil- 
tecos  viven  en  el  distrito  de  Toluca,  en  tierras  y  términos  su- 
yos, son  de  la  misma  vida  y  costumbres  de  los  de  Toluca, 
aunque  su  lenguaje  es  diferente- «  Bien  pudiera  suceder  que 
la  diferencia  que  encontraba  Sahagun  entre  el  Ocuilteco  y 
el  Matlatzinca  no  fuese  tal  que  sus  idiomas  comparados 
resultasen  de  distinta  familia;  pero  á  falta  de  datos  compa- 
rativos y  sólo  por  el  criterio  de  autoridad,  tal  como  resulta 
de  Sahagun,  no  es  lógico  poner  el  Ocuilteco  al  lado  del  Pi- 
rinda. El  dicho  de  los  prácticos  es  suficiente  para  agrupar 
los  idiomas,  si  revela  semejanza  entre  ellos,  pues  esa  seme- 
janza debe  ser  notable  cuando  se  percibe  aún  sin  necesidad 
de  procedimientos  filológicos-  Pero  cuando  esos  mismos 
prácticos  no  encuentran  analogía  entre  los  idiomas,  y  aun 
la  niegan  terminantemente,  no  queda  otro  recurso  para 
rectificar  su  parecer  sino  el  paralelo  lingüístico 

4.  Comparando  el  matlatzinca  con  el  mixteco-zapoteco  se 
observará  fácilmente  que  tienen  el  mismo  carácter  morfo- 
lógico, esto  es,  que  el  pirinda  es  un  idioma  polisilábico  poli- 
sintético de  yuxtaposición.  Sin  embargo,  no  puede  colo- 
carse el  pirinda  en  el  mismo  grupo  que  el  mixteco-zapote- 
co, ni  menos  en  la  misma  familia,  porque  entre  ellos  hay  las 
siguientes  diferencias. 

Desde  luego,  la  de  forma  de  signos  gramaticales,  si  no  es 
con  alguna  rara  excepción. 

El  mixteco-zapoteco  no  tiene  signos  para  expresar  el  nú- 
mero, mientras  que  abundan  en  el  pirinda- 

Este  idioma  posee  todas  las  personas  del  pronombre,  y 
en  mixteco-zapoteco  falta  el  correspondiente  á  la  tercera 
persona  del  plural. 

El  pirinda  usa  signos  para  la  pasiva,  y  ya  sabemos  que 
el  mixteco-zapoteco  carece  de  esa  voz. 

El  sistema  léxico  del  mixteco-zapoteco  y  el  del  matlat- 


166  OBSERVACIONES  SOBRE  EL 

zinca  son  distintos,  pues  sólo  palabras  aisladas  se  encuen- 
tran semejantes. 

5.  En  cuanto  al  mexicano  y  al  tarasco,  comparados  con  el 
pirinda,  resulta  desde  luego,  que  mientras  que  aquellos 
idiomas  pueden  considerarse  como  de  subñexión,  el  pirin- 
da es  de  yuxtaposición  pura.  Véase  el  cap.  57  en  que  trata- 
mos del  carácter  morfológico  de  estas  lenguas. 

Por  lo  demás,  los  idiomas  que  nos  ocupan  presentan  di- 
ferencias muy  marcadas  en  el  diccionario  y  en  la  forma  de 
los  signos  gramaticales:  entre  estos,  la  única  analogía  nota- 
ble que  encuentro  es  la  de  la  sílaba  ne,  del  pirinda,  para 
marcar  plural;  en  mexicano  me;  en  comanche  ne;  en  cahita 
m,  etc- 

Hablando  en  lo  general,  el  pirinda  tiene  un  aspecto  dife- 
rente al  grupo  mexicano-ópata  y  al  tarasco  por  su  mucha 
irregularidad  y  excesiva  complicación,  verdadera  exube- 
rancia de  formas  gramaticales,  como  por  ejemplo;  los  mu- 
chos signos  para  marcar  número  singular  y  la  gran  varie- 
dad de  procedimientos  respecto  al  posesivo  que  es  de  lo 
más  característico  en  la  gramática  matlatzinca.  Llama  tam- 
bién la  atención  en  este  idioma  el  mayor  influjo  de  las  mu- 
jeres: tanto  en  mexicano-ópata  como  en  mixteco--zapote- 
co  y  tarasco  hemos  visto  algunas  formas  gramaticales  y  pa- 
labras propias  del  sexo  femenino;  pero  en  pirinda  ese  siste- 
ma llega  á  tal  desarrollo  que  el  P.  Guevara  observó  *que  en 
lo  más  hablaban  las  mujeres  diferente  de  los  hombres.* 

6.  Tocante  á  la  circunstancia  de  considerar  yo  al  pirinda 
como  lengua  de  mera  yuxtaposición,  explicaré  que  no  he 
encontrado  en  ella  más  que  un  caso  que  parece  de  inflexión, 
y  es  cuando  la  final  i  suele  cambiar  on  e  para  formar  plural. 
Esto  se  presenta  como  una  rara  excepción  al  lado  de  la  mul- 
titud de  signos  gramaticales  que  posee  el  idioma,  todos  usa- 
dos por  yuxtaposición. 

7.  Para  que  el  lector  pueda,  por  sí  mismo,  hacer  compa- 
raciones, respecto  al  idioma  que  nos  ocupa,  pongo  en  segui- 
da algunos  ejemplos  de  palabras  matlatzincas,  donde  con- 
sidero generalmente  sólo  la  radical,  y  no  los  signos  prefijos 
para  indicar  número,  ser  animado,  tiempo,  etc,  según  lo 
explicado  en  el  capítulo  anterior.  Teniendo  unas  veces  que 
seguir  á  Basalenque  y  otras  á  Guevara,  que  usan  diversa 


MATLATZINCA  Ó  PIRINDA. 


lft 


ortografía,  no  me  será  posible  fijar  ésta  con  la  perfección 
que  yo  desearía. 


Hombre, 

Ma. 

Niño, 

Muvaa- 

Mozo, 

Muteti. 

Mujer  casada, 

Merimaa. 

Padre, 

Thami. 

Madre, 

Nihui. 

Hijo, 

Dihui,  Bihui- 

Esposa, 

Baxuy. 

Carne,  cuerpo, 

Turimi,  indimi. 

Ojo, 

Tuu. 

Nariz, 

Mari. 

Boca,  hocico, 

Naa,  bama. 

Oreja, 

Che. 

Cabeza, 

Nu. 

Mano, 

Yeh. 

Barriga, 

Yaa. 

Barbas, 

Chixna. 

Pie, 

Moo. 

Pierna, 

Tzavoti. 

Cielo, 

Itiy,  MU. 

Tierra,  mundo, 

ffarni,  liúbeni. 

Sol, 

Yahbi. 

Luna, 

Buee. 

Estrella, 

Etzee- 

Granizo, 

Too. 

Hielo, 

TeeJi. 

Nube, 

Mahbo. 

Frío, 

Kitzee. 

Calor, 

Kipahui. 

Río, 

Nateve. 

León, 

Tzataa. 

Venado, 

Tzakapaari. 

Perro, 

Tzini- 

Conejo, 

Thachoo. 

Liebre, 

Keah. 

Ratón, 

Tepoo. 

Águila, 

TehchinL 

168 


OBSERVACIONES  SOBRE  EL 


Buho, 
Cuervo, 
Paloma, 
Culebra, 
Gusano, 
Hormiga, 
Pescado, 
Maguey, 
Árbol, 
Flor, 
Caña, 

Chile  verde, 
Chile  seco, 
Nopal, 
Maíz, 
Frijol, 
Calabaza, 
Arco  (arma), 
Casa, 
Templo, 
Enfermedad, 
Medicina, 
Pan  de  trigo, 
Pan  de  maíz, 
Miel, 
Muerte, 
Vida, 
Nombre, 
Voluntad, 
Pecado, 
El  mal, 
Grande, 
Chico, 
Bueno, 
Flaco, 
Enemigo, 
Blanco, 
Negro, 
Yo,  tu,  mío,  etc- 
anterior. 


Tebe,  hivi. 

Techaa. 

Netetuto. 

Techimi,  chimi. 

Teyoxii. 

Techachiki. 

Hiv. 

Xumi.  , 

Tzao. 

Tenii. 

Thihui- 
Xaami. 

Yoomi. 
3Iihati- 

Tatui. 

Chihu- 
Muu. 
Tzotzaa. 
Baami. 
Bumibani- 
ln-tey. 
Teyeti. 
Imetaxi. 
Imehui. 
Unintuti. 
In-intuta. 
ln-inetha- 
Yuh,  yuu. 
Nahui. 
Buchochi- 
Buti. 
Mahyee- 
Techaye. 
Thohui. 
Boyotza. 
Hanti. 
Toxi. 

Botaa,  boo, 
Véanse  los  pronombres  en  el  capítulo 


MATLATZINCA  Ó  PIRINDA. 


169 


Llover, 

Reír, 

Gritar, 

Hacer, 

Ver, 

Oír. 

Oler, 

Gustar, 

Tocar, 

Comer, 

Amar, 

Cantar, 

Llorar, 

Matar, 

Morir, 

Dormir, 

Sembrar, 

Estar, 

Morder, 

Hablar, 

Ir, 

Venir, 

Dar, 

Mañana, 

Ayer, 

Ahora,  hoy, 

Allí, 

Aquí, 

De, 

Con, 

En, 


Mahbi. 

Teiti,  takati. 

Nenaa- 

Hehui. 

Nuu. 

Teti. 

Xuti. 

Tzojñnaa. 

Titihiri. 

Tzitzi. 

Tochi. 

Thehui. 

Kuhe. 

Betuta. 

Tuy. 

Hiui. 

Tuhmi. 

Chori. 

Xahui. 

Temueti. 

Paa, 

Pee,  pue. 

Piliaki- 

Mutze. 

hita. 

Chichi,  achii. 

Dichotti. 

Kikuini,  ka  i  ni- 

Pinita. 

Pi. 

Ipi. 


8.  Concluiré  este  capítulo  haciendo  una  indicación  sobre 
la  aritmética  pirinda  y  mixteco-zapoteca. 

El  modo  de  contar  de  los  pirindas  era  por  veintenas,  y  lo 
mismo  usaban  los  mixtéeos  y  zapotecos.  He  aquí  la  expli- 
cación del  P.  Guevara  respecto  á  los  primeros:  «Lo  que 
usan  generalmente  es  contar  de  veinte  en  veinte,  y  en  con- 
tando cinco  veces  veinte  que  son  ciento  vuelven  desde  el 
número  singular  de  uno-»  He  aquí  los  números  cardinales 


170 


OBSERVACIONES  SOBRE  EL 


del  pirinda,  donde  se  observará  que  cuatrocientos  tienen  un 
nombre  especial. 


Uno, 

Dos, 

Tres, 

Cuatro, 

Cinco, 

Seis, 

Siete, 

Ocho, 

Nueve, 

Diez, 

Once, 

Veinte, 

Cien, 

Cuatrocientos, 


Yndahui. 

Ynahui, 

Ynyulia. 

Ynkunohuy. 

Ynkuthaa. 

Ynclahtohui. 

Ynethohui. 

Ynenkunohui- 

Ymurahtadahata- 

Yndahata- 

Yndahata  musdahui  (10  -h 

1). 

Yndohonta. 
Ynkuta-ta  (5X20). 
Dáhanuta. 


Respecto  al  mixteco-zapoteco  voy  á  presentar  luego  los 
nombres  de  número,  y  aquí  observaré  que  en  uno  y  en 
otro  el  veinte  tiene  nombre  propio,  lo  mismo  que  el  cuatro- 
cientos; el  número  ciento  en  mixteco  y  en  zapoteco  significa 
cinco  veintes  como  en  pirinda-  El  mismo  sistema  de  contar 
que  los  mixtéeos,  zapotecos  y  pirindas  tenían  los  mexica- 
nos, tarascos  y  mixes.  (Véase  cap.  32  y  40).  Sin  embargo, 
la  forma  de  los  adjetivos  numerales  presenta  rara  analogía 
en  los  idiomas  de  las  seis  naciones- 


Mixteco. 

Zapoteco. 

Uno, 

Ek, 

Tobi,  chaga. 

Dos, 

Uvui, 

Topa,  kato. 

Tres, 

Uni, 

Chona,  kayo 

Cuatro, 

Kmi, 

Tapa,  taa. 

Cinco, 

Hoho, 

Kaayo- 

Seis, 

Iño, 

Xopa. 

Siete, 

Usa, 

C'aache. 

Ocho, 

Una, 

Xoono. 

Nueve, 

Ee, 

Kaa,  gaa. 

Diez, 

Usi, 

Chii. 

MATLATZINCA  Ó  PIRINDA.  171 

Mixteco.  Zapoteco. 


Veinte,  Oleo, 

Ciento,  Hoho-dzico, 

Cuatrocientos,  Ee-tuvui, 

Ocho  mil,  Usitetue, 


Kal-le. 

Kayoa. 

Tobiela,  chagüela. 

Chaguzoti,tobizoti. 


Para  mayor  claridad  copiaré  aquí  lo  que  se  lee  sobre  la 
aritmética  de  los  zapotecos  en  el  antiguo  diccionario  (M.  S.) 
que  me  sirve  de  guía:  «Acerca  del  modo  de  contar  de  estos 
indios  zapotecos  es  de  notar.  Que  en  el  discurso  de  su  cuen- 
ta cuando  van  contando  tienen  sus  términos  ó  paradas, 
donde  descansa  la  cuenta,  de  la  manera  que  nosotros  va- 
mos de  diez  en  diez  hasta  ciento,  y  de  ciento  vamos  por  cien- 
tos hasta  mil,  y  de  allí  por  millares,  etc.  Así  estos  zapote- 
cos cuentan  hasta  cinco  al  que  llaman  kaayo  ó  kooyo,  y  de 
allí  ponen  cuatro  veces  cinco  que  son  veinte,  al  que  llaman 
kal-le  ó  kol-le.  Y  de  allí  van  contando,  y  ponen  cinco  veces 
veinte  que  son  ciento  al  que  llaman  kayoa  ó  koyoa.  Y  de  allí 
ponen  cuatro  veces  ciento  que  son  cuatrocientos  que  llaman 
tobiela  ó  chagaela,  que  es  como  en  nuestra  cuenta  el  núme- 
ro mil.  Y  de  allí  ponen  veinte  veces  cuatrocientos  que  son 
ochomil,  y  á  este  número  llaman  tobizoti,  chagazoti.  Y  este 
es  el  mayor  número  que  tienen,  y  de  aquí  van  contando  de 
ocho  en  ocho  mil.» 


—*+-*. 


CAPITULO  XLIII 


EL  YUCATECO  O  MAYA.  (1) 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

La  lengua  maya  se  habla  en  todo  el  Estado  de  Yucatán, 
Isla  del  Carmen,  pueblo  de  Montecristo  en  Tabasco,  y  del 
Palenque  en  Chiapas.  Con  tal  tenacidad  han  conservado  los 
indios  ese  idioma,  que  hasta  hoy  no  hablan  otro,  de  modo 
que  los  blancos  se  han  visto  obligados  á  aprenderle  para 
darse  á  entender. 

Los  antiguos  habitantes  de  Yucatán,  dice  el  cronista  He- 
rrera, contaban  que  sus  antecesores  habían  venido  del 
Oriente.  Según  otro  autor,  en  1420  todos  los  mayas  se  reu- 
nieron bajo  el  mando  de  un  solo  monarca,  siendo  Mayapan 
la  capital  de  aquel  vasto  imperio.  Más  adelante,  la  penínsu- 
la se  dividió  en  varios  Estados  con  sus  jefes  particulares. 

Francisco  Fernández  de  Córdova  fué  el  que  descubrió  á 
Yucatán,  en  1517,  y  le  conquistó  el  capitán  Francisco  de 
Montejo  en  1527- 

Los  españoles  dan  testimonio  de  la  adelantada  civilización 
que  alcanzaron  los  yucatecos,  casi  tan  avanzada  como  la  de 
los  mexicanos. 

Herrera  dice  «que  habitaban  juntos  en  pueblos  con  mu- 
«cha  policía.»  Torquemada,  que  «el  reino  de  Yucatán,  que 
«corre  por  más  de  trescientas  leguas,  así  como  fué  muy 
«poblado  de  gentes,  fué  también  regido  de  señores  parti- 
«culares,  que  es  el  Estado  de  los  reyes.  Gobernábanse  por 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  173 

«leyes  y  costumbres  buenas,  vivían  en  paz  y  en  justicia, 
«que  es  argumento  de  su  buen  gobierno,  y  alude  mucho  á 
«esto  ser  todos  de  una  lengua,  que  no  admira  poco,  que  tan- 
«to  gentío  y  tan  extendido,  en  término  de  tantas  leguas,  se 
«entendiesen  con  un  propio  lenguaje.» 

Lo  que  más  llamó  la  atención  de  los  españoles,  en  Yuca- 
tán, fué  la  multitud  de  edificios  de  piedra,  de  los  cuales  los 
más  eran  templos.  En  ellos  adoraban  los  mayas  muchos  ído- 
los, á  quienes  ofrecían  vírctimas  humanas,  horrible  prácti- 
ca que,  según  se  dice,  introdujeron  allí  los  mexicanos.  Res- 
pecto á  la  religión  de  los  mayas,  agregan  los  autores  que 
creían  en  la  inmortalidad  del  alma,  así  como  en  las  penas 
y  recompensas  futuras. 

Los  mayas  conocían  la  escritura  jeroglífica,  y  dividían  el 
año  como  los  mexicanos,  es  decir,  en  diez  y  ocho  meses  de 
á  veinte  días,  agregando  cinco  al  fin  del  último  mes. 

Para  la  descripción  del  maya  he  usado  la  gramática  del 
P-  Fr.  Gabriel  de  San  Buenaventura  (México  1684).  Des- 
pués de  concluido  mi  trabajo  llegó  á  mis  manos  otra  gra- 
mática más  moderna  y  extensa,  escrita  por  el  P.  Pedro  Bel- 
trán  de  Santa  Rosa,  la  cual  me  ha  servido  para  rectificar  al- 
gunas reglas  de  Buenaventura,  y  hacer  algunas  adiciones. 


DERCRIPCION. 

1.  Alfabeto. — Las  letras  que  se  usan  en  el  idioma  yu- 
cateco  son  las  siguientes: 

a.  b.  c.  o.  e-  ch.  cfi.  h.  i.  k-  l.  m.  n.  o.  p.  p.  ó  pp- 
t.  th.  tz.  u.  x.  y.  y.  z.    (2) 

2.  Pronunciación. — «La  letra  ¿>,  según  Buenaventura, 
se  pronuncia  hiriendo  con  la  lengua  los  dientes  de  arriba, 
con  presteza  y  algún  ímpetu. » 

«La  cñ,  dice  Beltrán,  se  pronuncia  pegando  con  alguna 
fuerza  la  punta  de  la  lengua  al  paladar,  cerca  del  nacimien- 
to de  los  dientes  altos,  y  arrojando  el  aire  con  un  poco  de 
más  ímpetu  que  en  la  antecedente  letra  (la  o),  se  rempuja 
con  él  la  lengua  hacia  abajo;  pero  quedándose  ella  en  el  aire- » 

La  h,  según  Ruz  y  Beltrán,  suena  como  jota. 


174  EL  YUCaTECO  ó  maya. 

La  c  se  pronuncia  como  q,  aun  antes  de  e  i- 

«La  p  ó  p±>  como  algunos  escriben,  no  pide  más  diligen- 
cia, dice  Beltrán,  que  abrir  un  poco  los  dientes,  y,  cerra- 
dos los  labios  sin  que  la  lengua  sirva  de  algo,  echan  el  aire 
con  ímpetu  y  brevedad.» 

«La  th,  según  Buenaventura,  se  pronuncia  hiriendo  con 
la  lengua  los  dientes  ó  encías  de  arriba  con  presteza.» 

«La  tz,  dice  el  mismo  autor,  se  pronuncia  puesta  la  pun- 
ta de  la  lengua  junto  á  los  labios,  no  del  todo  cerrados,  con 
suavidad.» 

«La  k,  enseña  Ruz,  se  ha  de  pronunciar  arqueando  un  po- 
co la  lengua,  de  suerte  que  se  encorve  hacia  el  frenillo,  to- 
cando sí  el  nacimiento  de  los  dientes  bajos:  con  la  punta  y 
el  arco  que  ella  hace  ha  de  tocar  un  poco  en  la  bóveda  del 
paladar  al  tiempo  de  expeler  un  pequeño  aire  impetuoso  sin 
pronunciar,  estándose  ella  queda  con  una  poca  diferencia 
de  la  que  pronunciamos  la  o  y  la  g. » 

El  mismo  P.  Ruz  observa  que  «se  usa  de  la  t  sola  entre 
vocablo  y  vocablo  sólo  para  dar  fuerza  gutural;  v.  g.,  t  oabi; 
de  la  c  sola  como  este  vocablo  c  toon,  y  de  la  h,  como  h  kimu; 
de  x  como  x  cfip- » 

Generalmente  hablando,  el  idioma  es  gutural. 

3.  Combinación  de  letras. — No  se  observa  cargazón  de 
consonantes  en  yucateco,  y  sí  la  repetición  de  una  misma 
vocal  en  muchas  palabras;  v.  g.,  yaneech,  kaanoob,  toon,  etc. 

Son  de  tanto  uso  algunas  figuras  de  dicción,  que  el  P. 
Beltrán  dice:  «Están  necesario  el  uso  de  las  sinalefas  y 
síncopas,  que  sin  hipérbole  se  puede  afirmar  que  todo  el 
ser  y  hermosura  de  esta  lengua  es  el  uso  de  ellas,  y  la  par- 
te más  principal  del  arte  es  su  explicación.»  Daré  algunos 
ejemplos:  en  lugar  de  ma  in  kati,  no  quiero,  se  dice  rain  ka- 
ti;  en  vez  de  ti  ca  otoch,  en  nuestra  casa,  ti  c  otoch  ó  t  c  otoch : 
por  naced  in  cali,  yo  subo,  naclin  cah,  etc. 

4.  Sílabas. — Como  se  puede  observar  en  los  ejemplos  de 
palabras  yucatecas  que  voy  poniendo,  este  idioma  es  poli- 
silábico, aunque  tiene  muchos  monosílabos. 

5.  Acentos. —  No  he  encontrado  en  la  gramática  reglas 
sobre  los  acentos;  pero  se  ven  estos  en  la  escritura,  y  se 
nota  que  hay  palabras  cuyo  significado  cambia  sólo  por  te- 


EL  YUCA  TECO  Ó  MAYA.  175 

ner  acento;  v.  g.,  liutul,  derrumbarse;  hútul,  cosa  derrum- 
bada; lubul,  caer;  lúbul,  cosa  caída.  (3) 

6.  Composición. — Se  componen  las  palabras  unas  con  . 
otras  ó  con  partículas;  pero  la  composición  es  de  menos  uso 
respecto  á  otras  lenguas  de  México. 

7.  Riqueza. — Es  rico  el  idioma,  de  lo  que  nos  da  testimo- 
nio el  P.  Buenaventura  cuando  dice  en  la  dedicatoria  de  su 
Gramática;  «Es  tan  fecundo,  que  casi  no  padece  equivoca- 
ción en  sus  voces,  propiamente  pronunciadas;  tan  profuso, 
que  no  mendiga  de  otro  alguno  las  propiedades;  tan  pro- 
pio, que  aun  sus  voces  explican  la  naturaleza  y  propieda- 
des de  los  objetos,  que  parece  fué  el  más  semejante  al  que 
en  los  labios  de  nuestro  primer  padre  dio  á  cada  cosa  su 
esencial  y  nativo  nombre- » 

Como  una  pequeña  prueba  de  lo  que  dice  Buenaventura, 
presentaré  algunos  ejemplos  de  verbos  que  abundan  en  el 
idioma,  y  de  que  nosotros  carecemos. 

App,  quebrar  cosas  duras. 

Kali,  quebrar  cosas  largas. 

Bah,  vaciar  licores. 

Bitfi,  tener  algo  con  el  dedo  pulgar  y  el  índice. 

Cfíicñ,  recoger  granos  uno  por  uno. 

Hab,  apartar  la  lefia  del  fuego. 

Hooo,  sacar  comida  con  la  mano. 

Keh,  abrir  una  cosa  suavemente  con  los  dedos. 

L(rf,  vaciar  granos. 

Letz,  encoger  una  cosa  suavemente  con  los  dedos. 

Lipp,  asir  una  cosa  sutilmente  con  dos  dedos. 

Male,  comer  cosas  blandas. 

Ux,  coger  fruta  de  un  árbol. 

Xuc,  caer  de  bruces  con  ímpetu. 

He  escogido  estos  verbos  entre  los  monosilábicos  para 
que  no  pueda  dudarse  que  son  palabras  simples. 

8.  Número  y  género.— No  hay  signos  para  marcar  el 
número,  pero  puede  distinguirse  el  plural  por  medio  del 
pronombre;  uinic  ob,  hombres:  ob  significa  aquellos.  Los  ver- 
bales, terminados  en  an  tienen  una  terminación,  tac,  para 
expresar  plural;  chelan.  echado,  ó  cosa  echada;  clielantac% 
cosas  echadas-  También  algunas  adjetivos,  terminados  en 


176  EL  YUCATECO  Ó  MAYA. 

nac,  forman  plural  cambiando  su  terminación  en  lac:  p¡>u- 
ppuxnac,  agachado;  Pinippuxlac,  agachados. 

La  partícula  ali  ó  h,  que  significa  el  que,  sirve  para  mar- 
car el  género  masculino,  é  ix  ose,  que  significa  la  que,  el  gé- 
nero femenino:  sin  embargo,  esas  partículas  sólo  se  usan 
con  nombres  sustantivos  y  adjetivos  de  personas,  pues  con 
los  de  animales  se  emplean  las  palabras  xibil  y  cfiupul,  que 
significan  macho  y  hembra.  Estas  reglas  tienen  rara  excep- 
ción. 

Hay  algunos  nombres  de  parentesco  que  cambian  según 
el  sexo  del  que  habla;  mehen,  hijo,  dice  el  padre;  al,  hijo,  di- 
ce la  madre. 

9.  Caso. — El  nombre  no  tiene  declinación  para  expresar 
el  caso,  conociéndose  éste  por  la  posición  de  las  palabras, 
el  contexto  del  discurso  y  las  preposiciones,  entre  las  cua- 
les veremos,  al  tratar  de  ellas,  figura  principalmente  ti, 
que  tiene  varios  significados. 

Además,  para  expresar  genitivo,  se  usa  el  pronombre  po- 
sesivo, antepuesto  al  nombre  de  la  cosa  poseída;  v.  g.,  uzu- 
hal  Pedro,  el  miedo  de  Pedro;  u,  es  el  posesivo  déla  tercera 
persona  de  singular. 

La  terminación  il  también  expresa  genitivo,  «cuando  (se- 
«gún  las  propias  palabras  del  P.  Buenaventura)  hay  cierta 
«posesión  no  propia  de  persona,  sino  que  por  razón  de  al- 
«gún  oficie  se  apropia  la  cosa;  v.  g.,  ullaveil  kuna,  la  llave 
«del  templo:»  en  este  caso  se  ve  igualmente  el  posesivo  u- 
El  citado  gramático  agrega:  «Va  pospuesta  la  partícula  il  á 
«nombres  sustantivos.»  Por  ejemplo;  uzuhal  Pedro,  según 
vimos  antes,  significa  el  miedo  de  Pedro,  es  decir,  el  que 
Pedro  tiene;  pero  si  quiero  significar  el  miedo  que  se  tiene 
á  Pedro,  entonces  diré  umhalil  Pedro.  En  este  último  caso 
la  relación  que  se  expresa  con  il  es  propiamente  de  abla- 
tivo (4),  y  lo  mismo  sucede  en  los  casos  siguientes. 

Cuando  se  significa  que  alguna  persona,  animal  ó  cosa  es 
de  algún  lugar;  v.  g-,  kaknab,  mar;  kaknabil,  eñieñ,  pájaro 
de  mar. 

Cuando  se  declara  la  materia  de  la  cosa;  mazcab,  fierro; 
mazcabil  cura,  olla  de  fierro,  aunque  también  se  puede  ex- 
presar esto  sin  poner  signo  alguno;  mazcab  cum. 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  177 

El  vocativo  se  expresa  con  la  interjección  e;  cuhuy,  virgen; 
cuhuye,  ¡oh  virgen! 

10.  Derivados.— La  terminación  ü,  agregada  á  sustan- 
tivos y  adjetivos,  sirve  para  formar  abstractos;  uinic,  hom- 
bre; uinicil,  humanidad. 

Se  forman  los  comparativos  anteponiendo  á  los  nombres 
los  posesivos  u,  i,  y  posponiéndoles  una  vocal  igual  á  la  en 
que  terminan  y  una  l;  v.  g.,  lob,  malo;  ulóbol,  peor.  Sin  em- 
bargo, lo  común  es  que  los  comparativos  terminen  en  il, 
aunque  no  sea  i  la  última  vocal  del  nombre. 

También  se  expresan  los  comparativos  por  medio  de  va 
rios  adverbios  ó  adjetivos  que  indican  comparación. 

Con  hach,  hunac,  que  significan  muy,  se  suplen  los  super- 
lativos; liunac  ahmiatz,  muy  docto- 

La  partícula  ah,  antepuesta,  sirve  para  formar  nombres 
gentilicios;  ah  México,  mexicano. 

La  terminación  tzil,  según  la  gramática  de  Buenaventu- 
ra, agregada  á  algunos  nombres,  «significa  lo  mismo  que 
«ellos,  con  esta  diferencia;  que  los  primitivos  llevan  los  pro- 
hombres que  les  competen  y  estos  no  llevan  pronombres; 
«v.  g.,  inyum,  mi  padre;  yuntzil,  padre,  sin  denotar  de  quiéa; 
« meh en,  hijo;  inmehen,  mi  hijo;  mehentzü,  hijo,  sin  declarar 
«cuyo.» 

Con  la  terminación  yen,  los  sustantivos  se  vuelven  adjeti- 
vos del  mismo  significado;  cicin,  demonio;  ciciyen,  cosa  en- 
demoniada ó  del  demonio- 

Con  liz,  tul  y  uol,  también  se  forman  adjetivos  de  los  sus- 
tantivos; chum,  principio;  chumliz,  cosa  que  tiene  principio; 
tzotz,  vello;  tultzotz,  velloso;  luum,  tierra;  uol  tuum,  lleno  de 
tierra. 

Han  significa,  según  el  P.  Buenaventura,  «lo  que  es  teni- 
«do  en  lugar  de  lo  que  el  nombre  significa;»  v.  g. ,  yum,  pa- 
dre; yumilan,  padrino.  Lo  mismo  se  significa  con  lah;  zucun, 
hermano  mayor;  zucunlah,  el  que  es  tenido  por  tai- 
Posponiendo  cao  y  anteponiendo  ah,  se  significa  el  posee- 
dor, el  dueño  de  aquello  que  indica  el  primitivo;  tzimin,  ca- 
ballo; ah  tzimin  cab,  el  que  tiene  caballo.  Lo  mismo  se  expre- 
sa con  sólo  posponer  nal;  otoch,  casa;  otochnai,  el  dueño  de 
la  casa. 

En  cuanto  á  verbales  ó  derivados,  los  hay  de  varias  ter- 

1  2 


178  EL  YUCATECO  Ó  MAYA- 

urinaciones-  Algunos  acaban  en  tzil,  matzil.  cosa  maravillo- 
sa- La  terminación  ay  con  los  verbos  neutros  y  de  la  terce- 
ra conjugación,  forman  nombres  sustantivos  y  adjetivos; 
zatal,  perderse;  zatay,  perdición;  numul,  pasar;  numay,  cosa 
que  pasa;  mol,  recoger;  mola/y,  congregación,  junta.  Hay 
otros  verbales  terminados  en  il,  ul,  correspondientes  á  los 
latinos  terminados  en  or;  ahloil,  redentor;  ahoibul,  escritor. 
De  los  verbos  terminados  en  ancil  se  derivan  nombres  cam- 
biando la  terminación  del  verbo  en  nac;  cicilancil,  temblar; 
cicilnac,  cosa  que  tiembla. 

El  adjetivo  numeral  tiene  muchos  derivados,  pues  varía 
determinación,  según  el  sustantivo  á  que  se  aplica;  por 
ejemplo,  la  terminación  ac  sirve  para  contar  canoas,  bar- 
cas, casas  y  otras  cosas;  balach,  para  contar  rayas;  ban, 
montones;  cot,  cuadrúpedos:  coo,  rollos  ó  ruedas;  cul,  matas, 
arbustos;  cfiüc,  heridas;  cfiuy,  racimos,  sartas;  tul,  seres  ra- 
cionales, y  así  otras  muchas  terminaciones. 

11.  Pronombre  personal. — He  aquí  el  pronombre  per- 
sonal. 

Ten,  en,  yo.  Toon,  on,  nosotros. 

Tech,  ech,  tu.  Teex,  ex,  vosotros. 

Lay,  laylo,  lo,  aquel.  Loob,  ob,  aquellos. 

Lay  puede  significar  como  demostrativo,  este,  ese. 

También  lay  y  heklay,  que  parece  su  compuesto,  signifi- 
ca esto  es,  conviene  á  saber,  el  cual,  lo  cual. 

La  persona  que  padece  se  expresa  con  los  pronombres 
abreviados  en,  ech,  etc.;  v.  g.,  yacunah  incalí,  yo  amo;  yacu- 
nah incah  ech,  yo  te  amo. 

12.  Posesivo. — El  pronombre  posesivo  se  expresa  de  es- 
te modo: 

ln.  u,  mío.  Ca,  nuestro. 

A,  au,  tuyo.  Aex.  auex,  vuestro- 

U,  i,  suyo,  de  aquél.  Uob,  yob,  de  aquellos. 

Este  pronombre  tiene  á  veces  el  significado  de  personal. 

El  nombre  y  el  verbo,  compuestos  con  el  posesivo,  se  in- 
tercalan en  la  segunda  y  tercera  persona  del  plural;  v.  g., 
yum,  padre;  a-njum-ex,   vuestro  padre.  Respecto  al  verbo, 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  179 

podremos  observarlo  en  el  ejemplo  de  conjugación  que  ade- 
lante veremos. 

In,  a,  u,  etc.  se  juntan  con  nombres  y  verbos  que  empie-' 
zan  por  consonante;  u,  au,  i  con  los  que  empiezan  por  vocal; 
otoch,  casa;  uotoch,  mi  casa;  esta  última  regla  no  es,  sin  em- 
bargo, general  según  Beltrán  (página  12.) 

Para  que  el  nombre  que  va  junto  con  ca,  nuestro,  expre- 
se plural,  dice  Buenaventura,  se  le  agrega  ob;  cayuní  nues- 
tro padre;  cayumob,  nuestros  padres.  Beltrán  agrega  que 
ob  es  tan  necesaria  para  la  segunda  y  tercera  persona  como 
para  la  primera. 

Los  demás  usos  del  pronombre  posesivo,  así  como  los 
del  personal,  se  verán  al  tratar  del  verbo. 

13.  Reflexivos  y  recíprocos. — El  pronombre  reflexi- 
vo es  éste: 

Inba,  á  mí  mismo,  á  mí,  me. 

Aba,  á  tí  mismo,  á  tí,  te. 

Uba,  á  sí  mismo,  á  sí,  se. 

('aba,  á  nosotros  mismos,  á  nos,  nos. 

Abaex,  á  vosotros  mismos,  á  vos  vos. 

Ubaobi,  ubaob,  aquellos  mismos,  á  sí,  se. 

Algunas  de  sus  personas,  según  se  observa  desde  luego, 
están  formadas  de  la  terminación  ba  y  el  posesivo  in,  a. 
etc. 

La  partícula  tanba  interpuesta  á  los  reflexivos  de  plural, 
los  hace  reflexionaa  «unos  á  otros,»  es  decir,  reciprocidad; 
tan  ucimzic  ubatanbaob,  se  están  matando  unos  á  otros-  Tam- 
bién se  pospone  tanba;  ubimzah  ubaobtanba,  se  mataron 
unos  á  otros.  (5) 

14.  Relativo- — No  explica  el  P.  Buenaventura  si  hay 
pronombre  relativo  propio;  pero  al  hablar  de  las  partículas 
dice  que  «lie,  hex,  puestos  al  principio  de  la  oración,  signi- 
«fican  el  que,  la  que,  aquello  que;»  v.  g.,  he  huinic,  el  nom 
bre  que.  También  vimos  (§  11)  que  lar/  significa  el  cual,  lo 
cual. 

15.  Demostrativo. — 1  equivale  á  nuestros  demostrati- 
vos, ese,  esa,  eso,  lo;  v.  g.,  ma  uoheli,  no  lo  sé,  ó  no  sé  eso;  te- 
ñí lo,  yo  soy  ese;  oa  teni,  dame  de  eso  ó  dame  eso-  Esta  par- 


180  EL  YUCATECO  Ó  MAYA. 

tícula  i  también  puede  significar,   según  los  casos,  allá, 
ciertamente. 

11  es  otra  partícula  que  también  suele  servir  de  pronom- 
bre demostrativo,  posponiéndose;  v.  g.,  ~baunx  uuinicil? 
cuántos  fueron  esos  hombres?  La  misma  partícula  tiene 
varios  usos  según  hemos  ido  viendo,  y  á  veces  dice  la  gra- 
mática: «sirve  sólo  de  adorno.» 

16.  Conjugaciones  de  los  verbos.— El  verbo  tiene  cua- 
tro conjugaciones.  Pertenecen  á  la  primera  los  verbos  pa- 
sivos, los  neutros  y  los  que  Buenaventura  y  Beltrán  llaman 
incorporados,  que  éste  define  así:  «Por  verbos  incorporados 
se  entienden  aquellos  activos  que  se  hacen  un  cuerpo  con 
los  nombres  que  son  la  persona  que  padece,  y  aunque  son 
activos,  por  la  incorporación  con  los  nombres,  dejan  de  ser 
puré  activos,  pues  no  se  les  puede  dar  pasiva  si  no  es  des- 
uniendo de  ellos  el  nombre.»  Además,  pueden  ir  por  la  pri- 
mera conjugación  los  verbos  de  las  otras  tres,  que  como  ve- 
remos, son  activos  si  se  usan  á  modo  de  neutros,  es  decir, 
cuando  se  calla  su  complemento;  como  cuando  se  dice  yo 
leo,  sin  expresar  qué;  yo  amo,  sin  decir  á  quién:  en  este  ca- 
so los  verbos  activos  se  designan  en  las  gramáticas  yucate- 
cas  con  el  nombre  de  absolutos  (6),  acaso  porque  expresan 
su  acción  de  una  manera  absoluta,  general. 

Los  verbos  de  la  segunda  conjugación  son  activos,  polisi- 
lábicos y  terminan  en  ah-  Los  de  la  tercera  también  son  ac- 
tivos; pero  monosílabos  y  de  diversas  terminaciones  y  de 
más  de  una  sílaba.  Hay,  sin  embargo,  algunas  excepciones 
alo  dicho;  v.  g. ,  tzec,  castigar,  aunque  es  de  una  sílaba,  va 
por  la  cuarta  conjugación. 

De  todo  lo  expuesto,  resulta:  19,  que  la  gramática  yuca- 
teca  divide  los  verbos  en  dos  grandes  clases,  una  de  los  ac- 
tivos y  otra  de  los  que  no  lo  son:  2?,  que  los  verbos  de  la 
primera  clase  pueden  entrar  en  la  segunda. 

17.  Mecanismo  del  verbo. — Las  personas  se  marcan 
por  medio  de  los  pronombres  personales  ó  posesivos;  los 
tiempos  y  modos  con  partículas  y  terminaciones- 

18.  Ejemplo  de  conjugación. — Daré  ejemplo  de  un  ver- 
bo de  la  primera  conjugación. 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  181 

Indicativo.   Presente. 

Naced  incalí,  yo  subo,  etc-  bacal  cacah- 

Nacal  acah.  Nacal  aóahex. 

Nacal  ucáh.  Nacal  iicahob. 

Pretérito  imperfecto. 

Nacal  incalí  cuchi,  yo  subía  etc.     Nacal  cacah  cuchi. 
Nacal  acah  cuchi-  Nacal  acahex  cuchi- 

Nacal  acah  cuchi.  Nacal  ucahob  cuchi. 

Pretérito  perfecto. 

Nacen,  yo  subí,  etc  Nacon. 

Nacech.  Nacex. 

Nací.  Nacob. 

Pluscuamperfecto. 

Nacen  ili  cuchi,  yo  había  subí-  Nacon  ili  cuchi. 

do,  etc. 

Nacech  ili  cuchi-  Nacex  ili  cuchi. 

Nací  il¿  cuchi-  Nacob  ili  cuchi. 

Futuro  imperfecto. 

Bin  nacacen,  yo  subiré,  etc.         Bin  nacacon- 
Bin  nacacech.  Bin  nacacex. 

Bin  nacac.  Bin  nacacob. 

Futuro  perfecto. 

Nacen  ili  cuchom,  yo  habré  su-  Nacon  ili  cuchom- 

bido  etc. 

Nacech  ili  cuchom.  Nacex  ili  cuchom. 

Naci  ili  cuchom.  Nacob  ili  cuchom. 

Imperativo.  (7) 

Neceen,  sube  tú  etc.  Nacenex. 

Nacac.  Nacacob. 


182  EL  YUCATECO  Ó  MAYA. 

Subjuntivo. 
Hi  ó  hiuil  nacacen,  yo  subiera  etc- 

Optativo. 
Cachi  cagna  nacacen,  ojalá  que  yo  subiera,  etc. 

Infinitivo. 

Presente. — Nacal,  subir. 
Pretérito. — Naciil,  haber  subido. 
Futuro. — Binü  nacac,  haber  de  subir. 


Gerundios. 


V  nacal,  de  subir. 
Tinacal,  á  subir. 
Tinacal  subiendo. 


Ah  nacal,  el  que  sube. 


Participio. 


19.  Explicación  del  verbo. — Tomaré  como  punto  de 
comparación  el  presente  de  infinitivo  para  explicar  el  verbo. 

El  presente  de  indicativo,  en  las  cuatro  conjugaciones, 
se  forma  del  infinitivo,  los  posesivos  in,  a,  u,  etc.,  y  la  par- 
tícula cali.  El  pretérito  imperfecto,  en  todas  las  conjuga- 
ciones, es  el  presente  con  las  partículas  cuchi,  cachi,  ó  catu- 
chi:  la  primera  y  tercera  partícula  indican  cosa  pasada  ha 
poco,  y  la  segunda  tiempo  pasado  más  anterior,  de  manera 
que,  propiamente  hablando,  hay  dos  pretéritos  imperfec- 
tos, uno  próximo  y  otro  remoto. 

El  pretérito  perfecto  varía  en  cada  conjugación;  en  la 
primera,  como  se  ve  del  ejemplo,  es  la  forma  más  pura  del 
verbo,  nac,  y  los  afijos  en,  ech,  etc.,  menos  en  la  tercera  per- 
sona de  singular  que  acaba  en  i,  cuya  i  se  pone  en  lugar  de 
las  dos  últimas  letras  del  infinitivo  presente.  Los  verbos 
de  la  segunda  conjugación  forman  el  pretérito  perfecto  del 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  183 

infinitivo  plísente,  sin  más  que  anteponerle  el  posesivo  in, 
a,  u;  cambezah,  enseñar;  incambezah,  enseñé.  Con  los  verbos 
de  la  tercera  conjugación  se  usa  el  posesivo  in,  a,  w,  ante-' 
puesto  al  infinitivo  y  la  terminación  ah,  tzic,  obedecer;  intzi- 
cah,  yo  obedecí.  Los  de  la  cuarta  usan  el  mismo  posesivo 
in,  a,  u,  y  agregan  al  infinitivo  tah:  canon,  guardar;  incauan- 
tah,  yo  guardé.  Anteponiendo  al  pretérito  perfecto  la  par- 
tícula ti,  denota  que  la  acción  se  ejecutó  hoy;  de  modo  que 
así  como  el  imperfecto,  expresa  pasado  remoto  y  próximo. 
El  pluscuamperfecto  de  las  cuatro  conjugaciones  es  el  pre- 
térito perfecto  con  la  partícula  ili,  que  le  es  propia,  y  cuchi 
del  imperfecto. 

El  futuro  imperfecto  varía  de  forma  en  cada  conjuga- 
ción. Los  verbos  de  la  primera  le  forman  con  la  partícula 
bin  antepuesta;  los  afines  en,  ech,  etc.,  y  convirtiendo  en  c 
la  l  final  del  infinitivo:  en  la  tercera  persona  del  singular  no 
se  usa  afijo;  empero,  puede  ponerse  para  mayor  claridad. 

El  P.  Beltrán,  hablando  de  los  verbos  de  la  primera  con- 
jugación, observa,  respecto  al  futuro  y  al  pretérito,  que 
«cuando  los  verbos  de  las  otras  tres  conjugaciones  se  ha- 
cen absolutos,  y  por  esto  han  de  ir  por  esta  primera  conju- 
gación, hacen  el  pretérito  en  nahi  y  el  futuro  en  nac,  aña- 
didas estas  dos  partículas  al  cuerpo  del  verbo-  ■  •  y  no  co- 
mo advierte  el  P.  Gabriel  en  ni  el  pretérito,  porque  no  lo 
usa  así  el  indio,  y  lo  mismo  digo  de  los  incorporados  po- 
niendo el  nombre  entre  el  verbo  y  la  partícula  nahi.* 

Los  verbos  de  la  segunda  conjugación  forman  el  futuro 
imperfecto  con  bin,  los  posesivos  antepuestos  in,  a,  u,  y  la 
terminación  ez;  v.  gr. ,  cambezah,  enseñar;  bin  incambez,  yo 
enseñaré.  Los  de  la  tercera  conjugación  llevan  la  misma 
partícula  bin,  y  los  posesivos  in,  a  u,  teniendo  por  final  una 
vocal  igual  á  la  última  del  infinitivo  y  una  b;  v.  gr. ,  tzic,  obe- 
decer; binz  inticib,  yo  obedeceré  (8).  En  fin,  los  de  la  cuarta 
conjugación  llevan  igualmente  la  partícula  bin,  antepuesta, 
los  posesivos  in,  a,  u,  y  la  terminación  te  añadida  al  infini- 
tivo; cañan,  guardar;  bin  incalíante,  yo  guardaré- 

El  futuro  perfecto,  en  toda  conjugación,  es  el  pretérito 
pluscuamperfecto  con  la  partícula  cuchom  ó  cochom,  en  el 
lugar  de  cuchi. 

«Para  el  imperativo,  dice  Beltrán,  no  hay  partícula  algu- 


184  el  yuca'teco  ó  maya. 

na,  y  sólo  se  advierte  que  su  voz  es  la  misma  del  futuro  con 
la  segunda,  tercera  y  cuarta  conjugación,  añadiendo  el  pro- 
nombre in,  a,  u,  en  las  terceras  personas,  y  el  ex  en  la  se- 
gunda de  plural  del  pronombre  en,  ech,  quedándose  sin 
pronombre  la  segunda  de  singular.  Pero  para  la  primera 
conjugación  es  de  otra  manera,  porque  la  segunda  persona 
de  singular  es  la  voz  del  pretérito  perfecto  como  está-  La 
segunda  de  plural  es  la  misma  voz  dicha,  pero  añadiendo  el 
ex  del  pronombre  en,  ech.  La  tercera  del  singular  es  la  mis- 
ma voz  de  la  tercera  del  futuro;  pero  sin  la  partícula  bin. 
La  tercera  del  plural  de  la  misma  voz  dicha  del  futuro,  aña- 
diéndole el  ob  del  pronombre  en,  ech,  excepto  los  acabados 
en  tal,  que  hacen  de  otro  modo.> 

Respecto  al  subjuntivo,  dice  Buenaventura,  que  «hi  hiuü 
son  dos  partículas  que  denotan  subjuntivo:  antepuestas  al 
futuro  imperfecto  hacen  voz  de  subjuntivo.»  El  P.  Beltrán 
agrega  que  «todos  los  tiempos  de  subjuntivo  son  la  voz  de 
la  tercera  persona  del  futuro,  con  esta  diferencia:  que  los 
de  la  primera  conjugación  piden  los  dos  pronombres  ten  y 
en,  uno  antepuesto  y  otro  pospuesto;  v.  gr.,  ten  nacacen, 
yo  suba-  Pero  para  las  otras  tres  conjugaciones  se  requie- 
ren antepuestos  los  dos  pronombres  ten  é  in;  v.  gr.,  ten  in 
cambez,  yo  lo  enseñé-» 

El  optativo,  según  los  ejemplos  de  conjugación  que  trae 
Buenaventura,  más  bien  parece  suplido,  pues  se  forma  del 
futuro,  sin  bin,  y  cachi  6  cayna,  que  vienen  á  ser  unas  inter- 
jecciones que  significan  ojalá.  También  se  forma  el  optati- 
vo posponiendo  ina  en  vez  de  anteponer  cachi  ó  cayna,  pues 
el  mismo  Buenaventura,  hablando  délas  partículas  déla 
lengua  maya,  dice:  «Ina,  pospuesta  á  futuro  imperfecto, 
sin  la  partícula  bin,  hace  presente  y  futuro  de  optativo; 
pospuesta  al  pretérito  perfecto  de  indicativo,  hace  roman- 
ce de  pluscuamperfecto  de  optativo-» 

El  presente  de  infinitivo  es  igual  al  de  indicativo,  sin 
pronombre  ni  partícula  alguna.  El  pretérito  se  distingue 
por  la  terminación  ü,  agregada  á  la  tercera  persona  del 
singular  del  pretérito  de  indicativo.  El  futuro  es  el  de  in- 
dicativo con  la  partícula  binil,  en  lugar  de  bin,  y  sin  usar 
ningún  pronombre-  En  la  segunda,,  tercera  y  cuarta  con- 
jugación, según  los  ejemplos  de  Buenaventura,  se  ve  un  se- 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  185 

gundo  infinitivo  de  presente  que  no  es  otra  cosa  sino  el  fu- 
turo imperfecto  sin  partícula.  Comparando  lo  que  sobre 
este  infinitivo  dicen  Buenaventura  y  Beltrán,  resulta  que 
es  el  propio  de  los  verbos  activos,  y  que  el  otro  infinitivo  só- 
lo se  usa  cuando  los  activos  se  vuelven  absolutos;  v.  gr.,  in 
lot  in  cambez  Pedro,  quiero  enseñar  á  Pedro;  in  kat  cambezah, 
quiero  enseñar. 

En  cuanto  á  los  gerundios,  vemos  en  el  ejemplo  puesto, 
que  el  primero,  conforme  á  Beltrán,  es  igual  al  presente 
de  infinitivo  con  el  posesivo  u,  y  que  los  otros  dos  son  el 
mismo  presente  de  infinitivo  con  la  partícula,  ó  más  bien 
preposición  ti,  de  manera  que  los  tales  gerundios  más  bien 
son  suplidos,  imitando  los  latinos. 

Lo  mismo  sospecho  respecto  al  participio,  pues  la  partí- 
cula ah,  más  que  un  signo  es  una  palabra  que  significa  (véa- 
se §  8)  el  que,  el  que  es,  fulano.  (9). 

20.  Mudanzas  de  los  verbos. — Las  terminaciones  ó 
partículas  que  corresponden  á  los  verbos,  según  lo  que  an- 
teriormente se  ha  explicado,  varían  en  ciertos  casos,  resul- 
tando como  una  nueva  conjugación.  Presentaré  ejemplos 
de  algunos  de  los  casos  en  que  tal  variación  se  verifica,  á 
fin  de  dar  una  idea  de  esa  forma  de  la  lengua  maya. 

Cuando  la  persona  que  hace  se  pospone  al  verbo,  éste  se 
usa  de  la  manera  común;  v.  g.,  con  cambezah,  enseñar,  diré: 
cambezah  ucah  Pedro  Juan,  Juan  enseña  á  Pedro.  Pero  si  el 
nominativo  se  antepone,  entonces  los  tiempos,  presente  y 
futuro  del  verbo  terminan  en  ic,  y  el  pretérito  en  i.  Juan 
cambezic  Pedro,  Juan  enseñó  á  Pedro;  camben,  enseñó;  bin 
cambezic,  enseñará. 

El  verbo  oliél,  saber  ó  conocer,  y  otros  varios,  tienen  la 
propiedad  de  hacer  cambiar  de  terminación  al  verbo  que 
rigen;  uohel  licil  acambezic,  sé  que  enseñas. 

Varias  conjunciones  hacen  también  cambiar  el  verbo; 
v.  g.,  bay  abalic,  así  dices;  bayabalci,  así  dijiste:  bay  bin  aba- 
lie,  así  dirás. 

La  misma  propiedad  tienen  todos  los  adverbios,  pues  el 
P.  Buenaventura  dice:  «Todos  los  que  fueren siutpliciter&d- 
«verbios  si  se  antepusieren  á  los  verbos  los  mudarán  de  to- 
«dos  tiempos.» 

Según  las  explicaciones  de  Beltrán,  la  terminación  ¿p  es 


186  EL  YUCATECO  Ó  MAYA. 

de  tanto  interés,  que  en  ciertos  tiempos  del  verbo  activo  in- 
dica que  se  expresa  su  complemento,  y  de  no  ponerse,  el 
verbo  es  absoluto;  así  es  que,  por  ejemplo,  cambezah  signifi- 
ca enseñar,  y  cambezic,  enseñarlo. 

El  mismo  Beltrán  y  también  Buenaventura,  dicen  que  las 
terminaciones  explicadas  se  usan  cuando  quedan  tácitas  al- 
gunas palabras  como  qué,  de  qué,  etc. 

21.  Verbo  pasivo. — El  verbo  pasivo  se  forma  cambiando 
la  terminación  del  activo;  v.  g.,  oa,  dar;  cabal,  ser  dado;  tzic, 
obedecer;  tzicil,  ser  obedecido.  La  terminación  característi- 
ca de  estos  verbos  es  una  l- 

En  pasiva  hay  un  participio  que  corresponde  al  de  activa; 
v.  g.,  ahtzíc,  el  que  obedece;  ahtzicil,  el  que  es  obedecido;  ah 
cañan,  el  que  guarda;  canantabal,  lo  que  es  guardado. 

22-  Varias  clases  de  verbos  derivados.— Anteponien- 
do al  verbo  la  partícula  ttieil  6  lie,  toma  el  sentido  de  que 
suele  hacerse  aquello  que  significa;  acutal,  sentarse;  licil- 
acutal,  soler  sentarse.  Esas  mismas  partículas  pospuestas 
se  traducen  por  en  qué,  de  qué,  por  dónde,  por  qué,  qué,  con 
qué. 

Las  terminaciones  pul  y  cab,  denotan  hacer  con  ímpetu  lo 
que  el  verbo  significa;  chelpul,  arrojar  algo  con  ímpetu. 

Baci,  bacilo,  bacito,  bacitacbe,  bacitaclo:  estas  partículas  dan 
á  los  verbos  los  siguientes  significados-  La  primera,  dejar 
de  hacer;  baci  acambez,  dejar  de  enseñar.  La  segunda,  dejar 
de  hacer  la  cosa  del  todo.  La  tercera,  dejar  de  hacer  por  en" 
tonces.  La  cuarta  y  quinta,  dejar  ahora. 

Para  expresar  que  está  á  punto  de  suceder  lo  que  el  ver- 
bo significa,  se  usa  bal;  ocol,  entrar;  ocbal,  estar  á  punto  de 
entrar. 

Si  quiero  indicar  repetición  usaré  caput  ó  ca:  v.  g.,  oib, 
escribir;  baput  oib,  volver  á  escribir. 

Con  cid  se  indica  hacer  despacio  y  bien  lo  que  el  verbo 
significa,  y  lo  contrario  con  Jiomol. 

El  verbo  frecuentativo  se  forma  duplicando  las  primeras 
letras  del  primitivo;  baykab,  estregarse  los  ojos;  babaykab, 
restregarse.  Lo  mismo  se  significa  con  el  adverbio  zuzun,  á 
menudo. 

La  terminación  lah,  añadida  á  los  verbos  de  la  tercera 
conjugación,  denota  pluralidad;  cñaa,  tomar;  cñaala,  tomar 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  187 

muchas  cosas.  Lo  mismo  se  significa  con  lahal,  agregada  á 
los  verbos  neutros;  cimil,  morir;  cimilahal,  morir  muchos. 

Las  partículas  italac,  lac,  lie.  uchul,  hacen  impersonal  al 
verbo. 

Por  este  mismo  estilo  hay  otros  verbos  derivados  en  la 
lengua  maya. 

23.  Irregulares.-  -Hay  algunos  verbos  irregulares  y  de- 
fectivos; pero  según  parece  son  pocos.  Entre  los  irregula- 
res deben  contarse  los  de  la  primera  conjugación,  que  ter- 
mina en  ancil  y  ial,  pues  salen  de  la  regla  general  para  for- 
mar su  pretérito  y  futuro. 

24.  Verbo  sustantivo.— No  hay  verbo  sustantivo,  de 
manera  que  se  hace  elipsis  de  él;  v.  g. ,  con  batab,  príncipe, 
diré:  Pedro  batab,  Pedro  (es)  príncipe,  ó  bien  se  suple  con- 
jugando el  pronombre  personal,  v.  g.: 

Ten  en  yo  soy. 

Ten  en  cuchi,  yo  era. 

2 en  hi  en  yo  fui. 

Ten  hi  en  ili  cuchi  yo  había  sido. 

2 en  bin  ac  en,  yo  será. 

Ten  hi  en  ili  cochom,  yo  habré  sido. 

Ten,  es  el  pronombre  yo;  en,  es  el  mismo  pronombre 
abreviado  que  se  usa  como  afijo  en  la  conjugación;  cuchi,  hi, 
etc.,  partículas  para  marcar  los  tiempos- 
Para  decir,  pues,  por  ejemplo,  yo  soy  príncipe,  tú  eres 
príncipe,  aquél  es  príncipe,  diré  en  yucateco,  ten,  batab  en; 
tech  batab  ech;  lay  batab  lo. 

Con  la  terminación  il,  agregada  á  verbos,  adverbios,  nom- 
bres, pronombres  y  participios,  se  significa  ser,  según  Bue- 
naventura, v.  g. ,  uohel  techil  inyurn,  se  que  eres  mi  padre. 

25.  Cómo  se  forman  verbos  de  otras  partes  de  la 
oración.— Agregando  al  nombre,  pronombre  y  otras  par- 
tes de  la  oración,  la  terminación  hal  ó  hil,  se  forma  un  ver- 
bo que,  según  la  gramática,  significa  «convertirse  en  lo  que 
la  dicción  significare  »  v.  g.,  uinic,  hombre;  uinichal,  hacer- 
se hombre. 

De  sustantivos,  y  también  de  verbos,  se  forman  otros 
verbos  posponiendo  pahal;  chun,  principio,  chunpahal,  prin- 
cipiarse; choch,  desatar;  chochpahal,  desatarse. 


188 


EL  YUCATECO  O  MAYA. 


Por  medio  de  las  terminaciones  cinah,  cunah,  se  forman 
verbos  de  los  adjetivos;  tibil,  bueno,  tibilcunah,  hacer  ó  vol- 
ver buena  alguna  cosa;  lob  malo;  lobcinah,  hacer  ó  volver 
mala  alguna  cosa. 

Con  sólo  posponer  á  algunos  nombres  y  participios  los 
afijos  en,  ech,  etc.,  toman  el  significado  de  verbos,  v.  g.,  de 
zaJiae  sale  zahacen,  tengo  miedo. 

La  partícula  cah,  con  los  verbos  terminados  en  bil  y  el 
pronombre  respectivo,  significa  lo  mismo  que  los  verbos  de 
donde  estos  salen;  así  es  que  por  ejemplo,  lo  mismo  es  man 
incalí,  que  manbü  incalí,  pues  uno  y  otro  significan  yo  com- 
pro. 

Las  terminaciones  inali,  intah,  nah,  agregadas  á  los  sus- 
tantivos, los  convierten  en  verbos,  que  significan  tomar  pa- 
ra sí  ó  para  su  usólo  que  el  verbo  indica;  boolil,  paga;  boolil- 
tah,  tomar  por  paga. 

Con  otras  partículas  ó  terminaciones  se  forman  otros 
verbos  de  la  misma  manera. 

26.  Adverbios- — Todos  los  adjetivos,  en  el  idioma  yuca- 
teco,  pueden  tomarse  adverbialmente;  v.  g.,  ya  grave  ó  gra- 
vemente- Empero,  no  faltan  adverbios  puros. 

27.  Preposición.  — Apenas  llegan  á  tres  ó  cuatro  las  pa- 
labras que  he  encontrado  en  la  gramática  equivalentes  á 
nuestras  preposiciones,  de  manera  que  este  idioma  debe 
ser  muy  escaso  de  ellas.  Pruébalo  también  la  circunstan- 
cia de  que  es  preciso  echar  mano  de  la  preposición  ti  para 
expresar  relaciones  tan  diversas  como  las  que  se  indican 
con  las  palabras  siguientes:  para,  de,  en,  con,  por,  á,  por 
en  medio,  cuando,  conviene  á  saber,  contra. 

28.  Ejemplo  del  idioma. —  Como  ejemplo  del  idioma 
presentaré  algunos  párrafos  del  catecismo  romano,  según 
el  P.  Ruz,  y  luego  haré  su  análisis. 


Tzihi 

ti 

cilich           zuhuy       3:[aria 

zuhuyil 

Nació 

de 

Santa  .      virgen    María      virginidad 

heoáan 

ti 

le               una 

Dios   .      le 

Iglesia 

perpetua 

de 

la        madre  de 

Dios       la 

Iglesia 

mixbikin 

tu 

muhyahtah 

en           oabaci 

ti 

jamás 

ha 

sufrido 

que     se  pusiese        en 

EL  YUCA  TECO  Ó  MAYA. 


189 


capelciu 

ilil          le 

zuhuyil 

heoánil           ti 

le 

duda 

la 

virginidad 

perpetua       de 

la 

and 

Dios 

iix           uyoczahma  uol               cd 

leti 

madre  de     Dios 

y              ha  creído                que 

el 

xokolal 

y 

cd            tu  tocah 

xmd  helel 

leti 

celo 

con 

que        defendió 

siempre 

el 

peclzil 

ti         le 

nd             lay  cd 

ach         humpel 

hatzul 

honor 

de      la 

madre            era 

una 

parte 

tile 

tzic 

cd            payheen 

cdach             ti 

ya 

del      respeto      q 

ue               debía 

á(el) 

hijo 

Le 

cilichoib 

cu  oaic  tóon 

le               nuculilóob 

La 

Escritura 

suminístranos 

las            pruebas 

hach 

chicdantacóob           ti           le 

uzuhuyil 

María 

más 

auténticas         de        la 

virginidad  de 

María 

29-  Análisis. — Tzihi :1a  ¿no  parece  tener  en  este  lugar 
más  objeto  que  explicado  al  fin  del  §  2:  zihi  es  tercera  per- 
sona del  singular  de  pretérito  perfecto  del  indicativo  de 
verbo  neutro,  según  lo  demuestra  la  terminación  ?'. 

Ti:  preposición. 

Cilich:  adjetivo. 

Zuhuy:  adjetivo  que  Buenaventura  escribe  cuhuy. 

Zuhuyil,  abstracto,  derivado  del  nombre  anterior  por  me- 
dio de  la  terminación  il. 

Heoáan:  adjetivo. 

Le:  esta  palabra  parece  un  artículo;  pero  ni  en  la  gramá- 
tica de  Buenaventura,  ni  en  la  de  Beltrán,  se  explica  tal 
parte  de  la  oración.  Es,  pues,  muy  probable  que  sea  una  de 
las  formas  introducidas  por  los  españoles  en  el  maya.  El  P. 
Beltrán  se  queja  de  esto  varias  veces,  como  en  la  pág.  152, 
donde  dice:  «Pobre  idioma  que  vemos  reducido  á  la  lengua 
mixta  ó  de  cocina.» 


190  EL  YUCATECO  Ó  MAYA. 

Una:  ná  significa  madre;  u  es  el  pronombre  posesivo  que 
suple  al  genitivo. 

Mixbikin:  adverbio. 

Tu  muhyahtah:  la  terminación  ah  de  este  verbo  está  indi- 
cando tiempo  pasado,  y  que  pertenece  á  la  tercera  conjuga- 
ción: u  es  el  pronombre  que  se  usa  en  la  misma  conjuga- 
ción correspondiente  á  la  tercera  persona  de  singular:  la  t 
parece  tener  el  objeto  explicado  en  el  §  2. 

Cá:  conjunción. 

Dabaci:  la  traducción  más  literal  de  esta  palabra,  es  «fue- 
ra puesta,»  pues  es  un  verbo  pasivo,  y  como  tal,  y  estar  en 
tercera  persona  del  singular  del  pretérito  perfecto  de  indi- 
cativo, termina  en  i. 

Calpelcunlil:  abstracto,  según  se  ve  de  la  terminación  il. 

Iix:  conjunción. 

Leti:  véase  lo  dicho  sobre  la  palabra  le- 

Xokolal:  sustantivo. 

V-:  preposición. 

Tu  tocali:  sobre  tu,  véase  lo  dicho  antes:  tocah,  según  su 
terminación,  es  pretérito  perfecto  de  un  verbo  de  la  terce- 
ra conjugación. 

Pectzil:  sustantivo  abstracto. 

Lay  cáach:  lay,  palabra  que  en  elyucateco  españolizado  se 
traduce  por  ser  (véase  lo  dicho  de  la  palabra  le  en  el  §  24); 
cáach,  signo  de  pretérito,  lo  mismo  que  cachi,  cuchi,  catuchi. 

Humpel:  derivado  de  han,  uno. 

Hatzul:  sustantivo. 

lile:  ti,  preposición;  sobre  le,  véase  lo  dicho  antes. 

T?:ic:  sustantivo. 

Paybéen  cáach:  verbo  en  que  se  ve  el  mismo  signo  cáach, 
de  que  antes  se  habló. 

Yal:  sustantivo.- 

Cilichoib:  compuesto  del  adjetivo  cilich,  que  antes  hemos 
visto  en  significación  de  santa,  y  de  oib,  escribir  ó  escritu- 
ra, según  se  use  como  verbo  ó  sustantivo. 

Cu  oáic  tóon:  cu  oáic  significa  «ella  suministra;»  en  cuyo 
caso  la  c  de  cu  creo  que  tiene  la  misma  explicación  que  la  t 
de  tu,  de  que  se  ha  hablado  anteriormente:  la  terminación 
ic  denota  que  el  verbo  es  activo  y  que  se  toma  como  tal, 
pues  le  sigue  su  complemento  expreso  (véase  el  §  20),  en 


EL  YUCATECO  ó  maya.  191 

cuyo  caso,  según  consta  de  los  ejemplos  de  Beltrán,  no  se 
usa  el  signo  de  presente  cali:  tóon  es  el  pronombre  jios  6 
nosotros. 

Nuculilóob:  sustantivo  de  plural,  marcado  el  número  con 
el  pronombre  ob,  lo  mismo  que  en  chicáantacóob- 

Uzuhuyü:  aquí  tenemos  otro  ejemplo  del  posesivo  u  su- 
pliendo al  genitivo  latino,  ó  á  nuestra  preposición  de. 


NOTAS. 


(1)  No  me  parece  fuera  de  propósito  insertar  aquí  algu- 
nas observaciones  sobre  las  palabras  mayo  y  maya,  que  leí 
ante  la  Sociedad  Mexicana  de  Geografía  y  Estadística,  con 
motivo  de  una  duda  que  se  ofreció  sobre  su  uso. 

Hay  dos  idiomas  muy  diferentes  en  la  República  Mexi- 
cana por  su  sistema  gramatical,  por  su  diccionario  y  hasta 
por  la  posición  geográfica  de  los  pueblos  que  los  hablan;  pe- 
ro muy  semejantes  por  los  nombres  que  llevan,  pues  uno 
se  llama  Mayo  y  otro  Maya-  Esa  semejanza  llega  hasta  la 
igualdad  misma,  en  ciertos  casos,  pues  según  se  asegura, 
en  Yucatán  llaman  mayo  al  maya,  cuando  se  aplica  á  algún 
sustantivo  masculino,  así  es  que,  por  ejemplo,  se  dice  el  in- 
dio mayo,  y  la  india  maya;  el  idioma  mayo,  y  la  lengua  maya. 

Semejante  costumbre  se  nota  desde  luego  que  tiene  su 
origen  en  el  idioma  castellano;  se  ve  que  á  la  radical  may  se 
le  adaptan  las  terminaciones  a,  o,  que  en  nuestra  lengua  sir- 
ven generalmente  para  marcar  el  género  masculino  ó  feme- 
nino. 

Veamos,  pues,  si  ese  uso  autoriza  semejante  modo  de  ha- 
blar; veamos  si  la  palabra  maya,  usada  con  nombres  mas- 
culinos, debe  cambiar  en  castellano,  considerada  no  ya  co- 
mo palabra  de  lengua  extraña,  sino  como  hija  adoptiva  de 
nuestro  idioma. 

Sobre  el  primer  punto  ocurre  desde  luego  que  el  uso  es  el 
juez  supremo  de  los  idiomas;  que  de  nada  sirve  el  esfuerzo 
de  algunos  lingüista  para  desterrar  una  voz  que  un  pueblo 
entero  se  empeña  en  adoptar;  que  es  perder  el  tiempo  ocu- 
parse en  cuestiones  de  esta  clase,  cuando  las  palabras  son 
signos  convencionales  y  no  necesarios  de  nuestras  ideas. 


EL  YQCATECO  Ó  MAYA.  193 

Todo  esto  parece  muy  exacto;  pero  tiene  contestaciones 
fáciles  y  concluyentes.  El  uso  es,  en  efecto,  el  juez  supre- 
mo de  los  idiomas;  pero  no  el  uso  caprichoso  y  vulgar,  sino 
el  uso  fundado  en  la  razón,  en  la  conveniencia,  ó  por  lo  me- 
nos en  el  gusto,  como  cuando  se  quiere  contribuir  á  la  be- 
lleza, á  la  eufonía  de  una  lengua.  Por  esto  es  que  un  distin- 
guido gramático  español  ha  definido  muy  exactamente  la 
gramática  castellana,  diciendo  que  «es  el  conjunto  ordena- 
«  do  de  las  reglas  del  lenguaje  que  vemos  observadas  en  los 
«escritos  ó  conversaciones  de  las  personas  doctas,»  lo  cual 
es  conforme  con  lo  que  decía  Quintiliano:  « Consetudimen 
sermonis  voca'oo  consensum  eruditorum-» 

Esto  supuesto,  busquemos  qué  nombre  aplican  á  la  len- 
gua que  nos  ocupa,  los  escritores  que  han  tratado  ó  habla- 
do de  ella,  es  decir,  las  personas  doctas  en  la  materia,  y 
encontraremos  que  nacionales  y  extranjeros  le  dan  el  nom- 
bre de  mayo,  pudiéndome  servir  de  apoyo  los  nombres  de 
Herrera,  Clavijero,  Pr.  Gabriel  de  San  Buenaventura,  Pe- 
dro Beltrán  de  Santa  Rosa,  Fr.  Joaquín  Ruz,  Beristain. 
Stephens  y  Guillermo  Humboldt.  Algunos  de  estos  ú  otros 
autores,  no  sólo  usan  el  nombre  maya  con  lengua,  es  decir, 
con  un  nombre  femenino,  sino  también  con  la  palabra  idio- 
ma que  es  masculino.  Vemos,  en  efecto,  que  el  P.  Beltrán 
de  Santa  Rosa  intitula  su  gramática  «Arte  del  idioma  ma- 
ya;» vemos  también  que  el  Br.  Felipe  Santiago  de  la  Made- 
ra dice  «Arte  y  semilexicon  del  idioma  maya;»  y  vemos 
igualmente  que  adopta  ese  modo  de  hablar  D.  Fr.  Mateo, 
obispo  de  Yucatán  *.  El  P.  Ruz  en  su  Silabario  yucateco 
(pág.  5),  dice  también  idioma  maya. 

Establecida  la  forma  de  una  voz  por  los  escritores,  nada 
importa  que  el  pueblo  la  estropee,  porque,  en  primer  lu- 
gar, el  hombre  ilustrado  domina  con  el  tiempo  y  hace  en- 
trar en  razón  al  que  nada  sabe;  y  en  segundo,  el  que  un  ig- 
norante cometa  un  error  no  es  razón  para  que  le  imite  un 
entendido. 

Pero  aun  suponiendo  que  los  más  doctos  autores  se  hu- 
bieran empeñado  en  usar  la  palabra  mayo,  en  vez  de  maija, 
no  por  eso  estaría  bien,  porque  aunque  el  docto  debe  guiar 

*  Uno  y  otro  en  la  censura  á  la  Gramática  de  Beltrán. 

13 


194  EL  YUCATECO  O  MAYA. 

al  ignorante,  de  la  misma  manera  la  razón  debe  guiar  al 
docto. 

En  el  caso  que  nos  ocupa,  preguntaré:  ¿Cuál  es  el  objeto 
del  lenguaje?  ¿qué  es  lo  que  le  hace  más  propio?  El  objeto 
del  lenguaje  es  dar  á  conocer  nuestras  ideas;  y  así  será  más 
propio  un  idioma  cuanto  sea  más  claro,  cuanto  más  abun- 
de en  signos  perspicuos  que  respondan  á  cada  uno  de  nues- 
tros pensamientos.  Si,  pues,  hay  dos  idiomas,  dos  pueblos 
en  nuestro  país  diferentes  en  todo,  ¿por  qué  no  asignar- 
les á  cada  uno  su  nombre  propio  y  decirle  á  aquel  mayo  y  á 
este  maya,  y  no  á  los  dos  del  primer  modo,  causando  mil  du- 
das y  anfibologías? 

No  creo  que  ninguna  persona  de  buen  sentido  pueda  im- 
pugnar seriamente  estos  argumentos,  de  manera  que  no 
queda  en  pie  más  que  la  resistencia  que  un  oído  castellano 
experimenta  al  usar  la  terminación  a  con  un  nombre  mas- 
culino. Voy,  pues,  á  tratar  de  este  último  punto. 

La  regla  general  en  castellano,  como  antes  he  indicado, 
es  que  los  adjetivos  masculinos  terminan  en  o,  y  los  feme- 
ninos en  a,  y  así  es  que  decimos,  hombre  alto  y  mujer  alta; 
pero  no  obstante  esto  vemos  adjetivos  que  con  sólo  la  ter- 
minación a  se  usan  para  los  dos  géneros,  como  idioma  per- 
sa y  lengua  persa;  hombre  moscovita  y  mujer  moscovita;  ca- 
ballo escita  y  yegua  escita.  No  se  aparta,  pues,  del  genio  del 
idioma  español  el  decir  indio  maya  é  india  maya;  lengua  ma- 
ya, é  idioma  maya;  consiguiéndose  á  la  vez  dar  claridad  y 
precisión  al  lenguaje.  Aun  por  razones  menos  poderosas 
que  la  claridad  del  discurso  y  sin  más  objeto  que  la  eufo- 
nía, vemos  nombres  de  terminación  femenina  usados  como 
masculinos,  como  cuando  decimos  el  alma  y  el  águila,  en  lu- 
gar de  la  alma  y  la  águila- 
Creo,  pues,  que  todo  buen  escritor,  debe  usar  el  nombre 
maya  para  designar  el  idioma  que  se  habla  en  Yucatán, 
y  mayo  el  de  Sonora;  tanto  más  cuanto  que  esos  nombres 
tienen  una  razón  en  sí  mismos,  y  es  que  maya  es  palabra 
propia  del  idioma  yucateco,  y  mayo  se  dice  porque  el  pue- 
blo que  habla  ese  idioma  vive  alas  orillas  del  río  Mayo. 

(2)  He  adoptado  el  alfabeto  que  pone  el  P.  Ruz  en  su  Si- 
labario yucateco,  por  ser  el  que  me  parece  mejor  de  los 
que  he  visto. 


EL  YUCATECO  Ó  MAYA.  195 

(3)  Queda  confirmada  esta  observación  con  lo  que  dice 
Beltrán  (§  98).  «Nótase  que  todos  los  infinitivos  de  los  ver- 
bos neutros  de  dos  sílabas  símiles  son  participios;  pero 
pronunciando  aguda  la  primera,  cuando  es  participio  y 
■aguda  la  segunda  cuando  es  cuerpo  de  verbo;  v.  g.,  hutúl, 
derrumbarse;  hútul,  cosa  derrumbada.» 

(4)  Cuando  digo  «el  amor  de  Pedro,»  queriendo  significar 
el  que  tiene,  entonces  hay  genitivo,  porque  Pedro  es  el  po- 
seedor de  aquella  pasión.  Cuando  quiero  significar  el  amor 
que  se  tiene  á  Pedro,  entonces  la  preposición  de  no  puede 
expresar  sino  una  relación  de  ablativo,  porque  no  es  Pedro 
el  que  tiene  amor  sino  á  quien  se  tiene.  La  confusión  de  uno 
y  otro  caso  consiste  en  que  la  preposición  de  es  anfibológi- 
ca, pues  sirve  para  expresar  relaciones  muy  diversas. 

(5)  Buenaventura  sólo  explica  el  uso  de  tamba  con  abaex 
y  ubaob;  pero  Beltrán  (§  47)  hace  ver  que  también  se  puede 
usar  con  caba. 

(6)  Beltrán  (§  54)  incluye  impropiamente,  á  mi  entender, 
los  verbos  neutros  éntrelos  absolutos:  si  estos  fueran  neu- 
tros no  habría  necesidad  de  un  hombre  nuevo-  Buenaven- 
tura explica  con  toda  claridad  la  naturaleza  de  los  verbos 
absolutos  diciendo:  «Todo  verbo  activo  se  hace  absoluto  no 
•dándole  persona  que  padece.» 

(7)  El  P.  Buenaventura  pone  también  futuro  en  el  im- 
perativo; pero  yo  no  le  admito  porque  no  es  más  que  un  su- 
pletorio formado  del  futuro  imperfecto  de  indicativo  y  de 
cat,  adverbio  que  significa  después. 

(8)  Respecto  á  esta  regla  hace  Beltrán  la  siguiente  ob- 
servación: «Esto  es  lo  que  enseña  el  P.  Gabriel;  pero  el  uso 
está  corriente  de  otro  modo:  pues  al  futuro  sólo  se  le  aña- 
de una  e  diciendo:  bin  in  tzice,  obedecerlo. 

(9)  Otro  participio  ponen  Buenaventura  y  Beltrán  que 
llaman  de  pretérito,  y  que  no  es  otra  cosa  sino  un  adjetivo 
verbal  de  significación  pasiva:  los  hay  terminados  en  an, 
bil,  be,  te;  v.  g.,  binan,  ido;  payalte,  llamado  ó  convidado. 
Respecto  á  los  supinos  que  traen  los  mismos  autores,  nada 
digo  porque  es  demasiado  manifiesto  que  son  una  imita- 
ción de  la  gramática  latina. 


CAPITULO  XL1V 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZÜTÜHIL. 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

El  idioma  quiche  se  habla  'en  Chiapas  y  Guatemala,  y  el 
cachiquel  y  zutuhil,  sólo  en  este  último  punto.  Los  tres  idio- 
mas tienen  entre  sí  la  más  perfecta  analogía,  aunque  con 
algunas  diferencias,  de  que  daremos  idea  en  otro  lugar. 

Antes  de  la  llegada  de  los  españoles,  el  reino  Quiche  era 
el  más  poderoso  y  civilizado  de  Guatemala.  En  el  lugar  lla- 
mado Santa  Cruz  del  Quiche  se  conservan  todavía  las  rui- 
nas de  Utlatán,  ciudad  de  primer  orden  y  antigua  capital 
del  reino,  que  rivalizaba  con  los  palacios  de  Moctezuma  y 
de  los  Incas.  He  aquí  la  descripción  que  nos  queda  de  la 
residencia  de  los  monarcas  quichées. — El  palacio  de  Uta- 
tlán  tenía  de  frente,  de  Esto  á  Oeste.  376  pasos,  y  de  N.  á 
S.  728,  y  estaba  construido  de  piedras  de  diversos  colores. 
El  palacio  estaba  dividido  en  seis  partes:  la  primera  era  el 
alojamiento  de  una  .tropa  numerosa  de  lanceros,  arqueros 
y  otros  soldados  escogidos  que  formaban  la  guardia  real. 
La  segunda  estaba  destinada  para  habitación  de  los  prín- 
cipes y  parientes  del  rey,  que  eran  servidos  con  una  regia 
magnificencia,  mientras  permanecían  solteros.  La  tercera 
comprendía  la  habitación  del  rey,  donde  había  departa- 
mentos para  recibir  en  la  mañana,  la  tarde  y  la  noche:  en 
una  de  las  salas  estaba  el  trono,  bajo  doceles  tejidos  de 
plumas,  y  se  subía  á  él  por  muchas  gradas-  En  esta  parte 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTÜHIL.  197 

del  palacio  se  encontraban  también  la  tesorería,  el  tribu- 
nal de  los  jueces  de  la  ciudad,  el  depósito  de  armas,  jardi- 
nes, casa  de  pájaros  y  de  bestias  feroces,  así  como  otras 
varias  oficinas.  La  cuarta  y  quinta  división  comprendía  los 
palacios  de  las  mujeres  y  concubinas  del  rey.  En  la  sexta 
estaba  la  casa  de  educación  para  los  infantes  y  otros  niños 
de  sangre  real-  Fuera  del  palacio  había  un  vasto  edificio, 
en  el  cual  se  educaban  de  cinco  á  seis  mil  jóvenes. 

La  capital  de  los  cachiqueles  eraRatinamit  ó  Tecpangua- 
temala,  ciudad  grande  y  fuerte;  y  la  de  los  zutuhiles,  Ati- 
tan,  cerca  de  la  laguna  de  este  nombre,  y  que  se  tenía  por 
inexpugnable. 

Todos  estos  pueblos  conocían  la  escritura  jeroglífica- 

El  P.  Ximenez,  en  su  «Historia  del  origen  de  los  indios 
de  Guatemala»  (Viena,  1857),  dice:  «No  es  fácil  averiguar 
cuándo  comenzó  aquesta  monarquía  de  los  indios  quichées, 
porque  cuidaron  muy  poco  en  escribir  el  tiempo  que  cada 
uno  de  los  reyes  reinaba;  y  sólo  dicen  los  reyes  que  hubo 
desde  el  tiempo  que  ponen  á  Balamquitzé,  y  desde  éste  y 
los  otros  tres,  dicen  que  son  trece  generaciones;  porque 
reinaba  cuando  vinieron  los  españoles  Tecum-Tepepul,  que 
quiere  decir  amontonada  grandeza,  majestad,  que  aborbo- 
11a,  ó  que  hierve  como  el  agua;  pero  dándole  á  cada  uno  de 
aquestos  reyes  cuarenta  años,  ó  algo  más  ó  menos  de  im- 
perio, unos  con  otros,  aunque  algunos  dan  muchos  años  á 
cada  rey,  vendrá  á  caer  el  principio  de  aqueste  reino  como 
por  los  años  de  1054  del  nacimiento  de  Cristo.» 

El  primer  rey,  Balam-quitzé,  parece  que  fué  el  que  in- 
trodujo la  costumbre  de  sacrificar  hombres  al  dios  Tohil. 
En  tiempo  del  cuarto  rey,  llamado  Cotuha-Ztayub,  se  divi- 
dió el  reino  en  veinticuatro  partes,  al  mando  de  otros  tantos 
grandes  señores,  los  cuales  eran  como  consejeros,  y  sin 
cuyo  acuerdo  nada  se  disponía.  En  el  reinado  siguiente  se 
rebelaron  los  de  Ilocab,  que  fueron  vencidos,  se  traslada- 
ron los  quichées  al  lugar  donde  los  encontraron  los  espa- 
ñoles, llamado  Cumarcacha,  y  el  rey  que  entonces  gober- 
naba, Cucumatz-Cotuha,  fué  quien  levantó  gente  de  guerra 
y  fortificó  las  fronteras  del  reino.  En  tiempo  del  octavo  mo- 
narca, se  sublevaron  los  cachiqueles,  y  pusieron  un  rey  de 
entre  los  suyos:  el  reino  cachiquel  se  subdividió  poco  des- 


198  EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL. 

pues  en  dos,  siendo  uno  de  ellos  el  de  los  sacatepeques. 
Reinando  el  duodécimo  rey,  llegaron  los  españoles,  los  cua- 
le  quemaron,  y  pusieron  en  el  trono  á  su  hijo  Tecum-Tepe- 
pul,  que  fué  el  último  rey. 

La  palabra  quiche,  kichc  ó  quifráé,  significa  muchos  árboles, 
como  lo  explicaremos  más  adelante-  Según  la  relación  de 
un  autor  antiguo,  el  nombre  quiche  se  dio  al  primitivo  im- 
perio del  Palenque  «por  las  innumerables  familias  de  dife- 
rentes naciones  que  le  compusieron,  las  cuales  simboliza- 
ban en  figuras  de  diversos  árboles.»  Es  de  advertir,  que  al 
idioma  quiche  llaman  algunos  utlateca-  Las  palabras  ca- 
quichel  y  zutuhil  las  escriben  los  autores  de  diferentes  mo- 
dos, especialmente  la  última;  zutugil,  yutahil,  etc.  A  este 
idioma  le  llaman  algunos  zacapnla  ó  atiteca. 

La  obra  de  que  me  he  servido  especialmente  para  estu- 
diar el  quiche,  es  la  Gramática  publicada  por  Brasseur  de 
Bourbourg  (París  1862),  la  cual  ha  sido  formada  de  diver- 
sas obras  antiguas,  especialmente  de  las  del  P.  Ximenez, 
añadiendo  el  editor  varias  notas  ú  observaciones. 


DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto- — El  alfabeto  de  la  lengua  quiche  es  el  si 
guíente: 

a.  b.  c.  e.  g.  h.  i.  k.  I.  m.  n.  o.  p.  q.  r.  t  u.  v. 
oc.  y.  z.  tz.  tch.  (1). 

2.  Pronunciación. — La  primera  regla  que  da  la  gramá- 
tica sobre  la  pronunciación,  es  que  «la  y  (griega), es  vocal 
al  fin  de  una  sílaba  y  consonante  al  principio,»  regla  que 
bien  pudiera  omitirse  con  sólo  usar  de  la  i  latina  en  las  fi- 
nales. La  b  suele  trocarse  por  p  y  vice  versa;  v.  g.,  pit  ó  bit. 
La  c  se  pronuncia  como  en  castellano  antes  de  a,  o,  u:  y 
cuando  va  seguida  de  h  es  cuando  suena  tch-  (Véase  la  no- 
ta 1^).  «La  g,  dice  la  gramática,  se  pronuncia  dando  como 
una  castañeta  en  el  gaznate,  siendo  el  sonido  de  esta  letra 
muy  gutural.»  La  h,  precedida  ó  seguida  de  vocal,  es  una 
aspiración;  suena  como  j.  La  k  se  pronuncia  casi  como  la  c; 
pero  basta  la  más  ligera  diferencia  para  que  las  dos  letras 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL-  199 

deban  figurar  en  el  alfabeto-  «La  q,  dice  la  gramática,  aisla- 
da y  en  seguida  de  u,  denota  una  c  fuerte  y  algo  breve, 
mientras  que  las  dos  letras  qu,  seguidas  de  e,  i,  se  han  de 
pronunciar  como  ki  largo,  así  como  que,  qui  en  el  castella- 
no.» La  v  suena  como  la  w  inglesa.  La  x  suena  como  en  me- 
xicano, es  decir,  como  sh  inglesa  ó  ch  francesa-  El  sonido  de 
la  z  es  tan  semejante  al  de  la  s,  que  muchas  veces  los  auto- 
res usan  esta  letra  por  aquella.  La  tz  se  pronuncia  fuerte- 
mente. 

3.  Combinación  de  letras. — No  hay  cargazón  de  con- 
sonantes en  quiche,  y  más  bien  dominan  las  vocales,  encon- 
trándose repetidas,  á  veces,  algunas  de  estas;  v.  g. ,  uchee 
xic;  taarnic. 

4-  Sílabas. — El  idioma  quiche,  es  polisilábico;  pero  abun- 
dan los  monosílabos:  la  mayor  parte  de  las  palabras  son  de 
dos  ó  tres  sílabas. 

5.  Figuras  de  dicción. — Las  figuras  de  dicción  se  come- 
ten en  varios  casos;  v.  g. ,  antes  de  la  partícula  x,  que  indi- 
ca diminución,  se  pone  i  siempre  que  lo  exija  la  eufonía;  xco- 
lob,  entrañas;  n'  ixcolob  mis  entrañas-  La  apócope  es  otra  fi- 
gura que  se  usa  muchas  veces;  v-  g.,  ala,  muchachos,  en  lu- 
gar de  alabom- 

6.  Onomatopeyas. — Parecen  abundar  en  este  idioma 
las  onomatopeyas,  la  cual  confirma  el  P.  Ximénez  con  estas 
palabras.  «Se  funda  toda  la  lengua  en  unos  ecos  ó  sonidos, 
originados  de  los  cantos,  sonidos  ó  naturaleza  de  las  cosas.» 

7-  Género,  número  y  CASO-— Para  distinguir  la  hembra 
del  macho,  se  añade  al  nombre  el  sustantivo  ixok,  mujer; 
v.  g. ,  coh,  león;  LxoJc-coh,  leona.  Los  nombres  propios  de  mu- 
jeres llevan  una  x  antepuesta,  la  cual  es  un  signo  que  deno- 
ta inferioridad  ó  diminución. 

No  hay  declinaciones  para  expresar  el  caso:  el  genitivo 
se  suple  por  medio  del  pronombre  posesivo;  v.  g.,  u  balice 
aliitn,  el  cuñado  del  señor,  literalmente,  «su  cuñado  señor.» 
El  vocativo  se  suele  expresar  por  medio  de  la  terminación 
e,  añadida  al  nominativo. 

Los  nombres  de  cosas  carecen  de  signos  para  expresar 
plural,  y  se  suplen  por  medio  de  palabras  que  indican  mu- 
chedumbre, sucediendo  lo  mismo  con  los  nombres  colecti- 


200  EL  QUICHE,  CACHIQUEL.  Y  ZÜTUHIL. 

vos  de  persona;  uinak,  gente;  quia  uinak,  mucha  ge2ite;  abah, 
piedra;  e  abah,  las  piedras,  literalmente- 

Los  nombres  sustantivos  que  tienen  plural  le  forman  por 
medio  de  las  terminaciones  ab,  eb,  ib,  ob,  ub,  para  cuya  apli- 
cación no  hay  regla  cierta;  atít,  abuela;  atitab,  abuelas-  Al- 
gunos nombres  hacen  el  plural  en  om;  alab,  muchacho; ala- 
bom,  muchachos. 

Los  adjetivos  forman  plural  con  las  terminaciones  ak,  tak, 
ic,  tic,  y  algunos  otros;  v.  g.,  nim,  grande;  nimak,  grandes. 
Los  adjetivos  verbales  terminados  en  ic,  hacen  el  plural  en 
ak;  bolobic,  redondo;  bolobak,  redondos.  Hay  unos  verbales 
que  significan  pluralidad  terminados  en  oh  ó  uh;x.  g.,  tana- 
toh,  detenidos:  cuando  á  estos  verbales  se  les  agregan  nom- 
bres de  colores,  estos  significan  como  superlativos. 

Las  palabras  con  que  generalmente  se  suple  el  plural  de 
los  nombres  que  no  le  tienen  son  e  ó  he,  que  significan  los, 
aquellos,  estos;  pero  también  pueden  usarse  por  elegancia, 
aun  con  los  nombres  que  tienen  plural,  y  aun  con  los  que 
indican  muchedumbre,  como  los  numerales. 

8-  Derivados.— De  los  verbos  activos,  pasivos,  absolutos 
y  neutros,  se  derivan  nombres  verbales,  formados  por  me- 
dio de  terminaciones.  Ejemplos: 

Logoh,  amar;  logobal,  ó  logonem,  amor,  (activo.) 
Logon,  amar  en  sentido  absoluto  sin  decir  á  quien  pre- 
cisamente; logonie,  amor  en  el  mismo  sentido. 
Logox,  ser  amado;  logoxic,  amor,  (pasivo-) 

Abundan  otra  clase  de  derivados  que  se  forman  por  me- 
dio de  la  partícula  ah,  antepuesta  ó  pospuesta  al  primitivo, 
y  tienen  diversos  significados,  como  de  dignidades,  oficios, 
patria,  linaje,  etc. 

Tzib,  escritura;  ahtzib,  el  escribano. 
Ttz,  sortilegio;  alátz,  el  sortílego- 
Tzih,  palabra;  ahtzih,  el  hablador. 
Naoh,  sabiduría,  ahnaoli,  el  sabio. 
Sabinal,  nombre  ele  pueblo;  Ah-Eabinal,  el  de 
Rabinal. 

Ea  algunos  derivados  de  esta  clase  no  se  percibe  fácil- 


EL  QUICHE,  CACHIUTEL  Y  ZUTUHIL,  201 

mente  la  analogía  que  tienen  con  el  primitivo,  si  no  es  pre- 
via alguna  explicación;  v.  g.,  de  au,  collar,  viene  ahav,  se- 
ñor, porque  el  collar  era  una  insignia  de  los  señores,  como 
quien  dice  «el  del  collar.»  Por  el  contrario,  en  otros  deriva- 
dos fácilmente  se  percibe  el  profundo  sentido  que  encie- 
rran v.  g.,  de  unían,  el  miembro  viril;  ahuman,  el  desobe- 
diente. 

Hay  algunos  adjetivos  que  cambiando  de  terminación  se 
aplican  á  cosa  ó  á  persona,  ó  significan  in  genere:  v.  g.  nim, 
cosa  grande;  nima  uinah,  persona  grande;  zak,  blanco,  en 
general;  zaki  ha,  casa  blanca. 

Por  medio  de  las  terminaciones  al,  el,  il,  ol,  ul,  se  forman 
abstractos;  v.  g.,  de  nim,  grande;  nimal,  grandeza;  de  utz, 
bueno;  utzil,  bondad.  (2)  Estos  abstractos  vuelven  á  tomar 
el  significado  de  adjetivos,  agregándoles  la  terminación  ó 
partícula  ah. 

Todos  los  sustantivos  pueden  significar  como  adjetivos, 
agregándoles  las  partículas  dichas,  compuestas,  es  decir, 
al-ah,  el-ah,  etc..  v.  g.,  quiq,  sangre;  quiqélaJí,  sangriento. 

No  hay  signos  propios  para  formar  comparativos  ni  su- 
perlativos, y  se  tienen  que  expresar  por  medio  de  adver- 
vios,  adjetivos  ó  circunloquios. 

9.  Adjetivos. -Respecto  del  adjetivo,  lo  que  hay  más 
digno  de  observar  es  que  el  numeral  tiene  variedad  de  ter- 
minaciones ó  partículas,  según  el  sustantivo  á  que  se  apli- 
ca: la  terminación  pob  sirve  para  contar  períodos,  discur- 
sos ó  palabras;  rabah,  hileras;  qulah,  pares,  tzuh,  gotas;  v. 
g-,  hun,  uno;  hutzuh  ha,  una  gota. 

De  los  numerales  se  derivan  verbos  activos,  pasivos,  ab- 
solutos y  compulsivos;  han;  uno;  hiuiamah,  igualar,  unificar. 

Algunas  veces  los  sustantivos  se  usan  en  significación  de 
adjetivos  anteponiéndolos;  v.  g.,  con  abah,  piedra  y  be,  ca- 
mino; diré  abah  be,  camino  pedregoso. 

10.  Pronombre  personal. — He  aquí  el  pronombre  per- 
sonal: 

In  nuv\  nu,  yo.  Oh,  nosotros- 

At,  a,  tú.  Ix,  vosotros. 

Are,  ri  r\  él,  aquél.  K,  he,  aquellos- 


202  EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL. 

El  acusativo  se  expresa  de  este  modo: 

Para  presente.  Pretérito.  Futuro. 


Quin,  qui, 

me. 

Xin, 

xi. 

Xquin,  xqui 

Cat,  te. 

Xat. 

Xcat- 

Koli,  nos. 

Xoh. 

Xkoh. 

Quyx,  voz. 

Xyx. 

Xquyx- 

Que,  ellos. 

Xe. 

Xque. 

Lal  ó  la  en  singular,  y  alalc  en  plural,  significan  usía,  se- 
ñoría, alteza,  es  decir,  son  partículas  para  expresar  respeto. 

11.  Pronombre  posesivo. 

Nu,  F\  mi.  Ka,  K'  nuestro. 

A,  Av\  tú.  /,  Iv\  vuestro. 

U,  i?',  su-  Qui,  C"  qu\  sus. 

Los  pronombres  nu,  a,  etc.,  sirven  para  los  nombres  que 
empiezan  por  consonante;  v.  g.,  nu  num,  mi  esclavo,  y  los 
otros  para  los  que  empiezan  por  vocal;  v.  g.,  v,  oyoual,  mi 
ira-  C''  sirven  para  los  que  empiezan  con  a,  o\  u,  y  qu  para 
los  que  empiezan  con  e,  i. 

Los  pronombres  v\  av\  con  la  terminación  ech  ó  e,  signi- 
fican mío,  tuyo,  etc.  Con  esa  misma  terminación,  y  antepo- 
niendo la  preposición  chi  ó  c7¿'  se  significa  dativo;  v.  g.,  ch- 
av-ech,  á  ó  para  sí. 

Con  la  terminación  ib  añadida  á  los  posesivos  se  expresa 
reciprocidad;  v.  g.,  vib,  me,  á  mí  mismo.  Sin  embargo,  pa- 
rece que  ib  no  es  una  terminación,  sino  un  sustantivo  que 
significa  «la  esencia  de  una  cosa.»  (3) 

En  algunos  casos  se  agrega  á  los  nombres  que  concurren 
con  pasivo,  las  terminaciones,  al,  el,  ü,  ol,  ni,  v.  g.,  nu  ga- 
gal,  mi  sangre,  y  no  gag;  la  estera  de  la  cama,  u  popol  chat: 
pop,  significa  estera. 

12.  Ejemplo  de  conjugación. — Los  verbos,  en  quiche, 
son  de  cuatro  clases,  activos,  absolutos,  pasivos  y  neutros. 
Se  llaman  absolutos  los  activos  cuyo  complemento  se  calla, 
como  cuando  se  dice  «yo  amo,»  sin  decir  á  quién,  de  una 
manera  general,  absoluta. 

Comenzaremos  por  dar  un  ejemplo  de  un  verbo  activo. 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL.  203 

MODO  INDICATIVO. 

Presente. 

Ca  mu  logoh,  yo  amo-  Ca  ka  logoh. 

Ca  logoh.  Qu  y  logoh. 

Cu  logoh.  Ca  qui  logoh- 


Pretérito  perfecto. 

X-in,  xi-nu  ó  x-nu  X-Tca  logoh. 

logoh,  yo  amé. 

X-a  logoh.  •  X-y  logoh. 

X-u  logoh.  X-qui  logoh. 

Otro. 

Na  logom,  yo  amaré.  Ka  logom. 

A  logom.  Y  logom. 

V  logom-  Qui  logom. 

Futuro  imperfecto. 

ChJ  ín,  x~ch'  in,  chi  nu  ó  Chi  ka  ó  x-chi  Tea  logoh. 

x-chi  nu  logoh,  yo  amaré. 

Ch?  a  ó  x-ch'  a  logoh-  C1C  y  ó  x-clC  y  logoh. 

Clt'  u  ó  x-clC  u  logoh.  Chi  qui  ó  xrchi  qui  logoh. 

Participio. 
Legonel,  el  que  ama. 

13-  Explicación  del  verbo- — Las  personas  se  marcan 
por  medio  de  los  pronombres  posesivos  nu,  á,  etc.,  cuando 
el  verbo  empieza  por  consonante,  y  con  v,  av,  etc.,  cuando 
empieza  por  vocal. 

El  signo  del  presente  es  la  partícula  ca,  que  por  figura  de 
dicción  se  convierte  en  ku,  ó  en  c' 


204  EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL- 

El  signo  del  primer  pretérito  perfecto  es  la  partícula  xi 
ó  x-  A  los  verbos  monosílabos  se  les  añade  una  o  cuando 
terminan  el  período;  v.  g.,  il,  ver,  hace  ilo.  Usando  con  el 
primer  pretérito  perfecto  la  sílaba  mi,  se  significa  «que ha- 
ce poco  tiempo  se  verificó  la  acción  del  verbo,»  á  cuya  for- 
ma pudiéramos  llamar  pretérito  próximo- 

El  segundo  pretérito  perfecto  es  el  participio  pasado  con 
el  pronombre  posesivo. 

La  lengua  quiche  carece  de  pretérito  imperfecto  y  plus- 
cuamperfecto, y  tiene  que  suplirlos  por  medio  de  circun- 
loquios. 

Las  partículas  chi,  ch  ó  x-ch,  x-chi  son  signos  del  futuro. 
«De  estas  tres  maneras  de  futuro,  dice  la  Gramática,  la 
primera  es  la  más  usada:  denota  que  la  cosa  se  hará;  pero 
no  tan  presto  que  no  pase  bastante  tiempo  de  por  medio. 
La  segunda  manera  se  usa  para  más  brevedad,  como  hoy. 
La  tercera  manera  denota  brevedad,  de  modo  que  ya  pare- 
ce que  se  está  haciendo  la  cosa.»  Resulta,  pues,  que  en 
quiche  hay  propiamente  tres  futuros. 

El  imperativo  se  expresa  por  medio  del  futuro  imperfec- 
to, y  en  todos  los  verbos  polisílabos;  pero  si  son  monosíla- 
bos y  comienzan  con  a,  e,  i,  se  les  añade  a;  si  comienzan  con 
o,  se  les  añade  o,  y  si  con  u,  otra  u. 

No  hay  propiamente  subjuntivo,  ni  optativo,  supliéndose 
con  la  partícula  tah  que  significa  ojalá  ó  que:  ve  que  signifi- 
ca si  condicional,  etc. 

El  infinitivo  se  expresa  generalmente  por  medio  decircun- 
loquios, como  si,  por  ejemplo,  en  español  dijéramos:  «yo 
quiero  que  yo  esté  contigo,»  en  lugar  de  «yo  quiero  estar  con- 
tigo,» ó  como  cuando  traducimos  la  oración  latina  «voló  te 
amare,»  por  «quiero  que  tú  ames,»  ó  mejor  todavía,  cuando 
en  inglés  decimos  «/  luish  I  ivere  with  you,»  por  «quisieren 
estar  contigo.»  Estos  ejemplos  dan  una  idea  de  cómo  puede 
suplirse  el  infinitivo.  Sin  embargo,  no  por  esto  falta  infini- 
tivo, en  quiche,  y,  según  creo,  es  el  presente  de  indicativo 
sin  ningún  signo  de  persona  ó  tiempo.  (4) 

Respecto  á  los  participios,  hablaremos  más  adelante. 

14.  Verbos  absoluto,  pasivo  y  neutro. — De  todo  ver- 
bo activo  se  forma  absoluto  y  pasivo  cambiando  su  termi- 
nación, según  las  reglas  de  la  gramática:  v.  g. ,  los  verbos 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL.  205 

activos  polisílabos  acabados  en  h,  cambian  esta  letra  en  n 
para  absoluto,  y  en  x  para  pasivo,  así  es  que  de  logoh,  amar, 
salen  logon  y  logox.  Cuando  el  período  acaba  en  verbo  abso- 
luto, se  le  agrega  ¿c,  logonic. 

Todos  los  verbos  activos,  así  monosílabos  como  polisíla- 
bos, toman  una  segunda  forma  pasiva  por  medio  de  la  ter- 
minación tah:  logoh,  logox  ó  logotah- 

Los  prefijos  que  se  usan  para  marcar  las  personas  en  los 
verbos  absolutos  y  pasivos,  son  los  pronombres  persona- 
les en  acusativo,  es  decir,  quin  cat,  etc.  (§  10). 

Los  verbos  neutros  son  primitivos  ó  derivados  (5),  siendo 
estos  los  que  se  derivan  de  nombres  sustantivos.  Se  for- 
man añadiendo  al  nombre  ar,  er,  ir,  or,  ur;  v.  g.,  mem,  mu- 
do; memer,  enmudecer.  De  estos  verbos  neutros  derivados 
salen  activos,  cambiando  la  terminación  r  en  h:  v.  g.,  ya, 
agua;  yaar,  hacer  agua;  yaah,  regar- 

Agregando  á  los  neutros  primitivos  ó  derivados  la  ter- 
minación izah,  resultan  compulsivos;  v.  g. ,  ahauar,  reinar; 
ahauarizah,  hacer  reinar  á  otro. 

También  de  los  adjetivos  se  forman  neutros  en  ar,  er,  etc., 
y  estos  hacen  activos  en  h  y  compulsivos  en  izah.  Cuando 
el  verbo  neutro  termina  el  período,  se  le  agrega  ik,  con  po- 
cas excepciones. 

15.  Verbo  sustantivo.— No  hay  verbo  sustantivo  puro 
en  el  idioma  quiche,  y  se  suple  con  otros,  como  ux,  y  uxic 
(en  fin  de  período),  que  muchos  autores  prácticos  asegu- 
ran ser  hecho,  es  decir,  la  pasiva  de  hacer  (fio) :  también  se 
suple  con  qoh,  qohe,  cjo,  6  golic,  que  aunque  se  traduce  por 
.se?*,  también  significa  estar,  tener,  haber,  según  varios  auto- 
res. Las  personas  se  designan  en  estos  verbos  por  medio 
de  los  pronombres  ¿a,  at,  etc',  aunque  en  el  futuro  se  usan 
los  prefijos  de  verbo  absoluto.  (6) 

Sin  embargo,  el  modo  propio  y  genuino  de  la  lengua  pa- 
ra expresar  el  verbo  ser,  es  el  que  los  autores  llaman  «ver- 
bo sustantivo  implícito,»  y  consiste  en  conjugar  el  pronom- 
bre personal  de  una  manera  semejante  á  la  que  hemos  vis- 
to en  los  idiomas  mame  y  majTa.  En  el  presente  de  indicati- 
vo se  pospone  sim pumente  el  nombre  que  sirve  de  atribu- 
to; v.  g..  in  beyom,  yo  soy  mercader:  en  el  pretérito  perfecto 
se  agrega  un  adverbio  que  signifique  tiempo  pasado;  v.  g., 


206  EL,  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL. 

oh,  atz  oher,  nosotros  fuimos  buenos:  oher  significa  antigua- 
mente. El  futuro  se  expresa  con  adverbios  que  significan 
tiempo  futuro,  y  por  este  estilo  se  forman  los  demás  tiem- 
pos. 

16.  Varias  clases  de  verbos. — La  gramática  quiche 
tiene  algunas  reglas  para  el  uso  del  verbo  con  el  pronom- 
bre recíproco,  con  la  partícula  reverencial  laly  con  las  par- 
tículas negativas  y  prohibitivas  mavi,  mana,  man,  nía- 
Verbos  irregulares  hay  varios;  pero  no  parecen  ser  mu- 
chos. 

Hay  verbos  deponentes,  es  decir,  los  cuales  en  su  forma 
son  pasivos  y  en  su  significación  activos. 

Tiene  el  idioma  verbos  plurales,  y  son  los  que  significan 
muchedumbre,  y  se  forman  de  los  neutros,  monosílabos  y 
pasivos,  añadiendo  las  terminaciones  aheb,  iheb,  eheb:  he,  es 
el  pronombre  ellos.  Cam,  morir;  x,  e  camibeh,  murieron. 
También  se  hacen  verbos  plurales  con  sólo  añadir  alie,  ehe 
ó  ihetalc. 

17.  Sistema  de  derivación.— Hemos  visto  ya  diversos 
ejemplos  de  derivación,  tanto  en  nombres  como  en  verbos; 
pero  la  lengua  quiche  es  tan  rica  y  tan  regular  en  su  siste- 
ma de  derivación,  que  es  preciso  dar  alguna  idea  más  ex- 
tensa al  lector,  poniendo  un  ejemplo  de  una  palabra  mono- 
sílaba con  sus  principales  derivados.  Sea  esa  palabra  el  sus- 
tantivo baJc,  hueso,  ó  barrena,  de  la  cual  sale  el  verbo  bale, 
•barrenar  con  sólo  adaptarle  los  signos  del  verbo  y  de  éste 
salen  las  siguientes  voces. 

1.  Bale,  primera  pasiva. 

2.  Baleatah,  segunda  pasiva.  (Véase  el  §  14). 

3.  Balcón,  primer  absoluto. 

4.  Balcón,  segundo  absoluto. 

5.  Balee,  primer  neutro. 

6.  Baker,  segundo  neutro. 

7.  Baleaba,  activo. 

8.  Bakol,  participio  de  presente. 

9.  Baleal,  participio  neutro  de  presente. 

10.  Baleaboh,  participio  de  plural 

11.  Baleoh,  verbal:  el  acto  de  barrenar. 

12.  Balebal,  el  instrumento  á  donde  ó  con  que  se  barrena. 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZÜTUHIL.  207 

13.  Bakabic;  adjetivo  que  la  Gramática  llama  metafórico, 

y  que  adelante  explicaremos. 

14.  Bakuh,  activo  de  los  terminados  en  h. 

15.  Baleaba,  activo  frecuentativo. 

16.  Baléala,  activo  distributivo. 

17.  Bakabot,  neutro  frecuentativo. 

18.  Bakbot,  otro  verbo  neutro  frecuentativo. 

19.  Bakac,  neutro  intensivo. 

20.  Bakbo,  neutro. 

21.  Bakabo,  otro  verbo  neutro. 

22.  Balean,  verbal. 

23.  Bakom,  adjetivo  pasivo:  cosa  barrenada. 
21.  Bakah,  verbal  para  contar. 

De  cada  uno  de  estos  derivados  resultan  otros  bideriva- 
dos  tan  abundantes,  que  es  imposible  explicarlos  todos  en 
una  obra  de  la  naturaleza  de  la  presente.  Sin  embargo,  va- 
mos á  decir  lo  que  nos  parece  más  notable. 

Todo  verbo  activo  monosílabo  significa  como  pasivo  (núm. 
1);  sin  más  que  el  uso  de  los  prefijos  respectivos  que  ya 
hemos  explicado-  De  estos  pasivos  salen  diversos  verbales, 
participios  y  verbos;  v.  g.,  bakinak,  cosa  barrenada;  bakic, 
el  ser  barrenado;  bakel,  el  que  hade  ser  barrenado;  bakibal, 
instrumento  con  que  se  ha  de  barrenar. 

Del  segundo  pasivo  terminado  en  tali  salen,  entre  otros 
derivados,  algunos  verbos  de  significación  compulsiva,  v.  g., 
bakatahizah  ó  bakatahizax,  ser  compelido  á  barrenar. 

Respecto  á  los  verbos  absolutos,  ya  dijimos  algo  anterior- 
mente; pero  sólo  hablando  de  los  que  se  forman  de  activos 
polisílabos:  los  verbos  activos  monosílabos  tienen  dos  abso- 
lutos, como  los  que  se  ven  en  el  ejemplo.  De  estos  absolu- 
tos se  derivan  varios  verbales  y  participios,  uno  de  ellos 
correspondiente  en  significado  al  futuro  latino  terminado 
en  rus.  Otros  verbales  hay  derivados  de  absolutos  que  ter- 
minan en  ic,  y  significan  acción;  v.  g-,  bakouic,  la  acción  de 
barrenar,  Es  de  advertir  que  estos  y  otros  verbales  se  con- 
jugan adaptándoles  los  pronombres  posesivos,  y  aun  algu- 
nos la  partícula  del  verbo,  de  una  manera  análoga  á  lo  que 
hemos  visto  en  el  mame. 

Del  activo  derivado  bakaba  (núm.  7),  sale  su  correspon- 


208  EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL. 

diente  absoluto  bakabaan,  y  trece  participios  ó  verbales, 
así  como  verbos  activo  y  compulsivo. 

De  los  verbales  que  significan  instrumento  (núm.  12),  se 
derivan  verbos  del  mismo  significado,  terminados  en  eli- 

Los  verbales  metafóricos  tienen  la  particularidad  de  que 
forman  plural  por  medio  de  la  terminación  ac;  v.  g.,  bolobic 
huyu,  montaña  que  parece  redonda,  bolobac  huyub,  monta- 
ñas redondas.  Estos  adjetivos  se  usan  como  apodos  ó  para 
significar  semejanza. 

Respecto  á  los  verbos  activos  (núm.  14),  que  terminan  en 
ah,  eh,  ih,  oh,  uh,  diré  que  se  forman  por  medio  de  estas 
terminaciones  agregadas  á  todos  los  nombres  y  á  los  ver- 
bos activos,  así  monosílabos  como  polisílabos,  y  también  á 
muchos  verbales.  De  estos  verbos  se  derivan  sus  corres- 
pondientes verbos  absoluto  y  pasivo,  participios,  verbales, 
etc 

18.  Preposición. — Algunas  preposiciones  se  anteponen 
á  su  régimen;  pero  otras  se  posponen. 

Hay  preposiciones  simples  y  otras  compuestas,  siendo 
estas  las  que  se  forman  de  nombre  ó  pronombre  y  prepo- 
sición; v.  g.,  chicah,  arriba;  de  chi,  en,  y  cah,  cielo;  rumal,  de, 
ri,  él,  umal,  por- 

Ejemplos  de  preposiciones. 

Up}  á  ó  hacia  alguna  persona,  con,  etc. 

Pa,  á  ó  hacia  alguna  cosa- 

Chi,  á,  para  y  otros  varios  significados. 

Chinakcth,  cerca  de  (juxta). 

Chirih,  contra. 

Xol,  entre. 

19-  Adverbio  y  conjunción.— En  adverbios  es  riquísi- 
mo el  idioma,  habiéndolos  de  todos  significados. 
Ejemplos. 

Vacamic,  vacami,  cami,  ahora. 

Qate,  rjatecut,  qatena,  qateoc,  después. 

Nabe,  oía,  primero,  desde  luego. 

Ta,  entonces,  cuando. 

Taltin,  catahiii,  ahora,  actualmente. 

Xhocotah,  hace  largo  tiempo  que. 


EL  QUICHE,  CACHIUTEL  Y  ZUTUHIL.  209 

Oher,  antiguamente. 

Hutagih,  hugih,  cada  día. 

Ibir,  ayer. 

Ehuec,  mañana. 

Cakrail,  luego. 

Apa,  pa,  á  donde. 

Varal,  aquí. 

Chiri,  por  acá. 

Chüa,  lae,  allá. 

Húmale,  por  todas  partes,  siempre. 

Qui  quia,  mucho. 

Quiamul,  muchas  veces. 

Tzatz,  mucho,  bastante. 

Xoo,  muy. 

Halan/,  de  otro  modo. 

Ve,  sí,  así  sea. 

Xax,  ciertamente. 

Utz,  bien,  bueno. 

En  cuanto  á  conjunciones  las  hay  correspondientes  á  las 
nuestras,  y,  que,  si,  pero,  y  otras  varias. 

20.  El  cachiquel  y  el  zutuhil.  — El  cachiquel  y  el  zutu- 
hil  forman  el  plural  por  medio  de  la  terminación  ay  ó  i  y 
no  de  ab  eb,  etc-,  como  el  quiche- 

Los  pronombres  personales  son  iguales  en  quiche  y  en 
cachiquel;  pero  en  zutuhil  se  duplican,  es  decir,  en  lugar  de 
in ;  yo,  se  dice  in-in. 

En  cachiquel  y  zutuhil,  la  tercera  persona  del  singular 
del  pronombre  posesivo  no  es  u  sino  ru,  y  en  los  otros  po- 
sesivos se  distinguen  los  tres  dialectos;  v.  g. ,  vech.  mío,  en 
quiche;  viclún  en  cachiquel;  vixinen  zutuhil. 

También  se  distinguen  los  tres  dialectos  en  los  pronom- 
bres dativos,  así  como  el  cachiquel  y  zutuhil  se  diferencian 
del  quiche  en  los  recíprocos. 

El  cachiquel  y  el  zutuhil  tienen  una  misma  partícula  ver- 
bal en  el  presente,  pero  diferente  á  la  del  quiche;  éste  tie- 
ne por  signo  la  partícula  ca,  y  en  quiche  y  cachiquel  es  t. 
El  cachiquel  suele  anteponer  á  la  partícula  del  presente  tan, 
y  el  zutuhil  can. 

Para  los  pretéritos  perfectos  usan  los  tres  dialectos  los 

14- 


210 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL- 


mismos  signos;  pero  en  futuro  el  signo  del  cachiquel  y  zu- 
tuhil  esa:. 

Las  partículas  de  los  verbos  absolutos,  pasivos  y  neutros 
son  las  mismas  en  los  dialectos,  excepto  en  la  tercera  per- 
sona del  singular  de  presente  y  futuro,  que  en  cachiquel  y 
zutuhil  son  diferentes  á  las  del  quiche. 

Este  dialecto,  como  hemos  visto,  suple  el  imperativo  con 
el  futuro;  pero  los  otros  dos  dialectos  con  el  presente. 

Hay  algunos  verbos  que  indican  movimiento,  y  sirven  de 
adverbios  añadiendo  oc  ú  ok  en  quiche,  en  zutuhil  a,  y  nada 
en  cachiquel. 

La  partícula  reverencial  la  sólo  en  quiche  se  usa-  Algu- 
nas otras  variedades  gramaticales  se  observan  entre  los 
tres  dialectos;  pero  de  menos  importancia,  y  también  hay 
sus  diferencias  en  la  forma  de  algunas  palabras. 

21.  Ejemplo  del  quiche.-— Presentaremos  como  ejem- 
plo del  quiche,  la  oración  dominical. 


Ka 

Cahau 

chi 

cali            Lal 

qovi, 

Nuestro 

Padre 

(que)  en 

(el)  cielo      Ud. 

está, 

r'  auazirizaxic-tah 

U 

La- 

Chi 

santificado  sea 

(el)  nombre           Ud. 

de 

jje-tah 

Alian  > 

•era 

La             Chi 

ban-ta 

Sea  venido 

(el)  Reino 

Ud.           de 

hágase 

ahauam 

La 

varal 

chuvi 

uleu 

(el)  precept 

o     (de)  Ud.       aquí 

sobre 

(la)  tierra 

queheri 

ca 

han 

chi            cali. 

Ya 

así  como 

....      • 

se  hace 

en        (el)  cielo. 

Dé 

La  chikech         ka  hutagihil 

Ud.      á  nosotros   nuestro     de  cada  día 


va.  Zacha 

pan.     Perdone 


La  ká 

Ud.     nuestros 


mak 
pecado 


queheri 
así  como 


ca 


ka 


EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL- 


¿11 


zacho 
perdonamos 

qui            mak            rii            x-e 
sus        pecado        esos          á  los 

makun 
deudor 

chike. 

de  nosotros 

Ruq            m'         oh             ocotah 
¿               no        nos       abandone 

La         pa 

Ud.        en 

takchiibal           mak;          xata            koh            colla            La 
tentación     (ó)  pecado;     pero    á  nosotros      salve         Ud. 

pa        itzel. 
de        mal. 

22.  Análisis- — Haremos  análisis  de  las  palabras  que  me- 
rezcan alguna  explicación. 

Ka:  pronombre  posesivo  de  los  que  se  usan  con  nombres 
que  empiezan  por  consonante. 

Caliau:  sustantivo,  compuesto  de  ahau,  señor,  ca  6  ka, 
nuestro. 

Chi:  preposición  de  varios  significados- 

Lal:  partícula  reverencial,  equivalente  á  usted,  usía,  alte- 
za, etc- 

Qovi:  uno  de  los  verbos  con  que  se  suple  el  verbo  sustan- 
tivo (§  15);  la  terminación  vi  es,  según  la  gramática,  «par- 
tícula de  elegancia-» 

R' auazirizaxic-tah:  Verbo  posesivo,  como  lo  indica  la  ter- 
minación tah:  la  r'  es  el  prefijo  de  la  tercera  persona  en  los 
verbos  que  empiezan  por  vocal. 

La:  partícula  reverencial  en  caso  oblicuo,  pues  sólo  en 
nominativo  es  lal 

Chi:  esta  palabra  parece  ser  la  preposición  que  hemos 
visto  antes,  y  de  que  hablamos  en  el  lugar  respectivo  (§  18). 

Petah:  verbo  pasivo,  según  lo  indícala  terminación  tah- 

Ahaurem:  sustantivo  derivado  de  ahau,  señor. 

Ahauak:  derivado  también  de  ahau,  señor. 

( 'h  uvi:  preposición  compuesta  con  el  pronombre  u,  desig- 
nando la  tercera  persona  como  si  dijéramos  «sobre  él  ó  ella, 
aquel  ó  aquella-» 

Ca:  signo  del  presente  correspondiente  al  verbo  siguien- 
te ban. 


212  EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZUTUHIL- 

Chikech:  voz  compuesta  de  la  preposición  chi  y  el  posesivo 
kech,  de  cuya  manera  se  significa  el  activo  (§  11). 

Ca  ka  zacho:  ca,  signo  de  presente;  ka,  posesivo  para  mar- 
car la  persona;  zacho,  verbo- 

Qui:  pronombre,  el  cual  da  al  nombre  siguiente  el  signi- 
ficado de  pluralidad. 

X-e:  pronombre  en  acusativo  de  tiempo  pasado  (§  10). 

Makum:  parece  un  derivado  de  makuh,  pecar. 

Chike:  parece  un  compuesto  de  la  preposición  chi  y  el  po- 
sesivo ke- 

Buq:  compuesto  del  pronombre  r'  aquél,  y  de  la  preposi- 
ción uq,  á,  con.  No  comprendemos  el  sentido  que  forma  es- 
ta palabra  con  el  resto  de  la  oración:  acaso  sea  una  partí- 
cula expletiva,  de  adorno. 

3f  oh:  iri  contracción  de  la  negación  ma  ó  mavi;  oh  pro- 
nombre- 

Takchiibal:  derivado  de  tahchiih,  tentar. 

Koh:  pronombre  en  acusativo  (§  10). 


NOTAS. 


(1)  He  puesto  dos  letras  más  en  el  alfabeto,  que  son  la  tz, 
y  la  tch,  porque  tienen  un  sonido  simple,  y  muy  bien  po- 
dría adaptárseles  un  solo  carácter.  En  el  sánscrito  hay  le- 
tras que  nosotros  representamos  con  dj,  ks,  tch,  etc. 

(2)  La  formación  de  estos  nombres  se  explica  malamen- 
te en  la  gramática,  diciendo  que  se  derivan  de  adjetivos  abs- 
tractos: los  derivados  que  resultan  son  los  abstractos. 

(3)  Esta  es  una  observación  del  anotador  de  la  gramá- 
tica. 

(4)  Las  razones  que  da  el  anotador  de  la  gramática,  y  los 
ejemplos  que  presenta,  me  persuaden  de  que  hay  infiniti- 
vo en  quiche,  aunque  los  antiguos  gramáticos  no  le  expli- 
can. Por  el  contrario,  admiten  cuatro  gerundios  que  sí  de- 
ben suprimirse,  pues  son  suplidos  por  medio  de  circunlo- 
quios. 

(5)  Impropiamente  se  les  llama  en  la  gramática  simples 
ó  compuestos,  pues  la  composición  resulta  de  juntar  dos 
palabras  significativas,  y  la  derivación  consiste  en  sacar 
una  palabra  de  otra,  adaptándole  algunos  signos. 

(6)  No  creo  que  haya  verbo  sustantivo  puro  en  quiche  pol- 
las razones  siguientes: 

1^  Todos  los  autores  excepto  el  P.  Ximénez,  creen  que 
no  hay  verbo  ser;  siendo  más  fácil  que  un  autor  se  equivo- 
que y  no  varios. 

2^  El  quiche  tiene  un  medio  peculiar  de  suplir  el  verbo 
sustantivo,  cuyo  medio  no  se  comprende,  y  aparece  como 
inútil,  si  el  idioma  posee  el  verbo  ser  como  nosotros. 

3^  Es  cosa  general  en  las  lenguas  antiguas  que  escaseen 
las  palabras  metafísicas  puras.  El  verbo  ser,  separado  de  to- 


214  EL  QUICHE,  CACHIQUEL  Y  ZÜTUHIL. 

do  atributo,  expresa  una  idea  tan  metafísica,  que  aun  en 
griego,  latín,  francés  é  inglés  significan  estar,  Itacer,  etc. 
En  varias  lenguas  de  las  descritas  en  esta  obra  vemos 
que  no  hay  verbo  sustantivo,  y  lo  mismo  sucede  en  algunas 
de  los  Estados  Unidos  del  Norte.  {Duponceau-  Memoire). 

4^  En  los  idiomas  mame,  maya  y  huaxteco,  que  son  her- 
manos del  quiche,  según  demostraremos  más  adelante,  no 
hay  verbo  sustantivo  sino  del  mismo  modo  que  en  quiche, 
es  decir,  suplido  por  medio  del  pronombre  personal. 

5?"  Los  gramáticos  españoles  procuraron  siempre  amol- 
dar al  latín  y  castellano  las  lenguas  indígenas.  ¿Cuál  será 
la  fuerza  de  la  verdad  cuando  niegan  una  forma  de  que  es- 
taban tan  poseídos  como  su  verbo  ser? 

6^  El  anotador  de  la  gramática  pregunta  si  tal  vez  por 
complacer  al  consejo  de  Indias  se  dijo  que  las  lenguas  indí- 
genas no  podían  expresar  algunos  conceptos  de  la  Sagra- 
da Escritura,  con  objeto  de  probar  la  inferioridad  de  los  in- 
dígenas. Esta  es  una  suposición  que  carece  de  fundamen- 
to, y  que  no  puede  apoyarse  en  hecho  ninguno. 

7^  El  mismo  anotador  presenta  algunos  ejemplos  para 
probar  la  existencia  del  verbo  ser,  sacados  de  libros  ante- 
riores á  la  conquista.  Antes  de  la  conquista  los  indios  no  co- 
nocían la  escritura  fonética,  única  con  que  se  puede  expre- 
sar el  verbo  ser. 

8^  Hay  la  circunstancia  de  que  ux  es  la  radical  de  uxlab, 
que  significa  respiración,  aliento,  y  esto  indica  cuan  dis- 
tantes estaban  los  quichées  de  la  idea  pura  del  ente:  se  ve, 
desde  luego,  lo  material  que  era  para  ellos  el  significado  del 
verbo  ux. 


CAPITULO  XLV. 


EL  MAME  O  ZAKLOHPAKAP. 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

Al  hablar  Balbi  sobre  las  lenguas  de  la  región  de  Guate- 
mala, dice:  «El  Mame  ó  Pocoman  le  usan  los  mames  y  po- 
«comanes,  que  parecen  no  ser  más  que  dos  tribus  de  una 
«misma  nación,  la  cual  formaba  un  Estado  poderoso  en  Gua- 
«temala.  Se  extendió  por  el  distrito  de  Huehuetenango,  en 
«la  provincia  de  este  nombre,  y  por  parte  de  la  de  Quetzal- 
«tenango,  así  como  por  el  distrito  de  Soconusco  en  Chia- 
«pas.  En  todos  estos  lugares  se  habla  mame  ó  pocoman,  lo 
«mismo  que  en  Amatitlán,  Mixco,  y  Petapa,  de  la  provincia 
«de  Zacatepec  ó  Guatemala;  en  Chalchuapa,  perteneciente 
«á  la  de  San  Salvador;  y  en  Mito,  Jalapa  y  Jilotepec,  de  la 
«de  Chiquimula.» 

La  circunstancia  de  hablarse  en  Soconusco,  pertenecien- 
te á  México,  es  la  que  hace  aparecer  la  lengua  mame  en  la 
presente  obra.  Sin  embargo,  debe  advertirse  que  no  se  ha- 
bla en  todo  el  distrito,  sino  sólo  en  Tapachula. 

Por  lo  que  dice  Balbi,  parece  que  el  mame  y  el  pocoman 
son  un  mismo  idioma;  pero  yo  no  lo  creo  así,  y  me  lo  confir- 
ma Juarros,  quien,  en  su  Historia  de  Guatemala,  al  enu- 
merar las  lenguas  del  país,  cita  aquellas  dos  como  dife- 
rentes. 

Respecto  á  la  historia  de  los  mames,  resumiré  en  pocas 
palabras,  lo  que  cuentan  el  mismo  Juarros  y  Torquemada. 

Esa  nación  habitaba  en  Soconusco  desde  tiempos   muy 


216  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

antiguos  sin  saberse  de  dónde  había  venido,  gobernándose 
con  independencia,  hasta  que  un  poderoso  ejército  de  ol- 
mecas  venido  de  la  parte  de  México  los  conquistó  y  redujo 
al  estado  de  tributarios.  Quiénes  fueron  esos  olmecas,  no 
es  fácil  de  aclarar;  pero  atendiendo  al  nombre,  parecen  ser 
parte  de  la  nación  á  que  atribuye  Ixtlixochitl  (Historia  chi- 
chimeca)  la  construcción  déla  famosa  pirámide  de  Cholula, 
y  que,  según  la  opinión  más  acreditada,  habitaron  aquellos 
países  antes  que  los  toltecas. 

El  hecho  es  que  los  mames  quedaron  sujetos  á  la  servi- 
dumbre, y  para  salir  de  ella  emigraron  la  mayor  parte  ha- 
cia el  Sur,  buscando  tierras  libres  donde  establecerse,  y 
llegando  según  se  dice  hasta  Nicaragua. 

Después  de  la  invasión  de  los  olmecas,  los  mames  que  aun 
quedaban  en  Soconusco,  se  vieron  atacados  y  vencidos  por 
los  toltecas,  cuyo  jefe  dio  á  un  hermano  suyo  el  señorío  de 
los  mames.  Es  de  suponerse  que  este  acontecimiento  tuvo 
lugar  cuando  la  dispersión  de  los  primeros,  y  de  que  ha- 
blé al  tratar  del  mexicano  (véase). 

Más  adelante,  mames  y  toltecas  tuvieron  varias  guerras 
con  sus  confinantes  los  quichées,  hasta  que  un  rey  de  estos, 
Kikab  II,  los  derrotó  completamente,  al  grado  de  que  los 
mames  tuvieron  que  ocultarse  en  los  bosques. 

En  fin;  Ahuitzotl,  octavo  rey  de  México,  mandó  sus  ejér- 
citos triunfantes  hasta  Guatemala,  quedando  desde  enton- 
ces los  habitantes  de  Soconusco  dependientes  y  tributarios 
del  imperio. 

Es  sabido  que  Chiapas  era  de  lo  más  poblado  y  civilizado 
en  el  Nuevo  Mundo,  cuyas  dos  circunstancias  concurrían 
en  Soconusco,  según  las  noticias  que  se  conservan. 

La  palabra  Xoconochco,  de  la  que  hicieron  los  españoles 
Soconusco,  es  mexicana  y  significa  «en  dondehay  tunaagria,» 
pues  se  compone  de  xocotl,  cosa  agria;  nochtli,  tuna;  y  la 
posposición  co,  en,  ó  en  donde-  Sin  embargo,  los  habitantes 
de  Soconusco  han  conservado  el  nombre  de  mames,  que  no 
es  mexicano,  sino  de  su  propia  lengua,  y  cuyo  significado 
nos  explica  el  padre  Reynoso  en  su  Arte,  que  luego  citaré, 
diciendo:  «A  esta  lengua  llaman  Mame,  é  indios  mames  álos 
«de  esta  tierra,  porque  ordinariamente  hablan  y  responden 
«con  esta  palabra  man,  que  quiere  decir  padre,  y  por  esto 


EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP.  217 

«les  llaman  Mames,  y  á  esta  lengua  Mame,  la  cual,  según 
«su  antigualla,  se  llama  Zaklohpakap.» 

El  Arte  y  Vocabulario  del  P.  Fr.  Diego  de  Reynoso  (Mé- 
xico, 1644),  es  del  que  me  he  servido,  el  cual  es  bastante  di- 
minuto y  oscuro. 


DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto. —Las  letras  del  alfabeto  mame  son  estas: 

a.  b-  ch.  e-  h.  i.  k.  1.  m.  n-  o.  p.  t.  ti.  v- 

x-  y.  z.   tz.  (1). 

2.  Combinación  de  letras. — La  h  fque  es  una  aspira- 
ción) y  aun  más  la  Je,  abundan  en  este  idioma,  por  lo  cual 
es  muy  gutural.  Generalmente  la  reunión  de  vocales  y  con- 
sonantes es  proporcionada;  sin  embargo,  en  algunas  pala- 
bras dominan  las  últimas,  principalmente  por  la  concurren- 
cia de  la  k  con  otra  consonante;  v.  g.,  kokx,  bellota;  tzotz,  co- 
sa espesa;  xookz,  :pozo;  xtalbil,  beneficio;  tzubp,  beso;  tzutz, 
tejón.  Empero  hay  otras  voces  en  que  abunda  la  vocal,  co- 
mo ehaan,  colar;  loon,  comer  fruta;  paan,  confesar;  xuut, 
costilla;  cJiii,  crecer;  chaax  crudo;  paak,  cuchara;  taal,  sue- 
ro; vuaiaiam,  gritar;  kuux,  lama;  zuum,  limpiar;  xuuh,  mu- 
jer; cheem,  moler  maíz. 

3.  Pronunciación.  — En  cuanto  á  la  pronunciación  sólo 
diré  que  las  vocales  son  claras;  la  h  es  aspirada,  y  de  que 
sea  fuerte  ó  suave  resulta  diferencia  de  significado  en  las 
voces;  la  v  suena  como  g. 

4.  Sílabas. — La  palabra  más  larga  que  he  encontrado  es 
de  siete  sílabas;  pero  de  la  composición  de  las  voces  acaso 
resulten  aun  de  mayor  número. 

Lok,  adobe. 
Amak,  advenedizo. 
Kivuilan,  adorar. 
Kivuilalbü,  adoración. 
Ixpokomanel,  acusador. 
Kahabtzinamiahum,  atormentar. 
Hikumilitakakap,  codiciar. 


218  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

Generalmente  las  palabras  son  de  dos  ó  tres  sílabas. 

5.  Composición. — La  composición  no  es  tan  frecuente 
como  en  mixteco  y  mexicano;  pero  no  por  eso  deja  de  usar- 
se como  se  ve  por  ejemplo,  en  vuüzampahü  pecado  consen- 
tido, compuesto  de  vuitzam,  consentir,  y  áe  pliaü,  pecado; 
kakih,  dos  días,  de  kabe,  dos,  y  de  kih,  día;  eliikim,  quitar 
por  fuerza,  de  eli,  salir  y  de  ikim,  tomar;  y  por  este  estilo 
se  ven  otros  nombres  y  verbos  compuestos. 

6.  Riqueza. — No  parece  escaso  el  idioma  en  número  de 
voces,  y  una  de  las  circunstancias  que  lo  indican  es  la  abun- 
dancia de  ciertos  verbos,  cada  uno  de  los  cuales  expresa 
conceptos  para  los  que,  aun  en  lenguas  ricas  como  el  cas 
tellano,  es  preciso  usar  de  auxiliares  ó  circunloquios. 

Biam,  poner  nombre. 

ZuJcum,  anudarse  las  enaguas. 

Paom,  partir  palos. 

Ipam,  tener  paciencia. 

Bizum,  tener  pena- 

Petin,  poner  piedras. 

Ixpukpiam,  saltar  con  un  pie  encogiendo  el  otro. 

XieJcbem,  hacer  señas. 

Ixmntzbem,  hacer  señas  con  los  ojos. 

Xoon,  tirar  piedras. 

Bakoli,  torcerse  la  madera. 

Kuke,  ponerse  el  sol. 

Vaiam,  poner  precio. 

7.  Sinónimos.— Como  ejemplos  de  sinónimos  pondré: 

Buzan,  cantar  en  general;  oke,  cantar  las  aves- 
Xtalem,  amar;  ahon,  querer. 

Lekon,  sombra  de  árbol;  ixneunokx,  sombra  de  hombre. 
Kakzam,  tañer  en  general;  zuim,  tañer  chirimía;  chunam, 

tañer  trompeta. 
Chovuirn,  okzamix'balon,  vestirse;  kolbam,  vestirse,  huípil; 

amin,  vestirse  enaguas- 
Meltzhum,  volver  en  general;  tzauh,  volver  de  un  lugar- 
Zilin  ó  zannahe,  estar  desnudo  por  pobreza;  zoponhe,  estar 

desnudo  por  deshonestidad. 


EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 


219 


KuMaJcon,  poner  en  general;  palee,  poner  boca  arriba; 
mutzban,  poner  boca  abajo;  chale,  ponerse  de  lado;  hoke, 
ponerse  de  bruces;  cholban,  ponerse  en  hilera. 

8.  Onomatopeyas. — Abundan  las  onomatopeyas,  de  que 
dará  algunos  ejemplos: 


Tililin, 

Tzubp, 

Aiam, 

Tokokon, 

Xenahe, 

Xeu, 

Tzup, 

Vuaiaiam, 

Xup, 

Zilum, 

Hululum, 

Kitzitzim, 


ruido, 
beso, 
bostezo, 
cacarear, 
acezar, 
aliento- 
escupitina- 
gritar, 
soplo, 
zumbar, 
gruñir, 
rechinar. 


9.  Voces  metafísicas. — Hay  voces  metafísicas  bastan- 
tes para  expresar  conceptos  como  los  siguientes: 


Naom, 

Kuhzibiil  ó  kuikuhi, 
Tzalakbil, 
Noábü, 
Biz, 
Bizum, 
IxkanaoMl, 
Ipibil, 
Nabam, 
Yuvuanil, 
Tzakehtze, 
Ahobil  ó  ahbil, 
Bañil, 
Tinikialtih, 
TiloL 


acordarse  ó  pensar- 
ánimo, 
contento, 
entendimiento, 
imaginación, 
imaginar  ó  pensar- 
olvido, 
paciencia, 
recordar, 
rudeza- 
tristeza- 
voluntad, 
virtud, 
verdad, 
cosa. 


Y  otras  por  el  estilo,  aunque  no  por  eso  creo  que  se  en- 


220  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

cuentren  todas  las  que  usan  las  lenguas  filosóficas,  como 
ente,  sustancia,  accidente,  ser,  etc.,  no  faltando  ejemplos  de 
suplir  con  una  voz  material  una  idea  metafísica;  v-  g-,  Tcih, 
día,  también  significa  tiempo. 

10.  Género. — No  hay  géneros,  es  decir,  signos  propios 
para  expresarlos,  sino  que  cada  nombre  tiene  forma  del  to- 
do diferente  para  distinguir  el  sexo,  ó  la  falta  de  él,  habien- 
do nombres  que  encierran,  á  la  vez,  la  idea  adjetiva,  v.  g., 
mama,  hombre  viejo;  ahkimikeia,  mujer  vieja;  kanak,  cosa 
vieja:  esta  forma  no  carece  de  ejemplo  en  nombres  abstrac- 
tos y  verbos;  mamau,  vejez  del  hombre;  keiail  ó  ahkimikil, 
vejez  de  la  mujer;  mamaix,  envejecer  el  hombre;  keiaix  ó 
ahkimikix,  envejecerse  la  mujer. 

Hay  varios  nombres  de  parentesco,  diferentes  según  el 
sexo  del  que  habla;  Balok,  cunado  hablando  del  hombre;  lt- 
zam,  cuñado  hablando  de  la  mujer;  Ixiben,  hermano  ó  her- 
mana de  la  mujer;  Vaunap,  hermano  ó  hermana  del  hom- 
bre; Tikialbil  ó  pavui,  entenado  ó  entenada  del  varón;  lual- 
bil,  entenado  ó  entenada  de  la  mujer;  Ikxman,  nieto  ó  nieta 
del  varón;  Bechel,  nieto  ó  nieta  de  la  mujer. 

11.  Número- — Para  expresar  el  número  plural  hay  la 
partícula  prepositiva  e,  cuando  se  trata  de  seres  animados; 
vuinac,  persona;  evuniak,  personas,  considerándose  como 
elegante  posponer  además  la  e;  kiaol,  hijo;  ekiaole,  hijos-  (2) 

Para  los  inanimados  no  hay  signo  que  exprese  plural,  si- 
no que  es  preciso  usar  de  los  numerales  ó  de  algún  adver- 
bio que  indique  pluralidad;  v-  g-,  abali,  piedra,  y  para  decir 
piedras  antepondré  el  adverbio  ikoh,  que  significa  muchos  ó 
muchas,  ikoh  abolí- 

El  adjetivo  es  invariable;  el  único  caso  en  que  recibe  la 
partícula  de  plural  es  un  superlativo:  v-  g-,iknelxi,  mucho 
mejor;  eiknelxi,  mucho  mejores;  y  por  excepción  son  plura- 
les koke,  pequeños,  plural  de  chimchim,  pequeño;  y  nimak, 
grandes  de  nim.  Pero  ni  aun  en  estos  casos  hay  concordan- 
cia, porque  el  sustantivo  no  forma  entonces  plural,  bastan- 
do que  el  adjetivo  le  indique;  v.  g.,  con  kual,  niño,  diré  koke 
kual,  pequeños  niño,  literalmente- 

12.  Caso. — El  nombre  carece  de  declinación  para  expre- 
sar el  caso- 

13-  Derivados- — No  encuentro  signos  propios  para  for- 


EL  MAME  Ó  ZAKEOHPAKAP.  221 

mar  aumentativos,  diminutivos,  comparativos  ni  otros  de- 
rivados, sino  sólo  adverbios  ó  adjetivos  con  que  suplirlos; 
como  ín'm,  grande;  óhimehim,  pequeño  ó  poco;  ikna,  mejor; 
ikhi,  así  como,  etc- 

Para  el  superlativo  sí  hay  terminaciones,  y  son  elxi,  el- 
xiix,  xilx;  v.  g. ,  de  dan,  bueno;  banelxi,  bonísima;  de  ikoh, 
mucho;  ikohelxi,  muchísimo;  de  {lina,  mejor;  iknelxi,  mu- 
cho mejor.  (3) 

Para  los  abstractos  se  encuentran  también  terminacio- 
nes propias;  de  kiah,  flojo;  kiahil,  flojera;  de  nim,  grande; 
nimal,  grandeza;  de  chuuk,  loco;  chuhil,  locura. 

De  verbos  ó  nombres  se  derivan  otros  nombres  que  indi- 
can la  persona  que  ejecuta  ó  usa  lo  que  el  primitivo  expre- 
sa, por  medio  de  la  partícula  antepuesta  ah;  v.  g. ,  de  zu, 
flauta;  ahzu,  el  que  la  toca,  es  decir,  el  flautista;  de  kuvuin, 
predicar;  alikuv,  predicador;  habiendo  algunos  nombres 
que  no  tienen  traducción  literal  como  de  tzi,  boca;  ahtzi,  que 
equivale  á  intérprete- 

Los  verbales  que  acaban  en  el  y  on,  de  significación  acti- 
va, son  poco  usadas,  según  Reinoso: 

Xtalinel,  el  que  ama,  de  xtalem,  amar. 
Okzalon,el  que  cree. 
Riküon,  el  que  guarda. 

Vuatizon,  ó  vuaton,  el  que  duerme  en  la  casa  para  guar- 
darla. 
Veton,  el  que  anda. 
Ixkuilon,  el  que  se  casa. 
Lebon,  el  que  pesca  ó  pescador. 
Ihxmamon,  el  que  tiene  muchos  nietos. 
Alón,  la  mujer  que  pare. 
Chutizon,  la  mujer  que  da  de  mamar. 
Los  verbales  sustantivos  en  U  son  de  mucho  uso,  como 
los  siguientes: 
Xtalhil,  el  amor,  de  xtalem,  amar. 
Yaliil,  el  trabajo,  de  yahun,  afligir. 
AhMl,  voluntad. 
Nahbil,  vivienda. 
Ankibü,  duración  de  la  vida. 
Bulibil,  la  acción  de  azotar. 


222  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

Kaililil,  maravilla. 
Eivuilalbil,  deidad. 

Hay  otros  verbales  de  significación  pasiva  acabados  en 
li,  na  et;  v.  g. : 

Ambli,  desocupado,  de  amet. 
Kuztli,  acostado,  de  Jeutze. 
Okna,  enterado,  de  oJci. 
Chimbina,  aporreado,  de  chinan. 
Xina,  ido,  de  xi. 
Zubet,  engañado,  de  zubum- 

De  los  más  sustantivos  y  adjetivos  se  derivan  verbos, 
añadiéndoles  las  terminaciones  an,  in,  zan,  x,  ix,  ó  ax.  (4) 

Chihilan,  tomar  carne,  ó  encarnar  de  cliicJiil,  carne. 
Pahin,  pecar,  de  %>ah,  pecado. 

Bautizan,  que  no  tiene  traducción  literal,  de  ban,  bueno. 
Ehenx,  enfriarse,  de  ehe?i,  el  frío. 
Mamaix,  envejecerse,  de  mama,  viejo. 
Tzilax,   que  no  tiene  traducción  literal,  de  tzil,  la  por- 
quería- 

14.  Pronombre  personal.— Los  pronombres  persona- 
les son: 


Ain, 

yo. 

Aia, 

tú. 

Aliu  ó  ahí, 

aquél- 

Ao  6  aoio, 

nosotros, 

Ae,  ó  aeie, 

vosotros. 

Aehu  ó  aehi, 

aquellos- 

Aunque  el  pronombre  carece  de  declinación,  los  siguien- 
tes expresan  algunos  casos: 

Vuih,  á  mí,  para  mí,  en  mí. 

Tilia,  á  tí,  para  tí,  en  tí. 

Tihu,  á  aquél,  para  aquél,  en  aquél. 


EL  MAME  O  ZAKLOHPAKAP- 


223 


Kiho, 

á  nosotros,  para  nosotros,  en 

nosotros. 

lühae, 

á  vosotros,  para  vosotros,  en 

vosotros. 

Kihaehu, 

á  aquéllos,  para  aquéllos,  en 

aquéllos- 

Vuxm, 

de  mí,  por  mí. 

Tumo. 

por  tí. 

Tumhi, 

por  aquél. 

Kumo, 

por  nosotros. 

Kume, 

por  vosotros- 

Kumhv, 

por  aquéllos. 

Vuib, 

por  mí  mismo- 

Tipa, 

por  tí  mismo. 

Tipia, 

por  aquél  mismo- 

Kíbo, 

por  nosotros  mismos- 

Kíbe, 

por  vosotros  mismos. 

Kíbaeku  ó  kíbhu, 

por  aquéllos  mismos- 

Pero  en  estos  ejemplos,  más  que  inflexiones  reguladas 
que  formen  declinación,  lo  que  se  descubre  es  la  composi- 
ción del  prombre  personal  con  alguna  preposición,  pues  tih 
ó  ti,  tum,  vum,  etc.,  son  preposiciones  como  veremos  en  su 
lugar. 

15.  Posesivo- — De  las  explicaciones  (algo  confusas)  que 
sobre  el  pronombre  hace  el  P.  Reynoso,  creo  que  lo  que  de- 
be entenderse  respecto  al  posesivo  es  lo  siguiente: 

Vua,  vite,  vui,  vuo,  vu,  y  na,  ne,  ni,  no,  nu,  significan  mío, 

mí  ó  de  mí- 
Tea,  tuyo. 

TeJtn,  tela,  telia,  de  aquél. 
Ka,  ke,  ki,  ó  kic,  ko,  ku,  nuestro. 
Ke,  ki,  kie,  (pronunciado  suavemente),  vuestro- 
Keku,  kieJiu,  de  aquellos. 

Para  el  uso  de  estos  varios  pronombres  se  atiende  á  la 
primera  vocal  de  la  palabra  con  que  se  juntan,  pues  siem- 
pre se  usan  en  composición,  haciendo  de  modo  que  corres- 
ponda la  del  pronombre;  y  así,  si  la  primera  vocal  del  nom- 


224  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

bre  es  á,  usaré  vua,  na,  Jcá;  si  es  e,  usaré  Ice,  etc.;  v.  g.,  con 
akum,  trabajo,  diré  kakum,  nuestro  trabajo;  con  etlebil,  cos- 
tumbre; Jcetlebü,  nuestra  costumbre;  en  cuyos  ejemplos  se 
pierde  una  letra  por  evitar  la  cacofonía,  cosa  que  en  otros 
casos  no  es  necesaria;  v.  g.,  con  chu,  madre,  diré  nuchu,  mi 
madre;  conbanil,  bondad;  nábanil,  mi  bondad;  con  kuxomál, 
mocedad;  kukuxomal,  mi  mocedad. 

Se  observa  también  que  entre  Jcehu,  y  kiehu,  de  aquellos, 
se  intercalan  las  palabras  con  que  se  juntan,  y  lo  mismo 
entre  Me,  nuestro;  v.  g.,  etlebil,  costumbre;  ki-etlebil-c,  nues- 
tra costumbre;  kuxomál,  mocedad;  ki-kuxomal-hu,  la  moce- 
dad de  aquellos:  creo  que  igual  forma  se  observa  con  teliu, 
etc- 

16.  Demostrativos. — Los  demostrativos  son  lu,  aquel  ó 
ese;  lukiehi,  esos  ó  aquellos;  alta,  ae,  ahí,  aehi,  ahu,  esto, 
aquesto. 

17.  Verbo  sustantivo- — Lo  primero  que  se  ofrece  al 
tratar  del  verbo  es  la  conjugación  del  sustantivo,  que  no  es 
otra  cosa  sino  el  pronombre  personal  conjugado.  (5) 

Tiene  modos  indicativo,  imperativo  y  optativo,  y  los  tiem- 
pos siguientes.  El  indicativo,  presente,  aunque  no  posee  con 
propiedad  más  que  primera  persona,  pues  las  demás  se  su- 
plen con  el  pronombre  puro;  pretérito  imperfecto  y  perfec- 
to; pluscuamperfecto,  el  cual,  si  exceptuamos  la  primera 
persona  de  singular,  está  suplido  por  el  imperfecto;  dos  fu- 
turos imperfectos  y  futuro  perfecto.  El  imperativo  no  tie- 
ne más  que  un  tiempo.  El  presente  de  optativo  es  el  pro- 
nombre y  la  interjección  vuit,  ojalá,  intercalada,  menos  la 
primera  persona  de  singular  que  tiene  terminación  propia; 
el  pretérito  perfecto  está  compuesto  del  de  indicativo  y  vuit; 
el  pluscuamperfecto  y  el  f  aturo  llevan  también  vuit-  Los 
tiempos  repetidos  que  se  venen  la  conjugación  del  verbo 
sustantivo  y  en  la  de  los  verbos  adjetivos,  deben  contener 
alguna  modificación  de  sentido,  unos  respecto  de  otros;  pe- 
ro no  siempre  me  es  posible  conocerla,  por  falta  de  explica- 
ción en  la  gramática  que  tengo  á  la  vista.  Cuando  la  conozca, 
haré  la  debida  observación. 

Para  comprender  el  mecanismo  del  verbo  sustantivo,  po- 
demos considerar  como  su  raíz  el  pronombre  personal  mo- 
dificado por  terminaciones,  en  las  primeras  personas  de 


EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP.  225 

singular,  partículas  intercaladas  en  las  otras,  metaplasmo, 
y  partículas  antepuestas  en  el  futuro  de  optativo. 

He  aquí  el  verbo  por  entero,  señalándolas  partículas  mo- 
dificativas para  perfecta  claridad. 

Indicativo.  Presente. 

Ain--in,  ó  ain--inen,  ó  ain--ki-  Ao  ó  aoio. 
nen,  yo  soy,  etc.  Ae  ó  aeie. 

Aia.  Aehu. 

Ahu. 

Pretérito  imperfecto. 

Ain-tok,  yo  era,  etc.  Ao--tok--o. 

A-tok--a.  Ae--tok--e- 

A~tok~hu.  Ae~tok--hu. 


Pretérito  perfecto. 

Aiii~7ii,  yo  fui,  etc.  Ao-hi-io. 

A—hi—ia.  Ae--M-ie. 

A-hi-hu.  Ae-7ii--hu. 

Pretérito  pluscuamperfecto. 

Ain--tokem,  yo  había  sido,  etc.  Ao--tok--o. 
A--tok-a.  Ae-tok-e. 

A--tok--hu.  Ae-tok-hu. 

Futuro  imperfecto. 

In-abenelem,  yo  seré,  etc-        O-ábenel-o. 
A~benel--a.  E~abenel--e. 

A~benel~hu.  E-abenél-hu. 

De  otro  modo,  y  acaso  con  alguna  modificación  en  el  sig- 
nificado: 

1  5 


226  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

Ain-loiem.  Ao-lo-io. 

A-lo-ia.  Ae-lo-ie. 

A-lo-hu-  Ae-lo-hu. 

Futuro  perfecto. 

Ain-lohi,  yo  habré  sido,  etc.        Ao-lohi-io. 
A-lohi  ia.  Ae-lohi-ie. 

A-lo-hu.  Ae-lo-hu. 

Imperativo. 

A-u-ia,  se  tú,  etc.  A-uk-eie. 

A-u-hu.  A-uk-ehu. 

A-uk-oio. 

Optativo.  Presente. 

Ain-vuit-em,  ojalá  que  yo  sea,  Ao-vuit-o. 
etc. 

A-vuit-a.  Ae-vuit-e. 

A-vuit-hu.  Ae-vuit-hu. 

Pretérito  perfecto. 

Ain-vuit-hiem,  ojalá  que  yo  ha-  Ao-vuit-hi-io. 

ya  sido,  etc. 

A-vuit-hi-ia.  Ae-vuit-hi-ie. 

A-vuit-hi-hu.  Ae-vuit-hi-hu. 

Pretérito  pluscuamperfecto. 

Ain-vuit-tokhiem,  ojalá  que  yo  Ao-vuit-tokhi-io. 

hubiera  ó  hubiese  sido,  etc. 

A-vuit-tok7ii-ia,  Ae-vuit-tokhi-ie. 

A-vuit-tokhi-hu.  Ae~vu  it-tokhi-hu. 

Futuro. 

Ka-in-^vuit-en,  ojalá  que  yo  Ka-ao-vuit-o. 

fuera,  etc. 

Ka-vuit-a.  Ka-ae-vuit-e. 

Ka-vuit-hu.           .  Ka-ae-vuit-hu. 


EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP.  227 

18.  Verbos  adjetivos. — Los  verbos  adjetivos  son  de  va- 
rias terminaciones:  an,  en,  in,  on,  un,  ü,  han,  zan,  et,  lan, 
he,  ix,  ax  eh;  pero  todos  se  conjugan  de  una  misma  manera, 
siendo  la  conjugación  sumamente  complicada,  como  se  ve 
del  siguiente  ejemplo  y  su  correspondiente  explicación. 

19.  Ejemplo  de  conjugación. 

Indicativo.  Presente. 

Ain-tzum-chim-xtalem,  yo         Tzum-ko-xtalem-o. 
amo,  etc.  Tzum-che-xtalem-e. 

Tzum-xtalem-a.  Tzum-che-xtalem-hu. 

Tzum-xtalem-hu. 

Pretérito  perfecto. 

Tzum-tok-chim-xtalem,  yo  Tzum-tok-ko-xtalem-o. 

amaba,  etc.  Tzum-tok-che-xtalem-e. 

Tzum-toli-xtalem-a,  Tzum-tok-che-xtalem-hu. 
Tzum-tok-xtalem-h  u . 

I.  Pretérito  imperfecto. 

Ini-xtalim,  yo  amé,  etc.  Oi-xtalim-o. 

Ui-xtalim-a.  Ei-xtalim-e. 

Ui-xtalim-hu-  Ei-xtalim-hu. 

2.  Otro  en  cuyo  significado  entra  el  pronombre  acusativo. 

Uni-xtale,  yo  le  amé,  etc.  Uki-xtali-o. 

Uti-xtali-a  Uki-xtali-e. 

Uti-xtali-hu.  Uki-xtali-hu. 

3.  Otro  cuyo  significado  parece  ser  de  tiempo  más  anterior. 

Ma  chim-xtalim,  ya  yo  amé,     Ma  ko-xtalim-o. 
etc.  Ma  che-xtalim-e. 

Ma  xtalim-a-  Ma  che-xtalim-liu. 

Ma  xtalim-hu. 


228  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

4.  Otro  que  tiene  el  significado  del  anterior  con  el  acusativo. 

Ma  ni-xtali,  yo  ya  le  amé  etc.     Ma  ki-xtali-o. 
Ma  ti-xtali-a-  Ma  M-xtali-e. 

Ma  ti-xtali-hu.  Ma  ki-xtali-hu. 

5.  Otro  con  el  mismo  significado  que  el  último. 
Ma  uni-xtali,  Ma  uti-xtali-a,  etc. 

Pretérito  pluscuamperfecto. 

Ixtok  chim-xtalim,  después  Ixtok  ko-xtalim-o. 

que  yo  había  amado,  etc.  Ixtok  che-xtalim-e. 

Ixtok  xtalim-a.  Ixtok  che-xtalim-hu. 
Ixtok  xtalim-hu. 

Futuro  imperfecto. 

Uni-xtalibetz,  yo  amaré  etc     Ki-xtalibetz-o. 
Thxtalibetz-a.  Ki-xtalibetz-e. 

Ti-xtalibetz-hu.  Ki-xtalibetz-hu. 

Otro  Futuro. 

Ain  chim-xtalem.  Ao  ko-xtalem. 

Aia  xtalem.  Ae  che-xtalem. 

Ahu  xtalem.  Ae  che-xtalem. 

Futuro  que  indica  obligación  ó  deber. 

Tzok-ni-xtale.  yo  tendré  de  Twk-ki-xtali-o- 

amar,  etc.  Tzok-hi-xtali-e. 

Tzok-ti-xtale-a.  Tzok-hi-xtali-hu. 
Tzok-ti-xtali-hu. 

Futuro  perfecto. 

Ain-lo-in-xtalem,  yo  habré     Ao-lo-io  o  xtalem. 
amado,  etc.  Ae-lo-ie  e-xtalem. 

A-lo-ia  u-xtalem.  Ae-lo-hu  e-xtalem. 

A-lo-hu  o-xtalem. 


EL  MAME  O  ZAKLOHPAKAP. 


229 


Imperativo. 


lxtali)i-o--ia,  arria  tú,  etc. 

Ixtalin--o--hu. 

Ko-ixtalin-o. 


Ixtalin-ke--ie. 
Ixtalin—ke-hu. 


Optativo  presente. 

Ain--vuit--chim-xtalem,  ojalá  Ao--vuit-o  ko— xtalem- 

que  yo  ame,  etc.  Ae-  vuit-e  che-xtalem. 

A--vuit~a  xtalem.  Ac—vuit-hu-  che-xtalem. 
A-vuit-hu-xtalem- 


Pretérito    pluscuamperfecto. 


Ix-vuit'-chin-xtalem,  ojalá 
que  yo  hubiera  ó  hubie- 
se amado,  etc. 

Ix~vuit--xtalema. 


Ix  vuit— xtalem— hu- 
Ix—vuit'-ko" xtalem  -o. 
Ix—vuit— che— xtalem— e- 
Ix—vuit-  -che-  -xtalem-  -hu. 


Ix-v  u  ¿t-ni-xta  l  i. 
Ix-vuit-ti-xtali-a- 
Ix-vuit-ti-xtali-h  u  ■ 


Otro. 


Ix-vuit-M-xtali-o. 

lx-vuit-ki-xtali-e- 
Ix-vu  it-k  i-xta  l  i-h  u  ■ 


Infinitivo. 


Xtalem,  amar. 


Se  puede  tener  por  participio  de  este  verbo  al  verbal  ter- 
minado en  el;  xtalinel,  el  que  ama. 

20.  Explicación  del  verbo.— Tomando  como  punto  de 
comparación  el  infinitivo,  pueden  hacerse  las  siguientes  ex- 
plicaciones acerca  del  verbo- 

La  primera  persona  de  singular  del  presente  de  indicati- 
vo, se  forma  por  medio  del  pronombre  personal  a  in  y  las 
partículas  tzum  y  chim;  las  demás  personas  con  sólo  tzum  y 
los  afijos  ó  pronombres  personales  abreviados  a,  hu,  etc., 
llevando  además  las  dos  últimas  personas  del  plural  la  par- 


230  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

tícula  che,  y  la  primera  persona  del  mismo  número  ko,  la 
cual  parece  ser  el  pronombre  posesivo,  usado  como  prefijo. 
La  primera  persona  del  singular  de  presente  de  indicativo 
puede  también  formarse  anteponiendo  tzum  y  el  posesivo, 
y  esta  forma  indica  que  se  expresa  el  complemento  del  ver- 
bo, mientras  que  del  modo  que  se  ve  en  el  ejemplo,  queda 
tácito. 

El  pretérito  imperfecto  lleva  las  partículas  tzum  y  tok  en 
todas  las  personas;  ko,  che,  che  en  las  de  plural  y  los  afijos, 
menos  en  la  primera  persona  de  singular,  que  en  cambio 
lleva  chim:  la  falta  de  afijo  se  nota  en  todas  las  primeras  per- 
sonas de  singular,  por  lo  cual  no  me  cansaré  de  repetir  es- 
ta observación. 

El  pretérito  perfecto,  primero  lleva  las  partículas  prepo- 
sitivas ini,  ui  etc.,  algunas  de  las  cuales  parecen  ser  el  pro- 
nombre personal  abreviado,  y  los  afijos:  la  e  del  infinitivo 
cambia  en  i. 

El  segundo  perfecto,  además  de  los  afijos,  tiene  las  par- 
tículas uní,  uti,  etc. :  la  primera  persona  de  singular  pierde 
la  m  final  respecto  al  infinitivo,  y  las  otras  respecto  al  pri- 
mer pretérito  perfecto. 

La  formación  de  los  otros  dos  perfectos  (tercero  y  cuar- 
to) se  comprende  fácilmente  con  lo  que  va  explicado;  pero 
obsérvese  además  la  concurrencia  de  ma,  que  no  es  un  sig- 
no, sino  la  conjunción  ya.  Con  esta  misma  conjunción,  agre- 
gada al  segundo  perfecto,  se  forma  el  quinto,  que,  por  lo 
tanto,  es  más  bien  un  supletorio,  pues  no  tienen  signos  pro- 
pios que  le  distingan.  (6) 

El  pluscuamperfecto  es  igual  al  tercer  pretérito  perfec- 
to poniendo  en  lugar  de  ma  los  adverbios  ixtok  6  maitolc. 

En  el  futuro  imperfecto  primero,  lo  más  notable  es  la 
terminación  ibetz  en  lugar  de  la  em  del  infinitivo. 

El  otro  futuro  se  forma  de  las  partículas  chim,  ko,  che  y 
el  pronombre  personal. 

El  futuro  que  indica  obligación  es  igual  al  cuarto  preté- 
rito perfecto,  puesta  la  partícula  tzok  en  lugar  de  adverbio 
ó  conjunción  ma. 

En  el  futuro  perfecto  parece  concurrir  el  segundo  imper- 
fecto del  verbo  sustantivo. 

El  imperativo,  además  de  los  otros  signos  que  se  ven  en 


EL  MAME  Ó  ZAKLOHP^KAP-  231 

el  ejemplo,  tiene  su  terminación  particular  in,  y  una  i  ante- 
puesta. 

El  presente  de  optativo  tiene  notable  analogía  con  el  del 
verbo  sustantivo,  figurando  en  él,  así  como  en  los  pluscuam- 
perfectos, la  interjección  vuit,  ojalá. 

El  subjuntivo  según  creo,  es  el  optativo  sin  vuit. 

El  infinitivo  tiene  la  misma  terminación  que  el  presente 
de  indicativo;  pero  ningún  otro  signo. 

21.  Verbo  pasivo-— El  verbo  ó  voz  pasiva  se  forma  cam- 
biando la  terminación  de  la  activa;  v.  g. : 

Tzum  cliim  xtalemhetz,  yo  soy  amado. 
Tzum  xtalinhetz-a,  tu  eres  amado. 
Xtalimin-tok,  yo  era  amado. 
U-xtaleh-ia,  tu  fuiste  amado. 
In  xtalbak,  yo  seré  amado. 

Por  lo  demás  el  mecanismo  de  la  voz  pasiva  es  igual  al  de 
la  activa. 

22.  Otros  verbos. — Añadiendo  al  verbo  activo  ó  neutro 
la  terminación  zam,  ó  bam,  se  forman  verbos  compulsivos 
ó  reflexivos;  de  vuam,  comer,  vuatizam,  dar  de  comer  á  otro; 
denaom,  recordar,  naomizam,  hacer  recordar  á  otro;  áeiap- 
ti,  enfermar,  iaptizam,  hacerse  enfermo;  de  zilin,  estardes- 
nudo,  zübam,  desnudarse;  de  ichim,  bañarse,  ichimzam  ó 
ichimzan,  bañar  áotro,  etc. 

Además  hay,  según  Reynoso,  verbos  impersonales,  de- 
ponentes y  defectivos,  y  en  otro  lugar  observa  que: 

«Estos  naturales  usan  mucho  de  estas  dos  dicciones  xiy 
«tza7i  pospuestas  al  verbo:  para  hablar  de  acciones  afuera, 
«de  llevar,  enviar  ó  mirar  lejos  usan  del  xi;  y  del  tzah  para 
«nosotros  ó  hacia  nosotros;  v.  g.,  akonxi,  llévalo  á  dar,  dalo 
«llevándolo;  akontzah,  dalo  á  mí  ó  hacia  mí;  ilonxi,  mira  ha- 
«cia  fuera,  esto  es,  cosa  distinta  de  la  vista,  etc.;  ilontzah, 
«mira  acá  ó  hacia  donde  yo  estoy.  De  modo  que  si  la  acción 
«es  hacia  nosotros,  usamos  del  tzah,  y  si  es  á  otro  ó  parte 
«distinta,  usaremos  siempre  del  a-i.» 

23.  Conjugación  de  los  verbales- — «De  muchos  ver- 
«bos  activos,  neutros  y  deponentes,  dice  el  mismo  autor,  se 
«derivan  y  salen  otros  verbos  (nombres  verbales)  acabados 


232  EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP. 

«en  li;  de  hovuen,  arrastrar; houli,  arrastrado;  de  tzuiun,  co- 
«ger  ó  prender;  tzuizli,  preso  ó  cogido-  •  • .  de  tzúbum,  enga- 
«fiar;  zubli,  engañado.  Y  otros  muchos,  los  cuales  se  conju- 
«gan  con  tzum  y  chim  en  el  presente  de  indicativo  pasivo .... 
«Y  estos  verbos  (verbales)  en  li  no  tienen  más  de  estos  dos 

«tiempos  pasivos Sácanse  dos  que  debían  terminar 

«en  li  y  acaban  en  chi,  que  son  lokchi,  de  lokon,  comprar; 
«lahchi,  desterrado;  de  lahon,  ahuyentar  y  desterrar.  Otro 
«hay  en  vui,  que  es  áeilon,  mirar;  ilvui  visto  ó  mirado.  Y  no 

«hallo  más,  los  cuales  se  conjugan  como  los  pasados 

«De  estos  dichos  verbos  se  derivan  otros  (verbales)  acaba- 
«dos  en  et,  que  tienen  el  romance  y  sentido  pasivo,  y  sefor- 
«man  como  los  pasados     ....  de  l  anón,  kanet;  de  puJiun,  pu- 

«/¿eí;  de  zubum,  zubet > 

Desde  luego  se  ve  que  los  que  Reynoso  ilama  verbos  no 
son  sino  los  adjetivos  verbales  que  expliqué  en  el  párrafo 
13,  y  lo  que  realmente  resulta  es  que  esos  verbales  se  con- 
jugan adaptándoles  las  partículas  del  verbo;  v.  g. : 

Tzum  chim  zubet,  yo  soy  engañado. 
Tzum  zubet  ia,  tú  eres,  etc. 
Tzum  zubet  liu,  aquél  es.  etc. 

De  modo  que  por  ser  su  sentido  pasivo,  súplese  con  esta 
forma  el  verbo  sustantivo,  la  cópula  délas  proposiciones. 

También  de  otro  modo  se  conjuga  el  adjetivo  verbal;  se- 
gún otros  ejemplos  que  trae  Reynoso,  como  el  siguiente  de 
nakli,  acostumbrado. 

Nakli-k-in,  yo  soy  acostumbrado,  etc. 

Nakli-ia. 

Nakli-hu- 

Nakli-k-o,  ó  nakli-k-e. 

Nakli-ki-eie. 

Nakli-ki-ehu. 

Tenemos,  pues,  ejemplos  de  conjugación  de  los  adjetivos 
verbales  pasivos  terminados  en  li  y  et;  pero  es  de  advertir 
que  también  los  en  na  se  conjugan,  de  lo  cual  resulta  que 
todos,  pues,  según  vimos  en  su  lugar,  sólo  los  hay  con  una 
de  esas  tres  terminaciones. 


EL  MAME  Ó  ZAKLOHPAKAP.  233 

En  fin,  mencionaré  otra  forma  déla  lengua  mame,  de  que 
nos  dio  idea  el  mixteco,  y  consiste  en  que  los  verbales  sus- 
tantivos en  il,  según  su  terminación,  expresan  tiempo  pre- 
sente ó  pasado;  il  significa  presente,  y  agregando  bem  ó  en, 
pasado;  v.  g.,  Tamil,  muerte  presente;  kimilen,  muerte  pa- 
sada. 

24.  Adverbios  y  partícula. — Hay  adverbios  de  todas 
clases  y  significados:  interrogando  se  suelen  juntar  dos,  y 
algunos  negativos  se  reúnen  con  verbo.  Hay  una  partícula 
lo  que  concurre  en  toda  locución  dudosa. 

25.  Preposición. — Las  preposiciones  que  encuentro  co- 
rrespondientes á  las  del  castellano  son: 

Te,  tih  vuih,  á,  denotando  daño  ó  provecho- 

Vuitz,  ante  ó  delante . 

Te,  para,  ó  de,  significando  posesión. 

Tibah,  tivui,  sobre  ó  encima. 

ToJí,  en  ó  dentro. 

Tih,  en  ó  para. 

Tukil,  con. 

Toxol,  entre. 

Tzuma,  hasta. 

Tum,  por  ó  de. 

Tixhi,  tras- 

Vum,  de. 

El  acusativo  no  va  regido  de  preposición,  según  se  ve  de 
algunos  ejemplos;  v.  g.,  ain  tzum  chin  xtalem  Dios,  yo  amo  á 
Dios;  de  modo  que  el  complemento  del  verbo  no  toma  sig- 
no particular. 

26.  Conjunción.— Sobre  la  conjunción  dice  Reynoso: 
«Conjunción  es  la  que  traba  y  junta  las  partes  de  la  oración, 
«"son  estas:  atzian,  atzumld,  atzunkun,  ikzumkumani,  iktzum- 
«kum,  tzum,  tukil,  kalah,  vuechi,  tizen,  kati,  vuitxi.  Como  no- 
esotros  solemos  trabar  y  juntar  las  partes  y  razones  que  ha- 
blamos de  sí  ó  nó,  y,  cómo,  y  por  esto,  sí,  así,  pero:  eso 
«mismo  suenan  los  vocablos  dichos-»  (7). 


NOTAS. 


(1)  Según  Reynoso,  carece  el  mame  de  cuatro  letras,  d, 
f,  g,  r\  pero  yo  tampoco  encuentro  j,  U,  ñ,  s,  por  lo  cual  las 
omito.  Respecto  á  la  /  es  de  advertir  que  aunque  se  encuen- 
tra pli  no  debe  creerse  que  tiene  aquella  pronunciación,  si- 
no que  se  pronuncia  separadamente  cada  letra;  v.  g.,  en  zip- 
hen,  ahito,  diré  zip-hen.  Hay  otra  letra  que,  según  el  autor 
citado,  es  «un  carácter  que  son  dos  c  pegadas.»  pero  agre- 
ga, «es  lo  mismo  que  si  se  escribiera  y  pronunciara  con  lale- 
«tra  Je;»  luego  es  inútil  una  letra  nueva  y  extraña,  y  con  la 
k  nos  basta- 

(2)  No  cabe  la  menor  duda  sobre  lo  que  digo  respecto  al 
número,  y  todo  consta  de  las  explicaciones  y  ejemplos  del 
P.  Reynoso.  Cuando,  pues,  este  autor  dice  (fol.  1)  «que  el 
nombre  no  tiene  singular  y  plural  como  en  la  lengua  latina,» 
sólo  debe  entenderse  que  carece  de  terminaciones  para  ello; 
pero  no  de  otro  medio  que  da  el  mismo  resultado. 

(3)  Según  Reynoso,  los  sustantivos  también  tienen  su- 
perlativo; pero  debo  observar  que  tal  forma  es  contraria  á 
la  naturaleza  misma  de  las  cosas,  pues  sólo  el  adjetivo,  ú 
otra  parte  de  la  oración  que  expresa  cualidad,  es  suscepti- 
ble de  grados;  así  es  que  cuando  en  castellano  encontramos, 
como  se  lee  en  Iglesias,  «señorísima  portera,*  es  sólo  en  es- 
tilo familiar,  tomando  el  sustantivo  como  adjetivo.  Un  ejem- 
plo que  pone  Reynoso  nada  prueba,  porque  erradamente 
parece  suponer  que  milagrosísimo  es  un  derivado  de  milagro, 
cuando  no  es  sino  biderivado,  porque  de  milagro,  viene  mi- 
lagroso, y  de  milagroso  milagrosísimo. 

(4)  Los  terminados  en  an  ó  zan,  según  Reynoso;  son  ac- 
tivos, y  los  otros  neutros;  pero  los  que  cita  de  los  primeros 
son  intransitivos,  al  menos  pecar  y  encarnar,  que  tienen  sig- 


EL  HAME  Ó  ZAKLOHPAKAP-  235 

niñeado  propio  en  castellano,  de  modo  que  su  regla  parece 
falsa- 

(5)  «En  esta  lengua  dice  el  P.  Reynoso,  no  hay  propio 
«sum,  es,  fui:  súplenle  con  el  pronombre  primitivo  ain,  aia, 
«aliu,  en  la  persona  y  número  que  requieren.  Hay  quien  di- 
«ga  que  con  diversos  aditos  de  verbos,  adverbios  y  nombres 
«adjetivos  antepuestos  y  pospuestos  al  pronombre  primiti- 
«vo  ain,  hacen  con  ellos  el  mismo  sentido  del  verbo  sum,  es 
«fui.  Todo  lo  cual  repruebo  por  inusitado  y  supérfluo,  y  di- 
«go:  que  hay  verbo  sum,  es,  fui,  suplido  con  el  pronombre 
«primitivo  ain,  sin  adito  de  verbo,  ni  nombre  adjetivo  y  sus- 
«tantivo,  sino  solamente  de  adito  de  adverbio;  ó  una  dicción 
«que  es  con  la  que  el  indio  varía  y  diferencia  los  tiempos,  como 
«se  verá  abajo.  Y  cuando  el  venerable  padre  predicador  Fr- 
«Gerónimo  Larios  le  conjuga  anteponiéndole  el  adjetivo  han, 

«no  hace  el  sentido  de  sum,  es,  fui Luego  no  se  ha  de 

«conjugar  á  sum,  es,  fui  con  la  partícula  han,  sino  con  los 
«aditos  y  adverbios  con  que  el  indio  varía  y  diferencia  los 
«tiempos  de  dicho  verbo,  supliéndole  solamente  con  el  pro- 
«nombre  primitivo  ain,  que  lo  demás  es  confundir  verbos 
«etc.» 

(6)  No  se  deben  tener  por  verdaderos  tiempos  del  verbo 
sino  aquellos  que  se  forman  por  medio  de  signos  regula- 
dos, y  todo  lo  demás,  no  son  sino  medios  supletorios.  Por 
esto  es  que  en  las  lenguas  aquí  descritas,  no  admito  tantos 
tiempos  cuantos  suponen  los  autores,  y  por  estose  ve  tam- 
bién que  los  mejores  gramáticos  españoles  no  admiten  ya, 
como  tiempos  propios  de  la  conjugación  castellana,  los  que 
se  forman  con  los  verbos  auxiliares,  porque  lo  que  resulta 
con  ellos  son  verdaderas  oraciones. 

(7)  No  me  es  posible,  como  en  las  otras  lenguas,  hacerla 
análisis  del  Padre  nuestro  ni  de  otra  oración,  porque  no  he 
logrado  conseguir  ninguna.  El  ejemplar  que  poseo  de  la 
obra  del  P.  Reynoso  no  tiene  más  que  gramática  y  diccio- 
nario, no  obstante  que  la  página  Índice:  «Arte  vocabulario, 
«confesionario  y  modo  de  administrar  el  santo  sacramento 
«de  la  Eucaristía  y  el  de  la  Extrema-Unción  y  Doctrina 
cristiana.»  En  la  portada  no  se  anuncia  más  que:  «Arte  y 
vocabulario  en  la  lengua  Mame»  que,  como  digo,  es  lo  que 
yo  he  visto. 


CAPITULO  XLV1. 


EL  HUAXTECO. 


NOTICIAS  PRELIMINARES 

Nada  nos  dice  la  historia  de  positivo  respecto  al  origen 
de  los  huaxtecos,  ni  sobre  su  establecimiento  en  Anáhuac. 
Cuando  llegaron  los  españoles,  el  lugar  que  ocupaban  era 
la  frontera  Norte  del  reino  de  Texcoco,  y  parte  de  la  del 
mexicano,  siendo  independientes  de  uno  y  otro. 

Hoy  se  conoce  su  país  con  el  nombre  de  la  Huaxteca:  com 
prende  la  parte  Norte  del  Estado  de  Veracruz  y  una  frac- 
ción lindante  del  de  San  Luis,  confinando,  al  Oriente,  con 
el  Golfo  de  México,  desde  la  barra  de  Túxpam  hasta  Tam- 
pico,  según  el  Mapa  ethnográfico  de  D.  Manuel  Orozco  y 
Berra. 

Huaxtlan  es  una  palabra  mexicana  que  significa  «donde 
hay,  ó  abunda  el  huaxi,»  fruto  muy  conocido  en  México  con 
el  nombre  castellanizado  de  guaje.  Compónese  aquella  pa- 
labra de  huaxin,  perdiendo  in  por  contracción,  muy  usada 
en  mexicano  al  componerse  las  palabras,  y  tlan,  partícula 
que  significa  «donde  hay,  ó  abunda  algo,»  y  que  sirve  para 
formar  colectivos.  De  huaxtlan  es  de  donde,  según  parece, 
viene  el  nombre  gentilicio  huaxtecail,  que  los  españoles  con- 
virtieron en  huixteca  ó  hnaxtcco. 

Mi  guía  principal  para  describir  el  Iluaxteco  es  la  Noticia 
con  diccionario  y  doctrina:  cristiana  por  Tapia  Zenteno  (Mex. 
1761).  He  rectificado  la  noticia  con  el  diccionario  y  la  doc- 


EL    HUAXTECO.  237 

trina,  pues  aquella  está  escrita  muy  de  prisa,  con  obscuri- 
dad y  bastantes  contradicciones. 


DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto- — Las  vocales  y  consonantes  de  la  lengua 
huaxteca  pueden  expresarse  con  las  siguientes  letras: 

a.  b.  oh.  el  e.  g-  h.  i-  j-  k-  l.  m.  n.  o-  p-  t-  u.  v. 
oc.  y.  z-  tz.  (1) 

2.  Pronunciación.— Es  muy  suave  su  pronunciación,  y 
en  particular,  lo  que  hay  muy  digno  de  notar  sobre  ella, 
según  las  propias  palabras  del  autor  de  la  noticia  que  sigo, 
es  lo  siguiente: 

«La  z  se  pronuncia  con  todo  rigor,  con  la  lengua  algo  íue- 
«ra  de  los  dientes,  pegada  á  ellos:  la  tz  cerrando  los  dien- 
«tes,  y  difundiendo  por  todos  ellos  la  lengua,  formando  un 
«silbido  sin  violencia:  la  x  se  profiere  algo  apartados  los 
«dientes,  sin  llegar  á  ellos  la  lengua  y  asentándola  en  lo 
«inferior  de  la  boca  bien  abiertos  los  labios:  la  oh,  en  las  fi- 
«nales,  y  cuando  se  le  sigue  consonante,  es  semejante  á  la 
«íc,  aunque  se  pronuncia  bien  cerrados  los  dientes,  sin  to- 
«carles  la  lengua,  y  los  labios  juntos  por  los  extremos, 
«abiertos  un  poco  en  el  medio:  en  el  principio,  y  cuando  se 
«le  sigue  vocal,  se  pronuncia  como  en  castellano;  y  en  fin, 
«algunas  veces  se  hiere  la  h  de  la  ch  no  más  que  como  una 
«aspiración  que  da  fuerza  á  la  vocal  que  le  sigue,  conser- 
«vando  la  c  su  sonido.»  También  es  de  advertir,  que  la  11 
suele  encontrarse;  pero  no  es  una  sola  letra,  sino  doble  l, 
como  en  latín;  y  que  la  h  es  una  aspiración  muy  fuerte  á 
veces.  Las  vocales  son  claras- 

3.  Combinación  de  letras. — Exceptuando  algunas  pala- 
bras, como  xappa,  clavar;  kpaJiloux,  voltear,  y  otras  en  que 
generalmente  concurren  la  tz,  vemos  que  está  bastante  bien 
proporcionada  la  reunión  de  vocales  y  consonantes,  evitan- 
do el  idioma  la  cargazón  de  éstas,  y  proponiendo  más  bien 


238  EL   HUAXTECO. 

ala  repetición  de  vocales,  y  al  uso  frecuente  de  la  aspiración, 
todo  lo  que  se  ve,  por  ejemplo,  en: 


Aam, 

araña- 

Xaal. 

vomitar. 

Pamtaaakam, 

pantorrilla, 

Teem, 

ciruela. 

Xootz, 

cangrejo- 

Tiaeb, 

el  cielo. 

Lahban, 

agorar- 

ffuatzih, 

afeitarse. 

Pocas  palabras  acaban  en  d,  muchas  en  tz,  y  las  más  con 
variedad.  Esto  último  se  ve  en  principio  de  dicción. 

4-  Sílabas. — La  mayor  parte  de  las  palabras  son  de  dos 
silabas;  pero  las  he  visto  de  una  y  hasta  de  ocho,  y  acaso  ha- 
ya de  más. 

Ik.  La-bin-chix-ta-lab. 

Ta-mel.  Bi-ti-ti-ling-jil-li- 

Hua-te-nal.  Ta-tu-ka-huin-cliix-lom  ■ 

Tom-hix-ta-lab.  Ta  -ku-ku-li-be-lax-ta-lab. 

5-  Composición  de  las  palabras- — El  huaxteco  tiene  vo- 
ces compuestas;  v.  g-,  la  partícula  ó  preposición  tam,  com- 
puesta con  el  verbo  venir,  cuando  ó  como;  y  así  taminullitz, 
es  lo  mismo  que  «cuando  yo  vine;»  si  une  á  un  sustantivo, 
significa  en,  ó  lugar;  como  tamtiteopam,  «en  la  iglesia,»  en 
cuya  acepción  se  aplica  siempre  á  los  nombres  de  lugares, 
como  Tampamolón,  «en  donde  hay  puercos  á  montones,  ó  á 
cargas;»  y  de  esta  manera  se  verifica  la  composición  con 
otras  palabras  y  partículas,  no  limitándose  el  huaxteco  á  es- 
te medio  de  componer,  sino  que  también  usa  partículas  in- 
tercalares. De  voces  simplemente  yuxtapuestas,  citaré  por 
ejemplo,  huitzkojal,  flor-corona,  es  decir,  corona  de  flores; 
apatztat,  palma-estera,  ó  sea  estera  de  palma-  Cuando  el 
sustantivo  se  compone  con  adjetivo,  va  este  primero,  como 
ikatinik,  animoso  hombre- 

6.  Metaplasmo. — El  metaplasmo  era  tan  usado  entre 
los  huaxtecos,  y  con  tal  libertad,  que  Tapia  dice:  «Las  pa- 


EL   HUAXTECO.  239 

labras  (en  unos)  parecen  muy  diversos  de  lo  que  son  en 
«otra  boca.» 

7.  Sinónimos- — Respectivamente  á  su  diccionario  es  ri- 
ca en  sinónimos,  de  los  que  nos  dan  idea  los  siguientes: 

Correr,  oklatz,  azil. 

Después,  talbel,  kahuil,  taüab,  zatoiki. 

Frío,  en  general,  tozob,  y  con  aire  norte  tzailel- 

Hablar  en  general,  kahuh,  kahui;  con  descortesía,  olom- 
kauk;  murmurando,  tüimnal;  chanceando  katzuknal- 

Hacer,  en  general  tahjal;  hacer  bien,  tzehualli. 

Ver,  tzutal;  mirar  tellal. 

Decir,  ulu,  olchial,  olna. 

Amar,  en  general,  kanezal;  con  pasión  letemzal 

Compañero  en  el  camino,  injunil;  en  el  trabajo,  tolmihuali 
en  el  oficio,  attohom. 

De  la  misma  manera  se  encuentran  otros  sinónimos,  pa- 
ra expresar  todas  las  modificaciones  de  las  semillas,  plan- 
tas, animales,  etc.;  así  es  que  el  maíz  tiene  seis,  igual  nú- 
mero la  hormiga,  tres  la  lagartija,  cuatro  el  tordo,  etc.,  etc. 

8.  Onomatopeyas. — Encuentro  en  este  idioma  bastan- 
tes voces  onomatopeyas,  como  las  siguientes: 


Tzok, 

rayo. 

Zum, 

abeja- 

Kukum, 

paloma. 

Kakokol, 

cacarear. 

Zuzum, 

lloviznar. 

Ululul,  tininil, 

tronar. 

Atix, 

estornudo. 

Huahual, 

ladrar. 

Kua, 

sapo. 

9-  Géneros- — No  tiene  variedad  de  terminaciones  que 
distingan  el  sexo,  sino  que,  generalmente,  cada  uno  tiene 
su  nombre  del  todo  diferente  que  le  distingue,  como  hom- 
bre, infle;  mujer,  uxum.  Sin  embargo,  hay  nombres  que  por 
su  identidad  no  pueden,  por  sí  solos,  dar  á  conocer  el  sexo, 
y  esto  lo  remedia  el  huaxteco,  agregando  al  nombre,  en  ta- 


240  EL   HUAXTECO. 

les  casos,  la  palabra  macho  ó  hembra;  tzalle,  el  rey;  uxum- 
tzalle,  hembra-rey,  es  decir,  la  reina. 

De  la  misma  manera  procede  con  el  sustantivo  acompa- 
ñado de  adjetivo,  habiendo  nombres  diversos  que,  por  sí  so- 
los, expresan  uno  y  otro  con  perfecta  distinción  del  sexo; 
yetzel,  hombre  viejo;  uxkuae,  mujer  vieja;  tziom,  cosa  vieja; 
tuz,  hombre  gordo;  kochol,  cosa  gorda,  ó  bien  tzejelinik,  joven 
hombre;  tzejeluxm,  joven  mujer. 

Además  tiene  otro  modo  de  distinguir  el  sexo:  el  hom- 
bre, cuando  habla,  da  á  sus  parientes  un  nombre  diferente 
que  la  mujer;  esta  dice  á  su  hijo  tam,  y  aquel  le  llama  atik. 
Hay,  empero  alguna  excepción,  como  madre,  á  quien  los 
hijos  varones  llaman  del  mismo  modo  que  las  hembras,  y 
tomol,  esposo,  que  se  aplican  igualmente  ambos  consortes. 

10-  Número- — Tiene  número  singular  y  plural;  fórmase 
este  del  primero,  añadiendo  la  terminación  chik;  atik,  hijo; 
atikchik,  hijos,  regla  que  tiene  algunas  excepciones. 

Cuando  de  usar  la  partícula  chik,  puede  resultar  anfibo- 
logía, cuida  el  huaxteco  de  evitarla,  expresando  el  plural 
con  el  numeral  correspondiente,  si  se  puede  fijar  el  núme- 
ro de  cosas  de  que  se  habla,  y  si  es  indeterminado  con  la 
partícula  yam,  que  significa  mucho,  ó  cosa  mucha:  si  á  kua, 
el  sapo  se  le  agrega  chik,  se  confundiría  con  el  verbo  de  es- 
tar, y  para  evitarlo  se  dice  yam  kua,  anteponiendo  yam,  cu- 
ya forma  acostumbran  á  veces,  aun  sin  necesidad  de  evitar 
confusión. 

Basta  que  el  sustantivo  indique  plural,  para  que  no  lo  ha- 
ga el  adjetivo,  y  vice  versa,  lo  cual  se  nota  también  en  los 
sustantivos  acompañados  de  pronombre  patax  hualahchik, 
literalmente,  es  todo  pecados;  kuakua paüomchik ,  santo  pa- 
dres; naxe  lahu  intzalle  takixtal,  este  diez  del  rey  manda- 
miento; huahua  yaatichualle,  nosotros  el  desterrado;  yam 
inki,  muchos  hombre,  etc.  No  hay,  pues,  concordancia  de 
número- 

11.  Caso. — No  tiene  declinación  para  expresar  el  caso, 
pues  sus  nombres  no  varían  de  terminación,  si  no  es  voca- 
tivo, agregando  una  e  al  nominativo;  ajatik,  señor;  ajatike, 
¡oh  Sefior!  alargando  la  e  cuando  se  quiere  demostrar  res- 
peto, como  de  pailón,  padre,  pallóme,  pailomee-  Hay  algu- 
nas irregularidades:  á  tzalle,  el  príncipe,  ó  rey,  se  le  añade 


EL  HUAXTECO.  241 

la  sílaba  lom,  antes  de  la  e,  tzallelome,  y  lo  misino  á  los  ver- 
bales en  ix  ó  en  ox;  y  así  de  loox,  salvador,  sale,  looklome: 
cuando  se  quiere  demostrar  amor  ó  familiaridad,  se  añade 
la  partícula  tatú  antepuesta,  como  de  exopchix,  maestro,  ta- 
tuexopchixlome,  en  cuyo  caso  suele  omitirse  la  partícula  lom, 
sincopando,  y  esto  es  más  usado  por  las  mujeres,  que  rara 
vez  acostumbran  la  otra  forma.  El  genitivo  se  puede  expre- 
sar, á  veces,  con  el  pronombre  posesivo;  el  acusativo  se  in- 
dica con  la  partícula  intercalar  chi,  en  algunas  modificacio- 
nes del  verbo,  como  veremos  al  tratar  de  este.  También  hay 
preposiciones  y  partículas  componentes  para  expresar  la 
relación  de  las  ideas,  y  en  fin,  muchas  veces  se  conoce  esa 
relación  sólo  por  la  posición  de  la  palabra  en  el  discurso, 
por  su  contexto,  ó  por  la  simple  yuxtaposición;  v.  g.,  para 
decir  «corona  de  flores»  se  dice  huitzkojál,  flor-corona,  sin 
preposición  de,  puesto  en  primer  lugar  el  término  conse- 
cuente y  después  el  antecedente.  En  la  oración  dominical, 
que  pondré  luego,  se  verá  el  sustantivo  tiaeb,  cielo,  en  abla- 
tivo, sin  ningún  signo  ni  preposición  que  le  indique,  y  sólo 
expresado  por  el  contexto  del  discurso. 

12.  Derivados. — Pórmanse  los  abstractos  con  la  termi- 
nación talab;  de  kaknax,  cortés;  káknaxtalab,  cortesanía, 
omitiendo  algunas  veces,  por  apócope,  la  sílaba  ab 

Con  la  preposición  ó  partícula  tam,  antepuesta  al  primiti- 
vo, se  suplen  los  colectivos,  significando  en,  ó  «dónde  hay,» 
como  vimos  al  tratar  délos  compuestos:  á  estos  nombres 
llama  Tapia  impropiameníe  semi-abstr actos. 

Se  forman  los  diminutivos  generalmente  perifraseando 
por  medio  del  adjetivo  chichik,  pequeño;  te  árbol;  chichiktc, 
pequeño  árbol,  ó  sea  arbolito,  anteponiendo  el  adjetivo:  pa- 
ra decir  hombrecito,  mujercita  varía  el  adjetivo,  pues  de 
inik,  hombre,  sale  tzakaminik.  También  la  terminación  U 
suele  usarse  para  significar  diminución,  la  cual  sirve  igual- 
mente de  nota  de  posesión,  como  en  yabakanü,  nuestro  pan, 
palabra  que  veremos  adelante,  en  la  oración  del  Padre 
nuestro. 

Los  patronímicos  se  forman  añadiendo  al  nombre  de  la 
madre  la  sílaba  antepuesta  pa,  que  tal  vez  sea  contracción 
de  pap,  padre. 

No  hay  inflexiones  peculiares  para  el  comparativo,  usan- 

1  6 


242  EL  HUAXTECO- 

do  del  adverbio  okox,  ó  de  kahuil,  en  significación  de  más  ó 
mejor. 

El  superlativo  se  forma  por  medio  de  la  sílaba  antepuesta 
le;  pullik,  grande;  lepuüik,  muy  grande.  (2) 

13.  Pronombres  personales. — Los  pronombres  perso- 
nales son: 

Nana,  yo-  Huahua,  nosotros. 

Tata,  tú.  Xaxa,  vosotros. 

Jajá,  aquél  Baba,  aquellos. 

í   14.  Posesivos.—  Los  posesivos  se  expresan  así: 

Naiia  ukalfó  solo  u,  mío- 

Tata  akal  ó  anakal,  ana  ó  a,  tuyo. 

Jajá  inkál,  ó  in,  suyo. 

En  el  plural  dícese  simplemente  xaxabal,  de  vosotros  ó 
vuestro;  y  nuestro  parece  que  se  expresa  con  la  sílaba  pre- 
positiva ya.  U,  ana  ó  a  é  in  se  componen  con  el  verbo,  ante- 
puestos, como  veremos  luego,  y  también  con  el  nombre;  v. 
g.,  mim,  madre;  unim,  mi  madre;  amim,  tu  madre;  inmim,  su 
madre. 

15.  Interrogativos.—  En  interrogativos  no  es  escaso  el 
idioma. 

Itam,  ¿quién?  para  preguntar  por  personas. 
Rama,  ¿quién?  de  una  manera  indefinida. 
Atam,  ¿qué  cosa?  para  inanimados. 
Atamto,  ¿qué? 

16.  Demostrativo. — El  demostrativo  no  tiene  las  modi- 
ficaciones que  en  otras  lenguas,  para  señalar  la  persona  que 
está  cerca  del  que  habla,  ó  de  aquella  á  quien  se  habla,  y  el 
único  que  hay  es  exe  ó  naxe,  este,  ese,  ó  aquél. 

17.  Relativo. — No  hay  relativo,  ele  modo  que  las  oracio- 
nes donde  debiera  concurrir,  se  forman  como  si  se  estuvie- 
ra tácito;  v.  g.,  úbellal  á  Dios  paüom  patax  huahuil  intahja- 
mal  tiaeb  ani  tzabal,  literalmente  significa:  «Creo  en  Dios 
Padre  Todopoderoso  hizo  el  cielo  y  tierra»  en  lugar  de  «que 
hizo,»  etc. 

18.  Conjugaciones  de  los  verbos.— Las  conjugaciones 


EL,  HUAXTECO-  243 

de  los  verbos  pueden  reducirse  á  dos;  unos  que  hacen  la 
terminación  del  pretérito  imperfecto  de  indicativo  en  itz  ó 
t itz,  al  ó  mal,  y  otros  en  nek  ó  nenek,  «siendo  solo  motivo  de 
«hacer  clase  ó  conjugación  aparte,  dice  Tapia,  el  que  aun- 
«que  estos  verbos  hacen  el  pretérito  en  itz,  como  los  de  la 
«primera,  los  de  la  primera  nunca  hacen  en  nek  ni  nenek  co- 
«mo  los  de  esta  segunda» 

19.  Sus  modificaciones- — Tiene  el  verbo  varias  modifi- 
caciones, activa,  pasiva,  reflexiva  y  además  otras  cinco  pa- 
ra expresar  diversas  relaciones  que,  en  nuestras  lenguas 
analíticas,  sólo  pueden  formarse  con  varias  palabras  que 
acompañan  el  verbo:  he  aquí  un  ejemplo  que  lo  hará  com- 
prender. (3) 

1^,  yo  hago,  utahjal  ó  intahjal, 
2^,  yo  soy  hecho,  tanintahjal- 
3^,  yo  me  hago,  utahjaltuba. 
4$,  yo  me  lo  hago,  utahchialtuba- 
5^,  yo  te  lo  hago,  tatutahchial- 
6^,  yo  se  lo  hago,  vtahchial. 
7^,  yo  lo  hago  muchas  veces,  utahchinchial. 
8^,  hacer  ú  obligar  á  otrc  á  ejecutar  alguna  acción; 
v.  g.,  comer,  kapunza. 

20.  Ejemplo  de  conjugación. — He  aquí  un  ejemplo  de 
la  primera  conjugación,  que,  con  las  subsecuentes  explica- 
ciones, dará  á  conocer  el  mecanismo  del  verbo  huaxteco. 

Indicativo.    Presente. 

Nana  utahjal  ó  intahjal,  yo  hago,  etc. 

Tata  atahjal  ó  ittahjal. 

Jajá  intahjal. 

Huahua  yat&hjal. 

Xaxa  y  atahjal. 

Baba  tahjal. 

Pretérito  imperfecto. 

Nana  utahjalitz  ó  intahjaütz,  yo  hacía,  etc. 
Tata  utahjalitz  Ó4ttahjalitz. 


244  EL  HUAXTECO- 

Jajá  ittahialitz. 
Huahua  huatahjalitz. 
Xaxa  itztahjalitz  ó  atahjalitz- 
Baba  uttahjalitz. 


Pretérito  perfecto. 

Nana  utahjaitz  ó  utahiamal,  ó  utalijamalitz,  yo  hi- 
ce, etc. 
Tata  atahjaitz  ó  atahjamal  ó  atahjamalitz. 
Jajá  intahjaitz,  etc. 
Huahua  yatahjaitz,  etc. 
Xaxa  yatahjaitz;  etc- 
Baba  tahjaitz,  etc. 


Pretérito  pluscuamperfecto. 

Nana  utahjalak  ó  utahjamalak,  ó  utahjamalakitz. 

yo  había  hecho,  etc. 
Tata  atahjalak,  etc. 
Jajá  intahjalak,  etc. 
Huahua  yatahjalak,  etc. 
Xaxa  yatahjalak,  etc. 
Baba  tahjalak,  etc. 


Futuro  imperfecto. 

Nana  ku  ó  kin,  ó  kiatahja,  yo  haré,  etc. 
Tato  kiatahja,  etc. 


Imperativo. 

Tato  katahja,  haz  tú,  etc  Xaxa  katahja. 

Jajá  katahja.  Baba  katahjan. 

Huahua  katahjan. 


EL  HUAXTECO-  245 

Subjuntivo.  Presente. 

Nana  katahja  ó  kiatahja,  yo  haga,  etc. 
Tata  katahja  ó  kiatahja. 
Jajá  katahja,  etc. 

Pretérito  imperfecto. 

Nana  kin,  u,  ó  intahjalak,  yo  hiciera,  etc.  Huahua  yatahjalak. 
Tata  a,  ó  ittahjalak.  Xaka  kiatahjalak. 

Jajá  kiatahjalak.  Baba  kiatahjalak. 


Infinitivo. 


Tahjal,  hacer. 


21.  Explicación  del  verbo- — Se  ve,  pues,  que  la  conju- 
gación huaxteca,  tomando  por  punto  de  comparación  el  in- 
finitivo, se  forma  agregando  á  éste  partículas,  prefijos  y 
terminaciones. 

El  presente  de  indicativo  es  el  infinitivo  con  los  prefijos  ó 
pronombres  posesivos  u,  a,  in,  en  las  personas  del  singu- 
lar, y  la  partícula  ya,  antepuesta  á  la  I?1  y  2^  persona  de 
plural:  la  3?1  persona  de  este  número  se  conoce  sólo  por  el 
pronombre  personal  baba:  la  segunda  del  singular  puede 
ir  marcada  con  la  partícula  prepositiva  it,  sola,  ó  con  ella  y 
el  posesivo  an.  El  pretérito  imperfecto  lleva  también  pre- 
fijos y  partículas  antepuestas,  y  la  terminación  it?..  El  per- 
fecto usa  los  prefijos  y  partículas  del  presente,  y  tiene  tres 
terminaciones  que  se  forman  sobre  el  infinitivo  quitada  la 
letra  final.  El  pluscuamperfecto  se  distingue  por  las  ter- 
minaciones, ak,  malak,  ó  malakitz.  El  futuro  no  tiene  prefi- 
jos; pero  sí  las  partículas  antepuestas  leu,  kin  ó  kia,  y  en  su 
final  pierde  la  última  letra  del  infinitivo. 

Igual  letra  falta  á  las  personas  del  imperativo,  excep- 
tuando dos  que  acaban  en  n:  ka  es  la  partícula  que  se  ante- 
pone á  todas  las  personas. 

El  subjuntivo  tiene  igual  mecanismo  á  los  otros  modos; 
y  si  bien  se  examina  podrá  verse  que  el  presente  está  su- 


246  EL  HUAXTECO- 

plido  por  el  futuro  de  indicativo  y  el  imperativo,  excepto  la 
1?-  y  2&  persona  del  plural.  La  terminación  del  pretérito  es 
una  de  las  del  pluscuamperfecto  de  indicativo. 

El  infinitivo  es  el  presente  de  indicativo,  sin  ninguna  par- 
tícula ni  prefijo. 

22.  Verbales  y  participios. — Los  nombres  verbales  se 
forman  agregando  x  ó  chix  al  infinitivo:  v.  g. ,  de  txobnal,  sa- 
ber; tzobnax,  el  que  sabe. 

Participios,  según  parece  (4),  hay  de  presente  y  de  pre- 
térito; al  menos  de  este  último  dice  Tapia,  que  se  forma 
por  medio  de  la  terminación  titz;  tahjal,  hacer,  tahjattitz,  el 
que  hizo. 

23.  Qué  se  usa  generalmente  en  lugar  del  infini- 
tivo.—En  lugar  del  infinitivo  se  usa  comúnmente  el  futuro 
de  indicativo  ú  otro  tiempo,  de  modo  que  para  decir  yo 
quiero  hacer,  digo  ule  kiatahja  quiero  haré:  el  primer  (man- 
damiento) oir  misa,  será  tin  hunil  Jcaatza  misa,  esto  es,  oye 
misa,  usando  del  imperativo.  No  por  esto  deja  de  usarse 
algunas  veces  el  infinitivo  (5),  del  cual  se  encuentra  una  va- 
riedad, y  consiste  en  no  usar  la  misma  terminación  del  pre- 
sente de  indicativo,  sino  b;  v.  g.,  tahjab  en  lugar  de  tahjal.  So- 
bre esta  forma  enseña  Tapia  que  «cuando  estos  infinitivos  se 
«modifican  con  adverbios  de  manera  que  quede  indefinida 
«la  acción,  se  interpone  entre  el  adverbio  y  el  verbo  este 
«semipronombre,  hita.»  Y  en  efecto,  así  lo  veremos  usado 
en  la  oración  del  Padre  nuestro. 

24.  2^  modificación  del  verbo. — La  segunda  modifica- 
ción del  verbo  ó  pasiva,  se  forma  con  las  mismas  termina- 
ciones que  la  primera;  pero  con  diferentes  partículas  para 
las  primeras  y  segundas  personas,  y  terminando  en  chial 
las  terceras;  como  se  ve  aquí: 

Tanintahjal,  yo  soy  hecho,  etc-  Tahuatahjal. 

Tatitahjal.  Taxitahjal 

Intahchial .  lntahchial. 

Para  comprender  bien  esta  forma,  así  como  las  demás, 
obsérvese  que  la  raíz  del  verbo  es  tah- 

25.  3^  modificación. —  La  tercera  modificación,  ó  re- 
flexiva, es  igual  á  la  voz  activa,  sin  más  que  el  agregado  de 


EL  HUAXTECO-  247 

ciertas  partículas  que  suplen  á  los  pronombres  me.  te,  se 
del  francés  ó  castellano,  y  son,  según  el  orden  de  las  per- 
sonas, tuba,  taba,  timba,  tuaba,  tiaba,  timba;  y  así  yo  me  ha- 
go, será  utahjaltuba;  tú  te  haces,  atahjaltaba,  etc. 

26.  4^  modificación. — De  la  cuarta  modificación  pondré 
un  ejemplo: 

Yo  me  lo  hago,  utahchialtuba. 
Tú  te  lo  haces,  atahchialtaba. 
Aquel  se  lo  hace,  intahchialtimba. 

27.  5^  y  6^  modificación. — La  4^  modificación,  como  se 
ve,  es  la  reflexiva  con  inclusión  del  acusativo  lo,  ó  esto,  re- 
presentado por  la  sílaba  intercalar  chi.  Esta  misma,  y  con 
igual  significación,  figura  en  las  modificaciones  quinta  y 
sexta,  que  incluyen  el  pronombre  en  dativo  combinado  del 
modo  que  se  ve  en  los  ejemplos  siguientes: 

Yo  te  lo  hago,  tatutalickial. 
Tú  me  lo  haces,  tanatahchial. 
Aquel  me  lo  hace,  tanintahchial. 

Yo  se  lo  hago,  utahchial- 
Tú  se  lo  haces,  utahchial. 
Aquel  te  lo  hace,  tatitahchial 

28.  7^  modificación. — La  séptima  modificación,  que  pue- 
de llamarse  frecuentativa,  se  forma  intercalando  á  las  ante- 
riores la  sílaba  chin,  de  esta  manera: 

Yo  se  lo  hago  muchas  veces,  utahchinchial 
Tú  se  lo  haces,  etc.,  atahchinchial. 
Aquél  se  lo  hace,  etc.,  intahcinchial. 

29.  8$  modificación.— Por  último,  la  octava  modificación 
se  ofrece  en  los  verbos  que  con  propiedad  pueden  tomar 
significado  compulsivo,  y  se  forma  añadiendo  la  terminación 
anza;  v.  g.,  utzal,  beber;  hacer  beber  á  otro  será  utzanza,  cu- 
ya regla  tiene  pocas  excepciones:  cuando  el  verbo  acaba  en 
n,  en  infinitivo,  entonces  la  pierde,  y  sólo  recibe  la  termi- 


24:8  EL   HUAXTECO- 

nación  za  ábohin,  bañarse;  bañar  á  otro,  abchiza;  regla  que 
también  tiene  algunas  pocas  excepciones. 

30.  Verbos  de  la  segunda  conjugación.— Por  lo  que 
respecta  á  los  verbos  de  la  segunda  conjugación,  que  hacen 
el  pretérito  en  nelc,  ya  se  dijo  en  qué  consistía  su  diferen- 
cia, y  por  lo  demás  se  conjugan  de  la  misma  manera  que 
los  de  la  primera,  siendo  de  advertir  que  los  en  nek,  pare- 
cen ser  intransitivos,  ó  tomados  como  tales,  y  que  algunos 
hay  que  admiten  las  dos  terminaciones  del  pretérito  para 
dar  más  fuerza  á  la  expresión.  «Cuando  estos  mismos  ver- 
«bos  (en  nek),  dice  Tapia,  admiten  construcción  de  activos, 
«es  lo  más  usado  preterizar  como  los  de  la  primera  conju- 
«gación- » 

31.  Verbos  derivados. — Hay  algunos  verbos,  derivados 
de  nombres,  que  tienen  generalmente  su  terminación  en 
beza  ó  meza;  v.  g.,  tzikot,  cosa  ancha;  tzikotmeza,  ensanchar. 

32.  Cómo  se  suple  el  verbo  sustantivo. — No  hay  ver- 
bo sustantivo,  que  se  suple  por  elipsis;  v.  g.,  ¿itamtami  na- 
na? ¿quién  yo?  en  lugar  de  ¿quién  soy  yo?  Otras  veces,  yes 
forma  notable  de  esta  lengua,  se  usa  el  pronombre  perso- 
nal conjugado,  en  pretérito,  agregándole  la  terminación  itz; 
y  así  nanaitz,  tataitzjajaitz,  significan  yo  fui,  tú  fuiste,  aquél 
fué.  Otras  veces  se  suple  con  el  verbo  estar;  anitz  kuachik, 
así  está,  que  significa  así  es. 

33.  Preposiciones. — Hablando  de  las  preposiciones,  dice 
Tapia:  «De  ellas  á  los  adverbios  hay  poquísima  diferencia 
«en  el  sonido  y  aun  equivocación  muchas  veces  en  el  signi- 
«ficado.»  Sin  embargo,  hay  algunas  que  muy  bien  equivalen 
á  las  nuestras,  como  las  siguientes: 


Tin, 

á,  en- 

Kal,  tinkal, 

por  ó  con- 

Ti, 

en. 

Al,  tinal, 

entre. 

Timba, 

de.  cerca  de 

Mazak'i, 

hasta. 

Mazakmab, 

desde. 

Tintamet,  tinxot, 

ante- 

E>-:!.  tinébal. 

iineb, 

por. 

La  preposición  nunca  se  pospone. 


EL  HUAXTECO.  249 

34.  Partículas. — Hay  varias  partículas  que  se  usan  en 
composición,  algunas  de  las  cuales  tienen  significado  de  ad- 
verbio y  otras  de  preposición,  ó  de  uno  ú  otra  según  el  sen- 
tido del  discurso  (6),  siendo  las  principales  ki,  tieb,  tam  ó 
tan,  ni,  zay,  at.  La  partícula  il,  pospuesta,  sirve  para  for- 
mar adverbios  de  los  números  hun,  uno;  hunil,  una  vez; 
también  admiten  los  numerales  las  partículas  tam,  tinéb,  ki, 
con  las  cuales  se  forman  adverbios  ó  modos  adverbiales  de 
personas  ó  tiempo;  v.  g.,  tres  personas,  oxtineb  ú  oxtieb, 
sincopando;  oxki,  de  aquí  á  tres  días;  tzabki,  pasado  maña- 
na, es  decir,  dentro  de  dos  días:  ni,  pospuesta  á  hun,  uno, 
le  da  la  significación  de  único,  y  tieb  hace  lo  mismo  con  los 
otros  números,  como  oxtieb,  tres  únicos  ó  tres  solos:  ki,  pos- 
puesta, sirve  también  para  denotar  familiaridad  ó  cariño  ó 
que  lo  que  se  dice  no  es  cosa  de  importancia. 

35.  Adverbios  de  modo. — Carece  esta  lengua  de  adver- 
bios de  modos,  los  cuales  se  suplen  con  la  preposición  kal, 
con,  y  el  sustantivo  abstracto,  de  modo  que  buenamente  se- 
rá kal  alhuatalab,  es  decir,  con  bondad. 

36.  Conjunción. — «No  me  parece  la  conjunción  cosa  par- 
ticular, digna  de  lugar  propio,  dice  Tapia,  porque  un  pro- 
«pio  vocablo  ya  es  adverbio,  ya  es  conjunción,  ya  es  disyun- 
ción; v.  g.,  Pedro  y  Juan  han  de  ir,  Juan  ani  Pedro  kanatz: 
«aquí  el  ani  es  conjunción  rigorosamente-  En  esta  otra:  sea 
«así,  ó  no  sea  así,  yo  lo  he  de  hacer,  maxanimax  ibani  nana, 
«kutahja,  la  mesma  voz  repetida  es  adverbio.  En  esta  pro- 
«pia  oración,  el  max,  como  se  ha  visto,  es  disyunción,  en 
«esta  otra  es  adverbio:  si  lo  ha  de  hacer,  que  lo  haga,  max 
«kiatahja  kiatahja. » 

37.  Dialectos. — De  las  siguientes  palabras  del  autor  de 
la  noticia  sobre  el  huaxteco,  se  ve  que  tenía  un  dialecto 
usado  en  Tamtoyoc:  «Tendrá  gran  cuidado  el  principiante 
«en  no  tropezar  en  el  dialecto  y  pronunciación  de  los  de 
«Tamtoyoc  y  la  mayor  parte  de  la  jurisdicción  de  Tampico, 
«excepto  Pánoco,  que  no  pronuncian  la  tz  como  está  dicho, 
«mayormente  los  serranos  de  Tamtino,  sino  que  en  lugar 
«de  la  tz  usan  de  ch,  pronunciándola  como  nosotros  en  cas- 
«tellano  y  afectando  un  remilgo:  con  esto  hacen  confusísimo 
«el  idioma  y  le  llenan  de  equívocos.» 

En  la  colección  de  Padre  nuestros  en  lenguas  indígenas, 


250 


EL  HUAXTECO. 


publicada  por  la  Sociedad  de  Geografía  y  Estadística  de 
México,  se  ve  esa  Oración  traducida  al  huaxteco,  en  tres 
dialectos  diferentes,  de  manera  que  puede  asegurarse  por 
lo  menos  la  existencia  de  tres  variedades  del  idioma. 

38.  Ejemplo  de  la  oración  dominical. — Presentaré, 
por  último,  el  Padre  nuestro  en  huaxteco,  y  haré  su  análisis 
para  que  el  lector  pueda,  en  lo  posible,  completar  la  idea 
que  he  querido  darle  de  esa  lengua. 


Pallóme 
Padre 


anitkuahat 
(que)  estás 


tiaeb 
(en  el)  cielo 


kuakua- 
santo 


uhlu  anabi  kachik  anatzalletal  ka- 

dicho  (sea)  tu  nombre     venga  tu  reino  se 


tahan 
haga 


analenul 
tu  querer 


tetizábal 

sobre  (la)  tierra 


nuantiani 
como 


huatohab 
hacer 


tiaeb. 
(en  el)  cielo. 


Ani 
Y 


tahupim- 
tú  darás ■ 


xakue 
hoy 


kailel 
cada  día 


yabakanü 
nuestro  pan 


kni 

y 


takupa— 
tú  per- 


kidamchi  antuhualabchik  antiani  hua- 

donarás  (nuestros)  pecados  como  no- 


¡tua 
sotros 


tupakulamchial 
perdonamos 


tutomnanchixlom 
(á  nuestros)  deudo- 


cuik 
res 


ani 

y 


ib  takuhila,  tinkal  ib 

no       (nos)  dejarás,       para  que         no 


kukuallam 
caigamos 


Un  exextalab        timat  takuluoh 

en  tentación      antes      (nos)  salvarás 


timba 
de 


ib  kuakua.  Anitz  katahan. 

(lo)  no     santo  (lo  malo).         Así  se  haga. 


ei/'huaxteco.  251 

39-  Análisis. — Paüome:  vocativo  de  pailom,  indicado  por 
la  terminación  e. 

Anitkualiat :  del  verbo  kuahat,  estar,  segunda  persona  de 
indicativo,  presente,  como  lo  demuestra  su  terminación 
igual  á  la  del  infinitivo,  la  partícula  it  y  el  prefijo  an.  Res- 
pecto al  castellano,  queda  tácito,  antes  del  verbo,  el  pro- 
nombre relativo  de  que  carece  el  huaxteco. 

Tiaeb:  sustantivo  en  ablativo;  pero  sin  preposición  ni  sig- 
no que  indique  el  caso. 

Kuakuaahlu:  Tcuakua  significa  bueno,  santo;  uliul,  dicho, 
de  ulu,  decir. 

Anabi:  compuesto  de  bi,  nombre,  y  de  ana,  posesivo,  co- 
rrespondiente á  la  ssgunda  persona  del  singular. 

Kachlk:  imperativo  del  verbo  chlk,  venir,  marcado  con  la 
partícula  ka. 

Anatzalletal:  compuesto  del  posesivo,  ana,  tuyo,  y  de  tza- 
lletal,  reino,  en  la  forma  abstracta,  pues  se  deriva  de  tzaüe, 
rey,  señor,  dueño  ó  gobernador,  tomando  la  terminación 
tal  de  los  abstractos. 

Kataham:  es  un  impersonal  del  verbo  tahjal,  hacer,  según 
explica  Tapia  (pág.  3.1  )\ 

Analenal:  ana,  posesivo;  lenal,  parece  contracción  ó  abre- 
viación de  leJienal,  que  significa  querer,  lo  que  no  es  extra- 
fio  sabido  el  mucho  uso  que  los  huaxtecos  hacían  del  meta- 
plasmo. 

Tetitzábal:  compuesto  de  la  preposición  teti,  y  de  tzabal, 
tierra. 

Nuantlani:  adverbio. 

Huatahab:  es  la  variedad  del  infinitivo  tahjal,  hacer,  expli- 
cada en  el  párrafo  23. 

Tiaeb:  sustantivo  en  ablativo,  sin  ningún  signo  que  indi- 
que el  caso  como  anteriormente  observamos. 

Ani:  conjunción  copulativa- 

Takupiza:  segunda  persona  del  singular  de  futuro  de  in- 
dicativo del  verbo  pizal,  dar,  como  lo  indica  la  falta  de  la  úl- 
tima letra,  respecto  al  infinitivo,  la  partícula  ku,  y  el  pro- 
nombre ta,  abreviación  de  tata. 

Xahue.  adverbio- 

Kaüel:  adverbio. 

Yabakanil:  balean,  significa  pan;  ya,  según  este  ejemplo  y 


252  EL  HUAXTECO- 

otros  que  se  ven  en  la  gramática  y  doctrina  cristiana,  co- 
rresponde á  nuestro;  il  es  una  terminación  explicada  al  tra- 
tar de  los  derivados. 

Ani:  conjunción. 

lakupakidamchi:  aquí  se  ve  talen,  de  que  se  habló  ante- 
riormente; pakulamchia,  es  el  futuro  de  pakalamchial,  per- 
donar, perdida  la  /  final  del  infinitivo,  según  la  forma  co- 
mún. 

Antuhualabchik:  hualab,  significa  pecado;  chik,  es  la  ter- 
minación de  plural;  antu,  no  le  he  visto  explicado  en  ningu- 
na parte. 

Antiani;  es  un  adverbio. 

Huahua:  pronombre  de  la  primera  persona  del  plural. 

Tupakulamchial:  del  mismo  verbo  'perdonar,  explicado  ya. 

Tutomnanchixlomchik:  tutomnanchix;  es  un  participio,  ó 
verbal  de  los  que  terminan  en  chix;  la  terminación  chik,  es 
la  de  plural;  lom,  según  la  noticia  de  Tapia,  se  usa  con  los 
participios  terminados  en  chix,  en  vocativo;  pero  también 
cuando  están  en  plural,  según  dice  á  la  página  9. 

Ani:  conjunción- 

Ib:  adverbio. 

Takithüa:  taku,  se  ha  explicado  ja,;  hila,  es  el  futuro  de 
hilal,  dejar. 

linkal:  preposición. 

Ib:  adverbio. 

Kukuallam:  subjuntivo  del  verbo  huallam,ca,ev,  señalado 
con  la  partícula  ku. 

lin:  preposición. 

Exextalab:  abstracto,  según  se  ve  de  su  terminación  tcr 
lab. 

Tirnat:  adverbio. 

Takulouh:  taku,  ya  se  explicó:  louh,  es  el  verbo  salvar. 

Timba:  preposición. 

76:  adverbio. 

Kuakua:  nombre  sustantivo. 

Anitz:  adverbio. 

Katahan:  ya  se  explicó. 


NOTAS. 


(1)  Tapia  omite  las  letras  c/¿  y  tz  en  el  alfabeto  (pág.  1?0; 
pero  las  menciona  más  adelante  (pág.  2  y  3);  en  rigor  hay 
tres  ch,  pues  esta  letra  tiene  tres  sonidos,  y  así  debía  haber 
otros  tantos  caracteres  para  expresarlos. 

(2)  Así  se  ve  claramente  de  la  explicación  del  autor  que 
sigo  (Tapia,  pág.  12),  no  obstante  que  poco  antes  dice:  «No 
«hay  nombre  que  pueda  formar  comparativo  ni  superlati- 
vo.» Tal  contradicción  creo  viene  de  que  acaso  para  el  au- 
tor no  hay  superlativos,  si  no  se  forman  por  medio  de  ter- 
minaciones, como  si  las  partículas  antepuestas  no  pudieran 
hacer  el  mismo  oficio. 

(3)  Nuestros  antiguos  gramáticos,  como  dije  en  el  prólo- 
go, se  regían  para  sus  explicaciones  por  la  gramática  latina, 
y  así  es  que  querían  amoldar  á  ella  las  lenguas  mexicanas: 
no  es,  pues,  extraño,  que  nuestro  Tapia  diga  (pág.  21)  que 
no  hay  sino  voz  activa  y  pasiva;  pero  el  hecho  es  que  más 
adelante  tiene  que  suponer  una  segunda  voz  pasiva,  en  la  que 
incluye  todo  lo  que  le  faltaba. 

(4)  En  medio  de  la  confusión  con  que  está  escrita  la  no- 
ticia de  Tapia,  no  es  fácil  conocer  de  un  modo  satisfactorio 
si  hay  participios  en  huaxteco;  de  modo  que  sólo  he  puesto 
lo  que  me  parece  más  probable.  Baste  decir  que  el  dicho 
autor,  analizando  ciertas  palabras,  asienta  que  «no  parecen 
«rigorosos  participios,  aunque  se  deriven  de  verbos  y  sig- 
«nifiquen  cosa  que  necesita  tiempo  para  su  acción. »  ¿Cómo 
conciliar  esto  con  la  siguiente  definición  de  los  mejores  gra- 
máticos? «Un  nombre  es  verbal  cuando  se  deriva  de  verbo; 
«pero  si  además  conserva  la  significación  de  tiempo  y  ac- 
ción ó  pasión,  es  participio.»  ¿Por  qué,  pues,  si  hay  pala- 


254  EL  HUAXTECO. 

bras,  en  huaxteco,  que  tengan  este  carácter,  no  le  parecen 
participios,  á  Tapia?  No  es  fácil  adivinarlo. 

(5)  Según  Tapia  no  le  hay,  cosa  que  yo  no  admito,  por  las 
razones  siguientes: 

1^  Porque  lo  que  el  autor  llama  impropiamente  raíz  de 
los  verbos,  que  viene  á  ser  el  presente  de  indicativo  sin  pre- 
fijos, le  veo  usado  en  acepción  de  infinitivo,  sin  poder  tener 
otra,  en  varios  pasajes  de  la  doctrina  cristiana;  v.  g.,  en  los 
Artículos  de  la  fe  se  dice:  Un  tzeil  bellal  á  Dios,  literalmente, 
la  cuarta  vez  creer  en  Dios. 

2a  Porque  el  mismo  Tapia  pone  el  verbo,  en  la  forma  di- 
cha, significando  infinitivo,  sin  que  pueda  ser  otra  cosa,  en 
varios  ejemplos;  v.  g. ,  al  hablar  de  las  preposiciones  (pág. 
43),  dice  que  netz  Un  tahjal  significa  voy  á  hacer,  en  cuyo 
ejemplo  Un  es  la  preposición  a,  y  no  prefijo  de  verbo. 

ga  Porque  igual  forma  vemos  en  otras  de  las  lenguas  in- 
dígenas, con  las  cuales  tiene  grande  analogía  el  huaxteco, 
según  veremos  en  la  parte  comparativa. 

4a  Porque  Tapia  no  hace  más  que  contradecirse  y  vaci- 
lar en  sus  doctrinas.  En  la  página  21,  dice:  «El  infinitivo 
«...  siempre  se  suple  con  el  presente  del  indicativo,  etc-» 
En  la  página  33:  «Zo  más  comunes  suplirle  (el  infinitivo)  con 
«el  futuro,  etc.»  En  la  página  25:  «el  infinitivo  se  forma  de 
«la  raíz  del  verbo  quitada  la  l  y  puesta  o,  etc>  Conque,  en 
un  lugar,  siempre  se  suple  el  infinitivo,  en  otro,  por  lo  común, 
y  en  otro  ya  se  concede  cierta  especie  de  infinitivo- 

5^  El  usar  otros  tiempos  por  el  infinitivo,  no  prueba  sino 
un  modismo  de  la  lengua  huaxteca,  una  variedad  de  ora- 
ciones, y  nada  más. 

6^  Que  no  haya  infinitivos  «porque  no  pueden  por  sí 
«solos  ser  entendidos,»  como  dice  Tapia  (pág.  33),  no  es 
razón,  pues  lo  mismo  sucede  en  tocias  las  lenguas  donde 
los  hay:  ¿qué  significan  las  palabras  aisladas  tener,  haber, 
etcétera? 

(6)  Tapia  llama  impropiamente  semiodverbiosú,  estas  par- 
tículas componentes,  y  se  equivoca  al  dar  á  entender  que 
sólo  significan  como  adverbios,  pues  de  sus  mismos  ejem- 
plos (pág.  46)  se  ve  que  tan  puede  equivaler  á  en  ó  a,  que  no 
son  otra  cosa  sino  preposiciones,  y  at  equivale  á  con,  según 
su  vocabulario  (pág.  87). 


CAPITULO  XLT1I. 


COMPARACIONES  RELATIVAS 

A   LOS   IDIOMAS  MAYA,    QUICHE,    HUAXTECO    Y    MAME. 


M.  Charencey  en  su  opúsculo  «ie  pronom  personel  dans  les 
idiomes  de  la  famille  lapachulana  huaxteque  (p.  2)  dice  que 
yo  llamo  impropiamente  Mames!  Zaklohpakap.  Debo,  pues, 
manifestar,  por  principio  de  este  capítulo,  que  ni  soy  yo 
quien  he  inventado  ese  nombre,  ni  es  impropio,  como  pue- 
de verse  leyendo1"  las  noticias  preliminares  del  cap.  45.  Lo 
cierto  es  que  Mr.  Charencey  en  otro  opúsculo  suyo  poste- 
rior, intitulado:  Notice  sur  quelques  f amules  de  langues  du 
Mexique  (p.  33),  adopta  la  denominación  de  familia  mame- 
huaxteca.  El  motivo  porque  Mr.  Charencey  concede  el  pri- 
mer lugar  al  Mame  es  porque  cree  que  esta  lengua  se  pre- 
senta como  la  más  antigua  de  la  familia-  Por  mi  parte  opi- 
no que  en  idiomas  escritos  como  el  español  y  el  latín  es  fá- 
cil seguir  la  genealogía  de  ellos;  pero  que  en  los  idiomas 
que  carecen  de  signos  fonéticos,  de  verdadera  literatura, 
el  lingüista  sólo  puede  marcar  la  afinidad;  pero  no  la  priori- 
dad y  posterioridad,  atendiendo  á  que  lenguas  nacidas  de 
un  mismo  tronco  y  separadas  en  una  misma  época  pueden 
presentar  después  aspecto  distinto,  no  por  causa  de  edad 
sino  porque  la  una  se  alteró  respecto  de  la  otra  por  alguna 
de  tantas  causas  que  influyen  en  el  cambio  de  los  idiomas, 
como  la  mayor  civilización  alcanzada  por  el  pueblo  que  ha- 
bla alguna  de  ellas.  Así,  por  ejemplo,  se  citan  el  hebreo  y 
el  árabe,  pertenecientes  á  un  mismo  tronco;  el  primero 


256  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

n 

quedó  pobre,  como  rudimental  respecto  al  segundo  que  se 
desarrolló  en  razón  de  la  civilización  árabe,  respecto  de  la 
hebrea.  Es  sabido  que  los  lingüistas  han  adoptado  hoy  es- 
te lema:  Non  facies  ómnibus  unanec  diversa  tamen  quelem  de- 
cet  esse  sororum.  Bajo  este  concepto,  yo  llamaré  á  la  familia 
mame-huaxteca  simplemente  maya,  porque  maya  es  el  idio- 
ma más  conocido  y  de  más  nombre  entre  los  de  su  género, 
sin  conceder  por  esto  al  maya  ni  á  ninguno  de  sus  afines 
derecho  de  primogenitura,  sino  de  hermandad. 


GRAMÁTICA. 

1-  Alfabeto. — Sólo  por  medio  de  la  viva  voz  sería  posi- 
ble explicar  á  satisfacción  las  analogías  de  sonidos  entre 
los  idiomas  que  estudiamos  en  este  capítulo.  Sin  embar- 
go, en  las  comparaciones  léxicas  procuraré,  por  medio  de 
la  traslación  más  aproximada  posible,  hacer  que  se  perciba 
la  semejanza  de  palabras  y  sus  elementos. 

2-  Combinación  de  letras.— En  los  idiomas  mayas,  qui- 
che, etc.,  no  hay  cargazón  de  consonantes  en  lo  general  de 
las  palabras,  y  más  bien  domina  la  vocal. 

3.  Sílabas. — Tanto  el  maya  como  el  quiche,  mame  y 
huaxteco  pueden  reputarse  como  paulo-silábicos,  ya  por- 
que tienen  muchos  monosílabos,  y  ya  porque  sus  palabras 
de  varias  sílabas  son  de  dos  ó  tres  generalmente. 

4.  Composición.  —La  composición  en  los  idiomas  de  la 
familia  maya  se  usa;  pero  no  tanto  ni  con  la  variedad  de 
procedimientos  como  en  el  grupo  mexicano-ópata  el  taras- 
co, el  mixteco-zapoteco  y  el  pirinda.  Esto  es  en  lo  general 
hablando;  pero  siendo  de  advertir  que  el  huaxteco  usa  más 
la  composición  relativamente  á  los  otros  tres  idiomas  de 
que  aquí  tratamos,  mientras  que  el  menos  sintético  de  to- 
dos es  el  quiche.  (Véanse  descripciones). 

5.  Onomatopeyas- — Tanto  el  maya  como  el  quiche,  ma- 
me y  huaxteco  abundan  en  onomatopeyas,  de  las  que  se  ven 
ejemplos  en  la  parte  descriptiva- 

6.  Número- — EL  maya  no  tiene  signos  para  marcar  el  nú- 
mero en  los  sustantivos;  pero  sí  en  algunos  verbales  por 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  257 

medio  de  las  finales  mac,  lac;  quiche  ak,  tak.  En  huaxteco 
encontramos  la  terminación  de  plural  ch-ik  análoga  á  las 
anteriores,  y  aun  más  semejante  á  ic,  t-ic  del  quiche.  La  fi- 
nal ak,  de  plural,  se  ve  en  mame;  v.  g.,  de  nim  grande;  ni- 
mak  grandes.  Por  lo  demás,  el  signo  mame  de  plural  es  la 
partícula  prepositiva  e,  usada  igualmente  como  terminación: 
la  e  marcando  plural  se  encuentra  también  en  quiche  signi- 
ficando los,  estos,  aquellos. 

7.  Caso. — Carecen  los  cuatros  idiomas  que  aquí  compa- 
ro de  declinación  para  expresar  el  caso,  supliéndola  de  la 
misma  manera,  esto  es,  por  medio  de  la  posición  de  las  pa- 
labras, el  contexto  del  discurso,  las  preposiciones,  el  pose- 
sivo supliendo  al  genitivo,  etc. 

En  maya,  quiche  y  huaxteco  una  e  final  es  signo  de  voca- 
tivo, así  como  en  maya  y  huaxteco  la  terminación  il  marca 
posesión,  genitivo. 

8.  Derivados.— Al,  el,  il,  ol,  ul  ó  mejor  dicho  l  con  una 
vocal  eufónica  es  terminación  del  quiche  para  formar  abs- 
tractos, en  maya  il,  en  huaxteco  t-al,  en  mame  al,  il 

La  partícula  ah,  generalmente  antepuesta,  sirve  para  for- 
mar nombres  gentilicios  en  maya  y  quiche.  La  misma  par- 
tícula ah  se  encuentra  en  algunos  derivados  del  mame  (c. 
45,  §  13). 

En  quiche  y  maya  los  sustantivos  pueden  significar  como 
adjetivos  mediante  un  cambio  de  final,  como  uol  en  maya; 
alali,  elah  en  quiche. 

Por  medio  de  terminaciones  se  forman  verbales;  v.  g.,  il, 
ul,  en  maya;  al  en  quiche;  al,  il,  en  mame:  en  huaxteco  ch- 
ix,  en  quiche  ¿c;  en  mame  on,  en  quiche  an. 

Los  adjetivos  numerales  tienen  variedad  de  terminacio- 
nes ó  partículas,  según  el  sustantivo  á  que  se  aplican.  (Véa- 
se maya  y  quiche). 

9-  Género. — No  hay  signos  para  marcar  el  género,  si  no 
es  en  maya  la  partícula  ah  ó  h,  significando  el  que,  ó  ix,  x 
significando  la  que,  una  y  otra  con  nombres  de  persona- 
Por  lo  demás,  en  las  cuatro  lenguas  que  comparo  el  modo  de 
conocer  el  sexo  son  las  palabras  macho,  hembra.  Hay  en  es- 
tos idiomas  varios  nombres  de  parentesco  que  cambian  se- 
gún el  sexo  de  la  persona  que  habla. 

17 


258  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

Se  encuentran  algunas  formas  para  distinguir  los  racio- 
nales de  los  irracionales,  los  animados  de  los  inanimados- 

En  quiche  y  mame  los  nombres  de  cosas  carecen  de  sig- 
nos para  expresar  el  número  plural- 

10.  Pronombre  personal.— He  aquí  las  analogías  que 
presenta  el  pronombre  personal  en  los  idiomas  que  nos 
ocupan,  usándose  bajo  dos  formas,  enteros  y  abreviados. 

yo. 

Maya.  En.   Quiche.  In.  Mame.  A-in. 
Quiche-  Nu.  Huaxteco.  Na-na. 


TU. 


Maya-  Te-ech.  Huaxteco.  Ta-ta. 
Quiche.  A-  Mame.  Ai-a. 


EL,  AQUEL. 

Mame.  Ahu,  ahi  ó  aju,  aji,  pues  la  h  es  aspirada. 
Huaxteco-  J-aja. 

NOSOTROS. 

Maya,  On.   Quiche-  Oh.  oj. 

VOSOTROS. 

Maya-  Ex.   Quiche.  Ix.  Huaxteco.  X-ax-a. 

ELLOS,    AQUELLOS. 

Quiche.  He-  Mame-  Ae-hu,  ae-hi. 
Maya.  Ob.  Huaxteco.  B-ab-a. 

11.  Posesivo. — Las  analogías  del  posesivo  constan  de  las 
siguientes  comparaciones: 

mío. 

Maya.  In,  u.  Quiche.  N-u.  Huaxteco.  U.  Mame.  N-u. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  259 

TUTO. 

Maya.  A,  au.   Quiche.  A,  av.  Huaxteco.  A. 

SUYO,  DE  EL. 

Maya-   I-  Huaxteco-    I-n. 
Maya.  U.   Quiche.  U. 


Maya.  Ca.   Quiche-  Ca  ó  Ka.   Mame.  Ca  ó  Ka- 

En  huaxteco  (§  14)  el  signo  de  posesión  acompañando  al 
pronombre  personal  es  ca-l  6  ka-l. 

VUESTRO. 

Quiche.  L  Huax.  Ya  ó  i-a. 

DE  ELLOS. 

#ií?'.  Ki,  Ku.  Mam.  Ki-ehu,  Ke-hu. 

En  estos  idiomas,  el  posesivo  se  usa  en  composición  no 
sólo  con  el  nombre,  sino  con  el  verbo  para  marcar  las  per- 
sonas, según  lo  indicaremos  luego,  y  más  detalladamente 
queda  explicado  en  la  parte  descriptiva. 

En  la  formación  del  pronombre  recíproco  en  maya  (§  13) 
y  quiche  (§  11)  hay  analogías,  pues  consiste  en  el  uso  de  una 
final  agregada  al  posesivo- 

12.  Verbo. — El  mecanismo  del  verbo  en  los  cuatro  idio- 
mas que  comparamos  es  el  mismo,  marcar  las  personas 
con  los  pronombres  personales  ó  posesivos,  los  tiempos  y 
modos  con  partículas  y  algunas  terminaciones.  Véase  la 
parte  descriptiva,  y  aquí  pondré  algunos  ejemplos  de  las 
analogías  que  presentan  las  partículas  y  terminaciones. 

Indicativo.  Presente. 
Maya.  Ca-h.   Qui-  Ca. 


260  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

Pretéritos. 

Maya.  A-h  ó  aj,  tah,  (perf).  (3?"  y  4?1  conjugación).  Qui. 
X  ó  j,  (perf).  Huax.  A-k,  (plusq).  Mame.  T-o-k,   (imperf). 

Maya-  Ti  (perf.  próximo).  Huax.  Itz,  (perf.  é  imp.)  Mam- 
U-ti,  (29  perf). 

Qui.  Mi,  (perf.  próximo.  Huax.  Ma-1,  (perf).  Mam.  Ma, 
(perf.  39  á  59) 

Futuro. 

Maya.  Cu-cho-m.  Qui  Chi. 

Maya.  Ez,  (2^  conjugación) .  Mame.  Ib~etz. 

Imperativo. 

En  Maya  el  imperativo  si  se  compara  con  el  infinitivo, 
es  este  modo  perdida  la  final.  (Maya  §  18). 

En  huaxteco  el  imperativo  llévala  partícula  ka;  pero  tam- 
bién pierde  la  final,  respecto  al  infinitivo. 

Subjuntivo  y  optativo. 

Estos  modos,  en  las  cuatro  lenguas  á  que  me  refiero, 
más  bien  se  suplen  con  otros  ó  palabras  que  significan  que, 
si,  ojalá,  etc 

Infinitivo. 

Es  la  misma  forma  que  la  del  indicativo  presente  sin  pro- 
nombre ni  signo  alguno. 

En  quiche  y  en  huatexco  se  suele  suplir  el  infinitivo  con 
otro  tiempo.  (Quiche,  §  13  y  Huax.  §  33). 

Gerundio  no  hay  propiamente  en  estos  idiomas:  los  del 
Maya  más  bien  son  supletorios  según  manifesté  en  la  des- 
cripción del  idioma. 

Participios  donde  se  encuentran  con  más  propiedad  es 
en  huaxteco  y  quiche. 

13.  Varias  clases  de  verbos- — La  gramática  maya  y  la 
quiche  tienen  formas  para  distinguir  los  verbos  activos  de 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  261 

los  que  no  lo  son,  y  el  complemento  expreso  ó  tácito,  según 
lo  explicado  en  los  capítulos  correspondientes.  En  huaxte- 
co  se  encuentran  también  signos  del  verbo,  cuando  el  com- 
plemento va  expreso,  correspondientes  á  las  modificacio- 
nes ó  voces  4a,  5a  y  6a  (§  19  y  siguiente). 

En  el  mismo  idioma  huaxteco  (§  30)  hay  una  1^  conjugación 
especial  para  los  verbos  activos.  En  mame  se  usanpartícu 
las  que  agregadas  á  los  verbos  neutros  les  dan  significa- 
ción de  transitivos;  v.  g.,  vuam,  comer;  vua  tizam,  dar  co- 
mida. 

El  verbo  pasivo  se  forma  en  maya,  quiche  y  mame  cam- 
biando las  terminaciones  del  activo,  y  en  huaxteco  las  par- 
tículas. 

Además,  el  verbo  tiene  en  estos  idiomas  otras  varias  mo- 
dificaciones ó  derivaciones,  con  más  ó  menos  riqueza  en  ca- 
da uno;  pero  con  el  mismo  sistema  y  muchos  signos  seme- 
jantes; v.  g.,  zam,  en  mame,  es  final  de  compulsivo;  en  huax- 
teco za  an-za;  en  maya  i-zah  (Véanse  los  capítulos  anterio- 
res). 

Los  cuatro  idiomas  tienen  verbos  formados  de  nombre, 
siendo  el  más  rico  en  derivaciones  verbales  el  quiche. 

El  verbo  sustantivo  se  ve  con  toda  claridad  en  maya  y  en 
mame  que  es  el  pronombre  conjugado.  Lo  mismo  he  expli- 
cado del  quiche,  y  aun  en  huaxteco  encontramos  igual  pro- 
cedimiento en  el  pretérito.  (Véase  descripción.) 

En  Quiche  (§  17)  se  conjugan  los  nombres  verbales  como 
en  mame  (§  23.) 

16.  Preposición. — La  construcción  y  el  uso  de  las  pre- 
posiciones en  maya,  quiche,  huaxteco  y  mame,  tienen  ana- 
logía, así  como  la  forma  de  algunas,  según  vamos  á  ver  en 
las  comparaciones  léxicas. 


DICCIONARIO. 

Como  lo  ofrecí  anteriormente,  procuraré,  por  medio  de 
nuestras  letras,  trasladar  los  caracteres  propios  del  maya 
y  los  sonidos  correspondientes  de  sus  congéneres,  lo  cual 
no  puede  practicarse  con  perfección;  pero  es  indispensable 
hacerlo  así  en  virtud  de  que  no  ha  habido  cuidado  de  uni- 


262  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

formar  la  ortografía  de  estos  idiomas.  Entiendo  se  ocupa 
en  ello  el  Sr.  Dr.  Berendt,  quien  se  ha  dedicado  especial- 
mente al  estudio  de  las  lenguas  yucatecas  y  de  Centro- 
América,  permaneciendo  en  los  lugares  donde  se  hablan. 
Entretanto  que  estudios  particulares  ilustran  la  materia, 
sólo  puedo  hacer  las  siguientes  indicaciones,  además  de  lo 
explicado  respecto  á  la  pronunciación  del  maya  (cap.  43). 

»=dz 

c^=dj. 

h=]- 

p=p  fuerte. 

th=tt. 

a;=ch  francesa  ó  sh  inglesa. 

z=s  dura. 

HOMBRE. 

Maya.  Uinic.  Euaxteco.  Inic.  Mame.  Uinac. 

MUJER. 
Ma.  Xchup.  Mam.  Xuuh.  Hua.  Uxum. 

ABUELO. 

Mam-  Icx.-man.  Hua-  Mam.  Quiche.  Mam. 

MADRE. 

Mam-  Chu.  Qui.  Chuch. 

HIJO- 

Ma.  Ual,  yal.  Qui.  Al,  alabal. 

HIJO. 

Mam.  Kiahol.    Qui-  Kahol. 

HERMANO. 

Ma.  Icin.  Mame-  Itzin. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  263 

HERMANO    (DE  LA  MUJER.) 

Huax.  Uxibam.  Mame.  Ixibem. 

HERMANA. 

Mame.  Uanop.  Huax.  Uakab. 

HERMANA. 

Mame-  Itzin-  Huax.  Ixam. 

TÍO. 

Ma.  Acan.  Mame.  Ikian. 

SOBRINO. 

Mame.  Ikiak.  Huax.  Itzak. 

SUEGRO   (DEL   HOMBRE.) 

Mame.  Hi.  Qui.  Hi.  Huax.  Hi-yan. 

SUEGRO    (DE  LA  MUJER.) 

Huax.   Alib.  Mame.  Ilip. 

CUÑADO  (DEL  HOMBRE.) 

Mame-  Balok.  Huax.  Bay. 

CARNE. 

Qui,  Chac-  Mame  Chihil- 

CUERPO. 

Ma.  Uinicil.  Mame.  Uinkil. 

CARA. 

Ma.  Yiche-  Mame.  Vuich,  vuitz.  Qui.  Vach- 


264  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

CABEZA. 

Qui.  Vi-  Mame.  Vui. 

CABELLO. 

Ma.  TzotzeL  Mame.  Tzamal. 

PIEL,  CUTIS. 

Ma.  Othel.  Huax-  Otol. 

OJO. 

Ma.  Ich.  Mame.  Vuitz-uich. 

PESTAÑA. 

Ma-  Matzab.  Huax.  Matab. 

NARIZ. 

Mam.  Cham.  Huax.  Zam.  Qui.  Tzam- 


Ma.  Lee-xicen.  Qui.  xikin. 

BOCA. 

Ma.  Tchi.  Mame.  Tzi.  Qui.  Tchi. 

PALADAR. 

Ma.  Mabcan.  Huax-  Tacan. 

LENGUA. 

Ma-  Ac-  Qui.  Ag.  Mame-  Ac- 

SALIVA. 

Ma.  Tuub.  Mame.  Tzup.  Qui.  Chub 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  265 

DIENTE.  MUELA. 

Ma.  Co.  Huax.  Ca-nab.  Qui.  Ca. 

GARGANTA. 

Ma.  Kal .  Mame.  Kul.  Qui  Kul. 

TETAS. 

Mame.  Imah.  Huax.  Mil.  Qui.  Im. 

MANO,  BRAZO. 

Ma-  Kab.  Mame-  Kop.  Huax.  Kub-ak.  Qui-  Gab. 

CODO. 

Qui.  Chuc-  Mame.  Chunup. 

BARRIGA,   VIENTRE. 

Mame.  Kuh.  Huax.  Chi-kul. 

•  OMBLIGO. 

Mam.  Mux.   Qui.  Muxux. 

RODILLA. 

Qui.  Chek.  Mam.  Chek. 

PANTORRILLA. 

Mam.  Huakam.  Hua.  Pautakam. 

PIE. 

Mam-  Kam    Hua.  Akam. 

VENA. 

Ma.  Ichac.  Mam.  Ibac. 


266  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

VENA. 

Ma.  Nohol.  Hua.  Notz. 

COKAZON. 

Mam.  Kub.   Qui.  Kux. 

HIÉL. 

Ma-  Ka.  Mam-  Ka.  Qui.  Kay. 

HUESO. 

Ma.   Bakel,  bak.  .Hita.   Beklek.  J/am.  Bak.    Qui. 
Bak. 

TUÉTANO. 

.Ma.  Dzubac.  Mam.  Baczum. 

TRIPAS. 

Ma.  Tchoch.  Mam.  Tacha. 

SANGRE. 

Ma.  Kik.  Mam.  Chik.  #iía.  Xitz.   Qu¿.  Kik. 

ALA  DE  AVE. 

Ma.  Xik.   Qui.  Xik. 

COLA,  RABO. 

Qui.  He.  Jíam.  He.  iTua.  Hueuh- 

CIELO. 

Ma.  Caan.  i¥aw.  Cah.  Qui.  Cah. 

SOL,  DÍA. 

Ma.  Kinil,  Kin.  Búa-  Akicha-  Mam.  Kih.  <?i«.  Gih. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  267 

LUNA. 

Mam.  Ikhau.   Qui.  Ik. 

ESTRELLA. 

Mam-  Cheu.  Hua-  Chuzelot. 

NUBE. 

Ma.  Muz.  Mam.  Muh. 

LLUVIA. 

Ma.  Hai-  Mam.  Kap-hap. 

ROCÍO. 

Ma.  Itz.  Hua.  Ijel. 

RELÁMPAGO. 

Ma.  Lemba.  Hua.  Ley. 

RAYO. 

Ha.  Tchák.  Hua.  Tzok.   Qui.  Tchab. 

A  5?  o. 
Ma.  Hab.  Mam.  Habki.   Qui.  Ab. 

DÍA. 

Hua.  A-Ki-cha.  Mam.  Kih. 

MAÑANA. 

Ma.  Yaaxcal.  Mam.  Naxchic. 

NOCHE. 

Ma.  Akab.  Mam.  Akbil.  Hua.  Acal. 


268  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

MUNDO. 

Ma.  Yok-olcab-  Mam-  Chok. 

AÜUA. 

Ma.  Ha  (ja).  Mam-  A.  Hua.  Ija.  Qui.  Ab,  a,  at- 

FUEGO. 

Ma.  Kak.  Hua.  Kamal-  Mam.  KanaL  Qui-  Gag. 

AIEE. 

Ma.  Ikal.  ik.  Mam.  Kia-kik.  Hua.  Ik.    Qui.  Ig. 

ABENA. 

Qui.  Zan.  fiwa.  Ki-zab. 

CENIZA. 

Ma-  Dzitaan.  Mam.  Tzaah.   Qui-  Tchach. 

LODO. 

Qui.  Xocol.  Mam.  Xocol. 

PIEDEA. 

Ma.  Tunich,  tun.  Hua.  Tujub. 

SAL. 

Ma-  Taab.  Mam.  Atzam.  Hua.  Atem. 

ÁRBOL. 

Ma.  Tche.  Mam.   Tzehua-  Te.   Qui.  Che. 

HOJA. 

Ma-  Ledz.  Qui.  Le. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC  269 

HOJA. 

Mam.  Xak.  Hua.  Hekel. 

KAMA  DE  ÁRBOL. 

Ma.  Kobché-  Mam.  Koptzé. 

ESPINA. 

Ma.  Kix.  Hua.  Kiz.  Mam.  Chix.   Qui.  Kix. 

CAÑA. 

Mam.  Patzam.  Hua.  Pakal. 

ESPIGA. 

Mam.  Tunum.  Hua.  Tuchu. 

FLOR. 

Ma.  N-icte.  Hua.  Uitz. 

LEÑO,    MADERA. 

Ma.  Zi.  Hua.  Zi.  Mam.  Zi.  Qui.   Zi. 

MADERA. 

Hua.  Te.  Mam.  Tze- 

PLUMA. 

Ma.  Kukum,  Kuk.  Hua.   Kuklek. 

MIEL. 

Ma,  Cab.  Mam.  Cap.  Qui.  Cab. 

PICO  DE  AVE. 

Mam-  Titzi.  Hua.  Toxi. 


270  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

CUERNO. 

Mam.  Uka.  Qui.   Uka. 

MAE. 

Qui.  Polo.  Mam.  Palo. 

> 

RIO. 

Ma-  Ukum.  Hua.    Ualka. 

LLANURA. 

Mam.  Chakalah.  Hua.  Jolchal. 

VALLE. 

Ma-  Taaxil.  Hua.  Tzalam. 

FRÍO. 

Qui.  Teu.  Hua.  Tozob. 

CALOR,    CALIENTE. 

Ma.  Kilcab.   Mam.  Kiac.   Hua.  Kac. 

HUMO,   SAHUMERIO. 

Ma-  Buo.  Qui.  Buk.  Hua.  Pauk. 

HUMO. 

Mam.  Zip.   Qui.  Zib. 

VERANO. 

Mam-  Kihal.  Hua.  Kahal.  Qui.  Zakih. 

ORIENTE. 

Ma.  Lakin,  likil.  ¿fuá.  E-lelkin. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  271 

MAGUEY. 

Ma.  Zi.  Hua.  Tzim. 

MAÍZ. 

Ma.  Ixim.  Hua.  Iziz. 

MAZORCA  DE  MAÍZ. 

Mam.  Hal.   Qui.  Hal- 

CALABAZA. 

Qui.  Akam.  Hua.  Kalem. 

PINO. 

Mam.  Tzah.   Qui.  Tchah. 

PIMIENTO,  CHILE. 

Qui.  Ic-  Hua.  Itz. 

TABACO. 

Qui,  Met.  Hua.  May. 

MONO    (CIERTA  ESPECIE), 

Ma.  Maax.   Qui.  Max. 

LEÓN. 

Ma.  Coh.   Qui,  Coh- 

VENADO. 

Má.  Ceb.  Mam.  Cheh.  Qui.  Keh. 

TIGRE. 

Jifa.  Balam.   Qui.  Balam. 


272  COMPARACIONES  RELATIVAS  A  LOS 

PERRO. 

Ma.  Pek.  Hua.  Piko. 

ratón. 
Ma.  Cho-  Qui.  Cho. 

ARDILLA. 

Ma.  Cuc.  Qui.  Cuc-  Mam-  Cuc. 

ÁGUILA. 

Ma.  Coot.  Qui.  Cot- 

ÁGUILA. 

J/am.  Tibul.  Hua.  Tabil. 

LECHUZA. 

Qwí.  Xoch.  Mam.  Xichim.  Hua.  Xikaik. 

CUERVO. 

Mam.  Hoh.  Qui.  Koch,  hoh. 

PALOMA. 

Mam.  Xuukx.  Hua.  K~ukum. 

MURCIÉLAGO. 

Ma.  Zok.  Hua.  Zut-  Mam.  Kokz.  Qui.  Zotz. 

TORTUGA. 

Mam.  Petz.  IZua.  Pet- 

CULEBRA. 

Ma.  Cam,  can.  Jiaw.  Kan.  Hua.  Tzam.  cham.  Quí. 
Can. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  273 

GUSANO. 
Mam.  Chikup.  Qui.  Chil. 

ARAÑA. 

Ma.  Am.  Hua.  Aam.  Qui.  Am. 
TOPO. 

Ma.  Ba.  Qui.  Ba. 

pulga. 
Ma.  Kiak.  Hua.  Tzak.  Qui.  Kak. 

MOSCA. 

Qui.  Xlem.  Mam.  Ahem. 

GARRAPATA. 

Mam.  Zip.  Hua.  Tip.  $mí  Zip. 

PIOJO. 
J/a.  Uk.  lía??^.  Uk.  Hua.  Utz.  #?«'.  Uk. 

HORMIGA- 
Ma.  Zinic-  Hua.  Zanitz.  Mam.  Zinic- 

ALACRÁN. 

Ma.  Zinan.  Mam.  Zinan.  Qui.  Zinah. 

PESCADO. 

Ma.   Kay.  Qui.   Kar.  Mam.   Ker. 

REY. 

Ma.   Ahau.  Mam.   Ahau. 

ís 


274  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

GUERRA. 

Qui.  Labal.  Mam.  Labal. 

LANZA. 

Ma.  Tok-   Qui.  Tok- 

ARCO   (ARMA.) 
Ma.  Ppum.  Rúa.  Pulab. 

FLECHA. 

Qui.  Tchab.  Hua-  Ticho-clab-   Ma.  Katcheil. 

PUNTA  DE  PEDERNAL 

Ma.  Tchai.   Qui.  Tchai.  Mam.  Tzak. 

DOLOR. 
Ma.  Kinam.  Mam.  Kion,  chion. 

DOLOR,    SUFRIMIENTO,    ENFERMEDAD. 

Ma.  Yail.  Mam.  Yabil-  Hua,  Yahulatz. 

TOS. 
Qui.  Ohb.  Hua.  Ohob.  Mam.  Ohon- 

CARCOBA,    CORCOBADO. 
Ma.  Buz.   Qui.   Buz. 

CASA. 

Ma.  Otoch.  Hua.  Ata. 

CASA. 

Qui-  Ha.   Mam.  Ha- 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  275 

HUSO. 

Ma.  Pechech.  Qui.  Petel. 

PEINE. 

Hua.  Tzichab.  Mam.  Tziap. 

PAN. 

Ma.  Pacach.  Hua.  Bacam.  Mam.  Buabah. 

PAPEL,    LIBRO. 
Mam.  Uh.  Hua.  Uh.   Qui.  Uh- 

OLLA,  VASO. 

Ma.  Buleb.   Qui.  BuhL  Hua.  Muí. 

TAZA  PARA  BEBER. 
Ma.  Cum.   Qui.  Cum. 

COMIDA. 

Mam-  Chibah.   Qui.  Chib. 

BESO. 

Ma.  Dzuc-  Mam.  Tzubp-  Hna.  Tzut-bantalab. 

SOPLO. 
Qui.  Xup.  Mam.  Xup. 

RISA- 

Mam.  Tze-bil.   Qui.  Tze- 

CANTO. 
Qui.  Bix.   Mam.  Bitz. 


276  COMPARACIONES  RELATIVAS  A  LOS 

MENTIRA. 

Mam.  Halohpakap.  Hua-  Hamkauh. 

SOBERBIA. 

Ma.  Nonohbail.  Mam.  Nimahibil. 

PECADO. 

Qui.  Pau.  Pah-ibil. 

PECADOR. 

Qui-  Ahpau.  Mam.  Ahpah. 

ESCRITURA- 
Qui.  Tzib.  Mam.  Tzibam. 

BRUJO,  ADIVINO. 

Ma.  Naal.   Qui.  Naual. 

BRUJO,  ADIVINO. 

Mam.  Ahka.  Hua.  Ehenkix. 

MIEDO. 

Qui.  Xib.  Mam-  Xob-al. 

MÁSCARA- 

Ma.  Kohel.   Qui-  Koh. 

BAILE. 

Mam-  Bixbil.  Hua.  Bixnel. 

HOYO. 

Mam.  Huí.  Hua.  Hol. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  277 

MERCANCÍA. 

Qui.  Kairn.  Mam.  Kaihel. 

SUEÑO- 

Ma.  Uenel.  Mam.  Uatel-  Hua,  Uachib- 

HAMBRE- 

Ma-  Uih.  Mam.  Uaih. 

SED- 

Ma.  Ukah.   Mam.  Ukah. 

CLARIDAD. 

Ma.  Zazil.  Qui.  Zakil. 

NOMBRE. 

Qui-  Bi.  Hua.  Bih.  Mam.  Bi. 

BELLEZA. 

Ma.  Zubtalil.  Mam.  Tilbil. 

CAMINO. 

Ma-  Beel,  be.  Qui.  Be.  Hua,  Bel- 

COLOR,    PINTURA. 

Ma-  Bonlil.  Qui.  Bon- 

MUERTE. 

Mam.  Camic.  Qui-  Camic. 

ORINA. 

Qui.  Chul.  Huax.  Chik. 

OFENSA. 

Ma,  Pochob-  Mam.  Pahilil- 


278  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

POBREZA. 

Mam-  Mebail-  Qui  Mebail. 

ENTENDIMIENTO. 

Ma.  Naat.  Mam-  Naobil. 

BUENO. 

Mam.  Bam.  Qui.  Bom. 

ENEMIGO. 

Ma.  Ahcaual.  Mam.  Ahkob. 

ENEMIGO. 

Ma.  Kahual.  Hua.  Vuahlop. 

MUERTO. 

Ma.  Zimen.  Mam.  Kimna. 

PEQUEÑO. 

Ma.  Tchichan.  Hua.  Chinchín. 

GRANDE. 

Qui-  Nim.  Mam.  Ñim. 

CALIENTE. 

Mam-  Kiak.  Hua.  Kak. 

TODO. 

Ma.  Tulakal.  Mam.  Tikiakil. 

MUCHO. 

Ma-  Yab.  Hua-  Yam. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC.  279 

SOLO,     DESIERTO. 

Ma.  Tocoy.  Hua.  Tocat. 

MUDO. 

Hua.  Mo.  Mam.  Men.  Qui.  Men. 

CIEGO. 

Mam.  Mix.  Hua.  Maku. 

AGRIO. 

Qui.  Cham.  Mam.  Cham.  Ma.  Chuh. 

DULCE. 

Ma.  Zuc.  Hua.  Zic- 

PESADO. 
Ma.  Al.  Qui.  Al.  Mam.  Al: 

VIEJO 

Qui.  Ama.  Mam.  Mama.  Hua.  Ziame. 

COSA  VIEJA. 

Qui.  Tziak.  Hua.  Tziom. 

FUERTE. 

Qui.  Cou.  Mam.  Cuh,  Cau. 

MADURO. 

Mam.  Tzakahna.  Qui.  Tchag. 

RICO. 

Mam.  Kinon.  Qui.  Ginom. 


280  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

POBRE. 

Qui.  Meba.  Mam.  Meba. 

ENFERMO. 

Qui.  Yab.  Hua.  Yahul. 

SUCIO,    SUCIEDAD. 

Qui.  Zalilah.  Mam.  Tzilal. 

HERMOSO. 

Qui.  Hebel.  Hua.  Huabel. 

NEGRO. 

Ma.  Ekbok.  Hua.  Ehek.  Qui.  Gek. 

BLANCO. 

Ma.  Zac.  Hua.  Tzacni.  Qui.  Zac. 

ROJO. 

Ma.  Tchac.  Hua.  Tzacni.  Qui.  Zac 

AMARILLO. 

Ma.  Kanal-  Qui.  Gan.  Mam.  Kan. 

UNO. 

Ma.  Hun.  Hua.  Hun.  Mam.  Hum-  Qui.  Hun. 
DOS. 

Ma.  Ca.  Mam-  Cabe.    Qui.  Cab.  Hua.  Tzab. 

TRES. 

Ma.  Ox.  Hua.  Ox.  J/am.  Oxe.  Qwi.  Ox,  oxib. 


IDIOMAS  MAYa,  QUICHE,  ETC-  281 

CUATRO. 

Ma.  Can.  Mam.  Kiahe-  Qui.  Kah. 

CINCO. 

Ma.  Ho.  Hua.  Bo.  Mam.  Hoc.  Qui.  Oo,  oob. 

SEIS. 

Ma-  Uac-  Hua.  Acac-  Mam.  Uacac.  Qui.  Uacakib. 

SIETE. 
Ma.  Uuc-  Hua-  Buc.  Mam.  Buc.  Qui.  Ucub. 

OCHO. 

Ma.  Uaxab.  Hua.  Huaxik.  Mam.  Uahxk-  Qui.  Uaha- 
kib. 

NUEVE. 

Ma-  Bolón.  Hua.  Beleu.  Mam.  Belhuh   Qui.   Beleh. 

DIEZ. 

Ma.  Lahun.  Hua.  Lahu.  Mam.  Lahuh.  Qui.   Labuh. 

VEINTE. 

Ma.  Hunkal.   Hua.  Huminik.  Mam.  Huinkin.  Qui. 
Huvinak. 

CIENTO. 

Ma.  Hokal.  Mam.  Okal.  Qui.  Okal. 
Yo,  tú,  etc.  Véanse  las  comparaciones  gramati- 
cales. 

ACABAR. 

Mam.  Bahle.  Hua.  Tale. 


282  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

ANDAR. 

Qui.  Bey.  Hua.  Beyal.  Ma.  Beti. 

ARROLLAR. 
Ma.  Bol.  Qui.  Bol. 

ACOSTARSE. 

Qui-  Cotz.  Mam.  Cutze.  Hua.  Cuatzi. 

ABRIR. 

Hua,  Hapi.  Qui.  Hak.  Mam.  Hakon. 

ANDAR. 

Mam.  Beti.  Hua.  Belal. 

ARRANCAR,     CORTAR. 

Qui-  Hoch.  Ma.  Hokzah. 

ALEGRARSE. 

Qui.  Zihah.  Mam.  Tzalah. 

AYUDAR. 
Mam.  Onim.  Hua.  T-olmi. 

BAILAR. 

Mam.  Bixain.  Hua.  Bixom. 

BEBER. 

Ma.  Ukul.   Mam.  Ukam.  Qui.  Ukah. 

BAÑARSE. 

Hua.  Achín.  Mam.  Ichin. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC-  283 

BUSCAR. 
Qui.  Hoy.  Mam.  Hoyon. 

BRILLAR. 

Ma.  Lem.  Qui.  Lemlot- 

BESAR. 

Mam.  Tzubam.   Qui-  Tzub.  Hua.  Tzubzbay. 

CREER. 

Ma>  Oczahuoltaal.  Mam.  Oczalam. 

CANTAR. 

Qui  Bix.  Mam.  Bitzan. 

CURAR. 

Qui.  Cun.  Mam.  Canam. 

CONTAR. 

Mam.  Ahlan-  Hua.  Ahial- 

CARGAR. 

Qui-  Ekah.  Mam.  Ikam. 

CORTAR. 

Ma.  Kuptal.  Qui.  Kux.  Mam.  Kupum. 

COMER. 
Qui.  Va.   Mam.  Vuam. 

CAMINAR. 

Mam.  Betem.  Hua.  Bellal. 


284  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

COSECHAR  EL  MAÍZ. 

Qui.  Hach.  Mam.  Hachom. 

DECIR. 

Mam.  Chi.  Hua.  Ol-chial. 

DOBLAR. 

Mam-  Pakon.  Hua.  Paklal. 
DESCANSAR. 

Qui.  Lian.  Mo;m.  Oh-lam. 

DESNUDAR. 

Mam.  Zambam.   Qui.  Zan. 

ESCRIBIR,    PINTAR. 
Ma.  Dzib,  dziblal.  Mam.  Tzibam.   Qui.  Tziba- 

ENTRAR. 

Ma.  Okol.  Mam.  Oki.  Qui.  Ok.  Hua.  Oza,  otzi. 

(Nótese  que  es  frecuente  el  cambio  de  A' en  Z  y  sus  com- 
puestas). 

ENFRIAR. 

Mam.   Cheuzam.  Hua.  Tzauza. 
ENVEJECER. 

Mam.  Mamaix.   Qui.  Mamaah- 

ENTERRAR. 
Mam.   Mukum.    Qui.  Muk- 

ESCUPIR. 
Mam.  Tzubam-  Hua.  Tzuplatz. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC-  285 

ENFERMAR. 

Mam.  Yapti.   Qui-  Yabih. 

FIJAR. 
Ma-  Hedz.   Qui-  Hek. 

FAVORECER,    AYUDAR. 

Qui  To.  Ma.  Tocah. 

GUERREAR,  HACER  LA  GUERRA. 

Qui-  Labah.  Mam.  Laban- 

GUARDAR. 
Mam.  Kuum.  Hua.  Koy. 

HERIR. 

Ma.  Zimbezah.  Hua.  Tzobeza. 

HERIR. 

Ma-  L-oxic.  Mam.  Ixhi. 

HILAR. 

Ma.  K-uchak.  Hua.  Huicha. 

HACER. 

Qui.  Ban.  Mam.  Bancham. 

HINCHARSE,    AUMENTAR. 

Qui.  Polouah.  Ma.  Ppolezah. 

HACER   LODO. 

Qui.  Xokolih.   Mam.  Xocolix. 


286  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

IR,  ANDAR. 

Ma.  Binel.  Qui.  Biih. 

JUZGAR. 

Mam.  Tahkua-  Hua.  Takumchi. 

LEER. 
Mam.  Ahlan.  Hua.  Ahial- 

LEVANTARSE. 

Mam-  Kiche,  kixche  Hua.  Kacha. 

LLORAR. 
Ma.  Okol.  Hua.  Uknal.  Mam.  Oki.  Qui-  Og,  ok. 

LLAMAR. 

Mam.  Kakzan.  Hua.  Kani. 

MORIR. 
Ma.  Zimil.  Hua.   Zemil.  Mam.  Kime. 

MATAR. 

Ma.  Zimzah.  Mam.  Kimizan.  Hua.  Zemza.  Qui.  Ka- 
mizah. 

METER. 
Qui-  Koh.  Mam    Oki. 

MENTIR. 

Mam.  Halón.  Hua.  Hamtalab. 

MOLER. 

Mam-  Cheem.  Qui.  Keen,  Keeh. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC  287 

MAMAR. 
Mam-  Chuum.  Hua-   Chuchul. 

MIRAR,  VER. 

Qui-  Tzun.  Hua.  Tzutal. 

NACER. 

Ma.  Z-ihil.  Ma.  Izhe. 

OLER. 

Qui.  Koin.  Mam-  Zikon.  Hua.  Zika,  jika 

PARIR. 

Ma.  Alan-  Mam.  Alam- 

PENSAR,  ACORDARSE. 

Qui.  Naba.  Mam.  Nabam. 

PICAR. 

Mam.  Tocliom-  Hua.  Tochi- 

PONER. 

Mam.  Kubi  Hua-  Kuabal. 

PREGUNTAR. 

Mam.  Kanin.  Hua.  Konoy. 

QUEMAR. 

Mam.  Tzazan,  tzei-  Hua.  Tai,  taza. 

QUERER. 

Ma.  O-lak.  Hua.  Le- 


288  COMPARACIONES  RELATIVAS  Á  LOS 

QUITAR,  TOMAR. 

Qui.  Mah.  Ma-  Machal- 

QUEJARSE. 

Mame-  Elenel.  Hua.  Ejel. 

REUNIR,  JUNTAR. 

Qui.  Mol.  Ma.  Mol,  molcabtaal.  Mam.  Mohben. 

ROMPER,  QUEBRAR. 

Ma-  Paxal,  pax.  Qui.  Pax.  Hua.  Pokeitz. 

reír. 
Mam.  Tzeen.  Qui-  Tzeh.  Hua.  Tehnal. 

RESPONDER. 

Mam.  Tzakuem.  Hua.  Tzoktzi. 

RODAR. 
Mam.  Tolim.  Hua.  Tulik. 

SEMBRAR. 

Qui.  Au.  Mam.  Auam. 

SUFRIR. 
Qui-  Kuy.  Hua.  Kupchi,  jupchi. 

SANGRAR,  HERIR. 

Qui.  Tok.  Ma.  Tok. 

SOPLAR. 

Qui.  Xup.  Mam.  Xupin. 

SACAR. 

Hua-  K-alza.  Mam.  Elzan. 


IDIOMAS  MAYA.  QUICHE,  ETC.  289 

SALAR. 

Mam-  A-tzamin.  Hua.  Tzapin. 

SALIR. 

Hua-  K-alel.  Mam.  Eli. 

TRAGAR. 

Qui.  Big.  Mam.  Bikon. 

TARDAR,  ALARGAR,  ALEJAR. 

Ma.  Naachtal-  Qui.  Nahtih. 

TOSER. 

Qui.  Ohbar-  Hua.  Ohobol.  Mam.  Ohnapti. 

TRONAR,  RUIDO. 
Mam.  Tililin.  Qui.  Tinin- 

TENER   MIEDO- 

Qui.  Xib.  Mam.  Xob. 

TENER   HIPO- 

Mam.  Xokopti.  Hua.  Xuchkul. 

TOPAR. 

Mam.  Maktzin.  Hua-  Mapui. 

VENDER. 

Ma.  Con.  Mam-  Cain. 

VER- 

Ma.  Ylah.  Mam.  Ylon.  Qui.  Yl. 

VER. 

Ma.  Kaah-  Mam.  Kain. 

1  9 


290  COMPARACIONES  RELATIVAS  A  LOS 

VENIR- 

Mam.  Uli-  Hita.  ülel.  Qui.  Ul. 

DEBAJO- 

Ma.  Alan.  Hua.  Alai. 

ALLÁ- 

Jí/am.  Tzixi.  Hua.  Tixua,  tihua. 

LEJOS. 

31a.  Nach.  .tom.  Nachak.  Qi*í-  Naht. 

CERCA. 

Ma.  Nadz.  j|/a)?i-  Nakak.  Qui.  Nabah. 

ANTES. 

jfcfam.  B-ahtok.  Hua.  Okox. 

AQUÍ. 

j)/a.  Tila.  Hua.  Tiaje. 

SIEMPRE. 

i/a.  Amal.  Qui.  Amagel. 

MÁ3. 

Mam.  Chintel.  Qui.  Chic. 

no.  (partícula  negativa.) 
Ma.  Ma-  Qui-  Ma. 

no.  (id.) 
Mam.  Bah.  Jíua.  I-batz. 

con. 
Mam.  Tukil.  #ua.  Tinkal. 


IDIOMAS  MAYA,  QUICHE,  ETC-  291 

DE,  Á  ETC. 

Ma,  Ti.  Mam.  Tih.  Hua.  Tin,  ti. 

de  (siguo  de  posesión.) 
Ma.  Ah.  Qui.  Ah. 

POR. 

Mam.  Tum.  Hua.  Tineb. 

ENTRE. 

Mam.  Toxol-  Qui.  Xol. 

Conociendo  ya  el  sistema  gramatical  y  léxico  de  cuatro 
idiomas  de  la  familia  maya,  podemos  fácilmente  y  con  po- 
cas palabras,  explicar  cuáles  son  los  caracteres  que  los  dis- 
tinguen de  las  demás  lenguas  hasta  aquí  estudiadas. 

1?  El  sistema  fonético,  encontrándose  sonidos  particula- 
res de  la  familia  maya,  y  dominando  en  su  combinación  la 
vocal.  En  los  demás  idiomas  que  hasta  ahora  conocemos,  ó 
hay  reunión  proporcionada  de  vocales  y  consonantes,  ó 
más  bien  éstas  exceden. 

2?  Abundan  en  los  idiomas  mayas  los  monosílabos,  y  aun 
las  voces  polisílabas  son  generalmente  cortas,  de  dos  á  tres 
sílabas:  en  consecuencia,  estos  idiomas  merecen  la  califica- 
ción de  paulo-silábicos  relativamente  al  mexicano,  tarasco, 
mixteco,  etc.,  etc. 

3?  Aunque  entre  los  idiomas  mayas  hay  algunos  más 
sintéticos  que  otros,  como  el  mame  y  huaxteco  respecto  al 
maya  y  quiche,  todos,  sin  embargo,  hacen  respectivamen- 
te menos  uso  de  la  composición  y  tienen  menos  procedi- 
mientos para  ella  que  las  demás  lenguas  hasta  aquí  analiza 
das  y  comparadas.  Obsérvese  la  conjugación  maya,  por 
ejemplo,  y  se  notará  el  uso  de  partículas  separadas  que  ni 
siquiera  se  yuxtaponen;  estudíese  la  construcción  de  las 
preposiciones  en  maya,  quiche  mame  y  huaxteco,  y  se  echa- 
rá de  ver  que  se  usan  frecuentemente  fuera  de  composi- 
ción, á  diferencia  del  mexicano,  tarasco,  etc.  Lo  mismo  su- 
cede con  otras  partes  del  discurso. 


292  COMPARACIONES  DEL  MAYA,  QUICHE,  ETC. 

49  La  onomatopeya  abunda  en  las  lenguas  mayas,  de  cu- 
ya abundancia  sólo  nos  presenta  ejemplo  el  tarasco  entre 
las  lenguas  indígenas  que  ya  conocemos, 

50  El  medio  más  propio  de  la  familia  maya  para  expre- 
sar el  verbo  sustantivo  es  el  uso  del  pronombre  personal 
conjugado,  cuyo  sistema  completamente  desarrollado  sólo 
en  algunos  idiomas  de  esa  familia  se  encuentra. 

6?  La  forma  de  los  signos  gramaticales  difiere,  excep- 
tuando raras  analogías,  entre  la  familia  maya  y  el  grupo 
mexicano,  ópata,  el  tarasco,  mixteco,  zapoteco,  pirinda,  etc. 

79  Lo  mismo  que  con  los  signos  gramaticales,  sucede  con 
las  palabras,  con  el  sistema  léxico,  fuera  de  algunas  seme- 
janzas aisladas. 

El  lector,  fácilmente  puede  hacer  comparaciones,  pues 
para  ello  hemos  proporcionado  materiales  bastantes. 


IDIOMAS  PERTENECIENTES  A  LA  FAMILIA 

MAYA. 

EL  CHONTAL,  EL  CARIBE  Y  OTRAS  LENGUAS  QUE 

INFUNDADAMENTE  SE  SUPONE  PERTENECER  A  LA  MISMA 

FAMILIA. 

1.  El  Lacandón. — El  idioma  Lacandón  se  habla  en.  la  par- 
te oriental  de  Chiapas,  extendiéndose  hasta  Guatemala, 
donde  le  usan  las  tribus  de  indios  que  habitan  á  orillas  del 
río  de  Usumacinta.  Todos  los  indianistas  están  conformes 
en  considerar  el  Lacandón  como  afin  del  Maya. 

2.  El  Peten  ó  Itzae. — El  Peten  ó  Itzae  se  usa  en  Guate- 
mala, orillas  de  los  lagos  Petén-Itza.  El  Padre  Ximénez,  la 
mejor  autoridad  en  la  materia,  consideraba  las  lenguas  de 
Guatemala  como  afines  unas  de  otras  y  con  el  Maya,  sin 
más  diferencia  que  la  que  tienen  entre  sí  los  idiomas  neola- 
tinos. Como  uno  de  esos  idiomas  de  Guatemala  citó  Ximé- 
nez el  peten. 

.     Los  indianistas  modernos  colocan  igualmente  el  peten  al 
lado  del  maya. 

3.  El  Punctunc. — El  Punctunc,  usado  en  las  cercanías 
del  Palenque,  tiene  tanta  afinidad  con  el  maya  que  se  con- 
sidera como  dialecto  suyo.  Squier  cita  la  obra  siguiente: 
«Galindo,  Col.  D.  Juan-*  «A  Vocabulary  of  the  Punctunc 
dialect  spoken  in  the  vicinity  of  Palenque.»  Ludewig,  al  ha- 
blar del  maya,  menciona  el  Punctunc  como  su  dialecto. 

4.  El  Chol  ó  Mopan.  — Orozco  y  Berra  en  su  Geografía 


294  IDIOMAS  PERTENECIENTES  Á  LA 

de  las  lenguas  de  México,  dice:  «Los  Choles  forman  una  tribu 
establecida  desde  tiempos  remotos  en  Guatemala,  dividi- 
dos en  dos  fracciones,  la  una  se  encuentra  al  Este  de  Chia- 
pas,  y  la  otra  muy  retirada  en  la  Ve  rapaz.»  Más  adelante,  el 
mismo  Orozco  refuta  á  Balbi  respecto  á  que  el  chol  y  el  mo- 
pan sean  idiomas  distintos,  supuesto  que  choles  y  mopanes 
son  de  la  misma  filiación  y  que  no  se  encuentra  noticia  de 
que  haya  una  lengua  particular  mopan.  Brasseur  de  Bor- 
boug,  en  los  «Archivos  de  la  comisión  científica  de  México» 
(t.  lo)  cree,  como  Balbi,  que  hay  lengua  mopan  y  lengua  chol 
Sin  embargo  de  esto,  yo  me  inclino  á  la  opinión  de  Orozco, 
porque  leyendo  el  catálogo  de  lenguas  de  Guatemala  forma- 
do por  Juarros  y  completado  por  Buschman,  no  encuentro 
tal  lengua  mopan  (Nombres  de  lugares  aztecas,  §  48).  Squier 
tampoco  hace  mención  alguna  de  la  lengua  mopan. 

Bajo  el  supuesto,  pues,  de  que  chol  y  mopan  deben  con- 
siderarse como  nombres  de  tribus  y  no  de  lenguas  distin- 
tas, diré  que  el  chol  es  tan  parecido  al  maya,  que  Brasseur 
(loe.  cit.)  le  juzga  como  dialecto.  Según  D.  Dionisio  Fran- 
cisco Palacios,  en  sus  «Noticias  del  departamento  de  Simo- 
jovel»  (M.  S-),  el  chol  es  una  mezcla  de  zotzil  y  maya:  esta 
circunstancia  no  impide  la  clasificación  del  chol  al  lado  del 
maya,  porque  el  tzotzil  es  también  afin  suyo  como  luego  ve- 
remos. 

He  aquí  una  traducción  del  Pater  en  chol,  inserta  en  la 
primera  edición  de  esta  obra,  y  que  me  facilitó  el  Sr.  Orozco. 

Tiat  le  lojon,  auétipuchan  ulzat  aluilacabal  trict'C  lolejon  han  gra- 
cia chulee  vili<;  á  p>ucical  vafchec  ti  paniumü  chee  tipanchan.  Laa 
cual  tijuun  peí  quin,  de  vennomelojón  gaalee  sutoen  lasvet  baschee 
mué  sutoenlaa  y  vetob  laspibulob.  Liante!  ti  lolontecl  colanon  melojon 
y  chachan  ja  i  peí  y  tiué  nialolojon.  Amén  Jesús. 

5.  El  Chorti  ó  Chorte. — Brasseur,  en  la  obra  citada  an 
teriormente,  supone  que  el  Chorti  es  lo  mismo  que  el  chol, 
opinión  singular  que  encuentro  desmentida  por  los  demás 
autores  que  hablan  de  esas  lenguas,  y  de  los  cuales  bastará 
citar  dos.  Juarros,  en  su  catálogo  de  las  lenguas  de  Guate- 
mala, pone  separadamente  el  chol  y  el  chorti,  y  lo  mismo 
Squier  en  su  Monografía.  Por  lo  demás,  sólo  debo  advertir 


FAMILIA  MAYA,  ETC.  295 

que  el  chorti  es  uno  de  los  varios  idiomas  cuya  afinidad  con 
el  maya  se  ha  conocido  con  la  simple  práctica,  y  sin  necesi- 
dad de  comparaciones- 

El  chorti  se  habla  en  las  orillas  del  río  Montagua,  Gua- 
temala. 

6.  El  Chañabal,  Comiteco  ó  Jocolobal.— El  Chañaba! 
se  extiende  por  Comitán,  Zapaluta  y  Chicomuclo,  pertene- 
cientes á  Chiapas,  frontera  con  Guatemala. 

El  Chañabal  es  uno  de  los  idiomas  que  Ximénez  citó  ex- 
presamente comoafin  del  mame,  tzotzil,  etc.,  esto  es,  como 
pertenecientes  á  la  familia  maya.  Pineda,  en  su  Descripción 
Geográfica  de  Chiapas,  dice  que  el  Chañábales  un  compuesto 
de  zotzil,  maya,  casdal  y  trokek.  Estas  dos  últimas  lenguas 
son  muertas,  y  no  sé  quede  vestigio  de  ellas. 

He  aquí  el  Pater  en  Chañabal  de  la  misma  procedencia  que 
el  del  Chol,  inserto  anteriormente. 

Tattic  haya  culchahan  tanlinubal  á  vihiljacué  eg  bagtic  á  guajan 
acotuc  águabal  hichuc  ili  luJium  jastal  culchahan. 

Yipü  caltzil  eg  giiiniquil  tic  aquitic  sva  yabanhi  soc  cidanperdon 
eg  multic  hichuc  qucj  ganticon  guazt  culanticon  perdón  macha  hay 
smul  sigilticon  soc  mi  ztagua  concotic  mulil  mas  lee  coltaxjotic  scab 
puevj  jachuc. 

7-  El  tzotzil  ó  tzinanteco. — La  ciudad  de  Tzinacan- 
tlan,  que  en  mexicano  significa  «lugar  de  murciélagos,»  fué 
la  capital  de  los  quelenes,  y  después  de  los  tzotziles,  quie- 
nes la  llamaban  Zotzilhá,  que  significa  lo  mismo;  de  zotzil, 
murciélago. 

El  ejemplo  siguiente  del  Padre  nuestro,  proporcionado 
como  los  anteriores  por  el  Sr.  Orozco,  nos  dará  alguna  idea 
del  idioma  tzotzil. 

Totit  ot-te  nacal  oi  ta  vinagel-utzilaluc  á  vi-acotal  aguajualel-aco- 
pas  huc  á  chut  cano-echuc  noog  ta  vinagel-eclusé  ta  valumil-Acbeo- 
tic  e  cham-llocom  llocomutic-eche  ocachaibeidic-cuie  tag  tojolic-ma 
á  guae  llalucuntic-ta  altajoltic-ech  ocacolta  idic  noog  ta  stojol  ti  co- 
loc.  Amén  Jesús. 

Tzinanteco  ó  Ciñan  teco  es  lo  mismo  que  Zoztil  ó  Tzotzil: 


296  IDIOMAS  PERTENECIENTES  Á  LA 

tzinanteco  es  un  derivado  del  mexicano  Tzinacantlan,  nom- 
bre que  hemos  usado  al  comenzar  este  párrafo. 

El  zotzil,  por  común  acuerdo  de  todos  los  indianistas,  co- 
menzando per  el  P.  Ximénez,  pertenece  á  la  familia  maya 
considerándole  varios  como  más  cercano  al  quiche.  He  aquí 
algunas  comparaciones  del  pronombre,  en  zotzil,  con  el  ma- 
ya y  el  quiche,  que  comprueban  su  mayor  semejanza  con 
éste. 

YO. 

Zot-  H-on.  Maya.  En.  Quiche.  In- 

TU. 

Zot.  Ot  Maya.  Teech,  ech.  Qui.  At. 

tu  (oblicuo.) 
Zot.  A,  av.  Maya-  A,  au.  Qui.  A,  av. 

EL,  AQUEL- 

Zot.  Alumi.  Maya.  Laylo,  Lay.  Qui-  Are  (ale.) 

NOSOTROS. 

Zot-  Hotic.  Maya.  Tuon,  taon,  on.  Qui.  Oh- 

VOSOTROS. 
Zot-  Ox-uc-  Ma.  Ex.  Qui.  Ix. 

8.  El  Tzendal  ó  Cendal. — El  tzendal  se  habla  en  Chia- 
pas- 

Mr-  Brasseur  cree  que  el  Tzendal  es  la  lengua  madre  y 
el  maya  la  hija:  digo  respecto  á  esta  suposición  lo  mismo 
que  dije  el  cap.  45  sobre  la  prioridad  del  mame  según  Cha- 
rencey.  Lo  más  conforme  á  los  principios  filológicos  es  la 
opinión  del  Padre  Ximénez,  aunque  escribió  en  época  atra- 
sada, y  consiste  en  considerar  las  lenguas  que  nos  ocupan 
como  hermanas.  Véase  adelante  el  §  11-  Squier,  aunque 
propuso  dar  á  la  familia  maya  el  nombre  tzendal,  opina 
realmente  como  Ximénez.  pues  en  su  Monografía,  (p.  6)  su- 


FAMILIA  MAYA,  ETC.  297 

pone  una  lengua  madre  ó  tronco  común  del  cual  salieron  el 
tzendal,  maya,  mame,  etc-,  etc,  formando  una  familia.  De 
los  diversos  miembros  de  esta  familia,  el  tzendal  se  acerca 
más  al  tzotzil  que  á  ningún  otro. 

9.  El  Poconchi  ó  Pocomán. — El  Poconchi  se  considera 
por  algunos  distinto  del  Pocomán;  pero  son  un  mismo  idio- 
ma ó  cuando  menos  dialectos  tan  parecidos  que  no  deben 
separase.  Fr-  Thomas  Gage,  maestro  en  esa  lengua,  nos  da 
testimonio  de  ello  desde  el  título  de  su  obra  intitulada:  «Nue- 
va relación  de  las  indias  occidentales,  etc ,  con  una  gramáti- 
ca ó  rudimentos  de  la  lengua  india  llamada  Poconchi  ó  Po- 
comán.» (Londres  1697.)  Vater  en  el  Mitridates,  consideró 
igualmente  Poconchi  sinónimo  de  Pocomán,  y  lo  mismo,  más 
modernamente,  el  bien  informado  Squier  {Monografía.)  Bal- 
bi  confundió  el  Pocomán  con  el  mame,  según  lo  indiqué  en 
otro  lugar  (c.  45.) 

El  Poconchi,  con  este  nombre,  se  habla  en  San  Cristóbal, 
Cagcoh,  Tahtic  y  Tucuru:  con  el  nombre  de  Pocomán  se 
usa  en  las  cercanías  de  Palin,  Amatitlán  y  Petapa.  Tomo 
esta  noticia  geográfica  de  Brasseur.  (Op.  cit.  p.  129.) 

Como  nadie  duda  hoy  que  el  Poconchi  pertenece  á  la 
familia  maya,  me  limitaré  á  presentar  aquí  las  siguientes 
comparaciones  léxicas. 

hombre,  varón. 
Poconchi.  Vinac.  Maya.  Uinic.  Mame.  Uinac. 

BOCA- 

Poc.  Chi.  Maya.  Tchi.  Quiche.  Tchí. 

mano. 
Poc.  Cam.  Maya.  Cab. 

cielo. 
Poc.  Taxab.  Huasteco.  Tiaeb. 

SOL,  DÍA. 

Poc.  Kih,  kik.  Maya.  Km.  Mame.  Kí 


298  IDIOMAS  PERTENECIENTES  Á  LA 

TIERRA. 

Poc.  Acal.  Httax.  Tzabal. 

PESCADO. 

Poc  Car.  Maya.  Cai.  Quiche.  Car. 

REY. 

Poc.  Vihau.  Maya.  Ahau.  Mame.  Ahau. 

NOMBRE- 

Poc.  Bi.  Huax.  Bi,  bih.  Quiche.  Bi.  Mame.  Bi. 

CASA. 

Poc.  P-atoachoch.  Maya.  Otoch.  Quiche.  Ochoch. 

NO- 

Poc.  Ma.  Maya  y  Quiche-  Ma. 

YO. 

Poc  In.  Maya-  En.  Quiche.  In. 

YO  (oblicuo-) 
Poc.  Nu,  v.  Quiche.  Nu,  v. 

TU. 

Poc.  At-  Quiche.  At.  £ote¿Z.  Ot. 

tu  (oblicuo-) 
Poc  Av,  a.  Maya.  Au,  a.  Quiche-  Av,  a.  Zot.  A,  av. 

aquel,  (oblicuo.) 
Poc-  Ru,  r.  Quiche.  U,  r. 

NOSOTROS- 

Poc.  Oh.  J/aí/a-  On.  Qui-  Oh. 


FAMILIA  MAYA,  ETC.  299 

NOSOTROS  (oblicuo-  ) 

Poc.  Ka,  k.  Maya-  Ca-  Quiche-  Ka,  k. 

VOSOTROS. 

Poc.  Tita,  Maya.  Teex. 

VOSOTROS  (oblicuo.) 

Poc.  Auta.  Zot-  Atic. 

ELLOS    AQUELLOS. 

Poc  Kitak,  Ktak.  Qui.   Ke,  k.  (oblicuo).  Zot.  Ztik. 
(oblicuo.) 

10.  El  cakchi  ó  caichi.— El  cakchi  ó  caichi  es  otro  de 
los  idiomas  de  Guatemala,  citado  por  el  padre  Ximénez,  co- 
mo perteneciente  á  la  gran  familia  maya;  y  así  se  le  consi- 
dera. Sin  tomar  en  cuenta  las  diversas  variaciones  ortográ- 
ficas introducidas  por  los  autores,  diré  que  cakchi,  según 
escribían  Ximénez  y  Hervás,  6  caichi,  según  Juarros,  deben 
considerarse  como  un  solo  idioma,  conforme  opina  Orozco 
en  su  Geografía  de  las  lenguas  de  México,  ó  á  lo  menos  como 
dos  dialectos  muy  parecidos  formando  una  misma  lengua, 
según  indica  Brasseur  (op.  cit  p.  129J  Lo  que  sí  no  debe 
admitirse  es  que  cakchi  ó  caichi  sean  idiomas  que  figuren 
separadamente  como  resulta  de  la  enumeración  de  Balbi 
(núm.  631,  686.) 

Tampoco  debe  admitirse  la  confusión  que  hacen  algunos 
como  Luedvrig,  del  cakchi  con  el  cachiquel:  son  lenguas 
hermanas;  pero  no  una  misma.  Tanto  Ximénez  como  Jua- 
rros, mencionan  separadamente  el  cakchi  y  el  cachiquel;  y 
Hervás  mostrándose  en  esto  muy  bien  informado  dijo  en  su 
catálogo  (p.  304):  «Tienen  afinidad  las  lenguas  maya,  cakchi, 
poconchi,  cakquichel  la  cakchi  se  habla  en  la  provin- 
cia de  Ve  rapaz  por  la  extensión  de  30  leguas.» 

11.  El  coxoh  y  el  ixil. — El  Coxoh  y  el  Ixil,  son  de  los 
idiomas  cuya  filiación  indicó  el  padre  Ximénez  y  nadie  ha 
contradecido  después.  El  pasaje  de  Ximénez  donde  habló 
de  esas  lenguas,  reproducido  por  Brasseur,  Orozco  y  otros 


300  IDIOMAS  PERTENECIENTES  Á  LA 

autores,  nos  parece  conveniente  insertarle  aquí:  «Según  se 
colige  de  todas  las  lenguas  de  este  reino  de  Guatemala,  des- 
de la  Tzotzil,  Zendal,  Chañaba!,  Coxoh,  Mame,  Lacandon, 
Peten,  Ixil;  Kakchiquel,  Cakchi,  Poconchi,  hasta  otras  mu- 
chas lenguas,  que  en  diversos  partidos  se  hablan,  fueron 
todas  una  misma,  y  en  diferentes  provincias  y  pueblos  la 
corrompieron  de  diferente  suerte;  pero  las  raíces  de  los 
verbos  y  nombres  se  encuentran  generalmente  serlas  mis- 
mas, y  es  lo  que  se  ve  con  nuestro  castellano,  pues  que  las 
lenguas  de  Europa,  siendo  hijas  del  latín,  los  italianos  la  co- 
rrompieron de  un  modo,  Jos  franceses  de  otro,  los  españo- 
les de  otro,  etc. 

12.  El  achí  y  el  manche. — Entre  las  naciones  pertene- 
cientes al  grupo  maya  pone  Squier  en  su  monografía  (p.  9) 
los  Achis  y  los  Manches.  Respecto  de  los  manches,  ni  por 
Squier  ni  por  otros  autores  he  podido  averiguar  si  tenían 
dialecto  particular;  pero  sí  consta  esto  respecto  á  los  achis, 
pues  Fr.  Alonso  Escalona  escribió  «Sermones  en  lengua 
mexicana  que  tradujo  después  é,  la  achi  guatemalteca-» 
Torquemada  hablando  de  Pr.  Francisco  Gómez  dice:  «En 
Guatemala  aprendió  brevemente  la  lengua  Achi,  que  es  al 
de  sus  naturales,  y  muy  dificultosa  de  aprender.» 

Latham,  en  su  Filología  comparativa,  admite  el  Achi  entre 
las  lenguas  mayas. 

Orozco,  como  tribu  que  habla  chol,  cita  á  los  manches; 
pero  yo  no  encuentro  confirmada  esta  noticia-  Squier,  entre 
los  pueblos  de  origen  maya,  considera  separadamente  Cho- 
les y  manches  (loe.  cit-  p-  9-) 

13.  El  haitiano  y  sus  dialectos- — Balbi  en  su  Atlas 
etnográfico  dice:  «Cuba?  et  Ha'íti,  Quizqueja  ou  Itis?  parlées 
jadis  par  les  naturels  des  deux  grandes  íles  de  Cuba  et  de 
Haíti,  eteintes  depuis  tres  long-temps.  11  parait  que  ees 
deux  langues,  sur  les  quelles  on  ne  sait  presque  rien  sur 
tout  á  i'égard  de  la  premiére  ne  differaint  pas  beaucoup 
entre'elles  et  qu'elles  avaient  une  tres  grand  affinité  avec 
la  maya;  quelque  savant  méme  croit  qu'elles  en  etaient  des 
dialectes-  Plusieurs  mots  ha'itiens  ontpassé,  dit  le  celebre 
barón  de  Humboldt,  de  la  fin  du  XV  siécle  dans  lecastillan 
et  de  cette  langue  dans  plusieurs  aut'.^s  del'Europe  et  mé- 
me  de  1  America.  Parmi  ees  mots  nous  signalarons  les  sui- 


FAMILIA  MAYA,  ETC.  301 

vants -.batata  (convolvus  batatas) ;  yuca  et  casabe  (jatropha  ma- 
nihot) ;  guayacan  (gu&]cLCdí,n  officinale);  mague  y  (a,gave  ameri- 
cana); mahiz  ó  maíz  (zea);  iguana  (lacerta  iguana);  hamaca, 
balsa,  canei  ó  buhio,  canoa,  chicha,  tabaco,  cacique,  etc.»  ■  ■  • 
«Boriqua?  et  Jamaica?  par  les  indigenes  des  lies  Bórica  ou 
Porto  Rico  et  de  la  Jamaíque,  eteints  depuis  tres  long- 
temps.  On  ne  sait  absolument  rien  sur  les  langues  que  par- 
laintce  deux  peuples;  il  parait  cependant  probable  qu'elles 
appartenaient  á  cette  f amule-» 

Orozco  y  Berra,  siguiendo  á  Balbi,  y  también  con  el  ca- 
rácter de  clasificación  dudosa,  admite  el  Haitiano  y  sus 
afines  en  la  familia  maya.  Por  mi  parte,  esa  duda  aumenta, 
pues  habiendo  procedido  á  comparar  el  idioma  que  nos  ocu- 
pa con  el  maya,  quiche,  mayo  y  huaxteco,  encuentro  más 
diferencias  que  analogías,  como  consta  de  los  siguientes 
ejemplos  que  pueden  cotejarse  con  el  bocabulario  inserto 
en  el  cap.  47.  Las  palabras  análogas  irán  marcadas  con  es- 
ta señal  +.  Me  valgo,  respecto  al  Haitiano,  del  siguiente 
escrito  incluido  por  Brasseur  en  la  Relación  de  Yucatán  \)ov 
Fr.  Diego  de  Landa:  «Quelques  vestiges  d'un  Vocabuiaire 
de  l'ancienne  langue  de  Haiti  et  de  ees  dialectes.»  En  este 
pequeño  vocabulario  hay  algunas  palabras  consideradas 
como  de  origen  dudoso,  las  cuales  omito  absolutamente. 


+   Akábi- 

Enemigo. 

Ana, 

Flor. 

At,  ata,  atu, 

Uno. 

Bibi, 

Madre. 

Bo, 

Grande. 

Boa, 

Casa,  habitación 

4-  Bo  n, 

Bueno. 

Cañe, 

Rey,  señor. 

Cari, 

Hombre. 

Chon, 

Caliente,  seco. 

Ciba, 

Piedra. 

Cochi, 

Sol. 

Cohiba,  cohub, 

Tabaco. 

Cuinix, 

Mosca. 

-\-  El,  ili, 

Hijo. 

Eyeri, 

Hombre. 

302 


IDIOMAS  PERTENECIENTES  Á  LA 


Hito,  ÜO, 
Huiou, 

In,  inacu, 

Inuya, 
+  M, 

+  Balakua  (pala-hua), 
+  I-Jcan, 
+  I-tihu,  tihi, 

Liani, 

Maguey, 

Ma, 

Mahiz, 

Moinalu, 

Narguti, 

Pu, 

Queya, 

lii, 
+   Tiao, 

Turei, 
+   Ti, 

Yuca. 


Hombre, 

Sol. 

Mujer. 

Mujer. 

Ojo. 

Mar. 

Pescado. 

Cosa  vieja. 

Mujer. 

Agave  Americana. 

No. 

Maíz  (zea). 

Sangre. 

Abuelo. 

Rojo. 

Mundo. 

Hombre,  macho,  pueblo. 

Hermano. 

Cielo. 

A.  en  (preposición.) 

Blanco. 


De  todas  maneras  consideraré  el  haitiano  en  la  familia 
maya,  annque  como  dudoso,  mientras  es  posible  á  otras 
personas  hacer  comparaciones  amplias,  sobre  todo  de  gra- 
mática. 

14.  El  Caribe.  El  Sr.  Orozco,  en  la  Geografía  de  las  len- 
guas de  México,  menciona  un  idioma  con  el  nombre  de  Cari- 
be como  dialecto  maya.  Aunque  el  Sr.  Orozco  me  merece  el 
mejor  concepto  por  sus  luces,  no  puedo  adoptar  su  opinión 
porque  absolutamente  no  la  encuentro  confirmada:  ningún 
libro  que  trata  de  idiomas  de  México,  ni  persona  alguna 
práctica  en  los  idiomas  de  Yucatán,  me  ha  dado  noticia  del 
Caribe,  como  dialecto  maya-  Por  otra  parte,  he  ocurrido  á 
comparar  los  principales  idiomas  mayas  con  el  caribe  pro- 
pio y  varios  de  sus  dialectos,  y  sólo  encuentro  analogías 
aisladas  que  no  deben  llamar  la  atención. 

Creo  inútil  dar  aquí  cuenta  con  esas  comparaciones,  las 
cuales,  por  otra  parte,  alargarían  demasiado  este  capítulo, 
en  virtud  de  tener  el  caribe  diversos  dialectos  que  estudiar. 


FAMILIA  MAYA,  ETC.  303 

Squier.  coloca  en  grupos  diferentes  á  los  mayas  y  á  los 
caribes  de  Centro  América,  que  son  precisamente  á  los  que 
se  refiere  el  Sr.  Orozco,  pues  dice:  «El  caribe  es  dialecto 
maya,  usado  por  indios  que  se  internan  por  Tabasco  y  tie- 
nen su  asiento  principal  en  Guatemala  ••••  El  caribe  tomado 
del  nombre  de  caribes  que  se  da  á  los  indios  que  habitan 
en  las  fronteras  de  Tabasco  y  que  son  de  estirpe  yucate- 
ca.  Estos  que  aquí  apuntamos  forman  %>arte  de  los  de  la 
América  Central.*  (Compárese  Orozco,  Geografía  de  las  len- 
guas de  México  p.  20. 165  con  Squier  Monograph  p.  9  y  10.) 

Todos  los  indianistas  que  he  podido  consultar,  conside- 
ran á  los  caribes  como  lo  hace  Squier,  esto  es,  separada- 
mente de  los  mayas,  siendo  de  advertir  que  el  aspecto  físi- 
co de  unos  y  otros  es  diverso.  Consúltese,  por  ejemplo,  las 
Notas  etnológicas  y  antropológicas  sobre  Nicaragua,  por  Pablo 
Levy,  y  se  verá  que  en  la  pág.  34  dice  hablando  de  los  Ca- 
ribes: «Une  race  que  le  voyageur  ne  s'atend  guére  á  y  ren- 
contrer  et  qui  difiere  de  celles  au  milieu  desquelles  elle  est 
comme  enclavée,  autant  par  le  physique  que  par  le  Jangua- 
ge  et  le  mceurs.» 

14.  Chontal.— Hasta  fines  del  siglo  16  se  encontraban 
chontales  aun  en  el  Estado  de  México;  hoy  existen  en  Gue- 
rrero, Oaxaca,  Tabasco,  Guatemala  y  Nicaragua.  El  Padre 
Burgoa,  refiriéndose  á  los  chontales  de  Oaxaca,  los  presen- 
ta como  feroces  y  enteramente  bárbaros.  En  el  día,  los 
chontales  de  Oaxaca,  así  como  los  de  Guerrero,  Tabasco  y 
Centro  América  han  perdido  su  ferocidad;  pero  todavía  son 
huraños  y  están  poco  adelantados  en  civilización.  Los  chon- 
tales de  Tabasco,  aun  creen  en  la  trasmigración  de  las  al- 
mas, suponiendo  que  el  hombre  se  convierte  en  cuadrúpe- 
do, ave,  etc.  Los  chontales  se  han  distinguido  siempre  por 
su  constitución  robusta  y  su  valor:  habiendo  hecho  una  re- 
sistencia tenaz  á  los  españoles,  fueron  dominados  más  bien 
por  la  persuación  de  los  misioneros,  que  por  las  armas. 

Hervás  en  su  Catéilogo,  Latham  en  su  Filología  comparati- 
va, Orozco  en  su  Geografía  consideran  el  idioma  Chontal, 
como  de  la  familia  maya-  Veamos  de  qué  manera  y  con  qué 
fundamentos: 

Hervás  dice:  «Esta  lengua,  que  Herrera  llama  Chontal,  y 


304  IDIOMAS  PERTENECIENTES  Á  LA 

pone  extendido  por  Tabasco,  Guatemala  y  Nicaragua,  debe 
ser  algún  dialecto  de  la  lengua  maya.» 

El  dicho  de  Hervás  sólo  encierra  una  presunción  que  en 
ninguna  manera  confirma  más  adelante,  pues  se  reduce  á 
presentar  algunas  pruebas  sobre  afinidad  del  Cakchi  con 
el  maya. 

Latham  no  adelanta  en  pruebas  á  Hervás,  diciendo  sim- 
plemente «que  cree  ser  el  Chontal  otra  forma  del  Zendal.» 

El  Sr.  Orozco  es  el  único  que  funda  de  algún  modo  su 
opinión,  pues  explica  haberse  decidido  á  colocar  el  chontal 
al  lado  del  maya,  en  virtud  de  un  informe  que  recibió  de 
Tabasco,  «afirmando  que  el  chontal  tiene  semejanza  con  el 
maya.» 

Sin  embargo,  la  noticia  que  obtuvo  el  Sr.  Orozco  me  pa- 
rece vaga,  y  además  existen  varias  razones  para  que  yo  no 
pueda  admitir  el  chontal  en  la  familia  de  que  tratamos. 

En  primer  lugar,  varios  indianistas,  entre  ellos  Squier 
(op.  cit.  p.  10)  ponen  á  los  chontales  en  grupo  separado  de 
los  mayas.  En  segundo  lugar,  yo  he  ocurrido  también  á  in- 
formarme, precisamente  con  personas  de  Tabasco,  y  nie- 
gan la  semejanza  del  chontal  y  el  maya-  Por  último,  he  lo- 
grado conseguir  26  palabras  del  chontal  como  se  habla  en 
San  Miguel  Ecatepec  de  Oaxaca,  y  veo  que  no  tiene  analo- 
gía con  las  correspondientes  de  la  familia  maya,  según  po- 
drá conocerlo  el  lector  por  sí  mismo,  leyendo  la  lista  que 
pongo  luego  y  ocurriendo  al  vocabulario  del  cap.  47.  Debo 
esa  lista  al  favor  del  Sr-  Porter  Bliss,  secretario  de  la  le- 
gación americana  en  México,  que  tuvo  oportunidad  de  re- 
cogerla. 

Hombre,  Acue. 

Mujer,  Canoc 

Cabeza,  Ahua. 

Ojo,  Au. 

Boca,  Acó. 

Mano,  Mane. 

Rodilla,  Ancono. 

Pie,  Larnish. 

Sol,  Ora. 

Luna,  Mutla- 


FAMILIA  MAYA,  ETC  305 

Agua,  Laha- 

Fuego,  Uncua- 

Aire,  Lahua. 

Cerro,  Huala. 

Árbol,  Ehe. 

Uno,  Nuli. 

Dos,  Ucue. 

Tres,  Fane. 

Cuatro,  Jlalpu- 

Cinco,  Maague. 

Seis,  Canchus. 

Siete,  Coate. 

Ocho,  Jlalfa- 

Nueve,  Tenia- 

Diez,  Bamac- 

Veinte,  Nushans. 

Me  parece  conveniente  añadir  que  Squier,  al  hablar  de 
los  chontales  como  independientes  del  grupo  maya,  incluye 
entre  ellos  á  los  Lencas,  Payas,  Uluas  ó  "Wblwas,  Marabios 
y  Taulepas,  así  como  dudosamente  á  los  Chorotegas  y  Na- 
grandanes.  Sin  embargo,  el  mismo  Squier  hace  adelante  la 
siguiente  explicación:  «The  classification,  excep  in  the  cases 
of  the  Tzendals  (mayas)  and  Nahuatls,  has  been  based  ra- 
ther  upon  contiguity  and  similarity  of  character,  condition 
and  developement,  than  upon  any  knownlinguistical  affini- 
tes,  and  is  therefore  open  to  great  modifications.» 

Efectivamente,  yo  he  comparado  las  26  palabras  Chonta- 
les puestas  anteriormente  con  el  Lenca,  Ulua,  Nagrandán 
y  Chorotega  sin  encontrar  anologías  que  indiquen  afinidad 
filológica-  El  Chontal  aparece,  pues,  como  su  nombre  lo  in- 
dica, como  extranjero:  esto  significa  la  voz  mexicana  Chon- 
talli- 

15.  El  zoque. — Hervás,  en  su  catálogo  (p.  306)  asienta, 
como  una  mera  conjetura,  que  el  zoque  tiene  afinidad  con  el 
mame,  lacandón  y  otras  lenguas  mayas-  Balbi,  con  menos 
indecisión,  colocaelzoque  entre  las  mismas  lenguas  (no  692) 
Squier  (Monog.  p.  9)  también  pone  á  los  zoques  en- 
tre los  mayas.  Empero  ya  hemos  visto  en  la  presente  obra 
(c  38,  39,  40)  que  el  zoque-mixe  es  un  idioma  independien- 

20 


306  IDIOMAS  PERTENECIENTES  Á  LA 

te,  pudiendo  pasar  por  mezclado  en  virtud  de  reunir  á  lo 
suyo  propio  algo  de  mexicano  y  algo  de  mixteco-zapoteco; 
pero  no  teniendo  de  maya  más  que  algunas  palabras.  Ni 
genealógica  ni  morfológicamente  tienen  analogía  zoque  y 
maya,  así  es  que  no  pueden  colocarse  ni  en  el  mismo  grupo 
ni  en  la  misma  clase  ú  orden. 

Charencey,  en  su  Noticia  sobre  algunas  lenguas  de  México, 
aunque  sin  entrar  en  comparaciones  detenidas  y  valiéndo- 
se especialmente  de  la  primera  edición  de  esta  obra,  con- 
sideró bien  el  zoque-mixe  como  familia  particular.  Acertó 
igualmente  Mr.  Aubertin  en  sus  Instrucctions  ethnologiques 
pour  le  Mexique,  cuando  á  la  pág-  7  dijo:  «los  Chiapanecos, 
Zendales  (mayas)  y  zoques  son  tres  grupos  de  pueblos  cu- 
yas lenguas  pertenecen  á familias  diferentes.»  Orozco  tam- 
poco puso  el  zoque-mixe  al  lado  del  maya,  y  no  conociendo 
su  filiación  le  incluyó  entre  los  idiomas  sin  clasificar. 

16.  Chiapaneco. — Ya  hemos  tratado  del  chiapaneco  en 
el  cap.  33  de  esta  obra,  y  con  lo  explicado  allí  basta  para 
comprender  que  ese  idioma  no  pertenece  á  la  familia  maya 
como  infundadamente  lo  sospechó  Hervás  (loe.  cit.)  y  más 
explícitamente  lo  admite  Balbi  (n?  689).  Orozco  pone  el 
Chiapaneco  entre  las  lenguas  sin  clasificación. 

17.  Zapoteco. — Latham,  en  su  Filología  comparativa  (p. 
434)  presume  que  el  zapoteco  sea  maya.  El  zapoteco  no 
tiene  analogía  con  el  maya  ni  genealógica  ni  morfológica- 
mente, como  se  demuestra  en  los  capítulos  respectivos  de 
la  presente  obra. 

18.  Idiomas  que  forman  la  familia  maya. — Aclarado 
ya  cuáles  son  los  idiomas  que  realmente  tienen  afinidad 
con  el  maya,  paso  á  formar  su  lista.  Después  de  cada  uno 
de  los  idiomas  comparados  en  el  cap.  47,  pongo  los  que  pa- 
recen ser  más  análogos,  aunque  por  falta  de  obras  didác- 
ticas no  es  posible  hacer  una  división,  por  ramas,  comple- 
tamente satisfactoria. 

1  Yucateco  ó  maya. 

2  Punctunc. 

3  Lacandón  ó  Xoquinoe. 

4  Peten  ó  Itzae. 

5  Chaftabal,  comiteco,  jocolobal- 


FAMILIA  MAYA,  ETC.  307 

6  Cliol  ó  Mopan. 

7  Chorti,  Chorte. 

8  Cakchi,  caichi,  cachi,  cakgi,  etc. 

9  Ixil,  izil. 

10  Coxoh. 

11  Quiche,  utlateca- 

12  Zutuhil,  zutugil,  atiteca,  zacapula. 

13  Cachiquel,  cachiquil. 

14  Tzotzil,  zotzil,  tzinanteco,  cinanteco- 

15  Tzendal,  zendal. 

16  Mame,  mem,  zaklohpakap,  tapachulano- 

17  Poconchi  ó  Pocomán. 

18  Ache,  Achí 

19  Euaxteco  con  sus  dialectos  de  que  he  mencionado 

tres  en  el  cap-  Jf.6. 

20  El  Haitiano,  quizqueja  ó  itis  con  sus  afines  el 

Cubano,  Boriqua  y  Jamaica  (de  clasifica- 
ción dudosa). 


CAPITULO  XLIX 


EL    TOTONACO. 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

El  totonaco  se  habla  en  el  norte  del  Estado  de  Puebla  y 
en  la  parte  del  de  Veracruz,  al  mismo  rumbo,  que  confina 
con  el  país  de  los  huaxtecos  y  con  el  Golfo  de  México,  des- 
de la  barra  de  Túxpan  hasta  la  de  Chachalacas. 

Según  lo  que  dice  Torquemada  (lib.  3,  cap.  18),  los  toto- 
nacos liegaron  á  Anáhuac  antes  que  los  chichimecas,  vi- 
niendo del  mismo  rumbo,  es  decir,  del  Norte,  divididos  en 
veinte  parcialidades  ó  familias.  El  primer  punto  donde  se 
establecieron,  fué  Teotihuacán,  y  allí,  según  afirmaban, 
construyeron  dos  famosos  templos  dedicados  al  Sol  y  á  la 
Luna,  cuyas  ruinas  aun  existen;  pero  que,  según  otras 
relaciones,  no  fueron  obra  suya,  sino  de  losolmecas,  reedi- 
ficados después  por  los  toltecas-  De  Teotihuacán  se  pasaron 
á  Tenamitic  y  de  allí  á  los  lugares  donde  ahora  se  con- 
servan- 
La  capital  de  los  totonacos  fué  Mixquihuacán,  y  además 
tenían  otras  varias  ciudades  muy  pobladas,  como  la  de 
Cempoala,  sobre  la  costa  del  Golfo,  la  primera  á  donde  en- 
traron los  españoles. 
Fueron  gobernados  por  reyes,  cuyos  nombres  son: 

Umeacatl-  Ithualtzmtecuhüi. 

Xatontan.  Tlaixcliuatenitztli. 

Tenitztli-  Catoxcan. 

Panin-  JSahnacatl  é  Ixcahuill. 

Nahuacatl- 


EL  TOTONACO.  309 

El  primero  de  estos  reyes  fué  el  que  los  totonacos  traje- 
ron por  caudillo  de  los  países  septentrionales,  y  gobernó  en 
paz,  pero  en  su  tiempo  una  hambre  y  una  peste  terribles, 
acabaron  con  la  mayor  parte  de  la  población. 

En  tiempo  del  segundo  rey,  llegaron  loschichimecas,  es- 
tableciéndose en  Nepoalco,  á  seis  leguas  de  la  capital  toto- 
naca. 

En  los  otros  tres  reinados,  hubo  la  mayor  paz  y  nada 
aconteció  de  notable:  pero  Ithualtzintecuhtli,  tuvo  una  gue- 
rra con  los  Tecpanquimichtlan,  en  que  quedó  vencedor  y 
dejó  bien  escarmentados  á  sus  enemigos. 

Los  reyes  7?  y  8?  gobernaron  en  paz,  dejando  el  último 
dividido  el  reino  entre  sus  dos  hijos  Nahuacatl  é  Ixcahuitl, 
que  en  breve  se  enemistaron,  y  dividiéndose  el  pueblo  en 
dos  bandos  comenzó  una  lucha,  de  la  cual  resultó  que  los 
dos  reyes  se  ausentaron.  Viendo  esto  los  chichimecas,  die- 
ron sobre  los  totonacos,  quedando  éstos  vencidos  y  al  man- 
do de  un  jefe  de  aquella  nación,  llamado  Xihuitlpopoca,  al 
cual  sucedieron  MoctecuJizuma  y  Quauhtlaebana. 

Más  adelante,  la  provincia  de  los  totonacos  fué  conquista- 
da por  los  mexicanos,  cuyos  tributarios  eran  ala  llegada  de 
los  españoles,  y  cuya  circunstancia  hizo  que  se  ligaran,  los 
primeros,  con  Cortés  para  hacer  la  guerra  á  Moctezuma. 

Respecto  alas  costumbres,  civilización,  etc-,  délos  tona- 
tos,  me  parece  curioso  copiar  lo  que  dice  el  P.  Sahagun: 
«Estos  tonatos  tienen  la  cara  larga  y  las  cabezas  chatas .... 
«viven  en  policía,  porque  traen  ropas  buenas  los  hombres 
«y  maxtles,  andan  calzados  y  traen  joyas  y  sartales  al  cue- 
«11o  y  se  ponen  plumajes,  y  traen  aventaderos,  y  se  ponen 
«otros  dijes,  andan  ropados  curiosamente;  míranse  en  es- 
«pejos,  y  las  mujeres  se  ponen  enaguas  pintadas,  galanas 
«camisas  ni  más  ni  menos:  son  pulidas  y  curiosas  en  todo, 
«y  solían  traer  las  enaguas  ametaladas  de  colores  y  lo  mis- 
«mo  las  camisas,  y  algunas  de  ellas  traían  un  vestuario  que 
«se  llama  camitl,  que  es  huípil,  como  de  red;  y  esto  que  es- 
«tá  dicho  traían  los  principales  y  sus  mujeres.  Toda  la  de- 
«más  gente  traen  otro  traje  diferente,  porque  las  mujeres 
«plebeyas  traían  enaguas  ametaladas  de  azul  y  blanco,  y  las 
«trenzaderas  de  que  usaban  para  tocar  los  cabellos  de  dife- 
«rentes  colores  y  torcidos  con  pluma..  Cuando  iban  al  mer- 


310  EL  TOTONACO. 

«cado  se  ponían  muy  galanas,  y  eran  grandes  tejedoras  de 
«labores:  todos,  hombres  y  mujeres,  son  blancos,  de  buenos 
«rostros,  bien  dispuestos,  de  buenas  facciones,  su  lengua- 
«je  muy  diferente  de  otros,  aunque  algunos  de  ellos  hablan 
«el  othomí  y  otros  lengua  de  las  nahoas  ó  mexicanos.  Otros 
«hay  que  entienden  la  lengua  huaxteca,  y  son  curiosos  y 
«buenos  oficiales  de  cantores,  bailan  con  gracia  y  lindos  me- 
«neos.  El  mantenimiento  principal  era  el  axi  (pimiento),  en 
«el  cual,  después  de  haber  sido  molido,  mojaban  las  torti- 
llas calientes  (pan  de  maíz,)  y  comíanlas  todo  junto.» 

A  esto  debe  añadirse  que,  en  cuanto  á  religión:  parece 
que  adoptaron  la  mexicana  con  sus  horribles  sacrificios  hu- 
manos: de  tres  en  tres  años,  mataban  tres  niños,  cuya  san- 
gre, mezclada  con  cierta  goma,  guardaban  como  cosa  sa- 
grada. Sin  embargo,  en  una  alta  sierra  había  un  célebre 
templo  dedicado  á  la  diosa  de  las  mieses,  la  cual  según  de- 
cían, no  quería  sacrificios  de  hombres  sino  de  animales.  Es 
notable  que,  según  Torquemada,  los  totonacos  usasen  la 
circuncisión- 
La  etimología  que  trae  Buschmann,  en  su  obra  Los  nom- 
bres de  lugares  aztecas,  de  la  palabra  totonaco  no  es  exacta; 
porque  este  autor  la  tomó  como  mexicana,  no  siendo  sino 
totonaca,  como  lo  acredita  D.  Francisco  Domínguez  en  su 
Doctrina  de  Naolingo,  diciendo:  «-Totonaco  significa  á  la  letra, 
«tres  corazones  en  un  sentido,  y  tres  panales  en  otro;»  y  en 
efecto,  toto,  es  tres,  y  naco,  corazón.  Sin  embargo,  esta  tra- 
ducción literal  no  nos  aclara  el  sentido  que  debe  encerrar 
la  palabra,  tomada  evidentemente  en  un  sentido  metafóri- 
co. Ello  es  que  el  número  tres  parece  haber  tenido  algo  de 
misterioso  entre  los  totonacos,  pues  no  sólo  le  aplicaban  á 
su  lengua,  sino  también,  según  vimos,  cada  tres  años  hacían 
un  sacrificio  solemne  de  tres  niños. 

El  libro  que  he  usado  para  describir  el  idioma  es  el  Arte 
por  D.  José  Zambrano  Bonilla,  con  una  doctrina  en  la  len- 
gua de  Naolingo,  por  D.  Francisco  Domínguez.  (México, 
1752.)  El  Arte  está  lleno  de  defectos  en  el  método  y  en  las 
explicaciones,  porque  ninguno  como  su  autor  se  empeñó  en 
imitarla  gramática  latina,  de  modo  que  su  libro  empieza 
por  el  curioso  título  de  «Arte  de  lengua  totonaca  conforme 
al  de  Antonio  de  Nebrija,»  como  si  este  gramático  hubiera 


EL  TOTONACO-  311 

formado  un  molde  para  todas  las  lenguas.  Por  lo  demás,  la 
obra  contiene  las  reglas  bastantes  para  conocer  el  idioma, 
así  es  que  no  obstante  sus  defectos  me  parece  apreciable. 


DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto. — Estas  son  las  letras  del  alfabeto  totonaco. 

a.  cJi.  e.  g.  h.   i.  k-   l   m.   n-  o-  p.  t.  u.  v.  x. 

y.  z.   tz.  lh.   (1) 

2.  Pronunciación. — Las  vocales  son  claras.  La  g  se  pro- 
nuncia como  en  ga,  gue;  pero  fuertemente;  «para  la  pronun- 
ciación de  la  Ui,  dice  Zambrano,  se  dobla  la  lengua  tocan- 
«do  con  la  punta  del  paladar,  dilatando  los  labios  sobre  los 
«dientes  á  medio  abrir  la  boca,  y  difundiendo  la  voz  á  modo 
«de  silvo  por  los  dos  lados  de  los  labios  que  se  mueven  y 
«suenan,  según  la  vocal  á  que  se  juntan;  para  lapronuncia- 
«ción  de  la  tz  se  pegan  los  dientes  llegando  á  ellos  la  lengua, 
«como  tocando  á  abrir  la  boca  para  despedir  la  voz.» 

3.  Combinación  de  letras. — Es  proporcionada  general- 
mente la  combinación  de  vocales  y  consonantes,  como  po- 
dremos observar  en  las  palabras  totonacas  citadas  en  ade- 
lante. Las  figuras  de  dicción,  que  sonde  mucho  uso,  evitan 
la  reunión  de  consonantes  que  producirían  mal  sonido;  v.  g., 
en  lugar  de  ikgalhazkin,  se  dice  igalhazkin,  aunque  en  lo  es- 
crito no  hacen  los  autores  la  omisión  de  la  letra.  No  hay  nin- 
guna vez  que  acabe  en  l.  (2) 

4.  Sílabas- — Es  polisilábico  el  totonaco. 

5.  Composición. — La  composición  de  las  palabras  es  de 
mucho  uso,  cometiéndoselas  figuras  de  dicción-  Daré  algu- 
nos ejemplos. 

Jlakalikan,  herradura;  de  makan,  mano,  y  likan,  fierro, 
perdiendo  una  n  la  primera  voz. 

Takamalachixco,  noble  hombre;  de  chixeo,  hombre,  y  taka- 
mal,  noble,  añadiendo  una  a- 

Kiogzpon,  encima  de  mí,  compuesto  del  pronombre  kin, 
posesivo,  perdida  una  n,  y  de  ogzpon,  encima. 

Makanitlahuan,  ó  makaniatlahuan,  andar  con  las  manos; 


312  EL  TOTONACO- 

de  malean,  mano,  y  tlahuan,  anclar,  agregada  i  6  ia  á  la  pri- 
mera voz. 

Las  letras  que  se  agregan  en  composición  y  que  Zam- 
brano  llama  ligaduras,  son  i,  a,  ia;  pero  es  de  advertir  que, 
al  menos  algunas  veces,  según  parece,  son  significativas, 
expresando  la  relación  de  las  palabras  compuestas. 

Hay,  además,  muchas  partículas  componentes,  deque  se 
irá  tratando  en  su  lugar. 

De  los  ejemplos  anteriores  consta  que  se  puede  compo- 
ner un  sustantivo  con  otro,  un  sustantivo  con  adjetivo, 
pronombre  posesivo  con  adverbio  y  nombre  con  verbo;  pe- 
ro además  se  hacen  otras  muchas  combinaciones  de  unas 
partes  de  la  oración  con  otras,  como  verbo  con  verbo,  ad- 
verbio ó  preposición  con  verbo,  etc.,  á  veces  no  sólo  se  jun- 
tan dos  ó  más  verbos,  sino  varias  partes  de  la  oración,  de 
todas  las  cuales  se  hace  un  solo  verbo,  conjugándose  el  que 
va  al  último;  lioxilhmagatlakachalikihuin,  andar  profetizan- 
do; es  un  compuesto  de  la  partícula  li,  el  verbo  oxüha,  el 
adverbio  magat,  el  nombre  lakatin,  y  los  verbos  chaan  y  li- 
kihuin,  siendo  este  último  el  que  se  conjuga. 

6.  Homónimos. — Hay  algunos  homónimos  bastante  nota- 
bles, porque  en  los  más  no  tienen  relación  entre  sí  sus  va- 
rios significados,  y  suelen  ser  partes  muy  distintas  de  la 
oración.  No  creo  sin  embargo,  que  abundan.  (3) 

Chan,  llegar,  hormiga,  cosa  cocida,  maduro- 

Chaan,  sembrar,  llegar  allá. 

Chilh,  amarró,  llegó. 

Chichi,  perro  (4),  caliente. 

Chita,  ordeSar,  llegaste- 

Euan,  decir,  ser. 

Huaya,  comes,  gavilán. 

Lapanit,  tigre,  admiración. 

Lihua,  muy,  carne. 

Mákniy,  acerca,  matar. 

Min,  venir,  tuyo. 

Ogxaniy,  morir  en  la  juventud,  cansarse. 

Pakza,  sanar,  todos. 

Polakni,  vientre,  adentro. 

Kilhni,  boca,  reñiste. 


EL  TOTONACO-  313 

Zkatan,  piojo,  venado. 

Ztay,  vender,  ardilla. 

Tala,  hermano,  golpeaste. 

Tohuan,  hoja,  yerba,  pie,  ¿qué  dice? 

Izoco,  pájaro;  comenzaste. 

Tzotzo,  chupastes,  buche. 

Xono,  el  que  suda,  el  que  desuella. 

7.  Partes  de  la  oración. — Las  partes  de  la  oración  son 
nombre,  pronombre,  verbo,  preposición,  adverbio,  conjun- 
ción é  interjección.  (5) 

Respecto  al  adjetivo  haré  aquí  una  observación,  y  es  que 
los  numerales  toman  diferentes  signos  que  los  distinguen 
según  el  sustantivo  á  que  se  aplican,  de  la  misma  manera 
que  lo  vemos  en  mexicano.  (Véase.) 

8.  Género. — No  hay  signos  para  expresar  el  género;  pe- 
ro hay  muchos  nombres  que  por  su  sola  significación  son 
masculinos  ó  femeninos;  huixkana,  el  varón;  pozkat,  la  hem- 
bra. Estos  dos  nombres,  antepuestos  á  otros,  sirven  para 
distinguir  el  sexo,  cuando  la  palabra  no  lo  hace  por  sí  sola. 

9.  Número. — Los  nombres  de  seres  inanimados  carecen 
de  inflexiones  para  expresar  plural,  excepto  algunos  que 
para  los  totonacos  eran  animados,  como  el  cielo,  estrellas, 
etc.,  y  otros  en  que  el  uso  del  plural  ha  sido  ocasionado  por 
el  influjo  de  la  lengua  española.  En  los  nombres  de  anima- 
dos se  forma  el  número  [plural  de  singular  por  medio  de 
una  de  estas  cinco  terminaciones:  n,  in,  ó  nin;  itni,  ó  nitni; 
an;na,  ó  ne,  ni,  no,  nu.  Ejemplos: 

Oxga,  mancebo;  oxgan,  mancebos. 

Agapon,  cielo;  agaponin,  cielos. 

Palana,  el  capitán;  pulananin,  los  capitanes. 

Malean,  mano;  makanitni,  manos. 

Ztaco,  estrella;  ztaconitni,  estrellas. 

Pixchogoy,  peña;  jñxckogoyan,  peñas. 

Xanat,  flor;  xanatna,  flores. 

Las  terminaciones  in  é  itni  se  usan  cuando  el  singular 
acaba  en  consonante,  y  nit  nitni  cuando  termina  en  vocal, 
de  cuyo  modo  se  evita  la  cacofonía  que  resultaría,  por  ejem- 


314  EL  TOTONACO- 

pío,  en  agapon-nin,  má-kan-nitni,  repetida  la  n-  Para  el  uso 
de  las  terminaciones  na,  ne,  ni,  no,  nu,  se  tiene  presente  la 
vocal  última  del  singular,  para  hacer  que  concuerde  la  de 
la  terminación:  así  vimos  que  xanat  hace xanat-na  y  vemos 
que  xonolc,  hace  xonok-no;  chihuix,  chihuix-ni,  etc. 

Hay  nombres  que  usan  indiferentemente  de  una  de  dos 
terminaciones. 

Sospecho  que  itni  ó  nitni  expresan  generalmente  número 
dual,  y,  en  efecto,  se  usan  por  lo  común  con  nombres  de 
las  partes  del  cuerpo  que  son  dos  por  naturaleza,  como  ojos, 
manos,  etc. 

Encuentro  dos  nombres  (y  acaso  haya  más)  que  no  guar- 
dan regularidad  con  las  terminaciones  dichas,  chixko  que 
hace  el  plural  chixko-huin,  y  chichi,  que  hace  chichi-xni- 

«Los  verbales  en  t,  dice  Zambrano,  pluralizan  con  la  par- 
tícula lak,  antepuesta;  v.  g.,  laMiókgilkbit,  ó  vuelto  el  tit  en 
«got,  liokxilhgot  y  más  galano  con  una  y  otra  partícula,  como 
<laTcliokxühgot.  Exceptúanse  chahat  ó  tzomahat,  con  algunos 
«otros,  que  pluralizan  con  la  partícula  ¿afc,antepuesta,  y  vol- 
« viendo  la  t  en  que  finalizan  en  n;  lakchahan,  las  viejas;  lak- 
«tzohahan,  las  doncellas.» 

Pero  no  sólo  en  el  caso  anterior  se  ven  usadas  las  partí- 
culas antepuestas  para  formar  plural;  los  nombres  de  pa- 
rentesco anteponen  na,  tala;  hermano;  natalan,  hermana, 
usando  su  terminación  respectiva.  Lo  mismo  sucede  con 
los  colectivos  de  persona,  los  que  expresan  edad  y  algunos 
adjetivos,  cuya  partícula  es  lak-  En  fin,  dice  Zambrano: 
«los  colectivos  de  cosa,  los  posesivos  absolutos  que  dicen  ó 
«denotan  más  ó  menos,  pluralizan  sólo  con  la  partícula  lak 
«antepuesta.»  Si  el  nombre  con  que  se  junta  lak  comienza 
con  g,  se  convierte  en  lag,  como  lag-golon. 

No  obstante  lo  dicho  respecto  á  los  nombres  de  seres 
animados,  es  de  advertir  que  no  todos  los  de  esta  clase  tie- 
nen plural;  el  uso  excluye  algunos,  en  cuyo  caso  súplenle 
con  el  adverbio  Ihohua,  mucho,  con  el  cual  forman  también 
plural  los  nombres  de  inanimados.   (6) 

10.  Concordancia  del  número.— Muchos  adjetivos  re- 
ciben y  conservan  las  terminaciones  de  plural  concordan- 
do con  el  sustantivo;  de  golo,  viejo,  y  magaclhtahuagaeno, 


EL  TOTONACO-  315 

maestro,  sale,  laggolon  magaelhtakuagaerionin,  maestros  vie- 
jos. 

11.  Caso.— El  nombre  carece  de  declinación:  sólo  para 
formar  el  vocativo  recibe  el  nominativo  las  terminaciones  o, 
e,  ó  la  partícula  antepuesta  a,  cuando  el  nombre  va  acompa- 
ñado de  pronombre,  como  si  se  dijera  ¡oh  tu,  Pedro!  El  no- 
minativo se  puede  marcar  con  la  partícula  an,  en  significa- 
ción deeZ,  la,  lo,  ó  con  el  pronombre  huata,  él  ó  aquél.  El  ge- 
nitivo se  expresa  con  el  pronombre  posesivo  de  tercera  per- 
sona ixla,  ó  ix,  ó  con  la  partícula  xa,  todo  lo  cual  significa 
su,  ó  suyo:  ix  y  xa  se  usan  compuestos  y  antepuestos  al  no- 
minativo; pero  ixla  va  separado,  y  se  refiere  al  genitivo;  ix- 
chik  ó  xachilc  Pedro,  casa  de  Pedro,  ó  literalmente,  «su  casa 
Pedro-»  (7).  «El  dativo,  segvm  Zambrano  (pág.  50),  se  for- 
«ma  con  el  romance  para  á  que  le  corresponde  en  muchas 
«partes  de  la  oración  la  partícula  nali,  ó  los  pronombres  (po- 
«sesivos)  separados  Mía,  mila,  ixla,  porque  á  estos  masque 
«á  otros  les  conviene  el  romance  ó  totonaco  de  dativo:»  tam- 
bién se  señala  este  caso  con  los  verbos  llamados  aplicativos. 
El  acusativo  se  marca  por  su  posición  en  el  discurso,  ó  por 
medio  de  ciertas  partículas  que  se  juntan  al  verbo  activo, 
como  veremos  al  hablar  de  éste;  y  el  ablativo  con  prepo- 
siciones ó  partículas. 

Empero  hay  veces  que  basta  la  yuxtaposición  de  las  pa- 
labras para  expresar  su  relación;  ziphtzogo,  significa  pájaro 
de  monte,  sin  que  se  exprese  de;  makalikan,  mano  de  fierro 
(herradura),  también  sin  de.  Cuando  esta  preposición  indi- 
ca semejanza,  se  expresa  por  medio  de  la  intercalar  hui,  ó 
huix;  nako-hui-  xanat,  flor  semejante  á  un  corazón.  Zambra- 
no  comprende  huix  entre  las  ligaduras;  pero  como  se  ve  sig- 
nifica como  preposición.  (8) 

12.  Derivados- — La  terminación  tat  ó  la  partícula  li,  sir- 
ven para  formar  abstractos;  de  oxJca,  joven;  oxlcatat,  juven- 
tud; de  ztalanga,  claro;  ztalangatat,  claridad;  de  zazaga,  blan- 
co; lizagaga  ó  zagagatat,  blancura. 

Los  colectivos  se  forman  por  medio  de  lea  ó  po;  de  tlaan, 
bueno;  Jcatlaan,  lugar  de  cosas  buenas,  ó  donde  hay  cosas 
buenas;  polachia,  lugar  donde  hay  presos,  etc. 

La  terminación  ¿7a  ó  la,  indica  que  el  derivado  tiene  por 
cualidad  lo  que  expresa  el  primitivo;,  de  cJiochot,  agua;  cho- 


316  EL  TOTONACO. 

chotla,  aguado;  de  potlon,  lodo;  potlonila,  lodoso.  El  mismo 
significado  da  á  algunos  nombres  la  terminación  huah;  de 
tzotzoko,  colorado;  tzotzokohuah,  cosa  colorada,  pues  no  tiene 
traducción  literal.  Ton,  significa  lo  mismo  que  la;  pero  ton 
se  antepone,  y  significa  la  cualidad  en  el  todo,  y  la  en  todo, 
ó  en  parte;  v.  g.,  de  galhni,  sangre;  galhnila,  ensangrenta- 
do, en  todo  ó  en  parte;  y  tongalhni,  todo  ensangrentado- 

Ma,  antepuesta,  indica  posesión  de  lo  que  expresa  el  pri- 
mitivo, puesto  el  derivado  en  plural;  de  tamokon,  riqueza; 
matamokono,  rico,  ó  «el  poseedor  de  las  riquezas.» 

Carece  el  totonaco  de  signos  para  expresar  comparati- 
tivo  y  superlativo,  así  es  que  tiene  que  suplirse  con  adver- 
bios que  significan  más  ó  muy. 

Abunda  en  verbales,  ó  derivados  de  verbo,  como  lo  prue- 
ban los  siguientes  ejemplos,  en  los  que  se  observará  el  uso 
de  partículas  prepositivas  ó  terminaciones  para  su  forma- 
ción. 

Del  verbo  akmonoy,  bautizar  salen: 

Ahmo?iono,  el  que  bautiza. 

Taakmonon,  el  bautizado  ó  cosa  bautizada. 

Liakmonon,  el  instrumento  con  que  se  bautiza. 

Taakmonot,  el  bautismo. 

Akmononka,  el  bautismo  con  que  hade  ser  bautizado. 

Poakmonon,  el  bautisterio. 

De  lakazhuika,  afeitar,  salen: 

Lakazhuikni,  el  barbero. 
Talakazhuikni,  la  barba. 
Lilakazhuikni,  la  navaja- 
Lilakazhuikit,  afeitable. 
Polakazhuikni,  barbería- 
De  lakahuanan,  mirar,  se  derivan: 

Lakahuana,  el  que  mira. 
Talakahuan,  la  vista. 
LilakaJiuan,  los  anteojos . 
Polakahuan,  el  vigía. 
Lakahuananka,  cosa  visible. 


EL  TOTONACO- 


317 


13.  Pronombre  personal. — Los  pronombres  persona- 
les son: 


AJcit, 

yo, 

Kin, 

me. 

Huix, 

tú. 

Aman  ó  huata, 

aquél. 

Akin, 

nosotros. 

Küa,  6  kinka, 

nos- 

Huixin, 

vosotros. 

Huatonin, 

aquéllos. 

14.  Demostrativos.-— Los  demostrativos: 

Oyamah  ú  ornan,  este,  esta,  esto. 

Oyamagoh  ú  omagoh,     estos,  estas,  estos. 

AmaJí,  ese  ó  aquél,  esa  ó  aquella,  eso  ó 

aquello. 
Amakoh,  esos  ó  aquellos,  esas  ó  aquellas, 

esos  ó  aquellos. 
Anti,  él  ó  aquél,  ella  ó  aquella,  ellos  ó 

aquellos. 
Anto,  ellas  ó  aquellas. 

15.  Posesivos. — Los  posesivos: 


Küa  ó  kin, 

mío. 

Mila  ó  min, 

tuyo. 

Ixla  ó  ix, 

suyo- 

Kilakan, 

nuestro 

Milakan, 

vuestro. 

Ixlakan, 

de  ellos. 

Kin,  min,  ix,  solo  se  usan  en  composición,  y  su  plural 
se  marca  por  medio  de  la  terminación  kan,  interpuesto  el 
nombre  en  estar  foma: 


Kintlat, 
Kintlatkan, 

Mintzi, 
Mintúkan, 


mi  padre. 
nuestro  padre- 
tu  madre, 
vuestra  madre. 


Cuando  estos  pronombres  se  juntan  con  sustantivos  tie- 


318  EL  TOTONACO- 

lien,  como  vemos,  significación  de  posesivos;  pero  cuando 
se  juntan  con  preposiciones,  adverbios,  y  aun  algunos  ad- 
jetivos, significan  como  personales. 

Mintazton,  tú  solo. 

Mintaztokan,  aquellos  solos- 

Ixogzpon,  encima  de  él. 

Ixogzponkan,  encima  de  ellos. 

16.  Conjugaciones  de  los  verbos.-  «Las  conjugacio- 
nes de  los  verbos,  según  Zambrano,  son  tres,  en  y,  a,  n. 
«La  primera  en  y,  que  hace  la  segunda  persona  de  indica- 
«tivo  del  número  singular  en  a  y  el  pretérito  perfecto  en  Ih 
«ó  nit,  como  paxlúy,  paxkia,  paxkilh  ó  paxkinit-  La  segunda 
«en  a,  y  el  pretérito  perfecto  en  li  ó  nit,  como  oxilha,  oxihli, 
«ú  oxilnit-  La  tercera  en  n,  y  el  pretérito  perfecto  en  Ih  ó 
«nit,  como  zkin,  zkina,  zkilh  ó  zkinit.» 

17-  Personas,  modos  y  tiempos. — Las  personas  del 
verbo  son  tres  del  singular  y  tres  del  plural. 

Los  modos  indicativo,  imperativo  y  subjuntivo.  (9) 

Los  tiempos  en  indicativo,  son:  presente,  pretérito  im- 
perfecto, dos  perfectos,  pluscuamperfecto,  futuro  imper- 
fecto y  dos  futuros  perfectos:  estos  últimos  parecen  más 
bien  suplidos  por  el  pretérito  perfecto  y  la  partícula  na- 
huan;  pero  no  he  podido  rectificar  esta  sospecha,  es  decir, 
no  he  podido  saber  si  nohuon  es  un  adverbio  ú  otra  parte 
de  la  oración  significativa  de  por  sí,  ó  un  verdadero  signo 
de  la  conjugación,  cosa  que  igualmente  sucede  con  otros 
tiempos  puestos  adelante.  El  imperativo  sólo  tiene  un  tiem- 
po. En  subjuntivo  hay  presente,  el  cual  parece  suplido  por 
el  imperativo,  6 viceversa,  como  podrá  observar  el  lector; 
pretérito  imperfecto,  perfecto,  pluscuamperfecto,  que  pa- 
rece suplido  por  el  anterior  tiempo  y  la  partícula  kahuak; 
futuro,  que,  en  mi  concepto,  también  está  suplido  por  el 
perfecto  y  nahuan:  respecto  á  este  tiempo,  aun  Zambrano 
observa  que  generalmente  se  usa  el  futuro  imperfecto  de 
indicativo  en  su  lugar. 

18.  Modificaciones. — Es  rico  el  verbo  en  modificaciones 
para  expresar  con  una  sola  raíz  muchas  relaciones,  pudien- 
do  numerarse  las  siguientes:  acción,  pasión,  reflexión,  com- 


EL  TOTONACO-  319 

pulsión,  daño  ó  provecho,  frecuencia,  voluntad,  indetermi- 
nación,  demora,   compañía,  arrepentimiento,  movimiento, 
conclusión,  y  acaso  alguna  más  cuyo  conocimiento  se  me  . 
haya  escapado.  (10) 

19.  Mecanismo. — En  cuanto  á  su  mecanismo,  se  com- 
prenderá leyendo  la  siguiente  explicación,  y  el  ejemplo  á 
que  se  refiere,  que  se  pone  después:  en  una  y  en  otro  tomo 
por  punto  de  comparación  la  segunda  persona  del  singular 
del  pretérito  perfecto,  que  es  la  forma  más  simple,  la  más 
pura. 

Indicativo.  El  presente  se  forma  del  prefijo  ik,  y  las  ter- 
minaciones ?/,  a,  yaua,  yatit,  goy-  El  pretérito  imperfecto 
lleva  las  partículas  xak  é  ix  (siendo  también  ix  signo  de  po- 
sesión ó  pronombre  posesivo,  como  vimos  en  su  lugar,  de 
modo  que  es  un  prefijo),  y  las  terminaciones  del  presente. 
El  perfecto  tiene  el  prefijo  ik  de  presente  y  las  terminacio- 
nes Ih,  uh,  tit,  golh:  la  segunda  persona  del  singular  es  el 
verbo  en  su  mayor  pureza,  en  el  ejemplo  que  vamos  á  ver, 
que  es  de  la  primera  conjugación;  pero  no  se  observa  la 
misma  circunstancia  en  las  otras  dos  conjugaciones.  El  se- 
gundo perfecto  tiene  también  ik  y  las  terminaciones  nit, 
nita,  nitauh,  nitatit  ó  nitanit,  y  gonit.  El  pluscuamperfecto 
lleva  las  mismas  terminaciones  que  el  anterior  y  las  partí- 
culas del  pretérito  'imperfecto,  de  modo  que  es  una  combi- 
nación de  los  dos.  El  futuro  imperfecto  usa  las  partículas 
nak  y  na,  y  las  terminaciones  delfl presente  y  pretérito  im- 
perfecto: el  primer  futuro  perfecto  es  el  primer  pretérito 
perfecto  con  la  partícula  ó  adverbio  nahuan:  el  segundo  fu- 
turo perfecto  es  el  segundo  pretérito  perfecto  con  nahuan. 

El  imperativo  lleva  la  partícula  ka  y  las  terminaciones  Ih, 
tit,  golh  del  pretérito  perfecto  de  indicativo- 

Subjuntivo:  en  el  presente,  la  primera  persona  del  singu- 
lar se  distingue  por  la  partícula  kak  y  la  terminación  Ih',  la 
primera  del  plural  también  por  kak  y  la  terminación  ií/¿;las 
otras  son  iguales  á  las  del  imperativo,  aunque  la  tercera 
del  plural  acaba  en  agolh  y  no  en  golh :  eljpretérito  imperfec- 
to tiene  las  partículas  del  indicativo  y  las  terminaciones  del 
perfecto:  el  pretérito  perfecto  las  partículas  xakti,  ixti,  y  las 
terminaciones  del  pretérito  perfecto  de  indicativo,  aunque 
la  tercera  persona  del  plural  es  agolh  y  no  golh: «"la  partícula 


320  EL  TOTONACO- 

«¿i,  según  Zambrano,  acompaña  y  adorna  generalmente  al 
«pretérito  pluscuamperfecto  y  futuro  de  subjuntivo,  y  no 
«le  descuadra  el  perfecto  de  indicativo,  aunque  le  es  más 
«propia  al  perfecto  de  subjuntivo:»  el  pluscuamperfecto  es 
el  anterior  con  kaJiuah,  aunque  la  tercera  persona  del  plu- 
ral acaba  en  golh:  el  futuro  es  el  anterior  con  nahuan. 

20.  Ejemplo  de  conjugación. — Resulta,  pues,  que  el 
verbo  totonaco  se  forma  por  medio  de  terminaciones,  par- 
tículas y  los  prefijos  ix,  ik.  He  aquí  el  ejemplo  que  com- 
prueba todo  lo  dicho: 

Indicativo,  presente. 

Ik-paxki-y,  yo  amo,  etc.  Ik-paxki-yauh. 

Paxki-a-  Paxki-yatit. 

Paxki-y-  Paxki-goy- 

Pretérito  imperfecto. 

Xac-paxki-y,  yo  amaba,  etc.     Xac-paxki-yauh. 
lx-paxki-a.  Ix-paxki-yatit. 

lx-paxki-y-  Ix-paxki-goy- 

Pretérito  perfecto. 

Ik-paxki-lh,  yo  amé,  etc.  lh-paxki-uh. 

Paxki.  Paxki-tit. 

Paxki-lh  ■  Paxkki-golh  ■ 

Otro  pretérito. 

que  ignoro  si  realmente  significa  lo  mismo  que  el  anterior, 

ó  si  es  una  modificación  suya. 
-  lk-paxky-nit.  Ik- paxki-nitauh. 

{.  Paxky^tiita.  Paxki-nitatit  ó  paxki-nitan- 

tit. 
Paxki-nit.  Paxki-gonü- 

Pretérito  pluscuamperfecto. 
Xak-Paxki-nit,  yo  había     Xak-paxki-nitauh. 

amado,  etc. 
Ix-paxki  nita.  Ix-Paxki-nitatit,    ó    paxli- 

nitantit. 
Ix-paxky-nit.  lx-paxki-gonit. 


EL  TOTONACO-  321 

Futuro  imperfecto. 

Nák-paxM-y,  yo  amaré,  etc.     Nák-paxM-yauh. 
X'i-paxki-a.  Ni-paxki-yatit. 

Na-paxM-y-  Na-paxki-goy. 

Futuro  perfecto. 

lk-paxki-lh  nahuan,  yo  ha-     lk-paxki-uh  nahilan. 

bré  amado,  etc. 
Paxki  nahuan.  Paxki-tit  nahuan. 

Paxki-lh  nahuan-  Paxki-golh  nahuan. 

El  mismo  de  otro  modo. 

Ik-paxki-nit  nahuan-  lie- paxki- nitauh nahuan- 

Paxki-nita  nahuan.  Paxki-nitatit,     ó    paxki-ni- 

tantit  nahuan- 
Paxki-nit  nahuan-  Paxhi-gonit  nahuan. 

Imperativo. 

Ka-paxki,  ama  tú,  etc.  Ka-paxki-tit. 

Ka-paxki-lh.  Ka-paxki- golh. 

Subjuntivo.   Presente. 

Kák-paxM-lh,  yo  ame,  etc.      Kak-paxki-uh- 
Ka-paxM.  Ka-paxki-tit. 

Ka-paxki-lh.  Ka-jKtxki-agolh- 

Pretérito  imperfecto. 

Xak-paxki-lh,  yo  amara,  etc.   Xak-paxki-uh. 
Ix-paxki-  1. 1- paxki-tit- 

Ix-paxki-lh-  Ix-paxki-agolh- 

21 


322  EL  TOTONACO. 

Pretérito  perfecto. 

Xakti-paxki-lh,  yo  haya      Xákti-paxM-uh. 

ainado,  etc. 
Ixti-paxki.  Ixti-paxki- tit. 

Ixti-paxki-lh-  lxti-paxki-agolh. 

Pretérito  pluscuamperfecto. 

Xakti-jjaxki-lh-kahuah,  yo     Xákti-paxki-uh  kahuah. 

hubiera  amado,  etc. 
Ixti-paxki-kahuah.  Ixti-paxki-ti  kahuah. 

Ixti-paxki-lh  kahua.  Ixti-paxki- golh  kahuah. 

'  Futuro. 

Xakti-jjaxkhlh  nahuan,  yo    XaJcti-paxki-uh  nahuan. 

amare,  etc. 
Ixti-paxki  nahuan-  Ixti-paxki-ti  nahuan- 

Ixti-paxki-lh  nahuam.  Ixti-paxhi-golh  nahuan. 

21.  Verbos  de  la  segunda  y  tercera  conjugación. — 
Los  verbos  de  la  segunda  y  tercera  conjugación  se  conju- 
gan lo  mismo  que  los  de  la  primera,  usando  de  iguales  par- 
tículas y  sin  más  diferencia  que  la  variedad  de  terminacio- 
nes con  que  se  distinguen. 

Jk-okxilh-a,  yo  veo. 

Ik-okxUh-auh,  nosotros  vemos. 

Xak-okxüh-a,  yo  veía, 

Ix-okxilh-goy ,  aquellos  veían. 

Okxilh-ti,  tú  viste. 

Okxil-nita,  tú  viste. 

Ik-zki-n,  yo  pido. 

Ik-'/.ki-nauh,  nosotros  pedimos. 

Xak-zki-n,  yo  pedía. 

Ix-zki-  nagoy,  aquellos  pedían- 

Zki-nti,  tú  pediste. 


EL  TOTONACO-  323 

22.  Verbos  derivados. — El  verbo  pasivo  se  forma  del 
activo  agresando  la  partícula  kan  ó  ka,  como  intercalar  ó 
terminación;  pero  no  tan  sencillamente  que  la  voz  activa  de- 
je de  perder  á  veces  algunas  letras. 

lk-paxki-knn.  yo  soy  amado. 

Paxki-kan-a,  tú  eres  amado. 

Ix-paxki-kan-atit,  vosotros  erais  amados. 

Ix-paxki-go-kan,  aquellos  eran  amados. 

Kak-paxki-kalh,  yo  sea  amado. 

Ka-paxki-ka,  tú  seas  amado. 

Ka-paxki-go-ka-lh,  aquellos   sean  amados. 

El  verbo  reflexivo  se  forma  del  pasivo  por  medio  de  las 
partículas  agzton,  agztomakni,  man,  que  suplen  á  los  pronom- 
bres me,  te,  se,  aunque  más  bien  significan  yo  mismo,  tú 
mismo,  él  mismo,  las  cuales  se  intercalan  entre  la  partícu- 
la y  el  verbo;  ikagztonchaguekan,  jo  me  lavo. 

El  verbo  compulsivo  se  forma  agregando  al  activo,  ó  neu- 
tro, la  partícula  ma,  antepuesta,  y  sufriendo  la  final,  algu- 
nas ligeras  variaciones,  á  veces,  según  las  reglas  que  da  la 
gramática;  de  pulay,  sale  mapuliy: aunque  empiecen  los  ver- 
bos con  ma,  reciben  dicha  partícula,  como  mamagamy,  que 
que  sale  de  magan,  Muchos  verbos,  principalmente  neutros, 
añaden  maga  en  lugar  de  ma.  Los  que  empiezan  por  ta,  la 
pierden  para  hacerse  compulsivos  ó  la  mudan  en  ma;  tanoy, 
hace  manoy.  Muchos  no  tienen  traducción  literal;  por  ejem- 
plo de  tanoy,  entrar;  manoy,  entrar  á  otro,  es  decir,  meter; 
de  niy,  morir;  nwkniy,  hacer  morir  á  otro,  es  decir  matar, 
etc- 

Hay  en  totonaco  cierta  modificación  del  verbo  que,  al  tra- 
tar de  otros  idiomas,  designamos  con  el  nombre  de  verbo 
apUcativo  (11),  y  se  forma  por  medio  de  la  terminación  niy, 
agregada  al  activo,  ó  neutro;  maxkiniy,  significa  el ió á  él  ó  «le 
dió.>  A  los  neutros  niy  les  da,  á  veces,  significación  de  abla- 
tivo  ikxitzi ii iy,  me  enojé  con  él:  niy  por  contracción,  suele 
quedar  en  ni. 

Con  las  partículas  likihuin,  tilhay,  tlahuan,  y  otras  partí- 
culas y  verbos,  se  expresan  los  frecuentativos  usados  á  mo- 
do de  la  partícula  ka  de  pasiva;  de  paxki,  amar  paxkilikihui- 


32-1  EL  TOTONACO. 

na,  andas  amando;  paxkitühaya,  aquél  va  ó  anda  amando. 
(12) 

La  terminación  poton  indica  que  se  quiere  hacer  lo  que 
el  verbo  significa;  ikpaxkipoton,  quiero  amar  ó  tengo  volun- 
tad de  amar. 

Con  palay  se  indica  que  se  repite  la  acción  del  verbo;  pax- 
kipalagoy,  aquellos  suelen  amar. 

El  verbo  malí,  por  sí  solo,  significa  estar  acostado;  pero 
compuesto  con  otros  les  da  la  significación  de  actualidad; 
ikpaxkimah,  yo  estoy  amando. 

El  verbo  indeterminado  se  forma  con  sólo  añadir  las  ter- 
minaciones an,  en,  in,  on,  un;  de  ikpaxki,  ikpaxkinan  (con 
una  n  eufónica),  yo  amo  á  alguno,  hablando  indeterminada- 
mente sin  decir  á  quién.  El  pasivo  forma  también  indeter- 
minado, como  de  paxlalcan,  páxkikana/n.  Los  indetermina- 
dos pueden  tomar  la  partícula  ma  para  expresar  compul- 
sión. Estos  verbos  los  llama  Zambrano  absolutos. 

La  partícula  gaey  da  al  verbo  la  significación  de  tardanza 
ó  demora,  y  lo  mismo  la  terminación  ko,  la  cual,  así  como 
otras,  modifican  no  sólo  el  verbo  sino  otras  partes  de  la 
oración. 

La,  antepuesta  á  los  verbos,  indica  que  la  acción  se  ejecu- 
ta en  compañía;  laoxilhgolh,  lo  vieron  juntos- 

Para  que  el  verbo  indique  falta  de  voluntad  ó  arrepenti- 
miento, se  le  antepone  la  partícula  laa. 

Ki,  antepuesta  á  los  verbos,  á  la  terminación  pi,  los  hace 
de  movimiento,  expresando  que  el  sujeto  va  ó  viene  á  ejer- 
cer su  acción;  v.  g.,  ¿toliputza?  ¿qué  veniste  á  buscar? 

La  misma  partícula  /.  i  pospuesta  puede  traducirse  por  ya 
indicando  conclusión;  iJMahuayl  i,  ya  lo  hice,  lo  cual  se  ex- 
presa también  con  las  terminaciones  ta,  Uta,  a-  Lo  mismo 
indica  la  palabra  talciy,  según  parece,  pues  aunque  por  sí 
significa  levantarse,  observa  Zambrano  que  con  otros  verbos 
quiere  decir:  «dejar  hecho  lo  que  el  verbo  significa.» 

23.  Verbo  sustantivo.— El  verbo  lay  significa  ser,  es- 
tar y  poder:  hay,  pues,  una  palabra  que  equivale  ó  suple  al 
verbo  sustantivo;  así  para  decir,  yo  soy  santo,  tú  eres  san- 
to, aquél  es  santo,  diré:  santo  ¿I.  lay,  santo  laya,  santo  lay.  Es- 
te verbo  puede  ir  en  composición  con  otros.  Además,  tiene 
el  totonaco  el  verbo  huan,  que  aunque  á  veces  significa  de- 


EL  TOTONACO.  325 

cir,  también  ser  ó  ser  hecho-  Empero  muchas  veces  se  hace 
elipsis  del  verbo  sustantivo;  akit  santo,  yo  santo,  por  «yo 
soy  santo.» 

24.  Defectivos  é  irregulares. — No  faltan  en  totonaco 
verbos  defectivos  y  los  irregulares  abundan. 

25.  Activos-  -Pero  lo  que  hay  de  más  curioso  en  el  ver- 
bo totonaco,  es  el  modo  con  que  el  activo  se  da  á  conocer, 
como  tal,  indicando  que  hay  paciente  en  la  oración.  Es  ne- 
cesario alguna  prolijidad  para  dar  á  comprender  esta  for- 
ma de  la  lengua  totonaca- 

Cuando  el  acusativo  está  en  singular,  no  hay  signo  que  le 
indique;  basta  la  posición  de  la  palabra;  v.  g.,  yo  amo  á  Dios, 
ikpaxkiy  Dios. 

Cuando  el  paciente  está  en  plural,  su  nota  es  la  partícula 
ka,  intercalada  en  el  verbo,  entre  este  y  la  partícula  conju- 
gativa;  yo  amo  á  los  hombres,  il—l-a-paxl-iy  chixkohuin.  O 
bien  se  usa  con  el  mismo  objeto  la  partícula  go,  agregada 
al  verbo  (la  cual  no  se  pone  donde  el  verbo  tiene  go,  como 
sucede  en  la  tercera  persona  del  plural  de  indicativo),  vol- 
viéndose goy  en  las  segundas  personas  de  singular  de  pre- 
sente y  pretérito  imperfecto  de  indicativo-  Ejemplos: 

ll—paxl-i-go-y  chixlohuin,  yo  amo  á  los  hombres. 
Il-paxhi-goy-a chixl oliuin,  tú  amas  á  los  hombres 
Paxki-goy  chixlohuin  aquéllos  aman  á  los  hombres. 
Paxli-go  chixlohuin,  tu  amaste  á  los  hombres  (13.) 

Observa  Zambrano  que  «algunos  acompañan  go  con  /•«.» 
Cuando  el  acusativo  es  el  pronombre  del  singular  de  pri- 
mera persona  me,  se  expresa  por  medio  de  lin,  antepuesto; 
linpaxlia,  me  amas.  Cuando  es  el  mismo  pronombre  en 
plural,  nos,  entonces  hay  que  atender  á  que  puede  concu- 
rrir en  una  de  estas  cuatro  oraciones: 

1^,  tú  nos  amas. 

2?",  vosotros  nos  amáis. 

3?1,  él  nos  ama. 

4?1,  ellos  nos  aman. 

En  la  primera  y  segunda,  nos  se  traduce  por  el  pronom- 
bre Mía,  antepuesto  al  verbo,  yendo  éste  en  primera  perso- 


326  EL  TOTONACO. 

na  de  plural  del  tiempo  de  que  se  habla;  kila  paxfciyauh,  tú 
nos  amas,  vosotros  nos  amáis.  En  la  tercera  oración  se  usa 
de  kinka,  poniendo  el  verbo  en  segunda  persona  de  singu- 
lar del  tiempo  correspondiente,  posponiéndole  una  n\  kinka 
paxkiarn,  nos  ama.  La  cuarta  oración  es  como  la  tercera;  pe- 
ro agregando  al  verbo  la  partícula  go,  de  que  ya  he  hablado; 
kinka  paxkigoyan,  nos  aman. 

Cuando  el  acusativo  es  el  pronombre  de  singular  de  la  se- 
gunda persona,  te,  pueden  formarse  también  cuatro  ora- 
ciones: 

1$,  yo  te  amo. 

2^,  nosotros  te  amamos. 

3^,  él  te  ama. 

4^,  ellos  íeaman. 

Para  la  primera  y  tercera,  se  pospone  una  n  al  verbo  en 
segunda  persona  de  singular  del  tiempo  respectivo;  pax- 
kiarn, te  amo;  paxkin,  te  amó.  La  seguuda  oración  se  forma 
como  la  anterior;  pero  poniendo  al  verbo  la  partícula  ik  ola 
que  corresponde  al  tiempo,  y  ka,  v.  g.,  il-ka-paxkiam,  te 
amamos.  En  el  cuarto  caso  se  pospone  la  letra  n  á  la  segun- 
da persona  de  singular  del  verbo  y  la  partid  ula  go,  que  ya 
conocemos;  paxkigoyan,  te  aman;  kapaxkigon  te  amaron. 

Otras  cuatro  combinaciones  resultan  cuando  el  acusati- 
vo es  la  segunda  persona  del  pronombre  en  plural: 

I?*,  yo  os  amo. 

2?1,  nosotros  os  amamos. 

3^,  él  os  ama- 

á®,  ellos  os  aman- 

Para  la  primera  y  tercera,  se  usa  lo  mismo  que  en  el  sin- 
gular te;  pero  marcándose  el  número  plural  con  la  partícu- 
la 7, a,  de  que  ya  tenemos  conocimiento;  lapaxJdan,  yo  os 
amo.  La  segunda  y  cuarta  oración  en  nada  se  distinguen  de 
las  del  singular  te;  pero  puede  evitarse  toda  equivocación 
usando  del  pronombre  personal  en  nominativo  como  pacien- 
te, á  falta  de  acusativo,  es  decir,  huixin  vosotros,  signifi- 
cando os. 


EL  TOTONACO-  327 

También  en  la  primera  y  segunda  oración  del  plural  nos, 
puede  resultar  anfibología,  porque  una  misma  oración  sir- 
ve para  agentes  diversos  en  número,  tú  ó  vosotros:  pero  es 
fácil  de  evitarla  usando  los  nominativos  huix,  tú,  ó  huixin, 
vosotros.  Lo  mismo  digo  respectivamente  de  la  primera  y 
tercera  oración  con  te  y  os,  bastando  expresar  el  agente  akit. 
yo,  ó  huata,  él,  con  lo  que  se  sabe  si  se  trata  de  primera  ó 
tercera  persona,  que  es  en  lo  que  podía  haber  ambigüedad. 

El  acusativo  de  la  tercera  persona  de  singular  del  pro- 
nombre, es  su  nominativo,  conociéndose  por  la  posición:  el 
plural  se  designa  congo,  en  cuyo  caso  no  se  sigue  otro  acu- 
sativo, porque  el  pronombre  le  representa;  paxkigoy,  «yo 
los  amo,»  «yo  amo  á  ellos.» 

26.  Neutros.-— Los  verbos  neutros  en  el  pretérito  y  sus 
derivados  toman  la  partícula  lag,  significando  como  ablati- 
vo; ih-lag-xalhhuan,  yo  lloré  por  tí.  (14) 

27-  Preposiciones. — No  se  usan  las  preposiciones  solas, 
sino  generalmente  compuestas  entre  sí,  ó  con  las  otras  par- 
tes de  la  oración,  anteponiéndose,  menos  nal-  que  se  puede 
posponer  á  los  numerales:  esta  misma  preposición  nak  ypo 
(y  acaso  alguna  otra)  se  ven  usadas  fuera  de  composición. 
Como  ejemplo  de  preposiciones  presentaré  á: 

Chatón,  por 

Paxton,  con,  hacia. 

Lakatin,  ante- 

Lanti,  desde. 

Oghpon,  en,  sobre. 

Mal-ni,  en,  por,  hacia- 

La  simple  yuxtaposición  basta,  á  veces,  para  expresar  lo 
que  la  preposición,  como  vimos  al  tratar  del  caso. 

28.  Adverbios. — Abunda  en  adverbios  el  totonaco:  todos 
los  verbos  y  nombres  que  pueden  formar  adverbio  de  mo- 
do, lo  hacen  anteponiendo  cha,  perdiendo  la  final  una  sílaba, 
ó  convirtiéndola  en  h.  como  de  lalhlmat,  llanto; chakalhhuat, 
llorosamente.  Para  dar  idea  de  los  adverbios  y  de  su  abun- 
dancia, pondré  algunos  de  tiempo. 

Chio,  ahora. 

Xogzponomanl-ilhtamal-o,  hoy,  en  este  día. 


328  EL  TOTONACO. 

Chali,  mañana- 

Toxarna,  pasado  mañana. 

Mixtoto,  mixtati,  mixkitziz,  de  aquí  á  tres  días- 

Ixkatamatna,  á  su  tiempo,  al  año. 

Gotana,  ayer- 

Toxama,  toxamata,  antes  de  ayer- 

Liaha,  poco  há- 

Tonkan,  zogtonkan,  luego,  al  punto- 

Chalichalichalian,  cada  día. 

Tziza,  por  la  mañana- 

Pontziza  ó  lihuapontziza,  muy  de  mañana- 

Al-nizpalhalha  ahuanan,  á  la  aurora- 

Mxnitonleohui,  ó  tangaetzaz,  en  amaneciendo. 

Kakuini,  de  día- 

Taxtonot,  á  medio  día- 

Eagotanonnon,  sobre  tarde- 

Kohuiniy,  tarde  por  la  mañana, 

Alíxnitzizhuanan,  en  anocheciendo- 

Zmalanl-an,  al  entrar  la  noche. 

Tanl-anat,  á  media  noche- 

Tzüztotay,   tzilizahuanan,   tziliza  huanat,    l-atzüizhua,    na- 
rixtzüiztat  tzizni  en  el  silencio  de  la  noche- 

TontaztaL  a,  toda  la  noche- 

TontaJco,  lohuixhalay,  todo  el  día. 

Kan,  aunque  nunca. 

Ixlimaghuata,  ixogzpona,  ya  es  hora- 

Zliaümoton,  en  un  momento. 

Pihnatít,  luego,  al  punto- 

TlaankilhtamaJco,  ixlimahua,  á  buen  tiempo- 

MagtomHiiipxmt,  en  un  abrir  y  cerrar  los  ojos. 

Ixtotomahatna,  cada  tres  días. 

Eatata,  al.tomalata,  há  un  año- 

AJeata,  ominachalata,  de  aquí  á  un  año. 

Katamatna,  cada  año. 

TonioJcxini,  en  ningún  tiempo. 

Atitontihi,  amagtontihi,  en  otra  ocasión. 

Aagtonhilh  tamaleo,  en  otro  tiempo. 

Chaxpalat.  entre  año- 

Pampahnüa,  entre  semana,  año  ó  día,  día  vedado. 

Nimponcholata,  l-ilhtamal-o,  cuanto  tiempo  há- 


EL  TOTOXACO-  329 

Ixtotota  ó  mixtotota,  antier. 

Ilagaza,  magaña,  amagan,  muchos  dias  há. 

Lahuantaztol-a,  continuamente- 

Azlia,  alia,  lia,  de  aquí  aun  rato- 

Makxtoca,  maldhan,  siempre. 

Ol-xni,  xaolcxni,  nilihuaya,  nilakaoxni,  ¿cuándo? 

29.  Conjunciones. — He  aquí  algunos  ejemplos  de  con- 
junciones: 


Ana, 

y- 

Chona,  pala, 

ó. 

Alata, 

ya. 

Ha, 

sí. 

Chona, 

así. 

Lanchóla  óalanchola, 

así  como. 

ffuatachi, 

pero- 

Eacliona, 

aunque. 

Pianachona, 

así  también 

30.  Partículas. — Hay  en  totonaco  una  partícula  an,  la 
cual  significa  el,  la,  lo,  y  acompaña  el  agente  de  la  oración: 
otras  veces  es  demostrativa,  interrogativa,  dubitativa. 

Otra  partícula  li,  sirve  para  demostrar  que  la  persona  de 
que  se  trata  es  de  cierto  lugar;  li  México,  como  quien  dice 
«vecino  de  México:»  acompañando  á  los  adjetivos  los  hace 
sustantivos;  tlaan,  bueno;  litlaan,  la  gracia:  sirve  también 
para  formar  partitivos;  li  'profeta,  significa  «uno  de  los  pro- 
fetas.» 

La  partícula  pi,  antepuesta,  significa  que;  otras  veces  sue- 
le significar  que  aquello  que  se  dice  se  hace  en  balde,  sin 
provecho,  sin  objeto,  de  mala  gana  ó  manera:  también  sig- 
nifica solo:  suple  al  verbo  ser  ó  estar,  pues  por  ejemplo,  pi' 
tlaan  significa  ya  esta  bueno.  Todas  estas  partículas  se  usan 
en  composición.  (15) 

31.  Dialectos. — Los  totonacos  se  dividen  en  cuatro  cla- 
ses que  se  distinguen  por  las  variaciones  del  idioma:  los  de 
la  sierra  alta,  llamados  tetililhati;  los  de Xalpan  y  Pontepec, 
chak  ahuaxti;  otros  i  paparía;  y  los  de  Naolingo,  tatimolo-  D- 
Francisco  Domínguez  trae  ejemplos  de  tres   dialectos  que 


330 


EL  TOTONACO- 


reproduciré,  en  parte,  para  dar  idea  de  sus  notables  dife- 
rencias. 


Corazón, 

7i  alo, 

alionólo, 

lal-atzin. 

Mundo, 

kiltamalco, 

latoxahuat, 

tanl-ilatzon- 

Luna, 

malloyo, 

papo, 

laxkipap. 

Maíz, 

loxi, 

tapaxni. 

Jcizpa. 

Ninguno, 

tinti, 

intini, 

lal-ati. 

Ahora, 

chohua, 

chiyo, 

yanohue. 

Cuerpo, 

mal-ni, 

pol-olh, 

tal-atalat. 

Semilla, 

tini, 

lichanat, 

tazti. 

Bueno, 

tzey, 

tlaan, 

holhana. 

Verdad, 

ztonlcua, 

lolol-o, 

til-xllana. 

Ver, 

lal-tzilha, 

olxilha, 

leí- en. 

Creer, 

alaeniy, 

l-analay, 

l-atayahuay. 

32.  Ejemplo  de  la  oración  dominical. — Concluiré,  co- 
mo en  las  otras  lenguas,  con  el  análisis  del  Padre  nuestro, 
usando  del  que  escribió  D.  Francisco  Domínguez  en  el  dia- 
lecto de  la  Sierra  baja  de  Naolingo,  aunque  no  me  será  po- 
sible hacer  ese  análisis  con  perfección,  por  falta  de  diccio- 
nario- 


Kintlatlane 

nak 

Hayan 

huil 

Nuestro  Padre  (q- 

ae)     en  (el) 

cielo 

está 

takollalihuakahuai 

lli            ó 

mimaol-xot 

nil-imi- 

santificado  sea 

O 

tu  nombre 

ven- 

nanin          ó 

rnintalalchi 

tacholaháhuanla            6 

ga            () 

tuv  reino 

sea  hecha 

0 

minpahiiat 

cholei 

lalnitiet 

chalchix 

tu  voluntad 

así 

(en  el)  mundo 

como 

nal-         Hayan 

0 

linchouhlan 

lal-alliga 

en  (el)        cielo 

0 

nuestro  pan 

cuotidiano 

nil-ilaixkiuh 

yanohue               lal-ilamatzanl-aniuh 

danos 

hoy 

perdónanos 

EL  TOTONACO- 

331 

Tcintakállükan 

rJionlei            ó          litnan 

lamat- 

nuestros  pecados      ; 

isí  como         ( )        nosotros 

perdo- 

zanganiyauh        ó 

/.•  intalakallaniyan        la 

ala 

namos             (  ) 

nuestros  deudores        y 

no 

kilamalctaxtoyauh 

nali                yoyauh 

nal;  a 

nos  dejes 

para  que            estemos 

en 

liyogni.             Chon 

tacholal-ahuanla. 

tentación.            Así 

sea  hecho. 

33.  Análisis. — Kintlatl-ane:  Uinkan  es  el  pronombre  po- 
sesivo de  la  primera  persona  de  plural,  en  el  cual  va  inter- 
calado tlat,  padre;  e  la  terminación  propia  de  vocativo. 

Nal-:  preposición. 

Tiayan:  nombre  sustantivo. 

Huil,  ó  más  bien  huilh:  tercera  persona  del  singular  de 
presente  de  indicativo  del  verbo  defectivo  huih,  yo  estoy. 

Tal-ollalihua/.ahuonli:  esta  palabra  es  un  verbo  pasivo,  co- 
rrespondiente al  castellano  (santificado  sea,)  ú  otra  expre- 
sión análoga;  pero  por  falta  de  diccionario  no  me  ha  sido  po- 
sible conocer  su  verdadero  significado,  por  lo  cual  excuso 
arriesgar  explicaciones  que  pueden  resultar  erróneas:  que 
sea  un  verbo  pasivo  se  conoce  no  sólo  por  su  corresponden- 
cia con  nuestra  lengua,  sino  por  la  sílaba  intercalada  ka. 

O:  esta  es  una  interjección  que,  según  Zambrano  (pág. 
81),  sirve  para  formar  vocativo;  pero  agrega  que  no  es  una 
forma  propia  de  la  lengua,  sino  tomada  del  castellano.  Sin 
embargo,  en  este  y  otros  casos  que  veremos  adelante  no 
tiene  traducción  para  nosotros. 

Mimaókxot:  maokxot,  significa  nombre,  y  mi  es  el  posesivo 
de  la  segunda  persona  de  singular  min  perdida  la  n  final 
(gratia  euphonce). 

Nil-iminanin:  min  es  el  verbo  defectivo  venir;  ki  debe  ser 
la  partícula  que  se  junta  á  los  verbos  para  que  expresen 
movimiento. 

O:  explicada  ya. 

Mintakakchi:  min  posesivo  de  la  segunda  persona  de  sin- 
gular; tákakchi  sustantivo. 


332  EL  TOTONACO- 

Tacholahahuanla:  cJiolay  es  el  verbo  hacer,  correspondien- 
te á  la  primera  declinación;  ha  el  signo  de  pasiva;  huan  ver- 
bo que  significa  decir,  ser  ó  estar;  pero  aquí  no  le  encuen- 
tro el  sentido  que  deba  tener. 

O:  interjección  de  que  ya  hablé. 

Minpahuat:  rain  es  el  posesivo  tuyo;  pahuat  sustantivo. 

Cholei:  conjunción. 

Kahnitiet:  nombre  sustantivo. 

ChalcMx:  conjunción. 

Nal-:  preposición. 

Tiayan:  sustantivo. 

O:  interjección. 

Kinchouhhan:  kinkan  posesivo  de  la  primera  persona  de 
plural;  chouh  es  el  sustantivo  pan,  intercalado. 

Lahalliga:  adverbio. 

MküaixMuh:  hila  es  el  pronombre  nos,  el  cual  se  usa 
cuando  el  agente  es  de  segunda  persona  del  singular  y  el 
paciente  está  en  plural,  puesto  el  verbo  en  primera  perso- 
na de  este  número,  según  el  uso  de  la  lengua  que  minucio- 
samente expliqué  en  su  lugar:  ixkiúh  es  primera  persona 
del  plural  de  pretérito  del  verbo  ixkiy,  dar,  la  cual  se  usa 
aquí  seguramente  porque  el  imperativo  carece  de  primeras 
personas. 

YanoJme:  adverbio. 

Kaküamatmnhaniuh:  raatzanhay  es  el  verbo  perdonar;  hila 
significa  nos,  usado  en  la  forma  que  se  acaba  de  explicar; 
la  partícula  ni  no  pertenece  á  la  terminación,  que  es  uh,  si- 
no que  indica  dativo,  en  cuyo  caso  está  hila.  En  este  ejem- 
plo vemos,  pues,  que  se  usa  la  partícula  correspondiente, 
á  más  de  hila,  para  indicar  dativo;  pero  no  sucede  así  en  el 
ejemplo  anterior  en  que  también  hila  es  dativo  y  va  solo,  de 
manera  que,  según  esto,  hila  sirve  para  dos  casos,  y  no  só- 
lo para  acusativo,  como  parece  inferirse  de  las  explicacio- 
nes de  Zambrano. 

Kintahallithan:  hinhan  se  ha  explicado  ya;  tal-allit  es  el  sus- 
tantivo vecado. 

Chonlei:  Conjunción. 

O:  interjección. 

Kitnan:  pronombre  de  la  primera  persona  del  plural. 


EL  TOTONACO.  333 

Lamatzanl-aniyauh:  matmnkay  es  el  verbo  perdonar;  ni  sig- 
no de  verbo  dativo  y  aplicativo. 

O:  interjección. 

Ka:  conjunción. 

Ala:  adverbio- 

KUamaktaxtoyauh:  es  el  verbo  maktaxtoy,  dejar,  con  el 
pronombre  hila,  en  la  forma  ya  explicada- 

JSalt:  conjunción. 

YoyauJí:  del  verbo  yak,  estar- 

Naka  ó  nal-:  preposición. 

Liyogni:  sustantivo. 

Chon:  conjunción. 

lacliolal-ahuanla:  verbo  pasivo,  explicado  anteriormente- 


NOTAS. 


(1)  Según  Zambrano,  faltan  b,  d,f,  r  (pág.  2);  pero  des- 
pués agrega  que  no  hay  ñ  ni  11.  En  la  página  1?"  asienta  que 
la  h  se  usa  en  lugar  de  g;  y  en  la  página  2  que  esta  letra  no 
se  usa  en  lo  escrito;  pero  en  la  página  3  y  4  explica  su  pro- 
nunciación, y  su  obra  está  llena  de  gg,  por  cuj^os  motivos 
no  la  omito,  siendo  así  que  la  h  no  basta  para  expresar  su 
sonido-  La  j  si  la  omito,  porque  se  suple  bien  con  la  h  aspi- 
rada, y  en  efecto,  Zambrano  dice  (página  1?0  que  usan  la  h 
por,?'.  También  omito  la  ,9,  porque  el  mismo  autor  dice  que 
la  expresan  con  z-  En  cuanto  á  la  v,  aunque  manifiesta  en 
la  página  3  que  no  la  hay,  en  las  páginas  2  y  127  asegura 
que  los  autores  totonacos  la  usaron. 

(2)  Tampoco  hay  dicción  que  acabe  en  g,  según  Zambra- 
no;  pero  no  hago  mención  de  esta  letra,  porque  no  la  uso, 
conforme  á  lo  explicado  en  la  introduccion- 
es) La  lista  de  los  homónimos  que  se  ve  en  la  obra  de 

Zambrano  pasa  de  ciento  treinta;  pero  de  ellos  hay  que  re- 
bajar muchos  que  no  lo  son,  pues  se  distinguen  por  el  acen- 
to, ó  las  diferentes  letras  con  que  se  escriben  y  pronuncian. 
Por  ejemplo:  lahuay,  mojarse,  y  gahuay,  regañar;  chana, 
con;  chana,  sembrador. 

(4)  La  palabra  chichi  también  la  hallamos  en  mexicano  y 
se  traduce  al  español  por  perro;  pero  debe  advertirse  que 
no  se  refiere  al  animal  de  ese  nombre  traído  por  los  espa- 
ñoles,   sino  á  otro  que  se  le  parecía  indígena  de  México. 

(5)  Según  Zambrano,  también  hay  participio:  pero  para 
probar  lo  contrario,  no  tengo  necesidad  de  refutarle,  pues 
él  mismo  confiesa  (pág-  64)  que«elque  llamamos  participio 
«de  presente  es  el  verbal  (latino)  en  tor,  como  asimismo  el 


EL  TOTONACO.  335 

«participio  de  pretérito  es  nombre  sustantivo;  pero  en  esta 
«lengua  se  usa  de  uno  y  otro,  para  una  y  otra  significación; 
«porque  paxMna,  significa  el  amador,  y  el  que  ama  ó  ama- 
«ba,  y  tapaxkin,  el  amor  ó  el  amado-»  Debe,  pues,  decirse, 
que  el  totonaco  suple  los  participios  de  que  carecen  con  los 
nombres  verbales. 

Otro  modo  hay  de  suplir  los  participios,  que  el  mismo 
autor  explica  así:  «El  totonaco  correspondiente  al  participio 
«de presente,  son  las  terceras  personas  de  todos  los  tiempos 
«en  uno  y  otro  número,  regidas  del  semi-participio  (par- 
«tícula)  anti;  y  el  participio  de  pretérito  con  las  mismas 
«terceras  personas,  antepuesta  la  partícula  ta;  v.  g. ,  el  que 
ama,  amaba  ó  amó,  antipaxkiy,  anti  ixtapaxldy ,  antipaxküh, 
etc- ;  el  de  pretérito  tapaxkiy,  ixtapaxkiy,  tapaxkilh.» 

(6)  He  observado  ya  varias  veces  las  equivocaciones  en 
que  han  caído  nuestros  gramáticos  por  querer  amoldarse 
á  la  gramática  latina,  y  lo  indiqué  respecto  á  Zambrano. 
El  primer  punto  de  imitación  de  este  es  querer  reducir  á 
las  reglas  de  Jos  plurales  á  tres  declinaciones;  la  primera 
de  los  nombres  acabados  en  a,  e,  i,  o,  te  la  segunda  de  los 
en  n,  y  la  tercera  de  los  en  t;  de  lo  cual  parece  que  sólo  los 
que  tienen  tales  terminaciones  gozan  plural,  y  aun  clara- 
mente lo  dice  así  en  la  página  5:  «Las  letras  con  que  finali- 
«zan  los  nombres  que  tienen  plurales,  son  a,  e,  i,  o,  u,  ?i,  t;> 
Pero  muy  pronto  se  ve  que  tal  principio  es  falso,  pues  en 
la  página  7  se  ven  ejemplos  de  nombres  que  hacen  plural, 
terminados  en  g,  l-  (c,  según  el  autor),  x,  m  y  Ih.  No  pudien- 
do  ocultarse  esto  al  gramático,  da  la  siguiente  regla:  «Los 
«nombres  de  las  otras  terminaciones,  que  llamamos  extra- 
avagantes,  pluralizan  con  el  adverbio  Ihohua,  y  los  que  tienen 
«plural  se  reducen  á  las  tres  declinaciones,  ó  á  las  excepcio- 
«nes.»  Pero  ¿cuáles  son  las  reglas  para  reducir  esos  nom- 
bres extravagantes  á  cada  una  de  las  tres  declinaciones?  El 
autor  lo  calla,  y  de  consiguiente  de  nada  sirve  todo  lo  ex- 
plicado sobre  las  tres  declinaciones,  resultando  falso  el 
principio  en  que  funda  sus  reglas,  é  incompletaslas  que  de- 
duce. No  por  eso  creo  que  la  formación  del  número  en  toto- 
naco deje  de  estar  sujeto  á  reglas;  pero  ellas  deben  ser  con- 
formes al  genio  particular  de  la  lengua.  Yo  me  limito  á  de- 
cir lo  que  mi  plan  exige. 


336  EL  TOTONACO. 

(7)  Los  genitivos  de  que  habla  Zambrano  (pag.  80)  de 
los  nombres  de  reinos,  provincias,  etc.,  no  son  sino  ablati- 
vos, y  así  las  partículas  que  allí  menciona  deben  referirse 
á  este  caso:  en  efecto,  cuando  digo,  por  ejemplo,  «los  ánge- 
«les  del  cielo,»  no  quiero  decir  «los  ángeles  de  que  es  pro- 
«pietario  el  cielo,»  sino  «que  habitan  en  el  cielo.»  Cuando 
digo  «el  libro  de  Pedro,»  expreso  con  claridad  lo  mismo  que 
con  «el  libro  de  que  es  propietario  Pedro,»  porque  entonces 
sí  hay  genitivo. 

(8)  Al  concluir  lo  respectivo  á  los  accidentes  del  nombre, 
observaré  que  Zambrano  (pág.  49)  cae  en  una  equivocación 
al  decir  que,  en  totonaco,  el  sustantivo  y  el  adjetivo  «con- 
«ciertan  en  género,  número  y  caso.»  Respecto  á  lo  segun- 
do, he  dicho  ya  lo  conveniente;  en  cuanto  al  género  no  pue- 
de haber  semejante  concordancia  en  una  lengua  que  carece 
de  signos  para  expresarle,  y  en  cuanto  á  la  concordancia  de 
caso  no  la  hay  en  las  lenguas  que  carecen  de  declinación, 
por  más  que  por  rutina  lo  digan  algunos  gramáticos- 

(9)  Tratando  Zambrano  de  igualar  la  conjugación  totona- 
ca  con  la  latina  concede  infinitivo  al  verbo;  pero  como  real- 
mente no  le  hay,  dice  (pág.  13)  que  se  forma  por  medio  del 
semiverbo  poton  ú  otro  semejante:  diré,  pues,  que  como  ve- 
remos luego,  poton  ni  es  verbo  ni  semiverbo,  sino  uno  de 
los  muchos  signos  ó  voces  que  modifican  el  verbo  totonaco, 
y  cuya  significación  no  es  la  de  infinitivo,  sino  la  de  volun- 
tad, y  si  junto  con  el  verbo  se  traduce  por  infinitivo,  es  por- 
que á  nosotros  nos  suena  mejor  de  este  modo,  no  teniendo 
una  propia  traducción  literal-  Digo  lo  mismo  respecto  á  las 
demás  palabras  ó  signos  semejantes  &  poton,  cuya  explica- 
ción, que  veremos  en  su  lugar,  dará  á  conocer  mejor  el 
error  de  Zambrano.  En  cuanto  á  los  participios  de  este  au- 
tor, ya  se  habló  en  la  nota  5,  y  respecto  á  sus  gerundios 
basta  leerle  para  ver  que  no  los  hay  si  no  es  por  medio  de 
perífrasis  y  supletorios- 

(10)  Del  verbo  activo,  según  Zambrano,  «se  componen 
«seis  diferencias  de  verbos»  (pág.  60);  pero  yo  considero 
como  formas  del  verbo  totonaco:  primero,  la  voz  activa:  se- 
gundo, las  que  se  forman  por  medio  de  partículas  ó  termi- 
naciones que  no  tienen  sentido  fuera  de  la  conjugación:  ter- 
cero, las  que  se  forman  por  medio  de  palabras  que  aunque 


EL  TOTONACO.  337 

tienen  sentido  separadas  del  verbo,  le  comunican  otro  dife- 
rente al  juntarse  con  él.  En  efecto,  no  hay  razón  para  con- 
siderar sólo  como  modificaciones  del  verbo  las  que  se  for- 
man con  las  partículas  ó  terminaciones  correspondientes 
á  las  seis  diferencias  de  verbos  de  que  habla  Zambrano,  y 
excluir  las  que  resultan  por  la  unión  de  otras  análogas.  Las 
combinaciones  que  deben  omitirse  son  las  que  resultan  por 
la  reunión  de  voces  que  tienen  sentido  fijo,  de  lo  cual  se 
forman  palabras  yuxtapuestas,  que  no  tienen  nada  que  ex- 
plicar, y  su  sentido  es  claro.  Tal  sucede,  por  ejemplo,  con 
juntar  un  verbo  cualquiera,  cliaan,  que  significa  llegar  allá, 
ó  chin,  llegar  acá,  de  que  habla  Zambrano  (pág.  97). 

(11)  Cree  Zambrano  que  el  aplicativo  rige  dos  acusati- 
vos; pero  aunque  así  sea,  á  veces,  lo  común  es  que  uno  sea 
dativo:  por  ejemplo,  cuando  digo  «Pedro  le  dio,»  hay  un  da- 
tivo que  es  le  y  un  acusativo  tácito  ó  expreso,  «Pedro  le  dio 
«dinero,  un  consejo,  un  abrazo,  etc.» 

(12)  Hablando  Zambrano  de  los  frecuentativos  (pág.  70) 
dice:  «Los  más  ordinarios  y  frecuentes  son  los  que  le  hacen 
«con  los  semiverbos,  likihuiíi,  tilhay,  palay,  mah.»  En  cuan- 
to á  likihuin  y  tilhay,  estoy  conforme,  pero  respecto  á  los 
otros  dos,  consta  de  su  mismo  libro  (pág.  44,  45  y  46)  que 
dan  otra  significación  á  los  verbos:  palay  indica  «volver  á 
«hacer,»  es  decir,  repetir  la  acción  del  verbo,  malí,  «estar 
haciendo,»  es  decir,  actualidad.  Que  estas  dos  significacio- 
nes no  deben  confundirse  con  los  verbos  frecuentativos,  se 
nota  cuando  consideramos  que  estos  pueden  recibir  aque- 
llas: azotar,  por  ejemplo,  es  frecuentativo,  y  sin  embargo, 
puede  modificarse  diciendo  «yo  vuelvo  á  azotar,»  «tú  estas 
azotando:»  en  el  primer  cuso  se  repite  la  acción,  en  el  segun- 
do se  ejecuta  actualmente-  En  cuanto  al  nombre  de  semiver- 
bos que  Zambrano  da  á  las  partículas  modificativas,  ya  dije 
en  la  nota  9. 

(13)  A  la  conjugación  que  resulta  con  la  partícula  go  lla- 
ma Zambrano  verbo  compuesto. 

(14)  Por  decir  Zambrano  (pág.  96)  que  algunos  neutros 
llevan  nota  de  acusativo,  parece  que  los  signos  que  marcan 
este  caso  no  son  peculiares  del  verbo  activo,  sino  también 
de  neutro,  cuando  concurre  con  acusativo,  lo  cual  muy  bien 
puede  ser.  (Véase  el  mexicano). 

22 


338  EL  TOTONACO. 

(15)  Zambrano,  con  el  nombre  de  partículas,  explica 
otras,  pero  yo  sólo  he  encontrado  las  referidas  que  merez- 
can mencionarse.  Las  demás  pueden  dividirse  en  tres  cla- 
ses: primera,  unas  que  no  son  más  que  signos,  de  los  verbos, 
derivados,  etc.,  como  ti,  partícula  generalmente  de  subjun- 
tivo; ka,  signo  de  colectivo,  etc- :  segunda,  partículas  que 
sirven  para  señalar  las  diferentes  modificaciones  del  verbo 
ú  otras  partes  del  discurso:  tercera,  muchas  que  claramen- 
te pueden  reducirse  á  determinada  clase  de  oración,  pues 
su  sentido  es  obvio;  v.  g- : 

Yo,  y  i,  sí,  así,  (conjunción). 

Cho,  como  (conjunción). 

Lak,  ante  (preposición)- 

Xik  ó  zilc,  más  (adverbio). 

En  consecuencia,  cada  una  de  estas  partículas  tiene  su 
lugar  propio  dónde  explicarse,  sin  necesidad  de  formar  ar- 
tículo separado. 


L 


COMPARACIONES  RELATIVAS 
AL  TOTONACO 


El  Sr-  Orozco  y  Berra,  en  su  Geografía  de  las  lenguas  de 
México,  coloca  el  totonaco  al  lado  del  maya;  pero  usando 
de  una  juiciosa  reserva  manifiesta  que  esa  clasificación  es 
dudosa. 

M.  Charencey,  en  su  «Noticia  sobre  algunas  familias  de 
lenguas  de  México,»  se  inclina  á  creer  que  el  totonaco  es 
lengua  de  transición  entre  el  mexicano  y  la  familia  maya,  te- 
niendo más  afinidad  con  esta.  Por  mi  parte  opino  que  el 
totonaco  es  un  idioma  mezclado,  pues  á  lo  suyo  propio  agre- 
ga algo  de  mexicano  y  algo  de  maya;  pero  más  del  primero: 
efectivamente,  comparando  bien  el  totonaco  con  el  mexica- 
cano  y  el  yucateco,  se  observa  que  en  cuanto  á  la  gramáti- 
ca, exceden  las  formas  aztecas  á  las  mayas,  y  en  cuanto  al 
diccionario,  si  se  toman  unas  mismas  palabras  mexicanas 
y  mayas,  resulta  también  que  es  mayor  el  número  de  ana- 
logías con  las  primeras  que  con  las  segundas.  En  conse- 
cuencia de  todo  esto,  pongo  en  mi  clasificación  al  totonaco 
en  familia  independiente;  pero  como  lengua  mezclada  donde 
hay  más  de  mexicano  que  de  maya. 

De  lo  que  no  participo  absolutamente  es  de  la  idea  que  el 
totonaco  sea  idioma  de  transición,  porque  opino  con  la  ma- 
yoría de  los  filólogos,  que  no  hay  transición  en  lingüística, 
como  no  la  hay  en  antropología:  el  mulato  es  una  mezcla  de 
negro  y  blanco;  no  un  paso  del  uno  al  otro,  así  como  el  idio- 


340  COMPARACIONES  RELATIVAS 

ma  español,  por  ejemplo,  no  es  una  gradación  del  latín  álos 
demás  elementos  lingüísticos  que  en  aquel  idioma  se  en- 
cuentran, sino  una  reunión  de  todo  ello. 


GRAMÁTICA. 

1.  Alfabeto- — El  mexicano  y  el  totonaco  tienen  sonidos 
correspondientes  á  las  mismas  letras,  ó  sus  análogas:  la  ti 
mexicana  se  halla  en  totonaco.  Por  el  contrario,  carece  este 
idioma  de  algunos  sonidos  correspondientes  á  letras  espe- 
ciales del  alfabeto  maya  que  hemos  visto  en  el  capítulo  43. 

2.  Combinación  de  letras.  —En  los  idiomas  mexicano 
y  totonaco  es  generalmente  proporcionada  la  reunión  de 
vocales  y  consonantes,  mientras  que  en  maya  denomina  la 
vocal- 

3.  Sílabas. — El  totonaco  y  el  mexicano  son  idiomas  poli- 
silábicos; pero  el  maya  debe  calificarse  de  paulosilábicos, 
según  lo  explicado  en  el  cap.  47. 

4.  Composición. — La  composición  de  las  palabras  es  de 
mucho  uso  en  mexicano  y  totonaco.  En  mexicano  hay  dos 
partículas  que  sirven  para  unir  las  palabras,  en  ciertos  ca- 
sos, y  son  ha,  ti  También  en  totonaco  se  encuentra  la  mis- 
ma clase  de  partículas,  á  saber,  a,  i,  ia.  El  maya  es  menos 
sintético  que  el  mexicano,  y  en  consecuencia,  que  el  totona- 
co, según  lo  explicado  en  el  cap.  47,  de  manera  que  mexi- 
cano y  totonaco  merecen  calificarse  de  polisintéticos  y  el 
maya  de  sintético.  Véase  más  adelante  el  capítulo  donde 
trato  del  carácter  morfológico  délos  idiomas  indígenas. 

M.  Charencey  confiesa  la  diferente  estructura  del  toto- 
naco y  maya,  pues  dice:  «La  structure  du  totonaque  est 
beaucoup  plus  aglomerante  que  celles  des  idiomes  de  la  fa- 
mille  mam-huaxteque.» 

5.  Onomatopeyas. — El  mexicano  y  el  totonaco  tienen 
pocas  voces  onomatepeyas,  las  cuales  abundan  en  maya. 

6.  Artículo. — Ni  en  mexicano,  ni  en  totonaco,  ni  en  ma- 
ya, hay  artículo  propiamente  dicho,  con  todos  sus  usos  y 
aplicaciones.  Sin  embargo,  en  maya  se  encuentran  algunas 
partículas  como  ai  que  se  traducen  á  veces  por  el  ó  la,  pasan- 
do lo  mismo  en  totonaco  con  la  partícula  an. 


AL  TOTONACO-  341 

7.  Número-  — Los  signos  para  marcar  el  plural  son  dife- 
rentes en  maya,  quiche,  mamey  huaxteco  respecto  al  toto- 
naco,  mientras  que  una  de  las  combinaciones  del  totonaco 
que  indica  plural  in,  es  semejante  á  la  del  mismo  objeto  en 
mexicano  tin.  Esta  terminación  Un,  aun  en  mexicano,  que- 
da en  in  con  el  pronombre;  v.  g.  de  nehuatl,  yo,  no  resulta 
tehuatl-tin,  sino  tehuat-in,  nosotros:  así,  en  totonaco  de  al-it, 
yo,  ak—in,  nosotros. 

8.  Derivados.-  La  forma  de  los  signos  para  expresar 
derivados  es  generalmente  peculiar  del  totonaco,  presen- 
tando algunas  analogías  aisladas  ya  con  el  mexicano,  ya  con 
el  maya  ó  sus  congéneres.  Por  ejemplo,  la  es  signo  de  co- 
lectivos en  mexicauo,  y  la  misma  terminación,  ó  Ha  indica 
en  totonaco  una  idea  análoga,  esto  es,  que  el  derivado  tiene 
por  cualidad  lo  que  indica  el  primitivo.  Las  finales  oni,  ni, 
kan,  la  son  propias  de  verbal  en  mexicano;  en  totonaco  no, 
ni,  la-  La  terminación  tat  sirve  en  totonaco  para  formar 
abstractos;  en  huaxteco  talab-  Li,  la  son  partículas  to tona- 
cas  de  verbal;  en  mame  li,  il,  el;  en  maya  il,  ul- 

9-  Verbo. — El  verbo  totonaco  presenta  una  diferencia 
característica  respecto  al  mexicano  y  al  maya,  siendo  una 
de  las  formas  propias  de  aquel  idioma,  á  saber,  que  no  se 
contenta  con  prefijos  ó  pronombres  abreviados  para  mar- 
car las  personas,  sino  que  usa  para  ello  de  finales  di- 
versas. 

Respecto  á  la  forma  de  las  partículas  y  terminaciones  con 
que  el  totonaco  marca  el  tiempo,  el  modo  y  la  voz,  sucede  lo 
que  con  los  nombres  derivados,  la  mayor  parte  es  propia 
del  totonaco,  con  sólo  alguna  semejanza  aislada  respecto  al 
mexicano  ó  lenguas  mayas.  En  lo  que  presenta  más  analo- 
gía el  verbo  totonaco  con  el  mexicano  es  en  las  partículas 
de  activo. 

Mexicano.  Totonaco. 

A",  Ko.  Ka- 

Kin,  Ki-  Kin. 

La  analogía  más  natural  que  encuentro  entre  el  verbo  to- 
tonaco y  el  de  la  familia  maya  es  Ka,  signo  de  imperativo 
en  totonaco  y  huaxteco. 


342  COMPARACIONES  RELATIVAS 

10.  Preposición. — En  totonaco,  generalmente  la  prepo- 
sición va  compuesta  con  otras  palabras,  y  del  mismo  modo 
se  usa  en  mexicano,  mientras  que  en  maya  va  separada, 
otra  prueba  de  la  estructura  más  sintética  de  los  dos  pri- 
meros idiomas. 

11.  Las  analogías  que  he  indicado  del  totonaco  con  el  me- 
xicano y  el  maya,  son,  en  mi  concepto,  las  más  dignas  de 
llamar  la  atención,  pareciéndome  forzadas  la  mayor  parte 
de  las  que  indica  M.  Charencey,  entre  la  familia  maya  y  el 
totonaco,  según  paso  á  comprobarlo. 

Cree  este  escritor  que  «los  pronombres  incorporados 
«(prefijos  y  sufijos)  son  casi  idénticos  en  los  dos  grupos  de 
«lenguas.»  Esto  lo  juzgo  inexacto,  pues  lo  que  sucede  es  que 
se  confunden  los  prefijos  y  afijos  del  mame  y  otras  lenguas 
de  la  familia  maya  con  las  terminaciones  totonacas.  Efec- 
tivamente, en  totonaco  los  pronombres  que  sirven  para  la 
conjugación  son  ik  ó  ix.  El  primero  corresponde  al  perso- 
nal á/cit,  yo,  y  por  eso  se  usa  en  la  conjugación  para  marcar 
las  primeras  personas,  ix  corresponde  al  personal  huix,  tu 
ó  al  posesivo  ix  suyo,  así  es  que  se  usa  con  las  segundas  y 
las  terceras  personas  del  verbo-  Véase  en  la  descripción 
del  totonaco  el  ejemplo  de  conjugación.  Así,  pues,  la  fi- 
nal a  de  la  segunda  persona  singular  de  indicativo  presen- 
te, en  totonaco  no  es  un  pronombre,  no  es  un  sufijo,  es  una 
terminación  sin  analogía  con  el  pronombre.  Otra  prueba  de 
que  la  final  a  es  una  terminación,  consiste  en  que  el  totona- 
co posee  tres  conjugaciones  distintas,  cuya  distinción  pen- 
de precisamente  del  cambio  de  las  finales  ?/,  o,  u  (Tot.  §  16 
y  21-)  Entretanto,  los  verdaderos  pronombres  abreviados, 
los  prefijos  ik,  ix  no  cambian  en  ninguna  de  las  tres  conju- 
gaciones- La  terminación  a  del  verbo  totonaco  no  debe,  en 
consecuencia,  confundirse  con  el  sufijo  o,  pronombre  abre- 
viado, puesto  al  fin  del  verbo  en  la  conjugación  mame:  a,  en 
mame  viene  de  ain,  yo.  Fácilmente  se  nota  que  ni  el  pro- 
nombre mame  ni  su  abreviado  tienen  analogía  de  forma  con 
sus  correspondientes  totonacos.  Lo  mismo  exactamente 
sucede  respecto  á  las  otras  terminaciones  que  se  han  con- 
fundido con  los  pronombres  enteros  ó  abreviados  de  la  fa- 
milia maya. 

El  Sr.  Charencey  encuentra  analogía  entre  la  partícula 


AL  TOTONACO-  343 

ka  del  totonaco,  en  los  verbos  activos,  y  ca  del  quiche  La 
partícula  ca  del  quiche  es  signo  de  tiempo  presente  y  no  de 
activo;  los  neutros  se  distinguen  por  medio  de  terminacio- 
nes (V.  cap.  44  §§  12,  13  y  14.) 


DICCIONARIO. 

Los  siguientes  ejemplos  del  Diccionario  Totonaco  son  po- 
co numerosos  porque  no  encuentro  ningún  vocabulario  ex- 
tenso, teniendo  que  limitarme  á  una  corta  lista  de  palabras 
que  directamente  pude  conseguir,  y  á  las  que  se  encuen- 
tran dispersas  en  la  gramática  de  Zambrano  Bonilla,  don- 
de muchas  son  inútiles  para  las  comparaciones  filológicas 
por  pertenecer  exclusivamente  á  la  teología  cristiana. 

MUJER,     HEMBRA. 

Totonaco.  Zinat-  Mexicano.  Zihuatl. 

PADRE. 

Tot.  Tlat.  Mex.  Tatli. 

MADRE. 

Tot.  Tzi.  Mex.  Teziztli. 

MADRE. 

Tot  Nan.  Mex.  Nantli. 

HIJO. 

Tot-  Ka-m-   Mex-  No-ko-neuh  (no,  es  el  posesivo, 
neuh,  final  que  le  acompaña.) 

HERMANO. 

Tot.  Tala.  Mex.  Tlatli. 

HERMANO  MAYOR. 

lot.  P-ipi.  Mex.  T-epi. 


344  COMPARACIONES  RELATIVAS 

Tl'o. 

Tot,  Ko-Ko.  Mex,  Te-kol. 

CUERPO. 

Tot.  T-aka-talat.  Mex-  N-  aka-yo. 

DIENTE. 

Tot.  Tatzan.  Mex.  Tantli. 

NARIZ. 

Tot.  Kin-ka-  Mex.  Ya-katl. 

OREJA. 

Tot.  Tagaen,  t-akaen.  Mex-  N-akaz. 

BRAZO. 

Tot.  Makpan.  Mex.  Maitl. 

MANO. 

Tot.  Makan.  Mex.  Maitl- 

DEDO. 

Tot  Maklag.  Mex-   MapiJli- 

ESTRELLA. 

Tot.  Ztako-  Mex.  Zitlali. 

NORTE. 

Tot-  Yxtan-kan.  Mex-  M-iktlam-pan. 

RIO. 

Tot.  Tl-ate.  3/ea;.Ato-yatl- 

ESPECIE  DE    PERRO. 

Tot-  Chichi.  Mex.  Chichi. 


AL  TOTONACO-  345 


PAJARO. 

Tot.  Tzoko.  Mex.  TototL 

ESPECIE  DE  GALLO  Ó    GALLINA. 

Tot.  Totoloko,  tilan.  Mex.  Totolin. 

ESPECIE  DE  GALLO  6   GALLINA. 

Tot.  Kuanako.  Mex.  Kuanaka- 

CULEBRA. 

Tot.  Lon-gua,  lon-kua-  Mex-  Koatl. 

GUSANO. 

Tot.  Kal-  Mex,  O-kuiHn. 

PIOJO. 

Tot,  Zk-atan.  Mex.  Ate-mitl. 

FLOR. 

Tot  Xanat.  Mex-  Xóchitl- 

FRUTO,  FRUTA. 

Tot.  Xalihuala.  Mex.  Xucbihuali- 

PINA,    (FRUTA  CONOCIDA.) 

Tot.  Matzake.  Mex.  Matzatli- 

CAÑA. 

lot.  Chan-kat.  Mex.  A-katl. 

SAL. 

Tot-  Ma-tzat.  Mex.  Yx-tatl. 


346  COMPARACIONES  RELATIVAS 

BASTIMENTO,  COMIDA. 

Tot.  Tihuatl,  tikuatl-  Mex-  Ytakatl. 

TEMPLO. 

Tot.  Tokpan.  Mex,  Teopantli. 

NOMBRE. 

Tot-  Tokohuini.  Mex.  Tokaitl. 

BRUJO. 

Tot.  Ke-nihualtin  Mex.  Nahualli- 

SOBERBIA. 

Tot.  Tatlankanit.  Mex.  Nepan-tlakaliztli. 

ENTENDIMIENTO- 

Tot.  Takatzin.  Mex-  Tlakaliztli. 

PECADO. 

lot-  Talakali.  Mex.  Tlatakoli. 

BUENO. 

Tot.  Kolhana.  Mex,  Kualli. 

SORDO. 

Tot.  Agatapa,  akatapa.  Mex-  N-akazti. 

MANCO. 

Tot-  Makaztolo.  Mex.  Makotoktik. 

MENTIROSO. 

Tot.  Tlatulatna,  skapana.   Mex.  Tlapikini,  iztlaka- 
tini. 


AL  TOTONACO-  347 

ALEGRE- 

Tot.  Pakohuay,  paxohuay.  Mex.  Pakini. 

REDONDO. 

Tot,  Ztiliti.  Mex.  Tolotik. 

RICO. 

Tot.  Tamokonina-  Mex.  Mokuiltonoa. 

BLANCO- 

Tot.  Zakaka.  Mex.  Iztak. 

NEGRO. 
Tot.  Tzitzek.  Mex.  Tliltik. 

COSA  BLANCA,  CLARA. 

Tot.  Ztoh.  Mex.  Iztak. 

TUYO. 

Tot.  Min.  Mex.  Mo. 

suyo. 
Tot  Yx.  Mex-  Y. 

ESTO- 

Tot.  Othue.  Mex,  Yehua. 

SER,  ESTAR,  ETC. 

Tot.  Hu-an.  Mex.  M-an-i. 

MOJARSE. 

Tot-  Kahuia.  Mex.  Chakuani. 


348  COMPARACIONES  RELATIVAS 

HACER . 

Tot.  T-ahuay.  Mex.  Ch-ihua- 

MATAR. 

Tot.  Makniy.  Mex.  Miki,  miktia. 

COMER. 

Tot.  Hua-yan,  kuayan.  Mex.  Kua. 

ORDEÑAR. 

Tot.  Chita.  Mex-  Chihualpatzka. 

SANAR. 

Tot.  Pazka.  Mex.  Pahti. 

BUSCAR. 

Tot.  Tehuan.  Mex.  Temoa. 


Tot.  Yhuay.  Mex.  K-ohua. 

ALEGRARSE. 

Tot.  P-axahuai.  Mex.  Ahahuia. 

QUEBRAR. 

Tot.  Tapaniy.  Mex.  Tlapana. 

DAR. 

Tot.  Maxkin.  Mex-  Maka. 

ASAR,   COSA   ASADA. 

1  ot  Tazkoy.  Mex.  Tlaxtitl. 


AL  TOTONACO-  349 


AGUARDAR. 

Tot.  Kalhitiy.  Mex.  Chialtia.  (Kialtia.) 

CRECER. 

Tot.  Katay.  Mex,  Zkaltia. 

NO. 

Tot,  Kan.  Mex.  Kaamo. 

HOY,  AHORA. 

Tot.  M-ikam.  Mex.  Axkan. 

DETRÁS. 

lot.  Kaen-  Mex.  Tei-kam-pa. 

ENCIMA. 

Tot.  X-okpon.  Mex.  T-epan- 

ENCIMA. 

Tot.  Ikakni.  Mex-  Ikpap. 

DONDE,  ADONDE. 

Tot.  Niko.  Mex,  Kanin. 

ARRIBA. 

Tot  M-ako-tey.  Mex.  Ako. 

LUEGO . 

Tot.  Aztan.  Mex.  Axkan. 

DE,  EN. 

Tot.  Na-ka.  Mex.  Ka,  k. 

TAMBIÉN,  Y. 

Tot.  Ka-  Mex.  Ke-ne- 


350  COMPARACIONES  RELATIVAS 

Ahora  procuraré  comparar  entre  totonaco  y  maya  las 
mismas  palabras  que  con  el  mexicano,  siendo  preciso  para 
hacer  esa  comparación  usar  de  nuestro  alfabeto  respecto  al 
maya  con  la  aproximación  posible,  según  lo  explicado  en  el 
cap.  47. 

MUJER,  HEMBRA. 

Tot.   Zinat,  pozkat.    Maya-    Xchup.    Mame.   Xuuh. 
Huaxteco.  Uxum. 


Tot  Tlat,  tlate,  chape,  tze.  31a.  Yum.  Búa.  Paylon. 
Qui-  Kahau. 


Tot.  Tzi,  ñau.  Ma.  Na.  Mam.  Chu.  Qui.  Chuch.  Hua. 
Min. 

HIJO. 

Tot.  Kam.  Maya.  Ual,  yal.  Qui-  Kahol. 

HERMANO. 

Tot.  Tala,  taho,  tako,  pozko.  Ma.  Icin.  Mam-   Itzin. 
ixiben.  Qui.  Atza.  Hua.  Uxibem. 


Tot.  Pipi,  tahot,  chahan.  Ma.  Uitzin.  Mam-  Uanap, 
itzin.  Hua,  Uakab,  ixam. 

tío. 
Tot.  Koko.  Ma-  Acan.  Mam.  Ikian.  Hua-  Itzan. 

CUERPO. 

Tot  Takatalat,  pokolh,  makni.  Ma-   Unicil.  Mam- 
Uinkil. 

DIENTE. 

Tot  Tatzan.  Ma.  Co-  Hua.  Camab-  Qui.  Ca. 


AL  TOTONACO-  351 


Tot-  Kinka.  Ma.  Ni.  Mam.  Cham.  Hua,  Zam.   Qui. 
Tzam. 

OREJA. 

Tot-  Tagaen,  takaen,  kakaxkolna.  Ma.  Xicin.  Mam. 
Xihim.  Qui-  Xikin.  Hua,  Xutzum. 

BRAZO,  MANO. 

Tot.  Makpam,  makan-  Ma-  Kab.   Mam.  Kop.   Hua. 
Kubak.  Qui.  Gab- 

DEDO. 

Tot.  Maklag,  alízomakan.  31a-  Kab.  Hua.  Kubak. 
lek. 

ESTRELLA. 

Tot.  Ztako.  Ma.  Ek.  Hua,  Chuzelot.  Mam.  Cheu. 

NORTE. 

Tot-  Yxtankan,  kataon.  Ma.  Xaman.  Hua.  Tehuai- 
kailal. 

RIO. 

Tot,  Tlate,  keltochokoy.  Ma.  Ukum.  Hua-  Ualka. 

ESPECIE  DE  PERRO. 

Tot,  Chichi.  Ma.  Pek.  Hua,  Piko. 

PÁJARO. 

Tot.  Tzoko,  zpoun.  Ma.  Chiich,  Djidj.  Hua,  Tzitzim. 
Mam.  Chioch. 


352  COMPARACIONES  RELATIVAS 


ESPECIE  DE  GALLO  O  GALLINA 


Tot,  Totoloko,  tilan,  kuanaka,  piyo.  Ma.  Xkax.  Hua. 
Koxol,  pita. 


CULEBRA. 

Tot.  Longua-  Ma-  Cara,  can-  Mam.  Kan.  Hua-  Tzam, 
cham.  Qui.  Can. 

GUSANO. 

Tot.  Kal,  tzapola-  Ma.  Xnokol.  Mam.   Chikup.    Qui. 
Chil-  Hua.  Zum. 

PIOJO. 

Tot.    Zkatan,   izkat.   Ma.  Uk.  Mam.  Uk.   Hua-  Utz. 
Qui.  Uk 

FLOR. 
Tot.  Xanat,  chanat.  Ma,  Nicte.  Hua.  Uitz. 

FRUTO,  FRUTA. 

Tot.   Xalihuala,  tahuakat.   Ma.  Ich.   Hua.  Hualil, 
huitzkapnel. 

CAÑA. 

Tot-  Chankat-  Ma,  Zakab.  Mam-  Patzam.  Hua-  Pa- 
kal. 

SAL. 

Tot.  Matzat.  Ma.  Taab-  Mam.  Atzam.  Hua.  Atem. 

TEMPLO. 

Tot.  Tekpan,  Zikollan.  Ma.  Kona.  Hua.  Teopam. 

NOMBRE. 

Tot-  Tokohuini,  maokxot.  Ma.  Kaba.  Hua-  Bih. 


AL  TOTONACO.  353 


BEUJO. 


Tot.  Kenihualtin,  chuchono.  Ma.  Huay,   Naal.  Qui. 
Naual.  Mam.  Ahka.  Hua.  Ehenchix. 

SOBERBIA. 

Tot.  Tatlankanit,  lapalagua.   Ma.  Nonohbail,   Mam- 
Nimahibil.  Hua.  Telabatalab. 

ENTENDIMIENTO. 

Tot-  Takatzin,  lalaktzazan.  Ma.  Naat.  Mam-  Naobil. 
Hua  Tzalap. 

PECADO. 

Tot.  Talakali.  Ma-  Keban.  Qui-  Pan.  Mam.   Pahibil. 
Hua.  Hualab. 

SORDO. 

Tot.  Agatapa,  akatapa,  kakaltit.  Ma.   Cook-   Hua. 
Tzine. 

MANCO. 

Tot-  Makaztolo,  pekchotok.  Ma-  Culkab. 

MENTIROSO. 

Tot.  Tiatulatna,  skapana.  Ma.   Teiz.   Hua.  Hamka- 
uhil. 

ALEGRE. 

Tot.  Pakohuay,  paxohuay,  taxhuan.  Ma-  Kimacool. 
Hua.  Kulbelil. 

REDONDO. 
Tot.  Ztiliti,  kilzpitil.  Ma.  Uouoloc. 

23 


354  COMPARACIONES  RELATIVAS 


RICO. 


Tot.  Tamokonina,  tahuilana.  Ma-  Aikal.  Mam.  Kinon. 
Qui  Ginom. 

BLANCO. 

Tot-  Zakaka,  znapapa.  Ma-  Zac.   Hua.  Tzakni.    Qui. 
Zac- 

NEGRO. 

Tot-  Tzitzek,  tzit.  Ma,  Ek,  box.  Hua-   Ehek.    Qui- 
Gek. 

COSA  CLARA. 

Tot,  Ztoh.  Ma.  Kazac. 

TUYO. 

Tot.  Min,  mila.  Ma.  Au,  a,  atial,  Hua.  Ana,  a.    Qui. 
Av,  a.  Mam.  Tea. 

SUYO. 

Tot-  Yxla,  ix.  Ma,  U,  utial,  i.    Hua.  In.   Qui.  U,  r. 
lia?w.  Tehu- 

ESTO. 

Tot.  Othue,  oyamah.  Ma.  Letiela,  I.  Hua.  Naxe,  exe. 
Mam.  Aha-  ahu. 

MOJARSE. 

Tot-  Kahuai.  Ma.  Chulul.  Hua.  Atze.  Mam-  Akizan. 

HACER. 

Tot.  Tlahuay,  cholay.  Ma.  Mentic.  Qui.  Barí.  Mam. 
Bancham.  Hua.  Tan  jal. 


AL  TOTONACO.  355 


MATAR. 


Tot.   Makniy.   Ma.    Zimzah.   Mam.   Kimizan.  Hua. 
Zemza-  Qui.  Kamizah. 

comer  . 

Tot-  Huayan.  Ma.  Hanal.  Qui.  Va.  Mam.  Vuam-  Hua. 
Kapul. 

ORDEÑAR. 

Tot.  Chita,  Ma-  Potz.  Hua.  Huatzi. 
SANAR. 

Tot.  Pazka-  Ma.  Utztal.  Hua.  Lehkin,  kahuilitz. 

BUSCAR. 

Tot.  T>huan.  Ma.  Caxan.  Qui-  Hoy.   Mam.   Hoyon. 
Hua.  Ali. 

COMPRAR. 
Tot.  Yhuay.  Ma-  Man.  Hua.  Tzayal. 

ALEGRARSE. 

Tot.  Paxahuai,  taxhuanan. Ma.  Kimacol.  Qui.  Zihah. 
Mam.  Tzalah.  Hua.  Kulbel. 

QUEBRAR. 

Tot.  Tapaniy,  papitziy.  Ma.  Paxal.  Mam.  Pax.  Hua. 
Pambay. 

DAR. 

Tot  Maxkiy,  ixkiy.  Ma.  Dza.  Hua.  Pizal,  binal- 

ASAR. 

Tot  Tazkoy,  taztoloy.  Ma.  Kaak.  Hua.  Huiya. 


356  COMPARACIONES  RELATIVAS 

AGUARDAR. 

Tot,  Kalhitiy.  Ma.  Paak. 

CRECER. 

Tot.  Katay.  Ma.  Chihil.  Qui.  Hil.  Hua.  Iehjel. 

NO. 

Tot.   Kan.   Ma.  Ma.    Qui.   Ma-    Hua.  Ibatz.   Mam. 
Bah. 

DETRÁS. 

Tot.  Kaen,  ken,  chagüen.  Ma.  Tupach. 

ENCIMA. 
Tot-  Xokpon,  ikakni.  Ma.  Yokol- 

DONDE,     ADONDE. 

Tot.  Niko,  lachon.  Ma.  Tuux.  Hua.  Otam,  ohuatam. 
Qui-  Apa,  pa. 

ARRIBA. 

Tot.     Makotoy,  taiman.     Ma.   Kanal.   Hua.     Ehal 
amalki. 

Examinando  la  lista  de  palabras  que  precede,  se  confirma 
lo  que  indiqué  al  comenzar  este  capítulo,  es  decir,  que  si  se 
comparaban  unas  mismas  palabras  mexicanas  y  mayas  con 
el  totonaco,  resultaba  mayor  el  número  de  analogías  con 
las  primeras  que  con  las  segundas.  Después  de  esta  demos- 
tración, y  para  concluir  el  capítulo,  compararé  el  pronom- 
bre y  los  adjetivos  numerales  entre  mexicano  y  totonaco, 
como  ejemplo  de  las  diferencias  léxicas  que  existen  entre 
esos  idiomas,  aprovechando  la  comparación  de  los  numera- 
les para  hacer  notar  la  diferencia  que  hay  también  entre 
las  palabras  que  directamente  he  hecho  recoger  de  los  toto- 


COMPARACIONES  RELATIVAS  AL  T  OTÓN  ACÓ. 


357 


nacos,  y  las  que  se  ven  en  la  gramática  de  Zambrano  Boni- 
lla: esas  diferencias  pueden  ser  de  dialecto,  de  sistema  or- 
tográfico, ó  causadas  por  el  curso  del  tiempo. 


Toton 

acó. 

Mexicano 

Yo, 

t 

Al-it, 

Nehuatl. 

Tú, 

Huia 

5 

Tehuatl 

Aquel, 

Amah,  huata, 

Yehuatl- 

Nosotros, 

Akin 

! 

Tehuantin. 

Vosotros, 

Huixui, 

Amehuantin. 

Aquellos, 

Huatonin, 

Yehuantin. 

Totonaco. 

Totonaco. 

Mexicano. 

Uno, 

Toin, 

Tara, 

Ze- 

Dos, 

Toyon, 

Tu  i  y, 

Orne- 

Tres, 

Toto 

Tutu, 

Yey. 

Cuatro, 

lati, 

Tate, 

Nahui. 

Cinco, 

Kitziz. 

Kitziz, 

Máleuilli. 

Seis, 

Chaxcut, 

Chacha, 

Chicuaze. 

Siete, 

Toxon, 

Tujum, 

Chicóme. 

Ocho, 

Tzaian. 

Tzaian, 

Chicuey. 

Nueve, 

Nahatza, 

Najatza, 

Chicunani. 

Diez, 

Raah, 

Kauhe, 

MatlaJctli- 

Veinte, 

Puxam, 

Puchan, 

Zemjjoualli- 

Ciento, 

Eitzizpuxant, 

Makuilpoualli 

-+++- 


CAPITULO  LI. 


EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIU. 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

El  othomí  es  una  de  las  lenguas  más  extendidas  en  la  Re- 
pública mexicana,  pues  se  habla  en  todo  el  Estado  de  Que- 
rétaro  y  en  una  parte  de  los  de  San  Luis,  Guana]uato,  Mi- 
choacán,  México,  Puebla,  Veracruz  y  Tlaxcala- 

La  provincia  de  los  othomíes,  según  Clavijero,  comenza- 
ba en  la  parte  septentrional  del  valle  de  México,  y  se  ex- 
tendía  por  pellas  montanas  hacia  el  Norte,  hasta  90  mi- 
lias  de  la  capital.  Entre  todos  los  lugares  habitados  que  eran 
muchos,  sobresalían  la  antigua  y  célebre  mudad  de  Tula 
(fundada  por  los  toltecas),  y  la  de  Xilotepec,  la  cual  des- 
ude la  conquista  de  los  españoles,  fué  la  metrópoli  de 

los  othomíes. 

Esta  nación  es  tenida  por  una  délas  mas  antiguas  de 
Anáhuac,  habiendo  permanecido  en  el  estado  salvaje  duran- 
te muchos  siglos,  de  modo  que  siempre  se  la  ha  reputado 
por  la  más  grosera  de  aquellos  países.  El  P.  Saliagun,  ha- 
blando  de  ella  dice:  -Los  othomíes  de  su  condición  eran 
.torpes,  toscos  é  inhábiles:  rinéndoies  por  su  torpedadles 
«suelen  decir  en  oprobio  iah  que  inhábil! ..  eres  como  o  ho- 
cmí  .  lo  cual  se  decía  por  lo  regular  al  que  era  rudo  y  tor- 
«w  reprendiéndole  de  su  poca  capacidad  y  habilidad.» 

Fn  o  siglo  XV  comenzaron  los  othomíes  á  vivir  en  socie- 
dad sujetos  á  los  reyes  de  Texcoco,   y  fundaron  muchos 


EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIU.  35& 

pueblos.  Sin  embargo  una  gran  parte  de  ellos  quedó  en  el 
estado  salvaje,  habiendo  dado  mucho  trabajo  su  conquistad 
los  españoles,  la  cual  se  verificó  totalmente  hasta  el  siglo 
XVII. 

Clavijero  cita  varios  autores  de  gramáticas  y  diccionarios 
othomíes,  y  lo  mismo  LeónPinelo  y  Beristain;  pero  D.  Luis 
de  Nevé  y  Molina,  en  el  prólogo  á  su  arte,  dice:  «Para  el 
«idioma  othomí  no  ha  habido  un  solo  individuo  que  se  ataree 
«en  discurrir,  que  se  desvele  en  pensar  un  modo  fácil  para 
«enseñarlo.  Y  si  varios  se  han  dedicado  á  escribir  algu- 
«nos  papeles  sueltos,  que  en  mi  poder  he  tenido,  ha  sido  con 
«tanta  obscuridad,  confesando  tantas  dificultades,  y  discu- 
«rriendo  tantos  caracteres,  tan  difíciles,  que  para  enten- 
«derlos  era  necesario  que  ellos  mismos  verbalmentenoslos 
«explicaran;  tan  contrarios  unos  con  otros,  y  tan  disonan- 
«tes,  que  lo  que  uno  escribió  es  difícil  que  otro  lo  entienda, 
«haciendo  por  este  camino  el  idioma  más  difícil  de  lo  que  es 
«en  sí,  y  dificultando  con  tantos  caracteres  y  figuras  el  po- 
«derse  dar  á  la  imprenta,  y  lo  que  es  más,  no  haber  segui- 
«do  unánimes  una  regla  ó  modo  de  escribirlo,  que  es  de 
«donde  han  dimanado  tantas  dificultades. » 

El  examen  que  he  hecho  de  algunas  obras  sobre  al  otho- 
mí, confirma  lo  que  dice  Nevé;  de  manera  que,  como  obser- 
va el  P.  Nájera,  la  obra  de  aquel  autor  «es  laiinica  por  don- 
«de  se  viene  en  conocimiento  de  la  naturaleza  de  la  lengua.» 
Esto  supuesto,  ha  sido  mi  principal  guía  el  libro  que  él  es- 
cribió con  el  nombre  de  Reglas  de  ortografía,  diccionario  y 
arte  del  idioma  othomí,  aunque  consultando  también  otros  es- 
critos antiguos  y  modernos,  entre  ellos  la  Disertación  del  P. 
Nájera. 

DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto. — De  treinta  y  cuatro  letras  consta  el  alfa- 
beto othomí  (1),  de  las  cuales  trece  son  vocales,  y  cuya  di- 
ferencia va  marcada  con  signos  encima  de  cada  letra,  ex- 
cepto las  vocales  claras  que  no  llevan  ninguno. 

a,  e,  i,  o,  u,  claras- 
a,  e,  i,  o,  ti,  nasales. 


360  EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIÜ. 

(i,  ü,  guturales- 

é,  pectoral. 

é,  pectoral  nasal. 

Las  consonantes  son : 

b.  ch.  d.  g.  h-   k.  m-  n.  ñ-  p-   r-   s.  t.  x-  y.  z- 
kk.  kli.  ó  kj-  ph.  6  pj.  tt.  tz. 

2.  Pronunciación.— Los  nombres  de  las  vocales  indican 
el  órgano  que  las  modifica;  pero  para  mayor  claridad  debe 
advertirse,  que  la  e  pectoral  se  pronuncia  «remedando  el 
balido  de  la  oveja,»  por  lo  cual  la  llama  Nevé  ovejuna,  y  la  é 
pectoral  nasal  «comienza  en  el  pecho  ó  garganta,  y  cerran- 
«do  suavemente  los  dientes  termina  en  la  nariz,»  según  la 
explicación  de  Nájera. 

La  h  se  aspira  con  fuerza;  la  r  es  suave;  la  x  es  ks;  la  kli  y 
la  ph  se  pronuncian  aspirando  con  fuerza  la  h;  la  tt,  dice  Ne- 
vé, «pronunciase  tocando  fuertemente  la  lengua  á  los  dien- 
«tes  y  echando  el  sonido  con  violencia  hacia  fuera  :>  laM; 
tiene  un  sonido  muy  fuerte  apretando  el  nacimiento  de  la 
lengua  contra  la  bóveda  superior  del  paladar  y  arrojando 
hacia  fuera  la  voz. 

Empero,  es  preciso  repetir  con  el  P.  Nájera:  «Todo  lo  di- 
«cho  ni  da  una  regla  fija  para  la  pronunciación,  ni  pone  en 
«claro  totalmente  cuál  debe  ser  en  ciertos  casos.  En  efecto, 
«¿cómo  pueden  bastar  las  letras  para  hacer  entender  algu- 
«nas  palabras  que  apenas  comienzan  á  sonar,  cuando  espi- 
«ran  en  los  labios,  y  otras  que,  alo  más,  constan  de  dos  sí- 
«labas  separadas  la  una  de  la  otra  por  el  tono,  que  unas  ve- 
«ces  les  da  la  nariz,  otras  la  garganta  y  en  el  que  en  otras 
«tiene  parte  la  mayor  ó  menor  fuerza  para  aspirar  ó  respi- 
«rar?  Esta  dificultad  se  presentó  como  insuperable  á  los  que 
«al  principio  quisieron  escribir  la  lengua  con  sólo  las  letras, 
«y  bajo  de  ella  sucumbieron,  confundiéndose  y  haciéndose 
«ininteligibles,  pues  inventaron  agregar  á  la  palabra  las  le- 
«tras  h,  ng,  nn,  nug,  mm;  con  lo  que  después  no  se  sabía 
«si  eran  parte  de  la  voz,  ó  sólo  el  signo  musical  de  ella.  ¡Gran- 
«de  esfuerzo  de  ingenio  necesitó  D.  Luis  Nevé  y  Molina  pa- 
«ra  descubrir  el  sistema  bajo  el  cual  publicó  su  obra,  úni- 
«ca  por  donde  se  viene  en  conocimiento  de  la  naturaleza  de 


EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIÜ.  361 

«la  lengua!  De  lo  expuesto  se  sigue  que,  en  el  sistema  de 
«escritura  hebrea,  griega  y  la  actual  europea,  no  puede,  sin 
«gravísimas  dificultades,  escribirse  el  othomí.  En  esos  sis- 
«temas  nos  sería  imposible  distinguir  y  anotar  las  palabras 
«homónimas,  cuya  significación  varía,  no  por  la  mutación 
«de  las  letras,  sino  ya  por  la  expresión,  ya  por  la  modulación 
«de  la  voz,  y  á  veces  por  el  solo  significado  de  la  palabra. 
«Luego  el  othomí  necesita,  para  escribirse  con  perfección, 
«de  un  sistema  propio  y  peculiar  de  ortología.  En  él  no  só- 
«lo  debería  haber  las  letras  que  representasen  los  sonidos, 
«sino  también  los  signos  de  los  tonos  que  dan  la  expresión 
«á  las  letras,  pues  una  misma  palabra,  según  los  diversos 
«tonos,  significa  diversas  cosas.  Aun  cuando  para  entender 
«á  todo  esto,  usáramos  de  algunos  puntos,  como  los  de  la 
«Masborra,  nos  quedaba  un  hueco  que  llenar,  pues  muchas 
«palabras,  aun  con  los  mismos  tonos,  significan  distintas 
«cosas,  según  sus  distintas  raíces;  clasificación  que  no  po- 
«dría  hacerse  con  solo  los  puntos  musicales.  H¿,  es  el  mon- 
«te  ó  cerro;  hé,  el  cielo;  he,  fingir,  muy,  el  corazón;  muy,  el 
«alma;  muy,  la  índole;  muy,  afecto  del  ánimo:  nho,  bueno; 
«n/¿o,  hermoso;  nho,  apto;  nho,  justo;  nho,  perfecto;  nho,  ur- 
«bano,  y  aun  significa  otras  muchas  cosas:  por  lo  tanto,  el 
«othomí  necesita  de  un  género  de  escritura  en  el  que  hu- 
«biere  signos  con  que  fijar  el  significado  de  las  palabras  que 
«con  las  mismas  letras  y  tono  pueden  tenerlo  diverso.  Es- 
«to  se  podría  conseguir  acaso  con  la  escritura  china.» 

3.  Sílabas. — La  lengua  othomí  es  cuasi  monosilábica,  se- 
gún lo  explicado  en  el  capítulo  siguiente. 

4.  Onomatopeyas. — Imita  esta  lengua  la  naturaleza  en 
cuanto  lo  permite  su  cuasi  monosilabismo,  como  vemos  en 
estas  onomatopeyas. 


A, 

respirar. 

Bu, 

hacer  viento. 

ITia, 

aspirar. 

1, 

el  dolor. 

Si, 

grito. 

l'«, 

aullar. 

Ztzo, 

escupir. 

He, 

estornudar. 

3G2  EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIÜ. 

Nkku,      hipar. 
Hay,        soplar. 
Hehe,       toser. 

5.  Homónimos. — Abunda  en  homónimos  el  othomí,  cu- 
yos varios  significados  algunas  veces  tienen  entre  sí  cierta 
analogía,  que  fácilmente  se  comprende;  otras  no  presentan 
ninguna  relación;  y  varias  ocasiones  consiste  su  diferencia 
en  que  la  misma  palabra  puede  ser  una  ú  otra  parte  de  la 
oración,  aunque  expresando  la  misma  idea  genérica.  De  to- 
do daré  ejemplos. 

A,  el  blanco,  el  fin,  conseguir  el  fin. 

Bá,  usar,  uso,  pecho  de  mujer,  ubre,  leche. 

Bi,  temer,  temblar. 

Búy,  vivir,  vida. 

Da,  cocido,  digerir. 

Da,  madurarse,  maduro,  á  propósito. 

IíL,  sonar,  comenzar,  tejer. 

Hia,  inquirir  palabra,  idioma,  aspirar  el  aire,  la  luz. 

Hog,  dulce,  honesto,  el  caballero  por  sus  portes. 

Ki,  venerable,  remover. 

Ku,  leve,  ligero. 

Kuy,  gustar,  sabor,  hacer  algo,  correr,  acosar,  perse- 
guir. 

Ma,  desagradar,  fastidiarse,  estar  lleno. 

Me,  espesar,  condensar,  señor  de  alguna  cosa,  habi- 
tante de  la  casa- 

Nho,  bueno,  hermoso,  perfecto,  justo,  urbano- 
Mi,  lleno,  el  camino. 

Pité,  gobernar,  gobierno- 

Ra,  igual,  semejante. 

Sa,  benévolo,  benevolencia. 

Si,  plano,  color,  corteza,  hoja,  extender,  cutis,  acaso, 
por  ventura. 

Téi,  el  pasto,  la  paja. 

Ti,  el  ebrio,  embriagarse,  ofuscar,  confundir. 


EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-H1U.  363 

Tsa,  meramente,  propiamente,  sanar,  gozar  de  salud, 
la  punta,  la  cúspide  de  un  cuerpo,  por  dentro,  lo  in- 
terior lo  agudo,  lo  dividido. 

Tst,  rechinar,  disminuir. 

U,  la  sal,  ahora. 

Za,  redondo,  redondez,  el  arco,  levantar  un  arco. 

Zá,  lefia,  lefiar. 

Ztsi,  elegir,  beber- 
Veremos  adelante  cómo  puede  saberse  lo  que  represen- 
ta una  palabra  de  las  que  se  toman  por  verbo,  sustantivo, 
ú  otra  parte  de  la  oración,  y  aquí  sólo  diré  que  para  reme- 
diar los  inconvenientes  que  resultarían  de  los  homónimos, 
pueden  usarse  palabras  compuestas;  una  de  las  cuales  de- 
termina el  sentido  de  la  otra.  En  (linee  de,  vemos  que  di  nee 
significa  yo  quiero;  pero  no  se  sabe  qué  cosa,  porque  de  es 
el  agua,  ó  vestido;  si  quiero,  pues,  aquella,  diré  dehe;  he, 
significa  frío;  si  lo  segundo,  deye;  ye,  significa  lo  largo.  Xo 
hay  necesidad  de  esta  forma  cuando  no  se  teme  la  equivoca- 
ción, comosiyo  dijera:  «quiero  beber  agua;>entonces  de  bas- 
ta, porque  lo  demás  con  que  puede  equivocarse  no  es  cosa 
de  beber.  En  el  imperativo  de  los  verbos  veremos  que  se 
usa  la  misma  composición,  y  desde  aquí  advierto  que  es  con 
igual  objeto  que  la  de  los  nombres. 

6.  Voces  metafísicas.—  Encuéntranse  voces  para  ex- 
presar varias  ideas  metafísicas,  cosas  que  no  tienen  repre- 
sentación material,  como  pensar,  olvidar,  entendimiento, 
esperanza.  Acaso  alguna  de  esas  palabras  tengan  un  ori- 
gen independiente  de  todo  lo  que  está  bajo  el  dominio  de  los 
sentidos;  pero  de  varias  se  puede  asegurar  que  no  es  así: 
O,  significa  acordarse  y  también  la  recámara,  como  si  la  me- 
moria se  comparara  con  un  retiro  donde  están  guardadas 
las  cosas:  muy,  significa  el  alma;  pero  también  el  corazón: 
lo  bueno  también  se  explica  con  la  misma  palabra  que  lo 
hermoso,  nJw:  lo  feo  y  lo  malo  tiene  por  signo  común  á  ntzo: 
té,  significa  alto  y  noble:  crear  y  hacer  es  te. 

7.  Palabras  expresivas. — Del  cuasi  monosilabismo 
othoraí,  resultan  palabras  compuestas  muy  expresivas. 
Ejemplos. 


361  EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIÜ. 

Tinsu,  tzinsu;  ti:  tzi,  retoño;  nsu,  la  hembra;  la  hija. 
Batzi  6a,  engendrado;  tzi,  retoño;  el  hijo. 
Kasti;  ka,  rubia;  sti,  superficie,  el  oro. 
Kogkhai;  kog,  dulce;  kkai  gente;  el  hombre   de  buena  ín- 
dole. 
Silcei,  si,  piel;  Jcei,  cuerpo;  el  cutis. 
Ehmi;  e,  airado;  hmi,  cara;  el  mal  agestado. 
Yohmi;  yo,  dos,  hmi,  cara;  el  pérfido. 
Metí;  me,  el  que  carece;  ti,  riqueza;  el  mendigo. 
Dansu;  da,  florida  nsu,  hembra;  la  niña. 
Heme;  hét  fingir;  me,  madre;  la  madrastra. 
Ihugu;  thu,  estar  colgado;  gu,  oreja;  el  pendiente. 
Dodo;  do,  piedra;  el  tonto. 
Hidai;  hia,  luz:  di,  producir;  el  sol. 
Hiatsi;  Ida,  luz;  tsi,  hacer;  el  día. 
Ngéde;  ngé,  carne;  de,  cubrir;  las  enaguas. 
Razana;  ra,  una;  zana,  luna;  el  mes. 
Okha;  o,  acordarse;  kJia,  santo;  Dios. 

8.  Partes  de  la  oración. — Las  categorías  gramaticales 
se  hallan  poco  determinados  enothomí,  una  misma  palabra 
ya  es  sustantivo,  ya  adjetivo,  ya  verbo  ó  adverbio. 

Sucede,  pues,  que  muchas  veces  el  sentido  del  discurso 
pende  sólo  de  su  encadenamiento,  es  decir,  de  la  sintaxis, 
de  la  posición  de  las  palabras.  Sin  embargo,  hay  otros  me- 
dios para  poder  distinguir  las  partes  de  la  oración,  que  se 
usan  generalmente  con  el  objeto  de  evitar  anfibologías;  ade- 
más, se  ven  sustantivos,  adjetivos,  verbos  y  adverbios,  que 
lo  son  naturalmente,  por  todo  lo  cual  trataré  de  cada  cosa 
en  particular,  como  lo  hago  en  las  demás  lenguas. 

9.  Género  y  caso. — El  nombre  no  tiene  declinación  ni 
género.  Este  se  expresa  con  nombres  distintos  ó  con  las 
palabras  taó  tza,  macho;  nsu  ó  nxu,  hembra;  tayo,  el  perro; 
nxuyo,  la  perra.  Lo  más  generales,  que  el  nombre  se  toma 
por  masculino-  Hay  palabras  diferentes  según  el  sexo  del 
que  habla,  para  algunos  nombres  de  parentesco:  l-huada, 
hermano,  dice  el  hombro;  ida,  hermane-,  dice  la  mujer. 

10.  Número.  —El   número  singular  se  marca  con   na, 


EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIÜ.  365 

aquel,  aquella,  aquello,  y   también  el,   la,  lo  ó  uno,  una:  el 
plural  con  la  partícula  pospuesta  ya,  ó  e  antepuesta. 

11.  Nombre. — Si  se  quiere  evitar  toda  equivocación  entre 
el  sustantivo  y  el  adjetivo,  se  antepone  al  primero  la  partícu- 
la na,  que  quiere  decir  uno,  una,  y  á  veces,  el  la,  lo,  ó  aquel, 
aquella,  aquello,  como  se  acaba  de  decir,  y  al  adjetivo  la  pa- 
labra ma,  que  significa  cosa;  pero  cuando  el  adjetivo  se  to- 
ma como  sustantivo  lleva  la  partícula  xa;  nanho,  la  bondad 
manho,  lo  bueno;  xanho,  el  bueno. 

Hay  nombres,  como  indiqué  al  tratar  de  las  partes  de  la 
oración,  que  siempre  son  sustantivos  ó  adjetivos;  v.  g.,  ye 
hombre;  tho,  todo. 

Hay  sustantivos  que  se  unen  á  otros  para  explicar  un 
atributo,  como  sihta,  corteza  del  padre,  es  decir,  el  abuelo. 

En  los  compuestos  suele  el  antecedente  colocarse  des- 
pués del  consiguiente;  mate,  del  amor  hacedor,  que  signifi- 
ca el  amante. 

El  adjetivo  se  antepone  siempre  al  sustantivo,  como  la  ye, 
santo  nombre. 

12.  Comparativo  y  superlativo- —El  comparativo  se 
expresa  con  el  positivo  y  nra,  más  ó  chu,  menos;  n7io.  bueno : 
nra  nho,  más  bueno;  el  superlativo  con  tza  6  tze  que  signifi- 
can mucho,  sumo;  así  es  que  tza  nho  quiere  decir  muy  bue- 
no ó  bonísimo;  tze  ntzo,  muy  malo. 

13-  Diminutivos- — «Para  hacer  diminutivos  los  nombres, 
«dice  Nevé,  se  les  antepone  la  partícula  ztzi  ó  ztzu;  v.  g.,  pa- 
«pelito,  ztzi,  hensi-  De  estas  mismas  partículas  usan  parade- 
«cir  tontito:»  esta  palabra  tantito  es  el  significado  propio  de 
ztzióztxu. 

14.  Pronombre  personal. — Los  pronombres  persona- 
les son: 

Nuga,  nugaga,  nugui,  yo- 

Gui,  ki,  me,  para  mí. 

Nuguénúy,  tú. 

Y,  hi,  te,  á  tí,  para  tí. 

Nunu,  aquél. 

Bi,  ba,  /•/,  le,  á  ó  para  aquél,  se,  para  sí. 

Nugahé,  nngagahé,  nuguihé,  nosotros  ó  nos. 


366  EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIU- 

Nuguégúi,  nuguehu,  núygúi,  núyhu,  vosotros,  ó  vos. 
Nuyu,  aquellos,  les. 

Nájera,  (pag.  79  y  138),  explicando  á  Nevé,  advierte  que 
el  pronombre  personal  es  propiamente  ga,  gué,  nu,  jquenu 
es  partícula  cuyo  oficio  es  indicar  que  la  palabra  siguiente 
es  pronombre  para  fijar  el  sentido.  El  mismo  autor  añade: 
"en  los  que  mejor  hablan  el  othomí  no  suénala  u;  pero  tam- 
"poco  deja  de  sonar  n:  el  pronombre  de  la  primera  persona 
"es  nga  ú  ga,  etc.  (2) 

Es  frecuente  usar  el  pronombre  contraído  ó  abreviado  por 
ejemplo,  /¿e'en  lugao  de  nugahé. 

El  pronombre  personal  es  de  poco  uso:  en  su  lugar  acos- 
tumbran los  othomíes  un  nombre  que  expresa  autoridad, 
benevolencia  ó  amistad,  según  con  quien  se  habla.  Por 
ejemplo.-"tu  servidor  te  obedecerá, "por  "yo  te  obedeceré" 
"tu  amigo  te  ama,"  por  "yo  te  amo,"  etc. 

15.  Posesivos. — Los  posesivos  se  expresan  así: 


Ma, 

mío. 

Ni, 

tuyo. 

Na, 

suyo. 

Carece  de  plural,  que  se  suple  con  la  adición  del  perso- 
nal; ma  te  he,  literalmente  «mió  padre  nosotros»  que  en  buen 
castellano  es  «padre  nuestro. » 

En  el  capítulo  15  habla  Nevé  de  unas  oraciones  cuya  na- 
turaleza fácilmente  se  comprende,  y  que  él  llama  de  perte- 
necer ó  tocar,  diciendo:  ''Estos  romances  fácilmente  se 
"responden  con  los  pronombres  posesivos  y  el  nombre  me- 
liti,  que  significa  bien  ó  riqueza,  y  así  es  lo  mismo  decir  á 
"mi  me  toca  ó  pertenece,  que  decir  es  mío  ó  es  bien  mió,  y 
"así  diremos  ma  mehti.  Con  más  elegancia  se  les  posponen 
"los  pronombres  primitivos:  pero  sincopados;  v. g.,ma  meh- 
liti  ga,  es  tuyo,  ó  á  tí  te  toca  ó  pertenece ....  Y  adviértase 
"que  cuando  la  tercera  persona  que  posee  no  es  determi- 
"nadamente  el  pronombre  aquel  sino  otro  nombre,  enton- 
"ces  se  omite  el  nu  y  en  su  lugar  se  pone  el  nombre  qué 
"fuere." 

16.  Relativos.  — Los  relativos  son  toó,  gui,  gue. 


EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIU.  367 

17.  Demostrativos. — Los  demostrativos  núa,  ó  núnú, 
este,  esta,  esto  nuyu,  estos,  estas,  estos:  na,  aquel,  aque- 
lla, aquello,  y,  á  veces,  puede  significar  el,  la,  lo,  ó  uno,  una 
■como  varias  veces  he  dicho;  ya,  aquellos,  aquellas,  etc. 

18.  Verbo- — En  othomí  no  hay  más  que  verbos  activos, 
pues  como  tales  se  usan  aun  los  neutros:  algunos,  como  en 
otra  parte  se  dijo  son  verbos  por  naturaleza  como  te,  enve- 
jecerse. Generalmente  cuando  un  nombre  se  toma  como 
verbo  cambia  el  acento;  lúa,  amanece;  lúa  la  palabra- 

19.  Modos  y  tiempos. — Los  modos  son  indicativo  é  im- 
perativo: los  tiempos,  en  indicativo,  presente,  pretérito  im- 
perfecto, pretérito  perfecto  definido,  el  mismo  indefinido, 
pluscuamperfecto,  futuro  imperfecto  y  futuro  perfecto:  en 
imperativo  no  hay  más  que  un  tiempo.  (Véase  lo  explicado 
en  el  capítulo  siguiente  sobre  los  tiempos  del  verbo  otho- 
mí, y  especialmente  sobre  pretéritos  y  verbales.) 

20.  Mecanismo  del  verbo- — La  conjugación  se  hace  con 
«1  auxilio  de  partículas  separadas,  que  denoten  el  tiempo  y 
marcan  la  persona;  pero  como  las  mismas  que  se  usan  en 
singular  hay  en  plural,  se  distingue  este  número  por  los 
pronombres  lié,  nosotros;  gúi,  ó  hu,  vosotros;  yu,  aquellos. 
El  presente  de  indicativo  lleva  las  partículas  di,  gui,  y:  el  pre- 
térito imperfecto  tiene  las  mismas  partículas  y  además 
hma  ó  ma  que  le  distinguen;  el  pretérito  perfecto  definido 
usa  las  partículas  da,  ga,  M:  el  indefinido  xta,  xl-a,  xa,  las 
cuales  sirven  también  al  pluscuamperfecto  que  lleva,  ade- 
más, la  hma  del  imperfecto:  con  ga,  gui,  da,  se  marca  el  fu- 
turo imperfecto,  y  el  perfecto  con  gua,  y  las  partículas  del 
pretérito  perfecto  indefinido.  El  imperativo  no  tiene  más 
que  segunda  persona  del  singular  y  segunda  del  plural,  con- 
siderada aquella  por  los  gramáticos  como  la  raíz  del  verbo, 
porque  en  ella  se  presenta  éste  en  toda  su  pureza,  es  decir, 
sin  partícula  ni  nada  que  le  acompañe  ó  altere.  El  pronom- 
bre se  usa  como  afijo  del  verbo  según  lo  explico  en  el  capí- 
tulo siguiente.  §  7 

21.  Ejemplo  de  conjugación- — Examinemos  el  ejemplo 
siguiente: 


338  EL  OTHOMÍ  Ó  HIA   HIU. 

Indicativo.  Presente. 

Di  nee,  yo  quiero,  etc.,  Di  nee  hé. 

Guiñee.  Guineegiíi,  6 guiñee  hu. 

Y  nee.  Yneeyu. 

Pretérito  imperfecto. 

Di  nee  lima,  yo  quería,  etc.  Di  nee  lima  hé- 

Gui  nee  lima.  Gui  nee  lima  gúi  ó  hu. 

Y  nee  lima.  Y  nee  lima  yu- 

Pretérito  definido. 

Da  nee,  yo  quise  etc.  Da  nee  he'. 

Ga  nee.  Ga  nee  gúi  ó  hit. 

Bi  nee-  Bi  nee  yu- 

Pretérito  indefinido. 

Xta  nee,  yo  he  querido,  etc.  Xta  nee  hé- 

Xla  nee  ó  xpi  nee.  Xla  nee  gúi  ó  hu. 

Xa  nee-  Xa  nee  yu  6  xpi  nee  yu. 

Pluscuamperfecto. 

Xta  nee  lima,  yo  había  querido, 

etc.  Xa  nee  lima  hé. 

Xka  nee  lema.  Xlca  nee  lima  gúi  ó  hu. 

Xa  nee  hma  ó  xpi  nee  lima.  Xa  nee  lima  ó  xpi  nee 

lima  yu. 

Futuro  imperfecto. 

Ga  nee,  yo  querré,  etc.  Ga  nee  hé. 

Guiñee.  Guineegúi  6  hu. 

Da  nee.  Da  nee  yu. 


EL  GTHOMÍ  Ó  HIA-HIU.  369 

Futuro    perfecto. 

Gua  xta  nee,  yo  habré  querido, 

etc.  Gua  xta  nee  lié. 

Gua  xka  nee.  Gua  xha  nee  giíi  ó  hu. 

Gua  xa  nee  ó  gua  xpi  nee  yu.  Gua   xa  nee  ó  gua  xpí 

nee  yu. 

Imperativo. 

Nee,  quiere  tú,  Nee  gúi  ó  nee  hu,  quered 

vosotros. 

22.  Imperativo. — Vemos,  como  antes  advertí,  que  la  se- 
gunda persona  del  singular  de  imperativo  es  el  verbo  en  to- 
da su  pureza;  pero  es  muy  importante  añadir  que,  á  veces, 
esa  persona  se  forma  con  la  repetición  del  verbo;  v.  g.,  con 
te,  hacer,  diré,  te  te,  hacer  hacer,  que  significa  haz  tú:  otras 
veces  se  forma  del  verbo  y  otro,  ó  de  un  nombre  con  el  que 
tiene  analogía;  v.  g.,  de  ó,  acordarse,  y  plio,  conocer,  resul- 
ta opho,  escribe  tú.  No  pocas  veces  el  verbo  se  une  á  otro 
de  los  que  significan  acción,  movimiento,  ejecución,  uso  y 
ejercicio;  así  es  que  de  o,  acordarse,  y  kha,  hacer,  sale  ol.ha, 
acuérdate;  de  sai,  extraer,  y  tza,  poder;  saitza,  extrae  tú,  de 
hui,  oler,  y  ni,  germinar,  huini,  huele  tú,  etc.  [Véase  el  ca- 
pítulo siguiente.] 

Por  urbanidad  se  hace  preceder  el  imperativo,  de  sa, 
agrádete,  ó  da,  concede.  Hay  verbos  como  muk  morirse, 
que  nunca  se  usan  en  imperativo. 

23-  CÓMO  SE  SUPLE  LO  QUE  FALTA  AL  VERBO.—  Tod OS  IOS 

demás  modos  de  que  carece  el  verbo  se  suplen  por  el  futu- 
ro imperfecto;  v.  g.  di  neega  te,  quiero  haré,  es  decir,  «quie- 
ro hacer.» «Al  pretérito  imperfecto  de  subjuntivo,  aunque 
se  suple  por  el  futuro  imperfecto,  se  le  pospone  la  partícu- 
la mí,»  dice  Nevé. 

24.  Participios,  gerundios  y  verbales-— No  se  derivan 
del  verbo  participios,  ni  gerundios.  Los  verbales  se  distin- 

24 


370  EL,  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIU- 

guen  por  la  adición  ó  cambio   de  algunas  letras  iniciales. 
Por  ejemplo: 

oplió,  escribir;  na  ttophó,  la  escritura. 
aguí,  enterrar;  na  yogui,  el  entierro. 
nee,  querer;  na  linee,  la  voluntad. 
nu,  ver;  na  hnu,  la  vista. 
xopho,  cosechar,  na  zopho,  la  cosecha. 

En  cuyos  ejemplos  la  partícula  na  es  la  misma  que  hemos 
visto  con  el  sustantivo.  Según  Nevé,  también  usan  ya  los 
verbales,  y  una  y  otra  partícula  sirven  para  distinguirlos 
del  verbo. 

Para  formar  concretos  se  usa  te  ó  the,  hacer,  añadido  al 
verbo  ma,  amar;  ma  te,  el  amante:  también  se  usa  agregar 
el  verbo  te  á  la  segunda  persona  del  singular  de  imperati- 
vo, como  de  pephi,  pephate,  el  servidor. 

Súplese  el  participio  con  el  relativo  too,  el  que  ó  la  que; 
too  ma  te,  el  que  ama  ó  amaba;  too  da  ma,  el  que  amará. 

25.  Verbo  sustantivo. — Carece  el  othomí  propiamente 
hablando,  de  verbo  sustantivo;  pero  se  suple  con  el  nombre 
usado  como  verbo,  el  cual  se  conjuga  y  significa  así:  (3). 

Bna  nho,  yo  soy  bueno- 
Gna  nho,  tú  eres  bueno. 
Na  nho,  aquel  es  bueno. 

En  este  casólas  partículas  que  señalan  las  personas  son 
las  mismas  que  en  los  verbos,  menos  en  el  presente  é  im- 
perfecto, pues  se  usan  dna,  gna,  na,  en  vez  de  di,  gui,  y,  no 
obstante  que  algunos  usan  de  unas  ú  otras  indistintamente. 

La  partícula  ui  sirve  para  el  imperativo,  pospuesta;  nho 
ui,  sé  bueno;  metí  ui,  sé  rico. 

Otras  veces  se  hace  elipsis  del  verbo  sustantivo;  ngui  me- 
tí, yo  (soy)  rico.  Hay  también  otro  medio,  aunque  poco  usa- 
do, y  es  el  uso  de  la  partícula  gue,  que  indica  existencia,  co- 
mo en  meti  gue;  ser  rico. 

26-  Verbos  con  posesivo. — Es  de  advertir  con  Nevé,  que 
hay  verbos  que  se  conjugan  con  interposición  del  pronom- 


EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIÜ.  371 

bre  posesivo;  v.  g.,  yo  resuello,  di  huemahl  que  es  lo  mis- 
mo que  "saco  mi  resuello,"  ó  "sale  mi  resuello." 

27-  Adverbios. — Los  adverbios  pueden  ser  los  mismos 
adjetivos  tomados  en  sentido  adverbial;  pero  lo  más  común 
es  agregar  el  adjetivo  tho.  todo,  pospuesto;  nho,  bueno;  nho- 
tho,  bien.  Hay  palabras  que  por  sí  tienen  sentido  adver- 
bial. 

Lo  común  es  poner  el  adverbio  al  verbo. 

28.  Preposiciones. — He  aqui  algunas  preposiciones  y 
ejemplos  de  su  uso  según  Nájera. 

Ga,   de;  se,  á,  ó  para;  kha,  en;  bi,  bajo;  se,  sobre;  gui, 

junto. 
Ngu  ga  do,  casa  de  piedra. 
Ngu  bi  ngu,  casa  bajo  de  casa- 
Ngu  se  he,  casa  para  nosotros- 
Ga  henü  y  gui,  tú  y  yo  juntamente. 
Ngu  se  ngu,  casa  sobre  casa- 
Kha  ngu,  en  la  casa- 

Estos  ejemplos  confirman  una  regla  que  da  la  gramática 
othomí,  y  es  que  la  preposición  se  ha  de  colocar  inmediata- 
mente antes  de  su  complemento. 

Ninguna  preposición  rige  al  acusativo,  de  modo  que  sólo 
en  la  posición  se  conoce,  yendo  primero  el  nominativo,  lue- 
go el  verbo  y  después  el  acusativo.  Lo  mismo  sucede  para 
expresar  otras  relaciones;  v.  g.,nama  ollia,  literalmente 
aquella  Madre  de  Dios,  es  decir,  la  Madre  de  Dios;  sólo  la 
posición  expresa  de- 

29.  Conjunción.— Según  Nevé,  en  el  othomí  sólo  se  ha- 
llan conjunciones  copulativas;  pero  también  se  encuentra 
gua,  significando  la  disyuntiva  ó. 

30.  Partículas.— Además  de  las  partículas  que  tiene  el 
othomí  para  la  conjugación,  el  número,  etc- ,  de  que  ya  he- 
mos dado  cuenta,  usa  otras  muchas  con  que  expresa  rela- 
ciones. He  aquí  las  que  creo  más  dignas  de  mencionar: 

Go,  indica  reverencia,  respeto. 

Ngui,  gui,  cosa  líquida. 

Dd,  aumentativo;  v.  g-,  da  ngú,  casa  grande- 


372  EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIU. 

Na,  cosa  cruel  ó  contraria:  v.  g.,  na  ná  muy,  corazón  cruel. 
De  na  ribadi,  sabio,  resulta,  na  na  nbádi,  ignorante  no-sa- 
bio. 

Khoo,  estar  ausente,  ausencia. 

Ga,  significa  de,  para  expresar  la  sustancia  ¿e  que  algu- 
na cosa  se  compone,  como  mesa  de  palo. 

Xi,  ¿qué?  es  decir,  interrogación. 

Me,  origen,  habitación,  propiedad,  dueño  de  alguna  cosa. 

Mi,  partícula  de  exornación  con  el  pretérito  imperfecto, 
y  los  verbales. 

Ntho,  sumo  grado;  v.  g.,  te  amo  en  gran  manera,  nthó  di 
máy. 

Para  otras  aclaraciones  respecto  á  las  partículas  véase  el 
capítulo  siguiente. 

31.  Dialectos. — En  cuanto  á  los  dialectos  del  othomí, 
sólo  diré  que  son  tantos  cuantos  los  pueblos  donde  se  ha- 
bla- Unos  indios  dicen  ol-ha,  Dios,  y  otros  ol-hu;  algunos  pro- 
nuncian ma,  irse,  y  otros,  pa,  y  así  diferencian  su  modo  de 
hablar,  hasta  el  grado  que  los  de  un  rumbo  suelen  no  en- 
tender á  los  de  otro,  cosa  que  no  debemos  extrañar  en  una 
lengua  donde  tanto  importa  la  más  ligera  modificación. 


NOTAS. 


(1)  Adopto  en  él  las  correcciones  que  hace  Nájera  á  Ne- 
vé; pero  además  admito  la  y  de  que  no  da  razón  Nájera,  y 
se  ve,  sin  embargo,  en  su  disertación,  pág.  123  et  passim. 
La  w  que  el  mismo  autor  usa  (pág.  123)  es  para  mí  g;  y  su 
Jes  la  convierte  en  x,  porque  explicando  su  pronunciación  no 
hay  necesidad  de  usar  dos  letras  donde  basta  una. 

(2)  Supuesta  esta  explicación  el  pronombre  nugagaJié, 
viene  á  quedar  en  gagaíié,  ó  ngagahé. 

(3)  Según  Nevé,  sí  le  hay;  pero  oigamos  á  Nájera:  «Este 
«modo  de  conjugar  los  nombres  (que  voy  á  explicar  inme- 
«diatamentej,  cuando  se  emplean  como  atributo  de  la  per- 
«sona,  está  probando  estar  por  demás  el  verbo  sustantivo. 
«¿Puede  haber  de  sobra  en  una  lengua  un  verbo  tan  impor- 
«tante,  si  desde  el  principio  existió  en  ella?  No;  y  ¿quéquie- 
«re  decir  esto?  Yo  ya  había  sospechado  que  tal  verbo  fue- 
«ra  una  de  las  introducciones  que  las  lenguas  grecolatinas 
«habían  hecho  en  el  othomí,  y  analizándolo  me  he  confirma- 
«do  en  esa  conjetura.  Goguehgue  (según  Nevé)  quiere  decir 
<soy.  Go,  es  una  partícula  reverencial  que  se  ha  dado  en 
«usar  aun  en  los  verbos,  segvm  dice  Nevé  en  la  página  139, 
<gue,  es  también  partícula  que  se  puede  traducir  por  ser,  como 
«lo  está  en  la  página  132,  y  la  otra  gue  (el  gui  ó  qui  de  que  se 
«habla  en  la  153)  quiere  decir  yo.  Vése  esto  más  palpable- 
«mente  en  uno  de  los  tres  modos  con  que  se  dice  yo  soy, 
«que  es  gogueheaga;  go;  partícula  reverencial;  gue,  la  que 


374  EL  OTHOMÍ  Ó  HIA-HIU. 

«significa  ser;  y  hcaga,  que  suena aga,  el  pronombre  yo.  En 
«las  otras  personas  está  más  visible  el  artificio  de  la  com- 
posición gogue  y  gogueh-nú  ...  Nada  tiene  de  común,  ni 
«parecido,  este  modo  de  conjugar,  al  de  los  otros  verbos,  y 
«es  tan  poco  usado,  dice  Nevé,  que  sólo  lo  ha  puesto  en  su 
«obra  para  que  no  lo  echen  de  menos  los  principiantes-» 


CAPITULO  L!I 


COMPARACIONES  ENTRE  EL  CHINO 
Y  EL  OTHOMI. 


Uno  de  los  primeros  escritores  que  dio  noticia  sobre  el 
idioma  othomí  fué  Herrera,  en  sus  Decadas  de  Indias,  va- 
liéndose de  estas  palabras:  "El  lenguaje  de  los  otomites  es 
muy  duro  y  corto,  porque  aunque  los  religiosos  han  pro- 
curado imprimir  la  doctrina  cristiana  en  esta  lengua,  no 
han  podido  salir  con  ello,  porque  una  cosa  diciéndola  aprie- 
sa ó  despacio,  alto  ó  bajo,  tiene  diferente  significación. " 

Hervás  leyendo  á  Herrera,  hizo  los  siguientes  comenta- 
rios en  su  Catálogo  de  las  lenguas  conocidas:  "La  breve  noti- 
cia que  da  Herrera  de  la  lengua  otomite,  basta  para  cono- 
cer que  se  asemeja  mucho  al  chino,  en  variar  la  significa- 
ción de  las  palabras,  con  el  acento  vario  de  sus  sílabas,  por 
lo  que  la  gramática  otomite  se  debe  escribir  como  se  escri- 
be la  china  diferenciando  la  escritura  con  diversos  acentos 
unas  mismas  letras." 

Más  adelante,  Adelung,  en  el  Mitridates,  calificó  de  este 
modo  el  idioma  othomí:  "La  lengua  de  los  othomíes  se  hace 
notable  por  el  monosilabismo  ó  al  menos  por  la  brevedad 
de  la  mayor  parte  de  sus  palabras,  por  su  dureza  y  su  as- 
piración." 

Du  Ponceau,  lingüista  Norte-americano,  en  algunas  obras 
que  escribió  sobre  los  idiomas  indígenas  de  los  Estados 
Unidos,  asentó  la  siguiente  proposición:  "Las  formas  com- 
plicadas, á  que  he  dado  el  nombre  de  polisintéticas,  parecen 


376  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

existir  en  todas  las  lenguas  americanas  desde  Groenlandia 
hasta  el  cabo  de  Hornos."  Sin  embargo,  el  mismo  Du  Pon- 
ceau  en  su  Memoria  (París  1838)  manifiesta  que  sus  relacio- 
nes con  el  mexicano  Don  Manuel  CrisóstomoNájera  le  pro- 
porcionaron la  ocasión  de  renunciar  á  la  generalidad  de  su 
aserto,  respecto  á  las  lenguas  americanas,  conociendo,  por 
]as  explicaciones  de  Nájera,  "que  el  othomí  es  monosilábi- 
co y  de  estructura  semejante  al  chino."  He  aquí  como  se 
expresa  Du  Ponceau  respecto  al  resultado  de  sus  conferen- 
cias con  el  P.  Nájera:  "J'engageai  M.  Nájera  á  mettre  par 
écrit  ses  idees  sur  ce  sujet  et  leur  donnerle  developement 
necessaire,  ce  qu'il  fit  dans  un  memoire  écrit  en  langue  la- 
tine que  je  presentai  en  son  nom  á  la  société  philologique 
americaine,  et  qui  est  imprimé  dans  le  cinquiéme  volume 
de  la  nouvelle  serie  de  ses  Transactions.  Des  exemplaires 
de  ce  memoire  ont  eté  envoyés  aux  academies  et  a  plusieurs 
savants  distingues  dans  differentes  parties  de  l'Europe.  Plu- 
sieurs journaux  scientifiques  en  ont  fait  une  mention  hono- 
rable- Dans  cet  ouvrage,  l'auteur  prouve  evidemment  que 
la  langue  des  othomís  est  purement  monosyllabique." 

Efectivamente,  el  P.  Nájera  fué  quien  desarrolló  la  teo- 
ría de  que  el  othomí  es  un  idioma  monosilábico  puro,  des- 
cribiéndole directamente  y  comparándole  después  con  el 
chino,  sacando  estas  consecuencias  que  se  leen  á  las  pági- 
nas 85  y  86  de  su  Disertación  tal  como  se  imprimió  en  Mé- 
xico (1845).  "No  es  posible  al  conocer  y  juzgar  el  othomí 
no  reconocer  en  él  muchos  vestigios  del  chino  antiguo  y 
moderno"  •  •  •  •  "Existe  parentesco  entre  las  gramáticas  chi- 
no y  othomí." 

Desde  que  escribió  Nájera,  su  opinión  sobre  el  idioma 
othomí  fué  adoptada  generalmente,  tanto  en  México  como 
en  el  extranjero. 

En  1863  se  publicó  en  París  una  obra  con  el  título  de 
"Elementos  de  gramática  othomí, "  la  cuales  un  compendio  de 
la  gramática  de  Nevé,  seguido  de  algunos  extractos  de  la 
Disertación  de  Nájera;  pero  con  observaciones  y  adiciones 
dirigidas  á  ratificar  la  idea  de  que  el  othomí  es  monosilábi- 
co y  semejante  al  chino.  En  México,  Don  Manuel  Orozco  y 
Berra,  en  su  Geografía  de  las  lenguas  de  México  (1864),  de  tal 
manera  se  conformó  con  el  sistema  de  Nájera,  que  se  limitó 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ.  377 

á  transcribir  algunas  hojas  suyas,  no  sólo  respecto  al  otho- 
mí  sino  también  respecto  á  ruazahua,  admitiendo  á  estas 
dos  lenguas  como  monosilábicas. 

Empero,  aunque  según  lo  indicado,  la  generalidad  de  las 
personas  ha  creído  y  cree  hoy  en  el  monosilabismo  del  otho- 
mí. así  como  en  su  procedencia  más  ó  menos  remota  con  el 
chino,  no  por  eso  ha  dejado  de  haber  escritores  que  indi- 
quen algo  en  contra  de  esa  opinión. 

Gallatin,  en  los  Estados  Unidos,  opinó  de  la  manera  que 
explica  Latham  en  su  Filología  comparativa  con  las  siguien- 
tes palabras:  "His  own  opinión  evidently  being  that  the  vela, 
tion  to  the  Chínese  ivas  oneof  analogy  rather  titán  offinity.  " 

Latham,  por  su  parte,  expresó  la  opinión  particular  que 
había  formado  respecto  al  othomí,  comparado  con  el  chino, 
de  este  modo  (op.  cit.  p.  431).  In  respect  to  the  Chínese  the 
real  question  is  not  whether  it  has  more  ajfinities  ivith  the 
othomí  but  whether  it  has  more  affinities  ivith  the  Othomí  than 
with  the  Maya  or  any  other  American  language;  a  matter 
wich  we  must  most  investígate  without  remembering  that 
some  difference  in  favour  of  the  othomí  is  to  be  expected  in 
as  much,  as  two  languages  whit  short  or  monosyllabic 
words  will,  f  rom  the  very  íact  of  the  shortness  and  simpli- 
city  of  their  constituent  elements,  have  more  words  alike 
than  two  polysyllabic  forms  of  spoech.  The  fact,  however, 
which  most  affects  the  place  of  the  othomí  language  is  the 
quasi-monosylabic  character  of  other  American  langua- 
ges. " 

El  historiador  César  Cantú,  hablando  de  las  lenguas  me- 
xicanas, ha  dicho:  "En  Nueva  España  la  lengua  othomí,  que 
es  la  más  divulgada  por  ella  después  de  la  azteca,  por  su 
composición  monosilábica  y  por  las  radicales  se  asemeja 
mucho  al  chino;  pero  ¿quién  se  atrevería  á  suponerla  deri- 
vada de  ésta  cuando  se  encuentra  aislada  en  el  corazón  de 
aquel  continente?» 

M.  Auburtin  en  sus  «Instrucciones  etnológicas  sobre  Méxi- 
xico»  (París  1862),  se  expresa  de  este  modo:  «Según  algu- 
nos autores,  el  othomí  es  monosilábico  como  el  chino;  otros 
reconociendo  en  él  un  lenguaje  muy  primitivo  y  de  una  pro- 
nunciación nasal  muy  extraña,  en  armonía  con  la  infancia 
de  la  civilización,  no  le  admiten  entre  las  lenguas  monosilá- 


378  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

bicas.  Estudios  locales  más  profundos  podrán  acaso  minis- 
trarnos nuevos  datos  que  serían  interesantes  á  la  ciencia 
antropológica.» 

Por  último,  M.  Charencey  en  su  opúsculo  " Noticias  sobre 
algunas  familias  de  lenguas  de  México."  omite  la  siguiente 
opinión:  "La  structurepresqu'entierement  monosylabique 
de  l'othomí,  avait  engagé  quelques  savants  á  lui  atribuer 
une  origine  Asiatique.  Nájera  lui  méme  a  donné  une  liste 
de  mots  othomis  raprochés  des  mots  chinois  correspon- 
dents.  Tout  cela  prouve  fort  peu  de  chose.  Des  langues 
monosilabiques,  méme  appartenant  á  des  souches  radicale- 
ment  distintas,  offrent  toujours  entre  elles,  du  moin  sous 
le  rapport  lexicographique  un  certain  degré  d'affinitá  que 
l'on  ne  peut  raisonnablement  attribuier  qu'au  seul  hasard. 
"D'ailleurs;  l'othomí  se  rattache  d'une  part  au  Mazahua 
deja  beaucoup  moins  monosylabique  que  lui,  et  de  l'autre 
au  Matlatzinca  ou  Pirinda  idiómeástructureainsiincorpa- 
rantequen'importe  quel  autre  dialecte  de  Nouveau  monde- 
Nous  pouvons  done,  jusqu'a  nouvel  ordre,  regarder  comme 
chimerique  le  lien  de  párente  que  l'on  ávoulu  établir  entre 
l'othomí  et  le3  langues  de  l'extreme  Orient." 

La  opinión  de  Chanrencey,  tomada  sin  reserva  alguna, 
admitiendo  la  analogía  del  pirinda  y  el  othomí,  conduciría 
á  una  reacción  completa,  volveríamos  á  creer,  como  llegó  á 
creer  DuPonceau,  que  todas  las  lenguas  americanas  son 
polisintéticas. 

Empero,  la  analogía  entre  el  othomí  y  el  pirinda  es  tan 
infundada  como  la  de  aquel  idioma  y  el  chino.  Consúltese 
la  presente  obra  en  todos  los  lugares  donde  hablo  del  pirin- 
da y  del  othomí;  especialmente  las  comparaciones  del  capí- 
tulo 54,  y  el  lector  quedará  fácilmente  convencido  de  que 
no  hay  parentesco  eritre  esas  lenguas. 

Por  lo  demás,  cuál  ha  sido  mi  parecer  respecto  á  la  cues- 
tión que  ventilamos;  en  el  presente  capítulo,  consta  en  la 
primera  adición  de  esta  obra,  donde  se  ve  que,  en  parte, 
admití  las  opiniones  de  Nájera,  y  en  parte  las  rechacé. 

Efectivamente,  alucinado  por  la  habilidad  con  que  mi 
compatriota  expuso  su  sistema  sobre  el  othomí,  y  alucina- 
do también  por  el  consentimiento  de  Du  Ponceau,  admití  el 
monosilabismo  de  aquel  idioma;  pero  le  negué  resueltamen- 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ-  379 

te  (t.  2  p.  194,  203)  respecto  al  mazahua,  reservándome 
hacer  comparaciones  en  la  parte  segunda  de  la  obra.  Lle- 
gado este  caso,  me  he  convencido,  una  vez  más,  de  las  razo- 
nes con  que  algunos  lingüistas  sostienen  que  sólo  compa- 
rando unos  idiomas  con  otros,  pueden  conocerse  bien:  la 
comparación  entablada  por  mí  entre  el  othomí  y  el  mazahua, 
y  luego  con  otras  lenguas,  me  ha  hecho  palpable  que  el 
othomí  no  es  idioma  exactamente  como  el  chino,  debiéndo- 
se adoptar  un  medio  entre  la  aserción  de  que  todas  las  len- 
guas americanas  sean  polisintéticas  y  la  suposición  de  que 
el  othomí  sea  monosilábico  puro:  la  verdad  es,  por  una  par- 
te que  el  othomí  solamente  aparece  cuasi  monosilábico,  co- 
mo otros  idiomas  que  ya  se  conocen  en  América,  y  por  otro 
lado,  que  respecto  al  chino  sólo  tiene  una  analogía  limitada- 
mente morfológica  y  en  manera  alguna  genealógica,  digo  li- 
mitadamente en  cuanto  á  la  diferencia  que  supone  una  len- 
gua que  se  acerca  más  al  tipo  monosilábico  y  otra  que  se 
acerca  menos. 

Ahora  bien,  para  comprobar  mi  dictamen,  creo  que  el  me- 
dio más  á  propósito  es  comparar  el  othomí  y  el  chino,  usan- 
do especialmente  de  la  misma  gramática  de  Remusat  que 
usó  Nájera,  á  fin  de  que  no  se  crea  que  mis  consecuencias 
resultan  de  consultar  autores  de  distinto  sistema.  Por  esa 
comparación  se  verá  claramente  que  el  othomí  y  el  chino 
sólo  tienen,  como  lo  he  dicho,  alguna  analogía  morfológica; 
pero  que  tocante  al  sistema  gramatical  difieren  en  lo  esen- 
cial, y  sólo  se  parecen  en  algunos  procedimientos  secunda- 
rios, que  son  comunes  á  lenguas  de  clases  y  grupos  di- 
versos . 

1.  Categorías  gramaticales. — La  primera  circunstan- 
cia de  que  se  ha  hecho  mérito  para  igualar  al  chino  con  el 
othomí,  es  la  falta  de  categorías  gramaticales.  Vamos  á  ver 
que  se  ha  exagerado  mucho  esa  falta,  y  que  en  lenguas  de 
distintos  sistemas  se  encuentra  algo,  más  ó  menos  de  lo  que 
realmente  pasa  en  los  dos  idiomas  que  aquí  comparo. 

En  las  aclaraciones  de  Remusat  á  la  Carta  de  G-  Hum- 
boldt  sobre  el  chino  (París,  1827,  nota  21),  dice  aquel  sinó- 
logo: «Les  chinois  n'ont  pas  une  idee  bien  precise  et  bien 
complete  de  ce  que  nous  nommons  parties  de  l'oiraison, 
catégories  gramntaticales;  toutefois  on  ne  doit  pas  porter 


380  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

trop  loin  l'idée  qu'on  se  forme  de  leur  ignorance  ou  de  leur 
indifference  dans  cette  matiere.  II  est  imposible,  ainsi  que 
l'a  tres  bien  remarqué  M.  G.  Humboldt  de  parler  ou  d'écrire 
sans  étre  dirige  par  un  sentiment  vague  des  formes  gram- 
maticales  des  mots,  mais  il  est  tout  aussi  diñicile  d'écrire 
sur  un  sujet  quelconque  sans  arréter  sa  pensée  sur  le  va- 
leur  grammaticale  des  mots  qu'on  emploie-  II  est  surtout 
impossible  de  traiter  certains  su  jets  de  philosophie,  de  dis- 
courir  sur  la  morale,  la  metaphysique,  l'ontologie,  sans 
avoir  des  notions  assez  bien  definies  des  termes  abstraits, 
des  qualificatifs,  des  noms  d'agent,  d'action,  etc.  Bienplus: 
nous  nous  creyons  quelque  fois  libres  d'analiser  de  deux 
ou  trois  manieres  differentes  une  méme  phrase,  de  dépJa- 
cer  l'idée  verbale,  de  supposer  telle  on  telle  ellipse,  d'ima- 
giner  tel  ou  tel  raport:  or,  je  suis  persuade  que  dans  tous 
ees  cas,  la  liberté  que  nous  prenons  tient  á  notre  ignorance , 
et  que  le  plus  souvent  un  Chinois  instruit  ne  verrait  qu'une 
seule  bonne  maniere  d'analiser  ees  phrases  qui  nous  pa- 
raissent  si  indeterminées.  lis  poussent  la  precisión  tout 
loin  que  nous,  quoique  ils  aient  moins  d'ocasions  de  s'ex- 
pliquer  á  se  sujet.  Ils  ont  cultivé  la  practique  et  non  la 
theorie,  l'art  etnon  pas  la  science.  Ils  ont  une  grammaire, 
mais  non  pas  de  grammairiens-  Voilá,  je  crois,  toute  la 
difference.» 

Consecuente  Remusat  con  esta  explicación  aun  es  más  ex- 
plícito en  su  Gramática,  pues  allí  dice:  «Muchas  palabras 
chinas  pueden  tomarse  separadamente,  como  sustantivos, 
como  adjetivos,  como  verbos,  y  alguna  vez,  como  partícu- 
las.* 

En  othomí  me  parece  que  las  categorías  gramaticales  se 
hallan  aun  mejor  determinadas  que  en  Chino,  pues  hay  pa- 
labras que  corresponden  independientemente  á  cada  parte 
de  la  oración,  y  además,  en  los  casos  de  homonismo  y  ho- 
mofonismo  no  sólo  se  puede  aclarar  el  sentido  por  los  an- 
tecedentes y  consecuentes,  sino  que  existen  partículas,  las 
cuales  distinguen  el  sustantivo,  el  adjetivo,  el  pronombre, 
el  verbo,  el  verbal  y  el  adverbio.  Véase  el  capítulo  anterior. 

Respecto  á  lo  que  pasa  en  nuestros  idiomas,  relativamen- 
te al  punto  que  examinamos,  podríamos  comenzar  por  una 
manifestación  délo  que  hay  de  arbitrario  en  las  dosifica- 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ-  381 

ciones  gramaticales,  teniendo  en  cuenta  lo  discordes  que 
andan  los  filósofos  y  gramáticos  desde  Platón  y  Aristóteles; 
pero  esto  nos  llevaría  más  bien  al  terreno  de  la  especula- 
ción y  no  al  práctico  en  que  preferimos  colocarnos.  Nos  re- 
duciremos, pues,  á  presentar  varios  ejemplos  del  mismo 
idioma  en  que  escribimos,  y  á  recordar  algunos  hechos  re- 
lativos á  lenguas  indígenas,  las  cuales  no  tienen  analogía  ni 
con  el  chino  ni  con  el  othomí. 

En  las  siguientes  oraciones  se  notará  que  la  palabra  do- 
ble es  sustantivo,  adjetivo,  verbo  ó  adverbio.  «El doble  délas 
campanas  entristece»  (sustantivo).  «El  hombre  doble  desa- 
grada» (adjetivo)  «Cuando  el  campanero  doble  iré  al  templo» 
(verbo).  «Al  doble»  (modo  adverbial). 

En  las  oraciones  que  siguen,  la  palabra  nada  es  sustanti- 
vo, verbo  ó  adverbio-  «Dios  hizo  al  hombre  de  la  nada.»  (sus- 
tantivo). «La  ballena  nada  en  el  mar»  (verbo)  «El  flojo  nada 
aprende»  (adverbio). 

La  voz  haber  es  verbo  ó  nombre.  «He  aumentado  mi  haber» 
(nombre).  «Después  de  haber  hablado.»  (verbo). 

Si  en  español,  lengua  de  inflexión,  lengua  que  pertenece 
al  grupo  indo-europeo,  encontramos  casos  de  lo  que  pasa 
en  chino  y  en  othomí,  nada  tendrá  de  extraño  hallar  eso 
mismo  en  idiomas  menos  perfectos,  de  yuxtaposición,  co- 
mo el  mixteco  y  el  totonaco:  en  ellos,  según  vimos  al  des- 
cribirlos, hay  muchos  homónimos  de  cuyo  uso  resulta  que 
una  misma  voz  represente  varias  partes  del  discurso.  Tam- 
bién observamos  cierta  indeterminación  gramatical  en  las 
lenguas  del  grupo  mexicano-ópata,  (c-  29)  muy  marcada  en 
tarahumar.  (c.  9). 

2.  Sistema  silábico.— Du  Ponceau,  en  su  Memoria,  (p. 
69  nota)  dice:  «Je  n'entends  pas  par  langue  monosyllabique 
celle  dont  tous  les  mots  seraient  des  monosyllabes,  je  ne 
crois  pas  qu'il  en  existe  de  semblable,  meme  le  chinois.  J'a- 
ppelle  de  ce  nom  une  langue  dont  toutes  les  syllabes  sont  des 
mots».  El  Padre  Nájera,  y  otros  muchos,  entienden  por  len- 
gua monosilábica  lo  mismo  que  Du  Ponceau;  pero  la  verdad 
es  que  no  hay  idioma  alguno  donde  todos  los  monosílabos 
sean  significativos.  Remusat,  Jullien  y  los  mejores  sinólo- 
gos convienen  en  que  el  chino  tiene  partículas  que  nada  sig- 
nifican, á  las  cuales  dan  el  nombre  de  vacías  (vides).  Por 


382  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

otra  parte,  hay  voces  disílabas  en  chino  que  no  pueden  des- 
componerse en  monosílabos  significativos;  por  lo  menos, 
creo  que  á  esta  clase  pertenecen  ciertas  interjecciones  y  al- 
gunas voces  imitativas,  dependiendo  el  significado  de  estas 
precisamente  de  la  repetición  de  una  misma  sílaba,  la  cual 
aislada  no  tiene  valor  alguno.  Ejemplos:  Uhu  expresando 
dolor;  shini,  iah!  ¡en  verdad!  Kan-kan,  el  ruido  del  tambor; 
Iciao-kiao,  el  canto  del  gallo.  En  el  mismo  idioma  chino  se 
encuentran  voces  compuestas  de  sílabas,  cuyas  partes  con- 
servan hasta  cierto  punto  su  significado;  v.  g.,  degiang,  con- 
ducir y  Kiun,  ejército,  se  forma  ciang-l-iun,  el  general,  esto 
es,  «el  conductor  del  ejército».  Sin  embargo,  esa  analogía 
de  las  partes  con  el  todo  no  se  halla,  no  se  comprende  fácil- 
mente en  otros  compuestos,  pues  expresiones  concretas  de 
valor  contrario  pueden  formar  unidades  abstractas. 

Ese  mismo  Remusat  de  que  Nájera  se  valió  para  compa- 
rar el  chino  con  el  othomí  niega  en  su  Disertación  latina  que 
aquel  idioma  sea  rigorosamente  monosilábico,  y  en  su  nota 
13  á  G-  Humboldt  hace  la  siguiente  aclaración:  «Je  faisais 
voir  qaela  pretendue  nature  monosyllabique,  comunement 
atribué  á  la  langue  chinoise  tenait  á  l'usage  d'affecter  un 
caractére  particulier  á  chaqué  syllabe,  usage  qui  n'avait  pas 
permis  de  ramener  á  l'unité  les  parties  d'un  méme  mot  qui 
concouraient  á  V  expression  d'un  sens  unique;  de  sorte 
qu'on  l'ecrivait  et  on  prononQait  en  chinois  jiii-kia'i-tchi,  et 
en  latin  hominum,  quoique  ce  füt  essentiellement  et  radi- 
calement  la  méme  chose,  et  qu'il  eüit  été  posible  d*écrire 
d'un  cote  jinJaa'itchi,  et  de  1  'autre  hom-in-um  sans  rien  chan- 
ger  á  la  nature  des  idees-» 

De  lo  dicho  resulta,  que  el  nombre  monosilábico  que  se  da 
al  chino  es  puramente  relativo,  esto  es,  no  significa  el  mono- 
silabismo  puro  que  en  ningún  idioma  existe,  sino  únicamen- 
te la  circunstancia  de  que  en  chino  hay  más  monosílabos 
significativos  que  en  otros  idiomas. 

Así,  pues,  si  en  othomí  todos  los  monosílabos  fueran  sig- 
nificativos, resultaría  que  este  idioma  es,  respecto  al  chino, 
pluscuanmonosilábico,  archimonosilábico,  consecuencia 
que  parece  ridicula.  La  verdad  es,  que  sólo  el  espíritu  de 
sistema  puede  comunicar  al  othomí  semejante  carácter  co- 
mo paso  á  explicarlo- 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ.  383 

El  P.  Nájera  acertó  en  manifestar  que  el  agregado  puesto 
á  algunos  verbos  en  los  diccionarios  othomíes  es  una  pala- 
bra significativa  para  fijar  el  sentido,  así  como  que,  en  oca- 
siones, la  aglomeración  de  letras  con  que  se  ha  querido  ex- 
plicar la  pronunciación,  ha  desfigurado  ciertas  palabras. 

Empero,  el  mismo  Nájera  confiesa  á  la  pág.  34  de  su  di- 
sertación que  las  partículas,  los  monosílabos  de  la  conjuga- 
ción, carecen  de  significado:  lo  mismo  confiesa  en  la  pág. 
33  sobre  la  partícula  xa  ó  Isa  propia  de  los  adjetivos.  Res- 
pecto de  otras  partículas,  no  significativas,  evita  Nájera  la 
dificultad  dejando  de  entrar  en  explicación,  como,  por  ejem- 
plo, la  sílaba  nu  que  acompaña  los  pronombres- 

Otras  ocasiones  tiene  que  apelar  Nájera  á  etimologías 
forzadas,  de  que  él  mismo  no  se  fiaba,  como  sucede  con  las 
partículas  del  plural,  é  yd  significando  la  lluvia:  lluvia  en 
othomí,  no  es  é  ni  yd  sino  yé,  así  es  que  Nájera  acaba  por 
decir:  «Si  la  partícula  yd  no  conserva  su  significado,  tene- 
mos una  que  carece  de  sentido. »  Nevé,  á  quien  Nájera  con- 
sideraba como  el  gran  maestro  del  idioma  othomí,  y  que  es- 
cribió imparcialmente  sin  forzar  el  idioma  á  ningún  siste- 
ma, dice  lo  siguiente  en  la  página  101  de  su  Gramática:  "Se 
hallan  unas  partículas  de  las  cuales  unas  son  significativas, 
y  otras  que  de  por  sí  nada  significan.» 

Pasando  ahora  de  las  partículas  othomís  á  las  palabras 
propiamente  dichas,  veremos  que  las  hay  aun  más  largas 
que  en  chino.  Nájera  conviene  (página  33)  en  que  se  hallan 
voces  hasta  de  tres  sílabas;  pero  en  realidad  se  encuentran 
hasta  de  cuatro  en  lo  común  del  diccionario  como  nugagahe, 
nosotros,  cuando  no  se  abrevia;  ximanehe,  también;  ztza-man 
-thñ-hu, hambriento; twh-Iián-tháh-U, adulterar.  Enlos  adje- 
tivos numerales  hay  palabras  hasta  de  siete  sílabas,  goc—ho- 
rah-te-mo-re-ta,  noventa:  esto  en  cuanto  á  la  forma  mate- 
rial de  las  palabras.  En  cuanto  á  su  valor,  es  más  frecuen- 
te en  othomí  que  en  chino  encontrar  polisílabos  que  no  pue- 
den descomponerse  en  partes  significativas-  ¿Cómo  se  inter- 
pretará fundada  y  racionalmente,  cada  sílaba  délos  pronom- 
bres? ¿Qué  quiera  decir  te  y  qué  ma  en  la  interjección  tema? 
Sería  preciso  ocurrir  á  verdaderos  despropósitos,  á  inter- 
pretaciones risibles  para  dar  significado  á  todas  las  sílabas 


384  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

othomís.  No  contento  yo  con  pedir  explicación  á  los  libros, 
he  ocurrido  directamente  á  los  indígenas,  algunos  de  ellos 
personas  ilustradas,  les  he  señalado  con  el  dedo  las  pala- 
bras polisílabas  de  su  idioma,  y  nada  me  han  explicado,  ó 
después  de  vacilaciones  no  han  dado  explicación  satisfac- 
toria. Presumir,  como  presumen  algunos,  que  en  otro  tiem- 
po todas  las  sílabas  othomíes,  como  todas  las  sílabas  chi- 
nas, tuvieron  significado  aunque  hoy  no  se  encuentra,  es 
una  mera  suposición,  y  las  ciencias  no  pueden  fundarse  en 
suposiciones  sino  en  hechos. 

3.  Sistema  de  derivación.— En  el  idioma  chino  para  ex- 
presar las  diversas  relaciones  y  modificaciones  de  las  ideas 
se  usan  estos  procedimientos.  1*?  La  posición  de  la  palabra 
en  el  discurso.  29  La  composición.  3o  Partículas  separadas 
que  no  se  unen  con  la  radical.  49  Cambio  de  acento.  De  to- 
do esto  nos  dan  idea  nuestros  idiomas,  como  consta  de  los 
siguientes  ejemplos,  sin  salir  del  castellano. 

En  la  oración  "las  embarcaciones  agitan  las  olas  del  mar, " 
el  nominativo  y  el  acusativo  se  conocen  únicamente  por  la 
posición;  con  sólo  invertir,  cambia  el  agente  y  el  paciente; 
esto  es:  "las  olas  del  mar  agitan  las  embarcaciones." 

Cuando  decimos  maniroto,  barbicano,  la  composición  ex- 
presa una  relación  de  ablativo  «roto  de  la  mano,>  «cano  de 
la  barba. 

En  cuanto  al  uso  de  partículas  bastaría  recordar  las  pre- 
posiciones; y  además  nótese  que  en  castellano  el  optativo 
se  suple  con  el  imperativo  y  la  partícula  ojolá;  v.  g.,  ¡ojalá 
viniera  mi  amigo!  De  los  idiomas  modernos  el  inglés  usa 
más  de  partículas  que  otro  alguno. 

En  las  oraciones  siguientes  el  cambio  de  acento  supone 
diferente  modo  y  aun  tiempo,  en  el  verbo-  Yo  amaré;  (fu- 
turo indicativo);  yo  amare,  (futuro  de  subjuntivo).  Yo  amé, 
(pretérito  de  indicativo);  yo  ame,  (presente  de  subjuntivo). 

La  diferencia  que  hay  entre  el  chino  y  otros  idiomas  res- 
pecto á  los  usos  indicados,  consiste  en  que  el  chino  tiene 
que  valerse  de  ellos  con  más  frecuencia,  para  suplir  la  fal 
ta  de  verdadera  derivación,  desconocida  en  ese  idioma,  y  cu- 
ya circunstancia  es  la  que  esencialmente  le  distingue  de 
las  lenguas  de  inflexión  como  la  nuestra,  y  de  yuxtaposi- 
ción como  el  mexicano. 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ.  385 

Efectivamente,  por  derivación  propia  se  entiende  «la  des- 
cendencia, la  deducción  de  una  palabra  respecto  de  la  otra 
por  medio  de  un  cambio  ó  un  agregado.»  En  las  lenguas,  de 
inflexión  domina  el  sistema  de  cambios,  aunque  no  faltan 
casos  de  simples  agregados;  en  las  lenguas  de  yuxtaposi- 
ción ó  aglutinación  domina  el  sistema  de  agregación  aun- 
que no  faltan  casos  de  inflexión.  Respecto  al  mexicano  y 
demás  lenguas  indígenas  hablo  largamente  en  el  capítulo 
57,  consideradas  como  lenguas  de  yuxtaposición,  y  aquí  me 
bastará  aclarar  lo  dicho  con  los  siguientes  ejemplos. 

De  buen-o  se  deriva  buen-a:  cambiando  la  o  en  a  se  mar- 
ca el  género.  De  hombre  sale  hombres;  el  agregado  de  una 
s  expresa  el  número  plural.  De  am-ar  se  forma  am-o:  el 
cambio  de  final  indica  otro  modo  y  tiempo.  De  correr,  viene 
re-correr:  una  sílaba  prefija  yuxtapuesta  basta  para  for- 
mar un  verbo  reiterativo. 

Pues  bien,  el  chino  no  conoce  ni  el  sistema  de  inflexión  ó 
cambio,  ni  el  de  yuxtaposición  ó  agregado.  Veamos  ahora 
qué  es  lo  que  pasa  con  el  othomí. 

El  othomí,  como  el  chino,  hace  mucho  uso  de  los  procedi- 
mientos explicados  anteriormente,  es  decir,  los  emplea  más 
frecuentemente  que  las  lenguas  de  aglutinación  y  de  in- 
flexión. Empero,  no  desconoce  enteramente,  de  una  manera 
absoluta,  los  sistemas  de  cambios  y  agregados,  los  usa  po- 
co, apenas  los  indica  en  ocasiones;  pero  no  le  son  completa- 
mente ignorados.  Voy  á  comprobarlo,  y  con  esta  compro- 
bación resultará  especialmente  determinada  la  diferencia 
de  grado  que  hay  entre  el  chino  y  el  othomí,  entre  un  idio- 
ma que  se  ha  convenido  en  llamar  monosilábico,  y  otro  que 
relativamente  sólo  puede  calificarse  de  cuasi-monosilúbiro. 
En  lógica  rigorosa  esos  nombres  deberían  desterrarse,  y 
sustituirlos  con  otros  que  indicasen  los  diferentes  sistemas 
de  derivación,  en  sus  diversos  grados,  que  es  lo  que  real- 
mente distingue  á  unos  idiomas  de  otros. 

En  othomí  los  nombres  verbales,  esto  es,  los  derivados 
de  verbo  no  se  forman,  como  en  chino,  por  una  simple  mo- 
dificación del  acento,  sino  agregando  ó  cambiando  letras 
iniciales,  lo  cual  explica  minuciosamente  Nevé  en  el  cap.  4 
de  su  gramática,  y  yo  lo  he  indicado  en  el  capítulo  anterior 
§  24,  donde  constan  algunos  ejemplos  á  que  me  remito. 

25 


386  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

Esta  circunstancia  no  pudo  menos  de  embarazar  al  P- 
Nájera  en  su  sistema,  y  tuvo  que  confesar  por  lo  menos, 
(p;  74)  «que  eso  era  una  ligerísima  diferencia  entre  othomí 
y  chino».  Bastan  diferencias  de  esta  clase  para  que  en  las 
ciencias  naturales,  como  la  lingüista,  se  establezcan  clases, 
órdenes,  etc.;  además,  esa  diferencia  no  es  la  única,  como 
vamos  á  verlo. 

Algunos  verbos  othomíes  en  las  terceras  personas!  de 
los  pretéritos  sufren  una  mutación,  como  las  siguientes: 

Adi,  pedir;  yadi,  pidió. 

Gotti,  cerrar;  gotti,  cerró. 

Tzati,  quemar;  záti,  quemó. 

Es  decir,  que  se  añade,  quita  ó  cambia  alguna  letra  al 
verbo.  Nájera  se  descartó  de  esta  dificultad  diciendo  que, 
según  Nevé,  ese  uso  del  pretérito  «no  pertenecía  á  lo  mate- 
rial del  idioma  ni  al  general  uso  de  los  nacidos,  sino  á  la  ma- 
yor energía  con  que  le  hablan  los  más  cultos»-  Según  Náje- 
ra, los  más  cultos  eran  los  indios  imitadores  del  lenguaje  y 
costumbres  españolas.  Esto  no  pasa  de  una  suposición, 
mientras  que  la  alteración  de  los  pretéritos  es  un  hecho,  y 
no  único,  pues  ya  hemos  visto  lo  mismo  respecto  á  los  ver- 
bales, y  vamos  á  señalar  otros  casos. 

Además,  la  alteración  fonética  de  los  verbos,  no  sólo  se 
observa  en  othomí,  sino  en  otro  idioma  afin  suyo,  el  Pame, 
según  puede  verse  en  el  capítulo  55,  así  es  que  aquella  for- 
ma se  presenta  como  propia  de  la  familia,  y  no  como  pecu- 
liar de  un  idioma  aislado,  circunstancia  que  hace  más  im- 
probable la  supuesta  influencia  de  los  indios  llamados  la- 
dinos. 

El  citado  Nevé,  ocupa  el  cap.  14  de  su  Gramática  en  tra" 
tar  de  lo  que  él  llama  síncopa.  Nájera,  como  ya  lo  dije  an- 
tes, tuvo  mucha  razón  en  observar  que  los  verbos  othomíes 
no  se  abrevian  del  imperativo  á  los  otros  modos,  sino  que 
en  todos  se  conserva  el  verbo  tal  cual  es,  y  en  el  imperati- 
vo hay  un  agregado,  según  consta  en  el  capítulo  ante- 
rior, §  22. 

Esto  es  muy  cierto;  pero  no  lo  es  menos  que  en  varios  de 
los  casos  que  Nevé  llama  síncopa  hay  un  cambio  de  letras, 
una  verdadera  alteración  eufónica.  Para  no  confundir  al 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ.  387 

lector  me  limitaré  á  cuatro  ejemplos,  de  nombre,  adverbio, 
verbo  y  pronombre- 
De  pa,  vender,  y  th¿hñú,  carbón,  resulta  el  nombre  na 
théhñd,  el  carbonero.  Aquí  se  ve  claramente  que  no  hay  una 
simple  abreviación. 

Nuguá,  aquí;  phaxkua,  ayuda  aquí:  no  sólo  falta  la  sílaba 
nu,  sino  que  la  g  cambia  en  /,-. 

De  phatzi,  ayudar  viene  phax,  como  en  la  siguiente  ora- 
ción' da  phax  okhd.  Dios  te  ayude:  en  phatzi,  respecto  de 
phax,  hay  una  comutación  de  tz  en  x,  y  este  no  es  un  cam- 
bio aislado  sino  regla  general  de  la  gramática  othomí.  Lo 
mismo  sucede  respecto  del  pronombre,  cambiando  ga  en 
ha,  en  las  oraciones  que  enseña  el  arte  del  idioma  que  nos 
ocupa,  así  es  que  naga,  yo,  queda  en  lea,  donde  no  sólo  se 
omite  la  partícula  nu,  sino  que  hay  un  cambio  en  lo  sustan- 
cial de  la  palabra.  Esto  es  tratándose  del  pronombre  enca- 
so recto;  pero  además  hay  la  circunstancia,  muy  notable, 
de  que  en  caso  oblicuo  cambia  de  forma,  como  lo  observo 
más  adelante,  §  6. 

4.  Género. — Ni  en  chino  ni  en  othomí  hay  signos  para 
marcar  el  género,  sino  las  palabras  macho  6  hembra.  Esta 
circunstancia  es  común  á  lenguas  diversas,  como  sucede 
con  todas  las  americanas  de  que  tengo  yo  noticia. 

5.  Número. — El  chino  moderno,  según  el  autor  que  espe- 
cialmente sigo,  (Remusat)  distingue  el  plural  del  singular 
con  las  partículas  tchoung,  tchou,  antepuestas,  ó  tu,  kia'i,  pos- 
puestas- Los  othomíes  forman  el  plural  usando  las  partí- 
culas ya,  e  que  no  tienen  semejanza  fonética  con  las  partí- 
culas chinas  como  luego  se  echa  de  ver:  es  sabido  que  para 
conceder  analogía  á  dos  lenguas  no  basta  que  usen  una  mis- 
ma clase  de  signos,  sino  que  es  necesario  haya  semejanza 
entre  ellos.  El  mexicano,  por  ejemplo,  tiene  la  final  Un 
para  formar  plural,  y  el  español  la  fináis,  lo  cual  prueba  un 
mismo  procedimiento;  pero  no  habiendo  analogía  entre  Un 
y  s,  no  se  puede  inferir  la  analogía  de  esos  dos  idiomas. 

6.  Caso. — El  idioma  chino  no  tiene  declinación  para  ex- 
presar el  caso  ni  con  el  nombre  ni  con  el  pronombre.  En 
othomí  el  pronombre  cambia  de  forma  del  caso  recto  al 
oblicuo;  nuga,  nugui,  yo;  gui,  ki.  me;  migué,  núy,  tú;?/,  hi, 
te;  nunu,  aquel;  bi,  &á  ki,  le. 


388  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

7.  Pronombre  personal. — Acabamos  de  señalar  una  di- 
ferencia entre  el  pronombre  chino  y  el  othomí;  pero  ade- 
más hay  otra,  y  es  que  en  othomí  va  acompañado  general- 
mente de  la  partícula  nu,  yuxtapuesta,  signo  de  pronombre. 
En  othomí,  se  usa  el  pronombre  como  afijo  del  verbo;  v.  g., 
di  xadiga,  yo  rezo:  ga  es  el  pronombre  miga-  Di  ztzihlca,  yo 
enciendo:  ka  es  el  pronombre  miga  con  el  cambio  explicado 
anteriormente.  Gui  hongué,  tú  buscas;  gué  es  el  afijo.  Y 
ámhnu:  nu  afijo,  abreviación  de  nunu.  Del  mismo  modo  se 
usa  el  pronombre  en  caso  oblicuo. 

En  la  forma  dé  los  pronombres  chinos  y  othomíes  sólo  se 
encuentra  anología  en  la  primera  persona  como  consta  de 
la  siguiente  comparación. 

YO. 

Chino.  Ngó,  ngu,  iú. 

Othomí.  Nugaga,  nugui,  nuga. 

TÚ- 

Chino.  Eúl,  jú,  jo,  treú,  y  en  la  lengua  moderna  ni- 
Othomí.  Nugue,  núy. 

él,  aquel. 

Chino.  Khi,  i,  kiuei,  tchi,  y  en  el  moderno,  tha. 
Othomí.  Nunu. 

8.  Posesivos. — Los  chinos  carecen  de  pronombre  pose- 
sivo; no  así  los  othomíes,  según  consta  del  capítulo  anterior. 
Esta  diferencia  es  digna  de  llamar  la  atención. 

9.  Verbo. — Ya  dimos  á  conocer  anteriormente  ciertas 
diferencias  esenciales  entre  othomí  y  chino  ,  las  cuales  se 
refieren  en  parte  al  verbo,  es  decir,  respecto  á  la  forma- 
ción de  pretéritos  y  verbales.  Ahora  marcaremos  otras  dos 
difei  encías  notables  confesadas  por  el  P.  Nájera,  y  son  las 
siguientes:  el  verbo  othomí  tiene  partículas  para  designar 
las  personas  y  tiempos,  mientras  que  el  chino  carece   de 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ.  389 

las  primeras.  El  verbo  chino  posee  una  partícula  para  ex- 
presar la  voz  pasiva,  y  el  othomí  no  tiene  verbos  pasivos. 

No  siendo  posible  que  el  P.  Nájera  dejara  de  conocer  la 
variedad  que  presenta  el  verbo  chino,  comparado  con  el 
othomí,  se  vio  en  el  caso  de  explicarse  por  medio  de  dos  su- 
posiciones igualmente  infundadas,  en  lo  substancial  del 
asunto;  l*,  que  en  el  verbo  othomí  deben  haber  influido  el 
latín,  el  español,  el  mexicano  y  el  huaxteco:  2^,  que  el  verbo 
othomí  en  lo  antiguo,  tenía  una  forma  más  sencilla. 

Respecto  de  la  influencia  latina  y  española  parece  que  se 
verificó  respecto  at  verbo  othomí  en  un  punto,  como  cree 
Nájera,  y  fué  en  la  formación  del  pretérito  pluscuamper- 
fecto, y  el  futuro  perfecto:  estos  tiempos  parecen  artificia- 
les, formados  por  la  combinación  de  los  otros,  y  como  debi- 
da esa  combinación  á  la  mane  de  los  gramáticos.  Por  lo  de- 
más, el  mecanismo  de  la  conjugación  othomí  se  presenta 
castiza,  muy  distinta  á  la  española  y  latina,  así  como  á  la 
mexicana  y  huaxteca,  según  paso  á  comprobarlo  valiéndo- 
me de  la  misma  comparación  de  que  se  vale  Nájera.  Des- 
de luego  convengo  en  hacer  á  un  lado  el  pluscuamper- 
fecto y  el  futuro  perfecto;  pero  también  omito  las  per- 
sonas de  plural  y  el  imperativo  en  virtud  de  la  siguiente 
manifestación  de  Nájera.  "El  artificio  de  los  plurales  es  se- 
"mejante  en  los  verbos  mexicanos  y  huaxtecos,  y  nada  de 
"común  tiene  con  ellos,  el  délos  othomíes.  En  la  formación 
"del  imperativo,  es  tan  diverso  el  estilo  conque  proceden 
"las  tres  lenguas  que  más  no  puede  ser.*' 

En  lo  que  queda  por  comparar  veamos  lo  que  resulta. 


Mexicano.  Nichihua.  | 
Huaxteco.  Utahjal.      V  yo  hago. 
Othomí.  Di  te.  ) 


"En  las  tres  lenguas,  dice  Nájera,  el  pretérito  se  Corma 
con  sólo  los  pronombres."  Esto  no  es  exacto.  En  mexicano 
el  presente  su  forma  con  el  pronombre  personal  prefijo,  en 
huaxteco  con  el  posesivo  prefijo,  y  en  othomí  con  partícu- 
las separadas  que  marcan  las  personas,  partículas  que  no 
conoce  el  mexicano,  ni  el  huaxteco  ni  el  chino,  según  antes 


390  COMPARACIONES  ENTRE  EL 

lo  dijimos  respecto  á  este:  así,  pues,  dichas  partículas  apa- 
recen como  forma  peculiar  del  othomí. 


Mexicano.  Nichihuaya-  ) 
Huaxteco.  UtahjaHtz.       v   yo  hacía. 
Othomí.  Di  te  hm a.  ) 


Según  Nájera  el  imperfecto  se  forma  en  mexicano,  huax- 
teco y  othomí  "con  los  pronombres  y  partículas  pospues- 
tas. "  Tampoco  esta  explicación  es  buena.  El  mexicano  y  el 
huaxteco  usan  finales  yuxtapuestas;  el  othomí  una  partícula 
separada  que  implica  sistema  distinto. 


Mexicano.  Onichiuh.      ) 
Huaxteco-  Utahjamal.     V   yo  hice. 
Othomí.  Da  te.  ) 


"El  perfecto,  según  Nájera,  se  forma  con  solo  los  pro- 
nombres en  mexicano  y  othomí,  si  bien  el  primero  varía  las 
sílabas  de  su  raíz."  Aquí  vuelve  á  confundir  Nájera  los 
pronombres  prefijos  mexicanos  con  las  partículas  separa- 
das del  othomí.  Debe  también  explicarse  la  diferencia  que 
presenta  el  huaxteco,  y  es  el  uso  de  una  terminación  yux- 
tapuesta. 

Mexicano.  Nichihuaz.  j 
Huaxteco.  Kiatahja.      V   yo  haré. 
Othomí.  Ga  te,  j 

"En  el  futuro,  dice  Nájera,  no  hay  semejanza  entre  estas 
lenguas,  si  no  es  en  cuanto  á  que  las  tres  con  sólo  pronom- 
bres componen  un  tiempo  sin  agregar   partícula  alguna.  " 

Explicación  inexacta  como  las  anteriores,  pues  se  vuel- 
ven á  confundir  los  prefijos  del  mexicano  y  huaxteco  con  las 
partículas  separadas  del  othomí,  y  se  omite  explicar  que  el 
futuro  mexicano  se  marca  con  una  terminación  z,  y  el  huax- 
teco suprimiendo  la  final  del  imperativo. 

Lo  dicho  es  en  cuanto  á  la  voz  activa;  pero  además  debe 
hacerse  mérito  de  que  en  ohtomí  no  hay  pasiva,  mientras 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ.  391 

que  la  usan  tanto  el  mexicano  como  el  huaxteco.  Esto  es  sin 
entrar  en  pormenores  secundarios  que  aumentarían  la  se- 
rie de  diferencias  entre  los  idiomas  que  Nájera  no  acertó  á 
comparar  bien,  desconociendo  lo  que  realmente  hace  dife- 
rencia de  sistema. 

Tocante  á  la  otra  suposición  de  Nájera  respecto  á  que  el 
verbo  othomí,  en  lo  antiguo,  se  presentaba  con  forma  más 
sencilla,  observaré  lo  siguiente. 

La  historia  de  las  lenguas  nos  demuestra  que  éstas  han 
ido  siempre  délo  compuesto  á  lo  simple,  de  la  síntesis  á  la 
análisis  como  el  español  respecto  al  latín.  ¿Por  qué  hemos 
de  hacer  una  excepción  con  el  othomí?  El  fundamento  ra- 
cional de  Nájera,  sobre  el  punto  de  que  tratamos,  lo  único 
que  presenta  con  apariencia  de  hecho  es  la  circunstancia  de 
que  los  othomíes  tienen  hoy  tres  partículas  para  designar 
tiempo  ma,  ni,  na  pasado,  futuro  y  presente.  Empero,  de 
esto  no  se  puede  inferir  que  en  el  uso  de  las  partículas  úni- 
camente consistiera  antes  la  conjugación.  Por  una  parte  se 
observa  que  no  hay  sustitución  de  sistema,  pues  los  otho- 
míes usan  de  su  conjugación  y  al  mismo  tiempo  de  las  partí- 
culas dichas;  no  es  una  forma  antigua  que  se  ha  salvado  de 
los  cataclismos  lingüísticos  como  los  restos  de  la  época  pa- 
leozoica en  geología.  Nada  de  esto,  las  partículas  referidas 
tienen  hoy  un  uso  particular,  y  el  verbo  su  sistema  de  con- 
jugación: cual  es  el  uso  de  las  partículas  en  cuestión,  nos  lo 
explica  Nevé,  con  toda  claridad  por  medio  de  las  siguien- 
tes palabras:  "Ma,  ni,  na,  non  partículas  que  denotan  lo  pa- 
sado, lo  futuro  y  presente  de  los  tiempos;  y  así  para  decir 
ayer,  dicen:  ma  nde;  mangundé,  mañana;  nihiatzi,  á  la  tarde; 
hoy  na  panaya."  Las  partículas  ma,  ni,  na,  son,  pues,  par- 
tículas adverbiales  de  tiempo  como  las  hay  de  lugar,  canti- 
dad, etc.  ¿Acaso  porque  en  español  se  dice  escribo  ahora; 
escribí  antes;  escribiré  luego,  hemos  de  inferir  que  la  con- 
jugación antigua  fué  el  infinitivo  ó  cualquiera  radical  con 
sólo  los  adverbios? 

10.  Sistema  léxico- — Omitiendo  algunas  formas  secun- 
darias del  othomí  y  del  chino,  cuya  analogía  ó  diferencia 
nada  probaría  en  pro  ni  en  contra,  paso  á  tratar  del  sistema 
léxico,  haciendo  algunas  comparaciones,  previas  dos  adver- 
tencias. En  lenguas  de  la  naturaleza  que  el  chino  y  el  othomí 


392 


COMPARACIONES  ENTRE  EL 


es  más  fácil  la  conservación  de  analogías  casuales,  que  en 
idiomas  complicados,  según  lo  han  indicado  ya  Latham  y 
Charencey,  citados  al  comenzar  este  capítulo.  Hay  que  te- 
ner en  cuenta  también  las  onomatopeyas  propias  del  mono- 
silabismo,  ó  cuasi-monosilabismo- 

No  obstante  esto,  los  ejemplos  que  pongo  en  seguida  in- 
dican la  diferencia  de  sistema  léxico  que  existe  entre  chino 
y  othomí. 


Chino. 


Othomí 


Hombre,  Shin,  jin,  po,  lung.  Yelie 

Mujer,  Niu.  Behia,  dansu. 

Padre,  Fou,  fu,  hu,  chu,  pe-  Bta,ta. 

Hijo,  Tseu,  tse.  Balitzi,  iso. 

Hija,  Niu.  Ttisu. 

Cabeza,  Chin,  theou,  ten,  tu-  Ñasmu,  fía. 

Ojo,  Yan,  yen,  mou,  mole.  Daa,  da. 

Nariz,  Ni,  pei,  pi,  bi.  Siñu,  siyu,  siu. 

Boca,  Keu,  hou-  Ne, 

Lengua,  Sche,  che,  schit,  chi-  Khane. 

Oreja,  01,  y-  Gu. 

Mano,  Thcho,  scheu,  schu.  Ye. 

Corazón,  Seng,  sin.  Muy- 

Cielo,  Ihiam,  dian,  lien,  Vi.  Mahetzi. 

Tierra,  Tu,  ti-  Hay. 

Sol,  Zhi,  ji,  yat,  jat-  Hiadi. 

Luna,  Youei,  yuet,juet,  uet.  Zana. 

Estrella,  King-seng,  sing-scheng  Ztzé,  tzoz. 

Fuego,  Ke.-kua,lcho,cho,ho,fo-  Ztzibi,  tzibi. 

Aire,  Bong,  fung.  Ndalii- 

Agua,  Tscho,  chiu,  schuy,  shoi,  De~he  (7¿e  significa/no) 

Río,  Toung.  Dathe. 

Ave,  Miao,  niao.  Ztzintzu. 

Pez,  Yu.  Búa, 

Árbol,  Mu,  mok.  Bay. 

Piedra,  Shi,  shap.  Do. 

Muerte,  Ku.  Bu. 

Yo,  tú,  etc-  fse  compararon  antes.) 

Bueno,  Bao.  Ma  —  nho,  niza,  üza. 


CHINO  Y  EL  OTHOMÍ.  393 

Chino.  Othomí. 


Malo, 

Ngo< 

Ka-ntzo. 

Uno, 

I,  yik,  git- 

Na-ra,  nra- 

Dos, 

Eul,  gui,  ny,  y- 

Yo~ho. 

Tres, 

San;zam. 

Hiu. 

Cuatro, 

Se,  si,  szu. 

Go-ho- 

Cinco, 

Ou,  on,  ong,  in, 

ngu. 

Ku~tto- 

Seis, 

Lou,  lu,  loh. 

Rato- 

Siete, 

Thsi,  tsat,  tsit- 

Foto- 

Ocho, 

Pa,  pat- 

Hiato- 

Nueve, 

Kieou,  kou- 

Gato. 

Diez, 

Chi,  ski,  chat,  shap. 

Peta. 

Amar, 

Hao- 

Ma-di. 

Poder, 

Te 

Ztza. 

Ver, 

Kian. 

Nu. 

Comer, 

KM- 

Tzi. 

Dar, 

Pa. 

Da. 

Atreverse, 

Ka. 

Psa. 

Venir, 

Khui,  lai. 

Ehe,  yehe. 

Sobre, 

U¿. 

Jfa-setze,  ma-lla- 

El  que, 

Cho,  ho 

quien, 

To. 

No,  ni, 

Po. 

Yo. 

La  variedad  de  forma  que  tienen  algunas  palabras  chinas, 
es  de  ortografía  ó  de  dialecto. 


CAPITULO  Lili. 


EL  MAZAHUA  O  MAZAHUI. 


NOTICIAS  PRELIMINARES. 

«Los  principales  lugares  habitados  por  los  mazahuis,  di- 
ce Clavijero,  estaban  en  las  montañas  occidentales  del  valle 
de  México,  y  componían  la  provincia  de  Mazahuacán,  per- 
teneciente á  la  corona  de  Tacuba.» 

En  el  día,  según  las  noticias  que  he  podido  adquirir,  pa- 
rece que  sólo  quedan  algunos  restos  de  la  nación  mazahua 
en  el  Distrito  de  Ixtlahuaca  perteneciente  al  departamento 
de  México- 
Ha  sido  tan  pobre  de  escritores  el  idioma  mazahua,  que, 
según  creo,  no  se  ha  escrito  sobre  él  más  que  una  doctri- 
na, precedida  de  algunas  breves  noticias  gramaticales,  por 
el  Lie.  Diego  de  Nájera  Yanguas,  de  donde  he  sacado  las 
pocas  noticias  que  pongo  á  continuación.  También  he  visto 
un  Vocabulario  MS.,  trunco  (anónimo),  en  la  biblioteca  de 
D-  Fernando  Ramírez. 

DESCRIPCIÓN. 

1.  Alfabeto. — El  alfabeto  mazahua  consta  de  las  siguien- 
tes letras: 

a.  b.  ck.  c,h.  d.  e.  g.  h.  i.  7c.  m.  n.  Ti.  o.  p.  r. 
t  u.  v.  oc.  y.  z.  tz-    (1). 


EL  MAZAHUA  Ó  MAZAHUI.  395 

2.  Pronunciación. — La  pronunciación  de  la  ch  y  de  la 
c,h  es  diferente;  pero  el  autor  que  me  sirve  de  guía  no  ex- 
plica en  qué  consiste  la  diferencia. 

Según  creo,  la  z  suena  como  6',  y  la  h  como./,  siendo  una 
aspiración. 

3.  Combinación  de  letras.— Generalmente  es  propor- 
cionada la  reunión  de  vocales  y  consonantes.  Abunda  la  h, 
es  decir,  la  aspiración,  y  es  frecuente  la  reunión  de  dos  tt- 
En  algunas  palabras  se  suele  ver  repetida  una  misma  vocal; 
v.  g. ,  amboo,  dentro. 

4.  Sílabas. — El  idioma  mazuahua  es  cuasi-monosilábico 
(2),  según  explico  en  el  capítulo  anterior  respecto  al  otho- 
mí.    Véase  también  el  capítulo  que  sigue  al  presente- 

5.  Género,  número  y  caso.— No  encuentro  signos  pe- 
culiares para  marcar  el  género  ni  el  caso.  Con  la  partícula 
hi,  separada,  y  no  como  terminación  (3),  se  marca  el  núme- 
ro plural;  v.  g..  nezok;  pecado,  nezok  hi,  pecados. 

El  mazahua  tiene  el  número  dual;  pero  sólo  en  el  verbo,  y 
no  en  el  nombre,  siendo  su  signo  la  partícula  hui;  v.  g. ,  me 
hui,  idos  vosotros  dos. 

6.  Pronombre  personal. — Según  los  ejemplos  que  he 
podido  ver  en  la  doctrina  del  Lie-  Yanguas,  el  pronombre 
mazuahua  es  el  siguiente: 

Yo,  ñuze. 

Tú,   Tíutzkhe,  anguezkhe. 

El,  aquel,  hanguekhe. 

Nosotros,  anguezguetohi,  (hi  partícula  de  plural). 

Vosotros,  anguetzkhehi,  matzke: 

7.  Posesivo. — .1//,  significa  mío  ó  de  mí;  v.  g.,  mi  nehpue- 
ze, mi  capote-  Ni,  significa  tuyo  ó  suyo;  v.  g. ,  ni  nehpueze, 
tu  capote;  ni  nehpueze  Pedro,  capote  de  Pedro.  El  posesivo 
de  la  primera  persona  de  plural  se  marca,  según  parece, 
con  la  partícula  me,  pospuesta;  v-  g- ,  mimutze,  señor  mío; 
mi  mutze  me,  señor  nuestro,  así  como  con  el  signo  de  plural 
hi;  ni  muin  hi;  vuestras  almas- 

8-  Relativo  y  demostrativo. — Macho,  makhe,  significa 
el  relativo  que,  y  kocho,  significa  quién. 

Mahda,  mayna,  son  el  demostrativo  éste,  ésta,  éstos,  éstas. 


396  EL  MAZAHUA  Ó  MAZAHUI. 

9.  Verbo. — Las  personas  y  tiempos  se  marcan  por  me- 
dio de  partículas  separadas,  las  cuales,  en  presente  de  indi- 
cativo, son  ti,  ki,  i;  v.  g. : 

Ti  niiu,  yo  veo. 
Ki  nuu,  tú  ves. 
1  nuu,  aquél  ve. 

Para  el  plural  se  agrega  la  partícula  hi,  que  hemos  visto 
sirve  también  para  los  nombres;  v.  g. ,  ti  nuu  hi,  nosotros 
vemos. 

Las  partículas  de  pretérito  son  to,  gui,  po  ó  pi. 

To  nuu,  yo  vi. 
Gui  nuu.  tú  viste. 
Po  nuu,  aquél  vio. 

Las  partículas  de  futuro  son  ta,  te,  ta,  y  para  distinguir 
la  tercera  de  la  primera  se  agrega  la  partícula  pospuesta  go. 

Ta  nuu,  yo  veré. 
Te  nuu,  tú  verás. 
Ta  nuu  go,  aquel  verá. 

La  partícula  me,  que  hemos  visto  al  hablar  del  posesivo, 
también  se  usa  con  los  verbos  designando  la  primera  per- 
sona; toma  me,  nosotros  dijimos. 

Las  partículas  po  ó  pi  del  pretérito  se  mudan  en  mo,  mi, 
si  concurre  en  la  oración  el  adverbio  cuando. 

Hay  algunos  verbos  que  varían  cuando  se  habla  de  prime- 
ra ó  segunda  persona,  ó  de  segunda  ó  primera;  v.  g.,  ti  une, 
yo  doy;  ti  dakke,  yo  te  doy. 

Hay  ciertas  partículas,  con  las  cuales  se  expresa  un  tiem- 
po semejante  al  futuro  latino  terminando  en  rus,  y  cuyas 
partículas  son  go  go,  antepuestas,  y  maha,  pospuesta;  v.  g., 
to  elie,  yo  vine;  ti  go  go  e  molía,  aquel  había  de  venir,  perdien- 
do el  verbo  la  sílaba  lie. 

La  partícula  hi,  antes  del  verbo  ó  nombre,  significa  no. 

La  partícula  ke,  antes  del  verbo,  es  interrogativa. 


EL,  MAZAHUA  O  MAZAHUI. 


397 


10-  Adbervio,  preposición  y  con  junción.— Daré  ejem- 
plos de  algunos  adverbios,  conjunciones  y  preposiciones. 


Ximueñehe,  ximiieñetze,  y. 

Hira,  hire,  hi,  no- 

To,  ti,  clari,  si. 

Mamue,  cuándo,  después. 

Mal-hnaya,  ahora. 

Nangueze,  por  qué,  para  qué, 

por. 
Nihmi,  ante,  delante. 
Amboo,  dentro. 
Zomue,  aunque. 
Anguemue,  entonces. 


Makhe,  para  qué,  para,  de, 

en. 
Xin,  también. 
Mahl-hua,  acá,  aquí. 
Halchua,  á  dónde- 
Niñene,  junto,  con. 
Ndnii,  abajo. 
Daichogue,  siempre. 
Chinihere,  mucho. 
Anclee,  ayer- 
Zomue,  pero. 


11.  Ejemplo  del  Padre  nuestro. 

Mi  yho  me  kioouihui  ahezi  tanereho 

Padre  nuestro    (que)  estás     (en  el)  cielo  santificado  (sea) 


ni  chuu,            ta  ehe 

ni 

nahmuu            ta  cha 

tu  nombre,     venga  (á  nos) 

tu 

reino              hágase 

axoñihomue              cho 

ni 

nane              mal-he  anzi 

(en  la)  tierra             ? 

tu 

voluntad            así  como 

ocha              ahezi. 

21  yak 

me            mi  bech  me 

se  hace     (en  el)  cielo. 

Da  nos             nuestro  pan 

choyazmue,                 ti  choth'he 

me              mo  huezok  me 

cuotidiano                  perdona 

nos        nuestras  culpas 

mal-he  anzi  ti  gattotpue  me  macho  i  zol-hegue 

así  como  perdonamos        (á)  los  que  ofenden 


me 
nos 


pefchecho 

no  nos 


gucguetme 
dejes 


tezoxl-heme  yo 

caer  en 


398  EL  MAZAHUA  Ó  MAZAHUI. 


huezok  hi 

Upe  yeziz 

me 

macho  yoñene 

pecados 

libra 

nos 

de 

macho  tenxi 

Jcigaho. 

todo 

mal. 

12-  Análisis. — Aíiyho  me:. las  partículas  mi,  me  signifi- 
can nuestro,  según  vimos  al  tratar  del  posesivo;  yho  es  pa- 
dre. Los  nombres  de  parentesco  se  usan  siempre  con  el 
posesivo. 

Ki  obuihui:  la  partícula  7ci  es  propia  de  la  segunda  perso- 
na de  singular  de  indicativo. 

Ahezi:  sustantivo  sin  ningún  signo  que  supla  la  preposi- 
ción en,  lo  cual  se  nota  frecuentemente,  porque  el  mazahua 
es  pobre  de  preposiciones  y  conjunciones. 

Tanereho:  parece  un  adjetivo. 

Ni  cliuu:  ni,  posesivo. 

Ta  ehe:  ta  es  signo  de  futuro,  y  seguramente  con  este 
tiempo  se  suple  el  subjuntivo- 

Ta  cha:  la  misma  observación  que  en  el  verbo  anterior. 

Aocoñihomut:  sustantivo  sin  ningún  signo  ni  preposición 
que  marque  el  caso. 

C'ho:  sospecho  que  es  una  partícula  reverencial. 

Ti  yak  me:  ti  es  signo  de  primera  persona,  en  el  indicati- 
vo; pero  como  no  hemos  encontrado  en  las  noticias  de  Yan- 
guas  razón  ninguna  sobre  el  imperativo,  no  podemos  expli- 
car aquí  la  existencia  de  ti:  me,  hemos  visto  que  equivale  al 
pronombre  de  segunda  persona  de  plural.  (Véase  en  el  ca- 
pítulo siguiente  mi  aclaración  sobre  el  imperativo  maza- 
hua). 

Mi  bech  me:  bcch  es  el  sustantivo,  mi  me  el  posesivo  (§§7 

y  9). 

Ti  chotkhe  me:  la  misma  observación  que  sobre  el  impera- 
tivo da. 

Mo,  en  lugar  de  mi,  tal  vez  sea  una  forma  para  el  posesi- 
vo de  plural. 

I  zokhegue:  i,  signo  de  tercera  persona  de  indicativo. 

Pékhecho  guegúetme  tezoxkheme:  hemos  escrito  y  tratado, 
según  Yanguas;  pero  no  podemos  analizar  esas  palabras, 
pues  son  un  circunloquio  para  snplir  nuestro  infinitivo,  y 


EL  MAZAHUA  Ó  MAZAHUI.  399 

no  hemos  encontrado  explicaciones  sobre  esta  forma  del 
mazahua. 

HuezoJc  hi:  aquí  se  ve  la  partícula  hi  que  marca  el  plural. 

Tipe  yeziz  me:  ya  hemos  hablado  sobre  el  imperativo. 

Macho  youene-  Yanguas  traduce  estas  palabras  por  de;  pe- 
ro parece  haber  un  circunloquio,  lo  mismo  que  en  las  dos 
palabras  siguientes. 

Eigaho:  esta  palabra  se  encuentra  varias  veces  traducida 
en  la  doctrina  por  mal;  pero  creo  que  literalmente  significa 
no-bueno  de  hi,  no,  y  naho,  bueno,  con,  una  variación  eu- 
fónica. 


NOTAS. 


(1)  Como  de  costumbre,  he  suprimido  las  letras  c  y  q  por 
innecesarias-  Según  Naje r a  Yanguas,  no  faltan  al  mazahua 
más  que  la/,  l,  s,  pero  tampoco  encuentro  la  11  ni  la  j:  esta 
última  se  suple  con  la  h,  que  es  una  aspiración,  según  creo. 
No  hace  mérito  el  referido  autor  de  la  iz;  pero  evidentemen- 
te existe  en  el  idioma.  Frecuentemente  confunde  el  mismo 
escritor  la  v  y  la  u,  la  i  y  la  y- 

(2)  El  P.  Fr-  Manuel  de  San  JuanCrisóstomo  Náxera,  en 
su  Disertación  sobre  la  lengua  othomí,  dice  equivocadamente 
que  el  mazahua  es  monosilábico,  error  en  que  han  caído  to- 
dos los  que  han  copiado  al  P.  Náxera.  (Véase  el  capítulo  an- 
terior y  el  que  sigue  al  presente). 

(3)  El  Lie-  Yanguas  advierte  que  ésta  y  las  demás  partí- 
culas del  mazuhua  van  separadas,  cuya  observación  es  muy 
importante,  porque  de  otro  modo  se  tomarían  por  desinen- 
cias ó  terminaciones,  cuyo  sistema  es  extraño  al  mazahua. 
Sin  embargo,  el  autor  junta,  en  lo  escrito,  las  partículas 
con  las  palabras  á  que  corresponden,  como  si  formaran  una 
sola  cosa,  dando  motivo  con  esto  á  mil  equivocaciones,  y 
desfigurando  el  sistema  propio  del  idioma:  nosotros  ten- 
dremos cuidado  de  escribir  separadamente  las  partículas. 


CAPITULO    LIV. 


COMPARACIÓN 

DEL  OTHOMÍ  CON  EL  MAZAHUA 
Y    EL    PIRINDA. 

CARACTERES  DISTINTIVOS  DÉLA  FAMILIA  OTHOML 

1.  Letras. — El  alfabeto  mazahua  es  menos  complicado 
que  el  othomí,  aunque  en  mi  concepto  habría  que, agregar 
á  aquel  varias  letras  si  se  conociese  más  profundamente  el 
sistema  fonético  del  idioma.  Sin  embargo,  fácilmente  se 
perciben  en  el  mazahua  los  sonidos  del  othomí  h  aspirada 
(de  mucho  uso)  kJi,  fí,  tt,  tz.  De  todas  maneras  el  mazahua 
aparece  menos  cargado  de  consonantes  que  el  othomí,  y  es 
de  pronunciación  más  fácil- 

Debo  advertir  aquí,  como  un  agregado  al  capítulo  ante- 
rior, que  en  mazahua  hay  algunas  letras  promiscuas  t  y  r, 
n  y  ñ,  etc.,  así  es  que  las  partículas  del  verbo  to,  ta,  ti,  te 
suelen  sonar  y  escribirse  ro,  va,  ri,  re;  nuu,  ver,  se  dice 
igualmente  ñuu  etc. 

2.  Sílabas. — En  mazahua  hay  dicciones  más  largas  que  en 
othomí,  hasta  de  seis  sílabas;  v.  g.,  ma-mue-ho-gon-kua-re% 
después,  mientras  que  en  othomí  las  mayores  palabras  son 
de  cuatro  sílabas,  en  lo  común  del  diccionario,  sin  incluir 
las  compuestas  que  resultan  en  los  adjetivos  numerales.  Sin 
embargo,  el  mazahua  debe  considerarse  idioma  cuasi-mo- 

26 


402  COMPARACIÓN  DEL  OTHOMÍ  CON  EL 

nosilábico  como  el  othomí,  ya  porque  abunda  en  monosíla- 
bos, y  ya  porque  su  gramática  está  fundada  especialmente 
en  el  uso  de  partículas  separadas-  En  el  capítulo  anterior, 
nota  3,  manifesté  que  aunque  el  Lie.  Yanguas,  al  explicar 
el  mazahua,  advirtió  muy  acertadamente  que  las  partículas 
gramaticales  iban  separadas,  el  mismo  autor,  en  lo  escrito, 
juntaba  las  partículas  con  las  radicales,  desfigurando  el  sis- 
tema propio  del  idioma,  y  esta  circunstancia  debe  tenerse 
muy  presente.  Por  ejemplo,  se  escribe  nimuimhi,  vuestras 
almas,  debiendo  ser  ni  muin  hi:  ni  es  el  posesivo,  muin  el 
sustantivo,  hi  partícula  de  plural. 

3.  Género  y  caso- — Ni  en  mazahua  ni  en  othomí  hay  sig- 
nos especiales  para  marcar  el  género  y  el  caso. 

4.  Número. — Por  medio  de  una  partícula  separada  se 
marca  el  plural,  en  mazahua,  lo  mismo  que  en  othomí.  En 
mazahua  hay  dual  con  el  verbo  según  lo  explicado  en  el  ca- 
pítulo anterior,  §  5.  Algo  de  esto  tiene  también  el  othomí, 
pues  persona  competente  en  el  idioma  me  ha  hecho  ver  que 
en  algunos  casos,  cuando  el  verbo  othomí  se  refiere  á  dos 
personas,  lleva  la  partícula  hui,  la  misma  que  hemos  visto 
en  mazahua  (loe.  cit.)-  A  este  uso  debe  referirse  Nevé  en  su 
gramática  othomí,  cuando  en  el  cap.  16  trata  de  lo  que  él  lla- 
ma concomitancias,  y  explica  así:  «Hay  algunas  expresiones 
de  acciones  que  en  este  idioma  llamamos  concomitancias 
por  ser  acciones  que  se  hacen  juntamente  con  otro.»  Los 
ejemplos  que  pone  Nevé  se  refieren  á  dos  personas,  á  saber: 
«voy  con  Juan»;  «vivo  con  Antonio»;  «tu  comes  con  José»; 
«Juan  comió  con  Pedro.»  Las  partículas  que  se  U3an  en  es- 
tas oraciones,  son  be,  gúi:  esta  última  recuerda  la  partícu- 
la hui  del  mazahua. 

5.  Pronombre  personal. — La  analogía  del  pronombre 
entre  othomí  y  mazahua  consta  de  la  siguiente  compara- 
ción. 

YO. 

Othomí.  Nuga,  nugui.  Mazahua.  Ñuze  ó  nuze,  pues  ya  he- 
mos dicho  que  n  y  ñ  se  conmutan. 

TU. 

Ot.  Nugué.  Maz.  Ñutzkhe,  ó  nutzkhe. 


MAZAHUA  Y  EL  PIRINDA.  403 

NOSOTROS. 

Ot.  Nu-guié,  nugahé.  31az-  An-guezguetohi. 

VOSOTROS. 

Ot-    Nu-guégúi,  nu-gueu.  Maz-  An-guetzkhehi. 

6.  Posesivo. — He  aquí  la  comparación  del  posesivo. 

Othomí.  Ma,  mió;  ni,  tuyo;  na,  suyo. 
Mazahua.  lili,  mió;  ni,  tuyo;  ni,  suyo. 

7.  Verbo. — Las  personas  y  tiempos  se  marcan  en  maza- 
hua como  en  othomí,  esto  es,  con  partículas  separadas,  cu- 
ya analogía  consta  de  la  siguiente  comparación. 

Presente. 
Othomí.  Di,  gui,  i.  Mazahua.  Ti,  ki,  i- 

Pretérito. 
Othomí.  Da,  ga,  bi.  Mazahua,.  To,  gui,  pi  ó  po. 

En  las  partículas  de  futuro  no  hay  semejanza  entre  los 
dos  idiomas  si  no  es  respecto  á  da,  del  othomí,  con  ta  del 
mazahua  en  las  terceras  personas. 

Hay  un  segundo  futuro,  en  mazahua,  cuyo  signo  es  la 
partícula  go  repetida:  el  futuro  perfecto  en  othomí  se  mar- 
con  gua- 

Ni  en  othomí  ni  en  mazahua  hay  subjuntivo,  ni  infinitivo. 
(Véanse  las  descripciones  de  estos  idiomas).  Empero,  el 
mazahua,  me  parece  aun  más  pobre  en  modos  del  verbo  que 
el  othomí,  pues,  en  mi  concepto,  no  tiene  imperativo,  su- 
pliéndole con  el  futuro-  Desde  luego  se  notará  fácilmente 
que  esto  no  es  contrario  á  la  ideología,  pues  el  imperativo 
expresa  tiempo  más  próximo  ó  más  remoto;  pero  siempre 
futuro,  siendo  por  ejemplo  lo  mismo  decir:  "'compra  un  li- 
bro para  mí"  que  "comprarás  un  libro  para  mí."  Por  lo  de- 


404 


COMPARACIÓN  DEL  OTHOMÍ  CON  EL 


más,  he  observado  que  los  signos  de  la  segunda  persona  de 
futuro  son  las  partículas  te  ó  ti  pues  se  dice  por  ejemplo,  ti 
liare,  tu  sabrás,  temamue,  tú  dirás.  Ti  es  signo  de  primera 
persona  de  presente,  lo  cual  no  obsta,  pues  basta  el  tono, 
bastan  los  antecedentes  y  consecuentes  de  la  oración  para 
aclarar  el  sentido  de  los  homónimos  como  lo  he  explicado  al 
tratar  del  othomí.  En  castellano  la  palabra  escrib-e,  con  la 
misma  terminación  e,  puede  ser  presente  de  indicativo  (ter- 
cera persona)  ó  imperativo-  Por  otra  parte,  si  el  imperati- 
vo mazahua  tuviese  una  forma  propia,  la  hubiera  explicado 
el  Lie.  Yanguas  en  su  obra  sobre  aquel  idioma,  y  nada  dijo 
sobre  ese  modo,  según  lo  observé  en  el  capítulo  anterior. 
Lo  cierto  es  que  el  imperativo  se  encuentra  en  mazahua 
marcado  con  las  partículas  te  ó  ti  según  consta  de  los  si- 
guientes ejemplos. 


Te  nuu  Id, 
Te  phati  hi, 
1  i  nuu, 
Ti  mobi, 
Te  ne  M, 


mirad  vosotros, 
sabed  vosotros- 
mira  tú. 
anda  tú. 
venid  vosotros. 


8.  Preposición.- -La  preposición  se  construye  en  maza- 
hua del  mismo  modo  que  en  othomí,  y  tan  pobre  de  prepo- 
siciones es  un  idioma  como  otro,  subentendiéndose  muchas 
veces  en  el  discurso. 

9.  Sistema  léxico. — La  siguiente  comparación  de  pala- 
bras acabará  de  comprobar  el  parentesco  del  othomí  y  el 
mazahua. 


Mazahua 

Othomí. 

Mujer, 

Enttixu, 

D-anxu, 

Niño, 

Zhiyotti, 

Tzuntti. 

Madre, 

Ñu  6  nu,  (mu) 

Me. 

Hijo, 

C'hitzi, 

Bahtzi. 

Abuela, 

Zu, 

Tzu. 

Hermano, 

Khuarme, 

Khuada- 

Tío, 

Mo, 

Moa. 

Tío, 

Huee, 

Ue. 

M^ZAHUA  Y  EL  PIRINDA- 

Mazahua.  Othomí 


405 


Tía, 

m, 

m 

Tía, 

Zizi, 

ZihtzL 

Suegro, 

Cha, 

Tza. 

Suegra, 

Choo, 

To. 

Pariente , 

Menhi,  mehñi, 

Meni. 

Cuerpo, 

Honxi, 

Hankhiay, 

Carne, 

Nonguee, 

Ngce- 

Cabeza, 

m, 

Ña. 

Nariz, 

Axiñu, 

XiTtu. 

Boca, 

NecJie, 

Ne- 

Diente, 

Ezi. 

Tzi, 

Pezcuezo, 

E-yizi, 

Yuga. 

Mano, 

E-yeche, 

Ye. 

Dedo, 

Et-ziye, 

Zaha- 

Uña, 

E-xo, 

Xa. 

Ombligo, 

E-zome, 

Tzay. 

Espalda, 

E-xMti, 

Xuta. 

Pierna,  pié, 

En-khuante, 

Xinthe. 

Rodilla, 

E-ñiJnno 

Nahmu. 

Tripas, 

Hehpoho, 

Tlietxepho. 

Corazón, 

Muibui, 

Muy. 

Sangre, 

Okhi, 

Khi. 

Hueso, 

Nchoye, 

Ndoyo- 

Vena, 

E-ñichi, 

Ñul-hi, 

Cielo, 

Ahezi, 

Mahezi- 

Sol, 

Yhare. 

Hiadi. 

Lumbre  fuego, 

Zibi, 

Tzibi. 

Agua, 

An-dehe, 

Dehe. 

Monte,  cerro, 

Yol—huatte, 

Hantte. 

Día, 

E-}ja, 

Pa. 

Conejo, 

Na-Jrhua, 

Na-hhua. 

Ratón, 

Yo-ngo, 

Ngu. 

Pájaro 

Tzinzi, 

Ztzintzu- 

Gallina, 

Zu-ene, 

Eni. 

Pescado, 

Am-ho, 

Hua. 

Pluma, 

Ti-xene, 

Xini- 

Sementera  de  maíz 

,  Ni-huamhi, 

Na-huahi. 

Pimiento,  chile, 

Ey, 

M-ay. 

406  COMPARACIÓN  DEL  OTHOMÍ  CON  EL 

Mahahua.  Othomí. 


Piedra, 

Do, 

Do. 

Sal, 

E-o, 

U. 

Dios, 

Ol-himi, 

Okha. 

Señor, 

Mutze, 

Mulike. 

Calentura,  calor, 

Ñopa, 

Npa. 

Cama, 

Nattoze, 

Nttotzi. 

Cántaro, 

Xhene, 

Xeni. 

Ninguno, 

Hi-kliua, 

Khoo. 

Grande, 

Da-chinoho, 

Ma-noho. 

Bueno, 

Isaho, 

Nho. 

Blanco, 

Nantoxi, 

Ntaxi. 

Negro, 

Nan-photte, 

Na-bode. 

Amarillo, 

Nan-l-axde, 

Kaxti. 

Yo,  mío,  etc.  (Ya  se  compararon  anteriormente). 


Ver, 

Nuu-nuu. 

Nu. 

Saber, 

Pare, 

Padi. 

Trabajar, 

Berih-pehpi, 

Pephi. 

Dejar, 

Hezi, 

Hiegui. 

Mentir, 

Chine, 

Phetni. 

Beber, 

Zi, 

Tzi. 

Morir, 

Ndu, 

Tu. 

Ir, 

Mo,  ma, 

Ma. 

Hablar, 

Ña, 

Ñha. 

Dormir, 

lhi, 

Alia. 

Salir, 

Peye, 

Paeni- 

Llamar, 

Zhone, 

Nzohni. 

Venir, 

Ñehe, 

Ehe. 

Perder, 

Bexi, 

Redi. 

Dar, 

Une,  y  une, 

Lnni. 

Querer, 

Riñe, 

Nee. 

Barrer, 

Paxi, 

Paxi. 

Ayer, 

Andee, 

M-ande. 

Acá, 

Makhua, 

Nugua,  nuh-ua. 

Delante, 

Nihmi, 

Na-hmi. 

Dentro, 

Arnboo, 

Nbo. 

MAZAHUA  Y  EL  PIRINDA- 
Mazahua.  Othomí. 


407 


No,  Hi,  hira,  Hi,  hiña. 

De,  en,  Mal-he,  Kha- 

Sobre,  Miguihuizi,  Maxetze. 

Y,  también,  Ximueñehe,  Ximanehe. 

Entre  los  adjetivos  numerales  del  othomí  y  el  mazahua 
hay  analogía  en  algunos;  pero  no  en  todos,  como  consta  de 
la  siguiente  comparación. 


Mazahua. 

Othomí. 

Uno, 

Dalia, 

Kara,  nra 

Dos, 

Yehe, 

Yoho. 

Tres, 

Efíhii, 

Hiu. 

Cuatro, 

Zioho, 

Goho. 

Cinco, 

Zicha, 

Kutte. 

Seis, 

Nantto, 

Rato. 

Siete, 

Yencho, 

Yoto. 

Ocho, 

Xincho, 

Hiato- 

Nueve, 

Zincho, 

Guto. 

Diez, 

Decha, 

Reta. 

Veinte, 

Yhotte, 

Nrahte. 

Ciento, 

Zhichiche, 

Nranthbe. 

Mil, 

Yerno  clecliiche, 

Nramoo. 

En  el  capítulo  cuarenta  y  dos  he  manifestado  que  M 
Charencey  colocó  el  othomí  al  lado  del  pirinda,  como  idio- 
mas de  una  misma  familia.  Se  nota  además,  comparando  el 
vocabulario  de  esas  lenguas,  que  tienen  algunas  palabras 
comunes,  aun  de  las  que  se  llaman  primitivas,  esto  es, 
nombres  de  parentesco,  miembros  del  cuerpo,  adjetivos  nu  • 
merales,  etc.  Sin  embargo,  la  verdad  es,  que  el  othomí  y  el 
pirinda  son  idiomas  muy  distintos,en  su  mecanismo,  gra- 
mática y  aun  parte  del  vocabulario,  como  paso  á  compro- 
barlo por  medio  de  un  paralelo,  debiéndose  inferir  de  todo 
esto  que  entre  pirindas  y  othomís  hubo  una  comunicación 
bastante  estrecha;  pero  no  una  fusión  completa,  sucedien- 
do entre  los  dos  pueblos  lo  que  entre  árabes  y  españoles; 


408  COMPARACIÓN  DEL  OTHOMÍ  CON  EL 

éstos  tomaron  algunas  palabras  de  aquéllos;  pero  lo  subs" 
tancial  de  su  idioma  quedó  subsistente,  de  manera  que 
mientras  el  árabe  pertenece  á  la  familia  semítica,  el  espa- 
ñol es  del  grupo  indo-europeo,  familia  greco-latina-  Así  el 
pirinda  forma  una  familia  particular,  y  por  su  carácter  mor- 
fológico pertenece  á  la  clase  de  lenguas  polisintético-poli- 
silábicas  de  yuxtaposición;  el  othomí  es  miembro  de  otra 
familia,  y  pertenece  á  la  clase  de  lenguas  cuasi  monisilábi- 
cas.  según  lo  hemos  visto  en  el  capítulo  cincuenta  y  dos. 
El  othomí  es  un  idioma  sumamente  sencillo  en  su  artificio 
gramatical;  el  prinda  es  de  lo  más  complicado  que  puede 
darse. 

1.  Letras. — El  pirinda  no  tiene  los  sonidos  particulares 
del  othomí,  como  la  modificación  de  vocales  y  ciertas  con- 
sonantes M,  tt,  n,  kj,  etc. 

2.  Sílabas. — En  lo  común  del  diccionario  el  othomí  tie- 
ne, á  lo  más,  palabras  de  cuatro  sílabas,  y  abunda  en  mono- 
sílabos. Sólo  en  los  adjetivos  numerales  es  donde  el  othomí 
presenta  voces  más  largas  que  de  cuatro  sílabas;  y  preci- 
samente puede  atribuirse  á  la  influencia  del  pirinda,  porque 
hay  mucha  semejanza  entre  esos  adjetivos  en  las  dos  len- 
guas, de  manera  que  la  aritmética  parece  haberse  comuni- 
cado de  los  prindas  á  los  othomíes.  Por  lo  demás,  todo  lo 
contrario  que  en  othomí  pasa  en  pirinda,  pues  este  idioma 
tiene  palabras  muy  largas  y  pocos  monosílabos,  (c  41  §  4). 

3-  Composición. — En  othomí  se  usan  palabras  sencilla- 
mente yuxtapuestas,  sea  para  suplir  la  derivación,  sea  pa- 
ra aclarar  el  sentido  de  los  homónimos.  En  pirinda  la  com- 
posición de  voces  y  partículas  se  acostumbra  en  el  más  al- 
to grado,  y  con  gran  variedad  de  procedimientos  (cap.  41). 

4.  Onomatopeyas. — En  el  pirinda  casi  no  se  encuentran 
voces  onomatopeyas,  mientras  que  abundan  en  othomí. 

5.  Caso- — El  pirinda  tiene  partículas  prepositivas  para 
vocativo,  forma  desconocida  al  othomí. 

6.  Número. — Para  el  singular  usa  en  el  pirinda  ocho  par- 
tículas yuxtapuestas  que  además  indican  otras  relaciones. 
Estas  relaciones  no  figuran  en  la  gramática  othomí  por  me- 
dio de  la  única  partícula  que  posee  el  idioma  para  marcar 
singular,  cuya  partícula,  por  otra  parte,  no  va  yuxtapuesta 
sino  separada-  El  pirinda  tiene  dual  en  nombres,   pronom- 


MAZAHUA  Y  EL  PIRINDA-  409 

bres  y  verbos;  en  othomí  apenas  se  indica  el  dual  sólo  con 
los  verbos.  El  mazahua  tiene  dual,  mejor  determinado,  pe- 
ro sólo  con  los  verbos:  además  se  advierte  que  la  partícula 
hui  con  que  se  marca  dual,  en  el  verbo  mazahua,  no  tiene 
semejanza  con  las  partículas  correspondientes  del  pirinda 
(cap.  41  §  16).  Los  signos  de  plural  en  matlatzinca,  son 
el  prefijo  ne,  y  la  terminación  e-  En  othomí  los  signos  del 
mismo  número  plural  son  las  partículas  separadas,  ya,  pos- 
puesta y  e,  antepuesta;  la  terminación  e  del  pirinda,  y  la 
partícula  c  del  othomí  tiene  el  mismo  sonido,  pero  se  funda 
en  diferente  sistema. 

7.  Derivados. — El  pirinda  forma  derivados  por  medio 
de  partículas  yuxtapuestas,  sean  prefijas,  intercaladas  ó 
finales.  El  othomí  carece  de  derivación  regulada  propiamen- 
te dicha,  según  lo  explicado  en  el  cap.  52. 

8.  Pronombre  personal. — El  pronombre  personal  no 
presenta  analogía  alguna  entre  el  pirinda  y  el  othomí  (Véa- 
se othomí  §  14  y  pirinda  §12). 

9.  Posesivo— El  posesivo,  como  se  presenta  en  pirinda, 
es  la  forma  más  complicada  que  puede  darse  en  un  idioma 
según  consta  en  la  descripción  del  cap.  41.  En  othomí,  el 
posesivo  no  sólo  es  sencillo  sino  pobre,  pues  aun  de  plural 
carece,  reduciéndose  á  las  tres  sílabas  ma,  ni,  na  que  no 
guardan  analogía  con  el  signo  general  de  posesión  en  pirin- 
da, yeh  con  otras  de  las  partículas  posesivas  del  pirinda  no 
es  extraño  encontrar  alguna  semejanza  aislada  respecto  al 
othomí,  siendo  aquellas  tantas  y  tan  varias. 

10.  Verbos. — Nada  más  diferente  bajo  todos  aspectos 
que  el  verbo  pirinda  y  el  othomí.  En  primer  lugar,  el  ver- 
bo pirinda  se  forma  según  el  sistema  de  yuxtaposición  ó 
aglutinación,  mientras  que  en  el  othomí  domina  el  uso  de 
partículas  separadas  el  cual  supone  un  sistema  esencial- 
mente distinto.  En  segundo  lugar,  el  verbo  pirinda  sabe 
diferenciar  el  verbo  activo  transitivo  del  intransitivo,  estos 
del  pasivo,  del  reflexivo,  del  frecuentativo,  etc. ,  etc. :  en 
othomí  no  hay  más  que  una  clase  de  verbos  y  de  conjuga- 
ciones. En  tercer  lugar,  el  mecanismo  de  la  conjugación  pi- 
rinda es  complicadísimo;  el  de  la  othomí  muy  sencilla.  En 
cuarto  lugar,  entre  tantos  signos  como  tiene  el  verbo  pirin- 
ea y  los  pocos  del  othomí,  apenas  se  encuentra  alguna  ana- 


410 


COMPARACIÓN  DEL  OTHOMI  CON  EL 


logia  aislada,  y  aun  así  expresando  relaciones  diversas,  co- 
mo por  ejemplo:  Ki  del  pirinda  y  gui  del  othomí:  Ki  es  sig- 
no del  modo  indicativo,  y  gui  es  signo  de  persona.  Por  últi- 
mo, son  desconocidos  al  othomí  los  verbos  posesivos  del  pi- 
rinda, tan  característicos  de  este  idioma,  como  todo  lo  que 
atañe  á  la  idea  de  posesión  que  domina  en  su  gramática. 

11.  Dialectos. — Tanto  el  othomí  como  el  matlatzinca 
tienen  muchos  dialectos;  pero  en  pirinda  hay  la  particula- 
ridad de  que  las  mujeres  generalmente  usan  su  vocabula- 
rio especial  respecto  á  los  hombres.  Esta  circunstancia  no 
sé  que  exista  en  othomí  sino  con  algunos  nombres  de  pa- 
rentesco,- pero  no  caracteriza  el  idioma. 

12.  Sistema  léxico. — No  obstante  las  palabras  comunes 
que  se  encuentran  entre  pirinda  y  othomí,  hay  en  su  voca- 
bulario diferencias  esenciales  como  consta  de  los  siguien- 
tes ejemplos  que  sería  inútil  multiplicar. 


Pirinda. 

Othomí. 

Hombre, 

Ma, 

Yehe. 

Niño, 

Muvaa, 

Tzintti. 

Madre. 

Nihui, 

Me- 

Hijo, 

Dihui, 

Bahtzi 

Esposa, 

Baxuy, 

Datzu- 

Cuerpo, 

Turimi, 

KhaHei. 

Nariz, 

Mari, 

Siyu. 

Oreja, 

Che, 

Gu. 

Barriga, 

Toa, 

Zittey. 

Pie, 

Moo, 

Gaa. 

Sol, 

Yahbi, 

Hiadi. 

Luna, 

Buee, 

Zana- 

Nube, 

Mahbo- 

Guy- 

Conejo, 

Thachoo, 

Khua. 

Ratón, 

Tepoo, 

Ngu. 

Cuervo, 

Techaa, 

Ka. 

Paloma, 

Neteluto, 

Doykha, 

Gusano, 

leyoxii, 

Zuue- 

Maguey, 

Xumi, 

Guada. 

Árbol, 

Tma, 

Bay. 

Chile, 

Xaami, 

Ngi. 

MAZAHUA  Y  EL  PIRINDA- 


411 


Pirinda. 


Othomí 


Maíz, 

Tatui, 

Detha. 

Frijol, 

Chihu, 

Khu. 

\^3;S3., 

Baami, 

Ngu. 

Enfermedad, 

Intey, 

Hieni- 

Pan  de  maíz, 

Imehui, 

Thuhme. 

Vida. 

Inehta, 

Nbuy. 

Nombre, 

Yuu,  yuh, 

Thuhu. 

Llover, 

Jlahbi, 

Uay. 

Gritar, 

Xenaa, 

Mati. 

Hacer, 

Hehui, 

Kha. 

Oler, 

Xuti, 

Yuni. 

Amar, 

TocJii, 

Madi, 

Llorar, 

Kuke, 

Zoni, 

Matar, 

Betuta, 

Ho- 

Sembrar, 

Tuhini, 

Poottt- 

Hablar, 

Temueti, 

Ña, 

Venir, 

Ehe, 

Pee,  pue, 

Dar, 

PahaJci, 

Da. 

Concluiré  este  capítulo  señalando  en  pocas  palabras, 
cuáles  son  los  caracteres  distintivos  del  othomí,  y  sus  con 
generes,  respecto  á  los  demás  idiomas  estudiados  en  la  pre" 
senté  obra. 

1?  El  sistema  fonético. 

2?  La  abundancia  de  monosílabos. 

39  Los  pocos  casos  de  derivación  por  medio  de  altera- 
ciones fonéticas  ó  de  la  yuxtaposición,  dominando  el  uso  de 
partículas  separadas. 

4*?  El  sistema  léxico  en  lo  general. 


-»-« t- 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMI. 


EL  JONAZ  O  MECO,  EL  SERRANO.— IDIOMAS  QUE  FORMAN  LA 
FAMILIA  OTHOMÍ.— OBSERVACIÓN  SOBRE  EL  ANTIGUO 
CHICHIMECO. 

El  Sr.  Orozco  y  Berra,  en  su  Geografía  de  las  lenguas  de  Mé- 
xico dice:  «El  pame  se  usa  en  la  misión  de  Cerro-Prieto,  (cura- 
to de  Jacala)  delEstado de  México,  se  extiende  principalmen- 
te por  los  puebles  de  San  Luis  Potosí,  y  también  se  encuen- 
tra en  Querétaro  y  Guanajuato. En  Querétaro  había 

pames  entre  los  congregados  de  las  misiones,  hoy  sólo  exis- 
ten en  el  pueblo  de  Santa  María  Acapulco En  Gua- 
najuato, únicamente  en  la  misión  de  la  Purísima  Concep- 
ción de  Arnedo  á  una  legua  de  Xichú,  llamada  hoy  Villa 
Victoria.»  Del  idioma  pame,  relativamente  á  San  Luis  Po- 
tosí, dice  el  mismo  Orozco  lo  siguiente:  «Idioma  que  no  he- 
mos podido  clasificar.  Las  misiones  que  llevaron  el  título 
de  Santa  Catalina  del  Río  Verde,  comenzaron  á  ser  funda- 
das en  1607,  por  el  franciscano  Pr.  Juan  de  Cárdenas :  reci- 
bieron el  nombre  de  custodia  en  la  junta  general  celebrada 
por  la  orden  en  Sevilla,  año  de  1621:  los  misioneros  obtuvie- 
ron en  1677,  el  socorro  de  sínodos,  que  se  les  pagaron  por 
las  cajas  reales  hasta  1751,  época  en  que  los  pueblos  de  por 
sí  podían  sostener  á  sus  párrocos  por  medio  de  emolumen- 
tos. Las  misiones  quedaron  establecida  sen  la  Sierra  Gorda, 
y  llegaban  á  Tamaulipas,  antes  que  D.  Antonio  Escandón 
llegara  á  colonizar  allí:  sus  nombres  eran   Río  Verde,  Va- 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ.  413 

lie  del  Maíz,  San  Nicolás,  Piñiguan,  San  Antonio  Lagunillas, 
San  Juan  Tello,  ¡San  Felipe  de  Gamotes,  San  José,  San  José 
de  los  Montes  Alaquines,  San  Nicolás  de  los  Montes  Ala- 
quines,  la  Divina  Pastora,  pueblos  todos  de  pames  á  los  que 
hay  que  agregar  de  las  misiones  de  Tampico,  San  Pedro  y 
San  Pablo  Tamlacuan,  San  Antonio  délas  Guayabas,  San 
Francisco  del  Sauz,  San  Francisco  de  la  Palma  ó  Zihpaun, 
San  Miguel  Tamoltexa,  Santa  María  Tampalantin  ó  Coxoun. 
Según  las  noticias  de  los  misioneros,  á  la  fundación  de  Río 
Verde,  concurrieron  no  sólo  los  indios  pames,  sino  los  otho- 
mís,  etc» 

La  única  obra  que  he  podido  encontrar  sobre  el  idio- 
ma pame,  es  un  manuscrito  que  me  perteneció  durante  al- 
gún tiempo,  y  que  cedí  después  para  la  biblioteca  de  mi 
hermano  político  Don  Joaquín  García  Icazbalceta. 

En  ese  manuscrito  se  incluye  un  tratado  sobre  othomí  y 
se  habla  de  diversas  materias,  extrañas  á  los  idiomas  indí- 
genas, como  sobre  volcanes,  cuestiones  de  derecho  canóni- 
co, etc.  La  obra  aparece,  en  parte,  todavía  como  un  borra- 
dor, como  apuntes  que  no  recibieron  la  última  mano.  Lo 
más  sustancial  sobre  el  pame,  se  reduce  á  algunas  noticias 
gramaticales  incompletas  y  un  pequeño  vocabulario  pame, 
mexicano  y  othomí  con  algunas  palabras  del  idioma  jonaz. 
El  autor  de  la  obra  fué  el  padre  dieguino  Fr.  Juan  Guada- 
lupe Soriano,  misionero  de  los  pames,  quien  la  escribió  por 
el  año  de  1766. 

El  padre  Soriano  conoció  la  analogía  del  pame  con  el  otho- 
mí, pues  dice  ser  idiomas  «"que  se  aprenden  por  las  mismas 
reglas.»  Es  curioso  advertir,  que  según  el  mismo  escritor, 
el  pame  y  el  chino  tienen  parentesco,  lo  mismo  que  se  ha 
dicho  del  othomí.  Me  remito  especialmente  al  capítulo  17, 
pues  lo  explicado  respecto  al  othomí  comparado  con  el  chi- 
no, es  aplicable  al  pame,  y  aun  con  más  razón,  porque  este 
idioma  presenta  aun  más  excepciones  respecto  á  lo  que  se 
entiende  por  monosilabismo,  según  podrá  observarse  en  la 
descripción  que  adelante  presento. 

He  aquí  cómo  Soriano  explica  el  parentesco  de  los  pames 
y  de  los  chinos:  «El  origen  de  esta  nación  pame,  y  muchos 
autores  afirman  de  todos  los  indios,  dicen  que  el  empera- 
dor Xolotl  con  su  gente  vinieron  de  las  partes  del  Japón, 


414  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

China,  Corea,  transitando  á  la  América  por  la  California,  y 
es  opinión  que  tiene  más  probabilidad.  Y  se  prueba  por  in- 
ferencia que  la  lengua  del  idioma  pame  es  cuasi  una  con  el 
idioma  chino;  luego  hay  alguna  luz  ó  premisa  por  donde  in- 
ferir que  estos  pames  tienen  su  origen  del  chino  Imperio. 
Y  si  no  los  términos  más  comunes  que  estos  chichimecos 
usan,  los  más  se  componen  de  partículas  cha  cho;  v.  g.,  ga- 
chao,  harás  luego,  etcétera,  como  se  verá  en  el  arte.  Y  el  chi- 
no los  más  términos  del  idioma  se  componen  de  las  mismas 
partículas  cho,  etc.» 

Continúa  el  padre  Soriano  su  relación  sobre  los  pames, 
divagándose  en  hablar  acerca  de  la  supuesta  venida  del  após- 
tol Santo  Tomás  á  América,  en  describir  minuciosamente 
las  misiones  y,  sobre  todo,  del  mal  trato  que  los  soldados 
españoles  daban  á  los  indios.  Omitiendo  todo  esto,  sólo  me 
parece  oportuno  reproducir  el  siguiente  pasaje  para  tener 
idea  de  lo  que  eran  los  pames. 

«La  nación  pame  comienza  desde  la  misión  de  S-  José  ó 
Fuen  Clara  que  es  donde  llaman  Sierra  Madre,  ó  Sierra 
Gorda,  nación  muy  abundante  de  gente  esparcida  por  los 
montes  y  las  sierras,  y  comenzaban  desde  el  paraje  nom- 
brado Puerto  del  Aire,  á  un  lado  del  real  de  Zimapan  y  por 
todos  los  cerros  divagados  de  Xiliapan,  Pacula.  En  Xilia- 
pan  había  como  cien  familias,  Pacula  pasan  de  200,  Cerro 
Prieto  ó  los  Montes  tienen  como  300  familias,  Landamas  de 
200,  Tilaco  lo  mismo,  Jalpan  como  400,  Concaa  como  100, 
Pancoyol  como  200.  Sigue  esta  nación  por  toda  la  provincia 
de  Río  Verde,  y  en  fin,  ha  sido  esta  nación  muy  dilatada, 
aun  hoy,  esto  es,  que  se  ha  consumido  con  las  continuas 
pestes.  Es  gente  muy  dócil  y  nada  guerrera,  muy  humildes, 
aunque  por  lo  común  muy  grandes  flojos ....  A  pocos  años 
que  Cortés  cogió  la  corte  principal  de  México,  rindieron  es- 
tos pames  obediencia  á  la  Santa  Iglesia  y  al  monarca  cató- 
lico. Y  se  administraron  por  nuestros  religiosos  francisca- 
nos observantes,  en  los  principos,  y  después  por  ser  la  mies 
grande,  y  los  operarios  pocos  cedieron  esto  á  religiosos 
agustinos:  mantuvieron  sos  misiones,  una  en  Pacula  y  otra 
en  Xalpan  hasta  1744,  que  por  orden  del  Excelentísimo  Sr. 
D.  Pedro  Agustín  Cebrian,  conde  de  Fuen  Clara  virrey  de 
este  hemisferio  mexicano,  por  superior  decreto,  se  le  or- 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ.       415 

denó  al  Sr.  D.  José  de  Escandón,  lugarteniente  del  virrey 
en  la  costa  del  seno  mexicano  pasara  á  estas  misiones  y  des- 
pojara á  dichos  agustinos,  y  entregase  la  misión  de  Pacula 
á  los  descalzos,  y  de  Xalpam  á  los  franciscanos  de  San  Per_ 
nando.  Recibidos  que  fueron,  hallaron  nuestros  religiosos 
á  los  chichemecos,  aunque  sujetos  y  humildes;  pero  aun  to- 
davía se  mantenían  en  las  selvas  como  fieras,  y  sólo  al  tra- 
bajo solían  comparecer  tal  cual  de  los  bárbaros  instados  de 
su  necesidad.» 

Tratando  el  padre  Soriano  del  carácter,  usos  y  costum- 
bres de  los  pames,  se  expresa  de  este  modo:  «El  genio  de 
estos  indios  y  de  todos  los  de  la  América  es  indefinible, 
pues  el  que  los  trata  más,  los  conoce  menos:  al  tratar  con 
ellos  es  un  lento  y  dilatado  martirio;  por  lo  común,  raro 
agradece  un  beneficio,  pues  si  se  les  da  alguna  cosa  dicen, 
no  me  lo  darán  de  balde.  Como  son  ignorantes  son  muy  ma- 
liciosos. Los  varones  por  lo  común,  son  muy  flojos,  y  sólo 
les  agrada  andar  por  los  montes  como  fieras.  Y  por  esto  re- 
pugnaron tanto  nuestra  doctrina  en  los  principios  que  los 
sujetaban  los  ministros,  hastaatumultarsey  querer  quitar 
la  vida  á  los  misioneros.  Los  hombres  son  ingeniosos  y  hu- 
mildes, por  la  buena  aprenden  cualquiera  cosa;  las  mujeres 
son  muy  limpias,  hábiles  y  trabajadoras,  hacen  mantas 
muy  pulidas,  buenos  huepiles,  petates  y  petacas  muy  curio- 
sas. La  mujer  acarrea  el  agua,  trae  leña,  y  en  fin  lo  más  tra- 
baja la  pobre  mujer,  y  el  marido  se  suele  estar  acostado 
durmiendo.  Las  casas  de  los  pames  son  de  zacate  ó  palma: 
andan  descalzos;  su  vestido  es  poco  menos  que  la  desnudez, 
pues  los  más  usan  su  mantilla  y  una  frazada.  Su  comida  es 
maíz  tostado  que  llaman  cacalote  y  muchos  yerbajes.  Toda- 
vía los  más  son  inclinados  á  la  idolatría,  tienen  todavía  mu- 
chísimos abusos  y  todavían  creen  cuasi  todos  en  hechiceros 
ó  embusteros.  Estos  pames  antiguamente  adoraban  mucho 
á  Moctezuma,  á  cuyo  dominio  estuvieron  sujetos  muchos 
años,  venerándole  por  deidad ;  adoraban  todos  al  Sol  por 
Dios.  Otros  tienen  sus  dioses  particulares  como  unos  mu- 
ñecos de  piedra  ó  palo.  Usan  también  de  sus  bailes,  y  á  la 
casa  donde  bailan  le  llaman  catoiz  manchi,  que  quiere  decir 
casa  doncella.  Este  baile  lo  usan  cuando  siembran,  cuando 
está  la  milpa  en  elote,  y  cuando  cogen  el  maíz  se  hace  esto 


416  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

baile  á  son  de  un  tainborcillo  y  muchos  pitos,  y  con  mucha 
pausa  comienzan  á  tocar  canciones  tristes  y  melancólicas. 

"En  medio  se  sienta  el  hechicero  ó  sajoo  con  su  tamborci- 
11o  y  haciendo  mil  visajes  clava  la  vista  en  los  circunstantes. 
Y  con  mucho  despacio  se  va  parando,  y  después  de  danzar 
muchas  danzas  se  sienta  en  un  banquillo  y  con  una  espina 
se  pica  en  la  pantorrilla  y  con  aquella  sangre  que  sale  ro- 
cía la  milpa,  á  modo  de  bendición.  Y  antes  de  esta  cer  emo- 
nia  ninguno  se  arriesgaba  á  coger  un  elote  de  la  milpa,  de- 
cían que  estaba  doncella:  después  de  esta  ceremonia  le  pa- 
gaban al  embustero  cajoo  6  hechicero,  y  comenzaban  á  co- 
mer elotes  todos,  después  mucha  embriaguez,  á  que  son  los 
indios  muy  inclinados ....  Es  grande  la  creencia  que  los 
más  indios  tienen  á  estos  hechiceros,  los  que  tienen  sus  su- 
periores que  llaman  Madai  cajoo,  que  quiere  decir  hechice- 
ro granda  Y  esta  canalla  se  emplea  en  curar  á  los    enfer- 
mos, y  el  modo  es  soplarles  todo  el  cuerpo,  y  aquel  soplo 
lo  guardan  en  una  ollita,  la  tapan  muy  bien,  la  llevan  á  en- 
terrar junto  á  esas  piedras  ó  ídolos  que  tengo  referido. .  . . 
Esta  maldita  gente  que  llaman  cajoos  ó  hechiceros,  los  ve- 
neran y  tienen  al  modo  que  los  católicos  tienen  sacerdotes. 
Cuando  pare  alguna  mujer,  se  usa  que  ya  que  la   parida 
puede  salir,  señala  el  día  de  su  fiesta,  y  para  el  día  asigna- 
do se    juntan  los  parientes,  le  trae  el  padrino  un  cuchillo 
pequeño,   se  lo  pone  á  las  manos,  y  después  lo  sacan  por 
fuera  de  la  casa  dando  muchas  vueltas,   y  si  la  ahijada  es 
mujer,  le  ponen  una  oaxaquita,  un  cántaro  ú  otros  trastes 
y  acaban  por  embriagarse  todos.   Si  se  muere  alguno  en 
una  casa  le  abren  la  puerta  para  que  salga  el  cuerpo,  y    si 
lo  sacan  por  la  puerta  hecha,  cierran  ésta  y  abren  otra." 

Concluye  Soriano  su  relación  sobre  los  pames,  encare- 
ciendo los  trabajos  que  pasaban  los  misioneros,  y  como  no- 
ta ó  agregado  dice:  "Yo  fúndela  misión  de  la  Purísima 
Concepción  de  Bucareli  el  año  76  mes  de  Agosto  en  Ranas 

y  en  el  Plátano   Este  año  de  77   se  secularizaron  las 

misiones  de  Pacula,  Xiliapan  y  Cerro  Prieto.   Su  primer 
cura  interino  fué  D.  Francisco  de  la  Peña." 

1.  Alfabeto  y  pronunciación. — Siendo  tan  difícil  la 
pronunciación  del  pame  que  con  sólo  la  viva  voz  podría  en- 
señarse bien,  me  parece  conveniente,  por  lo  menos,  copiar 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ-  417 

las  siguientes  reglas  que  da  el  padre  Soriano :  «Las  vocales 
claras  se  pronuncian  como  tales,  como  acontece  en  caste- 
llano. Las  vocales  confusas  qué  son  diptongos,  se  pronun- 
cian cerradas  los  dientes  respirando  por  las  narices.  Las 
narigales,  que  se  conocen  por  el  acento  circunflejo  se  pro- 
nuncian del  todo  por  las  narices  abriendo  los  dientes. 

«Cuando  se  escriben  dos  tt  y  z  en  ésta  forma  ttz,  su  pro- 
nunciación es  de  zumbillo  haciendo  como  moscón.  Cuando 
se  quita  una  t  y  se  escribe  tz,  se  pronuncia  con  más  suavi- 
dad, abriendo  la  boca. 

«Tiene  pronunciación  que  llaman  ove  jal,  y  se  notará  con 
una  raya  en  el  principio,  y  es  cuando  se  pronuncia  á  modo 
de  oveja,  caídas  las  quijadas. 

«Usa  también  este  idioma  de  la  pronunciación  singulta- 
da  ó  detenida,  la  cual  es  llamando  el  resuello  para  adentro. 

«Cuando  se  escriben  dos  tt  seguidas,  se  laman  tt  fuertes, 
y  se  pronuncian  azotando  la  lengua  contra  los  dientes. 

«Tiene  letras  aspiradas  las  que  se  pronuncian  como  cuan- 
do se  tose- 

«La  xse  pronuncia  silbando,  y  se  reprueba  que  esta  letra 
haga  las  veces  de  la  s. 

«Tienen  guturales  que  son  toda  su  pronunciación  en  la 
garganta. 

«Las  vocales  son  a,  e,  i,  o,  u.  La  y  griega  entre  latinos  se 
toma  por  vocal,  y  en  este  idioma  acontece  lo  mismo.  De  es- 
tas vocales  se  hacen  varios  diptongos. 

«En  este  idioma  la  7¿,  á  más  de  que  en  muchos  vocablos 
sirve  de  aspiración,  hace  las  veces  dej'y  g. 

«La  c  se  pronuncia  como  en  castellano,  pero  también  ha- 
ce veces  de  s,  y  cuando  esto  acontece  se  le  pone  una  cé- 
dula, 

«La  u  vocal  después  de  q  se  pronuncia  como  en  castella- 
no, lo  mismo  es  después  de  g- 

«Carece  el  idioma  pame  de  las  letras  siguientes :  de  la  /, 
de  la  l,  y  en  algunas  misiones,  como  en  ésta,  de  la  r- 

«El  vocablo  con  vírgula  arriba  es  narigal,  con  raya  en 
medio  gutural,  y  con  vírgula  abajo  es  pectoral.» 

Lo  explicado  basta  para  comprender  fácilmente  la  analo- 
gía fonética  que  hay  entre  el  pame  y  el  othomí.  Véase  lo  di- 
cho sobre  este  idioma,  y  su  comparación  con  el  mazahua. 

27 


418  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

2.  Sílabas- — El  pame  no  es  un  idioma  monosilábico,  co- 
mo se  entiende  el  chino,  por  las  mismas  razones  que  he  ex- 
plicado sobre  el  othomí,  y  con  más  fundamento  todavía, 
pues  el  pame  presenta  en  lo  general  del  diccionario,  pala- 
bras más  largas  que  el  othomí,  menos  monosílabos  signifi- 
cativos, y  como  lo  veremos  al  tratar  del  verbo  tiene  más  ca- 
sos de  cambios  fonéticos  y  de  yuxtaposición  para  derivar, 
cuyos  procedimientos  son  extraños  al  chino.  Sin  embargo, 
el  pame  no  es  polisintético  sino  cuasi  monisilábico  como  el 
othomí,  conforme  á  lo  explicado  sobre  este  idioma.  Efecti- 
vamente, en  pame  abundan  los  monosílabos,  muchos  de 
ellos  significativos  en  composición,  es  decir,  formando  pa- 
labras de  varias  sílabas;  las  voces  más  largas  son  de  cinco 
ó  seis  sílabas  como  en  mazahua,  y  en  fin,  su  sistema  gra- 
matical se  funda  especialmente  en  partículas  que  deben  es- 
cribirse separadas.  Bastante  indica  el  verdadero  sistema 
del  idioma  el  padre  Soriano  cuando  le  compara  con  el  chino, 
según  el  pasaje  copiado  al  comenzar  este  capítulo,  no  obs- 
tante que  escribe  frecuentemente  los  signos  gramaticales 
del  pame  uniéndolos  á  las  radicales  por  un  uso  vicioso,  que 
hemos  visto  extendido  al  othomí  y  al  mazahua.  Recuérdese 
que  al  tratar  de  este  idioma  observamos  que  el  Lie.  Yanguas 
explicó  terminantemente  que  las  partículas  debían  usarse 
separadas,  y  sin  embargo  él  las  juntaba  con  las  radi- 
cales. 

Obra  circunstancia  que  desfiguró  especialmente  el  otho- 
mí, y  lo  mismo  altera  en  ocasiones  el  efecto  del  pame,  es  la 
cargazón  de  letras  para  explicar  la  pronunciación.  Por 
ejemplo  en  uno  de  los  padre  nuestros  del  pame,  incluidos 
en  la  colección  de  la  Sociedad  mexicana  de  Geografía  y  Es- 
tadística, y  que  copiaremos  luego,  se  encuentran  palabras 
como  ésta  que  parece  sumamente  larga,  no  teniendo  más 
que  cinco  sílabas: 

qqu  ih  n-gnahg-hnhehrr-gguh-u?ih. 

Para  traducir  la  voz  española  Jesús  escriben  así:  GGehs- 
suhs,  empleando  casi  doble  número  de  letras. 

3.  Homónimos. — Encuéntranse  en  pame  voces  rigorosa- 
mente homónimas  como  othomí.  Otras  no  lo  son,  pues  se 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ.  419 

distinguen  bien  su   significado,  como  en  cualquier  idioma, 
según  la  sílaba  donde  carga  el  acento. 

4-  Casos. — El  parné  no  tiene  declinación  para  expresar 
el  caso  como  no  le  tiene  el  othomí. 

5-  Género. — Las  únicas  palabras  fuera  de  macho  y  hem- 
bra, que  encuentro  enpame  para  distinguir  el  sexo,  son  los 
pronombres  cuduo,  aquellas,  y  cuele  lea estas.  En  othomí  tam- 
poco hay  género  propiamente  dicho- 

6.  Número- — El  padre  Soriano  dice  en  un  lugar  de  su 
obra  lo  siguiente:  «Las  declinaciones  de  los  nombres  dees- 
tos  idiomas,  pame  y  othomí  es  realmente  una,  la  cual  es  por 
los  nombres  de  singular  y  plural-  En  el  singular,  á  todos 
los  nombres  así  simples  como  compuestos  se  les  antepone 
la  partícula  na,  y  en  el  plural  ?/«:la  partícula  na  correspon- 
á  él,  la,  lo,  y  la  partícula  ya  á  los,  las-»  De  aquí  parece  que 
el  pame  y  el  othomí  tienen  exactamente  las  mismas  partí- 
culas con  el  objeto  de  expresar  el  número;  pero  de  otras  ex- 
plicaciones y  ejemplos  del  padre  Soriano  consta  lo  siguien- 
te: La  partícula  na  marca  generalmente  el  número  singu- 
lar, como  en  othomí;  pero  algunas  veces  esa  partícula  os  ni, 
acaso  por  cambio  meramente  eufónico.  El  plural  se  marca 
en  pame,  con  la  partícula  antepuesta  di,  y  en  algunos  nom- 
bres con  la  terminación  t.  He  aquí  uno  de  los  casos  de  yux- 
taposición que  señalo  á  los  que  pretenden  considerar  estos 
idiomas  como  monosilábicos  puros-  La  final  t  de  plural  se 
usa  también  con  el  verbo. 

7.  Composición. — Hemos  visto  al  tratar  del  othomí,  que 
este  idioma  usa  poco  de  la  composición  respecto  á  las  len- 
guas sintéticas  y  polisintéticas.  Lo  mismo  sucede  en  pame, 
de  manera  que  aun  en  algunos  casos  donde  Soriano  dice  que 
se  juntan  unas  palabras  con  otras,  no  hay  tal  unión  según 
consta  de  sus  mismos  ejemplos.  Hablando  verbi  gratia,  del 
pronombre  de  la  segunda  persona  en  caso  oblicuo  dice: 
«Cuando  se  junta  con  nombre  acaba  éste  en  /.-,  como  tu  her- 
mano nii  mixok».  Vemos  aquí  que  no  se  dice  niimixok,  esto 
es,  no  forman  una  sola  palabra  el  posesivo  y  el  nombre. 

8.  Pronombre  personal- — El  pronombre  personal  en 
pame,  es  el  siguiente: 

Yo-   Kagao,  Kagaok,  Kaol-,  Kao- 
Tú.  Jok. 


420  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

Aquél.  Kunu- 
Nosotros.  Kaolma- 
Vosotros.  Jokon,  jol-ne. 
Aquellos.  Kudo- 

La  analogía  del  pronombre  pame  y  othomí  se  percibe  en 
la  primera  y  tercera  persona  del  singular:  K-agao,  en  pame, 
N-uga,  en  othomí;  K-unu,  en  pame,  n-unu  en  othomí. 

El  plural  de  la  primera  persona  se  marca  con  la  partícu- 
la final  ma,  que  recuerda  la  partícula  me  del  mazahua,  con 
el  mismo  objeto  en  el  posesivo. 

9.  Posesivo. — El  posesivo  mío,  ó  de  mí,  en  pame,  es-fiTa- 
nue  ó  nuee.  Tuyo  ó  suyo,  en  el  mismo  idioma  es,  nii;  en  ma- 
zahua ni,  también  para  las  dos  personas;  en  othomí  ni  para 
la  segunda  y  na  para  la  tercera. 

Cuando  el  posesivo  de  la  segunda  persona  de  singular  se 
junta  con  algún  nombre,  termina  este  en  K;  v.  g.,  nii  mixok 
tu  hermano. 

10.  Demostrativo. — El  demostrativo  en  mazahua  es  Ka- 
nee,  Kunea,  este;  Kuddea,  estos.  Al  nombre,  al  cual  se  refie- 
re el  demostrativo,  se  agrega  una  n  final. 

11.  Verbo.— Las  personas  del  verbo  pame  se  conocen  no 
sólo  por  el  pronombre  sino  por  partículas  que  marcan  tiem- 
po y  persona.  Las  partículas  de  indicativo  presente  son  ya, 
Jci,  u;  v.  g. 

Yo  enseño.  Ya  xaop- 
Tú  enseñas.  Ki  xaop- 
Aquél  enseña.    U  xaop. 

Igual  sistema  es  el  del  othomí,  habiendo  analogía  de  for- 
ma es  la  segunda  partícula  que  en  othomí  es  gui,  y  en  ma- 
zahua Ki,  lo  mismo  que  en  pame.  La  partícula  u  del  pame 
es  en  othomí  y  en  mazahua  i. 

En  pame,  con  en  mazahua  y  en  othomí,  las  mismas  partí- 
culas de  singular  sirven  para  plural,  distinguiendo  el  pame 
este  número  del  modo  siguiente:  la  tercera  persona  gene- 
ralmente con  sólo  el  pronombre  de  plural,  y  las  otras  per- 
sonas agregando  una  m  ó  una  t,  la  cual  rara  vez  he  visto  en 
la  tercera  persona.  El  primer  medio  es  análogo  al  del  otho- 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ.  421 

mí,  pues  m  puede  considerarse  como  la  terminación  ma  de 
plural  en  el  pronombre  personal:  en  othomí  el  plural  del 
pronombre  marca  el  número  en  el  verbo.  El  agregado  de  la 
t  es  un  procedimiento  igual  al  del  mazahua,  pues  este  idio- 
ma marca  el  plural,  en  el  verbo,  con  el  mismo  signo  que  en 
el  nombre:  en  pame,  t,  según  lo  hemos  dicho  antes,  (§  6)  es 
signo  de  plural  con  el  nombre.  Lo  dicho  sobre  los  plurales 
se  entiende  no  sólo  respecto  al  presente  de  indicativo,  sino 
á  los  demás  tiempos,  así  es  que  excusamos  repetir  una  mis- 
ma regla. 

Las  partículas  del  pretérito  imperfecto,  en  pame,  sonÁ'w 
ó  Kan,  Ki  ó  Kin,  Ku  ó  Kun:  agregando  á  esta  última  el  pro- 
nombre se  evita  toda  equivocación  con  la  primera  persona. 
Ejemplo: 

Yo  enseñaba.  Ku  xaop. 
Tú  enseñabas.  Kin  xaop. 
El  enseñaba.  Kunu  Ku  xaop- 

El  pretérito  perfecto  se  distingue  por  medio  de  las  par- 
tículas Runa,  Kine,  do  ó  da,  v.  g. 

Yo  enseñé-  Kunu  xaop. 
Tú  enseñaste.  Kini  xaop- 
En  enseñó.  Du  xaop 

Entre  las  partículas  pames  de  los  pretéritos  y  las  corres- 
pondientes del  othomí  y  mazahua,  hay  analogía  en  la  partí- 
cula de  la  segunda  persona,  á  saber,  en  othomí  y  mazahua 
gui,  en  pame  Ki,  Kin,  Kini. 

El  futuro  se  conoce  en  pame  por  medio  de  las  partículas 
ga,  gui  í/a;esta  última  no  se  confunde  con  la  primera  por  me- 
dio del  pronombre.  Ga,  gui,  son  las  mismas  partículas  que 
usa  el  othomí  en  el  futuro.  Ejemplo  del  pame. 

Yo  enseñaré,   Ga  xaop. 
Tú  enseñarás,   Gui  xaop. 
El  enseñará.  Kunu  ga  xaop- 

El  imperativo  en  pame  se  marca  cambiando  la  final  de  in- 
dicativo en  tt,  ó  agregándole  esta  letra  v.  g.  xaoptt,  enseña 


422  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

tú.  He  aquí  otra  forma  que  convencerá  no  ser  estos  idio- 
mas monosilábicos  puros.  En  othomí  no  hay  signo  especial 
para  el  imperativo;  pero  se  fija  el  sentido  también  con  el 
agregado  de  una  palabra.   (Véase  othomí  §.  22). 

Subjuntivo  no  hay  en  othomí,  y  en  pame  sólo  tiene  preté- 
rito imperfecto,  siendo  sus  partículas  da  Kin,  da,  determi- 
nado el  sentido  de  esta  última,  respecto  ala  primera,  como 
ya  lo  hemos  visto  en  casos  iguales  con  el  pronombre- 
Infinitivo  no  hay  en  pame,  como  tampoco  en  othomí  ni  en 
mazahua. 

12.  Cambios  fonéticos  en  los  pretéritos  y  en  el  fu- 
turo.— Hemos  visto  al  comparar  el  chino  con  el  othomí  las 
alteraciones  fonéticas  de  este  idioma  en  el  pretérito.  En 
pame  esas  alteraciones  se  observan  no  sólo  en  el  pretérito, 
sino  también  en  el  futuro,  según  consta  de  las  siguientes 
reglas  que  da  el  padre  Soriano. 

«Los  verbos  que  en  la  segunda  sílaba  del  pretérito  tienen 
p  la  mudan  en  g;  v.  g.  yo  ayudaba  Ku  pait,  tú  enseñabas,  Ki 
gai.  En  la  tercera  persona  de  singular  muda  la  p  en  m;  v. 
g.  aquel  ayudaba-  Ku  maü.  Los  verbos  que  tienen  en  la  se- 
gunda sílaba  x  la  mudan  en  la  ch;  v.  g.  yo  ensañaba  Ku  xaop. 
aquellos  enseñaban,  Kuddo  Kuchaop.» 

Los  ejemplos  anteriores  se  refieren  al  pretérito  imper- 
fecto; pero  es  de  advertir  que  la  misma  clase  de  cambios  fo- 
néticos experimenta  el  pretérito  perfecto  de  esta  manera  p 
en  g\  a  en  í;  x  en  ch.  Sin  embargo,  de  los  ejemplos  puestos 
por  Soriano,  consta  que  lo  segundo  no  es  un  cambio,  sino 
un  agregado;  v.  g.  Kunu  aum,  yo  quemé;  Kuddo  du  taum, 
aquellos  quemaron.  También  en  othomí  hemos  visto  que 
unas  veces  hay  cambio  y  otras  agregados. 

En  el  futuro  pame  hay  agregados  y  cambios  como  en  el 
pretérito;  v.  g.  ga  aum,  yo  quemaré;  Kunu  ga  naum,  aquél 
quemará  (añadiendo  una  n  inicial.)  De  ga  pait,  yo  ayudaré 
sale,  Kunu  ga  mait:  aquí  la  p  cambia  en  m. 

13.  Verbos  en  f. — «Algunos  verbos  que  comienzan  en  t, 
dice  Soriano,  no  se  conjugan  sino  que  como  es  el  presente 
así  son  los  demás  tiempos.  Los  más  verbos  en  t  se  conju- 
gan con  advertencia,  que  el  presente  como  es  la  primera 
persona  son  todas  las  demás  en  algunas;  v.  g.  tinaaz  que 
significa  levantarse,  toneit  que  significa  bendecir,  aunque 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ.  423 

en  la  tercera  persona  de  plural  muda  de  í  en  m,   aquellos 
bendicen  uneit.» 

De  estas  palabras  de  Soriano  se  infiere:  1?  En  pame  al- 
gunos verbos  que  comienzan  por  t,  son  defectivos,  no  te- 
niendo más  que  presente  2?  Otros  verbos  en  t  sólo  distin- 
guen las  personas  en  presente  por  medio  del  pronombre;  v. 
g.  Kao  tinaax,  yo  enseño,  Jol-  tinaaz,  tú  enseñas,  etc.  3*?  Al- 
gunos verbos  en  t  distinguen  la  tercera  persona  de  plural 
con  el  signo  u  que  hemos  dado  á  conocer  (§  11). 

También  explica  Soriano  respecto  á  los  verbos  en  t  aun- 
que según  parece  como  una  excepción,  lo  siguiente:  <El 
verbo  tidoet,  peleo,  en  la  segunda  persona  se  le  añade  una  7¿, 
y  en  la  tercera.  El  verbo  Takeoe,  volver,  se  conjuga  en  todos 
tiempos  como  los  que  llevan  la  partícula  ya.» 

ü  Adverbio,  preposición  y  conjunción. — Respecto  al 
adverbio,  preposición  y  conjunción  no  da  regla  alguna  el 
padre  Soriano,  ni  presenta  ejemplos  bastantes  para  poder- 
las establecer  yo  con  seguridad,  así  es  que  me  limitaré  á 
presentar  ejemplos  de  esas  partes  de  la  oración  en  las  com- 
paraciones léxicas. 

15.  Dialectos. — En  la  colección  de  padre  nuestros  de  la 
Sociedad  de  Geografía  y  Estadística  constan  tres  ejemplos 
como  de  otros  tantos  dialectos  del  pame-  Omito  aquí  el  pri- 
mero, poniéndole  más  adelante,  porque  pertenece  al  idioma 
jonaz,  y  sólo  copio  los  otros  dos:  uno  de  ellos  se  refiere  al 
dialecto  hablado  en  la  ciudad  del  Maíz,  San  Luis  Potosí,  y 
el  otro  al  que  se  usa  en  la  antigua  misión  de  la  Purísima 
Concepción  de  Arnedo,  Guanajuato.  Téngase  presente  lo 
que  ya  expliqué  sobre  la  cargazón  de  consonantes  que  se 
observa  en  uno  de  estos  dialectos.  Según  las  comparacio- 
nes que  he  hecho,  el  pame  explicado  por  el  padre  Soriano 
corresponde  á  un  tercer  dialecto  probablemente  el  princi- 
pal, el  más  extendido. 

Caucan  xugüenan,  que  humiju  cantan  impains,  achscalijon 
gee  nigiu  yucant  gee  cumpó,  chaucat  gee  quimang,  ac-gi  entripó 
acgi  cantan  impain-  Senté  caucan  senda  gunó  yucant  chiné 
ijuadeatan  caucan  humuts,  ac-gi  pain  caucan  hujuadptand 
caucan  humunts,ry  mi  negenl-  do  guaik  guuing  cacaa  yeket  val1 
ening.  ac-ge-uo. 


424 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL,  OTHOMI. 


Ttattahghuhgg,  ighegh  cldih  uhvoh  hinh  gghih  qquihhmis 
sches,  ughgnjuhgh  ttahghgihh  mnddisseh  Qquihihihh  uhggú- 
ho  ulighg  gühihh  rrehhino,  lh  qquih  üghgghihghh  loohlluhn  ttáh 
ighschchahh,  Assi  uhggüghh  commo  ub  vóhnnihghh.  Vhiighehddi 
uhvrá  hhvíhn  qquihhphpohggühuhli,  yhchihh  uh  vehvéhh  ihghgil- 
hohgiihuhh  ih  qquih  ihchi  luehvehihhmhurhggiihuhh  uhhohddi- 
nuchhéhóhúg-  Asi  commo  ahpe  hpáhhddi  ihec  dhggühuhh  leuhm- 
húhrúhhg  uhohnddí  ahplqyiggühúhh.  lh  qquihn?ahghnhéhrrggü- 
huhhphpahagh,  Ahndhssuhqquih  huhnhéhh.  Mahhsséhh.  Uihb- 
bráhrhr  ihhehggühuhh.   Ihghgóhttahhehréh  Ggéhssúhs. 


16.  Comparaciones  léxicas  relativas  al  pame.— He 
aquí  algunas  comparaciones  léxicas  entre  othomí  y  pame, 
contrayéndome,  respecto  á  este,  al  dialecto  que  explica  Su- 
riano. 


Othoraí. 


Pame. 


Muchacho, 

Zinti, 

Xití, 

Vieja, 

Dajtzu, 

Maxu, 

Padre, 

Ta, 

Tataa, 

Agua, 

De-je, 

Ba-jaa, 

Arroyo, 

Hie, 

Haa, 

Noche, 

Sai, 

Sao- 

Tarde, 

N-indeo, 

D-adae. 

Gato, 

Mixi, 

Mixi. 

Águila, 

Xini, 

Ea-xaim 

Cuervo, 

Kaa, 

Ba-kaa. 

Piojo, 

Tto, 

Ntoo. 

Pulga, 

Na-a, 

Nu-ee. 

Cierta  especie 

de 

abeja, 

Kogui, 

Koga. 

Cierta  especie 

de 

garza, 

Xinehu 

Xilau. 

Calabaza, 

Muu, 

Muhui, 

Aguacate, 

Zanii, 

Zaon, 

Cierta  especie 

de 

maguey, 

Gaza, 

Kaza- 

Flor, 

Deni, 

Ndo. 

Yerba  comestible, 

Ya-xitaa, 

Xixaa. 

Piedra, 

Do, 

Ku-do 

EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOML 

Othomí.  Tame. 


425 


Arena, 

Bomu, 

Mumui. 

Barro, 

Pejai, 

Tu-pae. 

Cuerpo, 

Ha-nkiay, 

Xke. 

Ojo, 

Daa, 

Tao. 

Pestaña, 

Xidaa, 

Xidao. 

Nariz, 

XiTiu, 

Xinua. 

Diente, 

Z¿, 

Zei. 

Ombligo, 

Zai, 

Tai, 

Lágrima, 

Guidaa. 

Kidao. 

Copete, 

Katzia, 

Kaaz. 

Oreja, 

Gu, 

Gao. 

Templo, 

JSIika, 

Pika. 

Flecha, 

Thai, 

Taa- 

Olla, 

Tzei, 

Zei. 

Bueno, 

Nho, 

Ma-liau. 

Uno, 

Na-ra, 

JSa-ndaa 

Diez. 

Reta, 

Extoto. 

Nadar, 

Xahaa, 

Xihiau. 

Asar, 

Jiazi, 

Jatz, 

Cantar, 

Tahu 

Ta palta  t- 

Querer, 

Nee, 

Nou, 

Hacer, 

Kha, 

Chao. 

Morir, 

Tu, 

Du. 

Decir, 

Ma, 

Moo. 

Ver, 

Na, 

Ga-nu. 

Ayudar, 

Patzi, 

Paat. 

Hurtar, 

Pee,  phe, 

Peea. 

Escupir, 

Tzotzi, 

Ghotz. 

Probar, 

Tza, 

Chao. 

Recuérdese  que  en  estos  idiomas,  aun  en  uno  mismo, 
conmuta  tz  en  ch- 


Morder, 


Tzate, 


Tzon. 


Yo,  mío,  etc.,  véanse  en  las  comparaciones  gramaticales. 
17.  El  jonaz  ó  meco- — Pasando  ahora  a  tratar  del  idio- 
ma jonaz  ó  meco,  comenzaré  por  transcribir  la  siguiente  no- 


426  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

ticia  que  da  el  Sr.  Orozco  en  su  «Geografía  de  las  lenguas 
de  México:»  «Siendo  inútiles  las  providencias  tomadas  por 
los  virreyes  para  contener  las  depredaciones  de  los  indios 
chichimecos,  D.  Luis  de  Velasco  el  29,  encargó  su  reducción, 
hacia  1594,  á  los  religiosos  de  San  Francisco,  primero,  y  en 
seguida  á  los  jesuítas.  En  consecuencia,  fué  fundado  el 
pueblo  de  San  Luis  de  la  Paz,  en  memoria  del  virrey  y  del 
gran  fruto  que  se  esperaba  sacar  con  el  establecimiento  del 
pueblo.  La  parcialidad  de  chichimecos,  que  fué  congrega- 
da, pertenecía  á  la  familia  de  los  tonaces  ó  jonaces,  cuya 
lengua  se  llamó  meco  por  los  misioneros,  lo  mismo  que  de- 
nominaron la  de  los  habitantes  de  San  José  Vizarrón  en 
Querétaro.» 

En  otro  lugar  dice  el  mismo  Sr.  Orozco:  «El  meco  de  los 
indios  jonaces  ó  tonaces,  en  Querétaro'  y  Guanajuato,  pare- 
ce corresponder  al  othomí.»  Esta  sospecha  del  Sr.  Orozco 
respecto  al  parentesco  del  jonaz  con  el  othomí  es  una  rea- 
lidad. 

Por  una  parte  veo  que  el  padre  Soriano,  en  su  obra  sobre 
el  pame,  dice  que  «á  los  jonaces  llamaban  también  othomi- 
tes.»  Por  otra  parte,  comparando  los  ejemplos  del  jonaz 
(que  trae  el  mismo  autor)  con  el  othomí  se  confirma  la  ana- 
logía que  hay  entre  esos  idiomas.  Sin  embargo  de  esto,  de- 
bemos considerar  al  jonaz  unido  con  el  othomí  por  medio 
del  pame,  pues  á  este  idioma  se  acerca  más  inmediatamen- 
te, según  consta  de  las  comparaciones  que  voy  á  presentar 
y  que  no  extiendo  más  por  falta  de  materiales.  La  relación 
entre  el  jonaz  y  el  pame  es  tan  estrecha,  que  en  la  colección 
de  padre  nuestros  de  la  Sociedad  Mexicana  de  Geografía  y 
Estadística,  se  puso  el  jonaz  como  dialecto  pame,  según  lo 
observé  anteriormente  (§  15).  He  aquí  el  Pater  en  idioma  jo- 
naz, según  la  citada  colección,  y  luego  presentaré  las  com- 
paraciones con  el  pame. 

Tata  micagon  indis  bonigemajá:  indis  unajá  groztacuz:  Quii 
unibó:  Nage  eu  nitazd,  unibó  ubonigí:  Urroze  paricagon  uvin- 
guí>  ambogón  bucon  gatigí  bajir  gomór,  como  icagon  gumorbon 
quipicgóhichaugó;  nenanguí  na.ndazó  pacunimá,  imor  gócabon- 
jd  pajarar.  Amén  Jesús. 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMI. 
Pame.  Jonaz. 


427 


Doncella, 

Manze, 

Mataa. 

Viuda, 

Mahoo, 

Mahoo. 

Sol, 

Xampae, 

Mane. 

Estrella, 

Kaxau, 

Gatoe,  (Ka toe) 

Año, 

Xapao, 

Xapa. 

Hoy, 

Chea, 

Ichi-yau. 

Pasado  mañana, 

Turumpae, 

Pi-turoni- 

Noche, 

Zao, 

U~zaa. 

Cabeza, 

Kanau, 

Kiaynio. 

Pelo, 

Exkagnei, 

Xanae. 

Diente, 

Zei, 

Ga-zei- 

Cerilla  de  los 

oídos, 

Pankau, 

Panchaa- 

Pescuezo, 

Excoma, 

Xunee- 

Mano, 

Exkampo, 

Kambo. 

Barriga, 

Namptio, 

Nambaa. 

Ombligo, 

Tai  i, 

Taa. 

Sangre, 

Ichii, 

G-achee. 

Piojo, 

¡too, 

N-uroo. 
n-utoo- 

Colorado, 

Guua, 

Guazól. 

Azul, 

Ninkijuiz, 

Zinlciyuiz. 

Amarillo. 

Xijan , 

Zijan- 

Uno, 

Xandaa, 

Xataa. 

Dos, 

Tiiloe, 

Tikuire. 

Tresj 

Tignura, 

Tignum. 

Cuatro, 

Tipa, 

Tipaa. 

Cinco, 

Ixbotont, 

Zemoxo 

Seis, 

Tikiana, 

Tol  ou. 

Siete, 

Tekitilloe, 

Piiuu. 

Ocho, 

leHtignum, 

lachea- 

Nueve, 

Naujea, 

Najujui. 

Diez, 

Extoto, 

Chioxjo. 

Yo, 

Ka  gao, 

1-lag. 

Tú, 

Jok, 

I-jiok. 

18.  El  serrano- — En  la  colección  de  padre  nuestros  de 
la  Sociedad  Mexicana  de  Geografía  y  Estadística  hay  un 


428  EL    PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

ejemplo  de  esa  oración  con  el  nombre  de  Serrano,  cuyo  idio- 
ma se  habla  en  la  Sierra  Gorda.  Fácilmente  se  nota  que  el 
serrano  se  parece  al  othomí  aun  más  que  el  pame  y  el  jo- 
naz.  Por  ejemplo,  la  palabra  mahetzi,  cielo,  es  común  al  se- 
rrano y  al  othomí,  mientras  que  en  pame,  (dialecto  expli- 
cado por  Soriano)  se  dice  Kininit,  y  en  jonaz  urrue.  El  serra- 
no no  solamente  es  más  parecido  al  othomí  que  el  pame  y 
el  jonaz,  sino  que  el  mazuah.ua/  v.  g.,  en  mazahua  padre  se 
dice  yho,  en  othomí  ta,  en  serrano  tai.  De  tal  manera  hay 
analogía  entre  othomí  y  serrano,  que  el  Pater  en  este  idio- 
ma, puede  traducirse  casi  todo  por  medio  del  diccionario  y 
de  la  gramática  othomíes:  he  aquí  una  comparación,  ponien- 
do primero  el  othomí  y  luego  el  serrano- 

1.  Mata  he-   Mío  padre  nosotros- 

1.  Ma  tai  je.  Mío  padre  nosotros. 

31a,  mío,  posesivo;  ta,  sustantivo;  he,  nosotros.  El  signi- 
ficado es  «padre  nuestro,»  porque  como  lo  hemos  dicho  al 
tratar  del  othomí  (cap.  51  §  15)  en  este  idioma  el  posesivo 
carece  de  plural,  que  se  suple  con  la  adición  del  pronombre 
personal.  Lo  mismo  exactamente  se  verifica  en  serrano: 
nótese  que  he  y  je  suenan  lo  mismo,  porque  la  h  en  othomí 
es  aspirada. 

2.  Ni  buy-  Tu  habitación. 

2.  Gui  bu.  Tú  habitas. 

Ni,  posesivo;  buy,  sustantivo. 

Gui,  partícula  de  la  conjugación  igual  á  la  correspondien- 
te del  othomí,  para  designar  persona  y  tiempo.  Fácilmente 
se  percibe  la  analogía  que  hay  entre  el  sustantivo  othomí 
buy  y  el  verbo  serrano  bu. 

3.  Mahetzi,  Cielo. 
3.  Mahetzi.  Cielo. 

Tanto  en  othomí  como  en  serrano  so  omite  la  preposi- 
ción en. 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ.  429 

4.  Da  ne  ansu.  Llaman  santo. 

4-  Ki  sunda  too  da  gue  santificado  sea. 

Da,  partícula  de  la  conjugación;  ne,  verbo;  ansu  corrup- 
ción del  español  santo. 

Sunda  es  corrupción  del  español  santo,  menos  desfigura- 
da la  palabra  que  en  othomí;  Ki,  too,  partículas  que  no  pue- 
do explicar  por  falta  de  datos;  pero  que  sospecho  sirven 
para  dar  á  la  palabra  santo  significación  equivalente  á  par- 
ticipio ú  adjetivo  verbal  santificado. 

Da  gue,  da  es  la  partícula  del  verbo  igual  á  la  del  mismo 
modo,  tiempo  y  persona  en  othomí;  gue,  palabra  que  signi- 
fica existencia,  la  misma  que  en  othomí  suple  al  verbo  sus- 
tantivo (c.  51  §  25).  Se  notará  que  la  oración  del  Padre 
nuestro  que  vamos  analizando  es  más  literal  en  serrano, 
respecto  al  español  que  en  othomí. 

5.  Ni  huliu.  Tu  nombre. 

5.  Bit  tuju.  Tu  nombre. 

Entre  el  posesivo  ni  del  othomí  y  rit  del  serrano  hay  po- 
ca analogía;  pero  es  más  completa  la  semejanza,  de  lo  que 
á  primera  vista  parece,  en  los  sustantivos  huhu  tuju  porque 
la  h  es  igual  á  j  en  othomí,  y  porque  Nevé  escribe  thuhu  con 
t  inicial-  También  Yépez  en  su  vocabulario  othomí  escribe 
huhu  Aquí  debo  advertir  que,  respecto  al  othomí,  me  va 
sirviendo  de  guía  especialmente  la  traducción  inclusa  en  la 
colección  de  Padre  nuestros  de  la  Sociedad  de  Geografía  y 
Estadística,  varias  veces  citada  (México  1860). 

6.  Da  ehe  gahe.  Venga  (á)  nos. 
6-  Da  ne  pa  Keke.  Llévanos. 

Da,  partícula  del  verbo;  ehe,  verbo;  gahe,  pronombre  en 
caso  oblicuo  sin  preposición  ni  otro  signo  que  marque  el  ca- 
so, sino  es  la  posición  de  la  palabra. 

Da  ne  pa.  Da  es  partícula  de  verbo  igual  en  othomí;  ne 
partícula  especial  de  la  conjugación,  en  serrano,  que  pare- 
ce marcar  otro  modo  distinto  del  indicativo;  pa  en  othomí, 
según  Yépez,  significa  ir,  guiar,  llevar.  Kele,  es  el  pronom- 


430  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

bre,  no  tan  diferente  al  othomí,  como  al  pronto  parece,   si 
se  observa  que  k  es  afin  de  g  y  j  (h  aspirada). 

7.  Ni  buy.  Tu  habitación. 

7.  Ni  mole  hanini.  A  tu  reino. 

Ni  buy.  Ya  hemos  explicado  estas  partículas  en  el  núme- 
ro 2. 

Ni  mole  hanini.  Corresponden  á  las  palabras  españolas 
«á  tu  reino;»  pero  no  es  posible  analizarlas  por  falta  de  da- 
tos, tomando  aquí  el  serrano  otro  giro  que  el  othomí:  kani- 
ni  parece  una  corrupción  del  español  reino;  ni,  es  igual  en 
la  forma  y  posición  al  posesivo  othomí;  pero  antes  hemos 
visto,  y  después  veremos,  que  el  posesivo  en  serrano  es  rit 
ó  dit,  pues  en  este  idioma,  como  en  othomí,  aparecen  la  r  y 
t  como  promiscuas. 

8.  Da  kha.  Harán,  hágase. 

8.  Ne  si  da  kaa-  Hágase  ó  sea  hecha. 

Da,  partícula  de  futuro  de  indicativo  con  que  se  suple  en 
othomí  el  subjuntivo;  kha,  verbo. 

Da  kaa,  Lo  mismo  que  en  othomí;  pero  el  serrano  lleva 
las  partículas  ne,  si,  que  parecen  marcar  el  modo  subjunti- 
vo, ó  acaso  la  voz  pasiva:  el  othomí  carece  de  una  y  otra. 
Ya  hemos  visto  antes  la  partícula  ne  sola  en  el  número  6 
donde  indica  ruego,  súplica,  por  el  sentido  del  discurso. 

9.  Ni  linee.  Tu  voluntad. 

9.  Na  molikair/M.  La  voluntad  (tuya). 

Ni,  posesivo;  linee,  verbal  del  verbo  nee  querer,  que  va  for- 
mado con  el  agregado  de  una  letra  inicial,  según  lo  explica- 
do especialmente  en  el  capítulo  52. 

Na:  Por  la  posición  de  esta  palabra  parece  corresponder 
al  posesivo  othomí;  pero  ya  hemos  visto  que  el  posesivo  en 
serrano  se  expresa  de  otro  modo,  y  con  claridad,  veremos 
en  adelanteque  na,  en  serrano,  corresponde  á  la  partícula 
othomí,  también  na,  que  indica  el  número  de  singular  y  si- 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ-  431 

gnifica  ¿/ ó  Za,  uno,  una.  Mokkanzu,  sustantivo,  cuya  etimo- 
logía no  conocemos. 

10.  Ngu-gua  no,  hay.  Así  (en)  la  tierra. 

10.  Tanto  na  sinfay.  Así  (en)  ]a  tierra. 

Ngu-gua  ó  ngua,  como  otros  escriben,  es  un  adverbio:  na 
partícula  de  que  hemos  hablado  en  el  número  9;  hay  sus- 
tantivo. Conforme  á  la  construcción  tan  común  en  othomí, 
la  proposición  se  subentiende. 

Tanto,  adverbio;  na  partícula  como  en  othomí;  sinfay,  sus- 
tantivo sin  preposición  que  rija  como  en  othomí. 

11.  Tengu  maetzi.  Como  (en  el)  cielo. 

11.  Tengu  mahetzi.  Como  (en  el)  cielo. 

El  adverbio,  el  sustantivo  y  la  construcción  son  iguales 
en  los  dos  idiomas  que  comparo. 

12.  Ma  hme  he.  Mío  pan  nosotros,  esto  es,  el  pan 
nuestro. 

12.  Mat  turne  je.  Mío  pan  nosotros. 

Véase  lo  explicado  en  el  número  1,  y  aquí  sólo  hay  que 
agregar  que  el  posesivo  serrano  es  mat  en  vez  de  ma. 

13.  Tana  ya.   (De)  cada  día). 

13.  Ta  mapa.  (De)  cada  día. 

Ta  en  ambos  idiomas  significa  cada  ú  otra  palabra  si- 
nónima; na,  en  othomi,  es  la  partícula  ya  explicada,  á  la 
que  corresponde  ma  en  serrano,  sea  que  esté  mal  escrita, 
sea  variación  eufónica,  pues  m  y  n  son  letras  que  conmu- 
tan en  diversos  idiomas.  (Véase  lo  explicado  respecto  al 
mexicano,  cahita,  etc.)  Tanto  en  serrano  como  en  othomí  se 
suprime  nuestra  preposición  de. 

14-  Ra  he.  Danos. 

14.  Ral-  je.  Danos. 


432  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

Ra  y  rak,  verbo;  he  y  je  pronombre.  Aquí  se  nota  que  en 
serrano,  como  en  othomí,  el  imperativo  puede  ir  sin  partí- 
cula alguna:  aparece  ese  modo  en  los  dos  idiomas  como  la 
forma  más  pura  del  verbo. 

15  Nava  paya.  Hoy. 
15.  Tiya-  Hoy. 

Según  Yépez  na  paya  significa  hoy,  y  nava  paya,  de  hoy 
en  adelante. 

Tiya,  semejante  al  othomí  poya. 

16-   Ha  puni  he-  Y  perdónanos. 
16-  Ne  si  punga  je-  Perdónanos. 

Ha  conjunción;  puni  verbo;  he  pronombre.  Ne,  si,  partí- 
culas especiales  del  verbo  serrano  de  que  ya  he  hablado 
anteriormente;  punga  verbo  análogo  al  othomí;  je  pronom- 
bre lo  mismo  que  he  (aspirada  la/¿.) 

17.  Ma  dupate  he-   Mió  deudas  nuestras. 
17.  Mat  oiga  je.  Mió  deudas  nuestras. 

Ya  hemos  explicado  cómo  se  expresa  el  plural  del  posesi- 
vo; dupate  en  othomí  y  oiga  en  serrano  son  palabras  adap- 
tadas á  la  idea  de  pecado,  falta,  deuda. 

18-    Tengu  di  puni  he-  Como  perdonamos. 
18-    Tengu  si  di  punjee-  Como  perdonamos. 

Tengu  adverbio  ya  explicado;  di,  partícula  del  verbo;  pun i 
verbo;  he  pronombre  para  distinguir  el  número  plural,  se- 
gún el  uso  del  idioma  othomí-  (cap.  51.) 

En  serrano  sólo  hay  que  observar  dos  circunstancias  res- 
pecto al  othomí,  la  partícula  si  que  ya  hemos  encontrado 
otras  veces,  y  el  pronombre  jee  usado  como  afijo.  Empero, 
también  el  othomí  usa  el  pronombre  afijo,  según  consta  en 
ios  caps-  51  y  52. 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ.  433 

19.    U  man  dupate   he.  Ahora  mío  deudores  nos- 
otros, (nuestros  deudores.) 

19.  Too  dittulc  je-  Lo  mismo. 

U  adverbio,  ndupate  sustantivo  que  Yépez  escribe  nduh- 
tai:  ia  formación  del  posesivo  en  plural  por  medio  de  ma  y 
he  nos  es  conocida. 

Too,  partícula  que  ya  vimos  anteriormente  (núm.  4)  y  no 
hemos  podido  interpretar;  dit  ó  rit  según  vimos  en  el  núm. 
19,  es  el  pronombre;  tuk  sustantivo ;je  correspondiente  al 
he  othomí  para  para  expresar  el  posesivo  de  plural. 

20.  Ha  yo  guihé  he.  Y  no  nos  permitas. 

20.  Neyo  gui  jega  je-  No  nos  permitas. 

Ha,  conjunción;  yo  adverbio  de  negación;  gui  partícula  de 
conjugación;  hé  verbo;  he  el  pronombre  nos. 
Neyo  adverbio;  gui  etc.  lo  mismo  que  en  othomí. 

21.  Ga  he  l-ha  (A)  nosotros  hacer,  practicar. 

21.  Ca  tale  je.  (A)  nosotros  caer. 

Ga  signo  del  futuro  de  indicativo  con  cuyo  tiempo  y  mo- 
do se  suple  el  infinitivo;  he  el  pronombre  nosotros;  kha  sig- 
nifica obrar,  hacer,  practicar. 

Ga  el  mismo  signo  en  othomí;  tale  verbo  que  en  othomí  es 
tagui;  je  el  pronombre- 

22-  Na  tzo-kadi.  La  tentación,  lo  malo. 

22.  Retentación.  (En)  tentación. 

Na  es  la  partícula  othomí  de  singular  que  ya  hemos  ex- 
plicado; tzo-kadi,  según  Yépez,  significa  tentación;  pero  la 
idea  es  más  bien  cosa  mala,  lo  malo,  pues  na  tzo  significa  ma- 
lo. Esta  clase  de  palabras  fueron  introducidas  en  los  idio- 
mas indígenas  por  la  teología  cristiana-  En  serrano  vemos 
que  con  la  idea  se  adoptó  la  palabra  castellana  re-tentación; 
no  sabemos  si  re  equivale  aquí  á  la  preposición  en,  ó  se  usa 
sólo  por  imitar  el  acento  particular  del  idioma- 

28 


434  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ- 

23.  llana  pehe  he.   Más  bien  líbranos. 
23.   Maneta  juega  je-   Más  bien  líbranos. 

La  primera  palabra  en  los  dos  idiomas  es  un  adverbio;  la 
segunda  el  verbo  sin  signo  alguno,  como  ya  lo  vimos  ante- 
riormente en  imperativo:  la  tercera  es  el  pronombre. 

24-  Hin  nlto.  (De)  mal. 

24-    Gat-titrjov-ya-izoonfen i. 

Hin  significa  no:  y  nho  bueno,  esto  es,  lo  no  bueno,  lo  ma- 
lo. Eu  serrano  probablemente  se  usa  de  otro  circunloquio 
para  expresar  la  misma  idea;  pero  tomando  otro  giro  que  el 
otlíomí. 

19.  Idiomas  que  comprende  la  familia  othomí. — Su- 
puesto lo  explicado  en  este  capítulo  y  en  los  anteriores,  de- 
be clasificarse  la  familia  othomí  del  modo  siguiente. 

19  El  othomí  con  sus  dialectos- 

20  El  serrano  tan  parecido  al  othomí  que  pudiera  creér- 
sele uno  de  sus  dialectos-  Sin  embargo,  por  tenerse  en  el 
país  como  idioma  separado,  y  poseer  voces  y  aun  formas 
gramaticales  especiales,  conviene  considerarle  particular- 
mente. 

3o  El  mazahua- 

49  El  pame  con  sus  dialectos. 

59  El  jonaz  ó  meco  muy  parecido  al  pame. 

20-  Observación  sobre  el  antiguo  chichimeco. — En 
el  capítulo  primero  de  esta  obra  he  comprobado  suficiente- 
mente que  el  antiguo  idioma  chichimeco  era  diferente  del 
mexicano,  y  ahora  añado  aquí  un  testimonio  más,  el  del 
padre  Mendieta  cuya  obra,  publicada  por  mi  hermano  po- 
lítico D.  Joaquín  García  Icazbalceta,  nos  permite  tomar  de 
primera  mano  las  noticias  que  de  él  sacó  Torquemada.  He 
aquí  lo  que  dice  Mendieta  á  la  pág.  144:  «Los  de  Texcoco 
afirman  ser  primeros  moradores  de  su  tierra  y  ser  chichi- 
mecos;  y  al  presente  por  ventura  se  hallaron  algunos  de  la 
mismo,  lengua,  á  lo  menos  húbolos  después  de  haber  venido 
los  españoles  con  muchos  años-  Mas  generalmente,  en  los 
tiempos  ele  agora,  ya  son  los  texcocanos  cuetsi  una  lengua  con 
los  mexicanos,  ayuntados  con  ellos  por  casamientos.*   Esto 


EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ-  435 

supuesto,  trato  ahora  de  manifestar,  aunque  como  mera  pre- 
sunción, que  los  antiguos  chichitnecos  eran  de  la  familia 
othomí.  He  aquí  las  razones  en  que  me  fundo. 

1?  Los  chichimecos  antiguos,  en  sus  costumbres  y  esta- 
dos de  civilización,  se  presentan  lo  mismo  quelosothomíes, 
esto  es,  casi  bárbaros,  sin  participar  del  adelantamiento 
que  alcanzaron  los  toltecas,  mexicanos,  etc. 

2?  Es  verdad  que  después  de  la  conquista  se  llamaba  chi- 
chimeco  ó  meco  á  todo  indio  errante,  como  sinónimo  de 
bárbaro,  convirtiéndose  en  una  palabra  genérica;  pero  si  se 
leen  con  atención  las  relaciones  antiguas  y  modernas,  sobre 
historia  de  México,  se  verá  que  el  nombre  chichimeco  se 
aplicaba  muy  especialmente  á  los  othomíes  y  sus  congéne- 
res. 

3<?  Hoy,  el  nombre  meco  ha  quedado  como  propio  de  una 
sola  nación  ó  tribu,  la  jonaz,  y  resulta  que  ésta  pertenece  á 
la  familia  othomí. 

4?  Sahagun  en  su  Historia  de  Nueva  España  consagra  un 
capítulo  á  examinar  «cuántas  maneras  de  chichimecos  ha 
habido  en  esta  tierra*,  y  dice:  «Los  chichimecos  eran  tres 
géneros,  los  unos  eran  los  othomíes,  los  segundos  los  llama- 
dos tamime,y  los  terceros  los  que  se  dicen  teuchichimecos.» 
Adviértase,  que  estas  tres  naciones  son  las  que  Sahagun 
consideraba  como  legítimos  chichimecos,  así  es  que  aunque 
en  otros  pasajes  de  su  obra,  lo  mismo  que  en  otros  autores 
antiguos,  se  llaman  chicMmecas  á  otras  naciones  inclusas  las 
mexicanas,  debe  atribuirse  á  que  con  la  voz  chichi  meca  se 
indicó  en  la  antigüedad  lo  contrario  que  después  de  la  con- 
quista: después  de  la  conquista,  según  lo  he  explicado,  chi- 
chimeco significaba  bárbaro;  pero  antiguamente  chichimeco 
era  dictado  honorífico,  indicando  descendencia  de  una  de 
las  razas  más  antiguas  del  país.  Así  se  explica,  por  ejem- 
plo, cómo  Ixtlilxochitlen  su  Historia  délos  chichimecos  (cap. 
13)  diga  que  el  emperador  chichimeco  Techotlaila  fué  el  que 
hizo  extender  el  idioma  mexicano  entre  sus  subditos;  expli- 
que en  varias  de  sus  Relaciones  que  chichimecos  y  toltecos 
tenían  diversa  lengua,  y  al  mismo  tiempo,  en  la  primera  re- 
lación de  la  parte  segunda  asiente:  «Los  toltecas,  aculhuas, 
mexicanos  y  todas  las  otras  naciones  del  país  pretenden  ser 
de  raza  chichimeca.»  Esta  pretensión  es  la  que  ha  dado  lu- 


436  EL  PAME  COMPARADO  CON  EL  OTHOMÍ. 

gar  á  confundir  los  chichimecos  con  naciones  diversas;  ni 
todas  las  del  país  pueden  tener  el  mismo  origen. 

5?  Hervás,  en  su  Catálogo,  no  obstante  que  adoptó  la  opi- 
nión errónea  de  Clavijero  sobre  confundir  á  los  chichime- 
cos con  los  mexicanos  y  toltecas,  considera  en  la  pág.  309 
que  el  othomí,  el  mazahua  y  el  idioma  llamado  especialmen- 
te chichimeco  tenían  afinidad. 

6?  El  padre  Soriano,  á  quien  debemos  las  mejores  noti- 
cias que  nos  quedan  sobre  los  pames,  dice,  según  lo  vimos 
anteriormente,  que  esa  nación  «traía  por  jefe  al  emperador 
Xolotl.»  Todos  sabemos,  por  Ixtlilxochil  y  demás  autores 
antiguos,  que  Xolotl  fué  el  jefe  de  los  llamados  propiamen- 
te chichimecos.  El  pame,  como  lo  hemos  visto  en  este  capí- 
tulo, es  idioma  ¿e  la  familia  othomí. 

Repito  que  no  pasa  mi  aserto  de  una  simple  presunción  por 
ahora;  acaso  tenga  yo  tiempo  de  profundizar  la  cuestión,  ó 
basten  mis  apuntes  para  que  otra  persona  lo  haga. 


CAPITULO  MI. 


EL  APACHE. 


1-  El  apache  ha  sido  erróneamente  confundido,  por  va- 
rios autores,  con  idiomas  que  no  le  son  análogos,  como  el 
Yuma,  según  indicación  de  Her vas  y  el  Pawne  según  Va  - 
ter.  Gallatin  también  confundió  el  Apache  con  el  Cocomari- 
copa  (Yuma) guiado  por  la  palabra  epach,  que  en  Cocomari- 
copa  significa  hombre.  Violet  creyó  que  el  apache  tenía  re- 
lación con  el  Shoshone-  Últimamente  Orozco  y  Berra,  en  su 
Geografía  de  las  lenguas  de  México  (página  59),  toma  como 
Apache  elChemegue  y  el  Yuta  que  son  idiomas  de  la  familia 
Shoshone,  y  también  cree  que  es  apache  el  Yavipai,  perte- 
neciente al  Yuma.  Buschmann,  muy  buena  autoridad  tra- 
tándose del  apache,  ha  manifestado  ya  que  este  idioma  no 
tiene  analogía  con  el  Pawne,  con  el  Yuma,  ni  con  el  Shosho- 
ne. En  la  presente  obra  pueden  consultarse  los  capítulos 
14  y  18  relativos  á  las  lenguas  yumas  y  shoshones,  quedán- 
dome por  advertir  únicamente  que  la  coincidencia  de  la  pa- 
labra apache,  admitida  en  castellano,  y  épach  del  cocomari- 
copa,  proviene  de  que  los  españoles  tomaron  esa  voz  del  Yu- 
ma, aplicándola  á  otra  tribu  distinta,  según  han  observado 
Turner  y  Buschmann. 

De  las  falsas  analogías  supuestas  con  el  apache,  la  que 
tiene  más  apariencia  de  verdadera,  es  respecto  al  othomí. 
Por  mi  parte,  he  aquí  las  razones  que  he  encontrado  en  el 
curso  de  mis  estudios  lingüísticos,  para  haber  imaginado 
alguna  vez  parentesco  entre  esas  dos  lenguas- 


438  EL  APACHE. 

En  primer  lugar,  los  idiomas  athapascos,  á  cuya  familia 
pertenece  el  apache  como  adelante  explicaré,  pueden  con- 
siderarse lenguas  paulo-silábicas,  según  la  calificación 
de  Latham,  en  su  Filología  comparativa,  con  cuya  califica- 
ción estoy  conforme.  Pues  bien,  el  othomí  como  ya  lo  sabe- 
mos, es  cuasi- monosilábico,  así  es  que  desde  luego,  apare- 
ce alguna  analogía  morfológica  entre  othomi  y  apache.  En 
segundo  lugar,  consultando  autores  sobre  historia  antigua 
de  México,  me  he  encontrado,  como  se  encontró  Buch- 
mann,  con  Arricivita  quien  en  su  Crónica,  dijo  lo  siguiente: 
«Estando  bastantes  apaches  de  paz  en  la  Misión  de  San  An- 
tonio de  Valero,  observó  un  religioso  que  un  indio  othomi- 
te  ladino,  que  había  entrado  con  la  recua  de  los  avíos,  es- 
taba una  noche  parlando  en  larga  conversación  con  ellos, 
y  siendo  poco  el  tiempo  que  había  estado  en  aquella  tierra, 
le  preguntó  que  si  acaso  entendía  la  lengua  de  los  apaches, 
y  satisfizo  con  que  era  la  misma  othomí  que  él  hablaba,  y 
sólo  con  la  diferencia  de  que  ellos  variaban  la  significación 
de  muchas  vocales  que  en  la  suya  querían  decir  otras  co- 
sas; pero  por  el  contexto  de  las  otras  palabras  fácilmente 
se  entendían.»  La  última  circunstancia  que  me  haya  incli- 
nado á  suponer  alguna  analogía  entre  othomí  y  apache  es  la 
siguiente:  tratando  en  México  con  una  persona  ilustrada 
de  nación  othomí,  acerca  de  su  lengua,  me  dijo  que  había 
visto  en  la  Sociedad  Mexicana  de  Geografía  y  Estadística, 
un  vocabulario  del  apache,  inserto  en  una  obra  norte-ame- 
ricana, y  le  había  llamado  la  atención  encontrar  voces  otho- 
míes. 

Todo  lo  dicho  me  condujo  á  hacer  una  comparación  dete- 
nida entre  apache  y  othomí,  cuyo  resultado  ha  sido  encon- 
trar que  hay  alguna  analogía  léxica  entre  los  dos  idiomas; 
pero  de  palabras  aisladas.  Esa  analogía  de  palabras  aisla- 
das no  prueba,  pues,  fusión  completa  entre  la  raza  othomí, 
y  menos  comunidad  de  origen;  pero  sí  indica  el  trato  habi- 
do entre  ellos,  trato  muy  creíble  si  recordamos  que  los  otho- 
míes,  según  sus  tradiciones,  vinieron  de  los  países  septen- 
trionales. Este  nuevo  dato  tienen  los  historiadores  respec- 
to á  la  emigración  de  las  tribus  Anahuacenses.  Voy  á  pre- 
sentar un  ejemplo  de  comparaciones  entre  othomí  y  apache, 
señalando  las  palabras  más  naturalmente  análogas.  Me  val- 


EL  APACHE. 


439 


go  respecto  al  apache  del  vocabulario  publicado  por  School- 
craft  (Iridian  tribes)  reduciendo  la  ortografía  inglesa  á  la 
española;  pero  poniendo  entre  paréntesis  las  voces  apaches 
como  las  encuentro! escritas-  Respecto  al  othorní  sigo  á  Ne- 
vé y  á  Yepez. 


Apache. 


Othomí. 


Dios, 

Jisniri,  (hisneereé), 

Ohha. 

Hombre, 

Aili,  (aüee), 

Yelie- 

*  Mujer, 

Itzan,  (eetzan),\ 

Danzu,   ns~itzu. 

*  Niño,  muchacho, 

Isken,  (eeskane), 

itzi-nei,  (eetzeeney), 

Hunttu,  b-ahtzl 

Padre, 

Diskun,  (deeskune), 

Ja. 

*  Madre, 

Ma, 

Me. 

Hijo, 

Pichyi,  (peeshyee), 

Bahtzi. 

Marido, 

Pirgaun  (peergaun), 

Dame, 

Cuerpo, 

Dzi,  (dz.ee), 

Hanlhiay. 

Carne, 

Itz,  (eetz), 

Ngce. 

Cabeza, 

Zi,  (zee), 

Ña. 

*Ojo, 

Sli-da,  s linda  (slee) , 

Daa. 

Cabello, 

Sisga,  (seesga), 

Xta. 

*  Nariz, 

Tzi,  (Tzee), 

Zi-i/n. 

Boca, 

Da, 

Ne. 

Lengua, 

Der,  (daré), 

Khane. 

Diente, 

Gov. 

Tzi- 

Mano, 

Lda, 

Ye- 

Pie, 

Ki.  (liee), 

Gua. 

Corazón, 

Tzuli,  (tzooleé), 

Muy. 

Sangre, 

Tidzel,  (teedzeel), 

KM. 

Cielo, 

Lh,  (eah), 

Mahetzi. 

Mundo, 

Za, 

Nximahay. 

Sol, 

Slimai,  (sleemai) 

Hiadi. 

Luna, 

Ciar  a  y, 
da  significa  noche. 

Zana. 

*  Estrella, 

Zunz, 

Ztze. 

Fuego, 

Kou,  Icón, 

Ztzibi- 

*  Agua, 

Tuaj  (toah), 

Dehe,  (teje). 

Río, 

Lugli,  (Looglee), 

Dathc 

Monte, 

Chis,  (chees), 

Xantte. 

440 

EL  APACHE. 

Apache. 

Othomí. 

*  Nieve, 

TsH,  (tskee),  sajs, 

{salís), 

Sikha. 

Lluvia. 

Nagosti,  (Nagostee), 

Ye. 

*  Venado, 

Pakaj,  (pakah), 

Phantthoe- 

*  Perro, 

Zi~tzian,  (zeetzianan) , 

Talo. 

Pescado, 

Zui,  (zooee), 

Hua. 

Culebra, 

Jivo,  (hivó), 

Kkella- 

Águila, 

Zajntzai, 

Xuni- 

*  Cuervo, 

Kaj-re,  tisjua,  (tees 

hooa), 

Ka. 

Flor, 

Chiskusae,  (cheesku- 

sae), 

Deni. 

Maiz, 

Najla, 

Detlia. 

Piedra, 

Zeyzay, 

Do. 

Sal, 

Nikaz,  {neekaz), 

U. 

Casa, 

Kisti,  (keestee), 

Ngu- 

*  Flecha, 

Kaj. 

Tjay. 

Frío, 

Gusgajz,  (goosgahz), 

Nztzee. 

Muerte, 

Tajzaj,  (tahzali), 

Ndalitedu. 

*  Pan, 

Enda-tzuli,  (endat- 

zoolee), 

Thuhme. 

*  Bueno, 

Nitchu,  (neetchoo) 

Niza,  (manlio), 

*  Malo, 

Ze-nto, 

Ntzo. 

Negro, 

Tisley,  (teesley), 

Bode. 

Blanco, 

Sikaj,  (seekah), 

Ttaxi. 

Uno 

Tahse,  tajse,  tas, 

Nra,  na-ra. 

Dos, 

Najki,  (nalilee), 

Yooho. 

Tres, 

Tai. 

Hiu. 

Cuatro, 

To, 

Gooho- 

*  Cinco, 

Asile, 

K-uta. 

Seis, 

Rostan, 

Balito. 

*  Siete, 

Gostede, 

Yolito. 

Ocho, 

Zapi,  (zapee), 

Hiahto. 

*  Nueve, 

Gastai, 

Gutlio- 

Diez, 

Sesara, 

Beta. 

*  Veinte, 

Nahteen, 

Nralite. 

Yo, 

Shali, 

Naga,  nugui. 

Tu, 

Dah, 

Nugue,  nuy. 

EL  APACHE. 

Apache. 

Othooií. 

El, 

Ahhan, 

Nunu. 

Nosotros, 

Tnik,  (tneek), 

Nngahe. 

Vosotros, 

Itzi,  (e.etzee,) 

Nuguegui. 

Ellos, 

Incha,  (eencha). 

Nuyu. 

Beber, 

Tuichaj,  (tooeeshah,) 

Ztzi. 

Bailar, 

Isis,  (eesis), 

Ney- 

Comer, 

Ichoj,  (eeshali), 

Tzi- 

Ver, 

Uski,  (ooskce), 

Nuu. 

441 


2.  El  apache,  según  lo  indiqué  en  el  párrafo  anterior,  es 
una  rama  del  Athapasco,  Atabasco,  Tinné  ó  Dtinné,  el  idioma 
más  septentrional  del  Nuevo  Mundo,  con  excepción  del  Es- 
quimal- El  primero  que  conoció  la  analogía  del  apache  con 
el  athapasco,  fué  el  americano  Turner,  según  consta  de 
una  memoria  que  leyó  ante  la  Sociedad  Americana  de  Et- 
nología, y  fué  publicada  en  el  Literary  World  del  17  de  Abril 
de  1852. 

Después  de  la  memoria  de  Turner,  el  Dr.  Buschmann  de 
Berlín  ha  dado  á  luz  varios  escritos  más  extensos,  compa- 
rando el  apache  con  las  lenguas  athapascas.  Yo  tengo  en 
mi  poder  un  ejemplar  de  los  trabajos  de  Buchmann  sobre 
el  apache  que,  con  sus  demás  obras,  tuvo  el  autor  la  bon- 
dad de  remitirme- 

A  propósito  de  uno  de  los  escritos  de  Buschmann  sobre 
el  idioma  que  nos  ocupa  en  este  capítulo,  Turner  insertó  la 
siguiente  nota  en  la  obra  Senate  Documenta  (v.  13). 

«The  manuscript  of  the  present  paper  on  Lieutenant 
Whipple's  vocabularies  was  delivered  to  Mr.  Whipple  in 
January  of  this  year  (1856);  and  now,  in  the  month  of  May, 
as  it  is  going  through  the  press,  I  have  received  a  copy  of 
Dr.  Buschmann's  learned  and  highly  interesting  treatise 
on  the  Athapascan  family  of  languages  printed  in  Berlín  in 
the  present  year-  Dr.  Buschmann  mentions  repeatedly  that 
the  discovery,  of  the  Athapascan  relationship  of  the  apa- 
che nation  is  due  to  me;  but  he  claims  at  the  same  time  as 
his  own  discovery,  the  fact  that  a  similar  relationship  exist9 
between  the  Athapascans  proper  and  the  Navajos-  This 
claim  however  cannot  be  admitted,  because  in  the  abo- 


442  EL  APACHE. 

ve  rnentioned  paper  published  in  the  Literary  World, 
Ytreat  both  of  the  Apaches  and  of  their  congeners  the  Na- 
vahoes-  The  affinity  of  the  Apaches  and  Navajos  has  been 
repeatedly  asserted  by  spanish  and  American  writers.  I 
need  quote  only  theexcellentauthority  of  Gregg.  He  says: 
«The  principal  wild  tribes  which  inhiibit  or  extend  their 
incursions  or  peregrinations  upon  the  territory  of  New  Mé- 
xico the Navajoes,  the  Apache^  the  Yutas,  the  Galguas  and  the 
Comanches.  Of  the  latther  will  speak  in  another  place-  The 
tivofirst  are  f  rom  one  and  the  same  original  stock,  there  beig, 
even  xt  the  present  day  no  very  important  difference  in  their 
language.» 

A  la  autoridad  de  Gregg  sería  fácil  afladir  otras  de  espa- 
ñoles y  americanos  respecto  á  la  analogía  del  apache  con 
el  navajo;  pero  bastará  citar  aquí  dos  únicamente.  D.  Juan 
Cordero,  en  sus  Noticias  Relativas  á  la  Nación  Apache,  escri- 
tas en  1796,  divide  á  los  apaches  en  9  tribus  del  mismo  idio- 
ma, siendo  una  de  ellas  precisamente  la  navajo. 

Un  siglo  antes  de  Cordero,  por  los  años  de  1697,  el  P. 
Niel,  en  sus  Apuntamientos  á  las  memorias  del  Padre  Zarate 
sobre  Nuevo  México  (§108),  escribió  estas  palabras:  «Ala 
parte  del  Occidente  de  estas  excanjaques  en  aquella  exten- 
dida medianía  que  se  ve  entre  aquellos  fértilísimos  tramos 
que  el  P.  Zarate  llamó  tierra,  de  promisión,  y  el  reino  de  Mo- 
qui  y  serranías  de  las  Cruzadas  distantes  de  Nuevo  Méxi- 
co entre  90  á  100  leguas  rumbo  Noroeste,  á  que  arriba  del 
río  Zama,  al  abrigo  de  varias  serranías  que  todos  rumbos 
empinan  picachos  y  cuchillas  del  que  forman  varios  arro- 
yos que  forman  cañadas,  valles  y  ancones,  habita  por  mu- 
chas leguas  la  nación  de  los  apaches  del  Navajo  en  número 
muy  crecido  son  de  la  misma,  lengua  y  valor  que  los  Apaches 
de  Xila,  Sierra  Florida  y  Llanos-» 

El  Sr.  Buschmann,  en  su  última  obra  sobre  el  apache 
(1860),  se  ha  defendido  del  cargo  que  le  hizo  Turner  mani- 
festando que  él  «nunca  pronunció  la  palabra  peligrosa  é  irri- 
tante descubrir;  que  tanto  respecto  al  Navajo  como  al  Xica- 
rilla,  sólo  pretendía  haber  demostrado  su  parentesco  con  el 
athapasco,  porque  antes  sólo  se  habían  hecho  indicaciones, 
y  no  comparaciones  detenidas.» 

Lo  que  hay  efectivamente  de  cierto  en  la  cuestión  ocurrí- 


EL  APACHE.  443 

da  entre  Buschmann  y  Turner  es  que  á  éste  se  debe  la  pri- 
mera indicación  sobre  el  parentesco  del  apache  con  el  atha- 
pasco,  y  á  Buschmann  la  confirmación  ampliamente  com- 
probada de  ese  parentesco.  Suum  cuique. 

También  manifestó  Turner,  al  concluir  la  nota  copiada  en 
parte  anteriormente,  que  Buschmann  había  escrito  mal  Ti- 
carillas,  en  vez  deJicarillas,  siendo  lo  primero  una  errata  de 
imprenta  en  la  relación  de  Simpson.  A  este  otro  cargo  ob- 
servó Buschmann  que  no  podía  tenerse  por  errata  de  im- 
prenta lo  que  Simpson  repetía  no  una  sino  varias  veces.  Ya 
más  adelante  ha  escrito  Buschmann  propiamente  Xicarillas, 
pues  tampoco  es  Jicar illas  como  pone  Turner.  Véanse  los 
autores  tanto  españoles  como  mexicanos  y  se  encontrará 
escrito  Xicarillas,  como  por  ejemplo,  en  el  Teatro  Americano 
de  Villaseñor  (1.  6  pág.  412)  en  la  Historia  de  la  Compañía,  de 
Jesús,  por  Alegre  (t  3.  p-  336),  y  últimamente  en  la  Geografía, 
de  las  lenguas  de  México,  por  Orozco  (p.  76).  Xicarillas  es  una 
palabra  híbrida  formada  del  mexicano  Xicalli  y  la  termina- 
ción española  de  diminutivo.  Xicalli  es  un  vaso  de  calabaza, 
cuya  palabra  hemos  adoptado  en  castellano  pronunciando 
jicara.  Aun  la  Academia  española  ha  admitido  esta  voz  en 
su  Diccionario  de  la  lengua  castellana,  con  la  siguiente  acep- 
ción: «Vasija  pequeña  de  loza  que  sirve  para  varios  usos,  y 
principalmente  para  tomar  chocolate.»  Debe  advertirse 
también  respecto  al  Xicarilla  que  su  analogía  con  el  apache 
fué  declarada  en  México,  así  como  lo  hemos  visto  del  Na- 
vajo, antes  que  lo  hubiese  indicado  ningún  lingüista  extran- 
jero. Bastará  citar,  en  comprobación,  las  Noticias  de  Corde- 
ro ya  mencionadas,  quien  dice  terminantemente:  «Los  Xi- 
carillas son  una  rama  de  Apaches  Faraones. » 

3.  Pasando  ahora  á  señalar  los  países  que  han  habitado  ó 
habitan  los  apaches,  me  parece  que  lo  más  adecuado  es 
transcribir  ó  extractar  lo  que  sobre  esto  dicen  algunos  au- 
tores bien  informados. 

El  Dr.  Buschmann,  en  su  referida  última  obra  sobre  el 
apache,  (1860)  inserta  un  pasaje  de  la  Noticia  de  California 
porVenegas,  relativo  ala  tribu  que  habla  ese  idioma,  dicien- 
do: «Agrego  á  este  trabajo  una  fuente  antigua;  Miguel  Ve- 
negas  da  en  su  Noticia  de  California  noticias  extensas  sobre 
domicilio,  carácter  é  historia  del  pueblo  apache  las  cuales 


444  EL  APACHE. 

adquieren  por  la  fecha  antigua  aun  más  valor.»  Debo,  pues, 
advertir  que  las  noticias  de  Venegas  sobre  los  apaches  es- 
tán tomadas  de  una  obra  anterior  intitulada  Apostólicos  afa- 
nes de  la  Compañía  de  Jesús»,  de  la  cual  saco  yo  como  de 
primera  mano,  el  siguiente  párrafo. 

«El  formidable  nombre  de  apaches  se  ha  extendido  tanto, 
y  por  sus  frecuentes  sangrientas  hostilidades  se  han  hecho 
tan  temibles  que  comúnmente  á  todos  los  Gentiles  belico- 
sos se  les  atribuye.  Pero  principalmente  habla  esta  relación 
de  los  comprendidos  en  aquel  tramo  de  tierra  casi  circular, 
que  comienza  desde  el  Real  de  Chihuahua,  cruza  hacia  el 
Poniente  por  los  presidios  de  Xanos,  Fronteras  y  Terrena- 
te,  llega  al  río  Gila,  sube  aun  hacia  el  Norte,  hasta  el  Moqui 
y  Nuevo  México,  revuelve  hacia  el  Oriente  al  presidio  del 
Paso,  y  remata  hacia  el  Sur  en  el  real  de  Chihuahua.  En  es- 
ta dilatada  extensión  de  tierra,  que  es  de  más  de  trescientas 
leguas,  viven  los  tan  temidos  como  crueles  feroces  apaches 
esparcidos,  y  divididos  en  rancherías  no  muy  numerosas 
entre  valles  y  serranías  muy  difíciles  de  penetrar,  ó  por  la 
escasez  de  aguas  en  los  caminos,  ó  por  lo  áspero  é  inaccesi- 
ble de  sus  montes.» 

Veamos  ahora  lo  que  dice  sobre  el  domicilio  de  los  apa- 
ches otro  autor  antiguo  descononocido  á  Turner  y  á  Busch- 
mann.  Me  refiero  al  interesante  documento  que  ya  he  teni- 
do ocasión  de  citar,  y  tiene  el  siguiente  título:  «Noticias  re- 
lativas á  la  nación  apache  que  en  el  año  de  1796  extendió  en 
el  paso  del  Norte,  el  Teniente  Coronel  D.  Antonio  Cordero, 
por  encargo  del  Sr.  Comandante  general  Mariscal  de  Com- 
po  D.  Pedro  de  Nava.»  Las  noticias  de  Cordero  se  publica- 
ron primeramente  en  un  periódico  de  México,  y  después  se 
han  insertado  en  la  Geografía  de  Orozco  y  Berra,  con  la  si- 
guiente recomendación  que  me  parece  muy  fundada:  «Cor- 
dero sirvió,  desde  muy  niño,  en  las  compañías  presidíales, 
hizo  por  espacio  de  muchos  años  la  guerra  á  los  salvajes, 
sabía  su  lengua,  había  tenido  con  ellos  tratos  y  relaciones, 
los  conocía  bajo  todas  sus  fases,  y  ninguno  como  él  pudo 
hablar  con  tanto  tino  y  tamaña  exactitud.»  Bajo  este  con- 
cepto aprovecho  los  siguientes  pasajes  de  Cordero. 

«Es  la  nación  apache  una  de  las  salvajes  de  la  América 
septentrional,   fronteriza  á  las  provincias  internas    de  la 


EL  APACHE.  445 

Nueva-España-  Se  extienden  en  el  vasto  espacio  de  dicho 
continente,  que  comprende  los  grados  30  á  38  latitud  N,  y 
264  á  277  de  longitud  de  Tenerife.  ¿ 

Después  explica  Cordero  que  los  apaches  se  dividen  en 
nueve  tribus  principales,  y  pasando  á  tratar  de  los  lugares 
que  cada  uno  ocupa,  señala  los  siguientes  límites- 

Los  apaches  llamados  Tontos  Coyoteros,  eran  los  más  oc- 
cidentales de  todos,  tenían  rancherías  próximas  á  la  sierra 
de  presidios  de  la  provincia  de  Sonora,  y  algunas  ya  pacifi- 
cadas, se  establecieron  en  el  presidio  de  Tugson  y  sus  in- 
mediaciones. Confinaban  los  Tontos,  por  el  Poniente,  con  los 
Pápagos,  cocomaricopas,  y  yavipais,  por  el  Norte  con  los 
moquis;  por  el  Oriente  con  los  chiricaguis;  y  por  el  Sur  con 
los  establecimientos  españoles. 

Los  apaches  llamados  Chiricaguis,  tenían  su  principal  ha- 
bitación en  la  sierra  del  mismo  nombre.  Algunas  de  sus 
rancherías  consiguieron  del  gobierno  español  establecerse 
pacíficamente  en  los  presidios  de  Bacoachi  y  Janos.  Confi- 
naban los  Chiricaguis  con  los  moquinos,  por  el  Norte;  con 
los  Tontos,  por  el  Poniente;  con  los  españoles  por  el  Sur;  y 
con  los  Gileños  por  el  Oriente. 

Los  apaches  Gileños  tenían  algunas  rancherías  de  paz  en 
el  presidio  de  Janos.  La  generalidad  de  la  tribu  colindaba, 
por  el  Poniente,  con  los  Chiricaguis;  por  el  Norte  con  la 
provincia  de  Nuevo  México;  por  el  Oriente  con  la  parciali- 
dad mimbrefia;  y  por  el  Sur  con  los  españoles. 

La  tribu  de  apaches  Mímbrenos  se  dividía  en  dos  clases, 
altos  y  bajos :  los  primeros  que  eran  los  más  contiguos  á  la 
provinciadela  Nueva  Vizcaya,  estaban  sujetos  á  los  españo- 
les y  vivían  pacíficos  en  sus  presidios  de  Janos  y  Carrizal: 
el  país  de  los  segundos  era  el  próximo  á  la  provincia  de 
Nuevo  México  como  la  frontera  Norte;  lindaban  por  el  Po- 
niente con  los  Mímbrenos;  por  el  Oriente  con  los  Faraones 
y  por  el  Sur  con  los  establecimientos  españoles. 

Los  apaches  Faraones  ocupábanlas  sierras  intermedias  del 
Río  Grande  del  Norte  á  Pecos,  siendo  el  teatro  de  sus  irrup- 
ciones las  provincias  de  Nuevo  Méxicoyde  la  Nueva  Vizcaya. 
Una  que  otra  ranchería  pacífica  de  Faraones  se  había  esta- 
blecido pacíficamente  en  el  presidio  de  S.  Eleazario.  Los  Xi- 
carillas,  rama  de  los  Faraones,  vivían  también  pacíficos  en  la 


446  EL  APACHE. 

provincia  de  Nuevo  México,  en  terrenos  contiguos  al  pue- 
blo de  Taos,  frontera  de  los  comanches.  La  totalidad  de  los 
Faraones  confinaba  por  el  Norte,  con  la  provincia  de  Nuevo 
México;  por  el  Poniente  con  los  apaches  mímbrenos;  por  el 
Oriente  con  los  mescaleros  y  por  el  Sur  con  la  provincia  de 
Nueva  Vizcaya- 

Los  apaches  llamados  Mescaleros  habitaban  en  las  sierras 
próximas  al  río  Pecos  por  una  y  otra  banda,  extendiéndose 
hacia  el  Norte.  Generalmente  hacían  sus  entradas  por  el 
bolsón  de  Mapimí,  ya  para  atacar  la  Nueva  Vizcaya,  ya  Coa- 
huila.  Por  el  Norte  lindaban  con  los  comanches;  por  el 
Oriente  con  .los  faraones;  por  el  Poniente  con  los  llaneros,  y 
por  el  Sur  con  los  españoles. 

Los  apaches  Llaneros  vagaban  por  los  llanos  y  arenales 
situa'dos  entre  el  río  Pecos  y  el  Colorado.  Se  dividían  en 
tres  clases,  Natajes,  Sipiyanes  y  Llaneros.  Confinaban  por 
el  Norte,  con  los  comanches;  por  el  Poniente  con  los  Mesca- 
leros; por  el  Oriente  con  los  lipanes,  y  por  el  Sur  con  la  lí- 
nea de  presidios  españoles. 

Los  apaches  Lipanes  se  presentan  como  los  más  orienta- 
les, divididos  en  dos  clases,  de  arriba  y  de  abajo,  con  refe- 
rencia al  curso  del  río  Grande  cuyas  aguas  bañan  su  terri- 
torio- Los  Lipanes  de  arriba  estaban  enlazados  con  los  mes- 
caleros  y  llaneros,  ocupando. los  terrenos  contiguos  á  esas 
tribus.  Los  lipanes  de  abajo  vivían  generalmente  en  la  fron- 
tera de  la  provincia  de  Texas,  orillas  del  mar.  Los  límites 
de  los  lipanes  en  lo  general  eran  los  siguientes.  Por  el  po- 
niente los  Llaneros;  por  el  Norte  los  Comanches;  por  el 
Occidente  la  provincia  de  Texas;  por  el  Sur  los   españoles. 

Los  navajos  son  los  más  septentrionales  de  los  apaches, 
habitando  la  sierra  y  mesas  de  navajo  con  diez  rancherías 
fijas  á  saber:  Sevolleta,  Chacolí,  Guadalupe,  Cerro-Cabezón, 
Agua-Salada,  Cerro  chato.  Chusca,  Tunieta,  Chella  y  Ca- 
rrizo. Los  navajos  estaban  sometidos  á  los  españoles,  te- 
niendo por  limítrofes  á  los  apaches  chiricaguis  y  gileños 
hacia  el  Sur;  por  el  Norte  á  los  yutas;  por  el  Poniente  á  los 
moquinos  y  por  el  Oriente  á  la  provincia  de  Nuevo  Mé- 
xico. 

Pasando  ahora  á  consultar  algunos  autores  modernos  que 
tratan  de  los  establecimientos  apaches,  vemos  que  Whipple 


EE  APACHE.  447 

dice  lo  siguiente:  «Los  navajos  y  ios  pinaleños  son  subdivi- 
siones de  la  gran  nación  apache,  que  puede  decirse,  en  tér- 
minos generales,  ocupa  ó  más  bien  vaga  en  el  espacio  trian- 
gular incluido  entre  los  pueblos  de  Nuevo  México,  el  Río 
Colorado  y  el  Gila,  de  donde  se  extiende  hasta  el  Golfo  de 
México-  •  •  •  Los  navajos  son  una  poderosa  tribu  de  indios 
residentes  en  los  tributarios  del  Río  San  Juan,  al  Oriente 
del;  Río  Grande  y  al  Este  del  Colorado  entre  los  35?  y  37? 
latitud  Norte ....  Los  pinaleños,  según  Bartlett,  montan  á 
cosa  de  cinco  mil  almas,  y  se  extiende  en  el  circuito  com- 
prendido entre  la  sierra  Piñal  y  la  sierra  Blanca,  cuyas  dos 
montañas  están  cerca  de  la  parte  superior  del  río  San  Fran- 
cisco á  cosa  de  cinco  días  del  camino  del  Gila.» 

Henry,  á  quien  se  debe  el  vocabulario  apache  publicado 
por  Schoolkraf  t,  resume  de  esta  manera  sus  noticias  sobre 
el  domicilio  de  los  apaches-  «En  tiempo  de  paz  viven  en  los 
valles  del  río  Gila,  del  río  Mimbres  y  del  Norte,  y  en  tiem- 
po de  guerra  en  las  áridas  cimas  de  la  sierra  Nevada,  y  en 
sus  ramales;  pero  jamás  han  penetrado  hasta  las  playas 
del  mar  del  Sur.» 

Orozco  y  Berra,  en  su  Geografía  de  las  lenguas  de  México, 
inserta,  como  ya  lo  hemos  dicho,  la  noticia  de  Cordero,  y 
en  otro  lugar  dice:  «Los  apaches  se  extienden  por  nuestra 
línea  divisoria  con  los  Estados-Unidos,  desde  Sonora  hasta 
Tamaulipas;  no  estando  fijamente  establecidos,  vagan  co- 
metiendo depredaciones  en  todos  los  lugares  indefensos  de 
aquellas  comarcas,  llevando  algunas  veces  el  exterminio 
hasta  Estados  más  centrales.» 

Según  el  mismo  Orozco,  en  Sonora  se  encuentran  apaches 
tontos  ó  coyoteros,  chiricaguis,  navajos,  gileños  y  mimbre- 
fios;  en  Chihuahua  faraones,  mescaleros  y  xicarillas;  en 
Coahuila  llaneros;  en  Nuevo  León  y  Tamaulipas  lipanes. 

4-  No  quiero  entrar  en  más  pormenores  sobre  la  Geogra- 
fía de  los  apaches,  porque  su  estado  nómade  ha  ocasionado 
que  varios  autores  presenten  noticias  confusas  ó  contradic- 
torias sobre  el  particular.  Paso  pues,  á  considerar  aquella 
nación  bajo  el  punto  de  vista  histórico,  aunque  con  la  breve- 
dad que  mi  plan  exige,  siendo  filológico  y  no  histórico. 

Del  origen  de  los  apaches  sólo  se  sabe,  por  la  filología 
comparativa,  que  pertenecen  á  la  nación  Atapasca.  Turner 


448  EL  APACHE. 

ha  querido  ir  más  lejos;  ha  indicado  una  procedencia  asiá- 
tica; pero  Bu  schraann  trata  esta  opinión  con  desdén.  Por 
mi  parte,  diré  sencillamente  que,  en  mi  concepto,  los  pue- 
blos de  México,  cuya  historia  é  idiomas  conozco  son  auctó- 
tonos. 

Los  apaches  carecen  de  religión  y  de  gobierno.  Es  cierto 
que  creen  en  la  existencia  de  un  Ser  Supremo  y  Criador 
que  llaman  en  su  lengua  «Capitán  del  cielo;»  pero  no  le  dan 
culto  alguno,  ni  los  liga  con  él  la  esperanza  de  un  premio  ó 
el  temor  de  un  castigo:  para  el  apache  todo  acaba  con  la  vi 
da  presente. 

Algunas  relaciones  dicen  que  hay  ciertos  animales  vene- 
rados por  los  apaches;  pero  esto  me  parece  muy  dudoso. 
El  bien  informado  Cordero,  lo  que  sí  sostiene  es  la  creen- 
cia en  un  espíritu  maligno  de  quien  se  supone  depende  in- 
mediatamente lo  próspero  y  lo  adverso.  Como  una  especie 
de  intermedio  para  aplacar  al  espíritu  maligno  tienen  los 
apaches  profetas  ó  adivinos  que  gozan  de  la  más  alta  esti- 
mación. Esos  adivinos  practican  la  medicina,  la  más  rudi- 
mental, la  aplicación  de  algunas  yerbas,  y  esto  acompaña- 
do de  ceremonias  y  cantos  supersticiosos. 

El  gobierno  se  reduce  ala  elección,  como  jefe,  del  hombre 
más  hábil  ó  más  valiente  de  cada  tribu,  en  los  casos  de  gue- 
rra; pero  sin  quitar  á  nadie  su  independencia,  ni  obligarle 
con  vínculo  alguno,  pudiéndose  separar  el  que  gusta,  cuando 
es  su  voluntad.  Sin  embargo,  es  de  suponerse  que  hay  algu- 
na disciplina  militar  entre  los  apaches,  tácita  ó  expresa,  por- 
que de  otro  modo  no  podrían  consumar  sus  campafías  co- 
mo lo  hacen,  esto  es,  siguiendo  un  plan  ordenado.  Cuando 
van  á  la  guerra  dejan  bien  guarecidas  sus  familias,  y  los 
hombres  de  armas  salen  subdivididos  en  pequeñas  parti- 
das que  se  reúnen  en  punto  designado.  Colocan  una  embos- 
cada donde  les  parece  ventajoso,  y  allí  atraen  á  sus  contra- 
rios por  medio  de  algún  robo  parcial.  Es  increíble  la  veloci- 
dad con  que  huyen  los  apaches  después  de  practicado  un 
robo  de  bestias,  que  es  el  principal  objeto  de  sus  incursio- 
nes, asegurándose  que  una  sola  noche  suelen  caminar  has- 
ta 30  leguas.  A  veces,  una  pequeña  partida  de  cinco  ó  seis 
indios  hace  más  destrozos  que  gran  número  de  ellos,  cuan- 
to se  ocultan  más  fácilmente  para  atacar  ó  retirarse. 


EL  APACHE-  449 

Algunos  autores  antiguos  y  modernos  no  conceden  á  los 
apaches  ni  aun  el  valor  militar,  los  pintan  únicamente  como 
alevosos  y  crueles-  Sin  embargo,  Cordero,  dice:  «En  Ja  oca- 
sión que  más  se  reconoce  el  valor  ó  temeridad  de  estos  bár- 
baros, es  cuando  llega  el  lance  de  que  sean  atacados  por  sus 
enemigos.  Jamás  les  falta  la  serenidad,  aunque  sean  sor- 
prendidos y  no  tengan  recursos  de  defensa.  Pelean  hasta 
que  les  falta  el  aliento,  y  corrientemente  prefieren  morir  á 
rendirse.»  El  mismo  autor  añade  que  la  vanidad  del  apa- 
che consiste  en  la  fama  de  valor,  teniendo  un  título  honorí- 
fico que  agregan  á  su  nombre,  y  es  jazkie  que  significa  bi- 
zarro. 

Las  armas  favoritas  de  los  apaches  son  flecha  y  lanza,  en 
cuyo  manejo  son  destrísimos.  Suelen  usar  también  armas 
de  fuego,  aunque  pocas  veces,  porque  carecen  de  industria 
para  arreglarlas  si  se  inutilizan. 

Los  que  han  tenido  ocasión  de  presenciar  las  incursiones 
de  los  apaches  las  pintan  con  los  más  negros  colores-  «Ho- 
rror tiene  la  pluma,  dice  Arricivita,  para  indicar  las  ferinas 
costumbres  de  los  salvajes,  oprimen  con  muy  duro  trato  á 
sus  prisioneros  dándoles  las  más  crueles  muertes,  á  mu- 
chos los  queman  vivos,  y  mientras  viven  les  cortan  las  car- 
nes y  á  su  vista  las  comen;  á  pocos  les  reservan  la  vida  pa- 
ra que  les  sirvan  como  esclavos,  ó  para  venderlos  á  otras 
naciones:  destrísimos  en  el  manejo  de  los  caballos,  y  en  sus 
acometimientos  levantan  tal  algazara  y  gritería  que  sus  ala- 
ridos infunden  terror  á  los  más  animosos,  y  siendo  sus  or- 
dinarias armas  el  chuzo  y  las  flechas,  las  juegan  con  gran 
lijereza,  brío  y  destreza,  pocas  veces  pueden  resistir  ni  los 
cueros  ni  las  adargas:  se  arrojan  como  feroces  tigres,  y  por 
robar  traginan  toda  la  latitud  de  aquellas  tierras,  causando 
amarguísimas  lágrimas  con  la  increíble  carnicería  que  eje- 
cutan en  los  que  defienden  sus  bienes  y  haciendas,  ó  en  los 
pasajeros  para  que  no  avisen  de  sus  invasiones.  Estas  las 
frecuentan  como  lobos  nocturnos  dando  con  alevosía  impre- 
visos  asaltos,  y  valiéndose  de  las  tinieblas  de  la  noche  y  cau- 
telosos ardides  para  lograr  sus  entradas  que  proporción  an 
con  mañosa  astucia.  Logrando  su  arrojo  caminan  en  una  no- 
che increíbles  ditancias,  y  hacen  su  retirada  como  veloces 
águilas,   dificultando  mucho  darles  alcance.    Su  alarido  de- 

29 


450  EL  APACHE- 

ja  despavoridos  los  pueblos,  y  turbados  á  los  soldados:  no 
es  posible  hacer  cómputo  del  número  de  cristianos  que  han 
muerto  á  manos  de  los  apaches,  y  fuera  fastidio  mencionar 
poblaciones,  minas  y  haciendas  que  se  han  despoblado  por 
huir  de  su  crueldad.  También  en  medio  del  día,  y  á  cara 
descubierta,  han  atacado  á  los  pueblos  y  presidios,  y  han 
ejecutado  en  los  convoyes  escoltados  de  soldados,  lastimo- 
sas muertes,  y  llevádose  grandes  despojos-»  Según  afirman 
varios  autores,  los  apaches  no  acostumbran,  como  otros  sal- 
vajes de  América,  arrancar  la  cabellera  de  sus  víctimas- 

El  estado  de  guerra  es  normal  entre  los  apaches,  espe- 
cial mente  con  los  blancos  y  con  los  comanches,  cuyas  dos 
razas  consideran  como  sus  capitales  enemigos.  También  ha- 
cen expediciones  contra  otras  tribus  vecinas,  y  á  veces  en- 
tre sí  mismos  es  frecuente  tengan  sangrientas  reyertas  por 
cualquier  motivo.  Cordero  manifiesta  que  los  apaches  viven 
en  continua  desconfianza  unos  con  otros,  nunca  se  hablan 
sin  las  armas  en  la  mano  con  gran  cautela,  jamás  se  salu- 
dan ni  despiden,  siendo  su  acción  más  urbana  mirarse  y 
considerarse  un  rato  recíprocamente. 

El  alimento  más  agradable  para  los  apaches  es  la  carne 
de  caballos  y  mulos;  pero  también  comen  la  de  animales  sil- 
vestres que  cazan,  especialmente  cuadrúpedos,  gustando 
poco  de  las  aves,  y  desdeñando  completamente  el  pescado, 
según  se  dice.  La  caza  se  practica  generalmente  por  toda  la 
tribu  sin  distinción  de  edad  ni  sexo,  con  gran  movimiento  y 
aparato.  También  aprovechan  los  apaches  las  frutas  silves- 
tres; pero  ejercen  muy  poco  la  agricutura,  reducida  á  cul- 
tivar, por  las  mujeres,  en  puntos  feraces  y  de  poco  trabajo, 
algún  maíz,  frijol,  calabaza  y  tabaco.  Fuman  esta  planta,  y 
beben  del  licor  que  sacan  del  maguey  llamado  mezcal,  de  la 
palma  y  otras  plantas:  beber  y  fumar  son  las  principales 
delicias  del  apache. 

Las  tribus  que  forman  la  nación  que  nos  ocupa,  eligen  en 
lo  general  para  su  morada,  las  sierras  más  escarpadas  y 
montuosas  donde  encuentran  fortificaciones  naturales.  Sus 
chozas  son  circulares,  formadas  de  ramas  de  árbol  y  pieles 
de  caballo,  cíbolo,  etc.  Empero,  sólo  las  parcialidades  some- 
tidas á  los  blancos  permanecen  en  un  lugar;  las  demás  son 
nómadas  y  cambian  de  domicilio  según  la  estación  del  año, 


EL  APACHE-  451 

según  sus  planes  guerreros  ó  buscando  medios  de  subsis- 
tencia. Cuando  una  ranchería,  como  llaman  los  españoles  á 
una  reunión  de  familias,  se  considera  agredida  por  sus  ene- 
migos, se  traslada  con  todos  sus  animales  y  útiles,  á  gran- 
des distancias,  con  admirable  prontitud.  En  estos  casos  las 
cabalgaduras  llevan  los  muebles;  pero  si  carecen  de  ellas, 
entonces  las  mujeres  sirven  de  bestias  de  carga:  las  muje- 
res, en  todos  casos,  conducen  á  sus  hijos  de  pecho  colgados 
de  la  cabeza  por  medio  de  un  cesto  de  mimbres. 

Por  lo  demás,  la  condición  del  sexo  femenino  es  igual- 
mente dura  entre  los  apaches.  Las  mujeres  sobre  cultivar 
la  tierra,  conforme  á  lo  indicado  anteriormente,  preparan 
los  alimentos,  cuidan  las  bestias,  conducen  el  agua  y  la  le- 
fia, curten  cueros,  recogen  los  frutos  silvestres,  y  en  la  gue- 
rra desempeñan  el  cargo  de  centinelas  ú  otros  que  desig- 
nan los  hombres.  Estos  no  tienen  más  ocupación  que  pe- 
lear y  preparar  las  armas. 

La  poligamia  se  acostumbra  entre  los  apaches,  compran- 
do el  hombre  á  la  mujer,  del  padre  ó  pariente  más  cercano, 
mejor  dicho,  cambiándola  por  algunos  utensilios  ó  anima- 
les, de  cuya  manera  el  hombre  es  dueño  absoluto  de  la  mu- 
jer: esta  no  es  esposa  sino  sierva.  Sin  embargo,  el  divorcio 
suele  tener  efecto  devolviendo  la  familia  de  la  mujer  el  pre- 
cio de  ésta.  Un  autor  moderno,  Henry,  dice  que  una  sola 
mujer  se  considera  como  la  favorita,  y  que  las  otras  son 
sus  esclavas. 

Los  escritores  más  antiguos  pintan  á  los  apaches  entera- 
mente desnudos,  sin  más  que  el  calzado  de  cuero;  pero  ya 
Cordero  da  algunos  pormenores  sobre  su  traje  y  aun  ador- 
nos, si  bien  lo  más  sencillo  y  natural  como  puede  suponer- 
se: pieles,  conchas,  espinas  de  pescado,  plumas,  piedreci- 
llas,  raíces  odoríferas,  etc.  Algunos  dicen  que  los  legítimos 
apaches  no  se  tifien  parte  alguna  del  cuerpo;  otros  asegu- 
ran que  se  pintan  cara,  brazos  y  piernas. 

La  principal  diversión  de  los  apaches,  especialmente  pa. 
ra  celebrar  una  victoria,  es  el  baile.  Saltan  todos  á  un  tiem- 
po, formando  una  rueda,  colocado  cada  sexo  simétricamen- 
te, y  de  cuando  en  cuando  ocupan  el  centro  dos  ó  tres  más 
ágiles  que  bailan  con  suma  violencia  y  dificultosas  contor- 
ciones. 


452  EL  APACHE- 

Los  apaches  usan  el  cabello  largo,  son  morenos,  sin  bar- 
ba, de  ojos  vivos,  bien  proporcionados,  muy  robustos,  fuer- 
tes y  ágiles,  como  acostumbrados  á  la  intemperie  y  á  una 
vida  activa,  ayudado  esto  por  el  buen  clima  que  disfrutan, 
y  por  el  buen  cuidado  que  tienen  de  su  salud,  de  tal  modo 
que  dejan  los  lugares  donde  hay  alguna  epidemia,  abando- 
nando á  los  enfermos  que  pudieran  contagiarlos.  Sin  em- 
bargo, respecto  el  uso  de  los  alimentos  no  observan  mucho 
las  reglas  higiénicas,  pues  cuando  encuentran  provisiones 
en  abundancia  se  entregan  á  la  intemperancia  más  comple- 
ta. En  tiempo  de  carestía  el  apache  sabe  sufrir  el  hambre 
y  la  sed  hasta  un  punto  increíble  para  el  hombre  civilizado. 
Es  frecuente,  entre  los  apaches,  llegar  á  cien  años,  en  esta- 
do de  robustez,  pudiendo  tomar  parte  en  la  caza  y  aun  en 
la  guerra.  Empero  los  ancianos  débiles  y  enfermos  son  des- 
preciados. 

Los  apaches,  como  todos  los  pueblos  salvajes,  tienen 
muy  desarrollada  la  percepción  de  los  sentidos,  ejercitados 
hasta  lo  sumo  ya  en  distinguir  el  canto  del  pájaro  verdade- 
ro del  fingido,  que  es  una  contraseña;  ya  en  apreciar  la  can- 
tidad de  polvo  que  levanta  la  bestia  cargada  ó  vacía;  ya  en 
medir  la  longitud  de  sus  pasos  según  la  velocidad  que  lle- 
va el  hombre  ó  el  bruto;  ya  en  distinguir  la  ondulación  que 
causa  en  la  yerba  la  fiera  que  pasa  ó  el  enemigo  que  se  es- 
conde. Lo  que  especialmente  ha  llamado  la  atención  de  los 
blancos,  respecto  á  la  perspicacia  de  los  apaches,  es  la  ma- 
nera ingeniosa  con  que  se  entienden  por  medio  de  humazos 
en  sus  campanas,  sea  para  atacar  ó  para  defenderse. 

No  falta  quien  crea  que  los  apaches  tuvieron  relaciones 
con  los  antiguos  mexicanos,  y  que  antes  de  la  conquista  es- 
pañola poseían  alguna  civilización.  He  aquí  lo  que  sobre  es- 
te particular  observa  Henry:  «Los  apaches  tomaron  poca 
parte  en  los  acontecimientos  del  descubrimiento  y  la  con- 
quista de  México  por  su  posición  y  por  tener  pocas  relaciones 
con  Moctezuma.  Sin  embargo,  es  probable,  á  juzgar  por  la 
veneración  que  hacia  Moctezuma  tienen  todavía,  que  le  re- 
conocieron como  emperador  y  que  habían  adquirido  cierta 
civilización  porque,  según  la  tradición,  vivían  en  paz  y  cul- 
tivaban la  tierra.  Las  orillas  del  río  del  Norte,  del  Gila  y 
del  río  de  los  Mimbres,  estaban  llenos  de  ricas  mieses,  sus 


EL  APACHE-  453 

caravanas  frecuentaban  el  impero  de  Moctezuma  trayendo 
para  su  uso  objetos  de  lujo  y  comestibles.  Caído  el  imperio 
de  Moctezuma,  la  sed  de  oro  llevó  á  los  españoles  hasta  con 
ellos,  los  apaches  los  recibieron  bien;  pero  la  manía  de  con- 
vertirlos por  parte  de  los  sacerdotes  españoles  los  encole- 
rizó. Los  españoles  fundaron  misiones  en  el  río  Grande,  á 
las  cuales  quedaron  extraños  los  apaches,  y  pronto  se  ene- 
mistaron los  apaches  de  la  sierra  y  los  indios  establecidos 
por  los  españoles  en  las  llanuras.» 

No  sé  qué  puedan  tener  de  fundadas  las  apreciaciones  de 
Henry,  especialmente  respecto  á  la  semi-civilización  de  los 
apaches,  siendo  lo  cierto  que  ningún  resto  de  cultura  que- 
da entre  ellos,  siendo  patente  que  las  relaciones  más  anti- 
guaslos  pintan  siempre  bárbaros  y  salvajes,  y  por  tal  razón 
estableciendo  los  españoles  presidios  y  misiones.  También 
es  notable  que  otros  autores  americanos  opinan  que  «los 
apaches  han  sido  probablemente  los  destructores  y  no  los 
fundadores  de  la  civilización  de  que  existen  restos  en  la 
orilla  del  Gila.»  (Schoolcraft  lndian  tribes.) 

Las  noticias  más  dignas  de  crédito  nos  enseñan  que  la 
guerra  continua  hecha  por  los  bárbaros  apaches,  coman- 
ches,  etc.,  á  los  colonos  españoles,  llamó  la  atención  del  go- 
bierno colonial,  y  entonces  ocurrió  al  sistema  combinado  de 
presidios  y  misiones.  Los  presidios  eran  colonias  militares; 
las  misiones  establecimientos  de  religiosos-  Los  soldados 
presidíales,  agricultores  en  tiempo  de  paz,  tenían  por  obli- 
gación defender  la  colonia,  escoltar  á  los  caminantes  y  ha- 
cer la  guerra  á  los  salvajes.  Cuál  fué  el  resultado  de  los 
presidios  y  misiones,  nos  lo  indica  el  escritor  tantas  veces 
citado,  Cordero,  con  las  siguientes  palabras :  «No  es  del  caso 
aquí  investigar  el  origen  de  la  cruel  y  sangrienta  guerra 
que  de  muchos  años  á  esta  parte  han  hecho  los  apaches 
en  las  colonias  españolas.  Tal  vez  la  originarían,  desde 
tiempos  anteriores,  las  infracciones,  excesos  y  avaricias  de 
los  mismos  colonos  que  se  hallaban  en  la  frontera  con  man- 
dos subalternos.  En  el  día,  las  sabias  providencias  de  un 
gobierno  justo,  activo  y  piadoso,  la  van  haciendo  terminar, 
debiéndose  advertir  que  no  sólo  no  aspira  su  sistema  á  la 
destrucción  ó  esclavitud  de  estos  salvajes,  sino  que  solicita 
por  los  medios  más  eficaces  su  felicidad,  dejándolos  poseer 


454  EL  APACHE- 

sus  hogares  en  el  seno  de  la  paz,  con  la  precisa  circunstan- 
cia de  que  bien  impuestos  de  nuestra  justicia  y  poder  para 
sostenerla,  respetan  nuestras  poblaciones  sin  inquietar  á 
nuestros  habitantes.* 

Cuando  desapareció  en  México  el  sistema  de  presidios 
y  misiones,  volvieron  al  estado  de  guerra  muchas  tribus 
de  indios  ya  sometidos,  y,  no  obstante  que  en  el  presu- 
puesto de  gastos  del  país  se  han  señalado  siempre  algu- 
nas sumas  para  pagar  tropas  que  persigan  á  los  salvajes, 
éstos  todavía  cometen  continuas  depredaciones,  habiendo 
llegado  hace  pocos  años  partidas  de  ellos  hasta  cerca  de  la 
capital  del  Estado  de  Zacatecas,  y  una  ocasión,  todavía  más 
al  centro  del  país,  cerca  de  San  Luis  Potosí. 

En  la  parte  de  territorio,  perteneciente  á  los  Estados 
Unidos,  donde  hay  apaches,  tampoco  es  nada  lisonjera  la 
situación  de  éstos.  He  aquí  la  triste  opinión  que  sobre  ellos 
presenta  el  Dr.  Henry:  «Para  los  apaches  parece  que  con 
el  curso  de  los  años  se  acerca  más  y  más  su  destrucción. 
Para  el  salvaje  hijo  de  las  montañas,  corrompido  por  los  vi- 
cios, enervado  por  la  indolencia  y  perseguido  por  ladrón 
parece  no  hay  un  brillante  porvenir.  Nada,  nada  sino  su 
extinción  y  muerte,  una  total  y  absoluta  extinción.* 

Aun  respecto  délos  Navajos,  tribu  de  apaches  pacífica  y 
la  más  civilizada  de  ellos,  dice  el  Teniente  coronel  Eaton 
que  durante  el  invierno  hacen  incursiones  para  robar,  que 
habitan  en  cuevas  ó  en  chozas  miserables,  que  no  tienen  go- 
bierno bien  establecido,  en  una  palabra,  y  son  las  propias 
expresiones  de  Eaton:  «No  se  encuentra  en  los  Estados 
Unidos  una  tribu  más  desarreglada  y  vil.» 

5.  En  uno  de  los  párrafos  anteriores  hemos  manifestado 
que  Cordero  consideraba  á  los  apaches  divididos  en  nueve 
parcialidades  ó  tribus  principales.  Conviene  ahora  á  nues- 
tro propósito  copiar  íntegro  el  pasaje  relativo  de  Cordero, 
para  hacer  luego  varias  observaciones  que  nos  ocurren. 
«La  nación  apache  puede  dividirse  en  nueve  parcialidades 
ó  tribus  principales,  y  varias  adyacentes,  tomando  aquellas 
su  denominación,  ya  de  las  sierras  y  ríos  de  sus  cantones, 
ya  de  las  frutas  y  animales  que  más  abundan.  Los  nom- 
bres con  que  entre  ellos  se  conocen  son  los  siguientes: 
Vinni-ettinen-ne,  Segatejen-ne,  Tjaiccujen-ne,  lecujen-ne,  Yu- 


EL  APACHE-  455 

tajen-ne,  S'ejen-ne,  Citelcajen-ne,  Lipajen-ne  y  Yutojen-ne, 
que  sustituyen  los  españoles  nombrándolos,  por  el  mismo 
orden,  Tontos,  Chiricaguis,  Gileños,  Mímbrenos,  Faraones, 
Mescaleros,  Llaneros,  Lipanes  y  Navajos,  y  á  todos  bajo  el 
genérico  de  apaches.  Hablan  el  mismo  idioma,  y  aunque 
varía  el  acento,  y  tal  cual  voz  provincial,  no  influye  esta  di- 
ferencia para  que  dejen  de  entenderse  recíprocamente.* 

Es  fácil  observar,  desde  luego,  que  hay  dos  nombres  de 
tribus  apaches  donde  figura  la  palabra  yuta,  lo  cual  pudie- 
ra aparecer  como  una  confirmación  de  que  los  yutas  son 
apaches,  en  contra  délo  que  nosotros  hemos  establecido. 
Observaremos,  pues,  en  primer  lugar,  que  el  nombre  de 
una  tribu  ó  nación,  por  sí  solo,  no  puede  decidir  de  su  ori- 
gen: ya  hemos  visto  que  apache  es  palabra  y  urna,  y  que  por 
eso  los  yumas  son  apaches,  así  como  que  xicarUla  es  voz  de 
origen  mexicano,  aunque  no  son  mexicanos  los  xicarillas. 
Por  otra  parte,  es  fácil  conocer  que  Cordero  rio  confundió 
los  yutas  con  los  apaches,  pues  al  hablar  de  los  Navajos  ex- 
plica «que  lindaban  con  los  Yutas»  mencionando  á  estos  co- 
mo nación  distinta-  Por  último,  y  aun  cuando  Cordero  ó 
cualquiera  otro  hubiese  confundido  á  los  yutas  con  los  apa- 
ches, la  comprobación  de  su  error  sería  fácil  por  medio  de 
las  comparaciones  filológicas  que  se  han  hecho  y  fácilmen- 
te pueden  repetirse. 

Lo  que  sí  recibe  una  nueva  confirmación  por  la  nomen- 
clatura de  Cordero,  es  que  los  apaches  son  atapascos,  aten- 
diendo á  la  final  ríe  que  significa  hombre,  pues  del  mismo 
modo  se  marcan  los  nombres  de  tribus  athapascas,  usando 
la  terminación  dinn i  ó  tin-ne  que  también  significa  hom- 
bre; v.  g. ,  las  Tlingeha-dtnni,  los  Ambahtaut~dinni,  etc. 

De  la  manifestación  de  Cordero  consta  claramente  tam- 
bién que  el  apache  debe  considerarse  como  un  solo  idioma 
dividido  en  dialectos,  pues  las  diferencias  de  estos  «no  in- 
fluyen para  que  dejen  de  entenderse  recíprocamente  los 
que  los  usan.»  No  debemos,  pues,  considerar  el  Navajo  y 
el  Xicarilla  como  idiomas  particulares,  según  lo  hace 
Buschmann,  quien,  por  otra  parte,  no  puede  menos  sino 
convenir,  tratando  de  las  variedades  del  apache,  en  que 
«muchas  analogías  confirman  ser  un  solo  idioma.»  Una  de 
esas  analogías,  observada  también  por  Buschmann,  la  cual 


456  EL  APACHE- 

une  entre  sí  los  dialectos  apaches;  pero  que  los  presenta 
como  rama  especial  del  atbapasca,  es  la  de  los  adjetivos  nu- 
merales: estos  adjetivos  guardan  estrecha  analogía  en  los 
dialectos  apaches,  y  difieren  de  ios  del  athapasca- 

Sin  embargo  de  todo  lo  dicho,  hoy  no  es  fácil  clasificar 
los  dialectos  apaches  conservando  las  denominaciones  de 
Cordero,  porque  no  siempre  se  ha  considerado  esa  deno- 
minación: tampoco  se  conocen  tocias  las  variedades  princi- 
pales ó  secundarias  que  Cordero  menciona  ó  indica.  Tur- 
ner  y  Buschmann,  sólo  conocieron  muestras  de  cinco  va- 
riedades del  idioma  que  nos  ocupa,  á  saber,  apache  cuyo 
vocabulario  formó  el  Dr.  Henry  con  el  nombre  general  de 
la  nación;  apache  de  las  minas  de  cobre  (cop.  per-mine),  el 
cual  dio  á  conocer  Bartlet;  el  pinaleño  según  "Whipple;  el 
navajo  de  que  hay  dos  vocabularios,  recogido  uno  por  Eaton 
y  otro  por  Whipple;  el  Xicarilla  según  Simpson.  Ya  hemos 
explicado  anteriormente  que  los  xicarillas  son  una  rama  de 
faraones,  y  ahora  observaremos  que  el  apache  de  las  minas 
de  cobre,  por  su  posición  geográfica,  pertenece  al  dialecto 
mimbreño,  con  cuyo  nombre  convendrá  distinguirle  en  ade- 
lante para  evitar  circunloquios. 

A  los  cinco  dialectos  apaches  conocidos  por  Turner  y 
Buschmann  puedo  yo  añadir  muestras  de  otros  dos,  como 
veremos  en  los  párrafos  siguientes,  y  son  la  oración  del 
padre  nuestro  en  lipan,  y  un  vocabulario  con  el  nombre  ge- 
neral apache,  según  se  habla  en  el  Norte  de  México:  este 
vocabulario  fué  recogido  por  el  oficial  del  ejército  francés 
Ed-  Guillemin  y  remitido  al  coronel  Doutrelaine,  presiden- 
te de  la  Comisión  científica,  literaria  y  artística  de  México.  Dou- 
trelaine me  pasó  una  copia  de  ese  vocabulario,  siendo  yo 
vicepresidente  de  la  sección  de  arqueología  y  lingüística  en 
la  misma  comisión. 

Desgraciadamente  no  se  indica  en  el  manuscrito  que  ten- 
go á  la  vista,  en  qué  parte  precisamente  del  Norte  de  Mé- 
xico se  formó  el  vocabulario.  Sin  embargo,  para  distinguir- 
le del  apache  de  Henry,  llamaré  á  éste  «Apache  Norteame- 
ricano,» pues  se  habla  en  territorio  de  los  Estados  Unidos, 
y  al  apache  de  Guillemin  le  llamaré  mexicano. 

Como  último  dialecto  apache  de  que  tenemos  muestras, 
mencionaré  el  mescalero  de  que  hay  ejemplos  en  obras  ñor- 


EL  APACHE- 


457 


teamericanas,  resultando  que  los  dialectos  del  apache  has- 
ta hoy  conocidos  prácticamente,  son  los  ocho  que  siguen: 

1?  Apache  norteamericano. 

2<?  Apache  mexicano. 

3?  Mimbreño  (Copper-mine). 

4l)  Pinaleño. 

5*?  Navajo. 

6?  Xicarilla,  (faraón). 

7?  Lipan. 

8<?  Mescalero. 

6.  Pasando  á  hacer  algunas  comparaciones  entre  los  dia- 
lectos mencionados,  comenzaré  por  copiar  el  vocabulario 
del  apache  mexicano,  el  cual  desgraciadamente  es  muy 
corto,  si  bien  más  completo  que  otros  respecto  al  sistema 
aritmético. 


Hia-tighil, 

Altase- tazi  tan, 

Thou-pasetsdchinai, 

Thou-ipel, 

Souce, 

Dchi-ghounahaí, 

Clai-ghounaha'í, 

Dchi-cati, 

Clai-tcharoun, 

Nigot-sang, 

Pica-ghounli, 

Istamen, 

Chi-thá, 

Chi-má, 

Chi-já, 

Chi-hatsai, 

Titzi, 

Ka-sta, 

Ztigli-tchalai, 

Yghi, 

Yané  stihitaltuli, 

Yané  zkaí, 

Houskijaí, 


Ciel. 

Maítre  des  cieux. 

Etre  supérieur. 

Enfer. 

Etoiles. 

Soleil. 

Lune. 

Jour.  (Lumiére). 

Nuit. 

Terre. 

Homme. 

Femme. 

Pére. 

Mere. 

Fils. 

Filie. 

Arbre. 

Poison  des  fleches. 

Sierra. 

Chemin. 

Bceuf. 

Vache- 

Venado. 


458 


EL  APACHE- 


Ca-tso, 
Pi, 

Ghli  ou  kli, 
Nogogli, 
Naghoulki, 
Hastiga, 

Tocata-naghsulki, 
Dchá, 

Dchá-tarigajai, 
Klougé, 
Bayé, 
Custhó, 
Cuskaz, 
Chigl-Custho, 
Scitli, 
Kyhlago, 
Hatchilego, 
Shoundago  Castho, 
Id.  Cuskaz, 

Chida-huje, 
Tanghlou , 
Chidata  tzitza, 
Pa-tzitza, 
Icha, 
Ni-ná, 
Tan-tang, 
Oa-tazang, 
Unda-tzi-thzaya, 
Hi  na? 
Tant-hai? 
Chi, 
Istia, 
Ni-thá, 
Itha, 


Liévre. 

Ane. 

Cheval. 

Pluie. 

II  pleut. 

Pie  q  voir. 

II  va  pleuvoir. 

Sombrero. 

Caméleon. 

Oiseau. 

Coyote. 

II  fait  chaud. 

II  fait  f roid. 

J'ai  chaud. 

J'ai  froid. 

Beaucoup. 

Peu. 

Tres  chaud. 

Tres  froid. 

Grand  faim. 

Peu  d'appétit. 

J'ai  f  ai  ni. 

J'ai  soif. 

Manger. 

Tuimanges. 

Nous  mangeons. 

Marcher  (andar) 

Marche  (anda). 

Que  voulez  vous? 

Comment  allez-vous? 

Moi. 

Boire. 

Tu  bois. 

Bouvons. 


Jou  signifie:  Bien,  Beau,  et  Bon. 
Dchi-jou:  Beau  jour,  Belle  journée- 
Picaghounli-jou:  Homme  bon. 
(Ahou-)  jou:  Etés-vous  bien? 
Mauvais  se  dit:  Thoun  pour  les  choses,  et 
Thoun-Djoura:  pour  les  persones. 


EL  APACHE. 


159 


Dchi-Thoun:  Mauvaise  journée. 
Picaghounli  thoun-Djoura:  Mauvais  homme. 
Bonjour,  dans  le  sens  de  la  salutation,  se  dit: 
Poustécké. 


Numération  des  Apaches. 

Les  apaches  n'ont  pas  de  chiffres  pour  compter.  lis  pour- 
raient  ríemployer  qu'un  nombre  restreint  de  caracteres  carleur 
numeración  parlée  est  decimale  comme  on  peut  enjuger  d'aprés 
leur  maniere  de  compter  depuis  1  jusqu'a  2000. 


1. 

Tatchlé. 

2. 

Naque. 

o 
O. 

Thré. 

4. 

Ti. 

5. 

As  tía- 

6. 

Costangou  (Hostang) 

7- 

Costsidi. 

8. 

Sapi. 

9- 

Costhai- 

10. 

Cones-nau. 

11. 

Cla-sátla. 

12. 

Naqui-sátla. 

13. 

Thrá-sátla. 

14. 

Ti-sátla. 

15. 

Astla-sátla. 

16. 

Hostan  ou  costan-sátla 

17. 

Costsi-sátla. 

18. 

Sápi-sátla- 

19- 

Costhá-sátla- 

20. 

Nattin  (ou  Nattin.) 

21. 

Nattin-tchla. 

22. 

Nattin-naqui. 

23. 

, ,     thré. 

24. 

,,     ti. 

25. 

,,     asila. 

26. 

,,     hostang. 

27. 

,,     costsidi. 

28. 

,,     Sapi. 

29. 

,,     Costhai. 

50.  Astlá-tin. 

51.  Astlá-tin-tchla. 

60.  Costang-tin. 

61.  Costang-tin-schlá. 

70.  Costsi-tin. 

71.  Costsi-tin-tchá. 

80.  Savi-tin. 

81.  Sávi-tin-tchá. 

90.  Costhá-tin. 

91.  Costhá-tin-tchlá. 

100.  Conés-nattin. 

101.  .  Conés-nattin-tchla. 
102 naqui 

110.  Cía  sátla-tin. 

120.  Naqui-sátla-tin. 

130.  Thra-sáta-tin. 

140.  Ti-sátla-tin. 

150.  Astla-sátla-tin. 

160.  Costang  sátla-tin. 


200.     Naquin-cones-nattin. 
300.     Thrá-conés -nattin. 
400.     Tit-conés-nattin. 


460 


EL  APACHE- 


30.  Thrá-tin. 

31.  Thré-tchlá, 

32.  ,,     naqui. 


39.  Thré-costhai. 

40.  Tis-tin. 

41.  Ti-tchá. 


500.  Astlan 

600.  Gostan  

700.  Costin 

800.  Sapen-conés-nattin. 

900.  Costhain 

1000.  Conesnau-conés-nat- 

tin(lOXlOO) 

2000.  Nattin-conés-nattin. 


(La  característique  de  la  deuxiéme  dizaine  est  Sátla,  ce- 
lle  des  suivantes  Tin.) 

Las  siguientes  comparaciones  serán  bastantes  para  po- 
der apreciar  las  analogías  y  diferencias  del  apache  mexica- 
no con  los  otros  dialectos,  y  estas  mismas  comparaciones 
servirán  como  ejemplos  del  pinaleño,  navajo,  etc.  Es  de  ad- 
vertir que  el  único  vocabulario  abundante  que  tenemos  es 
el  del  apache  norte-americano,  por  cuyo  motivo  no  deben 
extrañarse  frecuentes  omisiones.  Los  ejemplos  que  de  to- 
do puedo  presentarlos  reduzco  ala  ortografía  española,  se- 
gún lo  explicado  en  el  prólogo,  adoptando  la  K- 

\.      HOMBRE. 

Apache  mexicano.  Pika-junli-  Apache  norte-americano.  Aili. 
Mimbreño.  Nde.  Navajo.  Ten-ne;  justkin.  Pinaleño.  Peyah- 
ne.  Xicarüla.  Tin-de.  Mescalero.  Ende.. 

% 

2.  MUJER. 

Ap.  mex.  Istamen.  Ap-  N  A.  Itsan-  Nav.  Itsomi,  istemai. 
Pin.  Etsuni.  Xic.  Teke. 

3.  PADRE. 

Ap.  mex.  Tja.  Ap.  N  A.  Diskun.  Nav.  Jai,  jik.  Pin.  Ikai. 


4.     MADRE. 

Ap.  mex-  Ma.  Ap.  N.  A.  Ma.  Nav.  Ma- 


EL  APACHE-  461 

5.  HIJO. 

Ap.  mex.  Ja.  Ap.  N.  A.  Pichyi.  Nav.  Jai.  Pin-  Jas-tiyu. 

6.  HIJA. 

Ap.  mex.  Jatsai-  Ap.  A.  A.  Pichaugai.  Nav.  Setsi. 

7.    CIELO. 

Ap.  mex.  Jia-tijil.  Ap.  N  A-  Ej.  Nav.  Iyaj;  tatjlit- 

8.    SOL. 

Ap.  mex.  Dchi-junajai.  Ap.  N.  \A.  Skimai.  Nav.  Chokonoi. 
Mira.  Chigonakai.  Pin.  Yajai .  Mese.  Chu-najai- 

9.    LUNA. 

Ap.  mex.  Klai-junajai-  Ap.  N.  A-  Kla-rai.  (Kla  significa  no- 
che.) Nav.  Klai-jonoi.  Pin.  Il-sonsaier. 

10.    ESTRELLA. 

Ap.  mex.  Sus.  Ap.  N.  A.  Suns.  Nav.  Sonj,  ol-chik.  Pin.  El- 
sonsat-yu.  Xic.  Chaj. 

11.    TIERRA. 

Ap.  mex.  Nigot-sang.  Ap.  N   A.  Sa.  Nav.  Klej-se  ne;  Pin. 
Tles.  Xic.  Ne. 

12.    DÍA,  LUZ. 

Ap.  mex.  Dchi-kati.  Ap.  N  A.  Ski.  Nav.  Jost-ingo;  chingo; 
nilatjlit. 

13.  NOCHE. 

Ap.  mex.  Klait-charun.  Ap.  N  A.  Kla.  Nav.  KLaigo. 

14.  ÁRBOL. 

Ap.  mex.  Titzi.  Nav.  Sedetzo-bitzi. 


462  EL  APACHE- 

15.    VENADO. 

Ap.  mex.  Juskijai.  Ap.  N  A.  Pakaj.  Nav:  Piuj,  pa-ye,  pi. 
Pin.  Nonuan-jaide.  Xic  Payah. 

1G.    LIEBRE. 

Ap.  mex.  Katso.  Ap.  N  A.  Kajso.  Nav.  Kajetso. 

17.  COYOTE. 

Ap.  mex  Bayé.  Pin.  Boch. 

18.  PÁJARO. 

Ap.  mex-  Kluge.  Ap.  N  A.  Jajsi.  Nav.  Tsitze. 

19.  LLUVIA. 

Ap.  mex.  Nogogli.  Ap.  N.  A.  Nagosti.  Nav-  Na-jelliuj. 

20.    BIEN,  BUENO,  BELLO. 

Ap.  mex.  Ju.  Ap.  N  A.  Nitchu.  Nav.  Yajs-juj;  ias-ju. 

21.  MALO. 

Ap.  mex.  Tjun-  Ap.  N  A.  Zento.  Nav.  Toyahs-jonh. 

22.  uno. 

Ap.  mex.  Tatchle.  Ap.  N.  A.  Tajse.  Nav.  Tlaji,  tatjle.  Mim. 
Tachte.  Mese.  Tachee. 

23.  dos. 

Ap.  mex.  Nague.  Ap.  N.  A.  Najki.  Nav-  Najki,  naki.  Mim. 
Naki.  Mese-  Najki. 

24.  TRES. 

Ap.  mex.  Tjre.  Ap.  N  A.  Tai.  Nav.  Tau;  tja.  Mim.  Tai.  Mese. 
Kajyai. 


EL.  APACHE-  463 

25.  CUATRO. 

Ap.  mex.  Ti.  Ap.  N  A.  To.  Nav.  Ti;  tji.  Mim-  Tij.  Mese.  In- 

yej. 

26.  cinco. 

Ap.  mex.  As  tía.  Ap.  N  A.  Astle.  Nav-  Estlaj;  eskla.  Mese. 
Achtle. 

27.  seis. 

Ap.  mex.  Kostang.  Ap.  N  A-  Kontan.  Mese.  Jostkone-  Nav- 
Justaj,  justar- 

28.  SIETE. 

Ap.  mex-  Kostsidi.  Ap.  N.  A.  Gostede.  Nav-  Tsotsi;  sustsil. 
Mese-  Jostide- 

29.  ocho. 

Ap.  mex-  Sapi.  Ap.  N-  A-  Sapi.  Nav-  Tsaipi;  tsepi-  Mese. 
Jajpi. 

30.  NUEVE. 

Ap-  mex.  Kostjai.  Ap.  N-  A.  Gastai.  Nav.  Nastai.  ilfe.se.  Njos- 
tai. 

31.     DIEZ. 

Ap-  mex.  Kones-nau.  Ap.  N-  A.  Sesara.  Nav.  Nesnaj-nitj- 
ne.  Mese.  Gonenanai. 

32.   ONCE. 

Ap.  mex.  Kla-satla-  Ap.  N.  A-  Ostlaj-sata.  Nav.  Tlat  sajtaj, 
Kla-data-  Mese-  Klatsajtaj. 

33.    VEINTE. 

Ap.  mex.  Nat-tin.  Ap-  N.  A.  Naj-tin.  Nav-  Naj-tin;  nat- 
tin.  Mese.  Natin-ye. 


464  EL  APACHE- 

34.    CIENTO. 

Ap-  mex.  Kones-nattin.  Nav.  Nes-najtin.  Mese.  Gonc  nan- 
tuuj. 

25.  yo,  ano. 

Ap.  mex.  Chi.  Ap-  N.  A.  Chaj.  Nav.  Chinj.  Mim.  Chi.  Mese. 
Chi  ó  shi. 

36.  tú. 
Ap.  mex.  Ni.  Ap.  N  A.  Daj.  Nav.  Ninj.  Mese.  Di,  di-daj. 

37.  LLOVER. 

Ap.  mex.  Jastiga.  Nav-  Jilgotjl. 

38.  COMER. 

Ap.  mex.  Icha.  Ap.  N.  A.  Ichaj.  Nav-  Et-ichiuj. 

39.  BEBER. 

Ap.  mex.  Istia-  Ap.  N-  A-  Tuichaj-  Nav.  Teiklank,  Et- 
echtlinlj-   Mese.  Ish-shan  ó  ich-chan. 

40.  ANDAR. 

Ap.  mex.  Tzitjruga.  Nov-  Janonuy. 

Del  dialecto  llamado  Lipan,  como  se  habla  en.  Coahuila, 
sólo  puedo  presentar  el  siguiente  ejemplo  de  la  oración  do- 
minical, tomado  de  la  colección  de  la  Sociedad  Mexicana  de 
Geografía  y  Estadística.  (México,  1860). 

Cuttall  nezlló  ezllá  anel  ti  qui  Llatá;  setezdanela  net  agá  ñau- 
tela;  nosesene  nda  tendajé  lie  agá  tandé:  tanzanenda  agá  atan- 
claju,  senegui  ti  ezllza  glezi,  aj  ullú  ti  lie  llata;  Lie  tulatan  nez- 
lléja  lagé  tatichi  anizané  tatichi  en  gncecen  dé  joullé  vandatzhé 
Senegui  ajullá  da  yé  nachezonllé  tenagé  vandaezhec  en  ne  zto 
agatenjá  tenda  tlez  ti  tezchupanen  da  glicóa  genechi  te  najacen- 
gli  Gaache  lijé  net 


EL  APACHE-  465 

7.  Siendo  inútil  reproducir  aquí  los  vocabularios  ó  listas 
de  palabras  apaches  que  se  encuentran  en  diversas  obras, 
concluiré  el  presente  capítulo  haciendo  la  explicación  más 
general  posible  sobre  la  gramática  y  el  mecanismo  dei  idio- 
ma que  nos  ocupa,  bajo  el  concepto  de  que  poco  puedo  de- 
cir sobre  esto,  porque  poco  es  lo  que  se  sabe. 

Dominan  en  el  apache  los  sonidos  guturales  y  silbantes, 
encontrándose  la  s  ó  z  diversamente  combinada,  como  por 
ejemplo,  ts  ó  tz;  st  ó  zt;  tsk,  tst.  La  l  también  abunda,  y  se 
combina  de  varios  modos;  v.  g.,  Id,  ti,  kl,  ndl,  tle,  sjtl. 

Tanto  en  las  vocales  como  en  las  consonantes  se  encuen- 
tran algunos  sonidos  confusos  poco  determinados- 

Hay  bastantes  palabras  cargadas  de  consonantes,  no  fal- 
tando algunas  en  que  domina  la  vocal. 

Se  encuentra  la  r  fuerte,  y  varias  combinaciones  de  con- 
sonantes como  nd,  nt,  kn,  etc. 

La  h  suena  como./,  y  es  de  mucho  uso.  En  navajo  se  com- 
bina frecuentemente  con  z,  es  decir,  jz- 

Se  encuentran  bastantes  monosílabos  en  lo  general  del 
idioma  apache,  y  las  palabras  de  varias  sílabas  comúnmente 
son  cortas:  así,  pues,  este  idioma  debe  calificarse  de  paulo- 
silábico.    (Véase  el  capítulo  siguiente). 

Acentos  hay  varios,  cuyo  valor  ignoro. 

Se  usa  la  composición  de  las  palabras;  pero  en  menor 
grado  que  en  mexicano,  mixteco,  etc.  (Véase  el  capítulo  si- 
guiente). 

Respecto  á  nombres  derivados  sólo  conozco  la  formación 
de  los  privativos  en  navajo,  por  medio  de  una  final,  ó  una 
sílaba  antepuesta;  v.  g.,  lajlcum,  dulce;  lajkumdaj,  agrio; 
yajsjonj,  bueno,  to-yajsjonj,  malo.  To,  según  la  etimología 
explicada  por  idiomas  afines  del  navajo,  es  el  adverbio  de 
negación  no- 

Los  posesivos  se  usan  prefijos,  en  composición  con  otras 
palabras,  especialmente  nombres  de  parentesco,  miembros 
del  cuerpo;  mi-padre,  mi-cabeza,  etc. 

En  el  dialecto  explicado  por  Henry  se  antepone  al  verbo 
ee  ó  e,  que  según  parece  significa  él  como  si  en  lugar  de  de- 
cir, amar,  dijésemos,  él  ama. 

Las  personas  del  verbo  se  marcan  con  el  pronombre  ge- 
neralmente prefijo. 

30 


466  EL  APACHE. 

Según  Henry,  el  verbo  apache  carece  de  tiempos.  Esto 
no  debe  tomarse  en  un  sentido  absoluto,  y  del  examen  que 
he  podido  hacer  de  las  muestras  que  tengo  de  los  dialectos 
apaches,  resulta  que  el  verbo  no  sólo  expresa  presente,  pa- 
sado y  futuro,  sino  también  algunos  modos,  aunque  todo  al 
parecer  con  irregularidad.  Lo  que  debe  deducirse,  pues, 
de  la  aserción  de  Henry,  es  que  no  habrá  signos  regulares 
para  marcar  tiempo  y  modo,  sino  palabras  auxiliares  para 
suplirlos  como  si,  por  ejemplo,  se  dijera  yo  amar  hoy  (pre- 
sente), yo  amar  mañana,  (futuro),  etc. 

Consta  de  varios  ejemplos  que,  por  lo  menos  algunas  ve- 
ces, la  preposición  se  antepone  á  su  régimen- 


-+++- 


CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS  IDIOMAS 
MEXICANOS. 


Los  lingüistas  distinguen  acertadamente  la  afinidad 
morfológica  de  los  idiomas  de  la  genealógica,  esto  es,  la 
de  forma  y  la  de  origen.  La  primera  se  funda  en  el  sis- 
tema general  de  las  lenguas,  la  segunda  en  analogías  gra- 
maticales y  léxicas  más  ó  menos  próximas,  que  dan  lugar 
al  dialecto,  á  la  rama,  á  la  familia  y  al  grupo:  la  afinidad 
morfológica  sirve  para  establecer  clases  únicamente.  Nos 
daremos  á  entender  mejor  por  medio  de  un  ejemplo.  Si  en- 
contramos dos  idiomas  cuyo  sistema  de  derivación  consis- 
ta en  signos  intercalados',  pero  signos  que  no  tengan  entre 
sí  semejanza  alguna,  diremos  que  esos  idiomas  pertenecen 
á  la  misma  clase,  que  son  idiomas  de  intercalación.  Pero  si 
además  d3  la  conformidad  de  sistema  hallamos  más  ó  me- 
nos analogía  en  los  signos,  entonces  esos  dos  idiomas  serán 
dialecto  el  uno  del  otro,  ó  lenguas  de  la  misma  rama,  fami- 
lia ó  grupo.  Así,  pues,  el  vascuence  y  el  mexicano  se  colo- 
can en  la  misma  clase,  porque  uno  y  otro  se  consideran  co- 
mo lenguas  de  aglutinación  ó  yuxtaposición;  pero  no  perte- 
necen ni  aun  al  mismo  grupo  genealógico,  porque  entre 
ellas  no  hay  ninguna  analogía  léxica  ni  gramatical.  Por  el 
contrario,  el  mexicano  y  el  ópata,  no  sólo  pertenecen  á  la 
misma  clase  en  virtud  de  que  su   carácter  morfológico  es 


468  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

idéntico,  sino  que  deben  ponerse  en  el  mismo  grupo,  porque 
presentan  algunas  analogías  léxicas  y  gramaticales. 

En  los  capítulos  anteriores  más  bien  me  he  fijado,  al  com " 
parar  los  idiomas  indígenas,  en  la  semejanza  genealógica, 
aunque  haciendo  indicaciones  sobre  el  carácter  morfológi- 
co que  no  puede  separarse  de  la  gramática.  Empero,  con- 
viene á  mi  propósito  entrar  en  explicaciones  especiales 
sobre  el  sistema  general  de  los  idiomas  mexicanos,  ya  pa- 
ra dividirlos  en  clases,  ya  para  aclarar  algunos  puntos  so- 
bre el  particular. 

Desde  luego  debemos  comenzar  por  fijarnos  en  cuáles  son 
los  sistemas  de  idiomas  que  admiten  los  lingüistas.  Toma- 
ré por  intérprete  un  autor  muy  moderno,  y  que  ha  escrito 
en  el  mismo  idioma  que  yo  lo  hago:  «Los  caracteres,  la  for- 
ma, es  la  base  más  segura  sobre  que  podemos  fundar  una 
clasificación.  Toda  lengua  se  compone  de  raices  ó  elementos 
indisolubles,  distintos  de  la  palabra  que  supone  ya  una  re- 
lación determinada.  Un  signo  característico  para  distinguir 
los  idiomas,  nos  ofrece  la  manera  de  expresar  esas  relacio- 
nes en  la  raíz.  Aquellas  lenguas  en  que  la  palabra  tiene  una 
sola  forma,  y  se  compone  por  consiguiente,  de  elementos 
invariables,  no  hacen  distinción  entre  palabra  y  raíz,  desem- 
peñando ésta  (el  elemento  invariable)  las  veces  de  sustan- 
tantivo,  adjetivo,  etc.  Estas  lenguas  constituyen  la  primera 
clase,  y  reciben  de  la  naturaleza  de  sus  palabras  el  nombre 
de  monosilábicas.  Si  las  relaciones  gramaticales  se  expre- 
san por  medio  de  elementos  distintos  de  la  raíz,  con  la  cual 
se  une,  resulta  otra  clase  de  idiomas.  La  raíz  queda  tam- 
bién aquí  invariable;  pero  se  la  yuxtaponen  (inmediatamen- 
te) otros  sonidos  que  designan  las  relaciones  en  que  se  la 
coloca,  generalmente  afijos  6  prefijos,  que  en  algún  tiempo 
existieron  como  palabras  significativas.  De  la  unión  débil 
que  se  verifica  entre  la  raíz  y  ese  elemento  formativo  que  la 
determina,  han  tomado  el  nombre  de  lenguas  aglutinantes 
(de  aglutinación).  Queda  otro  tercer  medio,  y  es  hacer  que 
los  dos  elementos,  raíz  y  partícula  formativa,  se  fundan  ó 
combinen  en  uno  solo  para  constituir  una  unidad,  y  de  tal 
modo,  que  ninguna  de  las  partes  pueda  existir  separada  de 
la  otra,  formando  juntas  un  organismo.  Es  el  grado  más 
bello  y  elevado  que  puede  alcanzar  el  lenguaje  en  su  des- 


IDIOMAS   MEXICANOS.  469 

arrollo,  y  los  idiomas  aquí  comprendidos  se  llaman  de 
flexión,  formando  la  tercera  y  última  clase.»  (Ayuso.  Filo- 
logía). 

Para  comprender  prácticamente  la  diferencia  que  hay 
entre  la  flexión  y  la  yuxtaposición,  voy  á  valerme  de  un  ejem- 
plo. El  latín  que  es  un  idioma  de  flexión,  expresa  el  caso 
del  modo  siguiente: 


Nominativo. 

Rosa, 

Genitivo. 

liosa'. 

Acusativo. 

Rosa  m 

El  tarasco,  que  es  un  idioma  de  yuxtaposición,  procede- 
ría de  este  modo; 

Nom.  Rosa. 

Gen.  Rosa-eueri. 

Acus-  Rosa-ni. 

En  el  primer  caso  hay  un  cambio  en  la  final,  una  altera- 
ción fonética;  en  el  segundo  un  simple  agregado,  una  mera 
yuxtaposición. 

Bajo  este  concepto,  los  idiomas  americanos  han  sido 
puestos  en  la  clase  de  lenguas  de  aglutinación  ó  yuxtaposi- 
ción, y  creo  que  justamente,  tratándose  de  una  clasificación 
lo  más  general  posible:  yo  no  encuentro,  al  menos  en  México 
ningún  idioma  monosilábico,  como  el  chino,  ni  tampoco  len- 
guas en  que  esté  completamente  desarrollado  el  sistema  de 
flexión,  como  el  sánscrito,  griego  y  latín.  Empero  todos 
comprenden  fácilmente  que  una  clase,  en  cualquiera  mate- 
ria que  sea,  admite  divisiones  y  subdivisiones,  y  bajo  este  con- 
cepto digo  que  en  México  pueden  presentarse  tres  órdenes 
de  idiomas,  á  saber:  de  sub-flexión,  de  mera  yuxtaposición 
y  cuasi-monosilábicos. 

Comenzaré  por  decir,  qué  es  lo  que  entiendo  por  lengua 
de  sub-flexión.  Para  mí  debe  aplicarse  este  nombre  á  aque- 
llos idiomas  mexicanos  en  los  cuales  se  usa  comúnmente 
la  yuxtaposición;  pero  donde  también  se  encuentran  casos 
de  derivación  que  no  son  simplemente  de  sílabas  yuxtapues- 


470  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

tas,  sino  formada  por  medio  de  alteración  fonética,  al  modo 
que  se  ve  en  las  lenguas  clásicas. 

Para  que  no  parezca  mi  opinión  enteramente  extraña,  y 
en  consecuencia  sospechosa  por  su  singularidad  con  aque- 
llas personas  acostumbradas  á  considerar  todas  las  lenguas 
americanas  como  de  mera  yuxtaposición,  recordaré  que  el 
acreditado  filólogo  Duponceau,  al  explicar  el  carácter  gene- 
ral de  las  lenguas  americanas,  manifestó  que  uno  de  sus 
procedimientos  era:  «l'aide  d'inflexions,  comme  dans  les 
langues  grecque  et  latine.»  (Mémoire,  página  89- ) 

Voy  á  manifestar  varios  casos  que  me  parecen  de  infle- 
xión en  las  lenguas  del  grupo  mexicano-ópata,  cuyas  len- 
guas nos  servirán  de  ejemplo. 

Mexicano. 

Ichlatl,  oveja,  hace  ich/came,  ovejas,  y  no  ichl,atl— me. 

Zolin,  codorniz,  hace  Zoltin,  codornices  y  no  zolin-tin. 

Los  nombres  acabados  en  üi  6  li  forman  el  vocativo,  no 
agregando  una  e  final  sino  cambiando  la  i  en  e. 

De  tlakatl,  persona,  se  deriva  el  nombre  reverencial  tla- 
Jcatzin,  y  no  tlakatl-  zin. 

De  Kalli,  casa,  sale  Kaltontli,  casita,  y  no  Kalli-tontli . 

De  Kualli,  bueno,  viene  Kualoü,  bondad,  y  no  Kualli-otl. 

De  tlilli,  tizne;  tlillo,  tiznado,  y  no  tlilli-o- 

De  teotl,  Dios,  noteuh,  mi  Dios,  en  vez  de  noteotl-euh. 

Chiva,  hacer,  forma  su  pretérito  chiuh,  y  no  chiva-uh. 

La  final  de  pasiva  es  lo  unas  veces  yuxtapuesta;  pero 
otras  veces  mediante  un  cambio  fonético:  así  los  verbos  ter- 
minados en   ia  y  en  oa  pierda  la  a;  Ha  vea,  hace  ita-lo  6  ito. 

Los  verbos  compulsivos  no  se  forman  agregando  la  termi- 
nación tía,  sino  cambiando  la  del  activo;  v.  g.  chola,  llorar, 
cholctia-  Del  mismo  modo  los  aplicativos  se  expresan  cam- 
biando la  terminación  del  activo  en  lia  ó  vía. 

Opata. 

Ne,  yo;  no,  de  mí. 

Tzat,  flecha;  tamo-tzama,  nuestras  flechas,  con  la  final  po- 
sesiva ma:  no  se  dice  tzat-ma. 


IDIOMAS   MEXICANOS-  471 

De  guaiguadeni,  comestible,  y  deto  resulta  guaiga-deto,  y 
no  guaiguadeni- deto. 
Hiroi,  me  abstengo;  hiroa,  me  abstendré,  y  no  hiroi-a. 
Etzitoa,  me  escondo;  etzitoia,  me  escondí,  y  no  etzitoa-ia. 
Vut,  esclavo;  vu-kui,  tener  esclavo,  y  no  vut-kui. 
Takori,  esférico;  takora, esféricamente,  y  no  takori-a- 


Eudebe. 

Siibi,  el  halcón,  en  nominativo;  siibt  para  el  halcón,  dativo, 
y  no  siibit. 

Sei,  uno,  se-tze,  primero,  y  no  sei-tze- 

Metakan,  tajar;  metasiven  instrumento  para  tajar,  en  vez 
de  metakan- siv en. 

Sitori,  miel;  sitorave,  enmelado,  y  no  sitori-rave. 

Hibaan,  comer;  hibesari,  glotón,  y  no  hibaansari. 

Nee  hiosguan,  yo  pinto;  nee  hiosguadauh,  yo  soy  pintado,  en 
lugar  de  hiosguan-dauh. 

Gahita. 

Ona,  sal,  en  nominativo;  onta,  genitivo;  no  ona-ta. 
Kari,  casa,  en  genitivo  Kata:  no  se  dice  Kart-ta. 
De  ioreme,  hombre;  ioremraua;  humanidad,  y  no  ioreme- 
raua. 
Moka,  dar;  maki,  don,  en  vez  de  maka-i. 
Taha,  yo  quemo;  tahiua,  soy  quemado,  y  no  tahaiua. 
Baña,  llorar;  buantua,  hacer  llorar,  y  no  buanatua- 
Etza,  sembrar;  etzia,  sembrar  para  otro,  y  no  ctza-ia. 
Kart,  casa;  kate,  hacer  casa;  pero  no  kart-te. 

Tarahumar. 

Kusiki,  palo;  kusirerc,  lugar  donde  hay  palos,  en  lugar  de 
Kusiki-rere. 

Mu,  tú,  mi,  para  sí. 

Eme,  nosotros;  emi,  para  nosotros. 

Muku,  morir;  muldsati,  mortal,  y  no  muku-isati. 

Roa,  comer;  koka,  comí:  no  se  usa  Koa-ka. 


472  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

Tepehuan. 

Gomado,  dos;  gol-ohao,  dos  veces,  y  no  golado-hao. 

Iddi,  este;  iddama,  estos,  y  no  iddi-ama. 

Aguidi,  digo;  aguidana,  diga,  en  vez  de  aguidi-ana. 

Oae,  escribo;  oanta,  escribí,  y  no  oae-nta. 

Tuite,  escardar;  tuitajare,  instrumento  para  escardar,  y 
no  tuite-qjare. 

Sade,  arrear;  sadaguide,  arrear  para  otro,  y  no  sade- 
ngicide- 

Cora. 

Kurute,  grulla;  Kurutzi,  grullas;  no  se  dice  Kurute-tzi. 
Muache,  amar;  muaclúa,  amor,  y  no  muache-iat. 
ZeJiti,  arena;  zeata,  arenal,  y  no  zehti-ta. 
Zeaut,  uno,  zeuix,  una  vez:  zeau-ix,  no  se  usa. 


Pima. 

Ohana,  pintar;  oharhaga,  pintura,  y  no  ohana-rhaga. 
Aha,  despachar;  Ta  a7ii,  despache,  y  no  aha-i. 
Namuku,   enseñar,  namukimiJcu,   eseñaré,  por  namuku- 
imulcu. 
Noulco,  hablo;  NovM,  lo  hablado,  en  vez  de  noukoH. 

Varios  idiomas. 

Ln,  tú;  ema,  tuyo,  y  no  en-rna.   (Comanche). 

Utsgin,  dos;  utsgisi.  de  dos  en  dos;  pero  no  utsginsi. 
(Mutsun). 

Oio,  coger  una  cosa;  oiso,  coger  muchas  cosas,  y  no  oio~ 
so.    (Mutsun). 

Tschipale,  pegar;  tscJapicJiurre,  pegado,  por  tschipaJce-chu- 
rre.    (Vaicura). 

Amukiri,  jugar,  amukirerc,  juego:  no  se  dice  amukirirere. 
(Guaicura). 

De  sif,  venir;  siben;  pero  no  sif-ben.  (Seri.) 

Agregaré  algunos  ejemplos  tomados  del  tarasco. 


IDIOMAS    MEXICANOS.  473 

Tzacapu,  piedra,  teacapendo,  pedregal,  y  no  tzocapu-endo. 

De  tzipeni,  vivir;  tzipeti,  el  que  vive;  pero  no  tzipeni-ti- 

Pañi,  llevar;  parí,  el  que  lleva,  en  vez  de  pani-ri. 

Eskani,  mirar;  ezkua,  la  vista,  y  no  esl-ani-l-ua. 

Hinde,  ese;  hini,  para  ese,  (dativo)  por  hinde-ni. 

77> irehaca,  yo  como;  thirexaca,  comiendo:  la  diferencia  es- 
tá en  un  cambio  fonético. 

De  ari,  radical  de  verbo,  sale  arati;  pero  no  arhati. 

Me  parece  inútil  multiplicar  más  los  ejemplos,  aunque 
acaso  alguno  de  los  puestos  sea  inadecuado,  pues  como  lo 
han  observado  ya  los  lingüistas:  «es  difícil  establecer  los  li- 
mites en  que  termínala  aglutinación,  y  comienza  la  flexión.» 

Explicado  lo  que  entiendo  por  lengua  de  sub-ñexión,  fá- 
cilmente se  comprenderá  cuáles  son  las  que  califico  de  me- 
ra yuxtaposición,  es  decir,  aquellas  como  el  mixteco,  el  za- 
poteco  y  el  pirinda  donde  no  se  encuentran  casos  de  flexión  ó 
son  sumamente  raros.  Véanse  los  capítulos  correspondien" 
tes  á  estos  idiomas. 

En  cuanto  á  los  que  llamo  cuasi  monosilábicos,  consúlte- 
se el  capítulo  52  donde  comparo  el  chino  con  el  othomí:  allí 
califico  de  lengua  cuasi-monosilábica  aquella  que  aunque 
presente  casos  de  yuxtaposición  y  de  cambios  fonéticos  usa 
especialmente  el  sistema  de  partículas  separadas,  como  las 
lenguas  llamadas  monosilábicas. 

Paso  ahora  á  examinar  dos  cuestiones  interesantes  para 
mi  objeto,  relativas  á  las  lenguas  de  yuxtaposición  en  gene- 
ral: 1^  ¿Los  signos  gramaticales  son  todos  significativos, 
tienen  valor  independiente  de  la  radical?  2^  ¿Los  signos  gra- 
maticales valen  lo  mismo  antes  que  después  ó  en  medio  de 
la  radical? 

Comenzando  por  la  segunda  cuestión  contesto,  desde  lue- 
go, afirmativamente,  fundado  en  las  observaciones  que  he 
podido  hacer  respecto  á  las  lenguas  de  México.  He  aquí  co- 
mo se  expresó  sobre  el  particular,  hace  mucho  tiempo,  el 
filólogo  alemán  P.  Schlegel  en  su  obra  sobre  La  lengua  y  la 
filosofía  de  los  indios.  (Lib-  1,  cap.  4.) 

«Que  dans  une  langue  de  ce  genre  les  particules  se  joig- 
nent  par  derriére  au  mot  radical,  commedans  le  basque  et 
danslesdeclinaisondelanguesamericaines;ou  bienqu'elles 
sejoignent  au  contraire  par-devant,  coinme  dans  la  langue 


474  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

cophte;  ou  bien  encoré  que  ees  deux  methodes  s'emploient 
tour  á  tour,  comme  on  le  voit  l'exernple  dans  le  mexicain, 
le  peruvien  et  d'autres  dialectes  de  l'Amérique;  enfin  que 
les  particules  soient  entrelacées  dans  le  mot  méme,  com- 
me les  exemples  n'en  seraint  pas  rares  dans  d'autres  lan- 
gues  americaines,  tout  celane  change  rien  au  principe  éta- 
bli:  c'est  au  fond  la  méme  structure,  une  grammaire  for- 
mée  ál'aide  d'additions  exterieures  etnon  pas  des  flexions.> 

Voy  á  comprobar  la  verdad  de  esta  doctrina  con  algún 
ejemplo: 

Lo,  signo  de  pasivo  en  mexicano  aparece  como  final  ó  in- 
tercalar. (Mex-  §  30  y  37.) 

La  sílaba  te,  antepuesta,  es  signo  de  gerundio  en  mexica- 
no, y  en  su  dialecto  el  jalisciense  to,  como  final. 

La  partícula  prepositiva  raer,  es  signo  de  imperativo  en 
mexicano;  su  afin  el  cahita  la  pospone  en  el  mismo  modo  del 
verbo. 

En  eudeve  dauh  ó  uh,  signo  de  pasiva,  se  intercala  ó  pos- 
pone. (Eud.  §  12.) 

Ta  ó  to,  signo  de  pretérito  en  Pima,  va  antes  ó  después 
de  la  radical.  (Pim.  nota  6.) 

Los  signos  que  marcan  las  personas,  en  tarasco,  van  ge- 
neralmente al  fin  de  la  radical;  pero  también  se  intercalan. 
(Tar.  §27.) 

En  totonaco,  na  es  signo  de  plural  como  prefijo  ó  como  fi- 
nal. (Tot.  §  9.) 

En  lo  que  no  estoy  conforme  con  Schlegel,  ni  otros  lin- 
güistas más  modernos,  es  en  que  todos  los  signos  gramati- 
cales sean  significativos,  en  que  pueden  existir  como  pala- 
bras independientes,  siendo  de  advertir  que  esta  teoría  se 
ha  hecho  extensiva  aun  á  las  lenguas  de  flexión,  como  lo 
sostiene,  por  ejemplo,  Müller  en  su  obra  «La  ciencia  del 
lenguaje.»  (Lee  6%.) 

Sin  meterme  en  analizar  las  lenguas  de  flexión,  que  no 
son  objeto  de  mi  obra,  sólo  observaré  que  los  mismos  sabios 
europeos  no  están  todos  conformes  con  la  teoría  enunciada. 
Renán,  en  su  Origen  del  lenguaje,  dice  admitir  el  hecho  de 
que  la  mayor  parte  de  las  inflexiones  deba  su  origen  á  par- 
tículas que  se  han  añadido  al  fin  de  las  palabras,  pero  «que 
sería  temerario  asegurar  lo  mismo  respecto  á  todas  las  in- 


IDIOMAS   MEXICANOS.  475 

flexiones.»  Monlau  en  su  Diccionario  Etimológico  enseña  que 
«los  sufijos  y  las  inflexiones  carecen  de  tocio  valor  significati- 
vo ó  se  han  perdido  por  completo. » 

Yo,  por  mi  parte,  sostengo  igual  principio  aun  respecto 
de  las  lenguas  de  México,  sin  embargo,  que  no  son  de  me- 
ra flexión;  creo  que,  por  lo  menos,  «algunos  de  sus  signos 
gramaticales  nada  significan,  ni  tienen  valor  independientes  de 
la  radical.»  Voy  á  procurar  comprobar  esto,  examinando  los 
dos  idiomas  que  más  fácilmente  se  pueden  interpretar,  los 
más  estudiados,  aquellos  de  que  tenemos  mejores  obras  di- 
dácticas, esto  es,  el  mexicano  y  el  tarasco.  Mis  conclusio- 
nes carecerían  de  fuerza  derivándolas  de  otras  lenguas, 
respecto  á  las  cuales  apenas  hay  una  breve  gramática  ó  un 
corto  vocabulario. 


Mexicano. 

Las  ligaduras  ó  partículas  de  composición  son  Ka  y  ti;  Ka 
puede  referirse  á  la  preposición  Ka,  con; pero  tino  encuen- 
tra interpretación  semejante. 

Miel-,  para  expresar  plural,  no  es  otra  cosa  sino  el  adver- 
bio mucho;  pero  además,  hay  cuatro  terminaciones  con  el 
mismo  objeto,  me,  le,  Un,  hitan-  Unan,  éntrelas  preposicio- 
nes mexicanas,  significa  con,  compañía,  y  pudiera  suponer- 
se que  pasó  á  signo  de  plural  indicando  unión.  Me,  pudiera 
creerse  que  es  un  abreviado  de  miele,  mucho,  aunque  este  ad- 
verbio tiene  un  objeto  particular,  que  es  ir  con  nombres  de 
inanimados,  mientras  que  me  se  usa  con  nombres  de  ani- 
mados, así  es  que  teniendo  cada  uno  aplicación  distinta,  pa- 
rece que  no  deben  confundirse- 
Respecto  de  le  y  de  tin,  no  pueden  hacerse  ni  aun  esa 
clase  de  interpretaciones 

E,  final,  signo  de  vocativo,  parece  ser  una  interjección. 
Tzin,  terminación  para  expresar  respeto,  no  significa  na- 
da por  sí  sola- 

Las  terminaciones  de  diminutivo  son  pil,  tontli,  ton,  acaso 
su  etimología  se  encuentre  en  piltontli  que,  según  Molina, 
significa  niño,  muchacho.  Una  explicación  enteramente 
igual,  no  puede  hacerse  respecto  á  pol,  final  de  aumentati- 


476  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

vo,  refiriéndose  al  adverbio  grande  que  es  huey  ó  izachihuey, 
el  cual  también  se  traduce  por  hueypol,  mas  quédala  duda 
de  si  el  adverbio  recibe  también  la  terminación  de  aumen- 
tativo, ó  si  pol  es  un  abreviado  de  hueypol. 

Las  terminaciones  tía,  la,  sirven  para  formar  colectivos: 
la  es  un  adverbio  de  tía,  y  tía  puede  serlo  de  tlan  postposi- 
ción que  significa  lugar  de. 

Otl,  es  final  de  abstracto:  no  tiene  interpretación. 

Hua,  y  e  son  finales  que  indican  posesión:  hua,  puede  ser 
una  contracción  de  la  preposición  huan,  con,  porque  en  me- 
xicano la  n  final  suele  suprimirse,  y  e  pudiera  derivarse  del 
posesivo  te.  Empero  no  se  encuentra  explicación  alguna  pa- 
ra otra  terminación  posesiva  ó  que  indica  cualidad  ó. 

Katl,  terminación  de  gentilicios,  debe  ser  abreviado  de 
tlakatl,  persona,  pero  no  se  encuentra  con  la  misma  facili- 
dad, y  dudo  que  se  encuentre  nunca,  el  significado  de  las 
abundantes  terminaciones  de  verbal  y  verbo  nominal  que 
constan  en  la  descripción  del  mexicano  §  17.  ¿Qué  significan 
por  sí  solas  finales  como  ti,  l¿,  7:,  i,  ni,  etc.?  Nada  absoluta- 
mente: el  sentido  que  encierran  depende  del  todo  que  for- 
man con  la  palabra  áque  se  juntan,  y  nada  más. 

La  final  uh  de  los  nombres  que  se  juntan  con  pronombre 
posesivo  tampoco,  por  sí,  significa  nada. 

Ni,  ti,  an,  son  prefijos  del  verbo,  cuyo  origen  se  halla  en 
el  pronombre  personal.  Ma,  es  partícula  de  imperativo  y 
subjuntivo  que  pudiera  pasar  por  un  adverbio;  pero  ningún 
significado  se  encuentra  á  los  demás  signos  del  verbo,  al 
prefijo  o  de  pretérito,  y  á  las  terminacienes  ya,  z,  ni,  etc. , 
ni  aun  como  resto  de  verbos  auxiliares  que  no  existen  en 
las  lenguas  mexicanas. 

Kj  sus  compuestos;  te,  tía,  son  partículas  del  verbo  ac- 
tivo. Te,  puede  ser  un  abreviado  del  pronombre  tehuatl, 
porque  concurre  cuando  el  verbo  se  refiere  á  personas,  y 
tía  puede  derivarse  de  itla,  cosa,  porque  indica  cosa  calla- 
da en  la  oración.  K,  tendrá  acaso  su  origen  en  la  preposi- 
ción le,  que  significa  a,  propia  para  expresar  relación  de 
acusativo.  Empero,  las  terminaciones  ó  partículas  de  los 
demás  verbos  derivados  no  permiten  interpretación  de  es- 
ta clase  como  lo  signo  de  pasivo,  tía  de  compulsivo,  lia,  ó 
via  de  aplicativo,  etc- 


IDIOMAS   MEXICANOS.  477 

In,  7v«,  07?,  poloa,  po:  Estas  partículas  no  pueden  incluir- 
se en  parte  determinada  de  la  oración,  como  vimos  al  tratar 
del  mexicano  §46,  su  significado  pende  déla  palabra  con 
que  se  juntan;  no  tienen  valor  por  sí  solas. 


Tarasco. 

Sobre  la  declinación  tarasca  se  han  presentado  dos  expli- 
caciones distintas,  Jo  cual  ya  indica  no  se  conoce  claramen- 
te la  significación  de  sus  signos,  sino  que  se  ocurre  ala  me- 
ra interpretación.  Nájera  (gramática  tarasca)  dice:  «los  ca- 
sos se  designaban  por  preposiciones  pospuestas, ->  lo  cual 
no  es  exacto.  En  mexicano  así  se  verifica,  conociéndose  que 
no  hay  declinación  propia,  porque  las  finales  de  los  nom- 
bres en  acusativo,  dativo,  etc.,  tienen  significado  separada- 
mente, por  sí  solas,  y  esto  no  se  verifica  en  tarasco:  las  ter- 
minaciones eueri,  ni,  nada  significan  sino  relación  de  geni- 
tivo, acusativo  ó  dativo,  en  tanto  que  van  unidas  con  nom- 
bre ó  pronombre.  Esto  es  tan  cierto,  que  el  padre  Lagunas 
maestro  del  idioma  tarasco,  llegó  á  decir  (Diccionario  pág. 
96)  que  esa  lengua  no  tenía  preposiciones.  Véase  sobre  este 
punto  la  nota  12  del  cap-  31.  Lo  más  probable  es  que  en  ta- 
rasco no  hay  más  que  una  preposición  propia  himbo,  la  cual 
se  usa  para  expresarse  relaciones  de  ablativo,  y  lo  que  las 
gramáticas  del  tarasco  llaman  efectivo:  que  himbo  sea  una 
preposición  y  no  una  terminación,  se  conoce  en  que  ella  tie- 
ne valor  por  sí  sola.  Lo  más  notable  es  que  Nájera  mismo 
se  contradice,  pues  llega  á  explicar  que  «los  pronombres  se 
declinan  por  declinaciones  propias-'»  Todos  sabemos  que 
por  declinación  propia  se  entiende  el  uso  de  finales,  cuyo 
significado  no  se  encuentra  separadamente. 

La  explicación  de  Smith  Qlcvue  Américaine)  es  todavía 
más  violenta  que  la  de  Nájera.  Supone  que  euri,  final  del 
genitivo,  es  el  pronombre  suyo:  pues  bien  suyo,  en  tarasco, 
es  liind-eueri,  esto  es,  el  pronombre  hinde  de  la  tercera  per- 
sona con  la  final  propia  de  genitivo,  una  misma  para  los 
nombres  que  para  los  pronombres;  no  es  cierto  que  eueri 
aisladamente  signifique  suyo-  Del  mismo  modo  es  inexacto 
que  ni,  final  de  acusativo  y  dativo  pueda  significar  le:  Junde 


478  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

ó  ima  significan  él,  hhide-ni  ó  ima-ni  le,  á  él,  para  el,  por- 
que ni  es  signo  de  acusativo  y  dativo  tanto  para  nombres 
como  para  pronombres.  El  abreviado  de  hindeni  es  hin-  Sobre 
la  é  final  de  vocativo  no  dice  Smith  sino  que  es  igual  en  me- 
xicano: precisamente  es  la  terminación  tarasca  que  puede 
interpretarse  suponiendo  que  sea  una  interjección  propia 
para  llamar. 

A  los  maestros  antiguos  del  idioma,  como  Lagunas  y  Ba- 
salenque,  no  les  ocurrió  sobre  la  declinación  tarasca,  la  ex- 
plicación de  Nájera,  ni  menos  la  de  Smith. 

Echa  ó  cha,  es  signo  de  plural  en  tarasco:  no  tiene  traduc- 
ción en  ios  adverbios  de  cantidad,  en  los  adjetivos  numera- 
les, ni  en  ninguna  otra  voz. 

Nada  significan  por  sí  solas,  las  terminaciones  de  abstrac- 
to y  de  verbal  Kua,  ta:  tampoco  las  terminaciones  de  verbal 
ti,  ri,  rho,  etc.,  ni  la  de  colectivo  ndo. 

En  el  capítulo  31  hemos  visto  que  es  falsa  la  suposición 
de  Smith  respecto  á  que  las  finales  del  verbo  tarasco  sean 
pronombres  que  marcan  las  personas;  esto  no  se  verifica 
sino  con  la  primera  persona  de  plural,  y  las  demás  termi- 
naciones no  tienen  semejanza  alguna  con  el  pronombre  en- 
tero, ni  abreviado;  nada  significan  aisladamente. 

Los  verbos  derivados  se  forman,  entarasco,  generalmen- 
te por  medio  de  partículas  intercaladas,  cuyo  significado 
pende  de  su  unión  con  el  verbo;  á  pocas  de  esas  partículas 
se  encuentra  significado  aisladamente. 

Véase  la  gramática  del  padre  Basalenque  (pág.  79)  y  se 
encontrará  una  explicación  minuciosa  sobre  diversas  par- 
tículas que  el  autor  caracteriza  de  este  modo:  «¡)or  sí  no  sig- 
nificativas.» 

Investigaciones  como  las  que  hemos  hecho  sobre  el  me- 
xicano y  el  tarasco  obligan  á  hacer,  por  lo  menos,  esta  con- 
fesión: «Algunos  signos  gramaticales  han  perdido  ya  su 
valor  y  significado  propios,  aun  admitiendo  que  alguna  vez 
le  tuvieron.»  Estamos,  pues,  en  el  caso  de  pasar  ya  á  tratar 
otro  punto  análogo,  y  es  respecto  al  polisilabismo  y  al  mono- 
silabismo. 

Algunos  teóricos  han  querido  suponer  que  todas  las  len- 
guas fueron  monosilábicas,  esto  es,  que  toda  sílaba  ha  sig- 


IDIOMAS   MEXICANOS.  479 

nificaclo  algo  ele  por  sí,  del  misino  modo  que  se  ha  querido 
suponer  respecto  á  los  signos  gramaticales. 

El  fundamento  de  ese  sistema  es  la  supuesta  tendencia 
del  espíritu  humano  de  lo  simple  alo  compuesto.  Pues  bien, 
ni  la  filosofía  ni  la  lingüística  comprueban  la  marcha  de  lo 
simple  á  lo  compuesto- 
Es  sabido  que  la  filosofía  escolástica  estableció  lo  que  se 
conoce  en  las  escuelas  con  el  nombre  de  simple  aprehensión, 
es  decir,  la  idea  pura,  de  la  cual  se  suponía  ascender  al  jui- 
cio y  al  raciocinio;  pero  la  idea  pura  no  es  más  que  una  abs- 
tracción hipotética,  no  natural,  porque  el  espíritu  jamás  se 
representa  un  objeto,  si  no  es  con  alguna  cualidad,  por  lo 
menos  la  de  la  extensión  en  las  cosas  materiales  (res  exten- 
sa), ola  del  pensamiento  en  las  espirituales  (res  cogitans). 
El  juicio,  es,  pues,  la  forma  primitiva  del  entendimiento,  y 
su  descomposición  en  ideas,  una  análisis  del  hombre  re- 
flexivo: el  espíritu  humano  comienza  por  lo  complexo,  por 
ver  las  cosas  en  su  conjunto,  en  una  especie  de  confusión, 
y  más  adelante  es  cuando  descompone  y  analiza.  Consúlte- 
se especialmente  á  Reicl,  que  es  á  quien  pertenece  la  im- 
pugnación de  la  teoría  escolástica. 

Por  lo  demás,  la  historia  de  las  lenguas  enseña  que  cada 
familia  ha  conservado  tenazmente  su  carácter  esencial,  de 
manera  que  los  idiomas  monosilábicos  lo  han  sido  siempre, 
y  respectivamente  los  polisilábicos.  En  el  Asia,  de  ciento 
cincuenta  á  ciento  ochenta  millones  de  hombres,  habíanlos 
idiomas  monosilábicos,  y  no  se  sabe  que  estos  hayan  llega- 
do, después  de  centenares  de  años,  á  igualarse,  por  ejem- 
plo, con  las  lenguas  indo-europeas. 

Pero  no  sólo  esto,  sino  que  los  cambios  de  ciertos  idio- 
mas que  nos  son  muy  conocidos,  en  lugar  de  verificarse  de 
lo  simple  á  lo  compuesto,  ha  sido  al  contrario,  como  sucede 
con  las  lenguas  analíticas  derivadas  de  las  sintéticas,  v.  g., 
el  español  respecto  del  latín.  El  curso  de  las  lenguas  hacia 
la  análisis  corresponde,  pues,  al  del  espíritu  humano  hacia 
la  reflexión,  cada  vez  más  clara. 

Así,  pues,  un  filólogo  que  ha  escrito  recientemente,  La- 
than,  hace  con  exactitud,  la  siguiente  observación:  «Puede 
una  palabra  limitarse  á  una  sílaba,  es  decir  que  puede  ser 
monosilábica  ó  de  otra  clase  diversa.  La  regla  que  nos  pro- 


480  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

hibe  multiplicar  causas  innecesariamente,  sugiere  la  infe- 
rencia a  prior  i  de  que  ninguna  palabra  es  larga  sin  necesi- 
dad. Algo  tiene  también  de  a  priori,  lo  que  naturalmente 
se  infiere,  y  es,  que  todas  las  raíces  fueron  en  su  origen 
monosilábicas.  Esto,  aunque  en  gran  parte  ha  sido  probado 
ya  por  indagaciones  positivas,  con  dificultad  podrá  admi- 
tirse de  un  a  manera  absoluta  y  aplicarse  indistintamente.* 

Con  efecto,  observaciones  particulares  sobre  varias  len- 
guas demuestran  lo  infundado  del  supuesto  monosilabismo 
general,  comenzando  porque  el  chino,  tipo  de  los  idiomas 
llamados  monosilábicos,  no  es  rigorosamente  tal  según  lo 
hemos  explicado  en  el  capítulo  52.  Respecto  á  otros  idio- 
mas, consúltese,  por  ejemplo,  á  Renán,  quien  en  su  Histo- 
ria de  las  lenguas  semítica*  hace  ver  que  no  es  posible  expli- 
car el  tránsito  de  esos  idiomas  del  estado  monosilábico  al 
trilítero.  Sobre  todo,  y  con  relación  precisamente  á  un  idio- 
ma de  México,  al  azteca,  explicó  ya  hace  tiempo  Alejandro 
Humboldt  «era  un  error  creer  que  las  palabras  largas  en 
mexicano,  las  polisílabas,  fuesen  siempre  el  resultado  de 
la  composición,  como  un  sánscrito,  griego  y  alemán.»  Efec- 
tivamente, en  mexicano  y  otras  muchas  lenguas  indígenas 
hay  palabras  polisílabas  simples,  ó  con  solo  el  agregado  de 
terminaciones  que  no  tienen  significado  propio,  que  son 
signos  puros,  como  anteriormente  lo  hemos  comprobado, 
bastando  añadir  aquí  un  ejemplo  de  terminación,  en  guai- 
cura,  que  tiene  cinco  sílabas,  ri-ki-ra-L-a-ra.  Obsérvese 
también  que  en  azteca,  tarasco  y  otras  lenguas  mexicanas, 
se  encuentran  palabras  simples,  cuyo  origen  es  la  onomato- 
peya,  las  cuales  no  se  pueden  descomponer  en  monosílabos 
significativos,  porque  ni  son  compuestas  ni  derivadas,  y  su 
significación  pende  de  todo  el  conjunto;  chidiipini,  lloviznar; 
tlakuakualal-a,  tronar. 

Aun  cuando  realmente  resultase  probado  (que  no  resul- 
ta) haber  sido  todos  los  idiomas  monosilábicos  puros,  ó  al 
menos  como  el  chino,  hoy  no  cabe  duda  que  existen  lenguas 
donde  dominan  los  monosílabos,  y  otros  donde  dominan  los 
polisílabos,  sea  por  origen,  sea  por  transformación  progre- 
siva- De  cualquier  modo,  el  lingüista  encuentra  idiomas  de 
distinto  carácter  bajo  el  punto  de  vista  del  sistema  silábico, 
y  eso  le  basta  para  sus  clasificaciones.  Así  el  antropólogo 


IDIOMAS   MEXICANOS.  481 

clasifica  hoy,  por  un  lado  al  blanco  y  por  otro  al  negro,  sea 
que  opine  respecto  al  origen  del  hombre  con  los  monoge- 
nistas  ó  con  los  poligenistas,  ateniéndose  al  hecho  actual  de 
la  diferencia  de  razas. 

Supuesto  todo  lo  dicho  sobre  el  sistema  silábico,  diré  que 
en  los  idiomas  mexicanos  encuentro,  bajo  ese  aspecto,  tres 
órdenes  de  lenguas,  unas  polisilábicas,  otras  paulosilábicas 
y  otras  cuasi-monosílabas.  Respecto  á  lo  que  se  entiende 
por  lenguas  polisilábicas,  nada  tengo  que  explicar,  porque 
el  término  es  muy  conocido  y  usual;  respecto  á  las  lenguas 
cuasi-monosilábicas,  me  remito  alo  explicado  sobre  el  otho- 
mí  y  sus  congéneres.  Tocante  á  los  idiomas  paulo-silábi- 
cos,  ya  he  hecho  indicaciones  al  tratar  de  la  familia  maya, 
etc,  pero  aquí  repetiré  que  por  lenguas  paulo-monosilábi- 
cas  entiendo  aquellas  donde  no  dominan  los  monosílabos  co- 
mo en  othomí,  ni  tampoco  palabras  tan  largas  como  en  mexica- 
no, tarasco,  mixteco,  etc.,  sino  que  teniendo  bastantes  monosilá- 
bicas, abundan  más  las  palabras  cortas,  de  pocas  sílabas. 

Me  resta  iinicamente  hablar  sobre  otro  de  los  caracteres 
morfológicos  de  las  lenguas  mexicanas,  y  es  el  sistema  de 
composición.  Es  sabido  que  á  los  idiomas  americanos  se 
les  califica  generalmente  de  polisintéticos;  que  la  mayoría 
de  las  personas  cree  que  todas  las  lenguas  del  Nuevo  Mun- 
do tienen  ese  carácter.  Por  mi  parte,  no  admito  semejante 
idea,  pues  en  México  encuentro  que  comparando  unos  idio- 
mas con  otros,  resultan,  relativamente  hablando,  estos  tres 
grados:  1?  Lenguas  realmente  polisintéticas.  2?  Lenguas 
nada  más  que  sintéticas.  3?  Lenguas  cuasi-monosilábicas- 

Polisíntesis,  como  lo  dice  la  palabra,  significa  mucha  com- 
posición, y  en  este  sentido  hay  lenguas  en  México  como  el 
azteca,  el  ópata,  el  tarasco,  el  mixteco,  etc.  Usan  esas  len- 
guas en  alto  grado  de  la  composición,  y  con  toda  clase  de 
procedimientos  respecto  á  palabras  y  partículas,  como  su- 
ficientemente se  ha  explicado  al  analizar  cada  idioma- 

Por  lenguas  nada  más  que  sintéticas,  entiendo  aquellas 
que  hacen  menos  uso  de  la  composición  respecto  al  mexi- 
cano, tarasco,  etc. ;  que  no  tienen  tantos  recursos  para  com- 
poner, y  que  se  acercan  algo  más  al  sistema  mosilábico,  por- 
que como,  por  ejemplo,  el  Maya  y  el  Huave  usan  en  la  con- 

31 


482  CARÁCTER  MORFOLÓGICO  DE  LOS 

jugación  del  verbo  y  en  otros  casos  de  derivación,  no  sólo 
de  la  yuxtaposición,  y  de  algunos  cambios  eufónicos,  sino 
de  partículas  separadas,  muchas  de  ellas  significativas.  En 
el  mismo  caso  del  Maya  y  elHuave  se  encuentra  el  Apache, 
porque  ni  hace  tanto  uso  de  la  composición  como  las  len- 
guas propiamente  polisintéticas,  y  en  el  verbo  se  marcan  los 
tiempos  no  con  partículas  yuxtapuestas,  agregadas,  sino 
con  palabras  á  modo  de  auxiliares.  En  cuanto  á  las  lenguas 
mexicanas,  que  respecto  al  uso  de  la  composición  le  pre- 
sentan aun  en  menor  grado  que  las  sintéticas,  basta  para 
distinguirlas  el  nombre  cuasi-monosilábico  que  constante- 
mente les  hemos  dado,  pues  el  nombre  indica  bien  su  ca- 
rácter. Véase  lo  dicho  sobre  el  othomí  y  sus  congéneres,  y 
se  encontrará  que  esos  idiomas  forman  generalmente  la  de- 
rivación, no  por  medio  de  la  yuxtaposición  ó  composición, 
sino  de  partículas  separadas,  y  que  cuando  usan  de  la  com- 
posición es  bajo  el  procedimiento  más  sencillo  y  casi  limi- 
tándose á  aclarar  los  homónimos. 

Resumiendo  todo  lo  dicho  en  el  presente  capítulo,  resul- 
ta que  podemos  y  debemos  considerar  las  lenguas  mexica- 
nas bajo  tres  aspectos,  el  sistema  silábico,  el  de  composi- 
ción y  el  de  derivación.  Combinando  esos  caracteres,  ten- 
dremos la  clasificación  siguiente,  para  cuya  aclaración  pue- 
de consultarse  lo  dicho  sobre  cada  idioma,  tanto  al  anali- 
zarle como  al  compararle. 

1er  Orden.  Lenguas  polisilábicas  polisintéticas  de  sub- 
flexión. 

a.  El  grupo  mexicano- ópata. 
£>.  El  idioma  Tarasco, 
c-  El  Zoque-mixe. 
d.  El  totonaco. 

2?  Orden-  Lenguas  polisilábicas,  polisintéticas  de  yuxta- 
posición. 

a.  La  familia  mixteco-zapoteca  sintéticas. 

b.  El  pirinda. 


IDIOMAS   MEXICANOS.  483 

3er  Orden.  Lenguas  paulo-silábicas. 

a.  La  familia  maya. 

b.  El  chontaly  elchiapaneco  (dudosos), 
c-  Elhuave. 

d.  El  apache. 

4?  Orden.  Lenguas  cuasi-monosilábicas. 

a,  El  othomí. 

&.  Elmazahua,  parné  y  demás  afines  del  othomí. 


CAPITULO  LVIII  Y  ULTIMO. 


CATALOGO  GENERAL  Y  CLASIFICACIÓN 

DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO. 


Consúltese  especialmente  el  capítulo  anterior  respecto  á 
la  clasificación  morfológica,  y  especialmente  el  prólogo  res- 
pecto á  lo  que  entiendo  por  grupo  y  familia.  Esta  señal  * 
indica  que  la  clasificación  es  dudosa,  en  los  términos  expli- 
cados al  tratar  del  idioma  á  que  la  señal  se  refiere. 

!"•  Orden.  Lenguas  polisilábicas,  polisintéticas  de 

sub-flexión. 

Grupo  mexicano-ópata. 

I.  Familia  mexicana 

1.  El  mexicano,  náhuatl  ó  azteca.  Sus  dialectos  son: 

a-  El  conchos. 
b.  El  sinaloense- 
*c.  El  mazapil. 

d.  El  jaliscience. 

e.  El  ahualulco- 
/.  El  pipil. 

g.  El  niquiran. 

*2.  El  cuitlateco. 


CATÁLOGO  Y  CLASIFICACIÓN  DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO.    485 

II.  Familia  sonorense  ú  ópata-pima. 

3-  El  opata,  teguiuia  ó  tequina,  sonorense. 

4.  El  eudebe,  heve  ó  hegue,  dohme  ó  dohema,  batuco. 

5.  El  joba,  joval,  ova. 

6.  El  pima,  nevóme;  ohotama  ú  otama,  con  sus  dialectos, 
siendo  los  más  conocidos: 


a.  El  tecoripa- 

b.  El  sabagui. 

7.  El  tepehuán  con  sus  dialectos. 

8.  El  pápago  ó  papabicotan. 

9  á  12.  El  Yuma,  comprendiendo  el  cuchan,  el  cocomari- 
copa  ú  opa,  el  Mojave  ó  mahao,  el  diegueño  ó  cuñeil,  el  ya- 
vipai,  yampai,  yampaio. 
*13.  El  cajuenche,  cucapa  ó  jallicuamay. 

14.  El  sobaipure. 

15.  Eljulime. 

16.  El  tarahumar  con  sus  dialectos,  entre  ellos: 

a.  El  Varogio  ó  Chinipa- 

b.  El  Guazápare- 

c.  El  Pachera. 

17.  El  Cahita  ó  Sinaloa.  Sus  dialectas  más  conocidos. 

a.  EIYaqui. 

b.  El  Mayo. 

c.  El  Tehueco  ó  zuaque- 

18.  El  Guazave  ó  Vacoregue- 

19.  El  Chora,  Chota,  Cora  del  Nayarit  ó  Nayarita.  Tam- 
bién al  Pima  suelen  llamar  Cora,  y  este  mismo  nombre  tie- 
ne un  idioma  en  la  Baja-California.  El  Nayarita  cuenta  tres 
dialectos. 

a.  El  Mautzicat. 

b.  El  Teacucitzin. 

c.  El  Ateanaca. 


486  CATÁLOGO  GENERAL  Y  CLASIFICACIÓN 

20.  El  Colotlan. 

21.  El  Tubar  y  sus  dialectos. 

22.  ElHuichola. 
*23.  ElZacateco. 

24.  El  Acaxe'e  ó  Topia,  comprendiendo  el  Sabaibo,  el  Te- 
baca  y  el  Xixime,  este  último  de  clasificación  dudosa. 

III.  Familia  Comanche-SIioshone. 

25.  El  Comanche  con  sus  dialectos,  llamado  también  Nau- 
ni,  Paduca,  Hietan  ó  Jetan. 

26.  El  Caigua  ó  Kioway. 

27.  El  Shoshone  ó  Chochone- 

28.  ElWihinasht. 

29.  El  Utah,  Yutah  ó  yuta. 

30.  El  Pah-utah  ó  payuta. 

31.  El  Chemegue  ó  Cheme-huevi. 

32.  El  Cahuillo  ó  Cawio. 

33.  EIKechi. 

34.  EINetela. 

35.  EIKizhóKij. 

36.  El  Fernandefio. 

37.  ElMoqui. 

Pertenecen  á  la  familia  Shoshone  otros  varios  idiomas  que 
se  hablan  en  los  Estados-Unidos,  cuya  enumeración  com- 
pleta no  corresponde  al  plan  de  mi  obra,  limitada  á  las  len- 
guas de  México  y  á  presentar  algunos  ejemplos  de  las  li- 
mítrofes que  aparezcan  afines  de  aquellas.  En  otras  obras 
se  irán  sucesivamente  siguiendo  las  analogías,  hasta  su  tér- 
mino en  un  tratado  general. 

IV.   Familia  Tejana  ó  Coahuilteca. 

38.  El  Tejano  ó  Coahuilteco  con  sus  dialectos. 

*  V.  Familia  Keres-Zuui. 

39.  El  Keres  ó  Quera  dividido  en  tres  dialectos  Kiwomi 
ó  Kioame,  Cochitemi  ó  Quime,  Acoma  y  Acuco. 

40.  El  Tesuque  ó  Tegua. 


DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO.  487 

41.  ElTaos,  Piro,  Suma,  Picori. 

42.  El  Jeniez,  Taño,  Peco. 

43.  El  Zuñi  ó  Cíbola. 


VI.  Fámula  Mutsun. 

44.  El  Mutsun. 

45.  El  Rumsen. 

46.  ElAchastli. 

47.  El  Soledad. 

48.  El  Costeño  ó  Costanos. 

A  la  familia  Mutsun  ó  Rumsen  pertenecen  otros  varios 
idiomas  de  California,  según  Taylor,  lo  que  es  preciso  te- 
ner presente  cuando  se  trate  de  una  clasificación  general 
de  las  lenguas  americanas.  Para  mi  objeto  basta  con  lo  que 
he  explicado  sobre  el  Mutsun  en  los  capítulos  22,  23,  y  24. 

VIL  Familia  Guaicura. 

49.  El  Guaicura,  Vaicura  óMonqui. 

50.  ElAripa. 

51.  ElUchita. 

52.  El  Cora- 

53.  El  Conchó  ó  Lauretano- 

VIII  Familia  Cochimí-Laimon. 

54  á  57-  El  Cochimí  dividido  en  cuatro  dialectos,  ó  más 
bien  lenguas  hermanas,  á  saber,  el  Cadegomó,  y  los  idio- 
mas usados  en  las  misiones  de  S.  Javier,  S.  Joaquín,  y  San- 
ta María. 

58.  El  Laimon  y  Layamon. 

IX.  Familia  Ser  i- 

59.  ElSerióCeri. 

60-  El  Guaima  ó  Gayama- 
61.  El  Upanguaima- 


488  CATALOGÓ  GENERAL  Y  CLASIFICACIÓN 

Familias  independientes  entre  si  y  del  grupo  mexicano-ópata. 

X.  Familia  Tarasca. 

62.  El  Tarasco. 

*63.  El  Chorotega  de  Nicaragua  (muy  dudosa  su  analogía 
con  el  Tarasco-) 

XI-  Familia  Zoque-mixe,  {idioma  mezclado.) 

64-  El  Mixe  con  sus  dialectos. 

65.  El  Zoque. 

66.  El  Tapijulapa- 

XII.  Familia  Totonaca,  (idioma  mezclado.) 

67.  El  Totonaco  dividido  en  cuatro  dialectos- 

2?  Orden.  Lenguas  polisilábicas  polisintéticas 
de  yuxtaposición.^ 

XIII-  Familia  Mixteco-Zapoteca-  . 

68.  El  Mixteco  dividido  en  once  dialectos. 

69.  El  Zapoteco  con  sus  dialectos  de  que  he  citado  ocho 
(c.  37.) 

70.  El  Chuchon,  dos  dialectos. 

71.  El  Popoloco. 

72.  El  Cuicateco,  dos  dialectos. 

73.  ElChatino. 

74.  El  Papabuco. 

75.  El  Amusgo. 

76.  El  Mazateco,  dos  dialectos. 
*77.  El  Solteco. 

*78.  El  Chinanteco. 

XIV.  Familia  Pirinda  ó  Matlatzinca. 

79.  El  Pirinda  ó  Matlatzinca  con  sus  dialectos. 

3'r  Orden.     Lenguas  paulo-silábicas  sintéticas. 

XV.  Familia  Maya. 

80.  El  Yucateco  ó  Maya- 
81-  El  Punctunc. 


DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO.  489 

82.  El  Lacandón  ó  Xoquinel. 

83.  El  Peten  ó  Itzae. 

84.  El  Chañabal,  Comiteco,  Jocolabal. 

85.  El  Chol  ó  Mopan. 

86.  El  Chorti  ó  Chorte. 

87.  El  Cakchi,  Caichi;  Cachi,  Cakgi. 

88.  El  Ixil,  Izil. 

89.  ElCoxoh. 

90.  El  Quiche,  Utlatecc- 

91.  El  Zutuhil,  Zutugil,  Atiteca,  Zacapula. 

92.  El  Cachiquel,  Cachiquil. 

93.  El  Tzothil,  Zotzil,  Tzintaneco.  Cintaneco. 

94.  El  Tzendal,  Zendal. 

95.  El  Mame,  Mem.  Zaklohpakap. 

96.  El  Poconchi,  Pocoman. 

97.  El  Atche,  Atchi. 

98.  El  Huaxteco  con  sus  dialectos. 

*99.  El  Haitiano,  Quizqueja  ó  Itis  con  sus  afines  el  Cuba- 
no, Boriqua  y  Jamaica. 

XVI.  Familia  Chontal. 

*100.  El  Chontal.  (Dudoso  en  su  carácter  morfológico.) 

XVII.  Idiomas  oriundos  de  Nicaragua. 

*101-  El  Huave,  Huazonteca.  (Dudoso  respecto  á  la  fami- 
lia de  lenguas  de  Nicaragua  á  que  realmente  pertenece.) 

*102  El  Chiapaneco,  afin  delNagrandan  (dudoso  en  su  ca- 
rácter morfológico.) 

XVIII.  Familia  apache,  rama  de  las  lenguas  Athapascas. 
103  El  apache  de  que  se  conocen  ocho  dialectos  (c.  56.) 

a.  Apache  N.  Americano. 

b.  Apache  mexicano. 

c.  Mimbreño.  (Coppermine.) 

d.  Pinaleño. 

e.  Navajo. 


490  CATÁLOGO  GENERAL,  Y  CLASIFICACIÓN 

/.     Xicarilla  ó  Faraón. 

g.     Lipan. 

h.     Mescalero. 

4?  Orden.  Lenguas  cuasi -monosilábicas. 

XIX-  Familia  Othomí- 

104.  ElOthomíóHiahiu. 

105.  El  Serrano. 

106.  El  Mazahua. 

107.  El  Pame  con  sus  dialectos. 

108.  El  Jonaz  ó  Meco.  (Acaso  restos  del  antiguo  Chichi- 
meco,  según  explico  en  el  capítulo  correspondiente.) 

Post-Scriptum. 

Ya  impresa  la  presente  obra,  llegó  á  mis  manos  la  histo- 
ria que  se  está  publicando  en  los  Estados  Unidos,  intitulada 
«The  native  races  of  the  Pacific  States»  por  Hubert  Howe 
Bancroft,  cuyo  tercer  volumen  (1875)  trata  de  varios  idio- 
mas americanos,  entre  ellos  los  que  son  objeto  de  mi  estu- 
dio. No  he  podido,  pues,  hacer  mérito  del  interesante  tra- 
bajo de  Mr.  Bancroft,  y  aquí  sólo  debo  añadir  una  explica- 
ción sobre  las  diferencias  que  se  encuentran  entre  mi  li- 
bro y  el  del  escritor  americano,  respecto  á  apreciaciones 
lingüísticas,  clasificación  y  número  de  idiomas,  cuyas  dife- 
rencias parecen  tanto  más  notables  cuanto  que  Bancroft  ci- 
ta algunas  veces  mi  obra  sobre  las  lenguas  mexicanas. 

En  primer  lugar,  obsérvese  que  Mr.  Bancroft  no  ha  pre- 
tendido formar  un  tratado  de  filología  comparativa  sino  que 
generalmente  se  guía  por  los  trabajos  de  otros,  siendo  sus 
apreciaciones  históricas,  y  su  clasificación  de  idiomas  bajo 
el  punto  de  vista  geográfico.  Así  pues,  no  hay  que  extra- 
ñar, por  ejemplo,  que  en  el  catálogo  de  Bancroft  aparezcan 
juntos  idiomas  tan  distintos,  entre  sí,  como  el  Mutsun  y  el 
Tatché,  el  Matlatzinca  y  el  Tarasco. 

Tocante  al  mayor  número  de  idiomas  mencionados  por 
Bancroft,  respecto  á  los  que  yo  menciono,  se  explica,  en 
parte,  porque  yo  no  he  tratado  de  incluir  en  mi  obra  todas 


DE  LaS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO. 


491 


las  lenguas  que  se  hablan  en  los  Estados  Unidos,  Centro 
América,  etc.,  y  además  porque,  según  lo  he  explicado  va- 
rias veces  en  el  curso  de  mis  estudios,  ha  sido  común  mul- 
tiplicar indebidamente  las  lenguas  americanas  tomandocomo 
nombres  de  idiomas  distintos,  voces  sinónimas  y  aun  nom- 
bres de  tribus  y  lugares.  Bastará  señalar  aquí  un  caso  res" 
pecto  á  Bancroft.  Este  autor  considera  en  el  apache  diez  y 
siete  variedades  ó  dialectos,  mientras  que  yo  sólo  admito 
nueve,  habiendo  presentado  muestras  de  ocho.  Pues  bien, 
obsérvese,  por  ejemplo,  que  Bancroft  admite  el  Mimbre- 
fio,  el  Copper-Mine,  el  Xicarilla  y  el  Faraón,  cuando  yo  he 
tenido  ocasión  de  aclarar  que  Mimbrefio  y  Copper-Mine 
son  un  mismo  dialecto,  así  como  son  igualmente  uno  solo  el 
Xicarilla  y  el  Faraón. 

Respecto  á  tener  ya  consultada  Bancroft  mi  obra  sobre 
lenguas  mexicanas,  fácilmente  se  observará  que  aquel  autor 
sólo  pudo  conocer  la  primera  edición,  en  la  cual  aun  no  ha- 
bía yo  presentado  la  comparación  ni  la  clasificación  de  las 
lenguas.  Si  ahora  he  acertado  en  mi  empresa,  mi  mayor 
satisfacción  será  facilitar  sus  estudios  á  los  escritores  que 
me  sucedan. 

Debo  también  manifestar  aquí,  que  terminada  la  impre- 
sión de  la  presente  obra,  llegó  á  mis  manos  el  «Arte  de  la 
lengua  Chiapaneca»  por  Fr-  Juan  de  Albornoz  (París  1875) 
que  acaba  de  recibir  mi  hermano  político  D.  Joaquín  Gar- 
cía Icazbalceta-  Comparando  las  palabras  del  chiapaneco 
que  pone  de  ejemplos  el  padre  Albornoz  con  las  correspon- 
dientes del  Nagrandan  veo  confirmada  la  analogía  de  esos 
idiomas  indicada  por  mí  en  el  capítulo  33.   Ejemplos: 


Chiapaneco. 

Nagrandan. 

Varón, 

Xa  ha, 

Nal io. 

Mujer, 

Xahui, 

Xahsei-omo. 

Madre, 

Goma, 

Goomo. 

Muchacha, 

Xakoue, 

Naheoun. 

Piedra, 

Noka, 

Nugo. 

Estrella, 

Nahuiti, 

Nuete. 

Cabeza, 

N-goqhima. 

Gochemo- 

Tú, 

Simo, 

Sumusheta 

Nosotros, 

Sihmimo, 

Semehmu. 

492  CATÁLOGO  GENERAL  Y  CLASIFICACIÓN 

Comparaciones  gramaticales  entre  Chiapaneco  y  Nagran- 
dan  me  es  imposible  hacer,  porque  no  tengo  la  gramática 
de  este  último  idioma. 

Por  la  gramática  de  Albornoz  veo  también  confirmada 
otra  indicación  que  hice  en  el  capítulo  33,  y  es  que  no  exis- 
te analogía  entre  el  Tarasco  y  el  Chiapaneco,  ni  léxica,  ni 
gramatical  (sólo  morfológica.) 

Por  lo  que  igualmente  encuentro  sobre  el  Chiapaneco  en 
la  referida  gramática,  me  parece  que  este  idioma  es  distin- 
to del  Huave,  tanto  en  la  gramática  como  en  el  diccionario, 
y  respecto  á  lo  primero  aun  bajo  el  punto  de  vista  morfoló- 
gico: según  lo  explicado  en  los  capítulos  33  y  57  el  Huave  es 
un  idioma  paulo-silábico  sintético,  mientras  que  el  Chiapa- 
neco aparece  ahora  (según  la  gramática  de  Albornoz)  lengua 
polisilábica  polisintética,  de  sub- flexión.  Como  los  dos  pri- 
meros caracteres  son  fáciles  de  percibir,  sólo  me  detendré 
en  poner  algunos  ejemplos  para  comprobar  que  en  Chiapa- 
neco ocurren  casos  no  sólo  de  mera  yuxtaposición  sino  de 
cambio  fonético. 

De  ipapa?ne,  hablar,  no  sale  ñamb-ipapame,  habló,  sino 
ftambapame,  cambiando  ip  en  fiamb.  De  ilicahomo,  estar 
triste,  no  se  deriva  í-ilicahomo,  sino  toricahomo,  cambiando 
il  en  or.  De  ipandih-ameho,  amamantar,  se  deriva  ipandih- 
uamche,  tú  amamantas,  cambiando  la  final.  Del  verbo  aipo- 
iou-i,  aborrecer,  se  deriva  aipoiou-e,  cambiando  la  termi- 
nación i  en  e. 

Me  parece  conveniente  añadir  aquí,  como  explicación  bi- 
bliográfica, que  las  palabras  del  Nagrandan  y  del  Chorote- 
ga  puestas  en  la  presente  obra,  están  tomadas  de  la  Filolo- 
gía comparativa  de  Lathan,  con  referencia  á  Squier. 

A  propósito  del  Chiapaneco,  puedo  hacer  también  una 
aclaración  sobre  otro  idioma. 

Buscando  algo  sobre  el  referido  Chiapaneco,  en  una  no- 
ticia manuscrita  fecha  Mayo  10  de  1861  suscriba  por  D.  M. 
Ferrer  y  dirigida  al  agente  de  Fomento  D.  Agustín  Vilase- 
ca,  noticia  que  me  ha  facilitado  últimamente  el  Sr.  García 
Cubas,  encuentro  el  motivo  porque  pueda  creerse  que  el 
Maya  sea  afin  del  Caribe;  todo  consiste  en  que  á  algunos 
indios  yucatecos,  que  habitan  las  orillas  del  río  San  Pedro 
les  llaman  Caribes.  E^,  pa3>,  cuestión  de  nombre  aplicado 


DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO.  493 

á  una  tribu  Maya;  por  lo  demás  ya  he  manifestado  en  el  ca- 
pítulo 48  que  el  Caribe  propiamente  dicho  no  pertenece  á 
las  lenguas  Mayas.  He  aquí  literalmente  lo  que  se  lee  en  la 
noticia  manuscrita  á  que  me  refiero:  «En  el  río  de  San  Pe- 
dro que  tributa  sus  aguas  al  Usumacinta,  cuatro  leguas 
arriba  de  Balancán,  se  hallan  algunas  tribus  de  indios  pro- 
cedentes de  Yucatán,  cuya  lengua  es  la  Maya  degenerada. 
Les  dan  el  nombre  de  Caribes-» 

No  debo  omitir  aquí  otra  noticia  que  últimamente  he  re- 
cibido, y  es  que  en  algunos  pueblos  de  Veracruz  quedan 
restos  del  idioma  Tepehua:  suponen  algunos  que  es  afin  del 
othomí. 

Concluiré  este  apéndice  copiando  una  breve  relación  so- 
bre el  idioma  Maratin  de  Tamaulipas  (extinguido  según  el 
P.  Santa  María.) 

«El  carácter  de  los  idiomas  orientales  del  mundo  antiguo, 
sin  exceptuar  el  hebreo,  se  advierte  también  en  estos,  co- 
mo son  los  multiplicados  énfasis  en  la  expresión,  los  fre- 
cuentes símilis  y  alegorías  y  la  repetida  aplicación  de  una 
sola  voz  para  muchas  cosas  según  el  sentido.  Hablando 
conmigo  su  castellano  un  indio  maratin,  que  entendía  tam- 
hien  el  idioma  de  los  pasitas,  y  el  de  los  mariguanes,  pin- 
tándome la  conducta  de  un  persegidor  suyo,  que  tanto  á 
dicho  indio,  como  á  todos  los  de  su  nación  los  tenía  sobre- 
cogidos con  gritos  importunos,  malos  tratamientos  y  tro- 
pelías, no  obstante  que  ya  estaban  dados  y  reducidos;  se 
me  explicaba  en  estos  mismos  términos  mazorrales  pero 
bastante  expresivos:  N  gritando  tanto  como  perro  desde  por 
por  la  mañana  hasta  la  noche,  corriendo  tanto  y  queriendo  ma- 
tar como  coyote,  aporreando  tanto  á  los  muchacho  (es  el  nom- 
bre que  se  dan  á  sí  mismo)  como  toro,  y  todo  el  día  no  hacien- 
do nade*!  como  nosotros  antes,  los  muchachos  queriendo  trabajar 
cantando  como  pajarito,  y  ese  N siempre  atajando  el  camino  co- 
mo río,  y  también  los  muchacho  huyendo  como  venado  al  monte 
porque  no  los  azotar;  por  este  mismo  su  discurso  verdadera- 
mente expresivo,  le  multipliqué  preguntas  sobre  pregun- 
tas, tanto  sobre  su  idioma  como  sobre  los  otros  que  sabía; 
le  hice  cotejar  las  voces  del  castellano  en  que  me  hablaba, 
con  las  de  su  idioma  nativo,  y  de  las  otras  reclamándole  las 
inflexiones  de  nuestros  verbos  con  las  que  pudiera  haber 


494  CATÁLOGO  GENERAL  Y  CLASIFICACIÓN 

en  los  suyos,  y  concluí  al  cabo  sin  equivocación,  á  mi  ver, 
que  en  los  verbos  de  dichos  idiomas  no  hay  otras  inflexio- 
nes que  las  de  los  infinitivos  activo  y  pasivo,  que  aplican  á 
las  personas,  á  los  tiempos,  y  números  según  el  sentido  lo 
necesita.  Advertiré  también  que  sus  nombres  no  se  decli- 
nan por  adición  de  partículas,  sino  por  inflexiones  de  sus 
letras,  tanto  en  los  casos  como  en  los  números,  con  la 
circunstancia  de  que  para  expresar  un  plural  numero- 
so, la  inflexión  de  que  se  valen  es  no  poco  distinta  de  la 
inflexión  del  plural  común,  chiguat  v.  g.  en  idioma  maratín 
significa  mujer,  chiguata  las  mujeres,  aachiguata  muchas 
mujeres,  prolongando  más  y  más  las  A  A  cuanto  más  sea 
el  número  que  significa  la  voz. 

La  aplicación  de  símiles  para  cada  cosa  es  también  carac- 
terística de  su  expresión,  y  no  hay  duda  que  bien  visto  es 
el  laconismo  más  ceñido,  de  que  pueden  valerse  para  el  aho- 
rro de  muchísimas  voces  y  frases  en  el  discurso,  trasmitien- 
do al  mismo  tiempo  á  quien  los  oye  el  concepto  más  pleno  de 
lo  que  quieren  explicar.  Poniendo  al  lado  de  la  expresión 
huyendo  la  de  como  venado  al  monte,  ya  se  está  mirando  el 
ahorro  de  precipitadamente  sin  atender  peligros,  sin  omi- 
tir rincones  y  sin  temer  malezas  ó  despeñaderos,  como  lo 
hacen  en  igual  grado  los  venados  y  los  indios.  Concluí  tam- 
bién que  este  género  de  anagolizar  á  cada  paso  es  el  mismo 
con  que  se  explican  en  sus  idiomas  nativos  y  aun  en  lo  fa- 
miliar. Los  mariguanes  para  exhortar  á  los  chicos  á  que  los 
imiten  y  sigan,  cuando  les  enseñan  á  subir  y  bajar  por  las 
piedras,  á  brincar  con  presteza,  y  á  dar  vueltas  en  el  mis- 
mo tiempo  de  la  carrera,  les  dicen  con  repetición  y  ahinco 
Magchinighua,  que  quiere  decir,  como  pajarito,  agregándole 
el  indio  la  práctica  y  ejemplo  de  sus  carreras  y  cabriolas 
con  sus  altos  y  bajos.  Magclá  significa  pajarito  diminutivo 
de  Magch,  Pájaro  y  Nihua  significa  como  ó  al  modo  de.  En  sus 
conversaciones  familiares  que  presencié  varias  veces,  se  les 
oye  el  Nigua  á  cada  paso  como  si  fuera  partícula  ó  voz  auxi- 
liar. Por  este  motivo  de  sus  frecuentes  símiles,  y  de  la  úni- 
ca inflexión  de  infinitivo,  activo  y  pasivo  en  sus  verbos  cuan- 
do llegan  á  aprender  el  castellano,  lo  ingertan,  digámoslo 
así,  con  los  idiotismos  del  suyo,  y  les  sale  el  nosotros  correr 
como  venado  al  monte,  y  los  españoles  nos  matar  como  lobo;  pe- 


DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO.  495 

ro  también  muriendo  con  nuestras  varas  como  pájaro,  que  en 
su  idioma  suena  de  este  modo:  Miga  cuino  consgiohua  mato- 
mau  espeñol  mipaaJiehu  c  aa  aliñe  paagchichu  bumnighua  cuaa- 
liané  paagchichu  mi  mino  Xirimagchnighua,  donde  se  oye  el 
nighua  á  cada  paso  y  cuya  traducción  es  literalmente  como 
se  ha  visto.» 


Canto  de  los  maratines  traducido  por  el  P.  Santa  María. 

No  ohgimah  ka  tamugni- 
Fuimos  gritando  á  pelear  al  monte. 

Jurinigua  migticui. 
Al  modo  de  leones  que  comen  carne. 

Coapagtzi  comipaahchu. 
á  los  enemigos,  que  nos  querían  matar 

nohgi  mehgme  paahchichu. 
fuimos  hacerlos  morir  á  pedazos. 

Tze  pomg,  tze  xirt,  tzemald-á- 
La  cuerda,  la  flecha,  el  arco, 

ming  colicoli,  ming  catamá- 
nuestras  fuerzas,  nuestros  tiros, 

tzi  pamini  cugtimá  memehé. 
los  hicieron  huir  sin  poder  correr. 

Aacliiguata  tzicuini,  ming  metepeh 
Las  mujeres,  los  muchachos  nosotros  los  vimos 

ming  maamelié,  ming  maatzimetzu 
nosotros  gritando  de  gusto,  nosotros  dando  brincos, 

coomutepá  cuiücicuimá paagclúcliú 
nos  venimos,  y  allá  muy  lejos  los  dejamos  muertos. 

Aaachiguatá  mohka  mimigilii 
Las  mujeres  ya  no  estarán  llorando 


49G  CATÁLOGO  Y  CLASIFICACIÓN  DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS. 

Chenohgimá  xiri  l-a  tamugni 
para  que  vayamos  con  flechas  á  pelear  al  monte. 

Aaachiguata  heninig  maamehé 
Las  mujeres  y  nosotros  gritando  de  gusto, 

baah  ka  Peyot  hemegtuché 
beberemos  pevote  y  nos  dormiremos. 


FIN  DEL   CUADRO  DESCRIPTIVO   Y  COMPARATIVO  DE  LAS 
LENGUAS   INDÍGENAS  DE   MÉXICO. 


LINGÜISTICA. 


DISCURSOS  Y  DISERTACIONES. 


DISCURSO  LEÍDO 

POR  EL  SR.  D.   FRANCISCO  PIMEXTEL  AL  TOIIAR  ASIENTO  POR  PRIMERA   VEZ 

EN  LA  SOCIEDAD  DE  GEOGRAFÍA  Y  ESTADÍSTICA 

EL  22  DE  AGOSTO  DE  1861. 

Señores : 

Apenas  tuvo  conocimiento  esta  Sociedad  de  que  me  ocu- 
paba en  escribir  una  obra  sobre  las  lenguas  indígenas  de 
México,  cuando  esto  fué  bastante  para  que  me  considerase 
digno  de  recibirme  en  su  seno,  prueba  inequívoca  del  apre- 
cio con  que  ve  toda  clase  de  trabajos  científicos,  y  de  que 
quiere  alentar  á  sus  autores  honrándolos  por  todos  los  me- 
dios que  están  á  su  alcance. 

Por  mi  parte,  no  encuentro  mejor  medio  de  manifestarle 
mi  gratitud  á  la  Sociedad,  que  dedicarle  mi  referida  obra, 
cuya  oferta  espero  aceptará  bondadosamente. 

Cuál  sea  la  utilidad  que  pueda  resultar  á  la  ciencia  del 
trabajo  que  he  emprendido,  no  debo  esforzarme  en  demos- 
trarlo á  personas  tan  ilustradas  como  las  que  me  escuchan, 
pues  ellas  conocen  las  aplicaciones  que  tiene  la  lingüística 
á  ia  filosofía,  la  historia,  la  geografía,  la  literatura,  y  aun  á 
la  zoología  y  la  botánica. 

Empero,  recordando  las  palabras  del  orador  romano: 
ament  meminisse  perite,  creo  que  me  es  permitido  hacer 
algunas  reflexiones  siquiera  sobre  el  provecho  que  una  de 
las  ciencias  citadas,  la  historia,  puede  sacar  de  la  filología. 

Efectivamente,  la  historia  por  sí  sola  nada  nos  descubre 
acerca  del  origen  de  las  naciones,  muy  poco  nos  enseña  so. 
bre  la  mezcla  y  confusión  de  las  razas,  casi  nada  nos  dice 


500  IMPORTANCIA  DE  LA  LINGÜÍSTICA. 

de  las  emigraciones  de  los  pueblos,  mientras  todo  esto  lo 
explica  admirablemente  el  análisis  y  la  investigación  del  fi- 
lólogo. 

Comparando  unas  lenguas  con  otras,  se  averigua  el  pa- 
rentesco de  los  pueblos  más  distantes,  de  los  más  opuestos 
en  costumbres  y  civilización.  ¿Quién  si  no  la  lingüística  ha 
demostrado  la  comunidad  de  origen  entre  los  ilustrados 
habitantes  de  Europa  y  los  desgraciados  hijos  de  la  India 
Oriental?  ¿Quién  si  no  la  filología  pudo  sospechar  que  eran 
pueblos  hermanos  los  que  hablan  idiomas  al  parecer  tan  di- 
ferentes como  el  alemán  y  el  griego? 

Por  el  contrario,  á  la  vez  que  la  lingüística  nos  descubre 
cuáles  son  las  naciones  de  un  mismo  origen  que  hoy  se  en- 
cuentran separadas,  nos  enseña  cuáles  son  los  pueblos,  di- 
versos en  un  principio,  que  después  se  han  reunido.  Por 
ejemplo:  los  Vogais  con  facciones  casi  mongólicas,  hablan 
la  lengua  délos  bellos  turcos  osmanlis,  y  los  kirghis  que 
parecen  de  cierta  familia  asiática,  usan  un  dialecto  turco 
que  no  corresponde  á  su  físico. 

Pero  no  sólo  esto,  como  he  indicado  antes,  enseña  la  filo- 
logía á  la  historia,  sino  que  aun  le  señala  el  itinerario  que 
han'  seguido  los  pueblos  en  sus  emigraciones.  Hagamos, 
para  convencernos  una  aplicación  en  nuestro  propio  suelo, 
en  México:  una  oscura  tradición,  algunas  ruinas  desparra- 
madas, nos  dicen  que  los  antiguos  mexicanos  vinieron  del 
-Norte;  otra  tradición  más  confu  sal  todavía,  nos  recuerda 
que  los  antiguos  Toltecas  perecieron  en  su  mayor  parte,  y 
que  el  resto  de  la  nación  emigró  por  diversos  rumbos.  Pues 
bien;  el  estudio  de  las  lenguas  que  se  hablan  al  Norte  de 
México,  indica  el  camino  que  trajeron  los  mexicanos,  pues 
ellas  están  llenas  de  palabras  aztecas;  y  con  la  misma  cla- 
ridad, el  conocimiento  de  los  nombres  de  lugares,  aun  más 
allá  de  Guatemala,  nos  demuestra  que  esa  fué  la  ruta  que 
al  dispersarse,  formó  una  parte  de  la  nación  tolteca. 

Sin  embargo,  la  aplicación  de  la  filología  á  la  historia  no 
es  tan  sencilla  como  parece  de  lo  que  he  dicho  hasta  aquí. 
El  lingüista  puede  extraviarse,  puede  llevar  sus  deduccio- 
nes hasta  más  allá  de  lo  debido,  si  no  tiene  presentes  dos 
importantes  observaciones.  La  primera,  que  la  diferencia 
de  lenguas  lo  que  indica  es  que  dospueblos  se  dividieron  pa- 


IMPORTANCIA  DE  LA  LINGÜÍSTICA.  501 

ra  formar  naciones  diferentes,  desde  una  época  remotísi- 
ma; mas  no  desde  el  primer  momento  de  su  existencia  ma- 
terial. La  segunda,  que  la  igualdad  de  idiomas  prueba, 
conforme  al  orden  natural  de  las  cosas,  igualdad  de  raza  ó 
de  familia;  pero  que  esta  regla  general  puede  tener  algu- 
nas excepciones  á  causa  de  acontecimientos  extraordina- 
rios. 

Pruébase  lo  primero  de  dos  modos  diferentes,  pero  con- 
formes en  resultado,  según  las  creencias  religiosas  del  que 
discurre. 

Para  los  que  creen  en  la  divinidad  del  Génesis,  la  dife- 
rencia de  lenguas  es  tan  antigua  que  data  desde  la  confu- 
sión que  hubo  en  Babel,  donde  los  hombres,  aunque  todos 
de  una  sola  raza,  se  dividieron  en  naciones  según  sus  len- 
guas. 

Para  los  que  necesitan  como  base  de  sus  conclusiones  al- 
go más  que  la  fe,  debe  bastar  este  hecho,  á  saber:  que  no 
obstante  la  diversidad  de  lenguas  en  dos  pueblos,  la  fisio- 
logía suele  encontrar  que  son  de  una  misma  raza. 

En  este  caso,  y  por  medios  puramente  científicos,  ¿cómo 
explicar  que  unos  mismos  hombres,  como  por  ejemplo,  los 
semitas  é  indo-europeos,  hablen  lenguas  tan  diferentes? 
Sólo  por  medio  de  hipótesis  puede  contestarse  esta  pre- 
gunta: ó  suponemos  que  dos  pueblos  estuvieron  sin  lengua- 
je antes  de  separarse,  ó  que,  aunque  tuvieron  un  mismo 
idioma,  era  imperfectísimo,  estaba  en  embrión  cuando  se 
dividieron,  y  hasta  después  fué  cuando  le  fijaron  de  una 
manera  definitiva,  resultando  diferencias  por  circunstan- 
cias locales  y  accidentales.  La  primera  hipótesis,  el  mu- 
tum  ct  turpepecu8  de  los  antiguos,  es  hoy  inadmisible.  Los 
que  toman  la  Biblia  como  base  de  su  opinión,  no  pueden  du- 
dar que  el  lenguaje  dejase  de  existir  desde  el  momento  de 
creado  el  hombre,  porque  como  dice  un  historiador  moder- 
no: «Si  consulto  la  Sagrada  Escritura,  me  enseña  que  la 
«palabra  existía  desde  el  principio,  y  que  la  palabra  era 
«Dios:  Dios  habló  al  hombre,  y  por  su  mandato  el  hombre 
«puso  nombre  á  todas  las  cosas-  Además,  ¿no  creó  Dios 
«por  ventura  al  hombre  perfecto?  ¿Y  cómo  lo  hubiera  sido 
«careciendo  de  la  palabra,  instrumento  por  el  cual  es  racio- 
nal?>  Pero  aun  los  mejores  filólogos  modernos  que  piensan 


502  IMPORTANCIA  DE  LA  LINGÜÍSTICA. 

con  entera  independencia  de  la  Escritura,  un  Humboldt, 
un  Schlegel,  un  Renán  y  otros,  no  admiten  un  período  de 
mudez  en  el  hombre.  «La  palabra,  segián  mi  entera  convic- 
ción, dice  el  primero  de  esos  autores,  debe  considerarse 
realmente  como  inherente  al  hombre.»  «Es  un  delirio,  dice 
«Renán,  imaginar  un  primer  estado  en  que  el  hombre  no 
«habló  seguido  de  otro  en  que  conquistó  el  uso  de  la  pala- 
bra.> 

No  queda,  pues,  más  que  la  segunda  hipótesis  para  con- 
ciliar la  aparente  contradicción  entre  la  filología  y  la  fisio- 
logía, y  es  la  única  admisible.  «Vemos  á  veces,  dice  Renán, 
«en  el  prefacio  á  su  Origen  del  lenguaje,  grandes  familias 
«humanas  hablar  idiomas  enteramente  diferentes,  aunque 
«no  se  nota  entre  ellas  fisiológicamente  ninguna  diferencia 
«  fundamental.  Así  la  antropología  no  hubiera  llegado  á  la  dis- 
« tinción  de  los  pueblos  indo-enropeos  y  de  los  semíticos, 
«si  el  estudio  de  las  lenguas  no  hubiera  demostrado  que  el 
«hebreo,  el  siriaco  y  el  árabe  por  una  parte,  el  sánscrito,  el 
«griego,  las  lenguas  germánicas,  etc.;  por  otra,  forman 
«dos  reuniones  irreducibles.  La  hipótesis  más  natural 
«que  se  presenta  para  explicar  tal  fenómeno,  es  supo- 
«ner  que  una  raza  única,  salida  de  una  misma  cuna,  se  ha 
«dividido  en  dos  ramas  antes  de  poseer  un  lenguaje  definí- 
«tivo-  Lo  que  parece  confirmar  esta  hipótesis  es,  que  los 
«dos  sistemas  de  lenguas  de  que  hablamos,  aunque  absolu- 
«tamente  distintos,  no  dejan  de  ofrecer  cierto  aire  de  fami- 
«lia,  como  dos  gemelos  que  habiendo  crecido  á  poca  dis- 
«tancia  uno  de  otro,  se  hubieran  separado  después  absolu- 
«tamente  hacia  la  edad  de  cuatro  ó  cinco  años.  El  lenguaje 
«aparece  de  este  modo  como  un  segundo  momento  en  la 
«existencia  de  la  humanidad,  y  se  ve  uno  obligado,  á  su  pe- 
«sar,  á  admitir  un  período  en  que  los  semitas  y  los  Aria- 
«nos  vivían  juntos  sin  lenguaje  regular,  ó  á  lo  más,  con  el 
«germen  rudimental  de  lo  que  ha  venido  á  ser  más  tarde  el 
«sistema  indo-europeo  y  el  sistema  semítico.» 

Sin  embargo,  esta  hipótesis  parece  no  confirmarse  por  la 
historia  de  las  lenguas,  pues  lo  que  ella  enseña  es,  que  ca- 
da familia  ha  seguido  un  curso  constante,  que  los  idiomas 
tienden  á  conservarse  inalterables,  y  á  no  sufrir  transfor- 
maciones. El  chino  lleva  cuatro  mil  años  de  ser  una  lengua 


IMPORTANCIA  DE  LA  LINGÜÍSTICA.  503 

monosilábica  y  sin  flexiones,  el  sánscrito  y  sus  sucesores, 
han  sido  siempre  respectivamente  sintéticos;  el  vascuense, 
rodeado  de  lenguas  extrañas,  es  lo  mismo  que  el  primer  día; 
las  lenguas  semíticas  vivieron  siempre  rodeadas  de  otras  á 
las  que  nunca  pudieron  robar  el  tiempo  presente  y  las  con- 
jugaciones, que  tanta  falta  les  hacen;  el  othomí,  en  México, 
al  lado  de  las  lenguas  polisintéticas  y  con  gramática,  nun- 
ca ha  pasado  de  monosilábico,  ni  ha  podido  establecer  bien 
sus  categorías  gramaticales;  el  mexicano,  junto  al  tarasco, 
no  ha  podido  pedirle  prestado  el  infinitivo,  tan  útil  en  la  ora- 
ción. Esto  no  quiere  decir  que  las  lenguas  no  pueden  per- 
der algo,  perfeccionarse  ó  corromperse:  lo  que  se  nota  es 
que  en  su  esencia,  en  su  sistema  caracterísco,  quedan  inal- 
terables. Una  revolución,  un  trastorno,  una  conquista,  pue- 
den modificar  una  lengua;  pero  entonces  sucede  una  de  dos 
cosas:  la  menos  perfecta  desaparece,  para  dejar  su  lugar  á 
la  mejor,  ó  resulta  una  nueva  lengua,  una  mezcla  que  par- 
ticipa del  genio  de  sus  madres,  como  el  español,  francés  é 
italiano,  por  una  parte,  y  el  inglés  por  otra. 

Pero  aun  cuando  de  esa  clase  de  trastornos  resultasen  al- 
gunas excepciones,  no  lo  serían  con  propiedad,  si  se  consi- 
derara qué  la  ciencia  no  puede  guiarse  sino  por  aconteci- 
mientos naturales,  que  debe  distinguir  entre  la  fuerza  y  la 
libertad.  ¿Qué  se  diría  del  geólogo  que,  para  describir  las 
capas  del  globo,  se  guiara  por  lo  que  observaba  en  un  te- 
rreno trastornado  por  un  acontecimiento  particular?  «Yo 
«no  respondo  de  los  acontecimientos  ocasionados  por  la 
«fuerza,  dice  Du  Ponceau,  yo  creo  poder  asegurar  solamen- 
«te  que  las  lenguas  abandonadas  á  sí  mismas,  tienen  una 
«tendencia  manifiesta  á  conservar  su  estructura  y  sus  for- 
«mas  originales. 

«Al  paso  que  vemos  cómo  se  perfeccionan  en  la  marcha 
«progresiva  de  la  sociedad  todas  las  artes,  dice  Can  tú,  no 
«han  hecht)  las  lenguas  ningún  adelanto  desde  que  nos  son 
«conocidas;  no  existe  ni  una  sola  que  haya  añadido  ningún 
«elemento  esencial  á  ios  que  antes  poseía.» 

El  Sr.  Wisseman  observa  que:  «En  cualquiera  época  que 
«tomemos  una  lengua,  la  hablamos  completa  en  sus  cali- 


504  IMPORTANCIA  DE  LA  LINGÜÍSTICA. 

«dades  esenciales  y  características,  puede  perfeccionarse 
«más,  hacerse  más  rica  y  de  una  construcción  más  variada- 
«pero  sus  propiedades  distintivas,  su  principio  vital,  su  al- 
«ma  si  puedo  llamarle  así,  parece  formada  enteramente,  y 
«no  puede  ya  variar.  Si  ocurre  una  alteración  es  solamente 
«por  el  nacimiento  de  una  nueva  lengua,  que  sale  como  el 
«Fénix  de  las  cenizas  de  otra;  y  aun  cuando  ocurra  esta  su- 
«cesión,  del  italiano  al  latín,  y  del  inglés  al  anglo-sajón,  la 
«cubre  un  velo  misterioso:  parece  que  este  dialecto  se  en- 
suelve como  el  gusano  de  seda  para  pasar  al  estado  de  cri- 
«sáhda,  y  no  le  vemos  sino  cuando  sale  unas  veces  más, 
«otras  menos  hermoso;  pero  siempre  completamente  orga- 
«nizado  y  desde  luego  inimitable.  Y  aun  mirándole  de  cerca 
«veremos  que  este  primer  ser  contenía  ya  dentro  de  sípre- 
«paradas  las  partes  y  los  órganos  que  debían  algún  día  dar 
«la  forma  y  la  vida  al  estado  que  había  de  suceder.» 

¿Cómo  conciliar,  pues,  todo  esto,  con  la  hipótesis  que  he- 
mos considerado  admirable?  Creo  que  de  esta  manera.  La 
historia  de  las  lenguas  nos  es  conocida  desde  hace  mucho 
tiempo,  es  verdad;  pero  no  desde  su  origen:  de  manera  que 
lo  único  que  se  puede  probar  es  que  los  idiomas  no  han  va- 
riado de  cierto  tiempo  acá;  pero  no  otra  cosa.  Esto  se  pue- 
de, pues,  conciliar  con  la  hipótesis  expuesta,  discurriendo 
que  las  lenguas  en  su  origen,  pudieron  tener  un  estado  em- 
brionario; que  después  se  fijaron;  que  fijadas  son  inaltera- 
bles, y  que  nosotros  las  hemos  conocido  ya  en  su  estado  de 
fijeza. 

Sólo  de  esta  manera  se  puede  explicar  el  hecho,  de  que 
pueblos  de  una  misma  raza  hablen  lenguas  diversas,  no 
obstante  la  estabilidad  que  se  observa  en  el  sistema  de  és- 
tas. 

Resulta,  pues,  de  todas  maneras,  que  el  estudio  délas 
lenguas  nos  lleva  á  una  época  ante-histórica,  la  cual,  según 
unos,  puede  empezar  desde  Babel,  y,  según  otro,,,  desde 
que  las  lenguas  fijaron  sus  sistemas:  de  uno  y  otro  modo  se 
conviene  en  una  época  remotosísima,  en  que  la  lingüística 
alcanza  más  allá  de  la  historia. 


IMPORTANCIA  DE  LA  LINGÜÍSTICA.  505 

Respecto  á  que  la  igualdad  de  lengua  prueba  la  de  la  ra- 
za y  familia,  conforme  al  orden  natural,  y  que  sólo  causas 
extraordinarias  pueden  hacer  excepción  á  esta  regla,  que- 
da demostrado  por  lo  dicho  sobre  la  estabilidad  que  se  ob- 
serva en  los  idiomas,  al  menos  desde  que  fijan  su  sistema; 
y  así,  es  claro  que  aunque  una  nación  se  divida  en  muchas, 
todas  conservarán  la  esencia,  la  sustancia  de  su  primer  len- 
guaje, y,  en  efecto,  lo  vemos  verificado  como  por  ejemplo, 
en  los  miembros,  en  la  gran  familia  de  lenguas  indo-euro- 
peas. 

Sin  embargo,  puede  suceder  que  una  nación  de  cierta  ra- 
za, conquiste  á  otra  que  no  sea  de  la  misma,  y  le  imponga 
su  lengua,  en  cuyo  caso  la  igualdad  de  idioma  no  sería  un 
principio  legítimo  para  deducirla  de  origen.  En  estos  casos 
debe  tenerse  presente  la  regla  de  Balbi:  «Cuando  dos  idio- 
«mas  se  encuentran,  el  menos  cultivado,  el  menos  literario, 
«se  pierde,  en  parte  ó  enteramente,  pues  no  es  la  conquis- 
«ta  ni  el  dominio  lo  que  introduce  tal  lengua  en  tal  país:  ca- 
«si  siempre  es  la  superioridad  relativa  del  idioma  la  que 
«acaba  por  hacerle  dominante,  sea  que  pertenezca  al  ven- 
«cedor  ó  al  vencido.»  Esto  explica  por  qué  v.  g.,  el  latín  do- 
minó en  la  Galia,  y  por  qué  en  Egipto  los  hebreos  conser- 
varon su  idioma,  olvidado  después  en  Babilonia- 

Así,  pues,  aunque  lo  natural  es  que  la  comunidad  de  len- 
guaje pruebe  la  de  razón,  para  no  incurrir  en  un  error  his- 
tórico es  más  seguro  auxiliar  la  filología  con  la  ciencia  de 
Blumenbach,  y  entonces  una  y  otra,  ó  confirman  la  igual- 
dad de  las  naciones,  ó  descubren  cosas  inesperadas  para  la 
historia,  es  decir,  la  fusión  de  razas  diferentes,  probada  su 
diferencia  por  la  fisiología,  y  su  fusión  por  la  lingüística. 

El  estudio  ¿3  aguas  mezcladas  también  nos  descubre 

la  reunión  de  los  pueblos,  pues  en  ellas  queda  marcada  la 
señal  de  las  diversas  madres  que  les  dieron  el  ser,  resul- 
tando en  resumen:  que  la  igualdad  de  lenguas,  por  sí  sola, 
es  una  gran  probabilidad  de  la  comunidad  de  origen,  por- 
que lo  natural,  la  regla  general  es  que  cada  pueblo  conser- 
ve su  lengua;  que  la  igualdad  de  caracteres  físicos  además 
de  la  del  idioma,  confirma  el  origen  común  de  las  naciones; 


506 


IMPORTANCIA  DE  LA  LINGÜISTICA. 


que  la  contrariedad  entre  la  fisiología  y  la  lingüística  descu- 
bre una  fusión  inesperada;  y  que  la  mezcla  de  idiomas  nos 
da  á  conocer  cuáles  son  precisamente  las  diversas  naciones 
que  se  juntaron  en  un  mismo  lugar. 

Tales  son  los  descubrimientos  que  promete  la  lingüísti- 
ca, procediendo  de  la  manera  que  he  explicado;  tales  los 
progresos  que  con  su  ayuda  puede  hacer  una  de  las  cien- 
cias á  que  es  aplicable;  con  razón  dijo  un  célebre  gramático 
inglés:  languages  clonotlie,  las  lenguas  no  mienten. 


México,  Agosto  22  de  1851. 


OTRA  VEZ  EL  NOMBRE  DE  MÉXICO. 


«En  el  periódico  titulado  el  «Siglo  XIX,»  apareció  una 
etimología  de  la  palabra  México,  formada  por  el  Sr.  D.  Jo- 
sé María  Cabrera,  sobre  la  cual  llamaba  la  atención  de  la 
Sociedad  de  Geografía  y  Estadística,  por  cuyo  motivo  uno 
de  sus  miembros,  el  Sr-  Espinosa,  propuso  que  se  nombra- 
se una  comisión  para  examinarla.  Casi  al  mismo  tiempo  se 
leyó  ante  la  expresada  corporación,  otra  etimología  de  la 
misma  voz,  por  el  Sr.  Lie-  Galicia,  pidiendo  que  la  Socie- 
dad diese  su  opinión  sobre  ella,  y  en  consecuencia  de  esto, 
se  nombró  una  comisión  que  examinara  á  la  vez  las  dos  eti- 
mologías. 

La  comisión  ha  creído  que  el  objeto  de  su  encargo  es  bas- 
tante claro;  á  saber:  que  diga  si  esas  etimologías  le  parecen 
buenas  ó  malas,  exactas  ó  erróneas;  si  cree  que  la  Sociedad 
debe  admitirlas  ó  reprobarlas- 
Bajo  este  supuesto,  la  comisión  ha  hecho  todas  las  in- 
vestigaciones que  han  estado  á  su  alcance,  y  ha  reflexiona- 
do atentamente  sobre  el  particular.  El  resultado  de  sus 
trabajos,  ha  sido  convencerse  de  que  el  asunto  de  que  se 
trata,  es  uno  de  aquellos  que  se  presentan  á  menudo  en  to- 
das las  ciencias,  uno  de  aquellos  puntos  fundados  en  razo- 
nes, más  ó  menos  buenas,  en  argumentos  más  ó  menos  só- 
lidos; pero  que  sólo  producen  opiniones  probables,  no  una 
certeza  completa.  Como  sólo  en  este  último  caso,  puede 
una  sociedad  científica  prestar  su  apoyo  á  la  aserción  de 
un  individuo,  la  comisión  ha  creído  que  la  sociedad  no  debe 
apoyar  ni  impugnar  ninguna  de  las  dos  etimologías,  sino 
dejarlas  como  opiniones  de  sus  autores,  las  cuales  merecen 


508  OTRA  VEZ  EL  NOMBRE  DE  MÉXICO. 

sin  embargo,  un  justo  aprecio  por  la  conocida  inteligencia 
é  ilustración  de  las  personas  que  las  han  presentado. 

En  pocas  palabras  tratará  la  comisión  de  exponer  las  ra- 
zones que  han  tenido  para  pensar  de  esa  manera. 

La  palabra  «México,»  en  ciertos  casos,  puede  conside- 
rarse como  homónima,  es  decir,  que  bajo  una  misma  forma 
tiene  varios  significados,  como  sucede  cuando  se  dice  por 
algunos  etimologistas  mexitli  (sin  perder  ni  cambiar  ningu- 
na letra)  es  el  nombre  del  dios  de  la  guerra,  ó  el  de  un  cau- 
dillo, ó  el  de  una  yerba  que  se  cría  en  los  alrrededores  de 
la  capital.  En  ciertos  casos,  para  atinar  con  el  verdadero 
significado  de  una  palabra,  es  preciso  apelar  á  comparacio- 
nes relativas,  al  aspecto  físico  de  los  lugares,  ásus  circuns- 
tancias  locales,  á  la  historia  del  pueblo  de  que  se  trata;  pe- 
ro en  todo  esto  no  hay  sino  confusión  y  variedad,  no  prin- 
cipios fijos.  En  la  historia  de  un  pueblo  no  existe  un  solo 
hecho  notable  que  le  haya  obligado  á  inventar  un  nombre; 
en  las  circunstancias  locales  y  físicas  de  un  lugar,  hay 
multitud  de  cosas  que  pueden  haber  llamado  la  atención  de 
sus  fundadores.  Así  es  que  México,  corno  dicen  algunos, 
puede  tener  su  origen  en  la  abundancia  del  maguey  metí, 
que  abunda  en  sus  cercanías;  puede  significar  fuente  ó  ma- 
nantial, como  quieren  otros,  en  atención  á  los  lagos  sobre 
que  fué  fundado,  y  así  puede  tener  otras  muchas  interpre- 
taciones. 

Si  la  palabra  México  no  se  considera  como  homónima, 
sino  que  sus  varios  significados  penden  de  las  alteraciones 
que  sufra  la  palabra,  conforme  á  las  reglas  de  la  deri- 
vación en  mexicano,  entonces  puede  consultarse  la  gramá- 
tica de  este  idioma,  es  cierto,  pero  no  por  esto  tenemos  un 
punto  fijo  de  donde  partir,  porque  para  conocer  el  verdade- 
ro sentido  de  una  palabra,  es  necesario  conocer  su  ortogra- 
fía primitiva  y  nosotros  no  la  conocemos  re  ípecto  á  la  voz 
México,  lo  cual  se  prueba  suficientemente  con  la  variedad 
que  hay  sobre  esto  entre  los  autores.  Por  ejemplo,  unos 
dicen  que  México  debía  escribirse  mecicatl,  porque  se  deri- 
va de  metí,  maguey  y  citli  liebre;  otros  dicen  que  es  mexitli 
porque  se  compone  de  metí,  maguey,  y  xitli  ombligo;  otros 
que  no  es  sino  messico,  porque  significa  el  Mesías.  Empero 
no  faltará  persona  que  pueda  observar  á  la  comisión  que  el 


OTRA  VEZ  EL  NOMBRE  DE  MÉXICO.  509 

que  haya  variedad  de  opiniones  sobre  una  materia,  no 
prueba  que  todas  sean  erróneas  sino  que  alguna  puede  ser 
exacta,  y  que  en  consecuencia,  á  la  comisión  le  toca  exami- 
nar cuál  de  las  diferentes  ortografías  de  la  palabra  México 
e3  la  buena,  es  la  primitiva-  A  esto  contesta  la  comisión? 
que  tal  cosa  no  se  puede  hacer  sino  en  las  lenguas  escritas, 
porque  en  esta  clase  de  lenguas  por  más  cambios  que  haya 
sufrido  una  palabra,  es  posible  por  medio  del  examen  de 
los  libros  formar  su  historia,  consignar  las  alteraciones 
materiales  ó  eufónicas  que  ha  3uf  rido  durante  su  uso;  pero 
donde  la  escritura  no  existe,  ¿cómo  adivinar  la  forma  pri- 
mitiva de  una  voz?  así,  pues,  nadie  puede  asegurar  hoy  sin 
ligereza  suma,  que  la  palabra  México,  tal  cual  la  conocemos, 
es  la  misma  que  usaron  ios  aztecas  cuando  la  inventaron. 
Si  éstos  cuando  crearon  la  palabra  México  hubieran  tenido 
una  escritura,  no  habría  cosa  más  fácil  sino  recurrir  á  los 
escritos  de  aquella  época,  y  saber  la  verdadera  forma  de  la 
voz,  como  se  hace  con  otros  idiomas. 

Tratándose  de  aplicar  á  los  cambios  de  la  palabra  México 
las  regias  generales  de  etimología,  hay  la  misma  dificultad: 
que  no  conocemos,  su  forma  primitiva;  pero  además  existe 
otra.  Se  ha  observado  que  los  idiomas  cambian  letras  por 
otras  afines  como  b  por  p;  k  por  g;  etc;  pero  esta  regla  tie- 
ne sus  excepciones;  hay  casos  en  que  se  verifican  cambios 
de  letras  que  no  tienen  analogía.  Por  ejemplo,  en  español 
tenemos  la  /  convertida  en  h,  como  de  folia,  hoja;  de  fato  ha- 
do; la  l  muda  en  j  como  de  allio  ajo;  de  cunículo  conejo;  de 
speculo  espejo.  Estos  ejemplos,  y  otros  muchos,  han  permi- 
tido que  ios  autores  de  obras  sobre  etimología,  hayan  esta- 
blecido ciertas  reglas  particulares  para  ciertos  idiomas, 
que  generalmente  han  sido  los  hindo-europeos;  pero  lo  que 
pasa  con  estos  ¿será  una  regla  para  los  idiomas  mexicanos? 
Nadie  puede  creerlo. 

En  fin,  si  no  se  considera  que  sea  necesario  tomar  por 
punto  de  partida,  en  la  análisis  de  una  palabra,  su  forma 
primera;  sino  se  han  de  seguir  reglas  para  averiguar  su  al- 
teración, entonces  la  falta  de  principios  es  más  completa, 
menos  puede  esperarse  que  nos  fijemos  en  una  base  sólida, 
porque  como  dice  el  vulgo  y  dice  muy  bien:  «quitando  y  po- 
niendo letras  todas  las  palabras  son  iguales.»  La  com 


510  OTRA  VEZ  EL  NOMBRE  DE  MÉXICO. 

podría  presentar  muchos  resultados  ridículos  sacados  por 
los  etimologistas  que  han  caminado  á  su  arbitrio,  pero  se 
contentará  con  recordar  la  conocida  etimología  de  menaje 
que  hizo  descender  á  alfana  de  equus- 

Resumiendo  todo  lo  dicho,  resulta  que  ni  en  la  historia 
de  México,  ni  en  las  circunstancias  físicas  y  locales  de  la 
ciudad,  ni  en  las  observaciones,  á  desprecio  de  las  reglas 
etimológicas,  hay  un  dato  cierto  que  pueda  guiar  á  la  Socie- 
dad para  aprobar  ó  reprobar  las  etimologías  que  nos  ocu- 
pan, y  ni  aun  tenemos  á  nuestra  disposición  otro  medio,  que 
de  conocerle  todo  lo  supliría,  y  es  el  de  comparar  las  varias 
etimologías  que  hay  de  la  palabra  México  con  el  signo  jero- 
glífico de  esta  ciudad,  pues  es  claro  que  la  etimología  que  se 
conformara  con  el  jeroglífico,  sería  la  verdadera.  Desgra- 
ciadamente ese  medio  de  comprobación  nos  falta,  porque 
hasta  hoy  no  se  conoce  el  signo  de  la  capital  del  imperio  az- 
teca. 

Por  lo  tanto,  el  dictamen  de  la  comisión  se  reduce  á  lo  que 
ha  dicho  desde  el  principio:  «que  la  Sociedad  no  debe  apo- 
yar ni  impugnar  ninguna  de  las  dos  etimologías  que  se  le 
han  presentado,  sino  que  debe  dejarla  como  opinión  de  sus 
autores,  tributándoles,  sí,  el  justo  aprecio  que  merecen  sus 
trabajos. 

México,  Febrero  de  1862.  —  José  Guadalupe  Romero. — Fran- 
cisco Pimentel. 


<«a*«»-  ■ 


kUTljlü 


fllViUA    i    AlLllAil/lVlllU 


INTRODUCCIÓN 

DE    LA    PRIMERA     EDICIÓN     DEL     CUADRO    DESCRIPTIVO    Y    COMPARATIVO 

DE  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  DE  MÉXICO. 

Una  de  las  ciencias  que  más  han  llamado  la  atención  de 
los  sabios  de  Europa  en  los  últimos  tiempos,  principalmen- 
te de  los  profundos  y  estudiosos  alemanes,  es  la  lingüística, 
conocida  también  por  los  nombres  de  Filología  comparativa 
ó  ethnográfica,  ó  simplemente  ethnografía,  aunque  este  últi- 
mo no  cuadra  bien  con  su  objeto,  hablando  con  todo  el  ri- 
gor etimológico.  Está  dividida  en  dos  partes,  esencialmen- 
te distintas,  el  conocimiento  práctico  de  las  lenguas,  y  su 
estudio  comparativo, 

Como  otras  muchas  ciencias,  comenzó  la  lingüística  por 
dedicarse  á  indagaciones  estériles,  y  usar  métodos  falsos: 
quiso  edificar  antes  de  tener  materiales, 

Buscar  la  lengua  primitiva,  la  que  debía  contener  el  ger- 
men de  todas  las  demás;  he  aquí  el  objeto  de  los  primeros 
lingüistas.  Su  medio  de  comprobación  fué  la  etimología: 
pero  no  una  etimología  juiciosa  y  fundada,  como  realmente 
existe;  no  la  comparación  de  las  palabras,  sino  la  suposi- 
ción de  que  en  tal  voz  existía  el  sentido  de  tal  otra.  Por  ejem- 
plo: Goropio  Becano,  en  1569,  quiso  probar  que  la  lengua 
del  paraíso  había  sido  el  flamenco,  y  para  ello  se  valió  de 
etimologías  como  las  dos  siguientes:  Adam  es  una  palabra 
compuesta  de  hat,  odio,  y  clam,  dique;  porque  era  un  dique 
opuesto  al  odio  de  la  serpiente.  Eva  se  compone  de  e,  jura- 
mento, y  vat,  tina;  porque  era  el  receptáculo  déla  promesa 


512  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

de  un  redentor.  De  esta  manera  fué  siempre  fácil  elevarse 
desde  alfana  hasta  equus,  etimología  de  Menaje  con  que  se 
caracteriza  lo  ridículo  del  sistema  etimológico. 

Alfana  vient  eZ'equus  saris  doute 

Mais  üfaut  convenir  aussi 

Qu'en  venant  de  la  jusqu'id 

lia  bien  changó  sur  la  route.  (Cailly.) 

Pero  no  sólo  el  flamenco,  defendido  por  Becano,  preten- 
dió ser  la  lengua  primitiva;  en  el  siglo  XVII  vemos  á  Web 
abogando  por  el  chino;  en  el  XVIII  á  Per  ron  por  el  celta,  y 
á  principios  del  presente  á  varios  autores  por  el  vascuence 
ó  cántabro.  Empero,  en  todos  tiempos,  el  hebreo  fué  el  que 
obtuvo  más  votos,  y  aun  para  literatos  de  nota  era  cosa  ave- 
riguada que  en  él  debía  verse  el  origen  de  todas  las  lenguas, 
opinión  todavía  defendida  por  Antón  en  1800.  Autor  hubo, 
Duret,  que  no  sólo  le  pone  en  primer  lugar,  sino  que  ase- 
gura también,  con  toda  formalidad,  que  en  idioma  hebreo 
se  entienden  los  ángeles  y  los  bienaventurados. 

Entre  tanto,  y  por  varios  conductos,  se  reunían  materia- 
les, por  lo  cual  debía  haber  comenzado  la  ciencia  para  pro- 
ceder de  un  modo  satisfactorio.  Por  una  parte  las  cuestio- 
nes sobre  la  lengua  primitiva  algo  dejaban  que  se  podía 
aprovechar,  por  otra,  los  viajeros  reunían  listas  de  palabras 
ó  noticias  de  algunos  idiomas  desconocidos,  y  por  otra,  los 
misioneros  aprendían  lenguas  extrañas  cuyas  reglas  fija- 
ban en  sus  escritos. 

Pero  por  lo  que  toca  á  los  principios  en  que  debía  descan- 
sar la  ciencia,  parece  que  Leibniz  fué  el  primero  en  indicar* 
los,  sobre  cuyo  punto  veamos  lo  que  dice  el  Sr.  Wiseman 
en  el  primero  de  sus  conocidos  discursos:  "La  ethnografía 
"debe  á  Leibniz  los  principios  que  le  permitieron  al  fin  re- 
clamar un  lugar  entre  las  ciencias.  Aunque  por  algunos 
"pasajes  de  sus  escritos  se  supone  que  apoyó  los  derechos 
"delhebro  á  la  primacía  del  lenguaje,  en  su  carta  á  Tensel 
"rechazaba  las  pretensiones  de  aquel  idioma.  Como  quiera 
"quesea,  en  cuanto  pueda  extenderse  la  simple  compara- 
"ción  de  las  palabras,  hoy  que  admitir  que  propúsolos  pri- 
"meros  principios  racionales,  y  que  apenas  existe  una  ana- 
logía anunciada  por  los  partidarios  del  sistema  compara- 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  513 

"tivo  en  los  tiempos  modernos,  que  no  indicase  él  en  algu- 
"na  parte:  muchas  de  sus  esperanzas  se  han  cumplido,  y 
"verificádose  muchas  de  sus  conjeturas.  En  vez  de  reducir 
"el  estudio  de  las  lenguas  al  inútil  objeto  seguido  por  los 
"primeros  filólogos,  descubrió  é  indicó  su  utilidad  con  re- 
lación á  la  historia  para  seguir  el  rastro  de  las  emigracio- 
"nes  de  los  primeros  pueblos,  y  para  penetrar  la  oscuri- 
"dad  en  que  están  envueltos  sus  documentos  más  antiguos 
"y  menos  ciertos.  Esta  ampliación  de  fines  produjo  nece- 
sariamente una  variación  de  método.  Aunque  Leibniz,  en 
"ocasiones,  y  como  por  vía  de  solaz,  se  haya  dejado  llevar 
"de  insignificantes  etimologías,  conoció  muy  bien,  que  para 
"aumentar  la  utilidad  que  quería  dar  á  la  ciencia,  era  pre- 
"ciso  establecer  comparaciones  entre  los  idiomas  de  los 
"pueblos  más  distantes.  Quéjase  de  que  los  viajeros  no  cui- 
"daban  bastante  de  reunir  ejemplos  de  idiomas,  y  su  saga- 
cidad le  hizo  comprender  que  estos  ejemplos  debían  for- 
"marse  con  arreglo  á  una  lista  uniforme  que  contuviese  los 
"objetos  más  simples  y  elementales.  Exhortaba  ásus  ami- 
"gos  á  reunir  palabras  en  tablas  comparativas,  á  analizar  el 
"idioma  georgiano,  y  á  confrontar  el  armenio  con  el  cofto, 
"y  el  albanés  con  el  alemán  y  el  latín. " 

La  Emperatriz  Catalina  II  de  Rusia  comenzó  á  realizar 
los  pensamientos  del  filósofo  alemán,  pues  después  de  con- 
cebir la  idea  de  un  vocabulario  comparativo  de  todas  las 
lenguas  entonces  conocidas,  y  de  haberle  comenzado  á  for- 
mar ella  misma,  encargó  la  continuación  de  la  tarea  al  na- 
turalista Pallas. 

Aíás  adelante,  en  1874,  se  fundó  la  Sociedad  Asiática  de 
Calcuta,  y  por  su  estímulo  comenzaron  á  cultivarse  las  len- 
guas del  Este  y  del  Sur  del  Asia,  éntrelas  cuales  figuraban 
principalmente  el  chino  y  el  sánscrito. 

Siguiendo  la  vía  marcada  por  Catalina,  los  filólogos  casi 
se  habían  limitado  á  la  comparación  de  los  diccionarios;  pe- 
ro faltaba  que  considerar  la  parte  principal  de  las  lenguas, 
lo  que  les  da  ser  y  vida,  la  gramática,  hasta  que  á  princi- 
pias de  este  siglo  apareció  una  obra  notable,  que  causó  una 
verdadera  revolución  en  la  ciencia,  la  cual  fué  el  MWrhi- 
dates,  honor  de  la  Alemania.  La  comenzó  Juan  Adelung  en 
1806;  pero  murió  este  sabio  sin  haber  publicado  más  que 

33 


514  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

el  primer  tomo,  que  trata  de  las  lenguas  de  Asia,  y  hasta 
1809  no  apareció  el  segundo,  que  se  ocupa  en  las  de  Euro- 
pa: el  tercero,  que  trata  de  los  idiomas  de  África  y  Améri- 
ca, se  debe  al  profesor  Vater,  y  fué  publicado  de  1812  á 
1816,  saliendo  al  año  siguiente  el  último  tomo  (que  contie- 
ne un  suplemento),  formado  por  el  mismo  Vater  y  Ade- 
lung  el  joven.  En  el  Mithridates  se  vio  por  la  primera  vez, 
una  descripción  de  todas  las  lenguas  conocidas,  con  un 
ejemplo  de  cada  una,  que  generalmente  es  la  Oración  Do- 
minical. 

También  merece  un  lugar  distinguido  en  la  historia  de 
la  lingüística,  el  infatigable  jesuíta  español  Hervas,  que  en 
su  Catalogo  delle  lingue,  el  Vocavolario  poliglotto,  el  Tratatto 
delle  grammatiche  y  1'  Aritmética  delle  nazione  conosciute  dejó 
importantes  materiales  para  la  ciencia;  de  manera  que  el 
Vocabulario  de  Pallas,  las  Colecciones  de  Hervas  y  el  Mi- 
thridates de  Adelung  y  Vaber  deben  consideaarse  como  las 
obras  fundadoras  de  la  filología  comparativa- 

Después  de  Hervas  y  Adelung  ha  seguido  la  ciencia  un 
curso  constante  y  progresivo,  cultivándose  principalmente 
en  Alemania  y  Francia,  como  lo  prueba,  en  este  último  país, 
entre  otras  obras,  el  Atlas  ethnográfico  publicado  por  Bal- 
bi,  que  puede  llamarse  el  Mithridates  de  los  franceses. 

Por  lo  que  toca  á  la  América,  he  dicho  que  Vater  incluyó 
en  el  Mithridates  la  lenguas  de  esta  parte  del  mundo;  pero 
como  no  le  fué  dable  hacerlo  de  una  manera  completa,  se 
conoció  la  necesidad  que  había  de  ocuparse  más  seriamen- 
te en  los  idiomas  del  nuevo  continente,  y  entonces  la  socie- 
dad filosófica  americana  de  Piladelfia,  fundada  por  Pran- 
klin,  comenzó  tan  interesantes  tareas,  siendo  elresuin  en 
de  sus  trabajos  la  Relación  sobre  el  carácter  general  y  las  for- 
mas gramaticales  de  las  lenguas  americanas,  presentada  por 
el  Sr.  Du  Ponceau,  presidente  de  aquella  Sociedad.  EL  mis- 
ino sabio  escribió  más  adelante  una  Memoria  sobre  el  sistema 
latical  de  las  lenguas  de  algunas  naciones  indias  de  la  Amé- 
del  Norte,  obra  á  la  que  el  Instituto  real  de  Francia 
acordó  el  premio  fundado  por  el  conde  Volney. 

Además,  se  han  publicado  en  los  Estados  Unidos  otras 
obras  interesantes,  siendo  notable,  entre  ellas,  la  que  lleva 
el   título   de   Ojeada   sinóptica  de  todas  las  lenguas  indias  que 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  515 

existen  ó  han  existido  en  los  Estados  Unidos  y  en  las  'posesiones 
británicas  de  la  América  del  Norte,  por  M.  Alberto  Gallatín, 
impresa  á  fines  de  1836. 

Entretanto,  muy  poco,  casi  nada,  se  ha  hecho  respecto  á 
las  numerosas  é  interesantes  lenguas  que  se  hablan  en  el 
vasto  territorio  de  México. 

De  los  hijos  del  país,  sólo  uno  es  digno  de  figurar  entre 
los  filólogos  modernos,  y  éste  no  dio  á  luz  más  que  un  libro 
capaz  de  ponerse  al  lado  de  las  obras  contemporáneas.  Ha- 
blo del  P.  Pr.  Manuel  Crisóstomo  Nájera  y  de  su  Diserta- 
ción sobre  la  lengua  othomi.  Sin  embargo,  esta  obra,  aunque 
pequeña  en  volumen  y  referente  á  un  solo  idioma,  ha  sido 
de  grandes  resultados  para  la  filología  americana,  pues  sir- 
vió para  modificar  las  conclusiones  asentadas  por  Du  Pon- 
ceau  sobre  las  lenguas  de  América.  Este  filólogo  había 
creído  que  todas  esas  lenguas  eran  polisilábicas,  y  el  Padre 
Nájera  le  hizo  renunciar  á  la  generalidad  de  su  opinión,  de- 
mostrando que  el  othomí  es  un  idioma  monosilábico  y  de 
estructura  semejante  al  chino,  cosa  que  el  mismo  Du  Pon- 
ceau  ha  confesado  con  la  ingenuidad  propia  de  un  verdade- 
ro sabio. 

Entre  las  obras  escritas  por  extranjeros,  sólo  en  el  Mi- 
thridates  se  trata  de  algunas  lenguas  mexicanas-  Empero, 
faltan  muchas;  de  otras  se  da  una  noticia  tan  vaga  y  super. 
ficial,  que  apenas  nos  enteramos  de  su  nombre,  y  aun  en 
las  que  más  largamente  se  describen,  hay  omisiones  y  erro- 
res muy  notables:  fácilmente  podrá  conocerlos  el  que  quie- 
ra comparar  esa  obra  con  las  descripciones  que  se  ven  en 
la  presente.  , 

Los  demás  escritos  que  hay  sobre  las  lenguas  indígenas 
de  México,  no  son  sino  materiales  para  la  grande  obra  que 
ha  emprendido  la  filología,  aunque  sí  muy  abundantes  res- 
pecto á  los  que  existen  sobre  otras  lenguas  de  América, 
como  las  de  los  Estados  Unidos:  basta  leer  las  obras  de  Du 
Ponceau  para  conocer  la  escasez  de  libros  con  que  trabajó, 
no  obstante  sus  diligencias.  ¡Honor  álos  misioneros  caste- 
llanos que,  con  fines  más  altos,  procuraron  también  á  la 
ciencia  documentos  tan  preciosos!  Clavijero,  en  su  diserta- 
ción 6^  sobre  la  Historia  de  México,  y  con  el  objeto  de  re- 
futar á  un  escritor  ligerísimo,  Paw,  trae  un  catálogo  de  los 


516  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA- 

autores  que  han  escrito  en  lenguas  de  México,  y  pasan  de 
ochenta,  no  obstante  que  su  catálogo  es  muy  corto  respec- 
to á  lo  que  podría  ser. 

El  Padre  Nájera,  en  el  prólogo  á  su  obra  citada,  excla- 
ma: "¿Cómo  podría  yo  enumerar  compendiosa  y  fácilmen- 
'te  las  obras  que  en  México  se  han  escrito,  ya  en,  ya  sobre 
las  lenguas  de  los  indios?  La  mexicana  está  con  todas  sus 
gracias,  y  en  toda  su  pureza,  en  cerca  de  doscientas  obras 
diversas  de  todo  género  de  conocimientos:  el  othomí,  en 
la  pluma  de  sesenta,  ó  más  mexicanos,  está  diciéndonos, 
que  si  bien  no  compite  en  riqueza  de  formas  con  su  veci- 
na, no  le  cede  en  la  de  las  palabras,  pues  no  es  ni  muda  ni 
limitada  en  medio  de  su  rusticidad;  la  tarasca  ni  ha  sido 
menos  fecunda  en  escritores  que  la  othomí,  ni  está  menos 
contenta  de  los  suyos  que  la  mexicana:  la  yucateca,  entre 
'muchos  escritos  que  posee,  nos  enseña  á  Dioscórides  á 
esa  lengua  traducido,  y  á  Fleury  hablando  en  la  lengua 
maya,  siendo  su  intérprete  el  R.  P-  Fr.  Joaquín  Ruz;  y  no 
no  hay  una  sola  lengua  de  cuantas  se  hablan  en  el  territo- 
rio que  se  denominó  Nueva  España,  que  no  cuente  con  su 
gramática,  su  diccionario,  más  ó  menos  extenso,  y  su  ca- 
tecismo, si  bien  no  de  todas  se  hayan  publicado  por  la 
imprenta.  No  existía  la  filología  como  ciencia  en  Europa, 
cuando  la  metafísica  de  las  lenguas  se  conoció  por  uno  que 
otro,  en  nuestro  país.  Aun  no  había  la  Emperatriz  Catali- 
na concebido  la  idea  de  un  diccionario  polígloto  compara- 
tivo, ni  Adelung  y  Vater  habían  publicado  sus  obras  filo- 
sóficas sobre  las  lenguas,  cuando  el  pensamiento  de  ellas 
ya  se  veía,  dando  resultados,  en  algunos  escritores  nues- 
tros. Si  alguno  tuviere  esto  por  paradoja,  se  desengañará 
leyendo  en  Beristain,  cómo  un  Betanzos  desde  1570  com- 
paraba entre  sí  las  lenguas  de  Guatemala,  de  las  que  Jua- 
rros  enumera  hasta  veintisiete  y  las  separaba  por  fami- 
lias, dándoles  á  reconocer  respectivamente,  por  madres, 
á  las  tres  que  él  considera  serlo  de  las  demás;  la  kiché,  la 
kachiquel  y  la  tzutuhil:  allí  mismo  verá  que  Val,  se  había 
ocupado  en  escribir  un  diccionario  comparativo  de  cuatro 
lenguas  indígenas:  allí,  en  fin,  encontrará  á  Lázaro  empe- 
ñado en  formar  una  gramática  comparativa  de  algunas 
lenguas  indígenas.  Y  ¿no  habla  el  mismo  bibliógrafo  de 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  517 

'"dos  escritores  lenguaraces,  que  tuvieron  el  empeño  de 
"comparar  entre  sí,  el  uno  el  mexicano  y  el  español,  y  el 
"otro  el  othomí  y  el  mexicano?  Esto  era  ciertamente  traba- 
"jar  en  leña  verde;  pero  ¿hubieran  esos  escritores  empren- 
dido semejante  tarea,  si  no  estuviesenpenetrados  del  prin- 
"cipio  que  dio  origen  á  una  de  las  ciencias  que  más  céle- 
"bres  son  en  nuestro  siglo'?'' 

Hay  pues,  entre  nosotros,  muchas  obras  que  facilitan  el 
estudio  de  los  idiomas  mexicanos;  pero  falta  un  libro  que 
los  comprenda  todos,  conforme  á  las  miras  de  la  lingüísti- 
ca; es  decir,  un  libro  donde  se  analicen,  describan,  juzguen 
y  comparen.  En  consecuencia,  siendo  este  el  objeto  de  la 
presente  obra,  tiene  el  carácter  de  oportuna,  el  primero  que 
debe  poseer  todo  escrito  que  se  da  á  la  luz  pública. 

Pero  como  no  basta  que  una  obra  sea  oportuna,  sino  que 
además  debe  ser  útil,  me  creo  obligado  á hacer  algunas  ex- 
plicaciones acerca  de  la  utilidad  de  la  filología,  y,  en  conse- 
cuencia, de  mi  libro,  que  es  una  parte,  aunque  pequeñísi- 
ma, de  esa  ciencia.  Tanto  más  necesario  es  esto,  cuanto  que 
se  trata  de  una  ciencia  nueva,  cuyo  objeto  y  aplicaciones 
pocos  alcanzan,  y  cuando  desgraciadamente  aun  de  la  utili- 
dad de  ciencias  conocidas  se  duda  por  los  que  no  las  profe- 
san, acaso  por  la  razón  que  daba  el  médico  suizo  Zimmer- 
mann;  «El  amor  propio  da  al  hombre  una  falsa  idea  de  su 
"valor,  y  extravía  sus  ideas  acerca  del  mérito  de  las  cosas. 
"El  ocioso  se  burla  del  estudioso;  el  jugador  mira  como  un 
"ignorante  al  que  no  conoce  las  cartas;  el  burgomaestre, 
"hinchado  con  su  vana  importancia,  pregunta  con  orgullo- 
"sa  satisfacción  de  sí  mismo,  para  qué  puede  servir  el  nu- 
merable ser  que  tiene  tiempo  de  hacer  un  libro.  La  misma 
"fatuidad  entre  los  sabios,  y  la  misma  injusticia  hacia  sus 
"émulos.  El  naturalista  afecta  un  profundo  desprecio  por 
"las  opiniones  del  médico;  el  físico,  que  cifra  toda  su  glo- 
"ria  en  electrizar  una  botella,  no  comprende  cómo  el  públi- 
''co  puede  divertirse  en  leer  discursos  insulsos  sobre  la  paz 
"y  sobre  la  guerra:  el  autor  de  un  infolio  desprecia  al  que 
"no  escribe  más  que  un  dozavo:  el  matemático  todo  lo  des- 
"precia.  Se  preguntaba  un  día  qué  cosa  era  un  metafísico. 
"Es  un  hombre  que  nada  sabe,  respondió  un  matemático." 


518  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA- 

Para  poner,  pues,  á  cubierto  la  lingüística  del  desprecio 
ignorante  ú  orgulloso,  haré  las  siguientes  explicaciones: 

La  historia  es  la  primera  ciencia  que  recibe  poderosos 
auxilios  de  la  filología.  Los  hombres  no  conservan  ya  el  re- 
cuerdo de  una  gran  parte  de  los  acontecimientos  pasados, 
los  documentos  que  acreditan  el  origen  de  muchas  nacio- 
nes se  han  perdido  ó  se  hallan  tan  confusos,  que  es  preci- 
so una  nueva  luz  que  los  ilumine:  muchos  pueblos  se  en- 
cuentran mezclados  unos  con  otros,  sin  saber  si  fueron  her- 
manos ó  huéspedes,  amigos  ó  enemigos,  conquistadores  ó 
conquistados.  Basta  fijar  la  vista  en  nuestro  propio  suelo, 
en  México.  ¿Cómo  conocer  las  familias  que  le  habitan?  ¿có- 
mo clasificarlas?  ¿cómo  saber  su  origen?  No  hay  otro  medio 
sino  el  estudio  y  clasificación  de  sus  lenguas;  y  lo  mismo 
sucede  respectivamente  en  los  otros  países. 

Balbi  considera  que  "el  estudio  comparativo  de  las  len- 
guas, tan  interesante  por  sí  mismo,  y  tan  fecundo  en 
resultados  importantes,  está  bien  lejos  de  obtener  la  esti- 
mación que  merece-  Sólo  un  corto  número  de  sabios  ver- 
daderos saben  apreciarle  dignamente;  casi  todos  los  otros, 
no  le  consideran  sino  como  un  estudio  inútil,  ó  á  lo  sumo, 
de  una  utilidad  limitada Vamos,  pues,  á  indicar  bre- 
vemente algunas  de  las  numerosas  aplicaciones  de  que  es 
susceptible,  comenzando  porque  puede  ser  la  base  de  la 
historia  y  de  la  ethnografía.  ¿Qué  es  nación?  No  se  puede 
responder  de  una  manera  conveniente  á  esta  pregunta  tan 
interesante  para  el  geógrafo,  el  filólogo  y  el  historiador, 
sin  ayuda  de  la  lingüística,  pues  es  la  única,  ciencia  que 
suministra  los  elementos  que  determinan  el  carácter  más 
constante  que  distingue  una  nación  de  otra  El  nom- 
bre de  nación,  en  el  sentido  político  ó  histórico,  es  tan  va- 
riable como  los  acontecimientos  que  cambian  tan  frecuen- 
temente la  faz  de  la  tierra  ....  La  lengua  es  el  signo  ca- 
racterístico que  distingue  una  nación  de  otra,  y  á  veces  es 
el  único,  porque  todas  las  otras  diferencias  producidas 
por  la  diversidad  de  raza,  de  gobierno,  de  usos,  de  cos- 
tumbres y  de  religión,  ó  no  existen,  ó  bien  ofrecen  mati- 
ces casi  imperceptibles.  ¿Qué  diferencia  esencial  presen- 
tan entre  sí  las  principales  naciones  de  Europa,  si  no  es 
la  lengua?. ..." 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  519 

"Sólo,  pues,  por  el  examen  de  los  idiomas  que  habíanlos 
"diversos  pueblos  de  la  tierra;  se  puede  llegar  al  origen 
"primitivo  de  las  naciones 'que  la  habitan.  La  historia  no 
"puede  guiarnos  en  esta  investigación,  sino  hasta  los  tiem- 
"pos  á  que  alcanza,  y  aun  eso  no  es  posible  sino  respecto  al 
"corto  número  de  naciones°que  poseen  anales,  ó  á aquellas 
"de  las  que  se  conservan  algunos  ¡recuerdos  por  historia- 
dores extranjeros..  El  mayor  número  de  las  naciones  del 
"mundo  está  fuera  de  su  alcance;  pero  se  presenta  la 
"ethnografía  para  ayudarnos  por  medio  de  la  sabia  aplica- 
ción de  los  hechos  que  ha  recogido,  á  llegar  hasta  el  ori- 
"gen  primitivo  de  las  diferentes  naciones.  Si  se  ha  dicho 
"con  razón,  que  la  geografía  y  la  cronología  son  los  dos  ojos 
"de  la  historia,  me  parece  que  la  ethnografía  es  para  am- 
"bas  lo  que  la  cronología  es  para  la  historia.  Sin  una  divi- 
sión bien  distinta  de  las  fechas  y  de  las  épocas,  todo  es 
'  "confusión  en  esta  última;  sin  la  distinción  bien  precisa  de 
"los  pueblos,  la  historia  y  la  geografía  se  vuelven  un  ver- 
dadero caos,  un  laberinto'donde  se  pierden  los  más  claros 
"talentos,  los  sabios  dotados  de  la  más  basta  erudición." 

En  un  discurso  leído  por  D.  Pedro  Felipe  Monlau  ante  la 
Academia  Española,  dijo:  "Un  estudio  profundo  de  los  di- 
versos idiomas  equivaldría,  en  verdad,  auna  historia  com- 
"pleta  universal:  y  si  acertado  anduvo  Buffon  al  afirmar 
"que  el  estilo  es  el  hombre,  bien  puede  añadirse,  con  no  me- 
l,nor  fundamento,  que  la  lengua  es  la  nación-  Efectiva men- 
"te,  señores,  si  los  contemporáneos  no  refiriesen  las  gue- 
"rras  feroces,  las  emigraciones  de  los  pueblos,  el  cruza- 
" miento  y  confusión  de  las  razas  que  dieron  origen  á  los. 
"modernos,  los  filósofos  descubrirían  lo  substancial  de  esas 
"viscisitudesenlosidiomas  que  han  conservado  lahuella  que 
"indeleble  imprimieron  aquellas  inundaciones  é  incendios 
"de  la  historia.  Bien  así  como  los  geólogos  reconocen  las. 
"catástrofes  del  globo  terráqueo  en  las  diferentes  capas 
"de  terreno  y  bancos  de  rocas,  la  análisis  del  filólogo  puede 
"llegar  también  á  distinguir  en  el  idioma  de  un  pueblo  las 
"diferentes  capas  de  lenguas  extranjeras  que  atestiguan 
"las  catástrofes  de  los  imperios." 

"A  pesar  de  los  esfuerzos  de  la  historia  por  conservar  la 
"memoria  de  los  sucesos  pasados,  dice  el  Padre  Nájera,  mu- 


520        Historia  y  aplicaciones  de  la  filología. 

"chos  de  ellos  no  han  podido  llegará  nosotros;  de  no  pocas 
'"noticias  somos  deudores  al  canto  de  la  fábula,  y  es  tal  la 
"confusión  con  que  otras  se  nos  presentan  á  la  vista,  que 
"más  bien  son  objeto  de  nuestras  conjeturas  que  de  nues- 
"tro  conocimiento.  La  filosofía  había  conseguido  poner  á 
"su  luz  muchos  hechos  de  este  género,  mas  otros  no  atina- 
"ban  á  colocarlos  dónde  pudieran  ser  examinados-  Ella 
"misma  no  hacía  sino  contemplarlos  á  lo  lejos,  multiplican- 
"do  sus  tentativas,  aunque  inútilmente,  para  poderlos  ver 
"de  cerca.  De  este  número  de  hechos  han  sido  las  emigra- 
aciones  del  género  humano,  y  su  extensión  por  muchas 
"partes  del  Orbe.  ¿Qué  era  lo  que  la  filosofía  nos  decía  de 
"nuestros  antiguos  indios?  Que  eran  hombres  como  noso- 
tros, si  bien  de  distinto  color,  en  la  mayor  parte-  Mas 
"¿quienes  eran?  ¿de  dónde  vinieron?  ¿qué  camino  trajeron? 
"He  aquí  cuestiones  que  la  atormentaban  y  hacían  formar 
"distintos  sistemas,  que,  como  todos,  á  los  cuantos  días 
"perdían  su  probabilidad,  á  manera  de  los  malos  charo- 
"les  que  expuestos  al  aire  se  quedan  sin  brillo,  y  nada,  na- 
"da  podía  enseñar  en  la  materia  laque  de  nada  estaba  cier- 
"ta.  En  tal  conflicto,  se  dirige  á  la  historia:  busca  las  anti- 
"guas  tradiciones  de  estos  pueblos,  las  halla  confusas,  os- 
"curas  y  como  los  oráculos  de  las  cibilas  entretejidos  de  la 
"verdad  y  de  la  fábula:  registra  los  monumentos  y  se  en- 
cuentra con  que  algunos  de  ellos  recuerdan  la  sencillez 
"de  los  días  de  Abraham  y  de  Jacob,  y  en  otros  conoce  la 
"grandiosa  tosquedad  de  los  egipcios,  y  no  faltan  algunos, 
"que  tengan  algo  de  la  cultura  de  los  griegos:  se  encuen- 
"tra  con  restos  aislados  de  ciencias  conocidas  en  el  Orien- 
"te,  los  usos  y  costumbres  de  esaparte  del  mundo  conser- 
vadas en  el  que  tantos  problemas  ha  presentado  á  la  Eu- 
"ropa.  Todo  esto,  pero  no  más  esto,  ha  enseñado  la  histo- 
"ria  á  la  filosofía.  ¿Y  qué  ha  podido  averiguar  de  los  tem- 
"plos,  palacios  y  sepulcros  del  Palenque  y  Mitla  donde  tal 
"vez  ni  los  Zapotecas  ni  los  Tcholas,  sino  un  pueblo  más 
"antiguo  que  ellos  adoraron  sus  falsos  dioses,  vivieron,  y 
"enterraron  á  sus  padres?  Nada  ciertamente-  Entonces  la 
"filosofía,  saliendo  de  sus  profundas  meditaciones,  no  de- 
sespera sino  que  se  abre  un  nuevo  camino-  Esos  pueblos 
"son  nuevos,  lenguas  tienen;  me  acercaré  á  ellos,  las  apren- 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  521 

"deré,  las  compararé  entre  sí  con  las  que  ya  conozco  del 
"antiguo  mundo:  las  lenguas  no  mienten.  Esta  fué  una  nue- 
"va  ocupación  para  la  filosofía  y  en  ella  comenzó  á  hacer 
"'nuevos  beneficios  á  la  causa  de  las  ciencias.  De  entonces 
''acá  ¡qué  no  debemos  á  los  trabajos  que  ha  emprendido 
"con  el  nombre  de  filología!  ¡Qué  hombres  no  ha  inmorta- 
"lizado!  ¡Qué  de  verdades  no  ha  puesto  en  claro!  Mas  aún 
"no  ha  concluido  su  obra:  no  la  deja  de  la  mano,  es  cierto, 
'  'y  por  esta  razón  la  llevará  á  cabo. " 

Después  de  la  historia  debe  mencionarse  la  geografía, 
como  otra  ciencia  á  la  que  es  muy  útil  la  lingüística,  y  cu- 
yas aplicaciones  pueden  verse  en  Balbi:  considérese  aunque 
sea  solamente  la  ventaja  que  resulta  de  la  interpretación 
exacta  de  los  nombres  propios,  de  lugares,  ríos,  montañas, 
etc.  "Los  hombres  mueren  dice  Salverte,  en  su  Ensayo 
"sobre,  los  nombres  propios:  los  ríos,  las  montañas,  los  valles, 
"aun  las  ciudades,  quedan  y  conservan  largo  tiempo  sus 
"nombres.  Los  antiguos  nombres  de  lugares  son  otros  tan- 
"tos  monumentos  que  mantienen  el  recuerdo  de  la  pobla- 
ción primitiva  de  un  país,  mucho  tiempo  después  que  ha 
"desaparecido  por  el  exterminio,  la  fuga  ó  la  mezcla  con 
"la  raza  de  los  vencedores-" 

También  la  filosofía  debe  esperar  grandes  adelantos  de 
la  lingüística,  porque  como  dice  Du  Ponceau:  "El  estudio 
"de  las  formas  del  lenguaje  nos  descúbrelos  misterios  más 
"ocultos  del  entendimiento  humano;  nos  manifiesta  de  qué 
"manera  las  ideas,  nacidas  de  las  percepciones,  se  presen- 
tan absolutamente  puras  al  espíritu  del  hombre,  que  no 
"ha  encontrado  todavía  y  busca  los  medios  de  comunicar- 
"las  á  sus  semejantes"  "Estudiar  el  lenguaje  es  estudiar 
"el  pensamiento,  dice  Balmes  en  su  filosofía;  el  adelanto 
"en  un  ramo  es  el  adelanto  en  el  otro:  así  lo  trae  consigo  la 
"íntima  relación  de  la  idea  con  la  palabra." 

La  gramática  general  no  existe  todavía,  y  sólo  existirá 
por  medio  del  estudio  de  las  diferentes  lenguas.  Las  obras 
que  hasta  hoy  llevan  el  nombre  de  Gramática  general,  no 
son  más  que  la  reunión  de  principios  comunes  á  cier- 
tas lenguas  determinadas,  las  más  conocidas,  de  ma- 
nera que  teniendo  conocimiento  de  otros  idiomas,  verdade- 
ramente admira  ver  cómo  los  autores  asientan  que  tal  y 


522  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

tal  principio  es  común  á  todas  las  lenguas;  cómo  creen  que 
un  mismo  sistema  es  aplicable  á  todos  los  idiomas.  Este 
error  viene  de  haber  olvidado  que  el  lenguaje  es  un  hecho; 
que  no  se  puede  conocer  a  priori;  que  si  no  se  empieza  por 
la  análisis  no  tendremos  más  que  teorías  infundadas.  Para 
que  haya,  pues,  una  verdadera  gramática  general,  ó  mejor 
dicho,  comparada,  es  preciso  que  antes  la  filología  compa- 
rativa haya  clasificado  todas  las  lenguas  que  sea  posible, 
según  las  analogías  y  diferencias  que  presentan  sus  gra- 
máticas: entonces  bastará  hacerse  cargo  del  sistema  de  ca- 
da grupo,  ó  familia,  y  la  exposición  y  comparación  de  los 
sistemas,  será  la  única  y  verdadera  gramática  universal, 
pudiéndose  entonces  fijar  y  conocer  perfectamente  los  ele- 
mentos verdaderos  y  absolutamente  necesarios  del  lengua- 
je- Esa  gramática  podrá  llamarse  general,  porque  explica- 
rá todos  los  sistemas  diferentes;  no  porque  uno  sólo  sea  co- 
mún á  todas  las  lenguas,  como  algunos  han  imaginado  erró- 
neamente. Se  ha  confundido  la  identidad  de  ideas  expre- 
sadas, que  no  pueden  menos  de  ser  iguales  en  todas  las 
lenguas,  con  las  formas  que  son  diferentes.  Entre  los  di- 
versos sistemas  no  hay  más  que  una  cosa  común;  que  todos 
expresan  el  pensamiento. 

Mucho  más  claro  es  el  influjo  de  la  lingüística  en  las  len- 
guas particulares,  porque  ella  no  se  contenta  con  enseñar- 
las conforme  ala  rutina,  sino  que  las  analiza,  descompone  y 
explica  en  todos  sentidos,  de  lo  cual  ha  venido  la  regenera- 
ción de  muchas  gramáticas  particulares,  el  conocimiento 
perfecto  de  idiomas  extraños  y  la  explicación  délas  anoma- 
lías aparentes  que  se  notan  en  las  lenguas.  El  hebreo,  por 
ejemplo,  era  tenido  por  una  lengua  bárbara;  pero  los  tra- 
bajos de  Herder  hacen  ver  que,  según  su  propia  expresión, 
no  es  sino  «una  bella  y  poética  campesina:»  en  la  misma 
lengua,  y  en  las  demás  semíticas,  se  tenía  por  cierto  que 
las  raíces  eran  de  dos  sílabas,  hasta  que  la  filología  estable- 
ció que  las  raíces  de  todas  las  lenguas  son  monosilábicas: 
el  chino  que  se  había  tenido  por  inaccesible,  dejó  de  serlo 
luego  que  se  le  aplicó  la  análisis  por  los  lingüistas.  Como 
ejemplos  de  las  anomalías  que  pueden  explicarse  con  la 
comparación  de  las  lenguas,  bastará  recordar  que  por  la 
análisis  de  los  pronombres  sánscritos  quedan  libres  de  to- 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  523 

da  irregularidad  los  de  las  demás  lenguas  de  la  misma  fa- 
milia: el  verbo  sustantivo  que  en  latín,  como  en  casi  todas 
lenguas,  es  irregular,  encuentra  en  el  mismo  idioma  dos 
formas  regulares  de  donde  se  deriva:  en  el  inglés  el  com- 
parativo better  no  puede  derivarse  del  positivo  good;  pero  el 
estudio  del  persa  nos  demuestra  que  de  él  se  tomó,  pues 
behter  tiene  la  misma  significación,  derivado  regularmente 
de  beh,  bueno. 

De  la  influencia  de  la  filología  en  las  lenguas  particulares 
se  desprende  la  que  tiene  en  la  literatura,  que  sólo  se  com- 
prende por  medio  de  ellas-  ¡Cuánta  poesía  no  se  ha  encon- 
trado en  el  místico  hebreo!  ¡Qué  abundancia  en  la  literatu- 
ra china!  ¡Qué  tesoros  de  filosofía  en  los  libros  donde  se  ha 
estudiado  la  lengua  de  la  Italia!  De  la  literatura  sánscrita  te- 
nemos ya  una  historia  completa  en  las  lecciones  pronun- 
ciadas por  Weber  en  Berlín  (Academische  Vorlesungen  über 
ind  isch  e  literat  1 1  rgesch  ich  te)  ■ 

Aun  la  zoología  y  la  botánica  pueden  sacar  partido  de  la 
filología.  Un  sabio  zoólogo,  Desmoulins,  redujo  á  cuatro 
puntos  las  aplicaciones  de  la  lingüística  á  la  ciencia  que 
profesaban,  y  son: 

19  La  comparación  de  los  sinónimos  en  las  lenguas  de 
los  países  de  donde  son  indígenas  los  animales,  sirve  para 
rectificar  los  errores  de  las  nomenclaturas  clásicas  respec- 
to á  las  especies,  ó  sobre  la  patria  verdadera  de  los  anima- 
les. 

2?  Cuando  un  animal  vive  esparcido  en  uno  ó  varios  con- 
tinentes, ó  en  una  zona  muy  extensa  de  uno  mismo,  la  uni- 
dad ó  la  pluralidad  de  la  raíz  de  los  nombres  que  lleva  en 
cada  país,  indican  si  es  ó  no  indígena. 

3?  Cuando  algunos  pueblos  son  de  origen  diferente  y  han 
tenido  pocas  relaciones,  pueden,  por  casualidad,  haber  da- 
do el  mismo  nombre  á  animales  diversos. 

4?  Los  nombres  que  un  pueblo  emigrado  da  á  los  anima- 
les de  un  nuevo  país,  si  no  adopta  los  de  éste,  indican,  á  fal- 
ta de  otros  testimonios  ó  pruebas,  el  origen  de  este  pue- 
blo. 

El  mismo  autor  comprueba  todo  lo  dicho  con  suficientes 
ejemplos;  y  de  la  misma  manera,  relativamente,  la  botáni- 
ca saca  iguales  ventajas  de  la  lingüística- 


524  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

En  fin,  la  filología  ha  puesto  ó  pondrá  término  á  multitud 
de  cuestiones  ociosas  sobre  el  lenguaje,  propias  para  per- 
der el  tiempo,  y  para  ocupar  á  los  hombres  estudiosos  en 
vanas  discusiones,  lo  cual  es  ciertamente  uno  de  los  mayo- 
res beneficios  que  puede  hacer  una  ciencia:  esas  cuestiones 
son  tales  como  las  que  se  refieren  á  la  lengua  primitiva,  al 
lenguaje  único,  ó  afinidad  de  todas  las  lenguas,  al  proyecto 
de  una  lengua  sabia,  al  alfabeto  universal,  etc. ,  etc. 

Con  lo  dicho  creo  ya  suficientemente  probado  lo  que  me 
proponía,  atendiendo  á  los  límites  en  que  debe  encerrarse 
una  introducción.  Paso,  pues,  á  tratar  del  sistema  que  se- 
guiré en  la  presente  obra,  sin  cuyo  conocimiento  carece- 
rían de  valor  mis  conclusiones. 

Los  filólogos  se  dividen  en  dos  escuelas,  por  lo  que  toca 
al  medio  de  clasificación,  pues  unos  buscan  la  afinidad  de 
las  lenguas  en  sus  voces,  y  otros  en  su  gramática.  Los  par- 
tidarios más  notables  del  sistema  léxico  son  Merian,  Kla- 
paoth,  Rémusat,  Balbi  y  Adelung  el  joven,  y  los  del  siste- 
ma gramatical,  Guillermo  Humboldt,  J.  Adelung,  W.  Schle- 
gel  y  su  hermano  Federico,  porque  aunque  el  Sr.  Wise- 
man  pone  á  éste  entre  los  primeros,  yo  veo  que  da  la  pre- 
ferencia á  la  gramática,  en  su  obra  sobre  la  lengua  y  la  filo- 
sofía de  los  indios.  A  los  gramáticos  se  pueden  agregar  en 
tiempos  más  modernos  otros  filólogos  distinguidos,  como 
Ernesto  Renán. 

El  principio  de  los  partidarios  del  diccionario  se  expresa 
con  las  siguientes  palabras  de  Klaproth:  "Las  raíces  y  las 
"palabras  son  la  tela  de  las  lenguas;  la  gramática  da  forma 
"á  esa  tela;  pero  no  por  eso  cambian  las  lenguas  esencial- 
"mente,  así  como  el  diamante  queda  siempre  tal,  de  cual- 
"quier  modo  que  esté  labrado-" 

El  otro  partido  se  funda  en  que  la  gramática  es  ingénita, 
connatural  á  la  lengua,  por  lo  cual  no  puede  un  pueblo  po- 
seer la  tela  ó  materia  (las  palabras)  sin  la  forma  (la  gramá- 
tica). 

Para  apreciar  el  valor  de  uno  y  otro  sistema  es  preciso 
marcar,  ante  todo,  sus  justos  límites,  porque  de  otra  ma- 
nera nos  expondríamos  á  confundir  el  principio  con  la  apli- 
cación, el  uso  con  el  abuso.  En  lingüística,  lo  mismo  que  en 
otras  ciencias,  se  ha  exagerado  á  veces,  se  ha  errado,  ó  se 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  525 

ha  andado  más  allá  de  lo  debido,  según  el  juicio,  la  parcia- 
lidad, ó  la  viveza  de  imaginación  del  filólogo,  lo  cual  da  á 
entender  que  no  es  la  ciencia,  sino  su  mala  aplicación,  la 
causa  de  ciertos  errores. 

Esto  supuesto,  vemos  que  en  la  escuela  léxica  se  ha  caí- 
do varias  veces  en  la  equivocación  de  creer  que  dos  lenguas 
tienen  un  mismo  origen,  porque  se  les  encuentran  ciertas 
palabras  comunes;  pero  palabras  que  en  ninguna  manera 
deben  dar  ese  resultado,  sino  que  son  introducidas  por  el 
comercio,  la  vecindad,  los  viajes,  las  guerras  olas  conquis- 
tas. Por  ejemplo:  en  la  lengua  castellana  hay  muchas  pala- 
bras árabes  y  algunas  hebreas,  y  sin  embargo  estos  dos 
idiomas  pertenecen  á  la  familia  semítica,  mientras  que  el 
castellano  es  de  la  indo-europea.  En  este  caso  la  historia 
nos  explica  que  los  árabes  dominaron  en  España,  y  que  mu- 
chos hebreos  se  establecieron  allí;  pero  á  falta  de  historia, 
¿no  se  engañarían  los  que  quisieran  suponer  una  comuni- 
dad de  origen  al  castellano  y  al  árabe  ó  hebreo,  por  sus  pa- 
labras comunes?  De  la  misma  manera  es  seguro  que  se 
equivocan  los  que  quieren  hallar  afinidad  entre  el  sánscri- 
to y  el  vascuence,  porque  tiene  éste  algunas  voces  de  aquél, 
siendo  así  que  nada  es  más  natural,  si  consideramos  que  el 
vascuence  está  rodeado  de  lenguas  indo-europeas,  que  han 
podido  fácilmente  comunicarle  algunas  voces. 

Lo  dicho  es  en  cuanto  á  la  clase  de  palabras;  en  cuanto  al 
número  de  ellas  no  ha  faltado  quien  crea  que  tres  ó  cuatro, 
algo  parecidas,  son  bastantes  para  probar  la  analogía  de 
dos  lenguas,  sin  considerar  que  la  conformidad  de  nues- 
tros órganos  y  la  ley  de  la  onomatopeya  pueden  producir 
algunos  sonidos  semejantes. 

Tan  natural  es  esto,  que  así  sobre  ello  como  sóbrela  cla- 
se de  palabras  que  deben  compararse,  han  llamado  al  or- 
den los  lingüistas  juiciosos  de  la  escuela  léxica^  pudiéndo- 
nos servir  de  intérprete  ó  representante  suyo  Abel  Rému- 
sat,  á  quien  no  hay  tacha  que  poner.  Veamos  cómo  se  ex- 
presa este  distinguido  lingüista  en  su  discurso  preliminar 
á  las  Investigaciones  sobre  las  lenguas  tártaras- 

"Si  se  quiere  rehacer  la  historia  de  un  pueblo,  del  cual 
"se  posee  el  vocabulario  y  la  gramática,  he  aquí  como  creo 
"que  se  debe  proceder.  Será  preciso,   primeramente,   to- 


526  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

"mar  las  voces  en  corto  número,  pero  verdaderamente 
"esenciales;  palabras  que  expresan  las  ideas  más  simples, 
"cuya  existencia  es  inseparable  de  la  del  hombre  en  socie- 
"dad,  y  que  los  niños  inventarían  aunque  no  se  les  ensefia- 
"ran,  como  padre,  madre,  hombre,  mujer,  cabeza,  mano,  sol, 
"estrella,  piedra,  árbol,  uno,  dos,  diez,  etc-  Si  la  lista  de  estas 
"palabras  fuese  recogida  por  un  temperamento  juicioso  y 
"severo,  causaría  sorpresa  el  corto  número  de  las  que  po- 
"drían  ser  admitidas,  y  no  causaría  menos  el  número  igual  - 
"  mente  reducido  de  razas  á  las  cuales  corresponderían  las 
"lenguas  del  antiguo  continente,  juzgadas  por  esas  palabras 
"fundamentales.  En  fin,  no  se  podría  observar  sin.  asom- 
"bro,  que  lenguas  que  tienen  por  base  el  mismo  fondo  de 
"expresiones  radicales,  y  que  se  tiene  derecho  á  conside- 
rar como  dialectos  de  un  mismo  idioma,  se  parecen  espe- 
cialmente en  las  palabras  que  expresan  ideas  de  primera 
"necesidad,  y  que  difieren  algo  más  en  las  que  son  secun- 
darias. Los  nombres  de  número  que  pasan  de  diez,  y  los 
"grados  de  parentesco  más  lejano  que  hermano  ó  sobrino, 
"son  los  primeros  que  difieren.  Las  palabras  dos  y  tres  han 
"recorrido  la  Europa  y  el  Asia,  y  las  de  padre  y  madre 
'  ofrecen  notable  analogía  de  uno  á  otro  extremo  del  antiguo 
"continente.  Conforme  á  esta  elección  de  palabras,  se 
"debería  juzgar  la  lengua  del  pueblo  que  se  trata  de  estu- 
"diar.  Si  ellas  difieren  de  las  que  en  otras  lenguas  expre- 
"san  ideas  correspondientes,  el  pueblo  forma  una  raza  dis- 
tinta; si  son  las  mismas,  trae  su  origen  de  la  nación  que 
"llama  las  cosas  de  la  misma  manera:  no  hay  que  vacilar, 
"la  distancia  no  importa;  la  casualidad  puede  producir  la 
"la  coincidencia  de  tres  ó  cuatro  expresiones,  nunca  de 
"trescientas  ó  cuatrocientas." 

Se  ve,  pues,  que  la  clase  de  palabras  que  deben  escoger- 
se para  tomar  la  identidad  de  dos  lenguas,  son  primitivas, 
y  aunque  su  número  sea  corto,  nunca  tanto  que  pueda  atri- 
buirse á  la  casualidad.  Después  de  asentar  tan  juiciosos 
principios,  continúa  Rémusat  diciendo  que  también  deben 
compararse  las  palabras  que  expresan  ideas  secundarias, 
como  los  nombres  de  animales  domésticos,  metales,  armas 
frutas,  plantas  é  instrumentos  aratorios,  las  cuales  prue- 
ban comunicación  de  ideas,  pero  no  un  origen  común:  que  las 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA-  527 

expresiones  teológicas,  los  nombres  de  divinidades,  sacri- 
ficios y  fiestas,  así  como  las  palabras  abstractas  que  expre- 
san ideas  morales  ó  metafísicas,  deben  colocarse  en  otra 
clase,  pues  sus  semejanzas  no  prueban  un  mismo  origen, 
sino  relaciones  de  vecindad  ó  comunicación  debida  al  celo 
religioso;  y  que,  en  fin,  las  palabras  comunes  de  literatura, 
artes  y  ciencias  sólo  prueban  que  un  pueblo  ha  recibido 
lecciones  de  otro. 

Después  de  estas  explicaciones,  concluye  con  las  siguien- 
tes palabras:  "He  aquí,  según  creo,  los  puntos  principales 
"en  que  es  preciso  fijarse  para  el  examen  etimológico  de  las 
"lenguas.  Los  resumiré  en  pocas  palabras.  Las  semejan- 
4  'zas  de  la  primera  clase,  ó  palabras  primitivas,  prueban  la 
"descendencia  de  un  mismo  origen;  las  diferencias  prue- 
"ban  la  diversidad.  Las  de  segunda  clase  indican  relacio- 
"nes  políticas;  las  de  tercera,  una  conversión  religiosa;  las 
1  'últimas,  comunicaciones  literarias  ó  científicas.  Palabras 
"aisladas  nada  prueban,  y  si  existen  en  gran  número,  indi- 
can la  fusión  de  algunas  familias  en  el  seno  de  una  nación 
"el  establecimiento  de  algunas  colonias;  pero  en  todo  caso 
"es  precisa  apreciar  las  analogías  según  la  clase  de  las  pa- 
labras, y  pesar  antes  de  contar.  " 

Según  esto,  podemos  asentar  que  el  principio  del  sistema 
léxico,  reducido  á  sus  justos  límites,  es  éste:  "La  comuni- 
"dad  de  palabras  primitivas  en  dos  lenguas,  en  un  número 
"prudente  que  no  pueda  ser  obra  de  la  casualidad,  prueba 
"la  igualdad  de  origen  y  vice  versa." 

Sin  embargo,  es  preciso  tener  presentes  algunas  obser- 
vaciones para  no  caer  en  el  error  de  tomar  como  voces  pri- 
mitivas, que  tienen  por  principio  el  origen  común  de  las 
lenguas,  algunas  que  no  llenan  esta  condición:  tal  sucede 
con  las  voces  onomatopeyas. 

Se  ha  observado  que  en  muchas  lenguas  hay  ciertas  vo- 
ces primitivas  llamadas  onomatopeyas,  las  cuales  imitan  los 
sonidos,  los  pintan,  son,  con  toda  propiedad,  el  eco  de  la 
naturaleza.  Muchas  palabras  de  esta  especie  pueden  ser  co- 
munes á  pueblos  separados  que  al  principio  fueron  uno  solo; 
pero  también  la  misma  causa,  el  mismo  motivo  de  imitación 
pueden  haber  producido  onomatopeyas  semejantes  entre 
razas  diversas:  esta  es  cosa  muy  natural;  así  es  que  el  lin- 


528  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

güista  debe  caminar  con  desconfianza  cuando  se  trate  de 
palabras  que  indiquen  objetos  cuyo  sonido  puede  haber 
motivado  la  expresión.  Un  solo  ejemplo  creo  que  será  bas- 
tante para  ser  mejor  comprendido.  La  palabra  rayo  6  re- 
lámpago es,  sin  duda,  primitiva,  pues  expresa  uno  de  los 
fenómenos  que  desde  luego,  debieron  llamar  la  atención 
de  los  hombres.  Pues  bien,  encontramos  que  en  chino  la 
palabro  ley  quiere  decir  rayo,  y  que  ella  es  igual  en  forma 
y  de  idea  muy  análoga  al  vocablo  huaxteco  ley,  que  signifi- 
ca relámpago,  y  sin  embargo  una  y  otra  lengua  son  tan  di- 
ferentes como  los  pueblos  que  las  hablan.  Un  etimologista 
podría  equivocarse  diciendo  que  no  solo  ley  prueba  un  mis- 
mo origen  en  el  chino  y  el  huaxteco,  sino  hasta  en  el  espa- 
ñol, pues  este  tiene  relámpago,  donde  re  se  puede  conside- 
rar como  la  raíz  trocada  en  le  en  las  otras  dos  lenguas,  por- 
que carecen  de  re,  y  porque  esta  letra  es  á  fin  de  l.  Una  crí- 
tica más  juiciosa  nos  dirá  que  las  tres  raíces  iguales  prue- 
ban un  origen  común,  es  verdad;  pero  que  este  origen  es  el 
de  las  voces  onomatopeyas,  la  imitación  de  la  naturaleza, 
no  la  igualdad  de  raza  é  idioma.  En  efecto,  nada  más  á  pro- 
pósito que  la  palabra  ley,  monosilábica,  para  expresar  la 
velocidad,  y  la  l  el  ruido,  á  falta  y  en  representación  de  su 
análoga  la  r:  estas  dos  letras  vemos  con  qué  facilidad  las 
confunden  los  niños  y  las  personas  que  pronuncian  mal. 

Empero,  no  por  esto  vayamos  á  creer  erróneamente,  co- 
mo Nodier,  Adelung  y  otros  autores,  que  todas  las  palabras 
primitivas  son  onomatopeyas,  lo  cual  no  es  exacto,  porque 
como  dice  P.  Schlegel:  "Las  hipótesis  relativas  al  origen 
"del  lenguaje  hubieran  sido  enteramente  omitidas,  ó  al  me- 
"nos  hubieran  tomado  otra  forma,  si  en  lugar  de  proceder 
"arbitrariamente  los  escritores  y  de  entregarse  á  las  fic- 
"ciones  de  la  poesía,  hubieran  emprendido  fundarlas  en 
"investigaciones  históricas.  Pero  lo  que  especialmente  es 
"una  suposición  del  todo  gratuita  y  verdaderamente  erró- 
"nea,  es  la  de  atribuir  un  origen  igual  en  todas  partes  al 
"lenguaje  y  el  desenvolvimiento  de  la  inteligencia.  La  va- 
ciedad en  este  punto  es,  al  contrario,  tan  grande,  que  en- 
"tre  el  gran  número  de  lenguas,  apenas  se  encontrará  una 
"que  no  pueda  servir  de  ejemplo  para  confirmar  alguna  de 
,:las  hipótesis  imaginadas  hasta  ahora  sobre  el  origen  de 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA-  529 

"las  lenguas-  Por  ejemplo,  que  se  recorra  el  diccionario  de 
"la  lengua  manchua,  y  se  verá  con  asombro  su  multitud 
"desproporcionada  de  palabras  imitativas  y  onomatopeyas, 
"de  tal  modo  que  esas  palabras  componen  la  mayor  parte 
"de  la  lengua.  Si  ese  idioma  fuera  uno  de  los  primeros  y  de 
"los  más  importantes,  si  otras  lenguas  tuvieran  en  su  ori- 
"gen  la  misma  conformación  que  el  manchua,  se  podría 
"adoptar  la  opinión  que  atribuye  el  origen  de  todas  laslen- 
"guas  á  ese  principio  de  imitación.  Pero  ese  ejemplo  no 
"parece  servir  más  que  para  demostrar  qué  forma  toma, 
"algunas  veces,  ó  debe  tomar  una  lengua  que  puede  for- 
"marse  en  gran  parte  según  ese  principio,  y  hará  renun- 
ciar á  la  idea  de  querer  explicar  del  mismo  modo  los  idio- 
"mas  que  ofrecen  un  aspecto  del  todo  diferente.  Que  se  con- 
sidere, en  efecto,  la  familia  entera  de  esas  lenguas  en  que 
"poco  há  hemos  tenido  que  ocuparnos  (indo- europeas),  y 
"se  verá  que  en  alemán  el  número  de  las  palabras  onoma- 
"topeyas  y  que  imitan  los  sonidos  es  poca  cosa,  ala  verdad, 
"comparado  con  el  ejemplo  que  acabamos  de  citar;  pero  es 
'  'sin  embargo  considerable,  y  acaso  no  es  menor  que  en 
"persa. . . ,  En  griego,  y  todavía  más  en  latín,  las  onomato- 
"peyas  se  hacen  más  raras,  y  en  el  sánscrito  desaparecen 
"tan  completamente,  que  parece  imposible  suponer  unori- 
"gen  semejante  á  la  totalidad  del  idioma." 

Respecto  al  sistema  gramatical,  se  nota  que  sus  partida- 
rios pueden  incurrir  en  dos  errores.  El  uno  es  considerar 
análogas  dos  lenguas  tan  solo  por  la  semejanza  de  ciertas 
formas  aisladas,  de  ciertos  giros,  de  algunos  modismos 
que  pueden  ser  comunicados  de  la  misma  manera  que  las 
palabras,  es  decir,  por  las  relaciones  políticas,  comercia- 
les, literarias,  etc.  Volviendo  á  poner  de  ejemplo  el  caste- 
llano, el  hebreo  y  el  árabe,  vemos  que  la  primera  de  estas 
lenguas  usa  á  veces  afijos  como  la  última,  y  que  tiene  algu- 
nos modismos  comunes  al  hebreo.  Tales  analogías  nos  las 
explica  la  historia;  y  tal  ejemplo  nos  hace  tomar  experien- 
cia para  desconfiar  de  ciertas  conclusiones. 

El  otro  error  de  los  gramáticos  puede  consistir  en  pre- 
tender que  algunas  analogías  prueben  origen  común  de 
lengua,  cuando  no  vienen  sino  de  la  unidad  del  pensamien 
to  humano,  de  las  ideas  comunes  y  necesarias  de  la  igual- 

34. 


530  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA- 

dad  de  sentimientos,  en  una  palabra,  de  la  identidad  del 
sistema  psicológico.  Que  unas  mismas  causas  producen 
los  mismos  efectos,  es  una  verdad  que  no  puede  olvidarse 
en  la  lingüística,  antes  es  preciso  tenerlas  muy  presentes- 
¿Qué  tiene  de  extraño,  por  ejemplo,  que  un  pensamiento  se 
exprese  con  los  mismos  giros  en  lenguas  que  conservan 
toda  su  libertad  y  sencillez,  como  se  observa  en  el  estilo  de 
Esquilo  comparado  con  el  de  los  poetas  hebreos? 

Así,  pues,  los  partidarios  verdaderamente  juiciosos  del 
sistema  gramatical  han  evitado  también  toda  exageración: 
Guillermo  Humboldt  dice,  en  su  carta  áRémusat,  que  cier- 
tas analogías  de  gramática  sólo  prueban  igual  grado  de  ci- 
vilización; y  el  mismo  sabio  para  deducirla  anología  que  se 
observa  entre  diversas  lenguas  americanas,  se  fija,  no  en 
tales  y  cuales  formas  secundarias,  sino  en  el  verbo  que  es 
el  alma  del  discurso.  Federico  Schlegel  al  comparar  el  per- 
sa y  el  sánscrito,  explica  que  el  primer  idioma  tomó  algu- 
nas formas  del  árabe,  por  las  relaciones  de  los  dos  pueblos 
que  hablaban  esas  lenguas,  y  sin  embargo,  hace  ver  la  se- 
mejanza del  indio  y  del  persa,  analizando  la  conjugación. 
Ernesto  Renán,  cuando  ve  el  empeño  de  algunos  autores 
por  asimilar  el  copto  á  las  lenguas  semíticas,  observa  que 
"ciertas  clases  de  analogías  son  insignificantes  para  esta- 
blecer un  parentesco  primitivo;  que  un  sistema  gramati-, 
"cal  se  forma  de  una  vez;  y  que  es  un  absurdo  suponer  que 
"dos  grupos  de  lenguas  posean  en  común  una  mitad  de  su 
"sistema  gramatical,  sin  asemejarse  en  la  otra. " 

Si,  pues,  comparando  dos  lenguas  se  encuentran  que  tie- 
nen un  mismo  sistema,  en  lo  general,  puede  asegurarse  su 
analogía;  si  tienen  sólo  parte  de  él,  debe  creerse  que  la  una 
tomó  algo  de  la  otra,  ó  que  la  igualdad  de  causas  produjo 
en  ellas  los  mismos  efectos.  Por  ejemplo,  el  tarasco  usa  de 
inflexiones  en  el  verbo,  y  el  nombre  tiene  declinación.  ¿Se- 
rá por  esto  igual  al  latín  ó  al  griego?  De  ninguna  manera, 
porque  exceptuando  estos  dos  puntos,  vemos  que  la  voz  pa- 
siva y  todas  las  demás  modificaciones  del  verbo  activo,  no 
se  expresan  con  inflexiones,  sino  con  partículas  intercala- 
res; que  lo  mismo  sucede  respecto  á  las  preposiciones,  de 
que  carece  el  tarasco;  y  en  fin,  analizando  bien  la  lengua 
nos  convencemos  de  que  en  ella  domina  el  sistema  de  par- 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  531 

tículas,  no  el  de  inflexiones.  No  hay,  pues,  armonía  de  sis- 
tema; hay  sólo  una  analogía  casual  que  tuvo  por  principio 
común  la  necesidad  de  expresar  por  algún  medio  los  acci- 
dentes del  nombre  y  del  verbo,  cuyo  medio,  aunque  vario, 
puede  en  parte  resultar  igual  en  dos  idiomas  muy  distintos 
en  lo  general.  Podrían  encontrarse  otros  casos  por  el  esti- 
lo. ¿Qué  tiene,  si  no,  de  imposible  que  los  verbos  de  dos 
lenguas  presenten  los  mismos  tiempos.?  Estos  no  son  real- 
mente más  que  tres,  presente,  pasado  y  venidero;  pero  pue- 
den combinarse  de  varios  modos,  y  resultar  que  en  dos  len- 
guas diversas  se  hagan  las  mismas  combinaciones-  Los  ob- 
jetos son  uno  ó  muchos,  de  donde  vienen  los  números  sin- 
gular y  plural;  pero  entre  la  unidad  y  la  muchedumbre  hay 
ideas  intermedias,  dos,  tres,  etc. :  pueden,  pues,  dos  pue- 
blos fijarse  á  la  vez  en  los  grupos  de  dos  y  tres  cosas,  é  in- 
ventar el  número  dual  y  trial,  y  no  por  eso  ser  hermanos  ni 
tener  igual  idioma.  ¿El  matlatzinca  será  el  hebreo  porque 
tiene  dual?  De  ninguna  manera,  porque  en  lo  demás  son 
muy  distintas  las  dos  lenguas. 

Comparando  los  idiomas  de  esta  manera,  podremos  co- 
nocer si  se  verifica  ó  no  lo  que  expresa  Renán  con  las  si- 
guientes palabras,  que  todo  lingüista  debe  tener  muy  pre- 
sentes, á  fin  de  comprobar  las  analogías  ó  diferencias  que 
crea  ver  en  las  lenguas:  "El  criterio  para  establecer  la  dis- 
tinción de  las  familias,  es  la  imposibilidad  de  explicar  có- 
"mo  el  sistema  de  la  una  ha  podido  salir  del  sistema  de  la 
"otra  por  medio  de  transformaciones  regulares." 

En  efecto,  ¿podrá  concebirse,  por  ejemplo,  cómo  el  sáns- 
crito se  volvió  chino,  ó  el  huaxteco  se  volvió  español?  Tome- 
mos, si  dudamos,  la  conjugación  de  estas  dos  últimas  len- 
guas, y  expliquemos:  Primero,  cómo  al  volverse  español  el 
huaxteco,  perdió  completamente  sus  prefijos  sin  dejar  tra- 
za de  ellos-  Segundo,  cómo  perdió  su  voz  pasiva  para  su- 
plirla con  el  verbo  ser,  de  que  carece  el  huaxteco.  Tercero, 
qué  hizo  de  las  partículas  con  que  expresa  reflexión,  ó  có- 
mo éstas  se  convirtieron  en  los  pronombres  me,  te,  se- 
Cuarto,  por  qué  abandonó  la  sílaba  chin  para  marcar  los 
verbos  frecuentativos,  y  ahora,  en  el  español,  sólo  por  la 
idea  pueden  conocerse.  Quinto,  en  fin,  cómo  adoptó,  ó  de 


532  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

dónde  sacó  los  verbos  auxiliares  para  la  conjugación.  Nada 
de  esto  se  explica  ni  puede  explicarse. 

Por  el  contrario,  si  compararnos  el  idioma  castellano  con 
el  latín,  veremos  que  aunque  tiene  ciertas  diferencias  na- 
turales por  ser  el  español  una  mezcla  de  varias  lenguas,  en 
la  parte  correspondiente  se  comprende  cómo  pudo  el  latín 
volverse  español;  pues  aunque  éste,  por  ejemplo,  no  tiene 
terminaciones  para  el  nombre  con  el  objeto  de  expresar  el 
caso,  sí  las  tiene  para  el  número  y  género,  y  en  el  pronom- 
bre se  ha  conservado  casi  completa  la  declinación:  aunque 
ha  perdido  la  terminación  para  el  comparativo,  la  conserva 
en  el  suijerlativo:  el  mecanismo  del  verbo  es  igual,  pues  se 
forma  por  medio  de  terminaciones  añadidas  á  la  raíz:  aun- 
que la  pasiva  no  se  conserva,  sino  que  se  suple  con  el  verbo 
ser,  ya  vemos  esto  mismo  en  el  latín,  en  los  tiempos  preté- 
rito perfecto  y  pluscuamperfecto,  y  de  esta  manera  se  ex- 
plica todo  lo  demás  respectivamente. 

Resulta,  pues,  que  el  buen  principio  del  sistema  grama- 
tical es  este:  "Dos  lenguas  son  análogas  cuando  hay  armo- 
"nía  en  su  sistema  general  y  en  sus  formas  principales  (el 
'  'verbo) ;  cuando  una  de  ellas  puede  transformarse  en  la 
"otra  por  medio  de  procedimientos  regulares." 

Analizados  ambos  sistemas,  debemos  ya  escoger  entre 
uno  y  otro,  por  lo  cual  diré  que,  para  mí,  no  hay  resultado 
satisfactorio  si  no  está  fundado  en  los  dos.  Por  varios  mo- 
tivos: Primero,  porque  así  lo  aconseja  la  naturaleza  misma 
de  las  lenguas.  Segundo,  porque  de  hecho  no  es  posible 
considerar  como  resultados  científicos,  sino  los  que  se  apo- 
yan en  los  dos  sistemas.  Tercero,  porque  las  concesiones 
que  hacen  los  partidarios  de  un  sistema  al  otro,  prueban  la 
insuficiencia  de  uno  solo. 

Toda  lengua  consta  de  gramática  y  diccionario  desde  el 
primer  instante  de  su  aparición,  y  no  puede  ser  de  otra 
manera.  Que  empezara  el  lenguaje  por  gramática  sin  dic- 
cionario, es  decir,  que  hubiera  forma  sin  materia  es  cosa 
tan  absurda  que  á  nadie  le  ha  ocurrido;  y  lo  segundo,  que 
primero  hubiera  palabras  y  luego  gramática,  es  suposición 
que  carece  de  fundamento:  el  estado  ante-gramatical  como 
llaman  algunos,  no  puede  comprenderse,  porque  ¿qué  es  la 
materia  sin   la  forma?  ¿qué  las  palabras  sin  la  gramática? 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA-  533 

Un  idioma  que  no  lo  es,  una  reunión  de  voces  sin  sentido, 
un  ruido  confuso.  Abrase  el  diccionario  de  cualquier  len- 
gua, léase  de  un  cabo  á  otro,  y  dígase  ¿qué  raciocinio  se  en- 
cuentra expresado?  ¿qué  juicio?  ¿qué  idea  completa? 

Lo  natural  es,  pues,  que  las  lenguas  sean  iguales  ó  difie- 
ran en  los  dos  puntos  que  las  constituyen  desde  el  principio, 
siendo  así  que  en  el  curso  desús  revoluciones  no  cambia  su 
esencia,  como  lo  demuestra  la  historia.  Aunque  las  palabras 
varíen  de  forma,  la  raíz  queda  inalterable;  aunque  la  gramá- 
tica sufra  algunas  modificaciones,  el  sistema  propio  y  ge- 
nuino de  la  lengua  siempre  es  el  mismo.  Examínense  el  chi- 
no, el  vascuence,  las  lenguas  americanas  y  otras  muchas,  y 
después  de  centenares  de  años  se  encontrarán  incólumes: 
sobre  todo  en  las  lenguas  derivadas,  es  decir,  en  las  que 
más  trasform aciones  han  sufrido,  es  donde  mejor  se  conoce 
la  verdad  de  lo  que  he  dicho;  y  en  prueba  bastará  citar  los 
dialectos  del  latín,  cuya  gramática  y  diccionario  encuentran 
perfecta  explicación  en  la  lengua  madre-  La  historia  pre- 
senta ejemplos  de  pueblos  que  han  olvidado  completamente 
su  idioma  para  adoptar  otro;  pero  que  una  nación  haya  adul- 
terado su  lengua  al  extremo  de  perder  sus  raíces  y  su  sis- 
tema, es  cosa  que  nunca  se  ha  visto. 

Respecto  al  segundo  punto,  es  natural  que  así  sea,  y  cons- 
ta á  todos  los  que  están  versados  en  filología.  Hasta  ahora, 
no  se  tienen  por  miembros  bien  caracterizados  de  una  fa- 
milia, sino  las  lenguas  que  han  sufrido  el  examen  gramati- 
cal y  léxico,  como  sucede  á  las  que  forman  las  familias  in- 
do-europea, semítica,  etc.  Por  el  contrario,  las  conclusiones 
de  una  sola  escuela  no  pasan  de  opiniones;  tal  sucede  con  la 
afinidad  del  cofto  con  las  lenguas  semíticas;  del  vascuence 
con  las  indo-europeas;  de  las  americanas  con  las  del  anti- 
guo continente,  etc.,  etc- 

En  fin,  que  los  partidarios  de  un  sistema  tienen  que  ape- 
lar al  otro,  es  fácil  de  probar.  Merian,  que  en  su  Estudio 
comparativo  de  las  lenguas  ha  desarrollado  los  principios  de 
su  escuela,  dice  que  en  los  idiomas  hay  una  doble  afinidad; 
la  una  que  consiste  en  los  lazos  comunes  de  parentesco  que 
unen  todas  las  lenguas;  la  otra  en  ciertas  analogías  que  per- 
miten colocarlas  por  familias.  Para  esto  último  cree  útil  la 
comparación  de  las  formas  gramaticales  que  dice:  «No  hay 


534  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

«que  parar  la  atención  en  el  edificio  gramatical,  sino  por  lo 
«que  respecta  á  su  división  por  familias.»  Pues  bien,  esto 
basta,  porque  la  buena  filología  no  pretende  más  que  la  di- 
visión de  lenguas  por  familias;  pero  no  la  unión  de  todas  co- 
mo han  querido  Merian  y  otros;  ni  sostiene  la  infundada  su- 
posición de  que  las  lenguas  son  dialectos  de  una  sola,  por- 
que ya  está  probado  que  esto  es  imposible. 

Otro  escritor,  amigo  de  la  comparación  de  raíces  y  pala- 
bras, Bergier,  en  sus  Elementos  primitivos  de  las  lenguas^ 
después  de  querer  probar  que  de  la  comparación  de  las  raí- 
ces se  infiere  que  todas  las  lenguas  son  una  misma,  dice: 
"Para  suponer  la  identidad  de  dos  lenguas  no  basta  que 

''tengan  las  mismas  raíces   ni  que  tengan  varios  tér- 

" minos  comunes,  pues  todas  tienen  algunos;  sino  que  es 
''preciso  que  esos  términos  sean  en  muy  gran  número;  so- 
mbre todo  en  la  sintaxis  de  las  lenguas  (es  decir  en  la  gramá- 
"tica)  es  preciso  fijarse  para  decidir  su  diferencia." 

Balbi,  en  su  Introducción  al  atlas,  no  obstante  su  prefe- 
rencia por  las  palabras,  conoce  que  '"para'jazgar  de  la  ana- 
logía de  las  lenguas  no  basta  comparar  sus  vocabularios 
"respectivos,  sino  que  es  preciso  también  extender  Jaconi- 
"paración  á  sus  gramáticas:  estos  dos  medios  tomados  ais- 
ladamente podrían  dar  los  resultados  más  erróneos." 

Por  parte  de  los  gramáticos  bastaría  citar  al  que  es  quizá 
el  más  profundo,  no  sólo  de  su  escuela,  sino  de  todos  ios  fi- 
lólogos modernos,  á  Guillermo  Humboidt.  Este  sabio,  en  su 
Ensayo  sóbrelos  mejores  medios  de  determinar  las  afinidades  de 
las  lenguas  orientales,  concede  la  debida  importancia  á  las 
analogías  verbales.  Su  hermano  Alejandro,  respetable  por 
la  variedad  de  sus  conocimientos,  dice:  "El  estudio  de  las 
"palabras  debe  siempre  ir  acompañado  del  de  la  estructu- 
ra de  las  lenguas,  y  del  conocimiento  íntimo  de  las  formas 
"gramaticales-" 

Sin  embargo  de  todo  lo  dicho,  exacto  y  verdadero  como 
es,  ocurren  estas  preguntas:  siendo  la  filología  una  ciencia 
que  debe  fundarse  en  hechos,  ¿qué  es  lo  que  estos  nos  di- 
cen acerca  de  la  presente  cuestión?  ¿Real  y  positivamente 
no  hay  lenguas  iguales  sólo  en  la  gramática  ó  el  diccionario? 

A  esas  preguntas  contestaré  que  yo,  por  lo  menos,  no 
recuerdo  se  haya  probado  hasta  ahora  semejante  cosade  una 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  535 

manera  verdaderamente  científica,  pues  aunque  algunos  es- 
critores lo  han  pretendido,  ha  sido  incurriendo  en  alguno  de 
los  vicios  de  uno  ú  otro  sistema  refutados  anteriormente. 
Por  ejemplo:  se  dice  que  las  lenguas  semíticas,  comparadas 
con  las  indo-europeas,  tienen  el  mismo  diccionario,  y  la  gra- 
mática diferente;  y  que  en  las  americanas  se  nota  lo  contra- 
rio; pero  lo  más  cierto  es  que  aunque  en  efecto  las  primeras 
de  esas  lenguas  tienen  voces  semejantes,  algunas  no  son  pri- 
mitivas, sino  comunicadas;  y  otras  pueden  referirse  á  la  ley 
de  la  onomatopeya,  como  minuciosamente  lo  explica  Renán 
en  su  Historia  de  las  lenguas  semíticas.  Por  lo  que  toca  á  la 
igualdad  de  gramática  de  las  lenguas  americanas,  tampoco 
es  exacta.  Es  verdad  que  Du  Ponceau,  el  que  mejor  ha  es- 
crito sobre  ellas,  dice:  "Las  formas  polisintéticas  parecen 
"existir  en  todas  las  lenguas  americanas  desde  Groelandia 
"hasta  el  Cabo  de  Hornos;"  pero  áesto  hay  quehacer  algu- 
nas observaciones. 

La  primera  es,  que  no  ha  resultado  exacto  que  todas  las 
lenguas  americanas  sean  polisintéticas,  pues  el  Padre  Ná- 
jera,  según  indiqué  antes,  ha  probado  lo  contrario  respec- 
to al  othomí. 

Por  otra  parte,  dos  lenguas  pueden  ser  polisintéticas  y 
tener  un  sistema  gramatical  diferente,  lo  que  no  me  cansa- 
ré en  probar,  porque  en  la  presente  obra  se  verá  suficien- 
temente demostrado.  Además,  deben  considerarse  la  sín- 
tesis y  la  polisíntesis  como  caracteres  que  no  tienen  por 
principio  la  igualdad  de  origen,  sino  otro,  el  cual  es  aquí  la 
edad,  la  antigüedad,  pues  se  ha  observado  que  generalmen- 
te las  lenguas  mientras  más  antiguas  son  más  complica- 
das, y  que  en  su  curso  se  han  ido  volviendo  analíticas-  Com- 
párense, en  prueba,  los  dialectos  del  latín  con  esta  lengua, 
ó  véanse  las  observaciones  que  sobre  el  particular  hace 
Renán  en  su  Origen  del  lenguaje. 

Pero  si  no  obstante  esto  queremos  llevar  la  duda  más 
adelante,  y  preguntamos  de  nuevo  si  es  absolutamente  impo- 
sible encontrar  lenguas  de  la  clase  que  he  mencionado,  se- 
rá preciso  decir  que  no  puede  contestarse  sin  ligereza  de 
una  manera  completamente  negativa,  porque  para  esto  era 
preciso  que  conociéramos  ya  todos  los  idiomas  del  globo,  y 
que  ellos  confirmaran  lo  que  se  ha  tratado  de  sostener. 


536  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

Mas  como  muchas  lenguas  aún  son  desconocidas,  como  en 
las  que  conocemos  se  encuentran  grandes  anomalías,  y  co- 
mo los  idiomas  sufren  revoluciones,  acaso,  por  más  extra- 
fio  que  parezca,  se  encuentren  algunos  que  realmente  sean 
solo  análogos  en  el  diccionario  ó  en  la  gramática.  En  este 
caso,  y  con  tal  de  que  se  observen  las  reglas  asentadas  an- 
tarior  mente-  el  filólogo  puede  asegurar  la  analogía  de  tales 
lenguas,  porque  aunque  lo  completamente  satisfactorio, 
como  se  ha  sostenido,  y  lo  indudable,  es  la  igualdad  ó  dife- 
rencia en  diccionario  y  gramática,  tampoco  se  puede  atri- 
buir á  la  casualidad  la  analogía  en  sólo  una  ú  otra  cosa- 
Quedan,  pues,  discutidos  los  sistemas  empleados  por  los 
filólogos,  y  fundado  el  que  me  propongo  seguir:  réstame 
únicamente  explicar  el  plan  de  la  presente  obra. 

Va  dividida  en  tres  partes:  la  primera  descriptiva,  la  se- 
gunda comparativa,  y  la  tercera  crítica. 

Los  materiales  que  hoy  poseemos  sobre  las  lenguas  de 
México,  y  de  que  ya  he  hablado,  son  gramáticas,  dicciona- 
rios y  escritos  religiosos  hechos  por  los  misioneros,  en  su 
mayor  parte.  En  el  tiempo  en  que  escribieron,  la  gramáti- 
ca estaba  muy  atrasada,  de  modo  que  no  tuvieron,  general- 
mente hablando,  más  modelo  que  la  latina  de  Nebrija,  y  á 
ella  quisieron  amoldar  las  lenguas  del  país.  De  aquí  han 
resultado  tales  errores,  que  es  preciso  purificar  una  á  una 
cada  gramática  para  poder  presentar  en  la  -posible  pureza 
las  lenguas  de  México.  "Si  se  desea  conocerla  bella  lengua 
''mexicana,  dice  Du  Ponceau,  no  hay  que  contentarse  con 
"lo  que  dicen  los  gramáticos  españoles;  es  preciso  estudiar, 
"camparar  y  juzgar  por  sí."  Lo  mismo  puede  decirse  de  to- 
das las  otras  lenguas.  En  consecuencia,  la  parte  descripti- 
va servirá  para  describir  cada  una  de  la  manera  más  clara, 
sencilla  y  concisa  que  me  sea  posible,  á  fin  de  dar  á  cono- 
cer su  sistema,  que  es  lo  que  hace  á  mi  objeto- 

Dos  métodos  pudiera  seguir;  uno,  presentar  sencillamen- 
te el  resultado  de  mis  trabajos;  el  otro,  ir  discutiendo  los 
puntos  necesarios  y  sacar  las  consecuencias.  El  primer 
método  tiene  la  ventaja  de  no  fatigar  al  lector,  y  el  segundo 
de  satisfacerle:  he  creído,  pues,  deber  adoptar  un  medio- 
En  el  texto  presento  sencillamente  los  resultados  de  mis 
estudios;  pero  agrego  al  fin  de  cada  lengua  las  notas  nece- 


HISUORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  537 

sarias  para  comprobar  las  faltas  que  he  advertido  en  los 
autores  que  sigo. 

Como  todo  lo  que  puede  decirse  sobre  una  lengua  se  re- 
duce á  su  mecanismo,  su  diccionario  y  su  gramática,  en 
esas  tres  partes  se  divide  la  descripción  que  hago  de  cada 
una.  Considero  como  su  mecanismo  las  letras  de  que  se 
componen  las  palabras,  su  clase,  cambios,  pronunciación 
y  combinación;  el  número  de  sílabas  que  tienen  las  voces; 
su  acentuación;  composición  ó  formación.  Sobre  el  diccio- 
nario diré  la  clase  de  palabras  que  abundan,  ó  que  haya  no- 
tables en  algún  sentido-  Las  formas  gramaticales  serán  el 
último  objeto.  Cuando  la  lengua  tenga  dialectos,  los  expli- 
caré al  fin.  Con  el  nombre  de  noticias  preliminares  diré,  al 
principio  de  cada  lengua,  el  lugar  donde  se  habla,  explica- 
ré la  etimología  de  su  nombre  y  daré  algunas  noticias  bi- 
bliográficas; aquellas  únicamente  que  en  el  curso  de  mis 
estudios  me  ha  sido  dable  adquirir. 

Respecto  á  la  ortografía  que  pienso  seguir  en  todas  las 
lenguas,  haré  una  advertencia  general.  Varios  autores  res- 
petables han  querido  reformar  la  ortografía,  de  modo  que 
se  escriba  lo  mismo  que  se  pronuncia,  y  han  aducido  á  fa- 
vor de  su  pensamiento  razones  nada  despreciables.  Sin  em- 
bargo, otros  no  quieren  que  se  altere  en  lo  más  mínimo,  y 
entre  ellos  Nodier  llega  hasta  llamar  bárbaro,  ignorante  y 
falsario,  al  que  tal  hace.  Yo  soy  déla  opinión  de  Nodier, 
porque  siendo  el  lenguaje  la  expresión  de  nuestros  pensa- 
mientos, veo  que  lo  importante  es  conocer  el  verdadero 
sentido  délas  palabras,  y  esto  no  puede  lograrse,  en  las  len. 
guas  derivadas,  sino  por  medio  de  la  etimología;  y  la  étimo, 
logia  se  pierde  si  no  se  respeta  la  ortografía.  Pero  estas  ra 
zones  es  claro  que  sólo  hablan  con  las  lenguas  escritas;  que 
nada  valen,  pues,  respecto  á  las  indígenas  de  México,  y 
que,  por  lo  tanto,  es  un  despropósito  querer  adaptarles  to- 
dos los  defectos  de  la  ortografía  castellana.  En  consecuen- 
cia, advierto  que  el  alfabeto  de  esas  lenguas,  es  para  mí  el 
que  naturalmente  les  corresponde,  según  el  sonido,  con  cu- 
ya explicación  no  se  extrañarán  las  diferencias  que  en  este 
punto  se  me  noten  con  los  autores  que  me  sirven  de  guía. 

A  este  propósito  tengo  presentes  las  reglas  de  una  orto- 
grafía perfecta  que  desde  el  siglo  XVII  dieron  los  sabios 
de  Port-Royal  en  su  gramática  general. 


538  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

Primera,  Que  toda  letra  exprese  algún  sonido,  es  decir, 
que  no  se  escriba  nada  que  no  se  pronuncie. 

Segunda.  Que  todo  sonido  tenga  su  letra  correspondien- 
te, es  decir,  que  no  se  pronuncie  nada  que  no  esté  escrito. 

Tercera.  Que  cada  letra  sólo  exprese  un  sonido  simple  ó 
doble. 

Cuarta.  Que  un  mismo  sonido  no  se  exprese  con  varias 
letras. 

Esto  supuesto,  se  verá,  por  ejemplo,  que  las  letras  c,  q  y 
z  las  suplo  con  solo  la  k  y  la  z,  porque  la  c  falta  á  la  regla 
tercera  en  castellano,  pues  expresa  dos  sonidos  ca,  co,  cu, 
como  k,  y  ce,  ci,  como  z;  la  q  se  expresa  mejor  con  la  le,  omi- 
mitiendo  una  u  inútil  en  que  qui,  conforme  á  la  regla  pri- 
mera. 

Lo  que  sí  no  será  posible  remediar  de  un  modo  perfecto, 
es  lo  que  previenen  dichas  reglas,  en  cuanto  sea  necesario 
usar  de  caracteres  nuevos,  porque  no  es  fácil  encontrarlos 
en  la  imprenta,  por  lo  cual  en  este  punto  me  supliré  del  me- 
jor modo  posible  con  nuestras  propias  letras,  haciendo  las 
debidas  explicaciones. 

Me  ha  obligado  también  á  adoptar  esa  ortografía  otra  ra- 
zón, y  es  la  de  que  para  comparar  las  lenguas,  conviene  ha- 
cerlo fijándolas  de  una  manera  uniforme,  lo  cual  no  se  con- 
sigue sino  adoptando  un  mismo  método  para  todas.  Donde 
un  autor  pone  11,  otro  pone  y;  donde  aquel  puso  c,  éste  pu- 
so q,  de  lo  cual  resulta  que  palabras  iguales  parecen  dife- 
rentes, y  que  es  preciso  cansarse  en  hacer  explicaciones 
para  demostrar  su  analogía. 

Respecto  á  otros  puntos,  y  donde  crea  que  de  introducir- 
se variaciones  puede  resultar  oscuridad,  preferiré  seguir 
la  costumbre.  La  gramática  filosófica  ha  examinado  ya  va- 
rios puntos  satisfactoriamente,  y  las  gramáticas  particula- 
res se  van  aprovechando  de  sus  observaciones;  pero  esto 
está  muy  distante  de  ser  común,  y  así  es  que  si  adopto 
nombres  técnicos  desconocidos,  y  hago  divisiones  y  subdi- 
visiones poco  usadas,  aumentaría  la  dificultad  de  entender 
lenguas  extrañas,  y  no  conseguiría  mi  principal  objeto,  que 
es  la  claridad.  Empero,  podrá  haber  algunos  casos  en  que 
resulte  ésta,  y  no  confusión,  al  apartarme  de  la  costumbre, 
y  entonces  lo  haré. 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA.  539 

Sobre  la  pronunciación,  sólo  explicaré  la  de  de  aquellas 
letras  que  se  diferencien  de  las  del  castellano,  entendién- 
dose que  las  demás  se  pronuncian  como  en  nuestra  lengua, 
cosa  que  no  podía  hacer  de  otro  modo,  porque,  ó  la  pronun- 
ciación se  enseña  de  viva  voz,  ó  comparándola  con  la  de  otros 
idiomas:  lo  primero  no  puedo  hacerlo;  luego  el  segundo  me- 
dio es  el  que  me  queda,  y  ninguna  cosa  más  natural  que  to- 
mar por  punto  de  comparación  el  idioma  en  que  escribo  y 
que  mejor  conozco. 

En  cuanto  al  orden  de  presentar  las  lenguas,  me  ha  pare- 
cido indiferente,  pues  cada  una  puede  formar  parte  sepa- 
rada; así  es  que  las  he  puesto  según  aquel  en  que  las  he  ido 
estudiando. 

La  parte  comparativa  tratará  de  lo  que  su  nombre  indica, 
usando  el  sistema  mixto,  que  he  discutido  y  tratado  suficien- 
temente; advirtiendo  que  en  la  comparación  de  las  pala- 
bras, no  me  limitaré  á  las  primitivas,  sino  que  me  extende- 
ré á  las  que  indiquen  relaciones  políticas  comerciales,  etc., 
porque  es  clara  la  importancia  de  esto  para  la  historia  de 
los  pueblos. 

Debo  advertir,  para  conocimiento  de  los  lectores  poco 
instruidos  (pues  mi  idea  no  es  ia  de  escribir  sólo  para  los 
sabios,)  que  al  comparar  las  palabras  no  debe  esperarse  re- 
sulten enteramente  iguales  en  las  lenguas  análogas,  es  de- 
cir, que  conserven  exactamente  la  misma  forma,  porque  te- 
niendo tanta  flexibilidad  nuestros  órganos,  con  la  mayor  fa- 
cilidad se  cambian  las  letras  ai  pasar  de  un  idioma  á  otro. 

Lo  primero  que  se  observa  en  este  punto,  es  que  las  vo- 
cales, cuya  pronunciación  es  más  fácil,  son,  por  lo  mismo, 
las  más  frecuentes  en  cambiar,  como  se  ve  de  la  palabra 
piedra,  en  las  lenguas  siguientes: 

Alemán Stein. 

Godo ■  •  •  -. •  •  -Stains. 

Anglo- sajón   •  •  •  • Stan. 

Inglés Stone- 

Bajo  alemán Steen- 

Cimbro Stoane. 

Irlandés •  -  •    Steim. 

Frisón Sting. 

Sueco ....••••  Sti  n. 

Danés Steen- 


540  HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOGÍA. 

Lo  segundo  que  se  observa  es,  que  las  consonantes  se 
truecan  por  sus  afines,  es  decir,  labiales  por  labiales,  den- 
tales por  dentales,  etc.,  como  se  ve  en  los  siguientes  ejem- 
plos de  la  palabra  cavar. 

Godo Graba. 

Antiguo  alemán  •  •  •  .  .    .    . .  Gravo- 

Danés Grave. 

Sueco Graefva. 

Estoniano Kraioi. 

Lo  tercero  es,  que  aunque  suele  fallar  la  regla  anterior, 
el  estudio  hace  ver  que  hay  ciertas  mutaciones  particula- 
res que  pueden  fijarse,  pues  se  observa  que  generalmente 
tal  letra  se  cambia  en  tal  otra,  aunque  no  sea  su  afín;  v.  g., 
la /latina  se  vuelve  frecuentemente  h  en  español. 

Lo  cuarto  es,  que  no  sólo  cambian  letras  las  palabras,  al 
pasar  de  un  idioma  á  otro,  sino  que  pierden  ó  agregan  algu- 
nas como  puede  observarse  en  algunos  de  los  ejemplos  pues- 
tos anteriormente. 

En  fin,  la  parte  crítica,  tiene  por  objeto  hacer  un  juicio  de 
las  lenguas  de  México,  apreciar  sus  buenas  cualidades  y 
confesar  sus  defectos,  como  también  observar  respecto  á 
ellas  todo  lo  que  me  parezca  interesante  á  la  ciencia. 

La  presente  obra  podrá  salir  en  dos  ó  tres  volúmenes,  los 
cuales  publicaré  sucesivamente,  porque  es  muy  difícil  ad- 
quirir á  la  vez  todos  los  materiales  necesarios:  la  casualidad 
que  proporciona  hoy  un  buen  surtido  de  libros,  deja  de  pre- 
sentarse después, durante  mucho  tiempo,  lo  cuales  natural 
que  suceda  en  un  país  donde  todas  las  empresas  literarias 
están  á  cargo  de  los  particulares,  donde  la  falta  de  gobier- 
no ha  hecho  imposible  hasta  ahora  la  formación  de  una. bi- 
blioteca nacional,  que  debía  contener  todos  los  documentos 
de  nuestra  historia  y  antigüedades.  Sólo,  pues,  al  favor  de 
mi  hermano  político  D.  Joaquín  García  Icazbalceta  y  de  los 
Sres-  Licenciados  D.  José  Fernando  Ramírez  y  D.  Pasca- 
sio  Echeverría,  debo  los  documentos  con  que  he  podido  co- 
menzar. 

Esa  misma  dificultad  que  hay  para  conseguir  materiales, 
me  hace  imposible  fijar  cuáles  y  cuántas  lenguas  deben  apa- 
recer en  la  presente  obra;  pero  sí  advertiré,  que  en  manera 
ninguna  he  pensado  estudiar  todas  las  que  se  hablan  en  Mé- 


HISTORIA  Y  APLICACIONES  DE  LA  FILOLOFÍA.  541 

xico,  pues  sería  un  trabajo  inútil.  Los  misioneros,  á  quie- 
nes debemos  el  conocimiento  de  ellas,  notaron  al  usarlas  la 
analogía  de  las  más  parecidas,  con  sólo  la  simple  práctica, 
y  sin  necesidad  de  análisis  científicas.  En  consecuencia, 
cuando  esos  prácticos  dicen  que  ciertos  idiomas  tienen  ana- 
logía, no  es  preciso  estudiarlos  todos,  sino  sólo  algunos  por 
vía  de  rectificación  y  para  conocer  su  sistema:  si  ya  se  sabe 
que  tales  y  cuales  lenguas  tienen  analogía, 'sería,  en  efecto, 
fastidioso  y  superfluo  repetir  una  misma  cosa.  A  lo  que  se 
dirige,  pues,  principalmente  la  presente  obra,  es  á  presen- 
tar aquellos  idiomas,  cuya  analogía  ó  diferencia  no  se  cono- 
ce, ni.puede  conocerse,  si  no  es  por  medio  de  procedimien- 
tos lingüísticos. 


1862. 


SOTAS 


AL    VOCABULARIO    DE    LA     LENGUA    CASTELLANA 
DEL  P.  J.  DE  ORTEGA. 


El  P.  Ortega  se  refiere  en  varios  lugares  de  su  obra  al 
arte  del  idioma  Cora  que  pensaba  escribir;  pero  dicho  arte 
si  acaso  llegó  á  escribirse,  se  ha  perdido,  pues  nadie  tiene 
noticia  de  él,  y  es  desconocido  entre  los  bibliógrafos. 

II 

El  idioma  Cora  se  conoce  también  con  los  nombres  de 
Chora,  Chota  y  Nayarita.  Este  último  nombre  le  viene  de 
que  se  ha  hablado,  y  aun  se  habla,  en  la  Sierra  delNayarit, 
perteneciente  al  Estado  de  Jalisco. 


III 

Hay  otro  idioma  llamado  Cora  en  California,  que  es  un 
dialecto  del  Guaycura  ó  Vaicura,  diferente  al  que  se  habla 
en  Jalisco;  para  comprobar  su  diferencia  he  comparado  va- 
rias palabras  del  Guaycura  y  del  Cora  de  Jalisco;  y  las  he 
encontrado  totalmente  diferentes.  Ejemplos. 


Cora. 

Vaicura. 

Padre. 

1  iyaoppa. 

Are. 

Tu  estás. 

Petelibe- 

Doí. 

Todos . 

Manaicnic. 

Pu. 

Hombre. 

Tevit. 

Ti. 

NOTAS. 


543 


Cora. 


Va  i  cura. 


Y. 

Acta. 

TscJiie. 

Tierra  ó  mundo. 

Chiarcicut. 

Datemba. 

Aquí. 

Yye. 

Taupe. 

Arriba. 

Mehtevi- 

Aena- 

Comida. 

Queahti- 

Bue. 

Dar. 

Ta. 

Ken- 

Día- 

Xeucat. 

Untairi. 

Perdonar. 

Ataouniri. 

Kuistcha. 

Como. 

Ewpat. 

Pae. 

Obediente. 

Teatzahuateacame- 

Tébarrakere. 

No. 

Ehe. 

Ba. 

Algo. 

Titac. 

Ue- 

Yo. 

Xtupue,  nea. 

Be. 

Tú. 

Ajnie,  ap. 

El. 

El. 

Aehpu,  aehy. 

Tutan. 

Nosotros. 

Ytea  n . 

Cate. 

Vosotros. 

Animo,  an. 

Peti. 

Ellos. 

Aehmo,  aeJim. 

Tiicava- 

Mío. 

Ne. 

Be,  me,  mi,  m. 

Tuyo. 

A- 

Ei,  e,  et- 

Suyo. 

Ana,  hua. 

Ti,  te,  t 

Nuestro. 

Ta. 

Kepe- 

Por. 

Keme. 

Deve. 

Sobre. 

Apoan. 

1  ina- 

Juga. 

Muaitec. 

Anuckiri. 

Hijo. 

Tiperic,  tiyaoh- 

Tschanu. 

Nariz. 

Tzoriti- 

Námu. 

La  única  voz,  de  las  que  he  podido  ver,  que  se  asemeja  en 
los  dos  idiomas  es  eüa,  que  es  un  dialecto  del  Cora  de  Ja- 
lisco, significa  tuyo,  y  que  como  hemos  visto  antes,  en  el 
Guaicura  es  ei. 

En  la  gramática,  aunque  se  encuentran  algunas  frases 
análogas  en  las  dos  lenguas,  hay  otras  esenciales  del  todo  di- 
ferentes. Por  ejemplo,  en  el  idioma  Guaicura  el  infinitivo 
es  la  raíz  de  los  verbos,  mientras  que  el  Cora  carece  de  ese 
modo,  y  la  radical  ó  forma  más  pura  del  verbo  es  el  presen- 
te de  indicativo. 


544  NOTAS. 

IV 

En  el  párrafo  2o  de  las  advertencias,  dice  el  P.  Ortega 
que  «en  el  idioma  Cora  hay  diptongos  de  dos  6  más  vocales.» 
Sobre  esto  hay  que  hacer  dos  observaciones.  La  primera, 
que  diptongos  de  dos  vocales  no  los  hay  en  ninguna  lengua, 
porque  por  diptongo  se  entiende  «la  unión  de  dos  vocales 
que  se  pronuncian  en  un  sólo  tiempo,  «cuya  definición  es 
conforme  con  la  rigorosa  etimología  de  la  palabra  diptongo, 
formada  de  las  voces  griegas  dis  dos  voces,  y  phtoggos  soni- 
do. La  otra  observación  es,  que  conforme  á  los  signos  que 
el  mismo  Ortega  usa  para  marcar  cuando  las  vocales  juntas 
se  pronuncian  en  un  solo  tiempo,  resulta  que  esto  no  se  ve- 
rifica sino  con  dos  ó  tres  vocales;  pero  no  con  más,  de  mo- 
do que  lo  que  debe  decirse  es  que  en  el  idioma  Cora  abun- 
dan los  diptongos  y  los  triptongos. 

V 

En  el  párrafo  39  se  dice  que  hay  en  el  Cora  algunas  pala- 
bras del  idioma  mexicano.  El  conocimiento  que  tengo  de 
una  y  otra  lengua,  me  permiten  asegurar  que  no  sólo  hay 
palabras  del  mexicano  en  el  Cora,  sino  también  algunas  for" 
mas  gramaticales. 

VI 

En  el  párrafo  5o,  confunde  el  Padre  Ortega  la  cantidad 
de  las  palabras  con  el  acento. 

VII 

En  el  párrafo  6*?  no  dice  el  mismo  autor  que  haya  partici- 
pios ;  pero  examinando  el  diccionario  se  nota  que  hay  muchos 
verbales  que  parecen  serlo,  los  cuales,  generalmente  se 
forman  agregando  al  verbo  las  terminaciones  came  ó  hua- 
ME,  y  los  más  llevan  también  la  partícula  prepositiva  tí. 
Ejemplos: 


NOTAS.  545 


Tichuicame,  el  que  canta. 
Tipítuihuame,  el  que  afila. 
Timuachcacame,  el  que  ama. 
Titahuarne,  el  que  hace. 


VIII 

No  sólo  en  el  idioma  Cora  hay  algunas  formas  gramatica- 
les diferentes,  según  se  trata  de  seres  animados  ó  inanima- 
dos, sino  en  casi  todos  los  idiomas  de  México,  que  conozco. 
Sin  embargo,  en  ninguno  de  ellos  se  encuentra  un  sistema 
completo  y  constante  sobre  ese  punto:  en  el  idioma  donde 
se  haya  perfectamente  desarrollado  ese  sistema  es  en  el 
Algonquín,  que  se  habla  en  los  Estados  Unidos  del  Norte, 
en  cuyo  idioma  el  nombre  sustantivo  es  diferente,  según 
sea  de  animado  ó  inanimado  requeriendo  adjetivos,  verbos, 
y  pronombres  que  concuerden  con  él. 


1860. 


-*«+►-•- 


35 


OBSERVACIONES  A  LOS  NOMBRES  AZTECAS 

QUE  USA  HERNÁNDEZ  AL  HABLAR  DEL  MAGUEY. 


Metl-coxtli,  maguey  amarillo. 

La  palabra  que  generalmente  se  usa  en  mexicano  para 
decir  amarillo,  es  cwdic,  como  escribe  Molina,  ó  coztic,  se- 
gún escribe  Pedro  Arenas;  pues  hay  muchas  palabras  me- 
xicanas en  las  cuales  unos  autores  usan  u  y  otros  o,  por  las 
razones  que  he  dado  en  mi  «Cuadro  de  las  lenguas  indíge- 
nas,» y  cuyas  razones  me  obligaron  á  admitir  en  el  alfabeto 
mexicano  una  vocal  más,  la  u  oscura.  La  x  en  lugar  de  la  z, 
puede  considerarse  como  una  variedad  ortográfica,  que  se 
podría  comprobar  con  diversos  ejemplos,  aunque  la  pro- 
nunciación de  la  x  y  de  la  z  sea  diferente;  pero  á  lo  que  no 
encuentro  explicación  es  á  la  diferencia  que  hay  entre  las 
finales  ic  y  li:  en  mexicano  se  alteran  las  finales  en  compo- 
sición; pero  sólo  cuando  concurre  el  pronombre  posesivo. 

Mexcahuetl,  maguey  de  comer.  Mezcal  es  una  especie  de 
maguey,  ó  el  aguardiente  que  de  él  se  saca;  pero  no  com- 
prendo por  qué  se  traduce  por  comer,  que  en  mexicano  es 
nula:  qualoni,  significa  comestible,  cosa  de  comer. 

Mexocotl,  maguey  de  ciruelas.  Me,  es  una  contracción  de 
metí,  maguey,  muy  usada  en  mexicano  al  componerse  las 
palabras.  Xocol  es  la  fruta  que  llamamos  tejocote,  propia 
de  México,  y  diferente  á  la  ciruela:  es,  pues,  mala  la  traduc- 
ción . 

etl,  maguey  bebedor  de  agua- 

Negua  puede  considerarse  como  derivado  del  verbo  ne- 
que  significa  «beber  miel  cruda  de  maguey.» 


OBSERVACIONES  Á  LOS  NOMBRES  AZTECAS.  547 

Tepemexcaüi,  maguey  montuno.  Tepe  es  una  contrac- 
ción de  tepetl,  monte:  mexcali,  es  lo  que  llamamos  mezcal, 
y  sobre  cuya  palabra  hemos  hablado  ya. 

Tlacameü,  maguey  que  también  se  llama  amarillo.  No  en- 
cuentro razón  ninguna  para  esta  traducción.  Tlaca  es  una 
palabra  que  puede  derivarse  de  tantas  otras,  que  se  presta 
á  diversas  interpretaciones.  Sin  embargo,  no  sería  invero- 
símil suponer  que  tlaca  es  una  construcción  de  tlacatl,  per- 
sona ó  señor,  como  quien  dice,  «maguey  de  primera  clase.» 

Tcometl,  maguey  de  Dios.  Teo  es  una  contracción  de  teotl, 
Dios 

Pati,  maguey  de  pita.  Por  pita  se  entiende  el  maguey 
mismo  ó  las  hebras  que  de  él  salen;  pero  en  ninguno  de  los 
casos  encuentro  analogía  con  la  palabra  pati,  que  tiene  en 
mexicano  significado  muy  diverso. 

Quetzalichtli,  maguey  de  pita  ó  ixtle.  Quetzali  es  un  pá- 
jaro de  plumas  verdes  muy  estimadas,  que  se  encuentra  en 
Chiapas  y  Guatemala;  pero  también  pudiera  considerarse 
esa  palabra  como  una  contracción  de  quetmlli,  pluma  rica, 
larga  y  verde.  En  el  presente  caso  pudiera  tomarse  esa  pa 
labra  en  un  sentido  metafórico,  significando  «cosa  delica- 
da, estimada,  de  buena  clase,  preciosa, >  y  áello  nos  autori- 
za el  ejemplo  de  Quetzal-uexotl,  que  significa  sauce  delica- 
do, y  de  mejor  ley  que  los  otros  sauces.  «Ichtli,  (con  ch,) 
significa  «copo  de  de  maguey  ;>  ixtli,  (con  x),  el  haz  ó  nudo 
de  la  caña. 

Xolometl,  maguey  de  ciervo-  Aquí  hay  una  falta  de  orto- 
grafía, pues  debe  decirse  siervo  (con  s):  xolo,  significa  es- 
clavo, criado,  siervo-  Mazatl  es  3a  palabra  mexicana  que  sig- 
nifica venado  ó  ciervo  (con  c)- 

ñíechichilt,  maguey  negro.  Debe  escribirse  mechichitl.  Me 
es  una  contracción  de  metí,  maguey;  chichitl  significa  sa- 
liva ó  bojes;  pero  también  puede  ser  un  verbal,  ele  los  que 
terminan  en  ti,  derivado  del  verbo  chichi,  mamar  ó  chupar, 
y  así  podríamos  traducir  «maguey  que  se  chupa;»  pero  de 
ninguna  manera  chichitl  puede  significar  negro,  que  en  me- 
xicano es  tliltic. 

Tepálcametl,  maguey  cimarrón  ó  amarillo.  No  encuentro 
explicación  satisfactoria  de  la  palabra  tepalca- 

Metometl,  lechugilla-  Tampoco  encuentro  explicación  sa- 
tisfactoria de  la  palabra  meto. 


5-18  OBSERVACIONES  Á  LOS  NOMBRES  AZTECAS- 

CosmetL  maguey  blanco-  El  adjetivo  blanco  en  mexicano 
es  iztac  ó  ixtac. 

Ixmetl,  maguey  cimarrón.  No  encuentro  traducción  á  la 
palabra  ix- 

Soxotic,  verde  limón.  Esta  palabra  está  mal  escrita,  pues 
debe  ser  xoxotic,  y  significa  «verde  descolorido  ó  crudo- > 

Mepichahuac,  maguey  cenizo-  Pichahuac  ó  pitzahuac,  sig- 
nifica delgado:  cenizo  en  mexicano,  se  traduce  por  nextic  ó 
nexo. 

Mexoxotl,  verde  limón.  Véase  lo  dicho  sobre  la  palabra 
xoxotic,  que  es  lo  mismo  que  xoxotl 

Mecometl,  maguey  chichimeco.  Es  sabido  que  los  chichi- 
mecos  fueron  una  nación  bárbara  que  sucedió  á  los  tolte- 
cas:  los  españoles  dieron  el  nombre  genérico  de  chichime- 
cos  ó  mecos  á  diversas  tribus  salvajes. 

Sosometl,  cimarrón  ó  maguey  tendido.  Creo  que  debe  es- 
cribirse xoxo  y  buscarse  la  etimología  de  esta  palabra  en 
xoxotic,  verde. 

Mecuametl,  cimarrón  fino.  No  encuentro  explicación  á  la 
palabra  mecua- 

Tensxmetl.   Tenex  es  una  abreviación  de  tenextli,  cal- 

Ixtametl,  maguey  salado.  Debe  escribirse  iztatl,  signi- 
fica la  sal. 

Soyametl,  maguey  de  fuego.  La  palabra  fuego  en  mexi- 
cano es  tlelt 

Meyollotli,  tronco  del  maguey.  Está  mal  traducido,  pues 
yollotli,  significa  corazón.  Debe  pues,  decirse,  «cogollo  del 
maguey,»  y  así  lo  traduce  Molina  en  su  diccionario. 

MequioÜ,  tallo  del  maguey.  Me,  abreviación  de  metí, 
maguey;  quiotl,  tallo,  cuya  palabra  castellanizada  esquióte. 

Meconetl,  hijo  del  maguey.  Conetl,  significa  niño  ó  niña, 
y  de  esa  palabra  viene  coconete,  una  de  las  palabras  azte 
cas,  que  en  México  se  han  introducido  en  la  conversación. 

Xinocliüí,  pulque  fermentado,  madre  del  pulque.  Nochlli 
significa  tuna- 

Tinacalli,  comalli,  a.cocotU  fatetl;  nombres  de  utensilios 
muy  conocidos  de  toda  clase  de  personas  en  México. 

México,  Agosto  de  1864. 


iMmi  ñ  ciencia 


DISERTACIÓN  LEÍDA  EN  LA  SOCIEDAD    MEXICANA 
DE  HISTORIA  NATURAL. 

Señores: 

Al  presentarme  hoy  entre  los  ilustrados  miembros  que 
componen  la  Sociedad  Mexicana  de  Historia  Natural,  mis 
primeras  palabras  son  dictadas  por  la  gratitud.  En  todo 
tiempo  y  en  cualquier  circunstancia,  es  muy  de  agradecer 
la  honra  que  se  dispensa  á  un  individuo  con  agregarle  á 
una  corporación  científica;  pero  mucho  más  cuando  el  nom- 
bramiento recae  en  persona  como  yo.  que  conoce  positiva- 
mente deberle  atribuir  á  la  bondad  de  quien  la  ha  conferi- 
do, y  no  á  su  propio  mérito.  Efectivamente,  es  cierto,  y  me 
honro  en  manifestarlo,  que  he  consagrado  al  estudio,  no 
sólo  mis  ratos  de  ocio,  sino  casi  toda  mi  vida;  pero  no  es 
menos  cierto  también  que  siendo  tan  vasto  el  campo  de  las 
ciencias  humanas,  no  he  podido  reunir,  hasta  ahora,  res- 
pecto á  la  Historia  Natural,  sino  los  conocimientos  comu- 
nes que  se  adquieren  leyendo  las  obras  elementales,  faltán- 
dome aquella  variedad  y  aquella  profundidad  científica  que 
se  requieren  para  poder  aspirar  al  nombre  de  natura- 
lista. 

Sin  embargo,  el  nombramiento  que  en  mí  ha  recaído  co 
mo  miembro  honorario  de  la  Sociedad  Mexicana  de  Histo- 
ria Natural,  me  estimula,  desde  ahora,  á  fijar  mi  atención 
empeñosamente  en  los  ramos  que  componen  esa  ciencia,  y 
no  sólo,  sino  que  su  estudio  le  considero  ya  como  un  deber: 
deber   muy  agradable  por  una  parte,  y  por  otra  fácil  de 


550  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

cumplir,  en  cuanto  á  la  elección  de  buenos  maestros  que  la 
fortuna  me  depara  entre  mis  ilustrados  consocios. 

Pero  mientras  me  es  posible  extender  mis  conocimien- 
tos en  las  materias  á  que  este  Instituto  se  dedica,  á  fin  de 
contribuir  ásu  desarrollo  con  mis  propios  trabajos  y  obser- 
vaciones, permítaseme  aliora  hacer  una  breve  disertación 
acerca  de  un  punto  que  se  refiere  á  alguno  de  mis  estudios 
favoritos,  y  que  al  mismo  tiempo  tiene  analogía  con  las 
ciencias  de  la  naturaleza. 

Voy  á  examinar  si  es  exacto,  como  lo  manifiesta  Mülier,1 
Schleicher2  y  otros  sabios  contemporáneos,  que  la  lingüís- 
tica sea  ciencia  natural- 

Para  proceder  con  buen  método  en  este  examen,  veamos 
primeramente  cuáles  son  las  principales  clasificaciones  que 
se  han  hecho  de  las  ciencias  humanas. 

Desde  antes  que  existiera  el  canciller  Bacon,  se  trató  fre- 
cuentemente de  clasificar  las  ciencias  y  las  artes,  figuran- 
do en  primer  lugar  el  trabajo  atribuido  generalmente  á 
Porfirio,  pero  algunos  creen  ser  obra  de  Ramus.  Empero 
todo  lo  que  se  hizo  antes  de  Bacon,  quedó  eclipsado  por  el 
sistema  de  clasificación  que  presentó  este  filósofo,  3  cuyo 
sistema  ha  privado  hasta  una  época  muy  reciente,  porque 
aunque  D'Alembert  le  mejoró,  quedó  sin  embargo  lo  mis- 
mo en  sus  bases  fundamentales.  D'Alembert  expuso  su 
clasificación  en  el  «Discurso  preliminar  de  la  Enciclopedia. » 
y  mereció  una  acogida  entusiasta. 

Desgraciadamente  el  sistema  de  Bacon  es  una  de  aque- 
llas obras  brillantes,  pero  sin  fundamentos  sólidos;  de  aque- 
llas que  seducen  al  pronto  la  imaginación,  pero  que  no 
resisten  la  análisis  del  raciocinio;  así  es  que  aunque  do- 
minó mucho  tiempo,  se  fueron  descubriendo  poco  á  poco 
sus  defectos,  hasta  que  plumas  atrevidas  las  atacaron  de 
frente  y  con  esfuerzo. 

La  división  general  de  la  ciencia,  según  el  sistema  de  Ba- 
con, consiste  en  historia,  poesía  y  filosofía,  división  que  se 
deriva  de  las  facultades  intelectuales  memoria,  imagina- 
ción y  razón. 

1  Lecturea  on  the  science  of  language,  lee.  I. 

2  Langues  de  l'Europe  moderne,  Introd. 

3  (Euvres  de  Bacon,  yol.  I,  pág.  98  y  síg.  (París,  1845.) 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  551 

Sin  ocuparme  en  lo  accesorio,  y  contrayéndome  pura- 
mente á  los  fundamentos  del  sistema  de  Bacon,  es  fácil  se- 
ñalar los  defectos  capitales  de  que  adolece. 

Las  facultades  del  alma,  en  un  buen  sistema  sicológico, 
no  son  memoria,  imaginación  y  razón,  sino  inteligencia,  sen- 
sibilidad y  voluntad.  La  voluntad  es  una  é  indivisible;  pero 
no  sucede  lo  mismo  con  la  inteligencia,  que  es  múltiple,  y 
de  tal  manera,  que  la  división  que  de  ella  hace  la  sicología 
es  un  hecho,  hecho  que  se  manifiesta  en  diversas  enferme- 
dades que  ocasionan  la  abolición  parcial  de  las  facultades 
intelectuales.  En  la  inteligencia  se  distinguen  la  percep- 
ción con  que  nos  hacemos  cargo  de  los  objetos  presentes, 
la  memoria  con  que  conocemos  lo  pasado  y  la  inducción 
que  nos  sirve  para  inferir  lo  futuro;  la  razón  es  la  facultad 
superior  de  la  inteligencia,  y  ella,  así  como  las  otras  men- 
cionadas, son  los  manantiales  de  nuestras  ideas-  Sin  em- 
bargo, aun  hay  que  añadir  cierto  número  de  procedimien- 
tos, por  los  cuales  el  espíritu,  sin  añadir  conocimientos 
nuevos  á  los  que  ya  posee,  los  trasforma  para  servirse  de 
ellos,  y  esto  sucede  con  la  abstracción,  la  generalización, 
el  juicio  y  el  raciocinio- 

También  la  sensibilidad  es  múltiple,  como  la  inteligencia, 
siendo  diversos  los  orígenes  de  nuestros  sentimientos  y 
distinta  su  naturaleza;  de  manera  que  no  tienen  de  común 
sino  el  ser  todos  placeres  ó  penas,  y  el  experimentarse  por 
una  misma  conciencia. 

De  todo  esto  resulta  que  Bacon  y  D'Alembert,  al  tomar 
como  base  de  clasificación  las  facultades  del  alma,  omitie- 
ron la  sensibilidad,  la  voluntad  y  varias  manifestaciones  de 
la  inteligencia:  esa  clasificación  es,  pues,  incompleta  en  sus 
mismos  cimientos. 

Pero  además,  es  fácil  observar  que  no  hay  un  ramo  de 
arte  ó  ciencia  que  no  pueda  aplicarse,  bajo  uno  ú  otro  as- 
pecto, á  diversas  facultades;  por  ejemplo  la  poesía,  que  no 
sólo  corresponde  á  la  imaginación,  como  resulta  del  sistema 
de  Bacon,  sino  que  también  se  dirige  á  la  razón  y  á  los  sen- 
tidos- *  Estos  defectos,  y  otros  varios  de  segundo  orden, 
fué  fácil,  como  lo  indiqué,  ir  encontrando  al  sistema  que 

1  Sobre  este  punto  consúltese  especialmente  á  Hegel,  E-tltctiqw,  y  An- 
cillon:  De  la  nature  de  la  po<s¡r. 


552  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

nos  ocupa;  pero  hasta  Diciembre  de  1815,  el  filósofo  esco- 
cés Dugald  Stewart;  en  el  «Discurso  preliminar  del  suple- 
mento á  la  nueva  Enciclopedia  británica  de  Edimburgo> 
le  censuró  severamente.  Stewart  dice  que  al  principio  se 
alucinó  con  el  cuadro  presentado  por  D'Alembert,  pero  que 
examinándole  bien  se  convenció  de  que  sus  procedimientos 
lógicos  eran  enteramente  falsos,  y  lo  demuestra  por  medio 
de  una  razonada  impugnación,  aunque  sin  presentar  una 
clasificación  nueva  de  las  ciencias,  que  sustituya  á  la  de 
D'Alembert. 

Casi  al  mismo  tiempo  que  Stewart,  el  célebre  jurisconsul- 
to inglés  Bentham  impugnó  el  referido  sistema,  señalán- 
dole seis  clases  de  defectos:1 

1^  En  la  designación  de  asunto. 

2^  En  la  elección  de  primera  fuente  de  las  divisiones. 

3^  En  el  método  de  división. 

4^  En  el  número  de  ramos. 

5^  En  los  caracteres  distintivos  de  las  diferentes  mani- 
festaciones. 

6^  En  la  frecuencia  de  repeticiones. 

Bentham  funda  bien  sus  argumentos,  y  después  de  leer 
todas  las  observaciones  que  hace,  no  queda  duda  alguna 
sobre  lo  erróneo  de  la  clasificación  de  Bacon;  pero  no  con- 
tento con  refutar,  propuso  un  nuevo  plan  de  clasificación- 

¿Fué  tan  feliz  el  jurisconsulto  inglés  en  la  invención  de 
su  sistema  como  en  la  refutación  del  otro?  Desde  luego  ob- 
servaré que  no  he  encontrado  en  mis  lecturas  ataque  nin- 
guno al  sistema  de  Bentham;  pero  tampoco  sé  que  haya  si- 
do admitido  por  los  sabios,  y  en  consecuencia  parece  que 
tuvo  la  triste  suerte  de  quedar  olvidado. 

En  mi  concepto,  la  clasificación  de  Bentham  peca  en  tres 
puntos  principales,  que  paso  á  indicar. 

En  primer  lugar,  participa  del  error  en  que  descansa 
todo  su  sistema  filosófico,  y  es  el  principio  de  utilidad,  pues 
es  sabido  que  Bentham  se  considera  como  el  jefe  de  los  uti- 
litarios modernos,  y  lo  útil  no  puede  servir  de  noción  cien- 
tífica, porque  es  una  idea  puramente  relativa,  no  supone 
aquella  fijeza  que  debe  tener  todo  principio  verdaderamen- 
te tal.  ¿Qué  entendemos,  en  efecto  por  útil?  Aquello  que 

1  (Euvre8 de  Bentham,  v.  III,  p.  314.  (Bruselas,  1840.) 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  553 

sirve  para  un  fin  determinado,  de  manera  que  una  misma 
cosa  puede  ser  unas  veces  útil  y  otras  inútil;  un  traje  grue- 
so, por  ejemplo,  es  útil  en  invierno  é  inútil  en  verano.  Sien- 
do, pues,  la  utilidad  una  cosa  puramente  relativa,  no  debe 
figurar  en  un  edificio  científico,  como  quiere  Bentham 
c  "indo  dice:  «El  bienestar  (lo  útil)  es  directa  ó  indirecta- 
mente el  objeto  de  todo  pensamiento  y  de  toda  acción  por 
parte  de  cualquier  ser  sensible  ó  pensador:  así  sucede  cons- 
tantemente, y  no  se  puede  dar  motivo  razonable  para  que 
sea  de  otro  modo.  Admitido  este  principio  se  puede  decir 
que  la  Eudemónica,  en  cualquiera  de  las  divisiones  de  que  es 
susceptible,  es  el  objeto  de  todo  arte  y  de  toda  ciencia.  La 
Eudemónica  es,  pues,  el  arte  de  contribuir  de  alguna  ma- 
nera ala  adquisición  del  bienestar,  y  es  la  ciencia  que  en- 
seña á  ejercer  ese  arte  con  buen  efecto.  Si  se  comparan 
las  artes  y  las  ciencias  á  un  edificio,  la  Eudemónica  será  la 
sala  común  ó  punto  de  reunión.  Cambiad  la  forma,  y  cada 
arte,  con  su  ciencia  correspondiente,  será  una  rama  del  ár- 
bol de  la  Eudemónica^1 

El  segundo  defecto  del  sistema  que  examino  es  que  su 
autor  no  hace  una  clasificación  general,  sino  que  simple- 
mente considera  el  árbol  científico  dividido  en  cincuenta  y 
siete  ramas,  y  cada  una  de  éstas  en  dos  partes. 

El  último  defecto  notable  del  sistema  de  Bentham  es  la 
fraseología  inventada  por  él,  fraseología  difícil  de  aprender, 
y  que  haría  necesario  un  nuevo  diccionario.  Por  ejemplo, 
la  jurisprudencia  lleva  el  nombre  de  autotética  ó  catanomo- 
tética;  la  geometría  de  nosología  mosfoscópica;  la  física  de 
poiosomatología,  y  aunque  estas  palabras  tenga,n  un  buen 
origen,  cual  es  el  idioma  griego,  se  nota  inmediatamente 
la  dificultad  que  su  admisión  presentaría  en  la  prác- 
tica. 

Rechazadas,  pues,  las  clasificaciones  hechas  hasta  Ben- 
tham, réstame  tan  sólo  que  hablar  de  la  adoptada  moderna- 
mente, cuya  división  general  consiste  en  dos  grandes  cla- 
ses de  ciencias,  las  naturales  y  las  históricas;  entendiéndo- 
se por  naturales  aquellas  que  se  refieren  á  las  obras  de  la 
Naturaleza,  y  por  históricas  las  que  se  refieren  á  las  obras 
del  hombre. 

1  Op.  cit. 


554  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

Por  mi  parte,  adopto  esta  clasificación,  porque  percibo 
se  puede  fundar  en  los  principios  siguientes : 

Entendemos  por  ciencia  «un  conocimiento  cierto  de  ver- 
dades, derivadas  de  otras  evidentes.»  No  hay  necesidad, 
para  mi  objeto,  de  averiguar  cuál  es  la  naturaleza  de  las 
primeras  verdades,  sino  que  basta  U  observación  de  que 
sólo  seres  inteligentes  como  Dios  y  el  hombre,  pueden  apli- 
car esas  verdades,  estableciendo  consecuencias,  ó  leyes  se- 
cundarias, cuyo  conjunto  forma  una  ciencia;  v.  g.,  la  Astro- 
nomía y  la  Jurisprudencia:  los  astros  y  sus  leyes  son  obras 
de  Dios,  y  por  eso  la  astronomía  se  comprende  entre  las 
ciencias  naturales;  las  leyes  que  la  jurisprudencia  tiene  por 
objeto,  son  obra  del  hombre,  y  por  esta  razón  debe  colocar- 
se entre  las  ciencias  llamadas  históricas. 

Que  hay  obras  de  Dios  y  obras  del  hombre,  es  un  hecho, 
y  tiene  toda  la  fuerza  de  tal  en  el  sistema  que  examino.  Ya 
puse  de  ejemplo  la  Astronomía  y  la  Jurisprudencia;  pero 
pondré  otro,  la  Pintura:  las  leyes  de  la  visión,  bajo  el  nom- 
bre de  Óptica,  forman  una  ciencia  natural,  porque  Dios  es- 
tableció esas  leyes;  pero  las  reglas  de  la  pintura  son  una 
aplicación  humana,  y  en  consecuencia,  entran  en  la  clase  de 
ciencias  ó  artes  históricas,  cuya  subdivisión  de  arte  y  cien- 
cia no  hay  necesidad  de  establecer  aquí. 

Por  último,  la  clasificación  adoptada  cumple  con  esta  re- 
gla de  la  lógica:  «que  en  la  división  deben  enumerarse  to- 
das las  partes.»  Efectivamente,  examínense  todos  nuestros 
conocimientos,  y  se  hallará  que  precisamente  son  obra  de 
Dios  ú  obra  del  hombre,  y  que  en  consecuencia,  encuentran 
cabida  en  alguna  délas  dos  divisiones  propuestas,  sin  nece- 
sitar de  otra  tercera- 
Estás  razones  me  parecen  suficientes  para  admitir  la  cla- 
sificación de  las  ciencias  en  naturales  é  históricas;  mas  pa- 
ra saber  á  cuál  de  esas  dos  clases  pertenece  la  lingüística, 
queda  por  resolver  un  punto  esencial,  á  saber,  si  el  lengua- 
je es  obra  de  Dios  ú  obra  del  hombre:  como  ambas  opinio- 
nes cuentan  partidarios,  voy  á  examinarlas  y  á  establecer 
el  sentido  en  que  se  puede  admitir  la  primera  opinión. 

Lucrecio,1  y  con  él  toda  la  escuela  epicureista,  conside- 
raban á  los  primeros  hombres  casi  como  unos  brutos,  su- 

1  De  rerurn  natura,  lib.  V. 


¿LA  LINGÜISTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  000 

midos  en  la  más  completa  ignorancia  y  desprovistos  de  to- 
do recurso.  Matura  et  tur  pe  pecus,  fué  la  calificación  que  Ho- 
racio1 hizo  del  hombre  primitivo,  y  bajo  diferentes  hipóte- 
sis se  repitiólo  mismo,  en  susbtancia,  por  muchos  autores* 
siempre  que  se  trataba  de  explicar  el  origen  de  las  socie- 
dades humanas. 

Una  prueba  de  ello  son  los  filósofos  del  siglo  XVIII,2 
quienes  suponían  que  los  hombres,  después  de  haberse  des- 
arrollado de  los  gérmenes  materiales  que  les  dieron  origen, 
vivieron  sobre  una  tierra  selvática  como  huérfanos  abando- 
nados por  la  mano  desconocida  que  los  formara,  y  que 
obedeciendo  á  la  ley  ele  la  necesidad  inventaron  gradual- 
mente el  lenguaje  como  se  puede  inventar  un  arte  ó  una 
ciencia. 

Según  esos  filósofos,  las  primeras  necesidades  del  hom- 
bre le  condujeron  á  la  creación  de  un  lenguaje  que  llama- 
ban natural,  y  consistía  en  gestos,  movimientos  y  sonidos 
inarticulados;  pero  no  siendo  suficiente  el  lenguaje  natu- 
ral, se  acudió  á  inventar  otro  artificial,  es  decir,  la  palabra, 
el  cual  fué  pobre  y  defectuoso  al  principio.  Diferentes  opi- 
niones se  encuentran  acerca  de  los  primeros  mateiñales  del 
lenguaje;  pero  la  que  tuvo  más  partidarios  fué  que  las  pri- 
meras palabras  se  redujeron  á  algunos  monosílabos  ó  bre- 
ves interjecciones- 
La  impugnación  de  este  sistema  se  puede  fundar  en  dos 
puntos  principales,  la  ideología  y  3a  historia  de  las  lenguas. 
No  es  cierto,  como  adelante  lo  explicaré,  que  la  palabra 
precediera  á  la  idea,  es  decir,  que  para  pensar  sea  preciso 
oir  hablar;  pero  no  cabe  duda  en  que  el  lenguaje  es  un  po- 
deroso auxiliar  del  pensamiento,  y  por  eso  se  dice  que  mien- 
tras pensamos  tenemos  una  locución  interior,  de  manera 
que  no  se  comprende  un  raciocinio  algo  extenso  sin  el  auxi- 
lio de  la  palabra:  esta  es,  pues,  de  tal  importancia,  que  las 
ideas,  principalmente  las  metafísicas  y  morales,  quedan  en 
un  estado  imperfecto,  sin  el  auxilio  del  lenguaje,  que  nos  sir- 
ve como  de  recuerdo. 

Pero  el  lenguaje  es  un  sistema  maravilloso,  es  una  com- 
binación complicada  y  vasta  de  ideas  y  relaciones.  Pamilia- 

1  Lib.  I,  sat  3\ 

2  Véase,  entre  otro?,  á  Volnev.  Ruines. 


556  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

rizados  desde  la  cuna  con  el  lenguaje,  no  paramos  la  aten- 
ción en  él;  no  observamos  que  es  el  lazo  de  la  sociedad,  el 
depósito  de  las  verdades,  la  unión  délo  pasado  y  \0  presen- 
te, la  expresión  de  las  leyes,  la  manifestación  de  los  afectos, 
la  luz  del  mundo  moral.  Para  comprender  prácticamente  el 
tesoro  de  ideas  que  encierra  la  oración  más  sencilla,  repe- 
tiré aquí  un  ejemplo  puesto  por  un  metafísico  moderno.  1 
«No  he  querido  perseguir  más  lejos  la  ñera,  por  temor  de 
que  irritada  hiciese  daño.»  Esta  es  una  oración  de  aquellas 
que  se  oyen  en  el  grado  más  ínfimo  del  estado  social,  y  sin 
embargo,  contiene  ideas  de  tiempo,  de  acto  de  voluntad,  de 
acción,  de  continuidad,  de  espacio,  de  causalidad,  de  ana- 
logía, de  fin  y  de  moral. 

Tiempo-??o  he- 

Acto  de  voluntad-r/ueWrZo. 

Acción-perseguir- 

Continuidad-mas. 

Espacio-Jejos. 

Analogía-irritada, 

Motivo  y  fm-por  temor  de  que,  etc. 

Causalidad-Mc/esg  daño. 

Moralidad-no  dañar  á  otros. 

Ahora  bien;  ¿se  puede  suponer  racionalmente  que  el 
hombre  mudo,  es  decir,  en  estado  de  imperfección  sicoló- 
gica, inventara  el  idioma?  No  se  puede  admitir  semejante 
suposición  sin  ofensa  del  sentido  común. 

Pasando  á  consultar  la  historia  y  el  mecanismo  de  las 
lenguas,  vemos  que  es  falsa  la  supuesta  gradación  del  len- 
guaje, ya  se  le  considere  elevándose  desde  el  monosilabis- 
mo  hasta  el  polisilabismo,  ya  desde  la  interjección  hasta  el 
verbo,  ya  se  refiera  su  origen  exclusivamente  á  la  onoma- 
topeya. 

Nada  seduce  tanto  la  imaginación,  tratándose  del  lengua- 
je, como  suponer  que  el  hombre,  mudo  todavía,  procuró 
imitar  el  gorjeo  de  los  pájaros,  el  rugido  del  mar,  el  mur- 
murio del  arroyo,  el  soplo  de  la  brisa  y  el  estruendo  del  ra- 
yo.  Todo  esto  es  poético,  y  relativamente  verdadero;  pero 

1  Balines.  Filosofía  fundamental. 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  557 

establecido  de  una  manera  absoluta  y  bajo  el  aspecto  cien- 
tífico, es  falso,  no  se  funda  en  hechos,  sino  que  los  hechos 
lo  desmienten. 

Efectivamente,  un  sabio  respetable  por  sus  conocimien- 
tos y  apreciable  por  sus  virtudes,  Federico  Schlegel,  hizo 
hace  años  la  siguiente  manifestación:1  «Las  hipótesis  rela- 
tivas al  origen  del  lenguaje  hubieran  sido  enteramente  omi- 
tidas, ó  al  menos  hubieran  tomado  otra  forma,  si  en  lugar 
de  proceder  arbitrariamente  los  escritores  y  de  entregar- 
se á  las  ficciones  de  la  poesía,  hubieran  emprendido  fun- 
darlas en  investigaciones  históricas.  Pero  lo  que  especial- 
mente es  una  suposición  del  todo  gratuita  y  verdaderamen- 
te errónea,  es  la  de  atribuir  un  origen  igual  en  todas  par- 
tes al  lenguaje  y  al  desenvolvimiento  de  la  inteligencia.  La 
variedad  en  este  punto  es,  al  contrario,  tan  grande,  que  en- 
tre el  gran  número  de  lenguas,  apenas  se  encontrará  una 
que  no  pueda  servir  de  ejemplo  para  confirmar  alguna  de 
las  hipótesis  imaginadas  hasta  ahora  sobre  el  origen  de  las 
lenguas.  Por  ejemplo,  que  se  recorra  el  diccionario  de  la 
lengua  manchúa,  y  se  verá  con  asombro  su  multitud  des- 
proporcionada de  palabras  imitativas  y  onomatopeyas,  de 
tal  modo,  que  esas  palabras  componen  la  mayor  parte  déla 
lengua.  Si  ese  idioma  fuese  uno  de  los  primeros  y  de  los 
más  importantes,  si  otras  lenguas  tuvieran  en  su  origen  la 
misma  conformación  que  el  manchúa,  se  podría  adoptar  la 
opinión  que  atribuye  el  origen  de  todas  las  lenguas  á  ese 
principio  de  imitación.  Pero  ese  ejemplo  no  parece  servir 
más  que  para  demostrar  qué  forma  toma  algunas  veces,  ó 
debe  tomar,  una  lengua  que  puede  formarse  en  gran  parte 
según  ese  principio,  y  hará  renunciar  á  la  idea  de  querer 
explicar  del  mismo  modo  los  idiomas  que  ofrecen  un  aspec- 
to del  todo  diferente.  Que  se  considere,  en  efecto,  la  fami- 
lia entera  de  esas  lenguas  en  que  poco  ha  hemos  tenido  que 
ocuparnos  (indo-europeas),  y  se  verá  que  en  alemán  el  nú- 
mero de  las  palabras  onomatopeyas  y  que   imitan  los  soni- 
dos es  poca  cosa,  á  la  verdad,  comparado  con  el  ejemplo 
que  acabamos  de  citar;  pero  es,  sin  embargo,  considera- 
ble, y  acaso  no  es  menor  que  en  persa  ...  En  griego,  y  to- 

1  Essai  sur  la  langue  et  la  philosophie  des  indiens,  lib.  I,  oh.  5. 


558  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

davía  más  en  latín,  las  onomatopeyas  se  hacen  más  raras, 
y  en  el  sánscrito  desaparecen  tan  completamente,  que  pa- 
rece imposible  suponer  un  origen  semejante  á  la  totalidad 
del  idioma. » 

En  comprobación  de  las  observaciones  de  Schlegel,  diré 
que  el  estudio  particular  que  he  hecho  délos  idiomas  mexi- 
canos, me  ha  conducido  al  mismo  resultado  que  al  autor 
alemán.  En  México  tenemos  idiomas  donde  abundan  las 
onomatopeyas,  como  el  huaxteco  y  el  mame;  hay  otros  don- 
de se  encuentran  pocas  de  esas  voces,  como  el  mexicano  ó 
azteca;  en  algunos  casi  no  hay  palabra  que  pueda  referirse 
á  ese  origen,  como  el  pirinda,  donde  en  cosa  de  dos  mil 
quinientas  palabras  que  he  examinado,  apenas  hay  tres  ó 
cuatro  que  imitan  la  naturaleza;  y  en  fin,  existen  idiomas 
mexicanos,  como  el  raixteco,  donde  no  he  encontrado  una 
sola  onomatopeya,  no  obstante  que  he  leído  atentamente  su 
diccionario. 

Así,  pues,  cada  uno  de  estos  idiomas,  aun  en  la  adopción 
de  palabras  nuevas,  ha  seguido  su  propio  genio:  los  huax- 
tecos y  mexicanos,  al  conocer  el  perro  traído  por  los  espa- 
ñoles, dijeron  huahual  6  huahualoa,  ladrar,  imitando  la  na- 
turaleza; pero  los  mexicanos  llamaron  al  perro  chichi,  en- 
contrando la  razón  de  su  palabra,  no  en  el  ladrido,  sino  en 
la  semejanza  del  perro  con  otro  animal  indígena,  cuya  es- 
pecie ha  desaparecido. 

No  debemos,  pues,  extraSar,  en  vista  de  estos  hechos  ú 
otros  semejantes,  que  el  más  hábil  defensor  del  principio 
de  la  onomatopeya,  Herder,  después  de  haber  obtenido  el 
premio  ofrecido  por  !a  Academia  de  Berlín  al  mejor  ensayo 
sobre  el  origen  del  lenguaje,  renunciara  á  su  sistema,  al  fin 
de  su  vida,  y  adoptara  la  opinión  de  los  que  creen  que  el 
lenguaje  es  una  revelación  divina. 

Algunos  filósofos  rechazaron  la  hipótesis  de  la  onomato- 
peya, no  por  los  fundamentos  positivos  de  la  ciencia,  sino 
porque  consideraban  degradado  al  hombre,  suponiéndole 
imitador  de  los  irracionales  y  de  la  naturaleza  bruta.  ¿Por 
qué,  dicen  esos  autores,  por  qué  suponer  que  el  hombre 
imitara  á  los  animales,  cuando  él  tiene  gritos  propios  que 
le  arranca  el  dolor,  la  alegría  ó  la  esperanza?  Y  he  aquí  es- 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  559 

tablecido  el  sistema  de  las  interjecciones,  todavía  más  in- 
fundado que  el  de  la  onomatopeya. 

La  interjección  es  un  sonido  y  no  una  palabra  verdadera ; 
así  es  que  en  lugar  de  dar  origen  á  la  palabra,  se  usa  cuan- 
do la  vehemencia  de  un  afecto  no  nos  deja  hablar.  Se  des- 
ciende, pues,  de  las  verdaderas  palabras  á  las  interjeccio- 
nes, y  no  nos  elevamos  de  !a  interjección  al  verbo,  lo  cual 
es  tan  cierto,  que  las  etimologías  derivadas  de  las  interjec- 
ciones, son  generalmente  no  sólo  falsas,  sino  aun  ridiculas. 
¿Qué  analogía  existe,  por  ejemplo,  entre  iay!  y  el  verbo  su- 
frir, entre  i  oh!  y  admirar? 

Pero  si  el  sistema  de  la  onomatopeya  y  el  de  la  interjec- 
ción son  fáciles  de  combatir,  no  sucede  lo  mismo  con  la  su- 
posición de  que  todos  los  idiomas  han  sido  monosilábicos 
en  su  origen,  es  decir,  que  aun  en  los  idiomas  de  muchas 
sílabas  cada  una  de  estas  anduvo  separada  y  con  su  signifi- 
cación propia.  Esa  creencia  ha  sido  muy  general,  y  yo,  en 
algo,  participé  de  ella,  habiendo  dicho  en  uno  de  mis  escri- 
tos que  «las  raíces  de  todas  las  lenguas  eran  monosilábi- 
cas.»1 

Sin  embargo,  nunca  admití  en  todas  sus  consecuen- 
cias el  sistema  del  monosilabismo  universal,  y  la  prueba  es 
que  he  negado,  contra  la  opinión  del  padre  Nájera,  el  mo- 
nosilabismo del  idioma  Mazahua. 2 

Nada  tiene,  sin  embargo,  de  particular  que  yo  me  enga- 
ñara, en  poco  ó  en  mucho,  cuando  se  habían  engañado  to- 
talmente hombres  como  Adelung,  Grimm  y  Mtiller. 

Adelung,  en  el  Mithridates,  compara  el  lenguaje  primiti- 
vo con  la  canoa  del  salvaje,  que  perfeccionada  poco  á  poco, 
llegó  á  ser  el  navio  de  una  nación  civilizada,  y  al  hablar  de 
las  lenguas  monosilábicas  las  llama  «el  primer  idioma  de 
la  infancia  del  género  humano.» 

Grimm,3  aunque  no  cree  en  la  invención  reflexiva  del  len- 
guaje, supone  que  tuvo  tres  estados  diferentes,  siendo  el 
primero  monosilábico,  época  en  que  el  idioma  carecía  de 
inflexiones,  y  en  que  su  material  se  reducía  á  algunos  cen- 
tenares de  raíces.  La  formación  de  las  inflexiones,   según 

1  Véase  mi  Cuadro  de  las  lenguas  indígenas  de  México,  introducción. 

2  ( >p.  c-it.,  tomo  •-!.'. 

3  Ueber  den  Ursprung  der  spracJie,  trad.  por  Wegmann. 


560  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

Grimm,  vino  después,  y  éstas  habían  sido  palabras  signifi- 
cativas que  perdieron  su  sentido  al  reunirse  con  las  radi- 
cales para  ser  signos  de  diversas  relaciones. 

En  fin,  Müller  tampoco  cree  que  el  lenguaje  sea  de  inven- 
ción humana;  pero  establece  que  los  elementos  constitutivos 
de  las  lenguas  se  reducen  á  cuatrocientas  ó  quinientas  raí- 
ces, obra  de  la  naturaleza. l 

Los  fundamentos  de  la  teoría  que  supone  al  lenguaje  ele- 
vándose del  monosilabismo  al  polisilabismo,  creo  pueden 
reducirse  á  tres:  1?  La  supuesta  tendencia  del  espíritu  hu- 
mano de  ir  de  lo  simple  á  lo  compuesto.  29  La  creencia  de 
que  la  simplicidad  es  indicio  de  un  estado  infantil.  3?  El  he- 
cho de  que  la  mayor  parte  de  las  inflexiones  son  realmente 
partículas  significativas. 

Pues  bien;  ni  la  sicología,  ni  las  ciencias  que  hoy  se  co- 
nocen especialmente  con  el  nombre  de  naturales,  ni  la  lin- 
güística,'comprueban  la  marcha  de  lo  simple  alo  compuesto. 

Es  sabido  que  la  filosofía  escolástica  estableció  lo  que  se 
conoce  en  las  escuelas  con  el  nombre  de  sim])le  aprehen- 
sión, es  decir,  la  idea  pura,  de  la  cual  se  suponía  ascender 
al  juicio  y  al  raciocinio;  pero  la  idea  pura  no  es  más  que  una 
abstracción  hipotética,  no  natural,  porque  el  espíritu  ja- 
más se  representa  un  objeto,  si  no  es  con  alguna  cualidad, 
por  lo  menos  la  de  la  extensión  en  las  cosas  materiales  (res 
extensa',  ó  la  del  pensamiento  en  las  espirituales  (res  cogi- 
tans).  El  juicio  es,  pues,  la  forma  primitiva  del  entendimien  - 
to,  y  su  descomposición  en  ideas,  una  análisis  del  hombre 
reflexivo:  el  espíritu  humano  comienza  por  lo  complexo,  por 
ver  las  cosas  en  su  conjunto,  en  una  especie  de  confusión, 
y  más  adelante  es  cuando  descompone  y  analiza.2 

En  zoología  se  ha  supuesto,  como  quiere  suponerse  en  lin- 
güística, una  gradación  progresiva,  y  Lamark  3  sostuvo  no 
hace  muchos  años  que  el  hombre  procede  del  mono,  com- 
parándolos anatómicamente  y  fisiológicamente.  Según  su 
sistema,  el  orangután  perdió  poco  á  poco  la  costumbre  de 
andar  en  cuatro  pies  y  caminó  derecho:  luego  dejó  de  coger 
frutas  y  se  le  fué  acortando  el  hocico,  y  de  este  modo  suce- 

1  Op.  cit,  lee.  W 

2  Bobre  este  punto  consúltese  especialmente  la  Filosofía,  de  Reíd,  que 
us  '<  quién  pertenece  la  impugnación  de  la  teoría  escolástica. 

'ó  1'hilosuph.ie  zoologique.  (París,  1830.) 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  5C1 

sivamente,  quedó  convertido  en  hombre.  Pero  ]a  ciencia 
zoológica  no  admite  la  teoría  de  Lamark;  ha  reconocido  la 
imposibilidad  de  colocar  los  animales  en  una  sola  línea,  en 
la  que  el  mismo  individuo  se  vaya  perfeccionando,  y  lo  que 
admite  son  tipos  primordiales  distintos,  de  manera,  que  el 
mamífero  no  ha  comenzado  por  ser  reptil,  ni  el  reptil  por 
molusco. 

Lo  mismo  exactamente  que  en  zoología  sucede  en  lingüís- 
tica. La  historia  de  las  lenguas  enseña  que  cada  familia  ha 
conservado  tenazmente  su  carácter  esencial,  de  manera  que 
los  idiomas  monosilábicos  lo  han  sido  siempre,  y  respecti- 
vamente los  polisilábicos.  En  el  Asia,  deciento  cincuenta á 
ciento  ochenta  millones  de  hombres  hablan  los  idiomas  mo- 
nosilábicos, y  no  se  sabe  que  éstos  hayan  llegado,  después 
de  centenares  de  años,  á  igualarse,  por  ejemplo,  con  las  len- 
guas indo-europeas. 

Pero  no  sólo  esto,  sino  que  los  cambios  de  ciertos  idio- 
mas que  nos  son  muy  conocidos,  en  lugar  de  verificarse  de 
lo  simple  á  lo  compuesto,  ha  sido  al  contrario,  como  sucede 
con  las  lenguas  analíticas  derivadas  de  la  sintéticas;  v.  g., 
el  español  respecto  del  latín-  El  curso  de  las  lenguas  hacia 
la  análisis  corresponde,  pues,  al  del  espíritu  humano  hacia 
la  reflexión,  cada  vez  más  clara. 

Sin  embargo,  y  aun  pasando  los  idiomas  de  la  síntesis  á 
la  análisis,  no  se  altera  el  fondo  de  ellos,  lo  cual  debe  tenerse 
presente  por  lo  que  ya  dije  y  más  adelante  repetiré,  á  saber: 
que  las  lenguas  conservan  su  carácter  esencial,  son  fijas  en 
sus  formas  elementales.  Para  convencernos  de  esto  no  hay 
más  sino  comparar  el  español  con  el  latín,  no  obstante  que 
el  español  es  una  mezcla  de  varias  lenguas.  En  cuanto  al 
diccionario,  fácilmente  nos  enseña  la  etimología  que  la  ma- 
yor parte  de  las  palabras  castellanas  vienen  del  latín,  y  nos 
lo  enseña  de  una  manera  clara  y  evidente.  En  cuanto  á  la 
gramática,  y  supuesto  que  el  español  es  una  lengua  mezcla- 
da, encontraremos  formas  que  no  son  del  latín,  como  el  artí- 
culo formado  del  árabe;  pero  en  lo  general  es  fácil  descu- 
brir, aun  en  la  gramática  el  origen  latino  del  castellano. 
Por  ejemplo,  el  español  carece  de  terminaciones  para  el 
nombre  con  el  objeto  de  expresar  el  caso;  pero  las  tiene  pa- 
ra el  número  y  género,  y  en  el  pronombre  ha  conservado  ca- 

36 


562  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

si  completa  la  declinación:  aunque  el  español  ha  perdido  la 
terminación  para  el  comparativo,  la  conserva  en  el  super- 
lativo. El  mecanismo  del  verbo,  es  decir,  la  parte  principal 
del  discurso,  es  igual  en  español  y  en  latín,  pues  se  forma 
por  medio  de  terminaciones  añadidas  á  las  radicales,  y  aun- 
que la  pasiva  no  se  conserva,  sino  que  se  suple  con  el  verbo 
ser,  ya  vemos  esto  mismo  en  latín  en  los  tiempos  pretérito 
perfecto  y  pluscuamperfecto,  y  de  esta  manera  se  explica 
todo  lo  demás  respectivamente. 

Las  lenguas  del  antiguo  mundo  no  comprueban,  pues,  la 
marcha  de  lo  simple  á  lo  compuesto,  no  confirman  la  hipó- 
tesis del  monosilabismo,  y  lo  mismo  sucede  con  las  lenguaas 
americanas,  pudiéndolo  yo  asegurar  especialmente  respec- 
to á  las  de  México  que  conozco  mejor. 

Los  idiomas  americanos  son  todavía  tan  poco  conocidos, 
que  es  increíble  la  multitud  de  errores  que  acerca  de  ellos 
asientan  algunos  autores  modernos,  y  sobre  cuyo  punto  se 
podía  escribir  una  memoria  especial.  Baste  ahora  decir 
que  en  una  de  las  últimas  obras  de  filología  que  se  han  pu- 
blicado, y  no  en  Europa,  sino  más  cerca  de  nosotros,  en  los 
Estados -Unidos,  se  habla  todavía  de  las  lenguas  america- 
nas como  de  las  antípodas  del  monosilabismo,  1  olvidando,  por 
lo  menos,  el  othomí  que  es  monosilábico,  y  olvidando  tam- 
bién la  historia  de  su  descubrimiento,  que  se  debe  á  un 
compatriota  nuestro,  al  sabio  Nájera. 

Efectivamente,  un  conocido  lingüista  de  los  Estados  Uni- 
dos, el  Sr.  Du  Ponceau,  había  asentado  que  todas  las  len- 
guas americanas  eran  polisilábicas,  y  entonces  nuestro  Ná- 
jera escribió  su  Disertación  sobre  la  lengua  othomí,  demos- 
trando que  este  idioma  es  monosilábico  y  de  estructura  se- 
mejante al  chino,  circunstancias  de  que  se  convenció  plena- 
mente Du  Ponceau,  confesándolo  con  la  ingenuidad  propia 
de  un  verdadero  sabio.2 

Ahora  bien,  el  othomí  rodeado  de  lenguas  polisilábicas, 
estrechado  por  ellas,  dominado  por  una  civilización  más 
adelantada,  atraído  por  la  perfección  del  tarasco,  por  la  ri- 
queza del  mexicano,  pobre  en  medio  de  la  abundancia;  el 

1  Dwight.  Modera  phüology,  v.  1,  pág.  15.  (New  York.  1865.) 

2  Dn  Ponceau.  Memoire  sur  íe.s-istéine  des  langues  dequelques  nations 
indiennes,  etc.,  página  68  y  ¡-ig.  (Paris,  1838.) 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  563 

othomí  no  ha  cambiado  nunca,  es  lo  mismo  que  el  primer 
día,  monosilábico  y  rudo. 

Si,  pues,  la  ley  del  lenguaje  es  ir  del  monosilamismo  al 
polisilabismo,  ¿por  qué  esa  ley  no  se  ha  verificado  con  las 
lenguas  que  hablan  millones  de  individuos  en  el  antiguo 
continente  y  con  el  othomí  en  México?  Preciso  es  confesar 
que  la  marcha  de  lo  simple  á  lo  compuesto,  tratándose  de 
idiomas,  es  una  hipótesis  no  sólo  sin  fundamento,  sino  con 
hechos  positivos  en  contra,  es  decir  un  error  manifiesto. 

Lo  mismo  se  descubre,  y  aun  más  fácilmente,  tratándo- 
se de  la  suposición  que  «la  simplicidad  es  indicio  de  un  es- 
tado infantil,»  porque  para  esto  era  necesario  probar  que 
el  monosilabismo  está  en  razón  de  la  poca  civilización  délos 
pueblos,  y  la  historia  de  las  lenguas  nos  presenta  hechos  en 
contrario.  ¿Quiénes  alcanzaron  más  civilización,  los  chinos 
ó  nuestros  antiguos  tarascos?  Evidentemente  los  primeros, 
y  sin  embargo,  su  idioma  es  monosilábico,  sencillo,  carga- 
do de  homónimos,  y  tan  pobre  en  sus  formas,  que  no  ha 
establecido  bien  las  categorías  gramaticales.  Por  el  contra- 
rio, el  tarasco  es  polisilábico,  complicado  á  veces,  rico  en 
voces,  y  su  gramática  generalmente  tan  perfecta  que  pue- 
de compararse  á  la  de  las  lenguas  clásicas  el  sánscrito  ó  el 
griego.  Otro  ejemplo:  ¿quiénes  son  menos  ignorantes,  los 
actuales  othomíes  ó  los  antiguos  hotentotes?  Los  othomíes, 
y  sin  embargo,  su  idioma  tiene  aún  los  inconvenientes  del 
chino,  y  el  idioma  hotentote  es  complicado  y  aun  exube- 
rante. 

No  por  esto  niego  que  las  lenguas  dejen  de  alterarse  en 
alguna  manera,  no  sufran  ciertos  cambios,  no  se  perfec- 
cionen. Esto  sería  negar  la  luz  del  sol,  sería  suponer  que 
el  idioma  en  que  se  escribió  el  poema  del  Cid  es  enteramen- 
te igual  á  la  lengua  de  Jovellanos  ó  Quintana.  Lo  que  sosten- 
go, y  lo  que  sostiene  hoy  casi  toda  la  totalidad  de  los  lin- 
güistas, es  que  los  idiomas  no  alteran  su  esencia,  no  cambian 
sus  formas  características.  Fácil  me  sería  amontonar  citas; 
pero  no  queriendo  ostentar  una  erudición  innecesaria,  me 
contentaré  con  citar  pocos  escritores  de  diferentes  opinio- 
nes en  algunos  puntos,  principalmente  en  el  orden  religio- 
so, y  sin  embargo,  conformes  en  la  materia  que  nos 
ocupa. 


564  ¿LA   LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

Uno  de  los  fundadores  de  la  filología  moderna,  Guiller- 
mo Humboldb,  ha  dicho:  «Por  grandes  que  sean  los  cam- 
bios de  un  idioma,  su  verdadero  sistema  gramatical  y  léxi- 
co, su  estructura,  en  lo  general,  quedan  invariables-»  1 

El  cardenal  Wiseman  ha  escrito  estas  palabras: 2  «En 
cualquiera  época  que  tomemos  una  lengua,  la  hallamos  com- 
pleta en  sus  calidades  esenciales  y  características,  puede 
perfeccionarse  más,  hacerse  más  rica  y  de  una  construc- 
ción más  variada;  pero  sus  propiedades  distintivas,  su  prin- 
cipio vital,  su  alma  si  puedo  llamarla  así,  parece  formada 
enteramente  y  no  puede  variar-  Si  ocurre  una  alteración, 
es  solamente  por  el  nacimiento  de  una  nueva  lengua,  que 
sale  como  el  fénix,  de  las  cenizas  de  otra;  y  aun  cuando  ocu- 
rra esta  sucesión,  como  del  italiano  al  latín,  y  del  inglés  al 
anglo-sajón,  la  cubre  un  velo  misterioso:  parece  que  este 
dialecto  se  envuelve  como  el  gusano  de  seda  para  pasar  al 
estado  de  crisálida,  y  no  le  vemos  sino  cuando  sale  unas  ve- 
ces más,  otras  menos  hermoso,  pero  siempre  completamen- 
te organizado  y  desde  luego  inmutable..  Y  aun  mirándole  de 
cerca  veremos  que  este  primer  ser  contenía  ya  dentro  de 
sí  preparadas  las  partes  y  los  órganos  que  debían  algún  día 
dar  la  forma  y  la  vida  al  estado  que  había  de  suceder.» 

César  Cantú  8  dice:  «Al  paso  que  vemos  cómo  se  perfec- 
cionan en  la  marcha  progresiva  de  la  sociedad  todas  las  ar- 
tes, no  han  hecho  las  lenguas  ningún  adelanto  desde  que 
nos  son  conocidas;  no  existe  una  sola  que  haya  añadido  nin- 
gún elemento  esencial  á  los  que  antes  poseía.» 

Du  Ponceau  manifiesta  lo  siguiente:  4  «Yo  no  respondo 
de  los  acontecimientos  ocasionados  por  la  fuerza,  creo  po- 
der asegurar  solamente  que  las  lenguas  abandonadas  á  sí 
mismas,  tienen  una  tendencia  manifiesta  á  conservar  su  es- 
tructura y  sus  formas  originales-» 

Ernesto  Renán  se  expresa  de  este  modo: 5  «Los  diversos 
sistemas  de  lenguas  han  sido  adoptados  de  una  vez;  no  se 
derivan  unos  de  otros,  se  bastan  á  sí  mismos,  y  llegan  al 
mismo  resultado  por  los  caminos  más  opuestos:  tal  pueblo, 

1  Lettreá  Rémnsat,  pág.  72.  (París,  1827.) 

2  Discursos  sobre  la  ciencia  y  la  religión.  Discurso  1?  (Madrid  1844.) 
'.i  Historia  universal,  lib.  1?,  cap.  111, 

4  Op.  cit. 

5  Origine  du  langage,  2)  edit.,  pág.  45. 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CENCÍA  NATURAL?  565 

permanece  en  el  estado  infantil  y  tiene  un  sistema  grama- 
tical que  consideramos  como  sabio;  otro  xmeblo  se  eleva  á 
la  civilización  con  un  idioma  que  parece  opuesto  á  todo  pro- 
greso.» 

Por  último,  Chavée,  l  comparando  atentamente  las  len- 
guas semíticas  con  las  indo-europeas,  dice:  «El  examen 
comparativo  de  esos  testigos  imparciales  que  se  llaman  dic- 
cionarios, prueba  que  las  nueve  décimas  partes  del  vocabu- 
lario indo-europeo,  desde  la  época  más  remota,  están  forma- 
das de  verbos  compuestos  con  la  ayuda  de  prefijos,  y  por 
medio  de  los  derivados  de  esas  composiciones  verbales.  Por 
el  contrario,  no  hay  un  solo  verbo  compuesto  en  todas  las 
lenguas  semíticas.» 

Tal  es  la  conclusión  délos  escritores  citados;  pero  aun 
me  queda  por  atacar  el  sistema  del  monosilabismo  univer- 
sal en  sus  últimos  y  más  esforzados  atrincheramientos,  en 
el  hecho  de  que  la  mayor  parte  de  las  inflexiones  son  partí- 
culas significativas. 

Bopp,  2  fundador  de  la  gramática  comparada,  es  el  prin- 
cipal guía  de  los  que  buscan  la  significación  de  las  inflexio- 
nes; pero  sin  pensar  que  ese  autor,  y  otros  contemporá- 
neos, se  refieren  á  Jas  lenguas  indo-europeas;  que  aun  res- 
pecto á  estas  no  se  ha  probado  que  todas  las  inflexiones  sean 
partículas  significativas,  y,  en  fin,  que  el  examen  de  otras 
lenguas  no  comprueba  lo  que  se  supone. 

Esto  es  tan  cierto,  que  Renán  3  ha  dicho,  tratando  la  pre- 
sente cuestión,  que  admite  el  hecho  de  que  la  mayor  parte 
de  las  inflexiones  deben  su  origen  á  partículas  que  se  han 
añadido  al  fin  de  las  palabras;  pero  «que  sería  temerario  ase- 
gurar lo  mismo  respecto  á  todas  las  inflexiones.» 

Otro  filólogo,  Latham,  que  ha  escrito  posteriormente, 
manifiesta  su  opinión  de  esta  manera:  4  «Puede  una  pala- 
bra limitarse  á  una  sílaba,  y  puede  también  alargarse  más, 
es  decir,  que  puede  ser  monosilábica  ó  de  otra  clase  diver- 
sa. La  regla  que  nos  prohibe  multiplicar  causas  innecesa- 
riamente, sugiere  la  inferencia  a  priori  de  que  ninguna  pa- 

1  Les  langues  et  les  races,  pág.  59.  (París,  1862.) 

2  Conozco  la  traducción  inglesa  de  su  obra:  A  eomparative  grammar 
of  the  sanskrit.  Zer.d,  etc.  (Edimburgo,  1852. 

3  Op.  cit. 

4  Latham.  Elements  oí  comparativo  philologv,  pág.  699.  (London,) 
1862. 


566  ¿LÁ  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

labra  es  larga  sin  necesidad.  Algo  tiene  también  dea  priori 
lo  que  naturalmente  se  infiere,  y  es,  que  todas  las  raíces 
fueron  en  su  origen  monosilábicas.  Esto,  aunque  en  gran 
parte  ha  sido  probado  ya  por  indagaciones  positivas,  con  di- 
ficultad podrá  admitirse  de  una  manera  absoluta  y  aplicarse 
indistintamente.  Pero  en  conjunto  y  como  basa  provisional, 
ha  sido  admitido,  á  sabiendas  ó  no,  por  la  mayor  parte  de 
los  filólogos.» 

Tratándose  de  etimologistas  juiciosos,  recuerdo  al  Sr. 
Monlau,  ilustrado  español,  que  me  complazco  en  citar  aquí, 
entre  otros  sabios  europeos.  Este  escritor  ha  examinado 
las  raíces,  prefijos  y  terminaciones  del  castellano,  y  dice:1 

"Los  sufijos  propiamente  tales  son  muy  breves  y  senci- 
llos, generalmente  monosílabos,  y  á  veces  consisten  en  una 
sola  letra:  a,  e,  i,  o,  u,  c,  d,  t,  l,  an,  en,  ir,  or,  as  ó  tas,  es,  is, 
us,  um,  etc,  son  los  principales  sufijos  del  latín;  y  encaste" 
llano  son  muy  parecidos,  como  a,  e,  i,  o,  ad,  al,  an,  ar,  el,  er, 
ez,  etc. 

"Las  inflexiones  son  elementos  monosílabos,  disílabos  y 
rara  vez  trisílabos.  Así  una  a  añadida,  ó  sustituida,  basta 
comunmente  para  connotar  el  género  femenino,  haciendo, 
por  ejemplo,  señora  buena,  de  señor  bueno:  la  inflexión  es 
forma  el  plural  señores,  de  señor,  y  una  simple  s  forma  bue- 
nos, plural  de  bueno.  Las  inflexiones  acho,  arron,  azo,  on, 
etc.,  forman  derivados  aumentativos;  ejo,  ete,  eto,  ico,  illo, 
ito,  uelo,  etc.,  son  inflexiones  di  minuti  vas  j^rrimo,  ísimo,  son 
inflexiones  superlativas,  etc ,  etc.  As,  a,  amos,  ais,  an,  aba, 
abas,  abáis,  etc-,  son  las  inflexiones  que  experimenta  la 
raíz  ó  el  tema  radical  de  los  verbos  en  ar; — es,  e,  emos,  eis, 
en,  ia,  ias,  iais,  etc.,  son  inflexiones  de  los  verbos  en  er; — 
es,  e,  irnos,  is,  etc.,  son  inflexiones  propias  de  los  verbos  en 
ir,  etc-,  etc. 

"Las  desinencias  son  á  veces  puros  monosílabos,  pero  más 
comunmente  disílabos.  Aje,  ancia,  anza,  ario,  ecer,  engo,  en- 
se,  ismo,  ista,  ivo,  orio,  oso,  ura,  etc.,  son  desinencias  propia- 
mente dichas. 

"Los  sufijos  y  las  inflexiones  carecen  de  todo  valor  signifi- 
cativo, ó  lo  han  perdido  por  completo.  Tampoco  tienen  va- 
lor alguno  por  sí  las  desinencias,  pero  se  rastrea  más  fácil- 

1  Diccionario  etimológico,  pág.  16  j'  17.  (Madrid,  185'¡.) 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  567 

mente  en  ellas  una  significación  radical  como  imitativa  y 
adecuada  al  oficio  que  actualmente  desempeñan  en  la  for- 
mación de  las  palabras-" 

Es  decir,  que  según  las  observaciones  de  Monlau,  los  su- 
fijos son  generalmente  monosílabos,  pero  no  siempre;  hay 
inflexiones  de  dos  y  tres  sílabas;  las  desinencias  son  comun- 
mente disílabas. 

En  cuanto  á  la  significación  de  esos  elementos  del  len- 
guaje, ya  vemos  que  el  autor  manifiesta  claramente  que  los 
sufijos  é  inflexiones  "carecen  de  valor  significativo,"  ó  lo 
han  perdido  por  completo.  Esto  último,  empero,  es  una  mera 
suposición,  no  un  hecho,  y  las  ciencias  no  se  fundan  en  supo- 
siciones, sino  en  hechos.  Respecto  alas  desinencias  vemos, 
agrega  Monlau,  "que  se  rastrea  su  significación. "  ¿Pero 
qué  significa  rasírearenetimología?  La  experiencia  demues- 
tra que  es  hacer  lo  que  dice  el  vulgo:  "quitando  y  ponien- 
do letras  todas  las  palabras  son  iguales." 

Alfana  vient  d'equus  sans  doute, 
jfais  ilfaut  convenir  aussi 
Qu'envenant  de  lajusquHci 
11  a  bien  changé  sur  la  route. 

(C'AILLY.) 

En  rigor  científico,  y  en  buena  lógica,  lo  único  que  resul- 
ta acerca  del  punto  que  examino,  es  que  en  ciertos  idiomas 
las  letras  ó  sílabas  que  sirven  para  expresar  relaciones,  se 
conoce  fueron,  en  parte,  significativas;  pero  no  se  puede 
probar  que  todas  ellas  tengan  esa  cualidad,  ni  tampoco  la 
de  ser  monosilábicas,  es  decir,  que  cada  sílaba  signifique 
algo. 

Y  lo  que  se  observa  respecto  á  la  diversa  clase  de  infle- 
xiones, puede  aplicarse  al  resto  de  cada  palabra,  es  decir, 
no  siempre  se  encuentra  que  una  voz  polisilábica  pueda 
descomponerse  en  monosílabos  significativos,  si  no  es  por 
medio  de  suposiciones  extravagantes. 

Voy  ahora  á  comprobar  todo  esto  con  otra  clase  de  idio- 
mas, con  los  indígenas  de  México,  tan  poco  conocidos  aún. 

En  el  idioma  huaxteco  se  encuentran  palabras  simples, 
cuyo  origen  es  la  onomatopeya,   y  que  no  se  pueden  des- 


56S  ¿LA  LINGÜÍSTICA  E3  CIENCIA   NATURAL? 

componer  en  monosílabos  significativos,  porque  ni  son  com- 
puestas, ni  derivadas,  y  su  significación  depende  de  todo  el 
conjunto;  v.  g.,  zu-zum,  lloviznar;  u-lu-lul,  tronar.  El  pro- 
nombre, que  tampoco  es  derivado,  ni  compuesto,  es  de  dos 
sílabas,  y  lo  mismo  puede  decirse  de  otras  voces  simples, 
respectivamente. 

En  el  mismo  idioma  hay  dos  modos  de  expresar  el  plural, 
con  la  partícula  chile  ó  yam.  Yam  no  se  une  con  las  palabras 
porque  es  un  adverbio  que  significa  mucho;  pero  chik  se  agre- 
ga como  terminación,  y  no  tiene  significado  si  no  es  como 
tal;  es  decir,  chile  es  un  signo  de  relación,  y  no  una  palabra. 

El  vocativo  en  huaxteco  se  expresa  con  la  terminación  e; 
pero  esta  terminación  puede  suponerse,  con  fundamento, 
que  es  una  interjección,  y  no  un  signo  para  marcar  el  caso. 

Los  nombres  patronímicos  se  forman  con  el  prefijo  pa, 
que  probablemente  es  contracción  de  pop,  padre;  pero  no 
puede  suponerse  nada  semejante  respecto  al  prefijo  le,  que 
sirve  para  formar  superlativos. 

El  verbo  se  forma  por  medio  de  prefijos,  partículas  y  ter- 
minaciones. Los  prefijos  tienen  significado  propio,  pues  no 
son  otra  cosa  más  que  el  pronombre  posesivo,  y  sirven  pa- 
ra marcar  las  personas.  Algunas  partículas  con  que  se  co- 
nocen los  modos  ó  tiempos,  se  usan  separadas  é  indepen- 
dientes de  la  radical;  así  es  que  se  les  puede  suponer  un 
valor  propio,  como  á  las  partículas  del  verbo  inglés  would, 
ivill,  etc.;  mas  hay  otras  partículas  prepositivas  comoto,  en 
el  futuro,  que  no  admiten  la  misma  explicación,  porque  se 
unen  á  la  radical.  Sobre  todo,  hay  terminaciones  en  el  ver- 
bo huaxteco  como  itz,  que  van  unidas  á  la  raíz,  y  que  nada 
significan  por  sí  solas,  ni  tienen  analogía  con  ninguna  parte 
de  la  oración. 

En  el  idioma  mixteco  se  encuentran  palabras  muy  largas 
que  deben  su  tamaño  á  la  composición,  y  muchas  partícu- 
las componentes  significativas;  pero  hay  voces  simples  po- 
lisilábicas, y  partículas  componentes  que  por  sí  nada  signifi- 
can. He  aquí  algunos  ejemplos  de  palabras  simples  que  en 
mixteco  son  polisilábicas: 

No-ho,  dientes.  An-de-vui,  cielo. 

Dzu-tu,  padre-  Ka-lcu-na-hi-hua-han,    ra- 

Sa-ta,  espaldas-  radical  del  verbo  alabar. 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  569 

Respecto  alas  partículas,  con  sólo  examinar  el  verbo  ten- 
dremos ejemplos  délo  que  he  asentado  anteriormente. 

En  el  verbo  mixteco  se  encuentran  las  terminaciones  ndi, 
ndo,  y  otras  varias  que  no  son  otra  cosa  sino  los  pronom- 
bres personales  abreviados,  usados  como  afijos,  y  sirven 
para  marcar  las  personas.  Sin  embargo,  no  puede  darse 
una  explicación  igual  respecto  á  los  prefijos  que  sirven  pa- 
ra marcar  los  tiempos:  yo,  para  el  presente;  ni,  para  el  pa- 
sado; sa,  para  el  futuro. 

La  partícula  nuha,  compuesta  con  los  verbos,  les  da  acep- 
ción de  juntar  ó  comunicar,  y  la  etimología  nos  enseña  que 
esa  partícula  separadamente  significa  deudo  ó  pariente;  pe- 
ro no  se  explica  lo  mismo  de  otras  partículas  mixtecas,  co- 
mo ñaha,  que  es  un  signo  de  acusativo,  el  cual  no  se  agre- 
ga al  nombre,  sino  al  verbo,  y  mucho  menos  de  partículas 
como  tu,  fch  y  da:  las  dos  primeras  son  puramente  expleti- 
vas, eufónicas,  no  tienen  valor  alguno  por  sí  mismas,  y  res- 
pecto de  du,  el  P.  Reyes,  antiguo  misionero  y  conocedor 
práctico  del  mixteco,  dice:  «Esta  partícula  por  sí  no  signi- 
fica nada.»1 

Respecto  al  idioma  azteca  ó.  mexicano,  tengo  la  satisfac- 
ción de  ver  confirmadas  mis  observaciones  por  Alejandro 
Humboldt,  pues  este  autor  explicó  que  era  un  error  creer 
que  las  palabras  largas  en  mexicano,  es  decir,  las  polisilá- 
bicas, fueran  siempre  resultado  de  la  composición,  como  en 
sánscrito,  griego  y  alemán.2 

Efectivamente,  en  mexicano  hay  palabras  polisilábicas 
simples,  ó  con  sólo  el  agregado  de  terminaciones  que  no  tie- 
nen significado  propio,  que  son  signos  puros.  Desde  luego 
presentaré  algunas  palabras  primitivas  que  deben  su  for- 
mación á  la  onomatopeya,  y  que  son  polisilábicas: 

Chachachalaha,  charlar.        Chichi  ¡tía  i,  lloviznar. 
Tlakuakualaka,  tronar.        Aílailalakatl,  el  ánsar. 

Como  ejemplo  de  otra  clase  de  palabras  simples  polisilá- 
bicas, presento  éstas: 

Tatli,  padre.  Pipiyoli,  abeja. 

llvikatl,  cielo-         Mimiliui,  estar  la  flor  en  botón. 

Tlalli,  tierra.  Zakamulli,  abrojo. 

1  Arte  del  mixteco  por  Fr.  Antonio  de  los  Reyes.  (México,  1593.) 

2  No  recuerdo  la  obra  de  Humboldt  donde  lince  esta  explicación;  pe- 
ro entre  los  que  le  citan,  véase  ú  Balbi,  Atlas  ethnorjraphique. 


570  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

Veamos  ahora  qué  resulta  de  examinar  las  inflexiones  del 
mexicano. 

Existe  en  ese  idioma  una  partícula,  miek,  la  cual  no  es 
otra  cosa  sino  el  adverbio  macho;  pero  también  existen  ter- 
minaciones con  el  mismo  objeto  que  por  sí  solas  no  tienen 
significado,  y  son,  entre  otras,  me,  tía,  ki,  van. 

Para  formar  el  vocativo,  se  usa  la  terminación  e,  que  pa- 
ra mí  es  una  interjección;  pero  hay  varias  partículas  que  se 
agregan  al  verbo  que  rige  acusativo,  las  cuales  no  sé  que 
valgan  nada  por  sí  solas;  y  de  la  misma  manera  el  mexica- 
no tiene  multitud  de  partículas  y  terminaciones  que  no  son 
palabras  propias,  sino  signos  de  relación.  Desafío  al  lin- 
güista más  hábil  á  que  me  demuestre  el  significado  indepen- 
diente de  todas  las  partículas  y  terminaciones  que  siguen, 
.propias  del  azteca,  y  de  las  más  que  tiene  este  idioma: 

Me,  te  y  demás  terminaciones  de  plural. 

Zintli  ó  tzin,  para  expresar  respeto. 

Tontli  6  ton,  terminaciones  de  diminutivo. 

Tía,  la,  terminaciones  para  formar  colectivos- 

Otl,  terminación  para  formar  abstractos. 

Va  y  e,  para  indicar  posesión. 

Ni,  ani,  ya,  ia,  yan,  kan,  ian,  tli,  li,  liztli,  olea,  ka,  ki,  k,  i, 
o,  ti,  son  terminaciones  de  nombres  verbales,  es  decir,  de- 
rivados de  verbos. 

K,  ki,  ko,  kim,  te,  tía,  partículas  de  verbo  activo  que  se 
componen  con  él.  De  estas  partículas,  acaso  se  pudiera  su- 
poner que  te  se  refiere  al  pronombre  personal  (tehual)  abre- 
viado, porque  se  usa  cuando  recae  la  acción  del  verbo  sobre 
persona  tácita,  y  que  tía  se  puede  considerar  como  abre- 
viatura de  itla  ó  tlamantli,  cosa,  porque  se  refiere  acosa  ca- 
llada en  la  oración;  pero  respecto  de  las  demás  partículas 
no  percibo  se  puedan  hacer  ni  aun  semejantes  suposiciones. 

Ni,  ti,  son  prefijos  del  verbo  que  pueden  encontrar  su 
explicación  en  los  pronombres  personales  abreviados  ne, 
te,  así  como  puede  suponerse  que  ma,  partícula  de  sub- 
juntivo, es  una  una  interjección  equivalente  á  ojalá;  pero  el 
verbo  mexicano  tiene  terminaciones  que  ni  son  pronom- 
bres,  ni  verbos  auxiliares  (que  no  existen  en  las  lenguas 
mexicanas),  ni  otra  parte  de  la  oración,  sino  puramente  sig- 
nos que  expresan  modo  ó  tiempo.    Igualmente  se  encuen- 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  571 

tran  en  mexicano  terminaciones  propias  para  formar  ver- 
bos derivados,  es  decir,  que  con  una  misma  raíz  y  diversas 
terminaciones  se  expresan  varias  ideas;  v.  g. ,  la  termina- 
ción tia  es  generalmente  signo  de  verbo  compulsivo,  como 
de  cJioka,  llorar,  chok-tia,  hacer  llorar  á  otro- 

Voy  ahora  á  decir  algo  acerca  del  idioma  tarasco,  uno  de 
los  más  importantes  entre  nosotros. 

En  esa  lengua  lo  mismo  que  en  mexicano,  hay  palabras 
simples  polisilábicas,  y  para  convencerse  de  ello  basta  ho- 
jear el  diccionario  y  tener  algunas  nociones  de  etimología. 

El  nombre,  en  tarasco,  tiene  declinación  para  expresar 
el  caso  por  medio  de  terminaciones  propias  que  no  guardan 
analogía  con  la  preposición  ni  alguna  otra  parte  del  discur- 
so: esas  terminaciones  en  singular,  son  éueri,  ni,  e. 

Como  en  mexicano,  hay  verdaderas  terminaciones,  aun- 
que no  tantas,  para  expresar  diversas  relaciones;  v.  g.,  ndo 
para  formar  colectivos;  kua  ó  ta,  para  abstractos.  El  verbo 
tarasco  se  forma  por  medio  de  terminaciones  puras,  añadi- 
das á  la  raíz,  es  decir,  signos  que  no  tienen  analogía  con  el 
pronombre,  verbo  auxiliar,  ni  ninguna  otra  clase  de  voz: 
probemos  á  hacer  una  comparación  con  el  pronombre.  Pa 
es  la  raíz  del  verbo  llevar,  y  se  conjuga  así: 

Pa-haka,  yo  llevo.  Hi,  yo. 

Pa-hakare,  tú  llevas,  etc-  Thu,  tú. 

Pa-hati,  aquél  lleva-  Rinde,  aquél. 

Pero  en  lo  que  el  idioma  tarasco  es  más  rico,  es  en  ver- 
bos derivados  que  se  forman  por  medio  de  partículas  in- 
tercalares, las  cuales  unas  veces  son  significativas,  y  pue- 
den referirse  á  otras  partes  del  discurso;  pero  muchas  oca- 
siones no  sucede  así,  v.  g.  nga  es  signo  propio  de  pasiva; 
pahaca,  yo  llevo;  pa-nga-haca,  yo  soy  llevado;  ra,  indica 
compulsión,  como  de  pañi,  llevar,  pa-ra-ni,  obligar  á  algu- 
no á  llevar  algo- 

Por  medio  de  las  partículas,  el  tarasco  expresa  pasión, 
impersonalidad,  indeterminación,  número,  multitud,  daño 
ó  provecho,  deseo,  repetición,  costumbre,  frecuencia,  com- 
pulsión, pregunta,  respuesta,  lugar,  tiempo,  vuelta,  burla, 
partes  determinadas  del  cuerpo,  formas  délos  objetos,  pri- 
sa y  otras  muchísimas  relaciones. 


572  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

Para  no  fatigar  alas  personas  que  me  escuchan,  me  redu- 
ciré, respecto  al  idioma  ópata  (que  es  uno  de  los  que  con- 
viene mencionar  aquí),  á  hacer  tres  observaciones. 

Hay  palabras  simples  en  el  ópata  que  no  sólo  son  polisí- 
labas, sino  que  tienen  la  circunstancia  de  expresar  ideas 
que  es  preciso  traducir  en  nuestra  lengua  por  oraciones 
enteras,  ejemplos: 

Tzopo,  encogerse  los  nervios. 

Huripa,  tener  aliento  el  enfermo. 

Nakissogua,  ponerse  el  cabello  en  la  oreja, 

Xitonahua,  saltar  ya  con  un  pie,  ya  con  otro. 

Tzatonogua,  caminar  saltando  con  un  pie  teniendo  el  otro 
levantado. 

lonosokogua,  estar  tendido  con  las  rodillas  levantadas. 

Kavotzu,  hurtar  las  mazorcas  de  maíz,  dejando  compues- 
tas las  hojas. 

Mitopa,  estar  sentado  con  un  pie  debajo  del  muslo. 

En  el  mismo  idioma  ópata  hay  terminaciones  puras  para 
expresar  el  caso,  contándose  diez  declinaciones.  El  geniti- 
vo tiene  las  terminaciones  siguientes:  te,  ri:  si,  gui,  ni,  tzi, 
M,  7cu,  pi. 

Sin  embargo,  debo  explicar  que  los  misioneros  castella- 
nos, buscando  analogías  con  el  latín,  dieron  ablativo  pro- 
pio á  la  declinación  ópata;  pero  en  otro  escrito  he  hecho  ver 
que  el  ablativo  en  ese  idioma  no  tiene  terminaciones,  sino 
preposiciones  pospuestas  al  régimen  y  juntas  á  la  radical. 
Los  demás  casos  que  admito  sí  tienen  terminaciones  pro- 
pias, es  decir,  signos  del  caso  que  carecen  de  significado 
fuera  de  la  declinación. \ 

El  mismo  idioma  ópata  posee  terminaciones  puras  para 
formar  el  verbo,  y  con  tal  riqueza  en  el  gerundio  y  partici- 
pios como  consta  del  ejemplo  siguiente,  cuya  radical  es 
Mo,  escribir. 

GERUNDIOS. 

DE  PRESENTE. 

Hiopa,  escribiendo  (se  usa  en  oraciones  de  un  supuesto). 
Hioko,  escribiendo  (en  oraciones  de  dos  supuestos). 

1  Véase  mi  Cuadro  de  lenguas  indígenas.  Tum.  1. 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  573 


DE  PRETÉRITO. 


Hiosaru  habiendo  escrito   (en  oraciones  de  un  supuesto). 
Hiositzi,  habiendo  escrito  (en  oraciones  de  dos  supuestos). 


DE    FUTURO. 

Hioko,  en  escribiendo. 

PRÓXIMOS. 


Bwseaki,  estando  para  escribir  (en  oraciones  de  un  su- 
puesto). 

llioseako,  estando  para  escribir  (en  oraciones  de  dos  su- 
puestos) . 


DE  OBLIGACIÓN. 

Hiosealtol'O,  teniendo  de  escribir  (en  oraciones  de  presen- 
te y  pretérito  imperfecto). 

Hioseakiko,  teniendo  de  escribir  (en  oraciones  de  preté- 
rito perfecto  y  pluscuamperfecto). 

DE  TIEMPO. 

HiosiLara  ó  hiosika,  tiempo  de  escribir. 

PARTICIPIOS  ADJETIVOS. 

Hiokame,  el  que  escribe  (de  presente). 
Hiosi,  el  que  escribió,  escrito  (de  pretérito). 
Hioseakame,  el  que  escribirá  (de  futuro). 

PARTICIPIOS  SUSTANTIVOS. 

Hio.{a,  escritura  presente- 

Hiokara,  escritura  pasada. 

Hioseaka,  escritura  futura,  lo  que  he  de  escribir. 

Hioseakara,  lo  que  había  de  haber  escrito. 

El  que  no  se  convenza  con  la  opinión  de  Renán,  Latham 
y  Monlau,  respecto  á  las  lenguas  del  antiguo  continente,  y 
además  con  los  hechos  asentados  aquí  respecto  á  las  len- 
guas mexicanas,  no  se  convencerá  tampoco  con  más  argu- 
mentos, y  en  consecuencia  doy  punto  ala  cuestión,  creyendo 
haber  demostrado  con  hechos:  Primero.  Que  hay  pala- 
bras simples  en  los  idiomas  mexicanos,  que  son  verdadera- 
mente polisilábicas,  es  decir,  que  no  se  pueden  descompo- 


574       •  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

ner  en  monosílabos  significativos.  Segundo.  Que  esos  idio- 
mas usan  de  letras  ó  sílabas  antepuestas  (prefijos),  pospues- 
tas (terminaciones)  é  intercaladas,  las  cuales  son  signos  pu- 
ros de  relación  y  no  palabras  que  separadamente  tengan 
significado- 

Los  conocimientos  que  en  el  día  .tenemos  de  los  idiomas 
mexicanos,  por  medio  de  los  libros  que  quedan  y  del  trato 
con  los  naturales,  demuestran  que  de  la  misma  manera  que 
conocemos  el  significado  de  algunos  prefijos,  terminacio- 
nes ó  partículas  intercalares,  podríamos  conocer  el  de  las 
demás:  no  se  alegue  pues,  maliciosa  é  infundadamente,  que 
los  idiomas  mexicanos  son  poco  conocidos;  lo  son  para 
quien  no  los  ha  estudiado,  y  ellos  no  causan  una  revolución 
científica,  confirman  únicamente  lo  que  se  ha  observado  ya 
respecto  de  los  idiomas  de  Europa  y  Asia,  es  decir,  que  el 
monosilabismo  de  todas  las  palabras  y  de  todas  las  infle- 
xiones es  una  suposición  sin  fundamente. 

Con  lo  dicho  quedan  impugnados  los  tres  principios  pro- 
gresivos que  se  suponen  al  lenguaje,  es  decir,  la  onomato- 
peya,  la  interjección  y  el  monosilabismo. 

En  resumen,  ni  la  filosofía,  ni  la  filología  comprueban,  si- 
no que  rechazan  la  invención  humana  del  lenguaje. 

Voy,  pues,  á  examinar  ahora  la  opinión  contraria,  la  que 
supone  que  el  lenguaje  fué  una  revelación  inmediata  de  la 
divinidad,  es  decir,  comunicado  materialmente  por  Dios  al 
hombre. 

Esta  opinión  es  antigua,  y  por  lo  menos  puedo  citar  á 
Lactancio  como  partidario  de  ella  en  el  siglo  IV,  pues  dice: 
«Basta  tener  uso  de  razón  para  concebir  que  jamás  hubo 
hombres  que  pasasen  de  la  infancia  y  se  reunieran,  sin  que 
tuviesen  el  uso  de  la  palabra.  No  queriendo  Dios  que  el  hom- 
bre fuese  un  bruto,  al  tiempo  de  criarle  tuvo  la  dignación 
de  hablar  con  él  é  instruirle.»  l 

Sería  fácil,  pero  inútil,  citar  otros  escritores  posteriores 
á  Lactancio,  que  pensaban  como  él;  así  es  que  sólo  me  fija- 
ré en  M.  de  Bonald,  el  primer  autor  moderno  que  ha  pre- 
sentado la  opinión  propuesta  bajo  un  aspecto  filosófico.2 
Los  fundamentos  de  Bonald  son  dos;  la  sagrada  escritura, 

1  Divin.  inst.,  1,  (i,  c.  10. 

2  Bonald,  Kecheiches  pbiloíophiqnes,  vol.  I  (3?edit.) 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  575 

y  este  argumento  que  repite  con  frecuencia:  «el  hombre 
no  puede  hablar  su  pensamiento  sin  pensar  su  palabra.» 

El  pasaje  bíblico  en  que  Bonald  y  ios  de  su  escuela  se 
fundan  principalmente  para  suponer  la  revelación  inmedia- 
ta del  lenguaje,  es  el  siguiente:  «Luego  pues,  que  el  Señor 
Dios  hubo  formado  de  la  tierra  todos  ios  animales  terres- 
tres, y  todas  las  aves  del  cielo,  llevólos  á  Adam  para  que 
viese  cómo  las  había  de  llamar,  porque  todo  lo  que  Adam 
llamó  ánima  viviente  ese  es  su  nombre.  Y  llamó  Adam  por 
sus  nombres  todos  los  animales,  y  todas  las  aves  del  cielo 
y  todas  las  bestias  de  la  tierra-»  1 

Este  pasaje  no  prueba  otra  cosa  sino  lo  siguiente: 

En  primer  lugar  el  verdadero  nomenclátor  de  los  anima- 
les es  Adam;  él  es  quien  les  da  nombre,  aunque  bajo  la  di- 
rección de  Dios- ' 

En  segundo  lugar,  en  el  pasaje  copiado  se  trata  única- 
mente de  la  formación  de  unas  cuantas  palabras  y  no  del 
lenguaje  en  general- 

Por  otra  parte,  si  Adam  se  encontraba  en  estado  de  en- 
tender á  Dios  y  de  poner  nombres  á  los  animales,  se  supo- 
ne que  ya  sabía  hablar;  y  en  efecto,  lo  que  más  rectamente 
se  infiere  de  la  Biblia,  es  que  Adam  fué  creado  desde  el 
principio  con  la  facultad  del  lenguaje,  y  por  esto  un  sabio 
moderno  ha  hecho  esta  observación;  «¿No  crió  Dios  al  hom- 
bre perfecto?  ¿Y  cómo  lo  hubiera  sido,  careciendo  de  la  pa- 
labra, instrumento  por  el  cual  es  racional?»  2 

Efectivamente,  si  seguimos  consultando  la  Sagrada  Es- 
critura, encontraremos  en  el  Eclesiástico  que  Dios  concedió 
á  Adam  y  Eva  la  razón,  una  lengua  ó  idioma,  ojos,  oídos,  el 
sentimiento  y  la  inteligencia. 3 

De  esta  manera,  quien  para  mí  ha  interpretado  mejor  la 
Biblia  en  el  punto  que  nos  ocupa,  no  son  los  comentadores 
oprimidos  bajo  el  peso  de  su  misma  erudición,  no  son  los 
filósofos  perdidos  en  las  oscuras  investigaciones  de  la  me- 
tafísica, no  son  tampoco  los  lingüistas,  aunque  usando  de 
mejor  método  y  consultando  los  hechos;  es  un  poeta  guia- 
do únicamente  de  una  inspiración  felicísima.   Me  refiero  á 

1  Génesis,  cap.  II,  v.  19.  20.,  trad.  de  Scio. 

2  Canta,  loe.  cit. 

3  Ecles.,  cap.  17,  v.  5. 


576  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA   NATURAL? 

Milton  en  su  Paraíso  Perdido.  He  aquí  de  qué  modo   se  ex- 
presa por  boca  de  Adam:1 

«Como  si  acabase  de  despertar  del  sueño  más  profundo, 
me  encontré  tendido  muellemente  sobre  la  florida  yerba, 
empapado  de  un  sudor  embalsamado  que  secaron  en  breve 
los  rayos  del  sol  absorbiendo  su  vaporosa  humedad.  Volví 
mis  asombrados  ojos  hacia  el  cielo,  y  contemplé  durante  al- 
gún tiempo  el  espacioso  firmamento,  hasta  que  llevado  por 
un  rápido  é  instintivo  impulso,  di  un  salto,  como  si  mi  in- 
tento fuera  llegar  hasta  él,  y  quedé  firme  sobre  mis  pies- 

«Divisé  en  torno  mío  una  colina,  un  valle,  bosques  um- 
bríos, llanuras  en  que  se  reflejaban  los  rayos  del  sol,  y  una 
líquida  caída  de  arroyuelos  bulliciosos:  en  estos  sitios  dis- 
tinguí criaturas  que  vivían  y  se  movían,  que  andaban  ó  vo- 
laban: pajarillos  que  gorjeaban  en  las  ramas:  todo  sonreía; 
mi  corazón  estaba  innundado  de  gozo  y  de  deleite. 

«Entonces  me  recorrí  á  mí  mismo  con  la  vista,  y  me  exa- 
miné miembro  á  miembro;  unas  veces  andaba,  otras  corría 
poniendo  en  juego  mis  flexibles  coyunturas,  según  que  me 
impulsaba  un  vigor  animado;  pero  ignoraba  quién  era  yo, 
dónde  me  encontraba  y  por  qué  causa  estaba  allí.  Intenté 
hablar  y  hablé  inmediatamente:  mi  lengua  obedeció  y  ¿nido  nom- 
brar en  el  acto  todo  lo  que  yo  veía.» 

Diré,  por  último,  en  contra  de  los  que  suponen  á  Dios  en- 
señando al  hombre  de  una  manera  material,  que  semejante 
suposición  es  indigna  de  la  elevada  idea  que  respecto  al 
Creador  nos  dan  la  religión  y  la  filosofía:  la  opinión  de  Bo- 
nald  y  los  suyos  conduce  al  antropomorfismo  más  grosero, 
convierte  á  Dios  en  una  niñera,  en  un  maestro  de  escuela. 
¿.Por  qué  la  Biblia  dice  que  Dios  llevó  los  animales  á  Adam, 
hemos  de  entender  también  que  lo  hizo  materialmente,  co- 
mo un  pastor  ó  un  arriero? 

Sin  embargo,  me  queda  todavía  por  examinar  el  argu- 
mento filosófico  de  Bonald.2  que  en  nuestros  días  ha  repe- 
tido Augusto  Nicolás, 3  y  que  copié  anteriormente. 

El  argumento  de  Bonald  se  funda  en  la  conocida  obser- 
vación de  que  el  pensamiento  es  una  locución  interior;  ob- 

1  El  Paraíso  Perdido  (lib.  8),  traducción  de  D.  Dionisio  San  Juan. 

2  Op.  cit. 

3  Estudios  filosóficos  sobre  el  cristianismo. 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  577 

servación  que  hizo  Platón  hace  centenares  de  años,  cuando 
dijo:  «El  pensamiento  es  la  conversación  del  espíritu  con- 
sigo mismo.-»1 

De  esto  se  ha  inferido  que  el  pensamiento  no  existe  sin 
el  socorro  de  la  palabra  preexistente  ó  coexistente;  que  el 
hombre  para  pensar  ha  tenido  necesidad  de  una  palabra 
ya  formada,  y  que  esa  palabra  fué  comunicada  por  Dios. 
Veamos,  pues,  qué  nos  dice  la  ideología  sobre  este  parti- 
cular. 

Las  facultades  del  alma,  como  lo  dije  anteriormente,  son 
ja  inteligencia,  sensibilidad  y  voluntad.  Los  niños,  desde 
recién  nacidos,  antes  de  hablar  y  entender  el  idioma,  clan 
señales  evidentes  de  que  sienten  física  y  moral  mente,  y  de 
que  tienen  voluntad:  el  niño  llora  cuando  experimenta  al- 
gún dolor;  sonríe  cuando  se  encuentra  enteramente  sano 
y  satisfecho;  da  señales,  todavía  muy  tierno,  de  simpatía  ó 
antipatía;  manifiesta  que  quiere  ejecutar  lo  que  le  agrada  y 
resistir  lo  que  le  molesta.  El  bruto,  que  no  tiene  lenguaje 
propiamente  hablando,  manifiesta  también  sensibilidad  fí- 
sica, amor  á  sus  hijos  ó  á  sus  dueños  y  actos  de  voluntad: 
un  perro  ó  un  gato  no  se  manifiestan  lo  mismo  cuando  se 
les  azota  que  cuando  se  les  acaricia;  un  caballo  adiestrado 
es  más  dócil,  menos  voluntarioso  que  un  potro  nuevo. 

En  cuanto  á  las  facultades  intelectuales,  no  hay  ninguna 
duda  respecto  á  la  percepción  exterior  que  se  verifica  por 
medio  de  los  sentidos,  y  se  refiere  á  las  cosas  presentes, 
las  cuales  por  sí  mismas  se  manifiestan  al  espíritu,  sin  ne- 
cesidad de  signos  intermedios:  para  tener  idea  del  sol  no 
hay  necesidad  de  saber  su  nombre;  basta  verle. 

De  la  memoria  nos  dan  pruebas  aun  los  brutos:  las  aves 
de  paso  recuerdan  los  caminos  que  transitaron  y  los  laga- 
res donde  residieron;  los  perros  conocen  á  sus  amos:  ios  pá- 
jaros saben  muy  bien  dónde  dejaron  sus  nidos  y  sus  hijue- 
los-— Aun  la  inducción  se  concibe  fácilmente  en  quien  no 
sabe  hablar,  ni  puede  comprender  el  lenguaje-  ¿Será  creí- 
ble que  un  sordo-mudo  quemándose  hoy  la  mano  en  la  lum- 
bre, vuelva  á  ponerla  allí  el  día  de  mañana? 

La  dificultad  parece,  pues,  consistir  en  las  ideas  mota  fí- 
sicas y  morales;  pero  aun  respecto  de  ellas  no  hay  inconve- 

"l  Platón  in  Th.it, 

37 


578  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

niente,  de  que  existan  antes  del  ¡lenguaje,  si  bien  en  un  es- 
tado imperfecto.  Efectivamente,  nadie  que  tenga  sentido 
común  negará  que  un  sordo-mudo  deje  de  conocerse  á  sí 
mismo,  deje  de  saber  que  existe,  y  esto  sin  sospechar  que 
se  llama  Juan  ó  Francisco.  Pero  las  ideas  de  causa,  sustan- 
cia y  algunas  otras,  ¿de  dónde  se  derivan  sino  de  la  concien- 
cia del  yo  humano?  Por  otra  parte,  las  ideas  de  unidad, 
número,  tiempo,  etc.,  expresan  cosas  no  sensibles,  y  no 
pueden  ser  el  producto  de  cosas  sensibles  como  la  pa- 
labra; existen  como  germen  dentro  de  nosotros  mismos.  Y 
á  propósito  de  sorclo-mudos,  que  he  puesto  de  ejemplo  an- 
teriormente, la  experiencia  demuestra  que  esos  desgracia- 
dos tienen  más  conocimientos  de  los  que  generalmente  se 
supone,  como  se  puede  ver  principalmente  por  la  Memoria 
del  sordo-mudo  Fernando  Berthier,  presentada  ala  Acade- 
mia de  ciencias  morales  de  París. 1 

Ya  be  dicho  que  el  lenguaje  es  un  poderoso  auxiliar  del 
pensamiento;  que  es  un  recuerdo  útilísimo;  que  sin  él  no 
puede  comprenderse  un  raciocinio  algo  extenso;  en  fin,  que 
nuestro  estado  ideológico  es  imperfecto  sin  el  lenguaje:  todo 
esto  nadie  lo  duda,  y  basta  para  no  admitir  la  invención  hu- 
mana del  lenguaje;  pero  de  la  imperfección  á  la  negación 
absoluta  hay  mucha  distancia. 

Si  la  experiencia  vulgar  de  que  el  pensamiento  es  una  lo- 
cución interior,  se  ha  aducido  por  Bonald  y  los  de  su  escue- 
la, ¿cómo  no  han  observado  que  el  pensamiento  es,  á  veces, 
tan  rápido  que  no  da  lugar  á  locución  alguna?  Un  hombre 
que  concibe,  al  pronto,  un  gran  negocio,  una  obra  extensa, 
se  representa  estas  cosas  exteriormente,  desde  sus  princi- 
pios hasta  sus  últimas  consecuencias,  con  la  rapidez  del  re- 
lámpago, en  conjunto,  sin  necesidad  ni  tiempo  de  hablar. 
Viene  después  la  análisis,  la  discusión  interior,  y  entonces 
es  cuando  nos  ayudamos  del  idioma. 

Lo  mismo  sucede  con  los  sentimientos;  los  hay  de  tal  na- 
turaleza, que  no  encontramos  palabras  con  qué  expresarlos; 
y  un  suspiro,  un  gesto,  son  los  únicos  signos  que  nos  que- 
dan. Hay,  pues,  más  viveza,  más  velocidad,  más  fuerza,  más 
extensión  en  el  pensamiento  y  en  el  sentimiento  que  en  la 
palabra. 

1  Cqmpte  rendu  de  ees  seances  f  ¿vrieretmars,  1851. 


¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL?  579 

De  esta  manera  ha  pensado  la  mayoría  de  los  hombres,  y 
el  sentido  común  es  uno  de  los  mejores  criterios  de  ver- 
dad. ¿Qué  es  el  lenguaje?  preguntad  á  cualquier  individuo. 
La  expresión  del  pensamiento,  responderá  sin  vacilar. 

No  hay,  pues,  que  engañarnos  con  sutilezas;  la  idea  ha 
dado  lugar  á  la  palabra,  y  no  la  palabra  á  la  idea;  así  es,  que 
el  sistema  de  Bonald  no  sólo  carece  de  valor  á  la  luz  de  la 
historia  y  de  la  filosofía,  sino  del  buen  sentido.  Dejémosle, 
pues,  olvidado  como  uno  de  tantos  sistemas  quiméricos,  y 
pasaré  á  explicar  el  verdadero  sentido  en  que  Dios  es  autor 
del  lenguaje. 

El  lenguaje  no  fué  materialmente  comunicado  por  Dios; 
el  lenguaje  no  fué  la  obra  reflexiva  del  hombre;  pero  éste 
habla:  ¿cómo  explicar,  pues,  el  hecho  innegable? 

De  esta  manera.  Dios  crió  al  hombre  con  la  facultad  de 
hablar,  como  le  crió  con  todas  las  demás  facultades  físicas 
y  morales,  y  en  este  sentido  se  dice,  y  muy  bien,  que  el 
lenguaje  es  natural- 
De  este  modo  han  discurrido  los  filósofos  y  los  lingüis- 
tas más  distinguidos,  conformes  en  lo  sustancial  del  siste- 
ma, es  decir,  en  que  el  lenguaje  es  natural  al  hombre-  En- 
tre los  diversos  autores  hay  algunas  modificaciones  de 
ideas;  pero  no  es  posible  explicarlas  aquí,  porque  sería  ne- 
cesario discutir  la  teoría  de  las  ideas  innatas,  entrar  en 
averiguaciones  metafísicas  sobre  la  espontaneidad,  hacer 
conjeturas  acerca  del  momento  preciso  de  la  aparición  del 
lenguaje,  y  ventilar  otras  muchas  cuestiones  secundarias 
que  no  dejarían  término  á  mi  disertación,  por  lo  cual  me 
contentaré  con  reproducir  la  opinión  de  tres  ó  cuatro  auto- 
res modernos  que,  como  he  dicho,  están  conformes  en  el 
fondo. 

Guillermo  Humboldt  1  ha  dicho:  "Según  mi  íntima  con- 
vicción, debe  la  palabra  considerarse  como  inherente  al 
hombre." 

Ernesto  Renán  se  expresa  de  esta  manera:  "Lo  que  me 
parece  incontestable  es  que  la  invención  del  lenguaje  no 
fué  el  resultado  de  una  larga  vacilación,  sino  de  una  intui- 
ción primitiva-  •  •  •  Si  el  lenguaje  no  es  un  don  exterior,  ni 
una  invención  tardía  y  mecánica,  no  queda  sino  un  partido 

1  Op.  cit. 


580  ¿LA  LINGÜÍSTICA  ES  CIENCIA  NATURAL? 

que  tomar,  y  es  atribuir  su  creación  á  las  facultades  huma- 
nas obrando  espontáneamente  y  en  conjunto.  La  necesidad 
de  significar  exteriormente  sus  pensamientos  y  sus  senti- 
mientos, es  natural  al  hombre:  no,  pues,  por  comodidad,  ni 
por  imitación  délos  animales,  el  hombre  escogió  la  palabra 
para  formular  y  comunicar  sus  pensamientos,  sino  porque 
la  palabra  le  es  natural- 1 

Steinthal  opina  que  "el  lenguaje  no  ha  sido  creado  de  una 
manera  premeditada,  sino  que  nace  en  el  alma  acierta  épo- 
ca del  desenvolvimiento  sicológico,  de  un  modo  necesario  y 
ciego,  por  decirlo  así.  "  2 

Grimm  llama  al  lenguaje  ''emanación  inmediata  de  la  na- 
turaleza."3 

En  fin,  Müller  dice  lo  siguiente:  "La  palabra  es  una  fa- 
cultad específica  del  hombre ....  Las  cuatrocientas  ó  qui- 
nientas raíces  que  quedan  en  los  idiomas,  después  de  la 
análisis  más  minuciosa,  son  tipos  fonéticos  producidos  por 
un  poder  inherente  al  espíritu  humano:  esas  raíces  son  la 
obra  de  la  naturaleza ....  Todo  lo  que  es  sustancial  al  len- 
guaje es  el  producto  de  un  instinto  mental,  de  una  fuerza 
innata."4 

Ahora  bien,  y  supuesto  que  el  lenguaje  es  natural  al 
hombre,  queda  probado  que  es  la  obra  de  Dios,  porque 
Dios  es  la  causa,  y  la  naturaleza  el  efecto:  en  consecuencia, 
la  ciencia  del  lenguaje  debe  referirse  á  las  obras  de  Dios, 
es  decir,  á  las  ciencias  naturales. 

He  llegado  aquí  al  término  que  me  había  propuesto,  y  en 
consecuencia,  debo  concluir  mi  disertación,  acaso  ya  de- 
masiado larga,  Sin  embargo,  todavía  podría  reforzar  mis 
argumentos,  exponiendo  las  aplicaciones  determinadas 
que  la  lingüística  tiene  á  la  zoología,  la  botánica  y  demás 
ciencias  que  llevan  hoy  el  nombre  de  naturales:  mas  para 
no  tratar  este  punto  de  una  manera  superficial,  se  necesi- 
ta alguna  extensión,  y  por  lo  tanto,  en  otra  vez  me  ocuparé 
especialmente  en  ello,  si  la  Sociedad  tiene  la  bondad  de  es- 
cucharme, como  ahora  lo  ha  hecho. 

México,  Abril  3  de  1889. 
]  Op.  cit.,  pág.  9ft 
si  Der  ursprung  der  Bprache  (c't.  por  Müller  y  Renán). 

3  Op.  cit.,  pág,  51. 

4  Or.  cit.,  iect.  9? 


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582  EL  IDIOMA  OTHOMÍ, 

Mendoza,  en  tocio  aquello  que  rae  parece  digno  de  atención. 

Estoy  conforme  con  el  autor  respecto  á  que  el  othomí  sea 
un  idioma  abundante  en  onomatopeyas  y  en  palabras  com- 
puestas muy  expresivas,  lo  cual  manifesté  hace  tiempo  en 
mi  obra  sobre  las  lenguas  indígenas  de  México,  l  y  antes 
que  yo  lo  observaron,  en  parte,  el  P.  Nájera2  y  otros  india- 
nistas.  He  aquí  los  ejemplos  que  puse  en  mi  citada  obra: 

Onomatopeyas. — A,  respirar. — Bu,  hacer  viento.— £T¿a, 
aspirar.  —  Y,  el  dolor.— Si,  grito.— Yü,  ahullar.— Ytzo,  es- 
cupir.— He,  estornudar.— Nkku,  hipar.—  Hay,  soplar.— He- 
he,  toser. 

PALABRAS  EXPRESIVAS. 

«Tiusu,  tzinzu;  ti,  tzi,  retoño;  usu,  la  hembra,  la  hija. 
Bátzi;  bá,  engendrado;  tzi,  retoño,  el  hijo. 
Kogkhai;  kog,  dulce;  khai,  gente;  el  hombre  de  buena  ín- 
dole. 

Sikei;  si,  piel;  kei,  cuerpo;  el  cutis. 

Ehmi;  é  airado;  hmi  cara;  el  mal  agestado. 

Yokmi,  yo,  dos;  hmí  cara;  el  pérfido. 

Meii;  me,  el  que  carece;  ti,  riqueza;  el  mendigo. 

Danm;  da,  florida;  nsú,  hembra;  la  niña. 

Heme;  hé,  fingir;  me,  madre;  la  madrastra. 

Thugu;  thu,  estar  colgado;  gu,  oreja;  el  pendiente. 

Dodo;  do,  piedra;  do  piedra;  el  tonto. 

Hiadi;  lúa,  luz;  tsi,  hacer;  el  día. 

Ngéde;  ngé,  carne;  de  cubrir;  las  enaguas. 

Razana;  ra,  una;  zana,  luna;  el  mes. 

Okha;  o.  acordarse;  kha,  santo;  Dios. 

Estoy  también  conforme  con  el  Sr.  Mendoza  en  otro  pun- 
to de  grande  interés,  á  saber:  que  la  imitación  de  la  natu- 
raleza produce  palabras  semejantes  en  idiomas  de  diversas 
familias,  sin  que  deba,  pues,  atribuirse  esa  semejanza  á  la 
igualdad  de  origen  en  dos  ó  más  pueblos.  Esto  lo  comprue- 
ba bien  el  autor  con  muchos  ejemplos  dignos  de  llamar  la 
atención  á  los  que  violentamente  buscan  analogía  entre  idio- 
mas que  no  solamente  carecen  de  ella,  sino  que  son  de  sis- 
tema contradictorio. 

1  Volumen  1? 

2  Disertación  sobre  el  othomí. 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  583 

También  sobre  este  particular  escribí  las  siguientes  pa- 
labras en  mi  obra  referida.1 

«Se  ha  observado  que  en  muchos  lenguas  hay  ciertas  vo 
ees  primitivas  llamadas  onomatopeyas ,  las  cuales  imitan  los 
sonidos,  los  pintan,  son  con  toda  propiedad  el  eco  de  la  Na- 
turaleza. Muchas  palabras  de  esta  especie  pueden  ser  co- 
munes á  pueblos  separados,  que  al  principio  fueron  uno 
sólo;  pero  también  la  misma  causa,  el  mismo  motivo  de  imi- 
tación, pueden  haber  producido  onomatopeyas  semejantes 
entre  razas  diversas;  esto  es  cosa  muy  natural:  así  es  que 
el  lingüista  debe  caminar  con  desconfianza  cuando  se  trate 
de  palabras  que  indiquen  objeto  cuyo  sonido  pueda  haber 
motivado  la  expresión.  Un  solo  ejemplo  creo  que  será  bas- 
tante para  ser  mejor  comprendido.  La  palabra  rayo  ó  re- 
lámpago es,  sin  duda,  primitiva,  pues  expresa  uno  de  los 
fenómenos  que  desde  luego  debieron  llamar  la  atención  de 
los  hombres.  Pues  bien,  encontramos  que  en  chino  la  pa- 
labra ley  quiere  decir  rayo,  y  que  ella  es  igual  en  forma  y 
de  idea  muy  análoga  al  vocablo  huasteco  ley,  que  significa 
relámpago,  y  sin  embargo,  una  y  otra  lengua  son  tan  dife- 
rentes como  los  pueblos  que  las  hablan.  Un  etimologista 
podría  equivocarse  diciendo  que  no  sólo  ley  prueba  un 
mismo  origen  en  el  chino  y  en  el  huasteco,  sino  hasta  en  el 
español,  pues  ésta  tiene  relámpago  donde  re  se  puede  con- 
siderar como  la  raíz  trocada  en  le  en  las  otras  dos  lenguas, 
porque  carecen  de  R,  y  porque  esta  letra  es  afín  de  l.  Una 
crítica  más  juiciosa  nos  dirá  que  las  tres  raíces  iguales 
prueban  un  origen  común,  es  verdad;  pero  que  este  origen 
es  de  las  voces  onomatopeyas,  la  imitación  de  la  Natura- 
leza, no  la  igualdad  de  raza  é  idioma.  En  efecto,  nada  más 
á  propósito  que  la  palabra  ley  monosílaba,  para  expresar 
la  velocidad,  y  la  l  el  ruido,  á  falta  y  en  representación  de 
su  análoga  la  r:  estas  dos  letras  vemos  con  qué  facilidad  las 
confunden  los  niños  y  las  personas  que   pronuncian  mal.» 

Respecto  á  lo  demás  que  manifiesta  el  Sr.  Mendoza  en 
su  «Disertación,»  tengo  el  sentimiento  de  no  estar  confor- 
me, y  voy  á  manifestar  mi  razones. 

No  es  cierto  que  los  othomíes  crearan  su  lengua,  como  lo 
repite  el  Sr.  Mendoza  en  varios  lugares  de  su  opúsculo,  por 

1  Introducción. 


584:  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

la  sencilla  razón  de  que  el  lenguaje  no  es  de  invención  hu- 
mana, sino  un  don  gratuito  con  que  la  causa  'primera,  lla- 
mada Dios,  dotó  al  hombre,  lo  cual  probaré  de  la  manera 
que  se  quiera,  sea  con  la  ideología  si  nos  elevamos  á  los  pri- 
meros principios,  sea  con  la  lingüística  si  queremos  fun- 
darnos en  la  evidencia  de  los  hechos;  sea,  en  fin,  con  la  Bi- 
blia si,  por  las  creencias  religiosas  del  que  discute,  preten- 
de tomarlo  como  guía  de  sus  conocimientos. 

Bajo  tal  supuesto,  comienzo  con  esta  pregunta:  ¿Qué  es 
el  lenguaje?  La  expresión  de  nuestro  pensamiento,  res- 
ponderá todo  el  mundo  sin  vacilar.  ¿Y  qué  es  el  pensamien- 
to? preguntará  de  nuevo  el  que  quiera  elevarse  más  toda- 
vía. «El  pensamiento,  como  dijo  Platón  hace  centenares  de 
años  (y  nadie  puede  contradecirle),  es  la  conversación  del 
espíritu  consigo  mismo. »L 

Luego  para  hablar  es  preciso  pensar,  y  para  pensar  es 
preciso  hablar :  tal  es  la  verdad  sicológica  en  toda  su  senci- 
llez, y  ella  nos  conduce  fácilmente  á  esta  consecuencia:  Dios 
creó  al  hombre  con  la  facultad  de  pensar,  y  al  mismo  tiem- 
po de  expresar  sus  pensamientos. 

Daré  todavía  más  fuerza  á  mi  proposición.  Si  el  pensa- 
miento es  una  locución  interior  como  evidentemente  suce- 
de, es  claro  que  el  lenguaje  es  un  poderoso  auxiliar  de  las 
ideas,  de  tal  manera  que  no  se  comprende  un  raciocinio 
algo  extenso  sin  el  auxilio  de  la  palabra.  Lo  que  acontece 
es  que  familiarizados  desde  la  cuna  con  el  lenguaje,  no  pa- 
ramos la  atención  en  él;  no  observamos  que  es  el  lazo  de  la 
sociedad,  el  depósito  de  las  verdades,  la  unión  de  lo  pasado 
y  lo  presente,  la  expresión  de  las  leyes,  la  manifestación 
de  los  efectos,  la  luz  del  mundo  moral-  Para  comprender 
prácticamente  el  tesoro  de  ideas  que  encierra  la  oración 
más  sencilla,  repetiré  aquí  un  ejemplo  puesto  por  un  meta- 
físico  moderno. 2  «No  he  querido  perseguir  más  lejos  la  fie- 
ra, por  temor  de  que  irritada,  hiciese  daño.»  Esta  es  una  ora- 
ción de  aquellas  que  se  oyen  en  el  grado  más  ínfimo  del 
estado  social,  y  sin  embargo,  contiene  ideas  de  tiempo,  de 
acto  de  voluntad,  de  acción,  de  continuidad,  de  espacio,  de 
casualidad,  de  analogía,  de  fin  y  de  moral. 

i  In  Thcet: 

•z  Balines.  Filosofía  fundamental. 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  58o 

Tiempo. — no  he- 
Acto  de  voluntad. — querido. 
Acción. — perseguir. 
Continuidad. — más. 
Espacio.— lejos. 
Analogía . — i  r  r  i  tado. 
Motivo  y  fin. — por  temor  de  que,  etc. 
Casualidad. — hiciese  daño. 
Moralidad.  —  no  dañar  á  otros. 

Ahora  bien,  ¿se  puede  suponer  racionalmente  que  el  hom- 
bre mudo,  es  decir,  en  estado  de  imperfección  sicológica 
inventara  el  idioma?  No  se  puede  admitir  semejante  supo- 
sición sin  ofensa  del  buen  sentido. 

Así,  pues,  ni  los  otomíes,  ni  pueblo  alguno  ha  creado  un 
idioma,  sino  que  éste  ha  aparecido  espontáneamente. 

Pasando  á  consultar  la  historia  de  las  lenguas,  vemos 
también  que  la  supuesta  creación  del  lenguaje  y  su  conse- 
cuente graduación  no  es  cierta,  ya  se  considere  á  los  idio- 
mas elevándose  desde  el  monosilabismo  hasta  el  polisila- 
bismo, ya  se  refiera  su  origen  á  la  onomatopeya,  como  lo 
hace  precisamente  el  Sr.  Mendoza. 

Voy  á  examinar,  en  apoyo  de  mi  idea,  las  siguientes  fami- 
lias de  lenguas:  la  semítica,  la  indo  europea,  los  idiomas 
monosilábicos  del  antiguo  continente,  el  otomí  en  México. 
Me  parece  que  con  estos  ejemplos  es  más  que  bastante  pa- 
ra mi  propósito. 

En  los  idiomas  semíticos,  según  el  estudio  más  profun- 
do que  de  ellos  se  ha  hecho,  no  puede  explicarse  el  pasaje 
del  monosilabismo  á  su  actual  estado  trilítero,  de  tal  modo 
que  Ernesto  Renán,  en  su  famosa  obra  sobre  las  mismas 
lenguas,  dice  «Rien  n'autorise  a  transformer  en  fait  his- 
torique  l'hipothese  du  monosilabisme  primitif  des  iangues 
semitiques»1 

Respecto  á  las  lenguas  indo-europeas,  he  aquí  lo  que  di- 
ce Chavée  2  en  su  obra  «Les  Iangues  et  les  races.»  «El  exa- 
men comparativo  de  esos  testigos  imparciales  que  se  lla- 
man diccionarios,  prueba  que  las  nueve  décimas  partes  del 
vocabulario  indo-europeo  desde  la  época  más  remota,  están 

1  Pág.  96. 

2  Pág.  50. 


586  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

formados  de  verbos  compuestos  con  la  ayuda  de  prefijos,  y 
por  medio  de  los  derivados  de  esas  composiciones  verbales.* 

Sin  embargo,  todavía  hay  que  añadir  á  lo  que  dice  Cha- 
vée,  una  observación  de  mucha  importancia.  En  las  lenguas 
indo-europeas;  no  sólo  no  se  encuentra  el  pretendido  mo- 
nosilabismo  primitivo,  sino  que  sus  cambios  en  lugar  de 
verificarse  de  lo  simple  á  lo  compuesto,  han  sido  al  contra- 
rio, de  tal  manera  que  van  descendiendo  de  la  polisíntesis  á 
la  síntesis,  y  de  la  síntesis  ala  análisis,  como  puede  obser- 
varse en  el  sánscrito  respecto  al  griego  y  al  latín,  y  en  este 
último  respecto  al  castellano,  francés  é  italiano.  El  sáns- 
crito, que  es  el  tronco  de  las  lenguas  indo-europeas,  es  el 
que  usa  más  de  la  composición,  el  más  rico  en  terminacio- 
nes que,  unidas  á  la  radical,  forman  un  todo  para  expresar 
diversas  relaciones,  las  cuales  ya  en  el  griego  y  el  latín  se 
expresan  con  partículas  separadas.  Por  ejemplo,  la  decli- 
nación sánscrita  tiene  ocho  casos,  la  latina  seis  y  la  griega 
cinco;  los  demás  casos  respecto  al  sánscrito  no  se  expre- 
san con  terminaciones,  sino  con  preposiciones-  En  los  idio- 
mas neo-latinos  ya  desaparece  enteramente  la  declinación 
del  nombre,  y  toda  se  suple  con  preposiciones  separadas; 
lo  mismo  sucede  en  diversas  voces  y  modos  del  verbo,  que 
se  expresan  por  medio  de  circunloquios  con  los  verbos 
auxiliares. 

Por  lo  que  hace  á  los  idiomas  monosilábicos  del  Este  de 
Asia,  es  un  hecho  innegable  que  nunca  han  salido  de  ese  es- 
tado, y  si  fuera  cierta  la  supuesta  progresión  del  lenguaje 
de  lo  simple  á  lo  compuesto,  ya  era  la  ocasión,  después  de 
tantos  centenares  de  años,  de  que  esos  idiomas  se  hubieran 
vuelto  polisilábicos;  tal  cambio  no  se  ha  verificado,  y  desde 
tiempo  inmemorial  ciento  ochenta  millones  de  hombres 
conservan  su  lenguaje  con  el  mismo  mecanismo. 

Veamos,  en  fin  qué  es  lo  que  pasa  cerca  de  nosotros  mis- 
mos, con  ese  idioma  othomí,  objeto  de  la  presente  cuestión. 
Pues  bien:  el  othomí  rodeado  de  lenguas  polisilábicas;  estre- 
chado por  ellas,  dominado  por  una  civilización  más  adelan- 
tada, atraído  por  la  riqueza  del  mexicano,  por  la  perfección 
del  tarasco,  pobre  en  medio  de  la  abundancia,  el  othomí  no 
ha  cambiado  nunca;  es  lo  mismo  que  el  primer  día,  monosi- 
lábico y  rudo-  Suponer  que  el  mexicano,  el  tarasco  y  demás 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  587 

lenguas  polisilábicas  de  ^íéxico  descienden  del  othomí,  sería 
tan  absurdo  como  suponer  que  el  sánscrito  y  el  griego  des- 
cienden del  chino. 

Bastan  los  hechos  referidos  para  probar  mis  asertos; 
pero  quiero  robustecerlos  más  con  el  testimonio  de  algunos 
lingüistas  modernos-  Por  lo  que  éstos  dicen,  se  compren- 
derá que  es  una  ley  filológica  la  siguiente:  «Cada  familia  de 
lenguas  conserva,  desde  su  origen,  su  carácter  esencial  y 
característico»  «Por  grandes  que  sean  los  cambios  de  un 
idioma,  su  verdadero  sistema  gramatical  y  léxico,  su  es- 
tructura en  lo  general,  quedan  invariables,  «dice  Guillermo 
Humboldt.»1 

El  cardenal  Wiseman  ha  escrito  estas  palabras:2  «En  cual- 
quiera época  que  tomemos  una  lengua,  la  hablamos  comple- 
ta en  sus  calidades  esenciales  y  características;  puede  per- 
feccionarse más,  hacerse  más  rica  y  de  una  construcción 
más  variada;  pero  sus  propiedades  distintas,  su  principio 
vital,  su  alma,  si  puedo  llamarla  así,  parece  formada  ente- 
ramente y  no  puede  variar.  Si  ocurre  una  alteración,  es  so- 
lamente por  el  nacimiento  de  una  nueva  lengua,  que  sale 
como  el  fénix,  de  las  cenizas  de  otra;  y  aun  cuando  ocurra 
esta  sucesión,  como  del  italiano  al  latín,  y  del  inglés  al  an- 
glo-sajón,  la  cubre  un  velo  misterioso;  parece  que  este  dia- 
lecto se  envuelve  como  el  gusano  de  seda,  para  pasar  al  es- 
tado de  crisálida,  y  no  le  vemos  sino  cuando  sale  unas  ve- 
ces más,  otras  menos  hermoso;  pero  siempre  completamen- 
te organizado,  y  desde  luego  inmutable.  Y  aun  mirándole 
de  cerca,  veremos  que  este  primer  ser  contenía  ya  dentro 
de  sí,  preparadas  las  partes  y  los  órganos  que  debían  al- 
gún día  dar  la  forma  y  la  vida  al  estado  que  debía  suce- 
der. » 

César  Cantú3  dice:  «Al  paso  que  vemos  cómo  se  perfec- 
cionan en  la  marcha  progresiva  de  la  sociedad  todas  las  ar- 
tes, no  han  hecho  las  lenguas  ningún  adelanto  desde  que 
nos  son  conocidas;  no  existe  una  sola  que  haya  añadido  nin- 
gún documento  esencial  á  los  que  antes  poseía.» 

ü-  Ponceau  manifiéstalo  siguiente:  *  «Yo  no  respondo  de 

1  Letre  á  Rémusat,  piig.  72.  ( París,  1S27). 

2  Discursos  sobre  la  ciencia  y  la  religión.  Discurso  1?  (Madrid,  L884). 

3  Historia  universal,  lib.  1?,  cap.  III. 

4  Memoria  sobre  algunos  idiomas,  etc. 


588  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

los  acontecimientos  ocasionados  por  la  fuerza,  creo  poder 
asegurar  solamente  que  las  lenguas,  abandonadas  á  sí  mis- 
mas, tienen  una  tendencia  manifiesta  á  conservar  su  estruc- 
tura y  formas  originales.» 

Ernesto  Renán  se  expresa  de  este  modo: 1  «Los  diversos 
sistemas  de  lenguas  han  sido  adoptados  de  una  vez;  no  se 
derivan  unos  de  otros,  se  bastan  á  sí  mismos,  y  llegan  al 
mismo  resultado  por  los  caminos  más  opuestos:  tal  pueblo 
permanece  en  el  estado  infantil  y  tiene  un  sistema  grama- 
tical que  consideramos  como  sabio;  otro  pueblo  se  eleva  á 
la  civilización  con  un  idioma  que  parece  opuesto  á  todo  pro- 
greso.» 

Pero  quien  más  claramente  se  explica  respecto  á  la  hipó- 
tesis del  monosilabismo,  es  Latham,  que  ha  escrito  poste- 
riormente, y  manifiesta  su  opinión  de  esta  manera:  2  «Pue- 
de una  palabra  limitarse  á  una  sílaba,  y  puede  también  alar- 
garse más,  es  decir,  que  puede  ser  monosílaba,  ó  de  otra 
clase  diversa.  La  regla  que  nos  prohibe  multiplicar  causas 
innecesariamente,  sugiere  la  inferencia  a  priori,  de  que  nin- 
guna palabra  es  larga  sin  necesidad.  Algo  tiene  también  de 
a  priori  lo  que  naturalmente  se  infiere,  y  es  que  todas  las 
raíces  fueron  en  su  origen  monosílabas-  Esto,  aunque  en 
gran  parte  ha  sido  probado  ya  por  indagaciones  positivas, 
con  dificultad  podrá  admitirse  de  una  manera  absoluta  y 
aplicarse  indistintamente. » 

Destruida  ya  la  supuesta  gradación  del  monosilabismo  al 
polisilabismo,  queda  únicamente  para  contradecir  la  no  me- 
nos infundada  suposición  de  que  las  lenguas  todas  sehan  for- 
mado conforme  á  la  ley  de  onomatopeya,  es  decir,  imitando 
la  naturaleza.  Este  es  el  sistema  que  decididamente  adopta 
el  Sr.  Mendoza,  pues  sin  la  menor  reticencia  asienta  las  si- 
guientes palabras,  en  la  pág.  IQfi  de  su  Disertación.  «Todos 
los  hombres  han  debido  formar  su  lengua  del  mismo  modo 
que  los  othomíes,»  esto  es,  imitándola  naturaleza,  que  es  lo 
que  el  Sr.  .Mendoza  ha  asentado  en  las  páginas  anteriores. 
Tal  teoría  es  hasta  cierto  punto  disculpable,  porque  nada 
seduce  tanto  la  imaginación,  tratándose  del  lenguaje,  como 
suponer  que  el  hombre,   mudo  todavía,  procuró  imitar  el 

1  Origine  du  langague,  2^  edít.  pág.  45. 

2  Elenients  of  coinparaiive  philology,  pág.  699. 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  589 

gorgeo  de  los  pájaros,  el  rugido  del  mar,  el  murmurio  del 
arroyo,  el  soplo  de  la  brisa,  y  el  estruendo  del  rayo.  Todo 
esto  es  poético,  y  relativamente  verdadero;  pero  estableci- 
do de  una  manera  absoluta  y  bajo  el  aspecto  científico,  es 
falso,  no  se  funda  en  hechos,  sino  que  los  hechos  lo  desmien- 
ten. 

Efectivamente,  un  sabio  respetable  por  sus  conocimien- 
tos, Federico  Schlegel,  hizo  hace  años  la  siguiente  manifes- 
tación: 1  «Las  hipótesis  relativas  al  origen  del  lenguaje  hu- 
bieran sido  enteramente  omitidas,  ó  al  menos  hubieran  to- 
mado otra  forma,  si  en  lugar  de  proceder  arbitrariamente 
los  escritores,  y  de  entregarse  á  las  ficciones  de  la  poesía, 
hubieran  emprendido  fundarlas  en  investigaciones  históri- 
cas- Pero  lo  que  especialmente  es  una  suposición  del  todo 
gratuita  y  verdaderamente  errónea,  es  la  de  atribuir  un 
origen  igual  en  todas  partes  al  lenguaje  y  al  desenvolvimien- 
to de  la  inteligencia.  La  variedad  en  este  punto  es,  al  con- 
trario, tan  grande,  que  entre  el  gran  número  de  lenguas, 
apenas  se  encontrará  una  que  no  pueda  servir  de  ejemplo 
para  confirmar  alguna  de  las  hipótesis  imaginadas  hasta 
ahora  sobre  el  origen  de  las  lenguas.  Por  ejemplo,  que  se 
recorra  el  diccionario  de  la  lengua  manchúa,  y  se  verá  con 
asombro  su  multitud  desproporcionada  de  palabras  imita- 
tivas y  onomatopeyas,  de  tal  modo,  que  esas  palabras  com- 
ponen, la  mayor  parte  de  la  lengua.  Si  ese  idioma  fuese  uno 
de  los  primeros  y  délos  más  importantes;  si  otras  lenguas 
tuvieran  en  su  origen  la  misma  conformación  que  el  man- 
chúa, se  podría  adoptar  la  opinión  que  atribuye  el  origen 
de  todas  las  lenguas  á  ese  principio  de  imitación.  Pero  ese 
ejemplo  no  parece  servir  más  que  para  demostrar  qué  for- 
ma toma  algunas  veces,  ó  debe  tomar  una  lengua  que  pue- 
de formarse  en  gran  parte,  según  ese  principio,  y  hará  re- 
nunciar á  la  idea  de  querer  explicar  del  mismo  modo  los 
idiomas  que  ofrecen  un  aspecto  del  todo  diferente.  Que  se 
considere  en  efecto  la  familia  entera  de  esas  lenguas,  en 
que  poco  ha  hemos  tenido  que  ocuparnos  (indo-europeas), 
y  se  verá  que  en  alemán  el  número  de  las  palabras  onoma- 
toyeyas  y  que  imitan  los  sonidos,  es  poca  cosa,  á  la  verdad, 

1  E?sai  sur  la  lange  ct  la  philosophio  des  índiens,  lib.  1'..  can.  5. 


590  EL  IDIOMA  OTHOMí. 

comparado  con  el  ejemplo  que  acabamos  de  citar;  pero  es, 
sin  embargo,  considerable,  y  acaso  no  es  menor  que  en  per- 
sa- ••  •  En  griego  y  todavía  más  en  latín,  las  onomatopeyas 
se  hacen  más  raras,  y  en  el  sánscrito  desaparecen  tan  com- 
pletamente, que  parece  imposible  suponer  un  origen  seme- 
jante ala  totalidad  del  idioma.» 

En  comprobación  de  las  observaciones  de  Schlegel,  diré 
que  el  estudio  particular  que  he  hecho  de  los  idiomas  me- 
xicanos, me  ha  conducido  al  mismo  resultado  que  al  autor 
alemán.  En  México  tenemos  idiomas  donde  abundan  las 
onomatopeyas,  como  el  huasteco  y  el  mame;  hay  otros  don- 
de se  encuentran  pocas  de  esas  voces,  como  el  mexicano  ó 
azteca;  en  algunos  casi  no  hay  palabra  que  pueda  referirse 
á  ese  origen,  como  el  pirinda,  donde  en  cosa  de  dos  mil  qui- 
nientas palabras  que  he  examinado,  apenas  hay  tres  ó  cua- 
tro que  imitan  la  naturaleza,  y,  en  fin,  existen  idiomas  me- 
xicanos, como  el  mixteco,  donde  no  he  encontrado  una  sola 
onomatopeya,  no  obstante  que  he  leído  atentamente  su  dic- 
cionario. 

Así,  pues,  cada  uno  de  estos  idiomas,  aun  en  la  adopción 
de  palabras  nuevas,  ha  seguido  su  propio  genio;  los  huaste- 
cos al  conocer  el  perro  traído  por  los  españoles,  dijeron 
huahua  ó  Jiuahualoa,  ladrar,  imitando  la  naturaleza;  pero  los 
mexicanos  llamaron  al  perro  chichi,  encontrando  la  razón  de 
su  palabra,  no  en  el  ladrido,  sino  en  la  semejanza  del  perro 
con  otro  animal  indígena,  cuya  especie  ha  desaparecido. 

No  debemos,  pues,  extrañar,  en  vista  de  estos  hechos  ú 
otros  semejantes,  que  el  más  hábil  defensor  del  principio 
de  la  onomatopeya,  Herder,  después  de  haber  obtenido  el 
premio  ofrecido  por  ]a  academia  de  Berlín,  al  mejor  ensayo 
sobre  el  origen  del  lenguaje,  renunciara  á  ese  sistema,  al 
fin  de  su  vida,  y  adoptara  la  opinión  délos  que  creen  que  el 
lenguaje  es  un  clon  natural. 

Queda  dicho  lo  más  preciso  para  combatir  la  infundada 
creación  del  lenguaje  por  los  othomíes  y  por  los  demás  pue- 
blos, según  la  sicología  y  la  filología;  pero  conforme  á  lo  que 
ofrecí  anteriormente,  debo  ocurrir  á  la  Biblia. 

Leemos  en  el  Génesis  *  estas  palabras: 

«Luego,  pues,  que  el  Señor  Dios  hubo  formado  de  la  tie- 

1  Cap.  II,  v.  19,  20,  trad.  de  Scio. 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  591  . 

rra  todos  los  animales  terrestres,  y  todas  las  aves  del  cielo, 
llevóles  á  Adán  para  que  viese  cómo  los  había  de  llamar, 
porque  todo  lo  que  Adán  llamó  anima  viviente,  ese  es  su 
nombre.  Y  llamó  Adán  por  sus  nombres  todos  los  animales, 
y  todas  las  aves  del  cielo  y  todas  las  bestias  de  la  tierra.» 

Este  pasaje  supone  que  ya  Adán  sabía  hablar,  supuesto 
que  entendía  á  Dios  y  se  hallaba  en  estado  de  formar  por  sí 
mismo  sólo  una  parte  del  diccionario,  los  nombres  de  los  ani- 
males; y  efectivamente,  en  el  Eclesiástico  J  se  ve  que  «Dios 
concedió  á  Adán  y  Eva  la  razón  y  una  lengua  ó  idioma,  es  decir, 
que  la  Biblia  expone  lo  mismo  que  demuestra  la  filosofía  y 
la  filología,  á  saber:  «que  el  hombre  obtuvo,  al  mismo  tiem- 
po, la  facultad  de  pensar  y  hablar.» 

Empero,  debo  manifestar  que  todo  lo  dicho  se  supone  ra- 
cionalmente respecto  á  la  base  fundamental  del  idioma;  na- 
die niega  que  recibiendo  los  hombres  el  primer  material  de 
manos  de  la  naturaleza  hayan  dejado  después  de  enriquecer 
el  diccionario,  y  de  alterar  secundariamente  las  formas  gra- 
maticales- 

En  este  sentido  llamaré  de  nuevo  en  mi  auxilio  á  algunos 
sabios,  para  que  no  se  me  crea  sólo  bajo  mi  palabra,  sin  em- 
bargo de  que  la  he  fundado  en  pruebas  convincentes;  á  la 
razón  añadiré  la  autoridad. 

Guillermo  Humboldt  2  ha  dicho:  «Según  mi  íntima  con- 
vicción, debe  la  palabra  considerarse  como  inherente  al 
hombre.» 

Ernesto  Renán  se  expresa  de  esta  manera: 3  «Lo  que  me 
parece  incontestable,  es  que  la  invención  del  lenguaje  no 
fué  el  resultado  de  una  larga  vacilación,  sino  de  una  intui- 
ción 'primitiva  ••••....  Si  el  lenguaje  no  es  un  don  exterior, 
ni  una  invención  tardía  y  mecánica,  no  queda  sino  un  parti- 
do que  tomar,  y  es  atribuir  su  creación  á  las  facultades  hu- 
manas, obrando  espontáneamente  y  en  conjunto.  La  necesi- 
dad de  significar  exteriormente  sus  pensamientos  y  sus 
sentimientos,  es  natural  al  hombre :  no  pues,  por  comodidad, 
ni  por  imitación  de  los  animales,  el  hombre  escogió  la  pala- 
bra para  formular  y  comunicar  sus  pensamientos,  sino  por- 
que  la  ¡palabra  es  natural.» 

1  Cap.  17. 

2  Op.  cit. 

3  Op.  cit. 


592  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

Steinthal  opina  que  «el  lenguaje  no  ha  sido  creado  de  una 
manera  premeditada,  sino  que  nace  en  el  alma  á  cierta  épo- 
ca del  desenvolvimiento  sicológico,  de  un  modo  necesario  y 
ciego,  por  decirlo  así.»  l 

Grimm  llama  al  lenguaje  «emanación  inmediata  de  la  na- 
turaleza.» 2 

Todavía  me  quedan  por  examinar  otras  dos  proposiciones 
del  Sr.  AÍendoza,  con  las  cuales  tampoco  estoy  conforme, 
siendo  la  primera  la  calificación  que  hace  del  othomí,  lla- 
mándole lengua  madre.  Vi  sobre  esto  que  la  filología  actual, 
no  admite  ya  esa  clasificación  de  lenguas  madres  é  hijas,  tra- 
tándose de  idiomas  como  el  othomí,  por  las  razones  que  pa- 
so á  manifestar  en  pocas  palabras. 

Hay  idiomas  escritos  y  no  escritos,  idiomas  que  tienen 
una  literatura  y  otros  que  carecen  de  ella.  Respecto  á  los 
primeros  es  fácil  señalar  su  genealogía,  como  al  español  res- 
pecto al  latín;  pero  no  sucede  lo  mismo  con  aquellas  lenguas 
que  carecen  de  monumentos  gráficos,  no  siendo  posible,  por 
las  señales  exteriores  de  un  idioma,  en  un  momento  dado, 
conocer  su  edad,  en  virtud  de  que  no  sólo  el  tiempo  le  alte- 
ra, sino  otras  muchas  circunstancias,  como  el  estado  de  ci- 
vilización, la  mezcla  con  otras  lenguas,  etc.  Tenemos  por 
ejemplo  de  esta  aserción  dos  idiomas  de  la  familia  semítica, 
el  árabe  y  el  hebreo:  estas  dos  lenguas  nacidas  de  un  mis- 
mo tronco  y  con  los  mismos  elementos  primitivos,  tienen, 
sin  embargo,  un  aspecto  muy  distinto,  debido  ala  diferente 
civilización  de  los  árabes  y  los  hebreos,  y  á  la  mayor  comu- 
nicación de  los  primeros  con  diversas  naciones.  El  hebreo 
sólo  posee  en  germen  los  procedimientos  que  hacen  la  ri- 
queza del  árabe,  mientras  que  este  se  desarrolló  llegando  á 
ser  una  lengua  riquísima.  Tanto  error  habría,  pues  en  to- 
mar al  hebreo  como  madre  por  su  excesiva  sencillez,  como 
al  árabe  por  su  perfección:  ni  el  hebreo  se  mejoró  volvién- 
dose árabe,  ni  el  árabe  degeneró  volviéndose  hebreo:  son 
dos  lenguas  nacidas  en  una  misma  época,  con  los  mismos 
caracteres  esenciales,  y  por  ese  motivo  se  llaman  hermanas. 
Este  es  el  calificativo  que  la  filología  moderna  aplica  á  las 
lenguas  análogas  cuya  filiación  no  se  conoce,  habiendo  adop- 
tado como  lema  los  lingüistas  estos  versos  de  Ovidio. 

I   Der  ursprung  der  spraehe. 

¿  Origen  del  lenguaje  (trad.  por  Weymann.) 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  593 

Facies  non  ómnibus  una. — JV ec  diversa  lamen,  qualem  i 
esse  sororum. 

En  consecuencia,  si  en  el  antiguo  ó  en  el  nuevo  mundo, 
hay  lenguas  análogas  al  othomí,  como  el  mazahua,  no  debe 
decirse  que  ésta  es  madre  ó  hija,  de  aquella,  sino  su  her- 
mana. 

Mi  última  observación  al  Sr.  Mendoza,  es  que  éste,  lo  mis- 
mo que  el  P-  Nájera,  califican  al  othomí  de  sublime-  Respec- 
to al  P.  Nájera,  diré  que  no  me  basta  la  responsabilidad  de 
su  nombre  para  adoptar  una  opinión:  en  primer  lugar,  Ná- 
jera no  estaba  al  alcance  de  los  últimos  conocimientos  en  fi- 
lología, fruto  del  estudio  de  varios  hombres,  que  va  acumu- 
lando el  tiempo;  en  segundo  lugar,  ya  no  estamos  en  la  épo- 
ca en  que  se  agachaba  la  cabeza  con  el  «magister  dixit:»  los 
modernos  decimos  magister probabit.  Así,  pues,  me  fué  fá- 
cil en  mi  libro  sobre  los  idiomas  mexicanos,  contradecir 
algunas  teorías  de  Nájera,  y  ahora  procuraré  hacerlo  tam- 
bién respecto  á  la  calificación  de  sublime  que  dio  al  othomí, 
tratando  yo  de  demostrar,  que  por  el  contrario,  es  po- 
bre, grosero  é  inculto,  en  una  palabra,  imperfecto  como 
idioma. 

¿Qué  es  el  idioma?  Ya  he  respondido  á  esta  pregunta  y 
observado  que  todo  el  mundo  lo  sabe.  El  idioma  es  la  ex- 
presión de  nuestro  pensamiento.  En  consecuencia,  un  idio- 
ma será  perfecto,  es  decir,  conforme  á  su  objeto,  siempre  que 
exprese  bien  el  pensamiento  con  todas  sus  relaciones.  Vea- 
mos ahora  si  el  othomí  expresa  satisfactoriamente  las  ideas 
y  sus  modificaciones,  examinando  su  diccionario  y  su  gra- 
mática, porque  de  esos  dos  elementos  se  compone  un  idio- 
ma. El  diccionario,  las  palabras,  son  el  material  de  una  len- 
gua; la  gramática  es  la  forma. 

Supuestos  estos  principios,  comienzo  por  recordar  lo  que 
dije  al  principio  de  esta  carta,  y  es  que  estoy  conforme  con 
el  Sr.  Mendoza  en  que  el  othomí  tiene  muchas  onomato- 
peyas;  pero  de  esto  no  se  infiere  que  sea  rico  en  ellas,  re- 
lativamente á  otros  idiomas.  Efectivamente,  el  othomí  es 
monosilábico,  y  por  lo  tanto  no  puede  imitar  bien  la  natu- 
raleza en  aquello  que  refiere  palabras  largas.  Por  ejemplo, 
para  expresar  el  grito  de  la  gallina,  decimos  en  español 
cacarear,  y  aquí  está  bien  imitada  la  naturaleza;   porque 

3S 


594  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

se  trata  de  un  grito  prolongado  que  requiere  varias  sílabas, 
cosa  que  no  puede  verificar  un  idioma  monosilábico.  Otro 
ejemplo  daré,  tomado  también  del  castellano,  y  conforme  á 
la  ingeniosa  análisis  de  un  lingüista,  cuya  obra  tengo  pre- 
sente, y  se  refiere  á  las  palabras  relámpago  y  titilación.  «En 
la  voz  relámpago  la  onomatoneya  consiste  primeramen- 
te en  la  silabare,  cuyo  sonido  recio,  fuerte  y  vibrante,  nos 
hace  concebir  la  idea  del  ruido;  después,  en  la  sílaba  lamp, 
que  se  produce  por  un  solo  sacudimiento  de  la  lengua  al 
pronunciar  la  vocal  a,  y  cortando  este  sonido  casi  al  mismo 
tiempo,  por  medio  de  la  simple  presión  de  los  labios,  que 
nos  obliga  á  ejecutar  la  combinación  de  las  dos  labiales  mp, 
y  de  este  modo  nos  da  aquella  sílaba  la  idea  de  la  rapidez, 
por  la  ligereza  con  que  movemos  la  lengua  para  pronunciar 
las  tres  amp  reunidas.  Sigue  la  onomatopeya.  en  las  últimas 
silabas  ago,  de  las  cuales  la  primera,  por  su  combinación 
con  lap,  produce  un  sonido  forzado,  semejante  á  un  estalli- 
do, y  hace  que  la  última  sílaba  go  resulte  tan  breve  como 
puede  serlo  una  sílaba  en  que  no  se  quiere  emplear  fuerza 
alguna.  Por  último,  la  onomatopeya  queda  perfecta  con  la 
acentuación  que  damos  á  la  palabra  relámpago,  pues  en  la 
combinación  de  toda  ella,  la  sílaba  re  con  que  empezamos  á 
pronunciarla,  nos  da  además  la  idea  del  ruido,  de  la  repe- 
tición (que  es  propia  de  esta  sílaba  en  nuestra  lengua);  y 
la  fuerza  y  la  tardanza  con  que  apoyamos  la  entonación  de 
la  voz  lamp  juntas  á  la  prontitud  con  que  emitimos  natural- 
mente las  dos  últimas  sílabas  ago  que  van  deslizándose,  por 
decirlo  así,  hasta  desvanecerse  el  sonido  de  la  última,  nos 
hacen  formar  una  comparación  instantánea,  esto  es,  la  idea 
de  una  cosa  ruidosa,  movible,  pesada  en  uno  de  sus  extremos, 
ligera  y  dé'jil  en  el  otro  y  que  éste  se  agita  ó  vibra  con  velocidad, 
á  la  manera  de  lo  que  sucede,  v.  g.,  con  una  espada 
delgada  cuando  la  sacude  una  mano  robusta.  Lo  mismo 
respectivamente  podemos  decir  de  la  voz  titilación:  la  síla- 
ba ti,  compuesta  del  sonido  golpeador  dental  t,  y  de  la  vo- 
cal i  que  es  el  más  agudo  que  puede  formar  la  voz  humana, 
conviene  á  todo  lo  pequeño,  delgado  y  ligero.  La  repetición 
de  esta  sílaba  trae  á  la  memoria  la  repetición  del  movimien- 
to ele  cualquier  objeto  material  que  tenga  aquellas  cualida- 
des y  haciendo  nuestro  entendimiento  por  este  medio  una 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  595 

comparación  repentina,  empleamos  la  palabra  titilación  pa- 
ra expresar  la  sensación  que  nos  causa  interior  ó  exterior- 
mente  cualquier  movimientoacelerado,  suave  y  agradable.» 

También  he  manifestado  que  estoy  conforme  con  el  Sr. 
Mendoza  en  que  el  othomí  tiene  voces  compuestas,  expresi- 
vas, y  agrego  que  esto  suele  comunicar  al  lenguaje  cierta 
viveza  y  colorido;  pero  la  frecuencia  con  que  el  othomí  com- 
pone, demuestra  precisamente  su  pobreza.  Carece  de  su- 
ficiente número  de  palabras  simples  que  corresponden  á 
otras  tantas  ideas,  y  tiene  que  suplirlas  por  medio  de  una 
composición  que  llega  al  exceso  y  hace  incurrir  en  anfilo- 
logías.  Por  ejemplo:  el  castellano  que  es  un  idioma  rico,  tie- 
ne tres  palabras  para  expresar  otras  tantas  idias,  que  son. 
superficie,  rubia,  oro.  El  othomí  sólo  tiene  superficie  super- 
ficie y  rubia;  para  decir  oro  junta  las  otras  dos  palabras,  de 
lo  cual  resulta  equivocación,  pues  hay  varias  superficies  que 
tienen  la  circunstancia  de  ser  rubias- 

En  palabras  que  expresan  cosas  metafísicas  es  tan  pobre 
el  othomí,  que  tiene  necesidad  de  valerse  de  comparaciones 
materiales,  y  esto  lo  comprueban  muchos  ejemplos  de  los 
que  pone  el  Sr.  Mendoza,  aunque  con  distinto  fin  á  veces, 
con  el  de  manifestar  que  el  idioma  tiene  filosofía.  Yo  no 
encuentro  esa  filosofía,  sino  generalmente  procedimientos 
puramente  supletorios  de  lo  que  falta  al  idioma.  He  aquí 
algunas  pruebas,  con  las  cuales  me  haré  comprender:  Pa- 
ra expresar  el  recuerdo  ó  la  memoria,  usan  los  othomís  la 
palabra  o  que  significa  retiro  ó  recámara.  La  voz  uho,  her- 
moso, suple  todas  las  ideas;  bueno,  apto,  justo,  urbano,  y 
otras  varias-  Con  la  palabra  muy,  el  corazón,  se  dice  tam- 
bién alma,  índole,  afecto  del  ánimo.  Ntzo  significa  feo  y 
malo;  té  alto  y  noble;  té  hacer  y  crear. 

La  pronunciación  del  othomí  es  de  una  dificultad  tan  gran- 
de, que  es  casi  imposible  aprenderle  bien  si  no  es  desde  la 
infancia.  La  modificación  que  sufren  las  vocales  es  tan  con- 
fusa, que  el  gramático  que  mejor  acertó  á  explicar  el  otho- 
mí, D.  Luis  de  Nevé  y  Molina,  tuvo  que  adoptar  trece  vo- 
cales para  darse  algo  á  entender.  Respecto  á  las  consonan- 
tes es  tal,  para  explicarlas,  la  variedad  de  sistemas  entre 
los  lingüistas  del  país,  que  se  han  hecho  ininteligibles,  in- 
ventando en  balde  acentos,  puntos,  líneas,  y  signos  de  to- 


596  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

das  clases,  y  agregando  letras  como  ng,  nn,  nng,  mm,  etc. 
Sin  embargo  de  todos  estos  esfuerzos  el  mismo  P.  Nájera, 
que  llamó  sublime  al  othomí,  confiesa  1  «que  todo  lo  hecho  ni 
da  una  regla  fija  para  la  pronunciación,  ni  pone  en  claro  to- 
talmente cuál  debe  ser  en  ciertos  casos.» 

Pero  lo  que,  sobre  todo,  nos  confirma  respecto  á  lo  que  va- 
le realmente  el  othomí,  es  la  variedad  verdaderamente  anár- 
quica, fuera  de  toda  regla,  de  todo  sistema,  que  existe  en- 
tre los  que  hablan  el  mismo  idioma,  pues  son  tantos  y  tan 
diversos  sus  dialectos,  que,  como  lo  confirman  los  antiguos 
misioneros  y  los  modernos  observadores,  en  cada  pueblo 
hay  diverso  modo  de  hablar,  al  grado  que  los  de  un  rumbo 
suelen  no  entender  á  los  de  otro. 

Mi  última  observación  sobre  el  diccionario  othomí  acaba- 
rá de  confirmar  el  juicio  que  formo.  Un  idioma  sublime,  es 
decir,  elevado,  excelso,  rico,  no  sólo  no  tiene  signos  para  ca- 
da idea  capital,  sino  para  sus  diversas  modificaciones.  En 
castellano,  por  ejemplo,  para  expresar  los  diversos  grados 
de  un  mismo  afecto  decimos:  estimar,  querer,  amar  y  adorar. 
¡Qué  gradación  tan  propia  de  nuestros  sentimientos!  Esti- 
mamos aun  amigo,  queremos  á  un  pariente,  amamos  á  nues- 
tros hijos  y  adoramos  á  Dios-  Acaso  el  idioma  más  rico  en  si- 
nónimos sea  el  árabe,  según  puede  verse  de  la  memoria  de 
Hammer  intitulada  Das  kamel,  donde  consta  que  este  idio- 
ma tiene  5744,  palabras  sólo  para  decir  camello. 

Pues  bien,  el  othomí  no  sólo  es  rico  en  sinónimos,  sino 
que  abunda  en  todo  lo  contrario,  estoes,  en  homónimos,  en 
palabras  que  cada  una  expresa  diversas  ideas,  dando  lugar 
á  la  mayor  confusión,  cosa  que  Nájera  confiesa  también 
cuando  dice:  «-Muchas  palabras,  aun  con  los  mismos  tonos, 
significan  distintas  cosas-»  He  aquí  ejemplos  sacados  la  ma- 
yor parte  del  citado  Nájera,  á  quien  deseo  refutar  con  sus 
propias  armas. 

A,  el  blanco,  el  fin,  conseguir  el  fin. 

Bá,  usar,  uso,  pecho  de  mujer,  ubre,  leche. 

Bi,  temer,  temblar. 

Buy,  vivir,  vida. 

Da,  cocido,  digerir. 

1  Op.  cit. 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  597 

Dá,  madurarse,  maduro,  á  propósito. 

Hí,  sonar,  comenzar,  tejer. 

Hiá,  inquirir,  palabra,  idioma,  aspirar,  el  aire,  la  luz. 

Hog,  dulce,  honesto,  el  caballero  por  sus  portes. 

Ki,  venerable,  remover- 

Ka,  leve,  ligero. 

Kuy,  gustar,  sabor,  hacer  algo,  correr,  acosar,  perseguir. 

M" ,  desagradar,  fastidiarse,  estar  lleno. 

Me,  esperar,  condensar,  señor  de  alguna  cosa,  habitante 
de  la  casa- 

Nho,  bueno,  hermoso,  perfecto,  justo,  urbano. 

Na,  lleno,  el  camino. 

Phé,  gobernar,  gobierno. 

Ra,  igual,  semejante. 

Sa,  benévolo,  benevolencia. 

Si,  plano,  color,  corteza,  hoja,  extender,  cutis,  acaso,  por 
ventura. 

T'H,  el  pasto,  la  paja. 

Tí,  el  ebrio,  embriagarse,  ofuscar,  confundir. 

Tsa,  meramente,  propiamente,  sanar,  gozar  de  salud,  la 
punta,  la  cúspide  de  un  cuerpo,  por  dentro,  lo  interior,  lo 
agudo,  lo  dividido- 

Tsí,  rechinar,  disminuir. 

U,  la  sal,  ahora. 

Za,  redondo,  redondez,  el  arco,  levantar  un  arco- 

Za>  la  leña,  leñar.  » 

Itu,  elegir,  beber- 

Voy  ahora  á  hablar,  aunque  brevemente,  de  la  forma  del 
idioma  othomí,  para  convencernos  enteramente  de  que  no  es 
otra  cosa  esa  lengua,  sino  una  gerigonza  bárbara- 

La  gramática  propiamente  dicha,  el  verdadero  sistema 
gramatical,  consiste  en  dos  circunstancias:  I?'  En  que  estén 
bien  determinadas  las  categorías  del  lenguaje  ó  sean  las  par- 
tes de  la  oración.  2^  En  que  se  puedan  expresar  clara  y  sen- 
cillamentelas  diversas  relaciones  de  cada  parte  del  discurso. 

En  othomí,  las  categorías  gramaticales  se  hallan  tan  poco 
determinadas,  que  una  misma  palabra  ya  es  sustantivo,  ya 
adjetivo, yaverboóadverbio.  En  na,uho, uho,  \i<-,na, hu,he,  uho, 
«la  bondad  del  varón  es  buena  y  le  está  bien;»  tenemos  que 
uho  es  sustantivo,  adjetivo,  verbo  y  adverbio,  como  se  ve  de 


598  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

la  siguiente  análisis.  Na,  aquella  (por  la)  uho,  bondad;  uho, 
bueno  (del  buen);  ye,  barón;  na,  partícula  déla  tercera  per- 
sona de  indicativo,  con  que  se  conguja  como  verbo  el  nom- 
bre; uho,  ser  buena  (es  buena);  he  ó  ha  y  uho,  bien. 

Es  cierto  que  hay  algunos  medios  en  othomí  para  distin- 
guir, á  veces,  las  partes  de  la  oración;  pero  esos  medios  son 
verdaderos  suplementos  de  lo  que  directamente  falta  al  idio- 
ma, y  prueban  su  imperfección  gramatical,  demuestran  los 
escasos  recursos  á  que  está  atenido  para  no  ser  completa- 
mente ininteligible. 

Los  accidentes  del  nombre  no  se  encuentran  en  othomí,  es 
decir,  no  hay  terminaciones,  prefijos  ni  signo  propiamen- 
te dicho  para  expresar  el  género,  número,  caso,  compara- 
ción, aumento  y  disminución.  Todo  esto  se  suple  imperfec- 
tamente por  medio  de  circunloquios.  Por  ejemplo,  el  núme- 
ro singular  se  marca  con  na,  que  significa  uno  ó  una,  y  el 
plural  con  la  particulada,  ó,  é,  que  según  Nájera,  quiere  de- 
cir lluvia,  sirviendo  la  abundancia  de  gotas  de  agua  para 
indicar  pluralidad. 

El  verbo  othomí  es  tan  pobre,  que  no  tiene  más  que  la  voz 
activa;  y  como  activos  se  usan  aun  los  verbos  neutros  con- 
tra todo  principio  ideológico-  Los  modos  propiamente  di- 
chos, es  decir,  que  tengan  algún  signo  perspicuo  para  dis- 
tinguirse, no  son  más  que  dos,  indicativo  é  imperativo.  Lo- 
demás  se  suple,  por  ejemplo,  para  decir  en  othomí  «quiero 
hacer,»  se  suple  el  infinitivo  con  el  futuro,  diciendo  «quie- 
ro haré.» 

No  hay  tampoco  terminaciones  ni  otro  signo  para  expre- 
sar la  persona  ni  el  número  en  el  verbo:  es  preciso  hacerlo 
con  el  pronombre,  como  si  dijéramos: 

Yo  amo.  Nosotros  amo. 

Tú  amo.  Vosotros  amo. 

Aquel  amo.  Ellos  amo. 

Aun  el  pronombre  posesivo  carece  de  plural,  y  se  suple 
con  el  personal;  ma,  mío;  he,  nosotros,  ma,  te,  he,  literalmen- 
te «mío,  padre,  nosotros-» 

Pero  no  sólo  en  desinencias  ú  otra  clase  de  signos  es  po- 
bre el  othomí,  sino  aun  en  partículas  separadas,  que  suplen 
bien  en  otras  lenguas  ciertas   formas  gramaticales.  Los 


EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  599 

idiomas  neo- latinos,  v.  g.,  carecen  de  terminaciones  para 
el  caso;  pero  tienen  preposiciones  bastantes  con  que  expre- 
sar las  mismas  relaciones.  El  othomí,  aun  en  esto  es  tan 
ruin,  que  á  veces  no  hay  medio  para  conocer  el  sentido  de 
las  palabras  sino  su  simple  posición.  Por  ejemplo,  na,  ma, 
okhá,  literalmente,  aquella  madre  Dios,  esto  es,  «la  ma- 
dre de  Dios,*  sólo  la  posición  expresa  de. 

Pocas  palabras  hay  que  tengan  por  sí  sentido  adverbial : 
la  mayor  parte  de  los  adverbios  se  suplen  con  adjetivos. 

En  conjunciones  es  tan  pobre  la  lengua,  que  según  Nevé1 
no  las  hay  disyuntivas,  aunque  otros  traducen  gua  por  ó. 

Tal  es  en  realidad  el  idioma  othomí,  verdadera  gerigonza 
como  le  he  llamado.  Puedo  extender  todavía  más  mis  obser- 
vaciones, y  lo  haré  si  fuere  necesario;  por  ahora  ya  me  pa- 
rece bastante,  y  doy  punto  á  esta  carta,  suplicando  al  se- 
ñor secretario  de  la  Sociedad  Mexicana  de  Geografía  y  Es- 
tadística, dé  cuenta  con  ella. 

San  Cosme,  Julio  de  1872. 


1  Reglas  de  ortografía,  Diccionario  y  arte  del  othomí 


AL  SR.   D.   GUMESINÍDO  MENDOZA, 
ACERCA  DE  SU  DISERTACIÓN  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOML 


El  Sr.  D.  Gumesindo  Mendoza  ha  contestado  las  obser- 
vaciones que  le  hice  acerca  ele  su  disertación  sobre  el  idio- 
ma othoiní,  cuya  contestación  se  ve  en  el  tomo  4?,  núm.  8 
del  «Boletín  de  la  Sociedad  de  Geografía  y  Estadísticas 
repartido  la  semana  anterior,  aunque  tiene  fecha  del  mes 
de  Agosto.  Por  este  motivo  no  había  yo  podido  replicar  al 
Sr.  Mendoza  sino  hasta  este  momento. 

Desde  luego  observo  que  el  citado  señor  comienza  por 
truncar  mi  escrito,  asentando  que  mis  proposiciones  se  re- 
ducen á  dos:  1^  El  othomí  nada  tiene  de  sublime.  2^  Ni  el 
othomí  ni  las  lenguas  en  general  son  creación  del  hombre, 
sino  de  Dios. 

Cualquiera  persona  que  lea  mis  observaciones,  notará 
que  se  omite  una  de  ellas,  acaso  la  más  importante:  «que  el 
othomí  no  es  lengua  madre.»  Esta  manera  de  argüir  supone 
en  el  que  lo  hace,  una  de  dos:  ó  precipitación  en  leer,  ó  po- 
ca sinceridad  al  contestar.  Si  el  Sr.  Mendoza  leyó  de  prisa 
mi  impugnación,  no  se  hizo  cargo  de  ella,  y  no  puede  con- 
testarla con  exactitud.  Si  la  leyó  bien  y  omite  una  parte, 
resulta  el  todo  de  mis  argumentos  sin  aquella  fuerza  pro- 
pia del  enlace  parcial. 

Con  estos  preludios  entro  en  materia  respecto  á  lo  que 
trata  el  Sr.  Mendoza. 

Este  señor  se  difunde  innecesariamente  en  disertar  so- 
bre lo  sublime  y  digo  innecesariamente  por  estas  razones. 


RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  601 

Nada  de  nuevo  contienen  sus  observaciones,  después  de 
lo  que  se  ha  dicho  desde  Longino  hasta  Anc ilion;  no  hay- 
más  que  cambio  de  nombres:  México  en  lugar  de  Pekín; 
Popocatepetl  en  lugar  de  Himalaya,  etc-,  etc. 

Es  cierto  que  un  escritor  puede  ser  nuevo  en  cuanto  á  la 
aplicación  de  cosas  sabidas;  pero  precisamente  se  incurre 
en  el  sofisma  llamado  «salirse  de  la  cuestión,»  cuando  el  Sr. 
Mendoza  aplica  la  teoría  de  lo  sublime  al  othomí.  Dice  que 
en  ciertas  circunstancias  el  sol  parece  sublime,  el  arco-iris, 
el  niágara,  el  grupo  de  Lacoonte,  etc,  pero  con  nada  de  es- 
to demuestra  que  el  othomí  tenga  buen  mecanismo,  diccio- 
nario rico  y  gramática  perfecta,  que  es  lo  que  debía  pro- 
bar, porque  es  lo  que  se  discute.  Mi  antagonista  se  divaga 
en  profusión  de  palabras,  y  cubriendo  con  figuras  retóri- 
cas la  falta  de  fondo,  trata  de  herir  la  imaginación  para  dis- 
traer la  razón.  Tal  suele  ser  el  sistema  de  los  que  defien- 
den una  mala  causa:  pero  ese  sistema  no  puede  resistir  á 
la  rigurosa  análisis  del  raciocinio,  como  procuraré  hacerlo 
respecto  á  los  argumentos  que  más  adelante  va  poniendo  el 
Sr.  Mendoza. 

Considera  al  lenguaje,  en  general,  como  el  ropaje  del  pen- 
samiento, y  en  consecuencia  grandioso  porque  es  la  mani- 
festación sensible  del  espíritu  No  sé  con  claridad  qué  es 
lo  que  el  Sr.  -Mendoza  entiende  por  espíritu,  pues  habla  de 
varios.  Primero  del  espíritu  guerrero,  citando  á  Séneca,  y 
luego  de  otros  más,  según  las  siguientes  palabras:  «Antes 
del  hombre  el  espíritu  había  estado  encadenado  en  seres 
dotados  también  de  espíritu.»  Repito  que  no  comprendo 
bien  el  sistema  neumatológico  del  escritor  que  me  ocupa, 
seguramente  por  mi  torpeza,  y  no  percibo  en  su  argumen- 
to más  que  esta  falacia.  El  lenguaje  es  el  vestido  del  pen- 
samiento, está  bien;  pero  como  hay  vestidos  de  varias  cla- 
ses, desde  el  manto  de  púrpura  de  un  rey,  hasta  los  hara- 
pos de  un  mendigo,  lo  mismo  puede  el  pensamiento  vestir- 
se con  un  lenguaje  rico  ó  pobre,  bello  ó  feo.  De  que  el  len- 
guaje sea  un  vestido,  no  resulta,  pues,  la  consecuencia  de 
que  precisamente  todos  los  idiomas  sean  sublimes  ó  gran- 
diosos, incluso  el  othomí. 

Siguiendo  el  Sr.  Mendoza  el  sistema  de  comparaciones 
pasa  á  suponer  al  othomí,  no  ya  como  un  ropaje,  sino  como 


602  RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

un  cuerpo  desnudo,  ya  no  es  «cosa  que  viste,»  sino  «-cosa  ves- 
tida.» Efectivamente,  el  escritor  asienta  estas  palabras: 
«El  othomí  desnudo  del  ropaje  que  engalana  otros  idio- 
mas, nos  deja  percibir  el  trabajo  del  espíritu.»  Adelante 
precisa  más  su  comparación,  pues  compara  al  othomí  con 
la  estatua  de  Lacoonte,  porque  ésta  es  sencilla  y  no  tiene 
ropaje.  Tampoco  percibo  en  esta  ocasión  la  necesidad  de 
que  una  cosa  desnuda  sea  bella  ni  grandiosa.  Al  levantar 
la  capa  que  cubre  un  cuerpo,  bien  puede  resultar  unaFri- 
nea,  ó  un  monstruo. 

Dejando  el  Sr.  Mendoza  el  lenguaje  figurado,  usa  después 
el  directo,  siendo  más  claro  y  preciso.  Entonces  asienta 
que  la  desnudez,  y  en  consecuencia  la  sublimidad  del  otho- 
mí, consiste  en  que  no  tiene  prefijos  ni  desinencias,  opinión 
que  con  asombro,  por  primera  vez  leo  en  mi  vida,  pues 
siempre  había  yo  visto  que  se  consideraba  como  una  per- 
fección en  el  lenguaje,  la  posesión  de  signo3  propios  para 
expresar  las  modificaciones  de  las  ideas.  Por  esta  razón  el 
famoso  Adelung  llama  á  las  lenguas  monosilábicas  «el  pri- 
mer balbutir  del  género  humano,»  y  comparándolas  con  las 
de  flexión,  las  considera  como  la  canoa  del  salvaje,  res- 
pecto al  navio  de  una  nación  civilizada.  Y  ya  que  el  Sr.  Men- 
doza es  tan  aficionado  á  comparaciones,  pondré  la  mía  para 
hacer  comprender  la  diferencia  entre  las  lenguas  de  flexión 
y  las  monosilábicas.  La  lengua  de  flexión  es  la  columna  con 
basa  y  capitel,  es  decir,  con  prefijo  y  terminació.i;  la  len- 
gua monosilábica  es  la  columna  que  sólo  tiene  fuste.  Esta 
clase  de  columnas  son  las  sublimes  según  el  sistema  del  Sr. 
Mendoza. 

Sin  embargo,  acaso  no  muy  seguro  en  sus  principios 
busca  el  apoyo  del  P.  Nájera  para  probar  la  sublimidad  del 
othomí.  Repito,  sobre  elP.  Nájera  lo  que  dije  en  mi  diser- 
tación anterior:  respeto  sus  talentos,  pero  no  le  considero 
como  autoridad  lingüística  en  nuestros  tiempos.  Recuerde 
el  Sr.  Mendoza  aquello  de  que  «á  los  hombres  los  juzgan  los 
extranjeros,»  y  lea  la  «Revista  americana»  que  se  publica 
en  Londres:  allí  encontrará  que  respecto  á  Najara  se  ha  ob- 
servado que  como  lingüista,  sólo  escribió  una  corta  diser- 
tación, y  que  sus  conocimientos  filológicos  no  alcanzan  á 
los  modernos.  En  esto  no  hay  ni  puede  haber  censura  con- 


RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ-  603 

tra  Nájera  porque  nadie  adivina  la  ciencia  futura,  sólo  se 
indica  que  en  el  día  hay  que  buscar  autores  más  adelan- 
tados- 

Pero  lo  notable  en  Nájera  es  que  éste  nunca  asienta  pro- 
posiciones concluyentes  como  el  Sr.  Mendoza,  y  se  conten- 
ta con  decir  que  «e¿  othorní  tiene  un  no  sé  qué  de  sublime.» 
Hay,  pues,  duda,  vaguedad  en  la  opinión  de  Nájera,  mientras 
que  el  Sr.  Mendoza  no  teme  repetir  con  toda  resolución  que 
el  othomí  es  grandioso,  sublime. 

Aun  cuando  Nájera  pensase  exactamente  como  el  Sr. 
Mendoza,  sería  fácil  oponer  cien  lingüistas,  historiadores 
y  críticos,  en  contra  suya,  no  habiendo  hasta  ahora  escritor 
que  yo  sepa  que  no  convenga  en  mi  proposición.  «El  otho- 
mí es  una  gerigonza  bárbara.»  Me  he  constituido  defensor 
de  este  aserto,  porque  para  mí  uno  de  los  mejores  criterios 
es  el  del  sentido  común,  la  opinión  de  la  mayoría-  Otras 
personas  prefieren  aislarse  sosteniendo  paradojas. 

No  pudiendo  menos  el  Sr.  Mendoza  de  reconocer  en  sí 
cierta  parcialidad,  explica  que  no  defiende  al  othomí  por  ser 
su  lengua  propia.  Por  mi  parte  diré  también  que  estoy  tan 
distante  de  atacar  al  othomí  porque  no  sea  la  lengua  de 
mis  padres,  que  confieso  grandes  cualidades  á  otros  idio- 
mas indígenas,  como  el  mexicano,  y  más  todavía  al  tarasco 
que,  en  muchas  de  sus  formas,  puede  ponerse  en  paran- 
gón con  las  lenguas  clásicas. 

Tratándose  de  onomatopeyas,  dije  en  mi  impugnación 
que  un  idioma  monosilábico  no  puede  expresar  bien  aque 
lio  que  requiere  palabras  largas.  El  Sr.  Mendoza  contesta 
que  eso  es  materia  de  gusto,  y  que  á  él  le  gustan  más  las 
onomatopeyas  breves.  No  debo  replicar  otra  cosa  sino  que, 
como  el  gusto  del  Sr.  Mendoza  no  basta  para  fundar  una 
noción  científica,  su  observación  carece  enteramente  de 
valor. 

Manifesté  también  que  la  pobreza  del  othomí,  su  escasez 
de  palabras  simples,  le  obligan  continuamente  á  componer. 
Contesta  el  autor  de  la  Disertación  que  lo  mismo  se  hace 
en  español  y  otros  idiomas.  Convenido,  poro  con  esta  dife- 
rencia notable:  «lo  que  en  el  othomí  es  la  regla,  en  otras 
lenguas  es  la  excepción.»  Así  lo  ha  dado  á  entender  antes, 
y  ahora  lo  explico  con  más  claridad  para  que  no  se  extra- 


604  RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

víe  de  nuevo  la  cuestión,  en  la  cual  observo  también  que  el 
Sr.  Mendoza  confunde  la  etimología  conlacom7xmc¿¿?idelas 
palabras.  Dice,  por  ejemplo,  que  superficie  no  es  voz  simple 
sino  compuesta,  porque  «se  deriva»  de  super,  sobre,  y  de 
facies,  cara-  Una  cosa  es  derivar  y  otra  es  componer.  Una 
palabra  es  compuesta  cuando  se  forma  de  otras  del  mismo 
idioma,  y  es  simple  cuando  en  la  misma  lengua  no  puede 
descomponerse.  Buscar  en  otras  lenguas  su  significado, 
es  derivar  y  no  componer.  Tácitamente  lo  confiesa  así  el  Sr. 
Mendoza,  pues  usa  del  primer  verbo  y  no  del  segundo. 

Otra  observación  que  hice  respecto  del  othomí,  fué  que 
continuamente  expresaba  ideas  metafísicas  con  voces  que 
indican  cosas  materiales.  Se  me  contesta  de  la  misma  ma- 
nera que  antes,  poniendo  ejemplos  del  griego  y  latín.  Yo 
replico  igual  cosa  que  ya  repliqué,  y  es  que  debe  distin- 
guirse entre  la  regla  y  la  excepción.  Por  otra  parte,  la  no- 
ticia de  origen  material  de  palabras  que  expresan  ideas 
metafísicas  no  es  nueva,  se  encuentra  en  cualquier  libro  de 
lingüística,  y  para  no  dilatarme  citaré  únicamente  el  «Ori- 
gen del  lenguaje»  por  Ernesto  Renán. 

El  Sr.  Mendoza  indica  varias  veces  que  él  es  práctico  en 
las  lenguas  indígenas  y  que  yo  no  lo  soy.  Esto  prueba  que 
lo  poco  ó  mucho  que  yo  sepa  de  ellas  lo  debo  al  estudio  y 
no  á  la  fácil  enseñanza  de  mis  padres;  pero  supuesta  la 
práctica  del  Sr.  Mendoza,  ya  que  trató  del  origen  material 
de  las  palabras,  pudo  dar  alguna  novedad  á  su  escrito,  re- 
firiéndose á  las  lenguas  indígenas ;  no  al  griego  y  al  latín  que 
hasta  los  niños  las  conocen.  Pero  ya  que  el  Sr.  Mendoza  no 
lo  hizo  así,  trocaremos  nuestros  papeles,  y  habiendo  pre- 
sentado él  ejemplos  de  lenguas  europeas,  yo  los  presentaré 
de  indígenas. 

En  mixteco  yosinindi  significa  ver  y  entender;  en  mame 
kih  es  día  y  tiempo;  en  tarasco  carhui  gereni  es  quemarse  y 
aborrecer;  en  matlatzinca  niyeh  quiere  decir  suyo  y  sus- 
tancia. Sin  embargo,  en  esos  y  otros  idiomas  indígenas 
encontrará  el  Sr.  Mendoza  palabras  directas  para  expre- 
sar conceptos  como  éstos. 

En  mixteco;  memoria  sanahaka;  albedrío,  yotakusindi; 
tiempo,  huico;  cosa  verdadera,  sandisa,. 


RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  605 

En  mame:  Jcichizibil  ánimo;  tilotí  cosa;  bañil  virtud;  alibil 
voluntad.  • 

En  mexicano:  Tía  cosa;  cahuitl  tiempo;  ixtlamatüizUi;  ttal- 
namiqu i  pensar. 

En  tarasco:  eui  ser,  estar;  acl-ua  voluntad;  kururaxchua 
ira. 

En  pirinda:  nitepuenyaa  pensamiento;  ninalan  voluntad: 
ninluti  cosa. 

Tocante  á  otra  cuestión,  hice  ver  que  la  pronunciación 
del  othomí  es  tan  difícil,  que  el  P.  Nájera  la  confesaba  como 
insuperable;  que  Nevé  tuvo  necesidad  de  usar  trece  voca- 
les para  darse  á  entender  algo,  etc.,  etc.  A  esto  dice  el  Sr. 
Mendoza;  también  los  ingleses  tienen  quince  vocales.  Debo 
advertir  que  este  es  el  argumento  favorito  del  Sr.  Mendo- 
za, su  razón  principal;  así  es  que  la  repite  á  cada  paso,  to- 
mando como  ejemplo  principalmente  el  inglés.  Replicaré 
pues,  una  vez  por  todas,  lo  siguiente:  El  inglés  es  defectuo- 
so y  pobre,  al  grado  de  que  los  críticos  pacientes  han  hecho 
ver  que  en  el  «Paraíso  perdido»  de  Milton  no  hay  más  que 
ocho  mil  palabras-  Pero  no  sólo  el  inglés  es  defectuoso,  si- 
no los  demás  idiomas  modernos  comparados  con  los  anti- 
guos, y  así  lo  manifiestan  los  verdaderos  filólogos,  los  que 
son  capaces  de  calificar  un  idioma.  Para  probar  esto  no 
quiero  que  el  Sr.  Mendoza  diga  que  le  hecho  encima  mi  bi- 
blioteca; así  es  que  me  contentaré  con  copiar  algunas  pala- 
bras de  un  juez  competente,.  Müller:  «Les  mots,  dans  la 
langue  grecque,  et  en  general  dans  las  langues  de  1  'antiqui- 
té,  avec  leurs  inflexions  et  les  desmanees  variés  de  leurs 
cas  avangaient  comme  des  corps  vivants,  tandis  que  nous 
le  voyons  réduits  dans  la  plupart  des  langues  modernes  a 
l'état  des  vraies  squelettes:  dans  la  phrase  antique  les 
parties  se  rangeant  symétriquement  et  sans  éffort  en  ver- 
tu  de  leur  nature  et  de  convenances  comme  un  batiment 
bien  construit,  bien  ordené,  et  dont  notre  oeil  admire  les 
justes  proportions.  Dans  les  langues  qui  ont  perdu  leurs 
inflexions  gramaticales,  ou  bien  la  vive  expresión  du  senti- 
ment  est  empechée  par  une  invariable  et  monotone  dispo- 
sition  des  mots,  ou  bien  l'auditeur  est  forcé  de  serrer  son 
attention  afin  de  saisir  la  rélation  mutuele  des  divers 
membres  de  la  phrase.  Ce  dernier  defaut  est,  de  l'aveu  des 


606  RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

allemands  eux  mémes  le  vice  capital  de  la  langue  allemand: 
l'autre  defaut  est  celui  des  langues  neo -latines.» 

Supuesto  lo  dicho,  el  argumento  de  comparar  al  othomí 
con  otros  idiomas  defectuosos  es  este:  «El  othomí  tiene 
iguales  ó  semejantes  defectos  á  otras  lenguas;  luego  el 
othomí  es  sublime-»  De  esta  manera  se  defienden  igual- 
mente otras  personas.  Reprendo  á  alguno  porque  se  em- 
briaga y  me  contesta:  «zutano  también  lo  hace.»  ¿De  aquí 
se  infiere  que  embriagarse  sea  una  virtud?  Lo  único  que 
se  aprueba  es  que  varios  individuos  cometen  la  misma 
falta.  Así  lo  más  que  se  puede  probar  con  la  comparación 
de  ciertas  formas,  es  que  hay  defectos  comunes  á  varias 
lenguas  y  al  othomí,  pero  no  que  el  othomí  sea  sublime  y 
grandioso. 

Esto,  aun  prescindiendo  de  similitudes  forzadas  que  el 
Sr.  Mendoza  propone  entre  el  othomí  y  las  lenguas  moder- 
nas ó  antiguas.  Para  convencernos  de  esas  similitudes  for- 
zadas, voy  á  poner  el  siguiente  ejemplo. 

Dice  el  Sr.  Mendoza  que  así  como  el  othomí  tiene  muchos 
dialectos,  así  el  latín  tiene  por  dialectos,  el  español,  italia- 
no y  francés.  El  latín  no  es  bárbaro  sin  embargo  de  eso; 
luego  tampoco  lo  es  el  othomí,  sino  que,  por  el  contrario,  es 
grandioso  y  sublime- 
Todo  el  mundo  comprenderá  la  diferencia  que  hay  entre 
un  mismo  idiuma  hablado  en  una  misma  época,  por  un  mis- 
mo pueblo,  y  una  lengua  de  las  que  se  derivan  otras  com- 
puestas de  varios  elementos,  y  formadas  durante  el  curso 
del  tiempo  en  distintas  naciones.  El  othomí  es  bárbaro,  por- 
que carece  tanto  de  sistema,  de  regla,  que  de  un  pueblo  á 
otro  no  se  entienden  los  interlocutores,  resultando  una 
verdadera  gerigonza,  una  confusión;  no  un  idioma  fijo,  de- 
terminado, claro.  Los  mejores  lingüistas  convienen  en  que 
una  de  las  señales  de  civilización  es  la  unidad  de  idioma;  y 
en  efecto,  no  probará  el  Sr.  Mendoza  que  de  un  pueblo  á  otro 
de  Francia  dejen  de  entenderse  las  gentes  como  sucede  en- 
tre los  othomíes. 

Cita  el  mismo  señor  algunos  sinónimos  de  la  lengua  en 
cuestión  para  probar  su  sublimidad;  pero  calla  la  multitud 
de  homónimos  en  que  abunda,  no  obstante  su  roce  con  el 
mexicano,  tarasco,  etc.  Estomas  que  todo,  demuestra  la  es- 


RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  607 

casez  de  recursos  lingüísticos  del  othomí.  vivir  pobre  en 
medio  de  la  abundancia. 

Hasta  aquí  se  ha  referido  el  Sr.  Mendoza  á  lo  que  llama 
mi  primera  proposición,  esto  es,  respecto  á  la  pretendida 
sublimidad  del  othomí,  que  parece  ser  lo  que  llama  más  su 
atención,  pues  poco  se  ocupa  después,  muy  superficialmen- 
te, en  tratar  la  cuestión  relativa  al  origen  del  lenguaje,  no 
obstante  que  es  más  importante,  más  filosófica,  y  ni  una  pa- 
labra dice  en  cuanto  á  la  aplicación  precisa  de  esa  cuestión, 
ala  teoría  que  asentó  en  su  disertación,  sin  restricción  al- 
guna, á  saber  que:  «Todos  los  hombres  formaron  su  lengua- 
je como  los  othomíes,»  resultando  esta  consecuencia  que  se- 
guramente por  insostenible  calla  ahora  su  autor:  «Todas 
las  lenguas  se  formaron  en  el  mismo  molde  que  el  othomí;» 
así  es  que  son  análogas  el  chino  y  el  sánscrito,  el  mexicano 
y  el  othomí,  el  vascuence  y  el  hebreo.  Recuerdo  que  el  P. 
Nájera,  de  tanta  autoridad  para  la  persona  á  quien  replico, 
dijo,  hablando  de  los  esfuerzos  para  asimilar  el  mexicano 
con  el  othomí:  «que  eso  era  trabajar  en  leña  verde.» 

Pero  ya  que  el  Sr.  Mendoza  elude  la  cuestión  principal, 
me  limitaré  á  examinar  lo  que  contesta  sobre  el  origen  del 
lenguaje,  en  lo  general  hablando. 

Me  ataca  el  escritor,  incurriendo  precisamente  en  el  de- 
fecto que  me  censura.  Dice  que  yo  formo  un  juego  de  pa- 
labras con  el  dicho  de  Platón :  «el  pensamiento  es  la  conver- 
sación del  espíritu  consigo  mismo,»  y  entabla,  para  probar- 
lo, un  verdadero  juego  dialéctico,  uno  de  aquellos  retruéca- 
nos escolásticos  que  se  usaban  en  la  edad  media  no  para 
convencer,  sino  para  echar  tierra  en  los  ojos  del  adversario, 
método  abandonado  en  nuestros  días:  el  sistema  sofístico 
de  las  escuelas  se  ha  sustituido  con  la  expresión  libre  y  des- 
embarazada de  la  lógica  natural,  de  lo  que  todo  el  mundo 
entiende,  sin  recurrir  á  las  figuras  geométricas  de  las  con- 
trarias y  subcontrarias,  de  las  subalternas  y  de  las  contra- 
dictorias. Permitido  y  conveniente  es  indicar  el  sofisma  en 
que  se  incurre;  pero  las  sutilezas  dialécticas  ya  están  pros- 
critas. 

Lo  primero  que,  en  sustancia,  arguye  el  Sr.  Mendoza,  es 
que  el  dicho  de  Platón  descansa  en  una  teoría  falsa,  ya  ol- 
vidada, la  de  las  ideas  innatas.  Ruego  al  que  tal  cosa  afirma 


608  RÉPLICA  SOBRE  EL,  IDIOMA  OTHOMÍ. 

consulte  los  últimos  tratados  ele  filosofía  como  los  de  Julio 
Simón,  Geruzez  y  Brisbarre,  el  último  de  los  cuales  es  de 
asignatura  en  Francia:  allí  verá  que  la  cuestión  de  ideas  in- 
natas no  está  tan  olvidada  como  supone:  es  cierto  que  ya 
no  se  cree  que  el  hombre  nazca  con  tales  y  cuales  ideas 
antes  de  todo  desenvolvimiento  sicológico;  pero  tampoco 
se  admite  hoy  absolutamente  el  principio  de  Aristóteles 
exagerado  por  Locke  y  Condillac:  «Nihü  est  in  intellectus 
quod  prins  non  faerit  insensu.»  La  teoría  moderna  y  más 
aceptable,  es  que  por  ideas  innatas  se  entienden  «aquellas 
que  se  desarrollan  en  nosotros  por  el  solo  hecho  de  pensar.* 
En  otros  términos,  hay  dos  clases  de  ideas:  las  adventicias 
de  Descartes,  ó  a  posteriori  de  Kant;  y  las  innatas  ó  a  priori 
que  el  entendimiento  saca  de  su  propio  fondo. 

Continúa  el  Sr.  Mendoza  poniendo  como  ejemplo  de  su 
sistema  á  los  dementes,  como  si  la  sicología  pudiera  fun- 
darse en  los  extravíos  de  un  enfermo;  como  si  tratándose 
de  la  fuerza  digestiva,  yo  le  hubiera  puesto  de  manifiesto 
un  diarreáctico.  Como  prueba  de  que  para  pensar  no  es 
preciso  saber  hablar,  cita  mi  opositor  á  los  sordomudos,  al 
perro,  al  caballo  y  al  elefante. 

Respecto  á  los  primeros  nada  de  nuevo  me  enseña,  su- 
puesto que  yo  traté  esta  cuestión  más  á  la  larga,  en  un 
opúsculo  que  publiqué  en  18G9,  y  lo  que  hay  en  la  cuestión 
es  que  el  Sr.  Mendoza  la  desfigura  suponiendo  gigantes  los 
que  son  molinos  de  viento.  Efectivamente,  lo  que  yo  dije 
en  mis  observaciones  fueron  estas  palabras:  «El  lenguaje 
es  un  poderoso  auxiliar  de  las  ideas,  de  tal  manera  que  no 
se  comprende  un  raciocinio  algo  extenso  sin  el  auxilio  de 
de  la  palabra.»  Hay,  pues,  mucha  diferencia  entre  soste- 
ner que  el  lenguaje  sirva  de  desarrollo  al  pensamiento,  y 
suponer  que  absolutamente  se  pueda  pensar  sin  hablar. 

En  cuanto  á  la  sicología  de  los  caballos,  perros  y  elefan- 
tes de  que  se  hace  mérito,  no  la  conozco  bien.  Con  mucho 
trabajo,  algunos  libros,  y  más  que  todo,  la  observación  de 
mí  mismo,  he  podido  comprender  algo  del  sistema  sicoló- 
gico humano.  Si  cuando  yo  muera  se  verifica  en  mí  la  trans- 
migración, y  voy  á  dar  al  cuerpo  de  un  cuadrúpedo,  á  mi 
vuelta  podré  dar  alguna  razón  de  lo  que  pasa  en  ellos,  pues 
el   criterio  más   seguro  de  la  sicología  es  el  examen  de  la 


RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ.  609 

propia  conciencia;  y  supongo  que  lo  mismo  será  en  los  ca- 
ballos que  en  los  hombres. 

Después  de  este  punto  asienta  el  Sr.  Mendoza,  no  sé  á 
qué  propósito,  que  él  no  ba  leído  mi  obra  sobre  las  lenguas 
indígenas  de  México,  y  que  ni  siquiera  sabía  existiese.  Lo 
extraño  es  que  sin  haberla  leído  avance  la  proposición  de 
que  en  ella  asiento  la  doctrina  «que  las  lenguas  son  de  ori- 
gen divino.»  Jamás  asenté  esa  doctrina  en  mi  libro,  porque 
nunca  vino  al  caso;  de  manera  que  me  permitirá  el  Sr. 
Mendoza  le  diga  obra  con  ligerezi  al  calificar  lo  que  ni  si- 
quiera ha  leído. 

Nopudiendo  más  adelante  recusar  el  testimonio  decisivo 
de  Herder,  confiesa  que  no  ha  estudiado  filología,  ni  tiene 
un  solo  libro  de  esta  ciencia.  Pues  bien,  si  yo  me  pusiese  á 
discutir  con  el  Sr.  Mendoza  sobre  el  modo  de  confeccionar 
una  medicina,  é  incurriendo  en  un  error  le  contestase  que 
no  tenía  yo  conocimientos  de  farmacia  ni  obras  sobre  la  ma- 
teria ¿qué  replicaría?  Lo  dejo  á  su  propia  consideración. 

Concluye  el  Sr.  Mendoza  con  aconsejarme  ocupe  mis  li- 
bros en  clasificar  los  idiomas  indígenas.  Este  consejo  es 
muy  bueno;  pero  no  le  he  necesitado:  hace  años  emprendí 
escribir,  comparar  y  clasificar  los  idiomas  mexicanos  y  es- 
tá ya  hecha  su  descripción  en  dos  tomos  que  llevo  publica- 
dos, procurando  presentar  las  lenguas  indígenas  con  la  po- 
sible pureza,  libres  de  las  formas  españolas,  latinas  y  grie- 
gas con  que  los  adulteraron  los  antiguos  gramáticos-  Bajo 
el  mismo  sistema  y  conforme  á  los  principios  modernos, 
espero  concluir  el  último  tomo,  bastante  adelantado  ya, 
donde  verá  el  Sr-  Mendoza  la  clasificación  que  desea,  aun- 
que no  ha  de  agradarle,  porque  en  ella  no  admito  ninguna 
familia  de  lenguas  sublimes- 

Voy  á  concluir  este  escrito  haciendo  una  breve  explica- 
ción sobre  la  manera  con  que  entiendo  el  origen  divino  del 
lenguaje,  á  fin  ele  evitar  nuevas  interpretaciones. 

No  creo  con  Bonald  y  los  de  su  escuela  que  Dios  enseña- 
se á  hablar  á  los  hombres  de  una  manera  material,  es  decir, 
que  para  hablar  sea  preciso  oír  hablar;  lo  que  defendí  cla- 
ramente (y  es  la  opinión  de  muchos  filólogos  modernos)  fué 
que  el  lenguaje  es  natural,  espontáneo  y  en  este  sentido  la 
obra  de  Dios,  porque  Dios  dio  al  hombre  la  facultad  de  ha- 

39 


610  RÉPLICA  SOBRE  EL  IDIOMA  OTHOMÍ. 

blar  lo  mismo  que  la  de  pensar.  Lo  que  no  puedo  admitir 
es  la  suposición  del  Sr.  Mendoza  en  su  primer  artículo,  es- 
to es,  que  los  othomíes  inventaron  su  lengua,  como  se  in- 
venta cualquiera  otra  cosa  reflexivamente.  Esto  es  supo- 
ner que  los  othomíes  se  juntaron  un  día  al  rededor  de  sus 
hogueras  y  discutieron  cómo  se  había  de  llamar  á  tal  astro, 
á  tal  fenómeno,  á  tal  causa,  á  tal  efecto-  ¿No  se  percibe  que 
ya  este  procedimiento  supone  el  lenguaje? 

Pero  lo  más  importante  de  todo  es  que  el  Sr.  Mendoza 
viene  á  convenir  conmigo  ahora  en  su  contestación:  ya  no 
habla  de  que  los  othomíes  crearan  ó  inventaran  su  idioma, 
sino  que  asienta  estas  palabras:  «Quiero  que  se  me  deje  en 
la  creencia  de  que  el  lenguaje  tenía  que  salir  necesariamen- 
te de  los  labios  del  hombre  como  sale  de  la  garganta  de 
los  pájaros  el  canto.»  Pues  bien,  esta  es  precisamente  la 
opinión  que  he  defendido,  esto  es  lo  que  llamo  espontáneo, 
pero  no  es  lo  que  el  Sr.  Mendoza  asienta  en  su  primera  di- 
sertación donde  dice  que  los  othomíes  crearon,  inventaron 
su  lengua.  ¿Inventa  el  pájaro  su  canto?  Pues  tampoco  el 
hombre  inventó  la  palabra,  esto  es,  el  primer  material  del 
lenguaje,  como  sostuvo  antes  el  Sr.  Mendoza. 

Una  palabra  más,  y  concluiré.  Para  mí  no  son  los  críti- 
cos, no  son  los  filósofos,  no  son  los  lingüistas  quienes  han 
explicado  mejor  el  origen  del  lenguaje;  es  un  poeta  guiado 
de  una  inspiración  felicísima.  Me  refiero  á  Milton  en  su 
Paraíso  Perdido.  He  aquí  de  qué  modo  se  expresa  por  bo- 
ca de  Adán: 

«Como  si  acabase  de  despertar  del  sueño  más  profundo, 
me  encontré  tendido  muellemente  sobre  la  florida  yerba, 
empapado  de  un  sudor  embalsamado  que  secaron  en  breve 
los  rayos  del  sol,  absorbiendo  su  vaporosa  humedad.  Volví 
mis  asombrados  ojos  hacia  el  cielo  y  contemplé  durante  al- 
gún tiempo  el  espacioso  firmamento,  hasta  que  llevado  por 
un  rápido  é  instintivo  impulso,  di  un  salto,  como  si  mi  inten- 
to fuese  llegar  hasta  él,  y  quedé  firme  sobre  mis  pies. 

«Divisé  en  torno  mío  una  colina,  un  valle,  bosques  um- 
bríos, llanuras  en  que  se  reflejaban  los  rayos  del  sol,  y  una 
líquida  caída  de  arroyuelos  bulliciosos:  en  estos  sitios  dis- 
tinguí criaturas  que  vivían  y  se  movían,  que  andaban  ó  vo- 


RÉPLICA  SOBRE  EL  OTHOMÍ.  611 

laban;  pajarillos  que  gorjeaban  en  las  ramas:  todo  sonreía: 
mi  corazón  estaba  inundado  de  gozo  y  de  deleite. 

«Entonces  me  recorrí  á  mí  mismo  con  la  vista  y  me  exa- 
miné miembro  á  miembro;  unas  veces  andaba,  otras  corría 
poniendo  en  juego  mis  flexibles  coyunturas,  según  que  me 
impulsaba  un  vigor  animado;  pero  ignoraba  quien  era  yo, 
donde  me  encontraba,  y  por  qué  causa  estaba  allí.  Intenté 
hablar  y  hablé  inmediatamente:  mi  lengua  obedeció  y  pude  nom- 
brar en  el  acto  todo  lo  que  yo  veía.» 

Basta  ya,  por  mi  parte,  de  cuestión  sobre  elotliomí,  y  no 
volveré  á  tocarla  aunque  lo  haga  el  Sr.  Mendoza,  ya  porque 
no  tengo  interés  alguno  en  convencerle,  ya  porque  para  la 
importancia  que  pueda  tener  científicamente  ese  idioma,  me 
parece  sobrado  con  dos  escritos  en  pro  y  dos  en  contra- 
Suplico,  pues,  únicamente  á  la  Sociedad  inserte  estos 
renglones  en  su  Boletín  para  que  las  piezaas  del  proceso 
queden  completas,  y  puedan  juzgar  los  inteligentes  con  ple- 
no conocimiento. 

México,  Febrero  19  de  1873. 


FIN  DEL  TOMO  SEGUNDO. 


índice  del  tomo  segundo 


Capítdlc 

i  XXXII. 

*> 

XXXIII. 

M 

XXXIV. 

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XXXV. 

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XXXVI. 

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XXXVII. 

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XXXVIII. 

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XXXIX. 

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XLIV. 

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XLV. 

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11 

XLVII. 

>> 

XLVIII. 

XLIX. 
L. 


Pág9. 

Comparación  del  Tarasco  con  el  Mexicano 

ysusañnes 5 

Observaciones  sobre  el  Huave,  el  Chiapa- 
neco  y  el  Chorotéga,  en  su  relación  con 

el  Tarasco 23 

El  Mixteco 33 

El  Zapoteco 60 

Comparación  del  Mixteco  con  el  Zapoteco, 

el  Mexicano-Opata  y  el  Tarasco 67 

Idiomas  afines  del  Mixteco-Zapoteco 96 

El  Mixe 104 

El  Zoque 115 

Comparaciones  relativas  al  Mixe  y  al  Zo- 
que   121 

El  Matlatzinca  ó  Pirinda 136 

Observaciones  sobre  el  Matlatzinca  ó  Pi- 
rinda   1C4 

El  Yucateco  ó  Maya 172 

El  Quiche,  Cachiquel  y  Zutuhil 197 

El  Mame  ó  Zaklohpakap 21") 

El  Huaxteco 236 

Comparaciones  relativas  á  los  idiomas  ma- 
ya, Quiche,  Huaxteco  y  Mame 25-"> 

Idiomas  pertenecientes  á  la  familia  Maya. 
— El  Chontal,  el  Caribe  y  otras  lenguas 
que   infundadamente  se  supone  perte- 

tenecer  á  la  misma  familia 2(.Ki 

El  Totonaco 308 

Comparaciones  relativas  al  Totonaco 339 


614  ÍNDICE  DEL  TOMO  SEGUNDO. 

Págs. 

Capitulo  LI.  El  Othoiní  ó  Hia-Hiu.... 25-s 

„        LII.  Comparaciones  entre  el  Chino  y  el  Othomí    375 

„        LUÍ.  El  Mazaliua  ó  Mazahui 394 

„        LIV.  Comparación  del   Othomí  con  el  Mazahua 

y  el  Pirinola. — Caracteres  distintivo  de 

la  familia  Othomí '. 401 

,,  LV.  El  Pame  comparado  con  el  Othomí. — El 
Jonaz  ó  Meco,  el  Serrano. — Idiomas 
que  forman  la  familia  othomí. — Obser- 
vación sobre  el  antiguo  chichimeco 412 

LVI.  El  Apache 437 

,.  LVII.  Carácter  morfológico  de  los  idiomas  mexi- 
canos      467 

,,  LVIII.  Catálogo  general  y  clasificación  de  las  len- 
guas indígenas  de  México 484 

Discursos  y  disertaciones. — Importancia  de  la  Lingüística.  Discur- 
so leído  por  el  Sr.  D.  Francisco  Pi- 
mentel  al  tomar  asiento  por  primera 
vez  en  la  Sociedad  de  Geografía  y   Es- 

tadísticael  22  de  Agnstode  1861 499 

,,  ,,         Otra  vez  el  nombre  de  México 507 

,,  ,,         Historia  y  aplicaciones  de  la  filología.  Intro- 

ducción de  la  primera  edición  del  cua- 
dro  descriptivo   y  comparativo  de  las 

lenguas  indígenas  de  México 5íl 

„  „  Notas  al  vocabulario  de  la  lengua  castella- 
na y  cora  del  P.  J.  de  Ortega 542 

,,  ,,         Observaciones  á  los  nombres  aztecas  que 

usa  Hernández  al  habar  del  maguey...     546 
,,  ,,        ¿La  Lingüística  es  ciencia  natural?  Diser- 

tación  leída  en  la  Sociedad  Mexicana 

de  Historia  Natural 549 

,,  „         El  idioma  othomí.  Observaciones  á  la  dis- 

sertación  leída  en  la  Sociedad  Mexica- 
na de  Geografía  y  Estadística  por  el  Sr. 

D.  Gumesindo  Mendoza 581 

,.  ,,  Réplica  al  Sr.  D.  Gumesindo  Mendoza  acer- 
ca de  su  disertación  sobre  el  idioma 
othomí 600 


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